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Tu oportunidad de vivir | Banana Fish

Summary:

¿Alguna vez has pensado en la reencarnación?...
Hay muchas cosas que no pudimos hacer...

—¡Eiji!—
—Jaja Jade ten cuidado o me vas a hacer caer—
—Es que quería darte un abrazo—

Ash volviste... no me recuerdas del todo pero volviste

Dónde Eiji encuentra un pequeño niño moribundo en la biblioteca. Ese niño es la reencarnación de Ash.

 

Pero no es el único en reencarnar, Shorter, Skip, Yut Lung.... Arthur, Lao y para desgracia también Dino Golzine

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter 1: 1

Summary:

Biblioteca, biblioteca, ¿Porque te quieres llevar su alma otra vez?

Chapter Text

Ha pasado un largo tiempo Ash; el fuerte frío de invierno golpea mi rostro, y aunque el calendario marca diciembre, parece que en mi corazón es siempre ese mes. Es una fecha difícil para mí, un recordatorio constante de tu partida, desde el día en que te fuiste para nunca más volver. El dolor no ha disminuido con los años; sigue tan presente como la primera vez que entendí que no te vería más; es una herida profunda, que a pesar de los intentos por sanarla, apenas está empezando a cicatrizar.

Cada ráfaga de viento helado me susurra tu nombre, trayendo a mi mente los recuerdos de tiempos más felices, cuando tu risa iluminaba las noches más oscuras y tu sola presencia ahuyentaba cualquier temor. Ahora, en medio de este crudo invierno, solo me queda la nostalgia de lo que fue, y la esperanza de que algún día el dolor ceda, aunque sé que tu ausencia siempre dejo una marca indeleble en mi alma.

Akira volvió a Japón hace unos meses, y seguimos en contacto. He notado que su relación con Sing se ha vuelto más cercana. Lo que empezó como simples mensajes para saber cómo estaba el otro, ha crecido en una amistad genuina, se mandan recomendaciones de libros, películas, y comparten pequeños detalles de su vida diaria. Su conexión ha ido tomando fuerza, y es claro que esta amistad está creciendo.

Es la primera vez que iré a la biblioteca desde hace muchos años, el lugar en donde diste tu último suspiro sobre la carta que te escribí.

Tan solo ver el edificio desde lejos me hace sentir un espiral de dolor en el pecho, como si el pasado estuviera tirando de mí, pero sé que tengo que ir, que debo dar el primer paso para dejarte ir, comenzando por dejar de evitar la biblioteca.

La idea de enfrentarme a ese lugar por mi cuenta es insoportable; la soledad solo amplificaría el vacío que dejaste, por eso, no puedo ir solo, Max está conmigo, él también sufrió tu partida; te veía como un hijo, no solo eras el hermano menor de su mejor amigo, aunque para ti siempre fue un "viejo" fue el "viejo" que verdadero te quiso.

A medida que nos acercamos, mis pasos se vuelven más pesados, como si el dolor estuviera tratando de frenarme, de hacerme retroceder, Max aprieta mi hombro, se que necesito seguir adelante.

Siento que el tiempo se detiene cuando cruzamos la puerta de la biblioteca, el aire se vuelve más denso, cargado de recuerdos.

—¿Estás seguro de esto, Eiji? —pregunta, con una expresión preocupada mientras me mira.

—Sí... —murmuro, aunque mi voz tiembla —Es algo que tengo que hacer, no puedo seguir huyendo de esto, Max— No después de tanto tiempo.

—Si en cualquier momento sientes que es demasiado, salimos de aquí —insiste él, su mano firme en mi hombro.

—Gracias...— Intento sonreír, pero es más una mueca de dolor que otra cosa.

Llegar hasta las mesas es una tortura, cada paso que doy se siente como un recordatorio del vacío que dejaste.

Duele ver el lugar en donde compartimos una tarde, me diste dinero para comprar mangas y comida pero al final me seguiste para comer juntos... hot dogs con mucha mostaza jaja... Aún no tolero tanta mostaza... Pero sobre todo...

Duele aún más saber que en una de esas sillas, decidiste dejarte desangrar por horas, mientras el mundo seguía girando ajeno a tu dolor, mientras yo iba en el avión de regreso a Japón y terminabas de leer la carta que te deje...

Mis ojos se llenan de lágrimas, pero antes de que puedan caer, levanto la mirada y me encuentro con una escena inesperada.

En ese lugar, en la misma mesa donde todo terminó para ti, hay un niño pequeño.

No parece tener más de 5 años por su pequeño tamaño.

Está dormido, con la cabeza descansando sobre un montón de hojas y crayones, con sus brazos extendidos sobre la mesa.

—¿Qué pasa? —pregunta Max, su voz llena de confusión mientras mira en mi misma dirección.

Es una escena linda... debería serlo, pero algo en aquella pequeña figura me hace sentir inquieto, como si una sombra se cerniera sobre lo que debería ser un momento de inocente tranquilidad.

—Algo no anda bien —Mi voz tiembla al hablar —algo no anda bien...—

—¿Qué quieres decir? —Max se inclina un poco, tratando de ver mejor al niño aunque aún estamos bastante lejos

El presentimiento es fuerte y una sensación de urgencia comienza a apoderarse de mí, sin pensar demasiado, corro hacia el niño, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Me arrodillo a su lado y lo muevo ligeramente, esperando que despierte, que abra esos ojitos y me mire con la confusión típica de quien ha sido despertado de un sueño profundo.

—Hey, pequeño, despierta... —digo, mi voz entrecortada, mientras lo sacudo suavemente.

—Eiji, espera— Max se acerca, su voz llena de preocupación —Podría estar simplemente dormido—

—No... Esto no es normal. —Lo muevo otra vez, un poco más fuerte esta vez, mientras mi voz tiembla al llamarlo —¡Vamos, despierta! ¡Por favor!—

Pero no hay respuesta.

—Mierda... —Max susurra, sus ojos abriéndose con miedo.

Una punzada de miedo me atraviesa, no es normal que no reaccione después de llamarlo varias veces, lo muevo otra vez, con más fuerza esperando que solo tenga el sueño pesado —¡Despierta, por favor! —grito, desesperado.

El niño sigue inmóvil, su respiración parece demasiado tranquila, demasiado superficial.

La desesperación empieza a brotar en mi interior; agarro sus hombros con más fuerza y lo sacudo, pero él no se mueve, su cabeza cae pesadamente hacia un lado, sus brazos inertes sobre las hojas.

—Max, ¡haz algo! —grito, casi sin pensar Con manos temblorosas, acerco dos dedos a su cuello, buscando el latido de su pequeño corazón, su pulso es débil —Llama a una ambulancia... —digo con mi mirada clavada en el niño inmóvil en mis brazos —No está bien, necesita ayuda—

Max se queda quieto por un momento, su expresión sombría mientras observa la situación, sus ojos están llenos de tristeza y preocupación, y me doy cuenta de que algo en él ya había aceptado la tragedia próxima a venir. Apretó los labios, como si las palabras que iba a decir le costaran más de lo que podía soportar.

—Eiji... Déjalo ya, no... —empezó a decir, su voz suave y cargada de un dolor que parecía ahogarlo.

—¡No puedo! —le interrumpo, apretando al niño contra mi pecho. —¡Aún está vivo! ¡Llama a una ambulancia! —grité, con desesperación. Mis ojos ardían con lágrimas mientras lo miraba, esperando que hiciera lo que le pedía.

Max vacila, sus manos temblando ligeramente mientras saca su teléfono del bolsillo, sus dedos se mueven con torpeza sobre la pantalla; finalmente, lleva el teléfono a su oído, sus ojos brillan con una mezcla de impotencia y tristeza.

—¡Hola, necesitamos una ambulancia! — habla con la operadora —Hay un niño aquí que esta en muy mal estado, necesitamos ayuda de inmediato—

Mientras él habla, acaricio la cabeza del niño, tiene un gorro de lana roto que cubría su cabello, se lo quito lentamente, revelando su cabello rubio, suave bajo mis dedos.

Cabello rubio, muriendo lentamente en una silla de la biblioteca..... Ash murió aquí en esa posición, se desvaneció en este mismo lugar, simplemente no quiero que se repita.

Cuando llegó esa llamada apenas bajando de avión y me dijeron sobre tu muerte no lo creí, ¡tenía que ser como la ves anterior, un engaño solo para despistarnos! O eso crei... hasta que vi las fotos que tuvieron que tomar de la escena.

Ash.... inclinado sobre la mesa, con su cabello rubio cayendo sobre su rostro, ocultando tu ligera sonrisa, el último rastro de vida que se escapo lentamente de su cuerpo.

Y ahora, aquí otra vez, en la misma maldita biblioteca, con otro niño que parece estar al borde del mismo abismo.

La similitud es insoportable, no puedo ver cómo esta inocente vida se apaga en mis brazos, no después de lo que pasó con Ash.

Max terminó la llamada y guardó el teléfono —Eiji, no va a pasar lo mismo —dice Max, su voz suave pero cargada de dolor

Mi voz tiembla, la desesperación se filtra en cada palabra. —¿Por qué tiene que ser todo tan cruel?...—

—No lo se... —responde. —Pero esta vez es diferente—

Acaricio la cabeza del niño. No puedo permitir que la historia se repita.

Acerco al niño más a mi pecho, sintiendo el frío que emana de su cuerpo, pero me obligo a ignorarlo, todo lo que importa es mantenerlo aquí, mantenerlo con vida. Ash no puede volver, pero este niño aún tiene una oportunidad, y voy a luchar con todo lo que tengo para asegurarme de que la tome.

—Tranquilo, pequeño. —Mi voz se quiebra, tratando de mantener la calma —Todo va a estar bien, lo prometo—

—Ya vienen... —dijo en voz baja, su mano volvió a mi hombro, para después quitarse su abrigo y envolver al pequeño con ella para darle calor —Está congelado, posiblemente sea hipotermia, la ropa que usa no es adecuada para el invierno—

Frunció el ceño mientras seguía hablando, su tono cargado de preocupación. —¿Quién sería tan cruel de abandonar a un niño en estas condiciones?—

Regreso mi mirada brevemente hacia la mesa llena de dibujos, recojo cada hoja con cuidado, tal vez él querrá recuperarlas cuando se ponga bien, los guardo en mi mochila, asegurándome de que no se pierda ni uno.

El sonido distante de la sirena de la ambulancia empieza y el sonido se hace más fuerte a cada segundo; cuando la ambulancia llega, los paramédicos salen rápidamente y corren hacia nosotros.

En un abrir y cerrar de ojos, se encuentran junto a mí, evaluando la situación con una eficiencia que debería tranquilizarme, pero solo aumenta mi ansiedad.

—Aquí, es él... —digo, levantando la vista hacia ellos mientras entrego el pequeño cuerpo.

Los paramédicos actúan de inmediato, cargando al niño con delicadeza y colocándolo sobre una camilla que parece demasiado grande para su pequeño cuerpo.

—Lo llevaremos al hospital de emergencia, no se preocupe —dice uno de ellos, mientras suben la camilla a la ambulancia.

Asiento en silencio; cierran las puertas traseras de la ambulancia, y en cuestión de segundos, las sirenas vuelven a sonar, llevándoselo lejos.

—No te quedes ahí, Eiji — Max corre hacia el auto y lo sigo

—Tenemos que llegar con ellos —digo, casi sin aliento, mientras me subo al auto

—Eso tenlo por seguro— Se abrochó el cinturón de seguridad antes de pisar el acelerador —No me voy de aquí sin saber que ese niño está sano—

El rugido del motor rompe el silencio de la noche, y pronto, el auto avanza con prisa detrás de la ambulancia que ya se pierde en la distancia.

—¿Crees que estará bien? —pregunto, mi voz apenas un susurro, cargada de miedo y esperanza.

—Tiene que estarlo —responde Max, sin apartar la vista del camino —No vamos a permitir que ocurra lo contrario—

Las luces de la ciudad se convierten en un borrón a medida que nos acercamos al hospital.

Finalmente, el hospital aparece a la vista, Max gira bruscamente, estacionando cerca de la entrada de emergencias.

—Vamos, no hay tiempo que perder —dice Max, mientras corremos hacia la entrada.

Al cruzar las puertas, mis ojos buscan frenéticamente algún médico, de cualquier cosa que me diga dónde está el niño.

Finalmente, localizo a uno de los paramédicos que llegaron a auxiliarnos, estaba entregando un reporte a una enfermera, y me acerco a él rápidamente, mi voz cargada de urgencia.

—¿Dónde está? ¿El niño que trajeron? —pregunto, mi respiración agitada.

—Lo están llevando a cuidados intensivos, se ha estabilizado, pero sigue en una situación crítica —responde el paramédico, con profesionalismo, pero con un destello de compasión en su mirada.

—¿Podemos verlo? —pregunta Max, con una mano en mi brazo, como si temiera que me derrumbara en cualquier momento y no lo culpo por creer eso

—No por ahora, lo mejor que pueden hacer es esperar —dice el paramédico, señalando una sala de espera cercana —Les avisarán en cuanto haya noticias—

Me siento como si estuviera al borde de un precipicio, pero no nos queda otra opción. Max me guía suavemente hacia la sala de espera dejándome sobre uno de los asientos.

—Lo lograron, Eiji, lo trajeron a tiempo, ahora es cuestión de esperar— dice

Nos sentamos, cada hora que pasa parece eterna mientras esperamos.

—Ya son las 9 p.m... Hemos estado aquí cinco horas —Max suelta un suspiro pesado, pasando su brazo por detrás de su nuca, su cansancio es evidente en su postura y sus hombros caídos —Voy a llamar a Jessica, le contaré sobre la situación, saldré por un momento, ya regreso —añade, levantándose de la silla con un movimiento lento.

Me quede solo en la sala de espera, con la mirada clavada en el piso frío del hospital.

Ya ha pasado mucho tiempo, y aún no hay ni una sola noticia sobre el pequeño niño, nos dijeron que había sido estabilizado, pero eso no significa que esté fuera de peligro, la incertidumbre esta aplastando cualquier esperanza de tranquilidad.

Me frote los ojos debajo de los lentes, yo también estoy cansado...

Unos minutos después una voz interrumpe mis pensamientos.

—Buenas noches, soy el oficial Philips; me gustaría tomar su declaración sobre el niño que entró a urgencias hace unas horas —La voz del oficial es firme, pero lleva consigo una nota de compasión que me sorprende.

Mire al oficial con sorpresa, asimilando sus palabras mientras siento un nudo en el estómago. La seriedad en su expresión es un recordatorio de la gravedad de la situación.

—¿Me acompañaría un momento? —pregunta el oficial, gesticulando hacia una zona más privada del hospital.

—S-sí, claro... —respondo, mi voz temblorosa, mientras me levanto de la silla.

El oficial me guía hacia un rincón apartado, donde el bullicio del hospital es menos abrumador.

—Permítame su nombre —dice el oficial, sacando una libreta de su bolsillo.

—Eiji Okumura —respondo, tratando de mantener la compostura.

—¿Usted es extranjero? —pregunta, sin levantar la vista de su libreta.

—Sí, oficial, hice mi residencia hace varios años —respondo, sintiendo una leve inquietud ante la formalidad del interrogatorio.

El oficial asiente, anotando en su libreta antes de volver a mirarme.

—Muy bien, para comenzar, ¿usted conocía previamente a la víctima? —pregunta, su tono inquebrantable.

No puedo evitar soltar un jadeo, la palabra "víctima" golpea como un martillo en mi conciencia, dejándome aturdido—¿Víctima?... —repito, casi en un susurro, la realidad de la situación cayendo sobre mí con un peso aplastante.

—Sí, lamentablemente estamos ante un caso 3121, le repito la pregunta ¿usted conocía previamente a la víctima? —El oficial me observa con una mezcla de paciencia y urgencia, esperando mi respuesta.

—No... —respondo, mi voz débil y quebrada... un caso 3121... violación de menores..

—Bien. ¿Cómo logró encontrarlo? —continúa el oficial, su pluma lista para capturar cada detalle.

—Fui a la biblioteca en la tarde con un amigo, simplemente me llamó la atención... Estaba solo... Pero a diferencia de otros niños, este me daba la impresión de que algo muy malo sucedía...— explico, mi mente reviviendo la escena en la biblioteca, el niño inmóvil, el miedo que me envolvió en ese momento.

—Y no se equivocó —el oficial continúa anotando, su tono es más serio que antes —En todo caso, gracias a su acción inmediata, este niño pudo sobrevivir. Señor Okumura, estará libre de cargos, lo que reste del proceso, puede dejarlo a nosotros— añade, cerrando su libreta y guardándola en su bolsillo.

Max regresa en ese momento, su rostro aún marcado por la tensión de la espera, pero al verme hablando con el oficial, se apresura hacia nosotros.

—Oficial —llama la atención de la autoridad en cuanto me ve, su voz cargada de preocupación.

—Supongo que es el segundo testigo, siéntese, por favor —dice el oficial Philips, señalando una silla cercana.

Max obedece sin decir palabra, sus ojos se encuentran brevemente con los míos antes de volver a centrarse en el oficial. Las preguntas comienzan de nuevo, y él responde con la misma exactitud y detalle que yo.

—Ambos han evitado una tragedia —concluye el oficial, su tono más suave —La investigación continuará, pero una vez más, les repito que el resto pueden dejarlo en nuestras manos—

Max asiente, pero no parece completamente convencido. Algo lo inquieta, y lo veo fruncir el ceño antes de hacer la pregunta.

—El niño... ¿Ya lo identificaron?—pregunta, su voz baja pero firme, esperando ansioso una respuesta que tal vez no sea fácil de escuchar.

El oficial Philips lo mira, su rostro endurecido por la gravedad de la situación, pero responde sin titubear.

—Su nombre es Jade Campbell. Fue reportado como desaparecido a los tres años; actualmente tiene siete— con esas palabras, siento que el aire en la habitación se hace más pesado, pero también, de alguna manera, hay un alivio en saber quién es el pequeño que encontramos.

—Supongo que contactaron a sus familiares —pregunta Max, intentando mantener una sonrisa de alivio, pero veo cómo esa sonrisa se desvanece al notar la expresión seria del oficial— ¿No es así? —insiste buscando una respuesta reconfortante

El oficial baja la mirada por un momento antes de responder.

—Su padre falleció en servicio antes de su desaparición, y su madre se suicidó poco después; es huérfano —

Max cierra los ojos, apretando los puños en su regazo

—Pero tiene que haber alguien que se pueda hacer cargo de él —digo, mi voz cargada de desesperación. No puedo aceptar lo que estoy escuchando; es imposible que un niño tan pequeño haya pasado por tanto y ahora esté completamente solo.

—Lamentablemente no es el caso, hemos contactado a la familia, pero ninguno está dispuesto a responsabilizarse por el pequeño; una vez se terminen las investigaciones, será enviado a un orfanato público —

El oficial se despide después de entregar las información solicitada, ambos quedamos nuevamente solos, se que debo mencionar sobre...

—Abusaron de Jade...— Max no se había enterado de eso, el oficial no lo volvió a mencionar —3121.... Violación de menores...— Parece imposible pero así fue... Ash vivió algo similar... Jade también a sido violado... Sufrió lo mismo...

Max se lleva una mano a la frente, su expresión de incredulidad y furia clara como el día.

—Este mundo está podrido... —murmura, su voz temblando por la rabia contenida. Veo cómo lucha por mantener la compostura, cómo la injusticia de la situación lo carcome por dentro.

—No podemos dejar que esto suceda, no después de lo que hemos visto, de lo que hemos pasado...—

Max me mira, sus ojos llenos de determinación. Asiente lentamente, como si estuviera llegando a la misma conclusión que yo.

—No... No podemos — responde, su voz ahora firme y decidida —Algo tenemos que hacer.... No podemos permitir que Jade vuelva a ser abandonado—

Chapter 2: 2

Summary:

Recupérate pequeño, te daremos un hogar

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Pasaron tres horas, cada una de ellas marcada por una creciente ansiedad por la larga espera.

Cuando finalmente nos permitieron entrar a la habitación, el panorama que se presentó ante nosotros fue un golpe al corazón, Jade seguía inconsciente, su pequeño cuerpo apenas visible entre las mantas gruesas que lo cubrían, una lámpara térmica proyectaba un resplandor cálido sobre él, intentando Devolverle el calor que su cuerpo había perdido, las máquinas a su alrededor emitían sonidos rítmicos y constantes, midiendo cada aspecto de su frágil estado.

El médico a cargo, un hombre de rostro cansado pero con una mirada firme, se acercó a nosotros, cruzando los brazos mientras observaba al niño con una mezcla de preocupación y profesionalismo.

—Tuvo suerte de sobrevivir— comentó, su voz baja pero clara —Su cuerpo está fuertemente conmocionado; las primeras horas fueron críticas, pero logró estabilizarse—

Me quedé mirando a Jade, luchando por procesar las palabras del médico; El pequeño rostro del niño, enmarcado por su cabello rubio desordenado, estaba inexpresivo, como si estuviera atrapado en un sueño profundo del que no podía despertar.

Sentí un nudo en la garganta, y mis manos se cerraron en puños, impotente ante la injusticia de su sufrimiento.

— ¿Qué tan graves son las secuelas que podría enfrentar? —pregunté, temiendo la respuesta pero necesitando saber la verdad.

El médico soltó un suspiro antes de responder, sus ojos reflejando la gravedad de la situación.

—Es difícil de decir en este momento, su cuerpo ha sufrido un trauma severo, tanto físico como psicológico, no podemos descartar la posibilidad de secuelas permanentes, algunas podrían manifestarse en su desarrollo físico, mientras que otras podrían afectar su capacidad emocional y mental para lidiar con lo que ha vivido. Estaremos al tanto de cómo progresar—

Max, que había permanecido en silencio a mi lado, se acercó un poco más a la cama de Jade, sus ojos brillando con preocupación —Hay algo más, verdad?—

El médico suspir de manera pesada mirando hacia un lado no buscando la mirada de ninguno de los dos —Fue agredido sexualmente, a pesar de la cantidad de casos que he visto jamás fue en un niño tan pequeño, lo más probable es que haya sido raptado para estas multas—

No dijo nada más y agradecí su silencio no podría procesar mucha más esa información.

El mundo es un lugar podrido, primero Ash y ahora Jade....

—Gracias por la información, doctor —dije, mi voz saliendo con más firmeza de la que esperaba

El médico evaluando, reconociendo nuestra determinación.

—No podemos dejar que este niño pase por más sufrimiento— dijo Max finalmente, rompiendo el silencio —Tenemos que asegurarnos de que, pase lo que pase, no esté solo nunca más—

—No lo estará— respondí, acercándome a la cama de Jade y tomando su pequeña mano entre las mías

Nos quedamos ahí, en esa pequeña habitación, rodeados del zumbido constante de las máquinas.

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

Amaneció, y los rayos del sol se colaban tímidamente por las cortinas de la habitación del hospital, el ambiente estaba cargado de un silencio pesado, interrumpido solo por el suave zumbido de las máquinas que monitoreaban cada signo vital de Jade.

No había muchos cambios positivos; Jade seguía sumido en su sueño profundo, su pequeño pecho subiendo y bajando lentamente. Ahora, una mascarilla de oxígeno cubría su rostro, en algún momento de la madrugada, su oxigenación había disminuido, obligando a los médicos a tomar medidas adicionales para estabilizarlo.

Me sentí agotado, física y emocionalmente, pero no podía apartar la mirada de Jade.

Cada hora que pasaba sin ver algún signo de mejoría aumentaba la desesperación que intentaba contener.

Max, que había permanecido conmigo toda la noche, finalmente rompió el silencio, se levantó de la silla en la que había estado medio dormido, frotándose los ojos con las manos, su voz sonaba arrastrada por el cansancio acumulado.

—Eiji, tengo que irme al trabajo...— dijo, su tono cargado de una disculpa que no necesitaba expresar —No puedo faltar, pero no quiero que te quedes solo aquí, le diré a Michael que venga a acompañarte—

Asentí en silencio, entendiendo la necesidad de Max, aunque claramente le costara marcharse. Sabía que no lo hacía a la ligera; su preocupación por Jade y por mí era palpable.

—Está bien, Max— murmuré, tratando de esbozar una sonrisa que apenas se formó en mis labios —No te preocupes por mí, estará bien—

Max me miró por un largo momento, como si quisiera asegurarse de que realmente estaba bien antes de irse.

—Llamaré en cuanto pueda para ver cómo están las cosas —dijo, ya más calmado— Y si necesitas algo, lo que sea, no dudes en decirme—

Asentí nuevamente, después de un último vistazo a Jade, Max salió de la habitación, dejándome solo con el niño y el sonido rítmico de las máquinas.

El silencio volvió a llenar el espacio, pero esta vez me sentí un poco más solo.

Aunque sabía que Max volvería y que Michael estaría conmigo pronto, la espera era difícil.

Me acerqué un poco más a la cama de Jade, observando cómo la mascarilla de oxígeno se ajustaba a su pequeño rostro, y cómo su respiración continuaba siendo débil pero constante.

—Vas a salir de esta— susurré, más para mí mismo que para Jade —No importa cuánto tiempo tome, no importa lo que cueste, estará aquí—

Acaricié su tierno cabello rubio, sintiendo una mezcla de tristeza y anhelo. Jade es tan parecido a Ash... Ambos atrapados en una vida cruel, una que nunca deberían haber experimentado.

Pero Jade aún está aquí...

Si puedo salvarlo, si puedo darle una oportunidad de vivir una vida mejor, es como si de alguna manera hubiera llegado a salvar a Ash también.

Si tan solo no me hubiera ido a Japón aquel día... pero quiero compensarlo de alguna manera, aunque sea con este niño.

Michael no tardó mucho en llegar, entrando en la habitación con un rostro serio, algo poco común en él, es un joven generalmente alegre, siempre lleno de energía, pero verlo con esa mirada desencajada mientras observaba hacia la camilla, me partió el alma.

—Eiji, tú... el... dios mío... —susurró, como si las palabras se le atoraran en la garganta, se quedó de pie un momento, sin saber qué decir o hacer, sus ojos fijos en el pequeño cuerpo que yacía inmóvil —Se va a poner bien— se dejó caer en una de las sillas al lado de la cama, luego, miró hacia mí con una pequeña chispa de esperanza en sus ojos, intentando ofrecerme algún consuelo —Creí que estaría despierto, cuando mi papá me dijo que era un niño, le compré un regalo... Lo verá cuando despierte—

—Estoy seguro de que le gustará —respondí, forzando una pequeña sonrisa para tratar de aliviar la tensión en el ambiente.

Michael se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas mientras observaba a Jade —No sé qué decir... Me cuesta creer que alguien pueda hacerle tanto daño a un niño, es como si el mundo estuviera completamente roto—

Asentí, sin palabras para expresar el torbellino de emociones que sentía...

Todo lo que podía hacer era velar por Jade, con la esperanza de que algún día pudiera tener una vida mejor, una que Ash nunca pudo tener.

Se escuchaon unos quejidos suaves, casi imperceptibles al principio, pero mi atención se centró de inmediato en Jade, su pequeño cuerpo se movía ligeramente, y sus labios temblaban mientras soltaba quejidos de dolor, con esfuerzo, intentaba abrir sus pequeños ojos, parpadeando con dificultad. como si la luz le resultara demasiado intensa.

—Unm... Waaa... —El sonido se transformó en un llanto angustiado, lleno de miedo y dolor.

—Ssh... Ya no llores, tranquilo, estás a salvo —le susurré con voz suave, tratando de calmarlo mientras acariciaba sus mejillas.

Mis dedos rozaron su piel fría, y con cuidado, le acomodé la mascarilla de oxígeno, asegurándome de que estuviera bien puesta para que pudiera respirar mejor.

Sus quejidos se fueron apagando poco a poco, aunque el temor seguía reflejado en sus ojos entreabiertos; Finalmente, logré abrirlos por completo, y lo que vi me dejó sin aliento...

Eran verdes, de un verde tan intenso que por un instante me sentí transportado al pasado.

—Ash... —murmuré, mi voz apenas un susurro para mi

La imagen frente a mí se fusionaba con los recuerdos dolorosos... Cabello rubio y ojos verdes... Jade se parecía tanto a Ash que por un momento todos los demás desaparecieron.

El pequeño parpadeó, confuso y agotado, mientras me miraba con esos ojos verdes llenos de un dolor que no debería pertenecerle. Intenté sonreírle, ofrecerle algún tipo de consuelo en medio de su sufrimiento, pero mi mente estaba inundada de recuerdos.

—Estoy aquí, no te preocupes...— le dije, acaricié su cabello, buscando tranquilizarlo —No estás solo, te protegeré—

Jade soltó otro sollozo, pero sus ojos no se apartaban de los míos, como si buscara algo familiar, algo que le diera seguridad mientras que mi corazón dividido entre el presente y el pasado, entre la necesidad de proteger a este niño y la sombra del recuerdo de Ash.

—Descansa, pequeño —le susurré, mientras sus ojos comenzaban a cerrarse de nuevo, agotado por el esfuerzo.

Mi mente seguía girando con la misma pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué Jade tenía que cargar con tanto dolor, igual que Ash? Y lo más importante, ¿cómo podía yo evitar que este niño sufriera el mismo destino trágico?

—Michael, llama al doctor, tienen que revisarlo ahora que despertó por un momento —le pedí, sintiendo la urgencia en cada palabra.

—¡Sí, ya regreso! —respondió él, levantándose rápidamente de la silla y saliendo de la habitación a toda prisa.

No podía dejar de mirar a Jade, que volvía a dormirse, sus pequeños puños apretados alrededor de las mantas que lo cubrían. Quería hacer algo, cualquier cosa para aliviar su sufrimiento, pero todo lo que podía hacer era esperar.

Finalmente, el médico llegó acompañado por una enfermera, y nos pidieron que saliéramos de la habitación mientras lo examinaban, la puerta se cerró tras nosotros, dejándonos en el pasillo, donde el silencio resultaba ensordecedor; Michael estaba inquieto, caminando de un lado a otro, mientras yo permanecía de pie, mi mente llena de preguntas sin respuesta.

Después de lo que parecieron horas, el médico salió y se dirigió a nosotros con una expresión seria, aunque con un atisbo de alivio en su mirada.

—Su temperatura corporal ya ha aumentado —comenzó a decir, cruzando los brazos— Aunque es posible que sufra fiebre en las próximas horas; tiene dolor generalizado, pero es completamente normal dado lo que ha pasado; lo importante es que ha despertado, aunque sea por un breve momento—

Asentí, sintiendo alivio, desgraciadamente, el médico hizo una pausa, y su mirada se volvió más pensativa.

—Sin embargo, hay algo que me inquieta —continuó

Michael y yo intercambiamos una mirada de preocupación, esperando lo que venía a continuación.

—No sabría decirles con certeza si es mudo de nacimiento o si su silencio está relacionado con el trauma —explicó el médico, frunciendo el ceño— Es posible que el shock haya provocado una respuesta psicológica, y por eso no haya hablado aún, tendremos que hacerle análisis y, además, una evaluación psicológica para entender mejor su estado—

Las palabras del médico resonaron en mi mente... El pensamiento de que Jade podría estar tan traumatizado que no pudiera hablar era devastador.

—¿Hay algo más que podamos hacer por él? —pregunté, sintiendo la necesidad de hacer más que simplemente esperar.

El médico me miró con compasión, asintiendo ligeramente.

—Lo mejor que pueden hacer ahora es estar con él, si despierta de nuevo, su presencia podría ser reconfortante —El médico hizo una pausa, como si sopesara sus siguientes palabras —También les recomiendo estar preparados para lo que venga. Puede que este sea un proceso largo, y es posible que necesite más ayuda de la que podemos darle aquí en el hospital—

Michael apretó los puños, su mirada fija en el suelo mientras intentaba procesar lo que estaba escuchando.

—Gracias, doctor —dije finalmente, mi voz firme a pesar del torbellino de emociones que sentía.

—Volveré a revisarlo más tarde —respondió el médico, antes de girarse para volver a la habitación.

Tal como le indicó el médico, Jade comenzó a sufrir fiebre alta esa misma tarde... Su pequeño cuerpo se retorcía en la cama, los ojos cerrados con fuerza, presa del malestar... Cada vez que su respiración se aceleraba, sentía una punzada. en el corazón, deseando poder tomar su dolor y hacerlo desaparecer.

—Vamos, pequeñito, te vas a recuperar —le susurró Michael con voz suave, mientras se inclinaba sobre él.

Pese a la situación, Michael parecía haberse encariñado profundamente con Jade en tan poco tiempo... Sacó el pequeño osito de peluche que había traído consigo y lo sostuvo frente al niño, intentando captar su atención.

—Mira, Jade, es un osito —dijo con una sonrisa— Es un amigo que va a estar contigo, ¿quieres? —Su tono era cálido y talentoso

A través de sus párpados entrecerrados, Jade abrió un poco los ojos, su mirada febril se enfocó en el peluche. Hubo un destello de curiosidad en sus ojos verdes, con manos temblorosas, extendiendo los brazos hacia el osito, y Michael se lo colocó suavemente en el regazo.

El contacto con el peluche pareció calmar a Jade, quien dejó de retorcerse tanto y se aferró al osito con todas sus fuerzas, su pequeño cuerpo que antes se debatía contra la fiebre se quedó un poco más tranquilo, sus respiraciones volviéndose más lentas, aunque aún agobiadas por el calor que lo envolvía.

—Veo que le gusta —comenté en voz baja, observando la escena con un nudo en la garganta.

—Sí, creo que le ayuda —respondió Michael, sin apartar la vista de la camilla

Suspiré —Llevarán a Jade a un orfanato cuando le den de alta...—

—¡¿Qué?! ¡No! Es un niño muy bonito como para que lo abandonen ahí —Michael abrazó a Jade con fuerza, el pequeño no reaccionó, sus ojos permanecieron cerrados, pero parecía calmarse un poco en los brazos del joven.

—Tampoco quiero que se lo lleven— admití —He estado pensando en adoptarlo...—

Michael me miró con una mezcla de sorpresa y esperanza —Eiji, ahí tienes la solución— dijo sonriendo, sin dejar de mirar al pequeño en la camilla, acariciando suavemente su cabello.

Jade, aún frágil, parecía tan indefenso en ese momento que no podía imaginar dejarlo solo... Sentí que era mi deber darle un hogar, una familia.

Ash dime qué estoy haciendo lo correcto...

Para proceder con la adopción, tuve que pasar un examen psicológico. No era solo una formalidad; era la barrera que determinaría si era capaz de ofrecerle a Jade la estabilidad y el amor que necesitaba.

Pero cuando los resultados llegaron...

— ¿Qué pasó, Eiji? —preguntó con suavidad

—No... No soy apto... —repetí con un hilo de voz, extendiéndole los resultados para que los viera por sí mismo —Sabía que aún sufría por la muerte de Ash y que nunca dejaría de hacerlo, pero esto.. .Es demasiado—

Michael tomó el documento y lo leyó rápidamente, su expresión pasando de la incredulidad a la frustración en cuestión de segundos.

—Esto no puede ser, Eiji... No es justo...—protestó, lleno de indignación —No pueden negarle la oportunidad de una familia a Jade solo porque tú estás pasando por un duelo. Eso no te hace incapaz de amarlo o cuidarlo—

Sentí una lágrima rodar por mi mejilla mientras miraba hacia la ventana del hospital, donde el sol empezaba a esconderse detrás de los edificios, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados.

—Tal vez tengan razón, Michael... Quizás no estoy listo para esto... No quiero arrastrar a Jade a esto—

Michael negó con la cabeza enfáticamente y me rodeo en un abrazo

—Escucha, cuánto sé significaba Ash para ti, y sé que su pérdida aún duele, pero también sé que tienes un corazón enorme. Has estado aquí para Jade desde el primer momento, cuidándolo, preocupándote por él~ eso es lo que importa—

Antes de que pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió y Max.

—¿Cómo va todo? —preguntó, luego de notar la tensión en el ambiente —¿Qué sucede?—

Michael le entregó el informe sin decir una palabra, dejando que su padre leyera por sí mismo. Max frunció el ceño mientras sus ojos recorrían las líneas del documento. Al terminar, dejó escapar un suspiro pesado y se volvió hacia mí con una mirada comprensiva.

—Eiji, estos son solo papeles, no definen quién eres ni lo que puedes ofrecerle a este niño —dijo con firmeza —Los procesos burocráticos pueden ser injustos y fríos, pero hay formas de pelear esto—

Lo miré con una mezcla de desesperanza y curiosidad.

—¿Qué quieres decir?—

Max se acercó más, con una chispa de confianza —Vayamos a hablar con Charlie, el debe conocer a alguien en el sistema de adopción—

Michael avanzaba con entusiasmo, apoyando la idea de su padre.

—¿Creen que funciona? —pregunté con cautela, temiendo ilusionarme de nuevo.

Miré hacia la cama donde Jade dormía plácidamente, aún abrazado a su osito de peluche.

.
.
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—Oh, vamos, Charlie, tiene que ser un error— discutía con Charlie sobre el proceso de adopción, mi frustración es evidente

—Max, no se puede hacer nada, Eiji no ha terminado ni una sola sección de terapia. Aunque sé que es capaz, no es lo correcto en este momento... —

—Agh... ¡Qué frustrante!— Me frote la sensación, sintiendo la impotencia ante la respuesta válida

—En todo caso, ¿por qué no lo adoptas tú?— Charlie me miró con seriedad

—¿Disculpa?— respondí, sorprendido por la sugerencia inesperada.

—Bueno, tienes un buen trabajo, una familia estable, a pesar de que estuviste en la cárcel, actualmente estás limpio y has demostrado ser un hombre responsable. No creo que tengas problemas para acogerlo, además, Eiji estaría cerca—

Me mantuve en silencio un momento, evaluando las palabras de Charlie. La idea no era descabellada, pero implicaba una responsabilidad enorme —Es factible...—

—¿Lo has hablado con Michael o con tu esposa?— preguntó Charlie

—No... pero creo que por parte de Michael sea un problema aún así no quiero tomar una decisión tan importante sin considerar cómo afectará a mi familia— A pesar de que es una opción estaba aquí porque iba a ayudar a Eiji a adoptarlo — Pero, Charlie... si hago esto, necesito saber que Eiji también está de acuerdo, el es quien quería adoptarlo en primer lugar—

—Lo entiendo— afirmando Charlie con empatía —Habla con Eiji y con Michael, si todos están de acuerdo hablaré con un amigo para que la documentación no tarde tanto—

—Lo sé, Charlie, te llamaré al respecto—

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

— ¿Qué piensas, Eiji? —pregunté, queriendo escuchar su opinión.

Sus ojos, llenos de emoción contenida, me miraban intensamente, por un segundo, vi al Eiji de 19 años, ese joven lleno de esperanza y optimismo que hace mucho no se asomaba a la superficie.

Sabía que la propuesta de Charlie era la única opción realista en este momento; Adoptar a Jade significaba asumir una enorme responsabilidad, algo que afectaría nuestras vidas para siempre, pero un cambio positivo es lo que todos necesitamos.

—Max, no quiero que te sientas presionado a hacer esto — me dijo, intento aliviar la tensión en su rostro con una sonrisa— Pero si decide adoptar a Jade, estaré aquí para ayudarte en todo lo que pueda. No quiero perder la oportunidad de ser parte de su vida.

—Si hago esto, será porque quiero darle a Jade una vida mejor, no solo porque sea la única opción— respondí, mientras volvía a acariciar el cabello del pequeño niño.

Esa misma tarde decidió ir yo mismo a ver a Charlie. No tenía dudas de que estaba haciendo lo correcto.

—Entonces, ¿lo harás? —me preguntó Charlie, con una mezcla de curiosidad y expectativa en su voz.

—Lo haré. Voy a adoptar a Jade —dije finalmente, entregándole los documentos necesarios que había traído conmigo. Charlie sentirse con satisfacción —Bien, entonces, ¿cuál es el siguiente paso? —pregunté, queriendo asegurarme de que todo estaba en orden.

—Lo primero es iniciar el papeleo —respondió mientras sacaba un paquete de documentos— Mi amigo me entregó estos documentos, tienes que firmarlos. También me dijo que tengas en cuenta que habrá evaluaciones y visitas, así que debes estar preparado.

 

Asentí, tomando una pluma y comenzando a firmar donde se me indicaba. Revisé los papeles con cuidado, asegurándome de que todo estuviera en orden. Estaba nervioso, tendría que volver a empezar con la paternidad 

 

—No te olvides que también debe firmar Jessica —añadió Charlie con un recordatorio y...

 

Ay... Jessica.... Lo olvide....

 

Consulte con Eiji y Michael, pero de la emoción no llame a Jessica

 

Me va a matar

Notes:

Más capítulos para ir progresando en la historia.

Ash no tuvo una familia en donde apoyarse, ni su madre ni su padre estuvieron ahí para él y lamentablemente Griffin no estaba en sus cinco sentidos 😢 pero ahora puede tener un papá, una mamá y un hermano mayor. Sin olvidar que Eiji siempre estará ahí.

Recordar nuevamente que no se desarrollará tal cual una relación romántica y mucho menos una sexual entre Ash y Eiji sino una relación de alma, donde se necesitan mutuamente para sentirse completos.

Jade(Ash) crecerá y tendrá una vida tranquila junto a su nueva familia y junto a Eiji

Pero, tal cual lo es la historia original habrán momentos crueles

Chapter 3: 3

Summary:

Pequeño Jade está es tu nueva familia

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Mira nada más, adopté a un niño, jajaja... —Max intentaba suavizar la situación con una risa nerviosa — No sé cómo decirle a Jessica— añadió, casi en un susurro — En cuanto se entere, va a estar furiosa—

Y tenía razón.

Jessica llegó al hospital, su expresión reflejaba la mezcla de incredulidad y enojo por haberla dejado fuera de la situación por el mero apuro.

— ¿Cómo te atreves a hacer semejante estupidez, Max? —exclamó, su voz cargada de una furia que no podía ocultar la rabia que me causaba el hecho de que Max había tomado una decisión tan importante sin consultarla primero.

Max levantó las manos en señal de rendición, sabiendo que cualquier palabra que dijera en ese momento podría empeorar la situación. Pero antes de que pudiera responder, Michael, quien había estado observando la escena con curiosidad, intervino para evitar más peleas.

—¡Mamá, mira a mi nuevo hermanito! —dijo Michael, mientras se acercaba a Jessica con Jade en brazos

Jessica miró a Michael, que sostenía a Jade y algo dentro de ella se suavizó. El enojo no desapareció por completo, pero la ternura en la voz de Michael, la manera en que sostenía al niño como si fuera realmente su hermano menor, la hizo detenerse un momento. Sus ojos, que habían estado llenos de ira, ahora se llenaron de una mezcla de confusión y un atisbo de comprensión.

—Michael... —murmuró Jessica, luego miró a Max, que seguía de pie, esperando su respuesta— No puedo creer que hicieras esto sin hablar conmigo primero; esto es... esto es enorme—

Max sabía que había actuado impulsivamente, pero en el fondo de su corazón, estaba seguro de que había hecho lo correcto.

—Lo sé, lo sé... Míralo es solo un niño pequeño, indefenso ya pasó por mucho y podemos cuidarlo, puedes y eres una buena madre, eres una mujer maravillosa— Los encantos de Max hacia su esposa parecían funcionar

Jessica miró a Jade, que se había acurrucado contra Michael, sus pequeños ojos la miraban con curiosidad y timidez, no era solo un niño que Max había adoptado a sus espaldas, era un niño que necesitaba amor, cuidado y una familia.

—Max... —dijo finalmente, su tono más suave ahora— Esto es... mucho más de lo que esperaba enfrentar hoy, pero... —miró a Jade de nuevo, su corazón comenzando a abrirse— Si vamos a hacer Esto, necesitamos estar completamente de acuerdo, y necesitamos hacerlo bien—

Max suena con alivio —Gracias —dijo suavemente, acercándose a ella— Sé que esto es mucho, pero te prometo que haremos con funcionar—

Jessica ascendió, finalmente devolviéndole la sonrisa a Max antes de mirar a Michael y Jade, que la observaban expectantes.

—Bien... entonces, parece que tenemos un nuevo miembro en la familia —dijo, tomando una de las manitos de Jade en un saludo— Bienvenido a la familia espero que puedas aguantar a ese par— dijo en broma refiriéndose a su esposo e hijo

Minutos después alguien entró a la habitación

—Nos llevaremos a este pequeño Ricitos de Oro un momento, necesitamos que haga sus declaraciones y el psicólogo infantil lo atenderá ahora —dijo una enfermera, cargando a Jade con cuidado.

Mientras Max, Jessica y Michael discutían sobre la adopción, me dirigí a la sala de espera del consultorio.

No esperaba encontrarme con alguien conocido, pero ahí estaba, sentado junto a un niño con una consola portátil en sus manos.

—Nadia, hace años que no te veía —dije, sorprendido al reconocerla.

Después de todo lo que había pasado, solo la había visto en dos ocasiones, en el homenaje de Shorter y en el entierro de Ash...

—Lo mismo digo —respondió, a su lado, el niño seguía absorto en su videojuego.

—¿Es tu hijo? —pregunté mientras me sentaba a su lado, queriendo iniciar una conversación.

—Adoptado, debo traerlo una vez al mes al psicólogo; es demasiado inquieto—respondió Nadia; Seguía bastante inexpresiva como siempre pero es obvio que quiere a su hijo.

Sonreí al escucharla, verla rehacer su vida me alegra bastante —Hace cuánto está contigo?—

—Cuatro años —respondió mirando de reojo al niño que se levantó de su silla al escuchar que hablaban de él

—¡Y no me iré jamaaaas! —gritó de repente, interrumpiéndonos con un entusiasmo contagioso, abrazando a Nadia lanzándose sobre ella de manera brusca pero con cariño.

No pude evitar soltar una pequeña sonrisa.

—Cállate, te vas a caer —Nadia lo regaño por el fuerte grito que dió en plena sala de espera y por cómo se lanzó hacia ella— Además casi te llevan los servicios sociales dos veces—

—¿Por qué? —Pregunté, no solo por curiosidad, sino también porque podría ser útil para cuando Max se lleve a Jade.

—A la inspectora no le gustó mi nuevo corte —respondió el niño, quitándose la gorra para mostrar un corte de cabello que me resultó inmediatamente familiar.

—Más corto... —murmuré, reconociendo el estilo.

—Lo sé —dijo Nadia, mientras regresaba a colocarle la gorra en la cabeza

El niño, ajeno a la profundidad de la conversación, se volvió a concentrar en su juego, dejando a Nadia ya mí en un silencio que estaba cargada de recuerdos compartidos.

— ¿Dejaste que se corta así el cabello? —pregunté, incapaz de ocultar mi sorpresa y la preocupación que sentía, Shorter había fallecido hace tiempo..., y ese corte era exactamente el que él usaba.

—No —respondió aunque su tono era frío se nota la nostalgia que traía— Él mismo agarró la rasuradora y se apareció así justo cuando llegó la inspectora—

Antes de que pudiera decir algo más, el niño, claramente molesto por la conversación, intervino.

—¡Pero me veo bien, mamá!— volvió a gritar ofendido

Miré a Nadia, buscando alguna señal de cómo se sentía realmente, pero antes de poder indagar más, ella cambió de tema abruptamente.

— ¿Tú adoptas al niño que entró recién? —preguntó, su mirada dirigida hacia la puerta por donde se había llevado a Jade.

—Eh, no... No soy apto para eso —respondí, un poco desanimado— Lo adoptará un amigo.

—Ya veo... —fue todo lo que dijo

La conversación no siguió.

Ambos estábamos inmersos en nuestros pensamientos, en la evidente semejanza entre los niños que ahora formaban parte de nuestras vidas.

Finalmente, decidí intentar romper el silencio.

— ¿Cómo te llamas? —le preguntó al niño, buscando algo de conexión.

—Jaw Long —respondió él, sin apartar la vista de su videojuego de disparos, hasta que perdió— ¿Cuándo saldrá el niño princesa? Le dije que vayamos a jugar y no me respondió, es un grosero—

Sonreí, sabiendo que la intención de Jaw Long no era mala, solo no entendía completamente la situación.

—Se llama Jade, y por el momento no puede hablar —explicó, esperando que Jaw Long pudiera entender.

—Oh—murmuró Jaw Long con curiosidad—Bueno, cuando pueda, le enseñaré a jugar, todos deben saber jugar bien—

La conversación se vio interrumpida por el sonido de la puerta del consultorio abriéndose

—A ver, dime, ¿hay alguien que conozcas esperándote? —preguntó el médico a Jade que me señaló corrió hacia mis brazos, sin soltar el oso que me había regalado Michael

—Tú debes ser su tutor a cargo —dijo el médico, entregándome una hoja con los resultados de la sección de hoy— Aquí están los detalles del análisis. Jaw Long, sigue tú—

Tomé la hoja y comencé a leer, mis ojos moviéndose rápidamente por las palabras. Jade no podía hablar debido a un trauma psicológico, pero el médico había identificado señales con las que Jade se comunicaba, utilizando gestos sutiles que no eran lenguaje de señas pero que transmitían sus emociones y necesidades.

Nadia, que había estado observando en silencio, rompió el silencio con una pregunta cargada de preocupación.

—¿Es muy grave su situación? —preguntó, esperando con ansiedad mi respuesta.

Miré a Jade, que siguió acurrucado en mis brazos, y luego volvió a la hoja con una sensación de creciente desasosiego.

—Sí, parece que hay una gran profundidad en su trauma —dije finalmente, sin dejar de leer los resultados— Aunque el médico lo presenta de una manera más técnica, lo que está claro es que Jade ha pasado por experiencias horribles; su silencio es una forma de protegerse—

Nadia ascendió, estaba claro que conocía ella sobre esta clase de situación, sus propias experiencias como madre adoptiva la hacían especialmente sensible a la condición de Jade.

¿Ha tenido pesadillas? —preguntó mientras observaba a Jade — Jaw Long al principio se despertaba llorando, diciendo que escuchaba un sonido de explosión cerca de él, aunque no había nada. Me dijeron que lo asociaba con algún encuentro con armas—

Me quedé helado al escuchar la descripción de las pesadillas de Jaw Long. Shorter había muerto de un disparo en el corazón... jamás va a olvidar ese día, sabe que no tenían opción... aunque hubiera sobrevivido... ya estaba bajo los efectos del banana fish, y ahora... la descripción de Las pesadillas de Jaw Long eran una coincidencia muy grande.

Era como ver al pasado de una manera muy cruel.

—No sabría qué responder con certeza, a penas llevo unos días conociendo a Jade, pero he notado que durante la noche se quejaba mucho y parece inquieto, es posible que sí tenga pesadillas—

—¡Ya volvíiiii! —gritó Jaw Long con entusiasmo mientras salía del consultorio, arrastrando a Jade hacia la alfombra donde había una variedad de juguetes y juegos diseñados para entretener a los niños mientras esperaban sus citas.

—Todo va progresando, no se guarda nada, así que no tardaré mucho tiempo con él. Solo asegúrese de mantenerse alejado de las cosas filudas, o se queda calvo de tanto rasurarse la cabeza —dijo el médico con una sonrisa graciosa.

Miré a Jade y Jaw Long mientras jugaban, se estaban persiguiendo al rededor de la zona de juegos

—Supongo que podría llevar a Jade a jugar al restaurante —le dije a Nadia, que también observaba a ambos niños divertirse

—Sí, puedes llevarlo —respondió mientras recogía sus cosas— Mi contacto sigue siendo el mismo, llama cuando vayas— tomó su abrigo y guardó el videojuego en su bolso —Jaw Long, ya nos vamos! —llamó a su hijo, que miró a su madre algo molesto porque quería seguir jugando pero al final obedeció

—¡Adiós, Jade! No te olvides, la boca es para hablar y comer, la próxima vez quiero que me cuentes algo —se despidió con ese último comentario antes de correr a tomar la mano de Nadia

Cuando ambos se fueron me dirigieron hacia Jade, que quedó sentado en la alfombra con su oso en mano se veía feliz sonriendo.

Jade es tan linda Ash...

Lo llevé de regreso a su habitación del hospital, y allí estaba Michael esperándonos con una sonrisa radiante.

—Ven aquí, déjate cargar, hermanito —dijo Michael con entusiasmo, extendiendo los brazos hacia Jade.

—Entonces, ¿tus padres se pusieron de acuerdo? —le preguntó mientras cerraba la puerta detrás de nosotros.

—Sí, están terminando con el papeleo, pero ya casi es oficial —respondió Michael, sin apartar la vista de Jade, a quien seguía mimando con una ternura — Oye, no, no metas la mano a la boca, ya estás grande para hacer eso—

Había leído sobre esto en la guía que el psicólogo nos había dado —Aquí dice que es una señal de que tiene hambre —comenté, revisando la guía

—Hambre? Bueno, tengo una hamburguesa en mi mochila —dijo Michael, sacando una bolsa de su mochila con una hamburguesa envuelta en papel aluminio.

Jade hizo una mueca de asco y rápidamente se tapó la boca con la mano libre, su rechazo era claro.

—Bueno, no le gusta la hamburguesa —dijo Michael, buscando algo más de comer en su mochila— Tal vez prefiera algo más ¿Qué te parece una galleta?—

Sacó una pequeña bolsa de galletas, Jade tomó una galleta y comenzó a comerla.

— ¿Te sientes mejor ahora? —le preguntó, esperando una respuesta o al menos una señal de que estaba más a gusto.

Jade ascendiendo con la cabeza, todavía masticando, y me hizo sentir un poco más aliviado.

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

—¡Me llevaré a Jade de compras! —gritó Michael, incapaz de contener su emoción, rebotaba de un lado a otro en la sala, mientras guardaba las cosas que necesitaba.

A pesar de que solo habían pasado dos días desde que Jade fue llevada a la casa de Max, ambos dos chicos se habían vuelto tan cercanos que parecían hermanos de toda la vida.

—Voy contigo —dije, dirigiéndome a Max y Jessica, que parecían un poco tensos por la idea de dejar a los niños salir — Cuidaré de ambos, no se preocupen—

Max y Jessica intercambiaron miradas de alivio. Sabían que Michael no se estaba conteniendo si se trataba de Jade.

—Gracias, por favor vigila que no corten mi tarjeta de crédito —dijo Jessica con una sonrisa agradecida— Y diviertanse—

Asentí y nos dirigimos hacia el auto, con Michael prácticamente saltando de emoción mientras arrastraba a Jade como un pequeño muñeco que sonreía por como lo llevaban.

Llegamos al centro comercial, y desde el momento en que entramos, tomamos un carrito y corrieron por los pasillos.

—Primero vamos a buscar ropa nueva, vamos a conseguirte algo que te guste —fueron a los pasillos de ropa para niños

— ¿Qué te parece esta camisa? —sacó una camiseta azul con un estampado de dinosaurios y-

Jade tomo la camisa y el lanzamiento al suelo con un ojo que no parecía el Jade de siempre

—¿Que? no, no se hace eso sí no te gusta no lo tienes que tirar— Michael tomo la camisa del suelo solo para que Jade lo vuelva a lanzar —Ya entendí odias los dinos jaja—

El horrible y asqueroso nombre de Dino Golzine apareció en mi mente.

No es posible que haya podido saber ese nombre; Ese hombre estaba en el infierno pero nada descarta que con su muerte haya desaparecido todo ese imperio repugnante...

Jade había sido raptado y abusado sexualmente... Si es una víctima más entonces...

Entonces... Todo se repite lo que significa que el Banana fish...

—Eiji, ¿te sientes bien?— Tanto Michael como Jade me miraban preocupados, moví mi cabeza de un lado a otro para salir completamente de mis pensamientos.

—Si, si, tranquilos solo me quedé pensando en algo— Aunque dudaban seguimos con las compras

Le comentaré sobre mis dudas a Max... Si lo de Jade fue de parte de algún heredero de Golzine tenemos que tomar medidas

—¿Te gusta esto, Jade? —preguntó Michael, mostrando una camiseta con estampado de león

Jade mirando con una pequeña sonrisa, y Michael casi saltó de alegría.

También calmo mis nervios al ver esa dulce sonrisa.

Seguimos caminando por el centro comercial, deteniéndonos en una tienda de juguetes, donde la atmósfera estaba llena de risas.

Michael había quedado atrapado en su propio mundo al ver una sección con los últimos videojuegos en estreno.

—¡Mira esto! —exclamó emocionado, mirando las pantallas que mostraban los trailers de los juegos.

Mientras Michael se entretenía, notó que Jade se había separado de nosotros. Lo vi dirigirse hacia la sección de juguetes, lo siguió, preocupado por no perderlo de vista, hasta que lo encontré parado frente a un estante lleno de pistolas de dardos de espuma.

Se quedó observando las pistolas durante un largo momento —¿Quieres una? —

Jade avanzando lentamente, su mano pequeña levantándose para tomar una del estante.

—Buena elección, hermanito —Michael se inclinó hacia él, compartiendo su entusiasmo— ¿Sabes? Conozco gente que sabe disparar muy bien—

—No se va a juntar con gente así —dije, negando con la cabeza, Jade es muy pequeño para esa clase de cosa

—Eiji, me ofendes —escucho una voz conocida detrás de ellos. Sing, que había estado escuchando la conversación, se acercó

—Sing, no lo tomes personal —me disculpé con él, aunque mi intención era clara; Sabía que la vida de Sing había estado rodeada de armas y peligros desde una edad temprana también sabía que ya había dejado esa vida, pero yo quería algo diferente para Jade, a pesar de que yo mismo había disparado un arma real en el pasado, no. Era lo que quería para este pequeño.

—Y entonces ¿quién es la nenita que quiere jugar con pistolas y le pone los pelos de punta a Eiji? —dijo en tono burlón, lo que hizo que Jade se ofendiera al instante

El pequeño frunció el ceño, haciendo un puchero e inflando sus mejillas regordetas en una expresión que parecía decir "¡No soy una nenita!".

—Oh, ¿con qué es así? —Sing sonoramente, bajando la guardia un poco, se inclinó para pellizcar con fuerza la carita de Jade— ¿Y quién es esta niña con tantas agallas?—

—Canta, conoce a mi hermanito, ¡Jade! —Michael lo presentó con orgullo

Sing lo miro con una ceja levantada —No recuerdo que tu madre haya estado embarazada —comentó con incredulidad, acercándose más al pequeño, su rostro mostrando una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—Recientemente lo acogimos —aclaré, sin entrar en demasiados detalles ya habrá tiempo para contarle todo

Sing levantó sus hombros restándole importancia —Ya decía yo pues- —empezó a decir, pero fue interrumpido abruptamente por un golpe inesperado.

Jade, en un impulso, le dio una pequeña bofetada en la mejilla, dejando una tenue huella de su mano.

—¡Tu hermano es muy malo! —exclamó Sing, con una mezcla de sorpresa y diversión mientras se frotaba la mejilla. Aunque el golpe no le había dolido, la acción de Jade lo había tomado completamente desprevenido.

Michael estalló en carcajadas, mientras yo luchaba por mantenerme serio, Jade, por su parte, cruzó los brazos y giró la cabeza, claramente ofendido por los comentarios de Sing.

—Bueno, parece que Jade no se va a dejar intimidar por nadie —dijo Michael, con una sonrisa amplia.

Cuando finalmente salimos del centro comercial, cargados con bolsas llenas de ropa y algunas sorpresas adicionales, Jade ya se había quedado dormida y lo llevaba en brazos.

—Gracias por acompañarnos —dijo Michael mientras regresamos al auto

—De nada, Michael —respondí, mirando a Jade mientras lo acomodaba en el asiento trasero —Sing puedes adelantarse a casa iré pronto

—No tardes— Se despidió cargando sus propias compras antes de marcharse a casa

Cuando subimos al auto y arranco, conduje por unos minutos solo con el sonido de la música de fondo, estaba empezando a llover.

—Eiji... —comenzó Michael, su voz era baja, casi un susurro, estaba luchando con las palabras— No te enojes, pero... tú querías adoptarlo porque se parece mucho a Ash, ¿verdad?—

El comentario de Michael me tocó; Me quedé en silencio por un momento, tratando de procesar lo que había dicho.

—Michael... —dije finalmente, tratando de encontrar las palabras adecuadas —Es cierto que Jade me recuerda a Ash, en algunos aspectos... tal vez en más de los que debería... —

Michael avanza lentamente, todavía mirando por la ventana mientras avanzamos.

—Ash fue y siempre será alguien muy importante para mí —continué, mi voz quebrándose un poco al mencionar su nombre—Pero él ya no está aquí...—

Michael levantó la vista y me miró directamente a los ojos, podía ver que estaba tratando de entender lo que realmente sentía, lo que me llevaba a tomar decisiones tan difíciles en este momento.

—No quería que pensaras que solo me importa porque se parece a Ash... —dije, consciente de que mis sentimientos hacia Jade podían confundirse fácilmente— Aunque, obviamente, no estoy demostrándolo de la mejor manera. —Tomé una respiración profunda, preparándome para continuar— Sabes... en Asia creemos en la reencarnación—

Michael seguía mirándome con atención, esperando a que explicara lo que realmente quería decir. —¿Reencarnación? —repitió, como si intentara captar la idea.

—Sí, es cuando el alma de una persona regresa a la vida en otra forma —explicó, manteniendo la voz baja para no despertar a Jade— Puede ser en plantas, animales... o personas. —Miré a Jade dormido por el retrovisor, asegurándome de que estaba dormido y escuchando— Tienen tantas coincidencias entre ambos que estuve considerando esa opción...—

Michael frunció el ceño, tratando de procesar lo que le estaba diciendo. —Son tantas...? —preguntó, con un tono que sugería incredulidad

—Demasiadas... —asentí, recordando todos esos pequeños detalles que me habían hecho dudar desde el principio— Tu padre aún no te contó cómo lo encontramos, ¿verdad?

Michael negó lentamente, sus ojos nunca dejando los míos, queriendo saber más —Estaba en la biblioteca... —dije, y vi cómo los ojos de Michael se abrirían con asombro.

—¿En la biblioteca? —su voz era un susurro, como si no pudiera creer lo que estaba oyendo.

—Sí, solo, en la biblioteca... —sentí cómo un nudo se formaba en mi garganta al recordar esa escena— Si hubiéramos tardado más, su pequeña vida se hubiera apagado...—

Michael dejó escapar un jadeo, sus ojos rápidamente se dirigieron al pequeño que dormía en el asiento trasero. Pude ver cómo sus emociones cambiaban, el entendimiento mezclado con la preocupación.

Me tomé un momento antes de continuar, sabiendo que lo que estaba por decir podría cambiar la forma en que Michael veía a Jade —Su cabello, sus ojos..., la biblioteca, el disgusto por las hamburguesas... y Dino.. . —pronuncié el nombre con un obvio asco y repulsión, recordando lo mucho que odiaba a ese hombre.

—¿Dino? ¿Dino Golzine? —Michael repitió, su voz teñida de alarma— ¿El empresario acusado de pedofilia y trata de personas... ¿Qué tiene que ver con Jade?, ese monstruo está muerto— pregunto alarmado apretando el cinturón con sus manos en un claro nerviosismo

—Dino... —repetí, mientras trataba de mantener la calma— Empiezo a creer que lo que quedó de los Golzine fueron los que en un inicio secuestraron a Jade... Dino fue el responsable del infierno de Ash... Jade aborrece los dinosaurios...—

—Tu teoría es que asocia a Dino Golzine con los dinosaurios?— Michael es inteligente no tuve que explicarle para que lo entienda

—Exactamente, ese degenerado se hacía llamar papá Dino, en cuanto me di cuenta de su desagrado no pude evitar pensar en que a pesar de toda la lucha por el Banana Fish y que haya muerto al final.... jamás pudimos erradicarlo— golpee el volante frustrado —Todo calza perfectamente... es Jade una reencarnación o solo un niño que tuvo tanta mala suerte...que volvió a caer en esa mafia....—

Michael miró al pequeño Jade, quiera que fuera ajeno a la conversación que estábamos teniendo. La comprensión empezó a filtrarse en su mirada, pero también el temor, el miedo a lo que significaba todo esto.

—Eiji... —Michael comenzó, pero no terminó la frase. No sabía qué decir, cómo responder a la posibilidad de que Jade pudiera ser algo más que un simple niño con un pasado oscuro.

—No quiero que pienses que estoy loco, Michael —dije suavemente, tratando de calmar las aguas— Sea quien sea, o quien haya sido en una vida pasada, ahora es solo un niño que ha sufrido demasiado. Y si puedo darle una oportunidad de una vida mejor, una vida sin miedo ni dolor... entonces, estoy dispuesto a hacerlo... no me importa el precio—

Michael avanzaba lentamente, todavía procesando lo que le había contado. Sus ojos se suavizaron al mirar a Jade, que estaba tranquila, abierta, con su peluche y había tenido un día divertido.

—Lo haremos, Eiji —dijo finalmente, con una firmeza que no había mostrado antes— No importa quién haya sido o lo que haya pasado. Ahora es parte de nuestra familia, y no lo dejaremos solo.

Notes:

Y apareció Shorter */feliz*
Todos sabemos que merecía un mejor final que su muerte fue demasiado dolorosa Y NO LO MERECÍA, pues también reencarnará para volver al lado de su hermana ❤️

De este capítulo no tengo mucho que decir es un capítulo introductorio

Jade ya fue llevado a casa y Michael lo quiere mucho
Eiji sospecha de que se trata de reencarnaciones y tiene razón pero pues aún faltan más cositas que lo van a reafirmar

Y con tres capítulos subidos espero les esté gustando y esperen con ansias el capítulo 4

Nos leemos pronto bays~

Chapter 4: 4

Summary:

¿Cuánto recuerdas, Ash?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Cuando finalmente llegué a la casa de Max, la lluvia caía con mucha fuerza. Michael corrió hacia la puerta, regresando momentos después con una sombrilla para asegurarse de que Jade no se mojara. Lo cargué en mis brazos y lo llevé adentro, subiendo las escaleras hasta su habitación.

Lo coloqué suavemente en su cama, y vi cómo se aferraba a su peluche con sus pequeñas manos, incluso mientras dormía. Me quedé un momento observándolo, sintiendo ternura y algo más profundo, una sensación que no podía identificar del todo. Fue entonces cuando las palabras escaparon de mis labios, casi sin que me diera cuenta.

—Ash, si has regresado conmigo... Podrías—empecé a decir, pero me detuve de golpe, soltando un largo suspiro. ¿Qué estoy diciendo?

Sacudí la cabeza, tratando de despejar esos pensamientos. Me despedí de la familia y volví al auto.

La lluvia no había cedido; al contrario, parecía haber cobrado aún más fuerza, por un momento, consideré quedarme en casa de Max, pero ya le había dicho a Sing que estaría esa noche con él, y no quería hacerle esperar más; además, ya había estado durmiendo en casa de Max varios días seguidos; no quería abusar de su hospitalidad.

Cuando finalmente llegué a mi casa, Buddy me recibió en la puerta, moviendo la cola con entusiasmo, me agaché para acariciar sus orejas y su suave pelaje; después, me dirigí a la sala y me dejé caer en el sofá, exhalando un suspiro largo y cansado.

—Ya estás en casa —dijo Sing, tumbándose a mi lado con una expresión de alivio— Creí que te mudarías con Max, te fuiste y solo me dijiste que estarías ahí un día, que se convirtió en una semana—

Pasé mi mano por mi nuca —Jeje, lo siento, todo fue tan repentino que simplemente perdí la noción del tiempo—

Sing me observó por un momento, pero luego dejó escapar un suspiro —Eso ya no importa; ahora me vas a contar por qué tienen un niño extraño con ustedes—

—Se llama Jade —dije mientras aceptaba la bebida que me ofreció, esperando que la conversación no se volviera demasiado tensa— ¿Recuerdas que te dije que iría a la biblioteca con Max?

—Sí, lo recuerdo; desde ahí no volviste a aparecer ni a responder mensajes... Estaba preocupado—

—Lo siento, lo siento —me disculpé sinceramente— Es que no podía dejar de cuidar a Jade... —tomé un sorbo de la bebida, dejando que el líquido me calmara un poco— Lo encontramos agonizando...—

Sing casi soltó su lata ante la crudeza de mis palabras, sus ojos se abrieron con incredulidad y horror —Imposible... Deberían poner más seguridad... Agh, no les bastó ya con dos muertes...—

Abrace a sin Sing para calmarlo; así como yo sufro la muerte de Ash, él sufre la de Lao... ahora sabe que puede sufrirlo...

—Estaba tan conmocionado que no podía apartar mis ojos de él hasta que estuvo recuperado —continué, mi voz apenas un susurro. Aunque Jade ya corre y da vueltas por la casa, ...siempre quedaría grabada en mi mente la primera imagen de él, muriendo en mis brazos— Por eso me quedé—

Sing asintió lentamente, como si finalmente comprendiera la magnitud de lo que había sucedido —Bien, lo comprendo, solo no vuelvas a ignorar mis mensajes—

—Prometido —dije, sintiendo una pequeña sonrisa formar en mis labios.

Sing me conoce demasiado bien, y antes de que pudiera decir algo más, me lanzó una mirada inquisitiva. —Tienes algo más que decir. Ya sé cuando me estás mintiendo—

Vacilé un momento, dudando si debía compartir lo que realmente pasaba por mi mente.

—Es muy absurdo... —

—Dime —insistió, con un tono que no me dejaba opción de guardármelo para mí.

—¿Crees en la reencarnación?—

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La habitación estaba tranquila, solo el sonido de Buddy moviéndose a mi lado y el leve zumbido del reloj en la pared rompían el silencio.

Sing dejo en claro su postura antes de irse a dormir...

El creía que era posible, que las almas no se destruían solo iban a dar a algún lugar, por lo tanto alguien que habia muerto podia regresa de una u otra forma....

Solo que no había comprobado si era cierto o no...

Miré alrededor y mis ojos se posaron en las fotos que colgaban en las paredes eran momentos que había inmortalizado con mi cámara, aferrado de mantenerlos vivos de alguna manera.

Mis ojos se detuvieron en una foto en particular; aparecía Ash sonriendo ligeramente y esos ojos verdes que siempre parecían ver más allá de lo que mostrabas al mundo... Lo recordaba tan vívidamente que duele... recuerdo el sol del atardecer alumbrando con tal delicadeza que solo volvió más hermosa tu figura ...

Y ahora, mientras pensaba en Jade, no pude evitar que los paralelismos invadieran mi mente...

Aunque dije que Jade y Ash son personas diferentes, hay tantas cosas que son idénticas. El cabello rubio, esos ojitos verdes llenos de secretos y sombras, su pasado cargado de dolor y soledad... incluso ese pequeño disgusto por las hamburguesas... Esas similitudes, aunque superficiales, me habían hecho sentir como si hubieras regresado a mi vida de una manera inesperada y, al mismo tiempo, profundamente dolorosa.

Me recosté en la cama con Buddy acurrucado a mis pies, y dejé que mis pensamientos vagaran. ¿Era posible que, de alguna forma, estuvieras aquí de nuevo? en el modo en que Jade había llegado a mi vida, como si tuviera una segunda oportunidad de ofrecer el amor y la protección que no pude darte o mejor dicho que no pude darte por mucho tiempo.

—Empiezo a creer que ha regresado a mí... —susurré, mi voz apenas un murmullo en la tranquilidad de la sala.

Era una idea reconfortante y aterradora al mismo tiempo. Reconfortante porque significaba que, de alguna forma, seguías conmigo, ayudándome a sanar, a redimir las decisiones que había tomado en el pasado. Pero también era aterradora porque sabía que no debía aferrarme a esa idea. Jade no era un sustituto de ti, no debía verlo como tal. Él era un niño con su propia historia, con sus propias luchas y sueños, y merecía ser amado por lo que era...

Me levanté y caminé hacia la ventana, mirando las luces que brillaban en la distancia —Te extraño —dije, sabiendo que esas palabras flotaban en el aire, sin destino, pero con la esperanza de que, de alguna manera, pudieras escucharlas.

Buddy se acercó a mí, apoyando su cabeza en mi pierna, como si entendiera lo que estaba sintiendo, le di una palmadita en la cabeza y sonreí débilmente.

Con ese pensamiento, me preparé para ir a la cama

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Me desperté con el sonido insistente de mi celular, sonando una y otra vez, arrastrándome de mi sueño, extendí la mano, aún medio dormido lo tomé de la mesita de noche, frotándome los ojos mientras me volvía a colocar los lentes.

—Diga... —murmuré, mi voz aún cargada de sueño, mientras intentaba enfocarme en la pantalla.

—Eiji, tengo un problema —la voz de Max sonaba agotada, como si hubiera estado lidiando con algo difícil durante un buen rato, de fondo, pude escuchar el llanto desconsolado de Jade que me hizo incorporarme de inmediato en la cama.

—Despertó y no deja de llorar —continuó Max, su tono desesperado, sin saber qué más hacer.

—Jade, hermanito, mira el osito, osito... —pude escuchar la voz suave de Michael, quien claramente estaba tratando de calmar a Jade, pero el llanto no se detenía. La angustia en esos sollozos era palpable... es oía aterrado...

Mi corazón se apretó al escuchar el llanto de Jade; había algo tan desgarrador en su llanto, algo que me hacía querer estar allí en ese mismo instante, para protegerlo de todo lo que fuera que estaba reviviendo en su pequeña mente.

—Creo que quiere verte —dijo Max mientras se oía como caminaba de un lado a otro por toda la casa

Sin pensarlo dos veces, me levanté rápidamente de la cama, tratando de despertar por completo. Me puse los zapatos y agarré las llaves.

—Voy para allá —respondí, ya en movimiento— No tardo—

—Gracias, Eiji —dijo Max con  alivio— No sé qué más hacer—

Colgué el teléfono y salí de mi apartamento, corriendo hacia el auto; la preocupación se instaló en mi pecho mientras conducía hacia la casa de Max.

Llegué a la casa lo más rápido que pude; cuando toqué el timbre, Max abrió la puerta casi de inmediato, con Jade aún llorando en sus brazos, su pequeño cuerpo temblando por los sollozos incontrolables.

—Eiji... —Max me miró con desesperación— No puedo hacer que se detenga—

—Déjamelo a mí —dije suavemente, extendiendo los brazos para tomar a Jade.

Max me lo entregó con cuidado, y en cuanto Jade sintió mi presencia, su llanto disminuyó un poco. Lo sostuve acunándolo contra mi pecho mientras sus lágrimas continuaban cayendo.

—Shh... estoy aqui~ —susurré, acariciando suavemente su cabello— No estás solo, todo está bien, te tengo~—

Jade enterró su carita en mi hombro, aferrándose a mi ropa con manos temblorosas. Sentí su pequeño cuerpo relajarse poco a poco, aunque seguía sollozando. Caminé lentamente por la sala, balanceándolo con suavidad, hablándole en voz baja—

Michael, que había estado observando desde el sofá con el osito en la mano, se acercó con cuidado.

—¿Está mejor? —preguntó en un susurro, con una expresión preocupada en su rostro.

—Lo estará —respondí, asintiendo— Solo necesita tiempo~...—

—Nos despertó a todos cuando empezó a gritar, lo abrace y le mostré su osito pero no funcionaba... no sabía qué más hacer... —dijo Michael, bajando la mirada.

—Hiciste lo mejor que pudiste, Michael —le aseguré

Michael asintió y se quedó cerca, quería asegurarse de que Jade estaba bien. Max y Jessica observaban en silencio, claramente aliviados de que se hubiera calmado.

Después de un rato, el llanto de Jade se convirtió en pequeños sollozos, y finalmente, solo en suaves respiraciones contra mi cuello. Sabía que esta no sería la última vez que algo así ocurriría, necesitaba una forma de asegurarle de que nadie le haría daño, incluso si no estoy.

Lo miré directamente a esos ojitos verdes y le sonreí —¿Por qué lloras? Mira, me hiciste venir en pijama y sin desayunar —bromeé, tratando de aliviar la tensión, aunque noté que Jade se avergonzó un poco, escondiendo su carita en mis brazos.

Jessica, que estaba en la cocina buscando una taza extra en la alacena, se volvió hacia nosotros con una sonrisa.

—No te preocupes por eso —dijo, mientras ponía la taza sobre la mesa— Ahora te prepararemos un buen desayuno—

Nos sentamos alrededor de la mesa, y durante el desayuno, todo transcurrió de manera tranquila. Michael, lleno de energía como siempre, trataba de incluir a Jade en la conversación.

—Y entonces, Jade, ¿te gustan los superhéroes? —preguntaba, mientras mordía un trozo de tostada— A mí me encanta Superman, pero también me gustan Batman y Spider-Man. ¿A ti cuál te gusta más?—

Jade lo miraba con esos enormes ojos, su carita llena de mermelada, aunque sin pronunciar ni una palabra. Solo asintió cuando Michael mencionó a Batman

—¡Lo sabía! —exclamó Michael con entusiasmo— A todos les gusta Batman, tenemos que ver las películas juntos será divertido—

Jade asintió de nuevo, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios, pero seguía sin decir nada.

Durante toda la conversación, Jessica había estado observando a Jade con atención. Finalmente, se levantó de su silla y caminó hacia él con un suspiro, llevando consigo una servilleta con la que comenzó a limpiar la boquita y las manitos de Jade, que estaban llenas de mermelada.

—Debemos enseñarle modales —comentó, su tono de voz mezclando una pizca de severidad con un claro cariño.

Jade la miró con ojos grandes y curiosos, sin apartarse, dejando que Jessica limpiara cada rincón de su rostro con paciencia. Había algo en su expresión que derretía las intenciones de regaño de Jessica.

—Ay, es tan difícil enojarse con esa cara tuya —continuó, dejando escapar una sonrisa mientras terminaba de limpiarlo. Aunque trataba de mantener una fachada estricta, era evidente que quería al menor.

Jessica volvió a su asiento, pero no antes de darle un suave apretón en las mejillas rosadas a Jade. Él la siguió con la mirada, como si comprendiera que ese pequeño acto significaba más de lo que parecía.

Michael observó la escena con una sonrisa traviesa, disfrutando de cómo su madre estaba cediendo al encanto de su nuevo hermano —Mamá, creo que te estás encariñando con Jade —dijo en tono de broma, aunque había verdad en sus palabras.

Jessica lo miró con una ceja levantada, pero su expresión se suavizó rápidamente mientras suspiraba de nuevo —Bueno, es difícil no hacerlo, ¿verdad? —admitió, volviendo a sentarse— Pero eso no significa que no tenga que aprender a comportarse—

Mientras tanto, Max y Jessica intercambiaban miradas desde el otro lado de la mesa, ambos sonreían mirando a sus hijos

—Deberíamos inscribirlo en la escuela —dijo Max, rompiendo el silencio— Hay una cerca, y creo que podría empezar a abrirse si asiste, podría hacer amigos—

Sin embargo, en cuanto mencionó la escuela, Jade frunció el ceño y se cubrió el rostro con sus manitos, claramente asustado ante la idea.

—En realidad Jade hizo un amigo cuando estaba en el hospital—dije, tratando de aliviar su preocupación— No hay prisa, cuando estés listos irás—

Jade asomó su rostro de entre sus manos y me miró agradecido por defenderlo.

—¿Eso es cierto, Jade?— le pregunto Max al niño —Eh, oye a donde vas—

Jade se levantó de la mesa y corrió a su habitación regresando con una hoja que tenía un dibujo en el

—Uhm veamos, entonces este eres tu— Max señaló al dibujo del niño pintando de cabello amarillo —¿Y este es tu amigo?— luego señaló a la otro niño dibujado de cabello negro parado

—Si su nombre es Jaw- — Jade levantó la mano para que deje de hablar y escribió en el papel el nombre

—Jaw Long, Jum...es un nombre chino— Dijo Jessica al leer lo que había escrito el pequeño —Mira nada más tiene siete años y escribe mejor que tú Michael—

—Eeeh no digas esos mamá mi letra no es fea— Michael aunque ofendido parecía estar divertido por el comentario

—Lo había olvidado— olvide por completo los dibujos que había recogido cuando lo encontramos, me levanté de la mesa y fui por mi mochila que estaba en el auto, regresando con las hojas que coloqué en la mesa

Eran dibujos variados, se podían distinguir diferentes personas

—Mira Eiji este se parece a ti, de la primera vez que te vi— Mire el dibujo atentamente si bien no era detallado claramente se distinguía el suéter azul con franjas blancas y una roja que llevaba ese día —Uhm... y este parezco yo de pequeño...— Dijo señalando otra figura en el papel

—Vaya coincidencia— Jessica también miraba los dibujos junto a Max —¿Está soy yo?— hace mucho que no uso el cabello tan largo—

—¿Jade, ve el pasado?— Michael lo cargo y le dio vueltas como buscando algo raro en el —yo te veo muy normal pero esto no es normal hermanito— El pequeño simplemente se reía de ser volteado como un muñeco

—¿Cuando los dibujaste?— Jade no respondía solo nos miraba, era de esperar... —¿Los hiciste antes de estar biblioteca?— no hay respuesta —¿Mientras estabas en la biblioteca?— siente ligeramente

—¿Ya te sentías mal cuando lo hiciste?— Max se acercó preocupado acariciando las mejillas del niño —¿Ya estabas con frío y frío en tu cuerpecito?— siente nuevamente

—Estos de aquí somos nosotros— Jessica encontró lo que buscaba, mostró la hoja en donde salía un hombre corpulento como Max y una mujer de cabello largo con un vestido y una escopeta...? —¡¿Como puedes pensar eso de tu madre?!—

Jade se oculto detrás de mi ante el grito de Jessica

—No, no quería gritarte— se disculpo dejando su expresión molesta pasando a una de desconcierto

—Vamonos hermanito los adultos están por hablar de algo muy serio, ignoralos— Michael se llevó en brazos a Jade hacia el segundo piso

Una vez que ambos se fueron miramos todos los dibujos

—Esto... Lo que pasó esos días solo lo conocíamos nosotros...— Max empezaba a asustarse, uno de los tantos dibujos mostraba el viaje en carretera hacia Cape Cod

—El único que no aparece en los dibujos es...— se quedó callado; tomando en cuenta la perspectiva de cada uno de los dibujos sumando a la persona que faltaba en los mismos todo apunta a...

—Ash....— Complete lo que iba a decir Max casi sin aliento... Ash es el único que falta ahí y la única persona que puedo haber estado presente como para saber detalles específicos como la ropa usada ese día

—Imposible— Jessica nos sacó de nuestro estupor —No pueden ser los mismos— aunque no lo demostraba tanto ella también estaba afectada por esto —Ese muchacho está muerto— el ambiente se volvió pesado mientras esperábamos que continuara —¿Porque mi bebé tiene que pasar por algo así...?—

—Desde hace unos días.... estuve pensando en que se pueda tratar de Ash...— Ambos me miraron se nota su preocupación pero continué —Max, sabes perfectamente que todo calza a la perfección... gustos, disgustos, aspecto físico...—

—Si, lo noté en un inicio son extremadamente parecidos...— Max se recargó en la silla llevando una mano a su rostro cubriendo sus ojos —Ash también era como mi hijo... aunque él me tratara solo de un viejo y fingía molestarme por su actitud arrogante... en cuanto todo terminó pense en invitarlo a vivir con nosotros...—

—Era inteligente, solo necesitaba la oportunidad— la pareja se miró por un momento compartiendo sentimientos encontrados —En todo caso Jade tomará esa oportunidad—

Se escucharon pasos rápidos de regreso a la cocina, Jade se lanzó a los brazos de Jessica seguido de Michael

—Yo soy mayor hermanito así que yo la abrace mucho antes que tú— la respuesta de este sólo fue sacarle la lengua

Con Max intercambiamos miradas sonriendo ligeramente. No soy el único que piensa que ahora tienes una oportunidad para vivir Ash

 

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

 

Cuando terminé de desayunar, eché un vistazo a mi celular y me di cuenta de que debía irme a la galería.

—Jade, escúchame —dije con un tono de voz serio pero comprensivo, arrodillándome para estar a su altura— Tengo que irme al trabajo, volveré en unas horas. No quiero que llores, tu nueva familia te va a cuidar, ¿entendido?—

Jade no dijo nada, pero sus ojos se llenaron de tristeza mientras hacía una mueca y se aferraba con fuerza a la pierna de Michael que ya lo intentaba distraer con un dulce, era obvio que no quería dejarme ir. Me incliné hacia él y le sonreí con suavidad, negando ligeramente con la cabeza. Este pequeño...

—Volveré más tarde, pasadas las cinco —dije, despidiéndome de la familia mientras me dirigía hacia la puerta.

Justo cuando estaba a punto de salir, una voz infantil rompió el silencio, haciendo que me detuviera en seco.

—Eiji... —se escuchó, suave y titubeante. Me giré de inmediato, apenas creyendo lo que había oído. Jade estaba mirándome con esos enormes ojitos verdes con lágrimas amenazando por salir— Eiji...—

Su voz era torpe, insegura por la falta de práctica, pero clara.

Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Todos en la habitación quedaron en silencio, asombrados por lo que acababa de suceder.

Jessica fue la primera en reaccionar, llevándose una mano a su frente sonriendo entre dientes pero con las cejas fruncidas  —Oh, no puede ser, Eiji, me robaste las primeras palabras de mi hijo —dijo, su tono una mezcla de ligera molestia y profunda alegría.

Me acerqué de nuevo a Jade, conmovido por lo que acababa de suceder. Me arrodillé frente a él, extendiendo una mano para acariciar su cabello.

—Volveré, te lo prometo —le aseguré con voz suave, y él asintió lentamente

Michael, que hasta entonces había estado observando todo en silencio, de repente se echó a reír, lleno de entusiasmo.

—¡Jade habló! ¡Lo hizo! —exclamó, abrazando a su nuevo hermanito con alegría

Jessica se unió a sus hijos tomando las manitas de Jade entre las suyas —Estoy tan orgullosa de ti —dijo, su voz llena de amor

Max, que había estado de pie cerca de la puerta, se acercó con una sonrisa en los labios y una mirada de alivio en sus ojos —Bien hechizo—dijo con firmeza levantando su mano —Choca los cinco campeón—

Me quedé un momento más, observando los, simplemente era hermoso ver como ya estaban unidos... Ash y Jade ahora tenía la familia que tanto había anhelado empezando a sentirse seguro pero sobre todo amado

Notes:

Aww este capítulo es puro amor 💓
Es tan bonito poner a Ash en una situación cotidiana siendo el niño que debió haber sido que hermoso

Y para que los que se pregunten si recuerda toda su vida pasada y la respuesta es que no, solo tiene flashback a forma de sueños que al ser un niño los plasma en sus dibujos, eso se irá desarrollando en próximos capítulos.

Sin más que decir espero les haya gustado, bays~

Chapter 5: 5

Summary:

Aunque se que haz vuelto a mi lado tu recuerdo sigue doliendo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Te veo bastante feliz, ¿pasó algo? —preguntó Sing mientras entraba a la galería, su tono ligero pero con curiosidad. Había llegado para ir a comer juntos.

—La verdad es que sí, pasó algo —respondí, incapaz de contener una sonrisa.

Nos dirigimos al restaurante que frecuentábamos, íbamos bastante seguidos desde hace unos años. Mientras esperábamos a que llegara la comida, no pude evitar compartir lo que había sucedido esa mañana.

—Jade no quería dejarme ir, incluso me llamó por mi nombre —le conté, mi voz llena de emoción— Sus primeras palabras fueron mi nombre —repetí, como si aún no pudiera creerlo del todo; y era así creí que pasaría mucho tiempo antes de poder escuchar por primera vez su tierna voz.

Sing se inclinó un poco hacia adelante, apoyando los codos en la mesa mientras me miraba con una sonrisa amplia.

—Jaja, se nota que adoras a ese niño —dijo, divertido pero también con una genuina calidez —Se nota que te sentiste bien, incluso volviste a sonreír mostrando tus dientes jaja—

Me quedé pensativo por un momento, enserio me regresó por completa la alegría que había dado por sentado.

—Fue... increíble... no sé cómo explicarlo, cuando lo escuché decir mi nombre, fue como si... —hice una pausa, buscando la comparación correcta— como si de repente todo tuviera sentido~ siento que estoy haciendo algo bien, ¿sabes?—

Sing Ascendiendo, el también sonreía lo que me animaba más a sonreír —Es un gran logro, Eiji. Que él confie en ti al punto de que sus primeras palabras sean tu nombre... eso dice mucho—

—Sí —murmuré, casi como si hablara conmigo mismo— Quiero ser alguien en quien pueda confiar, alguien que esté allí para él... no dejare que nada lo último—

Me detuve, sintiendo un nudo en la garganta al recordar a Ash... Sing me miró con preocupación, consciente de hacia dónde se dirigieron mis pensamientos.

—Eiji, lo que estás haciendo por Jade... es lo correcto —dijo, su tono más serio—. No te sigas castigando por el pasado. Toma y abraza con fuerza esta oportunidad—

Le sonreí, agradecido por sus palabras. Canta siempre a estado aquí para hacerme sentir mejor.

—Gracias, Sing —respondí— Realmente aprecio que estés haciendo todo esto por mi—

—Siempre estaré aquí, lo sabes —dijo con una sonrisa, y luego añadió, intentando aligerar el ambiente— Aunque, si Jade sigue así, voy a tener que esforzarme más para ganarme su cariño, no quiero que me vuelva a golpear no me hiere pero si aquí mi orgullo tsk ese niño—

Reí ante su comentario, sintiendo cómo la tensión en mi pecho se disipaba un poco.

—Creo que no tendrás que esforzarte tanto, es un niño listo, y seguro que también te tomará cariño —dije, imaginando a Sing y Jade llevándose bien.

En ese momento, el camarero llegó con nuestros platos, y la conversación se desvió hacia temas más ligeros. Pero mientras comíamos, no pude dejar de pensar en lo afortunado que era de tener a Sing cerca, podía recurrir a él y viceversa, es un buen chico, está creciendo bien.

Al final del almuerzo, mientras salíamos del restaurante, Sing me dio una palmada en el hombro.

—Vamos, Eiji. Tienes trabajo que hacer y un niño que seguramente ya te está echando de menos—

—Sí, seguramente —respondí, sonriendo al imaginar a Jade preguntando una y otra vez si ya eran más de las cinco. La imagen era tan tierna en mi mente que casi podía escuchar su voz, tan dulce.

—Te avisaré si llegaría a dormir esta noche —añadí, ya anticipando que posiblemente volvería a pasar la noche en casa de Max durante un tiempo

—Está bien, de todas maneras tengo planes para hoy —contestó Sing, y fue entonces cuando noté un ligero sonrojo en sus mejillas; la expresión en su rostro era tan reveladora que no pude evitar molestarlo un poco al respecto.

— ¿Vas a hacer videollamada con Akira? —pregunté, dándole un leve codazo para molestarlo un poco más. Sabía que esos dos habían estado en contacto constante desde que Akira regresó a Japón, y era evidente que la relación se estaba fortaleciendo.

—No, no, no es eso... ¡Ya vete para que regreses temprano con los ricitos de oro! —Canta casi me empujó fuera del restaurante, entre la risa y la vergüenza; verlo tan nervioso solo confirmaba mis sospechas, pero decidí no insistir más

Salí de la galería después de despedirme de Sing, quien prácticamente salió corriendo, probablemente en parte por la vergüenza que sentía y para terminar sus deberes del día si quería hacer su tan ansiada llamada. Su reacción me hizo sonreír mientras me dirigía de nuevo al trabajo.

Al llegar a la galería, me sumergiré en la tarea de acomodar las fotos nuevas para la exhibición. Cada imagen era especial y tenían su respectivo tiempo para estar en exhibición pero había una que siempre se quedaba en el mismo lugar, intocable e inamovible, la foto de Ash. Era la única pieza permanente en toda la galería, en la parte más oculta, por una razón en específica, nunca fue una persona abierta todos tu mismo debías adentrarte en él, la posición de la foto representaba precisamente eso... era poético. .

Mientras trabajaba, me detuve frente a la foto de Ash, observando esa expresión que había llegado a conocer tan bien. Una mezcla de nostalgia y tristeza me invadió, pero también una especie de calma. Ash siempre estaría conmigo, de alguna manera.

—Me pregunto si puedo sacarte una foto así una vez más... —murmuré en voz baja, hablando directamente con la imagen, colocando mi mano sobre la misma; En ese momento, con la galería tan silenciosa y la luz cayendo suavemente sobre la foto, casi sentí que Ash estaba allí, mirándome, con esa mirada que lo decía todo sin pronunciar una sola palabra.

Eiji

Su voz llegó a mi mente seguida de la pequeña voz de Jade. Es cierto no debo preguntarme si puedo volver a sacarte una foto, tú estás aquí nuevamente, que oportunidad tan maravillosa de volver a estar a tu lado~

Terminé de acomodar las fotos, pero mis pensamientos seguían en Ash y en cómo, había regresado a mi vida a través de Jade. El parecido entre ellos no era solo físico, sino también en sus pequeñas manías y la forma en que ambos parecían buscar, casi desesperadamente, un lugar donde sentirse seguros.

Al final del día, mientras cerraba la galería, me sentí un poco más en paz; Tenía mucho que ofrecerle a Jade. Con una última mirada a la foto de Ash, apagué las luces y salí.

Volví a las 7:30 pm debido al tránsito; la casa de Max estaba bastante lejos y estos viajes eran largos y agotadores, pero lo haría todas las veces que fuera necesario.

Al llegar, toqué la puerta, esperando que Max, Jessica o Michael la abrieran, para mi sorpresa, fue Jade quien apareció, sus pequeños ojos se iluminaron en cuanto me vio y sin dudarlo, saltó a mis brazos.

—Te dije que iba a volver —le dije mientras lo sostenía, sintiendo su cuerpecito cálido contra el mío.

Max apareció en la entrada, con una sonrisa de alivio.

—Se quedó en la puerta esperándote —dijo Max, rascándose la cabeza— Ni siquiera tomó su siesta—

Miré a Jade, que ya empezaba a dormir en mis brazos, su cabecita apoyada en mi hombro. Era evidente que había estado luchando contra el sueño solo para verme.

—Oye, no hagas eso, ¿de acuerdo? —le dije suavemente, frotándole la espalda en un intento de consolarlo Jade avanzando, frotándose los ojos con sus pequeños puños —Ahora ve a cenar para que vayas directo a la cama— Lo baje con cuidado hasta el suelo, y él, aunque aún medio dormido, se dirigió directamente a la cocina, donde ya estaba la comida servida.

Jessica lo miró entrar, con una mezcla de ternura y exasperación.

—No puede ser —murmuró mientras lo ayudaba a sentarse a la mesa— Este niño está decidido a no dormir—

—Oye, lamento mucho que tengas que venir todo el tiempo —Max se disculpó, sus disculpas eran genuinas, claramente se sintió un poco culpable.

Le di una palmada en la espalda para tranquilizarlo —No te preocupes, disfruto esto —respondí sinceramente, la verdad era que esas visitas, por más agotadoras que eran, me llenaban de una satisfacción que hacía mucho no sentía.

Nos dirigimos hacia la cocina donde Michael ya estaba terminando su cena, mirando a Jade con una sonrisa burlona.

—Mira quién decidió comer tarde —bromeó Michael, ofreciéndole un trozo de su pan, Jade, aún medio dormido, lo ganó con una sonrisa tímida, antes de empezar a comer despacio.

—Es un milagro que comas tan bien, después de haberte saltado la siesta —dijo Jessica en broma, mientras se sentaba a la mesa con nosotros. Jade levantó la vista con los ojos aún pesados ​​por el sueño, pero se esforzó por comer un poco más.

—No quiero que te preocupes por tener que hacer estos viajes —dije, volviendo a mirar a Max— Este pequeño es especial, además, ver lo mucho que se está adaptando aquí, me da más razones para venir— Max ascendió, reflejaba gratitud.

Cuando Jade terminó de comer, Jessica lo levantó de la silla, limpiando la boquita con una servilleta.

—Hora de ir a la cama, pequeño —le dijo con suavidad, él, aún somnoliento, avanzando y dejó que Jessica lo guiara hacia su habitación.

—Es un buen chico —comentó Max mientras recogía los platos— Se está adaptando mejor de lo que esperábamos—

Asentí, observando cómo Jade desaparecía por el pasillo hacia su habitación.

—Lo es— respondí, mientras terminaba mi propia cena.

Cuando terminé de comer y ayudar a limpiar, me acerqué a la puerta del dormitorio, Jessica ya le había puesto a la pijama y lo había arropado, estaba sentada a su lado, susurrándole una canción de cuna. Jade, con los ojos casi cerrados, me miró por última vez antes de caer rendido al sueño, abrazando su oso de peluche.

—Descansa—le susurré, aunque sabía que probablemente ya no me escuchaba, sin embargo, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro antes de que el sueño lo consumiera por completo.

Unas horas después, subí las escaleras y encontré a Max trabajando en su escritorio, rodeado de documentos y con el ceño fruncido. La tensión en su rostro era evidente, los últimos días habían sido agotadores para todos.

—¿Estás muy atareado? —pregunté, sentándome a su lado

Max levantó la vista, su expresión se suavizó un poco al verme —Sí, la verdad es que sí, esto de ser figura pública es bastante agotador —admitió, dejando escapar un suspiro pesado.

—Bueno, eres el indicado para este trabajo; sabes cómo funciona tanto el bajo como el alto mundo —comenté, intentando animarlo; si alguien sabía moverse entre ambas sociedades, era Max.

Él esbozó una sonrisa cansada, aunque sin mucho humor —Sí, es cierto. Pero a veces parece que no importa cuánto cambien las cosas, las sombras del pasado siempre se encuentran la manera de colarse... —Su voz se apagó un poco al final, como si estuviera lidiando con recuerdos que preferiría mantener enterrados.

Nos quedamos en silencio un largo rato, el único sonido en la habitación era el de los papeles que Max movía. Sin embargo, no podía dejar de pensar en algo que había estado rondando mi mente desde el incidente en el centro comercial. Tomé aire, sabiendo que lo que iba a decir no sería fácil de digerir.

—Jade sabe quién fue Dino Golzine... —dije finalmente, rompiendo el silencio, intentaba ser lo más suave posible, sin embargo, fui bastante directo con mis palabras, aunque la gravedad de la situación era innegable.

Max dejó caer el lapicero que tenía en la mano; su rostro pasó de concentrado a sorprendido, y luego, a una mezcla de horror y rabia. Era evidente que lo que acababa de decir lo había golpeado profundamente.

—¿Porque lo dice...? —Max parecía luchar para procesar lo que había escuchado, vi en sus ojos el reflejo de un dolor que ninguno de los dos había olvidado, el dolor que Golzine había causado, sobre todo a Ash.

Sabía que debía continuar, por más difícil que fuera — Es una suposición... Cuando fuimos de compras, Jade mostró un obvio desagrado hacia la palabra "Dino" —Recordé claramente cómo la expresión de Jade había cambiado drásticamente, cómo sus pequeños puños se habían apretado y sus ojos se habían llenado de un temor pero sobretodo odio que era imposible no notar.

Max se quedó en silencio, apretando los dientes mientras intentaba mantener la compostura.

—¿Por qué mencionar ese nombre? —preguntó, su voz teñida de una ira contenida, apenas capaz de soportar la idea de que Jade hubiera sido torturado o manipulado por alguien relacionado con Golzine. La sola mención del nombre parecía resucitar fantasmas que ambos deseábamos dejar atrás.

—No fue con esa intención —respondí rápidamente, intentando calmarlo— Michael le mostró una camisa con estampado de dinosaurios y dijo "dino", Jade se enfureció al oírlo...—

Max cerró los ojos, tomando una respiración profunda como si intentara ahogar la furia que hervía en su interior. Sabía que estaba reviviendo recuerdos que eran demasiado dolorosos para verbalizar.

—Ese maldito... —susurró Max con un tono áspero, abriendo los ojos para mirarme con una mezcla de rabia y tristeza— Golzine le hizo cosas terribles a Ash... cosas que... nunca podré olvidar... Eiji no sabes la suerte que tienes de no haber visto la cantidad de material que había en ese sobre y sabe Dios en que otros lados rondara—me quede perplejo, sabía del abuso sexual y de la existencia de grabaciones sobre aquel horrendo suceso pero que Max lo diga era..

Sentí un nudo en la garganta al escuchar esas palabras, sabia de la gravedad pero escuchar a Max recordar esos horrores lo hacía aún más real, más insoportable.

—Lo sé —dije, colocando una mano en su hombro para intentar reconfortarlo— Tratemos de ser positivos... si Jade fue secuestrado pero también contiene las memorias de Ash... quiero creer que solo son los recuerdos de su vida pasada haciendo eco en esta...—

Max avanza lentamente, con los ojos vidriosos, mientras se obliga a calmarse. A pesar de todo, solo tenías una esperanza falsa porque... Jade también había sido abusada...

—No dejaremos que el legado de Golzine lo marque. Haré todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que Jade crezca y olvide ese asqueroso nombre—

—Jade es fuerte, Max —dije finalmente— Y nos tiene a todos nosotros—

.
.
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‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

—Ya tienes todo campeón?— Revise si llevaba todos los documentos mientras esperaba a que Jade terminara de acomodar sus cosas en su mochila, cuando recibió un ligero tirón de mi ropa junto a una pequeña sonrisa supe que estaba lista.

Lo tome de la mano para salir de la casa, hoy me quedaría con Jade todo el día, Jessica salió a trabajar, Michael tenía clases hasta tarde y Eiji tenía su exposición hoy así que me tocaba cuidarlo. Aún no era recomendable dejarlo con alguna niñera y tampoco es como si quisiera dejarlo con un desconocido, su confianza apenas se estaba estableciendo dejarlo con otra persona sería perjudicial.

—El trabajo de papá puede ser algo aburrido pero encontraremos la forma de divertirnos, ¿entendido?— Asintió lentamente mientras se sentaba a mi lado en el asiento del copiloto.

El viaje en auto nos tomaría unos 40 minutos no era mucho tiempo pero para un niño posiblemente sea una eternidad.

Al final los 40 minutos se estaban regresando una hora por el tránsito. Debo recordar encargarme de este problema o al menos presentar un plan de trabajo para evitar estas situaciones en el futuro, está seguro que no es el único que llegará tarde el trabajo.

Suspire comenzando a aburrirme, golpeaba impacientemente el volante en espera de que los carros avancen y pueda arrancar cuando una pequeña voz lo saco de mi cabeza.

— Oh, my darling~ Oh, my darling~—

—Oh my darling Clementine~...—

—Papá se sabe el resto de la canción?— Esos ojitos verdes esmeralda lo miraban esperando la respuesta que quería pero lamentablemente.

"Tú sabes que no" pensé en mi mente, hace varios años canté esa canción hasta que lo harté durante el viaje a Cape Cop en ese momento dijo que era irritante y mira ahora la canta como si nada e incluso desea saber que sigue.

Me pregunto si en realidad te irritaba o solo querías que continuara la canción.

Con eso en mente respondí a su pregunta —No, tampoco me se el resto de la canción— el hizo un puchero irritado al no obtener lo que quería.

—Buuu yo quería saber que sigue— se cruzó de mirando brazos el oso con infantil enojo como si el pobre peluche tuviera la culpa de que no sepa cómo continuaba la letra.

Le revolví el cabello haciendo reír por ese gesto —Pero podemos cantarlo juntos— le propuse.

Este solo atinó a saltar en donde estaba sentado antes de volverse a acomodar y empezar ambos... juntos~

—Oh mi querida~ Oh mi querida~ Oh mi querida Clementine~—

Mágicamente el tiempo paso rápido a partir de ese momento, mientras repetíamos esa frase una y otra vez, llegamos a la alcaldía, sin tiempo de sobra como lo previsto pero a tiempo para variar.

Saludo a la recepcionista que quedó encantada con Jade.

—Hola pequeñín~ señor Lobo su hijo es precioso~— Soltó un carcajada sobándome la nuca.

—Si es bastante lindo— le di un pequeño empujón para que salude pero nada salió de su boca —Tiene algunos problemas de habla, lo sabrás disculpar—

—Aw como enojarme con esta lindura— Ella no se enojo, en cambio me miro a mi —Tiene un invitado esperándolo en la oficina, dice que es un conocido suyo—

—Enserio?, ¿Cual es su nombre?— preguntó antes de ir, después de todo ya se que cualquier "conocido" sin nombre reconocible es un peligro.

—Dijo que usted lo conocía de Cain—

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—Cain, que sorpresa— No esperaba ver al ex líder de pandilla ahora abogado esperándome pacientemente en mi oficina, si no me lo hubieran dicho sería una verdadera sorpresa.

—Es un gusto volver a verlo señor Lobo— saludo de manera formal antes de derivar su mirada aún detrás de los lentes de sol hacia Jade —Y a quien tenemos aquí hoy?—

—Ah si, preséntate, anda tú puedes hacerlo— le di ánimos para que lo haga por el mismo, estaba progresando bien, lo que hace raro solo fue un pequeño desliz.

—Soy Jade— Dijo con su carita seria, mientras distraídamente sacaba algo de su mochila.

Desvíe mi mirada solo unos segundos mientras recordaba todo lo que debía hacer el día de hoy cuando escuche algo que hizo que se me pusieron todos los pelos de puntas.

—De donde sacaste esa pistola?— Mire de inmediato hacia abajo temiendo un arma real pero solo era su pistola de dardos de espuma... casi se me sale el alma del cuerpo.

—Jade es de mala educación tratar a alguien así y sobre todo peligroso no me importa si lo que tienes en las manos es un juguete— tuve que corregirlo iba a quitarle la pistola cuando Caín me detuvo.

—Déjalo, él entiende las reglas— Caín desvío el arma solo para apretarle las mejillas a Jade —Me agrada es duro como una roca y suave como un algodón—

—Igual lamentó todo eso, no se que le pasó— de todas maneras me disculpe con él.

—No hay de que, vine porque necesitaba algunos documentos sobre un cliente, está bajo la jurisdicción de esta comunidad así que vine personalmente— dijo mientras me entregaba una hoja con los documentos que solicitaba

Tome la hoja donde especificaba cada documento que necesitaba para un caso, tendría que pedir que los busquen en los archivadores.

—Veo que tienes prisa me encargaré de esto primero, vamos Jade toma mi mano— iba a llevar conmigo no puede causar más problemas

—Déjalo aquí yo lo cuido— Mire por un momento a Jade, no veía objeción alguna ni incomodidad en su mirada así que dudando fui rápidamente por lo documentos necesarios mientras menos tiempo tarde menos tiempo estará Jade completamente vulnerable. Tengo confianza en Cain pero Jade aún tiene mucho por superar

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—Aquí tie-.... — Contuve la risa es una vista simplemente única

No se como llegaron a esta situación pero Jade tenía su pistola de dardos apuntando al pobre oso de peluche que ya tenía varios pegados mientras que Caín lo movía de un lado a otro haciéndole muecas chistosas para que dispare con más ganas.

—Tu hijo tiene buena puntería- ay— Uno de los dardos dio justo en los lentes —Buen disparó—

Caín agradeció la rápida ayuda y se despidió de Jade chocando su enorme puño con el diminuto puño del pequeño.

—Tienes mis respetos, sí te metes en problemas llámame—

—No le digas eso—

—Es solo por si las dudas— se agacho a su tamaño para hablarle más de cerca y evitar que escuchara —Yo te saco de la cárcel, no hay problema— pero escuche perfectamente 

Y Jade sonríe cómplice con Caín

Lo que sea que hicieron en los aproximadamente 15 minutos que me fui acaba de desatar una bestia en ese pequeño

—Eiji se enojará mucho si se entera de esto—

El llanto desesperado de Jade se oyó en toda la alcaldía durante un buen tiempo

Notes:

Jade ya habla, lo necesario, obviamente no habla con cualquiera se nota en la diferencia de como se abrió más a Caín que a la secretaria

Bueno eso es todo por hoy, no leemos en la siguiente actualización bays~

Chapter 6: 6

Summary:

Pov Jade/Ash

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Mi alma siempre estará contigo~

Esas palabras suenan siempre en mi cabeza cada vez que despierto, es muy extraño se siente muy acogedor cuando la escucha una y otra vez, también hay personas muy extrañas no las conozco y no se quienes son, pero cada vez que duermo aparecen.

Hay dos papás antes del papá que me cuida ahora.

Uno era muy malo y no me gustaba mucho, me asustaba, pero hay un recuerdo no tan feo, donde fingia un asalto para salvarme de algo muy aterrador, junto a ese papá había una mamá que solo era una silueta y una madrastra muy buena que me dio una canasta con cositas adentro, no recuerdo su nombre solo sé que empezaba con J.

Después está el papá viejo, aunque se veía más joven que el papá malo, era divertido, rudo aunque no lo pareciera y no le quedaba el color naranja, su cabello ya es naranja ¿Porque debe usar ropa naranja? Parecía una fruta. Me molestaba mucho pero me sentía cómodo con él.

Ahora hay otro papá y otra mamá, el primero se fue, después de un tiempo ya no regresó a casa. La mamá triste me llevó a colgar volantes, el papá tonto se perdió y teníamos que dejarle señales para que regrese a casa.

Mamá triste me deja en mi carrito mientras ella respondía una llamada; Empezó a llorar mucho, varias personas se acercaron y sin querer empujaron mi carrito. No había nadie cerca o eso creí... un hombre grande me agarró y...

Me lanzó dentro de un auto, le grite a la mamá triste pero no me escucho...

Cuando finalmente llegamos me dejó en un cuarto extraño, no me dejaban salir... no siempre me daban comida... y si lo hacían solo la pasaban por una rendija.

En la pared había un retrato de un hombre, no tenía cabello pero si un bigote blanco, un traje elegante; abajo de la foto debía "Dino Golzine"
Me daba asco mirarlo.

Cada vez que abrían la puerta entraba un hombre horrible que me tocaba por todos lados; Siempre intentaba escapar ocultándome bajo la cama pero siempre se terminaban divirtiendo más.

Hicieron eso muchas muchas muchas veces, quería salir, quería irme.

 

Mi alma siempre estará contigo~

 

¿Dónde está esa persona? ¿Dónde está el papá viejo? ¿Por qué no vienen a rescatarme?.

Los hombres eran muy malos si gritaba, si gritaba iba a doler más así que no dije nada pero no evitaba que doliera. Siempre que terminaban de lastimarme, se iban pero...

Uno no lo hizo.

Cuando fue muy noche, busqué entre su ropa tirada las llaves, me volví a poner la ropa porque afuera hacía mucho frío y le robe su gorro. Abrí la puerta despacio y me asomé, no había nadie...

Salí como mar, no conozco la ciudad... hace mucho frío... y no tengo zapatos... mis medias se están mojando con la nieve...

A unas calles había un grupo de niños, caminaban hacia un edificio grande, con dos leones grandes afuera.

 

Mi alma siempre estará contigo~

 

¡Ahí tiene que estar esa persona!

Me uní a los demás niños y nos entregaron hojas y crayones, ellos se fueron a la zona infantil. Yo fui a las mesas, si esa persona está aquí tengo que dejarle una señal.

Se cómo es, lo veo todas las noches, si lo dibujo sabra que estoy aquí. Tiene cabello negro, ojos chiquitos, suéter azul con rayas blancas y una roja.

También podría estar el papá viejo; cabello naranja, camisa verde. El papá viejo estaba con otro niño; cabello naranja y polo rojo de osito. Había una señora... cabello rubio, falda blanca... manga corta negro....

Habían más personas yo lo sé...

Yo lo sé....

Cabello morado... muy poco cabello, lentes de sol también... esa era una persona genial...

Ah y un hombre de barba y bigote marrón... tenía camisa morada... una camara...

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Hace mucho frío... mis pies están congelados... mis manos también... tengo mucho sueño...

Ellos tienen que venir... tienen que venir a buscarme.... Por favor ven a buscar...

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Se siente cálido

Abrí un poco los ojos... estaban muy pesados... pero cuando lo vi...

Es él... vino por mí...

...Eiji...

Ya grabé su nombre, se llama Eiji~

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Cuando volví a abrir los ojos, el seguía a mi lado.. vino a buscarme... si vino por mi, tenía tanto miedo de que nunca llegara.

—Ssh... Ya no llores, tranquilo, estás a salvo— Me acaricio mi carita, eran tan delicado que solo me provocaba más ganas de llorar -Estoy aquí, no te preocupes...— luego acaricio mi cabello —No estás solo, te protegeré—

Las caricias son tan suaves tan... suaves y cálidas... hacen que ya no me duela el cuerpo por la fiebre...

—Descansa, pequeño— Aún tenía mucho sueño, y si él está aquí me va a cuidar... de todos los malos.

—Vamos, pequeñito, te vas a recuperar— Otra persona hablo, trata de hacer un esfuerzo para míralo, él es niño que estaba con el papá viejo está muy grande —Mira, Jade, es un osito— Yo misma y puso el oso en mis brazos —Es un amigo que va a estar contigo, ¿quieres?—

Si es el hijo del papá viejo tiene que ser mi hermano.... ¿Hermano mayor? ¿Griffin?... no, se llama Michael.

Mi hermano mayor me dio un osito.

Amo a este osito.

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—Hola Jade, mi nombre es Michael, y ahora somos hermanos, tú eres mi hermanito y yo tu hermano más grande— Michael se presente pero yo ya sabia su nombre —Sabes papá y mamá pueden ser muy ruidosos a veces pero te acostumbrarás—

Eso era cierto podía escuchar la pequeña discusión afuera.

—Estoy seguro de que esto lograré tener un hermano—¿Que quiere decir con eso?

La puerta se abrió y Michael me tomó en sus brazos para luego mostrarme como un cachorrito a su mamá —¡Mamá, mira a mi nuevo hermanito!—

—Michael... —Ahora ella es mamá es un poco intimidante —No puedo creer que hicieras esto sin hablar conmigo primero; esto es... esto es enorme—Dijo la mamá vieja al papá viejo.

—Lo sé, lo sé... Míralo es solo un niño pequeño, indefenso ya pasó por mucho y podemos cuidarlo, puedes y eres una buena madre, eres una mujer maravillosa— Los encantos del papá viejo funcionan ya no está arrugando toda la cara.

—Max... esto es... mucho más de lo que esperaba enfrentar hoy, pero... — Me miro un momento y ya no se veía tan intimidante - Si vamos a hacer esto, necesitamos estar completamente de acuerdo, y necesitamos hacerlo bien-

—Gracias— Vaya parece que ya se pusieron de acuerdo -Sé que esto es mucho, pero te prometo que haremos con funcionar-

—Bien... entonces, parece que tenemos un nuevo miembro en la familia— Tomó mi mano y la movió de arriba hacia abajo, ¿es como decir hola?— Bienvenido a la familia espero que puedas aguantar a ese par—Ah entonces significa bienvenido.

Busque a Eiji, estaba sonriendo y quería que me cargue pero llegó la enfermera y ella me alzó

¡YO QUIERO QUE EIJI ME CARGUE!

—Nos llevaremos a este pequeño Ricitos de Oro un momento, necesitamos que haga sus declaraciones y el psicólogo infantil lo atenderá ahora—

La enfermera me dejó un rato en la sala de espera, no iba a hacer nada hasta que alguien se me acercó.

—Oye, ¿tú sabes jugar? No puedo pasar este nivel —De algún lado lo he visto —Tu cara se me hace conocida— Vaya el piensa lo mismo —No importa, tú solo dime, ¿Sabes jugar?—

Mire la pantalla, es de pelea con pistolas pero nunca juegues un videojuego.

—¿Eres un niño o una princesa?— ¡SOY UN NIÑO! —Si te quedan callado yo no sé que dices no soy un adivino, niño princesa—

Tu estás medio calvo, calvo, calvo, tu estás calvo ya quisieras tener mi cabello

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¿El psicólogo es muy raro? Uhm es complicado.

—Bueno, se qué hay gente muy mala y para que los súper héroes y los policías vayan a capturarlos necesito saber como se llaman o como se ven, ¿Puede ayudar en eso?— No sé el nombre de ninguno de los hombres malos, sus rostros también están borrosos no quiero recordarlos, solo recuerdo a ese hombre horrible y asqueroso —Uy, ¿no puedes hablar?— Bueno no me gusta hacerlo

Y tengo hambre, comencé a mordisquear mi mano eso engaña mi estomago para que crea que estoy comiendo y no me duela tanto, en lugar de recibir comida el psicólogo anoto algo Uhm esto será difícil...

—Sabes leer?, te voy a mostrar una palabra y si tú sabes que dice me vas a señalar a lo que corresponde, ¿entendido?— Asentí con la cabeza, eso es fácil —Que dices aquí?— Decia gato así que señale la imagen del gato —Muy bien, ahora, ¿Que dice aquí?—

Las pruebas son fáciles, no fui a la escuela pero era muy fácil ¿Y como lo sé? No se solo se que se, si usted no sabe desarrollar un ejercicio de matemáticas entonces usted vaya a la escuela, es muy fácil señor psicólogo, usted necesita un repaso.

Después de mucho tiempo me dejo salir —A ver, dime, ¿hay alguien que conozcas esperándote?—Eiji está aquí~

Me lancé hacía él, froté mi mejilla contra sus brazos, me siento tan bien estando con Eiji.

—Tú debes ser su tutor a cargo—

Mientras Eiji hablaba con el psicólogo, me puse a pensar en que había muchas diferencias entre el Eiji de mi sueño y Eiji ahora, tenía su cabello muy largo y siempre se veía apagado, no quiero que esté así, quiero hacer todo lo posible para que vuelva a sonreír mucho, su sonrisa en muy bonita, Eiji tiene que estar feliz.

—¡Aqui estás!— Vino la cabeza de melón —Ven vamos a jugar—

Suena bien y me cae bien; mire a Eiji unos segundos, el seguía hablando así que fui con él

—Me llamo Jaw Long— Tengo que presentarme, todos me dicen Jade pero Eiji en mis sueños me dice Ash, me preguntó cuál será mi nombre de verdad —No te preocupes en responder ese señor de ahí me dijo que te llamas Jade—

Me tomo del brazo hacia los juegos, el seguía avanzando así que lo siguió hasta un pequeño escondite.

—Dime la verdad te conozco de otro sitio— Yo también siento que te conozco de otro lugar, de mis sueños —Tu cara es muy bonita una cara así no se olvida—

Mientras él pensaba, tenía que buscar la forma de escribir, me asome buscando con que escribir, alguien había dejado tirado plumón morado, eso sirve.

Escribe en la pared

"¿Más corto?"

—Uhm... ¿Ash?— El sonó bastante al punto de casi gritar -¡El doctor dijo que eras imaginario JAJAJAJA esos viejos no saben nada!—

—¡El doctor dijo que eras imaginario JAJAJAJA esos viejos no saben nada!—

"Ahora me llamo Jade"

Él ascendió; No pude evitar abrazarlo, incluso salieron lágrimas de mis ojos.

—Es un poco raro no se dónde vienen estos sueños pero que bien que te encontré, ¿Dónde estuviste todo este tiempo?—

"En un lugar muy feo"

—Tsk que mal; oye, ¿Por qué no hablas? Sería más fácil, no podemos seguir rayando las paredes— Tiene razón

Pero ahora tengo ganas de molestarlo, el plumón morado pinta bastante así que tal ves.

—En que estás pensando?, oye ¿Que estás haciendo?— Me acerque despacio con el plumón acercándolo a su cabeza —¡No! ¡Mi mamá se va a enojar mucho! ¡AAAA!—

Lo perseguí pintando algunos mechones, no importa si el gritaba que no, ¡Esto es divertido!

—Jaw Long, ya nos vamos!— El juego terminó, yo quería seguir jugando y pintarle el cabello.

Jaw Long tampoco quería irse pero es su mamá y debe de obedecer

—¡Adiós, Jade! No te olvides, la boca es para hablar y comer, la próxima vez quiero que me cuentes algo— Le sonreí en respuesta, quiero que Eiji me lleve a jugar con él

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Ahora mamá oficialmente vieja y papá viejo son mis padres

—Sí, están terminando con el papeleo, pero ya casi es oficial —Ellos están hablando pero solo estoy pensando en comer me ruge el estómago —Oye, no, no metas la mano a la boca, ya estás grande para hacer eso—

—Aquí dice que es una señal de que tiene hambre— Sii entendieron lo que quería decir

—Hambre? Bueno, tengo una hamburguesa en mi mochila.

¡Sin hamburguesas! ¡Sabe muy feo y no me gusta!

—Tal vez prefiera algo más ¿Qué te parece una galleta?—

Galletas es mejor

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—¡Me llevare a Jade de compras!— Vamos al centro comercial, vamos a jugar; Estaba porque emocionado Michael estaba emocionado eso significa que va a ser divertido.

—Voy contigo — Me encanta cuando Eiji viene con nosotros —Cuidaré de ambos, no se preocupen-

La casa queda muy lejos así que Eiji nos lleva en el auto, me gusta mirar por la ventana las calles son muy familiares aunque nunca estuve por ahí.

—Primero vamos a buscar ropa nueva, vamos a conseguirte algo que te guste— Michael manda así que yo le hago caso —Qué te parece esta camisa de dinosaurios? —

¡¡¡DINO NO!!! ¡¡¡NO NO NO!!!

—¿Que? no, no se hace eso sí no te gusta no lo tienes que tirar— Michael tomo la camisa del suelo y la volvió a lanzar al suelo ¡DINO NO! —Ya entendí odias los dinos dinosaurios jaja—

¡Dino no! ¡No son los dinosaurios, es el nombre de ese pelado!

—Eiji, ¿te sientes bien?— Michael pregunto y ví a Eiji, tenía una cara muy sombría, Eiji debe ser feliz... no triste...

Abrace su pierna para consolarlo, pobre Eiji...

—Si, si, tranquilos solo me quedé pensando en algo— Está mintiendo y eso me pone triste...

Pagaron la ropa y entramos a otra tienda.

—¡Mira esto!— Michael de perdió en los videojuegos, se puso a ver los vídeos en ma pantalla

Pero a mí no me gusta, así que busque algo más para ver, había un pasillo de juguetes. Woo esa pistola de juguete se ve muy grande y poderosa

—¿Quieres una?— Mire un esto más la pistola

Si quiero una, tome una que era de color rojo, con una de esas voy a ser muy fuerte y voy a proteger a Eiji de todo lo que lo ponga triste.

—¿Sabes? Conozco gente que sabe disparar muy bien— Wooo así pueden enseñarme a disparar bien y no fallar.

—No se va a juntar con gente así— Uy Eiji ahora se ve molesto.

—Eiji, me ofendes— ¿Quien es ese? ¡Es enorme!, dijo que lo ofende, ¡Entonces el sabe disparar un arma!

—Y entonces ¿quién es la nenita que quiere jugar con pistolas y le pone los pelos de punta a Eiji?— ¿Se está burlando de mi?

Está sonriendo muy feo. ¡SE ESTA BURLANDO DE MI!

¡No soy una nenita!

—Oh, ¿con que es así?— Empezó a precio al mis mejillas muy fuerte, ¡No no has eso! Eso solo lo hace mamá, papá, Michael y Eiji ¡Nadie más! —Y ¿quién es esta niña con tantas agallas?—

—Canta, conoce a mi hermanito, ¡Jade!—

Sing, yo sé ese nombre uhm no sé pero escucha ese nombre. Es muy molesto

—Recientemente lo acogimos—

—Ya decía yo pues- —¡¿Como que "ya decía"?!

¡HASTA AQUÍ! ¡GOLPE POR MALO!

—¡Tu hermano es muy malo!— Eso que te duela para que ya no molestes

Michael estalló en carcajadas, Eiji apenas contiene la risa, eso le pasa por ser tan malo y molesto. Además me reí a Eiji. Eso es más importante.

—Bueno, parece que Jade no se va a dejar intimidar por nadie —Ya verás que no, voy a ser grande y fuerte, los voy a proteger a todos

Pero por ahora tengo un sueño.

 

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¿Qué es este lugar? Está nevando, también soy muy alto. No hay nada alrededor, no, ahí hay un hombre, se ve enojado, ¿Eso es un cuchillo?

Mi estómago duele... Tengo mucha pintura roja en mi ropa... El señor también está con pintura roja y está en el suelo en el suelo ¿Que paso?

La.. La biblioteca... Si está es la biblioteca ¿Donde esta Eiji?

¿Un avión?... Se está llendo...

¿Porqué me dejas solo?

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Cuando me levanté tenía mucho miedo, estaba todo oscuro, no está mi oso... No está Michael... No está mamá.... No está papá

Eiji tampoco está... Se fue en ese avión.. se fue a Japón y me dejó...

—Snif... Snif... Waaa waaa—

—Jade, ¿Que pasa cariño?— Mamá.. Mami... Ella me abrazó pero el miedo no pasaba —Max ayúdame aqui— Papá...

Extendí mis brazos hacia él. Los abrazos quitan el miedo pero no está funcionando

—Creo que es porque no tiene su oso, aquí lo tengo hermanito, no te asustes— Osito tampoco esta haciendo su trabajo no funciona

Tengo miedo...

Luego de un rato papá saco su celular —Llamare a Eiji...—

Llamo varias veces y no respondía, enserio se fue a Japón... Se fue a Japón... Y no fui a decirle adiós...

—Diga...— Mamá me estaba cargando cuando escuché que respondió la llamada

—Eiji, tengo un problema—

Contesto pero y si contesto cuando estaba en el avión...

Snif... Snif..

—Despertó y no deja de llorar—

—Jade, hermanito, mira el osito, osito...— Michael tengo miedo... Ayuda... Snif...

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

Me pasaban de abrazo en abrazo pero no podía dejar llorar, no importa cuántos dulces me prometiera mamá, no quiero dulces... Quiero ver a...

—Eiji...—

—Déjamelo a mí— No... No te fuiste... Si viniste... Snif... —Shh... estoy aqui~— uhm... Eiji es muy cálido... Con el ya no siento miedo... Tampoco me duele el estomago —No estás solo, todo está bien, te tengo~—

Escondí mi carita en su hombro, me colgué de su ropa para que no se le ocurra irse. Me sentía más tranquilo en sus brazos~...

Quiero mucho a mi familia pero Eiji es especial, cuando me carga me siento extremadamente comodo y seguro, es como un abrazo de algodón de azúcar~

—¿Por qué lloras? Mira, me hiciste venir en pijama y sin desayunar— ¡Eh! No quería que sucediera eso, esto es vergonzoso...

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—Vamonos hermanito los adultos están por hablar de algo muy serio, ignoralos— Michael me llevo arriba.

Todos en la mesa se veían muy serios ¿Dibuje algo malo?

—No pongas esa cara hermanito, no es tu culpa solo están bastante impresionados por esa pequeña habilidad tuya— Me trató de consolar, aunque seguía algo triste

Me llevo a su cuarto y encendió la televisión, estaba buscando alguna película para ver

—¿Te parece alguna de Batman? Dijiste que era tu súper héroe favorito— Asenti lentamente, si ver una película está bien

Mientras la película empezaba, Michael me abrazó. Tampoco quiero que Michael se vaya.

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—Jade, escúchame, tengo que irme al trabajo, volveré en unas horas. No quiero que llores, tu nueva familia te va a cuidar, ¿entendido?— ¿Por que Eiji tiene que salir si apenas llegó? No es justo

No es justo, si no está Eiji entonces Michael tiene que cuidarme y no voy a dejar que el salga de la casa así que me colgué de su pierna.

—Volveré más tarde, pasadas las cinco—

Si Eiji ya no regresa a la casa tengo que decirle adiós, pero pero no sé como

—Eiji...— Hice el esfuerzo de decir su nombre —Eiji...— Tal vez así se retracte y decide no ir a trabajar

—Volveré, te lo prometo— Voy a esperarte..

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

—¡Jade habló! ¡Lo hizo!— ¿Michael está feliz porque habló?

—Estoy tan orgullosa de ti—

—Bien hecho— Ellos también están felices —Choca los cinco campeón— Choque mi mano contra de la papá, ellos están muy felices, todos lo están.

Me quede al lado de la puerta a esperar, iba a llegar en cualquier momento y debía de estar ahí. Jugué con mi oso y comi los bocadillos que me dio mamá pero yo seguiré en la puerta no importa cuanto me pesen mis ojitos, no importa si bostezo, el que habrá la puerta seré yo.

Tardó mucho tiempo, casi me estaba quedando dormido cuando tocado la puerta, no tarde mucho en abrir y hubiera tardado menos de no sé porque no alcanzo la manija.

En cuanto lo vi me lancé a sus brazos, la espera valió la pena —Te dije que iba a volver—

—Se quedó en la puerta esperándote— No necesito dormir...—Ni siquiera tomó su siesta— Papá no necesito... necesito dormir...

Yo voy a quedarme despierto.... Los brazos de Eiji son cómodos.... tal vez si tome una siesta... solo si él me abraza un poco más.

—Oye, no hagas eso, ¿de acuerdo?— No importa si Eiji me está regañando todo lo que haga me hace sentir tranquilo —Ahora ve a cenar para que vayas directo a la cama—

La comida de mamá es deliciosa, llena mi pancita y me hace sentir cómodo —No puede ser, este niño está decidido a no dormir— Ese es mi plan mamá

Cuando termine de comer, ella me carga limpiándome de los restos de comida, enserio quiere llevarme a dormir... no estoy cansado lo juro.... bueno un poco si...

—Hora de ir a la cama, pequeño— No quiero.... pero es mamá... Uhm... bien es hora de dormir...

‧₊·⁺ . . . ⁺·₊‧

 

Brilla, brilla, estrellita,
¡cómo me pregunto qué eres!
Muy alto sobre el mundo,
como un diamante en el cielo.
Brilla, brilla, estrellita,
¡cómo me pregunto qué eres!

Mamá canta muy bonito~ me gusta como soba muy mejillas para hacerme dormir~

—Descansa— Je~ buenas noches Eiji

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—Ya tienes todo campeón— Hoy es día con papá porque todos están ocupados, dijo que me llevaría a su trabajo y que podía llevar algunos juguetes, acomode mi oso y la pistola de dardos, podría conseguir allá un blanco para disparar o el osito podría ser el blanco.

Tire del pantalón de papá para decirle que ya tenía todo y que ya podíamos irnos —El trabajo de papá puede ser algo aburrido pero encontraremos la forma de divertirnos, ¿entendido?— Asentí lentamente mientras me subía al asiento de adelante

El viaje en auto es muy largo y muy silencioso. Papá en mis sueños siempre canta una canción cuando vamos en el auto, pero no me la sé completa.

—Oh, mi amor~ Oh, mi amor~—

—Oh mi querida Clementine~...—

—Papá se sabe el resto de la canción?— Tenemos que seguir la canción no podemos cantar el mismo verso todo el tiempo

—No, tampoco me se el resto de la canción— ESO NO ES POSIBLE

—Buuu yo quería saber que sigue— No se vale

—Pero podemos cantarlo juntos— Si sii yo quiero cantar con papá en el auto

—Oh mi querida~ Oh mi querida~ Oh mi querida Clementine~—

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—Y a quien tenemos aquí hoy?— Es un hombre muy enorme, es más alto que papá.

—Ah si, preséntate, anda tú puedes hacerlo—

—Soy Jade— El hombre gigante se veía muy serio, es enorme si llegara a atacar podría lastimar mucho a papá, no puedo permitir eso

Saque mi pistola y le apunte directamente a esa enorme cabeza —De donde sacaste esa pistola?— De la juguetería, pero los dardos duelen cuando te golpean

—Jade es de mala educación tratar a alguien así y sobre todo peligroso no me importa si lo que tienes en las manos es un juguete— ¡Pero papá, te estoy cuidado!


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Ahora si, estamos los dos solos, si te mueves y haces algo malo te voy a disparar, oye, ¡¿QUE LE HACES A MI OSITO?!

—Si me logras dar mientras uso a tu oso de escudo entonces seré yo quien seguirá tus órdenes— TENEMOS UN TRATO, VAS A PERDER

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—Tu hijo tiene buena puntería— Aproveche su distracción y por fin pude darle —Buen disparó—

—Tienes mis respetos Jade, si te metes en problemas llámame— Ahora conseguí guarda espaldas, ¡genial!

—No le digas eso—

—Es solo por si las dudas— Se agacho ahora estamos a la misma altura —Yo te saco de la cárcel, no hay problema— No pude evitar sonreír, ves papá ahora tenemos un abogado de nuestro lado

—Eiji se enojará mucho si se entera de esto—

¡¿EH!? ¡NO NO QUIERO QUE EIJI SE ENOJEEE!

Notes:

Y con un capítulo desde la perspectiva de Jade de todo lo que ha estado sucediendo hasta ahora, se finalizan las actualizaciones continuas, a partir de ahora se realizarán cada una o dos semanas. También se finaliza la etapa de Jade niño aunque puede que se extienda uno o dos capítulos más para luego ya un salto en el tiempo de sus 7 años hasta los 14.

Ahora detallitos del capítulo

Jade divaga mucho durante el día por eso hay espacios entre conversaciones que son los largos puntos de separación, el pobre apenas sobrelleva sus recuerdos como Ash Lynx y su vida actual

Jaw Long también recuerda pero en menor medida, para lo que Jade son largos sueños donde vuelve a ser Ash y revive muchos eventos sin comprender debido a su edad y sobre todo la falta de contexto de la situación para Jaw Long son apenas segundos y en su totalidad son buenos recuerdos, por lo que rápidamente reconoció a Ash siendo Jade y viceversa.

Por el momento va todo tranquilo y bonito pero recuerden que habrán momentos de angustia, en las escuelas también pasan cosas muy malas sobre todo en Estados Unidos.

Ya sin más que decir para que se queden aquí les diré quienes reaparecerán en próximos capítulos, estos serían Skip, Yut Lung y Arthur

También sin no es mucha molestia, les pido con mucho favor que recomienden esta historia para que más gente pueda leerla 😔

Ahora si sin más que decir y siendo este el capítulo más largo, espero verlos en el próximo capítulo, yo me despido bays~❤️

Chapter 7: 7

Summary:

Recuerdos y cumpleaños

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Estaba en la galería junto a Michael y Jade. El sol de la tarde se colaba por los grandes ventanales, iluminando los cuadros colgados en las paredes, creando un ambiente cálido y tranquilo que era perfecto para la colección de fotos que iba a exhibir está temporada, era una variedad de fotos que encontré en mi antigua cámara, muchas mostraban el camino rural a Cape Cod, se veía la belleza de los pastizales y los jardines de girasoles que vimos al paso ese día. Realmente no hay fotografías de paisajes pero estas fotos son especiales.

Michael había venido a ayudarme con algunas cosas y trajo a Jade consigo porque sus padres estaban ocupados ese día. Jade, observaba los cuadros en silencio, mientras Michael revisaba unas cajas cerca de la puerta, íbamos a hacer algunas pequeñas remodelaciones.

En esa tranquilidad, mi celular empezó a sonar insistentemente. Estaba bastante lejos para responder y con las manos ocupadas, no podía ir a responder, también dudaba que fuera alguna llamada del trabajo.

—Jade, ¿puedes atender la llamada, por favor? —le pedí, señalando el celular que vibraba sobre una mesa —Pon la alta voz para oír también—

Jade se acercó, tomó el celular y lo miró por un momento antes de contestar.

—Hola? —dijo en un pequeño susurro, aunque ya hablaba, solía hacerlo en voz baja.

Al otro lado de la línea, una voz infantil —¡Jade! ¡Ya puedes hablar! ¡Perfecto! Así puedes responder a mi pregunta—

Jade frunció ligeramente el ceño, confundido y me miro buscando respuestas — ¿Qué pregunta? —

—Mira, mañana es mi cumpleaños —continuó la voz, Jaw Long se oía bastante emocionado —Y mamá dijo que podía invitarte a comer, ¡así que TE INVITO A MI FIESTA! ¿VENDRÁS?—

Michael, al escuchar la conversación, dejó lo que estaba haciendo y se acercó, mostrando una sonrisa talentosa.

Jade, miró a Michael buscando su aprobación, titubeó un momento antes de responder —Shi— dijo finalmente, sonreía pero su carita se veía confundida

—¡SIII! ¡Nos vemos mañana, Jade! ¡Habrá un pastel muy grande! —gritó la voz del otro lado antes de que la llamada se cortara.

Jade bajó el celular, aún mirando la pantalla. Michael le dio una suave palmada en la espalda.

—Parece que tienes planes para mañana— Le revolvió el cabello antes de volver a lo que estaba haciendo

Jade ascendió, un leve rubor en sus mejillas, y luego volvió su mirada hacia los cuadros, pero esta vez con una pequeña sonrisa asomando en sus labios sin embargo esa sonrisita se fue desvaneciendo de su rostro en cuestión de minutos.

—¿Por qué esa cara, Jade? —pregunté con suavidad, observando cómo su expresión, que había estado radiante hacía solo un momento, se volvió tensa y con un aire de arrepentimiento que un niño no debería tener.

Jade había estado abrazando a su oso de peluche, aferrado a él con fuerza, y comenzó a rascarse la cabeza con una intensidad preocupante, sus pequeños dedos rascaban su piel al punto de que estaba enrojecido.

—No hagas eso, pequeño — Tome su mano para detenerla antes de que se lastimara más —Ven aquí, ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué te sientes así?—

Jade dejó de rascarse, pero sus ojos estaban fijos en el suelo, como si estuviera atrapado en sus propios pensamientos. Sentí una punzada de tristeza; Hace solo un momento había estado feliz por ser invitado a la fiesta de Jaw Long.

—¿Es por la fiesta? —le preguntó suavemente, intentando descifrar la razón detrás de su repentino malestar— ¿Estás nervioso por ir?—

Jade se está acercando levemente, sin levantar la vista. Apreté su pequeña mano con cariño.

—No tienes que ir si no quieres, pero si lo decides, recuerda que Jaw Long es tu amigo, y estará muy contento de verte—

Jade se mordió el labio, y pude ver las lágrimas acumulándose en sus ojos. Lo atraje hacia mí, envolviéndolo en un abrazo protector; su cuerpo temblaba ligeramente contra el mío.

—Está bien sintiéndose nervioso —le susurré, acariciando su cabello con ternura— Todos nos sentimos así a veces—

—Quiero ir... —murmuró, su voz tan apagada que apenas era audible... A pesar de estar en mis brazos, volvió a rascarse con fuerza, como si intentara arrancar la piel... Tuve que volver a detenerlo.

—Entonces, ¿por qué estás así? —Pregunté con suavidad.

De repente, Jade empezó a llorar, pero no eran lágrimas comunes... Era un llanto desgarrador, profundo, que resonaba en toda la habitación, llenándola con una desesperación que me asustó... Su pequeño cuerpo no dejaba de temblar en mis brazos. , y yo solo podía sostenerlo.

Michael, quien había estado observando en silencio, se acercó rápidamente, su rostro pálido por la preocupación.

—Eiji... ¿Qué hacemos? —preguntó, su voz temblorosa, estaba tan perdido como yo, sin saber cómo calmar a su hermanito.

—Ve por un poco de agua —le dije a Michael, lo primero era calmar a Jade antes de poder hacer cualquier otra cosa.

Michael movió y fue por su botella de agua, mientras yo trataba de consolar a Jade, acunándolo con suavidad. Sentí sus lágrimas empapar mi camisa ¿Qué podría estarlo alterando tanto?

Ash... El dolor y la tristeza que Jade sentía no eran suyos... Jade era una reencarnación de Ash. Las emociones que había dejado sin resolver podían afectarlo de maneras que él no podía comprender.

Y entonces, surgió un pensamiento aterrador... Jaw Long era una reencarnación de Shorter...

La conexión se hizo clara, el cumpleaños de Jaw Long coincidió con el aniversario de la muerte de Shorter... Si Jade tenía algún vago recuerdo entonces... Recordó ese día...

—Jade... —susurré, levantando su rostro con suavidad para que me mirara a los ojos—No fue tu culpa...~—

Michael regresó, se arrodillo alcanzando la botella para que pudiera beber un poco.

Luego de un rato más de sollozos, Jade finalmente se quedó dormida en mis brazos, su respiración irregular poco a poco se fue estabilizando, y el peso de su pequeño cuerpo se volvió más pesado contra el mío. Observé su carita, aún con rastros de lágrimas en sus mejillas.

—Michael, ve a traer el futón que está en el armario —le dije en voz baja, sin querer despertar a Jade. Necesitaba un lugar cómodo donde pudiera descansar.

Michael ascendió, caminó hacia el armario al fondo de la galería. Ese futón lo tenía en caso de que me hiciera muy tarde para regresar a casa, era una suerte de que después de comprar el auto no lo hubiera tirado.

—Aquí está —susurró Michael cuando terminó de acomodar el futón —Lo ponemos aquí?—

—Sí, está bien ahí —respondí, mientras me preparaba para acomodar a Jade.

Lo levanté con cuidado, tratando de no perturbar su sueño; su osito de peluche cayó de su agarre, y Michael se apresuró a recogerlo, colocándolo sobre el futón para que lo encontrara al despertar.

Me agaché lentamente y recosté a Jade en el futón, asegurándome de que estuviera bien cubierto con mi abrigo; Se quitó un poco, pero no se despertó.

Michael se sentó a mi lado, observando a su hermanito con una mezcla de amor y preocupación.

—Crees que va a estar bien? —me preguntó en voz baja jugando con sus manos, estaba asustado por lo que vimos.

—Lo estará, Michael —respondí, intentando sonar más seguro de lo que realmente me sentía

Una hora después, mientras el suave tic-tac del reloj llenaba la galería, sentí cómo algo tiraba de mi pantalón, miré hacia abajo.

— ¿Uhm? ¿Jade? —susurré al ver a Jade de pie junto a mí, frotándose los ojitos con el dorso de sus pequeñas manos; su cabello estaba ligeramente despeinado, y aunque todavía se veía agotado, ya se veía más tranquilo —Qué pasa, pequeño? ¿Te despertamos?—

Jade negó con su cabecita, sin dejar de frotarse los ojos, y luego dejó caer las manos, mirando hacia el suelo seguido de un leve encogimiento de hombros, como si no supiera cómo expresar lo que sentía.

—Pobre Jade... —murmuré, más para mí mismo, mientras lo observaba.

Lo levanté con cuidado y lo senté en mi regazo, envolviendo mis brazos alrededor de él para que sintiera que estaba seguro. Jade apoyó su cabecita contra mi pecho, relajándose un poco más. Sus ojos se movían de un lado a otro, como si intentara encontrar algún fragmento de un sueño o un recuerdo que se le había escapado.

—¿Estás mejor? —le preguntó con suavidad, acariciando su cabello con ternura— Parecías muy triste antes—

Jade débilmente, pero al preguntar, vi una pequeña sombra de confusión cruzar su rostro —No... no me acuerdo—murmuró, su voz apenas un susurro.

Lo estreché un poco más contra mí, sintiendo alivio; La muerte de Shorter no era un recuerdo que quisiera que Jade conservara.

—Sabes, mejor vayamos a conseguirle un regalo a Jaw Long —dije, esperando que un cambio de ambiente pudiera ayudar a despejar la mente de Jade —Venimos en un momento, Michael —

—Está bien, pero tengan cuidado. Terminaré de arreglar todo aquí —respondió Michael, asintiendo aún algo serio

Saliendo de la galería, caminamos hasta una tienda cercana. Al entrar en la tienda, lo miré con una sonrisa, intentando animarlo.

—Uhm, ¿qué crees que pueda ser un buen regalo para Jaw Long? —le preguntó, señalando las estanterías llenas de juguetes, libros y otros artículos coloridos.

Jade no respondió de inmediato; en lugar de eso, comenzó a caminar hacia un estante al fondo de la tienda, lo siguió de cerca, observando cómo sus ojos recorrían los artículos hasta que se detuvieron en una fila de lentes de sol. Sin decir una palabra, tomó un par de lentes oscuros en forma de estrella.

—Este... buen regalo —dijo finalmente, su voz apenas un murmullo. Sus dedos temblaban ligeramente mientras sostenía los lentes, me di cuenta de lo que significaban para él.

Los lentes oscuros, era algo tan característico de Shorter, estaban ahora en sus manos, y la idea de regalarlos a Jaw Long me preocupó profundamente.

— ¿Estás seguro, Jade? —le pregunté con suavidad, agachándome a su altura para mirar sus ojos —Puedes elegir cualquier cosa en la tienda—

—Seguro... —respondió con una resolución que no esperaba.

No dijo nada más, solo se acercó a mí y levantó los brazos, exigiendo silenciosamente que lo cargara. Me agaché y lo levanté en mis brazos.

—Está bien, pequeño —le susurré, acariciando su espalda mientras lo sostenía— Si este es el regalo que quieres darle a Jaw Long, entonces lo compraremos—

Pagamos por los lentes, la encargada lo envolvió para regalo y lo puso en una colorida bolsa; también compré una tarjeta así luego le escribiríamos algún mensaje para entregárselo junto al regalo

—Eiji... —la voz de Jade sonaba tan ligera, casi como un susurro perdido en el viento.

—Sí, ¿qué pasa? —respondí, mi preocupación incrementando al escuchar la fragilidad en su voz. Sin pensarlo dos veces, busqué una banca cercana y me senté, aún con Jade en mis brazos.

Jade levantó un poco la cabeza, sus ojos grandes y brillantes mirándome con una intensidad que me atravesó el corazón. Su pequeño cuerpo estaba relajado contra el mío, pero había una tensión en su mirada.

—Eiji... —volvió a murmurar, esta vez con un tono más suave —Puedo quedarme contigo... siempre?—

Su pregunta me tomó por sorpresa, pero sin dudarlo, respondí —Siempre, Jade; no tienes que preocuparte por eso, siempre estaré contigo—

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Al día siguiente, fui a recoger a Jade a casa de Max para llevarla a la fiesta.

—Bien, ya puedes llevártelo, pero por favor tengan cuidado —dijo Jessica, su voz llena de preocupación.

La comprendia; Jade había llegado bastante mal la noche anterior, y ambos sabíamos que él aún estaba procesando muchas cosas.

—No te preocupes, tendremos cuidado —le respondí con una sonrisa tranquilizadora, antes de agacharme para tomar la manito de Jade.

Jade se veía más alegre hoy, eso es bueno. Le sonreí y lo ayudé a subir al auto, asegurándome de que estuviera bien abrochado antes de ponerme al volante.

¿Estás listo para la fiesta? —le preguntó mientras comenzaba a conducir hacia Chinatown.

Jade ascendió, mirando por la ventana mientras la ciudad pasaba a su alrededor. Había un brillo en sus ojos que me tranquilizó; Parecía emocionado, mucho mejor a como se encontraba anoche.

—¿Crees que a Jaw Long le gustan las lentes? —preguntó de repente, girando su cabecita para mirarme, su voz llena de una inocente curiosidad.

—Estoy seguro de que le encantarán, son muy bonitos —le respondí con una sonrisa, eran unos lentes llamativos de borde dorado y lunas negras en forma de estrella.

—Tiene que ser el regalo perfecto—

A medida que nos acercábamos a Chinatown, pude ver cómo Jade se enderezaba un poco en su asiento, mirando por la ventana a todos lados con una gran sonrisa en su rostro.

—¡Eiji!, ¡Eiji mira un dragón!—

El lugar estaba lleno de vida, con linternas rojas colgando entre los edificios y el aroma de la comida callejera flotando en el aire, se veía bastante acogedor, muchas cosas cambiaron para bien.

Finalmente, llegamos al restaurante de Nadia, el lugar tiene su fachada decorada con farolillos y flores.

No había venido desde hace muchos años, pero el lugar no había cambiado mucho. Me tomé un momento para buscar diferencias entre la fachada actual y la de hace años. Hasta que algo llamo mi atención, en una esquina había una tablilla conmemorativa, el nombre escrito estaba en chino pero ya sabía de quién era; Había papel moneda a un lado y queme unos cuantos en el incienso.

Aunque se perfectamente que Shorter está adentro siendo ahora Jaw Long posiblemente sacando de sus casillas a Nadia, el gesto iba hacia esas memorias.

Jade a mi lado sosteniendo firmemente el pequeño paquete que contenía los lentes en forma de estrella, tiraba de mi ropa. Está muy ansioso por entrar.

—Entremos— le dije mientras tomaba su mano nuevamente y nos dirigimos hacia la entrada —Estoy seguro de que Jaw Long estará muy feliz de verte—

Al entrar al restaurante, fuimos recibidos por el bullicio alegre de los clientes; la mesa del fondo estaba decorada con algunos globos y el pastel en el centro, por lo visto iba a ser una fiesta pequeña. Jaw Long, estaba en una de las sillas esperando, lucía un gorro de cumpleaños.

-¡Jade! —gritó Jaw Long al verlo, corriendo hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja —¡Vamos, Jade, vamos a jugar arriba antes de que sea hora de comer!—

Ambos niños subieron bastante emocionados por divertirse, ya bajaran cuando sea hora de comer.

—Nadia, muchas gracias por invitarnos— La salude apenas la vi, estaba atendiendo a unos pocos clientes.

—Jaw Long insistió en que vinieran— Respondió recogiendo algunos platos, decidió ayudarla por lo que la libre de algunos ayudándola a recoger

—Déjame ayudarte— Ella simplemente se acercó con una ligera sonrisa de agradecimiento mientras me guiaba hacia adentro

—Solo recoge los platos vacíos, déjalos aquí el lavaplatos se encargara—

Ella no es de muchas palabras y tampoco convivimos mucho ni antes ni ahora, por lo que puedo entender que no quiera mucha interacción, no me molesta pero tampoco puedo quedarme sentado mientras ella trabaja en el cumpleaños de su hijo.

Se escuchaban ruidos de pisadas y risas infantiles desde arriba, eso significa que los niños se estaban divitiendo; me quede un momento escuchándolos, es bueno que puedan disfrutar, volviendo a ser mejores amigos.

—¿Eres tu Eiji?— La voz era familiar y me llamo por mi nombre por lo tanto obviamente era un conocido

—Charlie— No creí encontrar en el restaurante y mucho menos entrando a la cocina con bastante confianza incluso comenzando a quitarse la corbata y sin zapatos, como si llegara a su casa del trabajo —Tu... ¿Vives aquí?—

—Si bueno yo...— Él se veía nervioso, por lo que sonreí divertido por su muy cuestionable intento de ocultar lo evidente.

En ese silencio incomodo Nadia, entro llenando su bandeja con tazones con comida para servir—Llegas tarde, Jaw Long a preguntado todo el día si su padre no a venir a su fiesta, no decepciones a tu hijo—luego se fue a continuar con su trabajo

—Ustedes son pareja— Dije sin necesidad de preguntar Nadia lo había dejado muy claro

Trate de disimular mi risa, nunca imagine a un policía saliendo hasta formalizar su relación con la hermana de un difunto pandillero, era como una broma del destino pero tampoco podía negar que se ven bien juntos.

—No puede seguir siendo un secreto— Se llevo la mano a la nuca en un claro gesto de derrota —Tengo que ocultarlo, podrían involucrarla a ella y mi hijo en cualquier ajuste de cuentas—

Entendí sus razones para ocultarlo, su trabajo conlleva muchos peligros, no importa de que lado estés en esta lucha entre la justicia, las escorias y quienes quedan en el medio por diferentes motivos... Entiendo perfectamente su sentimiento de protección...

—Ambos adoptaron a Jaw Long, eso es lindo—

—Si es una anecdota curiosa— La sonreía tal parece que la adopción del niño no fue algo planeado y surgio del momento al igual que sucedio con Jade — Bueno la acompañe a entregar comida a un orfanato a varias calles, entra y demoro bastante, cuando salio me dijo que debía firmar unos documentos, Jaw Long ya tenía sus maletas en la mano—

Charlie parecía disfrutar al recordar ese momento, aunque también denotaba como no había estado listo para esto de ser padre y menos de un niño que era adoptado. Pero no dudo que los esté haciendo bien.

—Ya que estás aquí, podríamos ponernos al día— No podía negarme —Sabes, te ves revitalizado, Eiji—

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—¡Vamos, Jade, vamos a jugar arriba antes de que sea hora de comer! —Jaw Long me jaló de la mano con mucha fuerza, casi me caigo.

Subimos las escaleras corriendo; el cuarto de Jaw Long es muy grande, hay carteles en todas las paredes.

—¡Vamos a jugar con los disfraces! —gritó Jaw Long, sacando una caja llena de cosas ropa.

—¡Un leopardo, un leopardo! —dije, brincando — Quiero ser un leopardo porque los leopardos son rápidos y tienen manchas muy bonitas en su piel—

Jaw Long revisó la caja y luego me miró con una sonrisa —No tengo disfraz de leopardo, pero puedo pintarte la cara —dijo, sacando unas pinturas.

—¡Sí, sí! —dijo emocionado.

Jaw Long me hizo sentar en una silla pequeña, y luego abrió las pinturas, eran de muchos colores, como el arco iris; él empezó a pintar y yo me quedé quieto, aunque quería reírme porque el pincel hacía cosquillas en mi nariz.

—Mira, ahora tienes manchas de leopardo —dijo Jaw Long, mostrándome un espejito. Me miré y vi las manchas negras y marrones en mi cara. Me sentí como un verdadero leopardo, ¡uno muy feroz!

—¡Rawr! —hice el sonido de un leopardo, mostrando mis "garras". Jaw Long se rió mucho.

—¡Eres un leopardo muy aterrador! —dijo, pero seguía riéndose, así que supe que no estaba asustado de verdad.

—Y tú, ¿qué vas a ser? —le preguntó, emocionado por saber qué disfraz elegiría. Jaw Long pensó por un momento, mirando las cosas en la caja.

Luego sacó un traje en tonos morados y se la puso —Voy a ser un ninja que pelea contra leopardos malos —dijo, levantando los brazos como si fuera a pelear conmigo.

Aplaudí, eso sonaba muy divertido, comenzamos a correr por la habitación, él con su disfraz de ninja y yo con mi cara pintada, y jugamos a que él me perseguía y yo saltaba de un lado a otro, como un leopardo de verdad.

—¡Crudo, crudo! —grité mientras corría de Jaw Long, corrimos por las escaleras que llevaban al piso de abajo. Él se movía muy rápido, es muy bueno siendo un ninja, pero yo seguí, saltando y rugiendo como un leopardo feroz.

Cuando bajamos, vi que no habían muchas personas; Eso significaba que teníamos espacio para correr sin problemas. Jaw Long se deslizó entre las sillas, y yo lo seguí, gruñendo y enseñando mis "garras".

—¡Rawr! —rugí más fuerte esta vez, y vi a Eiji sentado cerca, corri hacia él, deteniéndome justo frente a su silla —¡Rawr! —rugí directamente en su cara, mostrando mis "colmillos".

Eiji soltó una carcajada tan fuerte que casi me hizo reír a mí también —¡Qué leopardo tan aterrador! —dijo, finciendo estar asustado mientras se tapaba la cara con las manos —¡No me hagas daño, por favor!—

Me hizo reír mucho, así que dejé de rugir y salté sobre él, abrazándolo; Eiji me recogió en sus brazos y me levanto en el aire, como si fuera un leopardo volador; Eso me hizo reír aún más.

—¡Eiji, soy un leopardo, no puedo volar! —le dije, aunque no quería que dejara de alzarme

—¡Este leopardo puede hacer lo que quiera! —respondió Eiji, bajándome al suelo con cuidado y poniéndose de cuclillas para quedar a mi altura.

Jaw Long apareció a mi lado, todavía con su traje, y miró a Eiji con una sonrisa traviesa.

—¡Yo soy un súper ninja, súper poderoso! —dijo Jaw Long, levantando los brazos como si tuviera una espada invisible.

—Ustedes dos hacen un equipo perfecto —dijo Eiji

—¡Yo voy a ganar! —gritó Jaw Long, declarando su victoria antes de que el juego ni siquiera terminara.

Eso no se vale, pensé, pero no me importó mucho porque me estaba divirtiendo.

—¡Te voy a comer! —le grité mientras corría, mis "garras" listas para atraparlo.

Corrimos alrededor de las mesas y las sillas, y finalmente lo alcancé, rodeándolo con mis brazos y fingiendo que lo mordía.

—¡Ay no, el leopardo me atrapó! —dijo Jaw Long, riéndose y tratando de escapar de mi agarre, pero yo lo tenía bien sujetado.

De repente, escuchamos una voz que nos hizo detenernos.

—¡Niños, es hora del pastel! —la mamá de Jaw Long nos llamó desde la mesa más grande del restaurante.

Dejé de "morder" a Jaw Long y lo solté, ambos mirando hacia donde estaba el pastel.

Vi el pastel más grande que jamás había visto. Estaba decorado con fresas y crema de azúcar, se veía delicioso.

—¡Siii, es mi favorito! —exclamó Jaw Long, saltando de alegría.

Nos sentamos alrededor de la mesa, y la mamá de Jaw Long nos dio platos y cubiertos. El papá de Jaw Long tomó un cuchillo grande y comenzó a cortar el pastel mientras mirábamos con ansias. Jaw Long estaba sentado justo al frente, con una sonrisa tan grande que parecía que no le cabía en la cara.

—¡Feliz cumpleaños, Jaw Long! —dije mientras él soplaba la vela con todas sus fuerzas

Cuando me pasó mi pedazo de pastel, lo miré con ojos brillantes; el sabor era tan dulce y delicioso

—¡Este es el mejor pastel de todos! — Jaw Long se rió, y todos comenzamos a comer.

—¡Jaw Long, tu fiesta es la mejor! —dije, dándole un ligero empujón en el brazo.

—¡Claro que sí! Y aún faltan los regalos —me respondió, guiñándome un ojo.

Después de terminar mi pastel, limpié la crema de mis manos con la servilleta y me recosté en la silla, sintiéndome lleno.

—¡Voy a abrir tu regalo ahora! —dijo Jaw Long con una gran sonrisa mientras tomaba el paquete que yo le había dado.

Finalmente, sacaron las lentes oscuras en forma de estrella. Los miró por unos segundos sin decir nada, y... ¿Quizás había cometido un error? Tal vez no le parecían tan geniales como pensé...

Pero entonces, de repente, su cara se iluminó, y sus ojos brillaron.

—¡ME ENCANTAA! —gritó, tan fuerte que casi salté de mi silla; Jaw Long tomo los lentes y se los puso de inmediato —¡ME ENCANTA, ME ENCANTA!—

Dio vueltas alrededor de la mesa, saltando de emoción y mostrando las lentes a todos. No podía dejar de sonreír y reírse.

—¡Miren, hijo increíble! —dijo, haciendo una pose divertida con las manos en la cintura y la cabeza inclinada hacia un lado.

Jaw Long se acercó y me dio un gran abrazo, luego extendió su puño y lo choque también, incluso me puso orejas de conejo con sus dedos así que también lo hice.

Estoy seguro de que Eiji sacó una foto de ese momento.

—¡Gracias, Jade! —me dijo, todavía sonriendo— ¡Son los mejores lentes del mundo! ¡Voy a usarlos todo el tiempo! —

Notes:

Un capítulo boniiito 💕 solo resaltar como ambos se quieren mucho y si son los mejores amigos.

Jade recordó como fue la muerte de Shorter, sin embargo al despertar lo había olvidado, eso pasara muy seguido con recuerdos en extremo difíciles para el.

Lo de Charlie siendo pareja de Nadia es canon, aparece en el manga lastima en el anime no les dieron tanta pantalla pero aquí hasta un hijo adoptivo tienen.

Charlie aplicó la de la canción "Mi mujer me gobierna, esa vaina me gusta" 🤣

Ahora definitivamente termino el arco de Jade chiquito y empezamos con el escolar. ¿Se preguntan como sería Skip si hubiera llegado a crecer un poco más? Pues en el siguiente capítulo lo averiguaremos

Chapter 8: 8

Summary:

Inicio escolar en New York

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Habían pasado ya unos años desde que Jade entró a nuestras vidas y ese pequeño niño creció en un abrir y cerrar de ojos, ya no podía cargarlo como siempre lo hacia incluso empezaba a creer que en algún momento iba a ser más alto que yo.

Sin embargo durante mucho tiempo tuve que vivir en casa de Max, recuerdo cómo solía despertarse en medio de la noche, asustado, y lo primero que hacía era buscarme, pero con el tiempo, Jade logró comprender que yo siempre estaría a una llamada de distancia y sus terrores nocturnos fueron disminuyendo.

Aunque adoraba ir a verlo cada vez que podía, también tenía que equilibrar mis responsabilidades.

A lo largo de los años, Jade había demostrado ser un niño increíblemente inteligente, no le fue mal en la escuela; De hecho, sobresalió bastante, era de esperarse aún conservas esa mente brillante Ash.

Gracias a eso Jade obtuvo la oportunidad de estudiar en una prestigiosa escuela de Nueva York. Sin embargo dejarte ir no era algo que tus padres quisieran.

—Esta es una gran oportunidad, pero, Jade— dijo Max, con una expresión de preocupación en su rostro mientras miraba el folleto —No iras a New York—

—Papá, por favor— respondió Jade, visiblemente emocionada, no cedería tan fácil —¡Mira, hay un equipo de béisbol! Y además, Jaw Long estudia ahí. Por favor, papá, déjame ir—

Max se veía nervioso, con una mirada que lo reconocía al instante. Había pasado mucho tiempo, habían tanto buenos como malos recuerdos, la ciudad fue el escenario de muchos momentos pero sobre todo todavía recordaba claramente cómo lo encontramos, en una condición que casi le costó la vida, en aquel lugar que le costo su vida anteriormente cuando Aun respondía al nombre de Ash y no era fácil para él dejar que Jade viviera en la ciudad.

—No sé, significaría quedarte en las instalaciones, y no estoy seguro... —Max se detuvo, su voz cargada de preocupación.

Vi la tensión en su rostro, y entendía su miedo. Pero también sabía lo mucho que esta oportunidad significaba para Jade.

—Max— dije, interviniendo suavemente —No tiene que quedarse en las habitaciones de la institución. Puede quedarse conmigo—

Max me miró, sorprendido por la sugerencia —Eiji, ¿estás seguro?—

—Por supuesto— respondí con firmeza —Podrá concentrarse en sus estudios y aún tendrá un hogar seguro donde quedarse—

Jade, que había estado escuchando la conversación con atención, se volvió hacia Max con una mirada suplicante en esos ojitos.

—Prometo que me portaré bien y que estudiaré mucho; Además, siempre que Eiji me lleva a la ciudad me cuida—

—Si pero en esos casos siempre regresas a casa al anochecer— Max suspir, claramente atrapado entre su instinto protector y el deseo de ver a su hijo feliz —Está bien, Jade, si Eiji está de acuerdo, entonces puedes ir —dijo, aunque todavía había un toque de preocupación en su voz.

—¡Gracias papá! ¡Gracias Eiji! —exclamó Jade, lanzándose hacia Max para darle un gran abrazo —Lo haré bien, lo prometo—

Decir que Jade estaba emocionada era poco, se había puesto hablar de todo lo que iba a hacer apenas se mudara e iniciaran las clases, cosas como recorrer la ciudad, explotar algo en el laboratorio, unirse al equipo de beisbol; Sinceramente tenia demasiada energía como para seguir el paso.

Mientras Jade seguía celebrando, miró a Max y le di una mirada tranquilizadora.

—Todo irá bien— le aseguré —Nunca dejaría que le hagan daño—

Max ascendiendo, finalmente dejando ir parte de la tensión que lo había estado reteniendo.

—Este niño, hará que me salgan canas de color verde de la preocupación— El soltó una risa mientras aún miraba el folleto —Se que podrá cuidarse, pero siempre será mi niño pequeño y arrogante—

—Sabes que estará bien, en realidad Nueva York debería temerle a él— Ambos reímos

Max se veía nostálgico, adoraba a ambos, al joven líder de pandilla y al niño revoltoso que crio.

—¡Oye, niño! Las clases inician en una semana —le gritó Jessica, aparentemente en el instante en el que nos distrajimos Jade ya había corrido a empacar, y no parecía haber escuchado ni una palabra de lo que le dijo.

—Déjalo, Jessica. Igual debe ir antes para conocer los alrededores —comenté, riendo suavemente mientras imaginaba a Jade ya planeando cómo organizaría su cuarto en Nueva York.

Jessica cruzó los brazos y me miró con una mezcla de resignación y cariño.

—Solo espero que no empaque hasta los papeles del basurero— ella también se veía algo afectada con la situación —Parece que fue ayer cuando llegó por primera vez, tan pequeño, tan asustado... Y ahora míralo, corriendo por la casa, haciendo un desorden—

—Creo que será él quien termine dándonos consejos sobre cómo manejar la vida en Nueva York— comenta, intentando aliviar el ambiente.

—Sí, tienes razón —dijo Jessica, finalmente sonriendo más ampliamente —Es solo que... lo voy a extrañar, ya sabes—

En ese momento, escuchamos un ruido fuerte desde arriba, seguido de la voz de Jade —¡No encuentro mi bate de béisbol!— gritó desde su cuarto, su voz llena de frustración.

Jessica y yo nos miramos y no pudimos evitar reír.

—Déjame ir a ayudarte antes de que decida llevarse toda la casa —dije, comenzando a subir las escaleras.

—Buena idea —respondió Jessica, riendo también

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Llegado el día de la mudanza, Jade había alojado gran parte de lo que tenía en su habitación, las paredes, que antes estaban cubiertas de carteles y dibujos, ahora estaban vacías al igual que los muebles.

—Mi niño... —Jessica estaba de pie en la puerta, con los ojos brillantes por las lágrimas —Mira nada más, Michael— dijo Jessica, buscando consuelo en su otro hijo —Jade se está mudando antes que tú—

—Jaja, bueno, al menos me tendrás a mí, mamá —respondió, se acercó a Jessica y la abrazó, dándole un poco de apoyo —Pero... lo vamos a extrañar, ¿verdad?— agregó.

Jessica ascendió, soltando un suspiro pesado mientras acariciaba el cabello de Michael.

—Claro que sí... —murmuró, sus ojos fijos en Jade, que en ese momento estaba revisando su mochila por enésima vez, asegurándose de no olvidar nada.

Max, por su parte, estaba más alejado, con los brazos cruzados y una expresión que combinaba orgullo y preocupación. Se notaba que intentaba mantener la compostura, pero cualquiera que lo conociera bien podría ver que estaba luchando por no derrumbarse.

—Papá... —Jade se acercó a Max con una pequeña sonrisa, percibiendo su estado de ánimo, luego lo abrazo.

Max tragó saliva y forzó una sonrisa —Parece que estás listo para conquistar el mundo—

Jade se rió, un sonido suave y alegre que rompió un poco la tensión en el aire —No voy a conquistar el mundo, papá, solo voy a estudiar —respondió con una chispa en sus ojos — Además, prometo llamarte todos los días—

—Más te vale —dijo Max, finalmente sonriendo de verdad —Y recuerda, si algo no te gusta, si te sientes mal, lo que sea... solo llámame y estaré allí lo antes posible—

—Lo sé, papá—

El abrazo duro más de lo que normalmente lo haría, pero eso necesitaban.

Finalmente, con las maletas listas salimos de la casa. Antes de subirse al coche, Jade se detuvo un momento y miró hacia atrás.

—Voy a extrañarlos... —dijo en voz baja —Los amo—

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Durante el viaje, Jade iba tranquilamente mirando por la ventana, observando cómo el paisaje urbano se deslizaba lentamente. Ambos íbamos en un cómodo silencio mientras conducía, disfrutando de esos momentos de paz.

—Ya es tarde—dije, rompiendo suavemente el silencio mientras miraba a los lados, asegurándome de que todo estaba en orden en la carretera —¿Quieres parar a comer?—

Jade giró la cabeza y me miró con una pequeña sonrisa —Sí, estaría bien comer algo—respondió, su tono ligero, pero con un destello de emoción en sus ojos.

—Muy bien, paremos en Chinatown entonces— le dije, sintiendo que esa elección le agradaría.

Los ojitos de Jade se iluminaron instantáneamente al escucharme ya que significaba que iríamos al restaurante de Nadia, la sola idea de ver a su amigo hizo que la sonrisa de Jade se ensanchara.

—Así podrás preguntarle todo lo que quieras sobre la escuela —agregué, sabiendo que Jade tenía mil preguntas sobre cómo sería su nueva vida en Nueva York.

-¡Si! —exclamó Jade —Jaw Long me dijo que hay un club de béisbol y que podemos jugar juntos—

Me reí, contagiado por su entusiasmo.

—Estoy seguro de que te irá bien en la escuela, eres inteligente, y además, tener a un amigo hará las cosas más fáciles—

—¡Sí!— repitió Jade, volviendo a mirar por la ventana, pero esta vez con una expresión más soñadora —Y también puedo ir a visitarlo los fines de semana... Y quizás podamos hacer más amigos juntos—

Finalmente, llegamos a Chinatown, aparcamos el coche cerca del restaurante; Apenas detuve el motor, Jade ya estaba desabrochándose el cinturón con rapidez.

—Crees que Jaw Long esté aquí ahora? —me preguntó, su voz cargada de expectativa.

—Podría ser, ¿por qué no entramos y lo averiguamos? —respondí.

Jade prácticamente saltó del coche, y yo lo seguí.

Cuando entramos en el restaurante, el aroma familiar de la comida china llenó el aire, y pude ver a Jaw Long en una de las mesas, ayudando a su mamá.

—¡Mandíbula larga! —gritó Jade, corriendo hacia él.

Jaw Long levantó la vista y corrió hacia Jade, los dos se encontraron en un abrazo fuerte.

-¡Jade! ¡No sabía que vendrías hoy! —exclamó Jaw Long, emocionado —¿Vienes a quedarte?—

-¡Si! —respondió Jade, sin poder contener su felicidad —Voy a quedarnos en la casa de Eiji. ¡Y voy a ir a tu misma escuela!—

—¡Eso es increíble! —dijo Jaw Long, sacudiéndolo de un lado a otro

Mientras los dos chicos charlaban emocionados, Nadia, se acercó a mí.

—Si vienen a comer, la casa invita—ofreció, enseñándome el menú

Aunque quería declinar, ya la conocía y nada la hará cambiar de opinión, asi que aceptar con gusto la oferta, sentándome en una de las mesas cercanas.

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Mientras comíamos, no podía dejar de sentir una mirada extraña desde la mesa del fondo, allí se encontraba una persona muy extraña, con una presencia inquietante que me hacía sentir incómodo, traté de concentrarme en mi comida, pero la sensación de que nos estaba observando. era demasiado fuerte.

—Oye, Jaw Long, ¿Quién es él? —le preguntó en voz baja, señalando discretamente hacia la figura sombría.

Jaw Long levantó la vista y miró rápidamente antes de volver a su comida, como si no fuera gran cosa.

—¿A él? Se hace llamar Arthur, pero su identificación dice que su nombre es Henry —contestó sin darle mucha importancia, como si ya estuviera acostumbrado a su presencia.

—Nos mira como si hubiéramos matado a su familia —dije, sintiendo un escalofrío al notar la intensidad de la mirada de Arthur.

—Sí, lo sé; siempre viene, viene apenas un tazón de fideos, y se va —respondió Jaw Long con un encogimiento de hombros.

Finalmente, vi que Arthur terminó su comida, parecía que iba a pagar y marcharse como había dicho Jaw Long, pero de repente, se levantó y comenzó a caminar en nuestra dirección.

Arthur se acercó a nuestra mesa y, sin decir una palabra, me lanzó su bebida encima.

—¡Oye! ¿Qué tienes? —grité, levantándome de la silla con los puños apretados, este tipo estaba loco.

Jaw Long también se levantó rápidamente —¿Qué te pasa, Arthur?— le reclamó, con una mirada desafiante.

Arthur nos miró con una sonrisa torcida, su mirada llena de desprecio.

—Solo quería darle una pequeña lección, eso es todo —dijo, con una voz calmada pero cargada de veneno —Cuídense, no siempre estarán tan seguros—

Con eso, se giró y salió del restaurante, como si no hubiera creado una escena, esa sinvergüenza.

— ¿Estás bien, Jade? —me preguntó Eiji que había presenciado todo.

—Sí, solo fue agua —respondí, tranquilo tratando de secarme un poco con las servilletas

—Es mejor que vayas a casa, agh, lo voy a prohibir la entrada al restaurante —dijo Jaw Long, visiblemente molesto y culpable.

—Ñe, es solo agua, no te sientas mal. A ese lunático le falta un tornillo, ni siquiera sabe su nombre —respondí, intentando restablecerle importancia a lo que había pasado.

Ambos nos reímos de esa última parte.

—Entonces, ¿te veo mañana en clases? —preguntó Jaw Long, su rostro relajándose un poco al ver que yo no estaba tan afectado como él pensaba.

—Claro que sí —respondí con una sonrisa, dándole un ligero golpe en el hombro antes de despedirme.

Subí al auto; Tan pronto como cerré la puerta, noté que Eiji me miró por el retrovisor con una expresión de preocupación que no pudo disimular.

—¿Estás seguro de que no te último? —preguntó, su voz calmada pero con un matiz de inquietud.

—Seguro; Ese lunático le faltan varios tornillos—dije, sonando despreocupado, lo que hizo solo lo hacen los niños.

Eiji frunció el ceño, su atención dividida entre la carretera y mis palabras.

—No quiero que estés cerca de él— Su voz era firme, casi una orden.

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Al día siguiente, Jaw Long me llamó temprano, insistiendo en que fuera a su casa, estaba tan emocionada que casi podía sentir su energía a través de la llamada. Pero cuando le pidió permiso a Eiji, su expresión se ensombreció de inmediato.

—No creo que sea buena idea, podría llevarte en la tarde—

Eiji siempre a sido muy sobreprotector conmigo y lo que había ocurrido ayer solo debía encender sus alertas, pero la idea de pasar el día con Jaw Long me hacía tanta ilusión que no podía evitar sentirme triste.

—Bueno... —respondí, bajando la mirada, resignado a esperar.

Eiji me observó por un momento y, al notar mi desánimo, susspiró profundamente, suavizando su postura.

—Está bien, Jade— pasó finalmente —Pero tienes que caminar por todas las calles transitadas y asegúrate de mirar bien antes de cruzar, hay más autos que personas—

Asentí rápidamente, me acompañó hasta la puerta, recordándome una vez más que fuera cuidadoso, y luego me dejó ir.

El camino hasta el restaurante fue tranquilo, llegué sin problemas y cuando empujé la puerta del restaurante, Jaw Long ya estaba esperándome con una sonrisa enorme.

-¡Jade! ¡Ven aquí, tengo algo para mostrarte! —gritó emocionado desde la entrada.

Me llevó a su cuarto casi corriendo, una vez adentro, me mostró una gran cantidad de revistas y cosas para el cabello.

— ¿Qué piensas hacer? —pregunté, confundido ¡Para que necesitaba todas estas cosas?

Jaw Long excitando como el gato de Alicia en el país de las maravillas ya conozco esa expresión, esta pensando en algo grande —¡Un cambio de estilo! —anunció, levantando una de las revistas que mostraban diferentes cortes de cabello y colores extravagantes.

—¿Quieres cambiar tu cabello?— preguntó, tomando una de las revistas —Lo dices como si no te hubieras pasado la vida entera intentando ser un melón pulido—

—Chistoso te crees rubia de revista— Se burlo y le saque la lengua —Quiero un estilo único, algo que nadie más tenga—

—¿Y qué estás pensando? —le preguntó, sentándome a su lado mientras hojeábamos las revistas.

—Todavía no lo sé—respondió, rascándose la cabeza mientras miraba las imágenes con detenimiento —Pero tiene que ser algo que nadie olvide—

Nos pasamos un buen rato discutiendo ideas, este maniaco no quería nada normal, y mucho menos un color natural, quedándose indeciso entre el morado y el verde.

—Usa los dos— Al final quiere resaltar —Nadie va a llegar con el estilo de una uva y sus hojitas—

Rodó los ojos mirando cada imagen hasta que señalo una —Este... este es el que quiero—

—Esto es divertido—

Unos tutoriales e instrucciones de unas revistas de por lo menos dos décadas atrás, además de una casi intoxicación por tinte de cabello, después

—Wooo jajaja, ¡mira nada más! —exclamó Jaw Long, girando frente al espejo mientras se admiraba.

Se había rapado los lados de la cabeza, dejando varias crestas en el centro, pintadas de un vibrante morado. Sumando las lentes de sol en forma de estrella que le había regalado hace años, Jaw Long realmente había logrado un estilo único.

—Este sí soy yo —dijo con orgullo, ajustándose los lentes y haciendo una pose dramática frente al espejo.

—Realmente te ves bien— admití mientras le daba una palmada en la espalda.

Jaw Long se volvió hacia mí, con una sonrisa traviesa en el rostro.

—Ahora contigo —dijo, señalando la silla de la que acababa de levantarse —Es tu turno, Jade—

Sentí pánico, no es que no confiara pero la idea de hacerme un cambio tan drástico como el suyo no era lo mío.

—Ah, no, no, nada de eso —dije rápidamente, levantando las manos en señal de rendición —Solo arréglame el flequillo, ¿sí? No necesito nada tan llamativo como tú—

Jaw Long me miró, levantando una ceja con incredulidad.

—¿Solo el flequillo?— preguntó, como si no pudiera creerme —Vamos, Jade, podrías intentar algo nuevo. ¡Un poco de color, quizás!—

Negué con la cabeza —Te atreves a teñirme y te dejo sin cejas—

Jaw Long entusiasmado con resignación —Está bien, si eso es lo que quieres... pero al menos déjame hacerte algo especial llevas ese corte desde los siete años—

Asentí, más tranquilo al ver que no intentaría nada extravagante. Me senté en la silla y cerré los ojos mientras Jaw Long comenzaba a trabajar; confío en él.

Después de unos minutos, Jaw Long se separó, orgulloso de su trabajo.

—¡Listo! —dijo, dándome un espejo —¿Qué te parece?—

—Woo oh, me veo bien— Me había cortado el cabello de forma que todo era irregular pero se veía tan bien, tenía mechones a los lados que enmarcaban mi rostro y aunque el largo era el mismo había recortado las puntas de forma que se veían mas finas — Tu deberías ser peluquero, ¿Qué haces aquí?—

—¡Ja lo se soy increíble! —respondió con una sonrisa triunfante— Nuestros padres nos van a linchar cuando vean esto—

Aunque fue una broma en cuanto su mamá lo vio dejo caer la olla que tenia en las manos, el sonido metálico resonó en el suelo.

—Eh... mamá puedo teñirlo de negro si es color es demasiado o peinarlo a los lados para que no se note tanto solo... solo no te enojes conmigo...— Jaw Long se había apagado por completo la reacción de su mamá nos desconcertó mucho

Ella avanzó lentamente hacia nosotros, y cuando vi la forma en que fruncía el ceño, juré que nos iba a dar una cachetada a ambos, sin embargo, en lugar de eso, se detuvo justo frente a nosotros y puso sus manos sobre nuestros hombros, apretando suavemente.

—Par de idiotas— Fue lo único que dijo pero no se oía ni se veía enojada —Mas les vale cuidarse esta vez— ella tenia ligeras lagrimas en los ojos pero solo nos despeino y recogió la olla que por pura suerte no había derramado el contenido

—Jaw... —murmuré— Creo que no nos va a castigar—

—Eso parece —respondió él con un tono tan aliviado que casi me hizo reír —Corre—

Salimos corriendo de su casa antes de que su mamá cambiara de opinión, y decidimos ir directo a la casa de Eiji para mostrarle lo que habíamos hecho. Llegamos a su puerta, tocamos la puerta y esperamos a que abra.

—Eiji, mira, ¡ya me veo alcalde! ¿Verdad? —exclama en cuanto nos vio.

Pero ni siquiera pude terminar de hablar, porque Eiji palideció, sus ojos se abrieron demasiado y... ¡pum! Se desmayó justo frente a nosotros.

—¡Eiji!— grité —¡No volvamos a hacer esto!—

Jaw Long se agachó rápidamente, sacudiéndolo suavemente, aunque su expresión mostraba más diversión que preocupación —Tranquilo, no se toca tan fuerte—

—¡Cállate, lo asustó tu cabeza pelada color uva! —exclamé, fulminándolo con la mirada.

—¡No es pelada! ¡Es... estilizada!— protestó Jaw Long, pero se reía mientras hablaba.

—¡Es púrpura! ¡Púrpura! ¿Cómo se te ocurre teñirte así?—

—¡Es arte! —respondió, haciéndose el dramático, mientras ambos intentábamos despertar a Eiji.

Mientras lo sacudíamos suavemente, Eiji comenzó a abrir los ojos lentamente, mirando primero el cabello de Jaw Long y luego a mí, con una expresión de absoluto desconcierto.

—¿Qué... qué les pasó? —murmuró Eiji, aún aturdido.

—Larga historia— respondí, casi llorando —Pero, por favor, ¡no vuelvas a desmayarte!—

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—¡Hey, Marcus, ven un momento!— La voz de la señorita Collins me sacó de mi ensimismamiento, me giré y vi que me hacía una seña desde el otro extremo del pasillo.

Era el primer día de clases y ella era la encargada del grupo de guías para los de nuevo ingreso por el campus escolar, me acerqué rápidamente, curioso por lo que pudiera necesitar.

—¿Necesita algo, Señorita Collins?— preguntó con una sonrisa, saludándola de manera cortés.

Ella suspir y me mir aliviada —Necesito que me hagas un favor; Uno de mis chicos no vendrá hoy, así que un grupo se quedó sin guía. ¿Podrías ayudarme con ellos?—

—Por supuesto, no se preocupe— respondí sin dudarlo.

Ya estaba en tercer año y sabía que podía encargarme sin problemas. Ella me entregó una gorra azul que me identificaba como parte del grupo de guías, y me la puse rápidamente.

Antes de que me marchara, la señorita Collins me detuvo, poniendo una mano en mi hombro Por cierto, hay algo que quiero que sepas— dijo con voz más baja, casi en confianza —En ese grupo parece hay problemas con tres chicos—

Fruncí el ceño, preocupado por lo que me estaba diciendo —¿Quiénes son?— preguntó con seriedad, queriendo estar preparado.

—El problemático se llama Henry— respondió ella, mirando de reojo hacia la dirección donde estaban los chicos —Y los chicos a los que está molestando son Jade y Jaw Long, no sé si el problema es de antes o reciente, pero confío en que podrás manejarlo bien.—

—No se preocupe, me haré cargo— aseguré, con una sonrisa para tranquilizarla, luego me alejé, ajustando la gorra en mi cabeza y tomando aire antes de dirigirme hacia el grupo.

Al llegar, vía Henry, que estaba a un lado con una sonrisa descarada, ya Jade y Jaw Long, que se mantenían algo apartados, hablando entre ellos.

—¡Hola, chicos!— saludé con energía, intentando romper la tensión en el aire —Seré su guía hoy, ¿Listos para explorar el campus?—

El recorrido empezó sin problemas, me aseguré de explicarles cómo moverse por el campus, aunque mis ojos se mantenían alerta, Jade y Jaw Long, parecían amigos desde hacía tiempo. Mientras caminaban, no paraban de bromear entre ellos.

—Te imaginas si nos perdemos en el edificio de ciencias?— comentó Jaw Long con una sonrisa traviesa —Dicen que ahí hacen experimentos raros, como en las películas—

—Ya me veo atrapado en un laboratorio— respondió Jade, riendo suavemente.

Sonreí, satisfecho de que al menos entre ellos se sentían cómodos, sin embargo, no podía ignorar a Henry, que caminaba unos pasos más atrás, desde el principio del recorrido no había dejado de lanzars de odio hacia ellos, como si estuviera esperando la mirada. Oportunidad perfecta para hacer algo, sus manos estaban metidas en los bolsillos, y de vez en cuando fruncía el ceño, claramente molesto por la alegría de los otros dos.

—Vamos, chicos, sigamos hacia la biblioteca— les dije, manteniendo el tono ligero mientras me aseguraba de posicionarme entre Henry y los demás, sin que pareciera demasiado obvio —La biblioteca está justo al final del pasillo—

Dentro de la biblioteca, les di 30 minutos para que exploraran y leyeran algunos libros, era un buen momento para que se relajaran un poco y se distanciaran de las tensiones anteriores. Mientras los observaba desde la distancia, noté que Jade y Jaw Long se habían dirigido a la sección de ciencia ficción, revisando algunas de las portadas y bromeando entre ellos.

—¡Mira este!— exclamó Jaw Long, levantando un libro con una ilustración de un alienígena con Múltiples ojos —No parece el monstruo que vimos en esa película?—

Jade soltó una pequeña risa, aunque más controlada que la de su amigo —Sí, pero este parece aún más raro— respondió mientras hojeaba distraídamente el libro.

Al verlos tan animados, me acerqué, dejando que mi preocupación por Henry disminuyera un poco, tal vez, después de todo, solo necesitaba espacio y tiempo.

—Y bien, ¿Cómo la están pasando?— les preguntaron con una sonrisa relajada, sabiendo que el ambiente.

Jaw Long fue el primero en responder, mostrando una sonrisa traviesa —Mucho mejor sin los alienígenas raros y sin... ya sabes quién— dijo, refiriéndose claramente a Henry, mientras lanzaba una mirada rápida alrededor.

Jade avanzando y bromeó con un tono más suave —Definitivamente mejor que los primeros minutos, gracias por mantener todo bajo control—

—Oh, no es nada— respondió, riendo junto a ellos.

Me sentí más relajado con ellos, como si los conocía de antes, algo me decía que esos dos eran mas que unos simples alumnos nuevos con los que me llevaba bien, tal vez los conocí de niño o eran de esos amigos que tienes mientras juegas en el parque, ya que se me hacían extremadamente familiares incluso se me hacia raro tener que mirarlos hacia abajo en vez de mirar hacia arriba; de cualquier forma el sentimiento de cercanía parecía ser mutuo, directamente no me trataban de guía sino como un amigo de toda la vida.

Mientras las risas llenaban el espacio, un escalofrío recorrió mi columna, sintió una presencia detrás de nosotros, al darme la vuelta, mi estómago se tensó al ver a Henry acercándose sigilosamente, su mirada fija en Jade, tenía un lápiz afilado en la mano, y antes de que pudiera procesar lo que sucedía, levantó el brazo de manera amenazante, como si fuera a herirlos.

—¡Henry, no!— grité, pero mis pies no reaccionaron lo suficientemente rápido.

En un abrir y cerrar de ojos, Jade, con reflejos que no había esperado, alzó el libro que sostenía justo a tiempo, bloqueando el lápiz con la portada gruesa, el impacto resonó en el aire, y el lápiz quedó incrustado en las páginas.

—¡¿Qué demonios te pasa?!— gritó Jaw Long, dando un paso hacia Henry, claramente furioso.

Antes de que la situación escalara aún más, me interpuse entre ellos, tomé a Henry del brazo, apartándolo con firmeza pero sin violencia.

—¡Eso fue demasiado, Henry!— le dije con seriedad, mientras lo alejaba de los otros dos. —¡¿Qué crees que estabas haciendo?!—

Henry, sorprendido por la intervención de Jade, solo apretaba los dientes, sin decir una palabra, se veía enfadado únicamente con Jade, no iba a tolerar ni un segundo más de sus acciones.

—Esto termina aquí— le advertí, manteniéndome firme —Voy a hablar con la señorita Collins, y tú no te vas a acercar más a ellos, si no puedes comportarte, entonces no puedes seguir aquí—

Jade aún sostenía el libro, su respiración acelerada, pero me miraba y asentía, sabiendo que la situación estaba bajo control.

—Gracias...— murmuró, apenas audible.

—No fue nada— le respondí con una sonrisa tranquilizadora, aunque mi corazón seguía acelerado.

Había estado muy cerca de convertirse en una tragedia, y si no hubiera sido por la rápida reacción, no habría llegado a tiempo y pudo haber terminado muy lastimado.

—Esto no se queda así— murmuró Henry antes de que lo escoltara fuera de la biblioteca, pero en ese momento, no me importaba, mi prioridad era que Jade y Jaw Long estuvieran a salvo.

Luego de ese encuentro, Henry fue enviado a otro grupo de guías, y todo empezó a mejorar. La tensión que se sentía en el ambiente desapareció, y Jade y Jaw Long pudieron relajarse un poco más. Sentí que, al menos por ahora, no tendríamos más problemas con él.

Llegó la hora de comer, y los llevé a todos a la cafetería. Los demás estudiantes comenzaron a formar grupos rápidamente, ocupando mesas y conversando entre risas. Mientras tanto, mis ojos seguían a Jade y Jaw Long, parecían inseparables.

—Me sentaré con ustedes, ¿les parece?— les preguntaron mientras tomaba mi bandeja, sonriendo.

—Claro, no hay problema— respondió Jaw Long con su habitual energía, haciendo un gesto con la cabeza para que me uniera a ellos.

Nos dirigimos hacia una mesa junto a la ventana, donde la luz del sol entraba suavemente, creando un ambiente más tranquilo; me senté frente a ellos mientras ambos comenzaban a revisar sus bandejas. Jade, como siempre, estaba más callado, pero al menos su expresión ya no reflejaba la incomodidad que había mostrado antes.

—Siempre viene tan rápido, Jaw Long?— preguntó con una sonrisa divertida, viendo cómo su bandeja se iba vaciando con una velocidad asombrosa.

Jaw Long se encogió de hombros, tragando un bocado antes de responder —Es que tengo mucha hambre, además, aquí la comida está mejor que en mi antigua escuela— comentó con entusiasmo, mientras tomaba otro bocado —Definitivamente esto es lo mejor de la escuela —

—¿Y qué te parece a ti, Jade?— le preguntó, tratando de involucrarlo un poco más en la conversación, él levantó la vista y me miró por un segundo antes de responder.

—Está bien— dijo, haciendo una pausa para mirar su bandeja —Aunque creo que prefiero los libros de la biblioteca a la comida— agregó con una pequeña sonrisa.

Me reí ante su comentario, sorprendido de verlo más suelto —Bueno, los libros no te van a llenar el estómago— le contesté, riendo —Aunque tal vez te llenen la cabeza de ideas—

Jaw Long soltó una carcajada. -¡Si! Jade siempre está pensando en esas cosas, un día lo encontraré construyendo un robot o algo así— bromeó, empujando suavemente a su amigo con el codo.

—Lo que pasa es que tu eres un glotón— Bromeo de regreso hincándole las mejillas llenas de comida

—Oye, chicos— comencé, cambiando un poco el tono, queriendo asegurarme de que estuvieran bien después de todo lo ocurrido —Si Henry vuelve a molestarlos, o si pasa algo más, no duden en decírmelo—

Jaw Long avanzando con rapidez, mientras seguía comiendo. —No te preocupes, Marcus. No dejaremos que nos moleste más.—

Jade, por otro lado, tardó un poco más en responder, pero cuando lo hizo, su voz fue más firme de lo que esperaba —Gracias— dijo simplemente, levantando la mirada para encontrarse con la mía por un momento —Es bueno saber que estás de nuestro lado—

—Siempre— respondí, sincero. Sabía que los próximos días serían importantes para ellos, y no pensaba dejarlos solos en esto.

Nos quedamos conversando un rato más, hablando de cosas más ligeras, desde las clases hasta los clubes escolares, realmente me llevaba bien con ellos, como si ya hubiéramos sido amigos desde antes.

Ambos querían ir al club de beisbol y también estaba en ese club pero luego de conocerlo y sabiendo que los rituales de iniciación son realmente peligrosos no quería exponerlo a ello pero tampoco quería romper sus ilusiones, tal vez podría hacer algo para que los demás miembros no sean tan despiadados.

Notes:

Pasaron varias cositas en es capitulo pero entre las principales están:

El miedo de Max, y si entiende, como tal no le prohíbe ir a New York pero tiene miedo de que viva ahí, tiene miedo de que le hagan algo a su hijo ya sea por lo que vivido con Ash o por el estado en el que encontraron, no quiere que Jade corra peligro. Y créanme tiene razón, la angustia volverá a esta historia próximamente.

Ahora Jaw Long y Jade se parecen aun mas a cuando eran Shorter y Jade y podemos ver brevemente las reacciones de Nadia y Eiji, es una impresión fuerte y solo quieren que vivan lo que no pudieron vivir antes.

Y por último, Marcus es la reencarnación de Skip. Dado que en esta historia se reencarna el mismo día del fallecimiento, paso de ser el mas joven al mayor del grupo. Marcus tiene ligeros recuerdos mas que todo recuerda físicamente a sus amigos y conectara bastante rápido con ellos nuevamente.

 

Por otro lado, para el siguiente capitulo, se van a introducir mas personajes entre ellos Lao y Yut Lung, con este último con su reencarnación. Hasta donde supe canónicamente también murió UnU unos años después de la muerte de Ash en este caso voy a poner que sean unos 2 años por lo tanto Yut Lung pasaría a estar por lo menos en el ultimo año de primaria. Me encargare de que tenga una vida mas tranquila pero bueno vamos viendo que cada reencarnación se ha ido encontrando con las personas que pasaron a ser parte de su vida anterior y Yut Lung no tuvo lo mejores conocidos que digamos.

Chapter 9: 9

Summary:

Un nuevo amanecer

Una segunda oportunidad

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Llegado el primer día de clases, se suponía que Jade ya debería estar listo para irse, pero incluso en esta vida tenía el sueño pesado.

—Ya levántate o llegarás tarde— Le di un golpe al bulto entre las sábanas, pero lo único que obtuve fue un débil murmullo.

—Un rato más...— Se quejó, entrando la cabeza más profundamente en la almohada.

Suspiré, cruzándome de brazos ¿Qué voy a hacer con este niño?

—Nada de eso— Respondí, agarrando la esquina de las sábanas con firmeza —¡Arriba!—

De un tirón, lo arrastré junto con las sábanas hasta la ducha, Jade emitió un gruñido de protesta, pero no hizo ningún esfuerzo real por resistirse, dejándose caer en la bañera aun medio dormido, increíble aún es un flojo.

—No puedo creer que tenga que hacer esto de nuevo— murmuré, rascándome la cabeza mientras abría la llave del agua.

-¡Ah! Está fría, está fría... —Jade pegó un brinco, frotándose los brazos con un escalofrío.

—Báñate, y si no estás bañado y arreglado en 10 minutos, no vas a desayunar —dije, dándole la espalda mientras cerraba la puerta del baño.

—¡Eso es cruel!— gritaba entre dientes fingiendo llorar

—Eso no funcionará conmigo —respondí desde el otro lado, cruzando los brazos con una sonrisa que no podía evitar.

Lo había dicho en broma, pero la verdad es que si no lo apresuraba, llegaría tarde.

—¡Tengo frío! —gritó desde el piso de arriba, su voz resonando con queja y desesperación. Sin embargo, el sonido del agua cayendo aún se escuchaba, lo que me daba una pequeña victoria, al menos, se estaba duchando.

Mientras tanto, me concentré en preparar el desayuno, corté el aguacate en rodajas finas y coloqué los camarones justo encima, sabía que su ensalada favorita lo haría callar al menos un poco. Sonreí para mí mismo mientras arreglaba todo en el plato, tratando de que se viera lo más apetitoso posible.

—¡Ojalá te congeles ahí dentro!— le respondí en broma, levantando la voz lo justo para que me escuchara desde el baño.

Unos segundos de silencio, y luego su respuesta llegó amortiguada por el sonido del agua.

—¡Muy gracioso! —su tono sarcástico me hizo reír. Puse el plato sobre la mesa junto a los cubiertos, sirviendo el jugo de naranja.

—¡Te queda menos de un minuto! —lo apuré, mirando el reloj con una sonrisa. Estaba tentado a subir y ver si realmente se estaba duchando o simplemente había abierto el agua y seguía remoloneando en el baño.

El ruido de la ducha cesó repentinamente, seguido de pasos apresurados que bajaban las escaleras, Jade apareció con el cabello mojado y la ropa puesta, aunque algo desordenada. Llevaba un pantalón jean desgastado, converse rojas y una playera amarilla clara con un gran sol con lentes de sol estampadas en el pecho. Se frotaba los brazos, todavía con ese aire de protesta en su rostro.

—¿Por qué siempre tienes que hacerme sufrir en las mañanas? —bufó, sentándose de golpe en la mesa, pero su expresión se relajo al ver lo que había para desayunar.

—Porque si no lo hago, no te levantas— respondí, empujándole el plato hacia él —Come, y no te quejes, hice tu favorito—

—Me conoces demasiado bien— murmuró antes de darle el primer bocado —Está muy bueno, pero aún sigo teniendo frío—

—Exageras— le dije entre dientes, aunque estaba a punto de soltar una carcajada, no podía evitarlo; verlo con esa expresión de dramatismo mientras comía su ensalada con tanto gusto era simplemente demasiado.

—¡De verdaaaad! —volvió a gritar mientras masticaba.

—No hables con la boca llena—respondí, tratando de mantenerme serio mientras me sentaba frente a él.

Jade soltó un suspiro exagerado, soltando el tenedor y dejándose caer en la silla como si el peso del mundo estuviera sobre sus hombros.

—¿Sabes lo que es ducharse en agua congelada? Estoy seguro de que perdí unos cuantos años de vida ahí, se que se fueron con el agua —dijo, frotándose los brazos y fingiendo temblar.

—No era para tanto, el agua estaba tibia cuando la abrí— le dije, alzando una ceja mientras me servía un poco de café —Siempre te toma siglos levantarte—

—Podrías ser más amable... ¿Qué tal un café caliente en vez de intentar matarme de hipotermia? —replicó, dándome una mirada acusadora antes de volver a su ensalada.

Me incliné hacia adelante, con una sonrisa divertida en los labios.

—Y ¿cómo esperas que te traiga café si ni siquiera puedes mantenerte despierto en la cama? —Me divertí con su expresión, él sabe que es un dormilón casi sonámbulo al despertar

Jade soltó una risa suave, aunque todavía fingía estar ofendido —Al menos, si muero de frío, sabré que mi último desayuno fue bueno— dijo, llevándose otra cucharada a la boca con una expresión de satisfacción.

—Drama queen, —murmuré, esta vez sin poder evitar reírme.

Me lanzó una mirada ofendida fingida, pero no pudo evitar sonreír —Tienes razón, soy un drama queen— admitió entre risas —Pero es parte de mi encanto—

— ¿Dónde está ese niñito que se aferraba a mi pierna? Quiero hablar con él no con la drama queen— le dije en broma, sabiendo bien que Jade siempre exagera las cosas para salirse con la suya —Eres una pequeña amenaza—

—Pero aún así me quieres— respondió él, sacando su carta más fuerte, los ojitos de cachorrito, ya que sabe que es mi completa debilidad.

—Bueno, tal vez no eres una amenaza~ —admití, soltando la broma mientras el brillo de la mañana se reflejaba en la ventana, bañando la habitación en un cálido tono dorado.

Me detuve por un momento, observando cómo Jade, con su cabello todavía un poco mojado y la camisa algo desordenada, lucía a contraluz. El sol parecía abrazarlo, dándole un aire casi etéreo.

—Eres mi amanecer~ —murmuré casi sin darme cuenta.

Jade dejó escapar una carcajada descarada, sorprendida por mis palabras.

—Jaja, qué cosas dices, Eiji, te estás volviendo viejo, dices cosas muy poéticas de la nada— se burló, pero su risa solo lo hacía parecer aún más angelical —Pareces papá cuando le habla al álbum de fotos—

Viejo me dijo, nunca va a cambiar siempre le dirá eso a cualquier persona que le lleve tan solo unos años, va a ser divertido verlo crecer y ya no pueda llamar a los demás "viejos" siendo uno también

—Pero sabes, ese apodo me gusta más, —dijo finalmente mientras se llevaba una última cucharada de ensalada a la boca.

Lo observé en silencio mientras seguía tomando mi café, viendo cómo Jade recorría la casa terminando de arreglarse. Parecía más despierto ahora, espero que no se duerma en clases.

—Mucho mejor que el anterior— replicó desde el baño, mientras se cepillaba los dientes.

—Pero ¿tú no tienes ningún otro apodo? —le pregunté, medio divertido, medio curioso.

Jade apareció en la puerta del baño, con la boca llena de espuma de la pasta de dientes, pero aún así logrando responderme entre gárgaras.

—Claro que sí— dijo, limpiando la boca con la manga —A veces me dices Ash, ese es un apodo—

El comentario me tocó de repente, borrando la sonrisa en mi rostro lentamente... Jade se acercó, ya con la mochila al hombro, y me abrazó para despedirse.

—Volveré algo tarde hoy, son las pruebas para el club de béisbol. Ya regreso —dijo, mientras tomaba las llaves, salió de la casa con una sonrisa brillante, casi saltando de emoción

Pero yo... me quedé clavado en mi lugar, inmóvil... No sabía que en ocasiones lo llamaba Ash... si lo hacía cada que su fantasma se presentaba en su tierna carita pero... juraba que lo decía en mi mente...

Incluso la forma en la que me acostumbro a levantarlo...

—Ya se fue?— Sing bajaba del piso de arriba mientras él se frotaba los ojos, visiblemente cansado. Su presencia me hizo salir de mis pensamientos.

—Sing, tienes que dejar de evitarlo— le dije volviendo a tomar de mi taza de café. Jade llego hace una semana y ninguno de los dos han cruzado palabra

—Él pincho las llantas de mi auto en cinco ocasiones, ¡cinco!— se quejó Sing, frotándose la cabeza con desesperación —No es el tierno angelito que tú crees—

—Imposible, no tenía nada con qué hacerlo —negué con la cabeza, es como si nunca se fue a llevar bien —Jade no es así nunca se a portado mal conmigo, siempre que me llamas acusándolo tiene los ojos llorosos y tu estas como loco , lo asustas—

—Claro es un actor excelente envíalo a Broadway— Sing levantó la voz, claramente frustrado, mientras se dirigía a la mesa y tomaba una taza para servirse café —Ya no lo defiendas—

Observé cómo Sing quería calmarse, tomando una profunda inhalación mientras revolvía el café.

—Ya estás grande para pelear así con un niño, Sing —volví a insistir, tratando de suavizar la tensión —Jade va a vivir en mi casa un largo tiempo, y tú vienes a quedarte a menudo. No pueden estar como perros y gatos todo el tiempo, ambos deben hacer las pases—

Sing no se veía nada feliz con la idea, resople imaginando que tampoco Jade iba a colaborar, ellos dos pelean más como hermanos que como los desconocidos que dicen que son, ni siquiera Michael pelea tanto con Jade, aunque claro hacerlo enojar es muy difícil.

—Ya es momento de cambiar de tema— dije, buscando una forma de aligerar la conversación —Entonces, ¿Tienes algo planeado para hoy?—

—No muchos, la verdad, es un lunes tranquilo, solo una cosa por aquí, por allá —respondió Sing, encogiéndose de hombros, sin embargo, podía notar que estaba escondiendo algo detrás de su respuesta casual.

—Puedes decirme —insistí, levantando una ceja en señal de curiosidad.

Sing vaciló por un momento, mirando alrededor como si buscara una forma de evadir la pregunta, finalmente, suspiro y dijo —Bueno, no es 100% oficial, pero Akira me dijo que vendría el próximo mes, asi que yo estaba pensando en reacomodar mi departamento y tal vez...—

Intentaba ocultar mi reacción detrás de la tasa pero se me escapo un murmullo —Ibe-San te mataría—

Su mirada llena de sueños se convirtió en una de completa vergüenza y terror —No, no, no, no pienses nada malo. Es solo para-... OYE, NO ME MIRES ASÍ —interrumpió, con las mejillas ligeramente sonrojadas.

Sabía claramente que Sing estaba enamorado de Akira. La forma en que se ponía nervioso al hablar de ella era una señal evidente, y el hecho de que intentara ocultar sus emociones solo lo hacía más evidente.

—Solo ten cuidado— le aconsejé con una sonrisa comprensiva —No quiero que te metas en problemas por emocionarte demasiado—

—EIJIIII —protestó Sing, levantando las manos en un gesto de vergüenza pura —No estoy pensando nada malo... solo... quiero que las cosas salgan bien—

Pude ver cómo se esforzaba por mantener la calma, pero no podía evitar notar cómo sus ojos brillaban con una mezcla de nervios y entusiasmo.

—Ibe-san también vendrá —le comentó a Sing para evitar que se sintiera más avergonzado.

—Si es por eso, que ella también pensaba venir con él —respondió Sing, su tono más relajado al escuchar la mención de Ibe-san

—Dijo que vendría a tomar algunas fotos de los paisajes rurales; preguntó también si podría quedarse en la casa de Cape Cod, le dije que estaba bien por mi parte— termine de tomar el café así que deje la taza de lado para ver directamente a Sing —De hecho, pensaba tomarme un fin de semana libre para acompañarlo, ya sabes, como en los viejos tiempos— le expliqué, con una sonrisa nostálgica —Supongo que tu también vendrás por Akira—

—Me leíste la mente— afirmó, pero luego frunció el ceño —¿Qué harás con Jade? Dime, por favor, que no lo vas a dejar aquí encerrado, no quiero que se entrometa entre Akira y yo—

—No haré eso, Sing —respondí con firmeza —Vendrá con nosotros—

Sing se inclinó hacia adelante, sus ojos llenos de preocupación —Eiji, por favor, déjalo se puede cuidar solo ya esta grande—

—No —contesté de manera rotunda, manteniendo mi posición

—Tsk, tú realmente lo adoras —murmuró Sing, cruzando los brazos y desviando la mirada, visiblemente molesto.

Lo miré sorprendido, alzando una ceja. —Acaso ¿estás celoso? —pregunté con una sonrisa juguetona.

—No, tu corazón es lo suficientemente grande para todos, el que está realmente celoso es el mocoso—

—¿Tú crees? —respondí pensativo. Ahora que lo mencionaba, tenía sentido, Jade solía fruncir el ceño o se ponía extrañamente callado cada vez que me veía hablando con Sing, al principio, lo atribuí a su personalidad reservada de cuando era pequeño, pero tal vez había algo más detrás de esas. miradas intensas.

—Por supuesto que sí, Eiji, cada vez que te acercas a mí, él te sigue como un cachorro, observando todo con esa mirada de "mantente alejado de mi territorio"— Sing imitó el rostro de Jade

—¡No hagas eso! —reí, aunque en el fondo sabía que había algo de verdad en sus palabras.

—Te lo digo, ese mocoso tiene un radar para cuando estamos hablando —continuó Sing, sin dejar el tema —Bueno, veremos cómo va todo. Pero si me pincha otra llanta más, no me hago responsable—

Le di una palmada en el hombro —Trato hecho—

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Lo peor de recordar tu vida pasada no es solo que los recuerdos floten en tu mente, mostrándote cada error, cada mala decisión que tomaste, cada cosa que no estaba en tus manos.... No. Lo peor es que, ahora, siendo un niño de nuevo pequeño e indefenso, aun sabiendo todo lo que puede suceder... no puedes hacer nada.

La frustración que siento es... simplemente demasiada, cada día veo cómo mi nuevo entorno es diferente, pero los ecos de una vida la cual ya terminó me siguen atormentando.

Lo único bueno es que... cuando mi madre murió en mi vida anterior, recé desesperadamente para que, si alguna vez renacía, tuviera la oportunidad de ser feliz. Y mis plegarias, sorprendentemente, fueron escuchadas.

—Bao-Bei, ven a desayunar —la voz suave y familiar de mi madre me sacó de mis pensamientos. Parpadeé, volviendo a la realidad, mientras bajaba de mi habitación.

Recuperé a mamá, esta vez, la veo sonreír como nunca antes lo había hecho —Siempre tan dulce— murmuré para mí mismo mientras la observaba.

Ella ahora se ve mucho más feliz, su rostro refleja paz, algo que nunca tuvo antes. Se casó joven nuevamente pero con alguien que ama, un hombre que la trata bien, que le da la vida que siempre mereció. Le ha ido bien, y eso debería hacerme feliz por completo... pero no puedo evitar sentir una creciente sombra de temor en mi interior.

Mientras me acerco a la mesa, veo a mi nuevo padre, el hombre que ahora cuida de mamá con tanta dedicación, es muy sonriente, tiene la misma edad de mamá y ambos se ven muy enamorados. Aun se podría considerar que mi nacimiento no fue deseado tampoco se ven resentidos por ellos, pero...

—Buenos días Xiao-Yue— Creo que la amabilidad de este hombre es más de la que puedo manejar

Sin embargo, una sensación incómoda me oprime el pecho cada vez que pienso en él. No porque haya hecho algo mal, sino porque, a solo unas casas de distancia, vive una persona que desearía que haya ardido en el fuego divino de los dioses en vez de volver a la tierra.

Mi antiguo padre que en mi vida pasada no fue más que pervertido obsceno; ahora es nuestro vecino. Ya no es el poderoso patriarca de los Lee que controlaba todo con mano de hierro, pero sigue siendo un hombre con poder, suficiente para lastimar a quienes se interpongan en su camino.

— ¿Estás bien, cariño? —preguntó mamá, notando que me había quedado inmóvil al borde de la mesa.

—Sí, solo estaba pensando... —respondí rápidamente, tratando de sonreír para no preocuparla. Me senté y comencé a comer.

Mientras ella se daba la vuelta para continuar sirviendo el desayuno, miré por la ventana hacia la casa del vecino. Podía ver la sombra de mi antiguo padre moviéndose con la misma arrogancia de siempre.

Sentí un escalofrío recorrerme, temo que, tarde o temprano, intento volver a lastimar la.

—Bao-bei, ¿tienes algo que decirnos? —preguntó mamá con su tono suave pero lleno de curiosidad, inclinándose un poco hacia mí, su mirada era atenta, preocupada quizás, ya que me había quedado en silencio durante demasiado tiempo, perdido en mis pensamientos.

Sentí un nudo formarse en mi garganta. ¿Cómo podría contarle lo que realmente me inquietaba? No podía arruinar su felicidad con los recuerdos de una vida que ya no existía para ella, esta nueva vida le había dado lo que siempre mereció, tranquilidad, amor, una familia que la cuidaba. No tenía derecho a traerle de esos fantasmas de vuelta y posiblemente no lo comprendería.

—Yo... —empecé, pero las palabras se me atoraron... No puedo decírselo... No puedo hacerle esto —Yo... estaba pensando en unirme a algún club antes de tiempo... ya sabes, porque la escuela tiene primaria y secundaria, tal vez me dejen...—

Mamá me miró con sorpresa y alivio, claramente no esperando esa respuesta —Un club? —repitió, sonriendo, mientras se sentaba frente a mí con las manos apoyadas en la mesa —Y qué clase de club te gustaría?—

El alivio en su rostro me hizo sentir una punzada de culpa; Tenía que protegerla, incluso si eso significaba ocultar cosas.

—Tal vez algo de deportes... esgrima... —dije rápidamente, rascándome la cabeza para parecer más convincente

—Es una idea maravillosa, Bao-bei —respondió mamá, con una sonrisa radiante —Papá y yo te apoyaremos en lo que decidimos. ¿Verdad, cariño? —se volvió hacia su esposo, quien me lanzó una sonrisa cálida desde el otro lado de la mesa.

—Por supuesto, será genial que te involucres en algo —dijo él, con esa voz siempre tranquila y segura que hacía que mamá se sintiera protegida —Te llevare a todas las reuniones y encuentros—

Asentí con la cabeza, aunque por dentro me sentía aún más inquieto. Desvié la mirada hacia la ventana de nuevo, donde la casa de mi antiguo padre permanecía silenciosa.

La siguiente vida inicia al instante de tu muerte en la anterior; no es necesario recordar cuando renaces; muchos viven sus vidas tranquilas sin saber que están pasando por su segunda o tercera vez en este mundo.

Desearía ser uno de ellos.

Lamentablemente, siguiendo esa lógica, las personas que eliminan ya están nuevamente caminando por el mundo. Eso es lo que más me atormenta, saber que aquellos a quienes enfrenté, aquellos que merecían sufrir, pueden estar aquí otra vez, en cuerpos diferentes, con las mismas almas podridas.

—Te recogeré a la salida —dijo mi padre mientras se agachaba a mi altura y colocaba un pequeño pin en mi suéter —Sonríe Xiao-Yue— El pin era de un osito rojo con las cejas fruncidas en un fondo amarillo, y como le oso también le fruncí el ceño

Hablar con él siempre era un poco extraño, aunque nunca me había hecho nada malo; es un padre atento... pero la palabra "padre" siempre estaba asociada con el apellido Lee, esa sombra de poder y crueldad que jamás podrá olvidar.

—Podrías venir unas dos horas después —respondí rápidamente —Voy a ir a algunos clubes después de clases. Ya sabes, quiero ver si me dejan unirme antes de tiempo—

Él sonoro —Por supuesto, no hay problema, tómate tu tiempo —me dio una palmadita en la cabeza

El es un buen hombre, repito en mi cabeza, lo sé, lo veo en sus ojos, en la forma en que me habla... pero, por alguna razón, sigue siendo extraño, siento que el vínculo entre nosotros nunca podrá ser genuino. , y no es su culpa. Es la mía.

Cuando él se dio la vuelta para irse una vez me dejo en la puerta de entrada de la escuela, me quedé mirando el suelo, sintiendo una punzada de culpa.

No debería alejarme de él, me cuida, me quiere... pero no puedo evitar mantener una distancia. Sus pasos resonaron hasta que desaparecieron, y yo suspiré, aliviado.

La mentira sobre los clubes era solo una excusa para estar solo, sin embargo... Es justo que trate de iniciar desde cero... Una infancia normal como se suele decir.

Miré hacia un lado, hacia la reja que separaba la primaria de la secundaria; permitían entrever lo que ocurría al otro lado, y aunque no había nada especial en ello, algo, una extraña sensación de curiosidad, o quizás el destino, me hizo voltear.

Dos siluetas familiares, demasiado familiares.

Ash Lynx y Shorter Wong, nunca olvidaría el dolor de cabeza que le provocó aquel lince y mucho menos el esfuerzo que hizo el asiático por proteger a ese gato japonés; hablando de él, es un fotógrafo reconocido, le fue bien.

Ellos están idénticos a como los recordaba. La misma postura confiada de Ash, con sus ojos verdes afilados como cuchillas, y Shorter, siempre con esa sonrisa despreocupada, como si el mundo entero no pudiera alcanzarlos... Ambos sonreían con una naturalidad que parecía inhumana; algo que el no podia hacer

—¿Ellos siquiera recuerdan...? —murmuré para mí mismo, con la mirada fija en ambos.

Los vi interactuar, estaban hablando, como si se conocieran de toda la vida buena se podría decir de dos vidas, pero su tranquilidad era injusta, tan tranquilos tan serenos...

Y eso me enferma.

Me aferré a la reja, sintiendo el metal frío contra mis dedos, y respiré hondo, intentando calmarme. Ash giró su cabeza en mi dirección por un breve momento, sus ojos recorrieron el patio y, por un segundo, sintió que nuestras miradas se cruzaron. ¿Me lo reconoce?

—Jade, ¿Que miras?— pregunto el de cabello morado tratando de identificar que miraba su amigo

—Nada, vamos adentro ya va a empezar el recorrido guiado— Avanzo un poco y me volvió a mirar, sin embargo no mostró esa aura amenazante era pura confusión de todas maneras me descarto rápidamente y entro al edificio.

Tal vez ir a algún club no sea del todo una mentira.

—Oye tu, ¿no deberías entrar?— mire hacia arriba

Sing Soo-Ling, no creí volver a verlo y mucho menos aquí —Algún problema?— pregunta cruzandome de brazos

—Que altanero, pues deberías entrar ya van a cerrar la puerta— Mire hacia la entrada y era cierto lo último ya niños estaban entrando —Apúrate o tú madre se va a enojar contigo por no ir a clases—

Le saque la lengua y entre, ¡Porque tenía que encontrarme con él!

—¡Eh! ¡Maleducado!

Notes:

Aquí actualización 😁 un poco más corta que la anterior por lo que veo jeje perdón pero aquí detallitos del capitulo.

Sing no quiere a Jade y Jade no quiere a Sing, su odio es mutuo XD, lo único que tienen en común es que adoran a Eiji. Además recuerden que Eiji apodo a Jade "Mi amanecer" va a ser importante.

Yut Lung recuerda, recuerda todo, nada de fragmentos o sueños TODO es más complicado para él, no sabe manejar lo que es el afecto. Y mucho menos a un Sing que le triplica el tamaño.

Chapter 10: 10

Summary:

La escuela no puede ser tan mala.
Si, si puede serlo.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Después del pequeño recorrido guiado, nos despedimos de Marcus y nos dedicamos a buscar nuestro salón de clases, iniciábamos con matemáticas, era una materia bastante sencilla para mi

—¡Aquí es! —Jaw Long señalo una de las puertas específicamente al código que tenia —Aula B-351—

Entramos al salón, ya había varios estudiantes en sus sitios, conversando entre ellos; el ambiente era relajado, pero en el fondo se sentía el nerviosismo del primer día; noté dos asientos libres en el centro y nos apresuramos a sentarnos juntos.

—Bueno, cerebrito, tu me pasas las respuestas— dijo Jaw Long mientras se recargaba en su asiento, como si ya estuviera agotado sin haber hecho nada, ni siquiera se molestó en sacar su cuaderno, mucho menos un lápiz.

Lo miré con incredulidad —¿En serio? ¿Y qué gano yo a cambio?— saqué mi cuaderno y, sin pensarlo, lo usé para darle un golpe en la cabeza.

—¡Mi amistad y lealtad incondicional! AAH, ¡idiota! ¡No hagas eso!— se quejó, frotándose la cabeza.

Me reí —Pues a menos que me ofrezcas una comida gratis, no te pasaré nada—

—Trato hecho, pero solo porque soy generoso porque mamá podria castigarme—respondió él, recuperando volviendo a recargarse en el asiento.

Estaba a punto de volver a golpearlos, pero entonces la puerta del aula se abrió y entró alguien que nunca pensé ver en este lugar.

—Ay no... —murmuró Jaw Long, y de inmediato volteé a mirar.

Era Arthur, no podía creer que estuviera aquí, su expresión hosca y la forma en que nos miraba con desprecio me hacían hervir por dentro lo suficiente para devolverle la misma expresión. Nos devolvía la mirada como si quisiera empezar una pelea en ese mismo instante.

—¿Qué hace él aquí? —susurré, tratando de mantener mi tono bajo, aunque mi irritación era evidente.

—Ni idea, pero esto no puede ser bueno — contestó Jaw Long, inclinándose un poco hacia mí., ambos seguimos con la vista a Arthur mientras caminaba lentamente hacia un asiento vacío al fondo del salón.

Se dejó caer en la silla como si el mundo entero le debiera algo, lanzando una mirada de reojo hacia nosotros antes de cruzar los brazos con aire desafiante.

—Pff, pensé que a ese lunático lo habrían mandado a detención— murmuró Jaw Long con un tono que pretendía ser divertido, dándome un leve codazo —Igual, la próxima vez podemos cerrarle la boca de una vez por todas—

—Es una perdida de tiempo—respondí, lo mejor es restarle importancia hasta que se aburra de su jueguito.

Pero la atmósfera del aula ya había cambiado, se notaba en los susurros que corrían entre los demás estudiantes, todos sabían quién era Arthur, o mejor dicho, Henry; la reputación que se había ganado hoy mismo dictaba que era peligroso, y por más que lo hubieran reportado, aquí estaba, en nuestro mismo salón. Va a ser un dolor de cabeza.

Intenté concentrarme en el profesor que comenzaba la clase, pero la presencia de Arthur era como una sombra, una amenaza latente que no podía ignorar. Cada vez que levantaba la vista para tomar apuntes, sentía su mirada clavada en nosotros; era incómodo, como si estuviera esperando el momento perfecto para hacer algo.

—¿Estás bien? —me susurró Jaw Long, notando mi incomodidad.

—Sí, solo espero que no cause problemas— respondí en voz baja, mientras tomaba algunos apuntes asi el profesor no miraba mucho hacia nosotros

—Si lo hace, ya sabes que yo lo tendré controlado— dijo Jaw Long con una sonrisa confiada

—¿Te crees pandillero, verdad? —rodé los ojos, negando lentamente mientras lo miraba —Solo te la pasas peleando con tu hermana, y ella siempre te gana—

Jaw Long frunció el ceño, ofendido pero no lo suficiente como para contradecirme —¡Ella es muy linda! No puedo golpearla, además, si lo hiciera, mi mamá me mata; en cambio, Arthur... oh, créeme, muero por voltearle la cara de un golpe— dijo con una sonrisa que no era para nada de broma.

Reí bajo, intentando no llamar la atención del profesor —Claro, claro, todo un caballero con tu hermana y un "pandillero" con Arthur—

—¡Es en serio! —insistió —Si pudiera, le daría un buen puñetazo, lo único que me detiene es... —hizo una pausa, como si estuviera pensando —Bueno, nada me detiene, solo que aún no ha sido el momento perfecto—

Durante el receso, por fin nos libramos de la mirada de Arthur, aunque la tensión aún colgaba en el aire.

—Está demente, ni siquiera le hicimos algo — Jaw Long apretaba los puños, su rostro serio, y su paso se aceleraba mientras nos dirigíamos al siguiente salón, era raro verlo tan molesto, pero después de todo, la constante vigilancia de Arthur era agotadora.

Yo también me sentía igual, es increíblemente frustrante en ser el blanco de alguien sin saber por qué. ¿Qué era lo que Arthur veía en nosotros que lo hacía comportarse de esa manera? Ahora, la idea de tener que aguantar su presencia todo el año, y posiblemente durante toda la secundaria, me hacía sentir rabia. Esto sería una verdadera tortura.

—Agh, olvídalo, ya se cansará en algún momento—

—Tsk, tienes razón— Jaw Long resopló, visiblemente haciendo un esfuerzo por calmarse —A ver, nos toca quimica—

Al entrar al laboratorio, ambos esperábamos un respiro, pero lo primero que vimos fue a Arthur, ya sentado en su mesa, mirando hacia nosotros nos estaba esperando. A su lado, un chico delgado con gafas y un cabello rojizo grisáceo similar a una bola enredada de lana. Es el cómplice perfecto para Arthur, arrogante, con una expresión de superioridad.

—Genial, ¿ahora qué?— susurré, sintiendo que este día solo iba de mal en peor.

Jaw Long me dio una mirada de complicidad antes de que ambos nos acercáramos a nuestra mesa asignada, tratando de ignorar a Arthur y su nuevo amigo.

—¿Qué crees que estén planeando?— le pregunté a Jaw Long mientras sacábamos los materiales para la clase: probetas, matraces, mecheros y una serie de sustancias químicas

—No lo sé, pero mantén los ojos abiertos— respondió Jaw Long, inclinándose hacia la mesa mientras preparaba el equipo.

El profesor comenzó a explicar el experimento, se trataba de una reacción química entre bicarbonato de sodio y vinagre, clásica, pero interesante; la reacción producía dióxido de carbono, lo que causaba un burbujeo inmediato y una pequeña liberación de gas, nuestro objetivo era medir la cantidad exacta de gas producido en diferentes cantidades de sustancias, comparando la reacción con las proporciones establecidas.

Normalmente, me hubiera emocionado, pero no podía quitarme la sensación de que algo malo estaba por suceder.

Mis ojos se desviaban constantemente hacia Arthur y su amigo, que estaban trabajando en su mesa, pero más que eso, seguían murmurando entre ellos y lanzándonos miradas. Algo no estaba bien, y esa sensación de peligro inminente se confirmo en unos minutos.

De repente, un estallido resonó en el laboratorio; la mezcla en una de las probetas de Arthur y su amigo había explotado, lanzando una nube de humo blanco al aire. El olor a vinagre y bicarbonato era intenso, y el ruido causó que varios estudiantes se sobresaltaran.

El profesor, visiblemente preocupado, corrió hacia ellos —¡¿Qué está pasando aquí?! —exclamó, evaluando los daños mientras los otros estudiantes empezaban a murmurar entre ellos.

Mientras todos estaban distraídos, Arthur aprovechó el caos para inclinarse hacia mí, lo hizo lentamente, como si lo disfrutara, y cuando finalmente habló, su voz fue apenas un susurro, lo suficientemente bajo para que solo yo lo escuchara.

—El siguiente explotará en tu cara —dijo con una sonrisa gélida, sus palabras atravesando como un cuchillo en la calma aparente.

Jaw Long apretó los puños, listo para responder, pero lo agarré del brazo antes de que pudiera decir algo, sentí la tensión en su cuerpo, como si estuviera a punto de explotar, pero entrar en una pelea con Arthur solo empeoraría las cosas.

—No caigas en su juego —le susurré, poco a poco fue relajándose al escucharme, confiaba en mí lo suficiente como para contenerse, aunque todavía estaba furioso.

Arthur, por su parte, soltó una risa suave, burlona. Sabía que había ganado esta pequeña batalla al ver que no reaccionábamos, sus ojos brillaban de malicia, y la sonrisa en su rostro dejaba claro que había disfrutado de nuestra frustración. Por otro lado su amigo, parecía menos seguro, nervioso, como si esperara que la explosión en la probeta les trajera algún castigo severo.

Pero el profesor, distraído y probablemente acostumbrado a pequeños accidentes en el laboratorio, simplemente los miró con desaprobación y les dijo —Sean más cuidadosos la próxima vez—

Arthur y su amigo intercambiaron una mirada, como si no pudieran creer que se habían salido con la suya tan fácilmente, el chico de gafas pareció aliviado, pero Arthur apenas contuvo su risa.

Jaw Long soltó un gruñido de frustración mientras miraba a Arthur con odio.

—Ellos no estaban mezclando vinagre y bicarbonato —le dije en voz baja, notando que ellos no seguían los pasos del experimento.

Jaw Long me miró, sus ojos se estrecharon, confuso y molesto al mismo tiempo —¿Entonces qué estaban haciendo?— preguntó, esperando una explicación.

Lo miré directamente a los ojos antes de soltar la verdad que había estado rondando en mi mente desde que vi la explosión —Bomba casera —dije, mi voz apenas un susurro.

Esperaba que la gravedad de mis palabras lo asustara, cualquiera se asustaría, pero en lugar de eso, vi rabia contenida.

—¿Bomba casera? —repitió, casi incrédulo, pero no del todo sorprendido, su mandíbula se tensó y pude notar cómo sus manos comenzaban a temblar —Esos idiotas... están locos—

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—Por fin terminaron las clases— suspiré, dejándome caer sobre el césped del patio junto a Jaw Long, dejando que el suave balanceo de la brisa me despejara por un momento.

El sol estaba alto en el cielo, pero no era tan molesto como la tensión que había sentido durante toda la jornada. Arthur y su amigo finalmente habían dejado de molestarnos, al menos en las últimas horas, pero el cansancio de estar siempre en guardia me había pasado factura, mi mente había estado constantemente buscando señales de su siguiente movimiento.

—Sí, estoy agotado— Jaw Long se tumbó a mi lado, con los ojos cerrados y respirando profundamente —Hoy fue un día eterno— añadió, mientras estiraba su cuerpo perezosamente sobre el césped

Miré el reloj en mi muñeca, recordando las pruebas para el equipo de béisbol.

—¿A qué hora son las pruebas?— pregunté, más por mantener la conversación que por necesidad de saber

—A las 2 p.m— respondió Jaw, estirándose perezosamente —Pero siento que podría dormirme aquí mismo—

Lo miré con una sonrisa, entendiendo completamente la sensación; pero si íbamos a rendir en las pruebas, necesitábamos algo que nos diera energía.

—Vayamos a la cafetería —propuse, rodando sobre mi costado para ponerme de pie —Necesitamos energía si queremos rendir en las pruebas—

Jaw Long abrió un ojo, mirándome con una expresión mezcla de cansancio y gratitud antes de finalmente levantarse con un gruñido de esfuerzo.

—Buena idea, no quiero desmayarme en medio del campo. Además, podríamos ver si tienen algo de postre— añadió, arrastrando los pies mientras nos dirigíamos hacia la cafetería.

Una vez en el mostrador, pedimos unos hot dogs y un par de batidos de frutas, mientras esperábamos que nos los sirvieran, no pude evitar que una inquietud cruzara mi mente.

—¿Y si Arthur también se presenta? —pregunté de repente, sin poder evitar que la preocupación se filtrara en mi voz.

Jaw Long, quien hasta ese momento estaba ocupado revisando los postres, se detuvo un momento, su expresión se endureció brevemente, pero luego dejó escapar un largo suspiro, suavizando su mirada.

—Si lo hace, ignóralo —dijo con una determinación que no había mostrado en todo el día —Este es nuestro momento, no dejaremos que lo arruine—

Sus palabras me dieron una sensación de alivio, y asentí —Tienes razón—

Terminamos de comer, el batido refrescante hizo maravillas para despejar mi mente y los hot dogs llenaron mi estómago.

Con renovada confianza, nos dirigimos al campo de béisbol, al llegar, el sol seguía brillando intensamente, pero estaba perfecto un cielo completamente despejado.

—Vamos, Jade— dijo Jaw Long, dándome un leve golpe en el hombro y luego chocando los puños conmigo —Contigo bateando y yo cubriendo bases, estamos definitivamente adentro—

Su entusiasmo era contagioso, y mientras nos acercábamos a la fila de aspirantes, estábamos listos para lo que viniera, aunque no habíamos visto a Marcus, quien nos había dicho que era parte del club de béisbol.

—¿Dónde está Marcus? —me pregunté en voz baja, mientras miraba alrededor, esperando verlo entre el grupo de jugadores, pero no lo vi en ninguna parte.

Jaw Long frunció el ceño, compartiendo mi confusión.

—Debería estar aquí. Dijo que era parte del club, ¿verdad?— Asentí, y aunque la ausencia de Marcus era extraña, tratamos de no pensar demasiado en ello.

Hoy era nuestro día, y no íbamos a dejar que nada nos detuviera.

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—¿Tú crees que hayamos entrado? —pregunté, mi voz traicionando los nervios mientras recorría con los ojos la lista de nombres sin encontrar ni el mío ni el de Jaw Long.

Él se cruzó de brazos con una sonrisa tranquilizadora, como si todo estuviera bajo control, me dio un ligero codazo en el costado, intentando aliviar la tensión.

—Nah, dudo que tú no entres, sería una broma de mal gusto si no lo hicieras— respondió, su tono despreocupado, tal vez, no estaba tan seguro como aparentaba.

El bullicio a nuestro alrededor continuaba mientras otros chicos intentaban abrirse paso hacia el tablón, se oían susurros y suspiros de decepción varios se retiraban cabizbajos; poco a poco, el tumulto fue disminuyendo y, finalmente, tuvimos una mejor vista.

—Vamos, que ya quiero ver esto —murmuró Jaw Long, estirando el cuello para poder leer mejor.

Y entonces, lo vi.

—¡Lo logramos!— grité, sin poder contener la emoción, me lancé sobre la espalda de Jaw Long que apenas alcanzo a sujetarme, casi caímos al suelo, pero la emoción era más fuerte ahora mismo.

—¡Te lo dije, nunca dudes de mí!— respondió, soltando una carcajada mientras me sostenía.

Me separé de él, ahora que estábamos dentro del equipo, y eso significaba que íbamos a ver a Marcus más seguido, la idea me entusiasmaba, aunque no podía negar que lo de los rituales de iniciación no tanto.

—Ahora solo nos falta sobrevivir a cualquier locura que tengan en mente—

Jaw Long me dio una palmada en la espalda —Bah, un poco de locura para empezar, nada que no podamos manejar. Además, ¿Qué tan malos pueden ser?—

A medida que más chicos del equipo se reunían, las risas y los murmullos eran evidentes.

Ya había escuchado algunos rumores, el ritual de iniciación no era solo una serie de bromas inofensivas, se había vuelto peligrosa.

—¿Has oído lo que les hicieron el año pasado?— susurró uno de los chicos que estaba cerca de nosotros —Los obligaron a correr por el bosque a ciegas mientras les lanzaban pelotas de béisbol... uno casi se rompe una pierna—

—¿Estas seguro de que eso lo hacen por diversión?— dije sin poder creer sus palabras, es mas aunque los rumores era inquietantes también se volvían difíciles de creer

—Supongo que es divertido para ellos— Jaw Long ya no se veía tan confiado pero tampoco íbamos a echarnos para atrás

El tiempo pasaba, y Marcus seguía sin aparecer.

A medida que la inquietud aumentaba entre todos los que íbamos a participar, el capitán del equipo, finalmente se acercó con su grupo; era alto y fuerte, con una sonrisa que apenas disimulaba que disfrutaba de la situación.

—¿Están listos para las pruebas?— preguntó en voz alta, algunos chicos mayores, que estaban de pie detrás de él, reían en voz baja, disfrutando del nerviosismo que causaban.

Jaw Long intercambió una mirada rápida, pero ninguno de los dos respondió de inmediato —¿Les entró miedo?— preguntó, con una sonrisa que no presagiaba nada bueno —El ritual...— hizo una pausa, mirando a los demás chicos mayores —El ritual es solo para los valientes—

—Quiero hacer una pregunta— dije, rompiendo el silencio, es demasiado molesto que todos aquí solo busquen peleas y demostrar quien era mas fuerte —Si ustedes son el equipo principal les falta un integrante— Recalque y se escucharon los murmullos, era verdad para jugar se necesitaban nueve pero se habían presentado ocho —¿Dónde esta Marcus?—

Capitán dejó caer la sonrisa —Marcus no va a venir hoy, está ocupado— dijo con una frialdad que dejó helados a todos, era obvia su mentira —Pero eso no cambia nada, van a tener que hacer todo lo que les diga—

Comenzaron a sacar pelotas de béisbol, vendas oscuras y bates pero no bates comunes estos tenían ligeras protuberancias ocultas con un tela, pero mas que seguro es que eran clavos.

—Vamos a hacerlo simple, van a correr por el sendero del bosque hasta llegar al lago, pero lo harán con los ojos vendados, y mientras corran, les lanzaremos pelotas, si llegan al lago estarán dentro del equipo—

—¿Y los bates para que?— Lo desafié, estaban siendo muy extremos

—Bueno ya lo van a descubrir; es la tradición, chico, todos los que han entrado al equipo lo han hecho, si no pueden con esto, mejor ni lo intenten— añadió, entregando las vendas negras.

Tome la venda en silencio —Vamos a hacerlo— dije finalmente, mirando a Jaw Long

Jaw Long, asintió con la cabeza —Sí, lo haremos—

Nos alinearon en fila, tome la mano de mi amigo, estábamos juntos en esto.

—A la cuenta de tres... Uno... dos... ¡tres!—

Todos comenzaron a correr a ciegas por el sendero del bosque, tropezando entre ellos mientras las pelotas volaban en todas direcciones. No nos soltamos, cada impacto era doloroso, ellos no estaban lanzando las bolas estaban usando una maquina y aparentemente habían subido la potencia al máximo.

Las risas se intensificaban mientras las pelotas seguían golpeando a todos.

En algún punto ambos caímos, nunca dijeron que no podíamos levantarnos y continuar, fue en ese momento en donde descubrimos para que eran los bates.

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"¡Esos idiotas me encerraron en la bodega!" Golpeé la puerta de metal con todas mis fuerzas, pero solo el eco de mis propios golpes resonaba en el espacio oscuro.

No importaba cuánto gritara o cuánto golpeara, no había nadie cerca para escucharme, habían elegido este lugar deliberadamente para asegurarse de que no tendría ninguna ayuda, incluso habían tenido la molestia de dejar mi mochila y celular afuera, asegurándose de que no pudiera llamar a nadie.

Me encerraron solo por pedir que este año no fueran tan bruscos.

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—Son solo niños— les dije, intentando convencerlos —Hace un año casi le rompen la pierna a uno y otro terminó con un moretón enorme en el brazo— Trataba de convencer a Ethan y al resto de los chicos que dejen la violencia de lado

Pero Ethan, con su sonrisa arrogante, se cruzó de brazos, apoyándose contra la pared del vestuario —Marcus, Marcus...— dijo, arrastrando las palabras mientras uno de los otros se reían — ¿Te vas a ponerte en contra de esto?—

—¡Es un ritual estúpido!— grité, mi paciencia agotándose —¡No tienen ninguna razón para someterlos a esto!— Sabía que mis palabras no iban a cambiar sus mentes, pero no podía quedarme callado.

Ethan me miró con una expresión que mezclaba sorpresa y desprecio —¿De verdad crees que puedes venir aquí y decirnos cómo manejar nuestro equipo?— preguntó con frialdad

—Si sigues con esto, lo reportaré a la dirección— respondí, dando un paso al frente.

Ethan se enderezó, y su sonrisa desapareció por completo, en un movimiento rápido, me agarró del brazo, llevándome hacia la puerta de la bodega —¿De verdad crees que vas a traicionarnos así?— murmuró entre dientes.

Antes de que pudiera responder, sentí cómo otros chicos me rodeaban, intenté zafarme, pero entre varios me empujaron hacia la pequeña bodega, la puerta se cerró con fuerza detrás de mí, y el sonido del cerrojo resonó en el aire.

—Vas a quedarte aquí un rato, Marcus, para que pienses bien lo que estás haciendo— fue lo último que escuché de Ethan antes de que sus pasos y risas se alejaran.

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Golpeé la puerta de nuevo, con más fuerza. —¡Ethan! ¡Abran esta maldita puerta!— grité, pero no hubo respuesta.

Me deslicé hasta el suelo, apoyando la espalda contra la pared. Jade y Jaw Long estaban allá afuera, solos, y yo estaba atrapado aquí, sin poder ayudarlos. Pensé en lo que estarían pasando. Si no hacía algo pronto, saldrían heridos.

—Piensa, Marcus, piensa...— me dije en voz baja, frotándome las sienes, tenía que haber una manera de salir de esta.

Miré a mi alrededor, buscando una solución; había una pequeña ventana en la parte alta de la bodega, pero no se abría.

—No hay otra opción— me dije en voz baja, antes de golpear el vidrio con todas mis fuerzas con un bate.

Un golpe, dos... hasta que el cristal se quebró en mil pedazos, cayendo al suelo.

Me subí rápidamente, algunos vidrios cortaron mis brazos al pasar por la estrecha abertura; apenas mis pies tocaron el suelo, comencé a correr lo más rápido que pude hacia donde sabía que estaban realizando el maldito ritual de iniciación.

Cuando llegué al claro del bosque, obtuve una vista horrible. Jaw Long estaba en el suelo, su rostro cubierto de moretones, jadeando por aire mientras intentaba bloquear los golpes de dos chicos que lo atacaban con los bates además de patearlo; a pesar de estar herido levantaba los brazos, intentando protegerse.

Jade no estaba mucho mejor... Lo sujetaban cuatro, dos de ellos con bates de béisbol en las manos, golpeaban su cuerpo con fuerza, pero Jade... Pero lo más repugnante es que los otros dos intentaban desvestirlo.

—¡Eso no es parte del ritual!— grité con todas mis fuerzas, sin poder contenerme —Ya era extremo y ahora intentan... ¡MALDITOS ENFERMOS!—

Los chicos se giraron hacia mí, sorprendidos al verme llegar.

—Marcus, pensé que habíamos tenido una conversación— dijo, con una calma que me enfureció aún más.

—¡Esto no es la "tradición"!— grité, acercándome rápidamente a ellos, con el bate aún en la mano.

—No es para tanto— Ethan respondió, encogiéndose de hombros.

—¡Basta!— rugí, corriendo hacia los que estaban golpeando a Jade, empujé a uno de ellos con todas mis fuerzas, haciéndolo caer al suelo —¡Esto se acabó ahora mismo!—

Uno de los chicos con un bate intentó atacarme, pero lo detuve con mi propio bate, bloqueando el golpe con un estruendo de madera —¡Sueltenlos! ¡A los dos!— le grité, empujándolo hacia atrás

Jade, al verme, intentó ponerse de pie, aunque tambaleaba, tenía la cara llena de cortes y moretones... Y la ropa rasgada —Marcus...—

Cuando soltaron a Jaw Long lo atraje hacia mi, ambos temblaban...

Me volví hacia Ethan, quien seguía inmóvil, observando la escena —Esto no es una iniciación, es una tortura— le dije, con la respiración entrecortada por la rabia.

Ethan se encogió de hombros de nuevo, como si todo esto fuera una simple diversión para él —No te hagas el santo—

Le tape los oídos a ambos aunque posiblemente si me escucharían —No intente violar a nadie, eres un ser asqueroso, ojalá te pudras—

Los chicos alrededor comenzaron a retroceder, sintiendo que las cosas estaban tomando un giro más serio.

—Lo que tú digas— dijo, finalmente, con un suspiro de exasperación —Chicos, se acabó, vámonos—

Soltaron sus bates y se alejaron, aunque con claras expresiones de molestia. No deje de mirarlos fijamente hasta que no podía verlos.

Devolví mi mirada hacia abajo, ambos estaban escondiendo su rostro en mi pecho, se los permiti, alrededor estaban los demás también habian sido golpeados pero en menor medida.

—Gracias...— murmuró Jaw Long con voz débil, mientras Jade asintió en silencio.

—No voy a permitir que esto vuelva a pasar— les prometí

Le di mi polera a Jade, su playera estaba hecha jirones y Jaw Long lo cargue en mi espalda mientras los llevaba a la enfermería.

—Ya casi llegamos— les dije, tratando de sonar tranquilizador, ninguno de los dos respondió.

Cuando finalmente entramos a la enfermería, ayudé a Jaw Long a sentarse en una de las camillas mientras la enfermera se acercaba; Jade se dejó caer al lado, con los ojos fijos en el suelo y el ceño fruncido.

—¿Qué pasó aquí?— preguntó la enfermera, con un tono que oscilaba entre preocupación y sospecha.

—Hubo un... incidente— le respondí, tratando de no dar demasiados detalles, pero el dolor en sus rostros hablaba por sí solo.

Mientras la enfermera comenzaba a revisar las heridas de Jaw Long, me acerqué a Jade, quien aún no había dicho una palabra.

—Jade, lo siento mucho... Esto no debió haber pasado esto...— comencé a decir, pero él me cortó con una mirada fría.

—¿Lo sabías, Marcus?— Su voz era baja, pero cargada de enojo contenidos —¿Sabías que esto podía pasar?—

Tragué saliva —Pensé que solo sería una tontería... No esto— admití, mi voz llena de arrepentimiento.

Jaw Long, también levantó la vista —Nos dijiste que estarías ahí, pero no lo estuviste— añadió, con un tono menos agresivo que el de Jade, pero no menos dolido.

—Traté de detenerlos...— Ninguno me respondió y dejé que la enfermera se encargue de ambos —Ellos me encerraron —

Cuando ya estaban mejor, tenían varias gasas y vendas; me acerque para intentar disculparme con ellos

—Yo... Solo quería...— trate de decir pero Jade me calló poniendo su mano en mi boca impidiendo que hable

—Si te disculpas por algo que no hiciste me voy a enojar mas— dijo mirando a Jaw Long quien solo le dió la razón con una sonrisa —Ni una palabra más sobre esto, somos amigos, ¿verdad?—

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Pensé que no habría ningún problema si me unía a un club antes de tiempo, pero estas personas... siguen siendo tan horribles como antes.

Mientras caminaba por el pasillo, cuando vi sus caras eran inconfundibles, como olvidar los rostros de los asesinos de mi madre, tengo tantas ganas de golpearlos, la diferencia de edad ya no es mucha, nadie culparía a un niño pequeño de enfrentarse a unos adolescentes.

Lo empuje, no me importa quien sea ahora, no importa nada solo me importa poder lastimarlo con mis propias manos —¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí?— Después de todo no se puede hacer nada con una fruta podrida, Lee Wang Lung se burló haciéndome caer, de una patada —El niño bonito quiere jugar con los mayores—

Me incorporé, puedo golpearlo, puedo tomar venganza con mis propias manos, pero sentí una mano empujándome de nuevo al suelo.

—Mira nada más, ¿te crees muy rudo? —preguntó el más alto, agarrándome del brazo y sacudiéndome como si fuera un muñeco —Tienes que aprender a respetar—

Forcejeé, tratando de soltarme —¡Suéltame!— exclamé, pero su mano apretaba más fuerte, hasta que me dolía.

—¿Qué vas a hacer?— se mofó otro, dándome una patada en las piernas para hacerme perder el equilibrio otra vez —A esta hora no hay maestros que te escuchen, ¿Vas a llorar? —dijo, acercándose peligrosamente.

—¡Déjenla en paz, idiotas!— una voz fuerte resonó en el pasillo, haciendo que todos se detuvieran.

No había necesidad de buscarlos, ellos mismos aparecieron en el momento oportuno.

—¿Qué les pasa con atacar a una niña? —dijo Ash, cruzándose de brazos. Su mirada desafiante los hizo vacilar

Tenía puesta una polera que no tenía antes, además de las vendas, era cuanto menos curioso.

—No es asunto suyo, váyanse— respondió mi "hermano", aunque su voz sonaba menos segura ahora.

—Lo haremos cuando la dejes en paz— replicó Shorter, avanzando hasta quedar frente a ellos —O si prefieres, podemos resolver esto de otra manera.

El hecho de que llevaran vendas y tuvieran la intención de pelearse ahora mismo los hacía más intimidantes, lo que hizo dudar al grupo.

—No vale la pena— gruñó uno de ellos, soltándome el brazo de mala gana.

Me quedé en el suelo, aún respirando con dificultad, mientras ellos se alejaban murmurando entre dientes.

Uno de ellos me miró y me tendió la mano con una sonrisa amigable —Tranquila, esos idiotas no se volverán a meter contigo, si te molestan otra vez, ven a buscarnos —dijo con tono protector

Me levanté, pero al escuchar lo que había dicho, fruncí el ceño —No soy una niña—

El chico parpadeó sorprendido, y sus amigos lo miraron incómodos —Oh... lo siento, no lo sabía— dijo, rascándose la nuca con una expresión de disculpa.

—No pasa nada...— dije, aunque por dentro todavía estaba molesto.

Estos "héroes", Ash Lynx, Shorter Wong y alguien desconocido, los tres parecían muy cómodos con la idea de haber salvado a una pobre “niñita”, no debía haberlos buscado, ni siquiera éramos conocidos cercanos, es más rivales es la palabra ideal, iba a irme cuando hablaron nuevamente.

—Bueno, al menos dinos tu nombre —dijo el mayor del grupo, desconocido para mi —Mi nombre es Marcus —dijo, buscando entablar una conversación

—Lin Yue— le conteste, sin mucho ánimo, prefiero ir a casa antes que seguir hablando con ellos

—Soy Jade —respondió el rubio, manteniendo su mirada en mi.

—Jaw Long— dijo el otro con una sonrisa fácil y despreocupada.

No habían cambiado sus apariencias en lo absoluto, bueno yo tampoco lo había hecho. Los tres se veían amigables, pero había algo que no terminaba de cuadrar, antes de que pudiera procesarlo, sentí cómo me agarraban por los hombros, su energía contagiosa arrastrándome sin que me diera cuenta hacia un salón apartado.

—Oye, ¿a dónde vamos?— intenté protestar, pero Marcus me lanzó una mirada tranquila mientras sostenía la puerta abierta.

—Tranquilo, solo queremos hablar sin que molesten —respondió con una sonrisa amigable, tanta amabilidad me estaba enfermando.

—Además, te ves como alguien que necesita amigos— añadió Jaw Long, dándome una palmada en la espalda.

—Te vamos a cuidar— Nunca creí oír a el gran lince de New York decir algo así, nunca hacia mi persona.

Me senté en una silla cerca a la puerta, con una mezcla de incomodidad y curiosidad.

—¿Sabes qué?— dijo Jade, cruzando los brazos y mirándome con una mirada que me atravesaba —Tienes algo... familiar ¿Nos hemos visto antes?—

—Te vi esta mañana— respondí, con toda la calma del mundo eso es cierto pero no sabía si se refería a ese momento o algo más, mucho más allá.

—Ese ceño fruncido no se olvida— contestó sin mucho más que decir simplemente sacado una paleta de dulce de su mochila —Para ti—

—Waa no hay una para mí estoy seguro de que Eiji te envío muchas para que hagas más amigos— Shorter ahora Jaw Long forcejeo la mochila hasta encontrar más paletas y entregarle una a Marcus.

Con que ese gato japonés nunca se pudo desligar de Ash, es triste demasiada nostalgia pero la vida se encargó de juntarlos nuevamente, destino o segunda oportunidad no tiene mucha importancia cuando ellos solo anhelaban estar juntos y ahora lo están. Él no me caía ni bien ni mal era bastante neutral hacia su persona, más no a lo que representaba, esa calma que traía y yo no tenía me llenaba de enviaría y me sigue llenando de ese horrendo sentimiento, al menos está ves tengo a mamá a mi lado. Y, ¿Paletas para hacer amigos?, solo de una persona así saldría esa idea. Aún así saben bastante bien, se ve que son caseras.

—Intercambiemos números, así estaremos todos en contacto— Marcus es... repito demasiado amable —Uy, tienes un celular, ¿verdad?— se veía avergonzado por lanzar la idea sin pensar en ese detalle

Para su suerte —Si tengo uno— no lo uso mucho, solo llamar a papá, mamá y ver algunas series en internet, me doy ese lujo.

—¡Perfecto!— Entre los cuatro fuimos guardando los números de cada uno, menos Jade y Jaw Long ellos ya tenían los suyos —¡Crearé un grupo! Ahora que podemos hablar podríamos coordinar alguna salida o algo, llegó una feria a central park podríamos ir—

Marcus es muy alegre, Jade serio pero infantil y Jaw Long es la representación de locura. Y no tengo idea de cómo termine con ellos como “amigos”.

Ya era tarde, debíamos regresar todos a casa, ellos esperaron a que padre llegue a recogerme antes de irse, parecían bestias cuidando un tesoro porque si alguien pasaba y nos quedaba mirando por mucho lanzaban miradas amenazantes, se tomaron enserio de “Te vamos a cuidar”

Padre llegó puntual, exactamente 2 horas después como le dije

—Xiao-Yue— me llamó desde el auto, me despedí de mis nuevos.... ¿amigos? Y subí al asiento de atrás —¿Te fue bien? ¿Los niños con los que estabas son parte del club al que te uniste?— pregunto buscando platica mientras volvía a encender el motor

—No hay ningún club— conteste mirando por la ventana a ver que hacían.

Marcus tomó una bicicleta que estaba en el estacionamiento y se subió en ella, manejando a casa, no pregunte pero él por lo menos estaba en tercero o cuarto.

—Es una lástima, entonces ¿Quienes son?— volteó a mirarme mientras extendía la mano para revolver mi cabello —¿Será que Xiao-Yue ya tiene amigos?—

Regrese mi mirada hacia la ventana. Jaw Long fue recogido por su madre junto una niña muy pequeña, él también se reencontró con quien fue su hermana ahora siendo su madre, se veían felices.

—Si, supongo que si— le conteste sin dirigirle la mirada

—Pues a mamá le encantará oír eso— finalmente arranco y la conversación fue cambiada por la radio en una estación de música china, a padre le gusta y a mi también uno de los pocos gustos que tenemos en común.

Mientras nos dirigíamos a casa no despegue mi vista de la calle. Cuando el semáforo estuvo en rojo vi el interior del auto de al lado; reconocí de inmediato a quienes estaban ahí adentro; Okumura Eiji, quien lo diría, estaba hablando con Jade, pero no era una conversación animada, sino un dulce interrogatorio que había terminado en lágrimas; Jade temblaba en su asiento apretando con fuerza sus puños, Eiji simplemente soltó el volante y lo atrajo a sus brazos dejándolo llorar.

Oh..... no fue una pelea

Notes:

Holiii capítulo nuevooooo

Tengo entendido que en las escuelas de Estados Unidos hay un joven muy alto de agresión, se dejó notar en este capítulo, pero tranquilo todo irá mejor después durante un rato.

Ahora Yut Lung tiene amigos, y conoció a Skip ❤️

Datos del capítulo de hoy:
-El amigo de Arthur es Abraham Dawson.
-Arthur solo recuerda el resentimiento hacia Ash y parte del tema del Banana Fish
-Nadia y Charlie tuvieron una hija, tiene 6 años (Aparecerá próximamente)
-Jade si tenía verdadera pasión por el béisbol, lamentablemente la volvió a perder

También decir que tuve más ideas para la etapa de Jade/Ash chiquito, puede que las publique en forma de especiales cada dos o tres capítulos empezando por el siguiente aunque no estoy segura.

Eso es todo por hoy espero les haya gustadooo ❤️

Chapter 11: Especial 1 |Te quiero|

Summary:

Ya no soy el hermano menor ahora soy el hermano mayor

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

No puedo parar de correr de un lado a otro, ¡Todo tiene que estar perfecto! Jade llega hoy, y quiero que cuando entre a su nueva habitación vea lo especial que es.

—¡Mamá, estos globos tienen que quedar perfectos!— grité, mientras me aseguraba de que cada globo estuviera bien colocado.

Mamá me miró desde la puerta, sonriendo —Tranquilo, Michael— me dijo con calma —Todo se ve bien, estoy segura de que le va a encantar—

—¿Tú crees?— le pregunté, deteniéndome un momento para observar la habitación.

Los globos de colores cubrían casi todo el techo, en las paredes, habíamos puesto algunas decoraciones con estrellas y planetas, porque pensé que a Jade podrían gustarle las cosas del espacio, aunque realmente no sabía mucho de lo que le gustaba.

Mamá se acercó y me revolvió el cabello —A Jade le va a encantar todo esto, porque lo has hecho con tanto cariño— me aseguró —No te preocupes tanto, Michael—

Me mordí el labio, todavía nervioso —Pero... ¿y si no le gustan los globos?— pregunté, mirando a mamá con preocupación —O los colores... no sé si le gusta el rojo o el azul... ¡Y si le parecen tontos!—

Mamá me miró a los ojos con una sonrisa tranquila —No se trata de los globos o los colores, Michael— recogió parte de mi cabello que estaba cayendo en mi rostro —Se trata de que lo vamos a cuidar y querer mucho—

—¿Crees que seré un buen hermano mayor?...— insistí, mirando a mi alrededor

—Si, Michael— dijo suavemente —Así que vayamos a la sala a esperar a que tu padre y Eiji lleguen—

La seguí hasta la sala, y nos sentamos juntos en el sofá, mamá parecía relajada, hojeando tranquilamente una revista; yo, en cambio, trataba de concentrarme en mi celular, pero no podía dejar de moverme de un lado a otro.

—¿Todo bien, cariño?— preguntó mamá, sin levantar la vista de su revista.

—Sí... bueno, no— respondí rápidamente, soltando un suspiro, me recosté un poco en el respaldo del sofá, pero no lograba estar quieto —En realidad, estoy nervioso—

Mamá dejó la revista a un lado y me miró con una pequeña sonrisa —Es normal, Michael, no tienes de que preocuparte—

—Lo sé... pero, ¿y si no le caigo bien?— me miro con tristeza atrayéndome a sus brazos

—¿Por qué lo preguntas, Michael?— me dijo en un tono suave.

Me encogí de hombros, mirando al suelo —No quiero que pase lo mismo que pasó con Ash... Jade... la policía dijo que lo maltrataron mucho...—

—Michael... Lo que pasó fue... algo que nadie pudo prever— mamá me dio un beso en la frente consolándome

—Pero no pudimos ayudarlo...— dije, casi en un susurro —Quiero decir, estábamos tan cerca... y luego todo salió mal... ¿Qué pasa si no puedo cuidar de Jade? ¿Y si...?—

—Michael— Mamá me interrumpió suavemente, pero con firmeza —Lo de Ash fue diferente... él estaba luchando con cosas que ni tú ni yo podíamos controlar—

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Siempre quise tener un hermano, muchos de mis amigos en la escuela tenían sus hermanas y hermanos, pero yo era hijo único y dudaba mucho que mamá y papá trajeran a casa a alguien con quien jugar, lo dudé por mucho tiempo, hasta que un día escuché en el momento oportuno...

—Max, si vamos a hacer esto, entonces tienes que prometerme que lo haremos juntos...— mamá hablaba muy seria junto a papá, estaban tomando una decisión importante.

—Seremos buenos padres, Jessica, lo haremos bien— Papá le apretaba las manos con mucho cariño

¿"Buenos padres"? ¡Entonces voy a tener un hermanito!

—Es que tengo miedo de que... no seamos suficientes... Ash... tiene problemas...— La voz de mamá temblaba, como si tratara de ocultar una preocupación muy grande.

¡Ash será mi nuevo hermano! ¡Wooo! No pude contenerme más, la emoción burbujeaba dentro de mí, así que salí de mi escondite.

—¡¿Ash será mi hermano mayor?! —grité, saltando emocionado.

Los dos se voltearon sorprendidos, papá me miró primero, luego a mamá, y sonrió —Sí, Michael, Ash será tu hermano mayor— Mamá no parecía tan convencida, pero yo ya no podía escuchar nada más que la emoción.

Ash es increíble. ¡Es como Batman! misterioso, frío, golpea a los malos y siempre gana ¡Tendré a mi héroe como hermano mayor!

—Cuando llegue a casa, quiero que me lleve a pasear en bicicleta, comamos helado y juguemos juntos siempre—

—Por supuesto, Michael— dijo papá, sonriendo mientras me revolvía el pelo.

Pero Ash nunca llegó a casa, esa misma noche, vi a papá llorar en el sofá, apretando los documentos de adopción tan fuerte que se arrugaban entre sus manos.

Los héroes en las películas siempre ganan y viven felices al final... pero son películas. En la vida real, los héroes mueren. Y eso le pasó a Ash...

Lo único que faltaba en los documentos era una firma.. su firma. Una firma que nunca llegó y fue reemplazada por una huella, la huella de un cuerpo sin vida, tenía un hermano mayor, pero nunca pudimos hacer nada juntos...

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Tocaron la puerta, y sin pensarlo dos veces me levante del mueble, casi tropezando al llegar a la puerta; abrí la puerta de golpe y ahí estaban, papá al lado de Eiji, y en sus brazos, Jade, abrazando fuerte al osito que le regalé en el hospital.

—¡Jade!— grité, sin poder contenerme, él me miró, sus ojos un poco cansados, pero esbozó una sonrisa tímida al verme.

Eiji lo bajó al suelo con cuidado, y en cuanto sus pies tocaron el piso, lo envolví en un abrazo, lo levanté, girando con él en el aire.

—¡Bienvenido!— le dije mientras lo daba vueltas.

Jade soltó una pequeña risita, aferrándose a mí con una mano mientras la otra seguía agarrando a su osito.

—Michael, cuidado, no lo vayas a marear— dijo papá, pero pude notar que también estaba sonriendo.

—Lo siento, lo siento— lo bajé despacio, aunque no quería soltarlo todavía —Pero es que... ¡ya estás en casa!—

Jade miraba a todos lados, como si nunca antes hubiera estado en una casa, esos enormes ojitos recorrían cada rincón con curiosidad y cautela, y yo no podía evitar sentir una ola de ternura por él.

—¿Te gusta, Jade?— le pregunté suavemente, agachándome un poco para estar a su altura.

Él no respondió, pero sus ojos se detuvieron en la lámpara del techo, luego en el sofá, y después en las escaleras.

—Es tu casa ahora— le dije en voz baja, sonriendo —Vamos a tu habitación— le sugerí con entusiasmo —¡Te va a encantar! ¡La decore muy bonito—

Tomé su mano con cuidado, emocionado por enseñarle todo lo que había preparado para él, le mostré la cama, los globos de colores, y los juguetes que había puesto con tanto cuidado.

—¿Te gusta?— le pregunté, esperando algún tipo de respuesta, pero no dijo nada, solo estiró sus manitos hacia mí, como si quisiera que lo cargara de nuevo.

Lo levanté en brazos y en cuanto lo hice, sentí sus pequeños dedos enredándose en mi cabello, jugando con él; me sorprendió al principio, pero después comencé a reír, porque me hacia demasiadas cosquillas.

—Jaja oye, me estás despeinando— le dije en broma, pero no me importaba.

Le mostré cada juguete con emoción, esperando ver una chispa de interés en sus ojos; primero, tomé los bloques de colores y los apilé uno sobre otro.

—Mira, ¡podemos construir una torre gigante!— me miró en silencio, sus grandes ojos observando la torre pero sin decir nada.

Luego me agaché junto a los peluches que había alineado en el suelo.

—Este es un león, y este es un elefante— Los levanté uno por uno, imitando los sonidos de cada animal —¡Raaawr! El león es muy fuerte, pero también es muy suave, ¿quieres tocarlo?—

Jade dejo su oso en el suelo y estiró su manito y acarició lentamente al león de felpa, lo sostuvo por unos segundos y luego lo dejó caer al suelo sin mucho entusiasmo, solo para regresar a tomar el osito, se lo había regalado yo y parece que es su favorito ¡Siiii acerté en algo!

Pero aun no se veía del todo feliz asi que volví a intentarlo, esta vez mostrándole uno de los libros para colorear.

—Y aquí hay muchos dibujos que podemos colorear juntos ¡Tienes todos estos colores!— le enseñe la caja de crayones —¿Cuál es tu color favorito?— No respondió y era normal, el medico dijo que tendría problemas del habla por un largo tiempo pero sus gestos son suficientes para mi.

Se dio la vuelta y comenzó a jugar con mi cabello, enredando sus dedos en los mechones

—Te gusta más mi cabello que los juguetes, ¿verdad?— bromeé, intentando hacerle sonreír.

Aunque le gustaba jugar con mi cabello, después de un rato, noté que se estaba aburriendo, dejó de enredar sus deditos en mi pelo y se dejó caer al suelo, rodando lentamente sobre la alfombra, pero sin soltar su osito. Lo observé en silencio por unos momentos, intentando pensar en algo que pudiera animarlo, no podía dejar que su primer día aquí fuera aburrido.

—¡Ya se! ¡Vayamos a comer helado!—

Lo tome de la mano y bajamos las escaleras con cuidado, en el pasillo vi a mamá, papá, y Eiji, estaban conversando en voz baja, se oía serio, y aunque sentí curiosidad por lo que decían, pero decidí no interrumpirlos.

Salimos de la casa, mi moto estaba estacionada a un lado asi que la empuje para sacarla a la pista, solo tenia un casco asi que se lo puse a Jade en su cabecita aunque le quedara muy grande —Vayamos a divertirnos, hermanito—

Arranqué la moto con mucho cuidado, asegurándome de que estuviera bien sujeto al volante, se aferraba con sus manitas pequeñas, y entonces, escuché una risita suave. Sonreí de oreja a oreja al oírlo. ¡Jade estaba riendo!

—¿Te gusta, hermanito?— le pregunté mientras avanzábamos, y su risita se hizo más fuerte en respuesta.

Cuando llegamos a la heladería, lo bajé con cuidado y, antes de que pudiera decirle algo, salió corriendo hacia la entrada de la tienda.

—¡Espera!— le llamé, riendo un poco mientras lo seguía —No tan rápido—

Entramos, y vi cómo se quedaba de pie frente al mostrador, mirando todos los sabores con los ojos muy abiertos. Me acerqué detrás de él, observando su carita de asombro.

—¿Cuál quieres?— le pregunté, señalando el cartel lleno de opciones —Hay de fresa, chocolate, vainilla... ¡o mira, uno de arcoíris!—

Jade seguía mirando todos los sabores, sus ojos yendo de un lado a otro como si no supiera cuál elegir, justo cuando parecía que iba a señalar uno, se quedó completamente quieto.

Seguí la dirección de su mirada, un grupo de soldados acababan de entrar en la tienda, con su uniforme verde oscuro y botas pesadas, posiblemente solo estaban de visita y venían a relajarse con un heladito pero eran tan altos que posiblemente para mi pequeño hermanito eran enormes gigantes.

Nos sentamos en una de las mesas, cada uno con su copa de helado, yo escogí el de chocolate con chispas, mi favorito, mientras que a Jade le pedí uno de fresa con galletas.

—Vamos, prueba el tuyo ¡Es delicioso!— miró la cuchara, dudando al principio, pero luego abrió la boca y probó el helado y una enorme sonrisita apareció en su rostro —¡Te lo dije es delicioso!—

Pero cada vez que uno de los soldados se movía, Jade volvía a tensarse, se aferraba a mi manga o de plano me jalaba para que me aleje de ellos.

De repente, los soldados empezaron a caminar por la heladería, repartiendo folletos a todos los jóvenes, uno de ellos se acercó a mí, con una sonrisa firme, y me entregó un papel, era el típico "Únete al ejército", con imágenes de gente vestida de uniforme y frases llamativas sobre el honor y el deber.

—Gracias— dije, aunque no tenía ninguna intención de unirme, aún no había terminado de doblar el folleto cuando escuché un sollozo.

Miré hacia Jade, sus ojitos estaban llenos de lágrimas, su labio temblaba, y antes de que pudiera decir algo, empezó a llorar de verdad; sus manitos se aferraron aún más a la mía.

—Eh, tranquilo, no pasa nada— pero no dejaba de llorar, estaba aterrorizado —Oye, no tienes de qué preocuparte— trate de ser lo más claro posible —No voy a ser soldado, no está en mis planes, para nada—

Poco a poco su llanto comenzó a disminuir.

—Lo único que quiero es estar contigo— agregué —No voy a irme a ningún lado—

Finalmente asintió entre lágrimas, dejé el folleto a un lado de la mesa, para que vea que no me importaba. Le hice cosquillas, se calmo y pudimos disfrutar del helado, estaba tan concentrado en su copa de fresa que, sin darse cuenta, comenzó a mancharse, tenía helado en las mejillas, en la nariz, e incluso en la frente.

—¡Mira cómo te has puesto!— tome una servilleta para limpiarlo —¿Estás seguro de que no te estás comiendo el helado con la cara?—

Intentó limpiarse con sus manos y luego lamerse como si eso ayudara, lo que me hizo reír más fuerte —¡No, no!— me apresuré a decir —Así no lo vas a limpiar, déjame ayudarte—

Le limpié la cara mientras él seguía mirándome con esa expresión inocente, como si no entendiera por qué era tan gracioso.

—Te dije que era delicioso, pero no sabía que te lo ibas a poner en toda la cara— bromeé, mostrándole la servilleta manchada de fresa.

Jade soltó una pequeña risa y señaló mi playera, donde había un poco de helado también.

—¿Yo? Bueno, tal vez me manché un poco— admití, mirando mi playera —Pero tú ganaste—

Terminamos nuestros helados entre risas, pague por ambos y salimos de la tienda, aun era muy temprano en la mañana y no había ninguna llamada de parte de mamá asi que aun no notaban nuestra ausencia, asi que podíamos ir a otro lugar antes de regresar a casa.

—¿Te gustaría ir al parque ahora?—

Jade me miró y asintió, todavía sonriendo un poco, caminamos hacia el parque cercano, y al llegar, vimos a un grupo de niños jugando béisbol; se detuvo y sus ojos se iluminaron al ver la pelota volando por el aire y a los niños corriendo por el campo.

—Mira, están jugando béisbol— le dije, agachándome a su lado —¿Te gusta?—

No dijo nada, pero su atención estaba completamente enfocada en el juego.

—Si quieres, podemos quedarnos a ver cómo juegan— le sugerí

Sus ojos seguían cada movimiento, como si estuviera fascinado por lo que hacían, pero no estaba seguro de si quería unirse o simplemente mirar.

—¿Te gustaría aprender a jugar algún día?— le pregunté, curioso por su silencio.

Finalmente me miró y, después de un momento, asintió tímidamente.

—¿De verdad?— le sonreí, sorprendido —Pues, no soy el mejor, pero seguro que nos divertiremos jugando juntos, por hoy hay que ver como juegan—

Nos sentamos en una banca cercana, el instructor de béisbol, que había estado observando a los niños, nos quedó mirando un rato, supongo que se dio cuenta de cómo Jade imitaba tímidamente, los movimientos de los jugadores, cada vez que uno lanzaba la pelota, hacía un gesto parecido, moviendo su brazo en el aire como si él también estuviera lanzando.

De repente, el instructor comenzó a caminar hacia nosotros, se veía simpático, pero al verlo acercarse, sentí cómo Jade se tensaba a mi lado, su mano aferrándose con más fuerza a la mía.

—Hola— nos saludó el hombre con una sonrisa —Veo que a tu hermanito le interesa el juego ¿Les gustaría unirse?—

Le devolví la sonrisa, pero noté cómo Jade se escondía detrás de mí, su cuerpo encogiéndose, claramente estaba asustado.

—Sería estupendo pero es un poco tímido— le dije al instructor, acariciándole las mejillitas regordetas a Jade para calmarlo aunque seguía escondiendo su rostro en mi brazo.

El instructor también lo notó y se inclinó un poco para hablarle directamente —No pasa nada, campeón— dijo en un tono amable —Puedes venir cuando te sientas listo—

Jade no dijo nada, pero me miró de nuevo, haciendo un tierno puchero.

—¿Quieres quedarte a ver un rato más?— le pregunté, asintió, aunque seguía apegado a mí

—Bueno pequeño, si te animas en algún momento dile a tu hermano que me llame— con una sonrisa comprensiva me entrego un folleto, era una publicidad sobre las clases de beisbol.

Miramos un largo rato mientras se daba la práctica, y era obvio que Jade quería jugar, su timidez lo mantenía al margen, pero sus ojos brillaban con cada golpe de la pelota, se notaba que tenía ganas de unirse, de correr y golpear, pero algo lo contenía.

—¿Te gustaría tener tu propia pelota y bate?— le pregunté, sonriendo al notar cómo sus ojitos se iluminaban.

No necesitaba responder; su carita lo decía todo.

—Vayamos entonces— dije, decidido, y me levanté, llevándolo de la mano hacia la juguetería que estaba cruzando la calle.

Cuando llegamos, Jade corrió hacia la zona de deportes sin pensarlo dos veces, sus ojos recorrían las estanterías, había pelotas de diferentes colores, además de las típicas pelotas blancas con líneas rojas tenían otras de varios colores; además en un rincón, una pelota autografiada llamaba la atención, y Jade me jaló la ropa, emocionado.

—¿Quieres esa?— le pregunté, señalando la pelota que sostenía.

Cuando asintió, supe que quería llevársela, pero luego, su pequeño dedo apuntó hacia la pelota autografiada.

—¿No esa no se compra?— le dije, frunciendo el ceño, un poco confundido por su insistencia.

Jade seguía señalando entre su pelota y la autografiada, y al final, me miró fijamente, seguía sin entenderle asi que tomo mi mano y la coloco sobre la pelota que íbamos a comprar para seguir señalando la pelota autografiada.

—¿Quieres que yo firme tu pelota?— en cuanto la idea se formó en mi mente, Jade dio un pequeño salto de alegría, asintiendo con la cabeza.

Me reí, porque empezó a dar vueltas a mi alrededor, feliz de que haya entendido lo que quería decirme.

—Está bien, hermanito, entonces vamos a comprarla y luego, ¡firmaré tu pelota!—

Mientras me dirigía hacia la caja, una vez que compramos la pelota, Jade me jaló de la mano hacia otra sección de la tienda, allí, había una variedad de capas de superhéroe colgadas en exhibición, brillando con colores vibrantes.

Jade tomó una capa roja con un gran emblema dorado en el pecho y, con una sonrisa traviesa, la sacó del perchero, pero en lugar de ponérsela él, me la entregó.

—¿Yo?— tome la capa, mientras Jade asentía con entusiasmo, señalando que quería que me la pusiera.

Con una sonrisa, me la coloqué sobre los hombros, me quedaba pequeña, pero no importaba, Jade se echó a reír, y sus ojos brillaban de emoción.

—¡Soy un superhéroe ahora!— extendí los brazos hacia arriba fingiendo a volar y el saltaba soltando risitas mientras aplaudía —Vamos, pequeño, ¡tenemos una aventura que comenzar!— pague la capa también, porque no quería que me la quitara

Salimos de la tienda, ahora teníamos una pelota, un bate y la capa, Jade no podía dejar de mirar su nueva pelota con una sonrisa enorme en su carita.

De repente, sentí mi celular vibrar en el bolsillo, apenas lo saqué y contesté, escuché la voz de mamá gritando al otro lado.

—¡SE PUEDE SABER EN DÓNDE ESTÁN!— No pude evitar reírme un poco, porque aunque sonaba molesta, no estábamos haciendo nada malo, solo nos habíamos ido de paseo por un rato.

—Ya vamos a casa— le respondí con un tono despreocupado, sin entrar en detalles.

Miré la hora en la pantalla del celular y me di cuenta de que ya era casi hora de cenar, así que supongo que eso explicaba por qué notaron nuestra ausencia.

—¡Más te vale! ¡DESAPARECIERON TODO EL DÍA!— seguía gritando pero ya mejor la dejo desahogarse mientras volvía a colocarle el casco a Jade y lo subía a la moto para regresar

—Sí, sí, mamá, ya vamos— Colgué el teléfono y lo guarde en mi bolsillo

—Bueno es hora de regresar antes de que mamá se transforme en un monstruo —le dije en broma, haciendo una cara asustada.

En cuanto llegamos a casa, apenas cruzamos la puerta, Eiji se apresuró a acercarse a nosotros, y antes de que pudiera decir algo, tomo en brazos a Jade

—Me tenías preocupado, pequeño— Eiji lo estrujo en sus brazos, ambos se querían mucho y mi hermanito no tardó en relajarse en los brazos de Eiji.

—Solo fuimos de paseo— le dije, intentando restarle importancia mientras me encogía de hombros —Compramos una pelota, un bate… ¡y una capa de superhéroe!—

Eiji me sonrío al ver lo que habíamos comprado dirigió una mirada rápida, evaluando si realmente habíamos estado bien todo el tiempo.

—Bueno, me alegra que estén de vuelta sanos y salvos— dijo finalmente, relajando los hombros y soltando a Jade con una sonrisa —Pero la próxima vez, avísame, ¿sí?—

Asentí con una sonrisa culpable —Lo sé, lo sé—

Jade, por su parte, solo miraba a Eiji, su expresión lo decía todo, sabía que Eiji se preocupaba mucho por él, y aunque no podía expresarlo con palabras, su forma de acercarse, lo decía por completo.

Durante la cena, Eiji se sentó al lado de Jade, asegurándose de que comiera todo lo que tenía en el plato, mientras tanto, Jade estaba más interesado en su nueva pelota, la miraba, dándole vueltas entre sus manos.

—Jade, come un poco más— le dijo Eiji suavemente, levantando una cucharada hacia él.

Yo, por mi parte, Jade, me señaló con insistencia, como queriendo decirme algo, posiblemente solo quería jugar, pero, a pesar de las ganas de hacerlo, sabía que si mamá nos veía dejando la comida por jugar, las cosas se pondrían serias.

—Termina de comer primero— le susurré, inclinándome un poco hacia él, mientras intentaba mantener una sonrisa —Si mamá se da cuenta de que no hemos terminado, nos vamos a meter en problemas—

—Vamos, pequeño, solo un poco más, cuando termines, prometo que podrás jugar con Michael— dijo Eiji, dándole otra cucharada

Después de un rato de insistencia, Jade finalmente comenzó a bostezar, sus ojitos apenas podían mantenerse abiertos, y me di cuenta de que ya no tenía fuerzas para seguir peleando contra el sueño.

—Parece que alguien ya tiene sueño de verdad— Eiji, sonrió al ver a Jade tan adormilado.

—Llévalo a su habitación, Michael, ya es hora de que descanse— dijo papá desde la mesa.

Con una sonrisa, tomé la mano de Jade y lo ayudé a levantarse de la silla, caminamos despacio hasta su habitación, él tambaleándose ligeramente, sus pasos arrastrados, no soltaba ni su osito ni la pelota, cuando llegamos, le ayudé a ponerse su pijama de animalitos.

Justo cuando pensé que estaba listo para dormir, Jade me miró con sus ojitos medio cerrados, de repente, estiró la mano hacia su mesita de noche, tomó un plumón y me lo entregó, señalando la pelota que tenía abrazada.

Me quedé mirándolo, sorprendido, y luego sonreí al darme cuenta de lo que quería —¡Oh, claro! le dije, tomando el plumón —No he firmado tu pelota todavía, ¿verdad?—

Jade asintió, con una pequeña sonrisa en su carita, aunque ya estaba luchando contra el sueño.

—Está bien, pequeño, aquí va— murmuré mientras firmaba la pelota con mi nombre, justo donde él quería.

Cuando terminé, se la devolví, y Jade la abrazó con fuerza, completamente satisfecho, ya no le quedaba energía para más, pero esa pequeña sonrisa en su rostro era todo lo que necesitaba ver.

—Buenas noches, hermanito— susurré, apretando suavemente su manito.

Lo mire durante un rato y él también me miraba, soltaba bostezos que eran extremadamente adorables —Tuvimos un día divertido, ¿verdad?—

Tome su manito y la apreté un poco más —Yo siempre voy a cuidarte, te lo prometo, nadie te hará daño y si alguien se atreve a darte un mínimo golpecito se las a va a ver con tu hermano—

Ambos soltamos una risita, y seguimos asi hasta que se quedo dormido por fin.

—Te quiero—

Para Jade, ahora soy su superhéroe, me lo demuestra con cada mirada, cada gesto silencioso, como cuando me puso esa capa en la tienda, abrazándome con fuerza simplemente es tan lindooo.

¡Los superhéroes siempre protegen a todos!

 

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—Michael...—

—¡Jade!, a esta hora son tus clases, ¿Qué haces llamándome?—

—Te quiero—

—Uh?—

—Michael, te quiero mucho... snif... los quiero mucho...—

—Me estas asustando...—

Notes:

Y aqui el especial 1.
Me gusta mucho imaginar que Michael siempre quiso un hermano y ahora tiene un hermanito, que lo consciente mucho.

También dejare algunas pistas de los siguientes capítulos en los especiales aunque no de manera cronologica, simplemente guiños a lo que vendra proximamente

Chapter 12: 11

Summary:

Sing no es bueno con los niños

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Últimamente dejé de ir a casa de Eiji, había pasado días planeando cómo arreglar mi lugar para cuando Akira llegara, quería que todo estuviera perfecto, y el aspecto que tenía actualmente, gritaba que era un departamento casi casi inhabitado; la pintura de las paredes estaba desgastada, los muebles se veían olvidados y no había decidido si cambiar o solo restaurarlos, y esos detalles pequeños que marcan la diferencia. No iba a dejarla ver ese desastre mucho menos si por llamada me hice ver como un verdadero ganador, quiero impresionarla.

Pero la verdad es que eso no era lo único que me alejaba de la casa. Jade era el verdadero motivo, desde el minuto en que lo conocí, se había apegado a Eiji como si fueran inseparables, cuando era un niño se lo podría entender, lo recogieron y salvaron pero ahora cuando ya es un adolescente, no ,claro que no y mucho menos con la cantidad de "bromitas" que me ha hecho a lo largo de los años, además lo que realmente me molestaba era cómo ese mocoso mostraba siempre un odio silencioso hacia mí. Nunca lo decía directamente, nunca era obvio, pero yo lo sentía, estaba realmente celoso.

Era como si estuviera decidido a marcar su territorio como un gato salvaje que solo da vueltas y vueltas gritando y maullando "Es mío", asegurándose de que yo supiera que él era el favorito, y que no había espacio para mí en la vida de Eiji. Lo peor es que Eiji lo adora, lo ve como un rayito de sol ¡PERO YO SE QUE CLASE DE DEMONIO ES ESE!

Esa fachada de inocencia me volvía loco, era como si hubiera encontrado la manera exacta de mantener a Eiji de su lado, mientras a mí me hacía parecer como el que no podía soportar a un niño; había convertido cada visita en una especie de juego psicológico ¡En el que yo siempre salía perdiendo!

Entré a la casa con la esperanza de que Jade no estuviera, el silencio en la sala me hizo sentir un pequeño alivio, por fin, paz, pensé, tirando mi maletín en el otro sofá y acomodándome en el mueble, era raro poder estar aquí sin la molesta compañía de ese niño, cerré los ojos un segundo, dejándome llevar por el dulce aroma que flotaba en el aire, un olor a caramelo y algo más.

—¿Estás haciendo pasteles?— pregunté desde la sala, levantando la voz lo suficiente para que Eiji, en la cocina, me escuchara.

El olor era relajante, bastante hogareño y cálido, perfecto para un día sin preocupaciones en casa, Eiji siempre había sido alguien tranquilo y es bueno con los postres, pensé, relajándome un poco más.

—Sí, están casi listos, pero...— Eiji comenzó a responder desde la cocina, pero justo en ese momento, la tranquilidad que había conseguido desapareció por completo con una sola frase.

—Sing, te hice unos especiales para ti— esa voz irritante

Abrí los ojos de golpe, y allí estaba, parado en la puerta de la cocina con esa maldita sonrisa que me ponía los nervios de punta, sostenía una bandeja de magdalenas, como si realmente hubiera hecho algo especialmente para mí, lo peor era que su expresión, tan amable y "dulce", estaba perfectamente diseñada para que Eiji no notara su verdadera naturaleza.

—Buen intento, enano— respondí, levantándome del sofá y cruzando los brazos con desdén —Lo que sea que hayas hecho, no lo comeré—

Jade mantuvo su sonrisa, pero sus ojos brillaban con esa chispa de malicia que solo yo podía ver, dio un paso adelante, sosteniendo la bandeja con cuidado.

—Oh, ¿por qué no?— preguntó con una falsa inocencia —Las hice con mucho cariño, y Eiji me ayudó, pensé que te gustarían... después de todo— recalcó su nombre, como si eso fuera suficiente para convencerme.

Por supuesto, que lo hizo y solo por eso no tiraría las magdalenas por la ventana en ese mismo instante, sabía que Jade estaba jugando su juego, tratando de usar a Eiji como una especie de escudo emocional.

Manipulador, pensé, aunque no podía decirlo en voz alta.

En ese momento, Eiji se acercó a nosotros limpiándose las manos en un trapo, y suspiró al ver la tensión entre nosotros, negando lentamente con la cabeza ¡Maldito demonio ya obtuviste tu primer punto!

—Sing, Jade solo estaba tratando de ser amable— dijo Eiji con su tono de paz habitual, acercándose a nosotros para evitar que la situación escalara —No hay nada raro en las magdalenas, yo le dije que las hiciera—

—Es verdad— Jade agregó con una sonrisa triunfal que me provocó deseos de mandarlo a volar—También dijo que debíamos llevarnos bien asi que aquí esta, come una—

—Amable... claro— murmuré, clavando mis ojos en él —Si realmente quisieras ser amable, dejarías de intentar envenenarme cada vez que me ofreces algo—

Jade soltó una risita, esa maldita risita burlona que me ponía los pelos de punta —¡No seas paranoico, Sing!— dijo, con los ojos brillantes de diversión —¿Por qué siempre piensas lo peor de mí? Tal vez deberías relajarte un poco más, ¿no crees?—

—Chicos, basta, no quiero que peleen, ¿sí?— nos miró a los dos con esa expresión preocupada que solía poner cuando Jade y yo nos enfrentábamos —¿Qué tal si simplemente disfrutamos los postres y ya?—

Sentí un nudo en el estómago, una mezcla de culpa por estar metiendo a Eiji en el medio de esto y frustración por el pequeño demonio que me miraba con aires de victoria.

Suspiré, tratando de controlar mi tono antes de responderle a Eiji —De acuerdo— dije, casi a regañadientes —Solo porque tú lo pides—

Jade, satisfecho consigo mismo, me extendió una magdalena, con una sonrisita de "te lo dije".

—No me hagas cambiar de opinión, enano— le advertí, tomando una magdalena y dándole un mordisco lento, mientras Jade seguía mirándome como si hubiera ganado la mayor batalla del mundo.

—Jade, ve por algo de tomar par todos— Eiji lo mando de regreso a la cocina y el como un gatito feliz no se lo iba a negar

—Ya voy— respondió Jade, casi canturreando, mientras daba media vuelta para ir por el encargo

A medida que masticaba, note que no estaba ni envenenada, ni con algún ingrediente extraño, solo era una magdalena, por ahora. El mocoso está tramando algo, pensé.

Pude ver a Eiji soltando un suspiro de alivio —Sing, tienes algo importante que hacer hoy— preguntó, con una sonrisa ligera, pero sus ojos parecían esconder algo.

—No, acabe por el momento— le conteste tomando otra magdalena ya mas tranquilo sin el demonio a la vista, y eso me ayudaba a relajarme un poco —¿Porque?— pregunte para voltearlo a mirar, parece que tiene algo en mente

Eiji se rascó la nuca, mirándome como si estuviera eligiendo con cuidado sus palabras —Estaba pensando en si podíamos ver una película, tranquilamente— recalcó la última palabra, y en ese instante me di cuenta exactamente de lo que pretendía.

Quería que conviviéramos ambos

—Pero a Sing solo le gustan películas aburridas— El demonio se apareció con las bebidas en las manos

—Vamos a escoger entre los tres, entendido?— Eiji intervino rápidamente, queriendo evitar el inevitable choque entre nosotros.

Jade soltó una risa ligera, como si la idea de compartir algo conmigo fuera absurda —Seguro... pero solo si Sing promete no quedarse dormido a mitad de la película, ya esta viejo y cansado no aguanta ver una película completa— Le lanzó una mirada burlona, y yo solo pude apretar los dientes.

—Voy a estar bien despierto, no te preocupes— le solté con un tono seco, tomando una de las bebidas que había dejado sobre la mesa  —Aunque si la película es demasiado infantil, no prometo nada—

El demonio fingió una mueca de tristeza, como si realmente le dolieran mis palabras —Ah, entonces no podremos ver ninguna de mis películas favoritas— Su tono estaba cargado de sarcasmo, pero Eiji no parecía notarlo.

—Chicos, no empiecen, solo quiero que veamos algo los tres, sin pelea—

Jade me lanzó una mirada de soslayo, esos ojos brillando con una chispa maliciosa, pero asintió de mala gana.

—Pero espero que no sea una de esas películas viejas en blanco y negro— Miró hacia mí con una sonrisa inocente que no me engañaba

Suspiré, sintiendo cómo la paciencia se me agotaba —Tranquilo, no será en blanco y negro, pero si sigues con esas actitudes, te aseguro que no te va a gustar—

Eiji nos miró con una mezcla de resignación pero también parecía divertirse —Solo una película, chicos, vamos a intentarlo—

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El cómo terminamos viendo "Before Sunrise" no estoy seguro; simplemente el título de la película apareció en la pantalla, y decidí darle play, ya que me había cansado de seguir buscando más opciones. Eiji había comenzado a moverse inquieto en el sofá mientras Jade, se acomodaba a su lado, colocando su cabeza sobre el regazo de Eiji, no me quede atrás y lo rodee con mi brazo sobre su hombro.

Tal vez no fue buena idea, si bien Eiji ya habia sanado bastante a comparación de como se encontraba hace años, una pelicula romantica que le remueva el sentimiento de un amor que no pudo darse no fue la mejor opcion.

—Ya me estoy aburriendo— dije, estirando los brazos y mirando el televisor con desdén mientras buscaba alguna excusa para cambiar la película o, de plano, quitarla.

—Pero, tu la escogiste, podemos terminar de verla— No está funcionando, Eiji parecía estar tranquilo con eso noté una leve inclinación de su cabeza hacia un lado, como si en verdad se interesara por la trama, pero se que en el fondo posiblemente solo estaré reviviendo viejos recuerdos

—Bueno entonces, pon otra, genio— Lo bueno es que el demonio dijo algo útil además de solo me mirarme enojado por haber distraído a Eiji de seguir acariciándole el cabello, pff es un mimado.

—Esa no es manera de responder— lo regañó de manera sorprendentemente firme., JA! su tono de inocencia no funcionó esta vez, y la expresión de puro dolor que puso me hizo reír.

Le sonreí victorioso, acomodándome más contra Eij, él ya parecía tener sueño porque soltó un ligero bostezo, dejando de mimar al niño latoso, que seguía pegado a su lado como un chicle viejo.

Aproveché la oportunidad cuando Eiji estaba distraído y estiré el brazo para quitarle parte de la manta a Jade, me miró de inmediato, ofendido.

—Hace frío— murmuré, usando su misma voz de inocencia —Eiji tiene frío—

Él frunció el ceño, apretando la manta, pero, al final, no se opuso más, dejando que se la quitara de a pocos, hasta que lo dejé casi descubierto; me lanzó una mirada furiosa, pero no dijo nada, si Eiji estaba presente no iba a arriesgarse a quedar mal.

Eiji, ajeno a nuestra pequeña batalla, entre sueños preguntó —Entonces, ¿qué película vemos ahora?—

Jade y yo respondimos al mismo tiempo, sin pensarlo —Escoge tú—

Soltó un suspiró, agotado, claramente harto de nuestras constantes discusiones, sin decir más, le dio play a la película que ya estábamos viendo.

Me acomodé de nuevo, fingiendo estar desinteresado, mientras Jade se acurrucaba más cerca, el maldito está marcando territorio de nuevo.

—¿Siempre tienes que ser tan molesto? —murmuré en voz baja

—Porque me encanta provocarte— respondió él con una sonrisa traviesa, sacándome la lengua

Por fin dijo algo con lo que puedo incriminarlo —Ves te dije que no es un tierno angeli- —

Ronquidos, Eiji al final fue el que se quedó dormido, por lo tanto no escucho nada de lo que dijo....

¡AH MALDITO MOCOSO YA DECIA YO QUE HABÍAS BAJADO LA GUARDIA!

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La mañana había comenzado con la misma tensión de siempre, pero Eiji, seguía con su plan de hacer que Jade y yo conviviéramos.

Esta vez, sin embargo, el desayuno era diferente, normalmente, el demonio desayunaba primero y luego se iba a la escuela, dejándome disfrutar de mi comida tranquilo, con Eiji acompañándome. Un momento de paz, solo los dos, sin la irritante presencia de Jade; pero hoy, ese respiro no estaba en la mesa, literalmente, los tres desayunos estaban servidos al mismo tiempo, y los tres estábamos sentados juntos.

Bueno, una comida tranquila no debería ser tan complicada...

Lo intenté, lo juro, solo que... es irritante, demasiado irritante, ver cómo Jade no deja de copiarme, si yo tomo un sorbo de jugo, él también lo hace, si yo me llevo un trozo de pan a la boca, él me imita.

Lo hace a propósito, lo sé. ¡Me está copiando solo para molestarme!

—¿Qué haces?— le espeté en voz baja, mirando de reojo cómo sus movimientos seguían los míos al pie de la letra.

Me devolvió la mirada —Nada, Sing. Solo estoy comiendo— dijo mientras masticaba despacio, claramente disfrutando de la situación.

Intenté calmarme, esto no era nada del otro mundo, de hecho, yo hacía lo mismo cuando tenía unos 10 creo y hasta los 14 años, pero en mi caso, era por completa admiración hacia los mayores, ¡no para molestar a alguien a propósito! él lo hacía con esa maldita sonrisa en la cara, sabiendo perfectamente que me estaba sacando de quicio.

Eiji, nos miraba con su habitual calma, tratando de mantener la paz como siempre.

—¿Todo bien, chicos? —preguntó con esa voz suave que siempre usaba cuando sentía que la guerra estaba por empezar.

—Sí— respondí rápido, apretando los dientes.

—Perfectamente— añadió Jade, casi cantando, mientras le robaba un pedazo de mi tostada cuando Eiji no estaba mirando.

Yo lo vi, claro, pero... ¡si decía algo, Eiji iba a pensar que estaba exagerando otra vez! Así que respiré hondo y traté de concentrarme en mi propio desayuno.

—Sing, llévalo a la escuela por mí— espera eso es mucho más que un desayuno de paz —Tengo que entregar algunas fotos y no he editado ninguna aún— dijo Eiji, mientras se levantaba de la mesa

—El mocoso puede ir solo— solté sin pensar, esperando que eso resolviera la situación rápidamente.

—Conozco el camino, no necesito que me lleve— en algo estamos de acuerdo, se puede ir solo ya lo dijo —Sing solo es un viejo aburrido iré caminando—

Lo miré de reojo, conteniendo las ganas de lanzarle una respuesta mucho menos educada, no iba a caer en su juego esta vez.

—Entonces, ¿por qué no lo haces? —pregunté, encogiéndome de hombros.

Lo último que quería era seguir discutiendo con él.

—Quizá porque Eiji confía en que tú puedes hacer algo útil por una vez— dijo con una sonrisa cínica, esa sonrisa que me hacía hervir por dentro —Ademas todavía no nos ha dicho su respuesta—

Eiji, que había escuchandonos, finalmente levantó la vista... Tengo miedo de esa mirada, no es la constante tranquilidad y nostalgia de su rostro ¡Ahora mismo es puro enojo!

—Van a ir los dos, ¿entendido?— dijo, usando un tono que rara vez sacaba a relucir.

Apreté la mandíbula, frustrado al notar que estaba más enojado conmigo que con el demonio —Pero no esperes que sea amigable con él—

—¡Jum malo!— respondió Jade, encogiéndose de hombros como si le diera igual

Antes de que pudiera contestar, Eiji soltó un fuerte suspiro, y fue ahí cuando me di cuenta de que las cosas iban a ponerse mal.

—¿Van a seguir con esto?— preguntó Eiji, su voz más severa que de costumbre —Es que ya no puedo con ustedes dos—

Ambos lo miramos, sorprendidos por el tono que usó.

—Él empezó— como si fuera completamente inocente en todo esto, soltó sollozos falsos.

Yo no pude evitar rodar los ojos.

—¿En serio? ¿Ahora te haces el inocente?—le respondí, tratando de mantener la compostura.

—Ya vez— insistió Jade, con esa cara de "yo no fui" que me sacaba de quicio

Eiji nos interrumpió antes de que pudiera responder.

—¡Basta! ¡No quiero escuchar más quejas! ¡Van a ir juntos y punto!— Nos empujó fuera de la casa a mi entregándole mi maletín mientras que a Jade le dió su almuerzo —Estoy harto de que se peleen por cualquier cosa, no es tan difícil llevarse bien—

Yo abrí la boca para protestar, pero cuando vi la cara de Eiji, supe que no había vuelta atrás.

—Bien—respondí entre dientes, cruzando los brazos.

Al salir de la casa y subir al auto, Jade se sentó en el asiento trasero sin decir una palabra, lo veía por el espejo retrovisor, mirando por la ventana con su típico aire de indiferencia.

—Al menos no te sentaste a mi lado—murmuré, más para mí que para él, encendiendo el auto.

Jade, sin apartar la vista del cristal, soltó una risa suave.

—¿De verdad te molesta tanto mi presencia?— Lo único bueno de ese niño es que si Eiji se enojaba por fin dejaba de actuar como un mocoso y reflexionaba pero, ¡¿En serio me va a preguntar porque lo aborrezco tanto?!

—Claro, sigue fingiendo demencia—respondí, apretando el volante —Solo quiero que este viaje termine rápido, así que quédate callado, me caías mejor cuando solo hacías gestos—

Jade finalmente giró la cabeza hacia mí, está enojada la fiera —Entonces conduce más rápido—

Ese pequeño demonio siempre tenía que tener la última palabra.

El silencio en el auto no duró mucho, aunque Jade había bajado la guardia un poco, no iba a quedarse callado por mucho tiempo, y tenía razón, al final, fue él quien rompió el silencio.

—Tienes suerte de que Eiji te siga aguantando— dijo con un tono cargado de desprecio —Cualquiera más habría dejado de hablarte hace mucho tiempo—

Rodé los ojos, pero no pude evitar responder —Cállate, no tienes que seguir metiéndote en todo—

—¿Metiéndome?— soltó una risa sarcástica—El problema es que te crees importante solo porque llevas más tiempo con Eiji— se cruzó de brazos buscando verse más desafiante —Pero dime una cosa, Sing... ¿por qué te quedas tanto a su lado? ¿Temes que ya no te vea igual si alguien más ocupa tu lugar?—

Esa fue la gota que colmó el vaso, aproveché el semáforo para frenar lo más brusco posible, al menos así lo haría dejar esa postura tan segura y lo logré porque se fue hacia delante contra el asiento.

—¡Escucha demonio! ¡Eiji solo te aguanta porque le recuerdas a alguien!— le grité, furioso —¡Te quiere porque eres como un maldito reemplazo, un recuerdo vivo! ¡Eso es lo único que eres para él!—

—¡Eso no es cierto!— murmuró, su voz quebrándose ligeramente

—¡Sí lo es!— continué, sin detenerme —¡Tú no eres especial!—

—¡Mentira!— grito dándome un golpe, ahora sí le voy a decir todo el veneno que tengo acumulado

—¿Mentira?, ja eres ingenuo, eso creen todos, lo creen tu querido papá y tú amada mamá, incluso Michael— era cierto, todos creían que podían hacer las cosas bien con este niño que encontraron por ahí

—¡Mentira! ¡Solo estás celoso!— ahora sí te comportas como un mocoso, ¿verdad?

—¡Eiji me quiere de verdad, no porque sea el vivo retrato de un muerto!— le grite y el auto se quedó en silencio

Sonreí satisfecho o estaba satisfecho hasta que escuché un ruido y no era burla.

—Eiji me quiere... —murmuró, su voz apenas en un susurro —Él me quiere...—

Verlo así me hizo sentir mal, siempre había sido ese pequeño demonio que sabía exactamente cómo hacerme enfurecer, pero ahora... parecía un niño roto.

El silencio en el auto era insoportable, me quedé quieto, sin saber qué hacer o decir... Soy un idiota; ahora definitivamente Eiji me va a odiar.

—Oye...— murmuré, mi voz mucho más suave que antes —Yo... no quise decir eso—

No me respondió, simplemente abrazó su mochila, tampoco derramaba lágrimas; solo se veía molesto.

—Mira, a veces los adultos se enojan y dicen cosas muy feas, soy un viejo; los viejos se enojan, ¿no es así?—

Silencio nuevamente, agh, ahora me siento como una basura; no debería estar peleando con él, que si es irritante, le duplico la edad prácticamente.

Y yo que me la estaba dando de muy maduro y todo lo demás.

Conduje en silencio, sintiendo cómo la incomodidad se apoderaba del ambiente, cuando llegamos, Jade no me dirigió la palabra, solo me entregó un papel antes de salir.

Verifiqué si no seguía con su silencio y parece que la ley del hielo será solo para mí, porque comenzó a hablar tranquilamente con sus amigos.

Miré el papel, leyendo lo que decía:

"Escupí en tu Magdalena".

¡LO SABÍA! ¡HABÍA HECHO ALGO MALDITO DESGRACIADO

Arrugue el papel y lo lance por la ventana, agh si tiene la fuerza de confesar eso entonces no lo rompí tanto.

—Señor, si no se mueve lo van a multar— me interrumpió una voz.

Era el mismo niño asiático que me encontré hace unos días.

—Si, claro— le respondí, aún enojado, mientras intentaba procesar la situación.

El niño seguía mirándome, y me pregunté si tengo algo con los niños para que me traten así.

—¿Acaso quieres una medalla por eso?—

—No— dijo el niño, pegando un sticker en mi auto antes de marcharse.

¿Qué demonios fue eso?

—¡OYE, ESTÁS EN EL ESTACIONAMIENTO DEL AUTOBÚS!— alguien desde atras grito seguido de sonidos de la bocina del autobus escolar

Este día no puede empeorar...

Arranque y como sea, me estacione, todo para que no hubieran más problemas de los que ya tengo. Baje del auto, y camine hacia donde estaba el sticker mirando lo que decía "¡Mueve tu auto ya!" con un dibujo de un autobús sonriendo.

Jade me irrita, este niño extraño me da escalofrios porque se parece mucho a Yut Lung y estoy viendo un niño de cabello morado como el de Shorter...

¡DENME UN RESPIRO!

Notes:

Sing y Jade/Ash se la pasan peleando por la atención de Eiji, pero Sing también está muy frustrado no solo por la actitud de Jade sino porque también cree que es un ancla para Eiji.

Chapter 13: 12

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Esto es demasiado fácil— dije con una sonrisa confiada, dejando el lápiz de lado y cogiendo el celular ya no hay nada más que aprender; empecé a deslizar el dedo por la pantalla, buscando algo más interesante que las aburridas integrales.
—¿¡Fácil!?— Jaw Long casi gritó desde su asiento, exagerando como siempre, tirándose hacia atrás en la silla —¡No he entendido nada desde que empezó a hablar!— Movía las manos en el aire —¡Esto es una maldita trampa! ¡Nos quieren destruir el cerebro!
—Relájate, Jaw— dije sin siquiera mirarlo, concentrado en mi pantalla —No es tan difícil—

—Presten atención— el maestro parecía que había perdido la paciencia y gracias a Jaw Long más estudiantes empezaron a quejarse en voz alta, pero cuando se volteó me miró a mi —Si te parece tan sencillo, joven Glenreed, ¿por qué no vienes a resolverlo en el pizarrón?—

Sonreí sin inmutarme —¿Eso es todo?— me levanté sin prisa, dejando mi celular en la mesa con un gesto despreocupado —Está bien, profesor, si quiere que le dé una lección de cómo se hace—

—Oye, hermano... ¿estás loco?— susurró Jaw Long, sin poder creer lo que estaba viendo —Te están poniendo una trampa...—

—Tranquilo, Jaw— le respondí guiñándole el ojo —Mira y aprende—

Tomé el marcador del maestro y me quedé frente a la ecuación, ni siquiera tuve que pensarlo demasiado; es una integración por partes, simplificación, resultado final, todo en un abrir y cerrar de ojos.

El silencio en el aula era palpable; sabía que todos me estaban mirando, incluso aquellos que generalmente se distraían, cuando terminé, me giré hacia el maestro con una sonrisa confiada y le entregué el marcador, como dije era muy sencillo.

—Ahí lo tiene—

El maestro repasó mi trabajo con una mirada crítica, pero al final, no pudo hacer más que asentir, sorprendido —Impresionante, Glenreed— dijo, con un tono seco —Parece que has entendido perfectamente—

Jaw Long me miraba como si acabara de presenciar un milagro —¿Qué rayos...? ¿Cómo lo hiciste tan rápido? —me susurró, casi sin poder hablar

Me encogí de hombros mientras volvía a mi asiento, tomando el celular de nuevo con total tranquilidad —Esto es pan comido—

Jaw Long sacudió la cabeza, todavía en shock —Eres un maldito genio— murmuró, pero yo solo me reí.

—¿Qué puedo decir?— dije, abriendo de nuevo mi video —Algunos nacen con talento—

La clase continuó tranquila, un ejercicio por aquí, uno por allá, respondí a todos sin mucho esfuerzo, anotando las respuestas rápidamente mientras los demás todavía parecían debatirse con los primeros pasos. El profesor me miraba de vez en cuando, seguía intentando conseguir que me confunda pero parece que al final se rindió

—Glenreed, veo que estás bastante adelantado— dijo el maestro finalmente, con una ligera sonrisa —Tal vez quieras tomarte un pequeño descanso mientras los demás alcanzan tu nivel—

Me encogí de hombros, no pretendía hacerme el importante —Claro— respondí, levantándome sin apuro, algunos compañeros me miraron con algo de envidia, pero yo solo disfrutaba del momento —No es por nada, pero estos ejercicios se sienten como de primaria— el profesor entendió el chiste y por fin soltó una carcajada

—¡De primaria!— susurró Jaw Long desde su asiento, fingiendo estar escandalizado —Este tipo no tiene vergüenza—

—Tómalo con calma—le respondí con una sonrisa, recogiendo mis cosas para salir.

El profesor me lanzó una mirada divertida, aunque claramente sorprendido por mi actitud confiada —Solo no tardes demasiado, Glenreed— añadió —Puede que después tengamos algo un poco más desafiante para ti—

—Eso espero— respondí, mientras abría la puerta para salir, giré hacia Jaw Long con una sonrisa socarrona —Cuida mi asiento, hermano, y no te ahogues en esas integrales—

Jaw Long levantó la mano para hacer un gesto de despedida, pero no pudo evitar murmurar algo mientras me iba —Engreído... pero qué envidia—

Caminé por el pasillo vacío, disfrutando de ese aire de libertad momentánea, mientras me dirigía hacia las canchas, me crucé con otros estudiantes que todavía estaban atrapados en sus propias clases, me sentía como si hubiera ganado algún tipo de premio.

—Definitivamente esto se siente bien— murmuré para mí mismo, mientras me dejaba caer en una banca en el patio, sacando de nuevo mi celular para seguir donde lo había dejado antes.

Luego de varios minutos me aburrí, estiré mis brazos mientras observaba a los niños de primaria, enseguida vi a Lin Yue, trotando con ese aire de "me da igual" que lo caracterizaba, apenas movía las piernas, pero lo que más daba risa era su cara extremadamente seria, mientras iba de último en la carrera. No resistí las ganas de molestarlo un rato.

—Oye, Yue, ¿eso es lo más rápido que puedes ir?— le grité, divertido —A este ritmo, creo que las hormigas te ganan—

Yue apenas me lanzó una mirada rápida, pero su expresión seguía tan fría como siempre —No estoy compitiendo— Respondió, con su tono seco, casi desinteresado.

Me reí por lo bajo; este niño parece que nació con los músculos de la cara tiesos —Ah, sí? Porque parece más bien que estás en cámara lenta— Le respondí, solo para molestarlo un poco más.

No respondió esta vez, pero aceleró apenas un poco, como si intentara ignorar mi comentario pero al mismo tiempo se notaba que estaba muy ofendido al respecto; meché hacia atrás en la banca, cruzando los brazos y disfrutando el espectáculo.

—Sigue así, little Yue. Un día, quizá llegues a la meta— Murmuré para mí mismo, esbozando una pequeña sonrisa mientras él continuaba con su trote lento.

Observé durante un buen rato, viendo cómo los demás niños corrían hacia sus grupos durante el descanso, charlando y riendo; él, en cambio, se quedó apartado, como siempre, solo en su rincón, no se molestaba en acercarse a nadie, y nadie parecía tener el valor de invitarlo a unirse. Era como si hubiera un muro invisible entre él y los otros niños, algo que, sinceramente, no me sorprendía en lo más mínimo, al final, parece que nosotros somos sus únicos amigos, aunque nunca lo admita.

Me apoyé un poco más en la banca, dejándome llevar por el suave calor del sol, y entonces decidí llamarlo —¡Oye, Yue!— le grité con una media sonrisa en los labios, lo vi levantar la cabeza y girarse hacia mí.

—¿Qué?— respondió, su tono carente de emoción.

Me eché un poco hacia adelante, cruzando los brazos mientras le lanzaba la propuesta —¿Quieres venir a mi casa después de la escuela?— pregunté, dejando caer la invitación esperando su respuesta pacientemente

Me miró en silencio, su expresión apenas cambió, pero sabía que en su cabeza ya estaba analizando la situación —¿Por qué?— respondió finalmente, ahora verdaderamente demostrando su sorpresa es más parecía que le había propuesto algo indecente por como se hizo hacia atrás.

Me reí un poco ante su reacción —Porque siempre estás solo, además, sería divertido, ¿no crees?—

Vi cómo sus ojos se desviaron hacia el suelo, como si estuviera evaluando cada palabra, después de unos segundos, levantó la mirada, seguía teniendo una expresión chistosa.

—Supongo...— murmuró finalmente, con esa voz baja, y eso ya era un pequeño triunfo para mí.

No le daría más vueltas —Bueno, si terminas aceptando, mándame un mensaje a la salida. Ah, por cierto, también invitaré a Jaw Long y a Marcus— ví cómo fruncía ligeramente el ceño al escuchar que los otros dos estarían allí.

Me encogí de hombros y me levanté de la banca, ya era suficiente descanso, y sentía que la motivación volvía; tal vez, si desarrollaba suficientes ejercicios en clase, podría sacar más puntos extra y librarme del examen final.

La clase de matemáticas terminó antes de lo que esperaba, y mientras caminábamos hacia nuestros casilleros, sentí que el día se iba volviendo más liviano; la siguiente era la clase de arte, y eso significaba que, por fin, podríamos divertirnos un poco.

—Bueno, al menos esta vez no me darán calambres en el cerebro— dijo Jaw Long, dejando caer sus cuadernos de matemáticas en su casillero sin ningún tipo de cuidado, el estruendo de los libros chocando contra el metal resonó por el pasillo.

Acto seguido, sacó su caja de pinturas y pinceles, con una sonrisa de oreja a oreja, estuvo esperando este momento toda la mañana. Yo lo observé de reojo, sacando mis propios materiales de arte, pero sin lanzar mis libros de esa forma tan dramática, siempre me hacía gracia cómo Jaw Long parecía moverse con tanta energía descontrolada, el solo hecho de estar en la escuela lo aburre, pero el arte, eso sí lo emocionaba.

—¿Tienes que tirar todo así?— le pregunté con una ceja levantada, mientras acomodaba con cuidado mis lápices y hojas.

—¡Nah! Es la clase de arte, Jade. Tu solo espera al taller de cocina, ahí vas a ver mi verdadera emoción— dijo mientras cerraba su casillero de un golpe y me lanzaba una mirada llena de entusiasmo.

El pasillo estaba lleno de estudiantes moviéndose de un lado a otro, preparándose para la siguiente clase, pero para Jaw Long, el mundo parecía detenerse por un segundo en cuanto mencionaba algo que lo apasionaba, su energía era contagiosa, y aunque me gustaba mantener las cosas más organizadas, no podía evitar sonreír ante su entusiasmo desenfrenado.

—Relajarnos, ¿eh?— le dije, sacudiendo la cabeza con una pequeña sonrisa —Solo no rompas nada antes de que lleguemos al salón—

—Ja, espero que nos dejen pintar alguna pared— dijo Jaw Long, agitando un aerosol, lo observé mientras hacía malabares con la lata, claramente encantado con la idea.

—Tu padre te metería en la cárcel por eso— solté en tono de broma, mientras cruzaba los brazos divertido, Jaw Long, problemático como siempre, y su padre, siendo detective y parte de la policía, que ironía.

Él se rió y lanzó la lata al aire, atrapándola con un movimiento rápido antes de guardarla de nuevo en su mochila —Bah, lo dudo, a lo mucho me daría un sermón de dos horas y luego me haría lavar patrullas por una semana— respondió con una sonrisa traviesa —Pero igual valdría la pena si consigo hacer algo épico—

Este idiota siempre logra salirse con la suya, de alguna manera —Solo trata de no hacerlo tan épico que termine en las noticias— le advertí, ya imaginando los titulares —"Hijo de un detective pinta mural ilegal en la escuela"—

Jaw Long solo me guiñó un ojo antes de caminar hacia el aula de arte. Al llegar al salón, todo estaba lleno de lienzos en blanco y la luz natural se filtraba por las ventanas, iluminando las mesas llenas de pinceles, paletas y tubos de pintura, nos asignaron la tarea de pintar un paisaje, me acomodé en mi asiento, sacando mis pinceles y preparando mis colores mientras miraba a Jaw Long, que ya estaba trazando algo sin pensarlo dos veces.

—Un paisaje, ¿eh?— murmuré mientras repasaba mentalmente qué quería pintar.

Jaw Long estaba tan metido en su propio mundo que no parecía escucharme, sus manos se movían rápido, como si tuviera una idea clara en la cabeza, aunque sabiendo cómo era, probablemente improvisaría algo loco antes de terminar.

—Oye, ¿qué estás pintando?— le pregunté, intentando adivinar mientras él comenzaba a llenar el lienzo con manchas de color.

—No lo sé, pero ya verás cuando acabe— respondió con una sonrisa traviesa, como si estuviera tramando algo

Por mi parte, opté por algo más tranquilo, a mi mente venía un paisaje de campo, algo sereno y relajante. Mire de reojo su lienzo, como era de esperarse, su paisaje no tenía nada de tradicional, todo estaba en una paleta neón, pero sin duda Jaw Long tiene un talento nato con lo colores.

—Eso sí que es un paisaje épico— comenté, mientras seguía trabajando en mi propia obra.

Jaw Long me miró de reojo y me guiñó un ojo de nuevo, como si ya supiera que su pintura sería la más llamativa de la clase, para bien o para mal, porque lo que hizo obviamente es increíblemente llamativo y hermoso pero la maestra se veía de esas que eran muy cerradas sobre lo que es y no arte para ella, pero incluso así no puede negar que verdaderamente Jaw es un artista.

Al final de la clase se puso a explicar lo de la siguiente semana —Para la próxima clase, su tarea será hacer una pintura de un lugar rural. Debe incluir al menos dos personas en la escena y debe ser un lugar real, para comprobarlo me van a traer una foto del paisaje que pintaron— recalcó lo último pff es una estupida si cree que aún así Jaw Long hará algo tradicional, él encontrará la forma de ponerle colores vivos y si le pone una mala nota aún así no lo hará acomplejarse.

—¿Entonces, qué vas a hacer?— me preguntó, alzando una ceja mientras guardaba sus materiales.

— Bueno, este fin de semana iré a Cape Cod con Eiji, podría encontrar algo para pintar ahí— Cape Cod era perfecto para una pintura con los paisajes abiertos, seguramente algún lugar con la tranquilidad que buscaba, la imagen de lo que quería hacer comenzó a formarse en mi mente.

Jaw Long, no tardó en acercarse con una sonrisa llena de picardía —Cape Cod, eh?— dijo, cruzando los brazos y mirándome de reojo —Eso suena como un buen lugar para conseguir inspiración. ¿Por qué no me llevas también?—

Lo miré con incredulidad —¿Estás loco? No puedo llevarte, voy con Eiji, y no creo que quiera tener que cuidarte todo el tiempo—

Puso una mano sobre su pecho, fingiendo estar ofendido —¡Ey! Yo también sé cuidarme, y además, piensa en las posibilidades, tú pintas algo ahí, yo también, ¡Y ambos terminamos el proyecto juntos!—

Suspiré, sabiendo que, como siempre, no iba a rendirse fácilmente, lo conocía lo suficiente para saber que cuando se le metía una idea en la cabeza, no había manera de detenerlo —No sé si Eiji te dejará venir, van a ir Sing, y otras dos personas que no conozco— dije, intentando poner algo de razón en la conversación.

—Eso lo dejamos en mis manos, le caigo bien a Eiji, ¿no?— respondió, dándome un codazo —Vamos, Jade, ¡será divertido!—

—Tu lo convencerás no voy a abogar por ti— me rindo si consigue permiso irá y si no mala suerte hermano

Jaw Long levantó los pulgares, más que emocionado por su victoria —¡Hecho!—

Mientras recogía mis cosas para la clase de arte, recordé algo importante que casi se me escapa —Casi se me olvida decirte, invité a Lin Yue a mi casa después de la escuela, si quieres venir también, estás invitado—

—¿Y que tienes planeado?— pregunto poniéndose la mochila ya que estábamos de salida

Me encogí de hombros, realimente no había planeado nada —No sé, solo pensé que sería buena idea, no parecía tener muchos amigos— Lo miré a los ojos —Y como tú eres el alma de la fiesta, seguro le animas un poco el día—

—¡Claro, si yo voy, seguro lo pasa bien!—

Estábamos caminando por el pasillo cuando de repente sentí un par de brazos rodeándonos por detrás, antes de poder reaccionar, una voz familiar nos saludó.

—¡¿Qué pasa, chicos?!— Marcus apareció de la nada, abrazándonos a mí y a Jaw Long nos tomo por sorpresa.

—¡Marcus!— exclamé, sorprendido por el abrazo inesperado.

Jaw Long, por su parte, rió mientras intentaba zafarse del agarre, aunque no muy en serio —¡Oye, suéltanos! No estamos jugando a la lucha libre aquí— bromeó, girándose para encarar a Marcus que era demasiado alto posiblemente lo vea como una pulga brava.

—¿Y qué hay de malo con un buen abrazo?— respondió Marcus, soltándonos finalmente y dándonos un par de palmadas en la espalda —¿De qué hablaban?—

—Le estaba diciendo a Jaw Long que invité a Lin Yue a mi casa después de la escuela, y que si él también quería venir— le expliqué, mientras Marcus asentía con interés —Tú también estás invitado, ¿vendrás?—

Marcus sonrió, pasando un brazo sobre el hombro de Jaw Long —¿Y cuándo me pierdo yo una buena tarde con ustedes? Por supuesto que voy—

Así que, de repente, la reunión con Yue estaba creciendo, y no pude evitar sonreír ante la idea, entre Jaw Long y Marcus, la tarde se volvería mucho más interesante, mientras caminábamos hacia la salida, me vino un pensamiento que me hizo fruncir el ceño. ¡Había olvidado por completo decirle a Eiji que había invitado a Lin Yue, Jaw Long y Marcus a la casa! Y, para colmo, Eiji iba a llegar tarde ese día, en medio de todo lo de la escuela y los planes, me había olvidado por completo.

—Oh no... —murmuré, deteniéndome de golpe.

Jaw Long y Marcus me miraron, curiosos.

—¿Qué pasa? —preguntó Jaw Long, levantando una ceja.

Suspiré, pasándome una mano por el cabello —No le dije a Eiji que ustedes iban a ir a mi casa hoy, y encima, él va a llegar tarde... para colmo Sing me iba a recoger—

Marcus soltó una pequeña carcajada —¿Es con quien peleaste cuando llegaste esta mañana?! ¡Eso va a ser interesante!—

—Sí, ya me imagino su cara de pocos amigos que va a poner mi tío cuando nos vea llegar, pero, no es como si fuera a echarnos— Me encogí de hombros, Jaw tenía razón, aún así, no podía evitar sentirme un poco culpable por no haberle avisado a Eiji.

—Supongo que le diré a Eiji cuando me responda los mensajes...— dije, sacando el celular para escribirle rápido, aunque sabía que probablemente no vería el mensaje hasta después de terminar su trabajo —Solo espero que Sing no se ponga muy pesado con ustedes—

—¿Me explican?, si es tu tío porque recogería a Jade en lugar de a ti Jaw— Marcus se veía algo perdido y la verdad es que cualquiera estaría confundido

—Ah es muy sencillo, mi tío Sing vive con Eiji y Eiji cuida de Jade— Jaw le explico de manera muy sencilla

—Eiji.... un ese nombre se me hace conocido— Marcus se veía pensativo posiblemente buscando en su cabeza donde había escuchado ese nombre

—Okumura Eiji, es fotógrafo, tiene reconocimiento posiblemente de ahí lo conozcas— comente para que se dé una idea, posiblemente ya había visto algunas de las fotos de la galería

—Ah si el fotógrafo japonés, vaya no creí que él fuera tu papá Jade— incliné mi cabeza hacia un lado cuando lo escuche decir eso

—Eiji no es mi papá— le aclaré extrañado de que haya asumido eso

—Bueno eso es claro, pero tu papá adoptivo quiero decir— negué con la cabeza, tampoco era eso

—soy adoptado pero él no es mi papá— ¿Cómo asumió que Eiji era mi papá? Eso fue extraño

—Entonces?— Marcus seguía sin comprender antes sinceramente tampoco tenía una respuesta concreta

—Bueno....— realmente, no es familiar, es amigo de papá aunque siempre estuvo presente incluso desde antes de conocerlo —Eiji es Eiji y lo quiero mucho él me cuida desde que recuerdo—

—Ya bueno, entonces te debe querer muchisimo— Sonreí asintiendo, Eiji me adora y yo adoro a Eiji

Justo en ese momento, sentí que mi celular vibraba en el bolsillo, lo saqué rápidamente y vi un mensaje de Lin Yue.

———————Little Yue———————

🎍: Si iré

——————————————————

 

Ese fue todo su mensaje pero ya había confirmado que vendría

—Yue ya dijo que sí— Se lo mostré a Jaw Long y Marcus, que miraron el mensaje con interés.

—Perfecto. Esto se va poniendo mejor —dijo Marcus, entusiasmado

Al salir de la escuela, nos encontramos con Yue en la entrada, ya no estaba esperando por suerte Sing aún no llegaba asi que nos sentamos en las gradas.

El clima era cálido y soleado, y la emoción en el aire se podía sentir, sin embargo, mi entusiasmo se desvaneció un poco cuando vi el auto de Sing acercarse, su figura asomándose por la ventanilla.

—¡Ah no!— gritó Sing al estacionarse, mirando a nuestro grupo con una mezcla de sorpresa y molestia —¡¿No me dijeron que vendrían todos?!—

Jaw Long se encogió de hombros, riendo.

—Bueno, no creo que hayamos planeado esto en un consejo. ¡Se nos ocurrió en el camino!— dijo, mientras me lanzaba una mirada divertida.

Marcus, en cambio, intentó calmar las aguas —No causaremos problemas— el me miraba como diciendo que haga algo o que diga algo

Pero no estoy en huelga de silencio con Sing por lo que me dijo en el auto así que no le voy a dirigir la palabra hasta nuevo aviso

Lo miré, consciente de que tenía que dar una respuesta diplomática.

—¿Y qué pasa si no estoy de humor para ser su niñera?— bromeó, aunque su expresión mostraba que en realidad estaba algo molesto —Tuve un día pésimo en el trabajo no voy a soportarlos la tarde entera—

—Vamos, tío Sing— intervino Jaw Long, acercándose al auto —¡Solo queremos pasarla bien!—

—Está bien, está bien, pero quiero que sepan que ¡Al primer grito les dejo en la calle!— amenazó

—¡Trato hecho!— dijo Jaw Long, levantando el puño en señal de victoria.

Finalmente, Sing dejó escapar un suspiro, sonriendo de forma resignada —Bueno, súbanse entonces, pero están advertidos—

Una vez que todos estuvimos dentro del auto, Sing puso en marcha el motor y comenzó a conducir, sin embargo, a medida que avanzábamos por las calles, no tardó mucho en perder la paciencia con nuestra charla animada.

—¡Ustedes no pueden dejar de hablar un segundo, ¿verdad?!— gritó, mirando al espejo retrovisor mientras nos lanzaba una mirada de puro rubia.

—Es que estamos emocionados, Sing. ¡Es una aventura!— que Jaw se haga responsable de colmar a su tío

—¡Aventura o no, necesito un poco de paz y tranquilidad!— respondió, apretando el volante mientras aceleraba un poco más.

Los minutos pasaron y la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo, Marcus trató de cambiar de tema, hablando sobre un nuevo videojuego que había visto, pero Sing solo se limitó a hacer un gesto de desdén.

Finalmente, al llegar a una calle que parecía desierta y cerca de un edificio antiguo, Sing no pudo contener más su frustración.

—¡Bajen!— ordenó de repente, deteniendo el auto con un chirrido —Este es el último lugar donde los dejo, no tengo ganas de ser su taxi—

Nos bajamos del auto, primero no creíamos que hablara en serio y que solo nos daría un susto pero una vez estuvimos afuera volvió a encender el auto

—No se metan en problemas— Dijo antes de marcharse, dejando una nube de polvo detrás de él.

Una vez que el auto se alejó, miramos alrededor de donde estábamos, vimos un viejo edificio que teníamos delante.

Era un lugar que sentía que había visto algunas veces, pero al mismo tiempo no había estado ahí, las paredes estaban cubiertas de moho y el color desgastado de la pintura denotaba que ya tenía tiempo en ese estado

—¿Qué les parece si exploramos un rato? Antes de ir a casa— pregunté, sintiendo una inmensa curiosidad mientras observaba a mis amigos —Entramos?—

—¡Claro que sí!— respondió Jaw Long, emocionado —Este lugar se ve perfecto para una aventura—

Marcus asintió, mirando el edificio con curiosidad, mientras jalaba de la mano a Yue

Con una mezcla de emoción y algo de nervios, entramos al edificio, por dentro no se veia tan abandonado como por afuera.

Notes:

Capitulo nuevoooooo jejeje porque si hay inspiración hay capítulos más seguidos

Tenemos un día tranquilo en la escuela, porque los nenes se lo merecen una vida tranquila para variar ❤️

Detallitos del capitulo:
—Charlie a castigado a Jaw limpiando las patrullas varias veces, posiblemente en un futuro extienda una escena así jaja
—Sing es primo de Nadia y Shorter así que en consecuencia en tío de Jaw Long, tampoco a tenido un buen día en su trabajo así que no estaba para aguantar un grupo de adolescentes y un niño haciendo escándalo.
—Recuerdan que Jade/Ash chiquito no hablaba? Bueno cuando se resiente con alguien deja de hablar con esa persona pero también en momentos críticos se queda sin voz, son los traumas 😖 más adelante se notara más

 

Por último para el siguiente capítulo tendremos a Bones, Kong y la hermanita de Jaw Long 👍

Espero les esté gustando está historia ❤️‍🩹 muchas gracias por seguir leyendo 💘

Chapter 14: 13

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El edificio si no estuviera en ese estado sería un lugar cualquiera sin embargo la zona y el como se encontraba le daban ese toque de misterio, la puerta estaba simplemente sobre puesta asi que con poco esfuerzo pudimos ponerla a un lado para entrar. Habían ratas que corrieron en cuanto entramos pero no había mal olor, sin duda algo curioso.

—¡Este lugar se ve genial para explorar!— Jaw Long encendió la luz de su celular y alumbro el camino mientras avanzábamos, nosotros lo seguimos también encendiendo las linternas.

—¿De verdad vamos a meternos ahí?— preguntó Yue, cruzando los brazos —Este lugar parece estar a punto de caerse—

—Eso lo hace mejor— respondió Marcus, sin perder la oportunidad de bromear —¿O te asusta un poco, Yue?—

Lin Yue giro su mirada hacia un costado soltando un "jum!" —¿Asustado? Solo estoy diciendo lo obvio— Eso dice pero, en el fondo, se nota que esta interesado en entrar tanto como nosotros.

—Vamos, Yue, hay que ir dentro— le dije, dándole una ligera palmada en el hombro, su rostro no cambió, pero supe que lo convencí —Este sitio se ve viejo, pero seguro encontramos algo interesante. ¿Listos?—

Entramos y volvimos a colocar la puerta como estaba, asi nos evitábamos que alguien entre detrás de nosotros.

Little Yue dio un paso adelante, como si estuviera probando el terreno, de verdad que esta asustado —Si encuentras algo, será mejor que lo compartas, Yue, no quiero que te quedes con lo mejor para ti— le dije en tono de broma, sabiendo que lo molestarían mis palabras.

—Sí, claro. Porque querría guardar basura— respondió Lin Yue, rodando los ojos con una leve sonrisa apenas perceptible.

Marcus, que había estado mirando alrededor, se acercó a nosotros con una expresión más animada —¿Y si nos encontramos con un fantasma o algo? Este sitio tiene esa vibra, ¿no creen?—

Caminamos un poco, guiados por la luz de las linternas que proyectaban sombras largas y temblorosas en las paredes, a medida que avanzábamos, notamos que, para ser un lugar "abandonado", la limpieza era inusual, el suelo tenía una fina capa de polvo, pero no la cantidad que cabría esperar de un sitio desierto y olvidado, parecía como si alguien hubiera pasado una escoba de manera apresurada, lo justo para despejar algunos rincones, dejando algunas huellas apenas visibles sobre la superficie gris, las esquinas estaban más acumuladas de suciedad, pero en el centro del pasillo había una franja más clara, como si alguien hubiera hecho un esfuerzo mínimo para mantenerlo presentable, o tal vez para no dejar rastro de su paso reciente, la sensación de que no estábamos tan solos como pensábamos nos hizo avanzar con mayor cautela.

—Vaya el fantasma de este lugar si que es ordenado, apuesto a que paga la factura de la luz— dije, jugueteando con los interruptores de la pared, para mi sorpresa, las luces parpadearon y se encendieron, iluminando el lugar con una luz tenue y amarillenta.

—¿Cómo puede esto seguir teniendo energía?— preguntó Lin Yue, observando el lugar

—Por esto— intervino Marcus, señalando un montón de cables enredados que salían por la ventana y se conectaban directamente a un poste de luz —Conexiones ilegales, no pasa por ningún medidor—

—Interesante...— murmuró Yue, mientras se acercaba a los cables, mirándolos fijamente, jaja seria chistoso si ese pequeño sabe algo de electricidad

—¡Parece un escondite!— Jaw Long estaba dando vueltas por todo lados hasta que su mirada se detuvo en una vieja cama polvorienta contra la pared —Miren, incluso hay muebles—

Antes de que pudiera advertirle, se lanzó sobre la cama con su típica energía, levantando una nube de polvo que lo envolvió por completo.

—¡Cof! ¡Mala idea!— tosió, agitando la mano para despejar el aire mientras se apartaba de la cama con los ojos entrecerrados por el polvo.

—Eso es lo que pasa cuando te lanzas sin pensar— Me burle de él que no dejaba de toser por hacer esa estupidez —Te lo buscaste— le dije, acercándome para darle unas palmadas en la espalda y quitarle algo de polvo —Aunque debo admitir que este lugar tiene su encanto—

—¿Creen que alguien vive aquí? —mientras Marcus se acercaba a una vieja mesa que estaba limpia, como si la hubieran usado no hace mucho —Esto no parece tan abandonado—

—Quizás— respondí, observando con más atención los muebles desgastados —O alguien lo usa de paso—

Jaw Long finalmente se levantó, sacudiéndose el polvo con torpeza, mientras Yue seguía inspeccionando el lugar.

—Bueno, sea lo que sea, me gusta este sitio— Ya recomponiéndose un poco se acerco a nosotros —Tiene carácter, como si fuera un refugio secreto de alguna banda—

—O de pandilleros...— añadió Yue, mientras miraba por la ventana rota hacia la calle

Marcus levantó una ceja, divertido —Solo falta que encontremos un mapa del tesoro o algo—

Nos reímos un poco, pero en el fondo todos teníamos la misma sensación, este lugar tenía más historias de las que parecía a simple vista.

—Bueno, ya que estamos explorando, saquemos algunas fotos— dije, sacando mi celular y apuntando la cámara hacia cualquiera de mis amigos.

Tomé algunas fotos rápidas, Jaw Long aun tosiendo en medio de una nueva nube de polvo, Yue examinando su reflejo en un viejo espejo del baño, y Marcus subiendo las escaleras de madera mientras hacia una mueca chistosa.

—Miren, incluso hay agua corriente— gritó Marcus desde el otro lado de la habitación, abriendo el grifo de un pequeño lavabo oxidado —Realmente este lugar es un refugio—

Aprovechó el agua para mojar un paño y luego se acercó a Jaw Long, limpiándole el polvo de la cara de manera brusca

—Quédate quieto, pareces una momia— le dijo Marcus entre risas mientras Jaw Long intentaba apartar su mano.

—¡Oye, ya basta!—protestó Jaw Long, medio riendo, medio quejándose, mientras Marcus terminaba de quitarle el polvo —Estas siendo muy brusco—

Mientras ellos dos bromeaban, me puse a revisar algunos cajones cercanos, la mayoría estaban vacíos, con algunos restos de papeles viejos y objetos inservibles, quien sea que viviera aquí, había dejado poco detrás.

—Nada interesante por aquí— comenté, cerrando un cajón vacío.

Pero justo cuando estaba a punto de dejarlo, algo detrás de un estante llamó mi atención, me agaché y miré más de cerca, había algo allí, como un libro, atascado entre el estante y la pared.

—Hey, ayúdenme a mover esto— les dije, señalando el pesado estante.

Entre los cuatro, logramos moverlo con algo de esfuerzo, y el ruido de la madera raspando el suelo hizo eco por toda la habitación, finalmente, lo movimos lo suficiente para alcanzar lo que parecía una libreta vieja.

La tomé con cuidado y la abrí, estaba polvorienta y amarillenta, pero no era solo un cuaderno común, era una especie de diario, pero la mayor parte de sus páginas estaban cubiertas con recortes de periódico pegados.

—¿Qué es eso?— preguntó Yue, acercándose a mí con curiosidad, mirando por encima de mi hombro.

—Parece un diario... pero lleno de recortes de periódico— respondí, pasando las páginas con cuidado, todos se reunieron a mi alrededor para ver mejor.

—Mira esto— dijo Marcus, señalando uno de los recortes —Todos estos hablan de pandillas—

Los titulares eran llamativos "Asesinato vinculado a pandillas", "Nuevo líder toma el control", "Violencia en las calles". Cada recorte parecía formar parte de un rompecabezas pero tiempo le paso factura a cada uno porque en su gran mayoría no se podían leer, estaba demasiado maltratados como si se hubiera mojado y secado en el mismo lugar

—Es como si alguien hubiera recolectado los triunfos de todos estos pandilleros— dijo Jaw Long, sorprendentemente serio por una vez, mientras observaba las páginas —Esto es raro—

—Mejor dicho peligroso...— añadió Yue en voz baja, pero no era miedo lo dijo en otro sentido que me perturbo un poco

Pasé una página más y encontré algo que no esperaba, un mapa, estaba dibujado a mano, y con una precisión increíble, parecía señalar un lugar no muy lejos de donde estábamos.

—Creo que esto acaba de ponerse interesante— murmuré, mirando a los demás.

Jaw Long sonrió de oreja a oreja —¿Y si seguimos el mapa?—

—¿En serio vamos a seguir un mapa porque sí?— Yue cruzó los brazos, claramente incómodo, parecía inquieto, como si algo no le cuadrara de todo esto.

—Aaw, little Yue, tranquilo, nosotros te cuidamos— Jaw Long no perdió la oportunidad de molestarlo, le acarició la cabeza desordenando su cabello, Yue lo miró con una mezcla de fastidio y resignación.

—No soy un niño— refunfuñó Yue, pero no hizo nada por detener a Jaw Long, quien tomó el mapa con una sonrisa triunfal.

—Bueno, sigamos— dije, encogiéndome de hombros, ya estábamos metidos en esto, así que, ¿por qué no continuar?

Caminamos siguiendo el recorrido marcado en el mapa, adentrándonos en la penumbra hasta llegar a otro edificio cercano, lo más curioso de todo era la conexión entre ambos edificios, una enorme tabla de madera que se extendía desde la ventana de uno hasta la del otro, formando un improvisado puente, a pesar de los años y del desgaste visible en la superficie, la tabla se veía sorprendentemente estable, estaba firmemente encajada en los marcos de las ventanas, sin signos de astillas grandes o grietas profundas.

—Esto no es seguro...— murmuró Yue, mirando la tabla con una expresión de duda a pesar de que realmente se veía solida

—Si te caes, no te preocupes, estamos aquí para recogerte, little Yue— Jaw Long, lo volvió a molestar con su tono burlón, él solo lo fulminó con la mirada, pero finalmente cruzó detrás de nosotros.

Cuando llegamos al otro lado, el mapa indicaba un punto donde había una pared, parecía que había sido una perdida de tiempo pero... había algo extraño en esa "pared" pase mi mano sintiendo la textura, era diferente se sentía como un trozo de madera cuidadosamente camuflado un trozo de madera, nos miramos entre nosotros antes de levantarlo con cuidado.

Detrás, para nuestra sorpresa, había una vieja tablet.

—¡Wooo! Con suerte, esto todavía funciona— exclamó Jaw Long emocionado, encendiendo la tablet, la pantalla parpadeó un par de veces antes de encenderse completamente.

—¿Y qué hay dentro?— pregunté, mirando sobre su hombro mientras comenzaba a explorar el contenido.

Jaw Long se quedó en silencio por un momento, deslizando el dedo por la pantalla.

—Solo un mapa de Chinatown...— respondió con un tono de decepción, pero entonces sus ojos se iluminaron —¡Espera! ¡Mira esto! ¡Incluso indica un pasadizo hacia mi casa!—

—¿Qué?— soltó Marcus, acercándose para ver mejor —¿Tú vives por ahí?—

—¡Sí! ¡Esto es genial!— Jaw Long sonreía como si hubiera encontrado un tesoro —¡Ya tengo una forma de escapar de noche sin que nadie me vea!—

Solo él podría emocionarse por algo así.

—¿En serio piensas usarlo para eso?— preguntó Yue, rodando los ojos —No puedo creerlo—

—Claro, ¿qué más haría?— Jaw Long soltó una carcajada —¡Imagina las aventuras nocturnas que puedo tener!—

Yo, por mi parte, me crucé de brazos, observando la tablet con curiosidad ¿Qué más podría esconder? Aunque fuera solo un mapa de Chinatown, todo esto parecía mucho más que una simple coincidencia, además el edificio, tenia una extraña aura familiar, como si hubiera estado caminando aquí antes pero al mismo tiempo es la primera vez, los pasadizos no se me hacían desconocidos pero tampoco sabia que había en cada habitación.

¿Estuve aquí antes de que Eiji me encontrara y me llevara con papá y mamá?, eso.... podría ser pero. Agh lo pensare otro día, me esta doliendo la cabeza de solo imaginar la posibilidad.

Aún tenía el diario en mis manos y lo ojeaba, las páginas viejas que crujían bajo mis dedos, de repente, una foto llamó mi atención y me dejó aun mas confundido.

—Creo que he visto esa ventana antes...— murmuré, sacando mi celular rápidamente para buscar en la galería de fotos.

Después de unos segundos, encontré lo que estaba buscando, era una de las fotos de Eiji, la que había etiquetado como "Amanecer" y ahí estaba la misma ventana, solo que tomada en un momento completamente diferente. En la foto de Eiji, la luz suave del amanecer llenaba el marco, mientras iluminaba a una persona, mientras que en el diario, la misma ventana estaba envuelta en la oscuridad de la noche, con una silueta extraña reflejada en el vidrio.

—Oye, el tipo de la foto... se parece mucho a ti ¿Quién es?— Marcus, que había estado observando, señaló la pantalla de mi celular con curiosidad.

—Oh, en realidad no lo sé del todo— respondí, encogiéndome de hombros, la verdad es que no había querido preguntar demasiado sobre eso. La foto siempre había estado en la galería, muchas fotos eran cambiadas a los largo del año pero esa nunca es mas casi nadie la veía al estar tal fondo y oculta —Pero creo que era el novio de Eiji—

Hubo un breve silencio entre todos mientras miraban la foto del diario y la comparaban con la del celular, aunque no quería meterme en la vida de Eiji, no podía ignorar la similitud entre el joven de la foto y bueno yo...

"¡Eiji solo te aguanta porque le recuerda a alguien!"

Las palabras de Sing volvieron a mi cabeza, no no no él solo ¡Es un maldito boca suelta no voy a caer en sus palabras venenosas!

Sin embargo si existian similitudes, agh incluso Jaw Long me dejo igual el cabello, le dije que esas revistas eran muy antiguas tengo el peinado de un tipo de hace unos 14 años?.... tengo 14.... ¡AGH NO LE VOLVERE A HABLAR A SING JAMAS POR HACERME DUDAR DE EIJI!

—Es la misma ventana, ¿verdad? —Marcus frunció el ceño, claramente intrigado, sacándome de mis pensamientos

Si si si eso estamos hablando de la ventana en amabas fotos nunca dude de Eiji

—Sí, la misma— Señalé con el dedo la esquina de la ventana en ambas fotos —Pero lo que me inquieta es esa silueta...— La imagen del diario estaba tan deteriorada que la figura en el reflejo apenas era visible, pero había algo extraño en cómo se proyectaba, era el reflejo de quien había sacado la foto era obvio porque la cámara ocultaba parcialmente el rostro de la misteriosa silueta

—Quiero respuestas— murmure mientras cerraba el diario

Nos concentramos en la tablet pero el único archivo disponible sin contraseña era el mapa de Chinatown, tal vez pueda desbloquearlo mas tarde.

Guardamos rápidamente las cosas en la mochila de Yue, que tenía más espacio libre, y regresamos sigilosamente por el mismo tablón de madera, sin embargo, no habíamos avanzado mucho cuando escuchamos voces provenientes del otro lado del edificio.

—¡Eh! ¡Alguien encendió la luz!— dijo una voz, y casi al instante nos quedamos paralizados.

Nos escondimos en la cocina, pegándonos a las paredes, rogando por que no vengan hacia acá

—También alguien abrió el caño del agua— otra voz se unió a la primera, confirmando que había al menos dos personas.

—¿Qué raro? Nadie viene aquí, solo nosotros —continuaban hablando entre ellos, el tono de su conversación era casual, pero eso no nos tranquilizaba.

Los pasos resonaban en el viejo piso, haciendo que todos nos encogiéramos en nuestro escondite.

En el momento, todos nos movimos instintivamente, Marcus, se colocó delante de Yue, escondiéndolo detrás de él para protegerlo de algún posible peligro; Jaw Long sacó uno de sus aerosoles, con la intención de rociarlo a los ojos de cualquiera que entrara, por mi parte, agarré un palo que encontré en el suelo, no tenía un plan, pero estaba dispuesto a usarlo si era necesario.

—¿Crees que Alex haya venido?— preguntó la primera voz, con un tono de duda, casi cansino.

—Lo dudo, dijo que tenía toda la semana ocupada— comentó la segunda voz, era grave, con un toque de frustración.

—Tsk, ese hombre, últimamente ya no se está juntando con nosotros— la primera voz sonaba más irritada ahora —Ni siquiera para tomar unas copas en el viejo bar—

Los pasos se acercaban peligrosamente hacia la cocina, y nosotros tratábamos de no hacer ni un solo ruido. Marcus nos hizo un gesto para que nos mantuviéramos aún más en silencio, señalando la puerta de la cocina con una mirada preocupada.

—Su trabajo es demandante— la segunda voz respondió, mientras se escuchaba como abría el caño del agua en el baño, eso estaba relativamente lejos como para huir pero no sabia dónde estaba el otro

Jaw Long apretó el aerosol que tenía en la mano, y yo sentía mi agarre tembloroso en el palo que había recogido, íbamos a atacar si era necesario.

—Oye, ¿y si es algún vagabundo que encontró el lugar?— sugirió la primera voz, sus pasos haciendo crujir el suelo justo al otro lado de la pared de la cocina.

—Quizás... aunque no es que haya muchos por esta zona— Se quedaron en silencio por un momento

Nos quedamos completamente callados, rezando internamente para que se fueran, pero nuestras esperanzas se desvanecieron cuando uno de ellos dijo —Ah, bueno, tengo hambre. Voy a preparar algo—

Vienen a la cocina... Y la cocina no tiene más que una salida. ¡Estamos atrapados!

El sonido de pasos se acercaba más y más, la puerta de la cocina se abrió lentamente y, para nuestra sorpresa, no eran delincuentes... eran dos policías.

—¿Que...?—uno de ellos se quedó congelado en la entrada, mirándonos como si hubiera visto un grupo de fantasmas.

—Santo dios...— el otro policía, un tipo al que le faltaban varios dientes, murmuró mientras me miraba directamente a los ojos, parecía desconcertado, como si no creyera lo que estaba viendo.

Nos quedamos en completo silencio, sin bajar la guardia, aunque claramente no eran enemigos, la tensión en la habitación seguía siendo palpable, ninguno de nosotros sabía cómo reaccionar ante la situación, y los policías, por un momento, parecían igual de perplejos.

—Bones— el más grande de los dos finalmente rompió el silencio, poniendo una mano firme sobre el hombro de su compañero para tranquilizarlo.

—¿Los ves también?— preguntó "Bones", todavía con los ojos muy abiertos y su voz temblorosa.

—Son solo chicos...— le contestó su compañero, aunque él también parecía algo incómodo —Pero... este chico... no es posible... ¿verdad?—

—Lo sé... pero se parece tanto al... jefe, ¿no?— Bones no dejaba de mirarme, sus ojos moviéndose rápidamente entre mí y el suelo, como si intentara encontrar una explicación lógica.

Luego también miro a Marcus pero con menos intensidad parecía dudar pero luego simplemente no dijo nada como descartando la idea, posteriormente miraron a Jaw Long y su sorpresa aumentó, por último Marcus decidió cubrir el rostro de Yue con su chompa al notar la forma en que los miraron.

—No son ellos...— el mayor de los dos trató de ponerle fin a la conversación, aunque yo podía sentir que, por dentro, también estaba algo desconcertado —No es un lugar para jugar, salgan de aquí antes de que tengamos que llamar a sus padres—

Suspiré de alivio internamente, aunque ahora estábamos mas confundidos y asustados, nos miramos entre nosotros, todavía sin bajar del todo la guardia, pero decidimos que lo mejor era hacerles caso y no provocar más problemas.

Mientras nos dirigíamos a la salida, los policías nos siguieron con la mirada, aún susurrando entre ellos.

—Casi pierdo mi alma, Kong— dijo Bones en voz baja, pero todavía lo suficientemente alto como para que lo escucháramos —Es verdad que dicen que las modas regresan—

—También me asuste— le respondió el grande, Kong, dándole un ligero empujón para que dejara de hablar.

Los policías nos dejaron ir sin más preguntas, pero mientras salíamos de aquel lugar, no podía dejar de preguntarme... ¿por qué ese policía me había mirado con tanto desconcierto? ¿A qué se referían?

En serio me esta empezando a doler mucho la cabeza con todo esto...

Caminamos a casa de Eiji, y cuando llegamos, Buddy nos recibió, moviendo la cola y ladrando. Eiji salió corriendo desde la entrada, se veía pálido y asustado, con el celular apretado en la mano.

—Qué alivio, están bien, estaba por llamar a la policía— nos dijo, exhalando profundamente mientras nos miraba con una mezcla de preocupación y alivio.

Nos tensamos al instante, y un escalofrío recorrió mi espalda al recordar lo que había sucedido hace poco con los policías en el edificio abandonado, intercambié miradas con Jaw Long y Yue, y traté de mantener la calma antes de responderle.

—Estamos bien— le dije, Eiji nos estudió por un momento más, como si quisiera asegurarse de que no ocultábamos nada, pero finalmente se relajó un poco y dejó escapar una risa suave.

—Me asustaron, chicos— murmuró con una sonrisa algo nerviosa, rascándose la cabeza—Ah, por cierto, Jaw... vinieron a buscarte—

Me giré y noté que detrás de Eiji estaba Ronnie, la hermanita de Jaw Long, tenía los brazos cruzados y nos observaba con una ceja levantada, esta lista para regañar a su hermano.

—Le voy a decir a mamá, y te va a castigar— dijo disfrutando de delatarlo

—Hey, hey, tranquila— Jaw intentó apaciguarla, alzando las manos en señal de rendición.

Cualquiera que los vea diría "En broma son hermanos" pero a pesar de que Jaw es adoptado se parece mucho a su mamá en cambio Ronnie se parece a su papá, peliroja, cabello rizado, pecas y piel clara.

Ella solo tiene 6 años, pero se las arregla para mandar a su hermano mayor —Podemos hablarlo y hacer un trato... ¿qué te parecen dos chocolates?—

Ronnie alzó la barbilla, evaluando la oferta, y finalmente apuntó al triciclo que traía consigo, el cual tenía una plancha de madera con ruedas atado detrás del triciclo.

—Súbete— ordenó con un gesto autoritario.

—¡Que humillación!— Jaw se quejó, pero obedeció y se sentó en la tabla de madera, resignado, Ronnie se subió a su triciclo y comenzó a pedalear, llevándose a su hermano mientras él se agarraba como podía —¡Ni una palabra de esto!— gritó mientras se alejaba, su voz llena de vergüenza.

Little Yue, grabó toda la escena, riéndose.

—Para una futura extorsión— comentó Yue con una sonrisa pícara mientras guardaba el video, y todos nos reímos un rato de la situación.

Justo cuando las risas se calmaban, el papá de Yue llegó para recogerlo. Eiji y él intercambiaron algunas palabras, y Yue se despidió de todos con un pequeño saludo antes de subir al auto. Marcus fue el siguiente en irse, despidiéndose con un golpe amistoso en el hombro antes de emprender el regreso caminando a casa.

Una vez que mis amigos se fueron, me acerqué a Eiji, que aún estaba en la entrada, y lo abracé fuerte, sintiendo el calor y el olor familiar que me hacía sentir seguro.

Me acarició el cabello suavemente, como siempre lo hace cuando notaba que algo no andaba bien.

—Eiji... Me duele la cabeza— murmuré, con un tono más débil de lo que había planeado... No era solo el dolor, sino el cansancio y la confusión de todo lo que había pasado.

Él me miró preocupado, sosteniendo mi rostro con ambas manos, sus dedos suaves sobre mis mejillas mientras su mirada se oscurecía.

—Estás con fiebre...— dijo, preocupado, mientras ponía una mano en mi frente para comprobarlo —Ven, vamos adentro—

—Es que alguien nos dejó en medio de la nada...— protesté, haciendo un puchero mientras me dejaba guiar hacia adentro, esperando que eso le diera un pequeño toque de dramatismo.

Eiji soltó una risa suave, aunque aún se veía preocupado —Ya hablaremos de eso luego, cuando te sientas mejor— pero justo después de cerrar la puerta, alzó la cabeza y gritó con fuerza hacia las escaleras —¡Sing!—

Un par de segundos de silencio pasaron antes de que la respuesta llegara, cargada de frustración y molestia desde el segundo piso —¡MALDITO DEMONIO!—

Eiji se llevó la mano a la frente, soltando un largo suspiro. Yo apenas pude evitar una sonrisa débil ante la escena, aunque el dolor de cabeza seguía palpitando.

Notes:

Actualización ❤️

Siempre imaginé a Bones y a Kong aún juntos después del final del manga, son inseparables, además demasiado buenos así que los imaginé como dos policías que suelen frecuentar el antiguo escondite para relajarse entre jornadas. También los imagino bebiendo un rato durante las noches con Alex hasta donde supe en el "Diario de Max Lobo" trabaja en los servicios sociales. Tiene buen trabajo para integrarlo próximamente.

También imaginé una hija de Nadia y Charlie, igualita físicamente a Charlie pero con la actitud fuerte como Nadia jaja.

Por otro lado escribir a un Skip/Marcus ya grandecito me da un sentimiento ❤️‍🩹 era muy niño cuando murió y en esta historia tiene 16 años, es un amor.

En todo caso ya pienso iniciar una trama más fuerte además de la escuela. Arthur/Henrry está por algo con sus recuerdos completos.

Nos vemos en la siguiente actualización, cuidense ❤️

Chapter 15: 14

Summary:

Te adoro mi pequeño amanecer, nunca podrías ser un reemplazo.... No quiero que te pase nada...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Senté a ambos en la sala, ya era momento de que dejen de pelear de una vez por todas, Jade se recostó en uno de los sofás, sosteniendo un paño frío en la frente, Sing, por su parte, se hundía en el otro mueble, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, no había forma de evitarlo más, tenía que enfrentar esta situación.

—Miren, quiero que me digan directamente por qué tienen esta rivalidad, creo que ya es momento de hablarlo directamente— dije, cruzándome de brazos y tratando de mantener la mirada fija en ambos.

El silencio se hizo pesado entre los tres, Jade se limitaba a ajustar el paño en su frente extendiéndolo para que le cubra también los ojos, evitando mirarme directamente, mientras Sing jugaba con la costura del cojín del sofá, frotándola una y otra vez. Ninguno parecía tener la intención de romper el hielo.

Suspiré, pasando una mano por mi cabello, me acerqué un poco más, tratando de hacer que sintieran que no iba a irme hasta que esto se resolviera de alguna forma.

—Escuchen, los quiero a ambos, no porque pase tiempo con el otro significa que los voy a dejar de lado. Quiero que entiendan eso, ¿de acuerdo?—

Sing dejó escapar una pequeña risa, como si no terminara de creerme, pero cuando notó que mi expresión se mantenía seria, se enderezó un poco en el sofá, finalmente mirando en mi dirección, aunque sin mirarme a los ojos.

—Eso lo sé— murmuró, su voz sonando más vulnerable de lo que esperaba —Solo es, agh... no sé, Eiji siento que te estas volviendo a estancar—

Noté cómo su voz se quebraba un poco, y por un momento pareció un niño otra vez, uno que había tenido que crecer demasiado rápido, me acerqué un poco más, pero antes de que pudiera decir algo, Jade levantó la cabeza del sofá, frunciendo el ceño, abrió la boca como intentando hablar pero no salió nada, por mas que hizo el esfuerzo, llevo su mano a su garganta y luego se encogió sobre si mismo.

—¿Te duele?— le pregunté desde donde estaba, intentando sonar calmado a pesar de que la situación me preocupaba. Jade solo asintió lentamente, con la cabeza baja, y temblaba un poco, posiblemente la fiebre subía —Mejor sube a tu habitación iré en un momento—

Se levantó con movimientos lentos, casi arrastrando los pies mientras subía las escaleras, cada paso resonaba en la casa, y esperé a escuchar el sonido de la puerta de su habitación abriéndose y luego cerrándose antes de volverme hacia Sing.

—Sing... ¿Por qué dices eso?— le pregunté, sentándome a su lado, tartamudeé un poco; todavía pensaba en Jade, en lo vulnerable que se había visto hace unos segundos.

Sing se pasó una mano por el cabello, visiblemente incómodo con la conversación, pero también con una necesidad de desahogarse —El parecido físico, el parecido de actitud es como su doble y tu lo adoras, es obvio que me preocupe por ti— admitió con un tono de frustración, sus ojos no me miraban directamente, sino que se enfocaban en algún punto distante de la pared.

Suspiré, reconociendo la verdad en sus palabras, no podía negarlo, había algo en Jade que, desde el principio, me había recordado a Ash, pero eso no lo explicaba todo.

—Tienes razón— admití, y vi a Sing girarse hacia mí, sorprendido por lo rápido que lo acepté, su respiración se detuvo un segundo, como si esperara un contraargumento, sin embargo, tras una larga pausa, continué —Eso fue al inicio, Sing, y es posible que aún me cause esa sensación, pero no significa que quiera a Jade solo porque se parece a Ash. Él es... él, y eso es suficiente para mí—

Sing apretó los labios, y por un momento pensé que iba a replicar, pero en lugar de eso, soltó un suspiro pesado, como si el peso de meses de preocupación se desvaneciera un poco.

—Eiji, quiero que continúes con tu vida— su voz sonaba más seria ahora, más cargada de la preocupación que había acumulado por demasiado tiempo, lo entendía... lo entendía mejor de lo que él podía imaginar.

—Lo estoy haciendo, Sing— respondí, mirando hacia las escaleras por donde había subido Jade—De hecho, voy a volver a Japón en diciembre—

Hubo un instante de silencio tenso antes de que Sing se girara hacia mí, sus ojos abiertos con algo entre la incredulidad y el miedo.

—¿Para siempre...?— preguntó con un tono que era casi un susurro, y por un segundo, vi la tristeza que trataba de ocultar.

Le puse una mano en el hombro, sonriendo para calmarlo antes de que sus emociones se desbordaran —Jaja, no, solo será por una temporada, voy a visitar a mi familia un tiempo, me siento listo para hacerlo, pero regresaré, Sing, no tienes que preocuparte—

Lo observé mientras digería mis palabras, primero parecía confuso, luego aliviado, y finalmente una sonrisa apareció en su rostro, de esas que iluminaban la habitación.

—Supongo que estuve preocupado en vano, jaja, bueno, al menos sé que ese mocoso no te frena— intentó bromear, todavía podía sentir el rastro de la emoción en su voz.

Le lancé una mirada seria, una de esas que le daba cuando sabía que debía tomar las cosas con más madurez —Bueno, aún sigue siendo molesto— admitió, rascándose la nuca y evitando mi mirada —Pero... si las cosas son así, puede que deje de molestarme tanto con él, quizás... lo intente—

Sonreí ante su pequeño gesto, era un paso adelante, y en un momento tan complicado, eso significaba mucho —Más te vale— le respondí, dándole un pequeño golpe en el brazo para aliviar la tensión.

Subí despacio, tratando de no hacer ruido al caminar por el suelo de madera del segundo piso, llevaba en una mano el paño frío y en la otra una tableta de pastillas junto con un vaso de agua, al abrir la puerta, me encontré con Jade recostado en su cama, envuelto en las mantas como si fuera una oruga acurrucada, la escena me hizo sonreír de manera involuntaria.

Me acerqué a la cama y, con cuidado, levanté una de las mantas que lo cubría casi por completo, al hacerlo, noté que Jade estaba dormido, pero sus ojos estaban un poco hinchados con restos de lágrimas aún visibles en sus mejillas, el malestar físico podía haber sido la causa.

—Hey, ya estoy aquí...— murmuré, aunque sabía que no me escucharía, me senté al borde de la cama y coloqué el paño frío sobre su frente, con movimientos suaves para no despertarlo.

La expresión de Jade se relajó un poco con el contacto del paño frío, aparté un mechón de cabello de la cara, como si ese pequeño gesto pudiera aliviar un poco de su dolor —Pronto te vas a sentir mejor mi pequeño amanecer—

Dejé el vaso de agua y las pastillas en la mesita junto a su cama, después de un rato, me incliné y le di un pequeño beso en la mejilla, con la esperanza de que, aunque fuera en sueños, pudiera sentir cariño, asegurándome de que el paño frío se mantuviera en su lugar, antes de levantarme para salir de la habitación en silencio.

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Al día siguiente cuando lo vi aparecer en la cocina, me sorprendió, Jade no solía levantarse tan temprano, mucho menos después de una noche en la que claramente no había estado bien, llevaba la ropa del día, pero caminaba despacio, con la mirada baja, como si algo lo estuviera pesando. No lo desperté, ni tenía intención de hacerlo, pero ahí estaba, y eso, en lugar de tranquilizarme, me dejó una sensación extraña en el estómago.

—Buenos días, ¿te sientes mejor?— le pregunté, tratando de que mi voz sonara calmada, apenas me miró y asintió con la cabeza, sin decir una palabra.

Me acerqué a él, notando que no tenía la misma energía de siempre —¿Te sigue doliendo la garganta?— insistí, respondió de nuevo con un leve movimiento de cabeza, confirmando que sí.

Lo tomé suavemente del rostro, sus mejillas estaban un poco frías al tacto —Abre la boca y saca la lengua— le pedí, y obedeció de inmediato, examiné lo mejor que pude su garganta —Bueno, no se ve tan mal...— comenté, aunque seguía preocupado, se veía tan apagado, tan distinto de su yo usual —¿Estás seguro de que quieres ir?— añadí, esperando que reconsiderara.

Jade solo asintió de nuevo, pero sus ojos no me miraban directamente

—No tienes que forzarte, si no te sientes bien, puedes quedarte en casa hoy— le dije, pero él negó con la cabeza, esta vez un poco más rápido.

Sus manos temblaban ligeramente, lo noté cuando las apoyó en la mesa —¿Seguro que no pasa nada más?— le pregunté, tratando de no sonar demasiado preocupado, pero Jade simplemente se encogió de hombros, sin decir una palabra.

—Está bien, pero si te sientes peor me llamas de inmediato, ¿de acuerdo? No quiero que te esfuerces demasiado— le dije, tratando de sonar firme aunque la preocupación se colaba en mi voz.

Jade me dedicó una pequeña sonrisa, un intento de mostrar que estaba bien, pero sus ojos delataban el cansancio que aún llevaba encima, fui hacia la mesa y tomé una de las pastillas que había dejado la noche anterior, acercándosela junto con un vaso de agua.

—Toma esto antes de salir, al menos te ayudará un poco con el dolor— Se la entregué y él la tomó en silencio, tragándola con un sorbo de agua sin hacer ningún gesto más.

Observé cómo dejaba el vaso vacío en la encimera, sus movimientos eran lentos —¿Seguro que no prefieres quedarte aquí y descansar?— simplemente negó con la cabeza

—Bueno, en ese caso te llevo, no quiero que vayas solo así— dije mientras recogía mis llaves y me preparaba para acompañarlo, con la sensación de que algo no estaba del todo bien.

Verlo tan callado me inquietó profundamente, no solía ser así, no desde que había dejado atrás aquel periodo de silencio en su vida, lo había superado, pero ver cómo se sumergía nuevamente en ese mutismo me recordó esos primeros años, cuando parecía que había perdido la capacidad de comunicarse, era como si volviera a retraerse, y siempre había un motivo detrás, algo que lo molestaba demasiado o, lo que era peor, algo que le provocaba un miedo paralizante.

Mientras lo observaba, no pude evitar sentir esa punzada de preocupación en el pecho ¿Qué lo habría empujado a este estado otra vez? si algo le estaba afectando de esa manera, entonces debía ser algo grave.

—Jade...— intenté suavemente, buscando algún indicio de que quisiera hablar —Si hay algo que te preocupa, podemos hablarlo, no tienes que quedarte solo con eso—

Pero su única respuesta fue un leve encogimiento de hombros, no era rechazo, pero tampoco estaba abriéndose, lo conocía lo suficiente para saber que empujarlo no funcionaría; si quería hablar, lo haría a su ritmo.

Ese silencio me llenaba de impotencia, sabía que algo lo estaba asfixiando por dentro, pero no sabía cómo ayudarlo, y el solo pensar que pudiera estar atravesando un miedo tan profundo como el que lo había mantenido en silencio antes me hacía sentir más ansioso.

—Jade, no importa qué sea, estaré aquí— me miró por un momento, sus ojos mostraban ese mismo brillo opaco de antes, no era el Jade que conocía, y eso me asustaba más de lo que quería admitir —Te quiero mucho, ¿si? no lo olvides—

Casi al instante, Jade se colgó de mis brazos en un abrazo sin fuerzas. Aún estaba bastante enfermo, así que lo sujeté con firmeza, dejándolo relajarse mientras frotaba su rostro contra mi pecho. Era un gesto tierno que había hecho desde siempre, y en ese momento, me hizo sentir un poco mejor a pesar de su malestar.

—Eiji... —suspiró al escuchar su voz nuevamente, casi como si hubiera estado guardando esas palabras para un momento especial.

—¿Mejor?— le pregunté, sintiendo un alivio al verlo un poco más animado.

—Sí, mejor— respondió, mientras le acariciaba suavemente las mejillas, buscando tranquilizarlo.

—Ahora sí, vamos o llegarás tarde— dije, tratando de mantener un tono ligero para animarlo aún más.

Jade asintió, y aunque su movimiento fue lento, parecía que la idea de salir le daba un poco de energía. Con una pequeña sonrisa, se apartó de mí y, aunque aún caminaba con cuidado, su paso se volvió un poco más firme.

—Espero que haya algo divertido en la escuela hoy— dijo, intentando hacer una broma mientras se ajustaba la mochila.

—¿Divertido?— reí —Tal vez si te comportas y no intentas deshacerte de las clases como siempre.

Se echó a reír, una risa suave era bueno verlo así, incluso por un breve momento.

Mientras nos dirigíamos a la puerta, Jade se detuvo y me miró, su expresión se volvió un poco seria.

—Eiji, ¿prometes que estarás ahí después de la escuela?— preguntó con un leve temblor en la voz.

—Por supuesto— respondí sin dudar —Estaré esperándote—

Sus ojos se iluminaron de inmediato, y el ambiente en la habitación cambió —Entonces, vamos—

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Al dejar a Jade en la escuela, lo observé mientras caminaba hacia la entrada. Aunque se movía con la misma lentitud de esa mañana, al menos parecía estar tranquilo. Me aseguré de que llegara bien y luego me dirigí a la galería para revisar algunos trabajos y ordenar algunas cosas, sin embargo, en el fondo de mi mente, una sensación persistente me decía que debía haber insistido más para que se quedara en casa.

Unas horas después, justo cuando estaba empezando a concentrarme en mis tareas, sonó mi teléfono, la pantalla mostraba el nombre de la escuela, contesté de inmediato

—Señor Okumura— la voz de la maestra sonó preocupada —Lo llamamos porque Jade casi se ha desmayado; tiene fiebre muy alta—

Sentí culpa, no debí haber permitido que fuera; rápidamente les dije que estaba en camino y salí corriendo hacia el auto, sin pensar en nada más que en llegar lo antes posible.

Al llegar a la escuela, la maestra ya me estaba esperando y me guío directamente a la enfermería.

Al abrir la puerta, encontré a Jade sentado sobre la camilla, sosteniendo un algodón empapado con alcohol cerca de su nariz, su rostro estaba pálido, y sus ojos estaban apagados, a su lado, Jaw Long se esforzaba por sostenerlo, asegurándose de que no se cayera.

—¿Jade?— exclamé, aliviado de verlo, pero preocupado por su estado, me acerqué rápidamente a la camilla —¿Qué ha pasado?—

—Se sintió mareado en clase de física— explicó Jaw Long, mirando hacia arriba con preocupación —Casi se desmaya—

La maestra se acercó y me miró con una expresión seria —Señor Okumura, es mejor que lo lleve al médico, no parece mejorar y ya se le suministro medicina—

—Jade, ¿Me escuchas?, tenemos que ir al hospital— le dije, mientras me agachaba para ayudarlo a levantarse.

Asintió débilmente, se tambaleaba un poco, y rápidamente lo rodeé con un brazo para sostenerlo mejor, Jaw Long, que lo sostenía del otro lado, comenzamos a caminar hacia la salida.

—Tú puedes, solo enfócate en dar un paso más— dijo Jaw Long, intentando ofrecerle algo de aliento.

Al salir del edificio, el aire fresco nos golpeó, y sentí que Jade se tensaba un poco al enfrentar la brisa, lo ayudamos a bajar los escalones con cuidado, y una vez que estuvimos en el estacionamiento, fuimos rápidamente al auto.

Sin embargo, Jaw Long, se detuvo un momento y miró hacia donde estaba el mismo niño que hizo problema en el restaurante, que estaba cerca, y parecía divertirse mientras nos miraba.

—¡Voy a borrar esa sonrisa de tu rostro! —gritó Jaw Long, frustrado —Todo empeoro despues de que hablaron ¡Si me lo preguntan diría que tu hiciste algo!—

Jaw Long seguir gritando mientras que el muchacho no hacia mas que burlarse.

Ayudé a Jade a caminar hasta la puerta del copiloto, pero antes de que pudiera acomodarlo en el asiento, noté que su respiración se volvía más rápida, su rostro se tornó aún más pálido, y su mirada se nubló y sus piernas cedieron bajo él.

—¡Jade!— grité, pero ya era demasiado tarde, se desmayó, su cabeza se inclinó hacia atrás y el algodón con alcohol se deslizó de su mano, cayendo al suelo.

—Hay no...— Jaw, corrió hacia nosotros, arrodillándose al lado —¡Hey despierta! ¡Vamos no hagas esto!— lo sacudió un poco antes de apretar los puños regresando donde había estado discutiendo —¡¿Que tenían esas galletas?! ¡Habla! ¡No creas que no te vi en el laboratorio antes de venir a hablar con él! ¡Le diste una galleta y se puso asi!—

El chico al que Jaw se dirigía, un adolescente de cabello desordenado y mirada indiferente, se encogió de hombros —¿No sabes como se hace un galleta?, regresa a inicial, tiene harina, huevos, leche— dijo en un tono de puro desinterés como si no hubiera estado viendo

—¡¿Me tomas por idiota?!— Jaw, lo empujo continuando la discusión.

No voy a perder más tiempo, levanté a Jade con cuidado, acomodándolo en el asiento del copiloto, su cuerpo se sentía demasiado cálido y pesado... Tenía que llevarlo de inmediato al hospital... Jaw Long seguia discutiendo con Arthur y algunos estudiantes formaron un grupo al rededor.

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En el hospital, la fiebre de Jade alcanzó los 40°C, y los médicos decidieron que era necesario administrarle un medicamento por vía intravenosa para controlar la temperatura que no dejaba de aumentar.

Me mantuve cerca de él mientras realizaban el procedimiento, viendo cómo un enfermero buscaba una vena en su brazo y luego inyectaba el medicamento con cuidado, Jade permanecía inconsciente, su rostro aún pálido y cubierto de un sudor frío.

Una vez que le administraron el medicamento, lo conectaron a un suero para ayudar a rehidratarlo; los minutos se hicieron eternos mientras observaba el goteo constante del suero y la aguja en su brazo.

—Va a estar bien, ¿verdad?— le pregunté al médico cuando pasó a revisar los monitores que registraban sus signos vitales.

—Por ahora, la fiebre ha disminuido— respondió con un tono profesional, aunque trató de ser amable —El medicamento está haciendo efecto, necesita descansar y recuperarse—

Asentí, intentando procesar sus palabras, me incliné un poco hacia él, acomodando la manta que le habían puesto y acariciando su frente, ahora un poco menos caliente al tacto.

Ahora solo quedaba esperar a que despertara, las horas pasaban lentamente.

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Cuando Jade finalmente abrió los ojos después de cuatro horas, me alivié al ver que su fiebre ya había bajado por completo, aunque se veía un poco desorientado, el brillo familiar en sus ojos me indicó que, por suerte, se había recuperado.

—¿Uh?... ¿Qué pasó?— murmuró, y antes de que pudiera incorporarse, lo recosté con suavidad.

—Te desmayaste...— le expliqué mientras apartaba los mechones de cabello de su frente —¿Te sientes mejor?—

—Sí— respondió con un tono más animado, y por un momento, la preocupación se desvaneció de mi mente.

—Te dije que si te sentías mal me llamaras, estuviste en la clase de física con fiebre... No vuelvas a hacer eso, Jade— le advertí, tratando de mantener la calma, pero su respuesta me hizo fruncir el ceño de inmediato.

—Pero... me toca física pasado mañana...—contestó con una voz algo ausente, como si realmente no recordara que día era hoy.

Sentí un escalofrío recorrerme, sin perder tiempo, llamé al médico y le expliqué la situación, mencionando que Jade parecía haber olvidado los últimos dos días, al escucharme, el médico se acercó a la cama y comenzó una serie de preguntas para evaluar su estado.

—¿Puedes decirme tu nombre completo?— preguntó, observando atentamente su reacción.

—Jade Glenreed...— respondió él, parpadeando un par de veces, claramente todavía algo confundido por toda la atención.

— ¿Cuántos años tienes?— pregunto mientras con una linterna examinaba la vista de Jade

—14— dijo, tranquilo sin dejar ese tono de confusión

—¿Cuándo es tu cumpleaños?— está vez empezó a medir su presión arterial, sin encontrar ninguna irregularidad

—20 de diciembre— mientras lo examinaban me miró preocupado estaba empezando a asustarse, le hice un gesto indicándole que todo estaría bien.

—Muy bien. ¿Cuánto es 7 por 6?— siguió el médico, intentando evaluar sus funciones cognitivas básicas.

—42...— contestó Jade sin dificultad.

Después de algunas preguntas adicionales de comprensión, el médico se volvió hacia mí con una expresión más tranquila.

—Parece que simplemente fue una pequeña amnesia transitoria debido a la fiebre alta— explicó —Pero si nota persiste, no dude en traerlo de vuelta. Ya puedes ir a casa, muchacho—

Jade asintió, aunque seguía con la misma expresión confusa.

—Gracias, doctor— le dije antes de volverme hacia Jade

Ver a Jade salir del hospital con esa energía renovada fue un alivio enorme, lo observé mientras daba algunos saltitos en el estacionamiento, con esa sonrisa que parecía iluminar todo a su alrededor.

Pero el hecho de que hubiera olvidado los últimos dos días era preocupante, también comprendí que tal vez era mejor así, lo que fuera que lo había hecho sentirse tan mal y retraído está mañana al punto de volver a su silencio ya no estaba presente en su mente.

—¿Quieres comer algo?— le pregunté, esperando que la idea de su comida favorita lo animara aún más, no me decepcionó cuando vi cómo asentía con entusiasmo.

—¿Pueden ser hot dogs?— preguntó, con los ojos brillando de alegría.

No pude evitar sonreír ante su petición tan simple, asentí con un gesto de cabeza, sin quitarle la mirada.

—Sí, por supuesto —respondí, tratando de igualar su entusiasmo

Nos dirigimos hacia el auto, y aunque el peso de las preocupaciones seguía presente en algún rincón de mi mente, decidí concentrarme en disfrutar ese instante de felicidad simple con él.

Jade mientras miraba la pantalla de su celular, sorprendido con la cantidad de mensajes que le habían llegado.

—Jaw Long me mandó 59 audios—comentó, con una mezcla de diversión e incredulidad —Marcus también me mandó varios mensajes, incluso Little Yue...—

No pude evitar sonreír cuando me mostró la pantalla de su chat, entre los mensajes, el de Yue se destacaba por su sticker que decía "No te mueras", acompañado de una pequeña carita de una panda serio, viendo cómo es el niño, ese pequeño gesto es más que suficiente para expresar su preocupación.

—Uhm... ¿En serio me veía tan mal?—preguntó Jade, bajando un poco la voz, y lo miré de reojo mientras conducía, en su expresión había una mezcla de sorpresa y quizás un poco de miedo.

Solté un suspiro —La verdad, sí... Estabas muy pálido, y la fiebre era alta, nos asustamos mucho— Intenté mantener un tono suave mientras hablaba, queriendo que entendiera la seriedad de la situación sin hacer que se sintiera mal.

Jade bajó la mirada un momento, como si procesara lo que le decía, antes de volver a alzar la vista con una sonrisa ligera.

—Supongo que tendré que decirles que ya estoy mucho mejor— Su tono era animado, pero noté un leve toque de gratitud en sus palabras, realmente aprecia el gesto de sus amigos.

—Eso suena bien— le respondí, con una sonrisa

Jade no pudo evitar soltar una carcajada cuando le dio clic a uno de los audios de Jaw Long, de inmediato, resonó en el auto

—¡Está con vida! ¡ESTÁ CON VIVAAAA!— gritaba Jaw Long con una emoción desbordante.

Me encontré a mí mismo riendo también, contagiado por la risa de Jade —Parece que Jaw Long estaba muy preocupado—comenté.

Él asintió, aún entre risas —Sí, escucha este— dijo, y le dio play a otro audio donde Jaw Long, con un tono melodramático

—¡Jade, no vuelvas a hacerme esto! ¡Casi me muero del susto! Si vuelves a desmayarte así, te voy a... ¡te voy a pegar, pero suavecito, porque te quiero!—

Eso provocó otra risa entre los dos, sonó otra notificación, suponiendo que era otro audio de Jaw Long, aproveché la luz roja para tomar el celular de Jade, quien seguía riéndose, despreocupado. Le di clic a la notificación, pero se abrió otro chat, era un número desconocido, no había palabras en el mensaje, solo dos emojis, uno de una banana y otro de un pez.

—Banana Fish...— murmuré casi en un susurro, sentí que la sangre me abandonaba el rostro —No, no, no... imposible...—

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, el mensaje desapareció de la pantalla, fue eliminado en un parpadeo, como si nunca hubiera estado ahí.

—¿Qué dijiste, Eiji?— preguntó Jade, su risa deteniéndose apenas un momento.

No le presté atención, trataba de encontrarle sentido a lo que acababa de ver... Pero Jade, ajeno a mi inquietud, volvió a tomar su celular, regresando al chat con Jaw Long, puso a reproducir un audio.

—¡¿Sabes?! Me peleé con Arthur hasta quitarle esas malditas galletas que te dio ¡Voy a dárselas a papá para que examinen qué son!— Las galletas... Dijo que cuando Jade empeoró, fue después de comer unas galletas...

—Buuu, pues tendrás que decirme qué sucedió, aparentemente tengo amnesia—respondió Jade al audio de su amigo, riendo de nuevo.

Mis manos se tensaron en el volante actuando mecánicamente para seguir avanzando... Jade estaba tan despreocupado, mientras yo sentía cómo el miedo me atenazaba el estómago.

De pronto, frené el auto con un golpe seco, haciendo que ambos nos lanzáramos hacia adelante.

—Eiji... ¿Qué pasa...?— Jade dejó su celular a un lado, su voz temblando.

—Iremos al doctor...— respondí, la voz más fría de lo que pretendía, tenía que llevarlo con el doctor Meredith quien atendió a Griffin, el único que tal vez podría decirme si mis sospechas eran ciertas.

—¿Pero acabamos de salir del hospital...?—insistió Jade, la desesperación creciendo en su mirada —Estoy bien, ¿no? Ya no duele...—

—A otro médico...— dije, mi mente ya adelantándose a los peores escenarios.

Si por algún motivo Jade recibió una dosis de Banana Fish en esa galleta, ese médico es el único que puede descartar... o confirmar... mis peores temores.

Cambie de ruta lo más rápido posible, mientras menos tiempo pierda menos podría ser el efecto ¿Verdad?...

Yo no podía permitirme bajar la guardia, no esta vez...

Notes:

Se va poniendo más sería la situación.

Detallitos del capitulo:
—Jade escuchó parte de la conversación de Sing y Eiji pero solo hasta donde dijo "—Tienes razón—" por eso no podia hablar con Eiji al día siguiente.
—Al inicio solo estaba resfriado pero también es verdad que le dieron algo en la galleta 😖

Chapter 16: 15

Summary:

Pov Jade del capitulo anterior

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

"Eiji esta enojado... Yo no quiero que esté enojadooo" Me recosté en uno de los sofás, sosteniendo un paño frío en la frente, no me gusta estar enfermo... Al menos Sing estaba al otro extremo de la sala con su ceño fruncido, como siempre.

—Miren, quiero que me digan directamente por qué tienen esta rivalidad, creo que ya es momento de hablarlo directamente— dijo, mirando a ambos ¡No, no quiero hablar el empezó! ¡Es malo!

Es más me gire hacia el respaldo del sofá, no quería mirarlo ni escuchar lo que Sing pudiera decir, así que extendí el paño frío sobre mi cara, tapándome los ojos.

—Escuchen, los quiero a ambos, no porque pase tiempo con el otro significa que los voy a dejar de lado. Quiero que entiendan eso, ¿de acuerdo?— Eiji sonaba más cansado que molesto ahora, y aunque trataba de calmar la situación, no lograba ocultar la amargura en su voz.

Pensé en lo que decía, uhm... Tiene razón Eiji es bueno... es el mejor, pero si estoy celoso, Sing sabe muchas cosas de Eiji que yo no sé, lo conoce bien... Y yo solo quiero conocerlo también pero Sing siempre me aparta y me manda a "jugar" ¡ya estoy grande! Y el siempre me grita "mocoso" o "demonio" si el se va a poner así entonces voy a ser eso para que vea lo que es un verdadero demonio.

—Eso lo sé— murmuró, Sing, curioso suena triste y hasta nostálgico —Solo es, agh... no sé, Eiji siento que te estas volviendo a estancar—

¿Volviendo a estancar?... Eso piensas de mi, ¿Qué soy un estorbo? Yo no quiero hacer daño a Eiji... Él siempre ha estado conmigo, ¡me cuida, me quiere! Si fuera un ancla para él no me querría...

"¡Escucha demonio! ¡Eiji solo te aguanta porque le recuerdas a alguien!"  La voz de Sing resonó en mi cabeza empeorando el dolor.

Esperaba que le dijera algo cualquier cosa, me quite el paño de los ojos para ver que estaban haciendo porque el silencio ya era demasiado largo, Eiji se estaba acercando a Sing, su expresión había cambiado, como si estuviera a punto de consolarlo.

Estire mi cabeza un poco antes de sentarme por completo, ¡Siempre has tratado mal Sing y ahora se porque!

Quería intervenir, gritarle a Sing, decirle que estaba equivocado, que no sabía nada, pero cuando traté de hablar, mi voz no salió... Solo un vacío, me llevé la mano a la garganta, intentando arrancar algún sonido, pero no hubo nada... mi voz, otra vez, no estaba... No puedo hablar...

—¿Te duele?— preguntó Eiji desde donde estaba, sin acercarse a mí, asentí lentamente, con la cabeza baja, tampoco podía hablar con él, y eso dolía más que cualquier otra cosa —Mejor sube a tu habitación iré en un momento— me ordenó y obedecí

Subí las escaleras arrastrando los pies, el silencio era tal que cada paso resonaba en la casa, ellos esperan a que me encierres en mi habitación para seguir hablando, abrí la puerta y la volvi a cerrar pero no entre, me quedé en el pasillo, caminando despacio hacia la escalera, cuidando de que no me vean para oír lo que decían.

—Sing... ¿Por qué dices eso?— La voz de Eiji sonaba rota, como si una parte de él también estuviera desmoronándose.

—El parecido físico, el parecido de actitud es como su doble y tu lo adoras, es obvio que me preocupe por ti— ¿Un doble? Entonces me parezco a alguien, no soy el único niño rubio de ojos verdes, hay muchos, no es un aspecto único, tal vez poco común pero definitivamente hay mas personas con mis mismas características, mamá también es rubia así que no es tan difícil encontrar gente así.

Pero cuando Eiji suspiró, la desesperanza se hizo evidente en su respuesta —Tienes razón—

Acaba de admitirlo.... Las palabras se sintieron como un golpe en el corazón, sentí que el mundo se volvía pequeño, cerrado "¡Te quiere porque eres como un maldito reemplazo, un recuerdo vivo! ¡Eso es lo único que eres para él!" Las palabras de Sing ahora tenían sentido... No estaba siendo cruel... Estaba diciendo la verdad...

Volví a mi habitación apresurado, tratando de no hacer ruido, me encerré rápido y busqué el celular, mis dedos temblando mientras deslizaba las imágenes en la galería virtual de Eiji... Y ahí estaba esa foto, la misma que miraba siempre, el cuadro se llamaba "Amanecer".

"Eres mi pequeño amanecer" Ese apodo me lo puso Eiji... Me estaba comparando con la persona de la foto... Era su novio, eso lo había escuchado antes, pero, si lo único que soy es un reflejo de alguien que ya no está...

"¿Mentira?, ja eres ingenuo, eso creen todos, lo creen tu querido papá y tú amada mamá, incluso Michael" Pero mamá y papá ellos me quieren porque soy yo...  ellos jamás me harían eso... Jamás... Michael tampoco... Michael es demasiado bueno conmigo... Es mi héroe... Pero pero Sing sabe cosas que yo no sé y si de verdad solo están fingiendo que soy otra persona...

"¡Eiji me quiere de verdad, no porque sea el vivo retrato de un muerto!" Mire la foto en mi celular, esa persona...

—Te odio— murmuré, apretando la pantalla del celular hasta que los nudillos me dolieron —¡Te odio!— Y lancé el celular a la cama antes de envolverme en la manta, como si pudiera esconderme de la verdad que latía en mi pecho.

—Solo soy un reemplazo... Solo te estoy reemplazando...— Tome mi celular con manos temblorosas por la fiebre, observando la foto —Solo me adoptaron porque tú estás muerto...—

Me quedé en silencio, intentando que las lágrimas no salieran, porque no quería que nadie las escuchara, pero la sensación de vacío era horrenda, y solo podía pensar que, quizás, solo quizás, Sing tenía razón.

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¿En qué momento me quedé dormido?... Mire la pantalla de mi celular son las 7 de la mañana...

Prefiero ir a la escuela antes de seguir en la casa...

Me levanté y mi cuerpo me dolía... Ya no tenía fiebre pero más que seguro que el malestar seguirá por lo menos el día entero; fui directo al baño para asearme, luego de bañarme y cambiarme baje a la cocina.

—Buenos días, ¿te sientes mejor?— pregunto Eiji apenas me vio su voz sonaba calmada, como siempre... Pero no tenía ganas de verlo —¿Te sigue doliendo la garganta?— No es que me duela... y no pienso decirte que no puedo o no quiero hablar.

Tomó suavemente mi rostro, sus manos se sienten cálidas contra mi piel fría —Abre la boca y saca la lengua— dijo con un tono que intentaba ser juguetón, pero yo solo levanté una ceja.. uhm... No vas a encontrar nada malo en mi garganta...

—Bueno, no se ve tan mal...— Eiji cree que no hablo porque estoy enfermo, es mejor que siga creyendo eso —¿Estás seguro de que quieres ir?— preguntó, su voz ahora un poco más suave.

No quiero estar en casa... Así que si prefiero ir a la escuela, tal vez podría esconderme unos días en casa de Jaw Long o recorrer esos túneles secretos que vimos en la tablet, todo menos regresar.

—No tienes que forzarte, si no te sientes bien, puedes quedarte en casa hoy— me negué moviendo la cabeza.

Me moví para que me soltará sentándome en la mesa para desayunar, había preparado café con huevos revueltos...

—¿Seguro que no pasa nada más?— volvió a insistir y solo me encogí en mi sitio, buscando un refugio en el calor de la comida.

—Está bien, pero si te sientes peor me llamas de inmediato, ¿de acuerdo? No quiero que te esfuerces demasiado— Asentí pero en ese caso puedo ir a la enfermería si me siento mal, la enfermera me podría ayudar, además solo es gripe

Le sonreí lo mejor que pude para asi deje de insistir, fue obvio que no salió como esperaba que me miro aun mas preocupado, me entrego una tableta de pastillas con un vaso de agua —Toma esto antes de salir, al menos te ayudará un poco con el dolor—

—¿Seguro que no prefieres quedarte aquí y descansar?— negué nuevamente

—Bueno, en ese caso te llevo, no quiero que vayas solo así— dijo mientras recogía las llaves

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No había estado escuchandolo, no está que...

—Te quiero mucho, ¿si? no lo olvides— me dijo Eiji, su voz suave como un susurro que llenó el espacio entre nosotros.

Entonces tu si me quieres... Eso era todo lo que necesitaba oír de ti... No volveré a dudar de ti ¡Jamás! No importa cuantas veces Sing diga esa clase de cosas

Sin pensarlo, lo abrace necesitaba abrazarlo necesitaba ese contacto, esa conexión que había estado ausente no soportaba mas tiempo sin poder dirigirle la palabra, sin poder sentir su cariño, Eiji siempre a estado ahí y siempre tiene que estar aquí, donde pueda abrazarlo, me la prometido miles de veces, y en este momento, todo lo que había sentido de inseguridad se desvanecía.

—Eiji... — logré decir, mi voz pudo salir de nuevo, se sentía también poder volver a hablar sin miedo.

—¿Mejor?—preguntó, su mirada escrutando la mía, como si quisiera leer cada rincón de mis pensamientos, levante la mirada finalmente sonriéndole de verdad mientras apoyaba mi mejilla contra su pecho, sintiendo el ritmo de su corazón.

—Sí, mejor— respondí, sintiendo que la calidez de su abrazo me envolvía y me llenaba de una paz que creía perdida, Eiji me miró con una expresión que mezclaba alivio y ternura, y por un momento, el mundo exterior se desvaneció, era solo él y yo, y eso era suficiente.

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Eiji me dejó en la escuela y me despidió con un beso en la frente antes de salir del auto, sentí un pequeño escalofrío de calidez en el pecho

Ingrese y en los casilleros estaba Jaw Long que en cuanto me vio me saludo con rondeándome con un brazo, su entusiasmo contagioso, mostrándome la tablet que habiamos encontrado ayer, con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Hermano! Ayer, little Yue se llevó la tablet. Hoy me la dio porque, según él, "no quiere cargar con cosas viejas"— dijo, imitando su voz con tal exageración que no pude evitar reír.

—Para ser chiquito, actúa como un viejo— respondí, quitándole la tablet de las manos. La encendí y vi que seguía teniendo únicamente el mapa de ChinaTown —Contraseña, contraseña, ¿alguna idea?— le pregunté, tratando de imaginar cuál podría ser la clave.

—Ninguna, ya intenté con las clásicas: 1234, 4321, "contraseña", no es ninguna— me dijo con una mueca de frustración.

—¡Idiota! Solo un bobo usaría eso como contraseña— me burlé, sacudiendo la cabeza.

En ese momento, la campana sonó, lo que significaba que debíamos entrar a las aulas.

La clase de historia era entretenida, pero para mí, Jaw estaba a dos palabras de quedarse dormido en su asiento, gracias a los lentes oscuros que llevaba, nadie se dio cuenta de su lucha interna contra el sueño, el profesor claramente no estaba para aguantar a alumnos con sueño.

Ugh, esos lentes los tiene desde que tenemos ocho y siete años; se los regalé en su fiesta, debería comprarle unos nuevos, pero insiste en que no usará ningún otro par porque esos son "especiales".

Cuando por fin termino y volvio a sonar la campana. me dolia un poco la cabeza, pero no era demasiado, agh odio estar enfermo.

—Oye, quiero hablar contigo afuera— dijo Arthur, acercándose a mí. ¿En serio quiere hablar? No ha hecho más que molestarnos.

—Ni lo sueñes, loco— intervino Jaw, finalmente levantándose, no iba a olvidar la amenaza del otro día.

—Vengo en son de paz— dijo, haciendo el signo de la paz con la mano, Oh, vamos, en serio quería burlarme —Solo voy a hablar, no le haré nada—

—Agh, está bien— respondí, deseando que dejara de molestarme, tal vez si lo hablábamos, se resolvería pronto —Yo te alcanzo en la cancha— le dije Jaw, que solo atinó a levantarme el pulgar antes de salir antes que nosotros

Salí con Arthur y me llevó a una esquina del pasillo, no pasaba mucha gente por allí, pero no fui tan tonto como para ir más lejos, así que me detuve a la mitad.

—Aquí está bien, dime ¿Qué ibas a decir?— me crucé de brazos, mirándolo con desconfianza.

—Solo quiero dejar todo esto de lado, la rivalidad, ya sabes, toma— me entregó una de las galletas del cafetín, su expresión era más seria de lo que esperaba.

—¿Y esto?— pregunté, desenvolviendo la galleta y mirándola con recelo —¿Te juntaste con un osito cariñosito y te disparó su rayo de bondad?— dije, incrédulo.

—Pff, ves muchas caricaturas, no, solo me aburrí de molestarte, cómela, no desperdicié dinero por nada— dijo, encogiéndose de hombros antes de simplemente irse.

Miré la galleta un rato, sintiendo una mezcla de confusión y desdén, bueno, al menos gané un dulce, la mordí y, mientras la iba tragando, sentí un sabor agrio invadir mi boca, agh, al menos ya sé que estas galletas son un asco, no las había probado hasta ahora, y eso explicaba por qué Arthur me dio esto como "ofrenda de paz" agh, maldito psicópata.

Dejé el resto de la galleta en mi mochila y fui a ponerme la ropa de gimnasia.

El dolor de cabeza había aumentado, pulsando en mis sienes con cada paso, si dejaba de ser tolerable, definitivamente llamaría a Eiji, no quería molestarlos pero la punzada que recorría mi frente empezaba a ser difícil de ignorar.

Una vez vestido, me dirigí a las canchas algunos ya estaban trotando, pero Jaw Long estaba esperando por mí a un lado de la pista, con los brazos cruzados y una expresión de preocupación.

—Jade, te ves más pálido de lo usual— dijo, mirándome de arriba a abajo con el ceño fruncido, sentí su mirada evaluando cada rincón de mi rostro.

—Creo que estoy con fiebre...— admití, presionando la palma de mi mano contra mi frente, que se sentía más caliente de lo que debería.

—¿Puedes correr o le digo a la maestra?— preguntó, su tono lleno de desconfianza, me conocía lo suficiente para saber que yo era de los que preferían callar cualquier malestar.

—Sí, tal vez eso me despeje— respondí, tratando de sonreír.

Dejé mi mochila junto a las de los demás y, junto a Jaw Long, me uní al grupo que ya trotaba alrededor de la cancha. El aire fresco golpeaba mi rostro, pero en lugar de aliviarme, parecía empeorar la sensación de debilidad que se acumulaba en mi cuerpo.

Cada vez que mis pies tocaban el suelo, sentía que el mundo a mi alrededor se tambaleaba, a veces, todo se volvía borroso, como si mi visión se diluyera entre las sombras de los árboles cercanos y el cielo nublado.

—¡Jade!— La voz de Jaw Long llegó a mis oídos, distorsionada, como un eco lejano, sentí un pitido agudo, una presión incómoda en los oídos, cerré los ojos, solo un segundo, para intentar aclarar mi mente, pero al abrirlos de nuevo, estaba en el suelo ni siquiera había sentido el golpe...

—¡Oye! ¡Estás ardiendo!— La voz de Jaw Long llena de urgencia ¿Cómo había subido tanto la fiebre tan rápido? Mi cuerpo se sentía pesado, las piernas apenas me respondían, y cada vez era más difícil mantener los ojos abiertos.

No sé cómo ni en qué momento terminé en la enfermería, todo a mi alrededor era borroso, como si una niebla espesa cubriera el cuarto. Las voces que me rodeaban eran murmullos que se desvanecían antes de poder entender; el frío de la camilla se filtraba a través de mi piel, contrastando con el calor que parecía consumir mi cuerpo desde adentro.

—Oye, mírame, mírame, Jade— la voz de Jaw Long trataba de atravesar la neblina en mi mente, pero se sentía lejana, sus manos me daban ligeros golpes en la mejilla, intentando mantenerme despierto.

Parpadeé, tratando de enfocarme en su rostro, pero las líneas seguían borrosas y se mezclaban con la luz blanca de la enfermería... mi cuerpo apenas respondía.

La enfermera apareció a mi lado con un frasco y un algodón empapado en alcohol, sin decir nada, movió mi mano y colocó el algodón en mi palma, guiándola hasta mi nariz.

—Inhala, cariño, esto te ayudará a despejarte— dijo la enfermera con un tono suave.

Apreté el algodón con los dedos, y el frescor del alcohol trajo un poco de alivio, disipando una parte de la pesadez en mi cabeza.

Sentí la mano de Jaw Long sosteniéndome el hombro, su agarre era lo único que evitaba que cayera de lado.

—Jade... solo sigue respirando, ¿sí?— su tono se quebró al final.

Todo lo que podía hacer era seguir inhalando el olor fuerte del alcohol, esperando que mi mente se despejara, sentí algo frío presionando mis labios y, luego, el toque de una mano que me guiaba para tragar... Seguramente era una pastilla, algo para el dolor o la fiebre.

—¡Oye, no te duermas, Jade!— dijo con un tono desesperado, sacudiéndome ligeramente por los hombros —Eiji en camino, no te duermas, ¿ok?—

De pronto, la puerta de la enfermería se abrió con fuerza, y ahí estaba Eiji, la —Jade, ¿Me escuchas?, tenemos que ir al hospital—  pasó su brazo alrededor de mis hombros, levantándome con cuidado.

Me dejé guiar por ellos, mis piernas tambaleaban, apenas sosteniéndome. Eiji y Jaw Long se movían con cuidado, cada tanto —Tú puedes, solo enfócate en dar un paso más— sentía cómo sus miradas se cruzaban por encima de mi cabeza, intercambiando preocupaciones silenciosas.

Cuando finalmente cruzamos la puerta y el aire frío nos envolvió, sentí un golpe de viento helado que me hizo estremecer, me aferré más fuerte al brazo de Eiji, incapaz de mantenerme en pie por mí mismo.

Me daba cuenta de que Jaw Long se alejaba, y escuchaba su voz alzarse con un tono furioso —¡Voy a borrar esa sonrisa de tu rostro!— gritó frustrado —Todo empeoro despues de que hablaron ¡Si me lo preguntan diría que tu hiciste algo!—

Eiji intentaba mantenerme en pie, pero su mirada se desviaba hacia la pelea que ocurría a pocos metros, se debatía entre intervenir o no.

En ese momento, una ola de confusión me envolvió, y un pensamiento extraño cruzó por mi mente. Arthur... ese nombre sonaba en mi cabeza, pero no por él, sino de otro lugar, de un recuerdo que no me pertenecía. Mi mente se llenó de imágenes fragmentadas, unas vías de tren en un lugar similar a un parque de diversiones... Coney Island... Podía recordar como Arthur y yo... nos estábamos enfrentándo, sentía la tensión de la pelea, era con cuchillas... pero ese lugar, ese momento, no podía ser mío... Nunca había estado en un sitio así. ¿Por qué tenía este recuerdo tan vívido?

Levanté la vista apenas abrí mis párpados pesados, y vi a Eiji mirándome con los ojos llenos de preocupación, pero en medio de esa visión borrosa, algo cambió... Por un momento, fue como si lo viera con el cabello corto, sin cólera baja que siempre usa... Se veía más joven, como si esa imagen perteneciera a un tiempo muy lejano. Pero... Eiji siempre ha tenido el cabello largo desde que lo conozco.

Intenté procesar lo que veía, pero cada pensamiento se volvía más difuso, y mi cuerpo se sentía como si se hundiera... Mi visión se nubló por completo, y solo escuché la voz de Eiji llamándome, desesperada, antes de que la oscuridad lo cubriera todo.

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De un momento a otro, estaba sentado en una silla, la única cosa visible en la inmensa oscuridad que me rodeaba, la única compañía era una mesa frente a mí, fría y desprovista de cualquier objeto, en mis manos, había una carta que sentía extraña, como si su peso cargara con secretos olvidados.

Mire a los lados, y la negrura parecía absorber cualquier rayo de luz que intentara colarse.

Mire la carta decía "Dear Ash", un saludo que me llenó de una sensación de nostalgia —¿Ash...?— murmuré para mí mismo, la voz resonando en el vacío, como si estuviera hablando con las sombras, no recordaba a nadie llamado Ash, pero el nombre me provocó un estremecimiento.

Me levanté de la silla, sintiendo el roce del abrigo contra mi piel, era un abrigo que no reconocía; los pantalones de gimnasia que llevaba puestos antes habían desaparecido, y en su lugar tenía una pantalón jean, además de un manga larga negro debajo del abrigo, ni siquiera tengo alguna ropa similar.

Caminé hacia adelante, con la esperanza de encontrar algo en esta oscuridad opresiva.

—¿Hay alguien aquí?— llamé, pero solo el eco de mi voz volvió a mí, mis pasos resonaban en el silencio, pero a cada paso que daba, el miedo se apoderaba más de mí. La carta seguía en mis manos, y sentía que tenía que abrirla, pero no lo hice.

Derrepente una voz se escuchó en medio de la oscuridad —Aslan~...— un nombre que nunca había sentido como mío, pero que resonaba profundamente.

—¿Quién está ahí?— repetí con más fuerza, aunque mi voz temblaba.

Frente a mí apareció un hombre alto, de cabello castaño y ojos azules, llevaba un abrigo de lana marrón, una camiseta azul pálido, y un pantalón de pijama, las pantuflas azules le daban un aire casi cómico, su sonrisa irradiaba una dulzura cálida, tan diferente a la frialdad que sentía en este lugar.

—¿Cómo llegaste aquí? Tú deberías estar allá— dijo con un tono juguetón y protector, mientras extendía su mano y me revolvía el cabello con suavidad, no lo aparté, aunque lo más lógico habría sido hacerlo, había algo en su presencia que me hacía querer quedarme quieto, como si necesitara su cercanía —¿En qué lío te metiste, ahora?— añadió, su voz mezclada con una risa suave que me hizo sentir... seguro.

—Tienes que regresar, Eiji se pondrá muy triste si te quedas— continuó, y la mención de Eiji hizo que mi corazón diera un vuelco, su rostro cruzó mi mente, su mirada preocupada.. yo... no podía quedarme aquí.

El hombre parecía saber lo que pensaba, porque su sonrisa se hizo más profunda, casi melancólica, yo lo miré, tratando de descifrar su rostro, sus gestos, todo lo que pudiera darme una pista de quién era.

—Disculpe... no lo conozco... no lo... — balbuceé, sintiendo cómo los pensamientos se arremolinaban en mi mente, fragmentados, pero entonces, un nombre vino a mis labios, como un eco lejano —¿Griffin?...— Lo pronuncié con duda, y una sombra de sorpresa cruzó sus ojos antes de asentir lentamente.

—Sí, pequeño— respondió, su tono más suave, casi como si tratara de no asustarme, había tenido ese nombre en mi cabeza toda mi vida sin saber de dónde salía, como un fantasma en mis sueños, así que, él era... Griffin.

—¿Qué significa todo esto? ¿Por qué estás aquí? ¿Quién eres para mí?— Las preguntas se agolparon en mi garganta, desesperadas por respuestas, quería saber, quería entender, pero antes de que pudiera decir algo más, Griffin extendió su mano y la apoyó en mi frente, sentí un calor extraño recorrerme, como si algo en mí despertara y luego se desvaneciera.

Cuando retiró su mano, noté que sostenía una pequeña esfera brillante, que pulsaba con una luz cálida y suave, era como si hubiera arrancado un trozo de mi propio ser, algo que yo ni siquiera sabía que estaba allí.

—Vive una vida tranquila— me dijo, observando la esfera con una mezcla de nostalgia y tristeza —No necesitas recordar, disfruta, diviértete, crece~...— Su voz se alargaba como un susurro en el viento, y mis párpados comenzaron a pesarme.

El mundo a mi alrededor giraba, la oscuridad se retorcía y yo me sentía cada vez más mareado, Griffin, sin embargo, me sujetó con firmeza, y antes de que pudiera oponer resistencia, me levantó en sus brazos con una facilidad sorprendente.

—Voy a cuidarte toda la vida, pero no es necesario que recuerdes, Aslan—, dijo, y su voz se desvanecía, al igual que mi consciencia. Traté de aferrarme a su rostro, a esas palabras, a la sensación de seguridad que me brindaba, pero todo se volvía oscuro y difuso una vez más.

—Pero...— intenté decir algo, sentir que tenía el control de mis propias palabras.

—Shhh...— me calló suavemente, llevándome como si fuera un niño pequeño —No te preocupes, todo estará bien, puedes dejar que yo me encargue del resto— sus palabras se sentían como una nana, una melodía que me adormecía.

Quería insistir, preguntar por qué me llamaba de esa manera, por qué sentía una extraña mezcla de nostalgia y dolor al escuchar ese nombre, todo lo que pensé fue en cómo se parecía a Michael, era como si Griffin también fuera mi hermano mayor...

—Todo va a estar bien, te lo prometo... Solo...— su voz se volvió un murmullo, perdiéndose mientras mis párpados se volvían demasiado pesados para mantenerlos abiertos. —Solo vive, crece, Aslan—

La última sensación que tuve fue la calidez de su abrazo y el sonido de su voz, un eco que se desvanecía en la inmensidad.

 

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—¿Uh?... ¿Qué pasó?— Mire el techo blanco, a los lados habían muchos artefactos médicos ¿Porque estoy en el hospital...?

Notes:

Capitulo nuevoooo, jejeje Charlie vengo inspirado.jpg

Detallitos del capitulo:
—Pobre Jade estuvo a punto de volver a su mudez por la desconfianza que sintió al escuchar a medias la conversación, es más si le hubiera dado el tiempo mas que seguro que escapaba. También llegó a odiarse a si mismo
—Si gentesita lectora UnU al niño lo drogaron, ¿Que era? Ustedes ya saben ;-;
—Griffin no reencarnó como los demás personajes, su alma se quedó siempre al lado de Ash y posteriormente cuando reencarnó en Jade.
—Jade/Ash estuvo a punto de morir de camino al hospital, Griffin lo salvó no solo de morir sino que también le quitó los recuerdos de los dias anteriores, evitando que siguiera creyendo que es un reemplazo.

Bueno sin más nos vemos en la sigues actualización bays ❤️ cuidense

Chapter 17: 16

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Posiblemente me gané una que otra multa, pero no importaba, lo único que me preocupaba era llegar al consultorio clandestino lo más rápido posible.

Algunas cosas simplemente no cambian, pensé al llegar; el doctor Meredith seguía atendiendo abortos en secreto en su mismo consultorio, un lugar de aspecto antiguo y descuidado, con un cartel desvencijado que apenas se notaba, sin embargo, él era la única persona con vida que conocía más a fondo sobre el Banana Fish.

—Eiji... ¿Qué hacemos aquí?— La voz de Jade apenas era un susurro, su miedo palpable, sus ojos temblaban mientras miraba el edificio, y no parecía querer salir del auto, sus manos apretaban la tela de su capucha cubriéndole parte del rostro.

—Te van a examinar, confía en mí, por favor... ¿Sí?— Intenté sonreírle, aunque sabía que mi preocupación era difícil de disimular.

Acaricié sus mejillas con suavidad, intentando calmarlo, Jade asintió con lentitud, pero su mirada seguía reflejando el terror que sentía.

Lo tomé de la mano y juntos entramos al viejo edificio, subimos hasta la última planta, el doctor estaba conversando con una clienta cuando llegamos, así que esperamos un rato, con Jade aferrándose a mi brazo, nervioso.

Finalmente, el doctor Meredith se acercó a nosotros con una expresión de ligera curiosidad al vernos.

—Buenas tardes... ¿Hm? Es la primera vez que una jovencita viene con su padre—dijo, observando a Jade que se escondía tras de mí, con la capucha puesta y la cabeza baja.

—Doctor Meredith, soy Eiji Okumura, ¿me recuerda? Hace años, yo... bueno...— Las palabras se atascaban en mi garganta, había cosas que simplemente no se podían comentar en público.

—Sí, sí, claro que te recuerdo, el japonés...— respondió, frunciendo el ceño como si intentara recordar detalles —Pero dime, ¿no le advertiste a tu hija sobre estos temas? Vaya, sí que los asiáticos son cerrados con esas cosas— agregó, frotándose la nuca con una expresión despreocupada.

—Se equivoca, no tengo hija— respondí mientras me apartaba a un lado, dejando que pudiera ver mejor a Jade —¿Podemos hablar en un entorno más privado?—

Dudó un momento, mirando de reojo a Jade, pero finalmente asintió, nos llevó dentro de su oficina, un espacio pequeño y desordenado, con pilas de papeles y equipos médicos anticuados, cerró la puerta tras de sí y nos miró con seriedad.

—¿Qué sucede?— preguntó, inclinándose hacia mí como si presintiera la gravedad del asunto.

—Banana Fish— murmuré, sintiendo cómo el nudo en mi garganta se apretaba más, al oír esas palabras, el médico se tensó.

—Esa droga ya no existe— replicó, sentándose frente a su computadora y comenzando a buscar entre sus archivos.

Jade, al oír la palabra "droga", soltó un pequeño jadeo, cubriéndose la boca con una mano.

—Sin embargo, aún conservo el documento del análisis de la prueba que estudié en ese entonces...— continuó el doctor, levantándose de su silla y acercándose a Jade, examinándolo con detenimiento — Tienes un tipo de gusto, Okumura—comentó, mirándome con una media sonrisa, posiblemente refiriéndose a la apariencia de Jade.

Me limité a ignorar el comentario, centrando mi atención en lo que venía. El doctor se alejó, sacando algunas agujas y frascos de un estante polvoriento.

—Jovencito, siéntate en la camilla— le indicó a Jade, con un tono que pretendía ser amable —Necesito un poco de tu sangre para analizarla, por suerte, no hay problemas físicos... visibles— recalcó, su mirada insinuando que lo que buscábamos iba más allá de lo que se veía a simple vista.

Jade dudó un momento, mirándome como si buscara una última confirmación, asentí y le di un apretón en la mano para que lo viera.

—Todo va a estar bien— le susurré, aunque una parte de mí no podía dejar de pensar en qué pasaría si los resultados mostraban lo que tanto temía.

El médico se inclinó sobre Jade, tomó una aguja y extrajo un poco de sangre del brazo. Jade apretó los labios, intentando no mostrar que la aguja le dolía, pero su mano temblaba ligeramente.

—Ahora vamos a hacer un pequeño examen físico antes de analizar la muestra de sangre— anunció el médico mientras se acomodaba sus lentes.

Con una pequeña linterna, iluminó los ojos de Jade, moviéndola de un lado a otro.

—¿Tiene problemas de la vista?— preguntó, observando las pupilas de Jade con una expresión de concentración.

—No— respondí rápidamente, aunque la preocupación se reflejaba en mi voz. Jade parpadeaba incómodo por la luz intensa que el médico proyectaba sobre sus ojos.

El doctor continuó con la evaluación, pero frunció el ceño ligeramente mientras guardaba la linterna en uno de los bolsillos de su bata.

—Sus pupilas tardan bastante en reaccionar a la luz...— comentó, su tono implicando que aquello no era normal.

Traté de mantener la calma, pero el miedo seguía allí, apretando mi pecho.

—¿Alguna alergia?— preguntó mientras revisaba con atención las manos de Jade, buscando cualquier posible señal de reacción en la piel.

—Ninguna...— respondí casi en un susurro, notaba el temblor en mis manos y lo difícil que era mantener la compostura.

El médico asintió y luego se dirigió a Jade, observándolo con una expresión más suave, aunque distante.

—Jovencito, ¿puedes moverte con libertad? —preguntó, su tono implicaba que estaba midiendo más de lo que parecía.

Jade miró al médico y luego a mí, antes de asentir, movió sus brazos, dobló las piernas y giró el cuello de un lado a otro, haciendo un pequeño esfuerzo para que cada movimiento se viera fluido.

—Sí, puedo hacerlo— respondió Jade, aunque había una ligera tensión en su voz.

El doctor observó cada movimiento con atención, haciendo algunas anotaciones antes de volverse hacia la mesa donde estaban los frascos de muestra y la computadora, preparándose para el análisis más detallado, mientras yo me quedaba allí, tratando de no dejarme llevar por el pánico que amenazaba con desbordarse.

El doctor Meredith se levantó de su silla, su expresión seria mientras regresaba hacia Jade con el estetoscopio en mano, lo colocó en su pecho, escuchando atentamente los latidos de su corazón mientras Jade trataba de mantenerse quieto; observaba cada movimiento del doctor, intentando leer en su rostro cualquier señal de esperanza o alarma.

—Como dije hace tiempo y seguiré diciendo, soy solo un obstetra— comentó mientras apartaba el estetoscopio y se enderezaba —Sin embargo, lo que veo empieza a preocuparme...—

Caminó de nuevo hacia su escritorio, donde la computadora mostraba los primeros resultados de la muestra de sangre que había tomado, sus dedos teclearon rápidamente.

—Su ritmo cardíaco está un poco desacelerado— dijo el médico, volviendo su mirada hacia Jade —¿No te sientes cansado, muchacho?—

Jade negó con la cabeza, aunque su respiración se había vuelto más rápida, un claro indicio de que la tensión empezaba a afectarlo.

El doctor se frotó la frente, intentando ordenar sus pensamientos, y luego se volvió hacia mí, con una mirada más seria de lo que había mostrado hasta ahora.

—No soy un experto en este campo y la muestra que tuve hace años no era la definitiva— comenzó a decir, su tono reflejaba la cautela —Lo que sé del Banana Fish es que, en su mayoría, la composición se asemejaba al LSD, sin embargo, los efectos que veo en él son más bien somníferos— Hizo una pausa mientras revisaba los resultados antes de continuar hablando —En ese entonces recibí un correo de Ash con una lista de síntomas de la droga, pero no concuerda con lo me presentas aquí— dijo señalando el documento en donde se resaltaba la agresividad, terror intenso, describiendo el estado en el que estaba Shorter, muy diferente al de Jade que se veía ligeramente adormecido.

Jade dejó escapar un pequeño sollozo y su cuerpo comenzó a temblar de manera incontrolable, encogiéndose en el asiento donde estaba, pude ver el pánico apoderándose de él, sus manos se aferraban a su chaqueta con fuerza, sin pensarlo dos veces, lo atraje hacia mí, envolviéndolo en un abrazo firme, sentí su pequeño cuerpo contra el mío, temblando.

—Eiji, ¿Qué me hicieron?— Pregunto con sus ojitos llenos de pánico, su voz apenas un hilo, mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

—Shh...— intenté calmarlo, acariciando su cabello con suavidad antes de darle un beso en la frente

El doctor Meredith observaba, como si tratara de mantenerse al margen de la desesperación que nos envolvía. Finalmente, se acercó con un pequeño bote de pastillas, entregándomelo con un gesto de advertencia.

—Lo único que puedo darte por ahora es la misma medicina que tomaba Griffin, aunque dudo que lo necesite, no se ve afectado a ese nivel— explicó —Eso sí, ten cuidado con los ruidos fuertes, puede que se vuelva sensible a ellos, lo que derivaría a un cuadro de agresividad—

Jade se estremeció al escuchar eso, hundiendo su rostro contra mi hombro como si quisiera desaparecer, lo abracé más fuerte, sintiendo cómo sus dedos se aferraban a la tela de mi camisa, temblando.

El doctor suspiró, cruzando los brazos y mirando a Jade con una expresión más amable, aunque seguía cargada de seriedad.

—Escúchame, jovencito— dijo, poniendo su mano en el hombro de Jade —Estas pastillas van a ayudar a que tu mente esté un poco más tranquila, solo en casos extremos, no solucionan todo, pero harán que las cosas no se sientan tan... intensas, ¿entiendes? —Su tono era más suave, casi como si intentara ganarse la confianza de Jade.

Al no haber respuesta, el doctor se levantó y dejó que tomáramos un momento para calmarnos.

—Eiji...— Jade murmuró con un hilo de voz —¿Podemos ir a casa? Por favor...— Sentí su desesperación, me dolía en el alma verlo tan asustado cuando habíamos estado riendo juntos no hace mucho.

—Sí, nos iremos en un minuto— le prometí, apretando su mano antes de volverme hacia el doctor Meredith —¿Hay algo más que deba saber?—

—Solo eso, Okumura. Si los síntomas empeoran, llámame de inmediato— me advirtió, aunque algo en su tono indicaba que no estaba del todo seguro de qué esperar —Y mantén a este muchacho alejado del estrés... aunque sé que pedir eso a estas alturas es pedir mucho—

Asentí, sintiendo a cada palabra del doctor, y sin decir nada más, ayudé a Jade a ponerse de pie, envolviéndolo con mi brazo mientras nos dirigíamos hacia la puerta.

—Gracias, doctor— murmuré, él solo asintió, observándonos mientras nos alejábamos por el viejo pasillo del edificio.

Una vez de regreso en el auto, Jade parecía haber recuperado algo de serenidad, ya no temblaba, pero el brillo en sus ojos había sido sustituido por una expresión abatida, mientras miraba el camino por la ventana.

—¿Me voy a volver adicto a algo...?— Jade soltó la pregunta de repente, la incertidumbre lo llenaba de pánico, haciéndolo imaginar la posibilidad de desarrollar una adicción.

—No... No funciona así— intenté asegurarle, manteniendo los ojos en la carretera aunque sentía su mirada fija en mí, el Banana fish no es de las drogas que atrapaban a las personas en una adicción... era mucho peor... sin embargo, no podía decirle eso —Te prometí ir por hot dogs, ¿aún quieres ir?— le pregunté, tratando de desviar la conversación.

—¿Con mostaza extra?— respondió, sus labios dibujando una media sonrisa.

—Como tú quieras— le respondí, mientras estiraba la mano para picarle la mejilla, eso siempre le causaba cosquillas por lo que soltó un ligera risa.

—¡Ay!— exclamó, llevándose la mano a la mejilla y mirándome con fingido reproche, pero sus ojos ya no estaban tan perdidos como antes, y parecía haber borrado un poco del miedo.

En una esquina, vi un pequeño puesto de hot dogs, con su toldo rojo y blanco iluminado por un letrero de neón que titilaba, me estacioné cerca, no tardaría mucho asi que iba a dejar a Jade en el auto con la intención de dejarlo dentro para que descansara un poco.

—Espérame, regresaré con los hot dogs— le dije, empujando la puerta del auto para salir.

—Quiero ir contigo— dijo, y su tono no dejaba mucho espacio a la discusión, no esperó mi respuesta, ni siquiera me miró antes de bajar del coche.

Lo observé por un segundo, notando el leve temblor en sus manos mientras se ajustaba la chaqueta, decidí no insistir en que se quedara —Está bien, ven conmigo—

Nos acercamos juntos al puesto, donde el olor a pan caliente y carne a la parrilla llenaba el aire. Jade se quedó en silencio mientras esperábamos, mirando las salchichas chisporrotear en la plancha y los frascos de mostaza y kétchup alineados a un lado.

—Uno con mostaza extra, por favor— pidió Jade, su pedido hizo que el vendedor esbozara una sonrisa ligera mientras preparaba su pedido.

—Y el mío igual— añadí, guiñándole un ojo a Jade para mantener el ambiente relajado, él me miro antes de soltar una risilla; realmente no me gusta la mostaza pero a Jade le divierte verme hacer muecas y quiero que se sienta bien.

—Hay que llevarle uno a Sing, ese tonto posiblemente no se ha preparado nada para comer— me sentí feliz de verlo por fin pensar en Sing dejando de lado su rencor o enojo —Aunque no se como le gustan los hot dog, si le llevamos algo que no le gusta se va a enojar conmigo mmm... ya que llevarle una clásica, nadie se puede enojar por eso—

Recibimos nuestros pedidos envueltos en papel blanco, y regresamos al auto con nuestras manos calentadas por los hot dogs recién preparados, una vez dentro, nos acomodamos y empezamos a comer, Jade dio el primer mordisco con cierta cautela; había temido que después de lo que hoy desarrollara problemas para comer pero cuando observé de reojo cómo su expresión se suavizaba un poco, como si el calor del pan y el sabor de la mostaza; me relaje al ver no paso mas a allá de una pequeña desconfianza al inicio. Yo le di un mordisco al mío, la mostaza es muy fuerte y automáticamente le lleve la mano a la nariz, no me gusta pero por oír a Jade reírse por mis expresiones, vale la pena.

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Cuando llegamos las luces de la cocina estaban prendidas, Sing estaba sentado en la mesa con la mirada fija en su laptop, a su lado, un plato con un pan untado de mermelada, evidentemente su cena improvisada. Levantó la vista apenas al escuchar el sonido de nuestras pisadas en la entrada.

—Tardaron mucho en llegar, el mocoso ya está mejor?— preguntó, sabía de manera vaga lo que había sucedido con Jade en la escuela, pero no los detalles.

Jade, que se había quedado un poco atrás, avanzó para plantarse frente a Sing, dejando ver una sonrisa que parecía genuina —Me siento mejor —dijo, y la respuesta hizo que Sing parpadeara, desconcertado, mientras que yo no cabía en mi felicidad de que por fin estuviera dando el primer paso para que se lleven mejor, extendió un paquete que habíamos traído —Te trajimos un hot dog, no sabía qué te gusta, así que le dije a Eiji que comprara uno clásico—

Sing se quedó en silencio, observando el paquete por unos segundos, esperando algún truco escondido, aceptó el hot dog con cierta cautela, mirándolo primero y luego al rostro de Jade.

—Ahora me asustas— admitió, su tono seco, aunque se sentía un trasfondo de desconcierto que no solía mostrar tan abiertamente.

Había perdido parte de la memoria, incluyendo los detalles de su reciente disputa con Sing, y esa amnesia parecía borrar temporalmente la hostilidad que siempre los había separado. Sing, por su parte, frunció el ceño y desvió su hacia mí, buscando alguna explicación, solo me limité a un encogimiento de hombros.

—Eiji, ¿puedo ir arriba? Quiero hacer una videollamada con Jaw— Asentí con la cabeza, observándolo mientras subía las escaleras.

—¿Debería preocuparme?— preguntó Sing, girando el hot dog entre sus dedos como si fuera un artefacto extraño, soltando un gesto de asco —Posiblemente volvió a escupir en mi comida— se burlo dejando el hot dog en la mesa

Me senté al lado de él, dejando que mis pensamientos se desbordaran, las lágrimas comenzaron a caer sin que pudiera contenerlas —Lo drogaron...— le confesé, mi voz temblaba con la carga de la realidad, Sing giró la cabeza hacia mí, su mirada ya no era de burla, sino de verdadera preocupación.

—¿Qué? —preguntó, frunciendo el ceño. —¿Quién hizo eso?

—No es cualquier droga...— continué, limpiándome las lágrimas con la palma de la mano —Alguien está recreando el Banana Fish—

—Maldita sea...— murmuró entre dientes, y su tono era tan afilado que casi me hizo retroceder —No voy a permitir que le hagan lo mismo que le hicieron a Shorter— Se levanto notablemente lleno de frustración lleno de ira golpeo la mesa, antes de volverse a sentar llevando sus manos a su cabeza

—Vamos a encontrar a quien sea que esté detrás de esto, pero primero... necesito mantenerlo a salvo— le dije, mi voz casi un susurro, mientras levantaba la mirada para encontrarme con la suya, Sing me observó, y por un momento, algo se suavizó en su expresión.

Asintió lentamente, como si hubiera llegado a una decisión —Esto no se va a volver a repetir, Eiji. Te lo prometo—

Nos quedamos en silencio un largo rato antes de que me levantara sacando mi celular de mi bolsillo —Tengo que decirle a Max...—

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Encendí mi laptop y espere a que Jade llame por el videochat, espere unos segundos hasta que llego la llamada y conteste —¡Jade! ¡Jaja, ya me siento mejor ahora que te veo!— Pero algo no estaba bien, ni siquiera me miraba a la cámara —¿Pero por qué esa cara...?— pregunté, mi voz se volvió seria al instante, algo malo estaba pasando.

—Yo... No sé cómo decirte esto... es difícil...— Jade tartamudeaba, sus palabras entrecortadas, esto era más serio de lo que pensaba.

—Voy a tu casa —decidí, levantándome de un salto y tomando mi mochila, no admitía discusiones.

—¿Qué estás haciendo? Es tarde, tus padres te castigarán... —su voz sonaba débil al otro lado de la llamada

—Salieron a cenar, estoy solo con Ronnie, iremos para allá, estate atento, es un secreto —le respondí con un guiño antes de cortar la llamada, si Jade necesitaba mi ayuda, yo iba a estar ahí.

Arrojé mis cuadernos en la cama y acomodé la tablet que encontramos. Luego, fui directo al cuarto de mi hermanita, quien estaba en su mundo, pintándose las uñas con el esmalte de mamá.

—Necesito que me lleves a la casa de Eiji— Iría solo, pero papá me decomisó la patineta después de que me peleara con Arthur por conseguir esas malditas galletas, pero valió la pena porque ahora tengo la prueba del delito de ese maldito.

—Papá te castigó, no puedes salir de la casa— me respondió, sin apartar la vista de su tarea de pintarse las uñas, como si yo no fuera más que una mosca molestándola.

No iba a ceder tan fácilmente, así que saqué mi as bajo la manga y empecé a grabarla con el celular —Mamá dijo que eres muy pequeña para usar esmalte...— canturreé, levantando el teléfono para que lo viera.

—¡Bien, te llevaré!— se cruzó de brazos, inflando las mejillas, sabía que la había ganado, pero no dije nada más.

Fui directo a la cocina del restaurante de la familia, acomodé algo de comida en una bolsa para llevar, y salí. Ronnie ya estaba afuera, en su triciclo modificado, con la tabla de madera con ruedas lista para llevarme unida a un pequeño motor; era un invento nuestro, una forma rápida de ir por el barrio cuando no nos vigilaban.

—Iremos por otro camino, más rápido— le dije, tomando la delantera, la guíe hasta una de las tapas de alcantarilla del callejón, la levanté y miré hacia el túnel oscuro que se abría ante nosotros.

—¡Ew! ¿Nos vamos a meter ahí?— preguntó Ronnie, frunciendo la nariz, pero no dudó en ayudarme a bajar el triciclo.

—No es de aguas residuales, es un camino secreto, lo dice el mapa— la linterna de la mochila nos iluminó el camino, revelando un túnel antiguo y cubierto de polvo.

Ronnie arrugó la nariz, pero no protestó más, bajamos con cuidado el triciclo y la tabla, y me acomodé en la madera mientras ella pedaleaba, la linterna iluminando las paredes de ladrillo a medida que avanzábamos.

—¡Bingo, bango, anda acelera!— exclamé, tomando la linterna para iluminar mejor mientras el triciclo avanzaba a través del túnel.

De repente, escuchamos unas voces, una luz parpadeante nos cegó por un momento. Eran los mismos policías de antes, los que vi en el edificio abandonado

—¡Eh! ¡Tú de nuevo!— gritó uno de ellos, reconociéndome.

—¡Ronnie, solo rodéalos!— encendí el motor para que triciclo avanzara mas rápido sin la necesidad de pedalear mientras ella se encargaba de girar.

—¡No se corre de la policía!— protestó ella entre dientes, pero obedeció, su expresión de terror, mientras que yo sonreía por la adrenalina.

Avanzábamos rápido por el túnel, las ruedas del triciclo de Ronnie crujían en el suelo , la luz de la linterna se movía de un lado a otro, iluminando paredes cubiertas de polvo y tuberías viejas.

—¡A la izquierda, Ronnie!— le grité mientras tomábamos una curva cerrada. Podía escuchar el eco de nuestros pasos y las voces lejanas de los policías que habíamos dejado atrás.

Ronnie frunció el ceño, claramente molesta por todo este lío —¡Si papá se entera, nos mata!—dijo, el triciclo casi volando por el camino irregular.

—¡No se va a enterar si no le decimos!— respondí con una sonrisa, tratando de mantener el ánimo.

Después de varios minutos de esquivar y acelerar, finalmente llegamos al final del túnel, era un callejón oscuro cerca de la casa de Eiji, salimos del túnel con cuidado, Ronnie mirando alrededor para asegurarse de que nadie nos había seguido.

Nos movimos rápido, dejando atrás el túnel y el triciclo, caminamos solo unos pocos minutos antes de llegar a la casa de Eiji, una vez afuera tomé mi celular y llamé a Jade, su rostro apareció en la pantalla.

—Estoy afuera, abre —le dije con voz baja, sintiendo la adrenalina correr por mis venas.

Jade me miró con una mezcla de sorpresa y reproche en sus ojos —¡¿Estás loco?!— replicó, pero pude ver un pequeño destello de alivio en su expresión.

Me reí un poco, tratando de romper la tensión —Vamos, solo abre la puerta—

—¡Salta la cerca, abriré la puerta trasera!— respondió finalmente, y luego colgó.

Volví a meter el celular en mi bolsillo y le di un golpecito en el hombro a Ronnie, que se había quedado mirando hacia la casa de Eiji —Vamos, pequeña, ya casi lo logramos—

Ella rodó los ojos, claramente aún molesta conmigo, pero me siguió hasta la cerca del jardín trasero, saltar la cerca era fácil, lo logré con un poco de esfuerzo y una que otra caída, Ronnie me siguió, usando su tamaño pequeño para colarse por un hueco en la cerca.

Jade nos esperaba del otro lado, asomándose por la puerta trasera, con la expresión seria que a veces se le escapaba cuando intentaba parecer mayor, cuando por fin llegamos junto a él, me di cuenta de que realmente se veía afligido.

—Lo siento... no debería haberte hecho venir...— dijo Jade, su voz era apenas un susurro mientras nos dejaba entrar, pero yo solo le di un golpe suave en el hombro, un gesto que solía usar para animarlo.

—No digas tonterías, para eso están los amigos, ¿no?— le respondí

Notes:

Actualizaciooooon, esta historia avanza mas rápido de lo que planee

Detallitos del capitulo:
-El banana fish que le dieron a Jade/Ash es una versión extremadamente precaria, hecha con puros químicos básicos de laboratorio de escuela obviamente no iba a tener el mismo efecto, pero tampoco es que no tenga ninguno.
-Vamos a saber de Bones y Kong seguidito, van a aparecer de fondo hasta que les toque su momento de brillar en la historia ya van a ver.
-Ya se uso el mapa de la tablet, no se olviden de eso y menos del diario, es importante. Nuestro grupo de amigos reencarnados tendrán su nuevo escondite.
-Saben Dino también reencarnó, ¿Donde esta? Desgraciadamente más cerca de lo que creen.

Nos vemos en el siguiente capitulo.

Chapter 18: Especial 2 |Buddy, Buddy|

Summary:

Especial 2 La vida de Buddy

Spoiler futuro al final

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Yo tengo que cuidar de Eiji, es alguien muy bueno, muy amable, pero también muy triste y nostálgico. A veces camina muy despacio y tengo que animarlo a dar otro paso, cuando lo veo con la mirada perdida, me acerco y le doy un empujoncito con mi nariz, así, en su pierna, él siempre me mira y sonríe, aunque sea un poquito. , y yo salto contento, moviendo mi cola como loco para que sepa que todo está bien.

— ¿Qué pasa, Buddy?— me pregunta, rascándome detrás de la oreja, y yo le respondo con un ladrido suave, uno de esos que él sabe que significa "¡Vamos, no te quedes aquí triste!"

A veces, cuando Eiji se detiene demasiado tiempo mirando algo en la distancia, yo corro un poquito más adelante y le ladro, para que me siga, lo miro de reojo mientras corro, y al ver que él se queda atrás, vuelvo a ladrar, esta vez un poco más fuerte.

—Ya estás apurado, Buddy?— me pregunta riéndose, y aunque su risa suena un poquito cansada, noto que empieza a caminar más rápido.

Yo corro hacia él, todo contento, porque sé que ya está sintiéndose mejor, le doy vueltas alrededor mientras caminamos, mis patas rápidas y mi cola moviéndose tan rápido que casi podría volar, él me mira y suspira, pero sé que está un poquito menos. triste que antes.

Eiji me quiere demasiado, lo sé porque cuando estamos en casa se toma su tiempo para acariciar mi barriga y orejas, me habla mientras lo hace, su voz bajita y suave.

—Eres el mejor perro, ¿sabes?— me dice, y yo lo miro, inclinando la cabeza de un lado a otro, tratando de entender todo lo que me dice, aunque no entienda todas las palabras, entiendo su tono y sé que es feliz cuando está conmigo, le doy un lengüetazo en la mano para que sepa que yo también lo quiero.

Cuando me saca a pasear, yo le animo el día, siempre le llevo mis juguetes, esa pelota amarilla que tanto me gusta, si él está sentado, yo la dejo caer a sus pies y le ladro suavemente, diciéndole "Vamos, juguemos un rato". , Eiji". A veces, cuando está muy pensativo, tengo que empujar la pelota un par de veces con mi nariz hasta que me hace caso.

—Está bien, solo un rato, Buddy— me dice finalmente, y aunque intenta sonar serio, veo una pequeña sonrisa asomándose.

Yo salto de felicidad y corro a buscar la pelota cada vez que la lanza, mis patas apenas tocan el suelo, y cuando la atrapo entre mis dientes, regreso rápido, agitando la cola, él me observa con una sonrisa cada vez más grande pero sin llegar a ser una realmente genuina, solo una sonrisa de esas que das cuando duele un poquito menos.

Se lo debo y más, él me salvó, me recogió de ese horrible lugar, sucio y solitario, y me dio una casa, comida, y lo mejor de todo, un amigo.

Quiero mucho a Eiji, así que aunque sea en pequeños esos momentos, hago lo que puedo para verlo feliz, cuando regresa a la casa después de un largo día, yo ya estoy ahí, esperando en la puerta, con la pelota en la boca, porque sé que ese es nuestro momento especial, nuestro momento de sonrisas.

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Eiji nunca olvida darme mi comida, siempre me puntual sirve, pero él, a veces, se olvida de comer su propia comida, es muy descuidado y tengo que darle el comer como el me da de comer a mi.

He aprendido a llevarle paquetes de galletas cuando hace eso, aunque no es nada fácil, las puertas... ¡esos humanos las hacen tan complicadas! Me cuesta trabajo abrirlas; Tengo que empujar con mis patas y mi nariz, hasta que por fin se abre el refrigerador.

Observé a Eiji sentado en el sofá, mirando la televisión con esa expresión perdida en su cara, mire a la ventana y el sol estaba bastante alto, es la hora de comer de los humanos, medio día.

"¡Es hora de comer Eiji!" Pensé, y corrí hacia la cocina, con un empujón, logré abrir la puerta del armario y saqué un paquete de galletas que había visto antes, con las galletas entre los dientes, me dirigí de nuevo hacia él.

—Buddy?— me dice Eiji, cuando dejo caer el paquete en su regazo, yo le miro con mis grandes ojos y muevo la cola, esperando que entienda el mensaje.

—Está bien, está bien, comeré algo— suspira, abriendo el paquete y sacando una galleta, la observa un momento, como si estuviera considerando si realmente debería comerla.

Siempre me quedo ahí, sentadito, mirándolo masticar, asegurándome de que se las coma de verdad, le doy un pequeño ladrido de aliento, "¡Vamos, debes comer todo!".

También hay otra persona que viene a casa a veces bastante seguida, se llama Sing, y siempre anda con un libro en la mano, leyendo o escribiendo cosas que yo no entiendo él lo llama "estudiar" o "trabajar".

A veces, se sienta junto a Eiji y habla en voz baja, susurrando palabras que no comprende, pero que parecen importantes. Sing tiene una forma especial de mirar a Eiji, como si estuviera tratando de entender cómo hacer que se sienta mejor, tenemos el mismo trabajo de cuidarlo.

Un día, mientras Eiji y Sing charlaban, decidió acercarme, me sentí a los pies de Eiji, mirándolo con expectación.

—Recuerda cuidar de ti mismo, Eiji. No solo de Buddy—le dice Sing, asentí con un ladrido suave, como diciendo que estoy de acuerdo.

La preocupación de Sing por Eiji es tan clara como el amor que siento por él.

Eiji sonríe un poco, se encoge de hombros y me acaricia detrás de las orejas —Lo sé, lo sé —responde, hablando conmigo y con Sing al mismo tiempo, sigo moviendo la cola, feliz de que ambos estén aquí.

Sing me lanza una mirada, y yo le ladro suavemente, asegurándole que también me preocupa por Eiji —Si entendí, Buddy— dice Eiji, me inclina hacia atrás para que me rasque la barriga.

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Él saca muchas fotos bonitas, usando esa cosa que siempre lleva, una pieza cuadrada negra con un círculo al frente, la sostiene con cuidado, la apunta hacia mí y, de repente, sale una luz que hace un pequeño clic y ¡pum! Aparece una foto, siempre me ha parecido algo mágico, aunque no lo entiendo del todo.

A veces me dice —Quieto, Buddy, quédate ahí— y yo trato de no moverme, aunque a veces me cuesta porque estoy muy emocionado, tengo muchas, muchas fotos, hay algunas en las que salgo con mi pelota favorita, la que siempre llevo a todos lados, también me ha sacado fotos en la casa, echado en el sofá, con mi lengua colgando después de un buen paseo.

Otras veces, me lleva al parque junto a Sing, y mientras corro y salto entre la hierba, Eiji se arrodilla y apunta su cámara hacia mí, puedo escuchar el clic cada vez que toma una foto, y veo cómo suena.

—Eres todo un modelo, Buddy— dice entre, mientras revisa las fotos que ha sacado.

—Que Buddy sea la siguiente estrella de tu galería— Sing se agacha a mi altura y me rasca la cabeza, luego mis mejillas y al final mi espalda —Yo también quiero una foto, Eiji— dice antes de cargarme y sacaron otra foto.

Pero las fotos que más me gustan son las que saca cuando estamos juntos, él se sienta a mi lado, me abraza y me rasca detrás de las orejas, y entonces acerca la cámara, estira su brazo y captura el momento, siempre posa, y Yo también intento sonreír, mostrando todos mis dientes.

Después, Eiji cuelga algunas de las fotos en la pared, yo miro esas fotos también, y aunque no entiendo del todo lo que significan, sé que son importantes porque Eiji siempre se queda mirándolas con una expresión especial en su rostro, nostalgia.

—Mira, Buddy, aquí tú— me dice, señalando una de las fotos donde estoy con la lengua afuera y la pelota amarilla entre mis patas, ladro suavemente, respondiéndole "¡Claro que sí, soy yo, y me veo genial!".

Para mí, cada clic de esa pieza cuadrada es un momento de felicidad, porque sé que cuando Eiji toma esas fotos es porque quiere recordar esos instantes, esos donde estamos juntos, en casa o en el parque, viviendo nuestras pequeñas aventuras; Haré todo lo posible para que cada foto sea la mejor, porque cada recuerdo cuenta.

Pero hay recuerdos que lo hacen llorar, sobre todo cuando se acerca esa época del año que los humanos llaman "Navidad". Me doy cuenta de que le duele, mucho, así que hago lo único que se me ocurre, lo único que sé hacer para consolarlo, me meto entre sus brazos, presionando mi cuerpo contra el suyo para que sienta que no está solo, él me acaricia las orejas, como siempre hace cuando está triste, y yo muevo la cola despacio, tratando de decirle que aquí estoy, que todo estará bien.

—Amigo... ¿sabes? Siempre me haces sentir mejor...—me susurra, aunque su voz se quiebra un poco, sus lágrimas se filtran en mi pelaje, haciendo que mis orejas se pongan húmedas, no me importa, me quedo ahí, lamiéndole la cara con cuidado para Limpiar su tristeza, pero, por más que le doy lengüetazos, la tristeza sigue ahí.

—Ash...—dice, casi como un suspiro, muevo la cabeza, ladeándola, tratando de entender, no sé quién es ese "Ash", pero debe ser alguien muy importante.

Si supiera cómo se ve, saldría corriendo por la puerta, lo buscaría por cada esquina, cada parque y calle hasta encontrar y traerlo de vuelta, haría cualquier cosa para que Eiji deje de llorar así.

—Buddy, ¿tú crees que él es libre ahora?— pregunta Eiji de repente, con la voz rota, y me mira, no sé cómo responderle, así que solo apoyo mi cabeza en su pecho, dejando que sienta que todo estará bien, y en ese momento, él me abraza con fuerza.

Afino el oído para escuchar cualquier ruido que venga desde la ventana o la puerta, esperando que, tal vez, ese tal "Ash" aparezca y haga que mi Eiji deje de llorar, pero nunca sucede.

Unos pasos suaves se escuchan en el pasillo, y la puerta se abre, reconozco ese aroma es Sing, se queda observando, mirando a Eiji, antes de acercarse —Eiji...—

Eiji se sobresalta un poco, levanto la cabeza, mi cola se mueve lentamente, Sing se acerca y se arrodilla frente a nosotros, su mirada se detiene en las lágrimas de Eiji y en mi pelaje húmedo.

—¿Otra vez pensando en él?— le pregunta, mientras extiende una mano para acariciar mi cabeza, le doy un par de lamidas, pero noto que está concentrado en Eiji.

Él no responde de inmediato, solo se encoge de hombros —No es que quiera pensar en él, Sing— dice Eiji, su voz apenas muy bajita —Simplemente no puedo evitarlo—

Canta suspira y se sienta en el suelo junto a nosotros, apoyando su espalda contra la cama. Mira a Eiji un momento antes de hablar de nuevo —Se hubiera odiado si te viera así, lo sabes, ¿verdad?— dice, y sus palabras parecen atravesar a Eiji, pero no dice nada.

Después de unos minutos de silencio, Sing se levanta de nuevo y va hacia la cocina, sacando algo de las bolsas que trajo, lo sigo, curioso por saber qué ha traído esta vez, mientras revisa las cosas, escucho el sonido del horno encendiéndose, y mi nariz empieza a captar un aroma delicioso.

—Vamos, Buddy— me dice en voz baja mientras saca unas galletas para perros de una de las bolsas y me las lanza suavemente —Hazlo sonreír un poco—

Ladro emocionado, atrapando la galleta en el aire y moviendo la cola con entusiasmo, corro de vuelta hacia Eiji, mordisqueando la galleta y luego empiezo a dar vueltas y vueltas sombrías el suelo, cuando hago eso siempre le causa gracia. Un momento después Sing llega con dos platos de comida caliente y me deja mi plato de croquetas en el suelo.

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Siempre quise que Eiji este de mejor humor y eso se logro cuando llegó a casa con una "bola amarilla".

Durante mucho tiempo, Eiji no estuvo en casa, lo esperé cada día, mirando la puerta, con la cola moviéndose de un lado a otro al escuchar cualquier sonido, finalmente, un día, la puerta se abrió y apareció, pero no venía solo, Traía a un humano muy pequeño en brazos.

—Jade, te presento a Buddy— dijo, dejando al humanito en el suelo, me miró y yo lo miré a él, incliné mi cabeza, curioso, y él hizo lo mismo, jugando a imitarme —Buddy, él es Jade—

Era un humano pequeño, había visto muchos de estos en el parque, y esos humanitos suelen correr y gritar por todas partes, pero este no lo hace, siempre está callado y tranquilo, con sus juguetes en el suelo, pero solo juega con un libro. que, cuando lo presionas, suena alguna canción y ruidos de otros animales.

Me acerqué, moviendo la cola con curiosidad, Jade me mostró su libro, era un perro igual que yo, me quedé inmóvil, disfrutando de la atención, luego, se acostó sobre mí, jugando con mi pelaje, y me dejó hacer porque era relajante. .

—Bola de pelos —dijo de repente.

¡¿Cómo que bola de pelos?! Me quedé mirándolo, sin saber si eso era un cumplido o no, pero, bueno, era un niño; quizás no sabía bien lo que decía, aun así, lo tomé como un reto, así que, como respuesta, ladré suavemente y le puse un apodo a él también "Entonces tú serás la bola amarilla" porque su cabello es amarillo y su ropa también. , se parece a mi pelota favorita.

—¿Te gusta Buddy?— le preguntó Eiji, y el niño avanzaba lentamente, sonriendo mientras seguía jugando con mi pelaje.

—Buddy, Buddy— dijo hundiendo si cara en mi pelaje y frotando con sus manitos

Claro, ellos no me entendieron, pero vi cómo Eiji sonó, no era una de esas sonrisas pequeñas; era una sonrisa grande, brillante, nunca lo había visto sonriendo mostrando sus dientes, es glorioso.

—Parece que te gusta— dijo Eiji, riendo mientras se agachaba para acariciar a Jade en la cabeza, ambos rieron, supe que había algo especial en esas risas, un sonido que resonaba con alegría.

Pensé "Si la bola amarilla es la causante de que Eiji esté tan feliz, entonces debo cuidar de los dos, así, Eiji estará feliz, y cuando Eiji esté feliz, yo también lo estoy"

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Desde ese día, Eiji está tan feliz, come todo y sonríe seguido, mostrando todos sus dientes, y yo siempre lo miro, moviendo la cola sin parar de la emoción; Ya no camina tan lento, ahora tiene más energía, y me persigue cuando jugamos en el parque.

Al principio, la bola amarilla solo estaba en casa algunos días, pero era suficiente para que Eiji se animara mucho.; en esos momentos, la casa se llenaba de risas, de los pasos ligeros de Jade corriendo por el pasillo, con Eiji siguiéndolo y yo persiguiendo a ambos, ladrando de pura felicidad, hacían carreras por toda la casa, y yo iba detrás, tratando de mantén el ritmo.

—¡Corre más rápido, Eiji!— gritaba Jade mientras yo me le unía, jadeando de la emoción.

—¡Te atraparé!— respondió Eiji, con una risa que hacía eco por todo el lugar.

Aunque a veces también había discusiones entre Sing y la bola amarilla, eran muy divertidas, porque ellos se peleaban cuando creían que nadie más los escuchaba, yo me sentaba cerca, inclinando la cabeza de un lado a otro, mirando cómo hablaban rápido, pero cuando Eiji se daba cuenta Jade ponía caritas tristes o de plano lloraba, Sing quedaba mal ante él, es tan divertido.

Ahora, Jade se ha mudado a la casa; Es increíble cómo ese humanito, que antes era diminuto y delgado, al punto de que yo podía llevar en mi espalda, ha crecido tanto, ahora, él es enorme, pero no importa, porque ahora él me carga a mí.

—Vamos, Buddy, acompáñame a estudiar— Jade, además de ser un buen amigo, es muy inteligente.

Pero tiene una teoría rara, el cree firmemente que yo se lo que él llama "leer". Todo empezó cuando me quede mirando uno de sus libros que deja tirados por la casa lo mire un largo tiempo como lo hace él, como no había ninguna imagen use mi hocico para cambiar de página y tampoco tenían imágenes.

—Buddy, ¿Sabes leer?— La bola amarilla siempre dice, "No existen los alíen", "No existen los unicornios ni las hadas", "Todo tiene una razón científica y con hecho válidos" pero si le preguntan que los perros pueden leer dice que si y me usa de prueba.

Yo me acerco, olfateo el papel y luego le doy un par de lametones, pero las cosas llamadas "letras" no las comprendo, aunque trato de entenderle porque me gusta cuando se ríe conmigo.

Lleva años así, aunque ahora derivo en soy un perro "genio", me da clases, me sienta en el patio y me muestra varias imágenes, se que es una manzana, un avión, un carro y porque no te les debes acercar cuando avanzan , se que es el chocolate y porque no debo comerlo.

Me enseño a caminar en dos patas y dar volteretas, abrir correctamente las puertas, esquivar pelotas en lugar de atraparlas, y lo más divertido la pista de obstáculos, también me mostro la imagen de un "arma" y que son sumamente peligrosas. Se que 1 + 1 es 2 y 2 + 2 es 4, que las croquetas valen 15 dólares y puedo ir a comprarlas yo solo.

Eiji aplaude con cada cosa nueva aprendida y sobre todo cuando llegue con mi bolsa de croquetas a casa —Buddy, puede ir a comprar, increíble, tal vez algún día lo envié con la lista completa al supermercado—

Adoro a Eiji, quiero a Sing, me divierto con Jade, amo a los tres, mi misión será siempre cuidarlos.

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Siempre ha sido muy difícil despertar a la bola a la amarilla, tiene el sueño muy pesado.

¿Tienes idea de lo mucho que ha llorado Eiji, por tu culpa? ¡Anda levántate! ¡Ya perdimos muchas clases!

Dijiste que más armas eran peligrosas. ¿Qué hacías cerca de una?.

Notes:

Tocó un especial, está vez desde la perspectiva de Buddy, se me hizo lindo hacerlo, como siempre los especiales tiene spoilers fuertes al final es decisión de cada uno leerlo.

Simplemente Buddy un capitulo tranquilo desde su punto de vista, no necesariamente aparta a la historia principal pero si es canon, todos sabemos que Eiji paso un tiempo difícil.

También me quise dar esa inocencia a Jade/Ash de forma es que no cree en casi nada pero enserio está seguro de que Buddy algún día y termina hablando.

Eso es todo por hoy, aunque actualizo rápido tomaré unos días para el siguiente capítulo; alguien sabe cómo era Dino Golzine de joven? Yo tampoco me las tengo que ingeniar.

Chapter 19: 17

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Sin hacer ningún ruido, subimos al piso de arriba, Eiji estaba en la sala, llamando por teléfono a alguien, y se podía ver el brillo de las lágrimas en sus ojos, a unos pasos de él, mi tío Sing.

Una vez en la habitación de Jade, Ronnie se lanzó a la cama, yo me senté en la alfombra junto a Jade.

—Jaw, préstame tu celular, quiero ver videos— se lo entregué junto con los audífonos, para que no nos escuchen desde abajo.

Jade evitaba mi mirada, la suya perdida en el rincón de la habitación, era mejor romper el hielo —Bien, dime qué sucedió...—

Jade apretó los labios, y por un momento creí que no iba a decir nada, sabía que a veces simplemente perdía la voz —Oye, relájate, no pasa nada—

Se tomó un largo momento antes de abrir la boca —Me... drogaron... —susurró finalmente.

Sentí rabia al oirlo, de inmediato, pensé en Arthur, ese desgraciado... —¡Lo sabía!, esa galleta tenía algo— dije, casi sin darme cuenta de que lo decía en voz alta.

—Ga... galleta?— Jade tartamudeó, su expresión era de desconcierto —De qué hablas?—

Me giré para mirarlo —La galleta que te dio Arthur, no te acuerdas?— le insistí, pero solo bajó la mirada, encogiéndose un poco.

—Amnesia...— murmuro, sintió el impulso de sacudirlo hasta que recordara, pero al menos parecía haber calmado lo suficiente para hablar —En el hospital dijeron que la fiebre pudo haber causado una amnesia de los últimos 2 días—

Suspiré, intentando contener mi frustración —Está bien, lo resolveremos, solo necesito saber como—

—Amnesia?— Giramos a mirar a Ronnie que a pesar de estar viendo su serie nos había escuchado —Yo se que hacer—

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—No creo que esto funcione...— les dije, me habían obligado a recostarme en el suelo, alrededor colocaron un círculo de piedras, incluso tenía una en mi frente —No me voy a curar con un ritual—

Ronnie no me prestó atención y, en lugar de detenerse, sacó de su bolsillo un frasco pequeño lleno de brillantina, lo destapó y me sopló un poco en cara.

—¡Eso me entró en los ojos!— me quejé, parpadeando rápidamente para evitar que las partículas me irritaran más.

—Calla, esto lo hicieron en Magic Princess y lo logró, necesitamos saber qué te dijo ese matón para saber qué poción de la muerte te dio— Fruncí el ceño, tratando de procesar lo que dijo Ronnie, me giré hacia Jaw Long, él apenas Logró contener la risa, con una mano cubriendo la boca.

Cuando noto mi mirada Jaw Long levantó los hombros —No tenemos muchas opciones, Jade— me dijo finalmente, intentando mantener la seriedad —Tienes que recordar qué sucedió—

Resoplé, estaban tratando de ayudarme, aunque sus métodos eran cuestionables, cerré los ojos, pensando que al menos si les seguía el juego podría sentirme más tranquilo.

—Esta bien—murmuré, rendido —Pero no esperen que de repente empiece a recordar todo solo porque me lanzaron brillo en la cara—

Ronnie me dio unas palmaditas en la frente —Así se habla, Jade. Ahora, piensa en ese momento—

Jaw Long me dio un leve empujón en el hombro —Quizás esto funcione y si no al menos nos reímos un rato—

Cerré los ojos un momento, intentando buscar en lo profundo de mi mente ese recuerdo, me concentré hasta que la cabeza me empezó a doler, pero nada, no había nada.

—No funciona— admití con un suspiro de frustración, abriendo los ojos.

—¡Jum! Es que tienen que ser gemas brillantes, tal vez si las pinto...— dijo, mientras agarraba una de las piedras, sacó un plumón de su mochila y comenzó a colorearla.

—Uhm, en las películas cuando pasa eso, le dan un golpe a la víctima— su mirada se deslizaba por la habitación, deteniéndose en el rincón donde guardaba mi bate de béisbol.

—¡CON ESO VERDADERAMENTE ME VAS A MATAR!— grité, apartándome de él lo más que podía.

—Sí, Jaw, no seas bruto, con un golpe en la cabeza, Jade se queda sin recordar nada para siempre—

—¡Por eso mismo!— exclamé, apuntando hacia Ronnie con una mano mientras yo giraba hacia Jaw Long —No pienso dejar que me golpeen en la cabeza, ¿entendido?—

Jaw Long levantó las manos en un gesto de rendición, aún sonriendo —Tranquilo, no te haría eso a menos que estés seguro de que podría funcionar— Guiñó un ojo, y aunque sabía que intentaba relajarme, solo logró que pusiera los ojos en blanco.

Ronnie, mientras tanto, le dio una última pincelada a la piedra —¡Ya está! Ahora sí, Jade, prepárate para recuperar la memoria con todo el poder de esta gema mágica.

Tengo que admitir que me siento mucho mejor desde que llegaron, en la forma en que intentan ayudarme aunque sea a través de estos rituales sacados de la televisión, así que seguirles el juego no me parece tan mal; al menos es divertido.

—Tal vez funcionaría mejor si Jaw Long me va contando lo que él sabe que sucedió— sugerí, intentando darle un toque de lógica a todo esto, pero igual deje que Ronnie me coloque una piedra pintada de azul en el frente.

—Bien, como has olvidado desde ayer, te contaré lo principal...— comienza, en tono de misterio—Salimos de la escuela y estábamos por ir a tu casa, pero el tío Sing nos dejó en la calle, así que decidimos explorar un edificio, y dentro encontramos...— hizo una pausa alargando la última palabra, esperando que completara la frase.

—Un... ¿libro?— en realidad, no he recordado nada, pero me arriesgo a adivinar, esperando que no se den cuenta.

Abrí un ojo y vi Jaw Long mirándome sorprendida, mientras Ronnie empieza a dar saltitos de emoción —¡Sí, pero era un diario! ¡Woo, el ritual funciona!— dice Jaw Long, con la boca abierta.

—¡No abras los ojos o se romperá la conexión!— Ronnie, me presiono su mano contra los párpados.

—Sigue contando— le dije, ahora curioso, al menos estoy obteniendo algo de información de su relación.

—Sí, el diario tenía recortes de periódico sobre las pandillas y una...— se detiene de nuevo

—Una... una...?— Repito para ganar tiempo, tratando de imaginar qué podría ser —Foto?— El trabajo de Eiji como fotógrafo es lo primero que se me vino a la mente.

-¡Si! ¡Ronnie, sí funciona! ¡Ponle otra piedra de colores!— exclama Jaw Long, realmente sorprendido, Ronnie me colocó otra piedra sobre la frente y me roció con más brillantina.

—También había un mapa que nos llevó hacia otro edificio donde había una...— continúa Jaw Long, con la misma estrategia de dejarme completar la frase.

Trato de pensar rápido, en el videochat lo vi guardar una tablet vieja en su mochila —Tablet...?— respondí, esperando que no note que solo estoy improvisando; un leve dolor de cabeza y una imagen borrosa cruza por mi mente —Tenía un mapa de Chinatown...— no fue una especulación; Realmente grabé eso.

— ¿De verdad recordaste eso? — pregunta, como si aún le costara creer que esto está funcionando.

No sé si fue el "ritual", las palabras de Jaw Long, o simplemente el hecho de que me siento más tranquilo con ellos aquí, pero eso realmente volvió a mi mente.

Antes de que pudiera hacer o decir algo, la puerta se abrió, Jaw Long y Ronnie reaccionaron lanzándose al suelo y escondiéndose bajo mi cama, yo, por el contrario, no tuve tiempo de levantarme del suelo.

Aparecieron un par de orejas peludas y una lengua enorme, era Buddy, se acercó a mí, con su cola moviéndose alegremente, empezó a lamerme la cara con entusiasmo.

—¡Buddy, basta!— intentaba empujarlo suavemente mientras trataba de no reírme, estaba encantado de encontrarme en el suelo —Ya, ya, que me vas a dejar empapado— le dije, finalmente logrando levantarme mientras seguía intentando darle lametones a mi cara

Ronnie y Jaw Long salieron de debajo de la cama, llenos de polvo y aún riendo bajito.

—Buddy se une al ritual— bromeó Jaw Long, dándole una palmadita en la cabeza —Bueno ahora que tu mente está más cuerda, ¿Por que no desbloqueas tablet?—

—Puedo hacerlo— Él me la entregó y la conecte a mi laptop, aunque era difícil obtener acceso, estaba cifrada —Quien haya sido el dueño realmente no quiere que sepan que hay ahí dentro—

—Mejor veamos el diario, ¡eh! Ronnie porque estás jugando con eso— Jaw intento quitárselo pero ella se movió

—Esta foto de Eiji es muy vieja— Ronnie miró la foto del diario

Me acerque curioso, realmente no había visto una foto de Eiji cuando era más joven, solo estaba ese recuerdo antiguo en mi mente, que a este punto de mi vida no sabia si era un recuerdo o fue simplemente mi imaginación —Podría ser cualquier japonés— Dije no quería creer que Eiji hubiera formado parte de una pandilla simplemente estaba fuera de lugar con él.

—Pero si tiene parecido, si le quitas las lentes y le recortas el cabello largo es idéntico— Jaw miraba la foto, mientras hablaba con Ronnie.

Me aleje de ellos, tomando nuevamente la tablet; si bien no recordaba nada de ese día sabía que tanto la tableta como el diario fueron encontrados en el mismo lugar, la foto era supuestamente Eiji hace varios años y la ubicación era la misma de la fotografía más preciada de su colección.

Mire de regreso la tablet mientras hacia conexiones, sin contraseña solo se muestra el mapa; debía dar con una contraseña y tomando en cuenta que todo estaba relacionado con Eiji, entonces...

—Jade, ¿Qué estás haciendo?, estas muy callado ¿Estas bien?— puso su mano en mi hombro acercándose a mi para ver —Woo la desbloqueaste uhm?... que es Banana Fish jajaja es un nombre ridículo—

—Es una droga— le respondí —La misma droga que me dio Arthur—

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Marqué a Max, tenía que saber lo que estaba sucediendo, cuando al fin respondió, su tono era despreocupado, sin la menor idea de lo que estaba por venir —Eiji, ¿Qué tal? ¿Cómo van las cosas? Ese niño no me ha llamado hoy— contestó con una risa ligera al final.

—Max, yo...— mi voz se quebró antes de que pudiera contenerlo, un sollozo escapando de mi garganta, automáticamente, Max dejó de sonar tan relajado.

—¿Qué paso?— preguntó, y su tono se volvió tenso.

—Hubo un problema en la escuela, para empezar, no debía enviarlo a clases enfermo— comencé, tragando saliva, tratando de mantener la calma —Me dijeron que se había desmayado por la fiebre, y al principio pensé que era solo eso, pero. ..— tomé aire antes de soltar lo más difícil —Enviaron un mensaje anónimo y... todo es más grave...—

—Eiji, cálmate, continúa... no te voy a culpar de nada— me aseguró Max, pero sus palabras, lejos de tranquilizarme, solo hicieron que me quebrara más.

—Lo drogaron...— finalmente dejé salir, al otro lado de la línea, escuché un resoplido de incredulidad.

—¿Qué pasa con los jóvenes actualmente...?— murmuró, intentando procesar lo que acababa de decirle.

—No es cualquier droga...— dije, mi voz casi inaudible —Banana Fish...—

El silencio que siguió fue tan profundo que casi podía escuchar el eco de mis propias palabras, Max soltó un jadeo antes de continuar.

—Banana Fish... —repitió, su tono despreocupado de antes se había desvanecido por completo, reemplazado por una mezcla de miedo y rabia contenida —Cómo... pudo pasar esto, Eiji? Pensé que...— se detuvo, su voz quebrándose por un momento —Dios, pensé que ese infierno había terminado—

—Yo también lo pensé, Max...— admití, con la voz temblorosa —Pero alguien.... no sé cómo la consiguieron, pero...— me mordí el labio, tratando de contener las lágrimas no pude continuar.

—¡Mar maldita! ¿Quién le haría algo así a un niño?— Sentí su enojo y la impotencia se apoderó de él, compartía su rabia, pero también me sentí impotente.

—No lo sé, Max...— murmuré, recordando la expresión perdida de Jade cuando lo vi en la enfermería —No lo sé, y eso es lo peor de todo...—

Max guardó silencio un momento antes de continuar —Escucha, Eiji. Voy a ir ahora mismo a New york— el tono urgente, casi una súplica —Por favor, cuídense...—

Asentí, sabiendo que él no podía verme, pero esperando que entendiera —Lo haré, Max, lo prometo...— le aseguré, con la voz quebrada —Solo... solo no tardes demasiado, ¿de acuerdo?—

—Voy a llegar lo antes posible, Eiji. Esta vez haremos pagar a quien hizo esto— Colgó la llamada, nuevamente estamos frente a esto, si tengo que tomar un arma y disparar lo haré, directo a la cabeza, no habrá errores.

Vi que Sing seguía con su teléfono, colgaba una llamada solo para iniciar otra de inmediato, su expresión cada vez más tensa, aproveché uno de esos breves momentos en que dejaba su celular a un lado para acercarme a él.

—Sing, ¿Qué haces?— le preguntó, intentando sonar neutral, pero el tono de mi voz traicionó mi nerviosismo, en realidad, quería saber a quién estaba llamando.

Sing se detuvo un segundo, dejando su celular sobre la mesa antes de mirarme —Llamaba a la pandilla, más que todo para avisar— dijo, frotándose la frente como si tratara de aliviar una jaqueca —Muchos de ellos tienen hijos, y prefiero que estén al tanto, no sabemos si realmente fue simplemente un adolescente creyéndose gracioso o si fue algo más serio, un ataque dirigido... alguna mala suerte que nos está alcanzando—

Sentí un escalofrío recorrerme al pensar en lo que implicaba. No era fácil aceptar que lo que habíamos vivido años atrás pudiera estar regresando de nuevo.

—Jaw Long dijo que había visto a Arthur en el laboratorio antes de ir con Jade— le explicó, manteniendo mi voz baja.

Sing dejó escapar un suspiro, desviando la mirada hacia la ventana, por un segundo, la tensión en su expresión se profundizó —Lo sé, Eiji— dijo finalmente, con un tono más bajo, casi como un murmullo —Pero eso no explica cómo consiguió Ese niño la droga, bien pudo haber sido alguien que se la vendió, o... de plano, que ya estaba dentro de la galleta cuando se la dio—

—Crees que Arthur solo fue un peón?— preguntó, tratando de entender hacia dónde iba su razonamiento.

—No lo sé, Eiji. Pero se que no se debe descartar ninguna posibilidad, si fue él, lo averiguaremos... y si fue alguien más, también—

De pronto, un ruido de atención proveniente del piso de arriba captó nuestros, pasos, seguidos de voces elevadas; no sonaba como la típica videollamada que Jaw Long y Ronnie solían hacer.

— ¿Deberíamos decirles que los vimos entrar?— preguntó, levantando una ceja.

Sing negó con la cabeza, con una expresión divertida —Nah, déjalos, los va a castigar más de lo que crees— me dijo, y ambos soltamos una risa ligera, dejando que la tensión se disipara un poco con ese pequeño momento.

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La vida da muchas vueltas, eso lo sabe cualquiera con un poco de experiencia, pero cuando te has codeado con la crema y nata, los giros se sienten como una bala al ras de la sien.

Después de que intenté quemar mis pecados en el fuego del que debería arder para siempre, terminé de vuelta en el punto de inicio, como un vino que vuelve a su botella rota, un recuerdo tras otro me arrastró de regreso a una vida donde fui el Amo y señor de la mafia, con el poder de un emperador, dirigiendo movimientos en la oscuridad, contrastando rotundamente con mi presente. Ahora, no soy más que un adolescente, atrapado en una vida que me sabe tan insípida.

—¡Ethan! ¿Qué haces ahí? ¡El juego va a iniciar!— gritó uno de esos muchachos que no distinguen la diferencia entre un bate de madera y una ramita de cualquier parque.

—¡Ya voy, dame un minuto, quieres!— le respondí con la misma paciencia que en mi vida anterior tendría hacia un novato, no tengo ganas de escucharlo, pero aquí estoy, jugando el papel que me ha tocado.

Si hubiera sabido que todos esos recuerdos iban a regresar de golpe, tal vez nunca me habría enredado en un deporte tan banal, pero ya estaba metido hasta el cuello cuando las memorias volvieron. Este cuerpo juvenil cuya vista era curiosa, un aspecto que no había visto hace mucho tiempo, mi cabello es un hermoso dorado grisáceo y ojos color aceituna de aquellos años de oro se arruinaron con esta ropa que me queda tan grande, no se parece en nada. . al traje que solía llevar, el alma de quien fui sigue ahí, tan brillante y peligroso como fue alguna vez.

Pero hay alguien a quien pude encontrar sin mucho esfuerzo, Ash Lynx, no te escaparas tan fácil de mí o debería decir Jade Glenreed; Jamás podrás huir de lo que soy, de lo que fui, porque las sombras siempre encuentran la forma de tirar de tu alma, de recordarte a quién debes eterna lealtad.

Pude volver a poseerlo, no es el mismo lince salvaje, parece mas un gato domesticado que solo muestra sus garras si lo molestan lo suficiente, incluso se necesita demasiada insistencia para que se vuelva agresivo, hubiera sido tan sencillo tan fácil tenerlo a mi merced de nuevo. , todo es por ese tal Marcus, si no hubiera llegado hubiera podido usarlo, grabarlo y amenazarlo para que no diga nada.

Y por algo estoy en este campo de béisbol, entre lanzadores y corredores, como si fueran piezas de un tablero, mantener las apariencias es lo primordial. Los jugadores toman sus posiciones como las piezas que son, y mientras observa el panorama, no puedo evitar pensar en cómo muchas de las viejas piezas han regresado, cada uno regresando a su lugar en el tablero, les guste o no. Y yo, yo estaré a la cabeza de esta partida, otra vez, solo que ahora me hago pasar por un muchacho cualquiera.

Mi primer paso fue llegar a ser el capitán del equipo y cambiar a cada uno de los jugadores hasta tener un grupo a mi disposición, capaz de seguirme ciegamente, después de todo solo son un montón de adolescentes con mentes retorcidas fácilmente manipulables, pero también están los que al igual que yo viene con recuerdos ajenos a esta vida.

—Henrry, sal de la banca, hoy juegas tú— le indiqué, señalándolo con la autoridad de quien mueve a un peón al centro del tablero, claro, ahora que ese es su nombre actual, Henry, pero insiste en mantener viva su identidad anterior. . obligando a otros a llamarlo Arthur, una tontería de las grandes, pero bueno, cada uno elige cómo quiere recordar su caída, el juego se reanuda y, mientras me posiciono en el campo, me digo a mí mismo que es mejor pasar desapercibido, como un vino caro escondido entre botellas comunes, pero la verdad es que, incluso ahora, siento cómo el mundo a mi alrededor es un tablero listo para ser dominado, y los jugadores, meras piezas que aún no saben que hay un rey entre ellos.

Los partidos de béisbol me resultan tan monótonos como una partida arreglada de póker, pero, eso sí, sirven para algo, nadie sospecha de un grupo de adolescentes que se reúne después del juego para "socializar". Aunque, honestamente, ya estoy harto de comer hamburguesas en estos restaurantes de mala muerte, prefiero una buena cena, aunque esta vida de estudiante no me lo permite... aún, pero paciencia, paciencia, pronto todo volverá al viejo panorama, donde la la comida y las reuniones eran dignas.

—Quiero ver su progreso, ahora— exigí, dejando claro que las formalidades quedaban fuera de la mesa.

—Como ordene— respondió uno de ellos, exactamente quien en un pasado fue Abraham Dawson, ahora bajo el nombre de Thomas Miller, intentando darle un toque de gracia al momento, como si fuéramos cercanos todo porque en esta vida estoy obligado a convivir con él. . .

El grupo comenzó a buscar en sus mochilas o revisar sus celulares, cada uno mostrando lo que había obtenido del "proyecto" dejándolo sobre la mesa, en su mayoría eran meros apuntes a mano, fotografías sacadas con los celulares, uno que otro tenía un documento. . en drive pero nada del otro mundo, todos somos ahora adolescentes y no hay mucho a nuestra disposición.

—El "experimento" va bien— dijo continuando, bajando la voz y mirándome con la seriedad de quien sabe que estamos en territorio peligroso —Hemos elegido nuestra primera "muestra", fue llevada al "laboratorio", mañana, cuando regrese a clases, estudiaré los efectos de lejos—

Todo esto de hablar en clave se ha vuelto crucial, esas palabras esconden algo mucho más oscuro, una droga que nadie debe asociar con nosotros —Y quién tiene la "muestra"? —pregunté, tomando un sorbo de esa gaseosa barata que no me entra ni con la peor resaca.

—La muestra la tiene Jade Glenreed— respondió uno de ellos, sintió como la bebida me quemaba la garganta cuando la escupí de golpe, manchando el mantel de la mesa.

—¡Habíamos acordado que no se la darías! Es un "irresponsable"—le espeté, forzando la voz para mantener la calma; desearía hablar sin tapujos, pero tenemos que mantener la farsa de que esto es un proyecto de ciencias, de esos que ponen a los maestros a bostezar.

—Pero... Arthur dijo que habías autorizado esto— se defendió, encogiéndose un poco como si temiera la respuesta, mis ojos buscaron a Arthur, que devoraba su hamburguesa como un animal sin modales, ajeno a la gravedad de la situación.

Me incliné hacia él, clavando la mirada mientras jugaba con el tenedor en la mano —Te atreves a hacer lo que quieras sin consultarme? Soy el "líder del grupo" aquí— le advertí, usando el tono de quien solía dar órdenes en donde la palabra de uno podía significar la vida o la muerte.

Henrry alzó la mirada y se encogió de hombros, sin dejar de masticar, como si nada de esto importara, eso solo hizo que la rabia subiera más rápido, pero me contuve —Podríamos "sacarlo del grupo" y ya— comentó, insinuando que podríamos Simplemente armar algún plan para deshacernos de él.

—Yo decidiré eso— respondí con firmeza, dejando que el tenedor descansara sobre la mesa mientras yo recostaba hacia atrás, pero manteniendo mis ojos en Arthur. Lo haría pagar por este desliz, pero no aquí, no ahora, y no de una forma que llamara la atención de las personas al rededor.

—Me envían su parte del "trabajo", lo revisaré— dije, terminando la conversación, dejaba claro que no había espacio para discutir. Ellos obedecieron, como siempre, antes de volver a ser un grupo de adolescentes comunes, riéndose de algún video tonto de internet. Me hace gracia cómo pueden pasar de ser peones a simples idiotas en un parpadeo, como si cambiaran de máscara.

Cuando me aparté de la mesa, abrí mi propio celular para revisar la información. A medida que leía, la frustración se acumulaba como una deuda pendiente. El desarrollo de Banana Fish estaba lejos de ser lo que esperaba. Apenas alcanzaba un mísero 9% de efectividad. En lugar de causar la devastación mental de antes, solo generaba un nivel de sensibilidad temporal que duraba un tiempo estimado de un mes. Esto no era suficiente. Necesitábamos mejores productos químicos, mejores equipos y un laboratorio más adecuado.

Por suerte, había una oportunidad. El premio económico de nuestro último partido podría cubrir esos gastos, disfrazándolo como una "donación" al laboratorio de la escuela. Así matábamos dos pájaros de un tiro: financiábamos nuestro pequeño proyecto y, de paso, ganábamos buena reputación como el equipo altruista que aporta a la comunidad.

Pero mi interés no se limitaba solo a la droga. Habíamos estado trabajando en identificar a ciertos individuos, rastreando sus nuevas vidas y nombres. La lista era breve pero significativa:


Lince de ceniza

Nombre actual: Jade Glenreed Randy
Edad: 14 años
Grado: Primero
Desempeño escolar: Excelente
Familiares:
    Padre: Max Glenreed
    Madre: Jessica Randy
    Hermano: Michael Glenreed
Anotaciones extra: Vive lejos de su familia con una persona no identificada.


El nombre de ese reportero, lo recordaba con claridad, era alguien que no era fácil de olvidar; volviste a cruzar camino con él pequeño lince. Es hora de que tu ahora padre sufra las consecuencias.


Wong más corto

Nombre actual: Jaw Long Dickinson Wong
Edad: 15 años
Grado: Primero
Desempeño escolar: Buen rendimiento
Familiares:
    Padre: Charlie Dickinson
    Madre: Nadia Wong
    Hermana menor: Ronnie Dickinson
Anotaciones extra: La niña a veces los recoge de cualquier sitio.


Un detective de Nueva York con la hermana de un pandillero, hasta donde supe nunca se declara oficialmente como un hombre "casado", es obvio que quiere proteger a su familia, es un punto clave en todo caso, la niña más pequeña podría ser útil .


Pulmón Lee Yut

Nombre actual: Lin Yue He
Edad: 12 años
Grado: Quinto de primaria
Desempeño escolar: Sin resultados
Familiares:
    Padre: Lin Hao Feng
    Madre: Xu Jing Mei
Anotaciones: Los padres casi siempre están cerca, caso contrario siempre esta rodeado de su grupo de amigos.


Que este en vigilancia constante por sus padres, es molesto, no puedo intervenir fácilmente, en todo caso quedaría descartado de toda la operación.


Los informes no eran tan detallados como me gustaría, pero contenían lo básico. Además, teníamos una colección de fotos, la mayoría tomadas a escondidas, donde apareció una cuarta persona con ellos: Marcus. Un antiguo miembro del equipo de béisbol. Aunque había sido útil por su habilidad para ganarse la confianza de los demás, su sensibilidad lo hacía un punto débil; si no hubiera sido por su intervención, ya tendría a ese "lince" nuevamente bajo mi control.

Observé a mis "aliados", chicos que ignoraban todo lo que sus vidas corrientes les estaban costando. Sus miradas se cruzaban entre ellos, buscando respuestas, pero al final sabían quién era el que daba las órdenes aquí.

—Hagamos una nueva "muestra" y que Marcus se "encargue" de ella— anuncié, manteniendo el código que habíamos establecido. Sabían bien a quién me refería, aunque algunos parecieron dudar por un segundo, mirándose entre sí como si buscaran la aprobación de los demás. Pero al final, como siempre, acataron mis órdenes.

Este era solo el principio, y sabía que cada movimiento nos acercaba un paso más a restaurar el tablero de juego. Y esta vez, yo no pensaba dejar que se repitieran los errores del pasado.

Notes:

Actualizacioooon y no se cuando será la siguiente ya que entro a semana de parciales y la cosa esta hay dios mío ;-; lloro, pero aquí estamos.

Detallitos del capitulo:
-Quise extender la convivencia entre los hermanos Dickinson y también interacciones tranquilas antes de que inicie todo el problema.
-Max tiene derecho a estar paranoico pero puede que eso cree una grieta en su relación con Jade/Ash, ya que el esta descubriendo cosas del pasado, que su yo anterior dejo inconclusas.
-Descubrieron cual era la contraseña? es un poco obvio :D
-Vieron que Dino estuvo desde capítulos anteriores, si el mismo Ethan al que Marcus le grita cuando lo encuentra a punto de violar a Jade durante el ritual de iniciación de beisbol. También pensé mucho en la apariencia de Dino joven, lo imagine con rasgos similares a Ash pero sin llegar a ser igual, de forma que su cabello es de un rubio opaco y sus ojos de un verde que no llegan a ser impresionantes al punto de ser oscuros y vacíos, agregando un poco mas de locura a su obsesión con Ash ya que lo consideraría su "yo" perfecto.
-En el siguiente capítulo nos vamos a Cape Cod!!!!

Espero les haya gustado, les deseo un buen día/tarde/noche nos vemos en el siguiente capitulo bays

Chapter 20: 18

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Para llegar a New York no era un viaje largo, pero no pude irme de inmediato por más que quisiera; la ansiedad hacía que cada minuto pareciera eterno, necesitaba estar allí lo antes posible, ver con mis propios ojos que mi hijo estaba a salvo; él es fuerte lo sé pero si tuviera que decidir, mi elección sería que ninguno de mis hijos tengan que pasar por esto.

En cuanto llegué, tomé un taxi directo a la casa de Eiji, eran casi la 1 de la mañana, pero cuando toqué la puerta, no tardó en abrirme, su rostro mostraba el cansancio, "estoy siendo un imprudente..." pensé, pero al verme, esbozó una sonrisa ligera, como queriendo tranquilizarme.

—Yo... Lo siento...— empecé, intentando disculparme.

—No digas eso, Max— dijo con calma —Fue mi culpa por no avisarte, Jade ya está tranquilo ahora...— me aseguró, y aunque una parte de mí se alivió al escuchar eso, no podía sentirme completamente en paz.

Entre y me quedé en el sofá, mientras Eiji se retiraba a su habitación, hablaríamos con más calma al día siguiente, pero no pude pegar un ojo.

Al final, me rendí y decidí ir a ver a Jade, caminé por el pasillo, intentando no hacer ruido, cuando abrí la puerta la luz del pasillo apenas iluminó la habitación; estaba dormido, era lógico, ya que pasaba de la medianoche, estaba abrazado al oso de peluche que Michael le había dado hacía años, siempre lo había negado, pero no podía dormir sin ese oso, me hizo sentir un poco más tranquilo.

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El amanecer de la mañana trajo consigo una sensación de calma, que hacía parecer que la noche anterior había sido un mal sueño, pero al ver la cara de preocupación de Eiji y Sing, me quito la sensación de calma.

Nos sentamos en la mesa de la cocina, donde Eiji sirvió el desayuno. Lo agradecí, nos quedamos en silencio un largo rato simplemente mirando las razas humeantes frente a nosotros.

—El doctor Meredith dice que los efectos son temporales, pero puede que genere sensibilidad al sonido— Eiji explico, rompiendo el silencio, luego continuo —Estaba pensando pedirle una prescripción de descanso y asi poder justificar en la escuela para llevarlo a Cape Cod durante una semana entera—

Suspiré, entendía el porque detrás sus palabras, quería mantenerlo alejado de todo mientras tratamos de entender que estaba sucediendo, y siendo sincero yo también, mientras menos se involucre menos daños sufrirá.

—Hazlo, es lo mejor— Eiji asintió, pero su expresión seguía siendo de preocupación. Sing, que había estado observando en silencio, intervino entonces

—Ya alerté a todos los que pude— dijo, cruzando los brazos sobre la mesa —Hablé con algunos antiguos compañeros, muchos tienen a sus hijos en la misma secundaria y en la primaria de al lado; no queremos más incidentes—

—Bien, hecho así evitamos más víctimas, piensas rápido, por eso eras el líder cuando aún eras tan pequeño— dije, tratando de subirles el ánimo, por lo que le di una palmada en la espalda a Sing quien finalmente mostró una sonrisa y por consecuencia Eiji también

El sonido de los pasos y los quejidos de la escalera nos hizo quedar en silencio, Jade apareció en la entrada de la cocina, con una expresión de enojo y las manos cubriéndose los oídos.

—Ugh... ¿Por qué están gritando?— se quejó, frunciendo el ceño.

—¿No le das un abrazo a papá?— susurré, procurando que mi voz fuera apenas un murmullo.

En cuanto me notó, su expresión cambió por completo, dejó de lado su molestia y corrió hacia mí, envolviendo sus brazos en un abrazo fuerte —Te extrañé mucho, papá—

—Yo también, hijo... yo también —le respondí, haciéndole cosquillas, riendo ambos.

Jade soltó una risa antes de mirarme acusadoramente —Solo llevo aquí unos días y ya hueles a viejo— dijo, sin soltarme del abrazo.

—¿De qué hablas?— respondí, fingiendo estar ofendido mientras lo apartaba solo un poco para mirarlo a los ojos —¿Cómo que huelo a viejo?—

Jade levantó la nariz un poco, olisqueando —Definitivamente hueles a viejo, específicamente hierba buena— respondió, sin borrar la sonrisa burlona de su rostro.

—¡Solo tengo 46 años, niño! ¡Para tu sepas es una buena infusión!— repliqué con una mezcla de diversión y resignación— ¿Ahora resulta que 46 es la edad del abuelo o qué?—

Jade se encogió de hombros, sonriendo de manera pícara, luego volvió a cubrirse los oídos —¿Podrían dejar de gritar?—

—No estamos gritando, Jade...— dijo Eiji, con cuidado, manteniendo su tono bajo — Es un efecto secundario... de lo que pasó, el doctor dijo que podrías sentir los sonidos mucho más fuertes de lo normal—

La sonrisa de Jade se desvaneció al instante, reemplazada por una expresión de terror, perdiendo su chispa juguetona —¿Significa que... que siempre va a ser así?—

Eiji y yo intercambiamos una mirada rápida —No, no siempre, Jade, solo será por un tiempo, hasta que te recuperes del todo...— le aseguré, evitando que empiece a rascarse la cabeza en su desesperación, nunca me gustó que hiciera eso —Pero mientras tanto, vas a tener que ir con cuidado—

Jade asintió lentamente, aunque la preocupación seguía ahí, se aferró un poco más a mí, se lo permití.

—Pff, mocoso, ten, te levantas tan tarde que me dio tiempo de ir a la tienda por esto— Sing, se acercó a Jade con un par de audífonos grandes, los estiró y luego los dejo cerrarse sobre sus orejas.

Jade parpadeó un par de veces; sus hombros se relajaron, y la tensión en su rostro desapareció dejando escapar un suspiro de alivio.

—Así está mejor... —murmuró, bajando la mirada por un instante, y luego alzó los ojos hacia Sing, apuntándolo —Gracias, pero no te creas tanto—

Sing se encogió de hombros con una sonrisa ligera, sin perder su actitud despreocupada —No me creo, pero admite que me debes una—

—Puedo ir con esto puesto a la escuela, ¿verdad?— Aun así, quiere ir a clases este niño realmente adora estudiar, cualquier otro simplemente hubiera festejado que lo dejen quedarse en casa.

Pero tomando en cuenta que lo enviaremos al campo una semana, que vaya a clases hoy, no estaría mal, después de todo el insistió en venir a estudiar.

—Ya desayuna y ve a cambiarte, es tarde, pero puedes llegar a la segunda clase— dije, empujándolo hacia la mesa —Hoy pienso llevarte yo a la escuela—

No parecía tan entusiasmado con la idea de que papá lo lleve, pero yo necesitaba asegurarme de que todo estuviera bajo control.

—¿Qué línea del metro pasa cerca?—pregunté en voz alta, realmente no lo había pensado, y para ahorrarme la tarea de pensar cual de entre tantas líneas era la indicada mejor pregunté

—No te preocupes por eso, voy a llevarlos en mi auto— Bueno entonces Sing nos llevará, tomo su chaqueta y empezó a buscar las llaves del auto —Tengo que comprar algunas cosas—

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Cuando llegamos me despedí de Jade, creo que lo avergoncé un poco por abrazarlo como un oso un largo rato, este niño nunca entenderá lo nervioso que estuve por su culpa, se bajó del auto y caminó hacia la entrada, lo observé desde la distancia, hasta donde pude verlo.

Se supone que este es un lugar seguro, y ahora tengo miedo de dejarlo estar solo. Me quedé un rato afuera, sentado en una de las bancas cercanas, observando el ir y venir de los estudiantes.

Mientras pensaba, un autobús escolar se estacionó frente a la entrada de la escuela, no era un bus cualquiera, del vehículo comenzaron a bajar los diferentes equipos deportivos de la escuela, entre ellos el equipo de béisbol. Jade había estado emocionado por unirse a ese equipo, sin embargo, no lo hizo tampoco explico como tal el motivo, ni siquiera a Eiji, pero su playera con estampado de sol desapareció, algo paso y nunca lo dijo

Este es el mayor acoso escolar que he visto el primer día regresa a casa golpeado, los siguientes alguien se la pasaron haciendo bromas pesadas y ayer lo drogaron, está escalando demasiado rápido. Cuando Michael también recibió acaso basto con hablar con la directora y enseñarle a defenderse, haría lo mismo, si no fuera porque de alguna manera estos brabucones tienen esa maldita droga en sus manos,

Frustrado, observé a los chicos bajarse del autobús, pero uno de ellos, en particular, me llamó la atención, tenía una expresión extrañamente dura, una mirada fría y calculadora que no era propia de un adolescente, mirarlo daba escalofríos, sobre todo cuando por un segundo cruzamos miradas

—Sing voy a hablar con Charlie— Estamos hablando de drogas administradas dentro de golosinas, ningún adolescente organiza algo así por capricho, al menos no uno que estuviera cuerdo.

—Llámame si quieres que te recoja— dijo como respuesta, me despedí de él.

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Al entrar al departamento de policía, algunos de los que se encontraban ahí me saludaron, aún tenía conocidos aquí, aunque me habían distanciado de muchos de ellos.

—¡Charlie, amigo!— exclamé al verlo, acercándome para darle un abrazo firme.

—¡Max!— respondió él, sorprendido, pero una sonrisa pronto se dibujó en su rostro —No dijiste que vendrías. ¿A qué se debe la visita?— preguntó mientras ambos caminábamos hacia afuera para hablar con más privacidad.

—Necesito tu ayuda— dije finalmente, mientras salíamos del edificio hacia la pequeña área de descanso.

—Eso pensé, amigo— respondió él, cruzándose de brazos, su expresión volviéndose más seria —Cuando vienes sin avisar, generalmente es porque algo malo está pasando. ¿Qué sucede, Max?—

—Es mi hijo...— comencé, sintiendo la tensión en mi garganta.

—Jaw me contó lo que pasó— me interrumpió Charlie, su rostro reflejando la preocupación —Sinceramente, no le creí al principio—

—¿Tu hijo lo sabe?— me sorprendí, aunque no debería, ya que Jade y Jaw eran mejores amigos.

—Sí— suspiro pesadamente —Me llamaron ayer por una pelea en la entrada de la institución; Jaw Long se fue a los golpes con el supuesto responsable; incluso le arrebató un par de galletas que él dice que están contaminadas— Hablaba mientras buscaba lo anteriormente dicho en su maletín —Aunque aún no las he llevado al laboratorio principal porque creí que estaba exagerando, por tu expresión, es claro que no es una droga cualquiera— se frotó la sien, notablemente frustrado —Tengo miedo, Max, esto está comenzando de nuevo—

—Lo se, la primera opción que considere es que alguien estuviera distribuyendo la droga y esos niños lo compraron, pero si fuera así no sería un caso aislado— Esa era la mayor sospecha y Charlie creía lo mismo

—Tiene sentido, también cabe la posibilidad de que no sea Banana Fish sino alguna droga que intento replicar los efectos— él pensó por un momento y yo también medite sus palabras —Se público sobre el Banana Fish en los periódicos cuando se desmontó toda la mafia de Golzine, algún estudiante debe de estar tratando de imitarlo, no sería la primera vez que sucede—

Dino Golzine, ya decía que yo que los ojos de ese niño me recordaban a ese monstruo, igual de frío, sin pizca de arrepentimiento. No quise comparar a un aún inocente de alguien tan repugnante pero las palabras de Charlie me hicieron empezar a considerar esa opción

—¿Sabes si Jaw tiene más información? Cualquier otro detalle podría ayudarnos— soltó un suspiro de resignación —Que fácil sería todo si no tuviéramos únicamente testimonios, aunque el certificado médico indique que fue drogado, no tenemos pruebas para inculpar directamente a ningún estudiante—

—Se lo preguntaré cuando llegue a casa— Empezó a caminar regresando adentro —Por el momento, enviemos está muestra al laboratorio así podremos abrir una carpeta de investigación—

Nos dirigimos al laboratorio, al entregar las muestras, noté que estaban en una bolsa de evidencia bien etiquetada, pero no era letra de Charlie, era una letra ligeramente torcida, con el fin de hacerla más llamativa, obviamente, Jaw Long lo había escrito.

—Parece que tu hijo te admira mucho—dije, sonriendo mientras miraba la bolsa.

—A su manera, le gusta desobedecerme— respondió Charlie, mientras entregaba las muestras al jefe de laboratorio —Es de análisis inmediato, necesito los resultados lo antes posible— Se volvió hacia mí para continuar la charla —Aunque sea un travieso de primera, estoy orgulloso de que haya actuado a tiempo—

—Piensa rápido, podemos estar seguro de que al menos podrá salir rápido de cualquier problema— ambos nos reímos

—Solo espero que no haga un desastre en Cape Cod—

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Mientras Max se iba a hablar con Charlie, me quedé un rato en el estacionamiento, tenía que repasar mi lista mental de todo lo que necesitaba de la tienda, de repente, vi por la ventana al niño asiático pegando un sticker en mi auto, otra vez —¡Eh!? ¿Tú de nuevo?—

—Tu auto es muy aburrido— dijo, sin siquiera mirar hacia arriba mientras sacaba otro sticker de dragón chino de su bolsillo.

"Es un raro" repliqué en mi mente, alzando una ceja, aunque fuera molesto realmente no estaba haciendo nada malo —Oye, ¿y al menos me dirás tu nombre o solo pegarás stickers todo el año escolar?—

—Yue, mi nombre es Yue He— respondió, finalmente girándose hacia mí mientras colocaba el sticker en el parabrisas.

—¿Y por qué no los demás autos? Digo, también son "aburridos"— le pregunté, genuinamente curioso e intentando pasarle el problema a alguien más.

—Ñe— levantó los hombros con desdén —Sing Soo—Ling usando únicamente tonos en blanco y negro, no me lo imagino—

Observé cómo se alejaba hacia la escuela, aturdido por lo que dijo ¿Cómo sabía mi nombre completo? Hablaba como si me conociera de años, miré el nuevo sticker, era un dragón, pero muy similar al símbolo de la familia Lee.

—¡Yut Lung!— lo llamé, sintiéndome intrigado y un poco alarmado al mismo tiempo.

Se detuvo y se dio la vuelta, mirándome con esos ojos fríos, "Increíble, ese ingrato fue asesinado por la mafia tailandesa y de alguna manera renació" pensé para mí mismo.

Regresó y antes de que pudiera decir algo, me jaló hacia una esquina donde había una banca, se subió encima y posteriormente se subió a un muro para alcanzar mi tamaño y me dio una cachetada.

—No vuelvas a llamarme por ese nombre— dijo, cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.

—¿Tu... cómo estás vivo siquiera?— le pregunté, intrigado por su extraña aparición.

—No lo sé, solo pasó y ya— respondió, encogiéndose de hombros, su voz era seria, pero era infantil propia del niño que era ahora —Pero te necesito para algo; ya no tengo dinero y se nota que tú sí—

—¿Dinero?— repetí, incrédulo —¿Y qué necesitas exactamente?—

Yut Lung o debería decir Yue se cruzó de brazos —¿Por qué debería decírtelo? con que me des el dinero es suficiente—

—No me voy a quedar sin respuestas— dije, cruzando los brazos y mirándolo fijamente —Ahora soy dos veces mayor que tú, así que me vas a decir para qué quieres dinero, no porque me digas tu antigua identidad te daré mi billetera—

Me miró sin inmutarse, realmente ha regresado a la vida sigue teniendo los mimos gestos —Quiero agujas de acupuntura— respondió, luego, volvió a darme una cachetada, esta vez por puro gusto lo noté en su sonrisa confiada.

—¿Agujas de acupuntura? ¿Para qué diablos quieres eso?— No solo son costosas sino que para usarlas necesitabas conocimiento y práctica

—Te saqué de la cárcel, pagué tu fianza ¡Me debes dinero! — no respondió mi pregunta.

—Eso fue hace muchos años y nunca te lo pedí— le respondí, eso no significaba que ahora pudiera exigir algo de mí.

—¡Sabes que puedo ponerme a gritar y tú volverías a ir a la cárcel, pero por secuestró— Agh! Tiene razón, si podía manipular a las personas a sus 16 años a sus actuales 12 tendría a cualquiera comiendo de su mentirosa manito.

—Está bien, te comprare tus agujas— dije finalmente, no me queda más que aceptar

—Bueno, vamos— dijo Yue, bajándose de la banca y, para mi sorpresa, se subió a mi auto.

—¡Oye, ¿Qué haces?!— grité, siguiendo sus pasos rápidamente —¡Ahora de verdad pensaran que te secuestre!—

—No lo harán, le dije a la maestra que tenía dolor de estómago y me dejaron ir a casa, solo regrésame antes de la hora de salida— agregó, se notó que no estaba dispuesto a discutir.

—Mas te vale tener todo bien calculado— Arranqué el auto

—Esa es mi forma de trabajar que no se te olvide— Sí y por eso, aunque eres inofensivo tengo miedo de lo que planees.

Pero también puedo hacerle algunas preguntas —No eres el único que tuvo la dicha de volver a la vida, ¿verdad?—

—Es obvio, sinceramente desearía que algunos individuos siguieran muertos pero en su mayoría ninguno está consciente de que esta es su segunda oportunidad, se podría decir que son otras personas—

No esperaba esa respuesta pero si Yut Lung está aquí, cabe la posibilidad de que Lao también —¿Recuerdas a mi hermano?— le pregunte directamente

—No lo he visto, por lo tanto, no puedo asegurarte nada— Quiero hablar con él, no importa si no recuerda nada, Yut Lung ahora tiene una mejor vida.

Lao solo quería protegerme, nos hubiéramos ahorrado muchos problemas.... si tan solo hubiera hablado con él; ahora soy yo quien quiere protegerlo, si es posible lejos de esa escuela.

—Si llego a saber algo de él te lo diré—

Llegamos a la tienda, y lo dejé ir por lo que necesitaba, lo observé tomar una caja de acupuntura y hierbas.

—Oye, tampoco exageres— dije, viendo cómo seguía añadiendo cosas al carrito —Me vas a dejar sin un dólar en mi billetera—

—Esa fianza fue muy costosa— replicó Yue, con tono seco, no tuve más remedio que pagar.

De regreso en el auto, no pude quedarme callado, tenía demasiadas preguntas —Ya tienes lo que quieres. ¿Me dirás qué planeas? —lo interrogué mientras arrancaba el auto.

Yue se quedó en silencio unos segundos, mirando por la ventana antes de responder —No soy estúpido, también sé que alguien está recreando el Banana Fish—

—¿Cómo lo sabes?— estacione el auto para hablar sin tener que concentrarme en el camino

—También drogaron a uno de mis compañeros de clase— No supe que decir, definitivamente estaban usando ambas escuelas como laboratorios teniendo a los niños como ratas para experimentar —Mencionaste a tu hermano, tendrás alguna foto, no lo recuerdo del todo—

Está mintiendo; busque en mi celular la foto, salíamos sonriendo en la serie, extraño a Lao, por favor no me digas que estas involucrado en esto.

Le pase el celular y se quedó callado por varios minutos —Él repartió el refrigerio hoy en la cafetería—

—¿No debería ser muy joven para trabajar?— debería tener 14 años, porque estaría trabajando en la cocina de una escuela

—Exactamente, no trabaja ahí—

Hermano idiota...

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El premio económico, destinado supuestamente a la mejora del laboratorio escolar, el director, embelesado por nuestro "aporte" a la institución educativa, no era más que otro peón en este gran tablero. Lo suficientemente ingenuo para creer en la bondad pura de nuestra fachada, pero lo suficientemente útil como para no subestimarlo.

En un mundo donde las conexiones son la moneda de cambio más valiosa, la imagen del estudiante modelo se alza como el cebo más efectivo, tal como un hombre de traje bien cortado y palabras hábiles podía abrir las puertas de las familias más influyentes, mi falsa imagen de estudiante modelo hacía lo mismo entre los muros de esta institución.

—La ciencia y la experimentación son conocimientos fundamentales para cualquier estudiante, sin mencionar sin mencionar que abre las puertas a los trabajos mejor pagados. Y si podemos ayudar a mejorar las instalaciones, ¿por qué no hacerlo?— dije con la tranquilidad, la precisión un orador experimentado, manteniendo la sonrisa que había practicado hasta la perfección.

Tras la breve ceremonia, donde fuimos aplaudidos y celebrados juntos a más equipos ganadores de la temporada deportiva, algunos estudiantes comenzaron a dispersarse, aprovechando la entrega de aperitivos entre los estudiantes, me acerqué a una de las encargadas con una caja de donas especialmente preparadas, la mujer, tan ingenua como el director, no dudó en aceptar mi petición, llevándose la que llevaba mi pequeño "obsequio" directo hacia Marcus, ya conocía la rutina; las celebraciones solían nublar la vigilancia de cualquiera, y una dona inocente era el envoltorio colorido no levantaría sospechas sobre todo si no va directo a una persona sino a varias.

Pero, como la vida bien enseña, las jugadas más simples pueden ser saboteadas de la manera más estúpida.

Jaw Long apareció golpeando la mano de Marcus haciendo que la dona caiga el suelo antes de que pudiera dar siquiera un bocado.

—¡Es tóxico!— gritó, y de un pisotón aplastó la dona, haciendo que las migajas volaran por el suelo —¡No comeremos nada de lo que provenga de este lugar!, traje comida del restaurante para todos, ninguno de mis amigos va a comer veneno—

Marcus, con la despreocupación de un idiota que no alcanza a ver más allá de su plato, se dejó llevar fácilmente por las palabras de Jaw Long, la mención de la comida bastó para desviar su atención —Bueno, si tú lo dices ¿Qué trajiste? ¡Comida china, increíble!—

Observé la escena desde la distancia, reprimiendo mi frustración. Entonces, mi atención se desvió hacia una figura que entraba al pasillo; la bestia que se me escapo de las manos, casi me hace sonreír —¿Por qué hay tanto alboroto?— preguntó, levantando ligeramente los audífonos que llevaba.

—Premiaron a los equipos ganadores de esta temporada— dijo Jaw Long, colgándose de los hombros de su amigo —Además, como en nuestra clase están algunas de las "almitas bondadosas" del club de béisbol, nos dieron el día libre, así que estaba pensando...—

—¿Qué tienes en mente, Jaw?— replicó Marcus, con la boca llena, apenas prestando atención a la conversación.

Me mantuve oculto entre la multitud, lo suficientemente cerca para escuchar cada palabra sin que notaran mi presencia.

—Es verdad, no te lo dije— de su mochila saco una tablet antigua —Mañana iré con a Cape Cod con Jade a hacer la tarea de arte—

—¿Te invite?— que use audífonos silenciadores es cuanto menos curioso, significa que sigue bajo el efecto de la droga, pero no afecto su capacidad cognitiva, es una suerte.

—Ay tu amnesia, si me invitaste, voy a ir— encendió la tablet y continuo con su charla —Ayer con Jade logramos desbloquearla y hay algunos archivos también bloqueados, pero mira este dice "Cape Cod" así que el misterio se extiende—

—¡Increíble! Vaya chicos llévenme con ustedes— los tres se empezaron a reír, pero eso no era para nada relevante.

Mire con atención hasta que note un detalle de una esquina de la tapa de la tablet, era mi sello, no tenía una tablet cualquiera sino una que le había dado personalmente a my treasure.

—Podría hablarlo con Eiji, si dejo de Jaw Long nos acompañe porque no te dejaría ir a ti— los tres se alejaron hablando sobre el viaje y tonterías infantiles

Confían demasiado entre ellos, si pudiera infiltrar a alguien en su grupo de amigos; podría tener un ojo sobre ellos.

—Shorter...— Sonreí a mis adentros, siempre es más fácil cuando sabes de que hilos tirar

Uno de los nuevos miembros del grupo, fue enviado recién a la primaria para camuflar entre la comida de los estudiantes algunas muestras del banana fish, con dos objetivos claros, encontrar a su hermano menor y vengar a un viejo amigo. Fácil de manipular.

—Tu nombre— Le dije directamente, ya se quién será el espía —Tu nombre actual y el nombre anterior—

—Zheng Shun Yi, antes Lao Yen Tai—

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No había terminado de abrir bien los ojos, y ya estábamos en la camioneta, rumbo a Cape Cod, de alguna forma, Eiji lucía fresco como una lechuga, como si para él no existiera una diferencia entre las 3 de la tarde y las 3 de la mañana.

—Ugh... ¿por qué tenemos que ir tan temprano?— gruñí, hundiéndome en el asiento trasero, con el sueño pegado a los párpados.

—Así llegamos con buen tiempo y podemos disfrutar todo el día— contestó Eiji, con una sonrisa tan despierta que casi me hace cerrar los ojos de nuevo.

—Ni siquiera ha salido el sol...— murmuré, ajustando la capucha sobre mi cabeza y acomodándose contra la ventana.

Papá, mientras tanto, iba al volante, manteniendo sus ojos en la carretera, estaba cantando su canción de viaje y sinceramente ahora más precia una canción de cuna —¿Saben? Cuando lleguen verán que valió la pena levantarse temprano— dijo, guiñándome un ojo por el espejo retrovisor.

—Lo que usted diga señor...— murmuró Marcus, acomodando una almohada improvisada con su chaqueta.

—Oye, oye— Sing se inclinó hacia él, poniendo un tono burlón —¿y no eras tú el que estuvo rogando ayer todo el día para que lo dejarán ir a Cape Cod?—

—Si...— contestó Marcus, suspirando mientras cerraba los ojos —No sabía que esto significaba despertar antes que el gallo—

Me eché a reír, aunque era más un susurro, porque el sueño aún estaba ganando la batalla —Vamos, en unas horas estarás disfrutando del paisaje, créeme, valdrá la pena— Eiji sigue insistiendo que todo es necesario, pero yo creo que saliendo a las 6:00 am también llegábamos temprano.

Jaw Long, a mi lado, ni abrió los ojos, apenas gruñó algo incomprensible y apoyó la cabeza contra mi hombro así que yo me apoye sobre su cabeza, Marcus nos vio y se acomodó en mi otro hombro.

—Buuu mira a los niñitos con sueño pobrecitos mejor los dejamos jajaja—Sing río desde su asiento, parecía tan animado como Eiji.

—Fácil para ti, dormiste temprano —murmuré, dejándose caer en el asiento junto, apenas pude reprimiendo un bostezo mientras me acurrucaba más en la manta que había llevado.

—Yo no dormí temprano, pero esto es todo mental— respondió Sing con tono burlón —Además, ¿no querían aventura?—

—sí, sí... todo mental, es que ya eres viejo, los viejos se levantan temprano como si nada—

—Aja y que hay de Eiji— Bueno Eiji es mayor, pero es diferente

—Eiji no es viejo es un Eiji— creo que el sueño me está afectando

—¿Y tu papá? Es mucho mayor que yo— Sing está intentando conseguir que me castiguen y aún no llegamos, desgraciado.

—Papá solo huele a viejo, pero es más divertido que tu Sing, tu envejeciste prematuramente— Todos se rieron, eso significa que yo gane

De repente, Eiji me pasó un termo.

—Toma, es chocolate caliente, seguro los despierta un poco— dijo, con esa sonrisa que parecía decir que entendía perfectamente cómo me sentía.

A pesar de la hora, no pude evitar sonreír de vuelta y tomar un sorbo antes de pasarle a mis amigos; el chocolate estaba lo suficientemente caliente como para calentarme.

Algo tenía ese chocolate, porque en lugar de levantarnos nos dio tanto sueño que caímos dormidos todo el viaje, cuando finalmente desperté, el auto estaba estacionado, pero no había nadie más que nosotros. Papá, Eiji y Sing nos habían dejado en medio de la nada, al menos no era el desierto, pero sí era un campo bastante desolado, con solo una vieja casa que no mostraba señales de que alguien hubiera entrado.

—Chicos, creo que nos abandonaron— dije mientras movía a Jaw y a Marcus, tratando de sacarlos de su sueño.

—¿Estás soñando? Vuelve a dormir— Jaw balbuceó, girándose y hundiéndose en el asiento sin abrir los ojos, Marcus ni siquiera se movió; seguía en un profundo sueño.

Suspiré, bueno, si nos dejaron aquí, no habrá nada de malo en explorar un poco, bajé mi bicicleta que estaba en la parrilla de la camioneta. Imposible perderme, pensé, mientras guardaba la ubicación en mi celular.

Cape Cod es un pueblo bonito, muy tranquilo; ni siquiera necesitaba los audífonos canceladores de ruido, era más cómodo, aunque todavía sentía los efectos secundarios de la droga.

El silencio del campo era reconfortante, al menos comparado con el ruido ensordecedor de la ciudad.

Pedaleé con fuerza, disfrutando del viento en mi cara; había casas a lo lejos, pero donde estábamos las construcciones estaban separadas por grandes extensiones de tierra, pero vi otra cabaña solitaria cerca, de la que salía humo de la chimenea, alguien debe vivir ahí.

Cuando llegué a la cabaña, noté que había sido un restaurante y que ahora solo quedaba la estructura, deteriorada por el tiempo. En el pórtico, había un letrero viejo y polvoriento que apenas podía leer, justo en ese momento, una figura mayor apareció en la puerta, me miró con un gesto de enojo.

Me observó por un largo rato antes de chasquear la lengua y entrar al viejo restaurante.

—Pff, los viejos son tan malhumorados— murmuré para mí mismo, mientras me encogía de hombros y comenzaba a explorar alrededor.

 

Notes:

Adivinen quien volviooo
Los parrciales me mataron y las tareas posteriores también pero aquí estamos :D la gran mayoría esta aprobado menos programación pero se recupera

Ahora si detallitos del capitulooo
-Abrirán un investigación pero no tienen pistas ni pruebas lamentablemente.
-Yut Lung/Yue aun tiene confianza en Sing, también es la única persona con la que puede hablar tranquilamente de su anterior vida, asi que volverán a trabajar juntos.
-Lao quiere volver a ver a Sing, sus únicos recuerdos son su hermano y el sentimiento de venganza por la muerte de Shorter algo que aprovechara Dino/Ethan.
-Y por último ya fueron a Cape Cod!!!! Jade/Ash se ha reencontrado con su "papá malo" con Jim y tendrán una conversación seria mas adelante. Además se viene discusión fuerte entre el y Max UnU

Eso es todo por hoy no vemos en la siguiente actualización bays

Chapter 21: 19

Summary:

El viejo de la cabaña es un mal padre

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Cuando regresé pedaleando en mi bicicleta, encontré a Jaw y Marcus fuera del auto. Jaw estaba sobre el techo, estirando su brazo en un intento por alcanzar la señal en su teléfono.

Al verme, soltó un grito —¡Ahí estabas, idiota!— me dió un golpe en el hombro antes de jalarme del brazo —¡Ya te iba a llamar! Eiji llegó con el desayuno, tu papá fue a buscar una llanta porque una se pinchó y el tío Sing salió a recoger a unas personas—

Cierto, Sing mencionó que vendría su novia, Akira, también dijo que traería a un amigo de Eiji, Ibe, si recordaba bien.

—¡Entren o se va a enfriar!— escuché la voz de Eiji llamándonos desde la cabaña, nos apresuramos a entrar.

Dentro, el aire olía a avena caliente y galletas frescas, la comida de Eiji siempre era la mejor para empezar el día.

—¡Por fin algo decente para comer!— dijo Marcus mientras se sentaba, sirviéndose una generosa porción de avena.

—Sí, y no chocolate raro— murmuró Jaw, dándome una mirada de complicidad.

Me reí, recordando cómo el chocolate nos había tumbado a todos. Agarré una de las galletas, sintiendo el aroma dulce, por esto la espera valió la pena.

—Después del desayuno, me ayudará a limpiar la casa— anunció Eiji, sin darnos muchas opciones.

Los tres asentimos, sin poder quejarnos; La casa realmente estaba cubierta de polvo, aunque era de Eiji, se notaba que no venía muy seguido ya decir verdad, esta era la primera vez que me traía.

Terminamos de comer y en silencio cada uno tomó una escoba o un trapo, listos para sacar brillo a cada rincón. Jaw intentaba espantar el polvo a puros golpes, mientras Marcus y yo limpiabamos de forma más ordenada. Eiji, por su parte, parecía disfrutar de vernos trabajar, revisando los lugares que ya habíamos limpiado.

—Oye, Jade, ¿Soy yo o Eiji nos está poniendo a hacer su trabajo sucio?— bromeó Jaw, levantando una nube de polvo al sacudir un cojín.

—Típico de él—respondí, me encogí de hombros, siempre me ponía a limpiar.

Mientras tanto, Marcus encontró un viejo álbum de fotos cubierto de polvo en un estante —Oigan, ¡miren esto!— dijo, con los ojos brillando de curiosidad.

Eiji se giró, viendo el álbum en sus manos, y aparentemente con un toque de nostalgia —Podemos ver algunas fotos después de que terminemos— dijo —Pero solo si la casa queda limpia—

Nos apresuramos en limpiar, llamados por la curiosidad de ver lo que contenía el viejo álbum, una vez que la casa quedó reluciente, aunque estábamos cubiertos de polvo, seguimos a Eiji por toda la casa, rogándole que nos mostrara las fotos, al final. , suspir y se rindi.

—Está bien, está bien— dijo, sonriendo y abriendo el álbum en la sala.

Eiji señaló una foto donde salía un hombre de barba y bigote, y un chico sonriente, estaban en el aeropuerto y por más letras del fondo estaban en el aeropuerto de Nueva York.

—Ese es Ibe— dijo Eiji —Y ese de ahí... bueno, ese soy yo—

Jaw Long y Marcus se acercaron más, a la foto con interés. Yo, en cambio, me quedé mirando a Eiji, notando en su expresión de melancolía.

—¿Cuántos años tenías aquí?— preguntó Marcus.

—Diecinueve, fue cuando vine a Nueva York por primera vez— respondió Eiji, y pasó la página para mostrarnos otra foto.

En esta, se veían las calles cerca del aeropuerto; probablemente de las primeras fotos que tomaron al llegar. Me acerqué un poco más, sentí la necesidad de confirmar.

—Es el amigo que viene hoy a visitarnos, ¿verdad?— preguntó, sin apartar la vista de la foto.

—Sí, el mismo, él es Ibe-san— afirmó Eiji con una sonrisa.

—Ibe-san...— repetí, imitando su acento japonés con una sonrisa, entonces, me surgió una idea y lo miré entusiasmado —Eiji, ¿me enseñarías japonés?—

Por alguna razón, pensé que aceptaría de inmediato, pero en cambio negó suavemente con la cabeza —No es algo que necesites, Jade—

Un poco decepcionado, desvié la mirada hacia el álbum de nuevo que estaba lleno de fotos de las calles de Nueva York, la mayoría capturadas con tal precisión y sensibilidad que podrían ir directo a su galería; las luces, los edificios, la gente... ¡Eiji había captado algo único en cada imagen! pero justo cuando la curiosidad parecía interminable, cerró el álbum de golpe.

—Bueno, ya saciaron su curiosidad— dijo, mirándonos con una sonrisa —Ahora vayan a jugar afuera y ustedes dos— señaló a Jaw ya mí —No iban a buscar un buen paisaje para su tarea de arte—

Nos miramos, sabiendo que nos estaba cambiando el tema a propósito, pero obedecimos, porque, a fin de cuentas, no tenía sentido presionarlo; A veces, Eiji parecía tener algo que no quería compartir, algo que guardaba solo para él, sin decir nada más, tomamos nuestras cosas y salimos.

—Vamos, seguro que encontramos algo interesante por ahí— dijo Jaw, intentando darle algo de emoción al paseo.

Asentí, y mientras caminábamos, pensé en todas esas fotos, había algo en ellas, algo que hacía que Nueva York pareciera tan familiar, y sabía que cada imagen tenía un pedazo de la historia de Eiji.

Alcancé a mis amigos; no estaban lejos, cerca del camino había un gran prado de girasoles que brillaba bajo el sol. Jaw, entusiasmado, comenzó a pintar, llenando su lienzo de colores neón. Marcus, aunque no tenía tarea de arte, decidió unirse solo por diversión; Yo, en cambio, estaba distraído, pensando en cómo alegrar a Eiji, así que, en lugar de pintar, me dediqué a recoger algunos girasoles y flores silvestres, usé una hoja grande para enrollarlas y creé un ramo sencillo pero bonito.

De repente, Jaw señaló hacia el camino, donde un auto se acercaba.

—¡Ahí vienen!— exclamó.

Vimos cómo el auto pasaba de largo, así que salimos corriendo detrás de ellos, cuando el auto se estacionó en la entrada, vi que bajaban Sing y una mujer asiática bastante bonita, ella debía ser la famosa Akira, me picó la curiosidad, y sentí el impulso de molestar un poco a Sing.

Todavía con el ramo en la mano, me acerqué a la mujer —Encantado de conocerte, mi nombre es Jade, y tú debes ser Akira, bienvenida—

Ella parecía ligeramente sonrojada, y no pude evitar notar la expresión de Sing, que estaba roja, aunque más que vergüenza era ira, aproveché el momento para continuar con mi broma.

—Y estas flores...— dije, finciendo que eran para ella —Son para alguien especial— Le di una flor a Akira como una pequeña cortesía, pero luego giré hacia Eiji y le entregué el resto del ramo —Son para Eiji—

La expresión de Eiji pasó de sorpresa a una mezcla de risa y algo de vergüenza, Sing susspiró, pero Akira rio suavemente, aceptando la broma con gracia, fue un momento divertido, y la expresión de Eiji me hizo sentir que, aunque fuera solo por un instante, había logrado alegrarlo.

Él tomó el ramo con una expresión emocionada, pero en lugar de decir "Gracias, Jade", susurró —Gracias, Ash...— Fue solo un susurro, tan suave que nadie más lo escuchó, ya que todos seguían riendo por mi ocurrencia. , pero yo lo escuché claramente, sinceramente nunca supe de donde salía ese nombre.

Incluso había conocido a mi mejor amigo con otra identidad y viceversa. Algo que realmente me causaba sentimientos encontrados pero no al punto de incomodarme, tomaba ese nombre como un apodo.

Detrás de Akira, un hombre caído del auto; Tenía que ser Ibe, entonces lo saludé con una sonrisa.

—¡Ibe-San!— dije, y detrás de mí, Jaw Long y Marcus se unieron a mí —¡Ibe-San!— exclamamos los tres al unísono.

Pero no esperábamos su reacción. Ibe, al vernos, se quedó como congelado, los tres nos quedamos mirándolo —Señor, ¿se encuentra bien? —preguntó Marcus, chasqueando los dedos frente a su cara.

—Sí, sí, todo bien— respondió Ibe, soltando una risa incomoda —No se preocupen—

Aproveché el momento y, en voz baja, les susurré a mis amigos —Se ve más viejo que mi papá—

Jaw Long y Marcus soltaron una carcajada casi de inmediato, incapaces de contenerse. Eiji, que estaba a nuestro lado, me lanzó una mirada de reproche —Jade, eso es muy grosero— me regañó, aunque sus labios temblaban en una sonrisa contenida.

Puse mis manos en mi bolsillo finciendo rebeldía —Ni siquiera estoy diciendo mentiras—

Jaw Long y Marcus no pudieron parar de reír, y hasta Akira se cubrió la boca, tratando de no reírse. Ibe levantó las cejas y nos miró a todos, claramente confuso por la reacción.

—Vaya, ni bien llego y ya me están analizando— dijo, poniendo las manos en la cintura y finciendo estar ofendido —Supongo que todos creen que son unos jovencitos eternos, ¿eh?—

—¡Eso es!— respondió Jaw Long, sonriendo con picardía

Ibe terminó riendo junto con nosotros, y el ambiente se alivió; excepto por alguien, Sing estaba a un lado rodando los ojos.

—Pareces un tomate— dije, exagerando mi tono para provocarlo un poco más.

Él entrecerró los ojos, claramente irritado, y sin decir nada más, me dio un golpe en la nuca —Cállate—

Akira se unió a mi broma, riéndose entre dientes y diciéndole a Sing —Tú practicas boxeo, ten cuidado, qué bruto eres—

No iba a dejar pasar la oportunidad de seguir molestándolo, así que finmí que el golpe me dolía —¡Duele, duele!— me quejé, llevándome la mano a la nuca —¡Míralo! Es un bruto— dije, señalándolo —Ni siquiera te dio un regalo cuando llegaste, Akira. ¡Al menos yo compartí el regalo de Eiji!—

Ella ascendió, siguiéndome la corriente —Tienes razón, qué malo es— dijo, finciendo decepción y lanzándole una mirada cómplice.

Sing, al vernos a todos riendo, cruzó los brazos y suspir, murmurando algo para sí mismo —Ya, ya... sigan riéndose a gusto— dijo, alzando las manos rindiendose.

—Ya Sing son bromas— Akira puso sus manos sobre el hombro de Sing y dejó de estar rojo de vergüenza e ira, calmándose por completo.

Vaya con que así se ve el amor

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Después del almuerzo, vi a Ibe sacar una gran cámara profesional, él y Eiji se pusieron a tomar fotos, ajustando ángulos y detalles, me acerqué un poco para observarlos; mis amigos seguían pintando pero yo prefería quedarme viendo cómo Eiji e Ibe sacaban fotos, disfrutando de cómo reían entre ellos cuando alguna toma les salía especialmente bien.

—¿Quieres intentarlo, Jade?— me preguntó Ibe de repente, alzando la cámara en mi dirección.

Me emocione demasiado no creí que me dejaran intentarlo —Claro, ¿Cómo se usa?—pregunté, acercándome.

Ibe me mostró cómo ajustar el enfoque y los diferentes modos, junto a Eiji.

Coloqué la cámara hacia el campo y tomé una foto, pero por el nerviosismo la foto que tomé salió movida; la cámara era más pesada de lo que esperaba y temía dejarla caer; después de varias tomas, un viento repentino hizo volar mi sombrero; me lo había regalado mi mamá, y si lo perdía sabía que se enojaría mucho pero MUCHO!.

—Iré a buscarlo, ya regreso— dije sin esperar respuesta, tomé mi bicicleta para seguirlo.

—¡No tardes! ¡Parece que va a llover!— me gritó Eiji, y asentí con la cabeza.

Pedaleé rápido, sintiendo cómo el viento frío era más fuerte; el sombrero voló hasta el viejo restaurante, y al llegar, vi al anciano intentando quitarlo de su pórtico, donde se había enredado en la madera desgastada.

—¡Buenas tardes, señor! ¿Podría devolvérmelo?— dije con educación, tratando de ser amable a pesar de la lluvia que comenzaba a caer con fuerza.

Sin embargo, su respuesta fue un seco —¡Lárgate!—

El tono grosero me hizo retroceder un paso, frustrado, miré el sombrero, que se balanceaba, y luego a él, no podía simplemente irme sin hacer nada.

—Solo necesito mi sombrero— insistí, tratando de mantener la calma.

Pero el viejo se volvió a ignorarme, me acerqué un poco más, sabiendo que si no lo recuperaba pronto, terminaría destrozado.

—Oiga, no quiero problemas, solo deme mi sombrero y me iré— insistí, manteniendo la voz firme.

De repente, un rayo cayó muy cerca de nosotros, iluminando todo el cielo y haciendo un estruendo que me hizo dar un brinco, el hombre también se sobresaltó, lanzándome una mirada seria pero algo menos hostil.

—Mejor entra, o te vas a rostizar ahí afuera— dijo finalmente, alcanzando el sombrero y dándomelo.

Antes de que pudiera decir algo, prácticamente me arrastró dentro de la cabaña.

—Gracias…— murmuré, tratando de acomodarme mientras la tormenta se desataba con fuerza afuera.

La cabaña era oscura y tenía un olor rancio, pero al menos estaba a salvo la lluvia. El hombre cerró la puerta de golpe y me lanzó una mirada rápida, sin decir nada más.

Al menos había señal, así que tomé mi celular justo cuando entraba una llamada, al ver el nombre de Eiji en la pantalla, contesté de inmediato.

—¡¿Dónde estás?!— preguntó, con la voz llena de angustia.

—Estoy en una cabaña… ¿viste el restaurante que se ve desde la casa? Bueno, estoy aquí— le expliqué rápidamente.

Pude oír cómo soltaba un suspiro de alivio —Aún vive alguien ahí?— preguntó, sorprendido.

—Sí, vive un anciano— le respondí.

—Pásamelo, quiero hablar con él— dijo, y luego de un segundo de duda, asentí.

Me acerqué al hombre, que estaba parado a mi lado, observándome en silencio, como la cabaña estaba en completo silencio, él había escuchado perfectamente, extendiendo su brazo hacia mí con una expresión de fastidio y tomó el celular sin decir una palabra.

—Diga— respondió, alejándose.

Intenté seguirlo, curioso por saber lo que decía Eiji, pero el hombre me lanzó una mirada de extremo enojo que me hizo detenerme.

—Con que eres tú?— murmuró el hombre en un tono áspero, hubo una pausa y luego continuó —Es tu hijo acaso?— Nuevamente una pausa —Bien —dijo el hombre, con un tono de impaciencia —Cuando termine la tormenta , lo enviaré de regreso, no pienso pasar más tiempo del necesario con él—

Acto seguido, colgó y me lanzó el celular sin mirarme, con la misma expresión molesta.

Nos quedamos en absoluto silencio, sentados en lo que solía ser la zona de mesas para clientes, ahora cubierta de polvo y telarañas en las esquinas, él estaba concentrado en su periódico y yo en mi celular, pero la incomodidad era tan palpable que casi podía Oye el silencio entre nosotros.

Después de un rato, el hombre susspiró, finalmente rompiendo el hielo con una voz áspera —¿Cómo te llamas?— preguntó, como si estuviera resignado a que nos quedaría un buen rato juntos.

—Jade— respondió, manteniendo la vista en mi celular pero levantando un poco la mirada para verlo de reojo.

Él frunció el ceño, algo extrañado, y luego me lanzó otra pregunta —¿No tienes otro nombre?— inquirió, arqueando una ceja, como si mi nombre le hubiera caído mal.

No pude evitar una pequeña sonrisa burlona al responder —Le incomoda?—pregunté, divertido —También me llaman Ash, si mi nombre le molesta tanto—

Su rostro se tensó, y aunque volvió a su periódico, no dejó de notar el leve gruñido que soltó, como si la sola mención del nombre hubiera tocado algo profundo, incluso murmuró algo entre dientes, pero no logré escucharlo.

Intrigado, dejó mi celular de lado, observándolo de reojo mientras él mantenía la vista fija en el papel, aunque se notaba que ya no estaba leyendo.

Observé el bordado y el mandil que colgaban del viejo perchero, detalles que no encajaban —¿Usted tiene familia?— La conversación parecía haberse convertido en una tira y afloja entre preguntas incómodas y respuestas bruscas.

Sin levantar la vista del periódico, respondió secamente —No— Su respuesta sonó tajante, pero no le creí.

—Es mentira —recalqué, mirándolo con una mezcla de desafío y curiosidad.

Alzó una ceja y, después de un momento de silencio, contestó —Están todos muertos, tres metros bajo tierra, ahí tienes tu respuesta—

Un silencio pesado cayó entre nosotros, me arrepentí un poco de haber insistido, pero no estaba dispuesto a dejar que me intimidara tan fácil.

Volví a mi celular, buscando cualquier excusa para evitar mirarlo, pero esta vez fue él quien rompió el silencio.

—¿Tú tienes familia?— me devolvió la pregunta, aunque su voz parecía tener algo de curiosidad detrás de su tono áspero.

—Soy adoptado— respondí, restándole importancia.

—Con razón— murmuró él, como si eso explicara algo.

Levanté la vista, frunciendo el ceño. ¿A qué quería llegar con ese “con razón”? El comentario me dejó con una incomodidad extraña, como si estuviera insinuando algo.

—Con razón ¿qué?— preguntó, mi tono un poco desafiante.

El hombre suspir, plegando el peridico considerando si vala la pena responderme o no —Pareces una prostituta para degenrados—

—Bien, ¿a qué vino eso?— me enojé, levantándome de la silla de un salto, camine hacia él, acercándome hasta quedar frente a frente, sin importarme su mirada helada.

Él solo arqueó una ceja —Tu ropa, tu forma de andar— replicó, como si esa fuera una razón suficiente —Tendrás entre 13 y 15 pero usas ese overol y caminas con las manos en los bolsillos de tu chaqueta, en mi opinión atraerás a muchos degenerados con eso— La manera en que lo decía, con un desdén tan casual, me hizo querer gritar.

—¡Uy, claro, déjame preguntarle a tu familia si opina lo mismo!— contesté, mi tono retador; le había dado donde dolía, porque en su rostro apareció una sombra de enojo.

Se levantó lentamente, y su altura me sacaba ventaja, pero no tenía miedo. Lo único que sentía era una rabia creciente, una chispa que me impulsaba a enfrentar su odio con la misma intensidad.

—Sabes por qué te ves como una prostituta?— preguntó con desprecio —Porque eres el arquetipo de personas que le gusta un japonés japonés—

Comprendí de inmediato a quién se refería, y su insinuación me hirió, estaba hablando de Eiji, la rabia que sintió antes se duplicó, no iba a permitir que hablara de él de esa forma.

—Ah, ¿sí? Bueno, que yo sepa, tu hijo era igual, ¿no?—dije, señalando un cuadro sobre el mostrador.

Sin previo aviso, el hombre tomó el cuadro y, con un movimiento furioso, lo rompió contra la mesa, haciendo que los fragmentos de vidrio volaran en todas direcciones.

—¡Fue una prostituta!— gritó, su voz temblando de ira y resentimiento —Murió como una prostituta, y tú serás igual, ¡exactamente igual!—

Otro rato cayó, está vez la luz se cortó lo que nos dejó a oscuras, solo iluminados por los temas verdaderos y rayos que caían desencuando.

—No sabes nada— murmuré, mi voz cargada de amargura —No sabes nada de mí, ni de Eiji—

El hombre me observó, sus ojos oscuros y cargados de emociones contradictorias, algo en su mirada pareció suavizarse por un instante, pero volvió a soportarcerse en un segundo —Tal vez no eres una prostituta, eres un perro de reemplazo—admitió, su voz ahora más baja, casi un susurro —Muere uno y consigue otro idéntico para fingir demencia—

—Creo que la soledad a comenzó a dañar esa fea y vieja cabeza tuya— Me acerque sin tener una pizca de miedo, sus palabras duelen pero no le voy a dar el gusto —Puede que estes celoso de que al menos yo tengo a alguien a quien recurrirá ¡En cambio tu no estás aquí solo pudríendote en tu cabaña!—

—Se de lo que hablo se que pasa con las personas como tú, todo por ese japonés— No soporte más, no aguanto sus gritos y acusación, levanté la mano pero fue más rápido que yo.

El sonido del golpe que me dio en la mejilla fue tan fuerte que incluso parecía que había detenido la lluvia por un segundo —Por qué tienes tanto odio? ¿Por qué me acusas sin saber nada de mi vida? ¡¿Por qué odias a Eiji?!—

—¡ÉL MATO A MI FAMILIA!—

Nos quedamos en silencio, pero luego de varios minutos empecé a reír, lo que dijo era una completa estupidez, Eiji, la persona más buena y amable del mundo, como un asesino, simplemente no tiene sentido.

—Enserio, quieres que te crea— le dije sentandome en una silla —Posiblemente te confundas de persona los asiáticos son muy "similares" entre si—

—Hace 14 años...— Empezó a hablar, parecía que la ira se había desvanecido por golpeteo del hombre que hace solo unos instantes lo veía capaz de estrangularme —Vivía tranquilamente con Jennifer, mi tercera esposa, para ese momento mi hijo mayor Griffin había quedado discapacitado tras volver de la guerra, no caminaba y su mente estaba perdida, y mi otro hijo Aslan, Aslan Jade...— Asi que por eso le afecta mi nombre —Como dije era la prostituta de un mafioso, él llegó junto a varias personas a interrumpir mi tranquilidad—

Hizo una pausa para soltar una risa amarga al punto de sonar diabólica

—Pero te recalcó uno, un japonés, de cabello negro, ojos marrones, Okumura si no mal recuerdo el apellido— Mi expresión cambio por completo y él lo disfruto

—Mostraba un gran interés en mi hijo bastardo, era mutuo— Nuevamente una maldita pausa —Y sabes que sucedió, los perseguía la mafia, llegaron e irrumpieron en el restaurante, asesinaron a Jennifer y me hicieron de bala—

Se levantó y camino hacia mi tomándome del rostro —En ese momento oculte su culpabilidad y los deje ir pero sabes que sucedió, el bastardo murió—

Me quedé procesando sus palabras, Eiji estaba dentro de la historia pero —Eso no explica porque dice que Eiji mato a tu familia—

—Es fácil, me entró el tiempo después de que Griffin murió por su descuido; los mafiosos que mataron a Jennifer buscaban al bastardo y él lo llamo delatando que estaba aquí, ¿Con que nombre lo llamo? cierto lo llamo Ash— ya tenía sus manos sobre mi así que no le costo nada apretar mis mejillas de manera brusca —Y él buena una ilusión lo llevo a la tumba—

—Eso no convierte a Eiji en un asesino, sería más bien una víctima, una víctima que estoy seguro es la razón por la cual...— Derrame algunas por Eiji, esa debe ser la razón por la cual vive sumido en la tristeza — Por la cual sufre hasta hoy...—

Él me soltó y no nos dirigimos la palabra nuevamente; La lluvia fue disminuyendo, y yo empezaba a tener frío, la ropa se estaba secando en mi encima, terminaré resfriado a este ritmo.

El hombre se fue adentro, volvió varios minutos después con una caja —Quítate esos trapos húmedos y ponte algo de aquí, si hay algo que te guste puedes llevártelo—

Solo asentí y empecé a rebuscar entre la ropa, en su mayoría eran camisas muy antiguas pero cualquier cosa era mejor que el overol húmedo, tome una camisa verde claro y unos pantalones marrones, realmente me quedaban grandes y solo pensaba en que debía crecer.

—¿No quieres nada de esto?— preguntó incrédulo de que enserio me regalará la ropa

—No hay quien las use, ya no quiero guardar cosas viejas— Me observa para luego seguir hablando —Te ves más decente—

Decidí que momento de seguir cuestionando lo —Asi que realmente odiabas a tus hijos— dije mirando el cuadro roto

—El mayor pudo ser un héroe, realmente hubiera estado orgulloso si regresaba o moría en batalla pero al quedar tan mal por el abuso de sustancias... Simplemente una decepción— se sirvió un vaso de licor y me ofreció un refresco —Estas usando su ropa ahora mismo—

Me mire, eso explicaba el cambio de actitud del hombre —Sabes cualquier otro padre en vez de decepcionarse de su hijo hubiera intentado hacer algo por él— tome la botella de refresco pero no la abrí —Fuiste un mal padre ¿verdad?—

—Lo fui y no hay como enmendar eso— finalmente recogió el marco y lo devolvió a su lugar —No hay nada que arreglar es como el vidrio—

Tiene razón pero también actúa tan irracional, lleva mi mano a mi mejilla realmente me golpeó fuerte no me sorprendería si está morado

—¿Quieres hielo para eso?— dijo dejando el vaso de licor dispuesto a levantarse por lo ofrecido

—No, así está bien— use la botella helada como bolsa de hielo

—Como quieras—

Nuevamente caímos en un largo silencio.

Recordé la tablet y dado que es la persona más enigmática que posiblemente exista en todo este pueblo, porque no preguntar.

—Se te ocurre una buena contraseña para un documento que lleva por título "Cape Cod"— por su expresión posiblemente ni siquiera me entendió

—Agh, no se ¿Es alguna especie de seguridad? ¿Cómo una caja fuerte? Usaría números—que viejo tan insufrible

—Serían más letras— sugerí

—Casa?— ¿Porque estoy jugando a las adivinanzas con él? —Mira ya dejo de llover lo suficiente para que agarres tu gorrito, tu nueva ropa y te vaya de aquí—

—Ya me voy— puse mis cosas y todo lo que pude en la canastilla de mi bicicleta, y antes de salir me gire una última vez hacia él

—¿Que quieres, un beso en la mejilla? Ya lárgate de aquí—golpeó su vaso contra la mesa con tanta fuerza que fácil y lo rompía.

—Eres un pésimo padre, Jim—

Notes:

Actualizaciooon!!! 👍✨

Detallitos del capitulo:
-En parte y para desgraciada, Sing tiene razón, como dijo en capítulos anteriores Jade/Ash está estancando a Eiji 😞.

-Eiji cree fielmente que Ash a vuelto en Jade y es verdad pero también tiene conflicto en como tratarlo, por eso en momentos lo llama Ash al punto que Jade cree que es un apodo.

-Como lectores sabemos que Ash y Jade son la misma persona, pero han vivido experiencias diferentes, lo que les da actitudes diferentes.

-Recuerdan el pov de Jade? En dónde llama a Jim "papá malo" bueno al final de este capitulo lo ha recordado un poco, por eso lo llama por su nombre al irse cuando en ningún momento Jim se lo mencionó.

-El álbum contiene fotos de tiempo que estuvieron que Cape Cod y por eso no se los quería mostrarlo a los niños, pero ya será más relevante

 

Sin más esperó les haya gustado el capítulo, no vemos pronto bays, ❤️

Chapter 22: 20

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Regresé a la casa bajo la lluvia aunque era leve termine completamente empapado, de nuevo, la ropa seca que me dio el viejo amargado fue en vano; además, no podía entrar a la casa así, mojaría todo el piso, me sacudí un poco y escurrí un poco la camisa antes de tocar la puerta.

Papá fue quien me abrió, desde el primer momento supe que estaba molesto; tenía los brazos cruzados y una ceja levantada, mirándome fijamente.

—¿Me puedes explicar por qué decidiste no volver apenas empezó a llover?— dijo, con las brazos cruzados y la ceja levantada de enojo

Yo solo suspiré, preparándome para la conversación que venía, sabía que lo había hecho enfadar.

Intenté sonreír, pero la verdad es que la frustración me ganaba —Perdí el sombrero y tuve que ir tras él, al menos lo recuperé, ¿no?— dije, como si eso fuera suficiente excusa, sabía que no lo sería.

Papá frunció el ceño, claramente no satisfecho con mi respuesta —De eso estoy seguro, sin embargo, Jade, eso fue irresponsable— me regañó, evité mirarlo a los ojos.

—Ya sé, ya sé... pero ya estoy aquí, ¿no?— murmuré, al ver que papá no parecía convencido, intenté suavizarlo —Lo siento, papá, no fue la mejor decisión...—

Papá soltó un suspiro y, por un momento, pareció debatirse entre continuar el regaño o dejarlo pasar.

—Ven, vamos a secarte antes de que te enfermes. Y no más aventuras bajo la lluvia, ¿entendido?— dijo, poniendo una mano en mi hombro y guiándome hacia adentro.

Apenas entramos, Eiji se acercó de inmediato —¿Estás bien? Nos tenías preocupados— dijo, pasando una toalla alrededor de mis hombros.

—Estoy bien, solo... un poco empapado —respondí, tratando de sonar despreocupado, ñero al recordar todo lo que había pasado en la cabaña, me costaba sacarme el mal sabor de boca.

Mientras me secaba, Jaw y Marcus se acercaron con curiosidad, sabía que ellos querían detalles, pero sinceramente no tenía ganas de hablar de eso, al menos no ahora.

—Pudiste encontrar el sombrero, al menos— Jaw, tomo el sombrero que sostenía y lo escurrió afuera para luego entrar y colocarlo en mi cabeza

—Sí, lo recuperé... aunque fue más complicado de lo que esperaba— admití, intentando forzar una sonrisa.

Papá solo negó con la cabeza, pero esta vez parecía un poco más tranquilo —A veces eres más necio de lo que me gustaría— por fin papá dejo de estar enojado —Anda, cámbiate de ropa antes de que te resfríes de verdad—

Jaw empezó a rebuscar en la canasta de mi bicicleta donde había traído toda la ropa que me regaló el viejo —¿Y de dónde sacaste toda esta ropa?— sacó una camiseta arrugada y la miró con curiosidad, luego sacó otra prenda más y me miró como esperando alguna explicación.

—Me la regalaron— Al ver su confusión seguí explicando —Fue el viejo de la cabaña dijo que no quería seguir guardando cosas viejas y me dio todo eso—

Mientras hablaba Eiji notó mi mejilla y me tomo del rostro, a comparación del viejo el agarre de Eiji era delicado.

—Jade... ¿Qué te pasó?— preguntó, rozando suavemente el lugar donde se estaba formando el moretón.

Papá frunció el ceño y se cruzó de brazos, esperando mi respuesta, debía inventar algo rápido —Fue... un accidente—murmuré, apartando la mirada y fingiendo que revisaba la ropa en la canasta —El viento era fuerte y me resbalé—

Marcus, que también estaba allí, se inclinó hacia adelante, claramente desconfiado —¿Segurísimo que solo fue eso? Porque si te hubieras caído tendrías la ropa llena de barro—

—Bueno verás está no es mi ropa me cambié allá— eso pareció convencerlos o al menos a mis amigos y por fin dejaron el tema de lado, por suerte, tampoco quería decir que me había dejado golpear.

Eiji y papá intercambiaron una mirada, ellos aún dudaban pero pero intenté mantener la calma. No podía decirles la verdad, no ahora.

—Sí, estoy seguro, solo quiero darme una ducha— dije intentando esquivar más preguntas.

Papá soltó un suspiro —Esta bien, solo no vuelvas a hacer eso, ¿si?— dijo, su voz cargada de cariño y paciencia.

Asentí, sintiéndome aliviado de que, al menos por el momento, no me presionaran más.

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Me encerré en el baño, lleve a escondidas la vieja tablet, seleccione el documento que decía Cape Con con la contraseña, tecleé colocando una fecha que por algún motivo volvió a mi cabeza y el documento se abrió

Apoyé la tablet contra el lavamanos, mirando fijamente las fotos mientras intentaba procesar lo que veía, pasé a la siguiente imagen, y ahí estaba otra vez: papá, más joven, con una sonrisa despreocupada y cubierta de grasa, reparando una camioneta, junto a él estaba Ibe-San, también más joven, con esa misma expresión entusiasta.

Pasé a la siguiente foto, esta vez no estaban arreglando la camioneta, sino en qué estaban en el pórtico de la casa y de fondo muy lejos que apenas se distinguía, dos siluetas, que no conocía pero al mismo tiempo habia esa sensación extraña de ver una antigua foto...

Tragué saliva y continué, las imágenes parecían ser fragmentos de algo que yo desconocía.... que desconocía actualmente...

En una, papá abrazaba a dos jóvenes, el primero lo reconocí al instante era Eiji, era tal cual la foto que nos mostró de su álbum pero también estaban con un chico de cabello rubio, de expresión más sería.

Levanté la vista directo al espejo... Mire la foto y el espejo y la foto de nuevo, poniendo la tablet la lado para ver qué no me confundía ni era mi imaginación.

—Soy exactamente igual...— Claro que la persona de la foto era evidentemente unos cuantos años mayor pero después éramos idénticos.

Suspiré, dándome cuenta de que necesitaba saber más, abrí la ducha y dejé el agua corriendo para que no sospecharan, asegure la puerta por si las dudas; necesito respuestas pero no iba a decirle "Papá encontré una tablet en un edificio de mala muerte y sales tu mira".

Saque mi celular y usando la búsqueda por imagen esperaba encontrar alguna respuesta, con suerte y está persona misteriosa tenía redes sociales; entre los resultados además de muchas personas similares, una llamo mi atención, era de esas fotos que sacan a las personas que son arrestadas, el título decía:

"Joven lider de pandilla muere al ser trasladado al Centro de Salud Mental"

Sentí un escalofrió en la espalda. Mire nuevamente la foto si imitaba la expresión... daba incluso mas miedo. Oí que tocaban la puerta, y apagué la tablet rápidamente.

—Jade, ¿estás bien ahí?— Era papá, detrás de la puerta —Te estas tardando demasiado ahí dentro—

—Sí, ya salgo— contesté, antes me meterme a la ducha, me bañarme y me vestí en tiempo récord, y guardé la tablet bajo una toalla.

Abrí la puerta y lo primero que hice fue tirarme a sus brazos escondiendo mi rostro en su pecho, papá retrocedió por el empujón que le di al abrazarlo —Alguien se puso de cariñoso abrazando a este viejo—

—Eres mi papá puedo abrazarte todo el tiempo que yo quiera y cuando quiera hacerlo— Levante la mirada, realmente papá no parece del tipo de personas que se involucrarían en eso, pero lo hizo.

—Es bueno que no seas un rebelde con la edad que tienes— Un rebelde, a quien podrías estarte refiriendo.

—Aun puedo serlo— Imite la expresión del pandillero de la foto, los ojos fríos y sin pisca de alegría.

Esperaba alguna reacción como un "No juegues" o "Deja de ponerme esa cara" pero su reacción fue aun mayor, sus ojos expresaron miedo, estaba desconcertado y teniendo esa mirada de como si hubiera visto un fantasma solo puso su mano en mi rostro.

—Estas imitando a tu madre cuando esta enojada, muy chistoso... je— Esta mintiendo, papá es horrible mintiendo —Solo ella puede asustarme con solo ponerme sus ojos de bala— Siguió sin quitar su mano —Bueno en unos minutos vamos a cenar asi que bajas en cuanto te llamen—

Y dicho eso se fue, aproveche tomar la tablet y regresar a la habitación donde me estaba quedando con mis amigos, ellos estaban ahí por suerte no debería ir a buscarlos.

—Desbloquee un archivo— Con eso llame rápidamente su atención.

Habían venido principalmente por el misterio de la tablet; Marcus cerro la puerta con llave mientras que Jaw saco el diario

—Vamos vamos, muéstranos que contiene— Marcus no cabía en su emoción, le entregue la tablet desbloqueada y ellos fueron pasando las fotos —Ese es tu papá y esta con Ibe-San, ¿Y si ellos son amigos de los policías que estaban en el edificio?— Esa era un buena teoría.

Mientras Jaw Long, estaba garabateando en un cuaderno —Mire en este cuaderno vamos a registrar todo lo que sabemos de este misterio— El papá de Jaw es detective y él lo acompaño a muchos casos, asi que es lógico que sepa sobre esta clase de cosas —Anota las claves que tenemos hasta ahora y la teoría de Marcus— Me entrego el cuaderno e hice lo que me dijo

—Mira este se parece mucho a ti Jade— Marcus me mostro la imagen que me había causado tanta angustia —Dijiste que tenias un hermano mayor asi que es obvio que es él—

—No Marcus, no es su hermano— Jaw lo corrigió —Michael tiene el cabello castaño, casi pelirrojo— luego dijo algo que nunca se me hubiera pasado por la cabeza —Ya se él podría ser tu padre biológico, Jade—

—Oye eso tiene sentido, mira nada mas es como si hubieran hecho copiar y pegar— Con lo que dijo Marcus mire la foto de manera diferente pero no sentía que esa fuera la verdad —Además en la foto hasta aparece Eiji, eso explicaría porque te cuida tanto, eres el hijo de su mejor amigo—

Los mire mientras ellos intentaban seguir conectando hilos con esa teoría, lo pensé un rato, realmente no creía en esa teoría, para empezar tampoco les había dicho lo que descubrí.

—Hay algo mas— les entregue mi celular donde estaba la búsqueda que hice, se tomaron su tiempo para leer, lo que me resultaba realmente incomodo

—Bueno, con eso tenemos la explicación de su ausencia— Jaw tomo la libreta y anoto esa nueva teoría en el cuaderno

—Niños a comer— Eiji grito desde el piso de abajo, la comida olía realmente bien —Bajen o le voy a dar a Buddy sus postres—

Mis amigos dejaron todo rápidamente para ir a comer, y lo hubiera hecho igual pero me tome mi tiempo en volver a mirar la foto, pero no vi a mi supuesto padre biológico me fije en Eiji... "Mi alma siempre estará contigo" era un frase que sabía que era de Eiji, pero realmente... ¿Qué significaba?

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Volver a Estados Unidos... woo, realmente lo deseaba, no sólo era la emoción de pasar tiempo con Sing, sino también de ver a Eiji de nuevo y compartir todo como antes, pero lo mejor de todo fue venir a Cape Cod, este lugar tenía una magia única, una belleza natural que me hacía sentir como en un sueño cada vez que lo visitaba. La lluvia finalmente se detuvo por la noche, y decidí aprovechar el silencio fresco que dejaba el agua, así que salí un rato para disfrutar de la tranquilidad bajo las estrellas.

Todo estaba tan sereno, con el sonido del agua goteando de las hojas y un olor a tierra mojada que era revitalizante, me perdí en mis pensamientos, sintiendo cómo el frío de la noche era aliviado por la calidez que aún quedaba en el ambiente después de la lluvia, cuando de repente, me encontré con una figura en la oscuridad.

—¡Ah!— solté un pequeño grito, llevándome la mano al pecho. —Oh, no creí que hubiera alguien más afuera a estas horas—

La figura, que reconocí rápidamente, era el niño del que Eiji me había estado contado, había escuchado hablar de él, pero nunca habíamos tenido una conversación, además de la broma de las flores esta mañana.

—Hi... tú te llamas Jade, ¿verdad?— pregunté, tratando de recuperar la compostura mientras le dedicaba una sonrisa.

Se quedó en silencio por un momento y luego me miró con una expresión precavida —No... no le digas a mi papá que salí— murmuró, y su respuesta me hizo reír suavemente.

—No le diré nada a nadie— respondí, tratando de que se sintiera cómodo, no tenía intención de delatarlo.

Ambos nos sentamos en el porche, el sonido de la noche rodeándonos mientras nos acomodábamos para ver la luna que asomaba entre las nubes.

—¿Sing ya te dijo que seas su novia?— preguntó de pronto, mirándome con una sonrisa traviesa.

Me quedé congelada, abriendo los ojos con sorpresa —¿De qué... ¡¿de qué estás hablando?!—

Jade soltó una risita y negó con la cabeza —¿Aún no? Pues debería hacerlo ya— comentó, como si fuera algo obvio y sencillo.

—Acabas de arruinarme la sorpresa— Dije por molestarlo dándole un pequeño empujón haciéndolo reír

—Bueno si no lo decía tenia que hacerlo yo, después de todo mañana regresamos a Nueva York y tu a Japón— Lo quede mirando un largo rato, en realidad íbamos a estar una semana en Cape Cod y varios meses en New York

—En realidad nos vamos a quedar aquí una semana, ¿No sabías?— Su expresión fue de pura sorpresa, realmente no le había dicho cuanto tiempo nos íbamos a quedar —¿Estas ansioso por regresar a New York?—

Miro hacia otro lado, mire a esa dirección, esa cabaña también la conocía y solo de lejos había visto al anciano que vive ahí, desde lejos se le notaba lo malhumorado que es, entonces llegue a una conclusión —Tu no te caíste de la bicicleta— afirme y por su reacción acerté —El anciano te golpeo— Puse mi mano en su hombro y la atraje con cuidado —No tengas miedo ya estas grande para temerle un viejo cascarrabias—

—No es que le tenga miedo— aunque intentó sonar despreocupado, había algo en su voz, un rastro de angustia que no podía pasar por alto pero, él desvió la conversación abruptamente —¿Alguna vez has tenido recuerdos que no son tuyos?—

Lo miré por un instante, tratando de entender a dónde quería llegar, nunca había experimentado algo como eso, pero recordé una leyenda —Bueno... en Japón, creemos que cuando una persona muere y tiene muchos pendientes... reencarna— dije, eligiendo cuidadosamente mis palabras —Puede volver como un animalito, un yokai, o incluso como una persona—

Jade me escuchaba en silencio, por lo que decidí continuar explicando.

—Dicen que esas almas suelen recordar fragmentos de su vida pasada, a veces, sienten que pertenecen a otro lugar, o tienen memorias que no encajan— agregué, observándolo —¿Es eso lo que sientes?—

Él apartó la mirada, mirando de nuevo a la luna, después de unos segundos, asintió muy despacio —Sí... algo así— murmuró, su voz apenas un susurro —No son recuerdos claros... son más como... imágenes o sensaciones que no sé de dónde vienen—

Sentí un escalofrío recorrerme —Bueno, quizá esos recuerdos están tratando de decirte algo— le dije suavemente —O tal vez es sólo tu imaginación, pero... si alguna vez quieres hablar de eso, yo te escucharé—

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Cuando se tiene mala suerte en una vida, nada te garantiza una mejor en la que viene, pero eso es lo de menos, conozco bien las calles, la mugre que cubre cada esquina de estos barrios donde hasta el sol parece podrido. Y ahora, sin nadie más que me cuide después de que los "nuevos padres" tomaran el peor rumbo, me muevo por mi cuenta.

"Sing" ese nombre nunca se ha ido de mi cabeza, mi hermanito... o lo fue en algún momento, quién sabe, no sé si sigue igual, si creció, si sigue en estas calles o si me recuerda, pero me niego a soltar esa esperanza "¿Dónde estás, maldito? Si te encuentro, juro que no vuelvo a dejarte ir."

Pero mientras más busco y más me adentro, menos respuestas consigo, empiezo a pensar que no tengo ni una pizca de esperanza de encontrar a quien fue mi hermano.

Pero entonces...

—Tu nombre es Lao Yen-Tai, ¿verdad?— La voz, cortante y burlona, me saca de mis pensamientos. Me doy la vuelta despacio, y ese rostro es inconfundible, ni un cambio, Arthur.

—Ese era mi nombre— le digo, con los dientes apretados, creí que este tipo de oportunidades solo se entregaban a quienes tenían un verdadero motivo para tener los recuerdos suficientes y completar lo que tenían pendiente, pero él es simplemente una rata embustera.

Arthur levanta una ceja y sonríe —Oye, en esta vida no tenemos por qué ser enemigos, ¿te gustaría un trato?—

Escupo al suelo —¿Qué clase de trato?— Si antes usaba trucos sucios quien me garantiza que no siga con lo mismo, de todas maneras si tiene algo interesante que decir seria de mucha ayuda

Él sonríe como si supiera algo que yo no —Puedo ayudarte a encontrar a tu queridísimo hermano—

—¡Habla, idiota! ¡¿Qué sabes de él?!— Tenía una cuchilla y no dude en amenazarlo, pero el desgraciado no hace más que sonreír con esa calma burlona.

—Créeme no te conviene hacerme algo— Mire a los lados, maldición si no me lo hubiera dicho no me hubiera percatado de la cantidad exagerada de adolescentes armados escondidos en varias esquinas.

—Eres un maldito cobarde, no eres capaz de venir solo— Ahora que lo recuerdo esa falta de valentía evito que pudiera hacerse lider de pandilla por sus propios medios —Habla de una vez— le di un ultimátum acercando la cuchilla a su cuello.

—¿Conoces la escuela de alto rendimiento de Nueva York?— Esa escuela es de las caras; o entras con una beca, o eres de los pocos que pueden pagarla, mis pensamientos empiezan a girar cuando Arthur añade —Bueno, Sing Soo Ling lleva de vez en cuando a un niñito mimado—

—¿Tiene un hijo?— pregunto, sin poder ocultar el asombro ¿Sera posible que haya formado una familia en todo este tiempo...? Pero la idea se disuelve cuando Arthur se echa a reír.

—¡Ja! Claro que no, genio— Su risa me enferma —No somos los únicos en regresar, pero sí los privilegiados que conservan recuerdos—

Aprieto los puños y lo miro con furia —Dime de una vez a quién lleva a esa escuela—

Arthur levanta una ceja, disfrutando de mi frustración —No—

—¡Maldito...!— Mis palabras se ahogan en mi garganta mientras él me observa, disfrutando cada segundo de mi desesperación.

—Pero te ayudaré... si tú me ayudas—

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Me llevaron a esa secundaria, específicamente al club de béisbol, varios estudiantes charlan entre ellos, algunos golpeando las pelotas y otros simplemente observando el juego. Apenas llegamos, Arthur golpea la pared, y todos los presentes se voltean a mirarnos.

—No somos los únicos, muchachos. Saluden al nuevo— dice, con una sonrisa ladina.

Entonces, lo noto, entre todos esos estudiantes, varios parecen compartir un aire de familiaridad, como si los conociera de algún lugar, algunos rostros me suenan vagamente, mientras otros son completos desconocidos.

Pero hay uno, en particular, que destaca —¿Qué es lo que buscas, muchacho? Dependiendo de tu respuesta... podrías ayudarnos — dice un tipo alto, con un cabello rubio grisáceo y ojos verdes que recuerdan a aguas estancadas, su mirada es fría, calculadora, asquerosa.

Lo miro con desdén, sin disimular mi desprecio —Y tú ¿Quién eres?—

Algunos jadean a mi alrededor, como si no fuera cualquier cosa hablarle así, él sonríe, y sus palabras caen como una piedra en mi mente.

—Tienes agallas... Mi nombre fue Dino Golzine. ¿Debes conocerlo, verdad?— ese magnate asqueroso, el mismo que destruyó tantas vidas, también está aquí... de alguna forma.

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Como parte de su "prueba", me enviaron como voluntario a la primaria cercana, para repartir comida a los niños. la bolsa que me dieron está llena de galletas y panecillos, pero algo no encaja; algunos tienen marcas en las etiquetas, como si fueran "especiales" ¿Por qué querrían que repartiera comida específica a ciertos niños? Siento que se están burlando de mí, dándome una tarea estúpida, pero no tengo otra opción... aún.

Salgo del aula, maldiciendo por lo bajo, pero, antes de llegar al pasillo, un niño se me planta enfrente lo mas probable es que quiera mas dulces —No tengo más— le espeto, intentando pasar.

El niño ni se inmuta y, con voz baja y segura, me suelta algo que me congela en el lugar —¿Quién querría tu comida... drogada?—

La voz... esa no es la voz de un niño cualquiera, lo mire, desconcertado, y él se cruza de brazos, alzando la barbilla —Sé con quién andas, Lao Yen-Tai— Es aterrador, la forma en la directamente y sin ninguna vuelta hablo —Dino Golzine... ¿En serio? Si fueras tan listo como crees, no te habrías involucrado, pero bueno que se puede esperar de ti—

—Lee Yut-Lung...— pronuncio su nombre con desprecio; que acaso no pueden reencarnar buenas personas, no pido un ángel pero si alguien con principios.

Él frunce el ceño, dando un paso más cerca de mí —Abstente de llamarme así—dice, su tono bajo y peligroso. Sus ojos brillan con una amenaza —Acabas de cometer un grave error—

—Claro, lo dice el mismo que me mandó a asesinar a un inocente— escarbo en mi memoria, recordando órdenes que nunca llegué a cumplir.

Su expresión apenas cambia —Y ahora es peor, porque drogaste a un niño ¿En serio creíste que esos "dulces" eran inofensivos?— Su voz es puro veneno —Idiota—

Drogar... a niños, me cuesta creerle —¡No puede ser! No sabía...—

Pero él no muestra compasión alguna —¿Quieres pruebas?— Apenas termina la frase cuando escucho un sonido que me paraliza: el eco de un niño vomitando en el pasillo.

Volteo y veo a un pequeño encorvado, su rostro pálido, temblando mientras se agarra el estómago con desesperación, uno de los que le di una de esas malditas galletas.

—¿Lo ves?— susurra Yut-Lung a mi espalda, disfrutando mi desconcierto —Tú lo hiciste—

—¿Cómo sé que no estás metido en esto?!— le grito, lo peor de todo es que disfruta ver mi sufrimiento —No tienes pruebas de que hayas visto a Sing—

Pero me callo de golpe cuando él saca su celular y me muestra la pantalla, un video comienza a reproducirse, y ahí está, tan real que casi duele, Sing, está sentado en un auto, esperando, mirando la salida de algún lugar esperando a alguien.

—¿Quién dice que no?— El video sigue corriendo, y veo cómo Sing revisa su reloj, sin la menor idea de que lo están grabando, es exactamente como lo recordaba.

—¿Qué es lo que quieres?— le espeto, sin apartar los ojos de la pantalla —¿Por qué me muestras esto?—

Él sonríe, una mueca que solo intensifica mi desconfianza —Es simple, ser un doble espía, pero a diferencia de tu actual grupo de matones, yo verdaderamente te dejare hablar con él— guardo el celular dejándome con ganas de mirarlo un poco mas —Esta tarde cuando las clases terminen se puntual—

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Maldita sea, aquí estoy, dando vueltas como un idiota "Sé puntual", dijo, pero él no aparece por ningún lado, estoy seguro de que me mintió, ¡Ah!, cuando lo vea, voy a ahorcarlo con ese cabello suyo.

—¿Puedes dejar de hacer muecas? Pareces un retrasado— dice una voz a mis espaldas. Ahí está.

—Bien, dijiste que podría hablar con Sing ¿Dónde esta?— Cruzo los brazos, intentando ocultar la mezcla de nervios y rabia que me carcomen por dentro.

—Ven, sígueme— me responde con una sonrisa, lo sigo, aunque en mi cabeza aún no sé si puedo confiar en él.

Pero, realmente… realmente me lleva hasta un auto. Y, ahí, recostado contra la puerta del auto —Sing…—

—¿Lao? ¿Eres tú? eres tú…— Su voz está cargada de sorpresa y algo más que no puedo descifrar.

El abrazo fue inevitable, ahora él es enorme, parece que mide dos metros; casi siento que me aplasta cuando me rodea.

—¡Idiota! ¡Eres un idiota!— me grita mientras me da un buen golpe en la cabeza, pero no importa —¿En serio creíste que podrías enfrentarte a él solo?—

—Valió la pena, tú estás bien… Entonces, eso significa que jamás pelearon a muerte…—

—¿Pelear? Lao, no íbamos a pelear…— Su tono se vuelve sombrío, y me quedo en silencio, intentando entender, si no hubo pelea, entonces eso significa que él no estaba en peligro…

—Lo que pasó después de la muerte de ambos fue un verdadero tormento— Esta vez, su voz suena enfadada, y noto lágrimas en sus ojos —¡Y tú… te uniste a quienes están recreando esa maldita droga! ¿Tienes idea de todo lo que causa? ¡¿Tienes alguna maldita idea?!—

—No, yo solo quería verte, volver a hablar contigo—

—¿Drogando niños?— me corta, aunque en el siguiente momento vuelve a abrazarme, apretando con fuerza —Maldita sea, Lao, ¿en qué te estás metiendo?—

—Voy a alejarme de ellos. No voy a- — Intento explicarme, pero me interrumpe otra vez.

—Te matarán. Saben quién eras, quién eres, y conocen tu debilidad, no te queda más que fingir demencia—

—Pero…— Vuelvo a intentar, pero él me calla una vez más.

—Ahora yo soy el mayor, Lao, te sacaré de ahí lo antes posible— dice y, por primera vez en mucho tiempo, me siento realmente aliviado.

—¡Jade!— grita Sing, y ambos miramos hacia el chico que se acerca; en ese momento, me doy cuenta de quién es el “niño mimado” del que habló Arthur.

—Tardaste media hora en salir, ¿Qué tanto te tomó?— Mientras Sing se encarga de reclamarle, me tome el tiempo de pensar quien era, con que Ash Lynx, maldición ahora debo lidiar con él también

—Solo estaba con Jaw y Marcus— responde, luego se gira para mirarme, me analiza por un momento y luego simplemente me saluda —Hi—

—Hi…— Respondo por cortesía, aunque hay algo en él que me incomoda. No he olvidado que es el asesino de Shorter y jamás lo olvidares hasta hacerlo pagar con la misma moneda no me importa quien es ahora, los pecados pesan y por pecados te hundes.

—Sube al auto, mocoso —Sing lo empuja al interior y cierra la puerta, no puedo evitar sonreír un poco ante el espectáculo —Dame tu número, Lao; seguiremos hablando—

—Yo te buscaré mañana, quiero hablar en persona— le respondo, intentando alargar el tiempo con él.

—Iré de viaje una semana— dice, y no puedo evitar sentirme decepcionado —En cuanto vuelva, quiero verte aquí, mientras tanto, hablemos por mensaje— asiento, aún sin querer soltar la emoción y alivio que me dejan sus palabras —Pero por ahora y por seguridad todo será en secreto—

Notes:

Actualizacioooon :D

Detallitos del capitulo:
-En la primera y segunda parte del capítulo seguimos de manera lineal en Cape Cod mientras que en la segunda damos un ligero regreso a unos días antes solo para ver el reencuentro entre Sing y Lao, que mantendrán en secreto durante un largo tiempo.
-Han descubierto mas fotos y mas conexiones nuestros pequeños detectives pero están apuntando mal su objetivo.
-Gracias a Akira Jade a considerado la opción de que es una reencarnación aunque no comprenda del todo el concepto, pero también le trae una variedad grande dudas y miedo. Sobre todo con Eiji, él lo adora con toda su alma y le duele creer pensar que solo es un recuerdo para él
-Finalmente a donde fueron, Eiji, Ibe y Max? en el siguiente capitulo lo averiguaremos!

 

No se si sacar otro capitulo o un especial, una ayudida en decidir eso porfavor

Chapter 23: 21

Summary:

Home alone

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Al final no me quedaré en Cape Cod dos días como dijeron; será una semana entera. Hoy Jaw Long y Marcus se van de regreso, así que teníamos que hacer algo grande antes de que se fuera, y eso tenía que ser antes del almuerzo.

—Yo digo que subimos al techo— propuso Jaw Long, por que será que siempre tiene para las ideas descabelladas.

—El techo?— lo miré arqueando una ceja —La casa es antigua, Jaw. ¿Y si el techo se rompe?— preguntó, porque, francamente, no quería ser parte del grupo que terminara en el hospital por una tontería.

Jaw se encogió de hombros, como si mi lógica no le afectara —Eso lo hace más emocionante— respondió, con una sonrisa traviesa

En este punto realmente puedo decir que Marcus es la voz de la razón —Bueno, dejando los aviones locos, simplemente salgamos a pasear en más bicicletas— sugerido.

Nos miramos entre nosotros, y fue imposible no estar de acuerdo —¡Hecho!—

El único detalle era que, al no estar papá, Eiji o Ibe, la responsabilidad de cuidarnos recaía en Sing y Akira, pero, siendo honestos, ellos parecían estar mucho más concentrados en su enamoramiento que en vigilar a un grupo de adolescentes con exceso de energía, así que recomendamos no molestarlos.

—Shh, que no nos escuchen— susurré mientras sacábamos las bicicletas con cuidado de no hacer mucho ruido; Podía oír a Jaw Long intentando contener una risa mientras Marcus le daba un empujón en el hombro para que se callara.

Finalmente, nos montamos en las bicicletas y salimos pedaleando en silencio, al menos hasta que nos alejamos lo suficiente.

Entonces, Jaw Long gritó —¡Carrera hasta el granero! El último es un huevo podrido—

—¿Qué? ¡Eso no vale, ya empezaste!— reclamé, pedaleando con todas mis fuerzas para alcanzarlo.

—¡No me voy a quedar atrás!— gritó Marcus, riendo mientras me adelantaba.

Me esforcé por adelantarlos, mientras la bicicleta avanzaba gracias a pura fuerza, saqué mi celular y extendí la mano, queriendo capturar el momento; ya lo había hecho antes, y Jaw lo sabía; De hecho, hasta posaba y hacía muecas a la cámara. Marcus, por otro lado, nos hacia señas de que dejemos que hacernos los tontos.

—¡Vamos, Jaw, haz algo más ridículo!— grité mientras trataba de mantener el equilibrio con una mano en el manubrio y la otra sosteniendo el celular.

—¡Ya estoy en mi máximo nivel de ridículo!— respondió Jaw, sacando la lengua y haciendo cuernos con los dedos.

Marcus, desde detrás de nosotros, levantó la voz —¡Jade, bache! ¡Cuidado con el bache!— Pero ya era demasiado tarde, la rueda de mi bicicleta golpeó el bache, y la fuerza del impacto nos hizo perder el control a los tres.

El celular grabó todo, cómo salimos volando y el sonido de nuestras risas mezcladas con gritos de sorpresa, la caída no fue tan grave como parecía, pero definitivamente fue lo suficientemente aparatosa como para quedar cubiertos de polvo.

—Marcus, ¿sigues vivo?— preguntó desde el suelo, tratando de no reírme mientras reconocía el celular, que milagrosamente seguía grabando.

Marcus levantó la mano desde donde estaba, mostrando un pulgar hacia arriba —¡Sigo vivo!— respondió, luego, con una sonrisa maliciosa, agarró un poco de tierra del suelo y me la lanzó directamente a la cara.

—¡Oye!— protesté, quitándome la tierra de los ojos mientras él se reía, todavía sin levantarse.

Jaw, por su parte, estaba tirado boca arriba, riéndose a carcajadas —¡Eso estuvo épico! ¡Dime que grabaste todo, Jade!— dijo entre risas.

Revise el celular, sacudiendo el polvo de la pantalla. —Sí, lo grabé—

—¡Perfecto!— exclamó Jaw, incorporándose con esfuerzo —Ese video tiene que quedarse en nuestra colección personal, será el recuerdo más estúpido de este viaje— añadió, ayudándome a ponerme de pie mientras Marcus seguía fingiendo que estaba demasiado herido para moverse.

Al final, terminamos riéndonos tanto que casi olvidamos el golpe, bueno, casi, porque el dolor en las piernas y los brazos nos lo iba a recordar por unos días.

Nos reímos un largo rato, tumbados en el suelo, hasta que escuchamos pasos apresurados y voces acercándose, levanté la vista justo a tiempo para ver a Sing y Akira corriendo hacia nosotros. Sing parecía enojado, mientras que Akira, aunque preocupada, trataba de contener una risa al vernos cubiertos de polvo.

—Esa caída fue fea— comentó Akira, observándonos de pies a cabeza, luego no pudo evitar reír al darse cuenta de que estábamos bien

—Idiotas, ¡cuídense!— gruñó Sing, claramente molesto. —Si alguno de ustedes se muere estando a mi carga, ¡Agh! ¡No quiero tener que lidiar con Max o Nadia!— agregó mientras se agachaba para sacudirle la tierra a Jaw Long.

—Oye, tío Sing, no estoy muerto todavía— bromeó Jaw, aunque se dejó ayudar —Además, es solo un poco de tierra, nada grave—

—Nada grave?— Sing lo miró con el ceño fruncido —Mira tus pantalones, parecen que rodaste por un basurero, si mi prima me mata por devolverte todo golpeado, te voy a perseguir incluso en el más allá—

Mientras Sing reprendía a Jaw, Akira se acercó a mí y Marcus, con las manos en la cintura. —Y ustedes ¿qué? ¿Todo bien? ¿Nada roto?— preguntó, aunque su tono era más amable.

—Estamos vivos, si eso cuenta— respondí con una sonrisa, sacudiéndome un poco de tierra de los brazos.

—Aunque mi dignidad está herida— añadió Marcus, llevándose una mano al pecho de forma teatral, lo que provocó una carcajada de Akira.

—Bueno, su dignidad es lo único roto— dijo ella, todavía sonriendo, luego se giró hacia Sing —Creo que estará bien, Sing. Relájate un poco, ¿sí?—

Sing suspir profundamente, pasndose una mano por el cabello —No puedo con ustedes... En serio, son como un grupo de niños sin supervisión—

—¡Porque lo somos!— gritamos los tres al unísono, lo que hizo que Akira comenzara a reír nuevamente y que Sing pusiera los ojos en blanco, resignado.

—Está bien, ya vámonos antes de que encuentren otra forma de casi matarse— dijo Sing, ayudándonos a recoger las bicicletas mientras murmuraba algo sobre lo difícil que era lidiar con nosotros.

Me acerqué más a Akira mientras Sing seguía regañando a Jaw Long, ahora por tener el manubrio de la bicicleta torcido, aproveché que estaban distraídos y, con una sonrisa, me incliné un poco hacia ella para susurrarle.

—Ya te lo dijo?— preguntó mientras me acomodaba los audífonos silenciadores que casi se me habían caído durante la caída.

Akira me miró sorprendida por la pregunta, pero rápidamente se llevó una mano a la boca para responder en voz baja —Aún no— murmuró con un toque de impaciencia en el tono, sus ojos mirando a Sing.

—Vaya, se está tomando su tiempo— comente, esta vez finciendo dramatismo.

Akira soltó una risita —Supongo que quiere que sea un momento perfecto, aunque, sinceramente, no me importaría que fuera ahora—

Levanté las cejas, divertido —Bueno, entonces prepárate, porque si lo conozco bien, probablemente lo haga cuando menos te lo esperes—

Akira ascendió y luego me dio un leve codazo, señalándome con la cabeza —Y tú no te metas demasiado, ¿eh? Quiero ver cómo lo hace por su cuenta—

Le respondí con una sonrisa traviesa y levantó las manos, como prometiendo no interferir. Sin embargo, por dentro me moría de curiosidad por ver cómo Sing iba a manejar su declaración soñada.

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Cuando la hora de comer termino significaba el final de nuestra pequeña aventura, al menos por ahora. Marcus y Jaw, hicieron sus maletas y los estaba acompañando, jugando simplemente a rodar por el suelo mi pelota de beisbol mientras esperábamos afuera de la casa.

—Ugh, creo que mi papá se perdió en el camino— bromeó, riéndose mientras se encogía de hombros —Lo que significa más tiempo para-... ¡Ah!— De repente, interrumpió su frase al recordar algo, metiendo la mano rápidamente en su mochila.

—¿Qué pasa ahora?— preguntó Marcus, medio riendo.

Por mi lado estaba un poco incomodo tratando de ajustar mis audífonos silenciadores, creo que en la caída se averiaron ya que aunque no llegaba a ser molesto nuevamente podía oír más fuerte de lo normal.

Jaw sacó su cuaderno de notas, donde según el estábamos apuntando todo lo que íbamos descubriendo pero en realidad solo estaba lleno de conspiraciones.

—¡La investigación! Se me olvidaba contarles— dijo emocionado, hojeando rápidamente hasta una página en particular, donde apunto todas las similitudes de la vieja foto del diario junto con la imagen en la tablet —¡Confirmamos que Eiji es quien sale en la foto del diario! Mira, es idéntico, el cabello, los rasgos faciales, todo—

Marcus ascendiendo, impresionado —Es verdad. Aunque es algo loco. ¿Qué hacía Eiji ahí? ¿Y por qué hay una foto suya en un diario tan antiguo?—

Me quedé mirando la imagen por un rato, sí, era Eiji, no había duda, pero en lugar de emocionarme como antes, sentí un nudo en el estómago —Oh...— murmuré, mi voz sonó más apagada de lo que pretendía.

Jaw y Marcus me miraron, confundidos por mi reacción — ¿Qué pasa? ¿No te emociona? Esto demuestra que tu papá y Eiji estuvieron involucrados en algo realmente emocionante— dijo Jaw con entusiasmo, aunque sus palabras solo hicieron que mi inquietud creciera.

—Eso es precisamente lo que me preocupa— respondí en voz baja, sin apartar la vista de las fotos —Si ellos estuvieron en algo tan grande como parece... ¿Qué tan peligroso fue? ¿Y qué tanto sigue siendo?—

Los dos se quedaron en silencio, probablemente dándose cuenta de que no había pensado en eso antes, Marcus fue el primero en hablar, tratando de quitarle hierro al asunto —Bueno, sea lo que sea, fue hace mucho tiempo, ¿no? Quizás ya no importa tanto ahora—

Finalmente, el papá de Jaw llegó en su auto, deteniéndose frente a la casa.

—Si no me hubieran enviado la ubicación exacta, me habría perdido— dijo mientras echaba un vistazo al lugar

Jaw corrió a abrazarlo antes de empezar a cargar las mochilas en el auto, aunque su papá le dio una palmada en la cabeza —Bueno, hora de irse, debemos llegar antes de la hora de dormir; ustedes tienen clase mañana—

—Clase— murmuró Jaw con una mueca, él es bastante inteligente solo odia la escuela.

Marcus soltó una risa mientras subía su maleta al maletero —No te quejes, tú te pasaste todo el fin de semana haciendo aviones locos, así que ahora toca pagar las consecuencias—

—¿Planes locos?— preguntó el papá de Jaw con curiosidad, levantando una ceja.

—Nada importante, papá— respondió Jaw rápidamente, dándome una mirada que casi parecía pedir que no dijera nada.

No pude evitar una sonrisa —Solo corrimos un poco por ahí—

—Y volamos de nuestras bicicletas— añadió Marcus, traicionándolo con un tono despreocupado.

El papá de Jaw lo miró con incredulidad antes de sacudir la cabeza, suspirando. —Siempre me traes historias así, espero que no te hayas roto nada esta vez—

—Estoy perfectamente bien, gracias por preguntar— respondió Jaw, cruzándose de brazos.

Akira y Sing salieron del porche, acercándose para despedirse, Akira les ofreció una sonrisa amable —Cuídense en el camino—

—Seguro, y gracias por cuidarnos— dijo Marcus, inclinando un poco la cabeza con cortesía.

—No los cuido más, ahora es tu problema Charlie— bromeó Sing, provocando una carcajada en todos, incluso en el papá de Jaw.

Cuando finalmente se subieron al auto y cerraron las puertas, Jaw sacó la cabeza por la ventana —¡Nos vemos en Nueva York!— gritó, agitando la mano con entusiasmo mientras el auto se alejaba por el camino.

Me quedé viendo cómo se iban, con una sensación extraña, no sabía si era porque los iba a extrañar o porque tenía demasiadas cosas en la cabeza después de nuestra pequeña investigación, tal vez era un poco de ambas.

La noche cayó rápido, más de lo que hubiera querido, me quedó viendo cómo la oscuridad cubría el paisaje. Sing y Akira estaban en la cocina, hablando en voz baja, mientras yo permanecía sentado en el porche, abrazando mis piernas. Quería que llegaran ya, quería ver a papá, quería que Eiji volviera, y bueno, Ibe también tenía que estar aquí, pero el tiempo pasaba, y no había señales de ellos.

—¿Sigues aquí?— preguntó Akira, saliendo al porche con una taza de té en las manos.

—Quiero que vengan papá y Eiji— murmuré, apenas moviendo los labios.

Ella sonó un poco, como si entendiera exactamente lo que sentía —Van a llegar, estoy segura de que están en camino—

—¿Y si no?— preguntó, mirando hacia el camino vacío.

Akira se sentó a mi lado, dándome un leve empujón en el hombro —Si no, los llamamos y les hacemos saber que alguien aquí los está esperando—

Su intento de animarme funcionó un poco, finalmente, Sing salió también —¿Sigues esperando? Llegarán antes de que te des cuenta— se acercó y puso una mano en mi cabeza, no era el tipo de gesto que esperaba de él, pero no lo aparté —Mientras tanto, vamos adentro—

Sabía que tenían que llegar tarde o temprano, pero hasta que no los viera aparecer, no iba a sentirme tranquilo.

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Sing y Akira pusieron una película, sus risas y susurros llenaban el ambiente, aproveché que no prestaban atención y tomé una foto de ellos abrazados en el sillón, quedó perfecta, incluso con la iluminación tenue de la sala.

La película para mi era aburrida y me distraje mirando el estante donde estaba el álbum de Eiji, la curiosidad me carcomía desde que lo había visto por primera vez y no veía por qué no podía darle un vistazo. Me aseguré de que nadie me estaría observando, ellos seguían inmersos en la película, y no parecía que fuera a moverse pronto.

—Solo una ojeada— murmuré para mí mismo, sacando el álbum del estante con cuidado.

Subí a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me senté en la cama con el álbum en las manos, encendí la lámpara de noche y comencé a pasar las páginas, las primeras fotos ya las había visto, así que pase a las siguientes, el escenario era un bar clandestino. En las fotos podía ver a un joven Eiji sentado junto a un niño que parecía tener entre 10 y 12 años, el niño sostenía un vaso de lo que claramente era alcohol, fruncía el ceño; Aquello no tenía sentido. ¿Qué hacía un niño tan pequeño en un lugar como ese? Volteé otra página, y el misterio solo se hizo más profundo, había fotos de un joven, probablemente de unos 17 o 18 años, pero el ángulo no dejaba ver su rostro, estaba rodeado de varias personas que claramente eran pandilleros, observados con más atención. , y reconocí a dos de ellos, se parecían muchísimo a los policías que nos encontraron en el edificio abandonado, no podía ser una coincidencia.

Seguí explorando el álbum, y las fotos cambiaron de escenario, ahora reconocía el lugar, era Cape Cod, justo en la casa en la que estábamos ahora, aunque no sabía la historia detrás, había algo reconfortante en ver a papá, Ibe y Eiji disfrutando. del lugar, pero entonces, apareció una cara nueva, alguien que no había visto antes. El chico en cuestión era casi idéntico a Jaw Long, tenía un corte de cabello muy similar y las gafas, aunque estas no eran las extravagantes de estrella que usaba mi amigo, sino unas normales, aún así, el parecido era demasiado grande para ignorarlo.

—¿Quién eres tú?— murmuré en voz baja; Esto definitivamente debía decírselo, saqué una foto y se la envié.

En el mensaje puse un simple "Mira esto", no tardo mucho en responder con un montón de stickers de sorpresa, y unos minutos después llegó la respuesta a mi duda "Papá dice que ese es mi tío y que de donde sacaste esa foto" . Simplemente respondí con un rápido "Te lo explicaré después, casi no hay señal"

Bueno podía empezar a hacer conexiones, aunque la tablet se la había llevado Jaw recordaba cada una de las imágenes que habían y también eran de Cape Cod, así que tomando en cuenta de que la ropa en ambas era la misma entonces las fotos de álbum las debidas tomar Eiji ya que es quien menos aparece mientras que las fotos de la tablet las tomo alguien más ya que Eiji si parecía con más frecuencia.

Descartando, el dueño de la tablet no era papá, ni en broma, él no sabe tanto de tecnología como para ponerle tanta seguridad; Ibe tampoco, es un fotógrafo profesional y las fotos son muy descuidadas. El dueño o es el tío de Jaw o el pandillero, él salía en varías fotos tanto en la tablet como en el álbum.

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Espera a que lleguen pero no volvieron al día siguiente, ni al siguiente. Simplemente me dejaron aquí junto a Sing y Akira como niñeras.

Los audífonos silenciadores estaban rotos por lo que pase casi todo el tiempo en mi habitación donde al menos había un poco de paz.

—Jade— Akira me hablaba susurrando pero la oía perfectamente —Quería saber si querías salir un rato—

—No...— si no estuviera sufriendo por este problema obviamente saldrían corriendo de aquí pero ahora mismo no

—Iré con Sing al mercado, está algo lejos así que tardaremos unas horas, ten cuidado— ella tomó mi silencio como un si rotundo, espere a que se fuera para salir de mi habitación.

Sin ellos cerca y con pocas respuestas solo había una persona a quien recurrir, mis oídos iban a sufrir mucho.

Fui a la cabaña del viejo Jim, era el único sinceramente y ya me empezaba a sentir perturbado por las imágenes que mi cabeza había estado reproduciendo.

Toque la puerta de su cabaña, y cuando abrió el chirrido fue horrible sentí que mis tímpanos se reventaban —Que quieres tú ahora?— dijo con un clásico desdén

—Un interrogatorio— le respondí y me metí a su cabaña sentándome en la mesa más cercana y sacando cada una de las cosas que traje en mi mochila.

—No me dejas opción de negarme— se sentó frente a mi con los brazos cruzados —Te regale ropa adecuada ya vistes decente—

—Lo que digas— solo me puse esta ropa para que no sea tan hostil —Encontré unas fotos y yo quiero que me digas si conoces a estas personas—

Deje el álbum en la mesa, el viejo miraba las fotos y su cara decía que buscaba información en su cabeza antigua

—¿Juegas al detective?— tiro el álbum en la mesa y se recostó en su asiento —El rubio es mi hijo, y pelos tratamientos un amigo de él, hasta donde supe por las noticias del periódico, era un pandillero de cuarta hasta que lo asesinaron, ¿Quien fue ni idea?; los dos restantes dos simples entrometidos y los japoneses que se que ya conoces—

—¿Qué más sabes viejo?, ¿Porque estaban aquí?— le preguntó antes de que lanzará sus comentarios venenosos.

—Huían de la mafia corsa, algo de una droga clandestina, pensaban refugiarse y parte de eso ya te lo conté—

—Sabes más cosas viejas, dijiste sobre unos periódicos, sabiendo que guardas esta ropa desde hace décadas, ¿no tendrás guardados esos diarios?—

Me miro un rato antes de levantarse y tirar un fajo de periódicos polvorientos sobre la mesa —Ahí tienes, es bueno saber donde desechar mi basura— puso una sonrisa burlona —Ya vete de mi casa—

Tome los periódicos, y subí a mi cuarto. En todos los diarios estaban remarcados algunos artículos, todos de pandillas nuevamente pero hablaban más claramente. Ahora tenía el nombre del tío de Jaw, Shorter Wong, anterior líder de la pandilla de los chinos en ChinaTonw, eso le daba un punto a que sea dueño de la tablet ya que tenía el mapa subterráneo de ChinaTonw. Pero en su mayoría eran entradas sobre la pandilla del hijo del viejo, menos una, hablaba del "Barba Azul de Cape Cod" un pederasta asqueroso, asesino y violador de niños, fue asesinado por un niño de ocho años cuya identidad no revelada, pero era obvia si la tenía guardaba el viejo.

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Cayo la noche, Sing y Akira no volvieron, menos papá, Ibe y Eiji. Estaba completamente solo en la casa, al menos aún hay comida, aunque ningún mensaje para saber si estaban bien. Tampoco iba a escribirles, estaba preocupado pero ellos se fueron así avisar primero.

Me preparo un simple huevo frito, con jugo de naranja, encendí la televisión en volumen súper bajo para no seguir lastimando mis oídos pero tampoco quería silencio absoluto.

Estoy un pueblo así que cerré ventanas y puertas con seguro, tenía la casa para mi solo.

Tire los diarios al suelo y empecé a recortar las entradas importantes, pegándolas según la fecha en un cuaderno, armando una línea cronológica de toda esa información, el resultado la historia completa del bajo mundo de Nueva York de hace más de una década, quede sorprendido Incluso de encontrar una foto del tío Caín, lo interrogaré cuando regresemos.

Por ahora la nueva información que tenía era que tanto el hijo del viejo Jim como el pandillero de la tablet y las noticas eran el mismo, nombre real "Aslan Jade Callenreese" apodo "Ash Lynx". Estaba conectado con papá y Eiji, posiblemente lazos de amistad, además también estaban los nuevos personajes en este misterio, el tío de Jaw, Shorter que también sería un amigo y el niño de la primera foto.

Ahora me siento un poco incómodo, Eiji suele decirme Ash en ocasiones...

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Pase la noche completamente solo y amanecí nuevamente solo, pero esta vez había una nota de Akira pegada en el refrigerador.

"Nos encontramos con Okumura-San en el camino, volvimos pero estabas durmiendo hoy te prometemos regresar"

Es un gesto amable pero no tanto, al menos sé que están bien, a este punto empezaba a sentirme solo.

"Jade parece que estás enloqueciendo" me dije a mi mismo luego de armarme lo que ahora sería mi compañía hasta que se dignen a aparecer, utiliza la ropa que el viejo me regaló y cree un muñeco de tamaño real.

—Bueno Griffin ahora somos tú y yo en el vacío de esta casa— lo baticé así solo porque ese nombre ronda mi cerebro —Va a ser muy difícil moverte, vi una silla de ruedas en el ático, ya regresó—

Al menos es reconfortante hablar con él, fui por la silla de ruedas y puse a Griffin ahí ahora lo podía mover donde sea y tenía a quien me escuche.

—Sabes ese viejo tiene muchos periódicos, ¿Como vive con tanto polvo?— seguí con mi tarea de recortes mientras hablaba con él e imaginaba que respondía

'Es un misterio' Juro que lo escuché hablar pero puede ser mi imaginación

—Griffin llevo varios días aquí solo...— Deje salir mi angustia él nunca iba a criticarme

'Tienen que tener un motivo' intento consolarme, vaya ahora me consuela un muñeco.

—Quiero creer que si... pero... Y si ya se aburrieron de mi y solo me van a abandonar en esta cabaña— Solté algunas lágrimas, se fueron sin avisar, sin decir a dónde, estaba triste, enojado pero sobretodo me Me sentí abandonado.

'Nunca pienses eso, solo te están cuidando'

—Pero me están lastimando más— me encogí sobre la mesa —No me gusta estar solo—

'Voy a estar siempre contigo' esas palabras me llegaron al corazón

—Eiji una vez dijo algo similar...— voltee a mirar a Griffin ahora parecía más humano que muñeco de tela

'Lo que te dijo fue verdad, nunca pienses que no mereces amor, ¿me lo prometes?'

—Lo voy a intentar— En eso mi estómago rugió, mire el reloj de la pared, eran las 3 de la tarde y no había cocinado —Griffin, ¿sabes cocinar?—

'Se cocinar, te puedo guiar'

Es increíble lo que puede hacer la imaginación al final Griffin si me guía en como hacerme un buen almuerzo, me acompaña toda la tarde y me contó historias de guerra, realmente tiene buenas historias.

Nuevamente no llegaron a casa, como prometieron.... Eran las 4 de la mañana, no pegue los ojos ni un segundo por esperarlos pero no llegaron

—Snif...— No pude evitar empezar a derramar lágrimas, era demasiado tiempo

'Los niños no lloran, tranquilo' Griffin intentaba calmarme, pero empezaba a entrar en pánico

—Y si les pasó algo y no me quieren decir, un accidente o peor y por eso también se fueron Akira y Sing... Y si ya me abandonaron aquí... Y si...—

'Detente no hagas eso, te vas a lastimar' realmente no era una reacción que controlará...

Ya me habían dicho muchas veces que cuando sienta miedo no me rasque la cabeza hasta hacerme sangrar pero solo era una reacción que tenía y ahora lo estaba haciendo...

'Deja de hacer eso, por favor' mire en dirección a Griffin puede ver claramente el rostro de una persona 'Ya te lastimaste... Deja de hacer eso, te prometo que mañana estará aquí solo duerme es muy tarde'

—¡Más te vale que sea verdad Griffin o tampoco voy a confiar en tí!—

'Te hice una promesa voy a cumplirla'

Notes:

Actualización 😃👍✨ tengo que ponerme las pilas y actualizar con frecuencia el capitulo más importante debe salir el 20 de diciembre y falta bastante camino para llegar allí

Detallitos del capitulo:
-En Cape Cod hay poca señal, suficiente para enviar y recibir mensajes pero no con frecuencia, por eso Jade no llamo a nadie en todo ese tiempo (también por su orgullo y tener tiempo para su investigación)
-Sing y Akira están en su burbuja de romance, realmente quiero desarrollarlo en próximos capítulos.
-Akira ya quiere que Sing se le declare, Sing está buscando el momento "perfecto"
-Jade/Ash sufre mucho de ataques de pánico y tiene dos resultados, pierde la voz hasta que se calme o comienza a rascarse le cuero cabelludo o la piel hasta sangrar.
-Jade/Ash estuvo hablando todo el tiempo con el alma de Griffin
-En el siguiente capítulo ya vamos a saber a dónde se fueron todos

 

Escena extra random:

—Max—

—Dejen dormir—

—¡Max!—

—Que sucede con ustedes son más 4 de la maña.. Gri... Grif—

—Si soy Griffin, por favor ve a ver a tu hijo—

—¡Fantasma!—

—¿Escuchaste lo que te dije?—

Chapter 24: 22

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Esto era lo que faltó en el primer viaje— comenté, sintiendo la paz de la mañana —Relajarnos en el pasto con la brisa fresca—

Estábamos los tres, Eiji, Ibe y yo, recostados en el césped, cada uno con una lata de refresco en la mano, disfrutando de esa tranquilidad que rara vez se encontraba en Nueva York.

—Tiene razón, es relajante...— murmuró Eiji, casi como si hablara para sí mismo.

Ibe se incorporó un poco, girando hacia nosotros con una expresión de entusiasmo —Bueno, pongámonos al corriente— dijo con una sonrisa amplia, abriendo otra lata con ese gesto animado suyo —Tengo una noticia grande... ¡Gigante!— añadió, y el brillo en sus ojos me hizo levantar una ceja.

Eiji, intrigado, se enderezó también, y nos quedamos mirándolo, compartiendo esa curiosidad. Ibe tomó un pequeño sorbo, como si quisiera crear suspenso, y finalmente soltó la noticia —¡Voy a tener un hijo!— dijo, su voz llena de orgullo y alegría.

Nos quedamos en silencio un segundo, procesando sus palabras, hasta que una gran sonrisa se me dibujó en el rostro, sin esperar más, le di un abrazo efusivo, dándole unas palmadas en la espalda —¡Ibe! ¡Eso es increíble!— exclamé, sintiendo la emoción en el aire. Eiji se unió a las felicitaciones, con una sonrisa cálida y genuina.

—Ibe-san, estoy muy feliz por usted— le dijo Eiji, y por un momento vi cómo sus ojos brillaban también.

—Gracias, gracias— Ibe nos miraba con emoción, y pude notar que intentaba contener sus propias lágrimas —Es... no sé, me siento nervioso, pero también emocionado, creo que todavía me cuesta asimilarlo— admitió, llevándose una mano a la nuca.

Me reí, dándole otra palmada en el hombro —Bueno, Ibe, estás a punto de entrar en un mundo completamente nuevo, te daré el mejor consejo que tengo— le dije, dándole una sonrisa —Paciencia, mucha paciencia, no siempre es fácil, pero cada pequeño momento vale la pena—

Ibe me escuchaba con atención, con una mezcla de nervios y emoción.

—Cada niño es único, no hay una fórmula mágica— continué, recordando esos primeros días con Michael y Jade —Y, bueno, también tendrás que aprender a vivir con menos horas de sueño... pero créeme, con el tiempo, te acostumbras— añadí, riéndome un poco.

Eiji se rió también, asintiendo —Sí, y tal vez querrá practicar como cambiar pañales desde ahora— bromeó, mirando a Ibe con una expresión divertida.

—Lo haré no quiero llevarme sorpresas en el momento— confesó Ibe, su voz mezclando emoción y un ligero temblor de nerviosismo —Pero aún así, quiero al menos tener una idea de lo que debo hacer, no quiero meter la pata— agregó, sonriendo, aunque podía notar su inquietud.

Me acerqué y le puse una mano en el hombro —Oye, tranquilo— le dije, mirándolo con una sonrisa de ánimo —Mira, todavía falta un tiempo antes de que nazca, y créeme, cuando llegue el momento, vas a encontrar la manera de hacerlo bien—

Eiji asintió, dándole una mirada comprensiva —Max, tiene razón, sé que harás un gran trabajo Ibe-San— le aseguró, con esa amabilidad que siempre lograba tranquilizar a los demás.

Ibe respiró profundo, y asintió —Gracias, no saben cuánto significa esto para mí— respondió, mirando al suelo por un segundo antes de levantar la vista, su expresión ahora un poco más serena.

—Para eso estamos, amigo— dije, dándole unas palmadas en la espalda.

—Pase lo que pase, pienso regresar antes de que nazca— dijo Ibe con una determinación que me hizo sonreír, podía esa mezcla de emoción y responsabilidad —Es algo que no me quiero perder por nada del mundo—

Puse una mano en su hombro, apretándolo ligeramente —Estás haciendo lo correcto, Ibe, y si necesitas algo cuando llegue el momento, sabes que aquí estamos— le aseguré, recordándole que no estaba solo en esto —Aunque tengamos que enviar la ayuda hasta Japón—

Aunque estoy realmente feliz de que Ibe haya venido y que probablemente no regrese a Nueva York en mucho, mucho tiempo, o tal vez nunca pero la verdad es que...

—En ese caso, concéntrate en terminar tu trabajo y regresa— dije, con un tono un poco más firme de lo que había planeado.

Ibe me miró sorprendido, parpadeando ante mis palabras —Max...— murmuró, como si intentara entender el motivo de mi urgencia.

Suspiré y me tomé un momento para ordenar mis pensamientos, sabiendo que lo que estaba a punto de decir cambiaría la atmósfera —No te estoy echando, eso jamás, pero...— comencé, buscando sus ojos para que entendiera la seriedad de lo que estaba por decirle —Alguien está recreando el Banana Fish y quiero que des fuera de esto Ibe—

Vi cómo su expresión se tensaba al instante, sabía lo que esas palabras significaban, todos los riesgos que corrimos... no eran algo que quisiéramos repetir pero lamentablemente no estamos teniendo opciones.

—Pasamos muchos riesgos, Ibe, demasiados y ahora, que estás esperando un hijo... no es un riesgo que tú debas tomar— le expliqué, intentando que entendiera. Ibe bajó la mirada, pensativo —Termina tu trabajo y regresa a Japón— continué, tratando de suavizar mis palabras —Tienes que ponerte a ti y a tu familia primero—

—Eso nunca te detuvo a ti Max, tenías esposa e hijo, y aún así enfrentaste todo con la frente en alto— podía imaginar a dónde llegaba —No me pidas que sea un cobarde amigo—

—No es eso— deje la lata de lado.

Eiji no había hablado en todo ese tiempo solo tenía cabeza baja mirando el pasto —Ibe-San... Entiendo que no quieras irte, pero no te involucres mucho—

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Regresamos a la casa, en el buzón había unas cartas, las tomé y supe de inmediato de quién eran; las abrí de camino, mis ojos recorriendo las palabras escritas.

—¿Max? ¿Qué sucede?— Ibe me preguntó, poniendo una mano firme sobre mi hombro. Su tono era serio, pero su mirada reflejaba preocupación.

Me detuve en seco, las palabras aún resonaban en mi mente —Tengo que regresar a Nueva York, ahora mismo—

Sin esperar una respuesta, cruce el umbral de la puerta y comencé a preparar lo necesario, chaqueta, dinero, celular y cargador. Tenía que ir lo mas rápido posible —¿Por qué tan de repente?— Ahora era Eiji quien me interceptaba en el pasillo.

Me giré hacia él, sosteniendo la carta —Charlie logró que abrieran una carpeta de investigación, pero necesitaban más detalles para avanzar—

Eiji no dijo nada al principio, pero me siguió mientras me dirigía al escritorio y comenzaba a buscar frenéticamente entre los cajones.

—¿Qué estás buscando?— preguntó, aunque ya parecía saber la respuesta.

—Los papeles del hospital y la prescripción del doctor Meredith— Los documentos eran necesarios para probar la validez.

Eiji se acercó y comenzó a buscar también en menos de un minuto lo encontró —Aquí están— Me los entregó.

Tome los documentos y les saque foto para enviárselos, aun asi debía presentar los documentos originales —Bien, regreso en unas horas—

Ibe se acercó nuevamente, observándonos con cautela —Max, ¿estás seguro de que no necesitas compañía?—

Me detuve solo un segundo para mirarlo a los ojos —No es necesario que vayamos todos y- —

—Voy contigo— interrumpió Eiji, no me dio tiempo de refutar ya estaba guardando su propio celular en el bolsillo y algunas cosas en sus bolsillos

Discutir va a ser una perdida de tiempo, sin más palabras, salimos hacia el auto, mientras mas pronto lleguemos mejor.

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Habíamos salido con tanta prisa que ni siquiera nos detuvimos a avisar a dónde íbamos, mientras conducía, pensé en llamar a Sing, pero la señal estaba fallando, cada vez que intentaba, la llamada simplemente no entraba.

—Déjale un mensaje —sugirió Ibe desde el asiento del copiloto, realmente no lo pensé, estaba demasiado distraído.

—Buena idea— admití, estacione el auto un momento para escribir un mensaje rápido "Sing, Eiji y yo estamos en camino a Nueva York. Es urgente, Charlie logró abrir algo importante, nos mantendremos en contacto".

—Al menos lo verán en cuanto les llegue— Ibe intento tranquilizarme, aunque sabía que la espera de una confirmación no era realmente urgente, solo estábamos avisando.

El resto del viaje fue un torbellino de pensamientos; la ciudad parecía recibirnos con su caos habitual, luces intermitentes y el murmullo de la ciudad, realmente es un contraste fuerte a la mañana tranquila y tuvimos. En cuanto estacioné, bajé apresuradamente, con Eiji pisándome los talones.

Subimos por las escaleras del edificio, ya que el elevador tardaba demasiado, cuando llegamos a la puerta, toqué estaba bastante impaciente. Charlie abrió casi de inmediato, su expresión de cansancio —Max, justo un tiempo. Pasa—

Dentro, el escritorio estaba cubierto de papeles, fotos y notas pegadas por todas partes —Dime que tienes algo concreto, Charlie— Me acerqué al escritorio, apoyando las manos en la madera desgastada.

—Se han presentando más casos desde el viernes pasado— Sacó un archivo y lo colocó frente a mí —Esto es lo que tenemos hasta ahora—

Eiji, que hasta entonces había permanecido en silencio, dio un paso adelante —Cinco niños— miro con horror cada una de las páginas en el archivo, todos y cada uno fue afectado por la droga

Charlie continuo —Si, y la reacción que tuvo Jade con esa droga es de las mas leves, el jefe dijo que necesitamos detallar el historial médico y cualquier evidencia de todas las victimas—

Saqué los papeles que habíamos traído y los extendí sobre el escritorio —Esto es todo lo que logramos reunir del hospital—

Charlie tomó los documentos y comenzó a analizarlos —Esto es un buen comienzo—

—¿Aún tienes contactos con pandillas?— le pregunté a Charlie, inclinándome ligeramente hacia él para captar su reacción.

Charlie soltó un suspiro antes de responder —Sí, me puse en contacto con algunos líderes, les pregunté si saben algo sobre la distribución de drogas con esos efectos, pero ninguno parece tener información útil— Su tono era grave, pero había una sombra de frustración en su mirada mientras tomaba unas carpetas del escritorio.

Eiji frunció el ceño y se cruzó de brazos —¿Cómo es posible que algo así pase desapercibido para ellos? ¿No se supone que tienen ojos en todas partes?

—No todos están dispuestos a hablar— respondió Charlie, pasándome una de las carpetas —Y ahora la situación se está complicando, se presentó una denuncia, un niño con síntomas similares a los de Jade, pero esta vez mostró episodios de agresividad—

Mi estómago se encogió —¿Dónde ocurrió?—

Charlie me miró directamente —En la primaria de al lado— Eiji fue el que mas se vio asustado por la noticia, era incluso inhumano imaginar que están tratando con niños tan pequeños —Por suerte la escuela está cooperando con la policía, pero ya sabes cómo son las cosas, no quieren que la noticia se haga pública—

Pasé una mano por mi cabello, tratando de procesar —Pero todos están vivos, ¿no?—

—Por ahora, sí...—Charlie hizo una pausa —Hay mas victimas de lo que imaginamos—

El teléfono comenzó a sonar, rompiendo el tenso silencio de la habitación. Charlie lo miró por un momento antes de responder.

—¿Charlie?— preguntó Eiji en voz baja, podíamos ver su mirada fija en el escritorio mientras escuchaba atentamente al otro lado de la línea.

Su expresión se iba oscureciendo poco a poco, sus hombros se tensaron, y una sombra de agotamiento pareció caer sobre él. Después de unos segundos, colgó el teléfono con un movimiento lento, casi pesado.

Se llevó las manos a las siete y dejó escapar un suspiro profundo —Un niño falleció—

El golpe de esas palabras cayó como un mazazo. Eiji retrocedió un paso, su boca entreabierta en un gesto de incredulidad —¿Qué? ¿Cómo?—

—Paro cardíaco— Charlie dejó caer la mano y se giró hacia nosotros, con el rostro visiblemente abatido

Sentí un nudo en el estómago, sin duda quien estaba detrás de esto no tenia corazón, es una persona que debería estar en el mismísimo infierno.

Ibe, siempre meticuloso, sacó varias fotos de los documentos sobre el caso —Esto nos servirá más adelante, nunca se sabe qué puede desaparecer misteriosamente de un expediente—

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Nos dirigimos al colegio sin perder más tiempo; desde la distancia, ya se podía escuchar el eco de una voz cargada de desesperación. Al llegar, la escena era evidente, una mujer, con el rostro enrojecido por el llanto y la ira, gritaba al portón de la escuela.

—¡Exijo respuestas! ¡¿Cómo pude permitir esto?!— vociferaba, golpeando con ambas manos las rejas metálicas mientras un par de personas, probablemente familiares, intentaban calmarla sin mucho éxito.

Eiji frunció el ceño, deteniéndose en seco al verla, la mujer gritaba entre lagrimas y tenia sus motivos cualquiera reaccionaria igual... o peor.

Ibe dio un paso al frente, pero luego se detuvo —¿Habrá forma de hablar con ellos? Quizás podamos darnos algún detalle—

—Si logramos calmar a la madre, tal vez—Eiji señaló cómo el tono de la mujer se volvía más agudo, su furia desbordándose con cada palabra.

Decidí acercarme con cautela, levantando las manos en un gesto de paz —Disculpe, señora... Entendemos por lo que está pasando...—

Ella se giró hacia mí de inmediato, su mirada feroz —¿Entienden? ¿De verdad entienden? ¡Mi hijo está muerto! ¡Y nadie aquí me dice qué le pasó! ¡¿Como podrían entender?!—

—Por eso estamos aquí— Debía ser empático con ella, ningún padre debería enterrar a sus hijos —Queremos respuestas tanto como usted, por favor, déjenos ayudar—

La mujer parecía vacilar, sus ojos buscando algún indicio de sinceridad en mi rostro. Mientras tanto, Eiji e Ibe se mantenían a mi lado, ofreciendo apoyo silencioso pero tangible —Si saben algo, más les vale que me lo digan— Finalmente, su voz se quebró, y la rabia dio paso al dolor —Solo tenía doce años...—

—Lo siento, de verdad lo siento...— La deje llorar debía descargar su dolor antes de hablar con calma —Estamos tratando de descubrir quién está detrás de esto, pero necesitamos su ayuda. ¿Qué le dijeron aquí?—

Ella tomó aire temblorosamente, sus manos temblando —Nada... solo evasivas. "Estamos investigando", "Lamentamos su pérdida." Pero no me dicen qué le hicieron a mi hijo—

Decidí que era momento de compartir lo poco que sabía, aunque no sería suficiente para aliviar su dolor, podria darle la información que ella necesitaba.

—Sé lo que siente porque mi hijo también fue drogado— Mi voz salió grave, cargada con la misma impotencia que veía reflejada en sus ojos —Por suerte, su reacción fue diferente...— La mujer volvió a llorar posiblemente maldiciendo que su pequeño no tuvo la misma suerte —Lo que he descubierto hasta ahora es que la droga se está suministrando en la comida repartida a los estudiantes—

La mujer quedó inmóvil por un momento, procesando mis palabras, finalmente, entrecerró los ojos con un destello de incertidumbre y rabia —¿En la comida?...—

Asentí —Si. Puede que no sea algo que se distribuya oficialmente, pero está llegando a los niños de alguna manera—

Ella parecía debatirse internamente, pero al final habló con un tono más bajo, aunque todavía tembloroso —Un día antes... Mi hijo estaba emocionado porque iban a hacer una degustación de golosinas de la cafetería— Tragó saliva con dificultad, como si las palabras le quemaran la garganta —Pero los maestros dicen que eso nunca fue una actividad de la escuela—

Metió la mano temblorosa en su bolso y sacó un papel algo arrugado —Me entregó esta autorización—

Tomé el documento y lo observé detenidamente. Era una autorización simple, casi genérica, que pedía la firma de los padres para permitir a los niños recibir golosinas, no tenía ningún sello oficial, pero el texto estaba diseñado para parecer legítimo.

—Es falso...— Eiji señaló el papel por encima de mi hombro —No tiene sello ni firma de ningún maestro—

Ibe, que hasta ahora había estado tomando notas en silencio, intervino —¿Recuerda si le dijo quién entregó este papel? ¿Fue un maestro, un compañero...?—

Ella negoció con la cabeza, desesperada —Me dijo que alguien se lo había dado en el recreo... Nunca especificó quién—

Miré a Eiji, quien ya estaba sacando fotos del papel con su celular —Si podemos rastrear el origen de estos permisos, tendremos una pista sólida—

Eiji guardó el teléfono y se volvió hacia la mujer —Gracias por confiar en nosotros. Lamentamos lo que ha pasado con su hijo, pero le prometemos que haremos todo lo posible para encontrar a los responsables—

Ella se seco las lágrimas, aunque destrozada se le veía más tranquila, tranquila de saber que buscaríamos justicia.

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El día había sido agotador, y cuando el sol comenzó a esconderse detrás de los edificios, nos dimos cuenta de que ya era muy tarde para regresar a Cape Cod. Las calles de la ciudad parecían más grises bajo la luz tenue del atardecer, y la fatiga empezaba a notarse en nuestras caras.

—No tiene sentido conducir ahora— Eiji miró el reloj en su muñeca y luego a nosotros. —Estamos demasiado cansados, y además, mañana hay que seguir investigando—

Asentí —Tiene razón, será mejor que nos quedemos, además será mucho más cansado viajar todos los días—

Decidimos que era mejor pasar la noche en New York, después de una breve búsqueda, encontramos un pequeño hotel no muy lejos de donde estábamos. El recepcionista, nos entregó la llave de la habitación, subimos las escaleras con nuestras pocas cosas y entramos en un espacio modesto.

Ibe se acercó a la mesa y comenzó a organizar los documentos y las fotos que había tomado durante el día —Voy a repasar esto mientras ustedes descansan. Quiero asegurarme de que no se nos haya escapado nada—

—No vas a durar ni diez minutos— bromeó Eiji mientras se acomodaba en la cama —Estás igual de cansado que nosotros—

Sonreí mientras me dejaba caer en la otra cama —Mañana será un día largo— Encendí mi celular y vi que finalmente el mensaje que le había enviado a Sing había llegado, su respuesta era breve: "Cuídense."

A los pocos segundos otro mensaje llegó, era Charlie: "Algo nuevo salió a la luz. Otro caso reportado, esta vez en la secundaria. Detalles similares, pero el afectado sobrevivió"

—¿Que sucedió? —preguntó Ibe desde la mesa, levantando la vista de los documentos.

Levanté el celular para que viera la pantalla —Otro caso, parece que todo sigue el mismo patrón—

Ibe dejó los papeles a un lado y se cruzó de brazos —¿Crees que las cámaras de seguridad nos den algo útil mañana?—

—No lo sé— El celular vibró nuevamente; contesté al instante —Dime que tienes algo más sólido, Charlie—

—Lo tengo, pero no es bueno— Su tono era grave —La policía está empezando a sospechar que no se trata solo de una distribución accidental. Sino de fabricación de la misma—

—Pero... muy pocas personas sabían de la composición química del Banana Fish... ni siquiera nosotros sabemos del todo que contienen— dijo Eiji y tenía razón, parecía incluso imposible esa opción

Charlie suspiró al otro lado de la línea —A menos de que no sea como tal Banana fish y sea una nueva droga muy similar—

Miré a Ibe, que ya estaba tomando notas rápidamente. Si Charlie tenía razón, entonces esto podía escapar de nuestras mano

—Mañana temprano nos reunimos contigo. — Teníamos que encontrar el origen de esto antes de que llegue a las últimas consecuencias.

Eiji, que había estado escuchando atentamente, se enderezó en la cama y rompió el silencio.

—Me pondré en contacto con Bones y Kong— dijo Eiji mientras pensaba —Aunque ahora son policías, no dudo que aún tengan alguna conexión con las pandillas actuales, tal vez consigan información que no le dieron a Charlie—

Era una buena opción, lo malo es que habíamos perdido contacto con ellos cuando se unieron a las fuerzas policiales.

Asentimos en silencio, no había mucho más que decir. El plan estaba claro.

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El panorama cambió completamente unos días después. Eiji se levantó antes de que Ibe o yo termináramos de prepararnos, tomó sus cosas rápidamente y se dirigió hacia la puerta sin decir mucho.

—¡Hey, a dónde vas!— le pregunté, sorprendido por su prisa mientras me ponía los zapatos.

Eiji apenas volteó hacia mí, con su rostro tenso y su mochila al hombro —Voy a encontrarme con alguien—

Sin darnos tiempo para cuestionarlo, salió, dejando a Ibe y a mí parados en medio del lugar, intercambiando miradas preocupadas.

—¿Qué se trae entre manos?— preguntó Ibe, frotándose la sien por la preocupación —No hay quien lo proteja de cualquier problema en el que se meta...—

Me encogí de hombros, pero mi inquietud era evidente —No lo sé, pero no me gusta cuando se pone así. ¿Crees que haya encontrado alguna pista nueva?—

—Puede ser— dijo Ibe, pero su tono no era del todo convencido —Aunque conociendo a Ei-chan, si no nos lo dijo, es porque sabe que no vamos a estar de acuerdo con lo que está haciendo—

Suspiré, sintiendo la frustración crecer —No podemos quedarnos de brazos cruzados, vamos a seguir revisando lo que tenemos mientras vuelve—

Ibe asintió y se sentó junto a la mesa llena de documentos, pero no pude evitar echar otro vistazo a la puerta. Hace unos años estamos seguros de que Eiji tenía quien lo cuidara pero ahora....

—Espero que sepa lo que está haciendo —murmuré, antes de sentarme y sumergirme nuevamente en documentos.

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No había muchas pistas y todo nos llevaba al mismo resultado... nada. La frustración pesaba pero no podía rendirme, tenía que llegar al fondo de todo esto, por Jade, por Ash... Por todos los que habían sufrido a causa de esta maldita droga ahora y en el pasado...

No tuve suerte en contactarme con Bones y mucho menos con Kong, en la oficina de policías solo me dijeron que los habían enviado a otro estado por un caso, tampoco pudieron brindarme algún número de contacto y los que tenía de hace años ya no eran de ellos.

Al cabo del tercer día investigando, mi celular vibró con un mensaje. Lo miré de reojo, un número desconocido con una foto de perfil infantil de osos panda bebé, sin duda curioso.

Abrí el mensaje:
"Sé sobre el Banana Fish, tengo información. Encuéntrame en el estacionamiento de la escuela primaria de los acontecimientos. Ven solo, Eiji Okumura."

El desconocido sabía mi nombre... Sería acaso el mismo número que envío a los emojis haciendo referencia al Banana fish, era una posibilidad.

Ir solo era riesgoso, y una parte de mí sabía que podía ser una trampa, pero, si esta persona realmente tenía información, no podía dejarlo pasar. Salí rápidamente de la habitación sin decirles a dónde iba exactamente solo que me encontraría con alguien.

Llegué al estacionamiento, me quedé cerca de la entrada, escaneando el área con la mirada, esperé unos minutos, tentado a enviar un mensaje al número desconocido.

De repente, una voz infantil rompió el silencio —Tan diferente e idéntico al mismo tiempo—

Lo reconocí de inmediato —¿Little Yue? —pregunté, incrédulo. Era el amigo de Jade. ¿Qué hacía aquí?

El niño sonrió de una manera que no encajaba con su edad —Nada de eso, gato japonés —respondió con un tono afilado que me heló la sangre.

Solté un jadeo, ese apodo... No podía ser.

Continuó, su sonrisa ladeada —Te lo dejo claro, en algún momento fui Lee Yut Lung—

Mis ojos se abrieron de par en par. Ahora que lo decía, las similitudes eran innegables, su forma de hablar, el tono calculador, incluso físicamente, pero Yut Lung había fallecido hacía doce años.

—Reencarnación— Lo dijo con la confianza, aunque yo no había pronunciado ni una palabra.

—¿Qué sabes? —logré preguntar finalmente, mi voz apenas un murmullo.

Él sonrió, como si hubiera estado esperando esa pregunta —Sé quién lo está moviendo. Y si quieres respuestas, tendrás que confiar en mí—

Yue chasqueó los dedos, y de entre las sombras surgió un adolescente encapuchado, era alto, aunque no del todo desarrollado, quizás de catorce o quince años, su postura era tensa, y aunque mantenía la cabeza baja, podía sentir la intensidad en su presencia.

—Fue él —dijo Yue con su tono calculador, señalando al muchacho.

Fruncí el ceño, pero antes de que pudiera reaccionar, Yue levantó una mano como si anticipara mi acusación.

—Antes de que malentiendas las cosas—empezó, su mirada clavada en mí —No soy yo quien está recreando la droga. Créeme, estaba decidido a tener una vida común como cualquier niño, pero el destino tenía otros planes—

No me convencía del todo, apreté los puños y le dirigí una mirada al adolescente, quien se mantenía en silencio.

—¿Quién es?— le pregunté a Yue, aunque mi desconfianza era evidente, luego miré al chico directamente —¿Y quién eres tú?—

El adolescente no dijo nada, fue Yue quien dio un paso adelante —Quítate la capucha —ordenó.

El chico obedeció lentamente, revelando un rostro joven pero familiar. Sus ojos oscuros y su expresión endurecida hicieron que mi mente se tambaleara. Yue sonrió, como si disfrutara de mi confusión.

—¿Te suena el nombre de Lao Yen Tai? —preguntó, su voz casi burlona.

Sentí que el aire me abandonaba, esto no podía ser real.

—Esto es imposible...— murmuré, retrocediendo un paso mientras trataba de procesar lo que estaba viendo.

Yue suspiró —El destino ha vuelto a poner en marcha a muchas personas, es desafortunado, pero así es.—

Su mirada se clavó en mí. Me resultaba más difícil llamarlo Yut Lung cuando lo acabo de conocer siendo Yue.

—Pero no te confundas, Eiji Okumura— Señaló al chico, quien ahora me miraba directamente, su rostro inexpresivo pero sus ojos llenos de algo que no podía identificar —Él no es quien crea la droga, la distribuye, sí, pero no por voluntad propia—

—¿Obligado?— pregunté con escepticismo, mi resentimiento latente.

Yue asintió, inclinando la cabeza ligeramente hacia el adolescente —Lao, o quien fue Lao, está atrapado en este juego sucio, pero déjame ser claro, ahora juega para ambos lados, es mi informante también—

—Esto no tiene sentido...— susurré, frotándome las sienes. Mi mente estaba inundada de preguntas, pero solo una logró escapar de mis labios —¿Por qué haces esto?—

Lao finalmente habló —No es como si tuviera elección—

Sentí una punzada de rabia, mezclada con frustración y algo de empatía. No sabía si podía confiar en ellos, pero si estaban dispuestos a compartir información, no tenía muchas opciones.

—Bien, entonces empieza a hablar— dije finalmente, dirigiéndome a Lao —Si sabes tanto, dime ¿Quién está detrás de todo esto?—

—No hablaré contigo— dijo Lao, mientras volvía a colocarse la capucha  —Solo hablaré con Sing—

—Él... no creo que sepa quién eres—respondí, tratando de mantener la calma, aunque sentía la tensión apretando mi pecho.

—Oh, lo sabe~...— canturreó Yue, disfrutando de mi sorpresa —Es bueno fingiendo demencia—

Mi mente dio un vuelco. Sing... ¿sabía sobre esto? ¿Había estado ocultándolo todo este tiempo? No quería creerlo, pero si Yue lo decía, probablemente era cierto.

No tenía tiempo para discutir o dudar, la única opción era llevar a Lao a Cape Cod, donde Sing podría verlo y, quizás, darle sentido a este caos.

—Vamos— Le hice un gesto a Lao, mi tono seco. Él no protestó, pero su postura dejaba claro que no estaba particularmente contento de seguirme.

Durante el viaje a Cape Cod, el silencio era abrumador. Lao se mantuvo mirando por la ventana, y yo, con las manos firmes en el volante, luchaba contra los recuerdos que inundaban mi mente.

Ash... Lao fue quien lo apuñaló, fue su mano la que empuñó el cuchillo, la que provocó la herida que lo llevó a la tumba. El pensamiento me dejó un nudo en la garganta, miré de reojo a Lao, que ahora era un adolescente perdido, pero no podía apartar la imagen de lo que hizo. Pensé que ese "odio" había desaparecido, pero quedan algunos remanentes de ese horrible sentimiento....

Llegamos a Cape Cod cuando ya era casi de noche, con el sol hundiéndose en el horizonte y tiñendo el cielo de tonos anaranjados mezclados con un estridente morado.

El bullicio del mercado del pueblo se mezclaba con los colores vibrantes de los puestos y el aroma de la comida recién preparada, para mi sorpresa, vi a Sing y Akira charlando junto a un puesto de frutas.

—¡Sing!— los llamé, alzando la voz por encima del ruido.

Ambos giraron la cabeza al escucharme y caminaron hacia nosotros, Sing me sonrió, pero su expresión cambió al ver a Lao. Al principio, estaba claramente sorprendido, pero para mi desconcierto, esa sorpresa se desvaneció rápidamente, después de unos segundos de tensión, lo saludó con calma, como si todo fuera normal.

Yo, en cambio, sentía que el suelo se abría bajo mis pies, la calma de Sing me desconcertó y, peor aún, encendió algo en mí. Ira, frustración, una mezcla de emociones que apenas podía contener.

Nos movimos hacia un lugar más apartado, una pequeña plaza detrás del mercado donde había menos gente, pero el silencio que se formó entre nosotros era mucho más opresivo que el ruido del mercado.

No pude más —¡Sing!— mi voz cortó el aire como un cuchillo, y todos se quedaron en silencio, incluso Akira, quien dio un paso atrás, sorprendido por mi tono —¿Tú sabías que Lao distribuyó la droga?—

Sing me miró con una mezcla de culpa y seriedad, abriendo la boca para hablar, pero no le di tiempo.

—¡¿Tú lo sabías, Sing?! —repetí, mi voz más fuerte, más acusadora —Jade fue drogado, un niño ha muerto, hay muchos más hospitalizados... ¡Y tú siempre supiste sobre esto!—

—Eiji, yo...— empezó, pero lo interrumpí antes de que pudiera justificar nada.

—¡No! No quiero excusas—

Sing bajó la mirada por un momento, luego suspiró profundamente, como si llevara el peso del mundo sobre los hombros —No podía revelar información a la policía— dijo finalmente, su voz tensa, pero controlada.

Eso fue el colmo —¿¡Y qué hay de mí?!— grité, sintiendo cómo mi ira explotaba —¡¿Qué hay de nosotros?! ¡¿Qué hay de Max?! ¡Viste lo angustiado que estaba! ¡Viste lo que esto nos estaba haciendo, y aun así decidiste quedarte callado!—

El silencio cayó como una losa, Sing mantuvo su mirada fija en el suelo, apretando los puños, mientras Akira me miraba con preocupación. Incluso Lao parecía incómodo, moviéndose de un pie a otro sin decir nada.

Finalmente, Sing levantó la mirada, y en sus ojos vi algo que no esperaba, dolor —Eiji, no era tan simple...— dijo, su voz más baja, más grave —Yo sabía que había algo mal, pero si decía algo sin pruebas concretas, no solo ponía en peligro a Lao, me ponía en peligro a mí, a Akira... y a todos nosotros—

—¿Pruebas? —bufé, dando un paso hacia él —¿La última vez nos detuvimos porque no había pruebas? ¡¿Que hay de todos esos niños?!—

—¡¿Crees que no lo sé?!— Sing explotó finalmente, su voz quebró —¡He estado perdiendo el sueño por esto! ¡¿Crees que no me duele ver lo que está pasando y no poder hacer nada?!—

Su reacción me tomó por sorpresa, ya no pude seguir enojado con él y lo abrace, realmente no quería gritarle pero todos los sentimientos que tenían eran demasiados para contenerlos.

—Lao vino a mí porque no tenía a dónde más ir— continuó, ahora con un tono más controlado —No estoy justificándolo, sé lo que hizo, sé lo que está haciendo, pero si se entera la policía, perdemos nuestra única conexión con quienes están detrás de todo—

Entendía su lógica, miré a Lao, que seguía en silencio, y luego a Sing, que parecía tan cansado como yo —Tienes razón...—

Finalmente, Lao levantó la cabeza —Basta de gritos, voy a decir lo que sé—

Akira miraba todo en silencio, la mire de regreso calmándola con una simple mirada, esto realmente era muy difícil de explicar.

—No es una distribución organizada como pensaban...— empezó, sus ojos evitando los míos — No son pandillas ni traficantes, son los mismos estudiantes, los que están fabricando la droga. En el laboratorio de química de la escuela secundaria—

—¿Cómo sabes eso?— pregunté, aunque mi voz temblaba un poco, incrédulo.

—Lo sé porque fui parte de ello— Su mirada se endureció —Yo no quería estar involucrado, pero tenía que hacerlo para mantenerme a salvo, para que no me mataran. Empezaron a producir la droga con los químicos que sacaban de ahí—

—¿Quiénes son los responsables? —le pregunté, mi voz ahora más urgente —¿Cuántos están involucrados?—

Lao miró al suelo antes de responder.

—Son varios, pero no todos lo saben, algunos ni siquiera sabe lo que están creando realmente. Lo peor es que el profesor de química estaba involucrado, o al menos cerró los ojos a lo que pasa, les da acceso a los materiales—

Sing y Akira, al escuchar sus palabras, intercambiaron miradas preocupadas. Sabían que esto no terminaría bien si no actuábamos rápido.

—Vámonos a New York. Lao vas a declarar frente a Charlie— Sing le explico a su "Hermano", ya estábamos subiendo al auto, todos menos Akira

Notes:

Capítulo nuevo 👍🍌🐟

Detallitos del capítulo
-En el extra de “Fly boy in the sky” se ve a la pareja de Ibe, además pensé que merece su propia familia.
-Lamentablemente ya hay victimas mortales, el niño que falleció es el mismo que Yut Lung señala en el capítulo anterior.
-Bones y Kong están en otro caso, ¿Cual será? (Lo veremos próximamente)
-Para Akira todo esto está sucediendo muy rápido UnU.

Chapter 25: 23

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Akira no quiso subir al auto, y por un momento pensé que estaba aterrada por todo lo que estaba ocurriendo.

—Akira, escucha... No quiero que pienses mal de nosotros... No quiero que te alejes...—Sing intentó hablarle, su voz cargada de preocupación, pero ella lo detuvo alzando la mano.

—No pienso mal de ustedes— dijo con calma, mirándolo directamente a los ojos —Pero si nos vamos a ir todos, al menos debemos avisarle a Jade que no regresaremos esta noche—

Sing pareció dejar escapar un suspiro de alivio, sus hombros relajándose un poco, su alivio fue aún más evidente cuando Akira dio un paso hacia él, lo tomó suavemente del rostro y le dio un beso en la mejilla.

—No importa si todo el mundo se pone en tu contra, voy a estar a tu lado— agregó con una sonrisa leve.

La escena me hizo sentir un vuelco en el corazón... Las palabras de Akira resonaron en mi mente, como un eco de algo que había dicho hace años. "Incluso si el mundo se vuelve en contra de ti. Siempre estaré a tu lado" Le había dicho algo muy similar a Ash, cuando aún estaba vivo. Una ola de nostalgia me golpeó con fuerza, recordándome aquellos momentos que ahora parecían tan lejanos, pero que seguían tan vivos dentro de mí.

Con esa mezcla de emociones regresamos a la casa. Todo estaba a oscuras cuando entramos, el silencio apenas interrumpido por el leve crujido de los pasos sobre el suelo de madera. Akira, tomó papel y lápiz de la cocina y escribió una nota rápida, dejándola para Jade. Mientras ella lo hacía, decidí subir las escaleras para asegurarme de que estuviera bien.

Al abrir la puerta de su habitación, lo encontré profundamente dormido, Jade es un dormilón, y no me sorprendió encontrarlo completamente ajeno a lo que ocurría. Me quedé allí unos segundos, observándolo, prefiero que él viva en la paz que te brinda... la ignorancia...

Con un último vistazo, cerré la puerta suavemente y bajé las escaleras, esperando que nuestra ausencia no se prolongara demasiado y que volviéramos lo antes posible, pero dudaba mucho que regresáramos pronto, así que, mientras Sing y Akira organizaban las últimas cosas, decidí acomodar toda la comida en su lugar. Quería asegurarme de que Jade tuviera todo para no salir innecesariamente de la casa.

Finalmente, terminamos y subimos al auto. La carretera hacia New York estaba desierta a esas horas de la noche, y el viaje, aunque tranquilo, se sentía cargado de tensión. Llegamos a la ciudad en la madrugada, con las luces de los edificios parpadeando como testigos silenciosos de nuestra misión.

—Hoy debía encontrarme con ellos... —Lao comentó entre bostezos, Sing no quería dejarlo ir, pero entendía que mantener su rutina era clave para evitar sospechas.

—Ten cuidado, y si algo parece raro, sal de ahí inmediatamente —le advirtió Sing con seriedad mientras Lao asentía. Lo dejamos cerca de la escuela, observándolo mientras se perdía entre los estudiantes que empezaban a llegar.

Akira, que había permanecido en silencio, dejó escapar un suspiro preocupado mientras miraba a los niños que cruzaban las puertas de ambas escuelas.

—Ojalá no mueran más niños... —murmuró, su tono cargado de tristeza.

Coloqué una mano en su hombro, intentando transmitirle algo de seguridad —Detendremos esto, Akira. Lo prometo—

Nos dirigimos al hotel donde Max e Ibe-san nos estaban esperando. Al llegar, Ibe nos recibió con su típica calidez, aunque su mirada reflejaba la misma preocupación que todos sentíamos.

—Ei-chan —dijo al abrir la puerta, permitiéndonos entrar sin siquiera sorprenderse al ver a Sing y Akira con nosotros. Probablemente ya imaginaba por qué habían venido. Cerró la puerta detrás de nosotros y se cruzó de brazos, observándonos con curiosidad. —¿Tienes nuevas pistas?

—Muchas— respondió Sing, se sentó en una de las sillas y nos miró a todos, como si estuviera organizando sus pensamientos. —Tenemos a un testigo, pero solo hablará si se garantiza que su identidad será encubierta—

—Eso es complicado —comentó Max desde el sofá, donde había estado revisando algunos papeles —La policía no suele aceptar declaraciones anónimas, y menos en un caso de este calibre—

—Aun así podría darnos información útil, si la policía no considera el relato como una prueba nosotros si—

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Nos pusimos en contacto con Charlie. Lao estaba decidido a colaborar, pero con condiciones estrictas.

—No declararé si Sing no está conmigo —dijo Lao con firmeza, cruzándose de brazos.

—Ya te dije que estaré aquí todo el tiempo—respondió Sing de inmediato, sin vacilar.

—Tampoco mostraré mi rostro— agregó —No confío en nadie aquí. Si me reconocen, estoy acabado—

Charlie, al otro lado de la línea, permaneció en silencio unos segundos, probablemente considerando las implicaciones.

—Tráiganlo ya. Lo haremos hoy mismo. Usaremos una sala privada y garantizaremos su anonimato, pero necesito que sea honesto y que nos dé todo lo que sabe— dijo finalmente.

Miré a Lao, esperando su reacción. A pesar de su semblante tenso, asintió.

Charlie nos recibió en una sala apartada, había un cristal opaco y grabadoras listas. Lao llevaba la capucha puesta y evitaba mirar directamente a los agentes presentes, Sing se sentó junto a él, dándole una leve palmada en el hombro para tranquilizarlo.

—Cuando estés listo, puedes empezar— dijo Charlie con voz neutral, dándole el espacio que necesitaba.

Lao respiró hondo antes de hablar.

—No soy el creador de la droga. Solo soy un distribuidor... obligado— comenzó, su voz ligeramente temblorosa —Hace unas semanas, un grupo de estudiantes de la secundaria empezó a fabricarla en el laboratorio de química, alguien los estaba guiando—

Charlie lo interrumpió —¿Quién es esa persona?—

—El maestro de química, es un tipo mayor, probablemente en sus 40, les proporcionó los ingredientes químicos y los instruyó sobre cómo hacerla—

—¿Cómo te involucraste?— preguntó Sing, quien parecía tener tanta curiosidad como los demás.

Lao bajó la mirada, tampoco quería ver a Sing —Me chantajearon, si no distribuía la droga, entonces...—

Hubo un silencio incómodo en la sala; Charlie anotaba todo rápidamente —¿Cuántos estudiantes involucrados hay? —insistió.

—Unos 8 o 10... no los conté— Cuando terminó de hablar, la tensión en la sala era palpable.

Charlie apagó la grabadora y se levantó —Hiciste lo correcto viniendo aquí—

Mientras salíamos de la estación, podía sentir el peso en los hombros de todos, pero al menos ahora teníamos un objetivo, la mente criminal detrás de esto. Con eso en mente regresamos a mi casa, el hotel solo fue una estancia temporal en caso de que alguien no estuviera siguiendo.

Era tarde realmente tarde, si bien quería ir a Cape Cod decidí pero era mejor esperar a mañana...

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El grito de Max fue tan fuerte que incluso en el pasillo los demás salieron de sus habitaciones alarmados. Sing y Akira estaban detrás de mí cuando intenté calmarlo.

—Max, ¿Qué está pasando?— insistí, preocupado por la manera en que sudaba y temblaba mientras intentaba meterse los zapatos.

—No puedo explicarlo ahora, Eiji. Pero tengo que volver a Cape Cod— respondió casi sin aliento mientras se abotonaba la camisa apresuradamente.

—¿Por qué tan de repente?— pregunté de nuevo, tratando de entender la urgencia.

Max se detuvo un segundo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas, luego negó con la cabeza —Digamos que alguien está... muy enojado conmigo...—

—Fue solo una pesadilla— Intente tranquilizarlo pero él ya estaba decidido —Es muy tarde mejor regresa a la cama—

—Tengo que asegurarme de que todo esté bien allá— dijo Max, había ignorando por completo mis palabras

Intenté aliviar la tensión con un chiste —Parece que has visto un fantasma, Max— Pero él se detuvo en seco, su rostro se contrajo y su cuerpo tembló.

—No está muy lejos de la verdad... —murmuró.

—Está bien, iré contigo —dije finalmente, colocando una mano en su hombro, sea cuál sea el motivo no voy a dejar a Max solo

Sin más discusiones, Max y yo salimos del hotel y nos dirigimos al auto, el viaje a Cape Cod fue silencioso, pero la atmósfera estaba cargada de tensión, miré de reojo a Max varias veces, se veía cansado, como si hubiera estado peleando una batalla interna desde hace tiempo.

Cuando llegamos a Cape Cod, eran las seis de mañana, el sol empezaba a asomarse con sus primeros rayos de sol pero el ambiente no era relajante...

Mientras lo seguía hasta la puerta, no podía dejar de preguntarme qué había visto o soñado que lo había afectado tanto. Algo me decía que la respuesta no sería fácil de digerir.

Antes de abrir la puerta se escucharon gritos desde adentro

—¡Me mentiste Griffin!— seguido de un sonido chillón de cuando arrojan un peluche —¡Dijiste que estarían aquí para hoy y no están!— Jade estaba discutiendo con alguien

—Jade...— Max dio un paso al frente, tratando de llamarlo

Pero Jade no le prestó atención, en lugar de eso, comenzó a llevarse las manos a la cabeza, rascándose frenéticamente el cuero cabelludo y, luego, los oídos, como si intentara silenciar algo, sus movimientos se volvieron erráticos y desesperados, gritó con todas sus fuerzas, doblándose hacia atrás de forma antinatural.

Max se apresuró hacia él, sujetando sus manos para evitar que se lastimara —¡Jade, soy yo, papá! Tranquilo, hijo, tranquilo... —le dijo, su voz temblorosa.

Yo me quedé paralizado por un momento, observando cómo Jade luchaba con una fuerza que no parecía propia de un niño. Se retorcía, intentando soltarse de las manos de Max, mientras seguía gritando sin parar.

—Eiji, ¡ayúdame!— gritó Max de repente, sacándome de mi estupor.

Corrí hacia ellos y traté de sostener a Jade, me dió una o dos patadas antes de que pudiera sujetarlo —La medicina... La que nos dió el doctor Meredith hay que darsela—

—No quiero hacerlo— dijo Max, su voz quebrándose mientras veía la reacción violenta de Jade.

—Max, no tenemos opción— dije rápidamente, viendo cómo las uñas de Jade se clavaban en su piel y su rostro estaba completamente desencajado.

Con cuidado, tomé el frasco de pastillas de la mesa cercana, mis manos temblaban mientras sacaba una píldora.

—Jade, todo estará bien, pero necesitas tomar esto— dije, aunque sabía que no podía escucharme en su estado.

Con la ayuda de Max, logramos darle la pastilla, aunque fue difícil mantenerlo quieto, poco a poco, su cuerpo empezó a relajarse, sus gritos cesaron y sus movimientos se hicieron más lentos, hasta que finalmente se desplomó en los brazos de Max, temblando levemente.

Max lo sostuvo con fuerza, lágrimas cayendo por su rostro —Esto no es normal, Eiji...— susurró, su voz apenas audible.

—Lo sé, Max...— dije, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia

Max cargó a Jade con cuidado, lo llevó al mueble más cercano y lo recostó, luego, sin decir una palabra, caminó hacia la cocina, cuando regresó, se arrodilló junto al mueble y paso el paño frío en la frente de Jade con movimientos suaves.

—Max...— intenté decir algo, pero las palabras se atascaron en mi garganta.

Él negó con la cabeza, sin mirarme —No digas nada, Eiji— respondió con voz baja, casi un susurro —Ya es suficiente con lo que ha pasado—

Me acerqué y me senté en el borde del mueble, observando cómo Max pasaba el paño por el rostro de Jade limpiando algunas de las heridas que se habia hecho

—Cuando lo adopté, pensé que podría darle una vida mejor, una vida segura...— murmuró Max de repente, su voz quebrándose —Pero ahora mira...—

—Max, esto no es tu culpa —dije, intentando reconfortarlo.

—¿No lo es?— me miró, sus ojos llenos de culpa —Todo lo que ha pasado, todo lo que ha vuelto a nuestras vidas... Banana Fish, la droga... ¿Cómo no podría ser mi culpa?—

—Tu no recreaste la droga...— Me arrodille a su lado

—Ash me dijo que aún si él moría debía seguir investigando, no hice eso, me confíe en que con toda la información destruida se había acabado todo— No supe qué responder

El silencio se instaló entre nosotros, solo roto por la respiración pausada de Jade. Finalmente, Max suspiró profundamente, pasó una mano por su rostro y se levantó lentamente.

—Haré lo que sea necesario para detener esto— dijo, cerrando los ojos como si estuviera haciendo una promesa —Incluso si tengo que enfrentar la mafia nuevamente—

Asentí en silencio, yo mismo me había prometido llegar al fondo de esto nuevamente.

—¿Cuál mafia?— la voz de Jade nos tomó por sorpresa, su tono bajo pero lleno de curiosidad.

Max, se apresuró a ayudarlo a sentarse —Jade... no te esfuerces demasiado— le dijo con suavidad, acomodándole una almohada detrás de la espalda.

—Escuché lo que dijiste antes...— murmuró Jade, frotándose los ojos, aún débil —Dijiste algo sobre mafias... ¿Qué está pasando?—

Max y yo intercambiamos miradas, era evidente que no queríamos cargarlo con todo lo que estaba sucediendo, pero Jade era más perceptivo de lo que cualquiera quisiera admitir, no por nada sus maestros lo habían catalogado como un genio.

—Estamos tratando de resolver algo, nada de qué preocuparse— intenté desviar el tema con una sonrisa tranquilizadora.

—¿Tiene que ver con esa droga? —Jade insistió, sus ojos fijos en los míos.

Max suspiró y se pasó una mano por el cabello, mirando a Jade con preocupación y resignación.

—Sí, tiene que ver con eso...— admitió finalmente —Pero no quiero que te involucres, Jade. No más de la necesario—

Jade frunció el ceño, parecía molesto —Tu estás involucrado, cuando solo deberías estar esperando a que la policía haga su trabajo—

Luego se inclinó hacia él, tomando sus manos —Déjanos esto a nosotros— Jade pareció dudar, pero finalmente asintió, aunque con evidente frustración, y una mirada que nunca había visto en él —Descansa, más tarde iremos de regreso a New York—

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Para obtener señal Max subió al techo del auto, sosteniendo su teléfono con un brazo estirado hacia el cielo en un intento desesperado por conseguir señal.

—Nada todavía, ¿y tú?— me gritó desde arriba.

—Tampoco— respondí, pero mis ojos estaban fijos en Jade a través de la ventana.

Lo observé mientras hablaba con el muñeco. Su voz temblaba entre sollozos, y verlo así me llenaba de una inquietud que no podía sacudirme.

—Griffin, perdón por gritarte...— dijo, abrazando con fuerza al muñeco.

Mi pecho se apretó al oírlo. Griffin... ¿Por qué ese nombre?...

—Pero... yo no quiero dejarte aquí....— continuó Jade, mientras sus lágrimas caían —Quiero llevarte conmigo... No, no me importa eso... Lo que quiero es poder abrazarte...—

Por un momento, mi cuerpo se congeló. Dudaba si debía entrar o no....

—¿El oso...?— jadeó Jade entre lágrimas —Bueno, nunca le puse nombre... ¿Ahora serás el oso?... Jaja, está bien—

Su risa era una mezcla extraña de ternura y dolor, fue suficiente para que me decidiera. Abrí la puerta con cuidado y entré, intentando no asustarlo.

—Jade... —llamé con suavidad. Él no tenía el mejor historial psicológico, y empezaba a temer que este oyendo voces...

Levantó la vista hacia mí, aún abrazado al oso, sus ojos estaban hinchados y húmedos, y por un momento parecía que iba a decir algo, pero solo apretó los labios.

Me acerqué lentamente y me senté a su lado —Puedes contarme, lo que sea que sientas... estoy aquí para escucharte— Jade bajó la mirada y no me respondió seguía teniendo esa mirada de genuino resentimiento  —Ve a guardar tus cosas en cuanto podamos nos iremos—

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El ambiente en el auto seguía cargado, una pesadez palpable en el aire. Jade estaba en su propio mundo, y sus respuestas, o más bien la falta de ellas, solo aumentaba la tensión. Max y yo intercambiábamos miradas rápidas, pero ninguno de los dos sabía bien cómo abordar la situación.

—¿Hijo, por qué estás tan enojado?— preguntó Max, pero Jade no contestó, en lugar de eso, simplemente miró al oso a su lado, como si le estuviera reclamando algo, y luego soltó un simple "Jum" antes de volverse hacia la ventana.

Ambos suspiramos al unísono, sabiendo que presionar más en ese momento solo empeoraría las cosas, pero no podíamos quedarnos callados mucho tiempo.

Cuando finalmente llegamos a casa, ya eran las siete de la mañana, el cansancio había calado hondo en ambos, pero Jade seguía como si nada, completamente despierto. Sin duda, el niño no estaba normal.

—Voy a prepararme para ir a la escuela— dijo con un tono casi vacío mientras acomodaba su mochila, no había emoción en su voz.

Nos miramos, sabiendo lo que esto significaba. Jade no solo estaba siendo impulsivo, sino que también se estaba alejando de nosotros.

—No has desayunado...— dijo Max, intentando frenar su apuro.

—Comprare algo de camino —respondió Jade sin mirar atrás, como si ya no le importara lo que decíamos.

—¡De la cafetería no!— gritó, esta vez tomándolo del brazo

Lo entendía, el miedo a que volviera a ser drogado en cualquier momento era real, pero Jade no lo tomó de la misma manera, se soltó de un tirón de la mano de Max y caminó hacia la puerta saliendo de la casa.

Max quedó allí, mirando la puerta que se cerraba tras él, con una expresión que podría haber sido de derrota o desesperación.

—Está enojado conmigo...— dijo Max en un susurro, encogiéndose de hombros —Eiji, ¿Qué voy a hacer? Nunca he lidiado con algo asi— Yo tampoco sabia como ayudarlo, creí que estaba desesperado hasta que se termino agachando resignado —Michael nunca se comporto asi... no se que tengo que decirle para que deje de odiarme—

—Tu dijiste que para ser padres no hay manual— Trate de animarlo recordándole lo que le había dicho a Ibe —Jade no es del tipo de adolescente que se enoja toda una vida, volverá mas relajado y podremos explicarle bien las cosas—

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Volví a la escuela con la furia aún burbujeando en mi interior. Todo estaba mal, pero lo que más me irritaba era que ni papá ni Eiji se dignaron a disculparse. ¿Por qué tenían que actuar como si todo estuviera bien? No lo estaba. No lo estaba en absoluto.

Caminé hacia los baños, sentía el peso de la frustración en mis hombros, me encerré en uno de los cubículos para respirar hondo, intentar calmarme. Mi cabello estaba completamente desordenado y mi ropa estaba arrugada por no haberme preocupado por el aspecto, tomé un minuto para acomodarme, pasándome las manos por el cabello, y traté de apaciguar ese nudo de rabia que me recorría el pecho.

Al llegar, noté que el salón estaba medio vacío, Jaw aún no había llegado, pero el profesor de matemáticas ya estaba allí, preparándose para la clase.

—Vaya, creí que no te vería hasta el lunes— comentó con una sonrisa al verme entrar. A pesar de ser el profesor de la asignatura más odiada, el tipo era bastante amable a comparación de sus colegas —¿Te sientes mejor?—

—Sí, y mejor— respondí, había olvidado que la justificación para mi ausencia fue la droga que seguía pesando sobre mí, pero ya había comenzado a tolerar el ruido constante, los sonidos que antes me volvían loco, los audífonos ya no funcionaban y mis oídos aún dolían, pero era tolerable

—Me alegro, eres el único que resuelve mis ejercicios con ganas— Me dejo ir a mi asiento y espere ahí a que empezara la clase o que a Jaw llegue.

Lo segundo ocurrió primero —¡Jade! ¡Idiota, aquí estás! ¡No me has respondido ninguno de mis mensajes en días!— la voz de Jaw resonó por todo el salón.

—Perdón... además, mi celular lleva sin batería un buen tiempo— me disculpé, pero mi tono era apagado, realmente no tenía la cabeza para lidiar con todo esto, ni para darle excusas a Jaw por haberlo ignorado.

—Yo te presto cargador, pero...— me dio un leve golpe en la cabeza, para luego continuar —No me vuelvas a ignorar—

Se sentó a mi lado lanzando su mochila —Hay muchas cosas que quiero contarte, empezando por...— pareció emocionado

Al parecer en mi ausencia habían logrado fundar su propio club, "El club de investigación" donde de miembros estábamos únicamente, Marcus, Jaw y yo además de Little Yue como miembro honorario hasta que pase a secundaria, nadie mas quería unirse principalmente porque lo veían como un club de letras y tarea, pero sinceramente asi era mejor, ya que seriamos solo los 4 con nuestro propio espacio para hacer nuestras cosas.

Durante el receso, mientras caminábamos hacia nuestra sala del club, decidí hacer una parada en mi casillero para recoger mis libros para la siguiente clase, cuando lo abrí, algo cayó al suelo, una carta blanca con bordes decorados y un corazón rojo dibujado en el centro.

—Uuuh, mira nada más— dijo Jaw, recogiendo la carta antes de que pudiera detenerlo —Tiene un corazón, es una carta de amor, obviamente—

—Pues qué mala suerte para esa persona, porque no estoy con ganas de romance— respondí con indiferencia, cerrando el casillero de un golpe.

—Oh, no, no, no. Ahora que somos el club de investigación, es nuestro deber investigar quién dejó esto aquí— dijo Jaw, abriendo la carta sin siquiera pedir permiso.

—Investigar esto no tiene nada que ver con el club. Devuélvemela, Jaw—

—¿Y qué dice aquí? "Para Jade, con cariño"— leyó en voz alta, ignorando por completo mi advertencia —Esto está lleno de clichés, ¡es increíble! "Tu sonrisa ilumina mi día..." ¡Ugh, qué clásico!, pero se nota que tienes loquito a esta persona—

—En serio, no me importa— le dije, intentando quitársela de las manos, pero Jaw era demasiado rápido.

Justo entonces, escuchamos pasos apresurados que venían por el pasillo, ambos volteamos y vimos a una chica correr en dirección opuesta nosotros, pudimos distinguir su rostro, pero era alguien completamente desconocida para mi.

—Oh, mira nada más— dijo Jaw con una sonrisa burlona —¡Le gustas a la japonesita!— gritó, riéndose como si fuera lo más divertido del mundo —La vi en el club de fotografía—

Rodé los ojos, sintiendo cómo la incomodidad del asunto —Cállate, ni siquiera la conozco—

—Pues parece que ella sí te conoce a ti— dijo con una sonrisa burlona, agitando la carta en el aire

—Dame eso ya— Le quité la carta de las manos y la guardé en mi mochila sin siquiera mirarla —No necesito distracciones ahora mismo, tenemos cosas más importantes que hacer, traje varias cosas de Cape Cod para que te distraigas—

Jaw no paraba de reír mientras seguíamos caminando hacia la sala del club, pero yo intenté ignorarlo. Romance... definitivamente era lo último que necesitaba en este momento.

Hubiera peleado con Jaw, realmente lo habría hecho. Su actitud burlona estaba poniéndome de los nervios, pero el sonido inconfundible de las sirenas de policía empezó a oírse demasiado cerca seguido de un sonido de pasos apresurados. Giramos la cabeza justo a tiempo para ver cómo unos policías entraban a la escuela.

—¿Qué demonios está pasando?— preguntó Jaw, bajando el tono de su voz, yo no respondí, pero tenía un mal presentimiento.

Varios estudiantes incluyéndonos los siguieron hasta el laboratorio de química, los policías no se detuvieron ni por un segundo, y al llegar, abrieron la puerta de golpe; dentro del laboratorio, el maestro de química, el señor Miller, estaba revisando algunos papeles, su rostro pasó de la calma al desconcierto en un instante.

—Usted queda arrestado bajo sospecha de producción y distribución de sustancias ilegales— dijo uno de los oficiales, mientras otro avanzaba para colocarle las esposas.

El laboratorio quedó en silencio absoluto. Los estudiantes que estaban dentro no podían apartar la mirada; el señor Miller levantó las manos lentamente, con los ojos bien abiertos se notaba que no entendía que estaba sucediendo.

—¡Es un error! ¡No sé de qué están hablando!— dijo, tratando de resistirse —Solo soy un profesor, ¡no hago nada ilegal!—

—Tiene derecho a guardar silencio. Todo lo que diga podrá ser usado en su contra— continuó el oficial mientras lo sacaban del laboratorio.

Jaw y yo nos miramos, completamente impactados —¿Nuestro maestro es el distribuidor de drogas?— murmuró Jaw, como si no pudiera creerlo —Claro Arthur salió del laboratorio con esa galleta envenenada que te dió. Vaya jamás creí que el señor Miller fuera un criminal—

No respondí, trataba de conectar las piezas. Si los policías estaban aquí, significaba que había pruebas; nunca habría sospechado de él... aunque, si lo pensaba bien, el laboratorio de química era el lugar ideal para fabricar cualquier cosa...

Entre todos los policías, no tardamos en reconocer al padre de Jaw, tomando apuntes y dando órdenes. Mi amigo no perdió la oportunidad de acercarse, después de todo, su papá lo “respaldaba”, y con esa confianza característica suya, se metió de lleno en la escena.

—Bueno, ¿qué tenemos aquí hoy?— preguntó Jaw, cruzándose de brazos como si él también fuera parte de la operación, algunos policías lo saludaron era evidente que estaban acostumbrados a que el hijo del detective se metiera donde no debía.

Para mi sorpresa, su papá no lo regañó, en cambio, se inclinó ligeramente hacia él y comenzó a explicarle en voz baja algunos detalles del arresto, Jaw escuchaba con atención, estoy seguro de que tiene los ojos brillando detrás de esos lentes de sol. Podía ver claramente cuánto lo admiraba, cómo lo observaba con respeto y una pizca de orgullo.

—¿Ves esos papeles?— dijo su papá, señalando los documentos que uno de los oficiales sostenía —Esos son órdenes de registro. Siempre se necesita esto antes de entrar en una propiedad privada—

—Entendido, señor detective— bromeó Jaw Long, se nota que disfrutaba cada segundo.

Esa escena solo me hizo sentir más incómodo, mientras que él disfrutaba del momento con su padre, mi propia relación con el mío hoy mismo no estaba bien; sin decir nada, me di la vuelta y me alejé, no tenía ganas de seguir ahí.

Caminando por los pasillos de la escuela, me encontré nuevamente con la chica de la carta, me vio y, como antes, salió corriendo antes de que pudiera decir algo.

—¿Qué rayos le pasa?— murmuré, frustrado, no estaba de humor para lidiar con cartas de amor o dramas escolares.

Suspiré y me apoyé contra la pared, agh, realmente no tengo ganas de reconciliarme ni con papá ni con Eiji... pero al mismo tiempo, no puedo odiar a mi papá, lo quiero demasiado, aunque no lo entienda a veces. Y con respecto a ella, quizá Eiji podría ayudarme, aunque estaba molesto con él también, era el único amante empedernido que conozco y si debo aceptar este romance o en más probable rechazarlo él sabrá que aconsejarme.

Notes:

Capítulo nuevoooo y justo tengo creatividad en semana de exámenes *llora/*

Detallitos del capitulo:
—Lao declaró y arrestaron alguien, pero no es tan fácil como parece,¿Que tanta verdad dijo Lao en la declaración?
—Jade/Ash no solo pasó por un ataque de pánico nuevamente sino que la misma droga lo llevó a una reacción violenta que de haber estado solo resultaba fatal.
—Tampoco tiene el mejor historial psicológico, no solo fue abusado en esta vida y tiene ese trauma, está su mudez, sus ataques y remanentes de su vida anterior, por suerte su familia le da el amor que necesita para estar más tranquilo, aunque ahora mismo él no lo vea así.
—El chica enamorada de Jade es un paralelismo de Eiji, se nota :D, de todas maneras no es como que Jade tenga intensiones de corresponder.
—El alma de Griffin está junto a su hermanito todo el tiempo y su conversación silenciosa en el auto fue más o menos así

 

“Solo te están cuidando”

“¡Pues no lo parece!”

“No te enojes con ellos”

“¡Pues no he escuchado ninguna disculpa hasta ahora!”

—¿Hijo, por qué estás tan enojado?—

“¡Ves sigue sin disculparse! ¡No le pienso hablar! ¡No puedo hablar!”

*Suspiro fantasmal*

Chapter 26: 24

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Pasó un buen rato hasta que Jaw finalmente me encontró sentado en el patio.

—Aquí estás, tonto. Creí que te habías fugado— me dijo mientras se cruzaba de brazos, fingiendo reproche.

—No puedo, aún hay clases— le respondí con desinterés, sin moverme de mi lugar.

—Bueno, ya vamos al club, queda cerca de aquí— No esperó mi respuesta, simplemente me tomó del brazo y me arrastró con él.

Llegamos a un aula muy pequeña, tanto que me pregunté si alguien más la había usado antes que nosotros, sin embargo, para nuestro pequeño grupo, era perfecta.

Apenas entramos, Jaw no perdió el tiempo en crear caos —¡Tengo otra cosa para investigar!— gritó con entusiasmo, señalándome con una sonrisa de complicidad.

—¿Qué cosa?— preguntó Marcus, levantando la mirada de un libro que estaba hojeando.

—Esto— dijo Jaw, mientras empezaba a forcejear conmigo, intentando quitarme mi mochila. Sabía perfectamente lo que buscaba, la carta.

—No es nada interesante— intenté apartarlo, pero Marcus, que era más alto y fuerte, simplemente se levantó, me sujetó de un brazo, y le quitó la mochila.

—¡Una carta de amor! ¡Genial!— exclamó Marcus, sacando la carta y ondeándola en el aire

—Qué cursi— comentó Little Yue desde su rincón, sin apartar la vista de la bolsa de dulces que estaba saqueando.

—¿Podrían dejar de investigar mi vida?— dije con un gruñido, quitándoles la carta de un tirón —¿Por qué no estudiamos a Yue y por qué parece un viejo reprimido?—

—¡Oye!— se quejó Yue, ofendido, lanzándome la envoltura del dulce que acababa de terminar.

—Es cierto, Yue— dijo Jaw con una risita burlona —A veces hablas como si tuvieras unos veinte años, y no doce—

—Prefiero eso a ser un idiota inmaduro como tú— replicó Yue, cruzando los brazos y frunciendo el ceño.

Marcus, todavía con la carta en la mano, cambió de tema rápidamente —Oye, pero hablando en serio ¿Vas a responderle a tu admiradora secreta?—

—No tengo tiempo para esas cosas— respondí, colocándome la mochila de vuelta al hombro.

—Si no te interesan las chicas, al menos invítanos al drama, ¿no?— dijo Jaw, sentándose en el borde de una de las mesas

—Cállate— respondí, pero no pude evitar que se me escapara una ligera sonrisa.

Por más molestos que fueran, estos chicos lograban que olvidara mi enojo, aunque fuera por un rato.

Tenía hambre asi que le quité una barra de chocolate a Yue —Ya comiste demasiados, te vas a empachar— le di una mordida y él se enojo mas.

—¡Devuélvemela, ladrón!— gritó Yue, poniéndose de pie y tratando de alcanzarla, pero simplemente la sostuve más alto —¡Oigan, tenemos algo en el buzón!— se había subido a una silla para quitarme el chocolate, notando el pequeño buzón de papel que colocaron para recibir "casos" de otros estudiantes.

Todos volteamos hacia él mientras sacaba el sobre apresuradamente, el diseño era sencillo y parecía hecho a las prisas, pero el borde dorado y el pequeño corazón en una esquina lo delataban, era de la misma chica que había dejado la carta en mi casillero.

—¡Es de ella otra vez!— gritó Jaw con una mezcla de emoción y burla —Tu admiradora secreta no pierde tiempo, Jade—

—Sí, pues ya puede dejar de perder el tiempo conmigo— respondí, cruzándome de brazos, mi paciencia con ese asunto se estaba agotando.

—Mira si sigue ahí, Yue— Marcus intervino, señalando la ventana

Yue, emocionado ante la idea de espiar a alguien, se volvió a asomar, después de unos segundos, negó con la cabeza —No está—

—De verdad, no entiendo qué quiere de mí. Esto ya está empezando a ser raro— murmuré, frustrado.

Jaw tomó el sobre de las manos de Yue y lo abrió con total despreocupación, ignorando mi protesta —¡Veamos qué dice! Tal vez esta vez sea más interesante—

Dentro había una pequeña nota escrita con una caligrafía cuidada, aunque un poco temblorosa. Jaw empezó a leerla en voz alta:

—"Querido Jade, sé que puede parecer extraño que te escriba así, pero hay algo importante que necesito decirte. No sé cómo hacerlo en persona, por favor, ven a la parte trasera del gimnasio a las 5 pm. Estaré esperando."

La sala quedó en silencio por un momento, todos me miraban como si esperaran mi reacción.

—¿Y qué vas a hacer?— preguntó Marcus con curiosidad, rompiendo la tensión.

—Nada— respondí con firmeza, quitándole la carta a Jaw y guardándola en mi mochila —No voy a ir—

—¡Vamos, Jade!— protestó Jaw, riendo —Podrías ser el protagonista de una historia romántica—

—O de un episodio de "Crímenes sin resolver"— añadió Yue con una sonrisa maliciosa mientras volvía a su silla.

—Esto no es gracioso— dije, frunciendo el ceño —Mejor juega al detective con esto— dije mientras sacaba el cuaderno de recortes de mi

Jaw tomó el cuaderno como si le acabara de dar un mapa del tesoro, lo abrió de inmediato, pasando las páginas rápidamente.

—¿Qué es esto?— preguntó Marcus, acercándose para mirar por encima del hombro de Jaw.

—Es un registro que hice— respondí, sentándome en una de las sillas —Tiene todos los artículos de periódico sobre las pandillas de New York, de hace años, los recorté y los organicé en orden cronológico, básicamente, es la historia conocida por la prensa... pero ya sabes que nunca cuentan todo—

—¡Esto es increíble!— exclamó Jaw —¿De donde sacaste tantos periódicos viejos?—

—El viejo de la cabaña tenia muchos de esos— Admití comiendo mas de las golosinas con Yue, no tomar desayuno ya me estaba pasando factura

Jaw Long pasaba las páginas con emoción deteniéndose en una página que mostraba un titular sobre un tiroteo en Chinatown —Oye, Yue, ven a ver esto. ¿No es el tipo de historias que te gustan?—

Yue desde su rincón negó, aunque su curiosidad era evidente, porque dejó sus dulces y se acercó a mirar.

Marcus tomó asiento a mi lado, hojeando las páginas con más detenimiento que Jaw —Es fascinante, pero... ¿por qué hiciste esto?—

Me encogí de hombros, no queriendo dar demasiados detalles —Es una larga historia—

—Ahora tenemos dos diarios misteriosos— dijo Jaw con una sonrisa, al rato me miró con curiosidad antes de mostrarme una de las paginas —¡Mira esto!— Jaw señaló una página que hablaba sobre un enfrentamiento entre pandillas —¡Hay fotos! ¿Quién es este tipo rubio? Parece un modelo y familiar—

Me tensé un poco —Es el tipo de la tablet no seas tonto, por eso empecé a hacer ese diario tenía la esperanza de que nos de algo de información— dije, cortante

Jaw, como siempre, no captó la tensión y siguió hojeando con entusiasmo —¡Esto es oro puro! Podríamos usarlo para alguna actividad del club. ¡Podríamos reconstruir los hechos o investigar más! ¿Qué tal si encontramos conexiones con casos actuales?—

—Haz lo que quieras, solo no pierdan ninguna página, me costo muchas horas y un poco de mi cordura hacerlo— Me frote la cara estirando mis parpados, exagerando pero que se note que realmente fue cansado hacer eso —Por cierto, en la página 24 hay algo que te interesará—

Él fue a la página que mencioné y, de repente, soltó un grito de emoción —¡Shorter Wong! ¡Eh, ese es el hermano de mi mamá!—

Todos lo miramos con sorpresa —Ni siquiera conocía su rostro ¡Parece que le copié el peinado jaja!— soltó una carcajada mientras señalaba su cabello teñido.

Marcus miró sobre el hombro de Jaw —¿Hermano de tu mamá? ¿Por qué nunca nos habías dicho eso?—

—Nunca hubo mucho que decir— respondió Jaw encogiéndose de hombros, aunque su sonrisa emocionada lo delataba —Mi mamá apenas habla de él, solo sé que murió hace mucho, cuando era joven, pero... ¡esto es increíble! Nunca había visto algo sobre él en los periódicos—

—¿Era como tú? Ya sabes, metido en problemas y molestando a todo el mundo— Yue por una vez hizo una broma para molestarlo.

Jaw fingió ofenderse —¡Oye! Pero... bueno, según mi mamá, si— Soltó una risa nerviosa —Supongo que viene en los genes—

—Eres adoptado— Le respondió y junto a Marcus no echamos a reír.

—CALLATE— los dos empezaron a pelearse dándose manotazos , aunque realmente no se están lastimando.

Lo observé, enserio estaba tan emocionado por algo más que sus bromas habituales.

—¿Qué dice ahí?— preguntó Marcus, señalando un párrafo. Jaw comenzó a leer en voz alta —Incendio en la mansión de magnate Dino Golzine—

El articulo hablaba de un estrepitoso incendio en la mansión de dicho hombre realmente su nombre me causaba una sensación de asco tan horrible que el chocolate empezó a saber amargo, pero lo que si se sabía era que las pandillas estaban involucradas.

—Wow... ¡Que mas sigue! ¡Que mas hizo mi tío!— El seguía emocionado pero su emoción fue disminuyendo de a pocos —¡¿Oye Jade, porque dejaste de investigar esto?!—

—No lo hice es la última entrada en la que lo involucran, a partir de ahí los periódicos del viejo ya no tenia mas información pero busque en internet y después de esa publicación se anuncia que hay un nuevo lider el cual fue Sing en su momento asi que supongo que murió en ese ultimo atraco— El aula quedó en silencio por un momento.

Yue fue el primero en romperlo —Supongo que tu madre tiene motivos para no hablar mucho sobre él—

—Aun asi no deja de ser interesante— dijo Jaw, recuperando su tono confiado mientras dejaba el cuaderno en la mesa —Vamos a usar este cuaderno para nuestro primer trabajo como club, ayúdame Marcus—

Marcus asintió con una sonrisa, mientras Yue rodaba los ojos y volvía a atacar su arsenal de dulces, por mi parte, no dije nada, me quede sentado en la silla mientras ellos se dedicaban a fotocopiar las paginas del libro, del diario e imprimir las fotos de la tablet para formar un nuevo tablero con conexiones con hilo y notas.

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Cuando volví a casa, vi a mi papá y a Eiji en la sala, estaban charlando tranquilamente, pero en cuanto me vieron, sus expresiones cambiaron, como si esperaran que hablara con ellos; fingí no notarlo y fui directo a mi habitación, no quiero hablarles. Necesito un consejo, pero no quiero pedírselo a ninguno de ellos; saqué a Griffin de mi mochila, él es mi última opción.

—Griffin... ¿Tú sabes algo sobre romance?— pregunté, sintiéndome algo tonto, pero también desesperado.

'Romance? La verdad es que no, lo siento'

—Genial... ahí se fue mi última esperanza— respondí con un suspiro, mirándolo con frustración.

'Yo digo que le preguntes a tu papá. Cuando estábamos en la guerra, hablaba mucho de una jovencita con la que soñaba casarse. Así que Max sabe de amor porque lo consiguió' continuó Griffin, a veces me pregunto como sabe esos detalles sobre mi papá.

Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de decir y aunque tenía razón en que papá podría darme un buen consejo, la idea de hablar con papá sobre romance la verdad es que me avergüenza mucho, la segunda opción es Eiji pero también estoy enojado con él.

—Agh, ya te dije que no le hablare...— gruñí, apretando al muñeco contra mi pecho —Deja de insistir, Griffin—

'Tarde o temprano tendrás que hacerlo. No puedes esconderte para siempre'

—Deseo que sea tarde— Lo mire porque empezaba a verse como una persona real; hasta se parece un poco a Michael pero mas pacifico.

'No puede seguir asi tanto tiempo'

Pasó un buen rato, y el silencio en mi habitación se interrumpió con un leve toque en la puerta.

—¿Puedo pasar?— era Akira, asomándose antes de siquiera esperar mi respuesta.

—Lo hiciste antes de que te diera permiso— respondí, viendo cómo ya estaba sentada en mi cama sin más.

—No habría aceptado un no como respuesta— bromeó, cruzando las piernas mientras me miraba, antes de preguntar —¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan resentido con tu papá y con Eiji?—

—También con Sing —agregué, sin poder ocultar mi frustración.

—¿Y por qué conmigo no? —preguntó, alzando una ceja con una sonrisa juguetona.

—Porque tú dejaste una nota....— Debería también estar enojado con ella pero esa nota si logro calmar un poco mis nervios al menos por un momento.

—¿Y eso hizo mucha diferencia? —parecía genuinamente confundida, aunque debería ser obvio el porqué.

—Sí— respondí, suspirando mientras dejaba el lápiz sobre el escritorio —Estaba aterrado, habían tantas cosas que podían salir mal... tantas desgracias posibles, y ellos estaban siguiendo a los policías... Nunca debieron correr ese riesgo innecesario— Me detuve, apretando los puños sobre mis rodillas —Además... me abandonaron como a un perro...— murmuré, bajando la mirada justo cuando Buddy entró en la habitación, subió a la silla y se acomodó sobre mis piernas —Tú eres un perro increíble, Buddy. No lo tomes personal— dije mientras acariciaba sus orejas, encontrando algo de consuelo en su compañía.

Akira me observaba en silencio, como si estuviera evaluando qué decir. Finalmente, se inclinó un poco hacia adelante —¿Sabes algo? Creo que ellos también tenían miedo...—

—¿De qué?— mire a Akira con una mezcla de confusión y escepticismo.

—De no saber cómo protegerte, a veces los adultos también se equivocan y no saben cómo manejar las cosas— Le di la espalda era más que obvio que la habían enviado a hablar conmigo —Jade, tú eres lo más importante para ellos...—

Me quedé en silencio, procesando sus palabras, quería seguir enojado y aferrarme a mi resentimiento, pero lo que dijo Akira tenía sentido, y eso, de alguna forma, me molestaba más.

—Bueno... eso no cambia que estoy enojado — respondí finalmente, tratando de finalizar la conversación.

Akira sonrió ligeramente, poniéndose de pie y sacudiéndose la ropa —Está bien estar enojado, Jade, pero no está bien quedarte con eso dentro para siempre—

Solo le respondí con un "Jum" volteando a ver a otro lado con tal de no mirarla a los ojos, ella se rio suavemente antes de dirigirse a la puerta.

—Piensa en lo que te dije, ¿sí? Ahora, baja a almorzar antes de que Buddy se coma tu plato— Cuando salió, me quedé mirando a Buddy, quien siguió a Akira

—¿Tú crees que tenga razón? —le pregunté a Griffin, quien solo movió la cabeza en un si como respuesta.

Suspiré, sabiendo que tenía que enfrentar mis sentimientos tarde o temprano, pero deseando poder posponerlo un poco más.

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Con los datos brindados por Lao y después de que en la policía descubriera que dicho maestro había realizado compras de químicos sospechosos por internet, procedieron al arresto, fue un alivio, aunque sombrío, saber que el caso avanzaba; se descubrió también que la mayoría de los alumnos involucrados habían sido engañados y utilizados con la mentira de que estaban trabajando en un 'proyecto para la feria de ciencias.' Sin embargo, los pocos que se dieron cuenta de lo que realmente ocurría y continuaron participando no escaparían de las consecuencias, pasarían unos meses en el centro de detención juvenil, entre dichos estudiantes estaban Arthur como lo había llamado Jaw Long, aunque su nombre real era Henrry.

Esa tarde, mientras Max revisaba informes en la sala, yo estaba en la cocina preparando el almuerzo que lo íbamos a tomar como un pequeña celebración; pero el ambiente seguía siendo tenso, no por el caso en sí, sino por Jade, no podíamos ignorar lo evidente, él seguía profundamente molesto con nosotros. Y, para ser honesto, ni Max ni yo teníamos claro cómo explicarle nuestra ausencia esos cinco días. Akira se ofrecio a ayudar yendo a hablar con él, lo hizo y minutos después Jade entró a la cocina, tomó un vaso de agua sin siquiera mirarme, y giró sobre sus talones para salir sin decir una palabra.

—Jade...— llamé con un tono suave pero firme, dejándolo en pausa junto a la puerta. No respondió, pero tampoco salió, lo que al menos significaba que estaba dispuesto a escucharme, aunque fuera un poco. Dejé el cuchillo que estaba usando sobre la tabla de cortar y me acerqué a él.

—Sé que estás enojado con nosotros— dije, observándolo mientras mantenía su mirada fija en el suelo —Y sé que tienes razón en estarlo—

—No sabes nada— respondió, sin mirarme, con un tono que dolió más de lo que esperaba.

—Entonces dime...— insistí, dando un paso más hacia él —Ayúdame a entender—

—Lo único que deberían entender es que no deben meterse en donde no deben— Él nunca había pronunciado palabras tan duras, es un niño alegre, tal vez demasiado sincero pero jamás grosero y menos conmigo.

—Solo quiero hablar contigo pero si no quieres hablar ahora esta bien y...- — Dejo el vaso sobre la mesa con fuerza, creí que se rompería el vaso pero por suerte no fue asi

—¡No hablo de eso! ¿¡Qué tenían que estar haciendo ustedes, jugando al detective persiguiendo a algún loco traficante de drogas!?—

Max se asomó por la puerta al oír los gritos, Sing iba detrás de él mientras que Akira lo retiro rápido, ella sabía que esto era entre nosotros tres.

—¿Qué sucede?— Max tratado de acercarse a Jade pero este se aparto —Hijo...—

—Cállate papá— Juntos nos quedamos en silencio, es muy raro en él que actué así, podíamos comprender que estuviera enojado pero a este punto no. Max tomo el tarro de pastillas del cajón y yo hubiera hecho lo mismo, la droga sigue en su cuerpo y estas reacciones fuera de lugar nos preocupaban —Ambos son un par de idiotas—

—Eh! no vas a estar faltando a respecto jovencito— Max estaba indignado

—Primero me vas a oír si piensas castigarme— Lo dejamos continuar, no teníamos mas opción... y tampoco queríamos seguir en este conflicto —Ambos son unos idiotas, y que si no era solo un maestro de escuela con delirios, que tal si era algo peor, una mafia por ejemplo, ustedes no son rivales para eso—

—No tienes porque preocuparte por eso Jade, este viejo y Eiji son mas fuertes y rudos de lo que crees— Si esa era su preocupación entonces no estaba enojado estaba preocupado, eso me calmo un poco.

Extendí lo brazos para que venga hacia  nosotros sonriéndole mientras que Max hacia bromas para despejar el ambiente —La única kryptonita de tu padre es el café amargo—

—¡Cállense!— Ambos detuvimos, nos miramos por unos segundos, Max abrió un poco la tapa del frasco de pastillas, hasta que Jade continuo —¡Si les hubiera pasado algo yo-...! ¡Si hubieran salido por heridos por mi culpa-..!—

Me sentí culpable si nos hubiéramos dado solo unos minutos para intentar comunicarnos no hubiera pasado todos esos días imaginando mil escenarios catastróficos —Jade...—

—No hijo no pienses eso...— Seguíamos intentando acercarnos pero el rechazo era obvio

—¡¿Qué tal si los mataban?! ¡Si algún asesino los encontraba! ¡Si los drogaban al punto de una sobredosis! ¡Si todo eso sucedía hubiera sido mi culpa por ser tan imbécil y dejarme drogar!—

—No soporto más esto— dijo Max de repente, con la voz quebrándose, antes de que Jade pudiera reaccionar, Max lo tomó firmemente de los hombros y lo atrajo hacia un abrazo.

—¡Suéltame!— protestó Jade, su tono más defensivo que molesto, pero Max lo sostuvo con más fuerza, inclinando su cabeza para hablarle al oído.

—Jade, escúchame...— dijo Max, su voz cargada de emoción —Eres mi hijo, haría cualquier cosa para que estés bien, cualquier cosa— Su voz se quebró aún más —Perdóname, ¿si?—

Jade dejó de forcejear, aunque su cuerpo seguía tenso. Max aprovechó ese momento para continuar.

—Te quiero tanto, hijo. No tienes idea de cuánto, y tengo miedo... miedo de perderte— Max cerró los ojos, abrazándolo más fuerte —Así que deja tu enojo, pequeño, por favor... déjalo—

Jade tragó saliva, y por un instante, pareció que estaba a punto de derrumbarse, pero en lugar de eso, se separó de Max y cruzó los brazos, mirando hacia un lado —Está bien... Pero aun no los perdonare— él salió de la cocina mientras que ambos nos relajamos por lo menos en la cena ya estaría de mejor humor.

Creímos que Jade volvería a su habitación pero, Max apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Jade regresó corriendo, lanzándose hacia él con tanta fuerza que ambos cayeron al suelo. El impacto fue sorpresivo, pero Max instintivamente lo envolvió con sus brazos, sosteniéndolo mientras Jade lo abrazaba con una desesperación que rompía cualquier muro de enojo que hubiera quedado.

—Nunca vuelvas a hacer eso... jamás...— murmuró Jade, su voz temblando entre sollozos. Su rostro estaba oculto en el pecho de Max, y aunque intentaba contenerse, las lágrimas seguían cayendo —No te vayas si avisar... no te vayas...—

Max lo sujetó más fuerte, pasando una mano por su cabello de forma calmante —No lo haré, hijo...— susurró Max, su voz baja pero cargada de promesa —Te lo juro, nunca más—

Yo observaba desde un lado, sintiendo cómo ese momento era más fuerte de lo que las palabras podían expresar —Tú también prometerlo Eiji...—

Solté una ligera risa, agachándome para hablar con él —Lo prometo—

Mientras que Max llenaba la frente de Jade con besos y asi evitar que termine llorando, él seguía aferrado a su camisa sin dejar que se levante —Me estas aplastando auxilio jaja—

Finalmente termínanos riendo los tres; hace unos días que no escuchaba su risa, siempre me a parecido tan dulce.

—Van a que te laves la cara, estas todo rojo— Lo tome del rostro una vez que nos levantamos, sus ojos estaban ligeramente hinchados y rojo además de su nariz y mejillas

—Y quienes son los culpables jaja— No era pregunta, era afirmación.

Subí con él al baño pero en ves de ir directo al lavamanos, se metió a su cuarto y me arrastro consigo, poniendo el oso de peluche afuera.

—Griffin tu vigila— dijo y luego cerró la puerta, me miró un rato antes de buscar algo en su mochila y  —Eiji ayúdame— No entendía a que se refería —¿Qué tengo que hacer con esto?— me entrego dos cartas

Mire ambas carta y las abrí, la primera era una declaración de amor y la segunda una nota para pactar un encuentro. Cartas de amor... esa si era un sorpresa, aunque ya estaba en edad de ciertos tipos de romances adolescentes.

—Conoces a la persona que te envió esto?— fue lo primero que pregunte, por su expresión podía ver que era un no.

—No— Entonces Jade tenía un admirador secreto, esa me pareció dulce aunque ligeramente doloroso.

Hubiera deseado tanto vivir enamorado y siendo correspondido, pero nunca tuve respuesta y no era su culpa... No había tiempo para ello, no estaba escrito en nuestro destino.... Ash... te merecías tanto amor pero decidiste quedarte con el amor de la única carta que pude darte.

—¿Piensas corresponder?— Le pregunte a Jade, él no sabía que responder, jugaba con sus dedos mientras pensaba

—Es que no conozco nada de esta persona, Jaw dice que es la "Japonesita" del club de fotografía pero él tampoco la conoce solo la vio— Así que no hay más que una carta confesando amor, Jade no la conoce y ella posiblemente tampoco la conozca.

—Jade, tienes una carita coqueta, no será la única chica que se te declare— Tuve que ser sincero con él, aunque para mi es adorable estoy consciente de que para jovencitas de su edad es atractivo

—De todas manera no pienso ser el malo de la historia y romperle el corazón— Le revolví el cabello para despejar sus nervios

Suspire, será mejor que lo lleve a este encuentro —Vamos a almorzar y yo te llevo a ese encuentro—

—¡Pero Eiji!— Note su vergüenza, y negué con la cabeza, mi Jade no va a esconderse como un cobarde solo por una carta.

—Tienes que enfrentarte a ella— Lo deje gritando ahí en su cuarto, en lo que baja la escaleras escuchaba todo lo que me decía pero fingí ya no escucharlo.

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Tuve que insistirle varias veces para que vaya a verla, me costó bastante, había fingido estar dormido, tener un examen muy importante pero él nunca estudiaba con leer el libro minutos antes le bastaba para una buena nota así que no me convenció.

Luego intento vestirse de manera "desagradable" para que la chica misteriosa deje su interés en él, descubriendo "desgraciadamente" que solo contaba con overoles, camisetas, pantalones "normales" y suéteres, nada que a sus palabras lo haga ver mal. Por lo que salió con lo que a él le parecía lo peor que tenía, un overol viejo con un suéter con rajas y negras que había tenido mejores días.

Una vez que llegamos a la escuela, Jade no dejaba de escurrirse en el asiento de atrás con tal de no salir, parecía dispuesto a desaparecer en el tapizado si eso significaba evitar el momento incómodo que se avecinaba.

—Anda, ella no te va a comer como un monstruo— le dije bromeando mientras me giraba para mirarlo.

Jade me lanzó una mirada de fastidio, frunciendo el ceño —Si desaparezco, fue la loca— murmuró, abriendo lentamente la puerta del auto y salió, caminando con pasos nerviosos hacia la entrada de la escuela, mirando por encima del hombro como si esperara que lo detuviera.

Me quedé observándolo desde el auto, esperando a que regresara con alguna excusa absurda para no entrar, pero no volvió. Después de unos minutos, mi paciencia se agotó, decidí entrar a buscarlo; conocía a Jade lo suficiente como para saber que probablemente se había escondido para esquivar el encuentro.

Caminé hacia el lugar indicado, siguiendo los vagos detalles que me había mencionado sobre el punto de encuentro, sin saber realmente qué esperar. Lo que vi al llegar, sin embargo, me dejó boquiabierto por un momento antes de que una sonrisa se formara en mi rostro.

Era ella, tal como Jade la había descrito vagamente, una chica de raíces asiáticas con el cabello hasta los hombros, un manga larga azul, una falda hasta las rodillas y botas que hacían un suave eco contra el suelo. Pero lo que realmente me sorprendió no fue su apariencia, sino la escena que estaba ocurriendo delante de mí.

La chica había jalado a Jade por el cuello de su suéter, inclinándose hacia él y plantándole un beso directo en los labios, mientras que Jade estaba completamente rígido y con los ojos abiertos como platos, no tenía idea de cómo reaccionar, sus manos estaban suspendidas en el aire, como si no supiera si debía apartarla, corresponderle, o simplemente quedarse inmóvil hasta que todo terminara y exactamente hizo eso último.

No pude evitar reírme entre dientes, se veían tan tiernos en su incomodidad mutua, aunque claramente era la chica quien llevaba las riendas de la situación. Jade se separó finalmente, con las mejillas encendidas y una expresión que mezclaba sorpresa, vergüenza y tal vez más indignación que todo lo anterior.

—¡¿Qué... qué haces?!— balbuceó, llevándose una mano a la boca como si quisiera asegurarse de que seguía intacta.

Ella se encogió de hombros, completamente despreocupada, con una sonrisa que denotaba una confianza —Bueno, no me ibas a besar tú, así que pensé en ayudarte un poco—

—¡Yo... yo...!— Jade parecía estar buscando las palabras adecuadas, pero todas parecían haberlo abandonado.

Decidí no intervenir, y me retire lentamente para que no me notaran, regrese al auto y solté un suspiro. Mi pequeño Jade parece que consiguió novia.

Agarre mi celular, buscando una foto en específico; una de las pocas fotos que tengo con él.

—Ash... Ese beso que nos dimos en la prisión fue increíble~ me hubiera encantado repetirlo~...— Acaricié su imagen en la pantalla, cerrando los ojos solo para volver a tener ese recuerdo tan vivido.

Ash... Jade...

Mi hermoso rizos de oro, tienes una nueva vida ahora, si no es conmigo no importa te querré siempre, me basta con poder tenerte a mi lado, abrazarte, mimarte, darte lo que siempre te mereciste~.

Notes:

Siento que me van a funar porque Jade tiene una pareja 😭, Eiji y Jade siguen siendo almas gemelas pero no necesariamente pareja porque se llevan muchos años de diferencia.

Detallitos del capítulo:
—El club de investigación es más un club de detectives pero para mantenerlo entre ellos 4 le pusieron ese nombre.
—Yue es adicto al dulce, así como Yut Lung tenía su afición al vino.
—Arthur está detenido pero Ethan/Dino no.
—Lo del maestro fue solo una cortina de humo.
—Eiji está empezando a tratar a Jade y a Ash como personas separadas por más que sea un reencarnación tienen historías diferentes pero no quita el hecho de que lo adore con toda su alma.
—También está empezando a soltar esa “ancla” que tenía con Jade, repito, lo adora, lo ama y es el niño de sus ojos pero poco a poco debe ir dejando su luto, tal vez cumplir ese último sueño de llevar a Ash/Jade a Japón.

Regresamos a nuestra programación habitual de capítulos tranquilos y lindos hasta que se desarrolle la siguiente desgracia.
¿Qué tenemos para el siguiente capítulo?
Reencuentro de la pandilla, Max regresando a casa y Cita romántica entre Sing y Akira más 4 duendes que van a estar poniendo la música de fondo xd

Chapter 27: 25

Summary:

Reunión y cita romántica

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Han pasado unos días desde que se declaró la sentencia en el caso de la distribución de drogas. El maestro fue condenado a 20 años por distribución de drogas y asesinato involuntario en segundo grado; los estudiantes involucrados recibieron 8 meses en detención juvenil preventiva mientras que se investigaba que tan involucrados estaban; sabia que en algún momento nos llamarían a la audiencia pero aun así la vida empezó a recuperar su ritmo, aunque quedaba algo pendiente, una reunión con todos los que alguna vez habían sido parte de la caótica pero unida "familia". Hacía mucho que no los veía.

El primero en llegar fue Alex —¡Eiji! Cuánto tiempo— exclamó mientras entraba, una botella de buen whisky en la mano, me dio un fuerte abrazo antes de levantar la botella frente a mi —Esto lo tomaremos para el brindis—

—Solo espera no hagan un desastre tan temprano— respondí con una sonrisa mientras lo dejaba pasar al salón.

No pasó mucho tiempo antes de que el ruido de una camioneta anunciara la llegada de Cain, bajó con una expresión de alivio, como si finalmente pudiera relajarse después de días de trabajo ininterrumpido.

—¿Es idea mía o vives demasiado lejos?— bromeó mientras estrechaba mi mano.

—Te parece, yo digo que estas envejeciendo y olvidas las distancias— repliqué con una risa.

—Tal vez— dijo, soltando una carcajada mientras entraba con su característicos lentes los cuales seguía usando a pesar de se abogado.

Después llegaron Bones y Kong, aún vestidos con sus uniformes de policía —Acostúmbrense a vernos llegar en la patrulla— bromeó Kong mientras bajaba del auto.

—Tranquilos, no es como si los fuera a denunciar por eso— respondí, dándoles la bienvenida. Bones llevaba una caja de cervezas que dejó en la mesa con un gesto de complicidad.

—Y como siempre, nunca venimos con las manos vacías —dijo mientras palmeaba la caja.

El ambiente se iba llenando de risas y charlas cuando la antigua pandilla de Sing llegó y no perdió tiempo en presentarle a alguien especial.

—Les presento a Akira, es ella de quien les estuve hablando— dijo mientras rodeaba los hombros de Akira con su brazo, claramente orgulloso.

Akira sonrió con una mezcla de nervios y emoción, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto hacia los demás —Es un honor conocerlos —dijo con su voz calmada pero segura.

—¡Nuestra lider!— exclamaron en unísono y no dude en reír al ver a Ibe con la boca abierta viendo como todos tomaban a Akira como su lider mas por ser "esposa de Sing"

—Chicos, chicos compórtense— Sing estaba avergonzado cubriendo su rostro con su mano para que según él no se vea como estaba rojo como un tomate

Entre bromas, anécdotas y los primeros brindis, el ambiente se tornó cálido, casi nostálgico; ver a todos reunidos de nuevo, más maduros pero con el mismo espíritu, muchas habían enderezado su vida y otros no tanto, algunos ya tenían esposa e hijos y mostraban fotos de ellos, pero aun asi se reunían como lo que fueron... una familia.

—Bueno, no sé ustedes, pero creo que necesitamos una foto grupal para recordar eso— propuse, Ibe se acerco preparando su cámara.

—¡Ah, claro! Y que luego sea evidencia para futuros chantajes— bromeó Cain mientras todos comenzaban a acomodarse.

El sonido de risas llenó la sala mientras nos preparábamos para la foto. En ese momento, con todos alrededor, no podía evitar sentir que, a pesar de los altibajos, éramos afortunados de seguir juntos, a pesar de que faltaban algunos, ahora habían personas nuevas pero sobre todo seguíamos siendo amigos.

—Bien todos miren aquí— Ibe dio la indicación contando 1... 2... 3... el flash indico que la foto fue tomada, ahora tenia ganas de buscar las fotos antiguas y compararnos todos.

—Espérenme ya regreso— subí por el álbum de foto que tenia, volviendo abajo bastante rápido —Veamos quien envejeció peor—

Me senté en el centro y los que pudieron se pusieron detrás mío para ver mejor, de todas maneras iría pasando las fotos para que todos las vieran

—Uff mira nada mas estoy igualito— Alex se puso de presumido, realmente él se mantuvo bastante bien

—Si solo tienes unas cuantas arrugas— Bones lo bajo de su nube y todos no reímos ante eso

Alex no se quedo atrás y contrata ataco tomando la foto de Bones que le había sacado cuando estaba haciendo una mueca y se notaba ciertas cosas faltantes —Bueno al menos ahora tienes el dinero suficiente y fuiste a que te coloquen los dientes que te faltaban—

—Me ofendí— avanzo a murmurar yéndose a sentar al lado de Kong

No podía dejar de reír —Por cierto, ¿Qué hicieron con el escondite?— les pregunté, curiosidad invadiendo mis pensamientos.

La respuesta vino de Kong —Ya no tenemos por qué escondernos, pero vamos, des en cuando—respondió con un tono que indicaba que ya no quedaba ni rastro de aquella vida delictiva.

Miré a mi alrededor, observando las caras familiares que alguna vez habían sido los más temidos de New York en sus adolescencias, gente que, en su momento, se conocía en los rincones más oscuros de la ciudad. Hoy estábamos aquí, sentados como si nada hubiera cambiado.

—Por cierto, Sing, sacaste la lotería— dijo Alex en tono burlón, señalando con un gesto juguetón hacia Akira.

Sing se rio, pero su mirada se mantuvo fija en Akira, con una expresión que mostraba algo entre cariño y celos —No se pasen de la raya, no he olvidado cómo pelear— dijo, con una sonrisa torcida, pero una mirada seria que hizo que todos nos quedáramos en silencio un momento. Nadie bromeaba con Sing cuando estaba en ese modo protector.

Akira, que hasta ese momento parecía distraída mirando alrededor, se sonrojó ligeramente al escuchar las palabras de Sing, pero no dijo nada, solo lo miró con una expresión cómplice, como si supiera que él estaba bromeando pero, al mismo tiempo, estaba completamente en serio.

En medio de la reunión, la puerta se abrió lentamente, y Jade apareció, regresando de la escuela. Al ver tanta gente reunida, se detuvo en la entrada, claramente sorprendido por la cantidad de personas en la casa —Hi...— dijo sin decírselo a alguien especifico.

—¿Ya no saludas?— preguntó Caín, su tono burlón pero lleno de cariño, Jade parpadeó un par de veces antes de sonreír ampliamente al reconocerlo.

—¡Tío Caín!— exclamó con entusiasmo, dándole un abrazo rápido, para él era su tío favorito, y a decir verdad Caín siempre lo hacía "jugar" en realidad parecía mas un entrenamiento, pero se divierten.

—Enano, si me dijeran que tienes 10, me lo creería— dijo Caín, sonriendo mientras le revolvía el cabello a Jade dejándole todos los pelos parados, como si fuera un niño pequeño, aunque Jade ya había crecido mucho desde la última vez que se vieron.

—Pues tengo 14— respondió Jade con una sonrisa orgullosa.

El ambiente en la sala cambió un poco, todos observando cómo Jade y Caín intercambiaban bromas, lo que trajo una sensación de calidez al lugar, tal vez nostalgia por su apariencia.

—¡Tienes 14 años y no me llegas ni al hombro!— comentó Alex desde el otro lado de la sala, riendo mientras observaba la escena.

Jade hizo una mueca, pero sin dejar de sonreír, y cruzó los brazos —Aun tengo que dar el estirón— dijo, aunque no parecía molesto en lo más mínimo.

—¿Quieres jugar a esquivar?— preguntó Caín, con entusiasmo mientras veía a Jade, al que siempre había considerado como un sobrino.

Jade sonrió ampliamente, emocionado por la propuesta —¡Claro! Dame un segundo, voy por la pistola de dardos— respondió Jade, corriendo hacia su habitación.

Caín se rió mientras lo veía desaparecer por las escaleras —Ya deberías darle de baja a esa pobre pistola, está más vieja que yo— comentó, cruzándose de brazos y mirando a los demás con una expresión burlona.

—Vieja o no, todavía funciona— replicó Jade al regresar, sosteniendo la pistola de dardos con orgullo, como si fuera un artefacto valioso.

—¿Ah, sí? Entonces vamos a ver qué tan rápido puedes esquivar, enano— respondió Caín, ya tomando posición detrás de una mesa como si estuviera listo para una batalla real.

—¡No soy un enano!— protestó Jade, pero su tono era más juguetón que molesto.

Akira y Sing, que estaban de pie junto a la puerta, observaron la escena con una mezcla de diversión y resignación.

—¿Van a jugar aquí dentro? —preguntó Sing, levantando una ceja mientras veía cómo Jade comenzaba a cargar los dardos de espuma en la pistola.

—Claro que no— intervino Max desde la cocina —¡Llévense su caos al patio antes de que alguien termine rompiendo algo!—

—¡Lo que tu digas papá!— gritó Jade, emocionado, mientras ya salía corriendo, pistola en mano.

Caín lo siguió, riendo a carcajadas, mientras que unos cuantos se levantaban para ver lo que seguramente sería un espectáculo hilarante.

Iba a seguirlos sobre todo para evitar que rompan algo pero el timbre sonó de nuevo, pensaba en quien podria estar llegando tarde antes de abrir pero Bones me gano.

—¡Ya llegó la pizza, amigos!— dijo mientras se levantaba para abrir la puerta, pero al hacerlo, no se encontró con el repartidor que todos esperaban.

Frunció el ceño al ver a un hombre alto, con una postura firme y una mirada cortés —¿Esta es la casa de Eiji Okumura?— preguntó el hombre con voz calmada.

—¿Blanca? —dije, sorprendido, no esperaba verlo aquí, y mucho menos en este contexto.

Antes de que pudiera decir algo más, Sing se levantó detrás de mí —Tranquilo, Eiji, yo lo invité—dijo mientras se adelantaba para estrechar la mano de Blanca.

—¿Tú lo invitaste?— repliqué, incrédulo, mirando a Sing como si hubiera perdido la cabeza.

—Vamos, no seas dramático— respondió Sing con una ligera risa —Blanca y yo hemos mantenido contacto; me pareció buena idea traerlo a la reunión—

Blanca me miró directamente, inclinando la cabeza en un gesto de saludo —Espero no ser una molestia, sólo vine a saludar y, si es posible, a probar esa pizza de la que todos hablaban —dijo con una ligera sonrisa, tan característica de él.

Blanca dio un paso dentro, y justo Max, desde la cocina, gritó —¿Quién está entrando sin pizza? ¡Que alguien cierre la puerta antes de que se enfríe toda la comida!—

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Invité a Blanca por un solo motivo, y sabía que si alguien podía ayudarme, era él.

—Ya regreso, Akira —le dije mientras nos cruzábamos en la sala. Ella apenas levantó la vista de su conversación con Alex y los demás, asintiendo con una sonrisa que me decía "haz lo que quieras".

—Por aquí— le indiqué a Blanca, guiándolo hacia una zona del jardín trasero donde podríamos hablar sin interrupciones.

El aire estaba fresco, y Blanca, siempre tranquilo y observador, me miró con una ceja levantada —¿Contrataste mis servicios para fingir que secuestro a tu novia, la rescates y luego le propongas matrimonio?— me soltó de golpe, con esa sonrisa que parecía perforarme el orgullo.

—¿Qué obra de teatro romántica te viste?— Suspiré, pasando una mano por mi cabello mientras intentaba no perder la paciencia —Mira, sí contraté tus servicios, todo porque se que te mueves por el dinero, pero lo que quiero es que me ayudes a planear la cita más maravillosa de todos los tiempos—

Blanca me observó en silencio es la primera vez que lo veo burlarse de alguien y esa persona tenia que ser yo.

—No me mires así— protesté, sintiéndome un poco más expuesto de lo que me gustaría —Tú eres "culto", ¿no? Con tus libros y toda esa filosofía que lees, seguro sabes mucho más que yo sobre cómo impresionar a alguien—

—¿Impresionar a alguien?— repitió Blanca, como si probara las palabras —Pensé que ya la habías impresionado, considerando que está aquí contigo—

—Quiero tratarla como una reina, ¿ok?— insistí, algo frustrado, cruzándome de brazos —Esto no es algo que quiero hacer a medias. Ella se merece todo—

Blanca finalmente asintió lentamente —Está bien, Sing, supongo que puedo ayudarte, pero va a requerir algo más—

—¿Cómo qué?— pregunté, entre curioso y desconfiado.

—Tiempo, esfuerzo y un poco de creatividad— respondió, dándome una mirada que mezclaba seriedad con diversión —Pero primero dime, ¿Qué es lo que realmente quieres transmitir con esta cita?—

Me quedé en silencio un momento, pensando en la pregunta. Blanca tenía razón; esto no era solo cuestión de gastar dinero —Quiero que sepa cuánto significa para mí, que no hay nadie más en este mundo que pueda tomar su lugar— dije, casi en un susurro, sintiendo que las palabras pesaban más al decirlas en voz alta.

—Bien, Sing. Empecemos a planear, pero te advierto, si esto falla, no es culpa mía— bromeó, y aunque me molestó un poco su tono, no pude evitar sentirme aliviado de tener su ayuda.

—¡Tío Caín, ya te encontré!— La voz de Jade nos hizo mirar hacia arriba.

—¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AHÍ?!— grité al verlo en el techo, con los ojos vendados.

Antes de que pudiera procesar cómo había llegado ahí, Jade tomó impulso y saltó, estaba intentando hacer una llave de lucha como si fuera tuviera la agilidad suficiente, por suerte, Blanca, con su calma habitual, extendió un brazo y lo atrapó como si fuera un saco de plumas.

—¡JAJAJA! Tío Caín, déjame, esto es trampa —gritó Jade entre risas, mientras Blanca, le hacía cosquillas con la mano libre también le quitó la venda, lo que hizo que dejara de reír, mirándolo fijamente —Ah, tú no eres mi tío—

—No, no lo soy— confirmó Blanca con un tono tranquilo, dándole la vuelta para dejarlo en el suelo —Mira, una de las primeras reglas en el asesinato es asegurarte de que estás tratando con el objetivo correcto antes de atacar—

—Oh... ¡Entendido!— respondió Jade, como si le hubieran impartido la lección más importante de su vida, sin más, salió corriendo a treparse nuevamente en el techo

Yo me llevé una mano a la cara, suspirando profundamente —No le enseñes esas cosas— le dije a Blanca con tono de reproche.

—Soy un asesino profesional— se defendió, levantando las manos en señal de inocencia —Son las mejores enseñanzas que puedo dar—

—¡Eso no lo hace mejor!— exclamé, pero Blanca ya estaba de vuelta revisando su cuaderno, como si nada hubiera pasado.

En el fondo, pude escuchar a Jade gritar  —¡Tío Caín, esta vez te atraparé de verdad!— seguido del sonido de algo cayendo y un —¡Agh!— de Caín, seguidos de risas de los que habían estado viendo todo.

—Sigamos con esto— Blanca se acomodó en una banca, sacando su libreta y un bolígrafo —Podrían empezar con algo simple, como una salida al cine, siempre insistiré que el teatro es mejor, pero los jóvenes prefieren las películas—

Le di la razón con un asentimiento —¿Tiene que ser una romántica?— pregunté, inseguro.

—No, será demasiado obvia tu intención— contestó mientras escribía algo en su libreta —Escoge algo que le guste, pero que también pueda generar conversación después—

—Entonces será de acción— respondí después de un momento, recordaba que Akira había mencionado su amor por las películas con grandes escenas de peleas y persecuciones, tendré que revisar qué hay en cartelera.

Blanca alzó la mirada, evaluándome —Si le gustan las películas de acción, podrías aprovechar para mostrarle tus habilidades—

—¿Mis habilidades? —lo miré, confundido.

—Sí, podrías llevarla a esos centros donde se escala paredes, haz algunos trucos, pero asegúrate de no parecer que lo haces para presumir— No lo había pensado, pero tenía sentido, mostrar algo que pudiera impresionarla sin parecer demasiado obvio.

—Tendré que buscar algunas cosas— dije, recordando mis días como pandillero, cuando la agilidad era esencial para sobrevivir.

—Luego, lleva la cita a un lugar turístico— siguió Blanca, sin levantar la mirada de su libreta.

Eso me hizo sonreír —Es cierto, en su visita anterior no pudo ir a la biblioteca, siempre quiso verla, así que la llevaré—

Blanca anotó algo más y asintió con aprobación —Después de eso, vayan a comer, hay un restaurante fino cerca de un muelle artificial, me encargaré del ambiente, es ahí donde lanzarás tu primera bala—

—¿Mi primera bala?— repetí, arqueando una ceja.

Blanca soltó una ligera risa, levantando la mirada por primera vez —Sí, es una expresión, dile tu propuesta, pero con confianza y cuidado. No te precipites.

—Esto suena como si fuera una operación encubierta... —murmuré.

Él se encogió de hombros, divertido, mientras escribía algo más en su libreta —Si así están los planes solo para proponerle ser tu novia, no puedo esperar a ver cómo será tu propuesta de matrimonio—

Me quedé en silencio, pensando en eso, sentí que mi rostro se calentaba —Tranquilo, Sing. Llegaremos a eso cuando sea el momento, por ahora, enfócate en no arruinar esta cita—

Lo miré con una mezcla de agradecimiento y resignación, este hombre tenía un extraño talento para hacerme sentir como un novato, pero no podía negar que sus consejos eran sólidos. Ahora solo me quedaba hacer que todo saliera bien.

Volvimos adentro, y mientras Blanca se dirigía hacia Caín, que aún seguía sobándose el golpe de Jade, yo me dejé caer en el sillón junto a Akira.

—Regresé —canturreé, tratando de parecer casual mientras me acomodaba.

—¿Qué te tomó tanto tiempo?— preguntó Akira con una ceja levantada antes de darme un golpe suave en el hombro.

—Solo me puse al tanto con un amigo— mentí sin titubear, aunque esperaba que no se notara. Ella no pareció sospechar, simplemente asintió y me sonrió.

Al otro lado de la sala, Kong estaba en medio de una de sus historias, su voz resonando por encima de las risas y el ruido de fondo.

—Y entonces, el ladrón sacó una ametralladora, ¡y tuvimos que disparar!— exclamó, gesticulando exageradamente para enfatizar la intensidad del momento.

—Tú y Bones son los únicos que aún manejan armas— comenté, interrumpiendo su relato.

Kong me miró con una sonrisa ladeada —¿Y como quieres? Alguien tiene que mantener la paz en esta ciudad —respondió, dándose palmaditas en el cinturón donde solía llevar su placa.

—Claro, claro, héroes del día— intervino Caín desde el otro lado de la sala, con sarcasmo en la voz mientras Blanca le revisaba el brazo

Bones lo miro un rato antes de soltar un comentario —No comentes, ahora te golpea un niño de 14 años con la mitad de tu tamaño y un cuarto de tu peso—

Las risas se extendieron por la sala, incluso Akira no pudo evitar reírse —¿Qué pasó ahora?—preguntó, mirándome con curiosidad.

—Jade decidió que era una gran idea saltar desde el techo y atacar a Caín— le expliqué, y su risa se intensificó.

—Ese niño tiene más agallas que todos nosotros juntos —agregó Blanca, volviendo al grupo con su típica actitud despreocupada.

—Y más energía, eso seguro— añadió Caín, todavía masajeándose el hombro.

La conversación siguió fluyendo, llena de bromas y anécdotas del pasado, pero mientras escuchaba las risas y miraba a Akira a mi lado, no podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción por lo que estaba planeando, pronto tendría que dar el siguiente paso en mi plan.

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Llegada la noche, poco a poco la casa fue quedándose vacía, los invitados se despidieron uno tras otro, entre bromas y abrazos, hasta que solo quedábamos unos pocos. Incluso Max estaba por irse, aunque no sin dificultades.

—Ya suéltame, Jade, voy a llegar tarde— protestó Max, intentando despegar a su hijo que se aferraba a su camisa como si su vida dependiera de ello.

—Solo unos minutos más— insistió Jade, con los ojos cerrados y una mueca

Max suspiró y dejó caer los hombros, rindiéndose —Está bien, solo unos minutos más— dijo con voz suave, dejando que Jade siguiera abrazado a él.

La escena era tan tierna que ninguno de los presentes se atrevió a interrumpir. Kong, Bones y Caín, que estaban recogiendo las sobras de la comida, intercambiaron miradas cómplices pero no dijeron nada. Akira, sentada junto a mí, observaba en silencio, con una sonrisa cálida en el rostro.

Finalmente, después de un rato, Jade suspiró y soltó a su padre —Tú quisiste venir a Nueva York a estudiar, ¿recuerdas? No te arrepientas de tu decisión. Te llamaré todas las noches, ¿prometido?— dijo Max, colocando ambas manos sobre los hombros de Jade y mirándolo directamente a los ojos.

—Prometido— respondió Jade, asintiendo con firmeza.

Max le dio una última sonrisa, antes de finalmente salir por la puerta. Jade se quedó parado un momento, mirando hacia la puerta cerrada, antes de dar un suspiro largo y volverse hacia mí.

—Oye, Sing, ¿quieres jugar videojuegos antes de dormir?— preguntó, recuperando rápidamente su energía usual.

—Seguro, mocoso, pero te advierto que no pienso dejarte ganar— respondí con una sonrisa, siguiéndolo hacia la sala mientras Akira reía por lo bajo.

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Le gané 2 partidas de 10... increíble, este mocoso es un tramposo —¡Acaparas toda la pista!— me quejé, señalando la pantalla que mostraba como el auto del mocoso se la pasaba derrapando en la pista y no me dejaba esquivar.

—Solo sé jugar, admítelo— respondió Jade, cruzándose de brazos.

—Mocoso arrogante...— murmuré entre dientes, pero no pude evitar reírme de su actitud.

Antes de que pudiera retarlo a otra partida, Akira llamó desde el segundo piso —¡Sing, ven, ayúdame aquí!—

—¡Ya voy!— respondí, levantándome rápidamente, pero antes de que pudiera llegar, Jade me detuvo jalándome de la camisa.

—¿Me prestas tu celular? Quiero enviarle un mensaje a Jaw. Olvidé qué libro debía llevar mañana—

Lo miré, levantando una ceja —¿Y tu celular?

—Cargando— dijo con un encogimiento de hombros que parecía ensayado.

Suspiré, sacando mi teléfono y entregándoselo —Bien, hazlo rápido.

—Gracias, Sing— dijo sentándose en el sillón y comenzar a escribir.

Me apresuré en subir la escaleras —¿Qué necesitas?— pregunté al llegar al pasillo, pero me detuve al ver que Akira estaba asomada por la ventana, sin hacer nada en particular —Así que mentiste para que viniera rápido— crucé los brazos, mirándola con fingida indignación.

—Sí— confesó sin pizca de vergüenza, mientras seguía mirando hacia afuera.

—¿Y cuál es el gran asunto?— me acerqué a ella, apoyándome en el marco de la ventana.

—Es una noche maravillosa, ¿no crees?— respondió, señalando el cielo estrellado.

Me quedé en silencio un momento, mirando las luces de la ciudad mezclarse con las estrellas —Sí, lo es... pero podías haberlo dicho sin arrastrarme aquí con mentiras—

Akira rió entre dientes, girándose hacia mí —Posiblemente hubieras peleado un buen rato si no te decía que vinieras rápido—

—¿Por quien me tomas?— le pregunte en broma, y ambos empezamos a bromear hasta que unos pasos en el pasillos nos interrumpieron —Oye te gustaría salir nosotros dos a pasear por las calles de New York, este fin de semana—

—Sing, ten cuidado con mi sobrina— Ver a Ibe enojado realmente es un espectáculo —No te sobrepases— Movida los ojos de un lado a otro hasta que comprendí que quería decir.

Tenia mi brazo rodeando la cintura de Akira, y no era un gesto tan atrevido pero considerando que Ibe es asiático y los asiáticos son algo extraños con el contacto físico, esto debería ser el equivalente a tocarla indebidamente asi que me aparte rápidamente

—Ibe que cosas piensas ja ja ja— Fingí mi risa mientras me despedía de ella con la mano antes de regresar abajo y ver si por fin ganaba otra partida. Mire de reojo a Akira que solo asintió discretamente, lo que significa que íbamos a tener la cita después de todo.

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Bien, llegó el gran día. Blanca me había cobrado más de lo esperado, pero al menos había logrado reservar todo y hacer que pareciera algo completamente casual. Sin embargo, no contaba con cuatro pequeños entrometidos que habían decidido involucrarse.

—Esto no era parte del plan— le reclamé a Blanca mientras miraba a Jade, Yue, Marcus y Jaw, todos con caras de ángeles pero con intenciones claramente traviesas.

—Créeme, me dieron unas buenas ideas para tu cita— respondió Blanca, con su habitual serenidad.

Suspiré profundamente, mirando a los cuatro mientras les hacía una seña de "se van a morir después de esto".

—Prometemos no arruinarlo —dijo Jade con una sonrisa.

—Sí, claro —respondí, incrédulo, mientras ajustaba mi chaqueta.

Finalmente, llegó la hora, estaba esperando en el auto, revisando mi reflejo en el retrovisor. Había optado por un estilo casual, pero sin descuidar los detalles. Quería verme presentable, pero no demasiado formal. Y entonces, Akira salió de la casa.

Era como si el tiempo se hubiera detenido. Su ropa era sencilla pero elegante, resaltando su figura y esa confianza que siempre irradiaba. Sus cabellos caían suavemente detrás de sus orejas, y sus ojos brillaban con una mezcla de entusiasmo y curiosidad.

—Oye, cierra la boca o te vas a tragar una mosca —bromeó mientras me empujaba la mandíbula con un dedo, arrancándome del trance en el que me había sumido.

—Tú... te ves increíble —murmuré, todavía un poco atontado por su presencia.

Ella sonrió, subiendo al auto, cambiándome el tema preguntó —¿Entonces a dónde iremos primero?—

—Primero vayamos al cine, hay buenos estrenos— respondí con confianza, arrancando el auto mientras dejaba que una playlist con nuestras canciones favoritas llenara el silencio.

El trayecto fue tranquilo, aunque no podía dejar de preguntarme si todos esos duendes estarían cerca. Llegamos al cine, y mientras buscábamos qué película ver, noté un destello púrpura en la periferia de mi visión.

Ahí estaba Jaw Long, fingiendo mirar las carteleras. Agh, demonios...

—Bueno, elige tú— le dije a Akira, esperando que escogiera algo que realmente le interesara.

Ella se encogió de hombros, mirando las opciones —No conozco ninguna, elige tú—

Por dentro me congelé, esa respuesta era lo último que necesitaba. Miré rápidamente las carteleras, decidido a señalar la primera que sonara interesante, pero entonces, vi algo en el reflejo del vidrio, Jaw negando frenéticamente con la cabeza.

¿Qué demonios está haciendo ese loco? Pensé en ignorarlo, pero considerando que él es un fanático del cine, probablemente sabía de qué estaba hablando, finalmente, por el mismo reflejo, me indicó otra película con un gesto insistente.

—Esa— dije, señalándola, aunque por dentro quería golpear a Jaw por meterse.

Compramos los boletos y entramos a la sala. La película resultó ser una mezcla perfecta de comedia y acción, justo el estilo de Akira que no paraba de reírse ni de impresionarse con las escenas más intensas. Era adorable verla tan animada, pero cada vez que intentaba rodearla con mi brazo, ella se movía emocionada, dejándome a medio camino.

En medio de la película, un vaso de refresco voló desde los asientos de atrás y cayó peligrosamente cerca de Akira. Por instinto, la atraje hacia mí, protegiéndola antes de que el contenido se derramará en su ropa.

—¡Oye, qué pasa!— dijo Akira, sorprendida por el movimiento.

—Nada, sólo alguien descuidado... —murmuré, mirando hacia atrás discretamente.

Ahí estaba, Jaw Long, con una capucha y una mascarilla, fingiendo ser un extraño mientras se hundía en su asiento. Quise reírme y maldecirlo al mismo tiempo, maldito sobrino loco, gracias… supongo. Al menos el vaso estaba vacío.

Akira se acomodó nuevamente junto a mí, ahora mucho más cerca, había servido para algo después de todo.

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—¡La película fue increíble! —Akira decía emocionada, sus ojos brillando mientras hablaba de las coreografías de pelea.

Yo la escuchaba, asintiendo y sonriendo mientras guiaba el auto hacia el centro deportivo donde Blanca había hecho su magia para asegurarse de que tuviéramos privacidad. Cuando llegamos, había muy poca gente, y parecía que el lugar estaba casi reservado para nosotros.

—¿Quieres escalar?— le pregunté mientras señalaba las paredes de diferentes niveles.

—¡Por supuesto!— respondió emocionada, ya acercándose para ponerse el arnés.

Mientras subía, no podía evitar sonreír al verla, es ágil, pero a veces se detenía, buscando apoyo con cuidado. Yo iba detrás, ayudándola de vez en cuando.

—A tu izquierda hay un buen punto para apoyar el pie —le dije, y ella lo encontró de inmediato.

Cuando finalmente llegamos a la cima, suspiró aliviada y sonrió ampliamente —¡Lo logré!—

—Lo hiciste genial— respondí, fingiendo perder el equilibrio de repente —¡Oh, no!—

—¡Eres un idiota!— grito al ver cómo me "caía", pero apenas unos segundos después volví a subir con facilidad, como si nada —¿Cómo haces eso?— preguntó, incrédula pero divertida.

—Habilidades ocultas— respondí con una sonrisa, estirando la mano para que me ayude a llegar a la cima.

—¿Eso aprendiste en tus días de pandillero?—

—Quizás. No todos esos días fueron malos, ya sabes—

Estando en la parte más alta ambos nos sentamos para contemplar la vista. La vista era impresionante desde esa altura mientras ajustaba mi posición, mi mano tropezó con algo inesperado.

—¡Woo! ¿Qué es eso? —preguntó Akira, inclinándose curiosa hacia el objeto.

—Se llama "Colmillo del dragón volador" —respondí, levantando el alambre metálico con un pequeño gancho en la punta. Lo acaricié con cuidado, la sensación de la herramienta me trajo recuerdos.

—¿Sabes usarlo? —me miró con ojos expectantes.

Asentí con una pequeña sonrisa. —Claro que sí. Solía tener uno de estos, aunque el mío está guardado en casa—

—¡Haz algunos trucos! —dijo emocionada, dando pequeños golpecitos en el suelo con los pies, como si no pudiera contener su entusiasmo.

—Está bien, pero no intentes copiarme luego, ¿entendido? —le advertí con una sonrisa, poniéndome de pie.

—¡Lo prometo! —respondió, levantando ambas manos como si jurara solemnemente.

Aseguré el alambre y comencé a maniobrar con movimientos rápidos y fluidos, haciendo que el gancho volara de un lado a otro, enredándose y desenredándose en el aire con precisión.

—¡Eso fue impresionante! —exclamó Akira, aplaudiendo cuando lancé el gancho para engancharlo en una protuberancia lejana y luego lo recuperé sin esfuerzo.

—Gracias, pero esto no es nada —respondí, fingiendo modestia mientras realizaba un giro más elaborado que terminaba con el gancho enrollándose perfectamente alrededor de mi brazo sin lastimarme.

—Eres como un ninja, ¿eh? —rió, claramente disfrutando del espectáculo.

Me dejé caer junto a ella de nuevo, apoyando la espalda contra la pared. —Algo así. Aunque, técnicamente, los ninjas eran más silenciosos.

—¿Y tú eras más ruidoso? —bromeó, mirándome de reojo.

—Siempre supe cómo hacer ruido en el momento adecuado —le guiñé un ojo, logrando que riera mientras ambos disfrutábamos de la vista una vez más.

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Salimos y nos dirigimos al auto, para mi sorpresa, Yut Yue estaba cerca, apoyado contra un poste y comiendo una de esas eternas golosinas suyas; noté que mi auto tenía nuevos stickers en el capó y las puertas.

Moví los labios, esbozando un "gracias" hacia él, que asintió con la cabeza, alzando su golosina como si fuera un brindis.

Nos dirigimos a la siguiente parada, la biblioteca. Durante el trayecto, hablamos de libros que habíamos leído y géneros favoritos. Akira se animó mucho cuando le mencioné la sección de historias de detectives que tenían allí.

—No sabía que te gustaran tanto las historias de misterio —dijo, girándose hacia mí con interés.

—Bueno, hay algo fascinante en descubrir pistas y atar cabos sueltos. Además, crecí rodeado de ellos... en más de un sentido— Sonreí de lado, recordando mis días en las calles, aunque no profundicé más para no cambiar el ambiente.

Cuando llegamos a la biblioteca, el lugar estaba casi vacío. Blanca, como siempre, había hecho su magia para reservar un espacio tranquilo solo para nosotros.

—Este lugar es hermoso... —susurró Akira al entrar, admirando los altos estantes y las enormes ventanas por donde se filtraba la luz tenue de la tarde.

—Te dije que tenías que verlo —respondí, guiándola hacia la sección que sabía le encantaría.

Estuvimos ojeando libros un buen rato. Yo hojeaba uno sobre estrategias de combate que me llamó la atención, pero noté que Akira estaba revisando los estantes como si buscara algo en específico.

—¿Qué buscas? —le pregunté, cerrando mi libro y siguiéndola entre los pasillos.

—Oí de un buen libro, se llama "El guardián entre el centeno" ¿Sabes dónde está?— Pensé un momento, pero nunca había oído hablar de ese libro.

Justo cuando estaba por sugerirle preguntar al encargado, escuché un leve golpe, como el sonido de alguien tocando la madera. Miré hacia una de las mesas cercanas y, para mi sorpresa, ahí estaba el libro, descansando sobre la superficie como si alguien lo hubiese dejado especialmente para nosotros.

—Toma, aquí está —dije, acercándome y entregándoselo.

Akira me miró impresionada —¿Ya lo leíste? Lo encontraste muy rápido—

—No, jaja. Solo tuve suerte al verlo ahí—

Sin embargo, al girarme para volver a mi sitio, algo llamó mi atención. Entre los estantes cercanos, vi un mechón rubio asomándose apenas un segundo antes de esconderse.

Fruncí el ceño por un momento, recordando que Jade tenía estrictamente prohibido venir a la biblioteca pública, pero luego sonreí para mis adentros. Claro, el "golpe" en la madera, el libro en la mesa… Fue él quien lo encontró y lo dejó allí para que yo lo tomara.

Decidí no acusarlo esta vez. Después de todo, aunque fuera un entrometido, había ayudado.

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La noche estaba perfecta. El aire fresco de la tarde y la iluminación tenue del restaurante "Valbella at the Park" creaban un ambiente íntimo. Sabía que esto era lo más importante, y a pesar de que todo estaba meticulosamente planeado, el nerviosismo no desaparecía, no podía evitar sentir un nudo en el estómago.

Nos dirigimos al restaurante, y aunque el entorno era lujoso y todo estaba en su lugar, mi mente no dejaba de dar vueltas. Sabía lo que tenía que hacer, pero la idea de confesar lo que sentía me hacía dudar, elmomento se acercaba, y no podía retrasarlo más.

Marcus, apareció "casualmente" y comenzó a hablar con Akira. La distracción funcionó perfectamente; ella parecía completamente entretenida mientras yo aprovechaba para encargarme de la mesa y botar mis nervios.

Era ahora o nunca, tenía que ser honesto con ella, tenía que decirle lo que realmente sentía. Sin más distracciones, respiré hondo y me acerqué a su lado.

—Akira... —mi voz sonó más baja de lo que quería, pero ella me miró curiosa, sonriendo.

—¿Sí? —respondió con una suavidad que hizo que mi corazón latiera con fuerza.

—Yo... —me detuve un segundo, buscando las palabras adecuadas, pero todo lo que quería decir era tan claro. Tomé su mano con suavidad, buscando la seguridad que me faltaba — Quiero ser honesto contigo, no quiero solo pasar tiempo contigo como amigos... Quiero... quiero que sepas que... me encantaría que fuéramos algo más. Algo más que amigos—

Su expresión cambió ligeramente, como si estuviera evaluando mis palabras, pero en su mirada había algo que me hizo sentir más tranquilo —¿Así que... quieres que seamos novios? —preguntó, sus ojos brillando, y yo asentí con una sonrisa nerviosa.

—Sí, exactamente eso— Respiré aliviado, porque en ese momento ya no importaba el plan ni la perfección de todo lo que había preparado. Solo importaba lo que sentía.

Akira no dijo nada al principio, pero su sonrisa comenzó a crecer mientras me apretaba la mano.

—No sabes cuánto me alegra oír eso, Sing... porque yo también lo quiero— Y entonces, sin más, se acercó para darme un beso en los labios, uno que sentí como un pequeño premio por todo el nerviosismo que había superado.

Justo después de que Akira aceptara, un "¡Sí!" emocionado y casi ensordecedor se escuchó desde los arbustos cercanos. Ambos volteamos de inmediato, pero no vimos a nadie.

—¿Qué fue eso? —preguntó Akira, mirando alrededor con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—Nada, seguro fue el viento... —respondí con una sonrisa forzada, aunque ya me imaginaba perfectamente quiénes estaban detrás de esto, los duendes.

—¿El viento grita "¡Sí!" con tanta emoción ahora? —Akira arqueó una ceja, claramente divertida, mientras cruzaba los brazos.

—Es un viento... raro. —Intenté sonar convincente, pero su expresión me dejó claro que no me creía.

Antes de que pudiera pensar en una excusa mejor, escuché un leve crujido entre los arbustos y vi un mechón de cabello morado que desapareció rápidamente.

Suspiré, resignado. —Está bien, ya sé quiénes son. ¡Jaw, Jade, Yue y Marcus salgan ahora mismo!—

—¿Cómo nos descubrió? —se escuchó un susurro.

—Tu cabello, Jaw, ¡tu cabello te delató! —grité, señalando los arbustos.

Con reticencia, primero salió Jade, tratando de ocultar su sonrisa, seguido de Jaw, que traía su eterna capucha pero no podía esconder su expresión traviesa.

—¡Estaban apostando por si lo aceptaba o no! —acusé, señalándolos.

—¡Era para asegurarnos de que no arruinaras todo! —se defendió Jaw, cruzando los brazos.

—Lo hiciste bien, Sing. Por primera vez no la regaste. —Jade me miró con una sonrisa burlona.

—Váyanse antes de que los mate— Aunque intenté sonar amenazante, la sonrisa en mi rostro me traicionó.

—¡Felicidades, Sing! —dijeron los cuatro al unísono antes de correr en dirección al lago artificial, riéndose a carcajadas.

Akira, que había observado todo con diversión, negó con la cabeza mientras me miraba.

—Debiste saber que no te dejarían tranquilo en un momento así— Dijo, soltando una risa suave.

—Créeme, ya me lo esperaba— Resoplé, aunque no pude evitar sonreír también. Esos duendes nunca cambian.

Mientras Akira se reía de la situación con los "duendes", mis ojos se desviaron hacia la multitud del restaurante, entre los comensales, alguien más captó mi atención,, Blanca.

Allí estaba, de pie junto a una mesa, fingiendo revisar el menú, sabía que solo yo lo había notado; era demasiado discreto para que cualquiera más se percatara.

—¿Qué pasa? —preguntó Akira al ver que mi atención se desviaba.

—Nada, solo creí ver a alguien conocido— Me encogí de hombros, volviendo a mirarla.

Blanca, al darse cuenta de que lo había notado, inclinó la cabeza apenas, un gesto minúsculo que solo yo podía interpretar. Era su manera de decir: "Todo está bajo control. Sigue con lo tuyo."

Sería la noche perfecta, bueno hasta que oyó otro grito

—¡Todos deben apuntar hacia arriba! ¡HACIA ARRIBA!—

El espectáculo de luces en el cielo podría haber sido romántico si no supiera la verdad detrás de los fuegos artificiales. Mientras todos los comensales miraban maravillados, nosotros teníamos un espectáculo completamente distinto frente a nuestros ojos.

Jaw y Jade salieron corriendo hacia el agua, claramente buscando escapar de los cohetes que no habían colocado bien. Yue, en lugar de huir de forma lógica, corría en círculos como un pollo sin cabeza, gritando algo en chino incomprensible hasta para mi, por otro lado, Marcus, ya había trepado a un árbol cercano para protegerse.

Mi celular vibró y ví el mensaje de Blanca "Esto no estaba dentro del plan" solo pude suspirar al respecto.

Notes:

Actualización!!!! Este es un capítulo bonito y tranquilo.

Detallitos del capítulo:
—Jade es de baja estatura, le falta crecer. Es como Sing de adolescente, luego pega el estirón.
—Sing hablaba tanto de Akira con sus amigos que ellos creían que ya estaban hasta casados.
—Los duendes no se enteraron casualmente de la cita romántica de Sing, Jade escucho y cuando le pidió su celular, busco el número de Blanca y se contactó con el para ayudar.
—Si los fuegos artificiales no estaban dentro del plan, de donde los sacaron? Bueno...

“ —¿De donde sacaron pirotecnia ilegal?—

—Un hombre nos la regalo porque le parecimos encantadores—

—Bromeas—

—Habló enserio, agh como se llamaba... así dijo que se llamaba The fly—

—Oh maldición—“

 

Jaja yo se que The fly solo aparece en un o dos capítulos pero me cayó bien ese vendedor de armas ilegales 🤣

Chapter 28: Especial 3 |Mamá Bonita|

Notes:

Spoiler al final

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Hoy es uno de esos días en los que todo parece caer en mis manos. Max tenía un congreso al que no podía faltar, Michael estaba con la presión de dos solicitudes importantes, y yo... bueno, mi trabajo tampoco espera. El problema no es que todos estemos ocupados hoy, el problema es ¿Quién cuidaría a Jade?

Fácilmente lo dejaría en casa de Eiji, él estaría encantado de cuidarlo y Jade no tendría ninguna queja, pero había salido de Nueva York, su popularidad había subido y fue invitada a un evento en California.

Al final no hubo mucho debate, me tocó a mí. Tanto Max como Michael ya habían salido temprano ya prisa para no llegar tarde, dejando la casa en silencio, salvo por los pasos pequeños y sigilosos de ese niño escurridizo. Yo, mientras tanto, me preparaba para salir a las 10:00 am. Claro, ese es el plan que solo se podrá lograr si conseguiría convencer a mi pequeño rebelde de colaborar conmigo.

—Vamos, a peinarte, tenemos que salir—dije con paciencia, inclinándome hacia él con el cepillo en mano, pero, como era típico, no tenía prisa por obedecer. Lo senté en el sofá y apenas me acerque se sacudió de un lado a otro y se dejó caer de lado en el sofá, enterrando su carita entre los cojines.

Está haciendo berrinche, no grita ni patalea solo se sacude de un lado a otro y luego se queda tirado en cualquier sitio como un muñeco. Suspiré, resignada, Jade no dice mucho, pero lo compensa con esa manera única de expresarse, su silencio no es vacío; al contrario, está lleno de una testarudez encantadora que a veces me hace reír y otras... bueno, otras me saca cañas verdes. Hoy es uno de esos días.

—Si mamá llega tarde, no vas a comer postre hoy— dije amenazándolo, con ese tono de advertencia que siempre parece funcionar. Jade levantó la cabeza de inmediato, como si esas palabras hubieran atravesado su pequeña barrera de terquedad, sin decir nada, se sentó frente a mí y, con esa mirada que me recuerda demasiado a alguien que preferiría no comparar con mi niñito, tomó mi mano. y la colocada sobre su cabeza. Un gesto y una mirada simple, pero que decía más que mil palabras, pero específicamente era como si estuviera diciendo "Usa esa cosa horrenda".

—Tienes suerte de ser un niño— le dije mientras empezaba a deshacerle los enredos con cuidado —Si fueras una niña, no soportarías que te peine— bromeé sujetando dos mechones con mis manos simulando dos colitas que no le gusto porque volvió a sacudirse

Claro, ni siquiera siendo un niño lo soportado, pensé mientras él se removía inquieto, torciendo los labios en una mueca muda de desaprobación. Su cabello, tan rubio y desordenado, es una batalla diaria; No es que tenga mucho que hacerle, solo escarminarlo un poco, pero ni eso le gusta. Sin embargo, hoy había sido más fácil; Quizás la amenaza del postre fue demasiado para ignorarla.

—Listo— le dije finalmente, soltando un suspiro de alivio. Jade me miró con esa expresión mezcla de agradecimiento y fastidio, como si quisiera decir "¿Por qué tanto alboroto?" pero sin molestarse en formar las palabras.

Me preguntó cuando empezará a hablar, no es una condición física, sus cuerdas vocales están bien, solo decidió no emitir ningún sonido.

Al menos ya estábamos listos para enfrentar el resto del día, bueno, al menos yo; Con Jade, nunca se sabe.

Tomo su oso de peluche y se subió a su autito de juguete, el mismo que alguna vez fue de Michael, se sujeto del volante con ambas manos mientras me miraba con esos ojos enormes, esperando pacientemente a que lo empujara, solo moviendo sus pies indicando que ya quería salir. Por suerte, es un niño tranquilo; no exige demasiado, al menos no en el sentido tradicional, claro que tiene sus propios retos, pero hoy parecía dispuesto a cooperar.

Tomé mi bolso, ajusté la correa en mi hombro y, con Jade montado en su pequeño vehículo, salimos de casa. Caminamos hacia la parada del autobús, de camino me detuve a comprar una donas.

—Hoy de postre hay donas— le dije sacudiendo la caja en su delante, en vez de gritar emocionado como lo hubiera hecho Michael, solo se le hizo agua la boca.

Camine unas cuantas cuadras había sol y por un momento me arrepentí de caminar hasta llegar a la parada, la única razón por la que no voy en mi auto es porque Jade prefiere pasear en el autito y como siempre, la parte más complicada fue subir el autito portátil al autobús con él aún montado, es otra de las muchas cosas que te hacen cuestionar mis decisiones, pero luego lo miro, tan contento, y simplemente sigo adelante, por más de que piense "Debí traerlo caminando" o "Era mejor ir en el automático"

Y justo cuando pensé que lo más difícil había pasado, lo miré y solté una risa suave—Se durmió— murmuré, viendo cómo Jade se había acurrucado en el asiento del auto, profundamente dormida, con su cabeza ladeada, abrazando su oso y su cabello. cayéndole sobre los ojos.

Suspiré de nuevo, pero esta vez con alivio, dormido sería mucho más fácil manejarlo durante el trabajo. Cuando llegamos al set, lo cargué con cuidado y lo acomodé en el sofá, como estaba tan tranquilo le puse coloque mi abrigo como manta y el manubrio del auto como baranda, por si rodaba no se caería al suelo, aunque igual y tiene el sueño. tan pesado que ni siquiera se levantaría al estamparse de cara contra el suelo, lo sé porque ya pasó muchas veces.

Duerme mucho, más de lo que esperaba al principio, pero el doctor dijo que era normal, aún se está recuperando de todo lo que pasó antes de que lo adoptarámos. Esos primeros años dejaron marcas profundas, pero debería sanar con el tiempo. Tiempo tiempo, un abuso sexual no sana con el tiempo, solo deja de estar en tu mente lo suficiente para que parezca que lo olvidaste pero en cuanto ese recuerdo regresa es cuando te das cuenta de que es una herida abierta para toda la vida. El mundo y su gente puede ser tan cruel a veces.

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Admito que traer a tu hijo al trabajo no es precisamente el panorama ideal. Es algo que siempre me hace sentir un poco fuera de lugar, como si estuvieras rompiendo alguna regla tácita de profesionalismo, pero, para mi alivio, no soy la única; los pasillos están llenos de risas y gritos agudos de niños llamando "mamá" o "papá", mientras sus padres intentan mantener a sus pequeños "monstros" bajo control y que rompen nada que luego deban pagar por los daños.

En momentos así es donde agradezco que Jade, no es como los demás. Mi hijo no grita, no llama, no dice "mamá". Su vocabulario es tan reducido como su voz silenciosa se lo permite. Pero hay una palabra que dice, siempre con esa dulzura en su tono apenas audible "Eiji". Y sé por qué, es Eiji quien lo rescató, quien le salvo la vida antes de que Max y yo lo adoptáramos. Esa conexión es especial, algo que ni siquiera yo podría borrar o replicar; Aun así, no puedo evitar sentir una punzada en el corazón cada vez que lo escucho, estoy feliz de que Jade tenga a Eiji como su héroe, claro, pero hay algo que me duele profundamente. Un anhelo que no desaparece...

Realmente quiero escucharlo decir "mamá", solo una vez, una palabra tan simple, tan cotidiana para muchos, pero que para mí significaría el mundo.

—Jessica, dame una mano, por favor—escuché a una de mis colegas, Evelyn, pide ayuda desde el otro lado del estudio, me levanté para ayudarla.

Ella estaba lidiando con su propio hijo, un niño con tanta energía que parecía más un pequeño mono que un niño, colgándose de todo lo que se encontraba a su paso. Ella, siendo modelo, tenía que prepararse para una sesión de fotos, y claramente necesitaba un respiro, para poder arreglarse y quedar bien para la cámara.

—Oh Jess, no sabes cómo te envidio— dijo mientras me entregaba al pequeño torbellino, que ahora intentaba trepar por mi brazo como si fuera una liana —Tu hijito tranquilamente te deja trabajar, no como mi pulguita saltarina— bromeó, antes de mejor soltar al niño de mis brazos y darle su celular para que juegue —Vigilalo un momento por favor—

Le sonreí, aunque por dentro sentí un nudo en la garganta. Si tan solo supiera... si supiera que yo soy quien la envidia, que daría lo que fuera porque mi hijo fuera una "pulguita traviesa" que se colgara de mis brazos, que gritara "mamá" desde el otro lado de la sala, aunque fuera para pedirme algo imposible o decirme cualquier cosa que se imaginé.

Pero no, lo único que tengo es el silencio de mi pequeño, que me observa con esos ojos grandes y callados, diciendo tanto sin decir nada.

—Bien, vamos a trabajar, necesito buenas tomas para hoy— ordenó el jefe, entrando con ese aire de urgencia caminando por todo el estudio, cada uno se puso en marcha, ajustando luces, cámaras y todo lo demás.

—Señor, aún falta un modelo, no llegará hoy— dijo su asistente, un poco nervioso, mientras consultaba su agenda.

Eso era lo último que faltaba, el jefe se detuvo en seco y giró sobre sus talones
—¿Cómo que no llegará?— espetó, visiblemente frustrado, su voz resonó en el espacio, haciendo que todos se congelaran en su lugar —Qué son estas horas para avisar? Estamos muy atrasados ​​con las fechas de entrega, no podemos esperar más tiempo—

Miró alrededor, buscando desesperadamente una solución, sus ojos pasaron de uno a otro hasta que, para mi sorpresa (y mi desgracia), se posaron en mí.

Yo, que apenas había terminado de sacar mi cámara y me preparaba para ayudar con las tomas, sentí cómo me atravesaba con esa mirada de “tengo un plan y no te va a gustar”.

—Jessica—dijo finalmente, con un tono que no admitía discusión, y ahí supe que el plan era yo —Jessica, sé que eres fotógrafa, pero debo admitir que eres bastante atractiva, por lo que me gustaría que tú reemplaces a la modelo— dijo, con una de esas sonrisas que no sabes si tomar como halago o como una trampa disfrazada.

Lo miré fijamente, cruzándome de brazos; no soy modelo, y sinceramente no planeaba serlo, pero si iba a verme envuelta en esto...
—Pero me van a pagar lo que le pagan a ellas, ¿verdad?— dije, alzando una ceja. Si me van a cambiar de rol, al menos quiero el salario correspondiente, no voy a regalar mi tiempo ni mi esfuerzo y menos mi imagen, especialmente cuando ni siquiera estaba en el plan original.

Él parpadeó, visiblemente sorprendido por mi respuesta, quizás esperaba que me pusiera nerviosa o que aceptara sin rechistar, pero yo no soy de esas. Aprendí hace mucho que si no pides lo que mereces, nadie te lo dará.

—Eres directa, Jessica. Me gusta—respondió al final, aunque todavía no decía si aceptaría mi condición. Mientras tanto, yo ya estaba calculando cuánto me correspondía por dejar la cámara y ponerme frente a ella. Si iba a hacer esto, sería bajo mis términos.

Después de unos minutos incómodos de silencio, en los que ninguno de los dos cedía terreno, finalmente soltó un suspiro de derrota —Bien, se te pagará lo mismo— dijo, con un tono que intentaba sonar firme, pero delataba su frustración.

No pude evitar una pequeña sonrisa triunfante, al menos iba a valer la pena este cambio de roles. Sin perder tiempo, hizo una señal al equipo de vestuario.
—¡Alístenla rápido!— ordenó, y de inmediato dos personas vinieron hacia mí con ropa, maquillaje y varias herramientas que no reconocía.

—Vamos a trabajar o la revista cambiará de estudio, y eso nos afecta a todos— agregó, elevando la voz para asegurarse de que todo el equipo entendiera la urgencia.

Mientras me llevaban a prepararme, no podía evitar pensar en lo surrealista de la situación, una fotografía convertida en modelo improvisada. Miré de reojo a Jade, aún dormida en el sofá, y suspiré, bueno, al menos él no está despierto y no podrá reírse de esto cuando crezca... o eso espero.

El vestuario, aunque un poco fuera de mi estilo, era un vestido entallado con un escote de corazón con pliegues colgando a los lados, tenía una abertura que iba desde la rodilla; No me molestaba tanto. Mientras mis compañeras intentaban enseñarme cómo posar y sonreír como si lo disfrutara, mi atención se desvió hacia los demás padres, algunos estaban dándoles bocadillos a sus hijos, mire la hora en el reloj, eran las 12:30 hora de almorzar pero la comida en el estudio la servían a las 1:30 sin embargo los pequeños tenían hambre.

Eso me hizo recordar algo importante.
—Un momento, ya regreso— dije, dejando los vestidores. No podía olvidarme de mi pequeño hijo que seguía dormido en el sofá, pero el médico había sido claro: por mucho que necesitara descansar, debía comer.

Me acerqué a él y me incliné para despertarlo con cuidado —Jade, cariño, levántate— susurré mientras lo movía suavemente.

Jade se frotó los ojitos con las manos pequeñas, bostezando, estirando su pequeño cuerpo para volverse a dormir unas dos a otras veces en dónde lo volvió a despertar; Una vez que por fin se levantó me miró, abrió esos ojos enormes, y por un segundo pensé que se burlaría de mí al verme vestida así.... pero entonces lo escuché.

—Wooow— exclamó, señalándome y aplaudiendo con una sonrisa encantadora.

El ruido me dejó en alerta, es de los pocos ruiditos que hace, luego llegó lo inesperado —Mamá, Mamá, wooow— dijo, con una voz que parecía romper su silencio habitual.

Mi corazón se detuvo. Jade, mi pequeño silencioso, había dicho “mamá”. No importaba que ahora estuviera jugando con los pliegues de mi vestido como si fuera un juguete nuevo... Nada más importaba en ese momento~

—Bonita— continuó, mientras yo lo miraba, conteniendo las lágrimas.

—¿Te gusta?— le preguntó, intentando mantener la compostura.

Si lloraba, arruinaría el maquillaje y todo el set se detendría, pero... era difícil contenerme, su primera palabra será Eiji pero la segunda es mamá y aún más dijo que era bonita.

Jade ascendió, con esa expresión de orgullo infantil —Mamá bonita— dijo una vez más, como si quisiera asegurarse de que entendiera.

En ese momento, todo, desde las luces brillantes del estudio hasta la incomodidad del vestido, desapareció, mi hijo me había llamado “mamá”. Y, honestamente, no había nada más hermoso que eso.

—Jessica?— escuché la voz de Evelyn acercándose mientras sostenía a su "pulguita traviesa", que jugaba con su collar —¿Estás bien?— preguntó al verme quieta, con los ojos llenos de lágrimas.

No pude contenerlo más, las lágrimas corrieron por mis mejillas mientras abrazaba a Jade con fuerza —Me dijo mamá— logré decir, aunque mi voz se quebró al pronunciar esas palabras —Mi niño por fin me dijo mamá—

Ella entendió al instante, sin necesidad de explicaciones, me dio un ligero abrazo, sosteniendo todavía a su pequeño que, por una vez, parecía haber calmado —Disfruta tu momento— dijo suavemente, con una sonrisa cálida, luego, agregó con un guiño — Avisaré a maquillaje que necesitarás un retoque, llora lo que necesitas—

La observada mientras se alejaba, agradecida por su comprensión. Jade, ajeno a todo, seguía jugando con los pliegues de mi vestido, repitiendo —Mamá bonita— como si fuera su canción favorita. Intente limpiarme las lágrimas y el maquillaje corrido pero el detuvo mi mano y sostuvo mis mejillas —Mamá bonita muy bonita—

Y, por primera vez en mucho tiempo, no me importó nada ni nadie, que importa si nos retrasamos unos minutos. Mi pequeño había dicho “mamá”. ¿Qué más podría pedir?

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—Abre tus ojos hijo... ¿Es lo único que te pido?...—

—Mamá...—

—Déjame Michael... Ya se que la hora de visitas termino... Solo dame unos minutos más...—

Notes:

Un especial con Jessica, ya que hasta ahora casi no ha aparecido en la historia, pero pronto lo hará :D

En estos especiales he estado dejando referencias a lo que sucedería en un futuro y ese capitulo futuro llegará el 20 de diciembre para que pegue más y duela.

Ahora sí nos vemos en la siguiente actualización ✨❤️

Chapter 29: 26

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¡Oye, ese duele!— No pude evitar gritar, mi cuerpo tensándose al sentir la aguja de Yue clavada en mi piel.

—Es necesario— dijo Yue sin mirarme, concentrado en buscar en qué lugar colocar la aguja —El procedimiento no solo es doloroso, también es rápido. Puedo eliminar el 80% de la droga antes de que se cumpla el mes pronosticado por el doctor—

—¡Ya lo sé, pero eso no hace que duela menos!— Respondí, apretando los puños y tratando de no gritar nuevamente.

Yue me miró de reojo, viendo cómo me retorcía —Te dije que no miraras, ¿verdad?—

—No necesito ver para saber que me torturando— Murmuré, respirando entrecortadamente, mientras sentía cómo mi brazo palpitaba por el dolor.

—No es tortura, es medicina— Su tono era como siempre, tranquilo es más lo disfruta yo lo sé.

—¿Medicina?— Solté una pequeña risa amarga —Suena más como un experimento con conejillos de indias—

Yue finalmente dejó la aguja a un lado y me miró, como si por fin prestara atención a lo que decía —No eres un conejillo de indias, y esto no es un experimento—

Mi piel ardía, pero al menos sabía que todo esto tenía un propósito, espero... También quien me manda a confiar en mi amigo el rarito.

—Yue, ¿cómo aprendiste a hacer esto? —preguntó Jaw Long, con una sonrisa traviesa mientras giraba una de las agujas que ya tenía clavada en mi brazo.

—Secreto familiar —respondió Yue con voz monótona, sin levantar la vista.

Clavó la última en mi brazo, y antes de que pudiera protestar, se movió rápidamente detrás de mí. Sentí un tirón en el cuello, y sin darme tiempo para reaccionar, comenzó a colocar más agujas en esa zona también.

—Espero que nunca me toque ser alfiletero — dijo Marcus, mirando la escena con una mueca de dolor.

—Te aseguro que no es tan malo como parece —le respondió mientras tomaba la aguja más grande que de solo mirarla quería correr.

Marcus levantó una ceja —Eso no me suena nada convincente— A su vez, me dio una mirada como si estuviera considerando seriamente la idea de huir a otro lado.

Yue, finalmente se detuvo y dio un paso atrás, mirando mi cuello y mi brazo con atención —Termine— dijo simplemente, como si no fuera nada de otro mundo —Bien, ahora no te muevas en los próximos 20 minutos, luego retiraré las agujas y estarás libre de esa droga—

Yo solo asentí, observando la cantidad de agujas clavadas en mi cuerpo; la sensación era rara, una mezcla entre incomodidad y alivio.

Marcus rascó la nuca con incomodidad, mientras que Jaw, con una sonrisa irónica, se acercó un poco más.

—Por cierto, Jade, ¿le preguntaste a tu tío sobre las pandillas?— preguntó Jaw, claramente intentando iniciar una conversación para distraerme de la incomodidad. Lo agradecí, la verdad es que necesitaba algo en lo que pensar que no fuera el dolor de las agujas.

Sospechando, recordando la breve conversación que había tenido con mi tío Cain, algo que no había logrado sacarme de la cabeza. La mirada que me lanzó cuando mencioné la droga seguía rondando en mi mente.

—No mucho, solo me dijo que fue su etapa más peligrosa y cuando fui directo y le pregunté por la droga, solo dijo "¿Cómo te enteraste de eso?"... Luego le comentó que me drogaron, destruyó la lata que tenía en la mano de un solo presionado. Ya no quise preguntar más—

Jaw frunció el ceño —Uh, no hemos avanzado mucho— dijo, frustrado, ya no habíamos encontrado más pistas y mucho menos respuestas.

Marcus se frotó la mandíbula, pensativo —Tal vez sea hora de preguntar directamente — sugirió —Después de todo, conocemos a las personas involucradas—

Me quedé en silencio, mordiéndome el labio. La idea de preguntarle a Eiji directamente me helaba el alma ¿Cómo le podía preguntar algo así?

—No hay otra forma?— preguntó, quería creer que existía algún otro camino, que podía conseguir la verdad sin tener que cruzar esa línea.

—Creo que no—

La sala se llenó de un pesado silencio, y aunque solo fueron unos segundos, se sintieron como una eternidad. Nadie decía nada, pero todos estábamos pensando en lo mismo, preguntar a Eiji era lo único que podíamos hacer si realmente queríamos descubrir la verdad.

Finalmente, después de lo que parecieron minutos interminables, Jaw rompió el silencio —Sabes que si no lo haces, está bien, el punto de esto es investigar por nuestra cuenta—

Asentí despacio; Estaba considerando en si hacer preguntas discretas que poco a poco nos lleven a la verdad.

—Bueno, que les parece si continuamos nuestro juego— Marcus saco su baraja de cartas que las repartió, ayer habían jugado bastante y Yue iba ganando por lo que ahora estaban buscando la revancha.

Solo podía mirar como entre ellos hacían trampa para ganar, y podía acusarlos pero no así es más divertido. Lo menos pensando Yue se levantó poniendo pausa al juego —Ya pasó el tiempo, ¿estás listo? —pregunto

Asentí con la cabeza, aunque en realidad no estaba seguro de estar listo para nada, empezó a retirar las agujas que había clavado en mi brazo. El alivio que sentí fue inmediato; Podía moverme sin esa sensación extraña de metal en mi piel.

Cuando retiró la última aguja, me quedé sentado un momento, mirando mi brazo, ahora libre de esas malditas cosas, ya no escuchaba como Jaw barajeaba más cartas, y ni zumbaban los oídos.

—Realmente funcionó —dije, un suspiro de alivio escapando de mis labios.

Little Yue irritante,satisfecha con su trabajo —Te dije que lo haría—

Tocaron no esperábamos a nadie pero de todas maneras abrí, Umiho estaba ahí parada, no había olvidado el beso que me robó ayer y mis amigos no estaban enterados, pretendo que siga así; cerré la puerta para que lo que ella tenga que decir no lo escuchen

—Hola Umiho...— la saludé tímidamente no estaba tan cómodo con esto

—Hola Jade— Ella radiante radiante luego alzó su cámara —Oye venía a pedirte un favor— No dejaba de mirarme de arriba abajo

—Que clase de favor— Me cubrí con mis manos aunque realmente no hay nada que cubrir, pero su mirada si me asustaba.

—En mi club vamos a hacer un proyecto de fotos de la escuela, fotografiando algunos lugares, trofeos que están en las repisas y bueno uno que otro estudiante— ya se por donde va esto

—Bueno...— Tartamudie, tengo que salir de esto sin sonar cruel

—Me podrías ayudar posando?— Yo no supe que responder

Pero mis amigos los muy malditos miraban desde la ventana —Él dice que si— dijo Jaw señalandome

Me di vuelta para mirar a Jaw, apretando los dientes con frustración. ¿Qué parte de "situación incómoda" no entendían estos metiches?

Marcus, por supuesto, no podía quedarse callado y añadió —¡Claro que sí! Jade es el modelo perfecto, ¿verdad, Umiho?—

Umiho, soltó una risilla acercándose emocionada. —¡Sabía que podía contar contigo!—

Suspiré profundamente, rendido; ya no podía decir que no, mis amigos no me dejarían en paz en semanas, y Umiho probablemente se sentiría decepcionada.

—Está bien, te ayudaré— dije finalmente, con una sonrisa forzada.

—¡Genial!— exclamó ella, y empezó a revisar su cámara —Podemos empezar, vamos al jardín trasero, es más tranquilo —sugirió

Ella empezó a caminar y no me quedo más que seguirla, mis amigos no se quedaron atrás, siguiéndonos como si fuera un espectáculo, no deje de lanzarles miradas asesinas.

—Bien, Jade, ¿puedes quedarte ahí?— dijo Umiho, señalando un árbol grande que estaba iluminado por la luz del sol —La luz es perfecta, y tu expresión natural es exactamente lo que busco—

—Expresión natural?— mascullé, intentando no parecer tan tenso. Me paré frente al árbol y traté de relajarme, aunque sabía que mis amigos estaban detrás, seguramente planeando algo.

—¡Perfecto! —dijo Umiho, ajustando la lente —Ahora, inclina un poco la cabeza y mira hacia allá, como si estuvieras pensando en algo profundo.

— ¿Pensar en algo profundo? —repetí en voz baja, pensé en el desastre de esta situación, en Eiji...

El primer clic de la cámara resonó, y antes de darme cuenta, Umiho estaba completamente enfocado.

—¡Pon una pose de superhéroe! —gritó desde atrás Mandíbula burlándose

—¡O una de modelo de revista! —añadió Marcus, doblándose de la risa.

—¡O simplemente deja de parecer que te secuestraron! —dijo Yue, riéndose solo, todos los quedaron mirando raro.

—¡Cállense! —grité, frustrado, mientras Umiho miraba entre risas.

—Están locos, pero son divertidos —dijo ella, sacando una foto más antes de bajar la cámara —Gracias, Jade; eres un gran modelo, de verdad—

—No fue nada —respondí, sintiéndome un poco más relajado ahora que había terminado.

Mis amigos me rodearon al instante, dándome palmaditas en la espalda y lanzando más comentarios molestos.

—Buen trabajo, modelo profesional —dijo Jaw, burlándose —¿Cuándo hacemos la sesión para la portada de la revista?—

—La próxima vez me buscaré mejores amigos— murmuré, mientras ellos seguían riéndose

—¡Jajaja! ¿Por qué estás tan nervioso? —dijo Jaw, dándome un codazo —Eiji también te usaba para fotos cuando éramos niños, ¿recuerdas?—

—¡Pero Eiji es Eiji!— respondí casi gritando, sintiendo cómo el calor subía a mi cara —Esto es muy diferente—

Marcus se apoyó en mi hombro, finciendo una expresión pensativa —Hmm, sí, muy diferente, ¿Qué podría ser diferente?—

—¡Marcus!— gruñí, lanzándole una mirada furiosa mientras Umiho, que todavía estaba revisando las fotos en su cámara, levantaba la vista con curiosidad.

—Y ustedes que harán para la exposición de los clubs?— esa pregunta nos dejó pensando.

“¿Cuál exposición?— pregunto Jaw sorprendentemente confundido

—Ninguno de ustedes es el líder del club? Porque hubo una reunión ayer y les dijeron que debían preparar exposiciones para dentro de un mes—

Nos quedamos mirando a Jaw, el es el líder y no se enteró —Ay bueno no fui jaja—

—¡¿Ahora que vamos a hacer?!— Marcus se desesperó sacudiendo a Jaw Long y se lo merece

—Pero tu no estabas en el club de béisbol?—Pregunto Umiho —Apareces en fotos del año pasado en el club—

—Si, lo era pero paso algo horrible que preferí desligarme— Junto a Jaw Long solo miramos hacia el suelo... no fue bonito recordar ese día... Ambos temblamos un poco al recordar la paliza y bueno... El abuso que estuvo a punto de suceder...

—Debió ser realmente malo...— dijo ella al ver nuestras reacciones

Sonó la campana que indicaba el cambio de hora así que con Jaw tomamos nuestras mochilas, nos despedimos ya que los demás estaban en otras aulas y seguían libres.

Teníamos clase de lengua y literatura, al llegar, tomamos asiento, esperábamos a la señorita Honey pero en su lugar llegó una mujer mayor, ya con el cabello ligeramente encanecido, tomó asiento en el escritorio del aula dejando su cartera a un lado antes de presentarse. .

—Buenos días con todos, mi nombre es Lydia Vanderpoll, y este año voy a dictar el curso de lengua y literatura en reemplazo de su profesora anterior por algunos meses o lo que queda del año escolar, eso se verá a futuro— Bueno entonces ella estaría con nosotros un tiempo ilimitado —Si soy sincera con ustedes no soy docente pero trabajo por varios años en la biblioteca pública, por lo que tengo conocimiento del tema, espero que mi tiempo con ustedes sea agradable y sobre todo que podamos llevarnos bien—

La nueva maestra era agradable, como dijo, desprendía ese aire de biblioteca, por su ropa y su forma de hablar calmada y en un tono muy bajo y moderado.

—Para empezar quisiera saber más sobre ustedes; como su nombre, edad, y algo que les guste— Había algo en su voz que me recordaba a Eiji, por su manera nostálgica de hablar y esa calma que transmitía —No hay voluntarios? Vamos anímense llevamos solo un mes de clases por lo que aún no todos se conocen—

Nadie se animó a estas alturas ya muchos formaron sus propios grupos de amigos por lo que no estaba tan dispuestos a conocer gente nueva cuando ya se encontraban cómodos con los amigos que hicieron, eso por hablar por la mayoría, porque junto a Jaw si teníamos nuestro grupo de amigos pero no dentro del aula.

—Haber ustedes dos que los vemos bastante tranquilos— Dijo justo mirándonos cuando Jaw Long estaba escribiendo un papelito para pasármelo y conversar sin que nos escuchen

No nos quedó más que comentar seguir con la dinámica, Jaw se levantó de su asiento, él iba a empezar —Bien, veamos, mi nombre es Jaw Long Dickinson, tengo 15 años, me gusta el arte callejero y le paso la palabra a mi mejor amigo—finalizó señalándome a mi y dándome un ligero golpe en la cabeza

—Mi nombre es Jade Glenreed, tengo 14 años y disfruto de leer— intento señalar a otro compañero para que continúe pero la maestra me detuvo

—Así que ya son mejores amigos, debían llevarse bien desde su primera clase— ella se veía encantada por ello

—En realidad nos conocemos desde niños— dije y ella parecía bastante más feliz y enternecida

— ¿Comparten algo en común?—

Junto a Jaw nos miramos, no es como si hubiera un gusto en común, en realidad en ese aspecto somos bastante diferentes pero me encanta pasar tiempo con él y viceversa, además que ambos éramos como el "amigo imaginario" del otro antes de conocernos, pero no íbamos a decir eso así que solo quedaba...

—Ambos somos adoptados—
—Ambos somos adoptados—

Dijimos al mismo tiempo y nos hachamos a reír aunque muchos compañeros nos miraran con caras serias, nos dio risa que hayamos dicho lo mismo al mismo tiempo.

—Bueno las familias se forman por amor y no por lazos sanguíneos— Dijo la maestra antes de continuar con otros compañeros.

La clase se pasó de pregunta en pregunta, presentándonos a todos, fue bastante agradable.

—Bueno ahora que todos nos conocemos, vayamos con algo importante— Encendió el proyector y presento un cronograma de actividades bastante extenso —Niños no se asusten, muchos los agregan yo, bueno la gran mayoría— soltó una risilla y muchos nos miramos eso significaba que cada recuadro de color era una tarea diferente

Las actividades iban desde leer un libro y entregar un informe hasta actuar en grupos alguna escena de un libro, todo obviamente cada semana, pero la tarea para el próximo lunes era diferente.

—Todas las historias son maravillosas y empecemos por lo más importante y personal, la historia de nuestra familia, quiero que armen una presentación donde expliquen su núcleo familiar, como lo pueden ser su mamá, su papá, hermanos o hermanas, tíos, abuelos, etc, incluso personas ajenas a la familia porque no, incluyendo amigos o conocidos— luego se dirigió a nosotros dos de nuevo —En su caso si quiero que me averigüen de sus familias biológicas, solo un poco, porque la familia importante es con la que crecieron—

—Tu recuerdas haber estado en algún orfanato?— me pregunto Jaw en voz baja

—No— Una vez terminada las clases con él solo podíamos mirarnos y pensar ¿De que basurero nos reconocieron?

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Llegue a casa temprano, se venia una larga y pesada conversación con Eiji... le preguntaría a papá oa mamá pero no quería tener esa conversación por llamada y Eiji a estado presente toda mi vida asi que es imposible que el no sepa sobre el tema

—Jade, ya llegaste— Me saludó con entusiasmo desde la sala, su sonrisa amplia y genuina iluminaba el espacio.

Le devolví una sonrisa —Sí, ya llegué— Avancé hacia él y dejé mi mochila sobre el sofá. Eiji parecía ocupado; Estaba revisando fotografías esparcidas por la mesa y ajustando algunos ajustes en su cámara. Aun así, su atención no tardó en dirigirse completamente a mí.

—Bien, pero...— tomé aire, insegura de cómo iniciar —Necesito tu ayuda para algo... una especie de tarea—

Eiji dejó la cámara a un lado y me miró con curiosidad, ladeando la cabeza como solía hacer cuando sospechaba algo —Claro, dime qué necesitas—

Suspiré y me acerqué para sentarme junto a él. Quité suavemente las fotos que tenía sobre el regazo y, sin pedir permiso, me recosté allí, buscando la comodidad habitual, Eiji siempre dice que le recordaba a un gato cuando hacía eso, y lo sabía porque me daba pequeñas palmaditas en la cabeza mientras sonreía. .

—Eiji...— mi voz salió más baja de lo que pretendía —¿Cómo fue el día en que me adoptaron?—

Su mano, que acariciaba distraídamente mi cabello, se detuvo. Me preparé para lo peor, pasaron unos segundos antes de que hablara.

— ¿Quieres la verdad real o la verdad de mi corazón? — Intentó bromear, pero la rigidez en su voz lo traicionó.

Fruncí el ceño —La verdad real, Eiji; no necesitas endulzarla—

Él susspiró —Está bien...— comenzó lentamente —La verdad real es que no fue un día bonito— Hizo una pausa, como si organiza sus pensamientos —Tu madre biológica... decidió no seguir adelante, y tu padre biológico murió en servicio en el ejército—

La información cayó sobre mí pero no sentí dolor, no tenía recuerdos de ellos. No me afecto.

—Eso no es todo, ¿verdad?— preguntó con suavidad, sabiendo que había más.

Eiji negó con la cabeza —No, pero yo tampoco tengo todos los detalles, cuando todo sucedió, ya eras huérfano—

Le devolví una sonrisa pequeña —Supongo que tengo una historia interesante, después de todo—

El ambiente se alivió un poco, luego de unos momentos, empecé a hacerle más preguntas, pero ahora sobre mi familia, papá, es veterano de Irak convertido en periodista de riesgo y ahora político; mamá, la talentosa fotógrafa de revistas; y Michael, me a contado su vida entera por lo que se todo de él y ahora trabaja en una editorial.

Hablamos largo rato hasta que me levanté —Eso es todo, muchas gracias, Eiji. Voy a empezar mi presentación—

Antes de que pudiera llegar a las escaleras, Eiji me llamó —Oye, Jade, ¿Recuerdas el álbum de fotos que les mostré cuando estuvimos en Cape Cod? ¿No lo habrás visto por ahí?—

Sentí un frío que me recorrió la espalda, había olvidado devolver ese álbum a su lugar después de curiosearlo durante todos esos días que estuve solo en la casa —Yo... —bajé la mirada, incapaz de mentirle —Yo lo tengo—

Subí a mi habitación, recuperé el álbum y lo llevé de regreso —Lo siento...—

Eiji me observó con una mezcla de incredulidad y resignación —¿Viste las fotos?— preguntó con voz calmada, aunque detecté una sombra de nostalgia.

—Sí...— admití, sintiéndome culpable.

—Supongo que tienes preguntas, ¿verdad?— Eiji susspiró y me hizo un gesto para que me sentara junto a él —Ven aquí, no pongas esa cara de perro arrepentido, pareces Buddy cuando no le doy croquetas—

Su comentario me sacó una risita nerviosa, y él abrió el álbum, pasando lentamente por las páginas. Mi mirada se detuvo en una fotografía en particular, papá, mamá, Michael de niño, Eiji... y alguien más, la persona misteriosa de la tablet y de los periódicos del viejo Jim.

—¿Quién es él?— preguntó, señalando la foto —Es de tu galería "Amanecer", ¿verdad?—

Eiji tragó saliva, sus ojos se humedecieron, y entendí que esta pregunta tocaba algo profundo —Él era tu hermano mayor— me dijo.

Me alivie un poco al menos las teorías locas de mis amigos sobre de que podría ser mi padre biológico estaban equivocadas.

—¿Significa que...?— empecé a decir con tono curioso —A Eiji le gustaba mi hermano?—

Eiji se echó a reír, aunque sus mejillas se tiñeron de rojo —¡Jade! Eso es... bueno, sí, pero no hace falta que lo digas así—

—¿Se besaban?— insistí, sonriendo travieso.

—¡Pff!— Eiji agitó una mano, incapaz de contener la risa.

—Entonces sí se besaban— dije, burlándome un poco más. Lo miré fijamente, haciendo un puchero —Eiji, ¿me puedes dar un beso aquí?— Señalé mi frente.

Con una sonrisa, se inclinó y lo hizo.

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—Eiji...— escuché la voz de Jade desde la puerta, me asomé y lo vi, cabizbajo y con una expresión que no le era habitual.

—¿Qué sucedió?— preguntó, intentando comprender su decaimiento.

—Dije algo mal... y ahora la maestra te citó a una reunión mañana, en las primeras horas de clase—

Fruncí el ceño. Su respuesta no tenía sentido, no creía que el trabajo este malo, lo había ayudado a prepararla, a menos que, en lugar de ayudar, lo hubiera perjudicado...

Esa idea no me abandonó al día siguiente. Mientras esperaba a que la maestra me permitiera entrar al aula, una pregunta giraba incesante en mi mente, ¿Qué salió mal?

—Buenos días, ¿usted es el señor Eiji Okumura?— preguntó una mujer mayor, con arrugas marcadas por el tiempo y el cansancio.

—Sí, soy yo— respondí, me hizo pasar, y tomé asiento frente a su escritorio. No sabía qué esperar. ¿Debo justificar mi intervención? Quizás el problema fue que lo ayudé, y al estar en secundaria ya no debería hacerlo.

—No se ponga tenso— dijo, con un tono inesperadamente suave —Jade no hizo nada malo—

Esa afirmación aligeró mi carga, pero al mismo tiempo sembró una nueva duda ¿Entonces por qué estoy aquí?

—Quien realmente ha cometido acciones imperdonables soy yo...— añadió, quebrándose de repente. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y yo, sin saber qué hacer, me levanté para intentar consolarla, sin embargo, negó con la cabeza, pidiéndome silencio.

—No me consueles, eso debería hacerlo yo...— murmuró mientras recuperaba algo de compostura, luego, giró su laptop hacia mí.

En la pantalla vi la presentación de Jade, específicamente la diapositiva donde apareció su foto de pequeño con su familia.

—Ese niño... no puedo creer que le esté enseñando al niño que casi muere en la biblioteca hace años...— dijo con voz entrecortada. La miré, sorprendida, eso explicaba su reacción —Pero también... no puedo creer que haya causado tanto daño a una familia—

Cambió a la siguiente diapositiva, y esta vez apareció una foto de Ash junto con una descripción igualmente breve.

—Lo siento tanto...— continuó, dejando escapar un sollozo —Si me hubiera dado cuenta a tiempo, él no habría muerto; por mi descuido, una familia perdió a su hijo mayor y casi pierde al menor, quería disculparme directamente con sus padres, pero dadas las circunstancias... y sabiendo que eres cercano... permíteme pedirte perdón—

Me quedé en silencio. La mujer sollozaba frente a mí, pero sus palabras retumbaban en mi cabeza "Darse cuenta a tiempo".

—Usted estuvo cuando Jade se estaba congelando?— preguntó, aunque ya sabía la respuesta, ella se acercaba con un gemido de dolor.

—Y también cuando Ash se estaba desangrando en la biblioteca...— añadí. No sabía si sentir enojo o lástima por ella —No se dio cuenta de ninguno de los dos—

—No tienes idea de lo feliz que me sentí al ver que Jade sobrevivió y creció...— murmuró, entre lágrimas —Pero eso no borra mis pecados... Lo vi entrar aquella tarde y le hablé; creí que dormía, y lo dejé estar. Cuando estaba por cerrar, seguía ahí. Me acerqué de nuevo para despertarlo... y fue entonces cuando vi el charco de sangre... Llamé a una ambulancia en ese instante, pero ya no había nada que hacer—

—Usted no tiene la culpa...— intenté decir, aunque esas palabras me pesaron.

—Tus ojos me dicen que mientes— respondió con una amarga sonrisa —Aceptaré tu rencor, me lo merezco. Solo quería confesar lo que no hice—

No quise continuar la conversación... no ahora. Me levanté en silencio y salí del aula, dejando atrás el eco de su llanto.

Caminé sin rumbo, perdido en mis pensamientos. Las calles parecían alargarse interminablemente, cada paso más pesado que el anterior.

Ash jamás culparía a una mujer inocente... Ese pensamiento rondaba mi mente como un mantra, y tenía razón, al final de todo, ella no lo apuñaló.

Me detuve frente a un escaparate. Los maniquíes en la vitrina eran estáticos, sus expresiones vacías, y por un momento me sentí igual de inerte, atrapado en un instante que no terminaba.

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Esa noche, el cielo y las estrellas brillaban con una intensidad que rara vez se veía en la ciudad, el aire fresco llenaba el patio trasero, donde Jade y yo nos encontrábamos. Él ya había sucumbido al sueño, acurrucado en mi regazo y lo cubrí con la manta que llevaba para que no pasara frío.

El cansancio me alcanzó poco después, cerré los ojos y caí en uno de esos sueños traicioneros que siempre me llevaban al pasado pero esta vez, fue diferente; no solo era un eco de los recuerdos, sino que lo vi, nítido como nunca, Ash estaba allí, frente a mí.

—Ella es inocente— dijo, con esa voz inconfundible que tanto extrañaba —No es perfecta, pero… nadie lo es. Yo tampoco lo era—

Lo miré fijamente, y aunque sabía que no era real, mi mente lo reconstruyó con precisión, su rostro, su mirada… todo lo que temía olvidar con el paso del tiempo.

—Para mí, lo eras— respondí, con un hilo de voz que apenas podía contener la emoción.

Ash esbozó una sonrisa pícara, esa que solía usar para bromear conmigo, luego, se acercó un poco más, acortando la distancia entre nosotros —Oni-chan, tienes el cabello como una princesa— comentó, con esa mezcla de ternura y burla; antes de que pudiera decir algo, soltó mi cabello y fingio sujetarlo en dos coletas con sus manos —Piensas salir en una revista de moda?—

Solté una carcajada, no podía evitarlo; Incluso en mis sueños, Ash seguía siendo Ash. Llevé una mano a mi cabello, recordando lo largo que estaba, él tenía razón, con el tiempo, había crecido tanto que ya casi llegaba a mi cintura.

—La verdad es que… no quería que nada cambiara— murmuré, sin saber si hablaba con él o conmigo mismo.

—Pero cambió mucho— respondió, con una gravedad que no esperaba. No supe qué decir, bajé la mirada, incapaz de enfrentar sus palabras.

—Eiji— continuó, su tono más suave —Yo te amo y te amaré para siempre, no importa cómo sea ahora— Sentí un impulso desesperado por abrazarlo —Debí decirlo en ese momento— susurró

Y entonces lo abracé, o al menos eso creí. Durante unos segundos, sentí su calidez, su presencia, tan real que dolía, pero cuando abrió los ojos, la ilusión se desvaneció.

Frente a mí, quien estaba en mis brazos era Jade, profundamente dormido, ajeno a mi momento de debilidad.

Miré la hora son las 4 de la mañana, me quedó ahí, inmóvil, tratando de recuperar la calma. El sueño había dejado una sensación de vacío, pero también algo más… un peso menos en el pecho, vía a Jade, y acaricié suavemente su cabello.

—Gracias por quedarte conmigo…— murmuré en un susurro que sólo el viento pudo escuchar.

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—Buenos días, dormilón— Eran las 8:40 am cuando finalmente Jade decidió levantarse. Lo había dejado en el patio donde habíamos pasado la noche.

—Buenos días, Eiji— murmuró mientras se sentaba en la mesa del comedor, aún cabeceando de sueño.

—Toma tu desayuno y vienes al baño. Necesito que me ayudes con algo— anuncié mientras colocaba sus platos del desayuno en la mesa

Mi comentario pareció despertarlo de golpe, porque me miró con una expresión de desconcierto, pero no le di ninguna explicación. Sin decir más, fui al baño con un par de tijeras en mano.

Frente al espejo, me detuve a observarme, mi reflejo llevaba consigo los años de nostalgia y peso acumulado, mis ojos, siempre cargados de emociones, reflejaban el eco de noches pasadas y recuerdos que no terminaban de irse. Tomé mi celular y, sin pensarlo mucho, capturé una foto.

No pasó mucho tiempo antes de que Jade apareciera por la puerta del baño, asomándose con curiosidad.

—Ahí estás— dije, con una sonrisa que trataba de disimular lo que realmente sentía —Ven, ayúdame a cortarme el cabello—

Su expresión de asombro fue casi cómica, y aunque no dijo nada al principio, su mirada hablaba por él.

—Si habló en serio— respondí a su pregunta silenciosa.

—Pero, ¿Eiji? ¡Yo no sé cortar cabello!— exclamó, como si no pudiera creer que lo estuviera sugiriendo.

—Bueno, no me importa mucho cómo queda— repliqué con calma.

Con cierto titubeo, Jade tomó las tijeras, sus manos temblaban mientras sujetaba un mechón largo de mi cabello. A través del espejo, pude ver cómo cerraba los ojos con decisión antes de hacer el primer corte, el mechón cayó al suelo, marcando el inicio de lo que sería un cambio más simbólico que estético.

Continuó cortando, mechón por mechón, a pesar de algunas partes disparejas, poco a poco mi reflejo comenzó a transformarse. Me vi como si los años se hubieran desvanecido, como si regresara a los días en los que tenía 19 años.

Por momentos, mientras lo observaba a través del espejo, veía a Ash en lugar de Jade, esa ilusión pasajera me hizo sentir que este acto no era solo un cambio físico, sino una despedida.

—Ya terminé— anunció Jade, orgullosa de su trabajo, su sonrisa iluminó su rostro, y no pude evitar sonreír también.

Saqué mi celular nuevamente y tomé otra foto, el contraste entre ambas imágenes era abrumador, el peso invisible que llevaba en la primera había desaparecido en la segunda.

—Gracias, Jade— murmuré, acercándome a él, con un gesto juguetón, toqué la punta de su nariz con mi dedo, lo que provocó una pequeña risa de su parte.

Está vez si pude decirte Sayonara Ash~

Notes:

Actualización 0w0

Eiji por fin está cerrando una herida ❤️‍🩹❤️‍🩹

Chapter 30: 27

Summary:

Falso inocente
Presentación escolar y amenaza
¿Una vida normal?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La habitación de interrogatorios era fría, pero yo no lo sentía. El aire estaba cargado de tensión, una mezcla de nerviosismo y desconfianza que flotaba en el ambiente. Frente a mí, dos detectives intercambiaban miradas rápidas, intentando decidir quién daría el siguiente paso. Pobre de ellos; ni siquiera se daban cuenta de que ya habían caído en mi juego.

—Ethan, sabemos que el señor Miller estaba fabricando y distribuyendo drogas en la escuela— dijo uno de los detectives, inclinándose hacia adelante, su voz era firme, pero no amenazante, quería hacerme sentir seguro, ganar mi confianza, qué predecibles —¿Los ayudaste?—

—Yo... no lo sabía— murmuré, dejando que mi voz se quebrara justo en el momento adecuado. Bajé la mirada —Él era mi maestro favorito... nunca pensé que fuera capaz de algo así...— continúe fingiendo luchar contra un sollozo —Siempre nos dijo que era un proyecto de ciencias... junto a mis compañeros nos quedamos horas extra en el laboratorio—

La mujer policía, que hasta ahora había permanecido callada, me lanzó una mirada de simpatía. Perfecto. Esa era la pieza que necesitaba.

—Ethan, entendemos que esto es difícil para ti— dijo, acercándome un vaso de agua, tomé el vaso con manos temblorosas, dejando que el líquido se derramara un poco, reforzando mi papel de niño asustado.

—Solo quiero ayudar... pero no sé cómo— continúa, con los ojos húmedos. Los policías asintieron, creyéndose la farsa por completo.

En mi interior, me reí. No había maestro traficante, el señor Miller, no fue más que un ingenuo que conseguí para disipar las sospechas cuando uno de estos idiotas que tengo como secuaces meta la pata, solo fue un hombre lo suficientemente confiado y obsesionado con la ciencia que al "encontrar" un grupo de estudiantes "aficionados" por las plantas y sus propiedades nos dio libre acceso a todo el laboratorio. Él era un hombre inocente que tuvo la mala suerte de cruzarse conmigo.

—¿Recuerdas algo más que pueda ayudarnos?— insistió el detective hombre, con un tono que mezclaba urgencia y paciencia.

Fruncí el ceño, fingiendo un esfuerzo genuino por recordar —Vi... vi una bolsa en su escritorio una vez, estaba llena de... polvo blanquecino— inventé, bajando la voz al final como si estuviera asustado de decirlo en voz alta. La mujer policía avanzando, apuntando rápidamente en su libreta.

Idiotas. Miller jamás había tocado una droga en su vida, pero ya estaban convencidos de su culpabilidad. Yo me había asegurado de plantar suficientes pruebas en su contra antes de que todo esto comenzara.

Cuando finalmente me dejó ir, la mujer policía me acarició el hombro con un gesto maternal —Has sido muy valiente, Ethan. Gracias por tu ayuda—

Le respondí con una tímida sonrisa, ajustando la mochila sobre mi hombro —Solo... no quiero que nadie más salga lastimado— dije, esforzándome por sonar convincente.

Cuando salí de la estación de policía, el aire fresco de la calle me golpeó en el rostro. Caminé con calma, ajustando mi postura. Mis pasos ligeros y casuales ocultaban la satisfacción que hervía en mi interior, nadie sospecharía de un adolescente ejemplar como lo era mi nueva piel, Ethan.

La piel puede ser nueva, pero el alma sigue siendo la misma.

Aunque estaba libre, todavía quedaban cabos sueltos, traidores que debían pagar por su incompetencia. Les había advertido mil veces, ser discretos, evitar llamar la atención, y, sobre todo, nunca tomar decisiones sin mi consentimiento, pero, como siempre, la mediocridad había hecho acto de presencia, ahora iban a aprender las consecuencias de desobedecerme, aunque fuera en un centro de detención juvenil.

Henrry, Arthur, no me importa cómo se haga llamar, fue el primero en arruinarlo todo, ese pillo no pudo completar una tarea tan simple como asegurarse de que Marcus no escapara, si las cosas hubieran salido como las planeé, desde el principio, tendría una nueva oportunidad de moldear a Ash Lynx. Aunque ahora no era más que otro estudiante común, su mente seguía siendo extraordinaria, podría haberlo entrenado de nuevo, convertirlo en lo que fue, en lo que siempre debía ser, pero no, dejó que Marcus, no solo desbarató el plan, sino que además tuvo la brillante idea de darle una muestra de Banana Fish.

Ese error desató el caos, no tuve más remedio que distribuir la droga en dulces y postres, incriminar al maestro y limpiar el camino nuevamente había sido un movimiento necesario. No perfecto, pero funcional.

Ahora, mientras me dirigía al centro de detención juvenil, mi mente se enfocaba en una sola cosa, hacer que los traidores entendieran el peso de sus errores. El silencio en la sala de visitas era incómodo, roto solo por el rechinar de mis zapatos contra el suelo al entrar. Me senté frente a ellos, mirando a Henrry, cuya expresión mostraba resentimiento.

—Qué lindo verte— dijo con una sonrisa amarga —Supongo que el gran Ethan tiene tiempo de sobra para visitar a los desgraciados que sí acabamos tras las rejas—

Le sostuve la mirada, sereno. No iba a reaccionar a sus intentos de provocarme; sería darle demasiado crédito —¿Y qué esperabas?— respondí con calma, inclinándome un poco hacia la mesa —¿Un ramo de flores?—

—Esperaba que estuvieras aquí también— replicó, dejando caer su máscara de compostura —Después de todo, tú eras el cerebro detrás de todo, nosotros hicimos el trabajo sucio, y ahora, ¿Quién está pagando el precio?, no te parece conveniente que justo tú, el más culpable, salgas limpio mientras nosotros nos pudrimos aquí?—

Lo observé en silencio por un momento, dejando que su rabia se desbordara, cuando finalmente quedó callado, apoyé los codos en la mesa y entrelacé las manos, dejando que una leve sonrisa apareciera en mi rostro.

—Henrry— comencé, mi tono bajo y casi compasivo —Aquí está el problema, ya no sirves—

Él parpadeó, sorprendido por la crudeza de mis palabras —¿Qué quieres decir con eso?—

—Que hiciste tu jugada, y fallaste— respondí —No seguiste mis órdenes, y ahora estás aquí ¿Qué puedo hacer contigo? ¿Darte otra oportunidad?—

Henrry apretó los puños, su rostro enrojeciendo de ira.

—Todo lo que hice— escupió, su voz temblando —Siempre seguí tus malditas reglas, antes y ahora—

—Hasta que no lo hiciste— lo interrumpí, mi voz más fría que nunca —Y ahora mírate. No eres más que una pieza rota en un tablero que ya he reconfigurado—

Henrry se quedó en silencio, sus ojos llenos de odio mientras yo salía de la sala, podía sentir su furia quemando mi espalda, pero no me importaba. El resentimiento de un hombre derrotado no significaba nada para mí.

Me estaba yendo, cuando esa horrenda voz volvió a hablar —Quiero proponer algo—

Me detuve a mitad de camino hacia la puerta, girando la cabeza apenas lo suficiente para mirarlo por encima del hombro ¿Qué podría salir de esa cabeza podrida que aún valiera la pena?

—Te escucho— dije al final, volviendo a sentarme con un suspiro teatral.

—Un ataque armado— soltó, como si fuera la idea más brillante del mundo.

La risa salió de mi garganta antes de que pudiera detenerla, fue una carcajada breve, cruel, que rebotó en las paredes de la sala de visitas.

—¡No te burles de mí!— gritó, su rostro ardiendo de rabia.

—No me burlo...— mentí descaradamente, enderezándome en la silla y volviendo a adoptar mi tono habitual —Es solo que lo que propones... no tiene ni pies ni cabeza—

—¿Cómo que no?— insistió, golpeando la mesa con los puños —Podríamos desviar la atención, crear un caos que nos permita recuperar el control—

Suspiré, sacudiendo la cabeza con exasperación —Eso es exactamente lo que harías, crear caos, pero caos inútil, sin propósito, sin dirección, lo único que lograrías es ponernos más en el punto de mira—

—¡Pero sería un mensaje!—

—Un mensaje para quién, ¿eh?— preguntó, inclinándome hacia él. Mi voz se volvió más baja, más peligrosa —Para las autoridades, que ya nos están observando como halcones—

Sin esperar respuesta, me di la vuelta y salí de la sala, dejando atrás a Henrry y su absurda idea.

Un ataque armado, por favor; el caos que él tanto ansiaba no era mi estilo, prefería el control, limpio, preciso y devastador, sin embargo —Sigue soñando, si planeas algo decente podríamos usarlo en otro momento—

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Al cabo de varios meses todo volvió a ser tranquilo, el doctor dijo que los efectos de la droga desaparecieron, el tratamiento de agujas de Little Yue ayudó bastante. Estaba libre de su horrenda sustancia, aun así me dejó con una curiosidad bastante grande acerca del tema. Por lo que empecé a buscar en internet información sobre el Banana fish.

Después de descubrir que la identidad del chico misterioso de la tablet y el álbum de Eiji era mi hermano adoptivo teníamos parte del misterio resultó, pero los mismos diarios tenían historias inesperadas, detalles de una mafia recientemente extinta, la mafia Corsa. Además, todo encajaba perfectamente con las noticias que podíamos encontrar fácilmente en internet y lo mejor tenía detalles que ni la prensa sabía y en todo caso no público. No podía negar que había algo emocionante en seguir esos hilos, pero todo causaba un horrible sabor de boca, de solo ver las horrendas personas que conformaron dicha mafia, sino que se sentía tan familiar, tal vez pensar que tanto Eiji como papá en parte se involucraron me daba esa sensación.

Decidimos dejar de investigar la parte más personal del caso, queríamos concentrarnos en la parte más técnica, todas las conexiones, los patrones, los puntos que logramos unir, teniendo como resultado un mapa de desplazamiento completo de todos los movimientos de la mafia corsa desde donde pudimos obtener registro. Era extremadamente espeluznante y asqueroso saber todas las atrocidades vividas por tantas almas jóvenes e inocentes, de todos los estados de donde fueron capturadas las víctimas, demasiado cruel.

Sin embargo, ese sería nuestro proyecto para la presentación de los clubs, las noticias no son bonitas, pero son un trabajo de investigación excelente si se nos permite presumir.

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Llegué a la escuela y enseguida noté el murmullo entre los estudiantes, hoy regresaba uno de los involucrados en la distribución de drogas, alguien que había estado en la cárcel juvenil, específicamente el genio científico, estaba libre por bien comportamiento aparentemente, solo espero no cause problemas.

Me dirigí directo al club de investigación, con la actividad especial programada para todos los clubs, no habría clases, así que tenía todo el día para concentrarme en nuestra presentación.

Al entrar, vi a Jaw Long, que estaba en una esquina, completamente absorto en una revista.

—Cosa bonita y hermosa— murmuró, admirando las fotos, y traté de contener la risa mientras sacaba mi celular para grabarlo.

Me reí por lo bajo mientras grababa, disfrutando del momento. Jaw Long no parecía notar nada, hasta que, de repente, levantó la mirada y me vio.

—¡Jade!— exclamó, con el rostro completamente rojo —¡Eso no se graba!

—Tranquilo, yo no vi nada de nada— respondí rápidamente, aunque no podía evitar la sonrisa en mi rostro.

En cuanto me dio la vuelta, empezó a perseguirme, intentando arrebatarme el celular

—¡Jade, te juro que si no lo borras, vas a lamentarlo!— gritaba entre risas, pero yo me aseguraba de mantener la distancia.

Después de correr como loco por toda la escuela, logré sacar ventaja suficiente para subir el video al drive, me detuve, fingí rendirme y le mostré mi teléfono.

—Mira, ya lo borré— mentí descaradamente, con mi mejor cara de inocente.

Jaw Long me quitó el celular de las manos y revisó el contenido con desesperación.

No encontró nada, por supuesto —Más te vale— gruñó, devolviéndomelo con un gesto brusco.

Volvimos al club, ambos jadeando por el esfuerzo, nada más entrar, vimos que Little Yue había encontrado la revista que Jaw había estado disfrutando.

—¡Agh, una página está toda babeada! ¡Qué asco!— exclamó Yue, soltando la revista como si fuera tóxica.

Me acerqué, curioso, y eché un vistazo a la página. Mostraba una escena navideña con ángeles, pero uno de ellos, en particular, parecía haber sido víctima de un entusiasmo desmedido.

Volví la mirada hacia Jaw Long, quien estaba completamente paralizado, con el rostro más rojo que un adorno navideño. Sus ojos se clavaron en el suelo, como si deseara que este se lo tragara.

—¿Jaw...?— pregunté, alargando la palabra mientras una sonrisa comenzaba a formarse en mi rostro.

No respondió, pero eso lo decía todo —¿Te besuqueaste con un ángel de una revista de hace veinte años?—

Jaw Long se tapó la cara con ambas manos, soltando un gemido de pura vergüenza —¡Cállate, Jade! ¡No fue así!— gritó, aunque su tono lo traicionaba.

—¿Era necesario babearlo?— preguntó Yue, con una ceja levantada.

Jaw Long parecía a punto de explotar. Solo murmuró algo imposible de entender antes de agarrar la revista del suelo y esconderla entre los materiales del club.

—Woo ¿Qué tenemos aquí?— Marcus apareció detrás de Jaw Long que seguía muerto de vergüenza

—A Jaw le gustan las rubias inocentes— dije para seguir molestándolo —Es su gusto culposo—

—Así pues a ti te gusta Umiho y curiosamente se parece mucho a Eiji— grito y no supe que responder

—Jajaja te la regreso— Marcus no dudo en burlarse —Lastima que se llevan varios años—

—Cállate Marcus—

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La exposición era sencilla, cada club debía explicar algún proyecto en el que hubieran trabajado. Mesas decoradas con carteles, materiales y presentaciones estaban repartidas por todo el patio; algunos puestos tenían maquetas, otros con pantallas proyectando videos.

Nuestra mesa estaba lista, teníamos un tablero lleno de recortes y mapas conectados con hilo, como una escena de detectives en una película.

Decidí darme una vuelta por el patio antes de que empezara el flujo constante de estudiantes y profesores. Fui al puesto del club de fotografía, ahí estaba Umiho, organizando una serie de fotografías montadas en pequeños paneles.

Sin pensarlo mucho, me dirigí hacia allí.

—Hola, Umiho— saludé mientras me apoyaba en la mesa del club de fotografía.

Ella levantó la vista de una cámara que estaba ajustando y me dedicó una sonrisa.

—¡Jade! ¿Vienes a criticar mi trabajo o a admirarlo?— preguntó, con ese tono juguetón que siempre usaba conmigo.

—Depende, ¿tengo permiso para hacer ambas cosas?— respondí con una sonrisa, examinando las fotos expuestas.

—Adelante— dijo, encogiéndose de hombros —Aunque si criticas demasiado, puedo devolverte el favor cuando pase por tu puesto.

Reí entre dientes y señalé una de las fotos.

—¿Ese es el ángel que Jaw Long babeó?— bromeé, señalando una foto de una estatua.

Umiho soltó una carcajada.

—¡Por favor, no me digas que Jaw hizo algo raro otra vez!— exclamó, aunque parecía más divertida que sorprendida.

—Digamos que descubrió una conexión espiritual con una revista vieja— respondí, fingiendo seriedad —Bueno, debería volver antes de que me regañen por desaparecer—

—Te espero luego para que me cuentes cómo les va con su exposición— respondió, con una sonrisa sincera.

Asentí y me dirigí de vuelta a nuestro puesto, con una sensación extraña. Para empezar, no es que me guste Umiho fue ella la que me besó descaradamente y solo quedamos en amistad, ella es agradable. ¡¡Ahora el problema es que Jaw Long la comparó con Eiji... COMO LE GUSTA DARME DUDAS EXISTENCIALES!!

Comencé a caminar de regreso, entre la multitud y el bullicio del patio, sentí como alguien se colocaba detrás de mi acompañado de una sensación punzante en la espalda baja, al principio pensé que era mi imaginación, hasta que lo sentí de nuevo, algo afilado y metálico presionando contra mi piel, miré de reojo, quien quiera que sea estaba cubriendo su rostro con la tela de capucha, sostenía un cuchillo contra mí.

—Camina— susurró con voz baja, apenas audible por encima del ruido de los estudiantes.

No tuve más opción que obedecer. Intenté mirar a mi alrededor sin ser demasiado obvio, buscando a Marcus, Yue, Jaw... a alguien que pudiera darse cuenta de que algo estaba mal, no encontré a nadie.

Pasamos entre mesas y estudiantes, hasta que finalmente me empujó hacia un pasillo más apartado.

—¿Qué quieres?— logré preguntar, mi voz apenas firme.

No respondió, solo me empujó un poco más hasta detenerse en un rincón oscuro, donde finalmente apartó el cuchillo.

—Necesito tu ayuda— dijo, su mano todavía apretando el cuchillo, aunque ya no estaba dirigido hacia mí.

¿Ayuda? ¿Qué clase de ayuda podía necesitar alguien que me había amenazado con un cuchillo? ¿Era esto una trampa?

—¿Ayuda para qué?— Bien si él puede ser agresivo yo también, no me meteré en lo que no debo.

—Es sobre Ethan— dijo bajando la voz cuando pareció que alguien pasaba cerca pero no hubo peligro

—Explícate— Era de las personas que menos quería saber en mi vida, si tuviéramos pruebas lo hubiéramos delatado por... Intentar abusar de Jaw y de mis los primeros días de clases...

—Consigue todas las pruebas para inculparlo— dijo, al punto que no era ni sugerencia ni opción era una orden —Ethan es el principal cabecilla de la distribución de drogas en la escuela, el señor Miller no hizo nada, lo incriminaron—

Entonces... ¿nada se había resuelto realmente?...

—Te ayudaré, pero… ¡¿Cuál era la necesidad de contactarme así?!— respondí, molesto; el cuchillo fue innecesario

—Lo siento— murmuró, aunque su disculpa no sonaba genuina —Tú no confías en mí, y yo tampoco en ti, pero sé que tú y tu grupito pueden obtener información. Así que son útiles—

—¿Útiles?— repetí con un dejo de sarcasmo, mirándolo fijamente —Así que somos tus herramientas—

El chico levantó las manos en un gesto de rendición, pero no parecía arrepentido —Mira, esto no se trata de lo que yo piense, se trata de detener todo antes haga algo peor—

—Está bien— Me cruce de brazos, ambos podemos jugar el mismo juego —Te ayudaré, pero bajo mis condiciones. Y si intentas algo como esto otra vez…— lo señalé con un dedo, dejando clara mi amenaza.

—Hecho, solo apúrate— El encapuchado asintió lentamente

Me giré para marcharme, pero no pude evitar sentir que esta alianza improvisada traería más problemas de los que resolvería.

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Una vez que estuve de regreso en el puesto cada vez que alguien se acercaba a nuestra mesa, con mis amigos respondíamos sus preguntas con calma, explicando cada detalle de nuestra investigación.

Seguía tenso por todo el encuentro con el loco del cuchillo, estaba tenso tanto que noté a una persona en el fondo, observándonos cada que podía, a medida que se acercaba lentamente, mi incomodidad crecía, y con ella, una repulsión que me hacía querer apartarme, lo reconocí de inmediato, Ethan.

El asco fue instantáneo, la sensación era aún peor que cuando leí sobre Dino Golzine y sus atrocidades, era como ver al mismo monstro y viendo lo que intento hacer posiblemente iría por ese camino.

Marcus, se puso inmediatamente entre Jaw, Yue y yo, lo enfrentó antes de que pudiera acercarse más —Bueno, ¿tienes alguna pregunta o solo vas a quedarte mirando?—

Ethan ladeó la cabeza, una sonrisa falsa en sus labios —¿Por qué tan a la defensiva? Marcus— preguntó con un tono casual, casi burlón.

Pero Marcus no le dio espacio para jugar —Oye, estás hablando conmigo— gruñó Marcus, chasqueando los dedos para llamar su atención —Así que mírame a mí, no a los niños. ¿Entendiste?—

—Es una escuela. Todos somos niños— respondió Ethan, pero sus ojos decían otra cosa. Pasó su mirada lenta y deliberadamente por Jaw, por Yue… por mí.

Sentí el impulso de apartar la mirada, pero no lo hice. No le daría esa satisfacción.

—Y desgraciadamente estás aquí— replicó Marcus, con una calma peligrosa.

Ethan simplemente sonrió, una sonrisa que se sentía como un cuchillo. Entonces, sin decir nada más, se dio la vuelta y se alejó, como si no hubiera dejado un rastro de veneno tras él.

—Ese tipo…— murmuró, casi para sí mismo. Luego nos miró a todos —No dejen que se acerque de nuevo—

Asentimos, con Jaw nos miramos entre los dos, Marcus nos estaba protegiendo y solo es un poco mayor a nosotros, también deberíamos defendernos nosotros.

—Alguien me propuso una nueva investigación— dije y ellos me quedaron mirando esperando a que me explicara —Si podemos investigar a profundidad una mafia, podemos desenmascarar a un lobo vestido de oveja—

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No es que me agradara la idea, ni antes ni ahora, pero si el ex lince de New York podía serme útil, ¿por qué no usarlo? Al final del día, no es cuestión de hacer el bien, lo único que me importa intentar frenar esta locura, que tiene que hacer uno para tener el privilegio de tener una segunda oportunidad tranquila, incluso cuando ahora no eres nada te tengo envidia Ash Lynx.

Cuando salí de la escuela, fui directo al Central Park, donde Sing me había dicho que nos encontraríamos, me senté en una de las bancas, jugando con mi encendedor mientras esperaba. No tardó mucho en aparecer.

—Ahí estás— dijo tranquilo sentándose a mi lado, le di un golpe en hombro como saludo, pero la siguiente frase me tomó desprevenido —Quiero que pasemos la tarde los tres juntos—

¿Los tres? Mi ceño se frunció antes de que pudiera procesarlo del todo, pero no tuve que preguntar. Una voz detrás de él aclaró la duda.

—Ya nos habíamos visto— dijo Akira, la había visto cuando me arrastraron a Cape Cod, ella siempre estuvo al lado de Sing en ese entonces.

Suspiré y me puse de pie —Esto es una broma, Sing?— Lo miré directo, ignorando a Akira por completo —¿Qué se supone que hagamos, un picnic?

—Relájate, Lao— respondió, cruzándose de brazos —Quiero que ambos se lleven bien, no es mucho pedir—

¿Llévanos bien? —No vine aquí para socializar—

—Pues tendrás que intentarlo. No me gusta que mis dos personas más importantes estén tensas entre sí— dijo, con ese tono firme que me hacía querer obedecer y desobedecer al mismo tiempo.

Mordí el interior de mi mejilla, conteniendo cualquier réplica, por Sing, haría el esfuerzo. La idea de pasar la tarde en esta extraña compañía no me entusiasmaba.

—Vamos, Lao, no estés así de tenso— Sing me puso una mano en el hombro y me llevó a una esquina, alejándonos un poco de Akira. Sabía que quería evitar que ella escuchara lo que estaba a punto de decirme —Oye, ya no te pongas así. Ya no hay peleas, ni luchas, ni pandillas, ni mafias, ¿entiendes? Ya no hay nada de eso—

Las palabras resonaron como una burla en mi cabeza, no sabía cómo decirle que le había mentido a las autoridades, que oculté pruebas y que sabía que la amenaza seguía ahí, pero a Sing no podía decirle eso. Él estaba en otro lugar, una vida que había decidido dejar atrás, mientras yo... Bueno, yo seguía en el lodo.

—Oye— continuó, rompiendo mis pensamientos —Luego hablaremos sobre tu familia actual. Si te tratan mal, lo llevaremos a juicio. Si es necesario, vendrás a vivir conmigo, eres mi hermano, antes y ahora, ¿entiendes?—

Sentí un nudo en el estómago. Sing si es el mayor ahora y me trata como si realmente pudiera resolverlo todo, es mucho mejor en este trabajo je.

—Pero, por hoy...— agregó, con una sonrisa sincera que solo él podía mostrar —Llévate bien con Akira, ¿sí? Es la mujer con la que me voy a casar algún día—

—Está bien, lo intentaré—

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Salir en una vida normal... Es extraño, horrible, incluso, si pienso en quién podría estar acechando en las sombras mientras intento jugar este papel. Lo desconocido y extraño no es la feria, ni la multitud; es ver a mi hermano con una novia que ya parecen esposos, mientras yo, el "estudiante", parezco más un hijo en medio de tanto romance.

Ir a una feria, según Sing, era la mejor idea para que tuviera "experiencias normales". No podía estar más fuera de lugar.

—¿Tú eres Lao, verdad?— preguntó Akira, giré la cabeza, confundido, y entonces noté que Sing no estaba.

Quise buscarlo, pero Akira me tomó de la capucha antes de que pudiera moverme —No te alejes— dijo con un tono relajado —Sing solo fue a comprar unos boletos, estabas tan distraído que no notaste cuando se fue—

La miré de reojo, sin decir nada. Me senté a su lado, con las manos en los bolsillos, no me gusta que me toquen, mucho menos cuando siento que estoy siendo observado.

—¿Tú no me apruebas para estar con Sing, verdad?— soltó de repente, en un tono juguetón que me descolocó.

La miré, intentando descifrar si realmente estaba bromeando o si quería provocarme —¿Tengo que ganarme tu confianza, eh?— agregó, con una sonrisa que no parecía tener doble intención.

No supe qué responder al principio. Este tipo de interacción no era algo que me resultara natural. ¿Cómo se supone que alguien como yo confíe en alguien tan... transparente? ¿Tan fuera de mi mundo?

—Sing, creo que podríamos ir a algunos juegos más entretenidos— dijo Akira, con esa sonrisa que me puso en alerta. ¿Qué está planeando está loca?

Antes de que pudiera decir algo, ya me habían arrastrado a un juego de disparos.

—Esto está mejor— comentó Sing, emocionado mientras tomaba una pistola de juguete. —Vamos, Lao, ¿Quién tendrá mejor puntería?—

No iba a negarle el reto, si hay algo que aún no he perdido, es la habilidad para apuntar. Resultado, empate.

Akira celebró como si hubiera ganado, aunque ni siquiera estaba compitiendo —¡Empate!— exclamó, aplaudiendo como una niña pequeña.

—Esto fue cansado— murmuré mientras dejaba el arma en la mesa, la verdad, ya me cansé de esta farsa de "adolescente normal".

—Bueno, vayamos a comer a casa— dijo Sing con un tono tranquilo, como si no hubiera notado mi hastío.

—¿A tu casa?— pregunté, más por confirmar.

—Claro, ¿Dónde más?— respondió —Aunque primero haremos una parada, para recoger la comida y luego si iremos a mi casa—

Por un momento, dudé. Ir a su casa significaba más exposición, más "normalidad", y lo último que necesito es que Akira o Sing se acerquen más de lo necesario.

—Vamos, no te quedes atrás— agregó Akira, ya adelantándose con una bolsa llena de premios tontos que había ganado en la feria.

Notes:

Actualización OwO

Detallitos del capitulo:

-Ethan/Dino se salvo de la cárcel debido a esa reputación de buen estudiante que tiene, saliendo del ojo de la tormenta al no verse capaz.
-Uhimo es como una Eiji fem, de ahí la atracción de Jade/Ash, pero Jaw Long ya le planteo la duda, ¿Le gusta ella o le gusta Eiji?
-Lao sigue en la mirada del Ethan/Dino, solo amenazo a Jade para que investigue todo y tener pruebas sin meterse directamente, no le conviene ser enemigo cuando puede ir a la cárcel juvenil también.

Chapter 31: 28

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El trayecto en el auto fue silencioso, pero había algo inusual en ese silencio, no era incómodo, no completamente, era extraño, como si por un momento todo el caos se desvaneciera.

Cuando llegamos, salimos del auto y Sing se adelantó para tocar la puerta; Cuando la puerta se abrió, sentí una incomodidad que me hizo desear dar media vuelta y encerrarme de nuevo en el auto.

El que abrió era quien menos quería ver, Jade. Y claro, me reconocí de inmediato.

—Vinimos por la comida, ¿Eiji ya la tiene lista?— preguntó Sing.

—Sí, ya te la traigo— respondió Jade, pero su mirada pasó fugazmente sobre mí, cargada de rencor, antes de girarse para volver al interior.

Sing y Akira entraron sin dudarlo. Akira casi me arrastró con ella, ignorando mi evidente incomodidad.

—No te preocupes, mocoso, iré a traerla yo mismo— le dijo Sing a Jade, mientras caminaba hacia la cocina —Akira, ven, es bastante comida— agregó, y ella lo siguió, dejándome solo.

Con él, tenía todo el derecho de mirarme así, claro; lo había amenazado con un cuchillo esta misma mañana; para mi suerte se dio la media vuelta sin más palabras y subió las escaleras, suspiré, aliviado al menos no tendría que soportar más su presencia. Pero antes de que pudiera relajarme del todo, lo vi regresar, con una hoja impresa en la mano.

—Descubrí algo— soltó de golpe, tendiéndome el papel.

Fruncí el ceño mientras tomaba la hoja, era una ficha de identificación, el de la foto era Ethan... pero los datos no cuadraban.

Jade no me dejó procesarlo por completo antes de continuar —Su nombre real es James Dunlevy—

Volví a mirar la hoja, tratando de unir las piezas, pero él continuó hablando, sin darme tiempo de digerir tanta información —Los registros lo ponen como un huérfano de paso unos años en un orfanato de Los Ángeles; su último registro legal fue cuando lo adoptaron, sin embargo, fue declarado como desaparecido cuatro años después. Curiosamente, la identidad de Ethan aparece justo después, pero ahora como hijo biológico de una familia distinta—

—Y qué pretende hacer con esto?— le preguntó, devolviéndole la hoja.

—Para empezar, es una identidad falsa por lo que aquí tenemos al menos una suplantación de identidad— respondió con calma señalando más abajo en la hoja —El nombre de Ethan Calloway perteneció a un recién nacido el cual supone que ya es fallecido ya que en los registros solo figura el acta de nacimiento y documentos que ya son recientes, hay un enorme vacío lo que sugiere que el menor falleció y nunca fue declarado como fallecido por lo que para el estado seguía con vida y fue fácil de entrar en ese agujero legal —

Me quedé en silencio, no tenía una respuesta inmediata.

—Sabes lo más probable es que si todo saliera terriblemente mal podría dejar esa identidad e ir por otra— la probabilidad que dio era bastante convincente —Ya tenemos pruebas de al menos un delito, si fuera mayor de edad, el estado no condena a un menor de la misma manera que un adulto—

Él colocó algo en mi pecho, miré hacia abajo y vi una pistola de dardos, por un segundo me asusté, es una pistola falsa pero el sonido que hizo la conversión en una real por unos segundos, volvió la mirada hacia él, y esos ojos. se veían extremadamente fríos.

—Aún sé disparar— dijo con una voz tranquila. Intenté llamarlo por su nombre anterior, pero antes de que pudiera, el japonés se acercó a nosotros y mágicamente la inocencia en su rostro volvió.

—Lao, no sabía que también la comida era para ti, hubiera preparado más— dijo con una sonrisa leve, como si la tensión anterior no hubiera existido, pero sobre todo parecía que ya no estaba enojado conmigo —Iban a jugar con los dardos— preguntó

—Sí, pero no tengo dos pistolas, así que ya no jugamos— respondió, sin intención de compartir más que lo necesario en una clara mentira para mí.

Jade, con la pistola aún en mano, se acercó a la mesa —Eiji, quiero comer de los panqueques—

—Deja de comportarte como un niño mimado— bromeó Sing, dando un golpe en la cabeza —Vámonos, Lao, ya tenemos todo— dijo y sin decir nada más, lo seguí fuera de la casa, pero antes de cruzar el umbral, me detuve un instante y miré hacia atrás.

Allí estaba Jade, observándome desde la puerta, nuestros ojos se cruzaron, y lo que vi me dejó helado, sus ojos, normalmente grandes y curiosos, se habían tornado afilados, llenos de algo oscuro y calculador ¿Acaso recordaba más de lo que dejaba entrever? ? ¿Era posible que estuviera finciendo todo ese tiempo? La duda me carcomió mientras Sing me empujaba ligeramente para que continuara.

— ¿Qué pasa? ¿Te olvidas algo?—me preguntó.

—No, nada— murmuré, desviando la mirada de Jade y saliendo finalmente de la casa, caminando al lado de Akira solo para que Sing deje de lado esto y se concentre en que "Me estoy llevando bien con su novia"

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—Vamos, Jade, a comer— Eiji llamo, poniendo sobre la mesa dos bol de natto, pegajoso y brillante, la textura y el olor me hicieron fruncir el ceño, aunque procuré disimularlo.

No era mi favorito, pero no tenía intención de despreciar algo que Eiji había preparado. Mientras servía, señaló hacia un plato cubierto —Los panqueques son para mañana, sobro masa así que los preparan, pero ya había hecho la cena—dijo, aclarando mi ilusión de que algo dulce pudiera salvar la situación.

—Voy a traer el pescado—anunció mientras se levantaba de la mesa, esa fue mi oportunidad.

En cuanto salió de la habitación, agarré mi bol de natto, lo deslicé hacia el suelo, donde Buddy ya esperaba con la lengua fuera.

—Buen chico Buddy, todo tuyo— le susurré, que no tardó en devorarlo

Para cuando Eiji regresó con el pescado, Buddy ya estaba lamiendo el último rastro del natto, me enderecé en mi asiento, encontrando interés por el pescado que traía.

—¿Ya te lo terminaste?—preguntó al notar mi bol vacío.

—Sí, estaba... bueno—mentí.

Eiji me miró por un momento, esa mirada suya que parecía leer hasta el último rincón de mi mente. Pero luego irritante, como si no hubiera notado nada.

—Me alegra que te haya gustado—dijo antes de volver a su asiento.

No estaba seguro si me creía o no, pero al menos no dijo nada. Buddy, por su parte, me miraba desde debajo de la mesa como si esperara el siguiente plato por lo que tuve que darle algo de pescado.

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Mientras seguía jugando distraídamente con el pescado en mi plato, mi mente vagaba mientras escribía mensajes a Akira.

[Crees que si fui una persona mala antes no merezco ser feliz ahora]

[¿Qué te hace pensar que fuiste una persona mala?]

[Lo averigüé]

[Bueno, no eres una mala persona ahora, eso es lo que debería importar]

El simple intercambio me ayudó a desahogarme, a tratar de entender lo que sentía y lo que había sido antes. Ella me dijo que podía escuchare y llegaba a tener más recuerdos así, otro día tendré que ir a hablar con ella.

—Jade, ya sabes que no se usa el celular en la mesa— escuché a Eiji soltar un leve regalo y extendiendo la mano hacia mí para que le entregara mi celular, con una leve sonrisa, bajé lentamente mi celular de la mesa, ocultándolo con calma —Jade— volvió a insistir, más directo esta vez.

—No estoy haciendo nada— dije en broma, sabiendo que Eiji comenzaba a hacer una mueca divertida de enojo falso.

Escondí el celular hábilmente en una rendija entre la madera de la mesa y levanté ambas manos—Soy inocente—solté mi mejor cara de “yo no fui”

Eiji soltó una risa breve, aún con el mismo aire de diversión contenido —Si claro, inocente— respondió, claramente sin creerme.

—¡No dudes de mi Oni-Chan!— insistí, pero me quedé en silencio al ver su expresión cambiar, suavizándose ligeramente —Dije algo malo?— pregunta, un poco preocupado.

—No, no dijiste nada malo— respondió, y por un momento pensé que quizás había acertado, hasta que agregó —Pero, ¿por qué decidió llamarme así?—

Me quedé pensando por un instante antes de responder, no estaba seguro de por qué lo había dicho —Mis amigos siempre me preguntan qué eres para mí, así que decidí llamarte así, y lo encontré en internet—

Entonces soy tu Oni-Chan?— no supe que responder, no creí que Eiji me regresara la broma y mucho menos que sintiera mis mejillas ardiendo por esa simple acción —Jade?, estas con fiebre estas rojo—

—No no no es fiebre solo... creo que me hizo mal el natto— Mentí y Eiji hicieron una mueca de haber oído la mentira más absurda del mundo.

Es la primera vez que siento algo así de extraño con Eiji...

Es mejor cambiar de tema —Por cierto, mañana no me recojas de la escuela, regresaré tarde—

Eiji me miró con una ceja levantada, sin soltarme del todo la idea —Con aún más razón iré a recogerte, ¿a qué hora sales?—

—Es que no lo sé, con el club íbamos a investigar hasta tarde— respondió, manteniendo la expresión casual.

Eiji frunció el ceño, algo intrigado —En ese caso, camina con Jaw Long de regreso hasta Central Park, desde ahí no hay tanto camino para que recorras solo—

Me quedé en silencio por unos segundos, dándome cuenta de que Eiji tenía razón, aunque no lo admitiera en voz alta —Está bien, vendré de regreso con Jaw—

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Ese día, después de clases, me despedí de mis amigos con una sonrisa fácil de terminar, les dije que estaría en la biblioteca de la escuela para avanzar algunas tareas. Ninguno dudó de mí, excepto Jaw, quien me lanzó una mirada sospechosa cuando lo aparté del grupo para hablar en privado.

—Voy a hacer algo, pero necesito que mantengas la mentira— le pedí.

—¿Qué vas a hacer, Jade?— preguntó, cruzándose de brazos.

—Nada que te deba preocupar— contesté, restándole importancia.

Mandíbula suspensiva —Está bien, cubriré por ti—

—Gracias, eres mi mejor amigo— dije, dándole un ligero empujón del juego con el que los dos nos reímos.

Sabía que podía contar con Jaw, sin embargo, no iría a la biblioteca como había dicho.

Ya me estaba cansando de Ethan, de sus miradas, de su presencia, de cómo me hacía sentir vigilado todo el tiempo, no iba a seguir escondiéndome, era hora de enfrentar al lunático y dejar las cosas claras.

Caminé entre los pasillos, buscándolo, y cuando vi a Ethan entrar al laboratorio de química, supe que estaba tramando algo. Algo malo. Tomé mi celular y marqué rápidamente a Jaw en videollamada.

—Oye, Jade, ¿Qué sucedió?— preguntó al respondedor, en tono preocupado.

—Graba tu pantalla y no dejes que la cámara te enfoque— Le dije directamente, intentando mantener la calma.

—¿Qué? ¿Por qué?— Su confusión era evidente, pero no tenía tiempo para explicarle.

—Shh, solo mira y guarda silencio— le ordené.

Avancé despacio, cuidando de no hacer ruido; la puerta del laboratorio estaba cerrada, pero la ventana tenía las persianas ligeramente levantadas, dejando un pequeño hueco por donde se podía ver, me acerqué lo suficiente como para observar el interior sin ser detectado.

Ahí estaba Ethan, de pie junto al chico que recién fue liberado de detención juvenil.

—Te ordené que hicieras nuevas muestras— dijo Ethan, su tono autoritario y frío.

—Estamos vetados de aquí, no podemos usar los laboratorios— replicó el chico, claramente nervioso.

—No me interesa— Ethan alzó un manojo de llaves, agitándolas frente al chico —Sigo teniendo acceso. Solo tienes que trabajar en silencio—

Jaw, desde el otro lado de la llamada, murmuró —Eso es... ¿Ethan? ¿Qué demonios están haciendo?—

—Exactamente lo que parece— respondí en un susurro. Ajusté la cámara para que grabe mejor

El chico se encogió de hombros, rindiéndose ante Ethan, y comenzó a preparar algo en la mesa del niño, podía ver frascos y productos químicos que no deberían estar ahí, no en esas manos.

Grabé todo lo que pude, pero Ethan, como si supiera exactamente dónde estaba, caminó despacio hasta colocarse en una posición que bloqueaba por completa mi vista. Lo hizo a propósito.

Ya nos vemos...

Cerré la llamada con Jaw de inmediato y retrocedí lentamente, procurando no hacer ruido, antes de que pudiera ir más lejos, escuché el chirrido de la puerta del laboratorio al abrirse.

No había tiempo para huir ni esconderme. Ethan apareció primero, seguidor del "chico científico".

—Como miembro del club de investigación, es mi deber llegar al fondo de diferentes casos escolares. La distribución de drogas es un problema reciente, y por lo que veo, ambos estaban aquí en el laboratorio a pesar de estar vetados. ¿Tienen alguna respuesta?— los enfrenté directamente, usando el club como una excusa y finciendo que era parte de una investigación formal.

Ethan alzó una ceja, claramente entretenido por mi actuación —¿Club de investigación o de periodismo?— replicó, su tono neutro pero afilado, no era una duda real, más bien una burla.

—Se podría decir que son similares— respondí, encogiéndome de hombros, sus palabras no me intimidaran en lo absoluto.

El ambiente era tenso, Ethan sonriendo de lado, esa sonrisa que me ponía los pelos de punta, en un asco espantoso —Curioso que alguien como tú esté tan interesado en asuntos delicados. ¿No tienes mejores cosas que investigar?—

No me dejé intimidar, lo miré directo a los ojos —Curioso que alguien como tú, con un historial cuestionable, insista en seguir rodeado de problemas—

El chico a su lado tragó saliva y me miró de reojo, nervioso. Ethan, sin embargo, no reaccionó como esperaba. Simplemente sonreía más ampliamente, como si disfrutara del juego —Todos tienen su papel que desempeñar, detective— dio un paso hacia mí, demasiado cerca para mi comodidad —Espero que no estés, excediéndote en tus funciones—

No retrocedí —Solo estoy cumpliendo con mi deber— dije, con voz firme.

Ethan mantuvo su mirada fija en mí por un segundo más antes de dar un paso atrás, levantando las manos como en señal de rendición —Perfecto. Entonces, todos estamos haciendo lo correcto—

La fachada se endurece lo suficiente para mantener las apariencias mientras el flujo de estudiantes y maestros se disipaba, pero en cuanto quedó claro que no había testigos cercanos, Ethan no perdió tiempo en mostrar su verdadero rostro, se movió rápido, sujetándome del rostro con una fuerza que me hizo apretar los dientes.

—Creo que ya estuviste jugando lo suficiente— murmuró, su tono tan helado como el filo de un cuchillo —Vete a casa, es mejor. Ya es muy tarde, y los autobuses terminan su horario en media hora—

Era una amenaza, disfrazada de consejo, su sonrisa falsa y ese tono de preocupación sólo intensificaban el desprecio que sentía por él.

Deslicé mi mano hacia el bolsillo de mi chaqueta, con un movimiento rápido, saqué la pistola, era de juguete, pero la había modificado lo suficiente para que pareciera real y el sonido que emitía no dejara dudas.

Ethan parpadeó, no creyendo lo que tenía en las manos

—Tengo quien me recoja— le respondí con calma, apuntándole con el arma sin dudar —Mejor sal temprano tú. Nunca he visto que nadie venga por ti después de clases—

Una sonrisa tensa cruzó su rostro, ¿Un destello de burla mezclado con algo que no logró identificar de inmediato, respeto o irritación... orgullo? agh maldito enfermo.

—Vaya, así que el club de investigación no solo busca respuestas... también sabe defenderse—comentó, su tono burlón, pero no hizo ningún movimiento hacia mí.

No bajé el arma, mantener la compostura era más fácil de lo que esperaba —Ethan, tú y yo sabemos que esta charla ya terminó. Así que lárgate antes de que me vea obligado a usar esto—

Ethan retrocedió un paso —Tranquilo, lince— Dicho eso, me dio la espalda y caminó hacia la salida. No bajé la pistola hasta que desapareció de mi vista.

Guardé el arma en mi chaqueta y me apoyé contra la pared, dejando escapar un suspiro. No iba a salir de la escuela hasta asegurarme de que Ethan ya no estaba cerca, lo último que quería era que me siguiera, me moví con cuidado, vigilando mis espaldas en cada esquina.

Saqué mi celular para verificar y vi que la llamada con Jaw se había cortado, justo debajo, descubrí un mensaje suyo

[Voy a ir y más te vale seguir vivo.]

Suspiré frustrado y le respondí rápido, intentando calmarlo, pero no recibí respuesta. "Maldición", pensé, "Eso significa que ya estás en camino".

Miré a mi alrededor, asegurándome de que no había rastros de Ethan, tal vez debí grabar un video normal, pero hice la llamada como un plan de respaldo en caso de que me quitara el celular.

Esperaré afuera, no pasó mucho tiempo antes de que el estruendoso ruido del triciclo modificado de ambos hermanos rompiera la tranquilidad de la tarde. Ronnie iba al volante, y Jaw estaba sentado atrás, con una expresión de puro enojo.

En cuanto se detuvieron, Jaw cayó de un salto y se dirigió directamente hacia mí.

—¡Eres un idiota!— gritó, tirándome del cabello sin miramientos —Jade, ¿Tienes aire en esa cabeza o qué demonios te pasa?—

Me aparté, tratando de zafarme de su agarre —Lo tenía todo controlado—

Su cara se puso roja de pura indignación, y Ronnie, que estaba junto al triciclo, se cruzó de brazos como si estuviera esperando su turno para regañarme también.

—¿Controlado? ¡Controlado sería que no te hubieran visto!— Jaw me apuntó con el dedo, su voz cargada de ira —Qué pensabas hacer si te atrapaban, eh? ¿Jugar a ser detective hasta que te quebraran un brazo?—

—¡Ya, cálmate! —respondí, intentando sonar tranquilo aunque sabía que tenía razón —Todo salió bien—

—Bien?— repitió con sarcasmo —¡Tienes suerte de que Ronnie y yo lleguemos a tiempo para sacarte de aquí!—

—No necesitaba que me sacaran de nada— repliqué, cruzándome de brazos —Ethan ya se había ido—

Ronnie finalmente intervino, soltando un suspiro exagerado —Jaw tiene razón, Jade, eres una idiota que tiene suerte—

Bajé la mirada por un segundo, sintiendo una mezcla de frustración y culpa, pero no iba a admitirlo, no frente a ellos —Gracias por venir, pero no soy una idiota, sabía lo que estaba haciendo—

Jaw bufó, pero finalmente soltó mi cabello y se cruzó de brazos —Deja de meterte solo en estas cosas— gruñó —La próxima vez, avísame antes de hacer algo estúpido, lo haremos juntos—

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Cerré los ojos por un momento, tratando de mantener la calma mientras Ethan se acercaba; Estaba viendo la misma escena que yo... no conozco a la niña que esta con Jade y Jaw Long pero estoy seguro de que está pensando en involucrarla.

—Mi lince— murmuró con un tono que tiraba hacia el deseo asqueroso —Ahora no es más que un cachorrito. Me pregunto quién le dijo que enseñara las garras—

Antes de que pudiera reaccionar, sentí el golpe en mi pecho, cayendo al suelo de golpe. Ethan me sujetó con firmeza por la capucha, tirando hacia atrás para apretar mi garganta.

—Eres la rata ¿verdad?— susurró con una voz afilada, llena de malicia.

Intenté respirar, luchando contra la asfixia, pero sabía que lo que realmente necesitaba era resistencia. Me negaría a mostrar debilidad frente a él.

Notes:

Actualización :D

Detallitos del capitulo:
-Jade esta teniendo mas flashes de su vida como Ash, por el momento nada extremadamente cruel
-Tambien esta teniendo una especie de flechazo con Eiji, pero no lo comprende del todo.
-Lao fue secuestrado

Espero que la historia les este gustando <3

Chapter 32: 29

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Chicos, ayúdenme a pegar esto— dije al entrar al aula del club, sosteniendo una pila de papeles y dejándolos sobre la mesa.

Eran carteles con la palabra "Desaparecido" en letras grandes, acompañados de una foto —¿Quién es?— preguntó Yue, levantando uno de los carteles para mirarlo mejor.

Respire profundo antes de responder —Es el hermano menor de mi tío Sing, no sabe nada de él desde hace tres días— Me crucé de brazos, intentando sonar más tranquilo de lo que me sentía

Marcus y Yue se miraron entre sí antes de que Marcus hablara otra vez —¿Pero qué le pasó?—

—No lo sabemos— Fue todo lo que dije, según mi tío simplemente no se volvió a contactar cuando hablaban diariamente.

—Crees que le pasó algo?— insistió Yue, mirando el cartel

—Espero que no— dije, encogiéndome de hombros. Algo en todo esto me daba un mal presentimiento.

Agarré un montón de carteles y los repartí entre ellos.

—Vamos, no nos quedamos aquí parados, pegaremos estos en toda la escuela y luego nos dividiremos. Si alguien pregunta, díganles que llamen al número que está en el cartel—

Yue y Marcus asintieron, y yo me aseguré de tomar mi parte también antes de salir del aula.

—Jade, cree que aparece o rápido es algo mucho peor...— preguntó, pero cuando no obtuve respuesta, miré hacia mi lado, sólo para darme cuenta de que Jade ya no estaba caminando junto a mí.

—Oye, ¿Qué?!— reclamé, girando la cabeza en todas direcciones, buscando su figura entre la multitud.

Lo vi, doblando una esquina al final del pasillo, agh, este idiota, ¿A dónde se supone que va ahora? Sin pensarlo dos veces, lo seguí a escondidas, me mantuve lo más sigiloso posible mientras se alejaba cada vez más. ¿Adónde demonios vas?

Después de un rato, terminamos bastante lejos de cualquier área transitada, un lugar apartado y solitario; Me escondí detrás de un arbusto, intenté mantenerme escondido mientras escuchaba una conversación cada vez más tensa.

—¿Dónde está él?— la voz de Jade sonaba furiosa.

—No tienes modales, Jade— la respuesta fría de Ethan y fuera de lugar hizo que todo fuera aun más tenso —Al menos dame los buenos días.—

Hubo un silencio momentáneo antes de que Jade lo retara de nuevo —Dime dónde está—

Sabía que Jade no estaba dispuesto a retroceder, y Ethan no soltaría información sin más. Las emociones se estaban intensificando, y yo esperaba que Jade lograra manejarlo antes de que algo peor sucediera.

Primero se escucho como su alguien sacara un arma pero luego el sonido de algo metálico caer al suelo; Mi primer instinto fue salir de mi escondite, pero antes de que pudiera moverme, un golpe seco rompió el silencio, seguido de un grito ahogado.

— ¿Qué le está haciendo?—murmuré para mí mismo, mi cuerpo luchando entre el miedo y el impulso de intervenir.

No podía quedarme ahí solo oyendo, me arrastré sigilosamente hasta el borde del arbusto, lo suficiente para ver lo que sucedía. El arma de juguete estaba tirada a un lado, fuera del alcance de Jade, que ahora se retorcía bajo la presión de Ethan, lo habían golpeado en el estómago con fuerza, haciéndose encorvarse, y ahora lo sujetaba del cuello, apretándolo con una fuerza que Hacía que el rostro de Jade pasara a un tono alarmante de morado.

—Crees que puedes jugar a ser un héroe?— escupió Ethan con una sonrisa torcida, mientras acercaba su rostro al de Jade, como si disfrutara de verlo luchando por respirar incluso parecía tener otras intenciones...

Jade intentó responder, pero apenas pudo emitir un ruido sofocado.

—¡Déjalo en paz, imbécil!— grité saliendo de mi escondite sin pensarlo.

Ethan giró la cabeza hacia mí, sorprendido, pero no lo suficiente como para soltar a Jade —Mira nada más quien está aquí— dijo, sarcástico, mientras me miraba de arriba abajo.

Aprovechando la distracción, Jade levantó una rodilla, dándole un golpe en el muslo. No fue suficiente para liberarse, pero sí para que Ethan aflojara un poco la mano.

—¡Corre, idiota!— jadeó Jade, apenas logrando recuperar el aliento.

En lugar de correr, avancé hacia ellos, tomando el arma falsa del suelo. La levanté con ambas manos, tratando de mantenerla firme y apunté directamente a Ethan —¡Suéltalo o disparo!—

Ethan soltó una risa amarga, pero sus manos abandonaron el cuello de Jade —¿En serio? —dijo, dando un paso hacia mí —Crees que vas a asustarme con esa cosa?—

No bajé el arma. Jade, aunque débil, aprovechó el momento para tambalearse hacia atrás y recuperar el aliento —Jaw, sal de aquí...— murmuró, apenas audible.

—No voy a dejarte solo con este loco—

Ethan me observó por un momento, luego levantó las manos en un gesto falso de rendición.

—Tranquilos, chicos, no tienen que dramatizar tanto, solo estábamos teniendo una pequeña charla... —dijo mientras retrocedía unos pasos —Pero bueno, parece que la diversión se acabó por hoy, la próxima vez tengamos una charla amena—

Me mantuve firme, con el arma apuntando mientras Ethan se alejaba lentamente —Nos veremos pronto, lince. Muy pronto— agregó con una sonrisa siniestra antes de irse

Solté el arma y corrió hacia Jade, que estaba apoyado contra la pared, todavía tosiendo y tocándose el cuello —Estás bien?— preguntó, agachándome a su lado.

Asintió lentamente con la cabeza mientras respiraba hondo, observó su cuello, la piel alrededor de donde Ethan lo había sujetado comenzaba a oscurecerse en tonos morados y negros que se veía peor con cada segundo que pasaba.

—Eso va a dejar marcas...— murmuré, incapaz de ocultar la mueca de asco que me provocaba la brutalidad de lo que acababa de presenciar.

Jade, todavía doblado ligeramente hacia adelante, se llevó una mano temblorosa al cuello mientras seguía tosiendo, como si intentara comprobar si todavía podía respirar—No es... nada— jadeó, entre tosidos secos —Ethan no es tan fuerte... —

—No es tan fuerte— dije con incredulidad —Parecía que quería arrancarte la cabeza, ya ni siquiera estás pensando bien—

Trató de erguirse, pero se tambaleó, obligándome a sujetarlo por un brazo para que no cayera —No voy a morirme por esto—

—Y si no hubiera llegado a tiempo?— espeté, dejando salir parte de mi frustración —Este tipo es un psicópata—

Jade evitó mi mirada, enfocándose en algo en el suelo, como si lo que acababa de suceder fuera apenas un inconveniente menor.

—Esas marcas no se irán pronto— dije en voz baja, observando de nuevo el cuello de Jade con una mueca, lo solté solo para buscar algo en mi mochila con que cubrir eso, por suerte tenia mi bufanda —Ya sé, Umiho nos puede ayudar. Las chicas tienen maquillaje, ¿no? Con eso podríamos cubrir los moretones—sugerí, y Jade me lanzó una mirada dudosa.

—¿Maquillaje? ¿En serio?— preguntó, tirando ligeramente de la bufanda que llevaba como si eso fuera suficiente para ocultar el desastre en su cuello.

—A menos que quieras que todo el mundo pregunte que sucedió, sí, maquillaje— respondí con sarcasmo.

Con una mezcla de resignación y cansancio, Jade ascendió, y fuimos a buscar a Umiho. La encontramos en el pasillo, charlando con una amiga, desde lejos, nos vio acercarnos y, tras despedirse rápidamente, caminó hacia nosotros con curiosidad.

—¡Chicos, qué tal? Eh, Jade, ¿por qué llevas esa bufanda? Hace bastante calor hoy— preguntó, frunciendo el ceño al verlo.

—Moda, supongo— respondió Jade con una voz seca, intentando evitar el tema.

Yo intervine antes de que pudiera desviar la conversación —Necesitamos ayuda con un problema— dije directamente, señalando uno de los moretones que sobresalía incluso con la bufanda —Tendrás maquillaje para cubrir esto?—

Umiho abrió mucho los ojos al notar la marca oscura —¡¿Qué te pasó?! —exclamó llevándose una mano a la boca.

—Tumba de Nada. Solo... un accidente— Mintió Jade rápidamente, aunque su voz seguía siendo algo ronca por el esfuerzo de hablar.

—¿Un accidente? ¿Qué clase de accidente te deja el cuello así?— preguntó Umiho, cruzándose de brazos. Era evidente que no le creía.

—Solo necesitamos tu ayuda para que nadie haga preguntas raras, ¿puedes ayudarnos?— intervine, intentando mantener el tema enfocado.

Umiho suspir, pero asinti. —Está bien. Vamos a algún aula vacía, tengo maquillaje en mi bolso—

Una vez que encontramos un aula vacía, Umiho sacó una pequeña bolsita de maquillaje y comenzó a aplicar corrector con cuidado sobre los moretones.

—Quieto, no te muevas— dijo, concentrada en su tarea mientras Jade hacía una mueca cada vez que el aplicador tocaba su piel. Cuando terminó, el cuello de Jade se veía mucho mejor —Listo. No es profesional, pero pasará desapercibido—

—Gracias, Umiho. Nos salvaste esta vez—dije sinceramente, dándole una palmadita en el hombro.

Jade, por su parte, murmuró un agradecimiento bajo —La próxima vez, intenta no meterte en problemas tan obvios, ¿Entendido?— añadió Umiho con una sonrisa divertida mientras recogía sus cosas.

Nos despedimos de Umiho, agradeciéndole una vez más, y regresamos al club. El aula estaba tranquila, casi demasiado. Little Yue y Marcus todavía no regresaron, así que solo estábamos Jade y yo.

—En serio, ¿crees que Ethan tiene algo que ver con la desaparición de Lao?— preguntó mientras me dejaba caer en una silla, cruzando los brazos.

—Es el único lunático cercano capaz de hacer eso— respondió después de un momento —Bueno, sería mejor si su secuestrador es él... porque si fue algún loco de la calle, entonces está más que perdido—

—No digas eso— repugna, aunque no podía negar que tenía un punto. Ethan era peligroso, sí, pero al menos estaba dentro de un círculo conocido.

—Solo digo lo obvio— continuó Jade, su voz algo cortante

—Crees que Lao pueda defenderse si está con Ethan?— preguntó finalmente, con la esperanza de encontrar algún rastro de optimismo.

—Yo creo que si— respondió Jade después de pensarlo

En ese momento, la puerta del club se abrió de golpe, y Little Yue y Marcus entraron.

—¡Tenemos algo!— Little Yue dejó caer una polera gris sobre la mesa.

—Es de Lao— dijo, señalándola con un gesto casi triunfante —La encontré en la basura cerca del estacionamiento trasero de la escuela—

Jade tomó la prenda con cuidado, revisándola, buscando cualquier rastro de algo más que pudiera darnos una pista.

—No tiene rastros de sangre —añadió Yue rápidamente —Así que, al menos, parece que se lo llevaron sin hacerle heridas graves—

Marcus frunció el ceño y se cruzó de brazos —¿Y qué? ¿Ahora tiran su ropa como si fuera basura? Eso no suena como alguien que quiere ocultar un secuestro—

—Tal vez fue intencional— interrumpió Jade, aún examinando la prenda —Podría ser un mensaje o una forma de hacernos saber que tienen a Lao—

Me acerqué, mirando de cerca la polera. No parecía haber nada extraño a simple vista —Y si no es un mensaje?— preguntó, aunque la idea de que alguien simplemente arrojara la ropa de Lao por accidente no me cuadraba.

—Eso es lo que debemos averiguar— respondió Jade, dejándola con cuidado sobre la mesa — ¿Algo más, Yue? ¿Rastros, huellas, algo?—

Yue negó con la cabeza —Nada más, pero si estaba ahí, significa que debían pasar por esa zona con él—

Marcus dio un golpe suave atención en la mesa, como para llamar nuestra —Entonces tenemos un punto de partida— dijo con firmeza —El estacionamiento trasero, vayamos a revisar—

Fuimos juntos al área trasera de la escuela, un lugar descuidado y cubierto de sombras que parecía perfecto para esconder algo.

—Genial— bufé mientras me asomaba al contenedor de basura —Ya tiraron la basura que quedaba. Esto es una pérdida de tiempo—

—¡Aquí hay algo! —la voz de Yue nos hizo girar inmediatamente

Jade y yo corrimos hacia él, encontrándolo agachado junto a unos arbustos espinosos. Yue extendiendo la mano, señalando un trozo de tela enredado entre las ramas.

—Espera, no lo toques aún— dijo Jade con seriedad, sacando un pañuelo de su bolsillo para evitar contaminar la evidencia.

Con cuidado, desenganchó el trozo de tela y lo sostuvo frente a nosotros.

—Esto no es de la polera— murmuró, girándolo para verlo mejor bajo la luz tenue —Parece de... un pantalón, tal vez—

—¿Un uniforme? ¿De quién?— Marcus dio un paso hacia nosotros, su voz llena de sospecha — ¿Algún profesor? ¿O alguien que trabaja aquí?—

La pregunta quedó en el aire mientras todos nos mirábamos. La posibilidad de que un adulto estuviera involucrado hacía que todo esto fuera aún más aterrador.

—No lo sé— admitió Jade, le di una bolsa de plástico que mi papá usa para las evidencias para guardar el trozo de tela—

—Si es de un uniforme, tal vez podamos identificarlo— sugirió Yue

Regresamos al club cargados con las evidencias que habíamos recolectado. Apenas entramos, me dirigí directamente a la pizarra, tomé un plumón y comencé a escribir mientras los demás se sentaban alrededor, algunos aún desconcertados por lo que habíamos encontrado.

—Como soy el líder, repartiré las tareas— dije con una voz que intentaba sonar autoritaria.

—¿Quién te nombró líder?— se burlo Marcus, cruzándose de brazos.

—Yo mismo, ahora presta atención —respondí, ignorando su comentario mientras escribía su nombre en la pizarra.

—Marcus, tu tarea será vigilar a Ethan— Él levantó una ceja, claramente molesto con la asignación, pero finalmente ascendió —De acuerdo, pero si me meto en problemas, será culpa tuya—

—No te preocupes, eres grande y fuerte, puedes manejarlo— bromeé —Little Yue— continué, girándome hacia el más pequeño del grupo —Tú eres muy pequeño, así que te toca comparar el trozo de tela con la ropa de los profesores y trabajadores del colegio—

—¿Por qué yo? ¿Y qué tiene que ver que sea pequeño?—protestó, frunciendo el ceño.

—Porque puedes acercarte a ellos sin que sospechen, si te ven por ahí, pensarán que estás jugando— Little Yue susspiró resignado, pero le tomó una foto al trozo de tela y ascendió, murmurando algo sobre lo injusta que era la vida.

—Jade— dije, señalándolo con el plumón —Tú buscarás pistas por los alrededores. También hablarás con transeúntes y repartirás los carteles de búsqueda—él tomó una libreta y uno de los carteles que habíamos preparado, asintiendo.

Finalmente, escribí mi propio nombre en la pizarra —Yo me encargaré de informarle todo lo que tenemos hasta ahora a mi tío Sing—

Todos me miraron, esperando una explicación —Miren, Lao no es precisamente un ángel. Su historial es más oscuro de lo que parece, y por eso la policía no lo está buscando con urgencia, mi tío puede presionar para que tomen esto más en serio.

—¿Crees que eso funcionará?— preguntó Marcus, su tono un poco más serio ahora.

—No lo sé, pero es nuestra mejor opción si queremos que las cosas avancen rápido. Además, tiene contactos que podrían ayudarnos.

El silencio llenó la sala por un momento, cada uno asimilando sus tareas.

—Bien, entonces ya saben lo que tienen que hacer— dije finalmente, dejando el plumón —Si encontramos algo, nos reunimos aquí ¿entendido?—

Todos asintieron, y con eso, cada uno salió en dirección a cumplir su parte del plan.

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Salí de la escuela en mi patineta, acelerando lo más que podía hacia casa. Al llegar a la entrada, lo vi conversando con mamá. Serio Parecía, pero no tanto como para que estuviera enfadado, en cuanto me vio, levantó una mano en señal de saludo.

—¡Tiooo!— grité mientras frenaba bruscamente, haciendo un pequeño derrape frente a ellos — ¡Tengo algunas pistas!—

Mamá arqueó una ceja, mirándome con curiosidad —Pistas? ¿De qué hablas, Jaw? —preguntó, cruzándose de brazos.

—Sobre Lao, mamá. Tú misma dijiste que nadie lo ha visto en días, no podía quedarme sin hacer nada—

—Déjame adivinar, armaste algún tipo de operativo con tus amigos, ¿verdad?— preguntó mi tío, medio divertido, pero también preocupado.

—Algo así— respondí con una sonrisa orgullosa mientras sacaba mi mochila y comenzaba a sacar lo que había reunido —Miren esto, encontramos su polera en la basura, sin sangre ni nada, lo cual es bueno, pero también encontramos un trozo de tela de pantalón entre unos arbustos espinosos cerca del depósito de artículos deportivos—

Sing tomó el pedazo de tela y lo examinó. Mamá me miró con una mirada de orgullo y preocupación —Jaw, lo que estás haciendo es peligroso—

—¡Pero si no hacemos nada, nadie más lo hará!— protesté.

Mi tío suspir, poniéndome una mano en el hombro —Está bien, buen trabajo hasta ahora. Déjame encargarme del resto, pero si encuentras algo más, ven a mí primero, ¿entendido?—

Asentí con firmeza —Lo haremos— él me escuchó, aunque había una sombra de preocupación en sus ojos.

Con eso, entré a la casa mientras mi tío Sing comenzaba a hacer llamadas desde su celular.

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—Oye, Marcus, ¿quieres intercambiar tareas?—le preguntó, viendo cómo su expresión se volvía tensa al solo escuchar mi voz.

—Diría que sí, pero es que cómo Ethan te mira me da escalofríos por como te mira— respondió, cruzándose de brazos mientras se mantenía alerta.

—Tranquilo, tengo esto para defenderme— le mostré la pistola falsa que había en mi bolsillo. Marcus retrocedió instintivamente, sus ojos se abrieron de par en par como si de verdad estuviera a punto de ser baleado.

—¡Es falsa!— dije presionando el gatillo para demostrarlo, pero en lugar de una bala, de la punta solo salió un chorro de agua. Era una simple pistola de agua.

Marcus me miró con una mueca de alivio —Ok, admito que me asustaste. Está bien, cambiemos tareas—Aceptó finalmente, aunque claramente no le convenció del todo.

Le entregué la libreta y los carteles de búsqueda, ambos salimos del club. Mientras Marcus comenzó a hablar con la gente que pasaba, yo seguí a Ethan de cerca, manteniendo una distancia prudente para no levantar sospechas.

Camino por las calles, doblando esquinas hasta llegar a los barrios bajos. Ya había estado allí antes, con mis amigos, ayudando a conseguir la pirotecnia ilegal para la cita de Sing y Akira.

De repente, escuché una voz detrás de mí saqué la pistola falsa, apuntándola hacia la persona desconocida —Oh, mira nada más quién es—

—Baja esa réplica, amiguito. A mis clientes no los último—rió, pero en su tono había algo genuino. A pesar de sus negocios turbios, Fly me caía bien.

—Eres tú, Fly— le saludé con una sonrisa, aunque estaba al tanto de lo peligroso que podía ser este lugar

—¿Qué te traes por aquí de nuevo?— preguntó curioso.

—Estaba...— murmuré mientras miraba detrás de él, buscando a Ethan, lo había perdido de vista —Estaba buscando una réplica más convincente— le dije para despistarlo de lo que realmente estaba haciendo

—Bueno, tengo algunas, pero dudo que puedas pagarlas, jovencito— Fly sonriendo con una ceja levantada. Intente tomar una pistola, pero antes de poder hacerlo, su voz me detuvo —¡Whoa, cuidado! Esa es real—

—¿No tienes alguna descompuesta o algo así? Solo necesito asustar— insistí mientras cruzaba los brazos.

Fly miró alrededor, pensando por un momento antes de responder —Sí, tengo una, pero aún así son caras —me dijo con una sonrisa desafiante.

Me quedé en silencio por un momento, se me ocurrió una idea —Ustedes venden datos de información, ¿verdad?— preguntó, manteniendo el tono casual.

Él levantó una ceja, claramente interesado —Sí, actualmente hay mucho interés, pero es extremadamente caro de conseguir y vender— respondió, cruzándose de brazos.

—Entonces, préstame una laptop y yo te llevo un TB de puro datos— ofrecí, esperando que la idea funcionara.

Fly estudió mi expresión durante unos segundos, evaluando mi propuesta. Finalmente, avanzando lentamente —Interesante... Veamos si puedes cumplirlo—

El me prestó una computadora portátil y no tardé mucho en acceder a información delicada, datos personales, movimientos financieros y registros secretos que fácilmente podrían venderse en el mercado negro.

—¿Esto paga la cuenta?— preguntó, poniendo una expresión inocente mientras me deleitaba con la expresión de puro asombro en el rostro de Fly.

—Te doy cuatro armas auténticas si me consigues datos de algún banco— respondió con una sonrisa astuta.

—Trato hecho— acepté rápidamente, sin dudarlo.

Sonreí ampliamente mientras guardaba la información en un pendrive seguro. Armas sin balas, pero la mera presencia ya podía causar el suficiente miedo si intentaban hacernos algo peor que una simple paliza.

Fly soltó una risa suave, satisfecha con el intercambio —Buen trabajo, jovencito—

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—Aquí tienes— dijo mientras me entregaba las 4 armas en un maletín, que rápidamente guardé en mi mochila —Si algún día fracasas en los estudios, ven a trabajar conmigo—

—No lo creo, Fly, pero gracias— respondí con una ligera sonrisa antes de despedirme.

Guardar aquellas armas era un alivio, aunque conseguirlas había sido puro azar, al menos, ahora contábamos con verdadera protección.

Caminé unos pasos, manteniendo la mochila bien cerrada, hasta que oí a Fly hablar con alguien más, no me giré, pero alcance a escuchar parte de la conversación.

—Llegas tarde, ya me ofrecieron un trato mejor, así que tengo 4 armas menos para ti—

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, creo que me quedé con parte del encargo de alguien más... Sin dudarlo, me moví rápidamente para alejarme del lugar, lo último que quería era tener problemas innecesarios con más personas en el mercado negro.

Notes:

Actualización, estoy avanzando rápido porque pienso sacar el capitulo mas impactante el 20 y estaba atrasadaaaa
Les agradezco por todo el apoyo que esta teniendo la historia ❤❤

Detallitos del capitulo:
-La pistola falsa de Jade ya no engaña a Ethan por eso consiguió una real, pero sin municiones, jum Blanca va a tener que volver a enseñarle como disparar
-El cliente que se quedo sin 4 pistolas menos en Ethan, se viene la desgracia.

 

En el siguiente capitulo Arthur quedara libre

Chapter 33: 30

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Pasó un tiempo y Lao no apareció, la policía finalmente tomó el caso, pero, a pesar de los esfuerzos, con las pocas pruebas que pudimos reunir, no se avanzó mucho. Semanas después, Ethan también fue reportado como desaparecido, más que preocuparme, supe que algo andaba terriblemente mal, especialmente considerando sus identidades falsas, sabía que detrás de todo eso había algo más grande y oscuro.

Esperaré pacientemente a que alguna nueva persona con registros falsos o huecos de tiempo apareciera, pero no hubo nada. ¿Y si ese loco también fue secuestrado?

La situación empeoró aún más cuando Arthur y los demás involucrados en la distribución de drogas regresaron a la escuela, en más últimas semanas del año.

—Al menos deberían ponerles algún localizador— dijo Umiho mientras se escondía detrás de mí cuando uno de ellos nos notó.

La rodeé con mi brazo para mantenerla protegida mientras ellos pasaban de largo —Uff... Ve a tu aula, Umiho— le susurré —Ademas... Creo que ya no deberíamos hablar—

Vi su expresión cambiar, había decepción y tristeza en su mirada, mis palabras la hirieron, me sentí culpable al verla así.

—No lo tomes a mal, seguiremos hablando por mensaje m..— agregué rápidamente —Lo que pasa es que.... ellos me odian y si me ven contigo podrían hacerte daño—

Umiho bajó la mirada, sus labios se curvaron en una muñeca débil antes de asentir lentamente. Con un susurro de despedida, se dirigió a su aula mientras yo me quedaba allí, vigilando a su espalda hasta que desapareció de vista.

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Entré a mi aula, me sentí desanimado, tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera noté que Arthur había puesto su pie a propósito para hacerme tropezar.

—Mierda— murmuré mientras caía al suelo, tratando de recuperar el equilibrio.

Arthur se rió, se inclinó un poco más hacia mí, tomándome del cabello —Cuidado, podrías lastimarte— dijo en un susurro lleno de veneno, antes de dar un paso atrás y alejarse.

No estaba de humor para darle pelea, así que solo me levanté y me senté al lado de Jaw Long.

—Hermano, ¿Qué te pasa? —me preguntó al verme así, con un tono preocupado —Estoy seguro de que querías golpearlos, ¿Porque esa cara?—

—Le dije a Umiho que no podíamos hablar en la escuela por su seguridad...— respondió, dejando escapar un suspiro cansado.

—Auch, terminaste con ella— dijo, sólo para molestarme.

—No es mi novia— le respondió con un gruñido, frustrado por cómo siempre llegaba a lo mismo.

—Es verdad, a ti te gusta Eiji —añadió, sonriendo de lado.

—¡Cállate! —lo interrumpí, mirándolo con una ceja levantada.

¡Porque siempre me pone en esa situación ya no puedo mirar a Eiji a los ojos por su culpa! ¡Y si me gusta Eiji! ¡Pero no es para que lo ande diciendo a cada rato!

Jaw se rió entre dientes y decidió callarse, al menos hasta que comenzó la clase.

—Muy bien niños, como saben ya se acerca la época navideña ya nosotros nos ha tocado hacer la representación de "Los fantasmas de Scrooge", así que vamos a elegir a nuestros personajes —dijo el maestro, comenzando a repartir roles.

Mientras la maestra iba colocando en la pizarra los personajes de la historia e iba escogiendo algunos estudiantes para interpretar dichos personajes.

Pensé más a profundidad lo de Eiji... ¿Siquiera está bien que me guste? Es difícil de describir y sentir... Eiji a estado en mi vida siempre...

Desde antes de conocerlo ya sentí algo extraño por él... Pero me sentí tan raro de solo pensar que Eiji es incluso mayor que Michael... Nos llevamos 19 años de diferencia y el me trata como su hijo...

¡Esto es muy injusto corazón estúpido!

—A ver, veamos. Jade será el fantasma de la Navidad pasada— dijo la señorita Vanderpool con una sonrisa, revisando su lista de asignaciones.

Fue en ese momento en el que presté atención y me di cuenta de que me había tocado el papel.

—¿Qué?— exclamé, sorprendido —¿Por qué yo?—

—Bueno en muchas adaptaciones el fantasma de la navidad pasada se representa como un ángel o una vela, con tu cabello no será necesaria una peluca —contestó con una expresión serena.

Jaw, sentado a mi lado, soltó una risa burlona que me hizo rodar los ojos.

—Jajaja te dijeron angelito— bromeó, tratando de provocarme.

—¡Calla!— le advertí entre dientes, dos pueden jugar ese juego —Que sabes tu de angeles?, a cierto tu sabes muchos, sobre todo de angeles de revistas antiguas—

Disfrute de ver su cara roja y haciéndome gestos para que deje de hablar aunque igual nadie entendía el contexto detrás de eso.

—Jaw Long, el fantasma de la Navidad presente —dijo la señorita Vanderpool mientras revisaba su lista.

-¡Genial! —exclamó Jaw, claramente emocionado, dejando su vergüenza de lado y sacando su celular para buscar ideas del vestuario en internet.

—Y finalmente, Liam, tú serás el fantasma de la Navidad futura— dijo señalando a uno de mis compañeros, sin embargo, su expresión cambió al instante en que Liam soltó un suspiro y sacudió la cabeza.

—¿No puede ser otro? —murmuró avergonzado, bajando la mirada hacia su escritorio.

La maestra se rió suavemente —Bueno, ¿algún voluntario?—

Una mano se levantó de inmediato. Arthur, sin decir una sola palabra, simplemente alzó su brazo con una sonrisa fría y arrogante.

—Muy bien entonces —dijo la maestra mientras anotaba en su lista —Arthur, fantasma de la Navidad futura—

Arthur no mostró la más mínima sorpresa o emoción. Solo inclinó ligeramente la cabeza en un gesto indiferente antes de recostarse en su silla, mirándonos a todos con aire desafiante.

Yo rodé los ojos —De todos los posibles, por qué siempre Arthur— posiblemente solo quería interpretar el papel para hacer maldades al pobrecillo que le tocó ser Scrooge.

Jaw ascendiendo, claramente de acuerdo. —Sí, Marlon cuídate, el si es capaz de traer una hoz real—

Ambos vimos con pena al pobre de Marlon, tragar en seco mientras veía a Arthur hacerle el gesto de la muerte.

—Hablé con su profesora de arte —continuo explicando la maestra mientras seguía revisando algunas notas —Y le indiqué que en su clase realizaron los vestuarios para la representación.

Jaw se inclina hacia adelante, interesado. —¿En serio? Eso significa que podríamos darle un toque personal al vestuario, ¿verdad?—

—Exactamente —respondió la maestra con una sonrisa —Podrán trabajar juntos en eso y asegurarse de que cada detalle quede a su gusto—

Arthur soltó una risa baja desde su lugar —Esto será entretenido. Aunque me temo que ninguno de ustedes podrá igualar mi interpretación—

Jaw lo miró con una ceja levantada —Claro, porque tu "interpretación" siempre incluye solo arrogancia y desprecio por los demás—

Arthur soltó una sonrisa seca —Es lo que mejor hago—

Yo suspiré, dejando escapar un murmullo para mí mismo —Al menos el vestuario será más interesante, que tu actitud—

La maestra rió suavemente y sacudió la cabeza, dejándome con la última palabra mientras los demás nos reíamos.

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Regresé a casa aún más desanimado, no puedo hablar con Umiho, tengo que hacer un disfraz, y Eiji....

Camine casi sin prestar atención al camino, y con suerte llegué solo no esperaba ver en la entrada de la casa de Eiji a...

—¡Ven aquí, hermanito!—

De inmediato, mi expresión cambió y corrí hacia él, casi tirándolo pero Michael es enorme y fuerte, así que no caímos.

—¡Michael!— grite mientras me lanzaba a sus brazos, apretándolo con fuerza.

—Creí que ya te habías olvidado de mí— bromeó sin soltarme, sus grandes manos descansando en mi espalda —Adivina, Eiji me va a hospedar un tiempo—

Sonreí ampliamente, obviamente había extrañado a mi hermano —¿Cuánto tiempo te quedarás?—

—Unos meses— respondió, y mi corazón se llenó de emoción. No podía estar más feliz. Adoraba estar con Michael casi tanto como adoraba estar con Eiji.

—No puedo esperar para que juguemos videojuegos hasta la madrugada otra vez— bromee, y su risa resonó cálida en el aire —Eiji me obliga a ir a la cama temprano—

Michael me soltó un poco, observándome con su sonrisa tranquila. —Supongo que de todas maneras no te duermes a esa hora—

Le di un codazo amistoso. —Tu sabes que no, pero no puedo hacer ruido o se dará cuenta—

Juntos, entramos a la casa, y una vez dentro note que solo estábamos los dos.

—Eiji, ¿no está en casa?— le preguntó a Michael mientras cerraba la puerta tras nosotros.

—No, está en la galería ahora mismo, regresará hasta tarde, así que tenemos la casa para los dos— respondió emocionado, y no pude evitar sonreír con entusiasmo.

Pasamos la tarde juntos jugando en la consola y haciendo postres de internet, mientras la noche se iba extendiendo. Cuando cayó la noche, estábamos cansados ​​en el mueble, viendo una película que Michael había elegido, algo de acción aunque realmente no estaba prestando atención a la película.

—Michael...— susurré entrecerrando los ojos, un poco incómodo —¿Cuánta diferencia de edad aceptarías en una relación?—

—Uh, mi hermanito está enamorado— bromeó, pero al verme serio, su sonrisa se desvaneció —Jum, depende, ¿Qué tan mayor?—

—Mayor que tú...— dije, sintiendo cómo el calor se acumulaba en mis mejillas.

—Te gustan las mujeres mayores, eh— comentaba mientras se recostaba en el respaldo del mueble, observándome con una expresión juguetona.

—Si... No es una mujer...— murmuré, aún avergonzado

—Está bien, está bien— dijo riendo, aunque noté que su tono se suavizó —Si sientes algo, solo... ten cuidado. A veces esas diferencias pueden ser complicadas—

Suspiré profundamente, relajándome un poco —Gracias, Michael—

—De nada, hermanito. Solo no hagas nada estúpido—bromeó, volviendo a la película

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Me despertó el sonido de las llaves abriendo la puerta, y justo en ese momento me di cuenta de que la película había terminado y que ya eran pasadas las 3 de la mañana.

—Eiji... ¿Recién llegas?— preguntó desde el mueble, todavía sintiendo el cansancio en mi cuerpo mientras Jade había decidido que era buena idea dormirse encima de mí.

—Sí, lamento despertarte— dijo entrando en silencio, dejando sus cosas en la mesa —No me di cuenta de la hora—

—Tranquilo, yo me encargué— respondí mientras empujaba a Jade con cuidado para poder salir y levantarme —Así que ya dejaste todo listo para cuando te vayas?—

Eiji miró hacia el mueble durante unos segundos, pensativo —Ya está casi todo listo, solo no se lo he dicho aún—

— ¿Qué piensas hacer? — le preguntó, curioso por su tono indeciso.

—No sé, lo estoy considerando bien. Es... complicado—

Eiji se acercó al mueble y acarició suavemente las mejillas dormidas de Jade, su expresión en calma pero algo triste.

—No sé cómo se lo tomaría— murmuró, para sí mismo, pero escuche perfectamente

—Bueno, no te irás para siempre, así que solo tendrás que entender eso y todo estará bien. Yo cuidaré de la casa—le respondí, con una leve sonrisa, intentando aliviar un poco su pesar.

Eiji bajó la mirada, como si esas palabras fueran una especie de consuelo, pero claramente aún no estaba convencido.

—Pero lograste cambiar el boleto de avión, ¿verdad?— preguntó con cuidado, temiendo la respuesta.

Él suspir y negoci lentamente con la cabeza. —No... Mi madre lo compró sin mi consentimiento y ya no pude cambiarlo, todos los vuelos desde esa fecha están reservados por la época navideña— confesó, y aunque intentaba mantener su calma, su tono era algo derrotado.

Me quedé en silencio por un momento, asimilando lo que acababa de decir. Sabía que esta partida iba a ser difícil, pero no esperaba que se le diera ese giro.

—Eiji, por lo menos no te vayas en malos términos con él, te quiere demasiado—

Él asintió, con una leve sonrisa triste, pero el dolor en su mirada seguía siendo notable.

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Dos semanas después, Eiji seguía sin decirle nada a Jade sobre su viaje, al ritmo que llevaba, sabía que si no lo hacía pronto, lo diría el mismo día. Conociendo a Eiji, se pondría nervioso y terminaría soltándolo justo antes de abordar. Y Jade... sería el más afectado. Mi hermanito se iba a desanimar, en su día especial y no iba a guardar silencio ante eso.

—Hey Jade, tu cumpleaños es esta semana que viene, ¿Qué te parece si hacemos una fiesta?— le preguntó mientras estábamos sentados en la sala.

Su cara se iluminó instantáneamente, la emoción inundó sus ojos —¿De verdad?— preguntó, sorprendido completamente y emocionado.

—Claro que sí —respondí con una sonrisa—Hablaré con papá y mamá para ver si podemos hacerla en el centro de patinaje y también pedir un pastel. Invita a tus amigos—

Jade se emocionó tanto que apenas podía contener las ganas de hacer la lista de invitados. Sabía que esta sería una buena distracción, iba a tener que buscar más actividades para cuando Eiji este fuera, pero la fiesta tenía que ser divertida y tal vez así, aunque fuera solo por ese día, Jade podría tener algo de alegría, sin pensar en la despedida.
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Tres días... tres días y dejaré Nueva York... No puedo dormir... Jade está emocionada por su cumpleaños y por la fiesta que Michael le está organizando. Todo mientras yo me preparo para abandonarlo sin previo aviso... No es justo para él.

Me recuesto en la cama y repaso la conversación con mi madre, como un disco rayado que no me deja en paz.



—Eiji, ¿cuándo pensabas llamar?— La voz de mi madre siempre tiene ese tono de reproche que me sugiere problemas —Es el aniversario de bodas de tu hermana, al menos hubieras enviado algo si no ibas a presentarte. Ni una simple llamada—

—Lo sé, lo siento... yo... no quise ser grosero, solo que...— traté de explicar, aunque ya sabía que nada de lo que dijera iba a bastar.

—Solo que qué?— interrumpió, tajante —Desde que pusiste un pie en Nueva York no has llamado, no te has preocupado por tu familia, todo por un tipo que conociste hace unos meses—

Ese comentario me quemó —Madre, no hables así de Ash—

—Ash, Ash, Ash ¡Está muerto, entiéndelo, Eiji! Y no solo él, te a puesto en nuestra contra, sino que también ese otro niño que recogiste de la calle—ella seguía acusando en una conversación que habíamos tenido tantas veces pero nunca había metido a Jade en sus palabras llenas de rencor.

—¡Madre, no te refieras a ellos de esa manera!— Mi tono subió sin que pudiera evitarlo, pero ella no se detuvo.

—Ay, está nuevamente a la defensiva—

—Voy a ir a Japón. Estaba planeando hacerlo pronto y...—traté de apaciguar la tormenta.

—¡Perfecto! Te compraré el boleto de avión así no podrás salir con otra de tus excusas como todos los años— Su resolución fue fría y cortante. Luego, con una pausa que casi sonó preocupada, añadió —Ahora, ¿por qué no llamaste hoy a tu hermana?—

—Jade está en el hospital, tuve que traerlo de emergencia y se me olvidó llamar. Lo iba a hacer más tarde, lo juro...—

Un silencio cargado, luego, con un tono que no supe identificar, mi madre respondió —Con más razón. Te quiero salir de Nueva York el 20 de diciembre.—



Ella sabía que esa fecha tenía un significado fuerte para mí y aún así ella decidió que ese día tenía que irme... Fue cruel lo sintió como un verdadero golpe en el alma... Creí que era alguna amenaza vacía pero cuando envío el boleto por internet ya había gastado bastante dinero como para rechazarlo...

Ahora estoy aquí, con tres días contados y una deuda emocional que no sé cómo salir. Jade no sabe nada; Sé que no me guardaría rencor, pero no quiero ser la razón de su tristeza. Y Michael...

Michael está haciendo todo lo posible para animarlo, pero aunque Jade se distraiga, ese vacío lo sentirá.

—Eiji, mira esto!— Jade apareció en la puerta de mi habitación, arrastrando con él un disfraz que parecía... ¿un...? Realmente no sé que es.

Lo observé con curiosidad —¿Eres un ángel?— preguntó, arqueando una ceja mientras intentaba adivinar qué estaba viendo.

Jade suspir frustrado y se mir el traje —No, se supone que soy el fantasma de las navidades pasadas...— hizo un gesto con las manos hacia el disfraz, como si tratara de explicarlo mejor —Pero parece que algo salió mal.—

No pude evitar sonreír mientras me levantaba de la cama —Bueno, definitivamente es... único. Déjame ver—Tomé el disfraz y lo inspeccionaré.

Jade se cruzó de brazos, claramente desanimado —Crees que podrías ayudarme a arreglarlo? No quiero que la profesora de arte me regañe otra vez—

—Tranquilo, no es tan malo como crees— Me senté en el borde de la cama, extendiendo el traje para ver qué podíamos hacer —Tal vez si añadimos algunas cadenas y un poco de brillo, podría parecer un fantasma más convincente. ¿Qué opinas?—

—Cadenas? ¿Como un fantasma de verdad?— Sus ojos se iluminaron un poco.

Asentí, animándolo —Sí, y podemos pintar esta tela aquí con un poco de amarillo y anaranjado para darle un toque más llamativo—

Jade sonriendo de lado, aliviado —Gracias, Eiji. Sabía que podías ayudarme—

Mientras trabajábamos en su disfraz, me di cuenta de lo mucho que echaría de menos estos pequeños momentos con él, su entusiasmo, su forma de involucrarme en las cosas que le importaban, incluso cuando eran pequeñas.

Tres días... Solo tres días más, y todo esto será un recuerdo hasta que regrese.

—Oye, ¿y cómo va la fiesta que te está organizando Michael?— preguntó, tratando de mantener la conversación ligera.

—¡Va a ser genial! Invité a todos mis amigos y algunos compañeros de clases— Hizo una mueca de felicidad antes de reírse —Michael dice que será la mejor fiesta del año—

Asentí, esforzándome por sonreír —Seguro que lo será. Michael siempre se asegura de que todo sea especial para ti.—

Jade me miró de reojo, notando algo en mi tono —¿Estás bien, Eiji?—

—Claro, claro. Solo estoy pensando en cómo vamos a hacer que este disfraz sea el mejor— Cambié de tema rápidamente, centrándome de nuevo en la tela.

Por ahora, eso era lo único que podía hacer era disfrutar de estos momentos mientras aún los tenía.

—Tal vez si arreglamos más tu cabello...— dije mientras le revolvía el cabello, finciendo estar concentrado en su "transformación". Mi mano se mueve rápidamente para evitar que notara mi expresión nostálgica.

—¡Eiji!— Jade se quejó, tratando de apartar mi mano —¿Qué haces? Jajaja—

—No, no, confía en mí, así te ves mejor— Me incliné hacia atrás, sonriendo con satisfacción fingida mientras lo miraba de arriba abajo.

Jade se giró hacia el espejo más cercano, intentando ver cómo había quedado. Se arregló un poco el cabello con las manos y puso una mueca —¿Mejor? Ahora parece que un fantasma me peinó.—

Solté una carcajada —¡Exacto! ¡Es parte del personaje! ¿No eres el fantasma de las navidades pasadas? Pues ahora pareces salido de otra época—

Él me lanzó una mirada incrédula, pero no pudo evitar sonreír —Eres terrible, lo sabes, ¿verdad?—

—Es mi trabajo, pequeño— Le di un suave empujón en el hombro y luego volvió a centrarme en el disfraz.

Por un momento, todo se sintió normal otra vez, pero esa sensación no duraría; Miré a Jade, que seguía intentando decidir si su disfraz le gustaba o no, y mi pecho se presionaba.

—¿Qué pasa, Eiji?— preguntó de repente, mirándome a través del espejo.

—Nada. Solo pensaba que...— Tragué saliva, buscando una excusa. —...Que vas a ser el mejor fantasma de todos—

Él giró para mirarme directamente, con una ceja arqueada. — ¿Estás seguro de que estás bien? Has estado actuando raro últimamente, más de lo habitual—

Sonreí, aunque sentí que el gesto no llegaba a mis ojos —Estoy bien, Jade. Solo estoy cansadooo— alargue la palabra para distraerlo —Los de la revista me tienen con mucho trabajo, son unos abusivos—

—Esta bien... pero si algo anda mal, me lo dirás, ¿verdad?—

—Claro que sí— Mentí con una sonrisa, volviendo a trabajar en su disfraz mientras mi mente estaba a kilómetros de distancia.

Notes:

Actualización 0w0 ❤️❤️

Detallitos del capitulo:
-Jade acepto sus sentimientos por Eiji, se viene una charla entre Jade/Ash y Griffin al respecto.
-Michael es escritor, pero con su hermano sigue siendo un adolescente travieso.
-La familia de Eiji, pero sobretodo su madre, siente un profundo odio hacia Ash por "quitarle" a su hijo
-La llamada entre Eiji y su madre se dió mientras Jade estaba inconsciente en el hospital cuando lo drogaron.

Chapter 34: 31

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Por muchos años había sido escéptico a los fantasmas y todas esas cosas, bueno, hasta que apareció Griffin, es tan amable conmigo que dejó de dudar de mi cordura. Griffin estaba aquí y su presencia era lo único importante.

—¿Qué te pasa?— me preguntó mientras se sentaba en el borde de mi cama, aunque técnicamente su "peso" no la hundía.

Suspiré, mirando al techo —Siento mariposas en el estómago...— respondí, esperando que entendiera.

Griffin soltó una risa ligera — ¿Mariposas? Jeje, ¿Quién es la afortunada o el afortunado que ha cautivado a mi hermanito? —Él siempre me ha considerado su hermano, no sé si lo dice por cariño o por algo diferente, pero me resulta divertido y afectuoso, en cierta medida.

Me removí incómodo en la cama —Bueno, es que creo... creo que me gusta alguien... Y no sé cómo decirle o si es mejor tomar mucha agua para que las mariposas se ahoguen—

Griffin fingio llevarse una mano al pecho, dramático —¡Oh, el joven está enamorado! Esto es emocionante. ¡Diez centavos! ¿Quién es ese alguien?—

—No quiero hablar de eso— Me levanté y finguí frotarme los ojos, como si estuviera al borde de las lágrimas, sabía que Griffin era lo suficientemente empático como para no presionarme si parecía emocionado.

Griffin me observará en silencio, sus ojos brillantes con compasión que siempre pareció tener —Está bien, no voy a insistir... por ahora, pero recuerda que puedes hablar conmigo cuando quieras—

Suspiré de nuevo, esta vez más pesado, y murmuré en voz baja —Ojalá las mariposas no me delaten cuando este con Eiji...—

—¡Oh!— La voz de Griffin resonó en el cuarto con sorpresa teatral.

Me congelé, me di cuenta demasiado tarde de que había hablado en voz alta, lo miré, horrorizado —Soy tan obvio? —pregunté en pánico

Griffin levantó las manos en un gesto de rendición, tratando de calmarme —No, no. Es que lo dijiste... en voz alta— Se rascó la nuca con una sonrisa incómoda, Griffin es tan transparente que no puede mentir, y eso solo empeoró mi vergüenza.

Me llevé las manos al rostro, cubriéndola mientras mi mente se llenaba de escenarios catastróficos —Y si... y si... Eiji se entera y me odia... —La angustia empezó a acumularse en mi pecho, y sentí que las lágrimas estaban a punto de brotar de verdad.

Griffin se acercó flotando rápidamente —¡No, no, Aslan, no llores!— dijo, agitando las manos frente a mí como si estuviera apagando un incendio —Escucha, yo sé que Eiji también te ama—

Me detuve, mirándolo con los ojos húmedos pero llenos de incredulidad. —¿Qué? ¿Cómo puedes saber eso?—

Él se encogió de hombros, sonriendo con un aire misterioso —Llámalo... intuición—

Fruncí el ceño, no convencido —Eso no prueba nada. Además... —mi voz se quebró un poco mientras hablaba —Nos llevamos muchos años de diferencia. Y... y... él me cuida como si fuera su hijo—

Griffin se sentó de nuevo en el borde de la cama, esta vez con una expresión seria, casi paternal. —Escucha, Aslán. Que él te cuide no significa que no pueda verte de otra manera. Eiji es una persona increíble, y tú también lo eres. Esa diferencia de edad que tanto te preocupa podría ser un obstáculo en tu cabeza, pero no necesariamente en la suya—

Me quedé en silencio, procesando sus palabras —Si no me odia, ¿Qué tal si me rechaza? —murmuré finalmente.

Griffin sonoro, cálido y sincero —Bueno, al menos sabrás que fuiste valiente. Y eso siempre será mejor que quedarte con las "y si" para siempre—

Me mordí el labio, todavía inseguro, pero algo en su tono me dio un poco de fuerza, tal vez, solo tal vez, valdría la pena intentarlo. Griffin tiene razón...

Me quedé pensando en posibilidades buenas hasta que mi celular vibró excesivamente

—Parece que alguien quiere reunirse contigo— dijo, señalando mi celular que vibraba insistentemente sobre la mesa.

Mire la pantalla. —Sí, pero no reconozco el número—

Griffin flotó cerca de mí, inquieto —No vayas, puede ser arriesgado. ¿Y si es alguien con malas intenciones?—

—Lo sé, lo sé, pero…— hice una pausa, sintiendo cómo la curiosidad empezaba a ganar la batalla en mi mente. Finalmente, me encogí de hombros —Seré cuidadoso—

Me arrodillé al lado de mi cama y levanté el colchón, de allí saqué una de las pistolas que había conseguido de Fly, solo se las había mostrado a mis amigos antes de esconderlas aquí por alguna emergencia y esto valía como emergencia.

—Sigo sin aprobar que tengas algo tan peligroso contigo— refunfuñó Griffin, cruzándose de brazos como un hermano mayor regañón; cuando lo imaginaba como mi hermano mayor como lo es Michael, tiene sentido su comportamiento, se nota que Griffin es un hombre algo mayor.

—No te preocupes, no tiene balas. Es solo para asustar —le respondí con una sonrisa nerviosa mientras deslizaba el arma en el bolsillo de mi pantalón, para cubrirlo mejor me puse una chaqueta que me quedaba un poco grande.

Griffin suspir, pero no insisti ms, saba que cuando tomaba una decisin, era difcil hacerme cambiar de opinin —Ya regreso—

—Aslan, en serio, ten cuidado —me advirtió una vez más, pero ya estaba cerrando la puerta detrás de mí. Me cae bien Griffin pero me llama por otro nombre pero no me quejo, no se siente fuera de mí.

Mientras cruzaba la sala, me encontré con Eiji, que estaba sentado en el sofá revisando unos papeles. Lo saludé con una sonrisa casual. —Eiji, iré a la biblioteca de la escuela. Olvidé devolver unos libros—

Eiji levantó la vista, su expresión amable pero ligeramente preocupada —¿A esta hora? Es bastante tarde—

—No tardaré, lo prometo— dije, intentando sonar despreocupado mientras abría la puerta principal.

Él asintió, aunque no parecía convencido —Está bien, pero cuídate—

—Claro que sí —respondí rápidamente antes de salir.

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—Hola? ¿Hay alguien aquí? —pregunté, mi voz resonando en el eco del depósito abandonado, empezaba a arrepentirme de venir, pero seguí avanzando durante un rato, teniendo mi mano sobre el arma el caso de emergencia.

El lugar era desolado, con un hedor a humedad y deterioro que me revolvía el estómago más no había señales de nadie cerca.

—Pff, tal vez fue una broma de Jaw... —Mi frase quedó incompleta cuando sentí una presencia, sin pensarlo dos veces, saqué la pistola y apunté hacia donde creía que había alguien.

—Tienes muy mala postura— La voz sonó detrás de mí, serena pero con un tono tan tranquilo que si lo pensaba bien se estaba burlando. Me giré rápidamente, apuntándole sin titubear.

El hombre frente a mí alzó una ceja y sonriendo de lado. —No tienes balas, ¿verdad?—

Mi mente se detuvo un segundo. ¿Cómo lo supo?

El hombre dio un paso adelante, tranquilo, como si no le preocupara en absoluto el arma que sostenía —¿Quién eres tú? ¿Y porque me citaste hasta aquí?— le pregunta

Sin embargo no respondió, solo se quedó ahí con su mirada tranquila quitándose el sombrero y colocándolo sobre su pecho.

Lo observé detenidamente. Su rostro me resultaba familiar, y entonces lo recordé —Tú eres el amigo de Sing, ¿no? El que llegó al reencuentro en casa de Eiji—Mis dedos aún estaban tensos alrededor de la pistola, pero reconocerlo me obligó a bajar ligeramente el arma. —Recuerdo lo que me dijiste ese día—

—"Asegúrate de que es tu objetivo antes de disparar", ¿cierto? —respondió con una sonrisa ladeada, claramente divertida por la coincidencia.

Asentí, recordando cómo lo había confundido con mi tío Caín en aquella ocasión, pero algo seguía sin cuadrarme. Lo miré fijamente, aguantando mi voz. —Por qué me citaste aquí?— volví a preguntar —¿Eres algún tipo de asesino o algo? —La idea no parecía tan descabellada, considerando que Sing perteneció a una pandilla.

—Lo soy. —Su respuesta fue directa, sin rodeos, y sentí que un escalofrío me recorría la espalda.

Retrocedí un paso, apretando el arma con más fuerza, pero él levantó una mano para calmarme. —Tranquilo, no vine aquí para hacerte daño. Supe, gracias a unos contactos, que obtuviste un arma, y ​​no puedo dejar que un niñito como tú ande por ahí sin saber cómo usarla—

— ¿Estás diciendo que me vas a enseñar a disparar? —pregunté, incrédulo.

—Exactamente— Su tono era serio, pero había un brillo de diversión en sus ojos, nostalgia tal vez, vaya los hombres mayores siempre tiene esa mirada —Además, escuché que pronto es tu cumpleaños, 15 años, ¿verdad? Ya eres grande, Jade. Es hora de que aprendas a manejar un arma de verdad—

Me quedé helado, procesando sus palabras, parte de mí quería negarme y salir corriendo, pero otra parte estaba demasiado intrigada como para rechazar la oferta.

—Y ¿qué gano yo con esto? —Pregunté finalmente, tratando de ocultar mi nerviosismo detrás de una fachada desafiante.

Él enormemente, casi como si hubiera estado esperando esa pregunta. —Ganas saber cómo defenderte en un mundo que no tiene piedad con los débiles, y créeme, lo que necesitarás—

No sabía si estaba cometiendo un error, pero asentí lentamente. La curiosidad y la posibilidad de ser más fuerte eran demasiado tentadoras como para ignorarlas.

—Bueno, no tengo mucho tiempo —le confesé, aunque la verdad era que quería aprender a disparar., después de todo, ya tenía buena puntería con pistolas de dardos y de agua. Esto no podía ser tan diferente… ¿o sí?

—Será rápido —dijo mientras se acercaba a mí, acomodó mi postura, empujando ligeramente mis hombros hacia atrás y separando un poco mis pies

Me dejo en esa posición mientras tomaba mi arma e introducía una única bala dentro para cargar el arma, la tanteo un poco, posiblemente por el peso que tenía el arma pero al verdad es que asi me gustaba, no es que haya disparado pero con el peso que me tiene me siento cómodo.

—Cuando dispares, asegúrate de estar bien parado. No debes tambalearte, o perderás el control del arma—

—Así? —Me reajusté, buscando una posición en la que me sintiera más cómoda pero también firme.

Blanca ascendiendo, evaluándome con ojos críticos —Sí, así está mejor. Ahora, levanta el mentón y fija tus ojos en el objetivo— Miro por un momento al objetivo antes de continuar —No tienes problemas de vista, ¿verdad? —me preguntó de arrepentido.

—Bueno, uso lentes cuando leo, pero de lejos veo perfectamente— Más eran lentes de descanso porque leo demasiado y se me cansa la vista pero mal como para usar lentes todo el tiempo no.

Blanca alzó una ceja, claramente dudando un poco —Veamos si es cierto— Señaló un punto a lo lejos, donde había una señal de tránsito desechada y oxidada, recargada contra una pila de escombros —Dispara hacia allá—

Respiré hondo, tratando de calmar los nervios, posicioné el arma, fijé la vista en el objetivo y apreté el gatillo. El disparo resonó en el espacio vacío, y aunque no le di exactamente al centro de la señal, la bala pasó cerca, dejando un impacto a un lado.

—Nada mal, Jade— comentó, y en su voz había una mezcla de aprobación y sorpresa.

Bajé el arma y lo miré con curiosidad —Oye, tú sabes mi nombre, ¿Cuál es el tuyo?—

Por un momento, Blanca pareció pensarlo, como si sopesara si debía responder o no. Finalmente, con una leve sonrisa, dijo —Llámame Blanca—

—No eres mal maestro, Blanca— le devolví el cumplido, relajándome un poco más en su presencia.

Vi cómo una media sonrisa se formaba en su rostro antes de que levantara una mano y la apoyara suavemente sobre mi cabeza, despeinándome un poco.

—Vas a tener que crecer un poco más —comentó con un tono burlón, pero no malintencionado.

Sonreí y le respondí con una broma —Tengo tiempo para eso—

Blanca dejó escapar una leve risa, divertida por mi respuesta, luego su rostro volvió a ser serio, aunque no intimidante —Ya regresa a tu casa, o se preocuparán, si quieres continuar aprendiendo, ven a buscarme aquí y mándame un mensaje—

Asentí, guardando el arma en mi bolsillo nuevamente —Está bien. Nos vemos luego, Blanca—

—Si quieres seguir viniendo no dudes en enviarme un mensaje a ese número—

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Fui los siguientes dos días con Blanca, y para mi suerte, ya tenía buena puntería, así que no fue tan difícil mejorar. En cada sesión, Blanca me corregía con paciencia, aunque siempre con un toque de sarcasmo que me hacía rodar los ojos más de una vez, además su mensaje siempre era el mismo "sobrevive". Pero al tercer día, sabía que no podría ir.

Mientras guardaba el arma en mi mochila, capaz —Mañana no vendré—

Blanca, que estaba revisando el cargador de su pistola, levantó la mirada y se sentó en una caja cercana, curioso —Algún evento especial? —preguntó, cruzando los brazos mientras esperaba mi respuesta.

—En realidad, sí, es el festival de Navidad, mi aula hará una representación teatral— Me encogí de hombros, medio emocionado, medio avergonzado.

Blanca arqueó una ceja, claramente interesada. —¿Y de qué actúas?—

—Fantasma de la Navidad pasada —contesté, intentando sonar casual. —No tengo mucho tiempo en escena, por suerte—

Blanca soltó una risa baja, genuina pero cargada de ironía —Tú, actuación de fantasma? Eso es... inesperado. ¿Sabes al menos de dónde viene ese personaje?—

Fruncí el ceño —Claro que sí, *Cuento de Navidad* de Charles Dickens. Lo leímos en clase—

Blanca pareció complacida con mi respuesta, aunque no dejó pasar la oportunidad de burlarse un poco. — ¿De verdad te metiste en el papel? ¿O solo lo estás haciendo porque te obligaron?—

—Bueno, no tenía muchas opciones. Además, no es tan complicado, solo aparezco para recordarle al protagonista de su pasado y luego me voy—

Blanca avanza lentamente, como si evaluara mis palabras. —Sabes, ese fantasma es más que un simple mensajero. Representa la nostalgia, las lecciones no aprendidas, y también los remordimientos, es el puente entre quiénes eran y quién podrías haber sido—

Lo miré, sorprendido por la profundidad de su comentario, no esperaba que alguien como él supiera tanto sobre un clásico de la literatura —¿Tú has leído el libro? —pregunté, sin poder ocultar mi incredulidad.

Él suena de lado, casi con orgullo —Por supuesto. Dickens tenía una forma única de mostrar la humanidad en sus personajes, incluso en algo tan oscuro como la avaricia o el arrepentimiento. Además, un asesino no solo necesita precisión con las armas, también con las palabras; conocer a las personas es tan importante como apuntar bien—

Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de decir. Blanca tenía una manera de conectar cosas que parecían no tener relación, y eso siempre me dejaba pensando —Supongo que ahora tendré que hacerlo bien —dije finalmente, con una sonrisa nerviosa.

Blanca me dio una palmada ligera en el hombro, un gesto raro viniendo de él —Hazlo, Jade. Y recuerda, tu mismo pasado tiene muchas cosas que decirte, no todas son buenas pero todas son enseñanzas—

Sonreí, agradecido por sus palabras —Gracias, Blanca—

—De nada. Ahora vete a casa antes de que alguien note que llegas con olor a pólvora— Me dio un ligero empujón para que empezar a caminar —Puede que vaya a tu fiesta, no lo se nunca me diste una invitación—

¿Quieres una?— pregunta levantando una ceja, antes de abrir mi mochila y sacar una invitación extra de mi mochila —Pues ahora estás invitado—

El recibió la invitación sorprendida de que su nombre ya estaba escrito en la tarjeta —Tu solo esperabas a que lo pidiera—

—Si no lo hacías no te invitaba—

Ambos no reímos y yo me despedí dirigiéndome hacia la salida, preguntándome si algún día podría entender completamente a Blanca.

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—"Hai, okaasan, kyou tobu yo" (Sí, mamá, volaré hoy)— respondí con un tono bajo mientras sostenía el teléfono con una mano.

Mi mirada se desviaba hacia la sala mientras oía a mamá; donde Michael, inflaba globos y verificaba que tenía todos los adornos que iba a llevar a la pista de patinaje.

No podía evitar sentir el peso del día, hoy, 20 de diciembre, una fecha que desde hace tiempo no me agrada que llegue, es un día extraño, cargado de dos sentimientos, este año, había planeado ir al cementerio, dejar flores en memoria. de Ash y pasar el día completo con Jade, es su cumpleaños, y aunque siempre me he escondido de esta fecha, quería que esta vez fuera diferente. No deseaba estar en ningún otro lugar, sin embargo, la voz de mi madre al otro lado de la línea me arrancó de ese pensamiento, anclándome de golpe a la realidad, tenía que viajar a Japón hoy.

—"Watashi mo okaasan ga daisuki" (Yo también te quiero, mamá)— añadí antes de colgar, guardé el teléfono en mi bolsillo, dejando escapar un suspiro.

Michael, con una sonrisa seria, dejó un globo a medio inflar y se acercó —Debes decírselo— él se cruzó los brazos, pensativo, luego señaló con un leve movimiento de cabeza a Jade, que estaba al otro lado de la sala, hablando por teléfono con Max y Jessica.

Observé a Jade por unos segundos, su risa llenaba el aire mientras hablaba con entusiasmo sobre su fiesta. La culpa comenzó a pesar en mi pecho como una piedra, yo sabía desde hacía semanas sobre este viaje, pero no había encontrado el valor para decírselo antes, tomé aire profundamente y esperé a que terminara la llamada. Cuando colgó, su mirada se posó en mí con esos ojos verdes, no quiero oscurecer su día.

—Dime— dijo, todavía irradiando emoción, al notar como lo miraba fijamente

Mi corazón se encogió, no quería ser la causa de que esos ojos derramaran lágrimas, tragué saliva y forzando una sonrisa, improvisé —Quiero darte tu primer regalo— dije rápidamente, desviando el tema.

—¿En serio?— preguntó con emoción, su entusiasmo me hizo sentir aún más culpable.

Me giré y caminé hacia mi habitación, abrí el ropero con manos temblorosas y saqué una pequeña caja de regalo que había escondido días atrás.

Al regresar, Jade me esperaba expectante, con una sonrisa ansiosa en los labios —Anda, ábrela— le animé, extendiéndole la caja.

—¡Gracias, Eiji!— exclamó mientras rompía el papel con cuidado, cuando levantó la tapa de la caja, sus ojos se iluminaron aún más —¡Woo!— jadeó, levantando la pulsera dorada que brillaba.

Había mandado a grabar la frase, "Little Dawn" en inglés y en japonés "小さな夜明け", es mi pequeño amanecer y no quiero nunca olvidar eso.

—Me alegra que te guste— murmuré, sonriendo por fuera, pero con el pecho ardiendo por dentro.

Jade me abrazó rápidamente, pero al separarse, notó algo extraño en mi mirada. Mi garganta se presionó mientras trataba de decir lo que debía —Eiji... ¿Qué sucede?

—Jade, yo...— comencé, sintiendo cómo mi voz temblaba.

—¿Qué pasa?— preguntó, sus ojos verdes ahora reflejaban una leve preocupación.

—Debí decírtelo antes, pero no pude— confesé, buscando el valor que me faltaba.

—Eiji...— murmuró, sus cejas frunciéndose ligeramente.

Respire hondo y déjé que las palabras salieran, aunque dolieran —Voy a Japón... por un tiempo... un largo tiempo—

La chispa en sus ojos se apagó lentamente, reemplazada por una mezcla de tristeza y desconcierto. Esa era la mirada que había estado evitando, pero ahí estaba, golpeándome con fuerza.

—¿Te vas...?— Jade sostuvo la pulsera entre sus dedos. Su voz temblaba, una mezcla de incredulidad y tristeza —¿No te quedarás hoy?— preguntó con un tono que hizo que mi pecho se apretara aún más, sus labios, que hace solo unos segundos estaban curvados en una sonrisa, ahora temblaban ligeramente.

Su mirada cayó de nuevo hacia la pulsera, y luego volvió a mí, cargada de una decepción que no se molestó en ocultar —Por eso me das tu regalo ahora...—

Sentí cómo el peso de sus palabras me golpeaba, como un eco de la culpa que había estado tratando de ignorar —Jade, no quería que...— intenté justificarme, pero las palabras se atascaban en mi garganta.

Él levantó la cabeza, interrumpiéndome —¿Por qué no me lo dijiste antes, Eiji?— preguntó, sus ojos brillando con enojo y dolor.

—Yo...— Suspiré, rascándome la nuca mientras intentaba buscar la manera correcta de explicarme —No quería arruinar tu día. Es tu cumpleaños, Jade. Quería que fuera especial, no quería verte triste...—

—¿Y no crees que decírmelo ahora lo hace peor?— replicó, con una sinceridad que me dejó sin palabras.

Me acerqué a él, intentando tocar su hombro —Lo siento...— dije, aunque sabía que esa palabra no era suficiente.

Jade apretó los labios y respiró hondo, como si estuviera tratando de calmarse. Finalmente, deslizó la pulsera en su muñeca y la miró por un momento, luego levantó la cabeza y me miró —No puedo evitar que te vayas, Eiji, pero... sí puedo decirte que esto duele y mucho—

—Te llamaré todos los días y responderé todos los mensajes que me envías— le dije, intentando suavizar la tensión.

El silencio que me devolvió era más doloroso que cualquier palabra, no podía dejarlo así. Me acerqué y, sin pensarlo mucho, lo rodeé con mis brazos, Jade intentó moverse, pero lo sujeté con delicadeza.

—Voy a encargarme de algunas cosas allá— le susurré al oído, tratando de que mi voz sonara tranquilizadora —Y algún día te llevaré conmigo. ¿Quieres ir, verdad?—

Sentí cómo su cuerpo, inicialmente rígido, comenzaba a relajarse ligeramente ante mis palabras. Sus labios se apretaron en una línea fina, y aunque intentó mantener su apariencia firme, vi un destello de duda en su expresión antes de que volviera a cruzarse de brazos.

—Vamos, te prometo que volveré antes de que te des cuenta— insistí, inclinándome un poco para mirarlo a los ojos.

Jade me miró por un instante, sus cejas aún fruncidas —Promételo—

—Lo prometo— respondí con firmeza, sosteniéndole la mirada.

Jade inclinó la cabeza, como si estuviera evaluando la sinceridad en mi rostro, bajó la vista hacia la pulsera en su muñeca —Entonces me voy a poner la pulsera y no me la voy a quitar hasta que regreses—

Sonreí suavemente, aliviado por su pequeña concesión, pero lo que dijo a continuación me dejó sin palabras.

—Pero si la pulsera se oxida y aún no ha regresado...— hizo una pausa para alzar la mirada y clavarla en mí nuevamente —No te vuelvo a hablar, Eiji—

Sentí que mi corazón se encogía al escuchar su ultimátum, tan inocente ya la vez tan lleno de emoción —Nunca dejaré que eso pase— le aseguré con una sonrisa.

Jade soltó un pequeño resoplido, como si no estuviera del todo convencido, pero no apartó la mirada. Me di cuenta de que aunque estaba enojado, pero así como yo no puedo enojarme con él, él tampoco podía enojarse conmigo por tanto tiempo.

—Iré a terminar mis maletas— le dije con suavidad, tratando de cortar la tensión, pero noté que me seguía con pasos silenciosos.

Se detuvo en el marco de la puerta de mi habitación, observándome en silencio mientras comenzaba a abrir la maleta.

Giré la cabeza hacia él, sonriendo levemente —No me iré ahora mismo— le aclaré, esperando aliviar un poco su preocupación.

—¿A qué hora es tu vuelo?— preguntó de repente

Dejé de doblar una camisa y lo miré —A las 11 de la mañana— respondí, tratando de no sonar tan frío como la información parecía.

Jade bajó la mirada al suelo —Estaré en clases a esa hora...— murmuró, y pude ver cómo su ánimo volvía a desmoronarse lentamente.

Me acerqué a él, dejando la maleta a un lado, y me incliné un poco para estar a su altura.

—Te iré a dejar a la escuela antes de irme— le dije con firmeza, esperando que eso aliviara un poco la tristeza en su mirada —Y te enviaré un mensaje en cuanto baje del avión. Te lo prometo—

Se quedó callado por un momento, cruzando los brazos y apretando los labios como si estuviera reflexionando, avanzando, aunque su expresión seguía mostrando resignación.

—Bueno...— dijo con voz baja, sin mucho entusiasmo.

Me acerqué un poco más y le despeiné el cabello suavemente, intentando robarle al menos una pequeña sonrisa.

—Antes de que te des cuenta, ya estará de vuelta— le dije, aunque el nudo en mi garganta traicionaba la confianza que intentaba proyectar.

Él no dijo nada más, pero tampoco se movió del marco de la puerta, se quedó ahí, como si su presencia fuera un recordatorio de lo que estaba dejando atrás. Y en ese momento, entendí que incluso su silencio decía mucho más de lo que las palabras podían expresar.

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El camino hacia la escuela fue silencioso, con Jade sentada a mi lado, mirando por la ventana, por el retrovisor podía ver sus ojos, ligeramente enrojecidos y con rastros de lágrimas que intentaba disimular. Sabía que había llorado, probablemente en esos momentos en que pensaba que yo no lo veía.

No podía dejarlo así. Me estacioné a unos metros de la entrada de la escuela, lejos de las miradas curiosas de otros estudiantes.

—Jade...— lo llamé con suavidad.

Tardó unos segundos en mirarme, cuando lo hizo, levantó su carita despacio, y el estado de sus ojos hinchados me rompió el corazón.

—Sabes que te quiero mucho, ¿verdad?— le dije, dejando que todo el peso de mis sentimientos se colara en mis palabras.

—Lo sé...— respondió en voz baja, pero aún evitaba mirarme a los ojos.

Tomé aire y sonreí, intentando calmarlo —Y mi amor es tan grande— añadí, colocando mi mano sobre su hombro —Que va a atravesar todo el mar, desde Japón hasta Estados Unidos, solo para que lo sientas—

Alargué mi mano y toqué con suavidad la punta de su nariz —Boop— dije con un tono juguetón.

Finalmente, una risilla escapó de sus labios, ligera y breve, pero suficiente para iluminar ese momento —Así me gusta— murmuré, sonriendo ampliamente.

Jade bajó la mirada, jugando con la pulsera en su muñeca, pero su semblante ya no estaba tan sombrío.

—Te adoro, no lo olvides— Lo sabía, no podía borrar el dolor de mi partida, pero al menos podía dejarle algo que le recordara cuánto significaba para mí.

El momento que había estado temiendo llegó demasiado pronto. Jade debía bajar del auto, y yo sabía que sería la última vez que lo vería en un largo tiempo, mi corazón latía con fuerza mientras lo miraba, tratando de memorizar cada detalle de su rostro.

Me incliné hacia él, acariciando su cabello con ternura —Te quiero mucho mi pequeño amanecer— murmuré, dejando un beso suave en su frente.

Jade cerró los ojos ante mi gesto, pero cuando me aparté, sentí cómo se aferraba a mi camisa con fuerza, como si intentara evitar que el tiempo avanzara.

—Yo te quiero más, Eiji— susurró con la voz rota, entrando su rostro contra mi pecho por unos segundos más.

Lo rodeé con mis brazos, queriendo congelar ese momento, pero sabía que no podía retenerlo, con una última mirada llena de tristeza y valentía, Jade se separó lentamente y abrió la puerta del auto.

Al bajarse, ajustó la correa de su mochila y se volvió hacia mí, me regaló una sonrisa pequeña pero genuina.

—Sayonara, Eiji— dijo, levantando la mano para saludarme mientras comenzaba a caminar hacia la entrada de la escuela.

Lo observé alejarse, cada paso suyo dejándome una sensación de vacío en el pecho, cuando finalmente se perdió entre los demás estudiantes, dejé escapar un suspiro pesado.

—Hasta pronto, Jade— murmuré, aunque sabía que no podía oírme y aún así no quería decirle a Sayonara.

Encendí el auto y conduje, regresó a casa para recoger mis maletas. Michael estaba allí, terminando de organizar unas cajas con sus cosas, sabía que estaba nervioso por la responsabilidad que recaería sobre él durante mi ausencia, pero lo escondía bien detrás de su sonrisa despreocupada.

—No hagas fiestas en mi casa— le dije, lanzándole las llaves con una sonrisa cómplice.

Michael atrapó las llaves en el aire y rió —No te preocupes, Eiji, no soy tan irresponsable— respondió, siguiendome el juego.

—Más te vale, porque conozco a los vecinos— añadí, levantando una ceja de forma teatral —Y ellos me avisarán de cualquier cosa—

Michael levantó las manos en señal de rendición —Tranquilo, no haré nada indebido— dijo con una sonrisa.

Decidí ir un paso más allá en la broma —Y si lo haces, le diré a tus padres— amenacé con un tono falso de seriedad.

—¡Yaaa, Eiji! Qué malo eres, esa imagen que tienes de mí es completamente injusta— respondió, riéndose a carcajadas mientras negaba con la cabeza.

Su risa era contagiosa, durante mi ausencia, Michael sería el adulto a cargo.

—Hablando en serio, gracias, Michael— dije, rompiendo un poco el tono ligero —Sé que es mucho, pero confió en ti—

—No te preocupes, Eiji. Cuidaré bien de todo— respondió con sinceridad, su sonrisa más suave esta vez.

Nos dimos un abrazo final, uno que duró unos segundos más de lo habitual —Nos vemos pronto, Eiji. No te preocupes por nada aquí—

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El taxi avanzaba por las calles de la ciudad, y yo me encontraba mirando por la ventana, perdido en mis pensamientos, todo se sentía extraño, como si estuviera atrapado en un limbo entre lo que dejaba atrás y lo que estaba por venir... Volver a Japón después de tanto tiempo era una idea que aún no terminaba de asimilar, tenía un licuado de emociones flotando en mi interior, nostalgia, nervios, y, de alguna manera, un pequeño destello de emoción.

No podía negar que extrañaba a mi familia. Mi hermana, mi madre, mi padre... mis amigos en Japón. Me separe tanto de ellos que, realmente me preguntaba que había sido de ellos actualmente. Supe que mi hermana se casó y tiene un bebé de poco más de unos meses; mamá también se volvió a casar, decir que estoy decepcionado es poco pero es su felicidad supongo; papá mejoró con su enfermedad y ya divorciado de mi madre espero pueda rehacer su vida.

Deseaba arreglar las cosas en casa, mi hermana había desarrollado un ligero rencor hacia Ash, argumentando que desde que lo conocí los deje de lado. Nunca negaré mi descuido pero nunca lo consideraré un error, un largo tiempo de luto me llevó a conocer a Jade, son las dos personas más maravillosas de mi vida, y es por eso que quiero arreglar la relación con mi familia llevar a Jade a Japón . Cumplir por fin esa promesa silenciosa.

Lo imaginaba perfectamente, correteando por las calles de algún mercado; Quizás podría estudiar algo en Japón, su mente inquieta y brillante encajaría perfectamente en una de esas escuelas prestigiosas, tal vez es el reto que su mente necesita. Le iba a dar todas las oportunidades que se le fueron truncada la primera vez que nos conocimos.

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Me senté por algunas horas en uno de los asientos del área de espera, con mi maleta de mano a un lado y el boleto entre mis dedos, miré el reloj en la pared, faltaba poco para que llamaran al embarque de mi vuelo.

Saqué mi teléfono, repasando una vez más los mensajes que había intercambiado con Jade. Le había prometido escribirle en cuanto llegara, pero no pude evitar enviarle un último mensaje antes de apagar el móvil para el vuelo.

"Sé que estás en clases, pero quiero que sepas que ya estoy esperando el avión.

Te quiero mucho, mi pequeño Amanecer.

"Nos vemos pronto."

Un anuncio por los altavoces rompió mis pensamientos, el embarque comenzaría pronto. Me enderecé y tomé mi maleta, dejando escapar un suspiro largo, me formé en la fila esperando a que para poder pasar mis maletas por el control de seguridad.

Mientras esperaba veía uno de los televisores que transmitían las noticias...

Tiroteo escolar...

Notes:

Actualizacioooooon
Estoy triste, viene lo mas horrible y no quiero y lo tenía planeado desde un inicio y aun asi me duele ;-;

Detallitos del capitulo:
-Jade sigue hablando con el alma de Griffin, lo ve como un hermano aun mas grande que Michael, mientras que Griffin lo llama Aslan, el sabe que su hermano reencarno y sigue usando su nombre original. A Jade esto no le disgusta.
-Blanca siente orgullo de que haya podido volver a entrenar aunque sea unos días a Jade.
-La pulcera que le regala Eiji a Jade dice "Pequeño Amanecer" tanto en ingles como en japones.
-En Japon ya es 20 de diciembre por lo que ya seria la fecha tanto de la muerte de Ash como cumpleaños de Jade, pero como estamos en este lado del charco el capitulo del 20 saldra aun mañana

El siguiente capitulo tendra dos versiones, se podria decir el camino bueno y el camino malo. Sin embargo, mañana solo saldra uno de ellos, correspondiente a la fecha UnU

Chapter 35: 32 Camino malo

Notes:

⚠️Tiroteo escolar⚠️

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Mientras esperaba en la fila para que verificaran mi equipaje, una alerta local interrumpió la programación de los televisores del aeropuerto. El volumen subió ligeramente, y las palabras "tiroteo escolar" resonaron en el aire.

—Dios mío, cada día ocurre más seguido— murmuró con pesar la mujer frente a mí en la fila, sacudiendo la cabeza mientras ajustaba su bolso.

Dejé escapar de un suspiro, intentando calmar la sensación de inquietud que comenzaba a apoderarse de mí. Era cruel, pero cierto, estas noticias se habían vuelto demasiado frecuentes.

—Señor, su maleta— dijo el trabajador, sacándome de mis pensamientos.

Asentí, entregándole el equipaje, y en pocos minutos ya estaba sentada en el avión, intentando despejar mi mente.

Jade... Mi pequeño amanecer voy a regresar si puedo mucho antes y te voy a dar el abrazo más grande del mundo~

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Eiji se irá a Japón… No volverá en medio año…

Con mis manos intenté frenar mis lágrimas, pero seguían saliendo como si hubieran decidido ignorar mis intentos de detenerlas.

-¡Jade! ¡Feliiiz! ¡Cumpleaños! —Jaw saltó detrás de mí con su energía habitual, abrazándome por la espalda y agitando una caja envuelta con papel brillante frente a mi rostro —¡Te traje un regalito! Pero... ¿para qué lo habrás en tu....?— Se detuvo en seco, observándome más de cerca —Oye, ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?—

—No es nada…— mentí, intentando sonreír, pero las lágrimas seguían cayendo, traicionándome.

Jaw frunció el ceño, evidentemente no convencido. Antes de que pudiera insistir, me agarró del brazo y tiró de mí arrastrándome —Vamos al club antes de la actuación—

No me dejó opción. Al abrir la puerta, nos encontramos con una escena típica de Marcus y Yue en una pequeña discusión. Yue agitaba las manos mientras Marcus cruzaba los brazos con una expresión divertida, pero ambos se detuvieron al notar nuestra entrada.

-¡Feliz cumpleaños! —exclamó Marcus, acercándose para envolverme en un abrazo cálido y apretado.

—生日快乐 (Feliz cumpleaños)— agregó Yue con una sonrisa suave, aunque se mantenía a una distancia más reservada.

—Je, gracias… —logré decir entre suspiros, intentando secarme las lágrimas rápidamente.

—Oye… ¿por qué llorabas?— preguntó Marcus de golpe, pero antes de que pudiera siquiera abrir la boca para responder, levantó las manos, como si hubiera tenido una revelación. —¡Ya sé! ¡Abre tus regalos ahora mismo! Seguro que te animas—

Suspiré, dejándome llevar. Era imposible resistirse; Abrí la caja que Marcus me extendía con una sonrisa orgullosa, al quitar el papel y abrirla, me encontré con una playera negra con un estampado llamativo de un mando de videojuegos.

—¡Sabía que te iba a gustar! —dijo Marcus, cruzando los brazos y asintiendo con satisfacción —Es edición limitada. Tuve que pelear con un par de personas en la tienda para conseguirla. Bueno, casi, porque ya sabes que soy invencible.—

—¿Invencible? Más bien insoportable —interrumpió Yue, rodando los ojos mientras se recargaba en la pared.

—¡Cállate, Yue! Tú solo dice eso porque no sabes lo que es tener buen gusto —replicó Marcus, señalándolo dramáticamente.

No pude evitar soltar una pequeña risa, aunque todavía sentía un nudo en el pecho.

—Gracias, Marcus. Me gusta mucho —dije, intentando mostrar una sonrisa más sincera.

—A ver, ¿y qué tal mi regalo? —interrumpió Jaw, empujándome suavemente para que tomara la siguiente caja.

Abrí la caja que Jaw me dio, era más grande que la de Marcus, y eso ya me daba una idea de que Jaw probablemente había puesto toda su energía en este regalo. Al levantar la tapa, me encontré con un abrigo beige, precioso, pero lo que realmente llamó mi atención fueron los tres pinos que lo adornaban.

—¡¿Te gusta, eh?! —exclamó Jaw, sonriendo de oreja a oreja mientras se inclinaba hacia mí.

—Jaw… esto es increíble —dije, tocando el abrigo con cuidado —Es perfecto. De verdad, gracias—

—¡Sabía que lo era! —dijo Jaw, levantando los brazos en señal de triunfo. —¡Y ahora tienes algo para lucir en la fiesta esta noche!—

Little Yue, pareció debatirse unos segundos consigo mismo antes de finalmente meter la mano en su mochila. Sacó una pequeña caja y la extensión hacia mí.

Tomé la caja con cuidado y la abrí lentamente, dentro, había un pequeño llavero de peluche de un gato con los ojos rasgados y lentes redondos, lo sostuve entre mis dedos, notando los detalles, y.... se parecía a Eiji.

El nudo se deshizo en lágrimas. Otra vez.

—Jade… —susurró Yue, preocupado al verme quebrarme.

Entre sollozos, abracé el llavero contra mi pecho.

—Oh, no… Yue, creo que tocaste un punto sensible —murmuró Jaw, visiblemente triste.

— ¿Hice algo mal? —preguntó Yue en voz baja, dando un paso hacia mí.

Negué con la cabeza, secándome las lágrimas —No, Yue… No hiciste nada mal. Es perfecto, de verdad… solo que… —Tragué saliva, intentando contener otro sollozo.

Hubo un silencio breve, lleno de comprensión, mientras mis amigos intercambiaban miradas.

—Ya Jade... Dinos que te pasa— Jaw insistió y no tenía más opción que decirles

—Eiji se irá a Japón... medio año y... Me le dijo hoy temprano.... Debería estar viajando ahora mismo...— Ellos me miraron y suspiraron aliviados habían posiblemente imaginado escenarios peores

—Oye tranquilo respira— Jaw me sujeto por lo hombro dejándome desahogarme —Estas así porque se fue o por algo más?—

—Porque me lo dijo hoy... No termino de entenderlo...— confesé pero empezaba a sentirme mejor después de decirlo

—Ya no llores, hoy nos vamos a divertir en grande y cuando Eiji regresa, que se repita el festejo— extendió el puño esperando a que le responda chocadolos lo hice y finalmente logré despejarme un poco.

Me tomé un tiempo para que mis ojos dejen de estar llorosos

—Usaré mis regalos después de la actuación —dije con una sonrisa, intentando mantenerme más animado —Muchas gracias, chicos... de verdad, no sé qué haría sin ustedes—

Mis palabras fueron sinceras, pero antes de que el ambiente pudiera volverse demasiado emocional otra vez, una carcajada se escapó de mis labios al darme cuenta de algo que no había notado antes. Little Yue estaba vestido de duende con un pequeño sombrero verde con una borla roja, medias a rayas y un chaleco demasiado ajustado.

-¡Ey! ¡No te burles! —protestó Yue, cruzándose de brazos y mirándome con indignación y vergüenza —¡ME OBLIGARON A USAR ESTO! —se quedó, volviendo a su tono típico de fastidio.

Jaw soltó una carcajada estruendosa, agarrándose el estómago. —¡Por favor, déjame sacarte una foto! ¡Pequeña Yue, el gran duende de Santa!—

—¡Cállate, Mandíbula! —gruñó Yue, lanzándole una mirada fulminante mientras intentaba jalar el chaleco hacia abajo, claramente incómodo.

Marcus, que hasta ese momento había estado reprimiendo su risa, finalmente pasó, soltando una carcajada. — ¿Entonces la obra que presentan los últimos de primaria es sobre los duendes de Santa? ¿De verdad?—

—¡Es un villancico! —bufó Yue, rodando los ojos

No podía dejar de reír. Ver a Yue, siempre tan serio, atrapado en ese papel ridículo —Bueno, Yue, debo decir que luces… ¡muy convincente!—

—¡Ni lo digas! —gruñó Yue, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en su rostro. Aunque no lo admitiera, creo que también estaba disfrutando un poco de la situación.

—¡Entonces ya estás decidido! —exclamó Marcus, señalando dramáticamente a Yue. —Después de la actuación, todos queremos una foto con el duende—

Yue simplemente suspiro. —Esto es un complot… ¿por qué siempre me pasa esto a mí? ¡Ojalá salgan ustedes primero para reírme de sus actuaciones! ¡Y no se atrevan a criticarme! —nos amenazó Yue, señalándonos con un dedo mientras ajustaba su sombrero de duende

Sin embargo, para su mala suerte, su grupo fue el que abrió el evento. Las luces del escenario se encendieron, revelando a los niños de primaria, todos vestidos de duendes con sonrisas nerviosas. Yue estaba justo al centro, y aunque intentaba mantener la compostura, su expresión era una mueca de sufrimiento.

Cuando la música comenzó, los niños empezaron a cantar.

¡Os deseamos una Feliz Navidad,
Os deseamos una Feliz Navidad,
Os deseamos una Feliz Navidad,
Y un Feliz Año Nuevo!

Desde nuestros asientos en el público, tratábamos de contener la risa, pero era imposible. Yue estaba completamente tieso, moviéndose lo mínimo necesario para no desentonar con los demás.

—¡Miren esa cara! —susurró Jaw entre risas, inclinándose hacia nosotros. —Parece que está rogando que un rayo caiga y lo saque del escenario—

Marcus, que intentaba grabar con su teléfono sin que Yue lo notara, agregó: —¿Estará cantando? Porque si lo está haciendo, suena como si lo estuviera maldiciendo internamente—

Traemos buenas noticias
para ti y tus familiares.
¡Te deseamos una Feliz Navidad
y un Feliz Año Nuevo!

Mientras los niños terminaban la canción con un entusiasmo que contrastaba por completo con la rigidez de Yue, algunos padres, sentados entre el público, aplaudían emocionados, los padres de Yue estaban especialmente felices, sonriendo y grabando el momento, sobretodo su mamá.

No pude evitar reírme entre los dientes, cubriéndome la boca para no llamar la atención. Yue nos miró desde el escenario al final de la canción, claramente adivinando que éramos nosotros los que no podíamos contenernos.

Cuando se apagan las luces, Yue pasó junto a nosotros hacia detrás del escenario, desapareciendo detrás del telón no sin antes lanzar una mirada que decía "Esto no se quedará así"

— ¿Alguien más siente que acabamos de firmar nuestra sentencia de muerte? —preguntó Marcus, todavía riendo.

—Totalmente —respondí, intentando recuperar el aliento.

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Marcus, por más que tratamos de convencerlo de que se uniera a alguna actuación, logró escabullirse diciendo que su trabajo era mucho más importante, él había hecho el escenario. Así que, para nuestra frustración, no tuvimos la oportunidad de reírnos de él en el escenario como habíamos planeado.

Pero cuando llegó nuestro turno, Jaw y yo, disfrazados como fantasmas para la obra de Los fantasmas de Scrooge, nos dirigimos al escenario. Justo antes de salir, eché un vistazo rápido al público y ahí estaba Yue, sentado al lado de sus padres con su sonrisa malévola dejando en claro que estaba esperando ansiosamente nuestro turno para vengarse de nuestras burlas.

—Bueno, qué suerte que salimos poco tiempo —le susurré a Jaw mientras ajustaba mi capa.

—Sí, apenas nos van a ver y ya estaremos fuera —respondió Jaw, también intentando mantenerse relajado. Pero ambos sabíamos que Yue no iba a dejarnos escapar tan fácilmente.

A diferencia de mis amigos que estaban sus padres en la actuación, mamá, papá ni Michael estaban entre el público, ellos estaban preparando la fiesta así que no me molestaba después de todo la mamá de Jaw iba a grabar y se lo enviaría para que vean. el espectáculo

El telón se abrió y la escena comenzó. Nuestra participación como fantasmas era breve pero intensa, aparecíamos rodeados de luces tenues y humo falso, moviéndonos lentamente mientras recitamos nuestras líneas. Jaw, como siempre, puso su toque dramático, exagerando los movimientos. Yo intentaba mantenerme seria, pero la imagen de Yue en mi cabeza, disfrutando de cada segundo de nuestra actuación, no me dejaba concentrarme del todo.

Cuando finalmente terminamos y dejamos el escenario, me atreví a asomarme detrás del telón. Yue seguía allí, todavía con esa sonrisa maliciosa en su rostro. Cuando nuestras miradas se cruzaron, levantó un pulgar, claramente disfrutando de nuestra actuación más de lo necesario.

—¿Lo viste? —me preguntó Jaw, riendo mientras se quitaba parte del disfraz. —Ese duende está viviendo su mejor momento ahora mismo.

—Sí, pero al menos no nos quedamos tanto tiempo para que se burle demasiado —respondí, suspirando aliviado.

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Todo había sido risas y diversión hasta que un grupo salió al escenario. La representación era sobre una Nochebuena en medio de una guerra, pero las armas… no parecían de juguete o cartón.

Nosotros estábamos tan envueltos en la emoción que tardamos en darnos cuenta, pero los padres ni el público no parecían ni un poco asustados.

Por un momento, deje de pensar en todo lo demás. Todo se había calmado, y aunque sentía la falta de Eiji...

—Oye, quita esa cara, Jade —dijo Jaw, rompiendo el silencio. —Vamos al club a cambiarnos y luego vamos a tu fiesta temprano—

Asentí lentamente, dejando que Jaw me guiara de regreso al club. En el camino, decidí que era momento de estrenar mis regalos. En lugar de ponerme la ropa que había traído, me puse la playera que me dio Marcus y el abrigo de Jaw. Cuando me miré al espejo, me sentí… increíble.

Abrí mi mochila para guardar el disfraz, pero al sacar la otra bolsa, un pequeño destello metálico me llamó la atención.

—Ay, no... —murmuré en voz baja, pero lo suficientemente alta como para que mis amigos se acercaran rápidamente.

—Jade, ¿trajiste tu arma? —preguntó Marcus, frunciendo el ceño al tratar de tomarla, pero yo evité su mano rápidamente.

Ayer olvide guardar el arma en casa desde de la práctica de tiro con Blanca... Lo que significa que el arma tenía balas.

—Si no le digas a nadie... —dije entre dientes, guardando rápidamente la bolsa de nueva en la mochila.

Nos terminamos de cambiar y estábamos por salir, cuando de repente, en el callejón afuera del club, se escuchan disparos. No balas falsas ni sonido ensordecedor de un arma de juguete, sino disparos reales... Uno tras otro.... Tras otro...

"Esto no es real... esto no es real" se repetía mentalmente, pero la realidad era que no había nada de juego en lo que estábamos viviendo.

Cerramos la puerta con llave y volcamos una vieja mesa contra ella para crear un refugio improvisado. La aula era tan pequeña que la única ventana era minúscula, tanto que Little Yue ni siquiera podía pasar por ahí.

Las balas resonaban cada vez más cerca, y de pronto se escuchó cómo intentaban abrir la puerta. El miedo me congeló por un momento, pero sabía que no podíamos quedarnos ahí esperando. Algo tenía que hacerse.

—Jade, no —murmuró Jaw, tirando de mi abrigo para detenerme mientras trataba de hacer el menor ruido

Me solté de su agarre, respirando con dificultad mientras sacaba mi mochila. Mis manos temblaban, pero al abrirla encontré lo único que podía usar en ese momento... el arma.

Otros disparos retumbaron afuera, destrozando el picaporte. Cuando la puerta empezó a ceder y el atacante entró, no dudé. Apunté y dispare.

El atacante cayó al suelo, soltando su arma mientras la sangre manchaba el suelo. Sin perder tiempo, recogí su pistola, la dej a un lado y cerré la puerta con fuerza.

Pero ya no quedaba tiempo. El seguro estaba roto, y aunque la puerta resistiera el primer ataque, sabía que no duraría mucho más.

—¡Debemos escapar! —dije, jadeante, mientras empujaba a Jaw hacia atrás. —¡Vamos!—

El arma que tenía el estudiante que nos iba a disparar era mejor que mi pistola así que guarde la mía en mi bolsillo y tome la otra arma si es necesario nos defenderemos.

Jaw me vió y me quito el arma que tenía en mi bolsillo

—Jaw que haces...— murmuré mirándolo

—Vamos a salir con vida de aquí— dijo, ambos nos íbamos a cubrir las espaldas...

Sobrevive... Es lo que Blanca siempre dice... Pero no puedo solo sobrevivir... O salimos todos o salimos todos

—¡Marcus, Yue, salgamos de aquí!— ambos se levantaron, Marcus le colocó su casco de béisbol a Yue y salimos despacio para que no nos oigan....

Pasamos por un aula y vimos a un grupo refugiados ahí...

Tenemos que sacarlos también, me acerque a la ventana y al tener el arma creyeron que yo era el tirador, revise con que maestro o maestra estaba y era la señorita Vanderpool.

—Señorita Vanderpool— la llamé y ella me miró consternada —Tranquila no soy el tirador— le expliqué mirando de que no viniera nadie —Salgan rápido nosotros los cubrimos

Ella no dudo abrió la puerta y dejo salir a sus estudiantes, que se dirigieron rápido hacia la salida. Mire a Marcus y no era necesario decir con palabras el jalo a Yue y se fueron en ese grupo mientras que con Jaw apuntamos hacia el pasillo en caso de que más atacantes llegaran por ahí...

Y así se fue oyeron más disparos retrocedimos para que no nos vieran, era varios, demasiados al menos media docena caminaba con sus armas. No podíamos darles frente así que fuimos con el grupo detrás.

En la primera ventana la maestra la rompió y salieron todos los que pudieron hasta que los atacantes oyeron y fueron detrás.

Dispare a quienes pude, no quería matarlo así que solo dispare a sus manos y brazos.

—¡Vayanse!— les grite cuando un grupo se despertó tanto que era imposible irse.

El pánico se apoderó de ellos que corrieron en diferentes direcciones. Lo que para mala suerte solo alertó a más.

No eran seis... Eran más muchos más... Esto es demasiado...

—Jade...— Jaw murmuró mientras corríamos, estaba asustado y yo también...

Sin opciones entramos en un aula, junto a la señorita Vanderpoll y los estudiantes que no salieron por la ventana, entre ellos Marcus y Yue...

Los disparos siguieron lo que significaba que había más gente afuera. Pero está aula si tenía ventanas que daban al otro patio,

—¡Marcus rompe la ventana!— Jaw le gritó señalando le un bate de béisbol que estaba en una esquina del aula

Marcus lo tomo y con fuerza rompió las ventanas destruyendolas, en ese instante entre el pánico, muchos empezaron a salir sin importar que se cortaran con los vidrios. Junto a Jaw nos pusimos de guardias en caso de que entrarán.

Una bala destruyó la ventana de la puerta, ya no quedaba casi nadie así que con Jaw saltamos para salir por la ventana pero...

—¡Señorita Vanderpoll!— ella no se movió en cambios con su mismo cuerpo detenía la puerta

—¡Corre niño! ¡Corre!— Intente acercarme pero ella negó frenéticamente con la cabeza —Te lo debo...— susurró...

Un dolor de cabeza inoportuno me hizo caer de rodillas, Jaw de inmediato me jalo hacia afuera mientras algunos disparos atravesaron la puerta impactando en ella

"No está permitido dormir aquí"
"Debe de ser un sueño maravilloso"

¿Porque tengo un recuerdo de la señorita Vanderpoll diciendo eso en la biblioteca pública...?

-¡Jade! ¡Reacciona, vámonos!— Los gritos de Jaw me hicieron volver a la realidad, estábamos en el patio

Marcus y Yue estaban ahí —¡¿Que demonios hacen aquí debieron correr?!— les grite

—¡Casi te desmayas no te íbamos a dejar aquí!— Jaw me contestó antes de tomarme antes de jalarme y correr los cuatro

Los disparos sonaban muy cerca, mire a los alrededores y dentro de los edificios, habías decenas y decenas de tiradores.

Me detuve y me pare firme para disparar desde lejos, a esa distancia por apuntar a los brazos o manos se me desviaba más arriba y yo... Terminaba matando a algunos de los tiradores...

"No te aflijas son ellos o miles más" me dije en mi mente antes de continuar.

Al llegar al estacionamiento creímos que por fin estábamos libres pero

—¡Yue!— Otro tirador salió detrás de un auto y le golpeó en la pierna

—¡Maldito!— Le dispare a matar... Se lo merecen todos los que están haciendo esto se lo merecen —¡Marcus, cargarlo! ¡Vamos a volver a entrar!—

Marcus levantó a Yue y con el bate que tenía volvió a romper otra ventana. Al ver esto quienes estaban dentro empezaron a salir sin saber que afuera era peor.

Más salen de detrás de los autos lanzando una lluvia de balas, impactando en varios que intentaban escapar, le dispare a uno cuantos más para disminuir la lluvia de balas y que volvieran a entrar la mayor cantidad posible.

Dentro de mí encargue de los tiradores que estaban cerca junto a Jaw. Entramos a un cercano, la pierna de Yue sangraba, Marcus se quito un zapato para quitarse las medias largas que tenía y usarlas para hacer un torniquete.

Habías más heridos... Deje el arma en el suelo y mismo me bastante las medias para hacer lo mismo con más de las heridos.

—Nos iremos en grupos de 10, los heridos primeros junto a alguien que pueda ayudarle a caminar— Así era mejor, con un grupo pequeño podríamos escapar con más fácil —Jaw cuídalos— les indican volviendo a tomar el arma y abrir lentamente la puerta.

Afuera el pasillo estaba despejado, salvó por cuerpos de algunos estudiantes que lamentablemente ya estaban muertos pero ningún tirador cerca

Le hice una seña silenciosa a Jaw para que vaya dejando salir a algunos estudiantes de a pocos. En el primer grupo no iban ni Marcus ni Yue ya que había heridos de gravedad pero vivos.

Avanzamos despacio hasta otra salida —¡Corran, corran, corran!— les indica y ese grupo pude salir afuera en dónde algunos policías ya estaban a espectativa.

De lejos ví al padre de Jaw que trató de acercarse pero sus compañeros lo detuvieron, le hice una señal para que entendiera que yo no era un tirador y se tranquilizó.

Tengo que sacar más

La estrategia funcionó con cuatro grupos más, ese punto no éramos lo único evacuando pero si los que estábamos saliendo de una zona de riesgo.

Solo faltaban unos pocos, le indica a los policías que estaban alerta y cuando volvía a entrar

Un dolor horrible en mi cuello me hizo caer al suelo pero no solté el arma

—Asi que tenemos un héroe—

—Arthur...— Tenía que ser él, maldita sea, nunca debía salir de la cárcel de menores.

—No puedes irte la hora de jugar—

Me defendí pero eran tres personas contra mí, como me pusieron una bolsa en la cabeza y me arrastraron. A juzgar por el piso de madera me llevaron al gimnasio, dónde podía oír los gritos de llantos de los demás estudiantes.

Me arrojaron al centro y me quitaron la bolsa.

—¡Aquí tienen a su héroe!— grito Arthur, reconocí a algunos de los que estaban en el aula que estuve evacuando.

Todos estaban sentados formando un círculo de varias filas, una tras otra, como si fuera un rincón de pelea.

No... ¡Maldición! Jaw, Marcus y Yue estaban en este grupo. Le había quitado el arma a Jaw y ellos estaban en el círculo también.

—¡Dos héroes y una decisión!— a qué se refiere este lunático

Dicho eso tomo a Jaw y lo jalo al centro conmigo, estaba golpeado pero no herido de bala.

—Inicia la transmisión— ordenó a alguien de ellos pero no tenía arma y era...

—Lao...— susurré y el solo me miró con miedo sosteniendo el celular mientras otro le apuntaba para que no intervenga.

Estaban transmitiendo todo en un en vivo

—Esta es la ronda de lealtad— Arthur se paró frente a la cámara, anunciando su dichoso juego —Que más entretenido que ver a dos héroes pelear entre ellos—

Jalo a Lao para que nos grabe a mi ya Jaw dee cerca mostrando nuestros rostros

—Las reglas son sencillas, ambos tienen un arma y una bala, solo uno saldrá con vida, por cada minuto que pase y no disparen alguien del círculo será asesinado—

Todos gritaron aterrador rogando piedad, que detenga está locura pero un de los cómplices de Arthur nos entregó una pistola a cada uno.

—Pero no soy malo, les dejaré una última llamada a ambos, háganlo o disparo—

Mire desesperado y entre el público no solo estaban quienes estaban evacuando también...

Hola...

Ella me miró con miedo y lágrimas en sus ojos cuando un tirador la apunto a ella

—El tiempo corre—

De inmediato tome mi celular, a quien llamo... A quien llamo...

Mi mente vago entre mis contactos, Eiji no puede ser, está en el avión, mamá o papá....

El primer contacto que salió era Michael... Mi celular vibró hasta que por fin respondió.

-Miguel...-

—¡Jade!, a esta hora son tus clases, ¿Qué haces llamándome?—

—Te quiero—

-¿Oh?-

—Michael, te quiero mucho... los quiero mucho...—

—Me estás asustando—

Queria seguir hablando pero con una seña me obligaron a cortar... No quiero morir.... Pero tampoco puedo dispararle a Jaw Long...

El arma paso a la siguiente persona dejando a Umiho a salvar por ahora.

Era el turno de Jaw de llamar a alguien y el decidió llamar a su hermana... su voz tembló horrible.

—Ronnie...—

—¡Jaw!, ví el vídeo de la actuación, jajaja eres increíble fingiendo ser un fantasma—

Jaw Long trato de llorar en silencio pero ella lo escucho

—Hermano...¿Porque lloras?—

Pero él tampoco pudo contestar porque lo obligaron a cortar la llamada.

—Hecha la llamada de compasión, que inicie el juego—

Dos personas más nos obligaron a levantarnos tirando de nuestros brazos bruscamente y dándonos el arma en la mano...

No puedo matarte Jaw... No puedo....

Tardamos un momento mirándonos... Los gritos y llantos al rededor eran lo peor... Temblaba... ¿Cómo puedes dispararle a ti mejor amigo?

—Victima uno— Arthur dijo y uno de ellos disparó en la cabeza al chico que estaba al lado de Umiho.

—AAAAAH!— Sus grito me hicieron tomar firmemente el arma

Y apunte... No a Jaw aunque eso parecía...

Sino al tirador detrás de él, como paso al siguiente en el círculo quedó perfectamente en mi delante.

Una bala... Un intento y estaba tan cerca de Jaw... Si me equivocaba le daría en la cabeza a él...

¡No hay tiempo, no hay tiempo!

Respire profundo y me posicione bien apuntando de frente. Jaw Long también lo hizo, si cree que le voy a disparar... No es así amigo...

Lo mire a los ojos antes de disparar.

La bala le rozo el cabello pero no lo hirió fue directo a la frente del tirador que estaba detrás que cayó muerto a un lado...

Pero mi bala no fue la única que impactó en algo...

—¡Oooh! ¡Lo grabaste le dió en el cuello!—

—¡JADEEEE!—

No sé quién gritó mi nombre... Ya no sabía nada todo era oscuro...

Notes:

Este es el camino malo....
Jade no podra volver a ver a Eiji... Y si lo hace no estará bien....

La siguiente actualización será este mismo capítulo pero todo saldrá bien, con heridas menores...

Chapter 36: Especial de Navidad

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¡Aquí estás, pequeño reno!— exclamé con una sonrisa al encontrar a Jade detrás del árbol de Navidad, su disfraz de reno haciendo que se viera más adorable de lo normal. El pequeño me miró con sus grandes ojos brillantes, sosteniendo un adorno que claramente no pertenecía a sus manos.

—Ven, vamos, tu mamá te está buscando— le dije, levantándolo en brazos mientras él daba unas palmaditas en mi pecho, como si quisiera convencerme de dejarlo quedarse afuera un rato más.

Entramos a la cálida sala, donde las luces del árbol titilaban con suavidad. Jessica, con un delantal manchado de harina, se giró al escucharnos entrar.

—Este reno se estaba escapando— bromeé mientras dejaba a Jade en el suelo.

Jessica se cruzó de brazos, aunque en su rostro había una mezcla de ternura y fingida severidad.

—Eiji, pásame a mi hijo— dijo, extendiendo los brazos. Tomé a Jade nuevamente y se lo entregué con cuidado.

—A dónde pensabas irte, dime— continuó Jessica, mirándolo con amor y regaño

Jade respondió a su manera, girando entre sus brazos y dejando escapar una risita. Acarició la mejilla de su mamá y señaló el adorno que aún sostenía, como intentando justificar su aventura.

En ese momento, Michael apareció bajando las escaleras con paso apresurado, ajustándose una bufanda gruesa alrededor del cuello.

—Eiji, acompáñame al centro comercial, necesito ayuda para comprar lo último de la cena— dijo, notoriamente apurado.

Antes de que pudiera responder, Jade, se colgó de la pierna de Michael no quería dejarlo irse o tal vez solo quería que lo llevaran también.

—Oh, ¿tú también quieres venir, renito?— bromeó Michael, tratando de caminar con Jade aferrado a su pierna.

Jessica se rió suavemente, acercándose para rescatar a Michael.

—Jade, suéltalo. Él vuelve rápido— dijo con ternura, pero el pequeño negocio con la cabeza y alzó los brazos, insistiendo en que lo llevaran.

Michael me miró con resignación.

—Supongo que será una misión familiar— dijo, suspirando y tomando a Jade en brazos.

—Déjame agarrar mi abrigo— respondí, con una sonrisa mientras Jessica los observaba, sacudiendo la cabeza pero con los ojos llenos de amor.

Y así, los tres salimos, con Jade balanceándose felizmente tomando de la mano de ambos, saltando y jugando a no pisar la raya del pavimento.

.
.
.

—A ver, necesitamos, el pavo, masa para galletas, bastones de dulce y...— Michael pausó momentáneamente, su voz bajó aún más cuando dijo lo último —Un regalo para el renito—

Inmediatamente asentí con una sonrisa, lanzando una mirada rápida a Jade, quien estaba completamente distraída mirando las luces decorativas del centro comercial desde los brazos de su hermano. Parecía tan ajeno a todo el bullicio a su alrededor, su disfraz de reno resaltando entre la multitud.

—Yo lo distraigo y tú buscas el regalo— propuse, extendiendo los brazos para cargar a Jade.

—Perfecto. No tardo— dijo Michael antes de desaparecer entre la gente, dejándonos a ambos.

Con Jade en mis brazos, comenzamos a pasear por el pasillo central, señalándole los árboles decorados y los escaparates llenos de juguetes y dulces. Jade parecía especialmente fascinado por un enorme oso de peluche en exhibición, lo señaló emocionado, y al detenernos a mirarlo más de cerca, soltó una risita muda y aplaudió en silencio.

—Te gusta ese oso, ¿eh?— le preguntó con una suave risa, aunque sabía que no obtendría una respuesta verbal; en su lugar, apoye suavemente su cabecita en mi hombro, como si quisiera decir “sí” de la forma más tierna posible.

De repente, un sonido inesperado interrumpió el momento: un estallido de disparos a lo lejos. Instintivamente, nos métímos de inmediato en una tienda cercana para resguardarnos. Desde la ventana, podía ver lo que estaba ocurriendo.

Era un asalto, que rápidamente se había convertido en un intercambio de balas. La víctima, desde mi perspectiva, tenía un arma en sus manos. Fue aterrador, y al observar mejor, reconocí algo en aquel hombre encapuchado.

Lo conocía, era un ex miembro de la pandilla Ash… la mayoría había dejado esa vida pero, parecía que algunos no habían cambiado del todo.

Solté a Jade cuidadosamente para esconderlo mejor entre los peluches de la tienda, pero fue un error monumental; con su disfraz de reno, se mezcló rápidamente con los peluches.

Lo vi correr directamente hacia la lluvia de balas como si fuera un campo de batalla, su cabecita baja, y con su pistola juguete en mano que había tomado en el caos, se dirigió hacia el pandillero que reconocí.

No no Jade no están jugando, que haces... Pensé que lo había perdido, que se había dejado llevar por su imaginación infantil, pero lo siguiente que me hizo congelar el aliento.

Jade llegó directamente al hombre encapuchado, tomo la pistola de dardos y disparó hacia quien se estaba enfrentando, que en este caso era la víctima de robo, luego, empujó el pantalón de encapuchado y levantó su pequeña pistola de dardos como si estuviera diciendo "Yo te cubo"

El pandillero lo miró hacia abajo, sorprendido por el gesto inesperado. Sus ojos se encontraron con los de Jade, y por un breve instante, su expresión endurecida pareció suavizarse; algo en su mirada cambió, como si la dureza y la violencia momentáneamente cedieran ante la inocencia niño del vestido de reno.

—¿Qué demonios...?—murmuró, bajando el arma momentáneamente.

Al ver esa pequeña ventana de oportunidad, aproveché para correr hacia ellos.

—¡Jade, ven aquí!— le dije, como no vino hacia mi fui donde estaba.

El pandillero levantó una mano, indicando que no había peligro en acercarse.

—Tranquilo, Eiji— dijo, su voz baja pero reconocible.

—Raúl…— susurré, con un nudo en la garganta, había reconocido su rostro pero no fue hasta que hablo que lo identifique por completo

—No quiero hacer esto, pero no tengo opción—murmuró Raúl, su tono cargado de algo más que una simple obligación.

Mientras hablaba, Jade volvió a tirar de su pantalón, esta vez ofreciendo la pistola de dardos con una sonrisa, como si quisiera ofrecer algo más amable que una verdadera arma.

El gesto pareció quebrar algo en Raúl. Miró la pistola juguete en sus manos y luego a Jade, quien seguía mirándolo con esa expresión pura y sin miedo, como si simplemente buscara conectarse en un mundo lleno de caos.

—Hola, ¿De dónde saliste tú?— preguntó, observando con más atención los rasgos de Jade. —Acaso el jefe tuvo un hijo antes de morir y tú lo adoptaste, Eiji?— bromeó, aunque su voz tenía un matiz de nostalgia.

—Sí…— respondí en voz baja, la mirada fija en Raúl. —Jade se parece mucho a Ash… pero no es su hijo, ni mío, pero lo adoro como tal—

—Entonces, ¿De quién es este renito?— me pregunto jugando con las mejillas regordetas de Jade

—De Max— respondí apartando lentamente el arma de su alcance y haciéndole una seña al otro hombre para que deje su arma también

—Entonces, tu te llamas Jade Lobo— dijo y Jade negó frenéticamente —Entonces dime tu nombre pequeño reno de santa—

—Jade... Tiene dificultades para hablar, pero su nombre es Jade Glenreed—

Raúl sonriendo débilmente, un gesto que resultaba más humano en aquel instante que cualquier acto violento que estuviera a punto de cometer.

—Lo siento, pequeño— dijo suavemente, retirando finalmente la mirada del juguete, como si soltara una carga emocional.

Con una respiración contenida, recé para que la calma durara, mientras Jade seguía observándolo, su sonrisa inquebrantable, ajeno a la gravedad del momento.

Las sirenas se escucharon resonando con fuerza por todo el centro comercial, y casi de inmediato, los policías entraron, apuntando sus armas hacia Raúl, que no opuso resistencia.

—No haré problema, oficial —dijo con calma, alzando las manos lentamente —No sean tan rudos frente al renito bebé—añadió con una pequeña sonrisa, señalando con la cabeza hacia Jade, que miraba la escena con sus enormes ojos brillantes, completamente alerta .

Los policías lo registraron y rápidamente le colocaron las esposas. Jade, al verlo, soltó un llanto tímido. No quería que se lo llevaran, no entendía por qué su “amigo” debía irse.

—Hey, no llores, Jade —dijo Raúl con voz suave mientras lo miraba desde donde estaba esposado —Hice algo malo, cuando haces algo malo te castigan por eso—

Jade sacudió la cabeza con insistencia, sus pequeños puños frotándose los ojos mientras las lágrimas continuaban bajando por su rostro.

Raúl bajó la mirada, su expresión más tranquila ahora. Había algo en la inocencia de Jade que le golpeaba de una manera diferente, algo que en el pasado jamás había considerado.

Los policías lo guiaron lentamente hacia la salida, y antes de desaparecer tras las puertas del centro comercial, Raúl lanzó una última mirada a Jade.

—Cuida de él, Eiji— susurró, con un gesto casi paternal, a pesar de todo lo sucedido.

Jade continuó llorando, su llanto mezclado con un dolor que aún no comprendía del todo.

Levanté a Jade en mis brazos, su pequeño cuerpo temblando aún ligeramente mientras lo abrazaba con fuerza. Comenzamos a caminar por el centro comercial en dirección al piso de arriba, donde Michael estaba refugiado.

Mientras subíamos lentamente las escaleras mecánicas, Jade seguía aferrado a mi cuello, sus ojitos húmedos pero menos llorosos. Para distraerlo un poco, saqué uno de los bastones de dulce que habíamos comprado y se lo ofrecimos.

—Aquí tienes —dije suavemente, viendo cómo sus pequeñas manos lo recibían con una sonrisa.

Jade mordió con cuidado el bastón de caramelo, saboreándolo lentamente mientras caminábamos. A medida que avanzábamos por los pasillos desiertos del centro comercial, su expresión se suavizó. La dulce tentación lo ayudaba a calmarse, aunque seguía abrazándome con fuerza.

Finalmente llegamos al piso de arriba, donde Michael estaba refugiado en un rincón, observando cuidadosamente todo desde su escondite. Al vernos, se levantó rápidamente y se acercó a nosotros.

—¿Cómo está? —preguntó preocupado, mirando a Jade con ternura.

—Un poco mejor —respondí con una sonrisa forzada, mientras Jade seguía comiendo su bastón de dulce con calma.

Michael lo tomó en sus brazos, dándole un suave abrazo.

—Vamos, pequeño reno, en casa estarás seguro —dijo con voz suave, mientras Jade asentía con una pequeña sonrisa todavía pegada en los labios.

Salimos del centro comercial caminando hacia el estacionamiento, las paredes se llenaban de grafitis de todo tipo. La mayoría eran solo garabatos sin sentido, pero uno en particular me hizo detenerme.

Era un grafiti grande y bien hecho, con letras estilizadas que decían: "Lince de New York", acompañado de un dibujo que me resultaba dolorosamente familiar.

—Ash... —susurré, sintiendo una punzada en el pecho.

Había dejado un vacío cuando falleció, su nombre y su legado aún vivían en las calles, y algunas pandillas habían hecho este tipo de homenajes, inmortalizándolo en murales como este.

Mientras yo me sumía en mis pensamientos, Jade se bajó de mis brazos y caminó hacia el grafiti, observándolo con sus grandes ojos. Se quitó la capucha de su disfraz... Fue cuando realmente note lo mucho que se parecían ambos, Jade, con su pistola de dardos en mano, levantó los brazos e imitó la pose.

No pude evitar sonreír con tristeza al verlo.

—Vamos a casa pequeño amanecer— le dije con suavidad, acercándome a él y arrodillándome a su lado.

Jade se giró hacia mí y señaló el dibujo con su pistola de juguete, pero sus ojitos decían "Eiji, ya no estés triste" para luego sacar otro bastón de dulce, nuevamente su mensaje silencioso era claro "Es navidad"

—Tienes razón Jade, no estará triste porque es navidad pero sobre todo porque tú estás a mi lado— murmuré, mientras acariciaba su cabello.

Michael, que venía detrás, observó la escena en silencio antes de hablar —Él también es mi héroe, y también es nuestro hermano más grande—

Jade no entendía nuestras palabras, pero escuchó mientras apuntaba su pistola de dardos al aire, como si jugara a protegernos —Es hora de ir a casa, tú mamá preparó una rica cena—

.
.
.

Cuando llegamos a casa, Max y Jessica ya tenían la cena servida en la mesa. La casa olía a hogar, una comida recién hecha, y la cálida luz del comedor iluminaba cada rincón.

Jessica miró a los tres al entrar, su ceja ligeramente levantada en una expresión preocupada.

—¿Se puede saber por qué tardaron tanto? —preguntó, cruzándose de brazos mientras miraba hacia nosotros.

Los tres nos intercambiamos miradas, en silencio solo acordamos decir que nadie diría nada.

—Solo nos quedamos viendo las decoraciones —respondí finalmente, tratando de sonar lo más natural posible.

Jessica suspir, pero su expresin se suaviz al ver a Jade, quien segua aferrado a m. Max, al otro lado de la mesa, levemente.

—Pues por fin están todos bien —dijo Max, sirviéndose un poco más de ensalada— Y eso es lo importante—

Jessica asintió, aunque seguía algo inquieta. Jade se sentó en su lugar, aún con la sonrisa en los labios mientras continuaba disfrutando de su bastón de caramelo.

La cena transcurrió tranquila, hasta que Max se levantó de la mesa de forma nada discreta, desapareciendo por unos minutos detrás de la puerta. Volvió en menos de cinco minutos completamente disfrazado de Santa Claus, su gran barba postiza cubría buena parte de su rostro, y un robusto saco rojo colgaba de su hombro.

—¡Ho, ho, ho! Niños, ¡feliz Navidad! —exclamó con su mejor tono feliz, ajustando su cinturón de "Santa" —¿Quién se habrá portado bien este año?—

—¡Nosotros! —contestó Michael, aunque claramente sabía que su papá estaba bromeando al estar vestido de Santa.

Sin embargo, Jade lo miraba con ojos asombrados, completamente convencida de que era el verdadero Santa Claus.

Max lo levantó en brazos para acercarlo, y justo cuando Jade intentó tocar su barba falsa, accidentalmente empujón de ella.

—Ops... jeje —se río Max, al verso descubierto.

Todos esperábamos que Jade se molestara o llorara, pero en cambio, su cara se iluminó aún más, parecía emocionarse más con la situación, levantando sus pequeños brazos como si quisiera abrazar a Santa aún más fuerte.

—Jaja, papá parece que ahora cree que tu eres Santa —dijo Michael con una sonrisa divertida, observando la reacción de Jade.

—Papá— En cuanto Jade dijo eso nos quedamos en silencio, esperando a que lo repita —¡Papá!— volvió a decir y Max soltó algunas lágrimas de alegría, por fin su niño había dicho su tercera palabra.

—Mira nada más quien dijo su tercera palabra— Max lanza a Jade al aire atrapándolo suavemente en sus brazos—Vamos dilo de nuevo

-¡Papá! ¡PAPÁ!— Repitió dos veces más

Mientras Jade soltaba su nueva palabra el reloj marco más dice en punto

—Feliz Navidad renito—

Notes:

Feliz Navidad 🎄
Espero la pasen bonito hoy, les deseo una feliz fiesta queridos lectores ❤️✨

Chapter 37: 32 Camino bueno

Notes:

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Chapter Text

Mientras esperaba en la fila para que verificaran mi equipaje, una alerta local interrumpió la programación de los televisores del aeropuerto. El volumen subió ligeramente, y las palabras "tiroteo escolar" resonaron en el aire.

—Dios mío, cada día ocurre más seguido— murmuró con pesar la mujer frente a mí en la fila, sacudiendo la cabeza mientras ajustaba su bolso.

Dejé escapar de un suspiro, intentando calmar la sensación de inquietud que comenzaba a apoderarse de mí. Era cruel, pero cierto, estas noticias se habían vuelto demasiado frecuentes.

—Señor, su maleta— dijo el trabajador de la secadora, sacándome de mis pensamientos.

Asentí, entregándole el equipaje, entonces, escuché una voz familiar.

—¡Ei-chan!— Me giré, sorprendido de ver a Ibe-san en el aeropuerto.

—Ibe-san, creí que viajarías después de Navidad— le dije, antes de saludarlo mientras esperaba que terminaran que revisar mi equipaje.

Él soltó una carcajada suave mientras colocaba su equipaje de mano sobre la banda transportadora —Oh, mi esposa tuvo un sueño en el que el bebé se adelantaba, y quería que estuviera allá lo antes posible, por si acaso era una visión del futuro— explicó , riendo con una felicidad genuina —No puedo negarle nada a ella—

—Siempre tan considerado, Ibe-san—

—¿Y tú? ¿De regreso a casa por las fiestas?

Asentí, pero la sonrisa en mi rostro no logró ser del todo alegre —Algo así. También hay cosas que debo resolver allá—

Él me miró por un momento, él sabia perfectamente a lo que me refería —Seguro todo saldrá bien—

Los televisores del aeropuerto volvieron a transmitir una alerta seguida de un reportaje en vivo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mi cerebro reconoció el lugar... Esa escuela.

—Jade...— murmuré, sintiendo cómo mi pecho se cerraba.

—Ei-chan?— La voz de Ibe-san intentó alcanzarme, pero yo no podía apartar la vista de la pantalla. Las imágenes confirmaban lo que temía, el tiroteo estaba ocurriendo en la escuela de Jade.

Una mezcla de pánico y desesperación se apoderó de mí. Jade, mi pequeño amanecer, estaba ahí dentro. Su rostro apareció en mi mente, con esos ojitos verdes llenos de vida, la idea de que pudiera estar en peligro era insoportable.

—Tengo que salir de aquí— dije, mi voz temblorosa y cargada de urgencia.

—Ei-chan, ¿qué sucede?— Ibe-san me miró con preocupación, tomándome del brazo para intentar calmarme.

—Es su escuela... Jade está ahí...— Mi voz apenas era un susurro, pero cargaba todo el peso de mi miedo.

—¿Qué?— sorprendió preguntado, pero no podía quedarme a explicarle. Mi único pensamiento era encontrar una forma de volver, de estar allí, de protegerlo.

Sin perder un segundo, reconocí mis cosas y me apresuré hacia la salida, dejando atrás las miradas curiosas de los pasajeros y los murmullos que llenaban el aeropuerto.

Todo el camino hacia la escuela fue como un sueño borroso, una mezcla de caos y desesperación, no recuerdo ni cómo logré tomar un taxi, ni cuánto tiempo tardé en llegar. Mi mente estaba completamente nublada.

Cuando llegué, el escenario era peor de lo que había imaginado. El área estaba acordonada, patrullas de policía bloquearon la entrada y las luces de las ambulancias pintaban el lugar de rojo y azul. Padres, maestros y curiosos se amontonaban detrás de las cintas de seguridad, muchos llorando, otros suplicando por respuestas.

Me abrí paso entre la multitud, empujando suavemente a quienes estaban en mi camino. Mis ojos buscaron desesperadamente entre las caras de los niños que habían logrado salir, pero no vi a Jade.

Me acerqué a uno de los oficiales que intentaba mantener el control.
—¡Por favor, mi hijo está adentro! ¡¿Qué esperan para evacuar a todos los niños?!— mentí, si decía que no era mi hijo posiblemente no me tomaría en cuenta, al menos la desesperación de un "padre" debía contar, ¿verdad?.

El oficial me miró con cansancio y algo de compasión. —Señor, estamos haciendo todo lo posible, pero no podemos entrar todavía, hay múltiples tiradores dentro—

—¿Múltiples?— sentí como si me golpearan en el estómago. Mi mente trató de igual lo que acababa de escuchar. No era uno, sino varios, al punto que la policía preferiría no ingresar.

—Por favor, manténgase detrás de las líneas de seguridad— continuó el oficial, señalando hacia el cordón amarillo. —Estamos esperando la llegada del equipo táctico—

Me quedé allí, paralizado por un momento, todo mi cuerpo temblaba, y las imágenes de Jade, solo y asustado, me llenaban la cabeza.

Unos metros más allá, un grupo de padres gritaba desesperadamente, algunos intentaban cruzar las barreras, mientras los policías los contenían.

—Tengo que entrar... No puedo quedarme mirando... No voy a esperar a que lo asesinen...— murmuré para mí mismo, mi mente presa del pánico, miré a mi alrededor, buscando algo, cualquier cosa, cualquier persona. Que pudiera ayudarme.

Entre los policías y el caos, mis ojos reconocieron dos figuras familiares.

-¡Huesos! ¡Kong!— grité, corriendo hacia ellos.

Ambos voltearon, y la sorpresa se reflejó en sus rostros al verme. Bones fue el primero en reaccionar — ¿Eiji? ¿Qué demonios haces aquí?— preguntó con incredulidad, pero en segundos su expresión cambió al comprender. —El chico... ¡¿Estudia aquí?!—

Asentí, casi sin poder hablar —Ayúdenme, por favor... tenemos que entrar. No podemos esperar más tiempo... si es necesario, acabaremos con los tiradores—

Kong negó con la cabeza, luciendo frustrado —Eiji, lo sabemos, pero no podemos hacer nada. Los altos mandos nos ordenaron esperar—

—¡Por favor!— exclamó, mi voz quebrándose con la urgencia. —Dame un arma y un chaleco antibalas... Esta vez no me temblará la mano al disparar—

Ambos me miraron fijamente, sabiendo exactamente a lo que me refería. La última vez que se enfrentó a una situación como esta fue durante el rescate de Ash. Había dudado, incapaz de apretar el gatillo cuando lo necesitaba, pero ahora era diferente, ahora, si alguien apuntaba a Jade, no vacilaría.

Bones susspiró, mirando a Kong como si buscaran alguna señal en los ojos del otro, ellos entendían la gravedad de mi petición. Podíamos hacerlo, ellos más que nadie sabe cómo entrar y enfrentar el peligro, los hicieron en muchas ocasiones, y está vez no iba a ser un estorbo en la misión.

—Eiji...— comenzó Kong, pero su voz estaba cargada de dudas. —Si hacemos esto, será bajo nuestra propia responsabilidad, nadie va a cubrirnos si las cosas salen mal—

—No me importa— respondí con firmeza. —No voy a perderlo—

Bones apretó los labios, mirando al suelo por un segundo antes de asentir lentamente —Entonces, hagámoslo—

Ellos sabían lo que estaba en juego, y aunque no había garantías de éxito, al menos no estarían esperando impotentes.

—¡No los compañeros, inmoviliza sus brazos!— gritó Kong, mientras abría la puerta principal de la escuela con un movimiento rápido y calculado.

El sonido del disparo resonó en el pasillo como un trueno, y vi cómo el primer tirador, un joven de no más de diecisiete años, caía al suelo gritando de dolor al recibir el impacto en el brazo. El arma que sostenía resbaló de su mano, chocando contra el suelo con un ruido metálico.

Los padres que estaban afuera, aunque aterrados, comenzaron a gritar palabras de aliento al vernos entrar —¡Sálvenlos! ¡Por favor, sálvenlos!— El eco de sus voces era una súplica.

—¡Vamos, Eiji, adelante!— gritó Bones, cubriéndome mientras avanzábamos por el pasillo.

Los gritos y el caos dentro de la escuela eran ensordecedores, los sonidos de llantos, puertas cerrándose y pasos apresurados llenaban el aire; Pasamos junto al tirador herido, que intentaba incorporarse con una mueca de dolor. Kong lo desarmó por completo de una patada lo inmovilizó —Quédate ahí, o esto será peor— su tono no admitía discusión.

—¡Cuidado!— Bones gritó de arrepentimiento, y casi de inmediato vi una figura al final del pasillo levantando un arma hacia nosotros.

—¡Eiji, cubre la izquierda!— Kong ordenó mientras disparaba hacia las piernas del tirador, haciendo caer de rodillas con un alarido. Sus manos soltaron el arma, que se deslizó hasta quedar fuera de su alcance.

Tomé aire profundamente, mi mano temblando ligeramente mientras sostenía mi propia arma. No podía permitirme vacilar ahora. Cada segundo contaba.

—¡Jade!— llamé con todas mis fuerzas, mi voz resonando en el corredor, el miedo de no obtener respuesta fue paralizante.

La situación era caótica, mientras más avanzábamos, disparando a los tiradores en los brazos o piernas, el pasillo se llenó rápidamente con cuerpos caídos. El número de tiradores parecía interminable, una cantidad absurda que desbordaba toda lógica, cada giro en un nuevo pasillo nos llevaba a más violencia.

De un aula salía por debajo de la puerta alarma una ante cantidad de sangre, Bones derrumbó la puerta, y la escena que nos recibió fue devastadora: el cuerpo inerte de una maestra, era la mujer de la biblioteca... con su expresión congelada en un espanto eterno, pero para bien o para mal no había niños, las ventanas habían sido rotas hacía tiempo, y al mirar alrededor no había rastro de estudiantes cerca.

La radio de Bones sonó de inmediato, rompiendo la tensión del momento.

—Los tiradores han comenzado una transmisión en vivo. Envío enlace para la localización— dijo una voz firme del otro lado.

Bones apenas tuvo tiempo de asimilar antes de que Kong susurrara —Localización... Nos dieron permiso de proceder—

El enlace se transmitió al instante, y en la pantalla apareció la imagen en vivo. Jade y Jaw Long estaban ahí, en el centro del gimnasio, rodeados por varios estudiantes, ambos con una expresión de pánico, ambos tenían un arma con la que se apuntaban pero ninguno estaba contento con eso, habían más tiradores que los estaban apuntando a ellos. y otro apuntando a la cabeza de otro estudiante que estaba en el círculo.

—Están en el gimnasio— informé por la radio, y los tres avanzamos con urgencia, desarmando a cada tirador que se interponía en nuestro camino.

Más policías llegaron en refuerzo y se unieron a nosotros, apuntando amenazadores a todos los tiradores durante el camino.

Antes de que llegáramos al gimnasio, dos disparos de bala resonaron en el aire, cuando llegamos ví que uno había ido directo a la cabeza del tirador detrás de Jaw Long y el otro...

—¡Jade!— él volteo a mirarme, sus ojitos estaban dilatados y vidriosos, con su mano cubriendo su pecho de donde salía sangre.

Vi cómo se levantaba lentamente, ignorando todo lo demás para venir hacia mí. Jade corría hacia mis brazos, pero la sangre que brotaba de su pecho era demasiado...

Cuando cayó sobre mí, lo supe al instante, un disparo había alcanzado a Jade, perforando su pequeño cuerpo dejando una herida de dónde toda esa sangre se estaba escapando.

Jaw Long tenía una mirada desencajada, apretaba del gatillo pero no salía humo del arma que sostenía, disparó pero no había ninguna bala en su arma, miré hacia otros lados, cada uno de los tiradores tenían las manos hacia arriba siendo sometidos por los policías, entonces quien... como último recurso mire hacia arriba, escondido entre las grados había un último tirador, aún sosteniendo el arma de la que si salía humo. Levanté mi arma y disparé, el ruido del disparo resonó en todo el gimnasio, sin embargo no pude ver si le dí.

Inmediatamente bajé mi arma y me encargue de auxiliar a Jade, el color en su rostro comenzaba a desvanecerse. La sangre brotaba de su estómago, empapando su ropa y mis manos mientras intentaba desesperadamente de detenerla.

—Jade, mírame, no te duermas— le susurré, con la voz temblorosa y cargada de miedo.

Sus ojos apenas se entreabrieron, vidriosos, llenos de dolor —Eiji...— susurró débilmente, su voz era apenas un hilo.

—Estoy aquí... No pasa nada, todo estará bien, pero tienes que quedarte despierto, ¿me oyes? No cierres los ojos—le supliqué, presionando la herida con mi chaqueta.

A nuestro alrededor, el caos seguía. Las policías entraban y evacuaban a los estudiantes mientras otros aseguraban a los tiradores restantes. Bones y Kong llegaron corriendo hacia mí, ver la gravedad de la situación.

—¡Tenemos que llevar al hospital ahora!— grité desesperado, mientras Kong asentía rápidamente, llamando por radio a los paramédicos que estaban afuera de la escuela.

—Little Yue...— Jade se levantó lentamente su mano señalando a Yue que estaba sangrando por un impacto de bala en la pierna, Marcus lo estaba ayudando entre todo el caos, pero era obvio que también debían llevarlo al hospital.

Bones, vio la situación y se apresuró a tomar al niño en brazos para sacarlo primero, por suerte en el gimnasio solo habían dos heridos y un muerto, los demás rehenes estaban bien fuera del horror que habían presenciado...

—Eiji... duele— murmuró Jade, con lágrimas rodando por sus mejillas.

—Lo sé, pequeño, lo sé, pero tienes que aguantar, ¿de acuerdo?— dije, mi voz quebrándose al ver sus ojitos luchar por mantenerse abiertos.

Kong se agachó mirando más detenidamente la herida de Jade —No podemos esperar más, tienes que sacarlo de aquí ahora—

Sin pensarlo dos veces, me levanté con Jade en brazos, su cabeza reposaba contra mi pecho, y su respiración era cada vez más débil, avancé lo más rápido que pude hacia la salida, mientras trataba de mantener despierto.

—Jade, háblame. ¿Recuerdas lo que te dije? Te iba a llevar a Japón, ¿verdad? ¿Te gustaría eso?— intenté distraerlo, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

Él se acercó levemente, murmurando algo que no logré entender antes de que cerrará sus ojos, sintió su cuerpo volviéndose flácido en mis brazos. Antes de que pudiera entrar en pánico o volver a hablarle los paramédicos me lo quitaron de los brazos y comenzaron a trabajar de inmediato. Vi cómo colocaban un tubo de oxígeno y cubrían con vendas la herida para evitar más pérdida de sangre mientras yo permanecía allí, de pie, inmóvil, con las manos aún manchadas de su sangre.

Cuando la ambulancia se llevó, mire mis manos, estaban llenas de sangre y al mirar el piso también, no eran gotas, era una línea de sangre excesiva...

Quería ir detrás de la ambulancia e iba a hacerlo pero cuando levanté la mirada entre todas las personas Jaw Long seguía ahí parado, sin moverse, ya que los demás policías se estaban encargando de más niños heridos de gravedad realmente no le prestaron atención al muchacho que estaba congelada sin moverse

—Jaw...— Lo llame y salió de su trance mirándome con miedo —Ven, vamos a buscar a tus padres—

—Yo... ¿Lo mate?...— pregunto y de inmediato lo atraje hacia mi en un abrazo

—No pienses eso...— levanté la mirada buscando entre la multitud a Charlie o ha Nadia —Tu arma no tenía balas, no hiciste nada malo, fue alguien más— lo calme aunque era obvio que simples palabras no iban a calmarlo

Además, Nadia me había explicado que Jaw Long le tenía un miedo extremo al sonido de las balas, podía jugar videojuegos de guerra con normalidad pero el simple sonido real de un arma lo ponía muy histérico al grado de violento... Ese fue el motivo que hace años lo conociera en la unidad de psicología del hospital... Y aún así había sido muy valiente durante todo el tiroteo.

Divisé a Charlie entre la gente y tomandolo de la mano lo llevar hacia él, Jaw Long temblaba, temía que en cualquier momento se desmayara... Pero en cuanto vio a Charlie corrió a sus brazos.

—¡Papá!— Charlie apenas tuvo tiempo de atraparlo en un abrazo que ambos anhelaban

—¡Estás herido! ¡¿Te golpeóon?!— Él levantó parte del cabello morado de su hijo para ver la herida, no era profunda solo un corte, más no cualquier corte, sino que la herida fue hecha por la bala que le roso la cabeza.

—Papá... Arrestame... Mate a muchos chicos ahí...— El menor estaba aterrado temblando mientras levantaba sus dos muñecas juntas esperando a que le colocaran las esposas —No soy diferente a los demás tiradores si yo también dispare a matar ...—

—Ni una palabra más— Charlie lo detuvo sujetándolo de los hombros —Eres diferente porque tú acabaste con los agresores, reduce significativamente el número de víctimas, eres un héroe hijo, y los héroes no van a la cárcel—

Ambos, padre e hijo se abrazaron con fuerza, Charlie dejó que Jaw suelte todo el miedo que estaba conteniendo, que salió en forma de gritos y llanto, levantó su mirada hacia mi, no tuve que decir nada para que entendiera que estaba preocupando.

—Todos los heridos están siendo traslados al mismo hospital, no tienes que buscar mucho—

Charlie me dió la dirección y me apresure en ir, frené un taxi para intentar llegar lo más rápido posible

—Lléveme al hospital más cercano— le dije al conductor, mi voz apenas contenida por la urgencia.

El camino se sentía eterno, cada minuto que pasaba era una tortura, mi mente repitiendo las imágenes de Jade herido en mis brazos, el sonido del disparo, su débil respiración; apreté los puños con tanta fuerza que las uñas me dolían contra la piel.

Finalmente, el taxi se detuvo frente al hospital, bajé apresuradamente, pague con un billete y aunque había vuelto le dije al conductor que se lo quedara, no tenía tiempo. La sala de espera estaba abarrotada de padres de familia y los mismos pacientes del día, todos en el mismo lugar buscando respuestas según su respectivo caso.

Max estaba de pie, mirando al vacío, su rostro pálido y rígido. Jessica estaba sentada, abrazando a Michael, que temblaba visiblemente, con los ojos rojos de tanto llorar.

—¡Max!— lo llamé mientras corría hacia él.

Él levantó la mirada al escuchar mi voz, y sus ojos reflejaron el mismo miedo que sentía en mi interior.

—Eiji— dijo en un tono apagado, como si apenas pudiera hablar —No deberías estar en el avión a Japón?—

—¿Cómo está Jade?— preguntó desesperado; en este preciso instante no me interesa Japón.

Max negó con la cabeza, sus hombros tensos. —No sabemos nada aún. Los médicos no han salido...—

La incertidumbre era una tortura, miré a Jessica, Michael la sujetaba con fuerza, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, y sus manos temblaban.

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Las horas se arrastraron lentamente, cada minuto sintiéndose como una eternidad. La sala de espera estaba abarrotada, llena de padres ansiosos, heridos leves y policías que trataban de mantener el orden. El ambiente era opresivo, con murmullos constantes y susurros de rezos mezclados con sollozos.

Jessica no había soltado a Michael ni un segundo, aunque él parecía haberse quedado dormido de pura fatiga. Max se mantenía de pie, mirando fijamente las puertas de la sala de operaciones, mientras yo caminaba de un lado a otro, incapaz de permanecer quieto.

Finalmente, después de lo que parecieron siglos, las puertas dobles se abrieron, un médico salió con una expresión seria y cansada, y de inmediato fue rodeado por un mar de padres desesperados que exigían saber sobre sus hijos.

El médico levantó las manos, tratando de calmar a la multitud.

—Por favor, necesito hablar con los padres de Jade Glenreed— dijo en voz alta, pero aún con el ruido, pocos lo escucharon.

Max reaccionó primero, levantando la mano y acercándose rápidamente al médico. Jessica y yo lo seguimos de inmediato, con Michael tambaleándose detrás, recién despierto —Yo soy su padre— dijo

El médico se acercó y nos guió a un rincón más tranquilo para hablar —La bala atravesó su cuerpo, si bien no dañó directamente ningún órgano la onda expansiva provocó hemorragias internas sobretodo en los pulmones— la descripción era horrible, y no había nada que imaginar porque lo ví... —Cualquier otra persona hubiera muerto, ha resistido—

Jessica dejó escapar un sollozo ahogado y se aferró al brazo de Max, mientras el sonreía ligeramente sin dejar su mirada preocupada.

—¿Va a estar bien?— preguntó, mi voz apenas un susurro, casi temiendo la respuesta.

El médico tomó aire antes de continuar —Debido a la cantidad de sangre que perdió antes de llegar al hospital, entró en estado de shock hipovolémico, esto complicó aún más la cirugía, necesita transfusiones de sangre—

Max frunció el ceño, su voz temblando al hablar —Pero ahora está estable, ¿verdad?

El médico avanza lentamente —Por ahora, sí, pero necesitamos más sangre para cubrir posibles complicaciones y futuras transfusiones, su hijo tiene un tipo de sangre poco común, AB negativo, y no tenemos suficientes unidades disponibles en este momento—

—Yo... Yo soy AB negativo— dije de inmediato, dando un paso al frente.

El médico me miró sorprendido. ¿Está seguro?—

—Completamente, hagan lo que tengan que hacer, estoy dispuesto a donar— respondí sin titubear.

Max se volvió hacia mí, su expresión de alivio y gratitud. —Eiji...—

—Es lo menos que puedo hacer— lo interrumpí, no iba a permitir que nada, ni siquiera un detalle técnico como la falta de sangre, pusiera en peligro a Jade.

El médico se está acercando rápidamente, haciendo un gesto para que lo siguiera —Bien, venga conmigo, necesitamos hacerle unas pruebas rápidas antes de proceder—

Me volví hacia Jessica, Michael y Max antes de seguir al médico. —Él estará bien, no dejaré que pase nada más—

Jessica apenas pudo asentir, con los ojos llenos de lágrimas, mientras Max apretaba mi hombro en agradecimiento silencioso.

Siga al médico por un pasillo hasta la sala de donaciones. El proceso fue rápido, me hicieron un análisis para confirmar mi tipo de sangre y asegurarme de que estaba en condiciones de donar.

—Su tipo de sangre es compatible— anunció una enfermera después de unos minutos. —Podemos proceder—

Me recosté en la camilla, mirando al techo mientras sentía la aguja entrar en mi brazo. La sala estaba tranquila, pero mi mente no lo estaba. Jade seguía siendo mi única preocupación.

"Aguanta, pequeño Amanecer. Yo estoy aquí... Siempre estará aquí."

Cuando terminaron, la enfermera me ayudó a sentarme y me ofreció un vaso de agua.

—Su sangre será procesada inmediatamente— me aseguró con una sonrisa tranquilizadora.

Asentí, agradeciendo con un débil "gracias" antes de volver rápidamente a la sala de espera. Max me recibió con un abrazo repentino.

—Gracias, Eiji. Gracias por todo— murmuró, su voz quebrándose.

—Haría cualquier cosa por él, Max... Lo sabes— respondí con sinceridad.

Ahora, solo quedaba esperar... y rezar porque Jade saliera adelante.

Notes:

Y aquí tenemos el bueno.

Detallitos del capitulo:
—El arma de Jaw Long durante el juego de lealtad no tenía balas, lo que planeaba Arthur era recrear la muerte de Shorter, alguien más le disparó a Jade.
—La diferencia entre el camino malo y el bueno es si Jade sobrevive o no.

Chapter 38: 33 Camino malo

Notes:

⚠️Tiroteo escolar⚠️

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—¡Oooh! ¡Lo grabaste, le dio en el cuello!—

—¡JADEEEE!— grité, mientras el sonido del disparo resonaba en mis oídos.

Miré alrededor, intentando comprender qué había sucedido, en que momento... en qué momento una bala salió disparada; apreté el gatillo del arma en mi mano, pero no salió nada... La bala vino de otro lugar.

Levanté la mirada rápidamente, buscando a quién podría haber disparado, pero no vi a nadie apuntando hacia él..

—No es lo que yo tenía en mente, pero esa imagen fue increíble— dijo Arthur, su voz sonaba burlona mientras observaba la escena, disfrutando de la desgracia que había presenciado —¿Quiénes serán los siguientes en jugar?—

En cuanto pronunció esas palabras, todos los demás rehenes comenzaron a gritar, algunos tratando de alejarse, otros rogando por piedad.

—¡Jaw! ¡Ayúdame!— alcé la vista y vi a Marcus, sus manos sobre el cuello de Jade, quien estaba inmóvil, con los ojos abiertos pero inconsciente.

Me quité la bufanda con manos temblorosas y la envolví como un vendaje contra la herida en el cuello de Jade, tratando de detener la sangre, pero no era suficiente así que decidí apretarlo un poco más.

—¡No sean idiotas, lo van a matar más rápido!— La voz de Little Yue cortó el caos, lo ví arrastrarse hacia nosotros, dejando un rastro de sangre tras de sí, su pierna tenía un agujero, y aunque el torniquete que tenía frenaba la sangre aún brotaba un poco.

—¡Déjame ver!— ordenó mientras se acercaba —Si le presionas demasiado, lo estás asfixiando... ¡Quita eso de su garganta, ahora!—

—Pero está sangrando mucho— protesté, aunque mis manos ya obedecían su orden, soltando un poco la bufanda.

—¡Confía en mí!— gruñó Yue, tomando la bufanda pero no lo envolvió solo lo uso para presionar la herida —Marcus sostén su cabeza, Jaw vigila que no se ahogue con su propia sangre— Marcus y yo nos movimos rápido, obedeciendo sin cuestionar.

—¿Quién demonios disparó?— pregunté entre dientes, mi mirada recorría el lugar buscando respuestas, pero lo único que vi fue a Arthur, observándonos desde su posición, con una sonrisa retorcida en los labios.

—Eso no importa ahora— gruñó Yue, apretando la tela de la bufanda en el cuello de Jade.

—Veamos quiénes pueden ser los siguientes— anunció Arthur con un tono burlón, mientras arrastraba a Umiho al centro de la habitación junto con una de sus amigas, sus gritos y súplicas no parecían importarle en lo más mínimo.

—¡Eres un lunático!— le grité, sintiendo cómo mi ira comenzaba a superar el miedo —¡Ya es suficiente con este maldito juego, pero obligar a dos chicas a participar es aún peor! ¿Qué clase de monstruo eres?—

Arthur se giró hacia mí, su rostro reflejando una mezcla de superioridad y diversión. Ignoró mis palabras y, con una sonrisa torcida, tomó a Umiho por el rostro, acercándola más a él.

—Sabes, pensándolo bien... eres muy linda, ¿verdad?— dijo con un tono repugnante, inclinando la cabeza mientras estudiaba su expresión aterrada de Umiho —Dame un beso, y te prometo que no te haré nada—

—¡Jamás!— gritó ella, su voz llena de rabia, aunque sus ojos mostraban el miedo que intentaba ocultar, intentó apartar su rostro, pero Arthur apretó su agarre—

—Oh~ qué tierna— continuó Arthur, burlándose de su rechazo —¿Es porque le eres fiel a Jade? Qué conmovedor... pero tranquila, cariño, ya está muerto—

Esas palabras hicieron caer a todos en un silencio aterrador mientras que a mi la sangre hervía en mis venas —¡Te equivocas!— rugí, intentando moverme hacia él, pero Marcus me detuvo.

—¡Jaw, cálmate! No es el momento...— susurró Marcus con urgencia, aunque sus ojos mostraban el mismo odio que sentía yo.

Arthur soltó una carcajada mientras Umiho se mantenía firme, con lágrimas acumulándose en sus ojos —Bien, si no quieres cooperar... veremos cuánto tiempo puedes mantener esa actitud antes de que cambies de opinión— dijo con un tono gélido, soltándola de golpe y empujándola al suelo, luego señaló a dos de sus secuaces con un gesto impaciente —Sujétenla— ordenó con frialdad, señalando a Umiho —Ahora escojan a otra persona para seguir jugando—

Ambos se movieron rápidamente, agarrando a Umiho por los brazos mientras ella luchaba con todas sus fuerzas —¡No! ¡Déjenme! ¡Suéltenme!— gritó, tratando de zafarse, pero la inmovilizaron sin dificultad.

—¡Eres un cobarde!— le grité a Arthur, Jade no se está ahogando puedo levantarme y darle un golpe al desgraciado de Arthur.

—Jaw, no— murmuró Marcus, con voz tensa. —Si haces algo ahora, te matará—

—¡No puedo quedarme mirando!— respondí, pero me detuve, viendo cómo Arthur observaba a los rehenes restantes, como si estuviera eligiendo su próxima víctima en un escaparate.

—Hmm...— fingió pensarlo, paseándose entre los estudiantes aterrorizados —Tantas opciones... pero vamos a hacerlo más divertido. ¿Quién quiere ser el héroe? ¿Quién dará un paso adelante para salvar a los demás?—

El silencio era ensordecedor, nadie se movía, nadie se atrevía a hablar. La tensión era insoportable, y el miedo palpable en cada rostro.

Arthur sonrió de manera siniestra, inclinándose hacia una chica que sollozaba en un rincón —¿Tú, quizás?— preguntó, inclinando la cabeza. ¿0 prefieres que escoja a alguien más al azar?—

Mientras hablaba, Umiho seguía luchando contra quienes la sostenían, pero su mirada buscó la mía. Era una súplica muda, un grito de auxilio que no podía ignorar, pero no podíamos hacer nada, si nos movíamos los cinco íbamos a morir...

Y así fue por varios minutos. Arthur recorrió la sala con su mirada maldita llena de una sed de sangre que solo había visto en psicopatas de las películas, buscando entre los rehenes, cuando encontraba un grupo de amigos, obligaba a que se enfrentaran, a que se mataran entre sí. Las súplicas y gritos de desesperación Ilenaban el aire, mientras las víctimas caían, una tras otra, al centro del círculo.

La escena se convirtió en un caos absoluto. La sangre comenzaba a empapar el suelo y cada esquina, mezclándose con los gritos desgarradores de los sobrevivientes, un cuerpo cayó sobre uno estudiantes de mi clase de matemáticas, gritó histérico pero al instante le dispararon en la cabeza, solo para callarlo, asustar al resto y seguir.

Quien había estado sosteniendo el celular para la transmisión era Lao, solo podía verlo de lejos, él temblaba en una rabia que solo se veía frenada porque un tirador lo estaba apuntando para que no intervenga. Donde sea que haya estado todo este tiempo, fue solo otro rehen, y ahora lo tenían aquí, sin arma pero fácilmente podrían inculparlo si la policía llegara y lo viera grabando.

Finalmente, después de lo que fue un verdadero infierno, se escucharon pasos pesados y voces a lo lejos; un grupo de policías, finalmente, había llegado al lugar. Arthur y sus cómplices escucharon enseguida a los oficiales acercándose, la sonrisa retorcida de Arthur desapareció en cuestión de segundos, reemplazada por una expresión de miedo y adrenalina.

—¡Corran!— ordenó él a su grupo, indicando su retirada. —¡Muevanse! Ahora!—

Comenzaron a dispersarse rápidamente, dejando atrás a los heridos y los cuerpos caídos, desapareciendo en las sombras antes de que los policías pudieran atrapar a nadie, los mire fijamente, mientras se iban como un grupo de cobardes huyendo por una ventana y ahí fue cuando lo vi... una ventana estaba rota por un agujero de bala... alguien disparó desde afuera.

Los oficiales, ahora en el centro del caos, ayudaron a los supervivientes a ser evacuados mientras que otro grupo iba en dirección hacia donde habían huido los responsables, detrás entraron los paramédicos tratando de encontrar a alguien con vida entre todos los cuerpos tirados en el piso y bañados en sangre.

Entre la multitud de policías y paramédicos que entraron al lugar, reconocí a papá, su rostro estaba desencajado al ver la escena que tenía frente a él, sin dudarlo, corrió hacia nosotros, apartando a quienes se interponían en su camino.

—Dios mío...— murmuró al llegar, con los ojos fijos en Jade, que seguía inmóvil, y en Yue, quien apenas podía mantenerse despierto por la pérdida de sangre.

Rápidamente, hizo señas hacia los paramédicos.

—¡Aquí! ¡Rápido, atiendan a estos dos!— ordenó con una autoridad que no dejaba lugar a discusión, dos paramédicos corrieron hacia Jade, mientras otros dos se dirigían a Yue.

Papá se agachó frente a mí, Marcus y Umiho, revisándonos con la mirada para asegurarse de que estábamos ilesos.

—¿Están bien? ¿Los lastimaron?— preguntó con voz entrecortada, tratando de ocultar el pánico detrás de su tono firme.

—Papá... ellos... ellos hicieron que...— las palabras se atoraron en mi garganta al recordar lo que había pasado.

—Tranquilo...— dijo mientras me tomaba por los hombros, obligándome a mirarlo a los ojos. —Estás a salvo ahora, los vamos a atrapar, te lo prometo, pero primero, necesito que me digas si estás herido.—

Negué con la cabeza, aunque sentía que el peso de lo ocurrido me aplastaba el pecho —Yo estoy bien... pero Jade... y Yue...—

—Ya están en manos de los paramédicos— respondió, volviendo la vista hacia ellos por un momento, luego, su mirada se posó en Marcus y Umiho —¿Ustedes dos?—

—Estamos bien, señor— respondió Marcus, aunque su voz temblaba. Umiho solo asintió, apretando los labios con fuerza, mientras lloraba

Papá respiró hondo, tratando de calmarse mientras sacaba su radio para comunicarse con los policías —Quédense aquí conmigo— me abrazo con fuerza atrayéndome hacia él, ocultando mi rostro en su pecho mientras que permitía que Marcus y Umiho se unan también, dejándonos llorar y gritar del miedo —Ya paso... Ya pasó, ya no les harán nada, sus amigos estarás bien...—

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El viaje a Japón fue agotador, cuando bajé del avión, el aire frío me golpeó el rostro, despertándome un poco del sueño y la flojera que tenía después de 14 horas sentado. A mi lado, Ibe-san también parecía cansado, pero con prisa, debía llegar lo antes posible o su esposa lo mataría.

—Ei-chan— exclamó mientras agarraba su equipaje de mano. —Gracias por la charla en el avión. Te debo una copa cuando todo se calme, ¿sí?—

Sonreí y asentí. —Cuida a tu esposa, y avísame cuando nazca el bebé—

Él levantó el pulgar antes de perderse entre la multitud, dejando que la muchedumbre del aeropuerto se lo tragara.

Suspiré y saqué mi celular, recordando la promesa que le había hecho a Jade "Llamaré en cuanto llegue", le había dicho. Busqué su número y estaba a punto de presionar "llamar" cuando escuché una voz familiar detrás de mí.

—¡Hermano!—

Me giré para encontrarme con mi hermana, Hina, estaba tan grande que ya era toda una mujer y no la adolescente revoltosa que recordaba siempre.

—Hina— dije, sorprendido. —Hace tanto tiempo…—

Ella se acercó y me dio un fuerte abrazo. —Demasiado, vamos, madre y padre están esperándonos en casa—

Asentí, dejando que tomara una de mis maletas, aunque insistí en cargar la más pesada, la seguí al estacionamiento, donde su auto estaba aparcado; mientras guardábamos el equipaje en la cajuela, saqué mi celular nuevamente, en New York deberían ser la 1 AM pero conociendo a Jade estaría esperando mi llamada.

Dentro del auto, marqué su número y esperé, pero solo escuché el tono de llamada, nada... Intenté de nuevo, pero tampoco respondió.

—¿Estás llamando a tu trabajo?— preguntó Hina mientras ajustaba el espejo retrovisor.

Asentí, tratando de mantener una expresión neutral. —Sí, solo… asuntos pendientes—

—Bueno, déjales un mensaje— sugirió con tono casual.

La verdad me quemaba en la lengua, pero no podía decirles que estaba llamando a Jade... Mi familia siempre había sido clara, no les gustaba la idea de que me ocupara de él. Lo veían como una carga innecesaria, como algo que no era mi responsabilidad, pero para mí, Jade era mucho más que eso.

Miré mi celular y dudé por un momento, pero al final envié un mensaje, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago.

"Jade, soy yo. Acabo de llegar a Japón, llámame cuando puedas, ¿sí? Quiero saber que estás bien"

Guardé el teléfono en mi bolsillo mientras el auto arrancaba. Afuera, las luces de la ciudad pasaban como destellos en el horizonte, y dentro del vehículo, Hina comenzó a hablar sobre todo lo que había sucedido en casa. Yo asentía de vez en cuando, pero mi mente estaba con Jade ¿Por qué no había contestado?

Apretando los puños sobre mis rodillas, intenté calmarme. "Todo estará bien", me repetí, pero una parte de mí no podía sacudirse la inquietud.

Llegamos a casa, y aunque habían algunos cambios en la decoración, el lugar seguía siendo como lo recordaba: acogedor, con ese aroma a madera vieja y té recién hecho. El bonsái en la entrada había crecido un poco, y algunas fotos nuevas adornaban las paredes del pasillo, pero, en esencia, todo seguía igual.

—¡Eiji!— exclamó mi madre, abrazándome con fuerza en cuanto crucé la puerta —Al fin viniste, tuve que tomar acciones en eso—

—Bienvenido, hijo— dijo mi padre con una sonrisa leve, podía ver que ya no llevaba su anillo mientras que mi madre si tenía uno, se divorciaron, padre solo está en casa porque regrese.

Después de un breve intercambio de palabras, me disculpé para subir a mi antigua habitación, poder cambiarme y descansar un poco. Era como si el tiempo se hubiera detenido ahí, los muebles estaban en el mismo lugar, los libros en los estantes seguían siendo los mismos, e incluso mi viejo futón seguía perfectamente doblado en la esquina, dejé mi maleta al pie de la cama y me dejé caer sobre el colchón, sacando el celular de inmediato.

Volví a marcar el número de Jade, el tono de llamada sonó una y otra vez, pero nadie respondió, mi mandíbula se tensó mientras intentaba mantener la calma, volví a intentarlo, esta vez, ni siquiera sonó; se fue directamente al buzón de voz.

—Vamos, Jade… contéstame— susurré para mí mismo, sintiendo cómo la preocupación comenzaba a apoderarse de mí.

Miré la pantalla del celular por unos segundos, dudando si debería intentar contactar a alguien más, es de madruga Eiji, me dije a mi mismo, posiblemente solo este durmiendo o el celular se quedó sin batería.

De repente, alguien golpeó la puerta ligeramente —¿Eiji? ¿Estás bien?— Era Hina

—Sí, solo estoy cansado— respondí, esforzándome por sonar tranquilo.

Ella abrió la puerta de todos modos, asomando la cabeza con una ceja levantada. —¿Seguro que estás trabajando? Porque pareces más estresado que cuando tenías tres trabajos al mismo tiempo—

Sonreí débilmente, intentando desviar el tema. —Es solo el cambio de horario, nada más—

—Bueno— dijo, cruzando los brazos. —Baja cuando quieras, mamá está preparando el té. Y…— me miró fijamente por un segundo antes de continuar. —Si necesitas hablar de lo que sea, aquí estoy—

Asentí, agradecido, aunque sabía que no podía contarle la verdad.

Cuando se fue, me recosté en la cama, sosteniendo el teléfono sobre mi pecho, un mal presentimiento crecía dentro de mí, y por más que intentaba convencerme de que estaba exagerando, no podía ignorarlo.

Decidí que si no tenía noticias pronto, tendría que hacer algo más, pero por ahora, lo único que podía hacer era esperar… y eso era lo más difícil de todo.

Hina se había ido o al menos eso creí hasta que me llamo desde la puerta de mi habitación —Hermano... Dime qué te sucede, sé que esto no es trabajo—

—Yo...— dudé, pero finalmente decidí continuar —Es Jade, le prometí llamarlo en cuanto llegué, pero no contesta, no responde a los mensajes, e incluso su última conexión fue hace casi un día... Él no es así—

Hina me observaba fijamente, como si estuviera intentando entenderlo todo —Eiji allá debe de ser de madrugada y además tú no...— Sabía que nunca les había parecido bien que me preocupará por Jade.

—Se lo que vas a decir... "No es tu responsabilidad o es un niño cualquiera" no Hina... No lo es, se perfectamente que desde la muerte de Ash me aleje de todos y todos... Y no sabes cuánto lo lamento... Pero en cuanto mi pequeño amanecer entro a mi vida conseguí un nuevo propósito—

—Eso... Lo entiendo— No creí que lo comprendiera tan rápido —Mi hermano mayor se fue un día y ya no regreso a Japón, me sentí abandonada— solo baje la mirada ante sus palabras —Pero yo también encontré mi nuevo propósito con mi marido je... Así que supongo que soy una tonta al reclamarte por eso— Ella solo miro a otro lado —Y tampoco me esforcé en contactarte—

—Bueno que tal si mi hermanita me cuenta sobre su vida en estos últimos años—

Hina me conto sobre como conoció a su esposo, mi ahora cuñado, aparentemente fue un romance a primera vista que avanzo a la velocidad de la luz a mi parecer —¡Como que de besaron con una semana de conocerse!—

—Ey, tu no estabas ahí para ser el hermano mayor celoso, además no tienes de que recriminarme, tu hiciste lo mismo— voltie a mirar la pared como si fuera lo más interesante del mundo y está muy bien pintada... tanto como mis mejillas ahora mismo

Me mostró muchas de las fotos que tenía, y pude ver cómo ese romance evolucionó hasta la llegada de mi sobrino, un niñito tan lindo y regordete.

—Es adorable— dije mirando la foto, no podía esperar a que su padre lo traiga de la guardería y poder verlo.

Luego de una larga lista de anécdotas de parte de Hina, me señaló como siempre solía hacerlo cuando quería sacarme información de alguna "chica que me gustaba" cuando era joven así que ya imaginaba más o menos por dónde iría su interrogatorio

—Ahora tu cuentame sobre todo lo que hiciste en New York quiero detalles extra—

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—¡Idiota! ¡Idiota! ¡Porque regresaste! ¡Literalmente viviste un romance de ensueño!— Esperaba cualquier reacción menos esa, le había contando algunas partes pero ahora que tiene la historia completa se ve conmovida y enojada conmigo —Yo te mostré fotos, ahora tu muestra algunas, las actuales—

Saque mi celular, mi galería estaba llena de algunas fotos del trabajo pero intercalaban entre fotos que me sacaba con Jade y Buddy.

—Oye ¿Por qué no intentas llamar al padre del chico?— me sugirió Hina y sinceramente era lo más obvio.

Realmente no quería molestar a Max ahora pero solo así podría quitarme este peso de encima; saqué mi celular y marqué su número, sonó varias veces antes de que finalmente atendiera.

—Max, lamento molestar posiblemente te desperté pero quería preguntarte si, sabes si Jade está molesto conmigo... No responde mis llamadas—

Hubo un silencio tenso, demasiado largo... entonces, su voz quebrada dijo —Jade está en el hospital... Hubo un tiroteo...—

El mundo se desvaneció por un instante, tiroteo... La alerta en el aeropuerto... sería el mismo....

—Le dispararon en el cuello... — Max continuó, con una voz que apenas podía sostener —Eiji... Mi hijo se está muriendo...—

No hubo más respuesta solo podía oír a Max llorar a través de la llamada, que estaba en alta voz, Hina soltó un jadeo, llevando sus manos al rostro, ella también había escuchado.

Mi mente trataba de procesar cada palabra, pero no podía, ví la alerta y la ignore...

—¡Eiji!— escuché la voz de Hina a través del dolor, me miraba, el temor reflejándose en sus ojos —Debes regresar a Estados Unidos ahora mismo—

Con un nudo en la garganta, asentí. No había tiempo para más preguntas, solo el deseo desesperado de llegar a su lado, de verlo con vida.

Debía salir ahora o llegaría... tarde...

Estaba tan conmocionado que apenas pude escuchar los gritos de enojo de mi madre cuando intentaba salir de la casa. Mi hermana intentaba calmarla, explicarle la situación pero era en vano.

—Mamá, entiende, el niño se está muriendo deja que Eiji vaya a despedirse— decía con voz tranquila, aunque sus ojos reflejaban también la angustia.

A su lado, su esposo, quien apenas conocía a través de fotos, se mantenía en silencio, con mi sobrino en brazos, el pobre hombre apenas había llegado a la casa.

Después de unos momentos, mi madre dejó de gritar, soltando un suspiro tembloroso mientras se apoyaba en una silla, derrotada.

El silencio se apoderó del espacio, pesado y doloroso, luego, mi hermana dirigió su mirada hacia mí —Voy contigo, Eiji—

—Gracias— fue todo lo que pude decir, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

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El cómo llegamos no estoy seguro. Todo estaba borroso, como si mi mente se hubiera negado a procesar la lentitud del viaje y la urgencia del momento, no podía recordar cada paso que tomé, cada palabra intercambiada en el aeropuerto o el vuelo. Todo se sentía distante, intangible, como si solo flotara en un vago y desordenado estado de conciencia.

En mi mente, solo podía reproducir una y otra vez el último momento que pasé con Jade, solo podía oír su voz decir "Sayonara" una y otra vez; una palabra llena de despedida se repetían sin descanso.

Si no hubiera sido por mi hermana, me habría quedado paralizado en algún sitio, fue ella quien me sacó fuera y dentro del avión, quien me sostuvo mientras cruzábamos el aeropuerto, pero ahora, estando en Estados Unidos...

—Eiji… hermano, ya llegamos... ahora tú eres el único que conoce Nueva York —Sí— murmuré, con voz ronca, apenas capaz de formar palabras.

Saqué mi celular rápidamente y marqué el número de Max, no podía esperar más. Necesitaba saber en qué hospital estaban.

Sonó tres veces antes de que atendiera, la voz de Max sonaba distante, apagada...

—Eiji… —respondió finalmente, y su voz temblaba al pronunciar mi nombre

—Max... en qué hospital están... dímelo, voy de inmediato—

—Estamos en el hospital del centro de Nueva York... Date prisa… Jade no sobrevivirá más de una hora...—

El golpe fue desgarrador, mis manos temblaban mientras apretaba el teléfono con fuerza, no había tiempo… mi pequeño amanecer que siempre iluminó mi mundo, estaba al borde de la muerte.

—Voy hacia allá— logré decir finalmente, con la voz entrecortada

Colgué y pare un taxi indicando la dirección. Tenía que llegar antes de que fuera demasiado tarde.

El camino hacia el hospital fue borroso, una serie de luces intermitentes de Nueva York que se desvanecían a mi alrededor y luego, finalmente, las luces del hospital brillaron frente a mí.

Cuando llegamos, vi a Max y a Jessica abrazados, llorando desconsolados, sus rostros estaban desgarrados por el dolor. A través de la ventana de la habitación de UCI vi a Michael sentado junto a Jade, lo abrazaba con fuerza.

Max me vio llegar, intentó decir algo, pero no pudo, Jessica apenas podía mantenerse en pie, y Michael seguía aferrándose a Jade.

—Eiji… —susurró Max, su voz temblando. —No queda tiempo—

Cada palabra que dijo resonó en mi mente como un eco interminable. Mi cuerpo temblaba, pero no podía apartar la vista de Jade, mi pequeño amanecer que había compartido tantos momentos conmigo, ahora luchaba por cada suspiro.

Cuando Michael salió lentamente de la habitación, cerrando la puerta tras de sí, entre, me quedé solo con Jade. La habitación se sentía fría con el sonido de los monitores parpadeando.

—Jade… —llamé suavemente, pero no respondió.

Su piel estaba pálida, en un tono grisáceo, algo que no indicaba nada bueno, con cuidado, lo tomé en brazos, tratando de no mover demasiado los cables y las sondas que lo conectaban a las máquinas. Mi corazón dolía cada vez más con cada pequeño movimiento, cada latido que se hacía más débil en su pecho.

—Ya vine… Te dije que no iba a estar lejos mucho tiempo, ¿verdad? —susurré, tembloroso.

Jade soltó un leve quejido, apenas perceptible, y me aferré a él, abrazándolo con todo lo que tenía.

—Te amo mucho, mucho… te adoro, Jade—repetí entre sollozos, llenando su frente y sus mejillas de besos, acariciando su cabello con ternura infinita.

Junte mi frente con la suya, estaba helado... frío y horriblemente quieto, deje un beso en la punta de su nariz, por un segundo me pareció verlo sonreír a pesar de que estaba entubado... finalmente Jade dejó de respirar.

En cuanto ocurrió, la puerta de la habitación se abrió con un golpe. Jessica entró desesperada, gritando su nombre mientras corría hacia la cama, su rostro estaba rojo y empapado en lágrimas, y su voz se rompía con cada palabra. Max y Michael llegaron justo detrás de ella, pero no hizo falta que dijeran nada, la devastación en sus ojos ya lo decía todo.

Jade había muerto...

Notes:

El punto de hacer dos caminos fue para mostrar ese lado cruel y la parte que hubiera sido más agradable. Como lectores tienen la libertad si leer los capítulos con la línea temporal que deseen

Por otro lado estuve haciendo algunos dibujos sobre este fanfic, les gustaría que los publique? Háganmelo saber en los comentarios, también si les está gustando la historia o de plano si no es así también, es bueno saber como estoy llevando este fanfic

Sin más que decir nos vemos en la siguiente actualización, bay~💔

Chapter 39: 33 Camino bueno

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¡Lao! ¡Lao!— grité con desesperación, recorriendo con la mirada la multitud que se aglomeraba frente al cordón policial.

Desde las noticias había reconocido su rostro; era él quien estaba haciendo la transmisión... pero no podía ser, era imposible que estuviera involucrado en el tiroteo... no por voluntad propia.

—¡Sing, allá está!— exclamó Akira, señalando hacia una patrulla estacionada a pocos metros, los policías escoltaban a una figura encapuchada dentro de la patrulla.

Era Lao, con la cabeza baja, las manos esposadas tras la espalda; la ropa que tenía puesta no era de él, además parecía desorientado, mirando a todos lados sin realmente concentrarse en algo.

Sin pensarlo, corrí hacia la patrulla.

—¡Oigan, esperen!— grité, intentando abrirme paso entre los oficiales.

Uno de ellos me detuvo al instante —¿Qué cree que está haciendo?— espetó el policía apartándome.

—¡Es mi hermano!— respondí, no dejando que me apartaron mucho —Ha estado desaparecido durante semanas. ¡Por favor, tienen que escucharme!—

El policía me lanzó una mirada dura, pero hizo una señal a sus compañeros para que se detuvieran por un momento.

—Cualquier cosa que quiera decirnos, lo hará en la comisaría— dijo con frialdad. —Es parte del grupo de escolares que inició el tiroteo. Está bajo arresto.—

—¡Pero él no disparó a nadie!— insistí, desesperado —Solo sostenía la cámara. ¡Estaba filmando, no participando! ¡Lo obligaron se vio claramente!—

Lao levantó la mirada al oírme, sus ojos se encontraron con los míos, y por un instante supe que estaba tratando de decirme algo sin palabras. Movió los labios, pero no emitió ningún sonido.

—¿Por qué no está hablando?— susurró Akira, que se había acercado a mi lado. —Sing, algo no está bien...—

—¡Lao, di algo!— le imploré, dando un paso adelante, solo para ser empujado hacia atrás por el policía.

Lao intentó hablar, pero su voz salió como un murmullo ronco —No... no fue mi culpa...— logró decir finalmente, y mi corazón se encogió al escuchar el temblor en su voz, Lao no es así, ni ahora ni antes, el no duda ni tiembla al hablar... Algo realmente malo sucedió.

El oficial que lo sostenía sacudió la cabeza —Es mejor que te calmes, chico. Si tienes pruebas o algo que decir será en la estación.—

Mientras la patrulla arrancaba, Akira me sostuvo del brazo, tratando de calmarme.

—No podemos dejarlo así— le dije con furia contenida. —Algo le hicieron. Él no haría esto, lo sé—

Akira asintió con seriedad, ella creía en la inocencia de Lao —Entonces vamos a descubrir la verdad— pero sobretodo confiaba en mí

La comisaría era un caos absoluto, los gritos y sollozos llenaban el aire como un eco desgarrador que rebotaba entre las paredes, padres destrozados clamaban justicia, exigiendo respuestas a los oficiales que trataban de mantener el orden, aunque parecía una batalla perdida.

—¡Queremos justicia para nuestros hijos!— rugió un hombre con los ojos enrojecidos, golpeando la mesa de recepción mientras otros lo seguían con súplicas y reproches.

Me abrí paso entre la multitud con Akira siguiéndome de cerca, esquivando empujones y miradas furiosas.

—¡Disculpen! Por favor, necesito pasar...— dije en voz alta, aunque apenas si se escuchaba entre el ruido ensordecedor.

Una mujer se volvió hacia mí, con lágrimas surcando su rostro.

—¿Tú qué quieres aquí? ¿Vienes a defender a uno de ellos?— escupió con furia, señalándome con un dedo tembloroso.

—¡No, no es eso! ¡Mi hermano no es uno de ellos!— respondí rápidamente, levantando las manos en señal de calma. —Él no hizo nada, solo estaba ahí porque...—

—¡Todos dicen lo mismo!— gritó otra voz desde el fondo, interrumpiéndome. —¡Ninguno es inocente! ¡Todos merecen pagar por lo que hicieron!—

El nudo en mi garganta se apretó aún más mientras veía a los oficiales escoltar a un grupo de adolescentes esposados hacia el área de interrogatorios. Y ahí estaba él.

—¡Lao!— grité, extendiendo mi mano hacia él.

Lao giró ligeramente la cabeza al oírme, sus ojos lucían apagados, como si estuviera perdido, no dijo nada, pero la forma en que sus hombros se encogieron me hizo sentir su dolor como un golpe directo al pecho.

Intenté avanzar, pero un oficial me detuvo de inmediato, colocando un brazo firme frente a mí.

—Lo siento, no puedes pasar. Solo familiares directos con autorización previa.—

—¡Por favor, solo déjenme hablar con él!— insistí,

El oficial suspiró, pero negó con la cabeza —Por ahora, está bajo investigación. Si tienes algo que decir, habla con el detective encargado del caso.—

Akira puso una mano en mi hombro, y me alejo un poco de todo el caos —Sing, no vamos a llegar a él así—

Mi mirada seguía clavada en Lao mientras lo llevaban a una sala al fondo. Antes de desaparecer, lo vi girar nuevamente hacia mí y, por un segundo, sus labios se movieron como si intentara decir algo.

—¿Lo viste?— le dije a Akira, agarrándolo del brazo —Parecía como si...—

—Como si pidiera ayuda— completé.

Akira asintió, con una expresión grave.

La espera se hacía insoportable, cada minuto que pasaba sin noticias me parecía una eternidad. La preocupación por Lao me carcomía, pero no podía olvidar que en esa misma escuela estudiaban Jaw, Marcus, Jade, Yut Yue... Tenía que saber si estaban a salvo.

—Akira, llama a Eiji y pregúntale por Jade. Yo llamaré a mi prima— le pedí con urgencia, mientras sacaba mi teléfono.

Asintió sin decir nada y se apartó un poco para realizar la llamada, marque el número de Nadia rápidamente, después de un minuto respondió.

—¿Sing?— dijo, y su voz temblaba como si acabara de llorar.

—Nadia, supe lo del tiroteo...— Mi voz también tembló al oir hablar con miedo; me aclaré la garganta antes de continuar —Jaw Long está bien, ¿verdad? Dime que está bien...—

Hubo un silencio al otro lado de la línea.

—Sing...— Nadia suspiró, y luego su tono bajó, lleno de tensión. —Jaw no recibió ninguna herida de bala, por suerte.—

Me apoyé contra la pared, aliviado. Casi me desplomé del peso que me quitó esa noticia.

—Que alivió...— murmuré, cubriéndome la cara con una mano mientras las lágrimas amenazaban con salir.

—¿Dónde estas y por qué se oye gente gritando?— ella me cuestionó, mire al.rededor todavía habían padres gritando de que capturen a los pocos tiradores que habían logrado escapar.

—En la estación de policía— dije frotándome la sien —Quien realizó la transmisión fue Lao. Nadia escúchame, él no disparo a nadie, es más lo obligaron, pero ahora mismo está detenido al igual que todos los malnacidos que iniciaron esto—

Su silencio fue largo pero por fin respondió —Presenta la denuncia por desaparición, de esa forma no tendrás que esperar tanto para hablar con él y podrá salir libre—

A través de la llamada pude oir a Jaw Long llamando a Nadia —¡Mamá! ¡Mamá hice algo horrible...! ¡Horrible!—

Tenía sentido de que Nadia tuviera la voz quebrada, posiblemente solo sabía que su hijo estaba bien porque Charlie se lo dijo no porque lo supiera directamente. Podía oír a mi sobrino gritar aterrado buscando consuelo en brazos de su madre, por lo oído recién había llegado a casa; no es raro que mi prima haya colgado, tenía que atender a su hijo.

Akira se acercó en ese momento, esperaba al menos buenas noticias pero su expresión no decía nada bueno —Hablé con Eiji, Jade sobrevivió pero después de la cirugía cayó en coma—

Sentí que mi pecho se hundía. Todo era mala noticia tras mala noticia, y para desgracia mía no tenía contacto con los padres de Marcus y menos con los de Yue...

Dude en escribirle, se vería realmente mal que un hombre adulto le escriba a un menor, sobretodo si sus padres no sabían nada de mi, que frustrante.

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Volvimos al departamento, necesitábamos todos los documentos sobre la denuncia por desaparición de Lao y cualquier cosa que demuestre su inocencia...

—¿Crees que sean suficientes?— preguntó Akira de repente, rompiendo el silencio.

—No lo sé— respondí, suspirando —Pero es lo único que tenemos por ahora, tal vez nos escuchen—

Revolví entre papeles, encontrando la denuncia que habíamos presentado cuando Lao desapareció, también habíamos recibido de la escuela en su momento, que confirmaban que llevaba meses sin asistir, estos documentos van a ser útiles ahora mismo

—Esto debería bastar para probar que no ha estado en contacto con nosotros ni con nadie más— murmuré, entregándole un paquete de papeles a Akira.

—¿Y si no lo creen?— preguntó, mirándome con preocupación.

—Entonces no me iré hasta que me escuchen— Tome del cajón del escritorio mi viejo colmillo de dragón volador, sí debía volver a mancharlo con sangre lo haré.

Con los documentos en mano, nos dirigimos de nuevo hacia la estación de policía. Durante el trayecto, mi mente no dejaba de imaginar todos los escenarios posibles. ¿Y si Lao estaba siendo obligado a guardar silencio? ¿Y si lo habían involucrado en algo mucho más grande?

Cuando llegamos, la multitud se había dispersado un poco, pero el ambiente seguía tenso. Entramos al edificio y me acerqué al oficial de recepción.

—Estoy aquí por Zheng Shun Yi— Use el nombre de esta vida de Lao —Traje pruebas de que ha estado desaparecido durante meses. Necesito hablar con él— dije, intentando mantener la calma.

El oficial nos miró, luego a los papeles que llevaba en las manos —Espere aquí— respondió.

Revisó los documentos en su mano, pasando las hojas lentamente mientras sus ojos recorrían cada palabra. Cuando levantó la vista, su expresión había cambiado a una de sorpresa.

—Tiene razón— admitió, aún un poco incrédulo —El menor está reportado como desaparecido. Sus identificaciones, por favor—

Se las entregamos sin dudar, sin embargo, el oficial me miró con dureza.

—Al ser menor de edad, solo los padres pueden entrar a hablar con él en este momento— dijo, haciendo énfasis en la palabra "padres", como si quisiera cerrar el asunto de inmediato.

El nudo en mi garganta creció al instante. No podía dejar que me detuvieran ahora.

—Oficial— dije, conteniéndome para no perder la calma —Han pasado dos meses sin saber nada de él, y yo soy el único que presentó la denuncia. ¿Usted cree que sus padres vendrán?—

El oficial no respondió de inmediato, el silencio se alargó mientras me observaba fijamente, como si estuviera evaluando mis palabras, pero pude ver que estaba considerando mi argumento.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el oficial soltó un suspiro y levantó la mano en señal de rendición.

—Está bien— dijo con voz firme, pero resignada —Siganme, ambos. Voy a hacer una excepción, pero no olvide que estamos bajo procedimiento—

El oficial nos condujo a través de pasillos delgados, hasta llegar a una sala de interrogatorio, esperamos unos minutos a que trajeran a Lao con las muñecas aún esposadas, pero algo en su postura me hizo saber que no estaba completamente perdido.

—¿Lao?— dije en voz baja, acercándome a él con cautela.

Él levantó la vista lentamente, como si no creyera que estuviera allí —Sing...— susurró con voz ronca, y pude ver que sus ojos se llenaban de lágrimas contenidas.

El oficial nos observaba en silencio desde la puerta, pero no hizo ningún movimiento para interrumpirnos.

Lao me miró por un momento, su rostro lleno de una mezcla de alivio y desesperación, de repente, extendió los brazos hacia mí, buscando el consuelo de un abrazo, pero las esposas no le permitían moverse con libertad, al ver su gesto, me acerqué rápidamente y lo abracé con fuerza, sentí que sus hombros temblaban ligeramente.

Akira observaba desde la puerta, y justo cuando me aparté de Lao, él comentó con una ligera sonrisa

—Te sacaste la lotería... Aún no se espanta, es un logro—

—Los chistes después— respondí, intentando mantener la calma. A medida que me apartaba de Lao, me fijé en sus ojos, sus pupilas parecían más dilatadas de lo normal. Algo no estaba bien.

Me inclinó hacia él y susurré en voz baja —¿Estás drogado?—

Lao tardó un segundo en reaccionar, su mirada errante tratando de enfocarme, cuando sus labios finalmente se movieron, la voz salió apenas en un susurro, para que la única persona que escuche sea yo.

—Me inyectaron varias veces— Con los ojos me indico su brazo derecho, y por más que quería levantarle la manga y ver por mi cuenta debía evitar alertar al oficial —Segun ellos aún no es completamente efectivo—

No pude evitar tensarme —¿Quiénes?— pregunté rápidamente, sin poder ocultar la preocupación en mi voz.

—Ethan Clutterbuck— me dió el nombre pero al instante y voz aún más baja dijo —Dino Golzine—

Su confesión me golpeó... Reencarnaron Lao, Yut Lung, Shorter, Skipper y Ash no fueron los únicos... Ese mounstro había regresado con ellos...

—Vas ha salir de aquí, Lao— le dije, tratando de despistar al oficial que empezaba a mirarme con desconfianza —No tengas miedo— lo volví a abrazar y así completar la imagen de estaba preocupado y Lao aterrado

Mataré a ese desgraciado con mis propias manos, y su vuelve a reencarnar lo haré tantas veces como sea necesario.

El oficial con un simple gesto de su mano nos indicó que era hora de salir —Ya es suficiente. Podrán seguir hablando más tarde—

Me volví hacia Lao y le hice una pequeña seña —Volveré pronto— le susurré antes de salir.

Mientras Akira y yo caminábamos por el pasillo con el oficial, el silencio se rompió cuando él comenzó a hablar.

—Debido a las circunstancias y a la evidencia presentada, la condición de su hermano cambiará de victimario a víctima. Podrá salir hoy mismo después de rendir sus declaraciones— explicó, con un tono algo más amable del que había usado antes.

Por un momento, el alivio me llenó, pero fue rápidamente reemplazado por la preocupación que llevaba cargando, las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerme.

—Quiero solicitar una prueba toxicológica— murmuré, con la voz cargada de tensión.

El oficial detuvo sus pasos y me miró, ligeramente sorprendido por mi petición. Akira, que había estado caminando en silencio junto a mí, también me miró sorprendida.

—Solo por si acaso, no se lo que le hicieron en dónde lo tuvieron cautivo— continué, apretando los puños con fuerza, ocultos por mis mangas

El oficial asintió lentamente, como si estuviera evaluando mis palabras —Lo entiendo. Solicitaré que se le realice una prueba toxicológica junto con su evaluación médica. Si lo que dice es cierto, será importante para las investigaciones— respondió, con un tono más comprensivo.

—Gracias— murmuré, tratando de mantener la compostura, aunque por dentro sentía una mezcla de furia y dolor, que no me dejaba quieto

Akira me llevo hacia las sillas para esperar los resultados de la prueba, se apego a mi abrazando mi brazo pero luego susurró cerca de mi oído —Posiblemente es la misma droga... Banana fish—

Asentí, porque lamentablemente era lo más probable.

Mientras esperábamos los resultados de la prueba toxicológica de Lao, el tiempo parecía avanzar con una lentitud desesperante, necesitaba algo una buena noticia al menos.

Fue entonces cuando mi teléfono vibró con una serie de mensajes, al revisarlo, me encontré con actualizaciones que me dejaron un nudo en el pecho.

Primero, Nadia me escribió sobre Jaw Long.


[17:31 PM] Nadia:
Jaw está aterrado.
No quiere soltarme ni a Charlie.
Sing... No sé qué hacer para tranquilizarlo.


Cerré los ojos por un momento, imaginando a Jaw aferrado a sus padres, después de vivir algo horrible, aunque a su edad yo ya estaba acostumbrado a ese tipo de violencia él no, tenía inocencia que perdió hoy.


[17:34] Yo:
Mantente cerca de él.
Solo necesita sentir que estan ahí.
Llámame si necesitas algo.


Un mensaje de Yut Yue también apareció en la pantalla. No eran palabras, solo un simple sticker de un panda con un yeso en la pierna, cualquiera que no lo conociera podría pensar que era insignificante, pero viniendo de él, sabía exactamente lo que significaba, un "no te preocupes, estoy bien". No pude evitar soltar un suspiro de alivio y le respondí con un "Descansa".

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Todo estaba patas arriba, en cuanto nos entregaron los resultados, el oficial confirmó que la prueba toxicológica había dado positivo para LSD. Sin embargo, la información parecía incompleta; no lograron especificar más detalles.

—No creo que sea LSD— dije en voz baja, mirando a Akira, que me observaba con el ceño fruncido.

—Entonces... es esa droga...— Ella solo pudo fruncir el ceño y apartar la mirada con la preocupación e ira que sentía

Me quedé en silencio por un momento, tratando de conectar los puntos. Sin perder más tiempo, saqué mi celular y marqué el número de Eiji.

—¿Sing?— respondió Eiji, su voz se oía cansada.

—Eiji, lamento la llamada, pero esto es importante— comencé, tratando de mantener la calma —Cuando Jade fue drogado, ¿A qué médico lo llevaste?—

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea antes de que Eiji respondiera —Con el doctor Meredith, es el único con una muestra de la droga ¿Por qué lo preguntas?—

Tomé aire profundamente antes de soltarlo —Lao fue drogado— le expliqué rápidamente. —Y sospecho que es banana fish...—

Eiji no tardó en responder, su tono ahora lleno de urgencia —Te enviaré la dirección; llévalo de inmediato—

—Gracias, Eiji— respondí, sintiendo un atisbo de alivio. Colgué la llamada y me volví hacia Akira —Tenemos que llevar a Lao con el doctor Meredith. Él podrá ayudarnos— le expliqué rápidamente.

Akira asintió sin dudar —Vamos, no perdamos más tiempo— dijo, sacando las llaves del auto.

Esperé más tiempo del que hubiera deseado, mientras las formalidades se nos retrasaban, pero finalmente, después de varias horas de papeleo y revisiones, Lao fue liberado. Tuve que firmar una pila de documentos asegurando que lo tendría bien vigilado durante el tiempo que dure el juicio de todos los involucrados, agh todo porque aún sospechan de él.

Cuando por fin salimos de la comisaría, Lao caminaba a mi lado, con pasos lentos y la mirada baja, aún afectado por lo que fuera que le habían administrado.

Subimos al auto, y Akira, que había estado observando a Lao con discreción, rompió el silencio.

—Es bueno volver a verte...— ella volteo para verlo pero Lao seguía con la cabeza baja, está vez parecía avergonzado —Cuando termine todo esto, iremos todos a casa, le pediré la receta a Eiji de ese puré de papas que te encantó esa ves—

"Te sacaste la lotería" ¿Será posible que estaba avergonzado de que Akira lo vea así?

—¿Quieres un poco de agua?— le ofreció, alcanzándole una botella desde el asiento delantero.

Lao levantó la vista, sus ojos aún reflejando confusión, pero tomó la botella con ambas manos.

—Gracias, Akira— murmuró, bebiendo pequeños sorbos, mirándome por el retrovisor.

Si está avergonzado, cuando Akira se volteo yo seguía mirando a Lao por el espejo, movió los labios y entendí que decía "Cásate con ella, si la dejas ir serás un idiota", aún drogado es capaz de molestarme.

El silencio en el auto ya no era pesado, así que aproveche en decirle

—Lao... vamos a ir con alguien que puede ayudarte ¿de acuerdo?— Lao asintió.

La dirección que me dio Eiji nos llevó a un lugar que no parecía una clínica convencional, era discreto, casi anónimo, pero si Eiji había confiado en este lugar antes, entonces yo también lo haría, subimos por unas escaleras angostas y llegamos a una pequeña sala de espera, habían un par de sillas desgastadas, lo único bueno era que no había demasiada gente, y pronto llegó nuestro turno.

Cuando finalmente entramos al consultorio, nos recibió un hombre de mediana edad, al vernos alzó una ceja.

—A menos de que la señorita sea la paciente creo que se confundieron de dirección— dijo, mirándonos de arriba abajo. —Soy obstetra.—

—¿Usted es el doctor Meredith?— pregunté, tratando de mantenerme firme —Venimos de parte de Eiji Okumura.—

El cambio en su expresión fue inmediato, se enderezó y, con un gesto rápido, nos indicó que entráramos —Bien, pasen— dijo, cerrando la puerta detrás de nosotros; no perdió el tiempo, apenas nos entramos, fue directo al punto —Vienen por lo del banana fish, ¿Estoy en lo correcto?—

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---4 Locos en un salón de 2x2---

[2:31 AM] Jaw Long 🕶️✨:
¿Alguien más no puede dormir?
Enviado

[2:32 AM] Marcus⚾:
Ni que lo digas.

[2:33 AM] Jaw Long 🕶️✨:
Tal vez debí escribir esto por el chat personal... Solo podemos hablar los dos.

Escribiendo… Little Yue🐼

[2:34 AM] Little Yue🐼:
Para su información, yo estoy consciente, muchas gracias por considerarme.

[2:35 AM] Jaw Long 🕶️✨:
Enano, pudiste enviar algún mensaje. Creí que estabas grave.

Escribiendo… Marcus⚾

[2:36 AM] Marcus⚾:
¡Little Yue está con vida! :D

[2:36 AM] Little Yue🐼:
Ja, ja, muy gracioso.
Estoy bien, solo que no puedo dormir, y estaré en el hospital unos días.

[2:37 AM] Jaw Long 🕶️✨:
En serio creímos que habías estirado la pata

Escribiendo… Little Yue🐼

[2:38 AM] Little Yue🐼:
¡Estoy más vivo que ustedes tres idiotas!

[2:40 AM] Little Yue🐼:
Ese idiota en específico sí está vivo, ¿verdad?

[2:41 AM] Marcus⚾:
Tiene que estarlo, si no ya lo hubiéramos sabido.

[2:42 AM] Jaw Long 🕶️✨:
Digamos que está vivo...

[2:42 AM] Marcus⚾:
¿Como que "digamos"?

-----------------10 Mensajes no leídos----------------

[2:47 AM] Marcus⚾:
@Jaw Long🕶️✨
Explícate

[2:47 AM] Little Yue 🐼:
Habla o agrego a Umiho al chat
Ya sabes tu quien te mataría si la ignoras

[2:50 AM] Little Yue 🐼:
Te lo advertí

----------Little Yue🐼 agregó a Umiho🪭---------

[2:50 AM] Umiho🪭:
Chicos?
De que es este grupo?

[2:51 AM] Marcus⚾:
Grupo del club
Ese no es el tema
Jaw Long se niega a decirnos sobre Jade

[2:51 AM] Jaw Long 🕶️✨:
No la metan en esto

[2:52 AM] Umiho 🪭:
Jaw por favor dinos
Estamos igual de preocupados

[2:55 AM] Jaw Long 🕶️✨:
Está en coma
Ok?
Eso querían saber?
Pues ya se los dije

[2:56 AM] Umiho 🪭:
En cuanto se nos permita iremos a verlo

[2:58 AM]Jaw Long 🕶️✨:
No sé en qué momento decidimos que debíamos ser los héroes, solo tuvimos que salvarlos a ustedes lo demás no importaban

[2:59 AM] Umiho 🪭:
Jaw no digas eso
Ustedes dos fueron los héroes ese día, si no lo hubieran hecho muchos más hubieran muerto

[3:00 AM] Jaw Long 🕶️✨:
No quiero ser un héroe
Quiero a mi mejor amigo

Notes:

El punto de hacer dos caminos fue para mostrar ese lado cruel y la parte que hubiera sido más agradable. Como lectores tienen la libertad si leer los capítulos con la línea temporal que deseen

Por otro lado estuve haciendo algunos dibujos sobre este fanfic, les gustaría que los publique? Háganmelo saber en los comentarios, también si les está gustando la historia o de plano si no es así también, es bueno saber como estoy llevando este fanfic

 

Detallitos del capitulo:
—Sing llama a Yue, "Yut Yue" combinando su anterior nombre con el actual, además de que solo tiene contacto con el por mensaje, cuando tiene que cuidar al grupo de amigos y las veces que lo ve en la escuela
—Lao ya acepto a Akira para que se case con Sing
—Lamentablemente también a recibido dosis experimentales del banana fish.

Sin más que decir nos vemos en la siguiente actualización, bay~❤️

Chapter 40: 34 camino malo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Hora de muerte, 15:56 PM —escuchamos al médico anunciar con una frialdad que me perforó el alma.

Mis brazos rodearon con fuerza el cuerpo inerte de Jade, incapaz de soltarlo, como si al hacerlo admitiera que de verdad lo había perdido.

—Eiji… —la suave voz de Hina rompió el silencio; sentí sus manos temblorosas posarse con cuidado en mis hombros, tratando de apartarme sin lastimarme más de lo que ya estaba —Deja que sus padres lo vean…—

No respondí de inmediato, mi mente se negó a aceptar sus palabras; mi corazón, destrozado, gritaba que no podía soltarlo. Que todavía quedaba algo, aunque fuera una chispa de vida escondida en algún rincón.

—Solo unos segundos mas… por favor —susurré con voz rota, sin fuerzas para luchar pero tampoco para ceder.

Hina no insistió, pero su mirada estaba llena de compasión y lágrimas, con un último suspiro, me incliné hacia Jade, depositando un beso en su frente, una despedida que nunca quise dar.

—Te amo… Siempre te amaré —murmuré, mi voz apenas un hilo. Finalmente, con el corazón quebrado, aflojé mis brazos, dejando que Hina me ayudara a soltarlo.

Sentí cómo el vacío se apoderaba de mí al alejarme, como si con cada paso dejara una parte de mí mismo atrás.

La habitación, llena de sollozos contenidos y miradas llenas de dolor, se volvió insoportablemente pequeña, pero no había escapatoria de la realidad... Jade se había ido.

—Ash murió... Jade también... — fue lo único que dije apenas Hina me saco de la habitación, era lo único en lo que podía pensar... Ambos se fueron... Ambos de una manera muy cruel...

Esto no es justo... No es justo...

El aire parecía más pesado, el mundo a mi alrededor se sentía distante e irreal.

—Eiji... — Hina me envolvió en un abrazo. Mi cuerpo se tensó al contacto, no quería que me abrazara, me recordaba a como se siente el calor... El calor de una persona...

Cerré los ojos solo un momento, buscando un respiro, un alivio temporal del caos y el dolor que me rodeaban, pero cuando los volví a abrir, ya no estaba en el hospital.

—¿Qué es esto? — Miré a mi alrededor, confundido, estaba en una biblioteca pública.

Las estanterías llenas de libros se alzaban alrededor, y el aire estaba impregnado de un olor a papel y madera que me era familiar pero desconcertante, no entendía cómo había llegado allí. ¿Por qué aquí?

Antes de que pudiera hacer otra pregunta, una voz suave, serena, se filtró en mi mente.

—Es bueno poder hablar contigo por fin—

Me giré de inmediato, la sensación de estar fuera de lugar invadiéndome aún más, y allí, frente a mí, estaba él. Griffin.

—Lo siento, realmente no tengo un buen aspecto —dijo, con una sonrisa tímida que no lograba ocultar la tristeza en su mirada.

Llevaba la misma ropa que aquel día falleció, una chompa de lana marrón, una camisa celeste pálido y pantalones del mismo tono, junto con pantuflas azules. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese momento, en el consultorio del doctor Meredith, donde su vida fue arrebatada por esa bala y mi descuido.

—Tú estás... muerto... Entonces yo también... — Si él estaba aquí, entonces yo, de alguna manera, debía estar muerto también, ¿verdad?

Griffin pareció sorprenderse por mi reacción y se apresuró a explicar, tratando de calmarme.

—No, no, tú no, tranquilo, Okumura —me interrumpió rápidamente, su expresión, aunque amable, reflejaba la urgencia de que entendiera lo que estaba sucediendo.

¿Qué significaba todo esto? ¿Estaba soñando, o había algo mucho más grande sucediendo aquí?

—Bueno, un poco tal vez... —continuo, con un suspiro que parecía esconder más que palabras.

Lo miré fijamente, esperando una explicación que diera sentido a todo lo que estaba sucediendo.

—Colapsaste, pero estás vivo... —

Miré a mi alrededor, la biblioteca pública, un lugar común, pero ahora marcado por un significado profundo. Aquí fue donde Ash... había muerto, y aquí fue donde encontré a Jade, donde mi mundo cambió por completo dos veces.

El peso de esos recuerdos me aplastó por un momento, la sensación de pérdida volviendo con fuerza, pero antes de que pudiera decir algo, Griffin parecía saber lo que estaba pasando por mi cabeza.

—Creo que sé lo que estás pensando... —comenzó, su voz suave pero llena de una certeza inquietante —Quieres hablar con su alma—

Griffin se apresuró en explicar —Cuando una persona muere sin cumplir su último deseo, entonces vuelve a la tierra —dijo, como si fuera una verdad sencilla —Pero cuando ya hicieron todo lo que deseaban... el alma simplemente se desvanece—

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, eso significaba que habían cumplido sus propósitos; la idea de que pudieran haber desaparecido me dejó sin aliento.

—¿Entonces... qué pasa con ellos? —mi voz salió temblorosa, incapaz de ocultar la desesperación que crecía en mi pecho.

Griffin me miró, su rostro imperturbable pero con una sombra de tristeza en sus ojos —Ya no está aquí—

Me negué, mi mente no podía aceptar lo que Griffin estaba diciendo ¿Ni siquiera aquí, en este extraño lugar, podría volver a ver a Ash o a Jade?

—¿Qué hay de ti? Tú estás aquí, no reencarnaste—pregunté, buscando alguna respuesta que al menos me diera algo de consuelo.

Griffin asintió lentamente, su mirada se suavizó al recordar —Mi último deseo era estar siempre con Aslan —respondió, su voz tranquila pero marcada por una nostalgia profunda —Así que no podía volver físicamente a la tierra, pero sí podía acompañarlo en alma—

Sus palabras me dejaron atónito. No había reencarnado, no había regresado, había permanecido allí, pero de una manera diferente, el deseo de estar al lado de su hermano lo había mantenido aquí, en este limbo entre la vida y la muerte.

—¿Cuál era lo último que querían? —pregunté, mis ojos buscando en los suyos una respuesta.¿Qué deseo, qué propósito no cumplido había marcado el final de Ash y el inicio de Jade?

Además teniendo en cuenta sus palabras, tal vez, solo, tal vez podría volver a buscarlo.

Griffin suspiró y miró hacia abajo por un momento, como si estuviera buscando las palabras correctas.

—Aslan quería tener una vida a tu lado —dijo, y una pequeña sonrisa triste se asomó en su rostro —Y volvió a ti como Jade—

Sonríe instintivamente, realmente estuvo a mi lado todo este tiempo, lo sospechaba, desde un inicio, sin embargo al verlo como algo loco o producto de mi tristeza deje esa posibilidad como eso una posibilidad, tratando a Jade como una persona separada de Ash, pero viendolo bien realmente solo fue él todo el tiempo, solo que está vez su vida estaba llena de una calma y amor que no había tenido antes, lo conocí en sus dos facetas.

Y sin embargo, el dolor de no poder verlo, de no poder hablar con él, seguía allí, acechando en mi pecho. ¿Había sido suficiente? ¿Realmente había cumplido su propósito?

Cómo Ash lo cumplió, lo cuide y le di la infancia que no tuvo pero... ¿Que hay de su último deseo como Jade?

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Cuando desperté, el primer rostro que vi fue el de mi hermana, sentada a mi lado, su expresión llena de preocupación y miedo.

—Eiji... Me asustaste... —dijo, su voz temblorosa, cargada con el alivio de verme despertar.

Aún aturdido, traté de centrarme en lo que estaba pasando, pero todo parecía un cúmulo de sensaciones y pensamientos confusos.

—¿Qué sucedió? —pregunté, mi voz ronca

—Colapsaste después de que el niño murió... Llevas durmiendo un día entero... — respondió ella, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y alivio, pero también una tristeza profunda.

¿Un día entero? La charla com Griffin no fue particularmente larga, realmente me había dicho muy poco, dejo más dudas que respuestas.

Mi cuerpo se tensó de inmediato, una ola de angustia recorriéndome al recordar que...

—¿Y Jade...? —mi voz apenas fue un susurro, temeroso de lo que podría escuchar.

Mi hermana bajó la mirada, su rostro mostrándome que no quería darme la respuesta, pero sabía que era inevitable.

—El entierro es mañana temprano... —dijo, las palabras como un eco en mi mente, resonando con un peso insoportable.

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Max y Jessica habían optado por un entierro más privado, uno donde el dolor no se mezclara con las miradas ajenas. No querían que el acto de despedirse de su hijo se convirtiera en un espectáculo, sobre todo por todo el seguimiento mediático, la transmisión de los sucesos quedó en internet los videos en dónde Jade y Jaw Long ayudaban a evacuar a la mayor cantidad de estudiantes que pudieron rondaban por cada red social, pero también el instante del disparo. Por todo eso querían algo más íntimo, algo donde pudieran llorar en paz, sin que nadie los interrumpiera.

Le habían puesto una camisa blanca, pero el botón del cuello estaba cerrado hasta arriba, ocultando la herida de bala que le había quitado la vida, era un pequeño detalle, pero al mismo tiempo, el más doloroso.

—El dolor más grande que puedes vivir siendo madre, siendo padre, es tener que despedir a un hijo, rogando a Dios que esta sea la primera y última vez que... —una voz temblorosa interrumpió las palabras del orador, haciendo que todos nos giráramos hacia ella.

—Segunda vez... Es la segunda vez —dijo Max, la voz rota y cargada de amargura. Los ojos de todos se bajaron al escuchar sus palabras, como si el simple hecho de decirlo fuera demasiado cruel para soportar.

Y era verdad, a Max realmente me dolió la muerte de Ash, solo pudiendo tenerlo como hijo en papel ya que nunca se entero de la adopción y ahora, la vida le había arrebatado a Jade también. Tanto Jessica como Max estaban destrozados ambos abrazando instintivamente a Michael, temiendo que algo le pase también, era el único hijo que les quedaba.

La tragedia no solo los había marcado una vez, sino que les había quitado dos de sus hijos. Dos vidas, dos futuros truncados. El dolor que debía sentir en ese momento era inimaginable, y sin embargo, era su realidad.

Lo que siguió fue algo borroso, prefería perderme en mi mente, inventando otras opciones, posibilidades, si era posible volverlo a encontrar...

Volví a la realidad solo cuando llegó el momento de la despedida definitiva. Max y Jessica se acercaron al ataúd de Jade, dejando que las palabras salieran de sus bocas, aunque parecía que cada palabra les costaba el alma. Michael, con los ojos vacíos y llenos de lágrimas, se quedó en silencio, incapaz de decir algo, solo llorando mientras miraba el rostro de su hermano pequeño, tan tranquilo en su descanso eterno.

Sus amigos también se acercaron, Marcus al ser mayor sostuvo a Umiho, ella estaba demasiado asustada y afectada, Yue solo miraba al suelo, pero Jaw Long no se acercó al contrario se alejo sin querer ver más seguido de Nadia.

Me acerqué al ataúd, mis manos temblando, y lo único que pude hacer fue inclinarme y dejar un beso en su frente. Voy a volverte a encontrar, mi alma siempre estará contigo.

Mientras el ataúd comenzaba a descender lentamente, el sonido de la tierra cayendo sobre él golpeó mi pecho con la misma fuerza que un martillo.

Fue entonces cuando sentí una presencia a mi lado. Jaw Long se acercó a mí, su rostro grave y lleno de una tristeza que se reflejaba en sus ojos, pero también veía enojo.

—Asesinato...— Jaw Long dijo la palabra con un peso tan grande que resonó en mi pecho.

Lo miré, mi compasión se hizo aún más profunda al ver su rostro marcado por el remordimiento, y todo el dolor que llevaba dentro. Jaw Long había disparado, sí, pero nunca fue su intención, fue obligado por los tiradores, manipulado por algo que ni él entendía del todo.

—No eres un asesino, Jaw...— le respondí. No podía permitir que se viera a sí mismo de esa manera.

Él había sido una víctima más, Jaw Long cerró los ojos, respiró profundo, y cuando habló de nuevo, su voz se quebró, pero también estaba llena de la amarga verdad que no podía ocultar.

—Lo asesinaron... Yo lo sé... Mi arma jamás se disparó, fue alguien más...— dijo, y pude ver en su rostro la lucha interna.

Cuando volteó a mirarme, sus ojos estaban llenos de un odio palpable, pero no era un odio dirigido hacia mí, ni hacia nadie cercano.

—Algo debimos haber hecho, para molestar a quien quiera que lo hizo, Arthur no tiene la inteligencia necesaria para un atentado así, fue alguien mas, lo se—

Regrese mi mirada notando que ya habían terminado de arrojar tierra al ataúd, aunque aún quedaba un silencio profundo de dolor algunas personas ya se estaban alejando de a pocos.

—¿Tú me crees, verdad?— las palabras de Jaw Long eran un susurro desesperado —Papá dice que todo lo que te digo fue mi imaginación, pero no es así... Yo no disparé... Alguien más lo hizo...—

Su mirada se dirigió hacia Umiho, y algo en su rostro se oscureció, como si estuviera viendo algo más allá de ella, algo que no podía nombrar con palabras.

—Ella sigue... Le harán algo... Arthur se enfocó en ella ese día... —la mención de Arthur hizo que una ola de confusión me invadiera, pero el miedo en los ojos de Jaw Long era real.

Jaw Long se acercó a mí, tomándome con una mirada que buscaba desesperadamente que alguien lo creyera.

—Eiji, tienes que creerme... —su voz tembló, la impotencia se filtraba entre sus palabras.

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—¿Jaw? ¿Estás planeando tu venganza de supervillano? —La voz de Ronnie me sacó de mis pensamientos, extendiéndome un helado.

No respondí de inmediato. Me había alejado de todos después del entierro de Jade. Aunque seguíamos en la reunión después del sepelio, no podía soportar estar rodeado de tanta tristeza, ni tampoco de la sensación de que nadie entendía lo que realmente había pasado.

—Algo así... —respondí al fin, con la vista fija en el suelo.

—¿Y qué piensas en esa cabezota tuya? —preguntó con un tono despreocupado, pero había algo en su voz que me hacía sentir que quería ayudar.

Suspiré y dejé que mis pensamientos se filtraran en palabras —En que nadie me cree... Estoy seguro de que alguien lo asesinó, pero todos creen que solo estoy en "negación". Sé lo que vi, Ronnie, pero ellos no quieren escucharme—

Ronnie me miró fijamente, sus pequeñas cejas fruncidas como si estuviera analizando la situación con la seriedad de un adulto en su diminuta cabeza. Luego, como si acabara de resolver un gran misterio, dijo —Sabes, tal vez deberías acusar a los malos tú mismo—

La miré sorprendido, era una niña de seis años, ¿cómo podía estar dándome un consejo sobre algo tan complicado?

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado sarcástico.

—Pues yo hice eso en clases. Fingí ser amiga de la niña mala del aula, luego grabé las cosas malas que decía con mi lapicera con grabadora y se lo mostré a la profesora. —Su tono era triunfante, como si acabara de revelarme un gran secreto del universo.

La idea me pareció ridícula al principio. ¿Qué tenía que ver lo que sucedió en un aula con algo tan serio como lo que había pasado con Jade? Pero luego, al mirar a Ronnie, algo en su lógica infantil, tenía sentido. Tal vez no estaba tan equivocada, fingir, observar, recoger pruebas... Podría ser una manera de acercarme a la verdad que todos estaban ignorando.

Me permití una leve sonrisa —Eres más lista de lo que aparentas, Ronnie. —Ella solo se encogió de hombros y siguió comiendo su helado, como si no acabara de darme una idea que podría cambiarlo todo.

—¿Quién te dio dinero para helado? Adentro no están dando, y mamá te castigó —le pregunté finalmente, mientras comenzaba a comer el helado que ya estaba empezando a derretirse en mis manos.

Ronnie me miró como si la pregunta fuera obvia —Me lo dio el señor Lobo— respondió, señalando hacia donde estaba el padre de Jade.

Seguí su dedo con la mirada y allí estaba él, de pie junto a un grupo de personas, aunque parecía no estar realmente con ellos. Su mirada perdida y su postura cansada.

—Dijo que no deberías estar solito aquí, así que me envió a comprar helado para ambos —continuó Ronnie, como si fuera lo más normal del mundo.

Mi garganta se apretó al escuchar eso; lo miré por un rato más, intentando procesar lo que sentía. Es un tipo muy bueno, de esos que intentan cuidar de los demás incluso cuando está dolido; se había preocupado por mí en un momento como este... me daba pena.

No sabía cómo agradecerle, ni siquiera sabía si podía. Todo lo que podía hacer era comer ese helado y agradecer en silencio.

Voltee nuevamente a verlo y ahora estaba hablando con papá; él es detective, alguien que siempre busca la verdad... pero ni siquiera él me cree. Dice que estoy viendo fantasmas donde no los hay, que mi mente está tratando de encontrar una forma de lidiar con el dolor.

¿Cómo podía ignorar lo que le estaba diciendo? Yo sé lo que vi, pero para papá, esto es solo otro caso cerrado, lo peor es que no han capturado a todos los involucrados.

De repente, lo supe, sabía cómo podía agradecer el helado, cómo podía devolver ese pequeño gesto de bondad que el señor Lobo tuvo conmigo.

Voy a descubrir quién le disparó a Jade, y yo mismo lo arrojare a una celda.

No importa si nadie me cree, si piensan que estoy loco o en negación. No voy a dejar que esto quede así, Jade merece justicia, y yo me aseguraré de que la tenga.

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Veo que han causado bastante caos allá afuera, los noticieros no dejaban de hablar de lo ocurrido, a pesar de que han pasado ya dos días, denominandola como la masacre más mortífera en décadas debido a la cantidad de víctimas que rondaban las más de treinta, considerando la cantidad de tiradores, aún puedo oír el ruido de las sirenas de la policía y los gritos aún resonaban débilmente desde las calles.

Arthur, es una persona demasiado confiada para su propio bien, es una pena. En cuanto llegaron sin ningún sentido de la modestia encogió de hombros, tirando su arma sobre una de las mesas cercanas como si fuera un juguete usado, la pistola resonó con un sonido sordo que casi me hizo fruncir el ceño, el tipo era un bruto, pero al menos sabía cómo ejecutar órdenes. Eso era más de lo que podía decir mentiras.

—Se lo dije, se perfectamente que hacer, después de esto, esos idiotas dejarán de tratar de incriminarnos, los muertos no hablan —dijo Arthur, con una sonrisa tan amplia como el ego que cargaba —Y si aún así se atreven a seguir tras nosotros, bueno podría quedarme con esa linda japonesa, vendería bien—

Me crucé de brazos, dejando que una risa baja se escapara de mis labios, una risa seca, cargada de ironía, se exactamente cómo pinchar su burbuja.

—¿De verdad crees que te permití hacer todo esto es para silenciarlos? —le dije, clavando mi mirada en la suya. Arthur alzó una ceja, como si no entendiera lo obvio, como un animal si raciocinio. Me acerqué lentamente, disfrutando de la manera en que su confianza comenzaba a tambalearse —No. Esto no es para callarlos—

Hice una pausa, dejando que el silencio perforara su ego, para romperlo; es un buen peón, pero un peón completamente carente de cerebro y peor aún de juicio.

—Necesitaba algo más grande —continué, mi tono apenas un susurro, pero lo suficientemente afilado como para cortarle el aire—. Algo que les haga olvidar por completo la pequeña "negligencia" que tú y tus genios cometieron al dejar que descubrieran la recreación de la droga—

Arthur se tensó, aún así no quito esta cara de triunfo, irónico y poco convencible. Me incliné un hacia él, dejando que mi sombra cubriera la suya.

—¿Sabes lo que pasa cuando los perros rabiosos olfatean algo más interesante? —le pregunté, con una sonrisa que no alcanzaba mis ojos.

Él negó con la cabeza en un silencio que no necesitaba más para saber que ya estaba comprendiendo. —¿Qué pasa?—

Mi sonrisa se amplió —Dejan de morder lo que realmente importa— camine hacia la televisión, subiendo el volumen.

Las noticias continuaban, anunciando los fallecidos y heridos, dictando nombres ya que algunos habían sido estudiantes de intercambio o habían sido transferidos ese mismo año por becas escolares por lo tanto ni eran de New York y tampoco tenían familiares ni contactos en la zona. El silencio solo era amortiguado por la voz monótona de la presentadora, mientras las letras del titular presentaban el titulo “Tiroteo escolar, la peor catástrofe ocurrida en el centro educativo secundario de alto rendimiento de New York”

—A que noticia crees que le tomarán más atención a partir de ahora— No era pregunta era, la respuesta era clara —Hoy tú sostienes un arma y apuntas, mañana podrías tener tu nombre en las noticias y no como el tirador—

Arthur tragó saliva, y por un momento pude ver cómo su fachada se desmoronaba. Era un peón útil, pero tenía que recordarle quién era el que movía las piezas.

—Y ahora, Arthur, espero que no vuelvas a darme una razón para limpiar otro desastre tuyo. ¿Entendido?—

Asintió, con la mirada agachada pero note como apretaba los puños aunque sus manos temblaban ligeramente mientras tomaba de nuevo su arma. Podía sentir su miedo, lo disfruté.

Me giré hacia la ventana, observando las luces de la ciudad que nunca dormía. Afuera había caos, sí, pero el caos era mi herramienta favorita. Y en este tablero, yo era el rey. La televisión seguía dictando nombres, hasta que escuché el único que importaba “Jade Callenreese Randy” sonreí a mis adentros, un lince sin garras no me sirve, tampoco si la edad que tenemos es la misma, volver a tenerlo en mi poder es el único motivo por el cual fui personalmente a asesinarlo.

Notes:

Capítulo del camino malo, ojalá espero les esté gustando esta historia.

Antes actualizaba muy seguido pero aunque suene muy extraño tengo mas inspiración en tiempo de clases que en vacaciones jaja

Detallitos del capítulo:
—El alma de Griffin no se ha ido, por lo que Ash/Jade tampoco, pero eso no significa que haya reencarnado nuevamente
—Jaw Long a elegido el camino de la venganza y no se va a quedar de brazos cruzados.
—Eiji simplemente está destrozado, nuevamente a perdido a su alma gemela, pero ahora sabe que Ash/Jade siempre estará con él.

Chapter 41: 34 camino bueno

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Me recetaron pastillas, quiero tirarlas a la basura, pero se que las necesito. Me convirtieron en una rata de laboratorio y lo más probable es que viva medicado hasta que ese doctor pueda hacer algo más útil además de unos simples calmantes, lo cual lo dudo al ver en qué lugar trabaja, aún así tiene la dicha que tener una diminuta muestra original de la droga, mientras que yo cargo en mi sangre la versión más barata.

Decir que no tengo síntomas sería mentir descaradamente, esa droga es una sentencia de muerte disfrazada de control para terceros, es simplemente enfermo. Todo es diferente ahora, el silencio ya no existe para mí, cada sonido es como el estruendo al golpear dos ollas y después de todo este tiempo ya me acostumbre. Y lo peor son los vacíos, esos momentos en los que simplemente... desaparezco; no se qué pasa en largos periodos de tiempo, si hago algo no lo sé, si no hago nada tampoco. Es aterrador, como si alguien apagara mi mente y luego la encendiera de nuevo cuando le da la regalada gana.

Es frustrante, es odioso, es un asco. Mi vida es un maldito desastre, y ni siquiera puedo quejarme sin sentir que me estoy ahogando en mi propia miseria. Mejor dicho sin sentirme culpable, un maldito tiroteo y yo grabé sin estar realmente consciente sentía como me arrastraban o me ordenaban correr detrás de ellos sin embargo nunca me percaté de que sucedía delante de mis ojos, cuando volví en si pude ver a Shorter, su reencarnación mejor dicho, mirándome con miedo suplicando ayuda, actualmente lo conocía vagamente pero lo suficiente para aún sentirme como la peor persona del mundo al seguir grabando sin mover de un solo dedo por ayudarlo; no está herido pero obviamente en esta vida no está acostumbrado a la sangre y a la muerte. Agh soy un completo idiota.

Llegamos al departamento de Sing y subimos, subir las escaleras es lo último que quiero hacer, estos cansado y me duele la cabeza, pero al cruzar la puerta, fue como si algo pesado se deslizara de mis hombros. Estar a salvo es un alivio, un verdadero alivio, aunque todavía no sé si me lo merezco; mirando a todos lados noté, cambios, cosas por aquí y por allá. ¿Una manta extra en el sofá? ¿Unas flores en un jarrón que jamás habría estado ahí antes? Lo entendí de inmediato, Akira está viviendo con Sing.

La odiaba, sí; no por algo lógico, claro, sino por ese absurdo sentimiento de que me iba a quitar a mi hermano, pero ahora... ahora que la veo bien, todo se siente diferente. Akira no solo lo acompaño a sacarme de la cárcel, no solo aguanta todo el drama de un ex pandillero como Sing, sino que también soporta a un desastre como yo. Y lo hace con una calma que debería darme rabia, pero no lo hace. ¿Y lo mejor? Va a cocinar ese bendito puré de papas. Es una diosa, así de simple, y si Sing algún día llega a ser lo suficientemente idiota como para dejarla ir, me caso con ella, que importa que me doble la edad.

Me quedé en la entrada, inmóvil, mientras ellos pasaban al interior, no estaba seguro de por qué, de pronto, Akira apareció, agarrándome del brazo sin aviso y arrastrándome hacia la sala.

—Mira, puede que sea impactante para ti estar de vuelta, pero ya pasaste por suficiente— dijo, casi lanzándome al sofá y si lo hubiera hecho con fuerza no me enojaría —Así que, por favor, sé un adolescente normal por una vez en tu vida. Siéntate, agarra un control y juega videojuegos; yo me encargo del puré de papas que te prometí—

Y así, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejándome plantado como un idiota. Me volví hacia Sing, que estaba apoyado contra el mueble, mirándome mientras se burlaba de mi, ya vas a ver yo tengo más años juntando las dos vidas.

—Ya dale un anillo de una vez— le dije, cruzándome de brazos y alzando una ceja.

Sing dejó escapar una risa corta, negando con la cabeza; mientras tanto, yo me hundí en el sofá, agarré un control, y encendí la consola. Jugué unos 15 minutos, o al menos eso creo, mi mente decidió que, era una buena idea desconectarse. No sé en qué momento dejé de estar presente, todo se volvió una especie de neblina, en donde no hice esfuerzo en disipar.

Cuando volví en mí, no fue porque algo me devolviera de golpe, sino por el aroma, ese maldito aroma a comida recién hecha que me dio bofetada. Mi estómago rugió, y por primera vez en quién sabe cuánto tiempo, sentí algo parecido al hambre.

Me incorporé en el sofá, confundido al principio, pero el olor me guiaba; me levanté, siguiendo el rastro hasta la cocina; ahí estaba Akira, concentrada mientras servía la comida. Sing estaba a su lado, pasándole los platos

—¿Volviste al mundo de los vivos?— preguntó Sing, mirándome de reojo.

No respondí de inmediato, solo me apoyé en el marco de la puerta, dejando que el aroma me envolviera —Si el puré huele así de bien, entonces sí, creo que he vuelto—

Akira giró la cabeza y me dedicó una sonrisa ligera, casi como si supiera exactamente lo que necesitaba —Pues siéntate—

Obedecí sin decir nada más, dejándome caer en una silla mientras el plato llegaba frente a mí. Esto es cálido, demasiado cálido, una calidez que me es ajena, incómoda incluso. En mi anterior vida, todo se trató de sobrevivir a las calles, agarrándome a cualquier migaja de amabilidad que la familia de Sing pudiera ofrecerme, en ese entonces, él era mi medio hermano menor. En esta vida... me tocaron unos padres drogadictos, mierdas de personas que ni siquiera notaron mi ausencia en los últimos seis malditos meses. ¿Cómo no lo iban a notar? ¿Cómo se puede ser tan ciego?

Y entonces volví a encontrar a Sing. Ya no era mi medio hermano, pero eso no le importó, me miró como si nada hubiera cambiado, como si todavía fuera Lao. Esto no es un refugio, es un hogar. Y maldita sea, no sé qué hacer con eso.

El puré está caliente, y es casero, nada de esos paquetes de polvo insípidos que te llenan por compromiso. Esto sabe a algo real. Sing y Akira están ahí, moviéndose juntos en la cocina como si fueran una pareja recién casada. Y yo... yo soy el hijo adolescente mirando desde la mesa. Dios, cómo odié esta imagen al principio, la desprecié con todo mi ser, porque me recordaba lo que nunca tuve. Pero ahora... ahora no quiero que acabe.

—Lao, ¿estás bien?— preguntó Sing, interrumpiendo mis pensamientos.

Levanté la mirada y lo vi, preocupado como siempre, negué con la cabeza, casi sin pensarlo. —Estoy bien—

Sing no dijo nada, pero su mirada me dejó claro que no me creía. Y por primera vez, no me molestó.

Mientras comía, ese calor que al principio fue un refugio comenzó a transformarse en algo oscuro, pesado. El odio empezó a hervir dentro de mí, como un volcán a punto de estallar. Esos hijos de puta... ¡me habían privado de todo esto por medio año! Medio año perdido, atrapado en un infierno, mientras ellos jugaban con mi vida como si no valiera nada; fui un idiota, lo suficientemente estúpido como para trabajar para ellos, creyendo que tenía alguna salida, y terminé como una rata de laboratorio, drogado, manipulado.

Me quedé atrapado en ese odio, retorciéndome en la furia como si fuera todo lo que tenía, hasta que de repente volví en mí.

Los platos estaban en la mesa, pero el puré... el puré estaba en el suelo, mi respiración era errática, pesada. Miré hacia Akira, y noté algo que me heló la sangre, una marca roja en su mejilla ¿Yo... la golpeé?

—Tranquilo, respira— dijo Sing, su voz firme pero preocupada. Me sujetaba con fuerza por los hombros, pero sentí cómo aflojaba poco a poco su agarre. —Qué alivio, esas pastillas sí están haciendo efecto.—

Akira, por su parte, estaba completamente calmada, se frotó la mejilla suavemente, como si no fuera gran cosa —El médico dijo que la agresividad sería normal—

No podía quitarme de la cabeza lo que había hecho. Solo una cosa cruzó mi mente en ese momento “Mierda, le acabo de pegar."

Me quedé quieto, mirando a Akira mientras la culpa me consumía, quería decir algo, cualquier cosa, pero las palabras se me atoraron en la garganta. ¿Cómo se pide perdón por algo así?

—Oye, no me veas así, no soy una flor delicada. Sé aguantar golpes— dijo Akira, con una sonrisa ligera en los labios, intentando calmarme con su broma.

No me moví, no dije nada. Solo la miré, intentando procesar lo que acababa de pasar.

—En serio— continuó, encogiéndose de hombros como si no fuera gran cosa. —Solía pelear con varios niños antes, así que esto no duele.—

—Akira...— intenté decir algo, pero mi voz apenas salió como un susurro.

—No te preocupes tanto— me interrumpió, inclinándose un poco hacia mí. —Lo importante es que ya pasó. Y para ser honesta, he recibido golpes peores.—

Me quedé en silencio, sintiéndome un idiota. Ella estaba haciendo todo lo posible por hacerme sentir mejor, y yo solo quería que la tierra me tragara —...Lo siento— murmuré al final, apenas capaz de mirarla a los ojos.

—Ya te dije que no pasa nada— respondió, guiñándome un ojo. —Aunque, si quieres compensarlo, puedes ayudarme a limpiar el puré del suelo.—

Y, por alguna razón, eso me hizo soltar una risa corta y amarga.

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La noche parecía interminable, cada minuto estirándose en una agonía silenciosa, cuando finalmente nos permitieron verlo, todos nos levantamos de inmediato, aunque la emoción estaba teñida por la preocupación. Nos llevaron a una pequeña área donde podíamos observar a Jade desde una ventana, sin poder entrar a la sala de cuidados intensivos.

Ahí estaba él, acostado en la cama, con tubos conectados a su cuerpo; su cabello dorado parecía apagado bajo la luz fría de la habitación, y su pecho subía y bajaba lentamente, pero con esfuerzo. Verlo así nos rompía el corazón.

Jessica fue la primera en acercarse, colocó ambas manos sobre el vidrio y dejó que su frente descansara contra él, sus lágrimas cayendo silenciosamente.

—Te vas a recuperar... te lo prometo...— susurró, su voz llena de amor y dolor.

Max se acercó detrás de ella, abrazándola por detrás, girandola lentamente para que su rostro se oculte en su pecho permitiéndole llorar.

Michael estaba a mi lado, lo tome de la mano, estaba temblando —¿Va a estar bien, Eiji?— me susurró, su voz temblorosa.

—Sí, Michael, no lo dudes— Él asintió, aunque parecía necesitar más que palabras para calmarse

Me acerqué al vidrio y apoyé una mano en él, como si de alguna manera pudiera alcanzarlo a través de la barrera.

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Una hora era todo el tiempo que teníamos para verlo, aunque quería entrar, dejé que Max, Jessica y Michael fueran quienes entraran a la habitación, me quedé al otro lado del cristal, con las manos apoyadas en la fría superficie, desde ahí, observé cómo Jessica se quedó junto a la cama de hospital, tomando la mano del pequeño con una mezcla de ternura y desesperación.

—Abre tus ojos hijo... ¿Es lo único que te pido?...—

—Mamá...—

—Déjame Michael... Ya se que la hora de visitas termino... Solo dame unos minutos más...—

“¿Debería estar ahí con ellos?", me pregunté.

—¿No vas a entrar? —La voz me sacó de mis pensamientos, era una enfermera, de pie junto a mí, con una expresión suave pero inquisitiva.

Negué con la cabeza sin apartar la vista. —No... ellos lo necesitan más que yo ahora—

Ella asintió, comprensiva, y se alejó en silencio. Dentro de la habitación, Jessica empezó a llorar, su cuerpo sacudido por sollozos que parecían llenar el aire. Max puso una mano en su hombro, pero no dijo nada. Michael levantó la vista y, por un breve instante, nuestras miradas se cruzaron a través del cristal, había algo en sus ojos, una mezcla de reproche y súplica, que me rompió por completo.

Apreté los puños, tratando de mantenerme entero, una hora parecía demasiado poco tiempo, y al mismo tiempo, un castigo. Todo lo que podía hacer era esperar desde el otro lado del vidrio.

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Regrese a casa... no soportaba seguir mirando... no por hoy. Abrí la puerta de mi casa y de inmediato Buddy me recibió dando saltos, y giros a mi alrededor, me olfateo y se paró en dos patas antes de volver a dar vueltas; camine despacio y ambos entramos a la casa, cerré la puerta con desánimo y me senté en el sofá, sin fuerzas para llegar a la cama.

Mire alrededor, la sala tenía algunos globos pero en su mayoría ya se estaban desinflando y un cartel que decía feliz cumpleaños, en uno de los sofás aún estaba la caja del regalo que le di a Jade y no pude evitar pensar que posiblemente la pulsera ya se había perdido en toda la conmoción.

Buddy regresó a mi con su pelota favorita en la boca y luego fue a rasguñar la puerta. “Quiere jugar”pensé había estado encerrado todo el día... tomé la pelota y fui al jardín con Buddy, la noche era helada pero tampoco tenía cabeza para volver a colocarme el abrigo.

—Buddy, atrápalo— dije y lance la pelota pero Buddy no la persiguió en cambio fue a su casita y jaló una paquete envuelto en papel de regalo...

El único responsable podría ser Michael, eso explica porque pasaba todas las tardes con Buddy lo estaba entrenando para darle su regalo a Jade...

—Buddy... Jade no...— ¿como podría explicarle?

Buddy estuvo inquieto, dando vueltas no de alegría esta vez...¿Me dejarían llevarlo al hospital?

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Cinco días después, la noticia que habíamos estado esperando llegó, Jade finalmente fue trasladado a piso.

En la habitación, el doctor explicó todo con calma su situación —Sus constantes vitales están estables. Aunque la bala atravesó su pecho, afortunadamente no perforó ningún órgano vital— explicó el médico, mirando a Jessica y Max —El principal problema fue la onda expansiva, que afectó gravemente sus pulmones, pero estamos viendo signos de recuperación—

Jessica dejó escapar un suspiro tembloroso mientras apretaba la mano de Max —¿Quiere decir, que está fuera de peligro?—

El doctor asintió con cautela —Está en un estado más seguro—

Max lo interrumpió, su voz cargada de preocupación —Entonces, ¿por qué sigue en coma?—

El médico se tomó un momento antes de responder, su expresión grave —Por el shock, la pérdida masiva de sangre causó una caída abrupta en su presión arterial, lo que impidió que suficiente sangre y oxígeno llegaran a su cerebro por un periodo considerable, la buena noticia es que no hubo daño cerebral irreversible—

—¿Qué tan pronto podría despertar?— pregunté, rompiendo el silencio que había caído en la habitación.

—Cada caso es diferente, puede ser cuestión de días o semanas— explicó el doctor.

Jessica se inclinó sobre la cama de Jade, acariciando suavemente su cabello dorado. —Estamos aquí contigo, mi amor... Todos estamos aquí… Por favor, recuperate—

Michael se sentó en una silla al otro lado de la cama, cruzando los brazos sobre el borde de esta y descansando la cabeza. Aunque no decía nada, sus ojos vidriosos reflejaban su angustia.

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Con el paso de los días, la habitación del hospital comenzó a reflejar un poco más de la vida transformando ese espacio frío y clínico en uno más cálido y acogedor.

Jessica había traído una manta gruesa de un azul intenso, que colocó sobre las sábanas blancas de la cama, para cubrirlo del frío y dando color a la habitación.

Michael había dejado en la mesita de noche un oso de peluche, el mismo que le regaló cuando lo conoció y el mismo que recién después de años tenía nombre, Griffin, aunque si soy sincero a veces parecía que el oso miraba a la camilla.

Max añadió una lámpara de luz cálida, que suavizaba la atmósfera después de tanto blanco ayudaba más de lo que parecía.

Yo, por mi parte, apenas había salido del hospital, supuestamente debía estar en Japón, pasando seis meses con mi familia, pero ahora mis vacaciones se habían convertido en una vigilia constante. Insistí en quedarme, en relevar a Max, Jessica y Michael cuando sus responsabilidades laborales los llamaron de regreso. Aunque querían estar aquí tanto como yo, sabíamos que los costos del tratamiento eran altos.

Cada día era una rutina silenciosa, demasiado silencio me estaba volviendo loco, además recibió mensajes de mi familia, sobre todo de mi hermana

[2:49 AM] Hina:
Hermano, sin ser grosera realmente espero que tengas una escusa está vez
No te has comunicado en días

[2:51 AM] Eiji:
Lo se
Lo siento
No he tenido como pensar
Hina, yo sé que me distancie demasiado, realmente no me encontraba bien y solo decidí quedarme.
Quise ir, enserio.
Pero sabes, que bueno que me quedé

[3:04 AM] Hina:
¿Por que sería bueno?

[3:05 AM] Eiji:
Porque de haberme ido, tal vez hubiera vuelto a perder a alguien importante en mi vida

[3:08 AM] Hina:
¿Nosotros no somos importantes para ti?

[3:09 AM] Eiji:
Lo son y siempre lo serán
Fue mi error
Y lo enmendare, pero está vez iré sin estar obligado

[3:10 AM] Hina:
Admito que mamá fue extremista está vez
Solo comunícate
Al menos conmigo
Te extraño hermano

[3:11 AM] Eiji:
Yo también te extraño hermanita.
Iré a Japón te lo prometo, cuando todo se resuelva, iré
Espero que con una pequeña compañía

[3:15 AM] Hina:
Entonces aquí te espero.
Aunque no me has dicho tus motivos, si aún eres el mismo que hace años entonces debes tener motivos válidos, espero que todo se solucione.
Cuídate ❤️

Deje el celular de lado y nuevamente el sonido de las máquinas parecieron inundar la habitación nuevamente.

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Ya en piso me dejaron traer a Buddy, aunque solo por unas horas. Era buena compañía... aunque se veía triste, ponía su hocico al borde de la cama y soltaba chillidos, con su nariz movía ligeramente el brazo de Jade pero era obvio que no obtendría respuesta.

Pero realmente tener a Buddy conmigo fue un verdadero alivio... me hubiera derrumbado de peor manera si no estaba aquí.


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Jaw Long había estado insistiendo por mensaje en venir a ver a Jade, realmente no sabía si era buena idea, no quería que vea a su mejor amigo así, pero su insistencia fue tanta que se lo permití.

Lo estuve esperando afuera de la habitación y cuando llegó, no lo hizo solo, con él venían Marcus, Yue, y Umiho. Fue una sorpresa, aunque una bienvenida inesperada. Yue caminaba con dificultad, apoyándose en unas muletas; su pierna estaba envuelta en una venda gruesa, había sido una de las tantas víctimas del tiroteo, alcanzado por una bala, pero al menos había tenido suerte de no sufrir heridas más graves.

—Eiji, ¿cómo está?— fue lo primero que preguntó Jaw Long, con su voz más seria de lo habitual.

—Estable— respondí con cautela, aunque mi expresión probablemente decía lo contrario

Jaw Long apretó los labios, asintiendo lentamente, parecía procesar la información mientras miraba hacia la puerta de la habitación posiblemente quería preguntar si podía entrar. Marcus, que había estado callado todo el tiempo, dio un paso adelante.

—¿Podemos verlo? Aunque sea un momento— pidió, y su tono era tan suave que apenas lo reconocí.

Hice un gesto para que pasaran, aunque advertí —Está conectado a varias máquinas... podría ser un poco impactante verlo así—

Cuando lo vieron en la cama, un silencio sepulcral llenó la habitación.

—Jade…— susurró Umiho, su voz quebrándose.

Jaw Long se acercó a la cama, con una expresión que no podía leer del todo. Se quedó mirándolo en silencio durante un largo rato, finalmente, habló.

—Ey, idiota… ¿Qué haces durmiendo tanto? Me debes una revancha en los videojuegos, ¿recuerdas? No puedes dejarme con Marcus y Umiho, son pésimos—

—Jaw tiene razón, verlos jugar aburridísimo— Yue dejó escapar una risa, aunque inmediatamente hizo una mueca de dolor al mover demasiado su pierna.

Marcus asintió, aunque parecía estar luchando por contener las lágrimas. Era doloroso verlos, pero al mismo tiempo había algo profundamente conmovedor en la manera en que intentaban hablarle.

Luego, Jaw Long se giró hacia mí. —¿Crees que pueda escucharnos?—

—Quiero creer que sí— respondí con sinceridad.

Se quedó callado por un momento antes de asentir.

La tensión en la habitación se rompió de golpe cuando Yue, levantó una de sus agujas de acupuntura y la sostuvo frente al rostro de Jade —Le clavaré una de mis agujas en el entrecejo, y van a ver cómo se levanta en un segundo—

—¡No seas loquito!— exclamó Marcus mientras se lanzaba hacia Yue para bajarle la mano —Baja eso—

—Es una técnica ancestral— respondió Yue con seriedad, aunque la chispa en sus ojos delataba que lo estaba disfrutando

—Por favor, no hagas tonterías— intervino Umiho mientras le quitaba la aguja y la guardaba en el estuche que Yue llevaba consigo.

Jaw Long, que hasta ahora había estado en silencio, soltó una carcajada inesperada. Fue breve pero contagiosa, y pronto todos, incluso Marcus, estaban riendo.

—Gracias, Yue, realmente necesitábamos ese momento de comedia barata— dijo Jaw Long mientras le daba una palmada en el hombro.

Yue realmente se ofendido —Barata, tu ropa—

Las risas se apagaron de inmediato cuando, Jade, inmóvil hasta ahora, dio una pequeña señal de vida, su cabeza giró ligeramente hacia un lado.

—¿Lo vieron?— susurró Jaw Long, su tono cargado de incredulidad.

—Sí… sí, lo vi— respondió Marcus, dando un paso hacia la cama.

—Jade… ¿puedes oírnos?— pregunté con el corazón latiendo a toda velocidad, me acerqué más, inclinándome hacia él con la esperanza de que diera otra señal.

Los ojos de todos estaban fijos en él, conteniendo la respiración, y entonces, sus párpados temblaron ligeramente. No llegaron a abrirse del todo, pero ese simple gesto fue suficiente para llenar la habitación de emoción.

—¡Si nos escucha!— exclamó Umiho, cubriendo su boca con las manos.

—Jade, soy yo, Eiji— le hablé suavemente, agarrando con cuidado su mano. —Si puedes escucharme, intenta moverte otra vez—

Un silencio expectante siguió a mis palabras, y después, con un esfuerzo visible, sus dedos se movieron apenas un milímetro contra mi palma. El silencio volvió a llenar la habitación cuando Jade dejó de moverse. Todos estábamos esperando algo más, un gesto, una señal, pero no llegó.

—Creo que eso fue todo por hoy— murmuré, con una mezcla de alivio y decepción en la voz. Acaricié su frente, apartando con cuidado unos mechones de cabello que caían —Hizo un gran esfuerzo... Llamaré al doctor para que lo revise—

Los cuatro jóvenes asintieron, levantándose para irse. Umiho, ayudó a Yue con sus muletas, mientras Marcus caminaba en silencio detrás de ellos.

Jaw Long, sin embargo, no se movió de inmediato. Se quedó al final de la fila.

—Jaw, ve con los demás— le dije suavemente, pero antes de que pudiera detenerlo, corrió hacia la cama.

Se inclinó sobre Jade y lo abrazó con fuerza —Ya levántate, amigo…— susurró, su voz temblando levemente —O me quedaré con los videojuegos que me prestaste—

La broma sonó tan fuera de lugar que por un momento no supe cómo reaccionar, pero entonces vi cómo Jaw escondía su rostro contra el hombro de Jade, tratando de contener las lágrimas.

—Te extraño, idiota— murmuró, casi inaudible, mientras apretaba los puños alrededor de la sábana que cubría a su amigo.

Me acerqué despacio, colocando una mano en su hombro, Jaw Long respiró hondo, tratando de calmarse, y finalmente se apartó con dificultad.

Con una sonrisa forzada, se volvió hacia la puerta, reuniéndose con los demás.

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Los doctores llegaron al poco tiempo después de que llamé, revisaron a Jade con cuidado, observando cada signo vital, cada pequeña respuesta. Uno de ellos comentó con una sonrisa ligera

—Es un buen signo. Este tipo de movimientos reflejan actividad cerebral activa, está comenzando a responder—

La noticia trajo un alivio palpable a la habitación. Max y Jessica parecían relajarse un poco, pero quien no pudo contener su emoción fue Michael.

—¿De verdad? ¿Eso significa que se está despertando?— preguntó con los ojos brillantes, casi al borde de las lágrimas.

El doctor asintió con paciencia. —Todavía es temprano para decirlo, pero definitivamente es una buena señal—

Michael dio un pequeño salto de alegría, y luego se llevó las manos a la boca como si temiera hacer demasiado ruido. Yo, desde mi rincón, observaba a Michael con una sonrisa, verlo tan esperanzado y sobre todo feliz fue un alivio había estado bastante apagado últimamente.

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La semana que siguió fue un desafío; los doctores nos habían advertido que el progreso sería lento, pero la ausencia de cualquier nuevo movimiento después de aquel primer signo alentador empezó a desgastar nuestra emoción.

Pasaba más tiempo mirando por la ventana que haciendo otra cosa, incapaz de concentrarme en nada más que en el peso de la espera. La luz del atardecer teñía la habitación de un tono cálido y anaranjado, que debería ayudar pero solo veía todo aún más gris.

Cerré los ojos y apoyé la frente contra el cristal frío —A cualquier dios que esté allí...— susurré, mi voz apenas audible en la soledad de la habitación —Por favor, regrésame a mi pequeño amanecer. No pido nada más, solo quiero verlo sonreír otra vez—

Mi garganta se cerró, y sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Si no lo hacen...— continué, con la voz rota —Tendrán que regresarme a Ash... y sé que eso no es posible... Así que, por favor...—

No sé cuánto tiempo estuve allí, rogando a un vacío que se sentía implacable. De repente, un sonido rompió el silencio.

—¿Eiji...?—

Me giré de inmediato, pensando que tal vez había imaginado esa voz, pero no. Allí estaba Jade, con sus ojitos brillantes y confusos, mirándome desde la cama.

—¡Jade!— exclamé, tomando su mano con cuidado. —Estoy aquí, estoy aquí...—

Notes:

Tenemos actualización del camino bueno, esta vez me la volví a rifar, salí del bloqueo creativo, capítulo iba a ser más largo pero dejé esa parte para la siguiente actualización jejej

Detallitos del capítulo:
—Lao tiene momentos de lucidez como momentos de pura desconexión y otros de agresividad, a sido inyectado con muchas versiones distintas del nuevo banano fish, lamentablemente estas son las consecuencias.
—Lao también tiene ahora mucho aprecio por Akira, cualquiera puedo haber huido pero ella siguió ahí con Sing después de ver todo el caos que puede suceder alrededor.
—Recordemos el especial de Buddy, es un perrito pero entiende más de lo que creemos.
—Este es el camino bueno Jade está con vida recuérdenlo!

Chapter 42: 35 camino malo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Quiero concentrarme en el trabajo... Quiero fingir que no duele.

Se supone que cuando agrego o quito los marcos de mis fotografías es porque vienen nuevas y mejores oportunidades... Se supone que es así... pero, en este instante, lo que estoy haciendo no es más que un acto mecánico, porque realmente no quiero hacerlo.

Estoy añadiendo una imagen que me desgarra el corazón... Solo puedo ver esa foto y soltar lágrimas porque esto no es justo...

Mi pequeño amanecer...

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La gente que entra por la galería no sabe el tormento detrás de la foto, no conocen la historia que se esconde tras el imagen, tras el click.

—Las fotos son tan... ja realmente expresan mucho— dice una voz a lo lejos, pero yo solo escucho un eco vacío.

La multitud se amontona, atraída por los retratos; me elogian por mi capacidad de capturar la nostalgia y la belleza en cada cosa cotidiana.

"Ash..." susurro, mirando la imagen de él, esa foto... La foto con la cual logré capturar hasta la última gota de tu belleza, de tu alma, de tu ser. Falleciste tan joven, a los 18... mis ojos se nublan mientras la recuerdo. Mi mente atormentada por la carta que nunca debería haber escrito, si tan solo me hubiese quedado...

Vuelvo mi mirada a la nueva fotografía que acabo de colocar... Jade, la imagen de mi niño que se fue a los 15 años... Fue una foto que saqué en Cape Cod... Jade estando en el marco en la ventana mirando hacia el campo de girasoles...

La vida se ha llevado a mis dos personas más importantes en mi mundo. El peso de la ironía se me cae encima, lo peor de todo... es que son la misma persona en diferentes vidas, diferentes momentos y en cada una, te amé con toda mi alma. Te amé tanto que al morir, se llevaron una parte de mí.

Seguía mirando ambos cuadros con la gente hablando a mi alrededor, sin saber nada de lo que he perdido. Me alejé de la multitud, pero algo me hizo detenerme, giré la cabeza, como si el destino me estuviera tentando, como si tal vez, solo tal vez, pudiera verlos.

Entre la multitud, vi dos cabezas rubias. Mi corazón dio un vuelco, por un segundo, creí que ahí estaban ellos. Ash, Jade... sus siluetas difusas entre las sombras de la galería, casi irreales, pero algo en mi interior me dijo que no podía ser. La más baja de las dos figuras se movió un poco, y mi esperanza se desmoronó al instante, eran dos extraños.

Suspiré profundamente, mis hombros se hundieron y mi vista se nubló nuevamente. "Tal vez... tal vez debería ir a Japón un tiempo..." pensé "¿Podría volver a ser feliz ahí?"

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Esa noche, con el corazón pesado y la mente llena de dudas, tomé el teléfono y le marqué a Hina, ella había regresado a Japón hace solo unos días, mientras que yo me quede sin poder enfrentarme a mas problemas y dolor por ahora.

El tono de llamada sonó un par de veces antes de que su voz llenara de calidez rompiera el silencio —Eiji, hermano, ¿Cómo estás...? —preguntó de inmediato

Por un momento, no supe qué responder, mi garganta se cerró y sentí un nudo formándose en mi pecho, Hina había estado ahí... Desde el momento en que recibí la noticia del tiroteo, hasta cuando finalmente tuve que enfrentar la realidad y despedirme de Jade, ella estuvo a mi lado, sosteniéndome cuando mis piernas flaquearon, cuando mi mundo entero se hizo pedazos.

—No lo sé, Hina...— murmuré, pasando una mano por mi rostro —No sé qué hacer—

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, pero no fue incómodo.

—¿Has estado en la galería? —preguntó con suavidad.

—Sí. Hoy coloqué su foto...—

Hina suspiró, y en ese simple gesto, sentí su comprensión —Eiji... No tienes que cargar con todo solo—

Cerré los ojos con fuerza... No quiero cargar con esto... No quiero seguir sintiendo que cada día es solo una repetición del dolor.

—Vi a dos chicos hoy... —confesé, mi voz apenas un susurro— Uno de ellos me recordó a Ash, y el otro a Jade—

Hina no dijo nada, pero su silencio lo dijo todo —Eiji... —

—He pensado en volver a Japón—

—Entonces hazlo —respondió sin dudar —Si eso te ayuda a encontrar algo de paz, aunque sea un poco... entonces vale la pena intentarlo—

Mi agarre en el teléfono se tensó. ¿Encontraría paz allá? ¿O solo más fantasmas?

—Te extraño, Hina...—

Ella sonrió, lo supe incluso sin verla —Yo también, hermano, aquí siempre habrá alguien esperándote—

El nudo en mi pecho se apretó aún más, colgué la llamada. Es hora de regresar...

Aún tenía mis meses de vacaciones. No había excusas, no había compromisos que me ataran a New York... Solo recuerdos y una casa que se sentía demasiado vacía ahora; aun si le pidiera a Sing que venga a vivir conmigootra vez... Él ya lo había hecho por muchos años y ahora estaba en un relación con Akira, no debía entrometerme, además ambos cuidaban de Lao.

Así que, sin pensarlo demasiado, compré un boleto de avión para dentro de tres días. Esta vez llevaría a Buddy conmigo, no podía pedirle a Michael que lo cuidara... No podía hacerle venir a esta casa, donde cada rincón todavía se notaba la presencia de su hermanito.

Todo seguía tal cual él lo había dejado, la mesa de la cocina con un libro abierto en la última página que había leído, incluso un vaso de agua a medio terminar sobre la mesita de noche. No había tocado nada... No podía.

Ahora mismo a Michael no le pediría que entrara aquí, al lugar donde Jade había vivido su último periodo de clases. Sería cruel, porque se supone que los próximos meses se la pasarían en New York... Juntos, y ahora no podría.

Suspiré y me agaché para acariciar a Buddy, que estaba echado en su cama, con la cabeza apoyada sobre sus patas, me miró con esos ojos tristes.

—Nos vamos, amigo— le dije en voz baja —Vamos a Japón—

El Golden retriever movió ligeramente la cola, pero no con la misma energía de siempre. Él también lo extrañaba.

Me quedé ahí, en el suelo junto a Buddy, con la vista fija en la puerta entreabierta de la habitación de Jade. Tres días, en tres días dejaré New York... aunque sé que el dolor viajará conmigo.

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No necesitaba empacar, en realidad, nunca había desempacado desde que volví de Japón apenas estuve medio día cuando regrese de inmediato, había dejado la maleta en un rincón, solo me quedaba esperar a que llegara el día del vuelo.

Me quedé en casa, ignorando llamadas y mensajes, no tenía fuerzas para hablar con nadie. Solo quería estar ahí, abrazando a Buddy, me entendía sin necesidad de palabras.

Entonces, en medio de aquel silencio, escuché que tocaron a la puerta. Al principio no hice caso, no quiero ver a nadie, no quiero hablar, pero insistieron.

Solté un suspiro pesado, apartándome de Buddy con desgana, y me levanté para abrir.

—Jaw Long... —susurré, sorprendido. No creí verlo aquí, menos ahora.

Se veía incómodo, como si no estuviera seguro de haber tomado la decisión correcta al venir —Eiji... yo... olvidé mi libro la última vez que vine... —

No respondí de inmediato, mi vista se desvió, casi sin querer, hacia la escalera.

Tomé aire y me hice a un lado —Puedes subir y buscarlo...— dije en voz baja.

Jaw Long asintió, sin decir nada más. Entró y comenzó a subir las escaleras con pasos demasiado pesados para un adolescente.

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Bajó al rato con su mochila llena, pero no dije nada. No me importaba lo que hubiera tomado; si eran sus libros o si había querido llevarse algo más. Jaw y Jade eran mejores amigos desde los ocho y siete años, si Jaw quería llevarse algo de Jade se lo permitiría, yo mismo pensaba en colocar algunas cosas como recuerdos en la estantería, una vez que tuviera la fuerza de entrar.

Se detuvo frente a mí, ya no incómodo, sino que parecía ahora estar enojado.

—Eiji... Yo...— volvió a hablar, pero su voz temblaba —Encontraré a los responsables... y... haré que paguen...—

Cerré los ojos ante su declaración. Jaw Long era un niño enfrentando un dolor que no debería conocer a su edad. Es joven, impulsivo, con demasiadas películas de acción en la cabeza, posiblemente de ahí sacó su forma de enfrentar la situación. Como si la venganza pudiera llenar el vacío.

—No tienes que hacerlo— Le murmuré, tratando de calmar la tormenta que veía en sus ojos.

—Hablo en serio— Y, sin darme tiempo a responder, me abrazó con fuerza... desesperado, aterrado...

No dije nada, no tenía palabras que pudieran consolarlo.

Cuando se separó, ví las lágrimas acumulándose en sus ojos, no intentó ocultarlas, pero tampoco se quedó más tiempo, se giró y salió sin mediar palabra.

Lo observé marcharse y sentí un peso en el pecho.

Pobre...

Quería decirle que entendía su dolor, que la venganza no traería a Jade de vuelta, que ninguno de nosotros merecía cargar con odio... pero sabía que, en este momento, nada de eso importaba.

Él también estaba roto.

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No había dejado ningún libro, solo necesitaba llevarme algunas cosas, sé que Jade lo entendería.

Subí las escaleras y fui directo a lo que buscaba. Lo último que investigamos en el club fue sobre la mafia Corsa y no podía dejar información aquí. Me llevare la tablet y el diario que encontramos en el edificio abandonado. También recogí todos los papeles que teníamos, llenos de teorías... Ahora temo que alguna sea real.

Entre los cajones, encontré su USB, la que usaba cuando jugaba a ser hacker en la biblioteca, no cualquiera tenía acceso a literalmente todo, pero él... era un maldito genio, y si este USB tiene información de la que nunca nos habló aprenderé a usarla.

Y por último... abrí la caja bajo su cama.

Las pistolas.

Las malditas pistolas.

Las miré por un largo rato, sin tocarlas, fue lo suficientemente idiota para llevar una a la escuela... y aún así no pudo salvarse.

El día que apareció con ellas, me asusté, me asusté como nunca antes.

—¡Jade! ¿Qué mierda es eso? ¡¿Es una pistola?! —

—En realidad, cuatro pistolas—

—¡¿Y de dónde las sacaste?!—

—No tenía opción. Seguí a Ethan a un callejón peligroso, tenía que disimular, negocie con Fly, además sirven en caso de que Ethan... Planeé algo peor—

Ethan.

Él estaba ahí. Jade lo siguió, descubrió algo... y poco después terminó muerto en un tiroteo donde nadie encontró culpables.

Cerré la caja con fuerza.

No creo en coincidencias.

Metí todo en mi mochila con cuidado, tenía todo y tenía que irme pero cuando me levanté, choqué sin querer contra la repisa.

Algo cayó al suelo, me giré y vi una caja envuelta en papel de regalo de Navidad; me agaché para recogerla y fue entonces cuando vi la nota pegada en la parte superior.

Para:
Jaw Long ⚡

Jade me dejó esto... Me senté en la alfombra, con la caja en las manos, ¿Qué había dentro? Él había planeado darme un regalo...

Respiré hondo y rasgué el papel con cuidado, dentro de la caja había unos lentes de sol.

Eran idénticos a los que tenía puestos, pero más grandes, nuevos, sin un solo rasguño. Mis lentes actuales estaban viejos, gastados. Jade me los regaló cuando cumplí ocho años y aún los uso.

Solté risa ahogada mientras recordaba sus palabras, su tono de fastidio cada que me tropezaba por no ver bien

—Esos lentes ya están horribles. No ves nada con eso. Uff, te regalé unos nuevos—

Siempre decía lo mismo.

Me quité los lentes viejos y me puse los nuevos. Se sentían iguales... pero diferentes...

En ese momento, viendo con las gafas nuevas a través de mis lágrimas, el sonido de la bala que le perforó el cuello y el ruido sordo cuando su cuerpo golpeó el suelo... Fue como volver a escucharlo y horrendo!

Snif...

Lo odio.

Lo odio todo.

Solo quiero vengarme, como los villanos de las películas, como esos personajes que lo pierden todo y hacen que los culpables paguen con sangre. Suena estúpido, sé que Jade probablemente me golpearía la cabeza si estuviera aquí, diciéndome que "No vale la pena ensuciarse las manos." Pero él ya no está.

Y aunque sea una idea infantil...

Solo imaginar al responsable arrastrándose, suplicando, pidiéndole perdón a sus padres, a Michael, a Eiji...

Se siente tan... justo.

Tome mis cosas y bajé y encontré a Eiji en la sala, sentado en el sofá con Buddy a su lado, su mirada perdida en el suelo, pobre tipo... Realmente no ha tenido la mejor suerte...

Lo abrace con fuerza... Quería consolarlo pero... Tampoco encontraría nada para decir, pero un abrazo siempre consuela, y le asegure de que me encargaría del responsable.

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Camine directo a la escuela, los clubes podían seguir reuniéndose en vacaciones, pero al llegar, lo primero que vi fue un aviso pegado en la puerta.

> "Las normas de la institución acreditan que el número mínimo de estudiantes para un club es 4. Dado que no se cumple con el requisito, se da un plazo de 10 días para retirar todos los artículos dentro del aula o conseguir un nuevo miembro." <

¿Cómo podían hacer esto?... Mis manos temblaron de rabia. Apenas habían pasado días del tiroteo... O fueron más....?

Estaba a punto de arrancar el maldito aviso cuando escuché un ruido fuerte cerca de los casilleros, me giré justo a tiempo para ver al conserje rompiendo los candados.

Rompió el de Jade.

Y comenzó a tirar sus cosas en una bolsa de basura.

—¡¿Pero qué hace?! —le grité, quitándole las cosas que ya había tirado.

El hombre ni siquiera se inmutó — Son órdenes de la directiva. Si no recogen los artículos, serán desechados—

Sentí un nudo en la garganta antes de gritar —¡¿Cómo mierda cree que va a recoger sus cosas si está muerto?!—

El conserje me miró, su expresión cambió, Culpa? Vergüenza? No me importa y tampoco dijo nada, solo asintió en silencio y me permitió llevarme todo lo que estaba dentro.

Entré al aula del club y arranqué el aviso de la puerta.

La gente es insensible.

No somos los únicos que perdimos a alguien en el tiroteo, murieron más de 50 alumnos, y sin embargo, tiran sus cosas a la basura.

A nosotros nss cierran el club solo porque ya no somos cuatro.

Jade no solo era un número... Ninguno de ellos lo era.

Tomé una foto al aviso y otra al candado roto, y sin pensarlo dos veces, subí ambas fotos al grupo de toda el aula.

"Si tiene algún conocido que fue víctima del tiroteo, es mejor que vengan y reclamen los artículos del casillero. Los están tirando a la basura y quienes estén en clubs con pocos integrantes, revisen si podrán continuar."

Escribi directamente, no tenía por qué decirlo con palabras bonitas, debían saberlo sin importar las consecuencias; en cuestión de segundos, el grupo se llenó de mensajes y a los 10 o 15 minutos, padres y estudiantes comenzaron a reclamar a las afueras de la escuela.

Pero no podía dejar que todo eso me distrajera, estaba más enfocado en cómo hacer que el club siguiera existiendo.

Me quedé en el aula, mirando las paredes... cómo mierda habíamos llegado a esto. Agarre mi celular y envié mensajes al grupo que tenía con mis amigos.

[11:05 AM] Jaw Long🕶️✨:
Chicos, aunque es horrible...
Son las normas de la escuela.
Lo de los candados sí está terriblemente mal, pero lo de los clubs... así está en las normas.

[11:05 AM] Marcus ⚾:
¡Necesitamos meter a alguien de inmediato!

[11:06 AM] Umiho 🪭:
Yo me uno a su club.

[11:07 AM] Little Yue 🐼:
Pero tú estás en el club de fotografía.
No puedes estar en dos.

[11:08 AM] Marcus ⚾:
Sí, Umiho.
Además, amas tomar fotos.

[11:09 AM] Umiho 🪭:
Puedo tomar fotos con ustedes
Chicos
Realmente quiero ingresar a su club
No lo pueden cerrar

[11:10 AM] Jaw Long 🕶️✨:
Entonces voy a rellenar la ficha de inscripción por ti 👍✨

Deje mi celular de lado, el club se mantendrá pero también se iba a sentir extraño, Umiho se estaba uniendo por nuestra amistad lo se, además... Sus demás amigos fueron asesinados... Así que posiblemente no quería estar sola este verano y mucho menos el siguiente año escolar.

Saqué la tablet de mi mochila, la encendí y como siempre, apareció el mapa de China Town en la pantalla; desbloqueé la tablet y abrí el único archivo con fotos que habíamos podido desbloquear antes. Pasé cada foto, buscando detalles, pistas, algo que pudiera explicarlo todo.

Nunca terminamos de desbloquear todos los archivos, pensé por un momento... ¿Y si la misma contraseña funcionaba en los otros archivos?

La contraseña era "Eiji." Extraño, pero, tal vez tenía sentido, se supone que la tablet había pertenecido al novio fallecido de Eiji, y eso explicaba la contraseña.

Probé la contraseña en varios archivos y, con suerte, uno de ellos se abrió.

Era una colección de fotos, todas tomadas en un departamento lujoso, de esos que parecen sacados de una película de espías, pero lo que realmente captó mi atención fue algo más.

En la ventana, se veía el edificio de al frente.

Me quedé mirando esa imagen por unos segundos. ¿Dónde había visto ese edificio antes? Rebusqué entre nuestra investigación sobre la mafia Corsa, y finalmente encontré lo que buscaba: El edificio de al frente era una de las propiedades controladas por la mafia.

Esta investigación había dado un giro, ya sabíamos la identidad del dueño de la tablet ahora debía descubrir como se relacionaba con la mafia. Imprimí la foto, con la imagen del edificio claramente visible a través de la ventana del departamento. Lo coloqué en la pizarra, junto con las otras piezas de información que habíamos recopilado.

Al mirar la pizarra, recordé algo que habíamos encontrado durante nuestra investigación. Se reportó que hubo disparos entre un edificio y otro, pero lo más inquietante fue que no se llegó a nada. El propietario del departamento atacado no siguió con la denuncia.

Era raro, muy raro. Los disparos, la falta de acción por parte de las autoridades... ¿Estaban comprando silencios? ¿O había algo más?

El propietario no quiso denunciar, y eso me decía mucho.

La organización estaba dirigida por Dino Golzine, un magnate que, supuestamente su fortuna venida puramente de sus negocios legítimos pero la realidad era mucho más macabra, se había hecho de su fortuna con el tráfico de menores, todo disfrazado bajo la fachada de un restaurante de lujo. La verdad detrás de todo eso era espantosa, y si eso no era suficiente, las pandillas de alguna manera parecían tener alguna relación con Golzine, aunque no todas formaban parte de su organización. De hecho, parecía que algunas de ellas estaban en contra.

El atentado a la mansión Golzine y al restaurante comenzó a cobrar más sentido. Eso no fue solo un ataque al azar, había algo más profundo, algo personal, y por supuesto, Eiji estaba de alguna manera involucrado en todo esto.

Fácilmente la mafia podría haber proporcionado armas a un grupo de degenerados para ejecutar el tiroteo, un acto para enviar una advertencia a Eiji, quien al parecer se había metido en algo mucho más grande de lo que pensaba, pero esa teoría... me parecía muy rebuscada. No encajaba del todo.

Dejé la tablet a un lado, no tenía sentido seguir insistiendo si los archivos no se abrían. En cambio, tomé el diario, ya lo había revisado varias veces, pero esta vez decidí prestarle atención a los detalles que antes había pasado por alto.

Había una noticia que relataba una masacre, el asesinato de decenas de pandilleros, desde la estación del metro hasta Coney Island, fue una verdadera carnicería, hubo muchos arrestos, pero en la foto que acompañaba la noticia se podía ver a Eiji. El responsable de tal matanza, fue Ash Lynx.

A estas alturas, ya sabíamos que Ash y Eiji fueron pareja. Eso encajaba perfectamente.

Me levanté de la silla y fui directo al estante, tome el cuaderno con recortes de periódicos del viejo en la cabaña, si Jade lo organizo es porque tenía detalles relevantes.

Pasé las páginas rápidamente hasta que encontré una historia en particular.

Barba Azul de Cape Cod.

Un criminal que se dedicaba al abuso sexual y posterior asesinato de niños, quien fue asesinado por una de sus víctimas. En la siguiente página había un folleto de desaparecido del tipo cuando era niño y un asqueroso anuncio en dónde se ofrecían los servicios de un tal "Ojos de Ángel"

Por simple lógica, ese asesino de "Barba Azul" y el menor en el anuncio, no podía ser otro que Ash Lynx.

Si todo era cierto, entonces Ash fue una de las víctimas del restaurante clandestino de Golzine, de alguna manera, logró hacer que las pandillas se pusieran en contra del magnate. Y lo más importante, Eiji tuvo una relación romántica con él, por lo que de alguna manera hubo algún tipo de persecución, de donde salían las fotos de la tablet (las que habían visto hasta ahora) y el álbum.

Ahora, todas las piezas del rompecabezas parecían encajar.

Pero... ¿Cómo se relacionaba todo esto con lo sucedido en la escuela? ¿Por qué Jade fue asesinado? De alguna forma toda esa historia se relaciona con el tiroteo...

Se abrió la puerta del club y vi a Little Yue entrar con dificultad por sus muletas, lo ayude a entrar

—Que haces aquí enanito? Se supone que debes estar en casa descansando—

—Uno estoy aquí para asegurarme de que entregues el formulario para que Umiho se transfiera a nuestro club y dos...— Lo mire con curiosidad y el saco su celular —Publicaron una lista de todas las víctimas, una buena parte son los mismos que consumieron las galletas con drogas que supuestamente el profesor de química obligó a sus estudiantes estrella a crear y distribuir—

Se quedó en silencio un rato

—Si lo pensamos parece que fue un ataque con un fin en específico pero por algún motivo se convirtió una masacre sin fin aparente— Me envió la publicación de la lista y luego busco algo más en su celular —Mira, la policía hizo un mapa de seguimiento—

Me mostró dicho mapa y en el se veía como algunos tiradores entraban a aulas y mataban a estudiantes en específico agregando una o dos víctimas más para a palabras de Yue "disimular" eso en un inicio luego por algún motivo el mapa mostraba el desplazamiento de otro grupo que asesino a diestra y siniestra, para terminar con el grupo secuestrado en el gimnasio y el juego macabro de Arthur.

—Parece que querían silenciar a ciertas personas... pero después todo se convirtió en un baño de sangre sin sentido—

Deslicé el dedo sobre el mapa, observando las rutas de los atacantes; cuando llegaron al club, donde inicio la masacre para nosotros ya era el grupo que asesinaba por asesinar.

—No era parte de la lista inicial, ¿verdad?— murmuré.

Yue negó con la cabeza —No. Jade no estaba en la lista de objetivos—

Entonces, ¿por qué le dispararon?

—Yo diría que fue asesinado por capricho— continuó Yue, con una expresión sombría. —Arthur los obligo a jugar su "Juego de lealtad" pienso que era para divertirse, incriminarte, y asi quien realmente disparo salió limpio de todo—

—Entonces, Jade murió porque simplemente lo querían muerto y justamente los involucrados en le caso de las galletas envenenadas con drogas... son los mismos del tiroteo—

En ese silencio tenso, el vibrar de un celular nos sorprendió, tanto que nos hizo saltar. No era ninguno de nuestros teléfonos.

Me giré rápidamente, buscando la fuente del sonido, y mis ojos se detuvieron en un pequeño celular en el suelo, justo debajo de un estante. Era el celular de Jade.

—¿Qué demonios...? — murmuró Yue, con una expresión de incredulidad.

Me agaché para recogerlo... No tiene sentido... Jade tenía su celular cuando estábamos en el gimnasio, llamó a su hermano cuando Arthur se lo pidió ¿En que momento lo dejaron aquí nuevamente?.

El celular estaba debajo de un estante que casualmente estaba cerca de la puerta, la rendija es lo suficientemente grande para que... alguien deslice el celular por debajo de la puerta.

Observé la pantalla en blanco, y una notificación apareció en la parte superior, pero la notificación estaba oculta. Genial, ese maldito genio... le puso una contraseña.

—¡No puede ser! — exclamé, frustrado.

Yue se asomó por encima de mi hombro —¿No dijo Jade ese día que había descubierto información importante y que nos la iba a mostrar después de su fiesta? — preguntó, mirando el celular con tanto interés como yo.

¿Jade había dejado pistas?

—¡Claro! — grité, sin darme cuenta, y luego me reprimí al notar la mirada curiosa de Yue. — El celular... ¡Tiene que contener información crucial!—

Yue me miró con una ligera expresión incrédula —¿Entonces? ¿Sabes la contraseña o qué? — preguntó con cierto tono burlón.

—¡Déjame pensar! — gruñí, frustrado.

Probé con la típica 123456. Nada.

—Vaya, todo un detective, ¿eh?— se burló Yue, cruzando los brazos — Se supone que eras su mejor amigo, ¿no puedes adivinar la clave?—

—¡Cállate, enanito! — respondí, apenas conteniendo el deseo de golpearlo.

Pensé durante unos segundos, tratando de recordar algo que pudiera ayudarme a desbloquear este maldito celular. Él me dijo la contraseña alguna vez...

Recordé el día en que estábamos en clase, jugando a "iniciales y corazón" con toda el aula, la maestra de esa hora no llego, y una chica había comenzado con el dichoso juego. Era simple, poner tu inicial, una "X" que representaba el corazón, y la inicial de quién te gustaba y los demás debían adivinar.

Jade había salido tan avergonzado... Vi cómo se mostró una hoja en la que escribió "J x E". No dije nada, pero entendí de inmediato, era tan obvio... Jade nunca dejó de pensar en Eiji, incluso si no lo decía en voz alta.

—Jajaja, creo que me debes una por quedarme calladito—

—Cállate Jaw, si no quieres que yo diga a todos quien te gusta—

—No lo harías—

Recuerdo que me saco la lengua, saco su celular y lo desbloqueo vi claramente que penas tenia dígitos lo que se me hizo raro porque siempre para las contraseñas piden una mayúscula, números y algún símbolo, pero vi que empezaba con una J y termino con una E....

Ese idiota murió sin decirle a Eiji que lo amaba.

—¡J x E! — dije, ingresando las tres únicas letras con un sentimiento extraño de burla...

El celular se desbloqueó.

Notes:

Tenemos actualización del camino malo!
Y el misterio sigue avanzando, aquí lo tienen mas difícil, Jaw Long debe de encontrar el camino a través de pistas, mientras que en el camino bueno todo será mas practico.

Detallitos del capitulo:
-Eiji se va de New York, ya no le hace bien quedarse, necesita poder despejarse, ha pasado por demasiado y todo se fue en picada justo cuando empezaba a recuperarse, pero eso no significa que quede fuera de la trama y el conflicto.
-Jaw Long lo que quiere es venganza eso esta claro, además de que sabe que de alguna manera hay una conexión entre todos los sucesos, se esta empeñando en descubrirlo.
-Yut Lung como Yue realmente no se quiere involucrar en mas problemas, el sabe exactamente quien esta detrás de todo esto pero si le es posible va a desviar a Jaw Long para que vaya por el camino incorrecto en su investigación.
-Finalmente el celular, alguien lo devolvió, el celular vibro por unos mensajes, pero ¿Quién los envió?

Chapter 43: 35 camino bueno

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Es una sensación extraña, como flotar en el agua ¿Qué estaba haciendo antes? Tenía miedo... Oh claro... El tiroteo...

Una vez que mi vista se aclaró, no estaba en el gimnasio de la escuela, era como una mazmorra de las series de caballeros y dragones, me mire a mí mismo, tenía puesta una camisa blanca con tirantes y pantalones de vestir, además... tenía un arma.

La solté de inmediato y miré hacia arriba, ahí estaba el cuerpo de un hombre muerto con una herida de bala... un hombre de cabello morado que solo me hizo pensar en Jaw Long...

Grité del miedo intentando alejarme, pero mi cuerpo no respondía, cerré los ojos con fuerza, no quiero ver... ¡NO QUIERO VER!

Algo me obligó a abrir los ojos y está vez estaba de pie en una estación, un hombre mayor, calvo, con un sombrero se agachó a mi altura y con una sonrisa que me causo nauseas hablo.

—Ven conmigo Ash—

Lo que siguió era una pila de imágenes repugnantes, niños, muchos niños atendiendo de formas perversas a hombres, era asqueroso horrendo, cerraba los ojos, pero eso solo significaban más y más imágenes similares.

Duele... Es horrible es asqueroso ¡ES UN ASCO! ¡COMO ALGUIEN PUEDE HACER ESA CLASE DE COSAS! ¡¿PORQUE VEO ESTO?!

En cierto punto las imágenes intercalaron a peleas callejeras, asesinatos en callejones, pero sin desaparecer aquellas imágenes de abusos.

Todo por una persona una maldita escoria... Papá Dino... Dino... Dino Golzine... Había leído sobre ese monstro ¿Por eso estaba viendo estás alucinaciones?... pero todo esto es tan vivido, incluso siento los toques...

—Ven aquí, ¿porque escapas?— volví a oír la voz del hombre

Intenté huir corriendo hacia cualquier sitio, pude ver a los lejos a papá... Él va a rescatarme... Él tiene que rescatarme

—¡Papá! ¡PAPÁ!— Le grite pero no parecía oírme —¡Ayúdame!—

—Oh vamos, papá Dino me dio permiso de usar su juguete— dijo el hombre, su nombre llegó a mi mente, Marvin.

Repugnante es una palabra muy corta para lo que estoy viendo... Es muy corta para esta tortura...

Dino Golzine es el demonio encarnado, puedo sentir sus manos y lo odio, lo odio, LO ODIO

—¿Por qué esa mirada de miedo?, tú sabes cuánto te amo, hijo mío, heredaras todo mi imperio, con tu inteligencia y belleza, quien se entrometería en tu camino— me tomo del rostro mirándome con una expresión de deseo que resultaba demoníaco —Eres un demonio, de belleza incomparable, eres mi creación—

Lo empuje por primera vez mi cuerpo reaccionó y podía hacer algo más que mirar —¡Tú no eres mi papá! ¡Yo no soy tu hijo! ¡NO TE PERTENEZCO!—

La figura del hombre viejo y calvo se distorsionó hasta convertirse en un joven, a quien conozco, con el cabello de un rubio grisáceo y ojos que de broma con Jaw dijimos que eran verdes desagüe, otra escoria humana, Ethan.

Alrededor aparecieron más personas... personas que yo conozco... vi a la mamá de mi mejor amigo, pero una versión más joven, junto a ella estaba Jaw solo pareció crecer unos años, pero estaba seguro de que era alguien más... Su nombre Shorter...el hombre muerto que vi cuando empezó esta pesadilla

También había un niño se parecía mucho a Marcus, parecía admirar al dueño de estos recuerdos... Se veía más pequeño... Dijo que su nombre era Skipper, Skip.

Habían más, los policías que nos encontraron en el edificio abandonado, sus nombres eran Bones y Kong, el tío Caín también estaba ahí, sin su ropa formal, se veía más callejero, incluso daba miedo...

Vi a alguien igualito a Little Yue pero está persona era odiosa, no como mi amiguito que es raro, pero no es malo.

Estaban mamá, de joven, es muy bonita recuerdo que desde antes tenía está imagen de mamá, pero ahora lo veo más claramente, también estaba papá, je papá sin lentes se ve extraño cantando la canción de viaje mientras quemaba unos papeles, Michael estaba pequeño más pequeño que yo, jaja es curioso.

Y cuando ví a Eiji, wo... Enserio empecé a desear haberlo conocido a esa edad, ahora es mucho mayor para mí...intente acercarme, pero cuando lo toque su imagen cambio a una en dónde sangraba del estómago...

—¡Eiji! ¡EIJI!— Grite pero su imagen se trasladó a su aspecto actual... estaba sangrando... Eiji no debería estar en peligro...

Voltee a mirar a los demás, algunos permanecían igual, pero otros como Skip con heridas de bala en el pecho, imagen que luego paso a verse como Marcus...

Vi a la versión mala de Little Yue, Yut Lung soltar risas burlonas y miradas de desagrado, dolió ver al pequeño de mis amigos hacer esos gestos

Y al final Jaw, con una herida en el pecho, exactamente en el corazón, solo diciendo que lo libere... ¿Que lo libere? ¡¿De que habla?!

Cerré los ojos, ya no quiero ver, YA NO QUIERO VER

Nuevamente me ví obligado a abrirlos, solo para ver un tipo un poco alto de espaldas —Tú... ¿Estos son tus recuerdos, cierto?—

No dijo nada seguía en la misma posición sin darme la cara

—¡¿Por qué me muestras esto?!, ¿Es porque ví tus cosas en la tablet y el diario?—

Cuando nuevamente no obtuve respuesta, me acerque y lo voltee para que mi mire

—Tú eres Ash, verdad —

Su expresión era de completa tristeza, pero con una sonrisa de un alivio infinito, sostenía una carta en las manos y de un momento a otro nos encontrábamos fuera de la biblioteca...

Iba a decir algo cuando sentí un dolor agudo, miré al responsable y solo pude ver a Lao, un Lao con unos cuantos años más a la versión que yo conozco... él me acuchilló.

Puse mis manos en la herida —¿Por qué haces esto?... ¿Porque me muestras tus recuerdos? ¡¿Porque siento todo?!—

No pude continuar, ahora ambos teníamos la misma altura y facciones, solo ropa diferente y, pero similar —Son nuestros recuerdos ...— Tomó mis manos y me entrego la carta que había estado sosteniendo —Busca la carta, el mensaje también es para ti—

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Abrí los ojos y está vez todo estaba terriblemente borroso ¿Quién era la persona frente a mí? Intentaba enfocar, algo en su silueta me resultaba familiar. ¿Es Eiji?

¿Se ve como "los viejos"? ¿Por qué le dije viejo? Solo tiene 34 años... Ugh... Si es algo mayor... No sé... No tanto supongo...

—Eiji...— susurré finalmente

Todo comenzó a disiparse, al menos un poco, pude ver cómo él se inclinaba hacia mí, dijo algo, pero no lo escuché.

Me sentía demasiado cansado... quería seguir durmiendo, si regresaba tal vez podría preguntarle a ese tipo, Ash, preguntarle que carta debía buscar... o preguntarle sobre quiénes son los viejos... je creo que son papá y ese tipo ugh... Ibe-San, si él, casi lo olvidaba...

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Cuando finalmente volví a abrir los ojos, pude distinguir a una enfermera y un médico; las luces del techo me cegaban, y tuve que parpadear varias veces para poder enfocarme.

—Está consciente, doctor —dijo la enfermera, y una figura se inclinó hacia mí, con un estetoscopio colgando del cuello y una expresión seria —Jade, ¿Puedes oírme?—

Asentí débilmente.

—Muy bien; estás en el hospital, has pasado por mucho, pero estás a salvo ahora—

Todo es borroso, veo entrar y salir gente, distingo cuando hablan porque mueven los labios, pero no llego a oír que dicen y si lo oigo no entiendo. En algún punto distinguí la figura borrosa que estaba frente a mí.

—Mamá... —

Ella dejó escapar un sollozo ahogado, su mano temblaba mientras acariciaba mi mejilla.

—Jade... —su voz se quebró, y me abrazó con tanto cuidado como si abrazara ugh... no se... algo blando

Intenté moverme, pero un dolor punzante en mi abdomen me obligó a soltar un gemido.

—No te esfuerces. Todo estará bien— Papá acomodo la manta, papá estaba aquí...

Mis ojos ardían, las lágrimas nublaban aún más mí ya borrosa visión —Papá... —mi voz se quebró, un sollozo tembloroso escapó de mis labios mientras intentaba estirar mi mano hacia él.

—Aquí estoy, hijo... —su voz sonaba aliviada, pero también dolida, se acercó más y tomó mi mano con firmeza —Nos diste un buen susto—

Los recuerdos seguían en mi cabeza, seguían ahí, podía ver a papá y a mamá mirándome, pero se distorsionaba podía verlos como los vi en esos recuerdos... usan una ropa que nunca les había visto antes... papá tenía un disparo en el hombro...

—P-Papá... — sin poder evitarlo, me aferré a su mano con todas mis fuerzas

Vi cómo intercambió una mirada rápida con mamá y Eiji. Había algo en sus ojos... tristeza, rabia... culpa.

—Shh, todo está bien, Jade— susurró mamá, acariciando mi cabello —Solo descansa...—

"Banana Fish"

El sonido de los monitores cardíacos se volvió un zumbido insistente en mis oídos, todo estaba aún mas borroso, pero la sensación de peligro era demasiado real.

"Banana Fish."

Ese nombre seguía repitiéndose en mi cabeza, era una advertencia.

Parpadeé varias veces y, por un instante, la habitación del hospital desapareció. En su lugar, me encontré en un oscuro callejón, olor a pólvora y sangre en mis manos.

—¡Muévete, Ash! ¡Vamos! —una voz gritó en la distancia. Shorter. No podía ver su rostro, pero lo reconocía.

—Jade, hijo, ¿Qué pasa? —la voz de mamá me trajo de vuelta, pero apenas y la reconocí.

La imagen se distorsionó y volví al hospital, pero ya no podía diferenciar la realidad de las memorias. Vi a mamá con los ojos vidriosos, a papá tratando de sujetarme, y a Eiji... Eiji estaba aquí... pero su imagen cambió. Lo vi más joven, con su camisa rosada, con esa sonrisa amable que siempre traía consigo.

Y luego... sangre.

Su ropa se manchó de rojo.

—¡Eiji! —mi grito fue desgarrador, mi cuerpo convulsionó.

Las máquinas comenzaron a soltar alarmas.

—¡Se está agitando demasiado! —la enfermera corrió hacia la puerta y no se que más hizo después

—Jade, escúchame. Estás en el hospital, estás a salvo —insistió papá, sujetando mis hombros.

Pero no estaba a salvo.

—¡NO! —grité, apartando su mano bruscamente. Miré alrededor, buscando la salida, pero las paredes parecían cerrarse sobre mí.

No podía respirar...

Veía sombras moviéndose a mi alrededor, hombres altos con trajes oscuros. Dino, Marvin. Todos estaban ahí. Me encontraron.

—No... no, no, no... —susurré, mi cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente.

Vi a Lao al final de la habitación, la hoja del cuchillo brillando bajo la luz blanca del hospital. Me llevé la mano al abdomen, sentí la puñalada otra vez.

Grite y solté un manotazo al aire cuando alguien intentó acercarse.

Eiji dio un paso adelante, sus ojos llenos de preocupación —Jade, tranquilo... No hay peligro—

Eiji...

Pero cuando lo miré, su rostro se transformó en la imagen que más temía Eiji en el suelo, bañado en sangre.

Un grito desgarró mi garganta mientras mi cuerpo se doblaba por la angustia, me aferré al borde de la cama, con el pecho subiendo y bajando rápidamente. No podía controlar mis jadeos, ni el temblor de mis extremidades.

—¡Está convulsionando!— exclamó el médico mientras el pánico en la habitación aumentaba, y en cuestión de segundos, sentí un pinchazo en el brazo.

El mundo se volvió oscuro otra vez, las figuras a mi alrededor ya casi no se veían. Vi a Eiji una última vez antes de que la oscuridad me envolviera, otra vez

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Jade cayó inconsciente apenas el sedante hizo efecto, pero incluso dormido, su cuerpo seguía temblando y su ceño permanecía fruncido, como si aún estuviera atrapado en la pesadilla. Yo había visto esto antes... demasiadas veces.

Ash...

Cuando despertaba después de una de sus pesadillas, cuando los recuerdos lo arrastraban de vuelta a su peor infierno.

—¿Por qué reaccionó así?— la voz de Jessica temblaba. Todavía tenía las manos crispadas sobre su pecho, intentando calmarse, la imagen no se fue para nada agradable

Max la sostuvo con más fuerza contra su pecho, intentando tranquilizarla. El doctor revisaba a Jade, mientras la enfermera ajustaba el suero; nadie habló de inmediato, el ambiente se había vuelto pesado.

—Posiblemente solo tuvo un mal recuerdo de...— dije sin terminar, tratando de mantener mi voz tranquila —De lo que pasó en la escuela... el tiroteo—

Jessica tragó en seco y asintió, aunque sus ojos seguían reflejando angustia —Pobrecito...—

Max suspiró, pasándose una mano por el rostro, se veía agobiado.

El doctor apartó su estetoscopio y miró a la pareja de esposos con calma —Las reacciones de pánico postraumático pueden ser muy intensas. Es posible que todavía esté procesando lo que ocurrió y que tenga más episodios como este al despertar—

Jessica volvió a asentir, aunque su preocupación no disminuyó en lo más mínimo.

Yo debería estar de acuerdo. Quiero estar de acuerdo, pero... No fue solo pánico.

La forma en la que Jade se retorció en la cama, la manera en que sus ojos me buscaron y me reconocieron, como si estuviera viendo algo que no debería estar ahí. Y luego, el terror puro en su mirada, no parecía solo pánico.

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Max suspiró antes de sacar su teléfono y marcar el número de Michael, el tono sonó apenas un par de veces antes de que el joven contestara.

—¿Michael? —Max empezó con cautela —Jade despertó, pero...—

Hubo un silencio de apenas un milisegundo antes de que Michael respondiera, rápido, sin siquiera dejarlo terminar —Ya voy—

La llamada se cortó de inmediato.

Max parpadeó, sorprendido, mirando su teléfono como si esperara que Michael lo volviera a llamar —No me dejó terminar...— murmuró, rascándose la nuca con una mezcla de desconcierto y preocupación.

Jessica lo miró, aún con la expresión tensa —¿No le dijiste sobre... lo que pasó?

—No me dio tiempo —Max guardó el teléfono en su bolsillo con un suspiro

Permanecí en silencio, cuando Michael llegó, pensará que solo había despertado y que estaba estable, pero no sabe que gritó, que convulsionó hasta el punto que tuvieron que sedarlo.

Desvié la mirada hacia Jade, que dormía con el ceño fruncido, con el rastro de lágrimas aun secándose en sus mejillas, con un pañuelo limpié su rostro. Aunque Michael ya es un adulto realmente no me apetece que vea así a su hermanito.

Michael no tardó nada en llegar, apenas cruzó la puerta de la habitación, su energía era contagiosa, hacía tiempo que no se le veía tan emocionado, con una sonrisa que apenas podía contener, pero en cuanto vio a Jade dormido, toda esa vitalidad se desvaneció.

Su mirada pasó rápidamente de Jade a Max, con el ceño fruncido en confusión —Dijiste que había despertado—

Max abrió la boca, buscando las palabras adecuadas —Sí, pero...— intentó explicar pero Michael no le dio tiempo.

—¿Ya no está en coma? —interrumpió de nuevo, esta vez con ansiedad.

—No, ya no—

Él dejó escapar un suspiro, relajando los hombros —Con eso es suficiente— Sin dudarlo ni un segundo más, se acercó a la cama y rodeó a Jade con sus brazos, abrazándolo con firmeza.

Jade soltó un quejido al sentir el contacto y abrió los ojos, por un momento, el miedo volvió a reflejarse en ellos, sus pupilas dilatadas, su respiración acelerada, parecía que iba a convulsionar de nuevo, pero Michael lo sostuvo con fuerza, sin siquiera darse cuenta de que, con ese simple acto, lo estaba anclando a la realidad.

—Estás bien... —murmuró Michael con voz temblorosa, cerrando los ojos mientras se aferraba más a él —Estás bien...—

Observé la escena en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Ash nunca tuvo algo así... Nunca tuvo a alguien que pudiera sostenerlo de esa manera cuando despertaba de sus pesadillas, lo hice unas contadas veces, pero estoy seguro de que no eran nada comparado a todas las veces que despertó solo y con miedo, Ash no tuvo eso... pero Jade sí.

Ese abrazo, que pareció durar una eternidad, finalmente se rompió después de casi cinco minutos. Michael fue el primero en aflojar el agarre, pero no se apartó del todo; Jade parpadeó lentamente, todavía algo aturdido

—Tonto...— murmuró Michael con una mezcla de alivio y reproche —Nos asustaste como nunca—

Jade intentó responder, pero su garganta estaba seca, apenas pudo tragar saliva antes de soltar un susurro ronco —Mich...— reconociendo a su hermano.

Michael negó con la cabeza y le revolvió el cabello —Si soy yo jaja— Jade bajó la mirada, sus dedos aun aferrándose débilmente a la manga de Michael, podíamos ver que intentaba decir algo, pero era obvio que no podía.

—Deberías descansar un poco más— sugerí con voz suave, acercándose con cautela —No tienes que forzarte a hablar ahora—

Jade me miró entonces, sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Porque, por un instante, esa mirada no era la de Jade, había un brillo en sus ojos que le resultaba aterradoramente familiar... algo que pertenecía a otra persona.

Pero solo duró un segundo, Jade parpadeó y la expresión desapareció, reemplazada por puro agotamiento, Michael volvió a acomodar las mantas sobre él, como si fuera un niño pequeño al que había que arropar, estaba preocupado por su hermanito.

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Posiblemente fue Michael en su emoción que le habrá comentado a una o más personas que Jade ya estaba mejor porque en lo menos pensado muchos conocidos ya lo sabían.

De las primeras visitas en llegar fue Caín, entró con su imponente presencia de siempre, pero en cuanto vio a Jade, su expresión cambió por completo. Durante años, se había esmerado en ser el mejor tío del mundo, no porque tuviera que hacerlo, sino porque quería, no tenía familia, ni hijos, por lo que él mismo se autonombro tío.

—Bueno, bueno, mira quién decidió despertarse— dijo con su voz grave, pero con un tono juguetón mientras sacaba algo de su maleta

Jade, todavía seguía aturdido, parpadeó antes de soltar una pequeña sonrisa —Tío Caín...—

—El único— respondió con una sonrisa ancha, acercándose a la cama y sacando una bolsa de papel —Sé que los hospitales tienen comida espantosa, así que traje algo—

Entrecerré los ojos al ver la bolsa —No me digas que trajiste comida chatarra—

Caín soltó una carcajada mientras sacaba una dona —No ha comido nada en un mes, déjalo, y si te preocupan las calorías, tiene que ganar peso, ¿no? a este punto es casi un esqueleto—

Jade no pudo evitar sonreír un poco, Caín se sentó en la orilla de la cama, y le entregó una dona de chocolate con chispas de colores.

—Esta es para el héroe de su escuela— La sostuvo frente a Jade, quien la tomó con una leve duda, pero con una sonrisa agradecida —Y no te preocupes, también traje suficientes para todos, no quiero que Michael se ponga celoso—

—Oye— protestó Michael, pero terminó agarrando una de las donas sin decir más.

Caín le pasó la mano por el cabello a Jade con una suavidad inesperada —Casi haces que me de un infarto, no vuelvas a jugar al héroe primero salva tu pellejo—

Mientras comía su dona lentamente, Jade parpadeaba a un ritmo pausado, fijos en Caín —¿Qué pasa, muchacho?— preguntó Caín con una ceja levantada, notando la intensidad de su mirada.

Jade ladeó la cabeza con expresión pensativa —Joven...— con esa sola palabra todos nos reímos, le entendimos bien quería decir que Caín se veía joven, este niño a vuelto a hablar muy poco de nuevo.

Caín soltó una carcajada, apoyando un codo en la cama y mirándolo con diversión —¿Qué esperabas? ¿Canas y un bastón? No dormiste tanto tiempo, niño—

—Black Sabbath...— Caín dejo de reír cuando Jade menciono el nombre su antigua pandilla, pasando a una expresión de completa incredulidad

El silencio que siguió fue pesado, Caín lo miró fijamente, sin parpadear, como si estuviera asegurándose de que realmente había escuchado bien. Su mano, que estaba sosteniendo la bolsa de donas, se tensó por un instante antes de que se obligara a relajarse.

—¿Qué dijiste?— preguntó con voz más baja de lo habitual.

Jade parpadeó lentamente —Black Sabbath...—

Caín sintió un escalofrío recorrerle la espalda, Jade no debía saber nada sobre eso, nunca le había contado sobre su pasado como líder de una pandilla, mucho menos el nombre, y, sin embargo, ahí estaba Jade, mirándolo con una mezcla de curiosidad y certeza, como si esa información hubiera estado guardada en su cabeza desde siempre.

Intentando recuperar la compostura, Caín soltó una risa nerviosa y le quitó la dona con un movimiento rápido —Tal vez esto tiene demasiado azúcar para ti, chico. Parece que te está haciendo alucinar—

Jade frunció levemente el ceño, pero no protestó cuando Caín quitó la dona, su mirada se perdió un poco, sus labios se entreabrieron como si estuviera a punto de decir algo más, pero se quedó en silencio.

Algo raro pasaba aquí, no sabía cómo, pero Jade sabía cosas que no debería saber.

Antes de que pudiera decir algo más, Michael, que hasta ahora había estado en silencio, tranquilizó el ambiente —Tal vez paso mucho tiempo en internet y encontró algún artículo de noticias—

Caín suspiró aliviado y se inclinó un poco más, apoyando los antebrazos en sus rodillas mientras miraba a Jade con seriedad, pero al mismo tiempo le regresaba la dona —Escucha, muchacho. No sé dónde oíste ese nombre, pero eso es cosa del pasado— lo observó por unos segundos más y luego sonrió —Termina esa dona y descansa—

El pequeño rubio miro la doña un rato y luego a Jessica —Mamá... hot dog—

Jessica parpadeó, sorprendida por el repentino comentario —¿Qué?—

—Hot dog —repitió Jade con toda la naturalidad del mundo, como si no estuviera apenas despertando de un coma.

Caín soltó una carcajada, cruzándose de brazos —¿En serio, muchacho? Hace un segundo hablabas de pandillas y ahora quieres un hot dog. Vaya prioridades—

Michael también sonrió, aliviado de que el ambiente tenso se hubiera roto —Bueno, al menos eso significa que ya tiene hambre y que de nuevo es un glotón—

Jessica suspiró y se inclinó un poco hacia él, acariciando su cabello con ternura —Cariño, acabas de despertar y apenas puedes con una dona. ¿Seguro que quieres un hot dog?—

Jade la miró como si no entendiera la pregunta, pero termino asintiendo lentamente, terminando su dona.

El ambiente ya eran risas y uno que otro comentario sobre comida, pero yo no estaba tranquilo, algo más profundo estaba sucediendo no era solo una simple confusión por su estado.

Jessica resopló con diversión, pero no pudo evitar cruzarse de brazos —No, Jade, no puedes comer dulces y una cantidad insana de condimentos, tú estómago no lo va a resistir, Max, Caín apóyenme en esto—

—Lo siento Jess pero no apoyo, si quiere un hot dog, pues que coma un hot dog se lo merece— Max por fin hablo ganándose una mirada de desaprobación por parte de su esposa

Jade, aprovechó la oportunidad para insistir —Hot dog— y para que noten su punto estiro sus manos lo mejor que podía exigiendo su comida.

Jessica suspiró, dándose por vencida —Bien, bien, pero que sea uno pequeño y sin tantas cosas encima—

Seguí observando a Jade con atención, aunque volvió a hablar como cuando tenía siete o ocho años, había algo en la forma en que hablaba, en el tono de su voz, que se sentía familiar, pero no era propio de él.

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Caín se despidió con un gesto rápido y una sonrisa antes de salir de la habitación —Nos vemos, muchacho. No te metas en más problemas— bromeó, aunque su mirada todavía cargaba algo de preocupación.

Jessica y Michael salieron poco después en busca del hot dog, con Jessica aun refunfuñando sobre los hábitos alimenticios de su hijo y Michael insistiendo en que él se encargaría de conseguir exactamente lo que Jade quería.

El silencio se instaló en la habitación cuando la puerta se cerró tras ellos. Solo quedábamos Max y yo, observando a Jade, que ahora parecía perdido en sus propios pensamientos, con la mirada clavada en la pared.

Max suspiró, pasándose una mano por el cabello con frustración antes de murmurar —Este es Jade... pero por momentos no lo es—

Sus palabras me hicieron apretar los labios. Sabía exactamente lo que quería decir, había en él algo que no encajaba del todo, como si fuera él y al mismo tiempo... alguien más.

Lo había notado en la forma en que reaccionó al despertar, en su crisis de pánico, en las cosas que decía sin darse cuenta, como si hablara de recuerdos que no le pertenecían. Y lo peor de todo era que cada vez que lo observaba más de cerca, cada vez que escuchaba la manera en que hablaba, no podía sacudirme la sensación de que...

—Se parece demasiado a Ash —susurré sin darme cuenta.

Max me miró con seriedad. No se rió, ni me dijo que estaba exagerando —Lo sé, es sutil, siempre ha sido así, pero con el tiempo fue teniendo otros hábitos, pero veo la diferencia— hizo una pausa en la que aprovecho para recostar a Jade y taparle los ojos con su mano, obligándolo a descansar un poco —Hasta ahora he visto más a Ash que a Jade—

Mi garganta se secó —Cuando grito de miedo y cuando hablo sobre la pandilla, era Ash— dije viendo como Max retiraba su mano, Jade se había quedado dormido y yo me encargué de acomodar la manta —Y cuando quiso comida era Jade—

Ambos nos miramos, recordando las muchas coincidencias que había entre ambos cuando Jade era un niño, cosas como gustos, actitudes, algunas cosas que decía como hoy y aún más notorio como los dibujos que hacía, siempre fue así yo mismo los confundía, pero hoy fue demasiado notorio, demasiado extraño y fuera de lugar.

En su momento juraba y juro que Jade es una reencarnación de Ash, pero Jade tiene su propia vida y experiencias, pero ahora parecía tener ambos. Y me cuesta aceptarlo, porque eso significa que esos temores, esas experiencias dolorosas volvieron.

—Banana Fish...— Jade susurró, aún dormido sus dedos se crisparon sobre la sábana —Griffin...—

Max se puso rígido en su asiento —Jade... ¿Qué dijiste?— le pregunto pasando su mano por su frente ya que empezó a sudar frio

Siguió murmurando —Mataron.... lo mataron...—

Mis manos temblaron, Jade no tenía manera de saber eso. Sabía que le había puesto de nombre a su oso Griffin pero nunca quise indagar más a profundidad, aun así Jade no tenía forma de saber que Griffin había sido afectado por el banana fish, es más, no debería saber sobre él.

—Dino... —susurró de repente, y una mueca de puro asco se formó en su rostro

Max se levantó de golpe, derribando la silla en la que estaba sentado —¡Jade, detente, no digas esas cosas! —su voz sonó más fuerte de lo que había planeado, pero Jade apenas parpadeó.

Parecía atrapado en algún tipo de trance y se sacudía —Marvin... —jadeó y su respiración comenzó a acelerarse —Fox...—

Mis manos se apretaron sobre las sábanas, sabía exactamente de qué estaba hablando. esos eran definitivamente recuerdos de Ash.

Max se quedó congelado—Esto no puede estar pasando... —murmuró.

Pero siguió, su cuerpo comenzó a temblar —Shorter... —susurró con la voz rota —Yo... yo lo maté...—

Sentí un nudo en la garganta. Max apartó la mirada, sus manos temblaban —No... —negó en voz baja —Jade, para, no sigas—

Sus ojos se llenaron de lágrimas, su respiración se volvió errática —Eiji... —su mirada se encontró con la mía, desesperada, suplicante —¿Por qué me duele tanto...?— Se agarró la cabeza con ambas manos, sollozando, su cuerpo encogiéndose sobre sí mismo —¡Eiji! ¡Ayúdame!—

—Shhh, Jade... Estoy aquí, estoy aquí...— susurré, obligándolo a mirarme tratando de hacer que se centre en la realidad

Su cuerpo dejó de sacudirse, sus manos se aferraron a mi camisa con fuerza —Eiji...— jadeó entre sollozos.

Lo sujete con fuerza, acariciando su cabello con cuidado —Estoy aquí... No pasa nada... No dejaré que te pase nada...—

Y funcionó, sus temblores fueron cediendo poco a poco, hasta que solo quedaron pequeños espasmos, su agarre sobre mi camisa no se soltó ni un momento.

—¿Cómo...? —murmuró Max, mirando la escena con una mezcla de alivio y desconcierto.

—No lo sé...— susurré, sin soltarlo —Pero solo necesita esto... estar tranquilo—

Jade suspiró contra mi hombro, sentí la tensión abandonar su cuerpo y un momento después, volvió a quedarse dormido.

Me quedé así, abrazándolo con fuerza, sin importarme el tiempo que pasara, porque si esto era lo único que podía hacer por él... entonces lo haría todas las veces que fueran necesarias.

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Escuchamos un estruendo de pasos corriendo por el pasillo y teniendo en cuenta que cada vez se hacían más fuertes ya sabíamos de quién se trataba.

—¡¡Jade!!— Jaw Long irrumpió en la habitación de un portazo y casi resbaló.

Se detuvo en seco al ver a su mejor amigo, ese mismo que había visto cubierto de sangre, conectado a máquinas y sin moverse por semanas… ahora estaba ahí, sentado en la cama, tranquilo, dándole un mordisco a un hot dog como si nada.

Jaw Long parpadeó, su labio inferior tembló y, sin poder contenerse más, empezó a sollozar —Snif... ¡Eres un psicópata! ¡Tieso un mes y lo primero que haces es comer un maldito hot dog como si nada!— Su voz se quebró, pero aun así se lanzó hacia él, rodeándolo en un abrazo.

Jade no respondió, pero lo ví aferrarse a Jaw Long con intensidad, sus dedos se deslizaron por la espalda de su amigo, presionando un punto específico. Sabía exactamente lo que buscaba, ese lugar… el mismo donde Ash le disparó a Shorter, el disparo al corazón, estaba buscando un agujero de bala que no existía, Jade había disparado también… pero no le dio a Jaw Long.

—Oye, ¿qué haces?— se apartó un poco, limpiándose la cara con la manga, sin notar el temblor en las manos de Jade que estaba casi inexpresivo y eso pareció molestar a Jaw Long quien lo sacudió con fuerza —¡No vuelvas a hacer eso! ¡Porque te golpeo! ¡TE GOLPEO, JADE!—

Pero en cuanto vio el temblor en los labios de su amigo, en cuanto vio las lágrimas silenciosas deslizarse por su rostro, algo dentro de él se rompió de nuevo.

—Idiota... — su voz se quebró, y sin poder evitarlo, sus propios ojos se llenaron de lágrimas —¿Por qué lloras? ¡Después del mes insufrible que me has hecho pasar! ¡Creí que iba a convertirme en algún villano de alguna película, jurando venganza por mi mejor amigo muerto!—

Jade sollozó bajito, sin poder responder.

Jaw Long apretó los dientes, furioso consigo mismo, con Jade, con todo lo que había pasado. Se abrazó a él otra vez, con una mezcla de enojo y alivio, temblando tanto como Jade —Eres un maldito loco…— murmuró entre dientes, aferrándolo con fuerza —Pero qué bueno que sigues aquí—

—Tú.... bien— finalmente Jade murmuró sin poder creer que su mejor amigo esta ahí gritándole, sacudiéndolo. Incluso dejó olvidado su hot dog a un lado de la camilla

—¡Por supuesto que estoy bien!— le gritó pero estaba lagrimeando sin control —Idiota...—

—Jaw Long, aquí estas— Nadia apareció se notaba que estuvo buscando a su hijo que se escapó —Ya déjalo, vas a llegar tarde al Dojo— ni ella pudo evitar verse afectada por la escena y solo se cubrió el rostro con la mano

Me reí un poco —Déjalos Nadia, mira nada más parecen dos cachorrillos aplastados—

—Los dejaría, pero Jaw Long ya faltó muchos días y no pagó esas clases para que no vaya, dame la razón en esto Eiji—

—Nadia tiene razón— Jessica intervino separando a ambos amigos de su quinto abrazo —Más tarde puedes venir si quieres o esperar a que le den el alta pero ya tienes que irte Jaw— fue firme pero no dura.

Jaw Long se secó las lagrimas y esta ves sonrió —Que conste— le contesto a Jessica, no sabíamos si era broma o advertencia


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Los médicos llamaron a sus reacciones como una "secuela del coma", mencionaron que harían análisis neurológicos para descartar daños cerebrales. Max y yo nos miramos en silencio mientras los médicos hablaban de encefalogramas y resonancias. Los dejé hacer su trabajo, pero en el fondo, sabía que ninguna máquina iba a darles la respuesta correcta, principalmente porque no era una condición médica.

Max no quería irse, pero al final junto a Jessica lo convencimos de que descansara después de todo él había estado viajando de un extremo a otro casi a diario; también me insistió en descansar, pero quien realmente se veía cansado era Max, aunque protestó hasta el último segundo salió del hospital. Así que en la noche solo quedábamos Michael y yo para cuidar de Jade.

Michael estaba sentado en una silla junto a la cama, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, observando atentamente a su hermano dormido, ya sabía que Jade había tenido una convulsión, pero no entendía la magnitud de lo que estaba pasando. Para él, solo era una secuela del coma.

Yo, en cambio, sabía que no era tan simple.

Me pasé la mano por el rostro, sintiéndome agobiado, pero no me permití cerrar los ojos. Jade se veía tranquilo ahora, relajado en el sueño, pero sabía que la paz no duraría, tarde o temprano volvería a despertarse, y no sabía si esta vez volvería a tener una reacción tan violenta.

—¿Crees que mañana ya estará mejor? —preguntó Michael en voz baja, rompiendo el silencio.

Lo miré, quería decirle que sí, que todo estaría bien, que Jade solo necesitaba tiempo, pero no podía mentirle —No lo sé, Michael...—

Michael apretó los labios, asintiendo con la cabeza. Luego, con cuidado, tomó la mano de su hermano —Oye, hermanito... Recupérate pronto, ¿sí? Te prometo que cuando estás completamente sano, haremos tu fiesta, aunque está atrasado—

Jade seguía dormido, pero aun así su expresión se relajó aún más, Michael sonrió un poco, eso era suficiente por ahora, se acomodó para dormir en el pequeño sofá mientras me deseaba buenas noches, aunque dudo que vaya a dormir está noche.

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Apenas escuché un pequeño quejido me enderecé de inmediato, Jade parpadeó un par de veces, su mirada perdida en el techo, por un momento temí que su cuerpo comenzara a temblar, que el pánico lo consumiera, pero esta vez... estaba tranquilo.

—¿Jade? —llamé en voz baja, sin querer despertarlo bruscamente.

Sus ojos se giraron lentamente hacia mí; por un instante no dijo nada. Luego, en un susurro apenas audible, preguntó:

—Eiji... ¿Qué día es hoy?— Su voz era diferente, más gruesa, cargada de una nostálgica inmensa.

—Es viernes... bueno, técnicamente ya es sábado —respondí, tratando de mantener la calma.

Jade asintió despacio, bajando la mirada hacia sus propias manos, flexionando los dedos como si estuviera asegurándose de que seguían ahí —Jade... ¿Cómo te sientes?— pregunté

Él no respondió de inmediato, en lugar de eso, se incorporó un poco en la cama, con lentitud. Luego fijó su mirada en mí, y en sus ojos vi algo que no había visto antes. Algo que reconocía demasiado bien.

—Me siento... extraño —murmuró, su tono pausado —Eiji... yo...—

Pero antes de que pudiera continuar, su expresión cambió, algo pareció atravesarlo, como un pensamiento repentino.

—No... Eiji... Yo morí... —soltó de repente, su voz quebrándose —Yo morí... Yo sentí cómo la vida se me iba, sentí el dolor, sentí la sangre...—

Pero él se aferró a mi brazo, buscando consuelo y no dude en dárselo.

—Dime que no es cierto, Eiji... dime que solo es un sueño... dime que no soy él...—

Y en ese instante, comprendí que ya no tenía dudas. Jade había sido Ash y recordaba todo.

Jade se quedó en silencio de golpe, su mirada temblorosa se deslizó hacia el sofá donde Michael dormía, ajeno a todo lo que estaba ocurriendo.

—Mich...— murmuró Jade, su voz sonando más frágil, más... real.

Solté el aire que sin darme cuenta había estado conteniendo.

—Eiji... —me llamó en voz baja, y cuando lo miré, sus ojos estaban vidriosos —No quiero volver a dormirme—

Me dolió escucharlo decir eso —No tienes que hacerlo si no quieres— le aseguré, sentándome más cerca —Estoy aquí, y siempre estaré contigo—

Él asintió lentamente, dejó que su cabeza cayera contra mi hombro, agotado —Gracias...—

Nos quedamos en silencio, el sonido del monitor cardíaco era el único ruido en la habitación. Seguía abrazándolo, sintiendo su respiración temblorosa contra mi pecho. Jade estaba tranquilo ahora, pero sus ojitos seguían llenos de lágrimas, brillando bajo la tenue luz de la habitación.

—Eiji... ¿Por qué volviste a Nueva York?—

Su pregunta me tomó por sorpresa. Lo miré y sonreí con ternura, acariciando suavemente su cabello.

—Porque tenía que venir a verte —respondí sin dudarlo.

Pero Jade parpadeó lentamente y, con un gesto cansado, desvió la mirada —No... eso no— murmuró —No hablo de ahora. Quiero decir... ¿Por qué regresaste a Nueva York?—

—Jade...—

—Era mejor que no volvieras —susurró, su voz temblando con una mezcla de tristeza y algo más profundo —Lo vi—

Sabía exactamente de qué estaba hablando —Jade... —intenté decir algo, cualquier cosa, pero él me miró directamente a los ojos, sus labios entreabiertos, su expresión rota.

—Me dijiste que tenía que irme... aquella vez en el hospital, quería quedarme... tomar tu mano... En el fondo... —su voz se quebró —No quería que te fueras...—

Cada palabra suya era un golpe directo a mis recuerdos, a aquel momento, a la última vez que hablé con Ash antes de dejar Nueva York... antes de que todo...

—Recuerdo que me diste una carta... Y que era hermosa... Pero no recuerdo que habías escrito en ella—

Lo abracé más fuerte, sintiendo su respiración agitada contra mi cuello. No sabía si estaba reviviendo aquel momento o si simplemente estaba asustado por la intensidad de los recuerdos.

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Al día siguiente cuando Max llegó, Jade ya estaba mucho más despierto, sentado en la cama con Michael a su lado, ambos riendo suavemente por las bromas del mayor de los dos. Era un alivio verlos así, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, descubrimos que no había tanto alivio como pensábamos.

Max se acercó con cautela, sin querer interrumpir el momento —Mira nada más te ves mejor—

Jade parpadeó y asintió —Mejor— está hablando poco, lo que significa que por el momento está tranquilo.

Michael, ajeno a la tensión entre los adultos, sonrió y se inclinó sobre Jade —¿Entonces ya te puedo traer más donas?— Jade rió un poco, tirando del cabello de su hermano para molestarlo

—¡Oye eso me duele!— Ambos rieron pero Michael lo aparto con calma —Ya me tengo que ir al trabajo, volveré en la noche con las donas— se despidió dejándole un beso en la frente a Jade, antes de salir.

Max se sentó al borde de la cama, cruzando los brazos —Jade... Necesito que me digas la verdad. ¿Qué fue lo que viste?—

—No sé...— susurró

La diferencia en su voz era innegable. Cuando estaba tranquilo como ahora, su tono era el de siempre, suave, juvenil y sobre todo hablaba muy poco con esa mudez parcial de cuando era niño, pero en cuanto parecía recordar, su voz se volvía más grave, con un peso que no le pertenecía.

Max no quiso insistirle y le sonrío suavemente sin la angustia que había presentado hace poco —Esta bien, mejor concentrémonos en cómo vas terminar de recuperarte, no creo que puedas levantarte—

—Puedo— Jade había hecho una mueca e intento levantarse de la cama sin mucho éxito

—Ok, suficiente —dijo, ayudándolo a volver a acomodarse con cuidado —Vamos a necesitar una silla de ruedas—

Jade frunció el ceño, su mandíbula apretada en evidente descontento —No...—

—Sí— intervino Max con tono firme —No me mires así, es solo hasta que te fortalezcas, no querrás caer de cara y besar el suelo, ¿o sí?—

Él desvió la mirada, su expresión endurecida —Caminar...—

—Y lo harás, pero no hoy —Max suspiró, pasándose una mano por el cabello —Escucha, entiendo que odies esto, pero el orgullo no te va a devolver la fuerza de golpe. Un paso a la vez—

Jade no respondió, solo se hundió un poco más en la almohada, con los ojos fijos en la pared. Max lo observó unos segundos antes de sonreír con suavidad.

Max chasqueó la lengua y le dio un leve golpecito en la frente con un dedo —No me pongas esa cara, jovencito— se rió un poco a ver cómo seguía molesto —Vamos, no es tan terrible. Solo por un tiempo —insistió, cruzándose de brazos —¿O prefieres arrastrarte por los pasillos?—

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Max empujaba la silla con calma, disfrutando del aire fresco después de tantos días de angustia en el hospital. Jade, en cambio, mantenía los brazos cruzados y el ceño fruncido, la incomodidad reflejada en toda su cara.

—Bueno, ya deja de hacer muecas— dijo Max con una sonrisa divertida —Al menos ya no estás en el hospital. ¿No preferías esto?—

—Caminar... —murmuró, esta vez queriendo decir que podía hacerlo aunque es obvio que no era así.

Max soltó un suspiro exagerado —Sí, lo que tú digas, después de unas cuantas terapias tal vez puedas— Jade le lanzó una mirada afilada, pero Max solo rió —Mejor deja esa cara y mientras tanto, podrías aprovechar y hacer que todos te consientan—

—¿Donde dijo Jessica que la esperemos?— le pregunté mientras caminábamos

—En el parque, dijo que iba a terminar algunos asuntos y luego pasaría por Michael en el auto, todavía después va a venir por nosotros para ir directo a las Angeles, y Michael sale en una hora así que tenemos un rato de espera Eiji—

En cuanto Max dijo eso, Jade dejó de fruncir el ceño y trató de poner la mejor cara de cachorro abandonado que podía —New York —murmuró, insistente.

No pude evitar reír. Estaba claro que prefería quedarse aquí en vez de volver a Los Ángeles —No, Jade —le dije, apoyando una mano en su hombro —Tienes que descansar. Ya perdiste buena parte de las vacaciones, así que volverás antes de lo que crees para las clases—

Nos relajamos por un momento, esperando a Jessica y Michael sentados en una banca del parque. Bastó solo un descuido, un par de segundos sin prestar atención, para que

—¡Me lo prestan un momento, gracias!— La silla de Jade salió disparada hacia el pasto del parque antes de que alguno de los dos pudiera reaccionar.

Jaw Long, empujaba la silla con una velocidad sorprendente, mientras que detrás de él Umiho, Marcus y Yue lo seguían. Yue, con la pierna aún enyesada, iba cargado en la espalda de Marcus.

—¡Oigan!— Max dio un paso adelante, pero la escena era demasiado absurda para procesarla de inmediato.

—¡Regresen aquí! —grité, poniéndome en pie, pero al final no gritaba enserio, todo era demasiado divertido

Jade no parecía especialmente sorprendido por el secuestro improvisado. De hecho, por la forma en que se aferraba a los reposabrazos, incluso parecía estar disfrutándolo.

—Veamos quién llega primero, Yue con sus muletas o Jade con la silla— La propuesta absurda de Jaw hizo que Marcus resoplara una risa mientras ajustaba a Yue en su espalda.

—¡Eso no es justo!— se quejó Yue, moviendo las muletas como si fueran armas —¡Yo tengo que saltar en un pie!—

—¡¿De donde estas saltando?! ¡Si te estoy llevando en mi espalda! —añadió Marcus, dándole un pequeño rebote a Yue solo por diversión.

Jade, por su parte, y aunque no pudiera hacer mucha fuerza empezó a avanzar con la silla de ruedas —Voy ganando—

—¡Vamos, Yue, mueve esas muletas más rápido!— Marcus bajo a Yue y lo animó a ir de detrás a ver si ganaba la carrera, aunque no hubiera una meta a donde llegar.

Junto a Max queríamos reírnos a carcajadas, pero como adultos no deberíamos apoyar semejante estupidez, aún así era demasiado divertido verlos intentar avanzar y peor aún como iban parejos.

—¿Quieres ir a detenerlos? —pregunté, escondiéndose detrás de él para que no se note que me estaba riendo.

Max suspiró, cruzando los brazos —Nah. Deja que se diviertan, solo hasta que alguno termine en el suelo—

—¡A esto le falta acción!— Jaw Long tomó lo mando de la silla y empezó a correr, Yue no quizo quedarse atrás y se volvió a subir como sea a la espalda de Marcus quien corrió lo más rápido que pudo ellos no pensaban perder tampoco.

Vimos desde lejos cómo corrían por todo el parque, con la pobre Umiho gritando desesperada que se detuvieran —¡Jaw, frena! ¡La colina! ¡LA COLINA!—

Pero ya era tarde.

En cuestión de segundos, los cuatro salieron rodando cuesta abajo. La silla de Jade tomó velocidad, y aunque Jaw intentó controlarla, un bache en el camino lo lanzó hacia adelante. Marcus, con Yue aún en su espalda, perdió el equilibrio y cayó de costado, mientras que Yue gritaba algo ininteligible en chino.

Desde nuestra posición, Max y yo observamos la catástrofe en cámara lenta, rodaron como un montón de muñecos de trapo.

—¿Deberíamos hacer algo? —pregunté, sin muchas ganas de correr tras ellos.

Max se llevó una mano a la cara —Solo esperar a que terminen de rodar... y contar cuántos huesos se rompen esta vez—

Cuando finalmente se detuvieron al pie de la colina, solo se escuchó un quejido generalizado.

—...No vuelvo a seguirles el juego... —murmuró Yue que se había dado tantas pero tantas vueltas que era el más lejos terminó.

Jaw, de espaldas en el césped, levantó el pulgar —¡Sobrevivimos!— gritó, antes de ponerse de pie como si no hubiera volado por unos segundos.

Jade, boca arriba, solo murmuró un —Ganamos— la silla había quedado de lado cerca de él pero por lo visto no se había golpeado fuerte así que todo bien.

—¡Son un grupo de-! ¡AAAH! —Umiho gritó de frustración mientras intentaba ayudar a sus amigos a levantarse, pero apenas logró sujetar a Marcus antes de que este casi se fuera de bruces también.

—Vamos, no fue tan malo —dijo Jaw, todavía riéndose mientras se sacudía la hierba del cabello.

—¡No fue tan malo para ti porque no ibas cargando a un humano extra! —Marcus fulminó a Jaw con la mirada mientras arrastraba a Yue ya que el menor de todos no pensaba levantarse por su cuenta —Además nosotros ganamos—

—Bueno, técnicamente, fue empate —comentó Jaw encogiéndose de hombros —Con Jade llegamos primero, pero Yue dio más vueltas en el aire, así que obtuvo puntos extra—

Umiho soltó un suspiro exasperado mientras ayudaba a Jade, a regresar a la silla —¿Estás bien?— Jade solo asintió con un leve movimiento, sin molestarse en hablar.

Max y yo llegamos justo cuando Yue, aún con los ojos mareados, murmuró

—Creo que vi mi alma salir del cuerpo...—

Max cruzó los brazos y miró a los cuatro con la mejor expresión de un padre decepcionado que tenía —Déjenme adivinar... ¿ninguno se arrepiente?—

—¡Para nada! —dijeron Jaw y Marcus al unísono.

—A cierto a lo que veníamos— Jaw, con una gran sonrisa, levantó el celular y se lo entregó a Jade —Lo encontramos debajo de un estante del club, alguien debió encontrarlo y lo devolvió, raro pero, no tendrás que comprar otro—

Él miro su celular dándole vueltas, podía ver en su expresión que estaba bastante sorprendido incluso dudo en desbloquearlo pero una vez que lo hizo, abrió la cámara y extendió el brazo para sacar una foto.

Marcus y Yue se acomodaron rápidamente, con Yue aún medio tambaleante por el golpe de la caída. Umiho suspiró pero se acercó también, asegurándose de que Jade estuviera bien en su silla. Jaw, por supuesto, hizo una pose exagerada con una gran sonrisa.

—¡Digan 'carrera de inválidos'!—

—¡No vamos a decir eso! —se quejó Umiho, dándole golpes al peli morado que solo atinaba a reírse aún más.

Jade aprovecho y tomó la foto, la miró en la pantalla y asintió satisfecho

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Los cinco siguieron jugando en el parque, haciendo carreras sin sentido, peleando por quién empujaba la silla de ruedas y rodando por el pasto como si fueran niños. Max y yo nos sentamos en una banca cercana, observándolos con una mezcla de diversión y resignación.

—Ugh, no puede ser, parecen niñitos —murmuró Max, sonándose el cuello mientras los veía correr de un lado a otro.

Solté una pequeña risa al ver cómo Marcus se quejaba a gritos de que no era justo mientras Umiho terminaba sentada en la silla de ruedas junto a Jade, para que sea más peso y sea una carrera "justa".

—Es mejor así —dije, viendo cómo Jade se aferraba a los brazos de la silla con fuerza, pero reía bastante animado.

—Sí... al menos así no está atrapado en su cabeza—

—Eiji, sé que ya llegaste a una conclusión sobre... —Max no terminó la frase, pero no hacía falta.

—Ash es Jade —afirmé sin titubear, observando a Jade mientras Jaw Long lo hacía girar sobre la silla de ruedas —Suena irreal, pero es así. Lo que más me preocupa es que se esté atormentando por esos recuerdos—

Max suspiró, pasándose una mano por el rostro —Lo sé... Por eso lo dejo lanzarse por ahí en el pasto. Al menos así no está pensando demasiado—

Mire la escena, yo lo sabía lo supe desde antes y decidí ignorarlo, quería creer que si había vuelto era para tener la vida mas normal y llena de amor, no que pasará esto. Claramente esa vez que me encontré con Yue o bueno Yut Lung, ese día dijo "El universo a puesto en marcha nuevamente a muchas personas" sabía perfectamente que Jade era una reencarnación pero simplemente lo deje vivir con normalidad, y cuando pasaron los años aunque aún era muy similar a Ash, aunque aún me hundía en la tristeza, me despedí de él, del Ash que conocí pero, estaba dispuesto a seguir con esta nueva oportunidad que tuvo sin el dolor de la perdida solo viviendo al lado de la versión más feliz de Ash y ahora... El recuerda... Y no debería hacerlo.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Max, no sabía que responder.

Notes:

Holiii como están, espero que bien. Tenemos actualización y a partir de ahora los capítulos serán el doble de largos así no tenemos tantos ya que estamos siguiendo dos versiones de esta historia.

Detallitos del capítulo:
-Durante todo ese tiempo que Jade estuvo inconsciente se la pasó teniendo recuerdo tras recuerdo en forma de pesadillas.
-Tiene momentos más lúcidos que otros, en donde vuelve a ser Ash por unos instantes, esto se nota por su forma de hablar. Jade tiene una mudez parcial mientras que Ash no.
-Caín no tiene familia, aún, he pensado darle su espacio en la historia así como se hizo con Sing y Akira, (Si tienen alguna idea de con quien puede estar Caín déjenlo en los comentarios)
-Finalmente tenemos a nuestros muchachos haciendo tonterías en el parque, un momento bonito (Imaginen a Yue tirado en el suelo así como quedó Yut Lung cuando Ash lo lanzó de las escaleras, solo para que se rían un poquito)

Chapter 44: 36 camino malo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¿En serio la contraseña es "J X E"? — comentó Yue, incrédulo, mirando la pantalla con asombro —Vaya, y yo que creí que le gustaba Umiho—

—No, estaba loquito por Eiji desde que éramos niños — le respondí, casi sin pensarlo. Mi voz se quebró por un segundo —Por eso odiaba a mi tío Sing, porque... bueno, ellos vivían juntos, como una especie de... familia alternativa o yo que se—

Yue levantó una ceja —¿Eso no se considera síndrome de Edipo? — preguntó

¿De dónde saca Yue esas cosas? me perturba un poco cuando habla asi como si fuera un adulto con términos extraños

—Yo qué sé— le respondí, restándole importancia —El punto es que Jade lo tenía claro desde siempre, pero nunca se atrevió a decirle nada a Eiji...—

Finalmente, encontré lo que estaba buscando, un archivo de Google Drive con una fecha reciente.

—Creo que es este— Dije, abriendo el archivo y esperando encontrar algo, era un archivo rar y para mas comodidad la envié a mi laptop para abrirlo y esperé a que se descomprimiera.

Videos, documentos, fotos... Jade no solo investigó esto, se obsesionó con ello. Le di clic al primer video, la imagen borrosa de Jade apareció en pantalla

—Bien, voy a grabar esto porque es mucho más sencillo que escribirlo en una hoja de Word —

No pude evitar reírme un poco, ese genio flojo siempre encontraba la manera más cómoda de hacer las cosas.

—He seguido a Ethan unas tres veces antes de que desapareciera— continuó, acomodándose en su asiento —De una, Jaw tiene la grabación, pero de las otras dos no. Principalmente porque no grabé... y es tonto, porque así tendría una prueba mucho más sólida que un relato, pero la idiotez me ganó ese día—

Mi sonrisa desapareció de golpe —¿Qué?— murmuré en voz baja. Lo había seguido más de una vez.

Hasta donde yo sabía, solo lo había seguido una vez... la vez en que, por suerte, yo estaba en videollamada con él y pude grabar parte de lo que ocurrió. Y aún así, en ese video, Ethan ya había actuado como un lunático.

—Ethan frecuenta mucho los caminos subterráneos de Chinatown— explicó, señalando un punto en el mapa digital —Exactamente aquí— señaló el mapa que tenemos en la tablet.

Miré la pantalla con atención, la ubicación que marcaba era un callejón sin salida en la superficie... pero debajo de él, había un acceso subterráneo.

Jade suspiró en el video —Aquí hay una puerta secreta, no entré, pero Ethan siempre se esconde allí. Empiezo a creer que no está desaparecido, sino que se escondió como una rata—

Sentí mi garganta secarse. ¿Lo siguió? ¿En qué momento?... estos meses solo estuvimos viendo el proyecto y luego la presentación de navidad, pero... siguió haciéndolo en secreto.

—Además... — Jade se pasó una mano por el cabello, como si dudara en decir lo siguiente —Las drogas repartidas en la escuela y la droga Banana Fish de la mafia Corsa son las mismas—

Tiene sentido... maldición tiene sentido

—El doctor Meredith lo dijo cuando me atendió por la intoxicación a inicios de clase—

El video continuó reproduciéndose, y yo apenas respiraba. Jade hablaba con su tono habitual, pero sus palabras eran aterradoras.

—Bueno, en realidad es un intento de recreación de la droga — dijo con un suspiro, encogiéndose de hombros — En mi caso, lograron inducir sensibilidad extrema al ruido... ugh, fue un martirio, como si me martillaran los tímpanos cada vez que alguien levantaba la voz—

En la grabación, él se rascó la nuca y continuó

—Pero los demás estudiantes afectados presentaron otros síntomas, irritabilidad extrema, agresividad, desorientación, parece control mental, esto es una locura, según los documentos públicos que encontré en internet, algunos niños presentaron una desorientación extrema para luego atacar a algunas personas, y después de leer toda esa información puede decir que parecían zombis—

Tragué saliva —¿zombis? — murmure, con el ceño fruncido.

Jade pareció responder a través del video

—Sí, eran más fáciles de manipular, aunque fue un efecto momentáneo por suerte— explicó, usando las manos para enfatizar —Y eso es importante porque, según un artículo del New York Times, la droga Banana Fish fue diseñado originalmente como un método de control sobre las personas que eran inyectadas con esta sustancia—

¿Querían manipular a los estudiantes?, no... Quería recrear la droga con otro fin, controlar un grupo de niños y adolescentes no tenía sentido, solo eran ratas de laboratorio.

—No me jodas... — susurré. Sentí a Yue tensarse a mi lado.

Yo apenas podía procesar la información. El tiroteo no había sido un simple ataque, no era solo un grupo de chicos desquiciados disparando al azar, eso está a claro lo aterrador era que fue un experimento.

Un experimento fallido... Al punto que tuvieron que matar a todas sus muestras y de paso inocentes

El video se cortó, dejando un pesado silencio en el aire. Jade estaba solo cuando grabó eso, solo, a las tres de la mañana, desvelado, tejiendo teorías que nunca alcanzó a contarme en persona.

—Ese idiota... — murmuré, apretando los puños.

A mi lado, Yue no decía nada. Seguía mirando fijamente la pantalla apagada de la laptop, pero su expresión estaba tensa, demasiado tensa.

—Yue... — Lo llamé con cuidado, no respondió, y su agarre en las muletas se veía más fuerte de lo normal —Hey, enano, ¿Qué pasa?— Coloqué una mano en su hombro, pero cuando me miró, su rostro era aterradora.

—Jaw... — Su voz sonó tensa. Tragó saliva y luego miró hacia otro lado, como si estuviera debatiendo si hablar o no.

Ese no era el Yue de siempre. Algo en ese video lo había afectado más de lo normal.

—Agh tiene que ser alguna alucinación de ese dañado— dijo alejándose un poco, pero por como hablaba había más enojo que confusión en su voz —Posiblemente miro una película, se puso a hacer su investigación con mucho café con chocolate en su sistema antes de grabar eso en la madrugada—

Fruncí el ceño —¿Qué? Oye estamos hablando del genio loco que resolvía integrales completas como si fuera 2 + 2 lo que diga yo le creo—

—¿Enserio?, también hablamos del adolescente idiota que juraba que Buddy sabía leer y que su oso de peluche le habla, está claro se le fundió el cerebro de tanta cafeína—

Al inicio no supe que responder —Ah... Bien si eso no tenia sentido pero...— me levanté de la silla y camine hacia él —Hay noticias, documentos en internet, vi de lo que es capaz Ethan, tiene sentido—

—¡No, no lo tiene!— grito el enano furioso levantando un poco una de sus muletas —¡Y tú deja de meterte en lo que no te incumbe!—

Yo solo me volví a sentar enojado tomando el celular —¡Ugh! ¡Ya, Little Yue, no vamos a discutir por eso!— solté, cerrando de golpe la laptop.

No quería seguir pensando en eso, así que me fui directo a la galería del celular, para dejar de pensar en esto, con suerte tenía algún video divertido guardado, pero entonces, la última foto tomada... Era la última que nos tomamos juntos en el club.

—Mierda... — susurré sin querer.

La sacamos un día antes del tiroteo. En la imagen, todos estábamos juntos, posando de la forma más ridícula posible, Marcus había obligado a Yue a sonreír porque él nunca lo hacía, se suponía que íbamos a imprimirla y pegarla en la pizarra del club.

Pero nunca lo hicimos.

Porque al día siguiente...

Todo se arruinó.

Sentí cómo algo me apretaba el pecho, me mordí el interior de la mejilla con fuerza, tratando de tragarme ese nudo en la garganta, y...

Yue me abrazó.

No fue un abrazo ligero, fue uno de esos abrazos desesperados, fuertes, de los que intentan sostenerte cuando sientes que te estás cayendo a pedazos —Te ves horrible llorando sabes...— bromeo, pero su voz sonaba rota

No me importó que Yue me viera llorar.
No me importó que mis hombros temblaran.

Esa foto... fue de las últimas que sacamos juntos. No debería hacerme sentir así, no debería doler tanto, es solo una imagen, un recuerdo... pero ahora...

Algo estaba mal.

No sabía qué exactamente, pero algo en la foto estaba mal... miré la imagen de nuevo.

Y entonces lo vi.

El espejo, lo habíamos colgado en la pizarra para ver quien estaba detrás de nosotros después de que Little Yue nos asustara muchas veces apareciendo de la nada.

Y ahí... había alguien más, era una silueta apenas visible, pero el rostro... reconocería esa maldita cara en cualquier lado.

Ethan.

¿Qué demonios hacía ahí?

—No puede ser... — susurré, sintiendo que la sangre me hervía en las venas.

Ese cabrón estaba ahí el día antes del tiroteo.

Nos estaba observando.

El celular volvió a vibrar en mis manos, recordé por qué lo encontramos en primer lugar, abrí los chats, los mensajes eran de un número desconocido, sin nombre, sin foto de perfil, además únicamente enviaba su ubicación. Deslicé el chat hacia arriba y vi que había estado enviando ubicaciones cada cierto tiempo. pero nada más, ni un saludo, ni explicaciones, solo coordenadas.

Jade tampoco tenía guardado el número, pero... estuvo revisando estos mensajes.

¿Por qué? ¿Quién demonios era esta persona? ¿Y por qué seguía enviando ubicaciones incluso después de su muerte?

Toqué uno de los enlaces y el mapa se abrió, China Town, pero la ubicación no marcaba una calle...

Fruncí el ceño y revisé otra coordenada. Otro punto bajo la ciudad.

Revisé una más.

Y otra.

Todos estaban dentro del mapa de la tablet. Alguien estaba moviéndose debajo de la ciudad.

Salí de ese chat y me revisé los demás, buscaba cualquier cosa que pudiera darme alguna pista sobre el número desconocido

Había mensajes con su hermano, con sus padres, con Eiji, con nosotros, con los grupos de la escuela.

Nada fuera de lo común, pero en los archivados... un contacto llamado "Blanca" me llamo la atención

Fruncí el ceño ¿Blanca?, Jade nunca mencionó a nadie con ese nombre, abrí el chat y empecé a leer, no parecía una conversación normal, era... extraña. No era completamente formal, pero tampoco sonaba como cuando hablaba con nosotros.

Parecía ser mas un profesor, los mensajes hablaban sobre una "supuesta clase" ¿Qué clase?

Avancé en la conversación y ahí estaba.


20 de Diciembre del 20——

[4:21 PM] Blanca:
El arma que me pediste que guardara por ti.
Te la volviste a llevar.


Blanca sabía que Jade tenía un arma...


[4:23 PM] Jade:
Me di cuenta.
La tengo ahora mismo en mi mochila.
Te la entrego en la clase de mañana.

[4:24 PM] Blanca:
Ya sabes.
Todos los días, 6:30 PM en el mismo punto.


Y una ubicación.

Intercambié una mirada con Yue —Vamos—

—¿Qué?—

—Vamos al buscar al tal Blanca es obvio—

Yue tragó saliva, pero tomó sus muletas y asintió —No se porque siempre sigo tus locuras—

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Llegamos después de tomar dos buses, el sol ya se ocultaba y el frío de la noche empezaba a asentarse, eran las 6:50 PM. Las calles alrededor estaban vacías, demasiado silenciosas para ser un lugar donde alguien se reuniría a diario.

—Aquí nos van a asaltar... — Yue murmuró detrás de mí, con una mueca de fastidio. ¿Estaba enojado? ¿O tal vez le dolía la pierna?

—Tú tranquilo...— respondí, y con una mano lo ayude a apoyarse así no estaba tan irritado

Saqué una de las armas que encontré en el cuarto de Jade. No sabía si estaba cargada, pero con suerte así cualquier ladrón o pandillero no nos iba a atacar.

Levanté el arma y grité —¡BLANCA!—

—¿¡QUÉ HACES, IDIOTA?!— Yue trató de taparme la boca, pero justo en ese momento...

Algo, no, alguien apareció. Una silueta alta, demasiado alta, parecía medir dos metros.

La poca luz dejaba ver solo una figura vestida completamente de negro, con el rostro oculto en la sombra.

No habló. Solo estaba ahí, mirándonos. Yue seguía aferrándose a mi brazo, pero su rostro no mostraba miedo.

Yo, en cambio... sí estaba asustado.

Y por reflejo, apreté el gatillo.

La figura alta se movió un paso esquivando la bala y dejando que la luz de un viejo farol iluminara parte de su rostro.

Es el mismo sujeto que el tío Sing había contratado para organizar la cita perfecta para Akira, ni siquiera sabíamos su nombre, pero en ese momento parecía un sujeto agradable, excéntrico pero agradable, y ahora en realidad se veía peligroso.

—Tu postura está muy descuidada— dijo con voz calmada, tan calmada que daba miedo, que clase de psicópata le da consejos a quien le disparo —Aunque disparaste, no diste en el blanco y con suerte no caíste por el impulso del arma—

Así que, por eso, Jade lo trataba como un profesor.

Blanca siguió caminando hacia nosotros con tranquilidad, no le preocupaba en lo absoluto que le estuviera apuntando con un arma cargada.

—Los niños no deberían jugar en lugares así— continuó, deteniéndose a pocos pasos de nosotros.

Algo en su tono me molestó —Y tú no deberías enseñarle a "niños" a usar armas— repliqué con enojo.

Por un instante, Blanca pareció tomarme en serio, su expresión cambió, sus ojos se oscurecieron un poco, y hubo un breve silencio que solo lo hizo más aterrador.

—No lo obligue —dijo al final, se encogió de hombros y continuó —Él tomó la decisión de aprender—

Miré de reojo a Yue, esperando que dijera algo, pero su rostro seguía igual, serio, tenso... y enojado, no era un enojo normal, era como cuando ves a alguien que te traicionó o tal vez solo quería mostrarse fuerte.

—Tienes mucho que explicarnos— murmuró Yue, con los puños apretados

Blanca habla con una calma que me pone aún más tenso —No, no tengo nada que explicar, pero deben saber que tener un arma no te garantiza vivir—

—¡Eso lo tengo muy claro, maldito rascacielos! —espeté, sin bajar el arma —Tú estudiante está muerto, lo que significa que tal vez no eres buen maestro, ¿Acaso lo sabias?—

Blanca solo nos observó con su mirada inexpresiva, la noticia no le sorprendía —Lo sé— dijo al final —Si creen que yo planeé el tiroteo, están muy equivocados—

—Hay claro y yo le creo al tipo con cara de refrigeradora que da clases de tiro gratis— solté, bajando el arma solo un poco

Blanca suspiró pesadamente —Es mejor que regresen a casa, sus padres deben de estar preocupados— dijo, con un tono de voz firme, casi como una orden.

—No, no nos vamos a ir hasta que nos digas lo que sabes— insistí, apretando los dientes

Blanca nos miró de regreso, no estaba molesto estaba más bien neutro, algo demostraba y no sabía exactamente que —La verdad es que son buenos amigos, pero no deberían jugar a ser detectives, están tomando un camino arriesgado y ni siquiera es el correcto—

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Blanca ja, creí que se había ido después de seguirle el juego a Sing con su cita perfecta, pero no sigue aquí, realmente creí que había regresado al caribe, y en lugar de volver a su vida pacifica en el mar, le había dado clases a un mocoso sobre cómo usar un arma. Maldición si no fuera tan bajo le daría su merecida cachetada, aunque igual es un hombre muy alto ni cuando era Yut Lung hubiera podido golpearlo como debería.

—¿Realmente fuiste tú quien le enseñó a disparar? —pregunté, cruzándome de brazos.

Blanca me miró por un momento, era suficiente para entender que era un rotundo, si.

Apreté los dientes, no me gustó esa respuesta —¿Y qué más le enseñaste? ¿A matar también? —espeté, con el tono más ácido que pude.

Blanca no se inmutó —Le enseñé a sobrevivir. No lo logro, lamentablemente para ustedes no es mi responsabilidad—

Jaw Long ya no quiso hablar, en un movimiento brusco, lanzó la pistola al suelo, parecía un berrinche, pero yo sabía que no lo era, odio puro del que te carcome como veneno desde adentro. No dijo nada, no nos miró, solo se alejó, con los hombros tensos y los puños apretados.

Blanca lo siguió con la mirada, sin expresar nada hasta que se alejó lo suficiente —No deberías dejarlo ir solo— comentó Blanca, no sonaba como una advertencia, sino como una simple observación.

—Cállate— respondí y me acerque a Jaw, mi amigo andaba cocinando en su cabeza un nivel de odio que es mejor que no tenga

—No me digas nada, Yue —susurró con la voz quebrada.

—Voy a sacarle información —le dije, antes de darme la vuelta y regresar con Blanca.

Cuando volví a donde estaba, Blanca me observó con la misma calma de siempre, sonriendo.

—Es hora de volver a casa, no preocupen a sus madres —dijo, y levantó una mano para darme unas palmadas en la cabeza —Les daré el dinero para el autobús, y un extra para que compren lo que quieran, deben tener hambre—

Tiré su mano a un lado sin pensarlo.

—Eres rudo —comentó, sin molestarse.

—Déjate de juegos, Blanca... o prefieres Sergei Varishikov— dije, mirando su reacción —Creí que era mejor la playa en el Caribe que la fría New York—

Por primera vez, su expresión cambió —¿Tú cómo sabes eso? —su voz era baja, sin emoción, pero la amenaza estaba implícita.

Sonreí de lado —Tal vez me conociste como Yut Lung— Vi cómo sus ojos se entrecerraban —No me crees, ¿verdad?—

—Niño— su tono volvió aún más tranquilo y relajado, como si estuviera jugando —Solo dime si esa información la sacaste de internet—

—No hay nada en internet—dije cruzándome de brazos.

Él todavía me miraba con escepticismo, aunque mantenía su sonrisa apacible —No quiero jugar, chiquitín. Y no googlees cosas tan peligrosas en internet—

Fruncí el ceño, me molestaba que me tratará como si fuera un bebé —¡Agh! ¿Cómo hago para que me creas?— solté, frustrado —¿Solo quieres dinero acaso?—

Blanca entrecerró los ojos.

—¿Dinero? —repitió, como si hubiera escuchado mal. Luego sonrió con un dejo de ironía —Si quisiera dinero, no estaría parado en un basurero con un niño de lengua afilada—

Respiré hondo para no perder la paciencia —Cuando decidiste irte— repetí con calma—Me dijiste que Ash había elegido amar y morir antes de odiar y gobernar—

Por un momento, el silencio se hizo denso entre nosotros. Blanca por primera vez, mostró una mueca de incredulidad y algo más... ¿curiosidad?

—En ese momento— continué —Me enojé y lo tomé como un insulto, y te informo que tienes razón— Blanca arqueó una ceja, esperando —Pero no elijo ninguna de las dos— añadí, con una sonrisa fría —Elijo amar y gobernar—

Blanca me miró fijamente, su expresión era inescrutable. No sabía si estaba sorprendido, divertido o simplemente analizando cada palabra que decía.

—Ese tipo de cabello artificial— continué —Es mi amigo, Marcus es mi amigo, Umiho es mi amiga. Y aunque me muerda la lengua... Jade, o como lo conocíamos antes de reencarnar, Ash, él también era mi amigo—

Noté un ligero cambio en su postura, apenas perceptible, pero estaba escuchando.

—Cuando digo "amar y gobernar"—proseguí, dando un paso adelante —Estoy diciendo que me encargaré de quienes ahora son mis amigos, no caigan en el infierno—

Él exhaló lentamente —Debo admitir que tienes un parecido físico alarmante, y que con lo poco que has dicho puedo decir que eres tu— por fin me creía, relajo su postura y expresión antes continuar —Estas muy interesado en cuidarlos, pero recuerda que si deciden caminar por el fuego por decisión propia no es tu culpa lo que les suceda—

Mire en la dirección en la que se había ido Jaw Long —Lo se, pero también se lo que es estar lleno de rencor, cuando solo sientes odio en tu corazón, no piensas en las consecuencias—

—Veo que los aprecias mucho— por fin se agachó y no tenía que mirar tan arriba para verlo a los ojos —Tu vida es mejor ahora—

—Claro que los aprecio— apreté los dientes, son una manada de idiotas —Mi vida no solo es mejor, sino que.... mira cada vez que bebía hasta la embriaguez y no hacían nada, para todos esos cerdos era mejor, en cambio unos adolescentes evitan que coma demasiada azúcar... Si me dan a escoger los escogería a ellos sin dudarlo—

—No te arrepentirás si esto escala demasiado, podrías simplemente convencerlos de dejar esto atrás—

Suspire —No tienes idea de cuanto quisiera fuera asi de sencillo, pero Jaw Long quiere venganza y no voy a negarlo yo también quiero que sufran algo mas que un tiempo en el reformatorio—

Blanca dejó escapar una pequeña risa—Eres muy testarudo para ser tan pequeño—

—Y tú un asesino retirado que no se quedó retirado —repliqué sin dudar.

—Bueno solo te advierto las clases no son gratis—

—¡A poco ese rubio oxigenado te pagaba!—

—Veinte dólares a la semana y un hot dog— dijo como si conseguir veinte dólares fuera sencillo para un grupo de adolescentes sin mesada

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Me acerqué lo más rápido que pude con mis muletas, tendré que humillarme, pero si quiero evitar sospechas debo hacerlo

—¡Jaw! Tipo el de dos metros me dio información —anuncié, lanzándome contra su espalda

Jaw Long, que estaba sentado con los brazos cruzados y el ceño fruncido, se levantó de un salto

—¿De verdad? —preguntó, extendiendo una mano para sostenerme.

Por un momento, me sentí culpable. Me miraba con tanta expectativa... Agh, es un iluso.

—Sí— asentí con seguridad —Dijo que la mafia Corsa está desaparecida, que ya no queda nada de ellos—

—¿Entonces todo lo que encontramos sobre la droga es solo coincidencia? —preguntó, aún dudoso.

—No, la droga si existió, pero lo más probable es que no haya un gran grupo detrás de esto, solo estudiantes intentando replicarlo— expliqué —Así que, si seguimos investigando por el lado de la mafia, no vamos a encontrar nada útil—

Jaw Long apretó los labios, claramente procesando la información.

—Eso no tiene sentido...— susurró —Si solo fueran estudiantes, ¿Cómo consiguieron las armas? ¿Cómo organizaron todo?—

Tragué saliva, odio cuando se pone así de analítico, se supone que Shorter Wong no era tan inteligente en ese sentido, porque esta reencarnación apareció con mas neuronas.

—Ya sabemos que no son tan difíciles de conseguir, tenemos unas cuantas pistolas en tu mochila que no es la gran cosa, pero no es la mafia— dije, improvisando —Blanca parecía seguro de eso—

Mencionarlo pareció hacerlo dudar más —Ese tipo no me inspira confianza...— refunfuñó —Pero si tienes razón y estamos siguiendo un camino equivocado, tenemos que cambiar de enfoque—

—Exacto —respondí rápidamente —No tiene sentido perder el tiempo con algo que no nos llevará a ninguna parte—

Jaw Long suspiró, llevándose una mano a la cabeza —Está bien... Por ahora, pero si descubro que me ocultaste algo, Yue, te juro que...—

—Sí, sí, me romperás las muletas o algo así —me burlé, aliviado de haberlo convencido —Ahora vámonos antes de que nos asalten—

Él chasqueó la lengua, pero me ayudó a caminar, igual ayudarme no es suficiente para mi así que me trepe a su espalda —Oye enano, no soy burro de carga—

—Burro ya eres, ahora camina para que seas de carga— al final logre hacerlo reír y empezó a caminar hacia la estación del bus —Por cierto necesitamos veinte dólares y un hot dog para mañana—

—PARA QUE?!—

—Ya lo sabrás—

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Marcus se agarró la cabeza con ambas manos, caminando de un lado a otro como si intentara procesar la información sin volverse loco.

—A ver, déjame ver si te entendí— repitió, su voz cada vez más histérica —Jade estuvo hablando con un maldito sicario retirado, el tipo le enseñó a disparar, ahora ustedes se pusieron en contacto con él y... ¿Nosotros vamos a ser sus estudiantes de asesinos?!—

—No lo pongas así— repliqué con fastidio —No vamos a ser asesinos. Tómalo como... clases de autodefensa—

Marcus bufó, cruzándose de brazos —¿Autodefensa? ¿Desde cuándo aprender a disparar es autodefensa?—

—Desde que Arthur y su gente siguen libres— solté con frialdad.

El silencio cayó sobre el grupo, nadie quería recordar ese día, pero tampoco podían olvidarlo. Todos bajaron la mirada, como si las palabras pesaran más de lo que querían admitir.

—La policía no los ha capturado— continué —Siguen afuera, esperando el momento perfecto—

—¿Y cuál es tu punto?—

Suspiré y los miré uno por uno antes de soltarlo —Que en cualquier momento vendrán por nuestras cabezas—

Nadie dijo nada, pero por sus expresiones, sabían que tenía razón.

—¿Por qué están detrás de nosotros...?— susurró, Umiho tenía los ojos llenos de lágrimas — Asesinaron a decenas de estudiantes, maestros... ¿Por qué se enfocaron tanto en nosotros? ¡En todo caso, solo querían vernos sufrir al dejarnos como espectadores de todo!—

Marcus y yo intercambiamos miradas. No teníamos una respuesta para eso.

Jaw Long, en cambio, tenía el ceño fruncido, las manos apretadas en puños, temblando de rabia contenida —Arthur está loco y trabaja para Ethan...— escupió con furia —¡Ambos son unos seres repugnantes!—

Su enojo era tan palpable que Marcus tuvo que sujetarlo de los hombros para calmarlo.

—¡Déjame, Marcus! ¡Nos jodieron la vida!—

—¡Lo sé!— Marcus lo sacudió un poco, apretando los dientes —Pero golpear algo ahora no va a cambiar nada—

Jaw Long respiró hondo, intentando calmarse, pero su rostro seguía tenso, los nudillos blancos por la fuerza con la que cerraba los puños.

Yo suspiré, cansado.

—En todo caso, deberíamos protegernos... —murmuré, pasando una mano por mi rostro—. Ya sea con armas o aprendiendo a defendernos...—

El silencio volvió, pesado. Sabíamos que no teníamos muchas opciones.

Cuando dieron las seis, nos dirigimos al punto de encuentro, nadie hablaba, pero la tensión era evidente. Marcus caminaba con las manos en los bolsillos, pateando piedritas en el camino, mientras Umiho mantenía la vista baja, abrazándose a sí misma, Jaw Long iba un poco adelante, con cara de pocos amigos.

—Si nos atrapan con armas, nos vamos a meter en problemas— murmuró Umiho de repente, rompiendo el silencio.

—No vamos a usarlas a menos que sea necesario— respondí sin mirarla.

—Igual no me gusta— insistió, su voz temblorosa.

—A nadie le gusta esto— gruñó Jaw Long sin voltear

Marcus suspiró pesadamente —Solo espero que ese tal Blanca no sea un viejo loco que nos quiera matar primero y enseñar después—

Cuando llegamos, Blanca ya estaba ahí, apoyado contra una pared con los brazos cruzados.

—Llegaron temprano— comentó con su tono apacible, aunque sus ojos nos analizaban con cautela —Es buena señal—

Jaw Long fue el primero en hablar —Deja de rodeos. ¿Nos vas a enseñar o no?—

Blanca sonrió levemente, como si la actitud de Jaw Long le pareciera divertida —Dependerá de qué tan rápido aprendan—

Realmente no esperé que Blanca nos estuviera esperando con un pizarrón y unas sillas acomodadas en semicírculo, como si estuviéramos a punto de tomar una clase normal. Sobre las sillas, había cuadernos.

—¿Qué demonios es esto?— murmuró Marcus, mirando alrededor con una ceja levantada.

—Creo que nos metimos a una escuela nocturna de asesinos— susurró Jaw Long, cruzándose de brazos.

Me acerqué a Blanca, aún incrédulo —¿Realmente te estás tomando en serio esto de enseñar?— le susurré, sintiéndome entre divertido y confundido —Esto ya roza lo ridículo—

Blanca me miró con una expresión tranquila, casi divertida.

—Tú pediste que les enseñara defensa personal a ti y a tus amigos— respondió encogiéndose de hombros —No voy a ponerlos en un ring directamente—

—...No sé si agradecerte o preocuparme más— murmuré, frotándome la sien.

Blanca sonrió y tomó un marcador, golpeando el pizarrón para llamar nuestra atención.

—Bien, niños, tomen asiento. Hoy vamos a empezar con teoría— dijo con un tono que parecía burlarse de la situación.

Marcus levantó una mano con sarcasmo —¿Y la práctica, teacher?—

Blanca lo miró con una sonrisa de lado —La práctica viene después, pero si quieres que te enseñe de la manera difícil, con mucho gusto podemos empezar ahora—

Marcus tragó saliva y bajó la mano —Nah, la teoría está bien...—

Jaw Long repartió las armas y cada uno las tomó con una expresión diferente. Él mismo parecía sostenerla con una retorcida felicidad, Marcus, por otro lado, miraba la suya con desgana, Umiho fue la peor; sus manos temblaban tanto que casi se le resbala el arma, y por un momento pensé que la soltaría y saldría corriendo.

Blanca observó nuestras reacciones en silencio antes de golpear el pizarrón con el marcador.

—En la primera página de sus cuadernos hay una imagen de cómo sostener un arma en la forma más básica— dijo con calma, como si estuviéramos en una clase de lengua o literatura

—Realmente deberías ser maestro de escuela— murmuré con sarcasmo.

—Si lo fuera, ustedes serían mis peores estudiantes— respondió con una sonrisa tranquila antes de señalar la imagen en el cuaderno —Ahora, intenten imitar esa postura—

Nos miramos unos a otros, nadie se movió al principio.

—Vamos, no tenemos todo el día— insistió Blanca —A menos que prefieran aprenderlo en la práctica—

Eso hizo que Marcus soltara un suspiro y levantara su arma, copiando la postura de la imagen. Jaw Long lo hizo sin dudar, yo lo seguí con un poco más de cautela, y finalmente Umiho, aunque sus manos seguían temblando.

Blanca nos observó por unos segundos y luego caminó entre nosotros, corrigiendo nuestras posturas.

—Muy suelto— dijo ajustando el agarre de Marcus —No aprietes tanto o perderás movilidad— corrigió a Jaw Long, cuando llegó a Umiho, ella se tensó —No tienes que hacerlo si no quieres— le dijo Blanca en voz baja.

Umiho respiró hondo y negó con la cabeza —No... Quiero hacerlo— murmuró, aunque su voz apenas se escuchaba.

Blanca nos miró con calma —Los veo a todos muy tensos, para empezar, ¿por qué quieren aprender a disparar un arma?—

Le dirigí una mirada de desdén, el trato era enseñarnos, no cuestionarnos. Lo único que quería era que supieran defenderse si llegaba el momento, especialmente con Arthur y los demás involucrados aún sueltos.

Pero Blanca no dejó pasar la pregunta, sus ojos recorrieron el grupo hasta posarse en Marcus, quien parecía el más desinteresado —¿Tienes una respuesta para mí? —insistió.

—Yo... Mire, Mr. Blanca, lo que sucede es que... tengo miedo —admitió, su voz sonaba más tensa de lo normal —La policía no ha capturado a los tiradores, conozco de primera mano a quien creo que es el cabecilla de todo esto y... tengo miedo...— Hizo una pausa, respiró hondo y continuo —Pero no me gusta la idea, tal vez golpear a esos malnacidos con un fierro o algo estaría mejor, pero ¿armas de fuego...?— Negó con la cabeza —No, jamás. No puedo...—

El silencio se instaló entre nosotros. Marcus no solía mostrarse así de vulnerable, se había tomado enserio el cuidar a su "amiguitos", y de algún modo, eso nos afectó a todos.

—Eso es bueno— dijo Blanca con tranquilidad —Al menos sabes dónde están tus límites, pero dime algo, Marcus... Si llega el momento en el que alguien que aprecias está en peligro y solo tienes esta arma en tus manos, ¿Qué harías?—

Marcus tragó saliva y su expresión se endureció —No quiero pensar en eso...—

—Más vale que lo pienses, antes de que la decisión te sea arrebatada— respondió Blanca con seriedad. Luego miró a los demás —¿Y ustedes? ¿Por qué están aquí?—

Jaw Long fue el primero en hablar —Venganza—

Blanca lo miró con desaprobación —Mal motivo—

—No me importa eso es lo que quiero y nadie me va a dejar mentir si tuvieran a esos malditos enfrente lo harían, arruinaron todo, no podían ser bullís normales y tomaron un arma, quien sabe que estarán a haciendo a inocentes ahora si ni nadie hará nada lo hare yo—

Blanca suspiró y negó con la cabeza para luego mirar a Umiho —¿Y tú?

—Porque... no quiero volver a ser una víctima— murmuró —No quiero esperar sentada a que la policía haga su trabajo...— ella empezó a llorar cubriéndose en rostro con sus manos —Ellos mataron a todos... la mitad de mi clase murió ahí...—

—Está bien llorar, significa que te afecto y que te importa— dijo Blanca con calma —Eres valiente—

El ya no me pregunto a mi y regreso a la pizarra haciendo un dibujo rápido de dos personas

—Dejen esas armas, y abren sus cuadernos en el primer capítulo, veamos cuales son los puntos vitales de una persona—

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—Ya llegué—

—Bao-Bei, es muy tarde. ¿Me puedes decir dónde estuviste todo el día?— Mamá no estaba enojada, ella nunca se enoja, su voz era suave, pero no podía ocultar la preocupación en sus ojos.

Le sonreí con total naturalidad —Me quedé jugando cartas con mis amigos—

Era mentira, claro, pero no podía decirle que pasé la tarde sosteniendo un arma y aprendiendo a disparar.

Ella suspiró y me acarició la mejilla con ternura —Está bien, ve a cambiarte y siéntate a cenar. Voy a calentar tu comida—

Asentí mientras me quitaba los zapatos y fui directo a mi habitación. Ya llevábamos una semana con las dichosas clases de Blanca. Hasta ahora, lo único que realmente aprendí es que su verdadera vocación es la enseñanza; podría haber sido profesor de universidad o algo así, en lugar de asesino a sueldo, pero debo admitir que no ha sido una completa estafa; al menos ya sé cómo sostener un arma sin que me vuele la muñeca en el proceso.

Jaw está convencido de que en algún momento vamos a ir a volarle los sesos a Arthur y sus cómplices. Y lo haremos pero solo le daré el gusto no vamos a jugar a los espías.

Mi teléfono vibró, lo tomé y vi un mensaje de Jaw Long


[8:56 PM] "La molestia morada"
Mañana practicamos con blancos en movimiento.
No faltes.


Rodé los ojos y dejé el teléfono boca abajo.

—Bao-Bei, te estás tardando demasiado— La voz de mamá me sacó de mis pensamientos.

—¡Ya voy, mamá!— Salí de la habitación y fui directo a la mesa. Mamá ya había servido la comida.

—Hice bollos al vapor de carne— dijo con una sonrisa —Tus favoritos, cariño—

Me senté y tomé uno de inmediato. Estaban calientes y suaves, justo como me gustaban.

Mamá se sentó frente a mí y me miró con atención mientras comía —Has estado muy callado últimamente—

—Solo estoy cansado— respondí entre bocados —Las clases, ya sabes—

—Hmm... —No parecía convencida, pero tampoco insistió. En cambio, tomó mi mano con suavidad —Me alegra que estés bien—

Por un momento, quise decirle la verdad. Quise contarle todo lo que estaba pasando, lo que estábamos planeando, lo que estábamos enfrentando, pero no podía. No quería que siguiera preocupándose por mí y mucho menos que se espantara.

Así que solo sonreí y apreté su mano con cuidado —No te preocupes, mamá. Estoy bien—Ella me devolvió la sonrisa, aunque sus ojos decían lo contrario.

Justo cuando estaba terminando mi segundo bollo, la puerta se abrió y papá entró, sacudiéndose la nieve de los hombros.

—¡Estoy en casa!—

Mamá se levantó de inmediato para recibirlo —Bienvenido, amor. ¿Cómo estuvo el trabajo?—

—Terrible, como siempre, pero ahora que estoy aquí contigo, todo es perfecto—

Hizo una exagerada reverencia antes de tomar su mano y besarla como si fuera una princesa de cuento; mamá rió bajito, pero yo ya veía venir lo peor.

—Ugh...— dejé los palillos sobre la mesa —Si van a empezar con sus cosas, me llevo mi comida a mi cuarto—

—Bao—Bei, no seas así —dijo mamá con una sonrisa, pero papá ya tenía su brazo alrededor de su cintura y la miraba con esos ojos de enamorado de serie romántica.

—Déjalo, cariño —dijo él con dramatismo —Nuestro hijo aún no comprende el verdadero amor—

—¡Exacto! Y tampoco quiero comprenderlo, gracias—

Tomé mi plato y me levanté antes de que esto se convirtiera en una escena aún peor.

—No dejes migajas en tu cama —me advirtió mamá.

—Sí, sí, lo que digas—

Me apresuré a salir antes de escuchar algún "te amo más, no tú más" entre ellos. Ya tenía suficiente con el desastre de mi vida como para agregar el trauma de ver a mis padres en su fase de "tortolitos".

Al menos me dieron la excusa perfecta para iniciar la siguiente fase de mi plan, saqué mi celular y abrí el chat con Sing.


[8:57 PM] Yue:
Sing, necesito que prestes atención.

[8:59 PM] Sing:
¿Ok?
¿Me explicas de una vez?

[9:00 PM] Yue:
Mañana quiero que vengas en tu auto y me recojas en la escuela a las 4:30 pm.

[9:00 PM] Sing:
¿Eso es todo? ¿Seré tu chófer?
Vaya, aprovechado eres, Yut Lung.

[9:01 PM] Yue:
¡Ese nombre no lo uses!
Solo haz lo que te digo.
Puedo decirte dónde está Lao.

[9:02 PM] Sing:
¿¡Estás hablando en serio!?

——— 3 mensajes nuevos ———

[9:02 PM] Sing:
¿¡Sabes dónde está!?
¡Yue!
¡MALDITO ENANO, CONTESTA!


Sonreí y bloqueé la pantalla.

Terminé mi cena y me recosté en la cama, sintiendo una extraña satisfacción. Manipular a Sing era demasiado fácil, aunque tenía sus riesgos. Él ya no era el niño que yo conocí, ahora tenía dinero, conexiones y el peso de un liderazgo sobre sus hombros, pero seguía siendo impulsivo. Y yo sabía exactamente qué botones presionar.

Cerré los ojos por un momento.

En momentos como este, extraño cuando era Yut Lung. Tener poder y dinero a mi disposición; poder resolver todo con una sola llamada.

Pero también recuerdo lo que significaba.

Mamá no estaba... Y esos asquerosos cerdos... Mejor ni recordarlo

Apreté los puños y me obligué a respirar hondo; el pasado quedó atrás, una vez que termine con esto, la vida será más tranquila, no será lo mismo, pero los tengo a mis amigos...

.
.
.

—¿¡Ya abre la boca?! ¿Dónde está Lao?!— fue lo primero que escupió Sing en cuanto cerré la puerta del auto.

Ni un "hola", ni un "cómo estás". Solo desesperación pura.

—Primero, tómate un calmante. Esto no es sencillo— respondí, cruzándome de brazos.

—¡Pues claro que no lo es!— Se frotó la sien con frustración antes de soltar un suspiro pesado —Solo quiero ver a mi hermano...—

Su voz se quebró un poco al final.

Saqué el teléfono y se lo tendí, la pantalla brillando con la ubicación que había conseguido.

—¿Sabes dónde queda esta dirección?—

Sing la miró con el ceño fruncido.

—Eh... bueno, sí. Parece estar entre unos callejones, pero, ¿Qué tiene que ver con Lao?—

Lo miré directo a los ojos antes de soltar la bomba.

—Solo conduce— suspiré al ver que no arrancaría hasta tener una respuesta —Robé esta ubicación del celular de Jade; son las coordenadas que le enviaba un número anónimo una y otra vez. Yo supongo que los tiradores lo tienen como rehén... y lo más probable es que esta dirección sea punto de encuentro—

Sing volvió la vista al mapa —Si tienes razón, entonces no hay tiempo que perder—

Puso el auto en marcha.

—¿Podrías usar un momento tu cerebro? ¿Cómo demonios vas a ir ahora? Son los mismos que hicieron la masacre, están armados, y tú no llevas nada más que tu coraje— solté con frustración.

Sing apretó los puños contra el volante, sus nudillos estaban blancos.

Suspiré, suavizando un poco mi tono —¿Tienes 300 dólares? Te lo devolveré cuando logre ahorrar suficiente dinero—

Me lanzó una mirada enojada —¿Tengo cara de cajero, Yut Lung?—

Mi mandíbula se tensó.

—¡No me...!— Cerré los ojos por un segundo, conteniendo el grito. Sing ya estaba lo suficientemente alterado. —No son para mí. Quiero contratar a Blanca para que eliminé a ciertos estorbos cuando llegue el momento...—

Sing soltó una risa incrédula —¿Con 300 dólares? ¿En serio?—

Le devolví una mirada impasible —Supongo que tengo un descuento de estudiante—

Sing apoyó la cabeza en el respaldo y exhaló con frustración antes de mirarme de nuevo.

—Está bien, aquí tienes— dijo, sacando su billetera y tendiéndome el dinero. —Pero más te vale que valga la pena—

Guardé los billetes sin decir nada.

—¿Cuál es tu plan?— exigió, clavándome la mirada. —Habla de una maldita vez, ya me canse de esperar—

Me quedé en silencio por unos segundos, lo que pareció impacientarlo aún más.

—¡Habla ya!— exigió, golpeando el volante con la palma de la mano.

Suspiré, apoyando la cabeza contra el respaldo del asiento.

—Voy a contratar a Blanca por 200 dólares para que localice a Ethan —dije al fin, mirando por la ventana.

Sing no dijo nada, pero su agarre en el volante se tensó.

—Otros 40 son para que siga distrayendo a mis amigos con las clases de autodefensa y uso de armas—

Su mandíbula se movió, claramente procesando la información.

—Y los otros 60— hice una pausa, disfrutando por un momento la expectativa en su rostro —Son para hacer un trato con Fly y conseguir información sobre si ya se está comercializando Banana Fish nuevamente—

Sing parpadeó —¿Fly?—

—El mismo—

Dejó escapar una risa amarga —¿Y crees que 60 dólares son suficientes para que ese malnacido te diga la verdad?—

Sonreí de lado —No necesito la verdad, solo necesito que me dé una pista útil. Lo demás lo averiguaremos nosotros—

Sing negó con la cabeza, murmurando algo antes de volver a mirarme —Sabes que esto es una locura, ¿verdad?—

—Lo sé— respondí con naturalidad. —Pero también sabes que es necesario—

—Ten— dijo de repente, sacando su billetera —Por unos 160 tal vez te diga algo—

—Vaya, Sing, qué generoso— comenté con una media sonrisa, mientras guardaba el dinero

—No es generosidad, es desesperación— respondió con el ceño fruncido. —Si Fly sabe algo, más te vale sacárselo a la primera—

—Lo haré— aseguré.

Sing suspiró y apoyó la cabeza contra el respaldo, cerrando los ojos por un momento.

—¿Sabes? Nunca imaginé que terminaría financiando un plan tan estúpido como este—

Reí por lo bajo —Y sin embargo, aquí estás—

—Agh, eres demasiado chiquito van a aplastarte en ese sitio, te voy a llevar allá— soltó de golpe, girando la llave del auto antes de que pudiera decir nada.

—Oye, espera un segundo— intenté interrumpirlo, pero ya había arrancado.

—No hay nada que esperar— respondió sin mirarme.

Me crucé de brazos, frustrado —No necesito niñera—

—No es ser niñera, es sentido común— dijo, cambiando de carril sin esfuerzo. —Si vas solo, lo más probable es que termines con un balazo en la cabeza antes de conseguir cualquier información—

Chasqueé la lengua, pero no discutí más. Tal vez, después de todo, no era tan mala idea que Sing estuviera conmigo.

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.
.

Cuando llegamos insistí hasta que me dejó bajar solo, ya había estado aquí antes cuando conseguimos la pirotecnia ilegal para su declaración de amor.

—Mira nada más, un ratoncito— la voz de Fly me sobresaltó antes de que pudiera siquiera orientarme.

Me giré lentamente, encontrándolo recargado contra un poste.

—¿Buscabas algo, pequeño?— preguntó, sacudiendo el cigarro entre los dedos.

Me crucé de brazos, sin darle el gusto de verme nervioso —Vengo por información—

—Vaya, qué sorpresa— soltó una carcajada corta

Rodé los ojos, sacando los billetes del bolsillo —Doscientos sesenta dólares. Habla—

Fly levantó una ceja, divertido, acercándose con calma —Depende de lo que quieras saber, ratoncito. No todo tiene el mismo precio—

Lo miré directo a los ojos —¿Hay alguna droga con el nombre de "Banana Fish"?—

Su sonrisa se desvaneció un poco —Esa es una pregunta peligrosa, niño—

—Casi me confirmas que sí está en circulación la droga— dije con una sonrisa ladeada.

Fly chasqueó la lengua, divertido —Eres muy inteligente, niñito—

—Y tú muy obvio— repliqué. —Así que, dime lo que sabes—

El tipo suspiró, metiendo las manos en los bolsillos —Si hay una droga con ese nombre, pero hay algo más—

Fruncí el ceño —¿Qué significa "algo más"?—

Fly me miró de reojo —No lo sé con certeza, pero he oído que hay desapariciones—

—¿Desapariciones?—

—Gente que compra la droga y luego, pum, desaparecen, sin dejar rastro—

Me recorrió un escalofrío —¿Quién está detrás?—

Fly se encogió de hombros con fingida indiferencia —Si lo supiera, no seguiría aquí hablando contigo—

Apreté los billetes entre mis dedos —Dame algo más útil—

Me observó unos segundos antes de continuar —No es una droga muy popular nadie quiere meterse mierdas de mala calidad, pero sé que hay un distribuidor por aquí—

—Gracias por tus servicios— le dije, entregándole los 160 dólares.

Fly los tomó, contándolos rápidamente con los dedos. Luego chasqueó la lengua, molesto —Tsk, me dijiste 270 dólares—

Me encogí de hombros con una sonrisa inocente —Para que no aprendas a confiar en un niño—

Él se quedó en silencio un segundo antes de soltar una carcajada —Eres un mocoso peligroso, ratoncito—

No le respondí, solo seguí caminando hasta el auto, donde Sing ya me esperaba con los brazos cruzados y una expresión de impaciencia.

—¿Y bien?— preguntó apenas subí.

Suspiré y me acomodé en el asiento —Tenemos una pista—

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Sing frunció el ceño y golpeó el volante con los dedos, pensativo.

—Así que están usando a los consumidores como conejillos de indias... Eso es repugnante—

—Sí, pero eficiente— respondí con frialdad. —Si no tienen financiamiento, la única opción es vender lo que ya tienen para seguir adelante—

Soltó un suspiro pesado —Entonces, tenemos que ir al punto de distribución—

Asentí —Exacto, tenemos que seguir el rastro hasta los distribuidores y de ahí a los productores—

Sing dejó escapar una risa seca —Eres un maldito niño peligroso—

Sonreí de lado —Lo sé. Ahora maneja, tenemos más trabajo que hacer; ve directo a la dirección que tenía el celular con suerte y es el punto de encuentro—

Dimos vueltas por toda la zona, observando discretamente cada intercambio entre compradores y vendedores, había heroína, marihuana, pastillas... todo lo que esperábamos encontrar en un mercado negro común, pero nada de lo que buscábamos, ni siquiera es la ubicación que teníamos lo que significa que no era un punto de encuentro fijo o no estaban operando en este momento.

Recorrimos un rato más hasta que ambos recibimos una notificación simultánea, un número desconocido envío un mensaje con dos emojis, una banana y un pez.

—Banana Fish... Debe ser por aquí— susurré, mostrando la pantalla a Sing.

—¿Cómo demonios hicieron esto?— preguntó él, frunciendo el ceño.

Sin responderle, desbloqueé mi celular y busqué uno de los videos que Jade había grabado. Había logrado enviármelo sin que Jaw se diera cuenta, y ahora por fin servía de algo, ya había visto la gran mayoría de los vídeos solo me faltaba comprobar si lo que decía era verdad o el inepto estaba inventando cosas, por ahora la gran mayoría de videos eran verídicos incluido este.

En la grabación, Jade enfocaba su pantalla y hablaba en voz baja.

—Cuando estuve siguiendo a Ethan, recibí un mensaje automático con estos emojis— explicó, mostrando su celular a la cámara —Es un número generado por bots que usa una señal inalámbrica para detectar dispositivos cercanos y enviarles el mensaje; me percaté del mensaje horas después así que no se exactamente donde la enviaron pero es un sistema increíblemente ingenioso...—

Rodé los ojos y detuve el video antes de que empezara a divagar sobre lo "fascinante" que le parecio el sistema de envío

Sing se pasó una mano por la cara, exasperado. Si queríamos acercarnos a los distribuidores, solo había una opción, actuar como clientes.

Simplemente le envié un emoji de un billete al número desconocido.

No tardó ni diez segundos en aparecer alguien entre la multitud, un tipo bajo y delgado, con una chaqueta que le quedaba grande. Sus ojos recorrieron la zona con cautela antes de fijarse en nosotros. No tenía dudas, era uno de los tantos tiradores.

Apreté los puños y miré a Sing. Él ya estaba listo.

Asintió sin decir palabra y salió del auto. Iba a ser él quien hiciera la compra.

Yo me quedé dentro, observando cada detalle a través del retrovisor.

Sing regresó con la mercadería y, sin apresurarse, subió al auto. No hizo ningún movimiento brusco, solo encendió el motor y comenzó a conducir con calma, recorriendo las calles, si salíamos huyendo, solo atraeríamos sospechas.

Cuando ya estábamos lo suficientemente lejos, tomó una ruta en dirección opuesta y finalmente habló —Bien, ya tenemos la droga. ¿Y ahora qué?—

Apreté la bolsa entre mis manos, sintiendo su peso.

—Nos van a buscar —dije, mirando por la ventana —Fly mencionó que quienes la consumían desaparecían. Si esto sigue siendo experimental, nos van a querer... para ver los efectos—

Sing chasqueó la lengua y golpeó el volante con los nudillos —Genial, básicamente acabamos de comprar un boleto directo a una trampa—

—Exacto, pero ahora sabemos que el juego sigue en marcha—

Puse mi celular en el tablero del auto.

—Sigamos escuchando lo que dejó ese tonto —dije, poniendo play al video.

Pasaron siete minutos en los que Jade divagó sobre lo ingenioso del sistema de envío de mensajes y como deseo querer replicarlo, hasta que por fin volvió a lo importante.

—Esos mensajes me siguieron llegando por días —dijo, mostrando su pantalla nuevamente —Simplemente dejaron de enviarlos después de que me mandaron un emoji de un círculo rojo—

Se enfocó en el chat, señalando el último mensaje recibido, la fecha era del 19 de diciembre, maldición el tiroteo fue al día siguiente.

Justo en ese momento, mi celular vibró. Bajé la mirada y vi la notificación.

—Me enviaron un círculo... pero es verde—

Le mostré la pantalla a Sing, quien frunció el ceño.

—¿Crees que tengan un sistema de códigos? —pregunté, aunque la respuesta era obvia.

—Definitivamente —murmuró, girando el volante con fuerza

—¿Pero qué significa? —Sing frunció el ceño, como si estuviera descifrando una red logística compleja.

—No te compliques tanto —respondí, cruzándome de brazos —Los códigos no siempre son extremadamente complejos—

Sing me miró, esperando que continuara.

—Es simple —expliqué —Jade está muerto, y a él le enviaron un círculo rojo. A nosotros, en cambio, un círculo verde. Lo que significa que a él lo querían fuera del tablero... pero nosotros aún les resultamos útiles—

—Yut Lung, esto es un descubrimiento importante, pero... No tenemos nada sobre Lao— Sing me miró con una mezcla de esperanza y desconfianza.

—Bueno, es más una suposición que una certeza, pero escucha— Saqué mi celular y le mostré la pantalla —Mira, este es el número que le enviaba ubicaciones a Jade. No sé cuál es el número de Lao, pero tengo razones para creer que es este—

Sing no dijo nada, simplemente estacionó el auto a un lado de la calle y apoyó la frente contra el volante. No necesitaba decirlo... su reacción lo confirmaba: ese era el número de Lao.

—Déjame ver si entendí... —Sing levantó la cabeza, mirándome con incredulidad—. Tienes a Blanca localizando a Ethan Dino o como sea que se llame ahora, aparte lo tienes distrayendo a tus amigos con clases de autodefensa... ahora me haces rastrear la poca distribución de drogas. ¿Qué más? ¿Cómo se supone que todo esto se une?—

Respiré hondo antes de responder.

—Es simple, Sing. Ethan y todos sus seguidores están libres, lo que él busca es volver a tener la influencia y poder que tenía como Dino Golzine, no tiene empresas ni nada solo les queda el Banana Fish. Si están secuestrando a los consumidores, es porque aún están en fase de pruebas, eso significa que necesitan más sujetos y más tiempo—

Sing frunció el ceño, procesando la información —¿Y Lao?—

—Si mi teoría es correcta, ellos lo tienen. O al menos, alguien de su red. El número que enviaba ubicaciones a Jade no es coincidencia—

Él apretó el volante con fuerza —Entonces... ¿Qué sigue?—

Sonreí con calma —Sigue hacer que nos subestimen lo suficiente como para acercarnos sin levantar sospechas—

Sing soltó un suspiro pesado y apoyó la cabeza en el respaldo del asiento —Creo que estás gastando tiempo y recursos en vano en esas "clases"—

Lo miré de reojo, notando el cansancio en su expresión. No lo culpo. Todo esto parece un enredo de ideas sin sentido para alguien que no ve el panorama completo, o está lo suficientemente distraído para verlo.

—En realidad, tómalo como una inversión a largo plazo— Crucé los brazos y apoyé la cabeza contra la ventana —Además... voy a dejar que Jaw Long tenga su venganza sin la necesidad de que siga las pistas por su cuenta—

Sing arqueó una ceja, girando ligeramente hacia mí —¿Y eso qué significa?—

—Es lo suficientemente ingenuo y está demasiado cegado por el odio— Me giré hacia él con una media sonrisa —No quiero que termine muerto antes de ser útil—

Lo ví chasquear la lengua, claramente incómodo con mi elección de palabras —Suena a que lo estás usando—

—Todos usamos a alguien, Sing— Levanté los hombros —Solo le estoy dando un camino más seguro para que no se autodestruya antes de tiempo—

Sing no respondió de inmediato. Bajó la mirada, tamborileando los dedos contra el volante, como si buscara la forma correcta de expresar lo que sentía.

—Tu también quieres venganza, ¿verdad? —su voz sonó más baja esta vez, casi como si se estuviera preguntando a sí mismo.

—Claro que quiero venganza— Mi tono fue más cortante de lo que pretendía. Mantuve la vista fija en la pantalla del celular —La vida era perfecta y lo arruinaron—

Pause el vídeo y guarde mi celular; no quería seguir oyendo la voz de un muerto.

Sing suspiró y desvió la mirada hacia la calle oscura frente a nosotros —A veces me pregunto si la venganza realmente sirve de algo...—

—No me vengas con eso ahora— Solté un bufido, sin apartar la vista de la pantalla —No estamos en una historia con moralejas, Sing; aquí no hay finales felices sin ensuciarse las manos—

Él no dijo nada más, mientras conducía sin rumbo, me limité a mirar por la ventana. No tenía mucho que decir, aunque había algo que me daba curiosidad.

—¿Y qué hay de Eiji? —pregunté sin apartar la vista de la calle —¿Está bien? Digo, con todo lo que pasó... No deberías dejarlo solo tanto tiempo—

Era mitad preocupación genuina, mitad excusa para... No en realidad si era preocupación.

—Se fue a Japón hace unos días —respondió, sin apartar la vista del camino.

Parpadeé, sorprendido, no esperaba esa respuesta —¿Y te lo dijo o te enteraste después?

Sing apretó el volante con más fuerza antes de responder —Me lo dijo, pero no pidió mi opinión...—

—Vaya... —murmuré, recargando la cabeza contra la ventana —Así que se fue...—

El silencio se hizo pesado en el auto. No conocía mucho a Eiji, pero sabía lo que significaba para todos ellos. Quizás había tomado la decisión correcta al alejarse de todo esto.

El semáforo cambió a rojo, obligando a Sing a detenerse —A veces me pregunto qué hubiera sido de él si nunca hubiera venido a Nueva York...— dijo en voz baja —Tal vez no hubiera sufrido tanto—

Miré de reojo su perfil serio —Pero tú sabes que si fuera por él, lo repetiría —respondí.

—Sí... lo se— Sing soltó una risa amarga, con la mirada perdida en las luces de la ciudad

El semáforo cambió a verde, y el auto volvió a moverse, pero el silencio que nos envolvía parecía más denso que antes.

—¿Podrías darme su número?— dije provocando que casi frene en seco

—¿Para qué lo quieres? —preguntó con cautela.

—Tengo que enviarle algo— respondí con tranquilidad, aunque sabía que no iba a soltarlo tan fácil.

—¿Algo como qué? —insistió, mirándome de reojo.

Suspiré, cruzándome de brazos —No es nada malo, solo quiero que reciba un mensaje... algo que creo que debería saber—

Sing no pareció convencido —No voy a darte su número si planeas decirle alguna estupidez— dijo al final —Eiji ha pasado por suficiente—

Rodé los ojos —Sí, sí, lo que digas. ¿Me lo das o no?—

Sing chasqueó la lengua, sacó su teléfono del bolsillo y, tras pensarlo unos segundos más, me dictó el número con voz seria.

—No lo molestes con tonterías —advirtió.

Le dediqué una sonrisa irónica mientras anotaba —Tranquilo, Sing. Solo quiero cerrar un asunto pendiente—

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Sing me dejó en el punto de encuentro de las clases de Blanca y mientras esperaba le escribí a Eiji

[6:26 PM] Yue:
Okumura, deja tu auto castigarte y por favor presta atención
Seré directo
Tengo un video que tienes que ver, la respuesta a tu carta de amor que esperabas desde hace más de 15 años.
Solo no estés frente a una venta o en algún techo cuando lo veas.

[Video adjunto
Duración 3:20]

Guardé el teléfono y respiré hondo. No esperaba una respuesta inmediata, pero sabía que ese video iba a ser un golpe bajo.

—Bueno, Okumura... veamos si tienes el valor de verlo—

Notes:

Ya casi es un mes del último capítulo del camino malo 👀 como es eso posible, de lo que actualizaba casi a diario 😣 me disculpo con ustedes.

Espero que estén disfrutando de la historia.

Chapter 45: 36 camino bueno

Summary:

No merezco una vida normal, no sabiendo lo que fui.

Notes:

Lamento mucho la demora en actualizar 😖

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Casi un año en la caótica Nueva York y ya estaba olvidando lo tranquila que era la vida en Los Ángeles. La casa en los suburbios, el columpio en el jardín trasero, las calles desiertas pero acogedoras, con pocos autos pasando... Y, sin embargo, ahora todo se siente ajeno.

Ya no parece un hogar, pero sé que aquí vivo con mi familia.

Sé que llegué hace años y que me han cuidado con amor, pero ¿por qué? Cuando era niño lo entendía, pero ahora... tengo sangre en las manos. En casa de Eiji escondo armas, he seguido la pista de un lunático que sueña con convertirse en el próximo traficante de Nueva York...

Soy un asesino.

No solo por el tiroteo. Lo sé... Lo recuerdo... ¿Por qué me querrían aún en sus vidas?

"No tienes por qué castigarte así, Aslan" la voz de Griffin resonó desde el oso de peluche.

—Todo sería más fácil si tuvieras la delicadeza de contarme todo en lugar de dejarme lidiar con dolores de cabeza y flashes cada tanto —lo miré con enojo antes de volver la vista a la ventana.

"No me corresponde decirlo"

—Ya sé, ya sé— bufé, irritado —Tengo que llegar a mi propia conclusión, y todo lo que hice fue desde la perspectiva de una víctima, ¿no? Ya quedó claro—

Agarré el oso y lo lancé a la cama. No tengo ganas de discutir con él.

Sobre todo, porque hoy en casa solo estamos mamá... Uh... Jessica y yo. Papá... Max salió a trabajar, Michael también, y Eiji tuvo un "inconveniente". Uno que involucró una discusión en japonés y un "¿Cómo que estás viniendo a Nueva York?", o al menos eso entendió el traductor de Google.

—Jade, voy a entrar —oí la voz de Jessica tras la puerta. A los pocos segundos, se asomó y me miró con los brazos cruzados —Estás pálido. Te falta sol y salir de aquí—

Solo suspiré, resignado. Pelear era inútil. Tomó los manubrios de mi silla de ruedas y me empujó fuera de la habitación. No tengo ni voz ni voto. Antes de que me sacara, agarré a Griffin, no quiero hablar con él, no quiero hablar con ella, pero si debo e elegir elijo al oso fantasma.

—¿Tengo un niño de primaria que carga con su muñeco? —bromeó Jessica. Yo solo desvié la mirada.

Lo cierto es que Griffin solo puede hablar o, mejor dicho, solo puedo oírlo si el peluche está cerca. Realmente o se cómo sentirme al respecto, es mi hermano y... es tan extraño... pero está aquí y sabe más que yo al respecto

Jessica me dejó junto a la ventana de la sala, donde el sol del mediodía daba de lleno. Mientras tanto, cocinaba el almuerzo. Olía bien, especias y carne.

Después de un rato, habló —Cariño, es hora de que hablemos tranquilamente—

La ignoré. No quiero hablar, ni siquiera puedo sacar las palabras de mi garganta.

—Hijo, tú puedes hablar perfectamente. No dejes que lo que pasó te silencie otra vez— Se secó las manos y se sentó frente a mí en el mueble —Mira, si no quieres hablar, está bien. Lo entiendo... Así eres tú—

Pero más que un "Así eres tú" sonaba a un "Así de discapacitado eres"

Mi voz va y viene. Todos lo saben. El psicólogo dijo que siempre sería así, básicamente una causa perdida, y para que querría hablar lo único que saldrían serían palabras venenosas.

—Solo mueve la cabeza para decir sí o no—

Quise rodar los ojos, pero tampoco quise ser grosero.

—¿Te duele algo?— Negué con la cabeza, pero Jessica apoyó los brazos en mis piernas y presionó. No dolía, pero era incómodo, mi cuerpo entero se sentía así, y la rehabilitación no estaba ayudando. Creo que hice una mueca porque ella chasqueó la lengua disgustada.

Se levantó y caminó hacia el comedor apartó todas las sillas de la mesa —Suficiente. Vas a levantarte de esa silla. No quieres comer, no quieres hablar, te duele todo el cuerpo y no voy a dejar que mi hijo se pudra tan joven en una silla de ruedas. Así que más te vale levantarte—

Ella me miro como esperando que vaya hacia el comedor; ¿porque tendría que hacerle caso?, ella no es mi madre, ni siquiera soy su hijo, soy una especie de alma puesta aquí de nuevo... Ugh... sé que ella solo... simplemente me quiere, sé que me crio sé que es mi madre ahora, pero al mismo tiempo no lo es.

—Jade, no tenemos todo el día— dijo, parece impaciente, pero sé que finge.

Al cabo de unos minutos suspiro y se acercó de nuevo, esta vez me entregó su celular en el blog de notas, lo tome y la mire, sé que planea, quiere que escriba todo lo que no pretendo decir con palabras y no le va a funcionar.

—Jade— ella siguió de insistente dando toques en la pantalla del celular con sus uñas —Escribe o el oso la paga— me amenazo tomando a Griffin y lo dejo al otro extremo de la mesa

"Sabes no me molesta ser un incentivo si así logras salir de este espiral nada sano de culpa y auto desprecio" mire con enojo a Griffin, lo había traído como apoyo no como traidor.

Jessica no iba a ceder, Griffin no ayuda, agh son molestos.

Tomé el celular y empecé a escribir

"Aún me quieres?"

—Claro que te quiero, ¿eres muy terco para comprenderlo?, ¿Cómo quieres que te lo demuestre para que lo comprendas?— ella se mantuvo lejos pero tomó una galleta del frasco y se puso a juguetear con ella

"Hice cosas imperdonables"

—Que yo recuerde no vas a ir a la cárcel y nadie está enojado con lo que hiciste, así que no hay que perdonar— mordió la galleta y me ofreció otra, pero yo la ignoré para seguir escribiendo

"Mate a un montón de personas, soy un asesino"

—Lo sé, pero eres más un héroe que un asesino— por fin se acercó y trato de quitarme el celular pero lo sostuve con fuerza, bueno la poca fuerza que tenía, ella simplemente no hizo el esfuerzo de arrebatármelo —Jade, eres mi hijo y deberías saber que no importa lo que hagas voy a quererte a pesar de todo—

"NO SOY TU HIJO" le mostré el mensaje y... ella realmente se vio afectada al leerlo

—Yo no te engendre, pero te cuide, no puedes negarlo, te amo, te cuido, no dudes de ello, te amo tanto como amo a Michael—

"Me adoptaste, yo no soy como Michael"

Ella me miro antes de intentar tomar mis manos, pero no la dejé —Ya sé que no, no te cargue de bebé, ni ví tus primeros pasos como lo hice con Michael, pero Jade, yo te crie eres mi hijo—

"Estás mintiendo"

—No miento, jamás lo haría, no gano nada con mentirte— quiso tocarme y la aparté, la silla retrocedió un poco.

Había volteado a ver a otro lado, pero de reojo note sus lágrimas... Ella estaba llorando...

Se levantó en silencio y se sentó en una de las sillas, dándome la espalda. Es una mujer orgullosa, así que es para que no la vea llorar, tampoco hacia ruido mientras derramaba lágrimas.

"Sabes que la lastimaste, ¿Verdad?" Vi a Griffin cuyo oso estaba en la mesa abandonado "Fuiste muy duro"

—Solo dije la verdad...— susurré bajo, muy bajo, sé que el me escucha

"No es cierto, tú sabes perfectamente que ella te ama" Griffin dejo el peluche y pude ver su forma más humana, translúcida "Y tú también adoras a tu mamá"

—Solo ama al niñito que cuido... No a mí... Jamás a mi... No con todas estas memorias... No amaría nunca a un asesino—

Escuché un ligero golpe en la pared, Griffin estaba golpeando sus dedos al lado de la pared que estaba llegar de fotos enmarcadas.

"Mira aquí" Él estaba señalando un cuadro que tenía tres espacios para poner tres fotos de cada miembro de la familia, cada quien tenía su espacio, la foto de Max, al lado la de Jessica, más abajo salía Michael de niño, sin embargo, el cuadro estaba modificado, Max lo agrando para colocar más fotos...

Otro espacio en donde salía Michael más grande, reconocí una foto que sacaron cuando llegué a casa después de la adopción y el otro espacio...

"Ves eres parte de su familia desde antes, siempre lo has sido"

Ahora las fotos de Eiji tenían sentido... Sabía quién había sido y las piezas apenas se estaban juntando. Nunca me percate del todo de la otra foto mía en ese cuadro... Si era un marco diseñado para tres personas, pero lograron incluirme... Dos veces...

"Ahora puedes entenderlo, deja de ser tan terco y ve con tu mamá, no la dejes llorar" Griffin señaló hacia Jesi... Hacia mamá...

Ella lloraba cubriendo su rostro con una mano.

Moví la silla hasta estar cerca de la mesa; apoyarme me costó, pero me levante, mi cuerpo aún se siente extraño pero quiero ir con ella.

Avance despacio tratando de no hacer ruido, pero se dio cuenta porque se giró y me quedo mirando sorprendida.

—Mamá...— la llame esperando que ella ahora no me rechacé, por haberme comportado como un completo patán.

Apreté los ojos y cuando los volví a abrir, la vi con los brazos extendidos...

Me solté y avance directo hacia ella, no sé si corrí o caminé, pero lo menos pensando la estaba abrazando...

—Mamá...— volví a decir sintiendo como ella acariciaba mi cabello —Lo siento... Lo siento ¡LO SIENTO!...—

—Ya no llores shh...— me limpio las lágrimas con las manos lo hacía suavemente más de lo que debería —Vas a terminar con la cara roja—

—Te... Te lastime—

—Si lo hiciste, pero ya no importa— aparto algunos mechones de cabello y me dio un beso en la frente —Oye, mira nada más, esto también cuenta como tus primeros pasos—

—Je... Ridículo— me reí tratando de calmarme, pero no podía dejar de llorar

—Ridícula tu cara hinchada de tanto llorar— ambos reímos, mamá siguió acariciando mi cabello —Bueno basta de mimos, levántate y ayúdame con a servir la mesa—

—Se van a caer los platos al suelo — bromee y también es una posibilidad tampoco es que me haya recuperado por caminar un poco

—Entonces lo descuento de tu mesada—

—Injusto—

—La vida no es justa cariño—

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—>Eiji, admito que me comporté muy fuera de lugar hace varias semanas, pero pudiste haberme dicho que planeabas llevar a tu hermana y su familia de viaje a New York, me hubiera tranquilizado<— Oí a mamá hablar del otro lado de la llamada

Realmente no entiendo en qué momento Hina creyó que era buena idea venir a New York y fingir que yo la había invitado. NO ES UNA ADOLESCENTE COMO PARA INVENTAR UNA ESCUSA TAN MALA, y peor aún mamá le creyó.

—>La verdad es que temía que nos dejaras de lado, que te olvidarás de nosotros, pero desde que Hina me dijo del viaje me sentí aliviada<— Suspiré realmente no puedo estar enojado con ella —>Ya no te quito más tiempo, estate pendiente ellos ya deberían está aterrizando pronto, te amo hijo<—

—>Yo también te amo mamá<— mis palabras eran ciertas, pero me estaba frotando la sien ya algo aturdido

Lo único que entendí de Hina es que su esposo iba estar en New York por negocios un tiempo, el plan original no incluía a ella y su bebé volando de un extremo a otro, sin embargo, la idea surgió en ella después de que mamá no parara de quejarse porque no fui para navidad a Japón y como llevo años evitando a la familia, entonces la muy genio dijo que la había invitado y que por eso no fui. Si tal vez salvó algo de mi "reputación" y ya no seré considerado un hombre que abandonó a sus padres y hermana; el problema radica en que me estoy quedando con Max y Jessica para ayudarlos en la recuperación de Jade; y ni hablar de mi casa, está como la dejé hace meses, posiblemente este llena de polvo y tela de arañas.

Hubiera hecho limpieza antes, pero... Agh... Realmente quiero entender que pasa con Jade, volvió a callarse, si habla es muy poco incluso conmigo, por las noches tiene pesadillas, me evita... Todo es tan confuso... Los recuerdos que tiene sé que lo perturban. Me había despedido de Ash cuando me corté el cabello y ahora solo he confirmado uno de los pensamientos más deprimentes de mi vida, Jade es Ash... Y ha vuelto a pasar por un infierno.

Aunque me evita, me quedé con él, porque lo conozco en sus dos formas de ser... Se que se abrirá en algún momento y cuando lo haga tenemos mucho que discutir.

Además, todo esto del viaje al inicio creí que todo era una broma de Hina, o eso creía hasta que mamá me estuvo llamando cerca de 5 veces durante las últimas 14 horas.

Dado el estado de mi casa, le pedí a Sing que, si podía alquilar me algún departamento modesto para mí hermana y su familia y el accedió en darme las llaves de un departamento, aunque no acepto mi dinero por el alquiler.

Realmente estoy feliz por Sing, él y Akira están teniendo una relación hermosa, y Lao parece haber encontrado una familia. Ya no le guardo rencor, mucho menos con lo que pasó recientemente, sin embargo, aún estoy inquieto... Charlie no ha conseguido muchos avances en la investigación... Los pocos que no fueron arrestados se han sabido camuflar.

Esto es una pesadilla.

Pero por el momento no pienso gastarme en eso, tengo prioridades, Jade y Hina.

—¡Niisan!— escuché a mi hermana y me saco de todos mis pensamientos.

Ella estaba a varios metros en las puertas de desembarque me había visto y grito para llamar mi atención, de inmediato me acerque a ella

—Hina— la recibí con un abrazo, pero la apreté un poco más fuerte de lo usual, un código entre nosotros, ella debe explicarme muchas cosas

La solté y dirigí mi mirada a su esposo, que inmediatamente sujeto con fuerza al bebé en sus brazos y se inclinó

—>Me presento soy Suzuki Takahiro, un placer conocerlo<— parecía un poco tímido, pero se notaba que era un buen hombre.

—>El gusto es mío, pero dejemos la formalidad, somos familia<— intente romper el ambiente, pero no note algo extrañado, posiblemente esperaba más seriedad.

Los lleve a mi auto y ellos se acomodaron, Hina en el asiento de adelante y Takahiro con el niño atrás.

—>Hermana, dime cómo es que viniste<— la pregunta sonaba tonta, pero ella sabe a qué me refiero

—>Niisan solo se me ocurrió lo admito, no lo pensé< — negué divertido

—>Agradece que ahorrarás una buena suma en hospedaje<—

Conduje hasta el complejo de apartamentos propiedad de Sing, los guíe en silencio, había olvidado que en Japón el silencio es valorado cuando hay confianza.

—>Se van a quedar en el tercer piso puerta 351<— les explique, antes de abrir la puerta y entrar, una vez dentro me entregue las llaves a Takahiro

Ellos estaban encantados hablando entre ellos de como conseguí el lugar y bueno no les diré los detalles técnicos.

—Eiji, esto es hermoso, ¿Como lo conseguiste?— Hina estaba emocionada mirando por la gran ventana que daba a la calle, me sonreía y tenía que responder algo.

Sing siempre está entre lo legal y lo ilegal, no necesitaban saberlo —Un amigo me debía un favor y ya que te vas a quedar un tiempo, un lugar cómodo para tu familia es lo menos que puedo hacer—

—Niisan, eres increíble—

Ambos empezaron a hablar entre ellos, era mejor déjale hablar como la pareja de esposos que son. Pensaba en irme cuando Hina me detuvo sujetándome del hombro

—>No te vayas tan pronto, quédate un rato, hace tiempo que no hablamos<— quise negarme, pero, ella tenía razón, habíamos perdido el contacto con el tiempo y recién habíamos empezado a hablar por mensaje, podía quedarme un rato.

Me habló sobre su vida en Japón, sobre el romance con su esposo, me acusó de no estar ahí para ser el hermano mayor celoso que cuida de su hermanita y solo pude reír ante su ocurrencia; ahora ellos tenían a su pequeño bebé Tomoe, es un bebé adorable de mejillas regordetas.

—>Será que puedes darte un tiempo y nos das un recorrido por New York<— Takahiro, pregunto y la verdad, no tenía una respuesta, no es que no tenga tiempo libre, pero Jade... —>Si es un inconveniente no se preocupe hablo inglés perfectamente<— él se apresuró a retractarse al ver mi duda.

Suspiré y negué con la cabeza —>No es ningún inconveniente, pero creo que traeré unos invitados para el recorrido<—

Podría levantarle el humor trayéndolo a New York un tiempo, además Buddy también parecía inquieto por pasear en Central Park, así tampoco estaría decepcionando a mi hermana.

—>Entonces está hecho, le parece mañana por la tarde<— dijo con una ligera emoción que no había visto en el hombre, ya está agarrando confianza

—>Me parece bien<—

El pequeño Tomoe extendió sus bracitos hacia la ventana soltando balbuceos, Hina se levantó, pero la detuve suavemente poniendo mi mano en su hombro

—>Déjame hacerlo<— Cargue a mi sobrino, y Hina no dudo en sacar una foto para enviárselo a mamá

—>Vas a ver que con esta foto deja de ser tan amargada contigo<— me reí nervioso, mamá realmente parecía que me odiaba

Tomoe estiró sus bracitos hacia la ventana de nuevo así que lo lleve, el bebé parecía encantado con la vista, yo también me tome un tiempo para mirar hacia la calle. New York es realmente turbulenta, había gente caminando de un lado a otro, de entre toda la multitud logre reconocer a Michael, tenía una libreta en la mano y estaba observando la calle golpeando su lapicera contra su mejilla, él es escritor posiblemente estaba buscando inspiración.

En una esquina vi a un grupo de adolescentes vendiendo limonada... desde lo ocurrido en la escuela realmente no confío mucho en los puestos de comidas puestos por adolescentes, sé que no todos tienen la mente perversa de repartir droga camuflada en comida, pero la desconfianza seguía presente. Vi como uno señalaba de manera nada discreta a Michael que ya parecía metido en su libreta, el chico tomó un vaso y corrió a ofrecérselo.

Me sentí terriblemente inquieto... no puede ser simple desconfianza...

Lo único que se me ocurrió fue saludar estirando mi brazo de manera exagera con la esperanza de me notara.

Por suerte lo hizo, me vio y distraídamente la estirar su brazo sin querer empujó el brazo del joven que terminó bañado en limonada. Vi como Michael se disculpaba por lo ocurrido le daba un pañuelo y algunos billetes por la molestia antes de cruzar la calle y venir hacia el edificio, suspire aliviado, posiblemente me pase de desconfiado, pero más vale prevenir.

—>Eiji, a quien saludabas<— Hina se acercó a mí y tomó a Tomoe en brazos para hacerle algunas cosquillas en su pequeña pancita

—>Vi a un amigo y creo que viene hacia acá<— No tardó mucho en escucharse el timbre del departamento —>Debe ser él<—

Abrí la puerta y ahí estaba, sonriente como siempre y tenía una caja de donas en la mano

—Eiji, debiste decirme que este era el departamento para tu hermana hubiera venido con un mejor presente— por lo visto los había comprado en la tienda que estaba al lado, me entrego la caja y miro de reojo el departamento —Siempre me sorprende la cantidad de propiedades que tiene Sing—

Hina y Takahiro se acercaron, Michael los saludó con la mano.

—Uy, lamento la interrupción solo quería entregarles un presente, espere disfruten sus vacaciones— ambos se relajaron y asintieron con la cabeza —Bueno Eiji te veo en la casa, con permiso—

Antes de irse la jale del abrigo —Michael ten cuidado con lo que te ofrezcan en la calle no seas tan confiado— le susurre y el solo se avergonzó

—Gracias por el consejo Eiji, pero no soy un niño se cuidarme— lo mire con seriedad y solo pudo suspirar —Tu mandas Eiji no comeré nada— luego de eso solo se despidió con la mano y se fue

Cerré la puerta y dejé la caja de donas en la mesa de la cocina —Bueno ahora tienen postre para más tarde—

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La salida quedó pactada para mañana a las 3:30 de la tarde, los llevaría a recorrer todo New York, era la oportunidad perfecta de sacar a Jade de su capullo, estos últimos días estaba como un gato arisco aún medio convaleciente...


—Jade... mi pequeño amanecer, solo vamos a hablar...—

—¡No!—

—Jade...—

—¡NO!—


No sabía si lo decía por el nombre, el apodo o eran los recuerdos que tenía... no se cuánto recuerda, ni como debo tratarlo ahora, pero sé que tanto Jade como Ash tienen algo en común, New York, al final son la misma persona...

Cuando llegué a la casa de Max, todo estaba a oscuras, saqué las llaves de mi bolsillo y antes de abrir escuché las risas dentro hace un tiempo que no había tanta alegría así que entré lentamente para no arruinar el momento.

Apenas entre sentí un peso y por instinto sujete con fuerza lo que tenía delante de mí... —¿Jade?...—

—Eiji— no dijo más, pero verlo de pie y no rechazándome fue... oh como extrañe esto, lo abrace con fuerza llegando a levantarlo un poco del suelo; no pesaba mucho, estaba demasiado delgado... y aún no daba el estirón, así que podía hacerlo perfectamente.

—Alguien por fin decidió que era hora de sonreír de nuevo— Max encendió la luz y se acercó a mí pasando su brazo por sobre mis hombros —Te hacía falta verdad—

Asentí sin poder creerlo, Jade se levantó por fin de la silla y ya no reaccionaba de manera violenta hacia mí...

—Cena— dijo soltándose del abrazo y tirando levemente de mi manga.

Lo vi medio tambalearse en el camino, extendí los brazos para sostenerlo, pero Max me detuvo —Déjalo, se enoja más si intentamos ayudarlo que cuando se cae— solo negué con la cabeza divertido

La cena fue agradable, Jade no hablaba mucho, pero respondía con gestos, significa que está tranquilo y pude relajarme un poco lo suficiente para poder soltar la invitación.

—Jade, quería saber si querías regresar a New York mañana en la tarde, mi hermana está de vacaciones y necesita un par de guías— Termine y mire a Max y Jessica pidiendo permiso en silencio para que Jade sienta que era su decisión sin intervención de nadie, ellos accedieron, Max levantó el pulgar y Jessica con una sonrisa de lado.

La expresión que tuvo cambio tantas veces que no sabía que había querido decir en un inicio, cuando empecé a hablar sus ojos se iluminaron luego se apagaron en una decepción terrible para luego estar pensativo simplemente levantó los hombros y soltó un sencillo —Si, porque no—

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Al día siguiente y para desdicha del mismo Jade tuvo que ir en silla de ruedas, él insistía en qué podía caminar, pero íbamos a recorrer bastante y el aún se tambaleaba mucho y Buddy estaba muy inquieto, podía derribarlo fácilmente.

Llegamos justo a tiempo y ellos ya nos estaban esperando, me había olvidado de la puntualidad japonesa.

—Disculpen la demora, armar la silla de ruedas y mantener un perro tranquilo es un poco tardado—

—Oh no hay problema Niisan también tardamos mucho en alistar a Tomoe— Hina se disculpó también junto a Takahiro —Así que tú eres Jade, mi hermano me contado muchas cosas sobre ti, espero que ya te estés recuperando—

Jade sonrió levemente y con un gesto dio a entender que estaba bien, pero se veía curioso por el bebé en los brazos de mi hermana

Ella lo notó y se agachó a su altura —¿Quieres verlo?— era obvia la respuesta así que con cuidado descubrió un poco al bebé que estaba tranquilo

Jade estiro su mano y pico ligeramente las mejillas del bebé, el pequeñito soltó un tierna risita y Jade también sonrió un poco.

—Bueno empecemos nuestro recorrido— empecé a caminar empujando a Jade lentamente mientras Buddy iba al frente de nosotros

Los lleve primero a una plaza comercial, que nos quedaba cerca, Hina se emocionó por la cantidad de tiendas y jalo a su esposo por cada una buscando algo que conviene para los tres, en Japón es muy sencillo encontrar ropa de pareja y algo similar en caso de tener hijos, pero en New York no, por lo que posiblemente sea más entretenido.

—¿Quieres que busquemos algo para los dos?— le pregunté a Jade y este solo atino a ponerse a ver playeras y enseñándome algunas

Terminó comprando una playera negra con estampado de un gato montés y yo de un conejo.

Seguimos con un recorrido por las diferentes calles y restaurantes, el bebé Tomoe se quedó dormido, Hina y Takahiro decidieron aprovechar el momento y decidieron ir directo a la biblioteca pública. Nos detuvimos cerca de Bryant Park.

Aún seguía siendo un lugar nostálgico... cerré los ojos sintiendo la brisa, aún me daba esa sensación de miedo y pérdida al estar cerca.

—Eiji, vamos a entrar un momento a la biblioteca, ¿podrías quedarte con Tomoe?— Hina me lo entrego sin esperar respuesta, realmente no iba a negarme un bebé llorando en la biblioteca no es lo más adecuado

—Vayan tranquilos aquí los esperamos— con cuidado ajuste a Tomoe en mis brazos y empecé a caminar hacia un banco, empujando lentamente la silla de ruedas de Jade

Lo noté muy callado... solo pude suspirar. Buddy también los noto y se acomodó a su lado.

Me agache a su altura aún con el bebé en brazos —Ven aquí.... mírame— lo tomé del rostro y lo dirigí hacia mí, sus ojitos estaban apagados, perdidos en sus pensamientos —Ash...—

Levantó la vista de inmediato y pude ver esos ojos... sus ojos... Desde que despertó en el hospital podía ver esa melancolía que antes había estado extinta. Aunque haya sido Ash desde siempre, había crecido tan bien que esperaba que simplemente su pasado quedara en un recuerdo perdido... un recuerdo nada más...

—Desde cuándo— dijo directamente, pero cuando no recibió respuesta inmediata continuó —Desde cuando lo sabes—

—Desde que te volví a encontrar— le di un ligero toque en la nariz, él automáticamente se cubrió como si le hubiera dolido, pero más había vergüenza que dolor

—Solo tú, ¿Verdad?— negué con la cabeza y fue divertido ver su expresión romperse en una completa máscara de indignación

—Yo diría que todos lo intuíamos— disfrute cada una de sus expresiones, cada mueca que hacía me daba más risa pero traté de controlarme —¿Te gusto esta nueva vida?—

Solo bajo la mirada con un puchero nada disimulado y las cejas fruncidas —Si...—

Me reí y él pareció relajarse, no estaba tenso, solo avergonzado. Lo dejé ser, se lo merece, después de todo, es una buena oportunidad para sanar.

—Como te gustaría que te llame ahora, puedo decirte Ash, Aslan, Jade... con lo que te sientas cómodo— lo vi dudar —No tienes que decidir ahora, pero tendrás que pensarlo—

—Jade, está bien— me sorprendió sinceramente creí que escogería algo más —Siempre a sido mi nombre después de todo, antes y ahora—

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—Eiji, no tenía idea de lo grande que esa biblioteca Takahiro se perdió dos veces y— aww que lindos—

—Jaja tal parece que soy una buena almohada— tenía al bebé de mi hermana en brazos aún dormido, Buddy acurrucado a mi lado y a Jade en mi regazo también durmiendo.

Jade me había convencido de sentarme en el pasto en lugar de la banca, y fue una trampa porque para evitar más conversación y por capricho se acomodó, Buddy lo siguió y me dejaron atrapado

—Supongo que podemos hacer un pícnic en lo que se levantan— Hina sugirió y Takahiro estuvo de acuerdo

No teníamos mantas de picnic así que solo nos sentamos en el pasto, mi hermana estaba de enamoradiza con su esposo y juro que estoy tratando de ignorarlos para darle su espacio, pero no es como que sea fácil.

Luego de un rato Takahiro se levantó con la excusa de que ir a comprar algo para comer.

—Niisan, mírate nada más creo que eres bueno con los niños, Tomoe nunca había dormido tanto en el día, es un logro que me perjudicará en la noche— bromeó

—Bueno ese será tu castigo para traerme como guía y terminar como niñero—

—¡Que malo!— ambos nos reímos

A los pocos minutos su esposo regresó, pero tenía una cara de asco.

—Pero qué pasó— Hina se levantó de inmediato ayudándolo con las bolsas que tenía dejándolas en el suelo para ver si estaba bien

—Solo le compre una limonada a unos niños, pero tiene un olor desagradable— Tenía en vaso en su mano pero la tenía alejada —Huele como a químicos—

Mire de reojo hacia la dirección de donde había venido y si efectivamente había un puesto de limonada improvisada, unos cuatro o tres adolescentes sospechosos que estaban tomando fotos a lo lejos. Recordé como a Michael también le habían ofrecido. Sospechoso.

—Tal vez confundieron el azúcar con la sal— dije tratando de bromear, pero no quite la vista del grupo de adolescentes que después de tomar fotos empezaron a recoger su puesto.

Ya era la segunda vez que los veía y me daban mala espina, eran los mismos de la última vez; y aunque fuera solo limonada ¿porque sacar fotos de los clientes? Era sospechoso pero no era ilegal, no podía denunciarlos.

Sentí movimiento en mis brazos como en mis piernas, tanto Tomoe como Jade se levantaron, ambos se estiraron. Me distraje lo suficiente para que cuando vuelva a levantar la mirada ya no estaban los adolescentes y no había visto hacia donde se habían ido.

—Aaww ven aquí bebito hermoso, abraza a tu padre que está de mal humor— Hina tomó con cuidado a su hijo y lo acercó a su esposo —Verdad que tu papá es un exagerado, mamá va a tomar esa limonada y le va a demostrar a papá que no debe ser quisquilloso—

Extendí la mano para detenerla.

Fue cuestión de segundos, Jade fue más rápido se levantó tambaleándose su intención era tomar el vaso, pero Hina quien lo dejo caer para sujetar a Jade.

—Hey! Ten cuidado— la vi preocupada sosteniéndolo con una mano mientras con la otra aún tenía a Tomoe en brazos.

Takahiro se dio cuenta y lo sostuvo para que Hina no vaya a perder el equilibrio y suelte al bebé

—¿Te sientes bien?— le pregunto, Jade estaba jadeando, estaba mareado, se había levantado demasiado rápido y aún se está recuperando —¿Quieres ir al hospital?—

Jade negó, pero si se veía muy mareado. Lo coloque de regreso en la silla, estaba desorientado. Buddy se acercó y puso su hocico en sus piernas, Jade lo notó y le empezó a acariciar lentamente las orejas.

Pude suspirar tranquilo, no es grave.

—¿Por qué reaccionó así?— Hina se veía asustada, su ropa se manchó con la limonada pero no le dio importancia

Mire a Jade, se porque lo hizo, es más si no lo hacía él lo hacía yo. Es posible que esa limonada haya estado adulterada con droga...

Con Banana Fish...

Sin embargo, no podía decirle a Hina, no en público.

—Hubo un problema en su escuela por comida envenenada con químicos y luego se dio el tiroteo, como Takahiro dijo que olía a químicos...— no complete la oración deje que ellos sobreentiendan la situación

—Si tiene sentido— Fue Takahiro con su comentario terminó de convencer a Hina —Sera mejor regresar podemos seguir paseando otro día—

El camino de regreso fue lento, no quería sacudir mucho a Jade mientras avanzábamos. Ash después del tiroteo se hubiera recuperado en tiempo récord, pero Ash creció viviendo al extremo, acostumbrado a sobrevivir, a levantarse y simplemente seguir corriendo; pero, como Jade, no, como Jade no está acostumbrado a ese tipo de trato, no tuvo que sobrevivir desde la adopción, estuvimos ahí para cuidarlo y protegerlo. Su cuerpo no está acostumbrado a sobre exigirse en exceso.

Takahiro insistió en pasar por el hospital y que le hagan un chequeo, que él pagaría todo ya que se atribuía la culpa. Para tranquilizarlo lo hicimos.

El chequeo fue rápido; un claro agotamiento físico. El médico nos dijo que su cuerpo aún estaba adaptándose, pero que si se repetía muy seguido regresemos.

Una vez fuera del hospital ellos volvieron al departamento mientras que nosotros fuimos de regreso a mi casa, ya le había comentado a Max y estuvo de acuerdo en que nos quedemos en New York para evitar más altibajos.

—No estoy tan mal puedo caminar solo— en cuanto llegamos Jade se levantó de la silla, si podía caminar, pero aún se tambaleaba, Buddy caminaba a su lado, también trataba de cuidarlo.

—Se que puedes— no lo detuve en cambio la sujeté lentamente de los codos para guiarlo —Pero tus músculos están atrofiados, evitemos los golpes—

Logré conducirlo con cuidado a la sala y a regaña dientes lo volví a sentar en el mueble, se intentó levantar, pero Buddy se sentó a sus pies así que se quedó sentado.

—Estás pensando en involucrarte— le dije directamente, no había dudas, pero es mejor que lo confirme

—Debo hacerlo, y no te involucres—

—¿Por qué?— Me miró con enojo

—¡Porque estas viejo!— se levantó e intentó dar algunos pasos solo para terminar caminando con un niño un año

—Ya no puedes sacarme de esto, soy mayor que tú, siempre lo he sido y ahora con más razón debo cuidar de un adolescente terco— lo alcancé y tomé del brazo, perdió el equilibrio y aproveché en arrastrarlo —Hazme caso, tengo la potestad de castigarte—

—¡No!— se soltó de mi agarre y subió las escaleras como pudo —Estas viejo, con canas, te vi una cana cuando te corte el cabello—

—¡Jade, te estás portando mal!— le grite para molestarlo aún más, lo vi revolver su cabello frustrado —Estas castigado—

—¿¡Es una broma?!—

—Dos semanas— complete y disfrute de su expresión de puro coraje —Vete a tu cuarto—

—Eiji eres un viejo de— AAAGH!— se encerró, golpeando la puerta con un portazo bastante suave

Lo dejé hacer su berrinche, mientras me preguntaba si así había sido antes o solo era porqué ya no tenía que sufrir tanto que tiene el tiempo de tener rabietas. Es divertido imaginar a Blanca que tuvo que lidiar con un Ash adolescente, tal vez debería llamarlo y preguntarle.

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Hice algo de limpieza lo suficiente para quedarse una noche y como ya era tarde decidí preparar algo para cenar, le di sus croquetas a Buddy y cuando termine de cocinar subí con dos platos de comida, y entre sin tocar, está castigado así que no tengo porque preguntar si puedo entrar o no. Lo encontré en su laptop en una videollamada.

—Así que recobraste consciencia— escuche la voz de Yue, pero con ese tono despectivo, realmente no me acostumbro mucho a él, es un niño, un niño que puede volver a ser Yut Lung con una facilidad escalofriante.

No es como Jade, sé que recuerda, está consciente de todo lo que vivió, pero su comportamiento actual se mantiene, ya no está las 24 horas alerta, tiene arranques de ira pero tranquilamente podría ser la adolescencia. Yue no es así, es más Yue y Yut Lung son completamente distintos, su actitud de niño de 12 años no pasa de un niño gruñón y caprichoso con las golosinas, como Yut Lung, vuelve a ser el hijo menor de los Lee.

—Me caías mejor cuando eras ignorante a todo— dijo incluso con una voz más gruesa de la que debería tener un niño de doce.

—Puedo decir lo mismo, eres mejor cuando solo eres un enano embarrado de chocolate— Jade le respondió y ambos se hicieron la seña de la muerte, pasando su dedo pulgar por el cuello y apuntándose por la cámara

—Dejen de pelear ambos saben perfectamente que pueden llevarse bien— interrumpí su discusión y dejé uno de los platos en frente de Jade

Ambos miraron a otro lado como si no les importara lo que había dicho.

Suspiré derrotado —Lo llamaste a él— dije refiriéndome a Yut Lung —Supongo que traman algo—

—Llamo para pedirme un favor— contesto la pequeña voz infantil del otro lado de la llamada

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—Obedece, cepilla tus dientes antes de dormir y cualquier cosa me llamas— se notaba que la madre de Yut Lung era y es una mujer muy cariñosa, debo admitir que me siento feliz por él, tiene la familia que siempre deseo —Te lo encargo, por cualquier emergencia él tiene mi número en su celular—

La mujer se agacho en señal de respeto, yo también lo hice, pero cuando se levantó note algo que me hizo sonreír, ella estaba embarazada, Yue... Yut Lung iba a tener un hermanito o hermanita menor. Al final está teniendo la vida que siempre deseo.

Es mejor acabar con los problemas para que todo siga así.

—No hay problema, que tenga buena noche— Yue subió a mi auto y conduje de regreso a mi casa.

No me dijeron el plan, pero involucraba esta supuesta pijamada; también debía recoger a Lao, ya que los tres eran los únicos que recordaban su anterior vida.

Lo recogí sin decirle el plan a Sing, principalmente porque no sabía que estaban pensando hacer.

—Eiji, estás seguro de que esto es una pijamada, no es como que se lleven tan bien— Sing sospechaba levantando una ceja y cruzándose de brazos mientras Lao se escabullía para entrar al auto

—Si solo una pijamada— le contesté

Sing solo negó con la cabeza y se encogió de hombros con una sonrisa —Eres un terrible mentiroso—

Suspiré resignado —Yo tampoco sé que hay detrás de esto—

—Confió en qué cuidaras de esos tres, solo llámame cuando sepas que piensan hacer—

Iba a decir algo, pero el claxon de mi auto me hizo saltar de susto, voltee a ver quién es el chistoso y era Yue quien lo volvió a activar el sonido. Me despedí de Sing en silencio y regresé con ellos.

—No te apures con recién más 6 de la tarde tienen tiempo para su pijamada— bromee con ellos

Todo para romper la tensión, pero ellos seguían mirándose con recelo, está iba a ser una noche larga.

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—¡Jade abre la puerta!— Tuve que fingir con todas mis fuerzas que Eiji no estaba del otro lado molesto porque lo deje afuera de esto.

Se que siempre ha sido mayor que yo y siempre ha dicho que debo escucharlo, también se que ya no es el ingenuo japonés que llegó hace años, pero, se perfectamente que le truena una rodilla y no llega ni a los cuarenta años.

—Entonces, ¿Por qué nos contactaste aquí?— Yut Lung se acostó como una serpiente en mi cama abriendo un empaque de golosinas que "inocentemente" le ofreció a Lao

Quien tomo un puñado de bolitas de dulce de la bolsa y se las metió todas a la boca —Si, habla de una vez, Akira hizo la cena hoy y si esto no vale la pena podemos arreglarlo afuera en el jardín con nuestros puños—

Rodé los ojos, agh idiotas

—Aquí quien debería hablar eres tú Lao— le silencie de una —Fuiste tu quien estuvo secuestrado por ellos, debes tener algo de cerebro y recordar todo lo que viste y oíste mientras estaba secuestrado—

—No sé dónde está su escondite, solo sé que me llenaron el brazo de drogas todas diferentes— mastico de manera muy ruidosa las golosinas solo para ser molesto —Y cada una de ella era la "réplica perfecta"—

Agh maldito no sabes nada!

Escuché otro golpe en la puerta, ya me harté que Eiji este tocando como un loco así que le abrí.

—Tres semanas de castigo— dijo apenas entro, pero, conociéndolo no estaría más de tres días castigado —Ya se pusieron de acuerdo?—

Me frote la sien estresado —Mira Yut Lung lo que— —

—Yue, no te atrevas a llamarme Yut Lung de nuevo porque no respondo— rodé lo ojos

—Bien, Yue, quiero que uses tus agujas y le quites la mayor cantidad de efectos del Banana Fish de Lao—

Él levantó una ceja burlona —¿Y porque lo haría? Tu medio que me caes bien ahora, en cambio él— Señaló a Lao —Es bastante desechable—

—Ja, claro lo dice la china inútil, ni antes ni ahora eres capaz de servir de algo, sin que hagan el trabajo sucio por ti—

Tanto Lao como Yue parecían que se iban a ir a los golpes, pero Eiji se puso entre los dos

—¡Ya basta, es suficiente!— Eiji se veía enojado, y empujó a cada uno a sus sillas —No quiero peleas, no quiero insultos entre ustedes, son un equipo ahora les guste o no—

Se alejo y se paró a mi lado. Tenía que agradecerle por poner orden; despacio lo abracé, reprimí el impulso de lanzarme contra él.

Eiji acaricio mi cabeza y cerré los ojos para disfrutar el momento, me encanta cuando lo hace, pero ahora resulta un poco humillante.

—Ajam, ya listo sigamos hablen— Yue tuvo que interrumpir, agh desgraciado

—Escucha, lo que quiero es que hagas lo mismo que hiciste conmigo para disminuir los efectos de la droga, se perfectamente que trabajaste en mejorar el Banana fish original— Yue se cruzó de brazos fingiendo que me ignoraba —Mira aquí, Umpa Lumpa, chocolate— agite una bolsita frente a sus ojos

Él se volteo de inmediato agitando sus dedos como un gato, actualmente es un adicto a los chocolates y estos son únicamente míos, ya que los prepara mamá Jessica.

—Te daré la bolsa completa si le haces algunos agujeros a Lao— dije comiéndome uno de tal forma que le pareciera provocativo, el único limite siendo la cantidad de dulces que habían —Obvio que el Banana Fish debe salir de su cuerpo—

No tardo nada en tomar su maletín de agujas y lanzarse hacia a Lao, inmovilizándolo con demasiada fuerza para su diminuto ser —No va a doler— le mintió

Le deje solo dos chocolatitos en la mesa para motivarlo. Tome la mano de Eiji y salí de mi habitación dejando a ambos ahí adentro, lo admito disfrute de oír a Lao gritar como una niña de tres años.

—¿No deberíamos vigilarlos?— Eiji no se oía preocupado era más una pregunta por educación

—Estarán bien— baje las escaleras lo mejor que pude y cuando ya no deje que Eiji me lleve al mueble

Una vez de regreso en el mueble, aun se escuchaban los gritos arriba pero no me importaban. Mi mochila estaba al lado del mueble así que la tomé, ahí estaban la tablet, el diario y el cuaderno que hice.

—¿Qué es todo eso?— Eiji pregunto pero no le respondí me quede mirando los tres objetos, hace tan solo poco era todo tan confuso y ahora todo tenía sentido —Jade—

Él insistió, no tengo opción —La tablet la encontré cuando con los chicos fuimos abandonados por Sing en la calle y entramos al viejo escondite—

—Estuviste ahí sin permiso!?— fingí taparme los oídos por el grito que dio

—No soy una blanca palomita, ni antes ni ahora— confesé

—Y los otros dos?— me interrogo con los brazos cruzados

—El diario en el mismo escondite, detrás de un mueble— Abrí el diario y pasé las páginas, recortes y algunos escritos, eran todos míos.

Fue una especie de diario sin poner específicamente mis sentimientos, solo imágenes y periódicos, pero sobre todo... Una foto de Eiji, ni siquiera se la saque yo, él mismo se la saco en el reflejo de la ventana pero que había dejado olvidada y yo la recogí, la pegue el mismo día que Eiji volvía a Japón, ni siquiera era una foto nítida, pero en ese momento creí que era la única foto que tendría de él para siempre, recuerdo haber puesto el diario sobre el mueble junto a la cama, pero tal vez por error o al momento de que todos abandonaron el escondite cayo entre el mueble y la pared, quedando olvidado.

—Es tuyo cierto— dijo sin rastro de pregunta y solo asentí con la cabeza —Y este otro también— nuevamente sin rastro de duda

—Si, también— Abrí ese cuaderno, lo había organizado no hace mucho, pero... —Realmente no esperaba que Jim guardara todo esto, periódicos y periódicos apilados, todos hablando sobre lo que hice—

—Supongo que dentro de él algo existía de curiosidad sentía por ti— Eiji no dijo amor, ni afecto, si alguien como Eiji no cree que haya sido si quiera algo de cariño por su hijo, entonces no había nada de eso

—Posiblemente— cerré el libro y se deslizo hasta caer al suelo, no lo recogí al inicio servía pero ahora que sé que sucedió ya no tenía utilidad

Nos quedamos en silencio, Eiji no hacia preguntas, valoro mucho cuando simplemente me entiende. Deje caer también el diario y me quede con la tablet, me recosté sobre las piernas de Eiji, es realmente cómodo, muy cómodo, él me dejar estar ahí, solo a mí.

—La tablet es de utilidad supongo— Eiji empezó a acariciar mi cabello y cerré los ojos disfrutando de las caricias

—Si, es útil, tengo un mapa completo del subterráneo de New York, hasta lo último que investigué Dino tiene sus operaciones bajo tierra, por eso ni Charlie ni ningún detective puede localizarlo— lo vi fruncir las cejas nuevamente —Estuve investigando a "Ethan", Lao me lo pidió— confesé

Y hablando de ellos los gritos del piso de arriba dejaron de escucharse y nosotros dejamos de conversar esperando alguna otra señal antes de ir a verlos.

De todas maneras, no tuvimos que subir porque ambos bajaron las escaleras

—Ya cumplí mi parte del trato, dame mi pago— Yue extendió su mano hacia mi y yo le entregue la bolsa de dulces.

—¿Estas mejor?— le pregunte a Lao sin siquiera levantarme porque Eiji seguía acariciando mi cabello

—Aun no puedo decirlo, pero definitivamente soy un alfiletero— Lao estaba enojado sobándose el cuello, pero si Yue lo hizo bien debería estar por lo menos tranquilo.

—Si eso es todo me gustaría tener una pijamada real ahora— Yue se sentó en otro mueble tragando las golosinas como un desquiciado

—¿Pijamada?— pregunte, este tipo realmente quiere jugar con almohadas?

—Si, creo que aquí ninguno de nosotros a tenido una pijamada real y si te soy sincero realmente deseo que la policía resuelva esto, entrega las pruebas, que tienes, y que ellos se encarguen—

No confió en que la policía haga el trabajo, en cuanto logre sobornar a ese montón de cerdos con gorros e insignias se saldrá con la suya y nosotros estamos en su radar.

—Puedes quitar esa cara? eres desesperante, solo relájate quieres, deja que Okumura te rasque la cabeza como a un perro, se un adolescente normal, pon una película o yo que se— Yue parecía realmente molesto de no pasar una buena noche y encendió su celular para mostrarme su pantalla —Además ya llame a Jaw Long y a Marcus, frente a ellos estas obligado a ser un adolescente normal Ash Lynx—

—¡¿Así que vas a sentarte ahí como un inútil a esperar que todo se resuelva?!— Me quise levantar, pero Eiji no me dejó, me sujeto con fuerza evitando que pueda darle una cachetada a Yut Lung

—Si, me gusta más mi vida sin problemas, y tú ya eres un problema que apenas puedo tolerar—

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No tardaron en llegar; ese enano malnacido, se supone que deberíamos, organizarnos, planear algo para detener este martirio y ahora está ahí comiendo palomita de maíz viendo una estúpida película de Disney.

—Hey te noto demasiado tenso— Jaw... Shorter... agh es un poco difícil verlo a los ojos ahora —No seas así, la próxima película la eliges tu— se sentó a mi lado.

Me cuesta verlo... me cuesta oírlo... fue mi culpa que muriera, yo le dispare a Shorter. Ni siquiera puedo decir que estamos a mano porque él no me disparo en el tiroteo, sé que no fue él

—¿Quieres palomitas? ugh... ¡EIJI¡, ¿JADE PUEDE COMER PALOMITAS?— grito para que Eiji escuche desde la cocina aunque la cocina no esté tan lejos.

—Si, puede— sonrió mirándonos de reojo mientras preparaba algunos huevos fritos con tostadas, la "pijamada" fue tan repentina que ni siquiera había mucha comida en el refrigerador, y conociéndolo no está muy contento de darnos tanta comida chatarra.

—¡Ah! ¡Lo tiró del barranco! ¡ESO ES TRAICIÓN!— Yut Lung grito al ver como el león caía a la estampida costándole la vida

—¿Nunca habías visto el Rey León?— No sé si Jaw estaba indignado o sorprendido —Eso explica porque quería ver esto, hay que poner una película que nuestros padres nos prohibirían pero que Eiji como es increíble nos dejara sin quejas—

Eiji lo miro con una ceja levantada desde la cocina cruzándose de brazos

—Buen intento, sigan viendo los leones— le contestó

Solté una ligera risa que él notó de inmediato —Vez como puedes sonreír, no estes así— dejó su tazón de la palomita al lado y se puso frente a mi —Se que tienes miedo, yo también lo tengo... lo qué pasó fue, hay ni siquiera quiero recordarlo, el punto es que ya estamos a salvo, mi papá está a cargo del caso estoy seguro de que le darán unos 100 años de Arthur—

Jaw volvió a sentarse ofreciéndome de sus palomitas, tome un puñado solo para no preocuparlo más... su padre es Charlie, agh no sé qué pensar, no es mal detective, pero, como muchos casos puede que no vaya más allá de un tiroteo escolar... No es solo Arthur, es solo la droga es Dino, si alzo un imperio una vez lo hará de nuevo, nos buscará de nuevo...

Vi cómo se reían por la tonta película y... la verdad es que no quiero que ninguno de ellos muera... no pueden morir... no de nuevo...

No de nuevo...

—¡ODIO A SCAR!— Yut... Yue grito indignado al ver al león escuálido.

Hasta él parece pasarla mejor, acabo de gritar como todo un mocoso exagerado, que ya lo era, pero ahora...

Odio admitirlo, pero parecemos niños...

Yut Lung tiene razón, ninguno de nosotros tuvo la oportunidad de una vida normal.

Skip, era huérfano, lo acogimos como parte de la pandilla... Cuando murió nadie pudo reclamar su cuerpo... No legalmente... Era un niño sin familia, sin nadie en el mundo además del grupo. Ahora como Marcus tenía familia, una muy grande, a decir verdad, 2 hermanas y 2 hermanos, con él en el centro

Shorter... Su situación lo llevo a involucrarse en las pandillas, me contó cómo les costó levantar el negoció cuando junto a Nadia quedaron huérfanos... Cómo no tuvo opción. Irónico que ahora sea hijo de un detective... Pero volvió a estar al lado de su hermana, ahora tiene a Ronnie, y me cuesta creer que admire tanto a Charlie.

De Yut Lung no se mucho, no me importaba su vida personal, pero, definitivamente está mejor ahora, el también tendrá un hermano o hermana, lo que la suerte le dé, sé que sus medios hermanos eran unos seres repugnantes así que estoy seguro de que cuidara de ese futuro bebé.

Tampoco se mucho de Lao; él la está pasando de maravilla como el hermano menor problemático, disfrutando de una vida hogareña con Sing y Akira, este año ingresará a la escuela, una vida normal...

Una vida normal... Tenía una vida normal... No recordaba nada... No tenía estos recuerdos, no me sentía torturado, deje que Max y Jessica me consintieran, deje que me cargarán como a un bebé, indefenso... Incluso Michael lo hizo, se supone que es mejor que yo...

No, es menor que Ash Lynx... No para Jade.

Es difícil acostumbrarme, me siento ligero, me siento agobiado... Se lo que investigue antes de estar consciente del pasado, ahora puedo unir las piezas, puedo tomar un arma y volarle la cabeza a ese asqueroso viejo degenerado. Cuanto merecía una muerte más grotesca... Morir quemado es como morir en el infierno, y el escogió esa muerte, Dino tuvo la audacia de escoger como morir, como me enferma.

—¡Si que se lo coman más hienas!—

—Jaja tu de verdad nunca has visto el Rey León— Marcus le dio un leve empujón de juego a Yue que seguía pegado a la pantalla

—No, no la he visto cállate— le tapó la boca

En el televisor la escena, era agh inoportuna, Scar entre llamas y fuego siendo comido por las hienas o bueno eso se da a entender fácilmente.

Dino Golzine, maldito asqueroso, escogiste como perecer, no tenías ese derecho. Merecía cualquier castigo, cárcel, tortura, ¡TODO! y ahora estás aquí de nuevo, bajo la piel de un adolescente.

Se lo que está haciendo como Ethan, se dónde puede estar, ¡SE DONDE ENCONTRARLO! si tan solo pudiera levantarme tomaría un arma cualquiera y le explotaría la cabeza las veces que sean necesarias para que nunca en su depravada vida vuelva a tocar el cuerpo de ningún niño...

—Jade te toca escoger una película— Jaw me saco de mi cabeza lanzándome el control que apenas atrape

Mire el control remoto sin saber exactamente qué elegir, ya ni siquiera eran los créditos del "Rey León", habían puesto "Destino Final" y para colmo ya había terminado; fingí buscar algo entre todo el catálogo, le di click a lo que sea, terminamos viendo "Los Juegos del Hambre"

Mientras ellos disfrutaban de la película tomé mi celular y abrí las carpetas de Drive, una cantidad insana de videos que yo mismo grabé en mi desconocimiento mientras jugaba al detective, toda eres información útil. Tenía que entregarlo a la policía, pero claro fui un estúpido al grabarme relatando todo como si fuera una especie de blog. Ahora tengo que redactar todo he imprimirlo para dejarlo en la oficina de policías en manera anónima, aunque podria usar algún programa para que automáticamente se transcriba a un documento Word.

—¿En que piensas?— Eiji se sentó a mi lado ofreciéndome uno de lo huevos fritos que acababa de preparar —Tienes mucho que confesar— me quito el celular y la guardo en su bolsillo

—Eiji— intento quitárselo pero el se alejo —Devuélvemelo—

—Jade, escúchame— me tomo de los hombros —No vas a hacer nada de esto solo, lo que sea que estés planeando me lo dirás, no te voy a detener, te voy a cuidar, si vas a volver a las calles al menos déjame ir contigo—

—Yo...— Es inútil, esta decidido... —Solo pensaba en entregarle toda la información que tengo a la policía, pero no quiero que sepan que fui yo— cerré los ojos

—Entonces mañana nos encargamos de todo, por ahora disfruta de una noche con tus amigos—

Dejárselo todo a  la policía...

Vi las miradas entretenidas de todos, estaban viendo la película mientras la protagonista gritaba que se ofrecía como tributo o algo asi

—Ponla desde el inicio estaba distraído—

—Que molestia que eres— Yue tomo el control fingiendo adueñarse del mismo, aun asi puso la película desde el inicio

Dejárselo todo a la policía.

Solo esta ves...

No puede salir tan mal...

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Cuando el reloj marco las tres de la mañana la sala estaba hecha un desastre, la pantalla mostraba los créditos de la séptima película que habían puesto, el piso estaba lleno de palomitas de maíz por todos lados, envoltorios de golosinas, platos sucios apilados en un torre a punto de caerse, varias latas de refrescos y un grupo de adolescentes dormidos por cualquier lado y en cualquier posición en el suelo y muebles.

Suspire agotado, tendría que limpiar todo su desastre, pero no estaba enojado con ellos, estaba feliz, Yue tenia razón nunca tuvieron la oportunidad de hacer algo con tan simple como una pijamada.

Me levante con cuidado para ir a buscar almohadas y mantas, tuve que rodar, acomodar y arropar a cada uno de ellos para que no despierten con dolor de cuello o de espalda. Pensar que antes de su muerte todos ellos eran criminales temidos y respetados...

Recogí solo lo necesario y yo mismo me acomode al lado de Jade quien final se pasó la noche haciendo comentarios sarcásticos sobre las películas solo para molestar a Yue, provocando la risa de los demás. Mañana iremos juntos a hablar con Charlie, estoy seguro de que guardara el secreto si se lo pedimos, una vez entregada toda la información que tenemos, solo será cuestión de esperar, ya no nos enfrentamos a una mafia, son peligrosos, pero no al mismo nivel, definitivamente no...

Jade se apoyó en mi revolviéndose pero aun dormido; me disponía a descansar cuando todos los celulares en la casa vibraron por una notificación al mismo tiempo, revisé mi celular.

[3:19 AM] [Número desconocido]:
🍌🐟

Revise el celular de Jade, desde las notificaciones era el mismo mensaje, también en el celular de Jaw Long, en el de Marcus, Yue, Lao....

¿Lo habían enviado automáticamente? ¿Tenían el número de cada uno de nosotros...?

Me dirigí directo a la venta y por una rendija de la cortina mire a la calle, en la acera de al frente había alguien... era de contextura delgada, no tan alto, la luz del faro de la calle iluminaba lo suficiente para notar que su cabello era de un tono claro... un rubio grisáceo... llevaba ropa casual, pero la había combinado de forma que se veía formal... con un pañuelo en el pecho...

—Golzine— me volteé de inmediato y vi a Yue cubriéndole lo oídos a Jade —Ahora de hacer llamar Ethan y tiene 15 años, recuérdalo, no esperes ver a un anciano calvo—

Toc... toc... toc...

Junto a Yue nos quedamos en silencio, mientras él seguía evitando que Jade se despierte, me acerque lentamente y mire por el ojo de la puerta, ahí estaba parado frente a la puerta, con una mochila...

En mis manos aún tenía el celular de Jade y volvió a vibrar, vi el mensaje desde las notificaciones...

[3:25] [Número desconocido]:
No puedes huir, cariño

Notes:

Admito que me tarde en actualizar un mes, pido perdón 😩 me distraje demasiado no es que no haya querido actualizar simplemente dije “Lo hago mañana” por un mes entero, pero aquí está, espero que les guste porque en forma de disculpa tiene casi 10000 palabras 😊

Detalle del capítulo:
—A Jessica realmente le dolieron las palabras de Jade, apesar de que sabemos que es una mujer fuerte, obviamente la iban a afectar, se retomará el tema más adelante.
—Si Michael casi consume él Banana Fish, Eiji lo salvo por poco (Recuerden que en el camino malo Eiji se fue de New York😭 es Michael no tendrá quien lo detenga)
—Akira volverá a tener relevancia en el siguiente capítulo de esta línea
—Dino está en la puerta de Eiji y no se piensa ir

Chapter 46: 37 camino malo

Notes:

⚠️El siguiente capítulo puede contener temas sensibles, como lo son referencia al abuso sexual, descripción gráfica de un asesinato y tortura⚠️

Están advertidos 😖

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—>Eiji, ven por favor<— Escuche a mamá del otro lado del jardín así que fui a verla.

Tenía casi dos semanas en Japón, creí que necesitaba alejarme pero no... no era así, cada que veía a los jóvenes pasar de camino a la escuela o la academia, me acordaba de Jade, demasiado inteligente, demasiado joven para que su vida haya terminado.

Me había prometido que tendría una mejor vida... que en esta oportunidad todo iría bien... pero no fue así, quise creer que esta vez podía salvarte Ash... y volví a fracasar en el intento. Max jamás me dijo, yo mismo solicité los documentos de defunción... Jade falleció debido a la cantidad excesiva de sangre que perdió, en el banco de sangre no había suficiente, ni Max ni Jessica y mucho menos Michael eran compatibles... en cambio yo si lo era, y no estaba ahí.

—>Eiji...<— Mamá me volvió a llamar y esta vez noté la preocupación en su voz; ella dejó de estar furiosa conmigo, Hina le explico todo, posiblemente por la culpa que sintió, olvida o finge olvidar que soy un hombre adulto y no ha dejado de tratarme como un adolescente deprimido al que debe mantener ocupado para evitar desgracias —>Ayúdame con estas macetas, voy a llevarlas al mercado, una clienta me pidió varios rosales<—

Mamá puso su negocio de jardinería en mi ausencia, le va bien, eso explica porque siempre me pedía enviar paquetes de semillas, su negocio destaca por su variedad de flores extranjeras, me las pedía siempre y yo las enviaba sin embargo nunca me tome el tiempo de pensar en porque las quería, tal vez porque siempre que hablábamos terminábamos discutiendo.

La ayude la cargar las macetas, era un pedido grande, realmente no podía imaginar para que alguien querría tantas rosas. Una vez que todas estaban en la camioneta, mi madre subió directamente al asiento del copiloto, lo que significaba que yo iba a conducir.

Las calles cambiaron bastante en estos años así que tuve que ayudarme del GPS, miraba de reojo el camino mientras me guiaba del recorrido que me daba la aplicación; hasta que llegó un mensaje....

[6:26 PM] Yue:
Okumura, deja tu autocastigarte y por favor presta atención
Seré directo
Tengo un video que tienes que ver, la respuesta a tu carta de amor que esperabas desde hace más de 15 años.
Solo no estés frente a una venta o en algún techo cuando lo veas.

[Video adjunto: VideoDiario.mp4]

El mensaje tapó parcialmente la pantalla seguido del vídeo...

En la miniatura previa ví a Jade... Reconocí la ropa que tenía puesta, una playera en un amarillo pastel con un estampado de un sol con lentes y unas letras que decían "Cool Sunny" era la playera que tenía puesta antes de irse a la escuela... El día del tiroteo... Y....

—>Frena ¡Frena!<— Apenas logré detener el auto cuando oí el grito de mamá.

Estuve a punto de pasarme la luz roja, a punto de chocar.

—>Baja, yo conduciré<— obedecí y ella cambio de lugar conmigo y arrancó —>Mira el vídeo<— no dijo más y yo tampoco le pregunté porque me lo estaba permitiendo.

Mamá no tenía un inglés fluido, posiblemente no pudo leer todo el mensaje que envió Yue pero entendía que era urgente... Y cuánto menos doloroso cuando lo vea.

Me quedé mirando la pantalla por unos segundos antes de darle play.

—Día 20 de diciembre... No estoy diciendo nada importante sobre la investigación...—

¿Cuál investigación? No sabía de que hablaba pero podía ver sus ojos llorosos, y su nariz roja, había estado llorando. Se quedó un rato de silencio se estremeció mientras sostenía la cámara, antes de hablar.

—¡No quiero que Eiji se vaya!... Pero no puedo evitarlo... Se que Eiji tiene problemas por resolver con su familia sobretodo con su madre, aún así no me agrada la idea, pero no puedo ser egoísta—

Él sabía de las peleas con mi madre... Intenté ocultarlo... Ya veo que incluso fracase en eso...

—Se que todo es mi culpa... yo no soy su "responsabilidad" y cosas así... El traductor no capto toda la pelea...—

Mamá cerro los ojos, aparentemente entendía mas de lo que yo creía.

—Pero yo solo quería estar con él... aunque fuera un ratito más. Cuando Eiji me sonríe, todo se siente menos roto—

Hubo un pequeño silencio, un jadeo leve, mientras se limpiaba las lagrimas que corrían por su rostro.

—A veces... siento que tengo recuerdos que no son míos— confesó en voz baja, escondiéndose con la almohada —Como si hubiera vivido algo antes... es un dolor que no entiendo, un miedo que no se va aunque todo esté bien... Y cada vez que Eiji me toca la cabeza, me mira... todo ese miedo desaparece—

Tiro la almohada derribando un oso de peluche al que le puso Griffin... Jade tenia recuerdos de Ash... Y nunca sabré a que nivel llegaban dichos recuerdos.

—Aunque Eiji es una persona muy herida logra calmarme, es joven pero viejo, cuando está solo es muy melancólico, yo también lo cuido, es curioso porque es mucho mayor que yo je... esta viejito jaja—

Me reí con él pasando mi dedo por la pantalla, note que en la grabación estaba un poco más despeinado de lo usual... Ash... es la segunda vez que no logro salvarte...

—Pero aunque esté lejos se que "Mi alma siempre estará contigo"— me quede helado al oírlo —Recuerdo que en algún lado lo leí o escuche, no se como o donde pero se que era de parte de Eiji—

Esa promesa... era para Ash, nunca se la dije directamente a Jade, pero de alguna manera lo sabia, no, lo recordaba.

—Si esa promesa viene de Eiji entonces es verdad, estará conmigo y yo con él, volverá de Japón en algún momento, lo se... pero duele—

En la imagen lo vi presionar la pantalla pero el video no se detuvo, dejo grabando por error. Lo siguiente que se vio fue como dejaba el celular sobre la cama, con la cámara directo hacia el techo pero aun podía oír lo que decía

—Debería dejar de grabarme, esto ya se convirtió en un video diario en lugar de una investigación— se escucho un ruido de la sabanas, pude imaginarlo dando vueltas en el colchón —Ya me desahogue y me sigo sintiendo extraño... ¿tengo más por decir acaso?— Hizo una pausa larga donde solo podía oír como se daba vueltas en su habitación —Ya se, le diré que me lleve a estudiar a Japón cuando termine la secundaria, tengo que estudiar mucho porque son muy exigentes allá—

—Jade, ven ya es hora de ir a la escuela— escuche mi propia voz de fondo...

Quédate en casa... no salgas por favor Jade... rogué inútilmente... es una grabación, no puedo detenerlo... no estuve ahí... lo dejé morir.

—Ya bajo— grito en respuesta, se escucho como cerraba el cierre de su mochila y volvía a tomar su celular, se enfoco sin notarlo por un rato y vi como se quitaba las lagrimas sin éxito porque seguían brotando mas —Aun asi no quiero que te vayas Eiji...—

Hubo un silencio en donde oí la puerta abrirse seguido de un... —Te quiero...— fue tan bajo que apenas me di entendí de lo que dijo.

—>Eiji... ese muchachito te adoraba<— mamá me limpio las lagrimas

—>Sí... lo sé<— murmuré, con la voz tan rota como mi pecho.

No dije nada más, mamá no preguntó. Solo dejó que el silencio ocupara el espacio que el dolor había invadido. Seguimos avanzando por las calles, el mercado estaba a unos minutos. Afuera, la ciudad seguía viva, adentro, yo no.

Ayudé a bajar las flores en silencio, hasta que las voces de los vendedores comenzaron a zumbar más fuerte de lo tolerable. Miré hacia una esquina y lo vi.

Ash.

Con su chaqueta blanca de capucha; caminaba entre los puestos como si nada... como si nunca hubiera muerto... como si todo hubiera ido bien. Jade lo seguía, usando un overol blanco también.

Los veía caminar y en ocasiones veía a ambos, luego solo a uno de ellos... No, siempre fueron uno, solo los conocí de dos manera...

—Ash...— susurré, giró hacia mí, me sonrió y levantó la mano. Se veía tranquilo con las manos en los bolsillos, recargado contra una pared

Corrí —¡Jade!—  en cuanto grite ese nombre me pareció verlo salir detrás de Ash me saludo también sonriendo

Pero en cuanto me acerqué, desaparecieron.

Solo había un vendedor de pescados cortando cabezas con un machete oxidado.

Me quedé inmóvil, respirando como si hubiera corrido kilómetros.

—>Eiji... basta<— Mamá se había acercado —>No están ahí<—

—Yo... los vi. Estaban...—

—>No<— dijo con firmeza, tomando mis mejillas y obligándome a verla —>Lo que viste está aquí<— presionó mi sien suavemente —>No, están vivos Eiji... Dejalos descansar—

No discutí.

No tenía fuerzas para hacerlo.

Nos alejamos del mercado, mamá me guió de vuelta al auto, me cubrió con una manta fina como si aún fuera su niño enfermo, y arrancó en silencio.

Ya no podía respirar con normalidad, las manos me temblaban, el sudor me resbalaba por la frente, como si cada poro de mi cuerpo supiera que algo indescriptible estaba por suceder.

El teléfono vibró de nuevo, encendiéndose por una notificación.

El número tenía codigo de Estados Unidos, abrí el chat esperando que sea Akira que ya había conseguido un chip en New York, o alguien que haya cambiado de número y me estaba avisando.

Pero cuando abrí el chat solo había un vídeo....

[Video adjunto: Ojos_De_Angel_fragmento.mp4]

No había miniatura solo era un fondo negro y llamado por la curiosidad, presioné play.

La imagen era de buena calidad, de tipo profesional, pero quién estaba en la cama era Ash su rostro era el mismo que besé tantas veces, pero se veía delgado, completamente debilitado, me recordó al día que lo rescatamos en la fiesta de Golzine...

Estaba atado a una cama, no de hospital, pero había un suero al lado. Era un cuarto clínico improvisado. Ash no llevaba más que una pijama fina, mal cerrada.

Un hombre borroso por el ángulo, pero sabía exactamente quién era, se acercó de una forma retorcida.

—Tranquilo, pequeño Lince~ solo te estoy cuidando— vi como subí a la cama, tomando el rostro de Ash, con deseo sexual extremo en ese simple toque.

La cámara siguió grabando mientras ese monstruo lo tocaba, con una prevención enferma y repugnante.

Ash no gritó.

No lloró.

Solo apretó los labios y miró hacia el techo con los ojos muertos.

Podía ver como movía sus manos debajo de la pijama que tenía puesta. Lo tocaba con un descaro asqueroso, repulsivo... Me enfoqué en el soporte del suero... Ash tenía una vía en uno de sus brazos... al instante a mi mente llegó su voz.


—No pude comer nada durante aproxima un mes, viví del agua y las inyecciones intravenosas—


Este video fue grabado durante el mes que estuvo desaparecido...

El video continuo.

La ropa cayó al suelo.

—Esto te ocurre por intentar morir, tu eres mi creación yo decido como y cuando acabar con tu vida— lo tomo del rostro con fuerza, rasgando levemente la piel de sus mejillas.

Lo forzaron a sonreír.

—Di que estás bien, cariño. Que te estoy cuidando— ordenó la voz del hombre.

Ash, en un murmullo apenas audible, con los labios partidos, obedeció

—Estoy... bien... me cuidas... papá Dino—

Tuve que apagarlo.

No pude más.

Sentí que me iba a vomitar.

Me doblé sobre mí mismo, apretando el estómago, con la vista nublada y un sonido sordo en los oídos. Mamá frenó de golpe.

—>¡Eiji!<—

Salí del auto, caí de rodillas, vomité en la acera hasta que no quedó nada.

Solo aire.

Solo sollozos.

No sé cuánto tiempo estuve ahí.

Cuando me di cuenta estaba de regreso en el auto, ella me cubrió con su saco. No dijo palabra. Solo me tomó la mano, con fuerza.

El teléfono vibró una vez más.

Yo no quería... pero lo vi.

[Video adjunto: Little_Angel_Dead.mp4]

Di click, porque se de quién se trataba... Sabía que iba a doler... Y aún así le di click a pesar de los gritos de mi madre.

El video comenzó con un fuerte temblor en la cámara. Estaba siendo grabado desde un celular, posiblemente a través de una rendija. Se oía el jadeo de quien sostenía el teléfono, era una respiración inquieta, casi excitada.

La imagen enfocó el gimnasio del colegio. Gritos.... Llantos... Estudiantes sentados en el suelo contra su voluntad, siendo amenazados con armas.

Y en medio del caos...

Jade.

Estaba de pie frente a Jaw Long. Ambos temblaban. Jade tenía un arma en la mano, una que claramente no quería sostener.

Y una voz, fuerte, cruel, pero joven aún les grito

—¡Disparen! ¡Ahora! O mueren los dos—

La cámara giró un poco y Vi a Arthur... Con un disfraz de parca... No, Jade me dijo que ese día tenía una actuación... era un disfraz del fantasma de las navidades futuras.

Jade apunto, Jaw también

El disparo sonó, solo un disparo... Y al segundo otro pero más cerca... Disparo quien grababa.

Un tiro seco, la cámara apenas se movió.

Jade se dobló hacia adelante, un hilo rojo brotó de su cuello como si le hubieran abierto una cañería, y se estampó contra el suelo, el ruido fue sordo... Horrible. El disparo fue exacto, calculado.

Jaw se arrodilló a su lado gritando —¡JADE!—

El vídeo siguió grabando, enfocando su cuerpo que se estremecía.

Luego, ruidos de pasos alejándose, finalizando el video

Mi madre empezó a gritar; me arrebato el celular y ella misma miro el vídeo anterior, horrorizada, sin creer el contenido de ambos vídeos.

El celular volvió a vibrar y ella lo lanzo contra el volante, el celular aterrizó en el tablero, dejando ver lo siguiente que enviaron.

Era una fotografía... Un cuerpo malherido, con una frase escrita con cortes que decía "Olvida lo que viste"

—Michael...—

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—¡Buenos días, señora Emilia! ¡Qué bonito su peinado! —canturreé mientras entraba al edificio, agitando la mano.

La recepcionista me sonrió apenas, un gesto pequeño, cargado de lástima. Evité mirarla mucho rato.

Avancé por la oficina, sorteando escritorios y pilas de papeles. Apenas llegué a mi lugar, solté la mochila y me dejé caer en la silla. Pasé la mano por el escritorio, sintiendo la superficie fría, vacía, hasta que mis dedos tocaron la vieja taza blanca.

La levanté, ahí seguía, con las letras torcidas escritas en marcador azul: #1 Mich. Jade me la había dado en mi cumpleaños cuando él tenía siete, el primer año que vivió con nosotros, no tenía dinero para comprarme un regalo. Yo había reído y lo había abrazado tan fuerte que casi lo ahogo. Desde entonces, siempre usaba esa taza.

Tragué saliva, sintiendo que el pecho me dolía, me apoyé en el escritorio, mirando las manchitas gastadas del marcador. Cerré los ojos. Un mes... solo un mes, y aún esperaba oírlo llegar a casa, gritando que había aprobado un examen o que quería ver películas. Acaricié las letras con ternura, mire el resto de mis cosas, llene mi lugar con fotografías, viajes a la playa, cumpleaños o simples fotos sacadas cualquier día, me fije en una que yo había modificado con recortes, para agregar a Ash en la foto familiar... Deberíamos ser una familia de cinco pero... volvimos a ser solo tres. Me limpié las lágrimas mirando aquella foto. Tranquilos yo voy a sonreír por los tres.

—Michael— La voz profunda me hizo abrir los ojos. Me giré, y ahí estaba mi supervisor, el señor Calhoun. Alto, de cabello gris bien peinado, traje oscuro, expresión siempre impecable, pero hoy lo vi inquieto.

—Ah, buenos días, señor Calhoun— Sonreí dejando la taza en el escritorio.

—Michael, escúchame bien— Se inclinó hacia mí, bajando la voz —Hoy... no leas el periódico. Ninguna sección, ni impresa, ni digital—

Me quedé quieto, frunciendo el ceño —¿Qué pasa, señor? —pregunté, curioso.

—Solo... hazme caso... es por tu bien— Se pasó la mano por el cabello, cosa que nunca hacía —Me enteré hace apenas unos minutos. Estamos tratando de arreglarlo, pero... no quiero que lo veas—

—¿Arreglar qué? ¿Qué salió mal? ¿Fue algún error con mi artículo? Si es así estoy abierto a críticas—

—Eres un buen muchacho, ahórrate esto— no siguió hablando pero sus ojos se dirigieron a las fotos específicamente en una...

—Señor Calhoun... —dije suavemente— ¿tiene algo que ver con Jade?—

Su silencio fue respuesta suficiente —Por favor— Volvió a intentarlo, bajando aún más la voz —Déjalo pasar. Yo me encargo de que el responsable pague las consecuencias—

Me quedé quieto un par de segundos. Después, sonreí de lado, aunque sentía las manos heladas —Gracias, señor... pero no puedo dejarlo pasar—

Sin darle tiempo a decir nada, me levanté y caminé hasta la pila de ejemplares recién impresos. Tomé uno, volví a mi escritorio, pasé rápido las páginas. Y ahí estaba...

Una viñeta grotesca, un aula llena de caricaturas de estudiantes corriendo como gallinas, exagerados, absurdos. En el centro, un niño de cabello rubio despeinado, y una expresión tonta, intentando empujar a los demás hacia la salida, solo para ser aplastado por una avalancha de cuerpos. Encima, en letras gigantes, el título: "¡El héroe que no salvó a nadie!".

Era Jade... no decía su nombre, claro, pero era él. Todos lo habían visto en las noticias...

Sentí cómo la sangre me hervía —No... no puede ser... —susurré, con la voz quebrada.

El señor Calhoun se acercó rápido. —Michael... por favor, hijo...—

—¿Quién aprobó esto? —dije, alzando la voz. Sentía las manos temblándome.

—Fue directo a impresión, no pasó por revisión, estamos recuperando todas las copias y preparando disculpas públicas—

—¿Y el dibujante? —pregunté, girándome hacia él.

—Michael, no es buena idea...—

—¿Quién es? —repetí, firme.

El señor Calhoun suspiró, derrotado. —Simon Duval, el nuevo. Pero, hijo... escúchame, por favor... esto sucedió a propósito—

Tiré el periódico al escritorio, di media vuelta y caminé hacia el ascensor. Simon Duval, maldito te crees muy gracioso. Tenía que encontrarlo. Tenía que mirarlo a la cara. ¡Tenía que hacerle entender lo que acababa de hacer!

Porque nadie, nadie tenía derecho a convertir en broma la muerte de uno de mis hermanos... De mi hermanito.

Subí al ascensor, las puertas casi cerrándose en la cara del señor Calhoun, pero logró colarse a último segundo.

—Michael... Michael, escucha... —me dijo, recuperando el aliento.

—No— respondí, apretando los puños

—Muchacho....No hagas ninguna locura— Su voz era grave, cansada, preocupada —No eres ese tipo de persona...—

Sentía las miradas sobre mí mientras atravesaba el pasillo. Algunos compañeros alzaban la vista de sus escritorios, frunciendo el ceño, susurrando entre ellos. Yo, el siempre alegre Michael, el que llevaba galletas para todos, el que dejaba notitas de ánimo en las pantallas. El que apenas ayer había recibido al caricaturista nuevo, con una pequeña cajita de bombones para darle la bienvenida.

Pero ahora...

Ahora tenía los puños apretados, los ojos ardiendo.

—Michael detente...— escuché al señor Calhoun trotar detrás de mí, pero ya estaba lejos. Un par de empleados intentaron acercarse, titubeantes, pero se quedaron quietos al ver mi expresión. Nunca me habían visto así.

Vi la puerta de la oficina de ilustradores, la empujé de golpe.

—¿Simon Duval? —dije en voz alta, recorriendo las caras.

Un chico de unos treinta, delgado, con barba rala y gafas negras, levantó la cabeza —¿Eh? ¿Michael? ¿Qué pasa? —preguntó, sonriendo, confundido.

Me acerqué en dos zancadas —¿Sabes qué pasa?— le solté con los dientes apretados —¡Que eres un miserable!—

—¿Qué? Oye, oye, cálmate... —Simon levantó las manos, retrocediendo un paso.

No lo pensé. Le solté un puñetazo directo a la mandíbula.

Él tropezó hacia atrás, cayendo contra el escritorio, los demás en la sala soltaron gritos ahogados.

El señor Calhoun llegó corriendo. —¡Michael, no! ¡Por Dios!—

Pero no podía detenerme, golpeé una y otra vez, agarrándolo de la camisa. Simon intentó cubrirse, gritando algo, pero no escuchaba.

Solo veía flashes.

El recuerdo de Ash, el hermano mayor que debió estar ahí...

"Si alguna vez alguien se meten contigo o con lo que amas, Michael", me había dicho una vez, "Haz que se arrepienta"

Golpeé otra vez, sintiendo un ardor en los nudillos.

—¡Michael, para! —gritó el señor Calhoun, jadeando, intentando tirarme del brazo.

—¡Él no es un maldito chiste! —grité, temblando, mientras los demás empleados corrían a buscar ayuda.

Vi la cara asustada de Simon, vi sus gafas caídas, su labio sangrando, de pronto, me detuve, respirando con dificultad, sintiendo un ardor caliente en los ojos.

El señor Calhoun logró apartarme un poco, sujetándome por los hombros, mientras yo temblaba, luchando por calmarme.

—Ya, hijo... ya, por favor... —me decía en voz baja.

Me cubrí la cara con las manos, jadeando. Todo el piso estaba en silencio, podía sentir sus miradas, las de todos, sobre mí.

Pero solo podía pensar en Jade... en Ash.

Y en lo mucho que dolía seguir siendo "el bueno" cuando lo que amabas era pisoteado.

Simon se removió en el suelo, con la nariz sangrando y la cara pálida, mirándome con los ojos muy abiertos.

—¿Por qué...? —jadeó— ¿Por qué, Michael? ¿Qué diablos hice?—

El señor Calhoun intentaba apartarme aún, pero me zafé, apuntando con el dedo directamente a Simon.

—¡¿Por qué hiciste esa maldita caricatura?! —le grité, sintiendo cómo me ardían los ojos, la voz quebrándose —¡¿Por qué te burlaste de mi hermano?!—

Simon palideció aún más. —¿Tu hermano...? ¿Qué...?—

Me acerqué, temblando. —El chico del tiroteo... el que intentó ayudar a sus compañeros ¡Ese al que dibujaste como un imbécil, como un héroe de mentira! ¡Ese era Jade, mi hermano!—

Simon se quedó boquiabierto, parpadeando rápido.

—¿Espera, qué? ¿Era tu hermano? —balbuceó— Pero... tú... tú eres castaño, tienes los ojos azules... él era rubio, de ojos verdes... ¡yo no sabía!—

Sentí que me faltaba el aire —¡¿Y eso qué importa, Simon?! —le grité, furioso— ¡No deberías haberte burlado de nadie, hermano mío o no! ¡Eran niños! ¡Eran niños intentando sobrevivir!—

Simon levantó las manos, todavía en el suelo. —¡Michael, escucha! Esa caricatura... ¡no era para impresión! ¡Era un maldito borrador! Era una prueba de humor negro, para un taller privado. ¡No sé cómo demonios terminó en la tirada de hoy! ¡Yo no lo aprobé!—

Me quedé helado, respirando agitado —¿Qué...?—

—¡Te lo juro! —insistió Simon, casi suplicando —No era mi intención que lo viera... ¡no sabía que era tu hermano, Michael, lo juro!—

El señor Calhoun intervino, con la voz tensa. —Eso es cierto, Michael. Ya lo confirmé, hubo un error en el sistema de impresión, Simon no entregó esa viñeta para publicar—

Miré a ambos, jadeando, sintiéndome de pronto aturdido, vacío.

Simon, aún en el suelo, me miraba con ojos brillantes. —Michael... lo siento. Lo siento de verdad. Yo jamás quise hacer daño real—

Bajé la mirada a mis puños, los nudillos rojos, los dedos temblando —Pero lo hiciste... —susurré, sin saber qué decir.

—Vamos, hijo— El señor Calhoun me tocó suavemente el hombro —Ven, vamos a calmarnos un poco—

Simon asintió lentamente desde el suelo. —No quiero problemas contigo, Michael. De verdad... Estoy... estoy muy arrepentido—

Tragué saliva, sintiéndome de pronto muy, muy cansado. Como si todo el enojo hubiera drenado de golpe, dejando solo un hueco frío en el pecho.

—No quiero verte jamas... —murmuré, cerrando los ojos un momento

Simon asintió, limpiándose la nariz con la manga, aún encogido en el suelo.

Me dejé guiar por el señor Calhoun, alejándome de la oficina, mientras alrededor todos nos miraban en silencio.

Todo lo que quería ahora era sentarme... y poder respirar.

Me dejé caer pesadamente en la silla de la sala pequeña. Apenas el señor Calhoun cerró la puerta, me derrumbé, cubriéndome la cara con las manos.

—No... no me arrepiento, señor... —murmuré entre dientes, la voz cargada de rabia —No me arrepiento de haberle pegado—

El señor Calhoun se quedó en silencio, sentándose despacio frente a mí.

Solté una risa quebrada, empapada en lágrimas. —¿Sabe qué es lo peor? Me acuerdo del primer año que adoptamos a Jade... Tenía solo siete... Él no tenía dinero para un regalo— Sentía cómo la voz se me quebraba mientras hablaba, entre una risa torcida y un sollozo —Me dió una taza blanca en la que había escrito "#1 Mich" con marcador permanente, con su letra torcidita ¡Y era horrible! Pero... yo la amé, señor. Era la primera vez que alguien se esforzaba tanto solo para verme sonreír—

Me froté la cara con las manos, riendo y llorando a la vez.

—Y luego pienso en Ash... —susurré, bajando la voz —En mi cumpleaños también... unos mafiosos irrumpieron en casa. Mi mamá... ellos... abusaron de ella. Ash me sacó de ahí en brazos. Yo estaba tan pequeño, tan asustado... —la voz se me rompió, me ahogué un segundo —Me consoló, me abrazó... y después, me enseñó algunos trucos para pelear. Y me dijo: "Si alguna vez alguien se mete contigo o con lo que amas, Michael... Haz que se arrepienta."—

El señor Calhoun respiró hondo, cruzando los brazos, mirándome con una mezcla de pesar y preocupación.

—Y sabe que sucedió después— el señor Calhoun quedó en silencio con los ojos cerrados —Lo asesinaron... Tengo dos hermanos bajo tierra, y ahora se burlan de uno de ellos.... ¿¡Tiene idea de cómo se siente eso!?— lo ví apretar los ojos, imaginando lo posiblemente —Así que si su intención es pedirme que lo disculpe ¡Eso no va a suceder!—

—No voy a pedirte algo... imposible— se froto la sien y me entrego una baso de agua —Voy a despedirlo, es lo mínimo que puedo hacer para apoyarte—

Tragué saliva, bajando la mirada, sintiendo la garganta cerrada.

—¿Puedo... tomarme el resto del día? —pregunté en un susurro.

—Claro que sí. Ve, respira, descansa...—

Asentí lentamente, levantándome, los hombros encorvados, los ojos hinchados —Gracias, señor —susurré, antes de salir de la sala.

Mientras caminaba por los pasillos, noté las miradas preocupadas de mis compañeros. Nadie se atrevía a decir nada, todos me conocían como el chico alegre, el que hacía reír a todo el equipo.

Y ahora me habían visto perder el control. Golpear... Gritar... Romperme.

Respiré hondo, cerré los ojos. Recordé los brazos de Ash cargándome... recordé las manos pequeñas de Jade. Tengo que sonreír por ambos lo prometí.... Pero ahora mismo es difícil.

Arrastré los pies al salir del edificio, sintiendo las piernas pesadas. Las puertas automáticas se abrieron frente a mí, pero no recuerdo haberlas visto realmente.

—Michael... ¡Michael, espera! —escuché la voz de la recepcionista. Ella ya debía haberse enterado de todo.

Vi de reojo como me miraba desde su puesto con esa expresión preocupada en la cara.

—Oye, no salgas así, ¿quieres que llame a alguien? ¡Michael!—

No le respondí, ni siquiera giré la cabeza. Solo caminé.

No sé cuántas calles avancé, quizá cinco, quizá diez, caminaba con la vista baja, los zapatos rozando el suelo, cruzando esquinas sin mirar los semáforos, sintiendo que mis manos temblaban. Me dolía el pecho, me dolía la cabeza, me dolía hasta el alma.

En algún momento, por puro antojo absurdo, me detuve frente a una tienda de dulces. Compré un par de bolsas de gomitas, unas barras de chocolate, ni siquiera sé qué más. Solo necesitaba algo que no fuera dolor, algo que pudiera masticar, apretar, romper entre los dientes.

Encontré una banca en una pequeña plaza, medio escondida entre los árboles, y me dejé caer ahí, las bolsas a mi lado, sin abrirlas. Me incliné hacia adelante, los codos en las rodillas, las manos cubriéndome el rostro.

Ash... Jade... Dios, cómo dolía pensar en ellos.

Recordé la sonrisa torcida de Ash, su voz suave cuando me calmo ese día; recordé a Jade tirándose sobre mi cada que llegaba a casa.

Cerré los ojos, las lágrimas ardiéndome bajo los párpados.

—¿Quiere limonada, señor? —escuché de pronto, una voz juvenil.

Levanté apenas la cabeza. Era un adolescente, probablemente no mucho mayor que Jade cuando murió. Tenía un par de vasos plásticos en una bandeja, una gorra oscura y una sonrisa amplia.

No lo pensé mucho, jalado por el dolor, por la inercia, por el vacío, saqué un billete arrugado del bolsillo y lo puse en su mano. Tomé el vaso, sin mirarlo demasiado.

—Gracias —murmuré.

El chico sonrió —Buen día, señor—

Y se fue.

Me quedé ahí, el vaso frío entre las manos, lo tome de un solo trago y lance el vaso al contenedor de basura.

Al poco tiempo sentí un mareo, como una presión detrás de los ojos.

—Debe ser todo el maldito estrés... —murmuré para mí mismo, abriendo una de las bolsas de gomitas con manos torpes. Metí un par a la boca, masticando lentamente.

Pero el mareo no se fue.

Se hizo peor.

El suelo empezó a balancearse debajo de mis pies, aunque yo estaba sentado. Tragué saliva, tratando de estabilizarme, pero las manos me temblaban, la visión se me nublaba.

—Mierda...—

Intenté ponerme de pie, pero las piernas me fallaron, todo giraba, todo se apagaba. El último pensamiento que tuve fue el de mis hermanos mirándome asustados... Ellos ni siquiera se conocieron.

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Cuando abrí los ojos, sentí frío,mucho frío. El suelo era duro, sucio, áspero. Parpadeé, intentando enfocar, pero la cabeza me latía con una fuerza brutal.

Era de noche, estaba en un callejón estrecho, las paredes húmedas a los lados, un olor agrio flotando en el aire.

Me incorporé apenas, las palmas apoyadas en el suelo. Y entonces lo vi.

—Simón... —mi voz salió ronca.

Simón estaba tirado frente a mí, muy golpeado, sangrando por la boca, un ojo inflamado, los labios partidos.

Y no estábamos solos.

Alrededor, había un grupo de adolescentes, riendo, burlándose, con los celulares filmando la escena como si fuera un show. Entre ellos, reconocí al chico de la limonada, me miró y sonrió, ladeando la cabeza, como si fuera un juego divertido.

—¡Oye, se despertó! —dijo uno, riéndose—. Míralo, está todo perdido.

Me temblaron las manos. No entendía nada. ¿Por qué Simón estaba ahí? ¿Por qué yo estaba ahí? ¿Qué querían de nosotros?

—¿Qué... qué hicieron...? —logré preguntar, apenas un susurro.

Los chicos se carcajearon. Uno de ellos pateó a Simón, haciéndolo gemir de dolor.

—Tu amiguito no es tan divertido cuando no puede dibujar, ¿eh? —se burló el adolescente de la gorra.

Sentí un chispazo de furia mezclarse con el miedo. Intenté levantarme, pero las piernas aún me fallaban.

Uno de los chicos se inclinó hacia mí, la linterna del celular iluminándome la cara.

—¿Sabes qué es lo más divertido, grandulón? —se rió, mostrando los dientes—Tú lo dejaste así—

Me congelé —¿Qué...? —murmuré, imposible no le dejé tan mal cuando lo golpee temprano.

Otro chico carcajeó al fondo. —Sí, sí, ¡lo partiste todo a golpes! Tienes algo personal contra él, ¿Verdad?—

—¿Qué... están... diciendo...? —balbuceé, levantando las manos temblorosas.

Mire hacia bajo y... Mis manos estaban ensangrentadas pero no era mi sangre

Volví a mirar a Simón, su rostro estaba tan hinchado, tan deformado, que apenas lo reconocía. Gimoteaba bajo, apenas consciente, un hilo de saliva y sangre cayendo de su boca.

El chico de la gorra se inclinó hacia mí, riendo —Es lo que pasa cuando te tomas algo especial, amigo. Se te apaga la cabeza... y sale lo que llevas dentro—

—¡Cállate! —grité, medio en llanto, medio en furia, sacudiéndome. —¡¿Qué me dieron?!—

Ellos seguían grabando, burlándose.

Me puse de rodillas, jadeando, la cabeza aún golpeándome por dentro. Miré a Simón ahí tirado, sangrando, roto.

Y no sentí pena.

No después de esa maldita caricatura. No después de la forma en que se burló de Jade, de su muerte.

Estaba llorando pero no por él, sino por el simple hecho de no ser arrepentimiento.

—¿Qué pasa, grandulón? —rió uno de los adolescentes, agitando la cámara cerca de mi cara. —¿No te gusta tu propio trabajo?—

Otro pateó el suelo junto a Simón, apenas rozándolo, y todos rieron como hienas.

—¡Vamos, dale otro! ¡Uno más para el video!—

—Basta... —murmuré, levantándome lentamente, sintiendo las piernas temblar. —Basta, ya—

—¿Qué? ¿Ahora te crees héroe? —se burló uno. —Si lo dejaste así, ¿qué importa un golpe más?—

—Basta —repetí, con la voz dura, seca.

El chico de la gorra entrecerró los ojos. —¿Y si no queremos?—

—Entonces será peor para ustedes—

Otro de ellos una carcajada burlona —¿Ah, sí? ¿Tú solo?, ni te sostienes—

Otro levantó el celular para grabar más de cerca. —Vamos, muéstranos qué tienes—

Yo respiré hondo, sentía los brazos pesados, la cabeza nublada, las manos temblorosas... pero Ash estaba allí, en mi memoria, su voz, sus palabras, la veces que me enseñó a golpear rápido, a no dejarme acorralar.

Di un paso adelante. El chico de la gorra sonrió. —Miren, va a intentar hacerse el macho—

Yo fingí tropezar, cayendo hacia adelante. Los chicos se distrajeron, riéndose... y en ese segundo, lancé mi peso contra uno de ellos, tirándolo al suelo.

—¡¿Qué diablos?! —gritó otro, retrocediendo.

Golpeé al que había caído, rápido, dos veces en el estómago, no tenía fuerza para más, pero bastó para hacerlo gemir y encorvarse. Me puse de pie tambaleando, los otros retrocediendo apenas, sorprendidos.

—¡Vamos, idiotas, amarrenlo, papá Dino nos dijo que nos llevemos a ambos! —chilló uno, pero ya no reían.

Ellos dudaron, eran más, sí, pero no esperaban que me levantara.

Uno pateó una botella de vidrio en mi dirección, que se rompió al tocar el suelo; no me corto pero tome el pico de la botella y lo sujete frente a ellos —¡Aléjense! —rugí, sintiendo cómo se me quebraba la voz. —¡O los reviento a todos!—

Y uno a uno, comenzaron a alejarse, corriendo, dejando atrás a Simón tirado, a mí temblando, al callejón medio iluminado.

Me desplomé de rodillas junto a Simón, jadeando, el corazón golpeándome en el pecho.

—No lo hice por ti... —murmuré entre dientes, medio riendo, medio llorando. —No lo hice por ti... pero esto tampoco estaba bien—

Levanté la mirada y sentí las lágrimas arderme en los ojos, tanto Jade como Ash estaban ahí mirándome preocupados.

Me pasé una mano ensangrentada por el rostro, intentando recuperarme, esto es una alucinación... Ellos no están aquí.

Respiré hondo, tambaleándome mientras buscaba el teléfono en mi bolsillo. Las manos me temblaban tanto que casi se me resbalaba al sacarlo, marqué el 911 con los dedos torpes, casi sin mirar.

—Vamos... vamos... —murmuré, escuchando los tonos de llamada. —Contesten, por favor...

Una voz al otro lado contesto «911, ¿cuál es su emergencia?»

—Ayuden nos... Estoy aquí con un hombre herido...— jadeé, mirando a Simón en el suelo, su respiración apenas audible. —En un callejón, cerca de la esquina de... de Jefferson y Pine... p-por favor, mándenle ayuda...—

La voz se mantuvo calmada, haciéndome preguntas, pidiéndome detalles. Yo apenas podía responder, tragando saliva, limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano.

—Quédese tranquilo, la ambulancia está en camino. Manténgase en la línea—

Asentí, aunque sabía que no me veía.

Me limpié los ojos, forzándome a respirar hondo. Jade y Ash flotaban en mi mente, sus rostros mezclándose, sus voces, sus risas. Me sentí más solo que nunca.

El celular colgaba flojo en mi mano mientras escuchaba a la operadora seguir hablando, pero yo ya no podía responderle.

Las imágenes en mi cabeza eran demasiado fuertes.

Jade, con su pequeña taza blanca en la mano, sonriendo torcidamente cuando tenía siete años, diciendo con orgullo que me había hecho "el mejor regalo del mundo". Yo, abrazándolo, sintiéndome completo.

Ash, cargándome en brazos, cubriéndome de todo lo malo mientras mi mamá lloraba en brazos de papá. Ambos en el jardín cuando me susurró "Si alguna vez alguien se mete contigo o con lo que amas, Michael... Haz que se arrepienta."

Mi estómago se revolvía, mi pecho dolía, las lágrimas me caían sin que pudiera detenerlas. Jade ya no estaba, Ash ya no estaba. Y yo... yo los había imaginado ahí, a mi lado.

Me miré las manos, manchadas de sangre. El cuerpo me temblaba, el sudor frío me corría por la espalda. Las luces del callejón parpadeaban. Sentía que todo me daba vueltas.

¿Qué me dieron esos chicos? pensé, ¿Qué demonios bebí?

La voz de la operadora sonaba cada vez más lejana, como si estuviera bajo el agua. Me dejé caer sentado, apoyando la espalda en la pared, jadeando, sintiendo que el mundo se hundía a mi alrededor.

Escuché pasos y creí que eran los paramédicos por fin.

Levanté la cabeza queriendo consolarme nuevamente con la ilusión de mis hermanos junto a mi.

En cambio otro adolescente, tal vez de dieciséis, diecisiete años, vestido impecable con un suéter gris, camisa debajo y un pañuelo, zapatos pulidos, y el cabello rubio grisáceo perfectamente peinado hacia atrás, había pisado mi celular hasta reventarlo en mi mano.

—Tsk, tsk... qué inconveniente. —Su voz era suave, pausada, con ese tono anticuado  —No es bueno que un caballero haga llamadas sin permiso, ¿sabes? Muy grosero—

Me temblaron los brazos al intentar apartarme, pero él solo inclinó la cabeza hacia un lado, sonriendo con una calma escalofriante.

—Llévenselo— dijo al grupo, sin siquiera mirarlos

Uno me tomó por los hombros, otro me sujetó las piernas, arrastrándome.

—N-no... —balbuceé, mi voz apenas audible. Intenté zafarme, pero mi cuerpo no me respondía.

El del suéter gris caminó a mi lado, paso a paso, con las manos cruzadas detrás de la espalda —Lamentablemente, querido, estamos muy interesados en ti—

Intenté gritar, pero apenas salió un jadeo.

Me arrastraron fuera del callejón.

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El living estaba en silencio, bañado por la luz cálida de la lámpara, pero yo no podía dejar de mirar la pantalla negra de mi celular. Ni un mensaje. Ni uno solo.

—¿Te mandó algo?— escuché a Max preguntar desde el sillón, con ese tono suyo que siempre trataba de sonar tranquilo, aunque él estaba tan inquieto como yo.

Negué despacio, soltando un suspiro pesado —Nada, Max. Ni un emoji, ni un simple "hola mamá". Nada desde ayer en la mañana Michael nunca está así de callado—

—Quizá perdió el celular— murmuró él, rascándose la nuca —O se quedó sin batería, o esta ocupado...—

Le lancé una mirada que lo dejó en silencio. —¿Tú escuchas lo que dices? Este es Michael, Max. ¡Michael! Nuestro hijo que manda fotos hasta cuando encuentra una piedra bonita en la calle. Siempre escribe. Siempre—

Sentí cómo la garganta me quemaba y me levanté, caminando de un lado a otro hasta pararme frente a la pared de los cuadros.

Ahí estaba Ash, serio y con esa media sonrisa que usaba cuando trataba de ocultar que estaba orgulloso. Jade, abrazado a Michael, con un gorrito azul ladeado. Y Michael... mi niño inquieto, mi torbellino, sonriendo en su graduación.

Cruzando los brazos sobre el pecho, apreté los labios, tragando saliva.

—Tres hijos, Max... tres. Y solo uno llegó a adulto— Mi voz tembló, aunque traté de mantenerla firme —Ver estas foto me hace pensar... ¿Vamos a enterrar a otro?—

Max se levantó y me abrazó por detrás, rodeándome la cintura, apoyando la frente en mi hombro.

—Jess...—murmuró en mi oído —Si mañana no sabemos nada, vamos a buscarlo, removemos cielo y tierra—

Apoyé mi mano sobre la suya, respirando hondo, sintiendo que los ojos se me llenaban de lágrimas.

—Es que lo siento, Max— Mi voz apenas salió como un susurro —Siento que algo está mal. Este silencio... Michael nunca se calla—

Max dejó un beso en mi sien, abrazándome más fuerte. —Lo encontraremos, Jessica. No lo dudes—

Y mientras lo escuchaba, miraba fijo el cuadro de mi niño inquieto, mi muchacho sonriente. No voy a esperar mas.

—¡Max!— exclamé de golpe, separándome de su abrazo —No puedo esperar a mañana. No puedo—

Max frunció el ceño, preocupado —Jess...  Bien... bien, vamos a buscarlo nosotros mismos—

Subimos al coche, Max encendió el motor, mientras que yo no dejaba de mirar la pantalla, rogando por una notificación, un pequeño brillo, cualquier cosa...

—Max...— dije en voz baja, mirando mis manos —No vamos a perderlo también, ¿verdad?—

Max no respondió. Solo apretó el volante y aceleró —No lo haremos te lo prometo—

Nos dirigimos a su departamento y no estaba ahí, la casera nos dijo que no había regresado desde hace horas.

Fuimos directamente al edificio del periódico.

Entramos, tratando de no parecer demasiado desesperados, pero apenas la recepcionista nos vio, frunció el ceño —Buenas noches, ¿Puedo ayudarles con algo?—

—Si buscamos a mi hijo- — No me dejo terminar hablar cuando me interrumpió

—¿Ustedes son los padres de Michael? —preguntó, inquieta.

—Sí —respondí de inmediato —¿Sabe algo de él? ¿Lo ha visto?—

La joven sacudió la cabeza —No... no ha regresado desde ayer. Esperen, voy a llamar a su supervisor—

Nos sentamos en unos sillones mientras ella iba por él, ambos lo sabíamos a juzgar por la expresión de la recepcionista, había sucedió algo grande... lo suficiente para que Michael... nuestro niño alegre saliera sin rumbo de su trabajo.

En cuanto vimos al hombre mayor caminando al lado de la recepcionista me pare y de frente le pregunte.

—¿Dónde está mi hijo? —dije, casi sin poder controlar mi voz —No hemos sabido de él desde ayer, no contesta, no escribe... ¿Qué pasó aquí?—

El hombre suspiró, frotándose la nuca —Miren... ayer hubo un problema. Michael vio una publicación que no debió salir impreso. Algo que lo afectó mucho; intenté detenerlo... pero... —se interrumpió, respirando hondo —Él salió furioso. No regresó. No contestó mis llamadas ni mensajes desde entonces—

Sentí que Max me agarraba de la mano, fuerte —¿Qué publicación? —preguntó Max, serio.

El supervisor dudó un segundo —Una caricatura... relacionada con lo que pasó en la escuela de su hijo menor señores Glenreed... realmente les pido disculpas—

Me cubrí la boca, tratando de controlarme, de no llorar, de no insultar al hombre.

—¿Dónde fue? —logró preguntar Max. —¿Dónde fue la última vez que lo vieron?—

El supervisor negó lentamente —Aquí... salió de aquí, y no sabemos más. No ha vuelto—

Max apretó mi hombro suavemente y le dio una pequeña inclinación de cabeza al supervisor —Gracias, señor. De verdad. Sabemos que usted intentó ayudarlo—

—Lamento mucho esto... —murmuró el hombre, visiblemente afectado —Michael es un buen chico. Lo que sucedió es una verdadera desgracia...—

—Gracias —repitió Max, tomando mi mano —Vamos, Jess—

Salimos del edificio. Max ya no sugirió esperar, saco su teléfono y marco.

—Charlie... soy Max— dijo en voz baja —Necesito tu ayuda... es Michael... sí, el... Está desaparecido desde ayer. No, no sabemos nada, solo sabemos que salió del trabajo muy alterado... No, no estaba en su departamento... No ha respondido mensajes ni llamadas...—

Volví a mirar mi celular, ni una llamada, ni un mensaje, nada. ¿Dónde esta mi hijo?

Max siguió hablando —...sí, te mando la dirección del periódico, de su departamento, lo que necesites. Charlie, por favor, ayudame...— luego colgó

Se giró hacia mí, los ojos tensos pero decididos —Charlie va a ayudarnos, Jess. Vamos a encontrarlo—

Yo asentí —Vamos a traerlo a casa —susurré, más para convencerme a mí misma.

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Estaba sentado en la mesa cenando, Jaw Long medio mirando el plato y Ronnie, cortando un trozo de carne mientras Nadia me servía un poco mas de arroz.

Ronnie, parloteaba feliz sobre su serie favorita, mientras Jaw Long empezó a revolver su comida en el tazón con la mirada perdida. Intente iniciar conversación con él haciendo algunas muecas al comer como siempre hacemos para reírnos en la mesa, pero... mi hijo apenas cruzaba palabra conmigo, desde el tiroteo.

Mi teléfono vibró en el bolsillo, eche un vistazo rápido, era Max.

—Perdón, tengo que contestar esto —dije, levantándome.

Nadia me lanzó una mirada rápida, firme, pero asintió. Sabía que mi trabajo no conocía de horarios. Ronnie soltó un "Suerte papá" mientras que Jaw Long ni siquiera levantó la mirada.

Fui al pasillo, contesté —Max, soy Charlie—

Lo escuché, cada palabra más pesada. Michael desaparecido, sin rastro, desde hacía un día. Lo último que supieron fue que salió furioso de su trabajo. Me apreté el puente de la nariz. Maldición. Encima del caso del tiroteo, ahora esto.

—Tranquilo, Max, tranquilo. Voy a ayudarlos —le dije, aunque sabía que sonaba cansado. —Voy a necesitar direcciones, nombres, todo—

Corté y me quedé un momento con el teléfono en la mano. Volví al comedor. Nadia levantó una ceja.

—Trabajo— le dije suavemente —Es importante. Michael, el hijo de Max, está desaparecido—

Ella asintió, poniéndose de pie para empezar a recoger la mesa. Nunca hacía dramas, nunca cuestionaba, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, vi el destello de preocupación.

—¿Otra noche fuera? —preguntó simplemente.

—Otra noche —respondí.

Ronnie hizo un puchero, abrazándose a mi pierna. —Papá, ¿otra vez?—

Me agaché, besándole su cabecita —Sí, cariño, pero cuando vuelva, jugamos con los unicornios, ¿sí? Prometido—

Jaw Long empujó el plato y se levantó sin decir nada.

—Jaw —dije, intentando que me mirara. —Lo siento. Sé que todavía estás enojado por lo de Jade. Estoy haciendo lo mejor que puedo—

Él se detuvo, de espaldas, los puños apretados.

—Entonces haz bien tu trabajo— murmuró, antes de subir las escaleras

Sentí el golpe directo al pecho. Nadia me tocó el brazo suavemente, sin palabras.

Me puse la chaqueta apresurado, buscando las llaves, el cuaderno, la placa. El cansancio ya me pesaba en la espalda, pero sabía que iba a ser una noche larga.

Al entrar a la cocina para tomar un poco de agua, encontré a Nadia con una caja de comida. Me miró de reojo, sin gestos, pero sabía que lo hacía por mí.

—Lleva esto, no has terminado de comer —dijo simplemente, pasándome el paquete. El aroma del arroz salteado y pollo en salsa me golpeó en el estómago.

—Gracias, Nadia —murmuré, tocándole la mano apenas un segundo. —No sé a que hora volveré—

Ella asintió. —Te espero despierta—

Me detuve apenas un momento, mirándola. A veces me preguntaba cómo podía amarme tanto una mujer que hablaba tan poco, pero entendía cada una de mis grietas.

Salí, abrochándome la chaqueta mientras cruzaba el umbral. Cuando llegué al auto, levanté la mirada. Ahí estaba Jaw Long, en la puerta, medio escondido, con los brazos cruzados, los auriculares colgando del cuello. Me observaba en silencio, sus ojos brillando en lagrimas contenidas.

Levanté la mano, sin esperar respuesta, pero para mi sorpresa, él levantó la suya también, apenas un gesto pequeño, casi imperceptible, antes de desaparecer tras la puerta.

Suspiré profundamente.

Está bien, pensé. Está herido, confiaba en mi y estoy tardando en conseguir justicia. No puedo decepcionar mas a mi hijo.

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Llegué a mi oficina pasadas las once de la noche, soltando las llaves en el escritorio con un ruido seco. Me pasé la mano por la cara, el cansancio mordiéndome las sienes. Sabía que, técnicamente, no podía mover muchos hilos todavía, Max aún no había puesto una denuncia formal y no tengo pistas pero puedo ir creando hipótesis.

No podía perder ni un minuto.

Necesito ayuda. Marqué el número que conocía de memoria.

—¿Jenkins? —pregunté apenas escuché el gruñido al otro lado de la línea. —Soy Charlie. Perdón por llamar tan tarde—

Hubo un bufido y una risa seca. —¿Charlie, sabes qué hora es? Estoy jubilado, ¿te acuerdas?—

—Lo sé, pero necesito tu ayuda. Es urgente. Se trata de Michael, el hijo de Max. Desapareció hace casi un día, y no tenemos denuncia todavía—

Se hizo un silencio al otro lado —¿Qué sabes hasta ahora? —preguntó finalmente, la voz más seria.

—Salió furioso del trabajo ayer por un asunto feo, no volvió a casa, no responde mensajes ni llamadas. Estoy en la oficina ahora, si puedes venir, me ayudarías muchísimo. No puedo mover recursos oficiales... pero tú sabes leer pistas como nadie—

—Dame veinte minutos —respondió Jenkins, seco —Y pon café fuerte, sin azúcar—

Colgué, dejando escapar el aire que había estado conteniendo.

Me senté, apoyando los codos en el escritorio, la bolsa de comida china todavía intacta a un lado. Me froté los ojos y empecé a come, esta será una noche larga

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El golpe en la puerta me hizo girar de golpe. Abrí, y ahí estaba Jenkins, con su abrigo gris, el sombrero ladeado, bostezando.

—Veinticinco minutos— dije, tratando de sonar ligero, bromeando con los cinco minutos de retraso

—Charlie, no empieces —gruñó él, empujando la puerta para entrar —¿Qué pasa aquí? Me despertaste diciendo que el hijo de Max desapareció—

—Sí, Jenkins. Michael Glenreed. Es serio.—

Él me clavó una mirada más dura, dejando el sombrero sobre mi escritorio. —Max ya perdió a Ash y a Jade. Si pierde también a Michael... —Se detuvo, apretando los labios.

Me pasé la mano por la cara, exhalando con fuerza. —Lo sé. Max ha aguantado demasiado. No podemos dejar que esto termine igual—

Le pasé una taza de café mientras revolvía mis papeles, buscando orden mental. Jenkins agarró la taza sin quitarme los ojos de encima.

—Dime todo, Charlie. No tenemos margen—

—Michael es escritor, trabaja en The Lantern Post. Ayer, se publicó una viñeta de mal gusto sobre la masacre donde murió Jade. Michael perdió los estribos, golpeó al dibujante, Simón Dubal, y se fue del edificio. Desde entonces, nada. No volvió a casa. No contestó mensajes. Nada en 24 horas—

Jenkins frunció el ceño, escribiendo en su libreta vieja. —¿Y? ¿Nadie lo vio salir con alguien?—

—Salió solo, según el supervisor. Alterado, sí, pero no fuera de control. El chico es alegre, de los que mandan mensajes a su madre cada rato, Jessica dice que está preocupadísima, Max está hecho polvo—

Jenkins respiró hondo, tamborileando los dedos en la mesa. —Charlie... si algo le pasa a ese chico, Max se va a romper. No puede enterrar a un tercer hijo—

Sentí un nudo en la garganta al oírlo en voz alta.

—Por eso te llamé, Jenkins. No tenemos denuncia formal, no tenemos orden para mover equipos, pero no podemos perder tiempo. Ayúdame a armar esto—

Jenkins asintió, su expresión endurecida —Vamos a traerlo de vuelta, Charlie. Y tiene que ser vivo o será una verdadera desgracia—

Me senté frente a él, sacando todos los nombres, direcciones, horarios. Ambos estábamos cansados, preocupados... pero decididos.

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Daban más tres de la mañana cuando tocaron la puerta, abrí ya imaginando quien era, Max y Jessica se veía devastados, por un segundo realmente los ví mucho mayores a lo que son, con ojos cansados, la mirada baja y habían salido de casa con lo que tenían puesto, Max estaba incluso con una bata sobre los hombro, Jessica igual pero ella llevaba encima otro abrigo que lo disimulaba un poco.

—Charlie —dijo Max, con la voz ronca—. No está... Lo buscamos por todas partes, su departamento, los parques, los sitios a los que suele ir... el cementerio... No está simplemente no esta—

Ni Jenkins ni yo pudimos consolarlo... Los tres éramos padres y si alguno de mis hijos desapareciera también estuviera en ese estado... O peor.

—Voy a poner la denuncia formal —dijo él, golpeando suavemente el mostrador con la palma, tratando de no quebrarse frente a Jessica. —Ya no es solo un presentimiento. Algo le pasó—

Jessica apretaba la chaqueta con las manos. Cuando la miré, apenas levantó los ojos.

Le puse una mano en el hombro, firme. —Jenkins y yo ya estamos moviéndonos. Tú haz la denuncia, yo coordino para que el papeleo no nos detenga—

Max asintió, tragando saliva, y fue directo al mostrador para hablar con el agente de turno. Jessica se quedó junto a mí, respirando entrecortado, revisando su celular esperando algún mensaje, la invite a sentarse, se veía muy pálida... Muy herida.

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—¡Detén ahí! —le dije al técnico, señalando la pantalla.

Jenkins se inclinó sobre mi hombro, frunciendo el ceño. La imagen congelada mostraba a Michael caminando por la calle, los hombros hundidos, arrastrando los pies, una bolsa de dulces en la mano.

—¿Esa es la última cámara que lo captó? —pregunté.

—Sí, detective —respondió el técnico—. Después de esta cuadra, no tenemos más ángulo. Las otras cámaras están fuera de servicio o no enfocan bien la calle—

Jenkins soltó una maldición por lo bajo. —Y ningún auto sospechoso. Ninguna persona siguiéndolo. Solo... desaparece—

—¿Qué pasa con el chico que lo golpeó? —pregunté.

El técnico parpadeó. —Ah... sobre eso. Esta mañana vino su familia a poner una denuncia. Él también está desaparecido—

Me giré de golpe. —¿Cómo?—

—No volvió a casa anoche. Y ahora... bueno... —miró sus papeles —Están considerando a Michael Glenreed como sospechoso—

Jenkins soltó un gruñido —Esto escala demasiado rápido—

Sentí el nudo en el estómago apretarse. Lo conocía. Michael no era un tipo violento. Algo más grande estaba pasando aquí. Algo que no estábamos viendo.

—Necesitamos revisar las cámaras de más lejos —le dije al técnico—. Tal vez alguien lo sacó en un auto, tal vez lo forzaron a entrar a algún lugar. No dejamos nada sin mirar—

El tipo asintió rápidamente y comenzó a trabajar. Jenkins se cruzó de brazos, mirándome de reojo.

—No creo que Max se lo tome bien —dijo en voz baja.

—¿Qué padre lo haría? —suspiré

Jenkins me palmeó el hombro —1... 2... y 3— cuando terminó de contar se escuchó el estruendo de la puerta abriéndose de un portazo

—¡Charlie, no puedes permitirlo! —la voz de Max tronó en la oficina, temblorosa de rabia. —¡Es mi hijo! ¡Tú lo conoces! ¡No puedes dejar que lo tomen como sospechoso!—

Me mantuve firme, apretando los dientes. —Max, lo están haciendo porque no tienen opción. Hay una denuncia formal por desaparición y agresión—

Jessica, sentada a un lado, sollozaba en silencio, con las manos apretadas en el regazo. Max se giró hacia ella y luego de vuelta a mí, su voz quebrada. —Charlie, por favor...—

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Pasaron varias horas... Horas sin dejar de revisar cámaras, preguntar en calles, contactar a hospitales. Jenkins se veía cada vez más cansado, yo me llenaba de café. Y Max... Max parecía irse apagando por dentro.

Quería concentrarme en un único caso pero una redada me obligó a intervenir mientras estaba con Jenkins recorriendo las calles en busca de más pistas.

Era una redada común jóvenes a punta de pista que ya habían huido dejando un desastre detrás.

Hasta que en la radio un oficial mando una alerta —Creo que tenemos un 1054, repito un 1054—

Con Jenkins intercambiamos miradas, ese era el código de hallazgo de cadáver.

—Aqui el detective Dickinson, oficial reporta tu ubicación—

La ubicación era medianamente esperada; quien sea la persona desafortunada fue desechada como basura en un contenedor

—Descripción, cabello castaño rojizo, piel clara, camisa blanca, chaqueta ropa, pantalón de mezclilla y converse anaranjados—

Cerré los ojos con fuerza... Maldición.


—¿Cómo iba vestido?— le pregunté a Max

—Camisa blanca, chaqueta roja... pantalón de mezclilla y esas converse rojas...— Max se veía visiblemente destrozado —Converse rojas extremadamente desgastadas... Tu las haz visto, eran de Ash maldición... Esas cosas están tan desgastadas que parecen anaranjadas—

—Cuando lo encontremos le compraré otras...— Jessica apenas se podía mantener en pie, sujetándose de su esposo mientras trataba de no derramar más lágrimas


No puede haber fallado de nuevo.

—¡Esta vivo! ¡Llamen una ambulancia de inmediato!— Soltó el oficial notablemente desconcertado —Repito está con vida, llamen a una ambulancia—

Me dirigí directo a la escena.

Era Michael, ya lo estaban levantando del contenedor en una camilla, estaba cubierto de moretones, con los ojos entreabiertos, las pupilas dilatadas. Su piel estaba pálida, y su camisa rota dejaba ver los cortes en su pecho, cada letra marcada con precisión cruel "Olvida lo que viste."

Sentí el estómago revolverse. Jenkins se quedó inmóvil un segundo, luego apretó los puños. —Maldita sea...—

Los paramédicos llegaron en minutos, colocándole oxígeno, asegurándolo en una camilla.

—Está vivo —susurré, apenas creyéndolo. —Está vivo....—

Max y Jessica tampoco tardaron en llegar, después de todo les había dado una radio para que estén al tanto

Jessica cayó de rodillas, cubriéndose la cara con las manos. Max la abrazó con fuerza, sollozando.

Las luces azules y rojas de las patrullas iluminaban el callejón, parpadeando sobre la piel pálida y cortada de Michael mientras los paramédicos lo aseguraban. Jenkins se inclinó sobre el contenedor, examinando rápido la escena.

—No hay rastros del dibujante. Ni una prenda, ni una señal —gruñó. —Esto huele a secuestro organizado, Charlie—

Yo estaba al lado, con la linterna del celular enfocada en los cortes del pecho de Michael. Precisión quirúrgica. Ningún corte accidental. Ningún movimiento improvisado.

Era un mensaje, frío y planificado.

De repente, los dos sentimos la vibración simultánea en los bolsillos. Saqué mi teléfono, lo desbloqueé, y lo vi. Dos emojis en un mensaje anónimo.

[3:10 pm] Número desconocido:
🍌🐟.

Jenkins se giró hacia mí, su celular también en alto. —No puede ser—

—Mierda... —dije. Lo conocíamos, la droga "Banana Fish".

Creíamos que estaba extinta. Ash había quemado su vida persiguiéndola hasta borrar del mapa a la mafia corsa. Y ahora esto.

Instintivamente, levanté la vista, escaneando la zona. Entre los reflejos de las sirenas, una figura delgada, encapuchada, de pie al otro lado de la calle, justo más allá de la cinta amarilla. No miraba las patrullas ni a los oficiales. Miraba hacia mí.

—Jenkins, cubre esto —solté rápidamente, ajustando el arma al cinto.

—¿Charlie? ¡Charlie!—

No escuché el resto. Me lancé al cruce, esquivando todo y a todos, Tenía al frente a alguien que sabía demasiado. Alguien que se atrevía a quedarse quieto a plena vista.

No podía fallar. Ni por Max, ni por Ash, ni por Jade, ni por Michael. Y sobre todo, no podía fallar por Jaw, que creía en mí apesar de su indiferencia actual.

El encapuchado giró hacia un callejón angosto, y yo aceleré, esquivando bolsas de basura y salpicaduras de charcos viejos.

—¡Policía! ¡Alto! —grité, sacando el arma solo para precaución.

Este tipo no dudó ni un segundo; rápido, ágil, saltó por encima de una reja baja, pero no me detuve

—¡Charlie! —escuché detrás.

Era Max, corriendo tras de mí. El hombre no había corrido una persecución en años, pero ahí estaba, su abrigo desalineado, el rostro pálido de rabia. —¡Voy contigo! ¡No lo pierdas!—

No había tiempo para discutir. Me trepé a la reja tras el encapuchado, escuchando los golpes de Max detrás de mí.

—¡¿Estás loco, Max?! ¡Vuelve! —le solté entre dientes, mientras nos lanzábamos a un patio trasero.

—¡Esos malnacidos mataron a mis hijos! —gruñó. —¡A los tres!—

Dios mío Max... Posiblemente no escucharon cuando el oficial se corrigió y confirmo que Michael estaba vivo.

El encapuchado seguía adelante, tomando altura, usando las escaleras de incendios como si fueran su casa. No era un ladronzuelo de esquina, sabía moverse, sabía por dónde escapar.

—¡Jenkins, necesito unidades en la zona noreste, calle 52! —ladré por radio, aunque mis ojos no perdían a la figura.

Max apenas resoplaba, pero yo notaba el dolor en su mirada; Max había cubierto la caída de Golzine hace años. Estuvo al lado de Ash en las redadas, los seguimientos, los planes que ayudaron a desmantelar la mafia Corsa.

Este no era terreno nuevo para él.

El encapuchado saltó sobre un contenedor y cruzó a un viejo edificio en remodelación. Yo fui tras él, sintiendo el golpe en las piernas al aterrizar.

—Charlie, ¡ahí! —señaló Max.

La figura había frenado ya no había salida. Bajo un foco parpadeante, nos miraba, las manos en los bolsillos, nos miraba, como evaluándonos.

—¡Policía! ¡Quieto! —le grité, torciéndole el brazo para someterlo. Con la otra mano, tiré de la capucha.

El rostro que apareció me hizo detenerme por un segundo.

—¿...Lao?—

Su rostro estaba demacrado, los pómulos marcados, el cabello largo pegado al rostro por el sudor y un ojo morado. Él ya tenía más de un año desaparecido...

—Charlie... —Max llegó a mi lado, jadeando, y sus ojos se agrandaron. —¡Es Lao! ¡Sing pensó que estaba muerto—

—¿Dónde has estado? —le solté, apretando el agarre. Lao no opuso mucha resistencia, solo respiraba rápido, mirándome.

—No aquí... —murmuró—. Nunca estuve aquí...—

Max se adelantó, poniéndose a mi lado —Lao, tienes que decirnos qué sabes— podía ver como se estaba conteniendo para no golpear al muchacho.

Esperamos una respuesta que nunca llego, Lao se quedó en silencio fingiendo resistencia porque aunque se sacudía no lo hacía con tal magnitud como para querer liberarse, estaba fingiendo.

—Llévalo al coche, Charlie —dijo Max, en un tono bajo pero firme —Tenemos que sacarle todo lo que sepa—

Lo escolté por la acera, sujetándolo fuerte el brazo mientras lo guiaba hacia la patrulla, se sacudía de manera exagerada pero sin pelear realmente.

—Se que estás fingiendo —le murmuré, obligándolo a sentarse en la patrulla

Creí que me tomaría un largo interrogatorio para obtener información de él, sin embargo él solo empezó a hablar una vez dentro de la patrulla.

—No solo fue Michael— soltó —Secuestraron a varios, para experimentar con ellos—

Me quedé helado, apretando los dientes.

—¿Y por qué lo soltaron así? —solté brusco—Estaba casi muerto. Le grabaron un mensaje en el pecho—

—El jefe lo ordenó. Dijo... que podían "jugar" con Michael porque ya no servía. Que era demasiado resistente, demasiado violento bajo los efectos. Al final, dio la orden de marcarlo con ese mensaje y dejarlo libre—

—¿Y por qué lo dejaron vivo?— Insistí con la pregunta.

—Porque el jefe dijo... —la voz de Lao tembló —dijo "El hermano de mi cariño no va a estar involucrado".

Fruncí el ceño —¿"Cariño"?—

Lao asintió, aterrorizado.

—Se refería a Jade; el jefe tiene una obsesión con él—

Apoyé la mano contra el techo de la patrulla, exhalando despacio. Esto ya no era solo un operativo de drogas. Teníamos un psicópata detrás, alguien que estaba jugando con vidas por algo que iba más allá del negocio.

—Vamos a la estación— le dije al oficial al volante, mi voz tensa —Este chico tiene mucho que contarnos—

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La sala de interrogatorios estaba fría, iluminada con un fluorescente parpadeante. Max entró sin esperar invitación, Jenkins intentó detenerlo, pero lo deje pasar.

Sabía que Max necesitaba respuestas.

Lao, encorvado en la silla, no podía levantar la cabeza. Apenas alzó la vista cuando Max golpeó las manos contra la mesa.

—¡¿Cómo demonios puede haber alguien obsesionado con mi hijo?! —rugió Max, inclinándose hacia él, los dientes apretados—¡¿Por qué llevarse a Michael?!—

Lao tembló, las palabras atoradas en la garganta. Apenas pudo susurrar

—Golzine...—

El aire pareció vaciarse de la sala. Max retrocedió medio paso, los ojos desencajados. Golzine... El nombre que creíamos enterrado.

—No... —Max gruñó, golpeando con fuerza la pared, dejando la marca de su puño antes de alejarse bruscamente —No otra vez—

—Voy a ser sincero, muy sincero— preste atención y le hice una seña al asistente para que empiece una grabación de audio mientras Lao nos miraba fijamente —Desde el problema con la comida están distribuyendo muestras experimentales del Banana Fish—

Lao se recostó contra el respaldar de la silla

—Desde ahí estoy siendo obligado a trabajar con ellos, al inicio solo quería ver a Sing, y luego... Tuve contacto con él y ya no quería seguir, los intente delatar lo juro—

Me frote la sien. Lao había testificado en contra del maestro que fue arrestado hace tiempo.

—Iba a decir la verdad, pero me amenazaron con asesinar a Sing... Y luego también me amenazaron con asesinar a Akira, su novia—

—Fuiste declarado como desaparecido hace más de un año, se te busco y me entregaron pistas—

—Si, contrataron a unos chicos de superior para secuestrarme pero eso es todo, esos tipos solo eran bullys buscando dinero fácil— hizo una pausa —La verdadera mente detrás de todo es "Ethan" quien en realidad es Dino Golzine—

Notes:

Holiii, tenemos capítulo nuevo y estoy sufriendo con lo que escribe aaaaah!

Detallitos del capítulo:
—Eiji esta en una depresión notoria, es obvio que su madre no lo dejará solo por miedo a lo que pueda hacer, o lo que sus alucinaciones lo lleven a hacer que aunque no se mencione en el capítulo han sido seguidas, alucinaciones en donde ve a Ash/Jade.
—La madre de Eiji solo llegó a ver el video completo del asesinato de Jade.
—Como se vio en un capítulo anterior y si lees ambos caminos al mismo tiempo, sabrán que Eiji saluda desde lejos a Michael y esto evita que tome la limonada que contenía la droga, en esta línea Eiji está en Japón, no hay quien lo detenga.
—Michael está vivo solo que Max y Jessica al oír el código 1054 (Codigo que advierte del hallazgo de un cuerpo sin vida) no siguieron oyendo suponiendo lo peor.

Notes:

Hola a todos los lectores

Prometí que en esta historia la reencarnación de Ash, ahora Jade sería feliz y lo será. Pero lo que caracteriza a Banana Fish es la crudeza del relato y busco mantenerlo.

También mencionar de ante mano que la relación de Jade (Ash) y Eiji no será romántica pero si de alma como lo fue en un inicio, un amor que no necesariamente es de pareja pero es amor al final del día.

Pienso el regreso en forma de reencarnaciones de algunos personajes como lo son Shorter y Skiper pero también villanos como lo son Arthur y Lao