Actions

Work Header

Corazón Fragmentado

Chapter 20: CAPÍTULO XX. RELACIÓN EN PICADA

Chapter Text

La cantidad de polvo cubrió toda la zona, y todo era sofocante. El infernal sonido de cosas cayendo no cesaba y a pesar que en medio de su casi inconciencia se daba cuenta que alguna de esas cosas podría caerle encima, no pudo moverse, ni siquiera para cubrirse el rostro. De pronto, estando ahí tirado en medio de ese caos. Pudo sentir un calor sobre él, como si algo o alguien buscara cubrirlo, particularmente su cabeza y su rostro. Todavía sentía el polvo y la sofocación; pero en menor cantidad. No quiso abrir los ojos, aún cuando sintió una respiración muy cercana a su oído. Finalmente, todo el ruido se detuvo; pero esa presencia seguía ahí junto a él y sólo cuando todo realmente se calmó, tal calor se apartó un poco de él y ahora podía sentir una mano a la altura de su pecho, comprobando su respiración.

 

— ¡Danny! ¡Danny! ¿Puedes oírme?

 

Sin ya poder ignorar la cercanía de ese hombre, intentó abrir los ojos, lo cual le costó mucho, no tenía claridad, había partículas de polvo en el aire que le causaban problemas respiratorios, su cabeza era un caos, sus oídos zumbaban, el cuerpo le dolía, y aún así, trató de moverse y enfocar la mirada, aunque sin éxito.

 

— Vamos, Danny, tenemos que salir de aquí —y el rubio lo sabía, e intentó levantarse, quería hacerlo por su cuenta; pero obviamente no podía, así que no rechazó cuando aquel hombre sujetó sus muñecas, indicándoles que las pusiera alrededor de su cuello. Danny obedeció y el otro lo levantó sujetándole por la cintura —¿Puedes caminar? —el herido asintió, poniendo esfuerzo por no tambalearse y quitando sólo una de sus manos del agarre anterior, dio unos pasos, guiado por el otro. Adam con más heridas luego de todo el impacto; y también casi inconsciente, estaba siendo ayudado por Duke y Pua.

 

Caminar no estaba siendo fácil para el neojerseíta, y pronto, otra persona se puso al otro lado de él, pensando que posiblemente era Junior, aunque no podía estar seguro. Lo cierto es que, entre ambos, lo alejaron hasta que una camilla los alcanzó y de nuevo, el hombre alto y fortachón que lo había protegido, hizo que se detuvieran y lo levantó lo suficiente, recostándolo sobre la camilla y así llevarlo hasta la avenida, donde empezaron con la evaluación preliminar de su estado. Danny sabía que una mano masculina no había dejado de sujetar la suya.

 

— ¡Tío D!
— Eric… Estoy bien —susurró en un intento de calmar al asustado chico.
— Sí —aceptó él tratando de calmarse, aguantando el dolor de verlo con tantas heridas.
— … ¿Mis muchachos…? —preguntó sin abrir los ojos.
— Están siendo atendidos… —respondió el mismo que no le soltaba— Danny, no te muevas.
— Necesito… Necesito… —dijo tratando de pararse a la vez que se liberó del agarre y de aquellos que intentaban atenderle, que protestaron ante eso.
— Aquí estamos, Danny —avisó Adam, quien había hecho a un lado al paramédico que se ocupaba de él. Consiguió abrir los ojos, aunque seguía sin tener total claridad, pudo reconocer a Junior, Tani y Quinn, que también se habían acercado en cuanto lo vieron, así como a varios otros conocidos.
— … ¿Dónde… Dónde están Lou y Cole? ¿Los han visto?
— Lou está en el hospital —informó Noelani— Lincoln… No sobrevivió… Lo siento —contó la forense aún llorosa y Danny guardó silencio por un instante. El rubio se sentó en la camilla, había sido mala idea ponerse de pie. Tenía molestias en la garganta y la tos era más continua— Detective, recuéstese.
— Agua… —pidió y cuando le dieron una botella, se quitó la suciedad del rostro y luego bebió unos sorbos. Se vio más lúcido y miró el gran desastre con semblante mortalmente serio— Quiero saber quiénes eran... Hay que capturar a los que se fueron en ese maldito helicóptero.
— La policía los persiguió, el piloto trató de huir; pero al final se dejó caer al mar. Los dos hombres murieron en el impacto —informó Duke, Danny cubrió sus ojos con su mano y empezó a toser nuevamente, tomó otro poco de agua.
— Danny, necesitas ir al hospital —dijo otra voz femenina que no pertenecía a Noelani, Tani o Quinn, él no contestó ya que seguía tosiendo.
— Ha inalado mucho humo —explicó Junior. De inmediato, los paramédicos le pusieron una máscara de oxígeno.
— Debemos llevarlo al hospital de inmediato, a todos —insistió el paramédico y Danny no tuvo fuerzas para evitar que volvieran a recostarlo.

 

Steve iba ir con él; pero Junior no lo permitió y en su lugar, Tani y Eric entraron a la ambulancia y esta partió. Otra ambulancia se llevó a Quinn y al japonés, ambas unidades escoltadas por patrullas policiales. Junior aseguró que los seguiría de inmediato, que no necesitaba pronta atención. Sólo entonces, ya sin sus compañeros a la vista, se permitió cerrar los ojos por unos instantes y soltar el aire que parecía haber estado reteniendo desde hacía rato.

 

— Junior, también debes ir —dijo Steve a su lado, notando la sangre en su polera oscura.
— Sí.
— ¿Estás bien? —preguntó Catherine.
— Lo estaré —aseguró y caminó hacia Duke— Sólo para estar seguro, no tienes ningún sobrino policía recién graduado de la academia, ¿verdad?
— No, ¿por qué?
— Antes del ataque, un hombre uniformado entró pidiendo ayuda para su compañero herido. El apellido en su uniforme decía Lukela. Dijo que era tu sobrino.
— No sé quién pudo ser.
— Como sea, tenía explosivos, ahora está muerto y de él no habrá quedado nada —contó mirando las instalaciones destruidas.
— Junior, déjanos llevarte al hospital.
— Estoy bien, teniente, puedo conducir.
— Junior… —fue Steve.
— En verdad, señor, estoy bien —rebatió, la forense le dio un pañuelo para limpiarse la cara.
— Es imposible que puedas sacar tu auto, yo te llevo, ¿de acuerdo, hijo? —Junior aceptó la ayuda de Duke.

 

Todo el equipo fue internado en el hospital Tripler y estaban siendo sometidos a rigurosos estudios. Casi todos tenían algún hueso roto, cortes hasta donde ni siquiera lo imaginaron y es que sólo cuando la adrenalina bajó, el dolor que sintieron fue espantoso. Naturalmente, la ropa no había evitado que pedazos de vidrio, madera e incluso metal se incrustaran en la piel.

Afuera, muchos esperaron que no hubiera malas noticias, que les dijeran que todos estarían bien, que se recuperarían sin ninguna secuela grave. Lou también seguía siendo atendido.

Steve apenas pudo permanecer sentado y aunque su compañera trataba de calmarlo, él no lograba controlarse y tenía que ponerse a caminar o terminaría gritando a alguien. Había rechazado que le atendieran esa herida en un lado de su cabeza, y las que tenía en sus brazos. No le había importado nada más que buscar y proteger al rubio lo mejor posible.

Enojado, asustado, ansioso, con los ojos rojos… La imagen de sus amigos lastimados, la de Danny cayendo… Todo amenazaba con hacerle perder la cordura. El tiempo pasaba lento y sin noticias, y él estaba ahí odiándose por no haber podido ayudarlos más, y porque en caso de necesitarlo, no era buen candidato para donar órganos, debido a esa gran posibilidad de contraer cáncer en un futuro debido a aquella exposición al uranio.

Kamekona, Flipa y Duke acompañaban a un también nervioso Eric y a una Renee que trataba de mantenerse fuerte. En la ambulancia, el de Jersey, le había pedido a su sobrino que hablara con Rachel, decirle que estaba bien; pero que no le dijera nada a Charlie, que le llamaría en cuanto pudiera, pues no quería que lo viera tan lastimado y lo mismo para con su hija. Y el chico cumplió ni bien se llevaron a su tío a la sala de emergencias. El joven sabía que la información habría trascendido hasta el continente; pero era probable que sus familiares no se hubiesen enterado, porque no había recibido llamada alguna y eso lo alivió en parte, porque jamás fue fácil, cada que debía decirle a su madre y abuelos que su tío D estaba herido; pero su teléfono sí sonó haciéndole saltar, pero no era una llamada de Nueva Jersey, era Rachel, preocupada por no recibir más noticias de las que Eric le había dicho hacía ya un par de horas atrás.

 

— En verdad Rachel, no sé nada; tampoco he llamado a casa y no creo que debas llamar a Grace hasta no saber algo concreto, a mi tío no le gustaría que ella se preocupara. En cuanto sepa algo avisaré, lo prometo.

 

Y Steve volteó prontamente hacia el chico, al escuchar el nombre de la joven. La imagen de los hijos de su ex compañero, hizo estragos en él. Confiaba en que el rubio saldría con bien, por supuesto que sí; pero de no haber conseguido salir del palacio, esos niños hubieran sufrido mucho y él no podría siquiera intentar consolarlos, porque en su cabezota se decía que muy probablemente, Rachel sabría que su ex marido no lo quería cerca de sus hijos y, por lo tanto, ella tampoco lo permitiría.

Y la desesperación fue en aumento.

Ya de madrugada, todos con expresiones muy cansadas, continuaban esperando y esperando. Algunos bebían un café y otros sólo tenían el vaso en la mano. Nadie quiso moverse e incluso más amigos llegaron, ansiosos de saber las novedades, al mismo tiempo que expresaban su incredulidad ante los hechos.

 

— Danny es fuerte, sabe que sus niños y su familia lo necesitan —había expresado el perro, acercándose al afectado SEAL que se mantuvo algo apartado. Steve asintió sabiendo que había perdido el derecho de incluirse como parte de la familia del rubio.


 
Y más tarde, Juliet Higgins y sus demás amigos, también habían aparecido. También lo hizo un cansado detective Katsumoto.

 

— Descuide, comandante, —consoló dicho detective, que se había acercado junto a Magnum— sus amigos estarán bien.
— Sí —fue todo lo que pudo decir.
— Nuestros Dioses están velando por ellos —aseguró Kumu maternalmente al más joven, que se presentó como familiar del rubio— Confía en que tu tío y tus amigos estarán bien.
— Gracias —respondió Eric intentando ser fuerte. La amable señora presionó las manos de la esposa de Lou.
— Sea fuerte, su esposo también saldrá de todo esto.
— Lo sé —contestó ella a pesar de las lágrimas.
— Lamentamos lo del sargento Lincoln —dijo TC y Steve agradeció en susurro.
— ¿Hay algo sobre los atacantes? —cuestionó Rick.
— No sabemos mucho y quienes podrían darnos información, están siendo atendidos y lo que quedó del palacio está siendo evaluado. Nuestros técnicos aún no han podido iniciar con sus investigaciones —respondió Duke que recibía las constantes actualizaciones del oficial Pua, que se había quedado en el lugar.
— Nadie se ha hecho responsable, así que probablemente, no se trate de un ataque terrorista — dedujo la morena de pelo largo.
— Para lo que necesiten, estamos aquí —ofreció el caballero blanco.

 

Y las horas siguieron pasando, lentas, angustiosas y sin noticias, poniendo a todos más ansiosos, cada que una puerta se habría, por lo demás, reinaba el silencio, cada uno sumido en sus recuerdos, y tratando de espantar malos pensamientos.

 

— ¿Sí, hola?
Steve, soy Chin.
— Hola, amigo, qué gusto escucharte.
Igualmente. Abby me mostró lo que sucedió por allá, lo vio en las noticias ¿cómo están Danny, Lou y los otros?
— Los están atendiendo, nadie nos ha dicho nada.
Sabes cómo es él, va a recuperarse y también los demás.
— Lou está mal, tuvo una gran caída; Renee está soportando, supongo que sus hijos están de camino.
Él también estará bien. Dijeron que alguien no sobrevivió.
— Sí. Era alguien a quien dejé como mi reemplazo… Era un buen tipo.
— Lo siento, amigo. Lamento no estar allá. Por aquí han estado pasando cosas raras y…
— Te mantendré al tanto.
— De acuerdo. Y Steve, sé fuerte.

 

Finalmente, las noticias llegaron y cuando los médicos les comunicaron los resultados, los latidos de todos recuperaron el ritmo normal y aunque unos estaban más lastimados que otros, todos hasta ahora estaban estables.

Lou era el más delicado ya que por la caída, tenía un problema en la columna, además del bazo perforado. Heridas y contusiones varias. Permanecería en observación y sólo su esposa tuvo el permiso para entrar a verlo.

Tani tenía una herida en la frente que, afortunadamente, no fue demasiado profunda y tenía una fisura en el pie, probablemente a causa de la caída. Vidrios se habían incrustado en su piel, su rostro mostró varios moretones y también en el resto de su cuerpo.

Junior tenía una herida en su costado izquierdo, se había clavado un trozo de madera que él mismo se quitó, aprovechando un momento en que nadie le prestaba atención, mientras seguían dentro del palacio. Sin embargo, un pedazo seguía ahí y de igual manera, los vidrios también hicieron estragos en él. Los nudillos los tenía destrozados luego por la pelea en la azotea.

Adam tenía una herida de bala en su hombro, un corte en su brazo que recordemos, Tani había envuelto en un trozo de tela. Muchos raspones, dos costillas fracturadas, estas últimas producidas por los escombros que lo golpearon duramente después de la última explosión. Manos lastimadas, también por la pelea sostenida.

Quinn, a parte de la rodilla, tenía dislocada la muñeca, una herida en la cabeza y un leve sangrado interno a causa de una fractura de costilla que estaba dañando algo en el interior, que ella en principio no sintió; hasta el momento en el que la estaban evaluando y descubierto el problema, pudo ser controlado con una cirugía.

Danny había tenido problemas respiratorios más complicados que los otros, así que debió permanecer con oxígeno. Aquella bala al ser rozadura, no fue de importancia. Con la caída se había lastimado el hombro y de nuevo había sufrido daño en su rodilla. Al igual que todos, tenía moretones, cortes varios y heridas en sus manos.

El médico aconsejó dejarlos descansar, así que pasarían largas horas antes que pudieran verlos. A Steve no le sirvió eso. Sin que los otros lo notaran, excepto Catherine, el isleño alcanzó al doctor y le rogó por unos minutos para poder entrar en la habitación del de ojos azules.

 

— Por favor, doctor.
— Está dormido, comandante, el detective necesita reposo.
— Prometo no despertarlo.
— Cinco minutos, ni uno más.

 

Siempre le fue difícil entrar a una habitación de hospital para ver a ese hombre de cabellos rubios sobre una cama con aparatos médicos encima, aún si sólo se trataba de una intravenosa. Ahora tenía puesta la máscara de oxígeno, manos vendadas y eso viéndolo desde la puerta. Al acercarse, pudo ver hematomas en la piel que la sábana no cubría y todos aquellos cortes en su rostro y cuello. Esa herida cerca de sus delgados labios.

Steve agachó la cabeza y luego de un minuto la levantó, no se atrevió a tomar su mano; pero sí acariciarla un poco por encima de la venda, muy suavemente.

 

— Tú no deberías estar en esta cama, Danny.

 

Unos días después, y no sin antes haber pasado por nuevas evaluaciones médicas, la mayoría habían sido dados de alta. Cada habitación seguía inundada de flores y tarjetas. Danny había necesitado un teléfono nuevo y cuando lo obtuvo, se encontró contestando llamadas de una y otra parte, incluyendo Jerry que estaba en el continente y también de parte de Chin. Otro tanto fueron mensajes. A pesar del tiempo, Sang Min seguía igual de molesto que siempre. Max también enviaba buenos deseos. Y su familia, bueno, tuvo que ser paciente y valiente para soportar el llanto de su madre y hermanas, además del tono en extremo preocupado de su padre y del resto de su familia. Hizo lo necesario para que olvidaran la idea de hacer el viaje para verlo y la razón era más que clara. Había una investigación abierta.

Charlie quería ver a su padre; pero el rubio no estaba muy dispuesto a dejar que su hijo viera sus heridas, no señor. En cambio, le llamó por la mañana y por la noche, y le pidió a Rachel que protegiera al niño de los rumores y el miedo que todavía rondaba en la isla. Ella aceptó llevarse a Charlie, bajo la excusa de ir a ver a Grace.

El hombre de Jersey se iba del hospital esa tarde, con un sinfín de recomendaciones médicas.

 

— Perdimos a uno y tenemos a otro en terapia intensiva, —dijo al teléfono— así que, si el jefe adjunto necesita de alguien más de forma inmediata, yo lo entenderé… —escuchó palabras comprensivas del otro lado de la línea— Bueno, la investigación tomará un tiempo, estamos recurriendo a todas las agencias para identificar a los atacantes; pero es un proceso largo. Necesito saber quién dio la orden y si nos deshicimos de todos… —de nuevo tuvo palabras de apoyo y un buen ofrecimiento de ayuda— Se lo agradezco —iba a marcar otro número; pero ya no estaba solo.
— Hola, Danny.
— Hola, Steven. ¿Has venido a ver a Lou? —preguntó dejando el teléfono para seguir guardando sus cosas en un maletín.
— Dicen que ha empezado a responder a los estímulos, no demasiado; pero es algo. Renee, Sam y Will están con él.
— Iré a verlos antes de irme.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó aguantando las ganas de acercarse.
— Todo lo bien que se puede estar después de algo así.
— Sigues siendo tan hábil como cuando nos conocimos.
— Toda la energía que antes gastaba recorriendo varios kilómetros sólo para acompañar o rescatar y traer de regreso a un maldito imbécil malagradecido y embustero, ahora la uso para dirigir la unidad y entrenar —dijo finalmente mirándole y con una gran sonrisa sarcástica.
— Danny, por favor.
— Sí.
— Oye, sé que quieres llegar al fondo de esto y si necesitas ayuda… No lo sé, quizás eran ex militares o…
— Lo he pensado y dado que aquí hay uniformados que no son muy cooperativos, mañana tendré una reunión con alguien del Departamento de Defensa. Les guste o no, tendrán que cooperar.
— Bien… ¿Me dejarías llevarte a casa?
— No lo necesito; pero a Junior van a darle el alta también hoy, quizás el sí requiera transporte, Tani no puede conducir.
— Lamento no haber podido ayudarles. Yo…
— No te preocupes, no había nada que pudieras hacer —dijo cortante, el comandante iba a retirarse— ¡Steven! —Danny tomó su bastón y caminó hasta él— Esto te pertenece. Estaba en el piso de la oficina, supongo que se cayó por la prisa, cuando empacaste. Perdona que no te la devolviera antes.
— ¿Te detuviste a buscar esto? —dijo mirando la medalla.
— La tenía en mi escritorio, la encontré cuando buscaba municiones. También lamento lo de tu gran amigo.
— Tú eres el que siempre va a ser mi gran amigo. Y antes que digas algo, te prometo que voy a dejarte en paz; pero si en algún momento me necesitas para lo que sea, ahí estaré —Danny se abstuvo de decir otro comentario hasta que Steve salió.
— Sé que eso es lo único que siempre seré para ti —susurró y tomó de nuevo su teléfono y marcó el número de su hija— Hola, cariño… Sí, estoy bien, hoy salgo del hospital… No, esta vez no requiero tantos cuidados, esta vez puedo moverme, sólo tengo rasguños… Los noticieros han exagerado… Eric se encargará, tranquila. También tu tío Adam, se ha autonombrado mi enfermero, aunque él está peor que yo… —sonrió— Te extraño mucho; pero no quiero que vengas, porque planeo sorprenderte pronto…

 

Cuando Danny vio a la familia de Lou, no pudo evitar sentirse mal. Como todos, él estaba muy preocupado, aunque lo escondía o más bien, trataba de hacerlo; pero Renee lo conocía y lo abrazó dedicándole palabras de ánimo, y felicidad por verle en mejor estado, lo cual el corazón del detective agradeció. El cariño de los hijos de su compañero que también lo llamaban tío, también le dio alivio. Prometió visitar a su amigo tan seguido como pudiera.

Finalmente llegó el día donde despedirían al compañero muerto de la unidad de élite. Casi todos estaban presentes. Por supuesto, también estaban Steve y Catherine, aunque más alejados de los sobrevivientes. La noticia seguía siendo cubierta por los noticieros; pero había la orden de no hacer comentarios y ninguno de los miembros dijo una palabra ante las cámaras. La policía se encargó de custodiar a los Five-O precautelando su bienestar, aunque sólo lo aceptaron, mientras estaban en el sepelio. Mucho se decía del destino de la unidad; pero en su mayoría eran rumores. Tampoco obtuvieron algo del antiguo jefe, que únicamente podía mirar apartado, el comportamiento extrañamente hermético de sus ex compañeros desde que salieron del hospital. Hasta Junior había evadido sus preguntas y todo lo que tenía que ver con lo acontecido.

Luego del funeral, todos, incluyendo a Duke, Pua y demás amigos cercanos, se reunieron en el restaurante del barrio chino. Ese lugar se había convertido en una especie de refugio para todos ellos, y Kamekona hacía todo para sus amigos y que ellos se sintieran a gusto o al menos más tranquilos, ya habiendo sido testigo de cómo la gente se acercaba a ellos a cuestionarles sobre si debían dejar la isla.

Habían colocado una gran fotografía del sargento de marina y todos brindaron en su memoria.

Para Catherine, era la primera vez que visitaba ese lugar. Conocía la historia, gracias a Steve y lo primero que le llamó la atención, fue la colección de fotografías en las paredes. Todos estaban ahí, incluso los que se hallaban en el continente.

 

— ¿Quién te tomó esta fotografía? —preguntó ella, Steve que también veía las imágenes.
— Ah…
— ¿Fue Danny?
— No… Fue Lynn, Lynn Downey.
— Te vez feliz.
— … Sí, fue…, ese fue un buen día, creo —volteó incómodo y en una silla un poco más allá, vio al rubio con una botella de cerveza casi llena. Estaba serio, mirando a la nada. Steve se le acercó algo indeciso— ¿Hay alguna noticia sobre la investigación?
— Nada hasta ahora, ni un rastro; es como si esos tipos no hubieran existido y es extraño. Dimos muchos detalles a la hora de hacer los retratos; pero no salió nada en la base de datos de la Policía; pero todavía falta ver que dicen las otras agencias.
— ¿Y de los que murieron en el helicóptero?
— Ellos tenían daños en las yemas de sus dedos, así que no se pudo tomar sus huellas digitales y probablemente cambiaron sus rasgos por lo que reconocimiento facial tampoco ha servido y no preguntes sobre registros dentales. No existen —Steve se frotó la cara, compartiendo la frustración del hombre de ojos azules— Hablé con Alicia Brown, se ofreció a ayudarnos, no sólo para entender a los atacantes. También quiere ayudarnos a comprender la pérdida que hemos tenido y la verdad es que, para mí, no hay mucho que analizar, ya sabes. Querían matarnos y lograron llevarse a uno. Y entonces recordé lo mal que sobrellevas las pérdidas y habiendo sido amigo tuyo…
— ¿Dices que necesito ver un psicólogo?
— No estaría demás. Creo que no sería bueno para ti, volver a alterarte como te pasó antes y a Alicia la conoces bien. De hecho, más de una vez llegué a pensar que ella era lo que en verdad necesitabas en tu vida; pero es tu decisión —terminó levantándose y abandonando su botella, sobre la mesa más cercana.
— ¿Quién es Alicia Brown? —preguntó Catherine, acercándose en cuanto el rubio se alejó.

 

Danny se había retirado sintiéndose confundido. Lincoln no le había agradado del todo; pero lo integró al equipo y a pesar que el hombre a veces se había portado como Steve cuando empezó esta aventura del Five-O, él ya no quiso lidiar de nuevo con alguien así, y esa tarea se la había dejado a Quinn y ella había podido batallar con él de mejor forma de lo que Danny hubiera logrado. Ella sintió mucho la muerte del moreno.

Williams no fue el único en salir del lugar. Los demás también lo habían hecho en silencio y por un momento se habían reunido con el detective, que les dio ciertas recomendaciones antes que abordara el auto alquilado, su Camaro, al igual que los otros autos, también fueron víctimas del fuego. Quinn y Adam también se retiraron, luego de no conseguir que Danny se quedara con ellos, así que, Junior y Tani fueron los únicos que volvieron a entrar; pero tampoco estaban muy conversadores.

 

— ¿Qué piensas? —preguntó Catherine mirando a Steve que, desde que llegaron a la casa, jugaba con su corbata, tirado en el sillón al lado de Eddie.
— En nada.
— Si fuera Eddie el que te preguntara, ¿le contestarías lo mismo?
— Catherine…
— Sé que esto te ha afectado. Sé hubieras querido estar a su lado; pero ellos ya no son tu equipo, son de Danny. Es lógico que le sigan a él, que hablen con él, es el jefe.
— Sabes que no es únicamente el jefe, Danny es mucho más que eso.
— Sabes lo que quiero decir. Steve, no te preocupes por él, no está solo. Junior y Adam no lo dejaron y no lo harán mientras siga en la isla, tampoco Tani o Quinn, ni Lou.
— Antes de bajar por la cuerda, Danny le dijo algo a Junior, no sé qué; pero fue como un padre dándole a su hijo, un último consejo.
— Él está vivo —le recordó y, aun así, Steve cerró sus ojos con fuerza y agachó la cabeza. Eddie le lamió la mano y el moreno le agradeció— ¿También piensas en lo que te dijeron Tani y Quinn? Yo estaba ahí, ¿recuerdas?

 

Por supuesto que lo recordaba.

 

¡Steve! ¡Tenemos que hacer algo! —protestó Tani apareciendo, y McGarrett se maldecía así mismo por no encontrar un plan. La oficial Rey continuaba reclamándole. Noelani y Eric lloraban con impotencia.
¡Steve! —esta vez fue Quinn.
No hay modo…
¡No podemos dejarlos a su suerte! —volvió a gritar la de tez más morena.
¡Lo sé!
Danny debe estar pensando que estás buscando una forma de ayudarlos.
Lo siento, Quinn, el helicóptero de la Policía tiene órdenes de no acercarse.
¡Antes eso no te hubiera detenido! ¡Te vi manejar un helicóptero y sacarnos de en medio del fuego con todo y casa! ¿De nuevo vas a decepcionar a la persona que tanto te ha amado? —reclamó de nuevo Tani.

 

El recuerdo de aquel reclamo hizo que los ojos del teniente comandante se humedecieran como aquel día y de nuevo, no hizo el intento de evitarlo. Estuvo a punto de ver morir a Danny. Una de sus peores pesadillas. Recordó que, en cuanto el hombre enemigo cayó casi frente a ellos, se obligó a buscar algo para ayudarlos y lo más cercano, fue una escalera que, si bien no era muy alta, facilitaría llegar hasta la planta superior y si los muchachos no conseguían una forma de bajar hasta ella, él subiría hasta donde fuera posible, lo más cercano de Adam, Junior y Danny y se quedaría con ellos, por más que recibiera gritos y otras agresiones de cierto detective y aún cuando todo estallara.


 
— Le he ofrecido ayuda; pero no la aceptó, dijo que ya se contactó con el director en Langley de la CIA. Definitivamente, no me quiere cerca —contó la morena con una pequeña sonrisa.
— Después de lo que ha pasado está más que enojado y seguramente frustrado. Yo también ofrecí ayudarle; pero él mismo se ha encargado de hablar con el Departamento de Defensa y recurrirá a quien sea para esclarecer esto. Esos tipos no sabían con quien se estaban metiendo —aseguró con convicción.
— Yo nunca he dudado lo que él siente por ti.
— ¿Por qué nunca lo mencionaste?
— No hacía falta. Danny siempre te dejó elegir, y él asumió el papel que le diste ya sea como tu compañero, tu amigo y te aceptó como el tío de sus hijos. Alguna vez estando lejos, supuse que ustedes ya habían intercambiado tarjetas de amor en San Valentín —rio haciendo que Steve también sonriera— Es hora de empacar, van a asignarme a otra misión. ¿Me acompañarás?
— No lo haré, Catherine.
— Esta vez no puedes decir que no me despedí o que te mentí.
— Una despedida sin mentiras o excusas. Así, es lo correcto; pero quiero saber, si nos hubiéramos casado, ¿cuánto tiempo crees que hubiéramos durado?
— Quisiera decir que siempre; pero… Si lo piensas, la relación más sincera y en la que más tiempo has durado, ha sido con él.
— Y tuve que arruinarlo. Por Dios, Cath, ¿qué fue lo que le hice?
— Danny tiene toda la razón, eres un animal.

 

El rubio llegó a su habitación luego de un par de reuniones y una nueva visita al hospital. Por ahora, se había decidido que ninguno volviera a su casa, y que, en cambio, se hospedaran en distintos hoteles y también ser discretos a la hora de transitar por la isla.

En cuanto abrió la puerta, vio un sobre en blanco en el piso. Extrañado, la levantó y lo abrió. Conocía esa letra; pero no leyó la carta y en cambio la regresó al sobre, dejándolo descuidadamente sobre la mesa. Apenas se había quitado la ropa y retirado la venda de su mano para ir hacia la ducha, tenía mucho en que pensar; pero también necesitaba relajarse.

 

CONTINUARÁ...


N/A: Pasó lo que creo yo, siempre iba a pasar de un modo u otro.

Gracias por leer!