Chapter Text
Se sentía como si de nuevo le hubieran dado una maldita paliza. Aún estaba con las secuelas de su secuestro, por lo que aún tenía permiso para ausentarse de su trabajo, al menos un par de semanas más, en las que también debía considerar el ocupar el puesto que, ante los ojos de todos, le correspondía por derecho. Pero en ese momento, sentía como si su cuerpo hubiera perdido completamente sus fuerzas y sus heridas se hubieran reabierto, así que no pudo evitar gemir de dolor.
De nuevo había dormido en el sillón, a pesar de tener a su disposición desde hace varias horas, la habitación principal e incluso la otra; pero ni siquiera había podido subir una de las gradas, no sin sentir que se derrumbaría. Y Eddie parecía sentir lo mismo, ya que no se le veía con la misma energía de siempre y, de hecho, había preferido dormir cerca del rubio en lugar de en su cama. Danny vio al cachorro y lo acarició reconfortándolo y sintió que el perrito hacía lo mismo por él, pues había empezado a lamerle más juguetonamente.
— Escucha, amigo. Steve tuvo que marcharse, así que tú y yo vamos a tener que acostumbrarnos a su ausencia. Lo siento, nada de lo que le dije o hice pudo detenerlo. Él…, necesita esto para sentirse mejor, ¿sabes? A pesar de ser un SEAL de la marina americana, él ha quedado completamente agotado, ¿puedes creerlo? Y no sólo físicamente. Su mente también ha sufrido mucho con todo lo que ha sucedido, particularmente estos últimos años. Todos esos secretos, esos misterios… Nunca pude comprender cómo es que Doris pudo hacer todo lo que hizo… Puedo entender que quisiera proteger a su familia y se fuera; pero después siguió alejándose de su hijo, y él sólo quería tenerla cerca. Me pregunto, qué sintió ella con la muerte de Wo Fat. Después de todo, él la consideraba su madre y quizás para ella, él también fue su hijo. Seguramente, Steve también ha pensado en ello. A veces siento que no fui lo suficientemente bueno para que se desahogara conmigo… Creo que, a pesar del tiempo; él no pudo confiar del todo en mí. Y yo…, me siento nuevamente solo, así que, sería de gran ayuda si tú, y el señor Pickles se llevaran bien y no me dieran problemas. Así, podremos vivir los tres en paz, sobrellevando esto. Y no me mires de esa manera, que te he visto acechando a ese pobre gato cuando crees que nadie te ve, bribón.
El perrito ladró como protestando por esa afirmación. Sin muchas ganas, Danny se levantó y fue a prepararse el desayuno. Afortunadamente, Junior había permanecido en casa de Tani y aunque ellos habían dicho que se quedarían acompañándolo, el rubio se negó rotundamente.
Luego de haberle dado su desayuno también a Eddie y apenas haber bebido un poco de café junto con sus medicinas, volvió a la sala y miró todo, recordando la primera vez que había pisado aquel lugar. El ambiente estaba igual de silencioso y de pronto, se sintió como cuando llegó a la isla y sólo tenía esa horrible sensación de incertidumbre.
Finalmente, subió por las graderías, caminando muy lentamente; pero no se detuvo hasta llegar a la puerta de la habitación. No muchas veces se había atrevido a entrar, por respeto a la privacidad de Steve; pero ahora el motivo era distinto. Ni bien dio el primer paso al interior, observó todo a detalle, como si intentara descubrir los secretos que aún ignoraba, del hombre que hasta hace poco dormía allí.
Todo estaba pulcramente acomodado y sin una pisca de polvo. Abrió la cómoda quizás buscando cerciorarse que aún había cosas allí, que indicaran que el insensible idiota no se había machado para siempre. Había ropa, tanto camisas como poleras; y por supuesto, pantalones cargo. Tocó aquella camiseta desgastada que tantas veces le había visto usar que decía “marina”. A un lado del mueble, descansaba la guitarra que años atrás, le había regalado y se preguntó si sólo la tenía allí como adorno.
Dejó su bastón, tomó la guitarra y se sentó en la cama. El instrumento estaba afinado y tenía algunas partes desgastadas, lo que significaba que, en efecto, Steve la había usado. Deseó haber podido escucharlo alguna vez. Tocó un par de notas y devolvió el instrumento a su estuche, dejándolo donde lo había encontrado. Eddie entró inseguro; Danny lo llamó y el can subió a la cama. Ambos se recostaron en absoluto silencio.
Tiempo después, abrió los ojos, se había quedado dormido y Eddie con él. No sabía ni qué hora era; pero no importaba. Sin embargo, debía levantarse, bañarse; y limpiar sus heridas. Luego llamaría a sus hijos.
Se tomó su tiempo bajo la regadera y luego se vistió con un buzo deportivo. Las poleras ajustadas que solía usar, hacían demasiado contacto con su piel y raspaban las partes aun lastimadas, por lo que sacó prestada aquella camiseta de Steve y se la colocó, le quedaba algo suelta a excepción de la parte de los hombros; pero era sin duda más cómoda. Entonces, bajó a la cocina, apenas se preparó un emparedado para almorzar y también le dio su ración al perrito. El gatuno entró estirando las patas traseras, Danny lo había visto antes dormir en la cama de la otra habitación.
— Hola, señor Pickles, qué gusto que se haya dignado a aparecer y comer con nosotros —a él también le dio su ración en su plato encima del mesón, de ninguna manera quería gruñidos y bufidos, así que a la hora de la comida prefería mantenerlos alejados uno del otro— Sé que tú y yo nos hemos estado conociendo y hasta nos hemos llevando bien, desde que vine a vivir aquí, ya que Eddie ha pasado más tiempo con Steve y Junior y a ti te hacía falta alguien que te diera algo de amor; —dijo acariciándolo— pero ahora que Steve se fue, Eddie necesitará compañía, así que tú y yo nos encargaremos de no dejarlo solo, ¿bien? Eso es. Sólo esperemos que no pase mucho para que supere sus males y regrese a su hogar y a nosotros.
Luego de lavar su plato, caminó por el área que se supone era la oficina o más bien donde estaba el escritorio. Encontró varias fotografías, muchas de ellas antiguas, de los señores McGarrett, con Mary y Steve siendo niños. También fotos de ambos, con aquellos que iniciaron Five-O y así mismo, encontró recortes de periódicos, los cuales hablaban de la muerte de Doris McGarrett, de John y de los logros del equipo que el comandante dirigía en ese momento. Igualmente, había un par de fotos de Eddie y del señor Pickles, uno durmiendo panza arriba y el otro hecho un ovillo. Y encontró un par de fotografías de ambos y otras con los niños, las cuales le hizo sonreír.
Allí sobre el escritorio, estaba una caja, que el rubio reconoció como las cosas que una vez estuvieron en la oficina del jefe en el cuartel de Five-O; Danny no se atrevió a tocarla y se negó a derrumbarse, por lo que prefirió tomar el teléfono e ir al jardín.
Esta vez no quiso estar en la silla a orillas del mar, esta vez prefirió una de las sillas que estaban cerca a la casa, en el pasto. Respiró un par de veces antes de encender su teléfono, no quería preocupar a sus retoños; hacía tiempo había comprobado que Grace era muy perceptiva a la hora de descubrir si algo andaba mal con él. No se sorprendió de ver que ya tenía registradas llamadas perdidas y mensajes de sus compañeros. No los leyó.
— ¡Hola, amigo!
— ¡Danno!
— ¿Cómo estás, hijo?
— ¡Bien!
— ¿Sí? ¿Estás bien?
— ¡Sí!
— Me alegro mucho.
— ¿Te veré hoy?
— No, cariño, yo… Tengo algo que hacer; ya sabes, trabajo…, aunque te prometo que en un par de días nos veremos, ¿de acuerdo?
— ¡Sí! ¿Iremos a ver al tío Steve y a Eddie?
— ¿Qué dices si mejor vamos a la playa o a comer algo que quieras?
— ¡Sí!
— De acuerdo. Te quiero, hijo.
— Yo también, papi.
— ¿Me pasas a tu hermana?
— ¡Grace! ¡Es Danno! —Danny sonrió ante el entusiasmo de su pequeño.
— Hola, papá.
— Hola, monito, ¿cómo estás?
— Bien. ¿Y tú?
— ¿Yo? Yo estoy muy contento de escucharte.
— ¿Pasó algo? —insistió, claramente, alejándose del ruido que hacía su hermano.
— No, ¿qué ha de pasar? Todo está bien, mi niña hermosa.
— Supongo que aun estás viviendo en casa del tío Steve. ¿O acaso estás en el hospital? —preguntó suspicaz.
— No, cariño; estoy en casa de tu tío, aún falta algunos arreglos en la nuestra.
— ¿Estás herido?
— No, estoy bien.
— Dijiste que estás en casa, no en tú trabajo y es día laboral.
— Estoy bien amor, no fue nada.
— Papá…
— No te preocupes, pronto iré a verte, ¿sí? Te amo.
— Yo también, Danno. Mamá quiere hablarte —Danny estuvo tentado a colgar.
— ¿Danny?
— ¿Sí, Rachel?
— ¿Está todo bien?
— Perfectamente, claro.
— No te oyes bien.
— Estoy bien, sólo estoy cansado, hay mucho trabajo. Pasaré por los niños el viernes, ¿de acuerdo?
— Sí. Danny, si algo está mal…
— Nada está mal, Rachel, te llamo después. Adiós.
El resto del día continuó, con un Danny sin ganas de hacer algo, ni siquiera estaba interesado en ver el hermoso atardecer que tenía a la vista. Lo único que hizo, fue volver a cerrar los ojos, sus manos cubriendo su rostro, su mente debatiendo si era realmente necesario para Steve irse. De nuevo llegó a pensar que no consiguió ser el amigo que McGarrett necesitó y hasta se cuestionó si hizo algo mal como para que él se alejara. Sacudió su cabeza diciéndose a sí mismo, que la tristeza le estaba haciendo pensar tonterías; debía tranquilizarse y dejar a sus heridas sanar, no quería verse mal frente a sus hijos, ni frente a nadie.
Pero el día no terminaba y su cerebro no dejaba de pensar y recordar.
Cuando llegó a Hawái, no esperaba ser parte de una unidad como Five-O, Siempre se imaginó una vida entre papeleo y rutina policial. Y de ninguna manera sospechó la posibilidad real de ser jefe de tal unidad, ya que, según su visión, sería él quien se fuera primero. No era la primera vez que quedaba al mando; pero esta vez su tiempo al frente, si es que aceptaba el puesto, no tenía fecha de término. Se carcajeó ante el hecho irónico que, de los cuatro que iniciaron aquello, sólo él quedara, el menos probable.
Luego se preguntó si Steve había imaginado que todo lo que estaba formando, terminaría un día en manos del tipo que lo había apuntado en el garaje de su propia casa y sin proponérselo, también había hecho que aceptara el puesto ofrecido por la gobernadora. Una nueva duda se instaló en su cabeza. ¿Steve no lo consideraba apto para resolver el caso de su padre por ser del continente, tanto que prefirió aceptar un puesto que, en principio no quería? Nunca se había cuestionado eso antes.
Y las dudas continuaron.
¿Podría lidiar con todo lo que se venía encima? No lo sabía. ¿Habría muchas diferencias entre el método de Steve y lo que haría él? Eso era claro. No dudaba de sus compañeros o de su capacidad; pero cada vez tenían casos sumamente complicados y ahora, de él dependería organizar y cumplir con el reto de seguir siendo una fuerza de élite.
Casi era de noche cuando la puerta sonó. De nuevo se había quedado en el sillón de la sala. Danny se preguntó, si sus compañeros temían que cometiera una estupidez y, por lo tanto, debían asegurarse que seguía con vida. Si era así, se llevarían un buen reclamo; a pesar de la congoja, no era tan frágil como los demás parecían pensar.
Para su sorpresa no era ninguno de sus amigos.
— Hola, papá.
— Grace… —ella lo miró evaluadoramente preocupada.
— Dijiste que no fue nada.
— ¿Esto? —señaló heridas y el bastón— Se ve peor de lo que es.
— Siempre dices eso. ¿Y el tío Steve? —preguntó entrando y saludando a Eddie.
— Él no está. Tuvo que irse.
— ¿A otra de sus misiones de las cuáles tendrás que ir a rescatarlo? —rezongó.
— No, esta vez no.
— ¿Entonces?
— Escucha, cariño, él necesitaba algo de tiempo y…, él ha pasado por cosas difíciles así que, decidió irse de Oahu por un tiempo.
— ¿Y te dejó aquí solo y así de lastimado? —protestó sin creerlo.
— Ya te dije que estoy bien.
— Ya no soy una niña, papá, deja de intentar ocultarme la verdad.
— No pasa nada, anda pediremos pizza para cenar, ¿Tú mamá sabe que estás aquí?
— Sí lo sabe. ¿Y por cuánto tiempo se fue?
— No lo sé, un par de meses tal vez.
— ¿Un par de meses? Pero…
— Ya te dije que lo necesitaba.
— ¿Tanto como para irse por meses? ¿Ni siquiera te pidió que le acompañaras?
— Todos necesitamos un tiempo a solas cuando estamos atravesando un mal momento; y yo no habría podido irme contigo tan cerca de partir a la universidad y además por tu hermano.
— ¡Pero tú nunca te apartaste, ni siquiera cuando peleabas con mamá!
— Tú fuiste mi razón para no alejarme. Escucha, Grace, tu tío perdió personas muy importantes: su padre, su madre; y también el hombre que fue también otro padre. Todo ha sido demasiado para él.
— Lo entiendo, Danno; pero lo que me molesta es que él te dejó solo en esta casa. ¿Por qué no esperó a que al menos estuvieras bien?
— Estoy bien, cariño.
— ¡Ni siquiera puedes caminar! ¿Te dispararon de nuevo? —preguntó con ojos llorosos.
— Sólo son estos rasguños. Grace, no te enojes con tu tío; y lo que me pasó fueron gajes del oficio…
— ¡Pero él nunca te había dejado solo y menos cuando terminas herido! —debatió preocupada— ¿Y por qué no se despidió de Charlie, ni de mí? Quería que estuviera para mi graduación y para evitar que me siguieras hasta la universidad —bromeó intentando no llorar.
— No tuvo mucho tiempo —se disculpó, limpiando las lágrimas y sintiendo su propio corazón palpitar dolorido.
— ¿Se pelearon?
— ¿Qué? No, tú sabes que él siempre me hace enojar; pero… Escucha, monito, sé que lo vas a extrañar mucho y también Charlie, así que necesito de tu ayuda para hacerle entender esto, ¿sí? ¿Me ayudarás?
— …Sí papá; pero… Charlie quería verlo y pedirle…
— ¿Pedirle qué?
— Fuimos con mamá al museo… A él siempre le gustó ver los portaviones…, y yo le conté que el tío Steve había navegado en un navío y… Dijo que él también quería hacer eso…, que la próxima vez le pediría que le mostrara como se hace… Lo siento.
— Está bien, cariño, no importa —la consoló abrazándola, aguantando el dolor de las heridas.
— ¿Te duele mucho? ¿Necesitas alguna medicina?
— Estoy bien —contestó conmovido— Mira, agradezco que vinieras, adoro verte; pero no tienes que preocuparte por mí, Grace.
— Eres mi padre, Danno. Mamá, Charlie y tú son lo más importante para mí; pero no se lo digas al enano —él sonrió— Lamento que se fuera, seguramente le estás extrañando, sé muy bien cuánto le quieres.
— ¿Qué estás diciendo? ¡Claro que no! Estaría rematadamente loco para extrañar y querer a alguien como él —decirlo fue más duro de lo que esperaba.
— Sé que se querían a su modo y siempre me pregunté, por qué nunca se lo dijiste, ya sabes.
— Lo hice, sólo que tu tío nunca se dio cuenta de lo que realmente significaban mis palabras o no quiso hacerlo, no lo sé —concluyó triste, la joven abrazó a su padre una vez más.
Demostrar ante sus hijos que las heridas no dolían fue complicado; sobre todo el convencer a Grace, ella lo vigilaba como un halcón, asegurándose que tomara sus medicinas, que no hiciera esfuerzos y neciamente, se había negado a dejarle solo. Y para colmo, poco después, todos en la isla ya sabían de la ausencia de Steve y sabiendo que Danny aún vivía en la casa del comandante, la gente empezó a desfilar por allí, como si se tratara de un funeral en el que el agente parecía el desconsolado viudo, por cuya salud temían.
— No puedo creer que se fuera y menos sin avisarnos ¡McGarrett es un desconsiderado! —dijo Kamekona en la improvisada reunión. El hombre grande había hecho caso omiso y había ido a ver a Danny junto a Flippa, Mamo, Duke y Adam, llevándole el almuerzo.
— Fue algo sorpresivo para todos. Y ya saben cómo es… Cuando algo se le mete en la cabeza, nada lo hace desistir.
— ¿Qué hay de los keikis? —preguntó el otro hombre grande, mirando a los niños.
— Grace está algo molesta, sobre todo, luego de descubrir mis heridas y Charlie…, de no ser por Eddie, seguiría llorando.
— ¿Y tú cómo estás? —preguntó Duke.
— Bien, las heridas van sanando… Aunque esta vez también tuve nuevamente algo de suerte — señaló la herida cerca al corazón. Lukela no dijo nada más; su pregunta no sólo se refería a su estado físico.
— Entonces, ¿aceptarás el mando de Five-O? —indagó Adam.
— Aún tengo tiempo para pensarlo. Grace me trajo aquí y pronto se irá a la universidad; lo natural sería que yo me fuera también.
— La decisión que tomes será la correcta, Danny —dijo Mamo— Sólo no olvides que Hawái te ha acogido y tienes muchos amigos aquí y estaremos para ti, siempre.
Adam estaba sumamente preocupado, por más que el detective sonriera y hablara con seguridad, estaba seguro que todo era apariencia. Observó a la joven Grace, que cuidaba a su hermano; pero también miraba a su padre constantemente. El nipón evidenció que aquella mirada era de intranquilidad.
— Escucha, Grace, —dijo Adam acercándose— sé que no te sientes bien y estás preocupada.
— Danno no quiere decirme nada. Le dispararon, ¿verdad? No ha pasado tanto desde que lo hirieron en el hospital y ahora…
— Lo sé; pero preocupándote, sólo harás que Danny también lo haga. Tus sonrisas son el mejor aliciente que él tiene.
— Es sólo… —ella puso cara de disgusto.
— Estás enojada con tu tío por haberse ido.
— Steve lo cuidaba cada que lo herían; pero esta vez no lo hizo… ¡Lo dejó solo e hizo llorar a Charlie! Y temo que, si Danno acepta ser el jefe, lo hieran de nuevo y entonces…
— Entiendo que tengas miedo; pero tu Danny no está solo. Aunque Steve se haya ido, aun quedamos nosotros y te prometo, te prometo, Grace, que haré lo que sea por tu padre sin importar que acepte o no el puesto. Siempre puedes llamarme cuando estés en la universidad, siempre te diré la verdad.
— Debí escoger la universidad de California, estaría más cerca.
— ¿No te ha dicho sobre si está considerando regresar a Nueva Jersey?
— No lo hará. Aquí tiene una vida más tranquila, a pesar de su trabajo y sé que Hawái le gusta, aunque no lo reconozca en voz alta.
— Estoy seguro que tu padre quiere que estudies donde tú quieras; y si la universidad de Miami es lo que has elegido, entonces adelante.
— No sólo me inquieta que le hieran de nuevo. Si se retira… Estoy segura que no sabrá qué hacer. Antes no hablaba más que de abrir un restaurante italiano; pero eso ya pasó y ahora… Si al menos tuviera a alguien…
— Tu padre es atractivo y un gran tipo, seguramente encontrará a una persona que le merezca.
— Él no se enamora fácilmente. Vi cuánto amó a mi madre por mucho tiempo; y luego me di cuenta que a pesar de las chicas que tuvo, quería a alguien más; pero prefirió callar.
— Lo sé, creo que todos nos dimos cuenta.
— ¿Y él también lo sabe? —Adam no pudo contestar, sólo abrazó a la joven y luego a Charlie, que casi chocó con él, mientras perseguía a Eddie.
Danny agradeció esas risas y Grace decidió que haría lo necesario para que su papá fuera feliz.
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Quinn iba conduciendo y Cole iba de copiloto. No es que hubiera un caso; pero ella no había podido quedarse en su casa ese fin de semana, así que pensó que era buena idea dar un paseo y de paso, estudiar un poco al nuevo miembro del equipo.
— Entonces, ¿desde cuánto estás con la unidad?
— Un año.
— ¿Y cómo ha sido?
— Nada aburrido e intenso muchas veces.
— ¿Así como lo que pasó?
— Sí, es peor cuando secuestran a uno de nosotros. Primero fue Junior y Tani casi enloqueció; y ya viste como se puso Steve.
— McGarrett me dijo que, el detective es muy importante para él, me dio las llaves del Camaro.
— ¿En verdad?
— ¿Por qué la sorpresa?
— No es raro que Steve viera algo bueno en ti para que te pidiera unirte a Five-O; pero si te dejó a cargo del auto de Danny…
— ¿Es extraño?
— Tú lo dijiste, Danny es muy importante. Sé que desde que se conocieron no se separaron y Lou te lo puede decir mejor, ya que los conoce más tiempo. Todos dicen que ellos se quieren demasiado, incluso solían llamarles el viejo matrimonio. Y desde que llegaron, Tani y Junior los llamaban papá y mamá, y ellos nunca se molestaron. No lo entendí en principio, creí que todo era por las peleas; pero…, la desesperación de Steve por Danny y la Danny por Steve…
— No me siento muy cómodo tomando el control del auto de alguien a quien apenas conozco.
— Tampoco creo que a él le guste y si tuviera a McGarrett en frente, seguro le gritaría; creo que mejor le devuelves las llaves.
— Steve dijo que no lo hiciera enojar.
— Es buen consejo. Tampoco creas que yo voy a cederte mi auto.
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En las más de dos semanas que habían transcurrido, casi todos se habían turnado para ir a ver al nacido en Jersey y atestiguar que estaba… vivo. Sus heridas sí estaban sanando bien, aun usaba el bastón; y a pesar que el rubio aseguraba que estaba en buenas condiciones, su ánimo no era el de los mejores, aunque la presencia de sus hijos ayudó muchísimo; pero los niños habían tenido que regresar con Rachel. Charlie tenía escuela y Grace también tenía que hacer sus propias actividades, aunque igualmente iba a la casa en la playa a verlo, controlar que tomara sus medicamentos a la hora y trataba de estar siempre con una sonrisa.
Ni ella, ni nadie se atrevió a comentar que usara las camisetas de Steve.
Cole había aparecido también, llevando el auto negro finalmente reparado. Por supuesto, a Danny no le había hecho gracia que Steven le diera las llaves a ese hombre; pero agradeció que éste tuviera el tino para devolvérselas.
— ¿Has sabido algo de McGarrett? —preguntó el hombre alto de color.
— Nada —dijo el rubio.
— Sí, supongo que estará ocupado —sonrió Cole.
— ¿Ocupado? —preguntó Lou, sin entender a lo que el otro hombre se refería.
— Con la teniente Rollins.
— … ¿Dices que Catherine y Steve están juntos? —preguntó Danny, luego de un instante.
— ¿Ella estaba en Oahu? —cuestionó Tani.
— La llamé para que descifrara el mensaje codificado; sabía que McGarrett y ella conocían, así que me pareció buena idea reunirlos —dijo sonriente y fue el único que expresó satisfacción.
— Se fueron juntos —dedujo Lou.
Danny se levantó de la silla en el jardín, murmurando que necesitaba descansar. Y todo fue silencio en aquel patio. Cole miró a sus compañeros, tarde comprendió que sus palabras tuvieron un mal efecto en todos. Lou, les contó a grandes rasgos que la chica si bien era conocida de todos, había hecho un par de cosas por las que nadie ahí estaban contentos con ella. Sólo quedó pedirle al hombre que la mencionara lo mínimo posible.
Todos esperaron un buen rato y el de ojos azules no volvió a aparecer; temieron que lo recién descubierto lo afectara mucho y aunque lo intentaran, sabían muy bien que el rubio se negaría a hablar sobre el desengaño, que seguramente estaba sintiendo.
Hacía rato que estaba encerrado en esa habitación y esperaba que todos se hubiesen ido. La tristeza y el dolor de antes, se transformaron en decepción y enojo. No imaginó que ella hubiera vuelto y menos que Steve fuera capaz de irse con tanta prisa, abandonando todo para estar con alguien que…
— Eres un estúpido, Williams… ¿En qué demonios pensabas? ¿Qué realmente la había olvidado? ¿Qué algún día él volvería por ti?... ¿Qué finalmente se darían una oportunidad?... Otras personas siempre fueron más importantes para él y siempre lo supiste… Y sin embargo… No… no… No puede ser.
Lo peor fue recordar aquellas palabras una vez dichas por el propio Steven McGarrett.
No está en tu ADN ser feliz.
Se quitó la camiseta con bronca, maldiciéndose por haber defendido al idiota hasta ante sus hijos, y por haber intentado comprenderle a pesar de la desolación que inundó su alma; y también por haberle creído que se iba, porque verdaderamente necesitaba tiempo a solas.
— Eres un maldito idiota, Steven...
Estaba demasiado alterado y sabía que podía hacerse daño actuando y tomando decisiones en ese estado; pero poco le importó.
— Iré a casa de Steve, quiero ver que Danny esté bien —dijo Junior, luego de lo que Tani le contó la noche anterior.
— No creo que esté bien. Ayer, Adam se quedó en el patio, esperando poder hablar con él; pero Danny no lo recibió. No puedo creer que Steve nos mintiera. ¿Tú no sabías nada?
— No, Tani, te lo juro.
— Me pregunto…
— ¿Sí?
— ¿Crees que Steve mantenía comunicación con ella? Quizás hasta se hayan estado viendo a escondidas.
— Si fuera el caso, no tendrían por qué haberlo ocultado. Además, me dijiste que Cole la había llamado para descifrar el mensaje de Doris; entonces ella no estaba aquí.
— Sí; pero… Quizás Steve sí lo sabía y luego… quiso irse con ella.
— ¿Piensas que reanudaron su relación?
— Pienso en lo que Danny estará cavilando y sufriendo.
— Iré a verlo.
— Voy contigo.
— No, Tani, déjame hablar con él.
— Está bien. Estaré en el cuartel, llama si quieres que te alcance.
Junior condujo veloz. Ciertamente estaba preocupado por el detective y se negaba a creer que Steve se hubiese ido con la intención única y real de estar con la teniente y no así por el sufrimiento que había pasado. Sin embargo, no podía negar que era una posibilidad, ni que ese hecho hubiera causado gran daño en el ya herido detective Williams. Frenó bruscamente y corrió al interior de la casa, todo estaba en silencio. Revisó cada estancia tanto adentro como afuera, y no había rastro del rubio, ni de Eddie, ni del señor Pickles. Torpemente sacó su teléfono y marcó el número de su amigo, sin resultados positivos y entonces llamó a su chica.
— ¿Joons, pasa algo?
— Danny no está aquí; tampoco Eddie, ni el señor Pickles. Se llevó sus cosas. He intentado llamarlo; pero tiene el teléfono apagado.
— Quizás regresó a su casa.
— Dijo que todavía la estaban pintando.
— Le diré a Adam que llame a Grace por si está con ella. Comunícate con Lou, para que vaya a casa de Danny. Trataré de rastrear el Camaro.
— De acuerdo.
Poco después, Tani había vuelto a llamarle indicando que Grace no sabía nada y que el Camaro no tenía activado el GPS. La preocupación aumentó y Junior indicó que alcanzaría al capitán en casa del rubio.
— ¿Alguna noticia? —preguntó Lou.
— No.
— No está aquí, acabo de hablar con el encargado y dijo que no lo han visto en días.
— ¿Hay algún lugar donde pudo haber ido?
— No. No lo sé, nunca había desaparecido así. Obviamente quiere estar solo.
— De acuerdo; pero si al menos pudiéramos saber dónde.
— La única forma es mediante Grace, es a quien llamará.
— Le diré a Tani que se mantenga atenta para que rastree la llamada, si no quiere vernos, al menos podremos saber dónde está.
— Ni hablar, amigo, sólo queda velar por él a distancia.
Horas más tarde, Danny efectivamente se había comunicado con su hija; pero no lo suficiente como para que pudiera ser rastreado. Le aseguró a Grace que estaba bien y que se verían pronto y por más que ella insistió, su padre no le dijo dónde estaba y en cambio le pidió que les dijera a sus tíos que no se preocuparan.
CONTINUARÁ…
N/A: Primer capítulo con un Danny sufriendo, y cómo no, luego de lo sucedido. Tendrá que enfrentarse a todo lo que su antecesor dejó.
Para quienes no han visto Magnum PI, voy a hablar un poco de eso para aclarar lo del secuestro de Junior. Luego del capítulo crossover con H5O, vimos al chico ser sorprendido en su auto, es ahí cuando fue secuestrado, el resto se ve en Magnum y todo por la tarjeta SD que recuperaron.
Gracias por leer!