Chapter 1: Colores.
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La universidad no era el lugar mágico que las películas pintaban.
No había fraternidades desbocadas o fiestas llenas de alcohol, drogas y sexo sin control. No había gente increíble con la que quisieras formar lazos más allá de los trabajos en conjunto que todavía (por alguna razón) obligaban a hacer.
En realidad era un lugar muy simple. ¿Querías ser alguien en la vida? Entonces olvídate de tu propia vida por los siguientes 4 o 6 años que duraba tu carrera y concéntrate en no reprobar; y quizás, solo quizás podrías conseguir un trabajo más o menos decente que no te haga la vida más miserable de lo que tú propia existencia ya hace.
En palabras más simples: debiste haber disfrutado más tu vida antes de entrar a la universidad, porque después de este punto, no había retorno. Serías un adulto para siempre y eso apestaba.
Pero ese sería un problema para el Nie MingJue del futuro. El Nie MingJue del presente tenía otros problemas que resolver actualmente.
“¿Por que si es una clase 'optativa' tengo que cursarla?” Preguntó en voz alta, apuñalando su comida, aunque ya estaba resignado.
“Porque si no cursas una clase 'optativa' , no tendrás el crédito para graduarte. Además no sé de que te quejas, solo será por un año.”
“Un año en el que debo estar en una clase estúpida que no me servirá para nada en la vida y que además es una amenaza encubierta, porque si no paso, en automático no tengo derecho a graduarme.” Dijo, enojado con toda esta situación.
Jin GuangYao bufó, harto de explicarle las mismas cosas a alguien con una cabeza tan dura que parecía hecha de metal y no lograba entender nada por su terquedad. “Si quieres escoger algo que te servirá, ¿por qué no escoges primeros auxilios y salvas a todos de tener esta conversación?”
MingJue gruñó, mordiendo su comida con furia reprimida, sacando casi todo el relleno de su sándwich. “No puedo, tengo cálculo en ese horario.”
“¿Qué pasa con algún deporte? Eres bueno en ellos, ¿no?” Preguntó XiChen, intentando aminorar los ánimos en la mesa.
MingJue negó nuevamente. “Todos los deportes que están libres en mi horario tienen el cupo lleno.”
“¿Entonces? ¿Qué clase escogerás?” Preguntó Song Lan, demasiado preocupado limpiando la mesa antes de poner su comida en ella como para dedicarle una mirada.
El mal humor de Nie MingJue se dejó ver en su rostro ante la respuesta inminente. “Arte.”
La mesa quedó en silencio por un momento y luego, todos los presentes escupieron lo que tenían en la boca, excepto Song Lan que se puso de un color verde enfermizo. Jin GuangYao se había atraganto con su ensalada, Lan XiChen escupió su agua levemente y Song Lan se tapó la cara para que no se notara el jugo de uva que había salido por su nariz.
“MingJue…” susurro XiChen, que fue el primero en componerse. “No es ofensa, pero no solo apestas en arte, también lo odias. ¿Por qué escoger esa clase?”
“¿Crees que no lo sé?” Comentó, molesto con este tema más de lo que dejaba ver. “Pero es la única clase que queda bien en mi horario. Son dos clases a la semana de dos horas cada una y llenarían las horas muertas que tengo los lunes y jueves, además ¿qué tan difícil puede ser pasar una clase de arte? Basta con asistir.”
Si sus amigos tenían más comentarios al respecto, entonces se los guardaron y continuaron comiendo como si nada mientras el mordía su comida comprada y desabrida sin el relleno con enojo.
Al final de sus clases y todavía un poco amargado se dirigió a la orientación de la universidad para pedir su registro y meterse a la estúpida clase de arte que no le serviría para nada útil en la vida.
Cuando ingresó a la orientación y vio a la única persona que estaba ahí, casi regresó por dónde vino y olvidó todo el asunto. No necesitaba un título universitario, se dijo así mismo mientras intentaba dar la vuelta.
“¡Oh, MingJue!” Grito Wei WuXian con su voz chillona, levantando la vista de su teléfono para concentrarse en él. “¿Qué necesitas hoy, querido? ¿Algún consejo de amor? ¿Solo ver una cara bonita como la mía? ¿O venías a verme por algo más?”
Si Nie MingJue tuviera que pedirle cualquier tipo de consejo o ver a esta mujer probablemente sería el día en el que quisiera cavar una tumba y enterrarla viva para tener un picnic encima.
“No.” Dijo, intentando ocultar el ceño fruncido y pedir lo que realmente necesitaba con educación. Su madre le había enseñado modales básicos. O algo así. “Necesito un formulario para inscribirme en una clase optativa.”
“Por supuesto, por supuesto,” contestó la peor consejera estudiantil del mundo. “¿Que clase? ¿Quizás para el equipo de rugby? Oí que son realmente buenos este año.”
“No.”
“¿No? ¿Quizás entonces una para el equipo de americano? No está mal si te da miedo lastimarte en rugby, sabes. No te hace menos hombre, sigue siendo un deporte rudo que le gusta a las chicas. Si quieres mi consejo, solo pídelo. Es mi trabajo después de todo.”
Nie MingJue quería golpearse hasta romperse la cabeza y se despegará de su cuerpo. “No. Quiero una solicitud para la clase de arte.”
A diferencia de sus amigos, Wei WuXian no era lo suficiente amable para aguantar la carcajada y pronto todo el lugar estaba lleno con el sonido de una cría de hiena con foca que era el sonido de la risa de la mujer. ‘Excelente consejera’ pensó. Estaba seguro que si alguien llegara a esta mujer diciéndole que tenía depresión y quería morir, Wei WuXian diría algo como: ‘Oh cariño, qué triste, échale ganas, tienes todo mi apoyo.’
Sin embargo, la horrible risa solamente lo hizo comenzar a salir de la orientación. No tomar la clase optativa y reprobar su carrera era preferible a aguantar la risa de esta mujer, cómo había pensado desde el principio. ¿Quién necesitaba un maldito título? Había mil maneras de triunfar en la vida.
“¡Estoy bromeando, estoy bromeando!” Gritó Wei WuXian cuando notó que estaba saliendo. “HuaiSang estará tan feliz de tener otro estudiante este año, verás quieren cerrar su clase por la poca demanda que tiene, él pobre ni siquiera gana tanto. El arte es tan mal pagado estos días…” siguió hablando mientras buscaba la solicitud de registro y MingJue fingió escucharla, más interesado en la mosca que pasaba por ahí que en lo que decía la consejera. “¡Aquí! Llena esto y luego llévalo al salón de artes. Saluda a HuaiSang de mi parte y si ves a Lan XiChen dile que soy una excelente opción para su hermano-"
Wei WuXian seguía hablando cuando salió con el papel en mano y finalmente respiró en paz cuando su voz chillona dejó de escucharse, sintiendo como el dolor de cabeza bajaba significativamente.
Garabateó sus datos en la hoja y comenzó a caminar hacía la sala de arte, mientras más rápido terminara todo esto, más rápido podría terminarlo. El único problema es que no sabia donde estaba la maldita sala de arte.
Camino cerca de 20 minutos antes de tragarse su orgullo y comenzar a preguntar.
Una hora después había llegado a probablemente el lugar más feo de la universidad después del baño de hombres y comenzó a plantearse seriamente qué tan malo sería renunciar a ser alguien profesional en la vida y empezar a trabajar como albañil, seguro que tenía la fuerza, y toda la actitud para lograrlo.
Suspirando, abrió la pesada puerta de metal e ingresó al salón y se dio cuenta de que por dentro era… igual de feo que por fuera. La sala de arte era, en el mejor de los casos y siendo muy amable: un basurero.
Era un espacio grande, pero una esquina estaba llena de mesas y sillas rotas amontonadas, un montón de muebles llenos de hojas, pinturas, esculturas, trabajos secándose y pinceles por todos lados metidos en vasos, floreros y platos. Había varios caballetes en círculo alrededor de lo que parecía un escenario improvisado y todo estaba manchado con pintura de diferentes colores, haciendo que casi cada superficie fuera de un color morado extraño y negro raro.
“¿Hola?” Dijo al aire, escuchando el eco del salón.
“¡Aquí!” Contestó alguna voz que parecía no provenir de ninguna parte, tal vez había un fantasma encadenado, no se sorprendería con el nivel de abandono que tenía este salón.
Busco por todo el lugar con la mirada hasta que una mano sobresalió de abajo de una mesa forrada con tela manchada de pintura, probablemente un tapiz pintado a mano, si tuviera que adivinar.
“Vine a dejar mi solicitud para ingreso de materia optativa.” Comentó al aire, acostumbrándose un poco a la acústica del lugar.
“¡Oh, espera!” Dijo la voz y luego escuchó el golpe de algo contra la madera, un ligero “ouch” y luego una cabeza salió de debajo de la mesa.
La persona que salió de debajo de la mesa era… un artista. O esa es la imagen que Nie MingJue tenía en su cabeza sobre los artistas.
Llevaba el cabello largo y mal peinado en una cola de caballo baja que parecía apunto de explotar y tenía pintura en todos lados. Su cara estaba oculta detrás de unos lentes horribles de montura negra que estaban tan sucios que no sabía cómo era capaz de ver con ellos y estaba vestido con un conjunto completo azul marino manchado con pintura de todos los colores existentes que conocía y más.
“No sabía que tendría un estudiante nuevo este año.” Siguió hablando, haciendo piruetas por todo el salón para pasar los obstáculos que había en el piso como si fueran minas de guerra. “Mi nombre es HuaiSang y seré tu profesor de arte. Puedes dejar tu registro en esa mesa que está a tu izquierda y tomar una de las hojas ahí para que tengas tu lista de materiales.”
“Ah, sí, profesor… en realidad no soy bueno en arte y me preguntaba si quizá podríamos llegar a-“
Antes de que pudiera seguir hablando, su maestro se quitó los horribles lentes y se desbarató el poco peinado que tenía, dejando caer la larga cabellera oscura por todos lados para comenzar a desenredarlo con los dedos y pensó en lo hermoso que sería pasar los dedos por ese cabello suave a la vista.
“No te preocupes por eso.” Dijo, sin ningún tipo de interés en la reacción que estaba provocando en Nie MingJue, inconsciente del mundo a su alrededor como una criatura mítica. “Todos somos malos en arte cuando iniciamos, pero es una habilidad y quieres aprender, ¿no? Ese es el primer paso.” Y luego sonrió.
Y Dios. Sí Nie MingJue no moría por estar en una clase de arte, entonces definitivamente moriría por esa sonrisa.
Su maestro, a diferencia del basurero en el que habitaba, era hermoso. Brillaba a la luz del sol que se filtraba con miles de colores alrededor como si fuera un vitral, llenando su piel pálida de colores. Notando como su profesor lo veía con curiosidad tosió en su mano, murmuró un “ajá” y tomó una hoja con la lista de materiales para después murmurar un “gracias” y huir del salón de arte y de la criatura que vivía ahí, y pensó, que quizá la clase de arte en realidad no sería tan mala como había previsto.
Chapter 2: Blanco.
Notes:
¡Lamentó la tardanza! ;-; Se me fue la señora inspiración :B luego leí los comentarios que me dejaron y al final lo logre, gracias por eso 🥺 los aprecio mucho. Después de este capítulo se comienzan a venir más largos así que espero que lo disfruten. ☺️
Chapter Text
Si hubiera tenido que escoger entre admitir que estaba emocionado por la clase de arte o cortarse la cabeza, definitivamente se cortaría la cabeza. Sin embargo, como no podía conseguir un sable afilado de manera legal en menos de dos días, todo el fin de semana pensó en la clase de arte, más específicamente, en su maestro. Así que hizo lo más sensato que se le ocurrió.
Compró el material artístico más caro y profesional que encontró.
Y vaya si no era idiota, pues a pesar de que tenía el dinero, Nie MingJue nunca habría gastado 35 dólares por un cuaderno.
Se veía más que estúpido ahora, en un basurero enorme con solo cuatro personas, incluyéndolo a él. Dos de ellas eran sus únicos compañeros, Wen Chao que hace buen rato había caído dormido y Xue Yang que parecía más interesado en jugar con su teléfono que en lo que decía el profesor, y lo peor es que ni siquiera los culpaba. Se notaba de lejos que su maestro estaba dando lo mejor de sí en explicar el tema intentando hacerlo interesante, interactivo y menos aburrido, pero simplemente… la historia del arte no era ni de lejos lo más entretenido que había aprendido y eso valía mucho de él mismo que ha tenido que tomar clases de etiqueta y control de emociones (ira).
Su primera clase fue así. Dos horas de teoría sobre los inicios del arte, la creencia, forma e importancia que se le daba a cada trazo para internar transmitir algo y una teoría básica de colores primarios. No habría sido tan horrible si su maestro no estuviera vestido nuevamente con el horrible overol lleno de pintura y sus asquerosos lentes de montura negra que ocultaban toda su cara.
Su siguiente clase no mejoró en lo más mínimo. Aunque al menos esta vez el imbécil de Wen Chao ni siquiera se había dignado a presentarse, lo que fue una ganancia fenomenal para su cordura. Aunque la otra rata, Xue Yang, seguía ahí y parecía haberse acabado la batería de su teléfono hace horas, lo que lo hacía aún más intolerante de lo que su existencia le daba crédito. En menos de una hora con su presencia estaba a un sonido de romper su pequeño cuello después de haberlo escuchado mascar el mismo chicle duro con la boca abierta. Tenía un dolor de cabeza tan intenso que creía que le iba a explotar una vena y la exposición de su maestro sobre “líneas suaves” con su atuendo hippie de vagabundo no ayudaban a mejorarlo. Incluso, en algún punto de la clase, había llegado a pensar que todo fue parte de su imaginación y debajo de ese arbusto de cabello enredado negro y horribles lentes no había nada interesante.
Una hora después estaba trazando “líneas suaves” en su cuaderno profesional de dibujo con un valor de 35 dólares como si fuera un niño coloreando su mantel con crayolas en un restaurante para no molestar a sus padres.
“No, no, lo estas haciendo mal,” Decía HuaiSang nuevamente, “estás tomando con demasiada fuerza el lápiz.”
“¡Lo estoy tomando bien!” Dijo MingJue con calma, aunque incluso para sus oídos sonaba más como un gruñido.
“No,” insistió su maestro. “Tienes que inclinar suavemente tu mano y sujetar tu lápiz entre el dedo medio e índice mientras lo apoyas en el pulgar.”
“¡Lo estoy haciendo bien! Además ¿para qué demonios necesito hacer esto? Ni siquiera estoy siguiendo un patrón.”
“No necesitas un patrón, necesitas acostumbrarte a las líneas suaves para que tengas una base antes de hacer el boceto.”
Líneas suaves, líneas suaves, ¿¡a quién mierda le importaban las malditas líneas suaves?! ¡Ni siquiera se veían! Podía sentir como su paciencia se agotaba y el lápiz en su mano cedía poco a poco en su agarre mientras intentaba hacer más “líneas suaves” en su cuaderno caro y escuchaba las estúpidas burlas del estúpido Xue Yang de: “es un bruto enorme, no puede ni sujetar bien el lápiz”, y Dioses, estaba a punto de agarrar su pequeña cabeza y azotarla contra la mesa cuando sintió un suave toque en su mano que lo hizo apartar la vista de su próxima víctima de homicidio.
La mano que lo tocaba era significativamente más pequeña que la suya. Blanca y suave que contrastaba con la suya más morena. Dedos largos, pálidos y fríos, eran demasiado delgados y delicados como la porcelana más fina, pero al mismo tiempo eran firmes cuando acomodan el lápiz correctamente entre sus manos.
Cuando subió levemente la mirada, sus ojos delinearon la forma de la caída del cabello despeinado por los costados del rostro de su profesor, la línea del cuello era delicada, pero definida y la mandíbula afilada, pero suave. Mientras más subía la mirada, menos aire llegaba a sus pulmones.
La luz natural de las ventanas abiertas que el profesor aprovechaba para secar los trabajos de sus alumnos mayores hacían que la silueta fuera bañada con luz blanca, brillosa y pura. O quizás otra vez su imaginación le estaba jugando bromas, pero los labios de su profesor se veían de un rosa saludable e increíblemente suaves. No ayudaba que los horribles lentes de montura negra se hayan desplazado de su lugar y hayan bajado por la nariz pequeña, dejando ver los ojos claros de un raro contraste entre café claro con destellos verdes.
Era hermoso, se dió cuenta. No era su imaginación.
Pero hablaba demasiado de “líneas suaves” mientras tomaba su mano como para que hiciera algo al respecto.
“Si lo tomas de esta forma, la línea queda suave, ¿entiendes?” Murmuró su profesor con voz amable y ronca mientras guiaba su mano en movimientos lentos sobre el papel.
“Ajá.”
Movió el lápiz nuevamente como su profesor le estaba indicando y una línea apenas visible con mucho esfuerzo llenó la hoja.
“¡Exactamente así! Ahora practícalo hasta que te acostumbres al trazo.” Dijo su profesor y luego su toque desapareció.
Incluso si su maestro tenía las manos frías, cuando su toque desapareció su mano perdió toda la cálidez, como si le hubieran robado el sol, pero aun así siguió las instrucciones e hizo las malditas “líneas suaves” y con la nueva posición del lápiz fue tan terriblemente fácil que quería golpearse por cabezota. Aunque, en su defensa, todavía no entendía para qué serviría todo esto, especialmente en un cuaderno tan caro.
“Deberían darle un premio,” silbó Xue Yang mientras aplaudía. “Que un gorila sepa agarrar un lápiz debería ser considerado una nueva forma de aprendizaje, seguro que rompiste un récord, sensei.”
“¿Quieres morir?” Dijo MingJue sin dignarle una mirada, concentrado en sus trazos.
“Depende, ¿crees que ZiChen lloraría por mi?”
“Por supuesto.” Contestó. “De felicidad. Estaría tan feliz que incluso me defendería gratis por homicidio.”
“Te defendería gratis incluso si no estuviera de humor. Eres su mejor amigo, dah.” Susurró Xue Yang, pero había vuelto a sacar su celular y comenzó a masticar en silencio, así que lo tomó como la victoria que era.
. . .
Sus siguientes clases de arte habían sido en su mayoría solitarias. Si algo en lo que no había mentido la horrible consejera Wei, es que la clase de arte parecía tener muy pocos alumnos. Wen Chao se había dado de baja de la materia para unirse a la clase de “me gusta el dinero más que la honradez y prefiero engañar a la gente trabajadora para comprar mil productos en vez de hacer uno bueno” mejor conocida como “mercadotecnia” y Xue Yang iba y venía a su gusto dependiendo de a quien estaba acosando esa semana, además, por lo que sabía gracias a Jin GuangYao solo había otros cuatro estudiantes en esta clase de años superiores y la mayoría asistía paulatinamente.
Sin embargo, algo que podía admitir abiertamente es que al menos en sus clases en solitario, su maestro lucía más calmado y hablaba más claramente, además de que se sentaba cerca de él para ayudarlo mejor, lo que enserio apreciaba, pero era en vano.
O eso pensó después de pasar media hora intentando dibujar el boceto de una manzana que por alguna razón lucía más como un gato muerto sin un ojo. Sinceramente, ¿cuándo exactamente comenzó a creer que la clase de arte no sería una pésima idea?
“Estás tomando el enfoque equivocado.” Comentó su profesor, sentado a su lado con las piernas en la mesa y dándole un vistazo a su horrible intento de boceto.
“¡Es una manzana! ¿Cómo puedes equivocarte enfocando una manzana?”
HuaiSang hizo un sonido con su nariz. “Intentas hacer que se vea hermoso, pero el arte no siempre tiene que verse hermoso.”
“¿Entonces cómo tiene que verse? Si no es hermoso, no es arte.”
Su profesor se alzó de hombros y contestó: “No importa realmente, hay muchos tipos de arte, sólo tiene que expresar algo, hacerte sentir algo incluso si no logras entender qué es lo que estás viendo.”
“¿Qué demonios te puede hacer sentir una manzana, además de hambre?”
HuaiSang le sonrió, su dentadura perfecta y blanca. “Muchas cosas. La manzana es considerada la fruta prohibida según el antigüo testamento, ¿no? Pero siguiendo tu ejemplo también es deliciosa, jugosa, atractiva y seductora. Puedes dibujarla como si te invitara a comerla y entonces tendrìas lo que sintió Eva al pecar en el Edén.”
Sonaba bonito, pensó MingJue, pero incluso así no era capaz de entenderlo. No podía ver la manzana como su profesor lo hacía, él simplemente veía una manzana normal y suspiró.
“Definitivamente apesto en esto.” Se quejó MingJue cerrando su cuaderno.
Su maestro río a su lado. Un sonido suave y tranquilo, lleno de calma. Como una canción de cuna.
“Entonces busca otra cosa. Mira a tu alrededor y encuentra algo que te haga sentir algo indescriptible e intenta transmitirlo en tu boceto.”
MingJue suspiro nuevamente, pero hizo lo que le pidieron y pasó su mirada por todo el salón. Desde los trabajos colgados, a las mesas abandonadas, a las ventanas abiertas y la luz del sol; a los cabestrillos montados y acomodados alrededor del escenario improvisado y luego fijo sus ojos en la persona sentada a su lado.
HuaiSang estaba en una mesa a su lado, lo suficientemente lejos para tener una buena vista de él, pero lo suficientemente cerca para hablar en un tono moderado. Su cabello estaba peinado en una trenza de lado, mechones de cabello fuera de su lugar, pero de una forma diferente a su habitual cabello despeinado, elegante y casual al mismo tiempo como si su intención era verse desarreglado, pero de una forma controlada. Estaba distraído, dibujando algo en su cuaderno de dibujo sin ver nada en especifico, pero terriblemente concentrado en lo que sea que hacía.
Sus cejas formaban una pequeña arruga por la concentración, pero apenas era visible para sus ojos atentos. Estaba mordiendo suavemente su labio inferior mientras su mano se paseaba por el papel en finos trazos que no era capaz de ver y a pesar de que sus ojos estaban escondidos por los horribles lentes, el perfil en sí era hermoso. Y, antes de que lo supiera, estaba dibujando.
Inicio con líneas suaves apenas visibles, siguiendo la forma de la manera más delicada posible con sus manos torpes, y solo cuando estuvo satisfecho con las líneas suaves que marcaban la figura, comenzó a hacer trazos más seguros, de formas, geométricas y curvas, cuidando la forma de la persona e intentando poner en cada trazo el mar de emociones que tenía en su cerebro, un mar que ni siquiera él entendía.
Estaba tan concentrado en su boceto con lápiz que no se dio cuenta de que ya ni siquiera veía a su modelo, dibujando todo de memoria, perdiendo la noción del tiempo y del lugar, sintiendo una soledad dulce y luminosa envolverlo.
El suspiro silencioso y la exclamación de “¡Oh!” Cerca de su oído fue lo que finalmente rompió su trance y volteo la cabeza con un movimiento rápido que casi le rompe el cuello para ver a su musa mirando fijamente su boceto con la boca semiabierta, haciendo que la luz del sol refleja un pequeño brillo antes de que fuera capaz de cerrarla y componerse nuevamente, entonces una sonrisa honesta cubrió sus rasgos hermosos.
“¿Ves? Te dije que no eras tan malo. Venía a decirte que el tiempo se había acabado hace media hora, pero lucías tan concentrado que no quería molestarte.” Murmuraba su maestro, con las mejillas rosas y quitándose los lentes.
“Yo… debo irme.” Dijo, antes de cerrar el cuaderno de golpe y aventarlo a su mochila junto con los lápices y demás para comenzar a huir de ahí.
“¡Espera!”
Y por alguna razón, MingJue se detuvo, sin embargo, tan sorprendido como estaba, no se atrevió a voltear, todavía demasiado avergonzado para ver la cara de su maestro. ¿Desde que altura necesitaba saltar para morir?
“El sábado. ¿Tienes algo que hacer?”
Si Nie MingJue tuviera un cerebro funcional habría dicho 'si' y hubiera seguido su plan de escape. Pero Nie MingJue tenía muchas cosas, excepto un cerebro funcional, así que volteó a ver a su profesor y ese fue su error.
HuaiSang seguía de pie todavía. Con su horrible overol pintado y su cabello peinado descuidadamente en una trenza larga que caía por la curva de su hombro, pero sus lentes espantosos estaban fuera de su cara mientras mordía una de las terminales de los mismos y sus ojos veían cualquier otro sitio, así que Nie MingJue dijo lo único que su cerebro fue capaz de formular.
“No.” Con su respuesta, la cara de su maestro se relajó y lo vio a los ojos, nuevamente sonriendo para él.
“Entonces, ¿puedes encontrarme en la estación cercana a las 11 a.m.?”
Nie MingJue asintió, hizo una reverencia de despedida y salió del salón.
Fuera del fuego, se preguntó qué tanto tendría que desvelarse para tener libre el sábado y que tanto lo regañaría su padre por faltar al desayuno familiar obligatorio con su nueva novia veinteañera.
Chapter 3: Amarillo.
Notes:
Esto tiene como el doble de palabras, así que espero que no los aburra. Xd
Nuevamente les quiero agradecer el apoyo y sus comentarios, de verdad me ayudan muchísimo. ;-;
Chapter Text
Era entretenido ver el tumulto que se hacía en la sala de maestros. Todos corriendo de un lado a otro con un montón de hojas entre las manos o un portafolio en la muñeca mientras él tomaba su café endulzado con crema de avellanas y veía al infinito a través del caos laboral.
“¿Qué haces aquí, HuaiSang-xiong?” preguntó Wei WuXian, saliendo de su oficina con una estudiante que sostenía un pañuelo para limpiarse la cara. “¿No tienes clase?”
“Mis alumnos no se presentaron…” Susurró, todavía en las nubes, soplando su café.
“Honestamente, no se como logras llegar a fin de mes con tu sueldo base, teniendo en cuenta la cantidad de alumnos que tienes.”
HuaiSang se alzó de hombros mientras tomaba otro sorbo de su café. “Tengo un patreon y hago comisiones de arte en varios grupos de temporada de vez en cuando,” dijo “además, todavía recibo un cheque mensual de mi progenitor, realmente no es la gran cosa, pero paga las cuentas así que no me quejo.”
“No logro entender porque tu padre sigue manteniéndote.” Murmuró la mujer, en un tono bajo, pero aún audible mientras veía salir a la estudiante por la puerta.
Nuevamente se alzó de hombros. “Quiere mantenerme alejado de su vida o lo que sea, no es como si me interesara tenerlo en mi vida después de todo, pero si saco un beneficio económico por ello entonces no me molesta seguirle el juego a su ‘seguridad’.”
“Auch.” Dijo Wei WuXian mientras tomaba asiento en la silla frente a él. “¿Al menos sabes su nombre? Podrías sacarle más dinero si lo necesitas.”
HuaiSang negó, volteando la cabeza para ver la ventana, observando el destello de luz que se filtraba entre las hojas de los árboles. Verde, con un destello color miel, casi dorado, como los ojos de… “No lo sé,” dijo, antes de que su mente regresara a ese pensamiento. “Su secretaria firma todos los cheques, pero mientras menos tenga que ver con ese hombre, mejor, bien lo dijo mi madre.”
El silencio reinó mientras Wei WuXian sacaba sus tuppers llenos de comida hecha figuritas, probablemente un almuerzo hecho por su hermana mayor. “Cambiando el tema,” murmuró con la boca llena de salchichas en forma de pulpo. “¿Nie MingJue ya renunció a tu clase? Aposté con A-Cheng a que duraba 30 minutos.”
Al escuchar el nombre no pudo evitar sonreír mientras regresaba a sus pensamientos. “No ha faltado a ninguna.”
Wei WuXian lo vió con la boca abierta, comida a medio masticar todavía visible. “No te creo.” Contestó. “Ese mocoso es probablemente la persona más testaruda que he conocido y fijate que conozco a cada persona…”
HuaiSang hizo una mueca mientras ponía los ojos en blanco. “Quizá, pero le gusta el arte.”
La consejera rió, una carcajada fuerte que sonaba a foca mientras escupía unos pedazos de comida y se atragantaba con su propia risa. “¡Ni en sueños le gustaría el arte a ese hombre!” Gritó, llamando la atención de las pocas personas que había en la sala de maestros mientras intentaba controlar su risa.
“Di lo que quieras, pero realmente se esfuerza mucho en aprender.” Contestó de mal humor, comenzando a mover la cuchara en su café, haciendo un pequeño remolino en la bebida.
Sorprendentemente, Wei WuXian se calló. Sin embargo, cuando levantó la mirada y vió la sonrisa pegada en la cara de la mujer se arrepintió de cada palabra que había salido de su boca y comenzó a sudar frío.
“Mnnn…” Canturreo la mujer con una voz suave y venenosa que le erizo la piel como un gato. “Por favor, no me digas que te gusta.”
“¡No me gusta!” Medio grito con las mejillas color escarlata.
“Oh por Dios, ¡te gusta! ¡Aléjate de los niños, HuaiSang!” Grito Wei WuXian mientras volvía a reír frenéticamente como foca. HuaiSang pensó que solo le faltaba comenzar a aplaudir para ser el acto principal de un acuario.
Estaba a punto de decir algo remotamente creíble como ‘ni siquiera es mi tipo’ cuando otra voz lo interrumpió.
“¿Quién te gusta?” Dijo Jiang Cheng, voz cansada y ojeras hasta las mejillas mientras cargaba tres mochilas en la espalda, un niño en brazos y sujetaba a una niña de la mano que estaba comiendo un dulce.
Wei WuXian volteó, dispuesta a comenzar a correr el chisme cuando vió a los niños y su cara se iluminó de alegría en vez de travesura. “¡A-Qing, A-Zhen, vengan a saludar a su tía favorita!”
La niña le hizo una mueca, viéndola con sus grandes ojos grises mientras apretaba más la mano de su padre. “Yo no veo a la tía YanLi aquí.”
WuXian hizo un sonido estrangulado. “¡A-Cheng, tu hija me trata mal!”
“Aprendió bien.” Contestó el mayor, sonriéndole a su hija.
“Hola, tía Wei.” Dijo ZiZhen, moviéndose en los brazos de su padre para ir a abrazar a su tía.
Wei WuXian recibió al niño en sus brazos y lo subió a su regazo, restregando su mejilla con la del menor. “Es por eso que eres mi favorito, A-Zhen.”
HuaiSang observaba como Jiang Cheng suspiraba para bajar las mochilas y sentarse en una silla, subiendo a su hija a sus piernas.
“¿Por qué sacaste a los niños de la escuela, Jiang-xiong?” Preguntó HuaiSang.
Jiang Cheng volteó, una cara tan cansada que suplicaba un homicidio por pura piedad. “ZiZhen tenía fiebre y Qing está en cirugía, así que fui a recogerlo, pero A-Qing comenzó a gritar cuando los separaron, por lo que tuve que llevarme a los dos.”
HuaiSang volteó a ver al niño que se estaba quedando dormido en el pecho de Wei WuXian mientras esta le hacía cariñitos en la cabeza. “Qing te va matar cuando se entere que sacaste a los dos niños de la escuela para traerlos a la universidad.” Murmuró la mujer.
“Mamá no se va a enterar de esto, ¿verdad, cariño?” Dijo Jiang Cheng, dirigiéndose a su hija que también se estaba acomodando para dormir en el pecho de su padre.
La niña de cuatro años bostezo. “¿Me darás más dulces, papi?”
“Se te caerán los dientes si comes más.”
“Son de leche, igual se van a caer.”
Jiang Cheng hizo una mueca que pretendía ser seria, pero que ocultaba una sonrisa divertida. “Ya veremos.” Susurró y la niña sonrió, abrazándolo más para caer dormida al igual que su mellizo.
Wei WuXian soltó un quejido, abrazando más al niño en sus brazos. “Quiero tener hijos.”
Su hermano la vio mal, nuevamente con su ceño fruncido que se veía mucho más aterrador con las profundas ojeras. “No sabes lo que dices.” Dijo. “No he dormido más de 6 horas desde que nacieron.”
Wei WuXian le saco la lengua. “Sé lo que digo. El padre de mis hijos será WangJi y con sus genes angelicales mis hijos saldrán tan tranquilos que dormirán toda la noche para que podamos hacer más hermanitos.”
Jiang Cheng rió por la nariz para no despertar a los mellizos. “Primero quiero ver que Lan WangJi te diga algo más que ‘Mnn’ sin salir huyendo y luego comenzaré a creer que serás la madre de sus hijos.”
Mientras ellos seguían discutiendo, HuaiSang cada vez estaba más cerca de la salida, intentando huir sigilosamente.
“Por cierto,” dijo Jiang Cheng. “¿De qué hablaban ustedes dos antes de que llegara?”
HuaiSang se detuvo en seco y juro ver cuernos salir de la cabeza de Wei WuXian. “Verás querido hermano,” dijo, creando suspenso, “a nuestro querido A-Sang le gusta-”
“¡No me gusta!” Interrumpió HuaiSang.
“-Nie MingJue.”
Jiang Cheng abrió los ojos con sorpresa y luego frunció levemente el ceño. “Ese mocoso tiene la cabeza más dura que yo.” Dijo.
Wei WuXian asintió. “Físicamente se parece mucho a su padre, solo quitale unos 15 centímetros, cambiale el color a sus ojos, algo así como tus ojos, HuaiSang, pegale una sonrisa falsa en la cara y tienes un perfecto ejemplar de padre e hijo.”
Jiang Cheng bufó y negó con la cabeza. “No creo que se parezcan en nada, si me preguntas, se parece más a su mamá, esa mujer me aterraba.” Dijo, un escalofrío en su cuerpo como si recordará algo, “Y eso que mi madre no es un ángel tampoco, estoy completamente seguro de que la única sonrisa que podría formar ese mocoso es una cosa parecida a una película de terror.”
“Tu tampoco te ves muy bien sonriendo, A-Cheng.” Dijo Wei WuXian, ganándose una mirada asesina de su hermano.
“Háblame cuando no seas una solterona de treinta.”
“¿Cómo lo conocen?” Interrumpió HuaiSang, antes de que pudieran volver a pelear.
Jiang Cheng se alzó de hombros. “Mi madre hacía negocios con su madre, cuando falleció, los hizo con su padre, eso lleva años.” Contestó “Y Wei WuXian apostó a que lo haría sonreír cuando lo conocimos, pero lo único que provocó fue ganarse su odio.”
“En mi defensa parece odiar a todos.” Murmuró Wei WuXian amargada. “No puedo creer que ese niño ya me haya hecho perder dos apuestas.”
“Oh, entonces todavía no renuncia a la clase de arte,” HuaiSang negó con la cabeza. “Págame.” Dijo Jiang Cheng, estirando su mano libre a Wei WuXian que fingía no escuchar nada y abrazar más fuerte al niño en su pecho.
“Por cierto, ¿quieren ir el sábado en la mañana a un buffet? Gané unos cupones en la rifa de maestros.” Murmuro, cambiando el tema.
“Los robaste, más bien, y no, tengo hijos.” Contestó Jiang Cheng.
“Iré al museo.” Contestó HuaiSang.
Jiang Cheng volteó a verlo, una súplica en sus ojos. “Llévate a mis hijos. El sábado es el día libre de Qing y necesitamos dormir al menos 15 horas seguidas.”
“Yo puedo llevarlos.” Dijo Wei WuXian.
“No, ni loco vuelvo a dejarte a mis hijos. La última vez que estuvieron contigo les diste tantos dulces que terminamos durmiendo 2 horas esa noche, además, casi los entierras vivos.”
Wei WuXian hizo un puchero y susurró: “Ellos querían crecer.”
“No creo que pueda, Jiang-xiong…” Dijo HuaiSang con un ligero tinte rosa en las mejillas mientras la tocaba nerviosamente, acto que no pasó desapercibido para la consejera de la escuela.
“Oh Dios mío, ¡tienes una cita!” Gritó Wei WuXian, casi despertando a los mellizos dormidos.
“¡No es una cita, es una salida!” Habló HuaiSang, voz controlada para no recibir una de las miradas asesinas de Jiang Cheng.
“Si no es una cita, entonces puedes llevarlos.” Contestó Jiang Cheng, uniéndose a su hermana.
HuaiSang se mordió el labio, sintiéndose acorralado y luego asintió imperceptiblemente. “Pasaré por ellos a las 10.” Cedió.
. . .
HuaiSang terminó de vestirse por cuarta vez en la mañana, viéndose nuevamente en el espejo y odiando un poco no haber ido a comprar ropa en oferta la semana pasada con Wei WuXian.
‘Esto no es una cita’, se dijo a sí mismo y se decidió por unos jeans negros ajustados y una camisa a cuadros encima de su playera blanca básica, se lavó los dientes nuevamente usando hilo dental y enjuague bucal para después tomar las llaves de su carro, ponerse sus lentes e ir a la casa del matrimonio Jiang/Wen a recoger a los niños.
“No vas a llevar a mis hijos en esa basura.” Fue lo primero que Wen Qing dijo cuando abrió la puerta de la casa en una bata de dormir color morado y con la cara más cansada que le había visto, pero su expresión no era menos seria.
“No es una basura, es una carcacha.” Defendió HuaiSang al vehículo de tercera mano que compró con muchísimo esfuerzo.
Wen Qing lo vio con incredulidad en sus ojos rojos por el sueño. “¿Cuál es la diferencia?”
“Una basura no camina, una carcacha va paso a pasito.” Contestó con lógica.
Si las miradas mataran, seguramente estaría tres metros bajo tierra, sin embargo, una voz en el interior de la casa lo salvó. “Los niños están listos.” Anunció Jiang Cheng con cansancio mientras los niños corrían a él para saludarlo.
“Todavía no llevarás a mis hijos en esa cosa.” Repitió Wen Qing.
HuaiSang solo suspiro, sacando las llaves de su carro para dárselas a Wen Qing. “Iremos en el subterráneo, supongo.”
La mujer sonrió satisfecha, guardando las llaves en la bolsa de su bata de dormir y comenzando a despedirse de sus hijos, dándoles un montón de indicaciones precisas.
“Gracias por hacer esto.” Murmuró Jiang Cheng, ofreciéndole un clip con las identificaciones de los mellizos y más dinero de que llevaba él.
Él solo sonrió para después tomar la mano de A-Qing mientras ella sostenía la mano de su hermano mellizo. “Muy bien niños, vámonos.”
Los mellizos gritaron “¡sí!” al unísono mientras se despedían nuevamente de sus padres y comenzaban a caminar con él hacia la estación, pidiendo dulces de vez en cuando. Cuando llegaron al sitio correcto comenzaron a escanear el lugar, intentando buscar a la persona que HuaiSang dijo que resaltaría por su altura.
“Wow.” Murmuró A-Qing con la boca abierta “¡Mira, A-Zhen! ¡Ese hombre es altísimo!”
“¡Es verdad!” Dijo ZiZhen, haciendo una cara parecida a la de su hermana. “¿Cuánto crees que mida, A-Qing?”
“¡Al menos tres metros!” Exclamó la niña, todavía maravillada.
HuaiSang volteó a la dirección en la que los niños veían y sostuvo el aliento. Nie MingJue estaba ahí, recargado en la pared mientras revisaba algo en su celular con el ceño fruncido, con botas de combate, jeans gastados, playera blanca lisa y una chaqueta de mezclilla oscura abierta. En cuanto levantó la mirada de su teléfono y escaneo la multitud, HuaiSang sonrió y le hizo una seña con la mano para llamar su atención, jalando a los niños con él en cuanto comenzó a acercarse.
“Hey…” Susurró en cuanto estuvieron frente a frente, sonriéndole levemente.
“Hey.” Contestó con voz grave mientras relajaba sus rasgos faciales en lo que casi podría apostar que era el indicio de una sonrisa.
Estuvieron un momento en silencio sin tener realmente algo que decir cuando la voz de A-Qing los interrumpió. “¿Cuánto mides?”
Pudo ver el momento exacto en el que la cara de Nie MingJue se distorsionaba en confusión, frunciendo el ceño mientras buscaba la fuente de la voz, luego sus ojos se abrieron levemente mientras veía a los dos niños tomados de las manos e intentaba relajar sus facciones para no asustarlos, casi perdiendo el destello de algo más en su cara mientras se agachaba a la altura de los niños y contestaba la pregunta con un simple: “1.91”.
Los niños lo vieron, un poco decepcionados. “¿Entonces no mides tres metros?”
“¡A-Qing!”
Nie MingJue negó con la cabeza, todavía un poco desubicado, se dio cuenta. “No,” dijo “pero quizá si los dos se paran en mis hombros podamos medir tres metros.”
Los niños lo vieron con ojos brillosos casi saltando de emoción para comprobar la teoría y HuaiSang tuvo que interrumpir antes de que realmente intentaran medir tres metros y alguien terminara con algo roto. “Muy bien niños, vamos, tenemos que llegar antes de las 12, y si, también te hablo a ti.” Murmuró, haciéndole un gesto a Nie MingJue, sin perderse la expresión dura que pasó por sus rasgos.
El camino fue tranquilo y silencioso entre ellos mientras escuchaban los parloteos de los mellizos, MingJue parecía inmerso en sus pensamientos, una expresión fácilmente confundida con ira reprimida, pero estaba demasiado perfecta, casi como si la hubiera practicado toda su vida para evitar que la gente le hablara o molestara por tonterías.
Cuando finalmente llegaron a su destino, un museo interactivo de arte, HuaiSang finalmente soltó la mano de A-Qing y se volteó a su alumno. “Muy bien, dame tu identificación de estudiante.” MingJue asintió y sacó su billetera, sacando la identificación para luego intentar sacar dinero. HuaiSang rápidamente le quitó la identificación y se dio la vuelta murmurando un “¡yo invito la entrada, vigila a los niños!” y antes de que MingJue pudiera replicar, camino rápidamente a la taquilla, obteniendo un precio especial como maestro con un estudiante y niños menores de 6 años.
En cuanto tuvo los brazaletes para ingresar, se dirigió al punto en el que había dejado a los otros 3 para encontrarse con una imagen que lo hizo sonreír. A-Qing estaba sentada en los hombros de MingJue mientras jugaba con su cabello como si fuera un caballo y chillaba emocionada, mientras que ZiZhen era cargado como Simba y gritaba emocionado que había crecido muchísimo más que cuando su tía Wei lo enterró y regó en el jardín de su casa.
“Muy bien niños, entremos.” Dijo, llamando la atención de los tres.
Nie MingJue parecía realmente fuera de lugar, con dos niños pequeños jalándolo por todos lados y obligándolo a participar en todas las actividades posibles, de vez en cuando se volteaba, haciéndole una mirada de auxilio, como si quisiera cortarse la cabeza y acabar con su sufrimiento de esa forma, pero solo lograba que HuaiSang se riera de él y sacara fotos disimuladamente mientras lo dejaba morir solo.
Sin embargo, no contó con que MingJue conspiraría en su contra, porque lo siguiente que supo después de reírse por ver a MingJue jugando con burbujas al lado de A-Qing fue que desde ese momento ZiZhen lo jalaría a él por todos lados, imposibilitado de seguir divirtiéndose a costa del sufrimiento ajeno.
Desde jugar con la arena, ser envuelto en una burbuja gigante y bailar en un lienzo en blanco con los pies llenos de pintura donde A-Qing saltaba por todos lados, ZiZhen pintaba con las manos y las rodillas y Nie MingJue lo sujetaba por la cintura mientras se movían alrededor del lienzo en el suelo, viendo el rastro que la pintura en sus pies dejaba atrás y los latidos de su corazón acelerados ante el toque, la cercanía entre ellos logrando el destello de una pequeña sonrisa ladeada que dejaba un apenas perceptible hoyuelo en su mejilla izquierda.
Era la primera vez en años que se sentía tranquilo, relajado. Feliz.
Y se permitió sonreír mientras pintaba con los pies en el abrazo de su alumno.
Y bien, si HuaiSang pago casi todos sus ahorros del mes por un pedazo de papel en el suelo pintado con manos y pies, era solamente su problema.
Aproximadamente a las 4 p.m., los mellizos comenzaron a quejarse de que tenían hambre y si bien su alumno no dijo nada al respecto, HuaiSang podía escuchar el ruido de su estómago, así que se dirigieron a la zona de comida del museo.
Cuando terminaron de comer les dio un poco de dinero a los niños para que fueran a comprar un dulce como postre mientras él los observaba de lejos, todavía sentado en la mesa junto a MingJue que también veía a los mellizos mientras aplastaba la botella de agua vacía entre sus manos.
“Son buenos niños.” Dijo.
HuaiSang sonrió. “Lo son.”
MingJue dejó de ver a los niños para entonces voltear a verlo a él. Sin poder evitarlo, se acomodó correctamente los lentes y le sonrió un poco, escuchando su suspiro cansado. “Eres un buen padre.”
Incluso si no tenía nada en la boca se atraganto con su saliva. “¡No son mis hijos!” Medio grito, un poco escandalizado. “Son los hijos de Jiang Cheng, me pidió cuidarlos.” Explicó, notando como los rasgos de su alumno se relajaban rápidamente y no pudo evitar reír. Al menos ahora entendía que era lo que Nie MingJue tenía en la cabeza.
Los mellizos regresaron, cada uno con una paleta color azul marino en la boca y se dirigieron a la última atracción.
El sensorama era una sala dividida en cuatro. La primera parte era un cuarto color blanco con luces estratégicas que cada determinado tiempo cambiaban de color, llenando la habitación de un color diferente tan centrado que te obligaba a meterte en ellos, sintiendolos con tu toda tu persona y sentidos, llenandote de cada uno; cuando vieron todos los colores del arcoiris continuaron al siguiente cuarto.
La segunda parte era un poco más oscura y tenía varias divisiones, una vela aromática o un palillo de incienso en cada división eran lo único que alumbraba el cuarto, con cuidado hicieron que los gemelos olieran cada una y jugaron un juego en el que todos debían adivinar el olor de cada vela, siendo la ganadora A-Qing.
El tercer cuarto estaba apenas iluminado por 1 foco de luz pálida en el techo y tenía también varias divisiones en las que había un par de audífonos con diferentes sonidos, el sonido de un arpa, violín, piano, el sonido del viento, las hojas y el mar. Te obligaba a cerrar los ojos y sentir cada sonido de una forma única difícil de explicar, algo que siempre había amado.
La última sala, estaba completamente oscura. La única forma de atravesar era pegando tu mano a una de las paredes del estrecho pasillo sintiendo las diferentes texturas en ellas con la punta de tus dedos, los mellizos estaban tomados de las manos enfrente de ellos, caminando cerca para evitar perderse, exclamando cada vez que la textura cambiaba, intentando adivinar qué era exactamente lo que tocaban, e incluso sin luz, podía notar como su alumno se metía en las actividades, tomándose su tiempo para sentir cada cambio de textura en las paredes.
Cuando la salida de la habitación estaba cerca, HuaiSang detuvo a MingJue por la mano, volteándolo.
“¿Qué pasa?” Dijo, confusión en su voz grave.
HuaiSang no contesto, subió su mano libre a la mejilla joven y se paró de puntillas, rozando sus labios con los contrarios brevemente, sintiendo la electricidad de la sensación mil veces más debido a la oscuridad profunda y la estimulación del sentido del tacto. Se separó apenas, todavía acariciando la mejilla. “Eso también es parte de un sentido, así que déjalo aquí, en la oscuridad.” Susurro en voz baja, cada movimiento de sus labios al hablar tocando los contrarios y se alejó poco a poco, dejando a la figura alta de pie mientras él seguía a los mellizos a la salida, sintiendo el calor en sus mejillas, su corazón a mil por hora y su piel en punta.
Chapter Text
El resto del sábado, domingo y los siguientes días se sintieron como hevel.
Humo que parece sólido y se desvanece al tocarlo. Una inmercidad que volvía su cabeza ligera y punzante, dejando una masa de materia gris disfuncional para cualquier persona normal.
La vida estaba en constante cambio, o eso se decía, pero parecía que la vida de Nie MingJue estaba estancada en lo mismo desde hace meses, o para ser más exactos, si tontamente había pensado que las cosas cambiarían después de aquella salida, solo se desilusionó.
Seguía siendo solo un estudiante promedio.
Seguía apestando en arte.
Seguía sin entender porque los colores tenían una teoría tan extensa y estúpida.
Y todavía quería cortarse la cabeza cada vez que su profesor le decía que agarraba mal el lápiz.
Además, todavía era pésimo mantener la frustración fuera de su cara.
Si algo podía decir que había cambiado y era que, en el tiempo que había pasado desde ese día, se había dado cuenta de lo bueno que era su maestro de arte en fingir demencia y actuar como si no supiera nada.
No le hubiera gustado admitirlo, pero se estaba volviendo loco por ese detalle en específico porque en realidad no podía hacer nada más que callarse y aceptarlo o enfrentarlo directamente y honestamente, ¿qué podría decirle?
“Hey, ¿recuerdas el día que salimos? ¿Cuándo me hiciste cuidar niños que no son tuyos y fuimos a una sala extraña llena de cosas raras en la pared? Pues alguien me besó y estoy casi completamente seguro que fuiste tú, sin embargo, he pensado tanto en ti desde que te conozco que incluso dudo de mí mismo, así que ¿podrías dejar de decir ‘no lo sé’ y darme una respuesta clara a lo que siento y quieres conmigo? Gracias.”
No solo era una mala idea, también se vería como un estúpido, además, ¿quién demonios era él para pedir una respuesta directamente? ¿Su hermano?
Era un simple estudiante y uno muy malo si su cuaderno profesional de 35 dólares pudiera hablar.
Así que se sentó en clase, intentando mantener controlado su mal carácter y dibujó figuritas idiotas con su lápiz.
“¿Por qué tengo que hacer esto también?” Dijo Xue Yang, mordiendo su paleta roja. “¡El que dibuja como Picasso es él!”
MingJue apretó su lápiz, deseando que fuera el cuello de su compañero para romperlo fácilmente y hacerlo desaparecer.
“Por favor,” murmuró HuaiSang “Picasso era cubista, al menos él podía dibujar formas.”
Se hubiera ofendido al menos un poco si hubiera sabido quién era Picasso o que demonios era un cubista, pero la sonrisa de su profesor, tan pura como la primera vez que la vió ahogó todo el ruido a su alrededor y tosió en su mano.
“Creí que el arte no tenía porqué verse hermoso.” Murmuró.
HuaiSang le sonrió nuevamente, dentadura perfecta bien cuidada. “Si, pero debe expresar algo y tú mismo dijiste que una manzana era una manzana y ya. Además, perdiste tu boceto anterior, ¿no? Así que regresas a las formas.”
La mención de aquel boceto lo hizo callar y seguir con su triángulo mal hecho. ¿Realmente era tan horrible dejarlo usar una tonta regla?
Xue Yang bufó. “Eso no contesta porque tengo que hacer esto yo también.”
Si su profesor iba a contestar, fue interrumpido por los golpes en la puerta que lamentablemente se oían demasiado por el eco del lugar, lo que no ayudó a su mal humor y próximo dolor de cabeza. Tal vez debería considerar seriamente ir al médico.
Lo único que se escuchaba era el sonido húmedo de su compañero chupando su estúpida paleta con la que deseaba ahogarlo y los murmullos de dos personas hablando fuera.
Un momento después, su maestro regresó, viéndolos con vergüenza. “Hey, chicos… Sé que solo quedan 10 minutos de clase, pero ¿podrían ayudarme a sacar las sillas y mesas de aquí para subirlas al camión de afuera?”
Xue Yang no contestó, simplemente comenzó a guardar sus cosas. “Lo siento, profe. Tengo clase.” Dijo, comenzando a salir del salón aunque todavía no acababa su clase actual.
MingJue suspiró. En realidad, debió hacer lo mismo y salir, tenía suficientes problemas en economía con un retraso y un trabajo mediocre como para faltar, pero nuevamente basto una mirada a la cara de su maestro que veía la montaña de sillas y mesas rotas que ocupaban gran parte del salón para morderse el labio y quedarse.
“Puedo quedarme.” Dijo, ganándose una mirada y una ligera sonrisa de su profesor.
“Está bien, no tienes que quedarte, sé que tienes clase.”
MingJue movió la mano, restándole importancia. “Tengo una hora libre todavía.” Dijo, y se preguntó cuándo exactamente había comenzado a mentir tan bien. “Puedo llamar a mis amigos y terminaremos a tiempo.”
Nuevamente su maestro le sonrió, dientes blancos y una luz casi angelical envolviendolo mientras asentía. Movió la cabeza, un poco avergonzado por haber visto los labios rosas más tiempo del necesario y sacó su teléfono.
Lamentablemente XiChen estaba en clase y era demasiado correcto para salir o faltar, además, respetaba demasiado a su hermano mayor como para pensar en romper alguna regla de la universidad. Jin GuangYao estorbaba más de lo que ayudaba con su ridícula estatura, por lo que envió un mensaje a la única persona confiable en esos momentos.
Siete minutos después, Song Lan entraba por la puerta, con la respiración agitada y todavía sin aire por haber corrido todo el campus.
HuaiSang estaba afuera, acomodando las primeras sillas que habían sacado en el camión.
“Joder, eres demasiado lento. Vamos, ayúdame a mover estas mesas.”
“Dijiste que era una emergencia.” Susurro su amigo, todavía intentando respirar correctamente.
“Es una emergencia, así que muévete. Tengo que llegar a economía.”
Song Lan suspiró, pero se acercó para ayudarlo a mover las mesas más pesadas. “El profesor Jiang te matará.”
MingJue gruñó, subiendo una mesa arriba de otra para después subir dos sillas y comenzar a sacarlas con ayuda de su amigo. “Cuide a sus hijos una vez, de algo debe servir.”
Su amigo bufó. “No quiero saber porque cuidaste a sus hijos, pero no creo que te funcione. De todas formas, hubieras llamado a Jiggy también, tiene la hora libre.”
“¿Qué va hacer con su altura? ¿Sentarse y decirnos qué silla mover?” Murmuró entre dientes.
Song Lan bufó una risa. “Que no te escuche decir eso o amanecerás descuartizado.”
Llevaban alrededor de 15 minutos trabajando, Song Lan y él cargando cosas y HuaiSang acomodando todo arriba del camión. El sol estaba en su máximo esplendor, haciendo que todo fuera mucho más cansado y una ligera capa de sudor envolviera a cada uno.
Cuando finalmente habían terminado con los muebles rotos más pesados fue cuando Xue Yang apareció nuevamente.
“Mi profesor faltó, así que vine a ayudarlos.” Dijo, con su estúpida sonrisa que destacaba sus colmillos en su cara diabólica mientras mordía el palito de la paleta con la que lamentablemente no se había ahogado. ZiChen hizo una mueca de asco al verlo.
“Vete, hemos terminado.” Dijo, pero como era de esperar, fue ignorado.
Nuevamente, Xue Yang sonrió, abanicándose con la mano a pesar de no haber hecho nada. “Sin embargo, aquí hace mucho calor. ¿Cómo soportan esto?” Murmuró y antes de que alguien hablara, enganchó sus dedos en el borde de su playera y comenzó a subirla lentamente, quitándosela de una forma casi artística, dejando a la vista un abdomen delgado ligeramente marcado y un pecho sin marcas.
Más lo que llamaba la atención, era la joyería negra que atravesaba los pequeños pezones rosas, haciendo un contraste llamativo, distrayendo a todos de su trabajo asignado, especialmente a su mejor amigo, que dejó caer las sillas que estaba moviendo.
MingJue parpadeo, no afectado realmente, sin embargo, sintió una mirada en la parte trasera de su cabeza, perforando su cabeza como un cuchillo, de una forma que casi lo hizo sudar frío, pero cuando volteo solo encontró a su maestro, todavía en el camión moviendo cosas con cansancio sin prestar atención a los jóvenes.
Movió rápidamente la cabeza, intentando ignorar la vista de los brazos delgados de su maestro y su cuerpo cubierto con sudor.
Tosió en su mano, llamando la atención de su mejor amigo para darle una mirada de: ‘¿enserio? ¿con la loca?’ Lo que hizo que se ganara una seña obscena antes de reanudar con su trabajo.
Con la ayuda de Xue Yang en realidad terminaron relativamente rápido, aunque había perdido toda oportunidad de llegar a clase de economía.
Estaban sentados en una mesa, tomando agua de un cono de papel que su profesor les había dado, admirando lo increíblemente vacío que se veía el salón de arte sin todos los muebles rotos y notando la nueva entrada de luz solar. Bebieron despacio en un silencio cómodo y luego su mirada vago a la única persona que había intentado no ver.
HuaiSang comía una manzana, como si fuera una venganza privada, roja y brillosa. Su cabello largo peinado en una cola de caballo desordenada dejaba mechones de cabello afilando su rostro, un poco húmedos por la leve actividad física que había realizado. Su rostro libre de lentes y su overol lleno de pintura amarrado en su cintura, dejando a la vista una playera básica un poco grande color azul que contrastaba con su piel blanca y caía levemente por su hombro, dejando a la vista un rastro perfecto de su cuello fino y sus clavículas.
Tragó audiblemente, siguiendo una gota del jugo de la manzana que escapó por el borde de los labios rosas, siguiendo su camino por la barbilla hasta que llegó al cuello y siguió por el pecho, escondiéndose de su vista bajo la playera azul.
Nie MingJue nunca había estado tan celoso de una maldita gota de jugo.
Casi quería golpearse la cabeza, escuchando las palabras susurradas una vez, pensando que en realidad, no culpaba en nada a Eva por comer el fruto prohibido.
Una tos a su lado lo sacó de su trance, encontrando la mirada de su mejor amigo que claramente decía: ‘¿enserio? ¿con tu maestro?’
Le devolvió el gesto obsceno y apretó su cono de papel en la mano, sintiendo la leve humedad que todavía tenía en su piel. HuaiSang volteó, sonriéndole a todos con aquella sonrisa que podría acabar las guerras o iniciarlas.
“Gracias por ayudarme, llevaba años queriendo sacar esa basura, pero siempre olvidaba decirle al director.” Dijo.
Xue Yang bufó, rodando los ojos. ZiChen y él solo se alzaron de hombros, restándole importancia al tema.
“Está bien, sin embargo, tengo un seminario en 20 minutos, así que me retiro.” Murmuró su amigo, comenzando a levantarse para despedirse de todos, excepto de Xue Yang al que ignoró olímpicamente como si fuera una cucaracha recién pisada.
No había terminado de salir cuando Xue Yang se levantó, tomando sus cosas y murmurando un “luego” para seguirlo, aún sin playera.
En el momento en el que se quedaron solos, el ambiente que los había estado persiguiendo desde el fatídico día regresó, llenando el lugar con incomodidad.
Su maestro sonrió. Su faceta de ‘yo no sé nada’ nuevamente encendida ante la privacidad recién adquirida. “¿No tienes clase también?”
Apretó los puños y negó con la cabeza, realmente harto de esta situación. “Es mi hora de salida.” Dijo.
HuaiSang suspiró. “Faltaste a clase, ¿no es así?” Sin esperar respuesta añadió: “¿Quién es tu profesor? Intentaré hablar con él para que te den un trabajo extra o algo así.”
Casi sonríe por la clara preocupación. “No hace falta, me debe un favor. Cuide a sus hijos en una cita.”
Pudo ver el momento exacto en el que su maestro se congeló y su expresión de ‘realmente no lo sé’ cayó un poco. “Si estás hablando de Jiang Cheng entonces olvídalo, no funcionará.”
“Entonces necesitaré tu ayuda después de todo.” Declaró, poniéndose de pie y acercándose lentamente.
“¿Quieres que hablé con él?” Formuló, un leve toque de temblor en su voz siempre controlada fue la única pista de su nerviosismo.
“No. No necesito ayuda en eso.”
“¿Entonces?”
Se acercó más, notando como su profesor retrocedía, cayendo sentado en una encimera baja llena de botes de pintura y diversos objetos con pinceles.
“¿Recuerdas ese día? ¿La última atracción?” Estaba cerca, a unos pocos pasos de distancia, los hermosos rasgos de su maestro ahora claros para su vista.
Esperaba una advertencia, una palabra, algo que le dijera que estaba yendo demasiado lejos, pero no obtuvo nada, solo los hermosos ojos dorados con destellos verdes que brillaban como piedras preciosas con la luz de sol filtrada en el salón vacío. “No, no lo recuerdo.”
La distancia disminuía a cada momento, consciente o inconscientemente, subió una mano para apoyarla en la encimera, al lado del cuerpo cálido de su profesor, pero aún sin atreverse a tocarlo, todavía con suficiente espacio para detener todo o escapar, sin embargo, lo único que obtuvo fue que una mano delgada y fría tomará la suya, dándole un poco más de valor involuntariamente.
“Yo tampoco, así que creo que debería ayudarme a recordar, ¿no lo cree, maestro?”
A este punto estaban tan cerca el uno del otro que Nie MingJue podía sentir el dulce aliento con olor a manzana de cada respiración de su profesor. Sus labios rosas y húmedos tan cerca que parecía un sueño.
“No voy a subir tu calificación si es lo que pretendes.” Susurro HuaiSang y esta vez en realidad sonrió.
“Por mi, puedes reprobarme en este momento.” Confesó.
“¿Por qué?”
“Porque así tendría que repetir esta clase el siguiente año.”
El destello de una sonrisa perfecta fue lo último que vio antes de que unos dulces labios con sabor al fruto prohibido fueran presionados contra los suyos, un contacto suave que limpiaba su cabeza de todo pensamiento racional e irracional, humo ligero llenando su cerebro mientras sus manos tomaban la delicada cintura de su profesor.
Esta vez no había una habitación oscura para guardar esto como una simple sensación o un oscuro secreto. El cielo azul con los filtros de luz dorada llenaban la habitación con plenitud y deseo, a la vista de cualquiera que quisiera verlo, o se atreviera a hacerlo.
Notes:
. . . No tengo perdón de Dios, pero prometo actualizar más rápido haha.
Como siempre, les agradezco todo su apoyo y comentarios, espero sigan está historia conmigo, pronto avanzará más rápido.
PD: Estaré editando las tags, así que les recomiendo leerlas antes de los siguientes capítulos. <3
Chapter Text
Si había algo que Nie MingJue odiaba de la universidad aparte de la horrible comida, la deficiencia y tardanza en los trámites estudiantiles, la horrible consejera estudiantil que se metía en todo lo que no le correspondía, las materias inútiles que le obligaban a cursar y tragarse los insultos a sus maestros pedantes, era tener más tarea que vida.
Hacía más de un mes que no dormía más de cuatro horas seguidas por entregar trabajos y estudiar para sus finales, especialmente porque su profesor de economía, Jiang Cheng, le había dado ensayos extras de más de 20 cuartillas sobre la extracción, transformación y explotación de los recursos naturales en África por el simple hecho de haber faltado a su clase y “atreverse a hacer que uno de sus profesores diera la cara por el”.
La buena disposición de su profesor de arte al final había sido su condena, razón principal por la que no había podido pasar demasiado tiempo con su- ¿pareja? En realidad no sabía lo que eran, pero tampoco le importaba demasiado, especialmente ahora que no tenía tiempo ni de dormir.
“Te ves cansado.” Dijo HuaiSang, su voz susurrante perforando su cerebro dormido. No sabía en qué momento exacto se había quedado inconsciente, pero se sintieron como horas, sentado en su silla en el salón de arte vacío y apenas iluminado.
“Hmm, cansado queda corto a como me siento…” murmuró, buscando una mejor posición para volver a dormir, importando poco que en teoría todavía estaba en una clase de la que necesitaba créditos suficientes para poder graduarse.
“¿Puedo ayudarte en algo?” Preguntó HuaiSang, su voz suave mientras acariciaba su cabeza con movimientos circulares y relajantes, haciendo que dormir en una mesa vieja de madera llena de pintura y olor a thinner fuera mil veces más atrayente. Aunque quizás el thinner también tenía algo que ver.
“¿Sabes de economía?” susurró, abriendo un ojo de costado para ver la figura de su profesor.
HuaiSang rió. “Sé gastar dinero, si eso sirve de algo,” contestó, pero Nie MingJue solo pudo verlo con el ceño fruncido, haciendo que HuaiSang suspirara con cansancio. “Hay una razón por la que estudié arte en vez de negocios, ¿sabes?”
“¿Por qué te gusta el arte?” Preguntó, nuevamente cerrando los ojos para retomar su siesta.
La risa de HuaiSang fue más fuerte ahora, su control perfecto en su voz neutra de: “yo no lo hice, no tengo idea, soy una buena persona”, saliéndose de sus manos al hacer un sonido divertido de cerdo, pero no le importaba lo suficiente como para mencionarlo, especialmente ahora, que solo es capaz de sonreír imperceptiblemente y volver a relajarse en el toque de dedos ágiles y delicados acariciando su cabeza.
“Por una parte,” mencionó, su toque grácil moviéndose a sus hombros para levantarlo de la mesa, dejándose llevar por la caricia hasta terminar sentado correctamente, viendo los ojos hermosos de su profesor que parecían brillar a la poca luz del ocaso, HuaiSang le sonrió nuevamente. “por otra, realmente apesto en matemáticas.”
“¿De verdad?”
“¡De verdad!” Grita HuaiSang con felicidad, como si estuviera muy orgulloso de ese hecho antes de proceder a sentarse en su regazo, el espacio entre la mesa y sus cuerpos apretados en la silla ahora era prácticamente nulo. “Ni siquiera sé cómo llegué a la universidad sin saber multiplicar. Recuerdo una vez en la que Wei Ying me pasó las respuestas de un examen, giro de trama increíble: las copie mal y reprobé.”
Por un momento parpadeo y luego, volvió a parpadear. El sueño yéndose por donde llegó solo para que una mirada de incredulidad se posara en el rostro jovial de su maestro. “¿Por qué estás orgulloso de algo tan estúpido?”
HuaiSang hizo un sonido de indignación. “¿Estúpido? Te recuerdo que todavía tengo la autoridad necesaria para reprobarte, jovencito.” Dijo, golpeando su frente con sus dedos para hacer hincapié en sus palabras.
Esta vez fue su turno de reír. Una carcajada sin ningún indicio de suavidad que se escuchó en todo el salón. “Terrible decisión de quién te dió tremenda autoridad. Dime, ¿se te rompió la mano por la fuerza de ese golpe?”
Antes de que su maestro se pudiera quejarse nuevamente se acercó en un segundo, uniendo sus labios con los suaves labios rosas de HuaiSang, callando cualquier reclamo que pudiera tener y pronto, su profesor profundizó el beso, enredando las manos en su cabello y jalando suavemente los mechones negros para permitir la profundidad en su beso.
Un sonido divertido salió de la garganta de HuaiSang, lo que rompió su beso. “¿De qué te ríes?” Preguntó.
Su maestro negó, todavía sonriendo mientras subia sus manos para peinarse con una coleta alta, un par de mechones de cabello negro que enmarcaban su rostro cayeron con rebeldía hacía los lados de su cara. “Tienes razón, no puedo ayudarte con tus tareas,” dijo, rodeando su cuello con sus brazos hasta que estuvieron lo suficientemente cerca de besarse con el movimiento de sus labios al hablar. “Pero puedo ayudar a relajarte.”
“¿Me darás un masaje?”
HuaiSang rió, luego se levantó de su regazo y le dio una palmadita en la cabeza, como si fuera un perro particularmente bueno. “Tal vez, si te portas bien y haces tu trabajo. Recuerda: líneas suaves y no intentes hacerlo estéticamente hermoso, solo dibuja con el alma, ¿bien?”
MingJue bufó, pero se obligó a sí mismo a hacer su trabajo, después de todo seguía siendo su clase y su calificación.
Una parte de el estaba perdida en su dibujo estúpido, la otra se estaba quedando dormida mientras su profesor hacía solo Dios sabía qué. En algún momento debió haber cerrado nuevamente los ojos, porque lo siguiente que sintió fue un temblor en todo su cuerpo y una tensión en su parte baja que lo hizo electrificarse y despertar.
Y bien, ni sus mejores sueños lo podían haber preparado para la vista que recibió al abrir los ojos.
Su profesor estaba de hecho, debajo de la mesa. Una sonrisa tan pura que debió haber sido pulida por siglos de fingir ignorancia y una mirada de inocencia decoraban su rostro hermoso, mientras que en sus manos y casi como si estuviera posando para una fotografía con un premio, estaba su miembro erecto.
De repente, el rostro de Nie MingJue era de un rojo escarlata que se comparaba a la sangre que corría por sus venas a un nivel ridículo. Quería gritarle, regañarlo, aunque eso no tuviera sentido, pero su garganta estaba seca y su cerebro funcionaba menos que antes, el cansancio y sueño olvidados en lo profundo de su mente inútil.
HuaiSang pareció darse cuenta de eso porque su sonrisa se amplió y el agarre de sus manos se apretó un poco más. “Te portaste mal, así que no hay un masaje para ti,” Murmuró su profesor, sacando la lengua y dando una lamida lenta y sensual a toda su longitud, un ligero toque que se sintió como terciopelo húmedo e hizo que su cuerpo temblara. “Una nueva orden: sigue dibujando o no te dejaré venir.”
“¿Qué demoni-” intentó, pero entonces, HuaiSang lo llevo profundamente por la garganta como si fuera agua y comenzó a subir y bajar lentamente, apretando sus mejillas y succionando algunas partes mientras su lengua paseaba por la longuitud, sus manos tomando la base para evitar un orgasmo y al mismo tiempo acariciar la parte que no cabía en su garganta, y joder. Si antes no podía pensar correctamente debido al sueño, ahora era mil veces peor.
Entonces, el placer se detuvo repentinamente, y cuando bajó la mirada, solo se encontró con los ojos fríos de su profesor. “No te veo dibujando, Nie MingJue.”
Y al diablo si iba a dejar que esto se quedará así. Tomó su lápiz y como un buen y cívico estudiante universitario con un trabajo pendiente, comenzó a dibujar. Sus trazos no tenían “líneas suaves” ni eran firmes, pero se concentró en hacerlos lo mejor que podía estando en aquella situación. Satisfecho, HuaiSang reanudo su propio trabajo, regresándolo al calor humedo de su boca para seguir otorgandole placer y tortura al mismo tiempo.
Cada segundo era un dulce tormento sin igual y al mismo tiempo, el más grande delirio que cualquier ser humano podía experimentar, pero no podía concentrarse en eso. Tenía que concentrarse en su estúpida mano torpe y su tonto agarre a su tonto lápiz mientras hacía jodidamente estúpidas líneas en su maldito cuaderno, aunque solo quería tomar el cabello de su amante y follarle la cara como un ser primitivo.
La boca de HuaiSang era una agradable cueva cálida y húmeda y sus movimientos no ayudaban en lo más mínimo a su concentración, además de que sus labios rosas estaban obscenamente abiertos para manejar la anchura de su erección. Cuando finalmente recuperó un poco de control, decidió que los dos podían jugar este juego.
Agarro correctamente su lápiz y comenzó a dibujar, sentándose correctamente en su silla y bajando su mano para sentir el contorno del rostro de HuaiSang, que al sentir su mano fuerte se inclinó a su toque como un gato. Luego, lo tomó superficialmente del cabello y embistió en aquel calor, sintiendo por un segundo, la forma en la que su maestro se ahogaba por la sorpresa.
Satisfecho, subió nuevamente su mano y continúo dibujando.
Honestamente, su dibujo no tenía el menor sentido a sus ojos, eran líneas superficiales que fueron tomando fuerza poco a poco de acuerdo a los movimientos de su profesor, pero tampoco le interesaba lo suficiente como para intentar mejorarlo. Su mente perdida en el calor agradable a su alrededor, tan perdido, que no se dio cuenta cuando dejó de dibujar hasta que el calor desapareció en la cúspide de su orgasmo.
Gruñó con insatisfacción, pero una mirada a los ojos todavía firmes de su profesor lo hizo tragarse su queja. “Dibuja.” Dijo, su voz rasposa por el uso al que había sometido su boca, pero apenas terminó de decir la palabra para que reanudara su tormento, esta vez más rápido, con un ritmo casi insoportable en la punta de su miembro mientras apretaba firmemente la base para evitar cualquier accidente que pase sin su permiso.
Y le gustara o no a su orgullo, tuvo que morderse el labio y seguir dibujando, intentando ignorar el sonido satisfecho que salía de los labios estirados y solo dibujar, y, después de lo que parecieron horas, finalmente terminó su dibujo, quedando bastante satisfecho con el resultado, tomó su cuaderno y se lo enseñó a su profesor debajo de la mesa.
A pesar de que la mirada de HuaiSang estaba analizando su horrible boceto, su boca jamás se detuvo y su agarre no flaqueo, haciendo que la tortura continuara a pesar de haber cumplido su parte del trato. Cuando su maestro estuvo satisfecho, dejó salir un sonido ronco con la boca llena, liberó su agarre y comenzó a acariciar la circunferencia mientras su boca iba más lejos y Nie MingJue no pudo soportarlo más, y como un adolescente descubriendo por primera vez la masturbación, terminó en la cálida cavidad. Su mirada estaba perdida y borrosa por la fuerza de su orgasmo, pero su profesor siguió chupando y succionando hasta que no hubo más de su esencia.
“Joder, mierda, eso…” Murmuró con la voz débil, viendo como HuaiSang soltaba su erección y comenzaba a lamer sus labios para luego tragar audiblemente mientras se levantaba, fresco a pesar del sonrojo en su rostro y la tensión en su mandíbula.
“Bueno,” dijo, su voz abusada, pero además de eso no parecía haber pasado mucho para él. “Dibujaste bien y obedeciste, así que merecías venir. ¿Sigues estresado?” Susurro, acercándose para besar su frente, haciendo que frunciera el ceño por el disgusto.
“No, no creo. No tengo energía suficiente para sentirme estresado de todas formas.”
La risa de HuaiSang hizo eco en el salón vacío y luego le sonrió, tocando su mejilla como si no hubiera estado chupando su pene unos minutos antes. “¿Qué tienes que hacer este fin de semana?” Dijo, mirándolo a los ojos y algo en ellos, notó, era bastante familiar, como si los hubiera visto antes en otra persona, o en un sueño; tal vez en otra vida.
“Tarea.”
HuaiSang bufó, moviendo su mano como si eso no fuera importante y tomó su cara entre sus manos, dejando un ligero beso en sus labios que lo hizo hacer una mueca nuevamente. “Puedes hacer tarea en cualquier lugar, ¿no?” Insistió.
“¿Qué está proponiendo exactamente, profesor?” Contestó, poniéndose de pie para arreglarse la ropa y acercarse a su maestro, agachándose para tomarlo de la cintura y sentarlo en la mesa mientras escondía la cara en su cuello y besaba ligeramente la piel suave de su garganta.
HuaiSang hizo un sonido lindo por la nariz, comenzando a pasar sus dedos largos por su cuero cabelludo y comenzar a acariciar los mechones entre sus dedos. “Pasa el fin de semana en mi casa. Prometo no distraerte de tu tarea.” Murmuró y Nie MingJue se quedó en blanco nuevamente por segunda vez ese día.
Luego, apretó los dedos en la cintura de su profesor y sonrió, volviendo a besar suavemente la piel libre de su garganta. “Está bien.”
. . .
A lo largo de su vida, Nie MingJue se había arrepentido de pocas decisiones que había tomado, más que nada porque su mamá lo educó en la firme línea de: “lo hecho, hecho está.” Pero si su madre hubiera visto la basura que su profesor manejaba se habría levantado de su tumba, jalarlo con ella hasta que ambos estuvieran encerrados en el ataúd y dejarlo ahí por al menos 200 años por el simple hecho de subirse a un auto sin placas que en cualquier momento se caería en pedazos.
“¿Estás seguro que esa cosa funciona?” Preguntó, todavía observando la maldita cosa en su lugar seguro con los pies en la tierra.
HuaiSang bufó. “¿Pueden dejar de insultar a mi bebé? Sirve perfectamente, ahora, deja de ser un niño consentido y súbete.”
Nie MingJue lo vió con sospecha, pero aún así abrió la puerta, oyendo el metal chillar en cuanto la movió. ‘Si, claro’ pensó ‘sirve perfectamente mi trasero’.
Luego se dió cuenta que aparte de chatarra, el auto era increíblemente pequeño. Intentó meter una pierna y fue suficiente para que notara que no cabría en el maldito auto. Estaba a punto de decir: ‘lastima, lo intentamos, dame la dirección y te veo ahí’ cuando HuaiSang dijo: “¡espera solo un momento!”, entonces movió, jaló y empujó un montón de cosas hasta que el asiento del pasajero cayó a un lado y dejó libre un hoyo en el carro, lo suficientemente amplio para dejarlo entrar.
HuaiSang murmuró un: “¡Ta-dá!” Y lo invitó a pasar nuevamente a la máquina de la muerte.
Suspiró, se preguntó nuevamente qué carajos estaba a punto de hacer y entró al carro, intentando disimular el golpe que se dio en la cabeza cuando finalmente entró.
El viaje en realidad, fue incómodo y tenso, a pesar de que HuaiSang parecía increíblemente feliz cantando y hablando de quién sabe qué, pero sorprendentemente, llegaron bien y cuando finalmente estacionaron la maldita cosa y bajó de ahí, estuvo increíblemente tentado en patear la maldita carcacha y llamar una grúa para que se la llevará de una vez por todas y así evitar un futuro accidente y salvar el mundo.
Después de cerrar el auto, su profesor comenzó a caminar, guiándolo por el interior del edificio mientras hablaba de un tal Van Gogh y su oreja. El apartamento de HuaiSang era pequeño y sencillo, pero cálido y acogedor al mismo tiempo. En realidad, no se veía muy diferente al salón de arte, sólo más pequeño. Había un tripié montado cerca de una ventana y un escritorio lleno de papeles y dibujos; las paredes colgaban cuadros coloridos en un patrón que no parecía tener sentido y las paredes libres de lienzos parecían pergaminos antiguos, dibujadas con tinta líquida en un patrón como si contaran una historia antigüa.
El lugar, en pocas palabras, era sorprendente incluso para una persona que no sabía nada de arte como él.
Estaba tan absorto en ver las paredes intentando encontrar la historia cuando la voz a su lado lo sacó de su trance. “Sé que no es mucho,” murmuró, “Pero, ¿Te gusta?”
“¿Tu lo hiciste?” Dijo, todavía distraído con los paisajes en las paredes de tinta.
“Lo hice.” Confirmó.
Nie MingJue no pudo evitar sonreír, un orgullo intenso calentando su pecho hasta que ardía más que el carbón. “Me encanta.”
HuaiSaing le sonrió y se paró de puntillas para acercar sus rostros y poder besarlo, un beso ligero que parecía contener un ‘gracias’ oculto. Como si hubiera estado esperando una aprobación de su parte desde hace años, lo cuál parecía estúpido y engreído, pero no dijo nada al respecto. El que no le importara el arte no significaba que no pudiera reconocer el talento, y el talento de HuaiSang para crear lo llevaba a otro lugar, a otro tiempo, a uno en el que pudo haber mejorado todo si hubiera sido más honesto, o algo así.
El beso le dió la clave. Sí, pudo haber sido diferente, pero lo hecho, hecho está, y ahora tenían este momento que parecía eterno.
. . .
Realmente nunca habían llegado a tal punto de intimidad.
Cuando HuaiSang pasó a recogerlo a su casa mientras él escapaba de una fiesta en el jardín y lo había ayudado a subir una pequeña bolsa deportiva a su auto, había esperado pasar un fin de semana ignorando las llamadas de su familia, besando a su profesor sin el título de profesor, tal vez toquetear un poco y simplemente terminar su tarea en un mejor ambiente que su casa infestada de socios comerciales y gente falsa, invitados de su padre.
En cambio, obtuvo unos brazos llenos del hombre adulto y hermoso por el cual, sin exagerar, mataría por mantener a salvo.
Era hermoso en un grado artístico que su cerebro ignorante no podía describir.
Tal vez HuaiSang podría hacerlo, pero MingJue solo podía mirar. Como cada trozo de piel revelado contaba una historia, un tiempo, cambiando constantemente con el movimiento, las luces y las sombras, haciéndolo prístino y tan hermoso que quería replicarlo en un mediocre intento de arte del cual probablemente no era capaz.
Lo único que podía hacer era memorizar, tocar, sentir los lugares correctos que hacían que el cuerpo ante él se tensara, relajara o suspirara, siguiendo las indicaciones sin aliento de HuaiSang con sus manos torpes y toscas, besando, mordiendo y marcando cada lugar libre a su altura, hasta que tuvo a su maestro desnudo bajó el, perdiéndose en su toque y enredado en las sábanas coloridas de su cama, haciendo en una capa que parecía un velo y lo hacía ver divino.
Cuando finalmente pudo separarse de los labios hinchados y rojos de su profesor para retirar su pantalón gastado, se detuvo por un momento.
HuaiSang no se veía como la clase de persona que tendría un tatuaje del tamaño de su muslo, pero lo era.
Sin poder evitarlo, siguió el patrón del diseño con dedos ásperos, sintiendo el relieve de piel donde se guardaba la tinta.
Era precioso. Conocido. HuaiSang suspiro, temblando bajó su toque.
“Baxia,” Murmuró con voz queda. “Uno de los nueve hijos del Rey Dragón.”
MingJue asintió, conociendo la historia, todavía embelesado con el diseño como si pudiera moverse en una laguna oscura, llenando el paisaje con niebla mientras su cuerpo se movía con elegancia.
“Es hermoso.” Dijo. “Eres hermoso.”
HuaiSango solo sonrió, enredando sus suaves y ágiles dedos delgados en su cabello para atraerlo y besarlo nuevamente.
Un suave vaivén entre sus cuerpos comenzó a acelerarse poco a poco, y mientras la ventana dejaba entrar las últimas luces del día destellando los colores verdes de los ojos de su amante, se dejó envolver por el cuerpo cálido y acogedor de HuaiSang hasta que ambos alcanzaron la cumbre del deseo mutuo y terminaron juntos.
La mano de MingJue nunca se alejó del muslo de HuaiSang, como si sintiera al dragón revolotear con conocimiento de una época pasada con un final cruel.
. . .
Esa mañana, por primera vez en más de un mes, cuando despertó, se sintió pleno, completo. El cuerpo de HuaiSang era cálido en sus brazos y parecía simplemente correcto el que estuviera en ellos, como si perteneciera ahí.
No supo cuanto tiempo se quedó así: observando dormir a su amante, su respiración uniforme mientras murmuraba cosas entre sueños y se aferraba más a su cuerpo, pero pudo haber pasado todo el día y no se habría cansado de eso.
Una pequeña risa salió de los labios de su profesor. “Toma una foto, durán más.” Dijo, su voz pastosa por el sueño mientras se estiraba como un gato entre sus brazos. Internamente se maldijo por no haberlo hecho, pero la figura de HuaiSang estaba quemada en su memoria de todas formas.
HuaiSang se sentó en la cama, la sábana cayendo por su cuerpo como un manto fino dejando la piel desnuda al tacto con el aire y casi sintió celos al respecto. “¿Qué?” Volvió a hablar su profesor. “Estás particularmente callado hoy, ¿no crees?”
MingJue bufó, poniendo los ojos en blanco. “¿Cuál es tu color favorito?” Preguntó en su lugar.
HuaiSang abrió los ojos y luego una sonora carcajada salió de su boca. “¿Qué clase de pregunta es esa?”
Debió haber hecho una cara rara porque la risa de HuaiSang subió dos tonos. “Es una pregunta normal que hacen las personas para conocerse mejor.” Argumentó.
Nuevamente su profesor rió como hiena y quiso matar a Wei Ying por haberle pegado su risa de foca. Aunque en HuaiSang quedaba bien, tenía que admitir. “¡Estuviste dentro de mí no hace más de 6 horas atrás! No creo que haya mucho de mi que no conozcas ya.”
“¡Hablo de conocernos de otra forma que no sea física!” Dijo y HuaiSang se calmó. Su cara todavía con una sonrisa con dientes blancos y ojos brillosos, su largo cabello negro cayendo despeinado por su rostro y espalda, dejando una nueva imagen grabada en su cerebro.
“Mi color favorito, eh... “ dijo, acostándose en su pecho para observar atentamente sus manos unidas, notando la textura diferente de sus pieles, el color, el tamaño. “Es una pregunta bastante difícil.”
Parpadeo con incredulidad. ¿Difícil? ¿Un color favorito?
HuaiSang continúo, su vista ahora en la ventana, viendo el rayo de luz que se filtraba por la cortina y golpeaba un vidrio que creaba partículas de luz por toda la habitación si te fijabas en los detalles. “No lo sé,” dijo, su voz tan honesta y seria que lo dejó sin palabras. “A veces amanece y amo el verde, pero otras veces despierto y todo se ve gris. El azul me deja en blanco y el negro me ahoga en un abismo al que yo mismo me aventé del que no creo poder salir.”
Sus palabras salen antes de que su cerebro las termine de pensar. “¿Qué pasa con el rojo?” Preguntó y el cuerpo de HuaiSang se tensa entre sus brazos, mientras su mirada se aleja en un punto lejano que no puede observar.
“El rojo me aterra.” Dice, cerrando los ojos y poniendo su oreja directamente en el latido de su corazón, como si buscara calmarse con el palpitar en su pecho. “Pienso en una pérdida. Una escena grabada en bucle llega a mi cabeza: intentó correr, gritar y llorar. Paso sobre muchas personas para llegar a mi destino, pero cuando estoy cerca, el dolor me inunda y la sangre mancha mi ropa de un rojo intenso, y cuando finalmente llegó, la persona que intentó alcanzar muere en mis brazos, viéndome a los ojos y estos son rojos como la sangre que nos cubre.” El silencio los envuelve un segundo y luego HuaiSang voltea su rostro para sonreírle nuevamente, como si nada hubiera pasado, pero Nie MingJue puede notar que no llega bien a sus ojos y se ve extraña en su rostro. “Creo que es el rosa. Al menos me gustaría poder ver la vida en rosa.” Dice y se ríe de su propio chiste. “¿Qué pasa contigo? ¿Cuál es tu color favorito?”
MingJue bufó, intentando disipar la atmósfera que los rodea por un segundo. ‘Tú y tu bocota, ¿acaso no tienes tacto?’ Diría Meng Yao. “¿Es enserio? Después de eso cualquier cosa que diga va a sonar terriblemente estúpida.” Dice, fingiendo mal humor, pero funciona, porque la risa de HuaiSang regresa, como si su discurso de colores no hubiera pasado jamás.
Debería aprender a callarse o pensar mejor lo que dice, después de todo, estuvo a punto de decirle a su profesor que el color que odia, es en realidad su favorito.
Tal vez su respuesta deba ser verde la siguiente vez que le pregunté. Aunque por el momento, pudo ignorar la pregunta que parecía una premonición.
Notes:
Wow, después de 3 años no puedo creer que esté actualizando está historia, pero espero todavía haya gente aquí.
Gracias a los que siguieron comentando, me mantuvieron a flote, ahora sí viene la trama, lo prometo haha.
Chapter 6: Rosa.
Notes:
Capítulo para las pocas personas que siguen está historia y me lo hacen saber. <3
Gracias, nunca lo habría logrado sin ustedes. Esta vez, espero no tardarme tanto xd. Estamos llegando a la verdadera historia al fin!
Chapter Text
Era extraño cómo funcionaba el tiempo para una persona.
Algunas veces se sentía como si avanzara tan rápido como un parpadeo, y otras veces se sentía como si estuvieras atrapado en el mismo segundo, pero la verdad era que el tiempo nunca se detenía.
Avanzaba y avanzaba, contigo o sin ti. Su madre solía decir que el tiempo nunca se detenía, solo te detienes tú.
Hace años que HuaiSang lo sentía de esa forma.
Como si el tiempo avanzara a una velocidad alarmante, pero él seguía igual. Sin moverse, sin seguir.
Atrapado en un mundo, en un tiempo, en una vida que no le pertenecía. Pero entonces, Nie MingJue había llegado a su vida.
Era extraño mencionarlo, teniendo en cuenta que no se conocían desde hace tanto, pero la verdad es que, el simple hecho de estar cerca de él, lo hacía sentir pleno. Completo, por primera vez desde que puede recordar.
No tenía muchas ambiciones de joven, solo tenía a su madre cuando era niño. Una mujer delicada y enfermiza, hermosa como todas las madres amadas lo son para sus hijos, pero solitaria. Solía tejer frente a la ventana como si estuviera esperando la llegada de alguien, pero lo único que recibía era un cheque mensual por una módica cantidad para vivir establemente.
Nunca habló de su padre, como si fuera un tema prohibido aunque sus rasgos se retorcían con pesar cuando preguntaba. Sin embargo, recuerda una ocasión, cuando tenía aproximadamente siete u ocho años, cuando el cheque que siempre llegaba, fue entregado personalmente por una mujer, alta y fuerte, tan diferente a su madre cómo podía ser un opuesto exacto.
HuiaSang no lo sabía entonces y realmente tampoco lo sabía ahora. A pesar de tener un conocimiento básico de lo que era un embarazo, para él solo era una mujer alta, fuerte y gorda, sin embargo, cuando expresó su pensamiento en voz alta, el rostro de su madre se llenó de vergüenza y comenzó a disculparse como si no hubiera un mañana; sin embargo, la mujer solo rió, con una jovialidad que sus rasgos duros no deberían permitir, y se agacho de su imponente altura para acariciar la mejilla rellena de HuaiSang con una suavidad que no debería existir en alguien con un rostro tan severo.
“Hay un bebé creciendo dentro de mi.” Susurro, su voz suave y al mismo tiempo dura, pero sus rasgos eran tan felices que no pudo ofenderse por el tono que seguramente alejaría a las personas de ella.
“¿Sí?” Contestó HuaiSang. “¿Cómo?”
La mujer asintió, retirando su mano para acariciar su bulto con cariño mientras se volvía a levantar a su imponente altura. “Con mucho esfuerzo, si soy honesta.”
“¿Y vale la pena?” Murmuro HuaiSang, sin retirar los ojos del bulto de la mujer, perdiéndose la sonrisa en su rostro.
“Definitivamente. Es amado aunque todavía no esté aquí.”
Si hubiera estado más consciente, el movimiento repentino del bulto lo hubiera asustado. Pero en ese momento, no había visto nada más interesante, tanto, que ni siquiera pensó cuando colocó la mano en la panza de la embarazada donde había visto el movimiento, y antes de que cualquiera de las dos mujeres pudiera reaccionar, el movimiento volvió a ocurrir justo en el lugar que estaba tocando, y fue, como si por primera vez, pudiera ver todos los colores de un arcoiris sin tener el efecto natural de luz solar y lluvia tenue.
No volvió a ver nunca más a aquella mujer con rostro feroz, y nunca más supo de ella, a pesar de que los cheques seguían llegando mensualmente y nunca se detuvieron, incluso con la muerte de su madre años después.
Al final del día, el tiempo seguía avanzando.
. . .
Es común pensar que las cosas mejoran cuando la soledad que helaba tus huesos desaparecía en una calidez más hermosa que un amanecer con su gama de colores naranjas, amarillos y rojos, pero HuaiSang no era tan crédulo.
Sin embargo, desde hace un tiempo, no sabía lo que le pasaba. Era patética la forma tan lamentable en la que se sentía cada vez que estaba cerca de Nie MingJue.
Su cerebro sabía conscientemente que no era sencillo. Nie MingJue era joven, impulsivo, intolerante a todo aquello que no cumplía su pensamiento “justo”, impertinente, cruel con sus palabras sin querer, e incluso en sus mejores días tenía un humor “decente”.
Era complicado, pero no era quien para hablar. El mismo HuaiSang no era ni de cerca perfecto.
La diferencia era que, estar cerca de Nie MingJue provocaba un efecto en su cerebro de no ver ningún defecto. De querer todo. De atreverse a jugarse la vida con tal de estar cerca de él. No podía compararlo con nada que hubiera podido vivir anteriormente, y si fuera honesto, su estado tan patético de dependencia emocional habría sido peor si no fuera porque sabía que Nie MingJue nunca se atrevería a aprovecharse de él.
Además de tener el consuelo, en parte, de que sabía que tenía el mismo efecto en Nie MingJue.
Era un círculo vicioso de color rosa. Cada vez que estaban cerca tenían la necesidad de tocarse. No todo de manera sexual, simplemente la cercanía era un respiro suave a sus cuerpos, y cuando podía hacer que el rostro hermoso y duro de Nie MingJue sonriera, era como ver el amanecer nuevamente, dándole la energía necesaria para levantarse todos los días y jurar proteger esa sonrisa llena de hoyuelos con todo lo que era y tenía.
Pensar en eso mientras calificaba trabajos de arte había traído un sonrojo a su rostro, y comenzó a rayar una hoja con líneas duras intentando ocultar el boceto perfilado del rostro de Nie MingJue en su lista de asistencia.
No se dió cuenta de la persona que había entrado a su salón de clases, ni de los pasos fuertes que se escuchaban en el eco del salón alto, no hasta que, interrumpiendo su vista, aparecieron fotos suyas en la casa de Nie MingJue.
Alterado, subió rápidamente la vista solo para encontrarse con un rostro desconocido y aún así, familiar.
No supo en qué momento se había levantado, pero cuando estuvo a la altura casi exacta del hombre delante de él lo reconoció.
Era una versión mayor y más fría de Nie MingJue, y si no hubiera estado tan familiarizado con la suavidad que los rasgos de Nie MingJue podían adoptar, hubiera jurado que eran casi idénticos con la excepción de los ojos.
Mientras los ojos de Nie MingJue eran de un color verde con destellos de un café tan claro y brillante que parecía dorado, los ojos del hombre frente a él eran de un color grisáceo con destellos verdes, idénticos a los suyos.
Antes de que pudiera registrar más parecidos, el dolor se hizo presente, y el golpe sordo de una mano dura en su suave mejilla llenó la habitación con un estruendo. No cayó al piso porque pudo detener su caída colocando las manos en la mesa detrás de él, pero antes de que pudiera reaccionar, la voz dura y asqueada del hombre reventó sus oídos.
“Me da asco siquiera verte.” Dijo, el despreció en su voz estaba sin alteración, a pesar de que el volumen era controlado. “Eres igual a esa zorra. Con tu cara bonita fingiendo inocencia y no saber nada, pero manipulando a todos para conseguir las cosas que no puedes hacer con tus propias manos.”
“Y-yo no-” Ni siquiera pudo terminar la frase cuando el ardor de su mejilla volvió con más fuerza, y esta vez cayó al piso con los ojos fijos en el piso de su salón llenos de manchas de pintura y viendo los zapatos costosos del padre de Nie MingJue destacar del piso como solo una marca lujosa podía lograr en aquel basurero, haciéndolo sentir patético y avergonzado con cualquier cosa que hubiera podido haber logrado.
“¡Cállate!” Gritó el hombre. “Sabía que te estaba yendo mal en la vida, solo a un desherebrado se le ocurriría estudiar arte tradicional en estos tiempos, pero ser capaz de abrir las piernas a tu hermano menor solo para conseguir más dinero es detestable, asqueroso y algo que no habría podido creer capaz ni a la escoria más baja.”
Era una suerte que hubiera terminado en el piso momentos antes, porque en cuanto su cerebro inútil registró las palabras del hombre, sintió que todo su cuerpo había dejado de funcionar. El peso de su cuerpo era algo insoportable de soportar, una ola de sentimientos que no podía procesar llenaron su cerebro y un zumbido de dolor en su cabeza le impedía pensar o actuar, incluso respirar.
Era como una copia barata de la descripción de morir. Recuerdos aleatorios llegaban a su cabeza, algunas cosas cobrando sentido, escenas que no sabía que recordaba hasta que fue consciente de las cosas que se dijeron, y entonces, un pedazo de papel cayó al suelo enfrente de él, como si fuera una película horrible de mala calidad y le estuvieran pagando por sus servicios sexuales.
“Subire tu mensualidad a esta cantidad, a cambio, deja a mi hijo fuera de tus planes de mierda.”
Se mordió el labio hasta que el hierro llegó a sus papilas gustativas, y aún así, con voz trémula, dijo: “Si lo que dices es cierto, entonces yo también soy tu hijo.”
A pesar de no estar viendo la cara de su aclamado progenitor, su mente pudo formar una sonrisa tan fría y cruel que hizo que se le helaron los huesos con escalofríos.
“Tu no eres mi hijo.” Dijo, y luego añadió. “No intentes engañarme, a pesar de lo que la mayoría podría creer, MingJue no sabe mentir. Si no lo haces por el dinero, hazlo por él. Ni siquiera quiero imaginar su cara si descubre la verdad.”
Poco después de haberlo dicho, HuaiSang pudo escuchar los pasos constantes y controlados de aquel hombre mientras salía de su salón, con la decencia mínima de cerrar la pesada puerta de la estancia para evitar que alguien pudiera verlo en ese estado.
Una parte de él, estaba agradecido por el pequeño gesto, y otra, más fuerte, golpeó esa pequeña parte de sí mismo. Había querido conocer a su padre cuando era niño, imaginando escenarios poco realistas de aceptación y disculpas, influenciados por historias ridículas de familias que se volvían a encontrar, y hace años que no se había permitido pensar en eso, especialmente cuando el día del funeral de su madre, el único familiar en el lugar había sido él.
Pero el rechazo, incluso si era merecido a pesar de su ignorancia, había terminado de matar al pequeño niño que aún vivía dentro de él, soñando con una familia que venía por él para acabar con su soledad. Era un golpe que habría preferido nunca vivir.
Y como el tiempo, cruel y constante nunca se detenía, tuvo que levantarse después de sentir las piernas entumecidas y los ojos secos con la cara rígida por la humedad secándose en sus mejillas y continuar con su día.
Exactamente, como cualquier adulto haría.
. . .
Evitar a Nie MingJue fue sorprendentemente sencillo ahora que sabía que era su hermano menor.
Era ridículo dejar que las palabras de un hombre que nunca había conocido lo afectarán tanto, pero el terror de ver el mismo asco en el rostro de Nie MingJue lo había mantenido a flote. Ignorando llamadas, mensajes, y clases, dejando a estudiantes más avanzados a cargo de los trabajos y tareas de los grados inferiores con la promesa de puntos extra.
Y entonces, a fin de año, tenía a Nie MingJue frente a él.
No había sido su intención, no realmente, había tenido todo el cuidado posible en ignorar cualquier tipo de cercanía, y su rostro había sido cuidadoso en no dejar que nada de lo que llevaba dentro se mostrará. Incluso había llegado al punto de fingir estar en bancarrota con Wei WuXian para que lo dejara rentar un cuarto en su apartamento para deshacerse de su anterior hogar y todos sus recuerdos.
El hecho de que Nie MingJue estuviera aquí ahora era solo prueba de que no importaba que tanta estrategia planificara para no volver a verlo y evitar lo que debía hacer, era inevitable.
Nie MingJue estaba en su escritorio, en la silla que había usado desde su primer día como maestro, con la cabeza reclinada en el respaldo y los ojos cerrados. Ojeras prominentes eran visibles incluso desde su posición, de un tono de morado difuminado con verde, y su piel era de un pálido enfermizo, sin ningún parecido con el anterior brillo dorado que resplandecía de su calidez. Su cabello también era un desastre, mechones despeinados y mal cortados sin forma específica, y aún así, a pesar de todo, era la vista más perfecta que HuaiSang había visto en lo que se sentía como siglos.
Incluso los colores enfermizos en la piel de Nie MingJue resplandecían como pigmento fresco. El pensamiento lo hizo querer vomitar cuando la verdad golpeó su cerebro nuevamente.
‘Es tú hermano.’ Se repitió. ‘Medio hermano,’ Justificó, y se quiso golpear nuevamente, pensando en una forma de huir, pero cuando se movió para repetir sus pasos a la salida, los ojos de Nie MingJue se abrieron, fríos, duros, rojos. Un enojo palpable en sus rasgos mientras lo petrificaba con una mirada en su lugar.
“No creí que fueras de ese tipo de personas.” Murmuró Nie MingJue, su voz ronca como si hubiera pasado un tiempo desde que había hablado.
HuaiSang no se atrevió a contestar, un escalofrío subió por su cuerpo, y cada poro de su piel se volvió frío. Sin soportarlo más, bajó la mirada a sus pies.
Un sonido horrible salió de la garganta de Nie MingJue ante su acción, como un gruñido, una risa o un sollozo, pero su rostro seguía serio, pálido, muerto. El sonido viajaba en vibraciones, y el eco del salón era tal, que HuaiSang pudo sentir el sonido en lo más profundo de sus huesos fríos incluso tiempo después de que se quedaran un tiempo en silencio.
“¡Di algo, mierda, se supone que tu eres el adulto, la persona responsable! ¡Habla! Es lo mínimo que merezco.”
HuaiSang tuvo que morder su lengua hasta que el líquido ferroso de su sangre llenó sus sentidos. Respiró y se clavó las uñas en las manos para obligarse a hablar: ‘Es necesario.’ Se dijo y luego abrió la boca.
“En realidad, no creo que merezcas nada.” Fue una frase, siete palabras, treintaiún letras. Pero le había quitado todo el aire de los pulmones solo pronunciarla.
El rostro de Nie MingJue pasó de perplejo a rabia, y la palidez enfermiza se volvió de un rosa claro por la cantidad de cólera que estaba sintiendo el hombre ante él, que se paró violentamente de la silla, haciéndola rodar hasta chocar con una pared, pero a ninguno le importó el desplante de ira.
“Eres idiota si crees que me iré con una explicación tan mediocre, si me crees tan-“
‘Es tu hermano.’ Murmuró la voz dentro de su cabeza, aquella que sonaba como la de su padre, y llegó a una conclusión. Si Nie MingJue tendría que odiarlo, que así sea. Era mejor que saber la verdad, mejor que asquearse de HuaiSang y de él mismo. Así que tragando con fuerza, y endureciendo sus ojos, subió la mirada con determinación dijo: “Si tengo que ser honesto, fue por dinero. Y un poco de diversión. Tomé algunas fotos contigo y se las envié a tu papá, quien amablemente me brindó una cantidad cómoda para vivir sin problemas.” Con una seguridad que no sentía, movió sus piernas, ignorando el calambre que sentía en ellas y se acercó a su portafolio, sacando el cheque nuevo que había llegado este mes, el que no había sido destrozado ni cobrado por HuaiSang y se lo dió a Nie MingJue.
Su reacción fue obvia, y se dió cuenta que su padre no mentía. Nie MingJue era demasiado moral como para saber mentir. Temblaba y apretaba los dientes tanto, que una parte de él estaba preocupada porque se rompieran, pero se mantuvo firme al respecto, un coro de “esto es lo mejor” llenaba su cabeza para convencerlo de seguir adelante.
Se volteó, incapaz de seguir viendo el daño que hacía con simples palabras que realmente no quería decir, a pesar de que eran las correctas en casos así.
”Tienes tu explicación, que es lo que querías, así que puedes irte en cuanto termines de limpiar el salón.” A pesar de su voz fría, en el fondo solo quería salir y evitar las cosas, aunque realmente no fuera su estilo, pero ni siquiera tuvo la oportunidad cuando la mano grande, fuerte y gruesa de Nie MingJue tomó su brazo con una fortaleza apenas reprimida por el temblor de su cuerpo.
”No me importa si solo me usaste.” Murmuró en voz baja, su cuerpo casi pegado a su espalda, su voz muy cerca de su oído. “Puedes sacar más dinero si te quedas conmigo, tengo dinero, solo…”
Ni siquiera dejó que terminara. Incluso si no fueran hermanos, el nivel de dependencia en una sola frase, estaba mal en muchos aspectos, a pesar de que su maldito corazón volvió a la vida con la simple insinuación de que Nie MingJue lo necesitara tanto como él lo hacía, al grado de decirle tales palabras cuando lo estaba dejando.
“Realmente, no necesito más de ti.” Contestó, una sonrisa forzada en sus rasgos, pero Nie MingJue estaba viendo al piso, sus ojos temblando, llenos de agua, pero no derramó ninguna lágrima, y un momento después, comenzó a reír, como si estuviera loco, histérico.
Entonces, se alejó de HuaiSang como si el contacto con el quemara, y levantó un lienzo que no había llegado a ver antes, completamente cubierto, pero aún así, lo aventó al pecho de HuaiSang como si quisiera romperlo en su cuerpo.
”Es mi trabajo final, tú decides si repito esta materia, o me gradúo según lo previsto. Puedes limpiar tu maldito salón solo, al final, es tu jodido trabajo.”
Y entonces, como si nunca hubiera estado ahí, desapareció con pasos pesados y un azote en la puerta que hizo un eco ensordecedor.
Los días tenían la misma duración de siempre, pero los años pasaban tan rápido que parecían un parpadeo, especialmente cuando no podías obligarte a ti mismo a cambiar, y cuando finalmente pudo moverse nuevamente, la luz que entraba al salón era casi oscura. Y aún así, fue capaz de verlo.
El trabajo final de Nie MingJue era un lienzo de 60 x 40 cm. Un boceto sencillo en color rojo, la forma, era tan familiar, que los ojos de HuaiSang se llenaron de agua salada, y no pudo controlar la caída de las lágrimas.
En la escuela de artes, le habían enseñado que no había nada como “tipos de colores”. Era “tal color” más oscuro, más claro, más combinado. Eso era todo. Pero a Nie HuaiSang nunca le había gustado esa explicación tan pobre, así que, a espaldas de sus profesores, había aprendido todos los nombres comunes que le habían puesto a las diferentes tonalidades.
La línea del contorno de la figura, era de un color vívido, como plasma, en un escarlata que casi sangraba a la vista. Era el contorno del cuerpo de HuaiSang, cubierto por un suéter largo con luces fucsia, dejando a la vista el tatuaje de Baxia en su muslo de un tono bermellón, tan oscuro como el buen vino. Todo el dibujo estaba sombreado, pintado e iluminado, con diferentes tonos de rojo, entre ellos cereza, merlot, escarlata, difuminados en tonalidades de rosa, en diferentes técnicas artísticas, como acuarela, acrílico, textura y pastel, y tenía tal armonía, que era casi imperceptible donde estaba el rojo y se mezclaba con el rosa.
Era perfecto, exactamente como el círculo vicioso en el que habían estado hasta ahora. No podía compararlo con nada, pero se sentía, de una forma, tan amado y al mismo tiempo, tan lejano, que lo hizo querer que realmente el tiempo no fuera tan cruel y se detuviera para que pudiera disfrutar la vida en rosa con Nie Mingjue, aunque solo fuera por un momento más, bañados en la bendición de la ignorancia.
Pero lo único que consiguió fue una vida en rojo, tan horrible, y solitaria, como en el infierno y sus llamas infinitas.
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El brillo de la botella de cristal frente a él cambiada de color al ritmo de la iluminación intermitente del lugar.
Tal vez debió haber escogido un lugar más calmado para sentir pena por sí mismo, pero su época de evaluación había finalmente terminado y sus amigos habían querido celebrar. Nie MingJue había estado intentando evadirlos, sin ganas de hablar de lo que había sucedido o justificar su mal humor, pero las evaluaciones habían sido solo una excusa temporal, y ahora se había quedado sin ella.
Ninguno en su grupo de amigos era realmente del tipo que salía a esta clase de lugares, pero XiChen quería celebrar como “gente normal” , lo que sea que eso significara, pues había demasiados tipos de normalidad como para definir uno en sí, pero la pulga de Jin GuangYao se tomaba como objetivo personal cualquier deseo estúpido de Lan XiChen, así que había accedido a organizar todo y solo Dios (o el Diablo, para el caso) sabían como rechazar una “invitación” del enano sin una buena excusa, y Nie MingJue no era ninguno de los dos, así que aquí estaba.
Claro, porque una ruptura intensa con su profesor hambreado no era realmente una excusa si no decía nada a sus amigos, y por otro lado, salir con XiChen era sinónimo de entretenimiento a expensas de la borrachera de alguien más y presentaba un alivio a su billetera en consumo alcohólico.
Ni siquiera ZiChen, que era el más serio de todos, se había salvado de la persuasión de la chaparrita malvada, pero claramente Song Lan también estaba pasando por algo de lo que no quería hablar porque casi inmediatamente desde que se vieron, se habían refugiado en el otro para quedarse en un pacífico silencio, sirviendo tragos uno al otro cuando su bebida se acababa y haciendo un gesto de ‘salud’ cada vez que bebían.
Habría sido una gran velada.
El ambiente no era ideal, seguro, al menos no para deprimirse como quería, pero podría haber sido peor, como en su casa, fría y sola con la colección de vino caro de su padre; quien se había ido de viaje nuevamente.
La compañía de ZiChen era segura, él nunca le haría preguntas, ambos habían llegado a un acuerdo hace años de que el que si alguno quería hablar, hablaba y el otro escuchaba sin comentar ni juzgar.
Después de tres canciones seguidas que sonaban exactamente igual, XiChen pareció haber terminado de bailar y se acercó a la mesa, con su cuerpo acelerado y una capa ligera de sudor en su piel perfecta por su genética estúpida.
Empezó a peinar su largo cabello en un moño despeinado mientras respiraba con dificultad y se sentaba al lado de MingJue, casi cayendo encima de él, tomando la botella en el proceso y alzándola como si fuera un trofeo.
“¡Hola, chicos!” Gritó, balanceando la botella en sus manos y luego intento beber directamente de la boquilla, fallando completamente en ponerla en su boca y tirando el alcohol en toda su cara, mojando su rostro, su cuello y su ropa con el resto del contenido.
“Joder,” Se quejó MingJue, tomando una servilleta para limpiar a su amigo que ahora apestaba a destilería, pero Lan XiChen solo se rio como hiena. De verdad, Nie MingJue no sabía por qué la risa de Wei Ying parecía pegarse a toda la gente que conocía en algún momento, y casi maldijo su nombre.
“¡Oops!” Dijo XiChen cuando terminó de reír, su playera blanca ahora transparente, pero al menos su cara ya no estaba pegajosa. “¡Mesero!” Gritó, tan alto que Nie MingJue tuvo que taparse los oídos por la repentina sordera, en serio, la gente que no soportaba el alcohol no debería beber. “¡Traiga una botella más!”
Jin GuangYao llegó en menos de dos segundos, saltando como piojo entre la multitud para llegar a ellos. “¡No!” Gritó, también sorprendemente fuerte para alguien de su tamaño. “¡Solo puedes beber un trago más!” Señaló a XiChen.
Lan XiChen hizo un puchero y luego levantó la botella vacía que todavía tenía en sus manos al mesero. “¡Dos botellas más o no te pago!” Le grito, y ante tal amenaza, al pobre mesero no le quedaron dudas de a que cliente hacer caso y corrió por el pedido.
Jin GuangYao se dejó caer al lado de Song Lan como si no le quedará nada de energía en el cuerpo, derrotado por un borracho malcriado, y Nie MingJue casi se ríe al respecto, pero en su lugar, apuro su tragó en su garganta.
Hubo un momento, en el que todo se detuvo, el DJ detuvo la música, y la multitud callada esperando algo, la luz que parpadeaba intermitente se detuvo en color morado, y luego, el DJ volvió a su trabajo, regresando todo a la vida con un beat tan intenso que su cabeza se vacio. El alcohol en sus venas y la música vibrante lo hizo olvidar todo, por un momento tan efímero que creyó haberlo soñado, y luego, el peso de la cabeza de XiChen en su hombro lo sacó de su ensoñación.
“A-Jue,” Dijo su amigo, haciéndose oír entre el montón de ruido y el cuerpo de Nie MingJue se tensó por completo. Si hubiera tenido algo en la boca, se habría ahogado.
Hacía tantos años que no había escuchado ese apodo, que casi quería llorar. No era una regla impuesta, claro, él nunca había limitado la forma en la que sus amigos lo llamaban, pero solo una persona en toda su vida había tenido el valor de llamarlo de una forma tan cariñosa, tan personal: su madre.
“A-Jue,” Había dicho la mujer en su memoria, su cuerpo fuerte ahora delicado, una sombra de lo que solía ser, pero aun así, su sonrisa había sido hermosa, pequeños hoyuelos en sus mejillas delgadas, sus ojos amorosos, viéndolo con tanto cariño que era insoportable. Nadie lo había vuelto a ver así. “A-Jue, no hagas eso.”
MingJue no había hecho caso, aplastando a su madre en un abrazo mientras se reía con fuerza, ensuciando su ropa con la pintura que manchaba sus manos, pero su madre solo río en su oído, regresando el abrazo con la poca fuerza que todavía conservaba.
Luego, empezó a llorar en su cabello. Nie MingJue recordó la conversación que había tenido con su padre cuando internaron a su madre en el hospital. “¿Tienes miedo de morir, mami?” Había preguntado, pero su madre solo río más, con su voz rasposa por las lágrimas mientras acariciaba su cabello.
“No, no realmente.” Le dijo. “Pero tengo tanto miedo de dejarte solo, A-Jue. Perdóname, si yo te hubiera-.”
No recuerda mucho más de su madre después de eso. Tampoco puede recordar que quería decirle al final, pero puede recordar muchas cosas antes de que esa horrible enfermedad acabara con ella, también puede recordar muchos comentarios que vinieron después. Cosas como: “ella era tan fuerte, no puedo creer que incluso una persona tan sana haya sido vencida por esa enfermedad.”
Sin embargo, lo que más podía recordar era que nadie más lo había llamado así, y ahora que lo hacía su amigo, se daba cuenta de que no le gustaba, lo hacía sentir como si de alguna forma le hubiera fallado, como si hubiera manchado su memoria.
“A-Jue, cariño…”
“¡Nie MingJue!” Gritó XiChen en su oído, sacándolo del abismo de sus pensamientos en bucle. MingJue le agradeció en parte, pero no podía dejar de temblar, sirviendo una buena cantidad de alcohol en su vaso vacío. “¿Estás bien?” Preguntó XiChen, intentando concentrarse, pero Nie MingJue lo cortó con un ruido malhumorado.
XiChen solo hizo un puchero, pero al menos cambio de víctima, quitando su cabeza de su hombro y dirigiendo su atención borracha a alguien más.
“ZiCheeeeeen,” Berreó, estirando las manos como un niño malcriado intentando recuperar su juguete, sin embargo la prevención de GuangYao había hecho que retirara todo lo cercano a su amigo. “Baila conmigooooo.”
“No, gracias.” Murmuro ZiChen, escondiéndose en su bebida.
Lan XiChen gimió de mal humor, infeliz por la falta de participación en su fiesta, y tomó su vaso lleno, probablemente con agua mineral si GuangYao tenía algo que ver.
“Vamos, XiChen, déjalos en paz.” Había dicho Jin GuangYao, calmando a su amigo impredecible, pero era demasiado tarde, el humor de XiChen ya se había agriado.
“¡Tú!” Señaló a MingJue, y joder, si Lan XiChen estuviera sobrio, estaría escandalizado por su falta de modales. “¡Ya basta con tu victimismo! ¡Nadie te soporta! Todo el tiempo creando excusas estúpidas para evadir lo que sea que te está pasando, Dios mío, madura, no todo gira alrededor de ti, si no te gusta como fueron las cosas, haz algo para remediarlo y deja de desquitarte con los demás.” Le espetó y antes de que pudiera procesarlo y enojarse para probar el punto exacto de XiChen, su amigo se giró para señalar a Song Lan. “¡Y tú! ¡Hazle un favor a todos y cogete al maldito gremlin para que ambos dejen de estar tan jodidamente molestos entre sí! ¡Su tensión sexual dejó de ser divertida desde hace años, amigo!” ZiChen se quedó callado, pálido como una hoja. Jin GuangYao sonreía con malicia, pero entonces el dedo acusador borracho de Lan XiChen se posó en él. “¡Y tú, maldito idiota con problemas de papá!” Gritó XiChen y el silencio en la mesa se volvió tenso de golpe. “¡Llevas años intentando que tu padre te haga caso y valore quien eres y lo que haces, ten un poco de coraje y deja de esconder tu cara bonita en las faldas de tu papá como si fuera una excusa para tu cobardía! ¡El nunca va a cambiar y ese no es tu maldito problema!”
Jin GuangYao se calló de golpe, abriendo y cerrando la boca como un pez, y Nie MingJue no pudo soportarlo más, soltando una risotada que se escuchó en todo el bar, levantando su vaso vacío al centro de la mesa.
“¡Me cogí a mi profesor de arte y resultó que nada más me estaba usando por dinero!” Dijo, y sus amigos levantaron sus brazos por inercia para chocar vasos con él, el primero en reírse fue XiChen.
“¡Le dije a mi hermano mayor que dejara de ser un bicho raro nervioso y embarazara a la consejera de la escuela de una buena vez y me corrió de la casa!” Gritó con felicidad, tomando su agua mineral creyendo que era vodka.
Jin GuangYao sonrió con nerviosismo, pero después habló. “Encontré a mi papá en un burdel de mala muerte y lo chantajeé con enseñarle las fotos a su esposa si no me contrataba en un buen puesto de la empresa familiar tras mi graduación.”
Todos voltearon a ver a ZiChen, que sin lugar a donde escapar, levanto su brazo. “Me metí con Xue Yang hace dos años en una fiesta y ahora quiero formalizar una relación con él, pero es un jodido idiota.”
Todos bebieron, y la tensión pareció desaparecer ahora que las cosas habían salido. Entonces las preguntas comenzaron.
“¿De verdad le dijiste a WangJi que embarazara a esa loca mujer?” Preguntó MingJue.
XiChen asintió. “Lleva enamorado de ella como trece años, hombre, me estaba volviendo loco.”
“¿En serio te corrió de tu casa?” Pregunto ZiChen.
“¡Solo dijo que me fuera un rato! Pero me enojé y tomé su tarjeta de crédito antes de salir, así que pidan lo que quieran, ¡la casa invita!” Gritó con demasiada felicidad para alguien ‘sin hogar’ , pero de la nada se puso serio. “¿Qué hacías en un prostíbulo?” Le preguntó con frialdad a GuangYao, haciendo que este escupiera su bebida y levantara las manos en señal de inocencia.
“El estúpido de mi padre se desmayó en medio del acto y el único contacto que había dejado era el mío, así que fui a ver que pasaba, cuando llegué supe donde estaba y de paso tome fotos incriminatorias, en mi defensa, fue su propia culpa, así que no intentes hacerme sentir mal al respecto.”
XiChen sonrió ante la explicación y se quedó callado, Nie MingJue se aguantó una risa al pensar en la escena. Nadie le tenía respeto a Jin GuangShan, pero vaya que el hombre tenía talento en caer más bajo.
“¿Que clase de sugar baby eres si le pagas todo a tu pareja?” Le dijo ZiChen, y casi se muerde la lengua.
“Ni siquiera le pagué, al parecer el que le pagaba era mi papá.” Dijo, y sus amigos voltearon a verlo sorprendido.
“Que estupidez, si hubiera querido dinero, te lo debería haber pedido a ti, tú tienes más, ¿no?” Dijo GuangYao, y MingJue suspiró aliviado.
“¡Eso es exactamente lo que le quería decir!” Dijo, enojado y contando todo a sus amigos.
“Es raro, sí,” Comentó ZiChen al final de su explicación gráfica. “No tiene sentido dejarte si lo que quería era dinero.”
“Gracias, amigo, me haces sonar como un partidazo.” Comentó MingJue.
Song Lan solo lo desestimó. “Solo digo que es raro, me suena que hay algo más ahí, teniendo en cuenta la forma en la que ambos se miraban, no puedo más que sospechar de otro chantaje, tal vez alguien se enteró y lo amenazó, ¿hablaste con tu padre?.” Parloteó, pero todos se quedaron viéndolo fijamente. “¿Qué?” Preguntó.
“Entonces, dos años, y establecerte con la amiga loca de Jin GuangYao.” Dijo MingJue.
Song Lan se levantó. “Me largo.”
“¡Vamoooos!” Gritó XiChen, haciendo su mejor cara de súplica, con la que constantemente sonsacaba a su hermano. “Todos contamos el chisme, te toca.”
ZiChen suspiro, volviendo a sentarse. “Realmente no hay nada, un día estábamos en una fiesta peleando, y al otro amanecí con él en mi cama. Ni siquiera recuerdo como pasó, pero de una u otra forma volvió a pasar, y siguió pasando. No hablamos al respecto, y tampoco es algo serio, creo, pero hace unos días, lo vi besarse con Xiao XingChen y joder, solo quería romperle el cuello. Me di cuenta de que hace años siento algo por él y me hubiera gustado iniciar algo más estable.”
Jin GuangYao fue el único que se atrevió a hablar para “defender” a su amigo desquiciado. “¿Y el problema es? ¿Qué se besará con tu primo cuando no son nada?”
“El problema es el maldito Xue Yang. Si intentó decirle algo, solo huirá. Lo conozco lo suficiente, así que he estado intentando alejarme, pero es como una sanguijuela.”
Todos asintieron, y bebieron nuevamente. Al final de la noche, todos estaban en un estado alcohólico lo suficientemente alto para hacerlos sentir mejor, claro, ninguno de sus problemas se había arreglado, y nadie había dicho realmente un consejo que valiera la pena; pero era la unión, el saber que no estaban solos, lo que los hizo comenzar a divertirse.
Cuando Nie MingJue salió del bar y se despidió de sus amigos, se sentía mejor. Su pecho todavía dolía como un hueso fracturado, pero estaba más tranquilo, respiraba mejor, y no tenía ganas de romper nada, así que comenzó a caminar por la avenida, escuchando los pocos autos que pasaban a alta hora de la noche y cerrando los ojos ante las luces nocturnas.
Podría llamar un taxi o incluso a su padre para pedirle que enviará a alguien a recogerlo, pero quería sentir la brisa fresca y húmeda en su rostro un poco más, en la plena soledad de la noche. No fue hasta que casi tropieza con una botella que empezó a poner más atención en donde estaba y que sucedía a su alrededor.
Seguía en la misma avenida, pero en una zona que no había conocido antes, o tal vez no reconocía, cada bar que pasaba se veía peor que el anterior, y se preguntó seriamente si necesitaban tantos lugares de este tipo en la misma calle, mientras más caminaba, menos movimiento se veía y decidió que había tenido suficiente, así que se metió en una calle a la esquina de un bar todavía abierto y sacó su teléfono para pedir un auto, cuando lo escuchó.
Había una persona tirada en la misma calle. Prendiendo la lámpara de su teléfono, dio un vistazo para asegurarse que el borracho estuviera vivo y encontró un cuerpo tirado, sentado en una de las paredes del callejón, tenía una cascada de pelo negro largo cubriendo su rostro, como en una película de terror, había trozos de comida entre las hebras del cabello, y Nie MingJue quizo vomitar. En el segundo en el que se dio cuenta de que el extraño seguía respirando, estuvo a punto de irse a pedir un taxi a otro lado, pero entonces el ruido dormido de la persona inconsciente llegó a su cerebro.
Nie MingJue nunca se había considerado una persona particularmente observadora, pero cuando una persona le interesaba, estaba orgulloso de recordar los pequeños detalles de sus personalidades, sus gustos específicos, las cosas que le hacían reír, los sonidos que hacían al dormir.
HuaiSang solía hacer un pequeño sonido con su nariz cuando su cuello estaba en una posición incómoda, como un silbido alto que a Nie MingJue le daba mucha risa, y la persona enfrente de él, acostada en el piso sucio con el cabello como Sadako, hacía el mismo sonido.
Con cuidado se movió unos pasos para ver más de cerca y entonces retiro parte del cabello que cubría el rostro de esta persona, conteniendo la respiración en el aire frío.
El rostro del hombre, borracho y dormido, seguía siendo lo más hermoso que había visto en su vida. HuaiSang incluso en su momento más bajo, parecía arte. Del tipo de arte hermoso y bello que te hacía sentir mil cosas a la vez, y Nie MingJue no podía dejarlo así.
Notes:
¡Gracias a todos los que comentaron el capítulo pasado! Esta vez, creo que me tarde menos en escribir esto, y todo gracias a ustedes.
Estamos llegando a los últimos capítulos, apenas puedo creerlo. De verdad, gracias. ;;;
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