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Language:
Español
Stats:
Published:
2021-02-01
Completed:
2021-02-28
Words:
18,692
Chapters:
27/27
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9
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Femslash Febrero 2021 – Edición Precure

Summary:

Colección de relatos cortos para la actividad del Femslash February 2021. Todos basados en personajes y ships de Precure.

Notes:

Proyecto para ésta actividad:
https://femslashfeb.tumblr.com/post/641624167804960768/any-world-any-fandom-ocs-however-you-art-or
Actualización diaria (salvo el día de descanso) durante todo Febrero 2021. ¡Disfruten!

Chapter 1: Día 1. ROJO (Yukari x Akira)

Chapter Text

Femslash Febrero 2021 – Edición Precure

 

 

Por: Escarlata

Precure pertenece a Toei Animation, el plot es mío.

~o~o~o~o~o~

 

 

Día 1. ROJO

 

 

Al abrir los ojos fue lo primero que vio. Un rojo intenso, cálido a simple vista y sin duda a tacto también. Comprobó esto último al pasar sus dedos por las hebras rojizas del cabello de Akira. ¿En qué momento cayeron dormidas? No estaba muy segura. Hasta donde Yukari podía recordar, se sentó con su novia a beber té para aprovechar su tarde libre, le ofreció macarrones recién hechos, bebieron el té, Akira se acomodó en su hombro un momento y...

 

 

Despertaba pasado un rato. Hora y media después según el reloj en el muro. Miró alrededor, la vista de su apartamento le gustaba, no era muy grande, estaba en la periferia de París y los dioses fueron clementes al mandar a Akira a una especialización en una universidad precisamente en París. Gracias a eso vivían juntas desde hacía año y medio. Le gustaba esa vida.

 

 

Miró alrededor una vez más, pero el intenso rojo del cabello de su novia volvió a atraer su mirada. Respiró hondo, olía a shampoo de fresas; acarició con delicadeza la coleta con la que se peinaba desde que le creció el cabello. Le gustaba mucho el nuevo look de Akira. Con suaves movimientos deshizo la coleta y acarició la nuca ajena con las yemas de sus dedos. La escuchó suspirar. Sonrió. Akira trabajaba duro, merecía algunos mimos y qué mejor que hacerlo mientras la linda cachorrita no la mirara.

 

 

Yukari podía no verse a sí misma en esos momentos, pero sí sabía que sonreía al contemplar el gesto pacífico de Akira, al acariciar el cabello rojizo de Akira con sus dedos, al escuchar la calmada respiración de Akira entre sueños. No se veía a sí misma, pero estaba embelesada y muy consciente de ello. Había cosas que le gustaba guardar para sí misma, y esos pequeños momentos con Akira eran para sí misma, para atesorarlos, para ser la única que podía ver esos gestos en la incansable Akira Kenjou.

 

 

─Te amo ─murmuró Yukari entre labios. Que lo dijera cuando su novia no la escuchaba podía ser cruel, pero así era la caprichosa gatita, así era su amor y amaba que Akira estuviera al tanto de ello y aceptara y abrazara su caprichoso amor. Suspiró. Sujetó los mechones rojos entre sus dedos una vez más. Ganas no le faltaban de besar su mejilla, pero la posición no era la adecuada y en verdad no quería moverse, no quería despertarla.

 

 

Se limitó a besar su mechón de cabello y seguir acariciándola, haciendo contacto apenas, procurando no perturbar su paz y su descanso. Amaba que esa Akira vulnerable fuera sólo de ella, porque a la doctora no le gustaba mostrarse cansada ante los demás. Yukari era la única que podía verla así, Yukari era la única que tenía permitido cuidar de ella.

 

 

─No tienes remedio ─murmuró contra su cabello, suspiró y en ese momento sintió que ella se movía. Temió haberla despertado, pero no parecía ser el caso. Escuchó un bostezo.

 

 

─¿Qué hora es? ─preguntó Akira, apenas moviéndose de dónde estaba.

 

 

─Ya debemos comenzar con la cena si es que quieres cenar algo ─respondió Yukari con tono pícaro.

 

 

─De acuerdo, cocinemos ─la pelirroja se giró y le regaló un amoroso gesto a Yukari.

 

 

La confitera abrió un poco más sus ojos cuando se topo con los de Akira. Ese tono rojo intenso en sus pupilas, ese calor lleno de sentimiento, ese brillo único... Desbordaba tanto amor. Sintió la sangre subírsele a la cara y se levantó de inmediato, haciendo que Akira se fuera de lado y acabara tumbada en el sofá.

 

 

─¡Hey!

 

 

─Iré por verdura, hoy cenaremos sano ─y comenzó a alistarse para salir, no pensaba voltear hasta que su rubor bajara.

 

 

Akira sonrió.

 

 

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Chapter 2: Día 2. ORGULLO (Kirara x Towa)

Chapter Text

Día 2. ORGULLO

 

 

Imposible no notar lo nerviosa que estaba Kirara. Era un evento grande, el más grande en su carrera hasta el momento. Personalidades de la moda de al menos tres continentes iban a estar reunidos ahí, viéndola, analizando cada paso de su andar, cada movimiento suyo al milímetro mientras los fotógrafos y camarógrafos se dedicaban a capturar ese momento para la historia.

 

Podría decirse que casi era lo de siempre. Era y no lo era. Era un desfile más, como otros... Pero esos desfiles no eran el New York Fashion Week. Desfile donde las modelos literalmente se mataban por un sólo espacio, donde se preparaban por años enteros para conseguir un lugar y tener el honor y el trabajo de desfilar en ESA pasarela. No era cualquier cosa. Imposible no sentirse nerviosa.

 

Sus más queridas y cercanas amigas ya le habían enviado mensajes de texto y de video apoyándola. Es más, Minami y Haruka verían el desfile por televisión e incluso invitaron a Yui. Y que encima de ello le dijeran que todos en Noble Academy estaban igualmente atentos... Saber esto último ayudaba y no ayudaba, saber que ellas estaban atentas a uno de sus mejores momentos la ponía muy feliz, pero a su vez ponía un poco más de presión porque debía brillar más que nunca, más que otros, debía resaltar en ese mar de luces y para ello debía ser la estrella más brillante.

 

Por años peleó para ganarse un sitio, saboreó los más agridulces y amargos momentos del mundo de la moda, más de una vez fue rechazada y pisoteada por asuntos que nada tenían que ver con la pasión de la moda. Y al final lo logró.

 

Las demás modelos terminaban de afinar detalles con ayuda de maquilladores y estilistas, otras parecían rezar en sus propios idiomas. ¿Y ella? Su mejor manera de ayudarse era comer algo dulce y ver los ojos de su acompañante de esa noche. Sí, Towa estaba ahí. Lo bueno de ser la princesa de un reino mágico fue que eventualmente alcanzó el nivel de poder necesario para hacer sus propios portales al mundo humano. Y sí, esa noche escapó para verla.

 

Kirara le consiguió un pase backstage y salió unos momentos para buscarla. Necesitaba verla. Y justo ahí estaba, en uno de los espacios cerca del escenario donde podía verse el número musical. Towa lucía preciosa con ese vestido de gala blanco y rojo que le consiguió y eso hizo suspirar a la modelo. Y como sintiendo su presencia, Towa volteó y corrió de inmediato hacia ella apenas la vio.

 

─¿Lista, Kirara? ─preguntó Towa, tomando las manos de su compañera.

 

─Lista para brillar como nunca antes ─respondió con toda la seguridad que pudo, pero no logró ocultarle completamente sus nervios a Towa... Y sabía que ella lo sabía.

 

─Ven ─la princesa del fuego se la llevó de la mano a un pequeño espacio detrás de una columna de soporte. La abrazó, procurando no despeinarla ni arrugar su ropa─. Ve y brilla, Kirara.

 

─Towacchi...

 

─Dejarás deslumbrados a todos, te verán brillar. Ve y camina con orgullo, con la frente en alto como siempre lo has hecho ─dijo a su oído, dulce.

 

─¡Lo haré! ¡Todos verán que Kirara Amanogawa es la estrella más brillante! ─dijo con voz fuerte, orgullosa de sí misma y de su propio trabajo. Correspondió el abrazo con un poco de fuerza y suspiró. Ya sentía los pies en la tierra, estaba lista para trabajar─. Mírame brillar, Towacchi.

 

─Siempre, Kirara.

 

Y se besaron. Un breve y dulce beso antes de que Kirara tuviera que soltarla y salir cuando uno de los coordinadores comenzó a llamar a las modelos. Compartieron una sonrisa y Kirara se reunió con las demás mientras Towa fue a su asiento en primera fila para ver el desfile.

 

Esa noche, todos fueron testigos testigos del verdadero brillo de la Princesa de las Estrellas.

 

 

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Chapter 3: Día 3. BUTTERCUP (Karen x Kurumi)

Chapter Text

Día 3. BUTTERCUP

 

 

 

Cuando Karen dijo que "darían un paseo" y ella felizmente aceptó, ¡no pensó que fueran a irse en avión directo al continente europeo! Por eso la muy ladina dijo que reservara ese fin de semana sin dar más detalles. Y la sorpresa fue doble cuando los chicos le dieron una maleta que ellos mismos habían empacado. Aparentemente todos estaban de acuerdo en que Kurumi estaba trabajando mucho y se pusieron de acuerdo con Karen para sacarla a despejarse un poco.

 

Y "despejarse" para alguien de la alcurnia de Karen, era viajar a unas hermosas praderas con casas de campo en medio de algún lugar del mediterráneo. Estaban en una costa sur de Italia.

 

─¿En serio, Karen? ¿Al otro lado del mundo? ─preguntó Kurumi con mala cara mientras Karen terminaba de acomodarse el vestido y un sombrero. Tenían una canasta lista para un lindo picnic.

 

─Esto fue más idea de mis padres que mía, se van a presentar en un evento privado en un castillo y me dijeron que viniera a verlos, y todo coincidió contigo necesitando un descanso ─respondió Karen con una sonrisa─. También necesito un descanso y... Aquí estamos ─y enseguida le miró a los ojos con ese azul intenso en sus ojos.

 

Kurumi respingó mientras sentía sus mejillas arder. No había manera en que esos gestos de Karen no la golpearan con fuerza. Se cubrió el rostro con ambas manos, gruñó un poco y finalmente se calmó. Imposible fingir orgullo con Karen, no cuando ella la leía como si de un libro abierto se tratase. ─Bueno... Ya que estamos aquí, disfrutemos.

 

─Así se habla, ¿nos vamos? ─y le ofreció su brazo, mismo que Kurumi tomó entre una mezcla de nervios y enfado. Le gustaba mucho tomarla con la guardia baja. La amaba, y en señal de eso, besó su mejilla─. Te va a encantar el sitio.

 

Y justo así fue. Terminaron en una hermosa pradera en una colina rocosa, desde ahí podía verse el azulado mar del mediterráneo. Kurumi quedó encantada no sólo por la vista marina, el campo estaba lleno de una flor amarilla que no conocía, pero que olía bien y le daba a la pradera la sensación de estar tapizada de oro.

 

─¡Karen, es precioso! ─exclamó Kurumi mientras ayudaba a acomodar su día de campo─. ¡Está lleno de flores amarillas!

 

─Aquí se les conoce como "buttercup", es una flor silvestre muy linda que encuentras en toda Europa. También se les llaman "botón de oro" por su suave tono amarillo.

 

Kurumi se tumbó en la manta para mirar más de cerca las flores. Sonrió mucho. Las rosas tenían su encanto sin duda, pero las flores silvestres que crecían a capricho de la naturaleza tenían una belleza que nada ni nadie podía imitar. Suspiró hondo. ─Son hermosas, y no son muy grandes.

 

─Los niños suelen hacer coronas de flores con ellas ─agregó Karen mientras se sujetaba el sombrero, la brisa era fuerte a momentos.

 

─Me encantaría hacer una, pero no quiero arrancar ninguna de éstas flores ─dijo Kurumi, aún perdida en la sencilla belleza de las buttercup. Se giró para ver a Karen y de nuevo la asaltó otro sonrojo. Su vestido, su sombrero y su gesto en conjunto era difícil de mirar sin sentir que la cara le ardía─. ¡Diablos, Karen!

 

La aludida se echó a reír. ─¿Y ahora qué hice?

 

─¿Porqué te tienes que ver tan hermosa? ─se cubrió el rostro.

 

─Quería verme hermosa para ti ─respondió la muy ladina─. Además, tú también te ves muy hermosa hoy, quería estar a la par.

 

Kurumi suspiró y finalmente se relajó. ─De acuerdo, de acuerdo ─y se sentó─. Ahora comamos, veo que mueres por abrir tu jugo de uva fermentado ─rió.

 

─¿Te cuento qué significa buttercup en el lenguaje de las flores?

 

─Te escucho.

 

─"Tu encanto me deslumbra" ─respondió, mirándole de nuevo a los ojos con esa intensidad y amor que sólo le nacía con ella.

 

Kurumi sintió que todos los colores y el calor se le subían a la cara, y que Karen se echara a reír no ayudaba. ─¡Karen! ─y se lanzó encima de ella para besarla.

 

 

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Chapter 4: Día 4. PLUMA (Hibiki x Kanade)

Chapter Text

Día 4. PLUMA

 

 

 

Aún no sabía cómo se había hecho de ella. Quizá, luego de finalizar su transformación, una de las plumas del radiante uniforme de Crescendo Cure Melody voló y se quedó en su uniforme o entre su cabello; se había conservado de alguna manera. No estaba segura de cómo, pero no podía dejar de mirar la blanca y suave pluma.

 

Kanade suspiró, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Melody siendo apaleada por Howling, para inmediatamente después transformarse, salvarla, llorar juntas y compartir su poder para acabar con ese monstruo. Su Hibiki pasó por un largo día, debía estar agotada. Y si ya estaba durmiendo, tampoco la culparía por no mandarle un mensaje de buenas noches con las lámparas como de costumbre.

 

Sonrió entre labios. Hibiki había hecho mucho por ella, seguía preocupándose por ella y demostrando su cariño y preocupación aunque fuera bruta en ocasiones. Respiró hondo, no dejaba de mirar la pluma. En sus momentos de mayor peligro, en sus momentos más calmos, en sus momentos más felices, sólo podía pensar en ella.

 

Cerró los ojos. ─Hibiki...

 

─¿Me llamabas?

 

Kanade levantó el rostro de inmediato, Hibiki estaba con la cara pegada al cristal de su ventana, tenía una mochila en la espalda y una tonta sonrisa en el rostro... Por supuesto, Kanade gritó y pegó un salto por culpa del susto. ─¡Diablos, Hibiki! ─abrió la ventana para dejarla pasar─. Primero el Rey Mephisto y ahora tú ─refunfuñó─. Pudiste llegar por la puerta principal, lo sabes, ¿verdad?

 

─Sí, pero así no es divertido ─respondió la muy desvergonzada mientras desempacaba su pijama. Escuchó que la familia de Kanade preguntaba si todo estaba bien, fue a asomarse para avisar que se quedaría esa noche. Y ellos le dieron la bienvenida como si nada pasara, la conocían, vaya.

 

─Al menos me hubieras avisado ─murmuró Kanade─. ¿Cenaste, verdad? ─y Hibiki asintió mientras se cambiaba la ropa por su pijama─. ¿Quieres un cupcake?

 

─Sabes que nunca diré que no a eso ─dijo la pianista con una enorme sonrisa.

 

─De acuerdo, no tardo.

 

Y minutos fueron los que Kanade tardó en volver a su dormitorio, preparó té para ambas y media docena de cupcakes que Hibiki seguramente devoraría en cuestión de segundos.

 

Al volver a su cuarto, vio a Hibiki tumbada de espaldas en la cama, tenía algo en la mano apuntando contra la luz mientras lo miraba. Era la pluma.

 

─Hibiki...

 

─Conseguiste una.

 

─No sé cómo, pero la encontré entre mi cabello luego de que volvimos de Major Land ─dejó todo en la mesita de centro y se sentó junto a Hibiki─. Es linda.

 

Hibiki suspiró hondo, miró a Kanade con el ceño fruncido, como si estuviera enojada. No que lo estuviera, por cierto. Kanade supo leerla, su gesto se suavizó.

 

─Gracias de nuevo por salvar---... ¡Ah! ─y de pronto se encontraba entre los fuertes brazos de Hibiki─. Oye, ¿qué sucede contigo? ─intentó liberarse, pero Hibiki la apretó un poco más pero sin lastimarla. Decidió ceder.

 

─No dejaré que nada malo te pase, ¿de acuerdo? Siempre te protegeré ─dijo Hibiki contra la oreja de Kanade. Con un brazo la tenía sujeta firmemente por media espalda, pegada a su propio cuerpo. Con su otra mano, la que tenía sujeta la pluma, comenzó a acariciar su cabello para luego acomodar la pluma en la oreja de Kanade, como si de una flor se tratase.

 

─Gracias, Hibiki ─la repostera correspondió el abrazo con la misma intensidad─. No sé qué haría sin ti.

 

─Yo tampoco.

 

Se encararon y compartieron una sonrisa cálida y llena de un sentimiento que pronto afloró en forma de un súbito, dulce y suave beso en los labios. Beso que duró sólo segundo y medio, porque se separaron de golpe. Las dos estaban rojas como tomates.

 

─¡Hibiki...!

 

─¡Diablos, Kanade, si tanto quieres besarme sólo dilo y ya!

 

─¡Fuiste tú quien me besó primero!

 

Se encararon con claro enfado, ambas parecieron mascullar algo antes de suspirar al mismo tiempo.

 

─¿Lo hacemos de nuevo? ─preguntó una nerviosa Hibiki mientras acomodaba bien la pluma en la oreja de Kanade.

 

─Después del té, o se va a enfriar.

 

─De acuerdo.

 

 

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Chapter 5: Día 5. NARANJA (Nozomi x Rin)

Chapter Text

Día 5. NARANJA

 

 

 

─No, ésta vez no podrás convencerme tan fácil ─dijo Rin con el ceño fruncido. Tenía a Nozomi en la espalda abrazada de su cuello. El estar sentada le hizo más difícil a Rin quitársela de encima. Y que la muy descarada se le restregara amorosamente no ayudaba. Tampoco la interrumpía, por cierto, ni un triste diseño salió de su lápiz en todo el día y sentía que estaba desperdiciando su tarde libre para nada.

 

Por suerte, Nozomi llegó.

 

─Es sábado, deberías estar afuera jugando un rato con los chicos ─Nozomi se refería a los gemelos. Aunque estaban en secundaria, seguían encontrando sincera alegría en pasar tiempo con Rin.

 

─Nozomi, trato de concentrarme ─dijo Rin con un suspiro cansado. Dejó el lápiz sobre la hoja llena de bocetos fallidos y se estiró todo lo que pudo y lo que Nozomi le permitió. No la soltaba─. En serio quiero hacer un diseño para trabajar en estos días y...

 

Y estaba por decir algo sobre los materiales necesarios, cuando algo frío en su mejilla la hizo respingar y lanzar un gracioso grito. Nozomi le puso una lata de bebida fría en la mejilla antes de dejarla en el escritorio. Una soda de naranja. El sabor favorito de Rin.

 

─Recién salida de la máquina de bebidas nueva ─dijo Nozomi con un gesto alegre─. Si paseas con nosotros, te compraré otra.

 

─Eso es bajo, sucio y lo peor es que funciona ─se quejó Rin. No perdió tiempo en abrir la lata y darle un buen trago... Y eso se sintió increíblemente bien, como si le hubieran regresado el alma al cuerpo─. Gracias, Nozomi ─se giró ligeramente y besó la mejilla de Nozomi en agradecimiento... Antes de rozar suavemente, sin llegar del todo, a los labios de Nozomi.

 

Ambas se sonrojaron.

 

─Lo siento ─la pelirroja se volteó de inmediato para cerrar la libreta y guardar sus lápices. Nozomi no la soltaba─. Si me sueltas podré arreglarme para salir con ustedes.

 

Nozomi la estrechó más fuerte. ─Un poco más, ¿puedo? ─pidió con un tono bajo, hablaba contra el cabello de Rin.

 

─No creo que sea buena idea, Nozomi ─respondió la pelirroja con un suspiro─. No que me moleste, pero creo que... Esto ─acarició dulcemente uno de los brazos de Nozomi─... Sabes que te amo, ¿verdad?

 

─Tanto como yo a ti.

 

─Y sabes que respeto lo que sientes por...

 

Una vez más, no pudo terminar, ella besó su mejilla de nuevo. Sólo atinó a sonreír. Entendía y no entendía lo que sucedía. Con Nozomi, que seguía los instintos de su corazón, lo mejor era dejarse llevar y ya. Le dio otro trago a su bebida de naranja. Sabía aún mejor.

 

─Lo que ahora siento es esto... ¿Está bien por ti? ─preguntó Nozomi, notoriamente apenada. La cara le ardía.

 

─¿Y lo que sientes por él? ─la pelirroja quería asegurarse.

 

─Lo amo, pero siento que... Aún no es tiempo.

 

Y por supuesto que no lo era, eso Rin podía entenderlo. Sonrió. ─Funcione o no esto, quiero estar contigo, Nozomi. ¿No importa que tenga mala suerte?

 

─No sé porqué la tienes ─si se trataba de animar a Rin, a Nozomi le faltaban palabras─. Eres cálida, fuerte, confiable, sabes hacer muchas cosas, siempre nos cuidas a todas, eres una gran deportista, tienes buenas notas, tus diseños son maravillosos y...

 

Y esas eran más flores de las que Rin estaba acostumbrada a recibir, tomó la lata y se la ofreció para que bebiera también. Nozomi aceptó. Rin estaba roja hasta las orejas.

 

─Con eso basta, gracias. Ahora suéltame, en serio necesito cambiarme si quiero salir con ustedes ─ésta vez Nozomi la soltó para sentarse en la cama y beber un poco más mientras Rin se arreglaba. Rin entendía y no entendía lo que acababa de pasar, simplemente lo aceptó. Imposible no amar a esa torpe chica─. Bien, estoy lista. Dame mi soda y salgamos de aquí.

 

Nozomi miró a un lado y sacudió la lata, ahora vacía. ─Me la acabé, lo siento.

 

─¡Oye, era mi soda de naranja!

 

─¡Te compraré otra, lo prometo!

 

Y entre regaños y discusiones, salieron de la mano de ahí.

 

 

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Chapter 6: Día 6. SIRENA - UNIVERSO ALTERNO (Haruka x Minami)

Chapter Text

Día 6. SIRENA – UNIVERSO ALTERNO

 

 

 

Con su ropa para nadar bien acomodada, entró a la cálida agua de la caleta con pasos firmes. La marea estaba subiendo, lo esperado cuando eran noches de Luna Llena. Una vez el agua le llegó a la cintura, se zambulló dentro y abrió los ojos por debajo del agua. Haruka buscaba en los alrededores, pero sólo veía peces, pequeños cangrejos, camarones y demás criaturas marinas hacer lo suyo en el fondo.

 

Se adentró un poco más, pero sin abandonar la zona de la caleta. Seguía buscando, ella no debería tardar, estaba segura. Se giró para buscar en el otro extremo cuando unos labios chocaron con los suyos. Ni siquiera se asustó, era ella. Era Minami, la sirena que conoció en ese mismo lugar y que la salvó de ahogarse. Correspondió dulcemente el beso y de inmediato salió a la superficie a tomar aire.

 

─¡Minami! ─exclamó Haruka con contento.

 

─Ya estoy aquí, Haruka ─respondió la sirena con una sonrisa más suave. Se notaba contenta, pero sus gestos siempre eran más calmos a comparación de los de Haruka─. No te hice esperar demasiado, ¿verdad?

 

─No, para nada, no tiene mucho que llegué. Y traje lo que te prometí.

 

Y al escuchar eso, el gesto de Minami pareció brillar. Haruka nadó a la orilla. Sobre una roca estaban su canasta con comida y lo que iba a necesitar para acampar esa noche ahí. Haruka en serio se sentía contenta de ser la única persona en todo el pueblo que conocía esa pequeña y escondida caleta. Se encontraba justo en una zona rocosa que topaba con los pies de una alta montaña. Demasiado peligrosa como para navegar cerca, tanto por las olas como por los picos rocosos que podían hundir cualquier bote.

 

Ese era su sitio secreto donde podía encontrarse con su ¿persona?... Al menos ella así lo veía. Su persona favorita y más amada en ese mundo.

 

La sirena se quedó sentada en una orilla de la arena dónde el agua todavía le cubría su cola, ésta parecía estar hecha de piedras preciosas, brillaba mucho ya fuera bajo el Sol o bajo la Luna. Minami esperó pacientemente hasta que Haruka llegó a su lado y le extendió una canasta con una docena de bolas de arroz de relleno variado.

 

─Muchas gracias, Haruka ─respondió con visible emoción y comenzó a comer.

 

Haruka ya había comido y no era buena idea comer más si pensaba estar bajo el agua un largo rato. A la joven doncella le gustaban mucho los gestos de encanto de Minami, imposible no sentirse más enamorada con sólo verla. ─Espero que te gusten, yo misma los hice.

 

─¿Tú? ─la sirena sonrió más─. Estaba a punto de decir que saben mejor que los de la vez pasada. Están realmente deliciosos.

 

Haruka se sonrojó, demasiado feliz como para ocultarlo. ─Me alegra que te gustaran ─miró el agua en calma, luego la enorme Luna Llena en el cielo─. ¿Hoy a dónde iremos, Minami?

 

─Te va a gustar. Escuché de mis amigos ─hablaba de las otras criaturas marinas, claro─, que viene un grupo nuevo de delfines, ¿quieres ayudarme a darles la bienvenida a la costa?

 

─¡Sí!

 

─De acuerdo ─se terminó seis bolas de arroz y le extendió la canasta a Haruka─. Me comeré el resto cuando volvamos. ¿Lista?

 

─¡Lista!

 

Haruka fue a dejar la canasta con el resto de sus cosas y regresó rápidamente al agua con Minami. La sirena la tomó de la mano y ambas se adentraron en el agua. ─Recuerda, Haruka, toma aire tres veces y mantén la respiración.

 

─¡Entendido! ─y la doncella obedeció.

 

Tomó aire tres veces y lo contuvo, pero sin cerrar completamente la boca. Minami tomó aire también y unió su boca a la ajena. Eso no era un beso, era un hechizo que permitiría a Haruka estar debajo del agua por una hora. Podría respirar, comunicarse y ver como Minami lo hacía. Beso de Sirena, así se le llamaba.

 

El cuerpo de Minami brilló un momento, ese brillo se concentró entre sus bocas y entró al cuerpo de Haruka. El brillo se apagó segundos después y ambas se hundieron en el agua, listas para una aventura más.

Chapter 7: Día 7. LABIOS (Hikaru x Lala)

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Día 7. LABIOS

 

 

 

Hikaru abrió los ojos. Había dormido sólo unas horas pero no se sentía cansada. Y era imposible sentirse cansada cuando despertaba al lado de Lala. Cualquier se sentiría desorientado al vivir durante tanto tiempo en una base espacial, pero no Hikaru. Pese a que pasaron unos quince años desde sus aventuras en el espacio como Pretty Cure, no tuvo problema en readaptarse a la vida fuera de su planeta.

 

Tenían mucho trabajo por delante: hablar con líderes de diversas naciones, quedar en buenos términos con las agencias espaciales del mundo, verificar que el intercambio de tecnología y conocimiento no se usara para algún fin malvado y ayudar a abrir las relaciones diplomáticas para, eventualmente, unir al planeta Tierra a la Alianza del Cielo Estrellado.

 

Sí, había muchos pendientes, pero Hikaru aún no quería despertar a Lala. Dormida se veía tan tranquila... Suspiró. Llevaban algunas semanas así desde que la nave diplomática de Saman, representante de la Alianza, se conectó a la estación espacial internacional.

 

Suspiró. Sin moverse demasiado, acarició el cabello de Lala. Grata fue la sorpresa al ver que se lo dejó crecer. Y le gustó mucho causar una buena impresión en Lala, cabía mencionar. Recorrió suavemente el contorno de su rostro, le gustaba ser más alta que ella, y más fuerte, sentía que podía protegerla. Sus dedos llegaron a su mentón, miró sus labios. Le gustaban sus labios, le gustaba besarlos... A mencionar que lo hizo en la primera oportunidad que tuvo apenas se reencontraron.

 

─Lala...

 

Un murmuro casi mudo, se le salió sin querer. No quería despertarla.

 

Miró hacia la cómoda junto a la cama y ahí estaba el guante IA, vio la luz parpadear. IA tenía como instrucción despertarlas apenas cumplieran las horas requeridas de sueño, pero ésta vez se sintió un poco caprichosa. Miró el guante, al sensor. Con una señal muda le pidió que guardase silencio. IA comprendió y el parpadeo de luz se detuvo.

 

Todo sin emitir un sólo sonido.

 

Hikaru suspiró de nuevo y regresó a su callada contemplación. Durmieron abrazadas y en algún momento de la noche se separaron un poco, no demasiado, esas camas eran sólo para una persona. También siguió con sus tiernas caricias en el rostro de Lala, en su cabello. Sus sensores descansaban sobre la almohada. Quiso tocarlos, pero no lo hizo, eso definitivamente la despertaría.

 

Lala se movió un poco, Hikaru se quedó quieta, atenta. Lala se giró sobre su costado y quedó cara a cara con Hikaru. Y ésta se sonrojó fuertemente por tenerla así. Justo así. Tragó saliva, suspiró de nuevo. Imposible no sonreír con esa hermosa visión, imposible no sentirse feliz por estar junto a ella de nuevo...

 

Imposible no amarla tanto como lo hacía.

 

Ya sin poder resistirse, besó su frente, sus mejillas, todo con suaves movimientos, apenas haciendo contacto. Besó su nariz, su mentón... Miró sus labios y buscó besarlos, pero algo la detuvo. Uno de los sensores de Lala se posó en sus labios. Sonrió y decidió darle el beso al brillante sensor. Lala estaba despierta.

 

─Buenos días-lun.

 

─Buenos días, Lala.

 

Hikaru la abrazó y Lala correspondió el gesto. Ambas sonreían. ─Tenemos que arreglarnos, hay una junta pendiente con el representante de la NASA-lun.

 

─E irá genial con la ayuda de Madoka y Elena, lo sabes ─respondió Hikaru con una sonrisa amplia─. Tienes que practicar tu inglés.

 

─Es más sencillo que el japonés-lun ─dijo, riendo─. Olvidé casi todos los kanjis, IA me está ayudando a practicarlos de nuevo-lun.

 

─¡Twincool! ─exclamó Hikaru, demasiado emocionada como para ocultarlo─. Cuando acabemos todo como está planeado, iremos a Saman, ¿verdad?

 

─Sí, son los planes-lun.

 

─Entonces comencemos el día con una buena ducha, pero antes ─la astronauta buscó los labios de Lala, y de nuevo uno de los sensores la detuvo, miró a Lala y se sintió demasiado feliz al verla sonrojada─... ¿Puedo?

 

Y fue Lala la que besó los labios de Hikaru. Un beso de buenos días.

Chapter 8: Día 8. AMARILLO (Aoi x Himari)

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Día 8. AMARILLO

 

 

 

Era una gran idea dar un concierto sorpresa en su ciudad natal. Su siguiente presentación se aplazó por cuestiones meramente burocráticas y, en lugar de enfadarse, decidió aprovechar ese tiempo. Estaban bastante cerca de casa. Tampoco quería llevar a todo el equipo y no pagarles, así que tomó su guitarra y fue por su cuenta.

 

Y qué mejor para una roquera que ir en motocicleta con guitarra en la espalda, pero antes de ir a la mansión a ver cómo iba todo y a saludar a la familia, quería hacer una parada aún más prioritaria.

 

La princesa del rock aparcó su motocicleta en el amplio estacionamiento de un laboratorio de alimentos y sacó su móvil. Marcó.

 

─¡Hola, nena! ─dijo de amorosa manera, sonriente─. ¿No te interrumpo? Disculpa que llamara sin avisarte antes.

 

─¡Aoi! ─sonó la voz de Himari al otro lado de la linea─. No, no me interrumpes, no te preocupes. ¿Cómo va todo por allá? ¿Lista para rockear?

 

─¡Por supuesto! ─no le había contado que aplazaron su siguiente presentación─. Por cierto, los flanes que me enviaste estaban delicioso, me devoré el último ésta mañana.

 

─Y acabamos de hacer una nueva variedad. Te mandaré un paquete en cuanto me des la dirección de tu hotel.

 

─¿Sabe bien?

 

─Está delicioso y tiene un hermoso color amarillo ─dijo entre risas.

 

─Me encantaría probarlo. ¿Tienes alguno ahora mismo?

 

Himari se echó a reír. ─No creo poder mandártelo por texto, pero sí, tenemos varios listos. Me encantaría que probaras alguno.

 

Aoi sonrió de manera amplia. ─Nena, mira al estacionamiento.

 

─¿Uh?

 

Y la escuchó caminar, escuchó más voces, escuchó claramente cómo llevaba el teléfono descuidadamente en la mano. Ella misma miró hacia las ventanas que daban a esa zona y... ¡Sí, ahí estaba su linda científica! Agitó ambos brazos mientras Himari cortaba la llamada y salía corriendo hacia el estacionamiento. La veloz ardillita llegó casi volando, llevaba una pequeña nevera colgando y aún vestía su bata de laboratorio.

 

Aoi sonrió ampliamente y bajó de la motocicleta para recibir a su chica en brazos.

 

─¡Aoi! ─exclamó la científica entre lágrimas de felicidad.

 

─Me alegra verte ─respondió Aoi con la misma alegría. De inmediato buscó un beso que Himari correspondió. Un beso largo, dulce y lo suficientemente profundo para darle sentir algo que hizo sonreír a Aoi─. Sabes a flan. ¿Es del que me hablaste?

 

─¡Sí, justo ese! ─la animada científica le mostró la pequeña nevera. De ahí sacó uno de los cuatro flanes que había en su interior. De su bolsillo sacó una cucharita de madera y le ofreció el postre─. Pruébalo, por favor.

 

─Gracias por la comida ─agradeció con educación, pero antes de comer, analizó el postre. A vista se antojaba, de eso no había duda. Y era cierto, tenía un hermoso color amarillo, brillante, vibrante, coronado por el color quemado del caramelo. Podría parecer un flan cualquiera, pero Aoi sabía que no. Menos si Himari estaba tan emocionada porque lo probara.

 

Finalmente comió un poco y su gesto lo dijo todo. Abrió los ojos como platos mientras pasaba el bocado tan lento como pudo, ¡pero era imposible si se deshacía en su boca! Eso en serio fue una caricia al paladar. Miró a su chica con sorpresa. ─¡Himari, esto está delicioso! ─y siguió comiendo con modales y un poco más de prisa─. ¡Me encanta!

 

La científica se llevó ambas manos a la cintura, sacó el pecho tratando de aprovechar cada palmo de su menuda altura y resopló con orgullo. ─Es gracias a una cuidadosa mezcla de caramelo, hecho con azúcar fabricada de una variación local de caña española que sembramos en los invernaderos y...

 

Y aunque entendía poco de los datos científicos que Himari listaba, escuchaba y asentía sinceramente mientras seguía comiendo. Devoró cada uno de los flanes y en todas las ocasiones se dio un momento para apreciar el color. Aprovechó una pausa que ella hizo y le dio el último bocado de flan en la boca. Sonrió al verla sonreír.

 

─Me recuerda mucho al color de tu uniforme de Cure Custard. En serio está delicioso, nena ─y la besó una vez más.

 

Himari correspondió.

Chapter 9: Día 9. LÁSTIMA (Tsubomi x Erika)

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Día 9. LÁSTIMA

 

 

 

Era una lástima que no llegaran a tiempo a la función de cine que tenían planeada para esa tarde. Querían ver esa nueva película de terror de la que todos hablaban, pero ahora estaban caminando por las calles de la ciudad sin rumbo fijo.

 

─¿Cómo pudimos salir tan tarde? ─se preguntó Erika una vez más─. No sé cómo se nos fue el tiempo tan rápido.

 

─Ni yo, se supone que nos levantamos para llegar a tiempo ─dijo Tsubomi luego de un largo suspiro.

 

─Por lo menos nuestros boletos de cortesía duran hasta el domingo, pero aún así... Quería estar en el estreno ─siguió quejándose Erika, hizo un pequeño berrinche y miró a su acompañante─. Y justo hoy teníamos el día libre.

 

Ahora que estaban en la universidad y podían verse hasta la tarde-noche, más noche que tarde en realidad, había sido un milagro que ambas coincidieran en un día verdaderamente libre. Y cuando Momoka les regaló esos pases, pases que le regalaron por aparecer en una sola escena como extra, pensaban ir al cine y luego a comer.

 

Y era una lástima que el sitio al que pensaban ir a comer estuviera cerrado por un evento privado, pensaron que podrían aprovechar el tiempo ya que no pudieron ir al cine, pero de nuevo no resultó como querían. Y hablando de comida, el estómago de ambas gruñó al mismo tiempo.

 

Erika explotó más temprano que tarde, se llevó ambas manos a la cabeza, aunque para ello tuviera que soltar a Tsubomi. ─¡No es justo, al fin podemos salir y ya van dos que perdemos!

 

─Calma, Erika ─la futura botánica espacial, que siempre se componía más pronto que su novia, volvió a buscar sus manos, ambas. Las estrechó con la misma gentileza con la que le miró─. Tal vez no sea tan malo, podemos ir a buscar un sitio nuevo para comer, no hemos ido de paseo al centro de la ciudad. Y puede que encontremos otro sitio para pasar el rato... No lo sé... Ah ─se sonrojó de repente mientras hablaba con timidez y emoción mezclada─. Podríamos ir a algún parque y tumbarnos y... Sólo... Estar juntas.

 

El dulce gesto y las palabras de Tsubomi dieron un ataque cien por ciento efectivo contra el corazón de Erika, y prueba de ello fue un rubor en todo el rostro de la modista. ─De acuerdo, de acuerdo, busquemos otro sitio, tenemos que comer algo y ya veremos hacia dónde ir, ¿verdad?

 

─¡Sí! Mientras estemos juntas, estaremos bien.

 

Erika aceptó la propuesta de Tsubomi de buena gana y simplemente siguieron caminando. Fue una lástima que no alcanzaran el autobús que iba al centro, tuvieron que caminar más.

 

Y fue durante esa caminata que se toparon con un local nuevo de okonomiyaki. El delicioso aroma hizo peligrosa química con su apetito y no dudaron en ir a comer ahí mismo. Estaba relativamente cerca de las rutas que tomaban entre su casa y la universidad, así que amenazaron a los dueños con volverse clientes frecuentes.

 

Quizá no fue tan terrible que perdieran el autobús de nuevo, porque unos treinta minutos de caminata después, descubrieron un parque nuevo que no estaba ahí antes, era de reciente construcción, todo se veía muy nuevo. ¡Incluso los juegos! Y hablando de juegos, y para aprovechar el rato para despejarse y pasarla bien, Tsubomi subió a un columpio mientras Erika la empujaba.

 

─No es muy lejos, hay que traer a Futaba, ¿qué dices? ─propuso Erika. Empujaba fuerte a Tsubomi porque le gustaba mucho cómo se mecía su cabello.

 

─Se pondrá muy contenta. Hoy no paró de decirme todo lo que hizo en estos días, y me presumió el mismo dibujo siete veces ─dijo Tsubomi con ternura y una sonrisa que no se le podía borrar de la cara.

 

─Por supuesto que echa de menos a su genial hermana mayor ─comentó Erika y detuvo suavemente a Tsubomi─. Yo también te echo de menos.

 

─Y yo a ustedes... A ti ─giró su rostro y buscó los labios de Erika.

 

Aprovechando que no había nadie más alrededor, se besaron. Fue una lástima que su plan del día no se lograra, pero fue mejor de lo esperado.

Chapter 10: Día 10. MARGARITA (Nao x Reika)

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Día 10. MARGARITA

 

 

 

¿Cómo pudo perder la práctica tan pronto? Fácilmente podía hacer media docena de coronas de flores en Secundaria, ¿porqué no podía hacer algo lindo con esas margaritas? Sólo quería armar una corona, una linda corona de margaritas para cuando su chica llegara.

 

Era el picnic familiar de los Midorikawa. Con Nao en entrenamiento con el equipo de fútbol femenil local, sólo podía reunirse con su familia unas tres o cuatro veces al año. Y siendo una reunión familiar, no debía faltar su linda novia. Reika estaba de visita en su casa y prometió alcanzarlos a las dos de la tarde de ese hermoso y soleado sábado.

 

─¡Argh, no me queda! ─exclamó Nao con graciosa furia. No quería cortar demasiadas flores y por eso mismo manipulaba con cuidado las que ya tenía a la mano. Refunfuñó un poco. Su padre jugaba fútbol con los chicos, su madre estaba sentada a su lado bebiendo té y sólo reía al ver a su hija en pánico.

 

─Solías hacerme coronas de flores seguido, Nao, sé que puedes hacerlo ─dijo la mujer con dulzura.

 

─Lo sé, mamá, pero no me queda como antes, mira ─y simplemente no lograba que los tallos quedaran atados de la manera correcta, el nudo se perdía más pronto que tarde─. Quiero darle a Reika una corona ─porque en serio se iba a ver preciosa con las margaritas en su cabeza, pero eso no lo dijo en voz alta.

 

Y tampoco que fuera necesario, su gesto lo decía todo.

 

Mientras volvía a acomodar las flores en línea, procurando no maltratar ninguna, la más pequeña de sus hermanas, Yui, de 8 años, se acercó a ver qué era lo que tenía a su hermana tan ocupada como para no jugar con ellos.

 

─¿Qué tratas de hacer, hermanita? ─preguntó la pequeña.

 

─Una corona de flores para Reika, pero no me queda.

 

─¡Yo te ayudo! ¡Soy experta!

 

Nao sonrió de manera amplia. ─¿En serio? ¡De acuerdo! Me vendría bien ayuda de una especialista en coronas de flores.

 

─Y cuando terminemos, ¿juegas con nosotros?

 

─Sabes que sí, Yui. Ahora, ¡a trabajar!

 

Entre las dos comenzaron a armar la corona, procurando que las flores quedaran en una linda formación. Otro de los chicos se acercó a ver qué hacían, luego otro y para cuando Nao levantó la mirada, todos sus hermanos y hermanas estaban ahí ayudándole con la corona. Uno de ellos fue por otras flores más pequeñas para darle unos toques de color y ayudar a resaltar más el blanco de las margaritas.

 

Quince minutos después, la corona quedó lista. Se la encargaron a la matriarca de la familia, quien prometió cuidar bien de la corona, y con ello todos se fueron a jugar con el balón en el césped. Ya habían comido algunos bocadillos, pero esperaban por Reika para poder comer como era debido.

 

A todos les constaba que una de las mejores cualidades de Reika era la puntualidad.

 

Y sí, llegó exactamente a las dos de la tarde.

 

El partido se detuvo apenas la vieron llegar y los hermanos y hermanas de Nao fueron más veloces que la futbolista al momento de recibir a Reika.

 

La futura profesora les recibió con cariño, los padres de Nao también la saludaron con cálido cariño y finalmente Nao pudo abrazar a su novia con todo ese amor que se le desbordaba tan sólo con mirarla.

 

─Traje galletas de postre para todos ─dijo Reika, mostrando una caja que llevaba en una linda bolsa─. Mi madre las preparó.

 

─¡Genial, gracias! ─agradeció Nao mientras llevaba a su novia a donde tenían todo listo y sus hermanos hacían bulla por las galletas─. Pero antes, mi querida Reika, cierra los ojos un momento.

 

Y Reika lo hizo sin chistar. Nao le puso la corona de margaritas y todos quedaron encantados con la imagen. ¡Se veía lindísima!

 

─¡Listo!

 

Reika levantó un poco la vista y con sus manos tentó la corona, incluso saco su espejo de mano para verse bien. Sonrió. ─Es hermosa, muchas gracias.

 

─La hicimos entre todos ─exclamó la pequeña Yui.

 

─Entonces les daré besos a todos en agradecimiento ─dijo Reika.

 

─Pero primero a mi, ¿verdad? ─preguntó Nao, emocionada.

 

Y en respuesta, recibió un beso en la mejilla. Sonrió.

Chapter 11: Día 11. LLAMARADA (Mirai x Riko)

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Día 11. LLAMARADA

 

 

 

Mirai no estaba muy segura de si debía preocuparse o no, todo se había salido de control en menos de cinco minutos. Estaba ahí por que quería ver cómo eran las clases mágicas que impartía Riko, la misma Riko la invitó. A Mirai le constaba que a Riko le gustaba presumir, de muy sana manera, claro, y a ella misma le gustaba mucho ver a Riko orgullosa de sí misma. Pero eso...

 

─¡No deja de moverse-mofu! ─exclamó Mofurun mientras veía a las alumnas tratar de apagar esa larga llamarada con forma de serpiente que revoloteaba en todo el salón.

 

Sólo era un ejercicio para poder encender una vela... Y la cosa acabó de manera espectacular y desastrosa a la vez. Gracias a Madre Rapapa que Haa-chan no estaba ahí, fue a pasear con los pegasos, o la cosa sería diez veces peor.

 

─¡Yo me encargo, cálmense! ─exclamó Riko en voz alta, firme, segura para que las niñas dejarán su estado de pánico. La llamarada seguía danzando en medio del cuarto.

 

Mirai moría por ayudar, pero esa era la clase de Riko y le daría todo el respeto que merecía. Sonrió al verla estirar su varita, cerrar los ojos y decir las palabras mágicas. Imposible no sonreír al escucharlas, incluso Mofurun sonrió mientras su mirada brillaba.

 

─¡Cure Up Rapapa! ¡Llamarada, quédate quieta! ─sonó la firme voz de la profesora. Las alumnas sonrieron al ver que la flama dejaba su forma de serpiente y seguía los movimientos suaves de la varita de Riko─. Niñas, recuerden que el fuego es un elemento al que deben respetar, es peligroso pero también importante, parte de nuestro mundo. Así que trátenlo con respeto, no le tengan miedo pero tampoco lo traten a la ligera ─en ese momento cruzó su mirada con la de Mirai y sonrió... Y se sonrojó, pero procuró ocultarse con el sombrero─. ¡Cure Up Rapapa! ¡Conviértete en fuegos artificiales!

 

Y la llamarada estalló en hermosos fuegos artificiales morados y rosas en forma de corazón. Las alumnas aplaudieron, Mofurun lanzó una exclamación de emoción y Mirai se sonrojó también. El mensaje era claro.

 

Diez minutos después la clase terminó, la última del día. Riko le indicó a las niñas practicar con una flama muy, muy pequeña. Si la de la clase se volvió una llamarada fue porque entre todas combinaron su poder con pronunciaciones incorrectas. No hubo daños qué lamentar.

 

Riko soltó un profundo suspiro mientras iba con Mirai camino a su dormitorio. Sí, al ser una profesora de la Academia Mágica, seguía viviendo ahí, pero en una zona especial para los docentes.

 

─Buen trabajo, profesora Riko ─dijo Mirai mientras tomaba su mano, entrelazaba sus dedos y se pegaba a ella con cariño. Mofurun estaba en el hombro contrario de Riko.

 

─Aaah, todo fue un desastre, casi quemamos el salón ─se quejó la profesora.

 

─¡A mi me gustaron mucho los fuegos artificiales-mofu! ─exclamó Mofurun con emoción.

 

─¡A mi también! ─agregó Mirai de inmediato, pero también sabía porqué Riko estaba de ese humor... Quiso lucirse y mostrar lo bien que hacía su trabajo y de pronto todo estaba en llamas. La vio sonrojarse─. Riko ─y cuando ella giró su rostro para atenderla, Mirai aprovechó para pegar amorosamente sus frentes, levantó el sombrero un poco─. Estuviste fantástica. Les diste una gran lección a las niñas, nadie salió herido, nadie tuvo que venir a ayudar y terminaste la clase con unos hermosos fuegos artificiales... Hiciste que mi corazón se acelerara.

 

Riko ahora sentía el incendio pero en su rostro. Y respondió como siempre. Tomó una pose presumida pese a su rostro rojo, incluso le dio cariños a Mofurun. ─¡Por supuesto que lo hice bien, te digo, tenía todo bajo control!

 

─Estás toda roja-mofu.

 

─¡No lo estoy!

 

Mirai amaba a esa chica, la amaba tanto... Sonrió ampliamente y besó su mejilla. Y cuando Riko se giró hacia ella, besó sus labios. El beso duró unos segundos, se tomaron las manos con fuerza. Mofurun sólo sonrió. Imposible no sentir el dulce aroma de su amor.

 

─Creo que ya lo estoy ─murmuró Riko después del beso.

 

─Y te ves muy linda así ─respondió Mirai, contenta─. ¿Vamos por Haa-chan luego de una ducha? Estás llena de hollín.

 

─De acuerdo.

Chapter 12: Día 12. VERDE (Yuuko x Iona)

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Día 12. VERDE

 

 

 

El verde uniforme y casi perfecto era hermoso a la vista, eso pensaba Yuuko con una sonrisa enorme. Y no hacía falta leer la mente para saber lo que pasaba por la cabeza de la chica. Iona lo sabía, sólo sonrió mientras dirigía su mirada a los campos de arroz que estaban a escasos días de poder ser cosechados, ese hermoso verde era la señal de un arroz de buena calidad; los abuelos esperaban, Yuuko también y por eso fue a dar un vistazo. Iona le acompañó no sólo por ser su novia, planearon un día de campo.

 

Iona tenía un importante enfrentamiento contra el heredero de un dojo vecino. Fue un reto directo y Iona, como futura heredera también, tenía que aceptar. Cada enfrentamiento era un paso más para suceder a su abuelo apenas éste lo creyera adecuado.

 

Por supuesto, siendo Iona como era, pensaba entrenar todo ese día. Yuuko tuvo una mejor idea: la artista marcial necesitaba la barriga llena y el cuerpo descansado. El abuelo de Iona estuvo de acuerdo, la mejor manera de prepararse era reunir energías con una buena comida y un buen descanso. A regañadientes, Iona aceptó.

 

─Ven, haremos el día de campo por acá ─dijo Yuuko con esa sonrisa amplia y dulce tan propia de ella. En una mano llevaba la canasta con toda la comida que había preparado, una canasta grande.

 

─Yo te sigo, tengo órdenes de dejarme consentir hoy, así que vamos a donde digas ─respondió Iona con tono derrotado, no molesto, pero sí dispuesta a disfrutar ese día─. ¿Segura que todo estará bien en el restaurante? Los sábados siempre tienen mucha clientela.

 

─Phan Phan ayudará en mi lugar, y Megumi y Sagara estarán también a cambio de comida, así que tengo todo cubierto ─explicó con calma y tomó la mano de Iona con su mano libre─. Mi único trabajo el día de hoy es dejarte al 100% con comida y mucho amor ─besó su mejilla.

 

Iona se sonrojó intensamente, pero mantuvo su gesto orgulloso y digno, cosa que siempre causaba mucha ternura a la cocinera.

 

Llegaron a una zona alta desde donde podía verse la granja y los verdes campos de arroz de los Oomori. Más allá se veían los arrozales vecinos, las otras granjas, lagunas y las montañas alrededor, todo igualmente en un vivo verde gracias a la temporada. La mirada de Iona brilló al ver ese hermoso paisaje, el aire de montaña le llenó el cuerpo con una larga respiración. En serio sentía la fuerza de esas montañas en su cuerpo. Miró a Yuuko con una sonrisa.

 

─Gracias, Yuuko.

 

─No tienes nada qué agradecerme, lo sabes ─besó su mejilla─. Comeremos aquí.

 

Entre ambas colocaron la manta y la comida, mayormente conformada de arroz en al menos cinco variedades. Había dulces de miel, croquetas de papa y pollo frito también. El apetito de Iona no se comparaba al de Yuuko, pero se sentía capaz de probar todos y cada uno de los platillos tendido sobre la manta.

 

─Gracias por la comida ─dijeron las dos al mismo tiempo y comenzaron a comer.

 

Yuuko no perdía de vista los gestos de Iona, sonrió al verla poner una cara de contento y comer con un poco más de prisa. ─¿Te gusta?

 

─Está más delicioso que de costumbre ─respondió la artista marcial mientras comía croquetas y arroz a turnos─. Lo digo en serio, sabe mucho mejor que de costumbre. ¿Le pusiste algún ingrediente en especial?

 

─Umm ─Yuuko se llevó un dedo al mentón─. Sí, puedes decir que sí, tiene un ingrediente muy, muy especial.

 

─Oh ─la artista marcial sonrió─. ¿Puedo preguntar o es secreto de la chef?

 

─Sí, puedes preguntar ─respondió juguetonamente mientras le ofrecía un camarón empanizado y su novia lo comía de buena gana.

 

─Bien, preguntaré ─se aclaró la garganta─. ¿Cuál es el ingrediente secreto ésta vez?

 

─El triple de amor que de costumbre, porque te quiero mucho ─dijo con cariño y besó sus labios dulce y brevemente. La hizo sonrojar una vez más, y una vez más Iona mantuvo su gesto firme y serio. Yuuko sonrió.

 

La pareja disfrutó el resto de su comida y su tarde entre las verdes montañas llenas de vida y arroz.

Chapter 13: Día 13. PARANORMAL - UNIVERSO ALTERNO (Miyuki x Akane)

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Día 13. PARANORMAL

 

 

 

Miyuki aceleró su paso por las silenciosas calles de Tokio. Podía percibirlo, la presencia estaba cerca, debía enfrentarla por mucho que le diera miedo encarar a cualquiera fuera el enemigo en turno.

 

Prefería a los youkai, con ellos siempre se entendía bien porque fueron los primeros seres que conoció en las montañas. Y fue su habilidad de percibir, entender y comunicarse con los seres no humanos, lo que la llevó a terminar como una agente que ayudaba a mantener a raya a los entes sobrenaturales dañinos. Tenía las herramientas para purificarlos si se daba el caso, pero su propio miedo era su enemigo más fuerte y por esa misma razón estaba agradecida de tener una compañera tan confiable para trabajar en equipo.

 

Pegó un respingo cuando su teléfono vibró, señal de una llamada. Ayudada de un auricular respondió la llamada. ─¿Akane?

 

─Ya casi llego, tú comienza con lo tuyo.

 

Miyuki soltó un gracioso lloriqueo. ─Éste se siente muy agresivo.

 

─Has como te enseñé, sólo respira hondo. No tardo.

 

─De acuerdo -snif-

 

Miyuki llegó a una vieja tienda abandonada que algunos rufianes tomaron como "base secreta", pero algo más asustó a dichos rufianes y ahora era un espíritu agresivo quien aterrorizaba la zona. Se detuvo en la entrada de la tienda, estaba ligeramente abierta. Tragó saliva. Podía sentir la intensa energía agresiva, enfadada, ese espíritu estaba muy enojado y tenía la zona contaminada con su aura oscura.

 

De entre su chaqueta sacó unos amuletos y un rosario, las piernas le temblaban. Tomó aire como Akane le enseñó. ─Q-quien quiera que seas, escucha mis palabras... ¡Calma tu ira y deja éste lugar...! ─escuchó que algo metálico caía al fondo, resistió gritar. Vio una especie de bulto que se movía por detrás del viejo mostrador─. Si algo malo te pasó, te ayudaremos, pero deja en paz a los que aún viven... Deja que... Que...

 

El siguiente grito de Miyuki se ahogó al ver que el bulto oscuro comenzó a arrastrarse hacia ella. Su instinto y su poder le dijeron que no podría comunicarse con esa alma en especial, era peligrosa. Se fue con mucho sufrimiento, debían ayudarla a irse de ahí... ¡Lo haría por mucho que estuviera temblando!

 

─Ah... Ah...

 

De pronto, la velocidad de la criatura subió, eso la hizo respingar. Sus manos, aunque temblando, se aferraron a sus "armas".

 

─¡Espíritu sin descanso, sosiega tu ira! ─estiró sus manos y el rosario brilló, evitando que el macabro ser se acercara más gracias a un escudo sagrado. En ese momento la puerta se abrió de golpe.

 

─¡Miyuki, aquí estoy! ─exclamó Akane, la agente piroquinética de la agencia y compañera de la miedosa medium.

 

─¡Akane, no se calmará, hay que purificarlo!

 

─¡Entendido!

 

La oscura figura de inmediato se movió hacia Akane con furia y ésta sonrió. ─¡Nadie asusta a mi chica y se queda sin castigo! ─exclamó la pelirroja, tronó sus dedos y sus chispas nació un fuego mucho más grande, uno que alejó a la criatura y terminó por encerrarla en un círculo ardiente. Agudos gritos y chillidos salían del espíritu enfurecido.

 

Miyuki se unió a Akane y ambas asintieron.

 

─¡Que el fuego sagrado te purifique y te dé la paz que no encontraste en vida! ─exclamó la médium, lanzó los amuletos de papel a las llamas y las prontas cenizas se volvieron blancas. El fuego y las cenizas quemaron al espíritu hasta que éste quedó reducido a un pequeño fuego azul que finalmente desapareció─. Descansa en paz.

 

Ambas le dedicaron un rezo antes de mirarse con una sonrisa.

 

─Lo hicimos ─murmuró Miyuki con alivio. Se abrazó a Akane buscando calma y ésta correspondió el abrazo con brusquedad, juguetona.

 

─Buen trabajo, nos merecemos okonomiyaki y una cerveza bien fría ─dijo Akane con una sonrisa, besó las mejillas de Miyuki y luego sus labios─. Yo invito.

 

─Acepto ─Miyuki respondió con una sonrisa y salieron de la mano de ahí.

 

Akane reportó por teléfono que la zona estaba limpia y con eso tenían libre el resto de su noche. ─¿Te sientes mejor?

 

─Sí, pero en serio creo que nunca me acostumbraré a esto.

 

─Te acostumbres o no, siempre estaré contigo, ¿de acuerdo?

 

La sonrisa de Akane hizo a Miyuki sonreír. ─De acuerdo... ¡Te amo! ─y sin soltarse, ambas se dirigieron a su restaurante de okonomiyaki favorito. Se lo merecían.

Chapter 14: Día 14. CORAZÓN (Love x Setsuna)

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Día 14. CORAZÓN

 

 

 

Setsuna iba de regreso a casa luego de un largo día de negociaciones con los representantes de un estudio que quería al cuarteto Clover en el video musical de una de las idols del momento. A todas les encantó la idea y aceptaron, y desde que Setsuna regresó y armaron nuevamente el grupo de baile, ella fue la encargada de ver contratos, pagos y todos esos menesteres burocráticos. Tenían buen ojo para los documentos y estuvo cómoda en ese papel.

 

Sus amigas, por cierto, tenían asignados sus propios trabajos dentro del cuarteto. Bukki se encargaba del vestuario, Miki del maquillaje y los peinados y Love de los escenarios. Las ventajas de ser un grupo independiente de baile, era que tenían la libertad de hacer las cosas a su modo.

 

Según los cálculos mentales de Setsuna, Love también debería estar por terminar las clases de baile vespertinas que impartía en el centro cívico de Clover Town. Si los cálculos no fallaban, entonces llegaría primero que Love, pensando en ello compró las cosas para la cena de esa noche. Comerían arroz con curry de la receta secreta de mamá Ayumi, era el plan de esa noche.

 

En el camino notó que las tiendas tenían adornos de corazones por doquier y el número de parejas a la vista había aumentado de manera significativa. Revisó su móvil, era 14 de Febrero, día de San Valentín. Según leyó, las chicas le regalaban chocolates a los chicos que les gustaban. Las niñas les regalaban a sus padres y hermanos. Y también leyó que existían los chocolates “de compromiso” que las chicas del trabajo daban a sus compañeros.

 

Tenía un año de haber regresado con Love y las chicas, y debía admitir que aún no estaba del todo familiarizada con las costumbres de ese mundo. Seguía aprendiendo. Más de seis años de ausencia hicieron mella, pero por fortuna tenía a Love y a sus amigas a su lado.

 

Al llegar a casa, un pequeño apartamento en un edificio cerca del centro de la ciudad, notó que las luces de su hogar estaban encendidas. ¿Acaso Love llegó antes? Revisó la hora, no eran ni las cinco de la tarde, Love llegaba pasadas las seis luego de las lecciones privadas del día. No pensó demasiado en ello, si llegó temprano qué mejor, podrían cocinar juntas y pasar tiempo de calidad en casa.

 

Con esa idea en mente, Setsuna subió hasta el tercer piso sin prisas.

 

─¡Ya estoy en casa! ─avisó en voz alta mientras se quitaba el calzado y colgaba su abrigo.

 

─¡Bienvenida! ─respondió Love, sin asomarse─. ¡Estoy en la cocina, ven! ¡Te tengo una sorpresa!

 

─¿Sorpresa?

 

Curiosa, se apresuró a ir a la cocina. Y sí, fue una sorpresa grata: La mesa tenía un banquete, en una charola había muchos chocolates con forma de corazón, había globos de corazones adornando la cocina, Love vestía un precioso delantal de corazón también.

 

Setsuna no supo qué decir.

 

─Love... Esto...

 

─¡Feliz día de San Valentín! ─exclamó Love con emoción, abrazó a Setsuna y besó sus labios, dulce─. Hice chocolates para ti... Sólo los chocolates, las chicas me ayudaron con lo demás ─rió torpemente, enseguida se aclaró la garganta─. ¿Te gusta? Es nuestro primer San Valentín juntas y... Yo ─sonrojada, jugó sus dedos entre sí.

 

Setsuna tardó unos segundos más en responder. Sólo unos pocos, porque su sonrisa fue inmediata, su pecho se llenó de un calor que no podía explicar y su corazón se aceleró como pocas veces. Tomó unos de los corazones de chocolate para verlo de cerca. ─¿Puedo comer uno?

 

─¡Claro! Son para ti.

 

Pero en lugar de comerlo, se colocó el chocolate entre los labios, sujetó a Love por la cintura y la besó en claro afán de compartir el chocolate con ella. Su novia correspondió el beso y el abrazo, comieron el chocolate juntas, entre besos, y apenas si separaron sus labios luego de terminar su golosina.

 

─Gracias, Love, sabe delicioso. Deja me lavo para poder comer juntas.

 

─De acuerdo ─besó sus labios una vez más y la soltó─. Por cierto, ¿quieres ver dónde más tengo corazones? ─le guiñó un ojo.

 

Setsuna se sonrojó intensamente y se apresuró a lavarse. Sí, moría por ver dónde más puso corazones su adorada Love.

Chapter 15: Día 16. AZUL (Mana x Rikka)

Notes:

El día 15 fue de descanso, así que seguimos con el 16~

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Día 16. AZUL

 

 

 

Mana sonrió y negó con la cabeza al ver que el almuerzo de Rikka estaba en el mostrador de la cocina. ¿Y cómo sabía que era de ella? Simple: siempre envolvían su caja de lunch con un pañuelo color azul y estampado de ranas, su animal favorito. Llegó a casa antes de mediodía porque los profesores tuvieron una junta de emergencia y decidió ir directo a casa, un apartamento que compartía con Rikka, Regina y Makoto (cuando estaba en la ciudad o decidía tomar días libres;) y Alice cuando las visitaba para despejarse.

 

Sí, ahí estaba el almuerzo que su linda golondrina azul había olvidado. Sin pensarlo ni un segundo, tomó la caja y salió nuevamente para ir a dejarle su almuerzo. Podría comprar lo que necesitaba para darles una gran comida a todas después de ver a Rikka. También había ropa sucia para lavar y podía hacerlo aunque fuera el turno de Regina.

 

Que ninguna respetara sus horarios de quehaceres era lo normal.

 

La Universidad de Medicina de Yotsuba estaba a veinte minutos en autobús. A medio camino, sin descuidar en ningún momento la caja envuelta en el pañuelo azul, le mandó un mensaje de texto a Rikka. Por la hora, ya casi debería terminar su clase en turno, así que confiaba en que ella vería su mensaje. Llegaría a tiempo para su hora del almuerzo cerca de mediodía.

 

─Vaya que eres olvidadiza a veces ─murmuró para sí misma al ver la respuesta de Rikka minutos después, le causo ternura que se regañara a sí misma por olvidadiza, sobretodo por lo sensible que era Regina cuando a ella le tocaba cocinar. Esperaba que le felicitaran y dijeran en muy alta voz lo delicioso del platillo en turno.

 

Y el siguiente mensaje igualmente la hizo sonreír.

 

[Te veo en la entrada principal del campus. ¡Gracias, Mana! Me salvaste ☺♥♥♥]

 

Apenas llegó a la parada de autobús, la veloz Mana Aida echó a correr al sitio de encuentro. En el camino le saludaban y ella correspondía el saludo, pero no detenía su carrera. Ver a Rikka entre clases era una linda idea. Y también sabía que eran minutos los que tenía para comer antes de su siguiente clase.

 

Y la vio, ahí estaba Rikka, vestía precisamente un lindo vestido azul adecuado para inicios de verano. Sonrió como tonta incluso a la distancia. Corrió hacia ella.

 

─¡Mana, gracias por---! ¡Hmmp!

 

La futura doctora no pudo hacer más que recibir ese amoroso beso con el que Mana la atacó. Lo correspondió con suavidad al menos los primeros tres segundos, para inmediatamente después alejarla con una graciosa cara ruborizada.

 

─¡Mana, no hagas eso! ─dijo Rikka mientras le manoteaba un poco.

 

─Lo siento, no pude evitarlo ─no sonaba a una disculpa, menos con esa sonrisa cargada de galantería y ese gesto repleto de amor. Enseguida le puso su almuerzo en manos─. ¿Puedo acompañarte a almorzar?

 

─Sólo si te comportas ─advirtió Rikka, aún sonrojada.

 

─Estaré perfectamente quieta, lo prometo.

 

Rikka asintió y guió a Mana a una arboleda entre edificios donde había largas bancas. Algunas ya estaban ocupadas a esa hora pero pudieron encontrar una para sentarse. Rikka agradeció por la comida y comenzó a almorzar. Mana le miraba con atención y sonrió al ver a Rikka sonreír.

 

─Está delicioso, ¿verdad?

 

─Sí, lo está. Regina ha mejorado mucho su sazón. Se lo diré al rato que la vea ─miró a Mana con dulzura─. Gracias por traer mi almuerzo, me salvaste.

 

─Hey, haría lo que fuera por mi querida esposa, incluso descansar ─dijo la muy descarada entre sonrisas, y no que Rikka fuera legalmente su esposa, pero así la consideraba desde que eran niñas.

 

Rikka casi se atoró con su bocado.

 

─¡Mana! ─se sonrojó y le puso un trozo de manzana en la boca a su compañera, quien de inmediato la comió.

 

─Por cierto, hoy cocino, ¿quieres algo en especial?

 

La doctora ni siquiera lo pensó. ─Omurice.

 

─Hecho.

 

Rikka terminó de comer justo a tiempo, ya casi era su siguiente clase. Besó la mejilla de Mana a manera de despedida y fue corriendo a su siguiente clase. Mana sólo suspiró hasta que su hermosa golondrina azul se perdió de vista, ya podía ir a casa.

Chapter 16: Día 17. GIRASOL (Saki x Mai)

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Día 17. GIRASOL

 

 

 

Dibujar a Saki no era nuevo para Mai. La dibujaba en todo momento: entre clases, antes de dormir, cuando la veía entrenar, cuando hacía sus actividades en el club de arte. La mitad de sus libretas estaban llenas con dibujos de Saki y para nadie era sorpresa, y mucho menos novedad, que ese par saliera románticamente y siempre anduviera de la mano. Que Saki justo posara para ella tampoco era nuevo.

 

Su día libre las atrapó en un paseo no programado entre las montañas. Fueron solas esa vez, Michiru y Kaoru podían amar mucho a sus amigas, pero había un límite de miel que las mellizas podían soportar antes de ahogarse bajo toda la melosidad de la pareja.

 

Saki y Mai aceptaron la privacidad y su paseo las llevó a un inmenso campo de girasoles. El verano era la temporada donde los girasoles brillaban mejor y el ojo de Mai lo captó.

 

Su Saki también era como un girasol, su sonrisa brillaba mejor bajo el sol, su rostro completo era como un poema que sus manos debían escribir, o mejor dicho, dibujar. Y eso hacía, dibujaba a Saki posando junto a los girasoles.

 

En momentos como ese Saki sabía que Mai se perdía por completo dibujando, hablarle no la sacaba de su estado de concentración. Le gustaba mucho cuando ella se concentraba así, cuando se iba más lejos que nadie y dibujaba como si sus dedos fueran mágicos. No se miraba así misma, pero Mai sí la veía y plasmaba ese rostro lleno de amor en su libreta.

 

La manera en la que se perdían la una en la otra era lo que solía empalagar a sus espectadores. Gracias a todos los espíritus, estaban solas en esos momentos. Flappy y Choppy se encontraban en el Árbol Celestial en su propia cita.

 

─¡Listo! Deja le pongo un poco de color y te los mostraré ─dijo Mai con una sonrisa de satisfacción─. Puedes moverte.

 

─¡Muero por verlo! ─Saki se tumbó en el suelo, justo donde estaba, y sus ojos de momento se fijaron en los enormes girasoles. Sonrió─. Una vez tu hermano me dijo que yo era como un girasol.

 

─Y tenía razón, lo eres ─respondió Mai, poniendo algo de color en el dibujo, el grafito no era suficiente para plasmar toda la luz de la imagen─. Tu sonrisa es grande, tu rostro brilla. Me gusta cuando entrenas bajo el sol.

 

─Y a mi me gusta cuando pones ese gesto concentrado, te ves linda, Mai.

 

─Pero tú te ves más linda justo ahora, Saki.

 

─No, tú eres más linda y se lo podemos preguntar a quien quieras.

 

Que se lanzaran flores con la potencia de un cañón también solía ahogar a quienes les veían, no se daban cuenta de sus propias cursilerías.

 

─Tú eres más linda y mi dibujo lo prueba ─giró la libreta y le mostró el dibujo, el color ayudó a resaltar mucho la luz de la imagen.

 

Los ojos de Saki se llenaron de asombro y gateó hasta acercarse a Mai, tomó la libreta en manos y su sonrisa fue inmensa. Tan brillante como Mai la describía. La imagen era de Saki entre girasoles del tamaño de su cabeza, de alguna manera se mezclaba entre las flores pero al mismo tiempo resaltaba con esa sonrisa blanca, grande y llena de alegría. De amor.

 

De amor por Mai. Ambas lo sabían.

 

─¡Mai, eres la mejor! ─Saki besó la mejilla de Mai con amor, con un sonoro beso que hizo en el paisaje.

 

Y eso hizo sonrojar a la dibujante. ─Yo ─se sujetó la mejilla, sonrió pero de manera pequeña, apenada─... Yo sólo dibujo lo que veo, y lo que veo cuando te miro a ti... Es hermoso.

 

Fue el turno de Saki de ruborizarse. ─¡Mai, no vamos a seguir discutiendo sobre quién es la más linda! ─se tumbó en el regazo ajeno y le regaló una sonrisa a su novia─. Me gusta cómo se ven los girasoles en el dibujo.

 

─Sí, a mi también me gustan ─asintió Mai─. ¿Nos quedamos otro rato aquí?

 

─Sí, un rato más.

 

Mai también se tumbó en el suelo y ambas suspiraron hondo. Tenía más tarde por delante para disfrutar. Juntas.

Chapter 17: Día 18. ELÉCTRICO (Akane x Nao)

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Día 18. ELÉCTRICO

 

 

 

─Un okonomiyaki especial para mi cliente más guapa ─exclamó Akane con juguetón tono mientras le servía a Nao una porción gigante de su mejor platillo. El restaurante ya estaba cerrado y Nao llegó bastante tarde por asuntos del equipo.

 

Por su lado, el buen humor de Akane se debía a que la clientela del día había llegado a un número récord a comparación de la semana pasada. Poco a poco el negocio se cimentaba y Akane no podía estar más contenta. Tenía su propio restaurante y vivía arriba del mismo restaurante con Nao. No podía pedir nada más.

 

─Muchas gracias, muero de hambre ─dijo Nao con una enorme sonrisa.

 

La futbolista de inmediato comenzó a comer. Y su gesto decía todo lo que su boca ocupada no podía. Akane conocía esos gestos, así que comenzó a preparar otra porción para la hambrienta futbolista. ─¿Día largo, verdad?

 

─Sí, tuvimos entrenamiento toda la mañana, por la tarde llegaron unos posibles patrocinadores y querían vernos en acción en partidos relámpago ─contó Nao entre bocados y gestos de encanto─. Tuve que jugar varias veces. Por suerte, el lunch que me pusiste me dio suficiente energía para resistir, pero casi me duermo en el autobús camino a la casa club.

 

─¿Y qué dijeron los patrocinadores?

 

─El entrenador nos dará noticias la semana que viene, tengo el fin de semana libre para descansar ─informó a su novia y la sonrisa de la pelirroja fue automática─. Me tendrás rondando por aquí, puedo ayudarte a servir.

 

Akane negó con firmeza. ─Te mandaron a descansar y eso harás, harás tu ejercicio normal y comerás y dormirás bien, que de eso yo me encargo ─incluso la amenazó con la espátula y un gesto fiero─. Y mi ayudante va mejorando, estaremos bien.

 

─De acuerdo, de acuerdo, descansaré ─suspiró y siguió comiendo con más calma─. Gracias, Akane.

 

─No tienes nada qué agradecerme ─le guiñó un ojo con coqueto tono. Se sonrojó sin querer.

 

Nao también se sonrojó, pero no tuvo problema en corresponder con una sonrisa. Antes de que alguna dijera algo más, las luces se apagaron, dejando todo en completa oscuridad.

 

La futbolista soltó un grito de espanto mientras Akane sacaba una lámpara de emergencia que siempre tenía a la mano, consejo de mamá. Y al prender la lámpara, Nao de inmediato corrió detrás de la barra y se le abrazó. Fuerte.

 

─Calma, seguro fue un fallo en la energía eléctrica ─con Nao colgando del cuello, fue a asomarse por una de las ventanas. Las demás casas a su alrededor tenían luces, el problema era en el restaurante y eso la hizo refunfuñar─. Hay que revisar la caja, con suerte será un fusible. Ya me habían advertido que el sitio tenía algunos problemas con la electricidad.

 

─Podemos ahorrar para que vengan arreglar todo el cableado ─dijo Nao sin soltarse de Akane.

 

─Vamos a revisar ─sí, “vamos”, las dos, porque ni de broma su Nao se quedaría sola en medio de la oscuridad. Apagó la parrilla y con la lámpara se guiaron a la parte trasera del restaurante. Ahí estaba la instalación eléctrica. Revisó la caja de fusibles y al parecer uno de ellos era el origen del problema. Por suerte, sabía arreglar esos problemas gracias a su padre. Miró a Nao─. ¿Puedes traer un fusible mientras saco éste otro?

 

Nao asintió. Herramientas y extras lo tenían en un pequeño cobertizo exterior exactamente a tres metros de donde se encontraban. Fue corriendo a buscar un fusible nuevo. Medio minuto después, ya tenía energía eléctrica una vez más. La futbolista suspiró de alivio, pero no por ello soltaba a Akane.

 

─Definitivamente tenemos que ahorrar para que cambien toda la instalación por una nueva.

 

─Lo haremos, Nao ─la sonrisa de Akane creció aún más─. ¿Sabes? No me molesta para nada que la alta y ruda delantera del equipo de fútbol de la ciudad se me cuelgue cuando tiene miedo ─rió al verla sonrojarse.

 

─¡Akane!

 

─Lo digo en serio, siento que puedo protegerte ─y para reforzar sus palabras, se giró lo suficiente entre los brazos de Nao y buscó sus labios en un ardiente beso. Nao se quedó quieta los primeros dos segundos, antes de corresponderlo. Se separaron apenas Akane quedó contenta─. Vamos a que termines de cenar.

 

─De acuerdo, vamos.

Chapter 18: Día 19. ORO (Elena x Madoka)

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Día 19. ORO

 

 

 

Podría haberse cortado el cabello, pero éste seguía teniendo el mismo color oro del sol. Para Madoka era imposible no perderse en el brillo dorado de su querida Elena. Su cálido sol. Aprovecharon su día libre disfrutar el tiempo juntas. Hikaru, que también tenía el día libre, fue directo a visitar a su familia luego de escuchar que su padre estaba en casa.

 

─Ya casi está la comida, dame unos minutos más ─avisó Elena mientras se giraba ligeramente para ver a Madoka, que disfrutaba una taza de té en el minúsculo comedor. Esos departamentos para universitarios eran pequeños como una caja de zapatos, pero al menos podía invitar a su novia a pasar el rato sin sentirse asfixiadas.

 

─Toma tu tiempo, no llevamos prisa.

 

A Madoka no le importaba esperar más rato si eso significaba contemplar a Elena. La había echado mucho de menos, pasó un par de años en México y luego de eso fue a los Estados Unidos para mejorar su inglés. Ahora que estaba de regreso en Japón para estudiar Comunicaciones, aprovechaban cada momento juntas.

 

Suspiró de manera suave. La comida tenía un aroma singular y Elena había prometido verdadera comida mexicana para que Elena pudiera probarla.

 

Claro, nadie le dijo que era comida picante y la sufrió de la misma manera en que la disfrutó. No estaba muy segura de poder acostumbrarse al picante, pero sin duda podría acostumbrarse a ver a Elena cocinar mientras vestía un lindo delantal. Luego de comer salieron a pasear sin rumbo fijo, iban del brazo.

 

Elena se había vuelto más física que antes, pero no le molestaba. Le gustaba sentir su calor así de cerca.

 

Se recargó en su hombro. Su dorado y cálido sol. ─Entonces... ¿Has pensado en lo que platicamos?

 

─Sí ─respondió Elena con una sonrisa y decidió abrazarla contra su cuerpo. A momentos se le olvidaba que en Japón no era lo habitual ser así de cariñosos, físicamente hablando. No que le importase mucho a decir verdad, desde que declaró su amor a Madoka, decidió amar como su corazón se lo pidiera. Y su corazón le dijo que la quería más cerca. Sintió cuando Madoka se rindió a su gesto y sonrió aún más. Que su novia estuviera cómoda era importante, claro─. De hecho lo platiqué con mis padres y ─notó que Madoka se giró para poder verla a los ojos, se notaba sorprendida. Le regaló una de sus cálidas sonrisas marca registrada de los Amamiya─... Sí, quiero vivir contigo. Tengo pagada la renta del apartamento por dos meses más, así que puedo guardar mi mitad del nuevo sitio para entonces.

 

Madoka sonrió de manera amplia y se recargó en Elena. Estaba cómoda con el contacto en ese momento, su nariz quedó pegaba cerca de la oreja de su novia. Podía sentir el aroma de su champú, podía ver de cerca las hebras de oro de su cabello. Suspiró hondo y se sonrojó ligeramente.

 

─También le comenté a mi padre que quería mudarme contigo, pero a decir verdad no le di detalles ─sintió la mirada de Elena encima y de inmediato aclaró─. Él sabe lo que siento por ti aunque no se lo diga, sólo me dijo que hiciera lo que creyera correcto ─se le separó para andar solamente de la mano─. Y creo que es muy correcto vivir juntas ahora que podemos hacerlo.

 

La manera en la que brilló la sonrisa de Elena hizo que a Madoka le temblaran las piernas. Y sabía que la abrazaría y la cargaría de poder, así que tomó control de la situación. Tomó las manos de Elena y pegó su frente a la de ella.

 

─Hagámoslo, Madoka. Vivamos juntas y sigamos adelante. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntas, ¿sí?

 

─Lo haremos... Te amo, Elena.

 

─Yo también te amo, Madoka.

 

Y en natural movimiento, besó los labios de Madoka. Suave, dulce, breve... Lo suficientemente amorosa como para percibir el rostro de Madoka subir su temperatura.

 

Madoka sintió todo su ser arder. Luego del beso, miró a Elena a los ojos. Sus lindos ojos, su hermosa piel tostada, su cabello del color del oro, el sol justo detrás de ella. Todo el cuadro la hizo suspirar. Sonrió.

 

─¿Vamos por donas?

 

─¡Vamos!

Chapter 19: Día 20. SÚPER-HÉROE - UNIVERSO ALTERNO (Rikka x Makoto)

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Día 20. SÚPER-HÉROE ─ UNIVERSO ALTERNO

 

 

 

La llamaban "Sword" por su habilidad de cortar hasta el más duro de los materiales con sus manos desnudas, así la bautizaron en el internet y no tuvo problema en adoptar el nombre. La solitaria heroína mantenía una buena fama protegiendo a la gente de los enviados del científico loco Klondike.

 

Pero ese día no tuvo la mejor de las suertes. Un esbirro particularmente poderoso, mejorado con tecnología desconocida, le dio una batalla como nunca antes. Casi perdió, pero sacando fuerza de flaqueza, logró asestar un golpe letal al núcleo de energía de la criatura. Lo que no esperaba era que esa cosa tuviera una función de autodestrucción que podría volar el vecindario completo si no se apresuraba.

 

Pese a las heridas, sacó al monstruo hasta un cementerio de autos en la periferia de la ciudad y justo ahí explotó. Sword no pudo alejarse mucho, la explosión la alcanzó y luego de eso no supo nada más de sí.

 

No supo cuánto tiempo pasó, para cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue un blanco techo. Estaba recostada en algo suave; una cama, claro. Suspiró hondo, le dolía un poco el cuerpo pero no tanto como para seguir en cama. Se miró los brazos, estaba vendada. Se palpó el resto del cuerpo, ya no tenía su disfraz pero sí la máscara que cubría su identidad.

 

Pronto supo quién la rescató y dónde estaba. Suspiró con inmenso alivio.

 

─Veo que ya despertaste ─sonó una gentil voz que justo entró al cuarto─. ¿Cómo te sientes?

 

─Como si me hubiera arrollado un camión, pero sobreviviré ─respondió Sword con media sonrisa─... Gracias a ti ─suspiró─. Ésta es la octava vez, ya te dije que no te me acerques tanto, los malos podrían ponerte el ojo encima. No quiero que estés en peligro, doctora Hishikawa, debes...

 

─"Rikka" ─le interrumpió la doctora mientras se sentaba a su lado y le acercaba una bandeja con comida─. Ya te dije que puedes llamarme por mi nombre.

 

Queriendo o no, aceptó la comida, debía recuperarse rápido para salir de ahí y comer ayudaba mucho. Agradeció por la comida con callados gestos y comenzó a comer. Sabía bien. Sonrió por lo bajo antes de volver a su gesto serio.

 

─Si comienzo a llamarte por tu nombre, esto se volverá más personal ─tenía mil y un razones para no intimar demasiado con nadie─. Si me haces llamarte por tu nombre, te volverás una distracción ─frunció el ceño, no quería sonar ruda ni grosera con alguien que la había sacado de líos en más de una ocasión. Sólo quería protegerla─. Si te vuelves cercana de alguna manera, entonces ellos podrían atacarte y no puedo permitir eso.

 

Rikka ajustó sus gafas y suspiró de manera discreta. Pasados unos segundos volvió a sonreír mientras iba a abrir la cortina para que entrara un poco de luz y aire al cuarto. ─Lo entiendo ─respondió la doctora, se quedó frente a la ventana mirando la ciudad─. Pero no esperes que no te ayude si tengo oportunidad de hacerlo, Sword.

 

─Y siempre te agradeceré eso en mi corazón, doctora ─se terminó toda la comida, dejó la bandeja en la cómoda junto a la cama e intentó levantarse. La doctora fue rápidamente a ayudarle, su primer pensamiento fue rechazarla, pero en lugar de ello, se sujetó de la galena─. Gracias.

 

─He notado que te curas muy rápido y tu curación se acelera con medicamento, así que te daré medicinas para que estés mejor en poco tiempo ─sonrió─, la ciudad te necesita entera, Sword.

 

─De acuerdo, lo acepto ─luego de la segunda ocasión, sabía que negarse a sus atenciones médicas la enfadaba. Y daba miedo cuando se enfadaba─. Ya puedo irme por mi propio pie.

 

─Comprendo. Ahí está tu uniforme, lo lavé y lo reparé. Iré por tu medicina mientras te cambias ─y salió del cuarto.

 

Sword rápidamente se alistó. La doctora volvió pronto y le dio una bolsa de papel, dentro venía la medicina y una nota con las dosis a tomar.

 

─Gracias, doctora.

 

─Cuídate mucho, Sword ─y besó su mejilla.

 

Sword se sonrojó de manera intensa, sujetó su propia mejilla y salió corriendo de ahí. La doctora sólo sonrió.

Chapter 20: Día 21. CABELLO (Tsubomi x Itsuki)

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Día 21. CABELLO

 

 

 

Le gustaba mucho verla entrenar. Desde que Satsuki estaba en mejor condición física y podía entrenar al mismo nivel que Itsuki, ésta estaba más feliz que nunca. Y si algo le derretía el corazón a Tsubomi, era ver feliz a Itsuki. Tenían una cita y saldrían apenas Itsuki terminara su entrenamiento.

 

Itsuki entrenaba con su hermano, intercambiaban veloces golpes que bloqueaban, trataban de someterse a llaves que ambos deshacían con fluidos movimientos. Quien viera al chico no creería que estuvo casi toda su vida enfermo. Tenía la sangre de un guerrero y todos podían verlo. Sin embargo, el talento natural no siempre era suficiente para enfrentar a la experiencia.

 

Itsuki aprovechó un hueco en la defensa de su hermano y soltó un golpe directo al rostro. Su puño se detuvo antes de tocarlo y el patriarca de la familia declaró la victoria de Itsuki. El par tomó posición y se agradecieron mutuamente el combate. Tsubomi amaba el gesto serio de Itsuki mientras entrenaba, y la subsecuente alegría con la que miraba a su hermano luego de cada entrenamiento.

 

─Iré a darme una ducha y podremos irnos ─dijo Itsuki apenas se acercó a Tsubomi. Mientras decía eso, se quitó una cinta del cabello que Tsubomi le prestó─. Ten, muchas gracias ─pero antes de que su novia la tomara, notó algo y alejó su mano─. Mejor la lavo primero, sudé y quedó húmeda ─se notaba apenada por ello.

 

Esos gestos siempre hacían sonreír a Tsubomi. ─Puedo lavarlo mientras te duchas, lo dejamos secar y para cuando volvamos me lo llevaré ─ver a Itsuki con el cabello suelto era más lindo aún. Desde que se lo dejó crecer, se veía cada más hermosa.

 

Itsuki ya no era un príncipe, era la princesa que siempre quiso ser. A Tsubomi le gustó como príncipe y ahora la quería más como princesa.

 

─De acuerdo ─respondió Itsuki llevándose una mano a la nuca, se tentó un poco el cabello─. Aún me acalora tener el cabello largo.

 

─¿Te lo cortarás de nuevo? ─preguntó Tsubomi, curiosa. Era normal que resintiera el cambio cuando casi toda su vida lo usó corto. Y su forma de Sunshine no contaba porque usaba coletas y no estorbaban mucho.

 

─No. Quiero tenerlo largo, supongo que me acostumbraré tarde o temprano ─comentó Itsuki mientras ambas iban camino a su dormitorio.

 

─Si me dejas peinarte puedo hacer que te sientas fresca, he aprendido muchos peinados con Erika.

 

─¡Muchas gracias, Tsubomi! ─y aprovechando la breve privacidad del pasillo, la artista marcial besó la mejilla de su novia.

 

La florista se sujetó dicha mejilla con una sonrisa sonrojada y un gesto de dulce contento.

 

Itsuki se duchó tan rápido como pudo y Tsubomi se tomó la libertad de escoger su vestuario. Erika se había encargado de llenar el guardarropa de Itsuki con hermosos conjuntos femeninos y tenía suficiente de donde escoger. La elección del día fue una falda larga y holgada, una blusa clara y una linda chaqueta.

 

A Itsuki le encantó la elección.

 

Ya sólo faltaba que la peinara y Tsubomi se tomó su tiempo para disfrutar la cercanía. Le gustaba ese color castaño claro de Itsuki, le gustaba lo sedoso que era su cabello y cómo se deslizaban sus dedos mientras lo cepillaba. Lo tenía a la altura del hombro y sería cuestión de meses para que le llegase a media espalda. No resistió usar sólo sus dedos para sentirla mejor. Le gustaba mucho esa sensación.

 

Y no era la única, por cierto. Itsuki suspiró hondo, la sensación de comodidad, las tiernas caricias en su cabeza y su cabello se sentían tan bien que terminó por suspirar. Al darse cuenta de ello, se sonrojo. ─Ah, yo...

 

─Me gusta mucho tu cabello ─dijo Tsubomi, sonriente. Le puso otra cinta en el cabello, era suya de hecho. Fue Tsubomi la que quedó con el cabello suelto y, a opinión de Itsuki, se veía preciosa.

 

─Ahora tendremos qué lavar ésta otra cuando volvamos ─comentó una Itsuki contenta, sonrojada.

 

─De acuerdo ─dijo, dedicándole una caricia más a su cabello antes de quedar satisfecha─. Estás lista, ¿nos vamos?

 

─Vamos.

 

De la mano y con una sonrisa en la boca, salieron de casa para disfrutar de su cita.

Chapter 21: Día 22 CASTILLO (Ichika x Ciel)

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Día 22. CASTILLO

 

 

 

Podría ser pequeño, pero era suyo. Podría no tener más que sus sueños, esperanzas y media tonelada de ingredientes, pero era suyo para hacer lo que más amaba: hacer sonreír a la gente. Tenía su pequeño castillo en las manos donde podía hacer su sueño realidad.

 

Ésta vez decidió consentirse a sí misma y siguiente parada fue la Ciudad Luz, París, para ver a la persona que más quería y de la que siempre gustaba escuchar sus felicitaciones y consejos. Y lo mejor de viajar en avión a Paris con el Kira Patti en su forma maleta que parecía ser de juguete, era que no tenía qué pagar extra por equipaje y siempre podía traerla consigo, Chourou incluso le puso una correa para colgarla en su hombro.

 

Así subió al avión y así bajó.

 

Llegó a un parque amplio desde podía verse perfectamente bien la Torre Eiffel y sacó su teléfono. Los teléfonos de sus más queridas amigas los tenía en el marcado rápido. Marcó.

 

Allô? ─respondió la voz al otro lado de la línea.

 

A Ichika siempre le causaba gracia que a veces Ciel respondiera sin fijarse quién le llamaba. Sólo un puñado de personas tenía su número personal y por eso respondía sin fijarse. ─¿Ciel? ¡Soy yo! ¡Ichika!

 

─¡Ichika! ¡Me alegra escucharte! ─exclamó la repostera con encanto y visible alegría. Justo tomaba un descanso con su hermano y Bibury mientras los ayudantes se encargaban de los trabajos pequeños. Salió a la trastienda para atender la llamada en privado─. ¿Cómo te ha ido?

 

─Estuve en Sudamérica y conocí mucha gente maravillosa ─contó con emoción─. También conseguí fruta local e hice algunos postres nuevos. A todos les gustaron.

 

─Me encantaría probarlos ─dijo, las creaciones de Ichika en serio la emocionaban, le gustaba mucho su estilo natural e instintivo de hacer las cosas. Eso y que sus decoraciones eran dignas de primer nivel.

 

─Puedes probarlos justo ahora, estoy aquí en París.

 

─¡¿En serio?! ¡Voy enseguida! ¿Dónde estás?

 

─No estoy muy segura, pero es un espacio verde amplio y despejado, cerca de la Torre Eiffel ─y describió todo lo que veía alrededor.

 

─Estás en el Trocadéro. Enseguida voy ─y la mejor manera de llegar era volando, así que avisó a Pikario y a Bibury que saldría, tomó su forma de hada y fue lo más rápido que pudo hacía donde se encontraba Ichika.

 

Lo mejor de estar en Paris era que podían permitirse muestras de afecto que en su natal Japón no podían. Ciel tomó forma humana donde nadie le viera y corrió el resto del tramo para encontrarse con Ichika en un apretado abrazo y un amoroso y breve beso. Imposible no sentirse felices al verse.

 

─Cada vez que te veo estás más alta ─comentó Ciel, dándole un buen vistazo de cuerpo entero a Ichika.

 

─Lo mismo digo, cada vez estás más alta y más linda ─tomó las manos de su compañera con su mirada brillante por la emoción─. ¿Dónde puedo abrir el Kira Patti?

 

─Sígueme.

 

Caminaron por alrededor de quince minutos hasta llegar a un frondoso parque de la ciudad, se adentraron en una zona poco visitada a esa hora y justo ahí Ichika abrió la maleta y el Kira Patti apareció.

 

Ciel notó cómo la mirada de Ichika brilló al momento de ver la tienda, su gesto se notaba completo, orgulloso, pleno... Sonrió, amaba ese gesto en Ichika. Ésta corrió a la puerta y la abrió con una educada inclinación. ─Bienvenida al Kira Patti.

 

Merci ─respondió Ciel con gracia y entró... Y las decoraciones, el ambiente, el aroma, todo decía que ese sitio era de Ichika y de nadie más. Sonrió. Esa ya no era la tienda de postres de las Pretty Cure, era la tienda de Ichika─. Me encanta lo que hiciste con el sitio.

 

─¿Qué puedo decir? ─se frotó la nuca, tenía un sonrojó en las mejillas─. Es mi pequeño castillo, quiero que todo el que entre se sienta feliz.

 

─Y lo logras, créeme ─besó su mejilla y sonrió al ver a Ichika sonrojarse más─. Estoy lista para probar esos postres.

 

Ichika sonrió. ─¡A la orden!

Chapter 22: Día 23. VIOLETA (Hana x Homare)

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Día 23. VIOLETA

 

 

 

Seguía sonrojada por lo que Saaya le había contado. La doctora podía ser increíblemente cursi cuando se lo proponía, y si se trataba de datos al azar que cazaban perfectamente con el momento, nadie le ganaba. Por culpa de Saaya tenía una maceta con violetas en las manos, la más hermosa y elegante de la florería, perfecta para ponerla de centro de mesa y luego mudarla de espacio apenas cumpliera con su función.

 

¿Y cuál era el trabajo de esas violetas? Dar un mensaje en su aniversario con Hana. Su esposa prácticamente planeó todo y se estaba haciendo cargo junto con Hugtan. Homare tuvo práctica ese día y Hana le prohibió saltarse su entrenamiento.

 

La patinadora no era el ser más romántico del planeta, pero tampoco quería llegar a su aniversario con las manos vacías. Si Hana iba a preparar la celebración, entonces ella llevaría la bebida, chocolates y las flores que llegaron como extra cuando le mandó mensaje a Saaya contándole los planes del día. Ésta se prestó a ayudarle con un regalo extra y Homare aceptó.

 

Eran cerca de las siete cuando llegó a casa, más o menos la hora de costumbre. Y desde afuera podía percibir el aroma de la comida... ¿Preparó takoyaki? Rió por lo bajo, no podía esperar algo común o normal de parte de su animada esposa. Sacó sus llaves y entró, y la primera persona que le recibió fue su pequeña Hagumi de dos años y medio, se abrazó de su pierna.

 

─¡Mamá!

 

─Estoy en casa ─dijo con una sonrisa y un gesto cálido. Vio a Hana asomarse, aún vestía su delantal de corazones favorito, seguramente le daba los últimos toques a la comida─. ¿Llegué muy temprano?

 

─Llegaste justo a tiempo ─respondió Hana con una sonrisa enorme. Lo primero que notó fueron las violetas─. ¡Son hermosas! ─fue corriendo con ella para sujetar la maceta mientras su esposa se quitaba la chaqueta, dejaba su mochila con sus cosas a un lado y todo sin despegar a su hija de su pierna.

 

─Serán nuestro centro de mesa, espero que no desentone con lo que preparaste ─dijo, cargando a la pequeña con un brazo y dándole un breve besos en los labios a Hana.

 

─No, para nada ─rió.

 

─Traje algo para beber y ─con la mano libre abrió su mochila y sacó una bolsa de papel brillante con el vino y los chocolates─... Y traje esto para ti. Y las flores también, culpa de Saaya ─se quejó.

 

Hana se echó a reír, adoraba cuando Homare trataba de ser gruñona a propósito con la simple misión de ocultar su pena. Fácil de saber cuando estaba sonrojada. ─Gracias, eres muy dulce ─besó su mejilla─. ¿Y qué dijo Saaya?

 

─Dijo algo sobre el lenguaje de las flores, ya sabes que ella es una enciclopedia andante ─entró a la estancia junto con su esposa e hija y notó los adornos de flores de colores, globos de corazón, la mesa con comida de lo más variada ─sonrió por lo bajo... Sí, Saaya dio en el blanco. Todo en esa casa guardaba lo que más amaba─. Me dijo que las violetas pueden simbolizar muchas cosas, pero una de ellas, es que las violetas en tu hogar... Ah...

 

Hana sonrió más al ver que el sonrojo en Homare aumentaba a niveles alarmantes, seguro que iba a decir algo increíblemente lindo. ─¿Y qué significan en un hogar?

 

Homare miró a un lado, acomodando a Hagumi contra su cuerpo. Suspiró hondo. ─Familia unida o matrimonio feliz ─respondió con bastante pena.

 

El gesto de Hana se iluminó cual sol de mediodía, se abrazó de Homare con amor y besó sus labios una vez más. La patinadora recibió el beso con gusto.

 

─Ambas opciones en éste caso, son perfectas, las pondré en la mesa ─dijo con tono enamorado─. Luego de cenar, cuando Hugtan duerma, ¿qué te parece si tú y yo nos tumbamos en el sofá grande y bebemos y comemos chocolates? ─le habló al oído─. O si prefieres comerme a mi...

 

Homare literalmente comenzó a arder. ─¡Hana! ─y ésta escapó a la cocina entre risas.

 

Suspiró hondo.

 

Esa última opción también era tentadora.

Chapter 23: Día 24. LIRIO (Megumi x Hime)

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Día 24. LIRIO

 

 

 

Hime quería a todas y cada una de sus amistades, había pasado por demasiadas experiencias, creció mucho gracias a Megumi, Yuuko y Iona y las amaba como a nadie. Sí, también quería a Seiji, pero al final del día, a pesar de rezar por un galante príncipe con el cuál casarse, volverse reyes en un futuro y vivir felices para siempre, a pesar de eso, sólo una sonrisa se le quedaba en la cabeza antes de dormir: la de Megumi.

 

Y lamentablemente para la princesa, volvería a su reino a mediodía del día siguiente luego de una fiesta de despedida que no tenía nada de sorpresa, pero que esperaba con igual emoción. Terminó el año escolar justo como prometió, el tiempo se le fue como un suspiro, aún se quedaron cosas pendientes que ya no pudo hacer, pero estaba bien, así estaba bien. Prometió visitarlas, prometió comunicarse con ellas.

 

Ribbon dormía ya, ella misma no podía dormir, así que estaba en la sala viendo la televisión a falta de otra cosa por hacer. No quería llamar a las chicas, estuvieron toda la tarde acomodando todo en el patio trasero para la fiesta de despedida y quedaron agotadas, no quería molestarlas.

 

O al menos eso pensaba Hime cuando su teléfono sonó. Era Megumi. Su sonrisa fue automática y respondió de inmediato.

 

─¡Megumi! ¿Pensé que estarías dormida?

 

─No puedo dormir ─confesó la chica─. Y se me ocurrió que podríamos tener una pijamada, tú y yo, ¿qué dices?

 

─¿Eh? ¿Pijamada? ─su sonrisa fue inmensa─. ¡Me encanta la idea! ¿Voy yo o vienes o...?

 

Sonó el timbre de la mansión. Era Megumi, llevaba una mochila con su ropa colgando, su teléfono en una mano y un lindo lirio en la otra. Esa sí fue una sorpresa, la abrazó de inmediato.

 

─¡Megumi!

 

Justo en quien pensaba, su primer amiga en ese mundo, la persona a la que le debía mucho por muchas cosas que no terminaría de listar. La soltó y Megumi le dio ese lindo y colorido lirio envuelto en papel brillante.

 

─Es para ti ─dijo Megumi con una enorme sonrisa.

 

─¡Gracias, me encanta! ─la olió un poco, tenía un buen aroma.

 

Y ya que Megumi estaba ahí, ver películas era más divertido, platicar era más divertido, hacer nada mientras contemplaban el techo también. Y justo eso último hacían luego de ver televisión y platicar, era cerca de medianoche. Estaban tumbadas en la alfombra solamente, una al lado de la otra.

 

En algún momento se tomaron la mano y eso hizo sonreír a Hime.

 

─Te voy a echar de menos, Hime ─dijo Megumi con un tono suave, aprovechó el momento de silencio luego de unas risas.

 

─Yo... Yo también ─la princesa no quería llorar tan pronto, pero era imposible no sentirse tocada cuando Megumi era muy importante para ella.

 

─¿Nos volveremos a ver, verdad? ─preguntó la otrora Cure Lovely.

 

─¡Por supuesto que sí! ─Hime se giró a su costado para encarar a Megumi y ésta hizo lo mismo. Le sonrió, aunque su sonrisa no era tan amplia, no quería ponerse triste pensando en la partida, pero no podía evitarlo.

 

Megumi estaba en las mismas condiciones, por cierto. Y fue ella la primera en lagrimear un poco.

 

─Te quiero, Hime.

 

─Yo también, Megumi, te quiero mucho ─la princesa sintió unas lágrimas también, no pudo contenerlas─. Pero te prometo que no perderemos el contacto, somos amigas, mi piedra así lo dijo y...

 

Megumi la besó.

 

Hime abrió los ojos, grandes. No la alejó, sólo correspondió dulcemente el beso hasta que éste terminó unos segundos después. Por fin pudo poner una cara sorprendida.

 

─¿Megumi?

 

─Te quiero, Hime...

 

─Ah...

 

Te quiero...

 

Hime tragó saliva, le miró con una mezcla de alegría y confusión que no podía evitar. ─Pero tú quieres a...

 

─Y también a ti.

 

La princesa no sabía exactamente qué pensar... Y al final decidió no hacerlo, después de todo, Megumi actuaba a como se lo decía su corazón. Sonrió. ─Creo que también te quiero así...

 

Y se dieron un beso más, otro y varios hasta que decidieron dormir.

 

Al día siguiente, Hime se despidió de todos sus amigos. Tenía en la mano el lirio que Megumi le regaló y en su corazón la promesa de volverse a ver.

Chapter 24: Día 25 AGUA (Mana x Regina)

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Día 25. AGUA

 

 

 

Lidiar con su caprichosa princesa no era complicado cuando uno la conocía bien. Su caprichosa personalidad era uno de sus encantos y Mana lo comprendía y la amaba tal cuál, porque Regina no tenía malicia. Era pícara, era egoísta en una medida que rayaba entre lo malcriado y lo saludable. Sus ojos y su corazón claros como el agua le daban a saber a Mana lo Regina que quería en cada ocasión.

 

Y esa ocasión Regina quería pasear cerca del río que corría a las orillas de la ciudad. Mana tenía buenas razones para consentirle la salida, había sacado buenas calificaciones en el primer trimestre de su primer año de preparatoria, se portaba relativamente bien y, pese a su brusca actitud, ya se había hecho de buenos amigos en su grupo.

 

Caminaba con Regina colgando de su brazo.

 

─¡Mana, podríamos hacer una barbacoa aquí! ─exclamó la rubia con una sonrisa enorme mientras miraba el amplio espacio junto al río.

 

─Es un buen sitio, pero no se puede, mira ─la mayor señaló un letrero que claramente prohibía pescar, acampar o hacer barbacoas.

 

Regina frunció el ceño. ─¡No es justo!

 

Mana soltó una risa mientras liberaba su brazo y la abrazaba por los hombros. ─Hay lugares para eso. ¿O no te gustó el sitio al que nos llevó Alice la vez pasada? ─la apretujó un poco, Regina se dejó.

 

─¡Sí, me gustó! ─respondió con una sonrisa amplia.

 

─Además, ésta zona puede ser peligrosa, en época de lluvia suben las aguas y es peligroso si alguien viene a acampar y no nota que viene una corriente de metro y medio de agua ─continuó, claro que conocía bien el sitio.

 

─Te traje aquí porque quería que nos divirtiéramos ─dijo con un refunfuño.

 

Mana rió de nuevo. Esos gestos, esos lindos gestos, claros como el agua, eran su debilidad. Y hablando de agua...

 

─Sí hay algo que podemos hacer.

 

─¿Y qué vamos a hacer?

 

Y por respuesta, Mana la soltó para dejar sus cosas sobre una roca, quitarse el calzado y las calcetas y entrar al agua, que en ese momento le cubría los tobillos.

 

Regina sonrió de manera amplia, con su mirada brillante por la emoción cual niña pequeña. Ese gesto siempre multiplicaba la alegría de Mana. A pesar del tiempo, Regina seguía teniendo ese inocente entusiasmo. La princesa de inmediato imitó sus movimientos y entró al río con un salto, salpicando.

 

─No se siente tan fría ─comentó Regina con una sonrisa, salpicó con sus pies y mojó a Mana.

 

Mana rió fuerte y la salpicó también. Ambas comenzaron a jugar en el agua como un par de niñas. A opinión del resto de equipo, Mana también conservaba una vena infantil.

 

Como para confirmarle a Regina que lo que hacían estaba bien, unos niños llegaron a la zona con su perro y jugaron con ellos, una madre llevó a sus pequeños que apenas caminaban, a caminar, y en poco tiempo había al menos una docena de personas en el área. Eso puso feliz a Regina, que ya había aprendido que entre más personas, la diversión era más grande.

 

Un par de horas después quedaron solas de nuevo y se prepararon para ir a casa. Luego de tanto jugar, el hambre fue más fuerte y la caprichosa princesa no peleó cuando Mana indicó que era momento de volver.

 

Iban de la mano, con el sol en la espalda y una sonrisa en sus bocas. Regina en ese momento frunció el ceño.

 

─¿Vas a estar ocupada con tus exámenes, verdad?

 

─Un poco, sí ─respondió Mana con una sonrisa.

 

─¿Cuándo podremos volver a venir? ─preguntó, no muy contenta con la idea de que Mana estuviera cada vez más ocupada.

 

─Hey, Regina, mira.

 

Regina giró su rostro y fue recibida por un dulce beso en sus labios. La rubia abrió más los ojos y se sonrojó. Pese a su actitud atrevida, esos amorosos gestos siempre la tomaban por sorpresa. Enrojeció cual tomate y se le abrazó.

 

─estaré ocupada estudiando, pero te prometo que siempre tendré tiempo para ti ─besó su cabeza─. Te quiero.

 

─Y yo a ti...

 

Sin despegarse, siguieron su camino a casa.

Chapter 25: Día 26 PLATA (Yuri x Momoka)

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Día 26. PLATA

 

 

 

Mirar la Luna era como verla a ella. Pálida pero hermosa, fría pero cómoda, una belleza del color de la plata que nunca fallaba en hacerla suspirar. Momoka justo suspiraba. Yuri no debía tardar en pasar a recogerla, quedaron en verse apenas Momoka terminara su sesión fotográfica. Yuri le dijo que le enviara mensaje.

 

La universidad de Yuri estaba a minutos de ahí. No estudiaban en el mismo sitio, por cierto, la modelo optó por la educación en línea porque su agenda estaba tan apretada que no cabía ni un clavo. Su contado tiempo libre lo repartía entre su familia y su novia y...

 

¡Justo ahí estaba su novia! Sonrió con amplitud. ─¡Yuri!

 

Yuri llegaba de la biblioteca de su universidad, daba igual que fueran cerca de las seis de la tarde y que por la estación ya una parte del cielo luciera unas estrellas y la luna llena en lo alto. Ahora que estaba en paz consigo misma y que su madre también había dado un paso adelante (aceptando en su corazón que su esposo no iba a volver) ambas podían salir más, buscar más.

 

La futura botánica y protegida de la profesora Hanasaki, estudiaba con gusto y con una sonrisa que al menos se podía distinguir. Todos a su alrededor lo notaban, Momoka amaba esa sonrisa constante, por cierto.

 

Su encuentro fue tan ruidoso como Momoka quiso, se colgó de su cuello apenas quedaron cara a cara. Besó sus labios sin aviso. Yuri se sonrojó intensamente, pero no se la quitó de encima y tampoco rechazó el beso. La sujetó por la cintura para que ninguna de las dos cayera.

 

─Vamos a comer algo ─dijo Yuri apenas tomaron algo más de distancia. Lucía de hermosa manera esa cara tímida y ese sonrojo que trataba y fallaba en ocultar. Suspiró, Momoka siempre le movía el piso.

 

─Por favor, muero de hambre, estuve trabajando desde mediodía, apenas si comí algo ─contó Momoka pero no por ello dejaba de sonreír.

 

─Conozco un local de okonomiyaki cerca del campus, es muy popular entre los alumnos, te gustará ─respondió Yuri con un gesto suave mientras la animaba a caminar de la mano, estaban a diez minutos solamente y caminar le vendría bien a Momoka. Conocía su trabajo y necesitaba estirarse un poco.

 

─¡Me encanta la idea, vamos! ─y la pícara prefirió colgarse de su brazo, Yuri la dejó.

 

Treinta minutos después, Momoka ya estaba comiendo y ponía un gesto de encanto. No le sorprendía que nadie se le acercara a pedir autógrafos porque Yuri estaba ahí, una o dos miradas de ella solía bastar para espantar a los paparazzi y amedrentar a los indeseados. Imposible no sentirse segura a su lado.

 

Por su lado, Yuri estaba contenta de ver a Momoka contenta. No se veían muy seguido por culpa de sus propios deberes y trabajos, pero ellas sabían a lo que tiraban cuando decidieron aceptar lo que sentían por la otra, así estaban bien, al menos hasta que llegara el momento de avanzar y... Ya era momento.

 

─Oye, Momoka ─murmuró Yuri mientras limpiaba con un pañuelo la mejilla de su novia.

 

─¿Hmm? ─la modelo pasó su bocado. Era el segundo okonomiyaki que comía y la verdad le importaba comino y medio eso de las dietas que las modelos debían seguir, con hacer ejercicio estaba bien.

 

─A finales de año dejaré los dormitorios de la universidad, pensaba buscar un sitio nuevo y ─se aclaró la garganta, miró ligeramente a un lado mientras se acomodaba los lentes. Momoka le ponía toda su atención, eso la hizo enrojecer─... Vi un apartamento a poca distancia de aquí y... Sé que tu agencia de modelos está cerca y... Pensé que...

 

A Momoka se le aceleró el corazón no solamente por lo que sabía que Yuri estaba por pedirle, lo que le pegó en serio fue ver ese gesto avergonzado mientras la luz plateada de la Luna llena le iluminaba desde la espalda. Verla sonrojada y con semejante fondo la hizo perder el piso.

 

Ni siquiera la dejó terminar de hablar. ─¡Acepto, vivamos juntas!

 

Yuri frunció el ceño, se puso roja hasta las orejas y se recargó en el hombro de Momoka. Sólo asintió.

Chapter 26: Día 27 HISTÓRICO - UNIVERSO ALTERNO (Hime x Iona)

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Día 27. HISTÓRICO ─ UNIVERSO ALTERNO

 

 

 

La carroza iba entre los oscuros caminos rurales, tenían que llegar Kanazawa para el amanecer y estar a tiempo para la reunión que había organizado el amigo de su padre. Hime, como hija única, podía asistir en lugar de su padre y de paso aprender a hacer buenos lazos con los socios de negocios. Y su madre le dijo que, de paso, podría conocer jóvenes y quizá alguno fuese el adecuado para un matrimonio.

 

Hime quería un buen esposo como toda chica de familia, si de paso era guapo y elegante no podría negarse, y si sabía cabalgar y manejar el arco, definitivamente diría un sí. Además, ¿quién no querría casarse con la hija de un prominente comerciante de telas? Hime conocía las reglas del juego y estaba dispuesta a jugar con ellas y a tomar lo mejor.

 

¿Y el amor? Ese espacio ya lo tenía cubierto.

 

Su guardiana y dama de compañía estaba sentada frente a ella, parecía dormitar, pero en realidad estaba concentrada y Hime lo sabía, por eso no interrumpía su vigilia. Ya casi era hora de dormir.

 

─Buenas noches, Iona ─se abstuvo de recostarse a su lado, en serio no quería interrumpirla.

 

─Buenas noches, Hime-sama ─respondió la dama sin abrir los ojos, pero sí sonrió de manera suave─. Yo me encargaré de su seguridad.

 

─Ya te dije que cuando estemos a solas puedes hablarme normal ─se quejó.

 

Iona sonrió un poco más y al fin fijó la mirada en su protegida. ─De acuerdo ─se aclaró la garganta─. Descansa, Hime, yo estaré atenta, estos caminos son muy solitarios y los pobladores nos avisaron que hay muchos ladrones.

 

─Por eso mismo venimos en una carroza simple y sin toda la escolta que mi padre quería ─comentó Hime con una sonrisa─. Contigo me basta para estar a salvo ─y con veloz y juguetón movimiento se sentó a su lado y se le recargó amorosamente. Sonrió al ver a su seria guardiana sonrojarse apenas, no muy notorio por la propia oscuridad de la noche y la poca luz que las iluminaba desde fuera.

 

─Te protegeré con mi vida de ser necesario ─dijo Iona, tratando de mantener su seriedad, pero no podía cuando la atacaba el aroma floral de su protegida. Suspiró y se rindió más pronto que tarde─. Pero si doy mi vida no podré estar contigo, así que siempre ganaré.

 

Las palabras de Iona lograron sonrojar a Hime, que se abrazó más fuerte a ella en respuesta.

 

─Gana, ¿de acuerdo? No me dejes ─murmuró contra el pecho de su guardiana.

 

Pero su íntimo momento se vio interrumpido cuando la carroza se detuvo de manera abrupta. No cayeron porque Iona se afianzó bien al asiento.

 

─No salgas ─fue la seria indicación de la guardiana, empuñó su naginata y salió de la carroza. Un par de ladronzuelos a caballo, armados con dagas baratas, arco y flecha hirieron el brazo de su conductor. Frunció el ceño. Tomó un respiro mientras los sujetos se reían. Uno de ellos tenía una lámpara de aceite y descubrió que sólo estaban ellas dos.

 

─¡Esto será fácil, amigo! ─exclamó el que tenía el arco y se alistó para apuntar a las mujeres─. Si se portan bien, no les haremos daño.

 

Y por toda respuesta, Iona atacó con un movimiento tan veloz, que ninguno de los dos ladrones supo lo que pasaba hasta que la guardiana rebanó el arco, las riendas de los caballos e hizo una cortada al que sostenía la lámpara. Con un movimiento más agresivo asustó a los caballos de los bandidos y estos salieron corriendo. Ambos sujetos cayeron de espaldas al suelo mientras la guardiana les apuntaba con su naginata.

 

Mientras Iona mantenía a los bandidos a raya, Hime revisaba que su trabajador estuviera bien, afortunadamente no era tan grave y Iona sabía tratar esas heridas.

 

─O se largan o les corto las piernas ─amenazó ferozmente la guardiana.

 

El par de bandidos echaron a correr y con eso podían dar por terminado tan infortunado incidente. Mandaron al hombre al interior de la carroza y fue Iona la que dirigió la carroza... Con Hime a un lado, claro.

 

─Ganaste ─dijo Hime con una sonrisa y besó la mejilla de Iona.

 

La guardiana sólo se sonrojó.

Chapter 27: Día 28 MANOS (Nagisa x Honoka)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Día 28. MANOS

 

 

 

Tal vez eran esas miradas que decían todo y nada o sus sonrisas que nacían por la simple razón de estar juntas, también podría ser la forma en que sus personalidades tan opuestas se complementaban al punto de haber crecido y madurado juntas sin que sus esencias cambiaran.

 

Quizá la manera en que Nagisa le recordaba a Honoka que cosas malas podrían pasar si no tenían cuidado.

 

Quizá la manera en que Honoka le mostraba a Nagisa que aventurarse estaba bien porque siempre podían descubrir algo nuevo.

 

Quizá la manera en que Nagisa se arrojaba pese al miedo cuando la situación era grave.

 

Quizá la manera en que Honoka tomaba las cosas con calma para encontrar respuestas.

 

Quizá el instinto de ambas de buscarse la una a la otra cuando querían hacer todo y cuando hacían nada. Quizá los ojos de un dorado atardecer de Nagisa, quizá los ojos de medianoche de Honoka.

 

Y fueron sus ojos los que se toparon como cada tarde que ambas terminaban con su trabajo del día, con sus responsabilidades del día a día. Nagisa regresaba de su entrenamiento con el equipo de atletismo, Honoka recién pisaba puerta luego de un largo día en el laboratorio. Y antes de un beso, eran sus manos las que se buscaban y se encontraban en un gentil y amoroso toque y con sus dedos enredados.

 

Quizá eran sus manos las que se hablaban con amor antes de sus bocas.

 

─Llegaste pronto, quería cocinar algo para ti ─dijo Nagisa con una sonrisa, podía cocinar dos o tres cosas sin quemar nada ni enfermar a nadie.

 

─Podemos cocinar juntar ─respondió Honoka sin soltar las manos de su prometida.

 

─No me dejas sorprenderte ─se quejó Nagisa y le ayudó a quitarse la chaqueta mientras Honoka dejaba su bolso y se quitaba el calzado.

 

─El viernes tengo junta, llegaré tarde, ¿es suficiente tiempo para que prepares algo?

 

Nagisa sonrió. ─Sí, ese día llegaré temprano.

 

Se dieron un beso más y Honoka fue a refrescarse mientras Nagisa sacaba los ingredientes para su cena. Quizá era el hacer todo juntas, quizá era el besarse cada tanto mientras bromeaban, quizá era escuchar lo que pasaban en su día a día.

 

─¿Tu compañera no se lastimó?

 

─No, por suerte no, fue una caída fea, pero no se lesionó, sólo unos raspones. De todos modos el entrenador le mandó reposo el día de hoy, espero que Hitomi esté mejor para mañana.

 

─Ahora que lo mencionas, un compañero se tiró un trozo de motor en el pie, él sí tuvo que ir a la enfermería, estará en casa hasta que la inflamación baje.

 

─Espero que mejore pronto. Y tú ten cuidado, ¿de acuerdo? Que te conozco y me sorprende que no rompieras nada últimamente.

 

─Nada que sea costoso al menos.

 

La risa de Honoka hizo fruncir el ceño de Nagisa, pero eventualmente se echó a reír junto con ella.

 

Cenaron lado a lado, se ducharon juntas y para el final del día estaban tumbadas en su sofá viendo la televisión, Honoka bien sentada en el sofá y Nagisa acomodada entre sus piernas y recostada contra el pecho ajeno. Aún en esa posición se tomaban las manos, mientras platicaban se tomaban las manos, mientras estaban en silencio se tomaban las manos.

 

Y al momento de buscar los labios de su compañera, tampoco se soltaban las manos.

 

Nagisa sintió cuando su propio corazón pidió más cercanía con Honoka, giró un poco su rostro y se encontró con el de Honoka, quien llevaba unos segundos contemplándola sin poner atención al programa. Se sonrieron y en muda señal se besaron.

 

La atleta soltó a Honoka para buscar una mejor posición, ésta quedó recostada en el sofá, Nagisa encima de ella. Sus manos se buscaron y se aferraron entre sí, sus labios se encontraron en dulces besos, sus cuerpos se pegaron el uno al otro. En la privacidad de su hogar, sobre el sofá que eligió Nagisa, ambas se quedaron labio a labio y mano a mano antes de ir a su dormitorio. Durmieron una al lado de la otra, como cada noche, como todas las noches antes y a partir de esa.

 

Durmieron mano a mano y así amanecieron. Y tenían en planes dormir y despertar así el resto de sus días.

Notes:

¡Gracias por leer! :D