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Confeti (sobre tus mentiras)

Summary:

Wei Ying tiene un encuentro con su ex-familia luego del escándalo desarrollado años atrás, pero esta vez no está solo.

Notes:

Inspirado por los posts de Corporate Spy AU por angstymdzsthoughts en tumblr.

Chapter 1

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 

—Wei Wuxian, ¿no piensas saludarnos siquiera?—, habló una voz severa y femenina, llevando la sonrisa del mencionado muy lejos de sus labios.

Al frente suyo en la mesa redonda y cubierta de fina tela carmesí, Lan Wangji imitó su expresión.

Madam Yu miraba con ojos desbordantes de furia y disgusto, realzados con maquillaje púrpura y labial del mismo color. Detrás suya, la familia Jiang se acercaba, vestidos de manera elegante como era de esperarse en tan lujoso restaurante.

En otro tiempo, Wei Ying podría haber afirmado sentirse arrinconado. Hoy, con su esposo brindándole silencioso apoyo, sentía que miraba a los Jiang desde un alzado trono.

Después de todo, él había tenido razón al final, luego de que aquella familia optara por calificar de falaces sus palabras y darle la espalda cuando más lo necesitaba. Sorprendentemente, fueron los Lan quienes lo ayudaron a levantarse, a reconstruir todo lo que se había derrumbado en su interior, a pesar de sólo haber estudiado en los Recesos de la Nube por medio año y haber sido una completa molestia en ese corto lapso de tiempo.

Fue Lan Wangji el primero que le dio la mano. Lo encontró en la calle, tan solo dos días después de que la noticia que Industrias Jiang lo había desheredado se hiciera pública. El tío- Jiang Fengmian le había dedicado una mirada decepcionada incluso cuando Wei Ying había gritado esa mañana que él solo había ayudado a personas inocentes de una rama lejana de los Wen y no tenía nada que ver con Wen Ruohan y la Ciudad Sin Noche, Jiang Wanyin lo observaba tan disgustado como su madre, y Jiang Yanli lloraba como si todo lo que Wei Wuxian hubiera afirmado no fueran nada más que mentiras. Todo aquello mientras lo sacaban a la calle a la fuerza en pleno aguacero.

—Eres desvergonzado, incorregible, y estoy seguro de que podrías corromper a todos mis estudiantes si así lo desearas,— recuerda decir a Lan Qiren, pasando su mano por su eterna barba con una humeante taza de té en fina porcelana en su delante. —Pero has probado ante todos ser un buen chico. No creo que hayas hecho lo que dicen, es ilógico para cualquier persona que haya tratado contigo. Eres bienvenido a quedarte aquí el tiempo que necesites.

En poco tiempo, se demostró que la rama Dafan Wen era inocente de cualquier práctica que Qishan Wen haya realizado. Ambos se dedicaban a la medicina, pero Wen Qing había logrado reunir junto a Wei Ying evidencia más que suficiente que probaba el desligue de su pequeña familia de la rama principal de los Wen, dejando que Wen Ruohan se hundiera junto con sus hijos y su horroroso clan de enfermos.

Por su parte, Lan Wangji, quien lo apoyó durante todo ese tiempo y con quien había compartido tantas conversaciones íntimas, lo besó al final del juicio decisivo que declaró la inocencia de Dafan Wen, justo después de entrar al auto y escapar de la prensa y sus infinitas cámaras.

Poco después, se casaron. Tuvieron la bendición de Lan Xichen, Lan Qiren, Wen Qing, Wen Ning, la abuela Wen, el Cuarto tío, y tantas personas más que Wei Ying ya no las podía contar. Sin embargo, no hubo ninguna noticia de los Jiang.

Hasta ahora.

La señora de pie frente a su mesa volvió a abrir el hocico. —Maldito-

San-Niang, cuida tus palabras,— interrumpió Jiang Fengmian. Wei Wuxian tuvo el impulso de reírse en su cara; si tan solo lo hubiera defendido de esa manera cuando la prensa lo tiró al piso-

Una mano sobre la suya por debajo de la mesa y ojos dorados mirándolo con adoración lo devolvieron a la realidad.

Su Lan Zhan, a quien no podrían quitarle nunca.

Quien ahora se levanta y enfrenta la situación con ojos de hierro, tan diferente a la que le dedica a su esposo.

—Jiang Yanli, Jiang Wanyin, Señor Jiang, Madam Yu. ¿Qué se les ofrece?—, Lan Wangji, bendito sea, pregunta, de pie al lado del asiento de Wei Ying.

—Mn,— es lo único que logra agregar, asintiendo con su cabeza a modo de saludo, formal y sobrio. Mentalmente nota cómo han cambiado los papeles, puesto que es su esposo quien está hablando más que el mismo Wei Wuxian.

Madam Yu, entonces, entorna los ojos aún más y dice, ignorando por completo al Segundo Jade de Lan: —¿Qué no piensas levantarte para saludar? Eres un desagradecido, después de todo lo que hemos hecho por ti y ni siquiera te dignas en realizar una simple formalidad.

Detrás de ella, Jiang Yanli y Jiang Wanyin se notan incómodos con la situación. Jiang Fengmian se limita a colocar una mano sobre el hombro de su esposa y dedicarle a su ex-hijo adoptivo una mirada inquisitiva.

Lan Zhan está a punto de intervenir, pero Wei Ying hace un gesto para detenerlo. —Está bien, A-Zhan.

Tal vez los ojos de Jiang Wanyin hayan oscilado incrédulos entre Lan Wangji y Wei Wuxian y reparando en los anillos en sus dedos. A su lado, Jiang Yanli parece sorprendida y triste, como si lamentara de alguna manera perderse un evento tan importante.

—He saludado con la cordialidad esperada,— empieza Wei Ying con la frente en alto. No tiene miedo esta vez. —En segundo lugar, no pedí que me recogieran de ese orfanato ni que me maltrataran y chantajearan por casi veinte años hasta que se aburrieran de mí. Aún recuerdo la vez en que me amenazó con botarme de la casa en cuanto debiera cumplir la mayoría de edad, Yu Ziyuan,— escupió su nombre con veneno. —Nadie hizo nada. No hay nada qué agradecer.

Lan Wangji repasó el cuello de su esposo con una mano hasta llegar a su hombro.

—¡Tú, bastardo-!

—A-Ying,— la interrumpe Jiang Fengmian antes de que Madam Yu pueda decir otra tontería más. —Por favor, sabemos que nos hemos equivocado y debimos confiar en ti desde el principio. Te vimos aquí y... venimos a ofrecer unas disculpas y saber cómo estabas.

—Estoy bien,— afirmó cortante, posando una mano sobre la de Lan Zhan y otra en su vientre, cubierto por la mesa. —Con respecto a las disculpas, yo mismo me acercaré cuando tenga la respuesta.

Luego, todos quedan callados, expectantes. El único ruido que logra escucharse es el del bullicio del restaurante. Wei Ying aprieta la mano de su esposo, tratando de ocultar la manera en la que está temblando sin control.

Cuando Yanli comienza a hablar, Wei Ying no puede evitar la forma en que sus ojos se suavizan al oírla. —A-Xian-

—Si nos disculpan,— se fuerza a cortarla. Wei Ying no puede escuchar otra palabra más de lo que tengan que decir esas personas.

Pegado a Jiang Yanli, Jiang Wanyin frunce el ceño. —¡Oye, Wei Wuxian-!

—Pueden irse ya.

Como si hubiera estado esperando su turno, Madam Yu aprieta los puños y vuelve a recalcar su falta de modales. —¿Cómo te atreves a botarnos de aquí? ¡Nos iremos cuando queramos, maldito mocoso!—, insulta, a pesar de que Wei Ying ya tiene 27 años.

A estas alturas, no cree que ninguno de los Jiang esté completamente seguro de la razón por la que vinieron. ¿Pedirle perdón? ¿Insultarlo? ¿Avergonzarlo frente a su esposo?

Tampoco le importa. Solo quiere que se larguen.

—Y sin ninguna formalidad, sigo observando además.— Wei Wuxian aprecia el apoyo de Lan Wangji, pero no puede parar de cuestionarse por qué él es capaz de defenderlo frente a Madam Yu mientras que su ex-familia no puede. —Bien, quédate con tus estupideces.

Aunque parece haber terminado de ladrar, la mujer continúa plantada en su sitio al igual que los demás miembros de Industrias Jiang.

—Ah, ¿dónde están mis modales?—, pregunta Wei Ying con sarcasmo, mirando a cada uno de pies a cabeza. Se gira hacia su esposo y hace un breve pedido. —A-Zhan, por favor.

—Mn.

Lan Wangji toma la mano de Wei Wuxian a la par que sostiene su espalda curvada al momento de levantarse de la silla. Entornando los ojos delante de las miradas atónitas de los Jiang y su esposo rodeando su cintura con una posesiva palma estirada sobre su vientre, Wei Ying se siente más poderoso que nunca.

—Tío Jiang, por favor,— recuerda suplicar en algún momento de su vida, cuando contrajo algún mal estomacal de causas desconocidas apenas habiendo cumplido los 15. —¡No estoy embarazado!—, gritó esa vez, con las mejillas rojas de vergüenza.

—A-Xian, sé que no planeaste esto, pero estoy seguro de que podemos ayudarte,— recuerda decir al otro, y no quería ni imaginarse a qué clase de ayuda se estaba refiriendo, aún cuando era virgen y no estaba esperando ningún hijo en ese entonces.

Hoy, coloca una mano sobre la de su esposo en su barriga hinchada, muestra de su avanzado estado de gestación.

Los Jiang no habían creído en él nunca, así que pensó que tal vez con un poco de realidad lo dejarán en paz.

Jiang Yanli, cubriendo su boca y con los ojos humedecidos, fue la primera en hablar. —Discúlpanos, A-Xian. Nosotros- Nosotros somos tu familia y-

—Con todo respeto, señorita Jiang,— no tarda en responder. La expresión de la joven se derrumbó al escucharlo hablar. —Mi familia son los Lan y los Wen, no ustedes.

—A-Xian,— interrumpe Jiang Fengmian. —¿Cuántos meses...?

—Siete.— Mira de soslayo a su esposo, en busca de fuerzas para continuar. —Ahora, les pido encarecidamente que se larguen.

Jiang Wanyin lo está mirando con algo que se asemeja al resentimiento y, poco a poco, Wei Wuxian aprende a ignorarlo.

No van a cambiar nunca, se da cuenta. Sus manos ya no tiemblan y se pregunta cómo pudo soportar que lo trataran de ese modo durante tanto tiempo.

Madam Yu es quien retrocede primero, tan rápido como llegó, murmurando algo sobre él acostándose con el primer sujeto que encontró y jugando a ser rico con las ropas que trae puestas.

Ya no le importa nada de lo que opine, no cuando Lan Zhan le dijo al verlo que lucía hermoso para después besarlo dulcemente en los labios, no cuando los Wen lo llamaron esta mañana para felicitarlo por su aniversario junto a Lan Wangji y preguntarle de qué tema quería que fuese su Baby Shower, no cuando Xichen-Ge y Lan Qiren lo habían ayudado tanto al comienzo de su embarazo mientras su esposo se hallaba lejos por trabajo, y definitivamente no cuando podía sentir la manera en la que su hijo pateaba en el interior de su vientre.

¿En dónde carajos estaban los Jiang?

Jiang Fengmian fue tras su esposa, dedicándole una triste sonrisa a Wei Wuxian. Jiang Yanli tuvo un gesto parecido mientras se secaba las lágrimas y Jiang Wanyin lo miró con odio apenas contenido, siguiendo de igual manera a la procesión trágica que representaba su familia.

Cuando ya no quedaba nadie a la vista, Wei Ying se permitió derretirse en los brazos del Segundo Jade de Lan, hundiendo el rostro en la ranura de su cuello y abrazándolo cariñosamente. Tenía derecho de hacer lo que quisiese, ¡había pasado por un momento traumático!

—Ah, Lan Zhan, estas son las cosas con las que tu pobre esposo debe lidiar~,— se lamentó, picoteando la piel de Lan Wangji.

—Mn, se lo compensaré más tarde a Wei Ying,— anunció, apretando uno de los globos que conformaban el trasero del mencionado, ganándose algunas miradas escandalizadas de parte de otros comensales.

—¡Segundo Maestro Lan! ¡Qué atrevido! Ah, pero por mucho que me gustaría hacerlo contigo ahora mismo, tenemos que guardar las apariencias,— dice, como si no hubieran actuado desvergonzados hace un momento frente a todo el restaurante. —Estamos a un paso de que nos boten de aquí de una sola patada, Er-Gege, y A-Yuan sigue teniendo hambre,— afirma sonriente, palmeando su estómago curvado sobre la tela de su suéter.

La mirada de su esposo se suaviza todavía más, bajando los ojos hasta donde está el bebé. —¿Qué desea comer A-Yuan?

—Chili.

—Wei Ying, no.

 

Notes:

¿Continuará? xd

Solo quería ver a Wei Ying todo digno y emperrado restregando su felicidad en la cara de los Jiangs (aunque la verdad no tengo nada en contra de ellos, perdóname shijie(?)

Ya está la traducción al inglés c:

Chapter 2

Notes:

Gracias por todo el apoyo<3.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Las lágrimas deciden seguir brotando de los ojos de Yanli un poco después de su encuentro con su... ¿hermano? ¿ex-hermano? ¿conocido?

Se avergüenza. Se avergüenza de que, luego de todo lo que pasaron juntos, ella ya no sepa cómo referirse a él, como si nunca se hubiesen relacionado en un principio.

—Ya basta, A-Li,— le dice su madre, y Jiang Yanli puede jurar que tan solo su mirada le quema. —¿Quién te enseñó a llorar de esa manera por tarados como Wei Wuxian?

Casi prefería haberse quedado dentro del restaurante, cenando sola o soportando la mirada fría de...

—Ziyuan, por favor. A-Li está muy dolida en estos momentos, dale un poco de tiempo para componerse,— habla Jiang Fengmian, abriendo las puertas del coche para su hija y su esposa. Hace rato que Jiang Cheng se había adelantado a trompicones en salir del restaurante, y lo único que su hermana había visto al dar un paso al exterior fue a él azotando las puertas del auto, por lo que halló el rostro marcado por la furia de su hermano al entrar.

—¡Ella no debería estar dolida, para empezar!—, Yu Ziyuan refuta, como era de esperarse. —Nunca debiste traer a esa peste al Muelle del Loto, mira todo lo que ha causado. Atento a las consecuencias, querido esposo.

Era un verdadero milagro que la relación entre sus padres haya durado tanto tiempo a pesar de que su matrimonio haya sido arreglado. Hoy en día, muy pocas parejas seguían costumbres tan pasadas de moda, y la razón era la que Yanli veía frente a sus ojos en la actualidad.

No funcionaban.

Y el precio lo pagó Wei Wuxian, un niño que no tenía nada que ver con los Jiang salvo que su padre había sido un viejo conocido de Fengmian.

Jiang Yanli miró a su hermano, cegado por el odio; a su padre, débil ante las amenazas de su esposa; a su madre, celosa e inconsciente de lo que pasaba a su alrededor; y a ella misma, incapaz de defender a aquel pequeño que siempre acudía a ella por ayuda.

De repente, sintió el impulso de tirar de sus cabellos y gritar.

—¡Cállense!, escuchó a su madre decir, observando algo fuera de la ventana. Yanli miró el reloj del auto y no se sorprendió al saber que ella había permanecido absorta en sus pensamientos por una cantidad de tiempo increíble y que sus padres habían estado discutiendo por más de media hora.

A su lado, Jiang Cheng parecía agitado, así que tal vez se había metido a la discusión en algún momento sin que su hermana se lo notara.

—Está saliendo,— afirmó su madre mientras miraba a Lan Wangji sostener la puerta para que Wei Ying pudiera salir con tranquilidad.

Yanli estaba a un paso de salir del auto (que, afortunadamente, había sido comprado después del problema con Wei Wuxian y este no podría reconocerlo) e irse caminando hacia donde las calles la llevaran.

—Todo un caballero ¿eh?—, bromeó el hombre más bajo, depositando un pequeño beso en la mejilla de Lan Wangji, provocando que la punta de sus orejas se tiñeran de rubor.

—Mocoso estúpido, ni siquiera guarda ningún respeto por el imbécil de su marido-

Seguidamente, Wei Ying hizo un ademán de tomar el brazo de su acompañante para caminar juntos, pero algo frente a ellos lo forzó a detenerse.

¡Qing-jie!—, lo oyó exclamar, y el corazón de Yanli se detuvo.

¿Quién...?

(¿Quién había obtenido el derecho de ser llamada así por él?)

Una mujer de cabellos castaños, tan seria como atractiva, se encuentra de pie al lado del auto que está a tan solo una posición de donde están. Su expresión se transforma en una breve sonrisa al ver a Wei Wuxian anadeando lo más rápido que su barriga se lo permite hacia ella, una mano en su espalda y la otra protegiendo a su pequeño.

(Su pequeño, porque Wei Ying estaba rehaciendo su vida después de todo lo que ellos le habían quitado.)

—Wei Ying, cuidado-.— Los Jiang se habían ganado boletos de primera fila para ver cómo el famoso semblante helado del Segundo Jade de Lan se deformaba en una mirada preocupada mientras alcanzaba a su esposo.

La mujer, 'Qing-jie', caminó hacia donde Lan Wangji había logrado detener a Wei Wuxian y golpeó con suavidad su frente con un movimiento de su dedo índice y pulgar. —Creí haberte advertido sobre exigirte demasiado.

Wei Ying sobó la zona afectada frenéticamente, como si realmente le hubiera dolido. Jiang Yanli se hallaba entre la risa y el llanto mientras Jiang Cheng rechinaba los dientes a su lado en el asiento trasero del auto.

—J-joven maestro Wei, lo que mi hermana dice es c-correcto. No debería haber corrido hacia aquí,— habló un hombre de hombros encorvados al costado de la mujer.

—Ah, veo que invitó a todo el circo-

San-niang.

Los ojos de Wei Ying se iluminaron al instante, lanzándose con los brazos abiertos a intentar abrazar al hombre a pesar de tener semejante bulto separándolos. —¡Ning! Ya te he dicho que no me llames así,- le repitió con un puchero.

—D-disculpe, joven maes- Wei Ying,— tartamudeó 'A-Ning' mientras le devolvía el abrazo al mencionado. Detrás de ellos estaba Lan Wangji con su habitual rostro inexpresivo devuelta, con la única diferencia de que ahora parecía haber perdido al menos veinte años de su vida cuando Wei Wuxian comenzó a correr.

Era extraño ver cómo otras personas se encargaban de preocuparse de su hermano a parte de...

Yanli ni siquiera podía decir quién había velado por la seguridad de Wei Ying antes, y ella no podía contar debido a la mediocridad con la que había llevado a cabo ese trabajo.

—¿Y qué hacen aquí?—, preguntó Wei Ying una vez que el alboroto causado por él se había disipado. —No es que no me alegre de verlos, ¡siempre me alegra verlos! Perdón si me entendieron mal, es solo que no esperé verlos fuera del restaurante al que Lan Zhan me llevó por nuestro aniversario y-

—A-Xian,— lo cortó la joven antes de que siguiera divagando. Yanli ignoró el terrible sentimiento instalado en su corazón en cuanto oyó el apodo cariñoso. —Vine porque Wangji me envió un mensaje. Traje a A-Ning conmigo porque parecía algo importante aunque luego haya escrito lo contrario.

—¿Quién lo diría? El Segundo Jade de Lan, un cobarde.

La hermana de Jiang Cheng notó cómo este enrojecía y sus cejas trataban de unirse, y temió por lo que pudiera hacer. Tomó su mano entre las suyas, pero aquello no pareció funcionar en lo absoluto.

—Entré en pánico,— dice Lan Wangji luego de que su esposo se girara a mirarlo con sus dos ojos plateados redondos sobre su cara, una sonrisa divertida jugando con sus labios.

—Aha, Lan Zhan-

—¡Wei Wuxian!

Jiang Wanyin había salido del auto, abandonado el apoyo de Yanli y dejando la calidez de su agarre, el que ella había esperado fuera suficiente para calmarlo, mientras se acercaba peligrosamente hacia la pequeña reunión frente a ellos.

Wei Ying volvió rápidamente a ofrecerle la misma mirada seria de antes, despojándose de cualquier rastro del afecto que sus ojos le regalaban a las personas con las que había estado conversando con tanta amenidad. La castaña se movió más cerca de Wei Wuxian y su acompañante la imitó.

¿Cómo habían llegado a este punto?

—¿Acaso has olvidado a dónde pertences? A-niang tiene razón, por lo que veo. Si no regresas con nosotros, entonces nos debes muchos años de trabajo en la empresa,— escupe, y Yanli se da cuenta de que su hermano se parece en demasía a su madre, mucho más de lo que ella podía ser capaz de controlar. Aún así, abre la puerta del auto y baja, con el único objetivo de evitar que pase algo mucho peor que lo anterior.

—Yo no les debo absolutamente nada-

—¿Qué hay de los años que ocupaste nuestra casa? ¿En los cuales usaste nuestro dinero? ¿En los cuales te sentaste con nosotros a la mesa como si fueramos iguales?—, lo interrumpe Jiang Cheng, inclinando tanto su cuerpo hacia Wei Wuxian que su esposo había tenido que dar un paso e interponerse entre los dos.

¡Jiang Wanyin! Por favor, ¿siquiera te estás escuchando?—, su hermana habla en cuanto encuentra la fuerza necesaria para hacerlo, ajustando su agarre en las ropas del mencionado. —En verdad lo siento, A-Xian-

Nada. Te recogieron de la calle y ¿es así como agradeces? ¿No íbamos a rivalizar a los Jades Gemelos de Lan? ¡Bonita forma de cumplir tus promesas!—, siguió el hombre, como si su hermana nunca hubiese hablado en primer lugar.

—¡Jiang Cheng!

—¿Estás tratando de chantajearme? ¿Cómo demonios piensas que voy a cumplir alguna promesa si es que me devuelven a la calle a la primera oportunidad que ven? Idiota,— insulta Wei Wuxian. El odio entre ellos dos es casi palpable en el aire, y Yanli está segura de que cualquier pedazo del lazo que tal vez hayan formado años atrás ya no es recuperable.

—Solo estoy diciendo la verdad,— refuta el menor de los Jiang, ganándose una mirada oscura por parte de 'A-Ning', quien no parecía ser intimidante antes. —No es mi culpa que quieras quedar bien frente a la pandilla de ingenuos que desafortunadamente no tuvieron más remedio que lidiar contigo. ¿No recuerdas acaso las tantas veces que desaparecías en las fiestas? Atrapabas al primero que se te cruzaba y te ibas con él ¿no es cierto, maldita ramera? Y todos esos caprichos eran pagados por-

Wei Ying apretó los dientes. Yanli no se perdió la manera en que él había estado manteniendo la compostura en todo momento. —¡Yo me largaba únicamente con Nie Huaisang, no con cualquier persona! Y antes de que digas alguna otra estupidez, no, nosotros no teníamos sexo. ¿Crees que me gustaba regresar al Muelle del Loto sabiendo todas las cosas que hablaban sobre mí en ese lugar? ¿Sabiendo que yo no era bienvenido ahí? Tu madre,— dijo con desprecio, —lo dejó más que claro.

¿Cuánto daño le habían hecho?

—Tú y solo tú propiciabas todas esas cosas. Es tu culpa que todos pensaran así de ti. Qué bueno que al fin encontraste a un imbécil dispuesto a aguantarte. Seguro ya tiene experiencia con perras como tú, el muy desgraciado,— afirmó antes de dirigirse a la figura en ropas blancas al frente suyo. —Cagas aún más dinero que mi familia completa y eres incapaz de conseguir a alguien mejor, hijo de-

¡Smack!

El rostro de Jiang Wanyin fue empujado hacia un lado por la fuerza del impacto.

—¡Jiang Cheng, sabes que eso no es cierto!—, hubiera dicho Wei Ying hace mucho tiempo, cuando las cosas aún eran salvables y no se habían ido tanto a la mierda como en estos momentos.

Pero ahora, con una mirada helada y semblante estoico, su palma derecha todavía alzada y el respaldo de la gente que lo quería-

Vete. Ahora.

Wei Wuxian nunca se había visto más imponente.

Este no era aquel muchacho que fingía estar bien cada vez que Yu Ziyuan lo castigaba.

Sus hombros se mantenían firmes al igual que su agarre en el saco de Lan Wangji, mas este no denotaba miedo. El anillo en su dedo reflejaba la luz de la luna en su gema del centro, y sus uñas parecían más que listas para arrancarle los ojos a cualquiera que se atreviera a ponerle una mano encima a alguno de sus acompañantes. Su mano izquierda, más que encontrarse libre, hallaba su lugar en su vientre redondeado cubierto por un suéter ceñido pero de aspecto acogedor, revelando el nivel de comodidad que Wei Wuxian sentía con la nueva forma de su cuerpo. Su cabello, largo y brillante, estaba sujetado por un lazo blanco enredado en una trenza floja.

Él era, Yanli entendió, una persona distinta. Feliz, confiado y sin aceptar la basura de nadie.

Esta era la verdadera esencia de su hermano.

Jiang Cheng dio un paso hacia adelante y levantó un puño, solo para ser detenido por el heredero de GusuLan.

Con los ojos entornados, llenos de indignación y furia por las intenciones de su hermano, la voz de Lan Wangji retumbó. —Jiang Wanyin, le ruego que se retire si no quiere salir lastimado.

—Jiang Cheng,— apresuró Yanli. Esto iba a terminar muy mal si no lograba detenerlo ahora. El clan Jiang perdería prestigio, la prensa los seguiría a cualquier lugar esperando declaraciones, GusuLan (¡GusuLan!) podría tomar cartas en el asunto, los Jin podrían deshacer su alianza por las inconveniencias, Jin Zixuan no-

—¿Quién te crees para golpear a mi hijo?—, escuchó la voz de su madre, quien se acercaba rápidamente a la conmoción, sus tacones altos traqueteando contra la acera y una de sus manos peligrosamente alzadas. —¡Tú-!

—¿Buenas noches? Sí, quisiera reportar un incidente en...

Yu Ziyuan selló sus labios, mas no desaceleró su andar en ningún momento hasta dar con su hijo, tomándolo del cuello de su camisa y regresándolo a rastras al coche, en donde Jiang Fengmian se había quedado de piedra.

Por supuesto, mirándolo fríamente, el clan Lan tenía mucha más influencia económica que los Jiang, por lo que no era conveniente meterse en problemas innecesarios con ellos.

—A-Li,— llamó la matriarca del clan Jiang.

Qing-jie, Wen Qing, golpeó suavemente la nuca de Wei Wuxian, quien de nuevo se quejó dramáticamente, sosteniendo la zona 'afectada'. Yanli notó, mientras la castaña despegaba su celular del oído, que en ningún momento había marcado a las autoridades.

Decidió dejarlo de esa manera.

Con una última mirada hacia la escena en su delante, Jiang Yanli aguantó las lágrimas a la par que caminaba hacia el auto y escuchaba el final de su conversación.

—Pfft-

—Wei Wuxian, hazme un favor y cállate, estaba tratando de salvar tu pellejo. No quiero ser la que escuche tus lloriqueos si ese patán llegara a golpearte.

—No llegaría a hacerlo.

—¡Lan Wangji! ¡Tienes prohibido golpear gente!

—Señorita Wen, yo no hablé, aunque concuerdo con su hermano.

—¡A-Ning! ¡Quien sea! ¡Nadie va a golpear a nadie!

—Tampoco me hubiera quejado si alguno de ustedes lo hacía- ¡Ow! ¡Qing-jie!

Notes:

Si Jiang Cheng no salía del auto entonces su única aportación en todo el fanfic iba a ser ">:(", no le había dado ningún diálogo al pobre u-u.

Para la siguiente parte (porque la verdad ya no sé cuántas serán xd), el segundo encuentro con los Jiang ft. los Lan + más reacciones por parte de los Jiang ùwú)9, todo desde el punto de vista de Wei Ying (al fin).

Chapter 3

Notes:

Importante: WWX se refiere a sí mismo como Lan-Er-Furen en algún momento del capítulo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

¿Segundo Maestro Lan?

Las cejas del mencionado amenazaban con juntarse mientras trataba de concentrarse en la tinta sobre los papeles en su delante. Después de todo, transcribir estos libros era una tarea importante y Wei Wuxian solo era un chico procrastinando en mitad de su castigo.

Usando más fuerza de voluntad de la que le hubiera costado en otra ocasión, se forzó a sí mismo a centrar su mirada en su bolígrafo y no en aquellos ojos plateados desbordantes de travesura.

—¿Lan Wangji?—, continuó el otro, alargando la última vocal de su nombre e inclinándose hasta crear una sombra en los textos.

Si no lo miraba, no existía; si no lo miraba, no existía; si no lo miraba-

—¡Lan Zhan!—, exclamó, depositándose sobre la madera del escritorio, justo al lado de los papeles que su tío le había encargado, ahora imposible de ignorar.

¡Wei Wuxian existía!

Lan Wangji ni siquiera tenía que levantar la mirada para saber que en el rostro de su acompañante se había formado una gran sonrisa, jactándose de haber interrumpido su concentración, tan molesta y presuntuosa y brillante y-

En un acto de valentía, se atrevió a echarle un vistazo a la persona que le estaba haciendo la vida imposible en esos momentos, frunciendo el ceño e intentando lucir lo más imponente posible.

Wei Ying,— murmuró entre dientes, esperando que aquello (no) fuera suficiente para ahuyentar al chico de cabellos oscuros y uniforme mal puesto.

Aún así, las dos lunas en el rostro de Wei Wuxian se iluminaron como nunca antes y sus labios ahora eran parte de una sonrisa alegre. Una mirada dirigida solo para él.

¡Mn! ¡Ese es mi nombre!

Por un segundo, sus rostros se congelaron uno cerca del otro, y Lan Wangji podía sentir la respiración de Wei Wuxian en su nariz.

 

Ridículo,— afirmó, y regresó a escribir sobre los papeles, recordando que existían.

 

 

==


Sus párpados aletean al abrirse, despojándose de cualquier rastro de sueño que lo tentara a seguir durmiendo más allá de la hora que su reloj biológico le había impuesto.

5AM. La luz apenas se colaba entre las cortinas y el pequeño gran cuerpo adherido a su pecho no parecía ser molestado por aquello.

Una mata de pelo negro con una pelota de playa color durazno sobresaliendo de ella era una escena habitual ante la cual Lan Wangji despertaba cada mañana. Si no fuera por los suaves ronquidos que provenían de aquella extraña figura, entonces no la podría reconocer como su esposo.

(Mentira.)

Una mano removió con gentileza las hebras cubriendo parte del rostro de Wei Ying, revelando mejillas rellenas y labios partidos, ya desinflamados gracias a una buena noche de sueño después de los acalorados besos que habían estado compartiendo el día anterior.

Le restaban unos meses más en los que no iría a trabajar, al igual que Wei Ying. Lan Wangji los aprovecharía al máximo.

—Mmm.— Un leve movimiento por parte de su esposo llamó su atención. A estas alturas de su embarazo y con un vientre 'del tamaño de un planeta pequeño', como tan elocuentemente lo había puesto Wei Ying, le resultaba cada vez más difícil encontrar la posición ideal en la cual poder dormir con comodidad, a menudo arrastrando a Lan Wangji en sus vigilias a pesar de haberse mantenido callado con respecto a su problema.

—Wei Ying,— Lan Zhan recuerda haberlo llamado una noche, sospechando de los tantos suspiros que habían escapado de los labios del mencionado desde que se acostaron en la cama para dormir.

—Ah, Lan Zhan,— se dio cuenta Wei Ying. Sus manos frotan su estómago tanto con dulzura como cansancio y, a pesar de la penumbra a la que la habitación está sometida, Lan Wangji es capaz de observar las sombras comenzando a formarse bajo sus ojos. —Vuelve a dormir, tienes muchas cosas importantes que cumplir mañana, ¿cierto?

—Aún no he dormido,— le confesó, ganándose un pequeño «Oh» y una mirada conflictuada por parte de su esposo, quien está a punto de responderle o incluso pedirle perdón a pesar de que Lan Wangji ya le había mencionado que las gracias y las disculpas no eran necesarias entre ambos (aunque, bueno, él también lo hacía, pero Wei Ying tenía la mala costumbre de sentirse culpable por todo, y Lan Wangji no podía permitir eso). —Y no hay nada más importante que Wei Ying.

—Tonterías,— dijo Wei Wuxian, cubriéndose el rostro, seguramente colorado.

A la mañana siguiente de aquella madrugada, tuvo que llamar al trabajo para hacerles saber que había tenido una situación con su esposo y no podría asistir. No era una mentira, puesto que, en vista de que Wei Ying no podía conciliar el sueño, pasaron la noche en vela, primero cocinando la receta de una torta exótica y luego probando si lo que habían hecho era comestible hasta que Wei Ying cayó dormido en una de las sillas del balcón observando el amanecer, justo después de bailar torpemente y sin música en ese mismo lugar.

Lan Wangji sonríe y, en el presente, Wei Wuxian se acurruca en su pecho.

—Buenos días, A-Zhan,— escucha la voz amortiguada de su esposo, arrastrando las palabras debido al sueño. Una mano viaja hasta su vientre, situado entre ambos, y da una leve caricia sobre la cima de este. Observando con detenimiento, Lan Zhan nota el ligero abultamiento bajo la piel que se asemeja a...

Wei Ying está acunando la cabeza de su pequeño en su palma.

—Buenos días...— Un largo bostezo interrumpe sus saludos. —...A-Yuan.

Antes de que pueda pensarlo, sus labios se hallan a sí mismos sobre la ceja de Wei Ying, repartiendo besos desde ahí hasta llegar a su boca, mientras que la palma de Lan Wangji cubre con gentileza la de su esposo.

Los rayos del sol empiezan a colarse entre las cortinas, y la risa de Wei Ying pone en vergüenza a aquella luz.

Lan Zhan suspira contra el cabello de su esposo, y se prepara mentalmente para afrontar el pesado día que tenían por delante.

 

 

==


A sus 38 semanas de embarazo y con la llegada de su bebé a la vuelta de la esquina, Wei Wuxian ya no podía ver la punta de sus pies. Tampoco la punta de su intimidad. Tampoco podía agacharse, correr, o bajar las escaleras sin ayuda.

Lo que podía ver era cuando alguien estaba siendo deliberadamente grosero con él o con el resto.

A pesar de que shufu le había dicho que estaba bien si decidía quedarse descansando en casa, Wei Ying había insistido en su asistencia a la reunión corporativa organizada por GusuLan, alegando que su presencia podía ser de utilidad y podría también ser vista como una gran cortesía si tomaban en cuenta su estado. No era nada del otro mundo; sólo la primera parte era dedicada a una conferencia de negocios y, la segunda, consistía en un elegante banquete para 'fortalecer vínculos' con las empresas invitadas. Además, Wei Ying quería algo diferente de lo habitual, así que ¿por qué no?

Cuando visualizó a los representantes de Industrias Jiang ingresando dignamente por las puertas corredizas automáticas del salón, Wei Ying entendió a lo que Lan Qiren se refería con su propuesta. Después de todo, el clan Lan tenía que guardar las apariencias de igual manera y no podía deshacer una alianza tan antigua como la que habían mantenido con los Jiang. GusuLan no era omnipotente. La única luz de esperanza era la rápida decadencia del clan en mención, con numerosos escándalos y una veloz pérdida monetaria en los últimos meses, sumando cada vez más las excusas para romper cualquier vínculo existente entre ambas familias.

Yu Ziyuan y Jiang Wanyin se abrían paso entre los invitados, buscando a su alrededor por lo que Wei Ying deducía era un lugar para sentarse y esperar a que la conferencia diera comienzo. Desde donde estaba de pie, al lado de Lan Zhan, quien había sido arrastrado a conversar sobre negocios con una mujer del clan Nie, Wei Ying podía ver el desdén con el cual pasaban mirando a los invitados.

Rodó los ojos en cuanto captó a varias personas con el sello del clan Jin impreso en sus más que elegantes ropas. Realmente iba a ser una jornada larga, a pesar de que el evento terminaría poco después del medio día.

Con un suspiro exhausto atrapado en su garganta, Wei Ying se dispone a salvar a su esposo de la quinta conversación de la que no puede deshacerse por sí mismo. —Disculpen la interrupción, el Gran maestro Lan nos está llamando.— Y procede a tirar de su mano hasta perderse entre la gente.

La conferencia en sí resulta aburrida. Desde su sitio entre de Lan Wangji y Lan Xichen, observa con fingido interés las diapositivas en el proyector, todas llenas de información que GusuLan ya conoce pero los demás clanes no. Lo único que enciende su diversión es Xichen-Ge apuntando sutilmente al Líder Ouyang dormido y babeando sobre sus papeles; y a lo que se refería antes con reconocer actitudes groseras de parte de los demás.

—Creí que el banquete se celebraría después de la conferencia,— habla Yu Ziyuan con aparente desinterés, mas logrando que las personas alrededor de la exposición se giren para mirar a quien se está refiriendo la mujer.

Wei Wuxian, sin apuro, toma otro sorbo de agua de su vaso. Con toda honestidad, no se esperaba que le llamaran la atención por llevar una sola bebida a la reunión, y hasta le parecía una situación digna digna de risas.

Seguidamente, se toma el tiempo para acomodar su camisa y colocar un mechón de cabello detrás de su oreja para responder antes de que Lan Xichen, quien había puesto sus manos sobre la mesa y estaba a punto de abrir la boca para defenderlo, pudiera adelantarse.

—Estoy seguro que Madam Jiang entiende,— dice en un tono bajito, tímido, juntando sus manos bajo la mesa y centrando su mirar en ellas: la imagen de la inocencia, mientras la mencionada comienza a ponerse roja de ira en cuanto oye aquel título el cual Wei Ying no ignora que ella aborrece. —Desde que ella también ha experimentado un embarazo,— termina, levantando los ojos y encontrándose con algunos rostros preocupados.

Madam Yu no halla manera de responder y Wei Wuxian le dedica una mirada satisfecha cuando sus ojos se conectan. Casi puede escuchar el «¡Muchacho insolente!» de parte de ella.

Lan Qiren observa a la mujer, visiblemente intrigado por sus acciones, y Wei Ying, lejos de sentirse humillado, tiene ganas de reírse.

Y es de lo que habla con Nie Huaisang cuando (por fin) llegan a la última parte del evento.

Su amigo nunca había sido adepto a los negocios, prefiriendo el arte y las manualidades por encima de aquello e incluso poseyendo su propia tienda tanto de materiales como obras, por lo que Wei Wuxian llega a la conclusión de que la presencia del segundo heredero de la Corporación Nie en la conferencia es para su propio entretenimiento. Ni siquiera se molesta en preguntar las razones, Huaisang siempre hacía las cosas con intenciones complicadas, aunque hoy notaba su especial fijación con Mo Xuanyu del clan Jin...

—Wei-Xiong siempre ha sido muy observador,— dice, apoyando sus codos en la mesa y agitando su abanico frente a su rostro como si el ambiente estuviera más caliente que un volcán a pesar de ser mediados de otoño.

Wei Ying le dedica una sonrisa cómplice y un codazo suave. —Hmm~.

—Oh, hablando de eso,— recuerda. —Conseguí lo que me pediste. Está en el auto de Da-Ge, podemos ir a recogerlo al terminar con esta tortura.

—¿Por qué lo haces sonar como si me estuvieras vendiendo drogas?—, responde con una pregunta, tragando el pedazo de pastel en su boca y enseguida buscando otro con su cuchara. —Son solo esposas.— Se encoge de hombros. No cuestiona en dónde rayos Huaisang ha metido el objeto mencionado para lograr traerlo en el coche de nadie más ni nadie menos que su hermano.

—No voy a discutir contigo porque esta no es la cosa más complicada que ustedes dos han hecho hasta el momento,— afirma, rodando los ojos como si él hubiera pasado su vida entera como algún tipo de santo vivo. —¿Su bebé no está a punto de nacer ya?

Palmea un par de veces su estómago. —Nah, a este niño aún le falta cocinarse un poco más-

—P-perdón...— Wei Ying logra escuchar una voz tan débil y quedita que se sorprende en haberla podido captar en primer lugar.

Sus ojos lo arrastran hacia el origen, en donde dos niños en perfecta posición inclinan sus cabezas frente a una mujer de vestido púrpura, cuyos brazos están curvados en un arco sobre sus caderas, y sus ojos con la única mirada que Wei Wuxian ha conocido durante toda su vida de parte de ella: enojo.

Antes de que pueda pensarlo un poco mejor, él está caminando hasta el centro de la pequeña conmoción, y no hay nada que borre de su mente cada una de las bofetadas que le propinó alguna vez, cuando la primera y única ocasión en la que fue lo suficientemente estúpido para intentar contarle algo que le había sucedido ella se dio la vuelta y lo dejó aguantando las lágrimas, todas las veces en las que rasgaba el papel que contenía sus calificaciones hasta forzarlo a fallar-

Y Wei Wuxian sabía que Madam Yu no podía significar nada bueno para esos niños.

—Madam Yu. Jiang Wanyin,— saluda con cortesía, notando la presencia desinteresada de su hijo no muy lejos de ella. Tal vez está haciendo algo peligroso, dado el historial que ambos tienen en violentarlo la mayoría de veces en las que se lo encuentran.

Nie Huaisang coloca una mano en su hombro y Wei Wuxian sabe inmediatamente que Nie Mingjue está observando.

—Wei Wuxian,— Jiang Cheng es quien habla antes de hacer mofa de él. —Veo que esta vez te levantaste de tu asiento sin ayuda.

El mencionado lo mira por el rabillo del ojo y procede a ignorar su comentario. —¿Cuál es el problema?

—No veo necesidad de responderte,— dice Yu Ziyuan, altanera y usando un tono despectivo desde tan temprano en la conversación. —Es un asunto que no te compete.

—Oh, me compete,— le complace anunciar a Wei Ying, porque esta vez es él quien tiene completo poder de la situación. —Especialmente cuando alguno de nuestros invitados atraviesan alguna incomodidad en el evento. Así que ¿cuál es el problema?

Jiang Cheng se aproxima a ellos, y los niños retroceden al menos dos pasos. Nie Huaisang es quien les toma de las manos, levantando la cabeza con aires de molestia hacia las dos figuras de morado. —Estos mocosos han estado corriendo de un lado a otro durante toda la conferencia y nadie ha dicho ni una sola palabra al respecto. Me sorprende de sobremanera que ni una sola persona en esta reunión de trabajo no sepa algo tan sencillo como disciplinar a unos niños, mucho menos traerlos aquí,— termina Madam Yu, quien seguramente hizo un excelente trabajo criando a sus encantadores hijos.

—Wei-Xiong,— Huaisang lo llama bajito, haciéndole un breve recordatorio sobre el estrés o emociones fuertes, pero su amigo solo asiente y continúa.

—En ninguna parte de la invitación dice que los infantes están prohibidos de ingresar. Después de todo, GusuLan tuvo que escoger un sábado para llevar a cabo esta conferencia, y el hecho de que hayan niños aquí no parece molestarle a nadie más que a usted.

—Pero la conferencia-

—No fue interrumpida en ningún momento,— afirma. Le sorprende genuinamente que la mujer pueda ser tan intolerante habiendo pasado por la misma situación ella misma con sus propios hijos. —Por favor, le pido que continúe disfrutando del banquete,— pide, recordando sus modales, innecesarios frente a la gente que nunca hizo lo mismo en su presencia.

Wei Wuxian gira sobre sus talones, el semblante helado desapareciendo en sus facciones en cuanto divisa a los pequeños, aún asustados por la experiencia vivida y siendo vagamente consolados por Nie Huaisang.

Está a punto de irse con su amigo para llevar a los niños a encontrar a sus padres, pero una voz a sus espaldas lo detiene en seco y le hace cuestionarse qué es lo que esta gente necesita para poder entrar en razón.

—No hasta que nos ofrezcan unas disculpas.

Es ridículo. Tanto, que siente la sangre correr en sus oídos y sus puños apretarse sobre la tela de su camisa bajo la que se halla A-Yuan. Es él quien le brinda las fuerzas para inhalar profundamente y suspirar, tranquilizándose lo mejor que puede antes de arremeter contra parte de los Jiang.

—¿Huh?—, como si no hubiera escuchado nada aún. Tal vez tengan oportunidad de recapacitar y retractarse.

El pequeño de ropas blancas da un valiente paso hacia adelante, sus ojitos entornados y confundidos por la escena que se está desenvolviendo. —P-pero yo ya le pedí-

—Wei Wuxian.— Está claro que a Jiang Wanyin no le interesa en lo más mínimo las palabras de los pequeños. A estas alturas, parece que solo se enfoca en derrumbar a Wei Ying. —Estos niños nos incomodan en tu evento. Pide disculpas y todo quedará olvidado.

Resopló, apenas aguantado la risa, incrédulo ante lo que estaba escuchando.

—¿Disculpas? ¿A ustedes?—, pregunta, volteando brevemente con una mirada peligrosa. Yu Ziyuan mantiene su actitud, pero Wei Ying no es capaz ignora el pequeño tropiezo hacia atrás. Es más, lo atesora. —En verdad han perdido la cabeza.

De nuevo, ambos jóvenes han emprendido el rumbo, Wei Ying apenas conteniendo una explosión de gritos y sarcasmo esperando por envolverse sobre Madam Yu y Jiang Cheng, pero-

—¡Wei Wuxian! ¡Regresa aquí!

Y él obedece, porque es eso lo que ellos quieren.

—¿Quién eres para ordenarme tan libremente?— Frente en alto y falsa calma revoloteando a su alrededor, su voz nada más que un aterrador susurro. —Ustedes son unos extraños para mí. ¿Creen que les tengo miedo? Si los veo siquiera dirigiéndole la mirada a alguno de los niños de aquí otra vez, no tardaré en actuar.

Yu Ziyuan simplemente no puede quedarse callada, muy a pesar de que han atraído muchas miradas con su discusión. Ella solo insiste en arruinar su imagen y Wei Wuxian no tiene el corazón para impedírselo. —¿Y quién eres tú, entonces, para amenazarnos de esa manera? El hijo de un sirviente, un pobre idiota del que GusuLan se apiadó y decidió compartirle limosnas, un criminal que se asoció con-

—Soy el maldito Lan-Er-Furen y me basta y sobra el poder para echarlos de aquí ahora mismo,— espeta en un grito silencioso, lo bastante cerca del rostro de la otra para que solo ella lo escuche.

Por un momento, todo parece gloria. Ambos Jiangs solo se quedan de pie, Jiang Cheng con la intención de articular palabras pero indeciso en qué decir exactamente y Madam Yu roja de ira y vergüenza. Wei Ying se pregunta si ya notó al público observando sus movimientos.

Y, de repente-

—La alianza entre GusuLan e Industrias Jiang queda anulada. Les pido encarecidamente me hagan el favor de pasar a las oficinas de Lan Xichen para dialogar sobre los detalles.

Lan Qiren solo está ahí, una mano detrás de su espalda y la otra hallando su habitual lugar en los pelos de su barba. No hay duda de que ha oído todo, incluso aquello que Wei Wuxian ha dicho al final.

La gran boca de Jiang Cheng se hace a sí misma útil y se las arregla para formular palabras. —Gran-Gran maestro-

—Wuxian,— el mencionado lo ignora, ni siquiera dignándose en regalarle una mirada. —Si algo como esto sucede nuevamente, espero que me lo comuniques de inmediato,— le dice. —Ahora sígueme, Wangji te está buscando.

Por supuesto. Por supuesto que Lan Qiren lo venía a sacar de esa situación sin siquiera reconocer la presencia de los Jiang.

Yu Ziyuan despierta de su pequeño trance, la humildad de repente regresando a su cuerpo. —Gran maestro Qiren, reconsidere, por favor. La amistad entre ambos clanes data desde hace muchos años y una pérdida como esta significaría bajas económicas y... y...

—Hace mucho tiempo que no existe vínculo con el clan Jiang,— interrumpe el anciano, rompiendo al menos tres reglas distintas con lo que acaba de decir y hacer. A un lado, Huaisang se despide con un guiño y un «Te entrego las esposas al final de la reunión», los niños a su lado visiblemente más calmados. —Gracias por venir, mis mejores deseos en sus negocios.

Y, así de sencillo, se alejan de dos Jiangs en crisis y un Lan Xichen regalándoles una de sus felices e indiferentes sonrisas estándar.

El rostro completo de Wei Ying se ilumina, girando su cuerpo a la par que camina junto a Lan Qiren. —¡Sh-shufu! ¡Eso fue...!

—Totalmente inapropiado,— termina por él. —Espera por un escándalo en las noticias de mañana.

Wei Wuxian tiene unas ganas incontenibles de sacudir al viejo de un lado a otro para que caiga en cuenta de su hazaña. —¡Fue increíble, shufu!

El otro suspira, acostumbrado a la personalidad del esposo de su sobrino. —Wangji te está esperando.— Levanta una ceja. —Lan-Er-Furen.

¡De verdad lo escuchó todo!

Con el rostro envuelto en una gama de rojos, Wei Ying sigue. A lo lejos puede visualizar a Lan Wangji acercándose a ellos. —¿Ya le dije que lo aprecio muchísimo?

—Wuxian.

 

Notes:

Este es el capítulo más largo que he escrito en mi vida ;A; Puede ser que el siguiente sea el último, pero ya veremos. ¡Gracias por todo su apoyo! :D

Chapter 4

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 

Fue un día caótico, cuando Lan Yuan nació.

Industrias Jiang finalmente había cedido ante las desventajas monetarias y se había anunciado en bancarrota, el último hilo siendo GusuLan terminando su alianza y dejándolos con un escándalo menor para ellos, pero una escalar tragedia para los Jiang.

Por supuesto, no podían faltar los camarógrafos y reporteros hambrientos de cualquier gota de información que saliera de las bocas de Wei Wuxian o Lan Wangji, este último saliendo de su hogar para atender brevemente a la ansiosa turba afuera que vibraba por obtener respuestas.

El resto del día fue bastante similar, con el menor de los hermanos Lan buscando apaciguar a los periodistas y Wei Ying tratando de molestar lo menos posible a su esposo, quedándose en uno de los muebles de su habitación compartida.

 

» QingQing: Te digo que trates de relajarte. Ve una película, lee un libro, pinta algo, pregúntale cosas a Lan Wangji, no lo sé. No le prestes atención a lo que pasa afuera.

 

Wei Wuxian le sonrió ampliamente a la pantalla de su celular, apoyando sus antebrazos sobre su vientre, el cual se había convertido en su mesa predilecta cuando no había ninguna cerca.

Entendía la preocupación de Wen Qing, pero ¡él realmente estaba bien! Solo algunas contracciones falsas aquí y allá, pero nada por lo cual alarmar a nadie.

Removió con un dedo un mechón de cabello húmedo pegado a su frente, decidiendo que tomaría un baño en un par de minutos si lograba levantarse del cómodo sillón en el que se hallaba a sí mismo atascado.

—¿Podrías volverte más liviano por un momento?—, murmuró una reprimenda, aunque su mirada delataba afecto y sus manos se movían con gentileza sobre su vientre.

 

» Laozu ('^'): todo está bien, Qing-Jie~~ nada de qué preocuparse aquí! Estoy a punto de ir a tomar un baño, eso cuenta como algo relajante, verdad?

» QingQing: No empujes tu suerte, Lan-Er-Furen.

 

Aquello produjo que una risita escapara de entre sus labios. Era increíble que ese título hubiera volado tan rápido desde el lugar en donde lo dijo hasta los oídos de Wen Qing. Dudaba que Lan Wangji se lo hubiera contado, su personalidad simplemente no era así. Shufu era un sujeto neutral, Wei Ying no sabía si lo había estado comentado, aunque era más probable que no. Tal vez tendría que hablar con Huaisang sobre el concepto de '¡No soy Lan-Er-Furen! ¡Pero también soy Lan-Er-Furen!'.

Su jovialidad murió un poco en cuanto soltó un quejido, su expresión deformándose en una mueca adolorida.

Contracciones falsas. Contracciones falsas ¿cierto? Ya las venía sintiendo desde hace un buen rato y Wei Wuxian solo esperaba que se acabaran pronto.

Suspiró extensamente luego de que el dolor se fue, seguido de respiraciones dificultosas que Wei Ying trató de calmar mientras sus palmas frotaban el epicentro de la incomodidad en su abdomen, justo bajo el pequeño bache en el cual su ombligo se había convertido.

 

» Laozu ('^'): A-Yuan está salvándome de no llegar hasta el piso y enterrar mi cara en él. Literalmente.

» QingQing: Estoy hablando en serio.

» Laozu ('^'): lo sé. Lan Zhan se está encargando de todo, no quiere que yo mueva un solo dedo.

» QingQing: Cuídate, didi.

 

Finalmente, pudo dejar el celular a un lado, estirándose en su lugar y escuchando el crujido de sus articulaciones, atribuyendo su intenso dolor en la espalda baja a aquello.

Por un momento pensó que A-Yuan estaba más que listo para nacer, observando el tamaño de su abdomen y todas las cosas por las que estaba pasando, pero rápidamente descartó esa posibilidad, porque su hijo aún no estaba listo.

¿Verdad?

Se levantó del sillón como pudo, apoyando sus manos en donde cayeran e impulsando su peso hacia adelante, a la vez atento a los sonidos de afuera. El bullicio del exterior lograba escucharse desde donde estaba, Wei Wuxian estaba definitivamente impresionado por eso.

Aventó una sola camiseta grande a la cama, para no tener que buscar algo qué ponerse al salir del baño. Después de considerarlo un poco, decidió que la ropa interior estaba sobrevalorada y no colocó nada más para vestirse sobre las sábanas; la ropa de Lan Zhan cubría lo necesario y tampoco era como si vivieran con alguien más o estuvieran esperando visitas.

Wei Ying ignoró el foráneo sentimiento que abrazaba su vientre paulatinamente con un tacto no deseado, apretando sus costados y quitándole el aliento. Abrió la puerta del baño y no se molestó en cerrarla, a punto de despojarse de cualquier cosa que haya tenido encima antes-

Ah,— no pudo evitar gemir, oscilando entre la sorpresa y el dolor mientras ensuciaba el piso de un líquido tan transparente como agua.

Silencio. Wei Ying podía oír el sonoro goteo de la sustancia haciendo eco en el cuarto de baño.

De pronto, presión.

Sus piernas flaquearon y dejó salir un jadeo antes de sellar sus labios con una mordida, saboreando metal. Sus manos se agitaron brevemente en el aire hasta encontrar algo firme, por fin manteniéndose estable aunque a duras penas.

Contracciones falsas, contracciones-

¡L-Lan Zhan!

 

 

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Suspirando, Wen Qing guardó su teléfono y tomó todas las cosas que podría necesitar en un espacioso bolso.

No era habitual en Wei Wuxian esperar tanto entre respuestas, y mucho menos cuando esas pausas ocurrían cada determinado lapso de tiempo.

—A-Ning,— llamó. El mencionado apareció unos segundos después en el umbral de la puerta, unos guantes de cocina puestos en sus manos.

Wen Ning se detiene a observar lo que trae su hermana, una expresión entre preocupada e intrigada en su rostro. —¿JieJie?

—Sólo iremos para un... pequeño chequeo.

 

 

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Lo primero que ve es el rostro de su esposo contraído en una expresión dolorosa. Sus mejillas ligeramente enrojecidas resaltan debido a la nueva palidez de su rostro, contrastando con su cabello largo y oscuro y húmedo, solo sirviendo para acentuar la inquietud de Lan Wangji.

El más alto avanza como puede, sus piernas dejando de responder hace ya mucho tiempo ante la escena frente a él. Toma las manos de su esposo, tensas y aferradas a una de las repisas más bajas, en donde ya se pueden ver algunos productos de limpieza para bebé entre los que ambos usan habitualmente.

Su bebé.

Lan Wangji pisa agua en el suelo.

Que nacería pronto.

Un pequeño quejido de su esposo lo devuelve a la realidad. Las uñas de Wei Ying se clavan en sus brazos y Lan Zhan solo se pregunta por cuánto tiempo ha estado soportando esto antes de llamar a Lan Wangji y por qué él mismo no fue capaz de notar el dolor de su pareja.

Cuando el apretado agarre de Wei Ying se suaviza y sus respiraciones se vuelven jadeos menguantes, Lan Zhan coloca un brazo bajo sus piernas y otro en su espalda, levantando la forma temblorosa del pelinegro con lentitud y cuidando no zarandearlo demasiado.

—¿Cuánto tiempo?—, pregunta, mientras van de camino hasta la la cama.

Su esposo no responde, hundiendo su rostro en la ranura entre el cuello y la cabeza de Lan Wangji.

A-Ying,— repite en un tono suave a pesar de la bola de ansiedad que lo representa por dentro, depositando a su preciosa carga sobre el colchón y acomodándolo sobre las almohadas.

Desde mucho antes de que comenzaran a salir, Lan Zhan recordaba a Wei Ying ignorando todas las cosas concernientes a él, minimizando todas aquellas veces en las que lo encontraba a punto de llorar en el baño desierto de la escuela, siempre volviendo a regalarle una sonrisa deslumbrante que en repetidas ocasiones lo llevaba olvidar a dónde se habían marchado las lágrimas del otro. O cuando trataba de cubrir moratones púrpuras y verdes bajo su ropa, pequeños y grandes, hasta uno en la cara con maquillaje.

Wei Wuxian reunía todos sus problemas y los metía en un baúl invisible, eligiendo poner buena cara e ignorar lo que, a pesar de no poder verse, estaba ahí.

No lo iba a permitir hoy.

—Por favor,— pide, besando su frente y sintiendo sal contra sus labios. —¿Cuánto tiempo?

Hay un pequeño lapso de tiempo en el que nadie dice nada. Sin embargo, Lan Wangji no abandona su puesto, ahora sentado sobre las sábanas y repasando el contorno rojizo de las mejillas de Wei Ying, repasando todos los números de emergencia que conoce en su mente y preguntándose calmadamente cómo carajos iban a llegar al hospital con tanta gente obstruyendo las puertas de su casa.

—Yo...— Wei Ying habla por fin, luego de aplastar la mano de su esposo mientras el dolor estremecía su cuerpo. Si hubiera demorado unos segundos más, Lan Wangji probablemente tendría las manos ocupadas con los preparativos para volar hacia el hospital y uno de sus oídos escuchando instrucciones de parte de Wen Qing a través de su celular. —...Ayer.

¿Desde ayer?

—¡No pensé que fueran las reales!—, se apresura en decir, pareciendo confundido y con los ojos sospechosamente húmedos. Pese a las cicunstancias, sus palmas aún frotan la redondez de su vientre en busca de aliviar un dolor que inevitablemente volverá. Sus cejas se contraen y Lan Wangji se lanza a envolverlo en sus brazos.

No puede evitar sentirse contrariado a causa de sus propias emociones. Preocupación, felicidad y rabia a la vez.

Preocupación, siendo testigo del dolor de su amado e incapaz de ayudarlo más allá de cubrirlo de besos y apoyarlo con palabras de aliento. Felicidad, porque A-Yuan nacerá pronto, y no duda que Wei Ying ha estado esperando este momento por siempre tanto como él, y que entre las enredaderas del miedo se hallan los rayos de su propia alegría. Finalmente rabia, porque Lan Wangji conoce perfectamente que la raíz de los problemas de Wei Ying siempre han sido los Jiang, incluyendo su incapacidad de expresar algo tan grande y doloroso como esto.

Lan Wangji está enojado con aquellas personas que plantaron en Wei Ying, su dulce y brillante Wei Ying, una semilla de inseguridad y miedo.

Pero Lan Wangji no lo permitiría más.

—No me importa si es una uña rota, dime si algo te sucede,— comienza, su boca moviéndose antes de pensar nada. Sus manos cubren la de su esposo sobre su estómago, luchando contra el dolor. —Nos casamos para compartir una vida juntos, para ayudarnos mutuamente. Los amo a ustedes, más que a nada en el mundo. Su dolor es el mío, pero duele más saber que alguno de los dos está sufriendo y yo lo estoy ignorando.

Por unos momentos, lo único que sabe es que Wei Ying se queda de piedra. Su expresión se disuelve en labios partidos y orbes plateados imposiblemete grandes, como incrédulo, como si no mereciera lo que Lan Zhan está afirmando.

A-Ying,— lo llama, no esperando una respuesta, sino con algo que bordea la indignación. Wei Wuxian necesita darse cuenta.

Manos pálidas secan sus ojos, y la restante se lleva a sí misma a descansar sobre las de su esposo. Wei Ying deja que una suave sonrisa se apodere de sus facciones, observando a su esposo con una expresión que pocas veces había visto antes, tan indescifrable como aquellas otras veces.

Lan Wangji no está seguro de lo que su propio rostro transmite, pero le gustaría decir que es asombro.

Wei Ying, con un renovado brillo de travesura en sus dos lunas y un puchero adornando sus labios, pregunta: —¿Incluso puedo despertarte a medianoche para que me traigas helado? Me causaría mucho dolor saber que ya no podré pedirte cosas a esa hora.

La cuestión es, Lan Wangji podría conseguirle un palacio si así se lo pidiese.

Quería hacer feliz a Wei Wuxian.

—Compraré helado cuando regresemos. Solo si la señorita Wen lo autoriza.— El rostro de su esposo se centra en acentuar su puchero, al cual Lan Wangji se acerca para besar antes de que otra contracción pudiera interrumpirlos.

—Ustedes dos siempre piden mi opinión sobre cosas extrañas,— resuena una voz femenina a su espalda.

Wen Qing se encuentra en el marco de la puerta, de brazos cruzados y sosteniendo la llave de emergencia que algún día la pareja le dio. Su cabello castaño está atado en una limpia coleta, tan presentable como si hubiera tenido todo el tiempo del mundo para determinar hasta qué atuendo llevaría hoy. Por su parte, Wen Ning, quien está a su lado luciendo una pequeña sonrisa, saluda con la mano.

Aún acunado en sus brazos, Wei Ying le devuelve el gesto al menor de los Wen y se ríe, poco antes de arrugar su rostro en una expresión dolorosa y sostener su vientre con latente desesperación.

Lan Wangji solo puede concentrarse en distraer a su esposo de la sensación, esparciendo besos sobre sus párpados y susurrando palabras dulces en sus oídos, importándole poco si tenían espectadores o no.

Entre los quejidos silenciosos de Wei Ying, logra escuchar a Wen Qing moviendo cosas y hablando. —Levántense, perdedores,— ordena, aunque su voz suena algo temblorosa y con alguna clase de sentimiento atrapado ahí. Una mano se posiciona sobre su hombro y Lan Zhan voltea a mirar a la mujer, quien le otorga una mirada esperanzada mientras su hermano encuentra el equipaje semi-hecho que planeaba llevar. —Iremos al hospital. La ambulancia está afuera.

 

 

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—A-Zhan,— Wei Ying llama una vez que están moviéndose en la ambulancia. El dolor no ha disminuido, pero él se halla mucho más tranquilo que antes luego de reír todo el camino hasta el auto, de la locura de la situación y de las miradas de desconcierto del gentilicio que les abrían paso tan apresuradamente.

—Mn.— Levanta la mirada, encontrándose con ojos cansados pero llenos de emoción. Sus hebras oscuras caían hacia un lado en una trenza y sus manos abrazaban su vientre con afecto. A pesar de todo, Wei Yin se veía hermoso.

—Vamos a tener un bebé,— afirma.

Lan Wangji se siente tan feliz que podría reír.

Mn.

 

 

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Jiang Yanli suspiró, exhausta, apoyando su frente en su palma. Le dio una última repasada a todas las ventanas que tenía abiertas en el navegador y se dispuso a escuchar a abrir una nueva para poner algo de música. Tantas cuentas, finanzas y números la estaban mareando y no le vendría mal un pequeño descanso.

Todo había sido un completo fiasco desde que la empresa de su familia cayó; su madre estaba más furiosa que nunca y parecía que con un solo toque explotaría, su padre se hallaba en reunión tras reunión sin descanso y cada vez que salía de una el cansancio era aún más relevante en su rostro, y su hermano se había ido al culo del mundo a hacer quién-sabe-qué en estos tiempos de necesidad. Yanli, por el momento, se estaba encargando de administrar el dinero y algunas cosas que aún tenían bajo su poder a pesar conocer muy poco con respecto al tema y, carajo, estaba impresionada con sus propios avances.

Tecleó el nombre de una canción suave, mirando detrás suya de tanto en tanto para asegurarse de que Yu Ziyuan no estuviera entrando mientras ella buscaba y la acusara de holgazanear, otra vez. No era su intención ver el panel de noticias ya habitual en la configuración de su navegador, pero algo la impulsó a hacerlo. Claro, si es que ese 'algo' era el rostro sonriente de Wei Wuxian y, sorprendentemente, de Lan Wangji también, junto a un bulto rojizo en primer plano.

Miró de reojo hacia atrás una última vez y abrió la noticia.

Heredero de GusuLan y renombrado abogado Wei Wuxian anuncian el nacimiento de su hijo a través de redes sociales [FOTOS]

Su A-Xian, a quien había visto una sola vez hace meses atrás, ya tenía una familia. Y él estaba bien, tan feliz como una de las tantas imágenes lo demostraban, a pesar de su aspecto agotado y las sombras bajo sus ojos. Wei Wuxian sonreía como nunca antes lo había hecho, y Yanli supo que nada le importaba más que las personas que tenía junto a él.

¿Cuándo había visto ella esa expresión en su rostro antes?

Con su pequeño en brazos (Lan Yuan, Yanli se enteraría más tarde) y su esposo mirándolos como si tuviera un maldito milagro frente a él, ella no podía pedir algo más hermoso para su hermano.

Sus manos cubrieron su boca en cuanto un sollozo amenazó con salir, las lágrimas fluyendo libremente sobre sus mejillas.

¿Su familia y ella habían causado que se fuera?

Lamentaba perdérselo. Lamentaba perderse todo.

—Me pregunto cómo el Oh-tan-perfecto Segundo Jadede Lan pudo soportar sus lloriqueos. Ese mocoso seguro sabe cómo gritar,— declaró una voz a sus espaldas, refiriéndose a Wei Wuxian.

Yanli no gastó otro segundo más y se giró hacia ella. —A-Niang-

Yu Ziyuan soltó una corta risa, como incrédula de lo que estaba viendo en la pantalla de la laptop, acercándose peligrosamente hacia ella. —Oh, por favor. No me digas que estás llorando por ese imbécil-

¡A-Niang!

No era la primera vez que Jiang Yanli repudiaba el contacto de su madre, pero esperaba que fuera la última.

La mujer se quedó de piedra por unos instantes, tomada por sorpresa por el grito que había pegado su hija hace unos segundos antes de fruncir el ceño y mirarla desde arriba.

Ella empezó. —Muchacha insolente, cómo te atreves a faltarme el respeto-

—¡No! ¡Cállate y escúchame por una vez en tu vida!—, se apresuró en contestar, cortándola a media oración. -Wei Wuxian acaba de dar a luz y lo menos que podríamos hacer nosotros es estar felices por él, después de toda la mierda por la que lo hicimos pasar. ¡No es justo! ¡No es justo que lo hayas tratado de esa manera! ¡Que nosotros lo hayamos tratado así! ¡No fue y no es sano! ¿Crees que soy ciega? ¿Sorda? Ha pasado más de media década para que puedas superar que estuviste celosa de un niño y que hiciste todo lo que hiciste por mero capricho e incluso así no resultó como querías.

Yanli se levantó de la silla, cerrando la laptop y tomando su bolso frente a la mirada penetrante de su madre.

—Así que, A-Niang, por favor tú. Tú y A-Die y Jiang Cheng. ¿Es tan difícil darse cuenta? ¿Luego de todo lo que sucedió en el pasado y lo que sucedió hace unas semanas? ¡Estoy harta de que ustedes siempre crean tener la razón! ¿Te has preguntado por qué-?

¿...Por qué A-Die ya no habla contigo?

Se contuvo de seguir hablando. Sabía que su madre había cometido errores colosales, pero seguía siendo su madre, y Yanli no ignoraba que aquel tema era un punto sensible para ella. Así que, se calló y decidió que Yu Ziyuan reflexionaría por sí misma o simplemente no lo haría.

—¡A-Li-!—, la mujer trató de detenerla, regresando a llamarla con un apodo cariñoso en cuanto se dio cuenta de las intenciones de su hija.

Yanli tomó su abrigo deslizó su bolso sobre su hombro, encaminándose a la puerta.

Recogería el resto de sus cosas después. Por el momento, solo quería irse.

—Desde este momento me desligo del clan Jiang. Buena suerte, Madam Yu.

Se sentía libre.

 

Notes:

Y los empresarios con los que JFM estaba hablando notaron irregularidades en ciertos aspectos de la industria de su clan y abrieron un proceso de investigación, exponiendo muchas cosas fraudulentas que YZY y luego JC habían hecho y descubren otras cosas más incluyendo evidencia del maltrato sobre WWX y así y así c: La cuestión es que los Jiang terminan en prisión (¿Alguna vez salen?) y Wangxian vive feliz con Lan Yuan<3 (Hasta que yo decida hacer una secuela o algo parecido xd)

Ahsdjls tErMinÉ :'D Perdón por la demora, pero aquí está al fin uwu. Espero que les haya gustado y muuuuchas gracias por todo el apoyo que le han dado a este fanfic ;u; Cuídense muchísimo<3

PD: Regresaré a arreglar errores *cofcof* horrores *cofcof* en los próximos días, no sé si eso cuente como actualización en AO3 pero ya saben qué es si en caso les llega notificación xd.

Chapter 5: extra: LQR's pov

Notes:

Importante: Referencia a muerte de un personaje al principio.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

La primera vez que Lan Qiren tuvo que acoger a alguien en su casa, su hermano había sido declarado incapaz de cuidar a sus hijos.

Recuerda a Xichen aferrado a la mano de su hermano pequeño, cuidando la única constante en su vida hasta ese momento, como si temiera que alguien se lo llevara lejos de él. Su otra mano se encontraba envuelta en las asideras de las dos mochilas que cargaba, algo sucias y con bordados de corazón hechos a mano.

Wangji, de cuatro años, correspondía el contacto del mayor, casi hundiendo las uñas en los dedos de Xichen mientras escalaba torpemente el pórtico de la casa. Sus ojos dorados miraban hacia todos lados y lucían algo confundidos.

Cuando la mujer del servicio social se despidió, no antes de susurrarle sus condolencias a Lan Qiren, él exhaló, olvidando momentáneamente guardar la compostura y cayendo en cuenta del reto que se le presentaba.

Dios, ni siquiera había tenido conocimiento de que su hermano había tenido hijos hasta hace un par de horas.

Habiendo conocido a sus sobrinos por poco menos de media hora y sabiendo cerca a nada de cómo debía tratar con ellos, les trajo una manta y preparó chocolate caliente. Usualmente las cosas dulces no eran de su gusto, pero solo esta vez haría la excepción.

(Fueron muchas veces, en realidad.)

Sorprendentemente, Wangji fue el primero en abrirse a él, siguiéndolo hacia todas partes con ojos rebosantes de curiosidad, siempre seguido de Xichen, quien al principio parecía aterrado de tan solo pensar en dejar a su hermano fuera de los límites de su vista. Con un poco de tiempo y ayuda profesional, Xichen sonreía cada vez más y confiaba paulatinamente en su entorno, siendo él el primero en cambiar el 'Lan-Qianbei' por 'Shufu'.

Pronto, Lan Qiren los inscribiría en la escuela, y luego irían a la universidad, siempre tratando de velar por el bienestar de ambos y a menudo teniendo debates silenciosos sobre el modelo de crianza que él había recibido contra el que él estimaba era correcto.

Y ahora, aquellos niños, tan asustadizos y serios y talentosos y resilientes, hallaban su lugar en el mundo por sí mismos. Xichen, como cabeza de GusuLan; y Wangji, como el segundo al mando.

Lan Qiren no podría estar más orgulloso.

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La segunda vez que Lan Qiren tuvo que acoger a alguien en el hogar que sus sobrinos y él compartían, el cielo estaba cubierto de nubes grises y llovía a cántaros.

Y Wangji no se encontraba por ningún lado.

Justo cuando estaba a punto de pedirle ayuda a Xichen para llamar a su sobrino menor (porque aún no entendía los teléfonos celulares, esas chatarras complicadas), escucha la puerta principal abrirse y la vieja madera de la entrada crujir bajo el peso de dos personas: Wangji, tan mojado como uno puede estar luego de dar un tranquilo paseo bajo la lluvia torrencial, acompañado de nadie más que Wei Wuxian, uno de sus más inquietos ex-alumnos, igualmente o más mojado que el menor Lan.

—Wangji ¿Qué significa esto?—, pregunta, sin ánimos de reprocharlo pero en verdad tratar de saber qué estaba pasando. A su lado, Xichen pasa con toallas limpias para los recién llegados.

Seguro, Lan Qiren había escuchado lo sucedido entre parte del clan Wen e Industrias Jiang y los rumores de la posible desheredación de uno de los menores hijos de estos últimos, pero confiaba en que Wei Wuxian recibía el apoyo que necesitaba de su familia.

Observando la situación actual y el rojizo borde de los ojos del mencionado, no hacía falta ser un genio para saber que no había sido como pensaba.

—Disculpe la incomodidad,— dice Wei Wuxian, inclinándose tanto que Lan Qiren puede ver la mayor parte de su espalda cubierta de barro. Gotas de agua caen al suelo debido a la humedad en su cabello de considerable longitud, y cuando su cuerpo entero tiembla, no sabe si es porque el chico tiene frío o está llorando. —Me iré tan pronto como deje de llover, lo prometo.

Lan Wangji se mueve para colocar una mano en su hombro, tratando de hacer que Wei Wuxian levante la mirada, mas este continúa hincado hacia adelante, negándose a hacer otra cosa antes de recibir una respuesta de parte del Gran maestro.

—Tonterías,— dice, y el chico al fin levanta la cabeza, luciendo como un cachorro triste mientras lo mira a través de las ondas despeinadas que han logrado liberarse de la liga que las amarran en una coleta. Contrasta de sobremanera con las amplias sonrisas y actitud despreocupada que parecía siempre llevar a todos lados, y Lan Qiren no puede evitar pensar en que en ese momento se ve tan perdido y asustado como Wangji y Xichen lo hicieron al llegar a ese mismo pórtico. —Ve a cambiarte. Xichen seguro ya ha dejado ropa limpia en el baño.

Aquella simple cordialidad no es merecedora del agradecimiento que Wei Wuxian le da, así que lo apresura a entrar a la ducha con la excusa de haber dejado té enfriándose en la mesa.

Cuando Wei Wuxian se ha ido en dirección al baño (las veces que aquel muchacho ha estado en su casa para hacer tareas con Lan Wangji son más veces de las que puede contar), su sobrino lo mira como nunca y, de repente, lo abraza, olvidándose de su ropa y cabello mojados mientras... ¿Por qué todo el mundo insiste en agradecerle hoy?

La cuestión es, Lan Qiren también olvida que Wangji acaba de entrar después de estar un par de horas bajo la lluvia, así que corresponde su abrazo con un poco de sorpresa, pero sin ningún problema.

—Tú también ve a cambiarte. Si no lo haces, te enfermarás, y conoces bien que está prohibido ser irresponsable.

Con eso, Lan Wangji se apresura hacia su habitación, con un poco menos de entusiasmo que Wei Wuxian, puesto que correr estando con los calcetines mojados no le parece una buena idea y sabe que correr está prohibido. Lan Qiren suspira y se encamina a la cocina, a preparar algo de té para todos-

Aunque antes va a cambiarse de ropa.

(—Eres desvergonzado, incorregible, y estoy seguro de que podrías corromper a todos mis estudiantes si así lo desearas,— declara más tarde, cuando todos están secos y toman té en la pequeña mesa de centro de la sala de estar. Lan Qiren también ha sacado algunos bocadillos; Wei Wuxian se ve pálido y quién sabe cuánto tiempo ha estado afuera. —Pero has probado ante todos ser un buen chico. No creo que hayas hecho lo que dicen, es ilógico para cualquier persona que haya tratado contigo. Eres bienvenido a quedarte aquí el tiempo que necesites.

Los ojos del chico se iluminan, y Lan Qiren sabe que tal vez haya adoptado otro hijo más.)

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Eventualmente, Wei Wuxian es capaz de terminar la universidad y seguir el caso de Dafan Wen ahora como abogado, siendo aquel el primero en su carrera profesional. A estas alturas, Lan Xichen se había convertido en el líder actual de GusuLan y, por consiguiente, pudo hacer algunos arreglos para que la familia de Wen Qing pudiera trabajar o vivir en una propiedad de los Lan, ofreciendo a los abogados del clan como apoyo.

Son unos meses tanto significativos como caóticos, por lo que Lan Qiren solo logra ver a Wei Wuxian muy temprano en el desayuno o en la cena, así que le encarga discretamente a Wangji, quien está casi adherido al pelinegro desde el primer día de su estadía, que le recuerde no perder ninguna de sus comidas con la excusa de que es mejor prevenir que curar. No puede tener al chico muriendo de hambre, especialmente cuando está bajo su cuidado.

Entonces, definitivamente no es sorpresa que Wuxian empiece a poner algo de carne en sus huesos. Poco a poco y a pesar del grado de estrés por el que deba estar pasando, la demasiado delgada figura de Wei Ying ya no lo es más, y sus mejillas dejan atrás su tez nívea para adquirir un leve rubor. Por primera vez desde que llegó, el anciano puede decir que Wei Wuxian se ve saludable.

Lan Qiren aún no sabe lo que ha pasado en casa de los Jiang, pero cree que tal vez fue algo bueno que Wei Wuxian saliera de aquel infierno. A pesar de las bromas y todas las reglas rotas, era un chico brillante y de buen corazón.

(Trata de no pensar en los primeros días, en donde la mirada del joven se perdía mucho más que ahora, y el sepulcral silencio emanando de su habitación era notorio.

—Estaré aquí si me necesitas.)

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La cuestión es- Wei Wuxian lo necesitaría en un futuro muy cercano.

Habían pasado algunos meses desde la victoria de Dafan Wen junto a Wei Wuxian, lo que le había regalado atención y algo más de trabajo. No tanto como el primer caso que tuvo, en donde podía pasar horas o días sin dormir, pero seguía siendo una cantidad significativa desde que el último juicio por Dafan Wen se llevó a cabo. Wei Ying le ha dicho incontables veces que ahora tiene algo de dinero para poder rentar un apartamento, pero todo el mundo y su madre saben que probablemente sea demasiado pequeño y en una zona en donde tal vez lo secuestrarían sin que nadie logre verlo, así que Lan Qiren le recuerda la oferta que le hizo hace unos meses de poder quedarse el tiempo que necesite, y por un momento piensa que Wuxian va a estallar en lágrimas cuando su rostro y ojos enrojecen. Hasta que abre la boca y le dice que no sabía que el viejo maestro aún guardaba su corazoncito, solo entonces el mencionado amenaza con botarlo de la casa.

Wei Ying se ríe a carcajadas mientras huye escaleras arriba, seguramente a la habitación de Wangji. No es secreto que están juntos, a pesar de no haber dicho nada aún. Solo hace falta sus interacciones, la manera en que ojos dorados brillan y mejillas rosadas se tornan rojas. Lan Qiren solo está feliz de que, al igual que Xichen y la cabeza del clan Nie, Wangji y Wuxian también puedan encontrar lo que buscaban el uno con el otro.

Sin embargo, un día algo parece cambiar.

—G-Gran- Shufu,— escucha la voz de Wei Ying llamándolo. Lan Qiren lo saludaría como de costumbre de siempre a pesar de estar conteniendo las ganas de sonreir, puesto que era la primera vez que lo llamaba 'tío', pero la temblorosa voz del menor lo descoloca, las palabras muriendo en su boca antes de ser dichas.

—¿Wuxian?— Deja su taza de té a un lado y lo mira. Sus hombros están encogidos y sus manos tiran débilmente de su camiseta, la cual lo hace ver más pequeño porque puede notar que es al menos dos tallas más grande de lo que debería ser.

El viejo está convencido de nunca haber visto a Wei Wuxian tan estático. —¿Podríamos hablar un momento?—, le pregunta, como si estuviera prohibido charlar.

Muchacho ridículo, ¡por supuesto que pueden hablar! 

—Te escucho,— asiente Lan Qiren, acomodándose nuevamente en una de las sillas del comedor e invitando al otro a imitar su acción.

Wei Wuxian hace lo esperado, aunque ojea el té con algo de disgusto. Lan Qiren recuerda escuchar de parte de él que aquel era uno de sus favoritos hace tan solo un par de días, pero lo deja pasar. Los gustos cambian, y no debería darse tanto problema por que a Wei Ying ahora odie el té, por más aberrante que le parezca.

Pasan un par de segundos en completo silencio, siendo llenado solamente con el sonido de las agujas del reloj y la porcelana chocando entre sí. Las manos de Wuxian juguetean con el mantel mientras Lan Qiren espera con paciencia a que esté listo para hablar.

Se preguntó si tal vez había tenido algún problema con Wangji antes de que este se haya ido. Tal vez sea un caso complicado en su trabajo. También se veía un poco nervioso, ¿acaso pasó algo con los Jiang-?

—Shufu,— empieza, enderezándose de repente y mirándolo directamente a los ojos. Lan Qiren imita su acción aunque su postura haya sido la misma desde que tomó asiento en la mesa, puesto que no sabía qué más hacer. Odiaba saber tan poco con respecto a aquellos temas. —Estoy embarazado.

Una pausa.

Wuxian parece perder algo de la valentía que había logrado, encorvándose nuevamente y mirando hacia cualquier dirección menos en la suya. Después de tantos meses desde que llegó a su casa y tantos años desde que lo conoció como uno de sus estudiantes en la escuela, no puede hacer más que comparar a aquel niño lleno de travesura con el hombre que tiene delante. Lan Qiren no puede diferenciar si la expresión de su rostro es miedo o tan solo nervios.

—Es- Es de Lan Zhan,— dice, como si aquel detalle no hubiera sido obvio hasta el momento.

Lan Qiren alza una ceja, un acto reflejo e inconsciente, pero parece que Wei Wuxian no tarda en captarlo. —No lo dudo. ¿Wangji lo sabe?

Niega con la cabeza. —No. Tomé una prueba de embarazo hace poco,— confiesa, sus palabras cautelosas y aún interesándose más en su propio regazo que en la persona con la que habla. —Yo, um, lo tendré. Con todo respeto, lo que digan los demás no tiene importancia. Es mi- mi hijo y lo amo. Yo...

No le sorprende en absoluto. Ha visto al pelinegro observar con anhelo a cuanto infante se le cruzara en el camino más veces de las que pudiera contar, sin mencionar aquella ocasión en la reunión familiar en la que le encargaron a Wangji cuidar de una bebé mientras su madre iba al tocador. Wei Wuxian no podía quitarle sus ojos de encima; sus brillantes, ilusionados y prácticamente en forma de corazón, ojos.

Lan Qiren había visto este día llegar desde hace mucho tiempo y sin necesidad de ser adivino.

—Wuxian,— empieza. La taza de porcelana suena ligera contra el plato mientras la deja. —Cualquiera que sea tu decisión, vamos a estar contigo. No estarás solo. 

—Pensaba decírselo a Lan Zhan cuando llegara. No me gustaría que se enterase por teléfono,— dice, y de repente es bastante obvia la manera en la que sus manos se mueven bajo la mesa. Al fin, sus ojos grises se centran en el viejo, y sus palmas encuentran su lugar sobre su abdomen.

—Muy bien.— Otro sorbo de su té oculta cómo las comisuras de su boca se levantan, a diferencia del menor, quien no tiene reparos en demostrar su alegría con una amplia sonrisa. De esa manera, se parece en demasía a Cangse. —Felicidades, a ti y a Wangji. El niño es muy afortunado de tenerte como padre.

Inmediatamente se arrepiente de sus palabras cuando la expresión ahora relajada de Wei Ying se deforma en 'asombro', boquiabierto y con un jadeo exagerado, llevándose una mano al pecho.

—No puede ser,— dramatiza, aunque su pequeña risa lo delata. —Shufu, ¿eso fue un cumplido? 

Uno de sus codos se apoya en la mesa, y su mano cubre su cara a la par que un suspiro casi resignado es escuchado en el comedor. —Por esta misma razón es por la que no los hago a menudo.

—Aiyo~. Los necesitaré cuando las hormonas me coman vivo.

—Wuxian,— reprocha, pero se queda mudo ante el quedo sollozo que no ha podido provenir de nadie más que Wei Wuxian. Al destapar su vista, halla al joven hablándole a su vientre, el dorso de sus manos restregando con ganas sus párpados rojizos.

No hay dudas, el niño ni siquiera ha nacido aún y Wei Ying está a un paso de convertirse en el mejor padre del mundo a partir de un corazonada.

—No es tu culpa, soy yo quien es muy llorón,— continúa. Lan Qiren se levanta decidido a hacer que, de algún modo, Wuxian deje de ser una regadera humana, y frota su espalda con la esperanza de que aquello fuera reconfortante. —Ah ¡No puedo esperar a contárselo a tu DieDie!

Y es así como Xichen los encuentra unos minutos después al entrar al comedor, Wuxian ahora llorando efusivamente en el hombro de Lan Qiren mientras este reunía todos sus talentos y palmeaba su espalda lo mejor que podía.

—¿Wuxian? ¿Shufu?—, pregunta, entre sorprendido, preocupado y confundido. Tal vez es una semana loca para todos.

—¡Xichen-Ge!—, lo llama el menor con un entusiasmo único y una sonrisa plasmada en su rostro enrojecido.

Parece que la sonrisa de Wei Ying lo saca de contexto, pero le devuelve la expresión de todos modos. —¿Me perdí de algo?

—¡Serás tío!

Y después es turno de Xichen de abrazar a Wei Wuxian, de felicitarlo y de preguntarle otro centenar de cosas. Lan Qiren solo toma nota; tal vez no pase mucho tiempo antes de conseguir un segundo sobrino-nieto.

==

Dos semanas y numerosas videollamadas más tarde, Wangji estaba de regreso.

Hicieron una pequeña cena celebrando su llegada, y el muy, muy ligero ceño fruncido de Lan Zhan denotaba su sospecha de que ocultaban algo. Aunque Xichen y Qiren se mostraban impasibles, Wuxian luchaba por no moderse las uñas debido a los nervios, a pesar de que había estado sonriendo toda la noche que duró el pequeño festejo.

Aún no sabía qué planeaba el desvergonzado abogado, pero decidió que le preguntaría cuando lo vea por la mañana. O tal vez por la tarde. Era imposible saber a qué hora las náuseas matutinas despertarían al pobre hombre.

La voz de dicha persona salió del comedor, tal y como si lo hubiera invocado. Lan Qiren se retiraba a su habitación y realmente no tenía intenciones de escuchar nada que no le incumbiera, pero-

—¿Estás feliz, A-Zhan?—, pregunta Wei Ying, bajito y muy cerca del rostro de su pareja. Sus manos se entrelazan en la nuca de Lan Wangji, acariciando cabellos oscuros mientras otro par de manos encierra su no-tan-delgada cintura. El hombre más pequeño está sentado en una esquina de la mesa, pero el anciano no interrumpe su momento lo deja pasar por esta vez.

Sus frentes se conectan con un suave toque. —Mn,— afirma su sobrino, mirando a Wei Wuxian con ojos dorados repletos de afecto. —Porque eres .

—¡A-Zhan! ¡Ten cuidado con mi corazón!—, exclama Wei Ying, como era de esperarse. El mayor rueda los ojos con fingida exasperación. —¿Qué sería de nuestro bebé si-? Mm-

No puede verlo desde el ángulo en el que se encuentra (felizmente), pero está seguro de que Wangji ha acercado sus labios a los de Wuxian, haciéndolo callar con suma efectividad. Lan Qiren no sabe si aplaudirle, irse a lavar los ojos con detergente, o impedir que profanen la inocente mesa del comedor. Por suerte, el momento no dura demasiado tiempo y pronto siguen hablando.

Nuestro bebé,— pronuncia el menor Lan, su voz sospechosamente acuosa, una de las raras veces que lo oye de esa manera. —A-Ying, gracias.

Suelta una risa encantada, repartiendo un par más de besos desastrosos. —Nuestro bebé.

Wei Wuxian y Lan Wangji limpiarán la mesa a primera hora del día.

==

El día en que se casan, Wuxian y Wangji toman sus cosas y se mudan a una casa recatada pero espaciosa, alegando que su pequeño necesitaría montones de lugares para jugar y correr.

(Junto a sus futuros hermanitos, Lan Qiren piensa que Wei Ying olvidó agregar.

Ojos en forma de corazón, recuerda.)

Las siguientes veces que logran verse las caras es debido a pequeñas reuniones o grandes conferencias. Lan Qiren presencia cómo las sonrisas de su sobrino son cada vez más frecuentes mientras el vientre de Wei Ying crece entre cada visita, aunque es obviamente este último quien luce más diferente con su aspecto brillante y mejillas rellenas. Luego lo escucha hablar y Lan Qiren cae en cuenta de que aquel sigue siendo el joven tan amable como terco de siempre. Wangji se encuentra perpetuamente preocupado por esa misma razón, incluso en las últimas semanas del embarazo de su pareja, quien ha insistido en acudir a la conferencia de hoy.

Wei Wuxian se gira hacia él, caminando sin apuro con una mano en la espalda y la otra sosteniendo la redondez de su abdomen, balanceándose de un lado a otro mientras acompaña a Lan Qiren. Es un verdadero milagro que pueda mantenerse en pie por tanto tiempo a estas alturas. —¡Sh-shufu! ¡Eso fue...!

—Totalmente inapropiado,— lo corta, intentado fulminarlo con la mirada por su irresponsabilidad. Intentando, porque sabe que la matriarca y heredero del clan Jiang se merecían eso y más. —Espera por un escándalo en las noticias de mañana. 

Sin embargo, eso no es suficiente para detener la emoción del joven. —¡Fue increíble, shufu! 

Un suspiro. —Wangji te está esperando.— Levanta una ceja, recordando el título con el que Wei Ying se había referido a sí mismo y con todo el derecho además. —Lan-Er-Furen.

El rostro de Wei Wuxian arde en llamas pero, oh sorpresa, eso tampoco lo imposibilita de seguir. —¿Ya le dije que lo aprecio muchísimo?

—Wuxian,— reprocha, y el más alto entre los dos se ríe abiertamente.

De nuevo, Lan Qiren se ve forzado a reprimir una sonrisa; no podía rendirse con su faceta de maestro estricto ahora, frente a todas estas personas.

(Se alegra de que Wei Wuxian haya conseguido las fuerzas necesarias para confrontar a los Jiang. Se enorgullece de la persona en la que se ha convertido, y ahora solo espera que cosas mucho mejores lo aguarden en el futuro.)

Cuando Wangji finalmente logra divisarlos y se acerca, Wei Ying imita sus acciones, anadeando lo más rápido que su cuerpo se lo permite hacia su esposo, dándole el cuarto ataque al corazón que Lan Qiren ha sido capaz de presenciar durante los meses recientes.

—Entrega especial para Lan Wangji~,— anuncia, ahora sosteniendo su estómago como si fuera un paquete, a la par que el mencionado pasa de observarlo preocupado a ser calmado por la actitud del otro. —Sorpresa. Es un bebé.

Lan Zhan toma el vientre de su pareja, acostumbrando a sus bromas a la vez que acepta el 'presente', y anuncia sin previo aviso, —Wei Ying tiene migajas de pastel en su rostro.

—¿Hah?

Lan Qiren los deja antes de que alguno de los dos pueda notar lo divertida que le parece la situación. El hecho de que Wei Wuxian haya discutido y ganado contra miembros importantes de una empresa ahora enemiga sin siquiera alcanzar a limpiarse es increíble, y no esperaba nada menos de su familia.

A lo lejos, divisa a Lan Xichen conduciendo a Yu Ziyuan y Jiang Wanyin al elevador, uno de los abogados de GusuLan acompañándolos. El mayor lo reconoce como el padre de uno de los niños, y no puede pensar en un mejor karma.

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Lan Yuan nace un 12 de enero, en las tempranas horas de la madrugada, aunque Lan Qiren se entera de que viene en camino el día anterior a través de un mensaje de Wangji.

No cree poder olvidar en algún momento pronto el rostro pálido de Wei Wuxian, tendido en la cama de hospital y sudando como si eso fuera lo único necesario para vivir.

—¡Shufu!—, recuerda escucharlo saludar ni bien le dieron permiso para pasar a la habitación. Wen Qing, cuyo rubro no era la obstetricia pero aún podía cooperar, cambiaba las sábanas de la camilla mientras Wei Ying esperaba sentado en una silla, Lan Wangji perpetuamente a su lado y acariciando su espalda. 

Adornando sus facciones, se encontraba su habitual sonrisa, tan deslumbrante como nunca, ignorando el posible dolor inconmensurable que dar a luz traía consigo, además que sus ojos delataban su falta de sueño puesto que llevaban ligeras sombras bajo ellos. Sin embargo, el joven seguía manteniéndose lo suficientemente fuerte como para no perder la compostura pese a la difícil situación.

Seguidamente, una nueva contracción sacudió su cuerpo, forzándolo a doblarse sobre sí mismo e inhalar, conteniendo la respiración por algunos segundos antes de enderezarse a duras penas, siendo asistido por Wangji y un paño húmedo en su frente.

Sin perder más tiempo, el viejo maestro olvida los prístinos pentalones que llevaba puestos y se arrodilla frente a los dos, ante Wangji, quien no ha tenido ni momento para saludarlo por igual. Coloca sus manos en sus hombros. —Lo están haciendo muy bien. — Sus ojos oscilan pacientemente entre Lan Zhan y Wei Ying. —Ambos.

Unas horas después, un pequeño bebé se asoma entre el nido de mantas envolviéndolo. Sus manitos se agitan adorablemente en el aire antes de encontrar un dedo al cual agarrarse: el de su DieDie. Sus ojos dorados admiran con algo que se podría percibir como maravilla tanto a A-Yuan como a la persona que emprendió la lucha final por traerlo al mundo, y Lan Qiren reafirma su pensamiento; aquellos serán unos padres maravillosos.

—Shufu,— es Lan Wangji quien habla esta vez. Él ya no es el menor de los Lan, al parecer. —¿Deseas cargarlo?

Wuxian, a su lado y desde la cama, lo mira expectante.

¿Cómo podría negarse a sostener a su nieto?

Notes:

wwx: *obtiene un caso muy difícil justo después de salir de la universidad*
Yo:
Yo: EL PRIMER JUICIO DEL BEBÉ OMG

Dato curioso: La camiseta que WWX estaba usando cuando le iba a decir a LQR sobre su bendición era una de la lanchita. Al principio iba a poner que era al menos solo una talla más grande pero luego recordé que LWJ está mamadísimo y puse dos xd.

Me veo obligada a reconocer que la mayor parte de este fanfic es 💓🌈🥰🌸🍭✨ con el ocasional Jiang Bashing xd.

Otro dato curioso: Escribí la mayoría del fanfic en mi celular. Recuerdo haber escrito la parte de Yanli en una computadora compartida porque me gusta vivir al límite, asies.

Espero que les haya gustado y muchísimas gracias por todos sus kudos y lindos comentarios<3 Realmente me hacen el díauwu

Ahora sí, es de madrugada así que me voy a mimir XD.

 

~Edit 30/10/21: Hola de nuevo! :D Me vuelvo a aparecer por aquí para decirles que este fic solo está disponible en Wattpad y AO3 de manera GRATUITA y no autorizo que lo publiquen en otros sitios. Esto lo digo porque encontré que mi fic (junto con muchos otros de distintos usuarios de Wattpad) está en una página llamada "L de libro", en donde uno tiene que pagar para ver el contenido de las publicaciones. No encuentro mucha información al respecto pero si alguien sabe por favor dígamelo. Recalco que todos mis fics se pueden leer gratis en AO3 o Wattpad! Gracias por leer y por todo el apoyo♥