Chapter 1: Introductorio
Chapter Text
Introductorio.
¿Dónde mierda estoy?
Mi vista se nubla a cada rato, me cuesta enfocar bien… Puedo ver ¿velas encendidas? Estoy sentado y no me puedo mover… Mi cuerpo no responde. Mi garganta está tan seca que duele respirar. Puedo ver… Que estoy delante de una mesa marrón oscura, hay platos y cubiertos puestos sobre ella como si fuese un restaurante muy fino. No puedo mantenerme… Consciente…
Creo que puedo balbucear algo… Ni siquiera puedo sentir mi lengua sobre mis labios.
Escucho pasos, alguien pone música aburrida, clásica. Una sombra alta se me acerca entre murmullos.
- Vaya… Así que ya despertaste. Perfecto, creo que podemos empezar con el primer plato, no tocaste tu sopa y enfrió. Qué mal… No me gusta que desperdicien la comida...
La voz se aleja. Puedo escuchar que arrastra algo con ruedas, ¿un carrito tal vez?
Mi cabeza late intermitente. No puedo concentrarme. Quiero despabilarme de esto.
- Bien. Creo que para este punto no debes sentir mucho. El medicamento es fuerte… - Puedo escuchar que enciende algo, como una hornalla - Pondré unos vegetales a saltear mientras preparamos el plato principal ¿Te gusta lo que escuchamos? Es el acto III: II. Treulich geführt ziehet dahin, de Lohengrin una ópera escrita en el año 1848, por Herr Wagner. Sin embargo no la presentó hasta el año 1850, es un deleite bastante apropiado para este momento… - No puedo entender de qué demonios habla, intento hablar pero nada funciona - Oh querido, estás babeando… Creo que debería apurarme, sino va a ser doloroso para ti.
Mi vista vuelve a nublarse con líquido. Aquella sombra sostiene mi cabeza mientras pasa algo por mi frente hasta mi nuca. A los segundos, oigo por encima de las cuerdas y trompetas algo metálico, como una lijadora. Intento voltearme pero mi cuerpo se niega a responder. Aquello vibra en mi cabeza con fuerza, rebotan las vibraciones por encima de los trombones. Al poco tiempo, el ruido es silenciado por los coros. La sombra entona la melodía matrimonial mientras mi ojo izquierdo pierde la visión totalmente.
Un miedo llega a mi y parece que se lo transmito a la sombra, que me tranquiliza acariciando mi cara adormecida. Algo chirría, a un costado mío.
- Espero estés preparado para esta delicatessen. La hice con muchísimo amor. Te mereces todo con mi máxima dedicación. Sin sal, por tu presión alta, aunque no es necesaria realmente...
Acerca un tenedor a mi cara, hay una carne medio rosada y gris, con partes doradas. Huele delicioso. Abre mi boca con sus manos enguantadas, puedo sentir el sabor, se derrite en mi boca la carne. Puedo emitir un sonido gutural de gusto.
- ¡Ah! Qué feliz me hace que te guste. Bueno, es imposible que no. Uno es lo que come… ¿Verdad? - Lentamente pude ver cómo colocaba una placa sobre el florero de la mesa… Es un espejo.
Mis ojos se abren, pero solo puedo ver con uno. Y eso es suficiente…
Mi cerebro…
Mi cráneo están… Abiertos… De par en par.
Expuestos… Falta… Falta un pedazo…
No…
Mi reflejo está sonriendo con una felicidad inmensurable. El coro vuelve a entonar por última vez la melodía nupcial. La sombra aparece abrazándome por detrás. Sus ojos azules como el océano me atraviesan, su cabello dorado como el sol…
- Feliz primer año, querido.
Quiero gritar, pero mi reflejo solo asiente sonriente y es besado por el rubio sin rostro… Despierto ahogado en sudor, estoy seguro que grité lo que no podía en aquella pesadilla.
Qué mierda… Qué asco. No creo que pueda volver a tocar carne en mi vida…
Salgo disparado al baño entre ladridos y pisadas afiladas, vomito todo lo que tenía en mi estómago, whisky y cerveza. Siento lamidas en mis manos que se agarran con fuerza al retrete. Lloran preocupados. Me desplomo en el piso agotado. Estoy cansado… No creo que pueda dormirme ya.
Mis bebés se me tiran encima lambeteando mi rostro. Los acaricio y me levanto para lavarme el rostro. Mis ojeras son tan prominentes que me causo rechazo. Arrastro mis pies por el pasillo de madera a la cocina, siempre en compañía. Abro la alacena y saco una botella de vodka a la mitad. Tomo del pico hasta tirarme en el sillón de la sala. Soy asediado por bestias peludas que me cubren y se acuestan conmigo. Miro la hora, en 2 horas tengo que salir al campus.
Me odio.
Hasta acá la intro! Espero les agrade uwu gracias por leer si te pasaste, es el primer fic que publico acá. Sino pueden encontrarme en wattpad como lupussuelto95.
Saluditos!
Chapter 2: Primero.
Chapter Text
Primero.
Me siento patético.
Levanto la mirada a medias, explico cómo detectar detalles del cadáver en ya una avanzada etapa de descomposición y todos miran asqueados. No entiendo para qué estudian si van a estar así. Desde que salí a la calle siento un pitido en mis orejas que parece no irse. Mi cara debe estar más tensa que nunca. La alarma suena y todos se levantan sin despedirse para irse a la próxima clase, parece no importarles lo que grito sobre el examen de la semana entrante. Bufo enojado y frustrado.
Tomo lo que queda de agua en mi botella.
Tengo la garganta en la mierda.
- Wow, estás peor de lo que imaginé.
Una voz chillona y tosca me descoloca a mis espaldas. Veo una silueta corpulenta y alta, se acerca más al inicio de los bancos del pequeño anfiteatro en el que me encuentro. Apenas puedo verlo bien, seguimos a oscuras, solo nos ilumina el resplandor que emite el proyector.
- Bastante grotesco… ¿Ese es el caso Simmons?
- ¿Quién…?
- Vamos Zoro, ¿no me reconoces? - pega una risotada única y parece rascarse la nuca.
- Franky.
-Bueno, al menos finge que te complace verme por amabilidad, somos amigos. - Frunzo el ceño.
-¿Qué necesitas?
- Ver cómo estabas… Se extraña esa forma tan tajante de ser. Robin está molesta, ignoraste sus llamadas y no apareciste para la fiesta de compromiso…
- Si… Perdón, tenía muchas cosas y se me pasó avisarles… Exámenes y eso. - Corro la mirada un poco avergonzado, pero aliviado. Law no dijo nada. Menos mal. Escucho a Franky suspirar desconfiado.
- Solo… Ve y disculpate con ella, bro. - Asiento - En cambio… Conmigo, vas a tener que disculparte de otra manera… Faltaste a la fiesta, Y ADEMÁS, a mi festejo por el ascenso… - Tenso la mandíbula.
- Sabía que querías algo más que ver si seguía vivo y retarme por ser un mal amigo.
Franky se ríe bajando la escalera. Su jopo celeste, ya no existe, se ve que cedió a estar rapado como le gusta a la rarita. La envidio hasta la última hebra de mi ser.
Me invita a tomar una cerveza y acepto, ambos sabemos que no puedo negarme a beber y menos si es gratis. Charlamos sobre cómo estuvo la celebración, más bien, Franky me contaba y yo escuchaba.
Me reconforta demasiado saber que todos siguen bien, me tranquiliza.
- Pobre Torao, tuvo que hacer guardia en uno de los hospitales esos donde van muchos adictos buscando robar material. Luffy estaba un poco intenso sin él, gracias al cielo Usopp y Chopper lo distrajeron haciéndolo cantar en el karaoke. - Carcajea, sonrío de costado. Me siento incómodo y él lo percibe.
Me gustaría seguir enojado con ambos, me gustaría seguir resintiéndolos por la relación pero… Ahora le debo mi vida al novio de mi ex mejor amigo y amor de la adolescencia.
Llegamos a un bar donde los alumnos suelen juntarse después de clases, en las noches. Pasa de las dos, está vacío afortunadamente. Nos sentamos a beber con un poco más de soltura, me siento de nuevo recompuesto, casi feliz.. Pero todo eso se desvanece en menos de un segundo.
- Permiso, espero que no esté ocupada.
Miro a Franky con claro enojo. Era una emboscada y caí por el estúpido poder de la amistad. Una nube enorme de humo cae en mi rostro a medida que otra persona se sienta con nosotros en la mesa.
- Señor, por favor, apague el cigarro. Está prohibido fumar en el interior.
El hombre accede con suma amabilidad sonriéndole a la empleada y pidiendo un jugo de naranja.
- Ah… Esto de hacerse viejo, aprovechen muchísimo ese hígado, yo solo puedo beber una vez a la semana y no más de dos copas de vino.
- Jefe, nos llevamos seis años solamente.
- Y créeme que después de los 40 el cuerpo se va al demonio. - Ambos se ríen. Yo miro la mesa como si fuese lo más importante del mundo y no puedo despegar la vista de ella. Quiero huir con tantas fuerzas. - ¿Qué tal estás Roronoa? Pensé que iba a poder verte el otro día en lo de Flam.
- ¿Qué quieren de mí? Dejen de fingir interés, me dan vergüenza ajena, ¿qué necesitan tan urgente de mi que tienen que aflojarme el cinturón con alcohol?
Ambos se miran, casi eligiendo las palabras adecuadas para lubricarme.
- Bien, ya que quieres que seamos dos basuras contigo, precisamos de tu imbecil talento. - Larga Franky bebiendo de un trago el chop de cerveza.
- Sabemos que te alejaste por ella, pero… Esto es… Hacía tiempo que no veíamos algo parecido y… Creemos que podría ser el responsable del caso Tashigi. - Escupe de sopetón. Imito al peliazul, casi con urgencia. Mi corazón late con tanta fuerza que me marea. - ¿Podrías pasar por el cuartel, mirar unas fotos y decirnos qué piensas? Después de eso si quieres irte a morir a un zanjón, es tu decisión y no te molestaremos más.
Nadie emite sonido alguno. Totally Wired me revienta los tímpanos. Tengo tantas imágenes atravesando mi cabeza… La mano gigante de mi ex jefe me toca el hombro, acercando un vaso de agua a mi boca.
Respira hondo y pausado. Bebe, por favor. Esto es solamente si estás preparado para enfrentarlo.
Pego un manotazo alejándolo.
- ¿Por quién mierda me tomas? Estaré allí. Estoy bien, Smoker. No necesito tu falsa compasión.
Me levanto bruscamente, y me voy sin decir nada más. Camino apurado entre las calles, siento que voy a vomitar mi estómago entero. Doblo en un pequeño callejón detrás de un restaurante y vomito entre los cestos de basura. Respiro agitado, rebusco en mi morral el inhalador, dos aprietes. Pasan unos minutos y vuelvo en mi. Mi espalda se arrastra por la pared mugrosa hasta el suelo. Siento las lágrimas subir y acumularse en mis ojos.
Estoy harto de todo. Estoy harto de todos, y por sobre todo, de mi.
Me costó muchísimo ubicarme entre las calles. Tuve que pedir un taxi hasta la universidad, solo para adentrarme en mi auto, ir a mi casa y encerrarme a hacer lo de siempre… Entrenar, jugar con mis bebés, atenderlos, revisar en los grupos si hubo algún otro abandono, entrenar, fumar de mi pipa, masturbarme, entrenar, beber hasta noquearme en cualquier parte de la casa hasta el día siguiente.
- No es lujoso, pero es una vida noble… Digna...
Intento convencerme mientras me quedo dormido después de caer por las escaleras. Mis bebés se reúnen a mi alrededor y me acompañan. No se puede confiar en los humanos, solo en ellos.
Bueno, va el primer cap como bonus por primer posteo :D Porfi si leíste me gustaría leer algún comentario. Recuerden que esto va a estar basado en Hannibal así que, prepárense.
Hasta la próxima!
Chapter 3: Cuernos y Garras
Chapter Text
Sueño con humo. Con olores deliciosos de cocina. Tabaco y sake. Sueño que escapo lejos, sueño con sangre y las manos de alguien que desconozco pero no puedo evitar de adorar. Me despierto descolocado, en el mismo lugar que caí. Me ducho de mala gana, las imágenes que soñé parecen no irse de mi mente. Repito mi rutina matutina, bebida, universidad, clases.
Pasan un par de días hasta que me digno a pasar por el cuartel, en los que Franky no cesó de llamarme para disculparse por todo e insistir con mi presencia allí.
Atravieso salas y pasillos, nadie me dice nada pero me observan y susurran entre ellos. Ni siquiera me pidieron identificación. Los susurros aumentan y zumban en mis oídos.
Las puertas del ascensor abren en el 3er piso, doy unas cuantas vueltas hasta que logro encontrar la oficina de Smoker, no está allí. Busco la de Franky.
Mierda.
¿El bastardo se mudó de cubículo? Giro sobre mis talones y entro de un portazo a una pequeña sala. Tres pares de ojos me miran intrigados. Dos eran los que buscaba, pero el tercer par, ese es nuevo.
Titubeo un saludo.
- Lamento la intrusión, doc. Pero parece que Roronoa no puede con sus malos modales.
Smoker se disculpa ante el hombre que le sonríe incómodo. Me hace pasar. Me siento en una de las pocas sillas disponibles frente al escritorio. El peliazul me saluda y me sonríe, está apoyado contra el escritorio.
- Zoro, este es el doctor Vinsmoke, va a ayudarnos con el caso también. Es un reconocido psiquiatra europeo y aquí también, tiene muchos libros sobre criminología.
Nos miramos mutuamente de arriba a abajo, analizándonos. Viste un traje gris oscuro que entalla su cuerpo, está demasiado bien vestido. Me siento un poco inferior, con suerte me puse una camisa limpia.
Se levanta y extiende su brazo para saludarme formalmente. Lo imito y me fijo por fin, y con suma dificultad, en su cara. Debe tener alrededor de cincuenta años, porta una barba más oscura que su cabello que es rubio dorado claro. Sus rasgos son extremadamente marcados y fuertes, pero a la vez suaves. Como si forzase los músculos a comportarse de una manera impropia. Sus ojos me dejan aún más pequeño que antes, son de un azul zafiro intenso.
Corto el contacto visual y físico inmediatamente. Giro ante los hombres esperando indicaciones y me siento de un movimiento. El doctor hace lo mismo pero más agraciadamente.
Resulta que había interrumpido la explicación de los casos anteriores a los actualmente acontecidos.
El rubio mira atentamente fotos y archivos, cada papel es examinado con detenimiento. Cada tanto asiente y bebe agua de un vaso que parece ajeno al cuartel.
Pregunta sobre el caso actual. Allí recién presto atención a mis ex compañeros.
Los nuevos expedientes de los asesinatos son casi idénticos a los anteriores.
- Este en especial, es asquerosamente igual. Como si el asesino quisiera repetirlo hasta el último detalle… - Smoker tira sin cuidado fotos. Son del cuerpo descuartizado de Tashigi y de la muchacha asesinada hace unas semanas. - Los padres vienen todos los días a preguntar si hay alguna pista pero ya no sabemos con qué cara mirarlos.
Mis latidos se aceleran. Vuelvo a agitarme y buscar desesperado el inhalador entre mis cosas. El doctor se da cuenta al segundo lo que sucede y pide otro vaso de agua rápido mientras tapa las fotos.
Espera a que inhale y se gira guiándome con la respiración. Es la primera vez que lo veo más de un par de segundos, concentrarme en su mirada tranquila parece hacer efecto.
- Por favor, señores, abran las ventanas y salgan de la sala. Dejen al señor Roronoa respirar en paz unos minutos.
Ambos hombres acceden a la orden y quedamos solos. Reposo mis manos en el borde del ventanal, el aire cargado de smog y olor a orín llena mis pulmones y no sé qué es peor.
Tomo unos sorbos de agua y agradezco con un movimiento de cabeza al rubio que se mantuvo a una distancia media a mi lado. Abro mi bolso y saco un frasco, una parte de mi deja de sentirse intimidada, es un médico de la cabeza y no me siento peligrar al medicarme ante él.
- ¿ Klonopin? - Me pregunta, asiento lentamente mientras trago media pastilla. - ¿Hace cuánto?
- Un par de semanas. Se puso más intenso en el último tiempo.
- Ya veo ¿Terapia?
- Dos veces al mes. - Sus ojos se abren y frunce el ceño.
- ¿Te dan clonazepam y solo hablan contigo dos veces por semana? - Su acento es extraño, no puedo detectar si es francés o alemán. Del movimiento indignado, un poco del flequillo se escapa e interviene. Lo corre en un ademán sofisticado y lo une a su coleta.
- Solo sigo órdenes de los profesionales.
- Inaudito. Personalmente, no estoy de acuerdo con una medicación tan fuerte si no tengo control de mi paciente emocional y psicológicamente, mínimo semanalmente.
- Supongo, pero aquí es distinto, no creo que importe tanto un profesor y ex policía que apenas puede pagar las sesiones. - Entreabre la boca para decir algo pero nada sale.
La conversación es interrumpida por un Franky que entra dudoso y preocupado. La charla posterior es corta e ignorando lo que pasó por insistencia mía.
Acordamos de ir juntos a la escena del crimen del último caso después de ver el estado del cadáver, el clon de Tashigi. La víctima era una joven idéntica en cada aspecto a ella, solo que trabajaba como cajera en un super cercano a su hogar. Al parecer el asesino se presentó en medio de la noche y cometió el parricidio. Familia, cercanos y testigos desconocen si ella salía con alguien fuera del círculo, era muy tímida. Su computadora no develó nada extraño ni fuera de lo normal. Nos llevan a ver el cuerpo a la morgue del subsuelo, está vacía, no hay señales de Robin, ¿seguirá enojada?
La muchacha es parecida, pero no idéntica. Tiene el cuerpo marcado con golpes, además de los cortes milimétricamente hechos, cosa que el de Tashigi no tenía. El cuerpo fue seccionado en piernas, pies, manos, brazos, torso y cabeza. No hay rastros de violación ni abuso físico más allá de lo visual.
Puede ser un imitador.
Somos llevados en el auto de Smoker hasta la casa de la víctima. Vivía totalmente sola.
Entro y paseo por la pequeña casa suburbana, oculta al final de la calle de un barrio familiar tranquilo. Al parecer, la casa fue un regalo de sus padres.
Puedo verme entrando a la fuerza, yendo con sumo cuidado a su habitación y encontrarla dormida. La agarro tapando su boca al instante con una media y atándola sin perder el tiempo para retenerla inmovilizada.
La arrastro a la sala principal. Doy vueltas alrededor de ella, corriendo muebles y concentrándome en lo que tengo que hacer, en lo que quiero reproducir.
Empiezo por sus pies. Sigo por sus dedos. Ella grita y llora a través de las cintas, me enojo porque no puedo verla del todo quieta. La golpeo en mi furia caprichosa y sigo con los cortes, intento memorizar el tamaño y lugar. Las cuchillas que tengo, debería haberlas afilado mejor.
Esto sigue hasta que ella deja de moverse y hay silencio. Me levanto satisfecho y feliz. Camino por el bosque trasero, dejando las partes que corresponden allí, la cabeza en la heladera y el torso en la escalinata de entrada. Reingreso a la casa y limpio todo rastro de mi crimen. Salgo por detrás de la casa, sin ser visto ni oído.
Parpadeo encontrándome al borde de un arroyo. Mis ojos inspeccionan las rocas de alrededor, parecen haber marcas de pisadas.
- Buscamos a fondo aquí, creemos que se limpió con el agua y siguió de largo. No hay rastros de nada. - Me informa Smoker a mis espaldas.
- Es un imitador. No es el asesino de ella. - Digo seco.
- Lo suponía.
- Me mentiste.
- ¿Qué más ve tu cabeza enferma?
- No comparto mis delirios con mentirosos.
Camino volviendo a la casa, ninguno dice nada. El doctor menciona lo mismo, un posible imitador.
- Es alguien con claros problemas de paciencia e ira. La casa la ordenó y limpió demasiado rápido. Puedo llegar a hacerles un arquetipo del posible asesino, pero… Debería compartir la información con los dotes del señor Roronoa. - Me mira dudoso, arreglando su corbata. - Pero no parece querer trabajar con nosotros.
- No… No es eso.
Balbuceo sin saber qué más decir. Me sentí algo atacado con lo último que dijo. Casi desafiado a no atreverme a trabajar.
- No creo que sea sano para su estado mental, sin embargo, podría ofrecerme a algo, solo si acepta claro. - Lo miro intrigado. - Con lo que me comentó allí en el cuartel, algo dentro de mi mermó. Si no le molesta, podría atenderlo, seguir su estado más de cerca y eliminar la medicación. No hay nada que no se pueda solucionar o solventar.
Me siento invadido e incómodo.
- Todo claro, en pos de que el señor Roronoa pueda ofrecer sus servicios tan únicos que me comentaron. Alguien de su calibre desperdiciado en una clase con personas que no parecen interesarse en algo tan necesario como la criminología.
Aprieto la mandíbula. Smoker prende un puro y, acepta por mi.
- Una sesión, Roronoa. Mejor que la mierda que tienes ahora es. El doctor Vinsmoke no hace esas cosas, y menos gratis. Deberías apreciarlo.
- Yo no acepté nada, conozco mi calibre y situación.
- Eres un alcohólico suicida, deberías darte una chance de no ser un idiota inútil. - Suelta tajante soltando el humo con la misma dureza.
- ¡Jefe! ¿Cómo puede decirle algo así a Zoro? - Franky se le abalanza sujetándolo del cuello de la camisa. El doctor no saca la mirada de mi, parece importarle poco la pelea que sucede.
Ambos se tironean hasta que los separo, en ese silencio confuso, aprieto el puño y es estrellado contra la mejilla derecha de mi ex jefe. El puro sale disparado y él cae al suelo de madera.
Desaparezco por la puerta de entrada. Franky grita a mis espaldas junto a Smoker, no sé dónde mierda estoy, pero prefiero mil veces irme caminando hasta la ciudad antes que volver en el móvil de esos dos imbéciles.
Sigo la única ruta que veo disponible para salir del pueblo. Al poco tiempo, un auto frena a mi lado, es el de Smoker. Me giro para encontrarlo pero solo encuentro al rubio en el asiento del conductor.
- Vamos, lo llevo a su hogar, o en su defecto hasta la ciudad.
Acepto. Está anocheciendo y no tengo ganas de caminar hasta el día siguiente. Subo, da una vuelta en U. Empiezo a quejarme.
- Pero señor Roronoa, estaba yendo al revés. Se estaba dirigiendo al pueblo siguiente.
Cierro la boca al instante y miro por la ventana. Me comenta que pidió el móvil y que debía volver a buscarlos después de dejarme a mi. No hablamos más en el viaje hasta que llegamos al inicio de la ciudad.
- Está bien, puede dejarme aquí. - Vinsmoke accede y se estaciona en la primera calle que ve disponible.
- Piense lo que le dije, Zoro. - Sus ojos me atraviesan. - Usted tiene algo que nadie más tiene, visión y talento. Me tomé el atrevimiento de buscar sobre usted cuando me mencionaron que posiblemente trabajaríamos juntos. Es un joven talento. Una estrella en su materia. Le han pasado cosas malas, pero puede superarlas. Confíe en mí, por favor. Me siento en pos de ayudar cuando un inocente es devorado por los traumas y miedos, le cobraré lo mismo que le cobra su médico actual.
- ¿Por qué?
- Le acabo de decir…
- Es demasiado bueno para ser verdad. - Me saco el cinturón de seguridad y destrabo la puerta. Él rebusca entre su saco y me pasa una tarjeta mientras salgo del vehículo.
- La verdad no siempre es mala. - Se enciende un cigarrillo. y me suelta el humo en la cara.
Cierra la puerta, y desaparece entre las calles. Miro la dirección, los teléfonos. Atrás dejó escrito los horarios que podía pasar, guardo la tarjeta en mi chaqueta. Muerdo mi lengua a medida que camino hacia el cuartel.
Vuelvo a mi casa pensando, paso por esos lugares... Repito mi rutina al llegar. Debería ponerme la alarma.
Mañana tengo que pasar por el despacho del doctor Vinsmoke Sanji temprano.
Yyyyyyyyyyyy hasta aquí. Espero les esté gustando cómo va, gracias por los kudos *-* aprecio mucho todo!
Chapter 4: Garganta Profunda
Chapter Text
Es muy de noche. No recuerdo lo que hacía pero estaba tirado en el piso, de camino al sillón. Algo fuera de casa clama mi nombre. Me levanto extrañado y salgo al porche.
El cielo no tiene una sola estrella a la vista y es lo primero que llama mi atención, hay muchísimo silencio y es incómodo.
Algo emite un sonido gutural, frente a mí a un par de metros, una sombra toma forma.
Es un carnero totalmente negro. Su mirada está fija en mí.
Un temor empieza a nacer en mi pecho. Me siento agitado ¿Cómo no me di cuenta que estaba allí al salir?
“ Zoro… ” habló.
Bajó la cabeza mostrando sus cuernos, pasando con furia la pezuña izquierda contra la tierra. Estaba preparándose para atacar. Corro hacia dentro y cierro la puerta, a los pocos segundos el animal entra de un salto por la ventana, haciéndola trizas. Mis perros no ladran.
Salgo corriendo al bosque. El animal me persigue. Al poco tiempo salgo al inicio de la carretera, miro hacia ambos lados, el carnero aparece en el lado derecho de mi periferia a unos tres o cuatro metros.
La carrera empieza de nuevo.
- Señor… ¿Señor, me escucha?
Salgo de un trance, estoy parado en medio del asfalto. Intento ubicarme mirando los alrededores pero no puedo.
- Señor… - la voz vuelve a insistir, es un policía. Dos policías en su vehículo. No entiendo cómo no me percaté antes de ellos. - ¿Está bien?
- ¿Dónde estoy? - Susurro más para mi que para ellos. Ellos cruzan palabras.
- Señor, ¿dónde vive? - Menciona el conductor.
Les explico. Resulta que estoy a 2km de mi hogar. Llamaron los vecinos más cercanos que tengo (que viven a 500 mts de mi casa) porque me vieron vagar por la autovía seguido por mis perros que no paraban de aullar y ladrar. Retuvieron a todos y mientras la señora los entraba a su casa, el marido intentó hablar conmigo, pero al parecer estaba en otro plano. Con miedo a que suceda algo llamó a la policía y aquí estamos.
- ¿Es sonámbulo? - Me consulta el policía acompañante.
- No… No desde hace años.
- Suba, lo acompañamos a su casa ¿Está bajo alguna medicación?
- Calmantes. - Subo en la parte trasera el móvil.
- Debería comentar ésta situación con su médico. Por aquí a estas horas pasan muchos camiones, puede peligrar su vida. O las de sus mascotas.
- ¿Qué hora es? - Pregunto cortando la conversación. Nada me molesta más que me digan qué hacer. Me dicen que son las 4am.
Nadie dice más nada. Al llegar a casa, mi vecino tuvo la amabilidad de entrar a mis bebés, los policías me dejaron con recomendaciones y advertencias dóciles.
- ¿Necesitas algo? ¿Estás bien? - me pregunta el alto hombre.
- Si, lamento muchísimo todo este incidente Brook, les pido disculpas a ambos. - Bajo la cabeza avergonzado.
- Está bien, nos asustamos solamente de tu estado. ¿Estás viendo a un especialista?
- Mañana, más bien hoy, empiezo con uno nuevo. Las pastillas que me dieron me hacen peor, como podrás apreciar.
Brook parece querer decirme algo pero se lo guarda. Sé que me iba a regañar por la cantidad de botellas tiradas por el piso.
- Bien, volveré a casa. Me alegra que estés sano y salvo y que mañana cambies de médico. Si necesitas algo, ya sabes.
Asiento, Brook se sube a la camioneta siendo aullado por mis bebés y desaparece. Me siento agotado en las escaleras del porche. Mis bebés me llenan de besos y cariños. Les pido perdón a todos y cada uno de ellos. Me siento mal por todo el malestar que les causé a mis vecinos, tengo que llevarles algo a modo de disculpa. Además… Les debo demasiado. Les debo a Chika y Mocha y… La última vez…
Siento la imperiosa necesidad de beber pero las contengo. Los minutos pasan. Debo prepararme para verlo.
Algo en mi se acumula de nervios. Entro a la ducha y dejo que el agua helada me termine de despertar, pienso en la pesadilla mientras enjabono mi pelo. Pienso que realmente salí de casa pensando que un carnero me seguía.
Supongo que es algo interesante para contarle al doctor como inicio. Aunque seguramente primero se interese en la relación con mis padres y primera infancia como cada puto loquero. Eso me desanima. No sé si quiero ir ya…
Una pesadez me empuja al piso, el agua corre. El tiempo también…
Estoy contando los segundos, mirando el reloj a cada rato. La puerta de la oficina está ante mí. Todavía no es la hora. Justo alguien la abre, rompiendo mi concentración para tocar el timbre. Una mujer se limpia las mejillas donde parecen caer lágrimas. A sus espaldas el doctor la observa.
- Ah, señor Roronoa, buenos días. Justo a tiempo llegó. Me gusta que sea puntual. - sonríe acercándose abriendo la puerta aún más invitándome a entrar.
- Zoro está bien, puede tutearme. - Paso a un pequeño hall azul oscuro con tres puertas blancas, dos a los costados y una al frente. Es todo tan fino, intimida. La decoración parece cara.
- En ese caso, pido lo mismo hacia mi persona, Sanji está bien. Por favor, por aquí.
Hace ademán para que lo siga a la puerta del lado izquierdo. Una imponente biblioteca de dos pisos me sorprende. Es más grande que toda mi casa. Accedemos por el piso de abajo, hay escaleras movibles de una madera preciosa.
La sala es cálida, del mismo color que el hall, hay un fuerte aroma a cuero y almizcle juntado con la madera. Es relajante. Supongo que es a propósito para que uno tenga una sensación hogareña del lugar y no algo crudo e impoluto. Las cuerdas de un violín retumban contra las paredes, tengo tan poco conocimiento en este tipo de música que no tengo la menor idea de quién es. Para mi son todos iguales los músicos. Sin embargo, no es molesto, al contrario, combina con el lugar y su ambiente.
- Increíble doctor. Las últimas salas de terapia a las que fui apestaban a limpiador y flores blancas. La música también. - Él emite una pequeña risa satisfactoria.
- Espero te sea cómodo el lugar, algunas personas pueden llegar a sentirse pequeños, aunque otras tienen un poco más de libertad respiratoria al no ser una caja blanca. Agradezco tu comentario, lo que estás escuchando es la suite nº1 para cello en G, preciosa y amena así como conocida. ¿Te puedo ofrecer un café tal vez, o un té? - Lo veo en la otra punta de la biblioteca, estaba tan distraído y nervioso que no me percaté de que me quedé parado agarrando la cabecera de un sillón de cuero negro. Él me sigue sonriendo. Tiene un porte y un traje elegante que acompaña la habitación. Aparto la vista con aquel pensamiento fugaz.
- Si, un café está bien, gracias doc.
- Por favor, siéntate. Relájate. - Acepto la propuesta, me dejo abrazar por la comodidad del sillón. Me saco mi chaqueta verde.
¿Me veré bien? Al lado de Sanji calculo que no. Veo mi camisa blanca y negra a cuadros, mi gastado jean, mis zapatos levemente manchados con barro… Acaricio mi entrecejo, mis oídos zumban al ritmo de la melodía.
- ¿Azúcar, edulcorante, crema? - Su voz resuena en la sala.
- Nada por mi parte.
- Ah… Amargo y puro, como me gusta a mi. - Se aproxima con dos tazas pequeñas en una charola de plata. La deja sobre la mesa ratona de cristal entre nosotros. Él abre de un movimiento rápido el único botón que mantiene su traje cerrado y se sienta en el sillón frente a mi. Ambos tomamos y degustamos del café. Es más amargo de lo que pensaba. Carraspeo un poco. - Colombiano importado, de la mejor calidad.
- Si, se puede notar…
Silencio. Nos miramos entre sonrisas nerviosas.
- ¿Quieres contarme un poco de ti, Zoro?
- Si… ¿No vas a sacar un anotador? - Sanji sonríe.
- No, no lo necesito. Tengo una excelente memoria, no te preocupes. ¿Por qué no empiezas contándome por dónde vives y con quiénes? ¿Tu edad, trabajo, estudios? - Me enderezo un poco.
- Bien. Tengo 34 años. Trabajo en la universidad Drum como profesor de criminología e historia del crimen. Estoy recibido como criminalista, investigador y criminólogo dentro de la policía, eso me permite trabajar con ellos y, como lo que soy actualmente. - Sanji asiente clavando sus ojos en mí, muerdo el interior de mis mejillas. - Vivo alejado de la ciudad, en las afueras, por el bosque Pennyworth junto a mis… Eh… Mis 8 mascotas. - El doctor levanta levemente sus cejas interesado. - Son 7 perros y una tortuga. Todos fueron rescates.
- Interesante… ¿La tortuga también?
- Si… La encontré al costado de la ruta volviendo a casa una tarde, la dejaron en una cajita con dos hojas de espinaca y sin agua.
- Bastante desalmado su ex-dueño…
- Si, pero fue la que mejor cuidada estaba.
- Es muy triste que descarten así a quienes acompañan sus vidas. ¿Cómo empezaste a rescatar animales? ¿Es algo que solías hacer desde pequeño?
- No sé realmente, de pequeño nunca sentí real interés en los animales. - Tomo un sorbo de café y aclaro mi garganta. - Una noche volvía del trabajo, cuando todavía trabajaba con Smoker y al costado de la calle corría un pequeño cachorro de no más de 4 meses, estaba sucio y asustado. Tardé una hora hasta que pude calmarlo y subirlo al auto. No tenía collar y estaba muy lastimado. Lo llevé a una veterinaria no lejos de allí, tenía muchos huesos rotos, estaba totalmente deshidratado y hambriento. Alguien lo golpeó y abandonó a su suerte. Quedó internado esa noche. Para mi sorpresa, no pude alejarme de él. Dormí en el auto esperando a ver si sobrevivía la noche. Y lo hizo. - Sonrío recordándolo. - Esa misma mañana me traje a Wado conmigo al trabajo, estuve cuidándolo todo el día y cuando volvimos a casa, pude ver la paz en sus ojos. Y yo también sentí paz. Para cuando menos me di cuenta… Ya tenía a Kitetsu y a Yubashiri también. Wado no vivió mucho, pero al menos fue feliz por unos años más… - Sanji me pasa un pañuelo descartable. Me seco avergonzado las lágrimas que nunca me di cuenta que caían.
- Increíblemente noble tu accionar, Zoro, hiciste bien. - Me sonríe y bebe de su café.- Sin embargo, y no me malinterpretes, me llama la atención que vivas tan lejos del trabajo. ¿Siempre ocupaste esa casa entre el bosque y el campo?
- Ah, si… Heredé un dinero y la compré. Nunca me gustó el ruido de la ciudad y su clima tóxico… Me parecía lo más sano, respecto al trabajo que tenía.
- ¿Era muy duro?
- No sé. No lo fue hasta que apareció cierto individuo.
- ¿El original de lo que estuvimos investigando ayer? - Asiento, miro fijo las tazas, la charola de plata, sus curvas y su blancura. - ¿Por esa razón te alejaste de las fuerzas?
- Si, es una forma de decirlo.
- ¿Y cómo lo dirías tú? - Mis ojos lo enfrentan. Está expectante. Titubeo un poco.
- No sé. Tengo un poco borrosos los recuerdos de ese tiempo. Sólo estoy seguro que me desligaron del caso cuando… Sucedió lo de Tashigi. Y sencillamente perdí las ganas de todo relacionado a trabajar allí.
- ¿Qué relación tenías con Tashigi? Supongo que era bastante fuerte.
- No realmente. Competíamos por el mismo puesto, que hoy tiene Franky. Era una relación extraña, no soportábamos estar en la misma habitación. Ella era extremadamente gritona, demandante, torpe y desprolija. Era insoportable. La mayoría pensaba que era histeria y que íbamos a terminar juntos pero, no. Nunca iba a suceder semejante estupidez.
- ¿Crees que ella sí lo pensaba?
- Tal vez. No es como si fuese algo relevante.
- Extraño que lo menciones y aclares entonces. - Quiero mandarlo a la mierda, patear la mesa e irme. Me contengo apretando los puños. - No es para que te sientas atacado. Es solo un detalle. Bien, entonces, podemos decir que eran como el agua y el aceite, ¿no? - Asiento apretando la mandíbula. - Entonces, ¿qué provocó el quiebre, si era alguien que desestimabas? - Aprieto aún más los maxilares. - Recuerda, estamos en un espacio seguro y nada va a salir de aquí, es todo confidencial...
- Se parecía a ella . - Le corto de prepo. Mi cabeza hace ruido de interferencia al igual que mi vista.
- ¿Quién?
- Tashigi se parecía a Kuina . - Hay una pausa por parte de ambos. Respiro rápido y casi jadeando. Nunca hablé de ellas así, es la primera vez que lo reconozco en voz alta. Algo me ahoga y me aprieta el cuello. Desabrocho los primeros botones de la camisa, busco mi inhalador. - Mierda, mierda, apague esa porquería. - Tapo mis oídos sin poder escuchar ni mis propios pensamientos. Él se levanta sin chistar y mientras apaga la música, me trae un vaso de agua; hacemos los ejercicios de respiración habituales para ataques de pánico.- Es la primera vez… Que digo eso. Que vuelvo a hablar de ella .
- Si quieres podemos cambiar de tema.
- No, está bien. Necesito unos momentos. - Me levanto y camino por la sala. Busco cosas en las que concentrarme para volver a mi. Encuentro una escultura alumbrada por la tenue luz blanca. Es una masa negra, parecería tener forma de cuernos… Cuernos…
- ¡Ah, doc! - Llamo a Sanji, se encontraba limpiando la mesita. Siento toda su atención en mí. - Eh… Tuve un pequeño episodio anoche.
- ¿A qué te refieres? - Deja las cosas mientras se abrocha el saco nuevamente.
- Tuve una pesadilla, y parece que mi cuerpo decidió ir a dar una vuelta.
- ¿Sonambulismo? No me sorprende, fue un día muy estresante para tí, Zoro. Más con lo que me contaste. ¿Hace cuánto no…?
- Tres años. Hace tres años y medio que dejé toda esa vida atrás.
- ¿Tienes pesadillas seguido?
- Si. Yo… De hecho… - Suspiro dudando si contarlo - Bebo para no tenerlas, las tengo porque bebo. Es un círculo vicioso.
- ¿Qué tanto bebes?
- Hasta noquearme donde sea. - Me muerdo los labios. Me siento abierto como un libro. Debería estar asediado por las preguntas, como siempre. No hubo preguntas sobre mis padres como hacen todos de golpe, ni cuestionamientos por mis mascotas; Vinsmoke... - Me confunde.
- ¿Qué cosa? - Mierda, hablé en voz alta.
- Nada. - Sanji camina por el lado contrario a donde me encuentro.
- No eres de hablar así tan suelto y eso te confunde. Si eso es un problema que realmente te incomoda, - Apoya una mano sobre la columna gris que sostiene la escultura y con la otra la acaricia. Sus manos están tan pulcras, parecen increíblemente tersas, a pesar de su edad. - podemos seguir con el trato que teníamos. Total, solamente era una sesión. Por mi parte, creo que puedo ayudarte. También creo que la combinación de pastillas y alcohol es algo grave e intenso. A la larga te va a terminar hiriendo, y tienes que ser consciente que tienes vidas a tu cargo. - Muerdo el interior de mis labios y mejillas. - Claramente tienes ansiedad, lo cual es un tema para largo. Cambiaría tu medicación a algo más natural y sano y, empezaríamos el largo camino de desintoxicación. Pero todo esto es algo que decides tú, Zoro. ¿Quieres seguir conmigo?
Por un momento nos miramos en un atosigante silencio. Él extiende su mano, sus ojos no me dejan escapar. Me siento escudriñado, y de alguna forma, importante. Como si fuese una escultura que él está apreciando con sumo interés. Hay una tensión en mi extraña. Disuelvo el puño y mi mano se estrecha con la suya. No hay música, pero mi cabeza reproduce la canción de hace unos minutos.
Trago saliva duro y profundo, y la siento bajar hasta el fondo de mi estómago, no dejamos de observarnos en ningún momento ni rompemos contacto físico.
Su mano, definitivamente, es tan suave y cálida como su sonrisa ahora.
apaaaaa, hasta acá por ahora, voy a intentar andar subiendo entre el jueves y el sábado un cap nuevo :D gracias por los kudos <3 espero les guste esta entrega! besis <3
les recuerdo que pueden encontrarme en wattpad también como KannibaleFuchs, aunque ahí no subo tan seguido como acá :( pero al menos ahí podrán ver la portada ya que acá no puedo mostrarla :c
Chapter 5: Ojos Abstractos
Chapter Text
- Tus manos están demasiado ásperas, deberías usar alguna crema, tienes algunos cortes que cicatrizaron lento. - Alejo mi mano automáticamente y meto ambas en los bolsillos del pantalón.
- No me preocupa realmente eso, me da igual.
Sanji abre un poco los ojos y sonríe de costado.
- ¿Por qué no me sorprende? - Se gira mirando la estatua rara. - Ésta pieza la conseguí en una subasta en París, hace seis años atrás. Me fascina totalmente, siempre cambia su forma a lo que uno piensa, lo que uno siente, lo que hace que siempre sea distinta tanto a los ojos de uno como a los de los otros… ¿Qué viste, Zoro? Digo, te acordaste muy de repente de tu situación de anoche…
Mis ojos viajan de sus azules orbes a la figura. Los cuernos que había visto en su momento, ahora parecían algo totalmente abstracto, sin forma ni sentido. Abrí mi boca levemente, confundido. Tenía razón. Cambió.
- Eh… Justamente, acaba de cambiar. Había visto un par de cuernos, como los del carnero que soñé.
- ¿Y ahora qué ves?
- No… No lo sé. No le encuentro el sentido ni nada… Es algo… No, no sé definirlo, lo lamento, doc.
Sanji cierra sus ojos y vuelve a sonreír, como si mi respuesta lo satisficiera.
- ¿Quieres seguir con los últimos minutos de la sesión? - Afirmo con la cabeza sin sacarle la mirada - Bien, preguntaré algo más liviano y tranquilo ¿Tienes algún o varios hobbies?
La pregunta me saca de juego. Hace… Ha pasado demasiado tiempo desde que me preguntan algo tan… Estúpido.
- ¿Qué pasa doc, acaba de atacar la flojera? ¿No me quieres preguntar algo aún más de psicología vaga y barata como por mis padres para ver si soy team Electra o Edipo? - Sanji se ríe pero luce molesto. Capaz le toqué una fibra.
- ¿Flojera? Para nada, Zoro. Era una pregunta para distender y conocer a mi paciente al fin y al cabo. Pero ya que estás dispuesto a contestar algo tan “simple” como por tus padres y hobbies, por favor… - Extiende su brazo de forma caballerosa, inclinándose levemente hacia delante, ofreciéndome asiento nuevamente en los sillones.
- Claro, no hay problema, pero luego me gustaría oír tu respuesta.
- ¿Mi respuesta? - Lo ignoro caminando arrastrando mis pies y sentándome con pesadez.
- Si, de las mismas preguntas. - Él arquea su arremolinada… Un momento, su ceja ¿Qué mierda…? Una risa a medias se me escapa e intento taparla fingiendo tos.
- Zoro… ¿Qué te causa tanta gracia? - Sanji se acaba de sentar en el sillón contrario y me mira aún más molesto.
- Nada. - No puedo simular seriedad.
- Algo te llamó la atención.
- No. Nada. Sigamos con su psiquiatría perezosa, doc. - Frunce el ceño pero acepta otorgando silencio. - Mis padres, bien. No tengo idea, nunca los conocí. No tengo idea de nada sobre ellos. Quedé en un orfanato hasta que cumplí 16, posteriormente me escapé y nunca volví a ese lugar. No los odio, no me interesan. En cuanto a mis hobbies creo que serían dormir, entrenar, beber y kendo. Todo eso forma parte de mi rutina diaria. Duermo, me despierto, entreno antes de ir a trabajar, vuelvo, entreno, hago kendo con técnica de santoryu, bebo y me duermo. Entre medio cuido de mis bebés. - Vomito todo esto de forma acelerada. Sanji se quedó en silencio procesándolo. - Te toca.
- ¿Por qué mejor no nos detenemos en tu rutina diaria? Pareces querer evitar algo con ella.
- La verdad que sí.
- ¿Y eso qué sería?
- Preguntas estúpidas de un rubio con cejas arremolinadas que pretende psicoanalizar absolutamente cada acción que tengo. Me gusta entrenar y practicar kendo, no hay nada detrás de ello, me gusta beber y adoro dormir. Fin.
Nadie dice nada. Sanji parece contener la respiración, sus pupilas se clavan en las mías con intensidad.
- Tu otro hobby parece ser un bruto de mierda, maleducado y con cabeza de brócoli mal podado. - Su respuesta es tan tajante y cruda que me descoloca, no puedo evitar estallar en risotadas. Él relaja su cara, y me sonríe riendo levemente. - Lo lamento, fue muy poco profesional.
- No, está bien. Me siento un poco más cómodo así. Hasta pareces humano. - Ambos nos sonreímos en silencio.
- Un poco masoquista de tu parte si te hace sentir cómodo que te insulte. -Mira hacia el techo y suspira- Bueno. Supongo que me toca. Bien, mis hobbies. Amo con toda mi alma cocinar, es mi segunda pasión después de la psicología humana. Me crió un chef, desde que tengo memoria, para ser uno igual y mejor con mi propio restaurante. Pero le fallé al viejo, y terminé escuchando a cabezas de algas como tu. También entreno diariamente y práctico un poco de taekwondo, muay thai y tai chi. Sin embargo solo me dedico a patadas, no quiero dañar mis manos de chef. - Increíblemente, me interesa cada cosa que dice, muy en el fondo me gustaría entrenar con él.
- ¿Y tu madre?
- Murió cuando era muy pequeño por causa de una enfermedad.
- ¿Hermanos?
- Si, soy el único vivo que queda. - Abro mis ojos sorprendido nuevamente, dice las cosas de la misma forma tosca que yo, pero de forma recatada. - Fallecieron por la misma enfermedad que ella. Excepto mi hermana menor, murió por… Un accidente, al año después.
- Lo… Lo lamento mucho.
- No, está bien, pasó mucho tiempo de esto. Casi 40 años, de hecho. No te preocupes. ¿Contento?
Me levanto sonriéndole aún más. Me estiro un poco abriendo mis brazos y bostezando. Él me observa atentamente, pero con una mueca extraña. Una mezcla de desagrado y curiosidad.
- Tu espalda suena terrible.
- Gracias. Y si, estoy contento.
- ¿Te molesta si me prendo un cigarro? - Niego. - ¿Te estabas riendo antes por mi ceja?
Muerdo mi boca por dentro, me siento un nene que fue descubierto robando una galleta antes del almuerzo. Camino hasta una biblioteca cercana y me distraigo leyendo por dentro los títulos de los gruesos libros.
- ¿Si? Lo lamento, no la había notado hasta ese preciso momento.
- Bastante raro, es… Lo que primero me preguntan. Pensé que no habías dicho nada por educación, pero veo que me equivoqué. Eres un simio sin modales. - Él se vuelve a levantar prendiendo el cigarrillo. Su cuerpo se pega a mi por detrás y me saca de la mano el libro que estaba curioseando volviendo a dejarlo en su lugar. Aquella acción me tildó el cerebro, no lo escuché ni sentí acercarse. Puedo sentir su respiración en mi nuca, no muy lejos de mi. Una nube de humo viaja hacia mis manos que siguen extendidas en la misma posición. Un pequeño escalofrío recorre el lugar hasta mis pies. Puedo escucharlo aspirar…
- ¿Acabas de olerme? - Me giré a mirarlo extrañado. Él se alejó carraspeando.
- Difícil hacerlo con ese aftershave tan malo y nauseabundo. Puedo recomendarte uno mejor, hasta debería recetártelo, puede que la gente se te acerque sin ese apestoso hedor a viejo vencido. - Camina lejos de mí disfrutando del tabaco. Él huele un poco a tabaco pero más dulce y suave...
Antes de que pueda decir algo, su teléfono suena por toda la sala. Él se dirige a atender al instante. Por mi lado, mi celular no para de vibrar con mensajes. Los ojeo mientras él charla. Son de Franky avisando de un nuevo caso y, que me necesitan cuanto antes en el lugar.
Levanto el rostro, él acaba de cortar y apagó su cigarro. Le muestro mi celular desde lejos.
Nos llamaron a ambos.
- ¿Te llevo?
Acepto la invitación sonriendo de lado.
- Psicólogo y chofer. Nada mal, Vinsmoke.
Bueno bueno, hasta aquí el cap! Espero les esté gustando. Este fue un poco más cortito, pasa que el próximo si va a ser más largo y pesadito xd agradezco con todo el cariño los kudos <3 gracias por leer!
Besitos!
Chapter 6: El ciervo en la habitación.
Chapter Text
- No podíamos negarnos. Nos pasaron el caso. El tipo es muy impoluto.
Franky termina su cola y tira la botella en el fondo de su auto. Estamos afuera de la casa de la última víctima.
Masajeo mi sien, el peliazul me retuvo en su oficina, separado del doc, explicándome el caso mientras Smoker se llevaba a Sanji a otro lugar. Lo último que pude observar era como susurraban e intercambiaban miradas cómplices… Aprieto los dedos contra los costados de mi cabeza para alejar esa imagen y poder concentrarme en la razón por la que estoy aquí.
En la zona aledaña a la ciudad, fuera de nuestra jurisdicción, vienen ocurriendo hace al menos un año, desapariciones de jóvenes. Las víctimas son todas idénticas. Misma contextura, edad, altura, color de piel, ojos y cabello. Entre cada una no hay más de dos meses.
Se siente ansioso, casi como necesitando su dosis, no puede permitirse esperar mucho entre ellas ni siquiera para despistar y que parezcan casos aislados. Es lo que defino como la búsqueda del boleto dorado. Está buscando a alguien muy particular en ellas.
Lamentablemente, no sé si Smoker lo entendió cuando se lo expliqué en la oficina. Es demasiado cortito de mente para esto. O yo demasiado empático…
Parte de mi mecanismo es.. Sumergirme y entenderlos. De ver más allá del modus operandi de los criminales, de ir unas capas más abajo y meterme en sus cabezas, de realmente captar las acciones o intenciones de algunos.
Me inquietó ver a Smoker conversando así con Sanji. Sé que él no puede romper la confidencialidad entre médico y paciente pero… Me siento una rata de laboratorio. Un juguete que pasa de manos entre ellos dos. No dudo que le haya dicho sobre mi espectro…
Suspiro haciendo ruido en exceso. Otra vez se metió en mi cabeza ese maldito rubio.
- Se suponía que solo iba a hacerles de ayuda y consulta en un solo caso, que ya les confirmé que es un imitador. Accedí a hacer una sesión de terapia. No tengo intención alguna de volver al campo.
- ¿Entonces por qué aceptaste leer los expedientes y venir hasta acá? Zoro, vamos, extrañas esto. - Suspiro mirando a la casa. Mierda.
Mi garganta seca me reclama una cerveza, restriego mis ojos tratando de ignorar la latente ansiedad y salgo del auto. No sé si extraño estar en el campo, siento curiosidad, una urgencia por resolver las cosas por simple satisfacción.
- El cuerpo de la muchacha está desaparecido aún. Los padres saben que encaja en el perfil. Todos lo sabemos. La chica tenía la rutina de venir de paso desde su trabajo a la universidad para alimentar al perro de sus padres, pero aparentemente nunca lo llegó a hacer ni se la vio en clases. - Me menciona antes de tocar el timbre. Carraspeo justo cuando abren la puerta.
Odio hablar con gente. Detesto socializar por demás, odio las miradas extrañas.
Escucho sus testimonios nuevamente en su comedor, ellos tiemblan y lloran. Franky los consuela mientras responde algunas de sus dudas.
- Cuando volvieron... El perro ¿les pidió comida? - Ambos frenan el llanto y se miran descolocados. - Dicen que ella debía venir a alimentarlo porque era su única comida hasta la noche que volvían ustedes ¿Les pidió comida?
Se miran aún más extrañados, pero no recuerdan ningún reclamo del animal. Asiento y me alejo, esperando que Franky se me acerque.
- Fue aquí. Vino, alimentó al perro. La secuestró aquí, sabía sus movimientos y sabía su rutina. Sabía que iba a estar sola.
Él abre sus ojos, puedo ver un poco de molestia en su rostro. Posiblemente cuestionándose cómo pasaron por alto a la mascota. Saca su celular y rápidamente pide un equipo forense en la casa, ante la sorpresa de los padres que tiemblan horrorizados. Su hija le abrió de forma voluntaria la puerta a su victimario. Creo que quiero sentir un poco de empatía por ellos pero…
El perro hace una aparición violenta entrando desde el jardín trasero. Sube inquieto las escaleras de la casa. Es una cruza de labrador con algún perro más pequeño, es de un adorable color marrón oscuro. Sus uñas chocan contra la madera haciendo estruendo, pero nadie parece notarlo.
- ¿Puedo subir a su habitación?
Ellos me acompañan al primer piso. La mascota da vueltas y le llora a una puerta en particular. El padre lo llama extrañado pero Milo no hace caso. Me adelanto y abro con cuidado la puerta, solo para sorprenderme con la víctima en la cama, reposando en un impoluto estado casi de sueño. Retengo de un movimiento a la pareja de entrar entre los llantos y ladridos del animal que se sube a la cama angustiado, lamiéndole la cara a su compañera de juegos.
Le grito desesperado a Franky que apura las llamadas y logra bajar a los padres a la planta baja. Respiro hondo y me acerco a levantar a Milo, intentando consolarlo. Lo saco de la recámara y me quedo acariciándolo en el pasillo.
- Tranquilo. Ya no hay nada que puedas hacer. No fue tu culpa. - Sus ojos miel me observan con profundidad y dolor. - Te prometo encontrar al que le hizo eso a ella, ¿si?
Franky me chasquea los dedos avisándome que están todos en camino.
Anna, yace abrigada con una manta, fría. Su tez es de un color grisáceo ya. Respiro aún más profundo y cierro mis ojos.
Este es mi escenario.
Puedo verme cargando su dormido cuerpo, mucho antes que los padres llegaran de trabajar; ya me ocupé de Milo como antes, lo dejé demasiado entretenido comiendo en el patio trasero. El pobre está hambriento.
Dejo a Anna en su cama, algo en mí urge por estallar. Me le subo encima, apretando su cuello con vehemencia. Ella abre los ojos, esos ojos negros que adoro, e intenta gritar y sacarme entre manotazos y arañazos.
Pero no puede, mi rodilla presiona su pecho, soy demasiado fuer-
- Hola Roronoa ¿Te interrumpo? - La voz de Robin me saca totalmente de mi inmersión. La miro con sumo enojo. - Oh, estabas en ese trance tuyo. Lo lamento, pensé que ya podía entrar a hacer mi trabajo… ¿Volviste a las andadas? - Me sonríe casi burlona. - Creí que te habías retirado por la enorme presión que era para ti ser un agente investigador especial del FBI. - La última frase la arrastra con cierto desdén.
- No deberías estar aquí.
- Si, bueno, mientras estabas en tu trance encontré partículas de cuerno de ciervo en dos de sus heridas… - Me mira escaneándome de arriba a abajo, siempre odié eso de trabajar con ella. Puede leerte y es demasiado invasivo. - ¿Sigues inestable?
Estoy por vociferar un insulto cuando Smoker entra saludando casualmente y permitiendo la entrada a Jimbe y a un tímido Chopper.
- Señorita Nico, le había pedido que espere a que salga Roronoa.
- Lo sé, pero también urgía trabajar rápido por mi lado, y todos lo sabemos. Encontré restos de cuerno de ciervo en sus heridas, capitán. Como si hubiese sido atravesada por ellos. Estaba por fijarme si había más en sus uñas pero la respiración de Zoro me interrumpió. - Frunzo el ceño, ella fue la que interrumpió primero.
- Momento, los ciervos y alces amenazan e inmovilizan con sus cuernos. Pero solamente llegan a hacerlo con depredadores como zorros o coyotes. Todo el peso lo ponen apretando y asfixiando. - La voz rasposa de Jimbe retumba en la habitación.
- Bueno, pero justamente, ella fue estrangulada, asfixiada y aplastada en la zona de las costillas. - Menciona Chopper, mientras inspecciona el cuerpo.
- La piel de los cuernos es rica en nutrientes curativos. Puede haberla puesto allí a propósito. - Comento cortando el ameno debate. Los cuatro me observan expectantes.
- ¿Estaba intentando curarla? - Puedo sentir el asco en la voz de Smoker.
- Estaba intentado revertir lo que hizo lo más posible, aún ya habiéndola matado. Algo impidió que no pueda hacerle a ella lo que le hizo a las otras.
- ¿Este es el preciado boleto dorado? - Odio su voz, odio que esté prendiendo un puro en una escena del crimen. Sin embargo, ese odio me abre un espacio a la respuesta.
- No… - Susurro, entendiendo por fin la situación. - Es una carta de disculpas. Se… Se está disculpando…
El zumbido en mis orejas se intensifica. Van 20 segundos desde que sumergí la cabeza, ¿cuánto aguantaré? Aprieto el borde del fregadero. Están gritando mi nombre a lo lejos…
- ¡Maldita sea! - Smoker me tironea hacia atrás. - ¿Qué mierda estabas haciendo? ¡Te estaba hablando!
Agarro una toalla y seco mi rostro.
- Sumergir la cabeza en agua con hielo hace bien para las migrañas, mientras disfruto de los placenteros aromas a mierda y orina. - Arrastro las palabras cabreado. Estuve toda la noche y ahora toda la mañana encerrado en el cuartel.
Puedo escuchar su mandíbula crujir. - Con un demonio, Roronoa. Me estoy volviendo loco. ¿Respetas mi opinión?
- Si… - Miento, mirando el piso.
- Porque podemos atraparlo contigo, y solamente contigo en este tren de la demencia - Un empleado de limpieza lo interrumpe entrando al baño que nos encontramos - ¡ESTAMOS HABLANDO AQUÍ, FUERA MIERDA! - Da dos vueltas nervioso, mientras el tipo sale espantado - ¿Estás en esto, no? - Asiento lentamente.
- Estoy confundido. No es un psicópata de manual, en mi vida me topé con alguien así. Ni siquiera sé si entra en esa categoría, porque el tipo no es plano ni carente de emociones… - Vomito arrastrando los dientes para hablar. Necesito un calmante o volver a meter la cabeza en hielo.
- ¡Pero lo entiendes! Sino no habrías dicho que eso era una carta de disculpas ¿Por qué se está disculpando?
- ¡Es que no tiene sentido! Se siente mal porque no pudo honrarla como es debido. - Me está faltando el aire.
- Los psicópatas no pueden sentirse mal ¿¡Qué clase de enfermo mental es este!?
- ¡¡No sé, carajo!! - Hay una pausa entre respiraciones exaltadas. Apoyo mi cuerpo contra una pared, dejando calar el frío de los azulejos en mi espalda. - No pudo amarla como corresponde, dentro de su retorcida visión, así que la volvió a dejar donde la encontró.
- ¿Las ama?
- Ama a una de ellas, si. Al resto las asocia con la principal.
- Pero no hubo señal de abuso. - Qué bruto de mierda que es, aprieto la mandíbula. Mi amabilidad se está yendo por el caño.
- ¡Va más allá de eso! ¡Eso sería una falta de respeto enorme en su cabeza! No las quiere hacer sufrir, las mata rápido, casi como un ser compasivo y bondadoso.
- Está jugando a ser dios… Así que es un psicópata sensible y compasivo… - Smoker se gira para prenderse un puro. El imbécil no entendió del todo.
- Va a matar de nuevo, y muy pronto, se arriesgó a que lo descubran. Sabe que lo van a atrapar...
Él suelta una nube de humo espesa y desaparece por donde vino, sin dirigirme una sola sílaba. Me despego de la pared y casi de un tropezón vuelvo a introducir mi cabeza en el agua helada. Necesito apagar las voces. Necesito apagar la voz de ella en mi cabeza.
No pasa mucho tiempo para ser arrastrado por un muy insistente Jimbe para ver el cadáver y escuchar lo que tienen hasta ahora.
Bajamos a la morgue, soy recibido por un sonriente Chopper y una sonrisa falsa de Robin, debe seguir molesta aún.
Entre ellos me hacen un resumen. Básicamente limpia. No hay huellas ni rastros ajenos. Debajo de sus uñas había piel suya de apretar sus propias manos. Solamente habían encontrado un diminuto pedazo de metal.
- Busquen entre plomeros, gasistas, obreros, operarios…
Ellos siguen enlistando otros detalles inútiles. Mis ojos se sumergen en la negrura de la bolsa que la contiene. En esa espesura, me pierdo. Dejo de escuchar y sentir las cosas a mi alrededor.
Puedo verla, en su vestido rosa, casi aniñada sonriendo. Separa sus brazos levemente de su cuerpo para ser embestida desde atrás por una cornamenta. Su vestido se mancha y la sangre cae a sus pies, ella mira el piso, mira su reflejo… La sangre llega a mis pies, mi reflejo…
- Fue montada en los cuernos, para que pudiese desangrarse. - Los tres me miran intentando analizar lo que dije.
- Ah... - Robin señala un corte diagonal en su torso. - Su hígado fue removido y puesto a poner en el mismo sitio.
- ¿Por qué haría eso? - Jimbe se rasca la cara, realmente cuestionando el accionar del tipo.
- Porque estaba mala. - Otra vez, sus miradas. - La carne, no era óptima.
- Tiene cáncer de hígado... - Susurra pensativo Chopper.
- Él… - Susurro aún más bajo, casi atragantándome con mi saliva. - Se las está comiendo.
Buenoooo hasta aquí por ahora. Espero les esté gustando <3 les comento, a partir del próximo capítulo el relato cambia de perspectiva 👀 agradezco los kudos <3 besis!
Chapter 7: Expresiones Confusas
Chapter Text
No puedo sacarme la sonrisa de la cara. Dejé mi auto estacionado a unos 4 metros de su casa, puedo verla muy a lo lejos entre los árboles. Parece ser acunada entre las hojas que poco a poco se tiñen de amarillo. Más me acerco, más no puedo evitar contener cierta alegría.
Es temprano, apenas pasan las seis y media de la mañana, me pregunto si estará despierto ya.
Aprieto las manijas de las bolsas que cargo. La casa es de un color gris azulado, bastante desactualizada pero mantenida. Es una cabaña remodelada con techo de tejas nuevo, muy americano para mi gusto.
Freno. Necesito fumar, me siento demasiado exaltado.
Ajusto los auriculares mientras prendo el cigarrillo, Tragica de la sinfonía de Mahler nº6 en A menor resuena; vuelvo a levantar las bolsas mientras me aproximo al porche.
Subo peldaño a peldaño, hacen un crujido extraño, como si se fuesen a romper.
Me pregunto si debería insinuar el tema y prestarle el teléfono de la maderería de Westley… Vuelvo a soltar la carga que ocupan mis puños enguantados.
Puedo verme reflejado en el vidrio de la puerta de entrada, arreglo el cuello de la camisa blanca, la postura del saco y suéter negros, el pantalón sigue impoluto. Guardo los auriculares casi temblando.
Sonrío tanto que me duele y no me reconozco.
Tiro la colilla lejos mientras golpeo la puerta. Un enorme barullo crece en su interior a base de ladridos y escandalosas pisadas sobre la madera vieja, los canes saltan del otro lado de la puerta.
Al cabo de unos minutos, un somnoliento Zoro abre. Sus ojos negros son restregados intensamente por sus frondosas manos. Me observa sorprendido y confuso.
- ¿Qué tal? ¿Desayunamos? - Le pregunto recobrando el aliento, intentando sonar lo más serio y caballeroso posible. Él hace una mueca y entre tropiezos dormidos se hace a un lado y me deja pasar.
- No tengo mucho en la heladera, por no decir nada, doc… Olvidé comprar.
- No te preocupes. - Le señalo las bolsas levantándolas a la altura de mi rostro. - Yo traje.
Él come acelerado, casi devorando como un animal. Puedo ver su deleite, aún en su brutalidad, cómo saborea las frescas hierbas del omelette, cómo disfruta la carne que tanto tardé en preparar solo para él.
Desayunamos enfrentados en su pequeña mesa del living, la casa es… Lo que me esperaba, desorden y bulto pero todo colocado de una forma estratégica. Me pierdo observando cada detalle, cada pequeña cosa fuera de lugar que activa mi OCD más enfermizo. Él es una bomba en mi paciencia y neutralidad. Sus bestias me observan atentamente, midiéndome.
Suspiro subiendo mis ojos al techo, está rajado. Abro la boca para comentar el detalle.
- Ya sé, tengo que arreglarlo, pero no tengo tiempo. Imagino que mi casa te saca de tu confort de orden y limpieza impoluta. Lo lamento… Realmente no, bésame el culo.
Maldito simio. Río, limpiando la comisura de mis labios.
- Te despertaste de buen humor por lo que puedo apreciar.
- Si, se me presentó mi loquero en la puerta con comida, el mejor día de la semana hasta ahora. - Hay una pausa donde ambos asimilamos las palabras.
- ¿Está muy complicado el caso?
- Si, hace dos días descubrimos que tratamos con un caníbal y estamos frenados, casi esperando que el tipo actúe… Demasiado enfermo suelto. - Da un sorbo al café mientras ojea por la ventana. Aprieto mis dientes. Eso duele. - En fin, ¿Qué tiene esto? Está delicioso, doc. ¿Qué carne es?
- Tenemos omelette con finas hierbas, cortadas ésta misma mañana de la planta. Y la carne, es cerdo. Fue macerado desde anoche en salsa roja especiada.
- Es… Realmente muy fresca la carne, para nada la mierda que compra uno en un supermercado… ¿Dónde…?
- Tengo un carnicero propio, es un hombre que cría él mismo a los animales de la forma más amorosa posible, por eso la carne es impoluta. - Apoyo, ya habiendo terminado el plato, las muñecas contra el borde de la mesa, entrelazando los dedos. Lo miro a los ojos, son tan negros como la mismísima oscuridad de la noche.
- Interesante… Capaz te pida el contacto, me gustaría volver a comer este tipo de carne.
Mierda.
Mierda… Ah, me siento extasiado por dentro. Me cuesta respirar. Aprieto los puños intentando contener la emoción.
- Pero claro, mi querido Zoro. - Él me devuelve una mueca que parece ser una sonrisa, está ensimismado en sus pensamientos. - ¿Sucede algo?
- Para tí… - Rasca su cabeza con ansiedad. - ¿Parezco débil o estúpido? - La pregunta me descoloca totalmente.
- Realmente, no nos conocemos tanto… Pero, no, yo no te veo débil, capaz si un poco problemático pero… Supongo que es tu neurodivergencia. - Su cara se tensa totalmente - Tranquilo, deduje que ocupabas algún espectro. Tus actitudes sociales te delataron… ¿Alguien más lo sabe?
- Si…
- ¿Es alguien que cree que eres débil?
- No sé si débil es la definición correcta…
- ¿Hablamos de Smoker, verdad? - Él asiente. - Creo que él no te ve débil y menos estúpido. Sino frágil. Eres una taza de té de porcelana china, cara, fina y frágil. Debe temer que te rompas y, creo que juntar tus restos no está en sus planes.
Zoro larga una bocanada de aire ahogada, lo observo buscar su inhalador y medicarse.
- ¿Tú te percibes débil?
- No, para nada. Lucho contra ese estigma a diario. - Mis cejas se enarcan con curiosidad. - No soy una taza de porcelana.
- Entonces, ¿no sería mejor no responder a sus acusaciones reflejadas?
- ¿Reflejadas?
- A veces acusamos al resto de acciones por las que somos culpables, capaz él refleja en tí su debilidad. - Me fascinan sus expresiones faciales. Son confusas y escasas. Es como intentar leer un libro antiguo escrito a mano, totalmente borroneado. Siento como si leyera un ejemplar del Marqués de Sade al verlo. Sin embargo no dura mucho, una llamada interrumpe la conversación.
Puedo escucharlo hablar con el señor Flam.
Ah… Creo que encontraron el desayuno.
Zoro conduce exaltado. Puedo ver sus ligeros tics en primerísima persona por la cercanía. Al final terminé acompañándolo a la escena nueva del crimen. Estaciona sin decir palabra y sale rumbo a la misma. Ocurre en pleno claro, no muy lejos de las afueras contrarias a la ciudad.
Sigo sus pasos en silencio, realmente el rocío matutino cambia la pureza de éste lugar. A lo lejos observo el cuerpo de la muchacha. Los policías corretean a mi alrededor hablando sobre la brutalidad del crimen.
Lo tomo como un cumplido, aunque realmente no lo sea. Ella está empotrada contra los cuernos en el suelo, su cuerpo desnudo al cielo matutino. Fue ahorcada y destripada, uno de sus muslos fue rebanado. Realmente exquisita carne.
Miro nuevamente sus expresiones confusas. Estalla en cólera, menciona que ésto no es producto del asesino, sino que parece hecho con sorna, imitando y odiando a la víctima.
Oh, querido Zoro, te diste cuenta al instante. Un brote de genuino orgullo crece en mi pecho.
Él discute con sus compañeros y jefes, casi haciendo un berrinche enojado con la situación. Por lo menos la disfrutaste hace unas horas.
Lo sé, no es mi mejor trabajo, pero es un obsequio para molestarte. Quiero que nos divirtamos.
Relamo mis labios, me causa la misma ternura que un insecto aplastado, se vistió tan apurado que no combinó absolutamente nada. Por lo menos confirmaron el posible lugar donde trabaja el sospechoso del crimen… ¿Conoceré a mi colega ?
El peliverde da pisotones hasta que llega a donde estoy enfrentándome cara a cara.
- Voy a buscar información al lugar ¿Vienes? - ¿Me está… Invitando?
- Claro. - Menos mal es mi día libre.
- Bien. - Me sujeta de la chaqueta y me tironea hasta el coche. Nos subimos al mismo en silencio.
No pasa mucho para que empiece a descargarse quejándose de lo recién hallado. Trato de calmarlo con cierta molestia. Se pone pesado.
Pronto llegamos a la cerca que inicia el predio de construcción. Una oficinista, la única que habita el recinto junto a los guardias, nos hace pasar al instante que Zoro muestra su placa.
Con nervios nos conduce al trailer que ocupa. Empezamos a revisar determinados archivos que el peliverde reclama, la mujer llama por teléfono a sus jefes pero no hay nada que hacer por ella.
Él lo encuentra al cabo de media hora, tonto colega , un desliz de principiante. Él único que no dejó domicilio en su contrato, más sin embargo aparecía en otros papeles conjuntos de sus registros.
Gecko Moria. Nombre raro, afeminado.
Zoro se envalentona en ir a buscarlo, me pide que lo acompañe y no puedo negarme. Él llena de posibles archivos y carpetas su auto sobre nuestro colega mientras se comunica con sus compañeros. Una parte de mi, capaz bondadosa, retiene un papel donde aparece el número de Moria y mientras ambos están distraídos… Saco un pañuelo descartable de mi saco y llamo usándolo de guante.
- ¿Hola? - Una voz chillona femenina me responde del otro lado.
- ¿Podré hablar con el señor Gecko? Me comunico desde el recinto de construcción Barks. - La voz me pide esperar mientras lo busca.
- ¿Quién es? - La voz no es lo que esperaba, es aún más chillona y fina, casi gangosa.
- Considere esto una llamada de cortesía, Moria. Ellos saben. Están yendo por usted. - Atino a cortar justo cuando Zoro aparece por la puerta.
- ¿Falta algo más?
- No, estaba revisando si faltaba algo, solamente ésta hoja.
Él asiente mientras vuelve a desaparecer por la puerta.
- Vámonos de una maldita vez, Sanji.
¿Qué vas a hacer Zoro?
Yyyy hasta aquí! Perdón que no actualicé, pasaron cosas(? espero les esté gustando hasta entonces uwu besis <3 hasta la semana que viene!

nicolaik on Chapter 1 Fri 20 Dec 2024 11:34PM UTC
Comment Actions
nicolaik on Chapter 3 Fri 20 Dec 2024 11:57PM UTC
Comment Actions
nicolaik on Chapter 4 Sat 21 Dec 2024 12:14AM UTC
Comment Actions
nicolaik on Chapter 6 Sat 21 Dec 2024 12:35AM UTC
Comment Actions
Lithia_Kuroashi347 on Chapter 7 Mon 27 Sep 2021 07:25PM UTC
Comment Actions
Ace_mivida on Chapter 7 Thu 14 Jul 2022 06:35PM UTC
Comment Actions
law (Guest) on Chapter 7 Fri 27 Oct 2023 12:17AM UTC
Comment Actions
law (Guest) on Chapter 7 Fri 27 Oct 2023 12:18AM UTC
Comment Actions
Laww_liet on Chapter 7 Tue 19 Nov 2024 01:49AM UTC
Comment Actions
nicolaik on Chapter 7 Sun 22 Dec 2024 10:54PM UTC
Comment Actions
Marimobaaka on Chapter 7 Wed 28 May 2025 01:11AM UTC
Comment Actions