Chapter Text
"Te amo"
Palabras que jamás ibas a escuchar en tu vida, al menos no de una manera sincera y por supuesto nunca de él.
Pero probablemente en el imposible suceso de que fuera a decir algo así, no podrías tomarlo a la ligera.
Jay nunca fue un hombre a quien tomar a la ligera, no era alguien a quien se pudiera ignorar con facilidad. Era prácticamente imposible despegar la mirada de su pálida figura.
Sus impecables trajes, le daban un aura imponente, su cabello, tan sedoso y fino que enmarcaba perfectamente su inmaculado rostro.
Pero eso sólo te hacía enojar.
¿Por qué usaba tantos trajes? ¿No había otra cosa en su armario? ¿Alguna playera y unos shorts de pescador? ¿Alguna espantosa chaqueta demasiado grande para él?
El imbécil probablemente tenía siete trajes idénticos, parecía retrato.
Usar traje como si fuera el maldito Dr. King era una cosa, usarlo todos los días como si fuera el maldito Steve Jobs era otra.
Te molestaba que usara esos trajes con tanta elegancia, con tanto porte.
Probablemente lo usaba porque se sentía poderoso. Él sabía que aquellas personas en cargos altos que amenazaban contra la vida animal usaban trajes iguales al suyo.
Era una manera de retarlos, de ponerse a su nivel, demostrar que no les tenía miedo.
Pero también era una manera de irritarte, de hacerte desear tomarlo por la corbata y quitarle todas esas ropas pretenciosas, de bajarlo de su pedestal, ponerlo a tu nivel y quitar esa mirada implacable de sus ojos para que te viera con el mismo deseo odio con el que tú lo veías.
Odiabas que aquel caballero de tan lamentable figura se viera tan deseable y apetecible.
Comer con él era agotador. Jamás decía nada pero podías sentir su mirada aprehensiva cada vez que ordenabas carne como si el hecho de transportar su amor y dedicación por la vida animal a una actividad tan simple como el comer lo hiciera un mejor ser humano que tú.
Esos ojos que sin palabras lo decían todo.
Un buen ejemplo de su pequeño complejo de "superioridad moral" diagnosticado por ti sería aquella vez en que despertaste en su apartamento como en varias ocasiones; estabas agotada y tu cuerpo seguía ardiendo, tus pies descalzos hacían un pequeño "flap" con cada paso que dabas hacia la nevera, para tu mala suerte, encontraste leche de almendras. No tenías otra opción pero como acto de rebeldía e inmadurez decidiste beber directamente del envase.
Era deliciosa.
¿Acaso era lo dulce de la almendra? ¿Que a pesar de ser un sabor ligero y fresco, había logrado cautivar tus sentidos?
¿O era el saber que probablemente era un acto tan íntimo el posar tus labios sobre algo tan suyo que no fuera su cuerpo?
Mientras disfrutabas cual Cristóbal de tu nuevo descubrimiento, no pudiste evitar escuchar una pequeña risilla en medio de la penumbra. Al dar la vuelta te encontraste con su mirada.
Nuevamente no dijo nada, pero podías escucharlo perfectamente.
'Te gustó, ¿No es cierto?'
Luego estaba su nombre, su estúpido nombre.
¿Jay? ¿En serio? ¿Una sola sílaba?
¿Se suponía que era su nombre o la letra jota en inglés?
Tal vez su nombre era Jack, James, John, Juan, Jaime, Jerardo con J.
Era vergonzoso decir su nombre en aquellas noches, aquellas noches en que te encontrabas con él y aquellas noches en las que deseabas que se encontrara contigo. Cuando tu mente regresaba a su figura, a su cuerpo, como si fuera un animal al que solo quisieras devorar, jamás dirías cosas tan estúpidas en su presencia pensaría que eres lamentable.
No había nada más patético que decir el nombre de aquel fastidio unisilabo en tus sueños más desesperados.
Jay, Jay, Jay, yey!
Sonaba como un maldito festejo en vez de una súplica.
Claramente debías de ahorrarte la humillación de pronunciar un nombre tan estúpido, pero para eso necesitabas dejar de desearlo, sin embargo sus manos eran un gran impedimento.
Y es que tus manos no se podían comparar a las suyas.
Sus estúpidas manos.
Pálidas, suaves, grandes, te sostenían con una gran delicadeza.
Sus estúpidos dedos.
Delgados, largos, se entrelazaban perfectamente con los tuyos.
Y lo sabías.
Pero jamás ibas a decirlo.
No había la más mínima posibilidad de que admitieras que todo eso que decías odiar te atrajera más allá de un nivel físico a él.
Sabías que todos esos comentarios y miradas que te juzgaban desde un alto pedestal eran solo inventos.
Sabías que no era tu ansiedad porque no había un solo rastro de malicia en su mirada, en sus palabras, en su toque.
Sabías que eran excusas que habías inventado para evitar enfrentarte a la verdad.
A lo que sentías en verdad.
Pero jamás ibas a decirlo.
En el imposible suceso de que él fuera a decir esas dos palabras, con su fino cabello acariciando su suave rostro, con la expresión más sincera que pudiera existir, con sus ojos penetrando en lo más profundo de tu alma esperando tu reacción y sus manos sosteniendo tu rostro con delicadeza; no había manera de que algún día pudieras decir
"Y yo a ti."
Notes:
Altas ganas de que cuando traduzca esto al inglés poner "No hagas esto Jay" solo para ver cuántos fans de Supernatural captan la referencia 🤧🤧🤧
Nunca he visto supernatural
Chapter Text
Aquel día no hacía ni mucho frío ni mucho calor.
Te encontrabas en el café de siempre, la mesera acababa de llegar con tu orden: un moka y un quiche con espinacas y jamón ibérico.
Era difícil encontrar un lugar que lograra cocinar un quiche decente, habían lugares en que el huevo no estaba bien cocido, la yema seguía algo líquida en ocasiones; a veces encontrabas pequeños trozos de cáscara, pero te incomodaba más cuando el sabor del huevo era tan impregnante que no se iba después de asear tu boca.
Este lugar era la excepción. La hermosa sinfonía de sabores que degustabas era equilibrada, el huevo tenía un sabor suave, lograbas percibir la mantequilla, la crujiente base de la tarta, el toque salado del jamón... Era simplemente perfecto.
El moka no se quedaba atrás; lo amargo del café, la suavidad de la espuma, el dulce sabor del chocolate. ¿Había acaso algo mejor?
La comida es sagrada, es aquel momento en el que te permites consentirte; nadie ve el plato del otro con desprecio, solo con una mirada de admiración.
"Eso se ve delicioso"
"Gran elección"
Esta pequeña cafetería era uno de tus lugares secretos.
Sin jefes molestos que complacer, sin clientes malhumorados a quienes responder, ni supervisores que juzgaran cada una de tus acciones.
Hasta hace unos días.
Las últimas semanas sentiste un cambio en tu santuario. Personas desconocidas comenzaron a llegar gradualmente al local. Pensaste que tal vez, algún bloguero había visitado el lugar recientemente y lo había publicado en alguna página hipster.
Pero estos clientes eran particularmente extraños.
Miraban con- en realidad era difícil describirlo. ¿Decepción? ¿Desdén? ¿Qué era esa mirada?
En realidad no era difícil saber lo que eran.
Veganos.
Era algo extraña su abrupta aparición, pero de nuevo, pudo haber sido un bloguero vegano. El único problema era que no habían muchas opciones veganas en el menú.
Esas miradas tan irritantes y prepotentes de las que te habías intentado ocultar toda tu vida, habían penetrado en uno de tus lugares seguros.
Pero no era suficiente para hacerte dejar el lugar.
"Ding"
La campana -recientemente adquirida- del local llamó tu atención, instintivamente volteaste en dirección a la puerta y ahí lo viste. Un hombre alto, pálido y que por alguna razón, más allá de tu comprensión, tenía un rostro encantador que pedía a gritos ser golpeado.
No tenías idea de quién fuera aquel desconocido, pero honestamente deseabas saberlo; claramente no era la clase de persona a la que te sentías atraída normalmente, pero algo había en esa extraña belleza que no te permitía apartar la mirada.
Probablemente era el traje.
Sin embargo, como si de una reacción pavloviana se tratara, sentiste un intenso rechazo por la nueva llegada.
—Aquí tiene su pan francés. ¿Gusta que le retire su plato?
Era una pieza enorme, no pasó desapercibida por los veganos. Todas esas miradas...
—Para llevar por favor.
Tenías que huir, por alguna razón.
Más allá de lo incómoda que te hacían sentir todos esos ojos, sentías que la llegada de aquel hombre con traje traía consigo malas noticias.
No te agradaba la idea de irte más temprano de lo usual, tu oficina estaba a unas cuántas calles del café y no te gustaba llegar antes de tu hora de entrada. Envolverte en frívolas y llanas conversaciones con tus compañeros de trabajo era algo que evitabas a toda costa y en el caso de no poder escapar debías fingir un mínimo interés que, si bien no era cansado, era odioso.
Tus dotes actorales eran tales que eras conocida por todos como la encantadora asistente del departamento de marketing y redes sociales. ¿Cuántas veces habías preferido saltar por la ventana para dejar de escuchar hablar a Karen sobre sus hijos? ¿No habías dejado caer algo de café en tu escritorio para poder escapar de Mark y sus intentos de coqueteo?
No, no querías llegar antes de lo requerido, pero tu sexto sentido te decía que era mejor huir lo más pronto posible de aquel lugar.
Lo que ocurrió a continuación era algo que lamentarías más adelante.
Toda acción tiene una reacción, nada en esta vida es gratis.
Podrías no haber pedido el pan para empezar, o tal vez arriesgarte a llegar unos minutos más tarde y comerlo en el lugar.
Pero querías salir de ese lugar lo antes posible.
Y no te ibas a ir sin tu pan.
Notes:
Antes muerta que con hambre: El Capítulo.
Se los digo de experiencia: El quiche no es tan bueno.
Chapter Text
El plan iba a la perfección.
Habían estado vigilando la ruta de los camiones desde hace varios días.
¿Su puesto de observación?
Un pequeño Café a unas cuántas cuadras del edificio lleno de oficinistas insensibles y/o ignorantes.
No podía culparlos, varios de ellos no tenían otra opción; entre las deudas, el seguro médico y la buena paga, era mejor conservar su empleo en aquella cruel compañía.
Glam Co. era una marca cosmética emergente, recientemente habían ampliado sus horizontes hacia el mundo de la moda rápida. Sin duda alguna eran una gran amenaza para la vida animal -incluyendo al animal político-.
Su fuerte no era la mercancía, a simple vista sólo eran otra compañía del montón. Pero ese no era el caso.
Su verdadera fortaleza era la publicidad.
No sabía como, pero aquella marca -que aparentemente había aparecido de la nada- había conseguido patrocinar a varias estrellas de alto perfil. Desde influencers, hasta estrellas de Hollywood Y Bollywood.
Cualquier persona que tuviera acceso a radio, televisión o internet, sabía sobre Glam Co.
Eran una pequeña colilla de cigarro en un verde bosque, ocasionando un incendio masivo y para detenerlo
Debían combatir fuego con fuego.
El plan era simple, secuestrar abordar uno de los camiones en los que transportaban sus productos antes de que pudieran llegar a las oficinas centrales.
Las rutas de los camiones habían sido convenientemente filtradas por el departamento de redes sociales de Glam Co. semanas atrás.
La vigilancia sólo era una formalidad y tal vez una precaución.
"Ding"
Jay entró al lugar, nunca había ido personalmente pero se dio cuenta rápidamente de quienes eran los comensales habituales, quienes eran nuevos y quienes eran los miembros del FLA (obviamente).
Entonces la vio:
El factor del caos en su perfecto plan.
Como era de esperarse, ella lo vio también.
—Aquí tiene su pan francés. ¿Gusta que le retire su plato?
La mesera se acerco a ella con el platillo en mano, ella apartó la mirada con nerviosismo.
¿A caso sabía lo que tramaban?
—Para llevar por favor.
La chica entonces se levantó y se dirigió al sanitario.
—¿Viste el tamaño de esa cosa?
—Plata, entiendo tu incomodidad pero si en verdad sabe qué estamos haciendo tendremos más cosas de qué preocuparnos, su comida es irrelevante.
Desde que la "vigilancia" había comenzado Jay pidió informes de cualquier anormalidad, debían saber que tan perspicaz era el personal de Glam Co. ¿Se habrían dado cuenta en algún momento de la pequeña filtración y cambiado las rutas en consecuencia?
La respuesta era: no.
El plan necesitaba que se dieran cuenta de su error cuando fuera demasiado tarde. De otra manera no podrían avanzar a la siguiente fase.
Sin embargo Roja se dio cuenta de algo:
Alguien los había estado observando desde el momento en que aparecieron.
—Probablemente sólo le extraña ver tantos nuevos clientes.— Jay le dio la razón a K.
—O tal vez sospecha algo.— Pero Roja pensó en otras posibilidades.
—¿Ahora entiendes a lo que me refería?
Jay mordió su labio. No creía que aquella desconocida estuviera consciente de que algo estuviera pasando pero sentía que podría alterar sus planes.
La vio saliendo del tocador, claramente nerviosa.
Se acercó a la caja registradora para recibir su comida y pagar.
Lo mejor era dejar que se fuera en buenos términos.
—Por favor permíteme pagarlo.— Viéndola de cerca, le resultaba algo familiar. No sabía dónde pero la había visto en alguna parte.
El gesto la tomó desprevenida —No es necesario, de verdad, puedo pagarlo— su habla era rápida, sus pupilas estaban dilatadas ¿Eso en sus mejillas era un sonrojo?
—Insisto— Jay le dedicó una sonrisa.
Sí, definitivamente era un sonrojo.
Después de recibir su comida, la chica se dirigió a la salida, sin palabras.
Antes de que pudiera atravesar la puerta le gritó:
—Tómalo como una disculpa.
—¿Por qué?
Jay sacó algo negro del interior de su saco.
—Por las molestias.
En ese momento, como si supiera lo que estaba a punto de ocurrir, salió corriendo del lugar, sin mirar atrás.
Jay se puso el pasamontañas y se volvió a su equipo.
— Y bien ¿Comenzamos?
Notes:
Ayam deraichus janof god
Ayam dedebil datyuforgo
Chapter 4
Notes:
Escribí esto con una taquicardia.
Se vé igual de apresurado el cap.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Intentaste disimular. Pero esa respuesta te dejó intranquila.
Intentaste fingir que sólo ibas con prisa, caminata rápida, ese era el plan, pero tus pies se movieron solos y saliste de aquel lugar corriendo.
Lo sabías
Lo sabías
Lo pinches sabías
Ahora estabas corriendo, corriendo hacia tu trabajo ¿Pudiste haber tomado un taxi? Sí, ¿Se te ocurrió? No.
Al carajo llegar temprano o tarde, en ese momento sólo querías llegar. Pero te detuviste por aire, un camión dobló en la calle en que estabas, sonreíste, el logo en el camión te era familiar solo era cuestión de mostrar tu gafete y podrían llevarte a la oficina.
—¡OYE! DETENTE.
Le hiciste señas al camionero, esperando que te viera y así lo hizo. Bajó la velocidad para que pudieras alcanzarlo, pero al mirarte nuevamente su rostro tuvo un drástico cambio y comenzó a acelerar.
—¿Qué demo-
Volteaste y no pudiste terminar tu oración.
Un grupo de encapuchados iba corriendo detrás de ti.
—¡CARAJO, REGRESA!
Nunca en tu vida habías sido alguien que hiciera ejercicio, en la escuela eras la última a elegir en deportes, tu trabajo de escritorio no te daba movilidad, te levantabas dos horas antes de lo normal para usar el metro y que las puertas no cerraran en tu cara. Por primera vez en toda tu sedentaria existencia corriste. Corriste como nunca; eras Usain Bolt, Forrest Gump, Barry Allen (sin los cargos criminales), eras el puto capitán Jack Sparrow, el maldito camarógrafo de las carreras de atletismo en los Juegos Olímpicos.
Habías logrado canalizar al maldito Rayo McQueen o algo porque estabas corriendo como nunca.
Sentías tanta energía en ese momento, la adrenalina corría por todo tu cuerpo, tus piernas se sentían ligeras, estabas segura de que si te detenías en ese momento la inercia te haría caer sobre tu cara y rodar por aquella calle tan empinada.
Pero los encapuchados se acercaban cada vez más.
¿Qué ibas a hacer?
Debiste haberte quedado en el café a comer tu pan y-
—¡CARAJO, EL PAN!
Tu estupidometro estaba por los aires.
Habías dejado caer el maldito plato de unicel cuando le hiciste señas al camión.
Perfecto, un montón de gente te perseguía, tiraste tu pan, y no podías parar de correr, por lo tanto ibas a morir con antojo, corriendo, arrollada por un Aveo 2017, frente a varias personas.
Ah sí, había un Aveo 2017 en la intersección más adelante.
«mierdamierdamierdamierda»
El camión estaba un poco más adelante pero notaste que la velocidad disminuía.
Pero ya no importaba.
Debías tomar una decisión: detenerte y sufrir una dolorosa caída, seguir corriendo y rogar porque el auto cruzara antes que tú o dejarte caer sobre tu costado y esperar que la turba detrás tuyo te esquivara.
Alguien más tomó esa decisión por ti.
Sentiste un par de brazos rodeándole. Aquella persona logró detenerte, casi lo llevas contigo pero a diferencia tuya, él supo controlar sus piernas y se detuvo antes de que ambos cayeran.
Perfecto, se detuvieron a centímetros de la puerta lateral del Aveo.
El conductor dentro del auto se detuvo por el semáforo y todos los encapuchados lo rodearon algunos incluso saltaron por encima de él, subiendo al camión que finalmente se había detenido.
¿Por qué se había detenido, a caso fueron ellos?
Cuando volteaste a ver el rostro de tu rescatista, te encontraste con un hombre con traje, pasamontañas y esa mirada.
No podías ver su cara pero estabas completamente segura de que era él:
El maldito del traje.
Estabas temblando, tu pecho se elevaba y caía con cada respiración, tu corazón latía rápidamente.
Intentaste levantarte, apoyándote en el cofre del auto que casi te arrollaba mientras que el desconocido te sujetaba.
Miraste al conductor del auto a tu lado, parecía tan confundido. Tomó la decisión inteligente y al darse cuenta de que nada de lo que estaba ocurriendo tenía que ver con él siguió su camino. Debiste haber hecho lo mismo.
—Oye— El hombre de traje llamó tu atención. —¿Por qué corriste?— Lo miraste incrédula; miraste a tu alrededor, viste a los encapuchados que asaltaban al camión, el conductor del mismo había salido corriendo (probablemente para llamar a la policía) y varias personas se asomaban desde sus locales para presenciar y grabar toda la conmoción. Luego lo volviste a ver a él con una expresión sarcástica.
—...
—Tiene sentido.
— ¡Jay, corre!
Jay (asumiste que ese era su nombre porque volteó cuando lo gritaron) te asintió con la cabeza, como en forma de disculpa y se fue con los otros enmascarados. Notaste que subieron a un camión diferente, pero traían consigo bolsas de tela, en las cuáles metieron los productos que pudieron retirar del otro camión y se fueron antes de que la policía pudiera llegar.
Esto te dejó con muchas preguntas.
Te acercaste al camión, habías visto a uno de los ladrones rociarlo con una lata de aerosol negro.
A.L.F.
¿Quiénes eran ellos y por qué hicieron todo un escándalo sólo para robar maquillaje de un camión de Glam Co.?
Si tus sospechas eran correctas, se trataba de las mismas personas que habían estado visitando el Café, lo que significaba que de alguna forma habían sido informados de las rutas de los camiones.
En ese caso, Glam Co. estaría a punto de despedir a varias personas.
Pero eso no tendría porqué afectarte, ¿cierto?
Después de todo sólo trabajabas en el departamento de marketing y redes sociales.
Notes:
No we, quién pudo haber visto venir ese plot twist.
Chapter Text
Por fin llegaste a tu trabajo, como era de esperarse, la entrada se encontraba abarrotada por gente en espera de declaraciones por lo sucedido minutos antes.
«Las malas noticias tienen alas» Pensaste.
Lograste hacerte paso entre la multitud y atravesaste las puertas de cristal del alto edificio.
Subiste por el elevador y viste tu reflejo en el espejo por primera vez después de tu pequeña aventura.
Te veías fatal.
Tu cabello estaba desacomodado, tu cara estaba roja, tu blusa blanca ahora tenía manchas grises y negras (probablemente la pintura en aerosol), tus manos estaban cubiertas por una capa de polvo y tus pantalones de vestir, eran negros pero se notaba la suciedad en las rodillas, tu saco tenía manchas negras por las manos de "Jay" cuando te sujetó.
En aquel momento no te habías percatado, pero habías caído casi sobre él. Cayeron sentados. Sus piernas estaban abiertas, tu caíste en el espacio entre ellas mientras él te sujetaba por el torso. Ahora que lo recordabas era algo vergonzoso, en otro escenario habrían parecido una pareja, pero carajo, casi mueres.
Recordaste algo más: mientras te sujetaba, su cabeza estaba apoyada sobre tu hombro, justo a lado de tu cuello.
¿Por qué estabas pensando en eso?
Casi morías, ibas tarde al trabajo, te veías del asco y-
"ping"
Al abrirse el elevador, todos en tu piso miraron en tu dirección.
Había un silencio casi total. Miraste a tu alrededor y viste algunos cubículos vacíos, viste a Karen, llorando mientras guardaba todas sus cosas en una caja. Pero lo peor de todo: viste al jefe de tu equipo en la oficina del fondo, siendo regañado severamente por un administrativo.
Los gritos no se oían con claridad, pero vaya que se escuchaban.
El resto te seguía mirando, nadie quería preguntar por temor de romper con el silencio y no poder escuchar lo que le decían al líder del equipo.
— (T/N) psst— Kim, el conserje, susurró tu nombre a manera de grito. Te hizo gestos con la mano 'ven aquí' fuiste a donde se encontraba, cerca del garrafón y convenientemente cerca de las puertas de cristal que apenas y lograban contener los gritos que provenían de la oficina.
—¡ERES UN INCOMPETENTE!
—Señora, no sé de-
—¿NO SABES CÓMO SE FILTRÓ?¿DE VERDAD? PORQUE YO SÍ LO SÉ.
Te quedaste junto con Kim, te serviste algo de agua para poder disimular y escuchar como si nada, para ser de cristal, esas puertas sí que contenían los gritos pero en ese lugar podías escuchar con mayor claridad.
Por un breve momento viste el teléfono de Kim saliendo de su bolsillo con la luz encendida, pareciera ser que estuviera grabando.
—¿Planeas mostrarle eso a recursos humanos?— le dijiste a Kim señalado el dispositivo en su pantalón. Él se vio algo sorprendido, asustado incluso, por tu pregunta —Nah, sólo por protección— Señaló a la supervisora dentro de la oficina. —Acaba de despedir a 6 personas.
Entendías completamente su punto pero él era un conserje, no tendría por qué temer.
Las puertas de cristal se abrieron, el direc- EX-director de tu equipo salió de aquel lugar con la cabeza baja, ni siquiera se molestó en tomar sus cosas. Entró al elevador y se fue.
Sentiste miedo, después de la mañana que habías tenido, todo por lo que pasaste para poder llegar a tu trabajo; todos eso podría haber sido en vano si la supervisora te fuera a mirar. Querías que la tierra te tragara, que ocurriera un evento sísmico que obligara a todos los presentes a salir corriendo de ahí.
Pero algo peor sucedió.
—(T/A), explícame qué es esto.— Alzó un teléfono con un video en el que te encontrabas corriendo detrás del camión, detrás de ti los vándalos encapuchados.
—Señorita Jenkins lo puedo explicar.
—Empieza.
Respiraste hondo, tu carrera dependía de tu respuesta, si ella lo creía o no determinaría si ibas a tener que volver a trabajar en un café.
Así que le dijiste la verdad.
Le dijiste todo, sin escatimar detalle alguno. Kim abrió los ojos como plato, el resto de tus compañeros de trabajo habían dejado todas sus actividades para poder escuchar tu relato, cuando terminaste de hablar la señorita Jenkins sólo se quedó en silencio, pensando.
—¿Por qué observarían un camión desde una cafetería frente a una calle en la que NO da la vuelta?
— ¿Disculpe?
—No te negaré que fue una historia entretenida, pero eres bastante mala para hablar de posicionamiento. ¿Jamás te enseñaron lo que son los croquis? ¿A caso reprobaste geografía?— La señorita Jenkins te preguntó de manera retórica y sarcástica, no pudiste responder, geografía jamás había sido tu fuerte en realidad.
—Escuchen bien, montón de inútiles— Esta vez se dirigió a toda la oficina —Acabamos de perder millones de dólares en mercancía y esto es por su culpa.—
Todos se miraron extrañados, ¿Cómo podía ser su culpa el asalto de los camiones? Ellos solo eran el maldito departamento de marketing, publicidad, redes sociales-
«Oh mierda.»
La señorita Jenkins le dio a todos una hoja impresa, en ella se veía una publicación de la cuenta de Instagram de la empresa, era una foto de la sala de juntas tomada por tu ahora ex-compañera de trabajo, Karen. La descripción decía:
"Ventajas de usar Glam en el trabajo? No más permisos al tocador para arreglar tu maquillaje.
Desventajas de usar Glam en el trabajo? No más permisos al tocador para arreglar tu maquillaje.
#OdioLosLunes #GlamCo #CherryLips"
—¿Notan algo además de la mediocridad y mala redacción de esta publicación?
Nadie respondió.
—¡MIREN BIEN, AHÍ ESTÁ EL PUTO MAPA DE LAS PUTAS RUTAS DE LOS PUTOS CAMIONES!
Efectivamente, en el fondo se observaba una pizarra de corcho con los mapas. Nuevamente nadie habló. Jamás en su vida se había dirigido a ustedes de esa forma. Volteaste a ver a Kim, pensándolo mejor, querías que te enviara el video que podría estar o no grabando.
—(T/A), Kim— su tono era suave otra vez, pero no pudiste evitar sobresaltarte —¿Sí señora?
—A mi oficina.
Atravesaron las puertas de cristal que estaban centímetros a lado suyo y las cerraron, el resto de la oficina volvió a fingir que trabajaba pero concentrados en escuchar lo que les fueran a decir.
Cuando tomaron asiento vieron dos expedientes en el escritorio de la oficina, la señorita Jenkins tomó el primero y comenzó a leerlo, era bastante delgado.
Sin alzar la mirada se dirigió a Kim.
—Kim, eres conserje ¿no es así?
—Así es señorita.
—Tengo tu solicitud de empleo aquí, trabajaste para Mirando en Corea hace unos años, hace poco viniste solicitando empleo en este departamento pero; terminaste como conserje. ¿Por qué?
— No habían vacantes.
La señorita Jenkins te miró, y tomó el otro expediente; TU expediente.
—Has trabajado aquí seis meses, como secretaria y asistente por lo que veo.— Se detuvo un momento para pensar, un momento de tortuoso silencio.
—Felicidades a ambos. (T/n) vas a liderar un equipo; Kim, serás su asistente.
«¿Qué?»
—No se sorprendan, estamos cortos de personal y ustedes llevan más tiempo aquí. Tendremos que abrir vacantes para el nuevo equipo pero de eso se ocupará alguien más.
—Disculpe, agradezco la oportunidad pero soy un-
—¿Conserje? Sí. Disfruta tu puesto, felicidades, ahora largo.
Kim no dijo más y salió. Te quedaste ahí, inmóvil. La mujer delante de ti notó la confusión en tu rostro y exhaló. —Estabas ahí cuando los camiones fueron asaltados y Kim trabajó en Mirando hace 5 años cuando la compañía fue expuesta; tómalo como sospecha o protección.— Entendías su preocupación pero aún así no tenía sentido. —Por supuesto, estarás bajo observación así que asegúrate de que tu nuevo equipo sea funcional, no permitiré más errores.
—Sí señora.
Jenkins se levantó de su asiento, y abrió la puerta indicando que salieras; antes de que cruzaras al otro lado te detuvo.
—Lo olvidaba, hoy saldrás temprano. La policía quiere tomar tu declaración.
Tragaste saliva y ella continuó.
—No olvides decirles lo mucho que se preocupa por ti la compañía.
Notes:
Tener horarios de actualización es mi pasión 🤩🤩🤩
Chapter 6: We Didn't Start The Fire - Billy Joel
Summary:
«We didn't start the fire
It was always burning, since the world's been turning
We didn't start the fire
No, we didn't light it, but we tried to fight it»
Chapter Text
¿Alguna vez has cometido un error estúpido?
Uno de esos errores que, al principio no parecen tan graves y en el momento los descartas, pero al pasar el tiempo ese pequeño error empieza a aparecer en tu mente, después empiezas a recordarlo en los momentos menos esperados, lentamente empiezas a cuestionarte «¿Debí haber hecho algo al respecto?».
Esos errores que son tan pequeños, como cuando notas algo extraño, algo que podría o no ser importante pero que podrías haber avisado o pedido ayuda a alguien en el momento en que te diste cuenta pero simplemente lo olvidaste. Cada vez que se presentaba la oportunidad de decirle a alguien pensabas "No lo vale". Y mientras más pasa el tiempo te come por dentro pero no dices nada por temor a una reprimenda por no haberlo dicho antes, aún tienes esa pequeña esperanza de que no sea nada importante pero entonces alguien más nota algo extraño en otra parte y es exactamente lo mismo que tú notaste y ESE es el mejor momento para decir "Yo noté esto" pero nuevamente te callas.
Lentamente dejas de dormir pero como tu retención de las malas experiencias es tan corta, despiertas al día siguiente y vuelves a tu día. Quieres vomitar al ver como ambas cosas están a punto de colindar y todo parece dejar de importar.
Eso era exactamente lo que le pasaba a Kim en esos momentos.
Cinco años atrás trabajaba en la división coreana de la compañía Mirando. Fue el encargado de transportar al súper-cerdito Okja, sin embargo, después de que el grupo eco terrorista A.L.F. asaltara el camión y una niña se robara a la cerdita decidió dejarlo. Cualquier persona que lo conociera diría lo mismo sobre él: es un desinteresado, irresponsable, indolente, antipático, nada lo motiva, bla bla bla; pero no era el caso en realidad.
Si bien no era la persona más abierta del mundo (esos tests en línea le habían dado INTP y ni siquiera sabía qué significaba pero sabía algo de la introversión) no era un completo sociópata (como decían las personas en internet cada vez que decía sus resultados de los tests en línea). Solamente no había encontrado algo que lo apasionara, algo que lo cautivara, alguien que lo motivara.
Y entonces sucedió, en el año 2017.
Estaba manejando aquel camión, aburrido, escuchando el parloteo y preocupación innecesaria del hombre sentado a su lado "¿Tienes una licencia?" "Este camión mide más de blablablablabla". Honestamente no lo estaba escuchando, Kim había aprendido a apagar su cerebro para evitar procesar los sonidos del exterior. Suficiente tenía en casa de escuchar los mismos regaños una y otra y otra y otra vez:
«¿Cuándo vas a madurar?»
«Baja tu cabeza de las nubes»
«¿Conductor? ¡¿Es en serio?!»
Las únicas ocasiones en las que sus padres hablaban bien de él era cuando había visitas en casa. Entonces su inútil hijo se convertía en el orgullo de la familia que había logrado conseguir empleo en una empresa tan importante como Mirando, además, ¿Ya viste lo alto y apuesto que es? ¿No está soltera su hija señora Seo?
Estaba harto.
Disfrutaba de conducir; quiso ser corredor, su familia no lo permitió, intentó ser taxista pero la gente hablaba demasiado. Pero como transportista no le hablaban.
Excepto por ese día.
Kim decidió ignorar la voz de Mondo, así como los quejidos del animal que llevaba. Pero no logró ignorar los pétalos que caían sobre su ventana. Lo tomó desprevenido, todo el día había estado pensando en cómo ese día le pagarían tanto dinero por trasladar al desafortunado animal, tanto dinero que él mismo -siendo también un desafortunado animal- podría dejar su casa, sólo tenía que soportar el cacareo de su acompañante. Pero esos pétalos, esos malditos pétalos. No tenían razón de ser o de estar ahí, lo desconcertante de la situación le provocaba gracia y a lado suyo vio una camioneta con dos hombres encapuchados, la situación le parecía divertida. Unos momentos después el súper cerdito había sido liberado y raptado por una niña pequeña que se fue montando sobre su lomo; los encapuchados que habían aumentado en cantidad fueron detrás de ellas (descubrió que el súper cerdito era hembra) y él permaneció dentro del vehículo, asombrado por el espectáculo que acababa de presenciar.
Lamentablemente la realidad te golpea como un camión. Aquellos breves instantes de plenitud se esfumaron al escuchar la voz de Mondo.
—¡Se van! ¡Arranca! ¡Rápido!
—Al diablo.
—¿Qué?
—¿Qué me importa? Igual me voy de este agujero.
Ya no quería- No, ya no iba a soportarlo.
—¿Sabe qué? Tengo licencia de conductor comercial, pero no seguro laboral.
Y sin más arrojó las llaves por la ventana del camión.
Cuando todo se había calmado, cuando había terminado de analizar su situación laboral y familiar, todo lo que quería hacer con su vida decidió largarse de aquel túnel.
No llegó a casa ese día, tampoco se molestó en entregar sus cosas a la empresa, simplemente se fue a un café internet donde decidió empezar una página web:
mirandoisfucked.com
¿Por qué decidió exponer uno que otro detalle de la compañía para la que técnicamente aún trabajaba? Fácil, se dio cuenta de que el gran "llamado" que curas, artistas y escritores describían siempre por fin había llegado a él. Sólo que se trataba de prácticas ilegales como lo es el eco terrorismo.
Aquella inscripción en el costado del camión, A.L.F, inmediatamente la investigó y se adentró en lo que era el Frente de Liberación Animal. Estaba harto, de servir a las expectativas de su familia, de su empresa; al principio fue un acto de rebeldía el hackear la base de datos de la compañía para armar un archivo que consideraría publicar en algún foro en internet, pero a medida que encontraba más cosas, más asqueado se sentía.
Entonces llegó el punto decisivo.
¿Iba a buscar trabajo en algún otro lado, o iba a buscar la manera de contactar al A.L.F. para unirse a ellos?
Tres días después fue a su casa y entró por la puerta de enfrente. Toda su vida se trató de escabullirse y disociar para no enfrentar la realidad, ahora lo haría de frente. Por supuesto que ignoró los gritos y falsos lamentos de su madre, su hermana menor sólo le dijo algo disgustada que apenas logró entender, y ni siquiera se molestó en intentar esquivar el periódico que su padre le había arrojado al llegar al final del pasillo a la puerta de su habitación.
De verdad iba a hacerlo. Esta vez iba a hacerlo, tomaría su laptop, una mochila tal vez una playera, dos calzones y una chamarra.
—¡¿Me estás escuchando inútil?!¡Kim Woo-shik, regresa en este instante!
—¡Déjalo ya!
—¡Oye Woo-shik! Si de verdad te vas, ¿Me puedo quedar con tu cuarto?
—¡¿Podrían callarse?!
Lo miraron con sorpresa, sabían que Kim era algo parecido a la oveja negra de la familia y digo parecido porque realmente, ¿Qué es la discordia entre una familia completamente dispar?
Kim suspiró.
—Esta es la última vez que me verán, ya no tendrán que soportarme.
—Woo-
—Mamá. Dile a la señora Seo que ya no vas a molestar más a su hija.
Su madre no respondió y su padre se quedó estático. Cruzó la puerta, más decido que nunca. Esta vez iba a irse de casa, no había marcha atrás de otra forma sería muy vergonzoso.
Le hizo señas a un taxi, cuando este se detuvo escuchó a su hermana llamándolo desde el marco de la puerta. —¡Oye Woo-shik!— él la miró, hubo un pequeño silencio, era melancólico pero había en él una sensación de entendimiento.
—No vas a volver esta vez.
Kim rio.
—Eso no suena como una pregunta, Min.
—No lo era.
El chofer del taxi soltó un quejido.
—Te voy a extrañar. Poste mal parado.
—Intenta no quemar la casa, moco baboso.
—Este lugar ha estado en llamas desde hace tiempo idiota.
Habiéndose despedido de su adorada hermana subió al taxi sin un lugar en mente.
Durante el trayecto sacó su laptop y empezó a escribir una nueva entrada en su blog.
«Para la A.L.F.»
Unas semanas después fue contactado por un hombre, lo reconoció casi al instante. Era el conductor de el camión que había cambiado su vida.
Su nombre alias era K. Kim pensó que después de lo ocurrido en Nueva York, él y el resto de su equipo, estarían en alguna prisión; esperaba que su mensaje fuera visto en algunos meses pero no. De alguna manera K se encontraba libre.
—Tú eres el administrador de mirandoisfucked, ¿no es así?— Era algo surreal, tenerlo delante de él. —S-sí— Estaba nervioso pero era comprensible, este sujeto era un criminal buscado. —Tienes agallas niño, me alegra que hayas decidido unirte al movimiento.— Lentamente sus nervios se fueron disipando, aún no se atrevía a preguntar cómo es que había salido de prisión en tan poco tiempo, pero ya no se sentía tan intimidado como en un principio. Sólo bastaron 30 minutos y 2 chistes malos para que pudiera abrirse completamente a él.
Ese era el detalle que todos solían ignorar sobre Kim. Adoraba hablar.
Podrá parecer distante, maleducado, indiferente, apático y muchas otras cosas más, pero cuando algo realmente le interesaba, cuando algo de verdad le fascinaba, no había poder en este mundo que pudiera hacer que se callara. Este era tal vez su mayor defecto; terminaba incomodando a la gente, decía más de lo debido, no pensaba antes de hablar, pero en este caso no hubo ninguna molestia por parte de su oyente. Digo, un poco de información confidencial sobre la compañía que planeas derrocar no es ninguna molestia después de todo.
—Así que habrá otra reunión, eh?
—¡Así es!— Kim asintió la cabeza con la emoción de un niño.—Mucha gente importante irá; desde el Medio Oeste y Canadá.
K lo miró con una mezcla de asombro y confusión, jamás había visto a alguien que quisiera unirse a ellos en tan poco tiempo, sobre todo cuando no parecía haber tenido ningún interés en el activismo previamente. Era algo tan súbito y se sentía halagado; ÉL había sido su inspiración.
—Muy bien niño, estás dentro.— El rostro de Kim se iluminó, K al notar esto añadió.—Pero estarás a prueba. ¿Además de hackear qué sabes hacer?— Kim pensó un momento. —Soy un gran conductor.
—Bien, vamos a necesitar un conductor de escape en algún punto.
Kim rebosaba de alegría, al fin había encontrado algo que lo llenaba, un lugar en donde sus habilidades eran apreciadas. Durante sus primeros meses se dedicó a administrar la página, conociendo algunos miembros de la A.L.F. Según K, los miembros más activos se encontraban aún detenidos.
—¿Vamos a sacarlos?
—No, tenemos que esperar y no alzar sospechas.
—¿Cuánto tiempo?
—Seis meses. Lo sé, es demasiado, pero Jay dijo que debíamos ser cautelosos.
Hubo una pausa, Kim debatía que tan buena idea era preguntarle sobre su liberación.
—Tal vez te estés preguntando cómo es que salí antes.
—Desde el día que me encontró.— Kim asintió con algo de vergüenza.
—Salí bajo fianza, tenemos un fondo para emergencias.
—¿Por qué no salieron todos entonces?
—Según Jay sería demasiado alarmante.
—¿Cómo es él?
—Lo sabrás cuando lo conozcas.
Aquellos seis meses pasaron a una velocidad apropiada, pero la semana en que liberaban al resto de los miembros le pareció eterna.
El primero en salir fue Plata. —¿Tú manejas la página de Mirando?— Plata le preguntó, él sólo asintió. —Nos vamos a llevar muy bien.— Esas palabras en algún otro momento lo habrían hecho sentir orgulloso, pero en este momento sólo le daban ansiedad.
El día siguiente fue Rubio, sin pensarlo se dirigió corriendo a Plata, al igual que el anterior lo elogió por su trabajo, sin embargo esta vez se sentía más relajado.
Dos días después nuevamente sintió una enorme presión, K notó esto y se acercó a él. —Relájate, todo saldrá bien.
Después de recoger a sus compañeros se dirigieron a la ciudad. Kim se sentó al frente, Jay no pareció haber notado su presencia y Kim se sentía horrorizado por este hecho; no quería ser el primero en acercarse.
En el trayecto K habló con Jay sobre el plan.
—Será importante, romperá records.—K pausó para mirar la reacción de su acompañante y como era de esperarse Jay solo miraba hacia delante sin dar indicio alguno de lo que fuera que estuviera pensando.
—Viene mucha gente del Medio Oeste y Canadá.
—Bien.— Jay sólo asintió con gentileza.
—¡Oh! Quiero presentarte a un miembro nuevo.
K le hizo una seña a Kim, este corrió hacia ellos con gran emoción; finalmente estaba frente a frente con el famoso Jay.
—Es el administrador de mirandoisfucked.com, acaba de llegar de Seúl.— Jay estrechó su mano.
Rápidamente Kim se sentó detrás de ellos, presentándose con roja.
—¿Es por tu cabello?
—Oye— K llamó su atención —Déjala en paz.— Nuevamente se volteó a Jay, ligeramente avergonzado y molesto. —Es conversador.—
—Asumo que estarán los peces gordos de Mirando.
—Sí claro— K sacó dos pasamontañas color negro, el primero lo entregó a su amigo —Incluida Nancy Mirando.
Todos los presentes en el autobús, a excepción de una anciana sentada delante de Plata, siguieron el ejemplo de K y en cuestión de segundos el lugar estaba lleno de encapuchados -incluyendo al conductor-.
Rubio vio el lugar más adelante y apunto en su dirección.
—Ahí es.
El conductor obedeció y se detuvo. La mujer mayor miró de un lado a otro, confundida; K sólo le ofreció un pasamontañas idéntico al suyo el cual aceptó ofuscada. Uno a uno -incluyendo a la anciana- fueron bajando de aquel autobús.
Antes de bajar del autobús, Jay volteó a ver a Kim.
—Este trabajo requiere una insana cantidad de concentración y dedicación ¿Crees poder con eso?
Y esbozando una gran sonrisa visible incluso debajo de su pasamontañas Kim le respondió:
—¡No lo defraudaré señor!
Lo había defraudado. Estaba completamente seguro.
Jay caminaba de un lado a otro en la habitación, en sus manos tenía el expediente de (T/n), así como una foto de una cena empresarial en la que ella aparecía; no resaltaba pero se encontraba en un punto visible.
—¡Por eso me era tan familiar!
Jay estaba desesperado, nadie se atrevía a mirarlo, ni siquiera K.
En resumidas cuentas:
Kim había olvidado contarles acerca de su compañera de trabajo (T/n).
Él había tenido un presentimiento desde el momento en que la conoció, pero al no saber si era un buen o mal presentimiento nunca lo comentó. Cuando Roja se dio cuenta de su presencia en la cafetería tampoco habló. En los cinco años que llevaba trabajando con la A.F.L. jamás había cerrado la boca y todo resultaba bien, ahora esa confianza se veía en riesgo gracias a callar una sola cosa. Y ahora la misión se encontraba en peligro.
—Jay, relájate. No es tan grave.— Roja habló, intentaba defender a Kim sin ningún éxito. —¿No es tan grave? ¡Conoce nuestros rostros y ahora la ascendieron! Seguramente está en la comisaría declarando en este momento.
Jay respiró hondo, visiblemente estresado.
—¿Por qué no nos lo dijiste?— Jay lo sujeto de los hombres, en su rostro había una mezcla de desesperación y enojo. —Roja nos advirtió, ¿no se te ocurrió decir "Oh, ella trabaja en GlamCo. y sería bastante peligroso que ella nos identifique"?
—El único que puede trabajar desde adentro ahora eres tú y por lo visto no eres una muy buena opción.
Kim se sentía fatal, le había fallado a las personas que más admiraba. Aquellos cinco años que había pasado con ellos solo trabajó como conductor de escape, vigilante y hacker; esta había sido su oportunidad y la había echado a perder. K por otra parte se negaba a dejar que Kim recibiera toda la culpa. Claro, había sido en gran parte su error, pero él había estado a cargo de investigar a los empleados de GlamCo. Esto también era su responsabilidad. Sólo tenía que encontrar una manera de hacer que su desafortunada testigo colaborara con ellos, hacer que la despidieran tan rápido levantaría muchas sospechas, si no podía encontrar nada en su expediente laboral tendría que buscar en otros lugares. Cualquier cosa que la pusiera en riesgo de perder su empleo, algún error de su pasado que pudieran usar contra ella. Algo que pudiera comprar su silencio. Jay podría estar por encima del chantaje pero él no. Después de lo ocurrido con Mirando habían hecho pequeños robos, una que otra protesta pero nada que llegara a los titulares ni llamara tanto la atención. Querían desaparecer del ojo público antes de hacer su próximo gran ataque y estuvieron así durante cinco años, no podía permitir que un error tan estúpido hiciera que Jay les ordenara esperar 5 años más.
Sólo necesitaba un error, un descuido, una mentira.
Y justo eso encontró.
—¡Oye Jay!
El mencionado así como los presentes en la habitación dirigieron su atención a K, este giró en su silla facilitándoles la vista al monitor de su computadora.
—¿Qué no se necesita un título en comunicación o mercadotecnia para trabajar en publicidad?
Notes:
Así es, fui a buscar los diálogos en la película.
Chapter 7: WTFIGO - Bo Burnham
Summary:
«I don't know what's happening
I don't know what's happening
I don't know what is going on
What the fuck is going on»
Notes:
El futuro de México inicia la universidad hoy 😎🤙✨
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Ibas de camino a tu casa, había sido un día... Extraño.
Te viste envuelta en una persecución y asalto, te dieron un ascenso, una advertencia, te enviaron a declarar a la estación de policía y nadie te atendió.
—La compañía decidió no presentar cargos, si me preguntas yo diría que no quieren quedar mal pero oye, qué se yo.— Eso fue lo que te dijo el oficial a cargo.
Caminabas, más agotada que nunca, ni siquiera te percataste de que ya era de noche, pero pensaste que después de aquel monstruoso día no perdías nada con consentirte y decidiste regresar a la cafetería donde todo comenzó, total: si morías no te podría importar menos.
Cuando llegaste te diste cuenta de que estaban limpiando pero aún así una mujer mayor te llevó a tu mesa, jamás en tu vida la habías visto y fue mayor tu sorpresa cuando ella te sirvió un pan francés recién elaborado segundos después de que te sentaras. Tu mirada incrédula no pasó desapercibida.
—Soy la nueva dueña, me dijeron que probablemente volverías por tu pan así que me adelanté.
Cortaste un trozo, tenía un aspecto distinto al pan de siempre, sin alzar la mirada te dirigiste a la mujer.
—No es la misma receta.
Ella sólo rio con dulzura. —Es una receta vegana. Llevo cerca de cinco años perfeccionándola.
La miraste al borde de las lágrimas; lágrimas de confusión, cansancio, enojo y desesperación. —¿Qué carajos está pasando?
Una persecución, despidos, veganos, quiche, pan, ascensos, terroristas. Todo en un ajetreado día, y sin embargo, de alguna extraña manera
Aquel día no hacía ni mucho frío ni mucho calor.
Notes:
Ahora sí, podemos comenzar.
Chapter 8: The Villain I Appear To Be - Connor Spiotto, Molly Pease
Summary:
«I don't wanna wait around anymore
Even if you can't see
The good inside me
I don't have the time to tell you
Why I do the things that I do
Just please hold on and soon you'll see
That I'm not the villain I appear to be»
Chapter Text
El tan aborrecido y temido día finalmente había llegado: Lunes.
Te habían dado dos semanas de descanso pagadas, algo bastante generoso e inusual de parte de tu coordinadora. Dudabas mucho que tal consideración fuera por su buena voluntad o por recursos humanos, no, aquel oficial seguramente tenía razón; querían mantenerte callada y feliz. Lo más probable era que en tu regreso te fueran a observar atentamente, un sólo error y tendrían razones para despedirte pero no ibas a dejar que ganaran.
Habías trabajado mucho para llegar ahí, si un ataque terrorista te había dado aquel puesto, no importaba ya, darías todo de ti, no había poder en el mundo que te fuera a distraer de tu objetivo.
Optaste por usar las escaleras laterales en vez del elevador, no querías que al abrir el elevador todos miraran en tu dirección, las escaleras eran la opción más discreta. Dos personas se encontraban descendiendo —¿Lo viste?— la mujer, probablemente a finales de sus treinta se dirigió al hombre a su lado. —Tienes razón, belleza rara.— el hombre pensó un momento —Tipo, lo vez y como que no hay razón para que te guste pero tipo, te acercas, lo ves más y dices "wow, ese sí que es un hombre"— Ambos rieron pero se detuvieron al notar tu presencia. Hubo un incómodo silencio, los escuchaste cuchichear, seguramente debatían si deberían preguntarte sobre lo sucedido semanas atrás.
—Oye...— los miraste, ni siquiera te dieron los buenos días. —¿Conoces al tipo nuevo de publicidad?— eso te tomó desprevenida —¿Ya contrataron a alguien?— preguntaste con sincera curiosidad. —Ascendieron a dos tipos y contrataron a uno nuevo, también hay una pasante, se ve joven, no más de dieciocho — El hombre respondió —Es oriental.— El hombre le dio un codazo a la mujer —No digas eso.
Continuaron bajando por aquella escalera de caracol.
—No seas racista.
—Pues que no-
—No, y todo por no querer preguntar.
—Ay sí, pregúntale tú "oye, ¿Eres terrorista?"
Sus voces se fueron perdiendo mientras descendían y tu subías con mayor cansancio, semanas atrás habías roto en llanto en plena cafetería. No te molestaste en comer tu pan, sólo saliste corriendo de ahí; esta mañana fuiste a otra cafetería, pediste un pan francés, es una receta simple:
- En un bol se baten los huevos, la leche, el azúcar y sal hasta que queden bien integrados.
- En un sartén se calienta el aceite y agrega la mantequilla.
- Se pasan las rebanadas de pan por el huevo batido y se doran en el aceite caliente.
- Se sirven calientes
Sólo son 4 pasos y no pudieron con el primero; el huevo no estaba bien batido, habían pequeños rastros de la yema y un delgado y viscoso hilo de clara en el pan. Jamás volverías a ese lugar. Tal vez era infantil que una alteración a tu platillo favorito fuera el detonante a tal ataque de ansiedad pero había sido un día duro. Después recordaste que te habían dado el ascenso y te quedaste dormida en tu sofá.
El día de hoy era un día nuevo, tu primer día como líder de equipo; como la perra empoderada que eras dejaste todo el llanto atrás y te encaminaste a los siguientes TRES pisos para llegar a tu piso, no era necesario el elevador, tú podías con eso y más, además, el elevador es para debiluchos con piernas frágiles y no importaba si habías elegido las escaleras para evitar llamar la atención.
Estabas a cuatro peldaños de llegar, respiraste hondo y-
—¡(T/N)!— Kim salió de la nada, casi caías de espaldas en las escaleras, otro encuentro cercano con la muerte. —¿O debería decir líder (T/n)?— El joven brillaba como el sol, de alguna manera te animaba su actitud tan positiva.
—Es bueno verte de nuevo Kim— dijiste sonriendo, —¿O debería decir, asistente Kim?— él rio suavemente. —¡¿Quieres ver nuestros nuevos escritorios?!— asentiste y dejaste que te guiara.
—Mira todo ese espacio.
—Ja, debería dejar que me persigan terroristas más seguido.
Kim rio, tenías un extraño sentido del humor según él, aunque varios dirían lo mismo sobre él. —No te he presentado al equipo.— Kim fue corriendo al otro lado de la oficina para asomarse en el cuarto de descanso —Vengan— te encontraste con dos personas, una joven desconocida y un tipo desagradable lamentablemente conocido. —Ya conoces a Mark, pero ella es Mij-Min, MIN, se llama Min.— lo miraste desconcertada —Son nombres muy comunes y parecidos.— Min sólo asintió la cabeza, estaba claro que ella era la pasante. —Mucho gusto Min— entendiste tu mano hacia ella, ella la sujetó con firmeza. —Lo mismo digo.— Mark quería decir algo pero lo interrumpiste —Mark.
Miraste a tu alrededor, tenías entendido que había alguien más, un tipo atractivo supuestamente.
—Bueno— Kim juntó sus manos con un aplauso. —Creo que somos todos, ¿vamos a comer (T/n)?
—¿Entonces usted es (T/n)?— una voz suave, como terciopelo, preguntó. Todo tu cuerpo gritaba que no voltearas, aquella voz hizo que toda tu piel se erizara, sentías que ya la habías escuchado antes. Aún así volteaste.
—Un placer verte— no, —Mi nombre es Jay.
Min se acercó a Kim, y le dijo algo en coreano que no pudiste comprender.
—¿Quién diablos es Min?
—No se me ocurrió nada más.
Jay extendió su mano hacia ti, te miró con complicidad. Ese desgraciado-
—El placer es todo mío.
—Lamento no poder quedarme más tiempo pero algo importante surgió.
—Oh, apuesto que sí.
Jay te miró, casi frunce el seño pero logró contenerse, Min y Mark sólo los miraron extrañados, Kim parecía sospechosamente nervioso... No. No ibas a sospechar de tu único amigo.
—Me recuerda.— Jay hablaba con K por teléfono, —No creo que haya reconocido a Mija.
—Salió en televisión, sí. Pero fue hace 5 años, no la recordará.
—Espero que tengas razón.
—¿Le pediste que hablara contigo?
—No fue necesario. Estoy seguro de que vendrá a buscarme.
Jay se encontraba en una tienda de conveniencia frente al edificio de la compañía, veía con ojos cansados los coches pasar, el humo de sus escapes y el olor del cigarro del encargado que fumaba en la puerta, comenzaba a impregnarse en su traje. Era asqueroso. Comenzaba a dudar de si su objetivo iría por él, tal vez debería de dejar de ser tan confiado. Jay soltó un suspiro sin saber que al otro lado de la acera, (T/n) lo observaba meticulosamente. Era sin duda alguna atractivo, no clásicamente atractivo pero tenía ese no sé qué. Un impecable traje negro que favorecía a su silueta, cabello castaño que enmarcaba perfectamente su inmaculado rostro.
Lo odiabas.
Ese era sin duda alguna el terrorista.
¿Cómo demonios podías sentirte así de atraída a un terrorista?
Tal vez deberías golpearlo.
Querías golpearlo.
Ibas a golpearlo.
En cuanto el semáforo cambió a rojo caminaste hacia él, caminabas con los puños cerrados y un ritmo constante, parecía que ibas en camino a asesinar al Capitán América. Jay estaba mirando a otro lado, notaste su cuello y mandíbula, tan perfectos, sí, perfectos puntos de asesinato.
Jay por otra parte estaba inmerso en sus pensamientos, pensó que no ibas a llegar, había supuesto mal. Suspiró avergonzado por sus suposiciones y volvió su mirada nuevamente al edificio, agachó la mirada y a menos de un metro de él vio al Soldado del Invierno en miniatura.
No tuvo tiempo para procesar el puñetazo que acababa de recibir.
Jay soltó un quejido, te miró un momento. —TÚ— lo señalaste, no ibas a decirlo pero te dolían los nudillos.
—¡TÚ ERES EL MALDITO DEL TRA-
Jay no te dejó terminar tu oración, sujeto una de tus muñecas y te llevó al callejón a lado de la tienda, en él se encontraban los contenedores de basura, Jay se arrepintió un poco de su elección.
—¿Qué demonios crees que-
—¡¿Era necesario golpearme?!
—¡Algo me dice que era necesario que recibieras un golpe!
—Eso no tiene sentido.
—Pues vas a seguir escuchándome decir cosas sin sentido hasta que me digas-
—Sé sobre tu título universitario.
En ese momento callaste. Lo miraste a los ojos, unos ojos verdes cristalinos. —Debes tener preguntas, mi nombre es Jay-
—¿Como la letra?
—¿Qué?
Hubo un silencio incómodo, estabas entre la espada y la pared; en este caso Jay era la espada y la pared era, bueno, la pared.
—Mira— cambiaste el tema —No me interesa que es lo que creas saber, pero voy a reportarte. Tú no deberías estar aquí-
—Tú tampoco.— Otro silencio. —Sé que no estudiaste comunicación— no. —No estudiaste diseño, solo querías-
—¡Para!
Jay te miró, una expresión desafiante en su rostro, literalmente te tenía contra el muro.
—Somos iguales, ¿Sabes? Mentimos para poder llegar a la posición más cercana a nuestro objetivo. Sólo que— Jay se inclinó centímetros cerca de tu rostro, podías sentir su respiración mezclándose con la tuya y continuó —Nosotros estamos justo dónde necesitamos estar y estás bloqueando el camino.—
Jay no se movió, tú tampoco. Lo mirabas fijamente y él a ti. Intentaba intimidarte, eso estaba claro, pero no ibas a dejar que un niño bonito con un leve moretón en su mejilla izquierda te chantajeara.
—¿Quién es nosotros?
Jay se levantó y la distancia entre ustedes se restauró, vaya que era alto.
—Pensé que ya lo habrías investigado.
—Quiero oírte decirlo.
—Mi nombre es Jay. Soy miembro de la A.L.F. estoy investigando los casos de crueldad animal en tu compañía.— Eso fue bastante honesto, más de lo que esperabas. —¿No deberías infiltrarte en los laboratorios?¿Qué ganas con marketing?—Jay te miró con serenidad. —Tengo varios objetivos. Parece que tanto tú como yo buscamos codearnos con gente importante.—
—Cierra la boca.— El hombre obedeció y se mantuvo en silencio mientras formulabas tu siguiente pregunta. —¿Por qué me dices todo esto?—
—Quiero que ayudes.
—¿Es broma?
—No. Reconozco que no eras parte del plan original pero-
—Pero te vi y ahora no quieres que te delate.
—Tienes actitud.
—¿Te molesta?—Tu sarcasmo no pasó desapercibido, Jay sonrió.
—En lo absoluto.
—¿En serio crees que voy a ayudarte a tirar la empresa para la que trabajo?
Jay invadió tu espacio personal nuevamente, esperabas que no se volviera una costumbre.
—Sólo tienes dos opciones: finges que no sabes lo que estamos haciendo o intentas detenernos y hacemos de la vida del otro un infierno.
Notes:
Y así comienza el enemies to lovers, no leo lloros 🥱🥱🥱
Chapter 9: Hola - Miranda!
Summary:
«Quiero conocerte, cambiarías un poquito de mi suerte
Sigue la corriente, el impulso de tu piel nunca te miente
El disco de mi mente se resiente con tu corazón
El disco de tu corazón, el disco de tu corazón
¿No ves que es necesario terminar en una habitación?
Invítame a tu habitación ya»
Chapter Text
Ambos jadeaban, habían intentado ocultarlo el uno del otro pero era inútil, cualquier muestra de incomodidad era una señal de debilidad, de que sus cuerpos no podían más.
Él no podía mostrar el calor que sentía, que sólo deseaba terminar lo más pronto posible. Pero él era la razón por la cuál se encontraban en aquella situación. Dejarse caer exhausto después de ponerse a si mismo en aquella posición sería vergonzoso.
Luego estabas tú, no podías permitir que viera lo cansada que estabas, en tu mente suplicabas que lo hiciera de una vez, pero sabías que él no cedería, quería que lo dijeras y no estabas dispuesta a darle la satisfacción de verte rogar, de saber que sus acciones tenían el efecto esperado. Rendirte después de actuar tan indiferente sería vergonzoso.
Y aún así, ambos lo necesitaban, lo necesitaban más que nada en el mundo.
Fue entonces que Kim entró.
Era un día tranquilo.
No. No lo era.
Era un día estresante. Estabas completamente frustrada. ¿Qué carajos había pasado? ¡TE HABÍAN EXTORSIONADO, CHANTAJEADO, AMENAZADO!
ESTABAS AL BORDE DEL COLAPSO.
Jay por otra parte estaba sereno, al menos por fuera. Sentía una gran disrupción moral dentro de él, había sido idea de K, esto se había dado debido al descuido de Kim, pero al final del día él era el líder, él había aceptado amenazarla. Se sentía culpable.
Eran un par de estúpidos y no lo sabían. Ambos regresaron a la oficina como si nada y no se dirigieron la palabra en aquel día. Pero hoy se miraban con sospecha.
Te lo encontraste en el elevador, eran los únicos en aquel diminuto contenedor de sudor. No te molestaste en saludarlo, no querías hablar con él te daba miedo.
Jay no quería incomodarte pero esperaba una respuesta, TODOS lo hacían.
—¡Jay!— K fue corriendo hacia Jay en el momento en que cruzó la puerta. —¿Qué pasó?¿La convenciste?— El resto del grupo lo miraba expectante, sobre todo Kim, por más que intentara ocultar su ansiedad. Jay lo miró, ese chico realmente lo admiraba...
—Hablé con ella— el grupo soltó un suspiro de alivio —Pero no me ha dado una respuesta aún.—
K respiró con pesadez, Kim seguía nervioso y Roja se dejó caer en el sillón en el que Plata se encontraba apoyado. Jay caminó al centro de la sala y se dirigió a sus compañeros.
—Tranquilos, esto es sólo un contratiempo.
—¿Eso es un contratiempo?— Rubio señaló la hematoma que había dejado (T/n) en su mejilla izquierda. Se miró en el espejo más cercano y tocó su mejilla levemente. —Que raro, antes era roja.— Roja bufó, —Eso es lo que hacen los hematomas idiota, cambian de color.— Jay intentó hablar pero fue interrumpido por Mija.
—Ahora es negro, mañana va a estar morado después como ver-
—Ese no es el punto. No tengo idea de porqué lo hizo y honestamente tampoco parecía que ella lo supiera, pero hablé con ella, sólo hay que esperar su respuesta. No podemos obligarla ¿Entienden?
Todos asintieron.
—Bien, descansen por hoy.— Dicho esto todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, K cerró su computadora y se levantó de su escritorio para darle unas palmadas en la espalda a Jay antes de irse también, —Sé que no te gusta hacer esta clase de cosas, pero fue lo correcto.
Ahora solo quedaban Kim y Jay.
—Bueno, me iré a dormir.
—Kim.
El mencionado volteó con rapidez, parecía un siervo a punto de ser arrollado. Se acercó a él y colocó su mano sobre su hombro. —Disculpa que me haya enojado, esta misión es importante.
—No se preocupe señor, lo entiendo, es nuestra primera misión importante en cinco años y-
—Todas las misiones son importantes Kim, todo lo que hacemos cuenta para hacer la diferencia. Recuerda eso chico. Tú has hecho bastante estos años, esto es sólo un error. Por favor, no tengas miedo en pedir ayuda la próxima vez.
Jay le sonrió y Kim correspondió el gesto.
—¡Por supuesto!
Kim contaba con él, K contaba con él, Mija contaba con él, Roja contaba con él, Rubio contaba con él, Plata contaba con él, ¡Carajo! La señora Gibson contaba con él. No podía defraudarlos. Tenía que hablar.
—Buenos dí-
—¿Kim te enseñó lo básico?
Jay retrocedió.
—¿Disculpa?
—Este es un trabajo sencillo pero tedioso, ¿Sabes qué hacer, cierto?
—... Sí.
—Bien, quiero que sepas que soy muy estricta en éstas cuestiones. Me tomo mi trabajo en serio.
El elevador se abrió, Jay te miraba incrédulo tú sólo mirabas hacia el frente, no te ibas a dejar intimidar por un niño bonito con un moretón en su mejilla izquierda. Lo habías decidido el día anterior, se había convertido en tu mantra. Te lo repetiste una y otra vez a ti misma en un intento de relajar tu respiración para poder dormir. Estabas aterrada, pero no le darías la satisfacción de mirarte desde un pedestal, de que sintiera que había ganado. Jamás.
Intercambiaste saludos con los presentes, "Buenos días", "te ves bien", "Felicidades por tu ascenso", banalidades meramente. Jay te seguía como una sombra, casi te pisaba los talones, vaya que era alto. En la mañana recibieron un correo, ¿Los escritorios nuevos que Kim te había mostrado con tanta emoción el día anterior? Ya no eran suyos, les habían asignado un salón de juntas, no era muy grande, realmente tenía el tamaño de un salón de clases con un par de ventanas que daban al exterior del edificio. Sabías perfectamente bien porqué les habían dado tal lugar en vez de cubículos normales: querían vigilarlos. Saber quién entraba y quién salía, cuánto tiempo estaban dentro y cuánto tiempo fuera. La señora Jenkins lo había dejado muy claro: no iba a permitir más errores. Solo podías confiar en Kim, Min y -por más que te asqueara decirlo- Mark. Mark podrá ser un imbécil, pero sabía entregar sus proyectos a tiempo; Min era nueva y aún podía guiarla correctamente; y aunque Kim había sido promovido de Conserje a asistente, confiabas en él y sabías que había pasado el tiempo suficiente para saber cómo funcionaban las cosas. Pero Jay. Por obvias razones debías vigilarlo más que a nadie.
Tomaste tu lugar, Jay se iba a sentar a tu lado, rápidamente y sin siquiera alzar la mirada, pusiste tu mochila en la silla a lado tuyo. Jay entendió la indirecta y decidió sentarse frente a ti. Sacaste tu laptop con cuidado, intentabas no delatar el miedo que sentías de poder haber lastimado tu computadora al dejar caer la mochila. Afortunadamente había salido ilesa. Él hizo lo mismo, estaba a punto de decir algo cuando el resto del equipo atravesó la puerta.
—¡Buenos días mis queridos compañeros!— Kim entró haciendo ruido como siempre, se detuvo junto a Jay y mirando a su alrededor soltó un silbido de apreciación. —Lindo nido— Reíste, —Ni te acomodes.— Jay te miró y tú te dirigiste a tus compañeros —Manténgase alerta— te detuviste y miraste al hombre frente a ti. —Todos.
—Muy bien chicos, les recuerdo: correos, pendientes, revisión, almuerzo y repetir.— Todos asintieron, Mark alzó la mano y lo miraste con molestia.
—¿Algo que quieras añadir?
—¿Qué tal si salimos a comer, linda? A festejar tu ascenso.
—Hmmm, ¿Tú pagas?
—Por supuesto cariño.
—¡Perfecto! Chicos hoy la comida invita Mark.
Mark saltó en su silla.
—No entiendes-
—Lo que entiendo es que acabas de hacer una invitación poco profesional dentro de un ámbito laboral y te estoy dando la oportunidad de evitar una denuncia, ¿Entiendes?
Mark no respondió, sólo regresó a trabajar.
El resto del día transcurrió con tranquilidad, estaba hacía algo de calor, había un ventilador en la sala pero no era demasiado como para que lo encendieran. Además de tu trabajo, te enfocaste en la actitud y comportamiento de tus compañeros, especialmente en Jay. Kim y Min se habían vuelto "cercanos", Kim normalmente se dirigía a ella (siempre en coreano) pero sus respuestas siempre eran cortas, no sabías lo que hablaban pero no pareciera que a ella le molestara su conversación, simplemente era una trabajadora diligente y callada; por otra parte estaba Mark, si bien era molesto había probado ser un trabajador eficiente incluso antes de conocerte, todo el día se la paso estirándose, usando el calor como excusa para ir a tomar agua del garrafón que estaba detrás tuyo, tomando la cercanía como excusa para mirar tu trabajo, esto a su vez siendo una excusa para estar cerca de ti. Pero no eras estúpida. Ninguno de ustedes lo era, todos lo notaban y sinceramente se hacía cada vez más molesto, estuviste tentada a darle un puñetazo con la misma -sino es que más- intensidad con la que se lo habías dado a Jay el día anterior. Jay sólo te miraba ocasionalmente, soltaba un suspiro ocasional, se peinaba, te miraba- de hecho lo más probable es que lo hiciera debido a tu intensa mirada. No podías despegar tus ojos de él. Todos lo notaron, sin embargo Kim y Min no se vieron extrañados a diferencia de Mark que empezaba a preguntarse si debería de pensar en el recién llegado como un rival.
Y así continuó toda la tarde. Miraste el reloj:
14:00
Casi era hora del almuerzo, lo último que querías era que Mark pagara tu comida y deberle algo pero Kim no iba a dejar pasar la oportunidad de tener una comida gratis.
—¡Oh! Ya es hora de almorzar! ¿A dónde nos vas a llevar?
Mark suspiró, si bien esperaba ir contigo a solas sabía que tenías razón; había cruzado un límite al invitarte en frente de todos. —Pues estamos celebrando el ascenso de todos ¿Qué les parece un buffet?— Todos aceptaron, realmente no querías estar con mucha gente y para tu buena suerte llegó un correo del departamento de diseño.
ASUNTO: REVISIÓN ANUNCIOS PROMOCIONALES.
Contuviste una sonrisa con todas tus fuerzas.
—Lo siento chicos, no podré acompañarlos.
—¿Sucede algo?— Kim te preguntó y tú señalaste la pantalla de tu laptop —El deber llama.— Kim y Min miraron a Jay «extraño» pensaste, —Vayan ustedes chicos, yo me quedaré para acabar más rápido, los alcanzaremos— Miraste a Jay, él te regaló una sonrisa. Que odioso.
El grupo salió y ambos se quedaron solos. —¿Qué necesitas?— te sorprendió que esa fuera su pregunta, pensaste que seguiría insistiendo con que te unieras a su grupo, —Tenemos que revisar estos banners, adjuntaron también propuestas para la próxima campaña publicitaria.— Jay asintió.
De cierta forma estabas agradecida de que se hubiera quedado contigo, de esta manera sería más fácil conocer sus intenciones, "hacer de la vida del otro un infierno" no era muy específico.
Tenías que descubrir qué era lo que tramaba.
Notes:
Me van a odiar el próximo capítulo
Chapter 10: Harder, Better, Faster, Stronger - Daft Punk
Summary:
«Work it harder, make it better
Do it faster makes us stronger
More than ever hour after hour
Work is never over»
Chapter Text
Desde que tenía memoria, siempre había sido bueno para apagar incendios.
Sabía resolver problemas con rapidez, pero no todos estaban siempre de acuerdo con sus soluciones. Nunca tuvo problema alguno con utilizar medidas extremas para conseguir lo que quería.
¿El chico que en primaria se había burlado de su almuerzo? La hoja de respuestas del examen de matemáticas fue encontrada mágicamente en su mochila.
¿La maestra que lo había reprobado en preparatoria? Tuvo que enterarse a la mala de que su esposo la estaba engañando.
¿El tipo que había roto la maceta fuera de su casa con su auto a pesar de que ya le había dicho una y otra y otra vez que no podía estacionarse en la entrada? Su auto fue reportado como robado y el pobre no encontró su licencia para probar lo contrario.
No había nada mejor para él que la frustración de sus víctimas. Eso alejaba a aquellos a su alrededor. Para los demás él era una máquina sin corazón, un estratega maquiavélico, un sádico incluso; todos esos términos eran solamente una exageración a su parecer. Él era práctico, obtenía resultados inmediatos sin necesidad de pedir las cosas por favor.
Cuando las cosas no iban de acuerdo a lo planeado, tomaba medidas más drásticas.
Cuando conoció a Jay, conoció el autocontrol.
Aún podía recordarlo, después de llegar a los Estados Unidos en su primer empleo.
Ambos eran jóvenes, Jay era callado -siempre lo fue-, K intentó acercarse a él de manera sincera pero no obtuvo mucha respuesta de su parte. Eso lo molestaba. No tenía problemas con el silencio, hacía la tarea de ordenar las estanterías del enorme supermercado menos molesta. No. ¿A quién engañaba? ODIABA el silencio. Cualquier comentario que le hiciera a su compañero solamente recibía suspiros o pequeños sonidos de aprobación.
—Ya es la quinta vez que ponen esa canción, odiosa, ¿no?
—Mhmm
—La chica del área de bebés es rara.
—...
—¿Tienes planes este viernes?
—Sí.
¿Acaso pensaba que era demasiado bueno para hablar con él? Era un odioso. Intentaba averiguar todo de él. Se dio cuenta de que no tenía un auto propio, tomaba el transporte público, ocasionalmente caminaba y rara vez tomaba un taxi.
No lo siguió a casa, eso sí sería excesivo.
Cuando preguntaba por él a sus compañeros de trabajo, ninguno sabía mucho de él. Eventualmente se resignó y solamente lo miraba con odio.
Hasta que un día él le habló.
Estaban en la zona de congelados, carne congelada para ser específicos. Estaban revisando fechas de caducidad, K estaba centrado en sus pensamientos, ni siquiera le ponía atención a el hombre agachado a unos pasos de él. Solamente lo miró después de que soltara un sonoro suspiro.
—¿No te parece injusto?
—¿Qué cosa?— preguntó con genuino interés y desconcierto.
—Todo esto— hizo un gesto señalando la carne en el frío mostrador frente a él.
—No entiendo.
—Todas estas son vidas perdidas, ecosistemas destruidos ¿Y para qué?— Jay alzó un paquete maloliente de bistec de res, y lo tiró a la canasta a su lado, junto con los demás paquetes vencidos. —No es suficiente que sufran, ahora tienen que ir a la basura.
No hablaron el resto del día, tampoco al día siguiente y el día después de ese, Jay se ausentó.
Cuando regresó estaba sonriendo, no se trataba de la sonrisa falsa que le daba a los clientes, no se trataba de ese rostro mostrando los dientes mientras que sus ojos estaban muertos, no. Llegó con una sonrisa que apenas podía contener, sus labios estaban sellados con fuerza y formaban una pequeña "v", sus ojos brillaban con la intensidad de mil soles.
Era realmente extraño. Pero se puso aún más extraño cuando ambos muchachos se encontraban en la sección de leches. Se suponía que llegaría una nueva carga, junto con otros artículos. Pero no llegaron los lácteos.
Jay soltó una risita que, tan pronto como dejo escapar, guardó para sí. K notó esto y después de observarlo un momento habló:
—¿Sucede algo?
—No llegaron los lácteos.
—...
Jay lo miró a los ojos dejando mostrar su sonrisa que ahora abarcaba todo su rostro.
—¿Quieres saber qué pasó?
Unos días después K y Jay empezaron a sabotear otras entregas. Camiones averiados o sin gasolina antes de que pudieran arrancar, intervinieron llamadas, bloquearon el flujo del tránsito. Todo era genial.
K empezaba a conocer más a Jay.
Por fin lo entendía; la razón por la que su compañero era más infeliz que cualquier trabajador promedio, entendió su causa y a él le encantó. Proteger a aquellos que eran incapaces de protegerse a sí mismos sin tener que usar métodos completamente aceptables era su trabajo soñado. Eventualmente se volvió vegetariano, entendía que todos los proceso eran perjudiciales hasta algún grado para los animales, pero habían cosas sin las que simplemente no podía vivir. Jay entendió su decisión y no le hizo reclamo alguno. Lo aceptó.
Pero habían otras cosas que Jay no aceptaba.
Como aquella vez que ocasionó un accidente de tránsito. Quería enviar un mensaje.
—¡Nosotros NO lastimamos personas!
—¡Íbamos a abordar el maldito camión! ¿Crees que eso no iba a quitarle su empleo?
—Tal vez, pero no tendría que pagar cuentas de hospital.
Esa fue la primera vez que lo hizo enojar.
La segunda vez fue en 2017, después de revelarle que había mentido acerca de lo que había hablado con Mija. Esa vez fue la peor de todas; lo dejó con moretones y habría jurado que le rompió una costilla -no fue así- pero lo peor fue que lo sacó del equipo -temporalmente-.
Y ahora, cinco años después se encontraba trabajando desde su escritorio, a la par de Jay. Había tomado control de la computadora que usaba Jay en su "trabajo" monitoreando todo lo que sucedía a través del micrófono y la cámara, ocasionalmente lo ayudaba con el trabajo que fingía estar haciendo cuando miraba a (T/n) de manera remota, los fideos instantáneos a su lado estaban ya fríos.
Era una situación irónica. Jay, que siempre había sido el adulto responsable con un buen compás moral y que casi siempre detenía a K antes de que pudiera hacer algo horrible se encontraba perdido al tener que chantajear a una desconocida.
Mija y Kim habían salido a almorzar junto con el otro empleado- ¿Mark? No importaba. Ahora Jay estaba completamente sólo con ella.
Se notaba que ambos estaban incómodos, ni siquiera podía verla pero lo sabía.
Jay no era del tipo de obligar a otros a colaborar, mucho menos de chantajear. Pero era importante. Esta misión era importante. Debían de acabar con la empresa antes de que creciera más -algo hipócrita extraño que Jay no tuviera problema alguno con dejar a miles de personas sin trabajo-.
Jay estaba demasiado enfocado en la chica frente a él, K tuvo que hacer su trabajo por él, desactivó el teclado de su compañero que fingía teclear; no podía dejarlo escribir
"Egcdit7ewhihv6eghgu08wydfwofpsdohiqwopi'jgugesbyuapuuuulncjeabvlkhueoashfkzxpihcigeñlfedilkaiyhleái"
Como respuesta a un correo de quejas.
Ni siquiera era su departamento, el correo no era para él.
—Hace calor.— Jay habló y dejó de teclear. —Hmmm.— No podía verla desde la cámara de Jay, pero estaba seguro de que tenía una mirada desinteresada debido al gesto de Jay. Arrugó la nariz, K soltó una carcajada. —¿No deberíamos encender el ventilador?
—¿Qué no eres ambientalista?
—¿Qué tiene eso que ver?
—Gastas electricidad, y las plantas eléctricas y las emisiones de carbono y no sé que cosas.
—Pues sí pero-
—¿Pero? ¿Me amenazas y pones un 'pero'? Si vas a dedicarte a esto hazlo de lleno.
—...
Por dios, sí que era buena. No había dicho nada particularmente espantoso pero se notaba que Jay estaba molesto por como mordía el interior de su mejilla.
—Lo decía por ti, yo estoy acostumbrado a sudar pero no te ves del tipo resistente al calor.
—Número uno: usa desodorante.
K escupió sus fideos.
—Número dos: no viene al caso pero el frío es mejor que el calor.
«Tiene razón» Pensó K.
—Y número tres: no me importa el calor. Así que no me subestimes niño bonito o te romperé la nariz.
Jay frunció el seño confundido.
Una notificación sonó desde la laptop de su compañera.
(T/n) salió de la oficina, seguida por Jay, en cuanto se dio cuenta de esto (T/n) habló:
—Tengo que bajar.
—Te acompaño-
—No. Voy a usar el elevador.— Jay la miró aún más confundido. —Y supongo que a ti te gustaría ahorrar tanta energía como sea posible.—
—¿Y dejar sin apoyo a mi compañera? No sería correcto.
En cuanto las puertas de el elevador abrieron varias personas salieron sudando.
—No funciona el aire acondicionado— una mujer que salió les dijo antes de regresar a su llamada.
Ambos asintieron con la cabeza y al subir al elevador se dieron cuenta de que efectivamente no funcionaba, el calor era evidente y ni siquiera habían cerrado las puertas. Lo bueno era que solamente se encontraban ellos dos, de haber más gente habría sido insoportable. Había un pequeño problema solamente: (T/n) no había sido llamada a ningún lado, la notificación que había recibido era una simple promoción 2x1 de Subway, simplemente no quería estar con Jay. Él por otro lado no tenía idea de esta situación, pero empezó a sospechar desde que entraron al elevador; (T/n) no había presionado ningún botón pero (para suerte de ella) el elevador comenzó su descenso.
No sabía qué hacer, Jay iba a preguntarle tarde o temprano que era lo que tenía que hacer; miró su teléfono aterrada, no tenía escapatoria ni una excusa-
Oh.
"Ding"
Aquella cámara de calor abrió sus puertas en la planta baja (T/n) salió rápidamente con Jay detrás suyo. La mujer caminó por todo el recibidor y se sentó un momento. Jay estaba confirmando sus sospechas.
—Oye— Jay habló con suavidad —Si sólo querías que me fuera podrías haberlo dicho.—
—¿Te habrías ido?
—No, en realidad no.
—Sí tenía algo que hacer abajo.— Mentira.
—Pero recibí un correo que decía que ya no era necesario.— otra mentira.
—Sólo seguí caminando para ver si eras tan loco para seguirme, además, estoy esperando a alguien.
—Claro.
(T/N) miró su teléfono, ya había llegado. Que bien que el lugar estaba tan cerca, sino habría tenido que lidiar con "pudiste haber bajado más tarde". El hombre con el paquete llegó a las puertas de cristal del edificio, (T/n) fue hacia él con Jay detrás suyo.
Era el repartidor de DiDi.
—¿(T/n) (T/a)?
—Sí.
—Muy bien, te entrego dos subways de 30 centímetros, los dos son de pollo estilo yakitori, pan de orégano y parmesano, tostado, con queso manchego, lechuga, jitomate, aceitunas negras, pepinillos, aderezo de cebolla dulce y un seven up.
Jay se quedó pasmado mientras que a (T/n) se le hacía agua la boca.
—¡Así es, muchas gracias! Oh, pagué con tarjeta, lo mismo con la propina, ¿Se ve reflejado?
—¡Así es señorita! Que tenga buen día.
—Gracias igualmente.
Jay no solía juzgar los gustos ajenos, ¿Pero dos sándwiches de 30 centímetros cada uno? Era excesivo.
Después de recibir la orden se dirigieron a los elevadores, había un hombre de mantenimiento frente a ellos.
—Usen las escaleras.— Jay contuvo una risa. —Están fuera de servicio.
—¿Cómo? Estaban bien hace dos-
—Entendido señor.
Lo vio otra vez con una mezcla de sorpresa, odio e indignación, si quería jugar así, perfecto, iban a jugar.
Se dirigieron en silencio a las escaleras, las escaleras no eran intimidantes en sí, lo intimidante era que debían subir hasta el quinto piso. Se detuvieron un momento para contemplarlas, Jay rompió con el silencio.
—Tal vez sería buena idea que usaras las escaleras. Te vendría bien el ejercicio.
(T/N) se detuvo en seco, lo miró con indignación y apretó los dientes con la suficiente fuerza para arrancarle el cachete a alguien.
—¿Disculpa?
— Por favor te he visto correr, no tienes buen control de la respiración ni fuerza en las piernas.
Este imbécil con cara de jitomate bola estaba pidiendo otro puñetazo a gritos.
—Eso es de esperarse de una oficinista. Pero igual deberías ejercitarte, sería horrible que te rompieras un tobillo la próxima vez, ¿No crees?
Jay solo dio una sonrisa, bastante falsa pero encantadora de cualquier forma, la chica por otra parte tenía la expresión de un asesino serial. Trotó a su lado, no quería ir detrás de él, ¿A qué se refería con 'la próxima vez'?
Ambos comenzaron a subir aquellas escaleras.
Hacía calor, MUCHO calor, no tenías problemas para bajar las escaleras pero subirlas era un asunto completamente diferente, comenzabas a sudar, apenas estaban llegando al segundo piso. No era la primera vez que usabas las escaleras para subir, pero ya tenías hambre, hacía calor y el que estuvieras cargando la bolsa con tu comida no ayudaba, Jay se dio cuenta de esto.
—Déjame ayudarte.
—No, soy perfectamente capaz de subirlo yo misma.
—Como quieras.
Siguieron subiendo, y el calor aumentaba, ambos sudaban pero fingieron estar tranquilos, secretamente miraban al otro, en busca de una pequeña señal de inconformidad para poder burlarse.
Cuando por fin llegaron a la oficina vieron el ventilador, seguía apagado, pero sabían que encenderlo sería como declarar la derrota del otro así que por más que lo necesitaran no lo encendieron. Para empeorar las cosas, la ventana daba directamente al Sol.
Miraste la hora, casi acababa la hora del almuerzo y ni siquiera habías podido comer, tenías sed al igual que Jay pero tenías una pequeña ventaja sobre él. Tú tenías refresco.
Sacaste la botella de seiscientos mililitros y antes de poder girar la tapa el hombre de cabello castaño habló.
—No vas a comer ahora, ¿O sí?
—¿Qué tiene?
—Pues pensaba que alguien tan comprometida con su trabajo no comería en un espacio que no corresponde.
Suspiraste con enojo.
Seguían intentando recuperar el aliento, Jay tenía la cara roja, los dos sudaban y se podía notar en los trajes de ambos.
Ambos jadeaban, habían intentado ocultarlo el uno del otro pero era inútil, cualquier muestra de incomodidad era una señal de debilidad, de que sus cuerpos no podían más.
Él no podía mostrar el calor que sentía, que sólo deseaba terminar lo más pronto posible. Pero él era la razón por la cuál se encontraban en aquella situación. Dejarse caer exhausto después de ponerse a si mismo en aquella posición sería vergonzoso.
Luego estabas tú, no podías permitir que viera lo cansada que estabas, en tu mente suplicabas que lo hiciera de una vez, pero sabías que él no cedería, quería que lo dijeras y no estabas dispuesta a darle la satisfacción de verte rogar, de saber que sus acciones tenían el efecto esperado. Rendirte después de actuar tan indiferente sería vergonzoso.
Y aún así, ambos lo necesitaban, lo necesitaban más que nada en el mundo.
Fue entonces que Kim entró.
—Uf, sí que hace calor.— caminó hacia el ventilador para conectarlo y encenderlo, acto seguido se dejó caer en su silla. —¡Gracias por la comida Mark!— el mencionado entró a la sala, seguido por Min. —Ni lo menciones hermano. Tú y yo nos vamos a llevar muy bien.—
—Disculpen el retraso, los elevadores estaban descompuestos.— Min dijo para después acercarse a la ventana y abrirla.
Jay y tú estaban agradecidos con ambos, Kim y Min acababan de salvarlos.
Mientras tanto, un K cansado los veía desde la pantalla de Jay, muerto de risa.
De verdad que amaba su trabajo.
Notes:
Sip, esa es mi orden del subway.
Prefieren segunda o tercera persona????
Chapter 11: Ace in the Hole - Saint Motel
Summary:
«Put your quarters in the slot
Hope and pray for a jackpot
Better chances with the dice
Than take her home with you tonight»
Notes:
Universidad + Bloqueo Creativo = un mes sin actualizar
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
¿Cuánto tiempo había pasado ya?
¿Un mes?
No lo sabía honestamente, pero estaba preocupada. Jay no parecía hacer otra cosa que su trabajo, no, ni siquiera parecía que hiciera su trabajo, solamente estaba hecho cuando se necesitaba. Era un fenómeno extremadamente extraño, tal vez hay más adjetivos para describirlo pero no importaban en ese momento. Notó algunas cosas, como el que no se inmiscuía en la actividad social de la oficina demasiado, era siempre puntual en sus horarios, no llegaba antes ni permanecía más tiempo en el edificio.
Extraño.
Uno supondría que usaría todo el tiempo a su disposición para investigar a la compañía; carajo, debería de estar en un puesto administrativo si tanto quería saber lo que hacían, o en los laboratorios donde supuestamente experimentaban con animales, pero no, estaba en el maldito departamento de marketing. Con el tiempo Jay comenzó a mirarla también, no es que (T/n) estuviera intentando ser discreta en primer lugar, lo había notado desde el primer día.
Después del trabajo, Jay se dirigió a la cafetería donde había comenzado todo. Al abrir la puerta, la campana alertó a la encargada sobre la presencia del hombre.
—Llegas a tiempo— la mujer habló —Odiaría dejarla esperando.— Jay contestó.
—Niño, sé que solo quieres mi comida.
—¿Insinúa que la estoy usando?
—Sí.
Jay se hizo el ofendido, la señora lo ignoró y le sirvió su plato.
—Sabes, entiendo que te guste mi comida, pero es imprudente comprar una cafetería de la nada.
El postre frente a él era un pan de plátano, una receta vegana cuya creadora se negaba a revelar.
—Sólo quiero lo mejor para usted.
—No lo creo. ¿Por qué te importa tanto este lugar?
—Todo a su tiempo, señora Gibson. Pronto verá-
—¿Hace cuánto tiempo que nos conocemos?
—Cinco años.
—Cinco años.
Hubo un silencio, la señora Gibson lo miraba con severidad mientras él miraba su plato como un niño evitando los ojos de su madre.
—Jay— el mencionado la miró como un perro triste. —No hagas que me arrepienta-
—¿De subirte al camión equivocado?
—De confiar en ti.
Jay se quedó callado, quería decirle que técnicamente había confiado en K, él le había ofrecido la capucha y ella la había aceptado. Pero no era el momento. Miró con pena el pan frente a él, ¿Era correcto comerlo o debería irse? La anciana lo vio desde el mostrador, suspiró y negó. —Come.— Jay la miró, ella solamente soltó un pequeño gruñido. —No desperdicies la comida.— Jay sonrió apenado.
—No lo haré.
—Muy bien muchachos, todo va muy bien.— K se dirigió al grupo, se veían completamente agotados; Kim tenía ojeras, Roja intentaba permanecer despierta, Plata y Rubio se encontraban tirados en un sillón, ni siquiera estaban abrazados. Mija y K eran los únicos en pie. El ambiente de aquel apartamento era pesado; habían estado trabajando sin parar durante meses, pensaron que una vez que Jay se hubiera infiltrado en Glam Co. las cosas avanzarían con rapidez.
Había pasado un mes desde entonces.
—Vamos chicos— K habló con entusiasmo. —A penas estamos empezando.— El grupo solo emitió un gruñido en unísono. —Escuchen, Kim es el único que trabaja aquí.—
—Disculpa K, pero una sesión de fotos no es tarea fácil.— Plata estaba cansado, pero no lo suficiente como para no iniciar una discusión.
—Vamos, ¿qué tan difícil puede ser posar frente a una cámara? Intenta ser pasante en esos laboratorios.
—Con todo respeto, Roja, ¡Tengo que ponerme piel en esas fotos! ¿Sabes lo horrible que es?
—No es una competencia.— Rubio intentó calmar la situación.
—Si lo fuera perderías, solo eres su agente.
—Es un horrible trabajo que no quiero discutir-
—¡Entonces no lo hagan!
—No te metas Kim.— Roja lo amenazó.
—¡Okey!— K llamó la atención de todos. —¡Todos estamos cansados!—
—Tú sólo estás en la computadora.
—¿Eso era necesario Mija?
Ella no contestó, nadie dijo nada, solo esperaban la reacción del otro, K frotó sus ojos intentando calmarse. —Estoy haciendo el trabajo de Jay, y antes de que pregunten, no sé qué está haciendo.
—Pronto lo sabrás.
Los presentes miraron a Jay, en sus manos había una caja.
—¿Qué hay en la caja?
—También me alegra verte, Kim.
Roja se apresuró a su lado, en su caminar se podía observar el hartazgo. —¿Por qué tardaste tanto?— Jay dejó la caja en una mesa cercana, golpeando levemente la mano de K que intentaba abrirla. —Hice un pedido especial de la señora Gibson.— Rubio se acercó a la caja y la abrió. —¿Pan de plátano? Deja descansar a esa mujer.— Plata soltó una risa irónica. —Esa mujer soporta todo. ¿Quién crees que me obliga a comer?—
—¿Por qué él pudo abrir la caja y yo no? ¡Auch!— Mija lo pellizcó para hacer que se callara, cada uno tomó un panecillo. —Se suponía que era una sorpresa.— Mija dejó de comer y volteó a ver a Jay. —¿Qué hiciste?— Jay posó su mano sobre su hombro en un intento de calmarla —Nada.
—No te creo.
—Voy a llevar dos cajas a la oficina mañana.
—¿Para qué?— Kim preguntó con la boca llena.
—Sólo espera.
—Cuatro docenas, se me acabaron las cajas grandes.— Jay recibió las cajas, era una mañana ocupada, estaba seguro de que iba a llegar tarde. —¿Qué tramas ahora?—
—Nada— Jay le entregó el dinero. —Solo intento ser un buen compañero de trabajo.— La señora Gibson le entregó el cambio. —No va a funcionar.— Jay se detuvo, incrédulo. —¿Disculpe?
—Esa chica, no te va a escuchar. Tienes más probabilidades de derrocar al gobierno que de hacer que se una.— Jay sonrió e hizo pequeños chasquidos con la lengua. —Edna, ya deberías saberlo.— Jay guardó el cambio en sus bolsillos.
—El estómago es el camino al corazón.
Notes:
Shoutout to los panes de plátano vegano de la ffyl en CU.
Están bien ricos no puede ser.
Chapter 12: The Guide to Success - Joe Iconis
Summary:
«Never say what you really feel
Why make a choice when it's safer just to make a deal?
Stay away from what causes a stir or offends
Keep your heart silent, don't dispute
And if it turns violent, make sure you know who to shoot
And eventually every relationship ends
So throw out your baby and murder your friends»
Chapter Text
Llegaste a la oficina, viste varios escritorios vacíos, escuchaste voces provenientes de la sala de descanso, a medida que te acercabas percibiste un dulce aroma ¿Era plátano? La sala estaba llena, Jay era el centro de atención, había una mesa sobre la cual se encontraba una caja llena de pan, tu estómago te habló a través de un gruñido. ¿Hace cuánto no comías un pan decente?
—Jay— una mujer se acercó de una forma bastante amistosa al imbécil de traje —estos pasteles son deliciosos.— puso su mano sobre su pecho. —Lo sé— Jay se alejó de ella discretamente, giraste los ojos. Jay te vio en el marco de la puerta, recargada, cruzando los brazos; le era gracioso verte molesta —Es de una cafetería a unas cuadras de aquí, sabes cuál es, ¿No es así, (T/n)?
Mierda.
Ahí estaban otra vez, todos esas miradas sofocándote, esperando tu respuesta.
—Conozco un lugar.— te acercaste a él con paso firme, "el valiente vive hasta que el cobarde quiere" decía su abuelita. —Pero está bajo nueva administración. Creo que ahora son veganos.— Jay te miró detenidamente, tenías una sonrisa de oficina: falsa y condescendiente. —Prueba uno, sé que te gustarán.— te ofreció el postre, lo tomaste con cuidado y tomaste un momento para admirarlo. Tenía un color entre blanco, amarillo y gris, propio de los plátanos aplastados. Sentías curiosidad, claro, aquel pan francés vegano había sido una aberración al paladar, una carta de odio a la gastronomía. Aún así ansiabas probarlo; te sentías como Eva en el jardín del Edén, aquella elegante serpiente te ofrecía un fruto sometido a una preparación alterna y prohibida, el dulce aroma del pan era tan similar al plátano, algo extraño en los productos de plátano. Estabas a punto de probarlo cuando alguien entró a la sala.
—Veo que están divirtiéndose.— la señora Jenkins estaba en la entrada, sus lentes colocados perfectamente sobre su nariz, el cabello rubio duro por toda la laca, su postura impecable, estaba molesta. —Esperaba más de ti, (T/a).— El silencio inundó la habitación, nadie se atrevía a hacer contacto visual, aún así, la atención seguía sobre ti. —Los necesito a ambos en la sala de conferencias, ahora.— La jefa Jenkins dio media vuelta y dejó el lugar, todos soltaron un suspiro de alivio casi unísono y fueron saliendo sin antes murmurar un "buena suerte" o "gracias por la comida", dejando a Jay y a ti solos. —Guardaré estos para después— Jay dejó su pan en un recipiente de vidrio pequeño que tenía sobre la mesa, extendióte su mano, lo miraste un segundo, después entendiste que estaba pidiendo el pan que sostenías, se lo entregaste y él lo puso en el refractario junto con el suyo para después seguir a la señora Jenkins a la sala de conferencias.
La sala era similar a aquella en la que ustedes trabajaban, sólo que con más luz y espacio, viste a varias personas sentadas en una larga mesa, entre ellas al resto de tu equipo; Jay y tú tomaron asiento, la señora Jenkins permaneció de pie frente a una pizarra eléctrica. —No quiero perder tiempo así que lo diré— directa como siempre. —(T/A), tu equipo fue elegido para la tarea más divertida del evento.— ay mierda.
—Disculpe, señora Jenkins.— Jay alzó la mano, una decisión estúpida realmente. —¿A qué evento se refiere?— morías por asfixiarlo por haber hecho una pregunta tan estúpida, sobre todo cuando lo más probable era que ya conociera la respuesta, fuera cual fuera el propósito de aquel infiltrado, DEBÍA saber de qué evento hablaba. Tal vez sólo intentaba sabotear a tu equipo. —Jovencito.— un hombre mayor habló, era alto y delgado, su cabello completamente blanco y vestía un traje de algodón color grisáceo, se veía costoso. —¿Cuál es su nombre?— su voz era suave, como el terciopelo, pero firme. —Jay, señor. Jay Roberts.— el hombre posó sus brazos sobre la mesa, inclinándose hacia tu compañero.
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?.
—Un mes, señor.
—¿Carne fresca, eh?— el hombre dio una carcajada leve, daba la impresión de ser un hombre bonachón.
—Llevo 40 años en estos negocios hijo, te daré un consejo.— señaló a Jay. —No escondas tus habilidades.— Jay sonrió y el hombre volvió a reclinarse en su silla.
Hubo un silencio incómodo, era reconfortante saber que no eras la única que no entendía lo que acababa de- oh.
—Señor Mitchell-
—Disculpe la interrupción señora, si no le molesta ¿Podría hablarnos sobre el evento?
—Claro, señor.— La señora Jenkins se acomodó las gafas y carraspeó. —La compañía ha estado planeando algo grande; una pasarela. Como saben, GlamCo. se había enfocado en los cosméticos pero hemos iniciado una nueva fase: moda rápida.— Escuchaste varios murmullos, no era un secreto pero vaya que era un paso enorme. —Ya lanzamos algunos productos a la venta, lo saben. Pero tenemos una línea completa que hará que Zara y H&M parezcan ropa de quinta. Ahora, el plan es llevar a cabo una pasarela el 31 de Diciembre, el tema: Bosque Encantado. Trillado pero poderoso. Pero antes debemos de convencer a los modelos, no queremos modelos corrientes, queremos celebridades; hablo de Naomi Campbell, Beyoncé, Madonna, Robert Pattinson ¡Piensen en grande!— Tomó una breve pausa para mirar a su alrededor, hacer un sondeo de su audiencia. —Sin embargo, la lista ya ha sido determinada.— La señora Jenkins tomó una pila de archivos y los fue entregando a todos los presentes. Al recibir el tuyo lo abriste, el índice estaba lleno de nombres que reconociste al instante. —Todas son celebridades emergentes, queremos que sea un evento refrescante; normalmente le daríamos esta tarea a un equipo con más experiencia, pero los objetivos requieren de un equipo más joven y ya que ustedes son los más jóvenes-
—Una pregunta.— Fue tu turno de interrumpir a tu superior, ella parecía querer arrancarle la cabeza a la próxima persona que la interrumpiera. —Agradezco la oportunidad pero ¿No le corresponde a los representantes de la compañía hablar con los modelos?
—Que observadora, nuestro equipo legal ya comenzó las pláticas con los agentes de los prospectos— la mujer suspiró. —Sin embargo, éstos candidatos son "especiales".
—Entiendo.
—Bien, si no hay más preguntas... Eso sería todo por hoy. Toda la información pertinente a los candidatos está en los expedientes.
—¿No olvidas algo, querida?— La señora Jenkins miró al hombre otra vez. —No te preocupes, yo lo hago.— El señor Mitchell se levantó de su asiento y se dirigió a los presentes. —Antes de la pasarela tendremos una cena de gala en Noviembre para firmar contratos, no se preocupen son solo formalidades. Asistirán los modelos, inversionistas y la prensa. Es crucial que todo salga bien para que la pasarela sea un éxito.
—Supongo que entonces es más que solo formalidades.
—¡Oh! Tienes razón hijo.
El señor Mitchell soltó una carcajada, tú sólo querías golpear al imbécil sentado a tu lado, Jay y su bocota iban a meterte en problemas. —Sigue así, Roberts.— la señora Jenkins y el resto de los presentes intentaron fingir una risa. —Liza, querida, no te voy a quitar más tiempo. Puedo ver que este proyecto está en muy buenas manos; pueden ir en paz.
Todos se levantaron y uno a uno cruzaron la puerta. Antes de salir volteaste para ver a Jay, estaba hablando con el hombre; intentabas escuchar lo que decían hasta que una mano te jaló con fuerza del brazo.
—Señora Jenkins-
—Escúchame bien, (T/A). Voy a decirte esto una vez y sólo una vez; quiero que vigiles bien a Roberts.— Intentaste retroceder un poco, pero su fuerza era brutal. —No me agrada en lo más mínimo y tengo el presentimiento de que a ti tampoco.
—¿Es por el señor Mitchell?
—¿Ahora quieres que te explique por qué agradarle a un socio mayoritario es alarmante? Esos dos son una amenaza para nuestros trabajos, no quiero que lo dejes correr libre como un pony salvaje cabalgando en la llanura.
—Entiendo.
—Que nadie se entere de esto.
Una vez libre de su agarre, te dirigiste a la sala de tu equipo, definitivamente habían mejores formas de iniciar la jornada laboral pero el universo había decidido castigarte desde el momento en que puso a aquel criminal en tu vida.
Ahora debías lidiar con terroristas y divas, perfecto.
Era dolorosamente obvio el porqué los habían elegido, no necesitaban hablar con mediocres celebridades, solo debían hablar con sus agentes y representantes, pero Jenkins tenía razón; eran "especiales", esperaban ser tratados como la octava maravilla del mundo, que una empresa les suplicara que trabajaran para ellos, querían que alguien les dijera cuanto potencial tenían, lo desesperados y ansiosos que se encontraban por trabajar con ellos.
Obviamente no podría importarles menos, iban a enviar a los inexpertos, si de verdad creían que eran tan especiales estaban equivocados.
"Growl"
Su estómago gruñó.
—Supuse que seguirías con hambre.— Jay estaba a tu lado, extendiendo el pan de plátano de hace rato, naturalmente lo tomaste. —¿Por qué haces preguntas estúpidas?— Jay suspiró. —Te juro que no lo sabía.
—Mientes y lo sabes. ¿O acaso serías tan incompetente como criminal?
—Me halagas.
—¿Sabes con quién acabas de hablar?
—Michael Mitchell, socio mayoritario, accionista-
—No te pedí su currículum. ¿Qué quería?
—Nada, sólo me dio consejos de vida.
Terminaste el día agotada, antes de dejar el edificio te despediste de todos y tomaste discretamente el pan que sobraba en la sala de descanso. Pediste un taxi que te llevó a tu apartamento, no era un edificio ostentoso pero era decente. Tu apartamento estaba en el tercer piso, era pequeño, sólo había una sala-comedor, cocina, baño y tu habitación. Te serviste un vaso con leche y te dejaste caer en el sofá. Tomaste el expediente de los candidatos a modelos, seguramente otro equipo se estaba encargando de verdaderos modelos profesionales en vez de los míseros amateurs que habían en tu lista; actores de televisión, influencers, streamers, modelos de Instagram. No tenías el derecho de sentirte superior a ellos.
Cerraste los ojos, intentando asimilar lo que había pasado.
Extendiste tu mano para alcanzar el pan de plátano frente a ti. Era vegano así que no podías esperar mucho y sin energía diste el primer bocado.
Era delicioso.
No habías probado un pan tan bueno desde hace un mes. El sabor del plátano se impregnó en tus papilas, la consistencia era perfecta, era esponjoso y suave, aunque el color no fuera tan atractivo a la vista, era maravilloso.
Te acabaste el pan que robaste esa noche.
—Llegué y tengo noticias.— Jay entró en aquel apartamento con una energía poco característica. —Mi querido Plata, si pudieras mirar la página 27 de este archivo.— El mencionado tomó los papeles y leyó en voz alta. —Candidato Peter "Silver" Jones SELECCIONADO.— Se abalanzó sobre Rubio quien lo recibió con los brazos abiertos. —Oficialmente estamos todos dentro.— hubo un grito de celebración. K se acercó a él. —Y al fin conociste al tal Mitchell.
—Jamás conocí a un desgraciado tan carismático.
—¿Y a todo esto de qué hablaron?— Kim preguntó desde el otro lado de la habitación. —Contártelo sería una perdida de tiempo.— Jay se quitó su saco revelando un micrófono oculto en su interior.
—¿Por qué no mejor lo escuchas?
Chapter 13: Razzle Dazzle - Richard Gere
Summary:
«Give 'em the old flim flam flummox, fool and fracture 'em
How can they hear the truth above the roar?
Throw 'em a fake and a finagle
They'll never know you're just a bagel
Razzle dazzle 'em, and they'll beg you for more!»
Chapter Text
Todo el equipo corrió al escritorio de K.
Todo este tiempo habían estado viendo el trabajo de Jay a través de una cámara oculta, trillado pero cumplía con su tarea.
K abrió su laptop.
—¿No es eso Voltron?— Kim señaló el fondo de pantalla. —Cállate.— K replicó mientras Mija recargaba su barbilla en el escritorio, una vez acomodados miraron atentos el monitor.
—Entonces ese es Michael Mitchell, ¿eh?—Era un hombre alto, al menos cuatro centímetros más alto que Jay; su cabello completamente blanqueado por los años. Inglés ¿Por qué siempre eran Ingleses?
—Michael Mitchell amigos.— Jay tomó una hoja que estaba en otra mesilla y la puso en el escritorio. —Nacido en 1933, tiene 89 años. Como ya saben, empezó como un sastre en los años 50; viudo, dos hijos-
—Jay,— Mija lo detuvo. —El video.
—Está bien.
—Roberts.— El señor Mitchell se dirigió a Jay, aún no estaba acostumbrado a ser llamado así. —¿Hablamos un segundo?— Jay asintió y permaneció en el cuarto. —Dime muchacho, ¿Qué te ha parecido este lugar?— Mitchell tomó asiento, esta vez Jay se sentó a su lado, lo observó, su postura era relajada; su espalda estaba sobre el respaldo de la silla, sus piernas estaban cruzadas, su brazo derecho se encontraba posado sobre la mesa mientras que su mano izquierda yacía en su mentón, esperando la respuesta del joven. Era un hombre verdaderamente impresionante. —Todo ha sido estupendo.— Jay contestó —Tengo que reconocerlo, a pesar de haber llegado en un momento tan caótico, me he encontrado con un ambiente eficiente; no me sorprende sabiendo lo competente que es el personal aquí.
—Si no le es ninguna molestia... ¿Puedo preguntar el porqué de su léxico tan rimbombante con palabras rebuscadas?— Mitchell preguntó con un tono algo irónico pero para nada malicioso, Jay se sintió algo avergonzado e incluso sorprendido. —Hijo,— Nuevamente se acercó a él y puso su mano en el hombro del castaño. —Si quieres avanzar en este lugar, no te esfuerces tanto.
—No entiendo-
—Muchacho, si hay algo que este viejo ha aprendido de los años, es que la gente sabe bien cuando alguien es falso. Lo que digo es... Relájate, ellos huelen el miedo.
Ambos rieron, Jay reía nervioso, Mitchell estaba sinceramente orgulloso de su pequeño chiste. ¿Por qué le decía todo esto? —Señor, aprecio sus palabras y me sorprende que se haya tomado el tiempo de hablarme pero ¿Por qué?— Mitchell regresó a su postura original y cerró sus ojos pensativo, después de unos segundos los abrió; buscaba las palabras sin éxito alguno soltando un suave quejido. —Hmmm, no tengo idea. Llámalo una corazonada pero tengo una... sensación, siento que harás grandes cosas, pareces un líder nato.— Jay sonrió, ese hombre tenía razón de cierta forma. —Gracias señor.
—Ni lo menciones.
—¿Eso es todo?— Roja estaba lejos de inquietada, el resto de los muchachos parecía estarlo. —Creo que no entiendes— Jay caminó a lo largo de la habitación. —No había ninguna razón para que me hablara, habían varias personas ahí ¿Por qué hablarle a un novato?
—¿No es eso algo bueno?— Mija habló. —Avanzaremos más rápido de esa forma, dejarás de ser "Roberts", dejaré de ser "Min", derrocamos el capitalismo y nos vamos a casa.— Kim rio por lo bajo haciendo que Jay soltara un suspiro —No me estás entendiendo-
—Los ancianos siempre dicen eso, siempre dicen cosas como "hijo, me recuerdas a mí a tu edad" o "niño, vas a llegar lejos", solo necesitan ver a un joven medianamente atractivo y listo, créeme, estoy acostumbrado.
—¿De verdad?— Roja preguntó sarcástica.
—¿No parezco atractivo?
—No- Chicos, no es el momento. Podría ser una coincidencia, claro, pero podría no serlo.
—Así funciona todo en la vida.
—¡Pero ese no es el punto! No podemos arriesgarnos.
Hubo silencio, Jay se encontraba bastante tenso y todos temían lo que pudiera hacer si no elegían sus palabras con cuidado, K se había tatuado el brazo para no olvidarlo; claro, aquella golpiza que recibió años atrás lo había marcado, no porque fuera brutal realmente, sino porque había sido una sorpresa para todos; se había tatuado para no olvidar su falta.
"Las traducciones son Sagradas".
Cinco años atrás, Kim no habría entendido la tensión del cuarto, pero con el tiempo -y después del regaño del mes pasado- también estaba nervioso. Jay no era violento, pero tenía un horrible carácter cuando sus planes estaban en riesgo. Ninguna misión lo había preocupado de esta forma. —Jay,— Roja puso su mano sobre el hombro del mencionado en un intento de relajarlo. —Cálmate. Entiendo tu preocupación, después de lo del café es comprensible que estés alerta pero debes relajarte.— Jay suspiró con pesar mientras frotaba sus sienes. —Sólo deja que fluya, si ese hombre nota que estás tenso, va a ser un verdadero problema.
—Tienes razón.— Jay se dejó caer en un sillón, su equipo lo miraba con algo de preocupación; su estimado y estoico líder yacía agotado frente a ellos, algo extraño pensando en lo animado que había llegado.
No. Tenía mucho sentido. Él llegó con avances y su equipo no le dio la importancia suficiente a su logro más importante.
Tal vez sólo necesitaba dormir.
—Sabes— Kim habló, —Creo que debemos dejarlo aquí. Mañana empiezan las negociaciones con los modelos; escuché que "Peter Jones" tiene una actitud de diva.— Plata rio; Kim podría ser idiota, hablador, despistado, pero siempre sabía cómo aligerar el ambiente.
Jay sonrió.
—Tienes razón. Nos vemos mañana.
Jay despertó, había dormido medianamente bien. Se levantó y tomó una ducha; fue rápido, no más de 5 minutos, no le gustaba desperdiciar agua. Mientras se vestía se puso a pensar en su conversación con Mitchell; "la gente sabe bien cuando alguien es falso".
Ja.
Que mentira.
Nadie sabe cuando alguien está fingiendo, él lo había hecho creer que era un joven prometedor con buenas intenciones, de cierta forma era verdad, es decir, sólo tenía 38 años y muchos dirían que la preservación de las especies califica como buena intención pero- el punto es que no tenía sospechas.
Tal vez.
Llegó a la oficina y vio a Kim y Mija en la sala de descanso. Estaba a punto de saludarlos cuando una mano cayó pesada sobre su espalda —Jay, amigo, ¿Qué haces?
—Hola Mark.
—Vaya, antes sólo me decías Rodney, buen avance.
Mark Rodney, otro individuo que le preocupaba. Kim y Mija trabajaban para él, (T/n) tenía cierta idea sobre quién era Jay en verdad, ¿Pero Mark? No sabía nada.
Normalmente esto no presentaría problema alguno, sería preferible incluso. Pero Jay tenía el mismo escenario reproduciéndose una y otra vez en su mente.
Supongamos que durante el trabajo, Jay y (T/n) hablaban; (T/n) es algo agresiva alrededor suyo y es bastante notorio. Supongamos que Mark, al tener cierto interés en (T/n) empieza a cuestionarse el porqué de su actitud, no le preguntaría a (T/n) directamente pues sabe que no se lo diría, así que le preguntaría a Kim, el mejor amigo de todos. Kim no diría nada pero se pondría nervioso, Mark empezaría a sospechar, preguntaría a otros trabajadores externos al equipo si han notado el extraño comportamiento de (T/n) hacia Jay, nadie sabría contestar pero empezarían a cuestionárselo también; la atención rotaría en torno a ellos y lentamente se darían cuenta del extraño comportamiento de Jay.
Jay supuso que, aunque no podría alterar el comportamiento de su querida (T/n) -a corto plazo-, podría alterar su propio comportamiento.
Hacer que aquella agresión pareciera celos.
Nada que un poco de pizzaz y carisma no pudiera arreglar.
—Creo que llevamos suficiente tiempo trabajando juntos, Mark.— El mencionado sonrió, solía pensar que era un estirado. —Mantén esa actitud Jay, estamos a punto de lidiar con un montón de niños malcriados, ¿Listo para el show?
—Más que nunca.
Notes:
Hacer referencias al papel de Steven Yeun como Keith en Voltron es lo máximo 🤩🤩🤩🤩
Chapter 14: Confident - Demi Lovato
Summary:
«It's time for me to take it, I'm the boss right now
Not gonna fake it, not when you go down
'Cause this is my game
And you better come to play»
Notes:
Jajajkaja me tardé un buen, demasiado, lo escribí motivandome al recordarme que si no acabo este fic realmente será un prueba de que soy una llama pequeña que se extingue rápidamente y nunca acabo nada 🤩🤩🤩🤩
Temor al fracaso check✨✨✨✨
Chapter Text
—¿Listo para el show?
—Más que nunca.
—Pfff ¿Y ese drama?— Kim interrumpió aquella cursi conversación, ajustaba la correa de su mochila en la que llevaba bloqueador y lentes de Sol… Ahora que lo veías bien, se veía bastante informal. —Kim— llamaste su atención —¿Por qué estás vestido así?
—¿Así cómo?
—Así como si fueras de excursión.
—No es cierto.
—Sí lo es.
Min se acercó a él, era probablemente la única vestida adecuadamente para el trabajo. —Jay, Kim, ¿Se han visto?— hablaste un poco molesta —Jay, vas a ofrecer contratos, no a la MET Gala.— Mark rió —¿De qué te ríes? Pareces un padre de los suburbios que va a al trabajo con su playera de entrenamiento.
—¿Cómo quieres que nos vistamos entonces?— Kim exclamó —¿Como los hombres de negro?— suspiraste y los miraste con detenimiento; Kim llevaba una camisa floreada abierta sobre una playera blanca, Mark tenía una playera gris con pantalones y zapatos de vestir, Jay iba con traje como siempre, todo en él gritaba pulcridad. —Yo— Mark aclaró su garganta antes de continuar —Yo podría conseguir un saco, ya sabes, para que parezca un traje casual o algo así…— Miraste a Kim y a Jay, el primero esquivó tu mirada y miró al suelo, jugueteaba con sus manos su actitud dándote a entender que ya estaba lo suficiente avergonzado como para recibir una reprimenda, pero Jay —¿Recuerdas lo que dijeron sobre tratarlos de manera especial? Es por eso que-
—Traes el mismo traje de— te detuviste, Jay podría ser un maldito pero no era necesario que le dijeras algo por usar el mismo traje de siempre, no conocías la situación económica de un terrorista. —Tienes razón, sólo vámonos. Min, ¿Podrías acompañar a Mark y a Kim a buscar algo que ponerse? Nosotros nos adelantaremos.
—De acuerdo.—
Los cuatro subieron al ascensor, no lo decían pero claramente se percibía una gran emoción en el ambiente, algo de ansiedad, claro, pero bastante emoción. Sentiste una mirada sobre ti, Jay. No era de extrañarse, desde aquella vez en el callejón- no, desde que se vieron por primera vez en aquella cafetería, Jay te miraba de reojo, tú también lo hacías y por más que lo intentaras no podías olvidar aquella atracción inicial que sentiste hacia él. Al principio no sabías qué era lo que te atraía, no era para nada tu tipo, “Probablemente era el traje” pensaste, recordaste cómo se ofreció a pagar tu comida, te sonrojaste y saliste corriendo. De no ser por la estrepitosa serie de acontecimientos que le siguieron, tal vez te habría gustado volverte a encontrar con él. Lo peor de todo era que no podías decirle que te debía un pan francés, tú lo habías tirado, él mismo te había dicho “es por las molestias” justo después de pagarlo y, sinceramente, no había hecho nada directamente contra tu persona en ningún momento, eso te asustaba y ahora estaban aquí, en un ascensor, apretados, él detrás de ti, mirándote fijamente; intentaste girar tu cabeza lentamente sólo para encontrarte con sus ojos. Sus ojos… eran extraños, no sabías distinguir su color, ¿café?, ¿verde?, ¿gris? No. No podías seguir pensando en él de esa manera y tampoco era apropiado verlo de una manera tan obvia en un elevador con tus compañeros de trabajo, se formarían una idea equivocada y ellos no sabían sobre su verdadera identidad -aunque francamente tú tampoco-, no había necesidad de arrastrarlos a aquel caos. —(T/n)— Kim llamó tu atención —¿Sucede algo?— miraste por última vez a Jay, quien te miraba confundido para después encarar las puertas del elevador —No, nada.
“Ding”
Las puertas abrieron y mientras atravesaban el vestíbulo para poder salir del edificio te dirigiste a ellos una vez más; —En cuanto terminen envíen un mensaje, estaremos primero con Liz Nichols, no llamen a menos que de verdad sea una emergencia, en cuanto acabemos con ella los llamaré y seguiremos con el siguiente prospecto, ¿Entendido?— todos asintieron y al salir de la puerta fueron en direcciones opuestas. Extendiste tu mano para pedir un taxi, las palabras se quedaron atoradas en tu garganta cuando sentiste tu mano siendo sostenida y guiada a tu costado por Jay —No es muy lejos, vamos a caminar.— el gesto te tomó por sorpresa y sin siquiera formular una respuesta a su orden obedeciste, te maldijiste por eso; —No es muy lejos pero sería más rápido que ir a pie— al percatarte de que aún sostenías su mano lo soltaste quedando algunos pasos detrás de él; sus piernas eran bastante largas y avanzaba firme dando grandes pasos sin necesidad de apresurarse, tú por otra parte tuviste que acelerar para poder estar a su lado, —Entiendo, el señor ecologista no quiere contaminar el ambiente.— Jay suspiró y se detuvo en seco para voltear en tu dirección, tomaste aquella pausa como una oportunidad para adelantar algunos pasos antes de que se dirigiera a ti nuevamente. —No es eso, sólo pensé que sería agradable, ¿Sabes? Aunque claro, ya que estás tocando el tema ¿Por qué no hablamos sobre eso?—
—¿Qué es “eso” específicamente?
Jay puso sus manos en la cintura y soltó una pequeña risa sarcástica —Tu inseguridad, ¿(T/n) (T/a), te consideras una mala persona?
—¿Disculpa?
—Me oíste.— el de traje dio la vuelta y comenzó a caminar una vez más. —No es normal odiar tanto una visión, normalmente esa clase de “fobias” y odios sin sentido surgen por una clase de inseguridad, ¿De qué otra forma explicarías tu odio infundado contra el veganismo o el ambientalismo? No estoy afectando a nadie.
—Mi problema no es con los veganos o los hippies ambientalistas, mi problema es con las organizaciones terroristas que atracan camiones, compran cafeterías y se infiltran en empresas. Mi problema contigo es que no confío en ti ni en nada de lo que dices, ni siquiera en quien dices ser porque, honestamente, “Jay Roberts” suena como un nombre bastante falso. ¡Hasta donde sé, “Jay” podría ser sólo la letra Jota en inglés y tu nombre podría ser Jerardo!— Jay te miró confundido por un segundo.
—¿Jerardo… con Jota?
—Me oíste.
—¿En serio sigues con lo de mi nombre?
—¿Qué no escuchaste lo que dije? No creo en nada de lo que dices, ni siquiera en tu nombre, tal vez no estés haciendo nada ahora pero sé que estás tramando algo y lo voy a descubrir.— Jay soltó un suspiro molesto y apretó lo ojos —Bien, veamos qué tan capaz eres pero sólo te pido una cosa; dejemos de hablar hasta que lleguemos con Liz.
—Bienvenidos caballeros, ¿Puedo ayudarlos en algo?— un hombre de traje se dirigió a Kim y Mark al entrar a la tienda, Mija se puso en medio de ellos antes de que pudieran responder. —Quiero trajes casuales para estos dos tipos.— el hombre la miró algo sorprendido. —Por supuesto, síganme.— el grupo avanzó, admirando las opciones en las vitrinas, en su mayoría formales, algunos trajes de gala, en los estantes se podían apreciar lustrosos zapatos de piel, pantalones de mezclilla apilados. ¿Cuántas criaturas habían tenido que morir para poder producir lo que había en la tienda?
—Entonces— Mark habló —¿Ya se conocían?— Mija y Kim intercambiaron miradas —¿Lo dices porque somos coreanos?— Mija respondió.
—¡No! No, no lo decía por eso, Min. Me refiero a que… Ya saben, noté que desde que llegaste se hablan bastante.— Mark corrigió a la chica, preocupado de haber dado una impresión errónea. —Me pareció extraño solamente, además, tienen personalidades opuestas.— Era verdad y era problemático que Mark se hubiera percatado de aquello. —¿Oigan ese no es Zack Myerson?— Kim, en un intento por cambiar de tema, señaló a un joven de al menos 23 años probándose un traje —¡Carajo, creo que sí!— Mark se dispuso a acercarse pero se detuvo en seco al recordar a su superior. —Esperen, ¿No deberíamos de llamar a (T/n) primero?
—¿Y perdernos la oportunidad de cerrar el trato y sorprenderla?— Mija siguió la corriente, sabía que era una oportunidad de comenzar a sabotear propiamente a la compañía, para eso estaban ahí, ¿No? —¿Sabes qué? Voy a llamarle.— Mark se alejó para realizar su llamada dejando a Kim y a Mija solos, ambos preguntándose si deberían de informarlo o no, la más joven miró a su compañero, expectante —Ya arruiné las cosas una vez, no lo haré una vez más.— Kim sacó su teléfono y llamó a su jefe, el tono de llamada perforaba sus oídos con cada segundo que pasaba, Mija observaba a Mark, no parecía que (T/n) hubiera respondido aún.
—¡Jay!— Mija volteó a ver a Kim, el joven se escuchaba aliviado por haber podido contactar a su jefe antes de que Mark lo hiciera —Jefe tenemos una situación.
—Mark acaba de llamar a (T/n), ¿Está relacionado?
—Sí, estamos en la tienda y acabamos de ver a ese uhhhhh ¿Cómo se llamaba?— Jay suspiró desde el otro lado de la línea —Te juro que sabía su nombre hace un- ¡Myerson! ¡Zack Myerson!
—¿Estás seguro de que es él?
—Completamente seguro.
—Bien, asegúrense de que acepte el trabajo.
—¿Qué? ¿No íbamos a asustarlo o algo? ¿No se suponía que íbamos a hacer lo opuesto-
—Eso era antes, ya es suficientemente malo que (T/n) desconfíe de mí, necesito que tengas su absoluta confianza.
—… Okay.
Kim terminó la llamada, algo decepcionado de aquel rumbo; realmente le agradaba (T/n), desde el momento en que llegó había sido amable con él, muchos lo ignoraban y hacían un mediocre intento por evitar pisar sus pisos mientras trapeaba, ella por otra parte se pegaba a la pared y pedía mil disculpas por cada paso. Recordaba la vez en que después de haber trapeado las escaleras iba a llamar a su equipo, había olvidado su teléfono en el cuarto del conserje -solía llamarlo su oficina-, al abrir la puerta se encontró con ella en pleno ataque de ansiedad, su rostro rojo por la vergüenza. El inicio de una linda amistad, una amistad basada en confianza, ¿Por qué otra razón sería tan sincera con él cuando nunca antes lo había sido con ninguno de sus compañeros? Mentiría si dijera que no se sentía culpable con aquella tarea.
—¿Qué dijo?
—Tenemos que convencerlo de que entre al desfile.— Mija se sorprendió, el plan era hacer que se negara, probar que tan hábil era el personal antes de el desfile, saber cuál era su límite. —¿Es por (T/n), no es así?— Kim solo asintió. —Entonces no perdamos tiempo.— Kim y Mija se acercaron a donde se encontraba el joven, estaba siendo medido para un traje, era bastante obvio porqué.
—Zack Myerson, bloggero de vida diaria, familia rica, imbécil de primera.— Roja señaló al chico en la pantalla, distintas fotografías suyas sin playera, con cadenas y distintos autos. —La definición andante del privilegio blanco sin duda alguna.— K añadió. —Glam Co espera hacer un trato con él, pero principalmente con su madre, Pamela Myerson.— La imagen cambió, Pamela Myerson estaba en pantalla, una mujer alta y seria, de piel clara y cabello castaño, su labial era de un rojo oscuro y su postura era perfecta. —Esta mujer es el verdadero objetivo, todo el mundo sabe que su hijo es un bueno para nada, incluso él lo sabe, quiere parecer más serio y tener su propio trabajo lo cual es una idiotez considerando que todas su ganancias vienen de presumir las cosas que le compra su papi con el dinero de su mami. GlamCo quiere que siga siendo un mantenido y que sus padres sean socios de la compañía, quieren un contrato de prioridad para transporte y su papi, Frank, no va a rechazar la oportunidad de volver a su hijo famoso, su percepción de la realidad está completamente alterada y piensa que todos deberían tratar a su hijo como a un niño que acaba de decir sus primeras palabras y alabarlo por hacer el mínimo requerido.
—Ese tipo sí que tiene problemas maternales.— Kim se acercó a él, sequía mirando su traje con cierta indecisión, mientras más se acercaba, más lograba entender lo que decía. —Sigue sin convencerme, quiero algo que diga responsable, no anciano ¿Entiendes?—
—Disculpe, ¿Es usted Zack Myerson?— el mencionado reaccionó, falló al intentar disimular su emoción al haber sido llamado de una manera tan formal. El muchacho sonrió ladinamente. —¿Quién pregunta?— Una pregunta bastante descarada, Kim traía su gafete puesto, no necesitabas la mejor vista del mundo para saber quién era y de dónde venía; sin embargo decidió complacerlo. —Me presento, Kim Woo-shik, de GlamCo.— Le extendió su mano con falsa emoción —Soy representativo de GlamCo.— El joven reprimió una sonrisa de genuina emoción intentando parecer suave mientras aceptaba su saludo estrechando su mano con fuerza, —Algo he escuchado, hacen maquillaje o algo ¿No es así?
—¿¡Qué está haciendo!?— Mark preguntó con nerviosismo a su compañera viendo a Kim hablando pocos metros delante suyo. —¿Terminaste tu llamada?
—¡Claramente! ¿Qué está haciendo?— Mark seguía tenso, curioso por saber qué pasaba frente a él, un movimiento en falso y el trato podría terminar horrendamente mal, sin embargo después de unos segundos de claridad se dio cuenta de que tal vez era mejor agradecer que Kim hablara con Myerson en lugar de Min; sin importar su puesto como conserje, había estado más tiempo conviviendo con ellos y… tal vez habría aprendido algún truco al observarlos? Al menos quería calmarse así mismo con ese dulce pensamiento. —¡Tiene usted toda la razón señor Myerson!— Señor Myerson, de verdad que se estaba luciendo. El joven aludido sonrió para sí mismo, Mark y ‘Min’ lo tomaron como una buena señal pero esperaron a que Kim los llamara antes de acercarse, después de todo él había tomado el control de la situación.
Este era su momento.
Chapter 15: Anuncio
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Me dio cringe algunas cosillas así que voy a editar y ya mero actualizo se los juro oskdkkdkdk
Soomi on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 04:49AM UTC
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CmlSan on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 04:52AM UTC
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ReedieHolic on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 05:16AM UTC
Last Edited Fri 01 Jul 2022 05:17AM UTC
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CmlSan on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 06:15AM UTC
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olinnibal on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 05:41AM UTC
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CmlSan on Chapter 1 Fri 01 Jul 2022 06:14AM UTC
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ctzchi on Chapter 1 Mon 11 Jul 2022 09:23PM UTC
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CmlSan on Chapter 1 Tue 12 Jul 2022 12:31PM UTC
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Azumi fresita (Guest) on Chapter 1 Thu 18 Aug 2022 06:28AM UTC
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Rumble (MessKaeri) on Chapter 2 Mon 04 Mar 2024 05:58AM UTC
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CmlSan on Chapter 2 Tue 05 Mar 2024 01:31AM UTC
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Azumi fresita (Guest) on Chapter 3 Thu 18 Aug 2022 06:41AM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 5 Fri 12 Aug 2022 10:53PM UTC
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FerrariFebrero on Chapter 5 Fri 14 Jun 2024 01:40PM UTC
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CmlSan on Chapter 5 Fri 14 Jun 2024 06:26PM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 6 Fri 12 Aug 2022 11:40PM UTC
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CmlSan on Chapter 6 Mon 28 Nov 2022 04:15PM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 7 Tue 23 Aug 2022 02:25PM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 7 Tue 23 Aug 2022 02:32PM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 8 Wed 24 Aug 2022 01:21PM UTC
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olinnibal on Chapter 8 Fri 30 Jun 2023 04:15AM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 9 Wed 07 Sep 2022 05:31AM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 9 Thu 08 Sep 2022 06:39AM UTC
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Mybodyisnothing on Chapter 10 Mon 19 Sep 2022 07:05AM UTC
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