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¿Como se conocieron?: IronStrange

Summary:

¿Y si Tony y Strange se conocen desde antes?

Work Text:

El famoso neurocirujano, Dr. Stephen Strange, era un hombre arrogante, en ocasiones grosero y con tendencias narcisistas, alguien a quien no le gustaba la mayoría de las personas y más si estas pertenecían a la alta sociedad, que, en su opinión, no eran más que personas hipócritas con una copa elegante con whisky caro en la mano. Siempre los miraba con desprecio cuando se encontraban lejos y les sonreía hipócritamente cuando se acercaban para poder ganárselos y obtener ganancias para su hospital.

Porque a pesar de toda la apariencia indiferente y descortés que siempre mostraba, genuinamente se preocupaba por sus pacientes.

Creyó que esa noche de una más pretenciosa gala pasaría completamente aburrido, odiando a cada persona que se le acercaba con quien tenía conversaciones estúpidas de dinero, alcohol y mujeres. Afortunadamente no fue así y entre la multitud logró vislumbrar al famosísimo Tony Stark, quien había sido invitado a la gala médica para obtener su dinero y que se dirija hacia sus hospitales.

Una mirada hacia sus compañeros de trabajo le indicó que se acercara a él y tratará de obtener lo que querían. Dándole un último trago a su bebida y poniendo su famosa sonrisa que reservaba sólo para estos momentos se acercó.

—Tony Stark— habló con voz firme y encantadora, parándose a su lado con un porte elegante y poderoso, pero de cierta manera no hostil. El ingeniero dejó de hablar con un colega médico y dirigió toda su atención al doctor — Me presento soy el Dr. Stephen Strange.

Y ambos hombres sonrieron. Uno quedando completamente cautivado por los ojos del otro.

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Sorprendentemente siguieron viéndose después de esa noche, a veces en galas incluso asistiendo a las que no se relacionaban a sus campos de trabajo; ahí era donde más atesoraban su compañía puesto que disfrutaban sus charlas que satisfacían sus cerebros inquietos e inteligentes, siguiéndose el ritmo de su propio sarcasmo. Después venían las citas a cualquier lugar y descansos de sus ajetreadas vidas en la mansión en Malibú del hombre castaño.

Y entre sus charlas descubrieron que tenían muchas similitudes y eso de cierta forma los fue acercando y poco a poco compartieron también el dolor de su pasado, el sufrimiento de sus almas y sus sueños, algo que les hizo sentir comprendidos, cosa que era difícil encontrar en parejas que nunca habían vivido lo que ellos.

Su inesperada amistad se convirtió en algo más, solo que nunca lo dijeron tanto por miedo como porque no era el momento.

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Cuando Tony fue secuestrado, el corazón del neurocirujano se estrujó de la preocupación y estuvo en contacto constante con Pepper y Rhodes buscando una actualización del paradero del fastidioso hombre. 

Lloró una noche después de que anunciaron que darían por muerto a Stark después de no saber nada de él por más de tres meses.

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Lloró de felicidad la mañana en que el mejor amigo del ingeniero le dijo que estaba con vida en la mansión, recuperándose y que pedía verlo. 

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Lo visitó, y lo llamó tanto como podía después de la conferencia de prensa como una manera de hacerle saber a su amigo que siempre estaría para él.

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—Tony— habló en voz baja cuando entró en la habitación del hospital donde Tony, a petición suya, de Pepper y Rhodey, se recuperaba de su lucha contra su padrino. El hombre de hierro le dirigió una mirada cansada y vidriosa— ¿Cómo estás?

El hombre no respondió y solo palpo un lugar en su cama invitando al doctor a sentarse. Ambos amigos se quedaron en silencio, Tony pensando en la traición del hombre al que una vez vio como figura paterna y Strange brindándole un consuelo silencioso y esperando.

Realmente Tony no tenía muchas ganas de hablar por lo que decidió solo recostarse en el hombro del doctor. Y cuando el temblor de su cuerpo se intensificó el neurocirujano solo lo abrazó.

Esa fue la primera vez que lo abrazó sinceramente.

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Strange se rió divertido ante la confesión de Tony, cuando le gritó al mundo ser Iron Man y salió de la habitación causando un gran revuelo entre los periodistas.

Su guardia en el hospital se animó un poco más.

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El Doctor Strange no estuvo cerca cuando sucedió lo de Anton Vanko y Justin Hammer, tal parecía que las personas habían decidido enfermarse repentinamente, pero sí cuando descubrió que el ingeniero se moría por envenenamiento por el paladio en su reactor de Arco.

Celebró con él cuando creó un nuevo elemento y cuando la batalla contra el ruso terminó.

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Ambos hombres tuvieron algunas tardes divertidas mientras decoraban el Ático de la Torre Stark.

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Mientras el caos imperaba en el hospital el Doctor Strange miraba con horror, a través del canal de noticias, la batalla contra el ejército alienígena y tiempo después al hombre de hierro volar con un misil a cuestas hacia el portal.

—¿Tony?

—Ey Doc.

—Será mejor que traigas tu trasero ególatra al hospital lo más pronto posible— gritó con cierta moderación y un poco rogando.

Solo quería ver con sus propios ojos que estaba bien.

Aquel día fue en el que se filtró algo más que cariño en las acciones de ambos.

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Strange trata de convencer a Tony de asistir a terapia debido a las pesadillas que comenzaban a deteriorarlo, sin éxito.

Suspirando le hace prometer al hombre que lo buscara o llamara si necesita alguien con quien hablar.

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Strange maldijo y rezó por el hombre cuando lo dieron por muerto en la explosión en su mansión en Malibú.

No se separó del ingeniero cuando toda la mierda con los drones asesinos terminó.

El deseo de confesarle sus sentimientos al hombre de hierro cruzó varias veces por su mente.

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Lo cuido y protegió después de todo el asunto con los gemelos de HYDRA. Ahuyentó las pesadillas de Tony por las noches y tomo en sus brazos al tembloroso hombre cuando no podía dormir.

Lo acompañó en su duelo por la pérdida de JARVIS.

Le aseguró que nada era su culpa después de Ultron. Colmándolo de mimos y asegurándose de que no se perdiera así mismo.

Maldijo internamente a los Vengadores cuando comenzaron a culparlo de todo.

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Stephen escuchó las negociaciones de los Acuerdos de los que Tony siempre despotricaba y de su desprecio hacia Ross.

También fue el tiempo en el que Strange decidió confesarle al ingeniero sus sentimientos después de mucho pensarlo.

Decir que el primer beso de ambos fue torpe es un eufemismo. Pero ambos terminaron contentos y después de poner las cartas sobre la mesa decidieron intentarlo.

Y luego sucedió el accidente en el que Strange casi pierde la vida, para días después despertar con las manos destrozadas por las cirugías y en compañía del ingeniero quien lo acompañó lo mejor que pudo mientras se ocupaba de los acuerdos.

—¿Qué planeas hacer, cariño? — preguntó, susurrando el apodo en italiano al hombre que descansaba entre sus brazos y sobre su pecho. Suavemente jugueteo con los mechones negros de su novio.

Ambos hombres habían estado en silencio, hace algunas horas, Strange había arremetido horriblemente contra el ingeniero, cuando la situación de sus manos terminó por superar la cordura del doctor. Para la sorpresa del ex neurocirujano, Tony no se marchó, le dio un poco de espacio, pero se quedó cerca. Tanto porque hace algún tiempo él mismo lo hizo cuando se moría por el envenenamiento como porque comprendía, entendía lo que era perder una parte importante de tu propia autonomía.

El doctor tardó un poco en responder, tanto porque trataba de darle sentido a lo que quería decir como porque estaba completamente relajado ante las caricias de su novio.

—Hoy vi a un ex- paciente— respondió con voz relajada, acurrucándose más en el pecho de Stark y admirando la luz azul del reactor— con un daño espinal que sería imposible que volviera a caminar, yo mismo di ese veredicto… pero hoy lo vi jugando, completamente de pie y sin dolor… me dijo que probó una cura que quizás no comprendería pero que ayudaría.

—¿Y dónde está ese doctor?

Strange tragó.

—Está en Nepal.

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—Prometo volver lo más pronto que pueda— dijo el hombre de sienes blancas llevando una mano temblorosa a la mejilla de su novio, inclinándose para besarlo suavemente.

—Lo sé.

Strange subió al avión y se marchó hacia su única esperanza para curar sus manos y con un miedo que comenzaba a anidar en su estómago que no era precisamente por su futuro incierto.

Tiempo después sabría que era por Tony.

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Sucedió la Guerra Civil y también el lío con Dormammu.

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Cuando el Hechicero Supremo se instaló en el Santuario de New York la noticia de la ruptura de los Vengadores llegó a sus oídos e inmediatamente trató de comunicarse con Tony, solo para ser enviado a la contestadora cuando no respondió su celular.

Intento con Rhodey y no hubo respuesta. El miedo comenzó a manifestarse.

Intento con Pepper obteniendo el mismo resultado. Se paseó inquieto por la sala de estar siendo seguido por la capa.

—¿Qué te sucede Strange? — preguntó Wong con cierto tono indiferente una vez que entró a la habitación y escuchó maldecir a su terco amigo.

El Hechicero no respondió, absolutamente perdido entre su miedo y la acción de llamar. Fue cuando iba por el quinto intento de llamar que su teléfono recibió una llamada del ingeniero.

Wong lo observó con una ceja levantada cuando su siempre tranquilo amigo respondió la llamada con manos demasiado temblorosas.

—¿Tony? ¿Qué ha pasa-?

—¿Doctor Strange? — interrumpió una voz femenina y algo robótica. Strange la reconoció al instante.

—¿VIERNES?

 

—Qué bueno escucharlo, doctor, yo he intentado llamar, pero nadie responde… el Sr. Stark está herido… Está sangrando, sus signos vitales están cayendo rápidamente, por favor ayúdelo— si VIERNES tuviera un cuerpo físico mostraría en su lenguaje corporal la desesperación, el miedo en sus ojos y el inicio del llanto en su voz entrecortada— ¿Puedes venir por él? ¿Tardaras mucho?

La opresión en su pecho aumentó cuando distinguió en las palabras de la IA emociones que no debería transmitir algo que no está vivo: miedo y preocupación.

Respirando lentamente el doctor pidió su ubicación y después abrió un portal.

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El portal se abrió y el frío cruel entumeció su cuerpo y envió oleadas de dolor a sus manos. El horror se apresuró a destrozar su corazón cuando vio no muy lejos el traje de Iron Man.

Torpemente se acercó a él, seguido de la capa y de su amigo. Apenas contuvo un grito cuando observó al casi muerto hombre desangrándose.

Blanca nieve teniéndose de rojo sangre.

—Sácalo de ahí y hay que llevárnoslo de aquí para atenderlo o no durará mucho— dijo Wong agachado sobre el ingeniero cada vez más pálido.

Y asintió y cuando su novio fue liberado de la armadura con ayuda de la IA le pidió a la capa que lo tomara lo más suavemente posible y lo llevará al Santuario.

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El ingeniero murió dos veces en la mesa de operaciones de la Torre.

Sus órganos estaban tan comprometidos por lo sucedido en Afganistán y por todas las batallas que sería difícil que sobreviviera.

Helen sugirió el uso de extremis modificado.

Pepper, Rhodey y Strange después de mucho deliberar aceptaron. Afortunadamente Tony tiempo atrás había autorizado legalmente el uso de extremis como última opción.

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Fue una mañana nublada y lluviosa cuando el hombre de hierro se sentó en su cama completamente estable y curado después de permanecer cerca de un mes en coma. Tony completamente solo, después de que sus amigos se fueron, reflexiono sobre los últimos acontecimientos, sobre los acuerdos y la traición de equipo y también el hecho de que por su cuerpo corre el virus de extremis.

Un tema que de cierta forma no le causa conflicto, la verdad es que desde que desarrollaron la versión nueva, tenía contemplado usarlo. Poco tiempo pasó antes de que por el rabillo del ojo lograra vislumbrar chispas doradas que dieron paso a un portal de donde salió cierto hombre de quien no sabía nada desde hace meses.

—¡Hola! Tony— saludó Strange con voz suave y con cierta vacilación. Un atisbo de sonrisa comenzó a formarse en sus labios.

Tony lo miró sorprendido por su forma de entrar a la habitación, enojado por desaparecer por tanto tiempo y después con tristeza y anhelo. Con el deseo de pararse de su cama y correr a abrazarlo. De momento no podía por lo que se conformó con estirar los brazos, pidiéndole un abrazo.

El Hechicero no lo pensó dos veces y se acercó, tomando con cautela al hombre pequeño y apretándolo suavemente en sus brazos. Tony solo se derritió y se acurruco contra el amplio pecho, que tiempo después se daría cuenta que era musculoso.

—¿Por qué no llamaste? Estuve preocupado por ti. No sabes cuánto te he necesitado. Creí que te había pasado algo malo. ¿Dónde has estado? ¿Por qué vistes así? Espera que es esta manta roja… y ¿está viva? Ey ¡Hola!, eres muy suave.

La capa zumbó de alegría, encariñándose rápidamente con el hombre despierto. Stephen solo rio ante la interacción de ambos. La vibración de su risa atrajo la atención del ingeniero quien se separó un poco del abrazo para mirar a los ojos a su doctor.

El ex neurocirujano lo miró atento, admirando y recordando los hermosos ojos cafés de quien esperaba siguiera siendo su novio. Tentativamente junto su frente con la opuesta, respirando el olor del hombre bajito y sintiendo el confort de su piel. Tony solo atino a cerrar sus ojos y suspirar con gusto y tranquilidad. Después dejó pequeños besos en los labios del hombre quien sonreía.

—Responderé todas tus preguntas Tony, pero ahora solo déjame abrazarte, déjame cuidar de ti.

Tony asintió en respuesta, volviéndose a recostar y trayendo consigo al doctor quien fue de buena gana, subiéndose a la cama y acomodándose para tener a su novio contra su pecho y entre sus brazos. La capita se extendió en una manta cubriendo a ambos y ganándose una risita del hombre castaño y una suave caricia en uno de sus bordes.

Los tres se quedaron quietos por un largo rato hasta que los humanos se quedaron dormidos y la capa vigilaba su sueño.