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Little Lies

Summary:


—Tu sabes lo que has hecho —Damian se acercó, y contrario a otras veces, su rostro estaba opacado. —Tu conoces a la perfección tu misión, Anya.

Sus miradas se encontraron, sus profundos ojos miel contra sus ojos jade. No hubo oportunidad de negarlo, el entendimiento y la sorpresa se extendieron en el rostro de Anya.

Chapter 1: All or Nothing

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Anya nunca se había atrevido siquiera a imaginar una vida como la que tenía ahora. Finalmente, sentía que lo tenía todo.

Al inicio temía perder a su familia, debido a que no conseguía terminar su misión, pero pronto se dio cuenta que tanto Loid como Yor la amaban sinceramente como a una hija, e incluso habían empezado a salir.

En cuanto a su misión, parecía imposible, pero ella lo hizo. Damian se había vuelto cercana a ella, y por consecuencia, sus padres lograron "coincidir" en una reunión. Después de eso, su papá tomo las riendas de la misión.

Además, volverse cercana a Damian derivo en algo que no tuvo planeado. Descubrió distintas facetas de él, y podía decir que se terminó enamorando por completo. Después fue cuestión de tiempo para que los sentimientos que albergaba por ella se desvelarán y se convirtieran en novios.

A penas cursaba 9no grado y todo iba de maravilla, tener una vida normal tenía bastantes ventajas, sobre todo cuando tú novio es Damian Desmond, descubrió.

Anya fue abordada súbitamente en mitad del pasillo cuando se dirigía a la cafetería en el primer receso, miro con temor al profesor Henderson acercándose hacia ella pensando que había obtenido un tonitrus.

—Señorita Forger.

Sus vellos se erizaron ante la mención de su apellido. ¿Que había hecho?

Veamos, había insultado a Ewen cuando la fastidio en las clases de ciencia, dejo caer la utilería del teatro, y fue a los dormitorios para ver a Damian...

Okay, quizás hizo demasiadas cosas.

—Señorita Forger. —repitió con voz cansina —¿En qué esta pensando? Por favor, reciba está invitación de parte de la institución.

Aún sobresaltada la mirada de Anya viajo del ceño fruncido del profesor hasta la carta roja que extendía hacia ella. Sus ojos verdosos se abrieron de par en par con un brillo particular, la pelirosa reconocía esa carta, había pasado los últimos años soñando con ese momento.

No lo pensó dos veces y arrebato la carta de las manos de Henderson para atesorarla contra su pecho, pero recordando donde se encontraba hizo repetidas reverencias de 90° en agradecimiento.

—Forger, guarde la compostura.

—Gracias. Gracias. Gracias. —Tras repetir una última vez sus agradecimientos salió disparada del pasillo, en dirección hacia Becky.

Henderson soltó un suspiro viendo a la chica desaparecer tras girar en la esquina del pasillo y todavía gritar un agradecimiento en su dirección.

"Mostrar sincera gratitud. Que elegante"

(...)

Al lado de una confusa Becky, en la entrada de la cafetería, la pelirosa apoyo sus manos sobre sus rodillas para regular su respiración. Una vez pudo despegar una mano no tardó en agitar la carta frente el rostro de su amiga, en quien pudo ver una sonrisa ensancharse, para luego de unos segundos tenerla saltando sobre ella en un cálido y atolondrado abrazo.

—¡Anya, lo conseguiste!¡Felicidades!

Luego de unos segundos sintió como la presión de los brazos de Becky la iban a dejar sin aire de nuevo. Anya le dió pequeñas palmaditas en el hombro pidiendo su espacio personal de regreso, al menos para respirar.

—Oh, lo siento, me emocioné —Becky se alejo, y una mirada traviesa cruzó por su rostro —Así que las lecciones de Damian dieron su resultado...

La mirada de Anya una vez más se abrió ante la realización de recordar que todavía había alguien a quien avisarle su logro.

—¡No puede ser! ¿Dónde esta él?

—Debí cerrar la boca —Becky hizo un puchero en señal de reproche al tiempo que se encogía de hombros—. Tu deberías saberlo.

—¡Lo siento!¡Lo siento! Volveré en seguida.

De nuevo, Anya se alejo tras leves asentimientos hacia su amiga.

—Ni tu te lo crees —grito Becky antes de que su amiga desapareciera en dirección al patio.

(...)

¿Si fuera Damian dónde me escondería?

Decía esconder porque en su camino de la cafetería hacia el patio se cruzó con Ewen y Emile conversando con otros compañeros de clase. Les pregunto por Damian pero ellos simplemente se encogieron de hombros al igual que Becky, y al urgar en sus mentes tampoco encontró nada, así que decían la verdad.

Anya giraba en el centro del patio en busca de Damian, luego de no verlo se puso a buscar detrás de todo: árboles, arbustos, bancas, incluso estaba inspecciónando detrás de un tacho de basura, y lo único que encontró eran papeles que fueron arrojadas hacia el tacho y lastimosamente cayeron fuera.

Pésima puntería.

—¿Que buscas?

Anya se asusto por la repentina aparición de alguien detrás de ella. Alguien que la pelirosa reconocía muy bien. Se giro sobre sus talones con rapidez para encontrarse con Damian mirándola con curiosidad.

—A tí.

—¿En la basura?

Anya negó con un gesto de su mano, provocando que el sobre se escapara de sus dedos. Por suerte, Damian fue lo suficientemente rápido como para sostenerlo en el aire.

—Estaba mirando detrás. —sonrió, acercándose hacia él con los brazos extendidos mientras miraba el sobre —¿No merezco una recompensa?

Damian rodó los ojos ante la contestación de su novia, aunque el gesto fue reemplazado por una sonrisa en cuestión de minutos. Anya finalmente obtuvo el título de estudiante imperial.

—¡Hey! —Anya reclamo su atención moviendo sus brazos, que él había dirigió al sobre en sus manos hasta el momento.

No pudo evitar sentirse sorprendida al momento en que el pelinegro se inclino a ella, tanto que podía sentir su aliento rozando sus labios. Los brazos de Anya cayeron a sus lados en cuanto capto las intenciones de Damian en su mirada, el par de ojos color miel reflejaban un sentimiento conocido para la chica, algo de apremio mezclado con anhelo surcaron su mente, hasta que sintió sus labios sobre los suyos.

Pese a las miradas traviesas y burlonas, sus besos casi siempre eran sutiles. En esta ocasión, era apenas un roce. Damian siempre maniobraba de esa forma cuando de afecto se trataba, contrario a sus palabras, era delicado y atento con Anya, incapaz de lastimarla o aprovecharse de ella.

Así, tan pronto como se separaron, Damian no permitió perder el contacto con Anya y la envolvió en sus brazos. Estando inclinado cómo lo estaba, la cabeza de Anya podía reposar sobre el hombro del chico.

Sy-on boy... —susurró, conmovida hasta la médula por el actuar de su novio, aunque todavía no había dicho nada. Anya simplemente pudo apretar su agarre en la parte posterior de su capa, le gustaba estar de esa forma.

—Siempre supe que lo lograrías. Tu eres... muy inteligente, felicidades.

Anya sonrió. Las palabras todavía podían ser complicadas para Damian, pero era una suerte que siempre pudiera expresarse con sus acciones.

—Gracias. —repitió Anya por tercera vez a una persona ese día, pero sin duda, con mayor sinceridad.

Se separó de él, lo suficiente como para ver su rostro y no romper el abrazo, quería mostrarle su sonrisa, y a la vez ver su semblante sonrojado, cómo suponía que lo tendría.

—Bien. Era evidente que mis tutorías no fallarían. —Damian se burló.

Anya soltó su capa y se enfurruño en su lugar, fingiendo querer librarse del abrazo, obteniendo por respuesta un ligero apretón por parte de Damian.

—Umh... Creo que me siento bastante cómodo así.

Sin previo aviso, más que su acostumbrada sonrisa juguetona, Anya corto el espacio entre sus rostros y le dió un fugaz beso en la mejilla.

A veces Anya se sorprendía por las pequeñas y simples acciones que podían hacer sonrojar a Damian hasta el punto de parecer un tomate.

—Yo también me siento cómoda —susurro al oído del perplejo Damian —Gracias.

Para disgusto de ambos tuvieron que separarse. No podían permanecer mucho tiempo mostrando afecto en Eden, a menos que quieran conseguir un tonitrus.

Anya miro a Damian, quien todavía le sonreía. Era cuestión de minutos para que el receso terminará y deban volver a clases, lo sabían.

—En la tarde saldré con mis padres, debo celebrarlo con ellos. —Damian asintió —¡Pero todavía estaré esperando mi premio! ¿Recuerdas...?

—Lo recuerdo. —Fue turno de Anya de sonrojarse ante la sonrisa de Damian —Tendré el helado de maní en mi nevera.

—¡Gracias!

—Que infantil...

—El maní nunca es cuestión de edad.

—Lo que digas.

Ambos se encaminaron dentro de las instalaciones de Eden enfrascados en otra de sus tantas mini peleas, solo segundos antes de que el timbre sonara y anunciará el inicio de la siguiente clase.

(...)

Las clases finalmente terminaron con la tarde cayendo sobre la ciudad, el cielo se tiño de anaranjado, mientras la suave brisa apenas y conseguía mover las hojas de los árboles.

El ambiente se sentía tan cálido como el corazón de Anya, observándolo todo a su alrededor con su habitual mirada destellante, todavía con su carta en manos, pasando sus yemas sobre el sello una y otra vez, sin evitar sonreír ante la realización de que era completamente real.

Todo, finalmente lo tenía todo.

No lo sabía, pero Damian la observaba unos cuantos metros detrás de la entrada, con una sonrisa igual de grande. Sabía que el padre de Anya vendría por ella para ir a celebrar, así que no debería interferir. Después de todo, mañana era sábado y tenían más horas libres para pasar juntos.

—Desmond, no es muy elegante acosar a las señoritas. —Damian se sobresaltó, suponiendo que se trataba de un supervisor.

—Yo... —Detuvo sus excusas en cuanto vio de quién se trataba, y en su lugar, bufó —¿Que hacen aquí?

—Nada, jefecito. Solo viendo cuan perdido te tiene la ple-

Ewen no continuo. En realidad, todavía apreciaba su vida lo suficiente como para burlarse más de dos veces de Damian o Anya. Además, el codazo de Emile en su costilla lo alertó de la mirada furica de su amigo.

—Henderson dijo que Anya debe venir temprano mañana para que puedan explicarle sobre el procedimiento de la ceremonia.

—Al parecer Anya desapareció antes de que pudiera notificarle cualquier cosa —añadió Emile.

—Típico de... Anya. —Ewen trago saliva ante otra mirada inexpresiva de Damian.

—Yo me encargó.

Damian volteo hacia la entrada de nuevo y se dió cuenta que no había rastro de la chica de cabellera rosada por ningún lado. Sin perder la calma se acercó para asegurarse que no anduvieran cerca todavía, fue entonces cuando dos voces llegaron hacia sus oídos.

—Woah, lo conseguiste. —Era Loid, sin duda —Si no te hubieras acercado a Desmond antes este sería el momento en que terminaría la misión...

Damian se detuvo. ¿Acercarse a él?¿Una misión?

Quizás no se hubiera descolocado tanto si no fuera por la suave risa que siguió aquel comentario, la risa de Anya.

—Ambos planes eran difíciles.

Damian se detuvo, al igual que su mundo.

Tomo cada uno de los recuerdos que tenía junto a Anya, luego las oportunidades en las que vio a Loid, y finalmente la imagen del arresto de su padre solo pocas semanas después de que ambos de sus padres se conocieran.

Todo encajaba.

Incluso las incoherencias que antes solía decir Anya: Misión, paz mundial, volverse cercanos.

Ella ni siquiera lo engaño. Había dicho todo desde un inicio, y él fue incapaz de notarlo.

Un conocido sentimiento comenzó a presionar en su pecho, el dolor que tantas veces había ensordecido con su orgullo, y posteriormente con sus calidas emociones por Anya, volvía. Nada más que irá se podía reflejar en sus ojos.

Pese a que deseaba reclamar y gritar en ese preciso momento, no lo hizo. Damian sabía cómo enfrascar sus emociones más oscuras a la perfección, y con nada más que pasos apesadumbrados se giro de vuelta a los dormitorios e ignoro todo a su alrededor, incluso las irritantes voces de Ewen y Emile.

Chapter 2: Falling

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Lo primero que vio Anya al entrar a Eden fue al par de secuaces, Ewen y Emile, junto a su adorada Becky. Últimamente pasaban bastante tiempo juntos, según Damian, Ewen estaba detrás de Becky. Tan solo imaginarlo le había sido divertido, pero verlo era totalmente distinto.

Becky no tardó más de dos segundos en posar sus ojos en ella, y en un parpadeo ya estaba a su lado arrastrándola del brazo y murmurando que debían hablar.

Alejadas de la multitud habitual de la entrada, y luego de comprobar exageradamente que nadie las viera, Becky finalmente hablo:

—No lo he visto pero, según Ewen, Damian está raro.

Anya la miro extrañada. Ella sabía lo peculiar que podía ser Damian, pero estaba bien con eso.

—Es decir, más de lo usual. Los ignoro ayer y pidió que lo justifiquen por faltar a la clase de hoy.

Faltar a una clase. Eso sí era completamente raro en Damian. Ni siquiera faltó cuando su papá fue detenido, ni tampoco una vez que fue neutralizado y liberado. Él siempre anduvo con la cabeza en alto, aunque por dentro sus pensamientos eran deprimentes.

Anya agradeció su ego y orgullo por primera vez. No hubiera soportado la culpa de verlo derrotado tanto externa como internamente.

—Hey, ¿Que planeas hacer? —Becky agito su mano frente a su rostro.

—Ire con él.

—¿Qué?¿Ahora?

—Si, eso haré. —Becky sostuvo el agarre de su brazo, inmovilizando a Anya —¿Que sucede?

—No puedo creer que tengas novio, sinceramente —comento Becky exasperada, con los ojos entornados —. Debes darle su espacio, si no quiere ir a clases es porque necesita tiempo a solas. Ve luego.

—Pero...

Becky negó con la cabeza, aflojó su agarre, y jalo a su amiga para empezar a andar en dirección al instituto.

—Sera luego.

Después de muchas quejas por parte de la pelirosa a su amiga, dolores de cabeza, y horas extenuantes de estudio, la campana por fin sonó indicando que el día escolar había acabado.

Ni siquiera tres horas de química eran suficientes para hacer olvidar a Anya su misión del día: Visitar a Damian. La esper salio dispara hacia los dormitorios tan pronto como Becky se levantó de su carpeta compartida.

En realidad, no habían muchos impedimentos para entrar a los dormitorios. Era como si los retarán a romper las reglas.

Incluso hace un tiempo Damian le había enseñado como la mayoría ocultaba la llave de sus habitaciones en un macetero en la entrada, al igual que en las series. A ella le parecía algo invasivo usarla, esa vez no fue la excepción, y opto por tocar la puerta.

Ante el sonido de sus golpes suaves obtuvo un resoplido del interior, seguido por las pisadas apesadumbradas hacia la puerta. El click de la misma al abrirse, y luego Damian frente a ella.

Anya se estremeció por la falta de un saludo animoso, además por lo vacía y penetrante que era su mirada sobre ella. Sus pensamientos eran tan erráticos y continuos que apenas podía hilarlos.

—¿Que haces aquí?

—Las clases ya terminaron... —Suspiro. Solo debía ser sincera. —Quería verte.

No hubo reacción. Hablarle ahora se sentía como hablar a la nada, su semblante era duro y no hacia ademán de dejarla entrar.

—No tenías porque molestarte en venir.

—No, yo qu-

—Lo digo en serio, no tienes porque molestarte más —respondió de forma hosca.

—¿Que? No te entiendo...

—Pensé que eras una tonta, pero al parecer, solo disfrutas de fingir.

"Finges, pero eres igual a todos"

Anya removía sus manos, presionando sus dedos unos con otros, intentando ignorar la creciente sensación de picor en sus ojos y retener cada una de las lágrimas que se avecinaban.

—¿A qué te refieres?¿Hice algo? —En el pasado, enfrentaría cada insulto de su parte con otro. Sin embargo, ahora no lo entendía, solo quería que se detuviera.

—Tu sabes lo que has hecho —Damian se acercó, y contrario a otras veces, su rostro estaba opacado. —Tu conoces a la perfección tu misión, Anya.

Sus miradas se encontraron, sus profundos ojos miel contra sus ojos jade. No hubo oportunidad de negarlo, el entendimiento y la sorpresa se extendieron en el rostro de Anya.

Su estómago dió un vuelco, junto con su corazón, en realidad, toda ella se sentía descolocada. A duras penas podía mantenerse en pie, y dudaba que pudiera huir como su mente le gritaba que lo hiciera.

No quería hablar. No quería rogar. No sé sentía con el derecho de hacerlo. Anya había guardado en lo profundo de su ser el temor de ser descubierta, junto con la culpa que se desataba en ella al recordar lo que había hecho en la vida de Damian.

Ahora cada lágrima que se deslizaba por su rostro le hacía entender que no podía escapar de las consecuencias de su actuar. Ya no más.

—¿No vas a decir nada? —Damian presiono, cada palabra era escupida con indignación —¿Ni siquiera lo vas a negar?

—No puedo... —Anya hablo en un hilo de voz, apenas controlando sus sollozos —Lo siento, lo siento, lo siento tanto.

Damian podía sentir cada una de sus palabras clavarse en su corazón, la escena ante sus ojos era tan irónica que apenas y podía contener sus propias emociones. Quizás la única razón por la que no se unía en su llanto era debido a que no le quedaban lágrimas. Toda la noche, toda su vida, se había tratado de decepciones. Debería estar acostumbrado.

En cierta medida Anya agradecía que las lágrimas brotarán sin control y se viera obligada a limpiarlas con sus antebrazos. No quería ser consciente de Damian en este momento.

—No quería lastimarte. No quería involucrarte. Hice esto porque...

—Ya te dije. —Detuvo sus balbuceos con su voz firme —No tienes porque molestarte en nada más. No quiero escuchar acerca de tu misión, ni porque me usaste para acercarte a mi padre. No me interesa. —bufó mientras se inclinaba hacia atrás, regresando a su lugar —Al final, fui yo él que bajo sus defensas ante una tontería.

—Damian, yo... —Se detuvo. No tenía caso, él no la miraba, ni siquiera ella podría. —Lo siento.

Anya dio la vuelta. Damian cerró la puerta.

Ninguno volvió a mirarse, por más que sus corazones se sentían apenados y buscaban el consuelo del otro, sus mentes los obligaban a crear una barrera.

Notes:

Hola! Bien, se suponía que seria un one-shot pero lo extendí un poquito demasiado. Espero que la trama/narración no sean aburridas de leer, estoy abierta a cualquier sugerencia u opinion (Siempre con respeto :P )

Tengo un par de ideas para continuarlo, pero dependerá si alguien esta realmente interesado en tener más. So, comenten y veremos que sucede!

Bais <3