Chapter Text
—Te estás cansando de mí, Enid.
Susurró Wednesday para ella misma mientras se recargaba en el gran ventanal que estaba en el centro de la habitación, estaba sola, mirando el anochecer a través del vidrio por el cual se encontraba mirando sin rumbo fijo, hacía unas semanas que las clases en Nevermore habían vuelto a su transcurso normal; sin embargo, Wednesday no lo sentía así, aún no lograba acostumbrarse al hecho de que todos parecían haber superado lo sucedido con los asesinatos, con el Hyde, con Marilyn, todos menos ella.
Lo sucedido causo en Wednesday un estado mental al cual no estaba acostumbrada, siempre que a su mente perturbada venía algún recuerdo oscuro de todo lo que pasó, su pecho se llenaba de una sensación extraña, una presión que era indescriptible porque después de todo no era un dolor físico, por más que amara la idea de que su corazón estuviera a punto de colapsar y finalmente dejar de latir no se trataba de eso, era algo más allá.
A ese extraño dolor se le sumaba otra cosa, a pesar del abrazo que había compartido con Enid aquella noche, desde ese momento Wednesday no quiso volver a tener contacto con la rubia, ni siquiera soportaba la idea de que sus manos se tocaran y no era porque repudiara a Enid, al contrario, cada que la veía sentía que su estómago era invadido por una manada de ratas furiosas por arañar, se revolvían en su interior intentando escapar, su corazón, en cambio, se aceleraba al ver la sonrisa de la rubia, su corazón latía fuerte por los caninos que adornaban esa sonrisa, latía por como la rubia siempre estaba positiva sin importar la situación, latía por como Enid comprendía más que nadie a Wednesday.
Latía porque amaba a Enid, la amaba y no se sentía lista para eso.
No se sentía lista para confiar en alguien de esa manera, no se sentía lista para tener contacto físico con ella cuando tenía tantos efectos en su interior, no quería amarla porque no se sentía merecedora de amar a alguien tan perfecto, no después de que toda la escuela estuviera en peligro por culpa suya.
¿Cómo podría mantener a salvo a la persona que considera su todo si no fue capaz de descubrir quien era el monstruo que tanto miedo causó?
No quería lastimar más a Enid, no lo merecía, Enid se merecía felicidad, alguien quien no tuviera miedo de poder darle un simple abrazo.
La habitación estaba tan fría sin la presencia de Enid, extrañaba verla bailar esa música desagradable que la rubia ama, pero Enid estaba pasando el rato con Yoko en ese momento, así que wednesday simplemente aprovecho para mirar por la ventana que iluminaba con la luz de la luna la habitación.
—Sé que te estás cansando de intentarlo.
Susurró de nuevo para sí misma, últimamente había notado cambios en el humor de Enid y no la culpaba, después de todo Wednesday se había vuelto aún más reservada con su espacio personal, no al punto de volver a poner la cinta, pero si queriendo evitar a toda costa cualquier contacto, comprendía que seguramente Enid en algún momento deje de intentar entrar en confianza nuevamente con ella.
Wednesday deseaba ese contacto físico, anhelaba poder volver a tener un abrazo de Enid, pero no se lo podía permitir porque cada contacto significaba que iba a caer más en esa maldición que tanto llaman “amor”.
Sus brazos se cruzaron sobre su pecho suspirando, camino hacia su cama recostándose dejando que sus ojos se posaran en el techo, estaba cansada por más de que no quisiera admitirlo, su sueño se había deteriorado después de lo que pasó la noche en la que Enid le salvó la vida, en la noche en la que fue apuñalada, en la noche en la que abrazo a Enid.
Sus ojos se cerraron y su respiración se profundizó, dejando que su mente lograra bloquearse, dejando todo totalmente negro.
Algunos minutos después, Enid entro al cuarto compartido con una sonrisa en el rostro.
—Wedns te traje...
Enid vio un poco confundida como la pelinegra descansaba en su cama, no esperaba que Wednesday estuviera acostada tan temprano, pero tampoco interrumpió su sueño, mientras estuvo con Yoko en el pueblo vio algo que le recordó a su compañera de cuarto, por lo que no dudo en comprárselo de inmediato, seguro que a wednesday le encantaría el pequeño regalo, amaba darle cosas a wednesday.
Haciendo el menor ruido posible dejo la bolsa encima del escritorio de wednesday y se dirigió a su lado de la habitación dejándose caer en la cama, la caminata la dejo exhausta por lo que la idea de cambiarse de ropa quedó en el suelo en el momento en el que su rostro sintió la suavidad de la almohada impactar contra su mejilla, sonriendo dejo que sus ojos se cerraron.
A la mañana siguiente, como es de costumbre, Wednesday se despertó primero, aún cansada, se sentó en su cama mirando al frente encontrándose a la rubia durmiendo descuidadamente entre las cobijas rosadas, no pudo evitar sonreír un poco al ver cómo su boca estaba un poco abierta, parecía estar tan tranquila que envidiaba está tranquilidad.
Se puso de pie para dirigirse al baño y hacer su rutina, pero algo encima de su escritorio llamo su atención, era una pequeña bolsa de color blanco que tenía su nombre en una pequeña etiqueta.
Al lado de la bolsa, reposaba una brillante perla de color negro.
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¿Una perla de color negro?
Admitía que era hermosa, después de todo la perla le llamaba demasiado la atención, casi sentía la "necesidad" de admirarla por el mayor tiempo que sus ojos se lo permitieran, sin embargo lo único que hizo fue tomarla y guardarla en su bolsillo, miro sobre su hombro para confirmar que la rubia seguía hundida en un profundo sueño digno de un gran descanso, al lado de la perla que había tomado reposaba una bolsa, Wednesday no se animó a mirar adentro, pensar que Enid había gastado dinero en ella en cierto modo le hacía sentir un sentimiento extraño con el que ella no estaba relacionada y mucho menos acostumbrada a su presencia.
Culpa.
Se sentía culpable, que desagradable sensación que comenzaba a almacenarse en su pecho, cuál ladrón en una casa listo para tomar las cosas más valiosas que se encuentre.
La pelinegra dió un pequeño suspiro, aún se sentía cansada y no quería estar cerca de la rubia con todo el manojo de sentimientos que eso involucraba, era demasiado por procesar todavía y la compañía de Enid, aunque es deseada, no es apta para el momento. Por lo que Wednesday, aún con ese repulsivo sentimiento en su pecho se dispuso a alistarse, aprovechando que era fin de semana pensó en ir a alguna parte del bosque para despejar su mente, analizar sus pensamientos más oscuros y retorcidos dispuesta a descubrir alguna respuesta que logrará ayudarla con algo, cualquier cosa con tal de dejar de sentirse de esta manera tan miserable.
Cuando ya estaba lista para partir, aún con la perla en su bolsillo, camino con cuidado hacia la puerta queriendo evitar el máximo ruido posible, no quería despertar a Enid y mucho menos ser interrogada del por qué de su huida.
—¿Wednesday?
Maldición.
—¿A dónde vas?
Era incapaz de mentirle a Enid, por más de que sus alarmas en busca de un método de protección le indicaban que se alejara lo más pronto posible de la rubia de cualquier manera, no podía tratarla mal, sería una blasfemia el solo hecho de decirle una mentira a Enid, su corazón negro y seco le estaba haciendo una batalla insistente a su cerebro.
—Mi mente se encuentra en la necesidad de un análisis serio, solo quiero un poco de espacio para ello.
Enid miro el escritorio de Wednesday, el regalo que ella compro para la pelinegra seguía intacto, parecía como si ni siquiera lo hubiera tocado.
—Oye, antes de que te vayas a tu retiro espiritual ¿Viste el regalo? Cuando lo ví pensé inmediatamente en ti y pensé que te gustaría Wends.
Enid vio como los hombros de Wednesday se tensaban, eso le preocupo ¿Acaso la estaba incomodando? Con un poco de nerviosismo se levantó dejando la cama destendida.
—¿Todo bien? ¿Quieres hablar?
—No.
La rubia se estremeció ante lo cortante que fue esa respuesta, demasiado directo incluso para la gotica, haciendo una mueca Enid miro al suelo sintiendose un poco culpable por presionar a Wednesday, sabía que últimamente le costaba el triple expresar lo que sentía y que debía darle tiempo, pero a veces deseaba que la pelinegra fuera más abierta con sus sentimientos.
Se sentía mal saber que aún si Enid le brindaba todo el apoyo que podía a Wednesday está simplemente no lo tomaba, no aceptaba su ayuda ¿Acaso no era suficiente? El lobo siempre fue paciente, esperando de forma estúpida que Wednesday lograra abrirse con ella.
Dolía, dolía mucho sentirse tan impotente por ser incapaz de ayudar.
Inútil.
—Oh... Claro, está bien.
Wednesday suspira cerrando sus ojos, sabía lo que su respuesta había causado en Enid, era notorio por el tono de voz que hizo la rubia al hablar.
—Antes de que te vayas ¿Dedos no está por aquí? Yo... No lo he visto últimamente
—El tío Fester le pidió ayuda para algunos negocios, no regresará en un tiempo indefinido.
—Ya veo.
Hubo un silencio, silencio en el cuál ambas pensaron en que hacer, por su lado, Wednesday dudo de si realmente irse, podía quedarse con Enid, ver sus ojos, admirar sus cicatrices, incluso podría intentar tocarle la mano, su corazón necesitaba el tacto de Enid, sentirla con ella, pero de nuevo su cerebro se interpuso, le decía que se alejara y analizará lo más que pudiera la situación, que no hiciera nada por impulso.
Mientras, Enid se debatía si insistir en que Wednesday se quedará, no tenían que hablar de todo lo que pasó ni de sentimientos, solo estar juntas estaba bien para la rubia, extrañaba tener a la gotica cerca aún cuando realmente cada una siempre estaba en su lado de la habitación.
—Wends.
—¿Si, Enid?
—Tu... Tu sabes que te quiero ¿Verdad? Se que no soy la mejor pero si hay algo que necesites sabes que yo siempre estaré aquí para ti ¿Lo sabes?
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de la pelinegra, no sé esperaba esas palabras, palabras que apuñalaron su corazón y se infiltraron adentro dando un calor...extraño, no sabía decir si era "agradable" o "intimidante" pero definitivamente hizo algo dentro de ella, quizo hacerle saber a Enid que ella también estaba ahí para apoyarla, para darle moral en las peleas con su madre o cuando se sintiera insegura, pero no pudo.
Un candado se había cerrado en su pecho y Wednesday no sabía dónde estaba la llave.
—Regresare antes de la cena.
Fue lo único que pudo decir antes de salir de manera apresudara dejando a una triste Enid de pie en medio de la ahora solitaria habitación.
Chapter 3
Summary:
Ah, no sé, no está mal pero es lo mejor que pude hacer y perdón por eso.
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—Es que no lo entiendo Yoko ¿Hice algo mal?
El vampiro suspiro estirándose en su cama mientras miraba a la rubia caminar de un lado a otro hablando más con ella misma que con su amiga.
—Solo necesita su espacio linda, solo se paciente.
—Y lo he sido, pero siento que este esfuerzo no sirve para nada, ella me odiaaaaaa.
Enid había llegado al cuarto de Yoko aproximadamente hace una hora, su punto del porque Wednesday la "odia" a pesar de estar argumentado, no coincida con la forma de odiar de la pelinegra, Enid se estaba dejando llevar por sus pensamientos cosa que era comprensible teniendo en cuenta el momento en el que la amistad se encontraba.
—Enid, ambas sabemos que si ella en serio te odiara tu ya no estarías viva, seguro estarías enterrada en algún pozo lleno de serpientes o algo así.
—Pero me está evitando, no hemos hablado bien como en... ¿2 días?
—Ah bien, hagamos algo, tu y yo vamos a ver películas de romance de los 80 y te vas a relajar ¿Bien?
La rubia vaciló, no sé quería quedar mucho tiempo con Yoko, Wednesday podría regresar al cuarto en cualquier momento y quería estar allí para intentar hablar, necesitaba una explicación o si no su mente podría malinterpretar todo terminando en un caos mental lleno de inseguridades y estrés.
Pero la forma en la que Yoko estaba acomodando la cama con peluches de repuesto para Enid era muy tentadora, lo fue aún más cuando el vampiro saco una bolsa de golosinas y papitas para luego palmear a un lado de la cama.
—Me convencíste, solo será una y eso es todo.
Mientras tanto, Wednesday estaba de pie en medio del vasto bosque que rodeaba Jericó, después de unos minutos de caminata había encontrado el cadáver de un ciervo, había sido devorado por los lobos, tenía el tórax expuesto y su carne comenzaba a descomponerse, la pelinegra lo observó con su típica expresión monótona, su mirada vagaba entre la sangre que el animal traía en su cuerpo.
¿Era acaso injusto? ¿Morir así?
¿Valió la pena el esfuerzo que el ciervo hizo para intentar escapar? Parecía que no.
A su mente vino el "tu sabes que te quiero ¿Verdad?" Que Enid le proporciono antes de salir, su pecho se calentó como el infierno haciendo que llevará una mano a la zona para verificar que en realidad siguiera frío.
—Oh, Enid... ¿Me quieres? Quizá, pero no de la forma que yo quería que lo hicieras.
Sus ojos siguieron puestos en los oios abiertos del ciervo ahora sin vida, Wednesday, fiel pensadora de que los sentimientos no eran más que una debilidad, se veía en el mismo destino que el ciervo que yacía a sus pies si se le ocurría hablar de lo que sentía, siendo devorada y destrozada por un gran lobo feroz.
Figurativamente, por supuesto.
Suspiro cansada de no hayar una respuesta concreta a lo que tanto la atormentaba.
¿Que se suponía que haría? ¿Fingir que nada pasó? ¿Olvidar lo sucedido con Crackstone? ¿Ignorar lo que siente por Enid? ¿Decirle y posiblemente que salga lastimada en el intento? ¿Simplemente arriesgarse?
Wednesday era una persona de riesgos, pero no sabía si apostar por esta.
Miro el cielo, ahora más oscuro anunciando que la noche caería dentro de poco, con total calma fingida, sus pies comenzaron a caminar de regreso a la academia para asegurarse de estar antes de la cena justo como le había prometido a Enid.
En cambio Enid en ningún momento logro concentrarse en el drama adolescente que estaba viendo, su cerebro estaba en otro lugar, analizando y viendo que fallos había cometido para el cambio de actitud de Wednesday, en caso de que el problema no fuera la rubia entonces su cerebro también estaba buscando cosas que pudiera identificar para saber que era lo que la pelinegra sentía.
Wednesday, tan intrigante como un libro sin título, tenía pocas formas en las que demostraba sus sentimientos, la mayoría de expandían alrededor de actividades que involucran actividad física, practicar esgrima, tocar su violonchelo negro como la oscuridad de su cabello o escribir en hiperfoco en su máquina para escritura, sin embargo, como todo ser humano tenía un lenguaje corporal que a pesar de ser difícil de leer, no era imposible.
Era cuestión de detalles, de notar esas pequeñas cosas que no cualquiera lograría describir en el primer intento, Enid había compartido suficiente tiempo con la pelinegra para saber cosas que delataban su fachada de "0 sentimientos".
Cosas pequeñas, cosas que se concentraban casi únicamente en sus ojos.
Ahora que Enid lo piensa, mirar tanto a los ojos de ella es un poco gay.
Pero no le importaba con tal de poder entenderla y ayudarla en los que más pudiera, continuando con el análisis de los ojos de Wednesday, la rubia había aprendido sobre como las microexpresiones que Wednesday no podía controlar en sus ojos la deltaban, en como sus cejas se fruncían un poco cuando estaba concentrada en algo, en como sus ojos apenas se abrían cuando algo le llama la atención, en como su pupila se contraía al ver sangre, en como su mirada se suavizaba a veces cuando algo parecía ser tolerable para ella.
Pero Enid no puede decifrar lo que sea que tenga a Wednesday de esa manera, no es como que haya podido tener mucho contacto visual últimamente con ella, pero era algo que necesitaba hacer para saber cómo actuar y ayudar a la gótica.
—¿Enid?
—¿Ah?
—No le estás prestando atención a la película, acaban de besarse y no gritaste ¿Está todo bien?
—Oh, si claro solo estaba pensando.
—¿En?
—En Wednesday.
—Por Dios, Enid.
—Se que hiciste el intento de distraerme pero en serio necesito hablar las cosas, es lo mejor y lo sabes.
—Lo se cielo, pero Wednesday no es del tipo "hablemoslo" solo dale tiempo, aún es muy pronto y seguro aún está pensando en que es lo que siente, relájate.
—Mmm, creo que es mejor que regrese ya al dormitorio.
—Ah vamos ¿Es una broma? Literalmente se siguen besando aún ¿Y quieres dejarlo en suspenso?
—Lo sientoooo lo siento, mañana la terminamos juntas lo prometo.
Enid se puso de pie, pensando en si quería ir al cuarto para verificar que Wednesday ya haya llegado o si quería ir para pensar mejor todo el asunto, antes de tomar el pomo de la puerta Yoko llamo su atención.
—Mañana te espero, si me llegas a dejar plantada te vas a meter en un problema serio ¿Oíste?
—No faltare, lo prometo.
Antes de salir Enid le dió una sonrisa seguido de un guiño al vampiro.
Cómo era de esperarse, al llegar Wednesday ya estaba ahí, justo cuando la rubia abrió la puerta ambas tuvieron un breve momento de contacto visual.
Y solo ese momento basto para que Enid lo notará, la forma en la que su párpado superior tapaba un poco más el iris, tenía las ojeras un poco más pronunciadas y sus cejas no estaban fruncidas ni relajadas, solo estaban un poco más arriba de lo que suelen estar.
Cansancio.
Wednesday estaba cansada.
Cansada y ...triste.
Ella estaba triste.
Luego de un corto tiempo de miradas, los ojos de Wednesday se suavizaron un poco.
—Wends, llegaste ¿Cómo te fue?
Algo en el pecho de la rubia dolía, alguien tan importante para ella estaba triste y Enid no sabía cómo ayudar, que mierda.
—No fue como esperaba, aún no hayó las respuestas que busco.
—Ya veo.
Enid camino "alegremente" a su lado de la habitación dejándose caer en su cama en la cual había algún que otro peluche adornando.
—Entonces ¿Quisieras hablar de algo? No sé, que tal mmm ¿A dónde fuiste?
—Al bosque del pueblo.
—Eso es genial ¿Viste algo?
—Un ciervo destripado.
Enid se retorció por la imagen mental.
—Oh... Pobrecito.
Wednesday se despojo de su chaqueta dejándola en el perchero, luego de eso se sentó en su cama quedando en cierta manera cara a cara con Enid.
—Era algo que la naturaleza necesitaba que pasará, es solo el ciclo de la vida siguiendo su flujo.
—Claro, si como digas amm ¿Comiste?
—No tengo apetito en este momento.
—¿Segura? Podemos ir a comer algo juntas.
Wednesday no contesto de inmediato, Enid la observo mirar al suelo y solo quedarse allí, ella estaba pensando y la rubia le daría el tiempo que necesites para ello.
—Esta bien.
—¡Excelente! Luego de eso podríamos abrir tu regalo juntas.
Enid le regaló una gran sonrisa a Wednesday, de inmediato se puso de pie y se acercó a la salida esperando por la más baja.
—Primero vamos a comer, espero que la comida este de sabor terrible.
La rubia rio un poco, sabiendo eso en el idioma addams singifica algo como "espero que la comida este deliciosa" luego abrió la puerta y salió seguida de la gótica dejando la habitación sola una vez más.
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El regalo de Enid fue más agradable de lo que Wednesday esperaba, un llavero de un pequeño pato con un cuchillo en el pico.
-¿Te gusta?
La pelinegra no mostro emociones, sus manos acariciaron al pato con delicadeza, mirando cada detalle de la figura, Enid no volvió a preguntar nada, esperando que Wednesday respondiera sin necesidad de repetir la pregunta, tardó, pero al final si hubo una respuesta.
-Es interesante.
-Cuando lo vi inmediatamente pensé en ti, de hecho.
Enid se levanto de la cama de la gótica para dirigirse a la suya, buscando entre los peluches que abundaban en su cama algo, al sacarlo, regreso al lado de Wednesday, estirando su mano para mostrar otro llavero, un pato con una flor en el pico, Wednesday no pudo evitar pensar que el pato se parecía a la rubia.
-¡Yo también tengo uno! Pensé en tener patitos juntas
"Juntas", fue extraño escuchar eso, al principio se sintió agradable en el pecho de la pelinegra, sin embargo, la presión en su corazón y el miedo crecieron más rápido, disimular que sus sentimientos pertenecían a Enid era cada vez más complicado, más agotador, hacia que los ánimos estables de Wednesday decayeran, no sabia como responder ese "juntas", porque no se sentia merecedora de tener algo junto a ella, por mínimo que fuera.
-Por cierto, gracias por la perla.
Enid dejo caer su sonrisa en una expresión de confusión, Wednesday no comprendió su reacción ¿No se suponía que esa hermosa perla negra también era un regalo?
-¿Qué perla?
-La que estaba al lado de la bolsa.
-Pero... yo no te compre ninguna perla.
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El regalo de Enid fue más agradable de lo que Wednesday esperaba, un llavero de un pequeño pato con un cuchillo en el pico.
-¿Te gusta?
La pelinegra no mostro emociones, sus manos acariciaron al pato con delicadeza, mirando cada detalle de la figura, Enid no volvió a preguntar nada, esperando que Wednesday respondiera sin necesidad de repetir la pregunta, tardó, pero al final si hubo una respuesta.
-Es interesante.
-Cuando lo vi inmediatamente pensé en ti, de hecho.
Enid se levanto de la cama de la gótica para dirigirse a la suya, buscando entre los peluches que abundaban en su cama algo, al sacarlo, regreso al lado de Wednesday, estirando su mano para mostrar otro llavero, un pato con una flor en el pico, Wednesday no pudo evitar pensar que el pato se parecía a la rubia.
-¡Yo también tengo uno! Pensé en tener patitos juntas
"Juntas", fue extraño escuchar eso, al principio se sintió agradable en el pecho de la pelinegra, sin embargo, la presión en su corazón y el miedo crecieron más rápido, disimular que sus sentimientos pertenecían a Enid era cada vez más complicado, más agotador, hacia que los ánimos estables de Wednesday decayeran, no sabia como responder ese "juntas", porque no se sentia merecedora de tener algo junto a ella, por mínimo que fuera.
-Por cierto, gracias por la perla.
Enid dejo caer su sonrisa en una expresión de confusión, Wednesday no comprendió su reacción ¿No se suponía que esa hermosa perla negra también era un regalo?
-¿Qué perla?
-La que estaba al lado de la bolsa.
-Pero... yo no te compre ninguna perla.
doors (Guest) on Chapter 1 Sun 26 Mar 2023 07:40PM UTC
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