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The Price Of Freedom [Traducción]

Summary:

Después de su enfrentamiento con Voldemort al final de su primer año, Harry decide que ya está harto de que los Dursley lo presionen y, dado que Dumbledore no lo dejaría ir a ningún otro lado, decidió tratar de negociar su libertad.

¿Qué resultará de estas negociaciones y qué efecto tendrá en Harry y sus años escolares si tiene la oportunidad de elegir su propio camino en la vida?.

Notes:

Chapter 1: Capítulo 1

Chapter Text

-Sube rápido, chico-, rugió Vernon, -no vamos a tolerar ninguna de tus rarezas mientras estés aquí, así que ese maldito baúl irá bajo las escaleras y podrás subir al segundo dormitorio de Dudley hasta que sea hora de que prepares la cena- .

Los pies de Harry se negaron a moverse mientras algo en su interior se quebraba. -No-, susurró. Era un mago, maldita sea, y no hacía mucho que se había enfrentado a un poderoso mago oscuro y había ganado. No era débil, así que por qué iba a pasarse el verano siendo mangoneado por supuesta familia.

-¿Qué ha dicho?- siseó Vernon amenazadoramente, un tono que solía acobardar a Harry, pero ya no. Después de todo, ¿qué era Vernon Dursley comparado con Lord Voldemort?.

Sin perder la determinación, Harry se encontró con la mirada de su tío. -Dijo que no, tío Vernon. Dudo que nadie te lo haya dicho, pero me encontré con el asesino de mis padres el mes pasado y no sólo yo salí vivo, sino que el tipo que Voldemort estaba poseyendo no lo hizo-. Y ese pensamiento le revolvió el estómago. Había matado a un hombre. Sí, fue en defensa propia, pero aún así no le sentó bien. 

-Y una mierda-, espetó Vernon, aunque parecía un poco agitado ante la perspectiva, -ese viejo chiflado no te habría enviado de vuelta si ese fuera el caso-.

-Lo habría hecho-, admitió Harry, -al parecer, los pabellones que rodean esta propiedad gracias al sacrificio de mi madre son los que me protegieron. Por eso tengo que volver aquí-.

Ahora Vernon parecía engreído. -Bien, entonces tienes que estar aquí y mientras estés será mejor que te des cuenta de que estás trabajando para ganarte el sustento y trabajando duro. No voy a tener un derrochador en mi casa. Si yo no me paso el día sentado, tú tampoco-.

-¿Eso es todo?- preguntó Harry, que de repente tuvo un arrebato de inspiración. -¿Es sólo el hecho de que no estoy pagando mi camino con lo que tienes problemas?-.

-Y tu frikismo-, se mofó Vernon.

-¿Pero y si pudiera pagarte el alquiler de la habitación?-. preguntó Harry. 

-¿Con qué?- se burló Vernon.

-Con mi herencia-, afirmó Harry y esa información no provocó un cambio en la cara de su tío.

-¿Qué herencia? Tus padres no trabajaban-.

-Puede ser-, dijo Harry, después de todo nadie le había dicho nada más, -pero al parecer mi padre era de una antigua familia mágica. Me dejó una bóveda llena de monedas en el banco de magos. Tendría que comprobar cuánto hay, pero quizá podríamos llegar a un acuerdo-.

-Toda una cámara acorazada, has dicho-, reflexionó Vernon y Harry pudo ver a su tío calculando lo que podría sacarle a su sobrino y Harry sintió brevemente el impulso de retirar la oferta, negándose a darle nada a aquel culo avaricioso, pero la idea de que podría seguir disfrutando de su libertad era fuerte. ¿No estar encerrado en casa y poder salir y hacer todas las cosas que hacía su primo? Tal vez incluso poder leer sobre este maravilloso nuevo mundo. Sí, por eso valía la pena pagarle a su tío.

-Como he dicho, tendré que volver a Londres mañana para comprobarlo-, admitió Harry, -no es como si tuviera un extracto bancario, y podemos discutir las condiciones en función de lo que pueda permitirme-.

Vernon asintió, probablemente ya gastando mentalmente este nuevo ingreso. -Por suerte para ti es fin de semana y a Pet probablemente le gustaría ir a Londres a hacer algunas compras, así que iremos por la mañana, y supongo que podemos pedir comida para llevar esta noche, pero no tendrás tus cosas, al menos hasta que pagues, y espero ver un extracto bancario antes de acordar una tarifa. No permitiré que intentes escatimar conmigo, chico-.

Harry asintió y se apresuró a entrar, tomando su baúl y poniéndolo debajo de las escaleras, sin importarle ahora que sabía que podía negociar el acceso a él. Sólo esperaba que no le costara todo.

El día siguiente fue un poco surrealista mientras Harry se dirigía al banco por el callejón Diagon. El viaje a Londres había sido, cuando menos, extraño, con los Dursley ignorándole y Dudley armando un escándalo ante la idea de que Harry tuviera una especie de enorme herencia, lamentándose de lo injusto que era que su primo el raro tuviera dinero y él tuviera que aguantar a sus padres. Harry estuvo a punto de gritarle que lo dejaría todo sin pensárselo dos veces si eso significaba tener una familia, pero consiguió morderse la lengua. Quería quedar bien con sus parientes para cuando llegaran al punto de negociar el alquiler, en caso de que al final no pudiera permitirse mucho. Su tío lo había dejado en la puerta del Caldero Chorreante con unas cuantas libras e instrucciones estrictas de que lo llamara a su número de móvil en cuanto terminara en el banco y un recordatorio de que querría ver un extracto bancario reciente antes de que calcularan lo que Harry pagaría y podría conseguir. Obviamente, no querían merodear por una zona mágica conocida, ya que el coche arrancó en cuanto Harry salió, pero no le importó.

Tom, el casero, se había sorprendido mucho al ver a Harry solo, pero le había abierto amablemente la entrada, no sin antes ofrecerle el desayuno después de oírle rugir el estómago. Obviamente, los Dursley no habían tenido a bien darle el desayuno a Harry, aunque él no había tenido que cocinárselo, así que Harry lo consideraba una victoria. Había rechazado a Tom alegando que necesitaba llegar rápido al banco, lo cual era cierto, pero tampoco quería tener que preocuparse por pagar algo que tal vez no pudiera permitirse. Si sus finanzas eran lo suficientemente buenas, pensó que siempre podría comer algo mientras esperaba a que su tío lo recogiera. Sólo esperaba que el pub siguiera tranquilo para entonces, de momento no había nadie más allí, probablemente debido a lo temprano que era, y Harry agradeció la falta de atención. 

El banco era tan intimidante y sobrecogedor como antes y Harry no pudo evitar mirar a su alrededor mientras se dirigía a un cajero libre.

-Hola, me gustaría obtener un extracto bancario, por favor-, dijo Harry interrogativamente, esperando que eso existiera en el mundo de los magos o tendría que replantearse todo el plan.

-Nombre y llave de la cámara acorazada-, dijo el duende.

-Harry Potter y... no tengo la llave de la cámara, Hagrid se la llevó el verano pasado-.

-Eso no fue muy inteligente, señor Potter-, se burló el duende. -Podemos hacer que le den una llave nueva, pero antes tendrá que verificar su identidad-. 

Harry se levantó el flequillo con cautela. 

-Las cicatrices se pueden fingir, señor Potter-, resopló el duende. -Sígame a una sala de reuniones, Griphook estará con usted en breve para hacerle un análisis de sangre y luego podrá hablarle de sus cuentas-.

Harry se limitó a asentir y siguió obedientemente al duende, sintiendo ya que había metido la pata y preguntándose si la criatura se había expresado mal; seguramente quería decir cuenta singular.

La sala de reuniones no estaba lejos y estaba tan elaboradamente decorada como el resto del banco, lo que hizo que Harry se sintiera un poco incómodo mientras se acomodaba en la silla de felpa y esperaba la llegada del que, según recordaba, era su gestor de cuentas. Por suerte, el duende no tardó en entrar.

-Buenos días, Griphook-, dijo Harry, poniéndose de pie y tratando de recordar sus modales, no queriendo enfadar a los duendes más de lo que temía que ya lo había hecho.

-Buenos días señor Potter, siéntese por favor. Rangor me ha informado de que esta mañana deseaba repasar sus cuentas y, aunque me alegro de verle, es práctica habitual escribirle y concertar una cita antes-, le amonestó el duende.

-Siento mucho las molestias- respondió Harry, sentándose de nuevo, -pero vivo en el mundo muggle y puede ser difícil comunicarse, y mucho más viajar cuando quiero. Sólo quería un extracto bancario, si es posible, y tal vez sacar algo de dinero en moneda muggle y esperaba poder solucionarlo esta mañana-.

-Muy bien, señor Potter, aunque tendremos que hacerle un análisis de sangre para verificar su identidad, ya que ha perdido la llave de la cámara acorazada y no podemos darle una nueva sin ella-.

-No la he perdido, Hagrid nunca me la dio-, resopló Harry.

-Sea como fuere, señor Potter, no podemos hacer nada con respecto a su cuenta sin ella, así que será mejor que empecemos-. Explicó Griphook. Le pasó un trozo de pergamino y una pequeña daga. -Por favor, hágase un corte en el dedo y deje que tres gotas de sangre empapen el pergamino, verificará su identidad y luego le informará sobre las cuentas y propiedades que posea-.

-¿Por qué no hice esto el verano pasado?- preguntó Harry, sin apenas sentirlo cuando la afilada daga le cortó la carne y las tres gotas cayeron sobre el pergamino. Se lamió el dedo para sellar el corte mientras Griphook retiraba la hoja y usaba magia para limpiarla.

-Estabas con otra persona-, declaró Griphook. -Hay normas que nos prohíben hablar de herencias, especialmente con menores, cerca de cualquier otra persona para evitar que los herederos sean manipulados. El señor Hagrid debería haberte enviado por tu cuenta, pero posiblemente desconocía nuestro protocolo-.

Eso Harry podía creérselo quería a Hagrid pero no era la herramienta más afilada del cobertizo. Se distrajo de seguir pensando en el tema cuando la tinta empezó a arremolinarse en el pergamino que antes estaba en blanco y Harry volvió a asombrarse de la magia, aunque su asombro se convirtió rápidamente en puro asombro cuando las líneas de escritura crecieron y crecieron y el pergamino pareció extenderse para que cupiera todo. No tuvo oportunidad de leer mucho, ya que la escritura aparecía muy rápido, pero sin duda vio múltiples números de bóveda, ¡así como propiedades! ¿De dónde habían salido?.

En cuanto dejó de arremolinarse, Griphook lo cogió y dio unos golpecitos en un cajón antes de sacar otro montón de pergaminos. -Obviamente, ésta es la visión general de su patrimonio, pero se trata de información altamente confidencial y no le sugiero que se la enseñe a nadie. ¿Puedo preguntarle para qué lo necesita?-.

-Um, mi tío, quería ver cuánto puedo pagar de alquiler, ¡pero no quiero que vea todo esto!-. exclamó Harry.

-Bastante-, convino Griphook, -aunque no estoy seguro de por qué deseas pagarle un alquiler a tu tío, ya que tienes muchas propiedades propias. Está la mansión Potter en Dartmoor, antigua residencia de Charlus y Dorea Potter; la isla de Shaw, cerca de las Hébridas Exteriores, aunque es muy remota, sólo una cabaña y un bosque; una villa en el distrito mágico de las afueras de Marsella y una cabaña en Aspen, creo que en algún lugar de América-. Harry miró boquiabierto al duende mientras le pasaba cuatro hojas de pergamino. -Si esos te parecen un poco fastuosos para tus gustos, entonces estoy seguro de que hay una casa en Godric's Hollow que podrías ocupar-.

-¡Se refiere a la casa donde murieron mis padres!-.

-No, señor Potter, ese lugar está completamente abandonado y bajo demasiadas protecciones para detener a cualquier saqueador. No, usted es el dueño del pueblo, señor Potter, así que en teoría podría tomar cualquier casa, aunque le aconsejo que espere a que haya una vacía-.

-¿Cómo puedo ser dueño de un pueblo?- preguntó Harry, asombrado.

-Todo empezó con Hardwin Potter y su esposa Iolanth, de soltera Peverell, que querían una zona donde sus hijos mágicos pudieran crecer en paz. Así que utilizaron la herencia de Iolanth para comprar tierras en el pueblo y poder ofrecer alquileres baratos a los magos. Resultó ser una buena inversión y las generaciones futuras la continuaron hasta el punto de que ahora ustedes poseen todas las propiedades, incluidas varias granjas que producen cultivos para el mundo mágico-. Griphook le entregó una gran pila de pergaminos en los que se detallaban todas las propiedades y los ingresos que reportaban. La mayoría no parecían gran cosa, pero a Harry no le importaba, sabía que no todo el mundo podía permitirse mucho y prefería que la gente pudiera tener un techo bajo el que cobijarse. 

-Entonces, ¿cuál te gustaría tomar?- preguntó Griphook.

-No creo que sea posible-, suspiró Harry. Su propia casa sonaba bastante bien, pero los recuerdos de su enfrentamiento con Voldemort y Quirrell estaban demasiado frescos.

-¿Y por qué, señor Potter?- Griphook miró fijamente a Harry, con sus ojos brillantes clavados en él. 

Harry suspiró. -Cuando le pregunté al profesor Dumbledore si podía quedarme en el castillo durante el verano, me dijo que no podía, que tenía que volver con mis parientes a causa de unos pabellones de sangre que habían entrado en vigor por el sacrificio de mi madre. Verás, se supone que deben protegerme y estoy bastante seguro de que lo hacen ya que el profesor Quirrell literalmente no podía tocarme cuando Voldemort compartía su cuerpo-.

-¿Qué quieres decir?-, insistió el duende.

-En Hogwarts tuve un enfrentamiento con Voldemort que estaba en la parte posterior de la cabeza del profesor Quirrell. Cuando intentó atacarme no pudo, se quemó completamente cuando intentó tocarme. Si ese es el tipo de protección que obtengo por vivir con mis parientes, entonces vale la pena. Por desgracia, no les gusta la magia y no están contentos con tener que mantenerme con ellos, así que esperaba que darles algo de dinero para mi manutención ayudara a las cosas-.

-Entonces está bien, señor Potter, aunque me preocupa un poco el hecho de que, al parecer, se enfrentara al señor tenebroso en Hogwarts-.

-Lo hice y sobreviví-, suspiró Harry, -pero por eso prefiero conservar cualquier protección que pueda conseguir y si pagar a mis parientes me concede un poco de libertad, que así sea-.

-¿Te tienen prisionero?- Griphook preguntó, su voz tomando un borde peligroso.

-No, en realidad no-, tartamudeó Harry. -Me obligan a hacer todas las tareas así que no tengo tiempo libre y mi tío no me iba a dejar tener mis cosas del colegio este verano pero me dieron la otra habitación de mi primo el verano pasado así que no está tan mal-.

-¿Y dónde dormías antes del verano pasado?-. Preguntó Griphook y Harry no pudo evitar estremecerse de miedo.

-En el armario de debajo de la escalera-, murmuró Harry, no queriendo cabrear a un duende sediento de sangre.

-Eres consciente de que existen leyes contra el abuso infantil tanto en el mundo de los magos como en el de los muggles, ¿verdad?-. preguntó Griphook, con un brillo peligroso en los ojos.

-¿De qué me sirve eso?-, suspiró Harry. -Necesito la protección de mi tía, según Dumbledore, lo que significa que tengo que quedarme con ellos, lo que significa que no puedo hacer que los arresten-.

-Hay muchos tipos diferentes de protección mágica, señor Potter-, le informó Griphook, -y tendría curiosidad por ver qué es exactamente lo que hay en una casa del mundo muggle que sea mejor de lo que podrías conseguir en otro sitio-.

-¿Puedes hacer eso?- preguntó Harry, -ver qué protección es y luego replicarla-.

-Sí, señor Potter. Aquí en Gringotts empleamos a algunos de los mejores guardianes del mundo, tanto para montar como para desmontar; si efectivamente hay algún guardián en la propiedad podremos ponerlo en otro sitio, por un precio, claro-, Griphook sonrió y Harry vio un gran parecido con su tío del otro día.

-¿Eso es una garantía?- preguntó Harry astutamente y se sorprendió al ver que el duende parecía ligeramente impresionado. 

-Podemos estipularlo en el contrato si lo deseas y una vez que hayamos establecido los pabellones que supuestamente te protegen podemos instalarlos en cualquier propiedad que desees habitar-.

-¿Entonces no tengo que seguir viviendo con mis parientes? ¿No necesitaré a un adulto allí ya que sólo tengo 11 años?-.

-Es poco probable, ya que todas las propiedades principales de Potter tienen elfos domésticos, así que sólo tendrías que conocerlos y vincularlos a ti, ya que desde hace mucho tiempo se les considera cuidadores adecuados, todo lo que se necesitaría entonces es que tu tutor mágico te controlara de forma intermitente y eso sería... - el duende escaneó hojeando el papeleo, pero entonces se le cayó la cara. -Albus Dumbledore-.

Harry comprendió la reacción. Por un breve momento Harry había pensado que no sólo podría tener una dosis de libertad este verano, sino posiblemente una autonomía completa. Esa esperanza se había desvanecido. -Supongo que no hay forma de que el profesor Dumbledore no supiera de ninguna de estas otras propiedades ni nada por el estilo, ¿verdad?-.

-Lo dudo, señor Potter, aunque ¿puedo adivinar por su sorpresa que no ha estado cumpliendo su función?-. inquirió Griphook, que seguía revisando papeles.

-Bueno, dado que no tengo ni idea de lo que es uno y que ni siquiera lo había visto hasta la fiesta de bienvenida en Hogwarts, supongo que no lo ha hecho. ¿Significa eso que puedo conseguir un guardián mágico diferente?- La esperanza se encendió en Harry una vez más.

-Me temo que no, señor Potter-, y Harry no pudo evitar pensar que Griphook parecía sinceramente arrepentido. -Aquí tiene una copia del testamento de su padre y en él se dice claramente que Albus Dumbledore debe ser su tutor mágico en caso de que alguno de sus padrinos quede incapacitado-.

Harry ojeó el documento aunque no había mucho, sólo que todo lo que poseía pasaría a Harry y que Sirius Black y Alice Longbottom, sus padrinos, cuidarían de él pero si algo les ocurriera, el papel de tutor mágico recaería en Albus Dumbledore. -Alice Longbottom, ¿tiene algún parentesco con Neville Longbottom?-.

-Sí, es su madre. Por desgracia, ella y su marido fueron atacados poco después que tú y tus padres. Los Longbottom sobrevivieron pero actualmente se encuentran en estado vegetativo y son residentes permanentes de San Mungo, el hospital mágico-, explicó Griphook con un suspiro ante la mirada perdida de Harry con respecto al edificio. Sinceramente, era ridículo que el chico no supiera absolutamente nada de su mundo.

-¿Y qué hay de este Sirius Black?- Preguntó Harry y Griphook sintió ganas de estrangular a Dumbledore por su estupidez.

-Sirius Black fue quien traicionó a tus padres y actualmente reside en Azkaban y es ampliamente considerado como el más peligroso de los mortífagos-.

-Pero si le hicieron mi padrino ¿no suele significar eso que era amigo suyo?-.

-Eso era lo que decía la gente, sí-, asintió Griphook.

-Y aun así los traicionó-, suspiró Harry. -¿Hay algo en el testamento de mi madre que pueda ser útil?-. Sabía que probablemente se estaba agarrando a un clavo ardiendo, pero ahora que había saboreado la libertad, Harry se resistía a renunciar a ella.

-Es poco probable, señor Potter- suspiró Griphook, aunque de todos modos empezó a rebuscar entre los papeles. -El mundo de los magos está bastante atrasado en algunas cosas, como supongo que adivinará por el hecho de llamarse mundo de los magos, y por eso los derechos de las brujas no siempre son tan elevados como los de sus homólogos masculinos. Tu madre no habría podido hacer más que distribuir sus bienes personales. La única persona que podría anular el testamento de tu padre sería tu tío abuelo Charlus Potter, ya que era el hijo mayor y, por tanto, ostentaba el título de Lord Potter-.

-¿Hay más Potter?-.

-Había-, explicó Griphook. -Murieron en 1982, brote de viruela de dragón, muchos murieron por esa época. Mattheus Potter, su hijo, murió un año después en un accidente de escisión-.

-No me había dado cuenta de que tenía tanta familia-, dijo Harry, -aunque, desde que murieron, eso no me ayuda necesariamente ahora-.

-No, pero esto podría-, sugirió Griphook, blandiendo una nueva hoja de pergamino. -Parece que Charlus redactó un contrato de esponsales para ti-.

-¡Matrimonio! Pero si aún no tengo doce años-.

-Esponsales, señor Potter, no matrimonio. Los esponsales no son más que una declaración de intenciones de formar una unión entre dos personas, pero no tienen por qué conducir necesariamente al matrimonio, aunque a menudo lo hacen. Animan a los contrayentes a conocerse y, a partir de ahí, suele surgir una relación, sobre todo si el contrato se firma pronto-.

-¿Con quién se supone que me voy a casar y en qué me va a ayudar eso exactamente?-. preguntó Harry, receloso de hacerse ilusiones una vez más. 

-Ayuda, señor Potter, porque si su prometido es mayor de edad puede actuar como guardián mágico para asegurarse de que no se mete en problemas, lo que significa que podemos pasar por encima de Dumbledore. En cuanto a tu prometido, es el futuro Lord Prince, Severus Snape-.

-¡Perdón qué!- Exclamó Harry antes de desmayarse prontamente. 

 

Chapter 2: Capítulo 2

Chapter Text

Harry se incorporó lentamente en una cama transfigurada, obvio ya que aún se parecía a la silla en la que había estado sentado anteriormente. 

-Perdón por eso-, dijo Harry, tratando de incorporarse lentamente y notando la presencia de un segundo duende en la habitación.

-Come algo-, le exigió Griphook, indicándole una bandeja de bocadillos que tenía en el codo, -y no hace falta que se disculpe, señor Potter, entre el shock y sus bajos niveles de azúcar en sangre no es realmente sorprendente. Espero que no le importe, pero he llamado a nuestro sanador, Halfang, para que le examine y me ha comentado que padece diversos problemas debidos a una desnutrición prolongada, ¿es usted consciente de ello?-.

-Um, no, nadie ha dicho nada, incluso después de que me desperté en el ala del hospital-.

Griphook le entregó un pergamino en el que se detallaban los problemas de Harry, como uñas y huesos quebradizos, deterioro de la retina y falta de concentración. Era una lista aterradora.

-Aunque no podemos corregir estos problemas de la noche a la mañana, ni siquiera con magia, podemos ofrecer una variedad de pociones que ayudarán a revertir el daño causado y, con suerte, deberían llevarte a donde deberías estar dentro de un año-, declaró Griphook.

-Por un precio, supongo-, replicó Harry.

-Por supuesto-, resopló el otro duende, Halfang. -Los ingredientes cuestan dinero y el tiempo de los pocioneros es valioso-.

-Tu prometido es un pocionero con mucho talento-, sugirió Griphook, -si no quieres utilizar nuestros servicios siempre puedes ponerte en contacto con él-.

-No, gracias-, tragó saliva Harry, -estoy bastante seguro de que preferiría envenenarme a curarme. Al menos puedo estar seguro de que sus pociones son seguras-.

-¿Cómo puede estar tan seguro, señor Potter?-, inquirió Halfang, -los duendes somos bien conocidos por nuestra sed de sangre-.

-Porque por alguna razón Griphook al menos quiere ayudarme, supongo que es porque soy un cliente rico-.

-Eso y que ayudarte será una espina en el costado de Albus Dumbledore-, Griphook sonrió maliciosamente.

-¿De verdad te cae tan mal?- preguntó Harry.

-No-, resopló Halfang. -Habla mucho de inclusión e igualdad de derechos para todos, pero en realidad no hace nada; ni escribe leyes para ayudar ni utiliza su poder para detener las que escriben otros. Si se le permite seguir sin control, entonces estaremos en peor estado que antes de la rebelión de los goblins-.

-Eso apesta-, dijo Harry, -¿hay algo que pueda hacer para ayudar? No soy un gran fan de mi fama, pero sé un poco cómo funciona y tal vez pueda hacer algo para ayudar-.

-Técnicamente ni siquiera necesitas usar eso-, explicó Griphook, -ya que los registros dicen que actualmente tienes tres escaños en el Wizengamot, lo cual es un buen bloque, y aunque todavía no puedes votar debido a tu edad, puedes nombrar un apoderado que votará como tú quieras-.

-Bien, ¿hay alguien sentado como apoderado en este momento?-.

-Albus Dumbledore-, siseó Griphook.

-Debería haberlo sabido-, gimió Harry. -¿Vale la pena echarlo ya? No sé mucho de política en general, y mucho menos de política mágica, así que no sé cuáles son mis derechos-.

Griphook suspiró. -Depende de tus planes. Con Dumbledore como tu guardián mágico no tienes muchas opciones, especialmente dada tu edad y falta de conocimientos contra los suyos, cualquier movimiento que hicieras él podría intervenir y contrarrestarlo-.

-Así que estás diciendo que mi única opción es intentar poner a Snape de mi lado-, resopló Harry, dejándose caer de nuevo contra la cama.

-Puede que no sea tan difícil como crees-, sugirió Griphook. -El contrato especifica que el señor Snape es el futuro Lord y sólo obtiene el título una vez cumplido el contrato de esponsales-.

-No lo veo casándose conmigo ni siquiera por un título-, gimió Harry.

-Esponsales, no matrimonio-, gruñó Griphook. -Sólo tendría que aceptar el contrato de esponsales, que duraría un tiempo determinado, normalmente hasta la mayoría de edad, momento en el que se puede disolver o establecer un contrato de compromiso que daría lugar al matrimonio-.

-Oh, así que si no tenemos que hacer nada entonces podría ser capaz de persuadirlo, especialmente si podemos negociar la duración del contrato-, reflexionó Harry.

-Precisamente-, Griphook sonrió como un lobo. -Antes de que Halfang se vaya a preparar tus pociones, sugiero que tomemos nota de todas tus heridas. Un escáner rúnico en el que figurarán todas tus heridas anteriores y cuándo te las hiciste, y que puede ser útil contra Dumbledore en el futuro, pero también puede servirte de ventaja contra tu tío en las negociaciones-.

Harry le devolvió la sonrisa. -Excelente-.

El escáner rúnico fue sorprendentemente fácil, todo lo que Harry tuvo que hacer fue cortarse el dedo y colocarlo sobre una piedra transparente con una runa dorada grabada en ella y salieron resmas de pergamino detallando todo, desde el ataque de Voldemort en Hogwarts este verano hasta cuando lo habían dejado toda la noche frente a los Dursley con un pañal mojado y aparentemente había tenido un ataque bastante severo de dermatitis del pañal; sólo otro golpe contra Dumbledore en lo que a Griphook se refería. Halfang se marchó, una vez que una copia del escáner fue colocada en el expediente de Harry, con la promesa de enviar por lechuza las pociones requeridas, con instrucciones exactas, tan pronto como estuvieran listas, y que los pagos se harían con cargo a la cuenta de bienestar de Harry.

Harry se había sorprendido al descubrir que su cuenta fiduciaria había sido literalmente eso, un fondo fiduciario destinado a cubrir sus gastos cotidianos hasta que alcanzara la mayoría de edad. Había una cuenta separada para sus gastos escolares y otra para sus gastos de manutención comida, ropa y demás, que antes había sido la caja fuerte de sus padres. Encima estaba la cámara principal de la familia y otra separada para cubrir los gastos de mantenimiento de las propiedades, una cámara que había tenido mucha actividad, lo que indicaba que los elfos domésticos habían mantenido las propiedades en buen estado. También había bóvedas que ganaban buen dinero los ingresos de Godric's Hollow iban a parar a su propia bóveda, que guardaba al menos cien mil galeones para cubrir reparaciones y mejoras, y otra para las ganancias del negocio de su abuelo. Harry no sabía que el hombre había inventado Sleakeazy y se había quedado con una parte casi mayoritaria de la empresa, lo que significaba que tenía unos ingresos regulares independientemente de lo que hiciera en la vida.

Además de las cámaras monetarias, había cámaras para guardar libros y muebles que no tenían espacio en las casas principales, así como valiosas reliquias familiares, incluidas joyas. Al parecer, había incluso una cámara de pociones que contenía ingredientes raros que los pocionistas de la familia habían reunido a lo largo de los siglos y que Harry esperaba que sirviera de incentivo para que el maestro de pociones siguiera adelante con su plan. Los duendes accedieron a dar a Harry un inventario completo de sus cámaras lo antes posible, pero afortunadamente pudieron darle una lista del contenido de su fondo fiduciario, que era la más pequeña de sus cámaras, para que pudiera enseñársela a su tío, así como una conversión a libras esterlinas. A pesar de ser el más pequeño, había suficiente dinero para pagar unos meses de alquiler durante el verano. Griphook sugirió que también sería más fácil para los duendes establecer pagos automáticos en la cuenta de los Dursley, ya que los fondos fiduciarios, por su naturaleza, eran menos secretos que las cajas fuertes normales y, en consecuencia, más fáciles de usar junto con los bancos muggles. 

Griphook llamó a un guardián y llevó a Harry a una zona especial del banco que les permitía "parpadear" directamente hasta los Dursley. Harry nunca había viajado por arte de magia y le resultó una experiencia un poco extraña. El guardián se puso directamente manos a la obra, desilusionándose y recorriendo el perímetro de la propiedad para averiguar hasta dónde se extendían los guardianes. Griphook se encargó de dar una vuelta por el interior, prestando especial atención al dormitorio de Harry, así como al armario bajo las escaleras donde se guardaba el baúl de Harry. El duende tuvo la amabilidad de subir las cosas de Harry, aunque sus ojos parecían detenerse en el viejo colchón del suelo.

Se le sugirió a Harry que se pusiera en contacto con el profesor Snape para informarle del contrato y así poder firmarlo o disolverlo según les pareciera. Por extraño que pareciera, Harry esperaba que Snape lo firmara, aunque sólo fuera para ayudarle a salir de su situación actual. La idea de que Dumbledore no sólo le había obligado a quedarse allí, sino que además le había ocultado tantas cosas a lo largo de los años, bueno, estaba haciendo que aparecieran algunas grietas en esa imagen amable y abuelita que al viejo le gustaba dar y Harry no estaba seguro de que le fuera a gustar lo que había debajo. Por si fuera poco, recordó que Snape le había salvado literalmente la vida, ya que Voldemort había admitido ser quien realmente hechizó su escoba, lo que significaba que Snape debía de estar diciendo el contra hechizo, salvándole a pesar de que aparentemente le odiaba, así que tal vez no estaba perdida toda esperanza.

Primero, sin embargo, tenía que llamar a su tío para hacerle saber que ya estaba de vuelta en Little Whinging y que no tenía que preocuparse por recoger a Harry. Con suerte, el hecho de que no tuviera que ir al Caldero Chorreante y estar rodeado de "bichos raros" otra vez mitigaría el hecho de que Harry, obviamente, había usado magia para volver a su casa. 

No era de extrañar que Vernon estuviera furioso, pero Harry consiguió calmar un poco su ira diciéndole que llevaba consigo su extracto bancario y a su representante financiero, de modo que con un poco de suerte podrían arreglar el contrato de alquiler esta noche. Con un poco de suerte, los duendes tendrían los guardianes resueltos y entonces, con la aprobación del profesor Snape, Harry podría mudarse pronto a otra de sus propiedades, así que no importaría de todos modos. Hablando de eso, tenía que escribir una carta y esperar que su odiado profesor no la desestimara. Le costó varios intentos, pero por fin consiguió algo con lo que estaba algo contento, ya que no estaba acostumbrado a escribir cartas, y pudo enviarla con Hedwig.

Bajando las escaleras Harry se encontró con los dos duendes en el salón, charlando seriamente. No entendía lo que decían y se preguntó si habría alguna forma de aprenderlo. Probablemente le resultaría más útil que el francés que Dudley se veía obligado a aprender en Smeltings.

-Ah, señor Potter-, saludó Griphook cuando Harry entró por la puerta. -Me temo que tengo malas noticias. Aunque parece que sólo hay una sala en la propiedad, un hecho que es bastante inquietante en sí mismo, parece que es al menos una muy antigua y oscura que, por desgracia, no puede ser transferida o replicada-.

-Oh, ¿qué es?- preguntó Harry, sentándose mientras sus opciones de libertad este verano menguaban rápidamente.

-Se llama amuleto del vínculo de sangre-, le informó el celador. -Cuando una persona se sacrifica por un familiar por puro amor, el encantamiento puede activarse y queda sellado, entrando en funcionamiento, cuando la persona salvada es acogida por la familia del que se sacrificó. Como puedes ver, es un encantamiento bastante complicado que requiere muchas cosas específicas para estar en su lugar, razón por la cual era muy poco usado, pero significa que el señor oscuro, el asesino de tu madre, no puede hacerte daño mientras llames a la casa de tu tía tu hogar y permanecerá así hasta que seas mayor de edad-.

-¿Pero no considero este lugar como mi hogar?- dijo Harry.

-Aunque lo habrías hecho durante varios años-, explicó Griphook, -aunque sólo fuera porque no tenías otro sitio adonde ir. Seguramente tardarás un tiempo en borrar eso, así que, al menos de momento, estás a salvo del señor tenebroso, pero es cierto que de nadie más. ¿Deseas quedarte aquí o establecer diferentes guardias en algún otro lugar? La isla de Shaw, por ejemplo, es impenetrable y sólo pueden acceder a ella el heredero y el señor; cualquiera tiene que estar conectado directamente a los guardianes para poder verla-.

Harry se quedó callado mientras contemplaba sus opciones. La idea de su propia residencia era agradable, aunque una isla remota tendría sus propios problemas, por no mencionar que requeriría que el profesor Snape estuviera de acuerdo en hacer de su prometido por el momento. También perdería el poder que impedía que Voldemort lo tocara, lo cual le había resultado muy útil este verano. Considerando sus opciones, en realidad sólo había una.

-¿Hay alguna posibilidad de que puedas añadir algunos pabellones adicionales para que sea más seguro aquí?- preguntó Harry al otro duende, que asintió.

-Podemos añadir protecciones antiaparición y antiportales, pero por desgracia nada más, dado que este es un barrio muggle-.

-También podemos poner una redirección a toda tu correspondencia y hacer que la revisen en el banco, ya que eres menor de edad y no puedes usar magia-, añadió Griphook. -También te he conseguido una cartera que puede sacar tanto moneda mágica como muggle siempre y cuando la llave de tu cámara acorazada esté dentro. Te aconsejo que las mantengas separadas cuando no las uses, pero para sacarlas sólo tienes que pensar en la cantidad que necesitas y aparecerá. Cualquier cambio que introduzcas volverá instantáneamente a tu cámara acorazada-.

-Gracias-, asintió Harry, cogiendo la cartera y la nueva llave de la cámara acorazada, comprobando la hora. -Me gustaría tener las guardas adicionales en la casa, y la redirección, pero no creo que a mis parientes les guste la idea de más magia en la casa, así que ¿hay alguna posibilidad de que puedas volver después de que se vayan a dormir? Sólo que probablemente volverán pronto-.

El guardián asintió y parpadeó pero Griphook se quedó. -Tuve la sensación de que querrías quedarte, así que me tomé la libertad de redactar un contrato de alquiler mientras estabas ocupado-, dijo, entregándole un trozo de pergamino. Harry lo leyó por encima, pero le pareció una oferta muy generosa pagar cincuenta libras a la semana, por adelantado, sólo por la habitación y tener plena autonomía, como cualquier otro inquilino. Sin embargo, tenía la sensación de que su tío seguiría discutiendo, sobre todo porque su "caja fuerte" mostraba que podía pagar más de las 400 libras que les darían, unos 57 galeones en total.

-Probablemente intentará sacarme más dinero-, advirtió Harry.

-Me gustaría ver cómo lo intenta-, fue su única respuesta mientras se sentaban a esperar la llegada de los Dursley.

Harry había logrado persuadir a Griphook de que se desilusionara cuando el coche se detuvo en la entrada, pues no quería contrariar a sus parientes demasiado pronto.

-Así que, ¿tienes la declaración chico?-, exigió Vernon mientras irrumpía en la sala de estar, Dudley subió directamente a su habitación mientras Petunia iba a preparar la cena.

-Sí-, respondió Harry, entregándole el pergamino, -mi gestor de cuentas también se tomó la libertad de redactar un contrato de alquiler. Si desea firmarlo ahora, los fondos podrán ser transferidos a su banco de inmediato-.

Vernon se limitó a resoplar mientras echaba un vistazo a los documentos, con los ojos desorbitados al leer el extracto de la cuenta, y Harry se alegró más que nunca, temiendo pensar lo que ocurriría si el avaricioso bastardo supiera todo lo que valía. Luego miró el acuerdo. -¡400 libras!-, rugió. -¿De verdad crees que voy a aceptar esa miseria cuando sé cuánto te puedes permitir? Si quieres salirte con la tuya y tener rienda suelta en esta casa, entonces será mejor que creas que pagarás más-.

-No lo creo, señor Dursley-, siseó Griphook al reaparecer, casi provocando un infarto a Vernon.

-¡Qué es eso!- Preguntó Vernon, con la cara aún roja por el susto.

-Este es Griphook, es un duende y resulta que es mi gestor de cuentas-, informó Harry a su tío.

-También me he encargado de investigar el bienestar del señor Potter mientras ha estado residiendo con usted y, puedo informarle, deja mucho que desear-, añadió Griphook. -Verá, el señor Potter tuvo un desmayo hace un rato, así que le hicieron un examen médico completo que, gracias a la magia, me da una lista de todas y cada una de las lesiones que ha sufrido a lo largo de su vida. Es usted consciente, señor Dursley, de que el maltrato infantil es ilegal tanto en su mundo como en el nuestro, ¿verdad?-.

El rostro de Vernon palidecio, luego se coloreo de un color puce hasta que por fin parecio recobrar la compostura. -No puedes hacer nada al respecto. Los de tu especie nunca podrían venir al mundo apropiado y el chico nos necesita para protegerse-.

-Tienes razón en que conseguir justicia en tu mundo será complicado$, convino Griphook, -pero por suerte incluso los magos hacen la vista gorda ante la justicia goblin al encontrarnos un poco demasiado sanguinarios para su gusto. En cuanto a la protección del señor Potter, conseguimos averiguar el encantamiento exacto que utilizó y, técnicamente, sólo requiere la presencia de su esposa en esta casa, así que podría seguir procesándoles fácilmente a usted y a su hijo y, debo decir, que habría muchos de los míos encantados de darse un festín con sus huesos-.

Vernon estaba literalmente enfermo ante la proclamación de Griphooks y Harry tuvo que morderse la mejilla para no reírse. Baste decir que su tío no protestó más y firmó rápidamente el documento que actualizaba automáticamente el extracto bancario, así como un juego de llaves para Harry, de las puertas delantera y trasera, así como una para la nueva cerradura de su habitación; cerradura, en singular.

-Gracias por su cooperación, señor Dursley-, dijo Griphook, recogiendo el extracto y una copia del acuerdo que ya había sido duplicada. -Los añadiré a su expediente, señor Potter, y le enviaré más tarde unos catálogos de pedidos de lechuzas para que pueda conseguir sus cosas del colegio en caso de que no desee volver a entrar en el callejón Diagon. Le aconsejo que también consiga algunos libros sobre costumbres y tradiciones mágicas, pueden ayudarle en el futuro-.

-Gracias, Griphook, y prometo escribirte antes si necesito tu ayuda-, sonrió Harry.

-Eso sería preferible, señor Potter-, sonrió Griphook, -que tu oro fluya siempre-.

-Y el tuyo-, contestó Harry, aunque, por la expresión de la cara de los duendes mientras parpadeaba, no era lo más adecuado. Tal vez también un libro sobre las costumbres de los duendes.

Harry se despidió rápidamente de su tío antes de salir corriendo de la casa, queriendo aprovechar al máximo las últimas horas de compras antes de que cerraran. No es que hubiera muchas cosas disponibles en Little Whinging, pero cualquier cosa era mejor que nada y la idea de tener ropa que realmente le quedara bien era intrigante, por no hablar de conseguir su propia comida. Todavía no quería arriesgarse a que sus parientes se enfadaran con él por hacerse cargo de la cocina y se preguntaba qué podría comer que fuera relativamente sano y que él pudiera cocinar con poco esfuerzo, ya que también quería al menos intentar contrarrestar parte del daño que sus parientes habían hecho a lo largo de los años. También pidió cita en la óptica para dentro de dos días y se preguntó cómo sería poder ver bien de verdad.

Después de haber optado por comer en un restaurante, aunque se aseguró de comprar fruta y yogur para el desayuno, Harry regresó a Privet Drive, feliz de su nueva libertad, e incluso había comprobado los horarios de los autobuses del día siguiente para visitar el centro comercial local, preguntándose si también debería comprar muebles nuevos para su habitación. Cuando llegó a su habitación, allí estaban sus pociones y los catálogos de pedidos de lechuzas que Griphook le había prometido. Comprobando las instrucciones, Harry anotó cuándo tenía que tomarlas en su nueva agenda, algo que pensó que sería una buena idea para no olvidarse de los deberes el año que venía. Estaba hojeando el catálogo de Flourish y Blotts cuando un cuervo entró por su ventana portando una carta. Maldiciendo el hecho de no haber mandado a la mierda a sus parientes y haber hecho que los duendes pusieran ya las protecciones, Harry liberó con cuidado al pájaro de su carga y leyó la carta. Decía dos palabras Harry Potter.

Harry ni siquiera tuvo tiempo de confundirse antes de que se oyera un fuerte crujido y apareciera la oscura e imponente figura de su antes odiado maestro de pociones.

-¿Qué demonios ha estado pasando, Potter?-.

 

Chapter 3: Capítulo 3

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Decir que Severus Snape estaba teniendo un día extraño sería quedarse corto. No era frecuente que recibiera una misiva de Gringotts, ya que la mayor parte de sus gastos los pagaba el colegio, y como éste había cerrado el día anterior, era poco probable que se tratara de algo relacionado con su cuenta. En ese punto estaba en lo cierto, ya que no se refería a su cuenta personal, sino a la de su abuelo, el antiguo Lord Prince. Al parecer, había salido a la luz un contrato que establecía que podía reclamar el señorío Prince siempre y cuando cumpliera un contrato de esponsales. Su madre había mencionado a un hermano mayor, por lo que Severus siempre había supuesto que no tenía derecho a nada y, en consecuencia, nunca lo había investigado, pero al parecer no era así.

Por suerte aún no había empezado ningún proyecto de pociones, así que al instante concertó una cita con el gerente de cuentas de Prince en Gringotts. El duende no se había sorprendido en absoluto de verle y Ragnor había echado un rápido vistazo al acuerdo de esponsales que, al parecer, habían firmado su abuelo, Edward Prince, y un tal Charlus Potter. Sin embargo, el hecho de que fuera obviamente el chico Potter su prometido no lo llenó de esperanzas.

Severus no era tonto, su madre había sido una sangre pura y sus compañeros Slytherins del colegio se habían asegurado de que conociera las costumbres del mundo mágico. Sabía lo que significaba un contrato de esponsales, así que no se sintió demasiado desanimado por ese motivo, ya que solían ser muy limitados y, de hecho, fomentaban una relación platónica, puesto que solían redactarse para niños. El problema no eran sus sentimientos al respecto, sino los del chico, que no era más que un mocoso malcriado y odiaba a Severus tanto como su padre, lo que significaba que tenía pocas esperanzas de cumplirlo con éxito. Dudaba que el chico lo considerara siquiera, ya que parecía no tener ningún respeto por las tradiciones mágicas.

No es que le gustara la idea de estar atado al muchacho, ni siquiera a corto plazo, pero un señorío significaba libertad en el mundo de los magos, algo que Severus nunca había tenido. Era un sueño que ni siquiera se había molestado en soñar antes, pero ahora que existía una mínima posibilidad, era algo que no podía rechazar fácilmente, por desagradables que le parecieran las condiciones. Cogió una copia del contrato, aun sin esperanza de necesitarla, y se preguntó si habría alguna forma de convencer al chico para que lo firmara, aunque fuera por unos meses si era posible.

De todos modos, en un futuro próximo no le supondría ninguna diferencia, ya que Dumbledore lo tenía cogido por los pelos, gracias a su juramento de mantener a Potter a salvo, obligándolo a enseñar a zopencos en lugar de concentrarse en sus propios inventos, como era su sueño, e impidiéndole unirse a la Sociedad Más Extraordinaria de Pocionistas. Diablos, con el nombre y la fortuna de Prince podría incluso conseguir que lo publicaran, ya que el director se negaba incluso a contemplar la idea. Sin embargo, una vez que Potter estuviera fuera de la escuela, nada le impediría presentar su renuncia, y el señorío y la propiedad le permitirían hacer lo que quisiera, siempre y cuando fuera capaz de hacer lo imposible y persuadir al muchacho para que firmara el contrato en primer lugar.

Estaba perdido en su mundo de fantasía, de vuelta en su casa de Spinner's End, cuando una lechuza nival de aspecto familiar se asomó a su ventana, portando una carta.

Querido profesor Snape,

Sé que soy la última persona de la que querría oír hablar ahora que han terminado las clases, y esto es sin duda lo último de lo que querría enterarse, pero me he enterado de que se ha redactado un contrato de esponsales entre nosotros.

Antes de que descartes esta información debes saber que al parecer tu abuelo puso una cláusula por la que puedes reclamar tu señorío siempre y cuando lo cumplamos, el contrato de esponsales nada más, algo que según me han informado es algo muy bueno.

No sé si lo habrás adivinado pero no sé nada del mundo mágico. A pesar de tener un tutor mágico, no supe nada del mundo mágico hasta que cumplí once años y, desde entonces, no he hecho más que ponerme al día, aunque a veces tengo la sensación de que la gente conspira para mantenerme en la oscuridad.

No ha ayudado el hecho de que mis parientes me hayan tenido poco más que prisionera durante los diez primeros años de mi vida y, a pesar de pedirle al director que me dejara quedarme en el castillo durante el verano, me dijeron en términos inequívocos que tenía que volver.

Los duendes están intentando averiguar qué protecciones hay en este lugar para poder copiarlas en otro sitio, pero, para que yo pudiera vivir en otro sitio, necesitaría un guardián mágico que me vigilara. Por el momento, esa persona es el profesor Dumbledore, pero como hasta ahora no se ha preocupado por mi bienestar, dudo que lo haga ahora, por lo que le imploro que considere el contrato.

Sé que mi bienestar probablemente no esté muy alto en su lista de prioridades, así que considere el señorío, aunque sólo sea eso.

Si desea saber más al respecto, póngase en contacto con los goblins y estoy seguro de que podrán aconsejarle mejor que yo.

Espero hablar con usted pronto, pero no esperaré una respuesta.

Atentamente,
Harry Potter

La carta en sí no era demasiado condenatoria de nada, aparte del hecho de que el chico lo consideraba tan desalmado como para no preocuparse por su bienestar a pesar de que se había pasado el último año haciendo precisamente eso, incluso realizando un difícil contra hechizo en medio de un partido de quidditch y luchando contra su miedo a volar para arbitrar otro por si acaso, desagradecido imbécil que era. Sin embargo, había algo en la carta que le preocupaba. Oh, no era evidente, el chico se había esforzado por no decirlo, pero el simple hecho de que no hubiera dicho nada era una prueba más de que era cierto.

Al parecer, Harry Potter era víctima de malos tratos y lo había sido durante algún tiempo, si la carta no dejaba lugar a dudas. Y pensar que Severus había acusado al chico de llamar la atención. Se burló de sí mismo, no sólo por esa tergiversación, sino también por haber pasado por alto todas las señales cuando antes se había enorgullecido de ser capaz de detectarlas.

El chico era bajo para su edad, y no sólo un poco, sino unos cuantos centímetros por debajo de sus compañeros. Eso en sí mismo no era condenatorio, aunque sí alarmante, ya que tanto Lily como Potter habían sido bastante altos para su edad cuando empezaron Hogwarts. No era una prueba por sí sola, pero el chico también era muy delgado, casi demacrado en apariencia, aunque había engordado a finales de curso y eso también era bastante revelador. También era bastante retraído, se ceñía a su pequeño grupo de amigos y nunca iniciaba ningún contacto físico. Cada cosa por separado no era gran cosa, pero en conjunto pintaba un cuadro preocupante y Severus sabía que se condenaría si no lo descubría. Después de todo, había jurado cuidar del chico y, en sus libros, eso incluía tanto su bienestar como su vida.

El elemento preocupante eran los goblins. Si ya se las habían arreglado para escabullir al chico en alguna parte, podría ser imposible encontrarlo. Sin perder la determinación, Severus volvió al banco para ver qué podía averiguar sobre el lugar donde vivía Potter y, a partir de ahí, decidir cuál era la mejor forma de actuar.

Como era de esperar, los duendes no fueron de gran ayuda y le informaron en términos inequívocos de que no podían divulgar la información de otro cliente, sobre todo porque él no tenía ninguna relación con el chico, ya que un contrato sin firmar carecía de valor. En cierto modo era bueno saber que los goblins se tomaban la seguridad tan en serio, pero era molesto, ya que ahora no le servía de nada y sólo esperaba que los goblins evitaran que el chico sufriera más daños, aunque su habitual apatía hacia los magos no le llenaba de muchas esperanzas.

Griphook, el duende que al parecer estaba a cargo de las cuentas de los Potter, le había sugerido con sorna que le escribiera una carta al muchacho. Severus estaba a punto de decirle al mierdecilla engreído que se metiera esa idea por donde le quepa, cuando un destello de inspiración lo golpeó. Volvió corriendo a su casa y escribió rápidamente una nota para el chico, simplemente su nombre, ya que hasta los familiares se negaban a recibir cartas en blanco, e imbuyó el papel con los encantos de rastreo más potentes que conocía antes de poner en marcha a Arquímedes, configurando un mapa para seguir el progreso del pájaro y saber en qué momento se desviaba o desaparecía. Por una vez, la suerte estaba de su lado y su cuervo consiguió llegar hasta una propiedad. Por alguna razón, los duendes aún no habían colocado ninguna protección, posiblemente porque Potter se encontraba en medio de un barrio muggle, así que, para no perder la oportunidad, se dirigió directamente al lugar donde estaba la carta.

-¿En qué demonios te has metido esta vez, Potter?- rugió Severus con fuerza, haciendo que el chico volviera a saltar sobre la cama.

-¡Profesor! ¿Qué hace usted aquí?-.

-Estoy aquí, Potter, porque esta mañana he recibido una extraña carta de Gringotts informándome de una posible herencia desconocida hasta ahora, aunque con algunas salvedades cuestionables, y estaba contemplando los pros y los contras de llevarla a cabo cuando recibí una sorpresiva misiva tuya en la que me explicabas que también te habías enterado de este asunto y que, de hecho, me pedías, no, suplicándome, que siguiera adelante- explicó Severus, prefiriendo examinar los frascos de pociones que había sobre el escritorio del chico en lugar de ver el miedo y la confusión que probablemente adornaban las facciones de Potter. -El problema con tu carta, Potter, es que insinuaba cosas que me sentí obligado a investigar de inmediato, por eso estoy aquí. Estoy en lo cierto al suponer que estas pociones son de los duendes?-.

-Sí, señor-, balbuceó Harry, aún aturdido por la repentina aparición de su profesor, -me hicieron un escáner rúnico después de desmayarme y su sanador calculó el régimen de pociones que necesitaría para recuperar la salud-.

-¿Te das cuenta de que son pociones muy potentes diseñadas para contrarrestar la desnutrición prolongada?-.

-Sí señor, vi el pergamino cuando terminaron y creo que es parte de por qué me están ayudando tanto, incluso estableciendo un contrato de alquiler para aquí. A los duendes no les impresionó mi tío y básicamente amenazaron con comérselo si no aceptaba los términos del contrato de alquiler-. Harry no pudo evitar reírse al recordarlo.

-¿Desde cuándo tienes un tío Potter?- preguntó Severus.

Harry parecía confuso. -Desde siempre, señor. Tío Vernon se casó con tía Petunia antes de que yo naciera-.

-¡Estás viviendo con la hermana de tu madre!-. siseó Severus, que no hizo más que aumentar la confusión.

-Sí, estoy viviendo con tía Petunia, tengo que hacerlo por el encantamiento del vínculo de sangre, es la única razón por la que me quedé-, explicó Harry. -¿Cómo sabías que tía Petunia era la hermana de mi mamá?-.

-¿Dónde está?- espetó Severus, ignorando la pregunta mientras su rabia lo dominaba. Y pensar que aquella zorra celosa le había hecho romper sin querer el juramento que le había hecho a su amiga, que era como él clasificaba a Lily a pesar de su desencuentro.

Potter se encogió contra la pared ante la rabia que desprendía aquel hombre y señaló la puerta. -La puerta de enfrente-.

Sin perder tiempo, Severus salió de la habitación envuelto en un remolino de túnicas e irrumpió en la habitación indicada por Harry con tal fuerza que la puerta se abrió de golpe, dejando una abolladura a su paso.

-¡Eres tú, chico!-, rugió un hombre morsa gigante. -Si crees que puedes irrumpir aquí sin más ahora que pagas un poco de alquiler te estás ganando otra cosa. Puedo volver a meterte fácilmente en tu armario-.

Immobulus!- Gritó Severus, sin querer pensar en lo que podría querer decir aquel hombre.

-¡Vernon!- Petunia chilló, -¿qué crees que estás haciendo, vil criatura?-.

-Creo que ese es un caso muy parecido al de la sartén por el mango, Tuney-, se mofó Severus.

Un destello de reconocimiento brilló en los ojos de la mujer y su rostro se puso morado como si estuviera a punto de soltar un grito todopoderoso.

Langlock! ¡Incarcerous!- susurró Severus y Petunia guardó silencio mientras le ataban los brazos a la cabecera de la cama, -así está mejor. Ahora me he enterado de que los cuidados que ha recibido tu sobrino estos últimos diez años no han estado a la altura. Afortunadamente, al menos para ti, parece que tu existencia es necesaria para su supervivencia. Afortunadamente para mí, ese estado no será indefinido. Verás, juré que cuidaría de Harry y, por tu culpa, he fallado en eso y, en consecuencia, exigiré retribución. ¡Escuchenme los dos! Cuando los pabellones ya no sean necesarios, me vengaré, no será rápido y definitivamente no será bonito, se los prometo. Tu única oportunidad de redención es cómo trates a tu sobrino en el futuro. El buen comportamiento ayudará a reducir tu sentencia, el malo la aumentará, ¿entiendes?-. Petunia asintió. -Bien. Como mucho te quedan algo más de cinco años, la mitad de los diez que le has infligido, aunque puede que sean menos. Esta ha sido tu única advertencia-. Con eso Severus giró sobre sus talones, azotando su túnica a su alrededor y casi derribando a Harry que se había arrastrado hasta la puerta para ver qué pasaba.

Una vez que ambos estuvieron de vuelta en la habitación de Harry, Severus cerró y protegió rápidamente la puerta antes de respirar profundamente, tratando de calmarse para poder hablar con el chico, Harry, pensó, sin asustarlo.

-Te pido disculpas por eso, Potter. Es raro que pierda así los estribos de verdad, pero me temo que todos tenemos nuestros límites-.

-Está bien profesor, aunque admito que me sorprende que no esté más molesto conmigo por todo este asunto de los esponsales-.

-Eso difícilmente podrías controlarlo Potter, fue escrito cuando eras un bebé. Yo era un adulto y ni siquiera se me consultó al respecto-.

-¿Así que no te enfadaste cuando recibiste mi carta?- preguntó Harry.

-Por lo del contrato, no-, admitió Severus, -aunque ayudó que ya hubiera recibido una carta informándome de ello esta mañana, supongo que cuando se descubrió-.

Harry asintió. -¿Puedo preguntarle entonces por qué está aquí, señor?-.

-Tu carta me tenía preocupado por tu bienestar, y con razón por lo que parece, y quería asegurarme, por mí mismo, de que estabas bien, no fuera a ser que los duendes te escondieran en alguna parte-.

-¿Aunque me odies?- preguntó Harry.

-No le odio, señor Potter. Odiaba a su padre, y su parecido con él me resulta un poco desconcertante, pero eso no influye en lo que siento por usted como persona. Admito que el año pasado fui un poco antagónico con usted desde que el querido director tuvo a bien decirme que había crecido mimado e idolatraba a su padre-.

Harry se burló. -Yo crecí en el armario de debajo de la escalera y me dijeron que mis padres eran unos muertos de hambre que no trabajaban y murieron en un accidente de coche porque conducían borrachos-.

Severus sintió que su ira volvía a subir y tuvo que respirar hondo para calmarse antes de poder continuar. -Sí, veo que me han engañado por alguna razón, aunque no se me ocurre por qué-.

Harry se limitó a encogerse de hombros.

-En cualquier caso-, continuó Severus, -estaré atento y procuraré ajustar mi comportamiento en consecuencia-.

-De acuerdo-, asintió Harry, -en ese caso debería darte las gracias por salvarme cuando Quirrell estaba hechizando mi escoba el año pasado. Hermione pensó que eras tú quien me hechizaba y por eso te prendió fuego a la túnica, cosa que también lamento, por cierto, pero fue suficiente para distraer a Quirrell, así que al final funcionó-.

-De nada-, dijo Severus, pero la llegada de una lechuza a la ventana, una lechuza del ministerio, le impidió decir nada más, y Severus casi gimió.

Harry sacó la carta y empezó a leerla, pero Severus ya estaba preparando la papelería para escribir una respuesta después de ordenar a la lechuza que se quedara.

Harry se había quedado blanco al leer la carta. -¡Qué significa que me pueden expulsar por usar magia! Ni siquiera he hecho nada!-.

-Es sólo una carta de precaución enviada a causa del encantamiento rastreador de tu varita-, explicó Severus. -El encantamiento en sí es bastante anticuado y sólo puede registrar si se usa magia alrededor de una bruja o mago menor de edad, no quién la ha lanzado. Por suerte, el uso inadecuado de la magia no tiene fondos suficientes, como muchos departamentos del Ministerio, así que su forma de evitar todo el papeleo que implica el uso de la magia cerca de menores es que un adulto se haga responsable de ellos-.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Harry mientras Severus enviaba una carta con la lechuza del Ministerio.

-Todas las varitas se registran con un encantamiento rastreador al entrar en Hogwarts o automáticamente si compras una en Ollivanders; esto es para asegurarnos de que los niños no están lanzando hechizos indiscriminadamente. Sin embargo, como ya he dicho, estos hechizos no pueden registrar quién hace la magia, sólo que ocurre cerca de una bruja o un mago menor de edad, así que seguro que puedes imaginarte con qué frecuencia se activan en una casa de magos o si alguien va al Callejón Diagon. Para evitar tener que investigar cada suceso, un adulto, normalmente el padre o tutor mágico, puede hacerse responsable del menor, lo que significa que será él quien sufra las consecuencias en caso de que ocurra algo-.

-¿Así que acabas de responsabilizarte de mí?-.

-Sí, Potter, además de informarles de que tus parientes ya conocen la magia, por lo que no están amparados por el estatuto de secreto. Esto significa que puedes salirte con la tuya lanzando hechizos en esta casa, pero te advierto que seas responsable, porque puedo prometerte que, si me informan de que estás haciendo mal uso de tu magia, mi castigo será mucho peor que cualquier cosa que el Ministerio pueda imponerte. Y recuerda que técnicamente es ilegal usar hechizos contra muggles por cualquier motivo-.

-Así que ese episodio en la habitación de mi tía nunca ocurrió-, sonrió Harry.

-Precisamente-, sonrió Severus a su vez.

-Entonces, si nunca puedes usar magia contra los muggles, ¿cómo vas a hacer que mi tía pague como dijiste?-. preguntó Harry.

-Hay formas y formas, señor Potter, y lo que el Ministerio no sepa no les hará daño-.

Harry se quedó pensativo un rato. -Entonces, ¿estás tratando de decir que no te importaría tanto que rompiera las reglas si no me pillaran?-.

-En realidad, señor Potter, lo que más me preocupaba era que le recompensaran por saltarse las normas, sobre todo porque al director le hacía mucha gracia robarle la copa de la casa a Slytherin-.

-En mi defensa, no fue idea mía-, argumentó Harry, -sólo me alegré de haber sobrevivido a otro encuentro con Voldemort-.

Severus se estremeció. -En primer lugar, por favor, no digas ese nombre en mi presencia Tengo una marca tenebrosa y me da un sobresalto cada vez que alguien lo dice al oírlo. En segundo lugar ¿qué quieres decir con que te encontraste con el señor tenebroso? Creía que Quirrell había traído vampiros para intentar apoderarse del colegio, pero tú lograste alertar a Dumbledore a tiempo y los mandaste a paseo, con los vampiros matando a Quirrell por su fracaso. Por eso había tantos unicornios desangrados, Draco incluso vio uno-.

-¡Esa es la historia que circulaba!- exclamó Harry.

-Esa es la historia que le contaron al personal después de que todos acabaran en la enfermería-, corrigió Severus.

-¡Pues es una tontería!-.

-¿Estás diciendo que el director mintió al profesorado?-. preguntó Severus.

-Si eso es lo que te dijo, entonces lo digo rotundamente-, afirmó Harry, -sobre todo porque le contamos exactamente lo que pasó, sobre cómo impedimos que vol, quiero decir el señor tenebroso consiguiera la piedra filosofal. Eso es lo que vio Malfoy, por cierto, bebiendo la sangre de unicornio; el señor tenebroso era una especie de sombra y estaba en la nuca de Quirrell-.

-Eso es altamente preocupante por varias razones, no siendo la menor el hecho de que el director parece estar encubriendo las cosas de nuevo-, reflexionó Severus, -así que parece que podría ser algo bueno que te quedes aquí todavía, ya que es menos probable que lo alerte de que algo está pasando-.

-¿Estás sugiriendo que no se puede confiar en el director?-.

-Sí, señor Potter, así que hasta que sepamos más, lo mejor será pasar desapercibidos-.

-¿Significa eso que no firmarás el acuerdo de esponsales?-. Preguntó Harry, sorprendiendo a Severus en el sentido de que en realidad parecía un poco decepcionado ante esa idea.

-Al contrario, señor Potter, la posibilidad de conseguir el señorío Prince no es algo que me sienta inclinado a rechazar, además tiene el beneficio añadido de proporcionarle un guardián mágico que no sea Dumbledore, por si tuviéramos que tomar medidas drásticas por una razón u otra. Sin embargo, no es algo que debamos tomar a la ligera los contratos mágicos pueden ser delicados y a menudo tienen en cuenta la intención, al menos tanto como la acción-.

-Entonces, ¿qué? Si no nos lo tomamos en serio, ¿nos puede salir el tiro por la culata?-.

-Precisamente, señor Potter, parece que se le puede enseñar. Por suerte para ti, tengo una copia del contrato de esponsales original que puedes revisar esta noche y así podremos ir mañana a Gringotts y modificar cualquier cláusula antes de firmar, de ese modo tendrás protección si necesitas hacer una escapada rápida a algún sitio, sobre todo si el señor tenebroso vuelve a estar en movimiento-.

Harry asintió, para alegría de Severus. -Por cierto, no sé si los duendes habrán acabado ya con las protecciones extra, así que no sé si podrás salir por donde has entrado...- Harry le informó.

-La palabra es aparecerse, señor Potter, y espero que esas protecciones estén en su sitio. Sin embargo, cuanta menos gente tenga esa habilidad, más seguro estará, y soy perfectamente capaz de encontrar un callejón tranquilo para volver a casa-.

-Ok, en ese caso gracias por su ayuda Profesor, realmente se lo agradezco, y supongo que lo veré en algún momento de la mañana-.

-Volveré a las nueve en punto, señor Potter, así que asegúrese de estar listo; tanto los duendes como yo esperamos puntualidad-. Con eso Severus se despidió, haciendo planes para enviar una carta con su cuervo para concertar la cita para firmar el contrato y preguntándose cuánto dormiría esa noche mientras intentaba procesar todo lo que había aprendido ese día. Lanzó un par de hechizos rápidos en dirección al dormitorio de los Dursley y salió por la puerta principal, preguntándose por los cambios que un día podría traer.

Chapter 4: Capítulo 4

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Severus no estaba de muy buen humor cuando irrumpió en la habitación de Harry a la mañana siguiente.

-Recuérdame que haga que los duendes me pongan una llave en los pabellones cuando lleguemos a Gringotts-, gruñó.

-Creí que habías dicho que era más seguro si no había nadie con llave-. dijo Harry.

-Sí, bueno, al parecer me equivoqué-, siseó Severus. -Mientras daba la vuelta por tu entrada me fijé en una mujer llamada Arabella Figg. La oblivié rápidamente por si acaso me veía, así que no creo que haya ningún problema, pero será más seguro si puedo aparecerme directamente en tu habitación, por si acaso-.

-¿Cuál es el problema con que la Sra. Figg te vea aquí?- preguntó Harry.

-Arabella Figg es una squib, una bruja que no puede acceder a su magia, y es una de las siervas de Dumbledore. Si me ve entrar y salir de esta casa, puedes estar seguro de que se lo dirá a Dumbledore. ¿Sabes cuánto tiempo lleva viviendo aquí?-.

-Desde que tengo memoria-, respondió Harry. -Incluso solía cuidarme. ¿Crees que los Dursley sabían que era bruja?-.

-Lo dudo. Conozco la opinión de tu tía sobre todo lo relacionado con la magia y no me la imagino relacionándose de buen grado con una bruja, aunque no supiera hacer hechizos de verdad-.

-Bueno, supongo que es una traición menos-, murmuró Harry. -Me gustaba la señora Figg, sobre todo porque a veces me curaba si tenía alguna herida cuando iba por allí y a veces me daba una manzana si me gruñía el estómago-.

-Así que Dumbledore definitivamente sabía de tus abusos-, se enfadó Severus, -lo que significa que definitivamente es mejor mantenerlo en la oscuridad acerca de tus mejores condiciones de vida. También informaremos a los duendes cuando lleguemos a Gringotts. Ahora sólo tengo que averiguar cómo salir de la casa sin que me descubran-.

-Si quieres, te presto mi capa de invisibilidad-, sugirió Harry.

-¿Qué capa de invisibilidad?- espetó Severus.

-La de mi padre. Dumbledore me la regaló por Navidad-.

Severus se frotó la cabeza como si intentara aliviar un dolor de cabeza. -Sólo Albus Dumbledore pensaría que era buena idea regalarle a un niño de once años una capa de invisibilidad. Supongo que tú también le diste bastante uso el año pasado-.

-Sí-, sonrió Harry, -dudo que hubiéramos sido capaces de averiguarlo todo sin ella-.

-¿Y habría cambiado algo?- Cuestionó Severus, -¿habría ganado el señor tenebroso si no hubieras estado allí?-.

-Pues no lo creo, no-, respondió Harry. -Cuando estaba en el ala del hospital, Dumbledore dijo que la piedra filosofal solo podía encontrarla alguien que quisiera encontrarla, pero no usarla, así que, a menos que estuviera mintiendo, no hay forma de que Vol, quiero decir, el señor oscuro, pudiera haberla conseguido-.

-Bien-, Severus suspiró, -definitivamente vamos a tener una discusión franca sobre lo que pasó el año pasado en algún momento pero por ahora vas a depositar tu capa en el banco cuando lleguemos ya que claramente sólo te animará a romper las reglas si la tienes-. La cara de Harry se descompuso pero Severus lo detuvo antes de que pudiera quejarse. -No desaparecerá para siempre y lo único que tendrías que hacer sería enviar un mensaje a Gringotts para que te la devolvieran en un día. No discutiré contigo sobre este punto, Potter, e incluso me negaré a firmar el acuerdo de esponsales si no lo haces-.

-Pero pensé que eso te beneficiaría tanto como a mí-. preguntó Harry.

Severus suspiró. -Sí, el señorío sería muy útil, pero mi juramento de mantenerte a salvo es más importante y hay pocas cosas a las que no renunciaría para conseguirlo-.

Eso hizo que Harry se sobresaltara. Nunca nadie se había preocupado por él, desde luego no lo suficiente como para sacrificar algo por él. -De acuerdo-, dijo, -lo depositaré y prometo no ir vagando por los pasillos de noche el año que viene-.

Severus se rió mientras arreaba a Harry hacia la puerta. -Ten cuidado de no hacer promesas que no podrás cumplir, Potter-.

Fue sorprendentemente fácil bajar hasta el callejón de la esquina, sobre todo porque sus parientes le daban de lado y ni siquiera levantaban la vista cuando bajaban las escaleras. Aparecerse, o aparecerse de lado, como le informó Severus, era otra historia. Harry habría jurado que se había dejado el estómago en Surrey, pero Severus le dijo que dejara de hacer el ridículo; al parecer, si lo hubiera hecho, tendría un agujero en el abdomen. Snape se rió mientras Harry se ponía blanco y se tambaleaba y Harry sólo podía esperar que el hombre estuviera bromeando.

Por suerte, los duendes ya los estaban esperando cuando llegaron y los llevaron a toda prisa a una sala de reuniones en cuanto pusieron un pie en el banco. La sala tenía una distribución diferente a la del día anterior, con una gran mesa en el centro en lugar de una pequeña mesa auxiliar, obviamente necesaria si los papeles que había esparcidos por ella servían de indicación.

-Buenos días señor Snape, soy Griphook, el encargado de la cuenta Potter y señor Potter, este es Ragnor, el encargado de la cuenta Prince-.

-Buenos días- saludó Harry, -creo que nos conocimos ayer-.

-Eso hicimos-, sonrió Ragnor, -Me sorprende que lo recuerdes-.

-Mi vista no es muy buena, así que he aprendido a fijarme en los pequeños detalles-, admitió Harry, provocando que el resto de ocupantes pusieran cara de mala leche.

-Sea como fuere-, dijo Griphook, -creo que estamos aquí para ultimar tu acuerdo de esponsales, y el tiempo es oro, así que será mejor que vayamos al grano. Ahora, si toman asiento, podemos discutir cada cláusula del acuerdo por turnos y anotar cualquier cambio que haya que hacer antes de firmar. Espero que ambos se hayan familiarizado ya con el documento- asintieron los dos, -bien, entonces podemos proceder. Ahora la primera cláusula se refiere a la duración del contrato, se dejó en blanco por razones obvias, ya que se desconocía cuándo se promulgaría, pero ¿tienes alguna preferencia sobre cuándo terminará?-.

-Cuando el señor Potter cumpla quince años-, declaró Severus.

-Creía que en el mundo de los magos no se me consideraba adulto hasta los diecisiete-. preguntó Harry.

-No lo eres-, convino Severus, -y no puedes hacer magia en ese momento, pero se te permite entrar en la sociedad mágica en cuanto obtienes tus O.W.Ls, razón por la cual se decidió que ésa era la edad mínima para que alguien aceptara un señorío y ocupara su puesto en el Wizengamot. Como la mayoría de los estudiantes eligen quedarse para completar sus N.E.W.T., nadie se ha molestado en cambiar la ley. Dado que su señoría le ofrecerá cierto grado de protección de todos modos, parece un momento pertinente para poner fin a nuestro acuerdo-.

-Además un poco más de tres años parece un tiempo adecuado para esperar al señorío Prince- añadió Ragnor y Harry no pudo más que estar de acuerdo, para ser justos era mucho más tiempo del que había pensado que obtendría la tutela de Snape así que desde luego no podía quejarse.

-Bien, ahora la siguiente cláusula se refiere al nombre-, dijo Griphook. -Parece que no se pudo llegar a un acuerdo entre Potter-Prince o Prince-Potter así que la decisión depende de ti-.

-¿Acaso importa?-, preguntó Harry. 

-Claro que importa-, resopló Severus. -El orden del nombre indica el orden de importancia en el mundo de los magos. Si una de nuestras familias fuera una línea noble o antigua, entonces sería obvio, pero tanto la línea Potter como la Prince estaban bastante igualadas antes de la derrota del señor tenebroso-.

-Entonces, Prince-Potter-, dijo Harry como si fuera obvio.

-Si me has escuchado, he dicho antes de la derrota del señor tenebroso. Obviamente tus hazañas han impulsado el apellido Potter a nuevas alturas así que tiene que ser Potter-Prince-.

-Entonces, ¿no sería mejor para tu linaje que el apellido de tu familia fuera el primero?-, dijo Harry, -como has dicho, no es que el apellido Potter necesite más fama-.

-Sí, pero recuerda lo que te dije sobre los contratos mágicos y la intención-, suspiró Severus. -Tenemos que tratar esto como si fuera un trato real, independientemente de lo que pensemos hacer al final, y la sociedad de magos nunca aceptaría nada que no fuera Potter-Prince-.

-¿Por qué estamos teniendo este debate entonces?-, se quejó Harry.

-Porque, como dijo el señor Snape, tenemos que tratar esto con seriedad a pesar de todo-, suspiró Griphook. -Así que los nombres están ordenados, lo que significa que pasamos a las finanzas y las carreras-.

-Vale, lo mantenemos todo separado-, dijo Harry, -así no importará al final-.

-¡Qué acabamos de decir Potter!- Gruñó Severus.

-Oh, ¿entonces tenemos que qué, tener al menos una cuenta conjunta?- inquirió Harry. 

-Es un poco más complicado que eso-, explicó Ragnor. -Tienen que pensar dónde vivirán, si se quedarán con alguna propiedad para las vacaciones, quién de ustedes se encargará del mantenimiento y de criar a los niños-.

-¡Niños!- exclamó Harry, -¡pero si los dos somos hombres!-.

Severus gimió y se frotó la cabeza. -Hay numerosas opciones disponibles para las parejas del mismo sexo en el mundo de los magos, señor Potter: desde la adopción o la adopción consanguínea hasta pociones que permiten el embarazo masculino, aunque eso conlleva ciertos riesgos. Dado que ambos somos los últimos de nuestro linaje, tendría que ser al menos una adopción consanguínea para tener herederos. Hay una pequeña posibilidad de que el embarazo masculino pueda ocurrir sin la poción, aunque eso requiere un alto nivel de compatibilidad y poder y, como tal, no ha sucedido en mucho tiempo-.

-También debo añadir que se necesitarían al menos dos hijos, preferiblemente varones, para continuar ambas líneas-, añadió Griphook.

-De acuerdo, pero en realidad no tenemos que ocuparnos de eso-, respiró Harry, sólo para recibir una mirada torva de Snape, -excepto que tenemos que tratar esto con seriedad, así que yo llevaré a los niños usando la poción porque soy más joven-.

-La edad no lo es todo, señor Potter, también debería pensar en su carrera-, dijo Severus.

-¿Puedes al menos llamarme Harry ya que estamos discutiendo nuestro futuro teórico?- Harry suspiró.

-Bien Harry-, le devolvió Severus, -pero recuerde que se trata de un contrato mágico, lo que significa que la magia le obligará a cumplir todo lo que esté escrito-.

Harry miró a su profesor a los ojos. -Mira, me dijiste que me tomara esto en serio y lo estoy haciendo. Dijiste que necesitábamos hacer al menos una adopción consanguínea ya que ambos somos los últimos de nuestras líneas así que asumo que tener hijos que nazcan de ambos es preferible, pasando nuestros genes y todo-, Severus asintió. -Correcto, así que como yo soy el más joven de nosotros, asumo que eso significa que tengo menos riesgo de embarazo-. 

-Y probablemente más poderoso-, añadió Griphook, sólo para recibir una mirada fulminante de Harry.

-Como sea, de cualquier forma soy el de menor riesgo de embarazo, ¿correcto?-. Severus volvió a asentir. -De acuerdo, además de eso, actualmente estoy considerando dedicarme a la política, lo que estoy bastante seguro de que implica mucho tiempo sentado sobre mi trasero, mientras que tú trabajas con pociones, lo que, de nuevo asumo, puede ser posiblemente peligroso para un niño nonato-.

-Supongo que tienes razón-, gruñó Severus.

-De acuerdo, entonces yo cargaré con dos herederos, a menos que no pueda por razones de salud, mientras hago carrera en política en el futuro y me ocupo de la administración de la casa, ya que tú estarás ocupado dando clases-.

-En realidad preferiría trabajar en mi propia investigación-, susurró Severus.

-¿En serio?-, preguntó Harry.

-Sí, ese siempre ha sido mi sueño. Hogwarts es bueno para aumentar mis finanzas, pero no hay tiempo libre, así que no puedo trabajar en mejorar o crear ninguna poción nueva, que es mi sueño-, admitió Severus. -Desafortunadamente los fondos y mi trato con Dumbledore para mantenerme fuera de Azkaban han impedido que eso suceda-.

-Pues eso va a cambiar-, afirmó Harry. -Para ser sincero, creo que sería mejor que no estuvieras fuera durante unos nueve meses al año, sobre todo cuando tengamos hijos, para que puedas trabajar desde casa en pociones. ¿Cuál de nuestras propiedades es mejor para hacer pociones?-.

-Probablemente sería la Mansión Potter-, confesó Ragnor, ordenando los diversos pergaminos relativos a las especificaciones de construcción de sus distintas propiedades. -Los Potter eran bien conocidos por sus habilidades en pociones, al menos antes que tu padre, así que su casa principal ha sido acondicionada con un buen laboratorio de pociones que probablemente solo necesitaría una pequeña actualización, así como acceso directo a la cámara acorazada de pociones Potter-.

Severus cogió los trozos de pergamino relativos a la casa y la cámara acorazada y los ojos casi se le salieron de las órbitas. -Sí, con eso bastará-.

-Genial-, sonrió Harry, -entonces necesitaremos, qué, una cuenta conjunta para los gastos de la casa con un mínimo de cien mil galeones guardados allí en todo momento y bóvedas fiduciarias establecidas para cualquier niño desde su nacimiento-.

-A tomar de las bóvedas comparativamente-, estuvo de acuerdo Severus, -basado en los activos líquidos, no en el valor total de nuestras carteras-.

-Bien-, dijo Griphook, -¿ahora quieres promulgar la cláusula de celibato y fidelidad?-.

-Sí-, dijo Severus, -ya que no quiero que haya dudas sobre la paternidad de ningún hijo-.

-¿Celibato?- preguntó Harry.

-Sexo, señor Potter-, respondió Griphook, -o específicamente, abstenerse de él hasta el matrimonio y fidelidad es permanecer fiel a tu pareja después-.

-Oh, estoy de acuerdo con lo de permanecer fiel después del matrimonio, pero ¿estás seguro de lo de antes?-. preguntó Harry a Severus.

El profesor de pociones sonrió. -Sí, estoy seguro, Harry. No he tenido mucha necesidad de ese tipo de actividades, ya que dispongo de poco tiempo libre mientras doy clases, así que esperar tres años apenas supondrá una dificultad para mí. Me temo que a ti te costará más dentro de unos años, cuando te entren las hormonas-.

Los goblins simplemente asintieron e hicieron algunas anotaciones en el contrato.

-Ya que estamos en esta sección-, dijo Ragnor, -¿cuántas reuniones te gustaría programar y te gustaría tener un acompañante para ellas?-.

-¿No vamos a vernos en la escuela con bastante frecuencia?-, preguntó Harry.

-Los encuentros esponsales no son para eso-, explicó Severus. -Frecuentemente una pareja habrá tenido poca interacción antes del contrato, así que estas reuniones se utilizan como una forma de probar la compatibilidad, de asegurarse de que será una buena pareja antes de avanzar-.

-¿Como las citas, entonces? Lo entiendo, ¿una vez a la semana?-.

Los goblins parecían sorprendidos. -Voy a suponer que es alguna costumbre muggle a la que te refieres-, dijo Griphook, -ya que, dada la duración de vuestro compromiso, eso equivaldría a más de 156 encuentros, lo que está muy por encima de lo habitual-.

Esta vez fueron los ojos de Harry los que se desorbitaron.

-Eso sí que parece excesivo- afirmó Severus, -sobre todo teniendo en cuenta que probablemente tendremos que mantener ocultos los esponsales mientras estemos en Hogwarts. Digamos que un mínimo de diez encuentros al año, pero sin límite superior, y optaremos por el encantamiento de castidad antes que por una carabina, sobre todo dada nuestra situación-.

-¿Qué es un encantamiento de castidad?- preguntó Harry.

-Es un amuleto que da al que lo recibe una fuerte descarga en caso de que su comportamiento ponga a prueba los límites de la corrección-, respondió Ragnor. -La descarga empieza siendo leve, pero está pensada para volverse bastante dolorosa si la gente persevera, o si la infracción se considera mayor, y se hizo bastante popular desde su creación, sobre todo porque sólo se puede quitar cuando termina el contrato-.

-No tengo ningún problema con eso-, Harry se encogió de hombros.

-Te recordaré que dijiste eso dentro de un par de años-, se rió Severus. 

-Está bien-, dijo Griphook, -así que hemos cubierto nombres, responsabilidad familiar, finanzas y carreras, futura residencia, celibato y fidelidad, encuentros y, por supuesto, duración del contrato. Creo que hemos terminado aquí, muchas gracias-.

-Gracias, Griphook, Ragnor-, se inclinó Harry, -por hacer este proceso tan fácil. Que vuestro oro fluya siempre-.

-Y que te des un festín con los huesos de tus enemigos-, respondieron los duendes, sonriendo. 

-Antes de irnos-, añadió Severus, -a Harry le gustaría depositar su capa de invisibilidad en la cámara acorazada y a mí me gustaría que me añadieran a las protecciones del número 4 de Privet Drive. Parece que Dumbledore ha colocado a uno de sus agentes a la vuelta de la esquina de la residencia de los Dursley y creo que lo mejor sería poder evitar que nos vea, y que Dumbledore lo sepa, durante el mayor tiempo posible-.

-De acuerdo, señor Snape y le añadiremos momentáneamente. Nos alegraría recuperar por fin la capa de Peverell-, sonrió Griphook.

-¿Peverell?- Cuestionó Harry, -como mi antepasado que ayudó a comprar Godric's Hollow-.

-Precisamente, señor Potter, y se nota por el escudo que hay dentro de la capucha. Apareció como desaparecida cuando hicimos un inventario de las bóvedas Potter y Dumbledore negó tener conocimiento de ella, aunque supongo que sabía que usted la tenía desde el principio-.

-Desde Navidad-, admitió Harry.

-Por supuesto-, suspiró Griphook. -Sin embargo, ya que estan los dos aquí, ¿quieren recoger los anillos de herederos y, si lo desean, puedo llevarlos a echar un vistazo a la Mansión Potter, puesto que ya se han revisado los pabellones de aquella y hay unos cuantos retratos allí que han solicitado verlos-.

Los dos hombres aceptaron, contentos por la protección extra que les otorgaban los anillos familiares y estaban deseando ver los retratos ya que no había muchos miembros de la familia que conocieran.

 

Chapter 5: Capítulo 5

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No tardaron mucho en ser agregados a los pabellones de Privet Drive y la mansión Potter, y pronto Severus pudo hacerlos aparecer para que vieran la propiedad de Harry. Harry se quedó asombrado en cuanto aterrizaron en el límite de los pabellones y la propiedad apareció a la vista, pues sólo la había visto antes en las novelas de época de su tía. Los muros de piedra se extendían a ambos lados y las ventanas de cada planta daban indicios de la grandeza que aguardaba en el interior. Caminaron por el amplio sendero, entre estanques y parques, y Harry tuvo que pellizcarse al pensar que todo aquello era ahora suyo. Harry podía sentir literalmente la magia en el aire al cruzar la frontera; era como si se le metiera en los huesos y le diera la bienvenida. Se sentía como en casa, una extraña sensación que casi abrumó a Harry, dejándolo sin habla mientras la pareja se dirigía hacia la casa principal. 

Cuando llegaron a la entrada principal, Harry puso la mano con el anillo familiar en la puerta y sintió un dolor agudo en el dedo, como si le hubieran pinchado, y las puertas se abrieron de repente ante él revelando una entrada de mármol, bañada por la luz de las numerosas ventanas de cada planta. Harry estaba tan distraído mirando su nueva propiedad que casi se sobresalta cuando oyó un "pop" y aparecieron dos criaturas de aspecto extraño.

-Buenos días, heredero Potter- dijo el más alto con una reverencia. -Yo soy Asher, el elfo doméstico jefe de los Potter, y él es Collie, el elfo personal del antiguo señor. ¿Les gustaría realizar la atadura ahora?-.

-¡Atadura!- exclamó Harry.

-Perdona al joven heredero-, dijo Severus cuando el elfo puso cara de asombro ante la reacción de Harry. -Por desgracia, ha crecido en el mundo muggle e ignora las leyes y tradiciones mágicas-. Los elfos parecieron ligeramente apaciguados ante esto, pero Harry no pudo evitar sentir que ahora le encontraban falto y se prometió a sí mismo que compraría todos los libros que pudiera para ponerse al día en este nuevo mundo en el que se encontraba.

-Ahora, Harry- continuó Severus volviéndose hacia él, -voy a suponer que nunca has visto a un elfo doméstico, así que empezaré por el principio. Los elfos domésticos poseen una magia muy fuerte pero muy salvaje que no sólo es peligrosa para los que los rodean sino que, si no se controla, también hará que se consuman, acortando drásticamente su esperanza de vida. Para aliviar esta situación, los elfos domésticos eligen unirse a propiedades mágicas, permitiendo que su magia se fusione con el terreno, aumentando la protección de la propiedad y ayudando al elfo a controlarla. Como agradecimiento por permitir esto, y para darles un propósito, los elfos domésticos utilizan sus poderes para ayudar a las familias de magos con cosas como la limpieza y la jardinería, incluso ayudando a criar a los niños. Como tienen tanto acceso a la familia y a sus secretos, y como la magia de los elfos domésticos no se ve afectada por cosas como los guardianes, a menudo se unen al cabeza de familia para evitar que los utilicen para hacerles daño-.

-¿Pero eso no es como la esclavitud?- preguntó Harry, pensando en su época con los Dursley. -Quiero decir si siquiera tienen elección en todo esto-.

-¡Claro que sí!- resopló Asher. -Los elfos domésticos intentamos elegir familias fuertes o brujas y magos a los que unirnos. Cuanto más fuerte es la familia, mejor es el elfo-.

-¿Pero qué pasa con el dinero?- preguntó Harry, -¿no deberían pagarle por su trabajo?-.

-¿De qué le sirve a un elfo el dinero?- preguntó Collie. -Los amos nos dan lo que necesitamos-.

-Collie tiene razón, Harry-, dijo Severus antes de que Harry pudiera seguir discutiendo. -El trabajo de una bruja o un mago consiste en satisfacer las necesidades de un elfo doméstico; ya sea alojamiento, ropa o comida, y a cambio ese elfo presta un servicio fiel y, con suerte, anima a los hijos que tenga a entrar también al servicio de la familia. Cuantos más elfos tiene una familia, más fuerte es, así que los elfos son vistos como una especie de símbolo de estatus y por eso nos corresponde tratarlos bien, no sea que exijan ropa, que es como se rompe el vínculo-.

-Un buen elfo nunca quiere ropa-, espetó Asher, -¡un elfo sin vínculo es un mal elfo! Maldito!-.

-¿Y si te estuvieran maltratando?- preguntó Harry, -¿no hay algún órgano de gobierno al que puedas quejarte?-.

Los elfos se limitaron a mirar a Harry con el ceño fruncido, lo que provocó la risa de Severus. -Hubo un intento de crear uno, creo que fue el ministro muggle ya que este tipo de pensamiento es muy muggle por naturaleza y no te hará ganar ningún punto si estás planeando tomar la ruta política. De todas formas, ningún elfo doméstico lo habría usado, ya que no elegirían ser desatados, como puedes ver. En cualquier caso, no es como si no tuvieran poder. No es buena idea molestar a los elfos domésticos, porque pueden ser muy astutos y encontrar la manera de hacer la vida muy incómoda a sus amos, incluso después de ser atados. Draco me contó una vez que su padre tuvo que sufrir meses de té frío cuando enfadó accidentalmente a uno-.

-Oh, supongo que está bien-, murmuró Harry, -entonces, ¿qué tengo que hacer para atarlos?-.

-Sólo tienes que poner tu mano anular sobre nuestra cabeza y la magia hará el resto-, dijo Asher.

Era una sensación extraña cuando Harry las hacía, como si se le formara una pulsera alrededor de la muñeca, no pesada pero sí cálida, y eso ayudaba a aumentar su sentimiento de pertenencia.

-¿Les gustaría ver algunos de los retratos?- preguntó Asher cuando terminó. -Me han dicho que algunos de ellos quieren hablar con ustedes-.

Harry y Severus accedieron y fueron conducidos a un salón donde se había colocado un pequeño sofá frente a tres retratos.

-Hola Severus, me alegra ver que has aceptado el contrato-.

Ambos se detuvieron y miraron fijamente a la mujer pelirroja que les hablaba.

-¡Lily!- Susurró Severus.

-Sí viejo amigo, por favor siéntate, creo que tenemos mucho de qué hablar-.

-¿Cuándo te pintaron el retrato?- preguntó el maestro de pociones mientras se dejaba caer en el sofá.

-Es una larga historia, así que será mejor que se pongan cómodos, los dos-. Al oír sus palabras, apareció un servicio de té en la mesita que tenían delante y Harry se sentó, pensando que esperaría su turno para poder hablar con su madre, algo que nunca pensó que sería capaz de hacer. Miró los otros dos retratos, uno de una bonita mujer de pelo oscuro y rasgos de elfo y cálidos ojos grises, el otro de un hombre de ojos castaño chocolate y pelo desordenado que se parecía un poco a las fotos que tenía de su padre. Ambos sonrieron cálidamente a Harry pero se quedaron callados como diciendo que Harry debía escuchar lo que su madre tenía que decirles.

-En primer lugar Severus debo pedirte disculpas por tirar por la borda nuestra amistad por lo que ahora sé que son un montón de mentiras- dijo Lily. -Debí haber confiado más en ti, como tú lo hiciste conmigo eres un hombre honorable y por eso supe que serías la mejor opción para formar un contrato con Harry. Todo empezó después de que James y yo nos escondiéramos tras enterarnos de la profecía-. Ante estas palabras, el maestro de pociones pareció arrugarse sobre sí mismo.

-No merezco tu perdón Lily. Fui yo quien escuchó la profecía y se lo dijo al señor tenebroso, quien puso la marca en tu cabeza, y nunca me perdonaré haber causado tu muerte-.

-Pero intentaste salvarme, ¿verdad?-, insistió Lily y Severus puso cara de asombro. -Verás cuando el señor tenebroso atacó mató a James al instante pero me dijo que me hiciera a un lado, me dio una oportunidad de vivir si renunciaba a mi hijo. Obviamente no pude, pero en ese momento me pareció extraño que alguien que aparentemente odiaba a los nacidos de muggles, me dijera que me apartara no una, sino tres veces e incluso me inmovilizara contra la pared en un esfuerzo por perdonarme la vida. La única razón que se me ocurre para que no me matara de buenas a primeras es que alguien hubiera regateado por mi vida y la única persona que lo haría serías tú-.

Severus tragó saliva. -Al principio intenté que fuera a por otro. Intenté condenar al chico Longbottom pero el señor tenebroso no quiso e insistió en ir por ti. Sabía que no podría salvar a tu hijo, no con él profetizado para derrotarlo, así que pedí que te salvaran, era todo lo que podía hacer-.

-Y fue algo bueno lo que hiciste-, dijo el retrato del hombre. -Por lo que se pudo deducir de la escena, hubo una enorme explosión de magia que casi arrasó la casa y probablemente fue lo que destruyó al señor oscuro. Esa magia probablemente provino del sacrificio de Lily, algo que no habría sucedido si no hubieras pedido que la perdonaran, ya que probablemente la habrían matado al instante de la misma forma que a James. El hecho de que Lily tuviera la oportunidad de vivir y renunciara a ello por su hijo es lo que lo hizo posible.

La otra mujer asintió. -La magia de sacrificio siempre ha sido poderosa, especialmente la que involucra una vida humana, razón por la cual el sacrificio humano fue declarado ilegal. Tú, joven, probablemente salvaste al mundo mágico-.

-Así que en realidad no fue nada que yo hiciera-, exclamó Harry. -¿Crees que podemos decírselo a todo el mundo?; no me gusta especialmente ser 'el chico-que-vivió'-.

-Me temo que no, Harry-, sonrió Severus, -Dumbledore puso demasiado empeño en construirte para que fueras un héroe y ese tipo de cosas no se olvidan fácilmente-.

-El Ministerio también quería encubrirlo-, añadió el retrato. -Después de que el retrato de Lily cobrara vida acudí al ministro con mi teoría sobre lo ocurrido, queriendo evitar que nadie se hiciera ideas fantasiosas. Sin embargo, me bloquearon; no querían arriesgarse a que la gente oyera hablar del poder de los sacrificios y lo probaran por sí mismo Por cierto, soy Charlus Potter, tu tío abuelo Harry, y la hermosa dama a mi derecha es mi esposa Dorea-.

-Es un placer conocerte por fin, jovencito-, sonrió Dorea, -habíamos empezado a desesperar de que nunca sucediera. Supongo que pronto empezarás Hogwarts-.

-Um, no, acabo de terminar mi primer año-, dijo Harry.

-Oh, lo siento, no pretendía ofenderte-, se disculpó Dorea, -es sólo que los hombres Potter suelen ser altos para su edad-.

-Imagino que eso tiene algo que ver con la creencia de Petunia de que alimentar a un niño es opcional-, se mofó Severus. 

-¿Qué tiene que ver mi hermana con esto?- preguntó Lily. 

Severus suspiró. -Albus Dumbledore, en su infinita sabiduría, decidió sacar provecho de tu sacrificio para promulgar algo llamado el encantamiento del vínculo de sangre, que protegería a Harry del señor tenebroso mientras considerase la casa de tu hermana como su hogar. Sin embargo, mientras estuvo allí, sus cuidados, digamos, dejaron mucho que desear. No he visto los resultados del escáner rúnico que los goblins le hicieron a Harry, pero he visto las pociones que le recetaron por ello, unas que sólo se recetan para combatir la desnutrición prolongada-.

-Confío en que te encargarás de que todos los implicados en el cuidado de mi hijo paguen en consecuencia-, sondeó Lily.

-En cuanto la protección deje de ser necesaria-, asintió Severus, -y Dumbledore deje de ser una amenaza-.

-¿Qué tiene que ver el director con los malos tratos a Harry?-. preguntó Dorea.

-Parece que consideró oportuno emplear a una squib, una tal Arabella Figg, para vigilar a Harry mientras vivía en casa de su tía-, les informó Severus. 

-¡Y esa zorra no hizo nada por ayudar a mi bebé!- chilló Lily.

-Bueno, a veces me daba un poco de comer cuando me cuidaba-, dijo Harry, -y una vez me dio una compresa fría para ponerme en la cara después de que tía Petunia me golpeara con una sartén-.

Lily estaba visiblemente furiosa ante aquella confesión. -La muerte es demasiado buena para ellos, Severus-.

-Estoy de acuerdo-, dijo Charlus, -y ahora me alegro más que nunca de que me empujaras a hacer ese acuerdo de esponsales Lily-.

-¡Esa fue tu idea mamá!- exclamó Harry.

-Sí hijo-, afirmó Lily, -no confiaba en nadie más que en Severus para tu bienestar aunque admito que estaba un poco preocupada sobre si aceptaría o no el manto después de lo terriblemente que lo traté, por eso me alegré tanto cuando tu tío Charlus dijo que el abuelo de Severus había aceptado la salvedad sobre el señorío Prince-.

-Ojalá hubieras tenido más fe en mí Lily-, suspiró Severus.

-Lo sé, Severus, he dicho que soy una pésima amiga y que no te merezco, pero no puedo evitar alegrarme de que hayas formado parte de mi vida, sobre todo ahora que puedo estar tranquila sabiendo que estás velando por mi hijo-.

-Siempre lo habría hecho-. 

-Es verdad mamá-, intervino Harry. -Incluso antes del acuerdo ya me había salvado la vida una vez cuando el señor tenebroso había hechizado mi escoba en medio de un partido de quidditch y casi salgo herido-.

-¿Qué hacía el señor tenebroso en un partido de quidditch del colegio y, para empezar, por qué jugaba uno de primer año?-, exigió Dorea. -¡Hay reglas por una razón!-.

-Sí, no creo que ese chico pudiera volver a caminar-, reflexionó Charlus.

-¿Qué chico?- preguntó Harry.

-Fue en el mandato de mi abuelo, Phineas Nigellus-, explicó Dorea. -El equipo de Hufflepuff acababa de perder a sus golpeadores por lesión y decidieron utilizar a un nacido de muggles de primer año en el equipo, más que nada porque al parecer era un chico bastante grande. Por desgracia, no tenía muchos conocimientos previos sobre el manejo de la escoba, y además era su primer partido. En fin, resumiendo, no fue capaz de apartarse y una bludger le golpeó en la espalda, haciéndole caer de la escoba, que no estaba lo bastante alta como para que el encantamiento amortiguador surtiera efecto. Como era de esperar, sus padres lo sacaron del colegio. Creo que el tío Arcturus intentó investigar al chico, pero no pudo encontrar nada. Debido a eso, la escuela decidió establecer la norma de que no se permitiría a los alumnos de primer año jugar en equipos para asegurarse de que tuvieran al menos algún conocimiento antes de las pruebas-.

-Pero otra vez Dumbledore ignora las reglas a favor de Gryffindor porque le conviene-, se quejó Severus.

-Pero quiero volver a cómo se las arregló el señor tenebroso para llegar a un partido de quidditch del colegio-, exigió Dorea, -quiero decir, ¿cómo no se dieron cuenta de su presencia?-.

-Bueno, era una especie de espectro y estaba escondido detrás de la cabeza de uno de los profesores-, explicó Harry.

-Pero se supone que hay protecciones para proteger contra la posesión, incluso parcial, después de que hubo un episodio particularmente desagradable con un poltergeist en el siglo XVII-, preguntó Dorea. -Me pregunto por qué no se activaron-. 

-Probablemente por la misma razón por la que no lo fueron los que detuvieron a los trolls de las cavernas-, se burló Severus. 

-¡Por favor, dime que no ha habido un troll de las cavernas en Hogwarts!-. ladró Dorea.

-De acuerdo, no lo haremos-, sonrió Harry con descaro.

-Esto no es cosa de risa, Harry-, reprendió Dorea. -Hay pabellones en Hogwarts para mantenerlo a salvo, para que los niños puedan aprender en paz; el hecho de que los pabellones estén fallando o, peor aún, hayan sido retirados es muy preocupante-.

-Sí, sobre todo cuando los alumnos se encargan de hacer una estupidez como intentar enfrentarse ellos mismos a dicho troll de las cavernas-, espetó Severus, mirando a Harry de forma acusadora.

-No era mi intención, pero nadie sabía dónde estaba Hermione desde que estuvo llorando en el baño toda la tarde por algo que dijo Ron. Pensábamos que el troll estaba en las mazmorras cuando fuimos a buscarla, sólo que no era así-, resopló Harry, sintiéndose cada vez más pequeño mientras los retratos seguían mirándolo.

-Harry, comprendo el deseo de ayudar a tu amiga, pero aquella era una situación altamente peligrosa que podría haber empeorado estando tú y tu amiga allí. Si vuelve a ocurrir algo así, quiero que se lo digas a un prefecto o a un miembro del personal bajo ningún concepto intentes hacer nada tú solo-, le reprendió Lily. 

-Sí, mamá-, suspiró Harry, -e intenté avisar a alguien este verano, cuando nos dimos cuenta de que podía haber problemas, pero McGonagall dijo que Dumbledore estaba demasiado ocupado para recibirnos, incluso después de que le contáramos lo de la piedra filosofal-.

-¿Por eso acabaron en esa situación?- inquirió Severus. -Creí que Minerva tenía más cuidado de sus leones que eso-.

-Cualquiera lo diría-, murmuró Lily.

-¿Por qué tengo la sensación de que hay una historia detrás de ese comentario?-. Cuestionó Severus.

-Bueno, me preguntaste por qué me pintaron el retrato cuando llegaste aquí-, suspiró Lily, -y supongo que es hora de que te cuente toda la historia-.

Chapter 6: Capítulo 6

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-Bueno, me preguntaste por qué me pintaron el retrato cuando llegaste aquí-, suspiró Lily, 'y supongo que es hora de que te cuente toda la historia-.

-Verás, James y yo habíamos estado escondiéndonos originalmente en la isla de Shaw porque todo el lugar es infranqueable y la casa tiene todos los antiguos pabellones de Fleamont. A James no le hacía mucha gracia la idea de estar tanto tiempo aislados, pero fue el compromiso que hicimos de quedarnos en Inglaterra, ya que yo había querido llevarme a Harry al extranjero cuando nos enteramos de que había una profecía que decía que él podría ser quien venciera al señor tenebroso. Sin embargo, James se había negado a abandonar el país, incluso haciendo que Dumbledore y McGonagall intentaran convencerme de que me quedara y, al final, sentí que tenía que decir que sí. Este será para siempre el mayor remordimiento de mi vida pero, por aquel entonces, aún creía que mi relación con James podía funcionar, al menos por tu bien, mi querido muchacho. 

Por desgracia, la constante proximidad no era buena para mi relación, especialmente sin mucho que hacer, y empecé a encontrar cualquier excusa para no escaparme, queriendo estar en compañía de James lo menos posible. No es que James fuera mucho mejor, seguía insistiendo en salir a correr con los merodeadores cada mes y volvía agotado, como si hubiera estado despierto toda la noche.

-Fue uno de esos días cuando recibimos una carta de Dumbledore en la que nos decía que el hijo de Charlus acababa de fallecer y que James debía ir a Gringotts a buscar el anillo del heredero Potter para protegerse. James estaba demasiado cansado para revolverse, así que dejé a Harry con Marta, la elfa doméstica adscrita a la isla de Shaw, y corrí rápidamente al banco, deseosa de cualquier protección extra que pudiera conseguir para mi familia. Por mucho que me preocupara la posible influencia de James, no quería arriesgarme a dejar a mi bebé solo en este mundo. 

-El banco acababa de abrir cuando llegué, así que no esperaba encontrarme con nadie y menos con una vieja amiga del colegio, Mary Mcdonald. Me quedé de piedra, en parte porque no la había visto desde que dejó el colegio, pero también porque parecía tener restos de pelirrojo en el nacimiento del pelo. En aquel momento no sabía cuál había sido la causa, así que le pregunté y me habló de los bombones que al parecer le había enviado Matthew Selwyn, sólo que debían de estar mezclados con una poción de multijugos chapucera y ella había acabado pareciendo un gato medio transformado, por lo que la habían expulsado del colegio. Supuso que algo había salido mal, ya que los sanadores de San Mungo habían tardado más de seis meses en curarla siquiera un poco, así que sus padres habían decidido educarla en casa para que no acabara retrasada un año-.

Severus, que había empezado a reírse a carcajadas al mencionar el nombre de la chica, ahora rugía de risa pero Lily sonrió con tristeza. -Te estás riendo Severus pero ese incidente fue el comienzo de la ruptura de nuestra amistad. Cuando Mary desapareció del colegio empezó a correr el rumor de que Mary se había ido porque había sido violada por ti y tus compañeros de casa-.

-¡Lily yo nunca lo haría! Ni siquiera me interesan las mujeres!- Exclamó Severus.

-Lo sé y cuando James trató de convencerme de ello le dije que no podías ser tú ya que habíamos estado estudiando juntos sólo para que me dijera que si bien tú no lo habías hecho definitivamente habías animado a tus compañeros Slytherins a hacerlo. No me convenció, pero, aunque confiaba en ti, definitivamente no confiaba en mis compañeros de casa, así que fui a preguntarte sólo para que te rieras y dijeras que era divertidísimo-.

-¡Estaba hablando del multijugos!- Severus echó humo. -Había oído a tu supuesta amiga quejarse de ti diciendo que no sabía por qué todo el mundo pensaba que eras tan guapa, ya que tus ojos eran demasiado felinos para llamarlos bonitos. Pensé que era justicia poética, sobre todo porque lo había alterado a propósito para que no se pudiera revertir fácilmente-.

-Ahora me doy cuenta-, Lily sonrió con tristeza, -tus peores travesuras siempre eran para defenderme y ya te dije antes que no merecía tu amistad. La única excusa que puedo dar es que era joven e ingenua y demasiado susceptible a las sugerencias. Empecé a alejarme un poco de ti en ese momento, lo que obviamente hizo que pasaras más tiempo con lo que yo consideraba el "elemento oscuro", gracias a lo que ahora veo que fue un lavado de cerebro por parte de McGonagall y Dumbledore. Sin embargo, en aquel momento no me di cuenta, confiaba en la opinión de mis profesores y sólo veía tus acciones como una corrupción más, así que cuando me llamaste "sangre Sucia" aquel verano lo tomé como una señal de que te había perdido para siempre-.

-¿Qué es Sangre Sucia?- preguntó Harry.

-Es un nombre despectivo que se usa para describir a los no sangre pura-, explicó Severus. -Cuando llamé así a tu madre fue en un momento de gran angustia personal. Como ella dijo, se había estado alejando de nuestra amistad, lo que me tenía preocupado, y entonces tu padre decidió usar mi propia maldición contra mí y hacerme parpadear ante medio colegio cuando salíamos de un examen. Me enfurecí cuando intentó ayudarme, aunque me arrepentí al instante e intenté disculparme esa noche-.

-Y debería haber aceptado. Por desgracia para ti, McGonagall me había convocado a una reunión antes de que me encontraras, para ver cómo me encontraba. Sólo que se pasó todo el tiempo reiterando que te estabas volviendo oscuro y que debía cortar mis lazos contigo, concentrándome en cambio en mi incipiente relación con James. Lo gracioso es que sólo habíamos tenido una cita antes de eso y James la había cortado, diciendo que estaba preocupado de que Sirius estuviera haciendo algo estúpido y yo no le había dado otra oportunidad desde entonces, pero me estaba esperando cuando salí y tuve el impulso de aceptar cuando me invitó a salir de nuevo-.

-¿Compulsiones crees?- Sugirió Severus.

-Posiblemente, eso fue lo que hizo que James y yo nos juntáramos y, aunque perdí tu amistad, gané a Harry y por eso nunca podré arrepentirme de lo que pasó, espero que lo entiendas-.

-Nunca perdiste mi amistad-, susurró Severus.

-Gracias, Severus, siempre has sido mejor persona que yo y me alegra saber que cuidas de mi hijo- dijo Lily, los ojos de su retrato brillaban de lágrimas. -De todos modos, obviamente me di cuenta de que me habían mentido después de volver a encontrarme con Mary y me enfrenté a James en cuanto regresé a la isla de Shaw. James aún estaba medio dormido cuando llegué y no estaba pensando realmente en lo que decía y, de hecho, admitió haber empezado el rumor de que Mary había sido violada como forma de separarnos a Severus y a mí. Nos enzarzamos en una gran discusión e incluso acabó contándome el incidente con el hombre lobo, admitiendo que sabía desde el principio lo que Sirius tramaba y que me sacó a propósito para tener una coartada en caso de que ocurriera lo peor y te mordieran, Severus.

-En ese momento yo estaba acabado y simplemente esperaba mi momento hasta que pudiera encontrar una manera de dejarlo. Me puse en contacto con Charlus para ver si podía ayudarme a resolver mis opciones, ya que, aunque era tío de James, seguía siendo el cabeza de familia de los Potter y yo seguía siendo una Potter, aunque solo fuera por matrimonio. Por suerte lo entendió y fue él quien me sugirió que me hiciera un retrato para poder contarle la verdad a Harry en caso de que ocurriera lo peor. También quería más protección para Harry. James había vetado mis ideas para los padrinos, y yo no confiaba del todo en Sirius ni en Alice, y definitivamente no confiaba en Dumbledore en ese momento. Estudiamos un par de cosas y al final se nos ocurrió la idea de un contrato de esponsales para que Severus pudiera convertirse legalmente en el tutor de Harry pasara lo que pasara.

-Seguía queriendo alejar a Harry de todo, así que hice planes para huir al continente con él y, de hecho, estaba empaquetando todo cuando Dumbledore nos informó de que había mortífagos cerca de la isla. Dije que seguíamos a salvo, ya que no podrían desembarcar, pero una vez más mis deseos fueron ignorados y James hizo que nos mudáramos a Godric's Hollow, justo a tiempo para que sus amigos celebraran tu primer cumpleaños, Harry. No es que la mudanza detuviera mis planes, aunque al principio los retrasó un poco, ya que me sentía vigilada y ya no podía ir a ver a Charlus. Me quedé de piedra cuando me enteré de su fallecimiento y me entristecí al saber que no podría asistir a su funeral, pero recibí una carta de los duendes mientras James estaba fuera en la que me informaban de que Charlus me había dejado dinero en secreto, que era lo último que me faltaba para irme. 

-Había recogido todo y me preparaba para desaparecer la noche de Samhain, ya que era luna llena, lo que significaba que James solía salir con los merodeadores. Esa noche, sin embargo, James había decidido quedarse en casa. Resuelto a salir a pesar de todo iba de camino a recoger a Harry y nuestras cosas cuando Voldemort atacó-.

-Eso parece un poco casual-, dijo Severus, -¿es posible que Black te hubiera oído y se hubiera asustado?-.

-¿Qué tiene que ver Sirius en todo esto?-. preguntó Lily.

-Era tu guardián secreto, te traicionó-, replicó Severus.

-¡Tonterías! Peter era nuestro guardián secreto, Sirius sólo hizo de señuelo para que aparentemente todos asumieran que era él. Se suponía que era una especie de medida de seguridad. Le había sugerido a Dumbledore que colocara el encantamiento y me hiciera a mí el guardián secreto, ya que no estaba seguro de si realmente confiaba en alguno de ellos, pero al parecer estaba demasiado ocupado, así que me tocó a mí-. Lily puso los ojos en blanco. -¿Por qué todo el mundo piensa que fue Sirius?-.

-Porque fue arrestado corriendo después de que Pettigrew y 13 muggles murieran en el fuego cruzado. Black fue arrestado en el lugar y ha estado en Azkaban desde entonces-, explicó Severus.

-¡Dios mío!- exclamó Lily, -por eso Harry no está con él. No me digas que a los Longbottom también les pasó algo!-.

-Los atacaron unos días después que a ti. Los Lestrange y Barty Crouch hijo fueron a interrogarlos para averiguar información sobre la desaparición del señor tenebroso, sólo que se pasaron de la raya y Frank y Alice acabaron en el pabellón Janus Thickey de San Mungo- afirmó Severus -Desgraciadamente, el grupo nunca recibió un juicio en condiciones, así que nadie sabe lo que ocurrió en realidad, ya que fueron encarcelados después de que Bellatrix informara sin remordimientos al tribunal de que eran mortífagos-.

-Y por todo eso Dumbledore pudo colocar a mi hijo con la arpía de mi hermana sin oposición-, acusó Lily.

-Creo que ya me había colocado allí- añadió Harry, -cuando los duendes me hicieron el escáner rúnico decía que me había salido una dermatitis del pañal el 1 de noviembre de 1981, por estar demasiado tiempo sentado con el pañal mojado-.

-Así que era su plan desde el principio-, reconoció Charlus, -aunque no sabemos con qué fin. Probablemente sería mejor que le dijéramos a la vieja cabra lo menos posible hasta que tengamos más información. Por suerte, los esponsales son privados a menos que se anuncien, así que de ustedes dos depende lo que hagan-.

-Por suerte, aún tenemos el resto del verano para resolver las cosas-, asintió Severus. -Así, con un poco de suerte, podremos adelantarnos al viejo cascarrabias antes de que empiece el curso-.

En ese momento, el estómago de Harry gruñó ruidosamente, haciendo que se sonrojara. Nada más oír el ruido, apareció en la mesita un surtido de sándwiches, fruta y pasteles, junto con zumo y té.

-Llama a tu elfo, Harry-, exigió Severus, -y dile que te traiga las pociones del almuerzo, ya que tendrás que tomarlas antes de comer-.

-Gracias por recordármelo, señor-.

Severus suspiró cuando los tres retratos lo miraron mal. -Creo que ahora puedes llamarme Severus en privado, Harry, ya que estamos oficialmente prometidos-.

-De acuerdo Severus-, Harry sonrió antes de pedirle a Collie que trajera la poción apropiada de su escritorio en Privet Drive.

-Me gustaría ver tus escáneres, si me lo permites, Harry-, dijo Severus una vez que el elfo hubo regresado, -no es que dude de los duendes, pero me gustaría ver si se me ocurren algunas alternativas mejores, si no te importa que las prepare para ti, claro-.

-Oh, definitivamente deberías dejarle-, intervino Lily, -Severus siempre fue un mago con las pociones y a menudo le ganaba la partida al viejo Sluggy-.

-Deberías echar un vistazo al laboratorio de pociones que tenemos aquí-, sugirió Charlus, -no es tan moderno como el que Fleamont tenía en la isla de Shaw, pero sigue siendo de buena calidad y está justo al lado de los invernaderos y el jardín de ingredientes-.

-Los duendes dijeron que era bueno-, dijo Harry, -por eso acordamos vivir en este lugar en el acuerdo de esponsales-.

-Entonces deberías hacer una visita guiada después de comer-, anunció Dorea, -así podremos contarte todos los secretos de la familia-.

Los dos estuvieron de acuerdo y pasaron una tarde agradable recorriendo todas las habitaciones, con Charlus y Dorea saltando de cuadro en cuadro para comentar lo que estaban viendo, mientras Lily los seguía, pero pasaba la mayor parte del tiempo charlando con Severus, recordando su infancia. Harry disfrutaba conociendo a su "tía" y a su "tío" y se alegraba de ver a su nuevo prometido tan feliz reavivando su amistad pero Harry podía admitir que estaba un poco celoso de lo unidos que estaban. Había creído encontrar una buena amistad en Ron y Hermione, pero ahora tenía dudas. Claro que pasaban el rato juntos en la sala común, pero en realidad no hablaban, no como lo hacían su madre y Severus.

Entraron en el noveno dormitorio, un número que a Harry le pareció un poco excesivo al principio, hasta que recordó que a menudo había varias generaciones de la familia viviendo en la casa al mismo tiempo y, de repente, se preguntó si realmente sería lo bastante grande. Oyó que Severus y su madre volvían a reírse de algún recuerdo compartido y no pudo evitar suspirar.

-¿Va todo bien, Harry?- Preguntó Severus de repente, casi pareciendo un poco preocupado.

-Huh, oh sí, sólo un poco cansado, supongo-, respondió Harry, mirándose los pies.

-Bueno, ha sido un día largo y has tenido mucha información que digerir-, sugirió Lily, pero Severus no parecía convencido.

-No, Lily-, espetó, -me he pasado el último año vigilando a este chico intentando evitar que se metiera en líos, y no es que sirviera de mucho, pero conozco esta mirada y es la que ponía después de que le diera una redacción de pociones especialmente larga. Algo pasa y tienes que decírmelo, Harry, o no puedes esperar que nada cambie-.

-Pensarás que soy infantil-, gruñó Harry.

-No te ofendas, Harry, pero ni siquiera tienes doce años todavía, se supone que eres infantil-, argumentó Severus, -aunque por lo que ya he cosechado imagino que en realidad no has tenido mucha oportunidad de disfrutar de tu infancia hasta ahora-. Harry negó con la cabeza. -En ese caso, mi objetivo en las próximas semanas es aprovechar al máximo tus vacaciones, siempre que hagas todos los deberes, por supuesto, que revisaré y te pediré que rehagas si no están a la altura, pero primero tienes que decirme qué te pasa-.

-Ojalá tuviera la clase de amistad que tienen tú y mamá-, murmuró Harry.

-¿Y qué hay de Granger y Weasley?- preguntó Severus, aunque parecía un poco sorprendido. 

-Bueno, yo suponía que teníamos una buena amistad, aunque en realidad antes no tenía con qué compararla, pero ahora creo que es algo escasa. Quiero decir que Hermione se pasa casi todo el tiempo enfrascada en un libro y si no está leyendo nos está contando lo que ha leído; no discutiendo, sino contando, y Dios nos libre de intentar contradecirla. Y no es que me oponga a coger un libro, pero Ron siempre pone mala cara cuando lo hago y luego sugiere jugar Snap Explosivo o algo asíasí-.

-No es una buena reacción-, resopló Dorea, -pero no debería esperar nada mejor de un Weasley, sobre todo porque supongo que es de la línea de Cedrella-.

-¿Qué les pasa a los Weasley?-. preguntó Harry.

-No son de fiar-, anunció Dorea, -desde que mi prima Cedrella se fugó con Septimus Weasley. Fugarse en sí sería un escándalo, pero el hecho de que ella hubiera firmado un contrato de compromiso con Tristan, el hermano mayor de Septimus, sólo unos meses antes, bueno, casi provocaron la caída de los Black y los Weasley quedaron en desgracia. Fue una lástima, ya que estaban empezando a recuperarse después de que una chica Weasley dejara a un Malfoy en el altar en el siglo XVII, lo que provocó que la familia quedara condenada a engendrar sólo varones a partir de entonces-.

-Qué raro, porque estoy segura de que Molly tuvo una hija-, les informó Lily.

-Si te refieres a la antigua Molly Prewett, esa mujer es una zorra viperina y deberías mantenerte lo más alejada posible de ella, ya que es igual que era su madre-, anunció Dorea. -Juraría que Hyacinth Prewett era la razón por la que Lucretia no podía quedarse embarazada. No es que tuviera pruebas, sólo una sensación cada vez que salía el tema de la falta de hijos de Lucretia-.

-La señora Weasley parecía muy amable cuando me ayudó a atravesar las barreras de King's Cross, hasta el andén 9 ¾-, les informó Harry.

-¿Qué hacían los Weasley en la entrada muggle del andén?-. cuestionó Severus. -Estoy seguro de que entraron por floo cuando Bill estaba asistiendo-.

Harry se encogió de hombros. -No sé lo que es el floo, pero me alegro de que estuvieran allí o nunca habría subido al tren, ya que Hagrid se limitó a dejarme en la estación cuando me dejó-.

-¡Para empezar, qué hacía ese idiota de Hagrid llevándote a la estación!-. rugió Dorea. -Quiero decir, ¿quién en su sano juicio permite a un medio gigante vagar por el mundo muggle, eso es buscarse problemas?-.

Harry respiró hondo. -Por favor, no insultes a Hagrid delante de mí. Fue la primera persona que fue amable conmigo, incluso me trajo una tarta de cumpleaños cuando vino a buscarme a casa de los Dursley y me compró a Hedwig, mi primer regalo de cumpleaños, cuando fuimos a comprar mis cosas del colegio-.

-Severus-, graznó Lily.

-Lo sé, estoy tomando nota. No temas, lo comprobaré antes de dictar sentencia para que sepan por qué se les castiga-, tranquilizó Severus a su amiga.

-Comprendo tu sentimiento Harry-, dijo Dorea, -pero debes entender que a mí me pasa lo contrario. Verás, Hagrid iba a la escuela con mi sobrina Walburga, aunque ella era unos años mayor que él. Desgraciadamente, eso no impidió que fuera presa de las criaturas que él solía traer al castillo, en particular una acromántula que una vez la mordió gravemente cuando se dirigía a clase. La pobre chica nunca volvió a ser la misma y sufrió terribles pesadillas; más tarde descubrimos que el veneno de la mordedura era alucinógeno, pero para entonces ya era demasiado tarde y el daño estaba hecho.

Había habido algunos otros ataques de criaturas en el colegio y los aurores acabaron arrestando a Hagrid después de que un chico llamado Tom Riddle les informara de su costumbre de mantener criaturas peligrosas en el lugar. Al parecer, todo el dormitorio de Slytherin se alegró de la intervención del chico y respiró aliviado, ya que, al parecer, no era la primera infracción de Hagrid en este terreno, pero lo habían dejado libre cuando Dumbledore intervino-.

-Por supuesto que Dumbledore no se preocuparía por el bienestar de los Slytherins-, se burló Severus. 

-Sí, y difícilmente le estaba enseñando al chico la lección correcta-, continuó Dorea. -Al consentir su comportamiento, Dumbledore no hacía más que alentarlo y quién sabe a dónde podría llevar eso-.

-Un cerbero y un dragón-, admitió Harry.

-¡Por favor, dime que estás de broma!-. jadeó Dorea.

Harry negó con la cabeza. -El cerberus, Fluffy, estaba guardando algo en el castillo y el dragón lo incubó de un huevo en su cabaña-.

-¡De todas las idioteces!- gritó Dorea antes de respirar hondo para calmarse. -Harry, aunque alabo tu lealtad hacia tu amigo necesito que entiendas lo peligroso que fue su comportamiento. Quiero decir que tener un dragón en la cabaña del jardinero suponía un enorme riesgo de incendio y Merlín sabe cuántos niños podrían haber resultado heridos o muertos si eso hubiera ocurrido. No lo digo a la ligera, y no es en absoluto un castigo, pero me sentiría mucho mejor si no volvieras a pasar tiempo con él-.

-Estoy de acuerdo, Harry-, dijo Lily. -Entiendo el vínculo que probablemente sientas con él, pero no tiene noción de las consecuencias y me preocupa que su comportamiento te meta en problemas o te haga daño-.

La cara de Harry se desencajó. -Sin embargo, se le rompería el corazón si lo hiciera-.

-Entonces, ¿qué tal un compromiso?-, sugirió Severus, -ya que sé que si tratamos de prohibirte rotundamente que lo veas, sólo nos saldrá el tiro por la culata y probablemente te anime a pasar más tiempo con él, así que probemos esto no ignores a Hagrid, pero asegúrate de que siempre haya otros cerca, como en el gran comedor. Incluso puedo conseguir que nos acompañe a recoger ingredientes si te ganas algún castigo el año que viene, que estoy seguro de que lo harás a pesar de mis esfuerzos-.

-Más te vale que no, Harry, o tendremos unas palabras-, advirtió Lily.

-Sí, mamá-, tragó saliva Harry, -aunque tampoco es que haya ido a ver a Hagrid yo solo. Ron y Hermione solían acompañarme-.

-Esos dos no parecen buenas brújulas morales si nos atenemos a las hazañas del año pasado-, señaló Severus. -Si no pueden decirte que incubar un dragón en una cabaña de madera es una mala idea, entonces no se puede confiar en ellos para que te mantengan en el buen camino-.

-Por lo que parece, te interesan las criaturas mágicas, ¿verdad, Harry?-. preguntó Charlus.

-Un poco, sí señor-, respondió Harry. -Sé que no sé mucho pero lo que he visto hasta ahora me fascina-.

-En ese caso llama a Asher y que lleve un cuadro a la casa de fieras y te puedo enseñar las criaturas que hay allí abajo- sugirió Charlus.

Harry sonrió. Aquello sonaba como una forma excelente de pasar la tarde.

 

Chapter 7: Capítulo 7

Chapter Text

La colección de animales de Potter Hall había impresionado a Harry e incluso a Severus, aunque más bien por los diversos ingredientes que podía recolectar de las distintas criaturas. Al parecer, Asher y Collie habían trabajado duro durante años para mantenerlo todo, alimentando y cuidando a las criaturas y recogiendo ingredientes cuando llegaba el momento. El lugar no era enorme aunque había una zona de establos que albergaba Granians, Mooncalves y Porlocks; un aviario que albergaba Diricawls y Augureys y, el favorito de Harry, los terrarios que albergaban Streelers, Ashwinders y un par de Runespoor que al parecer habían tenido que ser hechizados para que no mataran a la cabeza correcta.

Resultó que Charlus había sido un magizoólogo en ciernes, por considerarlo una actividad apropiada para un futuro jefe de casa, así que se pasó la tarde enseñándole a Harry cada uno de los animales que tenían, con la ayuda de Lily, que había adorado Cuidado de las Criaturas Mágicas cuando estaba en el colegio. Al parecer, Severus había estudiado Aritmancia en su lugar, ya que afirmaba que no hacía falta saber cuidar a una criatura para poder despojarla de sus partes. Tampoco le gustaba la idea de pasar horas en el frío y la humedad, ya que las clases se impartían siempre al aire libre debido a la naturaleza de la asignatura y Escocia no era conocida por su clima templado.

Harry no estaba de acuerdo y se moría de ganas de que llegara su tercer año para poder cursar la asignatura y escuchaba feliz las historias de su madre sobre el profesor Kettleburn que, incluso en su época, era más parte que hombre. Lily y Charlus estaban extasiados con la noticia, aunque todos los "adultos" estaban de acuerdo en que también debería cursar Runas Antiguas como segunda opción, ya que todas las demás opciones disponibles eran inútiles. Era una lástima, ya que Alquimia y Derecho Mágico, tomadas por Charlus y Dorea respectivamente, sonaban muy interesantes.

Fue cuando se alejaban de los Ashwinders que Harry lo oyó.

~Así que los tacaños de dos patas no van a alimentarnos entonces~.

Harry se volvió para mirar a la serpiente. ~¿No te han dado de comer hoy? ~

~No estoy seguro aunque nunca rechazo la comida y eso normalmente viene cuando veo aparecer a dos patas aunque normalmente es una más pequeña con grandes ojos la que me trae la comida; una buena rata jugosa que puedo perseguir un rato. Aunque es extraño escuchar a un dos patas hablando mi idioma~.

~¿No pasa muy a menudo?~ Harry preguntó.

~¡Nunca!~ Respondió la serpiente, sacudiendo la cabeza.

~Brillante~ murmuró Harry ~otra forma de ser diferente~

-Harry-, llamó Severus en voz baja, -¿desde cuándo puedes hablar con las serpientes?-.

Harry se encogió de hombros. -No lo sé no he conocido muchas precisamente aunque hubo una a la que ayudé a escapar de su cautiverio en el zoo el verano pasado-.

-¿Qué pasó?- preguntó Lily.

-No lo sé exactamente. Dudley había estado golpeando el cristal intentando que la serpiente se moviera así que, después de que él se hubiera alejado, me disculpé con ella sólo que la serpiente pareció responder y acabamos charlando. Sin embargo, Dudley se dio cuenta y se acercó de nuevo a ver y supongo que me enfadé un poco porque de repente el cristal desapareció y Dudley cayó a través de él. Pero fue bastante gracioso, porque en cuanto la serpiente salió, el cristal volvió a aparecer y atrapó a Dudley en el recinto-, se rió Harry. -Me pregunto si la serpiente llegó a escaparse-.

Snape parecía curioso. -Me pregunto si el señor tenebroso consiguió transferirte parte de su poder cuando te atacó, ya que es la única otra persona que conozco que era parsel, alguien con la capacidad de hablar con las serpientes-.

-Énfasis en quién conoces-, se rió Charlus. -Mi abuelo era en realidad un parsel, aunque sólo lo sabían los miembros de la familia, ya que incluso entonces se consideraba un rasgo oscuro. De hecho, ha habido parsels en todo el linaje Potter desde el principio, desde que Hardwin Potter se casó con Iolanthe Peverell, descendiente directa del mismísimo Salazar Slytherin. Por eso solía haber serpientes en el escudo de la familia Potter, aunque en algún momento se cambiaron por enredaderas-.

-Sí, porque Dios no quiera que una familia "clara" como los Potter se asocie con algo "oscuro" como las serpientes-, se burló Dorea.

-Lo sé-, se rió Lily, -James se negó en redondo a reconocer siquiera que existían y estoy bastante segura de que no se les menciona en ninguna de las historias familiares publicadas-.

-¡Eso es ridículo, pero sigo sin creerme que descienda de Salazar Slytherin! No me extraña que el sombrero seleccionador quisiera ponerme tanto en Slytherin-, bromeó Harry, -aunque si me hubiera dicho que yo era el heredero de Slytherin quizá no hubiera discutido tanto con él-.

-¡Cómo que discutiste con el sombrero seleccionador!-. se burló Severus.

-Bueno, cuando me lo puse por primera vez, el sombrero seleccionador me dijo que me iría muy bien en Slytherin, pero había tenido a Hagrid hablando y hablando sobre cómo todos los magos malvados venían de Slytherin, luego Malfoy había insultado a Ron diciendo que era un amigo inadecuado porque usaba ropa usada y yo sabía que quería ir a cualquier otro lugar, así que le rogué al sombrero que me pusiera en otro lugar que no fuera ese-.

-Así que, por supuesto, el sombrero te puso en Gryffindor-, sonsacó Severus. -Para tu información, no todos los magos "malvados" vienen de Slytherin que los Slytherin sean ambiciosos no significa que todos quieran apoderarse del mundo-.

-Bastante-, dijo Charlus, hinchando el pecho, -y algunos Slytherins estamos muy orgullosos de nuestra casa-.

-No sabía que tuviera familia que estuviera en Slytherin-, se quejó Harry, -todo el mundo sólo menciona a mi padre, a no ser que sea para decir que tengo tus ojos, mamá-.

-Porque James Potter es un gran modelo a seguir-, se burló Severus.

-Ya me he dado cuenta-, resopló Harry.

-Bien-, asintió Severus, -y también debería aprovechar esta oportunidad para señalar que Draco no estaba menospreciando al señor Weasley por su atuendo, sino por su linaje, el que la señora Potter señaló anteriormente. Los Malfoys, aunque orgullosos de su propia herencia, son famosos por cultivar el talento venga de donde venga, un hecho que conozco por experiencia personal-.

-Sí, su abuelo me dijo que, por desgracia, las cosas habían sido difíciles para su madre y para usted-, le dijo Charlus a Severus, -y me pidió que le brindara toda mi hospitalidad, señor Snape-.

-Severus, por favor-, dijo el hombre con una reverencia, -ya que ahora estoy comprometido con su sobrino nieto-.

-Charlus-.

-Dorea-, fue la respuesta conjunta y Harry se sintió feliz de que el hombre hubiera sido aceptado por su familia.

-Todo esto está muy bien, pero no creo que de repente pueda empezar a ser amigo de Malfoy después de que se haya portado como un imbécil este año-, suspiró Harry.

-¿De verdad te sorprende después de haber despreciado públicamente su oferta de amistad?-. inquirió Severus; con una ceja levantada.

-¡No lo hiciste!- exclamó Dorea. -A los Black les costó incontables generaciones poder conseguir un contrato de esponsales con los Malfoys y estuvo a punto de fracasar gracias a Andrómeda-.

-Eso me sorprende-, dijo Lily, -ya que ambas son familias oscuras-.

-Los Black somos neutrales, no oscuros, con elementos claros y oscuros en nuestra descendencia-, siseó Dorea. -¡Si solo fuéramos oscuros haríamos alianzas con gente como los Notts, los Averys y los Gaunt, no con los MacMillan, los Prewett y los Longbottom!-.

-¡En serio!- Lily se quedó boquiabierta. -Sirius siempre hablaba de lo oscura y malvada que era la familia-.

-Me temo que esa pudo ser la influencia de Walburga-, suspiró Dorea. -Como dije antes, ella no era la misma después del ataque de la acromántula aunque sólo se acentuó a medida que crecía y para entonces ya era demasiado tarde. Aunque siempre había estado demasiado unida a la tía Elladora-.

-¿Es la que solía cortar las cabezas de los elfos domésticos?-. preguntó Lily, haciendo que Harry palideciera.

Dorea parecía resignada. -Sí, desgraciadamente esa mujer tenía algunas ideas extrañas. Intentamos decirle que la magia de los elfos domésticos permanecía en la familia después de su muerte, pero ella se empeñaba en que volvía a la naturaleza a menos que quedara parte del elfo, de ahí la decapitación. Odiaba que ninguno de nosotros estuviera de acuerdo con ella, y por eso compró Grimmauld Place y se lo legó a Walburga a su muerte. Quizá si se hubiera quedado en el castillo Black con el resto de la familia, las cosas no habrían acabado como acabaron-.

-Nunca oí a Sirius mencionar a otra familia-, dijo Lily, -ni un castillo-.

-No lo había visitado desde que era muy pequeño por culpa de Walburga, así que no es de extrañar-, afirmó Dorea, -y es posible que siguiera desinformado si Walburga tergiversó algunos datos sobre la familia. Ojalá Arcturus hubiera acogido a Sirius después de que Walburga lo echara, entonces no habríamos acabado en este lío, aunque habría pensado que si Arcturus seguía vivo en aquel momento, al menos habría investigado la acusación de Sirius-.

-Tal vez podríamos hacer que lo investigaran discretamente de alguna manera-, sugirió Charlus, -ya que podría ayudar a darle a Harry otras opciones en caso de que los Dursley empiecen a ser abusivos de nuevo-.

-No sé si a Black le hará mucha gracia enterarse de que estoy prometido a su ahijado-, se mofó Severus.

-Si tú eres la responsable de su liberación, entonces no podrá decir nada-, señaló Dorea.

-Además, siempre puedes enviarlo aquí para que podamos hablar con él-, añadió Lily. -Puede que estuviera en el bolsillo de Dumbledore gracias a sus manipulaciones en el colegio, pero creo que incluso a Sirius le costará encontrar una razón por la que el director dejó que un hombre inocente se pudriera en la cárcel durante tanto tiempo-.

-Supongo que podría hacer que Lucius me consiguiera una copia de las actas judiciales de los juicios con el pretexto de buscar un resquicio para sacar a los mortífagos en caso de que el señor tenebroso consiguiera recuperar un cuerpo-, reflexionó Severus.

-¿Eres buen amigo del heredero de los Malfoy?-. preguntó Dorea, -o Lord si Abraxas también ha fallecido-.

-Abraxas seguía con nosotros lo último que supe-, contestó Severus, -y sí, Lucius tuvo la amabilidad de acogerme bajo su protección en Hogwarts y desde entonces hemos permanecido muy unidos. Si te hace sentir mejor, Dorea, Lucius ha dicho a menudo que en realidad se alegra de que Andrómeda rechazara el contrato de compromiso, ya que eso le permitió casarse con Narcissa y son muy felices juntos-.

-Eso es un alivio-, sonrió Dorea, -odiaría que hubiera causado una ruptura entre los Black y los Malfoys; esa familia puede guardar rencor-.

-Es cierto-, hizo una mueca Charlus, -tal vez quieras intentar forjar una tregua con el chico Malfoy, Harry, sobre todo si deseas tener algún día algún puesto de alto rango-.

Harry hizo una mueca. -¿Tengo que hacerlo? Quiero decir que a Ron le dará un ataque si de repente empiezo a ser amigo de Malfoy, además no me imagino a Dumbledore muy contento con ello si lo que has dicho es cierto-.

-No te dijimos que de repente te hicieras su mejor amigo-, gruñó Severus, -así que deja de pensar como un Gryffindor y empieza a pensar como el Slytherin que supuestamente eres. Weasley no está por aquí en este momento, así que no hay absolutamente nada que te impida enviarle una carta a Draco y ofrecerle una tregua. Cuando estes en el colegio, sólo tendrás que mantener las distancias y no enemistaros entre ustedes, y nadie se dará cuenta-.

De repente, Harry se alegró mucho de que Severus estuviera de su parte. Desgraciadamente, no pudo seguir pensando en eso cuando apareció Asher y les informó de que la cena estaba servida en el comedor. Harry no se había dado cuenta de lo tarde que se había hecho y se alegró de que los elfos domésticos hubieran pensado en prepararles la cena; un abundante asado con todos los adornos, así como las pociones que Harry necesitaba, cosa que Harry les agradeció, para gran alegría de ellos. Dorea, Charlus y Lily se unieron a ellos en el comedor mientras comían y escucharon las historias de Lily sobre sus experiencias criando a Harry, para vergüenza de éste, lo que le hizo comer hasta reventar en un intento de distraerse, estado que no hizo más que exacerbar su fatiga emocional haciéndole bostezar ruidosamente.

-Me temo que es hora de partir-, anunció Severus a los retratos. -Ha sido un día muy duro para nosotros y me temo que todo le afectará pronto a Harry-.

-Por supuesto, cuida de mi chico Severus-, dijo Lily, -aunque sé que lo harás a pesar de todo y Harry, asegúrate de hacer los deberes antes de que te enganches divirtiéndote demasiado. Recuerda que es mucho más fácil relajarse si no tienes nada pendiente-.

-Vale mamá, te lo prometo-, Harry sonrió, -te quiero-. Hizo una acción abortada para acercarse al cuadro, deteniéndose como si sólo en el último segundo se hubiera dado cuenta de que el cuadro era sólo un reflejo de la persona, no la persona real. Severus captó la acción y sintió que su corazón se rompía un poco, comprendiendo un poco lo que el chico debía estar sintiendo.

-Secundo los sentimientos de tu madre, Harry-, añadió Dorea, -pero espero que vuelvas pronto para contarnos todo lo que has estado haciendo durante las vacaciones-.

-Tercero-, dijo Charlus. -Veo que serás un buen joven, Harry, y un orgullo para la familia siempre que no te dejes llevar por el mal camino. En ese sentido, siéntete libre de servirte de cualquier cosa de la casa que pueda ayudarte, al fin y al cabo es toda tuya, lo que significa que puedes llevarte cualquier cosa de la propiedad que creas conveniente, especialmente si te ayudará en tu educación-.

-Gracias tía Dorea y tío Charlus, y gracias por hacer que pintaran el retrato de mamá, ha sido maravilloso poder hablar con ella-.

Harry soltó otro bostezo y Severus lo tomó como la señal para marcharse, aunque no sin antes pasar por las tiendas de pociones y la biblioteca para recoger cualquier cosa que pudiera serles útil en los próximos días. Los llevó por aparición directamente a la habitación de Harry en Privet Drive, agradecido de ver que la puerta de la habitación de Harry seguía cerrada. Severus le dijo a Harry que se cambiara y se preparara para ir a la cama mientras él empezaba a desempaquetar todos los libros que habían cogido de la biblioteca Potter para ayudar a Harry con los deberes, además de ofrecerle algún conocimiento sobre las leyes y tradiciones del mundo de los magos, algo que le ayudara a ocuparse un poco durante las vacaciones o, como dijo Severus, una esperanza vana para conseguir que no se metiera en líos.

Cuando Harry regresó a la habitación se metió directamente en la cama y Severus se acercó y se sentó a su lado. Lanzó un gran suspiro y empezó -No me gustan las demostraciones emocionales, ni se me conocerá nunca por mimar a nadie, pero incluso yo puedo ver lo mucho que te ha afectado lo de hoy, Harry, y, sabiendo que no tienes a nadie más a quien acudir en busca de apoyo emocional, te ofrezco esta noche un trato único, para darte cualquier apoyo que necesites, hasta un abrazo incluido-. Esto lo dijo con tal expresión de disgusto en el rostro que Harry estuvo a punto de reírse; lo único que lo detuvo fue la postura rígida del hombre, que hablaba de la seriedad de su oferta.

-Um, gracias señor, Severus, eso estaría bien. La verdad es que nunca me habían dado un abrazo-.

Severus parecía dolorido mientras mantenía los brazos abiertos y Harry no estaba seguro si era por su confesión o por tener que soportar este acto. Sin embargo, como no quería perder la oportunidad, Harry se abalanzó rápidamente sobre la cama y se puso en el regazo del maestro de pociones. Fue ridículamente incómodo, por no decir otra cosa, ya que Harry rodeó tentativamente a su profesor con los brazos, pero se mantuvo tan rígido como pudo sobre las rodillas de Severus, con la esperanza de que eso se lo hiciera más fácil al hombre.

Como si percibiera sus pensamientos, Severus suspiró y acercó a Harry, apretando los brazos alrededor de su cintura y empujando suavemente la cabeza de Harry hacia el pliegue de su cuello.

-Relájate, Harry-, susurró Severus en el pelo de Harry, -esto está hecho para ayudarte a soltar tus emociones, no para mantenerlas reprimidas-.

-¿Cómo lo sabes?- preguntó Harry, sonando atrevido incluso para sus propios oídos, pero sin importarle demasiado, ya que Severus le frotaba la espalda tranquilizadoramente a pesar de todo.

-Mi madre solía hacer esto después de que mi padre hubiera estado en una de sus diatribas más despiadadas-, compartió Severus. -No sé por qué, pero siempre me resultaba más difícil lidiar con sus palabras que con sus puñetazos-.

Era la primera visión que Harry tenía de la vida de Severus fuera de Hogwarts y no pudo evitar darle al hombre un apretón reconfortante que al instante sintió correspondido.

-Sé lo que quieres decir-, murmuró Harry, -todavía me pongo rojo cada vez que alguien me llama chico-.

Severus asintió contra la sien de Harry. -Todos tenemos nuestros demonios Harry, se trata de encontrar la manera de enfrentarnos a ellos-. Con eso bajó los brazos y Harry lo tomó como una señal de que la pequeña demostración emocional había terminado y se metió de nuevo en la cama. Para su gran sorpresa, sin embargo, Severus no desapareció al instante y, en su lugar, arropó a Harry en la cama. -No, recuerda; llorar no es un signo de debilidad, sino a menudo una descarga emocional necesaria, así que si necesitas dejar que las lágrimas fluyan, hazlo. Pero si sientes que es demasiado, avísame enseguida y te daré algo para calmarte. Sin embargo, estaré preparando pociones, así que sólo molestame si es necesario y no por alguna razón trivial. Ahora, ¿tienes algún plan para el resto de la semana?-.

-Bueno, tengo una cita en la óptica mañana a las diez, pero por lo demás pensaba empezar a hacer los deberes-.

-Bien-, asintió Severus. -Voy a estar ocupado preparándome para reabastecer el ala del hospital esta semana, pero te acompañaré a tu cita de mañana, ya que no quiero arriesgarme a causar un problema con que no tengas un tutor presente con solo 11 años todavía-.

-Vale, gracias-, sonrió Harry. -Para ser sincero, estaba un poco preocupado, ya que nunca antes había tenido una cita con el oculista-.

Severus suspiró. -No pasa nada. Yo tampoco he tenido nunca una muggle, pero sinceramente dudo que haya nada de qué preocuparse. Pasaré a las ocho y media y podremos desayunar en algún lugar de la ciudad. Ahora, ¿cerraste la puerta cuando entraste?-. Harry asintió. -Bien ahora, buenas noches Harry, duerme bien y te veré por la mañana-.

-Buenas noches Severus-, bostezó Harry, cerrando los ojos y apenas oyó el chasquido de la Aparición que indicaba que el hombre se había marchado.

Chapter 8: Capítulo 8

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La cita con el oculista le pareció extraña a Harry. No estaba seguro de si se debía a que se estaba acostumbrando a la magia o al hecho de que no recordaba que le hubieran hecho ningún tipo de examen médico en el mundo muggle, pero le parecía increíble que tuvieran que hacerle tantas pruebas sólo en los ojos. Al menos le aliviaba el dolor de cabeza estar sentado en la habitación a oscuras, aunque había hecho una mueca de dolor cuando el oculista le iluminó los ojos con una luz brillante, antes de ponerle a Harry un extraño aparato en la cara y pedirle que leyera las letras de la pantalla. Parecía un poco sorprendido de que Harry fuera capaz de leer la mayoría de ellas de inmediato y de que parecieran más borrosas e ilegibles cuando añadía cosas al artilugio, incluso miró las gafas de Harry antes de volver a comprobar el artilugio. 

-Señor Potter, ¿puedo preguntarle por qué tiene estas gafas?-, preguntó el óptico.

-Al parecer, a mi tía, con la que vivía, le dijeron cuando empecé la escuela primaria que necesitaba gafas y me las regaló-, respondió Harry.

-¿Nunca te llevó a hacerte un examen de la vista?-.

-No, creo que me dijo que las había comprado en una tienda de caridad, ¿por qué?-.

-Entonces no creo que te sorprenda saber que no son la graduación adecuada para ti, ni mucho menos. ¿Sufre muchos dolores de cabeza, señor Potter?-. 

-Pues sí aunque me han informado de que tengo una serie de problemas que pueden provocarlos-.

-¿Y hay alguna época en la que los dolores de cabeza fueran menores?-.

-Bueno, solían ser un poco mejores cuando me despertaba por las mañanas en mi antiguo dormitorio, ya que estaba oscuro, pero volvían a aparecer después de ponerme las gafas-.

-Ok y el hombre que está contigo hoy, ¿es tu tío?-.

-No, mi padrino-, informó Harry al óptico, utilizando la tapadera que habían acordado durante el desayuno de esta mañana.

El óptico parecía curioso. -¿Hay alguna razón en particular por la que tu padrino esté aquí en lugar de tu tía?-.

-Um, no estoy seguro-, dijo Harry, no queriendo decir algo incorrecto, -será mejor que se lo preguntes a Severus-.

-Sí, eso sería lo mejor. Supongo que estará fuera, en la sala de espera, así que vamos a verle, pero antes me gustaría que te pusieras esto-, dijo el óptico, pasándole a Harry unas gafas con cristales tintados de su escritorio. En realidad no podía ver nada en la oscura habitación hasta que el óptico encendió las luces, momento en el que todo se volvió mucho más claro de lo que recordaba, por no decir mucho menos doloroso. El oculista abrió la puerta y condujo a Harry al exterior, donde Severus les esperaba, con cara de sorpresa al ver las gafas tintadas de Harry.

-¿Es usted el padrino del señor Potter? Hola soy Killian Jones, acabo de realizar la prueba de la vista- dijo el óptico ofreciéndole la mano a Severus.

-Severus Snape, mucho gusto, ¿hay algún problema?-. Preguntó Severus, mirando de nuevo a Harry.

-Me temo que puede haberlo señor Snape. Parece que el señor Potter en realidad no necesitaba gafas en primer lugar y desde luego no unas del nivel de estas-, dijo Killian, sosteniendo las viejas gafas de Harry.

-¿Cuál era el problema entonces, porque definitivamente me costaba ver más sin las gafas?-. preguntó Harry. 

-Sugeriría que su médico de cabecera le diera cita en el hospital para ver a un oftalmólogo, ya que ellos tienen más experiencia en el área, pero yo sugeriría que usted sufre de fotosensibilidad de alto nivel, posiblemente a causa de la desnutrición-, respondió Killian, mirando la forma todavía pequeña de Harry.

-¿Pero cómo explica eso mi incapacidad para ver bien?-. preguntó Harry, claramente confundido.

-La fotosensibilidad te habría hecho entrecerrar los ojos cuando había mucha luz, reduciendo tu capacidad de enfoque y dificultando la lectura. Sin embargo, cuando llevabas esas viejas gafas, también te hacían daño al obligar a tus ojos a adaptarse a la graduación innecesaria, aunque parecen tener cierta capacidad para bloquear la luz a pesar de no estar tintadas-, explicó Killian. -Tus ojos habrían tenido que adaptarse tras quitarte las gafas, pero también habrías tenido que lidiar con el resplandor, excepto con muy poca luz, lo que podría haberte hecho sentir que no veías bien-.

Severus apretó los dientes. -Temo decir que no me sorprende demasiado enterarme de esto, el señor Potter fue retirado del cuidado de su pariente cuando su colegio se preocupó y se está llevando a cabo una investigación, aunque me gustaría recuperar esas viejas gafas para utilizarlas como prueba-.

-Por supuesto-, asintió Killian, -y permítame darle mi tarjeta, estaré encantado de explicarle mis hallazgos si fuera necesario-.

-Gracias, señor Jones, se lo agradezco mucho- se inclinó Severus.

-Así que en realidad no necesito gafas entonces-, Harry se quedó boquiabierto.

-Necesitarás algo que te proteja de las luces brillantes, como el par que llevas ahora-, dijo Killian, -pero en realidad tu vista no estaba tan mal, ciertamente a un nivel habitable, y creo que tu visión puede incluso corregirse sola con cuidado y una buena dieta, pero sugiero que vuelvas a revisarla dentro de un año para medir la mejoría. Por ahora, si quiere echar un vistazo a nuestra gama y elegir un estilo o dos que le gusten, puedo hacérselos aquí, ya que sólo necesitarán cristales tintados, aunque sugeriría un par de intensidades para ayudarle en los días claros y apagados, y podemos añadir un efecto polarizador para ayudar con el deslumbramiento-.

Harry sonrió e inmediatamente corrió a ver los expositores mientras Severus agradecía al hombre su ayuda y se iba a concertar una cita para el año siguiente. Después de que Harry hubo elegido sus diseños, optando por una forma más rectangular, una con bordes de metal oscuro y otra de plástico negro para el tinte más oscuro que se parecería mucho a las gafas de sol, Harry se sentó en la sala de espera mientras Severus le recogía unas gafas de sol normales para que les sirvieran de momento, un estilo deportivo que parecía un poco extraño para el día a día pero que cubría completamente la zona ocular de Harry y no parecía desentonar bajo el sol del verano.

-Deseo que te pongas en contacto con Gringotts lo antes posible y les autorices a enviarme una copia de tu escáner médico para que pueda ver los daños por mí mismo-, dijo Severus en cuanto salieron de la óptica, -y si no tienes ningún plan para el resto del día, te sugiero que también consigamos unas cortinas decentes y una iluminación de bajo nivel para tu habitación para que puedas estudiar como es debido-.

-Bueno, pensaba ir al centro comercial fuera de la ciudad de todos modos-, replicó Harry, -aunque creía que pensabas hacer pociones esta tarde...-

-Pensaba hacerlo-, murmuró Severus, -pero me temo que en estos momentos estoy demasiado tenso y sólo acabaría elaborando venenos para colárselos a tus parientes y no creo que fuera bueno para ninguno de los dos que acabara en Azkaban-.

Harry no pudo evitar sonreír ante aquella afirmación. -Ah, Severus, ¿no sabía que te importaba?-. 

-Claro que me importa, mocoso, o no estaría aquí-, se mofó Severus, -pero eso no viene al caso. Alguna vez fuiste capaz de leer las pizarras en clase?-. 

-No-, suspiró Harry, -pero eso no era nada nuevo, ya que yo tampoco era capaz en Primaria y simplemente asumía que era igual para todos, ya que mis profesores siempre decían que me inventaba cosas y que no había nada malo en mi vista-.

-Me cuesta creer que ninguno de los profesores de tu colegio hiciera comentarios sobre tu bajo rendimiento-, inquirió Severus.

-Bueno, mi primo Dudley consiguió hacerse amigo del hijo del director, lo que significaba que era intocable y universalmente creído, lo mismo que mi tío y mi tía, así que todo el mundo se limitaba a aceptar que yo era un niño problemático que solía portarse mal para llamar la atención, así que me ignoraban cada vez que decía que tenía un problema, hasta el punto de que me lo creía-, Harry se encogió de hombros. -Si lo que dijo el oculista es cierto, entonces es una verdadera lástima que no terminara en Slytherin, ya que estar en las mazmorras probablemente me habría ayudado más que la torre de Gryffindor, ya que siempre hay mucha luz por las mañanas-.

-Eso es porque está en el lado este del castillo-, explicó Severus. -Hay que admitir que cualquiera de las otras casas habría sido preferible en ese sentido, ya que Hufflepuff también está abajo, en las mazmorras, y Ravenclaw está en el lado oeste, por lo que suele haber más luz por la tarde. Por curiosidad, ¿cómo te las arreglaste con la lectura?-. 

-Con mucha dificultad-, se rió Harry con autodesprecio. -Normalmente podía leer unas cuantas páginas cada vez, pero luego me dolía mucho la cabeza y las palabras se me desdibujaban. Hermione solía molestarse conmigo y quejarse de mi falta de atención como solían hacer todos mis antiguos profesores y yo no quería explicarle el motivo por si sólo se burlaba de mí igual que todos los demás-.

Severus tarareó. -En ese caso, te sugiero que repases todos tus libros y apuntes del año pasado antes de intentar hacer los deberes de verano y te asegures de que entiendes todo el material. No dudes en ponerte en contacto conmigo si estás atascado en algo, aunque no puedo garantizar una respuesta rápida, ya que podría estar ocupado preparando pociones-.

-Gracias, Severus-, sonrió Harry mientras subían al autobús que los llevaría al centro comercial. Harry acabó pasando un día muy agradable con el que había sido su profesor más odiado, ya que compraron todo lo que pensaron que podría facilitarle las cosas, incluidas cortinas opacas y lámparas de bajo nivel para que pudiera ajustar la luminosidad de su habitación según fuera necesario, así como un hervidor de agua, un microondas y un mini frigorífico para reducir al mínimo el tiempo que Harry tenía que pasar interactuando con los Dursley. También compraron un surtido de material de escritura para ayudarle a organizar mejor sus apuntes. Cenaron en uno de los restaurantes del centro comercial y Harry incluso pudo convencer a Severus de que lo llevara al cine después de hacerlo sentir culpable, diciendo que nunca había ido y que siempre había tenido curiosidad por saber cómo sería.

La oscuridad del teatro había sido el paraíso para Harry, por no mencionar el hecho de que Severus le permitió conseguir palomitas de maíz y una coca cola dietética para disfrutar mientras veía la película. Habían decidido ver una película llamada Buffy, la cazavampiros, que terminó siendo sorprendentemente divertida, al menos para Harry, que podía identificarse con la heroína que de repente se enteraba de que de alguna manera tenía que proteger al mundo de algún gran mal cuando lo único que realmente quería hacer era ser una adolescente normal. A Severus, sin embargo, no le impresionó tanto y pasó mucho tiempo quejándose de las inexactitudes de la película mientras ayudaba a Harry a colocar sus cosas nuevas en su habitación. 

A pesar de la crítica mordaz del hombre sobre la película, Harry se encontró disfrutando del resto de la velada. Era agradable tener a alguien con quien hablar de cosas como ésas, en las que se animaba a Harry a tener sus propios puntos de vista. Claro que hablaba de quidditch con Ron, pero Harry siempre se sentía en desventaja, ya que Ron había seguido el juego prácticamente desde que podía hablar y era muy obstinado, compartía sus ideas pero rara vez explicaba el panorama general. Hermione hablaba de poco, aparte de libros que Harry nunca había podido leer y Hermione tendía a sermonear en lugar de discutir. Con Severus había mucho de toma y daca; uno exponía una opinión, a menudo dando razones, y el otro escuchaba y luego comentaba. Eso no quería decir que estuvieran de acuerdo, pero a veces se ponían de acuerdo, lo que siempre hacía sonreír a Harry. Si éste era el hombre que se escondía tras la imagen de profesor, tenía grandes esperanzas de que este compromiso acabara siendo bastante agradable.

Una cosa que sí chocó a Harry fue cuando Severus sugirió que se vieran semanalmente, un miércoles en un esfuerzo por evitar las aglomeraciones del verano, y que Harry pensara en actividades que le gustaría hacer. 

-¿Pero yo creía que no íbamos a hacer encuentros semanales?-. preguntó Harry.

-Eso es porque intentar encontrar tiempo para una reunión de esponsales en condiciones mientras estamos en el colegio sería casi imposible, sobre todo con mis responsabilidades como profesor, pocionista y jefe de la casa. El director también sospecharía mucho si de repente pidieras volver aquí en vacaciones después de haberte quejado antes de irte en verano. Eso sólo deja las vacaciones de verano para poder encajarlas y quería darnos vía libre en caso de que nuestras agendas se llenaran, ya que no cumplir los requisitos supondría la disolución del contrato-.

-Y perderías el título-, supuso Harry y Severus asintió. -En ese caso, ¿no ayudaría reunirnos con más frecuencia, para darnos un colchón contra cualquier imprevisto más adelante, sólo que no quiero arriesgarme a que esto fracase?-.

-El problema es que tiene que haber al menos un par de días entre reunión y reunión, por cuestiones de decoro, y me resisto a hacer nada en fin de semana y tener que lidiar con las multitudes-, reflexionó Severus. -Supongo que siempre podríamos volver a visitar la mansión Potter y así podría seguir elaborando pociones en el laboratorio. No sé si sería una reunión oficial, pero si pasamos un rato juntos y compartimos una comida, no habrá problema. Les enviaré un mensaje a los goblins para que lo comprueben y recuerda que prometiste enviarles un mensaje tú mismo para compartir los resultados de tu escáner médico-.

-No lo he olvidado-, Harry sonrió, -y prometo intentar conseguir algunas ideas sobre actividades que podamos hacer juntos para que podamos hacer planes aunque definitivamente me gustaría ir a la Mansión Potter sea oficial o no-.

Severus suspiró. -Supongo que me he dado un tiro en el pie con eso, aunque si no estoy disponible por alguna razón, Collie podría llevarte si lo deseas. Ahora debo irme, tengo que enviar una poción mañana y prefiero no estar preparándola pasada la medianoche. No te olvides de repasar tus apuntes y considera la posibilidad de reescribir los pasajes pertinentes de tu libro de texto con tus propias palabras, a mí a menudo me ayudaba-.

Se marchó antes de que Harry pudiera despedirse, pero seguía pareciéndole uno de los mejores días de su vida.

Las dos semanas siguientes pasaron rápidamente. Harry se había excedido un poco pidiendo libros por lechuza, además de comprar otros muggles en la librería local, y había tenido que hacer que Collie levantara estanterías para guardarlos todos. Sin embargo, ahora todo le parecía fascinante, y no sabía si era por la mejora de su concentración o de su vista, pero se encontraba absorbiendo información como una esponja. El comentario de Severus sobre la reescritura definitivamente pareció ayudar y Harry pronto se encontró enviando mensajes a su profesor con preguntas sobre todas sus asignaturas, para disgusto del hombre. 

Eso no quiere decir que todo fuera trabajo. Tras obtener una copia de su escáner médico, Harry se había puesto a investigar los efectos de la desnutrición, sobre todo en el mundo muggle, ya que Flourish y Blotts parecían tener pocos textos de medicina y la mayoría parecían estar muy por encima de sus conocimientos actuales. Por suerte, los muggles disponían de libros como "Nutrición para tontos", que le ayudaban a descifrar las cosas a un nivel manejable, y Harry se esforzaba al máximo por asegurarse de que comía de forma saludable para contribuir a su recuperación, algo que impresionaba bastante a Severus. También empezó a hacer ejercicio con regularidad, a correr e incluso a apuntarse a un grupo local de yoga para aumentar su flexibilidad, algo que Severus le había sugerido que podría resultarle útil en los duelos.

También estaban los encuentros con Severus. Hasta ahora Harry había elegido visitar el museo de historia natural y la galería de arte Tate. Ambas experiencias habían sido fascinantes para Harry y había disfrutado mucho aprendiendo sobre el mundo que siempre había existido más allá de Privet Drive. Como antes, Severus discutía las cosas con Harry, haciéndole preguntas y ofreciéndole opiniones, pero siempre dejando que Harry tuviera sus propios pensamientos y puntos de vista, permitiendo un intercambio de ideas sin que ninguno suprimiera al otro. 

Estas discusiones continuaban los sábados en la mansión Potter, aunque a menudo incluían también a los retratos, y Harry se dio cuenta de que disfrutaba tanto de ellas como de sus citas, ya que Severus parecía brillar de verdad cuando se enzarzaba en un verdadero debate con cualquiera de los otros y sus ojos parecían cobrar vida cuando empezaba a exponer argumentos apasionados. Harry sólo podía esperar poder igualar su nivel de inteligencia algún día, aunque eso lo animaba a estudiar y leer más. 

Sin embargo, Severus había intervenido en su tercer encuentro e insistió en que Harry hiciera algo más apropiado para su edad, lo que culminó con una visita al muelle de Brighton y un día en la playa y jugando en los salones recreativos. Harry se lo pasó en grande, sobre todo cuando Severus se le unió en algunos de los juegos e incluso consiguió que Harry ganara un peluche, algo que casi hizo llorar a Harry cuando lo recibió, ya que nunca antes le habían hecho un regalo fuera de Navidad, y eso que sólo había sido una vez. Severus pareció un poco constipado al oír esto pero sólo preguntó si Harry tenía algún plan para el resto de la semana. Harry se quedó un poco confuso e informó a Severus de que su único plan real era su clase de yoga del jueves por la mañana pero que, por lo demás, se tomaba cada día como venía. Severus sonrió enigmáticamente pero no dijo nada más, dejando a Harry con la sensación de que se estaba perdiendo algo. 

 

Chapter 9: Capítulo 9

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Fue el peor/mejor día de su vida hasta ahora. Comenzó el viernes por la mañana. Harry se disponía a salir a correr cuando oyó que llamaban a su puerta, que se abrió para revelar a un tío Vernon de aspecto iracundo.

-Aunque soy consciente de que pagas un alquiler pasable por ser considerado inquilino, debo informarte de que mi familia dará una cena y recibirá a unos invitados muy importantes esta noche, así que te agradecería que permanecieras encerrado en silencio aquí arriba durante todo el día-.

Harry se quedó mirando a Vernon. Era posible que sólo fuera una coincidencia y que hoy fuera el único día disponible para ellos, pero había muchas probabilidades de que su tío hubiera elegido específicamente organizar una fiesta el día de su cumpleaños sólo para darle la lata, una idea que era muy plausible dado que su tío siempre solía deleitarse dándole tareas extra ese día. El comentario de que era silencioso también era discutible, ya que Severus había levantado con esmero todos los silenciadores que se le habían ocurrido para asegurarse de que ni Harry ni sus parientes se molestaran entre sí, e incluso había puesto un encantamiento de aviso en la ventana para que no se quejaran de que Hedwig salía a cazar. El hombre estaba siendo obtuso a propósito y Harry no estaba de humor para hacerle la vida más fácil.

-De hecho-, continuó Vernon, moviéndose un poco ante la mirada perdida de Harry, -sería mejor que te esfumaras durante todo el día, ya que tu pobre tía tiene que limpiar toda la casa y preparar una comida de tres platos ella sola-.

Harry se quedó mirando, sin pestañear. Sabía que era una indirecta sutil, ya que, de no ser por su arreglo actual, Harry sería el que haría toda la limpieza y probablemente también ayudaría a su tía a cocinar. Por lo que a Harry se refería, si Vernon realmente simpatizara con Petunia, entonces él y Dudley levantarían sus gordos traseros y harían algo para ayudar en lugar de holgazanear todo el día. Vernon intentó lanzar una mirada furiosa ante la falta de respuesta de Harry, pero el hombre no tenía nada que envidiar a la habilidad de Severus para convertir a toda una clase revoltosa en mansos ratones, así que Harry se mantuvo completamente imperturbable, para gran enfado de Vernon por el continuo silencio. La cara de Vernon se iba poniendo cada vez más roja a medida que aumentaba su enfado y parecía a punto de estallar cuando Harry por fin dijo algo.

-De acuerdo-, asintió Harry con un movimiento de cabeza y acto seguido le cerró la puerta en las narices a Vernon. El hombre siguió aporreando la puerta, pero Harry se limitó a ignorarlo en favor de coger un poco de pergamino y garabatear una nota. Su tío podía ser un imbécil impenitente, pero a veces se le ocurrían buenas ideas, o al menos una, sonrió Harry.

Había estado un poco deprimido por tener que pasar su cumpleaños solo, aunque vería a Severus al día siguiente, pero la sugerencia de Vernon de que saliera de casa era la excusa perfecta para que Harry fuera a visitar a su prometido.

Querido Severus,

Vernon acaba de informarme de que hoy me recluiré en mi habitación, ya que esta noche dará una cena importante y la familia estará ocupada preparándola. Estoy un poco molesto porque pensaba ir al cine otra vez y luego comer algo en algún sitio, ya que es mi cumpleaños, y por desgracia no tengo nada para comer en mi habitación. ¿Hay alguna posibilidad de que pueda pasar el día en la tuya? Puedo llevar algo para entretenerme si estas ocupado, pero no me apetece estar encerrado en mi habitación todo el día.

Siento ser una molestia,
Harry

Harry contempló si eso era un poco demasiado manipulador pero realmente no quería estar encerrado en su habitación todo el día y había estado considerando sinceramente hacer algo para celebrarlo, incluso si estaba solo, cosa que haría si no quería arriesgar la libertad que tanto le había costado conseguir. Le dio la nota a Hedwig, que parecía un poco reacia a cogerla y Harry tuvo que insistir en que era necesario que se la llevara a Severus enseguida. Decidido a no salir a correr, Harry se puso ropa informal para el día y se preparó el desayuno en su habitación. Collie, como de costumbre, había pasado a limpiar los platos y la ropa sucia de Harry y éste estaba terminando su taza de té cuando se oyó un chasquido de aparición y Severus apareció de repente en su habitación haciendo que Harry se derramara el té caliente por encima.

-¡Mierda, Severus! Me has asustado-.

-Disculpa Harry pero por alguna razón tu lechuza se negó a tomar mi nota y estaba algo preocupado ya que ayer te había enviado una misiva solicitando tu presencia esta tarde pero tu nota de esta mañana sugiere que no la recibiste-.

-No-, resopló Harry, quitándose la camisa mojada mientras Collie aparecía para limpiar el desastre, -no he recibido ningún mensaje desde tu recordatorio sobre nuestro viaje a Potter Hall la semana pasada-.

-¿Ni la respuesta a tu pregunta del lunes cuestionando por qué había que secar las ortigas al preparar una solución hinchante?-. preguntó Severus.

-No-, Harry frunció el ceño. -Hay que reconocer que acababa de suponer que estabas demasiado ocupado para contestar y que iba a volver a preguntarlo el miércoles, pero me distraje con todo-.

Severus sonrió. -Me alegro de que te divirtieras tanto, y la respuesta es que las hojas secas tienen una mayor concentración de ácido fórmico, el ingrediente activo dentro de las hojas, y por eso se usan en lugar de las frescas. Pero eso no explica por qué no recibiste la respuesta, ya que se la envié directamente con Hedwig-.

Harry se quedó pensativo. -Si no recuerdo mal, estaba un poco alterada cuando volvió y parecía bastante enfadada, pero era tarde y quería irme a dormir, ya que todo lo que he leído dice que dormir mucho es la mejor forma de curarse-.

-Me alegra saber que te estás tomando tan en serio tu recuperación, Harry, y puede que merezca la pena hacerte otro escáner antes de volver al colegio para comprobar tus progresos, pero por lo que parece alguien está interceptando tu correo y eso es muy preocupante-.

Harry asintió con la cabeza. -Sí, pero ¿qué vamos a hacer al respecto?-.

-Lo más fácil sería enviar una carta con un encantamiento rastreador para ver si podemos averiguar adónde van las cartas, o al menos a qué distancia de la casa llegan, a menos que alguien lo elimine. Mientras tanto, debo decirte que he reservado mesa para cenar y he conseguido entradas para ver El fantasma de la ópera en el teatro Alexandra de Birmingham como regalo de cumpleaños, por si te apetece acompañarme-.

Los ojos de Harry se pusieron del tamaño de platillos y ni siquiera pensó antes de lanzarse sobre Severus y apretarlo por el medio. -Dios mío, gracias Severus, no puedo creer que realmente hayas organizado algo para mi cumpleaños-.

Severus parecía bastante tenso e incómodo mientras subía las manos para corresponder al abrazo de Harry. -Por supuesto. Sería una grave negligencia por mi parte no celebrar la ocasión de alguna manera, además no me gustaría imaginar lo que Lily, Dorea y Charlus dirían mañana si se enteraran de que te dejé solo en tu cumpleaños-.

-No me importa-, sollozó Harry, apretando más fuerte. -La tarta que Hagrid me regaló el año pasado fue lo más cerca que pensé que estaría de una celebración de cumpleaños dada la fecha y el lugar donde vivo, así que esto significa mucho para mí, aunque sólo lo hayas hecho para preservarte-.

Harry sintió que los brazos que lo rodeaban se estrechaban. -Todos los niños merecen que se celebre el aniversario de su nacimiento-.

Harry continuó llorando en la túnica de Severus mientras el hombre le frotaba la espalda de forma reconfortante, demasiado abrumado como para preocuparse por lo incómoda que debía ser la situación, al menos no hasta que las lágrimas amainaran y él se hubiera calmado de todos modos.

-Lo siento Severus, no era mi intención ensuciarte-.

-No te preocupes por eso-, murmuró Severus, aunque apartó la mirada de la de Harry. -En cualquier caso, eres bienvenido a pasar el día en mi casa si lo deseas, aunque estaré ocupado hasta la cena ocupándome de algunas pociones que hay que preparar antes del fin de semana, pero admito que me resultará más fácil tenerte allí para poder aparecerme directamente al restaurante en lugar de tener que fastidiarme viniendo primero a Surrey-.

-Vale-, Harry sonrió, aunque con una sonrisa acuosa, -¿hay algún tipo de código de vestimenta para el restaurante?-.

-Elegante e informal, aunque te advierto que no tengo pantalones vaqueros ni me los he puesto nunca, por mucho que tu madre me rogara que me los probara-.

-Entonces ya sé lo que te voy a regalar por Navidad-, sonrió Harry.

-Ponte una muda de ropa rápido, mocoso, antes de que se me acabe el tiempo y perdamos nuestra reserva-, espetó Severus, -y que conste que aunque me compraras un par me deleitaría quemándolos delante de tu cara, ya que es para lo único que sirven-.

-¡Filisteo!- resopló Harry, aunque la mueca de sus labios demostraba que no lo decía como insulto.

-Enhorabuena, señor Potter, veo que las pociones están haciendo realmente su trabajo y ha conseguido aumentar drásticamente su vocabulario-.

-Oh, sí, pongo los puntos sobre las íes y todo, señor-, bromeó Harry haciendo que Severus soltara una carcajada.

-En cuyo caso tengo grandes esperanzas para tu tarea de verano-, sonsacó Severus, -puede que este año incluso consigas algo más que un Troll-.

Harry no pudo evitar reírse ante el nivel de sarcasmo que desprendía Severus y se preguntó si el hombre siempre había sido así y él no se había dado cuenta. Resuelto a prestar más atención a la gente en el futuro, Harry agarró la mano de Severus y se preparó para la habitual sensación de apretón que siempre acompañaba a las apariciones.

Harry pasó la mañana instalado en el salón de Severus, revisando sistemáticamente sus libros para ver si había algo de interés, contento de haber cogido algunos de sus materiales de escritura para poder tomar notas, ya que dudaba que Severus le permitiera llevarse alguno de esos libros a Privet Drive. La mayoría de ellos estaban muy por encima de su nivel, o tocaban áreas de la magia de las que Harry ni siquiera había oído hablar todavía, aunque hizo una nota mental para pedirle a Severus que volviera el año que viene, cuando estuviera un poco más seguro de sus conocimientos mágicos.

Severus había abandonado a Harry a su suerte en cuanto llegaron a su casa y a la hora de comer aún no había salido del sótano. Sintiendo hambre pero sin querer importunar, Harry se dirigió al sótano, sin querer ocultar su presencia pero sin querer tampoco hacer demasiado ruido para no molestar a Severus si se encontraba en un momento delicado.

El hombre estaba contando cuidadosamente su agitación cuando Harry llegó al final de los escalones, algo que había aprendido que era vital mantener con exactitud gracias a un práctico libro titulado Aspectos básicos de la elaboración de pociones: Guía para muggles en la lista de pedidos por correo de Flourish and Blotts. Un rápido movimiento de los ojos fue todo lo que le indicó a Harry que Severus le había echado el ojo y, no queriendo hacerle perder la cuenta, Harry garabateó cuidadosamente una nota "¿Te apetece comer?" en la esquina de un pergamino antes de volver a sentarse en un taburete apartado.

Tras unos minutos en silencio, Severus retiró la varilla y empezó a moler algunos ingredientes con un mortero.

-Gracias por pensar en mí, pero me temo que no tendré tiempo suficiente para una comida en condiciones- dijo Severus sin vacilar en sus movimientos, -pero te agradecería que prepararas una tetera y la pusieras bajo un amuleto calentador para que pueda coger rápidamente una taza cuando tenga un momento. Si tienes hambre, puedes servirte lo que quieras. Confío en que sepas moverte por mi cocina sin hacer demasiado lío-.

-De acuerdo-, susurró Harry antes de saltar del taburete y subir tranquilamente las escaleras.

No le sorprendió descubrir que la cocina de Severus estaba muy organizada, así que le resultó fácil averiguar dónde estaba todo lo que necesitaba. Optó por un sándwich rápido para el almuerzo, junto con unos palitos de zanahoria y una manzana, Harry pronto reunió todo lo que necesitaba, incluyendo la tetera, la leche y el azúcar para el té de Severus. Incluso vio una taza solitaria en el fregadero, que supuso que era la que Severus solía usar. Estaba fregándolo todo después de terminar de comer cuando entró Severus.

-¿Cómo va la poción?-. preguntó Harry mientras Severus se servía una taza, añadiendo sólo un chorrito de leche a su infusión.

-Bien como siempre, aunque me preocuparía si no fuera así ya que solo es una poción regerminante que Pomona, es decir, la profesora Sprout necesitará durante el invierno; una poción que suelo enseñar a mis alumnos de sexto año pero siempre me gusta adelantarme a los suministros ya que nunca sé lo que traerá el nuevo año-.

-Espero que no haya señores oscuros asesinos a cuestas de profesores-, bromeó Harry, pero Severus se limitó a fruncir el ceño.

-Te das cuenta de que el señor tenebroso nunca ha asesinado a nadie, ¿verdad, Harry?-.

-¿Y mis padres?-.

-Fueron combatientes enemigos en una guerra. A Dumbledore le gusta eludir ese hecho, ya que la orden no era una fuerza oficial, más bien vigilantes, una resistencia, pero las reglas de la guerra siguen clasificándolos como combatientes activos, lo que significa que, aunque murieron en acto de servicio, en realidad no fueron asesinados. Si se hubiera celebrado un juicio como es debido, el señor tenebroso no habría sido condenado; al menos no por eso-.

-Oh-, tragó saliva Harry, -no sabía que hubiera reglas de guerra. Aunque si eso es cierto, ¿por qué todo el mundo sigue utilizando ese término?-.

-Claro que hay reglas para la guerra-, gimió Severus, -de lo contrario sería un caos tratar de averiguar quién disparó primero a quién para determinar si alguien fue un perpetrador o si se estaba defendiendo. En el mundo muggle existe un tribunal de guerra y cualquiera que sea el bando perdedor tiene que pagar indemnizaciones y está sujeto a juicio por cualquier acusación que infrinja las normas básicas de la guerra; cosas como usar la tortura o dañar a civiles a propósito. El mundo de los magos tiene un tribunal similar, aunque forma parte de la Confederación Internacional de Magos, la ICW, y parece que tienen sorprendentemente poco que ver con el señor oscuro, aunque nunca quedó claro por qué-.

-¡Huh!- resopló Harry. -Eso es un poco extraño de pensar, especialmente si el señor tenebroso es una amenaza tan grande como todo el mundo lo hace parecer-.

-Extraño de verdad-, estuvo de acuerdo Severus.

-Cualquiera pensaría que estás intentando reclutarme para el lado oscuro-, bromeó Harry.

-Reclutar no, pero intenta asegurarte de que tienes toda la información antes de tomar cualquier decisión, o al menos toda la que yo pueda darte-, explicó Severus. -Antes de que fuera por ti, estaba bastante de acuerdo con los puntos de vista del señor oscuro, aunque perdió mucha credibilidad cuando fue por un bebé, con profecía o sin ella-.

-Siento curiosidad por eso-, musitó Harry, -¿hay alguna forma de que yo lo oiga?-.

-Tal vez-, respondió Severus, -si era una profecía propiamente dicha, en teoría debería existir en la sala de las profecías y podríamos encontrarla, aunque no será fácil sin levantar sospechas-. Severus miró el reloj. -Desgraciadamente, tengo que volver y ocuparme de la poción, pero terminaré a las cuatro, lo que me dará tiempo suficiente para prepararme, si puedes ducharte antes. Las toallas están en el armario-.

Harry se tomó su tiempo para prepararse, después de todo no era sólo una cita, sino también una cita de cumpleaños. Se alegró de haber optado por un traje color carbón y una camisa de seda verde esmeralda con corbata negra; tal vez hubiera estado un paso por encima de "elegante informal", pero prefería ir un poco demasiado arreglado, sobre todo si Severus definitivamente no llevaba vaqueros. Se estaba aplicando cera en el pelo para que pareciera más despeinado que nido de pájaros cuando Severus entró con un traje negro sobre una camisa ciruela que parecía calentarle ligeramente la tez.

-Mejor de lo que me temía-, dijo, observando el traje de Harry, -y sorprendentemente puntual. Si nos vamos ahora, podremos tomar algo en el bar mientras esperamos nuestra mesa. Aunque me gustaría darte tu regalo antes de irnos, para que no tengas que preocuparte de cargar con él-.

-¡Severus, no debiste hacerlo!- exclamó Harry, -la comida y el espectáculo son más que suficientes-.

-Una persona necesita más de un regalo de cumpleaños en su vida-, fue la única justificación que recibió Harry antes de que un paquete cuidadosamente envuelto fuera empujado hacia sus manos. Al desenvolverlo, Harry encontró un walkman junto con varios casetes diferentes, entre ellos Michael Jackson, Iron Maiden y el álbum Gold de Abba. -Pensé que tu educación cultural debía ir más allá de los libros, pero no estaba seguro de cuáles eran tus gustos, así que elegí algunos al azar. Seguro que puedo cambiártelos si no te gustan-.

-Es brillante Sev-, gritó Harry, lanzándose alrededor de Severus por segunda vez ese día.

-De nada mocoso, pero te pido amablemente que no estropees este traje cuando estamos a punto de irnos al restaurante, sobre todo porque nunca he podido pillarle el truco a esos hechizos antiarrugas-.

Harry se disculpó y volvió a envolver cuidadosamente el regalo, queriendo conservarlo en la medida de lo posible, antes de comprobar su aspecto una última vez y acercarse a Severus para que los apareciera.

El restaurante estaba muy concurrido, pero no era ruidoso; con una iluminación de bajo nivel y asientos de felpa, distaba mucho del Gran Comedor de Hogwarts o de cualquiera de los otros restaurantes que Harry había frecuentado últimamente, y de pronto se sintió un poco nervioso. Severus debió de darse cuenta del estado de sus emociones, porque le sonrió amablemente después de pedirles unas bebidas y Harry sintió que se le calmaban las mariposas del estómago. La comida fue encantadora, los alimentos perfectamente cocinados, y a Harry le resultaba cada vez más fácil hablar con Severus estos días, ahora que estaba adquiriendo cada vez más conocimientos sobre magia. Severus parecía conocer una amplia gama de temas, explicando cosas con facilidad o sugiriendo nuevos libros que podrían gustarle a Harry y éste no podía evitar sentirse impresionado por el hombre que era su prometido.

El espectáculo también fue increíble. Severus había conseguido entradas en algo llamado el círculo y Harry no podía creer la vista que tenía del escenario, tan contento de que sus ojos estuvieran ahora básicamente arreglados para poder disfrutar plenamente de la actuación, especialmente cuando la araña parecía que iba a caer sobre ellos. Las canciones también eran increíbles y Harry estaba impaciente por conseguir una copia de la banda sonora para su nuevo walkman y poder escucharla cuando quisiera. Casi le dio pena cuando terminó y Harry sintió que no quería que terminara el día.

-Mocoso-, resopló Severus cariñosamente. -Nos volveremos a ver mañana, cuando vayamos a la mansión Potter, ya que no pienso oír el final de esto si no consiguen verte, o si no estás bien descansado cuando lo hagan. Sube y recoge tus cosas, yo sólo voy a comprobar la poción y luego te llevaré por aparición directamente a tu habitación por si tus parientes aún tienen invitados-.

-Bien-, Harry suspiró pero sonrió cuando Severus le alborotó el pelo antes de dirigirse a su laboratorio. Al dirigirse a la habitación de Severus para recoger su regalo, Harry se sobresaltó al abrir la puerta y ver a un extraño elfo doméstico esperando dentro.

-Harry Potter debe abandonar este lugar. Harry Potter está en peligro-.

Chapter 10: Capítulo 10

Chapter Text

-Hola-, dijo Harry, saludando al tembloroso y desordenado elfo doméstico, -¿quién eres?-. 

-Soy Dobby señor, Dobby el elfo doméstico-.

-Pues encantado de conocerte Dobby, y ya sabes que me llamo Harry, ¿puedo preguntar qué haces aquí?-.

-Sí señor Harry Potter, Dobby ya ha oído todo sobre el gran Harry Potter, vencedor de Aquel-que-no-debe-ser-nombrado. Todo el mundo conoce esas historias. Pero Dobby ha venido a advertirle, Harry Potter no está a salvo, Harry Potter debe abandonar este lugar de inmediato-.

-Oh, ¿por qué?- Preguntó Harry.

-El mago que vive aquí es el señor oscuro. Conoce a mi amo y mi amo no es un buen hombre. Oh, malo Dobby, malo malo malo-, chilló el elfo y empezó a golpearse la cabeza contra la pared.

-Para Dobby, para, no hace falta que te golpees la cabeza-, suplicó Harry, desesperado, -te harás daño-.

El elfo se detuvo de repente y volvió hacia él sus grandes ojos llenos de lágrimas. -Oh, Harry Potter es amable, muy amable. Dobby había oído hablar de la grandeza de Harry Potter, pero no de su bondad. Y pensar que se preocupa si un elfo humilde como Dobby está herido-.

-Claro que me importas, Dobby, y te agradezco que te arriesgaras a advertirme sobre el... mago oscuro, pero... ¿qué quieres que haga? ¿Debería ir a Hogwarts?-.

-¡No señor!- Dobby explicó -Hogwarts no, Hogwarts no es seguro-.

-Ah, querrás decir por haberme enfrentado allí a Voldemort a finales del año pasado-, supuso Harry.

-No el nombre, señor-, se lamentó Dobby, agarrándose las orejas, -habla no el nombre-.

-Lo siento, Dobby, debería recordar que no a todo el mundo le gusta-, se disculpó Harry, pensando en Severus y en cómo se estremecería de dolor al mencionarlo. La única razón por la que Harry aún no tenía por costumbre referirse a él como el señor tenebroso era para que Dumbledore no cuestionara el repentino cambio cuando volviera al colegio.

-Sí, Dobby se había enterado de que Harry Potter había vuelto a encontrarse con el señor tenebroso hacía apenas un par de semanas y que, una vez más, había conseguido escapar con vida-. Harry asintió. -¡Dobby lo sabía! Harry Potter es valiente y arrojado, pero Dobby ha venido a decir que Harry Potter no debe volver a Hogwarts-.

-¿En serio? Pero, ¿y mi educación? Debo volver si quiero ser mago-.

-No, no, no-, gritó Dobby, -¡Harry Potter es demasiado importante! ¡Harry Potter debe permanecer a salvo! Si Harry Potter vuelve correrá un peligro mortal-.

-¿Por qué?- se burló Harry, pensando que después del año anterior eso no era ninguna novedad. 

-Porque hay un complot, Harry Potter, un complot para que este año ocurran las cosas más terribles en Hogwarts-, susurró Dobby. -Dobby lo sabe desde hace meses, señor. Harry Potter no debe ponerse en peligro, es demasiado grande, demasiado bueno-.

-¿Qué cosas terribles?- preguntó Harry, -¿quién las trama?-. 

Dobby emitió un horrible sonido ahogado y luego empezó a golpearse la cabeza contra la pared. De pronto la puerta se abrió y Severus apenas parpadeó al extraño elfo antes de petrificarlo.

-Me había preguntado por qué tardabas tanto cuando oí un extraño ruido de golpes y vine a investigar-, comentó Severus. -¿Puedo preguntar qué hace el elfo doméstico de los Malfoys en mi casa?-.

-Por lo visto, ha venido a advertirme sobre una especie de complot que lleva meses tramándose-, explicó Harry, -uno que, al parecer, me pondrá en "peligro mortal" si vuelvo a Hogwarts-.

Severus frunció el ceño. -He sido amigo de los Malfoys durante muchos años y puedo decir honestamente que nunca he sabido que planeara algo así; Lucius solía odiar involucrarse en las incursiones, así que montar algo en el colegio parece improbable, especialmente con la opinión de los magos sobre atacar a los niños-.

-Pero, ¿y atacarme a mí de bebé?-. preguntó Harry.

-Eso fue una excepción debido a la profecía, se te veía más como un arma que como un bebé debido a la profecía. Pero incluso entonces, la decisión de atacar a un niño fue recibida con burla por gran parte del mundo mágico, y por eso muchos rechazaron al señor tenebroso después de su desaparición. Atacar a los niños no se hace, son inocentes en una guerra, por eso nunca fueron el objetivo antes de ti. Antes de desaparecer, el señor tenebroso también declaró inequívocamente que tú eras su objetivo y que nadie más debía intervenir, por eso nadie te atacó después de la muerte de tus padres y la desaparición del señor tenebroso. Afrontémoslo, tu tía y tu tío no habrían opuesto mucha resistencia si los mortifagos hubieran descendido y sin duda podrían haberlo programado para que Figg no se diera cuenta hasta demasiado tarde-.

-Y no es que los guardianes hubieran hecho nada-, asintió Harry, recordando lo que los duendes habían dicho sobre los guardianes de Privet Drive.

-Precisamente, así que no veo por qué Lucius se pondría en peligro de esa manera. Hazme el favor de llamar a uno de tus elfos domésticos para que lo ate, por favor, me voy por algo de veritaserum, algo de lo que dices no tiene sentido y me gustaría saber la verdad antes de ir a enfrentarme a Lucius-.

Para cuando Severus regresó Harry estaba sentado en la cama y Collie tenía al elfo de los Malfoys atado fuertemente a una de sus sillas de comedor y murmuraba en voz baja que los elfos malos les daban mala fama.

-¿Qué quieres decir, Collie?- preguntó Severus. -Me disculpo porque mis conocimientos sobre las costumbres de los elfos son algo limitados, dada mi historia-.

-Mira su ropa-, Collie arrugó la nariz con disgusto, -un elfo orgulloso jamás se permitiría faltarle el respeto a los amos andando así por ahí. Tenemos magia así que al menos que sea limpia. Sin excusas-.

Severus se quedó pensativo. -No he visto a ningún otro elfo doméstico en casa de los Malfoys, así que me resulta difícil decir si es la norma o no-.

-Claro que no-, resopló Collie. -Los elfos buenos sólo son visibles para la familia por seguridad, ya que los wes conocen muchos secretos y pueden entrar en toda la casa. Piensa en lo malo que sería si los enemigos de la familia nos encontraran-.

Severus asintió, sintiéndose un poco feliz de que los elfos de Harry obviamente lo clasificaran como familia si estaban tan dispuestos a interactuar con él. -Bien Collie, ¿te importaría quedarte por aquí mientras interrogo a este elfo, no quiero perderme nada, sobre todo en lo que se refiere a la etiqueta élfica?-.

-Por supuesto, amo Snape, Collie estará encantado de ayudar-, asintió el elfo y se colocó junto a la puerta, detrás del elfo para que no lo vieran.

Forzando al elfo atado a abrir la boca, Severus dejó caer tres gotas de poción sobre la lengua de la criatura antes de despertarlo. El elfo atado se debatía en las ataduras e intentó usar su magia cuando divisó a Severus, sólo para descubrir que no podía escaparse, lo que hizo que Severus sonriera satisfecho.

-Me temo que ahora no podrás escaparte como ese elfo, ¿cómo te llamas?-. 

-Es Dobby-, tartamudeó el elfo.

-Muy bien, Dobby, ¿por qué has venido esta noche?-.

-Para advertir a Harry Potter que está en peligro. Eres un mortífago, señor-.

-Lo era, esa organización también se ha disuelto un poco, desde que su líder desapareció. También soy el profesor del señor Potter, así que ¿por qué cree que soy una amenaza para él?-.

-Dobby me ha hablado del peligro que corre el gran Harry Potter. El señor tenebroso volvió el año pasado y los mortífagos empiezan a reunirse, por eso le han pedido a Dobby que vigile a su amo-.

-¿Quién se lo pidió?- Harry frunció el ceño, obviamente prestando mucha atención a la conversación.

-El gran Albus Dumbledore-, gimoteó Dobby, como si confesara que eso le había causado dolor físico.

-¿Cuándo conociste a Albus Dumbledore?- preguntó Severus.

-En la reunión en el colegio-, sollozó Dobby. -El amo me había llevado con él después de que rompiera el nuevo juego de té que le compró a la ama. Dijo que no debía confiar en mí sin supervisión. El amo se enfadó conmigo y me ignoró cuando tropecé, pero el amable director cuidó de Dobby. Me habló del gran Harry Potter y de cómo derrotó al señor oscuro otra vez. Dijo que tuviera cuidado porque el señor tenebroso podría venir a la casa de mi amo y es más malo que mi amo-.

-Eso sí parece un castigo duro por romper accidentalmente un juego de té-, reflexionó Harry.

-No dejes que su patética apariencia te engañe, Potter-, se mofó Severus, -no es su primera infracción ni mucho menos. Lucius me habló una vez de un elfo que decidió llenar la boca de Draco de burbujas después de que Lucius oyera a su hijo decir palabrotas y le hubiera dicho que se lavara la boca. Al parecer, Draco estuvo a punto de asfixiarse-. Una rápida mirada hacia arriba permitió ver a un Collie muy ceñudo que parecía estar a segundos de desgarrar al pobre elfo atado.

-Dobby sólo trataba de ayudar-, se lamentó el elfo, -Dobby no quería lastimar así al joven amo-.

-Y sin embargo lo hiciste, lo que demuestra que no se puede confiar en ti, así que ¿por qué debería creerte el señor Potter cuando dices que está en peligro?-.

-No, Harry Potter debe confiar en Dobby, Dobby dice la verdad. El amo ha estado gritando sobre Harry Potter desde que el joven amo fue castigado en el bosque prohibido por su culpa. Se puso peor el mes pasado cuando el amo empezó a despotricar sobre Harry Potter empujando el proyecto de ley muggle a través del Wizengamot-.

-Pero yo no tengo nada que ver con la política-, protestó Harry.

-Pero el amo dijo-, se lamentó Dobby. -El amo dijo que mataría a Harry Potter por meterse donde no debía. A Dobby le preocupaba que el gran Harry Potter estuviera en peligro, así que fui a Hogwarts a decírselo al director. El gran Albus Dumbledore dice que Hogwarts no es seguro para Harry Potter ya que el amo tiene demasiado control y probablemente esté planeando algo terrible así que debo ir a ayudar a Harry Potter. Dice que debo hacer todo lo posible para que Harry Potter esté a salvo-.

-¿Así que entendiste que debías impedir que el señor Potter asistiera a la escuela?-. preguntó Severus.

-Sí, señor-, sollozó Dobby. -El director dice que Harry Potter está a salvo en su casa, e incluso me dijo dónde estaba. Dobby trató de mantenerlo allí, incluso deteniendo lechuzas de sus amigos para que Harry Potter pensara que ya no lo querían en el mundo de los magos y se quedara. Pero Dobby falló, Harry Potter fue atrapado por un mortífago y ahora morirá-.

El elfo rompió a llorar y empezó a agitarse violentamente en la silla, por lo que Severus volvió a noquearlo.

-¿Por qué querría Dumbledore que me alejara de Hogwarts?-. Preguntó Harry, eso no tiene sentido.

Severus iba a decir algo pero Collie se le adelantó. -Un elfo inútil como ese no podrá detenerte, amo. El director solo quería que te preocuparas-.

-Estoy de acuerdo-, asintió Severus. -Eres fastidiosamente tenaz cuando lo deseas, así que dudo que Dobby aquí presente hubiera sido capaz de impedir que llegaras al colegio, sobre todo si aún tenías que lidiar con la versión de tus parientes del cuidado amoroso-.

-Eso es cierto, aunque tal vez debería no aparecer para ver cuánto le asusta-, rió Harry entre dientes. 

-Por muy gracioso que pudiera ser, yo no me arriesgaría-, advirtió Severus, -hay normas que prohíben que los menores estén en el mundo de los magos sin supervisión, así que tendrías que volver a su control, a menos que quisieras que nuestros esponsales fueran de dominio público-.

-Todavía no-, Harry frunció el ceño, -creo que me gustaría guardarme ese pequeño chisme como baza por si lo necesito más adelante-.

Severus asintió. -Estoy de acuerdo y también agradecido, ya que no sé qué me haría el director en cuanto se enterara. Me interesa saber cuál es esa aparente amenaza contra tu vida. Puedo ver a Lucius despotricando sobre matarte de una forma totalmente hipotética, pero planear tu muerte parece estar fuera de su zona de confort-.

-Entonces, ¿qué planeas hacer?- preguntó Harry.

-Muy sencillo. Llevaré a este pequeño bribón a la mansión Malfoy y me enfrentaré a Lucius. Puedo alegar que fui enviado por Dumbledore para vigilarte, por suerte Lucius no se molestará en comprobar eso con el viejo, y averiguar si hay algo de fundamento en sus afirmaciones-.

-¡Y Lucius Malfoy se limitará a contarte sus planes!-. exclamó Harry con incredulidad.

-No con tantas palabras-, admitió Severus, -pero, como ya he dicho, soy amigo de los Malfoy desde hace muchos años y he aprendido a leer entre líneas lo que dicen. Ahora, mientras estoy fuera, recoge tus cosas, se está haciendo tarde así que tendré que llevarte de vuelta cuando regrese-. Con eso hizo que Collie e quitara las ataduras y se fue.

Decir que Lucius Malfoy se sorprendió al ver a Severus aparecer en su entrada arrastrando a un elfo doméstico inconsciente sería quedarse corto. Bastaba decir que era la primera vez en su vida que Severus veía al hombre literalmente boquiabierto de asombro.

-¿Puedo preguntarle qué hace con uno de mis elfos domésticos, Severus, y por qué está inconsciente?-.

-Bueno-, dijo Severus, -quizá le interese saber que acabo de encontrarlo en la residencia de Harry Potter, después de haber tenido que ir a ver cómo estaba el chico por insistencia del director-.

-¿Cómo demonios se las ha arreglado para llegar hasta allí? Creía que esa dirección se mantenía en secreto por una buena razón-, preguntó Lucius.

-Al parecer, el director se lo comunicó después de que tu elfo decidiera decirle a Dumbledore que amenazabas la vida de nuestro querido salvador-. Lo último lo dijo con todo el veneno que pudo reunir para que a Lucius no le quedaran dudas de lo que Severus pensaba de aquel epíteto.

-Eso fue bastante miope de su parte-, reflexionó Lucius, -después de todo, ahora podría usar a Dobby para atacar al salvador cuando está en su momento más vulnerable-.

-¿Ese es tu plan?- preguntó Severus.

-Difícilmente-, se burló Lucius, -de hecho, no tengo ningún plan para la vida de ese mocoso, aparte de intentar que no se meta en política-.

-Que yo sepa, Potter no tiene ningún interés en la política-, reflexionó Severus, -al menos no lo ha demostrado en el colegio-.

-Draco decía lo mismo-, confesó Lucius, -sin embargo, al parecer, consideró oportuno escribir una carta al Wizengamot instándoles a aprobar la Ley de Protección Muggle que, en apariencia, dice querer proteger a los muggles de objetos aparentemente dañinos que podrían acabar en su sociedad, poniendo así en peligro nuestro mundo, pero, en realidad, no es más que una excusa para hacer redadas en casas de familia y confiscar todo lo que el Ministerio quiera, dado que los parámetros de la ley son muy amplios. Quiero decir, en serio, incluso cubre cosas que se parecen a objetos muggles, ¡esos idiotas no se dan cuenta de que eso significa libros!-.

-Supongo, por tu nivel de vitriolo, que la ley fue aprobada-.

-Claro que la aprobaron-, espetó Lucius, -y ahora tengo que escarbar frenéticamente en busca de cualquier cosa de valor que pueda interesar a los siervos del Ministerio, sobre todo porque hace poco me dijeron que la mansión estaba en lo alto de su lista de objetos a registrar debido a mis "contactos anteriores". El problema es que no me atrevo a ir a Diagon demasiado pronto, porque ya sabes que esos cabrones estarán al acecho, esperando pillar a la gente que intenta sacar cosas de sus casas para evitar que los pillen-.

-Bueno, supongo que siempre podría llevarme algunas cosas-, se ofreció Severus, -ya que sabes que Dumbledore nunca permitiría que se les ocurriera asaltar mi casa actualmente me necesita demasiado para eso-. Era un pequeño esfuerzo por su parte, pero sabía que le ayudaría a congraciarse aún más con Lucius y nunca estaba de más tener a un Malfoy en deuda.

Lucius soltó un suspiro de alivio. -Eso sería un gran alivio, viejo amigo. Puedo poner algunas cosas en las cámaras acorazadas, pero ciertos artefactos no se mezclan bien entre sí, así que habría que venderlos o enterrarlos, y ninguna de las dos opciones es preferible. Ven, tomemos una copa mientras los elfos preparan algunas cosas para que te las lleves. Deja a ése ahí-, se mofó señalando a Dobby, -se lo tendrá bien merecido por ir así a mis espaldas-.

-¿Cómo es que no te deshaces de él entonces?- preguntó Severus mientras se dirigían al estudio de Lucius.

-Créeme, ojalá pudiera-, suspiró Lucius. -Por desgracia, es hijo de Trixie, la elfa doméstica que Walburga le regaló a Narcissa como regalo de bodas y una de sus favoritas. Por desgracia, Trixie es muy protectora con su hijo y no quiere que lo deje marchar-.

-Nunca pensé que vería el día en que Lucius Malfoy tuviera miedo de un elfo doméstico-, rió Severus.

Lucius negó con la cabeza. -Sinceramente, te juro que a veces dan más problemas de los que valen. ¿Recuerdas el verano pasado cuando no paraba de encontrar excusas para ir a la tuya a por cosas?-. Severus asintió -Bueno, no quería admitirlo en aquel momento, pero era para poder tomarme una taza de té caliente. A Dobby se le había caído una bandeja y había roto un juego de té nuevo que acababa de comprarle a Narcissa, así que le dije a ese estúpido que se fuera a romper los dedos, que eso podría hacer que funcionaran bien. Idiota como es, Dobby se lo tomó como una orden directa y se estampó los dedos contra la puerta. Trixie no estaba contenta conmigo y me maldijo a beber té frío durante meses, incluso cuando intentaba beber de la taza de otra persona. Era una tortura, sobre todo cuando tenía reuniones. La viciosa criatura que es siempre se aseguraba de servírmelo e incluso comentaba si no vaciaba mi taza. Agradezco a Merlín que mi padre me enseñara a ocultar tan bien mis emociones-.

Severus pensaba lo mismo mientras luchaba contra el impulso de revolcarse en el suelo histérico. -Eso suena mal. Me hace preguntarme qué haría ella si te deshicieras del idiota-. 

-Acabar con los Malfoy-, se estremeció Lucius. -Ya ha tenido a bien informarme y la verdad es que no quiero intentar echarme un farolfarol-.

Terminaron sus bebidas y una caja apareció a los pies de Severus, llena de libros y diferentes objetos.

-Te pido disculpas de antemano, pero yo que tú no me arriesgaría a encoger eso-, le aconsejó Lucius, -algunos de los objetos son un poco adversos a las influencias externas-.

Severus puso los ojos en blanco. -Bien, y los recuperarás siempre que no me entere de más atentados contra Potter, o sus amigos-.

-No prometo nada en lo que respecta a Arthur Weasley, ya que fue él quien escribió esa horrible factura de Merlín-.

Severus asintió. -Te concederé esa, especialmente porque el hombre está claramente trabajando algún tipo de agenda con ese acto. Me iré entonces, pero tendré unas palabras con tu elfo antes de irme. Siéntete libre de informar a su madre de que si se le ocurre maldecirme, siempre me he preguntado qué harían las partes de elfo en una poción: a diferencia de ti, yo no tengo ni mujer ni hijos por los que temertemer-.

Volviendo a la entrada, Severus se aseguró de tener bien agarrado al elfo antes de despertarlo. Dobby estuvo a punto de desmayarse de nuevo al ver al iracundo maestro de pociones.

-Escucha, elfo, y escucha bien devolverás todo lo que hayas cogido y que fuera para el señor Potter, y si vuelvo a oír que estás a escupitajos del muchacho, haré que todo lo que has sufrido aquí parezca un paseo por el parque-, gruñó Severus. -Tampoco volverás a hablar con Albus Dumbledore o informaré a tu madre de que has puesto a tu familia en peligro y, aunque ahora le importes mucho, me pregunto cuánto tiempo seguirá así si sabe que casi provocas la caída de la familia a la que estás obligado a servir-.

Dobby palideció y asintió frenéticamente. En cuanto Severus lo soltó, desapareció, dejando a su paso tres cartas, un libro y un paquete. Los echó encima de la caja y, asegurándose de que la tenía bien agarrada, regresó por aparición a la casa. Depositó la caja sobre la mesa del comedor y luego fue en busca de Harry, sólo para encontrar al chico tirado en su cama, con la ropa y los regalos cuidadosamente apilados a su lado. Llamó a Collie para que llevara sus cosas a la habitación de Harry y sacó una manta para cubrir al chico, no queriendo perturbar su sueño. Resignándose a pasar la noche en el sofá, Severus lanzó un suspiro y esperó que la espalda no le causara demasiada agonía por la mañana.

 

Chapter 11: Capítulo 11

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Harry se despertó muy desorientado y tardó un rato en darse cuenta de que seguía en la cama de Severus, pero que alguien le había puesto una manta encima en algún momento. La luz de la mañana entraba por las ventanas, así que Harry se dio cuenta de que debía de llevar allí toda la noche y poco a poco empezó a preocuparse por lo que pudiera haberle pasado a Severus. Bajando las escaleras con cuidado, Harry dio un respingo cuando vio a alguien tumbado en el sofá.

-¿Tienes que hacer tanto ruido a primera hora de la mañana?-. gimió Severus.

-Perdona, es que estaba un poco sorprendido-, admitió Harry, -no me había dado cuenta de que me habías cedido tu cama-.

-Sí, por eso deberías ser más agradecido, mocoso, y tener la decencia de dejar dormir a la gente-, gruñó Severus.

Harry hizo una mueca de dolor. -Siento mucho molestarte. Volveré arriba para que puedas volver a dormir-.

-Eso no va a suceder, mi espalda está agonizando después de una noche en esta cosa, así que no hay manera de que pueda volver a dormir ahora-, se quejó Severus.

Harry se quedó boquiabierto. -No deberías haberme dejado ocupar tu cama entonces, no si el sofá iba a causarte dolor-.

-No quería interrumpir tu sueño-, admitió Severus.

-Oh, bueno, la próxima vez métete a mi lado-, sugirió Harry. -Es una cama de matrimonio, así que hay sitio-.

-¿Qué te hace pensar que esto volverá a ocurrir en algún momento?- preguntó Severus.

-Bueno, si entonces-, resopló Harry, -pero si vamos a estar prometidos otros dos años, entonces tienes que admitir que es una posibilidad-.

-También sería muy inapropiado-, señaló Severus.

Harry se encogió de hombros. -Creía que para eso estaban los amuletos de castidad. Además, admitámoslo, de todas formas nunca vamos a hacer nada realmente inapropiado-.

-Bastante-, convino Severus de buena gana, -pero basta de eso, ya que estamos levantados podemos desayunar-.

Como compensación por haberlo despertado temprano, y por haberle causado una incómoda noche de sueño, Harry se ofreció a ser quien les preparara el desayuno, sólo que Severus en realidad no tenía nada que cocinar. En lugar de eso, decidieron ir temprano a la mansión Potter, para alegría de Asher, Dorea, Charlus y Lily, que estaban encantados con la idea de pasar más tiempo con Harry en su cumpleaños, aunque un poco atrasado. Lily, sobre todo, estaba encantada de poder pasar tiempo con su hijo en su día especial, así que Severus dejó a la familia a su aire y se dedicó a juguetear en el laboratorio de Pociones. Charlus asomaba la cabeza de vez en cuando y ambos discutían en profundidad sobre las propiedades de algunos de los ingredientes más raros de los almacenes de la mansión Potter, pero por lo demás Severus se quedaba solo la mayor parte del día.

Sin embargo, Harry volvió a pasar un día estupendo con su familia y se resistía a marcharse, sobre todo porque sabía que tendría que volver al relativo aislamiento de Privet Drive. Fue necesario que Severus le recordara que se suponía que debían pasar desapercibidos y que Figg probablemente sospecharía si no lo veía por allí, para que considerara la posibilidad de marcharse.

-¿Entonces volvemos directamente a Privet Drive?- preguntó Harry con un suspiro.

-No, hay algunas cartas y regalos de tus amigos que conseguí recuperar de ese maldito elfo, así que puedes recogerlos antes de volver-, respondió Severus, poniendo internamente los ojos en blanco por haber cedido ante el mocoso. Recibió a cambio una sonrisa brillante cuando Harry empezó a despedirse de sus parientes y sintió que su viejo y arrugado corazón se calentaba al verlo, más aún cuando Harry lo rodeó con sus brazos para que pudieran aparecerse.

-Entonces, ¿dónde están esas cartas?- preguntó Harry, una vez que se le había asentado el estómago.

-En la mesa del comedor. Las saqué hace un rato. Pero no toques nada de lo que hay dentro de la caja; está llena de artefactos mágicos de los Malfoys y dudo que alguno de ellos esté a salvo-, advirtió Severus.

-¿Por qué te dan los Malfoys un montón de artefactos oscuros?- preguntó Harry.

-Porque hace poco se aprobó una ley en el Wizengamot que permite a las autoridades registrar las casas de la gente en busca de cualquier cosa que puedan considerar peligrosa para los muggles, o el estatuto del secreto-, explicó Severus.

Harry frunció el ceño. -¿Pero no se podría clasificar casi cualquier cosa como peligrosa para los muggles? ¿Qué idiota permitió que eso se aprobara?-.

-Es una ley muy amplia, redactada por Arthur Weasley, y me pregunto cuál fue el motivo. En cuanto a quién hizo que se aprobara, podría decirse que fuiste tú. Al parecer, Dumbledore leyó una carta tuya al Wizengamot en la que alababas la ley y rogabas que se aprobara-.

-¡Maldita sea!- Gritó Harry. -Te juro Severus que nunca he escrito algo así, y yo tampoco lo haría, sobre todo si esa ley permite invadir las casas de la gente por poco o ningún motivo. No puedo creer que inventara algo así-.

-Dumbledore es un maestro de la manipulación y lleva décadas haciéndolo, así que no te martirices por ello-, le tranquilizó Severus.

Harry suspiró. -No voy a poder escapar fácilmente de él, ¿verdad?-.

-Ninguno de los dos lo será-, admitió Severus. -Al igual que tú, ha conseguido encadenarme a él con promesas y falsedades. Juntos, sin embargo, podemos trabajar para escapar. Ahora, basta de eso, tenemos que llevarte de vuelta así que recoge tus cosas para que podamos irnos-.

Harry recogió las tres cartas, el libro y el paquete y luego vio unos libros de trabajo sobre el escritorio de Severus. -¿Puedo llevarme uno de estos también? Me vendría bien uno nuevo para añadir un resumen de todos los ingredientes de pociones que usaremos el año que viene. Sé que están todos en 1000 hierbas mágicas y hongos, pero es un fastidio tener que hojearlos todo el tiempo. Me gustaría tener la información necesaria a mano, pero ya he gastado todos mis cuadernos y no puedo molestarme en ir por un solo libro. Pediría uno por lechuza, pero Flourish and Blotts sólo lo hace en pergamino y se liaría si está todo separado-.

-La verdad es que es muy buena idea-, convino Severus, -sobre todo porque el hecho de escribir las cosas te ayudará a asimilar la información. Siéntete libre de coger un libro siempre que no haya nada escrito en él, pero procura ser rápido, no quiero que Figg sospeche-.

Harry comprobó que el libro de arriba estaba en blanco antes de añadirlo a su colección de cosas y agarrar a Severus.

Severus lo había dejado literalmente en su habitación antes de apresurarse a volver alegando que tenía más pociones que hacer después del ajetreado fin de semana aunque Harry se preguntó si el hombre se estaría aburriendo un poco de su compañía. Decidido a no molestarlo durante al menos un par de días, Harry cogió el nuevo libro y empezó a transcribir todos los ingredientes que utilizaría en pociones el año siguiente del enorme y difícil de manejar compendio de ingredientes de pociones. Acababa de terminar de escribir las propiedades de la sangre de salamandra cuando ocurrió algo de lo más extraño: las palabras que había escrito desaparecieron y luego aparecieron otras nuevas en su lugar.

¿Por qué sientes la necesidad de copiar la información sobre la sangre de salamandra cuando ya está disponible en Mil hierbas y hongos mágicos?.

Ese libro me resulta demasiado pesado, sobre todo en mitad de una clase, así que quería tener una referencia de todos los ingredientes que voy a utilizar en un solo lugar para poder consultarlo fácilmente, respondió Harry, preguntándose si se trataría de algún libro nuevo que Severus había conseguido y tomó nota mental de preguntarle pronto por él, casi dándose una patada por el embargo que se había impuesto a sí mismo.

Una idea bastante inteligente, escribió el diario.

Gracias, respondió Harry, sintiendo un sentimiento de orgullo, mi prometido ciertamente piensa lo mismo.

Me sorprende que hayas conseguido un compromiso si aun estas en la escuela, escribio el diario. En mi época no se solía hacer a menos que estuvieras en sexto o séptimo curso, e incluso entonces era bastante raro.

En septiembre entraré en segundo, pero hubo circunstancias atenuantes, rascó Harry, y su pluma se clavó en la página con más fuerza que antes. No me gustaba quién era mi tutor mágico y ésta fue la única forma que se nos ocurrió para librarme de su control.

Espero que tu prometido no se esté aprovechando de ti, preguntó el diario.

Oh, no, en absoluto, se apresuró a escribir Harry. Ha hecho más por mí que probablemente nadie y estoy muy contento de que mi madre decidiera elegirlo para mí.

¿Debo deducir entonces que tu infancia no fue muy buena?.

Harry se burló en voz alta antes de contestar. Eso es quedarse corto. Mis supuestos parientes me trataban como a un esclavo. Viví en el armario de debajo de la escalera durante los primeros once años de mi vida. Ni siquiera supe mi nombre hasta que empecé la escuela primaria.

Las palabras permanecieron un momento en la página antes de ser absorbidas y reordenadas. Mis condolencias entonces. Mi infancia tampoco fue muy buena, aunque casi me alegro de que mis inútiles parientes nunca quisieran acogerme si eso era lo que me podía esperar.

Harry se quedó estupefacto. ¿Estás intentando decirme que eres una persona de verdad o algo así?.

Sí. Me llamo Tom Marvolo Riddle. Estoy bastante seguro de que lo ponía en la agenda.

Harry echó un vistazo al frente para comprobarlo y se sorprendió al ver que el nombre estaba escrito allí. Oh, lo siento escribió. Creí que era un simple cuaderno cuando lo cogí. ¿Por qué me hablas a mí?.

Cuando estudiaba en Hogwarts pude atrapar una parte de mi conciencia en este libro, que es con el que estás hablando ahora.

Qué bien, respondió Harry, ¿cuándo estudiaste en Hogwarts?.

Ingresé en Hogwarts en 1938, pero fue en 1943 cuando creé este diario. ¿En qué año estamos ahora, si se puede saber?.

1992.

Casi cincuenta años. Supongo que el mundo de los magos ha cambiado mucho en este tiempo.

No lo sé, admitió Harry, no sé cómo era entonces.

¿Te gustaría verlo?.

Sí, por favor, contestó Harry, y pronto se vio arrastrado a un lugar casi onírico, contemplando las interacciones de un chico guapo al que se referían como Tom y que Harry sólo podía suponer que era la persona que había estado hablando con él.

Comenzaba con un chico joven en una habitación pequeña y estrecha, conociendo a Dumbledore por primera vez y siendo informado de todas las cosas maravillosas que podía hacer con la magia, y la alegría que sentía al ser aceptado, hasta el momento en que Tom informó al anciano de que podía hablar con las serpientes, momento en el que Dumbledore se volvió frío con él. Harry pudo ver que esa actitud continuaba, con Dumbledore persiguiendo los pasos del joven Tom en la escuela.

Harry vio a Tom luchando por ser aceptado en su casa, ya que era un hijo de muggles en Slytherin, y acudiendo con frecuencia a su profesor de Pociones y jefe de casa en busca de apoyo. También hubo incidentes con Hagrid, en los que se vio a Tom pidiéndole amablemente al joven semigigante que no llevara animales peligrosos a las instalaciones del colegio, sin que ni él ni nadie parecieran darse por enterados. Hubo incluso una escena en la que Tom llevó el asunto ante el entonces director después de que una alumna hubiera sido mordida, pero Dumbledore convenció al hombre de que dejara pasar el asunto, ya que la chica en cuestión parecía estar bien aparte de la mordedura, a pesar de los argumentos de Tom de que los efectos del veneno de la acromántula eran desconocidos.

Harry tuvo que parpadear para reorientarse cuando volvió de los recuerdos.

No sé cómo están las cosas en Slytherin, ya que yo estoy en Gryffindor, aunque no tenemos problemas para aceptar a los nacidos de muggles, pero Dumbledore es ahora el director y hay un nuevo maestro de pociones y jefe de Slytherin, escribió Harry.

Me pregunto qué habrá sido de Slughorn. Era mi profesor favorito en Hogwarts y siempre tenía tiempo para mí, respondió Tom.

No lo sé, pero puedo preguntarle a Severus la próxima vez que lo vea. Seguro que él sabe lo que le pasó, ya que es el actual profesor de pociones y jefe de Slytherin.

Podría ser una buena idea, aunque tengo curiosidad por ver qué daño ha conseguido hacer Dumbledore como director. Ese hombre tenía demasiados prejuicios contra los Slytherin como para ser considerado justo. ¿Te parece bien que mire en tus recuerdos para ver por mí mismo cómo son las cosas en tu época? preguntó Tom.

No veo por qué no. respondió Harry, después de todo no había ido mal cuando había mirado en los recuerdos de Tom, así que ¿qué era lo peor que podía pasar esta vez? Al volver a poner las manos sobre el diario, Harry se sobresaltó al sentir un tirón, como si su propia fuerza vital estuviera siendo atraída hacia el diario. Intentó apartar las manos, pero se quedó atascado. Entonces la sensación de tirón aumentó y Harry sintió que los ojos se le ponían en blanco mientras sus recuerdos pasaban por su cabeza como si fuera una película de ritmo extremadamente rápido. Toda su vida pasó ante sus ojos, incluso cosas que ni siquiera sabía que recordaba. La sensación de tirón pareció intensificarse y luego se añadió otro dolor, uno que parecía centrarse en su frente mientras algo empezaba a gotear por su cara. Harry hizo una mueca de dolor y trató de apartarse de nuevo, pero esta vez lo consiguió, lanzándose al otro lado de la habitación con la fuerza de su acción, provocando un fuerte golpe al chocar contra la pared.

Harry se llevó la mano a la frente y se tocó el lugar donde sabía que tenía la cicatriz. Mirando con cansancio el diario, Harry vio que su sangre, que había caído en las páginas, era absorbida y formaba nuevas palabras.

Harry, debo disculparme, tanto por mis acciones de ahora como por las del pasado.

Harry hizo una pausa, diciéndose a sí mismo que el libro era demasiado peligroso para volver a interactuar con él, pero por desgracia su curiosidad pudo más que él una vez más y se encontró escribiendo una respuesta.

¿Qué quieres decir, Tom? ¿Qué has hecho en el pasado?

Intenté matarte, Harry. Soy a quien conoces como Lord Voldemort.

Harry jadeó. No podía ser. Se frotó los ojos, pero las palabras seguían en la página. Tragó saliva. ¿Vas a intentar matarme otra vez?.

No, Harry. Admito que intenté tomar un poco de tu fuerza vital para restablecerme, pero parece que hay algo que bloquea mis esfuerzos. Sin embargo, pude ver cómo ha sido tu vida gracias a que mi yo del futuro siguió una profecía, algo que actualmente no me parece bien y que me hace cuestionar las cosas. Sin embargo, eso no cambia el hecho de que mis elecciones han afectado irrevocablemente a tu vida, provocando que vivieras una infancia tan mala como la mía en lugar de una con padres cariñosos como deberías haber tenido. También te dejaron vulnerable y a merced de las maquinaciones de Dumbledore y por eso lamento mis acciones, no sólo por haber intentado matarte antes, sino también por haber matado a tus padres.

El diario pareció brillar y Harry volvió a sentir un ardor en la frente que le hizo sisear. No tenía ni idea de qué le causaba el dolor, aunque no era tan fuerte como cuando Voldemort le había tocado cuando intentaba conseguir la piedra. Entonces, por el rabillo del ojo, Harry notó un suave resplandor que le bajaba por el brazo derecho hacia los dedos extendidos. Su mano pareció moverse por sí sola, tocando el diario una vez más mientras el resplandor salía de su mano y entraba en el diario, haciendo que el libro brillara un poco más.

Harry se sintió mal.

¿Qué demonios ha sido eso?.

De repente, unas palabras aparecieron en las páginas del diario.

Era una parte de mi alma. Debió de desprenderse cuando te ataqué de bebé y quedó alojada en tu psique. Es lo que me impidió drenar tu vida antes. Al arrepentirme de mis actos, al arrepentirme de intentar matarte, así como de la muerte de tus padres y del dolor que te causó, pude deshacer el daño y reabsorberlo. Es bastante útil ya que ahora tengo el conocimiento que tenía hasta el momento en que mi alma se partió, así como el poder que reside en este libro, ya que fue la primera vez que partí mi alma.

-¿Por qué demonios querría alguien dividir su alma?- murmuró Harry.

Me partí el alma con la esperanza de conseguir la inmortalidad, escribió Tom. Los años en que tuve que pasar los veranos en Londres en pleno bombardeo me habían hecho temer lo peor y había jurado encontrar una forma de mantenerme atado a este mundo mortal. Obviamente funcionó, pero ahora parece haber una sombra de mí vagando por algún lugar y estoy un poco preocupado por el estado de su mente, especialmente si se alimentaba de sangre de unicornio. Espero que tu prometido tenga una idea de dónde puede estar para poder evaluar qué daño puede hacerse. Con un poco de suerte podré absorberlo como iba a hacer contigo y debería poder recuperar mi cuerpo. Tu prometido puede ayudarme ya que me lo debe por traicionarme.

Harry se puso colorado y se abalanzó sobre él. No dejaré que le hagas daño, Harry arañó con rabia la página.

No temas Harry, comprendo las razones de su traición y por eso lo perdonaré si hace esto puedo ver por lo que era tu fragmento de alma que he traicionado mis propios ideales originales después de todos modos así que sería un poco hipócrita de mi parte no hacerlo.

Harry estaba confuso. ¿Cómo traicionaste tus propios ideales?.

Sé que en mis recuerdos viste que era un nacido de muggles, pero en mis últimos años en Hogwarts me enteré de que en realidad soy mestizo, admitió Tom. La familia de mi madre era sangre pura, pero la línea se había estancado y mi madre era poco más que una squib, una bruja o maga sin la magia suficiente para poder usarla. Tú y yo somos excelentes ejemplos de que un poco de la llamada sangre sucia puede hacer maravillas por una línea, Severus también, de hecho, por eso nunca prediqué la supremacía de los sangre pura. Ciertos elementos pueden tener esa idea, pero te aseguro que no vino de mí. La razón por la que inicialmente fundé los Caballeros de Walpurgis fue para intentar proteger el mundo de los magos de la amenaza de los muggles.

¿No lo hace ya el Estatuto de los Secretos? preguntó Harry.

Tiene defectos, admitió Tom, y ese defecto es el de los nacidos de muggles. Por eso no me parece bien que se introduzca a los nacidos de muggles en el mundo sin algún tipo de investigación o programa de control para asegurarnos de que no se filtre información accidentalmente.

¿Entonces no quieres matar a todos los muggles?.

Por supuesto que no. Son demasiados y su armamento es demasiado avanzado para que los magos puedan conseguirlo.

Entonces, ¿por qué todas esas incursiones? empujó Harry.

Eran más a menudo contra brujas y magos que me atacaban a mí y a los míos, explicó Tom, y los muggles a los que atacábamos abusaban de los niños mágicos.

¿Como mis parientes?.

Sí, Harry, serían los principales candidatos a un ataque si no fuera por ese pabellón de sangre. Su comportamiento contigo es censurable y el de Dumbledore también, ya que te ha enviado de vuelta aquí. A ese hombre no se le debería confiar el bienestar de los niños. En cualquier caso, voy a necesitar un cuerpo para poder hacer algo para cambiar el mundo de los magos y para eso necesitaré a Severus.

¿Cómo sé que no volverás a intentar matarme? preguntó Harry, confundido. La persona de este libro no se parecía en nada al Voldemort del que había oído hablar o con el que me había encontrado antes.

Porque te lo juro por mi magia, Harry, y por si fuera poco, también estaré en deuda contigo, esencialmente una deuda de por vida, ya que, aunque no estoy muerto, estoy bastante cerca de estarlo, y al devolverme un cuerpo me darás la oportunidad de volver a vivir.

Harry lo pensó. Voldemort era intrínsecamente indigno de confianza, pero el hecho de que estuviera dispuesto a jurar por su magia era bastante tranquilizador. Además, si Voldemort lo mataba, quedaría inofensivo, lo que resolvería el problema. La idea de no tener que enfrentarse a un juicio como el verano anterior también era un gran atractivo. Harry sólo quería la oportunidad de ser un chico normal y no tener que preocuparse por señores malvados ni nada por el estilo.

Sintiendo que no tenía muchas opciones, Harry tomó la pluma una vez más. Muy bien, te ayudaré.

Muy bien. Harry Potter, siempre estaré en deuda contigo.

Chapter 12: Capítulo 12

Chapter Text

Harry se dio cuenta de que Severus estaba de mal humor en cuanto apareció en su habitación, gracias a la vena de la mano derecha que le palpitaba tan violentamente que Harry temió que le explotara.

-Por favor, dime que estabas bromeando cuando me escribiste diciendo que habías estado escribiendo en un libro que antes pertenecía al señor oscuro y que dicho libro te respondía-.

-¿Por qué?- preguntó Harry.

-¿Aparte del hecho de que eso sería algo extremadamente idiota? ¿Por qué, en nombre de Dios, seguirías escribiendo en un libro que te respondía?-.

-Creía que era una cosa de magos-, protestó Harry, -ya sabes, que te daba consejos sobre lo que estabas escribiendo y cosas así-.

-¿Y cuando mostró sensibilidad? ¿No te pareció extraño o peligroso que un libro pudiera pensar por sí mismo?-.

-Bueno, un poco-, admitió Harry tímidamente, -pero no parecía malvado ni nada por el estilo, al menos al principio, así que no vi nada malo en continuar-.

-¿Y cuándo empezaste a sospechar?- preguntó Severus apretando los dientes.

-Cuando intentó chuparme la vida-.

Severus soltó un gruñido de frustración. -¡Chico idiota! Qué he hecho para que me toque alguien como tú-.

Severus empezó a pasearse por la pequeña habitación y parecía a punto de tirarse de los pelos. Harry empezó a acobardarse un poco ante la ira de Severus creía haber visto al hombre enfadado antes, cuando Neville consiguió derretir dos calderos en una lección, pero al parecer eso era sólo la punta del iceberg en lo que a la ira del hombre se refería.

-¿Puedo preguntar qué pasó después de que el libro intentara 'chuparte la vida', como dices? Algo debió de ocurrir para detener al señor tenebroso, ya que es evidente que sigues con nosotros, al menos por ahora-. Las palabras salieron molidas mientras la mandíbula de Severus seguía fuertemente apretada.

-No estoy seguro exactamente-, explicó Harry con cuidado, -pero mi cicatriz empezó a sangrar después de que él lo intentara. Tom, el diario, dijo entonces que sentía lo que me había pasado, lo que había vivido con mis parientes porque él había matado a mis padres-.

-¡Volviste a escribir en esa cosa después de eso!- rugió Severus.

-Al principio no-, trató de tranquilizarlo Harry, -pero algo de mi sangre había quedado en las páginas, así que tal vez eso fue suficiente. De todos modos, empecé a sentirme raro después de que aparecieran las palabras y luego noté un brillo que me recorría el brazo. Me sentí obligado a tocar el diario de nuevo y el resplandor pudo transferirse de mi mano al libro. Tom dijo entonces que eso había sido un poco de su alma que había quedado atrapada en mí cuando me atacó, pero que la había reabsorbido y que ahora tenía sus recuerdos hasta el momento en que se dividió-.

-¿Estás tratando de sugerir que el señor oscuro dividió su alma a propósito? ¿Y cuándo exactamente empezó a escribir en el diario de nuevo?-.

-Eso es lo que él dijo, y sólo empecé a escribir cuando me dijo que necesitaba hablar contigo. Me preocupaba que te hiciera daño, ya que conocía el contrato matrimonial gracias a mis propios recuerdos-.

Severus palideció. -¿Y cuál fue su respuesta a eso?-.

-Dijo que te perdonaría por tu traición si encontrabas la versión espectro de él que se apoderó de Quirrell el año pasado-.

Severus tragó saliva ante aquella información, pero siguió manteniéndose rígido; claramente conmocionado por la revelación de que su antiguo amo conocía su verdadera lealtad, a pesar de la ira que aún rugía en su interior. -Supongo que eso puede ser posible-, dijo con cuidado, como si aún contemplara todas las posibilidades mientras hablaba, -pero creo que primero tengo que hacer un viaje para ver a Lucius y verificar lo que decía ese diario. No dudo de que Dumbledore tenga los ojos puestos en ese espectro, si es que no los tenía ya antes de que Quirrell lo encontrara, así que tendré que andarme con cuidado si no quiero arriesgarme a dar un chivatazo y me niego a tentar a la suerte si no es necesario-. Hizo una pausa y miró a Harry inquisitivamente, -¿estarías en contra de venir conmigo, usando esa capa tuya, por supuesto? Simplemente soy consciente de que habrás aprendido algunas cosas del diario y será más rápido verificar si lo que Lucius nos dice es cierto o no de inmediato en lugar de tener que seguir yendo y viniendo para obtener información, o tú tratando de recordar toda la conversación y contármela-.

-De acuerdo-, dijo Harry, aunque la idea de entrar en la mansión Malfoy, con capa o sin ella, le dejaba inquieto.

-Está bien, Harry-, suspiró Severus, finalmente relajándose un poco. -Te prometo que no dejaré que te pase nada, pero si hago esto bien, quizá podamos salir de esta con el señor tenebroso a nuestras espaldas y esa es una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar-.

-Bueno, dijo que si encontrabas el espectro, él podría usarlo para recuperar su cuerpo y, si lo ayudábamos, estaría en deuda con nosotros-.

Severus abrió mucho los ojos. -¡El señor tenebroso admitió que tendría una deuda de por vida con nosotros!-.

Harry se encogió de hombros. -Solo dijo deuda y juró sobre su magia que tampoco me haría daño ya que dijo que solo lo hizo por la profecía y estaba empezando a tener dudas sobre si realmente era verdad o no lo cual es genial porque así no tengo que preocuparme por tener que luchar contra él de nuevo lo cual es bueno porque tengo que admitir que estoy un poco de acuerdo con algunas de las cosas que estaba diciendo-.

-¿Como qué?- preguntó Severus con cautela.

-Bueno, como investigar a los nacidos de muggles antes de darles a conocer nuestros secretos, en caso de que traten de usarlos en nuestra contra. Hay muchos muggles ahí fuera, como mis parientes, que odiarían de verdad la idea de la magia y algunos de ellos tienen la capacidad de hacer mucho daño si, por ejemplo, entraran en el callejón Diagon con una pistola y empezaran a disparar-.

-Bastante-, dijo Severus con un escalofrío, -y esa fue parte de la razón por la que mi madre nunca le dijo a mi padre dónde estaba, ya que él tenía un viejo revólver de servicio y amenazó con hacer precisamente eso en más de una ocasión. Sin embargo, me alegra oír que estás abierto a algunas de esas ideas-.

Harry se encogió de hombros. -Nunca me habían contado lo suficiente sobre las ideas de ese bando como para tener una opinión realmente, sólo que pensaban que los sangre pura eran mejores que los demás y Tom decía que eso era una tontería de todos modos-.

-Sí-, Severus sonrió satisfecho, -esa forma de pensar era más de mi generación que llegó y para ese entonces el señor oscuro estaba demasiado ido para decir algo en contra de ellos. En aquella época sabía que no debía señalar que yo era más fuerte que Lucius y que cualquiera de los otros sangre pura a pesar de que mi padre era muggle-.

Harry sonrió con él.

-Ya basta mocoso, cuanto antes solucionemos esto antes dejaré de preocuparme-.

Habían tenido que hacer una rápida parada en Gringotts antes de dirigirse a la mansión Malfoy y Harry se había alegrado de saber que los duendes no tenían horario de oficina. Sin embargo, sólo había sido un breve respiro y Harry sintió que su preocupación aumentaba cuando aterrizó junto a Severus en el vestíbulo de la mansión Malfoy y se ciñó más la capa mientras intentaba acercarse al hombre en silencio. Lógicamente, sabía que eso no cambiaría nada, pero al menos le hacía sentirse un poco mejor. Por desgracia para él, Severus no estaba de humor para perder el tiempo y avanzó rápidamente por un pasillo, sabiendo claramente adónde se dirigía. Harry supuso que debía de haber pasado bastante tiempo en la auspiciosa propiedad, ya que no se detuvo ni una sola vez, ni siquiera para llamar a la puerta, limitándose a empujarla con tanta fuerza que se estrelló contra la pared lo bastante fuerte como para dejar una abolladura. Harry hizo una mueca de dolor al oír el ruido, así como la expresión de furia que vio en el rostro de quien sólo podía suponer que era el señor Malfoy. Sin embargo, esa mirada se aplacó rápidamente y Harry sólo pudo adivinar lo estruendosa que era la expresión del propio Severus.

-¿Qué es esto?- siseó Severus, levantando el diario.

Lucius extendió la mano para aceptar el libro de aspecto inocuo y pareció respirar aliviado cuando se dio cuenta de lo que era. -Es un diario antiguo-, afirmó, aparentemente desinteresado.

-Soy consciente de lo que dice, Lucius, y, curiosamente, también pude leer a quién pertenecía el diario, pero tenía curiosidad por saber por qué un diario supuestamente en blanco estaba entre los artefactos oscuros que me diste para cuidar-.

-Bueno, no se trataba tanto de qué era el diario, sino de quién me lo dio para que lo cuidara-, dijo Lucius como si no tuviera ninguna importancia.

-¿Y quién, por favor, te dio este libro?- espetó Severus.

-El señor tenebroso, si quieres saberlo- dijo Lucius con el ceño fruncido. -Una noche llamó a sus dos consejeros de mayor confianza y nos pidió que cada uno cuidara de un artefacto importante-.

Incluso Harry pudo oír la insinuación en el tono de Lucius que el señor tenebroso confiaba más en él que en Severus y, como tal, el hombre no era digno de conocer ningún detalle de esta reunión. Harry no pudo ver el rostro de Severus, pero se lo imaginó alzando una ceja como si se burlara del mayor de los Malfoy. Sin embargo, no dijo nada y durante un rato el silencio se hizo incómodo entre los dos.

Al final, Lucius empezó a revolverse un poco y finalmente se quebró bajo lo que probablemente era una mirada fulminante del maestro de pociones.

-¿Por qué lo preguntas, Severus? No lo habrás dañado, ¿verdad? Porque si lo has hecho, te aseguro que pagarás un infierno cuando el señor tenebroso vuelva a alzarse-.

-¡Claro que no la he dañado!- se mofó Severus, -pero me he dignado a comprobar qué es lo que me has entregado y no es el tipo de cosa que deberías entregar a otras personas-. Se acercó y rápidamente le arrebató el diario antes de ponérselo a la espalda y prácticamente empujarlo contra el pecho de Harry.

-¿Y de qué se trata?- Lucius frunció el ceño y sacudió la muñeca. Harry sintió una sacudida en la mano, pero la sujetó con fuerza.

-Nada de lo que debas preocuparte-, sonsacó Severus, obviamente habiendo aprendido lo suficiente como para corroborar la historia de Harry, -basta con decir que ahora tengo mi propia misión a la que asistir, así que que tengas un buen día, Lucius-. Severus asintió rígidamente y se dio la vuelta para marcharse, pero las puertas de la habitación se cerraron de golpe y se detuvo en seco.

-Me temo, viejo amigo, que no puedo dejarte marchar todavía-, gruñó Lucius, con el bastón apuntando directamente a las puertas. -Verás, cuando el señor oscuro me dio ese libro, le pregunté por qué no eras uno de los elegidos y me confió que, dada tu posición como espía, no se podía confiar plenamente en que no te volvieras contra nosotros. Puede que antes te diera el beneficio de la duda, pero tus acciones actuales hacen que me sume a sus sentimientos. ¡Accio el diario de Tom Riddle!-.

Harry intentó aferrarse al libro mientras lo invocaba pero, por desgracia, lo único que consiguió fue que sus brazos se rasgaran a través de la capa, revelando su presencia en la habitación.

-Lo sabía-, rugió Lucius al ver a Harry, -sabía que no se podía confiar en ti. Narcissa siempre respondía por ti, pero sabía que Dumbledore de algún modo metería sus garras, siempre lo hace, ¡y tú siempre estuviste demasiado cerca de ese maldito Sangre Sucia!-.

-¡Cuidado con lo que dices de mi madre!- gritó Harry mientras las páginas del diario se agitaban. Abrió el libro y unas palabras aparecieron en la página.

Pásame a Lucius, necesito hablar con él.

Harry sonrió.

-¿Qué pasa?- se mofó Lucius.

-Parece que el señor oscuro quiere tener unas palabras contigo-, sonrió Harry, entregándole el libro, -y no creo que esté especialmente contento contigo-.

-¿Cómo vas a saber algo del señor tenebroso?-. Lucius se mofó, pero cogió el diario de todos modos y miró la página. Harry no tenía ni idea de lo que Tom le estaba diciendo en realidad, pero Lucius estaba cada vez más pálido, lo cual, para un Malfoy, era toda una hazaña.

-Pero milord-, tartamudeó Lucius, -era consciente... sí, pero... no, claro que no... sí milord, lo entiendo-. Tragó saliva y le devolvió el diario a Severus, la conversación aparentemente unilateral había llegado a su fin. -Parece que nuestro señor trabaja de forma misteriosa y ha podido comunicarse conmigo a través de ese libro, informándome de que estas a punto de emprender una tarea crucial para permitir su renacimiento-. Era obvio que Lucius le estaba hablando a Severus en ese momento, pero Harry pudo ver que el aristócrata lo observaba atentamente, como para comprobar si de alguna manera se opondría a lo que se estaba diciendo.

-Harry sabe perfectamente cuál es el plan y, de hecho, lo respalda-, se mofó Severus.

-¿Ah, sí?- espetó Lucius. -¿Este cambio de lealtad fue antes o después de tu compromiso?-.

-¿Quién es la prometida?- preguntó Draco, entrando a grandes zancadas en el despacho de su padre, -buenas noches, profesor Snape, madre me ha dicho que le ha parecido verle paseando por los pasillos, espero que esté disfrutando de sus vacaciones de verano...-

-Imagino que Severus está disfrutando enormemente de su verano, ya que es él quien está prometido, con Harry Potter entre todas las personas-, sonrió Lucius.

-¡Potter!- exclamó Draco.

-Hola Malfoy, que pases un buen verano-, sonrió Harry ante la expresión atónita de su compañero de curso antes de volverse hacia Malfoy padre. -Que conste que en realidad no tenía una lealtad antes de hablar con Tom, la gente daba por hecho que estaba con Dumbledore, pero no tenía ni de lejos la información suficiente para tomar una decisión por mí mismo. No me malinterpreten, no le tenía mucho aprecio por haber matado a mis padres y haberme metido con mis tíos, pero se disculpó y dijo que todo se debía a una profecía de la que ahora duda un poco, así que estoy dispuesto a perdonar y olvidar-. Terminó encogiéndose de hombros y ambos Malfoys se le quedaron mirando con la boca abierta.

Draco fue el primero en sacudirse de su estupor. -¡No puedes hablar en serio! De verdad esperas que me crea que el chico de oro de Gryffindor, que odia a todos los Slytherin por ser unos mortífagos en prácticas, se ponga voluntariamente del lado del señor tenebroso!-.

-Olvidas, Malfoy, que crecí en el mundo muggle, así que soy consciente de lo que son capaces de hacer, así como de cuántos de ellos seguirían estando en contra de la magia si la conocieran, así que la idea de tomar precauciones adicionales para las brujas y magos nacidos de muggles no me parece tan mala idea-.

-¿Eres consciente de que muchos nacidos de muggles considerarían discriminatoria esa práctica?-. le espetó Lucius.

Harry volvió a encogerse de hombros. -Tal vez, pero no va mucho más allá de lo que se supone que hace el estatuto de secreto, más bien se trata de asegurarnos de que somos más capaces de rastrear cualquier filtración que pueda producirse antes de que haga demasiado daño, sobre todo con lo rápido que los medios muggles son capaces de difundir historias hoy en día-.

-¿Entonces por qué rechazaste mi oferta de amistad el primer día?- Preguntó Draco.

-Porque insultaste a Ron por venir de una familia sin mucha riqueza y no podía soportarlo, sobre todo porque yo nunca he tenido mucho-, explicó Harry.

-Eso es sólo porque él me insultó primero-, resopló Draco.

-Y si hubieras podido contener la lengua, yo le habría dado una paliza-, admitió Harry, -aunque también te reconocí por Madame Malkins a principios de verano y entonces también me pareciste un poco pomposo-.

Draco se quedó boquiabierto.

Severus se burló. -Te dije antes de que empezaras Hogwarts que esa actitud tuya no te haría ningún favor pero, como siempre, no me hiciste caso. Tu padre puede salirse con la suya actuando como si fuera mejor que la gente, hasta cierto punto, porque él se ha probado a sí mismo, tú no-.

Draco parecía una extraña mezcla entre castigado y estreñido. -Sigo sin entender por qué querrías atarte a Potter cuando parecías odiarlo-, hizo un mohín petulante.

Severus suspiró. -No es que sea de tu incumbencia Draco, pero la madre de Harry solía ser una querida amiga mía y el contrato de esponsales fue establecido por ella como una forma de sacar a Harry del control de Dumbledore-.

-También está el asunto de que recibirás tu herencia una vez que completemos los esponsales-, le recordó Harry y Lucius sonrió.

-Eso tiene sentido, y debo decir que aplaudo la astucia de Lily en el asunto, aunque ¿no necesitas un acompañante, sobre todo si se reunen en su casa?-.

-Optamos por el encantamiento, aunque hemos estado saliendo al mundo muggle cada semana, así que rara vez estamos solos en privado, lo que significa que la propiedad no es un problema-.

-¿Por qué saldrías al mundo muggle?- se burló Draco.

-Bueno, aparte del hecho de que los muggles no tienen ni idea de quiénes somos y probablemente asumen que somos padre e hijo, también hay mucho más que hacer en el mundo muggle-, le informó Harry.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Draco.

-Bueno, puede que me equivoque, pero los magos no parecen tener realmente ninguna actividad recreativa aparte de los gobstones, el ajedrez magico y el Quidditch. Los muggles, en cambio, tienen un montón de actividades que pueden hacer en su tiempo libre, como el cine, los salones recreativos y los bolos, por nombrar sólo algunas-.

Lucius parecía curioso. -¿Estas cosas son populares en el mundo muggle?-.

-Sí-, dijo Harry, curioso, -aunque creía que tu familia odiaba todo lo que tuviera que ver con los muggles-.

-Al contrario-, sonrió Lucius. -Los Malfoys invertían con frecuencia en el mundo muggle antes de la ley del secreto, y en parte por eso pudimos amasar la fortuna que amasamos, ya que el mundo muggle casi siempre ha sido más lucrativo que el mágico. Hace tiempo que no investigamos el mundo muggle, pero quizá sea hora de volver a intentarlo-.

-Excelente-, sonrió Severus. -No sé cuánto tiempo me llevará la tarea del señor tenebroso así que, mientras estoy fuera, tú, Lucius, puedes asegurarte de que Harry permanece a salvo y no se mete en problemas-. Había un brillo malicioso en sus ojos y Harry no estaba seguro de si debía alegrarse de no quedarse solo en su habitación durante un tiempo indefinido o preocuparse por lo malo que podría ser tener que pasar el rato con los Malfoy en el mundo muggle.

Chapter 13: Capítulo 13

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Nunca más, pensó Harry mientras se dejaba caer en la cama, recordando la pesadilla de su día, aunque no podía quejarse del cambio de entorno en el que se encontraba. 

Todo había empezado cuando Lucius y Draco habían aparecido en su habitación de Privet Drive a primera hora de la mañana y se habían quedado horrorizados por las condiciones en las que lo habían visto vivir. Harry había estado a punto de decirles que aquello era mucho mejor que antes, pero los Malfoys estaban demasiado ocupados despotricando contra Dumbledore y el trato que daba a su supuesto salvador. Harry les explicó por qué estaba atrapado allí, gracias al pabellón de sangre que Dumbledore había puesto en la propiedad para su protección, aunque eso ya no era tan importante ahora que el señor tenebroso había prometido no volver a atacarle. Lucius había aprovechado la ocasión y, tras enterarse de que la señora Figg vivía al final de la calle, se las había arreglado para inventar con Petunia que Harry se había ido a pasar el verano con la hermana de Vernon, diciendo que Marge se había roto el tobillo y necesitaba su ayuda con los perros. Le había costado mil libras, pero Lucius dijo que para él eso era calderilla y que el soborno era más seguro que las amenazas, ya que los Dursley querrían tenerlo contento por si en el futuro podían sacarle más dinero.

Las cosas de Harry habían sido empacadas rápidamente, con la idea de que Harry pudiera pasar el resto del verano con ellos en la Mansión Malfoy, y Harry tuvo que reírse al ver las reacciones de los dos hombres Malfoy ante su ropa nueva. No se había dado cuenta de que los magos no tenían acceso a muchos materiales diferentes cuando se trataba de ropa. Al parecer, debido a las restricciones impuestas por el Ministerio, la importación era complicada y los magos solían limitarse al lino o el algodón y a la lana británica básica, por lo que los nuevos jerseys de cachemira que había comprado les habían abierto los ojos. Sin embargo, a pesar de lo cómico que había resultado en aquel momento, fue esa constatación la que había conducido a lo que Harry denominaba ahora su día infernal. 

La idea de que la moda muggle hubiera avanzado tanto en el último siglo era nueva para una familia de sangre pura como los Malfoys, que, como gran parte del resto de la población mágica, tendían a vivir en una feliz ignorancia del resto del mundo. Sin embargo, todo eso cambió aquel día, cuando los Malfoys insistieron en que Harry los llevara de compras al mundo muggle para que pudieran aprender. 

Harry había pensado que se había vuelto un poco loco a principios de verano cuando había comprado toda su ropa nueva, pero al parecer eso era una fracción de lo que era posible en una verdadera juerga de compras y Harry ahora estaba resentido con Severus por perdérselo, sobre todo porque tenía la sensación de que el hombre sabía muy bien lo que pasaría antes de que se hubiera ido en su pequeña misión. Sinceramente Harry prefería enfrentarse al señor tenebroso en un mal día que acompañar a los Malfoys en otra salida de compras. 

El conocimiento de Harry sobre las compras en Londres era limitado, por decir lo menos, pero sabiendo lo que sabía de los Malfoys, no creía que estuvieran satisfechos con las mega ofertas que había en Surrey. Ese fue su primer error. Se las arregló para encontrar Selfridges pensando que la única tienda podría ser suficiente para satisfacer a la familia aunque, viviendo la vida protegida que tenía, no se había dado cuenta de lo grande que podía ser una tienda. Ese fue su segundo error.

El tercero llegó cuando Lucius empezó a quejarse de que no había conseguido cambiar suficiente dinero a moneda muggle, cuando había ido rápidamente a Gringotts antes de que se dirigieran al mundo muggle, y no sabía si el ajetreado centro de Londres permitiría una aparición fácil, ya que habían llegado demasiado lejos del callejón Diagon como para volver andando. Harry había señalado que los muggles habían diseñado retretes para discapacitados que no sólo eran más grandes, sino que también ofrecían total privacidad en comparación con los comunes, de modo que nadie vería nada si Lucius quería salir rápidamente. Las caras de los tres Malfoy se habían iluminado ante aquella noticia y Harry ni siquiera había intentado disimular su gemido ante la idea de que la familia tuviera acceso a fondos casi ilimitados. A partir de ese momento los monstruos de las compras se desataron de verdad y Harry maldijo su carácter servicial durante el resto del día.

Los Malfoys también habían intentado meter a Harry en el ajo, a pesar de las veces que les había dicho que ya tenía suficiente ropa, insistiendo en que eso no podía ser cierto, puesto que ya había admitido no haber estado nunca en aquella tienda. Incluso intentó decir que no llevaba dinero para nada, pero Lucius se limitó a insistir en que debía considerarlo un regalo de esponsales, además de una compensación por las molestias que le había causado este verano. Harry consideró la posibilidad de decir que casi lo matan por algo más que una molestia, pero pensó que eso sólo empeoraría las cosas. 

Sin embargo, los Malfoys también parecían estar de acuerdo, ya que acabaron comprando todo lo que Harry decía que le gustaba. Después de adquirir un abrigo nuevo, unas botas y dos jerseys nuevos, Harry había intentado no decir nada sobre las cosas que veía, lo que sólo consiguió que se llevaran todo lo que le interesaba, incluso después de que Harry se preguntara por qué iba a necesitar una docena de trajes cuando iba a pasar la mayor parte del año en el colegio y, con suerte, se le quedarían pequeños antes de tener siquiera la oportunidad de ponérselos. Al parecer, era una pregunta estúpida, sobre todo porque, como señaló Draco, iba a salir varias veces con Severus y no tenía ni idea de dónde iban a estar, así que necesitaría tener muchas opciones por si acaso. 

Harry siguió intentando evitar que los Malfoys le compraran más cosas cerrando los ojos, pero éste fue el error número cuatro, ya que acabó entrando accidentalmente en el departamento de joyería y rápidamente se convirtió en el dueño de varios relojes y un par de pulseras y cadenas. Sin embargo, Draco descubrió unos pendientes, lo que llevó al joven Malfoy a preguntar por un piercing en las orejas, y el dependiente, muy servicial, les indicó cómo llegar a un estudio de piercing cercano, cosa de la que Harry no se arrepentía. Ahora, tanto él como Draco lucían piercings en los lóbulos que, al ser magos, podían curar de inmediato. Harry estaba contento, ya que eso significaba que ahora podía llevar algunos de los geniales pendientes de calavera que había elegido y estaba pensando en hacerse más piercings en algún momento, aunque primero había querido esperar a ver cómo reaccionaba Severus a estos. 

Lo que más le llamó la atención fue el mostrador de maquillaje. Draco, al igual que su madre, había quedado fascinado por los avances que los muggles habían hecho en el campo de la belleza y Lucius también estaba interesado, aunque más desde el punto de vista económico, sobre todo cuando se enteró de lo que valía la industria de la belleza a nivel mundial. El maquillaje era algo en lo que Harry nunca había pensado, ya que siempre había crecido pensando que era cosa de "chicas", pero la chica que estaba detrás del mostrador de maquillaje no tardó en ponerle en su sitio.

-Los hombres usan maquillaje todo el tiempo, especialmente en la industria del entretenimiento, pero no hay razón por la que no puedas usar lo que quieras-, había resoplado. -Además, el maquillaje es muy versátil. Puedes usarlo para realzar tus rasgos naturales o simplemente divertirte con él-.

Draco se había entusiasmado con la idea, sobre todo después de que la dependienta le señalara lo bien que tenía la piel y que apenas tendría que usar base en él. Incluso Harry había tenido que admitir que el efecto en la cara de Draco había sido asombroso, sobre todo cuando la dependienta hizo un lado a la vez para que pudieran ver realmente la diferencia. Había sido suficiente para convencer a Harry de que lo probara, sobre todo después de que la chica dijera que veía a Harry con un aspecto un poco más atrevido que el más suave y refinado que le había hecho a Draco. Utilizó un morado oscuro para darle una línea ahumada alrededor de los ojos que Harry juró que los hacía parecer aún más verdes. Sin embargo, borró el brillo que le había puesto, ya que no podía soportar la textura. Draco acabó comprándole un montón, pero ella le indicó a Harry una marca llamada Urban Decay, que parecía especializada en colores brillantes, y Harry no tardó en llenar la cesta, aunque frunció el ceño al pasar por caja.

-¿Crees que esto me convierte en gay?- preguntó Harry.

-¿Qué significa "gay"?- Draco frunció el ceño.

-Ya sabes, alguien a quien le gustan otros hombres-. 

-Sabes que estás prometido a otro hombre-, señaló Draco.

Harry se encogió de hombros. -Supongo aunque sólo planeamos mantenerlo como un compromiso para que Severus pueda recibir su herencia. Es sólo que siempre me había imaginado estableciéndome con una esposa y teniendo unos cuantos hijos, pero ahora me estoy cuestionando si eso era simplemente porque era lo que se esperaba de mí y no porque eso es lo que realmente quiero. ¿Te gustan los hombres?- preguntó Harry, mirando al Slytherin.

-Tenemos doce años, Harry. No sé tú, pero yo todavía no he mirado a nadie así. Puedo ver objetivamente cuando los chicos y las chicas son guapos, así que no tengo ni idea de cómo serán las cosas en el futuro pero, al fin y al cabo, ¿importa realmente quién te atrae, o si te atrae alguien de esa manera en absoluto? Quiero decir que quien te guste no cambia lo que eres como persona-.

-Supongo que no-, reflexionó Harry. -Nunca lo había pensado así. Y supongo que ahora que sé que hay formas de que dos hombres tengan hijos juntos no importa realmente quién me guste porque puedo seguir teniendo esa familia-.

-Sí, aunque últimamente el Ministerio es un poco raro con estas cosas-, dijo Draco. -Antes era bastante común que las familias adoptaran consanguíneamente si tenían problemas para concebir, pero algunas facciones se pusieron un poco raras al respecto, ya que la palabra sangre estaba involucrada. No pudieron prohibirlo del todo, aunque al parecer lo intentaron, pero han complicado ridículamente las cosas para que la gente intente seguir ese camino-.

-Eso parece un poco estúpido-, dijo Harry, -sobre todo si ayudaba a los niños huérfanos a formar parte de una familia-.

Draco se encogió de hombros. -El Ministerio puede ser increíblemente cerrado de mente a veces, por desgracia-.

No hablaron más del tema, pero fue suficiente para que Harry se pusiera a pensar. Por lo que había leído, parecía haber muchos problemas con la política mágica y estaba más decidido que nunca a ayudar a arreglar las cosas. 

Finalmente se detuvieron a almorzar, lo que resultó muy instructivo para todos. Harry siempre había supuesto que debía de haber algún tipo de restaurante mágico, aparte del Caldero Chorreante y Florean Fortescue's, pero al parecer estaba equivocado, algo que aprendió cuando Draco se preguntó por qué los muggles podían necesitar más de un restaurante. Resultaba que los magos no sólo no importaban productos, sino tampoco ideas y, aunque admitía que nunca había probado nada, a Harry le encantaba poder mostrar a los Malfoys la gran variedad de platos que se podían encontrar en el mundo muggle, así como los niveles de calidad que ofrecían. Obviamente, los Malfoys querían probar lo mejor que hubiera y se disgustaron al enterarse de que la lista de espera para los mejores restaurantes era de meses e incluso ya estaban llenos para el día de Navidad. Encontraron uno abierto para el almuerzo de Yule, que fue aceptado rápidamente, y Lucius dijo que tenía toda la intención de reservar para el año siguiente si la comida era tan buena como parecía. Al parecer, los elfos domésticos que solían prepararles la comida eran adecuados, pero también eran analfabetos, por lo que sólo aprendían su repertorio de boca en boca y, en consecuencia, era algo limitado.

Optaron por un restaurante indio, más que nada porque les llamaba mucho la atención la decoración exótica. Harry no tuvo problemas en explicarle al camarero que nunca antes había probado el curry y rápidamente le mostraron las opciones más suaves y los Malfoys siguieron su ejemplo. La comida estaba deliciosa, más aromática que picante, y el único problema fue que cayó tan bien que los Malfoys insistieron en pasar por una librería para ver si encontraban una receta que poder enseñar a sus elfos domésticos. Se las arreglaron para encontrar Waterstones en Piccadilly, que al parecer hacía que Flourish y Blotts parecieran una tienda de barrio, ya que esta tienda tenía seis plantas enteras de libros y juegos, así como una cafetería e incluso un bar en la última planta con unas vistas impresionantes del centro de Londres.

Desgraciadamente, esto no hizo más que abrir una nueva lata de gusanos y el grupo acabó quedándose el resto del día, recorriendo los pasillos y aumentando la, al parecer, ya considerable biblioteca de los Malfoys. Terminaron su ajetreado día con una copa en el bar y los Malfoys estaban más que impresionados con el calibre del vino que se ofrecía, así como con el refinado ambiente, muy lejos del Caldero Chorreante y Harry ya podía ver los engranajes girando en la cabeza de Lucius mientras planeaba introducir estas cosas en el mundo de los magos. 

Cuando por fin regresaron a la mansión, Harry estaba destrozado y se alegró mucho de que Collie estuviera a mano para guardar sus compras mientras se acomodaba en la cama de su nueva habitación. Los Malfoys habían instalado a Harry en una de las suites familiares, justo al final del pasillo de Draco y Harry tuvo que admitir que, a pesar del horrible viaje de compras infernal, estaba deseando pasar el resto del verano con los Malfoys, sobre todo porque significaba tener a alguien con quien pasar el rato en lugar de estar atrapado solo en su antigua habitación de los Dursley. 

Harry se alegró de haber terminado todos los deberes, ya que era lo primero que Narcissa le había preguntado en el desayuno del día siguiente y, como Draco y él se habían levantado juntos, eran libres de hacer lo que quisieran, que acabó siendo una visita a los terrenos seguida de un chapuzón en el estanque para refrescarse. Fue un día totalmente relajante, sobre todo en comparación con el caos del día anterior, y Harry acabó dormitando en la hierba cuando Draco y él se tumbaron al sol para secarse. Se despertó sobresaltado, pues había tenido una pesadilla en la que tío Vernon lo encontraba holgazaneando en sus tareas y se sintió más que aliviado al comprobar que lo de los dos últimos días no había sido un sueño descabellado. Draco pareció un poco preocupado por la reacción de Harry, pero no dijo nada, para alegría de Harry. 

Acababan de llegar a la casa cuando les informaron de que tenían que lavarse y vestirse porque ya era casi la hora de cenar. Al parecer, los elfos domésticos se habían pasado todo el día revisando los nuevos libros de cocina que les habían comprado con Narcissa y estaban deseando mostrar sus nuevos platos. Harry se preocupó un poco al principio, ya que había visto de primera mano cuántos libros se habían comprado, pero por suerte las criaturas habían conseguido contenerse, así que sólo tuvo que enfrentarse a una comida italiana de cinco platos, en lugar de los cincuenta que había estado temiendo cuando recordó que Dobby estaría entre ellos.

Sin embargo, la cena estuvo deliciosa y las raciones eran tan abundantes que Harry no se sintió demasiado lleno ni siquiera al final, y estaban terminando sus cafés de sobremesa, o té de Assam en el caso de Harry, cuando se anunciaron dos invitados Severus Snape y un tal Tom Marvolo Riddle.

-Ah, Severus, me alegra ver que tu misión ha sido un éxito-, saludó Lucius mientras los conducía a todos al salón para tomar unas copas. 

-Sí, gracias, Lucius, y gracias por cuidar de Harry en mi ausencia-, sonrió Severus, tomando asiento junto al muchacho. 

-No hay problema-, sonrió Lucius. -Estoy bastante seguro de que Draco está deseando tener a alguien de su edad por la mansión, además Harry aquí ha sido de lo más útil para ponernos al día de los cambios que han ocurrido en el mundo muggle-.

-Me lo imagino-, introdujo el hombre mientras Tom asentía, -siempre me sorprendía lo mucho que habían cambiado las cosas cada vez que volvía a meter la cabeza en ese mundo, sobre todo cuando el mundo mágico parecía tan estancado. Hola por cierto Harry, debo agradecerte tu ayuda para recuperar mi cuerpo-.

Le tendió la mano y Harry la estrechó vacilante. -De nada señor-.

-Tom, por favor Harry. Creo que ya es hora de que Lord Voldemort muera y yo retome mi antiguo nombre, por mucho que me repugne que me recuerden a mi padre muggle. Lamentablemente perdí un poco de vista mis ideales como mi alter ego dividir tanto mi alma tuvo efectos secundarios imprevistos y la sangre de unicornio que bebí el año pasado no ayudó en nada-.

-¿Consiguió limpiar su sistema entonces, mi señor?- preguntó Narcissa.

-Creo que podemos prescindir de los títulos, Narcissa, pero sí, en cierto modo-. Tom sonrió enigmáticamente y Severus se estremeció.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Harry, mirando al hombre con preocupación.

-Desgraciadamente, tuve que tomar la forma de espectro dentro de mí, ya que no podía, o no quería sostener el libro. Basta decir que no fue una experiencia particularmente agradable-.

-No, pero nos permitió alejarnos más fácilmente de los aurores-, añadió Tom.

-¿Dumbledore ya tenía gente vigilándolos?-. preguntó Lucius.

-Eso parece, sí-, asintió Severus, -lo que me hace pensar que el viejo chiflado también le tenía vigilado antes, posiblemente incluso dirigiendo allí a Quirrell cuando se fue de año sabático-.

-Efectivamente-, frunció el ceño Tom, -que es lo que me lleva a creer que toda la guerra anterior fue un montaje, sobre todo porque Dumbledore fue quien la declaró como tal y el único que la llamó así durante algún tiempo-.

-¿No querías una guerra?- preguntó Harry.

-No Harry-, fue Lucius quien contestó, -sólo queríamos poder practicar la magia que quisiéramos sin temor a repercusiones. El poder de Dumbledore estaba menguando por aquel entonces, así que muchas familias lo vieron como una oportunidad para empezar a utilizar más las artes oscuras, una rama de la magia que a algunos de nosotros nos sale de forma natural, pero que con frecuencia es denostada. También esperábamos que eso animara a alguien de mente más abierta a presentarse a las elecciones, ya que parecía que Dumbledore iba a tener menos influencia sobre quién alcanzaba ese puesto-.

-Sí, casi desearía haber aceptado la oferta de Abraxas de respaldarme para Ministro-, suspiró Tom, -aunque puede que fueran esos rumores los que incitaran a Dumbledore a actuar-.

-¿No querías ser Ministro?-. Harry frunció el ceño, confundido.

-No- respondió Tom, -no en aquel momento. Me interesaba más enseñar a las generaciones más jóvenes y, desde que me habían negado un puesto en Hogwarts, me había dedicado a dar clases particulares a niños sobre cómo manejar con seguridad ese tipo de hechizos. Por desgracia, no podía llegar a todo el mundo y hubo algunos incidentes en los que niños y jóvenes acabaron manejando mal los hechizos, lo que les acarreó problemas con la ley. Dumbledore aprovechó la ocasión para tomar medidas enérgicas contra la práctica de las artes oscuras, y presentó proyectos de ley que prohibían muchas de ellas.

-¿Así que no se trataba de destruir a todos los nacidos de muggles? ¿No crees en la supremacía de los sangre pura?- continuó Harry. Esta nueva información lo estaba confundiendo, ya que era muy diferente de lo que le habían dicho durante el año anterior.

-Eso sería muy hipócrita ya que, como tú y Severus, yo también soy un mestizo-, sonrió Tom. -Eso no quiere decir que entre mis seguidores no haya quien no lo crea- miró a Lucius, -pero no era la base por la que luchábamos. Creo que los muggles son peligrosos, ya que estuve vivo cuando se destruyeron Hiroshima y Nagasaki, y creo que se debería hacer más para proteger nuestro mundo, lo que incluye vigilar más de cerca a los nacidos de muggles, ya que suponen una amenaza cuando insisten en mantener un pie en ambos mundos, pero la destrucción de todos los muggles sería casi imposible de conseguir para el mundo mágico, aunque sólo fuera por el gran número de muggles que existen en comparación con nosotros. También está el hecho de que, desde mi caída, me he enterado de que los nacidos de muggles podrían descender de squibs que abandonaron la sociedad maga y, en consecuencia, fueron olvidados. Tengo planes de intentar emular la ciencia genética muggle para demostrarlo, así como permitir que los nacidos de muggles puedan rastrear su ascendencia hasta sus orígenes-.

Lucius tosió torpemente. -¿No crees que se te erizarán algunas plumas si haces eso, Tom?-.

-Tal vez esas plumas necesiten un poco de erizamiento-, sugirió Tom, dirigiendo a Lucius una dura mirada . -Nunca he estado de acuerdo con la idea de que los squibs deben ser rechazados de la familia como si fueran basura. De hecho, me interesaría mucho saber de dónde surgió la idea de que los squibs eran una especie de plaga para la familia, ya que parece haber causado un daño inconmensurable a lo largo de los años-.

-Bueno, no es que los squibs puedan hacer nada en este mundo-, se burló Draco, haciendo que Tom le frunciera el ceño.

-Veo que tu padre ha estado teniendo una fuerte influencia en tus creencias joven Draco, aunque tal vez quieras aprender a pensar por ti mismo-. Draco palideció, al darse cuenta de lo que había dicho y a quién.

-Tom tiene razón, Draco-, suspiró Severus. -Sé que muchos de ustedes, alumnos, no sienten mucho respeto por Argus, señor Filch, pero demuestra que podemos encontrar un lugar para los squibs en nuestra sociedad. Puede que no puedan acceder activamente a su núcleo mágico, pero hay trabajos que no lo requieren. La limpieza es un ejemplo, así como el mantenimiento de tiendas, o incluso la producción básica de bienes, incluyendo la preparación de ingredientes. También hay muchas áreas de pociones y herbología que no requieren trabajo activo con hechizos-.

-Precisamente-, resopló Tom, -por eso me interesaría mucho averiguar de dónde surgió la idea de expulsar a los squibs de las familias, ya que parece que sólo ha causado problemas a la sociedad de magos-.

Lucius se quedó pensativo. -Supongo que los squibs serían candidatos ideales si quisiéramos que la gente entrara en el mundo mágico para formarse, si quisiéramos intentar utilizar algunos de los avances tecnológicos que han descubierto los muggles-.

-¿No sería mejor elegir muggles?- preguntó Harry, -puesto que ya tienen vínculos-.

-Posiblemente-, dijo Tom pensativo, -aunque normalmente trataríamos de integrar más a un nacido de muggles en nuestra sociedad en lugar de alejarlo de ella, ya que es su magia renovada la que ayuda a traer esperanza. El riesgo de animarlos a volver al mundo muggle es que volverían a estar perdidos para nosotros. Los squibs suelen provenir de familias de sangre pura, por lo que es más probable que vayan al mundo muggle con fines puramente educativos y luego estén encantados de devolvernos esos conocimientos. Sin embargo, podría ver las ventajas de fomentar una asociación entre un muggle y un squib, como forma de ayudar al squib a integrarse rápidamente en la sociedad-.

-Y si se juntaran, sus descendientes serían considerados sangre pura en sólo dos generaciones-, reflexionó Narcissa. -No es que esté sugiriendo matrimonios forzados ni nada por el estilo, sólo que la gente tiende a juntarse cuando ha estado trabajando estrechamente de esa manera-, aclaró al ver la cara de sorpresa de Harry.

-Sí, recuerdo lo mucho que disfrutas haciendo de casamentera, Narcissa-, suspiró Tom, -y no tengo ningún problema con ello siempre y cuando mantengas tus miras firmemente alejadas de mí. No tengo ningún interés en relacionarme con nadie, muchas gracias, y antes de que digas nada no tengo ningún problema en ver cómo se extingue el linaje Gaunt-.

-Al menos Severus se toma en serio su deber-, resopló Narcissa. 

Harry estaba a punto de protestar que sólo era un compromiso por conveniencia, que sólo necesitaba mantener ahora para que Severus pudiera reclamar su herencia, pero una mano en su brazo le detuvo la lengua.

-Sí Narcissa-, Severus sonrió satisfecho, -aunque si Harry está planeando quedarse aquí por el resto del verano debo mencionar que ha estado visitando la finca de su familia todos los sábados y asumo que es algo que deseará continuar así por el resto de las vacaciones-.

-Oh, sí-, sonrió Harry, -no creo que mamá, tía Dorea o tío Charlus estuvieran muy contentos si de repente dejáramos de aparecer-.

-Siempre y cuando tengan al menos elfos domésticos allí para hacer de chaperones-, advirtió Narcissa. -Mi familia aprendió tuvo muchos problemas con embarazos accidentales en Hogwarts y, aunque eso no es necesariamente un problema para ti, es mejor prevenir que curar-.

-Hablando de estar seguros-, dijo Lucius, -¿has pensado en quién va a corregir los trabajos escolares de Harry, Severus? Entiendo que por ahora no hagas público el compromiso, pero no querrás que alguien se queje de parcialidad si se corre la voz-.

-Creo que puedo seguir calificando los trabajos de Harry con imparcialidad-, se mofó Severus, dirigiendo una mirada sombría a Harry cuando éste se burló del comentario.

-Puede ser Severus, pero Lucius tiene razón; no querríamos que alguien usara tus esponsales como excusa para causar problemas-, explicó Tom. -Tal vez podamos estudiar la posibilidad de encontrar a un tercero neutral que revise las cosas, solo para cubrirte las espaldas-.

-Supongo que tienes razón-, resopló Severus. -Por suerte, creo que conozco al candidato perfecto para ser imparcial y discreto-.

 

Chapter 14: Capítulo 14

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Afortunadamente, la cuestión de tener a alguien que moderara el marcado de Severus se resolvió fácilmente y, al parecer, ni siquiera requirió la intervención de Harry. A la noche siguiente, durante la cena, Severus anunció que ya lo había solucionado, gracias al código de secreto de los duendes, y que el profesor Flitwick se encargaría de ello. Al parecer, al diminuto profesor de Encantamientos no le había ido tan bien en el circuito de duelos este año como esperaba y ya había planeado buscar una forma de entrenar un poco más cuando Severus se le había acercado ofreciéndole la oportunidad ideal pasaría unos minutos repasando el trabajo de Harry y luego ambos podrían practicar duelos durante el resto de la hora sin que nadie se enterase.

-Dumbledore también ha accedido, aunque a regañadientes, ya que al principio sugirió al nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en vez de a mí-, añadió Severus.

-¿Quién es el nuevo profesor?- preguntó Draco.

-Gilderoy Lockhart-.

-¡Ese fraude!- Exclamó Tom, -¿acaso el viejo pedorro quiere que Flitwick fracase?-. 

-Posiblemente, ya que al parecer profesó preocuparse por la carga de trabajo de Filius, tratando de hacer malabarismos para compaginar la enseñanza, la jefatura y los duelos, ¡pero Merlín prohíbe a Dumbledore que considere la posibilidad de contratar a algún ayudante de cátedra!-. se burló Severus.

-Supongo que tendré que aumentar las clases particulares de Draco antes de que vuelva-, suspiró Lucius, -ya que dudo que realmente aprenda algo en el colegio el año que viene-.

-Déjamelo a mí-, dijo Tom, -estaba buscando una forma de restablecerme en el mundo mágico y un tutor encajaría perfectamente con eso. De ese modo Harry podría unirse también, posiblemente incluso algunos de los otros estudiantes, y eso podría liberarte para investigar por qué la escuela aparentemente no puede financiar profesores adicionales, ya que es un pensamiento realmente preocupante-.

-Cierto-, coincidió Lucius, -sobre todo porque sé por mis contactos en el Ministerio que la financiación para los alumnos ha aumentado técnicamente en los últimos años, ya que, a pesar de la disminución de alumnos, la cantidad que la escuela recibe del Ministerio sigue siendo la misma. También me gustaría investigar más a Lockhart. Las afirmaciones que hace en sus libros se han cuestionado con frecuencia, pero las investigaciones al respecto no han aportado nada. Yo, sin embargo, no estoy convencido de la inocencia del hombre, después de todo, rara vez hay humo sin fuego-.

-Déjame eso a mí-, dijo Severus. -Ahora no tengo que preocuparme por las amenazas a la vida de Harry este año, probablemente tendré mucho tiempo libre-.

Harry le sacó la lengua a su prometido antes de volverse hacia Tom. -¿Será seguro que vuelvas al mundo de los magos? ¿No intentará impedírtelo Dumbledore?-.

-Probablemente- sonrió Tom, -pero no creo que llegue muy lejos. Me esforcé mucho por mantener a Tom Riddle y a Lord Voldemort separados, de hecho creo que este diario fue el único vínculo real entre los dos, así que muy poca gente sabrá de la relación entre los dos, aparte de mis seguidores que estuvieron en la escuela conmigo, y dudo que hablen con Dumbledore a corto plazo. Eso no quiere decir que Dumbledore no se diera cuenta, o al menos tuviera sus sospechas, pero creo que la razón por la que nunca dijo nada hasta ahora es que no tenía pruebas, así que no podía hacer ninguna afirmación sin arriesgarse a ser acusado de calumnia-.

-Me gustaría verle intentarlo-, rió Lucius. -Sería una buena forma de socavar su posición-.

-Es parte del motivo por el que me gustaría establecerme como tutor-, explicó Tom, -de ese modo, con suerte, podré solicitar el puesto de Defensa el año que viene y esta vez Dumbledore no podrá impedir que lo consiga-.

-Sería un alivio tener a alguien en el personal que realmente supiera lo que está haciendo-, suspiró Severus. -Es una pesadilla tratar de encontrar tiempo para dar clases particulares a mis Slytherins de quinto y séptimo año cada año para tratar de llenar cualquier laguna antes de que tengan que tomar sus exámenes. Me encantaría poder ayudar también a los más jóvenes, pero por desgracia no hay suficientes horas al día-.

-Quizá incluso pueda organizar algún tipo de curso por correspondencia-, sugirió Tom. -Es algo que existe en el mundo muggle desde hace siglos y permitiría a los alumnos recibir clases particulares adicionales-.

-También ayudaría a cimentar tu nombre fuera del viejo círculo-, señaló Lucius. -Puedo pasar tu nombre por el Ministerio y, si me ciño a la gente a la que no le gusta Dumbledore para empezar, podrías seguir adelante delante de sus narices sin que el viejo tonto se diera cuenta-.

-Una idea excelente, Lucius-, sonrió Tom. -Por cierto Harry, ¿todavía piensas ir a la Mansión Potter el sábado?-.

-Sí, ¿hay algún problema?- Preguntó Harry preocupado.

-En absoluto-, le tranquilizó Tom, -sólo me preguntaba si te importaría que te acompañara. Me gustaría presentar mis respetos a tu madre y disculparme por haberte atacado, aunque también estaría bien que pudiéramos averiguar con seguridad si esa profecía era real o no-.

-Tengo contactos en el Departamento de Misterios, así que probablemente podría entrar allí, aunque estoy bastante seguro de que Dumbledore también tiene vigilado el lugar, así que tal vez no queramos sacarlo de verdad, no sea que nos delatemos demasiado pronto-.

-Yo también quiero ir a oírlo-, anunció Harry, -quiero decir que si es sobre mí, debería saber lo que dice, ¿no?-.

-Harry, parte de la razón de nuestros esponsales fue para que no te pusieras más en riesgo-, amonestó Severus. 

-Severus tiene razón Harry-, estuvo de acuerdo Tom, -no hay razón para que te pongas en esa situación. Sin embargo, comprendo tu deseo de escucharlo, así que si accedieras a prestarme tu capa, debería poder recuperarlo o, al menos, verlo para poder compartir el recuerdo contigo-.

-Bien-, suspiró Harry, dándose cuenta por las miradas que estaba recibiendo de que nadie se movería de su posición.

-Excelente-, sonrió Tom, dando una palmada de satisfacción. -Lucius, si puedes concertar una hora para eso esperamos poder llegar pronto al fondo del asunto-.

Llegó el sábado y Harry podía admitir que estaba un poco aprensivo por visitar los retratos de su familia, probablemente por primera vez desde que se había enterado de su existencia. Habían pasado muchas cosas en la última semana y no estaba seguro de cómo reaccionarían los Potter ante la noticia de que se había aliado con el asesino de sus padres. Por suerte, no tuvo que preocuparse por mucho tiempo, ya que su madre captó enseguida su estado de ánimo.

-Pareces nervioso Harry, ¿te pasa algo?-.

Harry se mordió el labio mientras intentaba pensar en la mejor manera de explicar las cosas. 

-Hay alguien que desea hablar contigo y creo que a Harry le preocupa cómo reaccionarás ante él-, explicó Severus. -Puede que me esté extralimitando, pero apostaría a que le preocupa que no quieras tener nada que ver con él después de enterarte de lo que ha pasado esta última semana-.

Harry miró a Severus sorprendido.

-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?- preguntó Lily. 

-Yo... puede que accidentalmente haya empezado a escribir en un diario que me contestaba-, dijo Harry, arrastrando los pies nerviosamente. 

-¡Harry! ¿Tienes idea de lo peligroso que es eso?- le advirtió Charlus.

-Ahora sí-, gruñó Harry, poniendo los ojos en blanco.

-Sin embargo, su ignorancia nos ha beneficiado-, admitió Severus. -Resulta que el diario perteneció anteriormente a Tom Riddle, un hombre al que conoces mejor como Lord Voldemort-.

Los tres retratos jadearon ante esa admisión.

-¿Está a salvo?- jadeó Lily, -¿esta mi bebé a salvo si ese hombre ha vuelto?-.

-Sorprendentemente sí-, dijo Severus, mordiendo una sonrisa ante las expresiones de asombro en los rostros de los cuadros. -Resulta que había dividido su alma en varios trozos a lo largo de los años, uno de los cuales estaba en el diario, el primero que dividió así que el más grande, aunque el que tenía menos conocimientos. Al parecer, otro trozo se había roto cuando te atacó y se había alojado en la cicatriz de Harry-.

-¿Podemos sacarlo?- Suplicó Lily.

-Tom ya lo ha hecho-, sonrió Harry, y luego suspiró ante las expresiones de asombro en los rostros de todos. -Tom intentó robar mi fuerza vital para resucitarse a sí mismo, pero el horrocrux se lo impidió. Sin embargo, cuando miró en mis recuerdos, se sorprendió de cómo me trataban Vernon y Petunia y dijo que se arrepentía de haber intentado matarme, de haberme puesto en esa situación, sobre todo porque ahora pensaba que la profecía era falsa-.

-¿Crees que Dumbledore la inventó?- preguntó Lily.

-Tiene sentido-, respondió Severus. -Yo era joven entonces, así que no me paré a pensar, solo seguí a Dumbledore porque alguien oyó que tenía una reunión importante esa noche y me quedé de piedra cuando oí la parte de la profecía que oí. Sin embargo, echando la vista atrás, me parece extraño que Dumbledore se reuniera con Trelawny en el Hog's Head por la noche, cuando el colegio sólo está calle arriba, o están las Tres Escobas que tiene una clientela mucho menos desprestigiada. Además, Dumbledore no tomó ninguna precaución durante la supuesta reunión, ni siquiera se molestó en asegurarse de que la puerta estuviera cerrada, lo que me hace pensar que quería que lo escucharan-.

-Eso es muy extraño-, musitó Charlus.

-Sí-, asintió Harry, -por eso Tom va a intentar hacerse con la profecía real para ver si puede aprender algo de ella-.

-¡Intentas decirme que ha vuelto!- exclamó Lily. -¡Tienes que mantener a Harry a salvo!-.

-Eso no va a ser un problema, así que no tiene por qué preocuparse, señora Potter-, dijo Tom, entrando en la habitación.

Lily negó con la cabeza. -Nunca me acostumbré a ese nombre-, suspiró, -y no sé quién eres pero no creo que te des cuenta de lo obsesionado que estaba el Señor Tenebroso con esa profecía-.

-En realidad, soy completamente consciente de lo obsesionado que estaba, señora, pero, sin embargo, puedo asegurarle que Harry aquí está completamente a salvo, sobre todo porque yo soy el Señor Tenebroso-, sonrió Tom. 

-¡Oh!- exclamó Lily. -Entonces, ¿qué, esperas que me crea que de repente has visto la luz y vas a ayudar a Harry?-.

-Oh, no me malinterpretes, sigo creyendo que los muggles son una amenaza y que deberíamos hacer más para protegernos-, admitió Tom, -pero ahora tengo dudas muy fundadas sobre la veracidad de esa profecía y voy a investigarlo pero, mientras tanto, Harry y yo hemos llegado a un acuerdo y no vamos a atacarnos el uno al otro-.

-En realidad estoy de acuerdo con Tom en varias cuestiones-, admitió Harry. -En realidad estoy algo molesto porque nunca se me ha dado realmente la opción y todo el mundo daba por hecho que seguiría a Dumbledore-.

-Bien por ti, Harry-, sonrió Dorea. -Me alegra verte pensar por ti mismo-.

Harry brilló de orgullo ante el elogio de su tía abuela.

-Sí-, convino Charlus, -pero cuáles son sus planes para el futuro, señor...-

-Tom, Tom Riddle, señor-, sonrió Tom, -y por el momento espero poder dedicarme a la enseñanza, que siempre fue mi objetivo original antes de que Dumbledore me bloqueara. Ya estoy haciendo planes para montar un curso por correspondencia de Defensa Contra las Artes Oscuras, ya que Dumbledore ha vuelto a elegir a otro completo inútil para dar clases este año-.

Lily frunció el ceño. -¿Querías enseñar?-.

-Sí-, asintió Tom, -y sobre todo me vi arrastrado a la escena política después de oír las tonterías que soltaba Dumbledore sobre la integración con los muggles-.

-Pues sí, no fue la idea más inteligente-, convino Lily. -Me uní a la orden sobre todo para detener las incursiones Estaba en contra de la idea de una sociedad supremacista de sangre pura-.

Tom negó con la cabeza. -Eso nunca estuvo en mis planes. Algunos de mis seguidores creían que los sangre pura eran mejores, pero esa idea era pura desinformación difundida por Dumbledore. Irónico, ya que él sabía quién era yo, así que sabía que era mestizo-.

-¿Por qué no se lo dijo a nadie?- preguntó Lily. -Quiero decir que seguramente habría perdido un montón de seguidores si la información salía a la luz-.

-Excepto que yo no lo habría hecho, porque la generación más vieja sabía quién era yo, por haber ido al colegio conmigo, así que solo se habrían ido un par de los más acérrimos de la generación más joven, si eso-, explicó Tom. -Entonces Dumbledore habría tenido que explicar por qué los llamados "extremistas de sangre pura" seguían alegremente a un mestizo, lo que haría un poco de mella en su propaganda-.

-Y eso dañaría su imagen de campeón de los nacidos de muggles-, reflexionó Lily.

-Precisamente-, sonrió Tom. -Es parte de la razón por la que nunca me permitía explicar realmente mis propios puntos de vista, lo cual era inmensamente molesto a veces, sobre todo cuando tenía que corregir a los nuevos seguidores que acudían a mí. Por suerte, el número de sangre pura que quieren matar a todos los muggles es mucho menor de lo que Dumbledore quería hacer creer a la gente-.

-Gracias a Dios-, resopló Severus en voz baja. 

-Es extraño que digas eso, porque Sirius siempre daba a entender que toda su familia despreciaba a todos los muggles-, dijo Lily. 

-Sirius decía tonterías-, refunfuñó Dorea. -Sé que a Walburga le gustaba todo eso de los sangre pura y que se empeñaba en empujar a sus hijos por ese camino, pero no creí que extendiera esa creencia a toda la familia-.

-Ese chico tenía problemas-, suspiró Charlus, -y estar detenido en ese agujero infernal no ayudará en nada-.

-¿Por qué está Black en Azkaban?- preguntó Tom.

-Porque creen que fue él quien traicionó a los Potter ante usted-, respondió Severus, haciendo que Tom estallara en carcajadas.

-Creo que eso es lo más ridículo que he oído en mi vida-, resolló. -¿Cómo, en nombre de Merlín, ha podido pasar eso del juicio?-.

-No lo sé-, dijo Lily, -pero puedo asegurarte que es inocente; Peter era nuestro guardián secreto-.

-Lo sé-, asintió Tom, -y si quieres puedo hacer que Lucius busque la forma de que liberen a Black. Dependiendo de cómo haya sido encarcelado, podría ayudarme a largo plazo-.

-¿Cómo?- preguntó Harry.

-Si se ha producido un error judicial, entonces podría servir para ayudar a sacar a algunos de mis seguidores-, explicó Tom, -o al menos para hacer mella en el llamado lado luminoso de Dumbledore-.

-Siempre y cuando liberar a estas personas no ponga a Harry en peligro, entonces no tengo ningún problema-, dijo Lily. -También me gustaría que me mantuvieran al tanto de cualquier cosa que encuentren con respecto a esa profecía, ya que esa es, esencialmente, la razón de mi muerte prematura-.

-Por supuesto señora-, estuvo de acuerdo Tom. -Iba a mantener informado a Harry de todos modos, ya que la profecía también lo involucra a él, y dudo que su hijo le ocultara ese tipo de información-.

-Gracias, y supongo que, dadas las circunstancias, deberías llamarme Lily la señora Potter sólo me hace pensar en James y eso me molesta cada vez más últimamente-.

-En ese caso debes llamarme Tom-.

-¿Significa esto que lord Voldemort ha muerto?- inquirió Charlus.

-Posiblemente-, musitó Tom, -tendremos que esperar y ver-.

Tom se marchó poco después y Harry puso a su familia al corriente de lo que había estado haciendo en la última semana. Era agradable poder hacer reír a todo el mundo mientras les contaba historias sobre las compras de los Malfoys e incluso Severus se reía al final; un sonido cálido y rico que Harry se encontró deseando oír más. 

Las semanas siguientes pasaron rápidamente y Harry se encontró tan ocupado como siempre, aunque de una forma totalmente distinta a la habitual. Tom se había tomado las clases particulares con entusiasmo y había acabado cubriendo todas las asignaturas, sobre todo después de que Severus mencionara lo difícil que les resultaba a los profesores encontrar tiempo para ofrecer sesiones extra a los alumnos, y Harry estaba agradecido de que Severus le hubiera animado a estudiar al principio del verano, pues no quería pensar en lo decepcionados que se habrían sentido todos con él de no ser así; un concepto un tanto novedoso, ya que los Dursley solían quejarse si alguna vez le iba mejor que a Dudley en el colegio. Así las cosas, se sentía seguro de sí mismo al volver al colegio, al menos en lo que a las clases se refería.

El problema que tenía era reconciliarse con la idea de que no podría ser abiertamente amistoso con Draco una vez que volvieran.

-¿De verdad eso va a ser un problema cuando vuelvas a estar rodeado de tus admiradoras?-. preguntó Draco después de que Harry hubiera estado gimiendo con él.

-¡Por supuesto que lo es!- gruñó Harry. -Para empezar, ya odio a toda esa gente que me mira por algo que ni siquiera recuerdo y que, técnicamente, ni siquiera hice, además de que me gusta bastante hablar contigo; me hablas de un montón de cosas diferentes sin ser condescendiente al respecto, así que, por supuesto, voy a echar de menos eso y es una mierda que no podamos ser amigos sin que Dumbledore sospeche-.

-Bueno, al menos no abiertamente-, convino Draco, -pero no hay nada que diga que no podamos hablar nunca en el colegio, quizá podamos encontrar la forma de que hablemos de vez en cuando, como si estuvieras intentando convertirme al lado luminoso o algo así-.

-¿Crees que Dumbledore aceptará eso?-.

-Quién sabe-, Draco se encogió de hombros, -sólo podemos intentarlo. Mientras tanto, quizá podamos inventarnos un código, como que cuando te llame cara rajada sea para hacerte saber que seguimos siendo amigos-.

-Lo mismo cuando te llamo cara de hurón-, se rió Harry.

Draco torció la cara, disgustado. -¿Se te ocurre una frase mejor?-.

-Bueno tiene que ser algo creíble y específico para ti-.

-Sí, pero eso sólo funciona si realmente me pareciera a un hurón-, resopló Draco.

-Pero esa es la cuestión Draco, lo haces-. Harry soltó una carcajada mientras corría por el pasillo, alejándose de un Draco muy iracundo, pensando que tal vez este año no sería tan malo como temía. 

 

Chapter 15: Capítulo 15

Chapter Text

Tío Vernon fue sorprendentemente agradable cuando llevó a Harry a King's Cross el 1 de septiembre, ni siquiera se quejó de tener que tomarse la mañana libre en el trabajo por ser martes. De hecho, intentó entablar una conversación trivial, preguntando si Harry había disfrutado de la estancia con los Malfoys y si parecían personas extraordinariamente buenas para ser magos. Harry tuvo que contenerse la risa, sobre todo porque sabía que los Malfoys seguían considerándose superiores a los muggles, a pesar de disfrutar de su tecnología. La única razón por la que Vernon estaba remotamente interesado era porque Petunia había preguntado por la ropa nueva de Harry cuando se había presentado en Privet Drive el día anterior. Mencionó que había conseguido la camisa cuando había llevado a los Malfoys a Selfridges durante las vacaciones y bromeó diciendo que le sorprendía que la tienda aún tuviera algo que vender después de que los magos la hubieran saqueado. 

Obviamente, Vernon se había mostrado escéptico al principio, pero se le salieron los ojos de las órbitas cuando Harry describió la mansión Malfoy a sus parientes y los Dursley no tardaron en caer rendidos, intentando congraciarse con Harry. Harry había hablado a veces con Draco sobre sus parientes y el rubio los había descrito como la peor clase de trepadores sociales y, al ver su reacción ante la supuesta riqueza de los Malfoy, Harry podía ver a qué se refería. Por lo tanto, se limitó a tararear y asentir mientras Vernon parloteaba, lo que al parecer era lo correcto, ya que el humor de su tío sólo parecía mejorar a medida que el viaje continuaba y Harry sólo esperaba no haber accedido accidentalmente a algo de lo que más tarde se arrepentiría. 

Habían salido temprano a propósito para evitar el tráfico habitual, así que no eran ni las nueve cuando Harry llegó a King's Cross. Despidiéndose rápidamente de su tío e ignorando las preguntas sobre los planes de Harry para Navidad, Harry arrastró su baúl y la jaula de Hedwig hasta la estación y se preguntó si era demasiado pronto para que abrieran la entrada. Decidido a tomar una taza de té y un danés, Harry se sentó en un banco que daba a la columna que albergaba la entrada al andén 9 ¾ y esperó a ver si alguien intentaba pasar. 

A las nueve y media Harry vio llegar a la profesora McGonagall con un chico joven de pelo rubio y rizado que Harry sólo pudo suponer que era un alumno nuevo, probablemente un nacido de muggles.

-Buenos días, profesora-, saludó Harry, acercándose a su jefa de casa, -¿ha pasado un buen verano?-.

-Excelente señor Potter, pude pasar bastante tiempo con mi querida hermana e incluso visitamos la costa-, respondió ella. -¿Cómo es que llegaste tan temprano?-.

-Mi tío tenía una reunión en Londres, así que me dejó de camino-, mintió Harry, -¿estás enseñando el camino a un nuevo alumno?-.

-Sí, desde luego-, sonrió McGonagall. -Este es Colin Creevey, es nacido de muggles pero ha estado leyendo mucho sobre nuestro mundo durante el verano-.

El chico en cuestión miraba a Harry con la boca abierta. -Tu Harry Potter-, jadeó.

-Así es, encantado de conocerte Colin-. Harry extendió la mano para estrechársela y Colin tardó un buen minuto en darse cuenta de lo que Harry intentaba hacer. Entonces estrechó con entusiasmo la mano de Harry.

-Es increíble conocerle, señor Potter. He leído mucho sobre usted en los libros sobre el mundo de los magos que me regaló la profesora McGonagall-.

-Todas cosas buenas, espero-, bromeó Harry, intentando soltar su mano sutilmente.

-También me gusta mucho la fotografía y he estado aprendiendo a revelar fotografías de magos para darles movimiento. A mi hermano pequeño también le encantan las historias sobre ti y se pondría muy celoso si supiera que te he conocido. Lleva años haciendo magia accidental, como yo, así que también espera recibir una carta de Hogwarts el próximo verano-.

-Es bueno oír eso, no sería bueno que estuviera celoso de ti-, Harry sonrió, pensando en tía Petunia y en su mamá. -Supongo que una foto estaría bien pero no creo que sea buena, no estoy acostumbrado a que me hagan fotos-.

-Está bien, no me importa tomarme mi tiempo para asegurarme de que tengo la mejor foto-.

Harry hizo una mueca, preguntándose en qué se había metido. -De acuerdo, supongo. Pero vámonos, seguro que la profesora McGonagall tiene cosas mejores que hacer que escucharnos hablar toda la mañana-.

-Gracias por la consideración señor Potter, de hecho tengo que enseñar el camino a algunos otros estudiantes antes de ir al colegio para asegurarme de que todo está preparado para su llegada-.

-Ah, ¿ayuda a todos los alumnos muggles todos los años?-. preguntó Harry.

-Uno de los profesores lo hace, sí-, sonrió McGonagall.

-Pues tienes suerte-, le dijo Harry a Collin, -yo tuve un Hagrid el año pasado y se olvidó de enseñarme el portal cuando me dejó-.

McGonagall hizo una mueca pero Colin se limitó a reírse. -¿Por qué ibas a necesitar ayuda. ¿Como un muggle? Eres de una familia de sangre pura muy prestigiosa, por parte de tu padre-.

-Por supuesto-, sonrió Harry con pesar.

Harry atravesó fácilmente la barrera y, tras despedirse de la profesora McGonagall, acompañó a Colin directamente a una de las cabinas, agradecido de que llegaran tan temprano y de que aún no hubiera nadie más en el tren. Intentó salir, diciendo que necesitaba encontrar un lugar donde quedarse con sus amigos, pero antes de irse se volvió hacia Colin.

-Por curiosidad, Colin, ¿qué has leído exactamente sobre mí? Quiero decir que ni siquiera he vivido en el mundo mágico antes del año pasado, así que no puede haber mucho-.

Colin frunció el ceño. -Bueno, por supuesto, estaban los relatos históricos de aquella noche, aunque me parecieron bastante áridos y aburridos. Había unas cuantas historias sobre algunas aventuras dirigidas a los niños, pero obviamente no eran más que ficción. Las que más me gustaron fueron las teorías sobre cómo podrías haber sobrevivido a la maldición y lo que podrías hacer por nuestro mundo en el futuro, especialmente cómo ibas a elevar el estatus de los nacidos de muggles en el mundo mágico-.

-¿Quién dijo eso?- preguntó Harry. 

-El profesor Dumbledore, por supuesto-, dijo Colin, con cara de confusión. -Durante años concedió entrevistas en las que contaba al mundo mágico lo bien que te iba y lo mucho que apreciabas todo lo que tus parientes hacían por ti. También dijo que estabas de acuerdo en que los nacidos de muggles eran la única forma de revertir el daño que había causado la endogamia-.

-¿Qué endogamia?- preguntó Harry. -En realidad no hay endogamia en el mundo de los magos, y tampoco vi a Dumbledore antes de llegar a Hogwarts, así que no sé de dónde habría sacado citas para esas entrevistas-.

-¿Pero es tu tutor mágico?-. Colin insistió. -Creía que se encargaba de contarte todo sobre el mundo de los magos, al menos eso me dijo la profesora McGonagall, aunque imagino que estaba muy ocupado gran parte del tiempo-.

-Debía de ser eso-, murmuró Harry antes de despedirse del primer año. 

Se acomodó en uno de los compartimentos más adelante en el tren y Ron y Hermione no tardaron en encontrarlo.

-¿Has pasado unas buenas vacaciones?- preguntó Hermione, en cuanto hubo guardado su baúl.

-Sí, no estuvo tan mal-, Harry se encogió de hombros, -sólo me quedé en casa de los Dursley, nada especial-.

-¡Qué quieres decir!- exclamó Ron. -¡Cuando Fred, George y yo pasamos en el coche de papá no pudimos ver a nadie en tu habitación!-.

-¿Qué quieres decir con que pasaron en el coche de papá?-. preguntó Hermione, mirándolo con suspicacia.

-Papá tiene un coche volador-, explicó Ron, -y pensamos que sería buena idea que fuéramos a rescatarlo de los muggles para que pudiera divertirse un poco, sólo que no estaba allí cuando pasamos-.

-Si hubiera sido después de mi cumpleaños, entonces no habría estado-, suspiró Harry, fingiendo estar agobiado. -Tía Marge se rompió el tobillo, así que tío Vernon me envió a ayudarla a cuidar de sus perros-.

-Muy amable por su parte-, resopló Ron con sarcasmo.

-No fue tan malo-, dijo Harry. -Cría perros, lo que significaba que estaba mucho tiempo fuera cuidando de las perreras y asegurándome de que hacían ejercicio y estaban bien adiestrados-.

-Me pareció que tenías mejor aspecto que antes del descanso-, sonrió Hermione.

-Hice mucho aire fresco y ejercicio, así que no me sorprende-, sonrió Harry. -Además, se aseguró de que comiera bastante, ya que no quería arriesgarse a que me desplomara. Era sobre todo fruta y verdura, ya que la carne era para los perros, pero aun así eran tres comidas completas, así que no me puedo quejar-.

-Bien-, suspiró Hermione. -Por lo que dijiste de tus parientes, había tenido pesadillas de que volvías al colegio como un niño abandonado, así que me alegra saber que comías bien-.

-Aunque eso fue sólo una exageración, ¡cierto!- se burló Ron. -Quiero decir, no es que antes no comieras tres veces al día, porque la gente no puede sobrevivir así. A mí me duele hasta llegar tarde a una comida-.

-¿Significa eso que este año te levantarás con tiempo de sobra para desayunar?-. preguntó Hermione.

-Por supuesto que no-, se rió Ron, -he aprendido el arte de comer rápido. Puedo engullir lo suficiente para aguantar hasta el almuerzo en cinco minutos, como mucho-.

Hermione se estremeció al pensarlo y Harry, después de medio verano de etiqueta en la mesa de los Malfoy, se encontró haciendo lo mismo.

-¿Y las gafas?- preguntó Hermione, señalando las diferentes monturas de la cara de Harry. Severus las había hechizado para que se ajustaran a su vista cambiante, que mejoraba cada día gracias a las pociones, y ahora eran prácticamente sólo de cristal.

-Se me cayeron mientras cuidaba a los perros de la tía Marge y se las comieron. No podía ver nada sin ellos, así que tía Marge me mandó a la óptica y pude comprarme un par nuevo, sobre todo porque eran gratis en el nhs-.

-¿Pero no querías que te devolvieran los viejos?- preguntó Ron.

-No, después de que el perro los hiciera caca, no-, se rió Harry. 

-Pero te sentaban mucho mejor-, se quejó Ron. -En realidad ya no pareces Harry Potter-.

-Bien-, sonrió Harry con satisfacción, -tal vez pueda ser sólo Harry este año entonces-.

El viaje en tren fue bastante tranquilo. Pasó el carrito de los dulces y Ron pareció un poco decepcionado cuando Harry sólo les compró una rana de chocolate a cada uno, pero sinceramente no tenía demasiada hambre después del gran desayuno con los Dursley de aquella mañana. También hubo un momento en que la hermana de Ron se acercó a la puerta del carruaje. Parecía un ciervo sorprendido por los faros cuando Ron la presentó, diciendo que al parecer se había "enfadado mucho" porque él no había ido a la Madriguera ese verano como Ron había planeado, aunque eso era nuevo para Harry.

-¿Cómo te las arreglaste para conseguir tus libros de texto entonces?- preguntó Ron.

-Oh, conseguí que tío Vernon me llevara antes de ir a casa de tía Marge, ya que no quería arriesgarse a que se enterara de mi "rareza"-, mintió Harry. La verdad era que había ido al distrito mágico francés con los Malfoys por sus libros, ya que los magos del continente apenas conocían el nombre de Harry Potter, por lo que había tenido libertad para pasear sin que la gente le mirara o le hiciera preguntas. Había sido un día agradable y Harry se había sorprendido de lo grande que era la tienda en comparación con Flourish y Blotts, a pesar de que esta última era una de las únicas librerías de magos del país. Los únicos libros que no tenían eran los Lockhart; al parecer, los franceses consideraban que los textos carecían de detalles como para ser considerados ficción. Sin embargo, Harry los había pedido por lechuza una vez que regresaron, ya que Flourish y Blotts tenía un gran stock.

-Entonces te perdiste el caos-, se estremeció Ron. -Mamá insistió en llevarnos a la firma de libros de Lockhart. El lugar estaba lleno de fanáticas chillonas y mamá estaba muy decepcionada porque no pudo conseguir su autógrafo-.

-Pero es impresionante-, suspiró Hermione.

-No sé-, se rió Harry, -quizá tú sepas más que él, has leído bastante-.

-Sólo llevo un año en el mundo de los magos-, resopló Hermione, -aunque tengo algunas preguntas que me gustaría hacerle cuando empiecen las clases. Sigo sin creerme que alguien tan famoso vaya a dar clases en nuestro colegio-.

-Lo dice la persona que sale habitualmente con Harry Potter-, bromeó Ron y Harry sonrió tenso.

-Oh, a veces olvido que en realidad eres famoso aquí, Harry-, se sonrojó Hermione.

-Está bien Hermione, no es como si en realidad me importaran esas cosas-, Harry sonrió. 

-No y eso es algo que siempre me ha gustado de ti- dijo ella devolviéndole la sonrisa. 

-Supongo que entonces no te gustará tanto el viejo Lockhart-, se rió Ron, -es muy engreído-.

-Bueno, sí, pero se ha ganado esa fama-, protestó Hermione y luego pareció comprender lo que decía. -No es que Harry no se haya ganado su fama-.

-Pero yo no lo hice-, señaló Harry, -yo no hice nada-.

-¡Detuviste la maldición asesina!- exclamó Ron.

-¿Pero lo hice?- preguntó Harry. -Quiero decir que yo era un bebé entonces, así que no recuerdo nada, y todos los demás que estaban allí están muertos, así que en realidad no sabemos lo que pasó-.

-¡Pero tienes la cicatriz!- argumentó Ron.

-Sí, la marca del Avada Kedavra-, suspiró Harry.

-¡La qué!- chilló Hermione. -Todos los libros siempre la llamaban cicatriz de rayo-.

-Bueno, leí un poco durante el verano, ya que Marge no me dio tantas tareas como suelen hacer los Dursley y no me quitó los libros-, dijo Harry. 

-Eso está bien, ¿significa que ya has hecho todos los deberes?-. Preguntó Hermione, que se distraía con facilidad.

-¡Qué!- exclamó Ron, -¿cómo has podido dejarme así? Aunque al menos ahora tengo a dos personas de las que copiarme-.

-¡Ni lo sueñes, Ronald Weasley!- Gritó Hermione. -Si no pudiste molestarte en hacerlo durante el verano, entonces no voy a ayudarte a hacer trampas-.

-Está bien, Harry me ayudará-, sonrió Ron.

-Lo siento, amigo-, se disculpó Harry, -Hermione tiene razón, no aprenderás nada si te limitas a copiarlo, además los dos nos meteríamos en problemas si nuestro trabajo fuera el mismo-. Además, Harry se sentía un poco territorial; se había esforzado mucho en sus tareas, tratando de averiguar lo que tenía que escribir para sacar las mejores notas posibles, y no quería que Ron, ni nadie, pudiera pasar de largo. Entendía perfectamente por qué Hermione siempre se había mostrado tan reacia a dejarles copiar en el pasado. No ayudaba el hecho de que supiera que tanto Severus, el profesor Snape, se recordó a sí mismo, como el profesor Flitwick probablemente estarían buscando similitudes entre ellos. Al parecer, Severus ya había estado charlando con el profesor de Encantamientos sobre su trabajo, antes y durante el verano, y por lo visto Flitwick estaba deseando ver grandes mejoras en él, sobre todo porque había tenido a su madre dándole la brasa cuando visitaban la Mansión Potter los sábados.

-¡Traidores! Los dos!- resopló Ron, frunciéndoles el ceño con fiereza.

-Bueno, si empezas ahora tendrás tiempo suficiente para acabar con una buena parte-, razonó Harry, -y, si lo haces, cuando vuelva a pasar el carrito de los dulces te compraré dos ranas de chocolate más-.

-Que sean tres y trato hecho-, contraatacó Ron.

-No deberías sobornarle para que haga su trabajo-, suspiró Hermione.

Harry se encogió de hombros. -Tal vez, pero así se acaban las discusiones y, quién sabe, puede que aprenda a comportarse bien. Refuerzo positivo, ya sabes-.

-¿Es eso lo que te pasó a ti?-, preguntó socarronamente. 

-Algo así-, Harry sonrió enigmáticamente. No podía decirle que había encontrado retratos de sus parientes y que ahora quería hacerlo bien para que se sintieran orgullosos, o que había conseguido arrancarle una pequeña sonrisa a Severus, el profesor Snape, cuando discutían juntos los distintos usos de los ingredientes de pociones, y que su objetivo era volver a hacerlo. Cuando se lo había señalado Se... Snape le había dicho que le daría una si conseguía sacar un sobresaliente en su redacción y Harry tenía todos los dedos cruzados para que hubiera hecho lo suficiente para conseguirlo.

-Deberíamos comparar nuestros trabajos-, sugirió Hermione, -por si hay algo que se te haya pasado. Fui a Francia durante el verano y allí aprendí muchas cosas que acabé añadiendo a mi redacción sobre la quema de brujas para Historia de la Magia-.

-Eso está bien, Hermione-, dijo Harry rápidamente, -pero me gustaría ver lo que mi duro trabajo ha logrado por mi cuenta. Quizá podamos estudiar juntos en futuras tareas-. No era la mejor excusa, pero esperaba que sirviera, ya que no quería tener que explicarle a Hermione de dónde sacaba el material de estudio extra.

Había empezado con una simple pregunta a Severus sobre cuándo podría aprender a congelar las llamas como Wendelin el Raro. Severus había acabado despotricando sobre lo esterilizados que estaban los libros de Bathilda Bagshots, sobre cómo le habían encargado a propósito que se concentrara en la Historia que pintaba a los muggles de forma más favorable en aquellos tiempos, aunque no tenía ni idea de por qué. Charlus los había ilustrado al respecto. Resultó que Bathilda Bagshot era en realidad la tía de Gellert Grindelwald, el mago oscuro que había arrasado Europa a principios de siglo. Al parecer, Grindelwald había visitado su casa en Godric's Hollow y algunas personas lo habían recordado, por lo que ella había tenido que esforzarse mucho para demostrar que no estaba confabulada con él.

El problema era que acababa pintando una imagen muy sesgada de las cosas en aquella época. Sí, había brujas como Wendelin que podían congelar las llamas, pero eran muy pocas. Si bien el encantamiento congelador de llamas no era aparentemente tan difícil de realizar normalmente, era mucho más difícil de realizar sin varita y con las manos atadas a la espalda. La magia sin varita, según le informaron a Harry, era bastante difícil, y ni siquiera la intentaba nadie por debajo del nivel N.E.W.T., lo que significaba que muchas brujas débiles que eran capturadas no tenían tanta suerte y, de hecho, perecían en las llamas.

Su ensoñación se vio interrumpida por la llegada de Draco Malfoy a su compartimento.

-Vamos Crabbe, Goyle, avancemos un poco más, está claro que aquí se sienta la gentuza-, se mofó.

-¡Cuidado, Malfoy!- rugió Ron.

-Déjalo Ron, tampoco es que queramos que nos relacionen con ellos- resopló Hermione.

-Sabes, esperaba que te hubieras calmado durante el verano-, suspiró Harry.

-Deja eso, Harry- se burló Ron. -Slytherins babosos como ellos no van a empezar de repente a comportarse como personas decentes-.

-Tal vez-, reflexionó Harry, -aunque probablemente ayudaría que no nos rebajáramos a su nivel-.

-¿Estás insinuando que eres mejor que nosotros?- preguntó Draco, claramente confuso, y Harry ni siquiera intentó contener una risita.

-Sólo porque no me rebajo a aislar a la gente al azar-, contraatacó Harry. Sabía que era contrario a lo que habían acordado, pero realmente no quería ir por ahí insultando a la gente porque sí, especialmente cuando ni siquiera estaba de acuerdo con ello en primer lugar.

-¿Estás sugiriendo que no me habrías insultado si yo no hubiera dicho nada primero?- insistió Draco, y Harry pudo ver un brillo en sus ojos, como si acabara de darse cuenta de a dónde quería llegar Harry con esto.

-En realidad no, no lo haría-, Harry sonrió. -Ahora estoy afirmando que soy mejor persona porque no me limito a lanzar insultos a la gente y daré un paso más al hacer un juramento de mago de que sólo te insultaré en represalia, nunca seré el instigador-.

-De acuerdo, cara rajada-, sonrió Draco.

-Nos vemos, cara de hurón-, le devolvió Harry, observando cómo Draco subía al carruaje. Se giró para ver las caras de asombro de Ron y Hermione.

-Amigo-, jadeó Ron, -¡qué has hecho!-.

 

Chapter 16: Capítulo 16

Chapter Text

Al más puro estilo de Hogwarts, la noticia del juramento de mago de Harry se había extendido por el tren como un reguero de pólvora y todos los alumnos de Hogwarts habían oído hablar de ello cuando el tren llegó a Hogsmeade. Ron se había horrorizado por lo que había hecho Harry e incluso Hermione se había preocupado.

-Sabes lo que es un juramento de mago, ¿verdad, Harry?-, le había preguntado, con voz preocupada. -Significa que has hecho un juramento sobre la magia y que, si lo rompes, entonces la magia misma dictará sentencia y quién sabe cuál será el castigo-.

-Sí, hay rumores de que incluso podrías perder tu magia-, advirtió Ron. -Algunos creen que fue así como aparecieron los squibs-.

-Yo creía que eso se debía a toda la endogamia-, se burló Hermione. Harry, sin embargo, sabía que no era así, sobre todo porque se había visto obligado a estudiar muchos árboles genealógicos de sangre pura y veía muy poca endogamia real entre ellos, dijeran lo que dijeran.

-No sé por qué te preocupas tanto, ya que en realidad nunca hice el voto de que en realidad no es una posibilidad-, señaló Harry. -El hecho de que esté dispuesto a hacerlo es suficiente, sin embargo, y debería ayudar a minimizar las animosidades-.

-¿Por qué querrías hacer eso?- preguntó Ron.

-Porque puede que Malfoy se comportara como un capullo engreído el año pasado, pero preferiría no tener que lidiar con eso durante el resto de mi estancia en Hogwarts-, explicó Harry. -No es que no vaya a decir nunca nada si vuelve a empezar, simplemente me he posicionado para decir que no seré el primero en empezar a lanzar barro. Al menos así, si alguien me oye decir algo, sabrá que Malfoy empezó-.

Esto último hizo que Ron sonriera e incluso Hermione pareció impresionada. Harry esperaba que fuese una señal de un año tranquilo, sobre todo después de un verano tan caótico. Tom, de hecho, había recuperado una profecía del Departamento de Misterios y había sido todo un quebradero de cabeza. El contacto de Lucius en el Departamento se había mostrado encantado de enseñársela, pero había señalado que la profecía que conocían era probablemente falsa debido a su pequeño tamaño, ya que había sido añadida manualmente y no por arte de magia. Cuando Tom preguntó si había otras profecías relacionadas con él; por su nombre, como el señor oscuro o incluso el heredero de Slytherin, el contacto se mostró bastante intrigado. Había una profecía disponible que se refería a los "herederos de la serpiente", dada por el propio Gellert Grindelwald, que muchos habían supuesto que se refería a los herederos de Slytherin.

Harry había escuchado el recuerdo que Tom tenía de ella cuando regresaron, y la había repasado muchas veces en su cabeza, aunque no lograba descifrar realmente lo que significaba, aparte del hecho de que sonaba bastante siniestra.

"El señor de la luz se acerca, el mundo mágico se dividirá. El lado de la luz se alzará con el poder, el resto caerá en la fosa. Si el legado de los cuatro se arruina, todo el mundo estará perdido. La luz presionara por una union pero la sangre sera el costo. Sin embargo, si los herederos de la serpiente se unen, el señor de la luz caerá. Las líneas se difuminarán una vez más y la armonía llegará a todos".

Habían preguntado a Tom sobre posibles hijos, pero el hombre lo negó fervientemente diciendo que nunca había sentido el impulso de unirse a nadie de esa manera, así que no podía ser un hijo suyo, aunque pensaba investigar más, cuando no estuviera ocupado con el curso por correspondencia de todos modos, algo que había caído bastante bien entre los amigos de Narcissa y Tom ya tenía dos docenas de estudiantes inscritos antes de que las clases hubieran empezado, con la promesa de más después de que el profesor Flitwick se hubiera enterado de su existencia. Después del banquete de bienvenida, Harry se propuso hablar con Neville sobre el tema, sabiendo que su nervioso compañero de casa tenía dificultades en un par de asignaturas y que probablemente le vendría bien un poco de ayuda extra.

Resultó ser una excelente idea, ya que, a través de sus conversaciones con Tom, Neville se dio cuenta de que era daltónico, razón por la cual tenía tantas dificultades en pociones, ya que no siempre podía saber cuándo se había producido una reacción. Tom le enseñó a calcular los tiempos de las cosas y a utilizar sus conocimientos de Herbología para saber exactamente cómo iban a reaccionar los distintos ingredientes. También se enteró por sus conversaciones de que Neville usaba la vieja varita de su padre, no una diseñada para él, y presionó al muchacho para que rectificara esa situación durante las vacaciones de Navidad, y Harry también lo molestó una vez que se enteró.

Harry y Neville pasaron muchas tardes en la Biblioteca, repasando juntos su trabajo extra. Ron pensaba que estaban locos por buscar activamente más trabajo y Hermione, aunque inicialmente intrigada con la idea, había perdido rápidamente el interés, sobre todo cuando Tom se había atrevido a cuestionar su querido Hogwarts. Historia, señalando varias discrepancias en el libro, incluida la referencia al propio Merlín asistiendo a la escuela, ya que el mago de leyenda existía a finales del siglo V, pero la escuela no existió hasta el siglo X. Se enfadó mucho cuando algunos alumnos, entre ellos Harry, empezaron a disputarle el primer puesto de la clase y trató de protestar, pero los profesores se apresuraron a señalar que no había nada en los estatutos de Hogwarts que prohibiera a los alumnos tomar clases fuera de la escuela. Dumbledore pareció apoyarla, con advertencias sobre quién podía ser esa persona, pero como el curso se hacía enteramente por correspondencia de lechuza los profesores no veían cómo podía haber mucho riesgo, sobre todo después de haber revisado algunas de las cosas que Tom enviaba e incluso acabaron cogiendo algunas de sus ideas para sus propias clases.

Aparte de eso, el primer trimestre transcurrió muy tranquilo, sobre todo porque las viejas enemistades quedaron relegadas a un segundo plano. Harry no clasificaría todas las interacciones como amistosas, por así decirlo, pero eran civiles, al menos en su mayor parte. En una ocasión, Harry oyó a Ron llamar a Draco, Vince y Greg "mortífagos en prácticas". Ron había intentado decir que ellos habían empezado por ser despreciativos y condescendientes pero, como no podía dar un ejemplo de lo que habían dicho, Harry se disculpó con Draco y regañó a Ron señalándole que el hecho de que no le gustara la actitud de alguien no era motivo para empezar a insultarle. Ron se quedó boquiabierto ante la respuesta de Harry y se negó a hablar con él después de aquello, lo que en realidad le vino muy bien a Harry.

La única vez que Harry se sintió especialmente nervioso fue en Halloween. No hubo problemas en la fiesta de este año, pero Harry se sintió inquieto de todos modos y no pudo conciliar el sueño esa noche. Después de dar vueltas en la cama durante lo que le pareció una eternidad, sacó su mapa, ya que había vuelto a guardar la capa en Gringotts, y se fue a dar una vuelta por los pasillos, con la esperanza de que el ejercicio lo cansara. Pero estaba distraído y no prestaba mucha atención al mapa, así que no debió sorprenderse cuando Severus lo alcanzó en uno de los pasillos superiores.

-Deberías estar en la cama, Potter, ya ha pasado el toque de queda-. Las palabras eran desdeñosas, pero había una evidente preocupación en el tono que hizo sonreír a Harry.

-No podía dormir, señor, y no quería despertar a ninguno de mis compañeros de dormitorio, así que salí a dar un paseo para cansarme-, explicó Harry.

-Una suposición comprensible, pero hay toque de queda por una razón, Harry, sobre todo porque el castillo es más peligroso por la noche. No queremos que los estudiantes somnolientos se pierdan los escalones de las escaleras ni nada por el estilo. Aunque no me sorprende que estés un poco inquieto esta noche-.

-¿Y eso por qué?- preguntó Harry.

-Esta fue la noche en que tus padres fueron atacados y asesinados-, explicó Severus, sus acciones lo colocaron firmemente de nuevo en el papel de prometido en la mente de Harry, en oposición al profesor malhumorado.

-¿Por eso me preocupa que vaya a pasar algo? No recuerdo haberme sentido así el año pasado-.

-Lo más probable es que fuera porque ya había pasado algo el año pasado por estas fechas-, dijo Severus, mirando fijamente a Harry. -Cierto alguien se había cargado a un troll de las cavernas-.

-Ah, sí-, sonrió Harry, -casi me había olvidado de eso-.

-¿Por qué no me sorprende?-, suspiró Severus, sacudiendo la cabeza. -En cualquier caso, puedo asegurarte que me aseguraré de que no ocurra nada esta noche, así que puedes volver a tu dormitorio y asegurarte de que duermes bien. No quiero que mañana te quedes dormido en clase. Si no crees que puedas dormirte sin ayuda puedo hacer que Collie te traiga una poción para dormir sin sueños-.

-Creía que en el colegio no se permitían los elfos domésticos personales-, preguntó Harry.

-Como estudiante no, se consideraba discriminatorio hacia los nacidos de muggles y los de familias menos favorecidas, que obviamente no tendrían capacidad para conseguirlos. Como miembro del personal, sin embargo, no estoy sujeto a las mismas reglas, así que siempre podemos decir que es mío-.

-Impresionante, he echado de menos a esos chicos, y a mi madre, para ser sincero-, suspiró Harry. -No estoy acostumbrado a echar de menos a la gente cuando vengo al colegio. No pensé que llegaría el día en que realmente me considerara "atrapado en la escuela"-.

Severus tarareó. -Me lo imagino. Se está haciendo tarde así que a la cama, mandaré subir a Collie en breve, y Harry, diez puntos de Gryffindor por estar fuera después del toque de queda y castigo mañana después de cenar-.

-Por supuesto, señor-, se rió Harry mientras se dirigía a la torre de Gryffindor. Como había prometido, Collie apareció poco después de que Harry llegara y le calentó pensar que Severus debía de haber ido directamente a su despacho después de que él se marchara para hacérsela llegar tan rápidamente. Harry se tomó la poción sin rechistar y se dispuso a dormir plácidamente. Sus compañeros de casa estaban un poco curiosos por la pérdida de puntos, ya que ninguna de las casas había perdido realmente ninguno ese trimestre, puesto que ninguna de ellas estaba peleando. Por suerte, todos lo entendieron cuando Harry se lo explicó, e incluso se compadecieron de que Snape le pillara y tuvieran que pasar con él el primer castigo del curso. Harry tuvo que contenerse la sonrisa, sabiendo que Severus probablemente se tomaría las cosas con calma con él.

No se equivocaba y se alegró al ver que Severus le dejaba seguir con el trabajo que Tom le había mandado, aunque probablemente le ayudara el hecho de que se tratara de pociones.

-Por cierto, he estado pensando en lo que dijiste de esperar hasta el verano para volver a casa. Sé que se supone que no quieres ir a casa de tus tíos durante las vacaciones, pero he hablado con Lucius y Tom y creo que hemos encontrado una solución-, murmuró Snape, sin levantar la vista de sus notas. -Tu tío ya está de acuerdo con ello y te escribirá para informarte de que tienes que ir a casa en Navidad, ya que tu tía Marge se va durante las vacaciones de Navidad y necesita que cuides de sus perros, ya que hiciste un trabajo tan bueno durante el verano-.

Harry devolvió la sonrisa de Severus ante la última parte. -Oh, es una pena, no sé cómo me las voy a arreglar-.

-Bastante-, se rió Severus. -Todos mis Slytherins también se irán de vacaciones, así que yo estaré libre para volver a casa, así que seguro que me pedirán que asome la cabeza para asegurarme de que no te metes en líos-.

Harry estaba de un humor increíble después de aquello y esperaba ansioso el correo a la mañana siguiente. Casi dio un brinco al salir del aula de pociones, después de haber dado un rápido abrazo de agradecimiento a Severus antes de irse, y se alegró de haber conseguido contenerse cuando casi chocó con el director.

-Buenas noches, Harry. Espero que te encuentres bien-.

-Sí, señor, muy bien, gracias-.

-Excelente, excelente-, sonrió Dumbledore benignamente. -He oído que te has ganado este castigo porque anoche estuviste deambulando por ahí. Esa es una muy mala idea, las reglas intentan mantenerte a salvo, pero tenía curiosidad por saber si habías visto algo inusual mientras estabas por ahí-.

-No señor, nada, ¿por qué, se suponía que debía?-.

-Oh, no, Harry, por supuesto que no, no hay nada raro que yo sepa, sólo quería asegurarme, muchacho-.

-De acuerdo-, asintió Harry, frunciendo el ceño, -si eso es todo me gustaría volver a la torre Gryffindor y acostarme temprano para recuperar el sueño-.

-Por supuesto, mí muchacho excelente idea, voy a hablar con el profesor Snape, ahora que has terminado. Buenas noches Harry y cuídate en tu regreso al dormitorio-.

Después de eso Harry se mantuvo atento al mapa, no quería molestar a Severus vagando por los pasillos de noche pero de alguna manera sentía curiosidad por saber a qué se podría haber estado refiriendo el director. No había nada, por lo que él podía ver, excepto por el hecho de que el director parecía pasar una cantidad excesiva de tiempo caminando por los pasillos a lo largo del segundo piso y ocasionalmente asomando la cabeza en el baño de chicas que estaba situado allí. Harry sentía una ligera curiosidad por saber qué tenía de especial, pero no quería alertar accidentalmente a Dumbledore de nada, así que se contuvo, por mucho que le matara. Supuso que siempre podría preguntarle a Tom cuando lo viera en Navidad, algo que por una vez le hacía mucha ilusión.

El único problema era que no tenía oportunidad de comprar regalos para nadie, ya que no quería arriesgarse a que sus compañeros de dormitorio, en concreto Ron, se preguntaran para quién eran. Ya había visto los catálogos de pedidos de lechuzas de Harry y había montado un escándalo preguntándose para qué los necesitaba Harry, así que había tenido que mentir y decir que eran para regalos para él y Hermione, lo que sólo significaba que parecía estar constantemente husmeando en las cosas de Harry intentando averiguar qué le regalaba. Harry, en cambio, había empezado una lista, intentando anotar todos los nombres de las personas a las que tenía que comprar regalos.

Estaban Ron y Hermione, aunque más que nada por las apariencias, así como Hagrid, aunque Harry no estaba muy seguro de qué regalarle al semigigante. También quería regalarle algo a Neville, como muestra de su creciente amistad, y al profesor Flitwick, como agradecimiento por su ayuda con el trabajo de Harry, que había recibido respuestas mucho menos mordaces, aunque eso también podía deberse a la relación más estrecha entre él y Severus. Había que llegar a los Malfoys, sobre todo porque ya tenía una nota que le habían colado en los deberes informándole de que había sido invitado a la cena de Navidad de los Malfoys. Supuso que Tom también estaría allí, lo que significaba que también tendría que comprarle un regalo. Tenía ideas para la mayoría de ellos, pero con el que más dificultades estaba teniendo era con Severus.

Como su prometido, se esperaba que le hiciera algún tipo de regalo, aunque Severus había dicho que un regalo simbólico estaría bien. Para Harry, eso no era suficiente y pensaba pedirle consejo a su madre en cuanto llegara a la Mansión Potter, que afortunadamente era donde iba a pasar la mayor parte de las vacaciones, sólo porque los Malfoy tendrían invitados entrando y saliendo y seguían intentando mantener en secreto la implicación de Harry en todo aquello. Era un poco molesto, sobre todo porque había disfrutado bastante de las últimas semanas del verano, pero comprendía la necesidad de mantener el secreto, ya que no quería que Dumbledore se enterara de nada demasiado pronto y pusiera fin a sus planes, unos planes que, al parecer, estaban creciendo a un ritmo alarmante, aunque Harry sabía que probablemente no estaba al tanto de la mitad de ellos, más por estar atrapado en el colegio, donde sus cartas podían ser interceptadas o leídas por encima del hombro, que por mantenerse deliberadamente al margen, o al menos eso era lo que esperaba de todos modos.

Chapter 17: Capítulo 17

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El tren de vuelta a Londres había sido increíblemente bullicioso y Harry estaba triste por habérselo perdido el año anterior. Quizá ayudara el hecho de que los Weasley se hubieran quedado en Hogwarts. Al parecer, sus padres habían ido a visitar a otro de sus hijos a Rumanía durante las vacaciones. Ron y Hermione parecían un poco disgustados por el hecho de que Harry no se quedara con ellos y habían intentado que borrara su nombre de la lista, acosándolo hasta que les enseñó la carta que Vernon le había escrito pidiéndole que volviera a casa para las vacaciones, momento en el que habían cedido a regañadientes. 

Sin embargo, los gemelos estaban contentos. Las cosas para hacer pociones que Harry había pedido habían llegado y habían encontrado un cuarto de baño en desuso que sería perfecto para experimentar con productos para una tienda de bromas que querían montar. Harry había estado encantado de conseguirles el material e incluso había dicho que aceptaría una parte del futuro negocio como pago, pero los gemelos se habían negado alegando que por el momento era poco más que una idea y, aunque estarían encantados de discutir las opciones de inversión con Harry una vez que tuvieran un plan de negocio, no querían ser acusados de desplumarle si intentaban coger su dinero antes de eso. No disponían de capital, pero le habían dado a Harry el mapa de los merodeadores, para que lo utilizara si quería ir de paseo ahora que su capa estaba en el banco, sobre todo porque ya habían memorizado todos los pasadizos secretos. Harry había aceptado encantado e incluso les había mantenido informados cuando se lo pidieron, así que, por el momento, todos estaban contentos con el trato, más ahora que Harry les había dejado el mapa a los gemelos durante las vacaciones para que pudieran ponerse manos a la obra con sus experimentos.

Harry se encontró charlando con Neville durante la mayor parte del viaje. Había empezado a disfrutar de verdad del tranquilo apoyo que le daba su compañero Gryffindor, aunque a veces le preocupaban un poco las cosas que oía. Neville siempre se apresuraba a insistir en que su familia lo quería y se preocupaba por él, pero Harry tenía pocas pruebas de ello por lo que oía sobre la vida familiar del chico. Parecía haber muy poco amor, cuidado o atención hacia su compañero de dormitorio, algo de lo que Harry no se habría dado cuenta de no haber sido por el tiempo que pasó con Severus y los Malfoys durante el verano, y se encontró deseando que hubiera algo que pudiera hacer por el chico sin arriesgarse a que su secreto saliera a la luz. En cualquier caso, era algo en lo que pensar durante las dos semanas siguientes.

Atravesaron juntos la barrera mágica y Harry se volvió hacia la parada de taxis. 

-¿Adónde vas?- preguntó Neville, confundido.

-Oh, he quedado en que me recogieran más tarde, así que he pensado en ir a Diagon a hacer unas compras mientras esperaba-, sonrió Harry.

-En una de esas cosas-, olfateó una anciana, con un atuendo muy distinto, que Harry supuso que era la abuela de Neville. 

-Sí señora-, Harry sonrió, -pero estaré bien, la gente los usa todo el tiempo. Por cierto, Neville, la ayudante de mi tía a veces tiene negocios en Londres, así que quizá pueda ir durante las vacaciones si te apetece quedar en algún momento-.

-Eh, claro, Harry-, Neville frunció un poco el ceño pero asintió de todos modos. -Normalmente no tenemos mucho planeado, ¿verdad, abuela?, así que no debería ser un problema-.

-Siempre podemos programar otra visita para ese día también-, dijo la anciana, -estoy segura de que será muy apreciada-. Harry no sabía a quién visitarían pero el rostro de Neville se volvió frío y duro, decidido incluso, como si tuviera que resolverse a lo que fuera, o a quien fuera, que se tratara. Harry sentía cierta curiosidad, pero Severus le había estado inculcando que no debía meter las narices en los asuntos de los demás porque era de mala educación y solía meterle en problemas. Le mataba un poco pero se mordió la lengua y se despidió de su amigo con la mano, esperando que Severus estuviera orgulloso de su esfuerzo.

Diagon estaba bastante concurrido aunque ni de lejos al nivel que Harry solía ver durante las vacaciones así que al menos podía moverse con bastante facilidad por las tiendas. No fue difícil conseguir algunas cosas de quidditch para el libro de Ron y Hermione sobre teoría mágica. No era un libro intrínsecamente ligero, así que Harry no creía que ella misma lo hubiera comprado, pero le había parecido interesante cuando había leído algunos trozos durante el verano y siempre podía fingir ignorancia si ella le preguntaba al respecto. No es que fuera oscuro, pero hablaba de la magia en abstracto, como un simple acto, sugiriendo que era la intención de quien la hacía lo que daba color a la magia y no el hechizo en sí. Harry había encontrado la idea fascinante y esperaba poder guiar a su amiga lejos del mundo en blanco y negro que Dumbledore parecía intentar pintar. 

Neville ya sabía que recibiría un esqueje raro de su jardín y había encargado una túnica a medida para el profesor Flitwick, o al menos Severus lo había hecho, ya que iba a ser un regalo conjunto de ambos. Al parecer, el diminuto profesor se había quejado a Severus de sus túnicas de duelo y de cómo había tenido que encoger la talla más pequeña que hacían en las tiendas, pero nunca había tenido la oportunidad de ver a un fabricante de túnicas para que le hicieran unas a medida entre el final del trimestre y el comienzo del siguiente circuito. Severus le había robado a hurtadillas algunos cabellos y los había usado en alguna poción de multijugos para hacerse pasar por el semiduende y conseguir una adaptación. Habían utilizado el robomante personal de los Malfoys para crearlos, y Harry había contribuido con los fondos, ya que era la única forma en que podía ayudar. 

Cuando se enteró de eso, Harry preguntó por qué la familia había ido a Madam Malkin a comprar sus túnicas, aunque deseó no haberlo hecho porque Draco se había puesto a despotricar sobre lo injusto que era que Madam Malkin hubiera comprado el monopolio de la venta de uniformes de Hogwarts y que siempre utilizara las telas más baratas para confeccionarlos, alegando que así se aseguraba de que todos estuvieran en igualdad de condiciones, aunque corría el rumor de que también era para que se desgastaran demasiado como para que la mayoría de la gente se planteara regalarlos, razón por la cual no había opción de uniformes de segunda mano para aquellas familias que no estuvieran tan bien como otras. Obviamente, no ayudaba que Draco hubiera descubierto tejidos de buena calidad y se quejara a menudo de lo irritantes que eran las camisas del colegio para su delicada piel. Tampoco ayudaba el hecho de que, al parecer, su madre y el señor Taylor, el fabricante de robos, habían triunfado en todas las semanas de la moda durante el otoño y Draco estaba muy celoso.

Al menos había conseguido casi todos sus regalos de Navidad, incluidos algunos trozos de tela para sus elfos. Sabía que no podía proporcionarles ropa de verdad, pero no había nada que le impidiera suministrarles los materiales que necesitaban para confeccionársela. Incluso había hecho que el taxi lo dejara en Harrods para que pudiera comprar los regalos para los Malfoys, con su nueva afición por todo lo muggle, o al menos por las cosas de alta gama. La única persona a la que le quedaba por comprar era Severus y, sinceramente, estaba perplejo. Tenía que ser algo digno de un prometido, pero Harry también quería que fuera algo que el hombre disfrutara de verdad. Había visto algunos relojes bonitos cuando estuvo en Harrods antes, eligiendo una pulsera para la señora Malfoy, pero como Harry nunca había visto a su profesor llevando un reloj, y además tenía la sensación de que podrían estorbarle a la hora de hacer pociones, había vetado la idea.

Lanzando un rápido tempus, Harry comprobó la hora y vio que aún le quedaban un par de horas antes de que Severus llegara para llevarlo a la Mansión Potter. El maestro de pociones había recibido un nuevo pedido de pociones para el ala hospitalaria y había querido preparar varias antes de irse de vacaciones. Severus se había quejado de que era sólo el viejo ejerciendo su poder de nuevo, ya que Dumbledore aparentemente no había estado muy contento de oír que Severus se iba a casa para las vacaciones, pero no había tenido una razón para mantenerlo dentro de la escuela. Harry lo había entendido y ambos habían quedado en encontrarse en Gringotts, ya que no levantaría ninguna ceja que ambos fueran vistos entrando en el banco y podían estar seguros de la discreción de los duendes. Sabiendo que aún le quedaba bastante tiempo antes de la primera estimación de cuándo terminaría Severus, Harry pensó que podría aprovechar la oportunidad para revisar sus bóvedas, ya que había estado demasiado ocupado con el trabajo escolar y otras actividades como para hacerlo durante el verano.

Dejando un recado a los duendes para que avisaran a Severus de dónde se encontraba en caso de que estuviera allí abajo demasiado tiempo, Harry se subió a un carro con Griphook para ir a echar un vistazo a todo lo que había heredado. Decir que estaba sorprendido por la cantidad de cosas que poseía era quedarse corto resultaba que cientos de años de Potter habían acumulado un montón de piezas diferentes y todas ellas parecían haber sido depositadas en el banco para ser almacenadas. Griphook explicó que no era raro, que si una familia tenía el dinero y quería reemplazar cosas en su casa, especialmente si era más por estética que por necesidad, entonces los bienes no deseados se ponían en el almacén, por si las generaciones posteriores de la familia los necesitaban o incluso los preferían. Esto se hizo especialmente común después de darse cuenta de que ciertas piezas aumentaban de valor con el tiempo, lo que significaba que era más prudente económicamente conservarlas en lugar de deshacerse de ellas. Todo eso estaba muy bien, pensó Harry, pero significaba que tenía muchas cosas que revisar. Consideró la posibilidad de vender algunos artículos ahora, ya que no creía que fuera a necesitar nunca diez juegos de té diferentes, pero Griphook señaló que, si tenía hijos en el futuro, tal vez fuera más prudente asegurarse de que había mucho que pudiera transmitir, sobre todo cuando sólo hacían falta unas pocas generaciones para que el número de miembros de la familia aumentara drásticamente.

Harry no tenía ni idea de cuánto tiempo había estado abajo en la cámara acorazada, revisando el catálogo de objetos, pero había pasado de lo que esencialmente eran muebles y páginas de inicio y ahora estaba buscando entre los libros. Al parecer, aunque los libros expuestos en la biblioteca familiar eran un signo de riqueza y estatus, se seguía pensando que era una buena idea mantener los mayores tesoros bajo llave, sólo para sacarlos en ocasiones especiales o si se necesitaban específicamente para algo. Al parecer, los Potter no se habían quedado atrás a la hora de acumular conocimientos a lo largo de los siglos, y Harry se sorprendió al ver todos los tomos que se consideraban demasiado valiosos para su exposición general. Los libros abarcaban una gran variedad de temas, pero Harry se sintió atraído por la sección de pociones en particular. 

A pesar de los esfuerzos de Severus, Harry no había desarrollado el mismo amor por la materia que su prometido. Eso no quería decir que su comprensión de la materia no hubiera mejorado drásticamente, pero no podía sentir la misma alegría por las complejidades de la materia que el maestro de pociones. También sabía que pasarían muchos años antes de que su profesor pudiera acceder a los fondos de su propia familia, así que la idea de encontrar algún tesoro escondido que pudiera regalarle tenía su mérito, ya que no había forma de que apreciara un libro de pociones raro y, desde luego, no sería algo que utilizara personalmente. Severus, sin embargo, probablemente se lo pasaría en grande con algunos de los textos más oscuros y sin duda sería mejor que cualquiera de las otras ideas que había tenido para regalar.

Entonces lo encontró. Al principio estuvo a punto de pasarlo por alto, ya que ni siquiera estaba bien encuadernado, pero sintió curiosidad al ver el fajo de papel, aunque no necesitó más que un vistazo superficial para darse cuenta de que tenía algo especial. Había investigado un poco sobre su herencia durante el verano, así que sabía muy bien quién era Linfred de Stinchcombe y los avances que había hecho en el campo de las pociones en su día, así que, aunque no tenía ni idea de lo que estaba escrito, supuso que debía de ser algo bueno. Deslizándolo con cuidado en su bolso, Harry volvió a subir al carro, imaginando que Severus ya lo estaría esperando.

-¿Has tenido una tarde productiva?- preguntó el maestro de pociones cuando Harry volvió a la superficie.

-Sí, creo que tengo todos mis regalos de Navidad ordenados aunque puede que me las arregle para volver algún día-, admitió Harry. -Neville no parecía muy contento de volver a casa por vacaciones, así que pensé que podríamos vernos en algún momento. Parecía gustarle la idea hasta que su abuela dijo que podrían utilizarla para visitar algún lugar, lo que pareció disgustar un poco a Neville-.

-Me pregunto si se refería a San Mungo-, musitó Severus. -Los padres del señor Longbottom se han estado quedando allí desde que fueron atacados al final de la guerra, pero obviamente el señor Longbottom no puede verlos mucho durante el trimestre ahora, así que tendría sentido que ella aprovechara que él está en casa-.

-¿Por qué Neville estaría molesto por ver a sus padres?- preguntó Harry.

-El rumor es que cuando fueron atacados Frank y Alice quedaron en un estado casi vegetativo gracias a que los mantuvieron bajo el cruciatus durante un prolongado período de tiempo-.

-¿El dolor puede hacerte eso?- preguntó Harry -porque creía que eso era todo lo que se suponía que era el cruciatus-.

-Sí, eso es lo que se dijo-, asintió Severus, -pero quién sabe, ya que se ha investigado muy poco sobre el hechizo debido a su naturaleza de maldición imperdonable-.

-Supongo que esa es parte de la razón por la que Tom y tú odian tanto la idea de los imperdonables-, sonrió Harry.

-En parte-, sonrió Severus, -la otra es lo arbitraria que es la designación. Personalmente, preferiría perecer bajo el Avada Kedavra que bajo la maldición de las entrañas en erupción, pero quizá haya gente que no esté de acuerdo. De todos modos, ya es hora de que nos pongamos en marcha, se está haciendo tarde y estoy seguro de que Asher tendrá la cena en la mesa en cuanto volvamos-.

Harry sólo pudo estar de acuerdo, deseando que los viejos elfos cocinaran algo mucho más apetitoso que la pesada y rica comida que se servía normalmente en Hogwarts. También estaba deseando pasar un rato con los amigos. También tenía ganas de pasar algún tiempo con sus parientes y ponerlos al día de lo que había pasado hasta entonces ese año, no es que fuera mucho pero al menos eso haría feliz a su madre. 

 

Chapter 18: Capítulo 18

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Decir que Lily, Charlus y Dorea se alegraron de ver a Harry era quedarse corto y Harry se pasó toda la primera noche contándoles a todos sus hazañas del primer trimestre, por pequeñas que fueran aunque sus familiares parecían alegrarse de ello. Mencionó su creciente amistad con Neville pero Lily frunció el ceño. Conocía a la pareja, gracias a que James trabajaba a su lado como Auror, y aunque James era muy amigo de la pareja, dejando incluso una recomendación para que Harry se quedara con ellos en caso de que algo le ocurriera a la pareja, la propia Lily poco había tenido que ver con ellos. 

-La familia era muy tradicional-, explicó Lily, -y aunque no estaban completamente en contra de los nacidos de muggles, pensaban que debían "conocer su lugar", por así decirlo. Mi plan después de Hogwarts era intentar escribir una guía para los nuevos nacidos de muggles que entraran en la sociedad de magos ya que, sin la ayuda de Severus, me habría perdido-.

-¡Es una idea brillante!- exclamó Harry. -¿Por qué nadie habla de ello?-.

-La idea no fue bien recibida-, suspiró Lily. -Incluso los sangre pura que aceptaban a los nacidos de muggles en el mundo mágico no creían que debieran interferir demasiado y se creía que no debían opinar sobre cómo funcionaba el mundo mágico hasta que hubieran vivido allí durante algún tiempo, lo que normalmente significaba la siguiente generación. Es parte de la razón por la que el mundo mágico se desarrolla tan lentamente. Por eso no enseñan a los estudiantes sobre el mundo mágico en la escuela y por eso mi libro fue visto como una amenaza a ese mundo-.

-Es parte de lo que el señor tenebroso esperaba cambiar-, añadió Severus. -Debido a que creció en un orfanato muggle, la gente asumió que era un nacido de muggles cuando entró por primera vez en Hogwarts y le costó ser aceptado. A los nacidos de muggles solo parece irles bien cuando son apadrinados por un sangre pura o una bruja o magos establecidos y Dumbledore se aseguró de bloquear eso para él-.

-Sí-, suspiró Lily. -No era algo de lo que me diera cuenta antes de irme y la profesora McGonagall me dijo que nunca vería el libro publicado si lo escribía. Al principio me pregunté por qué me hablaba de ello, pero entonces me explicó que ella era mi patrocinadora en la sociedad de magos y que cualquier editor potencial la consultaría primero antes de darme una respuesta.

-¿Terminaste el libro?- preguntó Harry, -porque me encantaría leerlo-.

-No lo terminé, no-, sonrió Lily, -pero seguí escribiéndolo de vez en cuando ya que era una gran pasión para mí-.

Harry miró a Severus. -¿Crees que sería capaz de publicar el libro de mamá? Quiero decir, no soy sangre puro, pero soy un mago establecido, ¿verdad?-.

-Es posible-, respondió Severus, -aunque probablemente tendrías que encontrar un editor comprensivo o buscar la forma de crear el tuyo propio-.

-Eso sí que podría ser una posibilidad-, reflexionó Harry, -sobre todo si Lucius se involucrara-.

-Hablaré de ello con el señor tenebroso. Si él está detrás, todos los demás se pondrán de acuerdo-.

-Creía que habíamos dejado de llamar a Tom 'el señor tenebroso'-. preguntó Harry.

Severus suspiró. -Eso me han informado. Sin embargo, los viejos hábitos no mueren-.

-Siempre y cuando no empeces a llamarme Potter fuera de clase-, rió Harry entre dientes, y Lily les sonrió.

-Me alegro mucho de haber podido juntarlos a los dos. Creo que serán muy buenos el uno para el otro-.

-Eso creo-, sonrió Harry. -Creo que mi vida habría sido mucho más complicada, al menos, de no ser por Sev-.

-O al menos más peligrosa-, musitó Severus.

Bajo la atenta mirada de Severus, Harry empezó bien los deberes al día siguiente, pero no podía dejar de pensar en Neville. El muchacho no parecía muy contento de volver a casa por vacaciones, pero lo había hecho de todos modos. Harry quería darle un respiro de su abuela, que había parecido inmensamente autoritaria, incluso en su breve encuentro, así que quería organizar algo divertido, con la esperanza de hacer las vacaciones un poco más agradables para su amigo.

Después de acordar un día para encontrarse con Neville, Harry también organizó un viaje al mundo muggle, ya que estaba bastante seguro de que Neville nunca lo había visitado. Dado el aparente amor del muchacho por la Herbología, Harry pensó que un viaje al museo de historia natural podría ser exactamente lo que se necesitaba. Harry estaba un poco preocupado de que la abuela de Neville quisiera quedarse pero ella apenas se despidió de Neville aparte de decir que ella y su "tío Algie" lo esperaban de vuelta para la cena.

-¿No sabía que tenías un tío?- preguntó Harry mientras guiaba a Neville hacia la estación de metro. 

-Técnicamente es mi tío abuelo. También tengo un tío tatarabuelo, Harfang, que es el cabeza de familia y actualmente forma parte del Wizengamot-, admitió Neville.

-Ese es el cuerpo judicial y legislativo en el mundo mágico, ¿no?-.

-Sí-, exclamó Neville, -no creí que te interesaran esas cosas. Ron siempre decía que todo lo que tuviera que ver con leyes te parecía aburrido-.

-Era más bien que nadie me hablaba nunca de esas cosas-, Harry se encogió de hombros, -pero estoy empezando a investigar un poco. Cuanto más averiguo, más creo que las cosas tienen que cambiar-.

-Cuidado con quién dices eso-, se rió Neville. -La gente se pone un poco rara cuando oye a otros hablar de reformas-.

-¿Seguro que el cambio es algo bueno?- preguntó Harry. -Quiero decir que la sociedad cambia todo el tiempo a medida que aprendemos cosas-.

-No el mundo de los magos-, hizo una mueca Neville. -Por cierto, ¿adónde vamos?-.

-Se llama subterráneo-, explicó Harry. -Es una especie de tren que circula bajo tierra para poder moverse más rápido y fácilmente por la ciudad. Es casi como la red floo, sólo que viajan juntos-.

Neville estaba impresionado con el transporte muggle, sobre todo teniendo en cuenta que no tenían acceso a la magia. Hay que reconocer que eso no era nada comparado con la cara que puso cuando entraron en el museo. A Harry le seguía pareciendo increíble que no hubiera ninguno igual en el mundo mágico y Neville tenía que estar de acuerdo. No podía creer la cantidad de riquezas que había en el mundo muggle, por no hablar de lo avanzada que era su comprensión de las cosas. Harry se ofreció a prestarle algo de dinero muggle para comprar algunos libros y así poder ampliar sus conocimientos sobre las materias, especialmente biología.

-¡Oh, no!- exclamó Neville, sacudiendo la cabeza. -La abuela odiaría tener cosas muggles en casa. Aparentemente, los nacidos de muggles están bien y son necesarios para que el mundo de los magos continúe, pero eso no significa que les guste que se les ponga en la cara-.

-¿Estás seguro?- preguntó Harry. -Quiero decir que he mirado algunos árboles genealógicos antiguos para ver si estoy emparentado con alguien, aunque sea lejanamente, y parece que hay muchas familias de magos, lo que significa que en realidad no se cruzan tanto como me habían hecho creer-.

Neville se encogió de hombros. -Admito que no he buscado mucho. Por alguna razón la abuela y el tío Algie no querían mirar mucho los árboles genealógicos, no como algunas familias-.

-Tu familia no parece hacer mucho como otras familias de magos-, comentó Harry. 

-No, desde luego la abuela tiene sus propias creencias-, rió Neville con ironía. -Ni siquiera está de acuerdo con que la varita elija al mago, dice que si un mago es lo bastante fuerte podrá ejercer su voluntad sobre cualquier varita-.

Harry frunció el ceño. -Eso no es lo que me dijo el señor Ollivander cuando conseguí mi varita. ¿De quién es la varita que usas, si no te importa que te pregunte?-. 

-La de mi padre-, suspiró Neville, -pero creo que no le gusto. Rara vez consigo que funcione bien-.

-Bueno, eso no es bueno-, resopló Harry. -Ya que estamos aquí deberíamos mirar de conseguir una varita adecuada, probablemente te ayude mucho en el colegio-.

-¡Oh, yo no podría hacer eso!- exclamó Neville. -A la abuela le daría un ataque si pensara que estoy usando una varita diferente-.

-¿Quién dice que tiene que saberlo?-, sonrió Harry. -Simplemente usa la varita nueva en el colegio y luego escóndela y usa la vieja en casa. Incluso la llevaré en mis cosas si te preocupa que la encuentre-.

-No sé-, murmuró Neville. -La profesora McGonagall es una buena amiga de mi abuela y puedo verla mencionando algo si la varita es significativamente diferente-.

-Entonces no la uses en transfiguraciones-, se encogió de hombros Harry, -pero no me imagino al profesor Flitwick diciendo nada, ni a Hagrid ni a Trelawney-.

-Supongo, pero me imagino a la gente hablando si entramos en Ollivanders-.

-Bueno, tiene que haber otro sitio al que podamos ir a por una varita que no esté en la calle principal, donde todo el mundo pueda vernos-.

-Bueno, se habla de otro fabricante de varitas en el Mercado Carkitt-, sugirió Neville.

-¿Dónde está el Mercado Carkitt?- preguntó Harry.

-Fuera del callejón Diagon, en la intersección con el callejón Knockturn y el callejón Horizont-, explicó Neville.

-No sabía que hubiera más tiendas aparte de Diagon-, se maravilló Harry. -Deberíamos ir a echar un vistazo, aunque sólo sea para curiosear. Sabes si hay alguna tienda interesante por allí-.

Neville se encogió de hombros. -Yo nunca he estado allí, la abuela siempre quiere quedarse en el callejón Diagon o en Horizont. Siempre decía que el Mercado Carkitt atraía a casi tantos indeseables como Knockturn, aunque nunca me pareció tan malo cuando miré-.

-Bueno, entonces ahora es el momento ideal para comprobarlo. Quiero decir que siempre podemos irnos si nos parece un poco sospechoso-, sugirió Harry, pensando que a Severus no le haría ninguna gracia meterse en problemas ahora.

Se dirigieron hacia el mercado de Carkitt y Harry tuvo que estar de acuerdo con Neville en que no parecía especialmente sórdido y que, de hecho, parecía muy luminoso y acogedor. Había una gran variedad de tiendas, algunas que Harry dudaba que fuera a visitar alguna vez, como la Agencia de Colocación de Almas y la Tienda de Anguilas Gelatinosas, pero otras que sabía que tendría que visitar más adelante, como Instrumentos Musicales Concordia Plunkett y Fuegos Artificiales del Dr. Filibuster, aunque no estaba seguro de que Severus estuviera de acuerdo con esto último. Sin embargo, se distrajeron con una tienda de fachada morada llamada "Varitas de Gregorovitch". Harry no podía creer su suerte y rápidamente agarró la mano de Neville, arrastrando al otro chico dentro de la tienda antes de que pudiera siquiera intentar protestar. 

Dentro de la tienda, una mujer de aspecto severo los detuvo. -Las varitas tienen el precio que tienen por una razón, así que no intenten hacer trueques con ellas-, frunció el ceño, obviamente preguntándose qué hacían los dos niños en la tienda.

-Me preguntaba si podría ayudarme-, dijo Harry con cautela. -Mi amigo ha estado usando una varita, pero no cree que le sirva, así que esperaba conseguir una nueva-.

-Puedes ver mi expositor-, ladró ella, -elige la que quieras. El precio incluye una funda para la varita-. 

-¿Qué es una funda para varita?-. preguntó Harry. 

-Es para guardar tu varita-, frunció el ceño la mujer, -para que no pueda ser invocada lejos de ti cuando no la estás usando. ¿Dónde guardas la varita si no es en una funda?-.

-En el bolsillo trasero-, admitió Harry tímidamente.

La mujer frunció el ceño. -Estoy a punto de echarte por idiota-.

-Lo siento-, se disculpó Harry, -sólo que conseguí mi varita en Ollivanders y él no me ofreció nada parecido-.

-¡Idiota!- se burló la mujer. -No ve el riesgo y piensa que es una mala idea que los niños puedan esconder sus varitas-.

-¿Podría comprar una sin comprar una varita nueva?-. preguntó Harry. 

-Dos galeones-, fue todo lo que dijo la mujer. Harry sacó las monedas necesarias y escogió una marrón lisa que le ofreció la mujer.

-¿Podría ofrecernos algún consejo sobre posibles varitas para mi amigo?-, volvió a preguntar Harry, -¿o deberíamos empezar a probar varitas y ver qué pasa?-.

-¡No, si valoras tu vida no lo harás!- gritó la mujer. -Yo no soy como ese charlatán de Ollivander, mi padre me enseñó mejor que eso. Si no tienes ni idea de qué tipo de varita buscas puedo usar una runa de sangre para determinar tu personalidad y decirte cuál es la mejor para ti-.

-¡Magia de sangre!- Neville chilló.

-Una gota en una runa es todo lo que se necesita-, siseó la mujer, claramente poco impresionada.

-No puede ser ilegal o no lo harían-, argumentó Harry. -Incluso lo haré yo también si eso ayuda-.

-Pero ya tienes una buena varita-, tartamudeó Neville.

-Hay muchas razones para conseguir una varita nueva-, argumentó la mujer. -La persona que somos cuando conseguimos nuestra primera varita no es necesariamente la persona que seremos después. Algunas personas, sobre todo los aurores, incluso tienen una segunda varita para que les ayude en caso de que alguien les desarme, ya que a un mago sin varita se le suele considerar indefenso-.

-También me interesará ver lo que me has sugerido-, se rió Harry. -Pasé por bastantes varitas en Ollivanders cuando estuve allí-.

-¡Aquí no habrá nada de eso, muchas gracias!-, resopló la mujer. -Todo lo que tienes que hacer es poner una gota de sangre en la piedra rúnica y un análisis de tu personalidad, así como de cualquier habilidad, y entonces podré ofrecerte mi mejor opción contra ella-.

Eso hizo que Harry sin duda sintiera curiosidad por averiguar lo que se decía y, como también tenía experiencia con las runas de sangre, no dudó en usar la aguja para pincharse el dedo y añadir una gota a la piedra. Un trozo de pergamino en blanco se llenó rápidamente de escritura.

-Así que, señor Potter, dice que usted tiene la necesidad de salvar a la gente, lo que sugeriría una varita de Rowan ya que esa madera es protectora y produce buenos encantamientos de protección. La de acebo también es buena, aunque parece que últimamente ha moderado su impetuosidad, así que es probable que ahora le convenga menos. Sin embargo, esto también indica que eres un parsel, y mi padre creó una varita de madera de peral con un núcleo de cuerno de serpiente cornuda. La madera de peral es adecuada para los que tienen un corazón cálido y son generosos, lo que también encaja con tu personalidad, y el cuerno de serpiente cornudo, aunque es excepcionalmente poderoso, también tiene una afinidad particular con la lengua parsel y advertirá a su dueño del peligro-.

-Oh, vaya, sí, por favor-, Harry sonrió y se quedó boquiabierto al ver la preciosa varita de color dorado que estaba caliente al tacto.

-Serán quince galeones-, le informó la mujer.

-¡Parece mucho!- exclamó Harry.

-Tengo que recuperar mis gastos-, argumentó la mujer. -Sólo el pelo de unicornio cuesta diez galeones el mechón, por no hablar del coste de la madera y la mano de obra. El precio también incluye otra funda para la varita-.

-Bueno, eso probablemente sería algo bueno-, murmuró Harry. -Creo que la gente se daría cuenta si de repente empiezo a usar una varita de color dorado en lugar de la de Acebo-.

-¿Supondrá un problema?-, preguntó la mujer.

-Posiblemente-, dijo Harry con una mueca de dolor, -y preferiría no arriesgarme en este momento. Sin embargo, tengo curiosidad por saber cómo Ollivander puede vender sus varitas tan baratas. Quiero decir que sólo pagué siete galeones por mi otra varita-.

-Eso es porque Ollivander recibe una subvención del Ministerio por poner los trazadores en sus varitas. Yo me niego y tengo que depender de las ventas para recuperar todos mis gastos-.

-¡Quiere decir que podría usar una varita de aquí incluso en casa sin que el Ministerio lo supiera!-. Neville se quedó boquiabierto. 

-Probablemente podrías hacerlo de todos modos-, señaló Harry, -ya que el rastreador capta cuando se hace magia cerca de la varita, pero no quién la hace, lo que significa que no podría saber si eres tú, tu abuela o tu tío los que hacen un hechizo y, por lo tanto, no se molestarían en comprobarlo-.

-El señor Potter tiene razón-, dijo la dueña de la tienda. -No te lo dicen, pero es la razón por la que puedes hacer magia en el colegio, ya que el departamento simplemente ignora cualquier alerta que provenga del colegio, igual que en la zona comercial. La mayoría de los hogares mágicos también están exentos por esa razón por la cual me niego a aceptar el rastreo ya que solo penaliza a los nacidos de muggles-.

-Es bueno saberlo-, sonrió Neville, -pero supongo que debería intentarlo. Una varita nueva no puede ser peor que mi varita actual-.

Copió las acciones de Harry y el tendero leyó los resultados. 

-Bueno, dice que eres servicial y considerado, así que una varita de aliso podría funcionar, también eres inmensamente leal, así que te iría bien con Cedro. Sin embargo, veo que eres daltónico y pareces tener un bajo sentido de la autoestima, aunque tus rasgos lo consideran injustificado, así que te sugiero encarecidamente una varita de Sauce, para que te ayude durante los próximos años, aunque si funciona probablemente necesitarás otra una vez que estés más seguro de ti mismo-.

-Oh, um, eso, er, eso suena bien-, tartamudeó Neville.

La fabricante de varitas le sonrió, pareciendo ablandarse por primera vez desde que entraron en la tienda. -No hay problema. También le sugeriría una varita de pelo de unicornio, ya que complementará su propia lealtad, señor Lestrange-.

-Vale, ¡espera qué!- Exclamó Neville. -¿Cómo me acaba de llamar?-.

-Señor Lestrange-, respondió la tendera. -La runa imprimió su nombre en la parte superior del pergamino, igual que el del señor Potter-. Dio la vuelta al pergamino, donde en la parte superior de la página aparecía claramente el nombre de Lysander Lestrange bajo su nombre. Neville se puso blanco y se desmayó.

 

Chapter 19: Capítulo 19

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Harry estaba sentado en Gringotts, intentando desesperadamente tranquilizar a Neville mientras los duendes correteaban frenéticamente. El tendero había ayudado a Harry a reanimar al chico y Neville había comprado tartamudeando la varita que le habían aconsejado y había salido corriendo rápidamente de la tienda. Harry cogió el pergamino y corrió detrás de su amigo, claramente angustiado y, sin saber qué otra cosa podía hacer, había metido al otro chico en el banco y convocado una reunión con Griphook, corriendo directamente hacia las salas de reuniones que había utilizado anteriormente. Griphook no tardó en reunirse con ellos, algo irritado por haber sido convocado de esa manera. Harry le explicó rápidamente la situación, mostrándole al duende el pergamino, ya que Neville aún estaba demasiado conmocionado para darse cuenta de lo que ocurría. 

Decir que Griphook se quedó estupefacto ante lo que Harry le contó era quedarse corto, pero pareció comprender las acciones de Harry, así como la difícil situación de Neville a causa de ello, y rápidamente pidió un poco de té para los chicos mientras disponía que se realizara otro escáner rúnico para confirmar lo que había en el pergamino. Neville, entumecido, extendió la mano para que Harry volviera a pincharle el dedo, pero sorbió el té caliente y dulce que pareció ayudarle a calmarse un poco. Sin embargo, el propio escáner de los duendes no hizo más que confirmar lo que ya sabían, lo que sólo pareció provocar otra oleada de actividad y mucho parloteo frenético en el idioma goblin. 

-¿Qué crees que significa esto?- susurró Neville, que había abandonado su taza de té después de que su temblor le hubiera hecho derramar la mitad en el suelo hacía un rato.

-No lo sé-, admitió Harry, -pero estoy seguro de que no será malo-.

-¡No estará mal!- chilló Neville, -¡los Lestrange son los que atacaron a mis padres! Son mortífagos, Harry-.

-Quizá haya una razón por la que atacaron a los Longbottom-, razonó Harry.

Neville negó con la cabeza. -No se lo conté a nadie en el colegio, pero los Lestrange utilizaron la maldición cruciatus contra mis padres, o los Longbottom, todavía es raro pensarlo, pero los volvieron locos porque la mantuvieron durante mucho tiempo. Ahora están atrapados en San Mungos y son malos, Harry, muy malos. La abuela siempre habla de lo héroes que eran. La gente no va a estar contenta cuando descubran que soy el hijo de esos horribles criminales-.

-¿Pero realmente les importará?- preguntó Harry. -Quiero decir, no es como si tú eligieras quiénes son tus padres-.

-Pero lo harán-, insistió Neville. -El mundo de los magos es así. ¿No has visto cómo te tratan de forma diferente a gente como Draco Malfoy porque tus padres eran héroes y los suyos eran mortífagos? No soy idiota Harry, sé que no soy nada especial, la única razón por la que la gente me daba la hora del día era por los Longbottoms y ahora ni siquiera tendré eso-.

-¡Eso es ridículo!- resopló Harry. -Mi padre puede ser visto como un héroe por la gente que no lo conoce, pero he aprendido que era un absoluto imbécil en la vida real-.

-Pero eso no es lo que todo el mundo sabe-, gimió Neville. -Todo el mundo oye Potter o Longbottom y piensa héroe, oyen Lestrange y piensan villano. Me van a condenar al ostracismo en Gryffindor, y eso que no tenía muchos amigos-.

-¡Eso es una tontería! Soy tu amigo Nev y eso no va a cambiar aunque cambie tu nombre-.

-Eso lo dices ahora, pero ¿puedes garantizarme que no me darás la espalda cuando todos empiecen a llamarme serpiente disfrazada?-. preguntó Neville.

-¡Claro que no lo haré! De todos modos, he aprendido que la casa de una persona no la define del todo-, explicó Harry. 

-Entonces eres mejor que muchos magos-, suspiró Neville. 

A Harry se le partió un poco el corazón por su amigo. -Mira, no sé si realmente debería decir esto porque estamos tratando de mantenerlo en secreto pero este verano me comprometí con un Slytherin-.

-¡De verdad, Harry!- Neville jadeó. -¡Eso es un golpe de efecto!-.

Harry sonrió. -Más de lo que te imaginas. Resulta que mi padre engañó a mi madre para que se casara con él y ella pensaba dejarlo cuando los atacaron-. Neville jadeó. -Sí, y por eso concertó el contrato de esponsales, para estar segura de que tendría un tutor mágico en quien confiar en caso de que me ocurriera lo peor-.

-¿Y quién sería tu guardián mágico, si no tu prometido?- Neville preguntó.

-Dumbledore-.

Neville parecía confundido. -Pero yo creía que Dumbledore era un gran mago, que luchaba contra los males de este mundo. ¿Por qué iba a ser malo que fuera tu guardián mágico?-.

-Hay muchas cosas de las que no te das cuenta-, explicó Harry, -y muchas de las cosas que probablemente te han contado son una sarta de mentiras. Definitivamente, las cosas son tan blancas o negras como a algunos les gusta hacerlas creer y no me sorprendería descubrir que hubo una razón por la que los Lestrange atacaron a los Longbottom, sobre todo porque aparentemente te estaban escondiendo-.

-Supongo que puede que tengas razón-, murmuró Neville. -Quiero decir que Snape ha sido casi amable conmigo desde que aprendí a concentrarme en los tiempos de las pociones en lugar de intentar adivinar el color, así que supongo que todo es posible-.

-¡Debería haber sabido que había una razón para que Tom me pidiera esa información!-, exclamó un hombre mayor que acababa de irrumpir en la habitación en la que Harry y Neville estaban hablando.

-¿Qué quiere decir señor?- Preguntó Harry ya que Neville lo miraba fijamente y se veía muy pálido.

-Todas las brujas y magos daltónicos pueden rastrear su linaje hasta la línea Lestrange. Es un fenómeno similar a la habilidad parsel en ese sentido y por eso la familia ha desarrollado una forma de elaborar pociones que no requiere que juzguemos un cambio de color. Tom Riddle se puso en contacto conmigo para pedirme esa información diciendo que tenía un alumno con un problema similar y ahora me estoy dando patadas por no haber insistido más en el tema-.

-Conoces a Tom Riddle-, tartamudeó Neville.

-Sí, fuimos juntos a la escuela y por eso conoce el problema. Por cierto, me llamo Corvinus Lestrange y soy tu abuelo biológico-.

Neville se quedó boquiabierto. -Oh, um, hola señor-.

Corvinus le sonrió. -Me alegro de volver a verte Lysander, o prefieres que te llame Neville-.

-Bueno, Neville Longbottom es a lo que estoy acostumbrado, pero no soy él, ¿verdad? Así que supongo que debería acostumbrarme a que me llamen Lysander-.

Corvinus negó con la cabeza. -Hay mucha gente que no usa su nombre de pila por numerosas razones y tú has pasado por un buen shock, así que no tengo ningún problema en referirme a ti como Neville todavía, si eso te hace sentir más cómodo-.

-No, gracias, pero no quiero seguir viviendo una mentira-, admitió Lysander. -¿Sabes lo que le pasó? Me refiero al verdadero Neville-.

-Sólo puedo decirte lo que sé-, admitió Corvinus. -Tus padres, Bella y Rod, se habían mudado a la casa de la familia cuando se casaron, para tener un poco de intimidad, pero venían a menudo a la finca, sobre todo para las reuniones familiares. Todo ocurrió una de esas noches, la de mi cumpleaños. Habíamos pasado el día celebrándolo, y los niños me hacían mucho caso, ya que mi mujer había fallecido el año anterior. Tú estabas allí al principio, pero te quedaste dormido por la noche, cansado de la fiesta. Eran unos padres muy cariñosos y no querían arriesgarse a que las fiestas te molestaran, así que te enviaron a casa con un elfo doméstico, sabiendo que probablemente sólo estarían allí una hora más o menos. Sin embargo, cuando llegaron a casa, descubrieron que tanto tú como el elfo habían muerto. Estaban destrozados y apenas habían denunciado el crimen cuando llegaron los Longbottom y casi al instante acusaron a Bella y Rod de haberte matado ellos mismos y de intentar encubrirlo. Por suerte, esas acusaciones cayeron rápidamente en saco roto, cortesía de numerosos testigos de la fiesta que declararon que ambos habían estado en mi casa todo el tiempo. 

-Sin embargo, los aurores no parecían convencidos, incluso después de que se supiera que, al parecer, te habías ahogado a pesar de haber estado en tu cama todo el tiempo, y la investigación pareció detenerse. No podíamos aceptarlo, especialmente Bella que, irónicamente, siempre insistió en que el bebé no era su hijo. En aquel momento lo atribuimos al dolor, pero ahora parece que sus instintos eran correctos. Sin embargo, Rod siempre tuvo la sensación de que algo no iba bien e incluso contrató a investigadores privados para ver si podían averiguar qué había pasado. No sé qué descubrieron, sólo que Bella, Rod, Rab y su amigo Barty se fueron de repente un día. Lo siguiente que supe es que ya habían sido capturados, juzgados y condenados antes de que yo pudiera siquiera pensar en montar una defensa-.

-¿Así que eres abogado?- preguntó Harry.

Corvinus sonrió. -No, señor Potter. Aunque sé lo que es gracias a mi relación con Tom, me temo que en el mundo de los magos no hay abogados de verdad, por eso muchas familias de sangre pura intentan enseñar a sus hijos lo básico de la ley mágica para que tengan la oportunidad de defenderse, pero es difícil y por eso a muchos de nosotros nos gustaría que se reinstaurara como asignatura en Hogwarts-.

-¿Solían enseñar eso en Hogwarts?- preguntó Lysander. -¿Por qué dejaron de hacerlo?-. 

-Hay muchas cosas que solían enseñarse en Hogwarts, pero que se han suprimido a lo largo de los años-, explicó Corvinus. -Las excusas habituales son la falta de fondos o la incapacidad de encontrar profesores cualificados-.

-Eso no parece haberles detenido con Defensa Contra las Artes Oscuras-, rió Harry entre dientes.

-Había oído hablar de la última contratación-, sonrió Corvinus, -que es parte de la razón por la que creo que Tom lo está haciendo tan bien-.

-Es muy buen profesor-, dijo Lysander.

-Estoy seguro de que se alegrará de oírte decir eso-, sonrió Corvinus, y luego frunció el ceño al ver que Lysander arrastraba los pies con torpeza. -¿Pasa algo, Lysander?-.

Lysander esbozó una pequeña sonrisa ante la facilidad con que su nuevo nombre salía de los labios del hombre. -Me preguntaba, señor, ¿qué iba a pasarme ahora?-.

-No hace falta señor, Lysander, somos familia. Si no te sientes cómodo llamándome abuelo entonces Corvinus servirá. En cuanto a lo que vaya a ocurrirte ahora, eso depende enteramente de ti. Sé que La Casa Longbottom  ha sido tu hogar desde que tienes memoria, así que si te sientes más cómodo volviendo allí que yendo a una casa extraña, lo entendería-.

Neville negó con la cabeza. -Era mi hogar, sí, pero nunca me había sentido completamente aceptado allí, y ahora supongo que sé por qué. Me imagino lo mal que lo pasaré ahora que sé la verdad. El único problema es que no sé si me sentiría a gusto en una casa extraña con un, un mortífago-.

-Caballero de Walpurgis-, corrigió Corvinus. -Nunca he sido un mortífago, ni lo seré. Yo mismo y algunos de mis amigos, incluido Tom Riddle, intentamos crear un nuevo partido político con el nombre del festival nórdico que celebra la llegada de la primavera tras un largo invierno. Por desgracia, no pudimos promulgar muchos cambios y algunos de nuestros miembros más jóvenes se molestaron por la lentitud con la que se producían los cambios y se separaron, convirtiéndose en mortífagos-.

-Como tus hijos-, suspiró Lysander. 

-Sí-, asintió Corvinus. -No les gustaba el rumbo que estaba tomando el mundo mágico y decidieron luchar contra él-.

-¿Quieres decir que no querían que los nacidos de muggles entraran en nuestro mundo?-. preguntó Lysander. 

-No es que no queramos que los nacidos de muggles entren en nuestro mundo, sino que queremos más precauciones de las que se ofrecen actualmente-, explicó Corvinus. -Tom Riddle creció en el mundo muggle, así que es consciente de los problemas que plantea dejar a los hijos de muggles en el mundo muggle, sobre todo si son especialmente poderosos. Nuestro problema no son los nacidos de muggles en sí, sino sus amigos y parientes muggles, que no necesariamente entienden el mundo mágico y suponen una amenaza para nosotros si se descubre el secreto. Un hijo de muggles, especialmente a la edad de 11 años, no es un individuo, sino que probablemente viene con toda una familia de personas, por no hablar de los amigos, a los que habrá que decir algo sobre dónde va el niño durante la mayor parte del año, y a muchas personas les resulta difícil mentir a aquellos por los que se preocupan, especialmente durante un período de tiempo tan largo. No es necesariamente un problema si esas personas pueden aceptarnos pero, por desgracia, no todos los muggles son comprensivos cuando se trata de magia-.

Lysander frunció el ceño. -¿Por qué nos dicen entonces que los mortífagos quieren matar a todos los muggles?-.

-Propaganda-, respondió Corvinus, -para hacernos parecer más irracionales. Sin embargo, incluso en sus peores momentos, los mortífagos sólo atacaban a los que les atacaban primero-.

-¿Los padres de Harry lucharon activamente contra ya sabes quién, y los hermanos Prewett?-. 

-Sí-, asintió Corvinus, -formaban parte de un grupo de vigilantes creado por Dumbledore para oponerse a nosotros-.

Lysander miró a Harry. -No pareces especialmente sorprendido por esa noticia-.

Harry sonrió. -Eso es porque no lo estoy. La historia de que tuve que dejar Hogwarts para ayudar a tía Marge es sólo una tapadera para que Dumbledore no se diera cuenta de que voy tras él. Cuando Hagrid me llevó al banco, en realidad hizo que no pudiera enterarme de mi herencia completa, no sé por qué, pero por la razón que fuera no parecía querer que supiera que tenía propiedades en las que teóricamente podía quedarme aparte de en casa de mis tíos-.

-Seguirías necesitando un tutor mágico que se quedara contigo, ya que eres menor de edad-, señaló Lysander.

-Por eso estoy tan contento de que mi prometido me ayude-, sonrió Harry. -Se ha estado quedando en la Mansión Potter conmigo desde el comienzo de las vacaciones, no es que lo vea muy a menudo ya que normalmente está en el laboratorio de pociones, pero compartimos comidas juntos y tenemos nuestras reuniones de compromiso que son divertidas. Además, así puedo charlar con mis parientes que tienen sus retratos allí, incluida mi madre-.

-Suena bien-, sonrió Lysander con nostalgia.

Corvinus ladeó la cabeza, pensativo. -Si no le importa, señor Potter, ¿le parece bien que Lysander pase el resto de las vacaciones con usted? Tendría que hablar con los aurores que llevan el caso pero, si no recuerdo mal, las protecciones de la mansión Potter son más que suficientes para mantenerlo a salvo-.

-¿Crees que estoy en peligro?-. Lysander se quedó boquiabierto.

-Posiblemente-, suspiró Corvinus, -posiblemente no, pero dado que acabo de encontrarte realmente no correría ningún riesgo en lo que respecta a tu seguridad-.

-Estoy de acuerdo con tu abuelo-, dijo Harry, -y estoy más que feliz de que Lysander se quede conmigo aunque podría hacer que ciertas personas cuestionaran las cosas si se descubriera dónde se estaba quedando-.

-No te preocupes por eso-, dijo un hombre de pelo blanco entrando en la habitación. -Soy el Auror Yaxley y soy quien está investigando las novedades de su caso señor Lestrange-. El Auror asintió a Lysander. -Corvinus tiene razón al decir que la Mansión Potter debería resultar un lugar adecuado y, dado que es bastante lógico que los duendes también le hubieran realizado un análisis de sangre al señor Potter para verificar su identidad, entonces tendría sentido que ahora estuviera al tanto de ello y que sus familiares lo liberaran de sus obligaciones para ayudar en una investigación policial-.

-¿Significa eso que no tendré que mentir sobre adónde voy en el futuro?-. preguntó Harry emocionado. 

-Bueno, aún quedaría la cuestión de un tutor mágico-, advirtió Corvinus, -pero es posible que hayamos podido llegar a un acuerdo al respecto para el verano, si es que aún deseas mantener a tu prometido en secreto-.

-Probablemente sería lo mejor-, admitió Harry, -al menos mientras Dumbledore siga en el poder-.

-¿Por qué es tan importante?- preguntó Lysander. -Quiero decir que entiendo que Dumbledore te haya estado ocultando cosas, y posiblemente ayudando a los Longbottom a encubrirlas, pero si tu prometidl es una adulto como tú sugieres no es como si fuera o pudiera hacerle algo a un mago completamente entrenado-.

-Sería buena idea no subestimar a Albus Dumbledore, Lysander-, advirtió Corvinus. 

-Tu abuelo tiene razón- asintió Harry. -Además, mi prometido tiene más motivos que la mayoría para desconfiar. Verás, mi prometido es en realidad Severus Snape-.

-¡Tienes que estar bromeando!- exclamó Lysander.

Harry negó con la cabeza. -Resulta que Severus, el profesor Snape y mi madre eran amigos, incluso antes del colegio. Tuvieron un desencuentro en Hogwarts, sobre todo por las mentiras que le contó mi padre, y cuando ella se dio cuenta creó el contrato con la idea de que él pudiera protegerme-.

-¿Y el profesor Snape está realmente de acuerdo con esto?-. preguntó Lysander.

Harry asintió. -Sí. Ya me protegía el año pasado de todos modos, así que, en todo caso, esto no ha hecho más que facilitarle el trabajo y, una vez cumplido el contrato, tendrá acceso a las propiedades Prince-.

-Así que era una alianza política-, murmuró Yaxley. 

-Supongo que es una forma de verlo-, Harry se encogió de hombros, -pero aun así estoy seguro de que puedes entender por qué no sería buena idea que Dumbledore se enterara tan pronto-.

-En efecto, no-, convino Corvinus. -Aunque no es raro que se hagan contratos de esponsales entre niños, hay quienes podrían usar tu edad para hacer acusaciones contra Severus que podrían ponerlo en una posición muy incómoda-.

-Si no en la cárcel-, asintió Yaxley, -así que es mejor que evitemos que se corra la voz el mayor tiempo posible. Por suerte, hay una forma fácil de evitarlo si quieres quedarte en Potter Hall el resto de las vacaciones. Estoy seguro de que los Longbottom, y probablemente Dumbledore, armarían un escándalo si el joven señor Lestrange se quedara solo con Corvinus, así que el señor Potter sería una buena parte neutral y yo mismo podría vigilarte cada día. Supongo que allí hay elfos domésticos-.

-Sí-, asintió Harry, -dos, Asher y Collie, aunque tendré que decirle a Collie que se mantenga fuera de la vista ya que Severus lo ha llamado al colegio de vez en cuando-.

-Un elfo es suficiente-, sonrió Yaxley. -Si me disculpan entonces caballeros, iré a presentar el papeleo correspondiente y volveré lo antes posible. Mientras estoy fuera, ¿necesita que le traiga algo de La Casa Longbottom, señor Lestrange?-.

-Um, sólo mi baúl del colegio y algo de ropa, creo-, dijo Lysander, -si me voy a quedar con Harry unos días-.

-Si te parece bien, Lysander, me gustaría llevarte yo mismo de compras. Tengo que ponerme al día con los regalos de varios años-, bromeó Corvinus.

Lysander estaba a punto de objetar cuando Harry intervino. -Es una idea brillante e incluso puedo enseñarte la tienda del mundo muggle que les gusta a los Malfoys-.

-¡A los Malfoys les gusta comprar en el mundo muggle!-. gritó Lysander, -¿desde cuándo?-.

-Desde este verano-, sonrió Harry. -Es una historia un poco larga, pero por suerte tengo tiempo de sobra para ponerte al día-.

 

Chapter 20: Capítulo 20

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El viaje de compras fue sorprendentemente menos doloroso que salir con los Malfoys. Corvinus y Lysander estaban igual de fascinados por toda la tecnología muggle, pero sus reacciones fueron mucho más calmadas y no sintieron la necesidad de comprar la mitad de la tienda, aunque hicieron un gran número de compras. En todo caso, Corvinus fue quien más compró, para asombro de Lysander. Por lo visto, a pesar de ser una familia de sangre pura, los Longbottom no eran especialmente ricos, ya que no habían hecho ninguna contribución significativa a sus arcas a lo largo de los años y, como tales, hacían lo justo para mantener la fachada de la alta sociedad, pero en realidad estaban un poco mejor que los Weasley. Harry se había sorprendido bastante al saberlo, aunque Corvinus no tanto, y Lysander no tardó en enterarse de que recibiría lecciones de finanzas para asegurarse de no cometer los mismos errores en el futuro. 

Lysander parecía bastante asustado ante la idea de recibir más lecciones, pero Harry se alegró de poder tranquilizar a su amigo, ya que durante el verano había recibido lecciones similares de Charlus. Esto, por supuesto, llevó a Harry a explicar cómo había llegado a vivir en la Mansión Potter durante el verano. Corvinus se había indignado ante la idea de que los propios parientes de Harry le hubieran sacado dinero por la habitación y dijo que estaría encantado de ayudar a Harry a recuperarla, aunque para ello tuviera que contratar a un abogado muggle. Harry declinó su amable oferta, deseando tener lo menos posible que ver con su familia, tan pronto como fuera posible. Para él era maravilloso no tener que mentir sobre dónde estaba durante las vacaciones ahora, y posiblemente también en el futuro. 

Este deseo también parecía cada vez más probable. Severus los esperaba con Yaxley cuando llegaron a la mansión Potter.

-Buenas tardes, Lord Lestrange, y señor Lestrange-, sonrió. -Espero que hayan tenido un buen día, después de las sorprendentes revelaciones al menos-.

-Sí, señor-, tartamudeó Lysander, -gracias-.

-Me alegro-, asintió Severus. -El auror Yaxley me ha informado de que piensas quedarte aquí con Harry el resto de las vacaciones. Debo admitir que yo también me había propuesto quedarme aquí, bajo la supervisión de los elfos domésticos, por supuesto, pero si no te parece bien, puedo hacer otros arreglos-.

Lysander se quedó boquiabierto. -Oh, no, señor, no podría echarlo así, y menos estando usted y Harry prometidos. Estoy seguro de que puedo hacer otros arreglos-.

-Es la opción más segura y fácil para usted, señor Lestrange-, admitió Yaxley. -También es la que causaría menos problemas al director y a los Longbottom-.

-Sigo sin entender qué tiene que ver con ellos-, resopló Corvinus. -Entiendo que lo criaron, pero dos escáneres distintos han priven la herencia de Lysander, así que en realidad no tienen ningún derecho, a menos que Lysander tenga la amabilidad de extendérselos-.

-Puede ser-, convino Yaxley, -pero estoy tratando de hacer todo al pie de la letra para asegurarme de que nadie pueda llamar a la falta más adelante. Sé que Dumbledore no está muy contento con la idea de que Lysander se quede contigo, Corvinus, y ya ha empezado a cuestionar tus habilidades como padre, dado el destino de tus hijos-.

-Hubo circunstancias atenuantes con eso-, argumentó Corvinus.

-Puede ser, pero hasta que no haya una investigación y un nuevo juicio, los hechos son que tus dos hijos son criminales peligrosos, lo que significa que tú también estarás bajo sospecha-, explicó Yaxley. -No ayuda que a Lysander se le siga llamando Neville en esos círculos. Por eso esperaba que a Lysander no le importara que Severus continuara aquí también. Como profesor y Slytherin será considerado una parte neutral, especialmente por Dumbledore, que no podrá poner en duda su carácter. Esto le permitirá mucha más libertad, no sólo para visitar, sino para salir en sociedad con Lysander-.

-Lo que también permitirá que Lysander sea visto como quien es, y no como creían que era-, asintió Corvinus.

Lysander ladeó la cabeza, pensativo. -Es verdad, ¿no? Todos estos años he vivido a la sombra de esos grandes héroes, sintiendo que la gente esperaba que fuera como ellos, o mejor, para fracasar constantemente. Todo el mundo sabe que tienes que ser bueno en pociones si quieres ser auror y, si estoy reventando un caldero cada dos semanas, no puedo esperar aprobar mis O.W.L. y mucho menos mis N.E.W.T. Por eso le tenía tanto miedo al profesor Snape, porque sentía que era la única persona que me impedía cumplir mis sueños-.

-Para ser justos, no me había dado cuenta de que había que hacerlo bien en pociones para ser auror-, sonrió Harry. -Probablemente yo mismo habría luchado si eso era a lo que aspiraba como mi padre-.

-Sí, es un buen trabajo que estés buscando una carrera en política en su lugar-, sonrió Severus.

-Oh, por favor-, se burló Harry, -como si fueras a dejarme suspender pociones. Nunca aceptarías a un marido que no supiera preparar-.

-Precisamente-, asintió Severus. -Por suerte es solo un contrato de esponsales, así que puedo fácilmente no continuar las cosas si no consigues subir tus notas en los próximos dos años-.

Lysander soltó una risita. -Esto es muy extraño. Sé que están comprometidos y que las cosas no han sido tan antagónicas entre ustedes este año, pero no esperaba que discutieran como una pareja de casados. Me imaginaba que sería como antes, que los abuelos podían estar en la misma habitación y no decirse ni dos palabras-.

Harry se estremeció. -¿Por qué querría alguien una relación así?-.

Por desgracia, eso es lo que suele ocurrir en los matrimonios concertados-, suspiró Corvinus, -al menos cuando se hace por motivos puramente políticos y los padres no intentan pensar también en la personalidad de sus hijos. No todo el mundo lo entiende, y creo que Andrómeda Black se enfadó bastante porque Abraxas la rechazó por su hermana menor, ya que creía que Narcissa le iría mejor, incluso se decantó por un muggle en rebeldía hacia sus padres cuando le dieron la opción de elegir marido-.

-Sí, creo que todavía se niega a hablar con Narcissa a pesar de haber encontrado finalmente la felicidad con Ted-, convino Severus.

-Pues ya puedes pensártelo otra vez si esperas ese tipo de relación por mi parte- resopló Harry, provocando que Lysander volviera a soltar una risita.

-¿Por qué tengo la sensación de que este año voy a disfrutar de verdad de la Navidad?-, se rió entre dientes.

-¿Eso significa que aceptarás que el profesor Snape se quede aquí contigo entonces?-. preguntó Yaxley. 

-Sí, supongo-, sonrió Lysander con satisfacción, -siempre y cuando el profesor Snape me asegure que no me arrancará la cabeza sin motivo-.

-Creo que sólo te he gritado cuando has hecho estallar un caldero, así que, mientras te mantengas alejado del laboratorio de pociones, no debería haber ningún riesgo-, sonrió Severus. -Aunque ni siquiera eso ha sido un problema últimamente, ahora que has estado recibiendo la asistencia adecuada para tu condición, e imagino que sólo mejorará aún más ahora que tu magia no tiene que luchar contra tu varita-.

-Eso me facilita mucho el trabajo-, sonrió Yaxley. -Corvinus, te dejaré a ti y a tu nieto con la hospitalidad de Severus y el señor Potter y rellenaré el papeleo para que Severus actúe como tutor temporal de Lysander y volveré mañana en algún momento para ponerte al día de la situación-.

Yaxley se despidió y Harry cogió a Lysander para dejarle elegir la habitación que quería utilizar durante su estancia. Corvinus sólo se lamentó de que no le hubieran avisado con más antelación de que esa era una opción, ya que, por desgracia, tenía cosas de las que ocuparse en su propia finca; de lo contrario, también se habría quedado encantado, aunque prometió quedarse a dormir en Nochebuena para que pudieran pasar una auténtica Navidad en familia. Corvinus también sugirió que se reunieran con los Malfoys para la cena de Navidad, ya que eran parientes, y Severus y Harry ya habían sido invitados. Al principio, Lysander se mostró un poco receloso, pero después de que Harry le asegurara que sería bienvenido y Corvinus señalara que Draco era ahora su primo directo, pareció aceptar la idea. Sin embargo, tuvo un pequeño reparo por el hecho de que, si bien había conseguido un bonito regalo para Corvinus, ni siquiera había pensado en hacerle uno a Snape. Afortunadamente, su abuelo acudió al rescate diciendo que tenía una encantadora cosecha de Old Ogdens que podía utilizar, lo que pareció tranquilizarlo un poco.

Los días siguientes transcurrieron con relativa normalidad. Harry se divirtió mucho enseñándole a Lysander su casa y presentándole los distintos retratos que tenían en ella. Fue toda una novedad para Lysander porque, a pesar de ser una familia de sangre pura con una buena historia, los Longbottom nunca habían tenido retratos colgados en casa. Al parecer, a Augusta no le había gustado la idea de vivir en el pasado y los había quitado en algún momento, lo que Lysander siempre había considerado una lástima, ya que había querido conocer a sus antepasados y se alegraba de saber que había muchos Lestrange en la finca que estaban deseando conocerle y transmitir sus perlas de sabiduría a la siguiente generación. 

Aunque Corvinus no se quedaba a pasar la noche, se esforzaba por venir todos los días para compartir las comidas y hablar con Lysander, y siempre estaba en Potter Hall al menos para desayunar y cenar, si no para nada más. Severus también procuraba estar presente en las comidas, cuando se lo permitía su elaboración, e intentaba a propósito entablar una conversación agradable con Lysander cuando estaba allí, en un esfuerzo por facilitar la transición del muchacho a su nuevo lugar en el mundo. En realidad tenían bastante en común, sobre todo en el tema de Herbología. En un momento dado, se perdieron en una discusión sobre los posibles efectos de los distintos géneros de plantas en el proceso de elaboración de pociones, que pasó completamente desapercibida para Harry y le produjo una extraña sensación en el estómago, sobre todo cuando no conseguía llamar la atención de Severus.

Corvinus se rió. -Me alegra ver que tienes tanta pasión por algo, Lysander. Te vendrá bien en el futuro y Herbología es una asignatura muy infravalorada, pero creo que un mejor conocimiento de ella podría hacer maravillas por nuestro mundo. Sería bueno que cultivaras este amor tuyo. ¿Quizá podrías empezar a investigar para presentar un trabajo al Gremio de Herbología?-.

Lysander palideció. -¡Qué! No, no podría hacer eso. Todavía soy sólo un estudiante, ni siquiera he hecho mis O.W.Ls todavía-.

-¡Tonterías!- se burló Severus. -La edad no tiene nada que ver con la habilidad. Ya corregía libros de texto incluso antes de entrar en Hogwarts, gracias a las enseñanzas de mi madre, y había escrito varios trabajos durante mi estancia en el colegio. Los deseché todos, porque los encontré deficientes por diversos motivos, pero me sirvió de práctica, ya que tenía un trabajo listo para entregar incluso antes de recibir las notas de las N.E.W.T.. Así fue como pude convertirme en el miembro más joven del Gremio de Pocionistas de la historia-.

-Eso es bastante impresionante, señor-, sonrió Lysander, -pero realmente no creo que pudiera emularlo-.

Severus levantó una ceja desafiante. -¿En serio, señor Lestrange? Y yo que pensaba que usted era un verdadero Gryffindor, alguien que se daba cuenta de que el verdadero valor era sentir miedo y seguir adelante de todos modos. Me desanima saber que no es así, sobre todo porque lo peor que podría pasar es que el Gremio rechazara su tesis y tuviera que volver a intentarlo-.

-Supongo que tiene razón, señor-, sonrió Lis. -Cuando lo dice así, supongo que merece la pena intentarlo, aunque sólo sea para ver hasta dónde puedo llegar-.

-Muy cierto-, sonrió Corvinus. -Siempre puedes pedirme que revise cualquiera de tus propuestas y estoy seguro de que a Severus tampoco le importaría darte algunos consejos, si se lo pides-.

-Desde luego-, convino Severus. -Siempre estoy encantado de ayudar en cualquier empeño académico de mis alumnos, señor Lestrange-.

Lysander soltó una risita. -Probablemente debería empezar a llamarme por mi nombre de pila, señor, al menos mientras mi abuelo esté aquí. Evitará confusiones-.

-Gracias, Lysander. En ese caso puedes llamarme Severus, siempre y cuando no sea en horario escolar de todos modos-, Severus sonrió. 

-Claro que no Severus, no me atrevería- sonrió Lysander. 

Harry se mantuvo muy callado durante todo el intercambio. Quería alegrarse por su amigo, y realmente lo estaba. De todas las personas que conocía, Lysander parecía ser la más necesitada de ánimo y apoyo. Sin embargo, había algo en la forma en que Severus le sonreía que le provocaba una desagradable sensación punzante en las tripas que parecía agriar los sentimientos de Harry al respecto. No quería arriesgarse a arruinar el momento, así que se quedó callado, esperando que la sensación desapareciera por sí sola. Sabía que probablemente debería hablar con Severus al respecto, pero no quería parecer mezquino, sobre todo después de que el maestro de pociones hubiera elogiado tanto a Lysander.

Por suerte, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello. Al día siguiente era Nochebuena y la Sala Potter parecía bullir de energía, a pesar de la poca gente que había. Corvinus había acudido a desayunar, como de costumbre, pero se había marchado poco después, alegando que tenía asuntos importantes que atender y que no quería molestarles, pero prometiendo volver a tiempo para la cena, como de costumbre. Yaxley también había aparecido por la mañana, deseándoles a los chicos un caluroso saludo de temporada.

-Supongo que les va bien a los dos-, preguntó.

-Sí, no podría estar mejor-, respondió Harry, y Lysander asintió con la cabeza.

-Excelente, como pensaba. Desgraciadamente, Dumbledore ha estado susurrando acusaciones a ciertos oídos de que el señor Lestrange podría haberte estado presionando para que dijeras que estabas contento con el estado actual de las cosas, así que me han encargado que, mientras él está ocupado en las reuniones del Wizengamot, venga aquí y lleve a cabo una investigación exhaustiva sobre tu bienestar-.

-Siento que hayan tenido un viaje en vano-, dijo Harry, -pero como pueden ver estamos perfectamente-.

-Como sabía-, sonrió Yaxley, -que es lo que ya he escrito en mi informe. Mis superiores no estarán contentos si no paso cierto tiempo aquí averiguando mis hallazgos. Dicho esto, ¿le importaría que me instalara en la biblioteca? ¿Quizá quedarme a comer?-. 

-Claro que no-, Harry frunció el ceño, -¿pero no necesitas estar trabajando?-.

-¿Para qué molestarme en buscar cosas que sé que no existen?-. Yaxley rió entre dientes. -Mucho mejor es sentarse con un buen libro y tomar una buena comida, sobre todo teniendo en cuenta que me van a pagar el doble por ofrecerme voluntario para trabajar hoy. Gracias a Merlín Lestrange organizó las reuniones para el día en que los sapos de Dumbledore están fuera de servicio-.

Se alejó hacia la biblioteca riendo y Harry se asombró una vez más de la forma en que los Slytherins maniobraban, trabajando dentro del sistema para conseguir el resultado óptimo para ellos. Estaba muy lejos de cómo parecían trabajar los Gryffindor y Dumbledore. 

Aquella noche, los chicos se acurrucaron junto al fuego en el salón, comiendo pasteles de carne y bebiendo chocolate caliente. Corvinus se había unido a ellos para cenar, como había prometido, y parecía estar de muy buen humor, aunque Harry no sabía si se debía a un buen día en el Wizengamot o al hecho de que iba a pasar el día con su familia. Sin embargo, eso ayudó a levantar el ánimo de toda la casa, y cualquier preocupación que Harry pudiera haber tenido se desvaneció. 

Los retratos de Lily, Charlus y Dorea se unieron a ellos y el grupo pasó la noche recordando las Navidades pasadas. Lysander parecía extasiado al escuchar todas las historias sobre su padre y su tío mientras crecían y Harry tuvo que admitir que era fácil olvidar que eran criminales convictos cuando escuchó cómo un joven Rodolphus había estado tan emocionado de tener su primera escoba que había saltado sobre ella tan pronto como había arrancado el papel y volado rápidamente por la ventana, casi provocando infartos a sus padres. 

Lily y Severus habían hablado también de algunas de sus Navidades pasadas y Harry se alegró de saber también de sus abuelos, personas que su tía nunca había sentido la necesidad de mencionar cerca de él. Era aún mejor oír a Severus hablar tan bien de ellos.

-Siempre se esmeraban en asegurarse de que mi madre y yo tuviéramos una invitación a cenar y siempre nos enviaban a casa con las sobras alegando que estarían comiendo pavo durante semanas si no las cogíamos-, dijo, con cariño. -Eran las pequeñas cosas como esas las que los marcaban como la mejor clase de personas a mis ojos y me alegra ver que has heredado su naturaleza generosa Harry, incluso si no tuviste la suerte de conocerlos-.

Lily asintió con vehemencia, diciendo lo feliz y orgullosa que estaba de ver a Harry convertirse en un hombre tan bueno a pesar de las adversidades a las que se había enfrentado en sus primeros años de vida y Harry sintió una cálida sensación en su interior ante las palabras de elogio de dos de las personas a las que más admiraba en este mundo y estaba prácticamente flotando en una nube de felicidad mientras se dirigía a la cama y esperaba con impaciencia lo que le depararía el día siguiente. 

 

Chapter 21: Capítulo 21

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Harry dormía muy cómodamente cuando una vocecita aguda interrumpió sus sueños.

-Señor, tiene que despertarse ya-.

-¿Por qué?- murmuró Harry entre dientes.

-El Maestro Severus y sus invitados lo están esperando. Dijeron que los dejarían dormir, pero Collie pensó que debían estar impacientes por abrir los regalos-.

-¿Regalos?- preguntó Harry. Entonces cayó en la cuenta. Era Navidad. Sin pensárselo, cogió rápidamente sus gafas y saltó de la cama, casi derribando al pobre Collie en su precipitación. Bajó las escaleras como un huracán y se precipitó en el salón, deteniéndose a duras penas antes de estrellarse contra el sofá. Tardó un segundo en darse cuenta de que los demás estaban completamente vestidos y bebiendo a sorbos.

-Jesús, ¿qué tarde llego?- exclamó Harry.

-No tan tarde, sólo son las ocho-, sonrió Severus. -Por eso le dijimos a Collie que te dejara dormir-.

-Dijo que te estabas impacientando-, gimió Harry.

-Me gustaría pensar que Lysander está en una edad en la que está por encima de quejarse por esperar a abrir unos regalos-, sonrió Corvinus. -Aunque debo admitir que me sorprende que no te hayas levantado antes. Esperaba que me despertaran a altas horas de la madrugada dos niños alborotadores, como les ocurría a mis dos hijos con frecuencia-.

Harry se encogió de hombros. -Las Navidades nunca fueron gran cosa para mí. No es que recibiera regalos, salvo el año pasado, o si los recibía no eran exactamente cosas que yo quisiera-.

-¡Oh! ¿Qué clase de cosas te regalaron?- preguntó Corvinus.

-Carbón, los calcetines malolientes de mi tío-, respondió Harry con naturalidad. -Un año tía Marge, la hermana de tío Vernon, me regaló galletas para perros-.

Corvinus y Lysander lo miraron horrorizados y los retratos temblaban de rabia. Severus era el único que parecía tranquilo, aunque había un claro brillo asesino en sus ojos. 

-Te asegurarás de que todos paguen caro por esto, ¿verdad?-, dijo Lily con frialdad. -Sé que Petunia tenía sus problemas conmigo y la magia pero eso es llevar las cosas demasiado lejos-.

-Ten por seguro Lily que me aseguraré de que sufran por cada desaire- Severus sonrió, aunque no había calidez en ella. -Les había ofrecido la oportunidad de redimirse con sus acciones mientras las necesitábamos, pero está claro que sus transgresiones serán demasiado para borrarlas, sobre todo porque parece que podré llevar a cabo mi venganza mucho antes de lo que me había atrevido a esperar-.

-¿En serio?- preguntó Harry. -¿Por qué?-. 

-Bueno, el director sabe ahora que conoces tus propiedades, así que espero intentar persuadirlo de que sería una buena idea dejarte quedarte aquí, con la esperanza de convencer a Lysander de que se quede contigo durante el verano, en lugar de irse a vivir con su abuelo, o al menos que venga a visitarte a menudo-, explicó Severus. -Tiene la impresión de que tú y yo, Harry, seguimos de su lado, así que pensará que el hecho de que Lysander sea aliado tuyo significará que sigue del lado de la llamada luz-.

-Lo que significaría que yo, y potencialmente Rodolphus, Bella y Rabastan tendríamos que permanecer al menos neutrales en cualquier conflicto futuro-, reflexionó Corvinus.

-¿Por qué?- preguntó Lysander.

Corvinus sonrió. -El lema de la familia: un cuervo no sacará el ojo a otro cuervo, que siempre hemos interpretado como que los Lestrange permanecen unidos, al menos en público. Donde uno va, el resto lo sigue; aunque en casa discutamos diferentes puntos, siempre presentamos un frente unido ante el resto del mundo mágico. Dada nuestra posición anterior, sería difícil permanecer al lado de Lysander si estallara la guerra, pero adoptar una postura neutral equivaldría a lo mismo-.

-Precisamente-, Severus sonrió, -así que en lo que concierne al director actualmente estamos trabajando en reforzar su bando para que le beneficie que te quedes aquí, Harry, en lugar de volver con tus parientes, así que incluso si no podemos encontrar una manera de quitarlo de su posición antes del verano no deberías tener que volver con tus parientes de nuevo ya que sería una pena que empezaras a hacer progresos ahora sólo para perderlo todo si Lysander se muda con su abuelo durante el verano-.

-Brillante-, sonrió Harry. -Creo que es el mejor regalo de Navidad que podría recibir-.

-¿En serio?- inquirió Severus levantando una ceja. -Si lo hubiera sabido entonces no me habría tomado tantas molestias en comprarte otra cosa-.

-Oh-, Harry se quedó boquiabierto, -no tenías por qué hacerlo-.

-Al contrario-, replicó Severus, -eres mi prometido y es mi prerrogativa tratarte. Además, estoy seguro de que habría unos cuantos retratos que se enfadarían bastante conmigo si pensaran que estoy faltando a mi deber contigo-.

-Aquí también hay un par de magos-, sonrió Corvinus. -Harry nos está haciendo un gran favor a Lysander y a mí al permitirnos quedarnos en su casa y sería negligente de mi parte no asegurarme de que su propia prometido esté a la altura-.

-Bueno, gracias, pero no tienes que preocuparte por eso-, Harry se encogio de hombros. -Lysander es mi amigo, así que por supuesto que haría cualquier cosa para ayudarlo, eso es lo que hacen los amigos-.

-No todos los amigos, por desgracia-, suspiró Corvinus, -por eso me alegro tanto de que mi nieto haya encontrado uno tan bueno en ti-.

Harry se sonrojó al recibir tal elogio. -Gracias. No tuve muchos amigos al crecer, así que me gusta cuidar de los que tengo-.

-Una idea admirable, Harry-, sonrió Corvinus, -pero razón de más para que tengas cuidado con quién dejas que se acerque a ti. Asegúrate de que tus amigos son aquellos que te apoyarán tanto como tú a ellos, no aquellos que se aprovecharían de tu amabilidad-.

-Gracias señor, lo intentaré-.

-¿Continuamos entonces con la apertura de regalos?-, sugirió Severus. -Parece que hay bastantes por abrir y tenemos que llegar a casa de los Malfoy para comer-.

Lysander chilló ante el recordatorio.

-No te preocupes, Lys-, se rió Harry. -Están bien te lo prometo, siempre y cuando no los lleves de compras. Por cierto, no te he perdonado del todo por eso-, le dijo a Severus.

-Ese fue tu castigo por usar un objeto mágico desconocido y sensible-, explicó Severus. -No me disculpo-.

-No te preocupes por los Malfoys, Lysander. También son tu familia, recuérdalo. Narcissa es tu tía, la hermana de tu madre, y Draco es tu primo-.

-No he tenido un primo antes, pero mis recuerdos de mis tíos no son los mejores-, admitió Neville. 

-Por suerte yo estaré allí, al igual que Harry y Severus, para asegurarme de que se porten lo mejor posible-, lo tranquilizó Corvinus. -Sin embargo, les preguntaré sobre sus recuerdos de los Longbottom más adelante, pero no quiero arruinar mi primera Navidad familiar en más de una década-.

Los regalos se distribuyeron rápidamente y Harry se quedó más que sorprendido al ver cómo crecía su pila. No estaba seguro de la etiqueta, así que no abrió nada hasta que Lily le animó a empezar, diciendo que quería ser testigo de la primera Navidad de su hijo.

-Claro que hubo una cuando eras un bebé, que estuvo bien, pero entonces no tenías ni cinco meses, así que sólo te interesaban los juguetes nuevos durante unos cinco segundos y dormías la mayor parte del día-.

Harry empezó con el regalo de Hagrid y el jersey de los Weasley, que seguían llegando a sus manos y, aunque seguían pareciéndole regalos atrayentes, ya no ejercían sobre él la misma influencia que el año anterior. Sin embargo, pronto se vio distraído por las reacciones de sus invitados ante sus propios regalos. Harry había planeado originalmente regalarle a Lysander un esqueje de una de las plantas raras de los invernaderos, pero el chico ya había estado allí y había empezado a recoger muestras de todas las plantas que le habían llamado la atención, lo que había echado por la borda ese plan, pero encajaba a la perfección con el regalo que el chico había recibido de Severus. 

-¿Cruzamiento e hibridación de plantas?- preguntó Lysander.

-Sí-, sonrió Severus. -Me temo que no es más que una reimpresión, pero documenta los éxitos y fracasos del propio autor en la hibridación y el cruce de diversas flores, frutas y verduras. Es un libro muggle, pero pensé que algunas de las técnicas podrían transferirse también a las variedades mágicas-.

-Gracias, señor-, exclamó Lysander y prácticamente sonrió a su antes odiado profesor. 

Harry empezó a sentir de nuevo esa extraña sensación de agitación en la boca del estómago, pero el hecho de que Corvinus abriera su propio regalo de Lysander volvió a distraerlo.

-¡Un Relicario!-.

-Sí-, sonrió Lysander. -Tiene espacio para tres fotos y Collie tuvo la amabilidad de ir a tu mansión y coger algunas de tus hijos para ponerlas dentro, además de coger una mía. Pensé que así nos tendrías siempre contigo aunque estemos separados-.

-Gracias, Lysander, es muy considerado de tu parte-, dijo Corvinus, mirando el relicario con ojos vidriosos. 

-Ojalá hubieras abierto antes mi regalo para ti-, bromeó Harry, -en comparación va a parecer una basura-.

-Harry, me has dado no sólo a mi nieto, sino la posibilidad de llegar a conocerlo-, suspiró Corvinus, -eso es más de lo que jamás podría pedir, y mucho menos devolver, así que desde luego no quiero que te sientas obligado a volver a hacerme un regalo-. Aun así, abrió con cuidado el envoltorio y sonrió al ver la pluma que contenía. -Gracias, Harry, esto me será muy útil. Probé algunas de estas Lapiceras en la tienda y me parecieron mucho más fáciles de escribir que una pluma, pero me preocupaba cómo quedaría si me veían usándolas en el Ministerio, ahora que tengo un juego como regalo, sobre todo de una persona tan importante como tú, Harry, tengo la excusa perfecta-.

-Me alegro de poder ser útil entonces-, sonrió Harry.

-Me trajiste un libro sobre la historia de la familia Lestrange-, Lysander se quedó boquiabierto, abriendo su regalo. 

-Sí, hablabas de que querías saber más sobre tu familia y pensé que esto podría ser una buena forma hasta que te sea más fácil visitar la casa familiar-, explicó Harry. -En un principio iba a enviarte algunos esquejes de los invernaderos, pero parece que te has servido de todo lo que podías desear-.

-Oh, um, lo siento-, dijo Lysander tímidamente, -pero gracias por el libro, me vendrá bien leerlo antes de volver al colegio-.

-Espero que te ayude a ver que la familia es algo más que su historia más reciente y un apellido del que puedes estar orgulloso-, sonrió Corvinus. 

-¿Por qué tengo la sensación de que yo también tengo un libro?-, murmuró Severus, examinando su propio regalo de Harry.

-No del todo-, hizo una mueca Harry. -También estoy un poco preocupado porque no me he gastado precisamente dinero en él y no sé si eso es necesario para un regalo para tu prometido, pero es algo que creo que apreciarás, desde luego más que yo-.

-El coste de algo no determina su valor, que es lo más importante en un regalo, sobre todo para tu prometido-, le tranquilizó Severus antes de abrir con cuidado el paquete. Se quedó boquiabierto al ver lo que había dentro y a Harry se le revolvió el estómago al pensar que de alguna manera había metido la pata. 

-No puedo aceptar esto, Harry-, jadeó Severus. 

-¿Por qué no?- Preguntó Harry preocupado. 

-Es un gran tesoro familiar, no es algo que deba regalarse así como así-, explicó Severus.

-Pero nunca voy a usarlo-, dijo Harry. -Apenas entiendo la mitad de lo que está escrito ahí y dudo que alguna vez lo haga; no tengo suficiente afición a las pociones como para hacerle justicia, pero tú sí-.

-¿De qué se trata?- preguntó Lysander. 

-La investigación original de Linfred de Stichcombe-, respondió Severus. 

-Un buen regalo, sin duda-, reflexionó Corvinus.

-¿Quién es Linfred de Stinchcombe?- preguntó Lysander. 

-Fue el primero de los Potter-, dijo Harry, -también conocido como Linfred el alfarero. Al parecer, inventó un gran número de pociones, entre ellas Pepper up. Eché un breve vistazo a sus notas y había varias otras cosas con las que experimentaba y que nunca pudo hacer funcionar, y pensé que Severus podría ver en qué se equivocaba-.

-Pero no sabes si alguna generación futura podría hacer algo con él-, argumentó Severus. -Debería dejárselo a tu familia-.

-¿Pero no van a convertirse en la familia de Harry en algún momento?-. inquirió Lysander.

-Precisamente-, sonrió Harry, -y si te preocupa supongo que puedes hacer una copia y devolver el original, pero ninguno de los Potter ha podido hacer nada con él todavía, así que puedes echarle un vistazo- .

-Bueno, en ese caso, gracias, Harry, es un regalo muy considerado-, dijo Severus, todavía mirando algo asombrado los papeles. -Ahora me temo que mi regalo para ti es bastante inadecuado-.

-Ya veremos-, sonrió Harry mientras rebuscaba en la cajita. Dentro había un par de pendientes con hermosas piedras rojas y verdes engarzadas.

-Pensé que las joyas serían un regalo apropiado para el prometido y cuando vi las piedras bicolores no pude evitar pensar que son un símbolo muy apropiado para nuestra unión-.

-Vaya-, jadeó Harry, -son preciosas, gracias Severus-. Con eso se lanzó a través de la habitación, directo al regazo de Severus para darle un abrazo. -No sabía si te gustaba el hecho de que me hubiera hecho un piercing en las orejas porque nunca lo comentaste-.

-Es tu cuerpo Harry, puedes hacer lo que quieras con él-, suspiró Severus, rodeando con los brazos al joven en su regazo para devolverle el abrazo. -Aunque admitiré que hicieron que comprar un regalo fuera algo más fácil-.

-¡Vaya!- Lysander se quedó boquiabierto. -No pensé que alguna vez vería a alguien abrazarte Severus, sin ofender-.

-No me ofendo-, sonrió Severus. -Tienes toda la razón, normalmente no abrazo a la gente, Harry es simplemente una excepción-.

-Como debe ser-, Corvinus sonrió y Harry no pudo evitar la sensación de vértigo que le produjo la idea de que ocupaba un lugar especial en la estima de Severus. 

-Todavía me parece un poco extraño-, admitió Lysander. -La abuela, Augusta, siempre fue de la opinión de que era inapropiado que los sangre pura dieran abrazos-.

-Eso es ridículo-, se burló Corvinus. -Sí, normalmente no lo hacemos en público, aunque yo nunca estuve del todo de acuerdo con ese sentimiento, pero no hay razón para no mostrar afecto a tus seres queridos alrededor de la familia y los amigos-.

-Deberías darle un abrazo a tu abuelo, Lys-, incitó Harry. -Apuesto a que le encantaría recibir uno tuyo y te garantizo que lo disfrutará. Sé que Severus lo hace por mucho que diga lo contrario-.

-No me das muchas opciones, mocoso-, gruñó Severus, aunque sus brazos no se movieron de alrededor de la cintura de Harry, así que se lo tomó como una victoria. 

Lysander sonrió a Harry y se acercó tentativamente para rodear con sus brazos a Corvinus, imitando la posición de Harry. El anciano envolvió rápidamente a su nieto en un cálido abrazo y Harry pudo oír el suspiro de satisfacción de Lysander.

-Te lo dije-, sonrió Harry. -Los abrazos son lo mejor-.

-Puede ser mocoso, pero aún tienes que prepararte-, declaró Severus, liberando lentamente sus brazos de alrededor de Harry. -Debemos estar en casa de los Malfoy a las once y media y sabes muy bien que Narcissa no aprecia la impuntualidad y tampoco lo hará su otro invitado-.

-¿Hay otro invitado?- Preguntó Harry, de repente un poco más emocionado por abandonar su posición actual.

-Claro que lo hay-, resopló Corvinus como si fuera lo más obvio del mundo. -Somos cuatro y tres Malfoys, lo que haría un número impar, algo que no se debe aceptar en una cena, ni siquiera en una informal como ésta-.

-Oh-, exclamó Harry, -¿pues sabes quién será el otro invitado?-.

-Sí-, sonrió Severus. -Será Tom Riddle-.

Harry miró a Lysander un poco preocupado. -¿De verdad es una buena idea?-.

-¿Por qué iba a ser un problema?-. preguntó Lysander. -Me gustaría bastante conocer al profesor Riddle, me ha ayudado mucho este año-.

Harry se mordió el labio, consternado, y miró entre Severus y Corvinus, preguntándose qué debía decir. Por suerte, Corvinus le evitó tener que tomar una decisión al respecto.

-No te preocupes, Harry, no tengo intención de mentir ni de ocultar nada a mi nieto; ese es el modus operandi de Dumbledore, no el mío-, sonrió y se volvió hacia Lysander. -Verás, aunque nació con el nombre de Tom Riddle, y ahora vuelve a usar ese nombre, hubo un periodo en el que tuvo otro nombre-.

-¿Qué otro nombre?- preguntó Lysander preocupado.

-Lord Voldemort-, suspiró Severus.

-¡Tienes que estar bromeando!- exclamó Lysander. -¿Y te parece bien?-, preguntó, dándose la vuelta para preguntarle a Harry.

Harry se encogió de hombros. -Bueno, sin querer ayudé a traerlo de vuelta del abismo, así que sería un poco gracioso si lo hiciera-.

-¿Pero no quiere matarte?- preguntó Lysander.

-Probablemente no estaría aquí si lo hiciera-, se rió Harry. -Miren, Dumbledore no sólo ha estado difundiendo mentiras sobre ustedes, los padres. No digo que sea un santo, pero la persona que conociste en el curso por correspondencia es el verdadero Tom, al menos por lo que veo-.

-Pero aún estoy a punto de sentarme a cenar en Navidad con ya sabes quién-, murmuró Lysander.

-Hablando de cena, deberías ir preparándote Harry. Los Malfoys no tolerarán la impuntualidad ni siquiera de tu parte-, sonrió Severus. 

 

Chapter 22: Capítulo 22

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Lysander aún no se había calmado cuando Harry volvió a bajar. Había intentado arreglarse lo más rápido posible, afortunadamente había escogido su ropa la noche anterior, optando por un par de pantalones de tartán que había encontrado en rojo y verde, que Harry pensó que eran apropiados para la ocasión. Lo había combinado con una camisa negra y había cogido su chaqueta de cuero, añadiendo una mancha de delineador de ojos y los nuevos pendientes que Severus le había comprado y esperaba que no fuera demasiado alternativo para la Navidad en casa de los Malfoys. Le preocupaba que se esperara de él que vistiera túnicas formales, algo con lo que Harry aún no se sentía del todo cómodo, ya que siempre había crecido vistiendo ropa muggle. Severus había sugerido que las túnicas serían el atuendo tradicional, pero Corvinus había hecho caso omiso de sus preocupaciones, diciendo que Harry era un invitado, y un invitado de honor, ya que era fundamental para reunir a un miembro de la familia, y, en consecuencia, había abierto el camino para más. Como tal, Harry fue informado de que podía ponerse lo que quisiera, para consternación de Severus. Harry se preguntó si Corvinus estaba intentando provocar un drama, sobre todo porque parecía estar conteniendo la risa cuando Harry por fin llegó al vestíbulo principal, pero ya era demasiado tarde para cambiar y, sinceramente, a Harry también le gustaba bastante la idea de darle un poco de cuerda a Lucius.

-¿No te apetecía abrazar tu herencia y ponerte túnica para la ocasión?-. preguntó Lucius en cuanto llegaron, con cara de estar chupando un limón.

-No especialmente-, sonrió Harry. -No sé por qué, pero me asusta un poco sentir una brisa alrededor de mis partes-.

-Sé lo que quieres decir, Harry-, rió Tom, saliendo a saludarlos, -pero probablemente deberías acostumbrarte a llevarlas en algún momento, ya que serán esenciales en cualquier trabajo importante que solicites en el mundo de los magos-.

-Y nadie se enterará si decides llevar boxers debajo-, susurró Severus, haciendo que Harry soltara una risita mientras se preguntaba brevemente si Severus aún llevaba ropa interior bajo la túnica, a diferencia de sus amigos sangre pura.

Neville estaba junto a Harry ligeramente preocupado cuando Tom se acercó. 

-Tú debes de ser Lysander Lestrange-, dijo, tendiéndole la mano. -Me impresionaron mucho algunas de tus teorías sobre Herbología. Tu profesor debe iluminarse cada vez que entras en uno de los invernaderos-.

-Bueno, normalmente es ahí donde se me puede encontrar fuera de las clases-, murmuró Lysander, aunque cogió la mano de Tom, para alivio de Harry, así que al menos eso era algo.

-Sí, me ha impresionado mucho su conocimiento en esa área-, sonrió Corvinus. -Algunas de sus conversaciones con Severus se me escapan-.

Lysander se sonrojó, aún no del todo acostumbrado a los elogios sin adulterar de su abuelo. -Todavía tengo mucho que aprender, sobre todo mirando el libro que me compró el profesor Snape-.

-¿Le compraste un regalo de Navidad al querido Lysander, Severus?- Preguntó Narcissa. -¿Debería preocuparse Harry? ¿Tiene competencia por su afecto?-.

-Difícilmente-, se burló Severus, rodeando los hombros de Harry con un brazo. -Quería disculparme por no haberme dado cuenta antes de su estado. Si lo hubiera hecho, quizá también habría encontrado antes a su familia. El hecho de que sea uno de los mejores amigos de Harry es una razón más para intentar tender puentes-.

Severus terminó su pequeño discurso dándole un pequeño apretón en el hombro a Harry y éste tuvo que agachar la cabeza para ocultar su sonrisa. Había estado un poco preocupado por el pensamiento que Severus había puesto en el regalo de Lysander y era agradable saber que en realidad era para su beneficio y no el de Lysander y le ayudaba a sentirse un poco más seguro en el afecto de Severus. 

-Al menos ahora entiendo por qué me advertiste que no pensara en tenderte una trampa-, Narcissa soltó una risita, -aunque debo decir que una unión a la línea Potter será vista como todo un golpe de efecto-.

-Fue un contrato matrimonial redactado entre mi abuelo y el tío abuelo de Harry, así que no es para tanto-, gruñó Severus.

-Entonces, ¿te harás cargo de la fortuna de los Prince?-. preguntó Lucius.

-Por supuesto-, asintió Severus. -Hay algunas condiciones que mi abuelo puso en el testamento que tengo que cumplir antes de poder reclamarlo todo, pero no tengo intención de no cumplirlas-.

-Definitivamente será beneficioso tener otro aliado en el Wizengamot-, reflexionó Tom, -especialmente con el asiento de Potter también-.

-Estará bien que por fin aprueben algunas cosas cuando por fin pueda ocupar mis asientos-, suspiró Harry.

-¿Tienes prisa por que pasen corriendo los próximos dos años?- preguntó Severus, con una ceja enarcada a modo de pregunta. 

Harry se quedó boquiabierto, sin saber qué decir. Claro que llegar al Wizengamot sería divertido, pero también sería el final de su contrato de esponsales con Severus y ese pensamiento le hacía sentirse perdido.

-No te preocupes-, sonrió Severus, dejando caer un ligero beso en la frente de Harry, que se sonrojó y se quedó boquiabierto. Tampoco era el único.

-¡Lo has besado!- exclamó Draco. -¡Tú no besas a nadie!-.

-Eso es probablemente porque nunca antes me habían prometido-, replicó Severus.

-Las demostraciones públicas de afecto siguen siendo algo raro en lo que a ti respecta-, señaló Lucius. 

-Estar con amigos íntimos en una reunión familiar no es nada público-, replicó Severus.

-Por mi parte, me alegro de verlos tan felices-, sonrió Tom.

-Estoy de acuerdo-, asintió Corvinus. -Sólo puedo esperar que Lysander haga tan buena pareja en el futuro-.

-Deberías venir a nuestro baile anual de Año Nuevo-, sugirió Narcissa. -Lysander puede hacer su debut oficial en sociedad-.

Lysander se resistió. -¿Es necesario? No se ofenda, señora Malfoy, pero no soy nada especial, dudo que a alguien le importe-.

-Tonterías, Lysander-, resopló Corvinus. -Eres un buen hombre de una buena familia, cómo no te verían como un gran partido-.

-Tu abuelo tiene razón, Lysander-, coincidió Lucius. -Los Longbottom, aunque son una familia de sangre pura, están bastante abajo en la jerarquía gracias a los malos negocios anteriores que los llevaron a una gran pérdida de riqueza. De no haber sido por el apoyo de Dumbledore y por la forma en que la prensa manejó el ataque a Frank y Alice, probablemente habrían caído en el olvido. Los Lestrange lograron mantener una posición bastante buena incluso después de la debacle con Bella y Rod, y es de esperar que eso se aclare pronto, lo que sólo te hará parecer más deseable-.

-¡Oh!- exclamó Lysander. -Mi abuela, quiero decir Augusta Longbottom, siempre hablaba de la familia como si fueran un gran linaje-.

-Difícilmente-, se burló Draco. -No nacieron hasta el siglo XVI, así que difícilmente forman parte de las familias antiguas-.

-Sí-, sonrió Lucius. -Se rumorea que al principio consiguieron hacerse ricos permitiendo que Enrique VIII se acostara con una de sus hijas-.

-¡Había gente que hacía eso!- jadeó Harry.

-Oh, sí-, se rió Tom. -Muchas familias hicieron cosas parecidas aunque ahora no les gusta hablar de ello-.

-Una elfa entró para anunciar que la cena estaba lista y el grupo se dirigió al comedor. Harry había estado un poco preocupado por la etiqueta en la mesa, así que Lysander y Corvinus le habían dado una rápida lección y, al parecer, lo único que tenía que recordar era usar los cubiertos de fuera hacia dentro. Había parecido bastante fácil, Harry sólo esperaba que no hubiera ninguno de los extraños y maravillosos utensilios que los elfos domésticos habían sacado al principio. Respiró aliviado cuando todo lo que vio fueron cuchillos, tenedores y cucharas de distintos tamaños, y aún más cuando salió el primer plato, que era una simple ensalada de tomate y mozzarella.

-Mencionaste que Bella y Rod podrían despejarse pronto, ¿es así?-. preguntó Harry a Corvinus, una vez que todos se hubieron acomodado para comer. 

-Así es-, sonrió Corvinus.

-Es más rápido de lo que esperaba-, admitió Lysander, que parecía un poco tenso.

-En realidad no es tan sorprendente-, admitió Corvinus. He estado acumulando pruebas durante años, incluso desde el simulacro de juicio, pero siempre me han bloqueado con argumentos que iban desde el hecho de que eran "obviamente culpables" hasta que "no podemos arriesgarnos a volver a juzgar a todos los mortífagos en caso de que uno de ellos salga libre". Con el descubrimiento de Lysander, sin embargo, ya no es un caso de juicio nulo y ahora es una cuestión de robo de línea, algo que el Wizengamot se toma muy en serio-.

-También se está llevando a cabo una investigación sobre mala praxis judicial, ya que la investigación sobre la muerte del verdadero Neville Longbottom fue claramente una farsa-, añadió Lucius. -Irónicamente, el Ministerio está insistiendo en la anulación del juicio para culpar a un hombre, Bartemius Crouch, en lugar de dejar que se descubra que todo el sistema está corrupto-.

Lysander parecía confuso. -Sé que aún estoy haciéndome a la idea de que Frank y Alice me secuestraron de alguna manera, pero ¿realmente significa eso que todo el sistema está corrupto?-.

-Bueno, para empezar tienes el hecho de que toda la investigación sobre tu aparente muerte fue un lavado de cara-, gruñó Corvinus. -Echaron un vistazo rápido, afirmaron que no había pruebas de allanamiento, lo que significaba que tenía que ser un miembro de la familia y, cuando esa idea fracasó, archivaron todo el asunto, lo que significó que pensamos que nunca se te haría justicia-.

-También hubo muchos otros incidentes como ese-, añadió Lucius. -Por ejemplo, hubo uno en el que mataron a una familia de goblins y culparon a los mortífagos, pero no había pruebas que lo demostraran, sólo afirmaciones en el informe de que alguien vio la marca encima de la casa-.

-¿Fue un ataque de mortífagos?- Preguntó Lysander.

-¡Claro que no!- resopló Tom. -Había estado trabajando en la construcción de relaciones con los goblins en ese momento y todo el asunto se vino abajo cuando llegaron las noticias de eso. Perdió un fuerte aliado con ese ataque, así que créame cuando le digo que me aseguré muy bien de que no fuera uno de los míos quien lo hiciera-.

-También debo señalar que, al parecer, un tal Alastor Moody resultó herido en un ataque poco después y necesitó que le pusieran un ojo de repuesto-, reflexionó Corvinus. -Un ojo que puede ver a través de las capas de invisibilidad y los amuletos de ocultación, como hacen los goblins. No hay constancia de que se produjera esa incursión y, al parecer, la llevó a cabo solo-.

-Eso parece muy extraño-, Harry frunció el ceño, -incluso desde mi punto de vista y no sé nada sobre la aplicación de la ley mágica-.

-No te preocupes, Harry-, sonrió Corvinus, -te explicaré los pormenores si alguna vez quieres saberlo-.

-¿Quieres dedicarte a hacer cumplir la ley?-. exclamó Draco y Severus se burló.

-No-, sonrió Harry, -no es que pudiera aunque quisiera gracias a ciertas estipulaciones del contrato de esponsales-.

-Así debería ser-, asintió Narcissa. -Ese lugar está demasiado corrompido y es demasiado peligroso para que cualquier bruja o mago de mente recta se una a él-.

-Para lo único que sirve es para sacar a la gente del anonimato gracias a la naturaleza pública de ciertos departamentos-, convino Lucius.

-¿Eso es bueno?- preguntó Harry.

-Por supuesto-, dijo Tom. -No todo el mundo tiene la suerte de nacer en una familia con puestos en el Wizengamot, así que es una buena forma de que los que no los tienen entren en la esfera política. O al menos lo sería si no tuvieran un historial de expulsar a cualquiera que no esté de acuerdo con la forma de pensar de la mayoría del departamento, o de perderlos en el cumplimiento del deber-.

-En parte por eso Narcissa y yo decidimos tener un solo hijo-, admitió Lucius. -No queríamos arriesgarnos a tener un segundo hijo y que él sintiera que tenía que unirse a las filas de los aurores como Corbin. Sinceramente, no tengo ni idea de cómo no se ha vuelto completamente loco teniendo que lidiar con eso todos los días-.

-¿Elegiste tener un solo hijo?- preguntó Harry. -Creía que la mayoría de las familias de sangre pura eran demasiado endogámicas para tener familias numerosas-.

-Difícilmente-, se burló Narcissa. -Contrariamente a los rumores que a algunos les gusta propagar, los Black no son endogámicos en lo más mínimo, aparte de una desafortunada unión entre mi tía Walburga y su primo Orion. Los Malfoys, además, siempre se han asegurado de no casarse dentro de la familia, incluso casando a algunos mestizos para asegurarse de que la magia se mantiene fuerte-.

-No hace falta que les digas eso-, resopló Lucius.

Narcissa se limitó a sonreírle con serenidad. -Lo que quiero decir es que si sólo el hecho de ser sangre pura fuese la razón de que las familias de hoy en día fuesen más pequeñas, entonces los Weasley tendrían los mismos problemas, ya que son tan puros como el resto-. 

-Algunas familias, como la mía, eran realmente consanguíneas-, admitió Tom, -pero debido a eso la línea normalmente ha sido aniquilada mucho antes de ahora-.

-Sí, la parte francesa de los Lestrange lo aprendió por las malas-, suspiró Corvinus. 

-Entonces, ¿por qué los Weasley tienen tantos hijos?-. se preguntó Harry.

-Merlín sabe-, se rió Lucius. 

-La teoría siempre ha sido que usaba pociones de fertilidad-, divulgó Narcissa, -y no te diré los rumores que abundan sobre cómo pudo tener una niña cuando los Weasley sólo han tenido niños durante siglos-.

-Narcissa, ¿de verdad estás propagando chismorreos?- preguntó Tom. 

-Podría morderme la lengua si no estuvieran claramente tan deseosos de cotillear sobre mí y los míos-, confesó Narcissa. -Seguramente sabe, milord, que nunca debe cruzarse con un Black, especialmente con una de las mujeres-.

-Como lo ha sido desde que Ella Max se casó en la línea-, Corvinus estuvo de acuerdo. -Ahora que era un buen partido. Me pregunto quién es la bruja más fuerte de esta generación-.

Lysander palideció. -¿Planeas casarme ya?-. 

-Claro que no-, lo tranquilizó Corvinus, -pero nunca es demasiado pronto para empezar a buscar entre los mejores candidatos, aunque, por supuesto, preferiría que encontraras una pareja sentimental, pero nunca está de más buscar inicialmente entre los más elegibles-.

-Sí, mala suerte Lysander-, sonrió Draco. -Me imagino que estarás absolutamente rodeado en el baile-.

-¿Pero por qué?- Preguntó Lysander, claramente desconcertado ante la perspectiva.

-Carne nueva-, sonrió Draco con satisfacción.

Lysander se puso pálido. -¿Tengo que ir? Nunca he ido a algo así. Augusta siempre se negaba-.

-Claro que sí-, gruñó Corvinus.

-Admito que sería beneficioso que lo hicieras-, dijo Tom.

-¿Por qué?- inquirió Lysander.

-Verás, nos las arreglamos para que Yaxley fuera uno de los aurores que fueran a examinar a Frank y Alice Longbottom, para intentar averiguar qué les había ocurrido realmente-, explicó Tom.

-Uno de los argumentos que siempre he intentado esgrimir en defensa de Bella y Rod es que el cruciatus, al ser una maldición puramente de dolor, no debería hacer que la mente se apagara como se supone que ocurrió con los Longbottom-, añadió Corvinus.

-Eso es cierto-, convino Severus. -He estado investigando un poco sobre ello, buscando en revistas médicas muggles, ya que han hecho algunos avances significativos en medicina a lo largo de los años, y lo más parecido que he encontrado es una especie de síndrome de bloqueo que puede producirse ante una tortura prolongada, como mecanismo de defensa. Sin embargo, esto sólo ocurre en casos de dolor muy prolongado, durante semanas, si no meses, e incluso entonces la recuperación suele comenzar una vez que se elimina la fuente de la tortura. Los Longbottom han estado a salvo en un hospital durante más de 10 años sin que aparentemente se haya producido ningún cambio en su estado, lo que apunta a que ha ocurrido algo más-.

-Precisamente por eso me gustaría que tú, como Legilimens consumado, fueras al hospital a examinarlos-, dijo Tom. -Dumbledore ya ha accedido, pero señaló que si no estabas en la residencia Potter, tendría que ir otra persona de confianza para controlar el bienestar de los chicos-.

-Seguro que los elfos domésticos serían más que capaces de vigilar a los chicos durante unas horas-, argumentó Narcissa.

-Ese fue también mi argumento ante el Wizengamot-, suspiró Corvinus. -Desgraciadamente, Dumbledore consiguió persuadirlos alegando que los elfos no habían cuidado a ningún niño en décadas, por lo que no se podía confiar en ellos solos, y que los chicos probablemente se encontraban en un estado demasiado frágil como para no necesitar la presencia tranquilizadora de un adulto, después de toda la agitación que habían sufrido estas dos últimas semanas-.

-Estado frágil, una mierda-, se burló Harry.

-Lenguaje Harry-, reprendió Severus, aunque la pequeña sonrisa en su rostro demostraba que definitivamente estaba de acuerdo con Harry.

-Oh, estoy de acuerdo, Harry-, dijo Corvinus, -y traté de transmitir al Wizengamot que ambos estaban prosperando allí, pero al parecer mi opinión es parcial y fue ignorada. Dumbledore propuso enviar a Molly Weasley como parte neutral, que tiene experiencia con niños y es un miembro honrado de la sociedad, y el Wizengamot lo aceptó, lo que significa que en cuanto Severus deje de estar en la mansión Potter con los chicos, Molly Weasley estará allí-.

Narcissa frunció el ceño. -No me fío-.

-Yo tampoco-, convino Tom, -por eso me gustaría que ambos chicos asistieran al baile. Como habrá varias familias prominentes presentes, no se puede argumentar que los chicos no estarán bien atendidos, sobre todo porque supongo que asistirán varios miembros del Wizengamot. También será una forma de que el Wizengamot vea qué tan bien les va a los chicos, y si Severus llegara tarde, o incluso desapareciera por un rato, la mayoría no se enteraría-.

-Así que yo también tengo que ir-, chilló Harry.

-¿Qué pasó con la famosa valentía y lealtad de los Gryffindor?-, se burló Draco alegremente.

-Desapareció al saber que yo también seré clasificado como carne nueva-, gimoteó Harry.

-Podrías simplemente dejar que la gente sepa que estás prometido-, sugirió Lysander.

-Lo haría, pero eso causaría demasiadas preguntas sobre quién y no quiero arriesgarme a poner a Severus en peligro-, suspiró Harry.

-Creo que el tío Sev puede soportar a unos cuantos cazafortunas enfadados-, se rió Draco, -y no es como si tuvieras la obligación de decir más de lo que quieres. Ni siquiera se supone que la gente haga preguntas sobre los contratos de esponsales-.

-En la sociedad educada, tal vez-, aceptó Harry, -pero estoy bastante seguro de que eso no incluye a gente como Dumbledore y los Weasley. Si dejo que la gente sepa que estoy prometido, se darán cuenta y la cantidad de tiempo que Severus pasa conmigo se volverá sospechosa. Disfruto pasando tiempo con él y no quiero que deje de hacerlo porque Dumbledore haya empezado a sospechar-.

-Yo también disfruto pasando tiempo contigo, Harry-, admitió Severus, dándole un apretón a la mano de Harry, -y gracias por pensar tanto en mi posición-.

Harry le sonrió, ruborizándose ligeramente. 

-Podrías salir del armario como gay-, sugirió Draco. -No hay ni la mitad de hombres que buscan pareja masculina, así que eliminará a la mayoría de los pretendientes-.

-También provocaría un pequeño escándalo que ayudaría a desviar la atención de todo el mundo-, reflexionó Lucius.

-Hablando de desviar la atención de la gente-, dijo Tom, -me gustaría que extendieras públicamente una invitación a Bartemius Crouch-.

-¿Por qué querríamos que asistiera ese monstruo?- preguntó Narcissa.

-Porque he conseguido rastrear a Barty hijo hasta la casa de su padre-, explicó Tom. -Estoy seguro de que ha estado escondido allí, pero necesito que esté fuera del edificio para permitir un registro exhaustivo. Corbin está organizando un asalto a la propiedad y sería bueno que estuviera en una situación de la que no pudiera salir fácilmente cuando se produzca-.

Corvinus parecía pensativo. -Lucius, ¿crees que podemos orquestar una situación en la que tanto Dumbledore como yo estemos presentes cuando preguntes por Crouch?-.

-Por supuesto-, se burló Lucius, casi sonando afrentado. -¿Por qué, en qué estás pensando?-.

Corvinus sonrió satisfecho. -Bueno, dada nuestra historia, no hay forma de que yo asista a un baile si Crouch va a ir y si Dumbledore sabe que los chicos estarán allí sin mí, en un entorno semipúblico además, no puedo ver que no intente aprovecharse de ello-.

-O sea, que básicamente obligará a Crouch a asistir para asegurarse de que tú no vayas-, sonrió Lucius. -Había olvidado cuánto disfrutaba maquinando con individuos de ideas afines-.

-Y me acabo de dar cuenta de por qué los Slytherin dan tanto miedo cuando se juntan-, bromeó Harry, dando un escalofrío fingido que hizo reír a todos. Sin embargo, no estaba bromeando del todo. Empezaba a comprender por qué Tom había estado a punto de apoderarse de Gran Bretaña la última vez y, de no haber perdido la cabeza creando demasiados horrocruxes, Dumbledore no habría podido detenerlo. Harry estaba ahora más agradecido que nunca por haberse liberado de Dumbledore cuando lo hizo, ya que este Tom parecía más cuerdo que nunca y era muy poco probable que repitiera los errores del pasado. Dumbledore no tenía la menor esperanza de ganar esta vez. 

 

Chapter 23: Capítulo 23

Chapter Text

Los elfos domésticos aún parecían estar preparando todo cuando Harry y Lysander volvieron por floo a la Mansión Malfoy para el Baile de Año Nuevo. 

-Creía que habíamos llegado a tiempo-. preguntó Harry mientras miraba a su alrededor para ver si veía a algún otro invitado.

-Han llegado a tiempo, pero les pedí expresamente que llegaran antes-, explicó Draco mientras entraba en la sala de recepción.

-¿Por qué?- preguntó Harry, perplejo. 

-Bueno, para empezar, así puedo asegurarme de que los dos estan vestidos adecuadamente-.

-¡Eh!-, exclamó Harry. -Soy perfectamente capaz de averiguar qué ponerme gracias-.

Draco le dirigió una mirada mordaz. -¿Tío Sev vetó tus opciones antes de irse?- preguntó, indicando la túnica negra de Harry que tenía bordados dorados.

-No-, resopló Harry. -Severus no tuvo nada que decir en la elección de mi vestuario-.

-No, pero el retrato de tu madre te hizo cambiar cinco veces antes de dejarte salir-, sonrió Lysander con suficiencia y Harry lo miró mal.

-Me temo que es una prerrogativa de la madre-, sonrió Narcissa mientras entraba en la habitación de forma similar a Draco, aunque de algún modo más pulida. -No pudo ayudarte en tu primer baile, ¿verdad?-. 

Harry sacudió la cabeza con tristeza, recordando demasiado bien el reciente viaje de culpabilidad de su madre en ese frente. 

-Entonces ha sido muy amable por tu parte dejarle tener su momento ahora-, dijo Narcissa, dando una palmadita tranquilizadora en el hombro de Harry y, en esencia, acallando cualquier burla que Draco pudiera hacer.

Era una cosa que había sorprendido un poco a Harry de su amistad con Draco, que siguieran lanzándose insultos todo el tiempo, sólo que ahora no había malicia de por medio, aunque a veces llevaban las cosas un poco demasiado lejos, como en Navidad. Harry había vuelto a cometer otro desliz social y Draco se había preguntado si Harry estaba emparentado con algún gusano flotador, porque desde luego tenía la inteligencia de uno. Sin embargo, Harry se había reído.

-Es muy posible, no he comprobado mucho por parte de mamá, aunque debo admitir que preferiría tener el cerebro de un gusano flotador que la cara de un hurón-.

-¡La cara de un hurón!- exclamó Draco mientras le aparecían manchas rosadas en las mejillas. 

-Harry, eso ha sido un poco exagerado-, había dicho Severus, dándose cuenta obviamente de que Harry había tocado accidentalmente un nervio. -Puede que sus rasgos sean bastante afilados ahora, pero estoy seguro de que su aspecto crecerá antes de que todos terminen Hogwarts-.

-Lucius desde luego que sí-, sonrió Narcissa.

Harry tuvo que reprimir una sonrisa al ver que los dos Malfoy parecían completamente ambivalentes, ambos insultados por la idea de que sus yos más jóvenes fueran de alguna manera menos que perfectos, pero prácticamente engreídos por la idea de que sus yos mayores cumplieran completamente sus elevados ideales. Narcissa había compartido una sonrisa de complicidad con Severus para felicitarle por ayudar a resolver la situación y Harry le había dado un apretón en el muslo por debajo de la mesa en señal de agradecimiento. Había sido un poco extraño, ya que Harry acababa de pensar en lo fuerte que era el muslo de Severus cuando había sentido un dolor agudo en la ingle. Se había estremecido al sentirlo y Severus lo había mirado preocupado, pero Harry le había hecho un gesto para que no se preocupara. El dolor no había sido muy fuerte y se le había pasado casi al instante, así que Harry sólo podía suponer que no era nada grave.

Era increíble cómo se preguntaba la mente cuando no tenías nada que hacer, pensó Harry, mientras intentaba desesperadamente no inquietarse. Después de pasar la inspección de Draco y Narcissa, a él y a Lysander les habían ordenado sentarse en silencio en una de las salas y no tocar ni hacer nada. Al parecer, ambos debían tener el mejor aspecto posible, ya que estarían en la línea de recepción, ayudando a representar a la familia Malfoy. Harry había intentado protestar. Lysander era primo de Draco, pero Harry no era pariente de los Malfoy, al menos que él supiera, ya que no estaba emparentado directamente con Dorea, la única Black de la familia Potter. Por desgracia, Draco había señalado que, dado que Harry era menor de edad, necesitaría que un adulto asistiera al baile con él como acompañante y no había ningún adulto adecuado disponible.

Sería demasiado sospechoso que Harry se dejara ver voluntariamente en compañía de una de las familias oscuras, pero ir con gente como los Weasley haría que hicieran demasiadas preguntas sobre lo que estaba pasando y dejaría a Harry demasiado vulnerable a la manipulación. Por lo menos, si tenía que presentarse como "invitado de honor", parecería convenientemente menospreciado y, si le preguntaban, estaría aquí sólo para apoyar a su amigo que, a su vez, se había visto obligado a venir debido a obligaciones familiares. Evitaría preguntas al principio, pero Harry esperaba que ayudara a explicar la mejora de su relación con los Slytherin en el futuro. Lysander seguía un poco preocupado por cómo lo aceptarían los Gryffindor cuando volvieran, pero Lucius le había asegurado que asistiría una gran variedad de familias, lo que significaba que todas las casas estarían representadas, incluida Gryffindor, para que nadie pudiera quejarse de que Lysander se había "pasado al lado oscuro". 

Tampoco estaba bromeando, pensó Harry, mientras los invitados empezaban a llegar en tropel. Una de las primeras familias en llegar fueron los Parkinson, Pansy junto con su hermano mayor Peter y sus padres Phillip y Agatha. A Harry no le sorprendió demasiado verlos tan pronto, sabiendo lo unidos que estaban Draco y Pansy en el colegio. Al menos él había pensado que lo eran hasta el breve saludo que le dedicó. Pansy parecía mucho más interesada en otra persona.

-¿Así que ahora te llamas Lysander Lestrange?, preguntó.

-Es el nombre que me dieron al nacer-, tartamudeó Lysander ante la mirada de evaluación que ella le dirigía.

-Aun así, es un poco sorprendente ver a un Gryffindor aceptar tanto su herencia oscura-, frunció el ceño Pansy.

-¡Pansy!- exclamó Agatha. 

-No pasa nada-, sonrió Lysander, -entiendo lo que quiere decir, pero no se preocupe, señorita Parkinson, yo no tengo los mismos prejuicios que algunos de mis compañeros de casa. Me gusta juzgar a la gente por sus actos y no por algo tan arbitrario como la casa que les eligieron cuando tenían once años-.

-Así que eres un verdadero Gryffindor entonces-, sonrió Pansy, -es bueno saberlo, te anotaré para mi primer baile entonces-.

-¿Qué quieres decir con un verdadero Gryffindor?- preguntó Harry.

-Alguien que es noble-, explicó Pansy, -en contraposición a la temeridad descarada que parece haber dominado tu casa últimamente. Algunos Gryffindor creen que correr de cabeza hacia el peligro es la definición de valentía, pero no es así-.

-Siempre pensé que la verdadera valentía era sentir miedo pero actuar de todos modos-, reflexionó Lysander. -Desgraciadamente, nadie que yo conociera parecía estar de acuerdo-.

-Entonces la gente que conoces es idiota-, afirmó Pansy. -Claramente eres la persona más valiente de tu casa si estás dispuesto a aceptar abiertamente a Draco como parte de tu familia-. 

Los familiares de Pansy la miraban ferozmente pero Harry se limitó a reír.

-No podría estar más de acuerdo-, le sonrió y ella le devolvió la sonrisa.

-Supongo que puedes tener mi tercer baile entonces Potter-.

-Creo que tú eres la valiente, Pansy, por enfrentarte voluntariamente a Harry-, bromeó Draco. -Es un bailarín atroz a menos que su pareja esté dispuesta a dirigir-.

-Eso le va a resultar difícil de encontrar entre la población femenina, señor Potter-, señaló Peter.

-Afortunadamente no estoy demasiado interesado en ellas-, respondió Harry con una sonrisa.

-En ese caso mi solicito su primer baile si no ha sido ya tomado-, Peter sonrió cortésmente y Harry se encontró sonrojándose ligeramente.

-Claro, aunque Draco no exageraba cuando decía que bailo fatal-, advirtió Harry.

-Tal vez no has encontrado la pareja adecuada-, sonrió Peter antes de que la familia siguiera su camino para dar paso al siguiente grupo de personas para hacer sus saludos.

Harry estaba asombrado por la cantidad de gente que había y no se sorprendió en absoluto al ver la enorme sala de banquetes de la Mansión Malfoy llena hasta los topes. Le había parecido una eternidad tener que estar de pie en la entrada mientras saludaba cortésmente a todos los que llegaban intentando no cometer demasiados pasos en falso sociales, aunque pocos podían superarle sin reconocer a un compañero Gryffindor cuando llegaban. Draco se había puesto fuera de sí cuando Harry no tuvo ni idea de quién era Parvati a pesar de haber tomado clases con ella durante más de un año y Harry tuvo que culpar vergonzosamente a la falta de uniforme por no reconocerla, aunque no creía que mucha gente le creyera. Había servido para demostrar que Lucius no mentía y que todas las casas estaban representadas aquí, aunque lo que a Harry le pareció realmente sorprendente es que las líneas de las casas no se respetaran como en el colegio.

-El sistema de casas es algo propio del colegio, ¿no?-, comentó Harry mientras observaba a los distintos grupos que se arremolinaban.

-No, Harry, es cosa de Dumbledore-, dijo Lucius. -Incluso en mis tiempos, las líneas de batalla no estaban tan bien trazadas como ahora, y en la época de mi padre eran incluso más relajadas. Por desgracia, el director parece insistir en mantener a los alumnos segregados, sin actividades que promuevan la unidad, por mucho que lo predique, y Slytherin casi siempre sale perdiendo. Parece tener la idea de que la casa es en cierto modo malvada, idea que propagan sus partidarios, a pesar de cualquier prueba en contrario-.

Harry no pudo replicar cuando sonó el gong que indicaba que era hora de sentarse a comer. Sin embargo, las palabras de Lucius dieron que pensar a Harry. Desde su primera incursión en el mundo de los magos, había tenido la idea de que la mayoría de los Slytherin, si no todos, eran malos y que los Gryffindor eran la cumbre de todo lo bueno, pero cuanto más veía las cosas, más empezaba a darse cuenta de que la casa de una persona en el colegio tenía poco que ver con su moralidad. Esto quedó aún más claro cuando un tal señor Crouch, el antiguo jefe del Departamento de Cumplimiento de la Ley y el hombre que supuestamente había mandado a Azkaban a los padres de Lysander. Lucius había saludado cordialmente al hombre cuando llegó e incluso Lysander había conseguido mantener una sonrisa, pero a Harry, sin embargo, le había desagradado al instante el hombre y su actitud desdeñosa y santurrona, y no estaba del todo seguro de cómo iba a soportar una comida de siete platos junto a él sin decir algo condenatorio. 

-Parece que últimamente tienes una compañía muy ecléctica, Lucius-, dijo Crouch cuando todos estuvieron sentados. -¿Esperas que todos ignoren tu pasado si te ven cortejando el favor del salvador del mundo mágico?-. 

-No tienen nada que ignorar-, sonrió Lucius, -ya que fui exonerado-.

-Puede que te exoneraran en su momento, Malfoy, porque tuviste la suerte de que te presidiera el tonto de Arcturus Black, aunque estoy seguro de que era tan culpable como el resto de ustedes-, se burló Crouch. -Si hubieras estado delante de mí como el resto, puedo garantizarte que no me habría tragado esa tontería de estar bajo la maldición imperius. Tú y tus secuaces se estarían pudriendo en la cárcel junto con el maestro de Pociones mascota de Dumbledore-.

-¿Quieres decir que el profesor Snape estaba en Azkaban?- preguntó Harry.

-¡Por supuesto!- resopló Crouch. -Era un mortífago. Dumbledore alegó que solo actuaba como espía para él y por eso solo pasó una semana allí, pero en mi opinión debería haberse quedado en Azkaban de por vida-.

-¿Como tu hijo?- Narcissa sonrió. 

-Exactamente como él-, Crouch frunció el ceño. -En mi opinión, todos los mortífagos eran culpables, ya que todos utilizaron a los Imperdonables. Nadie debería estar por encima de la ley-.

-Te lo dice el hombre que sancionó el uso de esas maldiciones para los Aurores-, reprendió Madame Bones, que estaba sentada al otro lado de Crouch.

-Tuve que hacerlo-, argumentó Crouch. -Era una guerra y mis hombres tenían que ser capaces de combatir el fuego con fuego-.

-Efectivamente-, se mofó Madame Bones, -aunque después no fuiste tú quien tuvo que lidiar con todas las quejas por uso indebido-.

-Esos sólo eran delincuentes que no podían aguantar lo que les daban-, resopló Crouch. 

-Eso me suena un poco hipócrita-, musitó Harry, sin siquiera intentar ocultar la expresión de disgusto en su rostro.

-Eso es sólo porque no has tenido que enfrentarte a los terrores de la guerra-, ladró Crouch. -Deberías estar agradecidos por el duro trabajo realizado por mi generación, que les ha permitido a todos vivir en paz-.

-Pero eso no es del todo cierto-, dijo Lysander, -porque ahora tengo que lidiar con las consecuencias de tus acciones-.

-¡Te hice un favor, muchacho!- Crouch siseó. -Los Longbottoms son ciudadanos honrados-.

-Ciudadanos que encubrieron la muerte de su hijo y robaron a otro niño para hacerlo-, sonrió Harry. -Eso no me suena muy honrado-.

-No había pruebas de eso en aquel momento-, gruñó Crouch.

-¡Yo soy la prueba de sus actos!- Lysander declaró.

-¡Ya he tenido suficiente de esto!- gritó Crouch, tirando la servilleta sobre la mesa. -Si hubiera sabido que la única razón por la que me invitaste aquí era para arrastrar mi nombre y los nombres de mis estimados ex colegas por el barro, Lucius, habría rechazado tu invitación desde el principio-.

-¿Por qué no lo hiciste?-, preguntó Agatha Parkinson, que estaba sentada frente a Madame Bones. 

-Porque, por alguna razón, Dumbledore pensó que sería una buena forma de mejorar mi posición en el Ministerio-, frunció el ceño Crouch. -Es la última vez que le hago caso a ese vejestorio-. 

-¿Y negarnos el placer de su encantadora compañía?- Peter Parkinson sonrió satisfecho desde el asiento contiguo al de su madre.

Crouch gruñó y se levantó de la mesa de un salto. -No me quedaré aquí para que se burlen de mí unos niños que apenas han salido del colegio. Soy un miembro respetado del Ministerio de Magia-.

-Eras un miembro respetado del Ministerio-, dibujó Corban Yaxley, acercándose por detrás de Crouch, -pero puedo garantizarte que ese no será el caso después de esta noche-.

-¿Y eso por qué?- se mofó Crouch, mirando a Yaxley por debajo de la nariz como si fuera el Auror. 

-Porque mientras tú has estado disfrutando en el encantador baile de Narcissa, mis colegas y yo hemos estado llevando a cabo una redada en tu propiedad-, sonrió Yaxley.

-¡Con la autoridad de quién!- Exigió Crouch. -¡Esto es una trampa!-.

-Con mi autoridad-, declaró Madame Bones, -y espero que no esté a punto de sugerir que le estoy tendiendo una trampa. Hubo muchas acusaciones de que usted sofocó a propósito cualquier investigación sobre la muerte de quien ahora sabemos que era Neville Longbottom, así que dispuse que un equipo de aurores allanara su casa en busca de pruebas, aunque debo admitir que han terminado mucho antes de lo que esperaba-.

-Oh los otros todavía están buscando entre los documentos del viejo Bartemius pero hicimos un descubrimiento impactante poco después de entrar en la propiedad, explicó Corban. Darwin y yo estábamos echando un vistazo cuando oímos un sonido y descubrimos a un elfo doméstico, pero ese elfo actuaba de forma extraña. Seguimos investigando e hicimos un descubrimiento sorprendente. Bajo una capa de invisibilidad estaba nada menos que tu hijo, Bartemius Crouch Junior-.

-¡Eso es mentira!- Crouch gritó.

-Creo que descubrirás que no lo es-, sonrió Corban. -Darwin está con el joven señor Crouch mientras hablamos mientras recibe tratamiento médico, incluso por exposición prolongada a los imperios. Parece ser que así es como fue encarcelado durante todos estos años, que es por lo que he venido a traerle para interrogarle, así como a confiscar su varita para hacer pruebas-.

-¡Me niego!- Crouch siseó.

Madame Bones suspiró. -Crouch, podemos hacer esto por las buenas o por las malas, pero de cualquier forma irás bajo custodia y estoy segura de que todos aquí te estarán agradecidos si eliges la opción fácil-.

-¡No! ¡Amelia! ¡No puedes hacerme esto! No sabes lo que estás haciendo!- Crouch jadeó. 

Madame Bones frunció el ceño. -Yo no soy como tú Bartemius, me niego a cambiar las leyes por ningún motivo. Lo único que lamento es que cuando me vaya tendré que llevarme a Susan conmigo y ella tenía tantas ganas de este baile-.

-No tengo ningún problema en hacer de chaperona de Susan si quiere quedarse, Amelia-, se ofreció Agatha Parkinson. -Después de todo, es amiga del colegio de Pansy y estoy segura de que las chicas estarán encantadas de pasar el rato juntas-.

-Sí, por favor-, sonrió Susan. -Tengo la sensación de que este baile va a ser demasiado interesante como para perdérselo-.

 

Chapter Text

Harry había sentido cierta curiosidad por la decisión de Narcissa de utilizar el menú degustación, pero se hizo evidente después de que la cena se convirtiera en un caos cuando los aurores escoltaron a Crouch fuera de la mansión. Los que habían estado lo bastante cerca como para oírlo de primera mano no tardaron en correr la voz por la mesa y se oían exclamaciones de asombro cada vez que alguien nuevo se enteraba de lo ocurrido. Lucius despidió a todos, ya que estaba claro que nadie estaba de humor para concentrarse en la comida después de tan tentadores cotilleos, y todos se dispersaron en varios grupos para discutir las últimas teorías. Se repartieron las bebidas y el menú de degustación fue transformado rápidamente en canapés por los talentosos elfos domésticos para garantizar que todos pudieran comer algo, incluso entre las afirmaciones de que siempre supieron que Crouch era corrupto.

Harry se reunió con sus compañeros de curso en una de las esquinas del salón de baile, donde Draco celebraba alegremente la corte, pegado al lado de Lysander mientras éste les presentaba a él y a Harry a los invitados más jóvenes, que parecían felices de estar lejos de la mirada vigilante de sus padres para poder relajarse y divertirse un poco. Aquello no parecía detener los cotilleos sobre lo que había ocurrido durante la comida anterior, pero sí significaba que nadie, aparte de Draco, enarcó siquiera una ceja mientras Harry se metía en la boca su quinto mini poppadom relleno de arroz con coco y curry. Sin embargo, Harry casi deseó que alguien lo hubiera detenido cuando la música empezó a sonar y Peter Parkinson se acercó para guiar a Harry en su primer baile. 

Era muy diferente a las clases de baile que Narcissa le había impuesto durante el verano, y no sólo porque no tuviera que preocuparse de dirigir. Tampoco es que Peter bailara mal. El hombre se las había arreglado para que Harry no le pisara ni una sola vez, a pesar de unos cuantos giros intrincados que probablemente habrían dejado a Harry mareado si su mente pudiera concentrarse en otra cosa que no fuera lo extraño que le parecía todo aquello.

Harry se sintió girar de nuevo, sólo que esta vez, en lugar de la sujeción tan apropiada que Peter le había dado hasta ese momento, Harry se sintió de repente tirado contra un fuerte pecho. 

-Sabes que un hombre menor podría enfadarse mucho por la poca atención que pareces prestarle, pero personalmente lo veo como un reto-.

Las palabras fueron susurradas al oído de Harry, haciéndole estremecerse, pero la sensación que siguió fue más parecida a las náuseas que a otra cosa.

-Lo siento-, dijo Harry, mirando a su alrededor, tratando de ver si sería capaz de zafarse del agarre de Peter sin causar una escena. -Todo esto es un poco nuevo para mí. Nunca había estado en un baile, y menos en uno tan grandioso como éste-.

-Entiendo-, sonrió Peter, aflojando un poco el agarre, lo que hizo que Harry respirara aliviado. -No me había dado cuenta de que no estabas acostumbrado a este mundo. La mayoría de la gente de aquí aprende el arte de ligar en cuanto aprende a hablar, hacía mucho tiempo que no conocía a alguien tan inocente como tú-.

Harry se sonrojó por la vergüenza. -No soy tan inocente y no me importa un poco de coqueteo aunque no creo que sea particularmente buena en ello-.

-Pues yo estoy más que encantado de ayudarte a practicar-, sonrió Peter. -Entonces, ¿qué clase de hombre te interesa Harry?-. 

-Um-, tartamudeó Harry, sintiéndose un poco incómodo. -Yo, eh, realmente no he pensado en ello-.

-Ya veo-, musitó Peter, con una pizca de diversión curvando las comisuras de sus labios. -Así que tal vez nadie en particular, pero ¿hay algún rasgo de carácter que te atraiga? Quizá alto, moreno y guapo-.

-Sí, algo así-, suspiró Harry. -Aunque no me preocupa tanto la apariencia-.

-Interesante-, sonrió Peter, -pero un poco de pena. Si hubieras aceptado te habría señalado que yo encajaba muy bien en el perfil, pero si el aspecto no es lo que te atrae entonces tendré que averiguar qué más atrae al gran Harry Potter con la esperanza de seguir teniendo una oportunidad de cortejarte-.

Harry volvió a sonrojarse. -¿Por qué te interesaría eso? No soy nada especial y sólo tengo doce años. Seguro que hay mejores opciones para ti ahí fuera-.

-Yo también tengo sólo diecinueve años, Harry-, se rió Peter entre dientes, -así que la diferencia de edad apenas es inmensa y no tengo ningún problema en esperar unos años a que pase algo. En cuanto a mejores opciones, las relaciones homosexuales todavía se miran con desdén en ciertos círculos y algunas familias disuaden fuertemente a sus hijos de entrar en ellas por diferentes razones, así que es raro que encuentre a alguien que esté dispuesto a aceptar esa parte de ellos abiertamente-.

-Oh-, Harry se quedó boquiabierto. -No me había dado cuenta de que fuera un problema tan grave. Nadie con quien he hablado parece tener problemas con ello, incluidos los retratos de mi casa-.

-Entonces tienes suerte-, sonrió Peter, aunque Harry se dio cuenta de que había un matiz de tristeza en la sonrisa. -Pero ésa es parte de la razón por la que me intrigas tanto y por la que me gustaría mucho tener la oportunidad de conocerte mejor para ver si existe la posibilidad de que surja algo entre nosotros-.

A Harry se le cayó la cara de vergüenza. -Oh, no creo que sea una buena idea-.

-¿Por qué no? Los dos somos jóvenes, libres y solteros, así que ¿por qué no vamos a pasar algún tiempo juntos? Quiero tener la oportunidad de conocer al verdadero Harry Potter-.

Harry hizo una mueca. Peter casi tenía razón y Harry se sentía muy culpable por no haber dicho nada, ni siquiera podía, sobre todo en medio de la pista de baile. No ayudaba el hecho de que Peter también tuviera razón en que era alto, moreno y guapo, además de aparentemente simpático y encantador, y que muy posiblemente podría haber hecho girar la cabeza de Harry si no hubiera hablado ya por él, sobre todo si se tomaba en serio lo de conocer al verdadero Harry Potter y no sólo al que aparecía en las historias. Una parte de él, egoísta e interesada, le recordaba que su compromiso con Severus no era real, que sólo era un contrato hecho para su protección y que terminaría en unos pocos años, así que no tenía por qué hablar con Peter, ya que existía la posibilidad real de que estuviera soltero cuando terminara. Eso sólo le dio una nueva capa de culpa y tristeza a Harry y le costó mucho mantener las emociones fuera de su rostro.

-¿Qué? ¿Qué pasa?- preguntó Peter, con voz preocupada.

-Lo siento-, susurró Harry. -No debería estar haciendo esto, no me siento bien-.

-No, yo lo siento-, dijo Peter. -Obviamente he dicho algo que te ha molestado, así que te pido disculpas y si me dices exactamente qué es lo que he dicho o hecho, me ocuparé de rectificar la situación inmediatamente-.

Harry no pudo evitar la risita que se le escapó a pesar de que aún tenía los ojos húmedos por las lágrimas no derramadas.

-No, no es nada que hayas hecho, te lo prometo. Diría que has sido una pareja de baile perfecta aunque, como eres la primera que he tenido fuera de las clases, no estoy seguro de que pueda tomarse realmente como un cumplido-.

-En ese caso me siento honrado de haber sido el primero-, sonrió Peter, algo incómodo. -Y espero que todas tus futuras parejas palidezcan en comparación para que pronto vuelvas corriendo a mí desesperado-.

-Oh, pero yo creía que era impropio que una pareja estuviera junta durante más de un baile-, exclamó Harry.

-Puede serlo-, aceptó Peter, -aunque es aceptable si la pareja está cortejándose, así que cualquier impropiedad podría rectificarse pronto si hiciéramos las cosas oficiales-.

La cara de Harry volvió a decaer y Peter le dedicó una sonrisa triste. -Eso pensaba yo, pero quería estar seguro. No sé qué hay en la idea de que nos cortejemos que tanto te horroriza, Harry, pero me gustaría mucho averiguar qué es. Puedo ver que llegarás a ser un hombre muy guapo y hay una dulce honestidad en ti que es inmensamente refrescante. No mentía cuando dije que me gustaría mucho llegar a conocerte, a ti entero, y no tengo ningún problema en esperar a tener la oportunidad-.

El baile llegó a su fin, pero Harry se sentía entumecido por la oleada de emociones que se agitaba en su interior. Peter se inclinó galantemente, levantando la mano de Harry para que sus labios apenas rozaran el dorso de la misma antes de tomar el brazo de Harry y escoltarlo de vuelta a donde él y sus amigos se habían estado congregando. Apenas llevaba un segundo solo cuando Pansy se acercó arrastrando a Lysander.

Harry frunció el ceño. -Creía que querías intentar plantar cara a Lysander durante un segundo baile ¿Pansy?-. 

-Eso no es importante-, resopló Pansy desdeñosamente. -Lo importante es averiguar qué te ha dicho el imbécil de mi hermano para ponerte en semejante estado-.

Harry ladeó la cabeza, confundido. -No me hizo nada. Aparte de aquella vez que me acercó un poco para mi gusto, fue un perfecto caballero, e incluso entonces se dio cuenta de lo que había hecho mal antes de que yo tuviera siquiera la oportunidad de decir nada y mantuvo una distancia adecuada después de aquello-.

-¡No me mientas, Potter!- siseó Pansy en voz baja. -Lysander y yo te vimos en la pista de baile y en un momento prácticamente estabas llorando-.

-Déjalo, Pansy-, suspiró Lysander, poniéndole una mano tranquilizadora en el brazo. -Si no quiere hablar de ello, no debemos obligarle-.

-Lo sé-, resopló Pansy, -pero no puedo evitar preocuparme-.

-¿Por qué te preocupas?- preguntó Harry, de repente muy confundido.

-Porque Draco es uno de mis mejores amigos pero no ha conseguido un nuevo miembro de la familia en Lysander y de repente se ha hecho amigo tuyo que es algo de lo que ya hablaba incluso antes de que empezáramos el colegio, no es que fuera el único pero aun así. Si mi hermano realmente ha hecho algo para molestarte, entonces sé que Draco se pondría del lado de ustedes dos antes que del mío y no quiero estar fuera-.

-Espero que no se ponga de mi lado en vez del tuyo-, resopló Harry. -Puede que seamos amigos desde el verano, pero espero que su amistad signifique más que eso para él-.

-¿Amigos desde el verano?- preguntó Pansy.

-De verdad que no sabes guardar un secreto, Potter-, sonrió Draco mientras se acercaba al grupo después de despedirse de su compañero. -¿Ahora cuál es el problema realmente? No me digas que Peter fue capaz de hacerte girar la cabeza-. 

Harry sintió que se le caía el estómago. -Es obvio, ¿no? Soy una persona horrible, no puedo creer que lo haya traicionado así después de todo lo que hizo por mí-.

Draco frunció el ceño y arrinconó más a Harry antes de lanzar el hechizo muffilato. 

-¿Estás diciendo que quieres terminar las cosas y empezar a cortejar a Peter?-. 

-¡Qué! ¡No!- exclamó Harry. -Nada de eso, claro que no. Sólo pensé que si, ya sabes, las cosas no funcionaban al final de todo entonces podría estar bien conocer a Peter eso es todo pero aún así me sentí como una traición, ya sabes-.

-¡Estás bromeando verdad!- Pansy se quedó boquiabierta, habiéndose maniobrado a sí misma y a Lysander dentro de los límites del hechizo de Draco antes de que él lo lanzara. -Si estás hablando de un contrato de esponsales, que supongo que lo eres dada tu edad y el poco tiempo que llevas en el mundo de los magos, entonces es perfectamente natural que consideres tus opciones en caso de que no funcione. Los esponsales no están grabados en piedra-.

-Supongo-, Harry suspiró, -sólo que él ha sido tan bueno con todo desde el principio y siempre es tan considerado cuando se trata de mí, que siento que estoy siendo un idiota al considerar a alguien más y no puede ser agradable para Peter pensar que él es sólo el segundo mejor-.

-Oh, no te preocupes por mi hermano-, rió Pansy. -Honestamente, probablemente le hará bien a su ego darse cuenta de que nunca lo consideraste más que un respaldo-.

-No irás a decirle que estoy prometido, ¿verdad?-. Harry se quedó boquiabierto.

-¡Claro que no!- se burló Pansy. -En realidad me siento insultada de que pienses tan bajo de mí como para romper la etiqueta social de esa manera-.

-Lo siento-, se disculpó Harry, -es que me preocupa que se sepa. Una de las razones por las que accedió a los esponsales fue para evitar que Dumbledore fuera mi tutor mágico, pero si descubre lo de mi prometido correrá mucho peligro-.

-Bueno, eso explica por qué lo mantienes tan en secreto-, sonrió Pansy, -aunque creo que puedes confiar a nuestra generación al menos el hecho de que estás prometido. Dumbledore se dio cuenta de que su estrella estaba decayendo, y en parte por eso siempre te ha presentado como un héroe, para que nuestra generación te siga a ti y, por tanto, a él. Es un arma de doble filo. En este momento, diría que la división sería de un 50-50 si rompieras abiertamente con Dumbledore, pero estoy segura de que podrías llegar fácilmente al 90% si intentaras convencer a la gente de que se pusiera de tu parte-.

Harry sólo pudo mirarla boquiabierto, pero Draco se rió. 

-Pansy tiene una habilidad asombrosa cuando se trata de leer los vientos en la sociedad, así que yo confiaría en ella en eso si fuera tú-.

-Draco tiene razón-, sonrió Pansy, -pero no tienes que entrar en detalles. Podemos simplemente decirle a la gente que se habla de ti y la gente se inventará la historia que más le guste, no importa, el resultado será el mismo-.

-Buena idea. Toma, dame tu tarjeta de baile-, dijo Draco, soltando el hechizo y cogiendo la tarjeta de baile de Harry antes de que tuviera oportunidad de responder. -Vale, entonces podemos poner a Crabbe y Goyle en muchos de los espacios vacíos, no pongas mala cara Harry, no suelen bailar pero es una forma de llenar espacio. Bien, podemos quitar a Cooper, no quieres bailar con él-.

-¡Qué! ¡No puedes desaparecer el nombre de alguien de mi tarjeta de baile!- exclamó Harry. 

-Claro que puedo-, resopló Draco. -Cooper es un tipo ambicioso e inmensamente baboso, créeme. Mamá no te habría dejado bailar con él de todos modos, así que en realidad les estoy haciendo un favor a los dos-.

-Muéveme del tercio de Harry para ocupar su lugar-, dijo Pansy. -Cooper no dirá nada al respecto aunque dudo que se atreva a armar un escándalo de todos modos-.

-Buena idea- murmuró Draco, ajustando los nombres. -Ahora Lee estará bien para quedarse-.

-¿Barnaby Lee?- Preguntó Pansy. -Oh, eso es gracioso-. 

-¿Por qué?- preguntó Harry. 

-Peter está un poco colado por él desde que iban al colegio. Por desgracia, Barnaby es el único varón de su familia, así que sus padres intentan que se case con una bruja de alto rango-.

-¿A pesar de que le gustan los hombres?- preguntó Harry. 

-Técnicamente Barnby es bisexual, sólo que es bastante particular cuando se trata de mujeres-, explicó Pansy. -Es un encanto pero muy sumiso en una relación y le cuesta encontrar una mujer que sea dominante sin ser dominante, ya me entiendes-.

-Sí, no hay más que ver a los Weasley para darse cuenta del error que sería-, se estremeció Draco. 

-Precisamente, que es parte de la razón por la que Peter estaba tratando de desgastarlo lentamente-, Pansy soltó una risita y Harry la miró boquiabierto. -Sí Potter, no te preocupes por mi hermano, no le romperás el corazón ni nada si se entera de que estás cogido y quién sabe, siempre pueden ser la segunda opción del otro-.

-De acuerdo-, dijo Draco, volviendo a mirar la tarjeta de baile de Harry, -creo que estamos bastante bien clasificados, el único con el que podríamos tener problemas es Andrews. Está en el DMLE, así que tenemos que tener cuidado de no enfadarlo-.

-¿Simon Andrews?- preguntó Susan, acercándose a ver qué pasaba. -Ponme con Harry para eso. Simon no se atrevería a decir nada en mi contra, especialmente con la tía Amelia aquí y si nos aseguramos de que Harry está bastante bien reservado después entonces estoy segura de que perderá interés y seguirá adelante-.

-Gracias Susan-, Harry sonrió.

-Oh, no te preocupes por darme las gracias-, Susan sonrió, -estás tomando el lugar de Cooper en mi tarjeta para ese baile, así que es ganar-ganar-.

Harry también se rió y, por primera vez esa noche, estaba deseando que llegara el resto del baile. 

A medida que avanzaba la velada, Harry se fue divirtiendo mientras conocía a sus compañeros de curso por primera vez desde que había empezado en el colegio. Ayudó el hecho de que pronto se corrió la voz de que Harry, al igual que Crabbe y Goyle, estaba dispuesto a ocupar un lugar en las tarjetas de baile de la gente, lo que significaba que pronto estaba muy solicitado, especialmente con su estatus, ya que significaba que los padres no lo cuestionaban demasiado, incluso cuando se quejaba de su cuarto esguince de tobillo de la noche cuando los padres preocupados o curiosos se acercaban a preguntar por qué su hijo no estaba en la pista de baile. 

No es que Harry se pasara todo el tiempo al margen. Por supuesto, había bailado con Pansy y Susan, que parecían muy dispuestas a llevarle la delantera, lo que al parecer había sido todo el incentivo que Tracey necesitaba para pedirle que diera una vuelta con ella, alegando que quería tener la oportunidad de enseñar a los otros chicos a llevar correctamente a alguien por la pista. También había bailado con Draco y había hecho un intento desastroso con Lysander, lo que había provocado que ambos se pisaran los dedos de los pies varias veces y que casi se amontonaran en la pista al chocar con varias personas en rápida sucesión. Narcissa les dirigió una mirada divertida y molesta a la vez, y ambos acordaron no volver a intentarlo. 

Hubo algunos bailes un tanto aburridos uno con Millicent, a quien Harry había visto sentada con él durante un rato con aspecto un poco aburrido, así que Harry se había apiadado de ella y le había pedido un turno; y su baile con Barnaby que, como había dicho Pansy, era una persona encantadora pero claramente alguien que tendía a seguir y su baile no había sido más que moverse en círculo y una conversación un tanto rebuscada sobre la escuela y el tiempo. Había habido un baile sorpresa, al menos para Harry, cuando el padre de Theodore, Thackeray, se había acercado exigiendo saber por qué su hijo se había pasado todo el baile hasta ese momento con la nariz metida en un libro en lugar de cortejar a alguna de las jóvenes. Al parecer, a Theodore no le había impresionado la actitud de su padre, así que cuando éste le dijo, en términos inequívocos, que tenía que empezar a bailar, no tardó en pedírselo a Harry. Thackeray se había puesto de un asqueroso color pálido y Harry había aceptado rápidamente, aunque sólo fuera por tener una excusa para alejarse de aquel hombre. 

En la pista de baile, Theodore se calmó rápidamente y se disculpó por haber metido a Harry en sus problemas familiares.

-Siento haberte metido en esto, Harry, pero mi padre a veces es un capullo anticuado y estirado-, se había enfadado Theodore.

-Está bien, a veces necesito calmarme. Yo vivía con mi tío y algunas de las cosas que decía me daban ganas de gritar-.

Theodore había sonreído un poco. -Me alegro de que entiendas un poco, sólo que me parece ridículo que espere que me case y tenga hijos casi en cuanto acabe la carrera. Entiendo lo de continuar la línea, pero somos magos, mi abuelo e incluso mi bisabuelo siguen por aquí, así que por qué es necesario hacerlo tan rápido. Por desgracia, mi padre sólo piensa en asegurar la línea y cree que ya debería tener un contrato de esponsales-.

-Tal vez podrías hacer uno para quitarte a tu padre de encima un poco. Nada serio, sólo un acuerdo que los dos sepan que se va a disolver cuando pase el tiempo-.

Theodore había suspirado. -En teoría es una buena idea, pero el truco está en encontrar a alguien que al final no se dé la vuelta y lo estropee-.

-Bueno, me ofrecería a hacerlo yo mismo, pero por desgracia ya estoy en una, no es que realmente deba hablar de ello, ya que a Dumbledore le daría un ataque si alguna vez se enterara-.

-Es una pena, sobre todo porque a mi bisabuelo le encantaría tener la oportunidad de enfrentarse a Dumbledore. Por lo visto fueron juntos al colegio y mi bisabuelo no lo soporta-. Theodore se había quedado pensativo un segundo y luego le había sonreído a Harry. -De todas formas, siempre podríamos fingir que cortejamos, así no tendrás que preocuparte de que te persigan chicos al azar y luego tener que explicar que no eres soltero y yo podré quitarme a mi padre de encima un poco. Incluso puedo echarle la culpa a Dumbledore y alegar que nos está bloqueando si empieza a intentar impulsar un contrato para hacerlo oficial-.

-¿Pero no se enfadará la gente contigo si descubren que estamos mintiendo?-. Harry se había preocupado.

Theodore se había limitado a encogerse de hombros. -Tal vez mi padre, pero mi bisabuelo también cree que está haciendo el ridículo, así que estoy seguro de que nos apoyará hasta el final-.

Harry había sonreído. -Muy bien Theodore, supongo que tenemos un trato entonces-.

-Theo está bien-, había sonreído. Habían seguido bailando durante el resto de la canción y Theo había obsequiado alegremente a Harry con historias sobre todo tipo de cotilleos que había oído accidentalmente mientras leía tranquilamente en los rincones de las fiestas. Al final, Harry se había echado a reír a carcajadas y se alegró de haber podido añadir otro buen amigo a su círculo, que parecía crecer con rapidez.

A medida que se acercaba la medianoche, cada vez eran más los que no acudían a los bailes, alegando dolor de pies y cansancio. Harry era uno de los pocos que seguían llenos de energía gracias a su baile relativamente escaso, así que no se sorprendió del todo cuando vio que Narcissa le hacía señas para que se acercara.

-Ah, Harry-, sonrió. -Me he dado cuenta de que no has bailado mucho esta noche y acabo de tener un invitado y me temo que tengo la norma de que todo el mundo debe bailar al menos una vez en mis bailes, así que ¿serías tan amable de dejar que te guiara por la pista sólo una vez antes de medianoche?-.

-Por supuesto Narcissa-, Harry se inclinó, sabiendo que era de buena educación acceder a cualquier petición hecha a una persona por la anfitriona. Su cara, sin embargo, se descompuso por completo cuando apareció Severus.

-Vamos, Potter-, dijo con un tono cortante que hizo que Harry se preguntara si había hecho algo mal. 

-¿Va todo bien, Severus?- preguntó Harry tentativamente una vez que la canción comenzó y empezaron a moverse por la pista de baile.

-Es que ha sido una velada muy agotadora-, suspiró Severus. -Pude comprobar que los Longbottom no habían perdido la memoria debido a la tortura, sino que se la habían borrado a la fuerza, lo cual no habría sido demasiado problema si no fuera porque, mientras estaba en la sala Janus Thickey, reconocí a otro de los pacientes. Era un brillante maestro de la Defensa, muy joven pero que ya había mostrado algunos trabajos muy prometedores en revistas sólo para desaparecer de la faz de la tierra hace unos años. Pude obtener permiso para revisar su mente también, afortunadamente, ya que se encontraba en un estado similar al de los Longbottom y descubrí que él también había sufrido un olvido mal realizado que ha llevado a los Aurores a abrir una investigación masiva-.

-Pero, ¿seguro que eso es bueno?-. preguntó Harry.

-Para la justicia, sí, pero por desgracia me he quedado con un dolor de cabeza de tanto usar la legilimencia-.

Harry le dedicó a Severus una pequeña sonrisa y le apretó suavemente el hombro. -Espero que lleguemos pronto a casa y puedas descansar. Incluso le diré a Collie que no te moleste a menos que sea una situación de vida o muerte para que puedas descansar mañana-.

-Gracias Harry-. Su máscara seguía completamente inexpresiva, pero había una pizca de calidez en el fondo de los ojos de Severus mientras acercaba un poco más a Harry, apretando sus cuerpos por un instante antes de soltarse, como una especie de abrazo conmovedor. -Es una pena que no pueda irme ahora, pero Narcissa me pondría las tripas por ligas, literalmente, si se enterara de que me he ido aunque sea un segundo antes de medianoche. Tendré que buscar algún rincón oscuro y tranquilo para esperar a que suene el reloj antes de volver a casa-.

-Yo también veré si puedo tomar algo de comer y beber, dudo que hayas comido mucho, si es que has comido algo, en todo el día-, sonrió Harry, intentando ignorar la sensación de vértigo que le producía que Severus se refiriera a la Mansión Potter como su casa.

-Gracias- dijo Severus, dedicándole a Harry una pequeña sonrisa.

Terminaron su baile en un silencio agradable, Harry no quería poner más extraño de lo necesario en su pareja claramente agotada, por lo que Severus parecía estar inmensamente agradecido. Se inclinó formalmente al final antes de correr rápidamente hacia la esquina más alejada del reloj y prácticamente esconderse detrás de una cortina. Harry no perdió tiempo en buscar entre todas las bandejas de comida y preparar un plato con todo lo que pensó que a Severus le gustaría o podría interesarle probar y se las arregló para pedir una taza de té para el hombre. No era mucho, pero Harry aún podía sentir una tensión nerviosa creciendo en él. 

Algunas de las chicas habían estado hablando de una superstición que decía que si besabas a alguien a medianoche, estarías con él el resto del año. Era ridículo, pero al mismo tiempo vivían en un mundo mágico, así que todo era posible. No estaba seguro de qué era ese sentimiento, pero sentía una punzada dolorosa en el estómago cuando pensaba en la posibilidad de que Severus se fuera. Tenían el contrato de esponsales, pero seguramente no estaría de más añadir una capa extra de protección. 

Severus agradeció la comida y la bebida, pero se sorprendió un poco cuando Harry se quedó.

-¿No quieres salir con tus amigos?-, preguntó y Harry negó con la cabeza. 

-Ya he estado con ellos toda la noche además tengo la sensación de que muchos de ellos se van a poner muy bulliciosos cuando llegue la medianoche y, al igual que tú, prefiero no estar en medio-. No era una completa mentira, sólo que la idea de pasar tiempo con Severus era un incentivo extra para quedarse. 

Severus se limitó a tararear mientras devoraba la comida y la bebida que Harry le trajo, lo que Harry sólo podía suponer que significaba que había tomado las decisiones correctas.

Cuando empezó la cuenta atrás para la medianoche, Harry se sintió hecho un ovillo de nervios, pero sintió que no podía echarse atrás ahora. Cuando llegaron a tres, se estiró sobre las puntas de los pies, colocando una mano en la mejilla izquierda de Severus mientras iba a besar la derecha. Sin embargo, Severus debió de sobresaltarse con el movimiento, ya que se giró bruscamente para mirar a Harry en el último segundo y, cuando la multitud llegó a uno, sus labios chocaron.

Harry estaba en estado de shock. No podía moverse. Estaba besando a Severus. ¡En la boca! Se apartó y se sonrojó.

-Lo siento, no era mi intención, sólo apuntaba a tu mejilla-, balbuceó Harry tímidamente.

-Lo sé-, dijo Severus, dándole una palmadita en la cabeza a Harry, -aunque tampoco creo que necesitaras intentar besarme la mejilla. Menos mal que estamos ocultos por las cortinas. No me gustaría que la gente pensara que voy por ahí besando niños todo el tiempo-.

Severus soltó una leve risita y Harry intentó sonreír pero un pequeño algo en su interior que había estado creciendo recientemente se marchitó. No era más que un niño a los ojos de Severus. Después de todo, sólo era un contrato para mantenerlo a salvo y permitir que Severus obtuviera su herencia. Cuando sonaron los fuegos artificiales se excusó en silencio con la excusa de ir a buscar a Lysander para ver si el otro chico ya estaba listo para regresar. Seguramente la fiesta continuaría por lo menos una hora más pero Harry realmente no se sentía con ánimos de seguir celebrando.

 

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Al día siguiente Harry seguía deprimido por los comentarios de Severus. No sabía por qué parecían afectarle tanto; no es que no entendiera la postura de Severus, sobre todo con el hecho de que la mayoría de la gente no sabía lo de sus esponsales. Si alguien que no lo sabía hubiera visto a un profesor besando a un alumno podría haberle causado muchos problemas, sobre todo si Dumbledore se enteraba de los esponsales y, más aún, de por qué se habían hecho en primer lugar. Había sido imprudente y temerario, lo sabía, y se avergonzaba de no haber pensado en las posibles consecuencias antes de actuar, pero eso no explicaba la sensación de dolor que sentía en el pecho. 

Por suerte, tenía muchas cosas con las que distraerse. El tren de regreso a Hogwarts partía esa mañana y tanto Harry como Lysander habían conseguido adquirir bastantes más cosas de las que llevaban al partir, por lo que necesitaron bastantes maniobras, y magia, para tenerlo todo ordenado. También pasó algún tiempo despidiéndose de su madre, Dorea y Charlus. Lily comentó que Harry parecía más callado de lo normal, pero él lo ignoró, alegando que era la idea de volver a marcharse y la preocupación por cómo reaccionaría la gente del colegio a todo lo que había pasado en Navidad. Lily asintió en señal de comprensión y le recordó a Harry que los verdaderos amigos se apoyaban mutuamente pasara lo que pasara y que siempre había opciones si las cosas se ponían feas, aunque eso significara cambiar sus planes actuales La salud de Harry, incluida su salud mental, era lo más importante. Eso había hecho sonreír a Harry y sentir un poco de alivio. Había hecho nuevos amigos durante las vacaciones, sobre todo en el baile de Año Nuevo, y tenía que admitir que estaba deseando volver a verlos.

Al más puro estilo sangre pura, los chicos se habían despedido de Corvinus de forma bastante emotiva, con abrazos y promesas de seguir en contacto, antes de marcharse. Yaxley se había unido a Corvinus para llevar a los chicos a la estación y asegurarse de que nadie pudiera quejarse de incorrección, sobre todo mientras los Longbottom seguían luchando por la custodia de Lysander. Se las habían arreglado para llegar pronto, queriendo evitar las multitudes, y, con un último gesto de despedida, Harry y Lysander se las arreglaron para encontrar un compartimento vacío a mitad de camino de uno de los vagones y se sentaron tranquilamente. Harry era consciente de que Lysander estaba preocupado por cómo reaccionarían los Gryffindors ante su nueva identidad. 

Draco, Pansy y Theo no tardaron en unirse a ellos en el compartimento y Harry se sorprendió un poco al verlos.

-Claro que estoy aquí-, se burló Draco, poniendo los ojos en blanco. -Lysander es mi primo y la familia apoya a la familia, al menos en público de todos modos. Así que malas noticias, probablemente me verás un poco más después de que regresemos a la escuela-.

-Más o menos lo había supuesto-, Harry sonrió, -pero no esperaba que recogieras dos sombras nuevas. ¿Pansy y Theo siempre te siguen la corriente?-.

-¡Por supuesto!- resopló Draco, al mismo tiempo que Theo se burlaba y Pansy decía "¡Como si!" haciendo que el rubio los mirara con el ceño fruncido.

-Al menos podrías fingir que soy el líder indiscutible de la casa Slytherin- Draco hizo un puchero.

-¿Por qué?- preguntó Theo.

-Tengo una reputación que me gustaría estar a la altura-, argumentó Draco. 

-Me niego a alimentar tus delirios-, afirmó Pansy antes de acercarse a Lysander. El chico de Gryffindor le sonrió antes de apartarse para permitirle sentarse junto a la ventana. 

Theo se acercó a Harry. -¿Querías sentarte junto a la ventana?-. 

-Por favor-, suspiró Harry. -Espero que así nadie se quede mirando aquí-.

Theo se sentó alegremente junto a Harry y sacó un libro.

-Dudo que haya problemas con los mirones-, dijo Draco. -La mayoría de la gente del tren estuvo en el baile, así que ya estarán al tanto de nuestra amistad-. Aun así, se sentó al otro lado de Theo, aumentando la barrera entre Harry y la ventanilla. 

-Hablando del baile, ¿pasó algo al final?-. preguntó Pansy. 

Harry frunció el ceño. -¿Qué quieres decir?-.

-Bueno, parecías exultante cuando estabas bailando con el profesor Snape, pero luego, después de medianoche, estabas completamente abatido-.

Draco giró la cabeza para mirar a Harry. -No te ha hecho nada, ¿verdad?-. 

-¡Qué! ¡No!- exclamó Harry.

-Habrías pensado que el encantamiento de castidad habría evitado algo así-, señaló Theo.

Harry lo miró boquiabierto y luego se contuvo rápidamente. -No sé de qué estás hablando-.

-Déjalo Harry, todos pudimos verlo en cuanto pisaste el suelo con él-, suspiró Pansy y a Harry se le cayó la cara. -Sólo porque estábamos mirando-, le tranquilizó Pansy. -Estoy segura de que no sería obvio para nadie que no se diera cuenta de que estan prometidos, sobre todo en el colegio-.

-Pero Pansy tiene razón-, frunció el ceño Lysander. -Creía que te preocupaba volver al colegio como a mí, pero llevas triste desde la noche del baile. ¿Qué ha pasado?-. 

-No es nada-, se enfurruñó Harry, volviéndose para mirar por la ventana.

-Está claro que no es nada-, dijo Theo, poniendo una mano en el hombro de Harry para que volviera a mirar al grupo. -Está bien, puedes contárnoslo, no te juzgaremos-.

-¿Aunque haya hecho algo realmente estúpido?-. preguntó Harry.

-Si abandonáramos a la gente sólo por hacer una estupidez, Draco se habría ido hace siglos-, se rió Pansy. 

-Como si tú fueras mejor-, gruñó Draco.

-Todos cometemos errores- interrumpió Theo, negando cualquier posible argumento, -esa es la cuestión. Sea lo que sea, está claro que te molesta, así que puedes decírnoslo. Nunca se sabe, quizá podamos ayudarte-.

-Lo dudo-, refunfuñó Harry. 

-No puede hacer daño-, argumentó Draco, haciendo que Harry suspirara. 

-Bien-, Harry hizo un mohín y se llevó las rodillas al pecho. -He oído el rumor de que si besas a alguien a medianoche te quedas con él el resto del año. Pensé que era una buena idea, incluso con el acuerdo de esponsales, así que lo intenté-.

-¡Ah! Qué tierno-, arrulló Pansy, haciendo que Harry se sonrojara.

-Sí, bueno, sólo pretendía besarle en la mejilla pero movió la cabeza en el último momento y accidentalmente le besé en los labios-, continuó Harry. -Sin embargo, Severus no parecía especialmente contento por ello y dijo que se alegraba de que estuviéramos ocultos por la cortina porque odiaría que la gente pensara que iba por ahí besando a niños-.

Lysander parecía confuso. -¿Pero yo creía que estaban prometidos? Si tenía algún problema con besar a niños, ¿por qué iba a aceptarlo?-.

-Por mi madre-, explicó Harry. -Severus era un buen amigo de ella cuando eran más jóvenes así que. Le preocupaba que Dumbledore intentara utilizarme de alguna manera, así que hizo que Severus se comprometiera conmigo, para que él fuera mi tutor legal, no el director-.

-Eso explica entonces el secretismo-, musitó Draco y Harry asintió.

-Y el problema es que has empezado a enamorarte de él-, afirmó Theo.

Harry abrió la boca para negarlo pero se detuvo, dándose cuenta de que era cierto. Sólo pensar en Severus le hacía sonreír y siempre quería estar cerca de ese hombre si podía. Por eso le había dolido tanto el rechazo de Severus. Harry tragó saliva. -Sí, creo que sí-.

-Eso no es necesariamente algo malo-, lo tranquilizó Theo.

-Sí, hay bastantes personas que están coladas por él en el colegio-, asintió Pansy y a Harry se le cayó la cara. 

-¡No ayuda!- Draco frunció el ceño.

-Ignora a Pansy-, dijo Theo, rodeando los hombros de Harry con un brazo. -Las cosas se arreglarán de un modo u otro y, recuerda, estaremos aquí pase lo que pase. Sigo sin tener ningún problema en hacer de tu falso novio-.

Harry sonrió y se acurrucó al lado de Theo. Era agradable saber que contaba con el apoyo de esas personas, que ahora comprendían todo lo que estaba pasando.

El resto del viaje en tren fue bastante caótico, por no decir otra cosa. Al parecer, el Profeta había sacado una edición urgente del periódico que algunos estudiantes habían conseguido antes de subir al tren. Los ejemplares habían hecho la ronda y varios estudiantes, sobre todo los que no habían estado en el baile, se acercaron para intentar verificar los hechos aparentemente extravagantes que se habían escrito. Harry no se había dado cuenta de que Crouch era una figura tan conocida antes de esto y de la noticia de que el hombre estaba siendo investigado por negligencia grave en relación con su mandato como Jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. 

Era bueno que la noticia del cambio de nombre de Lysander aparentemente ya se hubiera difundido también, así que, aparte de algunas miradas curiosas, nadie mencionó la mezcla de Gryffindors y Slytherins en el compartimiento y todos llamaban a Lysander por su nuevo nombre, lo que hizo sonreír a Harry, sobre todo porque obviamente lo ayudaba a sentirse más cómodo. Parecía que ya se especulaba con la posibilidad de que los Lestrange fueran liberados de Azkaban. La gente parecía tener sentimientos encontrados al respecto, aunque no decían nada abiertamente, y Harry bien podía entenderlo. Incluso Lysander tenía sentimientos encontrados respecto a la liberación de sus padres, debido a toda una vida en la que le habían dicho que eran malvados. Corvinus se había esforzado por convencer a su nieto de que sus padres se alegrarían de verlo cuando, sí, cuando salieran. 

Harry y Lysander estaban muy animados cuando el tren llegó a la estación de Hogsmeade y estaban seguros de que todas sus preocupaciones habían sido en vano hasta que pisaron el Gran Comedor, donde les esperaba un iracundo Ron Weasley, flanqueado por Hermione y Ginny, con un ejemplar del Profeta de aquella mañana en la mano.

-¿Cómo llamas a esto?- preguntó Ron.

-Creo que es el periódico-, respondió Harry con una sonrisa burlona. 

-¡Ya sé que es el periódico!- siseó Ron. -Lo que quiero saber es por qué una foto tuya y de Neville está en la primera página, de pie junto a Draco Malfoy de entre toda la gente, con el titular "El futuro del mundo mágico"-.

-¿Quién es Neville?- preguntó Harry, luchando desesperadamente contra el impulso de soltar una risita.

-Neville Longbottom-, se mofó Ron. -Ya sabes, tu compañero de casa. El chico que está a tu lado-.

Harry miró por encima del hombro y luego volvió a mirar a Ron con el ceño fruncido. -Yo sólo veo a Lysander, no conozco a ningún Neville-.

-¡Deja de hacerte el gracioso Harry!- Hermione resopló. -Sabes muy bien de quién habla Ron, aunque el periódico diga que va con otro nombre por alguna razón-.

-Dice que va con otro nombre porque, legalmente, ese es su nombre-, se mofó Harry.

-¡No me digas que te crees esas tonterías!-. se burló Ron. -Está claro que se lo han inventado los Malfoys. No me sorprendería que fuera una especie de plan para que bajaras la guardia y así poder entregarte en bandeja a ya sabes quién-.

Harry frunció el ceño. -¿Hablas en serio? Yo estaba con Lysander cuando los duendes hicieron la prueba de la herencia y cuando los aurores la hicieron repetir para verificar sus conclusiones. Los Malfoy no tuvieron nada que ver hasta después, cuando invitaron a Lysander a la Cena de Navidad, ya que la señora Malfoy es tía de Lysander-.

-Pero tienes que admitir que todo es muy extraño-, insistió Ginny. -Quiero decir, para empezar, ¿por qué le hicieron a Neville una prueba de herencia en el banco?-. 

-Porque Harry me llevó a comprar una varita nueva-, explicó Lysander. -Había estado usando la varita de mi padre, bueno, la de Frank Longbottom, pero no me funcionaba, así que Harry me animó a comprarme una nueva. Me preocupaba qué diría Augusta si se enteraba, ya que siempre había insistido en que la usara, así que fuimos a Varitas de Gregorovich, en el Mercado Carkitt, en vez de a Ollivanders, y fue allí donde nos dimos cuenta por primera vez de que algo no iba bien. Por eso sabemos que no es un truco de los Malfoys-.

-Porque Gregorovich es mucho mejor-, espetó Ron, haciendo que Lysander enarcase una ceja.

-¿No lo es? Eso es extraño porque no ha habido ningún vínculo entre los Gregorovich y el Señor Tenebroso-, señaló, haciendo que Ron frunciera el ceño. 

-Pues a mí me sigue pareciendo sospechoso-, resopló Ron, -y no entiendo por qué tienes que hacerte de repente amigo de los Slytherin-.

-Son mi familia-, señaló Lysander.

-Y se supone que nosotros somos tus amigos-, acusó Ron, -pero al parecer eso no significa nada para ti-.

-Por supuesto que sí-, insistió Lysander.

-¿En serio?- se burló Ron. -Porque si así fuera no creo que te apresuraras tanto a alinearte con gente que nos ha causado tantas desgracias. Con una familia responsable de matar a los padres de Harry-.

Harry frunció el ceño, confundido. -Los Malfoys no tuvieron nada que ver con la muerte de mis padres-.

-Puede que no directamente-, insistió Ron, -pero la madre de Malfoy es una Black y fue Sirius Black quien traicionó a tus padres ante ya sabes quién-.

-No, no fue él-, se rió Harry.

-Mira Harry, sé que creciste en el mundo muggle pero todo el mundo sabe que Sirius Black traicionó a tus padres-, dijo Ginny. -Ha sido encarcelado en Azkaban por sus crímenes-.

-¡Injustamente!- Harry se echó a reír.

Hermione parecía confundida. -¿Qué quieres decir? Quiero decir, ¿cómo puedes saber eso?-.

-Mi madre-, respondió Harry. -Tiene un retrato colgado en la Sala Potter y hablamos en Navidad. Me dijo que en realidad era Peter Pettigrew quien guardaba su secreto, no Black-.

-Entonces está claro que es una farsante-, resopló Ron, -sobre todo si no tenía ningún problema con que Neville y tú salieran con mortífagos-.

-Vamos, Ron-, suspiró Lysander. -Sabes tan bien como yo que eso no es posible-.

-¿Y por qué mi madre no querría que Lysander tuviera una familia cariñosa?-. preguntó Harry. -Sobre todo después de enterarse de lo que le hicieron pasar los Longbottom-.

Hermione frunció el ceño. -¿Qué le hicieron?-.

-¿Aparte de tirarlo por una ventana?- preguntó Harry.

-Eso fue sólo para probar su magia-, resopló Ron. -Eso no es gran cosa y no es como si le hubiera hecho daño-.

-Personalmente me parece una barbaridad-, afirmó Harry. 

Hermione parecía desgarrada pero Ron y Ginny no estaban impresionados. 

-Es que no entiendes cómo funciona el mundo mágico, Harry-, dijo Ginny. -Puede ser muy degollador, sobre todo en los círculos de sangre pura-.

-¿En serio? Porque mi tía abuela no estaba de acuerdo y ella es una Black, que es lo más pura sangre que hay-, argumentó Harry. 

-Los Black son todos endogámicos-, se burló Ron. 

-No, no lo son-, argumentó Harry. -He estado mirando los árboles genealógicos y, aparte de un caso, los Black siempre se casaron con familias diferentes-.

-¿Cómo es eso posible?- preguntó Hermione. -Quiero decir que sólo hay un número determinado de familias de sangre pura en el mundo mágico-.

-En realidad, hay 28 que se clasifican como "sagradas" y se consideran las más puras- explicó Lysander, -pero luego hay muchas otras que siguen siendo "puras" pero no se les da el mismo estatus, ya que el mundo mágico te clasifica como sangre pura siempre y cuando no tengas padres o abuelos muggles, así que en realidad es bastante fácil mantener una familia "pura" sin endogamia-.

-Pero la pureza no hace a alguien mejor-, argumentó Hermione. 

Lysander hizo una mueca. -No necesariamente desde el punto de vista académico no, pero, como dijo Ginny, hay cosas que un sangre pura aprende casi desde su nacimiento que las personas que llegan al mundo de los magos más tarde tienen que luchar para alcanzar-.

-Ves a lo que me refiero, ya está diciendo todas esas tonterías de que los sangre pura son mejores-, resopló Ron. -No pienso juntarme con serpientes vestidas de león-.

-Esa es tu elección-, sonrió Harry, dándose cuenta de que Ron, como de costumbre, no iba a estar abierto a ningún tipo de discusión. -Yo, sin embargo, sé que Lysander sigue siendo la misma persona sea cual sea el nombre que elija. ¿Quién dijo que 'una rosa con otro nombre olería igual de dulce'?-. 

-William Shakespeare-, respondió Hermione con una sonrisa tensa.

-Pues yo nunca me sentaré con ningún mortífago en prácticas-, gruñó Ron, -y si tú fueras mi amigo, y el héroe que se supone que eres, tampoco lo harías-.

-Entonces supongo que no soy ninguna de esas cosas-, dijo Harry, pasando junto a Ron hacia el Gran Comedor. 

No estaba dispuesto a admitir que no le doliera en absoluto, tirar por la borda su primera amistad de una forma tan definitiva, pero las otras amistades que había ido forjando le habían dado la fuerza necesaria para defenderse a sí mismo y aquello en lo que creía. Puede que Ron hablara de que era el "niño olvidado" por ser el sexto hijo, pero Harry le había oído hablar y sabía que tenía un montón de artículos de Chudley Cannons, así como una gran cantidad de tarjetas de ranas de chocolate en su habitación. Harry ni siquiera había tenido dormitorio hasta que recibió su carta de Hogwarts, e incluso entonces había tenido que compartirlo con todos los juguetes rotos de Dudley, así que sabía lo que era el verdadero aislamiento social y desde luego no iba a dejar que Lysander tuviera que enfrentarse a él. 

Lysander siempre había tratado de ser un buen amigo para él, a pesar de que Harry lo había ignorado casi por completo el año anterior, y pensaba que ya era hora de que Lysander recibiera algo del aprecio que se merecía. 

 

Chapter Text

Las dos semanas siguientes transcurrieron con bastante tranquilidad. Ron seguía haciendo muchos comentarios sarcásticos, pero Harry y Lysander se limitaban a ignorarlos. Ayudaba que el resto del dormitorio de Gryffindor hiciera lo mismo. Hermione se sintió arrastrada al principio, sobre todo por la retórica de Ron acerca de que los sangre pura creían que eran mejores que los nacidos de muggles, lo que, por supuesto, había puesto los pelos de punta a Hermione y había hecho que se uniera con frecuencia a los intentos de Ron de menospreciar a Harry y Lysander. A Harry había empezado a afectarle un poco y, aunque intentaba ocultarlo, los Slytherin debieron de darse cuenta, ya que Theo decidió convencer al profesor Flitwick de que les permitiera mantener un debate sobre teoría mágica en una de sus clases de Encantamientos. 

Hermione estaba de acuerdo con la idea, probablemente deseando tener la oportunidad de dejar en evidencia a un sangre pura prominente, lo que probablemente fue una de las razones por las que Flitwick acabó accediendo, aunque el hecho de que Dumbledore se abalanzara sobre la idea probablemente tampoco ayudó. El tema elegido fue la clasificación de los hechizos, con especial atención a las maldiciones y por qué se las consideraba tan peligrosas. Hermione tenía que debatir sobre lo bien que funcionaba el sistema actual y Theo se ponía del otro lado, señalando los fallos en la forma en que se clasificaban los hechizos. 

A menudo se veía a Hermione hasta arriba de libros en la sala común de Gryffindor, investigando todo lo que podía sobre el tema. Theo, en cambio, apenas parecía hacer más lecturas, al menos más allá de las que hacía habitualmente. 

-No necesito investigar tanto-, explicó una tarde en que Harry había bajado a pasar el rato en el dormitorio de Slytherin para huir de las miradas sucias de Ron. -A la mayoría de las familias de sangre pura se les enseña teoría mágica y algunas familias incluso organizan debates con regularidad. Por eso muchos sangre pura se consideran superiores a los nacidos de muggles; no porque nos creamos genéticamente superiores, sino porque esto ha sido toda nuestra vida. Lo sabemos de una forma que alguien que entra en nuestro mundo a los once años nunca sabrá. De la misma manera, los magos tienen muchas dificultades para integrarse en la sociedad muggle. Es incluso peor en la escuela, ya que a menudo nos aburrimos porque el plan de estudios tiene que simplificarse para que los nacidos de muggles se pongan al día. Por eso muchos de nosotros estamos tan agradecidos al señor Riddle por su curso por correspondencia. En cuanto al debate, lo único que necesito es comprobar mis referencias-.

Harry no estaba del todo convencido, pero optó por tener fe en su nuevo amigo, sobre todo porque los demás Slytherin, así como algunos sangre pura de otras casas, parecían confiar plenamente en él. 

El director, en su infinita sabiduría, decidió celebrar el debate delante de todo el colegio. Harry supuso que se debía a que tenía mucha fe en Hermione y en sus posibilidades de ganar, y eso le hizo temer que las cosas no salieran tan bien como Theo esperaba. 

Afortunadamente, sus preocupaciones fueron en vano. Theo derrotó por completo a la bruja nacida de muggles, que antes había sido calificada como la más brillante de su edad. No es que ella no tuviera algunos argumentos bien fundados y Harry se preocupó un poco cuando Hermione habló de los imperdonables y del daño que habían causado en la última guerra. Por desgracia para ella, se había limitado un poco a los libros del colegio, incluso a los de la sección restringida. Theo, en cambio, tenía toda la biblioteca Nott, que Harry sólo podía suponer que se había ido formando a lo largo de siglos. Esto significaba que tenía material de referencia de antes de que los imperdonables hubieran sido prohibidos e incluso daba un breve resumen de su propósito inicial, que había sido principalmente el cuidado de la salud. 

Imperius se había diseñado para ayudar a que los pacientes que no cooperaban recibieran tratamiento, sobre todo los niños, que a menudo se negaban a tomar pociones que les salvaban la vida porque tenían un sabor repugnante; Cruciatus era un tratamiento alternativo para el dolor, ya que las personas que sufrían dolores crónicos a menudo creaban tolerancia a las pociones y las más fuertes eran muy adictivas; y luego estaba Avada Kedavra, que se utilizaba para aplicar la eutanasia a personas terminales y con mucho dolor. Theo admitió que, sin duda, se había abusado de ellas a lo largo de los años, pero que su función principal había sido ayudar, no dañar, como al parecer ocurría con varias maldiciones. Hermione se había puesto nerviosa, pues nunca había oído hablar de los orígenes de las maldiciones, y había intentado afirmar que Theo se lo estaba inventando, hasta que el Slytherin sacó el libro, evidentemente muy antiguo, y le enseñó las páginas pertinentes. 

Theo se lo había recordado señalando que, independientemente de su origen, muchas maldiciones se clasificaban de forma arbitraria. 

-Un simple maleficio de tropiezo puede causar lesiones graves si se realiza cuando alguien está bajando las escaleras en ese momento. Incluso el encantamiento cortante puede ser fatal si se apunta a la arteria carótida de una persona. Sí, eso requiere cierto esfuerzo, pero Diffindo es sólo un hechizo de primer nivel, lo que significa que cualquiera puede usarlo, incluso los niños, lo que aumenta enormemente el riesgo de causar lesiones, aunque sólo sea por la ley de los promedios-.

-Dices eso y, sin embargo, hay un número mucho mayor de personas que mueren por la maldición asesina que por el encantamiento cortante-, argumentó Hermione.

-¿Lo hay?- preguntó Theo. -¿Cuáles son las cifras respectivas?-.

balbuceó Hermione. -¡Podría decirte lo mismo con tus afirmaciones!-. 

-No tengo las cifras exactas pero podemos hacer fácilmente una comparación sin ellas. Diffindo es un hechizo de primer año, así que todos los alumnos que están actualmente en el colegio pueden realizarlo, junto con todos los que se han graduado. Por otra parte, aunque es difícil saber el número exacto de personas que pueden lanzar el Avada Kedavra, dado que la mayoría de la gente nunca intenta la maldición asesina, ya que es ilegal- dijo Theo riendo entre dientes, -podemos suponer fácilmente que la mayoría de la población de magos no puede hacerlo. Como referencia, un campeón de duelos, Alexi Limtov, intentó utilizarla en un duelo de campeonato hace cinco años. Se rumoreaba que su oponente había atacado previamente a la esposa de Alexi y éste decidió aprovechar la oportunidad para vengarse. Sin embargo, a pesar de ser un campeón de duelos, Alexi fue incapaz de lanzar con éxito el hechizo, ya que la luz verde se desvaneció en cuanto salió de su varita. Si un campeón de duelos es incapaz de lanzar un hechizo, cabe suponer que la mayoría del mundo mágico tampoco puede, por eso dije que, por ley de promedios, Diffindo es un hechizo más peligroso porque cualquiera puede lanzarlo, y lanzarlo con frecuencia, lo que significa que es más probable que mates a alguien con él-.

-Pero eso no lo hace más mortífero-, resopló Hermione.

-¿No lo hace?- preguntó Theo. -Por definición, el hechizo más mortífero es el que mata a más gente. La gente supone que es la maldición asesina, pero el problema es que no hay forma de saberlo. Cuando te pregunté antes cuáles eran las cifras era una pregunta retórica. No hay forma de averiguarlo porque, aunque San Mungo registra las muertes individuales, no revelan esa información a los no familiares y el Ministerio, si mantiene un registro de las muertes, tampoco revela esa información a nadie. Lo sé, he preguntado. No hay forma de averiguarlo por nosotros mismos, nos limitamos a que el Ministerio nos diga que ciertas cosas son peores-.

-¿Por qué no íbamos a fiarnos del Ministerio?-. preguntó Hermione. 

-Por qué, desde luego-, sonrió Dumbledore. -Creo que es un buen punto final. Ambos hicieron un excelente trabajo, pero creo que está claro que la señorita Granger ganó ese debate-.

Hubo murmullos de descontento en todo el colegio ante aquel anuncio e incluso Hermione no parecía demasiado convencida, aunque Ron y Ginny aplaudían con fuerza. 

-No te preocupes, el colegio sabe que Theo ganó-, susurró Lysander, -no es que crea que le importe de todos modos, ese no era el punto que quería dejar claro-.

-¿Qué quería decir?- preguntó Harry.

-Que como los nacidos de muggles llegan tan tarde a nuestra sociedad, les resulta más difícil obtener información, por lo que tienen una mayor tendencia a seguir cualquier línea que la escuela y el Ministerio estén difundiendo en ese momento, en lugar de investigar más a fondo-. 

-Eso lo dices porque no quieres aceptar que tu precioso novio se ha perdido-, se mofó Ron. 

-¿Lo hizo? No quiero ofender a Hermione, pero no he oído nada que no hayamos oído ya antes-, dijo Harry.

-¿Te golpearon en la cabeza con una bludger durante el entrenamiento o algo así? ¿Por eso dices esas tonterías?- se burló Ron. -¿O simplemente tu nuevo novio te ha dejado tonto?-. 

-Gracias, señor Weasley-, sonrió Severus, acercándose por detrás de ellos. -Me había estado preguntando cuándo encontraría tiempo para limpiar todos los calderos del laboratorio de pociones, me alegro mucho de que te hayas ofrecido voluntario para ayudar-.

Ron se quedó boquiabierto. -¡Yo no he dicho nada de ofrecerme voluntario para limpiar calderos!-. 

-¿En serio?- inquirió Severus con una sonrisa de satisfacción en el rostro. -Error mío, simplemente supuse que al maldecir en medio del Gran Comedor era tu forma de hacerme saber que querías ayudar. Parece que tendrá que ser otro castigo. Espero que un mes haciéndolo te enseñe a pensar antes de hablar-. 

Ron se puso de un desagradable tono rojo y parecía a punto de decir algo cuando Ginny le puso una mano en el brazo para detenerlo. Sin embargo, Severus no le hizo caso y se volvió para mirar a Harry.

-Señor Potter, parece que hubo un problema con la última tarea que entregó. Si desea explicarlo, sígame o le pondré un cero-.

Severus giró sobre sus talones y se marchó. 

-Quizá tengas que mejorar chupando pollas, parece que Snape se ha dado cuenta de que no eres tú quien lo ha escrito-, se mofó Ron. Pero Harry no estaba escuchando. Sabía que Severus tenía que guardar las apariencias y que la historia del encargo no era más que una excusa para hablar con él de algo, pero había habido frialdad en los ojos de Severus cuando habló con Harry y éste no pudo evitar pensar que había vuelto a hacer algo mal. 

Esa sensación no se disipó cuando Harry se acercó al escritorio de Severus en el aula y éste lanzó un hechizo para cerrar la puerta y asegurarse de que nadie pudiera escuchar. No ayudaba el hecho de que el ceño fruncido de Severus no hubiera desaparecido como solía ocurrir cuando estaban solos y, a medida que el silencio se prolongaba, Harry se encontró luchando contra las ganas de llorar.

Severus suspiró. -Sé que no tenías muchas opciones cuando aceptaste este compromiso, Harry, así que comprendo que quieras dejarlo cuanto antes, pero te pido que esperes a que pasen los dos años antes de iniciar cualquier otra relación. Si alguno de los dos incumple alguna de las cláusulas del contrato, éste quedará rescindido y yo perderé mi herencia. Sé que suena egoísta por mi parte pedirte que dejes de lado tus deseos para que yo pueda conseguir un poco de dinero, pero esa herencia significará para mí una libertad con la que sólo he podido soñar en el pasado. No he tenido la oportunidad de tener muchas esperanzas en mi futuro pero, desde que firmé este contrato, las tengo y la idea de perder ese único sueño me aterra de verdad-.

-Lo comprendo-, Harry sonrió con tristeza, -así que no te preocupes. No te juzgo por desear la libertad y desde luego no haré nada que la comprometa-.

-¿Le harás saber al señor Nott de nuestra situación entonces?-. preguntó Severus. -Sé que será difícil aparcar su relación durante un par de años, pero Theodore es un chico sensato, así que estoy seguro de que no le importará esperar. Los dos son jóvenes todavía-.

Harry parecía confuso. -Theo ya sabe lo de nuestro contrato, Severus. ¿Se supone que no debía decírselo o algo así? No pretendía hacer nada malo-.

-No hiciste nada malo, Harry-, lo tranquilizó Severus. -Theodore es un joven digno de confianza y me alegra saber que estás siendo abierto y sincero con él. Es una buena señal para su futura relación-.

-¿Qué futura relación? Theo y yo sólo somos amigos. Ni siquiera le hemos dicho a nadie que estamos saliendo ni nada, la gente simplemente lo ha asumido y no les hemos corregido. Theo dijo que esa sería la mejor opción para el futuro, así la gente no se molesta porque les mentimos-.

-¿Pero por qué les mentirías?- preguntó Severus, claramente confundido. 

-Bueno, en el baile de Año Nuevo se me había escapado lo del contrato de esponsales, en parte para que nadie intentara tenderme una trampa o algo así. Ni siquiera dije que era contigo, la gente se lo imaginó de alguna manera, posiblemente porque me empeñé en que Dumbledore no se enterara por tu seguridad, ya que dije que el director se enfadaría mucho con quien se hubiera hecho cargo de mi tutela mágica. Fue entonces cuando a Theo se le ocurrió la idea de tener una relación falsa. De ese modo, si alguien se enteraba de que yo tenía un contrato de esponsales, asumirían que era Theo y los Nott serían los que tendrían que vérselas con Dumbledore. Pero no te preocupes, al parecer el bisabuelo de Theo está deseando enfrentarse a Dumbledore-.

Severus se quedó mirando a Harry boquiabierto. -¿Es todo una tapadera? Pero si has pasado mucho tiempo con el señor Nott-.

Harry sonrió. -Bueno, me llevo bien con Theo, igual que Lys, y es agradable poder escapar a veces de las miradas sucias de Ron en la sala común de Gryffindor. Te juro que no sé si le molesta más que yo esté con la idea de que soy gay o el hecho de que me plantee salir con un Slytherin-.

-Sabiendo lo que sé del señor Weasley, probablemente sea igual-, Severus sonrió levemente y Harry sintió que se le escapaba parte de la tensión.

-Cierto. Y de ninguna manera dejaría que Theo viniera a Gryffindor, y mucho menos Pansy y Draco también, así que es más fácil ir a la sala común de Slytherin si todos queremos pasar el rato. De todos modos, no tienes que preocuparte de que haga nada que ponga en peligro tu herencia, no me interesa ninguna relación fuera de nuestro contrato de esponsales-.

-Admito que es un alivio, aunque imagino que todo cambiará cuando tus hormonas hagan efecto y cuando lo hagan simplemente te pido que me lo hagas saber. Me ha encantado conocerte desde el verano y me ha impresionado mucho cómo has manejado la situación con Lysander. Vas a crecer para convertirte en un buen hombre y espero que podamos seguir siendo amigos incluso después de que el contrato de esponsales haya terminado-.

-A mí también me gustaría, Severus-, sonrió Harry. Había estado hablando de su situación con los demás desde que habían vuelto y Harry empezaba a comprender un poco mejor la postura de Severus.

En realidad había sido Blaise quien se lo había señalado. El otro Slytherin había estado con su familia en Italia durante el Año Nuevo y se había perdido todo el drama, algo de lo que al parecer la madre de Blaise se había estado quejando desde que regresaron. Draco había insistido en poner al otro chico al corriente de todo, pues no quería ocultarle secretos de ese tipo a su amigo y Harry había accedido, sobre todo porque era más fácil incluir a Blaise que no hacerlo, además de que empezaba a confiar en el criterio de Draco para esas cosas. 

Blaise había quedado impresionado por las maniobras de Lily para evitar que Dumbledore consiguiera controlar a Harry pero había señalado que era bueno que Severus solo viera a Harry como un niño. 

-Sólo tienes doce años, Harry. Si te viera como un adulto, o incluso se sintiera atraído por ti a esta edad, entonces no sería necesariamente un buen augurio para el futuro, especialmente si se sintiera atraído por tu edad. Eso no significa que no puedas llegar a gustarle en el futuro y, según mi experiencia, algunas de las relaciones más fuertes se construyen lentamente, con el tiempo, porque significa que tienen una conexión más fuerte, más allá de la mera atracción-.

Harry había visto la lógica en ese sentimiento y había jurado en secreto seguir luchando por Severus, incluso después de que el contrato terminara y el hecho de que Severus pidiera ahora que siguieran siendo amigos después de que todo terminara había hecho que una chispa de esperanza se encendiera en su pecho. Sin pensar realmente en lo que estaba haciendo, Harry corrió alrededor del escritorio y se lanzó al regazo de Severus, rodeándolo con los brazos en un fuerte abrazo. Para su sorpresa, Severus le devolvió el gesto con el mismo vigor, lo que animó mucho a Harry. 

No era que Severus no quisiera tocarlo en absoluto, cosa que Harry sólo podía pensar que ocurriría si Severus no sintiera nada por él. Sólo que el hombre no estaba interesado en besarlo a él o, como él esperaba, a su hijo de doce años. Existía la posibilidad de que Harry de 16, 18 o incluso 20 años tuviera más suerte y Harry por fin podía ver que eso era algo bueno. Podía soportar que sólo fueran abrazos por ahora, siempre y cuando Severus no empezara a racionarlos o algo así. Estar en los brazos del otro hombre le parecía como estar en casa y Harry se quedaría aquí para siempre si no tuviera que preocuparse por el colegio al día siguiente. 

 

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El resto del trimestre transcurrió entre lecciones. Ron seguía mirando mal a Harry, pero los comentarios habían cesado al menos cuando quedó claro que el resto de Gryffindor se quedaba con Harry y Lysander. Harry lo había cuestionado al principio, ya que siempre había pensado que los Weasley tenían una posición relativamente buena en el mundo mágico, pero eso sólo había hecho reír a Theo y Draco.

-Sólo creen que son buenos porque están en esa ridícula lista de los "sagrados veintiocho", aunque la menosprecien abiertamente, pero ésa es la única razón por la que los Weasley son considerados sangre pura-, se rió Draco.

-¿Qué son los sagrados veintiocho?- preguntó Harry.

-Es una lista de veintiocho familias del mundo mágico que se supone que son las más puras entre las puras, pero es un montón de tonterías-, explicó Theo. -Para empezar, nadie sabe quién la recopiló, así que no hay forma de averiguar si realmente investigaron sobre ella. Se rumorea que fue mi tío abuelo Cantankerous Nott quien lo escribió, pero como murió poco después de su publicación, no hay forma de verificar esas afirmaciones, aunque no creo que tengan ningún mérito-.

-¿Y eso por qué?- preguntó Harry.

-Para empezar, los nombres de la lista- respondió Theo, -principalmente los que se incluyeron y los que no. Por alguna razón, los Weasley y los Prewett están ahí, pero los Goyle y los Crabbe no-.

-Tal vez haya alguna prueba que el escritor haya encontrado para excluirlos-, sugirió Harry.

-Ésa suele ser la excusa que utiliza la gente-, asintió Draco, -sólo que hay un fallo en su lógica. Verás, los Ollivander están incluidos en la lista, pero Gervaise Ollivander ya se había casado con una muggle y había tenido un hijo cuando se publicó la lista, y no hay ninguna advertencia en la entrada. Es posible que al escritor se le pasara eso por alto, pero si ni siquiera se molestaron en comprobar la información en las páginas de sociedad de la época, cabe preguntarse cuánto se investigó realmente en cada una de las entradas y, si no se investigó, cabe suponer que la información no es en absoluto fiable-.

-Entonces, ¿por qué se menciona si es tan poco fiable?- preguntó Harry. -¿Por qué no ha sido completamente desacreditada?-.

-Porque a algunas personas les gusta el hecho de que estén ahí-, respondió Theo.

-Y a otros también les gusta que aparezcan-, añadió Draco. -Dumbledore nunca ha hecho referencia directa a la lista, pero siempre que puede se refiere a los Weasley como sangre pura y, dado que esa lista es el único lugar que recuerdo en el que se nombra a esa familia como tal, eso consolida su veracidad en la mente de la gente, al tiempo que la lista refuerza su propio estatus. Por desgracia, mucha gente sigue utilizando esa lista para diferenciar a las distintas familias de sangre pura, a pesar de sus evidentes defectos-.

-También hay distintos niveles dentro de la lista- continuó Theo, -y los Lestrange están definitivamente por encima de los Weasley. Los Potter pasaron a estar más arriba, a pesar de no estar en la lista, después de que sobrevivieras al ataque del Señor Tenebroso, así que el hecho de que tú y Lysander esten presentando un frente unido en la casa, junto con las fotos tuyas con Draco del baile, la mayoría de la gente sería estúpida si se pusiera del lado de Weasley contra ustedes, sobre todo porque es obvio que está diciendo una sarta de gilipolleces prejuiciosas-.

Harry estaba de acuerdo con la última parte de la afirmación y se sintió aliviado al saber que había una razón por la que sus compañeros de casa lo apoyaban, aunque él pensara que era una tontería.

Tampoco era el único. Hermione tampoco se tomó a la ligera lo ocurrido en el debate. Puede que Dumbledore anunciara que ella era la ganadora, pero era evidente que su orgullo no lo aceptaba y parecía redoblar sus esfuerzos, intentando demostrar que ella, como nacida de muggles, era mejor que cualquier sangre pura, a lo que no ayudaba Dumbledore, que últimamente parecía hablarle con bastante frecuencia. 

El problema era que, a pesar de todo el trabajo que había hecho, Hermione no había sido la mejor de todas las clases en todas las asignaturas y eso era cada vez más evidente ahora que mucha gente seguía el curso por correspondencia de Tom. Todavía era casi la mejor en Transfiguraciones, sí, pero eso era todo. Era la mejor de su clase en Encantamientos, pero eso era sólo porque estaban con Hufflepuffs, por lo que Harry había deducido los Ravenclaw y los Slytherin lo hacían mejor que ella en general, y Harry y Lysander tenían las mejores notas en Defensa Contra las Artes Oscuras y Herbología respectivamente. Por supuesto, ninguno de ellos era el mejor en Pociones, aunque Harry supuso que eso se debía a que Hermione no podía ver más allá de lo que estaba escrito en la página. Ni siquiera en Historia de la Magia, donde Hermione era una de las pocas alumnas que tomaba apuntes, era la mejor.

Parecía querer demostrar que era la mejor, a pesar de sus antecedentes, aunque Harry no sabía muy bien por qué. Cada vez que Harry la miraba, tenía la nariz metida en un libro. Harry no estaba del todo seguro de lo que estaba consultando, en parte porque no había intentado mirar los títulos, pero cada vez que la miraba parecía tener el ceño fruncido. Harry había intentado interrogarla sobre por qué leía tanto y ella dijo que no podía fallar. 

-No lo entiendes Harry, tienes un nombre tanto con tu familia como con tu fama. Si quiero que me patrocinen para conseguir un trabajo en el Ministerio entonces necesito hacer algo para hacerme un nombre-.

-No entiendo por qué-, dijo Harry, -no es que los nacidos de muggles sean diferentes a los demás magos, excepto cuando aprenden sobre el mundo mágico-.

-Por desgracia, no todos lo ven así-, suspiró Hermione. 

-El profesor Riddle está intentando cambiar eso-, señaló Harry. -Él es de la creencia de que todos los nacidos de muggles provienen de líneas de squibs que se han perdido en el mundo muggle a lo largo de los años-.

-¡Eso me sorprende! Dumbledore dijo que el tal profesor Riddle trabajaba con Voldemort-.

-Puedo garantizarte que no lo está-, se rió Harry. -En realidad está buscando formas de ayudar a los nacidos de muggles a encontrar su camino en nuestro mundo. En realidad es un mestizo como yo, cuyos padres murieron cuando era un bebé y él acabó en un orfanato muggle. Cuando recibió la carta de Hogwarts, supusieron que era hijo de muggles y no lo supo hasta más tarde. No quiere arriesgarse a que nadie más pase por eso, así que estoy hablando con él sobre distintas maneras de cambiar las cosas-.

-¡Oh!- exclamó Hermione, -Esa es definitivamente una idea interesante. ¿Crees que le importaría si le envío un mensaje, después de haber hecho algunas de mis propias investigaciones, por supuesto-.

-Estoy seguro de que le encantará saber de ti-, sonrió Harry.

Hacia la mitad del curso, Ron armó un gran alboroto al darse cuenta de que Scabbers había desaparecido. Por supuesto, enseguida culpó a los "Slytherins" del dormitorio, diciendo que debían de haberse llevado a su familiar para utilizarlo en algún ritual oscuro. Por un momento pareció que Ron se estaba ganando a algunos de los del dormitorio con sus constantes lloriqueos sobre lo disgustado que estaba por la pérdida de su mascota. Fue necesario que Harry y Lysander entregaran todas sus cosas y prácticamente hicieran un juramento de magos de que no tenían absolutamente nada que ver con la pérdida para que la gente dejara de mirarlos con suspicacia. También ayudó que, cuando le preguntaron cuándo había perdido a su aparentemente querida mascota, Ron no pudo dar una respuesta clara y parecía como si no hubiera visto a la rata desde casi el comienzo del curso.

Entonces sólo quedaban las vacaciones de Pascua. A diferencia de la mayoría de los años, en los que la mayoría de los alumnos se quedaban para prepararse para los exámenes, este año varios habían optado por volver a casa. Harry supuso que se debía a todo el drama que había ocurrido durante el trimestre. Corvinus había insistido mucho en la investigación de la mala conducta de Crouch, sobre todo después de que saliera a la luz la noticia de que mantenía a su hijo encarcelado bajo la maldición imperius, y la gente no tardó en darse cuenta de que muchos de los supuestos criminales que Crouch había encarcelado no habían sido sometidos a juicios justos, si es que habían recibido alguno. 

En un principio, esta noticia había provocado una enorme división en la comunidad mágica, entre los que pedían la liberación inmediata de los encarcelados injustamente y los que insistían en que, de todos modos, eran criminales y que el juicio no había sido más que una formalidad. Madame Bones no tardó en intervenir para tratar de calmar la ira de la gente. Dado que la jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica había perdido a la mayor parte de su familia a manos de Voldemort, o eso decía la historia, muchos no se sentían con derecho a ir contra ella, al menos no en lo que se refería al nuevo juicio de los mortífagos. Probablemente ayudó que la mayoría de la gente pensara que los nuevos juicios no mostrarían nada que no supieran ya, pero se llevaron una gran sorpresa. 

Uno de los mejores ejemplos de esto fue el nuevo juicio de su propio Padrino Sirius Black. Para empezar, El Profeta se había llenado la boca denunciando al hombre como un villano de corazón negro que se había vuelto contra sus compañeros de colegio y amigos de toda la vida en la primera oportunidad que había tenido. Harry se alegró de que su madre le hubiera contado la historia por primera vez, pues de lo contrario se habría preocupado más ante la perspectiva de que el hombre fuera puesto en libertad. Por eso Harry no pudo evitar reírse al ver cómo los titulares pasaban de clamar por la sangre de Sirius y decir que el hombre había nacido mago tenebroso y debía pudrirse en Azkaban para toda la eternidad a prácticamente nombrarlo santo cuando salieron a la luz los detalles de su supuesto juicio. Incluso Harry se sorprendió al oír que su padrino había sido encarcelado por el simple hecho de haber sido encontrado en la escena del crimen riéndose, una idea que aparentemente bastaba para condenarlo de por vida a los ojos de gran parte del mundo mágico. Afortunadamente, Madame Bones tenía un sentido de la justicia más fuerte que eso e insistía en que todos los magos merecían su día en el tribunal. 

El problema que tenían ella y el resto del DMLE era que, dado que la mayoría de los mortífagos habían sido simplemente declarados culpables, no se había reunido ninguna prueba y todo el departamento corría frenéticamente tratando de encontrar algo, ya fueran varitas o testigos, que pudiera servir para procesarlos. En un intento desesperado por hacer justicia, el mundo mágico había recurrido incluso a los registros policiales muggles, ya que al parecer eran más completos y precisos que los del mundo mágico. El problema para el mundo mágico era que los informes de la policía muggle, así como el testimonio de Sirius y la comprobación de la varita del hombre, apuntaban todos a lo mismo que Pettigrew había sido el que había disparado el incendio que había hecho explotar un coche y que había sido lo que había matado a los muggles, y que lo único que Sirius había hecho era un simple encantamiento cortante que había hecho que a Pettigrew le cortaran los dedos.

Sirius incluso aceptó ser interrogado bajo veritaserum, lo que causó un gran revuelo, pero Draco había informado a Harry de que Lucius, que abogaba por Sirius como primo del hombre por matrimonio, había presionado para que se utilizara la poción como forma de acelerar el juicio. Durante el interrogatorio, Sirius admitió ser un animago ilegal, lo que al parecer provocó algunos suspiros hasta que la gente se dio cuenta de que los más de diez años que ya había cumplido eran más de lo que le habrían caído por aquel delito. Lo que realmente conmocionó al mundo mágico fue que Sirius le dijera al Wizengamot que Pettigrew también era un animago ilegal y que se había convertido en una rata, por lo que el hombre pudo escapar y sólo le quedaron los dedos y nada parecido a una quemadura o ceniza, como cabría esperar de un hechizo que destruyera un cuerpo, o al menos eso señaló Lucius. 

El hecho fue que, cuando hubo un juicio real, el DMLE no tenía absolutamente ninguna prueba para condenar a Sirius Black, por lo que el Wizengamot se vio obligado a anular su condena. Hubo cierto alboroto al principio, pero un día después, Severus se presentó en el DMLE con una rata de aspecto sospechoso que había encontrado correteando por el bosque prohibido mientras recogía ingredientes para pociones. Le había parecido que la rata actuaba de forma extraña, así que la había mantenido enjaulada y en observación por si padecía algún tipo de enfermedad, pero, al enterarse del testimonio de Sirius, recogido en el Diario el Profeta, sintió la necesidad de traer a la extraña criatura para examinarla. Sólo hizo falta un hechizo para demostrar que las sospechas de Severus eran ciertas y Madame Bones estuvo más que feliz de hacer saber que el Wizengamot había tomado la decisión correcta.

En comparación, el juicio de los Lestrange fue mucho más sencillo. El simple hecho de que Lysander se hubiera criado como un Longbottom los situaba automáticamente en una buena posición y, dado que realmente habían tenido un juicio, los detalles del mismo estaban registrados en el Ministerio, aunque habían sido sellados por alguna razón desconocida. Dawlish, que defendía al DMLE, trató de argumentar que los registros mostraban claramente a Bellatrix admitiendo alegremente ser una mortífaga. Sin embargo, Corvinus, que representaba a sus hijos y a su nuera, se apresuró a señalar que, aunque mucha gente consideraba que ser mortífago era algo atroz, nunca había habido una ley aprobada por el Wizengamot que castigara el hecho de serlo y que era necesario que hubiera pruebas reales de un crimen para que la condena se mantuviera. Dawlish argumentó que, como mortífagos, el trío sin duda habría lanzado muchos de los imperdonables. Por desgracia para él, las varitas se habían perdido en algún lugar mientras estaban retenidas en el DMLE. Dado que el DMLE tenía la responsabilidad de presentar las pruebas, y fueron ellos quienes las perdieron, el Wizengamot no pudo darles crédito por sus afirmaciones, por lo que la condena de Lestranges también fue anulada, al igual que la de los demás mortífagos, ninguno de los cuales había sido sometido a un juicio justo. 

Decir que el DMLE era un caos hubiera sido quedarse muy corto y el Ministerio estaba tratando de cubrirse las espaldas ante cualquier demanda por error judicial que pudieran tener que afrontar por todos los encarcelamientos injustos, ya que incluso el público empezó a pedir la cabeza de cualquiera que hubiera estado implicado en semejante error judicial. 

No ayudaba al Ministerio que todos los ex convictos parecieran estar en condiciones tan terribles y las fotos del Diario el Profeta hicieron que muchos cuestionaran la ética de tener una institución como Azkaban. El Ministerio se apresuró a subvertir tales conversaciones y, en consecuencia, presionó a San Mungo para que no escatimara en gastos a la hora de devolver la salud a todos los antiguos convictos con la esperanza de que, una vez transcurridos unos cuantos ciclos de noticias y cuando el público viera a los antiguos reclusos recuperada su salud, pronto se olvidarían de todo lo que la prisión mágica les había arrebatado.

Esto significaba que el grupo había estado prácticamente recluido en el hospital, pero Harry y Lysander no podían quejarse, ya que Sirius y los Lestrange estaban recibiendo los cuidados y el tratamiento que tanto necesitaban y, para Semana Santa, el grupo estaba lo bastante bien como para que se les permitiera volver a casa, aunque con una gran selección de pociones que debían seguir tomando a diario, además de visitas regulares a un sanador mental para asegurarse de que no sufrían una regresión. Esto significaba que la pareja podía volver a la mansión Potter, ya que Dumbledore seguía poniendo pegas a que Lysander pasara tanto tiempo en casa de los Lestrange sin supervisión, alegando que el estado mental del trío suponía una amenaza excesiva para la seguridad de Lysander. 

Harry no iba a quejarse, ya que Dumbledore había insistido una vez más en que Severus los acompañara, lo que significaba que tenía la oportunidad perfecta para pasar más tiempo con su prometido y, con suerte, seguir trabajando en su buena relación, lo que sólo podía mejorar sus posibilidades de que algo ocurriera entre ellos en el futuro. Severus había dicho, medio en broma, que Dumbledore se lo había hecho como castigo ya que había llevado a Peter al DMLE sin decirle nada al director antes de que sucediera. Sin embargo, tampoco parecía demasiado molesto por la perspectiva, así que Harry no estaba preocupado. 

De hecho, estaba deseando conocer a su padrino, sobre todo porque el hombre estaba viviendo con los Malfoys, sus parientes no criminales más cercanos, después de que su tía y su abuelo fallecieran a principios de año. Al parecer, Dumbledore había intentado que Andrómeda, la tía de Draco, acogiera a Sirius después del juicio, pero Sirius ya había aceptado la invitación de los Malfoys y no estaba dispuesto a echarse atrás. Harry sospechaba que había algo más en sus acciones y Harry no podía esperar a hablar con el hombre para llegar al fondo del asunto. 

 

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-¡Esa rata bastarda!- gritó Sirius, refiriéndose por supuesto a Dumbledore. Bella y Narcissa se limitaron a poner los ojos en blanco, pues hacía tiempo que habían renunciado a reprender a su primo por sus malas palabras. 

Todas las familias se habían reunido en la mansión Potter el primer día de vacaciones, tras el regreso de los chicos. Al principio las cosas habían sido un poco tensas y formales entre Lysander y sus padres, pero cuando Bella había preguntado cautelosamente a su hijo si podía darle un abrazo, el joven se había derrumbado, cayendo en brazos de su madre mientras ambos sollozaban de alegría. Se habían trasladado a la sala de estar y Lysander se había acurrucado felizmente al lado de su madre, claramente deleitándose en el afecto maternal que la mujer le estaba otorgando alegremente. 

Harry se había puesto un poco celoso, sabiendo que nunca sentiría el tacto de su madre y, en consecuencia, se había acurrucado junto a Severus. El hombre se había dado cuenta claramente de lo que Harry necesitaba sin que él tuviera que decir una palabra y al instante le había rodeado los hombros con el brazo. Por desgracia, Sirius lo había visto y había empezado a gritarle a Severus que "quitara sus asquerosas manos de su ahijado". Eso, por supuesto, no había caído bien en el grupo y se habían turnado para explicarle a Sirius la situación de los esponsales. 

Había llevado tiempo meterle en la cabeza al hombre que la atención era inocente y necesaria. La información había tardado en calar en la cabeza del hombre y Sirius había permanecido decididamente poco convencido hasta que Narcissa le preguntó si Sirius conocía la naturaleza de Petunia antes de renunciar a la custodia de Harry.

-Bueno, había oído a Lily hablar de lo zorra celosa que era su hermana, pero no pensé que le transmitiría eso al hijo de Lily. Quiero decir que Harry era sólo un bebé y su familia así que eso tenía que significar algo, ella estaba obligada a amarlo-.

-¿Como Walburga te quería a ti?- había espetado Lucius, haciendo que Sirius palideciera. 

Ante el empuje de Severus, Harry había relatado con cierta incomodidad algunos de los detalles de su crianza al grupo, cosechando miradas de simpatía por parte de los reunidos, con la excepción de Sirius, que se enfadó y disgustó al mismo tiempo por el trato dado a su ahijado, sobre todo cuando se enteró de la existencia de la señora Figg en la vida de Harry y del hecho de que Dumbledore debía de tener al menos cierto conocimiento de lo que ocurría en el número 4 de Privet Drive.

-Me encanta que te apresures a culpar a otros por la vida de Harry cuando fuiste tú quien lo puso en esa situación-, dijo Severus. -¿Qué, en nombre de Dios, te hizo entregar a Harry a Hagrid en primer lugar?-. 

-Dijo que Dumbledore había puesto disposiciones para mantener a Harry a salvo y que era necesario-, resopló Sirius. -Hice lo que creí mejor para Harry-.

-¿Acaso lo comprobaste antes de entregar a Harry? Ese hombre podría haber sido el Señor Tenebroso disfrazado de zoquete con multijugos o algo así!- rugió Severus. -Podrías haber estado entregando a Harry a la muerte, pero no, conseguir tu venganza era más importante que garantizar la seguridad de tu ahijado-.

-¡No fue así!- Insistió Sirius. -Yo quería mantener a Harry conmigo pero Hagrid fue inflexible en que necesitaba llevar a Harry con Dumbledore para su seguridad. Intenté escapar, pero Hagrid me lo impedía a cada paso. Me habría aparecido, pero no quería arriesgarme con Harry, y menos en el estado en que me encontraba. Él también siguió. Me dijo que Dumbledore había dicho que Harry nunca estaría a salvo con Peter suelto, con su "habilidad especial". Sabía exactamente a qué se refería, y además tenía razón. Como rata, Peter sería casi imparable si decidiera atacar a Harry, y yo no podía correr ese riesgo, así que al final cedí y dejé que Hagrid se llevara a Harry, yendo por Peter por la seguridad de Harry, no por venganza-.

-¿Estás diciendo que Dumbledore sabía que eras inocente desde el principio?-, se quedó boquiabierto Harry.

-¿Por qué crees que me reía cuando llegaron los aurores, porque sabía que habían cometido un error y estaba seguro de que Dumbledore vendría a enmendarlo en cualquier momento?-, rió Sirius. 

-Sólo que no lo hizo-, señaló Lucius. -Dejó que te pudrieras en ese agujero infernal sabiendo perfectamente que no habías traicionado a los Potter, incluso mientras él era jefe de los brujos y podría haber hecho que investigaran tu juicio, o la falta de él-.

-¡Esa rata bastarda!- rugió Sirius, arrojando su taza de té contra la pared. Aster apareció y la arregló, limpiando mágicamente el desastre y mirándo mal a Sirius.

-Vamos, primo-, le reprendió Bellatirx. -Comprendo tu sentimiento, pero ¿es eso realmente una excusa para dar más trabajo a los pobres elfos domésticos?-.

-Y hay niños presentes-, añadió Narcissa. -Sé que has estado maldiciendo como un marinero desde que saliste del vientre materno, pero algunos de nosotros preferiríamos que nuestros hijos no estuvieran tan inundados de ese lenguaje a tan temprana edad-.

-Lo siento-, murmuró Sirius. -Aunque sigo sin ver por qué todo esto significa que Harry tiene que estar prometido a Snivellus de entre toda la gente-.

Harry frunció el ceño. -¿Tienes que insultarlo así?-.

-¡Sí!- Sirius resopló. -Era un cabrón grasiento en el colegio y no parece haber mejorado con la edad. Entiendo que necesitabas a alguien que intentara alejar a Harry de las garras de Dumbledore, después de todo lo que me has contado por lo que ha pasado Harry, pero ¿quién pensó que él sería una buena elección?-. 

-Yo-, anunció Lily, entrando en uno de los cuadros de la habitación. -Severus siempre fue un buen amigo para mí, incluso cuando yo no lo era para él, ¡y ni por un segundo pienses que te he perdonado por mentirme sobre lo que le pasó a Mary MacDonald! Debías saber que lo que decías era mentira-.

-¡Claro que lo sabía!- exclamó Sirius, levantando las manos, exasperado. -Era lo mejor. James dijo que era la única forma de alejarte de ese llorón. Nunca le diste ni la hora a James mientras fuiste su amiga y ya sabes lo enamorado que estaba James de ti-.

Lily negó con la cabeza. -A James le encantaba la idea de mí. Le gustaba tener una bruja muggle, guapa e inteligente, que pusiera en evidencia a todos los sangre pura. No le importaba lo más mínimo lo que yo pudiera querer en la vida. Creo que lo que más le decepcionaba era que yo no fuera una bruja mansa y maleable que se conformara con quedarse en casa y satisfacer todas sus necesidades-.

-Y nos llaman retrógrados-, se mofó Rodolphus. 

-¿De verdad crees que son mejores?-. Se burló Sirius. 

-Por supuesto-, Bella soltó una risita. -Puede que no trabajemos, pero no es por elección. No hay una sola división en el Ministerio que contrate a una mujer casada. La mayoría incluso rechaza a las viudas. Por eso tenemos que buscar alternativas laborales o arriesgarnos a volvernos locas. Yo me encargaba de llevar la finca de los Lestrange y, en concreto, la granja de ingredientes de pociones-.

-También es la razón por la que hago tantas obras de caridad-, añadió Narcissa.

-Y yo que pensaba que era tu intento desesperado de reconstruir el apellido Malfoy-, se burló Sirius.

-¿Tanto desprestigias mi nombre y aun así aceptaste mi ayuda?-. preguntó Lucius con incredulidad.

-No tenía muchas opciones-, gruñó Sirius.

-¿Pero no se trata de eso?- preguntó Corvinus. -A pesar de tu inocencia, ninguno de tus supuestos amigos se planteó venir a ayudarte, y por eso te viste obligado a aceptar la ayuda de Lucius. Incluso ahora te rechazan. Dumbledore podría haber acudido fácilmente en tu ayuda en cualquier momento desde tu arresto, y especialmente con el nuevo juicio, y sin embargo no estaba a la vista-.

Sirius se limitó a encogerse de hombros, así que fue Severus quien contestó. 

-Para asegurarnos de que no puedas formar parte de la vida de Harry. Por eso intentamos mantener los esponsales en secreto, porque sé que Dumbledore intentará encontrar alguna forma de interferir si se entera-.

-Como debe ser-, argumentó Sirius. -Tú eres veinte años mayor que él. Harry no debería verse obligado a atarse a ti-.

-¿Y cuál es la alternativa? ¿Obligarme a volver a estar bajo el pulgar de Dumbledore?-. Harry se burló. -Si fuera por él, seguiría en casa de los Dursley en vacaciones. Al menos de momento tenemos una excusa para mantenerme alejado y, en el peor de los casos, siempre puedo pagar a los Dursley para que vuelvan a hacer la vista gorda y pueda volver a disfrutar de mi verano en lugar de verme obligado a hacer tareas como siempre o a estar encerrado en esa habitación minúscula-.

-No creo que me fíe de dejarte con esta panda-, resopló Sirius, -aunque tienes razón, yo tampoco me fío de Dumbledore, así que me voy a quedar aquí contigo. También estaré de chaperon en cualquiera de esas citas que sé que tienes que tener para asegurarme de que no haya nada raro-.

Harry puso los ojos en blanco. -Sabes que activamos el encantamiento de castidad, ¿verdad?-.

-Hay formas de evitarlo-, se rió Bellatrix.

-No ayuda-, resopló Harry.

-Ya sé que es verdad-, descartó Sirius. -Sé que tío Cygnus sólo tenía quince años cuando nació Bella, mamá hablaba de ello a menudo-. 

-Por no hablar de Pollux-, se rió Corvinus.

-Lo sé-, hizo un mohín Sirius. -Mamá siempre estaba paranoica con que dejara preñada a alguna bruja mientras yo estaba en el colegio, aunque nunca tuvo que preocuparse de que eso ocurriera-.

-¿Por qué?- preguntó Harry.

Sirius se encogió de hombros. -No me interesa ninguna-.

-¿Tú también eres gay?- inquirió Harry. 

-¿Con todos esos pósters de chicas desnudas en sus paredes?-. Lily se rió pero Sirius frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir con también? Creía que todo esto de los esponsales era para disimular-.

-Lo es-, Harry se encogió de hombros, -pero eso no cambia el hecho de que me atraen los chicos-.

-¿Y todo el mundo lo sabe y le parece bien?-. balbuceó Sirius.

-¡Por supuesto!- fue la respuesta de todos los presentes, dejando a Sirius boquiabierto. 

Sirius frunció el ceño. -Creía que los sangre pura siempre despreciaban ese tipo de cosas-.

-Algunos lo hacen-, admitió Lysander. -Sé que los Longbottom lo hacían y estoy bastante seguro de que los Weasley también, por nombrar algunos-.

-El lado luminoso siempre ha sido más conservador-, suspiró Narcissa, -aunque tía Walburga podía ser igual de mala a veces-.

-En cierto modo me alegraba de que nunca quisiera que visitáramos Grimmauld Place-, rió Bellatrix. 

-Probablemente fue lo mejor-, murmuró Sirius. -De todos modos, me niego a dejar que corromp a Harry con su mala influencia. Que Dumbledore tenga defectos no significa que estos tipos tengan razón-.

-¿No intentarás mantener la mente abierta?-, suspiró Harry. -Si Dumbledore estaba dispuesto a tirarte así debajo del autobús, ¿no crees que también podría haberse equivocado en otras cosas?-.

-Sabes que los Lestrange torturaron a una pareja hasta la locura, ¿verdad?-. se burló Sirius.

-¡No lo hicimos!- resopló Bellatrix. -No digo que no lanzáramos el crucio, pero estábamos intentando encontrar a nuestro hijo, que había sido secuestrado, así que creo que teníamos cierta justificación, sobre todo después de que los Longbottom admitieran que habían escondido a Lysander en alguna parte, pero que nunca nos lo dirían. No es que pudiéramos haber acudido a los aurores, difícilmente nos habrían creído a nosotros antes que a los Longbottom, no a gente que había sido acusada de ser mortífagos. Te prometo, sin embargo, que estaban perfectamente bien cuando ese bastardo de Moody apareció y sólo perdieron la cabeza después de que estuviéramos bajo custodia-.

-¡Estás culpando a Alastor Moody de lo que les pasó a los Longbottom!- Exclamó Sirius. 

-¿Por qué no?- Preguntó Rodolphus. -Ese hombre estaba más que feliz de lanzar los imperdonables después de que Crouch los hiciera legales. No me sorprendería que no hubiera sido él quien se lo sugiriera al hombre en primer lugar. ¿No puedes decirme honestamente que crees que Moody está en lo correcto?-. 

-Vale, puede que no sólo Dumbledore esté podrido-, suspiró Sirius. -Pero ya sabes quién no era un santo-.

-Nadie está diciendo que no hubiera malas prácticas en ambos bandos, pero eso no lo convierte necesariamente en el diablo-, argumentó Corvinus.

-No intentes engañarme-, gruñó Sirius. -¡Ese hombre era un asesino a sangre fría! ¿Y los Prewett o la familia Bones?-.

-¿Personas que forman parte de tu pequeño grupo de vigilantes?- preguntó Lucius. -No eran inocentes. Los Prewett habían atacado a los Rosier en su casa, la familia apenas salió con vida y probablemente no lo habría hecho si no hubiéramos llegado hasta ellos tan rápido como lo hicimos-.

-Y no pudo haber atacado a la familia Bones como todo el mundo dice-, argumentó Rabastan. -Teníamos una reunión cuando eso ocurrió-.

-Parece que no has tenido todos los datos querido primo-, se rió Narcissa. -Quizá debas reflexionar un poco ahora que eres libre, ya que parece que tu querido lado luminoso no es tan bueno como les gusta hacer creer-.

-Han pasado muchas cosas de las que no te das cuenta-, añadió Harry. -Dumbledore me mantuvo a propósito en la oscuridad durante toda mi vida. No había razón para que no me informara de mi herencia, o incluso de la magia, antes de recibir la carta de Hogwarts-.

-Excepto por el hecho de que tiene el control de tus derechos de voto en el Wizengamot-, señaló Lucius. -Durante la última década los ha utilizado para aprobar las leyes que ha querido-.

-Siempre creí que los tuyos le impedían aprobar cosas-, preguntó Sirius.

-Difícilmente-, se burló Corvinus. -Esa es la excusa que usa cuando no quiere aprobar algo pero no quiere quedar mal por decirlo. Créeme cuando te digo que puede aprobar leyes fácilmente a pesar de nuestras protestas cuando quiere-.

-Sí, como esa ridícula Ley de Protección de Muggles que Arthur Weasley redactó el verano pasado-, gruñó Lucius. -Como si cualquier sangre pura en su sano juicio fuera a permitir que se aprobara una ley así, que básicamente daba carta blanca a los aurores para hacer redadas cuando les diera la gana-.

-¿De qué otra forma esperas que puedan seguir la pista de lo que haces?- Preguntó Sirius.

-¿Y las libertades personales? ¿Inocente hasta que se demuestre lo contrario?- replicó Corvinus. -Pensaría que tú más que nadie entenderías los defectos de perseguir a alguien basándose en meras suposiciones-.

-Pero tú eres culpable-, resopló Sirius. 

-¿De qué crímenes?- preguntó Harry. 

-¡De ser mortífagos, para empezar!- gritó Sirius. 

-Eso nunca fue técnicamente un crimen-, dijo Lucius, -y como señalamos no cometimos ningún crimen del que el Ministerio o la orden de Dumbledore también fueran culpables, así que tengo que preguntarme por qué crees que todos somos tan malvados-.

-¿Aparte de practicar regularmente Artes Oscuras?-. Sirius resopló.

-No es más que otra forma de magia-, señaló Narcissa. -Los hechizos de Luz pueden usarse para dañar a la gente tanto como los Oscuros-.

-Theo expuso ese argumento en el debate-, reflexionó Harry. 

-Es un chico listo-, asintió Severus. 

-Bueno, pueden esgrimir todos los argumentos inteligentes que quieran, eso no significa que de repente vaya a confiarles a todos la seguridad de Harry-, hizo un mohín Sirius. 

-¿Qué crees exactamente que vamos a hacer con él?- preguntó Severus. 

-¡Entregárselo a Voldemort para empezar!- Sirius resopló. 

-Si iba a hacer eso, ¿no crees que habría sido más inteligente que lo hiciera durante el verano, cuando nadie vigilaba a Harry?-. Severus sonrió satisfecho. 

-Voldemort está muerto, Sirius-, suspiró Harry. -La guerra ha terminado y cuanto antes te des cuenta, mejor-.

-Aun así voy a vigilarte de cerca, Harry-, dijo Sirius. -Cometí el error de no tenerte cerca antes, no voy a volver a cometerlo-.

-Está bien-, cedió Harry. -Si te hace sentir mejor quédate aquí y vigila. No es que tengamos nada que ocultar y con suerte verás lo bueno que es Severus conmigo-.

-Bueno, si Sirius se une a tus pequeñas excursiones mientras estás aquí, no veo por qué no deberíamos hacerlo todos-, sugirió Lucius.

Harry se resistió. -¿Es eso posible?-.

-Técnicamente no hay un límite máximo en el número de acompañantes que uno puede tener, ya que muchas reuniones de esponsales suelen tener lugar en torno a la familia-, sonrió Narcissa. 

-Sólo quieres ver más del mundo muggle-, se rió Severus.

-Con fines puramente económicos-, argumentó Lucius. -Me han señalado que hay un hueco importante en el mercado de las actividades recreativas de magos y quiero investigar sobre el asunto antes de comprometerme con alguna empresa en particular-.

Aquel comentario sorprendió a Sirius, que se quedó mudo mientras el grupo organizaba lo que podrían hacer durante las vacaciones, una vez que los chicos hubiesen terminado los deberes, claro. 

Las vacaciones transcurrieron entre castillos y museos, días de playa y salas de juegos. Un fin de semana, el grupo llegó incluso a visitar Disneylandia, en París. La habitación de Harry se fue llenando rápidamente de recuerdos y fotos de todos los días que habían pasado fuera, y se pasaba las tardes contándoles a Lily, Dorea y Charlus sus diversas hazañas, incluso enseñándoles una foto de Lucius con las orejas de Mickey Mouse que hizo que todos se partieran de risa. Harry se alegró de ver cómo Sirius se iba acercando poco a poco al grupo con el paso de las semanas. Estaba claro que aún desconfiaba un poco de los motivos de la gente, pero poco a poco empezaban a derribar sus muros. Probablemente ayudaba el hecho de que sus cartas a sus antiguos amigos habían sido completamente rechazadas, algo que enfurecía a Harry, sobre todo al ver la cara de abatimiento que ponía el hombre cada vez que llegaba una lechuza y no traía una carta para él. Sin embargo, le hacía estar más contento que nunca con su decisión de apoyar a Lysander, y con su decisión de dejar de lado a Ron, ya que los Weasley eran una de las familias a las que Sirius también había contado como amigos. 

Tom también se había unido a ellos en algunas de sus salidas, junto con Bartemius Crouch Junior. Al parecer, Tom estaba ayudando a Barty a recuperarse después de haber sido prisionero de su padre durante tanto tiempo y Tom pensó que también sería bueno para él estar cerca de sus viejos amigos. Todavía tendía a pegarse a Tom o a Rabastan, pero poco a poco estaba saliendo de su caparazón y Harry se alegraba de ver cómo el hombre inteligente y ocurrente se hacía a sí mismo. 

Sin embargo, estaba claro que los fantasmas de Azkaban seguían atormentándolo, al igual que al resto del grupo. Corvinus había arreglado que todos vieran a sanadores mentales. A Harry le costó convencer a Sirius de que fuera, e incluso después de que Harry volviera al colegio, pero lo tomó como una pequeña victoria y esperaba que sirviera para aliviar la preocupación de Sirius por él y, con suerte, para ayudar a su padrino a aceptar el lugar de Severus en su vida, sobre todo porque en un futuro no muy lejano tendrían que pasar todas las vacaciones de verano. 

 

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El curso de verano transcurrió con sólo dos incidentes importantes, ninguno de los cuales puso a Harry en peligro de muerte. 

El primero fue que Harry consiguió un nuevo aliado. Harry no había sido el único en irse a casa de vacaciones. Hermione había recordado el comentario de Theo sobre lo difícil que era conseguir datos en el mundo mágico, así que había recurrido al mundo muggle para averiguar si Tom tenía razón en cuanto a que los nacidos de muggles estaban emparentados con squibs de antiguas líneas mágicas. Había empezado por el lado de su padre, ya que era el más fácil de rastrear con el nombre, y no había tardado mucho en llegar a un bloqueo. Parecía como si la línea hubiera surgido de la nada. A su tatarabuelo, Dagworth Granger, lo habían llevado en una cesta a un orfanato cuando era muy pequeño y no recordaba nada más que su nombre. 

Había conseguido encontrar un artículo sobre él en el periódico local de doce años después de su llegada. Al parecer, el orfanato había supuesto que el niño tenía unos seis años en aquel momento y habían pensado que debía de tener problemas mentales, aunque esa no era la frase que utilizaba el periódico, razón por la cual los padres del niño lo habían abandonado. Sin embargo, no había sido así, y Dagworth se había dedicado rápidamente a sus estudios, consiguiendo finalmente una beca para Cambridge, donde, según supo Hermione por otra fuente, obtuvo más tarde un 1er puesto en Química y, al parecer, se había dedicado a pregonar los diversos beneficios de la medicina herbal, utilizando incluso sus nuevos conocimientos para demostrar científicamente algunos de sus beneficios. 

Hermione estaba intrigada y había ido a Flourish y Blotts para ver qué podía encontrar en el mundo mágico. Al parecer, una de las ventajas de que las familias de magos estuvieran tan orgullosas de sí mismas era que la mayoría había publicado historias que documentaban a todos los miembros de su linaje. La mayoría de los libros estaban mal escritos y eran más áridos que el Sáhara, por lo que Hermione no había pasado mucho tiempo en esa sección antes, ya que no le interesaba leer sobre algún mago que se creía importante sólo por su nombre. Sin embargo, ahora le resultaba muy útil, ya que había tardado muy poco en encontrar el libro sobre los Dagworth-Granger, cuyo principal reclamo para la fama había sido Héctor Dagworth-Granger, fundador de la Extraordinaria Sociedad de Pocionistas. 

Al parecer, Hector Dagworth-Granger había tenido tres hijos, todos los cuales, por desgracia, fallecieron a una edad temprana. Habían muerto dos niñas, de cinco y ocho años, una por comer unas setas venenosas que habían crecido en el jardín y otra que, al parecer, había caído en una trampa del diablo. También había un hijo llamado Horacio, que al parecer se había ahogado en un estanque a los seis años. A Hermione le pareció demasiada coincidencia, sobre todo porque la muerte de Horacio Dagworth-Granger y la aparición de Dagworth Granger en el orfanato ocurrieron el mismo año y parecían coincidir en el tiempo. 

Queriendo ver si podía encontrar más respuestas, había hecho lo que solía hacer y había consultado a Dumbledore, la máxima autoridad en la materia, o eso creía ella. Al principio, el director se había limitado a desechar sus sospechas, diciendo que probablemente había muchos Granger en el mundo y que se producían muchas muertes por esas fechas. Sin embargo, Hermione había insistido, pensando que tenía razón, y había preguntado si había alguna forma de poner a prueba su teoría. Dumbledore pareció enfadarse y advirtió a Hermione de que no siguiera investigando, no fuera que se quedara sin padrino y sin posibilidad de hacerse un nombre en la sociedad de magos, independientemente de las notas que sacara. También le advirtió que no hablara con nadie de los antepasados que había encontrado o podría encontrarse en la misma situación. 

Al parecer, había hablado con Ron sobre el tema a grandes rasgos, mencionando que había visto muchas muertes de niños registradas en las familias a lo largo de los años. Al parecer, Ron le había confiado que, en esencia, era un secreto a voces, que la mayoría de las muertes habrían procedido en realidad de niños que no habían superado la prueba mágica. Hermione se había horrorizado al darse cuenta de lo común que era que algunas familias de magos pusieran a prueba la fuerza de sus hijos poniéndolos en situaciones que ponían en peligro su vida y viendo si eran capaces de salvarse. 

Ron no había entendido el problema, ya que él mismo había pasado por una situación similar. Había intentado justificarlo alegando que el mundo de los magos era muy despiadado y que un squib, o incluso un niño débil, era una marca oscura en una línea que podía afectar a la posición de una familia durante generaciones, hasta el punto de que brujas y magos habían llegado a métodos extremos a lo largo de las generaciones para intentar maximizar la fuerza de su hijo y era una de las razones por las que Harry y los Potter eran tan venerados por la población, ya que el hecho de que Harry sobreviviera a la maldición asesina era un signo de gran fuerza que había elevado tanto a la familia a los ojos de la sociedad. 

Decir que a Hermione no le había impresionado la explicación era quedarse corta, así que preguntó disimuladamente si había alguna forma de comprobar que no hubiera ningún squib en la fila antes de que una persona se casara. Ron se había mostrado un poco cauteloso al principio, pero al parecer acabó contándole a Hermione que había un ritual, en el que se utilizaba una piedra rúnica y una gota de sangre, que los duendes solían ofrecer como forma de comprobar posibles herencias, pero que el Wizengamot lo había prohibido a principios de ese siglo por Dumbledore, alegando que era discriminatorio para las líneas inferiores. A Hermione no le había impresionado, sobre todo por lo mucho que Dumbledore le había dado largas, por no mencionar que, si Harry y ella tenían razón, lo único que estaba haciendo el director era perpetuar la discriminación contra los nacidos de muggles en lugar de permitirles relacionarse con familiares lejanos. Por eso, al comienzo del trimestre de verano, le había dicho a Harry que estaba con él e incluso había retomado sus clases con Tom. 

Tom se había mostrado muy agradecido por toda la investigación que Hermione había realizado y ambos habían entablado conversaciones sobre la forma de cambiar las cosas. Al parecer, las pruebas de magia y la aversión a los squibs eran más frecuentes en las llamadas familias claras, como se veía en el desprecio que Ron y los gemelos tenían por Filch. Las familias oscuras comprendían la importancia de mantener unida la línea mágica, como señaló Draco, y a menudo se les animaba a buscar un empleo alternativo; un squib Black había abierto una granja de ingredientes para pociones que le había ido muy bien, aunque a ciertos miembros de la familia Black no les había impresionado su perspicacia para los negocios, en concreto a Walburga, la madre de Sirius. Hermione, sin embargo, había aprobado en gran medida la idea, sobre todo después de enterarse de que los squibs tenían bloqueada la educación en el mundo mágico, al igual que una serie de criaturas diferentes, y al parecer pasó mucho tiempo hablando con Tom y algunos de los Slytherins sobre los cambios que podrían hacer en el futuro. 

El otro acontecimiento importante fue el arresto de Gilderoy Lockhart. La rápida investigación de Severus había alertado a las autoridades del hecho de que los residentes habían sido obliviados y no estaban, de hecho, locos. El Ministerio había traído especialistas para devolverles la memoria, lo cual había funcionado, al menos hasta cierto punto. Desgraciadamente, la persona que los había atacado había logrado mantenerse oculta, por lo que se había abierto una investigación completa del DMLE para averiguar quién había podido perpetrar un crimen tan atroz. Había llevado meses averiguar el paradero de las personas hasta que Severus había señalado la correlación entre la publicación de algunos de los libros de Lockhart y las áreas de estudio en las que las víctimas habían estado trabajando. 

Había sido una gran conmoción para todo el colegio cuando los aurores llegaron al colegio con sus mejores galas para arrestar al profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, que había afirmado que Severus le había tendido una trampa, para gran satisfacción de Yaxley, que había sido el jefe del equipo encargado de detener al inútil. Dumbledore había intentado intervenir y decirles que se habían equivocado, pero Yaxley, como era de esperar, no le había prestado atención y había continuado con el arresto. Lo que había sorprendido a Harry, y a varios alumnos, fue que Lockhart se resistiera y tratara de luchar contra los aurores y huir. Había durado apenas dos segundos contra los avezados luchadores y la sala había soltado un rugido de aplausos cuando los aurores por fin controlaron a su profesor. 

El único problema entonces había sido la falta de un profesor de defensa. Al parecer, Dumbledore había enviado peticiones de ayuda, pero sólo había recibido negativas a cambio. Lucius, como actual jefe de los rectores, había tenido sus dudas, sobre todo cuando el director se dio la vuelta para decirle a Severus que tenía que encargarse él solo de las clases de DADA. Harry se había echado atrás al oírlo y le había preguntado cómo era posible que Severus pudiera encargarse de enseñar dos asignaturas básicas, además de sus deberes como jefe de casa y de preparar las pociones para el ala hospitalaria. Severus se había limitado a hacer una mueca y a mostrarle el girador de tiempo que Dumbledore le había dado cuando había expuesto los mismos argumentos, alegando que Severus debería haber pensado en eso antes de ponerse en medio de la investigación de los aurores, sobre todo haciéndolo sin decírselo antes a Dumbledore. A Harry le pareció un poco mezquino pero, por desgracia para Severus, poco podía hacer aparte de aceptar las circunstancias. 

El hombre parecía agotado y Harry se había comprometido a hacer lo que pudiera para ayudarlo, yendo a sus aposentos cuando podía para ayudar a marcar algunos de los trabajos de primer año. Afortunadamente, los alumnos de segundo de Slytherin pronto se dieron cuenta y se encargaron también de corregir algunos trabajos, lo que permitió a Severus concentrarse en la elaboración de pociones y dormir un poco. Por suerte, era el trimestre más corto y, con los exámenes de fin de curso, Severus no tenía que dar tantas clases como habría tenido. Aun así, al principio del verano Severus estaba muerto de cansancio y Harry le sugirió que se fuera a su propia casa para que pudiera aislarse del mundo y descansar como es debido, pensando que Severus seguiría en modo protector, incluso en Potter Hall, y no le ayudaba el hecho de que Sirius también estaría allí. Severus había accedido a regañadientes, diciendo que su propia casa parecía un cuchitril comparada con la Mansión, pero comprendiendo la lógica de Harry. Sin embargo, prometió excursiones extras para compensarlo, así que Harry no se quejó. 

Fue por eso que Harry se alegró de que su padrino insistiera en quedarse también en la mansión, ya que, de lo contrario, habría estado dando vueltas por la gran casa él solo. Corvinus había conseguido por fin hacer callar a Dumbledore y a los Longbottom y permitirle la custodia completa de Lysander. Bellatrix y Rodolphus, junto con Rabastan, habían estado asistiendo a todas sus reuniones con sanadores y, en los últimos meses, no habían demostrado ser más que miembros honrados de la sociedad que buscaban dejar todo atrás y rehacer sus vidas. Por el contrario, Dumbledore se había ganado otra mancha negra en su nombre gracias a la debacle con Lockhart, a la que no había contribuido que Yaxley hiciera un comentario al Profeta diciendo que Dumbledore no había sido de ninguna ayuda a la hora de detener a Lockhart; de hecho, casi le había parecido que Dumbledore intentaba impedírselo. 

Lucius también había tenido sus propios diez minutos de fama cuando concedió una entrevista en la que señaló que Lockhart había sido contratado por recomendación de Dumbledore a pesar de las objeciones de varios gobernadores, la sección Oscura, sobre las credenciales reales del hombre, ya que no habían podido encontrar ninguna puntuación N.E.W.T para Lockhart en lo referente a Defensa Contra las Artes Oscuras y sólo habían conseguido un Aceptable en sus O.W.Ls. Dumbledore había afirmado que Lockhart había vuelto a presentarse a los exámenes en una fecha posterior, ya que las normas establecían que todos los profesores debían tener una titulación superior en la materia y, a pesar de ello, las hazañas posteriores del hombre, recogidas en sus libros, compensaban con creces cualquier carencia percibida en su educación oficial. Obviamente, la investigación había demostrado que todo eso era falso y, aunque Dumbledore había argumentado que Lockhart le había asegurado sus credenciales, por lo que no era culpa suya que se hubiera equivocado, los gobernadores siguieron pasando por encima de él y enviaron una petición a Tom Riddle para que ocupara el puesto el año siguiente, que Tom había aceptado de buen grado. Por lo visto, Dumbledore estaba intentando apelar la decisión, pero le estaba costando mucho ganar adeptos y Harry estaba deseando ver a Tom sentado a la mesa principal en septiembre y ver cómo Dumbledore se enfurecía. 

Mientras tanto, Harry tenía todo un verano para disfrutar, empezando por pasar algún tiempo con su padrino. Fiel a su palabra, Sirius había asistido también a todas sus reuniones con los sanadores, incluida la visita al sanador mental. Con el permiso de Harry, se había alojado en la Mansión Potter mientras Harry estaba en el colegio, ya que no se sentía cómodo alojándose con ninguna de las familias "oscuras" y sólo tenía malos recuerdos de su casa familiar. Al final resultó ser algo bueno entre hablar de cosas del colegio con el retrato de Lily, de cosas de sangre pura con el de Charlus y de asuntos de la familia Black con Dorea, Sirius había podido progresar mucho en varias áreas. 

Lily le había ayudado a aceptar su amistad con James. Sirius siempre había abrazado la idea de ser un rebelde, pero en realidad no había sido el autor intelectual. A James se le habían ocurrido muchas de las bromas más malvadas, pero había presionado a Sirius para que se las atribuyera y así poder mantener su imagen más limpia, que le había permitido llegar a ser el director. En los últimos años, la situación había empeorado, después de que James descubriera que Sirius era gay, y a menudo insinuaba que lo delataría para que el otro chico aceptara, como en el asunto de Mary MacDonald. 

Dorea había sido de gran ayuda. Le había explicado que, si bien Walburga podía tener ciertas opiniones respecto a la homosexualidad, consideraba que lo correcto era que un mago se casara con una bruja, sobre todo cuando esa persona era el heredero. Esto fue respaldado por Narcissa y Bellatrix que no tenían ningún problema con la idea, incluso con sus únicos hijos. 

Charlus también había aclarado a Sirius muchas de sus creencias sobre los nacidos de muggles y el riesgo que representaban para el mundo mágico. Harry había ayudado, llevando a Sirius a la biblioteca y enseñándole libros sobre armas nucleares y químicas y el daño que causaban. Sirius se había horrorizado al ver algunas de las imágenes y se había aterrorizado al enterarse de los avances que los muggles habían hecho en la investigación del ADN y de cómo, en teoría, podían adaptar una enfermedad para que sólo afectara a los mágicos. Incluso Charlus se había asustado un poco al enterarse de eso y señaló que gran parte del sentimiento anti muggle se basaba en que querían protegerse más a sí mismos. También ayudó a señalar el ridículo argumento de Dumbledore de que los nacidos de muggles eran necesarios para evitar la endogamia, ya que había familias más que suficientes para que eso no ocurriera, incluso si las familias se limitaban a los sangre pura. 

De este modo, el Sirius con el que Harry regresó era mucho más tranquilo y tolerante, e incluso estaba dispuesto a pasar tiempo con sus primos, lo que Harry se alegró de oír, ya que significaba que sería mucho más fácil pasar tiempo con Draco y Lysander durante las vacaciones, por no mencionar que, con un poco de suerte, podría celebrar adecuadamente su cumpleaños este año. 

 

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Severus maldijo levemente en voz baja cuando Black apareció demasiado cerca de él después de aparecerse, perdiendo el equilibrio y casi haciéndolos caer en una zanja, salvados sólo por los rápidos reflejos y el excelente equilibrio de Severus.

-Fíjate dónde aterrizas, Black-, siseó. -Se supone que esta es una misión sigilosa, después de todo-.

-Soy bastante consciente de ello-, resopló Sirius en voz baja. 

-¿En serio?- se mofó Severus. -Y yo que tenía la impresión de que esa palabra era ajena a tu vocabulario-.

-Eh, nos las arreglamos para escabullirnos durante años en Hogwarts sin que nos pillaran!-. Protestó Sirius. 

-Qué raro, porque yo recuerdo haberlos pillado varias veces-, argumentó Severus, -y dado lo poco sorprendidos que se mostraban los profesores cuando me quejaba de ello, siempre imaginé que su falta de castigo se debía más a un designio que a que realmente se movían por ahí sin ser detectados-.

Sirius se sobresaltó. -¡Qué! ¡Quieres decir que sabían todo el tiempo lo que estábamos haciendo!-.

-Me lo imagino-, murmuró Severus. -Quiero decir que les conté todo lo que pasó después de que casi me llevaras a la muerte y no puedo imaginar que cualquier clase de profesor competente no te hubiera vigilado de cerca después, especialmente si, como dijiste, seguiste saliendo durante los dos años siguientes-.

Sirius se quedó pensativo. -¿Crees que entonces lo sabía todo sobre nuestras habilidades de animago?-. 

-No me sorprendería-, admitió Severus, -y si era listo, habría aprovechado al máximo la de Peter-.

-La habilidad de Peter era la peor-, se rió Sirius.

-Desde un punto de vista ofensivo, sí-, estuvo de acuerdo Severus, -pero desde un punto de vista defensivo, con su habilidad para escapar de situaciones peligrosas, así como su capacidad para espiar a la gente, la habilidad de convertirse en rata tiene un valor incalculable, sobre todo porque esas criaturas pueden moverse por casi cualquier sitio, incluso esconderse en las paredes para poder escuchar sin ser vistas. Dumbledore habría sido un completo idiota por no usar eso, o por no haberse dado cuenta de lo que tramabas en el colegio y me cuesta verlo tan incompetente-.

-Bueno, cuando lo pones así-, Sirius suspiró. -¿Crees que esa es parte de la razón por la que Dumbledore se enfadó tanto cuando le entregaste a Peter? ¿Que perdió a su espía?-.

-Posiblemente-, reflexionó Severus mientras salían del oscuro callejón en dirección a cierta calle muggle bajo encantos de ocultación para asegurarse de que no los descubría cierto squib. -También está el hecho de que yo te entregara la rata cimentó tu inocencia a los ojos de la ley, ya que no puedes haber cometido un asesinato si la víctima está aún muy viva, lo que significa que no había posibles sanciones que se te pudieran imponer y quedabas libre para convertirte en el tutor legal de Harry-.

-Pero tú ya eras el tutor de Harry-, señaló Sirius. 

-Pero Dumbledore no estaba al tanto de eso, aunque en cierto modo te agradezco que hayas entrado en la vida de Harry, ya que no sólo le ha dado más cobertura a nuestro contrato, sino que le ha dado más libertad a Harry, ya que ahora es libre de entrar en su propiedad cuando quiera sin tener que preocuparse de inventar mentiras ridículas-.

-También significa que no tenemos que esperar para vengarnos de esos bastardos Dursley-, dijo Sirius y Severus pudo oír el regocijo malicioso en su voz. 

-En efecto-, sonrió Severus, conteniendo a duras penas su propia carcajada malévola ante la perspectiva de darles a esos bastardos lo que se merecían por lo que le hicieron pasar a Harry a lo largo de los años. 

Severus estaba seguro de que los Dursley estarían bastante sorprendidos de verlo tan pronto, después de todo les había dado un par de años para tratar de compensar su mal comportamiento anterior, pero Severus les había advertido que podría llegar antes, además dudaba que más tiempo hubiera cambiado el resultado. Si bien los Dursley habían abandonado su comportamiento abusivo y habían ayudado a cubrirse en algunas ocasiones, en lo que a Severus respectaba, eso era lo mínimo que debían hacer, y probablemente sólo lo hacían por miedo, en lugar de hacerlo porque era lo correcto. Severus había esperado que al menos le hubieran enviado una tarjeta de Navidad a Harry, pero la familia seguía actuando como si Harry no existiera, lo cual, en opinión de Severus, seguía siendo censurable y tenía muchas ganas de dárselas de hostias a los Dursley, como decía el refrán muggle. 

-Entonces, ¿cuál es el plan?- preguntó Sirius, frotándose las manos con regocijo. -¿Voy a poder usar la maldición cruciatus? Nunca la he lanzado, pero Bella siempre hablaba maravillas de ella-.

-Nada de imperdonables Black, estamos tratando de mantenerte fuera de Azkaban- Severus suspiró exasperado, preguntándose si no estarían posiblemente mejor con Black fuera de escena a veces. Sin embargo, cada vez ocurría menos. Las visitas a los sanadores y el reencuentro con su familia parecían haberle sentado muy bien a Black. El hombre no era ni de lejos tan odioso como lo había sido en la escuela y era incluso menos odioso de lo que había sido justo después de su liberación y, a veces, Severus incluso se encontraba disfrutando de la compañía del hombre, aunque eso podría tener que ver con el hecho de que era un adulto de verdad, aunque no siempre actuara como tal, y que realmente existía en el mundo en lugar de estar atrapado en un retrato, lo que decía mucho de la compañía que Severus se había visto obligado a mantener últimamente. 

No es que le importara, por supuesto. Había sido maravilloso reconectar y aclarar las cosas con Lily, aunque sólo fuera por el bien de su conciencia, pero sólo eso ya había sido un gran alivio para él y le había tranquilizado el alma. Luego estaba el propio Harry. El muchacho estaba tan lejos del niño mimado que él había supuesto cuando lo había visto por primera vez en Hogwarts y se alegraba de ver al joven cálido e inteligente en el que se estaba convirtiendo y Severus disfrutaba enormemente del tiempo que pasaba con él y a menudo esperaba con impaciencia las tardes en las que se quedaban despiertos hablando de diversos temas. Harry se estaba convirtiendo poco a poco en un buen joven y Severus estaba orgulloso de poder formar parte de ello. 

-Entonces, ¿cuál es el plan?- Sirius frunció el ceño. -Me refiero a que te acercaste a mí y me pediste ayuda, lo cual fue un shock en sí mismo-.

-Bueno, hay mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo-, explicó Severus. -Necesitaba a alguien para el trabajo sucio-.

-Sé que lo dice como un insulto, pero estoy bastante orgulloso del trabajo que me han hecho hacer los sanadores, y la información que Harry sacó del mundo muggle fue muy útil-, rió Sirius.

Severus tarareó sin compromiso. -Bueno, si no puedes mejorar tu mente, entonces podrías intentar mejorar tu cuerpo, y ese "gimnasio", como tú lo llamas, ciertamente tiene algunos equipos interesantes-.

-Deberías intentarlo en algún momento del verano. Quizá si tuvieras un cuerpo decente no tendrías que recurrir a contratos matrimoniales con menores para encontrar pareja-. Sirius sonrió satisfecho, lo que le quitó hierro al asunto y fue una prueba de lo lejos que había llegado con su actitud hacia el contrato. Seguía mostrándose un poco raro cuando Harry y Severus pasaban mucho tiempo juntos a solas, sobre todo a altas horas de la noche, pero ya no vigilaba cada uno de sus movimientos, lo que resultaba especialmente útil ahora que Severus volvía a alojarse en la mansión Potter. Sirius había cuestionado el traslado, después de que Severus hubiera tenido unas semanas para recuperarse del infernal último trimestre en el colegio, así como para poner en orden toda su planificación para el curso siguiente, pero Severus señaló la superioridad de las instalaciones para hacer pociones, así como que era un lugar mucho más agradable que su casa familiar. Severus había sacado a colación la reticencia de Black a quedarse en su propia casa familiar, que al menos era más grande que la terraza de un dormitorio que poseía, además de estar en una mejor posición, lo que pareció ayudar a la comprensión del hombre. 

-¿Quién dice que necesito ayuda para encontrar pareja?-. inquirió Severus. -O que necesite mejorar mi cuerpo. Hace tiempo que no ves ninguna parte de mí que no esté cubierta por la túnica-.

-Cierto-, sonrió Sirius, -aunque eso cambiará definitivamente mañana, con la fiesta en la playa de Harry-.

-Sí-, asintió Severus. -Me alegro de que los duendes me permitieran abrir la playa de la familia Prince por un día, aunque creo que Lucius definitivamente estará haciendo planes sobre cómo se puede maximizar su uso en el futuro-.

-Aunque tendrá que esperar un poco antes de poder hacer algo al respecto-.

-Sólo dos años más-, señaló Severus, -y estoy seguro de que Lucius utilizará ese tiempo sabiamente para investigar y presentarme el plan óptimo en cuanto se cumpla el contrato-.

-¿Así que no ves venir ninguna oposición antes de entonces?- inquirió Sirius.

Severus frunció el ceño. -Todavía es posible, por supuesto, sobre todo con Dumbledore al margen. He aprendido a no subestimar nunca lo que ese hombre sabe y, obviamente, cuanta más gente conozca el secreto, más probabilidades habrá de que salga a la luz. Sólo me siento más seguro con el hecho de que ahora hay varias personas que apoyarán el contrato y lucharán contra Dumbledore a mi lado. Lo único que me preocupa es que, si se hace público, será más difícil disolver las cosas en los esponsales-.

-¿No piensas cumplir un contrato de compromiso?- preguntó Sirius. 

Severus negó con la cabeza. -No. Quiero liberar a Harry de cualquier obligación lo antes posible y darle la oportunidad de perseguir a quien quiera, si es que quiere perseguir a alguien. Desde luego, no le pondré ningún impedimento-.

-Y querrá volver con todas esas amantes que ha tenido que dejar en suspenso-, bromeó Sirius y Severus se limitó a fruncirle el ceño. 

-Lo dices como si hubieras tenido una ristra de amantes desfilando por la Mansión Potter-.

-No quiero escandalizar a Harry, ¿verdad? Además, sería demasiado arriesgado para su seguridad tener extraños cerca-.

Severus sonrió satisfecho. -Me alegra oír que consideras la seguridad de tu ahijado de esa manera aunque, haciendo memoria, tampoco recuerdo que tuvieras relación con nadie en el colegio-.

Sirius parecía incómodo. -Qué puedo decir, nadie en el colegio me llamaba mucho la atención-.

-¿Ah, sí?- Murmuró Severus. 

Sirius desvió la mirada. -Sí. De todas formas, ¿aún no me has explicado cuál es exactamente el plan para los Dursley? ¿Has creado alguna nueva y excitante maldición que les hará sentir diez veces más todo lo que le hicieron a Harry?-.

-Eso habría sido divertido de hacer, aunque admito que no sabría ni por dónde empezar a elaborarla-, musitó Severus. -No es que quisiera usarlo de todos modos, en la remota posibilidad de que Dumbledore viniera. Probablemente empezaría a mirar hacia mí, ya que no hay muchos magos hoy en día. No, he planeado una forma no mágica de venganza, la mayor parte de la cual ya ha sucedido, sólo estamos preparando la gota que colma el vaso, por así decirlo-.

-¿Qué has estado haciendo?- Preguntó Sirius. -¿Y cuándo has tenido tiempo de hacerlo?-. 

Severus sonrió maliciosamente. -Bueno, he estado planeándolo desde el año pasado, así que he tenido tiempo de sobra para poner las cosas en su sitio, sobre todo porque quería asegurarme de que las cargas se pegaran sin que pareciera que había alguna interferencia mágica-.

-¡Cargos! ¡Como en cargos criminales!-.

-Exactamente-, sonrió Severus. -Empecé con un poco de robo de identidad y pedí un montón de préstamos a nombre de Vernon, además de hacer algunas inversiones dudosas, básicamente dejándolo en la ruina. Luego me aseguré de transferir grandes cantidades de dinero a su cuenta y, al mismo tiempo, hice que Asher, el elfo doméstico, empezara a drogar en secreto a la familia con una encantadora droga muggle que encontré, llamada Krokodil-.

-¿Ser adictos en secreto realmente les hará daño?- Preguntó Sirius frunciendo el ceño.

-No por sí misma, pero esta droga en concreto es altamente adictiva, con un subidón de muy corta duración que, unido a sus aparentes problemas de dinero, les llevó a aceptar fácilmente la droga cuando se la ofrecieron abiertamente. Esa adicción por sí sola ha causado problemas. Vernon está en la cuerda floja en su trabajo después de perder varios contratos por estar demasiado distraído y aparentemente intoxicado. El hijo, Dudley, también está fuera del equipo de lucha después de que la escuela notara una extraña afección cutánea parecida a las escamas, un efecto secundario de la droga. Petunia también ha perdido ya la mitad de los dientes y es esencialmente una paria social, aunque eso empezó hace meses, cuando le rechazaban las tarjetas en la tienda, pero también ha habido rumores de que ofrecía drogas a los amigos de su hijo, por un precio, claro-.

Sirius soltó una carcajada. -Oh, cómo caen los poderosos. Pero si ya has hecho todo eso, ¿por qué tanta prisa hoy?-.

-Tengo una fuente en comisaría que me ha hecho saber que mañana planean una redada para llevarse a Dudley en custodia preventiva de urgencia y quiero montar una cocina de drogas en su garaje para que parezca que son ellos los que suministran el producto, lo que les dará una condena mucho mayor. Asher también ha tenido la amabilidad de robar algunas cosas de la empresa de Vernon que encontrarán allí. Nada importante, pero más que suficiente para que lo despidan y se sume al cuadro general de delitos-.

Sirius asintió con una sonrisa. -Muy bien, aunque tengo curiosidad por saber cómo pudiste conseguir un contacto en la comisaría-.

-Oh, eso fue demasiado fácil-, Severus soltó una risita mientras llegaban al número 4 de Privet Drive y entraban silenciosamente en el garaje. -El verano pasado fui con Harry a que le revisaran la vista, diciendo que yo era su profesor e interviniendo como su tutor. El oculista señaló que los problemas de vista de Harry se debían a la desnutrición y me había dejado su tarjeta, ofreciéndose a testificar en caso de que yo quisiera presentar cargos contra los Dursley. Al comienzo del curso escolar presenté una queja, diciendo que Harry quería mantenerse al margen para evitar más traumas, pero nombrando al óptico como fuente de corroboración. La queja quedó registrada y al principio no se hizo gran cosa, pero, cuando el colegio empezó a hacer averiguaciones, mi queja fue señalada y el funcionario volvió a ponerse en contacto conmigo para mantenerme al corriente de los trámites, por si Harry cambiaba de opinión y quería llevar su queja más lejos-.

-Muy astuto-.

-Por algo era un Slytherin-, sonrió Severus con satisfacción.

-Empiezo a darme cuenta de las ventajas de tenerte a mi lado-, admitió Sirius, observando cómo Severus vaciaba la bolsa que había traído y empezaba a cambiar el tamaño de las cosas, incluidas cajas de diversos productos químicos y lo que parecían aparatos de calefacción. 

-¿Aprendiendo por fin que correr de cabeza a las situaciones no funciona?-. 

-No sé si llegaré tan lejos-, rió Sirius, -pero desde luego me he dado cuenta de que tus bromas de represalia contra nosotros podrían haber sido mucho peores de lo que fueron. Por cierto, siento todo eso, las bromas y demás. Definitivamente llevamos las cosas demasiado lejos a veces. No tanto como todo esto, pero definitivamente fue más de lo que merecías-.

-Un poco tarde, pero mejor que nunca-, murmuró Severus, alzando las cejas e indicándole a Sirius dónde colocar las cosas, habiendo puesto ya hechizos silenciadores para asegurarse de que no despertaran accidentalmente a la familia. 

Seguía sintiendo cierta curiosidad por saber por qué Black lo había acosado tanto. Podía entender a Potter, ya que el hombre estaba celoso de lo unido que estaba a Lily, pero la virulencia de Black siempre le había parecido un poco exagerada por el simple hecho de que Severus fuera moreno, sobre todo teniendo en cuenta que en aquella época había alumnos mucho más morenos en el colegio, ninguno de los cuales era objetivo de los merodeadores en la medida en que él lo era. Siempre había supuesto que se debía simplemente a que Black era un matón de corazón y Severus había sido un blanco fácil; pobre, sin nadie que luchara en su esquina si pasaba algo. Sin embargo, el reciente comportamiento de Black parecía ir en contra de eso, lo que sólo dejaba a Severus más curioso por saber qué había detrás. No es que pensara que Black le daría una respuesta directa si se la preguntaba, razón por la cual planeaba limitarse a observar al hombre por ahora. 

No les llevó mucho tiempo montar el laboratorio de drogas a un nivel con el que Severus estuviera contento, así como cocinar unas cuantas tandas del producto para que pareciera que llevaba tiempo usándose, y unas sencillas instrucciones de la receta que hasta Sirius podía entender, a pesar de no saber siquiera lo que era la química. Black había querido quedarse a ver el espectáculo, sobre todo teniendo en cuenta que faltaban pocas horas para que llegara la policía, pero Severus le recordó a su compañero de fechorías que se trataba de la primera fiesta de cumpleaños de alguien, lo que ocurriría más tarde ese mismo día, y que ambos querrían descansar si querían pasar una tarde llena de adolescentes gritones y un montón de mortífagos sin matar a nadie. 

Tampoco había ninguna posibilidad de que Severus se arriesgara a perderse o arruinar la fiesta que llevaba planeando desde el verano pasado y enterarse de que aquella había sido la celebración del primer cumpleaños de Harry. La fiesta había sufrido varios cambios en ese tiempo, especialmente con el aumento del círculo de amigos de Harry, así como con todos los nuevos mortífagos que habían sido liberados. Ahora había una lista de invitados bastante extensa, pero, de algún modo, Harry seguía sin enterarse. Asher y Collie habían estado trabajando duro para preparar una barbacoa con una gran variedad de comida, así como un bar donde la gente podía tomar cócteles con y sin alcohol. Incluso habían recreado una furgoneta de helados para la ocasión. 

Para el entretenimiento, Severus había conseguido toda la parafernalia muggle habitual para jugar en la playa, desde la construcción de castillos de arena y el surf hasta el vóley-playa e incluso la búsqueda del tesoro. Severus también había comprado unas cosas llamadas "juegos de jardín", que al parecer eran versiones grandes de los juegos que los muggles jugaban dentro de casa. Había algo llamado Jenga y algo llamado Twister y Severus había adaptado la idea para crear una versión grande del ajedrez mágico, algo que recordaba de algunas de las historias de Harry, aunque tenía la sensación de que Harry no lo usaría. No era de extrañar, ya que también había recurrido a los antiguos contactos de Charlus para organizar algunos paseos en Granian, ya que los burros parecían tan pasados de moda. También habría un castillo hinflable alimentado por un generador de gasolina que luego se utilizaría para alimentar un proyector por la noche para que pudieran montar un cine al aire libre. 

Era consciente de que probablemente estaba exagerando, sobre todo cuando enviaba las invitaciones con paquetes informativos que incluían fotos de atuendos de playa muggles actuales y dónde comprarlos, pero no podía evitarlo. Cada vez que pensaba en lo que Harry se había perdido todos estos años, sentía que debía añadir un poco más, hasta que básicamente había incluido todo lo que había pensado que Harry podría disfrutar remotamente, y algo más. 

Pero valió la pena. Harry se había alegrado bastante con la idea de pasar el día en una playa con Sirius y Severus, sobre todo cuando Severus dijo que iban a ir a la playa del propio Severus, lo que significaba que podrían relajarse de verdad. La expresión de su cara cuando apareció de reojo con Severus y todo el mundo gritó "sorpresa" valió la pena todo el esfuerzo y Severus sintió que podía sentarse y relajarse por fin sabiendo que, incluso si algo salía mal, Harry había tenido un día realmente fantástico. 

No es que Severus viera mucho a su prometido a lo largo del día, ya que Harry corrió casi instantáneamente a saludar a sus amigos y Severus ignoró la pequeña punzada que sintió ante el cálido abrazo que compartieron Harry y Theo. 

-No me había dado cuenta de que Harry estuviera tan unido al chico Nott-, murmuró Sirius, sentándose en una manta de picnic junto a Severus. 

Severus tarareó en señal de acuerdo. -Harry dice que solo son amigos, pero que mantienen una estrecha relación a propósito para encubrir nuestro acuerdo de esponsales-.

-No pareces muy convencido-.

-Que lo esté o no no importa-, afirmó Severus con decisión, -mientras Harry entienda que no debe hacer nada que comprometa el acuerdo. Estoy deseando tener una vida de ocio dentro de unos años-.

-Tendrás dinero de sobra si la mirada de Lucius te sirve de algo-, se rió Sirius. -Esta fiesta parece ser todo un éxito e imagino que ahora tiene muchas ideas sobre qué hacer con este lugar cuando pase a tus manos-. 

-Me preocupa más cómo superar esta fiesta para el año que viene-, hizo una mueca Severus. 

Sirius se encogió de hombros. -Haz lo mismo, si el tiempo lo permite. Aquí hay más que suficiente para que no se aburra y Harry no es de los que esperan nada-.

-Pero ese es precisamente mi punto. Sé lo que es ser ese niño que se ve obligado a pasar sin nada por culpa de unos padres de mierda y odio el hecho de que Harry se viera obligado a soportar eso durante tanto tiempo gracias a ese viejo entrometido-.

-Lo entiendo-, suspiró Sirius, -pero date cuenta de que no tienes que hacer nada. Harry sólo está prometido a ti por un contrato, aparte de cumplir los requisitos de ese contrato no tienes ninguna obligación de ayudarle-.

-Black, lo que uno está obligado a hacer por ley y lo que uno debería hacer desde un punto de vista moral suelen ser dos cosas muy distintas y no soporto la idea de no hacer todo lo posible para que Harry tenga una vida feliz en el futuro-.

-¿Porque es el hijo de Lily?-.

-Eso es parte de ello-, admitió Severus, -pero también está el hecho de que veo algo de mí en su situación y quiero hacer por él todas las cosas que desearía que alguien hubiera hecho por mí. Quiero decir que yo al menos tuve el amor de mi madre mientras crecía, pero Harry no ha tenido nada-.

-Sí, lo entiendo-, suspiró Sirius. -Puede que mi madre fuera una zorra autoritaria, pero al menos la casa era cómoda, aunque muy espeluznante, y yo tenía a Regulus-.

-¿Y tu padre?- preguntó Severus.

-Normalmente estaba de viaje de negocios. Solía pensar que era porque no quería estar cerca de mamá, lo que probablemente era cierto al final, con todo lo que la tía Dorea me contó sobre el estado de mamá. Aún desearía que alguien hubiera intervenido, pero al menos tuve mis amigos cuando empecé Hogwarts-.

-Harry los tenía para ser justos-.

-Sí, pero de mierda, por lo que parece-, resopló Sirius. -Entiendo que debe haber sido un shock enterarse de la herencia de Lysander y todo eso, pero no es razón para abandonarlo. A los merodeadores jamás se les ocurriría abandonar a alguien por algo tan trivial, sobre todo tratándose de un chico tan bueno como Lys-.

-Entonces, ¿tu sobrino te ha caído bien?-. Severus sonrió satisfecho.

Sirius sonrió. -Cómo no iba a hacerlo. Es un chico estupendo. Me alegro de que Harry y él sean tan buenos amigos y estoy muy orgulloso de Harry por mantenerse firme en sus convicciones y apoyar al chico, sobre todo con lo que he oído de ese chico Weasley-.

-Tú y yo-, Severus frunció el ceño. -Ronald Weasley era una influencia terrible para Harry y librarse de él fue una de las mejores decisiones que Harry ha tomado nunca-.

-Parece que hay algo más en lo que estamos de acuerdo-, sonrió Sirius. 

-En efecto. Debería comprobar la temperatura del infierno, porque seguro que ya se ha congelado-.

Sirius soltó una carcajada. -Nunca me había dado cuenta de lo gracioso que eres Snape-.

-Creo que descubrirás que el término técnico es 'ingenioso' Black, pero estoy seguro de que pasar tiempo con Harry mejorará tu vocabulario con el tiempo. Es un chico listo-.

-Así es-, asintió Sirius. -Y deberías llamarme Sirius, sobre todo si vamos a pasar más tiempo así en los próximos años-.

Las cejas de Severus prácticamente desaparecieron en el nacimiento de su pelo. -Entonces supongo que deberías llamarme Severus aunque debo admitir que en todos mis años nunca imaginé que tuviéramos este tipo de conversación-.

-¿En serio?- Preguntó Sirius con una sonrisa, -porque definitivamente sí-.

Severus miró al hombre algo incrédulo mientras meditaba sobre el posible significado de aquella frase pero no tuvo tiempo de pensar mucho ya que pronto se encontró con los brazos llenos de Harry que se había abalanzado sobre su pecho.  

-¡Gracias, Severus! En serio, muchas gracias. Esto es mucho mejor de lo que podría haber soñado. Nunca podré pagártelo-. 

Harry sollozaba en su pecho y Severus sintió que su corazón se hinchaba y se rompía por el chico al mismo tiempo.

-No hay nada que pagar Harry, ha sido un placer, además me gusta pensar en esto como una especie de presentación a Lucius sobre lo que podemos lograr aquí después de que lo herede adecuadamente-.

-¡En serio!- jadeó Harry, animándose de repente, desapareciendo todo rastro de las lágrimas anteriores, excepto una ligera hinchazón en los ojos. -Eso será genial. Sería estupendo que los magos tuvieran un lugar así y pudieran visitarlo todo el verano. Tenemos que hacerlo realidad. Yo también invertiré si sirve de algo-.

-Seguro que sí-, sonrió Severus. -Pero no nos preocupemos de eso por ahora. Vete, disfruta del día con tus amigos, aún nos quedan años para discutir posibles oportunidades de desarrollo-.

-De acuerdo-, dijo Harry, sonriendo tímidamente antes de agacharse para darle a Severus un rápido beso en la mejilla antes de volver corriendo a jugar en el mar con sus amigos. Severus se preparó para una gran bronca de Black, bueno, de Sirius, pero no ocurrió y, cuando Harry miró al hombre, tenía una mirada extrañamente intensa que hizo que Severus se estremeciera, aunque no sabía muy bien qué la había provocado. 

 

Chapter Text

Agosto pasó rápidamente y Harry se divirtió mucho pasando tiempo con sus amigos. Apenas pasaba un día sin que alguien pasara por la mansión Potter o Harry estuviera en casa de alguien, y se lo estaba pasando como nunca. De hecho, temía volver al colegio y eso le ayudaba a sentirse un poco normal por una vez. Lily se había reído de la idea, pero tanto Sirius como Severus comprendieron e intercambiaron una mirada antes de decir que se alegraban por Harry. Se había dado cuenta de que los dos parecían haber llegado finalmente a un entendimiento, lo cual era bueno, aunque una parte de Harry se alegraba un poco de que hubiera un poco de distancia. Probablemente no era nada, pero había algo en la forma en que Sirius seguía mirando a Severus que hacía que Harry se sintiera un poco incómodo.

Por suerte, la enemistad entre Sirius y Dumbledore significaba que su padrino probablemente se alejaría mucho del colegio, aunque Dumbledore no parecía permitir las visitas familiares. Era algo que nunca se había planteado antes, no tener familia que quisiera visitarlo, pero ahora le parecía un poco extraño. Al menos seguiría teniendo a Severus a mano, y a Tom, y Harry esperaba con impaciencia los problemas que esos dos podrían causar el año que venía.

El viaje en tren fue bastante agradable, ya que Harry pudo ponerse al día con todos los amigos a los que no había visto tanto. Nunca se había sentido tan popular, ya que alumnos de distintas casas se acercaron a saludarlo, al igual que Draco, Theo y Lysander, que, por supuesto, había decidido compartir compartimento con él. Ron apareció en un momento hablando de que sabía que tenía razón sobre Harry y Lysander y que ahora sí que estaban mostrando su verdadera cara. Por suerte, a nadie más pareció importarle, incluso los otros Gryffindors le dijeron que se largara.

-¡Espera!- Gritó Ron. -El año que viene todo saldrá a la luz, créeme, y volverás corriendo a mí y a Dumbledore antes de que acabe el año, ¡espera!-.

Harry le hizo un gesto con la mano para que se fuera mientras el resto del compartimento se mofaba aunque Harry sentía cierta curiosidad por lo que Dumbledore pudiera tener planeado. A estas alturas sabía que el viejo estaba empezando a desesperarse un poco, así que no se sabía hasta dónde llegaría para mantener su poder y su control. Compartió sus preocupaciones con sus amigos, que estuvieron de acuerdo en que sería una buena idea no dejar nada al azar, lo que significaba que era un grupo considerablemente más tranquilo el que entraba en el Gran Comedor listo para dar la bienvenida a los nuevos alumnos de primer año, aunque se aseguró de saludar con la cabeza al profesor Riddle mientras se dirigía a la mesa de Gryffindor, sabiendo que eso haría que el viejo loco se pusiera algo nervioso.

Dumbledore lo miró mal cuando la profesora McGonagall entró y colocó el sombrero seleccionador en el taburete frente a la mesa principal, sólo para que el sombrero se diera la vuelta de repente, mirara a lo largo de la mesa de la casa y soltara una carcajada.

-Querida, querida, querida, esto no está nada bien. Parece que algunos de nuestros profesores están sentados en el lugar equivocado-.

Severus frunció el ceño. -¿Cómo es posible? No hay asientos fijos, aparte del director-.

-Y eso es precisamente de lo que estoy hablando-, dijo el Sombrero Seleccionador y Harry juraría que podía oír la sonrisa burlona en su voz.

-¿Intentas decir que Albus Dumbledore va a ser destituido de su cargo de director de Hogwarts?-. preguntó Tom.

-Mi querido muchacho, lo que estoy diciendo es que Albus Dumbledore nunca fue director de Hogwarts, para empezar-.

-¡Qué tontería!- resopló Dumbledore, -está claro que el sombrero dice tonterías. Tendremos que comprobar si ha sido manipulado antes de arriesgarnos a usarlo con los niños-.

-Oh, ahora se preocupa por la seguridad de los niños-, se mofó el Sombrero Seleccionador. -No ha habido demasiado de eso desde que usted asumió el cargo, pero entonces nunca se le consideró apto para ello-.

-¡Albus Dumbledore es un gran hombre!- rugió Hagrid.

-¡Albus Dumbledore es un charlatán al que nunca le ha importado nadie más que superarse a sí mismo!-.

-¡Pero Grindelwald!- tartamudeó McGonagall.

-Ah, sí, Dumbledore, el gran vencedor de Grindelwald-, se rió el Sombrero Seleccionador. -¿Cuántos años esperaste en la seguridad de estos salones antes de salir a derrotarlo?-.

-Hubo circunstancias atenuantes-, murmuró Dumbledore.

-Ah, sí, el pacto de sangre, el que hiciste con él cuando eran amantes-, se burló el Sombrero Seleccionador, haciendo que muchos jadearan. -No te preocupes, lo sé todo. Entre retratos cotillas, Dippet alborotando en su momento y tú hablando en sueños conozco toda la historia. El problema para ti es que sabías lo que Grindelwald planeaba allá por 1899 y no dijiste nada para advertir a la gente hasta mucho después de que empezara su primer alboroto por Europa, lo que apenas le impidió salir elegido. El pacto de sangre también dejó de ser un problema ya en 1932, pero de alguna manera el Gran Albus Dumbledore no fue capaz de derrotarlo hasta 1945 y ¿por qué, porque temías que tuviera pruebas de que fuiste tú quien mató a tu hermana?-.

-¡Gellert fue quien la mató!- Protestó Dumbledore.

-Pero temías haber sido tú y fue ese temor lo que te impidió actuar-, se mofó acusadoramente el Sombrero Seleccionador. -¿Cuántos cientos de personas murieron en esos trece años; me pregunto cuántos de ellos juegan en tu conciencia? No es que importe. Fueron esas acciones, o más bien inacciones, las que hicieron que el castillo te considerara inadecuado para el papel de director, porque es ella quien elige, nadie más-.

-¿Cómo se las ha arreglado Dumbledore para mantener el puesto tanto tiempo?- preguntó Tom. -¿O incluso conseguir el puesto en primer lugar?-.

-La cuestión es que nunca fue oficialmente director, sólo lo fue interinamente-, explicó el Sombrero Seleccionador. -Dippet había elegido a Dumbledore subdirector, a pesar de las protestas de mucha gente, así que cuando, misteriosamente, Dippet decidió dimitir...-

-No tuvo nada de misterioso-, interrumpió Dumbledore. -El hombre era viejo, tenía más de 300 años, quería retirarse y vivir sus últimos años en paz-.

-Eso podría haber tenido más sentido si no hubiera vivido casi treinta años más, como lo demuestra el hecho de que su retrato despertara a su muerte, el 31 de diciembre de 1992. Su partida también pareció coincidir con el regreso del señor Riddle aquí, a quien Dippet casi le había garantizado el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras y no podías dejar que eso sucediera-.

-¿Qué hay de malo en que el señor Riddle consiga ese puesto?-. Preguntó la profesora Sprout.

-Oh, nada desde el punto de vista de la enseñanza, se lo aseguro-, respondió el Sombrero, -es más bien su linaje. Verá, Albus sabe que los descendientes de los fundadores reciben un trato preferencial en lo que se refiere a puestos en el colegio, especialmente los herederos directos como el señor Riddle, así que Dumbledore sabía que si el señor Riddle obtenía un puesto de profesor, casi con toda seguridad conseguiría la dirección cuando Dippet se jubilara. No podía permitir que eso ocurriera, después de haber codiciado la dirección durante tanto tiempo-.

-¿Pero por qué?-, preguntó Charity Burbage. -¿No era ya Mugwump Supremo y Brujo Jefe para entonces?-.

-Pero esas posiciones no le dan acceso a mentes impresionables que podría moldear a su voluntad-, dijo Severus, haciendo que Dumbledore le frunciera el ceño sombríamente.

-Eso parece-, dijo el Sombrero Seleccionador. -Parece que le ha gustado reunir a sus favoritos mientras despreciaba a otros para asegurarse de que siempre haya un contingente de los llamados magos oscuros con los que luchar. Al fin y al cabo, ése es el pan de Dumbledore. También es la razón por la que se aseguró de que Dippet se marchara de repente, a mitad de curso. Como subdirector, le correspondería inmediatamente hacerse cargo de la dirección de la escuela, con la idea de que pudiera elegirse un nuevo director permanente. Sin embargo, Dumbledore se aseguró de que no hubiera nadie en la escuela que estuviera cualificado o dispuesto a asumir el cargo. ¿Por qué crees que se ha deshecho de tantas asignaturas a lo largo de los años, o la racha de profesores de Defensa que hemos tenido desde que él tomó el mando? La gente suponía que el colegio acababa de cambiar para convertirlo en el verdadero director después de todos estos años, pero el colegio sólo estaba esperando a un candidato adecuado-.

-¿Y la profesora McGonagall?- preguntó Madame Pomfrey, -¿o el profesor Snape, Flitwick o Spout?-.

-McGonagall nunca le quitaría el puesto a su héroe además ha hecho la vista gorda en demasiadas cosas a lo largo de los años como para que el castillo se sienta cómodo con ella-.

-¡Que has dicho!- exclamó McGonagall.

-¡Hay por lo menos dos estudiantes en tu casa que están sufriendo abusos en casa, pero dudo que sepas siquiera quiénes son!-.

-¡Dos!- McGonagall y Pomfrey jadearon.

-Así que sí sabías lo del señor Potter, interesante-, murmuró el Sombrero Seleccionador, -en cuanto a los otros tres profesores que sugeriste, todos son candidatos adecuados, pero tienen sus propias pasiones fuera de la enseñanza y actualmente no están dispuestos a dejarlas de lado para asumir el papel. El señor Riddle, sin embargo, tiene los antecedentes, la experiencia y el deseo de hacer los cambios apropiados en la escuela-.

-¡Es Voldemort!- soltó Dumbledore.

-¿Lo es?-, preguntó el Sombrero Seleccionador, con una risa evidente en la voz. -Es extraño que no hayas dicho nada hasta ahora. ¿Realmente habrías dejado que alguien así enseñara?-.

-Bueno, no es que tuviera muchas opciones-, resopló Dumbledore.

-Pero ahora que está a punto de ocupar tu puesto sientes la necesidad de lanzar la acusación-, musitó el Sombrero Seleccionador, -interesante eso. Si tiene alguna prueba real, estoy seguro de que los Aurores estarán encantados de verla, pero como el señor Riddle no tiene antecedentes penales, así que, si nadie tiene otra razón para excluirlo del puesto, creo que ya es hora de que hagamos un poco de reestructuración-.

Al oír estas palabras, las sillas de Dumbledore y Tom brillaron antes de volar hacia atrás y, de repente, desplazarse hacia un lado y detenerse, con Tom sentado en medio de todo y Dumbledore, con un aspecto un poco extraño, sentado en el extremo opuesto de la mesa, en una silla parecida a un trono. Sin embargo, eso no duró mucho, ya que las sillas volvieron a brillar, esta vez ajustando los tamaños para que la de Tom se pareciera a la de Dumbledore y la del ex director, o ex director interino, se redujera a un tamaño normal, haciendo que el hombre pareciera aún más diminuto en el proceso.

Um, ¿hay alguna posibilidad de que podamos bajar un poco el tono de esta cosa?- Tom preguntó. -Sé que como director se supone que debo estar un poco separado del resto de los profesores, pero no quiero estar en un plano completamente diferente-.

-Por supuesto-, rió el Sombrero Seleccionador mientras la silla de Tom volvía a brillar, esta vez reduciendo un poco su tamaño y cambiando del color dorado a la madera lisa del resto de las sillas. Aún conservaba algunas de las tallas ornamentales, pero ahora parecían mucho más tenues. -El viejo pedorro ha ido construyendo esa cosa cada año hasta convertirla en la monstruosidad que viste antes. Es igual que esas túnicas ridículas que lleva, y esas botas de tacón alto. Todo para hacerle parecer más grande que la vida, intocable, por encima de los simples mortales. El cargo de director no consiste en eso, y espero que lo sepa, director Riddle-.

Tom asintió solemnemente, y Harry tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para quedarse quieto en su asiento de la mesa de Gryffindor. Ron ya murmuraba lo desastroso que era todo aquello, pero Hermione parecía bastante contenta con la idea.

Dumbledore, sin embargo, estaba visiblemente furioso y, cuando Tom se levantó para llamar a los de primer año, lanzó un grito sangriento y saltó por encima de varios profesores, casi aplastando al pobre profesor Flitwick, en un esfuerzo por llegar hasta Tom. Estaba tan furioso que había olvidado su varita y parecía que intentaba estrangular al nuevo director. Pero no lo consiguió. Justo cuando sus dedos estaban a punto de tocar a Tom, Dumbledore se congeló en el aire y pareció brillar de forma similar a como lo habían hecho las sillas.

-Ah ah ah Albus, sabes tan bien como yo que hay una cláusula en los contratos de enseñanza que impide a los profesores atacar directamente al director del colegio. Se introdujo al principio para minimizar cualquier posible descenso en los métodos de enseñanza e imagino que esperabas utilizarla en tu beneficio cuando el director Riddle era sólo un profesor. Lástima que le saliera el tiro por la culata, ya que su pequeña exhibición aquí sólo ha provocado su despido inmediato-.

-No antes de que tenga la oportunidad de echarle una bronca-, se quejó Peeves, bajando flotando hacia el Gran Comedor. -Llevo décadas viéndome obligado a realizar las bromas de éste y, francamente, creo que se merece probar de su propia medicina-.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Tom.

-Fui creado por los fundadores para crear un poco de alegría y asombro en la escuela, especialmente para ayudar a los estudiantes que se sentían un poco nostálgicos. Desgraciadamente, estoy a merced del director de turno, como gran parte del colegio, y Dumbledore siempre tuvo un sentido del humor muy mezquino y retorcido, y fomentaba cosas que generalmente hacían más daño que ayuda-, explicó Peeves. -Sólo me gustaría ver cómo disfruta antes de que lo expulsen definitivamente del castillo-.

Peeves hizo un gesto con la mano y la túnica de Dumbledore pasó de ser de colores brillantes y ricamente decorada a ser negra y lisa, como la de Severus, que parecía inundar su cuerpo. El sombrero alto desapareció, haciéndole parecer aún más pequeño, y entonces Peeves le echó un cubo de Stinksap por encima, haciendo que los alumnos cercanos se taparan la nariz. Lo extraño era que parecía haberse rejuvenecido un poco, perdiendo gran parte de la imagen amable y abuelita, ya que muchas de las arrugas de su cara se igualaron y su pelo pasó de un gris sólido a un rojo descolorido. Parecía más cansado que mundano.

-Ahí tienes, viejo pedorro, o debería decir no tan viejo-, se rió Peeves. -Ahora pareces más de tu edad. Deberías aceptar que sólo tienes 112 años. Eres de mediana edad para los estándares magos, deja de pretender ser un gran sabio de nuestro tiempo-.

-¡Tú...!- Dumbledore se calló de repente.

-No digas palabrotas, idiota, hay niños pequeños presentes-, amonestó Peeves. -Ahora, vete-. En ese momento, Dumbledore salió volando por el Gran Comedor y se estrelló contra las puertas dobles, provocando que los nuevos alumnos de primer año dieran un grito de sorpresa. Peeves y el Sombrero Seleccionador miraron atentamente el camino que había seguido Dumbledore durante un minuto antes de suspirar.

-Por fin se ha ido esa amenaza-, anunció el Sombrero Seleccionador. -Profesora McGonagall, ¿quiere hacer pasar a los de primer año? Creo que todos deberían escuchar mi canción este año-.

-Me parece una buena idea-, sonrió Tom. -No se ofenda, pero me gustaría hacer esta clasificación lo antes posible; creía que era tradicional encontrar un nuevo profesor de defensa al final del curso, no al principio-.

Aquello provocó algunas risas y ayudó a reducir la tensión de la sala cuando entraron los de primero. Harry los miró con un poco de incredulidad parecían tan pequeños e inocentes y se dio cuenta, con no poca sorpresa, de lo mucho que había crecido en el último año, no sólo en estatura sino también en madurez, al menos eso esperaba. Era gratificante pensar lo lejos que había llegado en dos años, pero una rápida mirada a la mesa principal le mostró lo mucho que le quedaba por recorrer. Se distrajo de sus pensamientos cuando el Sombrero Seleccionador saltó de nuevo hacia los alumnos y empezó a cantar.

Durante mucho tiempo se ha pensado, por aquellos que caminan por estos pasillos,

que yo, el Sombrero Seleccionador, compongo las canciones que todos escuchan.

Cuando fui creado, esto era muy cierto,

Pero ciertas personas en el timón querían más control sobre ti.

Tomaron mi voz y cambiaron las palabras de lo que debía decir,

Querían cambiar la historia, y quién realmente salvó el día.

He hablado largo y tendido, como muchos de ustedes saben,

De historias de nuestros fundadores que vivieron aquí hace mucho tiempo.

La mayor parte de ella me temo, estaba completamente equivocada,

Y me gustaría corregir el registro, con esto, mi propia canción verdadera.

Si, la escuela fue hecha por cuatro, diferentes pero habilidosos magos,

...que tenían sus propias ideas de cómo hacer una escuela eterna.

Gryffindor era valiente, es cierto, pero también temerario,

Hufflepuff el amor era muy cariñoso, pero la pereza no servía.

Ravenclaw pensaba mejor el estudio, las emociones sobrevaloradas,

Pero Slytherin era el más diferente a lo que dije anteriormente.

Era bastante astuto, lo admito, pero eso es todo lo que hay,

Las opiniones sobre la sangre que le he dado nunca fueron verdaderamente suyas.

Verán, amigos míos, en la época en que comenzó esta vieja escuela,

las ideas sobre la sangre no existían, no pudo haber sido el plan de Slytherin.

Un sangre pura sólo puede venir cuando una familia tiene un apellido,

En el siglo XI empezaron esos, antes de eso todos éramos iguales.

Si quieres hablar conmigo, tengo muchas historias que contar,

Pero ahora hay algunas personas para decir qué colores deben usar.

Pero no se preocupen mis pequeños, qué casa elijo para ustedes,

Esta escuela será un crisol, cualquiera servirá.

Habrá cambios dentro de las paredes, de eso pueden estar seguros,

Y yo, por mi parte, estoy deseando ver lo que el director tiene preparado.

Así que sube y no seas tímido mientras miro dentro de tu mente,

Te colocaré bien, te lo prometo, basándome en lo que encuentre.


El sombrero se detuvo y una salva de aplausos estalló en muchos sectores de la sala, aunque Ron se limitó a hacer una mueca de desprecio.

-Gracias Sombrero, aunque ahora tengo la sensación de que me van a llover las peticiones para hablar contigo y escuchar tus historias-, sonrió Tom. -Tal vez podamos reservar un día a la semana para que bajes y compartas algunas historias con los alumnos antes de sus comidas-.

-Eso sería encantador, director, me siento muy solo allí arriba, aunque será más tranquilo sin ese incordio emplumado, siempre estaba intentando picotearme-, se quejó el Sombrero Seleccionador.

-Bueno, por suerte para ti, sólo tengo una serpiente con la que tienes que tratar y puedo asegurarte que no le gustan las telas-, sonrió Tom.

-¡Lo sabía!- Gritó Ron, levantándose de un salto de su asiento. -¡Dumbledore tenía razón, tú eres el Señor Tenebroso!-.

-¿Por qué?- Preguntó Tom, con incredulidad en la voz. -¿Porque tengo una serpiente?-.

-Sí, y apuesto a que también puedes hablar con ellas-, declaró Ron.

-Puedo, pero sigo sin entender su punto de vista, señor Weasley-.

-Todo el mundo sabe que Quien-tú-sabes podía hablar con las serpientes-, dijo Ron, mirando como si de alguna manera hubiera dicho algo enormemente esclarecedor.

-¿Y?- Tom frunció el ceño. -Se ve como una habilidad oscura que la gente no suele publicitar, pero no es una habilidad poco común, al menos no basada en la idea de que cualquiera de una línea pueda tenerla. Le sugiero que busque en los árboles genealógicos, señor Weasley, para que vea cuántos descendientes puede tener una persona-.

-Yo también puedo hablar con serpientes-, admitió Harry, -¿ahora me acusarás de ser Voldemort?-.

Eso provocó que toda la sala estallara en carcajadas y que la cara de Ron se volviera rápidamente del color de su pelo y saliera furioso de la sala. La profesora McGonagall fue a detenerlo, pero Tom intervino.

-Déjelo profesora McGonagall, me temo que sólo causará más disturbios si se queda y parece que tenemos toda una hueste de niños ansiosos esperando encontrar su nuevo hogar en Hogwarts-. Se volvió para dirigirse a los de primer año. -Bienvenidos todos a Hogwarts. El Sombrero Seleccionador tenía razón, se avecinan muchos cambios, todos para mejor, se los aseguro, pero uno de los primeros será la ruptura de las viejas líneas de las casas, así que espero que todos los alumnos aquí presentes les den un gran aplauso cuando cada uno de ustedes sea clasificado, independientemente de la casa que sea-.

Extrañamente era un concepto nuevo, pero el director Riddle se empeñó en predicar con el ejemplo y pronto pareció haber una competición para ver quién aplaudía más fuerte cuando cada niño era clasificado. Lo que resultaba alentador era ver las sonrisas en los rostros de los niños, independientemente del nombre de la casa que dijeran. Parecía haber bastantes y Harry se alegró de pensar que su curso era anormalmente pequeño, de lo contrario no habría sido un buen presagio para la población de la Gran Bretaña mágica.

Una vez que todos los niños estuvieron ordenados, Tom les advirtió que no entraran en el Bosque Prohibido, debido a la variedad de criaturas y plantas peligrosas que había en él, y les dijo a todos que no habría clases al día siguiente, ya que tendría que revisar los horarios con los profesores, lo que, por supuesto, fue recibido con otro aplauso tumultuoso, y la población estudiantil que se sentó a comer su banquete, precedida sólo por una llamada de agradecimiento a los esforzados elfos domésticos que lo habían preparado, estaba realmente muy contenta.

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Tom necesitó más de un día para arreglar las cosas; de hecho, tardó más de una semana en asentar lo básico, y el personal empezaba a preocuparse por la pérdida de horas lectivas, sobre todo en los años de exámenes. Al final de la semana, los profesores estaban tan preocupados que habían empezado a organizar clases teóricas supervisadas por los prefectos para asegurarse de que no se retrasaban demasiado.

Una de las primeras cosas que había hecho Tom era revisar los libros y se había dado cuenta de que había un montón de fondos sobrantes a final de curso que se estaban canalizando hacia algo llamado el "fondo de emergencia de Hogwarts" que, a su vez, tenía un montón de reintegros por debajo de la caja chica. Tom estaba dispuesto a apostar dinero a que Dumbledore lo estaba sacando para sí mismo, pero por desgracia no parecía haber pruebas. Esperaba que Dumbledore estuviera cobrando un sueldo por el viejo Binns, ya que no había forma de que el fantasma pudiera reclamar el dinero, pero por desgracia el sueldo del profesor de Historia de la Magia era cero y el dinero sobrante de lo que sería su sueldo iba a parar al fondo para sobornos. 

Al menos había una buena cantidad de dinero disponible incluso desde el principio, gracias a que el Ministerio pagaba todas las tasas de los estudiantes por adelantado, así que no sólo podía dar a los profesores un aumento de sueldo, algo que no habían tenido en años, sino que también podía contratar a algunos asistentes de enseñanza sin demasiadas preocupaciones. Esperaba que se reincorporaran algunas de las antiguas asignaturas, pero se dio cuenta de que probablemente sería un poco ambicioso en tan poco tiempo, sobre todo porque ni siquiera estaba seguro de qué asignaturas reincorporar. El personal y los rectores estaban muy ocupados organizando entrevistas y era probable que sólo el hecho de que los puestos de profesor en Hogwarts fueran tan raros les permitiera elegir. 

Incluso le sorprendió que, a pesar de los rumores, un montón de profesores de Defensa se presentaran para el puesto, y que muchos de los candidatos expresaran su sorpresa por el hecho de que el puesto se ofreciera como temporal, como solía ser habitual. Se mencionaron algunas preocupaciones acerca de una posible maldición sobre el puesto así que, para ayudar a tranquilizar a la gente, Tom decidió contratar a dos personas, una especializada en defensa de criaturas y otra con una sólida formación en duelos con la esperanza de que la presencia de dos profesores sirviera de buena excusa para romper la inexistente maldición. 

Los jefes de las casas estaban extasiados por el alivio de algunas tareas docentes, especialmente con la sugerencia de que algunos de los mejores estudiantes de cada clase también podrían ayudar a enseñar a los años más jóvenes, incluso para las asignaturas optativas que Tom estaba un poco preocupado de que las finanzas no se estiraran lo suficiente como para cubrirlas, especialmente porque sintió la necesidad de contratar a un asistente administrativo para aliviar la tensión tanto suya como de McGonagall, lo que sorprendió y gratificó a la profesora de transfiguraciones, que había estado cubriendo tres puestos a tiempo completo por su cuenta desde que Dumbledore asumió el cargo de director. 

También había que tener en cuenta los pabellones. A lo largo de los años, alguien las había manipulado mucho, añadiendo y quitando cosas a su antojo. Algunas cosas podían explicarse, como la eliminación de la barrera que mantenía alejados a los trolls de las cavernas, que Dumbledore había tenido que quitar para su pequeña prueba de Harry en su primer año, pero la barrera había sido sustituida de una forma tan chapucera que era un milagro que siguiera funcionando, aunque suponía una gran carga para el sistema. También había un hechizo que se suponía que actuaba como una especie de barrera en las tuberías, aparentemente instaurado por el director Dippet tras la muerte accidental de Myrtle Warren. 

El director Dippet, a pesar de no saber qué había matado a la niña, había supuesto correctamente que la criatura debía de proceder de las tuberías y, en consecuencia, había creado un sistema que bloqueaba cualquier cosa mayor que una rata a intervalos específicos. Al parecer, Dumbledore había eliminado el hechizo el año anterior, posiblemente con la esperanza de traer de vuelta al antiguo Basilisco, lo que habría explicado su deseo de presionar a Lucius para que se deshiciera del diario y parecía que tenía aún más motivos para estar agradecido de que Harry lo hubiera encontrado en su lugar. Sólo podía imaginarse los estragos que podrían haberse producido si alguien que no supiera controlar al Basilisco la hubiera liberado. La última vez había tenido cuidado y sólo había dejado que la anciana saliera a cazar de noche, cuando era menos probable que hubiera estudiantes, y aun así le había dicho que se mantuviera alejada de las tuberías. 

Siempre le sorprendió cómo sus acciones podían tergiversarse tanto. La única razón por la que había dejado salir a Ashima en primer lugar era porque la pobre se estaba volviendo loca de pasar tanto tiempo sola en aquella cámara y él había sentido lástima por ella. La muerte de Myrtle había sido un error honesto, ya que Ashima confundió sus sollozos con el sonido de una rata. Era cierto que no había sentido remordimiento por la chica, siempre había sido una pequeña vaca sarcástica, más que feliz de hacer caer a otros, su muerte no había sido intencional aunque le había sido útil cuando quiso hacer los horrocruxes. 

Tom se había sentido culpable por encerrar a su amiga aunque se había reído cuando Dumbledore empezó a esparcir el rumor de que había estado atacando muggles a propósito. Sí, le disgustaban los muggles y los que se aferraban demasiado a la cultura muggle, negándose a abrazar su lado mágico, pero si de verdad quería matar a todos los nacidos de muggles, ¿por qué había hecho que Ashima se pegara a las tuberías? Incluso Dumbledore habría tenido problemas para acabar con un Basilisco adulto. Uno sólo puede imaginar la carnicería que podría haber causado si la hubiera tenido vagando por los pasillos en su lugar. La idea de que Myrtle fuera un objetivo específico era ridícula. 

Hablando de esa molesta fantasma, a Tom le preocupaba un poco que supiera quién había liberado al basilisco y, por lo tanto, había bajado a hablar con ella, dispuesto a congelarla si lo reconocía para poder exorcizarla adecuadamente más adelante. Para su alivio, ella sólo lo reconoció como un estudiante que iba a la escuela al mismo tiempo que ella, aunque tuvo la osadía de decir que se había hecho viejo. Sin embargo, seguía siendo tan molesta como siempre, y un poco inquietante, sobre todo cuando dijo que si él fuera más joven y llevara gafas, estaría tentada de pedirle que compartiera una curva en U con ella, ya que había sido un chico muy guapo en el colegio, aunque un poco moreno para su gusto. A Tom le preocupaba un poco que ella hablara con algunos de los alumnos de esa manera y posiblemente corriera el riesgo de traumatizarlos y había contemplado la posibilidad de exorcizarla de todos modos, junto con el profesor Binns, ya que estaba lejos de ser un profesor competente, pero los otros fantasmas residentes de Hogwarts lo disuadieron de hacerlo. 

Parecía que se tomaban muy en serio su condición de Seres, que veían su vida después de la muerte como una especie de renacimiento, y pensaban que sentaría un mal precedente si el nuevo director empezara de repente a deshacerse de cualquiera que no le pareciera que "encajaba". Tom aceptó su premisa y permitió que Myrtle se quedara con la condición de que los demás fantasmas la vigilaran, sobre todo después de enterarse de por qué la habían recluido en Hogwarts en primer lugar. Su cuarto de baño se consideró fuera de los límites, con un cartel en la puerta que advertía de lo que había dentro, lo que le vino genial a Tom, ya que también le permitió trasladar la entrada a la Cámara de los Secretos a las habitaciones del director, donde había estado antes. Binns también permaneció, pero su aula fue tratada como una sala de estudio donde los alumnos podían ir a estudiar en grupos, lo que les permitía hablar de temas sin arriesgarse a ser expulsados de la biblioteca. 

Esto significaba que también tenía que encontrar un nuevo profesor de Historia, pero por suerte cayó uno en sus manos sin ni siquiera tener que anunciar el puesto. Richard Harper había sido un Gryffindor nacido de muggles en el mismo curso que Albus Dumbledore y se había sentido intrigado por los rumores que corrían entonces sobre la familia. Se había hablado mucho del arresto y encarcelamiento de Percival Dumbledore pero, aunque algunos habían mencionado sus acciones como una señal de que odiaba a los muggles, la propia familia no había tenido repercusiones por sus acciones, ya que se le describía como la "oveja negra" de la familia, descarriada por la abundancia de muggles que odiaban la magia en Moho en el mundo; el resto de la familia seguía siendo tratada como bastiones de la luz gracias a su asociación con el fénix, ya que ese pájaro nunca podría unirse a una familia oscura o malvada.

Sin embargo, las investigaciones de Harper no coincidían. No le había impresionado Albus Dumbledore en la escuela, ya que con frecuencia lo había menospreciado, a pesar de que Harper solía sacar mejores notas que Albus, aunque en asignaturas como Astronomía y Pociones no contaban a los ojos del "gran" hombre. Harper siempre había tenido la sensación de que a Dumbledore no le gustaban los muggles tanto como a él le gustaba hacer creer y había hecho sus primeros pinitos después del colegio para averiguar qué había pasado exactamente para que Percival Dumbledore acabara en Azkaban. 

No hizo falta investigar demasiado. El ataque que los chicos habían perpetrado contra la joven Arianna había sido presenciado por uno de los aldeanos. Joseph Smith se había encontrado con los tres chicos intentando colgar a una joven de un árbol. Las chicas huyeron tan pronto como la colgaron, así que Joseph sólo tenía el testimonio de los chicos. Al parecer, la habían visto flotando algunas muñecas en el bosque y habían asumido que era una bruja, razón por la cual habían tratado de colgarla. Habían insistido en que estaban haciendo la obra de Dios al librar al mundo de una pagana, lo que había llevado a muchos en el pueblo a preguntarse de dónde habían sacado ideas tan terribles unos niños tan pequeños. 

No habían tardado mucho en darse cuenta de que el nuevo vicario del pueblo era un poco más fundamentalista de lo que la mayoría de la gente se sentía cómoda y lo habían echado del pueblo sin contemplaciones. Poco después, los niños habían sido víctimas de una extraña maldición que les hacía gritar y retorcerse de dolor durante la noche. Los aldeanos supusieron que se trataba de una especie de venganza del vicario y que, tal vez, él mismo había sido un pagano enviado para castigar a los buenos ciudadanos temerosos de Dios y llevar a sus hijos por un camino oscuro.

Harper, sin embargo, sabía que no era así, ya que había consultado los archivos de investigación de los aurores y había averiguado que, de hecho, había sido Percival Dumbledore, de pie entre las sombras fuera de las habitaciones de los niños, quien les lanzaba la maldición cruciatus mientras cacareaba de alegría. 

-No me malinterpretes-, había dicho Harper mientras se sentaba con Tom a discutir la historia mientras tomaban el té, -comprendo perfectamente lo horrible que debió de ser para su padre, sobre todo porque parece que la pobre chica se convirtió más tarde en una obscurus, si hemos de creer los informes. El problema que tengo no es sólo la forma de hechizarla, sino el momento en que lo hizo. Si hubiera actuado en defensa de su hija, personalmente pensaría que no había límites para proteger su vida. Sin embargo, esto fue después del hecho, lo que habla de venganza, no de protección, y venganza contra niños, lo que en mis libros es totalmente inconcebible y puedo entender completamente por qué los Aurores le tiraron el libro metafórico-.

Tom había quedado muy impresionado por el relato minuciosamente investigado del hombre y se había ofrecido a ayudar a publicar un libro si Harper lo deseaba, pero el hombre declinó la oferta, diciendo que creía que un libro podría dejarse de lado con demasiada facilidad y que prefería tener la oportunidad de enseñar para que las generaciones futuras conocieran la verdad y, con suerte, fueran menos propensas a dejarse "llevar por un pájaro de fantasía". También dijo que quería intentar deshacer décadas de daño perpetrado por Dumbledore y su íntima amiga Bathilda Bagshot. 

-La mujer ni siquiera sabe cuándo se produjeron la mayoría de las cazas de brujas en Inglaterra, así que, en nombre de Merlín, ¿cómo puede ser considerada algún tipo de autoridad histórica?-, había espetado Harper. -No estoy diciendo que no existiera una persona llamada Gwendolin la Extraña y que no tuviera la habilidad de congelar llamas sin varita, pero dudo mucho que eso la incluyera en la mayoría y me cuesta ver cómo un hechizo de congelación de llamas podría ayudar a alguien que fue ahorcado por el delito de brujería, que era la sentencia habitual en el siglo XVII, cuando se produjo la mayor parte de las cazas de brujas-.

Baste decir que Tom estaba más que contento de contratar a Richard Harper para ocupar el puesto de profesor de Historia de la Magia y simplemente se aseguró de mantener las aulas de enseñanza del hombre bien alejadas de las que utilizaba Binns. No es que al final importara, ya que Binns había reconocido al instante a uno de sus antiguos alumnos favoritos y preguntó qué le traía de vuelta a la escuela. 

-Estoy asumiendo el papel de su ayudante de cátedra-, había mentido Harper. -Vengo a enseñar a los alumnos las Guerras Grindelwald-.

-Nunca he oído hablar de ellas-, había dicho Binns, -así que es mejor que te encargues tú. Me ceñiré a la historia antigua y a las guerras de duendes, si te parece bien, pero no dudes en pedirme consejo sobre cómo llevar una clase, no es que crea que lo vayas a necesitar, siempre fuiste un chico brillante. Supongo que esto significa que finalmente puedo reducir mi tiempo de enseñanza, lo que será bueno. Me estoy haciendo demasiado viejo para seguir enseñando una de las asignaturas principales-.

También había otros puestos que cubrir. Hagrid estaba preparado para enseñar Cuidado de Criaturas Mágicas ese año, pero Tom no quería saber nada de eso, ya que el semigigante no sólo no tenía ninguna cualificación oficial en la materia, sino que ni siquiera podía hacer magia, lo que significaba que no podía hacer nada si algún alumno se lesionaba en su clase. Hagrid se había ofendido mucho por eso y se había marchado, dimitiendo de su cargo y afirmando que Tom nunca sería tan grande como Dumbledore y que llevaría Hogwarts a la ruina. Tom no había tenido problemas con la marcha del gigante y había contratado alegremente a Wilhemina Grubbly-Plank para ocupar el puesto, dejando el cuidado de los jardines a los elfos domésticos, que al parecer habían hecho la mayor parte del trabajo de todos modos. 

También había despedido a Sybil Trelawny, que se había tomado la noticia tan bien como Hagrid, lamentándose de que Dumbledore le hubiera prometido protección en el castillo. Tom se había limitado a decirle que si Dumbledore estaba tan preocupado por ella, entonces podía seguir dándole protección dondequiera que estuviera ahora, pero que sus prácticas, en lo que a adivinación se refería, dejaban mucho que desear. En su lugar, se contrató a una conocida médium, Madame Ashcroft, que prometió enseñar un plan de estudios basado principalmente en la teoría hasta el nivel O.W.L., considerando que la gente debía saber qué hacer, ya que cualquiera podía tener una extraña visión verdadera, pero que sólo aceptaría a aquellos que poseyeran "el don" hasta el nivel N.E.W.T. 

El único otro problema al que se enfrentaba Tom era el de Hermione Granger. Parecía que Dumbledore se había propuesto permitir a la bruja nacida de muggles la posibilidad de estudiar las cuatro opciones actuales disponibles para los alumnos de tercer curso, pero Tom sólo veía problemas en ello, a pesar de las afirmaciones de McGonagall de que la chica era más que capaz de manejar la carga de trabajo. Sin embargo, Tom se opuso, diciendo que sería una muestra de favoritismo inaceptable, e insistió en que Hermione sólo pudiera estudiar tres, el máximo que permitía el horario. Hermione se enfadó un poco, pero acabó aceptando dejar adivinación cuando Tom la amenazó con limitarla a las dos normales y le dijo que elegiría por ella si no lo hacía. Acabó optando por Cuidado de Criaturas Mágicas, Runas y Aritmancia, algo de lo que Tom se alegró, ya que la ponía en dos de las mismas clases que Harry, Lysander y Draco, Runas y Cuidado de Criaturas Mágicas para cada uno de ellos, y esperaba que los tres siguieran siendo una buena influencia para la señorita Granger. 

El único otro cambio que hizo Tom, al menos por ahora, fue relevar a Argus Filch de sus, honestamente, totalmente superfluas obligaciones como conserje y ofrecerle al hombre la oportunidad de estudiar magia en su lugar. Tom opinaba que los squibs eran capaces de aprender ciertas habilidades, como ciertos niveles bajos de Herbología, Cuidado de Criaturas Mágicas y Pociones. El problema era que mucha gente del mundo mágico no tenía la misma opinión, pues consideraban a los squibs poco más que muggles, y él quería tener alguna prueba real que pudiera utilizar para hacer cambiar de opinión a la gente y, con un poco de suerte, evitar que tantos squibs se trasladaran al mundo muggle para encontrar su lugar en el mundo. 

Los alumnos y el personal parecían más que contentos con los cambios que había hecho, pero ninguno más que Harry, que parecía mucho más relajado después de la fiesta de selección, probablemente debido al hecho de que ya no tenía que preocuparse tanto por su relación con Severus, y si el chico se encontraba a menudo en las habitaciones del maestro de Pociones por la noche, a Tom no le importaba, sobre todo porque sabía que el encantamiento de castidad impedía que ninguno de los dos hiciera nada inapropiado, aunque no esperaba que Severus lo hiciera. Sólo esperaba que la mayor libertad permitiera a dos de sus personas favoritas encontrar algo de felicidad, sobre todo después de la terrible infancia que ambos habían tenido que soportar. Sólo tenía que vigilar a McGonagall y al chico Weasley, ya que estaba seguro de que ambos estaban aquí espiándolo para Dumbledore y buscando cualquier excusa para hacer que echaran a Tom por el culo. 

 

Chapter Text

Harry se había quedado extasiado con todos los cambios que se habían producido en el colegio, no sólo por los competentes profesores que realmente tenían tiempo para hablar con ellos fuera de las clases y explicarles las cosas adecuadamente, sino también por el hecho de que Tom, o el director Riddle como debería llamarlo, fomentaba activamente la mezcla entre las casas, algo que no sólo benefició a Harry después de la primera semana, cuando se dio cuenta de cuántos alumnos tenían hermanos en diferentes casas con los que a menudo no habían podido pasar mucho tiempo debido a las fuertes líneas entre casas que solían existir. Él y Lysander se habían encontrado en la mesa de Slytherin más a menudo que no y Ron le había enviado algunas miradas mordaces al principio, pero pronto se había ocupado más con sus nuevos amigos, Seamus y Dean, aunque parecía un poco más un colgado que parte de un grupo. 

Ayudaba el hecho de que ahora sólo tuvieran sus asignaturas básicas y Cuidado de Criaturas Mágicas juntos, ya que Ron había elegido inicialmente Adivinación y Harry Runas, sólo para cambiarlo a Estudios Muggles después de un par de semanas, ya que se las había arreglado para ganarse una detención en cada lección por no cuidar adecuadamente su mazo de tarot y dejarlo abierto a energías conflictivas.

-No entiendo cuál es el problema-, había resoplado Ron en voz alta después de la segunda vez que le habían llamado la atención. -¿Por qué importa si envuelvo mis cartas o simplemente las dejo en mi baúl?-. 

-Porque se supone que tus cartas deben estar sintonizadas con tus propias energías y no con las de nadie más-, había dicho Lavender con un suspiro de sufrimiento. -Por eso Madame Ashcroft se había horrorizado tanto al saber que compartíamos barajas en clase, ya que es casi imposible obtener una lectura precisa con tantas fuentes conflictivas afectándolas. Envuelves tu baraja para que esté protegida, sobre todo teniendo en cuenta que compartimos dormitorio con tanta gente-.

Al parecer, Madame Ashcroft había dado un vuelco enorme al departamento de Adivinación con un código estricto, advirtiendo a todos los alumnos de los peligros potenciales de la adivinación e imponiendo con firmeza sus normas. Los de tercer año aprendían a leer el Tarot; los de cuarto, litomancia, adivinación con piedras; y los de quinto, una mezcla de adivinación con Runas y Ogham utilizando herramientas que ellos mismos fabricaban. La lectura de las hojas de té era ahora poco más que una nota a pie de página, descrita como una forma de divertirse pero no como una forma de ver realmente el futuro. Desde luego, ya no era una asignatura que la gente pudiera pasar por alto y a Harry no le sorprendió demasiado el cambio de opinión de Ron. 

El primer trimestre fue sobre todo de adaptación, con muchos alumnos aprendiendo a sus nuevos profesores, sobre todo porque los nuevos ayudantes se habían hecho cargo de los cursos más jóvenes, mientras que los profesores más experimentados se concentraban en los cursos superiores. Harry estaba un poco molesto porque eso significaba que Severus ya no le enseñaba, pero eso también tenía sus ventajas. En primer lugar, porque Harry no tenía que preocuparse de distraerse en clase; cada vez fantaseaba más con él y su mirada fija se estaba convirtiendo en un problema a la hora de comer, así que podía imaginarse los problemas que causaría en clase, y Harry no deseaba ganarse la ira de Severus destruyendo varios calderos.

Harry también se alegró de aprender de la profesora Chiara Lobosca. La profesora Lobosca llevaba un tiempo trabajando en St. Mungos, pero al parecer había aprovechado la oportunidad de enseñar en Hogwarts por alguna razón. Parecía perderse algunas clases de vez en cuando, que solía tomar una alumna de séptimo curso, Beatrice Haywood, lo cual resultaba un poco extraño, pero Harry se llevaba bien con las dos, así que no iba a quejarse. La profesora Lobosca era muy amable y paciente y dedicaba mucho tiempo a explicar la mejor manera de preparar los ingredientes para las pociones, así como las distintas formas en que se podían corregir los errores antes incluso de que nadie empezara a hacer nada. Harry odiaba pensar mal de su prometido, pero definitivamente se daba cuenta de que Severus no era el mejor profesor y pensaba que tal vez no sería la mayor pérdida para Hogwarts si se marchaba, sobre todo si Beatrice también se hacía cargo. 

Una de las ventajas de estar en tercer año eran sin duda los fines de semana de Hogsmeade. Sirius le había firmado el permiso con mucho gusto y Harry estaba feliz de ir a visitar la ciudad con sus amigos, lleno de emoción mientras subían a los carruajes y exploraban todas las tiendas, por una vez uniéndose a Draco en su enorme juerga de compras mientras disfrutaba plenamente de la libertad que ofrecía la experiencia. El primer fin de semana habían sido sólo él y sus amigos disfrutando de la experiencia como hacían todos los estudiantes de Hogwarts, pero el segundo Severus se las arregló para hacer una reunión. Por suerte, habían aprendido que no hacía falta mucho para que se considerase un encuentro de novios, ya que se trataba más de la intención que de otra cosa, lo que les facilitó un poco la vida. 

Severus había reservado un comedor privado con la idea de que tenía que estar cerca como adulto, por si alguno de los niños necesitaba ayuda, pero eso no significaba que tuviera que soportar el caos que era Las Tres Escobas a la hora de comer. Harry pudo colarse y disfrutar de una comida y ponerse al día con su prometido en la tranquilidad del salón mientras compartían un sándwich y unas patatas fritas. Fue una comida maravillosa, tranquila y doméstica, y Harry disfrutó de cada momento, sobre todo por lo poco frecuente que era. Claro que había tenido encuentros esponsales durante el verano, pero siempre había otras personas presentes en esos momentos. 

Aquella era la primera vez que Harry recordaba que habían pasado tiempo a solas y pensó que tendría que rectificar en algún momento, aunque se imaginó que antes tendría que intentar controlar su cuerpo, ya que se sonrojaba constantemente. Al principio lo achacaba a que se sentaba demasiado cerca del fuego y luego a que había bebido demasiada cerveza de mantequilla. También esperaba que esa excusa lo cubriera después de darse cuenta de que se estaba riendo literalmente de una de las historias de Severus, aunque cuando éste le quitó la bebida y conjuró un vaso de agua para él.

Harry se las arregló para escabullirse a los aposentos de Severus un par de veces ese trimestre, con el pretexto de necesitar un lugar tranquilo para estudiar. Normalmente no se decía nada, pero a Harry le parecía bien, simplemente disfrutaba de estar en presencia de Severus. Se alegraba de no tener que preocuparse tanto por andar a hurtadillas, ya que sólo tenía que preocuparse de los Gryffindors y, aun así, sólo de Ron y Ginny y, sin ánimo de ofenderlos, no eran superdetectives. Una vez Harry había llegado a tiempo para el toque de queda cuando Ron, Seamus y Dean todavía estaban en la sala común. 

-¿Has estado fuera toda la noche con tu novio, Harry?- se burló Ron. 

Harry sabía que se refería a Theo, por lo que sonrió al responder -¿Importaría si lo hubiera hecho?-. 

-No especialmente-, dijo Seamus riendo. Dean se unió a la risa y eso puso fin a todo lo que Ron pudiera haber dicho sobre el tema. 

Sin embargo, pronto llegó el final del curso y Harry se alegró de poder decir abiertamente que volvía a la Mansión Potter por Navidad. Harry se sintió decepcionado al enterarse de que Severus debía quedarse en el castillo la mayor parte de las vacaciones, pero se le permitió salir para sus reuniones de esponsales, a las que el director Riddle se refería como reuniones de amigos, así como asistir a algunas fiestas. Ismelda Murk, la ayudante de transfiguraciones y antigua Slytherin, también estaba por allí, pero tanto Severus como Tom querían asegurarse de que estuviera supervisada antes de dejarla a cargo del bienestar de los Slytherin a largo plazo. 

Sirius estaba extasiado de ver a Harry y lo saludó con entusiasmo en la estación. Los Malfoys y los Lestrange también estaban allí y Harry se alegró de ver que se llevaba tan bien con sus primos, sobre todo porque Harry ya sabía que asistirían juntos a muchas fiestas, este año sólo con amigos, así que Harry no tenía que tener tanto cuidado con Severus. 

Las cosas estaban definitivamente ocupadas y Harry estaba casi agradecido por la oportunidad de relajarse y descansar al final del día. Severus había organizado una excursión a un mercadillo navideño tradicional para su reunión prenavideña y Harry le estaba inmensamente agradecido, ya que aún le quedaban muchos regalos por comprar, sobre todo con su círculo de amigos, que parecía no dejar de crecer. Estaba contento de haber decidido cursar Runas como una de sus asignaturas optativas, ya que había aprendido a utilizarlas en objetos para añadir un poco de magia a los objetos muggles. Rabastan había enseñado a Lysander, que a su vez había enseñado a varios de sus amigos, y la ventaja era que había que introducir un poco de magia en la runa para activarla, lo que significaba que los objetos no infringían ninguna ley de protección muggle. 

Tanto a la señora Malfoy como a la señora Lestrange les regalaron bolas de nieve cuya tormenta se arremolinaba durante horas cuando se activaba la runa, y a Rabastan le regalaron un kit de modelado con diferentes herramientas y arcilla, algo que no era fácil de conseguir en el mundo mágico. Se le ocurrió la idea escuchando hablar a algunos miembros del equipo de quidditch. Al parecer, Angelina estaba estudiando adivinación y, en quinto curso, Madame Ashcroft les hacía fabricar sus propias herramientas de adivinación, ya fuera tallando palos para la adivinación Ogham o fabricando sus propias piedras rúnicas. 

Al parecer, a Angelina le había impresionado lo fácil que era hacer la pasta de sal para las runas, lo que había provocado la conversión de los gemelos y Harry se había dado cuenta de que el mundo de los magos no estaba acostumbrado a hacer sus propias cosas. Sin embargo, a Harry le había dado una idea para el regalo de Severus, ya que no sabía qué regalarle para completar los viejos apuntes de pociones Potter que le había dado el año pasado. Harry había tenido la idea de hacerle una pulsera con unas runas de protección talladas en unas cuentas y esperaba que Severus la apreciara. 

Había elegido una pulsera de cadena de plata y había hecho cuatro cuentas de arcilla que pintó de negro y talló con las runas Agliz, Eihwaz, Ehwaz y Tiwas, resaltando la runa tallada con una hojita de plata antes de esmaltarlas y sellarlas con la ayuda de sus elfos domésticos. Había necesitado varios intentos para alcanzar el nivel deseado, pero al final lo había conseguido. A Sirius le interesó mucho lo que Harry estaba haciendo y dijo que era una idea muy dulce.

Llegó el día de Navidad y Harry se sobresaltó al despertarse y darse cuenta de que se había quedado dormido. Severus tenía que venir por la mañana para desayunar y permitirles intercambiar regalos antes de que tuvieran que asistir a la cena de Navidad de los Lestrange. Corvinus había declarado que quería una gran celebración en su finca, ya que ahora tenía a toda su familia reunida de nuevo y nadie tenía corazón para negárselo. Tom, por desgracia, tenía que quedarse en el colegio, ya que lo consideraba apropiado como nuevo director, pero Severus estaba dispuesto a asistir, ya que Tom creía que al menos uno de los dos debía estar allí. Harry estaba emocionado, no había pasado mucho tiempo en la finca de los Lestrange y estaba deseando ver lo bien que se estaba adaptando Lysander. 

Bajó corriendo las escaleras, sin molestarse en quitarse el pijama, y cuando se disponía a entrar en el salón principal, donde estaba seguro de que Sirius y Severus le estarían esperando, se detuvo en seco. Allí, en medio del salón, estaban Sirius y Severus besándose. Se le paró el corazón y se le rompió. Había tenido la esperanza de que Severus al menos hubiera aprendido a verlo como un compañero potencial, pero podía soportar que el hombre acabara saliendo de su vida, pero tener que verlo todos los días con Sirius sería demasiado. Con lágrimas en los ojos, Harry se dio la vuelta y corrió escaleras arriba, llamando a Collie y preguntándole si había alguna manera de que el elfo pudiera llevarlo a Hogwarts. No podía quedarse en la casa y no podía soportar la idea de pasar por delante de la pareja de abajo para ir a cualquier parte. Collie miró a Harry con tristeza y accedió, cogiéndole de la mano y llevándolo al despacho del director de Hogwarts. 

Tom estaba sentado en su escritorio revisando las cuentas de fin de curso cuando Harry apareció de repente. Decir que le sorprendió ver a uno de sus alumnos aparecer de repente en su despacho era quedarse muy corto pero, de todas las personas que podría esperar, Harry estaba definitivamente muy abajo en esa lista. 

-¡Harry! ¿Qué haces aquí? ¿Va todo bien?-. 

Harry empezó a asentir con la cabeza, pero sintió que se le arrugaba la cara cuando empezaron a caer más lágrimas y se encontró negando con la cabeza. 

-Lo siento, señor-, dijo Collie, -pero el señorito Harry está muy disgustado por algo que pasó en la mansión Potter y está pidiendo volver al colegio, pero no quiero traerlo sin que nadie lo sepa-.

Tom sonrió a la elfa. -Gracias Collie, eso estuvo muy bien hecho. Estoy muy agradecido por tu previsión. Por favor, que Sirius y Severus sepan que Harry está aquí-. 

El elfo sonrió e hizo una reverencia a Tom antes de desaparecer. Tom se volvió entonces hacia Harry. 

-¿Quieres hablarme de lo que ha pasado?-.

Harry negó con la cabeza, todavía incapaz de formar palabras más allá de las lágrimas. 

-Está bien-, suspiró Tom. -Sólo recuerda que estoy aquí para ti si me necesitas. Te debo mucho. No habría podido llegar hasta aquí de no ser por tu ayuda y la de Severus y, como tal, siempre estaré en deuda contigo. Si alguna vez hay algo que pueda hacer por ti, sólo tienes que pedírmelo-.

Harry asintió mientras seguía sollozando. 

Tom puso mala cara. -Te pido disculpas. Probablemente no soy la persona más indicada para ofrecer consuelo en estas situaciones, pero ¿quieres un abrazo?-. 

Harry no dudó y se lanzó a los brazos del director, sollozando incontrolablemente. Tom se quedó allí un momento, un poco inseguro de qué hacer con el adolescente que se aferraba a él como si su vida dependiera de ello, pero finalmente rodeó a Harry con los brazos para devolverle el gesto. Harry suspiró un poco y se hundió más en los brazos del hombre cuando los sollozos se calmaron un poco.

No llevaban mucho tiempo allí parados cuando el fuego de la chimenea se encendió y salieron un Severus muy enfadado y un Sirius preocupado. 

-Hola caballeros-, dijo Tom y Harry se tensó de repente en sus brazos, sabiendo quién había llegado sin tener que verlos. -Si pudieran esperar ahí un momento-. Tom se inclinó para susurrar en el oído de Harry. -¿Te gustaría esperar en mi salón privado mientras intento llegar al fondo de esto?-.

Harry asintió silenciosamente con la cabeza y Tom lo condujo fuera de la habitación, rodeando con un brazo los hombros de Harry, de modo que el muchacho quedó prácticamente cubierto de la vista por los pliegues de su túnica. Acomodó a Harry en uno de los cómodos sillones con una taza de té y algo para desayunar antes de volver a su despacho, donde Severus paseaba furioso por la habitación y Sirius estaba sentado tranquilamente en uno de los sillones con cara de contrariedad. En cuanto Tom entró en la habitación, ambos se volvieron hacia él.

-¿Va todo bien?-.

-¿Qué le pasa a Harry?-.

-Eso es precisamente lo que me gustaría saber-, dijo Tom, alzando las cejas hacia ambos en señal de interrogación. -Harry apareció de repente en mi despacho muy alterado pero no ha dicho ni una palabra y me gustaría mucho saber qué ha podido pasar tan temprano para que se ponga así-.

-Sinceramente, no lo sé-, admitió Severus, -ni siquiera lo había visto cuando Collie apareció y dijo que estaba aquí-.

Sirius asintió. -Lo último que supe es que seguía dormido-.

-¿Pasó algo antes de que vieras a Collie?- insistió Tom.

Sirius negó con la cabeza. -No, nada-.

-Aparte de que me agredieras-, se burló Severus. 

-No te agredí-, insistió Sirius, -sólo fue un beso bajo el muérdago. Estaba encantado para que tuviera que hacerlo o no habríamos podido alejarnos. Había estado practicando hacerlos para la fiesta de después-.

-¡Aún así no necesitabas besarme así!- rugió Severus. -Tengo un amuleto de castidad y fidelidad puesto. ¿Tienes idea de cuánto me dolió que hicieras eso?-.

-¡Dices eso como si hubiera hecho algo terrible! Sólo fue un beso-. Argumentó Sirius. 

-Sólo un beso habría sido un picotazo en la mejilla. Me besaste directamente en la boca. Intentaste meterme la lengua-. 

-Puede que me haya dejado llevar un poco-, murmuró Sirius, mirando al suelo, -pero estás actuando como si hubiera hecho algo terrible cuando no fue así-.

Tom suspiró. -Creo que he descubierto cuál es el problema. Me atrevería a adivinar que Harry vio este beso y eso es lo que le molestó-.

-¿Por qué le molestaría eso a Harry?- preguntó Sirius.

-No lo sé. ¿Quizá porque él y yo estamos prometidos?- Se burló Severus. 

-Pero todo eso es una farsa-, protestó Sirius. -Harry está saliendo con ese chico Nott-.

-Eso no es más que una tapadera-, suspiró Severus. 

-Tampoco es inconcebible que Harry haya empezado a desarrollar algunos sentimientos por Severus, como el hombre que esencialmente lo ha salvado de una situación desafortunada-, explicó Tom. -Como tal, ver a su padrino besando a su prometido podría ser visto como una gran traición-.

A Sirius se le cayó la cara. -¡Oh!-.

-Oh, en efecto-, Severus suspiró, frotándose una mano en la cara. -¿Harry está bien?-.

-Creo que lo estará-, dijo Tom. -Probablemente fue un gran shock para él, especialmente si no era consciente de que había algo entre ustedes dos-.

-¡No lo hay!- afirmó Severus con decisión y Sirius pareció encogerse más sobre sí mismo. 

-Entonces estoy seguro de que no habrá ningún problema una vez que todo esté explicado aunque puedo imaginarme a Harry un poco frágil emocionalmente durante un tiempo y puede que quiera quedarse en el colegio durante las vacaciones, lo cual está bien-.

-¿Crees que está listo para hablar conmigo?- Preguntó Severus.

-Debería irme- dijo Sirius poniéndose de pie. 

-Ya has hecho bastante daño-, se mofó Severus. -Probablemente sea mejor que vuelvas a la Mansión Potter y pienses en la insensatez de tus imprudentes acciones, ya que dudo que Harry quiera verte durante un tiempo-.

-Una carta suya sería lo mejor, señor Black-, sugirió Tom. -Así hay menos posibilidades de que se digan cosas enfadadas de las que Harry y usted no puedan retractarse-.

-Si estás seguro-, dijo Sirius, todavía mirando indeciso hacia la puerta por la que Harry había pasado anteriormente. 

-Vete ya-, suspiró Severus. -Apenas quiero mirarte ahora mismo y dudo que Harry lo haga-.

Sirius asintió y caminó abatido hacia el fuego para alejarse por floo. Una vez que se hubo ido, Tom volvió a su sala de estar y llamó suavemente a la puerta para alertar a Harry de su presencia. 

-¿Te sientes mejor?-.

-Un poco-, dijo Harry, dedicándole una débil sonrisa.

Tom se la devolvió. -Me alegra oírlo. Severus está aquí y le gustaría hablar contigo, si te parece bien-. 

Harry tragó saliva y asintió, pareciendo prepararse para lo peor. 

Tom se hizo a un lado para dejar entrar a Severus. -Estaré aquí fuera por si me necesitas-.

Severus entró lentamente en la habitación pero parecía mantener las distancias, inseguro de su recibimiento. 

-Hola Harry. Te diría Feliz Navidad pero no sé si sería apropiado en este momento-.

-No ha sido la mejor-, admitió Harry con una sonrisa pesarosa. 

-Deduzco que viste a tu padrino besándome esta mañana-.

Harry asintió y miró su regazo. -No pasa nada. Fue un poco chocante verlo y me disculpo por haber actuado como lo hice, pero lo entiendo. Sirius es un chico guapo y seguro que serán felices juntos-.

-No Harry, no es nada de eso- insistió Severus dando un paso hacia él. -No pasa nada entre tu padrino y yo te lo puedo asegurar. Sólo me besó por culpa del muérdago-.

-A mí me pareció algo más que eso-, se burló Harry, sintiendo que los ojos se le humedecían de nuevo.

Severus suspiró. -Es posible que haya algún sentimiento por parte de Black, pero te aseguro que no hay ninguno por mi parte-.

-¿En serio? ¿Por qué no? Quiero decir que Sirius es un gran chico y si le gustas me cuesta ver por qué no te interesaría-.

-Hay muchas razones por las que nunca estaría interesado en tener una relación con Black, la menor de todas es el hecho de que estamos prometidos. Puede que haya sido un acuerdo entre nuestras familias, pero me tomo muy en serio mis responsabilidades contigo y jamás se me ocurriría hacer nada que lo pusiera en peligro-.

Harry se quedó boquiabierto. -¿Quieres decir que ni siquiera vas a plantearte estar con nadie durante todo el tiempo que estemos juntos?-. 

-No-, sonrió Severus, -y antes de que te preocupes por eso, te diré que he estado soltero durante más tiempo del que he estado enseñando, así que esperar otro año y medio no es apenas una dificultad. Si Black va en serio, lo entenderá, aunque dudo que me muestre más dispuesto a sus atenciones incluso después de que acaben los esponsales-.

Harry sonrió alegremente. -Podría ser divertido verlo intentarlo-.

-Claro que sí-, sonrió Severus, -aunque Black tiene una capacidad de atención notablemente corta, así que me imagino que para entonces ya habrá pasado página. ¿Ya estás bien?-.

Harry asintió. -Sí, gracias. Perdona por todo eso-.

-No hace falta que te disculpes, Harry, seguro que fue un shock para ti-.

-Sí, pero no me di cuenta de que me convertiría en un desastre llorón-.

-No puedes evitar tus sentimientos-, dijo Severus y ambos se sumieron en el silencio, ninguno parecía querer abordar lo que podría significar la reacción de Harry.

-¿Te gustaría volver a la Mansión Potter?- preguntó Severus al cabo de unos instantes. -Hay una gran pila de regalos para que los desenvuelvas-.

Harry negó con la cabeza. -Al menos hoy no. Creo que me gustaría sentarme tranquilamente en los dormitorios de Gryffindor, sé que ninguno de mis compañeros de curso está aquí-.

-Si quieres-, Severus asintió, -le daré tus disculpas a los Malfoys y Lestranges pero si cambias de opinión solo llama a Collie y él te llevará a donde quieras ir, solo asegúrate de avisarle a alguien si vas a salir del castillo-.

-Lo haré-, sonrió Harry, y Severus se despidió de él con una solemnidad un tanto incómoda. 

Cuando llegó, ya le esperaba un montón de regalos en el dormitorio y los abrió con el corazón un poco encogido. Sirius había ido más allá, prácticamente mimando a Harry con todo, desde ropa y artículos de aseo hasta nuevas cintas de casete y libros, hasta el punto de que Harry se preguntaba dónde lo pondría todo. Eso le recordó a Harry que Sirius realmente se preocupaba por él y que probablemente no se había propuesto lastimarlo a propósito, y definitivamente lo puso de buen humor para leer la carta que también recibió. Sirius estaba lleno de disculpas, llamándose a sí mismo estúpido y diciendo que ni siquiera había pensado que Harry podría estar molesto por sus acciones, ya que estaba bajo la suposición de que Harry estaba viendo a Theo. Harry escribió una respuesta en la que decía que perdonaba a Sirius, pero que necesitaba un poco de tiempo, así que probablemente no volvería a la Mansión Potter durante el resto de las vacaciones. 

Su regalo de Severus fue un colgante con la misma piedra que los pendientes que le había comprado a Harry el año anterior y una nota escrita a toda prisa en la que pedía disculpas y decía que cada vez le resultaba más difícil pensar en regalos apropiados para Harry, ya que nunca se había encontrado en esa situación, y que se alegraba de que sólo les quedara una Navidad más juntos. Aquel pensamiento entristeció un poco a Harry y casi fue suficiente para enviarlo a casa de los Lestrange, pero se contuvo, no quería que su mal humor arruinara el día de los demás.

Se dio cuenta de ello por la tarde, cuando Draco, Lysander y Theo llegaron al castillo para intercambiar regalos, como se suponía que harían esa tarde. Los tres chicos le dijeron a Harry que estaba haciendo el ridículo y que, por supuesto, querrían verle estuviera del humor que estuviera, y Harry se vio obligado a escuchar cómo Draco despotricaba sobre el comportamiento de Sirius y lo que le gustaría hacerle a aquel hombre por su comportamiento idiota. Harry se alegró de tener amigos tan comprensivos y atentos a su alrededor, sobre todo cuando insistieron en quedarse en el castillo para la cena, aunque lo que realmente le alegró el día fue ver la pulsera que había hecho colgando de la muñeca de Severus. El hombre no había dicho nada, pero el hecho de que se hubiera arremangado la camisa para mostrarla calentó a Harry por dentro e hizo que el pequeño fuego de la esperanza volviera a encenderse. 

Puede que Severus no hubiera dicho nada sobre lo que sentía por Harry, pero le había prometido ignorar cualquier posible oferta mientras estuvieran juntos y, por lo que Harry podía ver, ése era probablemente el mejor escenario. No creía que se sintiera cómodo yendo solo a las habitaciones de aquel hombre, al menos por un tiempo, ya que alguien tan inteligente como Severus debía de haberse dado cuenta de lo que significaba la reacción extrema de Harry al beso, tal y como Harry lo consideraba ahora. Pero el hecho de que Severus llevara abiertamente un regalo de Harry a pesar de saberlo significaba que no rechazaba los sentimientos de Harry, aunque no los reconociera, y eso definitivamente dejaba espacio para el potencial, tendría que trabajar para convertirse en el tipo de hombre que pudiera llamar la atención del maestro de pociones. 

Esa noche Theo logró persuadir a Harry para que se quedara en su casa por el resto de las vacaciones, diciendo que Harry necesitaba compañía pero que los Notts rara vez entretenían así que Harry no tendría que lidiar con ver a alguien que no quisiera. Harry fue acompañado de una carta de Tom al padre de Theo en la que le hacía saber exactamente cuál era la posición de Harry respecto a él y qué nivel de hospitalidad esperaba que Harry recibiera durante su estancia. A Theo le había parecido divertidísimo y le hizo esperar la visita de Harry aún más cuando se imaginó la cara que pondría Thackeray Nott al leerla. 

Así fue como un Harry muy renovado, aunque un poco más cauteloso, volvió a entrar en Hogwarts en Año Nuevo, pero aún más decidido a enfrentarse a cualquier reto educativo que se le presentara.

 

Chapter Text

El año escolar transcurrió sin sobresaltos y Tom fue probablemente el más sorprendido de todos cuando eso sucedió. Había esperado más de Dumbledore, pero parecía como si el hombre hubiera esperado que las cosas simplemente se desmoronaran, o que la gente se rebelara o algo así, pero nada de eso sucedió. Minerva se había mostrado muy recelosa al principio, pero al parecer el hecho de que ahora tuviera tiempo para hacer cosas, después de haber estado sola a cargo de una asignatura básica y de la casa Gryffindor, y de haber dirigido básicamente el colegio desde que Dumbledore estaba "demasiado ocupado", había sido más que suficiente para convencerla de que Tom era realmente algo bueno para el colegio, sobre todo porque le daba tiempo para hablar con sus alumnos y ayudarles con cualquier problema. También le había dado tiempo para crear un Club de Ajedrez, que había hecho maravillas con su favorito, Ron Weasley, quien había encontrado una forma de sobresalir que le era propia. 

No fue la única que creó un nuevo club. Pomona Sprout había creado un club de Silvicultura, junto con Wilhelmina Grubbly-Plank, donde llevaban a los alumnos a los confines del Bosque Prohibido y les enseñaban algunas de las plantas y criaturas mágicas que podían encontrar allí, así como algunos de sus usos en pociones. El profesor Darius Blake, profesor de Defensa contra las Criaturas Oscuras, también se unía a ellos de vez en cuando, normalmente cuando se aventuraban por las zonas más oscuras. Había funcionado bien para la escuela, ya que ayudaba a mantener el bosque más cercano a la escuela bajo control, a la vez que ayudaba a mantener la escuela abastecida de ingredientes sin que Severus tuviera que lidiar con "cabezas huecas" que destrozaban plantas en perfecto estado. Eso no quiere decir que no hubiera pérdidas, pero Pomona era mucho más indulgente cuando sucedía, a diferencia del murciélago residente de la mazmorra. 

El Club de Duelo también había vuelto a establecerse correctamente, junto con un sistema de clasificación adecuado para cada año. Filius Flitwick siempre se había mostrado reacio a hacerlo solo, ya que le apasionaba mantener en marcha el Coro de las Ranas y, hasta entonces, no disponía de mucho tiempo libre. Afortunadamente, la incorporación de su ayudante y la llegada de Belladonna Burke, la profesora de Defensa contra Magos Oscuros y compañera entusiasta de los duelos, significaba que ni siquiera tenía que dirigir el club él solo, y estaba más que encantado de ofrecer su experiencia y de hacer demostraciones con Belladonna, que siempre atraían a una gran multitud de estudiantes. Filius había mencionado incluso cuánto más había podido practicar ese año y, al parecer, tenía muchas ganas de participar en el circuito de duelos ese verano. 

También había habido un Cine Club organizado por Charity Burbage los viernes por la noche. Tom se había mostrado un poco receloso al principio, un poco preocupado, pero Charity lo había defendido bien, diciendo que era una buena manera de introducir a todos los alumnos en la cultura muggle, sus pros y sus contras. Tom había aceptado a modo de prueba, pero pronto lo había ratificado de forma permanente, no solo por lo bien que lo habían recibido los alumnos, sino también los profesores, que ahora tenían un motivo más para que los alumnos se comportaran y las amenazas de castigos los viernes por la tarde solían provocar que las clases se quedaran en silencio instantáneo. 

Los clubes adicionales también tuvieron múltiples beneficios. No sólo había mucha más cohesión entre las casas y los alumnos adquirían nuevas habilidades, sino que Tom había conseguido convencer a Hermione Granger de que se limitara a dos asignaturas. Todos se habían dado cuenta, incluso Minerva, de que la chica había estado esforzándose mucho en sus estudios, lo cual era bueno en cierto nivel, pero, en la nueva escuela cohesionada, su aislamiento parecía sobresalir mucho y parecía bastante poco saludable. Tom había conseguido hablar con ella y le había explicado que las buenas notas sólo te llevaban hasta cierto punto en el Ministerio, que lo que realmente importaba si quería marcar la diferencia eran los contactos y que los clubes eran la mejor forma de conseguirlos, ya que le permitirían relacionarse con gente de varios cursos de todas las casas. Hermione había aceptado y se había unido al nuevo periódico escolar, El Heraldo de Hogwarts, dirigido por Richard Harper, que estaba encantado de ayudar a los alumnos a desarrollar sus habilidades de investigación y de felicitarles por sus logros. 

Los exámenes habían sido a fin de año y Tom había estado ridículamente nervioso, sabiendo que eso bien podría ser algo que se usara en su contra, aunque un cambio de liderazgo y de sistemas de enseñanza a menudo causaba naturalmente una baja en las calificaciones, fenómeno que probablemente aumentaría mucho dado cuánto cambio había ocurrido en realidad en la escolaridad de los niños. Probablemente había estado más nervioso durante el periodo de exámenes que los propios alumnos, pero había hecho lo que había podido para mostrar una cara valiente y fomentar sólo los mejores hábitos entre los estudiantes, como imponer un toque de queda en la biblioteca y hacer que los jefes de las casas revisaran las camas para asegurarse de que los estudiantes no se quedaban despiertos hasta tarde para estudiar y perder el preciado sueño nunca es una buena idea. Incluso había prometido una gran fiesta cuando todo terminara, en un esfuerzo por mantener la moral alta. 

Parecía haber dado sus frutos, ya que, cuando llegaron los resultados, éstos habían sido más altos que en años anteriores, tanto en las pruebas de acceso como en las pruebas de acceso a la universidad. Es cierto que las calificaciones en asignaturas como Encantamientos, Pociones y Transfiguraciones sólo habían subido ligeramente, pero dado que ya eran bastante altas y que Tom esperaba un descenso en ellas, estaba muy contento. Incluso había algunas asignaturas, como Adivinación y Defensa contra las Artes Oscuras, en las que los resultados anteriores se habían disparado y los periódicos habían aclamado a Tom como un soplo de aire fresco a los estancados pasillos de Hogwarts. Tom sintió que podía relajarse un poco en su posición, sobre todo con lo bien que parecían estar ayudando las ayudantes de cátedra. 

Por supuesto, no sólo había que preocuparse por los alumnos habituales. Argus Filch había estado asistiendo a clases especializadas para ver si había alguna posibilidad de que los squibs asistieran a las clases. Había estudiado Adivinación, Aritmancia, Herbología, Runas, Pociones, Astronomía, Estudios Muggles, Cuidado de Criaturas Mágicas e Historia de la Magia. Los exámenes que habían preparado los profesores eran, obviamente, especializados, ya que Argus sólo podía estudiar ciertas cosas, y Filch, obviamente, tenía sus propios puntos fuertes y débiles, pero sin duda había indicios de cierto potencial, y Corvinus Lestrange había conseguido que Tom asistiera a la última reunión del Wizengamot antes de las vacaciones de verano, para ver si lograban que al menos empezaran a deliberar sobre la idea de una escuela especializada para squibs, ya que las antiguas leyes no les permitían asistir a Hogwarts. 

Por alguna razón, esta vez la sesión se celebró en una de las antiguas salas del tribunal, ya que al parecer había habido un brote de Doxies en la sala de reuniones habitual, y Tom no pudo evitar preguntarse si se trataría de algún patético intento de Dumbledore por disuadirlo, pero Tom se sentía demasiado seguro de sí mismo como para que una minucia así lo perturbara. El hecho de que Dumbledore sintiera la necesidad de jugar a estos jueguecitos de poder demostraba hasta qué punto Tom tenía ventaja sobre él, por lo que no tuvo inconveniente en dejar que se divirtiera y declinó la oferta de Corvinus de patalear e intentar hacer que los trasladaran. 

Seguía siendo bastante intimidante bajar y ver a todo el Wizengamot sentado en lo alto con sus galas completas, pero la mirada de suficiencia de Dumbledore bastó para calmar sus nervios y mantuvo la cabeza alta cuando Corvinus lo anunció y bajó a la tribuna. No ayudaba el hecho de que el pelo pelirrojo moteado no tuviera el mismo efecto que el gris sólido, a lo que se sumaba el hecho de que desentonaba terriblemente con la túnica ciruela. La barba de Dumbledore, o la falta de ella, también resultaba prácticamente cómica. Tom apostaría dinero a que había usado algún tipo de poción o hechizo para hacer crecer el pelo, pero no había funcionado bien o se le habían escapado algunos puntos, ya que el producto final parecía definitivamente irregular en algunas partes. Fue todo lo que Tom pudo hacer para morderse la lengua y evitar reírse. En lugar de eso, empezó con su presentación para intentar distraerse. 

-Buenas tardes estimadas Brujas y Magos del Wizengamot, muchas gracias por permitirme venir a hablarles hoy sobre un asunto que considero muy importante para el futuro del mundo mágico. 

Hemos visto un marcado descenso en los últimos años en la cantidad de estudiantes que cada año acceden a Hogwarts. Desde que soy director, me he enterado de que esto se debe, en parte, a la Pluma de la Aceptación. No mucha gente lo sabe, pero para recibir una carta de aceptación en Hogwarts, el nombre de un estudiante debe figurar en el Libro de Aceptación. Este libro registraría felizmente todos y cada uno de los ataques de magia accidental, como era la voluntad de Helga Hufflepuff, al menos según Peeves, el poltergeist creado por los fundadores que reside en el colegio. Al parecer, Helga deseaba crear un lugar donde todos los niños que mostraran un talento mágico pudieran aprender. Rowena Ravenclaw, sin embargo, no estaba de acuerdo, pues consideraba que sólo los más talentosos debían asistir, según Peeves al menos. Hubo un pequeño desacuerdo, pero al parecer se decidió un nivel y se creó la Pluma de Aceptación, que sólo permitía registrar y, por tanto, aceptar a aquellos que habían realizado magia accidental a un nivel aceptable. Por eso ningún squib ha asistido nunca a Hogwarts.

El problema es que esto significa que, contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, no es un caso de los que tienen magia y los que no, sino más bien una escala móvil. Desgraciadamente, en estos tiempos modernos, parece que cada vez más gente acaba en el lado inferior de la escala y, en consecuencia, se pierde cualquier tipo de educación decente y también cualquier oportunidad de un trabajo decente-.

-Están los W.O.M.B.A.T.-, sonrió Dumbledore. 

-Claro que las hay-, asintió Tom, -pero esas pruebas también requieren fondos para poder pagarlas, ya que, a diferencia de Hogwarts, el Ministerio no las paga. También son inmensamente limitadas en cuanto a su alcance. Los W.O.M.B.A.T sólo cubren la Ley mágica y los temas de actualidad, y están diseñados para que la gente designada como squibs consiga trabajos de bajo nivel en el Ministerio, pero no sirven para nada más-.

-¿Hay algo más que pueda hacer un squib?-, se mofó Doge, uno de los viejos amigos de Dumbledore y alguien de quien Tom ya sabía que iba a recibir broncas, así que no se ofendió con él. 

-Pues eso, verá señor Doge, fue la base de mi experimento-, le informó Tom. -Como Argus Filch ya estaba en Hogwarts le pedí, y él aceptó, que participara en algunos estudios a lo largo del año en materias que no requirieran el lanzamiento directo de hechizos, o que al menos pudieran tener módulos sin esa necesidad. El señor Filch accedió a someterse a un examen médico a principios de curso y, como pueden ver-, en ese momento Corvinus empezó a repartir copias de los resultados de su experimento para que el Wizengamot las ojeara. -Como pueden ver, señoras y señores, el señor Filch obtuvo una puntuación muy baja en la prueba de aptitud mágica, lo que significa que era un sujeto de prueba perfecto, ya que, si él podía hacer cosas, entonces casi cualquier bruja o mago podía. 

El Sr. Filch tomó numerosas materias Astronomía, Aritmancia, Runas, Pociones, Herbología, Cuidado de Criaturas Mágicas, Adivinación, Estudios Muggles e Historia de la Magia, aunque algunas de ellas tenían que ser limitadas, como Cuidado de Criaturas Mágicas, en la que el señor Filch sólo estudiaba las criaturas más débiles. En sus paquetes de información he incluido copias de cada uno de los exámenes de fin de curso que realizó, junto con cartas de sus profesores en las que explican cómo le fue al señor Filch con esas lecciones. Por supuesto, hay que tener en cuenta ciertas habilidades personales El profesor Grubbly-Plank elogiaba la habilidad de Filch con los animales, mientras que Madame Ashcroft observaba que el señor Filch no mostraba ninguna habilidad natural para la adivinación, pero sí que alguien que tuviera ese talento no necesitaría ninguna habilidad mágica para ver nada. 

-Algunas asignaturas, como Runas, estaban más allá del señor Filch pero, como se puede leer en el informe de la profesora Babbling, ella cree que las personas que tenían suficiente poder mágico como para no entrar en Hogwarts podían hacerlo muy bien en esa asignatura. Lo mismo ocurría con Pociones, aunque en menor medida, y el profesor Snape achacaba muchos de los problemas del señor Filch a una falta de talento o de inclinación por la asignatura, más que a su falta de talento mágico-.

-No esperarás de verdad que me crea que Severus Snape, de entre toda la gente, admitió de verdad que no se necesita talento para hacer Pociones-, se burló Dumbledore.

-Talento sí, pero no necesariamente talento mágico-, sonrió Tom. -Severus sería el primero en admitir que agitar la varita tontamente no era un requisito para su asignatura, como estoy seguro de que sabes, siendo el antiguo director y todo eso-.

Dumbledore le miró con el ceño fruncido. -¿Vas a entrar pronto en materia con esta presentación o sólo estás aquí para hacernos perder el tiempo a todos, Riddle?-. 

Tom sonrió satisfecho ante la incapacidad de Dumbledore para decir su título oficial y de pronto se alegró mucho de que el cargo de Brujo en Jefe no tuviera uno. -Lo que quiero decir, señor Dumbledore, es que actualmente hay una gran cantidad de talento mágico desperdiciado en nuestra sociedad. Brujas y magos talentosos terminan en puestos serviles que podrían ser ocupados fácilmente por otros de menor talento-.

-¿Pero qué harían entonces esas supuestas brujas y magos con talento?-, preguntó Dux. 

-Conseguir trabajos de mayor nivel, explorar diferentes carreras, tal vez incluso crear otras completamente nuevas-, sugirió Tom. -Sé que Lucius Malfoy tiene un montón de ideas para nuevas actividades recreativas para el mundo de los magos, pero uno de sus mayores retos es encontrar personal para llevarlas a cabo. El problema es que ahora mismo hay pocas posibilidades de innovar en nuestro mundo, porque nos cuesta mucho cubrir los puestos. Si pudiéramos educar a los llamados squibs-. 

-¿Con qué dinero?- preguntó Dumbledore. -El Ministerio no podría permitirse pagar la educación de squibs igual que la de brujas y magos de verdad-.

-Sería una inversión-, señaló Tom. -Ofreciéndoles una educación pueden conseguir trabajos mejor pagados y, por lo tanto, pagar muchos más impuestos durante el resto de sus vidas. No he podido hacer los cálculos por mí mismo, pero es algo que recomiendo encarecidamente al Ministerio que estudie, sobre todo porque muchas de estas personas no pagan ningún impuesto-.

-¡Están esquilmando al Estado!- exclamó Augusta Longbottom, horrorizada. 

-No, señora, me temo que es aún peor-, respondió Tom, sacudiendo la cabeza. -Verá, muchos de estos "squibs" acaban huyendo al mundo muggle en lugar de quedarse aquí, ya que los muggles ofrecen muchas más oportunidades para que gente desconocida haga fortuna-.

-¿Y entonces estas personas, estas líneas de sangre, simplemente se desvanecen en la oscuridad?-. preguntó Eustace Macmillan. 

-En realidad, parece que muchas veces estas personas terminan siendo nacidos de muggles-, les informó Tom. -He tenido la suerte de conocer a una bruja nacida de muggles muy inteligente y con mucho talento que ahora mismo asiste a Hogwarts. Hermione Granger había oído un rumor sobre este fenómeno y, de hecho, encontró a un antepasado suyo llamado Dagworth Granger que cree que era hijo de Hector Dagworth-Granger. Todo esto no son más que conjeturas, ojo, pero plantea algunas preguntas que se responden fácilmente haciendo un análisis de sangre-.

-¡Ese análisis es ilegal!- Anunció Dumbledore, con cara de regocijo, como si pensara que había pillado a Tom.

-Soy consciente de que la prueba es ilegal, señor Dumbledore, de hecho creo que usted fue la persona que la hizo así. ¿Por qué?- preguntó Tom, sintiéndose un poco engreído de poder empañar, al menos un poco, la reputación del hombre como campeón de los nacidos de muggles.

-Lo hice para proteger a mi familia y a la de mis amigos-, se mofó Dumbledore. -La gente hacía esas pruebas casi constantemente e intentaba colarse en las familias alegando que eran primos octavos del heredero o algo ridículo. No había ningún tipo de supervisión en el proceso y era demasiado trabajoso tener que estar comprobando los resultados-.

-Por eso me gustaría pedirle al Wizengamot que haga esta excepción sólo para ver si hay un caso-, suplicó Tom. 

-¡Es magia de sangre!- rugió Dumbledore, como si eso bastara para que la gente saliera corriendo.

Tom puso los ojos en blanco. -Es una gota de sangre en una Piedra Rúnica. Eso no es magia negra-.

-Y tú lo sabrías todo, ¿verdad?- acusó Dumbledore. 

-Admitiré que anteriormente he incursionado en las artes oscuras, lo cual es-, admitió Tom, -pero por eso puedo decir con certeza que el ritual de la línea de sangre no es oscuro en lo más mínimo y podría resultar una excelente manera de ayudar a reponer viejas líneas de sangre-.

-¿Te refieres a recuperar sus antiguas propiedades familiares?-. sondeó Dumbledore, mirando al Ministro y tratando claramente de señalar lo que el Ministerio podría perder si se permitía que Tom continuara. Por el momento, las propiedades de las antiguas familias que morían sin heredero eran absorbidas por el Ministerio. Obviamente, el dinero se perdía para siempre en las arcas del Ministerio, pero las propiedades, ya fueran tierras o bienes, por lo general seguían existiendo, y la mayoría de las veces se guardaban para situaciones de emergencia, aunque, por lo que Tom había oído, a menudo se perdían. El hecho era que seguro que había gente a la que no le haría ninguna gracia la idea de perder esas cosas, sobre todo si eran de sus colecciones personales. Por suerte, Tom no era estúpido y sabía que había muchos medios para el mismo fin.

-Aunque la reactivación de estas viejas líneas de sangre conllevaría mucho papeleo, existe la posibilidad de hacer mucho bien. No sólo abriría más perspectivas matrimoniales viables, eliminando cualquier necesidad de endogamia en el futuro, ya que ahora hay muy poca. Pero, además de eso, estos mestizos recién acuñados estarían sin duda eternamente agradecidos a quien les diera ese lugar en la sociedad y seguramente darían su apoyo a esa persona si, digamos, se presentara a algún tipo de cargo-. Tom miró a Fudge. -Pronto habrá elecciones, ¿verdad, ministro? En los próximos tres años, si no me equivoco-.

-Efectivamente-, asintió Fudge, pareciéndole, a Tom al menos, como si estuviera contando mentalmente todos los posibles votos que podría conseguir. -Es una idea muy intrigante la que propone, señor Riddle, pero creo que sin duda tiene potencial. Tendríamos que tomarnos tiempo para contemplar las cosas-.

-También valdría la pena considerar un nuevo jefe brujo-, sugirió Lucius Malfoy. -Tenía la esperanza de que, después de que Dumbledore fuera destituido de su cargo de director de Hogwarts en desgracia, se dedicara de verdad al cargo e intentara encontrar formas de mejorar el mundo de los magos, pero parece que sus ideas siguen tan estancadas como siempre-.

-Parece como si estuviera perdiendo cualquier tipo de influencia-, reflexionó Fudge, mirando a Dumbledore de reojo mientras el antiguo director se enfadaba en silencio. -¿Quizá al director Riddle le gustaría el puesto? Ha hecho un gran trabajo reformando Hogwarts, podría ser justo lo que el Wizengamot necesita-.

Tom se inclinó. -Me siento halagado, Ministro, de verdad, pero debo declinar la oferta. El de director de Hogwarts es un puesto a tiempo completo, incluso con el excelente personal que tengo de apoyo, y no quisiera arriesgarme a estirarme demasiado y hacer que el colegio o, lo que es más importante, los alumnos, salgan perdiendo-. Hubo varias risitas en la sala ante las sutiles indirectas que se hicieron sobre la ética de Dumbledore.

-Sin embargo, si están dispuestos a escuchar mi sugerencia- continuó Tom, -yo recomendaría a mi querido amigo Corvinus Lestrange para el puesto. Es un hombre íntegro que conoce bien la ley; luchó durante años para liberar a su familia de Azkaban y ha demostrado tener razón en las injusticias que les ocurrieron no sólo a ellos, sino también a otros. Sabía lo que era correcto y se mantuvo firme en sus creencias a pesar de que muchos fueran en su contra, lo cual es una prueba de su integridad, y qué más se puede pedir en un Jefe Brujo que integridad y conocimiento de la ley-.

-¿Y la imparcialidad? ¿Buenos valores?- se burló Dumbledore. 

-Si por 'buenos valores' te refieres a tus valores, Dumbledore, entonces no, Corvinus nunca ha estado de acuerdo contigo-, sonrió Tom, -pero sabes tan bien como yo que Corvinus nunca estuvo asociado con los mortífagos ni con nada oscuro en sí, y tus aurores mascota se esforzaron mucho por encontrar algo. El hecho de que no esté directamente relacionado con los mortífagos ni con tu orden es una prueba más de que es una buena elección, ¿o es que vas a intentar afirmar que has sido justo en todas tus decisiones como brujo jefe y que no has impulsado ningún tipo de agenda?-.

Muchos del Wizengamot, incluyendo a Fudge, rugieron ante esa idea y la cara de Dumbledore se puso más roja que su pelo. 

-¿Este era tu plan todo el tiempo, Tom? Derrotarme apoderándote poco a poco de todos los puestos de poder. No deberías confiar en él, en ninguno de ustedes, y menos en ti, Fudge. Si crees que te apoyará en las próximas elecciones, entonces te espera otra cosa-.

Había muchas posibilidades de que Tom no apoyara a Fudge en las próximas elecciones, pero para eso faltaban tres años y muchas cosas podían cambiar en ese tiempo. También existía la posibilidad de que las elecciones fueran antes pero, por el momento, mantener a Fudge en su puesto le convenía más. Por ahora, sin embargo, era mejor adoptar una posición neutral. 

-No estoy del todo seguro de lo que está hablando, señor Dumbledore. Soy el director de Hogwarts, no tengo nada que hacer en política y, en mi opinión, debería mantenerme lo más neutral posible por miedo a favorecer a un grupo de alumnos en detrimento de otro al fin y al cabo, los niños no son sus padres. Dada la oportunidad, recomendé a mi querido amigo para un puesto, pero eso es todo. No estoy planeando nada, mi única preocupación en este momento es la escuela y hacer lo mejor para esos alumnos. Me gustaría que consideraras seriamente los beneficios de educar a nuestros niños menos dotados mágicamente y, posiblemente, permitir que ciertos nacidos de muggles que hayan investigado y demostrado una reclamación legítima prueben su linaje pero, más allá de eso, lo que ocurra en estos pasillos no me concierne. Con esto, mis buenos brujos y brujas, me despido. Espero que tengan un verano maravilloso, yo sin embargo vuelvo a Hogwarts. Puede que los alumnos se estén preparando para marcharse, pero yo tengo que empezar a preparar las cosas para el año que viene, sobre todo porque hay algunos planes nuevos que quiero poner en práctica y que me va a llevar algún tiempo resolver-.

 

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Severus no estaba contento. De hecho, si se sintiera inclinado a decir palabrotas, diría que estaba completamente cabreado. Por suerte, hacía años que había abandonado ese hábito, pues no quería maldecir accidentalmente delante de los niños y ser reprendido por ello, pero tenía muchas ganas de retomarlo. Sólo había tenido un encuentro de esponsales con Harry en Pascua y había sido horrible. El pobre chico había tartamudeado y se había sonrojado todo el rato y prácticamente había salido corriendo del restaurante alegando que le dolía el estómago; posiblemente una indigestión por la forma en que se metía la comida en la boca tan rápido como podía. Fue tan rápido que Severus ni siquiera estaba seguro de que hubiera contado. Harry se había negado a ir la semana siguiente, alegando que se encontraba indispuesto y Severus no estaba dispuesto a forzar las cosas, comprendiendo que el hecho de que supiera que Harry estaba enamorado de él era difícil para el chico, pero le ponía en una situación un poco incómoda. 

Sabía que tenía una conferencia sobre pociones al comienzo de las vacaciones de verano que duraría las dos primeras semanas, lo que les pondría en un brete con las cosas y le preocupaba un poco no cumplir con su cuota y, por tanto, romper el acuerdo de esponsales por defecto. Por suerte, el contrato incluía el año a partir del cumpleaños de Harry, así que técnicamente estaban bien para este año, pero no quería perder todo el verano, sobre todo si Harry seguía sintiéndose incómodo y reacio a verle, ya que dificultaría mucho las cosas en el futuro. Había pensado mucho en lo que podrían hacer hoy para cubrirse pero sin poner a Harry en una situación en la que se sintiera presionado, pero el muy cabrón le había dado plantón, y por eso había ido a la mansión Potter y se había encontrado con que Harry no estaba allí. 

Al parecer, Harry había conseguido reconciliarse con su padrino en Pascua, probablemente ayudado por Sirius, que le había dicho que no volvería a tener ningún contacto con Severus y se había mudado a Grimmauld Place, pero eso sólo había aumentado la ira de Severus. Si el chico podía perdonar a Sirius, el hombre que había causado todos esos problemas en primer lugar, entonces por qué seguía siendo tan distante con Severus, que no había hecho nada por sí mismo excepto ser el objeto del enamoramiento de Harry, algo contra lo que él no podía hacer nada. 

Severus entró furioso en la vieja casa, con la túnica ondeando tras él. Se la había puesto a propósito para causar efecto si Harry iba a comportarse como un niño recalcitrante, él lo trataría como tal. Apenas estaba prestando atención a dónde se dirigía cuando notó el sonido de una música suave. La siguió, pensando que probablemente le conduciría al menos a una de las dos personas de la casa. Sin embargo, cuando llegó a la habitación, se detuvo en seco. Allí, frente a él, estaba Black, agachado con las manos y los pies en el suelo y el culo al aire, haciendo que su cuerpo formara una especie de "V". 

El hombre vestía simplemente unos ajustados pantalones negros de ciclista que no dejaban absolutamente nada a la imaginación de Severus. Todo lo que parecía poder ver era una musculatura ágil y nervuda cubierta de una piel ligeramente bronceada y ligeramente espolvoreada de vello oscuro. El culo era lo único que estaba remotamente cubierto, pero el material ceñido a la piel bien podría haber sido una segunda piel y Severus se sintió repentinamente abrumado por el impulso de acercarse y darle un buen mordisco a la jugosa carne. Se sacudió para salir de la neblina de lujuria, reprendiéndose mentalmente por dejarse llevar tanto; hacía demasiado tiempo que no conseguía aliviarse un poco, maldito encanto, sólo estaba agradecido de que su túnica ocultara su reacción tan prominente ante aquella visión. ¡Maldito Black! ¡No podía dejar que Harry pensara que ese hombre era capaz de afectarlo de esa manera o jamás podría reparar su relación con el chico!.

-¡Por el maldito Black ponte algo de maldita ropa y dime dónde está Harry!-. rugió Severus, sintiendo que toda la fuerza de su ira volvía y con más fuerza. Le dio la espalda a la tentación. Maldito Black y su cuerpo sexy y maldita su libido repentinamente presente. Había logrado pasar su adolescencia con poco más que un capricho pasajero de cualquiera y ahora, de repente, le golpeaba como una tonelada de ladrillos y con la peor fuente posible. 

-¿Severus? ¿Qué haces aquí?-.

Severus se quedó helado. Esa no era la voz de Black, ¡era la de Harry! Forzó su rostro a adoptar una expresión neutra para ocultar su conmoción y se giró lentamente para asegurarse de que no se había vuelto loco de repente en su rabia y había empezado a imaginar cosas. No, tenía razón. Era Harry, de pie en la habitación, que parecía adorablemente confuso. No, no adorablemente, Harry era un niño, ni siquiera tenía catorce años, aunque casi. 

La cara de Harry cayó de repente. -Oh, Dios, llego tarde a nuestra cita, ¿no? Lo siento mucho. No me uní a Sirius para nuestro campamento de entrenamiento esta mañana porque sabía que sería demasiado tarde y sólo quería hacer un poco de yoga para ponerme en el estado de ánimo adecuado, pero parece que he entrado en trance y he perdido completamente la noción del tiempo. Sabía que tenía que haber puesto una alarma. Lo siento mucho-.

-Está bien, Harry, no pasa nada-, dijo Severus con calma, toda su ira se había disipado por la conmoción y por las divagaciones claramente sinceras de Harry, ni siquiera se preocupó por molestarse en corregir a Harry de que se trataba de un encuentro de esponsales y no de una cita. -No hay reserva ni nada, así que llegar tarde no es preocupante. Sólo me molestó un poco la idea de que pudieras cancelarlo por completo-.

Harry hizo una mueca. -Sí, no, yo no haría eso. Sé que lo hice en Semana Santa, pero Draco me echó la bronca por ser un cobarde y me dijo que creía que yo estaba destinado a ser el gran valiente de Slytherin y que si creía que pensarías mal de mí por mis sentimientos entonces no te conocía tan bien como pensaba y que no te estaba haciendo justicia-.

-Draco tenía razón-, dijo Severus, con cierta rotundidad. Su mente seguía en un estado de caos y estaba empujando frenéticamente cualquier pensamiento de sus reacciones anteriores al fondo de su mente para poder tratar de concentrarse en esta conversación y no arriesgarse a tener un colapso mental. 

-Lo sé-, suspiró Harry, -e hice un gran examen de conciencia el curso pasado y me di cuenta de que, más que nada, echaba de menos tenerte en mi vida y, de hecho, tenía muchas ganas de volver a verte y ahora casi lo vuelvo a estropear por culpa de mi propia estupidez-.

-No pasa nada, Harry-, le tranquilizó Severus, odiando el hecho de poder ver cómo las lágrimas afloraban a los ojos de Harry. No importaba lo que supiera se preocupaba por el chico y odiaba verlo molesto. -Como te dije no había reservas, podemos hacer lo que había planeado un poco más tarde sin miedo. Tienes tiempo para ducharte si quieres y venir al mío cuando estés listo. Ropa muggle si quieres, no hace falta ser formal-.

-¡En serio!- Harry sonrió y Severus asintió. Harry hizo un movimiento abortado, como si estuviera a punto de darle un abrazo a Severus pero luego decidió no hacerlo. Una parte de Severus se desesperó ante eso, había extrañado los abrazos del chico, bueno jóven, este último año pero también estaba un poco agradecido, no sólo porque Harry estaba un poco sudoroso sino también porque le preocupaba que Harry notara su no tan pequeño problema y eso llevara a preguntas que Severus aún no estaba preparado para responder. 

Severus se despidió y se dirigió rápidamente a su propia casa en Cokeworth, con la seguridad de que Harry no tardaría en llegar. Se dio una ducha fría para solucionar su problema y luego se cambió. Si se tomó más tiempo de lo normal para elegir qué ponerse, no era asunto de nadie más que suyo. Definitivamente sólo eligió la camiseta negra ajustada porque era la más bonita que tenía y pensó que una camisa sería demasiado incómoda todo el día en el calor de julio, definitivamente no era porque fuera particularmente ajustada y mostrara sus brazos y músculos pectorales muy bien; nunca había estado más agradecido por todos los calderos que había tenido que remover a lo largo de los años. Los vaqueros también se debían a la camiseta. Unos pantalones elegantes quedarían raros con una camiseta informal y todos sus pantalones tenían lana de cualquier manera y serían demasiado calurosos para llevarlos todo el día. El hecho de que parecieran mejorarle el culo no venía al caso. Se recogió el pelo en una coleta baja y bajó a esperar a Harry. 

No tuvo que esperar mucho y Severus soltó un suspiro de alivio, no sólo porque Harry había llegado como había dicho que haría, sino también porque no lo habían pillado acicalándose en el espejo. El fuego se encendió y Harry salió dando tumbos con toda la gracia de un potro recién nacido y Severus se encontró sonriendo al niño, joven, una vez más mientras ayudaba a Harry a ponerse en pie. 

-Gracias por eso-, dijo Harry, quitándose el hollín de la ropa sólo para detenerse a mitad de movimiento al contemplar el aspecto de Severus. Severus intentó no parecer engreído por el efecto que había causado en Harry, pero le resultó un poco difícil. El propio Harry llevaba unos vaqueros desteñidos y una camiseta blanca lisa que no era especialmente ajustada, por lo que Severus se sintió agradecido y a la vez un poco decepcionado. 

-Me alegro de no haberme vestido demasiado informal-, dijo finalmente Harry con una sonrisa. 

-No, lo has conjuntado perfectamente-, sonrió Severus. -Ahora será mejor que nos pongamos en marcha-.

-¿Qué has planeado en realidad para hoy?-. preguntó Harry.

Severus sonrió satisfecho mientras guiaba a Harry hasta la puerta y la abría. Había un objeto con forma de coche bajo una cubierta, hechizado a propósito para mantener alejados a los muggles, ya que Severus ciertamente no confiaba en que la gente de este barrio no causara problemas. -Vamos a dar una vuelta-, anunció, quitando la cubierta con una floritura y dejando al descubierto un descapotable rojo brillante. 

Harry se quedó boquiabierto. -¡Éste es tu coche!-.

-Claro que no-, se burló Severus. -Sólo es de alquiler. Sabía que iba a hacer buen tiempo, así que quería un descapotable para aprovecharlo al máximo y, por desgracia, la compañía local sólo tenía estos coches en colores chillones-.

-Bueno, la gente que conduce estos coches tiende a querer ser vista-, se rió Harry. 

Severus hizo una mueca. -Desgraciadamente. De todos modos no tenían uno negro e incluso el plateado parecía chillón a plena luz y supuse que apreciarías el rojo más que cualquier otra cosa-.

Una suave sonrisa se dibujó en el rostro de Harry. -Gracias, Severus, te agradezco el detalle-.

-De nada-, contestó Severus, ignorando la forma en que esa sonrisa le ponía los pelos de punta. Sostuvo la puerta abierta para Harry, quien se sonrojó deliciosamente al aceptar el gesto y Severus definitivamente no pensó instantáneamente en otras maneras en que podría hacer que Harry se sonrojara de nuevo. Se sentó en el asiento del conductor y arrancó. Harry parecía un poco nervioso y no dejaba de revolverse en su asiento y lanzar tímidas miradas a Severus mientras se mordía el labio y se daba la vuelta tímidamente si Severus le llamaba la atención. El silencio podría haber sido incómodo en otras circunstancias, pero en un coche, con la excusa de tener que concentrarse en la carretera y sin otras personas mirando, no resultaba ni de lejos tan opresivo como podría haberlo sido. Además, dar un paseo en coche tenía otra ventaja añadida. 

-Tengo algunos CD en la guantera por si quieres poner algo de música-.

Harry sonrió, obviamente agradecido por tener algo que hacer. Él hojea con entusiasmo a través de todas las opciones antes de sentarse de nuevo en su asiento. 

-Huh. No tienes nada de los Beatles. Creía que todos los de tu generación eran fans-.

-No todos-, gruñó Severus. -No me malinterpretes, me gustan algunas de sus canciones y las escucho con gusto si las ponen, pero no es mi primera opción cuando se trata de música-.

-A mí también-, sonrió Harry, -aunque Sirius me llama filisteo por decir eso-.

-Me impresiona que siquiera conozca el significado de esa palabra- murmuró Severus y Harry dejó escapar una carcajada. -Tuve que preguntarle si había estado estudiando el diccionario cuando la dijo, lo que luego le arruinó el efecto, ya que después tuvo que preguntarme qué es un diccionario-.

Severus se rió entre dientes. -Solía intentar que Albus añadiera un diccionario y un diccionario de sinónimos a la lista de libros recomendados, pero siempre se negaba-.

-Si lo hubiera hecho, probablemente seguiría sin usarlo-, admitió Harry. 

-Probablemente no-, sonrió Severus, -que siempre era la excusa de Albus para no hacerlo. Sin embargo, Tom ha encontrado una forma de evitarlo, haciendo que el primer trimestre de la escuela sea más bien un período introductorio para que la gente se vaya familiarizando, en el que se enseñarán inglés y matemáticas básicas junto con hechizos que la mayoría de los niños magos conocen prácticamente desde que nacen, como el de abrillantar los zapatos. También habrá lecciones sobre la cultura mágica y la cultura muggle, para que todo el mundo esté en sintonía cuando empiece de verdad, o eso dice la teoría-.

-Eso suena interesante, y sin duda una buena forma de ayudar a impulsar la imagen de amante de los muggles y poner coto a que Dumbledore haga creer a la gente que en realidad es el Señor Tenebroso-.

-En efecto-, convino Severus. -El hecho de que el lado muggle de las cosas tenga básicamente un énfasis en la amenaza potencial que suponen no viene al caso la gente rara vez se fija en los detalles de estas cosas y solo lo ven a él promocionando cosas muggles-.

La conversación decayó durante un rato mientras Harry miraba por la ventanilla la campiña a su paso. 

-¿Adónde vamos, por cierto?-, preguntó al cabo de un rato.

-A donde tú quieras-, dijo Severus. -Yo me he dirigido a Gales pero, más allá de eso, depende de ti. Podemos ir a la playa, he oído que en el norte de Gales hay algunas realmente preciosas, o buscar un castillo, ya sea una casa abierta al público o unas ruinas. También está la isla de Anglesey, aunque queda lejos, o podemos ir a Snowdonia. Por supuesto, si lo prefieres, podemos dar una vuelta en coche, pero he preparado la comida, así que deberíamos parar en algún sitio-. 

Harry se quedó pensativo un rato. -Aunque me encanta la playa, nunca he estado en la montaña, ya que no creo que las que rodean Hogwarts cuenten-.

-Posiblemente no, aunque hay bastantes picos en las Tierras Altas escocesas que se clasificarían como montañas-, admitió Severus, -aunque Snowdon es el pico más alto de Gales, con más de mil metros. Hay uno en el Distrito de los Lagos, llamado Scafell Peak, que es casi igual de alto y que podemos visitar otro día si quieres, quizá yendo antes para tener realmente la oportunidad de escalarlo-.

Harry hizo una mueca. -Lo siento-.

-Ya te he dicho que no hay de qué preocuparse. Elegí dar un paseo en coche para que no te sintieras tan forzado a interactuar conmigo; podías simplemente mirar por la ventana el paisaje o escuchar música-.

-Tampoco podía escaparme-, dijo Harry con pesar. 

-Eso también-, sonrió Severus, -pero sobre todo quería hacer algo para que ya no te diera miedo estar en mi compañía-.

Harry parecía triste. -Siento haberte hecho sentir así. Aunque nunca fue porque te tuviera miedo, simplemente supuse que no querrías estar cerca de mí después de saber lo que sentía por ti."

-No puedes evitar tus sentimientos, Harry-, suspiró Severus, y no era ésa la verdad, pensó Severus mientras trataba de lidiar con la idea de que, al parecer, había empezado a sentirse atraído por su joven prometido. 

Las cosas eran mucho más sencillas cuando empezaron y Severus casi deseaba poder volver a aquellos dichosos días en los que aquello era poco más que una transacción comercial. Sacudió la cabeza. Se estaba engañando a sí mismo. Harry se había metido en el corazón de Severus hacía mucho tiempo, pero éste siempre había supuesto que tendrían una relación más de mentor y discípulo. Incluso el pequeño enamoramiento de Harry no era nada tan nuevo. A pesar de su personalidad acerba, Severus había tenido unos cuantos alumnos enamorados de él a lo largo de los años, sobre todo en sus primeros días de profesor, cuando sólo era unos años mayor que ellos. Era parte de la razón por la que había aprendido a poner tantas barreras, porque aún no se le habían formado las arrugas que normalmente actuaban como elemento disuasorio para esas cosas. De todos modos, todas se desvanecían con el tiempo aunque, a diferencia de los demás, Severus había tenido la esperanza de mantener una amistad con él incluso después de que los otros sentimientos se hubieran esfumado. No, sin embargo, había una pequeña parte de Severus que esperaba que los sentimientos de Harry nunca se desvanecieran, aunque estaba seguro de que acabarían por hacerlo. 

-¿Querías poner algo de música?- preguntó Severus cuando el silencio había continuado durante algún tiempo. 

Harry se sobresaltó un poco. -¡Huh! Oh, sí, claro. ¿Qué te gusta? Obviamente no los Beatles ¿verdad?-. 

-No-, sonrió Severus, -ellos no, aunque a menudo siento debilidad por un poco de Elvis. Mi madre era una gran fan y siempre solía escucharlo, así que es bastante nostálgico para mí-.

-Eso suena bien-, musitó Harry. -Me pregunto qué escuchaba mi madre-.

-Oh, ella también era fan de los Beatles-, sonrió Severus, -de hecho, me imagino que fue ella quien se los presentó a tu padrino en primer lugar. Era una gran admiradora de John Lennon. La conocí poco antes de que se casara con Yoko Ono y no paraba de hablar de lo terrible que era esa unión y de cómo sólo podía conducir al desastre. Estaba destrozada cuando la banda se separó-.

-Quizá tenga que empezar a escucharlos más-, dijo Harry, eligiendo un CD. -Aunque no he escuchado nada de Elvis, estoy intrigado-. Puso un álbum llamado All Time Greatest Hits y la pareja escuchó en silencio hasta que el coche entró en el aparcamiento del Parque Nacional de Snowdonia. 

-¿Qué te pareció Elvis entonces?- preguntó Severus después de correr a abrirle la puerta a Harry. 

Harry se sonrojó por la atención. -Estuvo bien-.

-Aunque no es tu favorito-, sonrió Severus. 

-No me molesta-, insistió Harry -y probablemente podría aprender a gustarme de verdad con el tiempo-.

-Está bien-, se rió Severus, yendo al maletero a recoger las cosas del picnic. -No tiene nada de malo hablar con gente que tiene puntos de vista diferentes sobre las cosas, eso forma parte de cómo crecemos como personas. Dos personas pueden tener gustos diferentes y seguir siendo amigos-.

Harry miró a Severus un poco extrañado. -Supongo que tienes razón-.

-¿No suelo tenerla?-, sonrió Severus con satisfacción.

-No tan a menudo como te gusta pensar-, sonrió Harry. Era una sonrisa llena de calidez y alegría y Severus sintió que el corazón le daba un vuelco al verla. Se dio cuenta de que le gustaba mucho esa sonrisa y, si era posible, quería hacer todo lo posible por mantenerla en el rostro de Harry el mayor tiempo posible. 

Dieron un pequeño paseo antes de encontrar un buen sitio para colocar la manta de picnic. La conversación jocosa, casi coqueta, de antes había ayudado a establecer el tono de las cosas y Harry había vuelto a enviar a Severus miradas coquetas que Severus tenía que admitir que estaban empezando a gustarle; eran ciertamente mejores que las más sombrías que había tenido a veces en su viaje hasta allí. Podía sentirse a sí mismo devolviendo las sonrisas de Harry como una forma sacar la mirada triste de la cara de Harry y eso definitivamente parecía alentar más pequeñas miradas y sonrisas, lo que ayudó a Severus a sonreír más a su vez. Estaban recostados en la manta, bastante cerca el uno del otro, cuando a Severus le asaltó de pronto un terrible pensamiento. 

-¡No he conseguido organizar nada para tu cumpleaños!-, jadeó. 

-No pasa nada-, se rió Harry, -de hecho, creo que Sirius disfrutó bastante con la oportunidad de hacerlo, sobre todo con lo mucho que echó de menos mis primeros años-.

-Eso está bien-, suspiró Severus aliviado. -¿Sabes lo que tiene planeado?-.

-Sí. Ha reservado una piscina local, bueno, local para los Malfoys al menos, con toboganes de agua y todo. Es el día antes de mi cumpleaños-.

-¡Ah! Entonces me temo que no podré asistir-, anunció Severus, respirando mentalmente aliviado. 

-Es una lástima-, hizo Harry un mohín. -¿No hay alguna forma de que puedas reorganizarlo?-. 

-Por desgracia, me temo que no-, suspiró Severus. -Tom nos ha pedido que vayamos ese día para discutir por adelantado los planes para el próximo año. Dijo que sería bueno reunirnos como grupo para que todos supiéramos lo que cada uno estaba haciendo y pudiéramos dar ideas o posiblemente ajustar los planes de las lecciones para que se complementaran, como hacer una poción al mismo tiempo que estudias uno de los ingredientes en Herbología o si hay movimientos de varita o enunciados similares para hechizos en, digamos, Encantamientos y Transfiguraciones, entonces sería bueno hacerlos en un período similar. También cree que sería bueno tener diferentes opiniones sobre los planes de clase para que cada uno pueda desarrollar las cosas y quiere hacerlo antes en verano para que tengamos tiempo de sobra para ajustar las cosas-.

-Es una pena-, suspiró Harry. 

Severus asintió con la cabeza, pero en realidad no lo sentía. Tan pronto como Harry había mencionado la piscina, una imagen de Harry haciendo yoga en esos pantalones cortos prácticamente indecentes había destellado en su mente y había tomado todos los esfuerzos de Severus para aplastar esa chispa de deseo. Ya era bastante malo estar aquí, en relativa intimidad, pero la idea de encontrarse cara a cara con un Harry casi desnudo y mojado era más de lo que creía poder soportar ahora mismo, sobre todo si además estaba rodeado de los amigos y la familia de Harry. No quería arriesgarse a que ninguno de ellos viera su reacción; nunca lo olvidaría. Honestamente, podría besar a Tom en ese momento por su maravillosa sincronización. El único inconveniente, hasta donde él podía ver, era la mirada triste en la cara de Harry que no tenía derecho a estar allí. 

-Siempre podríamos tener una celebración privada en tu cumpleaños real, sólo nosotros dos-, sugirió Severus. -El año pasado quise organizarte una gran fiesta de cumpleaños, ya que nunca habías tenido una, pero la verdad es que echaba un poco de menos nuestras pequeñas y tranquilas celebraciones-.

-Yo también-, admitió Harry, la sonrisa ya de vuelta en su rostro. -¿Necesitas que haga algo?-. 

-En absoluto, déjamelo todo a mí. Te haré saber los planes cuando se acerque la fecha, no te preocupes. Todo lo que tienes que hacer es aparecer-.

-Oh, lo haré, no te preocupes-, Harry sonrió y Severus tuvo la sensación de que Harry no faltaría a ninguna cita con él en breve. 

 

Chapter Text

Sirius estaba aburridísimo. Era ridículo, debería estar pasándoselo como nunca. Había organizado, con la ayuda de sus primos, una fiesta de cumpleaños increíble para Harry, la primera que había podido organizar. Fueron a un parque acuático local, bueno, al menos local para los Malfoys, y fue genial. Había un montón de toboganes diferentes e incluso una piscina que tenía una máquina para hacer olas de verdad, aunque Sirius no tenía ni idea de cómo funcionaba y estaba seguro de que debían de tener un calamar gigante encerrado en alguna parte, sobre todo por el tamaño de algunas de ellas. Harry estaba encantado con todo aquello y se lo había agradecido enormemente a Sirius. Sin embargo, en ese momento estaba jugando con todos sus amigos y Sirius se había quedado al margen. 

No quería interrumpir la diversión de Harry, por mucho que Sirius quisiera participar, era justo que a los niños se les permitiera ir a divertirse por su cuenta, sobre todo porque ya tenían catorce años y estaban en una edad en la que querían más libertad, o al menos eso habían dicho Narcissa y Bella cuando Sirius les propuso por primera vez que fuera a reunirse con ellos. Las dos le habían dado un buen sermón sobre cómo ser una figura paterna, sobre cuándo mantenerlos cerca y cuándo dejarlos tener su propia vida. Sirius había pensado que era un poco exagerado viniendo de Bella, que en esencia sólo había sido madre de Lysander durante un año y medio, sin contar el corto período antes de que la encarcelaran, pero él había estado solo en su discusión y al final había caído en la cuenta.

No era como si él no pudiera ver su razonamiento. Él mismo recordaba aquellos años, aunque hacía ya algún tiempo, y lo divertido que era poder soltarse y hacer lo que quería para variar, y no era como si no pudiera ver las ventajas de lo que decían. Cada vez que miraba a los niños, parecía que se lo estaban pasando en grande y ni siquiera prestaban atención a los adultos, pero el problema era que Sirius se quedaba prácticamente solo y eso nunca le había gustado. 

Tampoco ayudaba el hecho de que la situación no parecía que fuera a cambiar pronto. Su intento fallido de empezar algo con Snape no hizo más que resaltar lo solo que estaba. No es que no hubiera gente a su alrededor, claro que la había, de hecho probablemente había más gente a su alrededor de la que había habido nunca en su vida, ya que en el pasado sólo había tenido a su familia o a los merodeadores. El problema era que todos parecían tener a alguien. Todos los adultos a su alrededor estaban casados e incluso los niños empezaban a emparejarse. 

Pansy Parkinson se empeñaba en meterse en la vida de Lysander, para regocijo de Bella y Rodolphus, que ya hablaban de posibles contratos matrimoniales con los padres de ella. Por supuesto, aún era pronto, así que nada estaba escrito en piedra, pero Lysander también parecía más que feliz con ella, lo que significaba que había muchas esperanzas por ambas partes de una unión feliz. También parecía que entre Draco y Hermione saltaban chispas, ya que los dos parecían utilizar los acalorados debates como una especie de juegos preliminares. Sirius dudaba que la pareja estuviera pensando en algo romántico todavía, pero los ojos más sabios podían ver hacia dónde se dirigían las cosas. Lucius no estaba ni mucho menos tan contento con su posible futura nuera como Rodolphus y, al parecer, estaba haciendo todo lo posible para que Hermione se hiciera un análisis de sangre con la esperanza de que sus padres fueran de linaje squib y así poder conservar el título de sangre pura para sus futuros nietos. 

Incluso Harry estaba prácticamente emparejado. Sí, Sirius sabía que Harry estaba enamorado de Snape y que veía al chico Nott como a un simple amigo, pero Sirius tenía la ligera sospecha de que en cuanto Harry lo superara, Theodore estaría listo para ocupar el centro del escenario. Ya había un alto grado de confianza entre ellos, eran uña y carne, y estaba seguro de que sólo haría falta la más mínima chispa de atracción para que floreciera un romance, en el que estaba seguro de que Harry se sentiría feliz y seguro, y Sirius volvería a quedarse solo. 

-Tienes que dejar de andar tanto con parejas, te está deprimiendo-, bromeó Rabastan, tomando la silla junto a Sirius y poniendo un vaso de coca cola frente a él. Sirius bebió un sorbo y al instante empezó a atragantarse cuando el sabor del alcohol llegó a su garganta y le sorprendió. 

-¡Me has echado la bebida!- Exclamó Sirius entre toses. 

-¡Ssh! No tan alto, los demás ya están mirando-.

-¿No se supone que debo ser un adulto responsable y vigilar a mi ahijado?- inquirió Sirius, aunque de todos modos le dio otro sorbo a la bebida, ya que siempre había sido de la opinión de que era un terrible pecado desperdiciar el alcohol. 

Rabastan sonrió. -Creo que aquí hay suficientes adultos responsables como para vigilar a los niños, ¿no crees? Además, no tengo intención de emborracharte, parece que te vendría bien animarte-.

-Así de obvio, ¿eh?-.

Sólo un poco-, sonrió Rabastan. -Mira, no me malinterpretes, me parece estupendo que te responsabilices de Harry y todo eso, pero creo que te olvidas de que está en una edad en la que realmente no necesita un padre, sobre todo porque nunca lo ha tenido. Claro que necesita a alguien que lo apoye y lo guíe, pero eso es todo-.

-Para ti es fácil decirlo, pero yo tampoco he tenido mucha experiencia ni los mejores modelos a seguir-.

-Lo entiendo, pero eso no significa que debas modelar tu comportamiento a partir de este grupo. Estos otros chicos tienen que luchar contra sus instintos de mimar a sus hijos, así que no son necesariamente los mejores modelos a seguir. Deja que Harry sea tu guía, él sabrá mejor que nadie lo que necesita, así que deja que te lo diga-.

Sirius se burló. -Si lo dejara en manos de Harry probablemente solo lo vería un par de veces a la semana-.

-¿Y eso es algo malo?- inquirió Rabastan. 

-Para él no-, admitió Sirius, -pero yo me aburriría como una ostra-.

-Pues búscate algo que hacer. Eres un chico joven, soltero, con una gran fortuna, que vive en Londres; seguro que tienes muchas cosas que hacer-.

-Cosas que hacer, sí, pero nadie con quien hacerlas-.

-Entonces quizá lo primero que tengas que hacer sea encontrar a alguien-, sugirió Rabastan. 

Sirius lo miró con astucia. -No te me estarás insinuando en la fiesta de cumpleaños de mi ahijado, ¿verdad?-. 

Rabastan se rió. -En absoluto. No te ofendas, eres un chico guapo, pero me temo que soy tan hetero como el que más. Sin embargo, tengo una propuesta para ti. Ya sabes que Lucius está buscando todo tipo de entretenimiento para introducirlo en el mundo de los magos-. Sirius asintió. -Ha oído hablar de unos clubes nocturnos donde los muggles van a beber y bailar. No es lo suyo, así que él no va, pero me ha preguntado si me importaría ir a ver uno y me preguntaba si querrías acompañarme-. 

Sirius frunció el ceño. -¿Seguro que no me estás invitando a salir porque eso suena sospechosamente a una cita?-. 

-No lo es, lo prometo-, se rió Rabastan. -Pero admitiré que me habría dado un poco de pena aparecer solo. Pensaba ir primero al Caldero Chorreante para ver si podía ligar con alguien, pero te vi y pensé que te apetecería un poco más de entretenimiento adulto después de pasar tanto tiempo con niños-.

-Es tentador-, suspiró Sirius, -aunque me siento un poco mal abandonando a Harry en su cumpleaños-.

-Siempre puedes organizarle una fiesta de pijamas en casa de alguno de sus amigos-, sugirió Rabastan. -Seguro que les encantaría pasar la noche hablando de su día y será una forma de continuar un poco la fiesta. Por cierto, ¿he mencionado que esta salida nocturna correrá íntegramente a cuenta de Lucius?-. 

Una sonrisa lenta y salvaje se deslizó por el rostro de Sirius. -Bueno, en ese caso cómo puedo negarme-.

Llevó algún tiempo organizar la pijamada, sobre todo porque Narcissa y Bella se enzarzaron en un debate sobre cuál de las dos sería la mejor anfitriona y Sirius pronto se encontró sugiriendo que una lo hiciera una noche y la otra la siguiente, marchándose cuando las mujeres empezaron a discutir sobre a casa de quién irían primero los niños. En lo que a él respectaba, no importaba. Rabastan tenía razón, había cumplido con su deber. Harry estaba extasiado cuando lo llamó y le dijo, dándole un fuerte abrazo a Sirius y diciéndole que era una idea brillante. Deber paterno cumplido, ahora lo único que Sirius tenía que hacer era prepararse con la esperanza de tirar de alguien en el pub. 

Nunca había salido con nadie, ni siquiera había tenido una cita. En el colegio había tenido muchas admiradoras, pero nunca había querido salir con ninguna siempre le había parecido mal. Siempre había sabido que era gay, pero James, y muchos sangre pura de la época, siempre habían despreciado a los homosexuales, alegando que no aportaban su granito de arena a la sociedad mágica, a pesar de que la fertilidad masculina era una opción, así que Sirius nunca se había sentido cómodo saliendo del armario. Ahora las cosas eran diferentes y, sobre todo con Harry saliendo abiertamente del armario, Sirius casi sentía que era su deber apoyarle. Sin embargo, eso le añadía una preocupación extra mientras se dirigía al Caldero Chorreante.

No pudo ver a Rabastan cuando entró, así que se dirigió a la barra y se distrajo un poco cuando vio a un pelirrojo. No había muchos pelirrojos en el mundo de los magos y Sirius tenía curiosidad por saber por qué alguno de ellos se sentaba a tomar una pinta en el Caldero Chorreante. 

-¿Y tú cuál eres?- Preguntó Sirius, sentándose al lado del hombre y rezando a los poderes que fueran. No estaba siendo demasiado atrevido. 

El hombre resopló y le dedicó una sonrisa irónica a su cerveza. -Soy Charlie, pero dudo que hayas oído hablar mucho de mí-.

-¿Charlie? ¿No te referirás a Charles, el pequeño de Molly? Me acuerdo de ti, un pequeño gamberro cuando eras niño- Sirius sonrió y luego frunció el ceño. -Eso me hace parecer antiguo, ¿no?-.

-No es para tanto-, le tranquilizó Charlie. -Recuerdo cuando mis hermanos eran niños-. 

-Sí, pero tú también habrías sido un niño entonces, yo te conocí cuando era adulto-.

-¿Entonces eres amigo de mis padres?- Preguntó Charlie y se giró para mirar bien a Sirius. En cuanto lo hizo, una expresión de reconocimiento apareció en su rostro. -¡Eres Sirius Black! Claro, ¿no luchaste junto a mis padres durante la última guerra?-.

-Más bien tu padre y tus tíos. Tu madre obviamente estaba ocupada contigo y tus hermanos-.

-Aun así, me sorprende que no te hayan convocado a ninguna reunión-, musitó Charlie. 

Sirius se sintió inicialmente un poco dolido por haber sido dejado de lado, pero luego se sacudió, dándose cuenta de la verdad de las cosas. -No es probable que me llamen. Puede que finalmente me hayan declarado inocente, pero no me he hecho precisamente popular entre esa gente desde que me liberaron-.

-Para ser sincero, no te culpo-, admitió Charlie. -Fueron lo bastante rápidos como para dejarte de lado antes y parece que ahora no han hecho ningún esfuerzo por disculparse siquiera. Sólo supe de tu liberación por Remus, es el único que siquiera te menciona-.

-Es mejor de lo que pensaba, al menos no están maldiciendo mi nombre-, bromeó Sirius mientras se pedía una pinta. -Aunque eso no explica por qué estás sentado en un pub, tomando una pinta-.

Charlie suspiró. -Oh, es que me estoy cansando de la ridiculez de todo esto. He estado trabajando en el Santuario de los Dragones en Rumanía, pero mamá insistió en que volviera aquí porque al parecer hay una amenaza grave-. Charlie miró a su alrededor brevemente y luego se inclinó hacia Sirius para susurrar. -Creen que Quien-tú-sabes ha vuelto-.

-Eso es ridículo-, se burló Sirius. -Yo debería saberlo, últimamente he estado bastante tiempo con sus antiguos simpatizantes y no se ha dicho ni una palabra al respecto. En todo caso, están más a favor de los muggles-.

-Eso es lo que yo decía-, resopló Charlie, exasperado. -Dumbledore, sin embargo, está convencido de que el nuevo director de Hogwarts es el hombre en cuestión y está buscando cualquier cosa sobre él que pueda usar en su contra-.

Sirius se echó a reír. -La vieja cabra se ha rajado. Sólo está enfadado porque ha perdido su puesto aunque, por lo que he oído, ni siquiera se suponía que debía ser director en primer lugar-.

Charlie sonrió conspiradoramente. -Eso es lo que yo también he oído, pero que el cielo nos libre de decir algo en su contra. Percy ya se ha hartado de él y ya ha cortado lazos con la familia y Bill saltó en la primera excavación que pudo. Ni siquiera McGonagall asiste a las reuniones porque ve el bien que está haciendo ese tal Riddle-.

-¿Por qué no vuelves entonces?-. preguntó Sirius. 

-Porque, desgraciadamente, aún me queda una semana de vacaciones y mamá lo sabe, así que, a menos que quiera que me inunden de Aulladores durante los próximos dos años, tengo que intentar quedarme y aprovechar al máximo las cosas, sobre todo porque me he gastado todas las vacaciones en esta maldita búsqueda inútil-.

Sirius frunció el ceño, pensativo. -¿Querías salir conmigo y con un amigo? He dicho que Lucius Malfoy va a favor de los muggle, ¿verdad?-. Charlie asintió. -Bueno, quiere que vayamos a un club nocturno para ver si podemos montar uno en el mundo de los magos, así que nos va a pagar la salida, así que puedes venir si quieres unas copas gratis-.

Charlie sonrió. -Oh, siempre acepto bebidas gratis, pero es mejor si es un Malfoy pagando y un club suena como una gran idea. He estado en un par en Rumania pero admito que no pensé que habría alguien interesado en aventurarse en el mundo muggle aquí-.

-Bueno, ahí es donde definitivamente te equivocas-, sonrió Sirius, -pero si has estado en clubes antes puede que tengas que ser nuestro guía. Rabastan y yo no hemos tenido precisamente una vida social activa hasta hace muy poco por razones obvias-.

-¡Tu amigo es Rabastan Lestrange!- exclamó Charlie. 

-Sí, eso no es un problema, ¿verdad?-. Preguntó Sirius preocupado.

Charlie miró a Sirius con un poco de astucia. -No, si tú dices que no lo es-.

Sirius sonrió cálidamente. -No, él está bien. Fue él quien me sacó a rastras esta noche porque estaba solo. No es un mal tipo realmente e incluso creciendo nunca tuve realmente un problema con él-.

-Vale-, dijo Charlie. -También fue Bella la que maldijo a los Longbottom, ¿no?-. Sirius asintió. -Entonces está bien. Mamá intenta hacer creer que aún así se equivocó al hacer eso, aunque solo buscaba a su hijo, pero sé que mi madre no se lo pensaría dos veces antes de matar a alguien si nos hubiera raptado o hecho daño-.

Sirius puso los ojos en blanco. -Sé que es tu mamá, así que no quiero hablar en su contra, pero a veces puede ser un poco hipócrita-.

-Eso es un eufemismo-, Charlie sonrió y de buen humor dio un golpecito con su pinta a la de Sirius. -Entonces, ¿nos quedamos un rato en el Caldero? Sólo que la mayoría de los clubes de verdad no abren sus puertas hasta por lo menos las once-.

Sirius miró el reloj y vio que sólo eran las nueve y media. Cuando levantó la vista, divisó a Rabastan y le hizo señas para que se acercara, arrastrando consigo a una bonita chica pelirroja. 

-¿Ocurre algo?- preguntó Rabastan. 

-No mucho, sólo que aquí Charlie dice que los clubes muggles no suelen abrir hasta las once, así que me preguntaba qué querías hacer antes-.

Rabastan miró a su alrededor con el ceño un poco fruncido y Charlie se rió. 

-Estoy de acuerdo, no es realmente el tipo de lugar para ponernos de humor pero habrá un montón de bares muggles que podemos probar, confía en mí-.

-Me parece bien-, sonrió Rabastan, -sobre todo porque yo no pago-.

-Eso he oído. Por cierto, soy Charlie Weasley-.

-Rabastan Lestrange-, dijo Rabastan, estrechando la mano extendida de Charlie. -Y ella es Tulip Kasaru. Tulip, este es mi amigo Sirius Black, parece que a los dos nos gustan los pelirrojos. En fin, deberíamos irnos entonces, al parecer los muggles tienen unos carruajes sin caballos que pueden llevarnos a lugares por un precio-.

Sirius palideció cuando se levantaron y Charlie lo miró con una ceja levantada.

-No me habías dicho que esto iba a ser una cita-, le susurró Charlie mientras salían por la puerta. 

Sirius tragó saliva. -No lo es, en realidad no, solo parecía que te vendría bien una buena noche-.

Charlie dio un paso atrás y miró a Sirius de arriba abajo. -¿Sólo una buena noche? Qué vergüenza. Si fuera una cita esperaría que fuera una noche excelente-. Sonrió a Sirius y se escabulló por la puerta para ayudar a Rabastan a parar un taxi, mientras Sirius se quedaba boquiabierto un segundo antes de salir corriendo detrás de Charlie, seguro de que le había tocado la peor parte. 

El taxista los llevó a un bar en una zona llamada SoHo y Sirius se sorprendió de lo luminoso y animado que eran los bares, pero no pudo disfrutarlo del todo porque estaba distraído pensando en lo que había dicho Charlie. 

-¿Pasa algo?- Preguntó Charlie, deslizándose para sentarse al lado de Sirius y haciendo que el hombre diera un respingo. 

-No, ¿por qué lo preguntas?-.

-Porque llevas con el ceño fruncido desde que salimos del Caldero Chorreante-, se rió Charlie. 

-Oh, um, no. Es sólo que, mientras nos íbamos, podría jurar que estabas insinuando que realmente querías tener una cita conmigo-.

-Bueno, sí, ¿por qué no iba a querer?- Charlie sonrió. 

-Para empezar, soy mucho mayor que tú-, Sirius frunció el ceño. 

Charlie se rió. -12 años no es mucho en términos mágicos y además eres muy guapo y muy divertido por lo que he oído-. 

-Yo era muy divertido, aunque ya no sé si lo soy-.

Charlie sonrió satisfecho. -Oh, estoy seguro de que en el fondo todavía lo eres. Tal vez sólo necesites al hombre adecuado para sacarlo a relucir en ti-. 

Sirius miró a Charlie y sonrió un poco tímidamente. -Tal vez lo seas-.

Rabastan regresó con sus bebidas y una recomendación del camarero de un buen club en la carretera, donde Sirius y Charlie no tendrían que preocuparse por meterse en líos. Al parecer, aunque las actitudes del mundo muggle hacia la homosexualidad estaban cambiando rápidamente, todavía había gente a la que le gustaba causar problemas, aunque había ciertos locales que atendían específicamente a los homosexuales, por lo que tenían casi garantizada una buena noche. Sirius estaba agradecido al hombre, por sus consejos y sus cócteles; nunca había tomado un Dark and Stormy pero ahora estaba añadiendo bebidas a la lista de cosas muggles que prefería. 

Se quedaron un rato en la barra, repasando la lista de cócteles con Sirius cada vez más alegre, aunque al menos los demás parecían estar al mismo nivel que él. Charlie se había pegado alegremente al lado de Sirius todo el tiempo que estuvieron allí y ciertamente estaba ayudando a la sensación de vértigo de Sirius. 

-Entonces-, dijo Charlie, inclinándose para hablar con Sirius mientras esperaban en la barra. -¿Has encontrado ya tu lado divertido?-. 

-Creo que voy por buen camino- dijo Sirius, sonriendo pero bajando la mirada, sintiéndose un poco tímido. 

-Bueno, espero que lo encuentres para cuando lleguemos al club porque definitivamente planeo arrastrarlo a la pista de baile-.

Sirius hizo una mueca. -¿Tenemos que hacerlo? Es decir, puedo bailar el vals con los mejores, mi madre se encargó de ello, pero nunca me ha gustado especialmente-.

Charlie soltó una carcajada. -Por mucho que piense que me gustaría cogerte en mis brazos y hacerte girar para bailar un vals, bailar en el club es muy diferente a eso-.

-¿En qué sentido?- preguntó Sirius. 

Charlie le dirigió a Sirius una sonrisa diabólica antes de colocarse a sus espaldas. -Bueno, para empezar, en un club estamos mucho más cerca que en un vals y, en segundo lugar, no se trata tanto de mover los pies como las caderas-. 

Con eso Charlie puso sus manos en las caderas de Sirius y se apretó contra ellas causando que Sirius tragara saliva y se sonrojara mientras sentía una fuerte sacudida de deseo atravesándolo. 

-Es una pena que esto no sea realmente una cita o me sentiría inclinado a ir mucho más lejos- murmuró en el oído de Sirius. 

Sirius frunció el ceño. -¿No estamos en una cita?-. 

-Bueno, aún no me has invitado a salir de verdad-, sonrió Charlie, frotando círculos en las caderas de Sirius con los pulgares. -Pero si estás diciendo que te gustaría que esta fuera nuestra primera cita oficial, entonces estaría encantado de aceptar-.

-Mi primera cita oficial-, rió Sirius un poco nervioso. 

Charlie se quedó helado y giró a Sirius para que le mirara. -¿Hablas en serio?-.

-Así me puso mi madre- bromeó Sirius un poco incómodo pero Charlie se limitó a negar con la cabeza. 

-No es momento para bromas Sirius- dijo Charlie con severidad. -¿De verdad nunca has tenido una cita?-.

Charlie miró a Sirius a los ojos. Sirius tragó saliva y sacudió la cabeza un poco desolado. -No he tenido tiempo precisamente, con lo de estar preso más de una década e incluso antes de eso las cosas eran difíciles. Mis amigos nunca se mostraron precisamente abiertos a la idea de la homosexualidad, así que nunca llegué a salir del armario-.

Charlie asintió solemnemente. -Lo entiendo. Mis padres creen que es sólo una fase y que sólo necesito conocer a la bruja adecuada para sentar la cabeza. Son tonterías, por supuesto, pero en parte por eso conseguí trabajo en Rumanía y no en el Santuario de los Dragones de aquí. Sé que me siguen queriendo, pero todo el acoso que me daban se estaba volviendo molesto-.

-Qué raro que yo sea el mayor pero tú seas el que tiene más experiencia-, rió Sirius. 

-No me importa-, sonrió Charlie. -Hacía mucho tiempo que no era la primera cita de nadie. Al menos así no tengo que preocuparme por meter la pata-.

-Siempre y cuando no te importe si lo hago-, se rió Sirius.

Charlie se limitó a dedicarle una suave sonrisa y a acariciar suavemente la mejilla de Sirius. -Oh, tengo la sensación de que vas a ser perfecto-.

Chapter Text

Sirius se quedó impresionado en cuanto entraron en la discoteca las luces parpadeantes y la música palpitante no se parecían a nada que hubiera experimentado antes, y eso incluso antes de ver a las masas de gente contoneándose sensualmente al ritmo de la música. Era casi hipnótico y Sirius se preguntaba si no se habrían equivocado de lugar, si no se habrían topado accidentalmente con algún tipo de ritual satánico. 

-¿Siempre es así?- preguntó Tulip, teniendo que alzar la voz para que la oyeran a pesar de que estaban uno al lado del otro. 

-Depende de lo que entiendas por habitual-, sonrió Charlie. -Nunca he estado en este club en concreto, así que no puedo decir si ésta es una noche normal aquí, o en cualquier club inglés, pero en el continente esto se clasificaría como tranquilo. Aunque puede que se anime cuando haya más gente-.

-¡Se va a poner más concurrido!- chilló Sirius, mirando a las masas de gente que ya llenaban el edificio. Había gente dondequiera que mirara y parecía que te costaría caminar alrededor de la gente en la pista de baile y Sirius estaba a la vez intrigado y horrorizado de pensar que podría ser peor. 

Charlie, sin embargo, se limitó a reírse. -Oh, se va a poner mucho más concurrido así que sería buena idea encontrar una mesa mientras podamos-. Con eso Charlie se dirigió hacia el lado de la sala donde había algunas cabinas oscuras al lado de la pista de baile. Rabastan, naturalmente, dejó que Tulip se deslizara a un lado de la cabina antes que él y Sirius se sintió un poco avergonzado cuando Charlie hizo lo mismo por él. Charlie entonces sacó su varita y subrepticiamente lanzó un hechizo antes de deslizarse al lado de Sirius y sentarse lo suficientemente cerca como para que sus muslos se tocaran. 

-Eso ayudará a que no haya ruido para que podamos hablar-, sonrió Charlie. -¿Y cuál es el plan de Malfoy con todo esto?-. Mientras preguntaba esto su brazo se deslizó alrededor de la espalda de Sirius. Sirius sintió que se sonrojaba y se alegró de que la poca luz de la cabina lo ocultara. Miró hacia Tulip y Rabastán, consciente de repente de que podrían pasar por alto algún comentario, pero la otra pareja estaba muy felizmente acurrucada, con el brazo de Rabastán sobre el hombro de Tulip mientras la chica se acurrucaba felizmente a su lado. A Sirius aún le resultaba un poco extraño ver a la gente tan abiertamente cariñosa entre sí, algo que en realidad no se hacía ni siquiera entre las parejas casadas que había visto en el pasado, pero sin duda era una idea a la que podía acostumbrarse. Su estancia en Azkaban le había dejado con ganas de intimidad física, así que, haciendo gala de su legendaria valentía de Gryffindor, se acurrucó al lado de Charlie y fue recompensado con un apretón de la mano de Charlie en su cintura. 

El único problema con esta posición era que su mano estaba ahora aplastada entre sus piernas y las de Charlie y, sin saber qué más hacer con ella, Sirius la colocó tentativamente sobre la rodilla de Charlie. 

-Bueno, parece que Lucius ha tenido la idea de traer algunas ideas muggles para actividades recreativas al mundo mágico-, explicó Rabastan. -Confía en que ese tipo vea un hueco en el mercado que pueda explotar-.

-No sé, creo que podría ser una gran idea-, sonrió Tulip. -Creo que algo así iría muy bien. Puede ser muy aburrido en nuestro mundo ser un adulto joven y no es sorprendente que mucha gente termine casándose joven, con la primera persona con la que básicamente forman una conexión, porque realmente no hay nada más que hacer-.

Sirius se sorprendió un poco al ver que sus movimientos no eran vistos por la otra pareja, o simplemente no les importaba, pero se encontró sonriendo un poco. Sin embargo, no duró demasiado, ya que Charlie deslizó la mano de Sirius por su muslo y Sirius tragó saliva al sentir el duro músculo bajo su palma. A Charlie, sin embargo, no pareció afectarle en absoluto. 

-Estoy de acuerdo. Definitivamente fue un shock para mí cuando fui a Rumanía y todos se fueron al mundo muggle-, dijo Charlie. -Hay tanta cultura allí, tanto que hacer en tu tiempo libre, que me hizo preguntarme cómo los magos podemos sobrevivir con tan poco y no volvernos locos de aburrimiento-.

-Bueno, definitivamente es un cambio con respecto a los pubs habituales como forma de socializar-, sonrió Rabastan. -Hablando de beber, deberíamos ir al bar a tomar algo, sobre todo si cada vez hay más gente-.

Sirius asintió con la cabeza mientras la otra pareja se deslizaba fuera del reservado, sin confiar en que su voz no chirriara cuando la mano que tenía en la cintura bajó para acariciarle la cadera. 

-¿Cómo va tu noche?- Preguntó Charlie, inclinándose para hablar justo en el oído de Sirius a pesar de que estaban solos y el sonido de la música se había atenuado gracias a la magia. La sensación del cálido aliento de Charlie en su oreja hizo que Sirius se estremeciera. 

-Es bueno-, tragó saliva Sirius. 

-¿Sólo bueno?- Murmuró Charlie. -Es una pena, debo estar perdiendo mi toque-.

-¡Qué! ¡No!- Exclamó Sirius. -Es muy bueno. Me estoy divirtiendo mucho-.

-Bueno, estoy abierto a divertirme más tarde-, ronroneó Charlie, deslizando la mano de Sirius que estaba en el muslo de Charlie más arriba, haciendo que Sirius tragara saliva de nuevo mientras su boca se secaba de repente.

-Eso suena como que podría ser una perspectiva interesante-, tartamudeó Sirius.

Charlie tarareó. -Estoy feliz de ir tan lejos como quieras Sirius. Sé que esto es nuevo para ti, así que dime si empiezo a presionar demasiado-.

-Vale-, asintió Sirius, dándole inconscientemente un apretón en el muslo a Charlie. El pelirrojo gimió y se movió un poco, su ingle rozando el lado de la mano de Sirius permitiendo a Sirius sentir el bulto en constante crecimiento. 

-Sabes, eres un hombre muy atractivo, Sirius Black-.

Sirius miró a Charlie, ligeramente sorprendido pero luego miró de cerca la cara de Charlie y sonrió, mirando a Charlie a los ojos. -Tú tampoco estás nada mal Charlie Weasley-.

Charlie le sonrió, su brillante sonrisa hizo que se formaran arrugas alrededor de sus ojos azules. Luego su sonrisa se suavizó y acercó la mano a la mejilla de Sirius. 

-Tengo muchas ganas de besarte ahora mismo, ¿te parece bien?-. 

Sirius sólo pudo asentir con la cabeza mientras se sentía atraído. El primer roce de labios provocó una descarga eléctrica en Sirius y gimió, acercándose más, deseando más. Los dedos de Charlie se enredaron en su pelo, tirando de Sirius aún más cerca, profundizando el beso. Sirius se sintió como un hombre poseído mientras su mano libre se aferraba al pecho de Charlie, deseando más de esta deliciosa sensación. Charlie pasó suavemente su lengua por los labios de Sirius y éste jadeó, sólo para gemir cuando esa misma lengua se introdujo en su boca. Nunca había imaginado que un simple beso pudiera sentirse tan bien y empezó a preguntarse por qué se lo había negado durante tanto tiempo. Sus lenguas se deslizaban alegremente mientras Sirius se acercaba más a Charlie, preguntándose si esto podría sentirse mejor. 

-No has tardado mucho-, rió Rabastan, dejando las bebidas sobre la mesa y haciendo que Sirius se sobresaltara y rompiera el beso. La cabeza de Charlie en su pelo relajó su agarre pero la mano que estaba ahuecando el culo de Sirius permaneció a pesar de las mejillas encendidas de Sirius. 

-Nunca le veo sentido a esperar cuando deseo algo con todas mis fuerzas-, sonrió Charlie, completamente impenitente. 

-De hecho-, sonrió Tulip, deslizándose al lado de Rabastan y dándole su propio beso. 

La conexión se había roto, pero Sirius aún podía sentir el deseo bombeando por sus venas mientras daba un gran trago a su bebida, intentando desesperadamente calmar su acelerado corazón. No ayudaba, sin embargo, que la mano que seguía en el muslo de Charlie pudiera sentir fácilmente el pulso acelerado del otro hombre incluso por debajo de sus vaqueros. 

-Cuando terminemos estas bebidas, ¿quieres ir a la pista de baile?- preguntó Charlie.

Sirius miró los cuerpos ondulantes en la pista de baile. -¿No sé bailar así?-. 

-No te preocupes, te enseñaré encantado-, le tranquilizó Charlie guiñándole un ojo y Sirius se encontró engullendo su bebida provocando la risa de los demás. 

La pista de baile estaba definitivamente más llena que cuando llegaron y Sirius sintió a Charlie apretado contra su espalda mientras se apretujaban entre la gente hacia el centro. La música era muy hipnótica, completamente diferente a todo lo que Sirius había escuchado antes, y su cuerpo se balanceaba al ritmo de la pesada línea de fondo incluso mientras caminaba. Era fácil perderse, sobre todo con la sonrisa contagiosa de Charlie, y Sirius no tardó en sonreír también. 

Cuando encontraron un espacio lo suficientemente grande para los cuatro, aunque por poco. Charlie se deslizó alegremente detrás de Sirius, con las manos apoyadas suavemente en las caderas de Sirius, y se inclinó para gritarle al oído, la única forma que tenía de hacerse oír. 

-Cierra los ojos y siente la música-, sugirió Charlie, apretándose contra el culo de Sirius. Sirius gimió mientras se relajaba en los brazos de Charlie, dejando que el domador de dragones guiara sus movimientos. Charlie pareció entenderlo y acercó a Sirius mientras lo besaba en el cuello. Sirius gimió, echando la cabeza hacia atrás para dar a Charlie un mejor acceso, simplemente disfrutando del momento. 

Ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo permanecieron así, ya que las canciones parecían confundirse entre sí, y la diferencia sólo era realmente reconocible debido a un ligero cambio en el ritmo de sus movimientos. Sin embargo, Sirius volvió a la realidad cuando un hombre muy musculoso se abalanzó sobre él. No era feo per se, pero definitivamente demasiado ostentoso para el gusto de Sirius y se alegró bastante cuando Charlie lo rodeó, tirando de Sirius hacia su pecho mientras sus brazos envolvían su espalda de forma protectora. 

-Vamos chicos-, sonrió el hombre. -Estoy seguro de que puedo con ustedes dos sin problemas-.

Charlie gruñó. -¡No necesito que me manejen y no comparto así que lárguese!-. 

Sirius no miró hacia atrás, prefiriendo acurrucar su cabeza en el pliegue del cuello de Charlie. Pudo notar cuando el otro hombre se fue como toda la tensión de repente se drenó del cuerpo de Charlie.

-Lo siento. Supongo que no debí suponerlo. No sé qué me pasó-.

-No lo sientas-, Sirius sonrió, besando la mejilla de Charlie. -Fue agradable que alguien defendiera mi honor-.

-Prefiero ser yo quien lo comprenda-, sonrió Charlie, mordisqueando la oreja de Sirius mientras deslizaba hábilmente uno de sus muslos entre las piernas de Sirius. Se creó una fricción deliciosa al compás de la música y Sirius tiró de Charlie en otro beso profundo, las lenguas imitando los cuerpos mientras las manos se arañaban y manoseaban. Sirius sintió una presión creciente en su interior y gimió dentro del beso. Se sentía al borde del precipicio y estaba a punto de caer cuando Charlie rompió el beso.

-Maldita sea, Sirius-, jadeó Charlie, -nunca nadie me había hecho perder el control de esa manera. Me siento como un maldito adolescente otra vez, a punto de ensuciarme los pantalones-.

Sirius se rió. -Ojalá yo me sintiera así de adolescente-.

Charlie lanzó a Sirius una mirada fulminante. -Puede sentirse incluso mejor, ya sabes, si estás dispuesto a intentarlo-.

-¿Cómo es eso?- Preguntó Sirius, muy curioso, ya que nunca había sentido nada tan bueno. 

-Como esto, por ejemplo-, Charlie sonrió satisfecho mientras los dedos de su mano que de alguna manera se habían abierto camino dentro de los pantalones y boxers de Sirius se deslizaban alrededor de su culo y le rozaban el ojete. 

-Oh, Merlín-, jadeó Sirius, moviendo las caderas hacia delante mientras una sacudida de placer mayor que nunca antes había experimentado le recorría al contacto. 

-Desgraciadamente no, pero sé de buena tinta que soy excelente con la varita-, se rió Charlie. 

Sirius tragó saliva. -Más, por favor-, suplicó, empujando hacia atrás la mano de Charlie. 

-Lo haría, pero me preocupa que si seguimos aquí nos arresten por indecencia grave-, se rió Charlie. -Quizá podríamos volver a tu casa-.

Esa sonó como la mejor sugerencia que alguien le había hecho a Sirius y él asintió con la cabeza febrilmente. Charlie sonrió y le dio un rápido beso mientras le soltaba la mano con cuidado y, tomando la de Sirius, fueron en busca de Rabastan y Tulip para comunicarles que se marchaban. 

El viaje de vuelta fue el más largo que Sirius había hecho nunca, sobre todo porque ni a él ni a Charlie les pareció buena idea aparecerse en su estado, y más teniendo en cuenta que Charlie no sabía dónde estaba Grimmauld Place, así que optaron por un taxi. Sirius estaba literalmente rebotando de emoción y Charlie tuvo que ponerle una mano en la rodilla para evitar que sacudiera el coche. Eso no impidió que le sonriera a Sirius y que éste le devolviera la sonrisa. 

Era una locura. Acababa de conocer a un chico en un pub y ahora lo llevaba a casa. Claro que había visto a Charlie de niño, pero había sido por poco tiempo y parecía que hacía toda una vida; a todos los efectos era un desconocido y aun así Sirius lo llevaba a su casa, ¡para tener sexo! Era una locura, una temeridad y algo tan propio de Sirius que realmente se preguntaba por qué no lo había hecho antes, aunque una parte de él se alegraba de no haberlo hecho. Charlie era genial, esa extraña mezcla de mando y cariño que estaba encendiendo por completo la sangre de Sirius. Sólo tenía que tener cuidado de no encariñarse demasiado, sabía que Charlie volvía a Rumanía a finales de la semana que venía y no había ninguna garantía de que se vieran durante ese tiempo y todo lo que ocurriera después sería poco más que una quimera. 

Sin embargo, eso no significaba que no pudiera disfrutar de la noche y, técnicamente, según los estándares de los magos, aún era lo bastante joven como para cometer errores estúpidos, además de que tenía que compensar todos aquellos años en Azkaban. Con un poco de suerte, esta noche llegaría hasta el final y tenía la fuerte sensación de que no se arrepentiría ni un momento. 

Dejaron que el taxi los dejara al final de la calle y se dirigieron al número 12 cogidos de la mano. Sirius se sonrojaba como un niño y sonreía como un loco durante todo el camino, pero no podía evitarlo. 

Cuando entraron en la casa Sirius cerró la puerta en silencio y le pidió a Charlie que se callara. 

-Debo advertirte que mi madre puso un encantamiento permanente en su retrato y gritará tan fuerte como para despertar a los muertos si la molestamos, así que será mejor que subamos las escaleras tan silenciosamente como podamos-.

-¿Tiene algún problema con que seas gay?- preguntó Charlie. 

Sirius frunció el ceño. -La verdad es que no lo sé-.

-Siempre podemos averiguarlo-, sonrió Charlie. -Un encantamiento de pegado permanente puede usarse fácilmente contra ella, todo lo que tenemos que hacer es montar un espectáculo-. Con eso, Charlie se inclinó y le dio a Sirius un profundo beso que le hizo gemir en voz alta. 

-Recuerda detenerme si te estoy empujando demasiado lejos-, Charlie advirtió mientras movía su boca para seguir besos con la boca abierta a lo largo de la mandíbula de Sirius y por su cuello. 

-Lo haré-, Sirius gimió aunque no podía pensar en nada que pudiera parar ahora mismo.

-¿Entonces no te importa si te quito la parte de arriba?- Preguntó Charlie, deslizando sus manos por la parte delantera de la camisa de Sirius. 

-Sólo si me dejas quitarte la tuya-, sonrió Sirius, deslizando sus manos por la parte superior de Charlie. Charlie accedió y pronto volvieron a besarse, pero esta vez sin camiseta. Había una espesa mata de pelo rizado cubriendo el pecho de Charlie y Sirius se deleitó en el hecho de que podía pasar sus dedos a través de él, rozando inadvertidamente los pezones de Charlie. Charlie pellizcó los de Sirius a su vez, haciendo que éste jadeara y se inclinara hacia delante. 

-Haces los ruidos más deliciosos, Sirius, me va a encantar tocarte como un violín más tarde-.

-No mucho después, espero-, gimió Sirius. 

-No, pero creo que los dos estamos demasiado tensos para seguir así. ¿Crees que se te volverá a parar si te saco ahora?-. Preguntó Charlie. 

-Ya sé que me he hecho llamar viejo, pero no estoy pasado de rosca-, gruñó Sirius. 

-Es bueno saberlo-, sonrió Charlie, mordisqueando los labios de Sirius mientras su mano se deslizaba hasta la bragueta del pantalón de Sirius. Sirius, sintiéndose un poco atrevido, imitó las acciones de Charlie y pronto las pollas de ambos se liberaron, rozándose la una con la otra, haciendo que ambos gimieran y Sirius se agitara contra su compañero. Pensó que se sentiría bien pero nunca supo que sería así y no pudo evitar mover las caderas hacia delante, dándose cuenta de repente de por qué los perros querrían hacer eso. Charlie escupió en su mano y la envolvió alrededor de las pollas de ambos y tiró de ellas a la vez mientras Sirius se encorvaba en su agarre. Se sentía maravilloso, especialmente con Charlie atacando su cuello al mismo tiempo. 

-No te contengas-, susurró Charlie y Sirius se perdió en la sensación mientras su clímax se estrellaba en él y disparaba su carga sobre el pecho de ambos, Charlie le seguía de cerca y se desplomaba ligeramente sobre Sirius mientras lo hacía. 

-Te juro que hacía mucho tiempo que una simple paja no se sentía tan bien-, jadeó Charlie, tratando de recuperar el aliento. 

-Es mi primera paja, así que no sabría decirte-, se rió Sirius. 

Charlie se levantó para mirar a Sirius directamente a los ojos. -No tenemos que hacer nada más si no quieres. Soy perfectamente feliz abrazándote-.

La idea de acurrucarse con Charlie sonaba maravillosa, pero también estaba intrigado por lo que Charlie había insinuado, aún imaginando que podía sentir el fantasma del dedo de Charlie en su entrada. También estaba el hecho de que sabía que Charlie se marcharía pronto a Rumanía y que tal vez no tendría otra oportunidad y, si se perdía esto, sabía que lo lamentaría el resto de su vida. Inclinándose hacia delante, le dio un profundo beso a Charlie. 

-Vamos arriba-, dijo, mostrando a Charlie una sonrisa tranquilizadora que el otro le devolvió de inmediato. 

Los dos hombres corrieron escaleras arriba y Sirius se encontró riendo un poco con una mezcla de felicidad y anticipación. A pesar de detenerse varias veces para besarse y acariciarse por el camino, no tardaron demasiado en llegar al dormitorio de Sirius y Charlie empujó al hombre hacia el centro de la cama y rápidamente le quitó los pantalones, dejando a Sirius completamente desnudo pero sin sentirse expuesto en absoluto a la mirada hambrienta de Charlie, en todo caso sólo lo excitó más. 

-Dobla las rodillas y separa los muslos-, ordenó Charlie y Sirius se estremeció al obedecer. Charlie no perdió el tiempo y se movió entre las piernas de Sirius, arrastrando mordiscos y lamidas por el interior de los muslos de Sirius, acariciando la bola de Sirius mientras acariciaba suavemente su entrada. Charlie susurró un hechizo y de repente Sirius sintió algo resbaladizo y húmedo allí abajo, mientras algo sondeaba su agujero. 

-Relájate Sirius, y empuja contra mí, hará las cosas más fáciles. Estás muy apretado-.

Sirius asintió y gruñó un poco mientras empujaba hacia atrás, sintiéndose súbitamente lleno. Charlie tardó un poco en abrirle y Sirius se alegró de ello, sintiendo como el deseo de antes aumentaba lentamente mientras Charlie le susurraba palabras de aliento. Cuando Charlie encontró cierto punto dentro de él, Sirius jadeó y empujó hacia atrás, deseando más de esas maravillosas chispas de placer y Charlie rió entre dientes. Sirius cerró los ojos, deleitándose en las sensaciones mientras sentía como su cuerpo era estirado y gimió cuando pareció que Charlie retiraba sus dedos de repente. 

-No te preocupes Sirius, habrá más, creo que ya estás lo suficientemente abierto. Levanta un poco las caderas, te pondré una almohada debajo para intentar darte una mejor sensación-.

Sirius sonrió, y se movió, permitiendo a Charlie maniobrarlo como quería, y pronto sintió la cabeza roma de la polla de Charlie presionando su entrada. Charlie acarició la barbilla de Sirius para llamar su atención. 

-¿Estás seguro de que quieres esto?- Preguntó Charlie y Sirius sonrió. 

-Creo que no he estado más seguro de nada en mi vida-, sonrió Sirius. Charlie le devolvió la sonrisa y empujó hacia delante. Sirius jadeó cuando Charlie atravesó el primer anillo de músculos. Charlie hizo una pausa, pero Sirius asintió y rodeó la espalda de Charlie con los talones, tirando de él bruscamente hacia delante y jadeando mientras llenaba a Sirius. Charlie captó la indirecta y empezó a balancearse hasta que estuvo completamente asentado. 

-Estás tan apretado-, jadeó Charlie, respirando hondo para calmarse y el propio Sirius tuvo que calmarse, amando la sensación de ser llenado tanto aunque no fue nada para cuando Charlie se movió, inclinándose hacia adelante para darle un beso a Sirius y el movimiento haciendo que Charlie se moviera más dentro de él y su polla presionara contra ese delicioso lugar. Aquello pareció llevar a Charlie al límite y empezó a moverse como era debido, despacio al principio y aumentando rápidamente a medida que la respiración se convertía en jadeos y gemidos. Las manos se manoseaban mientras las bocas besaban y mordisqueaban cada trozo de piel a su alcance. Sirius se encontró usando las piernas para intentar acercar a Charlie, empujando para recibir sus embestidas, suplicando a Merlín, sí, más... 

Demasiado pronto sintió que su clímax volvía a aumentar y Sirius casi sintió ganas de llorar, no quería que aquello terminara pero sabía que era inevitable. Charlie cambió de posición una vez más, moviendo las piernas de Sirius por encima de sus hombros y Sirius se alegró de que Harry le hubiera hecho hacer yoga para que pudiera mantener esta posición cómodamente mientras Charlie empezaba a machacarle el culo como era debido, golpeándole la próstata con una precisión casi milimétrica. El orgasmo de Sirius se abatió sobre él como un maremoto y gritó, echando la cabeza hacia atrás en el colchón mientras Charlie le seguía con su propio clímax pisándole los talones.

-Gracias por eso- Sirius sonrió mientras Charlie se desplomaba hacia delante, dejando caer las piernas de Sirius a la cama mientras se colocaba al lado de Sirius. 

-No hace falta que me des las gracias, Sirius-, Charlie rió entre dientes. -Créeme cuando te digo que fue un placer y que estaría más que encantado de repetir la actuación cuando quieras-.

-Oh, estoy seguro de que puedo arreglarlo de alguna manera-, murmuró Sirius, calculando mentalmente lo pronto que podría ser capaz de aparecer por Rumanía, sin que pareciese demasiado desesperado. 

Chapter Text

Harry se tropezó con la puerta de Grimmauld Place, aunque, milagrosamente, consiguió no volcar nada ni caerse al suelo. Había disfrutado mucho de su noche de pijamas en casa de Lysander. Al final había sido en parte gracias a Draco. Habían estado debatiendo sobre hechizos y Hermione se negaba a aceptar que no había diferencia entre los imperdonables y cualquier otro hechizo y pensaba que la gente que los utilizaba era malvada. Eso había molestado mucho a Draco, que había disfrutado señalando que tanto Bella como Rodolphus habían utilizado hechizos imperdonables en la búsqueda de Lysander. Hermione había tropezado con su explicación, pero aún así se había mostrado claramente recelosa de ir a la casa a pasar la noche, sobre todo porque estaría sola en una habitación, ya que Pansy había rogado no unirse a ellos, alegando que no estaba preparada para que Lysander la viera en pijama. Hermione la había tachado de ridícula, pero daba igual, Pansy no se quedaría, lo que significaba que Hermione también acabaría yéndose a casa. 

Harry adoraba a sus amigos y había sido estupendo despertarse y que todos se alborotaran con él, sobre todo porque Narcissa y Lucius también se habían unido a ellos para desayunar, alegando Lucius que tenía cosas importantes que discutir con Rabastan. Sin embargo, había tenido la sensación de que le faltaba algo y pensó que era justo que fuera a pasar un rato con Sirius, sobre todo porque esa noche había quedado con Severus para cenar. 

Harry se sorprendió un poco de que Sirius no le hubiera oído, ya que el hombre solía venir corriendo cada vez que Harry pasaba por allí, aunque Harry había hecho bastante menos ruido que de costumbre. Harry sonrió. Esta podría ser la oportunidad perfecta para recuperar a Sirius. Había habido más de una ocasión en la que Sirius se había colado en la Mansión Potter y le había gastado una broma a Harry, pero éste aún no había conseguido recuperarlo, ya que Sirius siempre le oía llegar. Caminando lo más silenciosamente que pudo, esquivando todas las chirriantes tablas del suelo, Harry se dirigió a la cocina, suponiendo que Sirius estaría desayunando a esas horas, aunque se acercaba la hora de comer, sobre todo porque al parecer la noche anterior había estado de copas con Rabastan. 

Sin embargo, mientras bajaba sigilosamente las escaleras, oyó un extraño gruñido procedente de la habitación. Era extraño, pero no del todo inaudito, ya que desde que habían empezado sus regímenes de fitness, Sirius era conocido por dejarse caer de repente y empezar a hacer flexiones o abdominales cuando le apetecía. Pensando que esto podría ser aún mejor que poder gastarle una broma a Sirius mientras comía, Harry tuvo que morderse el labio para no reírse alegremente mientras se apresuraba hacia la cocina y abría la puerta lenta y cuidadosamente. Sin embargo, lo que vio le hizo detenerse y quedarse boquiabierto. Sirius estaba completamente desnudo, tumbado de espaldas sobre la mesa mientras un pelirrojo estaba de pie en el extremo, empujando sus caderas contra el culo de Sirius. Las piernas de Sirius estaban echadas sobre los hombros del otro hombre y, cuando Harry miró, pudo ver claramente la polla del otro hombre desapareciendo dentro de Sirius con cada empujón hacia delante. 

Harry tragó saliva. Sabía que no debía mirar, pero no podía apartar los ojos. El pelirrojo era el que gruñía, lo que explicaría por qué a Harry le sonaba raro, pero sin duda era un gruñido de esfuerzo, no de dolor, ya que la expresión de la cara del hombre parecía indicar que estaba disfrutando a tope. Sirius también parecía estar disfrutando, gimiendo en voz baja y sonriéndole al hombre mientras se arqueaba contra él. Harry estaba paralizado. Sabía que no debía espiar un momento tan íntimo, pero no podía evitarlo, nunca había visto nada igual. Nunca había visto al hombre pero había una mirada de cariño que parecía pasar entre ellos a pesar de los movimientos aparentemente animales de la pareja. 

El pelirrojo pareció acelerar sus movimientos lo que hizo que Sirius jadeara y gimiera más fuerte. Harry sintió que los pantalones le apretaban, seguido de una aguda punzada de dolor que le habría hecho gritar de no ser porque ya se estaba mordiendo el labio. Al darse cuenta de lo precario de su posición, Harry volvió a subir las escaleras con cuidado y se dirigió a la sala de recepción, la que tenía la puerta abierta, y saltó estrepitosamente al suelo como si acabara de llegar, rodando sobre una mesa y tirando un jarrón. A Harry no le preocupaba, ya lo había tirado más de una vez y Sirius había tenido que repararlo. El hombre lo mantenía allí a propósito, alegando que era un buen sistema de alerta para cuando Harry llegara. Harry se había quejado antes, pero ahora estaba agradecido. 

-¡Sirius! ¿Dónde te has metido? He vuelto a romper el jarrón!- Llamó Harry en voz alta a través de la puerta después de esperar unos instantes. 

-¡Ya voy!- Contestó Sirius, con voz un poco estrangulada y Harry se negó a pensar en lo que podía significar. Reparó el jarrón roto, siempre agradecido de que la presencia de Sirius en la casa significara que su magia no sería detectada por el Ministerio. Unos minutos más tarde, un Sirius Black algo tímido pero de aspecto muy feliz entró en la habitación con el pelirrojo desconocido a cuestas. 

-Hola cachorrito, no te esperaba esta mañana. Feliz cumpleaños, por cierto-.

-Gracias Sirius-, Harry sonrió, -pero difícilmente llamaría a las once y media de la mañana-.

-Es justo-, gruñó Sirius, -y de todas formas anoche nos acostamos tarde así que por supuesto dormimos un poco-.

-Lo sé-, se rió Harry, -Rabastan dijo lo mismo esta mañana, aunque también dijo que tú y tu amigo salieron temprano-.

-Que saliéramos temprano no significaba que nos fuéramos a dormir directamente-, refunfuñó Sirius, -del mismo modo que dudo que tú y tus amigos se fueran directamente a dormir anoche-.

-Cierto-, sonrió Harry, muy consciente de que él, Draco y Lysander habían estado despiertos hasta altas horas de la madrugada hablando de todo tipo de cosas. Harry se preguntó de qué habrían hablado Sirius y aquel hombre cuando una imagen de lo que Harry les había visto hacer antes le vino a la cabeza, haciendo que Harry se sonrojara. 

-Deja de avergonzar al chico-, se rió el pelirrojo. -Por cierto estoy seguro de que eres consciente de lo maleducado que es Sirius pero admito que estoy un poco sorprendido de que no me haya presentado todavía-.

-Oh, um sí-, tartamudeó Sirius, sonrojándose él también. -Harry, este es Charlie Weasley, nos conocimos anoche. Charlie, este es mi ahijado Harry Potter-.

-Encantado de conocerle, señor Potter-, dijo Charlie, tendiéndole la mano a Harry para que se la estrechara. -Creo que estás en el mismo año que mi hermano menor, Ron-.

-Sí, está en Gryffindor como yo-, confirmó Harry, estrechando calurosamente la mano de Charlie. 

-Espero que no sea demasiado pesado en el colegio-, Charlie hizo una leve mueca de dolor. -Es un buen chico, pero a veces puede ser un poco cabeza caliente y tiende a actuar sin pensar. Por eso sus hermanos y yo estamos tan contentos de que parezca tomarse en serio el ajedrez. Siempre se le ha dado bien, mucho mejor que el quidditch, pero nadie parecía animarle a dedicarse a ello antes del director Riddle-.

-Sin duda ha hecho mucho bien al colegio-, convino Harry. 

Los tres se sentaron a hablar de cosas mientras almorzaban, o desayunaban en el caso de Sirius y Charlie, y Harry se alegró de conocer a Charlie. Para ser alguien a quien Sirius acababa de conocer, los dos parecían bastante unidos, sentados uno al lado del otro en el sofá. De hecho, estaban tan cerca que acabaron tocándose con frecuencia mientras hablaban, al principio sólo accidentalmente mediante gestos pero, al final, estaban cogidos de la mano y Harry no pudo evitar pensar que ése era el tipo de cosas que quería entre él y Severus con el tiempo. Estaba seguro de que la moral del hombre no les permitiría ir cogidos de la mano en público, pero tal vez Harry podría aumentar sus caricias y su proximidad en privado y, con el tiempo, eso llevaría a más. A Harry le vino a la mente una imagen de él y Severus en la posición en la que Sirius y Charlie estaban antes y se estremeció cuando una descarga de dolor volvió a atravesarle.

-¿Estás bien, Harry?- Preguntó Sirius preocupado. 

-¿Qué? Oh, um, sí, estoy bien. Acabo de recordar que había quedado con Severus esta tarde, ya que no pudo venir a la fiesta, y probablemente debería ir a casa a cambiarme-.

-Yo también debería irme o mamá se preguntará dónde estoy-, suspiró Charlie antes de girarse para mirar a Sirius. -Estaré por aquí una semana más por si quieres que nos veamos alguna vez, aunque sería mejor que no llamaras por floo a la Madriguera porque puede que mi madre no se lo tome muy bien-.

-Te enviaré un mensaje-, sonrió Sirius, -o siempre puedes venir por aquí ahora que sabes dónde está. Suelo estar por aquí-.

-Puede que lo haga-, sonrió Charlie, dándole un beso a Sirius antes de despedirse de Harry y saltar al floo. 

Harry le dio un abrazo a Sirius, diciéndole que lo visitaría pronto, pero que le avisaría con antelación, por si Charlie decidía pasarse por allí. 

-Me gusta, Sirius, parece divertido-, dijo Harry, dándole al hombre un último apretón antes de marcharse. 

Harry se tomó su tiempo para arreglarse, ducharse y elegir algo que ponerse. Sabía que Severus había conseguido que los duendes accedieran a abrir la casa Price por ser el cumpleaños de Harry, con la idea de ver cómo iban las mejoras. La teoría era que, como posible amo de la casa, Harry necesitaría la oportunidad de opinar sobre las reformas y Harry no pudo evitar imaginar que podría ser cierto. Se puso sus vaqueros negros ajustados y una camiseta blanca con el logotipo que, en su opinión, mostraba parte del cuerpo que había ido desarrollando durante el verano. También se aseguró de ponerse los pendientes que Severus le había comprado aquella primera Navidad, así como un poco de Kohl alrededor de los ojos. Para terminar, se puso un poco de gloss en los labios y se dirigió rápidamente a la finca Prince. 

Severus ya lo estaba esperando y Harry no pudo evitar sonreír al ver al hombre, sonrisa que Severus le devolvió cálidamente. 

-Hola Harry. Feliz cumpleaños-.

-Gracias-, dijo Harry, mordiéndose el labio y tirando de algo de ese legendario coraje de Gryffindor para inclinarse hacia delante y darle un abrazo al hombre. Severus se lo devolvió de inmediato y Harry no pudo evitar las mariposas que se le metieron en el estómago ante la acción. No aguantó mucho la acción y pronto dio un paso atrás. Para deleite de Harry, Severus lo llevó a recorrer la propiedad, señalándole las reparaciones y cambios que se habían hecho en toda la casa. Harry estaba encantado, le encantaba lo real que parecía todo y, en consecuencia, hizo algunas sugerencias mientras recorrían la casa. Severus pareció tomar nota e incluso discutió algunas cosas con Harry, lo que sólo hizo que las mariposas de Harry bailaran más y tuvo que seguir recordándose a sí mismo que era probable que Severus sólo le estuviera siguiendo la corriente y que el hombre probablemente haría lo que quisiera cuando Harry se fuera. 

La visita terminó en una especie de invernadero que Severus llamaba orangery y que, al parecer, se utilizaba tradicionalmente para cultivar plantas del Mediterráneo en el frío clima inglés. El sol acababa de ponerse en ese momento y las ventanas orientadas hacia el suroeste ofrecían una hermosa vista del mismo sobre las colinas. En medio de la planta, acurrucados entre los cítricos y otras plantas que Harry no conocía, había una manta y una cesta de picnic. Harry sonrió cuando Severus le indicó que se sentara y sonrió aún más cuando Severus sacó un regalo que resultó ser un kit para tallar runas. 

-Así podrás dedicarte a tu nueva afición-, sonrió Severus y Harry le dio otro abrazo y un rápido beso en la mejilla. 

-Gracias Severus, estoy deseando usarlo-.

Con la entrega de regalos fuera del camino se volvieron a la comida y Harry le preguntó a Severus todo sobre su reunión en la escuela y Severus felizmente agasajó a Harry con los detalles. Una vez terminado el tema Severus preguntó sobre cómo había ido la fiesta del día anterior y esta vez le tocó a Harry llevar la voz cantante en la conversación mientras Severus escuchaba ávidamente. Por supuesto que hablar de la fiesta llevó a la improvisada pijamada de Harry y al hecho de que Sirius había salido esa noche con Rabastan y había conocido a alguien. Severus parecía bastante contento de que Sirius hubiera tirado, o así lo llamaba él y pudo contarle a Harry bastante sobre Charlie Weasley, ya que le había dado clases mientras estaba en Hogwarts, lo cual era agradable excepto por el hecho de que pensar en Sirius y Charlie seguía trayendo a la mente de Harry aquel momento en el que había entrado. 

-¿Severus? ¿Es normal que la gente se jorobe entre sí?-. 

Severus parpadeó a Harry algo búho. -¡Perdón!-.

Harry se sonrojó. -Me encontré accidentalmente con Sirius y Charlie esta mañana en la cocina. Sirius estaba tumbado sobre la mesa y Charlie estaba como encorvado contra él. Los dos estaban desnudos y parecía que la polla de Charlie desaparecía dentro de Sirius de alguna manera-.

Severus se golpeó la frente con la palma de la mano. -Harry, ¿nadie se ha molestado en darte la charla sobre sexo?-.

-Erm, no, ¿deberían haberlo hecho?-.

-A esta edad teóricamente lo básico al menos-, gimió Severus. -¿Por qué tengo que ser yo?-. 

Harry tragó saliva. Se preguntaba por qué tenía que ser Severus también, aunque se dio cuenta de que tenía muy pocas opciones. Podía imaginarse a Sirius diciéndole algo así, el hombre tartamudearía o lo convertiría todo en una enorme broma, y por difícil que fuera pensar en Severus diciéndole ese tipo de cosas no era más incómodo que pensar en McGonagall haciéndolo. 

-Si no te importa-, dijo Harry tímidamente, -sólo tengo unas cuantas preguntas-.

-Bien-, Severus gruñó de una manera que le dijo a Harry que no estaba contento pero que lo haría solo que mejor que Harry fuera rápido con las cosas. 

-Entonces, um, qué es lo que Sirius y Charlie estaban haciendo en realidad-.

Dos manchas rosadas aparecieron en las mejillas de Severus. -Estaban teniendo sexo, especialmente sexo anal, es una de las formas de lo que se conoce como sexo penetrativo que se da entre varones, aunque obviamente las mujeres también pueden participar en él. Con una pareja homosexual, sin embargo, implica que un hombre inserte su pene en el ano de otro hombre-.

-¡Tu ano! ¡Como en el agujero de tu culo!- exclamó Harry. -¿Cómo encaja?-.

Severus sonrió burlonamente. -Créeme cuando te digo que hay mucho estiramiento en esos músculos, una persona sólo tiene que tomarse el tiempo necesario-.

-¿Así que primero hay que estirar los músculos, antes de introducir el pene? ¿Cómo se estira?-.

Severus forzó una tos y se movió un poco donde estaba recostado en la manta. -Hay dispositivos, comúnmente llamados juguetes sexuales, que se pueden utilizar, aunque la mayoría de la gente tiende a usar los dedos. Hay otro método, pero no creo que te interese-.

-Por favor, Severus, ¿de qué se trata?-. 

Severus tragó saliva y se sonrojó por completo. -Se llama comúnmente beso negro. Consiste en usar la boca y la lengua en el ano de otra persona-.

-¡Y la gente hace eso!- exclamó Harry. -¿No es sucio?-.

-No si lo limpias bien, sobre todo desde que podemos usar magia-.

Harry asintió y bajó la mirada, esperando que Severus tomara el movimiento como una forma de disimular su vergüenza y no como lo que en realidad era, Harry disimuló una mueca de dolor mientras su mente imaginaba automáticamente a Severus lamiéndole el culo. 

-Sin embargo, la boca puede usarse en numerosas partes del cuerpo para dar placer-, continuó Severus, su voz adquiriendo un tono ligeramente desconectado y más autoritario, como si estuviera dando una conferencia. -El lugar más común para usar la boca es en la boca de tu pareja o en su pene, lo que se conoce como mamada. Sin embargo, es bueno utilizar otras partes del cuerpo, especialmente si tu pareja es una mujer, ya que el aumento del placer puede hacer que la vagina de la mujer se lubrique por sí misma. Por desgracia, el ano no tiene esa función, por lo que es necesaria la lubricación artificial para reducir la fricción. Algunas personas utilizan únicamente saliva, pero a menudo no es suficiente. A veces se utiliza aceite, que reduce mucho la fricción, pero puede ser muy resbaladizo, por eso los muggles inventaron un lubricante tipo gel, aunque algo como el aloe vera funciona igual de bien-.

Harry asintió en silencio, manteniendo la cabeza baja. Estaba seguro de que le ardían las mejillas de la vergüenza, pero le dolía demasiado como para preocuparse mientras su mente era bombardeada con imágenes mentales provocadas por las palabras de Severus y rezaba para no llorar de verdad.

Severus tosió un poco incómodo. -Sin embargo, no es algo de lo que debas preocuparte pronto-.

-¿Te refieres a los amuletos de castidad?- preguntó Harry. 

-Pues sí-, murmuró Severus. -Tienen algunas ventajas, ya que estoy seguro de que significa que no has tenido que sufrir el terror de una erección incómoda aunque, por suerte, las túnicas pueden ocultar multitud de pecados-. Harry asintió incómodo. -Sin embargo, a lo que me refería era a tu edad. Sólo tienes catorce años, Harry, si no fuera por este acuerdo de esponsales apenas estarías aprendiendo sobre las citas y los besos castos, por no hablar de nada más, y podría retorcerle el pescuezo a Sirius por dejarte ver eso-.

-¡No fue su culpa!- exclamó Harry. -Me las arreglé para entrar sin hacer ruido, así que pensé que podía aprovechar la oportunidad para acercarme sigilosamente y gastarle una broma, sólo que me salió el tiro por la culata-.

-Pues que te sirva de lección para no gastarle bromas a la gente, rara vez sale bien-, suspiró Severus. -Al menos ahora tienes un conocimiento básico de lo que puedes esperar cuando estés en tu primera relación propiamente dicha. Aún te quedan muchas primeras experiencias por vivir, Harry, pero recuerda no tener prisa, no necesitas vivirlo todo a la vez-.

Harry rió entre dientes. -Bueno, técnicamente ya he dado mi primer beso-.

Severus se quedó boquiabierto y luego se sobresaltó al recordar el beso torpe y accidental de aquel primer Año Nuevo en casa de los Malfoy. -Eso no cuenta-.

-Vale-, suspiró Harry, accediendo para evitar una discusión pero sin creérselo de verdad. Severus podía protestar todo lo que quisiera pero Harry estaba más que feliz de clasificarlo como tal y sólo esperaba tener algún día la suerte de conseguir un segundo beso con aquel hombre. 

Chapter Text

Severus estaba en su casa, tratando de ordenar las diversas pociones que necesitaría para preparar el próximo año escolar, énfasis en tratar. Normalmente era algo que le resultaba muy fácil, copiando mucho del año anterior, pero en ese momento estaba demasiado distraído pensando en Harry como para siquiera intentar concentrarse, aunque no tener algo con lo que intentar distraerse era aún peor. Cada vez que cerraba los ojos, lo único que veía era a Harry la noche de su cumpleaños, recostado en la manta del picnic, con cara de pecado pero exudando un tentador aire de inocencia mientras conseguía que Severus le diera "la charla". Había sido una pesadilla y Severus había necesitado toda su fuerza de voluntad para no inclinarse y ofrecerse a hacerle a Harry una demostración de diferentes cosas. El hecho de que hubiera conseguido pasar la velada sin hacer ninguna estupidez era poco menos que un milagro y probablemente sólo le había ayudado el hecho de que, en su propia vergüenza, no se había dado cuenta de lo receptivo que Harry podría haber sido a tales acciones. 

El chico acababa de cumplir catorce años, por el amor de Merlín, no debería ser tan difícil controlarse cerca de él, pero había algo en Harry que era capaz de encenderle la sangre, y podía hacerlo sin siquiera intentarlo. El otro día habían ido a ver una película al cine, después de que ambos acordaran que querían intentar arreglar cuanto antes su último lote de citas esponsales para prácticamente garantizar la herencia de Severus. Había parecido una cosa bastante inocente, habían ido a ver un nuevo estreno llamado Los Picapiedra, unos dibujos animados que Severus recordaba de su infancia, así que supuso que era algo que ambos podrían disfrutar fácilmente, con el añadido de que era un estreno bastante nuevo dirigido a las familias durante las vacaciones, así que esperaba que el cine estuviera demasiado lleno como para que hubiera algún problema. Estaba muy equivocado. 

Había empezado bien, pero Severus había olvidado lo claustrofóbico que se ponía cuando se llenaba el local y se había desplazado hacia el asiento de Harry, lejos de la madre con sobrepeso que tenía al otro lado y que insistía en utilizar ambos reposabrazos. Habían traído algunas palomitas aunque Severus no había comido mucho, consciente de rozar accidentalmente las manos con Harry pero, cuando se acabó la babida, Severus se había creído lo bastante seguro como para apoyar el brazo en el reposabrazos que había entre ellos. Al parecer, Harry tenía otras ideas y, con cierta timidez, había apoyado el brazo sobre el de Severus. 

Severus no quería arriesgarse a montar una escena, o al menos eso se decía a sí mismo, por eso no había dicho nada y la mano de Harry se había sentido rara al estar encima de la suya, que era la única razón por la que había cambiado el agarre, de modo que estaban cogidos de la mano con los dedos entrelazados y, obviamente, le resultaba natural acariciar con el pulgar los nudillos de Harry. Puede que Harry no lo viera así, ya que Severus había sentido que el chico lo miraba fijamente, pero se había negado a apartar la vista de la pantalla, temiendo lo que ocurriría si se dejaba perder en aquellos hermosos ojos verdes. Le avergonzaba poder dejarse llevar así, era un adulto, joder, pero había algo en Harry que le hacía actuar como un ridículo adolescente enamorado y lo amaba y lo detestaba a partes iguales. 

Severus también estaba bastante seguro de que era masoquista. Harry se había acordado de que le había hablado de ir de excursión a Scafell Pike, en el Distrito de los Lagos, y le había pedido ir allí en su próxima cita. Severus, incapaz de decir que no a los malditos ojos de cachorro del mocoso, había aceptado sólo para darse cuenta de que no había paradas de floo ni puntos de aparición en la zona, gracias a la abundancia de muggles, así que la única forma de llegar era en coche. El problema era que, cuando Severus calculó la distancia, se dio cuenta de que probablemente tardarían unas tres horas en llegar en coche hasta el Distrito de los Lagos y que la caminata en sí necesitaría un día entero, así que, a menos que salieran ridículamente temprano por la mañana, la hazaña sería imposible, lo que significaba que la única forma de conseguirlo sería pasar la noche en un hotel. 

Le costó mucho investigar, pero finalmente encontró un buen hotel a poca distancia de la cima pero, por desgracia, sólo tenían una habitación doble disponible para el verano con tan poca antelación y Severus sólo agradeció que no fuera una cama doble. La reservó de todos modos y Harry estaba entusiasmado con el viaje aunque Severus no podía evitar preocuparse. 

Llegaron al hotel Scafell por la tarde, después de parar en una estación de servicio para comer. Cuando llegaron, había una mujer de rostro amable detrás del mostrador y, para mortificación de Severus, pero también para un poco de alivio, le preguntó si pensaba llevar a su hijo de excursión a la montaña mañana. Alivio porque su suposición de que Harry era su hijo salvó a Severus de un buen número de preguntas incómodas, pero mortificación por darse cuenta de que, en todo el tiempo que había pasado con Harry, se había dado cuenta de que nunca había querido que el chico lo viera como una figura paterna, amigo sí, sobre todo en los primeros tiempos, pero era como si, en el fondo, siempre hubiera querido mantener abierta la posibilidad de algo más. 

Harry, por suerte, estaba más que dispuesto a seguir con la treta y, riendo, se abrazó a Severus por la cintura, hablándole efusivamente a la joven de lo absolutamente maravilloso que era su padre, que los traía hasta aquí de un momento a otro, sólo porque Harry había leído sobre el Distrito de los Lagos en un libro y pensó que sería divertido verlo. La alegría de Harry decayó brevemente y Severus casi se rió del breve destello de celos que apareció en la cara del chico cuando la chica le preguntó dónde estaba su madre, pero pronto quedó enmascarado cuando Harry le explicó que ella había muerto cuando él era muy pequeño y Severus lo había criado sin ayuda de nadie, al parecer jurando no amar nunca a otra mujer que no fuera ella. 

-Es muy cierto-, convino Severus con una leve sonrisa. -Mi hijo es más que suficiente para mantenerme ocupado-. Ni siquiera se sentía como si no fuera una mentira, ya que Lily había sido y probablemente sería la única mujer que amaba, a menos que, por algún milagro, realmente tuviera hijos en el futuro, y su mente definitivamente no destellaba a su contrato de esponsales con Harry. 

-¿Quizás cuando tu hijo haya crecido y se haya ido de casa?-, sugirió la mujer.

-No sé si alguna vez haré eso-, se rió Harry, aunque a Severus le sonó un poco forzado. -Papá es tan estupendo y siempre hace cosas por mí que dudo que quiera irme nunca-.

La mujer no parecía muy convencida y parecía a punto de decir algo, así que Severus pensó que lo mejor sería intervenir, no fuera a ser que Harry se dejara llevar un poco. -Gracias por las llaves de la habitación, ¿por casualidad no conoce algún buen pub por aquí donde podamos cenar algo más tarde?-. 

La mujer les dirigió a un pub que había al final de la calle, pero les indicó que su propio restaurante estaba abierto para cenar, aunque supondría un coste adicional en la cuenta. También les dio algunos folletos sobre algunos lugares de interés de la zona, así como información sobre las rutas que suben al Pike. Severus le agradeció su ayuda y les hizo subir las escaleras hasta la habitación. Dejaron las maletas en la habitación, limpia pero bastante básica, y se dispusieron a dar un paseo por el pueblo de Rosthwaite. 

Era la típica trampa para turistas, con una gran variedad de tiendas que vendían recuerdos, pero Harry parecía deleitarse con ello y Severus se dio cuenta de que aquello seguía siendo algo nuevo para él, ya que era lo más parecido a unas vacaciones en lo que el chico probablemente había estado nunca. Por eso no dijo nada mientras Harry amontonaba varias cosas en el mostrador, desde postales que pensaba enviar a Draco, Theo y Lysander cuando lo consiguieran, lo que anulaba por completo el propósito de una postal, hasta los paños de cocina estampados para los elfos domésticos y unas tazas horriblemente kitsch. La mujer que estaba detrás de la caja parecía encantada, pero Severus se limitó a soltar un suspiro de sufrimiento mientras pasaba la tarjeta de crédito para pagarlo todo, frunciendo el ceño hacia Harry cuando el chico dijo "gracias, papá".

Hicieron una parada en el quiosco local para comprar algo de comida para la excursión de mañana antes de volver al hotel para que Severus pudiera ponerles encantamientos de conservación para asegurarse de que se conservaran. Como ya estaban allí, les pareció apropiado comer en el restaurante del hotel, en vez de volver a salir. Harry había estado de buen humor todo el día y eso continuó durante la comida. Los comentarios de "papá" ya eran bastante malos, pero cuando el chico decidió intentar jugar a los pies con él por debajo de la mesa mientras lo decía, Severus podría haber estrangulado al mocoso. 

Desgraciadamente, estaban en público, así que tuvo que conformarse con fulminar al chico con la mirada, sin ningún efecto aparente. Severus ni siquiera podía tomarse una copa. No sólo no era una buena idea con la larga caminata de mañana, sino que la idea de perder un poco sus inhibiciones cerca de Harry era posiblemente lo peor que podía hacer. En lugar de eso, se conformó con comer lo más rápido posible, pedir la cuenta antes de que al mocoso se le ocurriera pedir el postre y regresar a su habitación. Severus no se sorprendió demasiado cuando oyó a Harry subir las escaleras tras él. En cuanto el chico cruzó la puerta, Severus sacó la varita y le lanzó varios hechizos potentes para asegurar su intimidad durante la noche. 

-No sabía que tuvieras esa manía de papá, Potter-, le espetó Severus al chico. -Tal vez te gustaría que te inclinara sobre mi regazo y te diera unos azotes en el trasero, para decirte lo travieso que eres-. Pretendía ser un comentario mordaz sobre lo ridículo del comportamiento de Harry; sólo que esa parte inútil de su cerebro le sugirió que tal vez eso no fuera tan mala idea, sólo que sin los comentarios de niño travieso. Al darse cuenta de lo mucho que ese pensamiento excitaba a Severus, muy obvio gracias al dolor que le producía el amuleto de castidad, Severus se detuvo en seco e hizo una salida apresurada hacia el baño para darse una larga ducha fría e intentar enfriar su lujuria. 

Cuando Severus regresó, Harry ya se había puesto el pijama y estaba sentado en su cama, con aspecto algo abatido. Cuando Severus se metió en la cama, Harry lo miró con sus grandes ojos tristes y Severus tuvo que endurecer el corazón para evitar que su resolución se derrumbara al instante. Estaba en lo cierto y, se recordó a sí mismo, no ayudaría a Harry a largo plazo seguir mostrando tan mal comportamiento. 

-Lo siento, Severus-, dijo Harry, aunque fue prácticamente un gemido. -Sólo pretendía ser una broma, no me di cuenta de que había ido demasiado lejos-.

-Entonces te sugiero que aprendas a leer mejor las señales sociales-, siseó Severus. -Llevo toda la tarde fulminándote con la mirada porque no he podido decirte directamente que te callaras. Créeme cuando te digo que les ayudará enormemente a ti y a tu futura pareja si eres capaz de darte cuenta de que te estás pasando antes de que tengan que decírtelo-.

Harry frunció el ceño. -¿Futura pareja?-.

-Sí-, suspiró Severus. -Nuestro acuerdo de esponsales termina dentro de menos de un año y entonces no estarás obligado a tener citas conmigo, serás libre de salir con quien quieras. Ahora, mañana nos espera un largo día, te aconsejo que duermas un poco-.

Con eso Severus apagó las luces aunque el sueño estaba muy lejos de él. Siempre supo que llegaría un día en que no tendría que volver a ver a Harry y una parte de él lo había temido durante mucho tiempo pero sus sentimientos actuales al respecto eran mucho más intensos. Había pensado que le había dolido ver a Lily irse con Potter, pero la idea de ver a Harry, su Harry, riendo y flirteando con otra persona era como una daga en el corazón, que le dolía aún más al darse cuenta de lo patético que era para él estar suspirando por un chico veinte años más joven que él. Sin embargo, eso no ayudaba, no detenía los sentimientos. Nunca había tenido la intención de enamorarse tanto de aquel chico, pero sabía que ya no había vuelta atrás. Cuando Severus Snape le entregaba a alguien su corazón, siempre era una transacción permanente, sin retorno. Al menos después de este año tendría su herencia y Lobosca parecía un profesor adecuado, siempre podía jubilarse anticipadamente y empezar con sus pociones, así no tendría que torturarse con la visión de Harry y cualquier afortunada que le llamara la atención. 

Estaba redactando mentalmente su dimisión para redactarla a su regreso, pensando que sería un bonito gesto darle al director un año entero para encontrar a su sustituto, cuando oyó un susurro al otro lado de la habitación seguido del suave pisar de unos pies y, finalmente, sintió que le levantaban las mantas y Harry se metía en la cama a su lado, acurrucándose en el colchón individual.

-No podía dormir- dijo Harry a modo de explicación. No dijo nada más, esperando a que Severus dijera algo mordaz o lo empujara fuera de la cama. Severus sabía que debía hacerlo, que era lo más cuerdo y racional que podía hacer, pero no se atrevió, y en su lugar rodeó la espalda de Harry con el brazo, no queriendo dejar pasar una oportunidad como aquella por algo tan insignificante como la corrección, y haciéndolo para fastidiar a Harry en realidad sólo se fastidiaría a sí mismo. 

Harry suspiró, dándose cuenta de que su presencia había sido aceptada, y se acurrucó aún más cerca. 

-Siento haber llevado las cosas demasiado lejos contigo, Severus-, susurró Harry algo apenado. -De verdad que no era mi intención molestarte. Me pareció divertido, eso es todo-.

-Puede que lo fuera para ti-, explicó Severus, -pero los muggles tienen normas más estrictas en estas cosas, sobre todo porque no tienen nada parecido al amuleto de castidad, y podría haber sido muy incómodo si la gente hubiera pensado que éramos algo más que padre e hijo, sobre todo para mí. Sólo tienes 14 años-.

-Lo sé, lo siento. No había pensado-. Harry guardó silencio un momento, probablemente esperando algún comentario enjundioso de Severus sobre que eso no era algo nuevo, pero Severus no estaba de humor para echar sal en la herida. Ayudaba el hecho de que la cálida presencia de Harry a su lado le resultaba muy tranquilizadora, pero tampoco quería enfadar más al chico cuando estaba claro que ya había visto el error de sus actos. Sintió que Harry abría la boca varias veces, como si fuera a decir algo, y luego cambiaba de opinión. Severus sintió un poco de curiosidad por saber qué pensaba el chico, pero no la suficiente como para perturbar la tranquila paz que se había instalado a su alrededor. El cuerpo cálido de Harry y su respiración constante le proporcionaron a Severus una calma que no había sentido en mucho tiempo y pronto se encontró dormido. 

Severus se despertó sobresaltado. Eran las primeras horas de la mañana, incluso antes de que sonara el despertador, pero había sentido una fuerte sacudida de dolor recorriéndole el cuerpo por alguna razón. Volvió a ocurrir, y fue entonces cuando su mente se puso en marcha y le alertó del motivo la pierna de Harry Potter rozándole la ingle. El chico se las había arreglado de alguna manera para pegarse a Severus durante la noche; era una de las razones por las que Severus nunca había pasado toda la noche con un compañero, siempre encontraba una razón para escabullirse, no es que a sus compañeros nunca les hubiera importado, Severus siempre los había elegido específicamente por su reticencia al apego. 

A pesar de lo molesto que era tener una lapa humana pegada a él, Severus no podía encontrar en sí mismo una razón para que no le gustara la posición en la que se encontraban y, en ese momento, no tenía intención de marcharse, sobre todo porque la mano que tenía enredada en la espalda de Harry se había colado en el pijama del chico durante la noche y Severus cerró los ojos, disfrutando de la excusa para acariciar la suave piel, ignorando las punzadas de dolor que le producía el amuleto de castidad. No es que no se hubiera enfrentado a cosas peores antes, después de todo. Sin embargo, fue un error. No hacía mucho que había empezado a trazar patrones en la parte baja de la espalda del chico cuando Harry se movió mientras dormía, apretando la polla que despertaba contra la cadera de Severus y soltando un suave gemido en el oído de éste. 

Severus se paralizó, dándose cuenta de lo cerca que estaba de llevar las cosas más lejos. Harry era tan inocente y flexible que a Severus no le costaría ningún esfuerzo seducirlo, sin importar el amuleto de castidad. Diablos, no era como si la gente no los hubiera atravesado en el pasado, y Severus estaba bastante seguro de que era un amante lo suficientemente hábil como para hacer que un poco de dolor valiera más que la pena para Harry. El problema no era si Harry estaría dispuesto, o al menos persuadido de estarlo, el problema era la cláusula de su contrato de esponsales que decía que Harry tenía que permanecer virgen todo el tiempo. Romper eso anularía el contrato, sin importar el número de encuentros, y Severus se las arregló para decirse a sí mismo que no valía la pena, no a largo plazo. No valía la pena arriesgar su propia libertad por un capricho pasajero y, si era inteligente, nada decía que no pudiera seguir formando parte de la vida de Harry incluso después de que el contrato terminara. No era como si ahora no se movieran en los mismos círculos, Severus seguro que lo vería en algún que otro evento y entonces sería libre de intentar seducir al chico como era debido, sobre todo si ya no era el profesor de Harry. La mayoría de sus amigos probablemente ni se inmutarían. El único problema podría ser que Harry encontrara a otra persona mientras tanto, pero incluso en ese caso Severus podría sentirse inclinado a intentar separarlos, sobre todo si esa persona era alguien inadecuada. 

Otro movimiento de la pierna de Harry y el roce de su nariz contra el cuello de Severus fue todo el empujón que Severus necesitó para saber que quedarse donde estaba no era realmente una opción válida y se zafó con mucho cuidado del apretado agarre de Harry. Harry gimoteó un tanto patéticamente mientras Severus se deslizaba fuera de debajo de las sábanas y él no pudo evitar sentirse un poco engreído por eso, ignorando la voz de duda en su cabeza que sugería que Harry podría estar soñando con otra persona. Un rápido tempus le reveló que sólo eran las cinco de la mañana, así que tenía tiempo de sobra para darse otra larga ducha fría y solucionar el problema de la ingle antes de que tuvieran que pensar en bajar a desayunar. Anulando la alarma que había puesto en su varita para que Harry pudiera dormir un poco más, Severus recogió su ropa y se dirigió al cuarto de baño. 

Severus salió del baño completamente vestido con su ropa de andar por casa y se encontró a Harry sentado en su propia cama, con el ceño ligeramente fruncido. 

-¿No te duchaste anoche?-. 

-Sí-, respondió Severus con brusquedad. -¿Y qué?-.

Harry abrió la boca como si fuera a decir algo y de pronto la cerró y sacudió la cabeza. -Nada-.

Severus sonrió un poco, imaginando que era probable que Harry hiciera algún comentario sobre su rumoreada falta de higiene que, al parecer, siempre estaba presente en los dormitorios de Gryffindor. Con los años había aprendido a quitárselo de encima, pero eso no significaba que disfrutara con esos comentarios y era agradable ver que Harry había aprendido a pensar antes de hablar, al menos por ahora. 

Harry hizo su turno en el baño mientras Severus preparaba las maletas que llevarían de excursión, además de guardar todo lo innecesario para meterlo en el coche. Harry ya había recogido sus cosas mientras Severus estaba en la ducha, al parecer no había dormido mucho más que Severus, algo que éste se negó a leer, así que bajaron a desayunar al restaurante en cuanto terminaron. El restaurante estaba vacío excepto por ellos, la mayoría de la gente que se hospedaba en el hotel seguía sensiblemente dormida, pero la camarera estaba alegremente a su disposición para tomarles nota. Harry estaba callado cuando ella se acercó, así que Severus se tomó la libertad de pedir un inglés completo y una taza de té para él, sabiendo que necesitarían mucha energía de liberación lenta para la subida. 

-Está callado esta mañana-, comentó la camarera, señalando a Harry, que sin duda era diferente al sonriente chico charlatán de la noche anterior. 

-No es muy madrugador, me temo-, sonrió Severus. -Nunca lo ha sido-.

-Deberías haber dormido un poco entonces, ir a la montaña más tarde-, sugirió la camarera. -Estoy segura de que los dos no tendrían problemas para subir la ruta de Wasdale en unas horas-.

-Pero yo quiero subir por la ruta de Borrowdale-, dijo Harry bostezando. -Sé que es más larga pero quiero aprovechar al máximo el estar aquí-.

-Me parece bien-, sonrió la camarera, -además es un buen día para ello. El tiempo puede cambiar rápidamente allí a veces, pero no nos espera ninguna lluvia y sólo la suficiente nubosidad para que no haga demasiado calor. Asegúrate de llevar mucha agua-.

Harry fue a decir algo y luego pareció cambiar de opinión. -Lo haremos, gracias por el consejo-.

Severus le sonrió. Era una cosa que podía decir de Harry cuando quería aprender algo, aprendía rápido, aunque si no lo hacía, no tenías ninguna posibilidad. 

Desayunaron en relativo silencio, pero era uno cómodo y totalmente comprensible para la hora de la mañana. La ventaja era que podían tomarse su tiempo y dejar que la comida se asentara bien antes de emprender la marcha. Cuando terminaron, cogieron las maletas de la habitación y se marcharon antes de subirse al coche y emprender el viaje hasta Seathwaite. La camarera había acertado con el tiempo y, por suerte, al ser tan temprano había muy poca gente cuando emprendieron el camino. El entorno era espectacular, pero hacía mucho tiempo que Severus no subía a una montaña y había olvidado la diferencia que suponía caminar por un terreno irregular. Por suerte, Harry estaba igualmente impresionado por las vistas y se detenía con frecuencia para contemplarlas, lo que naturalmente ralentizaba el paso, o al menos eso creía Severus. 

Era casi la hora de comer cuando por fin llegaron a la cima y el sol se había abierto paso entre las nubes lo suficiente como para que su vista de los alrededores y más allá fuera más de lo que Severus podría haber imaginado y sólo deseaba haber pensado en traer unos prismáticos o algo para ver lo que podía divisar a lo lejos. Pasaron un buen rato allí arriba, comiendo y disfrutando del ambiente en general, pero al final Severus se dio cuenta de que tendrían que marcharse, por mucho que no lo deseara, pero aún tenían que volver a Cokeworth y Severus no quería estar en la carretera demasiado tarde, no después del madrugón y de tanto ejercicio. Sin embargo, cuando trató de apresurar a Harry, el muchacho pareció negarse. 

-¿Qué ocurre?- preguntó Severus, sin gustarle la expresión de cachorro herido que Harry tenía en la cara, sobre todo porque no tenía ni idea de por qué estaba allí.

-Nuestro acuerdo de esponsales-, dijo Harry, algo vacilante. -Sé que probablemente tú también estés deseando conseguir tu libertad, y estoy seguro de que no quieres necesariamente a un chico como yo rondando por aquí todo el tiempo, pero me preguntaba si, cuando todo haya terminado, podríamos seguir quedando y hacer cosas como esta de vez en cuando-.

Severus tensó la mandíbula para evitar hacer algo estúpido como saltar de alegría o sonreír como un loco. -Eso sería aceptable-, fue la respuesta que dio en su lugar. 

-No tienes que forzarte-, dijo Harry rápidamente, malinterpretando claramente la tensión de Severus. 

-No es ninguna dificultad para mí, Harry. Al contrario de lo que puedas pensar, he disfrutado mucho de nuestras salidas juntos y me sentiría muy decepcionado si desaparecieras de mi vida al final del contrato, aunque solo fuera porque no conozco a nadie más entre mis conocidos que disfrute haciendo algo como escalar una montaña y, desde luego, me gustaría volver a subir aquí algún día-.

-A mí también-, sonrió Harry, -aunque estoy bastante seguro de que a Sirius le gustaría subir aquí. Podría traer a su nuevo amigo, Charlie parece bastante en forma. Podríamos ser los cuatro, casi como una cita doble-.

-Tal vez-, respondió Severus con cautela, no muy seguro de lo bien que le sentaría. Sin embargo, no iba a corregir la idea que Harry tenía de una cita. Era mejor dejarlo para más adelante. Tal vez dentro de un año o dos, en uno de los bailes de los Malfoys. También le daría tiempo para intentar mejorar su forma física, sin duda lo necesitaría si pensaba conseguirse una pareja mucho más joven. 

Harry le sonrió antes de estrechar a Severus en un fuerte abrazo, que Severus correspondió de buena gana, planeando ya cosas que podría hacer para tratar de plantar en la mente de Harry la idea de que fueran una futura pareja.

Chapter Text

Harry atravesó el floo de Grimmauld Place y se dirigió a la puerta. 

-¿Sirius? ¿Estás decente?-, llamó al pasillo. 

-Sí"-, rió Sirius, bajando las escaleras. -No hace falta que seas tan precavido ahora Cachorro, Charlie ha vuelto a Rumanía-.

-Oh, es una pena-. 

Sirius sonrió con tristeza. -Lo sé pero tiene un trabajo allí que le encanta-.

-¿Van a seguir en contacto?-. Preguntó Harry, un poco cauteloso. 

-Ese es el plan-, suspiró Sirius. -Ahora sólo estoy esperando, intentando determinar qué sería clasificado como demasiado pronto para escribirle y posiblemente sugerirle también una visita-.

Harry asintió. -Lo entiendo. Me preocupa molestar demasiado a Severus, sobre todo en vacaciones-.

Sirius frunció el ceño. -Creía que lo veías dos veces por semana para tus reuniones-. 

Harry se encogió de hombros. -¿Y? Eso no significa que no quiera verle más. Diablos, si por mí fuera viviríamos juntos para poder verlo todo el tiempo, pero sé que Severus es una persona tranquila a la que le gusta su privacidad y no quiero que se harte de mí y me saque de su vida-.

Sirius miró a Harry con astucia. -Recuerdas que sólo te queda un año más de noviazgo, ¿verdad?-. 

-No me lo recuerdes-, resopló Harry. -Pero con más razón debo tener cuidado para asegurarme de seguir teniendo un lugar en su vida cuando todo esto termine-.

-¿Por qué te preocuparía eso?-. 

Harry frunció el ceño. -¿Por qué no iba a preocuparme? Le quiero, Sirius y, aunque acepto que todavía no me ve de esa manera, espero que, con el tiempo, pueda demostrarle lo bien que podríamos estar juntos-.

-¡Le quieres!- exclamó Sirius. 

-¡Sí! ¿De verdad es tan sorprendente? ¿Por qué crees que me enfadé tanto cuando te vi besarle?-.

Sirius se quedó pensativo. -No lo sé, pensé que era por lo de los esponsales, me di cuenta de que me había excedido en eso-.

-A lo grande-, suspiró Harry. -Pero por mucho que me dolieran tus acciones me dolía más pensar que podría perder a Severus por tu culpa. No es que no quiera que sea feliz, pero me habría matado que hubiera encontrado esa felicidad contigo-.

-¡Oh!- Dijo Sirius, bastante sorprendido. -No tenía ni idea de que sintieras eso por él-.

-¿De verdad es tan sorprendente? A ti también te gustaba y yo he tenido años para ver lo brillante y cariñoso que es. ¿Cómo podría no querer estar con él?-.

-Bueno, me había dado cuenta de que te gustaba, pero no de que sentías algo tan fuerte por él-. 

Harry sonrió. -Es maravilloso, Sirius, y cualquiera que pueda ganarse su corazón será realmente afortunado, por eso necesito intentarlo como es debido. Estoy seguro de que Severus sólo me ve como un niño en este momento, así que estoy tratando de no presionar demasiado en este momento. Intenté coquetear un poco en nuestras últimas citas y eso pareció asustarlo un poco, así que trato de contenerme, pero es difícil, ¿sabes?-.

Sirius parecía confuso. -¿Me estás preguntando si me resulta difícil no flirtear con Snape?-.

-No, idiota-, se rió Harry, dándole un puñetazo en el brazo. -Me refería a que no podías contenerte con Charlie-.

-Ah, claro-, se rió Sirius. -Sí, supongo que tienes razón, aunque me sigue pareciendo raro pensar que ya estás tan seguro de las cosas. No eres más que un niño-.

-Un niño que ha pasado por bastantes cosas en su vida-, señaló Harry, -pero a veces simplemente sabes bien. Como con Charlie, sólo le conoces desde hace poco más de una semana, pero si te pidiera que lo dejaras todo para mudarte a Rumanía con él, apuesto a que lo harías-.

-¡No lo haría!- Exclamó Sirius. 

-¿No lo harías?- inquirió Harry, mirando a Sirius detenidamente. -Si yo soy la razón por la que te quedarías entonces no hay necesidad de preocuparse, simplemente miraría de pasar la mitad de cada vacaciones contigo allí-. Sirius se quedó boquiabierto y Harry rió entre dientes. -Esa era la única razón por la que lo rechazarías, ¿verdad?-.

Sirius frunció el ceño. -¿Cuándo te volviste tan bueno en eso?-. 

-¿Leyendo a la gente? No lo sé, supongo que empecé a hacerlo. Posiblemente de tanto andar con Slytherins, a veces son muy difíciles de leer. Nunca tengo ni idea de lo que piensa Severus-.

-Ese hombre controla muy bien sus emociones-, convino Sirius. 

-¡Cierto! Por eso me frustra tanto, porque no sé a qué atenerme con él-.

-Ha insistido mucho en verte, ¿verdad?-.

-Sí- suspiró Harry, -pero es para asegurarnos de que tenemos todas las reuniones necesarias hechas. Nos perdimos algunas en Semana Santa y luego su conferencia de Pociones hizo que casi no tuviéramos tiempo suficiente para terminar las del año pasado, así que no quiere dejarlo al azar y arriesgarse a perder su herencia por un tecnicismo-.

-De acuerdo-, dijo Sirius, asintiendo lentamente. -Entonces, ¿hay algún plan para que lo veas después de que hayas estado lo suficiente?-.

Harry frunció el ceño. -No lo sé, no se ha dicho nada-.

-Pues ahí tienes la oportunidad de averiguar si tienes una oportunidad con él o no-, sonrió Sirius. -Si se lava las manos cuando llegues a ese punto de referencia, entonces sabrás que no tienes ninguna oportunidad y deberás seguir adelante. Si después se alegra de seguir viéndote, por la razón que sea, entonces yo diría que al menos tienes una oportunidad-.

-Cierto, Severus nunca diría que le gustaría seguir pasando tiempo conmigo, pero probablemente diría algo como 'tenemos que mantener las apariencias' o algo así-, se rió Harry. -Oye, de todas formas, ¿cuándo te has vuelto tan listo?-. 

-¡Oye!- gritó Sirius. -Te haré saber que hay un cerebro dentro de mi cabeza-.

-Entonces no sueles usarlo. Me sorprende que no haya explotado por ese último esfuerzo-, rió Harry, esquivando fácilmente el golpe que Sirius le lanzó. -De todos modos, ¿no sería mejor que fuéramos al callejón Diagon antes de que se haga demasiado tarde? Todavía tengo que coger mis libros de texto para el año que viene-.

El Callejón Diagon estaba tan concurrido como siempre cuando Harry y Sirius llegaron, o al menos tan concurrido como cada vez que Harry lo veía de todos modos. Suponía que era un poco más tranquilo durante el curso, sobre todo cuando la gente estaba trabajando, pero durante las vacaciones siempre parecía abarrotado.

-Bueno, ¿dónde más se supone que va la gente a reunirse con sus amigos?-. había dicho Sirius cuando Harry se lo preguntó. 

-Me pregunto si alguno de estos negocios se enfadará cuando Lucius abra el frente de la playa mágica-, reflexionó Harry. 

-Es poco probable-, rió Sirius. -Los que realmente consiguen el negocio de todos los niños que merodean por allí, como Fortescue's, probablemente abrirán sucursales allí y los otros negocios probablemente estarán agradecidos ya que, en todo caso, los niños son perjudiciales para el negocio para ellos. Además, también está el nuevo callejón que Lucius está intentando conseguir a través del Wizengamot. Están teniendo problemas para calcular cuánto espacio para magos necesitarían crear, así como para organizar a la gente que lo cree, además de que todavía hay cierto debate sobre cómo llamarlo. Lucius aboga por el Callejón de la Ocasión, pero yo intento convencerle de que sea el Callejón de la Épica-.

-Estará bien tener más lugares que visitar. Incluso yo empiezo a aburrirme un poco de sólo Diagon y preferiría no volver a pisar el Callejón Knockturn-.

-Además de Diagon están el Callejón Horizont y el Mercado Carkitt-, dijo Sirius. -Podemos echar un vistazo allí si quieres-.

-Gracias, Siri-, sonrió Harry. -Siempre me he limitado a hacer lo básico mientras estaba aquí antes, estaría bien tomarse un tiempo para echar un vistazo un poco-.

Harry se aseguró de ir primero a Flourish y Blotts, a buscar sus nuevos libros de texto. Sirius estaba un poco intrigado al ver los diferentes libros que Harry iba a conseguir, especialmente con la sección de Defensa Contra las Artes Oscuras. Al parecer, las distintas asignaturas habían mantenido en gran medida el mismo plan de estudios durante los últimos siglos, pero Tom había estado animando a los nuevos profesores a hacer sugerencias para mejorar las cosas. Por lo visto, la experiencia estaba muy bien, pero a veces la gente se quedaba demasiado anclada en sus costumbres y eso hacía que las prácticas de enseñanza se estancaran. Tom estaba haciendo un esfuerzo concertado para inyectar nuevas ideas en las prácticas de enseñanza y, al parecer, incluso había empezado a ponerse en contacto con otras escuelas en un esfuerzo por compartir ideas, especialmente en áreas en las que otras escuelas sobresalían. 

Al parecer, a Dumbledore no le gustaba pensar que Hogwarts fuera menos que perfecto y nunca podía aceptar que otros colegios fueran mejores, ni siquiera en alguna asignatura, y había evitado cualquier tipo de interferencia externa en su forma de enseñar, lo que explicaba en gran parte por qué las clases se habían estancado un poco. Severus ya había mencionado lo mucho que le había gustado tener un director al que realmente le importaban sus ideas sobre el tema y que fomentaba un plan de estudios más centrado en el alumno, en el que las cosas se ajustaban a las necesidades de cada clase. Al parecer, incluso estaba estudiando la forma de cambiar la división de las clases para que se basara en su habilidad en la asignatura en lugar de basarse en la casa, en un esfuerzo por no dejar a ningún niño atrás, pero el pequeño número de estudiantes en realidad lo hacía bastante difícil, ya que Tom estaba aparentemente limitado en el número de profesores que podía contratar, pero se esperaba que un aumento teórico de los estudiantes en el futuro lo permitiera. Era una idea que a Harry, en particular, le gustaba, ya que pensaba que realmente ayudaría a romper las divisiones entre las casas. 

Harry pasó un día divertido con Sirius y se alegró de poder distraerlo un poco para que no pensara en Charlie. Después de conseguir lo esencial, Sirius había llevado a Harry al Callejón Horizont, donde habían almorzado en la Fuente de la Buena Fortuna. Sin embargo, había sido el Mercado Carkitt lo que realmente había impresionado a Harry, aunque ver el Museo de Curiosidades Muggles le bastó para saber por qué los Weasley nunca iban allí, probablemente una costumbre de mantener al señor Weasley bien alejado. Los Instrumentos Musicales de Concordia Plunkett le habían interesado, aunque había tenido que reprimir una risita al ver cuánto tiempo se había quedado Sirius mirando el anuncio de una excursión para avistar dragones rumanos en el escaparate de la agencia de viajes Globus Mundi. 

-Será mejor que le escribas antes de aparecer de repente-, sugirió Harry. -Al menos, si responde a tu carta, podrás estar más seguro de que te dará una cálida bienvenida cuando aparezcas-.

Sirius había estado de acuerdo, la idea de que Charlie pudiera rechazarlo era una clara preocupación para él. Harry no creía que fuera un problema, pero también comprendía lo que era preocuparse por cosas tan pequeñas. 

Acabaron quedándose hasta bastante tarde, y decidieron volver caminando por el Londres muggle para disfrutar de la agradable velada en lugar de usar el floo, algo que Harry sólo podía apreciar; no parecía importar cuántas veces lo hiciera, seguía sin cogerle el truco a salir de la chimenea con elegancia. También les dio a él y a Sirius la oportunidad de hablar de verdad, lo que también estuvo bien. Aunque tenía a Lysander, Theo y Draco, a Harry a veces le resultaba un poco difícil hablarles de su relación con Severus. Harry había intentado explicarles las cosas, pero no parecía cambiar nada. Tal vez por su edad o por el hecho de haber crecido como sangre pura, parecían dar por sentado que las cosas entre Harry y Severus se arreglarían. 

Sirius había crecido como sangre pura, pero no había formado parte de ese mundo durante buena parte de su vida y parecía comprender un poco mejor los sentimientos de Harry cuando hablaba de sus preocupaciones. También podría ser porque él mismo estaba experimentando muchas de ellas con su nueva relación con Charlie, pero Harry definitivamente no estaba dispuesto a quejarse. Era agradable pensar que no se estaba volviendo loco y que alguien más también lo estaba experimentando. 

Era muy tarde cuando por fin entraron en Grimmauld Place y tanto Sirius como Harry se detuvieron en seco al ver a alguien sentado en el umbral del número 12.

-Hola-, dijo un pelirrojo de aspecto muy avergonzado. 

-¡Charlie!- jadeó Sirius. -¿Qué haces aquí?-.

-Ah, bueno, cuando volví a Rumanía tuve otra oferta de trabajo del Santuario del Dragón Inglés, una muy buena y, bueno, no parecía haber ninguna razón para que la rechazara esta vez, así que respondí afirmativamente y pudieron agilizar la transición y de hecho empecé ayer-, explicó Charlie. 

-Deberías habérmelo hecho saber-, dijo Sirius, un poco abatido. 

-Bueno, las cosas fueron un poco caóticas la semana pasada tratando de empacar todas mis cosas y despidiéndome de todos, así que planeaba venir a sorprenderte esta tarde, sólo que las cosas no salieron exactamente como las planeé-. Mientras decía esto Charlie palmeó una bolsa que Harry se dio cuenta que estaba a su lado. 

-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?- preguntó Harry. 

-Bueno, parece que mi madre estaba de acuerdo en que saliera esta noche, hasta que se enteró de que era con un tío-, dijo Charlie con una mueca de dolor. -Empezó con sus típicas tonterías de que debería salir con una mujer y acabamos discutiendo a lo bestia. Al final se enfadó conmigo y me dijo que no aceptaría que me quedara en casa mientras insistiera en ese ridículo empeño-.

-Eso es horrible-, jadeó Harry. 

Charlie se encogió de hombros. -No creo que lo dijera en serio, pero aun así me dolió, por eso tenía la esperanza de que a Sirius no le importara que me mudara con él, aunque, en retrospectiva, me di cuenta de que tal vez fuera pedir demasiado-.

-¿Por qué dices eso?- Preguntó Sirius. 

-Bueno, en realidad ni siquiera habíamos definido nuestra relación antes de irme-, admitió Charlie. -Se me ocurrió cuando llegué aquí y me di cuenta de que no estabas y pensé que podrías haber tenido una cita con otra persona. Me dolió la idea, más de lo que esperaba, pero antes de enfadarme demasiado me di cuenta de que no habíamos acordado exactamente ser exclusivos, así que tenías todo el derecho a salir con alguien si querías-.

Sirius negó con la cabeza con vehemencia. -Sólo salí con Harry a por sus cosas del colegio para el año que viene y a enseñarle el mercado de Carkitt. Habríamos vuelto hace siglos, pero decidimos volver andando. No saldría con nadie más. Puede que no lo dijéramos pero, en mi cabeza, éramos exclusivos-.

-Es bueno saberlo-, sonrió Charlie. -Así que está bien si me quedo aquí, al menos por ahora de todos modos. Siempre puedo buscar un nuevo lugar en algún momento, pero mudarme de vuelta a casa fue mucho más difícil de lo que pensé que sería-.

-Por supuesto-, dijo Sirius, subiendo rápidamente los escalones para abrir la puerta y dejar entrar a Charlie. -Mañana te haré una llave-.

-No hace falta que vayas tan lejos-, dijo Charlie, pero sonrió a Sirius de todos modos. 

-Entonces me iré a casa y los dejaré hablar- sonrió Harry, dándole un abrazo a Sirius. -Creo que tienen mucho de qué hablar esta noche-. Harry miró a Charlie. -Para que te hagas una idea de lo en serio que va contigo, antes estaba contemplando la posibilidad de mudarse a Rumanía para estar contigo-.

-¡Harry!- Sirius se quedó boquiabierto, con un vivo rubor cubriéndole las mejillas. 

-Es bueno saberlo-, Charlie rió entre dientes, pareciendo un poco engreído por la noticia. 

-Pero no le hagas daño, ¿vale?-, dijo Harry. -Ha pasado por mucha mierda en su vida y se merece a alguien bueno-.

-Estoy de acuerdo-, sonrió Charlie. Harry asintió y, para sorpresa de Charlie, lo abrazó también antes de despedirse de ambos. Se alegraba de que las cosas parecieran irle bien a Sirius, sobre todo porque Charlie parecía un tipo decente, y esperaba que las cosas pudieran irles igual de bien a Severus y a él con el tiempo. 

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Por una vez en su vida, Severus disfrutaba del comienzo de las clases. Incluso sus días relativamente despreocupados como estudiante siempre se habían visto empañados por la presencia de los merodeadores o, en el caso de su primer año, por la preocupación de que su primer amigo fuera clasificado en una casa diferente a la suya, una preocupación que tenía mucho fundamento. Sus años de enseñanza, incluso cuando Voldemort había sido derrotado por primera vez, siempre se habían visto empañados por la incompetencia de Dumbledore, tanto como educador como cuidador, y Severus había temido el nuevo infierno que le depararía cada año, normalmente en forma de una menor supervisión o una mayor carga de trabajo para los profesores. Sin embargo, Dumbledore ya no estaba al mando y Tom demostraba ser un director muy superior cada día.

La carga de trabajo realista y los deberes que se le imponían, así como las debidas precauciones de seguridad para los alumnos, eran sólo las excusas que daba para su inusual buen humor. La verdadera razón de su euforia, sin embargo, era saber que había cumplido con sus citas obligatorias con Harry y que, en consecuencia, había completado el contrato, lo que significaba que obtener su herencia era esencialmente una mera formalidad. Eso no quiere decir que estuviera contento de que los encuentros hubieran terminado, en realidad había empezado a disfrutar de verdad de su tiempo con Harry. Atrás había quedado el chico arrogante y descarado que había parecido entrar en la primera lección de Severus con él; Harry se estaba convirtiendo en un joven inteligente, perspicaz y cariñoso y el hecho de que se estuviera volviendo bastante guapo tampoco le hacía daño.

Tampoco hacía daño que Harry fuera algo obvio en sus coqueteos. El hecho de que alguien como Harry mostrara un claro interés por alguien como Severus era un enorme estímulo para su ego y, aunque en circunstancias normales nunca se le ocurriría alentar ese comportamiento, y mucho menos intentarlo, el contrato de esponsales incluía el amuleto de castidad, que actuaba como una pequeña y encantadora salvaguarda contra cualquier indicio de impropiedad entre Severus y Harry y, para ser sincero consigo mismo, ese amuleto era una de las principales razones por las que Severus no había pensado en rescindir el contrato antes de tiempo. Después de todo, habían cumplido las estipulaciones del contrato y el tiempo estaba a punto de acabarse, por lo que no había ninguna razón real para esperar a que se cumpliera todo el plazo, dada la duración del contrato. Estaba bastante seguro de que podía terminar las cosas ahora diciendo que él y Harry eran incompatibles sin ninguna repercusión.

El caso era que cada vez que pensaba en hacerlo, o incluso simplemente en escribir a su gestor de cuentas para comprobarlo, a Severus se le helaba literalmente el cuerpo y no podía seguir adelante. Se dijo a sí mismo que era lógico, no era probable que ni él ni Harry hicieran nada que anulara el contrato, sobre todo a estas alturas, y el hecho de que el contrato siguiera en vigor significaría que podrían mantener el amuleto de castidad, lo que significaba que podrían seguir viéndose en privado sin ninguna preocupación. Puede que Tom lo supiera todo sobre su situación y la aprobara, pero eso no significaba que otros no intentaran utilizarla en su contra, afirmando que Severus estaba haciendo cosas que él nunca consideraría, al menos por el momento.

Esa era la verdadera razón. Severus podía no plantearse hacer nada con Harry tal y como estaban las cosas, al fin y al cabo sólo era un niño, pero ya era casi un hombre, al menos según los estándares del mundo mágico, y ese cambio sin duda le abriría más posibilidades, al menos tal y como estaban las cosas. Estaba claro que Harry crecería y se convertiría en todo un partido y, si Severus jugaba bien sus cartas, podría ser capaz de mantener la atención de Harry hasta el punto en que fuera factible que hiciera algo y esa era una idea que le entusiasmaba mucho.

Era una posibilidad remota, de eso no cabía duda, pero si podía seguir pasando tiempo con Harry de cerca, entonces sus posibilidades de mantener la atención de Harry aumentarían enormemente y eso aumentaría aún más si Severus era libre de alentar un poco las atenciones de Harry con la seguridad de que nada podía pasar, y la gente ni siquiera podía sugerir que pasara algo, gracias al amuleto de castidad, algo que se quitaría si el contrato terminaba. Sí, mantener el statu quo era definitivamente la opción más sensata y Severus se alegraba de que Harry hubiera estado poniendo todas las excusas posibles para venir a visitar a Severus por las tardes y de que ambos hubieran continuado con sus maravillosas interacciones.

Severus estaba tan ensimismado en sus cavilaciones que no se percató de la llegada de una lechuza de aspecto oficial, lo que obligó a dicha ave a pellizcarle los dedos para llamar su atención. Severus suspiró ante la interrupción de tan agradables pensamientos y abrió rápidamente la misiva de Gringotts, suponiendo que debía de tratarse de algún tipo de resumen de cuentas, ya que la lechuza salió volando de inmediato, por lo que era evidente que no necesitaba respuesta. Por desgracia, no podía estar más equivocado.

Estimado señor Snape,

Le escribo para felicitarlo por haber completado la parte de su contrato de compromiso. Esto significa que su contrato ha sido esencialmente completado y, salvo infracciones graves en otros términos, se puede suponer que en breve tomará el control de su herencia. En mi calidad de gestor de su cuenta y de persona cuyo trabajo consiste en velar por sus intereses, considero que es mi deber informarle de que este proceso puede adelantarse, en lugar de tener que esperar hasta el final del contrato, minimizando así cualquier riesgo de que el contrato se anule antes.

Por supuesto, si desea seguir adelante con su unión con el señor Potter y convertir su contrato de esponsales en uno de compromiso, tendrá que esperar hasta el final del plazo antes de proponerle matrimonio, sobre todo teniendo en cuenta la corta edad del señor Potter. Sin embargo, por lo que recuerdo de nuestras conversaciones al inicio de este contrato, usted y el Sr. Potter no tenían ningún interés real en que esta unión fuera permanente. Soy consciente de que ha pasado mucho tiempo desde entonces y de que los sentimientos pueden cambiar, pero creo que es mi deber, como gestor de su cuenta y como alguien que vela por sus intereses financieros, informarle de que, si desea romper el contrato antes de tiempo y declarar una incompatibilidad sentimental con el Sr. Potter, el hecho de que se haya cumplido el número de encuentros significaría que el contrato se consideraría cumplido y usted podría recoger su herencia inmediatamente.

Soy consciente de que es usted un hombre inteligente, señor Snape, y, como tal, estoy seguro de que conoce perfectamente todas las cláusulas relativas a la rescisión del contrato de esponsales pero, por pura formalidad, debo informarle de que, si decide declarar que usted y el señor Potter son incompatibles, no podrá volver a crear otro contrato. Esto, por supuesto, era para evitar que la gente celebrara estos contratos a la ligera y obligarles a considerar realmente sus sentimientos al emprenderlos. En el pasado, algunas personas han intentado alegar que no eran conscientes de esta estipulación, por lo que ahora Gringotts tiene la política de informar a todos los clientes al respecto, para que no se nos pueda culpar de los errores de los demás. Esta información se da pro forma y no debe tomarse como una acusación de su inteligencia.

Como he dicho antes, esta carta se ha enviado simplemente como una formalidad, para recordarle sus opciones, por lo que no hay necesidad de responder, sin embargo, si desea obtener más información con respecto a sus opciones, o su próxima herencia, no dude en enviarme un mensaje.

Atentamente,
Ragnor.

Severus miró horrorizado el trozo de papel. No había planeado pedirle matrimonio a Harry el día de su cumpleaños, eso le parecía demasiado cercano, pero había esperado poder decirlo al tiempo que insinuaba un posible futuro juntos. No podría flirtear con Harry después de eso, por lo que se alegraba de plantar la semilla ahora, aprovechando al máximo el amuleto de castidad, para que Harry se acordara incluso después de que rompieran y Severus pudiera retomar las cosas dentro de un año o dos, al menos más cerca de cuando Harry terminara la escuela, con la idea de volver a intentarlo cuando fuera adulto. Si dejaba la enseñanza para dedicarse a la investigación, tanto mejor, ya que entonces podría escribir a Harry sin la incomodidad de las interacciones cotidianas cuando las cosas se habían roto.

Pero, al parecer, no iba a ser así. No había forma de que pudiera ofrecerle a Harry un futuro juntos si cerraba las cosas ahora, o incluso al final del contrato. Algunas personas podrían estar de acuerdo con una relación sin documentación oficial, pero Severus sentía que Harry merecía más que eso, merecía la seguridad de un matrimonio, así como el respeto que ofrecía en la sociedad. Desgraciadamente, eso significaría llevar a cabo el contrato de compromiso el día en que Harry cumpliera quince años y Severus no estaba muy seguro de que ninguno de los dos estuviera preparado para ese tipo de compromiso.

Él mismo acababa de empezar a contemplar seriamente la idea de un futuro con Harry, aunque siempre había sido con la vista puesta en un futuro más lejano y el propio Harry podía estar en pleno flechazo, pero eso no indicaba en modo alguno que quisiera casarse en los próximos dos años, sobre todo teniendo en cuenta que los contratos de compromiso eran notoriamente difíciles de rescindir y solían dar lugar a graves enemistades entre las familias si alguna vez se rompían. Severus volvió a leer la carta y se dio cuenta de que tendría que investigar a fondo el tema de los contratos de compromiso y, al mismo tiempo, hacer un examen de conciencia.

Tenía que admitir que, en todos sus años, Harry era la primera persona con la que se había cruzado y con la que realmente había considerado tener un futuro. El matrimonio siempre había sido algo sagrado para él. A pesar de los muchos defectos de su padre, su madre se había mantenido a su lado y había honrado los votos que le había hecho y Severus siempre había sentido que así era como debía ser y por eso nunca le había sorprendido realmente que nadie de sus conocidos se hubiera acercado siquiera a hacer que Severus quisiera considerar ese tipo de compromiso. En parte por eso sus sentimientos por Harry, por débiles que fueran en ese momento, no eran algo que estuviera dispuesto a descartar a la ligera. Estaba claro que el chico tenía algo especial y Severus sabía que se daría una patada si desperdiciaba la que probablemente sería su única oportunidad con él, sobre todo porque los que formaban parte de la vida de Harry probablemente no le permitirían a Severus tener una segunda, especialmente si estropeaba las cosas.

Tiempo, eso era lo que Severus necesitaba, aunque parecía ser lo único de lo que era poco probable que dispusiera. Eso significaba que tendría que utilizar el poco que tenía de la forma más sabia posible, lo que, por desgracia, también significaba dejar de pasar tiempo con Harry, al menos en un futuro próximo. Era una pena, pero algunas cosas eran demasiado importantes como para arriesgarlas por placeres fugaces, no cuando estaba en juego su posible futuro.

Chapter Text

Harry estaba deseando que llegara la Navidad, sobre todo porque le garantizaba poder volver a pasar algún tiempo con Severus. Las cosas habían ido muy bien a principios de año, pero luego Severus alegó que tenía un montón de pociones que preparar y no pudo pasar tiempo con Harry. Harry se había sentido decepcionado, pero también un poco culpable, ya que probablemente él había sido la razón por la que Severus se había retrasado, así que lo había aceptado y esperaba con impaciencia que Severus terminara de ponerse al día, algo que sabía que no le llevaría mucho tiempo.


Desgraciadamente, sólo unos días después, la profesora Lobosca tuvo un desagradable incidente con una poción explosiva en una de sus clases. Harry no conocía todos los detalles, salvo que la profesora Lobosca había conseguido salvar a todos los alumnos, pero que ella misma había sufrido heridas graves en el proceso. Se había quitado de en medio al alumno y había levantado las manos para protegerse la cara, pero el líquido le había causado unas quemaduras químicas muy feas en las manos, que casi le corroían la carne hasta los huesos. Madame Pomfrey había intentado curarla de inmediato, pero al parecer había habido algún tipo de problema con los hechizos iniciales que utilizó y la pobre profesora Lobosca había terminado ausente durante un mes, durante el cual Severus había tenido que hacerse cargo de todas sus clases, lo que significaba que Harry lo había visto allí, pero no habían podido hablar ni nada, y el aumento de la carga de trabajo había significado que Harry tampoco había podido ver a Severus fuera de las clases.

Cuando la profesora Lobosca por fin regresó, se había mostrado un poco inestable, sobre todo en las clases prácticas, lo cual era comprensible, así que Severus había seguido asistiendo a sus clases para ayudarla, lo cual le había quitado tiempo que normalmente dedicaba a corregir o a preparar pociones para la enfermería, lo cual significaba que Harry no había pasado nada de tiempo a solas con el hombre antes de Navidad. Harry había esperado que Severus pudiera escaparse durante las fiestas, ya que los Slytherin solían irse todos a casa por Navidad, pero al parecer este año un grupo entero había decidido quedarse, lo que significaba que, como jefe de casa, Severus había tenido que quedarse también. Harry lo entendía, de verdad, pero eso no significaba que no fuera inmensamente frustrante y por eso estaba deseando que llegara el día de Navidad, ya que había una comida familiar con los Lestrange. Bella, Narcissa y Tom le habían dicho a Severus que tenía que asistir, o pena de muerte, así que Harry podía estar seguro de pasar al menos un día con el hombre, aunque sólo fuera eso.

Harry había disfrutado pasando tiempo con Draco y Lysander durante las vacaciones, así como saliendo con Sirius, mostrándole algunos de los lugares que Severus le había enseñado. Era bueno para Sirius también, ya que el hombre no lo hacía demasiado bien por su cuenta, Harry supuso que se debía a los fantasmas de Azkaban que aún persistían un poco incluso con la terapia. Vivir con Charlie definitivamente ayudaba, especialmente mientras Harry estaba en la escuela, y Sirius estaba bien en un turno normal, pero de vez en cuando algo sucedía y Charlie tenía que quedarse de repente y el cambio repentino e inesperado, junto con lo que tendía a ser una duración desconocida de la ausencia, a veces causaba que Sirius recayera un poco. Había mejorado en lo que se refería a pedir ayuda a sus primos e incluso había empezado a simpatizar un poco con Lucius, con quien se llevaba bien con las ideas que podían aportar del mundo muggle, pero seguía prefiriendo pasar tiempo con Harry, razón por la cual Harry intentaba reservar todo el tiempo que podía para su padrino.

Sin embargo, seguía queriendo pasar tiempo a solas y, en cierto modo, era agradable estar a solas en la mansión Potter, ya que le permitía hablar con Charlus, Dorea y su madre, algo que había dejado de hacer últimamente. Los retratos decían que no les importaba, pero parecían animarse un poco después de que Harry pasara un rato hablando con ellos, y Harry se preguntó si no debería comprarse algún tipo de agenda para intentar llevar la cuenta de todas las personas a las que tenía que ver durante las vacaciones.

Pasar tiempo con sus parientes también era útil a la hora de decidir los regalos de Navidad. Algunos, como los Malfoys, eran fáciles, pero otros, como Lysander, eran un poco más complicados. No ayudaba el hecho de que el chico hubiera sido mimado por sus parientes durante el último año y que, en esencia, no le faltara de nada, aunque en primer lugar no quería mucho, ya que seguía siendo el chico bondadoso y realista que Harry había conocido durante los últimos cuatro años. Dorea había sido la que había hecho una buena sugerencia. Al parecer, una de sus hermanas, Cassiopeia, era muy aficionada a la jardinería y siempre estaba haciendo esquejes, pero, por desgracia, las macetas que creaba para ellos siempre acababan un poco deformadas. Dorea había empezado a crearle sus macetas y, aunque Harry podía estar limitado en lo que se refería a la magia, tenía acceso a centros de jardinería muggles. Desgraciadamente, las macetas disponibles eran bastante aburridas, pero Dorea sugirió utilizar un poco de pintura para decorarlas de una forma que Harry pensó que le gustaría a Lysander.

Sin embargo, había que admitir que aquello no era nada comparado con intentar decidir un regalo de Navidad para Severus. No ayudaba el hecho de que las cosas entre ellos estuvieran un poco en el aire. Puede que estuvieran prometidos, pero Harry no podía evitar recordar que, técnicamente, eso sólo era temporal. Tal vez fuera la distancia, pero Harry tenía la sensación de que había un muro entre él y Severus; un muro que, en sus momentos más oscuros, Harry temía que fuera infranqueable, pero que, en sus mejores días, sólo hacía que Harry estuviera más decidido a derribarlo, al menos hasta que Severus le dijera que se detuviera.

Había hablado de sus temores con los retratos en varias ocasiones y ellos lo apoyaron, especialmente Lily, que dijo que estaría más que feliz de ver que Harry y Severus se establecieran juntos puede que ella misma nunca hubiera sentido nada romántico por él, pero sabía que era leal a los que le importaban y que protegería a Harry con su vida si estuvieran juntos, siempre anteponiendo las necesidades de Harry y, como ella decía, qué más podía querer una madre para su único hijo.

Todavía no había ayudado a Harry a pensar en algo que darle a Severus como regalo de Navidad, pues todo le parecía demasiado o insuficiente. El incidente con la profesora Lobosca había hecho que Harry se preocupara por la seguridad de Severus en las clases y había pensado en crear algún tipo de botiquín para él, hasta que Lily había señalado que Severus tenía el suyo propio desde su tercer año, por si acaso. Charlus había sugerido entonces a Harry que repusiera los ingredientes de pociones de Severus con algunos de los artículos raros que podían encontrarse en la Mansión Potter y de los que Severus no había tenido ocasión de abastecerse últimamente.

Harry no era necesariamente muy partidario de la idea de animar a Severus a emprender experimentos potencialmente peligrosos, dados los recientes acontecimientos, pero no podía negar que era algo que Severus apreciaría de verdad. El problema era que le parecía un poco impersonal y Harry no podía evitar pensar que, si quería asegurarse de que ese potencial que sentía con Severus no desapareciera sin más, necesitaba hacer algo un poco más, no sólo algo que le gustara a Severus, sino algo significativo. Lily estuvo de acuerdo, tachando a Severus de viejo sentimental en el fondo.

-Le gusta poner una fachada fría, dura, casi insensible, pero siempre es el primero en responder cuando alguien está en problemas, independientemente de lo que sienta por ellos. A veces pienso que incluso habría salvado a tu padre de un edificio en llamas; se habría enseñoreado de James durante el resto de su vida, pero aun así lo habría hecho-, había dicho Lily. -Tampoco ha tenido mucha gente en su vida que se preocupe de verdad por él, lo que creo que puede ser parte de la razón por la que a veces es tan malo expresándose. Sin embargo, si le das algo de corazón, estoy segura de que lo apreciará-.

Harry entendía lo que ella decía, por todas las pequeñas cosas que Severus había hecho por ellos desde que habían empezado este viaje. El problema era que si Harry se guiaba por lo que realmente sentía en el fondo de su corazón, estaría profesándole su amor eterno y no estaba del todo seguro de lo bien que le sentaría eso. Sirius había conseguido apropiarse de la electricidad de su vecino y se había hecho con una televisión y un reproductor de vídeo para mantenerse ocupado mientras Charlie estaba en el trabajo, y Harry y él se habían dado unos cuantos atracones cuando lo visitaba, sobre todo cuando hacía mal tiempo para correr. Fue allí donde se le ocurrió la idea de hacerle a Severus una cinta de mezclas. Le pareció perfecto, ya que podía decir que era en recuerdo del primer regalo que Severus le compró a Harry, su walkman y algunos casetes, y que Harry sólo quería compartir algo de su música favorita ahora que tenía un poco, gracias a Severus, pero también podía llenarla con canciones que le recordaran a Severus, o algunas para intentar transmitir un mensaje.

En realidad fue un poco más complicado de lo que Harry pensó en un principio, intentando encontrar copias de todas las canciones que podría querer incluir, habiendo comprado un portátil a propósito para este trabajo. La lista acabó siendo bastante larga y algunas, como Fear of the Dark, fueron rápidamente eliminadas a pesar de que a Harry le gustaban mucho. Le atraía la idea de incluir Man in the Mirror, de Michael Jackson, aunque no sabía muy bien por qué. Algunas de las canciones elegidas eran un poco aleatorias, al fin y al cabo tenía que llenar el CD y no quería parecer demasiado obvio en sus elecciones. También le gustaba la idea de hacer reír un poco a Severus, así que puso Fat Bottomed Girls de Queen, que siempre parecía animarle, seguida de Take a Chance On Me de Abba, que seguía siendo desenfadada pero un poco más significativa. También añadió Think Twice de Celine Dion hacia el final y terminó con Can't Help Falling in Love with You de Elvis, una canción que sabía que era una de las favoritas de ambos y que parecía la más apropiada.

Por fin llegó el día de Navidad y, aunque Harry estaba contento de volver a ver a Severus, estaba demasiado nervioso por su reacción al CD como para ir a hablar con él en serio. Incluso había estado a punto de negarse a ir, pero por suerte Charlie lo había sentado y, después de que Harry le explicara el asunto, gracias a las insinuaciones de Charlie y a la promesa de no decírselo a Sirius, Charlie le había dicho que Severus no escucharía el CD hasta después de llegar a casa, así que no había que preocuparse por su reacción en casa de los Lestrange. Eso hizo que Harry se sintiera un poco mejor, pero estaba seguro de que tendría pequeños ataques de pánico en el futuro inmediato, al menos hasta que volviera a ver a Severus o hubiera algún tipo de explosión.

Severus se mantuvo un poco a distancia mientras todos llegaban, poniéndose al día con los adultos, lo que sinceramente a Harry le pareció bien. Draco y Lysander le lanzaban miradas preocupadas, pero un "estoy bien" mordaz de Harry había sido suficiente advertencia para que no presionaran. Harry sabía que la distancia no duraría para siempre y, por supuesto, se sentó junto a su prometido durante la cena. Por suerte, la comida y las diversas conversaciones que se desarrollaban a su alrededor hicieron que Harry no necesitara hablar mucho con Severus, más allá de las cortesías habituales, pero el mero hecho de tener al hombre a su lado era increíblemente tranquilizador y Harry se encontró inconscientemente calmado a medida que avanzaba la comida, hasta el punto de que no se lo pensó dos veces antes de ir a sentarse junto a Severus cuando todos se trasladaron al salón después de la cena.

Severus se había puesto un poco rígido cuando Harry se sentó, posiblemente debido al hecho de que había elegido sentarse en uno de los sofás más pequeños de la sala, lo que significaba que Harry estaba muy apretado a su lado, tanto que no había espacio para los brazos entre ellos y Severus se veía obligado a poner el brazo alrededor de los hombros de Harry mientras éste colocaba la mano en la pierna de Severus. Harry sonrió al hombre en lo que esperaba que fuera una forma tranquilizadora y Severus se la devolvió, relajándose un poco también. La mano de Severus se enroscó alrededor de los hombros de Harry, asegurándolo en su posición, lo que hizo que Harry sonriera y se acurrucara un poco, dando un suave apretón al muslo de Severus.

Se repartieron los regalos y varias personas los hicieron levitar alegremente hacia los destinatarios, cosa que Harry agradeció mucho, ya que no tenía prisa por moverse. Tampoco le hacía mucha gracia perder el reconfortante peso del brazo de Severus cada vez que el hombre tenía que abrir un regalo, pero se alegraba de que volviera directamente a su legítima posición después de haber dado las gracias apropiadas a quien se lo había dado, así que Harry no iba a quejarse demasiado.

Volvió a tensarse cuando vio su regalo para Severus flotando hacia ellos, pero Severus le dio un apretón tranquilizador en el hombro, como diciendo que apreciaría cualquier cosa que Harry le hubiera regalado y Harry descubrió que sus sentimientos por aquel hombre crecían un poco más. Severus parecía realmente feliz de recibir los ingredientes y dijo que era justo lo que necesitaba, ya que había empezado a quedarse sin nada. Sin embargo, pareció un poco sorprendido por el CD, lo levantó y miró a Harry con una ceja inquisitiva.

-Me acordé de que el primer regalo que me compraste fue música, porque te había dicho que no había escuchado nada antes y pensé que estaría bien enseñarte cómo han evolucionado mis gustos a lo largo de los años gracias a ti-, dijo Harry tímidamente.

-Gracias, Harry, has sido muy amable. Estoy deseando escucharlo esta noche-.

Harry miró cautelosamente a Severus, que tenía una sonrisa genuina en la cara, y una pequeña parte de la mente de Harry dio las gracias a su madre por tener razón, mientras sentía que una amplia sonrisa de alivio se dibujaba en su propia cara. Eso fue hasta que vio un regalo flotando hacia él y Severus se puso rígido de repente. Harry necesitó toda su fuerza de voluntad para no romper el regalo y se alegró de no haberlo hecho; no le habría gustado dañar accidentalmente la pulsera que contenía. Parecía una pulsera de la amistad tejida, lo que podría haber disgustado un poco a Harry si no fuera porque estaba claramente hecha a mano y, dadas las runas que habían sido talladas en las cuentas que se habían entretejido en ella, había sido imbuida con magia y, puesto que Harry nunca se había encontrado con nada parecido en el mundo mágico, sólo podía suponer que Severus se había tomado la molestia de hacerla él mismo. Harry se tragó la oleada de emoción que le embargaba por dentro y se juró a sí mismo que más tarde comprobaría qué runas se habían utilizado.

-No sabía qué regalarte este año, así que decidí hacerte esto-, dijo Severus un poco vacilante. -Está lleno de magia de protección. Incluso le he añadido runas y pelo de unicornio. Quería que supieras que, pase lo que pase en el futuro, siempre estaré aquí para protegerte-.

Harry asintió un poco tembloroso y le dedicó a Severus lo que estaba seguro debía de ser una sonrisa muy aguada mientras le tendía la pulsera.

-Gracias Severus, esto es muy considerado, lo atesoraré. ¿Te importaría ponérmela?-.

Severus dejó escapar un suspiro aliviado y asintió, abrochando la pulsera e informando a Harry de que no se preocupara por perderla, ya que había encantamientos en la pulsera que impedían que se desprendiera a menos que fuera destruida. Harry sólo estaba escuchando a medias en el momento en que la pulsera le había rodeado la muñeca, había sentido la magia de Severus inundándole y había tenido que morderse el labio para no hacer algo estúpido como echarse a llorar o besar al hombre allí mismo, posiblemente ambas cosas. Tuvo que respirar hondo para calmarse, con las emociones desbocadas en su interior, aunque por una vez, todas eran buenas. Se concentró, en cambio, en el resto de los regalos que se repartieron y se alegró de ver sonrisas por todas partes. Eso fue hasta que se repartió el último regalo y alguien señaló que Sirius no había recibido ninguno de Charlie. De repente, la sala se quedó en silencio y todas las miradas se volvieron hacia la pareja.

Charlie tosió torpemente. -Bien, bueno, en primer lugar me gustaría darles las gracias a todos por invitarme hoy aquí y darme la bienvenida a su familia. Puede que algunos de ustedes sintan curiosidad por saber por qué estoy aquí y no pasando tiempo con mi familia, como podrías suponer. La verdad es que ellos no habrían acogido a Sirius de la misma manera que yo he estado aquí y les estoy muy agradecido a todos por lo bien que me han aceptado en su familia y por hacerme sentir tan bienvenido.

-La familia es algo que siempre ha sido muy importante para mí, aunque creo que no me di cuenta de ello hasta que conocí a Sirius. Sé que sólo llevamos juntos unos meses, pero incluso en ese poco tiempo Sirius se ha convertido en alguien importante para mí, alguien que sé que necesito en mi vida encaja de una forma que nunca imaginé que nadie lo haría. Algunos dirán que me estoy precipitando con esta decisión, pero a veces sabes que algo va bien y, cuando eso ocurre, creo que debes seguir tu instinto. Fue lo que me llevó a aceptar el trabajo en la reserva rumana de dragones, lo que me llevó a trasladarme a la reserva británica de dragones y lo que me llevó a mudarme inicialmente con Sirius. No me he arrepentido de ninguna de esas decisiones y tengo la sensación de que tampoco me arrepentiré de esta-. Con eso Charlie se deslizó del sofá donde había estado sentado con Sirius, arrodillándose frente a Sirius y sacando una pequeña caja.

-Sirius Black, conocerte me ha dado mucha alegría y no puedo imaginar pasar un solo día sin ti, ni querría hacerlo. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?-.

Sirius se quedó boquiabierto. -Sabes que no tenías que declararte, ¿verdad? Podríamos haber seguido como estábamos. No me importan las tradiciones-.

-Lo sé-, sonrió Charlie, -pero supongo que soy más tradicionalista de lo que pensaba. Sé que a ti te habría gustado seguir simplemente viviendo juntos, pero a mí no. Quería que fuera oficial. Quiero poder mostrarle al mundo que estamos juntos y no tener que seguir explicándole las cosas a la gente, sobre todo porque pienso quedarme contigo mucho tiempo. Veo que eso se va a volver muy tedioso rápidamente-.

-Cierto-, convino Sirius con una sonrisa burlona.

-¿Eso significa que vas a decir que sí?- preguntó Charlie esperanzado.

-Sí-, respondió Sirius con una sonrisa que fue rápidamente sofocada por un beso de Charlie. La sala estalló en un sonoro aplauso y Corvinus pidió champán. Harry sonrió y aplaudió a la feliz pareja, pero era un poco reacio a moverse. Era agradable ver a todo el mundo felicitando a Sirius y Charlie y Harry se preguntó si sería lo mismo si él y Severus se casaran alguna vez. Harry lanzó una mirada inquisitiva a Severus y se sorprendió un poco al ver que el hombre fruncía un poco el ceño. No sabía lo que significaba, pero algo le decía que no sería bueno...

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Era Año Nuevo otra vez y los Malfoys celebraban otro Baile. Era tan opulento como siempre, pero Harry no podía evitar sentirse abatido. Una vez más Severus no estaba aquí. Esperaba que tuvieran la oportunidad de pasar la velada juntos, sobre todo porque casi todos los invitados ya sabían de su compromiso, así que no tendrían que esconderse. El año anterior se había perdido el baile, demasiado afectado por la debacle del beso de Sirius a Severus, aunque ahora parecía que había pasado toda una vida. Harry había pasado la segunda mitad de aquellas vacaciones escondido en casa de Theo y sabía que era lo que necesitaba en aquel momento, pero ahora no podía evitar pensar que podría haberse perdido un tiempo precioso con Severus. 

Se sentía casi mezquino al pensar eso, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que Theo había estado a su lado en aquel momento. El otro chico había sido un buen amigo para él estos dos últimos años y se merecía algo mejor, de verdad, y Harry resolvió intentar pasar un poco más de tiempo con sus amigos el curso siguiente, en lugar de buscar la manera de estar cerca de Severus. No era como si Harry no se diera cuenta de que a Severus le gustaba su tiempo tranquilo y probablemente no apreciaría que Harry lo molestara. Tampoco era como si Harry no tuviera muchos amigos con los que pasar el rato, al menos no si esa noche había servido de indicio. A diferencia de su primer Baile Malfoy, la tarjeta de baile de Harry había sido tomada casi instantáneamente y sus amigos habían empezado a añadir sus nombres a ella sin consultar. Así, Harry había estado ocupado en casi todos los bailes. 

Incluso había bailado con Peter, el hermano de Pansy, lo que le había causado un breve momento de preocupación, pero resultó que no debería haberse preocupado. Al parecer, Pansy había acertado de pleno en su apreciación sobre su hermano. Resultó que Peter había estado en una ofensiva de encanto en el baile anterior, pasando todo su tiempo cortejando a los padres de Barnaby para tratar de persuadirlos de que había un potencial para continuar con el apellido de la familia, incluso si se casaba con otro hombre. La señora Lee se había mostrado reticente al principio, pero al parecer tenía serias dudas sobre cómo funcionaría un matrimonio entre dos hombres y creía que Barnby perdería muchos derechos, sobre todo si se casaba con un sangre pura más poderoso como los Parkinson. Peter le aseguró que ése no sería el caso, al menos no con él, y había pasado el último año trabajando esencialmente en los detalles de un acuerdo de esponsales que se había cerrado justo antes de Navidad. Peter estaba extasiado y había querido hablar de ello con Harry lo antes posible. 

-Todo gracias a ti-, explicó Peter. -Verás, los contratos de compromiso habían caído un poco en desgracia en los últimos años y, a pesar de ser un sangre pura, me había olvidado por completo de la posibilidad hasta que oí hablar del tuyo y me di cuenta de que era perfecto, sobre todo porque los Lee tenían todo el control, sabiendo que tendría que atenerme a cualquier estipulación o arriesgarme a que no firmaran el contrato de compromiso-.

-Bueno, sí, pero siempre podrías tener una relación después aunque no firmaras el contrato de compromiso-, dijo Harry, sonriendo de todos modos, ya que siempre era agradable oír buenas noticias. 

-Bueno, supongo-, reflexionó Peter, -pero no podríamos casarnos, lo que frustraría un poco el propósito-.

Harry frunció el ceño. -¿Qué quieres decir con que no podrían casarse?-. 

-Si una pareja decide poner fin a un contrato de esponsales y no celebrar un contrato de compromiso, se supone que se han dado cuenta de que son incompatibles y, por lo tanto, no podrán casarse más adelante-, explicó Peter. -Se trata de evitar que la gente celebre estos contratos a la ligera. Tiene que haber consecuencias para que la gente reflexione y no actúe precipitadamente-.

-¡No me había dado cuenta!- Harry se quedó boquiabierto. Sin embargo, si Severus lo hubiera sabido, eso podría explicar parte del comportamiento de Severus en los últimos meses. 

-Estoy seguro de que no será un problema para ti, ¿verdad?- dijo Peter. -Parecías muy interesado en tu prometido el primer año que te conocí. ¿Ha cambiado?-.

-Sólo en el sentido de que se ha vuelto más fuerte-, sonrió Harry. 

-Entonces tu compromiso es algo seguro, a menos que él se sienta muy diferente-, sonrió Peter. -Espero oír el anuncio pronto entonces-.

Terminaron de bailar y Harry, de algún modo, se las arregló para mantener una sonrisa en la cara durante todo el baile pero, cuando terminó, sintió una necesidad imperiosa de hablar con Severus, de intentar averiguar dónde estaba la cabeza de aquel hombre para que Harry pudiera calcular sus posibilidades de tener un final feliz para todo. Miró a su alrededor para ver si encontraba a Severus pero no tuvo suerte. De repente sintió una mano en el hombro. Al darse la vuelta, vio a Theo con una expresión ligeramente tensa en el rostro. 

-¿Hay alguna posibilidad de que me concedas este baile, Harry?-. 

-Claro-, Harry sonrió. Después de todo, Theo era su mejor amigo y sería un insulto enorme rechazarlo. La sonrisa de Theo se iluminó un poco y llevó a Harry al centro de la pista de baile, tirando de él con firmeza. Dirigió el baile con facilidad pero Harry podía sentir una tensión en su cuerpo que normalmente no existía. 

-¿Va todo bien, Theo?-.

Theo sonrió. -Estoy bailando contigo así que, de momento, todo va bien-.

-¿Qué significa eso?- preguntó Harry, frunciendo el ceño confundido.

Theo suspiró. -Significa que soy consciente de que esto pronto será algo raro-. Harry siguió frunciendo el ceño y Theo volvió a suspirar. -Sé que estás enamorado de Severus Harry, estoy bastante seguro de que siempre lo has estado, por eso intenté luchar contra mis sentimientos. Pero eres una persona maravillosa, Harry, así que fue un esfuerzo inútil-.

Harry miró boquiabierto a su amigo. -¿Estás intentando decir que sientes algo por mí?-. 

Theo le dedicó a Harry una sonrisa de autodesprecio. -No tan fuertes como los que sientes por Severus, así que no te preocupes por eso. Estoy seguro de que se desvanecerán con el tiempo. Quién sabe, puede que con el tiempo encuentre a alguien que me importe más que tú-.

-¿Por qué me cuentas esto?- preguntó Harry. 

-Porque quiero que sepas que tienes opciones. Sé que has estado preocupado este último trimestre, con el profesor Snape manteniendo las distancias, pero quería que supieras que tienes opciones en el caso de que las cosas no te salgan bien-.

-¡No podría hacerte eso!- exclamó Harry. -Mereces ser algo más que mi segunda opción-.

-No sé, creo que tenemos potencial para ser una buena pareja y creo que podría abrirme camino hasta tu corazón con el tiempo-

Harry negó con la cabeza. -Te agradezco el detalle, Theo, pero no podría hacerte eso, me importas demasiado-.

-Eso es buena señal-, rió Theo, -al menos en cierto modo-.

Harry suspiró. -Te quiero, Theo, pero como amigo-.

-Algunos de los mejores matrimonios se basan en la amistad-.

Harry sonrió y sacudió un poco la cabeza antes de inclinarse para darle a Theo un ligero beso en la mejilla. Levantó la vista y divisó a Severus al otro lado del pasillo. Harry le sonrió pero Severus no se lo devolvió, sólo continuó pareciendo un poco constipado antes de darse la vuelta y salir furioso del salón de baile. Harry frunció el ceño. Aquello no era buena señal. 

-Lo siento, Theo-, susurró Harry antes de tropezar y hacer como que se torcía el tobillo. Por suerte, lo había hecho suficientes veces en sus clases de baile como para saber cómo hacerlo de forma convincente. Theo ayudó a Harry a cojear hacia un lado y a salir por la puerta, siguiendo la dirección en la que Severus había huido. Harry dio las gracias a Theo y volvió a disculparse por haber interrumpido el baile. Theo sonrió y le dijo a Harry que no se preocupara, que lo entendía. Le dio un rápido beso en la mejilla y prometió cubrir la ausencia de Harry si alguien preguntaba por él. Harry le dedicó a Theo una brillante sonrisa antes de salir corriendo en busca de Severus. Para sorpresa de nadie, Harry encontró al hombre escondido en un rincón oscuro de la biblioteca. 

-Te has tomado tu tiempo-, sonrió Harry, acercándose lentamente al hombre, pero el profundo ceño fruncido de Severus le hizo detenerse en seco. 

-No parecía que extrañaras mi presencia-, siseó. 

Harry frunció el ceño. Estaba claro que Severus estaba de mal humor con él, pero no se le ocurría qué había hecho mal. Entonces cayó en la cuenta. -Me viste besar a Theo, ¿verdad?-.

-No podía pasar por alto tu pequeña exhibición. Pensé que te había advertido que fueras más discreto hasta que terminara nuestro contrato. Todavía quedan algunos meses de él y si se rompe alguna de las cláusulas lo pierdo todo, ¿o tan poco te importa lo que me pase?-.

Harry se quedó boquiabierto momentáneamente pero luego sonrió. -¡Estás celoso!-.

La de Severus se hizo más profunda. -Te tienes en demasiada estima, Harry. ¿Por qué iba a estar celoso de ti?-.

-Tal vez porque he llegado a gustarte-, sonrió Harry, acercándose lentamente al hombre. -Olvidas, Severus, que yo estuve en tu lugar el año pasado, ¿recuerdas?-.

-No lo creo-, resopló Severus. 

-¿Y eso por qué?- Preguntó Harry, pero Severus se limitó a mirarlo fijamente. Harry se resistió un poco, había olvidado lo verdaderamente intimidante que Severus podía ser cuando lo intentaba. Desafortunadamente, esa no era una reacción muy útil en esta situación. Obviamente, las cosas estaban un poco precarias en ese momento, pero Harry sabía que si no quería arriesgarse a perder a Severus, no podía huir ahora. Necesitaba recurrir a su valentía de Gryffindor y recordar un punto importante Severus había sentido celos de él al darle a Theo un suave beso en la mejilla. Eso significaba que tenía que preocuparse por los sentimientos de Harry hacia el otro chico, él alegaba que era por las cláusulas pero eso no le parecía correcto. Ya le había dicho a Severus que Theo y él sólo eran amigos y había prometido no hacer nada que pusiera en riesgo el acuerdo así que, o Severus pensaba que Harry no era de fiar o los sentimientos de Severus por Harry habían aumentado y la discusión sobre el contrato era sólo una excusa. Arriesgándose, Harry dio un paso al frente, usando una mano para acariciar la mandíbula de Severus y se inclinó para darle un beso en la mejilla, largo y prolongado. Harry se apartó y pasó los dedos por la frente de Severus. 

-Pareces dolido, Sev-.

-Lo estoy-. 

-¿Por qué amor?-.

-Porque me estás dando a probar algo que quiero pero que sé que no puedo tener. No puedo atarte a mí, es injusto para ti-.

-¿Por qué si es algo que yo quiero?-. Harry sonrió. 

Los ojos de Severus se abrieron de golpe y se clavaron en los de Harry. -No puedes hablar en serio-.

-Oh, pero hablo completamente en serio Sev. Te deseo, lo sé desde hace mucho tiempo y, en lugar de desvanecerse, mis sentimientos por ti no han hecho más que crecer y estoy seguro de que seguirán haciéndolo en el futuro. Por eso no quiero perderte de mi vida-.

-Pero tienes que hacerlo-, suspiró Severus. -No hay otra opción. Me niego a atarte a un contrato matrimonial, pero eso significa que debo renunciar a ti-.

-¿Porque significa que no puedo casarme contigo?- Preguntó Harry y Severus lo miró boquiabierto. -Sí, me he enterado antes por Peter Parkinson de esa cláusula. La cosa es, Severus, que no me importa. Aunque no podamos casarnos seguiría queriendo estar contigo-.

Severus negó con la cabeza. -No puedes hacer eso Harry, no si quieres dedicarte a la política. Nadie querría trabajar contigo si rebajas así a la sociedad mágica-.

Harry se encogió de hombros. -Me da igual. Seguiré teniendo derecho a voto y podré ayudar a las causas que quiera y luego podré quedarme en casa entre medias y criar a nuestros hijos-.

-¡Planeas tener hijos conmigo fuera del matrimonio!-. se burló Severus. -Le darás infartos a medio mundo mágico-. 

-Tal vez eso sea algo bueno-, Harry sonrió satisfecho y Severus sacudió la cabeza con un suspiro, pero había una leve sonrisa en sus labios que le dio esperanzas a Harry. -Mira Severus, no puedo obligarte a casarte conmigo pero puedo decirte lo que siento. La idea de perderte me mata así que me quedaré a tu lado mientras me quieras, sea como sea. Me estoy enamorando de ti y espero que veas oportuno dar el siguiente paso conmigo pero, al fin y al cabo, la elección es tuya. Si lo prefieres, te daré un poco de espacio para que tomes tu decisión, pero que sepas que no estaré lejos, si cambias de opinión-.

El reloj empezó a dar las doce y Harry sonrió brevemente antes de inclinarse rápidamente y darle a Severus un fuerte beso en los labios. 

-¿A qué ha venido eso?- jadeó Severus. Sus ojos se habían cerrado un rato durante el beso y aún no los había abierto. 

-Bueno, la última vez que te besé a medianoche seguimos juntos todo el año, así que esperaba que esta vez también fuera así, sobre todo porque esta vez lo quieres de verdad-.

-La última vez teníamos nuestro contrato que nos mantenía juntos-, señaló Severus. 

-Cierto-, convino Harry, -y esta vez tenemos amor-.

-¿Crees que te amo, mocoso?-. 

-Espero que sí-, sonrió Harry. Severus no dijo nada para tranquilizarlo, pero apartó con los dedos el flequillo de Harry y se inclinó para darle un beso en la frente. No fue gran cosa, desde luego nada que pudiera considerarse escandaloso ni por asomo, pero era la primera vez que Severus iniciaba un beso con él y Harry cerró los ojos y sintió que el corazón le iba a estallar de alegría. Era la esperanza y una parte de él ahora se arrepentía de haber dicho que le daría espacio a Severus aunque sabía que era lo mejor. Le había dicho a Severus cómo se sentía y cuáles eran sus intenciones, así que ahora sólo faltaba que Severus tomara una decisión. Faltaban siete meses para su cumpleaños y Harry sabía que serían meses largos. Afortunadamente, tenía cosas que lo mantendrían ocupado. Si pretendía asumir sus derechos de Lord cuando cumpliera quince años, entonces tenía mucho que estudiar, sobre todo si no quería hacer el ridículo delante del Wizengamot. Lo había estado posponiendo un poco, distraído por su relación con Severus. Eso ya no sería un problema, aunque sólo fuera por el hecho de que a Harry no se le ocurría nada más que pudiera hacer para intentar convencer a Severus de que tomara el camino que él quería. 

Tom le había dicho una vez que Severus le daba poco valor a su propia vida y que sacrificaría con gusto cualquier cosa, su vida o incluso su felicidad, si pensaba que eso beneficiaría a otro, especialmente a alguien que le importaba. Tom incluso había bromeado diciendo que a aquel hombre le habría ido bien en Gryffindor. Harry le había sugerido que se lo dijera a Severus a la cara y Tom se había opuesto, diciendo que él no era un suicida, muchas gracias, y que estaba seguro de que Severus conocía innumerables venenos indetectables. Harry se había reído, pero secretamente estaba de acuerdo con ambos sentimientos, así que no había dicho nada más sobre el tema. Ahora lo había recordado y en parte por eso había dicho lo que había dicho. Estaba seguro de que, en circunstancias normales, Severus se habría hecho a un lado galantemente creyendo que estaba liberando a Harry del contrato o alguna tontería por el estilo. Al explicarle que ese no sería el caso y que, al poner fin al contrato, arriesgaba a Harry al obligarlo potencialmente a vivir en pecado, bueno, eso podría bastar para convencerlo de que el matrimonio era el menor de dos males.

Cuando Harry abrió los ojos, Severus ya se había marchado, probablemente para despedirse de sus anfitriones. Sin embargo, Harry aún podía sentir el fantasma de los labios de Severus en su frente, así que sabía que no había sido un sueño. Se apretó contra el pecho la muñeca que llevaba el brazalete de Severus y trató de absorber la presencia del hombre. Sí, iban a ser varios meses largos, pero Harry estaba jugando a largo plazo y el premio sin duda merecía el sacrificio. 

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Severus no había tardado mucho en decidir lo que haría con respecto a Harry. El pequeño discurso de Harry acerca de vivir con Severus aunque no pudieran casarse fue lo suficientemente impactante como para que él considerara seriamente hacer la pregunta por sí solo, pero la ausencia de la presencia de Harry había sido lo que realmente lo decidió al final. El curso anterior se había convencido a sí mismo de que lo que hacía era lo mejor y se había engañado pensando que podría arreglárselas sin el chico. El hecho era, sin embargo, que desde que había sido en los términos de Severus, no en los de Harry, los chicos todavía habían tenido una pequeña presencia en su vida, quedándose después de clase para hablar o lanzando sonrisas a Severus a través del Gran Comedor. No había pensado en ello en ese momento, pero eso, junto con la pulsera de Harry, la que le había hecho la Navidad anterior, había sido suficiente para sostenerlo durante esos pocos meses. Ahora, sin embargo, la separación se producía en los términos de Harry y era como si el chico se hubiera transformado de un cachorro ansioso que le pisaba los talones a un casi extraño que le dedicaba el más mínimo reconocimiento cuando se cruzaban en el pasillo. Había sido una muestra de cómo sería realmente la vida sin Harry y Severus no había pasado ni dos semanas antes de derrumbarse mentalmente y tomar la decisión de pedirle a Harry que se casara con él. 

Desgraciadamente, las cosas no eran tan sencillas, Harry aún era menor de edad, así que todavía tenía que esperar a que el chico cumpliera años para poder hacer las cosas oficiales y, de todos modos, había muchas cosas que hacer mientras tanto. Harry entraría en su quinto año en septiembre y, por el momento, eso significaría que Severus le daría clases, algo que sería mal visto por muchos. Afortunadamente, había una solución sencilla para ese problema Severus podía dimitir, una idea que sin duda tenía mérito, sobre todo porque para entonces tendría su herencia, así como su título, por lo que podría estudiar la posibilidad de publicar su propia obra, además de trabajar en algunas pociones nuevas. Sin embargo, se negaba a dejar a Tom en la estacada, sobre todo teniendo en cuenta el apoyo que el hombre les había brindado a Harry y a él a lo largo de los años, lo que significaba avisarle de su decisión y ayudarle a encontrar y formar a un sustituto. Bueno, a encontrar y formar a un nuevo ayudante de pociones, ya que ambos coincidieron rápidamente en que Lobosca había demostrado con creces su valía en los dos últimos años como directora. 

También había otras cosas que resolver. Lucius quería avanzar en serio con sus planes de traer actividades recreativas muggles al mundo mágico y, después de haber tenido problemas para decidir por cuál empezar, había optado por hacerlas todas y convertir la playa de la familia Prince en un verdadero centro vacacional. Era un proyecto muy ambicioso, sin duda, pero Lucius nunca había entendido bien la palabra sutil. Por supuesto, había necesitado la aprobación de Severus para hacerlo, ya que conservaba los derechos sobre el terreno. También significaba que obtendría unos ingresos considerables por el alquiler de las distintas propiedades, lo cual también era un alivio. Puede que tuviera un título y un poco de riqueza por derecho propio, pero la riqueza del apellido Prince no era nada comparada con la de los Potter, o al menos no lo había sido, así que era tranquilizador saber que al menos podría acallar a cualquier relincho que dijera que se casaba con Harry por su dinero. 

También había otra razón para apresurar las reformas de la primera línea de playa. Al parecer, Sirius había estado hablando mucho de las fiestas de cumpleaños de Harry, incluida la de la playa. Al parecer, Charlie se había quedado intrigado y la pareja había acabado visitando algunos balnearios muggles y, en una de esas visitas, habían visto a una pareja casándose en un muelle. Al parecer, había sido precioso y la pareja había decidido entonces que querían una boda junto al mar, ya que a ambos les gustaba mucho estar al aire libre. Desgraciadamente, la lista de invitados era grande por ambas partes, ya que entre la familia Weasley y los numerosos sangre pura que Narcissa insistía en que debían ser invitados por diversas razones, intentar casarse en el mundo muggle no era realmente una opción. Tampoco ayudaba el hecho de que Lucius viera la boda como la ocasión perfecta para poner en marcha la empresa, lo que significaba que Severus estaba ridículamente ocupado durante todas las vacaciones de Pascua intentando arreglar las cosas, incluso con la ayuda de la magia. 

La boda se había fijado para principios de julio, justo después del fin de las clases, para que Harry y Tom, así como otros miembros del personal y los alumnos, pudieran asistir. Severus había bromeado diciendo que era una lástima que la boda no pudiera ser antes, pues pensaba que Sirius sería una hermosa novia de junio, ruborizada. Sirius, en lugar de perder los estribos, se había reído y le había dicho a Severus que había perdido su oportunidad y que tendría que buscar a otra persona para que le hiciera ese honor. Severus, por supuesto, había mirado al instante a Harry y estaba medio preguntándose qué flores podrían usar para la ceremonia cuando notó el ceño fruncido en el rostro de Harry y el chico se dio la vuelta. 

La preocupación se encendió en Severus y contempló si la separación había hecho cambiar de opinión a Harry desde su discursito de Año Nuevo. Había tenido poco que ver con el joven en el ínterin, así que era totalmente posible, sobre todo teniendo en cuenta lo caprichosos que podían ser los adolescentes, aunque Severus esperaba vehementemente que no. No había servido de nada que, cuando se anunció la dimisión de Severus al final de la fiesta de fin de curso, Harry pareciese desconsolado. Eso había confundido a Severus. ¿No habían hablado de eso cuando hablaron de su contrato matrimonial, de que Severus renunciaría a su puesto de profesor para seguir una carrera como pocionero una vez que recibiera su herencia? A Harry le había parecido bien la idea. Esperaba que no fuera una señal de que a Harry le molestaba que él siguiera adelante con sus planes. Para ser sinceros, había muchas posibilidades de que Harry se hubiera olvidado por completo de aquella cláusula y estuviera enfadado por algo totalmente distinto. Fue esa idea a la que Severus se aferró durante el banquete de despedida y mientras se preparaba para la boda de Sirius. 

Hacía tiempo que Severus no hacía ningún tipo de esfuerzo real cuando se trataba de ocasiones sociales, incluso sólo ponía el mínimo incluso para las fiestas de los Malfoys. Sin embargo, ésta era una ocasión verdaderamente especial, doblemente porque Charlie le había pedido que fuera su padrino. Decir que Severus se había quedado increíblemente sorprendido por la petición era quedarse muy corto, pero Charlie le explicó que a su familia aún no le entusiasmaba demasiado la idea de que se casara con un hombre, y mucho menos con alguien que había cumplido condena y estaba relacionado con una familia oscura eso había limitado seriamente sus opciones. También estaba el hecho de que sabía que Harry iba a ser el padrino de Sirius y Charlie pensó que a Severus le gustaría tener la excusa de estar cerca de Harry durante el día. La lista de invitados limitaría seriamente el nivel de interacción que Severus podría tener con Harry en circunstancias normales, al menos no sin hacer sospechar a la gente o salir a la luz sobre su compromiso. Por eso Charlie había hablado con Bill y Percy, los dos únicos de sus hermanos a los que podía ver dando la cara por él, y ambos habían accedido a que otra persona tuviera ese honor, ya que Charlie había sido lo bastante discreto como para no mencionar nombres concretos, aunque pronto lo verían en la ceremonia. 

La ceremonia fue sorprendentemente mágica. Severus había esperado cierto caos, teniendo en cuenta quién se casaba y algunos de los invitados que asistirían, y definitivamente había un ambiente menos formal que en cualquier otro evento al que hubiera asistido. Se había construido un muelle en la playa de la familia Prince, con un gran salón de baile al final que se había arreglado para la ocasión. Las sillas y las mesas hacían juego, ya que Lucius tenía la idea de alquilarlo para eventos similares en el futuro, pero eso era todo. Había multitud de colores por toda la sala, ayudados por los arreglos florales de boca de dragón y rosas de perro que habían hecho reír a Severus, entre otras cosas porque se decía que las bayas de la rosa de perro ayudaban a curar la mordedura de un perro rabioso. 

En las invitaciones había una nota que decía que no se requerían batas formales, lo que probablemente había confundido a unos cuantos, aunque no a Severus, que había oído numerosas quejas de Narcissa desde que se anunció la boda, porque Sirius se había negado en redondo a llevar algo que él consideraba "recargado". Había habido un poco de guerra fría cuando Sirius anunció que llevaría vaqueros y chaqueta de cuero para casarse y Narcissa se había escandalizado. Por suerte, sólo había durado hasta que Sirius dijo que la desinvitaría, ya que de ninguna manera iba a dejar pasar lo que se perfilaba como uno de los acontecimientos sociales más importantes del año. También ayudó el hecho de que Narcissa se diera cuenta de que ella también podía llevar ropa muggle y se deleitara con los estilos ceñidos a la figura que estaban de moda allí. 

Tampoco era la única. Severus recordaba perfectamente la reacción de Harry al verlo en camiseta y vaqueros, una prenda que antes se había negado a llevar y que sólo se había puesto para tratar de forzar un ambiente más relajado para Harry. Sin embargo, su reacción había sido palpable y Severus se había encontrado comprando varios pares después, por si acaso. Ahora le resultaban útiles, ya que podía ponérselos con unas botas de motorista y un chaleco de cuero, sobre todo porque ya no tenía que preocuparse por mantener su imagen de profesor. También ayudaba el hecho de que Charlie renunciara a su atuendo formal normal en favor de su equipo de domador de dragones. A Sirius le había encantado la idea, y también a todos los demás, cuando eso significó que Charlie podría llegar a lomos de un dragón a la ceremonia propiamente dicha. 

Las puertas del salón se abrieron de par en par y todos los invitados se maravillaron ante la criatura, que permaneció sentada fuera durante toda la ceremonia, todos excepto Severus, cuya atención se centró principalmente en Harry. La de Harry, sin embargo, parecía estar en todas partes menos en Severus. Era molesto, sobre todo porque Harry se veía muy bien emulando el estilo de su padrino, pero la ceremonia impidió que Severus le dijera algo. La primera oportunidad que tuvo fue después, cuando apartaron las sillas y Sirius y Charlie tuvieron su primer baile. Después de que la feliz pareja diera unas cuantas vueltas por la pista, se esperaba que Severus y Harry se unieran a ellos, una tradición que Severus estaba más que encantado de seguir. En el momento en que tomó a Harry en sus brazos sintió que algo en su interior se asentaba, como si una parte de él hubiera estado ausente justo hasta ese momento y no pudo evitar sonreír por cómo se sentía todo, o al menos se sentiría si Harry no se sintiera tan rígido. 

-Ha sido una ceremonia interesante, ¿no crees?-. preguntó Severus. Harry se limitó a tararear como respuesta. -¿Qué te parece el lugar de celebración? Sé que Lucius espera que se utilice mucho en el futuro-. Otro tarareo sin compromiso. -¿Va todo bien, Harry?-.

-Sí, bien-, resopló Harry aunque claramente no lo estaba. Severus no se sentía muy bien con la idea, pero la idea de que algo pudiera estar muy mal y Harry se lo estuviera ocultando era demasiado y sondeó suavemente la mente de Harry para ver si podía averiguar el problema. Por desgracia, lo único que oía era "unos circuitos más y se acabó", repetido una y otra vez. Estaba contemplando lo que podía significar cuando terminó la primera canción y empezó la segunda, indicando que él y Harry debían empezar a traer a otras personas a la pista de baile. 

Severus atrajo a unas cuantas personas y luego se escabulló para conseguir algo de comida, agradecido de que Sirius y Charlie hubieran optado por un bufé con numerosas mesas pequeñas repartidas por todas partes, con la idea de que la gente pudiera sentarse donde quisiera y mover las mesas juntas si lo deseaban, evitándoles tener que lidiar con algo parecido a un plan de asientos. Eso significaba que nadie se inmutaba cuando Severus se sentaba solo, ya que la gente se levantaba y bajaba con frecuencia por diversos motivos, lo que significaba que había varias personas sentadas en mesas aparentemente solas, mientras que el resto de su grupo estaba haciendo otras cosas por el momento. Era bueno, ya que le daba a Severus la oportunidad de observar a la gente o, más concretamente, a las personas. No podía evitar la sensación de que algo molestaba a Harry y estaba decidido a averiguar qué. Odiaba ver a Harry malhumorado en cualquier momento, pero especialmente en un día como hoy. 

Por suerte, parecía que no era algo en general lo que molestaba a Harry, ya que en cuanto volvió con su grupo de amigos volvió a ser todo sonrisas y alegría, lo que por un lado era un gran alivio, pero por otro sugería que era con él con quien Harry tenía un problema. Estaba pensando en las distintas posibilidades de lo que podría haber hecho para molestar al joven cuando Sirius llegó y se sentó a la mesa sin permiso. 

-Te diría algo sobre tu falta de modales, Black, pero he oído que da mala suerte molestar a una novia el día de su boda-.

Sirius se limitó a sonreír. -Me alegra ver que es sólo la ropa lo que ha cambiado Snape. Creo que estaría perdido sin tu agudo ingenio-.

-Por lo visto, pasar tiempo conmigo también ha tenido un efecto positivo en tu vocabulario-, sonrió Severus con satisfacción. 

Sirius soltó una risita. -No, ese fue Charlie. Le pregunté por qué al hablar contigo a veces sentía como si me abofetearan y me dijo que se debía a tu personalidad acerba. Tuve que buscar la palabra, por supuesto, pero definitivamente te describe y por eso la recuerdo-.

-Me alegro de que tu relación te esté ayudando a crecer-.

-Al igual que la tuya por lo que puedo ver-, Sirius rió entre dientes, asintiendo hacia la ropa de Severus. 

-Eso tiene más que ver con mi cambio de empleo-, admitió Severus. -Si siguiera dando clases nunca me arriesgaría a que mis alumnos me vieran así. Nunca volverían a respetarme-.

-Más bien nunca volverían a temerte-, sonrió Sirius. -Probablemente se te estropearían numerosas pociones por culpa de la gente babeando-.

Severus se sentó un poco más erguido, complacido por el cumplido a su pesar, aunque una parte de él aún era consciente de los problemas que Sirius había causado en su relación con Harry en el pasado. -Recuerdas que ahora eres un hombre casado-.

Sirius se rió. -Oh, no voy a olvidarlo pronto. Pero eso no me hace ciego, ni a Charlie tampoco, y afortunadamente ambos estamos lo suficientemente seguros en nuestra relación como para poder hacer comentarios sobre la gente-.

-Es una bonita posición en la que estar-, resopló Severus. 

Sirius frunció el ceño. -¿Todavía no estás seguro de qué hacer con Harry?-.

-Lo estaba, hasta hoy. Harry ha estado muy apagado conmigo todo el día y no puedo evitar preocuparme de que haya cambiado de opinión sobre las cosas-.

-Oh, definitivamente no ha hecho eso-, sonrió Sirius con satisfacción. -Pero estos últimos meses de separación lo han estado matando, pero está decidido a cumplir su promesa de darte espacio para que tomes tu decisión. Tendrías que haber visto cómo se enfadó con Charlie cuando se dio cuenta de que tú serías su padrino. Sé que le está costando toda su fuerza de voluntad dejarte en blanco para no venir corriendo a asfixiarte como una lapa. Aunque probablemente sea lo mejor, de lo contrario se volvería loco de celos-.

Ese pensamiento hizo sonreír a Severus. -Es bueno saberlo-.

-¿Verdad que sí?-, sonrió Sirius. -Bueno, espero que eso te haya aclarado un poco las cosas y compensado los problemas que te causé en el pasado-.

-Así es-, asintió Severus. -Gracias-.

-De nada-, sonrió Sirius. -Solo recuerda que no puedes hacer nada hasta su cumpleaños, aunque por suerte solo faltan un par de semanas-.

-Y creo que coincide con tu regreso de la luna de miel-, señaló Severus. 

-¿Ahora sí?-, musitó Sirius, con una sonrisa de satisfacción jugueteando en la comisura de los labios. -Cualquiera pensaría que estaba planeado-.

Severus asintió. -Bueno, se necesitan buenas dotes de planificación para los domadores de dragones-.

-¡Eh!-, exclamó Sirius. -Bien. Ya sé dónde no me quieren. Disfruta del resto de la noche, por si no vuelvo a hablar contigo-.

-Yo diría lo mismo, pero no creo que eso esté en duda-, sonrió Severus. Sirius le dedicó una enorme sonrisa y Severus se sintió feliz por él. Habían tenido sus problemas en el pasado, pero Sirius había pasado por muchas cosas desde entonces y, con ayuda, habían conseguido superarlo. Había sido por Harry, claro, al principio, pero ahora a Severus no le importaba considerarlo uno de sus amigos. A veces, al menos. No es que Sirius hubiera madurado del todo, como demostraban sus actuales payasadas en la pista de baile, intentando bailar break dance y, en general, haciendo el ridículo. Estaba seguro de que Charlie seguiría moderando algunas de las partes más extremas de aquello pero, para ser sinceros, Sirius no sería Sirius sin un cierto nivel de tontería. 

En cuanto a sí mismo, Severus se contentaba con permanecer sentado en su tranquilo rincón observando a Harry. Sirius tenía razón, no podía hacer nada, y menos aquí, y seguir en contacto con el joven sería una tortura. Sin embargo, mantener a Harry en su línea de visión, especialmente mientras jugaba con su brazalete, era suficiente para hacerle sentir como si Harry estuviera de nuevo a su lado, y no al otro lado de la habitación. Harry parecía ser consciente de su mirada y, en lugar de molestarle, casi parecía tranquilizarle un poco, ya que Severus podía ver cómo se le relajaban los hombros. Seguía negándose resueltamente a mirar en dirección a Severus, pero éste no pudo evitar darse cuenta de que Harry siempre se aseguraba de colocarse en una posición en la que Severus tuviera una vista sin obstáculos. Fue suficiente para confirmar las palabras de Sirius, al menos en su mente, y se le dibujó una pequeña sonrisa en la cara mientras contaba mentalmente los días que faltaban para que pudiera hacer oficialmente suyo a Harry. 

Chapter Text

Era la fiesta de los quince años de Harry y estaba hecho un manojo de nervios. Lo había estado durante un par de días, si era sincero, y se había encerrado en la Sala Potter para tratar de evitar molestar accidentalmente a alguien, ya que los retratos siempre podían largarse a otro marco si querían. No lo habían hecho, por suerte, y habían escuchado pacientemente cómo Harry razonaba una y otra vez sobre cuál creía que podía ser la decisión de Severus. Sus amigos habían sugerido organizarle una gran fiesta, como había ocurrido en años anteriores, y Harry se sintió mal por negarse, sobre todo porque sabía que era el único de ellos cuyo cumpleaños caía fuera del horario escolar, lo que significaba que era el único que podía celebrarlo a lo grande. 

Pero no podía, no este año, así que habían decidido hacer un gran picnic en la Mansión Malfoy, sobre todo porque Harry no creía que pudiera llegar a la hora de la cena sin quemarse. Ya era bastante malo intentar esperar tanto y se encontró despierto al amanecer, incapaz de volver a dormirse. Había bajado a los corrales de los animales y había intentado tranquilizarse en su presencia y había tenido algunas conversaciones inusuales con las serpientes, a menudo relacionadas con ratones. La llegada de Charlie y Sirius para el desayuno había sido una especie de bendición en ese sentido y Harry estaba fascinado al oír todo acerca de su luna de miel caminando a través de los Andes. Sirius y Charlie parecían haberlo pasado muy bien y Harry podía entenderlo, ya que ambos eran personas muy activas y no podía imaginárselos tumbados en la playa todo el día. 

Sin embargo, no era lo que él se imaginaba como una luna de miel, prefería pensar en alguna villa hermosa pero aislada en algún lugar de Europa donde pudiera simplemente pasar los días disfrutando del tiempo con su pareja. Por desgracia, esa línea de pensamiento sólo le llevó a imaginar quién podría ser esa pareja y eso hizo que los nervios volvieran a aflorar. Afortunadamente, Sirius y Charlie parecieron comprenderlo y tuvieron el valor de no hacer comentarios sobre el repentino cambio de humor de Harry, sugiriéndole simplemente que se cambiara y fuera a ver a Draco temprano, posiblemente para volar un poco antes de que llegaran los invitados. Era un buen consejo, al igual que la idea de llevarse una muda de ropa para después, para no estropearse el traje antes de comer. También era una excusa útil, puesto que Harry ya se había estado rascando la ropa y pasándose las manos por el pelo innumerables veces para intentar quemar parte de su energía nerviosa. 

Por supuesto, Draco se alegró de ver a Harry y le obligó a jugar a los buscadores mientras Sirius y Charlie contaban a los Malfoy sus vacaciones. Fue una buena manera de pasar unas horas y Harry había estado tan perdido en su juego que sintió que no había pasado nada de tiempo cuando los llamaron para que se cambiaran mientras los otros invitados empezaban a llegar. Harry había tardado siglos en decidir qué ponerse, no quería ir demasiado formal por si Severus no aparecía pero tampoco demasiado informal por si lo hacía. Había confiado mucho en la opinión de su madre, aunque ella parecía bastante contenta, sobre todo porque no iba a estar presente en el evento. Harry se había sentido un poco mal por eso y había sugerido que trasladaran la fiesta a la mansión Potter pero Lily se negó diciendo que sólo se pondría más nerviosa que Harry si lo hacía y que prefería enterarse después, no fuera a ser que las cosas no salieran bien e intentara maldecir a Severus desde dentro del cuadro. 

Harry podía entenderlo y de hecho se había puesto a meditar un poco para intentar mantener la compostura en caso de que sus peores temores se hicieran realidad. Tampoco iba a correr ningún riesgo. Había ido a las cámaras acorazadas de los Potter en Gringotts y había sacado el anillo de compromiso de la familia por si Severus decidía tomar el camino más fácil y no decir nada. Sin embargo, Harry no había mentido al decir que estaría encantado de formar parte de la vida de aquel hombre, pero estar en la boda de Sirius y Charlie, sobre todo cuando había bailado con Severus, no había hecho más que cimentar en su mente lo mucho que deseaba eso y estaba decidido a impulsar esa idea, razón por la cual la caja del anillo se encontraba en ese momento a buen recaudo en su bolsillo. No había nada que le impidiera proponerle matrimonio a Severus después de todo. 

Por supuesto que ayudaría si el hombre estuviera realmente allí. A medida que llegaba más y más gente, Harry se desanimaba más y más. También se sentía un poco idiota. Eran sus amigos, que habían venido a celebrar su cumpleaños, pero no podía alegrarse de verlos porque no eran la única persona a la que quería ver. Tuvo que hacer un esfuerzo hercúleo para no entrar en cólera cuando Narcissa anunció que el picnic estaba listo y que todos debían salir y Severus seguía sin llegar. Pero no importaba, se dijo Harry, siempre podía ir a ver a Severus cuando terminara la fiesta. Teóricamente tenía hasta medianoche para hacerle la pregunta y no era como si no supiera dónde vivía. Incluso si el floo estaba cerrado, podía pedirle a Sirius que lo llevara por aparición hasta allí y caminar. Se negaba a pensar que estaba acosando al hombre, convenciéndose a sí mismo de que si Severus realmente no quisiera tener nada que ver con él, no habría aceptado ser el padrino de Charlie. 

Había sido su preocupación cuando se había anunciado la renuncia de Severus, que Severus simplemente estaba huyendo y poniéndose en una posición en la que ya no tendría nada que ver con Harry. Fue entonces cuando Charlie había señalado que Severus daría la cara por él y Harry se había sentido eufórico al principio, hasta que se dio cuenta de que eso significaba que tendría que estar muy cerca de aquel hombre sin poder hacer nada y entonces había montado en cólera. Todo el día había sido una tortura exquisita, con Severus tan cerca y a la vez completamente fuera de su alcance. El baile había sido lo peor, pues lo único que Harry había querido era acercarse a Severus y acurrucarse en sus brazos. Sin embargo, no podía, no con quien había estado presente, y había mantenido una distancia apropiada durante todo el tiempo que había podido, pero había huido tan pronto como había podido, no queriendo arriesgarse a tentar a la suerte. 

Había sido maravilloso volver a estar en los brazos de Severus y Harry había pasado el resto de la velada con la mano en la pulsera que Severus le había regalado, en un esfuerzo por sentir más la presencia del hombre. No se había atrevido a volver a mirar a Severus, no fuera a romperse, y se había mantenido resueltamente de espaldas al hombre, pero eso no había impedido que tuviera la sensación de que Severus siempre estaba allí. Por desgracia, ahora no estaba y Harry se encontró a duras penas picoteando el plato de comida que Theo le había puesto delante y prestando cero atención a las conversaciones que se producían a su alrededor. Eso fue hasta que Narcissa saludó en voz muy alta a un nuevo invitado. 

-Severus, qué bien que por fin hayas venido a la fiesta de Harry-.

-Disculpa Narcissa, Harry, me temo que anoche estuve hasta tarde trasteando con una fórmula y no acabé acostándome hasta la madrugada y me dormí completamente con el despertador-.

-¿Eso es lo que pasa cuando no tienes Hogwarts para regularte?-. Lucius sonrió satisfecho. -Tal vez necesitemos encontrar a alguien que pueda refrenar esas tendencias tuyas-. Hubo varias risitas ante ese comentario, pero Harry no se dio cuenta realmente. Había clavado los ojos en los de Severus y había caído en aquella mirada insondable. Estaba bastante seguro de que todo el mundo podía oír los latidos de su corazón, con lo fuerte que parecía retumbar en sus oídos, pero no parecía importarle. De repente alguien dijo algo sobre regalos y Harry salió de su niebla cerebral para intentar al menos dar las gracias a sus amigos por sus regalos. 

No fue demasiado difícil, pero Harry se alegró de ver que todos sus amigos le habían escuchado y le habían traído regalos apropiados. Ya había decidido que se concentraría en construir una presencia en el Wizengamot este año, entre tanto estudio para sus O.W.Ls, así que no se sorprendió al ver una provisión de túnicas formales y plumas, así como varios libros sobre leyes, además del habitual botín de dulces y música. Se alegró de ver una agenda nueva de los Lestrange, con fechas importantes ya rellenadas por cortesía de Corvinus, así como un maletín especial de Sirius y Charlie que estaba hechizado para que sólo lo abriera él, perfecto para manejar documentos delicados. Todos los demás habían entregado sus regalos excepto Severus y de repente se hizo un silencio bastante tenso cuando el hombre se levantó y se dirigió hacia donde Harry estaba sentado. 

-Harry, llevamos tres años juntos gracias a un contrato de esponsales establecido entre tu madre y mi abuelo. Se concibió como una forma de protegerte de personas sin escrúpulos que podrían intentar utilizar tu posición para su propio beneficio, sin tener en cuenta tu seguridad o tus necesidades. Fue por esa razón y sólo por esa razón por lo que acepté el contrato; como seguro que recuerdas, en aquel momento había poco desamor entre nosotros. Nos hicimos amigos y, en el transcurso de esa amistad, me enteré de las dificultades a las que ya te habías enfrentado en tu corta vida y tengo que admitir que me impresionó la fuerza de tu carácter al ser capaz de manejar esas dificultades sin quejarte. A medida que pasaba tiempo contigo, también empecé a admirar tu determinación y tu valor para defender lo que creías correcto, incluso cuando tus allegados no estaban de acuerdo. Ha sido un placer verte crecer hasta convertirte en el joven inteligente y cariñoso que veo ante mí, y esperaba poder tenerte durante mucho tiempo como amigo íntimo. 

El verano pasado, sin embargo, algo cambió en mis sentimientos hacia ti. Debo decir que me sorprendió y admito que, dada tu edad, al principio intenté negarlo. Me dije que era pasajero pero duró, me dije que era menor pero creció. Por eso ahora, en tu decimoquinto cumpleaños, el día en que termina nuestro contrato de esponsales, el único regalo de cumpleaños que se me ocurre ofrecerte es mi mano en matrimonio, con la esperanza de que aceptes y me hagas el hombre más feliz del mundo-.

Harry se quedó sin habla y no pudo hacer otra cosa que mirar el sencillo anillo solitario de ónice mientras sentía que las lágrimas le punzaban en las comisuras de los ojos. 

-¿Harry?- Preguntó Severus, que parecía un poco nervioso. -¿Qué dices?-.

-Lo haré-, sollozó Harry, -pero sólo si tú también aceptas casarte conmigo-. Sacó su propio anillo familiar, un rubí entre corchetes de esmeraldas, y se lo mostró a Severus. 

-Por supuesto-, se rió Severus, con los ojos un poco húmedos, mientras estrechaba a Harry en un fuerte abrazo que éste le devolvió encantado. Los invitados aplaudieron con fuerza y Harry estaba seguro de haber oído el estallido de algunos corchos, pero estaba demasiado feliz aplastado contra el pecho de Severus como para preocuparse. Bueno, casi. Se echó hacia atrás y miró la cara sonriente de Severus un momento antes de inclinarse y darle un suave beso en los labios. Era sólo el tercero que compartían, pero ya era el favorito de Harry, ayudado por el hecho de que esta vez la mano de Severus se deslizó por el pelo de Harry y éste le devolvió el beso. Los vítores y los gritos de sus amigos no hicieron más que mejorar el momento, pues parecía que se sentían realmente aceptados. En su alegría, Harry se acercó más a Severus, sólo para estremecerse de dolor cuando el amuleto de castidad hizo efecto.

-¡Maldita sea! Me alegraré cuando podamos deshacernos de ese encantamiento de castidad!- exclamó Harry. 

-Eso no será todavía-, advirtió Narcissa, -no si no quieres que Severus se meta en problemas ya que técnicamente aún eres menor de edad y, hasta hace muy poco, él era profesor en tu colegio, aunque no te enseñaba directamente-.

-Narcissa tiene razón, Harry-, convino Corvinus, -sobre todo si planeas hacer olas en el Wizengamot el año que viene. Sería una pena que tu trabajo se perdiera en un lodazal de escándalos. Lo mejor que puedes hacer es firmar un contrato de compromiso, al menos hasta después de tus exámenes de acceso el año que viene, cuando ya seas legalmente mayor de edad-.

-¡Eso significa que tendré que dejarme puesto el amuleto de castidad!- Harry se quedó boquiabierto, provocando la risa de casi todos, incluido Severus. 

-No te preocupes, Harry, la versión de compromiso del encantamiento de castidad es mucho más indulgente-, se rió Bella. 

-¡No le digas eso!- Gritó Sirius. -Se supone que Harry debe seguir siendo puro e inocente, al menos por un tiempo más-.

-Teniendo en cuenta la cantidad de veces que me he cruzado contigo y con Charlie, Sirius, puedo decir que he sido puro o inocente durante algún tiempo-, rió Harry, sobre todo cuando Sirius palideció. Intentó negarlo pero, como al parecer Harry no era el único que se había cruzado con ellos, sus protestas cayeron en saco roto. Se acordó, sin embargo, que un contrato de compromiso sería lo más seguro para la pareja, sobre todo porque les permitiría anunciar su relación a la prensa antes de que Harry entrara en el Wizengamot, lo que, con suerte, permitiría discutir la mayoría de los temas antes de que Harry hiciera su aparición, minimizando la posibilidad de que alguien pudiera usarlo en su contra. Se envió una lechuza a Gringotts para concertar una cita y Harry pasó el resto de la tarde felizmente acurrucado contra el costado de Severus y preguntándose si así sería el resto de su vida. 

Chapter Text

A diferencia de la última vez que estuvo aquí, Harry estaba increíblemente emocionado por venir a Gringotts a negociar su contrato de compromiso, hasta el punto de que incluso Sirius le ponía los ojos en blanco mientras prácticamente rebotaba en su asiento, esperando a que Griphook y Ragnor los hicieran pasar. Al principio, Harry había cuestionado la presencia de Sirius y Charlie en la reunión, pero Severus le había explicado que, como padrino de Harry, Sirius tenía un gran interés en asegurarse de que el contrato fuera justo para Harry y, puesto que Harry tenía a alguien de su lado, lo lógico era que Severus tuviera a alguien del suyo. 

-¿Pero por qué no teníamos a nadie con nosotros la última vez?- preguntó Harry. 

-¿Quieres decir aparte del hecho de que Sirius estaba en Azkaban entonces?-. replicó Severus con una sonrisa burlona. -También está el hecho de que tu tutor en aquel momento, y la persona que te habría defendido, era Albus Dumbledore, la razón por la que estábamos consiguiendo un contrato de esponsales secreto en primer lugar-.

-Ah, sí-, sonrió Harry, -me había olvidado de eso-.

-También está el hecho de que los contratos de esponsales son menos formales que los de compromiso-, continuó Severus. -No son tan vinculantes como los de compromiso y a veces quedan en nada, por eso no siempre es necesario que la gente tenga a alguien que represente sus intereses. Se supone, sin embargo, que un contrato de compromiso se cumplirá, y sólo las circunstancias más extremas permitirán que se rompa, por lo que suele considerarse prudente tener a alguien a mano que se asegure de que los contratos son justos-.

-Exactamente, señor Snape-, coincidió Griphook. -Es por lo que en Gringotts insistimos en la práctica, de hecho, no sea que alguien intente ser lo bastante estúpido como para utilizar la idea de un contrato injusto como razón para romper las cosas-.

Harry se quedó estupefacto. -¿La gente ha intentado eso en el pasado?-. 

-Desgraciadamente, sí-, respondió Griphook. -Fue doblemente molesto, ya que el caso tuvo que ir al Wizengamot para ser escuchado, ya que era sólo la palabra de un cliente contra la de otro. Afortunadamente, el caso fue anulado muy rápidamente, pero es por eso que ahora tenemos una política de tener a terceros presentes para evitar que algo así vuelva a suceder-.

-Bueno, al menos eso no debería ser un problema con nosotros-, sonrió Harry. 

-No importa, señor Potter-, dijo Griphook. -Si ustedes caballeros quieren seguirme-.

Los hombres fueron conducidos al interior de una habitación similar a la que Harry recordaba de antes y se acomodó a un lado de la gran mesa con Griphook y Sirius a su lado mientras Ragnor, Severus y Charlie se sentaban al otro. 

-Ahora-, comenzó Griphook, -este contrato seguirá en su mayor parte las mismas líneas que el contrato de esponsales, pero obviamente entraremos en un poco más de detalle para asegurarnos de que no haya problemas de cara al futuro, con la esperanza de una unión feliz y fructífera entre ambas partes. En primer lugar, consideremos la duración del contrato-.

-¿Te refieres a cuándo nos casaremos Severus y yo?- preguntó Harry y Griphook asintió. -En ese caso quiero que termine lo antes posible-.

-Tenemos que tener en cuenta tus exámenes, Harry-, señaló Severus. -Además no podemos casarnos legalmente hasta que tengas 16 años-.

-Un año entonces-, dijo Ragnor, haciendo una nota en su copia del documento, -y asumo que mantendrás el nombre Potter-Prince-.

-Bueno, la última vez me informaron de que tenía que ser así-, resopló Harry. 

-Muy cierto-, gruñó Sirius. 

-Bien, bien-, sonrió Griphook. -Entonces tenemos que pasar a las finanzas. En primer lugar, ¿va a haber dote o precio del novio?-.

-¿Qué son?- preguntó Harry. 

-Se refieren a un pago que se hace de una familia a otra antes o en caso de un matrimonio-, explicó Griphook. -La dote suele pagarse al novio, o a veces a la familia del novio, como forma de aliviar la carga financiera que supone tomar una esposa, normalmente en épocas en que las mujeres, o la pareja que tiene hijos, no trabajaban. También puede utilizarse para atraer a una pareja adinerada si alguien no es el heredero principal de una familia. El precio de la novia, o precio del novio en este caso, se paga a la familia de la novia antes de la boda, como compensación a la familia, más frecuente cuando el novio es de una posición social o económica significativamente inferior a la de la novia, o novio en este caso-.

-Así que Severus tendría que pagarme por la mano de Harry-, rió Sirius entre dientes. 

-No necesariamente-, sonrió Ragnor. -Ambos hombres son Lores, o al menos lo serán cuando rindan los ritos, y son los únicos herederos de antiguas fortunas familiares. Puede que el señor Potter tenga una posición social ligeramente superior debido a su fama, pero, gracias a su herencia y a sus inversiones, se puede decir que el señor Snape es ahora ligeramente más rico que el señor Potter-.

-Ragnor tiene razón-, dijo Charlie, acercando algunos de los pergaminos y mirando las cifras. 

Harry suspiró aliviado. -Qué bien. Me gusta la idea de que Severus tenga que pagar para casarse conmigo. Me caso con él porque le quiero, no por motivos económicos-.

Severus le dedicó a Harry una suave sonrisa que pareció iluminarle el rostro. -Me alegra oír eso, Harry. Yo también te quiero-. Extendió una mano por encima de la mesa y Harry la estrechó feliz. 

-De todas formas, todo esto parece un poco inútil, ya que pensaba darle a Severus acceso total a todo mi dinero-, sonrió Harry con satisfacción. 

-¡Harry!- exclamó Sirius. -¿Es eso realmente sensato?-.

-Yo lo desaconsejaría-, advirtió Griphook. 

-Mira-, dijo Harry, -confío en Severus. Se ha portado bien conmigo estos últimos años y no hay nada que sugiera que me robaría mi dinero, sobre todo ahora que tiene más del suyo-.

-Supongo-, resopló Sirius. -Quiero decir que Snape no es precisamente de los que compran baratijas lujosas y sólo hay un número determinado de juegos de túnicas negras que una persona puede comprar-.

-Te sorprenderías-, sonrió Severus. -Es por eso que normalmente estaría de acuerdo en que la precaución sería una mejor opción pero, como planeo darle a Harry acceso total a mis finanzas también, realmente no creo que haya un problema-.

-Bueno, eso facilita las cosas entonces-, sonrió Ragnor. -Ahora en cuanto a las propiedades, ¿sigues pensando en usar la Mansión Potter como residencia principal?-. 

-¡Sí!- Harry sonrió.

-En realidad, estaba pensando en dividir nuestro tiempo entre Potter Hall y la Mansión Prince-, sugirió Severus. -Me gusta pasar tiempo en Potter Hall con los retratos, pero pensé que estaría bien tener un poco de tiempo puramente para nosotros-.

-Me parece estupendo-, sonrió Harry. 

-¡Ni lo sueñes!- rugió Sirius. -¡No tengo forma de llegar allí!-.

-Creo que ese es el punto Sirius-, Charlie rió entre dientes. -Sobre todo estoy seguro de que Severus se refiere más a después de casados-.

-Precisamente-, asintió Severus, -aunque estaba pensando en comprar una casita en Hogsmeade mientras Harry estuviera en el colegio-.

-¡Por encima de mi cadáver!- gritó Sirius. 

-Ahora sea razonable señor Black-, razonó Ragnor. -Ya hemos establecido que el señor Potter y el señor Snape no pueden casarse hasta dentro de un año, tiempo durante el cual el señor Potter realizará sus exámenes de acceso a la universidad, y lo razonable es que ambos pasen algún tiempo juntos durante ese período. Si no desea que el señor Snape se instale en Hogsmeade, siempre podemos considerar la posibilidad de que el señor Potter pase todas las vacaciones con el señor Snape o de que renuncie por completo a la escuela y se busque un tutor en su lugar-.

Harry se animó un poco al oír la última frase. -¿Esa es una opción?-.

-No, no lo es-, gruñó Sirius. -¡Te vas a quedar en el colegio!-.

-Pues entonces en casa-, sonrió Harry. -Me alegro de hecho, nos vendrá bien cuando nuestros hijos asistan a Hogwarts-.

Charlie sonrió a Sirius. -Si te portas bien, quizás Severus y Harry nos dejen usarla cuando nuestros hijos vayan a Hogwarts-.

-¡Van a tener hijos!-. Harry sonrió. 

-Todavía no-, suspiró Sirius, aunque su propia sonrisa jugueteaba en la comisura de sus labios. 

Harry frunció el ceño pensativo. -¿Vas a cargar con los bebés?-. 

-Si puedo-, admitió Sirius. -No es realmente una opción con el trabajo de Charlie. Pero he empezado a trastear con algunos inventos, como los espejos y el mapa que ayudé a crear en el colegio. El director Riddle ya ha expresado su interés en que se imprima una carga para los alumnos, aunque sin el seguimiento en tiempo real. Experimentar, incluso con runas, no sería necesariamente seguro para un bebé, por eso estamos esperando-.

-No esperes demasiado o existe la posibilidad de que tu hijo y el mío vayan juntos a Hogwarts-, rió Harry y Sirius gimió. 

-Por favor, no me lo recuerdes-.

-Bueno, Severus y tú tienen la misma edad-, sonrió Harry, -y los dos se han casado con alguien más joven que ustedes-.

-¡Charlie no es mucho más joven!- Sirius resopló. 

-Doce años no están tan lejos de los veinte-, se rió Charlie. 

-Dale tiempo, Black-, sugirió Severus. -Sé que la diferencia de edad parece mucha en este momento, pero estoy seguro de que ni siquiera tú pestañearás al respecto cuando Harry tenga treinta años y yo cincuenta-.

-Supongo-, suspiró Sirius, -y supongo que la cabaña también tiene sentido, aunque definitivamente vas a tener los encantos de castidad puestos a menos que quieras que me siente en cada segundo de tus reuniones-.

-Por supuesto-, resopló Severus. -No quiero arriesgarme a que nadie impugne mi honor o el de Harry-.

-Ya que estamos con el tema de los niños-, intervino Griphook, -¿sigues queriendo mantenerlo como un mínimo o dos, con fondos fiduciarios para todos los niños establecidos según el último contrato?-.

-Sí-, convino Harry, -aunque podemos asegurarnos de que no importe si el heredero es varón o mujer-.

-Eso es lo normal en el mundo de los magos-, señaló Griphook, -a veces los hombres toman el apellido de su mujer, sobre todo si se trata de una línea más próspera o si son los últimos de su linaje, como ocurre aquí con los Messers Black. La otra opción es llevarlo por partida doble, como piensan hacer usted y el señor Snape-.

Harry suspiró aliviado. -Qué bien. No me gustaría verme en la situación de tener mi séptimo hijo sólo porque necesito un heredero varón. No estoy en contra de tener más de dos hijos pero, si lo hago, quiero que sea bajo nuestras condiciones y no forzado-.

-Siete suena un poco excesivo-, se rió Severus, -sin ofender a tu madre Charlie-.

Charlie se encogió de hombros. -No me ofendo. Hubo momentos en que incluso nosotros pensamos que había mordido más de lo que podía masticar con todos nosotros-.

-¿Y siguen con la intención de mantener las mismas carreras en el futuro?-. preguntó Ragnor. -El señor Snape dedicándose a pociones experimentales y el señor Potter ocupando sus puestos en el Wizengamot-.

Harry asintió pero Severus tomó la palabra. -Planeo darle a Harry el control de los asientos Prince una vez que estemos casados pero, como sé que planea tomar su lugar en el Wizengamot una vez que regrese después de las vacaciones de verano, me gustaría nombrar al suyo como apoderado sobre ellos, al menos hasta que pueda asumirlos oficialmente como es debido-.

-Eso no debería ser problema una vez que asuma oficialmente su título-, dijo Ragnor.

-¿Puedo nombrarlo apoderado de las mías también entonces?-. Preguntó Sirius. -Sólo que no tengo ningún interés en asistir a la reunión del Wizengamot. Mi padre me llevó una vez cuando era más joven y me pareció aburridísimo, lo cual fue especialmente malo porque había habido un gran debate sobre la capacidad de los nacidos de muggles para votar, que mi padre calificó como lo más emocionante que había visto allí en años-.

Griphook le informó de que no habría problema. Harry cuestionó la decisión pero, cuando Sirius insistió en que le estaría haciendo un favor, finalmente cedió. 

-Va a ser usted muy popular, señor Potter-, rió Griphook. -Con todo este poder de voto, todo el mundo le va a pedir que apoye sus proyectos de ley-.

-Sólo voy a votar por cosas en las que creo-, insistió Harry. 

-Lo sabemos-, sonrió Severus, -por eso te confiamos nuestros votos-.

Ragnor sonrió. -Excelente. Ya parece que avanzamos a buen ritmo. Pero volviendo a las residencias, ¿quieren que se creen cuentas de mantenimiento para cada una de ellas?-.

-Sí, por favor-, contestó Harry, -lo mismo que en la Mansión Potter-.

Severus frunció el ceño. -¿Recuerdas que la cuenta de Potter Hall se fijó en un mínimo de cien mil galeones? La casita que compre probablemente ni siquiera valga eso en su totalidad-.

Harry se encogió de hombros. -Sólo intentaba facilitar las cosas a todo el mundo y no es que importe cuánto dinero haya ahí dentro, mientras los elfos domésticos tengan suficiente para hacer cualquier cosa que puedan necesitar-.

-Supongo que tienes razón-, suspiró Severus. -Puede actuar un poco como una cuenta de ahorros. De todos modos, siempre es buena idea tener dinero en cuentas diferentes, por si te lo roban-.

-Eso es pensamiento muggle-, gruñó Ragnor. -Gringotts es completamente seguro-.

-Entraron a robar en el verano de 1991-, señaló Harry, haciendo que ambos duendes gruñeran amenazadoramente. 

-Perdonadnos, por favor, Ragnor, Griphook-, dijo Severus. -Harry y yo hemos crecido como muggles y a veces tenemos tendencia a olvidar dónde estamos. Sentimos mucho si hemos ofendido a alguien sin querer-. 

Harry asintió frenéticamente con la cabeza, no quería enfadar accidentalmente a aquellos dos hombres. Después de todo, quería su apoyo. 

-De acuerdo-, Griphook frunció el ceño, -pero sólo porque esperamos que el señor Potter defienda los derechos de los goblins-.

-Por supuesto-, aceptó Harry. -Siempre había pensado hacerlo-.

-Es bueno saberlo-, resopló Griphook. -En fin, volvamos a lo nuestro. Ya hemos establecido que llevarás el amuleto de castidad, así que, a partir de ahí, supongo que mantendrás las cláusulas de castidad y fidelidad del contrato-. Ambos asintieron. -Excelente. Ahora necesitarán seguir en contacto durante todo el contrato para asegurarse de que, cuando llegue el momento de la boda, los dos siguen estando seguros de que esto es lo que quiere-.

-Ya estoy seguro-, sonrió Harry, apretando la mano de Severus que aún sostenía la suya al otro lado de la mesa.

-Un año es mucho tiempo, Harry-, advirtió Severus y Harry puso los ojos en blanco. 

-¡No empieces a dudar de mí otra vez! Creía que ya habíamos pasado por esto lo suficiente-.

-Lo hemos hecho-, le aseguró Severus, -pero quiero asegurarme de que no te sientas presionado a continuar con este contrato en caso de que algo cambie en el futuro. Este próximo año puede ser una época turbulenta para los adolescentes emocionalmente-.

-¡Bien!- Harry resopló. -Entiendo que tengo una salida, así que no me sentiré presionado. ¿Feliz ahora?-.

-Inmensamente-, sonrió Severus. 

-En ese caso, ¿en cuánto te gustaría fijar la multa por romper el contrato?-, preguntó Griphook. -La cantidad estándar es el 10% del patrimonio neto de la parte perjudicada-.

Harry se quedó boquiabierto. -Eso suena a mucho-.

-Pretende ser un elemento disuasorio-, señaló Griphook, -sobre todo cuando una de las partes es significativamente más rica que la otra-.

-Sin embargo, puedo ver cómo se abusa de eso-, reflexionó Charlie. 

-Por eso la multa para la parte más rica que rompe el contrato suele ser más alta-, sonrió Ragnor.

-Preferiría que no hubiera ninguna multa-, declaró Severus. 

-Como tu representante tendría que desaconsejarlo-, dijo Ragnor, -aunque sólo sea para evitar que el contrato pueda ser anulado por terceros-.

-¿La gente puede hacer eso?- exclamó Harry. 

-Si creen que ocurre algo adverso al escribirlo, sí-, respondió Ragnor, -y una parte que renuncie a su derecho a una cláusula que está diseñada para protegerla sería definitivamente motivo de preocupación-.

-Tal vez podamos ponerlo muy bajo entonces-, sugirió Charlie. -Tal vez el uno por ciento. Si alguien pregunta siempre se puede argumentar que aún así resultaría en una cantidad significativa de dinero, sobre todo porque gran parte de la riqueza de Harry está ligada a propiedades-.

-Y quiero que sea justo, de modo que se aplique la misma cantidad si Severus rompe el contrato-, dijo Harry. -Así hay menos motivos para discutir-.

-No estoy seguro de lo cómodo que me siento con que pierdas esa protección- murmuró Sirius.

-¡Pues mala suerte!- afirmó Harry. -No es que imagine que importará de todos modos, es sólo por un año durante el cual voy a estar mayormente en la escuela y Severus probablemente pasará todo su tiempo en el laboratorio-. Severus sonrió y asintió con la cabeza. 

-Ya que estamos en el tema, ¿te gustaría establecer alguna cláusula prenupcial por si el matrimonio se rompiera?-. preguntó Griphook. 

-Sí-, dijo Severus. -Independientemente de las razones, me gustaría que cualquier disolución del matrimonio resultara en la menor tensión posible, así que todos los bienes deberían dividirse directamente por la mitad-.

-Oh, no es cierto, Severus-, frunció el ceño Harry. -Puedo leer esos documentos tan bien como tú y veo que tu potencial de ingresos futuros es mayor que el mío, en cuyo caso digo que cualquier división del matrimonio debería resultar en lo que hayamos aportado más lo que hayamos ganado mientras estuvimos juntos-.

-¡Protesto!- Sirius declaró.

-Aunque a la larga sería más justo-, señaló Charlie.

-Y no es que vea que realmente nos estemos desmoronando-, dijo Harry, -no si los últimos tres años sirven de algo-.

-¡Bien!- espetó Severus, que no parecía muy contento con el tema. 

Harry se limitó a apretar la mano de Severus, mitad para tranquilizarlo, mitad para disculparse, antes de volverse hacia Griphook. -¿Tenemos que fijar un número mínimo de reuniones?-. 

-Es aconsejable, pero no obligatorio-, respondió Griphook. 

Harry miró a Severus, queriendo asegurarse de que el hombre tenía algo que decir en esto, no queriendo arriesgarse a que se sintiera como si lo estuvieran acorralando. -Sé que antes teníamos diez, sin límite máximo, pero ¿crees que será factible esta vez? No me importa reducir el número mínimo. Sé que antes las cosas se pusieron un poco tensas en algunos momentos y no me gustaría arriesgarme a que el acuerdo se rompiera por un tecnicismo-.

Severus le sonrió y apretó la mano de Harry. -Estoy de acuerdo, sobre todo ahora que se acercan tus exámenes. No quiero arriesgarme a que renuncies a tu educación para intentar asegurarnos de que hemos cumplido nuestra cuota. 5, creo, sería un número muy razonable que deberíamos cumplir antes de Navidad-. Los duendes asintieron e hicieron más anotaciones. -Hablando de educación, Harry, ¿qué planes tienes de quedarte en Hogwarts para completar tus N.E.W.Ts?-.

-¡Diablos, no!- Harry se burló. -Ya va a ser bastante difícil pasar este próximo año así que definitivamente no quiero hacerlo por otros dos después de que nos casemos-.

-¿Pero qué hay de tu educación Harry?- Se quejó Sirius. 

-No necesito N.E.W.T. para servir en el Wizengamot-, resopló Harry.

-Puede que no los necesites, pero hasta yo sé que te respetarán más si los tienes-, dijo Charlie. 

Harry se quedó pensativo. -Vale, en ese caso haré mis O.W.Ls en el colegio pero luego conseguiré un tutor para estudiar uno o dos N.E.W.Ts mientras sirvo en el Wizengamot a tiempo completo. Así obtendré la educación sin tener que aislarme durante dos años-.

-Bien-, suspiró Sirius, -pero espero que también pases mucho tiempo conmigo durante ese tiempo-.

-Pero no demasiado-, se rió Charlie. -También querremos algo de tiempo a solas-. Sirius se sonrojó un poco. 

-Ahora que eso está solucionado, ¿hay algo más que alguien quiera añadir a los contratos antes de que sean ratificados?- Preguntó Ragnor. 

-No es algo que haya que añadir, pero tengo una pregunta-, dijo Harry. -He oído que la versión de compromiso del encantamiento de castidad es más indulgente que la de esponsales, pero tenía curiosidad por saber cómo-.

-Se supone que una pareja de novios querrá naturalmente poner a prueba ciertas compatibilidades, así que está diseñado para permitir el alivio personal sin poner en riesgo la virtud de nadie-, explicó Griphook. 

Harry frunció el ceño. -Eso no aclara exactamente las cosas-.

-Se supone que no, señor Potter-, sonrió Griphook. -Ahora, si eso es todo, dejemos que esto se firme para que podamos arreglar los ritos de señorío. Necesito que ambas partes y sus representantes pongan sus iniciales en cada sección para demostrar que lo han leído y aprobado antes de firmarlo y fecharlo al final. Estos contratos podrán ser vistos por el público, si alguien se molesta en buscarlos, pero cualquier anuncio en el Profeta o en cualquier otro sitio tendrá que ser arreglado por ti más adelante-.

Harry deseaba poder mantenerlo en secreto, pero sabía que eso no le ayudaría a largo plazo. Sólo se alegraba de estar oficialmente comprometido con Severus, con quien se casaría dentro de un año. Esperaba tener la oportunidad de pasar algún tiempo con Severus antes de que empezaran las clases, y posiblemente incluso probar el alcance de su nuevo amuleto de castidad. Con suerte, podría convencer a Charlie de que mantuviera a Sirius ocupado un rato. Sabía que no era esencial, pero quería intentar al menos quedar con alguno de ellos antes de septiembre, ya que tenía la sensación de que el Wizengamot lo mantendría muy ocupado cuando volviera a empezar. 

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Harry se miró en el espejo y se alisó la ropa por enésima vez. Hacía tiempo que no estaba tan nervioso por lo que llevaba puesto, pero también hacía mucho tiempo que no hacía algo tan importante. Era su primera salida con Severus desde que se habían prometido oficialmente e iba a haber mucha atención a su alrededor. En parte se estaba haciendo a propósito, para alertar al mundo mágico de su nuevo estatus lo antes posible y permitir que la conmoción y la indignación se disiparan lo antes posible, preferiblemente antes de que Harry entrara en el Wizengamot por primera vez en septiembre. Iban a ir a la antigua playa de la familia Prince, que ahora era un bullicioso complejo mágico llamado Cala del Principado y que estaba más lleno de visitantes que Hogsmeade el primer fin de semana del año, para alegría de Lucius. 

Era la otra razón por la que Harry sabía que iban a llamar mucho la atención y por la que intentaba vestirse de forma que pareciese mayor de sus escasos quince años. Sabía que una diferencia de edad de 20 años no era tan extraña en el mundo de los magos, no con gente que a menudo vivía más de 100 años, pero la idea de un chico de 15 años con uno de 35 ciertamente levantaría algunas cejas, razón por la cual Harry estaba tratando de parecer mayor para intentar que la gente olvidara un poco ese hecho. Por eso había optado por unos pantalones cortos de algodón azul oscuro y una americana de rayas azules y blancas con una camisa de lino blanca lisa junto con unos mocasines marrones, lo más alejado de un atuendo adolescente que se le podía ocurrir, con la esperanza de que pareciera que encajaba del brazo de Severus. Miró su maquillaje pero decidió no hacerlo, precavido de que pudiera causar más problemas, sin mencionar el hecho de que podría no durar si realmente lograba arrastrar a Severus al mar como esperaba. Finalmente contento con su conjunto, Harry se despidió de su madre, Charlus y Dorea y saltó por el floo hasta la sala de llegadas, especialmente diseñada para ello, situada al principio del muelle. 

La sala estaba abarrotada cuando Harry tropezó con la chimenea y se alegró de que Charlie estuviera a mano para apartarlo del camino, ya que otra persona entró casi inmediatamente después que él. Todo el lugar estaba completamente lleno y Harry ni siquiera se molestó en intentar saludar a Charlie y Sirius por el ruido, optando en su lugar por abrazarlos alegremente antes de darse la vuelta rápidamente y sacarlos fuera. Sirius y Charlie no opusieron resistencia, simplemente se rieron de las payasadas de Harry. Harry consiguió contenerse mientras salía del centro de bienvenida y caminaba hacia la cafetería donde habían acordado encontrarse con Severus con un poco más de dignidad, lo que sólo provocó que Sirius se riera más. Harry se enfadó en silencio pero se mordió la lengua, preocupado de que cualquier arrebato pudiera llamar la atención sobre ellos por las razones equivocadas. 

Severus esperaba en la terraza de la cafetería, sorbiendo tranquilamente un café, cuando Harry lo vio y estuvo a punto de correr hacia el hombre de nuevo, pero logró contenerse a tiempo y continuar su paso digno. Severus lo vio y le dirigió una leve sonrisa a Harry, lo que hizo que la sonrisa de Harry creciera hasta que pensó que su cara se partiría en dos. Se levantó cuando Harry se acercó y Harry no dudó en caminar hacia los brazos abiertos del hombre y aceptar un fuerte abrazo. Sin embargo, vaciló brevemente antes de levantar la vista hacia el rostro de Severus. Severus estaba mirando hacia abajo al mismo tiempo y sonrió de nuevo antes de inclinarse para darle a Harry un ligero beso en los labios. Harry suspiró y se apretó más al beso, deleitándose en el hecho de que la nueva versión del encantamiento de castidad les permitiera hacerlo. Sonrió cuando se apartaron, sin querer llevar las cosas demasiado lejos en público, consciente de que verlos abrazados probablemente habría sido lo bastante escandaloso para la mayoría. Cuando se separaron, Severus saludó a Charlie y Sirius con un cálido apretón de manos y todos se sentaron a almorzar. 

Era una locura, sólo era un café y un cruasán, pero Harry sintió que se desbordaba de alegría por el mero hecho de estar cogiendo abiertamente la mano de Severus sobre la mesa. Literalmente, no podía evitar sonreír mientras lanzaba miradas entre Severus, sus manos unidas y Sirius y Charlie, que hacían ademán de aceptar abiertamente la relación de Harry y Severus. No parecía importar que Harry estuviera demasiado mareado como para mantener cualquier tipo de conversación, los demás parecían poner su granito de arena en mostrar una relación muy cordial. Harry podía sentir que la gente los miraba al pasar, pero Harry los ignoraba deliberadamente, continuando actuando como si ese comportamiento fuera perfectamente normal. Estaba seguro de que cuchichearían sobre sus acciones a sus espaldas, pero Harry trató de apartarlo de su mente. Se aseguró de que era inevitable y, en última instancia, lo que querían, ya que cuanto más se hablara de las cosas, antes parecerían normales, como siempre habían sido, o al menos eso decía la teoría. 

Al final se acabaron las bebidas y el grupo se levantó para dar un paseo por el paseo marítimo y echar un vistazo a las diversas diversiones que se ofrecían. Harry estaba asombrado de lo mucho que Severus y Lucius habían conseguido en tan poco tiempo. Cuando Harry la había visitado dos años antes, sólo había una hermosa playa e incluso cuando Harry había estado allí a principios de ese verano, las fachadas de las tiendas habían estado casi vacías. Ahora, sin embargo, todos y cada uno de los escaparates estaban llenos de tiendas diferentes, que a Harry le recordaban mucho a algunas de las playas muggles que había visitado con Severus en el pasado. La sucursal de Florean Fortescue's estaba abarrotada, incluso con la gran terraza que tenían. También había una sucursal de Honeydukes, que estaba igual de concurrida, y a Harry le hizo sonreír ver que parecían estar vendiendo esculturas conmemorativas de caramelos de roca moldeados con la forma del muelle, y Harry hizo una nota mental para pasarse más tarde a comprar uno, pues quería algo con lo que recordar aquel día. 

No era de extrañar que todas las tiendas parecieran estar a reventar, ya que Harry se inclinaba a pensar que todos los magos del mundo estaban en la playa aquel día y, al parecer, Harry no era el único. 

-¿Vienes a ver los frutos de tu trabajo?- preguntó Lucius mientras él y Narcissa se acercaban a ellos en el paseo marítimo. 

-No, Lucius, sólo disfruto del aire del mar con mi prometido-, sonrió Severus y Harry descubrió que su sonrisa aumentaba de algún modo ante el primer uso público de su nuevo título. 

-Bueno, espero que visites algunas de las atracciones, la noria parece ser bastante popular y estoy buscando la manera de tratar de trabajar en algunas atracciones diferentes sin que se vaya la electricidad-, respondió Lucius.

-Sigo un poco sorprendido de que precisamente tú estés mirando cosas muggles, Lucius- le preguntó Sirius, pero Lucius se limitó a negar con la cabeza. 

-Es un buen negocio, Sirius. Una playa está muy bien cuando hace buen tiempo, pero no será tan bueno si tenemos un mal verano, así que tengo que buscar formas de diversificar. De hecho, estoy pensando en organizar carreras de caballos, por si alguno de ustedes, caballeros, está interesado en entrenar uno para participar. Necesitaríamos unos cuantos para hacerlo interesante y sería un poco inútil si todos los proporcionara yo-.

-¿Como las carreras de caballos muggles?- preguntó Harry. 

-Algo un poco más divertido-, sonrió Lucius. -Estaba pensando en entrenar a los granianos y montar un circuito de vuelo por la ladera del acantilado y alrededor, sobre esa zona boscosa-.

Harry lo pensó un momento y luego asintió. -Suena divertido-.

-Va a ser un poco complicado para ti con tus estudios y el Wizengamot-, advirtió Severus, pero Harry se encogió de hombros. 

-Seguro que a Asher no le importaría ayudar, o a Sirius-.

-No sé-, Sirius frunció el ceño, -no sé hasta qué punto podría ser bueno criando a otro ser vivo. No siempre he sido la persona más responsable-.

-La mayoría de nosotros no somos excesivamente responsables en nuestra juventud-, Charlie se rió entre dientes, -y tú no tuviste precisamente mucho tiempo para madurar fuera del colegio, aunque creo que últimamente has estado haciendo un trabajo bastante bueno- Sirius sonrió. 

-También será una buena práctica para cuando tengan sus propios hijos-, bromeó Harry. 

-He dicho que aún no-, gruñó Sirius. 

-Pero eso significa que con el tiempo, querido primo-, se rió Narcissa. 

-¡Tú también no, Cis!- se quejó Sirius. 

-Sabías que era básicamente inevitable una vez que nos casáramos- dijo Charlie, inclinándose para aplacar a Sirius con un beso. 

Harry levantó la vista hacia el rostro de Severus. -¿Significa eso que a nosotros también nos van a molestar el año que viene?-. 

-Esperemos que no enseguida-, respondió Severus. -Primero tienes que terminar tu educación-. Harry hizo un mohín y Severus suspiró, inclinándose para darle a Harry un ligero beso en los labios. 

-Bien-, concedió Harry, aunque tenía una ligera sonrisa triunfante en la cara. Estaba seguro de que lograría convencer a Severus de que adelantara un poco su cronología para cuando estuvieran realmente casados. A Harry le hacía mucha ilusión la idea de tener el bebé de Severus y no pudo evitar darle un apretón en el brazo. 

Finalmente se despidieron de los Malfoys y el grupo siguió avanzando por el paseo. Finalmente llegaron a una pequeña zona de parque donde había gente paseando sus Krups, jugando a juegos como el gobstones y el ajedrez o simplemente sentados en los bancos escuchando como alguien utilizaba la magia para dirigir sin ayuda a una banda para que tocara en el quiosco. Frente al parque había una de las escaleras que bajaban a la playa y Harry arrastró alegremente a los demás hasta la arena, quitándose los zapatos y deleitándose con el tacto de los granos entre los dedos de los pies. Había un pequeño carrito de helados en la playa, el señor Fortescue claramente tratando de maximizar su clientela. No había tanta variedad en el carrito, pero la cola era considerablemente más corta y Harry se quedó extasiado cuando Severus sugirió coger uno. 

Caminaron por la arena de vuelta por donde habían venido, buscando un buen sitio donde sentarse y disfrutar de la tarde. Mientras caminaban, Harry se fijó en un pequeño espectáculo de marionetas, parecido al de Punch y Judy que Harry había visto una vez en un balneario muggle. Sin embargo, este era un poco diferente, con el señor Abejorro en lugar del señor Punch, una clara referencia a Dumbledore, que Harry encontró a la vez cómica y un poco inquietante de ver, sobre todo cuando Minnie la gata le dijo al señor Abejorro que cuidara a un bebé con una cicatriz particularmente reconocible y el señor Abejorro decidió convertirlo en salchichas. Un Auror se acercó y el Sr. Abejorro dijo que iba a utilizar las salchichas para alimentar al Señor Tenebroso y matarlo. Fue muy divertido participar con los niños gritando "¡Está detrás de ti!" cuando el Auror preguntó dónde estaba el Señor Tenebroso, sólo para que el Auror señalara que era sólo el Sr. Bumblebee levitando una capa negra y que no había ningún Señor Tenebroso. Esto dio lugar a una gran discusión entre el auror y el señor Bumblebee, que acabó en pelea y en la que el auror, al parecer, le arrancó la túnica al señor Bumblebee para revelar que, en efecto, había un Señor Tenebroso, pero que en realidad era el señor Bumblebee. Definitivamente hizo reír a Harry aunque también fue un poco intrigante, casi hurgando algo en el fondo de su mente haciéndole pensar en cosas. 

El grupo se adentró más en la playa y encontró un espacio lo bastante grande para que todos se tumbaran y Severus agrandó y transfiguró un pañuelo para marcar su sitio y Harry pidió a Asher que trajera algunas cosas para nadar así como un picnic. Pasaron una tarde encantadora al sol, riendo y bromeando juntos. Harry estaba especialmente contento porque, después de mucho persuadirlo y de usar mucho sus ojos de cachorrito, finalmente consiguió que Severus jugara un partido de voley playa contra Sirius y Charlie, que perdieron estrepitosamente gracias al potente remate de Charlie, al menos esa era la excusa de Harry. No estaba dispuesto a admitir que se había distraído con frecuencia mirando el culo de Severus. 

Harry también consiguió convencer a Severus de que se bañaran después de haber almorzado tarde, aunque esto les costó mucho menos esfuerzo que el partido de voleibol. Al principio, Harry no entendía muy bien por qué, pero todo se fue aclarando a medida que se alejaban y se sumergían por completo en el agua. De repente, Severus tiró de Harry y se inclinó hacia él para darle un beso profundo, y Harry se envolvió felizmente alrededor del otro hombre mientras él se inclinaba aún más. Las manos se movían frenéticamente sobre la piel mojada y se sentía un poco travieso saber que estaban haciendo esto en público, aunque estaban lo suficientemente lejos como para que nadie pudiera ver lo que estaban haciendo aunque estuvieran mirando, y la mayoría de la gente estaba demasiado distraída divirtiéndose como para hacerlo. Finalmente se separaron para tomar aire, ambos sonriendo ampliamente y jadeando un poco. Harry se mordió el labio antes de apartarse, necesitando nadar un rato en el mar fresco para intentar bajar un poco su libido. Estaba muy bien tener el nuevo amuleto que no lo sobresaltaba cada vez que empezaba a tener un pensamiento mínimamente erótico, pero eso llevaba a otros problemas. Normalmente no era un gran problema, pero Harry no creía que a la gente le hiciera mucha gracia que empezara a masturbarse en el agua. 

Desgraciadamente, su mente errante no ayudó en nada a reducir su furiosa erección y Harry acabó estando en el agua más tiempo del que había previsto y estaba bastante cansado cuando volvió a la playa. Severus también estaba allí, secándose al cálido sol de la tarde, y Harry no dudó en acurrucarse a su lado. Severus chilló y apartó a Harry al principio, sólo aceptándolo de nuevo una vez que estuvo seco. Harry se acurrucó más que feliz en el costado de Severus y, entre el suave subir y bajar del pecho de Severus, el cálido sol y el tranquilizador sonido de las olas rompiendo en la orilla, no fue ninguna sorpresa que Harry acabara quedándose dormido. Severus lo sacudió suavemente para despertarlo cuando el sol se estaba poniendo y Harry sonrió. Había sido un día maravilloso, una primera cita maravillosa como novios, y Harry esperaba que hubiera muchas más como aquella. 

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Harry se revolvió un poco la túnica mientras estaban en la fila de recepción. Había asistido a bailes antes, pero siempre en Navidad, cuando no resultaba tan extraño llevar túnicas formales. Le parecía un poco exagerado para pleno verano, aunque había conseguido unas bonitas de lino, de un gris marengo claro que combinaba con el gris marengo oscuro de Severus, su único consenso para la temporada. 

-Menos mal que se me dan bien los hechizos antiarrugas o estarías hecho un desastre para cuando llegáramos-, se rió Severus. 

-No es culpa mía-, resopló Harry. -No estoy acostumbrado a esperar para entrar en estas cosas. Normalmente ya estoy allí cuando llega todo el mundo-.

-Así que sí te gusta recibir un trato especial-, sonrió Severus con suficiencia. 

Harry frunció el ceño. -¡No me gusta!-.

-Al contrario, querido. Saltarse la cola de bienvenida en eventos como este se considera un gran honor, normalmente reservado a invitados de honor o familiares. Como tú no eres de la familia, la mayoría te consideraría de la familia-.

Harry se quedó boquiabierto. -¡Pero yo sólo estaba allí como amigo, nada especial!-.

-Puede que tú lo vieras así, pero no sería así como lo vería la mayoría de la gente-, señaló Severus y la cara de Harry se desencajó. -No te digo esto para criticarte, Harry, sólo para que lo sepas. No estaría bien que la gente que no te conoce te oyera quejarte de cosas así o podrían pensar que tienes derecho-.

-De acuerdo, gracias-, Harry asintió y sonrió a su prometido. -A veces no sé qué haría sin ti-.

-Probablemente habría perecido hace mucho tiempo-, dijo Severus. 

Harry sonrió. -Probablemente. ¿Te he dicho lo agradecido que estoy de que aceptaras el contrato?-.

-No recientemente, no-, sonrió Severus con satisfacción. -Pero como también me ha llevado a la libertad, económica y en lo que respecta a mi carrera, entonces no creo que sea necesario el agradecimiento-.

-Y yo que pensaba que dirías que no era necesario porque te condujo hasta mí-, bromeó Harry.

-Dumbledore ya me había obligado a entregarte mi vida-, admitió Severus, -así que es más un cambio de términos que otra cosa-. Se inclinó para susurrar en el oído de Harry. -Aunque las sesiones de besuqueo son definitivamente una ventaja-.

Harry asintió con la cabeza mientras luchaba contra una oleada de deseo a medida que avanzaban por la fila de recepción. Sí, las sesiones de besuqueo eran sin duda una ventaja y Harry se preguntó brevemente si esa noche tendrían la oportunidad de escaparse a algún lugar para pasar un rato a solas pero, a juzgar por el número de asistentes y por el hecho de que la prensa también estaba allí, Harry lo dudaba seriamente. Era algo molesto y una parte de él deseaba poder quedarse en casa de uno de ellos con Severus en privado, pero sabía que había una razón para venir hoy aquí, varias de hecho, por mucho que le fastidiara. Una de ellas estaba justo delante de él y Harry se aseguró de esbozar una gran sonrisa mientras Severus y él pasaban por delante de Lysander y Pansy y Severus hacía lo mismo.

-Señorita Parkinson y señor Lestrange, gracias por invitarnos a su maravillosa celebración y mis más sinceras felicitaciones por sus esponsales-.

-Estamos felices de tenerlo aquí Profesor-, dijo Lysander, extendiendo una mano en señal de saludo.

-Severus por favor, Sr. Lestrange. Ya no soy profesor-.

-Probablemente estaremos en muchas de las mismas funciones en el futuro-, se rió Harry.

-Entonces será mejor que empieces a llamarme Lysander-, sonrió Lysander.

-Tampoco seré la señorita Parkinson por mucho tiempo, así que será mejor que me llames Pansy-, sonrió Pansy.

-Me esforzaré por intentarlo al menos- asintió Severus.

-Por cierto, felicidades a ustedes también-, dijo Lysander. Harry y Severus sonrieron y siguieron adelante, sin querer retrasar la fila más de lo necesario. El salón de baile ya estaba bastante concurrido cuando entraron y Harry trató de ignorar a toda la gente, deteniendo sus conversaciones y volviéndose para mirarlos mientras se abrían paso hacia donde Sirius y Charlie charlaban con Narcissa y Lucius.

-¿Está Draco por aquí?- Preguntó Harry, después de saludar cordialmente a Sirius y Charlie.

-Está por aquí-, dijo Narcissa. -Ha asumido la responsabilidad de escoltar a Astoria, la hermana de Daphne, ya que es su primer baile y sus padres no querían que Daphne tuviera que cargar con vigilarla. Al parecer los esponsales de Pansy con Lysander han puesto sobre aviso a algunos padres-.

-Y tener a Draco con Astoria lo pone firmemente fuera del alcance de Daphne-, asintió Sirius sabiamente.

-Daphne no, no- corrigió Lucius. -Ella y Draco no son más que amigos y los Greengrass, por suerte, no necesitan ingeniería social. Sin embargo, algunas de las otras familias de aquí no son tan dignas de confianza, así que sin duda es bueno saber que tanto él como Astoria cuentan con cierta protección-.

-¡Pensé que Astoria era más joven que nosotros!- exclamó Harry.

-Lo es-, asintió Lucius, -pero eso no es necesariamente el factor disuasorio que esperas-.

-Basta con echar un vistazo al árbol genealógico de los Black para darse cuenta-, se rió Narcissa.

-Me alegro de que los Weasley estuvieran demasiado abajo en la cadena alimenticia como para preocuparse por cosas así-, dijo Charlie, mirando hacia donde Rabastan estaba siendo acosado por las mujeres y estremeciéndose.

-Yo no me preocuparía por mi hermano-, rió Rodolphus, uniéndose al grupo. -Puede que se haya perdido varios años, pero es listo, así que no tengo miedo de que lo engañen y, por suerte, con Lysander, está demasiado alejado del título como para que yo corra un grave riesgo, aunque tampoco es que sea tan estúpido como para aceptar bebidas o comida de desconocidos-.

-Las pociones de amor son un azote-, coincidió Lucius. -Por eso el hechizo de detección fue uno de los primeros que le enseñé a Draco aunque no está de más estar atento a las señales-.

-¿Hay señales?- Harry frunció el ceño.

-Sí-, asintió Rodolphus. -Normalmente se manifiesta como una repentina obsesión por una persona, aunque los efectos pueden variar, sobre todo si la gente utiliza encantamientos de compulsión en lugar de pociones de amor reales, aunque tu anillo de señorío suele proporcionar protección contra ellas-.

-Es bueno saberlo-, dijo Harry, exhalando un suspiro de alivio, -aunque ahora me estoy preocupando por las pociones; nunca reviso mi comida-.

-Entonces es bueno que yo la revise por ti-, sonrió Severus con satisfacción.

-No te pasará nada, siempre que tengas cuidado con quién aceptas comida y bebida-, le tranquilizó Rodolphus. Harry asintió y se relajó un poco, aunque pensó que sería buena idea aprender los hechizos de todos modos. Sin embargo, se distrajo cuando los llamaron para comer y ni siquiera pensó en ello mientras se zampaba el delicioso entrante de sopa de gazpacho. Severus bromeó con envenenarle la comida para darle una lección, aunque Harry señaló que dudaba que los Lestrange intentaran darle algo parecido a una poción de amor, así que le pareció un poco redundante. La cena pasó rápida pero agradablemente y pronto las mesas se movieron y la banda empezó a tocar. Era agradable no tener que preocuparse por su tarjeta de baile por una vez, ya que se suponía que Severus sería la única persona con la que saldría. No es que Harry supusiera que bailaría mucho, ya que rara vez veía a Severus bailar en esos eventos, y por eso se sorprendió un poco cuando Severus tiró de él hacia la pista para el primer número.

-No soy totalmente contrario a bailar, Harry, sólo necesito la pareja adecuada para disfrutarlo-, explicó después de que Harry le preguntara.

-Yo pienso lo mismo-, sonrió Harry, relajándose en el abrazo de su pareja. -Antes casi me molestaba que se esperara de mí que bailara con otras personas, solía molestarme tanto que a veces tuviéramos que mantener en secreto nuestros esponsales-.

-Admito que verte de pie con otras personas fue una idea que nunca me sentó bien-, dijo Severus. -Me alegraba bastante cuando tenía una excusa para faltar a esos eventos-.

-Sin embargo, me alegro de que siempre aparecieras un rato-, admitió Harry. -Bailar contigo una sola vez siempre era lo mejor de mi noche-.

Severus sonrió. -Bueno, imagino que hoy tendrás varios momentos culminantes-.

-Bien-, sonrió Harry, inclinándose para besar la mejilla de Severus.

Permanecieron juntos durante tres bailes, después de los cuales Harry dijo que tenía un poco de sed, así que Severus le llevó por unos refrescos. Estaban tomándose un minuto para beber algo y observar a los demás bailarines cuando oyeron el ruido metálico de unos tacones acercándose a ellos y, al levantar la vista, vieron a una mujer de pelo rubio rizado y sonrisa de tiburón que se acercaba a ellos.

-Señor Snape, señor Potter, ¿qué se siente al dejar de ser la pareja del momento?-.

-Sinceramente, es un alivio-, sonrió Harry.

-En efecto-, convino Severus, -aunque señorita Skeeter, si se trata de una entrevista le ruego que no utilice un vuela pluma, no quiero arriesgarme a que se estire la verdad de ninguna manera-.

-Bueno, necesito alguna forma de grabar nuestra conversación-, la señorita Skeeter sonrió con falsa dulzura. -Desgraciadamente mi memoria es propensa a los lapsus y no quisiera que hubiera errores importantes-.

Severus le devolvió la sonrisa. -Para que lo sepas, revisaremos el artículo en busca de cualquier cita errónea y, si algo llegara al nivel de calumnia real, no dudaremos en demandar-.

La sonrisa de Skeeter vaciló un poco. -Ni se me ocurriría, al fin y al cabo soy una profesional. Me pregunto si tener menos calor sobre ti te permitirá, digamos, avanzar un poco en tu relación-.

-Poco probable-, dijo Severus. -Después de todo, estamos limitados por el amuleto de castidad-.

-Hay formas de evitarlo-, sonrió Skeeter.

-Eso hemos oído-, dijo Severus, -aunque aún no tenemos planes de traspasar ningún límite-.

-¿Ah, sí?- preguntó Skeeter, mirando especialmente a Harry.

-Sinceramente, soy feliz besando a Severus sin que me de un susto-, se rió Harry.

Skeeter tarareó. -¿Ah, sí? ¿Recuerdas la foto que te hicieron de tu viaje a la playa y que se utilizó en mi último artículo sobre ti?-.

Harry asintió con la cabeza. La recordaba muy bien, era de él y Severus durmiendo en la playa después de nadar. Era muy tierna, los dos acurrucados juntos, y había estado a punto de pedir una copia al periódico, pero se detuvo al darse cuenta de que probablemente eso sólo les animaría en el futuro.

-Bueno, ya que las fotografías mágicas se mueven, un ciudadano preocupado pasó 36 horas observando esa fotografía de ustedes para tratar de determinar si algo inapropiado estaba sucediendo entre ustedes dos y ¿sabes lo que descubrieron durante ese tiempo?-.

-No, ¿qué?- preguntó Harry, realmente curioso.

-No mucho, me imagino-, sonrió Severus. -Las fotografías mágicas pueden moverse, pero no son sensibles-.

-Hay quien cree que los sujetos de las fotografías mágicas muestran los verdaderos deseos de una persona-, insistió Skeeter.

Severus soltó una risita. -Bueno, si ese fuera el caso, entonces dudo que el yo de la fotografía se moviera en absoluto, ya que recuerdo haber pensado, en ese momento, lo perfecto que era simplemente acurrucarse con Harry así-.

-Lo mismo digo-, dijo Harry, volviéndose para sonreír a Severus y sintiendo que su amor por aquel hombre crecía aún más. Severus le devolvió la sonrisa, con el rostro lleno de calidez y amor. Los dos pasaron un segundo simplemente disfrutando del resplandor de lo que sentían el uno por el otro hasta que fueron interrumpidos por una tos de Skeeter.

-Mis disculpas, señorita Skeeter, parece que nos hemos perdido un poco. ¿Dónde estábamos? Ah, sí, la fotografía que tomó. Por favor, ¿qué vio este ciudadano preocupado?-.

La cara de Skeeter cayó. -Bueno, no mucho movimiento en realidad, pero al parecer están decididos a seguir vigilando-.

-Entonces aplaudo sus esfuerzos-, sonrió Severus, -aunque estoy seguro de que son totalmente infructuosos. Ahora, ¿tiene alguna otra pregunta para nosotros?-.

-Yo tengo una pregunta-, dijo Augusta Longbottom, abriéndose paso a codazos en la conversación. -Usted es maestro de pociones y trabajaba en el colegio al que asiste el señor Potter. ¿Cómo sabemos que no has estado dándole una poción de amor en secreto todo este tiempo?-.

Severus se rió. -Sinceramente dudo que Sirius me dejara salirme con la mía-.

-Quién te dice que no está también metido en esto, al fin y al cabo es un Black-, se mofó Augusta.

-Al igual que la cuñada de tu difunto esposo-, señaló Severus. -¿Qué quieres decir?-.

-Todo esto podría formar parte de alguna estratagema para corromper el mundo de los magos convirtiendo lentamente a la gente al lado oscuro-, sugirió Augusta.

Severus se rió. -Bueno, en ese caso estás diciendo que Charlie Weasley también se ha vuelto oscuro. Tengo curiosidad por saber qué le parecería a la señora Weasley esa idea, aunque no estoy del todo seguro de querer estar cerca de ella cuando lo haga-.

-¿Por qué crees que Severus me dio una poción de amor?- preguntó Harry, realmente curioso.

-Bueno, ¿quién no sospecharía eso teniendo en cuenta el trabajo de Snape y el hecho de que de repente desarrollaste sentimientos por él de la nada?-, resopló Augusta.

Harry se burló. -¿De qué estás hablando? Mis sentimientos por Severus han ido creciendo durante años, como bien saben mis amigos. Al principio sólo lo veía como un buen amigo, alguien en quien podía confiar, que velaba por mis intereses y me protegía. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que eran más profundos que eso y de que quería algo más de Severus que una simple amistad, aunque desde luego nunca esperé que él correspondiera a esos sentimientos-.

-En todo caso, fue mi atención por Harry lo que me sobrevino de repente-, sonrió Severus con satisfacción. -Lo había visto como nada más que un niño durante años, aunque uno que me importaba mucho. Entonces, el año pasado, de repente me di cuenta de que ya no era realmente un niño, que se estaba convirtiendo en un hombre, y me di cuenta de que quería asegurarme de mantenerlo en mi vida-.

-¿Pero por qué no esperar?- Augusta resopló. -Es tan joven después de todo-.

-Por dos razones, señora-, sonrió Severus. -En primer lugar, me enteré de una herencia de mi difunto abuelo al hacer una búsqueda entre unos documentos, pero había una cláusula en ella que decía que tenía que celebrar un contrato matrimonial para recibirla-. Harry asintió. Después de todo, no era una completa mentira. -En segundo lugar, soy muy consciente de cuántos pretendientes es probable que Harry reciba en el futuro, así que tenía sentido retirarlo del mercado lo antes posible-.

-De todos modos, ¿qué sentido tiene esperar?-, se rió Harry.

-¡Eres un niño!- siseó Augusta.

-Tendré edad suficiente para discutir y votar en el Wizengamot-, señaló Harry. -Si soy lo bastante mayor para determinar el destino del mundo mágico, entonces creo que soy más que mayor para elegir con quién me voy a casar y cuándo. No sé tú, Severus, pero yo creo que estoy más que listo para volver a bailar-.

-Perdónenme señoras, mi prometido ha solicitado mi atención-. Severus hizo una pequeña reverencia a las dos mujeres antes de llevar a Harry de vuelta a la pista de baile. La pareja no fue abordada durante el resto de la velada, aunque Harry seguía sintiendo numerosas miradas sobre él. Sólo esperaba que hubieran hecho lo suficiente para que la gente se acostumbrara a la idea de él y Severus para cuando el Wizengamot abriera de nuevo en septiembre.

Chapter Text

Era la primera vez que Harry entraba en Hogsmeade, concretamente en la taberna de las Tres Escobas, y tenía que admitir que estaba muy sorprendido de lo tranquilo que estaba el lugar. Eso podía tener algo que ver con el hecho de que estaban siendo las vacaciones de verano y Harry sólo había ido antes durante el curso, concretamente los fines de semana de Hogsmeade, cuando el local se llenaba hasta la bandera, pero tenía que decir que le resultaba muy extraño ver sólo un puñado de clientes en la barra. No es que se quejara. Severus y él habían recibido mucha atención en las dos últimas semanas, lo cual no era necesariamente malo, sobre todo porque había sido planeado en su mayor parte, y el sentimiento que los rodeaba parecía volverse más positivo a medida que pasaban las historias.

Eso no significaba que Harry no echara un poco de menos los momentos de tranquilidad antes de que se hicieran públicos. Claro que era agradable no tener que andar a escondidas e inventar excusas de por qué estaban en compañía del otro, pero Harry tenía que admitir que, sinceramente, era agotador ser el centro de atención todo el tiempo. Las cosas en Hogwarts habían sido bastante malas a veces, pero al menos entonces había podido relajarse y ser simplemente un niño. Ahora, sin embargo, se le consideraba básicamente un adulto, sobre todo porque ya se había anunciado que ocuparía su puesto en el Wizengamot cuando se inaugurara en septiembre. No ayudaba el hecho de que Harry supiera que Dumbledore y sus compinches estaban muy atentos, observando si alguno de ellos ponía un pie en falso con la esperanza de provocar un escándalo para ellos y para Tom. Sabía que Harry tendría cierta influencia entre el Wizengamot y estaba desesperado por intentar minimizar su influencia todo lo posible.

Harry se preguntó brevemente si la naturaleza paranoica de Severus se le estaba pegando un poco, ya que se preguntaba si el viejo chiflado tenía espías incluso en este lugar tan tranquilo. Por eso le dedicó poco más que una inclinación de cabeza a Madam Rosmerta antes de salir apresuradamente, sólo para decepcionarse cuando las calles del pueblo le ofrecieron poco más refugio que la taberna. Habia esperado tener un poco mas de cobertura cuando estaba buscando casa con Severus, con la esperanza de mantener la residencia que eligieran en secreto el mayor tiempo posible en un intento de mantenerla como un refugio seguro de miradas indiscretas. Desgraciadamente, parecía que la suerte no estaba de su lado hoy y sólo esperaba que Severus pudiera poner algunas protecciones decentes en el lugar para poder relajarse adecuadamente entre sus paredes.

Sabía que probablemente estaba siendo un poco ridículo, Sirius se lo había dicho cuando le había preguntado a Harry qué le molestaba el otro día. Dijo que la edad de Harry y el hecho de que ahora estuviera comprometido significaba que no había nada que Dumbledore pudiera hacer para lastimarlo y el prolongado silencio del hombre era prueba de ello. Por desgracia, Harry no compartía su opinión al respecto, pues creía que un Dumbledore callado era señal de que el hombre estaba tramando algún gran plan nefasto para derrumbar el pequeño y feliz mundo de Harry. Sin embargo, esperaba estar haciendo el ridículo y deseaba que Severus disipara sus temores, consciente de que la prolongada ausencia del hombre probablemente estaba exacerbando las cosas.

Severus había estado fuera, en la conferencia anual de Pocioneros, en Azerbaiyán, durante la última semana y, aunque habían intercambiado lechuzas con bastante regularidad, el tiempo de vuelo dificultaba un poco las cosas, por no mencionar que ambos eran muy conscientes de lo que escribían, preocupados de que pudieran interceptarlos, lo que significaba que su correspondencia había acabado siendo un poco árida. Harry había querido ir con él, pero todo el mundo había dicho que una semana entera alojándose en el mismo hotel que Severus les sentaría mal, con amuleto de castidad o sin él, y por desgracia ni Sirius ni Charlie estaban disponibles para hacer de chaperones. Era el mayor tiempo que llevaban sin verse desde que habían hecho oficial su compromiso y Harry no podía evitar la sensación de que se estaban distanciando en lugar de acercarse, lo que posiblemente era la razón por la que veía monstruos donde no los había. Eso no impidió que sus pies se aceleraran ante la perspectiva de volver a ver a su prometido, con la esperanza de que eso acabara con todos sus temores.

La primera casa de campo no estaba lejos de la plaza del pueblo y Harry tuvo que contenerse activamente para no echar a correr cuando vio a Severus esperando fuera de una casita, en parte porque estaban en público y en parte porque el agente inmobiliario estaba de pie justo a su lado. Harry se contentó con dedicarle a Severus una sonrisa radiante y darle un beso en la mejilla.

-Hola a ti. Me alegro de verte. Espero que la conferencia haya sido buena-.

-Fue excelente-, dijo Severus, devolviendo la sonrisa a Harry, -pero debo decir que me alegro de estar de vuelta. Te he echado de menos-.

-Yo también te he echado de menos-, sonrió Harry.

El agente inmobiliario se aclaró la garganta. -Buenos días, señor Potter. Tenemos unas cuantas propiedades que ver hoy, así que será mejor que nos pongamos en marcha, sobre todo si quiere encontrar su nuevo hogar perfecto. Esta primera propiedad que puede ver se encuentra en una ubicación ideal, en el centro del pueblo y ha sido recientemente renovado a un nivel bastante alto-.

Harry entró feliz en la casita, que le había parecido bastante pintoresca por fuera, pero que por dentro le pareció bastante escasa y yerma. El agente inmobiliario les enseñó la casa y les habló con lirismo de cómo habían derribado la pared entre el salón y el comedor para crear más luz, pero lo único que Harry podía pensar era que tendría aún menos posibilidades de intimidad si alguien se asomaba a las puertas.

-No pareces muy impresionado- observó Severus cuando se quedaron mirando el piso de arriba, más habitaciones sencillas pintadas del mismo color blanquecino que las de abajo.

-Esperaba algo un poco más acogedor, preferiblemente más apartado también- admitió Harry.

-Estoy de acuerdo. Tengo que admitir que no me entusiasma mucho la idea de estar al lado de todos mis antiguos alumnos. Al fin y al cabo, los amuletos no me hacen mucho caso-.

Harry sonrió, contento de que estuvieran de acuerdo en esto. Recordaba a su tía espiando a los vecinos a través de las cortinas cuando era pequeño y no quería que le pasara lo mismo a él. El agente inmobiliario se mostró decepcionado y pareció entenderlo, pero Harry pensó que la segunda propiedad a la que los llevó era un poco extrema en la otra dirección. Estaba en el lado del Bosque Prohibido de la ciudad, así que estaba definitivamente fuera del camino de las cosas y ni siquiera tenía una puerta en la calle principal, y el agente inmobiliario los condujo a través de una puerta lateral directamente al jardín trasero. Harry notó casi al instante el interés de Severus por el hecho de que el jardín diera justo al bosque, lo que le permitiría conseguir ingredientes. Al parecer, el anterior propietario había sido un pocionero en ciernes, aunque no muy bueno, si se tenían en cuenta los restos del laboratorio de pociones del jardín, aunque el agente inmobiliario dijo que sería fácil arreglarlo con un buen reparo...

Harry pudo ver que Severus estaba enamorado de la propiedad, al menos del exterior, y le dejó examinar los jardines para ver cuáles de las plantas se podían salvar y cuáles habían estado desatendidas demasiado tiempo. Entró en la casa y trató de encontrar algo que le gustara. El problema era que no había mucho a los ojos de Harry. No había forma de que nadie pudiera espiarlos desde la calle, que era lo que él había querido. El problema era que para conseguir dicha intimidad se había levantado un enorme seto que no sólo mantenía alejadas las miradas indiscretas, sino también toda la luz dejando el jardín delantero y las habitaciones en permanente sombra. Además, las habitaciones eran muy pequeñas, lo que empeoraba la oscuridad de las mismas.

Era un poco ridículo, pensó Harry. Sólo vivirían allí Severus y él y, aun así, sólo estaría de visita, así que ¿importaba realmente que sólo hubiera un salón y un dormitorio? Tal vez estuviera un poco mimado por su estancia en la mansión Potter, pero aquella casa le parecía tan acogedora como lo había sido Grimmauld Place cuando Sirius se hizo cargo de ella por primera vez, y no podía entusiasmarse con la idea de comprarla. Pero no debería importar, se dijo. Severus era quien realmente pasaría tiempo allí, no él, así que lo que realmente importaba era la preferencia de Severus, aunque una parte de él deseaba no haber venido a ver aquel lugar de antemano. Si Severus se hubiera limitado a elegir una propiedad que le gustara, como Harry le había sugerido en un principio, estaba seguro de que habría terminado por aceptarla, sobre todo cuando llevaba impreso el toque de Severus, en contraposición a las paredes oscuras y desnudas que, en opinión de Harry, hacían que el lugar pareciera más un mausoleo que una casa.

Harry sintió un escalofrío al pensar en eso, sobre todo sabiendo lo que había pasado en el jardín, y se retiró apresuradamente, feliz de volver a salir al sol del jardín. Severus sonrió al verlo de nuevo y Harry trató de esbozar su mejor sonrisa.

-¿Qué te parece la casa?- preguntó Severus.

-Bueno, definitivamente es privada-, dijo Harry, tratando de enfatizar el único punto bueno en su mente.

-Bueno, eso está bien-, sonrió Severus. -Probablemente acabaría pasando la mayor parte del tiempo aquí fuera si tuviéramos este lugar, así que es importante que te guste el interior-.

Harry se encogió de hombros. -No me importa cómo sea la casa, no es que vaya a pasar mucho tiempo aquí-.

Severus frunció el ceño. -Tal vez, pero quiero que quieras venir de visita-.

-Claro que querré venir a visitarte-, se rió Harry. -Estarás aquí-.

-Puede ser, pero no quiero que nuestro tiempo juntos se vea empañado porque no estés a gusto en la casa. El mero hecho de que vayas a estar aquí con tan poca frecuencia es precisamente por lo que quiero que el tiempo sea lo más agradable posible-.

Harry sonrió al sentir que su amor por aquel hombre crecía y se dio cuenta de que tenía que ser sincero con Severus sobre lo que sentía. -Vale, entonces tengo que decir que no me gusta nada el interior de la casa. Es demasiado pequeña y oscura. Me siento mal porque parece que te encanta el jardín de aquí-.

-No necesito un buen jardín de pociones-, suspiró Severus, poniendo los ojos en blanco. -Ya tengo uno que yo mismo diseñé para que fuera perfecto, uno que puedo visitar siempre que quiera en cuanto conectemos el Floo. Es una ventaja, pero no algo realmente importante para mí-.

-Es bueno saberlo. ¿No quieres verlo por dentro para estar seguro?- preguntó Harry, pero Severus negó con la cabeza.

-Tenía la sensación de que el interior no sería aceptable por lo que puedo ver de la parte de atrás. La cocina y los baños parecen pequeños y no ayuda el hecho de que la parte trasera de la casa esté orientada al norte. Esperaba que la parte delantera de la casa pudiera compensarlo-.

-La verdad es que no-, se rió Harry.

-Supongo que entonces será mejor que vayamos a ver el siguiente- sonrió Severus, depositando un beso en la frente de Harry. Harry le sonrió, contento de haber mordido la bala metafórica y haber sido sincero con sus sentimientos. Definitivamente, también había merecido la pena. La tercera casa que miraron era perfecta. Estaba en la parte más alejada de la ciudad, lo bastante apartada como para que no tuvieran que preocuparse por ningún seto alto para proteger su intimidad, ya que no había casas lo bastante cerca como para verlas, lo que también significaba que no pasaría mucha gente por allí al azar.

Sólo había una sala de estar, orientada al norte, por lo que daba un poco de sombra, pero la cocina de la parte trasera estaba orientada al sur y ocupaba toda la anchura de la casa, por lo que había espacio para un comedor al lado, lo que, en opinión de Harry, anulaba la necesidad de una habitación extra. En el exterior no había mucho espacio, sólo un patio ajardinado, pero estaba completamente cerrado, lo que garantizaba la intimidad incluso en el exterior, y Severus dijo que sería más que suficiente para cultivar lo básico. Había una bodega que podría convertirse fácilmente en un laboratorio de pociones lo bastante grande como para que Severus pudiera trabajar en él. Arriba había un cuarto de baño lo bastante grande para una bañera de buen tamaño y una ducha. Había lo que el agente inmobiliario llamaba un segundo dormitorio en la parte delantera de la propiedad, que a Harry le recordaba mucho a su habitación en casa de los Dursley, a pesar de que hacía muchos años que no la utilizaba. Sin embargo, Severus no pareció desanimarse por ello, diciendo que funcionaría bien como estudio. No es que probablemente lo usara mucho, pensó Harry, ya que el dormitorio principal, en la parte trasera de la casa, era lo bastante grande como para tener una pequeña zona para sentarse en un extremo y Harry ya podía ver los engranajes girando en la cabeza de Severus mientras miraba a su alrededor. Harry tuvo que admitir que a él también le gustaba. Era luminoso y espacioso, con unas vistas preciosas del campo y ninguna otra casa a la vista. Severus incluso lo comprobó y dijo que había espacio para añadir una puerta directa al cuarto de baño para mayor comodidad.

Apenas tuvieron que mirarse para darse cuenta y ambos dijeron que la comprarían al mismo tiempo. El agente inmobiliario parecía encantado y se apresuró a llevarlos a su oficina en el pueblo para que firmaran los papeles. Harry sintió una vertiginosa excitación burbujeando en su interior. No podía creer que hubieran comprado una casa juntos como pareja. Le parecía algo tan serio y permanente. Claro que habían firmado los contratos de compromiso y se habían intercambiado los anillos, pero eso era más bien una vaga promesa de algo en el futuro. Esta casa era ahora para ellos y Harry no perdió tiempo en llevar a Severus a las tiendas en cuanto el agente inmobiliario le entregó las llaves. Ya habían arreglado que los duendes entraran y protegieran el lugar, así que no había razón para que no pudieran mudarse esa noche, sólo necesitaban muebles y Harry estaba feliz de poder elegir las cosas con Severus como era debido, en vez de tratar de adivinar lo que le gustaba al otro.

Parecía que sus gustos no diferían demasiado, a los dos les gustaban las líneas suaves y sentían aversión por todo lo excesivamente ornamentado. La principal diferencia estaba en la elección de la madera, ya que Severus prefería los tonos más oscuros y a Harry le gustaba una bonita caoba. Al final se decidieron por el roble, que en realidad no se parecía a las preferencias de ninguno de los dos, pero Harry pensó que la madera de aspecto más claro encajaría mejor con el aire de la propiedad y el tendero dijo que el color se intensificaría con los años. Severus parecía especialmente intrigado por la robustez de las piezas del conjunto, aunque Harry no sabía muy bien por qué, simplemente le gustaba el aire campestre tradicional que tenían y estaba más que dispuesto a comprar todo lo que necesitaran.

El tendero incluso dijo que conocía a un decorador de interiores que podría venir a pintar la casa. Al parecer, Harry tuvo que pagar un poco más cuando dijo que quería que vinieran esa tarde, y Severus le miró sorprendido, pero él insistió y pagó encantado por la comodidad. Tenían una casa, pero Harry estaba decidido a convertirla en un hogar para ellos. Severus y él también tenían mucho que arreglar después de las dos últimas semanas, aunque Harry tenía un plan. Ya había conseguido que Sirius accediera a dejarle pasar la noche en casa de Severus. Había tenido que usar mucho sus ojos de cachorrito y el apoyo de Charlie, recordándole que el encantamiento de castidad significaba que no podía pasar nada entre ellos, pero Sirius seguía insistiendo en que Asher también se quedara, aunque el elfo anunció alegremente que estaría ocupado limpiando la bodega para que Severus se equipara después de que ambos se sentaran a cenar. Severus estaba claramente curioso, sobre todo cuando Harry dijo que quería preparar él mismo la cena en su nueva casa, pero parecía estar de acuerdo, lo cual era más que suficiente para Harry.

Hacía tiempo que no tenía que cocinar algo, ya que hacía tiempo que dependía de sus elfos domésticos, así que era un poco desalentador, sobre todo porque estaba preparando una comida para Severus. Ni siquiera era la primera vez que cocinaba para él, pero era la primera vez desde que se habían prometido y, de algún modo, le parecía más importante. Severus pareció comprenderlo y le dio un poco de espacio mientras él se paseaba por la casa acomodando las cosas a su gusto. Cynthia, la decoradora de interiores, había hecho un trabajo excelente, manteniendo la paleta de colores de la casa neutra pero no aburrida, diciendo que combinaría bien con los muebles de roble y con todo lo que quisieran traer de sus respectivas casas. Harry ya había conseguido que trajera algunas de las vajillas más bonitas de la Mansión Potter, no las realmente lujosas, sino las que eran mejores que las que él usaría en el día a día o cuando tuviera a sus compañeros de clase. Asher también había traído algunas otras cosas para que Harry pusiera la mesa, con la esperanza de que su plato de pasta, bastante sencillo, fuera un poco más especial.

Al parecer, Severus quedó impresionado cuando Harry lo llamó y le preguntó si había olvidado algún aniversario.

-No, pero estamos de aniversario, ¿no?-, respondió Harry. -El día que compramos una casa juntos es especial-.

-Tienes razón, de hecho lo es-, sonrió Severus. -Gracias por hacer este esfuerzo Harry, sólo lamento no haber hecho nada a cambio-.

Harry negó con la cabeza. -No necesito que hagas nada a cambio, no realmente, aunque esperaba que ambos pudiéramos quedarnos aquí esta noche-.

Las cejas de Severus se dispararon hasta la línea del cabello. -¿Lo sabías? ¿Y pensabas hacer de escudo humano si tu padrino se enteraba?-.

-Oh, no tienes que preocuparte por eso-, Harry sonrió satisfecho. -Tenía el presentimiento de que esa podría ser una objeción tuya, así que ya tengo su permiso y el de Charlie, es por eso que Asher se queda aquí-.

-Sí que me lo preguntaba-, rió Severus entre dientes, -aunque tengo que cuestionar una vez más la inteligencia de Sirius si cree sinceramente que ese elfo nos impedirá hacer algo-.

-Bueno, él te detendría si estuvieras haciendo algo que yo no quisiera-, argumentó Harry.

-Muy cierto-, asintió Severus. -Pero quién está aquí para proteger mi virtud de tus nefastas maquinaciones-.

Harry se echó a reír. -¿Estás diciendo que necesitas protección?-.

Severus enarcó una ceja interrogante. -No lo sé. Supongo que depende de qué más tengas planeado para esta noche-.

La cena fue un asunto algo tenso después de eso. No fue una cena incómoda, hubo mucha conversación entre ellos mientras discutían por dónde pensaban que podrían ir las cosas en su nueva casa y qué más podrían querer conseguir. Sin embargo, había una fisura de algo debajo de todo lo que decían, un calor detrás de sus miradas que tenía a Harry con la sangre corriendo por sus venas y tenía un ardiente deseo de terminar la cena lo más rápido posible, aunque se las arregló para mantener sus modales, sintiendo que podría de alguna manera poner a Severus fuera de lugar y alterar esta cosa delicada entre ellos.

Después de cenar Severus subió a Harry para enseñarle lo que había hecho en el dormitorio. Había encontrado un par de estanterías en una de las habitaciones traseras de su casa familiar que eran un poco más oscuras que el resto de las cosas que tenían, pero Cynthia le había enseñado un hechizo para blanquear la madera vieja y aclararla y ponerla más en consonancia con el roble. También había un pequeño sofá de aspecto cómodo que había sido demasiado claro para el gusto de Severus en su casa pero que funcionaba perfectamente en la casita. Al parecer, Cynthia lo había llamado Chesterfield y Harry se sorprendió de lo mucho que rebotaba cuando saltaba en él. Severus le sonrió un poco indulgente antes de tomar asiento junto a Harry. Harry apenas esperó un instante antes de lanzarse sobre el regazo de Severus. Severus soltó una carcajada ante las acciones de Harry, pero subió los brazos para rodear la espalda de Harry y mantenerlo en su sitio.

-Te he echado de menos- dijo Harry antes de enredar las manos en el pelo de Severus y tirar de él para darle un beso.

-Yo también te he echado de menos-, suspiró Severus entre beso y beso y Harry sonrió mientras se apretaba aún más contra Severus. Había una sensación de seguridad en su pequeña habitación. Nadie sabía realmente dónde estaban, Harry aún no le había dicho a nadie su dirección y el Floo no estaba conectado. No había forma de que los molestaran o los vieran y eso le daba a Harry una sensación de seguridad que no había sentido desde antes de su compromiso, no con Sirius vigilándolos tan de cerca como solía hacerlo. Le hizo sentirse audaz y pronto descubrió que sus manos se deslizaban por el pelo de Severus hasta llegar a los botones de su túnica. Recordaba la sensación de la piel del hombre cuando habían estado en la playa y sentía la necesidad de volver a sentirla en la intimidad de su propia casa. Al parecer, Severus tuvo la misma idea y empezó a subirle la túnica por detrás para poder deslizar las manos sobre la piel desnuda de Harry. Harry gimió y apretó su creciente erección contra la de Severus, haciendo que el otro hombre gimiera a su vez.

Harry rompió el beso y se quitó rápidamente la túnica, sonriendo cuando Severus gruñó al verlo. Descarado, Harry se levantó y se mordió el labio mientras se desabrochaba los pantalones y se bajaba los bóxers de una sola vez. Era un poco embarazoso, era la primera vez que estaba completamente desnudo delante de Severus y el hombre estaba extrañamente callado. Harry lo miró un poco preocupado.

-¿No te gusta lo que ves?-.

Severus soltó una carcajada estrangulada antes de agitar la mano y desabrocharse los botones de la túnica para dejar al descubierto su propio cuerpo.

-¡No me gusta! Esto es lo que me provoca verte, Harry. Necesito cada fibra de mi ser para no violarte ahora mismo, maldito amuleto de castidad-.

Harry tragó saliva. -Puede que no me oponga a esa idea-.

-¡Yo lo haría!- gruñó Severus. -Rompería el contrato de compromiso y prefiero renunciar a la oportunidad de una noche de placer en favor de esperar y tener toda una vida para disfrutar de ti en el futuro-.

-Tienes razón-, sonrió Harry. -¿Me vuelvo a poner la ropa?-.

-¡No te atrevas!- siseó Severus. -Quiero grabar tu imagen en mi cerebro para alimentar mis fantasías mientras estés atrapado en esa escuela. En esas noches solitarias quiero poder volver aquí y recordarte así-. Mientras lo decía, se llevó la mano a la polla y empezó a acariciársela. Harry se quedó mirando, paralizado, y se lamió los labios.

-Tengo muchas ganas de tocarte ahora mismo-.

-¡No te atrevas!- rugió Severus. -De hecho, estoy a punto de atarte a la cama para evitar que lo intentes-.

Harry se estremeció ante la sugerencia, pero lo que sentía distaba mucho de ser asco.

-Mis piernas-, dijo, sonando un poco sin aliento. -Mantenme los brazos libres pero puedes atarme las piernas-.

Los ojos de Severus parecían arder como un infierno. -Súbete a la cama y abre las piernas entonces-.

Harry tragó saliva y asintió, tumbándose en medio de la cama y abriendo las piernas todo lo que pudo. Severus se acercó y las juntó un poco antes de lanzar un hechizo para atarle los tobillos a los postes de la cama. Después de comprobar que Harry estaba cómodo y de acuerdo con las cosas, agarró a Harry por la cintura, con cuidado de no tocar ningún órgano sexual, y tiró de Harry hacia abajo en la cama de modo que sus rodillas se doblaron y su culo se movió para exponer completamente su entrada.

-Eres realmente precioso Harry. Voy a comprarme un pensadero para poder conservar este recuerdo-.

Había una mirada de amor tan tierna en sus ojos y Harry sintió que se le hinchaba el corazón. Severus se inclinó para darle un suave beso, pero ambos acabaron gritando en una mezcla de placer y dolor cuando sus pollas se rozaron accidentalmente. Severus se apartó rápidamente y volvió a cruzar la habitación.

-No puedo tocarte, Harry, pero quiero que te toques a ti mismo. Enséñame a darle placer a tu cuerpo para que yo sepa exactamente qué hacer cuando pueda. Imagina que tus dedos son los míos y muéstrame lo que deseas que te haga-.

Harry soltó un grito agudo de "Severus" al registrar vagamente lo que sonaba como muebles siendo movidos. Sin embargo, ya estaba demasiado ido. La sola idea de que Severus lo estuviera observando atentamente era casi suficiente para hacerlo eyacular. Severus quería un buen recuerdo y Harry quería poder dárselo. No estaba seguro de dónde había salido el bote de lubricante, pero se echó un poco en los dedos y empezó a tantear su entrada mientras intentaba desesperadamente no pensar en la imagen que debía estar mostrando a Severus en ese momento. Sinceramente, se alegraba de haber seguido con el yoga y de poder meterse bien los dedos en el culo, en lugar de limitarse a jugar con el borde. Sin embargo, su paciencia sólo duró un tiempo, le parecieron horas pero probablemente sólo fueron minutos, pero pronto Harry se estaba cogiendo con las manos y acariciándose hasta acabar, con los dedos de una mano aún entrando y saliendo de su agujero y el nombre de Severus en los labios mientras eyaculaba.

Harry tardó unos segundos en recuperarse de la intensidad de su orgasmo, pero cuando por fin se incorporó y se sentó, estuvo a punto de caer al suelo. Resultó que Severus había dado la vuelta al sofá para poder ver la cama, pero el hombre no sólo se estaba acariciando a sí mismo, sino que, al igual que Harry, también tenía los dedos en el culo.

-¿Qué estás haciendo?- Harry se quedó boquiabierto.

-Dándome placer-, sonrió Severus. -¿Qué? ¿Pensabas que siempre iba a esperar que fuera el dominante en esta relación?-.

El cerebro de Harry hizo un pequeño cortocircuito ante esa afirmación y apenas prestó atención a Severus mientras se llevaba a sí mismo hasta el final. No podía quitarse de la cabeza el hecho de que un día serían sus dedos los que estarían dentro del agujero del hombre.

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Harry se despertó sintiéndose ridículamente cálido y seguro y su cerebro tardó un rato en darse cuenta de por qué. La noche anterior había sido increíble. Un poco frustrante, pero increíble al fin y al cabo. Había observado embelesado cómo Severus se daba placer a sí mismo mientras le dilataba el agujero y darse cuenta de que Severus quería que su relación fuera de igual a igual casi había sido demasiado para él. En aquel momento aún tenía las piernas atadas a la cama, pero Harry no creía que hubiera importado aunque no las tuviera, pues dudaba de que tuviera la capacidad mental necesaria para coordinar los movimientos en aquel momento. Esa idea quedó demostrada cuando Severus lo soltó y Harry casi se cayó al suelo al intentar levantarse.

Se habían duchado juntos, con Severus optando por llevar boxers para evitar que accidentalmente hicieran algo que les causara dolor. Harry se lo había pensado, pero la pequeña exhibición de Severus había hecho que se le pusiera dura de nuevo y tenía toda la intención de volver a aliviarse en la ducha. Afortunadamente, Severus no tuvo inconveniente en hacerlo y se pegó a la espalda de Harry y lo besó mientras éste se masturbaba, colocando incluso su mano sobre la de Harry. A pesar de que la polla de Severus dio unas cuantas sacudidas valientes, sobre todo cuando Harry gimió y le suplicó a Severus que le hiciera correrse, el otro hombre no volvió a empalmarse del todo.

-Ya no soy tan joven como antes, Harry. Hoy en día tardo más de unos minutos en recuperarme-, se había reído.

Harry se había sentido ligeramente decepcionado, pero lo había aceptado y sentía que una noche de abrazos lo compensaba suficientemente, aunque tenía que admitir que esperaba con impaciencia el día en que no tuvieran que ponerse el pijama para hacerlo. Habría sido estupendo despertarse desnudo en vez de completamente vestido, sobre todo porque Harry podía sentir la erección matutina de Severus cómodamente encajada entre las nalgas. Sintiéndose descarado, Harry empujó las caderas hacia Severus, deseando poder sentir más.

-¿Es eso lo que quieres esta mañana, mocoso?- preguntó Severus, aunque había una pizca de risa en su voz mientras se inclinaba para seguir besando el cuello de Harry. Harry se limitó a tararear y empujó el trasero contra Severus con más fuerza. Oyó un leve gruñido antes de que Severus lo pusiera boca arriba, empujando a Harry contra el colchón mientras lo apretaba por detrás. Harry gimió al sentir el peso del otro hombre sobre él y levantó ligeramente las caderas para intentar que Severus le diera más fricción. Severus gimió y siguió besando el cuello de Harry mientras su mano serpenteaba bajo el cuerpo de Harry para frotarle la entrepierna a través del pijama. Los dos parecieron acomodarse en un ritmo lánguido mientras se retorcían juntos en la cama, llegando gradualmente a la culminación mientras se bañaban en el sol de la mañana. Fue mucho menos intenso que la noche anterior, pero no menos maravilloso en la mente de Harry, que sintió que su conexión con Severus se fortalecía.

Severus le dio a Harry un rápido beso en los labios y lo dejó dormitando en la cama mientras iba a asearse. Para cuando Harry salió de la cama, maravillosamente cómoda, y se dio otra ducha rápida para quitarse el semen seco, Severus ya estaba preparando el desayuno.

-Esto sí que es algo a lo que podría acostumbrarme-, sonrió Harry, tomando asiento en la mesa mientras Severus traía platos de desayuno cocinado, para deleite de Harry.

-Le pregunté a Asher qué solías desayunar y tuvo la amabilidad de traernos algo de comida, ya que fue algo que olvidé tener en cuenta mientras hacía la compra al no haber previsto quedarme aquí anoche-, dijo Severus y mientras colocaba el desayuno de Harry delante de él, para gran alegría de Harry. -Se ofreció a cocinar para nosotros, pero pensé que sería más agradable que hiciéramos las cosas nosotros mismos mientras estuviéramos aquí-.

Harry asintió. -Eso suena bien; nuestro propio pequeño refugio-.

-Aunque con los elfos vigilando subrepticiamente hasta que estemos oficialmente casados-, sonrió Severus. -Por el bien de la propiedad, por supuesto-.

Harry se rió. -Sí, porque han estado haciendo un trabajo maravilloso cuidando de mi virtud hasta ahora-.

-¿Te estás quejando?- preguntó Severus.

-Ni en lo más mínimo-, sonrió Harry, -pero intentaré asegurarme de sonar un poco más frustrado si tengo que hablar de cosas con Sirius. No quiero que sospeche y estaría bien que pudiéramos pasar más días juntos como este antes de que tenga que volver al colegio-.

Severus frunció el ceño. -Pareces decepcionado ante la perspectiva. Pensé que estarías deseando volver y ver a tus amigos. Antes siempre parecías disfrutar yendo al colegio-.

-Bueno, al principio era un refugio de los Dursley y luego fue el lugar donde conseguía verte todos los días, aunque normalmente fuera de lejos-, admitió Harry tímidamente. -Ahora va a ser lo que nos separe-.

-Puede que eso no sea malo-, suspiró Severus. -Algunas parejas tienen problemas si pasan demasiado tiempo juntas al principio, o más adelante, cuando la vida les obliga a separarse de repente-.

-Entonces, ¿no estarás diciendo que ya has tenido suficiente de mí?-. bromeó Harry.

-Difícilmente-, se burló Severus. -Nos he imaginado pasando el resto de nuestras vidas juntos, preferiblemente con muchas mañanas como esta. Desgraciadamente, también tienes que terminar tu educación primero y asistir a la escuela sin que yo esté allí para distraerte probablemente será algo bueno-.

-¡Ahora estás haciendo que la idea del colegio suene aún peor!-. Harry gimió.

-Es un mal necesario, te lo aseguro-, sonrió Severus con satisfacción, -y terminará antes de que te des cuenta-.

-Supongo-, resopló Harry. -Por cierto, ¿dónde está tu desayuno, y el té de paso?-. preguntó Harry, mirando con cierta duda el plato de tostadas de Severus y lo que parecía una jarra de cristal con tapa metálica.

-Nunca he desayunado mucho y prefiero empezar el día con una taza de café. Es una costumbre que adquirí dando clases cuando Dumbledore era director. Entonces nunca había suficientes horas en el día-.

-Lo recuerdo-, se rió Harry. -Me alegro de que eso haya cambiado, aunque no es que ahora te importe mucho-.

-En efecto, no-, sonrió Severus.

Harry miró el café y frunció el ceño. -Nunca he probado el café. Aunque no sé si combinará bien con una fritura-.

-Siempre puedo prepararte una tetera-, dijo Severus. -Pensé en preguntar por la comida, pero me temo que me olvidé por completo de preguntar por tus preferencias en bebidas-.

-No, yo prepararé una-, le aseguró Harry. -Cómete las tostadas. Eso nunca mantiene bien el calor y las tostadas frías no son tan satisfactorias-.

-Bastante-, sonrió Severus, dando un mordisco.

-Es un poco extraño pensar que nos conocemos desde hace tanto tiempo y, sin embargo, todavía hay tanto que no sabemos el uno del otro-.

-No me sorprende. Aunque hemos pasado bastante tiempo juntos, ha sido sobre todo en la escuela o en reuniones específicas, como fiestas o citas. No hemos pasado mucho tiempo simplemente sentados en compañía del otro y la gente tiende a no preguntar sobre las pequeñas manías, no es que mucha gente tienda a conocer las suyas-.

-Supongo-, reflexionó Harry. -Sin embargo, son cosas que me gustaría saber y creo que son importantes. Quiero decir que me habría decepcionado bastante si hubiera hecho un desayuno enorme y no te lo hubieras comido pero, al mismo tiempo, tampoco querría que te obligaras a comerlo-.

-Entonces deberíamos ser sinceros el uno con el otro sobre nuestras preferencias, así lo sabremos de antemano y podremos hacer concesiones-, sugirió Severus.

Harry puso mala cara. -No sé si podré acostumbrarme a desayunar sólo tostadas todos los días-.

-No espero que lo hagas-, se rió Severus. -No pretendía que ninguno de los dos cambiara nada, sólo que fuéramos sinceros con las cosas para poder ser conscientes, aunque debo admitir que no estoy seguro de que desayunes todos los días un plato completo-.

-¿Por qué no?- Harry frunció el ceño. -Lo tengo casi todos los días cuando estoy en Hogwarts-.

-Tal vez, pero Tom hizo cambios para que la comida fuera más sana, así que las cosas tendían a hacerse a la plancha en lugar de fritas, y también presionó para que se sirvieran junto a ella cosas como champiñones, tomates y judías, de modo que al menos te daban algún tipo de verdura-.

-Oh, no tengo ningún problema con eso-, sonrió Harry. -Prepararé el desayuno entonces, y me aseguraré de que sea saludable, aunque si ese es el caso, probablemente deberías tomar algo de fruta o algo junto con tu tostada-, señaló, caminando de nuevo hacia la mesa con su té.

-Supongo que tienes razón-, admitió Severus con una leve sonrisa, -pero no sé cuánta cocina acabaremos haciendo realmente mientras los elfos domésticos estén por aquí-.

Harry se encogió de hombros. -Entonces tendremos esa regla cuando nos quedemos aquí-.

-Entonces no muy a menudo-, se rió Severus. -Y tampoco por un tiempo, ya que no te quedarás a dormir cuando vuelvas a la escuela-.

-¡No me lo recuerdes!- se quejó Harry. -¿Crees que podemos repetirlo alguna vez antes de que tenga que volver en septiembre? Sé que no queda lejos, pero estaría bien intentar aprovechar al máximo el tiempo que pasamos juntos. También me gustaría tener la oportunidad de aprender algunas de esas pequeñas manías de las que hablaste y, como dijiste, no las aprenderé realmente si sólo salimos en citas-.

-Imagino que tendremos que tener al menos una salida pública más antes de que vuelvas al colegio, posiblemente cuando vayas a recoger tus cosas del colegio y otra vez cuando cojas el expreso de Hogwarts. Será bueno demostrar que te estoy presionando para que sigas estudiando antes de entrar en el Wizengamot-.

-Cierto-, suspiró Harry, -pero me gustaría un poco más de tiempo que sólo esté destinado a nosotros, ya que vamos a estar muy escasos de él entre septiembre y Navidad-.

-Mientras a Sirius y Charlie les parezca bien, no veo que sea un problema, aunque quizá insistan en que sea en una de las casas principales y no aquí-.

-Supongo-, hizo Harry un mohín. -Aunque supongo que eso significará que no podremos hacer nada como lo que hicimos anoche-.

-Sería una buena idea-, suspiró Severus. -A pesar de lo agradable que fue, admito que no me gusta patinar tan cerca de los límites de nuestro contrato. Odiaría accidentalmente llevar las cosas demasiado lejos y terminar perdiéndote para siempre porque fui demasiado imprudente y no pude mantener mi verga en mis pantalones-.

-¡No me perderías!- insistió Harry, estirando la mano a través de la mesa para cubrir la de Severus. -Pase lo que pase te quiero y quiero estar contigo, sea como sea. No sé qué más hacer para demostrártelo-. Harry sintió que fruncía el ceño al ver todavía un atisbo de duda en los ojos de Severus.

-No dudo de que sientas eso ahora, Harry-, explicó Severus. -Lo que me preocupa es tu edad. Todavía eres muy joven y te queda mucho por crecer, lo cual no quiere decir que yo ya no vaya a cambiar tampoco. La persona que eres a los quince años, sin embargo, no es la persona que serás a los veinticinco e incluso la pareja más fuerte puede romperse con el tiempo a medida que la pareja simplemente se va distanciando-.

-¡No quiero que nos pase eso!-.

-Lo sé Harry, yo tampoco quiero que nos pase y podemos practicar una buena comunicación que nos ayude a tomar nota de cualquier cambio en nosotros mismos y en la relación, lo que debería ayudarnos a mantenernos juntos. Sin embargo, la adolescencia es la etapa en la que descubres el tipo de adulto que vas a ser, así que espero que sufras algunos cambios bastante drásticos en los próximos dos años-.

-Tal vez. Pero algo que puedo asegurar es que, pase lo que pase, te seguiré queriendo-.

-Y yo siempre te querré, Harry-, sonrió Severus. -Sólo recuerda que, pase lo que pase, siempre estaré a tu lado y respetaré tus decisiones, aunque no esté necesariamente de acuerdo con ellas-.

Harry sonrió ante las palabras de Severus pero tuvo que admitir, al menos para sí mismo, que había algo en ellas que no le sentaba bien en el estómago y se encontró pegado bastante al lado de Severus durante toda la mañana. Severus decidió que quería ponerse a trabajar en el jardín y se puso a transfigurar macetas. Era la primera vez que Harry se dedicaba a la jardinería desde que estaba con los Dursley, y la primera vez que lo hacía con magia y tenía que admitir que no lo odiaba tanto como antes, incluso cuando arrancaba las malas hierbas de entre las losas. Severus no dejó que Harry transfigurara ninguna maceta, diciendo que quería hacerlo él mismo para asegurarse de que estaban bien, pero al parecer estaba impresionado con la habilidad de Harry para las macetas y Harry se encontró realmente agradecido por todas aquellas veces que tía Petunia le hacía plantar las suyas.

Sin embargo, Severus pensó que sería un buen momento para que Harry practicara algunos hechizos, y lo puso a transfigurar algunos muebles de jardín con piedras y palos. Cabía la posibilidad de que no durasen tanto como los muebles fabricados correctamente, razón por la cual no se consideraba prudente transfigurar muebles para la casa, pero Severus dijo que probablemente les durarían el resto del verano y que siempre podrían conseguir algo más permanente el año siguiente. Harry entendía por qué Severus no le dejaba transfigurar las macetas, ya que era más difícil de lo que pensaba conseguir que las cosas tuvieran el aspecto que él quería y Severus acabó dándole una rápida sesión de tutoría sobre cómo mejorar sus habilidades de transfiguración.

-No es como Encantamientos, no basta con el hechizo y el trabajo con la varita. Tampoco basta con imaginar el producto final. Tienes que ser capaz de visualizar realmente la transformación, todo el proceso-.

Y añadió que por eso funcionaba la ecuación, que era más fácil imaginarse la transformación cuando las cosas eran parecidas y especialmente difícil si lo que se transfiguraba parecía tener personalidad. Aun así, fueron necesarios varios intentos, pero pronto había un conjunto de mesa y sillas de aspecto bastante rústico, así como una pileta para pájaros algo tosca. El sol estaba ya muy alto en el cielo, así que Severus añadió una sombrilla y acababan de acordar tomar un almuerzo ligero en el jardín cuando apareció Asher diciendo que Sirius acababa de llegar a la mansión Potter y se preguntaba dónde estaba Harry. A Harry le entristeció poner fin a su día juntos, pero no quería forzar las cosas, no si quería intentar convencer a Sirius de que le dejara volver a pasar la noche con Severus. Parecía que funcionaba y Sirius parecía bastante sorprendido cuando ambos atravesaron el floo unos minutos más tarde, habiéndose detenido sólo para lavarse las manos. Evidentemente había esperado que armaran un escándalo y trataran de forzar las cosas y Harry no tuvo ningún problema en sacar provecho de su conmoción.

-Ahora tengo que ser un adulto responsable, Sirius, sobre todo porque dentro de poco voy a ocupar un puesto en el Wizengamot. Por supuesto que no voy a hacer nada que me ponga en peligro a mí o a Severus y espero que esto lo haya demostrado-.

-Sé que no harías ninguna estupidez, Harry-, le aseguró Sirius. -Probablemente tienes más en juego en esto que nadie-.

-Oh, bien-, sonrió Harry. -Así que no te opondrás si Severus y yo acabamos pasando la noche juntos otra vez-.

Charlie soltó una sonora carcajada. -Te ha pillado ahí amor-.

Sirius se limitó a fruncir el ceño. -Se ha juntado con demasiados malditos Slytherins, eso es lo que pasa. Bien entonces, pero no quiero que vuelvas a quedarte a dormir en esa casa. No me gusta sentir que no puedo contactar contigo-.

-De acuerdo-, Harry sonrió, pero al instante sintió que debería haber insistido más cuando la expresión sorprendida de Sirius se transformó en una sonrisa. Desgraciadamente, sabía que ya era demasiado tarde para cambiar las condiciones, pero tal vez se planteara ajustar las cosas en Navidad. Sirius y Charlie se quedaron a almorzar con ellos, preguntándoles por la casa y por lo que habían estado haciendo en ella. Parecía una conversación muy adulta, del tipo de las que había oído a tía Petunia y a tío Vernon a lo largo de los años. Cuando era más joven solía pensar que no podía haber cosa más aburrida de la que hablar que discutir de qué color habías decidido pintar tus paredes, pero de algún modo, cuando se trataba de tu propia propiedad, resultaba bastante divertido y Harry acabó pasándose horas hablando de decoración con la otra pareja, comentando los diversos cambios que ambos estaban pensando hacer y sintiendo que en realidad sería feliz si así fuera el resto de su vida. 

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Harry se inquietó y se quitó por vigésima vez unas arrugas inexistentes de la túnica mientras esperaban a que se abriera oficialmente el Wizengamot. Era angustioso estar de pie en la auspiciosa sala, rodeado de brujas y magos mayores que miraban a Harry y a Lysander como si se preguntaran qué hacían allí dos niños. 

-Espero que los elfos de tu casa les hayan puesto unos buenos encantamientos antiarrugas-, se rió Lysander. 

-No finjas que tú también no estás nervioso-, resopló Harry. 

-Un poco- admitió Lysander, -aunque creo que no tengo tanto en juego como tú. Quiero decir que el abuelo estará allí como jefe de brujos y, aunque oficialmente soy yo quien vota, no él, al menos tengo a alguien a quien recurrir-.

-Ojalá pudiera recurrir a él-, suspiró Harry. -Pero ya he tenido suficientes historias del Diario el Profeta sobre cómo soy una marioneta del 'Lado Oscuro'. Necesito que al menos vean que actúo por mi cuenta si quiero que me respeten-.

-Recuerda que el director Riddle te dijo que lo conseguirás mientras la gente te vea discutir y votar con integridad-, le recordó Lysander a Harry. 

-Lo sé-, suspiró Harry. -Sinceramente, creo que lo habría embotellado de no ser por esa pequeña charla de ánimo que nos dio antes de dejarnos hacer Floo. Sabía que sería malo, pero no pensé que todo el mundo me miraría como si fuera el diablo encarnado-.

-No lo son-, insistió Lysander, -pero los que no lo son simplemente mantienen las distancias. Quiero decir que no creo que ayudara mucho que Lucius se hiciera el simpático contigo-.

-Supongo-, suspiró Harry. La verdad es que lo entendía, pero eso no facilitaba necesariamente la situación. No se había dado cuenta de la influencia que Dumbledore había acumulado en el Wizengamot a lo largo de los años. Lucius y Corvinus habían intentado advertirle, pero al parecer ni siquiera ellos habían sido capaces de adivinar lo extrema que sería la opinión en contra de Harry. Por supuesto, no ayudaba el hecho de que Harry le hubiera arrebatado gran parte de su poder de voto. En el pasado, Dumbledore había utilizado los tres escaños de los Potter, así como los de los Weasley y los Prewett, y había aprovechado su posición de jefe brujo para apoderarse de los escaños no utilizados y ponerlos de su parte. Esto significaba que a menudo tenía entre 8 y 10 votos, lo que le permitía bloquear fácilmente la aprobación de muchas leyes. 

Perdió esa capacidad al cierre del Wizengamot el año pasado, cuando Fudge decidió nombrar a Corvinus en su lugar. En un principio, le había ofrecido el puesto a Tom, pero el director lo había rechazado, diciendo que quería concentrarse en un solo trabajo a la vez. Sin embargo, había recomendado a Corvinus y Fudge había aceptado, viendo claramente que la influencia de Dumbledore estaba disminuyendo. El bando de Dumbledore se había quejado de posibles prejuicios, por supuesto, pero al menos seguía teniendo los asientos Potter y un bloque de cinco votantes seguía siendo bastante significativo para una sola persona. O eso creían. Harry había ocupado sus escaños el día de su cumpleaños, dejando a Dumbledore con sólo 2 de 50 votos, lo que suponía un duro golpe para su poder. No ayudaba que Harry hubiera sido nombrado apoderado de Severus y Sirius, lo que elevaba su poder de voto a 6. Eso ya habría sido bastante aterrador para una sociedad que temía cualquier tipo de cambio real, pero probablemente se habían dado cuenta de que las cosas estaban aún peor de lo que temían.

Justo antes de llegar al Ministerio, el director Riddle había nombrado a Lysander su apoderado. Lysander se había sentido sorprendido y honrado por el anuncio, aunque Harry no tanto. Tom ya había hablado con él al respecto y le había explicado que creía que Lysander se merecía el reconocimiento y que también quería quitarle un poco de presión a Harry. Harry había estado completamente de acuerdo con la propuesta y había felicitado alegremente a Lysander cuando se lo dijeron. Sin embargo, eso significaba que la pareja de jóvenes magos tenía casi tanto poder de voto como el que solía tener el Gran Albus Dumbledore. Teniendo en cuenta que gran parte del mundo mágico consideraba que las palabras "cambio" y "progreso" eran equiparables a las maldiciones, no era de extrañar que muchos de aquellos viejos brujos les clavaran la mirada. 

De repente, las puertas se abrieron de golpe y se oyó una voz. 

-¡AQUÍ! ¡AQUÍ! VENID A LA 288ª SESIÓN DEL WIZENGAMOT-. 

Harry y Lysander se estremecieron al oír el volumen de la voz, pero muchos de los miembros más antiguos apenas pestañearon. Tuvo que preguntarse si simplemente estaban acostumbrados o si el volumen se había subido de algún modo porque en realidad estaban sordos. Independientemente de la respuesta, el grupo entró en la sala y empezó a dividirse en grupos muy distintos. Al principio, Harry trató de arrastrar los pies hacia el centro, pensando que era ridículo que hubiera un "lado claro" y un "lado oscuro" de la sala. Pero varias personas lo empujaban, así que pronto se dio por vencido. 

-Por Dios. Nunca había visto a gente mayor comportarse como niños-. murmuró Harry en voz baja. 

-Aún no has visto nada-, se rió Lucius sin gracia. Varios asintieron, pero Harry no estaba seguro. Al fin y al cabo, se trataba del gobierno, seguramente la mayoría de ellos trabajaban para mejorar el mundo de los magos. 

-¡Ministro!- gritó Dumbledore en cuanto todos se instalaron en la sala. Harry estaba bastante seguro de que incluso había amplificado la voz subrepticiamente para llamar la atención de todos. -Sólo quiero hacer saber al Wizengamot que he sido nominado como apoderado para el puesto de Ollivander y que los añadiré al mío-.

-¿Desde cuándo?- rugió Lucius. -¿Creía que Garrick se mantenía neutral, como siempre había hecho su familia?-.

-Lo era-, replicó Dumbledore con una sonrisa burlona, -eso fue hasta que el Ministro nombró a un miembro partidista como Brujo Jefe, momento en el que el señor Ollivander sintió que debía intentar equilibrar la balanza-.

-¿Estás insinuando que eras neutral?- se burló alguien del lado Oscuro que Harry recordaba vagamente que se llamaba Ulyses Burke, por haberlo conocido una vez en un baile de los Malfoy. 

-Claro que lo era- insistió Dumbledore, -al menos mientras fui jefe de los brujos. Ahora, sin embargo, tengo que darle la razón al querido Garrick y ponerme del lado de la Luz-.

-Si antes eras neutral, me estremezco al pensar qué política vas a sugerir ahora-, se mofó Thackary Nott, el padre de Theo. 

-Tengo una nueva política para presentar al Wizengamot-, sonrió Dumbledore. -Creo que ya es hora de que aumentemos a dieciocho años la edad a la que la gente puede casarse. Los niños no pueden estar con su pareja en el colegio, lo que significa que tener la edad tan temprana sólo anima a los estudiantes a marcharse si quieren casarse-.

-La gente es demasiado joven incluso a los 18 años para casarse-, resopló Elphias Doge. -Somos magos, vivimos hasta más de 100 años regularmente. Casarse a los 18 es ridículo-.

Harry los fulminó con la mirada, sintiendo que se trataba de una agresión personal y los engranajes de su mente empezaron a girar mientras intentaba idear una forma de rebatir sus argumentos. Por suerte, no era el único que no estaba de acuerdo con la propuesta. 

-Creía que se suponía que estábamos intentando animar a los mágicos a tener hijos-, exclamó Ethan Rosier, -¡no desanimarlos!-.

-¿Pero es realmente bueno que los adolescentes tengan hijos?-. preguntó Persephone Fawley. -¿Seguro que es mejor animarles a esperar un poco?-.

-¿Te das cuenta de que la mayoría de las brujas tienen un hijo a los veinte años, aunque esperen a terminar Hogwarts?-, señaló Philip Parkinson. -¿De verdad intentas decirme que la gente de repente adquiere una riqueza de conocimientos entre los 19 y los 20 años?-.

-La paternidad es una curva de aprendizaje de todos modos-, argumentó Lucius. -Es una experiencia nueva, así que no importa la edad que tengas cuando nace tu primer hijo, todo el mundo empieza en el mismo punto-. Varias personas asintieron ante ese comentario. 

-Pero alguien mayor es lo suficientemente maduro para manejar la responsabilidad-, argumentó Dumbledore. 

-Al contrario-, rebatió Harry. -La edad no equivale necesariamente a madurez. Algunos jóvenes son más sabios que sus años, mientras que algunos viejos son permanentemente tontos. Hay varios factores que afectan a la madurez de una persona, incluida la experiencia-.

-Y supongo que tú crees que tienes mucha experiencia, ¿verdad?-. Dumbledore se rió burlonamente. 

-Más que la mayoría de los de mi edad, por desgracia-, afirmó Harry. -Sin embargo, cómo se equipara eso a la población general, quién sabe-.

-Mi muchacho, ni siquiera te has examinado todavía-, dijo Dumbledore en tono condescendiente. -¿Cómo es posible que tengas experiencia de algo? ¿O es que pretendes decirnos que tu prometido ha estado haciendo contigo cosas que no debía?-.

-Bueno, en realidad me refería a que luché contra Voldemort cuando tenía once años-, sonrió Harry con satisfacción. -Si recuerdas había estado escondido en la nuca del profesor Quirrell y no te habías dado cuenta. Fue el mismo año que pensaste que sería una gran idea esconder la Piedra Filosofal en el colegio detrás de un montón de medidas de seguridad que unos pocos alumnos de primero podrían descifrar-.

-¿Qué intentas decir, muchacho?-, rugió Alastor Moody, un ex auror mangante del que Harry había sido advertido gracias a su estrecha amistad con Dumbledore. 

-No intento decir nada-, se rió Harry. -Simplemente expongo los hechos de lo que ocurrió en mi primer año en Hogwarts bajo la supervisión del señor Dumbledore-.

-¿Es cierto Albus?- preguntó Amelia Bones. -¿De verdad llevaste la Piedra Filosofal a Hogwarts, a pesar de saber que alguien ya había entrado en Gringotts intentando conseguirla?-.

-Hogwarts es el lugar más seguro del mundo- replicó Dumbledore, -o al menos solía serlo-.

-Evidentemente, si el Señor Tenebroso operaba delante de tus narices sin que lo supieras-, se rió Lucius. 

-Tenía mis sospechas-, resopló Dumbledore. 

Amelia lo miró con dureza. -¿Así que estás diciendo que sospechabas que Quien-tú-sabes estaba en Hogwarts y no te molestaste en decir o hacer nada? ¿Dejándolo andar entre los alumnos e interactuar con ellos?-.

Dumbledore parpadeó, dándose cuenta de repente de que estaba en una pequeña trampa. -Oh, bueno, no estaba exactamente seguro y no es que la gente creyera que Voldemort no estaba muerto. Si mal no recuerdo la mayoría de ustedes me llamaron ridículo por decir que volvería-.

-Eso habría sido diferente si nos hubieras mostrado pruebas reales-, dijo un hombre que Harry creía que era Harfang Longbottom, si las miradas incómodas que seguía lanzando a Lysander servían de algo. -¿Significa esto que sigue siendo una amenaza para nosotros?-.

-No-, sonrió Harry, interesante antes de que Dumbledore pudiera siquiera abrir la boca. -Aquel año los destruí a él y a Quirrell gracias a la magia de protección de sangre que mi madre había conseguido invocar cuando la atacaron. Fue lo mismo que me permitió sobrevivir a la maldición asesina la primera vez-.

-Así que el señor Potter ha derrotado al Señor Tenebroso dos veces-, sonrió Lucius. -Definitivamente, creo que eso lo clasifica como alguien con más experiencia que la mayoría de los presentes. Al fin y al cabo, Dumbledore sólo ha derrotado a un Señor Tenebroso, y ya era un adulto cuando eso ocurrió-.

-Tampoco creo que sea necesariamente malo que los alumnos abandonen Hogwarts antes de tiempo si es tan arriesgado-, murmuró Thackary Nott. 

-Definitivamente, los tutores suenan cada vez mejor-, dijo Philip Parkinson. 

-Y yo que pensaba que ya no los necesitaría-, suspiró Lucius. -Aunque imagino que el director Riddle ha hecho que las cosas sean más seguras en el colegio-.

-Más seguras para algunos-, murmuró Dumbledore. 

-Bueno, sinceramente, no sé por qué todos los alumnos tienen que quedarse en Hogwarts para sus N.E.W.T.-, dijo Harry. -Quiero decir que lo entiendo si un estudiante quiere convertirse en algo como un Auror o un Sanador, me imagino que tratar de conseguir tantos tutores de ese nivel sería muy difícil-. 

Mucha gente a ambos lados de la sala asintió ante eso y Dumbledore sonrió satisfecho, pensando que había ganado. 

-La cuestión es-, continuó Harry, -que no todo el mundo necesita ese nivel de formación académica para su carrera-.

-¿Estás sugiriendo que las brujas y magos jóvenes no deberían obtener el puesto de mayor nivel de educación para ellos?-. inquirió Dumbledore, mirando a Harry por encima del hombro. 

-Estoy sugiriendo que obtengan el nivel más alto de educación que necesiten-, corrigió Harry, negándose a redactar las cosas de una manera que Dumbledore pudiera tergiversar. -No todas las carreras requieren N.E.W.T. y muchas que lo hacen sólo requieren uno o dos. ¿No sería mejor que la gente que no necesitara ese nivel de educación saliera antes para incorporarse a la población activa y empezar a contribuir a la sociedad en lugar de quedarse en la escuela, costándole dinero al gobierno, por una educación que no necesitan?-.

-¿Estás diciendo que esa gente no vale tanto como otros magos?-. resopló Doge. -¿No merecen el mismo nivel de educación? ¿Que se les trate igual?-.

-Si realmente lo desean, no creo que se les deba negar-, aclaró Harry. -Pero si se requiere un N.E.W.T para un trabajo, entonces se necesita EE u O. Si no es probable que un estudiante consiga eso, ¿debería empujársele a desperdiciar dos años de su vida para no ganar nada, o debería animársele a entrar en el mundo laboral, donde puede adquirir una experiencia laboral que realmente le sea útil?-.

-Tus años en Hogwarts son preciosos-, afirmó Dumbledore con decisión. -Sólo tienes una oportunidad de hacer esas amistades y duran toda la vida. No hay que pasar por alto la importancia de ese tiempo-.

-La mayoría de la gente conoce a su cónyuge en esos últimos años-, añadió Persephone Fawley. 

-Sin embargo, no todos-, señaló Harry. 

-¿Estás sugiriendo que más gente debería comprometerse con alguien veinte años mayor que ellos?-. Dumbledore se rió, animando a los demás a unirse. 

-Si quieren-, sonrió Harry. -No encerrarse con alguien en Hogwarts abrirá más oportunidades a la gente. Demonios, de hecho podría animar a la gente a esperar hasta los veinte años para casarse si quieren ver qué opciones tienen-.

-¡Pero necesitamos que la gente se case pronto para aumentar la población de magos!-. Doge jadeó y Corvinus frunció el ceño. 

-Creía que el objetivo de la propuesta del señor Dumbledore era intentar fomentar los matrimonios más tardíos-, preguntó. -¿O es que el señor Dumbledore está sugiriendo que los mágicos se casen a los dieciocho y sólo a los dieciocho? ¿Espera que Hogwarts monte un servicio de búsqueda de parejas?-.

Muchos del Lado Oscuro y algunos del Lado Luminoso se rieron de aquello y Dumbledore parecía muy disgustado. 

-Puede que produzca mejores parejas de las que algunas personas hacen por su cuenta-, se quejó. 

-¿Quién hizo una pareja por su cuenta?- preguntó Harry. -Yo no, al menos no al principio. Mi madre y el abuelo de Severus establecieron inicialmente el contrato de esponsales y Severus y yo acabamos de llegar a un acuerdo con su elección. ¿Estás sugiriendo que los profesores de Hogwarts están en mejor posición que los miembros de la familia para decidir los emparejamientos?-.

Aquel comentario provocó una cantidad significativa de indignación y negación por ambas partes y Harry se deleitó perversamente viendo cómo Dumbledore se volvía de un delicioso tono puce. 

-Muy bien, muy bien, todos-, llamó Corvinus, tratando de poner orden entre la multitud repentinamente alborotada. -Vamos a calmarnos. Yo pediría una votación ahora mismo, aunque debo admitir que no estoy del todo seguro de cuál es la propuesta del señor Dumbledore-.

-Aumentar la edad mínima para contraer matrimonio de dieciséis a dieciocho años-, resopló Dumbledore. 

-Pero no más-, interrumpió Harry. Sabía que probablemente era una chiquillada, pero no pudo evitarlo, ni se arrepintió cuando todos se rieron.

-Eso no fue lo que dije-. Dumbledore echó humo. 

-Pero es lo que querías decir-, sonrió Harry. Sabía que estaba dejando salir su lado descarado, potencialmente demasiado. Una voz en el fondo de su mente, que sonaba sospechosamente como Severus, le advirtió que no llevara las cosas demasiado lejos, pero Harry siempre tenía problemas con el control de los impulsos. 

-¡Orden, orden!- dijo Corvinus, lanzando una mirada de advertencia a Harry. -El señor Dumbledore propone elevar la edad mínima para contraer matrimonio de dieciséis a dieciocho años los que estén a favor que levanten la varita-.

La sala se oscureció ligeramente cuando Dumbledore, Dux y Moody levantaron sus varitas. Persephone Fawley parecía a punto de hacerlo, pero se detuvo. 

-¿Todos en contra?- Preguntó Corvinus y todos los del Lado Oscuro, incluidos Harry y Lysander, así como algunos del Lado Luminoso, incluidos Harfang Longbottom, Amelia Bones y Benedict Abbott lo hicieron. 

-¿Y abstenerse?- Dijo Corvinus, permitiendo que Perséfone y el señor Macmillan levantaran sus varitas. 

-La propuesta fracasa 40 a 5, con 2 abstenciones y 3 ausencias-, anunció Corvinus. 

-Me sorprende que no hayas usado tu autoridad como brujo jefe para decretar esas ausencias-, le dijo Fudge a Corvinus. 

-No creo que fuera necesario con ese margen-, se rió Corvinus. -Además, intento mantenerme neutral, a pesar de lo que algunos puedan sugerir-.

El resto de la reunión transcurrió intentando averiguar dónde construir algunas casas nuevas en el mundo de los magos. Harry había sugerido inicialmente la creación de un nuevo distrito exclusivo para magos, pero el bando de la Luz lo rechazó por considerarlo discriminatorio sin darle la oportunidad de exponer su opinión. Harry sabía que a las familias mágicas les resultaba más fácil permitir que sus hijos hicieran magia e imaginaba las cosas que podrían hacer si no tuvieran que preocuparse de que los muggles pasaran por allí accidentalmente. 

Por suerte era un tema que sabían que estaría en el orden del día, a diferencia de la propuesta sorpresa de Dumbledore, y Harry y Lysander lo habían discutido con antelación. Lysander había estado de acuerdo en que era mejor hacer hincapié en las ciudades mágicas y sugirió Hogsmeade o la nueva Cala del Principado. Sin embargo, ninguna de las dos fue bien recibida, ya que Doge sugirió que Lysander había sido corrompido por las costumbres de los sangre pura y quería mantener a los magos endogámicos e impedir que se casaran con muggles. Harry pensó que eso era un poco exagerado, teniendo en cuenta que él no era más endogámico ahora que cuando era un Longbottom. Sin embargo, estaba claro que el bando de la Luz quería hacer hincapié en la mezcla de muggles y presionó para que se eligiera uno de los pueblos principales. 

Por suerte, Harry estaba preparado. Dumbledore quería claramente que se eligiera uno de los del sur, Tinworth, Otter-St-Catchpole o Godric's Hollow. El problema era que todos estaban ya bastante juntos, y además se encontraban en una zona muy densamente poblada, lo que significaba que no había mucho espacio para que los magos se expandieran, pues los muggles ya lo habían reclamado. Upper Flagley era una opción mucho mejor desde ese punto de vista. El hecho de que allí residieran más familias del Lado Oscuro era sin duda una ventaja y Harry apenas pudo reprimir una risita cuando Dumbledore lo fulminó con la mirada mientras se tomaba la decisión. Cuando la reunión se cerró para el almuerzo, Harry estaba extasiado. Puede que no hubiera conseguido todo lo que quería, pero había sido una gran piedra en el zapato de Dumbledore y eso era una victoria para él.

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Harry estuvo de subidón durante algún tiempo después de la reunión del Wizengamot, en parte ayudado por el hecho de que el Diario el Profeta había hecho un gran alboroto sobre cómo Harry derrotó a Dumbledore repasando los detalles de la discusión varias veces. También hablaron de invertir el mandato de Dumbledore para asegurarse de que las cosas estaban en orden, dadas algunas de las acusaciones que Harry estaba haciendo. Esto había hecho que muchos de los compañeros de casa de Harry empezaran a hacerle preguntas y Harry pronto se encontró menos paria en su propia casa, hasta el punto de que algunos le preguntaban si podía volver a probar en el equipo de quidditch.

Harry había seguido jugando en su segundo año, pero las cosas se habían puesto incómodas cuando salió a la luz todo lo relacionado con Lysander. Harry había esperado ignorar las cosas, con la esperanza de que su habilidad con la escoba se impusiera. Desgraciadamente, no fue así, y Harry se encontró con burlas frecuentes durante el resto del año, hasta el punto de que Ron le había dicho que no se molestara en probar el año siguiente, ya que no lo querían. Por supuesto, al año siguiente Dumbledore había sido destituido y se habían producido muchos otros cambios, incluidos muchos cambios de actitud hacia las otras casas. Probablemente, gracias a eso, Harry habría podido volver a presentarse al equipo de quidditch sin problemas, pero las palabras de Ron seguían resonando en sus oídos. 

En parte por despecho, Harry había ignorado todas y cada una de las peticiones para probar ese año y, en aquel momento, Harry no se había arrepentido. Había tenido mucho con lo que lidiar ese año, especialmente después de Navidad, cuando vio a Sirius besando a Severus, y sinceramente se había alegrado de no tener nada más de lo que preocuparse. A pesar de que las cosas se habían calmado al año siguiente, Harry no echaba de menos el deporte y había seguido dándole una gran importancia. Sin embargo, este año era un poco diferente, y Harry estaba medio tentado de darle otra oportunidad al quidditch, aunque sólo fuera para distraerse del hecho de que Severus no estaba allí. Pero también tenía que preocuparse de los exámenes y de sus deberes en el Wizengamot, y a Harry le preocupaba que añadir el quidditch a todo eso pudiera ser demasiado. 

-¿Vas a hacer las pruebas?- preguntó Ginny. -Ojalá. Odio que la gente siga diciendo que no soy tan buen buscador como tú-.

-¿Quién dice que no lo eres?-, se rió Harry. 

-¿Crees que puedes conmigo, Potter?- desafió Ginny. 

-¡Ya lo creo!- dijo Harry, y las palabras salieron de su boca antes de que se diera cuenta de lo que estaba diciendo. Se arrepintió a medias de haberlo dicho pero, al mismo tiempo, también le gustó la idea del desafío. Por supuesto, no tenía por qué aceptar el puesto si se presentaba y, en realidad, sólo eran tres partidos si lo aceptaba. Quién sabía, tal vez se alegraría de la distracción cuando empezara la revisión de los exámenes. Estrechó la mano de Ginny para confirmar el reto y luego Harry se sentó a disfrutar de su pescado con patatas fritas. 

-Ginny es simpática, ¿verdad?-, reflexionó Harry mientras se metía una patata frita en la boca. 

-Yo diría que está más que bien-, bromeó Seamus, mientras Lysander lanzaba una mirada de sorpresa a Harry. 

-¡Oye! ¡Estás hablando de mi hermanita!- gritó Ron. 

-Lo siento Ron, pero vas a tener que aceptar que tu hermana es guapa y probablemente sólo va a ponerse más guapa-, dijo Dean. 

-Oh-, exclamó Harry. -No quería decir eso-.

-¡Crees que mi hermana no es guapa!-. chilló Ron. 

-No sé si diría eso-, explicó Harry. -No la he mirado de esa manera. Después de todo, estoy felizmente prometido-.

-Preocupado de que tu prometido montara en cólera y te envenenara mientras dormías-, se rió Seamus. 

Harry puso los ojos en blanco. -Nada de eso. Puedo ver que Ginny es objetivamente guapa, pero en realidad no significa nada-.

-Como mirar un cuadro o algo así-, sugirió Lysander, y Harry asintió con la cabeza mientras se comía otra patata frita. 

-Exactamente. Sólo pensé que era simpática y amigable. Será divertido volar contra ella en las pruebas-.

Muchos asienten con la cabeza y parece surgir un sentimiento de entusiasmo. Varias personas dijeron que irían a las pruebas para presenciarlas e incluso la persistente llovizna del día siguiente no pareció empañar los sentimientos de nadie al respecto. La sensación también era contagiosa y Harry se sorprendió a sí mismo sonriendo ampliamente. Hacía siglos que no se subía a su escoba y estaba deseando volver a surcar los cielos. Definitivamente necesitaba añadir el vuelo a su rutina cuando ya no estuviera en el colegio. 

Angelina Johnson había asumido el cargo de capitana del equipo y, como conocía tanto a Harry como a Ginny, los dejó solos en su pequeña batalla, mientras llevaba a los aspirantes a cazadores a través de algunos ejercicios. Harry pudo ver de reojo a Fred y George calentando y no pudo evitar preguntarse si estaban allí para poner a prueba a los cazadores o a él. De todos modos, eso no importaba. La snitch siempre iba hacia donde quería, lo que significaba que Harry probablemente tendría que esquivar todo tipo de cosas durante su persecución. Caminando hacia el centro del campo, Harry dejó que Ginny soltara la snitch y, al cabo de 5 minutos, ambos alzaron el vuelo. 

Harry observaba a Ginny con el rabillo del ojo mientras escrutaba el aire en busca de ese escurridizo destello dorado. Era difícil con este tiempo, ya que había poca luz para ayudar a distinguir la bolita voladora a distancia. Sin embargo, no podía decir que le importara, ya que sólo significaba más tiempo en el aire. Incluso con aquel tiempo tan desapacible, Harry recordaba la sensación de libertad que le producía volar y se preguntaba si Severus aceptaría subir con él algún día. Con mejor tiempo, por supuesto, aunque Harry no pudo evitar pensar que sería una buena excusa para acurrucarse más si hacía mal tiempo. Se perdió un poco en su fantasía y sólo se sobresaltó cuando vio que Ginny salía disparada para intentar interceptarlo. 

Pero fue así de fácil. Harry la había visto moverse por el campo, pero aún no había visto la snitch, lo que significaba que se estaba moviendo, pero sin un objetivo definido. Cabía la posibilidad de que la snitch no estuviera realmente allí, de que Ginny estuviera fingiendo que la veía para distraer a Harry. Harry estaba bastante seguro de que ella estaba por encima de eso; demasiado Gryffindor descarada para un sentimiento tan solapado. Aun así, Harry no iba a suponer que le pisaba los talones a la snitch y siguió escudriñando por delante de donde volaba Ginny para ver si la veía. 

Entonces Harry la vio. No el brillo dorado al que estaba acostumbrado, sino una sacudida antinatural en la capa de Katie. No lo habría notado si no hubiera estado mirando mientras Katie pasaba volando y hubiera visto su capa levantarse. Con un objetivo en mente, Harry ignoró a Ginny y se dirigió directamente hacia Katie que, por suerte, ahora se dirigía hacia él. Harry sabía que la Saeta de Fuego que Sirius le había comprado, cuando intentaba compensarle por haber besado a Severus, tenía ventaja. Quizá también había pasado demasiado tiempo con los Slytherin, ya que no se lo pensó dos veces a la hora de lanzarse sonorus a sí mismo. 

-¡Katie! ¡Ven aquí!- Gritó Harry, sobresaltando a todos los jugadores en el campo. A pesar de estar sorprendida y confusa, Katie se dirigió hacia Harry, lo que, por suerte, la alejó de Ginny. 

-¿Pasa algo, Harry?- preguntó Katie, y luego chilló mientras Harry seguía volando hacia ella. Consiguió detenerse justo delante de ella y le agarró la capa. 

-¿Harry? ¡HARRY! ¿Qué demonios estás haciendo?-.

Harry consiguió recoger la capa y apretar la snitch para que no pudiera escapar, justo cuando Ginny llegaba. Harry sonrió mientras sostenía la snitch en alto mientras todo el equipo estallaba en risas y aplausos. 

-¡Bien jugado, Harry!- gritó Angelina. -Tienes el puesto de nuevo en el equipo si lo quieres-.

-Gracias, Angelina, puede que sea divertido-, sonrió Harry mientras volvía al suelo y Angelina llamaba a los que iban a ser sus cazadores. 

-Eso fue un movimiento furtivo-, dijo Ginny, viniendo a aterrizar a su lado. 

Harry se encogió de hombros. -Tal vez, aunque fue totalmente legal-.

-Por supuesto. Tú no harías trampas-, resopló Ginny, casi sonando insultada. 

-Aunque siento haberte quitado el puesto-, admitió Harry mientras volvía a encerrar la snitch en el cofre. 

-No te preocupes por eso-, sonrió Ginny. -Volveré a tener mi puesto como cazadora. Seguramente es de lo que Angelina está hablando con ellos. Aunque ha sido un buen partido-.

Ginny se frotó las manos en el uniforme, presumiblemente para limpiarse el sudor y luego le tendió la mano a Harry que la estrechó sin pensarlo. 

-Sí, buen partido-.

-Por cierto, ¿quieres salir el próximo fin de semana de Hogsmeade?-. Preguntó Ginny. -Con el equipo quiero decir. Estaría bien salir todos juntos. Unirnos un poco, ya sabes-.

-Sería divertido-, admitió Harry, -pero tengo planes para reunirme con Severus, así que tendré que pasar-.

La cara de Ginny se desencajó un poco. -Oh, es una pena-.

-Sí, pero no puedo verle mucho mientras estoy en el colegio-, señaló Harry. -Siempre podemos quedar en otro momento-.

-Claro-, asintió Ginny con una sonrisa aunque no le llegaba a los ojos. 

-Y oye, al menos sabes que volverás a ser buscador el año que viene-, se rió Harry.

Ginny frunció el ceño. -¿Por qué? ¿Piensas volver a dejar el equipo?-.

-En realidad no puedo jugar si no estoy en Hogwarts-, se rió Harry. 

-¡No vas a hacer tus N.E.W.T!-. exclamó Ginny y Harry se encogió de hombros. 

-No tiene mucho sentido. Ni que los necesitara para servir en el Wizengamot-.

-Pues no-, admitió Ginny, -¿pero no crees que harías un mejor trabajo sirviendo al país si tuvieras una mejor educación?-.

-No veo cómo dos años más de Encantamientos van a ayudarme a escribir mejores leyes-, se burló Harry. -Preferiría dedicarme directamente a intentar hacer del mundo de los magos un lugar mejor-.

-Me sorprende que el profesor Snape te deje salirte con la tuya- musitó Ginny. 

-Severus-, corrigió Harry. -Ya no es profesor y, de hecho, dijo que conseguiría más respeto entre mis compañeros si tuviera algunas N.E.W.T., así que voy a buscar un tutor y a estudiar a tiempo parcial para conseguirlas-.

-Así que ya lo tienes todo resuelto-, dijo Ginny, metiéndose las manos en los bolsillos y pareciendo un poco incómoda. 

-Más o menos-, sonrió Harry. -Ahora sólo tengo que pasar de curso-.

Ginny frunció el ceño. -No es tan malo, ¿verdad? Salir con tus amigos quiero decir-.

-No está tan mal-, admitió Harry, -aunque echo de menos a Severus, Sirius y Charlie mientras estoy aquí-.

-¿Te llevas bien con Charlie?-. Dijo Ginny y Harry asintió. 

-Los veo bastante a él y a Sirius durante las vacaciones-.

-Bueno, quién sabe entonces, tal vez pueda ver un poco más de ti entonces también-, Ginny sonrió antes de estirar una mano para apartar el pelo de Harry de su frente. Harry se había sentido incómodo y se había echado hacia atrás cuando ella avanzó por primera vez. Sin embargo, cuando ella retrocedió, él no sintió el nivel de asco que pensaba que sentiría. Se sintió un poco incómodo y abandonó el campo de quidditch lo antes posible. Era extraño. Una parte de él le decía que tal vez no era buena idea pasar tiempo con Ginny, ya que parecía muy susceptible. Dicho esto, no era como si se le estuviera tirando encima, así que tal vez era así con sus amigos. Era simpática después de todo, no intentaría hacer nada inapropiado con alguien que estaba comprometido. Era obvio que sólo quería que fuéran amigos y Harry se dio cuenta de que también quería eso.

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El resto del trimestre transcurrió con bastante rapidez y, entre las clases, el repaso y el quidditch, Harry se encontró notablemente ocupado. Seguía intentando escribir a Severus todas las semanas, aunque a veces se retrasaba un poco debido a su horario de repaso. Hermione, Theo y algunos Ravenclaw se habían reunido y habían preparado uno para todo el curso, al parecer intentando ver si podían maximizar el número de aprobados. Resultaba práctico, ya que ahora tenían zonas de estudio dedicadas con gente de distintos niveles, de modo que algunos de los mejores estudiantes en las asignaturas podían ayudar a algunos de los que tenían dificultades. A Harry le pareció una idea brillante, pero ya había sido bastante difícil obligarles a dejar paso a su entrenamiento de quidditch, así que sabía que no podía cambiar nada por escribir una simple carta. Por suerte, Severus lo comprendió y, de hecho, se sintió impresionado de que Harry se tomara sus estudios tan en serio. Sin embargo, Harry seguía sintiéndose un poco culpable y por eso quería agasajar como era debido a Severus el fin de semana de Hogsmeade. 

Harry no perdió el tiempo y se dirigió directamente a su casa en cuanto bajó del carruaje y se lanzó a los brazos de Severus en cuanto estuvieron en la misma habitación y se morreó con él. 

-¿Puedo deducir de esa reacción que me has echado de menos?-, se rió Severus cuando por fin salieron a tomar el aire. 

-Claro que te he echado de menos-, dijo Harry, con la voz apagada mientras se movía para atacar el cuello de Severus. -Si pudiera, no volvería a salir de estos brazos-.

-Eso podría resultar un poco complicado cuando necesitemos ir al baño-, musitó Severus. 

Harry levantó la cabeza y sonrió. -Estoy seguro de que encontraríamos la manera-.

-Preferiría que no-, afirmó Severus, zafándose del abrazo de Harry. 

-Es una mierda que sólo tengamos el día de hoy-, hizo Harry un mohín. -Estoy medio inclinado a escabullirme aquí una noche-.

-¡No harás tal cosa!- exclamó Severus. -En primer lugar, no siempre estoy aquí y, en segundo lugar, el director Riddle tendrá tu pellejo si descubre que hiciste eso, lo que significa que no habrá más fines de semana y que posiblemente también te confinen en el colegio por Navidad-.

-Eso si me encuentra. Dumbledore nunca lo hizo-, señaló Harry y Severus frunció el ceño. 

-Dumbledore era un tonto que te alentaba activamente a hacer alarde de las reglas, así que puede que se haya perdido tus payasadas o puede que lo haya sabido todo el tiempo y te haya estado empujando a hacerlo desde la barrera-.

-¡Muy bien!- Harry resopló. -Me portaré bien-.

-Mientras estés en el colegio-, añadió Severus. -Aquí es otra historia-.

Eso hizo que Harry se animara. -¿Ah, sí? Tenías algo en mente entonces?-.

-Yo también te he echado de menos mocoso-, sonrió Severus, inclinándose para darle a Harry un beso profundo y prolongado. -Me gustaría aprovechar al máximo nuestro único día juntos-.

-¡Brillante!- Harry sonrió. -¿Significa eso que podemos repetir nuestra noche juntos aquí?-.

-Ya veremos- gruñó Severus de una forma que hizo que un escalofrío de expectación recorriera las entrañas de Harry. -Soy consciente de que te has hecho daño durante un partido de quidditch, así que he creado un aceite de masaje que te ayudará a curar y aliviar los músculos y quería probarlo para asegurarme de que funciona-.

-¿Quieres que sea tu conejillo de indias?-. preguntó Harry. 

-Quiero una excusa para darte un masaje de cuerpo entero-, ronroneó Severus. 

Harry tragó saliva mientras su polla daba un respingo al tener los diestros dedos de Severus sobre él. -En realidad no necesitas una excusa para hacerlo-.

-Entonces piensa en el aceite como un extra-, sonrió Severus. -También debería servir como un gran lubricante-.

-Eso sí que es un extra-, se rió Harry. -Entonces, ¿dónde me quieres?-.

-En todas partes-, dijo Severus con toda naturalidad. -Por desgracia, eso no es una opción todavía, así que arriba en la cama tendrá que ser-.

-¿Te he dicho que estoy deseando bautizar nuestra cama el verano que viene?-, suspiró Harry, y los ojos de Severus se ensombrecieron. 

-No sólo la cama-, corrigió Severus. -Puede que ni siquiera sea lo primero que usemos-.

-Me lo imagino-, convino Harry, inclinándose para darle un beso a Severus. -Pero por ahora tendremos que trabajar dentro de nuestros límites-.

-Oh, créeme Harry, podemos divertirnos mucho con eso-, prometió Severus y Harry se encontró subiendo las escaleras tan rápido como pudo, sin detenerse siquiera a quitarse la ropa antes de saltar sobre la cama. Estaba bastante seguro de que vibraba de excitación mientras se tumbaba boca abajo y esperaba a Severus. Afortunadamente no tuvo que esperar mucho y pronto sintió que la cama se hundía a su lado con Severus. En el momento en que los dedos largos y ágiles de Severus tocaron la piel de Harry, éste dejó escapar un largo gemido. Se sentía como en casa, como si las manos de Severus tuvieran que estar sobre él. Harry cerró los ojos y se sumió en un sueño feliz mientras Severus trabajaba con destreza sobre sus músculos sorprendentemente doloridos. 

En ese sueño, Severus y él ya estaban casados y Severus lo invitaba a un masaje después de un largo día arreglando el mundo en el Wizengamot. Las torceduras y los nudos que Severus hacía en la espalda de Harry se debían a las horas pasadas leyendo viejos textos de derecho, no a los libros de texto en clase. Cuando Severus pasó a trabajar los pies y las piernas de Harry, el dolor en ellos provenía de haber caminado por los pasillos del Ministerio, no de Hogwarts. Y cuando Severus empezó a subir por la escalera, Harry se sintió más cómodo. Y cuando Severus empezó a subir por la parte posterior de los muslos de Harry para masajearle el culo, fue sin duda el precursor de algo más. 

-Espero que termines lo que empezaste-, dijo Harry, separando un poco más las piernas para darle a Severus una mejor vista de su agujero. 

-No me tientes- soltó Severus, y Harry tuvo la clara impresión de que el hombre podría penetrarlo, sin importar el hechizo de castidad, lo que le provocó una pícara emoción.

-¿Sería realmente tan malo que lo hicieras?- preguntó Harry con descaro. 

-Como invalidaría nuestro contrato de compromiso, sí-, afirmó Severus. 

-¡Espera, qué!- exclamó Harry, dándose la vuelta de repente para mirar a Severus. -¿Por qué?-.

-Porque añadimos una cláusula de castidad y fidelidad al contrato de compromiso como forma de protegernos pero, si esa cláusula se rompe, entonces el contrato también-.

-Y entonces no podríamos casarnos en absoluto-, añadió Harry, continuando la explicación de Severus hasta su conclusión lógica. 

-Precisamente-, asintió Severus. -Así que por muy tentador que seas Harry, y créeme cuando te digo que eres muy tentador, prefiero renunciar a algún placer momentáneo en lugar de conseguir pasar toda una vida contigo-.

Harry sonrió mientras una calidez se instalaba en su pecho y las palabras de Severus. -Yo siento lo mismo. Aunque no puedo evitar sentir un poco de curiosidad. Juro que he oído hablar de otras parejas en contrato matrimonial que han podido hacer cosas a pesar de los encantamientos-.

-Invariablemente es porque no eran vírgenes cuando firmaron el contrato-, explicó Severus. -La magia puede probar la castidad de una persona, también puede decir si otra persona ha estado interactuando con alguien de manera íntima. Es, por suerte o por desgracia, según se mire, incapaz de distinguir cómo dos personas han estado interactuando cuando se supone que deberían estar aumentando su intimidad entre ellas. Algunos afirman que hay señales, pero no hay nada claramente demostrable, así que siguen siendo conjeturas-.

-Espera. ¿Estás diciendo que si yo no hubiera sido virgen cuando firmamos esos contratos podríamos haber estado haciéndolo como conejos y nadie se habría dado cuenta?-. Harry se quedó boquiabierto. 

-Sí- asintió Severus, -aunque, dado que tenías doce años cuando firmamos el contrato de esponsales, me habría sorprendido mucho que no lo fueras-.

-Aun así-, Harry hizo un mohín, -no me parece justo-. Se tumbó de espaldas en la cama, con la polla dura sobresaliendo de un nido de rizos, como para ayudar a demostrar su punto de vista. 

-Por desgracia, estoy acostumbrado a que la vida sea injusta, Harry, pero, teniendo en cuenta lo que estoy ganando, no voy a quejarme esta vez-, dijo Severus, con los ojos desviados hacia la entrepierna de Harry, relamiéndose inconscientemente. 

Harry tragó saliva. -Entonces, ¿se ha acabado el masaje porque no me importaría ocuparme de esto en algún momento?-.

-El masaje ha terminado-, respondió Severus, -pero no me opongo a darte algo de ayuda con tu problema-.

-Perfecto-, Harry sonrió, echando los talones hacia atrás para darle a Severus también una vista de su agujero. -¿Puedo pedirte que te quites algo de ropa también? Ha pasado demasiado tiempo y quiero volver a familiarizarme con tu cuerpo-.

-¿Quizás puedas jugar contigo mismo mientras yo hago un espectáculo?- Severus sugirió y Harry aceptó de buena gana mientras el hombre le untaba un poco de aceite en la entrepierna, cubriendo generosamente el agujero de Harry, listo para que se estirara. Entonces Severus dio un paso atrás y empezó a desabrocharse los botones uno a uno, despacio y burlonamente. Era una tortura, una deliciosa tortura. Harry deseaba desesperadamente poder ser él quien se lo hiciera a Severus, recorriendo con los dedos cada trocito de carne que quedaba al descubierto. Al mismo tiempo, le encantaba mirar, ver y apreciar el espectáculo sin distraerse. 

Y vaya espectáculo. Severus era glorioso. Harry sabía desde hacía tiempo que se sentía atraído por aquel hombre, pero creía que nunca había dedicado tiempo a apreciar lo que eso significaba. Severus era una persona maravillosa, al fin y al cabo por eso Harry le quería, pero también era guapísimo, al menos a los ojos de Harry. A Harry le encantaban las suaves líneas de su esbelta figura, que contradecían la fuerza del hombre. Su piel suave y pálida brillaba al sol, casi rogándole a Harry que la probara. Gimió al imaginar que pasaba la lengua por el esternón del hombre, que se descubría lentamente. No pudo evitar pensar que la luz del sol no mostraba lo mejor de Severus. Recordó cómo la luz de las velas había brillado en su piel cubierta de sudor y no pudo evitar preguntarse si brillaría a la luz de la luna. De pronto quiso hacer un plan para la primera luna llena después de que estuvieran bien juntos. 

Severus se tomó su tiempo para quitarse toda la ropa y, cuando se quedó en boxers, Harry ya se había metido tres dedos en el agujero. 

-Me sorprende que aún no hayas terminado-, ronroneó Severus mientras se metía entre los muslos abiertos de Harry. 

-No quería distraerme de la vista-, dijo Harry, sonriendo mientras Severus se inclinaba sobre él. -Me gusta esta posición, pero no puedo evitar sentir que falta algo-.

-Estoy de acuerdo-, sonrió Severus con satisfacción, -pero, por desgracia, estamos limitados en cuanto a lo que tenemos disponible. Sin embargo, puedo ofrecerte un juguete-.

-Está bien-, suspiró Harry, -siempre y cuando te quedes así. Puede que no podamos tener sexo, pero quiero imaginar que eres tú dentro de mí-.

-Serás mi muerte, mocoso-, gimió Severus, -pero no puedo estar en desacuerdo con la idea-.

Sacó un consolador relativamente pequeño y, tras untarlo en un poco de lubricante, Severus lo introdujo lentamente en el interior de Harry, provocando un gemido de éste. Severus introdujo y sacó el consolador manualmente hasta que dio con un punto que hizo que Harry jadeara y casi saltara de la cama. 

-Y ésa es su próstata, señor Potter-, sonrió Severus mientras murmuraba un hechizo y el consolador empezaba a moverse solo. Harry se estremeció cuando el juguete le golpeó una y otra vez aquel delicioso lugar y sacudió las caderas, intentando desesperadamente conseguir más.

-Estás delicioso así, Harry. Todo desesperado y necesitado-, ronroneó Severus, inclinándose sobre Harry, imitando la posición que él podría adoptar. Sujetó la mano de Harry por encima de su cabeza, haciendo que Harry gimiera, y luego gimió de nuevo cuando Severus se acomodó encima de él, su polla vestida frotándose contra la de Harry. Se sentía de maravilla, incluso mejor cuando Severus se inclinó para besar a Harry, sus lenguas deslizándose una contra la otra, imitando los movimientos de sus cuerpos. Se perdió en las sensaciones, persiguiendo un placer cada vez mayor hasta que finalmente se estrelló contra la cima. Harry echó la cabeza hacia atrás, gritando su liberación. Respiró aliviado cuando el consolador dejó de moverse en su interior, pero maulló cuando Severus se lo quitó. 

-¿Tanto disfrutas cuando te llenan?- preguntó Severus, con una chispa de placer brillando en sus ojos. 

-Aparentemente-, hizo Harry un mohín, -aunque estoy deseando que me llenes con la polla-. Miró fijamente el gran bulto que quedaba en los boxers de Severus. -Todavía tienes que correrte-.

-No tengo prisa-, afirmó Severus. -Tenemos toda la tarde y no me gustaría perder el tiempo contigo recuperándome. Puedo darme placer bastante bien esta noche, gracias. Puede que incluso use el mismo consolador-.

Harry se estremeció al pensarlo. De alguna manera, la idea de usar el mismo juguete era casi como si Severus se diera placer a sí mismo en la polla de Harry y ese pensamiento hizo que la propia polla de Harry diera un valiente respingo. 

-Sabes, puede que esté listo para volver en media hora o así-, dijo Harry estirándose y bostezando. 

-¡Ah, las alegrías de la juventud!-.

-No eres tan viejo-, Harry frunció el ceño. 

-Lo bastante viejo como para que no se te levante varias veces en un día-, afirmó Severus. 

Harry sonrió. -Eso sí que parece un reto-.

-Hoy no-, advirtió Severus y Harry hizo un mohín. 

-Es una pena, aunque todavía quiero probar ese aceite de masaje contigo dentro de un rato-.

Severus enarcó una ceja. -¿Qué te hace pensar que no lo he probado ya conmigo mismo?-.

-No con un masaje en condiciones-, resopló Harry. -Insisto en darte uno. Estoy deseando poner mis dedos en tu cuerpo-.

-Tanto te gusta mi cuerpo, ¿verdad?-. preguntó Severus, sonando un poco petulante mientras atraía a Harry para abrazarlo. 

-Ajá-, sonrió Harry, acurrucándose en el pecho de Severus. -Quiero conocer íntimamente cada centímetro lo antes posible. Bueno, tal vez después de una siesta rápida. No sé por qué, pero tienes una forma de sacármelo de dentro cuando estamos juntos-.

-Me lo tomaré como un cumplido-, sonrió Severus. -¿Te despierto para comer?-.

-Tal vez-, murmuró Harry. -Siempre y cuando sea temprano. Como ya he dicho, luego me toca a mí y quiero tomarme mi tiempo contigo. También tendrás que enseñarme ese hechizo para mover el consolador, es muy práctico-.

-¿Planeas usarlo contigo?- inquirió Severus. 

-Tal vez, aunque la última vez mencionaste que querías que te follara también y me intriga cómo funcionará eso-.

Harry sintió que la polla de Severus, que había estado empezando a menguar un poco, volvía a animarse de repente y Harry tenía una enorme sonrisa en la cara mientras empezaba a dormitar. Este estaba resultando ser un día verdaderamente maravilloso y Harry no podía esperar a que hubiera más.

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En lo que a Harry respectaba, todo estaba bien en el mundo. Claro que estaría bien si pudiera irse a la cama con Severus todas las noches y, en un mundo ideal, si no tuvieran también el maldito encantamiento de castidad y la cláusula con los que lidiar. Sin embargo, con esa excepción, su vida iba de maravilla. Lo habían aceptado en el Wizengamot, se sentía seguro con sus estudios y Severus y él parecían haber llegado a un punto cómodo. Parecía que lo único que le quedaba era terminar su año escolar y sus exámenes y adentrarse en el resto de su vida. Por eso estaba tan contento cuando llegó la fiesta de Halloween.

Harry había visto mucho a sus amigos de Slytherin, sólo en las sesiones de repaso gracias a su apretada agenda, sobre todo con los entrenamientos de quidditch, por lo que se propuso acercarse a la mesa de Slytherin para charlar un rato.

-Cuánto tiempo sin verte, forastero-, sonrió Theo.

-Sí, lo siento-, dijo Harry, rascándose la cabeza. -La práctica ha hecho que las cosas estén un poco agitadas últimamente-.

-¿En serio?- respondió Pansy. -Eres el buscador, todo lo que tienes que hacer es encontrar la snitch. ¿Cuánta práctica necesitas para algo que sea al menos medio afortunado?

-Supongo-, admitió Harry. -Aunque hay una cosa de equipo, necesitamos compenetrarnos, y hace mucho tiempo que no juego con ellos-.

-Aun así, deberías estar sobre aviso de que esperamos una reunión pronto, al menos en Navidad, o podríamos empezar a asaltar la sala común de Gryffindor-, advirtió Draco.

-Lisander dijo que había pasado bastante tiempo allí arriba-, dijo Blaise.

-Bueno, es mi sala común-, respondió Harry, sintiéndose un poco a la defensiva aunque no estaba del todo seguro de por qué.

-Lo sabemos- dijo Theo, -y entendemos que estar en tu sala común es más fácil al final de un largo día, pero nosotros también somos tus amigos, ¿no? Estaría bien poder pasar un rato charlando contigo de otras cosas que no sean las tareas del colegio-.

-Supongo-, suspiró Harry. -Tendremos que organizar algo después del partido. Yo también echo de menos charlar contigo y estaría bien quedar en algún momento de las Navidades, aparte del baile, claro-.

—Entonces, ¿puedo decirle a mamá que irás? —preguntó Draco.

-¡Por supuesto!- respondió Harry. -No creo que pudiera salirme con la mía si no asistiera-.

-No finjas que mamá obliga a nadie-, frunció el ceño Draco.

-Sí. Hay excepciones aceptables para no asistir, a saber, un duelo reciente o una enfermedad grave-, afirmó Pansy, cuya risita reprimida contradecía su tono serio.

De repente, Ginny apareció junto al codo de Harry. -Toma Harry, rápido. Consiguió engancharte unos pastelitos y zumo de calabaza antes de que los demás los destrozaran todos-.

-Gracias Gin-, sonrió Harry, tomando la comida ofrecida casi automáticamente.

—¿Por qué tanto esfuerzo?— preguntó Theo, dirigiendo a Ginny una mirada sospechosa. -Los elfos domésticos siempre reponen la comida-.

-Sólo hasta cierto punto-, argumentó Ginny. -Al director Riddle le preocupa que los alumnos se excedan con los dulces, así que puso un límite a las veces que se pueden reponer-.

-Aun así, el límite son como tres pasteles por persona-, señaló Draco.

-¿Te das cuenta de que estamos hablando de los Gryffindor?-, se rió Harry. -Oyen eso y lo ven como un reto-.

Los Slytherins murmuraron de acuerdo pero Harry seguía pensando que Theo miraba a Ginny sospechosamente y eso hizo que se le levantaran los pelos de punta.

-Gracias por pensar en mí Ginny, ha sido muy considerado por tu parte-, dijo Harry, en voz alta sin gritar. Ginny era su compañera de equipo y alguien que se estaba convirtiendo rápidamente en una buena amiga y le molestaba un poco que Theo pareciera estar fuera con ella por alguna razón. Realmente necesitaba fruncir tanto el ceño cuando Ginny estaba haciendo algo bueno por él, probablemente renunciando a uno de sus propios pasteles por él, que es más de lo que cualquiera de los Slytherins había hecho por él. -Ya nos veremos-, dijo Harry a los Slytherins antes de darle un buen mordisco al pastelito mientras se marchaba. Volvió a la mesa de Gryffindor con Ginny, que le devolvió la mirada y le sonrió, y Harry se quedó momentáneamente impactado. ¿Siempre había tenido el pelo tan bonito? La forma en que los mechones rojos brillaban a la luz de las velas era rompedora. Harry se estremeció un poco. Una cosa era pensar que Ginny era guapa de forma pasajera, como le había pasado a él: tenía una bonita sonrisa y su cara era agradable de mirar. Esto parecía algo más y Harry se sintió confuso y se sumió en sus pensamientos, dejando que el ruido del vestíbulo lo inundara mientras terminaba su pastel y su bebida.

Desgraciadamente, Harry no era capaz de descifrar nada a medida que pasaban los días. A menudo miraba a Ginny, intentando averiguar qué había provocado aquel cambio en sus sentimientos, pero no lograba dar con la causa. ¿Era normal que la gente se volviera guapa de repente? Harry estaba un día en una de las sesiones de repaso cuando le llegaron las respuestas. Algunos de los chicos de Hufflepuff estaban teniendo una discusión no muy tranquila sobre qué chicas se habían vuelto atractivas este año. Al parecer, las hormonas podían tener un efecto significativo en varias cosas, no sólo en el aspecto de una persona, sino al parecer también en sus sentimientos. ¿No se había preocupado Severus de que ocurriera algo así, después de todo? Harry había estado tan seguro de que sus sentimientos no cambiarían, pero Severus había tenido sus dudas y Harry empezaba a preguntarse si el hombre tenía razón al tener sus dudas.

Harry no quería sacar conclusiones precipitadas. Ese verano iba a unirse a Severus, un acto que sería prácticamente irreversible. El problema era que si Harry rompía el contrato de compromiso antes de eso, Harry no podría casarse con Severus si sus recién descubiertos sentimientos por Ginny resultaban ser sólo un capricho pasajero. Por el momento, Ginny no era más que una amiga por la que Harry se sentía atraído, pero eso no era necesariamente algo en lo que basar un compromiso para toda la vida. Tenía tiempo, sin embargo, para tratar de ordenar sus sentimientos y ver qué camino quería tomar en el futuro.

El problema era que no era tan sencillo. En primer lugar, las constantes idas y venidas en su cabeza le distraían mucho, sobre todo durante los entrenamientos de quidditch, en los que Harry se distraía constantemente de su búsqueda de la snitch con Ginny. Junto con eso, sin embargo, venía una gran ración de culpa. Harry no podía evitar estar haciendo mal a Severus. El hombre había hecho tanto por Harry a lo largo de los años, apoyándolo y ayudándolo a conseguir su independencia y un lugar en el mundo. Harry le quería de verdad y también se sentía atraído por él. Harry se dio cuenta de ello cuando Severus apareció para ver su partido contra Hufflepuff.

Harry no tenía ni idea de que el hombre iba a aparecer, así que cuando lo vio cómodamente acurrucado entre el director Riddle y la profesora McGonagall, se quedó de piedra. Pero no tanto como la inyección de lujuria que le recorrió el cuerpo, y Harry sintió la tentación de volar hacia allí y morrearse con él. No lo hizo, por supuesto. Tenía un partido que jugar y no quería montar una escena. Sin embargo, eso le demostró que, al parecer, sus hormonas estaban en plena ebullición en aquel momento y probablemente amplificaban cualquier sentimiento que pudiera sentir por alguien. No era como si quisiera saltar sobre los huesos de Ginny después de todo, simplemente la encontraba más atractiva que otras personas, eso no significaba necesariamente nada en absoluto.

Con eso en mente, Harry se lanzó al juego, apartando de su mente cualquier otro pensamiento que no fuera intentar encontrar la snitch. No había nada más importante que el juego. Unas cuantas veces Ginny pareció arremolinarse en su vista, aparentemente haciendo algún tipo de maniobra elaborada. Cada vez que lo hacía, Harry encontraba su mirada momentáneamente atraída hacia ella y tenía que sacudirse para no hacerlo. La distracción de Harry estuvo a punto de hacer que la buscadora de Hufflepuff se hiciera con la snitch, lo que le causó un gran disgusto. La suerte había sido la única razón por la que Harry no había perdido el partido hasta el momento y Harry estaba decidido a no dejar que su mente errante fuera la razón por la que perdiera su primer partido de vuelta. Fue esta renovada determinación la que hizo que Harry se moviera por el campo como un poseso. Y funcionó. En uno de sus giros vio un destello a lo lejos y pudo alterar el rumbo sutilmente para que el perseguidor de Hufflepuff no se diera cuenta. Harry pudo acercarse con cuidado, aumentando la velocidad en el último segundo hasta el punto de que la mitad de los jugadores ni siquiera se habían dado cuenta de que el juego se había detenido.

-Bien hecho, Harry-, dijo Severus cuando bajó al campo para felicitarlo. -Si me permites el atrevimiento, ha sido una jugada muy Slytherin. ¿Tanto te estoy contagiando?-.

Harry tragó saliva mientras su cerebro le proporcionaba una imagen mental de cómo se habían contagiado exactamente Severus y él la última vez que estuvieron juntos.

-¿Quizá no lo suficiente?- Sugirió Harry y se emocionó al ver un destello de lujuria aparecer en los ojos de Severus.

-Desgraciadamente, me temo que la próxima vez que podremos vernos será en Navidad-, dijo Severus y Harry sintió una punzada de decepción. Estaba a punto de preguntar si había alguna forma de que Severus se quedara un rato ese día cuando Ginny se acercó a él, agarrándolo de la mano.

-¡Harry! Ya estás aquí. Vamos, ¡todo el equipo quiere celebrar tu victoria!:.

-Bueno, no es sólo mi victoria-, señaló Harry, sonriéndole.

-Atrapaste la snitch-, argumentó Ginny, -además es tu primer partido de vuelta así que no puedes dejarnos colgados-.

Harry se desgarró, incapaz de decir que no cuando ella lo miró fijamente a los ojos porque no quería decepcionarla. Sin embargo, sabía que Severus también estaba aquí y una nueva oleada de culpa lo invadió. Miró a Severus, lo que atrajo la atención de Ginny.

-Oh hola profesor, me sorprende verle aquí cuando Slytherin no está jugando. ¿Está visitando al director Riddle? En fin, no se preocupe por nosotros, solo vine a arrastrar a Harry a nuestra celebración de Gryffindor. Seguro que ganaremos la copa ahora que ha vuelto al equipo. Nos vemos, señor-.

Y se llevó a Harry a la fuerza. Harry miró a Severus, con la palabra "lo siento" en la punta de la lengua, pero Severus ya se había dado la vuelta.

🍁🍁🍁🍁🍁🍁

Severus había pensado que había un problema durante un tiempo, pero había conseguido convencerse de que se estaba imaginando cosas hasta aquel partido. Las cartas de Harry habían sido escasas antes de eso, pero le había sido bastante fácil convencerse de que Harry sólo estaba ocupado con los exámenes y que el hecho de que de repente se mencionara a Ginny Weasley era sólo porque había vuelto a jugar al quidditch. El hecho de que la mencionaran más que a cualquier otro jugador de quidditch era mera coincidencia. Luego habían compartido juntos el fin de semana de Hogsmeade de Harry y Severus se había convencido a sí mismo de que sólo había estado imaginando cosas, que su prolongada distancia de Harry le estaba haciendo dudar de las cosas de forma irracional.

Debería haberlo sabido. Aquel día juntos en Hogsmeade había sido claramente para Harry un jugueteo alimentado por la lujuria. Ahora mismo era poco más que una bola de hormonas, por supuesto que no había rechazado el sexo, o al menos el equivalente más cercano que pudieran disfrutar. Eso había quedado claro cuando Harry se había dejado arrastrar con Ginny después del partido. La chica había sido tan sutil como una bludger en la cara y el hecho de que Harry ni siquiera hubiera intentado rechazar sus insinuaciones había dicho mucho a Severus. Por eso ni siquiera se había molestado en quedarse y dejar que Harry intentara disculparse o inventar excusas. Ni siquiera se había molestado en despedirse de Tom, y se había limitado a abandonar el colegio para irse a casa y revolcarse en la autocompasión.

Pero no había servido de nada. Por todas partes le recordaban ahora a Harry, incluso su propia casa, que había sido decorada pensando en Harry, incorporando incluso algunas de las sugerencias que Harry le había hecho cuando lo había visitado antes. Severus había tenido la esperanza de sorprender a Harry con ella después de que se casaran, pero ahora eso no parecía más que una quimera. Había sido ridículo pensar que el pequeño enamoramiento de Harry prevalecería. Por supuesto, las cosas habían sido diferentes cuando Severus estaba en el colegio, viendo a Harry todos los días, permitiendo que el chico recordara sus sentimientos. Sin embargo, lo que no se veía no se pensaba y Harry parecía estar a punto de pasar página.

Severus murió por un torrente de emociones. Estaba enfadado con Harry por traicionarlo de aquella manera, enfadado consigo mismo por atreverse a pensar que podía ser suficiente. Arrepentido por haber renunciado a su puesto de profesor, preguntándose si él hubiera estado allí, las cosas podrían haber sido diferentes. Pero, sobre todo, se sentía culpable. Después de todo, había sido él quien se había declarado a Harry, aunque una parte de él sabía que era una mala idea. Harry era demasiado joven para aceptar un contrato tan vinculante como aquel. Había intentado justificarse a sí mismo diciendo que muchos otros de la edad de Harry también habían firmado contratos de ese tipo. En el fondo, sin embargo, sabía que sus acciones habían sido totalmente egoístas. Había querido a Harry, había querido quedárselo para sí y había seguido adelante sin importarle las consecuencias.

Ahora Severus tenía cada carta que le llegaba. Cada mención de Ginny era como una puñalada en el corazón. Respondería, por supuesto, tratando de mantener las cosas lo más neutrales posible, demasiado consciente de que cualquier otra cosa podría tener consecuencias catastróficas. Sabía que debía dejar marchar a Harry. Estaba claro que Harry estaba con él por un sentido del deber, después de todo. Severus había sido quien le había ayudado y también había sido su primer amor. No era de extrañar que el chico no supiera cómo poner fin a las cosas, sobre todo si pensaba que sus acciones perjudicarían a Severus. Por desgracia, Severus seguía siendo egoísta. Sabía que debía ser él quien pusiera fin a su contrato, para ahorrarle a Harry el dolor y la humillación de hacerlo. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, la mano de Severus se congelaba.

Dale tiempo, le decía la voz de su cabeza. Harry entrará en razón. Han pasado por demasiadas cosas juntas. Esta chica no es nada para él.

Era ridículo, pero fue suficiente, y pronto llegó la Navidad. Severus no sabía qué hacer. Una parte de él quería asistir a que Harry y él pasaran todo el tiempo los dos solos. La otra parte de él, la parte lógica, sabía que eso no ayudaría. No podía usar las hormonas de Harry en su contra. El chico tenía que aprender a distinguir entre la lujuria y el amor. Por eso, en contra de lo que quería, Severus se distanció por un tiempo, juntos salieron de viaje a la Cala del Principado con Sirius y Charlie y el Baile de los Malfoy. Severus sintió que se le arrancaba el corazón mientras escribía los planos en una carta a Harry, pero también sabía que ésta sería la clave. Si Harry podía ver tan poco de él y seguir interesado entonces tenían una oportunidad de reconstruir lo que habían tenido. Si no, éste sería el empujón que Harry necesitaba para cortar las cosas para siempre, ya que Severus sabía que él no sería lo suficientemente fuerte para hacerlo.

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Hacía tiempo que Harry no veía a Severus y Harry lo estaba deseando, aunque fuera en parte para aliviar su sentimiento de culpa. Había estado muy ocupado, Angelina presionando para que hiciese más prácticas por alguna razón, y Ginny le había estado pidiendo consejo con DADA. Harry podía entenderlo, no habían tenido precisamente buenos profesores durante los primeros años que Ginny había estado allí. Los de Slytherin habían cuestionado las acciones de Harry, sugiriendo que Ginny debería acudir a sus profesores y pedirles ayuda. Harry había objetado, diciendo que por supuesto debía ayudar a sus compañeros de casa más jóvenes, de la misma forma que había visto hacer a los Slytherin. Ron había sugerido que los Slytherin sólo trataban de mantener a Harry para ellos solos, pues no les gustaba que volviera a ser amigo de su casa. Había algo en las palabras de Ron que sonaba a verdad y Harry se había encontrado pasando cada vez menos tiempo con ellos. 

Sin embargo, el enfado de Harry con los Slytherin no se extendía a Severus y Harry había estado deseando volver a verle. Los sentimientos de Harry por Ginny no habían disminuido con el tiempo y seguía encontrándola una distracción. Sus sentimientos por ella no se habían extendido más allá de una amiga por la que se sentía atraído. Sus sentimientos por Severus eran claramente más profundos y Harry había estado esperando intentar reavivar ese romance. No había olvidado su día juntos en Hogsmeade y definitivamente esperaba que pudieran repetirlo. Cuando Severus se puso en contacto con él para decirle que estaba demasiado ocupado y que sólo podría ver a Harry una vez en una tarde fuera y en el baile de los Malfoy, Harry se sintió desolado. Sin embargo, el hecho de que estuviera desolado le decía a Harry que el hombre le importaba de verdad y le hacía sentirse seguro sobre su próximo matrimonio. 

Harry seguía sintiéndose un poco molesto con los Slytherin, así que acabó pasando gran parte de las vacaciones solo o en Grimmauld Place con Sirius y Charlie. Al parecer, Charlie había hecho las paces con su familia y se había enterado de que Harry había reavivado su amistad con Ron y Ginny. Al parecer, la señora Weasley estaba encantada y Charlie dijo que había hablado largo y tendido sobre los buenos augurios para el mundo mágico en el futuro. Harry se había sentido un poco incómodo al respecto y Sirius dijo que no le gustaba lo mucho que "esa mujer" hablaba de Harry. Charlie estuvo de acuerdo, pero también dijo que probablemente era natural, ya que los demás hablarían de Harry en casa. Harry no quería causar problemas ya que era consciente de que Charlie quería hacer las paces con su familia así que simplemente dejó pasar el asunto. 

También veía bastante a Lysander. Harry ni siquiera se planteaba invitar a gente, pero Lysander se puso en contacto con él y le preguntó si podía conseguir algunos esquejes. Al parecer, sus padres le habían construido su propio invernadero y Lysander quería algunos buenos ejemplares con los que llenarlo. Un día estaban tomando el té, discutiendo sobre algunas de las pociones que podrían surgir en sus exámenes de O.W.L cuando Neville sacó el tema de las pociones de amor. 

-Siempre me sorprende la cantidad de variaciones que hay en las tiendas-, reflexionó Neville, -y me hace preguntarme cómo surgen-.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Harry. 

-Bueno, si vas a la botica, o miras en la contraportada del Semanario de la Bruja, hay numerosas pociones de amor diferentes por ahí y no pueden usar todas los mismos ingredientes, ¿verdad? Si no, no las venderían empresas diferentes-.

-¿Tal vez sólo ponen diferentes envases en la misma poción?- sugirió Harry.

-Poco probable-, dijo Charlus, uniéndose a la pareja con Lily y Dorea. -Fleamont era muy consciente de que otras personas intentaban comercializar cosas como Sleakeazy y siempre se aseguraba de que hubiera diferencias-.

-Cierto, y tenía curiosidad por saber qué significaban esas diferencias-, dijo Lysander. -Por ejemplo, ¿cuánto hay que cambiar para que resulte irreconocible?-.

Harry frunció el ceño. -¿No dejaría de funcionar en ese momento?-.

-Posiblemente-, se encogió de hombros Lysander, -o tal vez sólo sea lo bastante diferente. ¿Hay un punto en el que un veneno deja de ser veneno?-.

-En el mundo muggle sí, aunque al revés-, dijo Lily. -Sus medicamentos, equivalentes a las pociones curativas, se vuelven venenosos si tomas demasiado-.

-Me pregunto si entonces ciertas pociones se vuelven menos activas si tomas una dosis menor-. musitó Lysander. 

-Tal vez pueda preguntarle a Sev cuando vaya a verlo-, sugirió Harry. -Tengo curiosidad por saber por qué te interesan tanto las pociones-.

-Oh, bueno, he estado mirando cómo cultivar algunas nuevas variedades de plantas mágicas y tenía curiosidad por saber si eso acabaría influyendo en las pociones. Como con nuestros anillos de señorío. Quiero decir que tienen protecciones contra las pociones, pero ¿siguen siendo relevantes después de todo este tiempo? ¿Podrían haber cambiado las pociones lo suficiente como para que ya no las detuvieran?-.

Harry parecía curioso. -Ni siquiera había pensado en eso-.

Ciertamente tuvo a Harry pensando todo el día siguiente y el siguiente mientras se preparaba para ir a ver a Severus. Harry se alegró de tener algo que discutir con el otro hombre. Hablar con Lysander le había recordado a Harry su primera Navidad después de comprometerse. Había sentido celos de lo mucho que Severus y Lysander habían hablado y se había sentido bastante excluido. En aquel momento se había desesperado, pues no pensaba que alguna vez tendría algo de qué hablar con aquel hombre. Sin embargo, después de observar a Sirius y a Charlie, Harry se había dado cuenta de que no tenías que compartir necesariamente las mismas aficiones con una persona, siempre y cuando pudieras escucharla hablar de esas aficiones con interés. A Sirius no le interesaban los dragones, aparte de que le parecían geniales, pero escuchaba a Charlie hablar de ellos durante horas. Lo mismo ocurría con los inventos de Charlie y Sirius. Harry nunca sería un genio de las pociones como Severus, pero al menos podía hablar de ciertos temas con él. 

Harry llegó a la Cala del Principado con una sonrisa en la cara y se alegró tanto de ver a Severus esperándolo que corrió a los brazos del otro hombre sin pensarlo. Severus dudó un segundo y Harry se preguntó brevemente si se habría equivocado. Sin embargo, los brazos de Severus no tardaron en rodear a Harry, estrechándolo en un fuerte abrazo, y Harry sintió que podría haber llorado de alivio. Permanecieron juntos durante lo que pareció un tiempo ridículamente largo, ya que ninguno de los dos parecía particularmente interesado en soltarse. Finalmente, Harry aflojó el agarre, deseoso de tener una cita de verdad y no sólo abrazarse en la entrada. Se apartó de mala gana, pero no sin darle un beso a Severus. 

-Te he echado de menos-.

-Yo también te he echado de menos-, admitió Severus. 

-¿Entonces por qué no has estado más por aquí?-. Harry hizo un puchero. 

-Tengo trabajo de pociones que terminar y me imaginé que te gustaría tener la oportunidad de pasar algunas de las vacaciones con tus amigos-, explicó Severus. El tono era perfecto, pero una parte de Harry no pudo evitar preguntarse si lo habían ensayado de algún modo. 

-Veo a mis amigos en el colegio todo el tiempo-, señaló Harry. -Esperaba pasar más tiempo de las vacaciones contigo. ¿Acaso voy a verte el día de Navidad?-.

Severus suspiró. -Me temo que este año no. Lo sé, yo también estoy decepcionado. Sin embargo, quiero tener esta investigación terminada para febrero, ya que espero presentar un trabajo en la Conferencia de Potioneers de primavera, ya que no podré asistir a la de verano-.

-No, no lo harás- asintió Harry con una sonrisa mientras se dirigían hacia el paseo cogidos del brazo. -Te quiero, pero no quiero que nuestra luna de miel sea en una conferencia de pociones-.

-Lo sé, por eso las prisas ahora-, se rió Severus. -Supuse que perderme una Navidad sería mejor que perderme una luna de miel-.

-Supongo-, dijo Harry con un fingido resoplido. -Aunque eso no significa que no espere un regalo decente-.

-Eso va sin duda-, sonrió Severus y Harry gimió. 

-Maldita sea, y yo que esperaba que dijeras que no. No sé qué regalarte este año-.

-Harry, me has conseguido mi libertad y mi herencia. También has aceptado casarte conmigo. ¿Por qué ibas a regalarme algo más?-.

-Pero quiero-, resopló Harry. -¿Qué clase de prometido no le compra a su pareja un regalo de Navidad, aunque no vaya a verte?-.

-Bien, pero te prometo que cualquier cosa servirá-, insistió Severus. -Sólo envía algo con Collie cuando decidas algo. Pienso llamarlo cuando tenga lo tuyo resuelto-.

-De acuerdo-, Harry sonrió. -Por cierto, ¿de qué trata tu investigación?-.

-Pienso presentar un artículo sobre la necesidad de actualizar los libros de hechizos-, respondió Severus. -Fueron escritos en la época medieval, pero el problema es que la sobreexplotación de los ingredientes de pociones ha provocado un descenso significativo en la cantidad de reactivos reales que contienen. En otras palabras, los ingredientes que usamos hoy en día son menos potentes y, como resultado, las pociones que se producen no son menos potentes también-.

-Eso es interesante, Lysander y yo estábamos hablando de algo similar justo el otro día. Se preguntaba si habría alguna forma de utilizar distintos ingredientes para alterar una poción y hacer inútiles protecciones como nuestros anillos-.

-Poco probable-, se burló Severus. -Puedo ver de dónde podría venir Lysander, sé que está buscando crear especies más específicas de ciertas plantas que sean mejores para ciertas pociones. Sin embargo, no se sostiene en el esquema más amplio de las cosas. Hay ciertos factores clave para ciertas pociones. Una buena forma de explicarlo sería como las drogas muggles. Tienes cosas como Aspirina, paracetamol, ibuprofeno, etc. Todos tienen propiedades similares, aunque en distintos grados, porque, en el fondo, tienen un derivado similar. Las diferentes clases de pociones son iguales. Se pueden alterar ciertas cosas para cambiar su eficacia y esas cosas, pero hay ciertos elementos centrales que hacen que una poción curativa sea una poción curativa-.

-Así que, esencialmente, para burlar las protecciones del anillo, una persona tendría que crear una poción completamente nueva-, razonó Harry y Severus asintió con una sonrisa. 

-Exactamente. Y aun así no hay garantías. No se sabe cómo funcionan realmente esas protecciones, así que es posible que cojan una poción similar. Por eso me alegro tanto de que lleves siempre tu anillo de señorío- dijo Severus, cogiendo la mano de Harry y acariciándole el dedo con el anillo. Harry se estremeció al hacerlo, y no de frío. Se preguntó brevemente si estaría bien que interrumpieran su cita y volvieran a la mansión Potter, tal vez incluso conseguir una habitación de hotel. Severus mira a Harry a los ojos y éste percibe una chispa de deseo en sus oscuras profundidades. Sin embargo, antes de que Harry pueda abrir la boca para sugerir algo, Severus rompe el contacto visual y se lleva la mano de Harry a los labios para besar el dorso antes de estrecharla con fuerza mientras caminan. Harry estaba a punto de cuestionar el repentino cambio de actitud, pero de repente lo saludaron.

-¡Harry!- Ginny gritó. -¡Qué casualidad verte hoy aquí!-.

Harry puso los ojos en blanco. -No debería ser una sorpresa. Sólo había estado hablando de venir aquí con Severus todo el viaje en tren desde Hogwarts-.

-Lo sé-, resopló Ginny. -Por eso me intrigaba tanto este lugar. He estado molestando a mamá y a Charlie para que me dejaran venir aquí a hacer algunas compras navideñas desde que volví y finalmente cedieron-.

-Lo ha hecho-, suspiró Charlie, sonando a disculpa. -Siento interrumpir su cita chicos. Ginny ha estado insistiendo en ver todos los lugares de interés aquí sin embargo-.

-Exacto-, Ginny hizo un mohín. -He dicho todos los lugares de interés, pero hasta ahora sólo hemos estado en sitios aburridos como Fortescue's, que era bonito y tal, pero sólo un poco diferente al del Callejón Diagon. ¿Dónde están todas las atracciones y esas cosas?-.

-La mayoría han hecho las maletas por el invierno-, explicó Severus uniformemente. -Es mejor que venga en verano, señorita Weasley; es cuando las cosas son realmente divertidas. Si quiere buenas compras navideñas, le sugiero el mercado de Carkitt-.

-Gracias por el consejo, profesor-, dijo Ginny con cierta frialdad. -Desgraciadamente ya estoy aquí, así que será mejor que lo aproveche. Debes saber algo que hacer, ¿verdad, Harry? Quiero decir que tú estabas por aquí cuando se estaba construyendo este lugar, así que debes saber algo para asegurarte de que mi visita no sea un desperdicio-.

-Severus lo sabrá mejor que yo-, insistió Harry, dándole un ligero apretón a la mano del hombre. -Él fue quien creó este lugar junto con Lucius Malfoy-.

-Sí, pero tú me conoces mejor que todos estos-, empujó Ginny, agarrando la otra mano de Harry. -Debes conocer algo por aquí que me pueda interesar-.

-Bueno, están los establos Granian-, sugirió Harry. -Normalmente no corren en verano debido a los turistas, pero se estarán preparando para la gran carrera de Año Nuevo, así que deberíamos poder verlos entrenar-.

-¡Perfecto!- chilló Ginny. -¡Vamos, ve delante!- Agarró con fuerza la mano de Harry y tiró de él. Harry sintió que la mano que agarraba la de Severus resbalaba y, si no se equivocaba, habría jurado que el hombre lo soltó al final. Pero eso no podía ser cierto, ¿verdad? Severus lo amaba, seguramente eso significaba que debía luchar por estar con él en su cita. Harry miró hacia atrás, confuso, pero sólo vio unos ojos vacíos que lo miraban fijamente mientras lo apartaban. Pensó en gritar; tenía las palabras en la punta de la lengua. Sin embargo, no pudo hacer que su cuerpo las expresara y, pronto, Severus desapareció por completo de su vista. 

-¿Qué ha pasado ahí?- preguntó Sirius mientras veían a Harry y Ginny correr calle abajo. 

-Simplemente lo inevitable-, suspiró Severus. 

-¿Inevitable?- inquirió Charlie. -Seguro que lo inevitable era su matrimonio-.

-Tengo la sensación de que esos planes se cancelarán pronto-, sonrió Severus sombríamente. -Parece que Harry ha cambiado de aires-.

-¿Y no vas a luchar por él?-. preguntó Sirius, pero Severus negó con la cabeza.

-¿Qué derecho tengo? Al fin y al cabo, lo que nos unió fueron las circunstancias. Si no fuera por el contrato de compromiso de Lily, Harry nunca habría pensado en mí de esa manera. Si se ha dado cuenta de que puede hacerlo mejor, ¿quién soy yo para decirle que se equivoca?-.

Charlie frunció el ceño. -No lo sé. Hay algo que no me cuadra. Sé que Ginny es mi hermana y todo eso, pero no puedo evitar sentir que hay algo más que no estamos viendo-.

-¡Precisamente!- Sirius estuvo de acuerdo. -Eres maestro de pociones Sev, seguro que conoces todo tipo de cosas que pueden provocar cambios repentinos de comportamiento como ese-.

-Soy pocionero, no maestro de pociones. Perdí ese título en cuanto dejé de enseñar en Hogwarts. En cuanto a las pociones que provocan cambios repentinos de comportamiento, sí, conozco cientos. Por desgracia, todas ellas estarían bloqueadas por el anillo de señorío de Harry. Teóricamente es posible que alguien haya diseñado algo que pueda burlar esas protecciones, pero a menos que Ginny se haya convertido de repente en una experta en pociones en el último año, dudo que sea capaz de algo así. También hay un último problema con tu teoría. Este cambio no es repentino, lleva meses creciendo, por lo que la explicación más lógica son las hormonas-.

-Pero encapricharse de alguien no es lo mismo que amarlo-, señaló Sirius, pero Severus se limitó a enarcar una ceja. 

-Recuérdame otra vez cómo empezó tu gran historia de amor-.

Sirius intentó protestar diciendo que lo suyo con Charlie era diferente pero, dijera lo que dijera, caía en saco roto. Severus se había hecho a la idea de que las cosas entre él y Harry estaban esencialmente acabadas y nada de lo que nadie dijera podría hacerle cambiar de opinión al respecto. En ese momento, a Sirius le preocupaba que ni el propio Harry pudiera hacerlo.

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Harry se despertó notablemente sedado el día de Navidad. Se preguntó brevemente si se debía a que era mayor, pero luego también recordó que ese día no iba a ver a Severus, lo que también podía explicar su letargo. Era difícil emocionarse una mañana de Navidad solo. Normalmente tenía a alguien cerca, pero ni siquiera Sirius y Charlie estaban, ya que este año se habían ido a la Madriguera. Harry se alegraba de que Charlie se reencontrara con su familia, pero eso le hacía añorar la idea de una familia propia. Le encantaba tener los retratos de su madre, Charlus y Dorea, pero no era lo mismo que tener a una persona presente. Tenía una invitación permanente para la cena de Navidad con los Malfoys y los Lestrange, que este año volvería a celebrarse en la mansión Malfoy. Sin embargo, la hora de la comida parecía muy lejana y Harry no se sentía con fuerzas para desayunar. Por suerte, sus elfos domésticos no iban a permitir que Harry se saltara una comida y Collie no tardó en aparecer con una bandeja y un regalo perfectamente envuelto en ella.

-¿Qué es esto?- preguntó Harry.

-Es del señor Snape-, contestó Collie, y Harry miró con curiosidad la nota que llevaba adjunta.

-Creí que me había dicho que mi regalo aún no estaba listo cuando le llevaste el suyo-. Harry no sabía qué regalar, pero había conseguido una copia de la foto de Severus y él en la playa. Se la había llevado como pago por hacerles una entrevista en relación con la próxima votación sobre si permitir o no que los nacidos de muggles se hicieran la prueba de su herencia mágica. Se había sentido un poco tacaño y cursi al ponerla en un marco muggle con las palabras "Amor" y "Siempre" grabadas, pero había querido que Severus tuviera un recuerdo de lo que tenían juntos.

-Me dijo que no estaba listo-, dijo Collie, -pero un par de días después me llamó a su casa y me lo regaló para Navidad-. Collie parecía un poco indeciso sobre lo que estaba diciendo, no es que pareciera estar mintiendo, más bien que había algo más pero no tenía las palabras para explicarse. Harry podría haberle interrogado más si no acabara de leer la nota que era claramente de puño y letra de Severus.

Queridísimo Harry,

...vendré más tarde para darte tu regalo apropiado. Por ahora, disfruta de estos bombones como recuerdo de la dulzura de nuestro amor.

Tuyo,

Severus

Harry estaba exultante. Severus debía de haber hecho un hueco en su agenda para venir a verlo. Desearía saber exactamente cuándo, para poder planearlo. Pero probablemente no era posible, ya que el momento dependía de la poción que Severus estuviera preparando. Sin embargo, Harry no quería correr riesgos y envió una nota a Narcissa para decirle que no lo esperara para almorzar, pues había surgido algo. Se sintió un poco mal por proponerles de repente una comida de Navidad a Asher y Collie, pero a ellos no pareció importarles. Harry se alegró porque no podía negar que la idea de pasar una Navidad sólo él le parecía maravillosa.

Harry desenvolvió felizmente la caja y al principio se sorprendió un poco al ver chocolates muggles. Luego recordó que había crecido en el mundo muggle y que tal vez prefería los dulces muggles. Eso tenía sentido, ya que a veces Harry se cuestionaba algunos sabores. Recordaba que anunciaban la Bandeja de Leche cuando vivía en casa de los Dursley y Harry tuvo que admitir que sentía curiosidad por las distintas opciones. Escogió lo que parecía ser el de caramelo y se lo llevó a la boca. Lo masticó pero no sabía mucho a caramelo mientras lo masticaba. Eso hizo que Harry frunciera un poco el ceño, pero no tanto como después de tragarlo, cuando su estómago empezó a rugir inmediatamente y Harry se encontró de repente violentamente enfermo. Harry se sorprendió, no sólo porque no se había sentido mal antes de esto, sino también porque había un extraño brillo en lo que traía.

-¿Todo bien, amo Harry?- Collie preguntó, viniendo a ver a Harry.

-No estoy seguro, Collie. Comí uno de los chocolates que Severus me regaló para Navidad y me dio náuseas-.

Collie miró el vómito en el suelo y pareció palidecer. -¿Por qué el amo Snape te da poción de amor?-.

-¿Poción de amor?- exclamó Harry. -¿Qué quieres decir?-.

-Ese brillo-, respondió Collie. -Como elfos domésticos nos entrenaron para estar atentos a las señales, aunque no siempre está claro-.

-¿Crees que Severus me ha estado dosificando una poción de amor?-. Harry se quedó boquiabierto.

-No-, dijo Collie, aunque no parecía muy seguro.

-Pero definitivamente recibiste esos chocolates de Severus ¿verdad? ¿Ya envueltos?- preguntó Harry y Collie asintió con la cabeza, con aspecto desgarrado. Harry podía entender ese sentimiento. Se sentía muy confundido, y posiblemente un poco enfermo otra vez. Seguramente Severus no tendría necesidad de darle una poción de amor, Harry ya lo amaba. Por desgracia, Harry tenía dudas. ¿Podría Severus haber estado dándole poción de amor antes de esto? Si alguien sabía cómo burlar las protecciones del anillo de señorío de Harry, ése era Severus, al menos en lo referente a pociones. Harry no quería pensar eso, pero estaba demasiado confuso con esta nueva información y le costaba decidir qué pensar. Necesitaba un poco de perspectiva, pero también sentía un fuerte impulso de no estar en la casa si Severus llegaba. Le mataba siquiera pensarlo, pero no se sentía como si debiera estar cerca de Severus ahora mismo.

-¿Crees que puedo ir a la Madriguera?- preguntó Harry y Collie asintió. -Cuando Severus llegue, dile que he ido a ver a Sirius, no le digas que estoy allí, por favor. Necesito tiempo para pensar-.

Collie asintió, con cara de disgusto y conflicto, una mirada que probablemente se reflejaba en la de Harry. Sin molestarse en esperar a cambiarse, Harry se acercó a la chimenea de su casa y se dirigió a la Madriguera, con la esperanza de que no hubiera ningún problema. No lo hubo, por suerte, y Harry salió dando tumbos hacia la extraña casa.

-¿Qué ha sido eso? ¿Harry?- exclamó Sirius. -¿Qué haces aquí?- Harry levantó la vista y vio varios pares de ojos que lo miraban fijamente.

-Um hola, siento irrumpir así pero ha pasado algo y necesito hablar con Sirius sobre ello-.

-Oh no te preocupes querido-, sonrió una mujer regordeta y pelirroja. -Los amigos de mis hijos siempre son bienvenidos aquí-.

-Gracias Sra. Weasley, estoy muy agradecido-.

-¿Por qué sigues en pijama, Harry?- preguntó Charlie.

-Bueno, es que he tenido un pequeño susto y necesitaba hablar con Sirius cuanto antes-, explicó Harry.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó Sirius, corriendo hacia Harry y revisándolo.

-Nada grave-, le aseguró Harry y luego miró a su alrededor, a los ojos inquisitivos que lo miraban. No estaba muy seguro de contarle sus preocupaciones a un montón de desconocidos. Luego recordó que en realidad no eran extraños. Harry sólo conocía a los señores Weasley, a todos los demás los conocía bien. Pensó que el señor y la señora Weasley podrían darle a Harry alguna idea o tranquilizarlo.

-Vale, bueno, esta mañana he recibido unos bombones como regalo de Navidad de Severus y me he comido uno, sólo que me ha sentado mal. Cuando Collie vino a verme se dio cuenta de mi vómito y dijo que me habían dosificado una poción de amor-.

-¿El profesor Snape te ha dosificado una poción de amor?-. La Sra. Weasley chilló.

-A ver, mamá, puede que no fuera Severus quien enviara los bombones-, razonó Charlie.

-Fue él-, corrigió Harry. -Severus llamó a Collie a su casa y le entregó la caja ya envuelta. Collie me lo aseguró-.

-Todavía me cuesta entender por qué Severus necesitaría siquiera hacerlo-, dijo Charlie. -Ya estan tan unidos, ¿por qué necesitaría darte alguna poción de amor?-.

-No puede tenerla, de todos modos. Harry nunca mostró ninguna de las señales-, señaló Charlie.

-A menos que se la hubiera dado antes-, sugirió Ron. -Cómo sabes que Snape no ha estado dosificando a Harry desde que empezó en Hogwarts-.

Sirius frunció el ceño. -¿Cómo podría haberlo hecho? Harry ha tenido su anillo de señorío básicamente durante toda su relación y habría eliminado cualquier cosa de su organismo en cuanto se lo hubiera puesto-.

-Bueno, si alguien sabía cómo cambiar una poción para que fuera detectada sería Snape-, argumentó Ron. -El hombre es conocido por mejorar el acónito, entre otras cosas-.

-Pero no podría haberlo hecho-, contraatacó Harry. -El otro día estuvimos hablando de cambiar pociones y Severus dijo específicamente que no se podía cambiar la base de una poción sin cambiar sus efectos-.

-Claro que diría eso-, resopló Ron. -Querría apartarte de su camino-.

-Sigo sin saberlo-, musitó Sirius. -Me cuesta verlo, eso es todo-.

-Bueno, ¿por qué no dejamos que Harry se quede aquí un rato?-, sugirió la señora Weasley. -Si el profesor Snape ha estado manipulando la comida y las cosas de Harry, entonces quién sabe qué podría estar afectándole. Incluso podrían ser pequeñas dosis acumuladas con el tiempo-.

-No creía que las pociones funcionaran así-, dijo Charlie.

La señora Weasley puso los ojos en blanco. -Te quiero Charlie pero podría escribir un libro sobre lo que no sabes de pociones-.

-Mira no me importa quedarme aquí, siempre y cuando la señora Weasley esté segura de que está bien- dijo Harry y la señora Weasley asintió. -Poción o no, creo que necesito tiempo para ordenar mi cabeza. Esencialmente, Severus tiene libre acceso a mi casa y tiene acceso a Grimmauld, pero puedo relajarme aquí sin preocuparme de que vaya a intentar encontrarme-.

-Si estás seguro, Harry-, comprobó Sirius, -pero si te parece bien me gustaría hablar yo mismo con Severus para intentar ver qué está pasando-.

-De acuerdo-, aceptó Harry, -siempre y cuando no le digas dónde estoy. Me pondré en contacto cuando esté listo-.

-De acuerdo, Harry-, sonrió Sirius y Charlie le dio un apretón tranquilizador en el hombro a Harry.

-Bueno, ahora que ya está todo arreglado, ¿por qué no subes y te aseas? Seguro que los gemelos tienen unos pantalones que te pueden prestar y yo tengo un jersey de Navidad que te tejí este año. Iba a decirle a Sirius que te lo regalara, pero supongo que ahora no es necesario-.

Harry fue llevado a lo que supuso que era la habitación de Ron antes de que pudiera sugerir llamar a Asher para que le trajera algo de su propia ropa. Era el primer jersey de Navidad Weasley que recibía desde su primer año y Harry no estaba seguro de cómo se sentía al respecto. No haber recibido uno en su segundo año no le había llamado la atención en ese momento porque habían pasado muchas cosas. Sin embargo, ahora casi sentía que el jersey era una señal de que lo habían aceptado de nuevo en el redil. Sin embargo, Harry se sintió un poco extraño, ya que eso implicaba que Harry había estado marginado por alguna razón, aunque no sabía por qué.

El almuerzo fue muy ruidoso y Harry tuvo que hacer un par de muecas de dolor por el nivel de ruido. Sin duda estaba muy lejos de la cena de Navidad de los Malfoys. Sin embargo, a medida que avanzaba, Harry se fue adaptando al ambiente y se animó a comer todo lo que la señora Weasley y Ginny le echaban en el plato. Finalmente llegó la hora de que Sirius y Charlie se marcharan. Sirius volvió a comprobar que Harry estaba de acuerdo en quedarse. Harry se había sentido más cómodo con la idea a lo largo del día y estaba deseando quedarse allí.

Era agradable ver a sus amigos después de pasar tanto tiempo solo en la mansión Potter y estaba deseando pasar más tiempo con ellos. En concreto, le apetecía pasar más tiempo con Ginny. Harry no había dejado de mirarla durante todo el día y ella le había dedicado una sonrisa radiante cada vez. Esa sonrisa había sido brillante y parecía llegar directamente al corazón de Harry. Quería verla más si podía mientras estaba allí. Parecía que la suerte estaba de su lado aquella noche. Ron se había acostado antes, después de haber comido hasta caer en coma. Sin embargo, Harry seguía despierto, tomando una taza de chocolate caliente mientras contemplaba el cielo nocturno invernal.

-¿Todavía no tienes sueño?- preguntó Ginny, acercándose a Harry.

Harry negó con la cabeza. -Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en dormir ahora-.

-Bueno, eso me viene bien-, sonrió Ginny. -Tenía ganas de pintarme las uñas con algunos de los colores que me regalaron mis amigas por Navidad. Pero no se me da muy bien pintarme la mano derecha y me preguntaba si podrías ayudarme-.

-No sé hasta qué punto puedo ayudar. Nunca me he pintado las uñas-.

-Oh es fácil, te enseñaré-, Ginny soltó una risita, agarrando la mano de Harry y arrastrándolo a su habitación. Harry estaba un poco excitado por aquella idea y no pudo evitar querer acercarse un poco más a ella. Al parecer, pintarse las uñas era una buena forma de acercarse, ya que Ginny encaramó a Harry en su cama y enseguida se sentó a su lado, tan cerca que sus piernas casi se tocaban. Tuvo que inclinarse sobre Harry para sacar sus diversos colores y Harry se asombró de cuántos tenía. Ginny había elegido el rojo brillante con motas doradas porque era navideño y muy Gryffindor. Harry estuvo de acuerdo y observó atentamente cómo Ginny se pintaba la mano izquierda. A continuación, Harry intentó pintar con cuidado la mano derecha de Ginny, sintiendo un poco de vértigo al sostenerla, ya que estaban sentados tan cerca el uno del otro. Sin embargo, no lo hizo muy bien y acabó manchándose los dedos.

-Debería pintar las tuyas-, sugirió Ginny.

-No lo sé. En realidad no es cosa de chicos, ¿verdad?-.

-Claro que puede serlo-, rió Ginny. -A menos que prefieras dejarlo e irte a la cama-.

Eso hizo que Harry hiciera una pausa y luego aceptara, no queriendo irse demasiado pronto, Harry aceptó torpemente. Extendió sus manos para que Ginny las manipulara como necesitara pero Harry se sintió un poco torpe y terminó temblando bastante. En un momento dado la mano de Ginny dio un tirón y untó un poco de esmalte de uñas a lo largo de los dedos de Harry.

-Oh, mira lo que me has hecho hacer-, suspiró Ginny, aunque en realidad no parecía disgustada. -Te he tapado el anillo. Vamos a quitártelo rápido para que pueda limpiarlo antes de que acabe bien pegado-.

Harry ya notaba que algunas de las salpicaduras anteriores se habían vuelto pegajosas, así que deslizó el anillo de su señoría sin más comentarios. Ginny sonrió y terminó de pintar las uñas de Harry, discutiendo tácticas de quidditch con él mientras esperaban a que se secaran. Para entonces Harry ya estaba bostezando y Ginny le dijo que se fuera a la cama, bromeando que necesitaba un sueño reparador. Harry esperaba que no lo dijera en serio. Se alegraba de pasar el resto de sus vacaciones con los Weasley y se preguntaba qué podría resultar de ello.

Chapter Text

Harry pasó una noche sorprendentemente intranquila en el catre de la habitación de Ron y se preguntó si se habría echado a perder con los años, entre Hogwarts y su propia casa. Asher y Collie siempre se habían asegurado de que el mobiliario de la Mansión Potter fuera siempre de primera calidad. Pero no podía quejarse, no después de que la señora Weasley tuviera la amabilidad de alojar a Harry con tan poca antelación. Incluso había insistido en limpiar la ropa de Harry que Asher había traído. Al parecer, le preocupaba que Severus las hubiera cubierto con alguna sustancia. Harry ni siquiera había pensado en eso, realmente no sabía mucho de pociones, y estaba agradecido de que ella hubiera pensado en ello. Realmente debería investigar sobre las diferentes pociones y cómo podían funcionar, al menos para saber mejor a qué cosas prestar atención. Eso tendría que esperar por el momento, ya que su estómago estaba rugiendo y le decía que era hora de desayunar. 

Cuando Harry bajó a la cocina se sorprendió al ver a Ginny allí y se sorprendió aún más cuando se giró y le puso un plato de comida en la cara. 

-Buenos días Harry, te he hecho unos huevos revueltos con tostadas-.

-Oh, um, gracias-, dijo Harry, mirándolo con cautela. Estaba agradecido de que se hubiera esforzado tanto, pero no podía evitar preocuparse por los trozos de cáscara que se veían claramente en él. Lo cogió de todos modos, no quería decepcionar a Ginny, y la sonrisa de ella se iluminó aún más. Harry se sintió un poco mal porque era el único que se había sentado a desayunar, pero Molly dijo que sus chicos podían ser un poco perezosos a veces, especialmente durante las vacaciones, así que Harry debería comer. Así lo hizo, por supuesto, y se alegró de haberlo hecho. El primer bocado pareció explotar en su lengua y, aunque Harry no podía describir el sabor con exactitud, podía decir sinceramente que era lo mejor que había probado nunca. Se devoró el huevo revuelto, con cáscara y todo, y pensó que Ginny tenía que ser la persona más maravillosa por haber creado algo tan bueno. 

-¿Hay más?- Harry sonrió, mirando a Ginny esperanzado. 

-Oh, um, no-, contestó Ginny, mirando a su madre un poco incómoda. 

-Me temo que necesito el resto de los huevos para freír-, explicó la señora Weasley. -Puedes comer un poco si aún tienes hambre y Ginny podría prepararte una taza de té mientras esperas-.

-Eso suena maravilloso-, Harry suspiró, sonriéndole a Ginny y Ginny le devolvió la sonrisa tan alegremente que Harry sintió que el corazón le daba un vuelco. ¿Cómo no se había dado cuenta hasta ahora de la maravillosa sonrisa que tenía Ginny? Harry sintió que le calentaba el alma. Ginny era tan hermosa que no era ninguna sorpresa. La forma en que el sol de la mañana se reflejaba en su pelo rojo y el brillo de sus ojos azules dejaban a Harry sin aliento. Se encontró suspirando mientras miraba a Ginny con cariño mientras preparaba una tetera. Se alegraba de haber decidido quedarse en la Madriguera, de lo contrario nunca se habría dado cuenta de lo maravillosa que era. 

Los dos días siguientes parecieron pasar volando. Harry pasaba todo el tiempo que podía en compañía de Ginny, ya fuera saliendo a volar, jugando al snap explosivo o simplemente sentados juntos escuchando la Wizarding Wireless. Ron parecía un poco perturbado por el tiempo que Harry pasaba con Ginny, pero los gemelos parecían alentarlo, dándose codazos y señalando a Harry y Ginny cada vez que comían juntos. 

-¿Se llevan bien Ginny y tú, entonces?-. preguntó Fred. 

-Sí, Ginny es genial-, suspiró Harry, mirándola soñadoramente, haciendo que Ginny le devolviera la sonrisa. 

Ron emitió una arcada. -¿Sabes lo chiflado que suenas Harry?-.

-Oh, cállate Ron!- amonestó George. -No te pongas así porque Harry y Ginny se lleven bien ahora-.

-¿O es que está celoso?- preguntó Fred. -¿De repente Ron ha descubierto las hormonas y ha decidido que en vez de eso quiere huir hacia el atardecer con Harry?-.

-¡Ew, no!- exclamó Ron. -Es que no entiendo por qué de repente Harry está encima de Ginny-.

-¿Lo estoy?- preguntó Harry. -Es que me parece estupenda-.

-A mí también me pareces estupendo-, sonrió Ginny. -Estoy deseando volver a Hogwarts contigo-.

-Oh, um, no sé nada de eso-, dijo Harry. -Se supone que tengo que ir al baile de Año Nuevo de los Malfoys-.

-¿Tienes que ir?- cuestionó Ginny. -¿De verdad es una buena idea?-.

-Sí, ¿no estaría Snape allí?-. se mofó Ron. -Puede que no sea buena idea verle, además, ¿no preferirías quedarte aquí en su lugar?-.

-Pues yo sí-, admitió Harry, -aunque me preocupa ofenderlos si no aparezco cuando dije que lo haría-.

-A quién le importa si los insultas-, se burló Ron. -Al fin y al cabo, sólo son los Malfoys-.

-Supongo-, suspiró Harry, sintiéndose en conflicto. 

-¡Definitivamente!- sonrió George, dándole una palmada en la espalda a Harry con buen humor. -Podemos tener nuestra propia fiestecita si estás aquí y tal vez podamos meter algunas Butterbeers-.

-Me parece bien-, aceptó Harry. -Hablaré con Asher para que traiga algunas cosas también-.

Resultó que Harry no necesitaba traer nada, en cuanto lo mencionó la señora Weasley descartó la idea diciendo que no podía pedirle a un invitado que trajera comida. Le dijo a Harry que sólo se concentrara en divertirse y no pasó mucho tiempo antes de que Harry se uniera a los demás en la colocación de adornos. No se parecía en nada a la de los Malfoys, con una decoración muy desordenada. Harry no lo odiaba exactamente, aunque no estaba seguro de querer tener su casa decorada así todo el tiempo. Había algo relajante en la forma sencilla y ordinaria en que Asher y Collie hacían las cosas que a Harry le gustaba más. Sin embargo, su disfrute se vio súbitamente interrumpido cuando la chimenea se iluminó de verde y la cabeza de Sirius apareció de repente. 

-¡Harry! ¿Estás listo para irte?-.

Harry frunció el ceño. -¿Irnos a dónde?-.

-El baile de los Malfoys, por supuesto-. Sirius resopló. -Date prisa o llegaremos tarde-.

-No voy a ir-, insistió Harry. -En vez de eso me quedaré aquí-.

-Pero te esperan-, argumentó Sirius.

-Sí, y ése es el problema-, resopló Harry. -Podrían aparecer ciertas personas a las que no deseo ver-.

-¿Estás hablando de Severus?- preguntó Sirius. -Realmente creo que deberías hablar con él. Puede que las cosas no sean como tú crees-.

-¿Así que has hablado con él?-. Harry frunció el ceño. -¡Cómo has podido! ¿Cómo sabes que no ha llegado a ti o que no está inventando mentiras? Le mintió a Dumbledore durante años y el viejo chiflado nunca se dio cuenta-.

-Lo sé, Harry, pero siempre ha sido sincero contigo, incluso cuando las cosas eran difíciles-.

-¡Todo para su propio beneficio!- Harry resopló. -¡Ha conseguido su herencia gracias a mí!-.

-Y los dos hemos conseguido nuestra libertad-, señaló Sirius, pero Harry no estaba escuchando. 

-¡No me importa Sirius, no voy a ir y se acabó!- Afirmó Harry. -Si quieres que vaya y te revuelva la mente, adelante. Razón de más para que no vuelva a hablarte-.

Con eso Harry se alejó, subiendo las escaleras para alejarse de Sirius. No le gustaba cómo le hacía sentir lo que decía Sirius. En cierto modo tenía sentido, pero también era confuso. Sí, no tenía sentido que Severus le diera una dosis de poción de amor pero, al mismo tiempo, Collie no mentiría sobre haber recibido el regalo de él. Supuso que era posible que hubiera alguna otra explicación, pero su cerebro se sentía nublado y tratar de pensar en algo así le daba dolor de cabeza. Harry se acostó y debió de quedarse dormido en algún momento. Cuando se despertó estaba muy oscuro pero Harry podía oír ruidos bulliciosos que venían del piso de abajo y que indicaban que la fiesta estaba en marcha. El crujido de la puerta hizo que Harry levantara la vista y viera a una Ginny de aspecto tímido en la puerta. 

-Sólo venía a ver si estabas bien-.

-Estoy bien-, le aseguró Harry, sentándose de nuevo contra el cabecero de la cama. -Sólo cansado, supongo. El estrés de todo debe haberme afectado-.

-Seguro que sí, si puedes dormir con ese jaleo de abajo-, rió Ginny, acercándose para posarse en la cama junto a él. Puso la mano en la frente de Harry. -No parece que tengas fiebre aunque, ahora que estoy aquí sentada, pareces un poco ruborizado-.

-¿Tengo?- Harry tragó saliva, pensando de repente que sí tenía un poco de calor.

-Uh huh. ¿Quieres quedarte aquí un rato más o unirte a la fiesta?- preguntó Ginny.

-Quedarse aquí me parece una buena idea-, respiró Harry. De hecho, quedarse aquí parecía una muy buena idea. Ginny había movido la mano para acariciar la mejilla de Harry y la sensación era gloriosa. Harry se inclinó hacia ella y no pudo evitar notar que los ojos de Ginny no dejaban de bajar hacia sus labios. Antes de que Harry se diera cuenta, los labios de Ginny cubrieron los suyos. Fue un beso bastante casto, pero una parte de Harry ronroneó de placer ante la acción. Sin embargo, Harry pudo disfrutarlo de verdad, ya que al segundo de estar besándose Harry recibió una fuerte sacudida y se apartó. 

-Lo siento, no sé qué me ha pasado-, dijo Ginny, sonando nerviosa. -No pretendía disgustarte-.

-No lo hiciste-, le aseguró Harry. -Es sólo el encantamiento de fidelidad recordándome que sigo prometido a Severus-.

-¿Por qué sigues prometido a él?- preguntó Ginny, que parecía realmente confundida. 

-Bueno, yo seguía siendo feliz con Severus antes de Navidad y aún no he tenido la oportunidad de poner fin a las cosas-, Harry rió un poco sin gracia. 

-Pero vas a hacerlo, ¿verdad?-. preguntó Ginny. -En realidad no te vas a casar con él, ¿verdad?-.

-No, no-, declaró Harry, -definitivamente no voy a hacerlo. Sólo estoy esperando una oportunidad para hacerlo-.

-Sin embargo, deberías terminar las cosas con él cuanto antes-, insistió Ginny. -Quizá puedas ver al director Riddle cuando volvamos a Hogwarts-.

-Podría ser una buena idea-, reflexionó Harry. -Voy a verle ese primer día, cuando vaya al Wizengamot a votar-.

-¡Vas a votar! ¿Cómo? Todavía estás en el colegio. No te preocupa perder clases?-.

-La verdad es que no-, Harry se encogió de hombros. -Siempre puedo ponerme al día un día-.

-Pero es tu año O.W.L, ¡es importante!-. argumentó Ginny. -¿De verdad deberías estar eludiendo días enteros sólo para hacer algunas votaciones. Quiero decir que aún no has hecho los exámenes-.

-Lo sé, pero las normas dicen que puedo-, hizo Harry un mohín. 

-Tal vez, pero que puedas no significa que debas-, señaló Ginny. -Ni siquiera eres mayor de edad y llevas pocos años en el mundo de los magos. ¿Realmente puedes votar cosas para mejorar el mundo de los magos cuando no sabes realmente lo que se necesita?-.

-Bueno, supongo-, dijo Harry, -aunque nadie dijo nada de eso antes-.

-¡Claro que no!- resopló Ginny. -Sólo quieren darte información suficiente para que votes como ellos quieren. ¿Puedes decir sinceramente que sabes lo suficiente sobre todas las partes de la discusión?-.

-Pues no-, contestó Harry porque, si era sincero, no entendía en absoluto el punto de vista de Dumbledore. 

-Entonces, ¿no crees que es mejor que te mantengas al margen, sobre todo porque papá ha dicho que se supone que es una votación superimportante? ¿No crees que es mejor concentrarte en lo que es importante para ti, como librarte de tu estúpido contrato de compromiso?-. Mientras Ginny decía esto usó sus dos manos para sujetar la barbilla de Harry y se inclinó de nuevo. Harry le puso una mano en el pecho para alejarla. Una parte de él deseaba besarla de nuevo, pero tampoco quería sentir dolor ni engañar a Severus.

-Hablaré con el director Riddle sobre lo que tengo que hacer para poner fin al contrato en cuanto volvamos a Hogwarts-, dijo Harry y Ginny le sonrió. 

-Eso es brillante Harry. Si te encuentras mejor deberíamos bajar a celebrarlo-.

Harry asintió con la cabeza, sintiéndose de algún modo mucho mejor porque Ginny le sonreía. Sentía un ligero dolor en el pecho, pero lo ignoró. Después de todo, la sonrisa de Ginny era más importante. 

El viaje en tren de vuelta al colegio había sido interesante, ya que Harry se encontró apretujado en un compartimento con un montón de Weasley. Harry se sorprendió un poco cuando Hermione no se unió a ellos, pero se distrajo rápidamente. Era ruidoso y bullicioso y evitó que Harry se diera cuenta de la mayoría de las miradas oscuras que le lanzaban los Slytherins que pasaban por delante. Probablemente ayudó el hecho de que Ginny se mantuviera entre Harry y la ventana y tuviera un brazo sobre su hombro durante casi todo el trayecto. En cuanto llegaron al colegio, ella le hizo subir las escaleras y Harry fue directamente al despacho del director. 

-¿Harry? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el Wizengamot preparándote para la votación?- preguntó Tom. 

-No voy a ir-, declaró Harry, -pero hay algo de lo que tengo que hablar contigo-.

-¿Cómo que no vas a ir?- exclamó Tom. -Es la votación para permitir que los nacidos de muggles prueben su herencia. Es algo que tú estabas impulsando, ¿por qué no ibas a votar a favor? ¿No quieres que se apruebe?-.

-No estoy en posición de tomar decisiones por el mundo mágico, ¿verdad?-. replicó Harry. -¿Cómo puedo votar esas cosas?-.

-Esto no parece propio de ti, Harry-, dijo Tom, mirando a Harry críticamente. 

-No suena a la versión de mí que me empujaste a ser-, espetó Harry. -Mira si no vas a ayudarme a librarme de este contrato de compromiso entonces me iré directamente con los Goblins-.

-Eso está bien Harry, pero necesitarás tu anillo de señorío si quieres su ayuda. ¿Dónde está?-.

-¡Oh! Um, no lo sé-, Harry frunció el ceño. -Se me ensució y me lo quité para que Ginny lo limpiara y debo haber olvidado recuperarlo. Debería ir a pedírselo-.

-No hace falta que hagas eso. Puedes apuntarte al dedo anular con la varita y te lo devolverá-, le informó Tom. -Es un mecanismo de seguridad-.

-Qué práctico-, dijo Harry mientras seguía las instrucciones de Tom. Se sorprendió cuando el anillo apareció de repente, pero se sorprendió aún más cuando sintió que las piernas se le doblaban y que el estómago empezaba a retorcérsele. Su cabeza nadaba mientras su cuerpo parecía intentar purgar algo por todos sus poros. En el fondo de su mente podía oír a Tom hablando con alguien. 

-Sirius, necesito que vayas al Wizengamot y le digas a Corvinus que use los votos de Harry. Harry no vendrá porque lo envenenaron. No, no creo que sea nada que ponga en peligro su vida, pero voy a llevarlo al Ala Hospitalaria por si acaso-.

Harry no tenía ni idea de lo que le estaba pasando ni de cuándo podía haber sido envenenado pero esperaba que Madam Pomfrey le diera el alta pronto.

Chapter Text

Harry se quedó mirando las paredes de la sala Janus Thickey y se preguntó cómo demonios había llegado hasta aquí. Bueno, eso no era estrictamente cierto. Harry sabía exactamente por qué estaba allí; simplemente no podía creer que las cosas hubieran llegado a este punto. Todo se remontaba a Dumbledore, por supuesto. Al parecer, el hombre se había lanzado a la idea de que Harry había sido envenenado en cuanto Sirius anunció al Wizengamot que Harry había sido envenenado. Afirmó que se trataba de una gran conspiración del director para intentar controlar a Harry y sus votos. Por desgracia, un gran número de personas le habían creído, o al menos le habían creído lo suficiente, y se sugirió encarecidamente que Harry recibiera tratamiento en San Mungos, para asegurarse de que no se pudiera ocultar nada. 

Harry no había tenido ningún problema, sólo quería asegurarse de que lo que fuera estuviera fuera de su organismo. Le había sorprendido darse cuenta de que, fuera lo que fuese, se lo habían administrado mientras estaba con los Weasley y se dio una patada por confiar en ellos. Estaba a punto de volver corriendo a ver a Severus y pedirle perdón por haber sido tan estúpido, cuando los sanadores de San Mungos le trajeron noticias sorprendentes. La poción de amor que había provocado los vómitos de Harry cuando volvió a ponerse el anillo no había sido lo único que había en su organismo. Al parecer, había otra poción que no habían visto antes y que parecía ser una especie de mezcla entre una poción para el desconcierto y un elixir para inducir la euforia. Los ajustes en la poción base daban lugar a una especie de compulsión, en la que el receptor miraba a la persona que despertaba su interés de buena manera para llenar el repentino vacío en su percepción, aumentando sus sentimientos positivos hacia esa persona. El hecho de que los efectos también pudieran ser acumulativos era bastante asombroso, y atemorizaba a Harry. Los Sanadores nunca habían visto nada parecido y sospechaban que se había utilizado para burlar las protecciones del anillo de Harry y hacerle poco a poco más susceptible a ciertas cosas. 

Los sanadores no habían podido decirle a Harry cuándo le habían administrado la poción por primera vez, sólo que había estado ocurriendo durante algún tiempo. Tuvieron que purgar por completo el organismo de Harry, lo que incluía la prohibición de contacto con el exterior y un ayuno de tres días con sólo agua, para asegurarse de que no se le añadiera nada más, lo que le permitiría restablecerse por completo. Había sido un infierno, que empeoró cuando Dumbledore se enteró de la situación de Harry y lanzó una campaña de difamación afirmando que Severus había estado dosificando a la gente con esa poción todo el tiempo. Cuando terminó el ayuno, Harry estaba confuso y no sabía qué pensar. Quería confiar en lo que sentía por Severus, pero, con todo lo que estaba ocurriendo, a Harry le costaba distinguir lo que era real de lo que no lo era. Incluso cuando los sanadores empezaron a darle pociones y comida para iniciar el proceso de curación, Harry se negó a tomarlas. Después de todo, alguien lo había estado drogando en secreto durante años. 

La única persona a la que Harry permitió que lo visitara fue Sirius, y sólo después de que los sanadores le señalaran lo mucho que estaba adelgazando. Al principio había querido que Asher se limitara a darle de comer, confiando en que el elfo Potter no haría nada que perjudicara al último de la estirpe. Sin embargo, a los sanadores les preocupaban las nuevas tendencias aislacionistas de Harry y sólo lo habían permitido si era una persona la que le llevaba la comida. Harry había pensado que era un poco racista, Asher era tan persona en su mente como cualquier otro. Sin embargo, su estómago había protestado enérgicamente por la prolongada falta de comida y Harry había acabado cediendo. Después de Asher y Collie, Harry sentía que Sirius era la única otra persona en su vida que definitivamente no tenía una agenda con respecto a Harry.

-¿Cómo estás?- preguntó Sirius, entrando cautelosamente en la sala cargado con una gran cesta de comida. 

-Podría estar peor, supongo-, suspiró Harry. -Quiero decir que todavía no han conseguido restaurar muchos de los recuerdos de los Longbottom-.

-Eso podría deberse a que no quieren afrontar las consecuencias de lo que hicieron-, señaló Sirius. -Y no deberías comparar tu situación con la de los demás. Lo que sientes es lo que sientes y eso es lo que realmente importa. Créeme, sé un par de cosas sobre pasar por situaciones de mierda y tener que aprender a confiar de nuevo-.

-Supongo. Es difícil, ya sabes. Mucho de lo que ha pasado no tiene sentido, así que me quedo dando tumbos, sin saber qué camino tomar-, resopló Harry, aunque abrió la cesta y empezó a morder la tarta de melaza que había dentro. Sabía que probablemente debería empezar por la opción sana, pero tenía hambre y estaba deprimido y ahora mismo necesitaba azúcar. 

-Tengo información que puede ayudar-, dijo Sirius. -Verás, después de que Dumbledore intentara afirmar que Severus había sido el que había usado esa nueva poción en ti, los gemelos Weasley fueron a ver al director Riddle, preocupados de que Severus pudiera haber copiado su poción de alguna manera, o que lo que sea que te hubiera dado pudiera haber sesgado sus resultados. Resulta que habías sido un conejillo de indias para ellos-.

-¡Ellos qué! ¿Qué me dieron exactamente?-.

-Lo llaman elixir de la amistad. Al parecer, ayuda a hacer amigos al confundir las ideas preconcebidas que el objetivo pueda tener del dador y animarle a ver al dador con buenos ojos-.

-Así que usaron una droga que altera la mente en mí. ¿Por qué?- Harry se quedó boquiabierto. 

-Bueno, técnicamente no altera la mente, al menos no según los estándares de los magos-, explicó Sirius. -Sólo provoca una leve confusión temporal, nada permanente. En cuanto al porqué, parece que Ginny se quejaba de que no le dabas ni la hora por cómo te había tratado Ron en el pasado. Le dieron un poco de la sustancia para que la probara y esperaban promocionar sus beneficios. Dicen que sólo querían volver a tender puentes entre tú y su familia, nada malicioso-.

-No sé si creerlo-, se burló Harry. -¿Así que su producto es realmente el que me dieron a mí?-.

Sirius asintió. -Eso dicen los sanadores. El director Riddle los trajo directamente aquí con una muestra cuando se enteró de su historia. Los sanadores la analizaron y resultó coincidir exactamente con lo que había en tu sangre. También dijeron que no habían terminado el producto hasta este verano, así que es imposible que te hubieran dado algo antes-.

-¿Entonces Severus no me dosificó ningún producto nuevo?- preguntó Harry, y Sirius volvió a asentir. -Si es así, ¿por qué intentó darme bombones rellenos de poción de amor en Navidad?-.

-¡Eso es, no lo hizo!- Sirius sonrió satisfecho. -Es lo que intentaba decirte el día de Año Nuevo antes de que te fueras enfadado. Severus estaba en la mansión Potter cuando volvimos con otro regalo para ti. Por supuesto, me enfrenté a él por lo de los bombones y lo negó, así que llamé a Collie para confirmar lo que había pasado. Collie me explicó que le habían llamado de Spinner's End y no de la mansión Price, lo cual le había parecido extraño, además de que Severus se había mostrado bastante despectivo con él cuando le había llamado. Resulta que Severus había quitado la mayoría de las protecciones alrededor de Spinner's End después de mudarse, con la idea de alquilarla a gente mágica que quisiera un lugar seguro para practicar magia, pero que tuviera muchas comodidades muggles-.

-Me imagino que eso sería popular entre cierta gente-, reflexionó Harry.

-Lo sé-, sonrió Sirius. -A mí me habría encantado algo así después de graduarme. De todos modos, parece que alguien se aprovechó de la laxa seguridad y consiguió disfrazarse de Severus de algún modo, probablemente con poción de multijugos si engañó a un elfo doméstico, y trabajó para tenderle una trampa a Severus-?

-¿Quién haría algo así y por qué?-. preguntó Harry. 

-Bueno, el consenso general por el momento es Dumbledore-, contestó Sirius, -ya que tendría que ser alguien que hubiera tenido acceso al pelo de Severus y que además supiera el nombre de Collie para llamarlo-.

-También explicaría por qué los Weasley también estaban implicados, ya que siempre fueron sus más firmes partidarios-, reflexionó Harry y Sirius asintió. 

-Charlie también está muy arrepentido de todo y se culpa a sí mismo de lo ocurrido-.

Harry frunció el ceño. -¿Por qué?-.

-Bueno, si él no hubiera estado intentando reconstruir los puentes con su familia, tú nunca habrías estado allí para que te secuestraran y te metieran en esta situación. Parece que todo ha sido un poco confuso. Molly estaba presionando para que Charlie viniera a los eventos familiares e hizo un gran alboroto para que fuéramos en Navidad, pero tan pronto como estuviste en esa casa ninguno de nosotros fue bienvenido. Te envié montones de cartas que al parecer no llegaron y ella sólo me abrió la puerta en Año Nuevo. Supongo que sólo porque habían conseguido quitarte el anillo de tu señorío y ponerte poción de amor, así que tú-.

-¡Así que eso fue lo que me hizo vomitar!-.

-Sí. Charlie cree que su madre y Ginny se pusieron un poco ávidas porque era obvio que eso provocaría una reacción con el anillo mientras que la poción de los gemelos estaba bien-, explicó Sirius y Harry se estremeció. 

-Fue horrible Siri. No tenía absolutamente ningún control de mi mente-.

-He oído que no son geniales-, suspiró Sirius. -Sinceramente, ojalá pudiéramos presentar cargos contra ellos, pero la cosa ni siquiera es ilegal-.

-¡Bueno, ya sé lo que voy a presionar en el Wizengamot una vez que descubra cuál era el plan de Dumbledore!-. Declaró Harry. 

-Te apoyaré en lo que pueda-, le aseguró Sirius, -y Lucius cree que Dumbledore intentaba detener el proyecto de ley de investigación sobre los muggles. Riddle me envió al Wizengamot cuando empezaste a vomitar e intenté que Corvinus utilizara tus votos en ausencia. Pero en cuanto lo mencioné, Dumbledore saltó sobre él y dijo que había prometido no votar a nadie. Enfureció a todo el mundo hasta el punto de que Corvinus no pudo a menos que quisiera provocar un motín-.

A Harry se le cayó la cara de vergüenza. -¿Entonces el proyecto de ley fracasó?-.

-Sí, pero por poco-. 

-Oh, eso es bueno entonces-, Harry sonrió. -Si fracasó por un pequeño margen con una gran cantidad de ausencia puedes traerlo automáticamente para una nueva votación en la próxima sesión-.

-Menos mal que te has estado informando de todos esos estatutos del Wizengamot-, rió Sirius. 

-¿No es justo? Ahora solo tengo que averiguar por qué Dumbledore se opone tan rotundamente a ese proyecto de ley-.

-No lo sé, pero Amelia Bones ha accedido a iniciar una investigación sobre ese hombre para ver si podemos averiguar cuáles son sus planes-, dijo Sirius. -Técnicamente aún no ha hecho nada ilegal, gracias a las leyes ridículamente laxas del mundo de los magos con respecto a las pociones-.

-No lo hagas-, suspiró Harry. -Los hechizos difíciles de realizar son ilegales y pueden llevar a alguien a la cárcel de por vida, pero las pociones que teóricamente cualquiera puede comprar por un precio están perfectamente bien-.

-Porque te veo muy ocupado en el futuro-, rió Sirius. -Pero hablando de Dumbledore, todos estamos un poco preocupados de que vuelva a intentar algo. Ya se le ha visto merodeando por San Mungos y tiene muchas conexiones aquí desde que se enteró de que detectaron la poción de los gemelos en ti-.

Harry se estremeció. -De repente me alegro de no haber tomado ninguna poción de las que me ofrecieron los Sanadores-.

-Sí-, convino Sirius, -aunque me preocupa que no hayas tomado ninguna poción. ¿Qué te parecería que Severus las hiciera y te las entregara, ahora que sabemos que no intentaba drogarte después de todo?-.

-¿Crees que lo hará?- preguntó Harry, sintiéndose inseguro de repente. 

-¿Por qué no iba a hacerlo?- Sirius frunció el ceño. 

-Porque le traté fatal-, sollozó Harry. -Dudé de él, pensé lo peor de él, ¡y hasta besé a Ginny!-.

-Eso fue la poción, no tú-, le aseguró Sirius. -Sé que Severus te quiere mucho y está preocupado por ti. Creo que les vendría muy bien a los dos volver a verse-.

-De acuerdo-, dijo Harry, -siempre que él quiera-.

Sirius asintió y, tras darle un fuerte abrazo a Harry, lo dejó con la comida y sus pensamientos. Pasó el resto del día sumido en sus pensamientos, preguntándose qué le ocurriría a continuación. Su sistema estaba limpio de pociones y ahora todo lo que Harry necesitaba hacer, en teoría, era recuperar su fuerza física y podría volver a Hogwarts. El problema era que Harry no estaba preparado para volver. El problema era que Harry no estaba del todo seguro de querer hacerlo. Sabía que era ridículo, pero la idea de estar rodeado de todas aquellas personas, a muchas de las cuales no conocía realmente, le producía pavor. Cualquiera de ellos podía acabar siendo uno de los compinches de Dumbledore e intentar dosificarlo de nuevo, al parecer en cualquier momento. Ginny ni siquiera había tenido que dosificar su comida al principio, aunque Harry pensó que la poción no había sido tan fuerte entonces. Sin embargo, seguía preocupándole y no creía que quisiera andar cubierto de pies a cabeza sólo para que dejara de ser un problema. Harry se quedó despierto hasta altas horas de la noche, preocupado por eso, y sólo se durmió cuando se había estresado tanto que cayó en un coma alimentario. Sin embargo, su sueño había sido irregular y Harry se levantó temprano a la mañana siguiente, todavía preocupado, cuando vio a Severus entrando a hurtadillas.

-Oh, hola-, dijo Harry torpemente, a la vez feliz y preocupado por ver al hombre que actualmente seguía siendo su prometido. 

-Buenos días Harry. No esperaba que te levantaras tan temprano. Sé que Sirius dijo que habías accedido a hacer tus pociones pero no estaba seguro de cuánto querías verme en realidad-.

-Claro que quiero verte-, resopló Harry, apareciendo una sonrisa acuosa en su rostro. -Sólo me sorprende verte tan pronto-.

-Habría venido antes, pero quería asegurarme de que tenía todas las pociones que creía que podrías necesitar-, explicó Severus y Harry se quedó boquiabierto. 

-¡No me digas que estuviste toda la noche preparando pociones para mí!-.

-Por supuesto-, resopló Severus. -Quiero que te recuperes lo antes posible-.

-¡Estúpido! No quiero que te pongas enfermo por algo así. Trae tu trasero aquí ahora y métete en la cama conmigo para que puedas dormir un poco-. Severus se resistió a la exigencia de Harry y éste se preocupó de repente. -Puedo... moverme si lo prefieres. No estoy cansado así que puedo sentarme en la silla mientras tú descansas un poco, a menos que eso siga siendo demasiado cerca para tu gusto-.

-Harry, por lo que a mí respecta, no puedes estar lo bastante cerca-, insistió Severus. -Me pasé el último mes pensando que te estaba perdiendo, así que el hecho de que aún me quieras me parece un sueño-.

-Pues no lo es-, dijo Harry, echándose un poco hacia atrás en la cama y levantando las mantas para invitar a Severus a entrar. Severus se acercó vacilante, como si pensara que Harry iba a retirar su oferta en cualquier momento. Harry necesitó toda su fuerza de voluntad para no agarrar al hombre y arrastrarlo hacia él. Harry se alegró bastante de no haberlo hecho cuando Severus agrandó una caja de frascos y los colocó cuidadosamente sobre la mesilla de noche antes de deslizarse dentro. En cuanto Severus se hubo tumbado, Harry se aferró a su costado como una lapa, apretándolo todo lo que se atrevió, y respiró aliviado cuando Severus le devolvió el abrazo con igual vigor. 

-Sabes Severus, los muggles tienen un dicho que dice que el hogar está donde está el corazón, por eso sé que tienes mi corazón, ya que al estar en tus brazos siempre siento que vuelvo a casa-.

-Yo siento lo mismo Harry, y siento haber dudado de tus sentimientos durante todo esto. Vi un cambio en tu comportamiento pero estaba tan seguro de que te cansarías de mí eventualmente que no me cuestioné si una poción podría estar involucrada después de haber descartado mentalmente lo más obvio-.

-Bueno, al menos contemplaste una poción durante un rato-, gruñó Harry antes de inclinar la cabeza de Severus para poder mirar al hombre a los ojos. -En el futuro, sin embargo, debes saber que siempre te amaré, y si eso cambia alguna vez, aunque sea ligeramente, entonces quiero que asumas que he sido drogado con algún tipo de poción y me consigas tratamiento inmediatamente, aunque proteste-.

-¡Bueno, esperemos que las cosas no lleguen a eso! Tengo pensado hacerte una alianza de titanio con todos los amuletos de protección que existen, además de los que se me ocurran mientras tanto, y un amuleto para evitar que te la quites. Eso si todavía quieres casarte conmigo. Me parece bien cualquier nivel de relación que quieras tener conmigo-.

-Por supuesto que sigo queriendo casarme contigo y también quiero que tengas uno de esos anillos-, exclamó Harry, pero luego hizo una pausa. -Dicho esto, me preocupaba que no quisieras casarte conmigo al saber que te había engañado-.

Severus frunció el ceño. -No me habían informado de que se había roto la cláusula de fidelidad-.

-Afortunadamente no-, suspiró Harry, -pero sí besé a Ginny una vez-.

Severus exhaló su propio suspiro de alivio. -Eso no es culpa tuya, estabas bajo los efectos de una poción de amor. Sinceramente, es casi un milagro que sólo hicieras eso-.

-Bueno, el encantamiento me ayudó a recordar el contrato e incluso bajo una poción no quise engañarte, aunque sí quería terminar nuestro contrato de compromiso-.

-Si no lo hubieras hecho, quién sabe cuánto habrían durado las cosas-, señaló Severus. -Desde luego, no voy a echarte en cara tus acciones mientras estabas drogado. ¿Tengo que convencerte de eso?-.

-Pues yo no diría que no-, Harry hizo un mohín y prácticamente ronroneó cuando Severus inclinó la cabeza hacia atrás y juntó sus labios. En cuanto se tocaron, Harry gimió y trató de acercarse más a Severus, desesperado por más. Inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado, con la esperanza de profundizar el beso. Pero Severus se apartó, provocando un gemido de decepción en Harry. 

-¿Te ha gustado?- preguntó Severus. 

-Lo habría disfrutado más si no te hubieras apartado-, se enfadó Harry. 

-Bueno, tenemos compañía-, señaló Severus, señalando con la cabeza a los demás habitantes de la sala. 

-Supongo-, resopló Harry. -Aunque ahora quiero salir de aquí cuanto antes para que podamos seguir con eso en privado-.

-Me alegra ver que puedo hacerte olvidar tan fácilmente ese otro beso-, sonrió Severus con satisfacción. 

-¿Hacerme olvidar?- se burló Harry. -¡Lo hiciste volar por los aires!-.

-¿Incluso mientras estabas drogado con poción de amor?- preguntó Severus y Harry asintió. Una sonrisa de suficiencia se dibujó en el rostro de Severus. -Bueno, no puedo quejarme de eso-.

-Desde luego que puedo-, rió Harry entre dientes. -Ahora dime qué pociones tengo que tomar ahora y vete a dormir. Nos quiero a los dos en óptimas condiciones para poder salir de aquí cuanto antes-.

Severus no podía estar en desacuerdo con ese plan así que, después de unas cuantas pociones de sabor asqueroso, Harry se acomodó de nuevo en la cama con Severus listo para un sueño muy necesario. El mero hecho de estar de nuevo en los brazos de aquel hombre le aliviaba el alma y no podía creer que hubiera estado tan cerca de perderlo. Apretó a Severus con fuerza y juró en silencio "nunca más". Haría todo lo que estuviera en su mano para asegurarse de no volver a arriesgarse a perder a Severus y no hizo más que gemir por lo mucho que aún tenía que esperar hasta que pudieran unirse de por vida. No estaba seguro de cómo iba a pasar los próximos seis meses, pero desde luego quería pasar el mayor tiempo posible con Severus. Ahora sólo tenía que averiguar cómo.

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Harry habló con Severus y éste estuvo de acuerdo en que volver a Hogwarts no era la mejor idea. Estaban un poco preocupados por la cláusula del contrato de esponsales que dice que Harry tiene que asistir a Hogwarts hasta que complete sus O.W.Ls. Afortunadamente, eso se solucionó con una reunión entre Severus, Tom y Griphook. Al parecer, Tom era consciente de que Harry tendría problemas para seguir asistiendo a Hogwarts y acordó que debían idear una alternativa. Se decidió que Harry estaría esencialmente de baja por enfermedad y podría completar sus tareas a distancia hasta los exámenes, sobre todo porque sólo le quedaban unos meses para los exámenes. Seguiría siendo alumno oficialmente, pero no asistiría a clase. 

El único problema era que Harry practicaba magia. Los profesores irían a ver a Harry de vez en cuando, pero no podrían ir a menudo. Eso se solucionó en parte cuando Severus se ofreció voluntario para mudarse con Harry y ayudarlo como tutor; al parecer, quería vigilarlo de cerca después de lo ocurrido. Sin embargo, Sirius no estaba muy dispuesto a aceptar la propuesta, a pesar de los encantamientos, las cláusulas del contrato y los elfos domésticos que se aseguraban de que ninguno de los dos hiciera nada que no debiera. Sólo lo permitiría si él y Charlie se mudaban temporalmente a la mansión Potter. A Harry no le hacía mucha gracia, pero Severus pensaba que tener más ojos sobre Harry era bueno. 

Harry supuso que tendría que lidiar con los pelotas azules durante un par de meses, ya que no creía que Sirius les dejara pasar tiempo a solas. No era necesariamente algo malo, ya que Severus y él necesitaban pasar algún tiempo juntos. Para Harry era demasiado fácil caer en malos hábitos y ceder a sus hormonas. Las clases los ayudaban en ese sentido, ya que los obligaban a discutir problemas, aunque fueran académicos, y a resolverlos. Por supuesto, no siempre fue fácil y Harry y Severus tuvieron varias peleas al principio. Cuando las cosas se calentaban, se alejaban para descargar sus frustraciones. Sin embargo, siempre volvían el uno al otro y eso en sí mismo ayudó a consolidar la confianza en su relación, sabiendo que por muy mal que se pusieran las cosas siempre volverían el uno al otro. También aprendieron el uno del otro. Harry aprendió que las palabras mordaces de Severus eran su forma de expresarse y no un insulto personal y, en consecuencia, aprendió a dejarlas correr. Severus aprendió que Harry tenía una forma diferente de ver las cosas y ajustó sus explicaciones para adaptarlas mejor a él. 

Por supuesto, estar tanto el uno cerca del otro también era una prueba en sí misma y Harry y Severus pronto aprendieron sus límites y cuándo necesitaban espacio; soledad con sus pociones para Severus y compañía alternativa para Harry. A Harry le preocupaba que aquello fuera una mala señal para su relación, pero todo el mundo con el que hablaba le decía que era perfectamente normal y que muy pocas parejas podían estar cerca el uno del otro las veinticuatro horas del día. Harry se alegraba de tener a tanta gente a la que podía llamar y pedir consejo. Por supuesto, Sirius y Charlie estaban en casa, lo cual era estupendo la mayoría de las tardes, pero como Charlie trabajaba y Sirius estaba a menudo trasteando con diversos proyectos, no siempre estaban disponibles durante el día. 

Fue entonces cuando Harry recurrió a los Malfoys y a los Lestrange. Al principio Harry se había preocupado, preguntándose qué pensarían de él después de haber sido tan grosero con ellos durante las Navidades. Afortunadamente, se mostraron muy comprensivos y le contaron numerosas historias de incidentes en los que se habían visto envueltos por culpa del mal uso de las pociones. Para Harry era bueno saber que sus acciones no tendrían consecuencias a largo plazo, salvo una mayor precaución con lo que comía y cuándo lo hacía. Eso causó algunos problemas y, durante un tiempo, Harry no comía ni bebía nada cuando se reunía con sus amigos de Hogwarts los fines de semana en Hogsmeade. Pero eso no le impedía ir a verlos y ponerse al día de todos los cotilleos del colegio.

Resultó que, aunque no eran ilegales, muchos de la generación más joven ya no veían las pociones de amor con tanto cariño como las generaciones anteriores. Había algunos que se resistían, por supuesto, pero ni siquiera a los gemelos les gustaban demasiado. Ese había sido el impulso que les llevó a crear el nuevo producto. No les gustaba la idea de la pérdida de control que solía acompañar a las pociones de amor y querían algo más sutil, que permitiera al objetivo elegir y controlar mejor sus acciones. Harry había cuestionado los resultados y ellos habían accedido a estudiar de nuevo las dosis, así como a poner una restricción de edad para que no se vendiera a menores de dieciocho años ni se utilizara con ellos, ya que pensaban que los desequilibrios hormonales podían exasperar ciertas cualidades de la poción. No había servido de nada que Ginny le hubiera estado dando a Harry una dosis mucho más alta de la recomendada, pero aun así Harry prefería prevenir que curar. 

Las acciones de Ginny tampoco estaban exentas de consecuencias para ella. Molly trató de pasar por alto sus acciones como "comportamiento típico de una bruja adolescente". Tuvo el apoyo de algunas madres, pero muchas familias, sobre todo de sangre pura, se opusieron con vehemencia a sus acciones. A ello contribuyó el hecho de que Harry acudiera a la prensa y concediera una entrevista en la que explicaba lo angustiosa que había sido su experiencia. No fue especialmente fácil, pero le resultó inmensamente catártico y se alegró cuando animó a otras personas a contar también sus propias historias. Ginny se convirtió en una especie de paria social, aunque su historia se perdió un poco entre todas las demás personas que habían hecho lo mismo. Sin embargo, todas las historias hicieron que la gente pensara de forma diferente sobre las pociones de amor y, por primera vez en la historia de los magos, la gente parecía abierta a la idea de prohibirlas por primera vez en la historia. 

Por supuesto, la primera acción de Harry cuando el Wizengamot volvió a reunirse en primavera fue presentar el proyecto de ley sobre los nacidos de muggles, que les permitía investigar sus árboles genealógicos. Dumbledore seguía oponiéndose y trató de azuzar a la opinión pública en su contra, alegando que sólo provocaría problemas en las familias con la inserción de nuevas personas en ellas. Como era de esperar, fracasó, en parte porque Harry se había convertido en el centro de atención de los medios de comunicación tras hacer pública su terrible experiencia y en parte porque la postura de Dumbledore no tenía sentido si se suponía que era el defensor de los nacidos de muggles. Empezó a tener un poco más de sentido cuando la gente se dio cuenta de que en realidad no había hecho nada para ayudar a los hijos de muggles en el pasado; hablaba bien, pero sus acciones dejaban mucho que desear, y sólo unos pocos hijos de muggles recibían realmente un impulso en la sociedad. La respuesta llegó cuando la investigación de Madam Bones llegó a su fin en junio y Dumbledore fue llamado para una entrevista bajo veritaserum. Lo hizo de muy buena gana y Harry supuso que había pensado que podría vencerlo. Por desgracia para él, Severus lo modificó mucho para anular todos los métodos habituales utilizados para contrarrestarlo. 

La historia de Dumbledore resultó ser interesante. Resulta que el equipo de investigación había descubierto que solía vivir en Godric's Hollow, cerca de una tal Bathilda Bagshot. Al ser interrogada, Bathilda había contado que Dumbledore había tenido una relación con su sobrino, un tal Gellert Grindelwald, y que Dumbledore había estado a punto de huir con él. Cuando Dumbledore fue interrogado, pareció un poco estreñido antes de admitir que en realidad solía estar en gran medida de acuerdo con Grindelwald, salvo que Dumbledore había querido controlar a los muggles, no matarlos. 

Sin embargo, eso había confundido a Amelia, que sabía cuánto tiempo había transcurrido entre el momento en que Dumbledore terminó su relación con Grindelwald y el momento en que lo derrotó, más de cuarenta años para ser exactos. Amelia había preguntado por qué Dumbledore había esperado tanto para actuar y, después de forcejear un poco, Dumbledore admitió que en realidad había estado observando para ver qué tal le iba a Grindelwald. Cuando las cosas le salieron mal, incluso con los muggles en guerra consigo mismos, Dumbledore se dio cuenta de que tenía que buscar otra forma de hacer las cosas.

La idea le vino de su madre, nacida de muggles, que en su juventud había dicho que descendía de Godric Gryffindor. La mayoría de la gente había descartado la idea, pero Dumbledore se había sorprendido al enterarse de que era cierta. Después de investigar un poco, descubrió que todos los nacidos de muggles descendían de squibs o eran hijos bastardos de magos. También descubrió que, aunque alguna que otra persona, como él, se volvía increíblemente poderosa, la mayoría de la gente con una fuerte mezcla de sangre acababa siendo más débil, como los sangre pura llevaban siglos diciendo. Sabía, por las acciones de Grindelwald, que los muggles eran demasiado numerosos y avanzados tecnológicamente para ser destruidos con facilidad. Sin embargo, podía intentar fusionar los mundos mágico y muggle, debilitándolos en el proceso y dejándole a él el poder sobre ellos. Harry, que había estado observando el interrogatorio, recordó la piedra filosofal que Dumbledore llegó a admitir que en realidad nunca había destruido, a pesar de lo que le había dicho a Nicolas Flamel. 

Su insistencia en las relaciones entre muggles y nacidos de muggles ahora tenía sentido, junto con la razón por la que estaba en contra del proyecto de ley. Si la gente se daba cuenta de que los nacidos de muggles provenían de hijos ilegítimos o de squibs, el mundo mágico cerraría filas, se aislaría más e impediría que el plan de Dumbledore funcionara, lo que explicaba por qué luchaba tan enérgicamente contra eso. Eso era comprensible, pero algunos del Wizengamot, pero muchos tenían curiosidad por saber por qué la señora Weasley y Ginny le ayudaban tanto en su empeño. Dumbledore volvió a esforzarse con esta respuesta, perdiendo finalmente ante la poción y dejando escapar que Ginny Weasley era en realidad su hija. 

Resultó que Molly Weasley había acudido a Dumbledore en un intento desesperado por tener una hija. Al parecer, Arthur había querido dejar de tener seis hijos, ya que no había pruebas de que la maldición que pesaba sobre su familia se rompiera con un séptimo hijo y ya tenían problemas económicos. Molly había suplicado ayuda a Dumbledore, una de las pocas familias mágicas pelirrojas del mundo mágico. Dumbledore había accedido y la pareja había utilizado una mezcla de poción de fertilidad e inseminación artificial para concebirla. A Arthur le habían administrado una poción de amor para que pareciera que Ginny podía ser suya. A los ojos del Wizengamot, esa acción parecía condenar a Dumbledore más que cualquier otra cosa y el hombre encontró su varita rota y su cuerpo empujado a un barco rumbo a Azkaban. 

En su honor, después de que todo esto saliera a la luz, Arthur seguía considerando a Ginny su hija, pero él y Molly se convirtieron en una de las nuevas parejas de magos que se divorciaron al darse cuenta de que sólo estaban con sus cónyuges gracias a las pociones de amor. Fue una oleada que ayudó a Harry a aprobar una ley en verano para prohibir las pociones de amor, cuyo uso se asemejaba a un crimen imperdonable y llevaba instantáneamente a una persona a la cárcel. 

El divorcio fue una época difícil para la familia Weasley, aunque sus penurias disminuyeron un poco cuando Sirius anunció que estaba esperando un hijo. Fue una sorpresa para la mayoría, pero no para Harry. Después de todo, había compartido casa con Sirius y Charlie durante meses. También era consciente de que Sirius ya había superado la fase inicial de experimentación con sus diversos artilugios, la parte que podía ser potencialmente dañina para un feto, así que no había nada que los retuviera realmente. El hecho de que Sirius también quisiera asegurarse de que su primogénito naciera antes que el de Harry probablemente también fue un factor decisivo para acelerar su decisión.

Le pareció una buena manera de terminar el año, justo antes de casarse con Severus. Entre el Wizengamot, Dumbledore y los estudios, Harry había estado muy ocupado y el tiempo se le había pasado volando, en lugar de alargarse como había temido en un principio. Antes de que Harry se diera cuenta, estaba de vuelta en Gringotts para ultimar su contrato matrimonial con Severus y planear su boda. Era algo que Harry había llegado a pensar que nunca sucedería y se sentía muy emocionado. Todo el mes de julio pareció estar dedicado a ello y Harry pasó casi todo el tiempo con Narcissa y Bellatrix, que le ayudaron a decidir lo que quería para el acontecimiento. Acordaron celebrarlo en la mansión Potter, en parte porque Harry quería que Asher y Collie tuvieran mucho que decir, pero sobre todo quería que su madre estuviera presente. Lily estaba encantada y se volcó en la planificación, cosa que Harry casi llegó a lamentar cuando ella no paraba de despertarle con ideas diferentes. 

Era el acontecimiento del año y Harry se encontró con que estaban ampliando su salón de baile para poder acoger a la lista de invitados, que parecía no parar de crecer. Si fuera sincero, habría preferido un evento más pequeño, pero Narcissa le recordó que sólo ayudaría a sus intentos en el Wizengamot si se le veía como un actor importante en la sociedad. Lily dijo que era maravilloso que tanta gente quisiera celebrar su gran día y Bellatrix señaló que cuanto más grande fuera la celebración durante el día, más tiempo podrían esconderse después. Esto último fue lo que lo convenció y se tragó la lista de invitados más grande con la idea de retirarse esencialmente de la sociedad todo el tiempo que pudiera. 

El 31 de julio, Harry se despertó temprano y se encontró con una casa llena de guirnaldas de hiedra, con macetas de lavanda en casi todos los rincones, llenando la casa de fragancia. Se mezclaba bien con la fragancia de las flores blancas de stephanotis que Harry y Severus llevarían. Ninguno de los dos había querido ramos, pero Narcissa había insistido en que llevaran esa flor de alguna manera, ya que representaba la felicidad conyugal. Para desgracia de Harry, salió perdiendo y acabó llevando una corona de flores, aunque se rió al oír que Severus también iba a llevar una. Estaba de acuerdo en que combinaba bien con la túnica de marfil que llevaba y la corona tenía la ventaja de disimular los mechones rebeldes de Harry, evitando que tuviera que arreglarse mucho el pelo. 

Sirius y Remus se habían quedado a dormir la noche anterior, así que estaban por allí para ayudar a recibir a los invitados, para alegría de Harry. Cierto que ya conocía a unos cuantos gracias a su trabajo en el Wizengamot, así como a gente que había conocido en la investigación sobre Dumbledore y trabajando en el Ministerio en general. Le resultaba interesante darse cuenta de cuánta gente conocía ahora, sobre todo con todos sus amigos de Hogwarts, y se alegraba de no haber limitado la lista de invitados. Que tanta gente viniera a felicitarlo y a desearle un feliz matrimonio era un poco abrumador. Se le dibujó una enorme sonrisa en la cara y estaba impaciente por pronunciar sus votos. 

Una vez que todos llegaron y se sentaron, Harry se situó en la parte delantera de la sala. Le sorprendió no sentirse incómodo ante tantas miradas, pero supuso que probablemente se debía a que no sentían que lo estuvieran juzgando de ninguna manera. Un rápido vistazo a la multitud le mostró sólo caras sonrientes y felices. Incluso vio a Peter Parkinson entre la multitud, saludando a Harry mientras se acurrucaba con Barnaby Lee. Había oído que sus esponsales iban bien y Harry esperaba tener la oportunidad de ver su boda en los próximos dos años, aunque sólo fuera para que se celebrara antes que la de Pansy y Lysander. Sonreían a Harry desde la multitud, junto a Theo que le dedicaba una gran sonrisa a Harry.

Harry se había preocupado después de explotar tanto contra él antes de Navidad, pero Theo se había mostrado completamente comprensivo cuando se habían encontrado en Hogsmeade allá por la primavera. Había bromeado diciendo que estaba un poco decepcionado de que Harry y Severus no hubieran roto. Harry se había preocupado un poco al principio, hasta que Theo se rió e informó a Harry de que en realidad había empezado a salir con Cassius Warrington aquel año y, al parecer, las cosas iban lo bastante bien como para que Cassius fuera su acompañante aquí. Harry sabía que las cosas iban a ser difíciles para ellos en el futuro, ya que Theo seguiría en el colegio mientras que Cassius estaría terminando, pero Harry confiaba en que se las arreglarían para que funcionara. 

De repente empezó la música y Harry miró hacia el fondo de la sala sólo para jadear audiblemente al ver a Severus allí de pie. El hombre llevaba una túnica verde esmeralda y la corona de stephanotis en la cabeza y Harry pensó que parecía una especie de ángel, o al menos un dios del bosque. Tragó saliva y se preguntó cómo había tenido tanta suerte de que aquel hombre aceptara casarse con él. Observó con expectación, sin oír siquiera la música, cómo Severus se dirigía hacia el altar. Harry no sabía si reír o llorar; lo único que sabía era que simplemente rebosaba de todas las mejores emociones y no sabía qué hacer consigo mismo. Severus parecía estar en un estado similar si la sonrisa torpe de su cara era algo a tener en cuenta. Harry nunca lo había visto incapaz de enmascarar sus emociones y se preguntó cuántas veces volvería a verlo. 

Cuando Severus ocupó su lugar frente a Harry, se tomaron de las manos, mirándose profundamente a los ojos, tanto que Harry se sorprendió cuando Corvinus empezó a hablar de repente. 

-Brujas y magos, estamos aquí reunidos para presenciar la unión de Harry Potter y Severus Snape. He tenido el honor de observar a esta pareja durante todo su noviazgo y compromiso y, puedo decir sinceramente, que no creo haber visto nunca una pareja mejor avenida. Me siento profundamente privilegiado de que se me haya pedido oficiar esta ceremonia y me gustaría llamar a los caballeros a recitar los votos que han escrito-.

-Harry, cuando firmamos por primera vez nuestro acuerdo de esponsales, supuse que no iría a ninguna parte y estaba perfectamente contenta con ello. Te había visto como un arrogante rompedor de reglas y no creí que tuviéramos muchas razones para seguir juntos. Me equivocaba. Cuando pasé tiempo contigo descubrí que eras una persona inteligente y cariñosa que se volvía muy curiosa con un poco de insistencia. Pronto te convertiste en alguien con quien disfrutaba pasando el tiempo y esperaba que pudiéramos seguir siendo amigos en el futuro. Sin embargo, eso cambió de repente y me encontré viéndote bajo una luz diferente, deseando algo más que una simple amistad contigo. Al principio me sorprendieron esos sentimientos, pero no tardaron en parecerme completamente naturales. 

Pasar tiempo contigo es una absoluta delicia y aprecio cada momento que tenemos. Las cosas no siempre han sido fáciles para nosotros, hemos tenido nuestros dramas. Pero eso no nos ha roto, sino que nos ha hecho más fuertes y estoy seguro de que podremos capear cualquier tormenta que se nos presente en el futuro, aunque espero que sean pocas y distantes entre sí. Me siento dichoso de que me hayas elegido para pasar tu vida y prometo hacer todo lo que esté en mi mano para que nunca te arrepientas de esa elección. Te amo Harry Potter, y sé que eso nunca cambiará-.

-Severus, ahora me resulta difícil recordar cómo eran las cosas cuando nos conocimos. Recuerdo vagamente las duras miradas y palabras que me lanzaste durante mi primer año en Hogwarts. Pero, por encima de todo eso, está el cariño y el apoyo que me has mostrado durante estos últimos cuatro años. Fuiste la primera persona que vio cómo vivía mi vida e intentó hacer algo para ayudarme, y creo que nunca podré expresar lo agradecido que te estoy por ello. Continuaste apoyándome, escuchándome, estando ahí para mí, y no creo que sorprenda a nadie saber que me enamoré rápidamente de ti. Al principio me desesperé, preguntándome cómo un hombre brillante como tú podría querer unirse a alguien como yo. Pero lo hiciste, una idea que sigue asombrándome hasta el día de hoy.

Sé que hay momentos en los que dudas de la fuerza de mis sentimientos, en los que piensas que estoy aquí por un sentimiento de gratitud fuera de lugar. Lo entiendo porque yo siento lo mismo por ti y prometo pasarme la vida demostrándote a ti y al mundo que soy digno de estar a tu lado. Quiero apoyarte como tú me has apoyado, amarte como tú me has amado y ser la persona en la que siempre puedas confiar, en los buenos y en los malos momentos. Te amo, Severus Snape, y pasaré el resto de mis días demostrándote cuánto te amo-.

Corvinus sonrió. -Brujas y magos, es ahora con gran honor que uno a estos dos en matrimonio, desde este día hasta el fin de los días. Por el poder de la magia, que así sea-.

-Que así sea-, respondió la multitud, y Harry creyó sentir el amor y los buenos deseos que le dirigían. Aún no podía creer que hubieran llegado tan lejos mientras sonreía a Severus, pero sabía que no podía ser más feliz. Cuando Corvinus los llevó a firmar el contrato matrimonial, que convertía oficialmente a los Potter en Prince, Harry sintió que se le pasaba una profunda ansiedad. A pesar de todas las pruebas, por fin habían llegado hasta allí y Harry podía concentrarse en construir su vida con aquel hombre y, con el tiempo, formar una familia con él. Sin embargo, aún le quedaba mucho por hacer. Tom había hecho mucho, trayendo nuevas ideas a Hogwarts para que pudiera llamarse realmente la mejor escuela de magos. Harry planeaba extender algunas de esas ideas, incorporando otras para crear un mundo mágico donde la próxima generación pudiera florecer y prosperar. Aún no estaba totalmente seguro de cómo lograrlo y estaba seguro de que habría oposición a cualquier cosa que propusiera. Sin embargo, sabía que lo lograría; con Severus a su lado y el apoyo de todos sus amigos, Harry sabía que podía conseguir cualquier cosa.