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Fandoms:
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Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2023-05-25
Completed:
2023-06-23
Words:
70,814
Chapters:
31/31
Comments:
6
Kudos:
41
Hits:
1,064

Mr. Delincuente (Naruto x Itachi)

Summary:

Obito le pide a Itachi el favor de llevarlo en su auto hasta la casa de uno de sus compañeros de clases para poder terminar su proyecto de la universidad.
Una vez que deja a su primo en la casa de su compañero, Itachi comienza a conducir notando que dobló en la calle equivocada al ver como los edificios van quedando atrás, definitivamente no se encontraba conduciendo hacia el centro de la ciudad.
El joven comienza a desesperarse al no saber como volver y no quiere preguntar como hacerlo, eso implicaría bajar el vidrio y hablar con alguna persona de ese lugar. Itachi no tiene pensado cometer tal locura y mucho menos al notar como es observado por un rubio de ojos azules cubierto de tatuajes.

*Historia inspirada en la canción "Mr.Delincuente-Norykko".
*Pareja NaruIta.
*Historia original.
*Los personajes son creaciones de Masashi Kishimoto.
*La imagen de la portada no me pertenece, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.
*Prohibida su copia.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

 

Obito llegó a la escuela de Itachi. Tenían que volver juntos a la casa para la hora de almorzar.
Sacó su celular mientras se sentaba en una banca que se encontraba en la vereda de la institución y esperó pacientemente a que salieran todos los alumnos de la escuela.
Al cabo de diez minutos, dividió la figura de su primo, uno de los últimos en salir. Se acercó a él y le rodeó los hombros con un brazo dejando a la vista una falsa sonrisa.

—¿Qué es lo que necesitas? -Preguntó el menor.

—Me duele que pensés que solo te busco para pedirte favores -Obito golpeó una mano en su pecho y lo miró dolido-Sabes que eres mi primo favorito y que vengo a buscarte cada día.

—Bueno, te doy la razón en que viene siempre pero teniendo en cuenta que soy el único primo que tienes y que solo me sonríes así cuando quieres pedirme algo, me hace sacar conclusiones ¿Sabes? -Habló mientras rodeaba su auto para subir en el asiento del piloto.

—Bueno, tienes razón, necesito un favor -El menor sonrió de lado- Necesito que me lleves a la casa de Kakashi luego de almorzar.

—¿Al fin te declaraste? -Preguntó una vez que subió al auto y colocó las llaves para encender el motor.

—Ya sabes que no, es un poco complicado. Como sea, necesito que me lleves porque tengo que terminar un proyecto de ciencias con él.

—Claro, no tengo ningún problema -Obito sonrió.

—Gra...

—No creas que será gratis —Interrumpió Itachi sonriendo.

—Ya me imaginaba -Habló el mayor sacando su billetera- ¿Cuánto quieres?

—Oh no, no quiero dinero -Obito lo miró entrecerrando sus ojos- Quiero ser el primero en conducir tu auto cuando ya esté arreglado.

—Por supuesto -Habló irónico y rió- Sabes perfectamente que eso es un rotundo no y no está a discusión.

—Bueno, pregúntale a papá si puede llevarte o quizás un taxi sea la mejor opción, papá debe estar en la empresa a esta hora.

El mayor lo miró con enojo, tenía que aceptar si quería llegar temprano y que Kakashi no lo matara.

—Bien, serás el primero en probarlo ni bien me lo entreguen -Habló resignado.

—Fue un placer hacer negocios -Respondió el más joven.

—Eres un idiota -Bufó Obito haciéndolo reír.

 

Al llegar a la casa, Mikoto los recibió con un maternal abrazo a cada uno como era de costumbre.
La mujer se animó a la cocina con su elegante caminar, su cabello negro perfectamente peinado y alisado, su vestido cerniéndose sobre su figura y sus tacones resonando a cada paso que daba.
Itachi colgó en el perchero de la entrada el saco azul de su uniforme escolar y la siguió junto a su primo.

—¿A qué hora vendrá papá? -Preguntó el menor una vez sentados en la mesa del comedor.

—Cariño, sabes que no debes colocar los codos sobre la mesa ¿Qué ocurre con tus modales? -Regañó a su sobrino antes de contestar- Llegará al rededor de las cinco de la tarde -Tomó la copa de jugo que se encontró a la izquierda de su plato y bebió un sorbo- ¿Cómo han estado sus clases? -Preguntó a ambos jóvenes.

—Muy bien -Habló el mayor- Luego de almorzar tengo que ir a la casa de un compañero a terminar un proyecto -Mikoto sonrió.

—¿Y tú cariño? -Preguntó mirando a su hijo.

—A decir verdad, demasiado aburridas.

Luego de eso, nadie volvió a hablar. Era lo mismo cada día, preguntar por lo que habían hecho o por como eran las clases y luego un silencio total. No podría hablar de trivialidades porque eran charlas necesarias que no les servirían para nada a menos que estén basadas en la empresa Uchiha, en el futuro de los chicos o simplemente, en cosas que pueden servir para su aprendizaje, como por ejemplo, las clases de Francés de Itachi. Tampoco podrá contar chistes porque tanto Mikoto como Fugaku reconocieron que eran malos modales el reír mientras estaban comiendo.
Ciertamente, para ambos jóvenes, todo era sumamente aburrido y tedioso.

Cuando terminaron de almorzar, ambos chicos subieron a sus respectivas habitaciones para asearse.
Una vez que estuvieron listos, bajaron a despedirse de Mikoto y subieron al auto de Itachi para emprender viaje.

—Coloca la dirección de Kakashi en el GPS -Hablo el pelilargo a su primo.

Obito realizó la acción y colocó el aparato en su lugar.

—¿Irás a ver a alguno de tus amigos luego? ¿O volverás a la casa? -Preguntó el muchacho de cabello corto.

—Sabes que no tengo amigos -Contestó a su primo- Así que simplemente volveré.

-¿You Don't have? ¿Y Neji?

—Bueno, sabes que nunca me refiero a él cuando hablo de esto -Lo miró cuando llegó a un semáforo esperando que cambiara de rojo a verde- Es el único de todas las personas que se me acercan que no es falso, además está de viaje , cuando me habló dijo que llegaba en dos días -Habló con tranquilidad.

—De acuerdo, entonces a casa será -Lo miró- siendo sinceros, no creo que haya alguna persona sincera al rededor de nuestra familia, siempre cuidando de sus apariencias, siendo perfectos, cuidando las palabras que dicen y siempre tratando de caerles bien a todos con una sonrisita.

Itachi rió al notar la indignación en la voz de su primo.
Otra cosa a la que ya estaban acostumbrados, la falsedad de las personas que los rodeaban.
Familias amigas de sus padres, siempre asistiendo a reuniones benéficas, mostrando su dinero y trofeos como personas de renombre.
Cada persona que se acercaba a Itachi siempre eran las mismas, hijos de esas familias que decían ser sus amigos pero que hablaban mal de todo el mundo a sus espaldas, chicos que solo se acercaban para averiguar quién tenía más dinero, para saber que familia era más conocidas y demás cosas.
Por otro lado estaba su amigo Neji, un joven de ojos aperlados con cabello largo y castaño. El único chico que pensó sincero. Lo sabía cuando tomaba las clases de modales a las que su madre le obligaba a asistir a la edad de diez años.
El castaño lo conoce tan bien como Itachi a él, pensando igual que él cuando se referían a las personas que los rodeaban. Fue el único que no se acercó por su patrimonio o por la fama de su apellido y era la única persona aparte de su primo con el que se permitía ser el mismo, ya que incluso con sus padres tenía que mantenerse al margen si no quería que lo vuelvan a mandar a esas asquerosas clases para señoritos con buenos modales.

Itachi estacionó el auto justo en frente de una casa de dos pisos color crema, se despidió de su primo cuando éste le dijo que volvía caminando porque ya no tenía apuro. Apagó el GPS y comenzó a andar de nuevo hacia su casa doblando en la primera esquina a la que llegó.

 

Hasta que la empecé. Espero que la disfruten, hace tiempo que quería empezar a escribirla.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

"¿Donde carajos me metí?", eso era lo único que Itachi podía pensar mientras estaba estacionado en una pequeña plaza donde se podía apreciar a niños jugando en los columpios acompañados por mayores.

Agarró el GPS con sus manos temblorosas y colocó la dirección de su hogar.
Nada, solamente un infinito "cargando" era todo lo que se mostraba en la pantalla del aparato.

Miró a su alrededor, el lugar donde se encontraban jugando los niños, la angosta calle con varios baches y las casas para nada ostentosas era todo lo que aparecía a la vista.

No entendía como fue tan idiota para apagar el GPS, pensó que ya no lo necesitaba pero lo peor, sin dudas, fue doblar en esa calle.
Todo estaba bien hasta que lo hizo, solo cruzó dos esquinas más a partir de donde dobló y ya no hubo vuelta atrás. En cada calle donde quería introducirse para llegar al centro de la ciudad le daba la sensación de ser más peligrosa que la anterior. Grupos de chicos reunidos en las calles, niños jugando junto a ellos, definitivamente ninguno de los allí presentes tenían apariencia de  pertenecer a su sociedad.

A medida que seguía conduciendo, los edificios comenzaban a ser cada vez más precarios. Las personas caminando, bicicletas y motos comenzaron a ser los protagonistas en las calles, los autos solo estaban estacionados y ninguno parecía ser de ultimo modelo como el que él tenía.

Tomó su celular y llamó a su primo, necesitaba poder ubicarse en ese lugar.
Sonó, una y otra vez para que al final lo mandara al buzón de voz. Tiró el móvil en el asiento del copiloto.
No quería llamar a sus padres, ya se imaginaba el grito de su madre y como su padre le quitaría el auto por algo que él ni siquiera tuvo la culpa.
Apoyó su cabeza en el volante, inhaló y exhaló, necesitaba calmarse y encontrar una solución al problema.
Giró su cabeza, tomó el celular y volvió a llamar al imbécil de Obito.
"Como para que me esté muriendo" pensó cuando nuevamente una voz lo mandó al buzón.

Un golpe en el vidrio lo sobresaltó. A través del cristal vio a un chico pelinegro con una coleta alta y cara de aburrimiento.

—¿Necesitas ayuda? -Preguntó mirándolo- Con mi amigo podemos darte una mano, ya vuelvo.

Itachi vio al muchacho cruzar la calle y llegar hasta una casa donde se encontraba un joven rubio al lado de una motocicleta de carretera que lo observaba fijamente.
Observó al chico pelinegro mientras charlaba con su amigo y cuando el rubio lo miró nuevamente, lo primero que hizo fue asegurarse de que todas las puertas tuvieran seguro.
No es por nada, pero ese rubio con las tres marcas en cada mejilla no le daba total confianza, no sabía si era por el lugar donde se encontraba, los piercings que tenía en el rostro o los tatuajes en los brazos que se podían apreciar por la camiseta sin mangas que llevaba puesta, pero le causaba inseguridad.

Comenzó a desesperarse cuando vio al chico tatuado caminar hacia su auto y posicionarse junto a su puerta.

—¿Podemos ayudarte? -Preguntó. Itachi no lo miró, quería que se vaya, ya se las arreglaría por si solo- ¿Puedes bajar la ventanilla?

—Estoy bien, de todas formas gracias -Le dio una sonrisa a través del cristal que se transformó en mueca.

—Lindo auto -Comentó el rubio. El pelilargo se tensó, lo único que le faltaba es que este chico le robara- ¿Qué te parece, Shikamaru? ¿Crees que sea del año pasado? -Sonrió.

—Yo creo que si -Miró a Itachi y continuó hablando con su amigo- ¿Te imaginas si fuéramos nosotros quienes condujeran este auto? 

—Tras las rejas, eso seguro -Contestó el rubio.
Dentro del auto, el joven podía sentir como se le bajaba la presión. Por instinto, nuevamente, verificó que las puertas estuvieran aseguradas y tomó su celular cuando este comenzó a sonar. Miró el nombre que se mostraba en la pantalla y sonrió.

—Obito, por fin -Habló.

—Ita ¿Qué ocurre? ¿Por qué me...

—¿Obito? -Preguntó cuando su primo no continuó la charla.

Observó el móvil y lo apretó con fuerza contra su mano cuando no volvió a prender.

"Sin batería, esto es una mierda"

—Puedo prestarte para llamar si quieres -Miró al rubio a su lado- Sólo tienes que bajar la ventanilla.

—Estoy bien, no te preocupes.

Naruto cambió su expresión y miró a Shikamaru con seriedad.

—¿Crees que te robaremos? -Itachi lo miró- Claro, así que es eso -Sonrió con en enojo- ¿Sabes qué? Olvídalo, espero que puedas salir completo de aquí por tu cuenta -Dijo comenzando a caminar hacia su amigo que lo miraba confundido.

Una vez que se acercó a Shikamaru, el pelinegro comprendió a su rubio amigo y junto a él emprendieron camino nuevamente hacia la casa.

Itachi los observó desde el auto, miró el GPS que seguía sin querer cargar el camino para dirigirse a su casa y luego, miró el celular apagado a su lado. ¿Qué otra opción tenía? Era bajarse y aceptar la ayuda de aquellos muchachos o simplemente comenzar a conducir y llegar a una parte peor de aquel lugar.

Guardó el celular en la guantera del auto y salió del vehículo colocándole el seguro nuevamente.

—Espera -Habló cuando comenzó a cruzar la calle- Tienes razón, necesito ayuda ¿Cuánto por utilizar tu teléfono?

El rubio lo miró elevando una ceja.

—Vaya, parece que ustedes no tienen idea de lo que significa ayudar.

—¿Nosotros? -Preguntó Itachi.

—Naruto, sólo préstale el celular -Habló Shikamaru.

—Quiero saber a que se refiere con nosotros -Volvió a hablar el chico.

—A las personas como tú, señoritos que creen que todo lo pueden arreglar con dinero -Itachi frunció el ceño confundido. Está bien que él creía que la mayoría se acercaban a su persona por su dinero o la fama de su apellido, pero ¿esta no era la forma de arreglar las cosas? Siempre se pide algo a cambio.

—No fue mi intención ofenderte, sólo pensé que sería una buena forma de devolver el favor.

—Exacto, un FAVOR -Remarcó el rubio- Se lo conoce con ese nombre porque es un acto que se realiza para ayudar sin la intención de recibir algo a cambio.

Itachi bajó la vista avergonzado y comenzó a juguetear con sus manos.
Un celular se coló en su campo de visión cuando fue colocado entre sus dedos y miró al rubio que se alejaba lentamente de él mientras encendía un cigarrillo.

Marcó el número de Obito que se sabía de memoria y colocó el celular en su oreja.

—Ahora vuelvo, mamá me llamó -Dijo Shikamaru comenzando a marcharse.

—¿Hola? -Contestó Obito.

—Obito, dios que bueno que contestas -Suspiró aliviado el pelinegro.

—Intenté volver a llamarte pero no contestabas ¿De quién este número?

—Si, me quedé sin batería y un chico me prestó su celular -Miró a Naruto mientras éste soltaba el humo.

—¿Dónde estás? Creí que volverías a la casa.

—Me perdí -Naruto lo miró e Itachi giró su cuerpo para no mirarlo. Era demasiado humillante para él admitir esa estupidez y demasiado orgulloso como para pedir ayuda. Aún así lo hizo.

—Bien ¿Dónde estás?

Itachi miró al rubio y volvió a hablar.

—Giré en la primera esquina de la casa de Kakashi, desde entonces continué pero no sé.

—Está pasando el cruce de la avenida dos -Habló Naruto cuando le arrebató el celular.

—Eso es... -Obito dudó en continuar. Ese lugar era uno de los distritos bajos de la ciudad pero agradece que no es el más peligroso -Enseguida voy a buscarlo -Habló.

—No te preocupes, lo llevaré hasta la entrada -Sonrió de lado mirando al chico para luego colgar- Sube al auto damisela -El pelinegro frunció el ceño ofendido- Te sacaré de este lugar de delincuentes, sólo sígueme.

Itachi subió a su auto y lo encendió. Naruto puso en marcha su moto y salió de su casa seguido del pelinegro.

Luego de unos minutos, llegaron a la salida  del distrito y miró al chico en la motocicleta por unos segundos antes de hablar.

—Muchas gracias, Naruto -Mencionó recordando como lo llamó su amigo.

—De nada -Lo miró- Aunque me siento en desventaja ¿Sabes? Tú sabes mi nombre pero yo no se el tuyo.

—Itachi -Dijo con apenas una sonrisa.

—Itachi -Repitió- ¿No crees que me debes una disculpa?

—¿Y eso por qué? -Cuestionó confundido.

—¿Acaso no nos juzgaste? -Preguntó- Por que estoy seguro de que si.

—Jamás dije nada como para juzgarlos y en caso contrario tú lo hiciste también.

—¿Yo? ¿Acaso me equivoqué cuando dije que las personas como tú arreglaban todo con dinero? -Preguntó- Porque si mi memoria no me falla, tú querías saber cuanto te cobraba por prestarte mi teléfono -Afirmó- Además ¿Tu voz interior nunca habló? Digo ¿Me vas a negar que pensaste en que éramos delincuentes? ¿No pensaste que te íbamos a robar? -Sonrió cuando vio que Itachi giró el rostro avergonzado.

—Lo lamento -Dijo luego de unos segundos- Pero creo que sabes perfectamente que es comprensible.

—Claro -sonrió mientras rodaba los ojos- Porque todas las personas de bajos recursos nos dedicamos a robar.

—No fue lo que quise decir.

—¿Sabes qué? Creo que deberías dejarlo así, cada vez que tratas de aclarar algo lo oscureces más -Habló poniendo en marcha su moto.

—Espera -El rubio lo miro antes de arrancar- Quiero decir que sabes lo que una persona como yo piensa. No digo que todas las personas de bajo recursos sean delincuentes, tú tienes razón -El rubio elevó una ceja- Solemos juzgar sin conocerlos -Finalizó.

Naruto sonrió comprendiendo por fin lo que había querido decir Itachi desde un principio.

—Trata de no perderte de nuevo o podrías terminar en un lugar peor que este -Dijo para despedirse- Aunque ahora que tienes una vaga idea de como somos, no me molestaría volver a verte-Le sonrió guiñando un ojo y se dispuso a volver a su casa.

Itachi lo observó por el espejo retrovisor y escuchó como el GPS le indicaba la vuelta a su hogar.
"Ahora si te dignas a andar" pensó comenzando a conducir.
Definitivamente, tampoco le molestaría volver a verlo.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

—¿Cómo fuiste a parar a aquel lugar? -Preguntó su castaño amigo.

Habían pasado ya dos días de lo sucedido. Dos días de haber conocido al rubio y su amigo de cabeza con forma de piña. Dos días que eran exactamente lo que duraría el viaje de Neji para finalizar.
Ahora, encontrándose en la cafetería de su secundaria, Itachi le terminaba de contar lo sucedido en uno de los distritos bajos a su único amigo.

—Ya te dije, dejé a Obito en casa de Kakashi y me perdí, jamás había estado por esos lugares -Dijo mientras pinchaba con el tenedor un pedazo de la fruta cortada que tenía en su bandeja- Sabes que siempre estoy por el centro, no me alejo de eso.

—Bien, tienes razón -Asintió con la cabeza- Entonces ¿No te hicieron nada de nada? ¿No te pidieron dinero? ¿Cómo eran?

Sorprendido y curioso eran las dos palabras que describían perfectamente a Neji actualmente. Ambos chicos nunca habían salido del centro de la gran ciudad de Nueva York, siempre se manejaban por esos lugares debido a que las empresas y sus respectivas casas se encontraban en ese lugar o cerca.

—El que primero me habló -Hizo una pausa tratando de recordar al amigo del rubio que había visto poco tiempo- Tenía cabello y ojos negros, lo tenía atado en una coleta -Tomó otro pedazo de fruta y lo llevó a su boca- Me pareció el más normal -Dijo una vez que tragó el alimento- El otro si me dio miedo, era rubio y de ojos azules -Miró a su amigo que tenía su perlada vista fija en él demostrándole que tenía toda su atención- Tenía ambos brazos cubierto de tatuajes y aros en...-Hizo una pausa tratando de recordar- Uno en la nariz, otro en la ceja y puedo jurar que vi uno en su lengua pero no estoy seguro. En las orejas también tenía -Volvió su vista a la bandeja que tenía en frente- No puedo entender como pudo soportar ese dolor -Dijo haciendo una mueca- Y también tenía tres marcas en cada mejilla -Finalizó y movió a un lado la bandeja con los restos de comida.

—Vaya, parece que tienes una descripción perfecta del joven -Habló con tono burlón.

— ¿Qué quieres decir? -Preguntó suspicaz.

—Nada -Sonrió- A ver, el primero ojos y cabello negro atado en una coleta -Sonrió de lado- ¿Y del otro? Prácticamente no dejaste ningún detalle fuera.

—Cállate -Sintió como su rostro ardía, sin embargo se mantuvo con su expresión tranquila como siempre- Sólo fue por si acaso ¿Y si me hacía algo? Tenía perfectamente la descripción de ese muchacho para decirle a la policía.

—¿Y si el que te hacía algo era su amigo? -Preguntó- ¿También guiarías a los oficiales a través del rubio?

—A veces eres exasperante -Dijo levantándose de la mesa con la bandeja en la mano.

Neji lo siguió mientras se reía en voz baja.
Salieron de la cafetería y se dirigieron al patio del instituto a esperar el sonido de la campana para volver a clases.

Salieron de la cafetería y se dirigieron al patio del instituto a esperar el sonido de la campana para volver a clases

—¿Trajiste tu auto? -Preguntó el castaño a su amigo.

—No, desde ese día Obito no me ha dejado conducir de nuevo, me quedo en el instituto y se lleva el auto a la universidad -Le habló a Neji mientras cruzaban la calle para comenzar a caminar por el parque que se encontraba en frente de la institución- Y últimamente se está quedando en la biblioteca estudiando porque se acercan sus exámenes así que no puede venir a buscarme.

—Comprendo -Habló su amigo- ¿No les ha dicho nada a tus padres?

—Absolutamente nada -Contestó- Y me da miedo porque siento que algo me va a pedir. Sabe perfectamente que si se enteran me quitarán el auto, pondrán el grito en el cielo.

—Eso es seguro -Habló el ojiperla. Neji conocía a la perfección a los padres de Itachi- Y tus padres no saben tampoco que él se lleva tu auto ¿No es así?

—No, conduzco yo cuando salimos de casa y al llegar el se cambia. ¿Puedes creer que se pasa de asiento por adentro del auto? No es capaz de salir porque tiene miedo de que saque las llaves -Rió al recordar lo paranoico que estaba con que hiciera eso- El imbécil me sigue jodiendo con que si lo uso me volveré a perder.

—Vaya, jamás pensé en que fueras capaz de insultar -Habló una voz gruesa a sus espaldas que hizo que ambos chicos se sobresaltaran y giraran a mirar a la persona -Bueno, si es que eso puede llegar a estar cerca de ser un insulto -Sonrió mientras mantenía su vista fija en Itachi- Aunque para ti seguro que si.

Itachi se encontraba paralizado al ver a Naruto y Shikamaru detrás de ellos. El rubio le sonreía mientras que el pelinegro los miraba con curiosidad.

—Realmente no exageraste en la descripción -Susurró Neji en el oído de su amigo para que los otros dos muchachos no pudieran escucharlo.

—¿Qué hacen aquí? -Preguntó Itachi ignorando lo que dijo el castaño.

—Vaya, pero que forma de saludar a un amigo -Naruto colocó una mano en su pecho mientras fingía una mueca de dolor.

—¿Somo amigos? -Preguntó incrédulo el menor.

—Pensé que luego de salvarte, si -Finalizó Shikamaru siguiéndole el juego al rubio. Su vista se dirigió al chico castaño de cabello largo que se encontraba parado al lado de Itachi- ¿Y tú quién eres?

—Neji Hyūga -Contestó extendiendo su mano la cuál fue tomada por el mayor.

—Shikamaru Nara -Se presentó.

—Naruto Uzumaki -El rubio fue quien estrechó su mano también.

Itachi los miraba sin creerlo. ¿Realmente tenían que aparecer ahora? ¿Por qué se estaban comportando tan caballerosos? No tenía nada de malo eso, pero teniendo en cuenta como eran esos dos muchachos, creía un poco complicado que fueran esa clase de personas.

—¿Entonces? -Habló el pelinegro menor rompiendo el silencio que se había formado- ¿Qué están haciendo aquí?

—Recién salimos de clases -Habló el rubio- Por si no te has dado cuenta, todas las universidades están prácticamente en el centro -Lo miró y sonrió burlón- ¿O creíste que éramos vagos? -Miró a Shikamaru y se acercó rápidamente a Itachi que por reflejo sujetó con fuerza la correa de su mochila- Iba a decirte que tengas cuidado con lo que dirías -Le susurró al oído- Teniendo en cuenta el problema que tuvimos las última vez, pero con tu acción me basta y sobra para saber que tu pensamiento no cambió -Se incorporó y volteó a ver a su amigo- Será mejor que nos vayamos, Shika, se hace tarde y estamos reteniendo al príncipe.

Shikamaru lo miró extrañado cuando el rubio pasó junto a Itachi y siguió su camino sin despedirse.
El pelinegro mayor soltó un suspiró y se despidió de ambos jóvenes yéndose con su mejor amigo.

Los chicos se quedaron de pie viendo como ambos se iban del lugar. Neji apartó su vista de la espalda de Shikamaru y miró a su amigo.

—¿Qué fue lo que te dijo?

—Nada importante -Habló mirando sus pies- Será mejor que nos vayamos ya. ¿Quieres ir a almorzar a casa? -Preguntó.

—Claro, vamos -Dijo para comenzar a caminar hacia la casa de Itachi siendo seguido por este.

—Claro, vamos -Dijo para comenzar a caminar hacia la casa de Itachi siendo seguido por este

—¿Se puede saber que sucedió allí atrás? -Preguntó Shikamaru al rubio.

—Nada, solo que me sigue molestando que nos tome como vándalos, eso es todo.

—Naruto, sabes la clase de chico que es -Soltó un suspiro cansino- No puedes, simplemente, hacerlo cambiar de opinión de un momento al otro.

—Entiendo -Lo miró- Pero sigue juzgando. ¿No viste como agarró su mochila? Pensó que le iba a robar o yo que se. Pensé que había quedado claro que por más que viviéramos en los distritos bajos, no significa que fuéramos delincuentes.

—Si, pero al parecer sus padres no los criaron como a nosotros -Sacó un cigarrillo colocándolo en su boca y lo encendió dándole una calada. Misma acción repitió el rubio- ¿Has visto su uniforme? Por favor, va a una escuela privada de esas que si nosotros tuviéramos que asistir, probablemente tendríamos que vender nuestros órganos para costearla -El rubio rió- Tanto él como su amigo solo se encuentran con personas de su mismo nivel social, a diferencia de nosotros, que en nuestra universidad nos encontramos con personas de todos lados, no es nuestro territorio -Finalizó.

—Si, tienes razón, pero aun así -Dio una calada a su cigarrillo- Hasta su amigo nos saludó bien y se presentó, en su momento ese niño ni siquiera hizo eso, solo cuando se estaba por marchar me dijo su nombre.

Shikamaru rió. Naruto normalmente se molestaba por que las personas se creían con el derecho de juzgarlos cuando quisieran, tachándolos de ladrones, drogadictos, alcohólicos y demás cosas. Y tenían que tener cuidado si andaban en grupos en la calle, porque de esa forma eran pandilleros, prácticamente la palabra "delincuentes" que Naruto siempre utilizaba cuando describían la forma despectiva en la que los miraban, era la palabra correcta a ojos de los demás.

—A todo esto -Shikamaru tiró la colilla una vez que le dio la última calada- ¿Sólo eso te molesta? ¿Qué nos vean de esa forma? -Preguntó.

—No lo se -Dijo en un susurro- Solo quiero demostrarle por lo menos a una persona de su clase que no somos lo que todos creen.

—Sabes que eso no importa ¿Verdad? Nosotros sabemos quienes y como somos, los demás que se pudran -Eso provocó la risa de Naruto- Ahora vamos que tengo hambre, espero que Kushina haya hecho okonomiyaki, le sale delicioso.

—Oye, nunca te invité -Dijo con el ceño fruncido.

—Tu madre me dijo que su casa era mi casa, así que no necesito tu permiso -Habló sin ningún rastro de vergüenza.

Los dos muchachos caminaron hasta llegar a la casa de Naruto donde fueron recibidos por un beso a cada uno de parte de Kushina y una sonrisa de Minato, eso nunca cambiaría. Sigue siendo igual desde que ambos se conocieron cuando tenían ocho años, el día en que ese rubio problemático y gritón se acercó con una sonrisa para hablarle a ese pequeño azabache que estaba tomando una siesta debajo de un gran árbol en el parque frente a sus casas.

 

¡GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

—¿Entonces no te lo permitieron? -Preguntó Pain al rubio a su lado.

—¿Puedes creerlo? Dicen que no quieren ni uno más porque ya tengo muchos -Contestó- Lo peor es que les tuve que pedir permiso,  cuando me aparecí en casa con la argolla en la ceja casi me sacan de la casa con mi ropa en una bolsa -Naruto frunció el ceño al ver como su amigo reía- ¿Ya dejaste de burlarte de mi desgracia? -Preguntó.

—No exageres -Contestó el muchacho de cabello naranja- No es una desgracia, eso te enseñó a pedir permiso como ahora -Lo miró burlón- Como sea, tienes los brazos cubierto de tatuajes, no entiendo en qué afecta el que te hagas uno más.

—Lo sé, lo mismo pienso yo -Sacó un cigarro de la caja que tenía en su bolsillo y lo encendió- De todas formas por un tiempo no se lo volveré a preguntar, ya sabes como es mamá si se enoja.

—Realmente me sorprendió -Rió Pain- Kushina siempre es muy dulce.

—Cuando quiere -Dijo el rubio soltando el humo.

—¿Cómo están? -Preguntó Shikamaru en forma de saludo reuniéndose con ambos jóvenes y sacando un cigarrillo para encenderlo.

—Todo bien -Contestó el de cabello naranja- Rezando para que no venga Hiruzen, es insoportable -Finalizó mientras se masajeaba la sien.

Los tres jóvenes se quedaron sentados en el patio de la universidad a la espera de que sea la hora para ingresar al aula.
A unos metros de ellos, bajo la sombra de un gran árbol, se encontraban sentados Obito junto a su amigos.

—Escuché que el profesor Sarutobi tiene preparado un trabajo en pareja -Dijo la castaña.

—Hace nada terminamos el de ciencias ¿Y ahora vendrá el de historia? -Habló el pelinegro dejando escapar un suspiro.

—¿Creen que nos permitan elegir a nuestras parejas o nuevamente será elección de ellos? -Preguntó Kakashi mientras se recostaba, apoyando la cabeza en las piernas de Obito.

—¿A caso tan mal la pasaste conmigo? -Preguntó el azabache picando la mejilla de su amigo con el dedo índice- Porque puedo apostar que si nos permiten elegir, me volverías a elegir a mi -Finalizó con una sonrisa de lado.

Kakashi se sonrojó al escucharlo y dirigió su mirada lejos de los ojos de su amigo, sus pensamientos lo traicionaron entendiendo esas palabras de una forma en la que no tenía que hacerlo.
Obito dejó de mirarlo y sonrió casi confirmando que sabía lo que pasaba por la cabeza del paliblanco.
Por otro lado, Rin reía divertida al ver como actuaron sus amigos. La castaña ya no tenía duda alguna, Kakashi no le era indiferente a su amigo. Sonrió con ternura al ver como Obito comenzaba a acariciar el cabello blanco del otro muchacho, esperaba que el pelinegro se le declarara cuanto antes porque ella, ahora, sentía la necesidad de verlos juntos y felices.

—Será bueno que entremos -Habló Kakashi levantándose- Ya es hora.

Todos los alumnos que se encontraban en el patio de la universidad, comenzaron a entrar en la institución para encaminarse a las clases que a cada uno de los allí presentes les correspondía.

 

—Buenos tardes -Saludó Hiruzen Sarutobi colocando sus pertenencias en el escritorio- Teniendo en cuenta que el examen será dentro de un mes y medio, tomé la decisión de dividirlo junto a un trabajo en pareja, el mismo tendrá el cincuenta por ciento de la nota y los ayudará a la hora de estudiar -Los miró- Las parejas ya están elegidas y espero que no comiencen con sus reclamos -Dijo al ver como algunos soltaban suspiros negando con la cabeza- Constará de un total de 20 páginas y será para entregar dentro de dos semanas -Tomó asiento- Por lo tanto, he hablado con sus demás profesores para obtener una pequeña ayuda para no dejar más tarea -Sonrió al ver como algunos sonreían- El trabajo tendrá diez páginas con preguntas a contestar, por favor les pido que sean respuestas cortas y concisas porque luego vienen las otras diez páginas donde tendrán que hacer un escrito completando las páginas ya mencionadas.

Obito dejó de escuchar luego de la explicación, sabía que sus amigos le iban a decir quien iba a ser su pareja.
Realmente quería volver a pasar tiempo con el peliblanco, no es que al ser amigos no lo hagan, pero la mayoría de las veces estaban con Rin y no es que no la quiera, es más, la adoraba pero quería volver a estar a solas por horas con el chico.
El azabache cerró los ojos y soltó un suspiro, estaba realmente enamorado de su amigo, de su forma de ser con él, los sonrojos que sabía que solo él podía provocarlos y con los cuales se veía tan tierno, estaba enamorado de las sonrisas que le dedicaba y de esa expresión de aburrimiento que tenía la mayoría de las veces, sin embargo, Obito sabía que a pesar de mostrar ese gesto, siempre estaba atento a todo lo que decían las personas que le hablaban. 

—¿Quién es ese chico, Obito? -Preguntó Rin en su oído.

—¿Qué chico? -Contestó con otra pregunta mientras se reincorporaba.

—Te tocó con un tal Uzumaki -Se encogió de hombros- No tengo idea de quien es.

—Ahora averiguo -Dijo frotándose los ojos debido al sueño- ¿A ti con quién te tocó?

—Con Kakashi -Señaló con el dedo índice al muchacho sentado delante de ellos que se encontraba dado vuelta observándolos.

—Esto lo voy a tomar como una traición -Fingió tristeza con una mano en su pecho- Y yo que creí que habíamos pasado lindos momentos -Dijo mirando a Kakashi.

—No seas exagerado -Lo miró-Además no es como si nos hubieran separado para siempre, volveremos a estar juntos -Habló el chico, quien al ver como Obito le sonrió y como Rin colocó sus manos en su boca para aguantar la risa, se sonrojó al darse cuenta de lo que dijo.

—Bueno, si tu lo dices te tomaré la palabra -Sonrió de lado- Ahora, si me permiten, voy a averiguar quien es el tal Uzumaki.

El pelinegro se levantó de su silla y se paró en ella.

—Oigan -Habló llamando la atención de todos- Necesito saber quien es Uzumaki -Finalizó.

Un muchacho rubio a unos cuantos bancos más atrás de él elevó su mano para hacerse notar.

El joven le sonrió, bajó de su silla y se dirigió al chico que lo miraba frunciendo el seño.

—Obito Uchiha -Se presentó- Tu compañero de proyecto.

—Naruto Uzumaki -Estrechó su mano- Ahora comprendo el porque te paraste para buscarme -Le devolvió la sonrisa a Obito- ¿Te parece quedar luego de clases en la biblioteca?

—Claro, no tengo ningún problema, ¿tienes tus libros aquí? 

—Algunos si, otros están en mi casillero -Contestó.

—Genial, te espero al finalizar entonces -Le sonrió para volver a su lugar.

Naruto volvió su vista a sus amigos.

—Créeme, sería muy bueno si tu me presentas a tu primo -Pain retomó su charla.

—No entiendo como es que sería bueno -Rió al ver como su amigo jalaba de su anaranjado cabello- Además, ¿si tanto quieres por qué no le hablas tú?

—Por que soy demasiado serio -Lloriqueó- La última vez que lo intenté, pensó que lo golpearía.

—Recuerdo eso -Se carcajeó el rubio- Como olvidar cuando se encerraba cada vez que tu llegabas -Pain dejó caer su cabeza sobre sus brazos encima de su pupitre- Tranquilo, solo tienes que sonreírle y mostrarte como eres, el verdadero tú -Colocó una mano en su hombro- No ese chico que es serio para que nadie se le acerque, sino el que eres con nosotros, el charlatán y simpático Pain.

—Gracias por eso -Sonrió agradecido por el consejo- ¿Qué le ocurre? -Preguntó señalando con la cabeza a Shikamaru.

El rubio lo observó por unos momentos, su mirada estaba estrecha y se dirigía a una dirección, el lugar donde se encontraba sentado Obito junto a un chico de cabello blanco y una muchacha castaña.

—¿Ocurre algo? ¿Te cae mal? -Preguntó frunciendo el seño.

—No, para nada -Lo miró- De hecho no lo conozco pero ¿su rostro no te parece familiar?

—Está en nuestro mismo salón, lo habremos visto muchas veces pero nunca le habremos puesto atención -Dijo encogiéndose de hombros restándole importancia- Debe ser eso.

—Si, quizás -Aceptó- En fin, ¿de qué estaban hablando?

—Aconsejando a Pain para conquistar a Nagato.

—Oh, solo no te le acerques tan serio, lo asustarás de nuevo -Rió Shikamaru al recordar la situación y soltó una carcajada al ver como Pain lloriqueaba sobre sus brazos.

—Oh, solo no te le acerques tan serio, lo asustarás de nuevo -Rió Shikamaru al recordar la situación y soltó una carcajada al ver como Pain lloriqueaba sobre sus brazos

¡GRACIAS POR LEER!

 

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Quería descansar, cerrar los ojos y dormir hasta que se vayan todos los invitados. No quería tener que volver a ver a esos ricachones, a sus compañeros de curso, suficiente tenía con verlos en las clases cinco días a la semana durante horas. 

Su celular sonó, indicándole que había recibido un mensaje. El nombre de su amigo se mostraba en la pantalla y sonrió al leerlo.

Neji: 
    Espero que tengas comida almacenada en tu cuarto, porque ahí me voy a quedar lo que reste de la fiesta y te advierto que voy hambriento.

Dejó el celular y se dispuso a cerrar sus ojos nuevamente hasta que los golpes en la puerta le hicieron dar un pequeño brinco.

—Itachi, baja que en cualquier momento llegarán los invitados—Habló Mikoto luego de golpear la puerta del cuarto del muchacho.

—Enseguida voy, madre—Se levantó y acomodó su camisa.

Al abrir la puerta, Mikoto lo recibió con el ceño fruncido.

—Hijo, esta es una fiesta importante ¿Si? No puedes estar vestido así, la camisa está arrugada, tu cabello despeinado—Miró hacia el interior de la habitación—Ve a cambiarte, te espero abajo, así que apresúrate.

"¿Fiesta importante? Siempre es importante cuando tienen que mostrarse ante los demás para que hablen maravillas de nosotros"-Pensó el chico.

Ingresó nuevamente a la habitación. Se sacó su ropa para colocarse una camisa blanca, un pantalón de vestir, unos zapatos y un sacó, las tres prendas restantes de color negro.
Cepilló su cabello y lo ató optando por hacerse su típica coleta baja. Se sentó por un tiempo en su cama tratando de evitar el mayor tiempo posible el encuentro con aquellas personas.

Cuando salió de su cuarto, al comenzar a bajar las escaleras ya podía ver una gran cantidad de personas en su sala. Su madre le sonrió desde el centro y se abrió paso entre la multitud para ir a buscarlo.
Tomó su mano cuando llegó al último peldaño y lo acompañó hacia el gentío en la habitación.

—¿Dónde está Obito?—Preguntó a su madre en voz baja.

—Está en la universidad, me avisó que se quedaba un rato para hacer un proyecto —Lo miró— De todas formas necesito que vayas a buscarlo.

—¿Por qué? El puede venir solo, madre.

—Por supuesto —Concordó mirando con una sonrisa a una de las personas allí presentes, saludándola con un elegante movimiento de mano, desde su lugar— Sin embargo, se que no le gustan este tipo de fiestas, por lo tanto, estoy segura que hará todo lo posible por retrasar su llegada —Dijo volviendo la vista a su hijo— Aún si ya finalizó la tarea, por eso te pido que vayas a buscarlo.

Itachi vio la oportunidad de saltarse los falsos saludos cordiales y asintió a lo dicho por su madre. Besó su mejilla y caminó tranquilamente hacia la puerta del hogar para partir hacia la universidad de su primo.

 Besó su mejilla y caminó tranquilamente hacia la puerta del hogar para partir hacia la universidad de su primo

—¿Te parece si lo dejamos por hoy? Me duele la cabeza—Habló Obito a su compañero.

—Por supuesto —Aceptó el rubio— De todas formas tenemos dos semanas aún para entregarlo, ya tenemos la mitad de las preguntas completadas.

—Y podríamos tener más si no fueran tan complicadas —Se quejó— Pensé que cuando el viejo dijo que sean cortas y concisas no nos iba a tomar una hora cada maldita pregunta —Habló golpeando su cabeza, suavemente, sobre su escritorio.

Naruto rió y comenzó a guardar sus útiles. Obito lo imitó y una vez que estuvieron fuera de la biblioteca, el rubio habló.

—¿Quieres que te alcance hasta tu casa?

—No te preocupes, vine en auto —Le sonrió— De todas formas, gracias.

—De acuerdo, nos vemos mañana —Se despidió Naruto con una sonrisa.

Obito se encaminó hacia el estacionamiento del edificio saliendo por la puerta trasera.
Su compañero, por otro lado, se dirigió hacia la entrada.
Al salir, su rostro demostró su sorpresa al ver a un chico, de cabello negro y largo, subiendo las escaleras del lugar.

—Esto si que lo veo y no lo creo —Habló con burla.

—¿Qué tal? —Preguntó Itachi asintiendo con la cabeza en señal de saludo, cuando pasó por su lado, escondiendo su asombro por encontrarse al muchacho allí. El rubio lo detuvo tomándolo suavemente del brazo.— ¿Necesitas algo?

—Creo que eso debería preguntártelo yo a ti ¿Qué haces aquí?

—No creo que eso sea algo que necesites saber —Habló mirando la mano del rubio sobre su brazo.

—No entiendo porque te empeñas en ser así conmigo —Frunció el ceño— Sólo quiero saber si puedo ayudarte en algo —Dijo soltando su agarre.

—Lo lamento —Habló luego de un suspiro— Vine a buscar a mi primo, se quedó haciendo un proyecto.

Itachi pensó que quizás lo podría ayudar a ubicarlo, aunque se dio cuenta que eso sería una tontería por dos razones:
La primera, ni siquiera le dijo el nombre de su primo.
La segunda, la universidad contaba con una gran cantidad de estudiantes. Y se lo hizo notar cuando lo vio elevar una de sus cejas en una clara pregunta:  "¿Es enserio?"

—Lo siento, pero un compañero y yo fuimos los últimos —Habló apoyándose en el marco de la gran puerta— Y él ya se habrá marchado.

—¿Su nombre es Obito? —Preguntó interesado.

Naruto abrió sus ojos más de lo normal y sonrió de lado.

—¿De verdad ese es tu primo? Jamás lo habría imaginado, fue tan amable que realmente no parecen familia —Dijo con tono burlón.

—Si te dije su nombre, es porque a él estoy buscando ¿No? —Habló con obviedad— Y si lo nombré y te mencioné que buscaba a mi primo ¿Tú que crees?

—Creo que se te está haciendo una costumbre hablarme de esa forma que me resulta bastante desagradable —Dijo el rubio acercándose al chico— Ahora que lo recuerdo —Tomó su mentó entre su dedo índice y pulgar— Es el nombre del chico al que llamaste cuando te habías perdido en mi territorio. 

—Como sea —Habló girándose para controlar sus nervios por tenerlo tan cerca y se encaminó hacia las escaleras— Si ya no está, me iré —Se detuvo un momento, giró su cabeza y lo vio por encima de su hombro— Gracias de todas formas. —Finalizó para continuar su camino.

Naruto comenzó a bajar las escaleras observando la espalda del chico. Bajaba con rapidez, sin embargo, eso no le quitaba la elegancia de sus movimientos. Su cabello golpeteaba sutilmente sobre su espalda, el saco se pegaba perfectamente a su cuerpo, dándole al rubio la vista de su espalda ancha junto a su cintura y caderas estrechas. No tenía un cuerpo muy trabajado pero tampoco era un chico escuálido. Y ni hablar de ese pantalón ajustado que llevaba puesto, el rubio mantuvo su vista en el redondo trasero del pelinegro hasta que éste llegó al ultimo peldaño.

—Espera —Habló pero el joven simplemente lo ignoró— Oye, muñequito de torta, te estoy hablando.

—¿Muñequito de torta? —Preguntó volviéndose para mirar al rubio.

—Bueno, con ese traje me recuerdas a uno —Bromeó.

El Uchiha suspiró, con ese muchacho no se puede. Retomó su camino para volver a su casa, no quería que a su madre le diera un ataque por ver llegar a Obito pero no tener rastros del paradero de su hijo.
Comenzó a tocarse los bolsillos de su saco y su pantalón para tomar su celular y avisarle a su madre, sin embargo, al no encontrarlo recordó que lo había dejado sobre su cama luego de leer el mensaje de Neji.

—No puedo ser tan tonto —Dijo para si mismo, aunque el rubio lo escuchó cuando llegó a su lado.

—Oye, realmente creo que sería bueno que nos juntemos y te enseñe un par de insultos—Sonrió burlón— Tu repertorio es demasiado pobre.

—Eres una mala influencia para cualquiera —Le dijo Itachi— Así que no, gracias.

—Ten —Naruto le extendió el casco que llevaba en su mano, ignorando lo que el chico le dijo— Vamos, te alcanzo a tu casa, ya es tarde.—El menor lo miró extrañado por la preocupación notoria en esos ojos azules.

—No hace falta, tomaré un taxi —Elevó su vista al cielo, preguntándose que más le podría pasar, cuando recordó que sus bolsillos estaban vacíos.

—¿No tienes dinero? —Elevó una ceja y lo miró divertido— Puedo prestarte si quieres, luego veo como cobrármelo.

Itachi lo miró incrédulo. ¿Él tomando dinero prestado? Jamás y mucho menos sin saber que se le podría ocurrir a ese rubio para cobrárselo. Prefería caminar hasta su casa aunque tenga que estar a veinte ojos para no correr peligro, sabe perfectamente que tan peligroso es andar solo en las calles de Nueva York de noche.

—No hace falta, caminaré. Además es bueno hacer ejercicio —Amagó en seguir su camino pero el rubio lo detuvo tomándolo nuevamente de su brazo. 

—Señor, deme paciencia con este terco muñequito —Habló elevando su mirada al cielo oscuro— Vamos, pequeño príncipe, te llevaré.

—¿Puedes dejar de ponerme apodos? —Le habló frunciendo el ceño— Y ya te dije que no hace falta, así que por favor, déjame continuar mi camino —Naruto le concedió una suave sonrisa— ¿Qué te parece gracioso?

—Lo siento, es sólo que me da mucha ternura ver como te enojas —Su sonrisa se ensanchó un poco más al ver como su ceño se frunció más aun. Si, realmente estaba molesto— No pierdes tus modales al hacerlo y tratas de contenerte, realmente eres muy tierno —Finalizó riendo.

—Adiós. —No sabía cuantas veces se había despedido ya, simplemente quería irse, alejarse de ese hombre y continuar el camino a su casa, ¿tan difícil era lograr ese cometido?

—No cielo, no te vas —Ahí estaba otra vez con los apodos, era insoportable. ¿Por qué no se enojaba con él como las veces anteriores y lo dejaba tranquilo?. Itachi sintió un peso en su cabeza y observó a Naruto a través de un vidrio que fue levantado por éste último— Te dije que te llevaría y lo haré, no podré estar tranquilo si dejo que te vayas solo a esta hora —Le habló sincero— ¿Realmente permitirías que tu terquedad me haga sentir culpable si algo te sucede? —Habló fingiendo tristeza. El menor solo rodó los ojos y el mayor le mostró una sonrisa— Lo tomaré como un "no quiero hacerte sentir culpable si algo me pasa" y un "si quiero que me lleves a casa", entonces andando.

Comenzó a empujar a Itachi hacia la motocicleta que estaba estacionada en la vereda del la universidad. Naruto se subió y detrás de él, un resignado pelinegro realizó la misma acción. 

—¿No te pondrás casco? —Preguntó el menor.

—Cariño ¿realmente te estás preocupando por mí? —Preguntó en broma y rió cuando sintió un suave golpe sobre su hombro derecho— Él otro lo dejé en casa, prefiero que tú lo lleves puesto por si acaso. 

Itachi se quedó en silencio al no saber que contestar, todo pensamiento que tenía con respecto a ese muchacho se estaba yendo lentamente de su mente al sentirlo tan sincero cuando hablaba de su seguridad, se sentía seguro, protegido. No era el mismo sentimiento que tuvo cuando lo vio por primera vez en aquel distrito y nadie lo podía culpar, se dejó llevar por lo que observó, ni siquiera tuvo presente realmente algún pensamiento distinto cuando se despidió a pesar de que había aceptado que las personas de su sociedad solían juzgar sin conocer.
Pero ese día fue completamente distinto, lo saludó sin ningún problema, cuando Naruto lo tomó del brazo ni siquiera retrocedió por miedo, y eso hasta al mismo joven lo sorprendía teniendo en cuenta lo que había sucedido cuando estaban Shikamaru y Neji. Esta vez confió en que él no le haría daño, en que el hombre tuvo la oportunidad para hacerlo y aun así le ofreció su ayuda.

El menor volvió a hablar para darle la dirección de su casa y antes de arrancar, el rubio habló.

—Por cierto, esto también tómalo como un préstamo y no como un favor.

—No comprendo —Habló confundido.

—Quiero decir que me tienes que pagar por llevarte a tu casa —Sonrió.

—¿Cómo un taxi? Seguro, no hay problema —Inclinó un poco su cabeza sintiendo el peso del casco y lo observó por un momento cuando Naruto giró su rostro para verlo— Cuando lleguemos a casa te daré el dinero.

—No bebé, no me refiero a ese tipo de pagos —Habló volviendo su vista al frente.

—¿Entonces a cuales? —Preguntó sintiendo nervios de repente.

El rubio no contestó, tiró sus brazos hacia atrás y tomó las manos de Itachi para pasarlas hacia adelante, logrando que el pelinegro sujete sus manos formando un abrazo. Una vez listos, Naruto comenzó a conducir.

°

°

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El mayor silbó cuando se estacionó frente a la reja de una gigantesca casa. Itachi deshizo el abrazo y elevando una de sus piernas se bajó de la motocicleta del rubio. Se sacó el casco y se lo alcanzó a su dueño.

—Gracias por traerme —Habló con nerviosismo el pelilargo, puesto que aun no se sacaba de la cabeza las últimas palabras de Naruto. No sabía que esperar de ese muchacho.

—De nada —Sonrió— Y con respecto al pago...

—Puedo darte la cantidad que quieras— Lo interrumpió.

—De eso no tengo dudas —Suspiró— Sólo mira la casa donde vives —Volteó a verla— Pero no quiero dinero.

—¿Seguro? No es ningún problema.

—Ya relájate ¿quieres? No voy a pedirte que hagas nada ilegal —Rió— Quiero que me pagues con...—Se mostró pensativo. 

—¿Con? —Preguntó al notar que no continuaba.

—Una cita —Respondió sonriente. Y eso si que el chico no se lo esperó.

—¿Una cita? Es una broma ¿cierto? —cuestionó el menor. 

—¿Tengo cara de estar bromeando? —Lo miró a los ojos— Solo una cita, mañana a las siete de la tarde paso por ti —Le sonrió poniendo en marcha la moto.

—Aún no acepté —Habló Itachi frunciendo el ceño.

—Aún así se que no te negaras, me lo debes por traerte —Estaba por colocarse el casco pero lo dejó por un momento para colocar una mano en el hombro del menor— Relájate, solo será una cita, así te demostraré que los de mi clase no somos malos —Soltó su hombro, le sonrió de lado y se colocó el casco— Aunque bueno, si te gusta y la pasas bien, podríamos tener más —Habló guiñándole un ojo— Adiós, su alteza —Se despidió haciendo una graciosa reverencia sobre su motocicleta que hizo sonreír a Itachi— Mañana a las siete —Le recordó y se marchó del lugar dejando al menor parado a la orilla de la calle viéndolo mientras se alejaba hasta perderse de su vista.

Sacudió su cabeza para espabilarse y comenzó a caminar hacia su casa. Esto definitivamente tenía que contárselo a Neji.
"Tengo que estar demente si realmente tengo planeado salir con ese tipo" —Pensó entrando a la casa dónde la fiesta continuaba.

 

¡GRACIAS POR LEER! 

 

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—Dime que es un broma —Habló el castaño recostado en la cama de Itachi.

Cuando el moreno llegó a su casa, luego de saludar a los presentes por haberse saltado ese paso cuando fue a buscar a su primo a la universidad, su madre le permitió retirarse a su alcoba donde ya lo esperaba Neji.

—No lo es, me dijo que lo tome como una cita —Le respondió recostándose a su lado— Aunque dudo que haya querido verlo de esa forma.

—¿A qué te refieres?

—Me dijo que quería mostrarme que los de su clase no eran tan malos, así que no creo que lo haya visto definitivamente como una cita —Habló el pelinegro.

—Ya, pero de otra forma te hubiera dicho que salgan a tomar algo —Se quedó pensando— O lo que sea que los muchachos como él hacen —Neji se acomodó de costado para ver a su amigo a la cara— Como sea, cita o no ¿Piensas ir realmente?

—Se lo debo, el me trajo hasta casa.

—Lejos de eso, si ese chico que te hubiera invitado sin que se presente esa situación ¿Hubieras aceptado? A mi no me pareció un mal chico —Finalizó.

—¿No te pareció un mal chico? —Itachi preguntó con incredulidad— ¿Lo viste acaso?

—¿Por qué haces eso? A ti no te gusta que las personas se dejen llevar por las apariencias, no hagas lo mismo —Habló el castaño— Además, no pierdes nada con intentarlo —Se volvió a recostar con su vista fija en el techo— Me has dicho que es compañero de tu primo y sabiendo como es Obito contigo, si llega a intentar hacerte algo, él lo matará.

—Si, creo que tienes razón —Comentó Itachi sentándose en su cama— pero entonces, ¿Qué me voy a poner? No quiero ir tan formal.

Neji se levantó de la cama y se dirigió al armario buscando la ropa para su amigo.
Luego de una hora, aproximadamente, encontró en un cajón la ropa que Itachi ya no utilizaba. Aquella que aún le quedaba y le gustaba, pero no usaba porque su madre lo molestaba diciendo que siempre tiene que estar bien vestido.

—Esto te quedará genial —Habló el castaño.

—¿Tu crees que le guste? Es decir, creo que no es el estilo que suelo usar pero... —Dudó.

—Creo que te quedará muy bien —Le sonrió— Tienes razón, no es el estilo que sueles usar, es mucho más parecida a la ropa que usa él —Se detuvo un momento y pensó en lo que le dijo Itachi hace un instante— Aguarda ¿Cómo fue eso de si creo que a él le guste? ¿Te vas a vestir para él?

—No se de que hablas —Contestó quitándole la ropa de la mano— Solo no quiero resaltar tanto a donde sea que vayamos.

—Si, te creo —Habló Neji con ironía y rió— De todas formas estoy seguro de que le gustará.

Itachi sonrió mirando la ropa y escogió las prendas que iba a utilizar al día siguiente.

—¿Con tu mamá como vas a hacer? —Preguntó el castaño— Sabes que si te ve con eso no te dejará salir y menos si le dices que saldrás con él.

—Ahí entras tu, amigo mío —Habló Itachi colocando una mano en su hombro— Mamá mañana se juntará con sus amigas para hacer no se que cosa, por lo que le diré que estaré contigo hasta la noche.

—Me siento utilizado —Fingió indignación. 

—¿Será lo mismo que sentía yo cuando tu ibas a verte con el chico que conociste en la discoteca y le decías a tu padre que venías a casa? —Preguntó recordando la situación— Yo creo que si —Finalizó sonriendo.

—Bien, me parece justo —Dijo riendo mientras levantaba su manos en señal de paz.

—¿Te quedas a dormir? Tienes ropa aquí.

—Seguro, le mandaré a papá un mensaje para avisarle, no tengo ganas de bajar a la fiesta.

Ambos jóvenes se cambiaron de ropa por una mucho más cómoda y se acostaron. Hablaron un rato más y finalmente se durmieron.

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Naruto llegó a su casa, siendo recibido por sus padres con una gran sonrisa.

—¿Estuviste estudiando hasta ahora? —Preguntó su madre mientras servía la cena.

—Terminamos hace un rato, pero alcancé a un amigo hasta su casa —Contestó mientras se sentaban.

—De acuerdo ¿Cómo vas con el tema del trabajo? ¿Te han llamado? —Preguntó Minato.

—Aún no, pero el dueño de la veterinaria me dijo que me iba a tener en cuenta —Habló sonriendo— Es una gran oportunidad para poder poner en práctica mis estudios.

Minato y Kushina sonrieron. Esperaban que se le diera la oportunidad a su hijo, se esforzó mucho en sus estudios para poder tener más oportunidades en el ámbito laboral.

—Estoy segura de que pronto te llamaran —Habló la pelirroja con una sonrisa a la que su hijo correspondió— Oh por cierto, Nagato vendrá este fin de semana.

—Eso es genial, ya lo extrañaba —Naruto sonrió— Con los estudios y todo eso, la tia Mito no quería dejarlo venir.

—Lo se —Habló Minato mirando a su hijo— De todas formas, Nagato está pensando en venir a estudiar aquí, así que está buscando un trabajo y vivirá con nosotros un tiempo hasta que encuentre un lugar que quiera, antes de que llegaras estábamos hablando de eso con tu madre.

Los tres cenaron entre risas, una vez que terminaron, Naruto ayudó a su madre a ordenar y limpiar la cocina mientras que su padre se dirigía a descansar en el sofá.
Minato tenía un pequeño taller al lado de su casa del cual era dueño, hacía más de quince años que lo dirigía. Clientes no le faltaban y de vez en cuando, su hijo era quien lo ayudaba.

El timbre de la casa sonó y Naruto fue abrir, encontrándose del otro lado de la puerta con Shikamaru, Chouji, Kiba y Pain quienes le sonreían mientras le mostraban algunas cervezas.

—Saldré con los chicos, vuelvo en un rato —Gritó desde la puerta.

Luego de escuchar a sus padres contestarle un "está bien", se dirigió con sus amigos al parque que estaba enfrente de su casa.
El cielo estaba estrellado y la brisa que recorría el cuerpo de los muchachos era cálida. Se sentaron debajo del gran árbol del parque, mientras veían las casas frente a ellos con las puertas abiertas y los niños entrando y saliendo de las casas jugando en la vereda.

—Vendrá Nagato —Habló Naruto sonriendo, mientras colocaba el pico de la botella de cerveza sobre sus labios.

—Es tu oportunidad Pain —Habló Kiba golpeando el hombro de su amigo.

—Lo es, espero no arruinarla —Dijo arrancando el pastito debajo de él con sus dedos.

—Claro que no lo harás —Habló el rubio— Ya te dije, muéstrate como realmente eres, como con nosotros, además me dijo papá que vendrá a vivir aquí, está buscando trabajo para poder instalarse.

—Eso es genial —Sonrió el chico de cabello naranja mientras bebía el contenido de su botella.

—Oigan —Habló Chouji, todos se giraron a verlo— ¿Les parece si mañana vamos Ichiraku luego de la universidad? Podríamos aprovechar e ir al nuevo puesto de postres japoneses que abrieron al lado.

—Si, es una buena idea —Habló Shikamaru.

—Yo no puedo, tengo una cita —Dijo el rubio sonriendo.

—Naruto Uzumaki ¿Tienes una cita y no pensabas comentarnos nada? —Cuestionó Kiba.

—Ya, tranquilos —Rió— Quedamos ayer luego de que lo alcanzara hasta su casa.

—De acuerdo ¿Pero es del distrito?

—No, no lo es —Naruto miró a Shikamaru quien entrecerró los ojos.

—No me digas que es el niño rico —Habló.

—No te digo entonces —Le contestó terminándose su cerveza.

—¿Niño rico? Vuelas alto, amigo —Se burló Kiba y todos rieron.

Naruto sonrió y miró a sus amigos. Miró la hora en su celular y decidiendo que era hora de marcharse, debido a que al otro día todos tenían clases, se despidieron y cada uno se dirigió a su hogar.

 

¡Gracias por leer!

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La universidad finalizó, los amigos de Naruto se despidieron de él diciéndole que luego le exigirían los detalles de su cita.
El rubio se dirigió a la biblioteca donde había quedado de encontrarse con Obito.

Luego de dos horas, que para el joven de marcas en las mejillas le había parecido una eternidad, se despidió del moreno y se dirigió a su casa.
Estacionó la moto y una vez que saludó a sus padres se dirigió a su cuarto para darse una ducha y finalmente comenzar a prepararse para su cita.

Una vez listo, tomó su celular, las llaves de su moto y se despidió de sus padres.

—¿A donde vas tan arreglado y perfumado? —Preguntó su madre.

—Saldré —Contestó sonriendo.

—¿Con alguien? —Cuestionó Minato.

—Una cita y es todo lo que les diré —Se anticipó a hablar al ver que su madre iba preguntar— Los veo luego, cuando vuelva les contaré —Y dicho esto, salió por la puerta de entrada mirando la hora.

Se subió a su motocicleta calculando que llegaría bastante puntual, la encendió y emprendió camino a la casa del joven.

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Naruto detuvo la motocicleta y se quitó su casco. Esperaba que Itachi no esté esperando un mensaje de él diciéndole que estaba afuera porque simplemente no se le había ocurrido pedirle su número.
El rubio dirigió su vista a la entrada de la casa cuando vio que alguien venía caminando hacia él.

Un chico con cabello negro atado en una coleta baja con el flequillo cayendo hacia los lados enmarcando su rostro; una sudadera negra con capucha, que le quedaba un poco más abajo de los muslos  y bolsillo al frente donde mantenía sus manos; unos jeans negros ajustados con roturas en las rodillas y unas zapatillas negras con detalles en blanco, se presentó frente a él con una amable sonrisa.

Naruto no podía dejar de mirarlo, era él, era el mismo chico que siempre vestía tan elegante con sus chaquetas y camisas. Nunca lo había visto con algo tan diferente y es que siempre que lo veía era con esa ropa cara o su uniforme escolar. Para Naruto esto presentaba un gran cambio a pesar de que era la forma en la que los jóvenes vestían en la actualidad, pero era un gran cambio que definitivamente no le disgustaba.

—¿Cómo estás?—Preguntó el moreno con una sonrisa.

—Bien ¿Y tú?

—Bien, gracias —Pero por más que cambiara su ropa, seguía siendo él, el mismo chico educado y bien hablado de siempre, y eso a Naruto le gustaba aun más.

—Te ves muy bien así —Sonrió Naruto.

—Gracias, creí que quizás así te podías llegar a sentir más cómodo y yo igual —Sonrió.

—Me gusta —Comentó Naruto colocando un mecho del flequillo del pelinegro detrás de su oreja ganándose una sonrisa de su parte— Sube —Le extendió el casco extra que había tomado antes de salir y prendió el motor de su moto.

—¿A dónde me llevarás? —Le preguntó una vez que subió. Pasó sus manos hacia adelante de Naruto formando un abrazo como el rubio lo había acomodado el día anterior.

—¿Te gusta el ramen?

—Si mucho —Respondió.

—Hay un lugar en mi distrito que hace el mejor ramen que te puedas imaginar ¿Te animas a volver allí? —Preguntó un poco nervioso. No quería que el menor se arrepintiera o lo obligara a ir a uno de esos restaurantes que seguro frecuentaban.

—Me animo —Contestó sonriendo, se inclinó un poco para verlo a la cara desde donde se encontraba. Naruto lo vio por el rabillo del ojo y giró su cabeza para mirarlo también— Solo si después me llevas a comer dangos —Finalizó haciendo sonreír a Naruto.

—Es un trato.

Naruto emprendió el camino de regreso a su distrito. Por su mente, pasaban mil oraciones a Dios para que sus amigos no estuvieran en el restaurante ya que habían quedado de ir. Pero al llegar, se dio cuenta de que sus plegarias habían sido completamente ignoradas cuando los vio a los cuatro sentados en una de las mesas riendo.

Bajaron de la motocicleta y se dirigió con Itachi a su lado hacia el local. Se sentaron en una mesa bastante alejadas de los amigos del rubio y esperaron hasta que Ayame se presentó para anotar su pedido, que una vez hecho, se retiró informándoles que estaría en unos minutos.

Chouji, miró a sus amigos y luego de nuevo a la mesa donde se encontraba Naruto hablando con un muchacho de cabello negro.

—Oigan, ahí está Naruto con su cita.

Kiba, que se encontraba al lado de el chico castaño, miró hacia el frente para ver la mesa de Naruto, por otro lado, Shikamaru y Pain, giraron su cabeza hacia atrás con sus cuerpos apenas de costado, quedando en una posición bastante incómoda. 

—¿Así que ese es el niño rico? —Preguntó Kiba.

—Así es, se llama Itachi —Contestó Shikamaru volteando de nuevo al frente recordando que su amigo le había mencionado su nombre— Ya, dejen de mirar —Golpeó la pierna de Pain con su mano abierta— Tú disimula aunque sea un poco.

—Mira quien habla, estabas igual que él —Habló Chouji riendo.

—Como sea, no puedo creer que después de lo que pasó entre ellos el niño le haya aceptado una cita y más aquí.

—¿A que te refieres? —Preguntó Kiba.

—Bueno, ellos no empezaron muy bien que digamos. El chico se había perdido y no sabía como volver, Naruto le prestó un teléfono para hablar con alguien para que vengan por él pero el rubio problemático estaba enojado porque Itachi al igual que muchos no se sentía bien estando aquí—Miró a sus amigos y continuó— Y ustedes saben como se pone Naruto con respecto a eso de que no le gusta que los demás piensen malas cosas de nosotros por estar en el lugar que estamos —Bebió de su bebida y continuó— Nuestro amigo dijo que quería demostrarle, al menos, a una persona de su clase social que no somos malos pero...—Miró la espalda de su amigo y dirigió su vista al moreno— Pensé que sería más complicado hacerlo—Volvió a hablar una vez que dirigió su vista nuevamente a sus amigos— Pero veo que no, ya no parece que le desagrade tanto el distrito.

—Es eso o que el chico haya estado asustado en ese momento —Habló Kiba— Seamos sinceros, si nosotros no conociéramos a Naruto, también le tendríamos miedo —Miró a Pain— Igual que a ti, no quiero decir esto pero es la verdad, ambos imponen, no se ven como dos chicos que no te harían nada.

—Oye —Se quejó el de cabello naranja.

—Sabes a lo que me refiero ¿No es lo mismo que ocurre con Nagato? —Preguntó mirándolo— A eso me refiero, ya verás que cuando lo invites a salir él te aceptará al igual que este chico con Naruto, es solo hasta que los conocen—Miró a su rubio amigo— Si no lo conociera, de hecho pensaría que es la clase de persona que se arriesgaría a golpearte por nada pero no— Dijo riendo— Es un dulce —Miró a los demás que lo miraban con una ceja alzada.

—Oye Kiba ¿Te unes a nuestro grupo? —Se burló Pain— Hasta el momento estamos Naruto, Shika y yo. A Chouji estamos tratando de convertirlo pero pronto cederá.

—Vete al carajo —Se rió cuando se dio cuenta de que la forma en la que había finalizado hablando de su amigo, dio a entender que podría llegar a gustarle.

 

Ayame llevaba los pedidos que le habían hecho Naruto y su acompañante, una vez que se los dejó, se retiró y ambos jóvenes continuaron con la charla.

—¿Te queda solo este año de estudios no? —Preguntó el rubio— ¿A que te quieres dedicar cuando finalices?

—Me gustan mucho los animales y quería estudiar ciencias veterinarias al igual que mi primo —Contestó— He tenido problemas con mamá debido a ese tema.

—¿Por qué? —Cuestionó— ¿No se supone que es tu futuro? Tú te harás cargo de él, serás quien conviva con ello.

—Lo sé, pero mi familia tiene una empresa de la que mi padre es dueño y quieren que yo continúe en ella, a pesar de que ya demostré mi descontento —Finalizó cabizbajo. Carraspeo un poco y volvió a subir su vista para sonreírle— ¿Y qué me dices de ti?

—Bueno, también estudio ciencias veterinarias junto con tu primo —Sonrió— Me gusta mucho y estoy esperando que me llame el veterinario de una clínica a la cual me presenté para un puesto de trabajo.

—Seguro te toman —Naruto sonrió aun más— Además sería una gran oportunidad para comenzar con la práctica.

—Si, pienso lo mismo —Se quedó pensando para saber que más contarle— Tengo un perro llamado Kurama que lo rescaté de la calle cuando era cachorro, lo habían tirado a la basura así que me lo quedé —Itachi sonrió por la buena acción— Mi madre es ama de casa y mi padre es dueño de un pequeño taller que está al lado de mi casa.

—Eso es genial —Habló suavemente. Su vista se dirigió a las mejillas de Naruto, quería sacarse una duda— Oye, las marcas en tus mejillas ¿son de nacimiento?

Naruto suspiró, no creía que sea muy conveniente para su imagen el contarle el porque las tenía, aun así, solo vio curiosidad en sus ojos por lo que decidió contarle.

—Hace unos años, cuando aun estaba en el secundario, unos muchachos molestaban a mi amigo Kiba, siempre era lo mismo, siempre molestándolo porque no tenía padres ya que habían fallecido en un accidente y su hermana Hana fue quien lo crió —Miró a su acompañante mostrándole apenas una sonrisa recordando lo sucedido— ¿Recuerdas a Shikamaru?

—¿El chico con cabeza que parece una piña? —Preguntó mientras elevaba sus ojos tratando de recordarlo. Naruto soltó una carcajada al oír la pregunta.

—Si, justamente ese —Habló tratando de regular su respiración— Bien, a él lo conozco desde que tengo ocho años, a Kiba, Pain y Chouji los conozco desde que entré al secundario. Luego te los presento —Habló viendo como Itachi le mostraba un ceño fruncido producto de la confusión— El tema es que ya cansados de como molestaban a nuestro amigo, fuimos a ponerle un alto. No era la primera vez, más de una vez defendimos a Kiba porque ya todo se estaba yendo de las manos, no solo era molestarlo con palabras sino que ya después comenzaron los golpes —Bebió un poco del contenido en su vaso— Los directivos no hacían nada, incluso Hana había ido a hablar pero no les importaba. La escuela era territorio de nadie —Comió de su ramen antes de continuar hablando. Itachi lo escuchaba atentamente mientras hacía la misma acción— La cuestión es, que cuando fuimos a buscarlos para terminar todo por nuestro amigo, no los encontrábamos por ningún lado, la escuela estaba totalmente vacía, así fue hasta que escuchamos los gritos de uno de ellos en el patio de atrás —Miró su plato tratando de recordar— creo que eran como siete u ocho personas.

—¿Contra ustedes cuatro? —Preguntó sorprendido.

—Cinco si contamos a Kiba que aún podía pelear —Le sonrió— Cuando fuimos le estaban dando una paliza, allí fue cuando entramos nosotros a pelear también. Pocos quedábamos en pie, entre dos me agarraron para inmovilizarme —Lo miró y cruzó sus brazos recostándose sobre la mesa— Cuando vi que otro se acercaba pensé que era para golpearme, fue así hasta que vi que traía un vidrio —Itachi abrió sus ojos con sorpresa— Mientras los otros dos me sostenían, el otro imbécil me abrió las mejillas con el vidrio diciéndome que ahora era su zorra —Habló con una clara mueca de asco— por eso verás que todas son cicatrices largas pero no todas del mismo tamaño —El pelinegro estiró su mano y las posicionó sobre la mejilla del rubio, quien lo miraba con una dulce sonrisa— Cuando estaba haciendo la última, Shikamaru golpeó su cabeza con su puño —Rió al recordar la acción— El idiota quedó desmayado y nosotros nos fuimos mientras sus amigos trataban de ayudarlo. Luego de eso nunca más molestaron a Kiba pero a mi me dejaron un recuerdo permanente.

—Lo lamento mucho —Habló con boca tapada por la manga de su sudadera.

—No lo lamentes, por suerte no fue más que esto.

—¿Qué hicieron tus padres? —Preguntó el pelilargo.

—No pudieron hacer nada, solo les dijeron que eran cosas de adolescentes, que allí se peleaban muchos todo el tiempo y no podían controlarlos —Lo miró— Por eso digo que era territorio de nadie. ¿Tú crees que eso estuvo mal? —Preguntó.

—Lo de los directivos por supuesto que si, no puede ser que no sean capaz de controlarlos ¿Para qué están allí si son tan incompetentes? —Naruto rió por su elección de palabras— Pero no me pareció mal que hayan protegido a su amigo —Le sonrió y el rubio le devolvió la sonrisa— Al igual que como Shikamaru te protegió a ti. Parecen ser buenos amigos.

—Definitivamente lo son —Comentó mirándolo a los ojos. Carraspeo y se puso de pie al ver que el menor ya había terminado con su comida— Iré a pagar y vuelvo por ti, así te llevo a comer tus dangos —El moreno asintió sonriendo.

Unos minutos después, Naruto volvió por Itachi y ambos se dirigieron a la salida.
El pelinegro, al ir delante de su acompañante, no vio el momento exacto en el que Shikamaru se giró para ver y dedicarle una sonrisa a su amigo, al igual que tampoco vio cuando el rubio le correspondía con otra sonrisa mientras le guiñaba un ojo.

Chapter Text

Luego de comprar los dulces favoritos del pelinegro, comenzaron a caminar. Itachi observaba todo a su alrededor, trataba de no perderse de ningún detalle. Veía como los niños jugaban en las veredas de sus casas, mujeres arreglando sus jardines e inclusive a jóvenes reunidos con su grupo de amigos en las calles bebiendo una cerveza y escuchando música. Mismos chicos que saludaban Naruto con una sonrisa amable mientras que a él lo miraban como si fuera el ser más extraño que haya pisado la tierra.

—Parece que te conocen mucho por aquí —Habló el ojinegro llevándose una bolita de dulce a la boca.

—Tanto como yo los conozco a ellos —Le sonrió— Todos los que viven aquí nos criamos juntos, por así decirlo —Naruto miró a su alrededor— Y los que no conocemos desde pequeños, los hemos conocido en la escuela.

—¿Los hemos conocido?

—Mis amigos y yo, los chicos de los que te conté —Aclaró. Itachi asintió, dándole a entender que había comprendido a lo que se refería.

—Me siento observado —Rió. Y es que no era para menos, sentía las miradas de todos, inclusive la mayoría de las mujeres dejaban de hacer sus quehaceres para verlo.

—Tienes que estar tranquilo —Le sonrió— Ninguno aquí es malo, es que eres una cara nueva y nosotros simplemente somos desconfiados. Para la próxima, puedes simplemente sonreírles y veras como no te negarán el saludo.

"¿La próxima? —Pensó Itachi— ¿Realmente quiere que vuelva?"

—¿Te encuentras bien? —Preguntó Naruto acercándose al pelinegro, logrando que salga de sus pensamientos— Te perdiste por un momento.

—Si, lo siento —Sonrió tranquilizador— Solo estaba pensando.

—¿Puedo saber en qué?

—Pensaba sobre a donde me estas llevando —Lo miró a los ojos y comió otra bolita— Yo te sigo a ti, además dejaste tu motocicleta —Habló con la mejilla llena.

—Por la motocicleta no te preocupes, no sucederá nada malo. Y por lo otro, créeme que te gustará el lugar aunque curiosamente es justo en donde te perdiste la vez que viniste —Rió. Tomó su mano y comenzó a apurar el paso.

Llegaron a un parque que era iluminado por las farolas que estaban alrededor. Guio al moreno hasta un gran árbol donde se sentaron mirando hacia las casas  que estaban frente al lugar.

—Ya recuerdo, aquella es tu casa —Habló Itachi, terminándose  su último dango.

—Así es, y la de al lado es la de Shikamaru —Señaló la casa contigua de la derecha— A una cuadra de aquí viven Kiba con su hermana y en frente Pain —Señaló la calle por la que habían caminado— La de Chouji se encuentra justo a una cuadra del otro lado.

El menor asintió comprendiendo. Todos estaban cerca uno del otro.
Itachi miró hacia alrededor notando que aun había personas en el parque, simplemente conversando o jugando con algunos pequeños a los que vigilaban. Notó que nadie se sentía con miedo, o por lo menos no lo demostraban. Estaban completamente relajados y confiados de las personas que se ubicaban a su alrededor, a pesar de que todos eran unos supuestos delincuentes ubicados en los barrios bajos de Nueva York.

—Es un lugar muy lindo y tranquilo —Dijo Naruto llevando su vista hacia donde veía el moreno.

—Si, lo es —Concordó— Jamás me hubiera imaginado estar aquí —Habló volteando a verlo.

El rubio no pudo evitar perderse en esos ojos onix, esos ojos que eran iluminados por la luz de la farola dándole el aspecto de una gran estrella solitaria en medio de un amplio cielo oscuro. 

—No es un mal lugar y es parte de la gran ciudad en la que vives, no es la gran cosa.

—¿No es la gran cosa? —Preguntó incrédulo— Es que para mi si lo es, después de la primera vez, después de todas las historias que me contaban sobre el porque no podía venir aquí y la clase de supuestas personas que aquí vivían, no puedes decirme que no es la gran cosa—Habló mostrando una gran sonrisa— Siento que realmente me perdí de muchas cosas por estar encerrado en esa burbuja de superficialidad e hipocresía. Aquí nadie finge un saludo amable, contigo parecían muy sinceros y conmigo no tuvieron reparos en mostrarme mala cara cuando me vieron. Es un lindo lugar donde nadie tiene miedo de nada, siempre me dijeron que aquí estaban ubicados todos los delincuentes, que si llegaba me iban a robar o quien sabe que cosas peores y como un idiota lo creí, por lo menos fue así hasta que llegaste tú —Itachi miró los azules ojos del blondo y le sonrió amable— Aun no me mostraste la mayoría de las cosas pero me hiciste cambiar el pensamiento de muchas en unas horas y eso es algo irreal —Rió y Naruto lo acompañó— Pero realmente quiero creer que muchos, si no es que todos, de los que están aquí son como tú —Bajó el rostro con las mejillas sonrojadas.

—Gracias por esas lindas palabras —Habló el rubio tomándole el mentón y haciendo que lo mirara— Aquí son todos muy buenas personas y con respecto a los que te miraron mal, créeme cuando te digo que es solo porque eres una cara nueva, sino son amistosos con todos porque como ya te dije, todos nos conocemos —Llevó su mano hacia el rostro del menor y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja— Aquí no encontrarás hipocresía o falso trato, todo será real, no estamos acostumbrados a esas estupideces y todo esto que te digo no es porque sea el distrito en el que vivo, es porque es la realidad. Lastimosamente, no puedo decirte que lo que viste aquí lo vas a ver en otros barrios bajos, no todos son iguales y hay lugares peores.

—Ahora comprendo porque mi primo se alivió cuando le dije que estaba aquí —Sonrió— Me gustaría que esta misma sinceridad se muestre donde vivo —Bajó el rostro y comenzó a cortar el pastito debajo de él con las manos— Allí siempre es ver que dicen de ti, hacer hasta lo imposible por encajar, lo cual conlleva a una asquerosa actuación, fingiendo que todos te caen bien y con una sonrisa que tienes que aguantar todo el tiempo. Solo tengo un amigo sincero allí y ese es Neji.

—¿El castaño con el que te vi cuando salí de la universidad? 

—Exactamente —Sonrió— Es la única persona, aparte de mi primo, que no finge ser alguien que no es y con él me puedo mostrar como soy realmente. Son con las únicas dos personas con las que puedo lograrlo, lo demás es cuidar las apariencias —Suspiró.

—Tres contándome a mi, ahora somos tres las personas con las que te puedes mostrar libremente, muñeco.

—Y de nuevo con los apodos —Comentó con una sonrisa— ¿Se los pones a todos?

—No, cielo, solo a ti —Sonrió el rubio provocando un sonrojo en Itachi— Aunque creo que me gusta mucho más el que acabo de decirte, te lo dije en la universidad y ahora confirmo que si te queda —Sonrió divertido cuando el menor ladeo la cabeza para ocultar sus mejillas que estaban a punto de estallar— ¿Te molesta si fumo? —Le preguntó sacando su caja de cigarrillos.

—Para nada, adelante —Volteó a verlo con una sonrisa.

El mayor sacó un cigarrillo colocándolo en sus labios y lo encendió, le convidó de un tubito blanco pero el menor se negó. Guardo la caja, el mechero y miró al frente frunciendo el ceño.

—Oye, hablando del tema de que ahora puedes ser quien eres realmente con tres personas... —Itachi lo miró para que continuara hablando— Creo que ahora serán siete.

El menor no entendió a que se refería hasta que el rubio le hizo una seña con su cabeza para que mire al frente. Volteando la cabeza, pudo observar un grupo de cuatro chicos acercándose, entre ellos Shikamaru.

—Niño, es bueno verte —Habló el mencionado con cara de aburrido.

—Igualmente —Contestó Itachi mirándolo para, enseguida, voltear a ver a los otros tres restantes.

—Cielo, ellos son Kiba —Apuntó a un castaño con unas inusuales marcas en forma de triángulo en sus mejillas— Chouji —Ahora, señaló a un chico robusto que parecía tener la misma edad que los otros chicos, que le sonreía con amabilidad— Y el es Pain— El ultimo si que le dio un poco de miedo, era un chico de cabello naranja con una seria mirada, tenía demasiados piercings, aun más que el rubio sentado a su lado e Itachi una vez más, pensó en que realmente les gustaban sufrir para hacerse esas perforaciones— Muchachos, el es Itachi.

El menor sonrió a todos y cuando su vista llegó al muchacho de cabello naranja, bajó la mirada rápidamente.

—Ya Pain, sonríe un poco que asustas al chico —Habló Kiba— Un segundo —Señaló a Naruto y le sonrió burlón— ¿Acabas de llamarlo "Cielo"? 

La sangré del menor de todos los allí presentes, comenzó a circular más rápido, su corazón latía con velocidad por la vergüenza y los nervios, permitiendo que todo su líquido vital se agolpara de inmediato en su rostro otorgándole un fuerte y brillante sonrojo.

—Solo lo hace para molestar, me lleva poniendo apodos desde que lo encontré en la universidad —Habló con velocidad.

—El día que como todo un caballero te llevó a tu casa ¿verdad? —Picó Shikamaru solo para molestarlo.

—Si —Habló en un hilito de voz haciendo que los mayores sonrieran.

—Ya déjenlo en paz —Habló esta vez el rubio— ¿Qué hacen aquí?

—Queríamos venir y los vimos ¿molestamos? —Preguntó Kiba.

—Para nada, siéntense —Habló Naruto.

Una vez sentados, los cinco mayores miraron al pelinegro menor que los observaba a todos sin saber que decir o hacer.

—¿Qué te parece el lugar hasta el momento? —Preguntó el chico robusto de nombre Chouji.

—Me agradó lo que vi y conocí hasta ahora —Sonrió amable el chico— Lástima que nadie más se atreva a venir, así pueden comprender que no todo es lo que pintan.

—Quizás es mejor así —Habló Shikamaru— ¿Qué dijeron tus padres cuando les dijiste que venías? —Vio como el chico bajó la vista— Oh, no les dijiste —Habló divertido.

—¿Te escapaste? Pero si eres todo un chico malo —Rió Naruto.

—Ya —Rió el pequeño golpeándole suavemente el brazo— Mi padre no se pero estoy seguro de que mi madre se infartaría si sabe que estoy aquí. De hecho no pude decirle nada de cuando vine la primera vez.

—Cuando te perdiste —Corrigió Pain divertido sacándole una sonrisa a un aliviado Itachi.

—Exacto.

—¿Volverás a venir? —Preguntó Kiba.

—De hecho, creo que me gustaría —Miró a Naruto y este le sonrió.

Se quedaron hablando un rato más debajo de aquel gran árbol. Itachi conoció un poco más de esos cuatro amigos de aquel rubio sonriente y risueño. Definitivamente, ninguno de esos chicos era lo que pensó a primera vista, sobre todo Shikamaru, Naruto y Pain, el primero porque a pesar de que se veía que estaba aburrido, charlaba amenamente con todos. El segundo porque era tan sonriente y chistoso que en algún punto se llegó a preguntar que tanto lo habría molestado él, en más de una ocasión, como para que le quitara esa sonrisa tan brillante que tenía.
Y ni hablar de Pain, que se veía tan serio que daba miedo, era realmente intimidante hasta que comenzó a hablar y seguir las mismas tonterías que decían sus amigos. 
El menor se relajo en ese ambiente que se había formado, sentía que podía tener más amigos con los cuales ser él mismo, sin ser hipócrita, sin importarle que piensen de él o que tanto dinero tiene. Al parecer lo aceptaban y el chico estaba realmente aliviado por eso.

Luego de un tiempo, Naruto comentó que era hora de que lo lleve a su casa, se estaba haciendo tarde y debido a que no había dicho a donde iba, no quería que tuviera problemas.
Se despidió de sus nuevos amigos y caminó con el rubio hasta el restaurante donde habían dejado la motocicleta. Se subieron y emprendieron camino a la mansión Uchiha.

—Espero que nuestra cita haya sido de tu agrado —Sonrió Naruto cuando tuvo al moreno parado frente a él. Detrás se podía ver la gran casa a través de las rejas.

—Así fue, la pasé muy bien —Le sonrió— Gracias por este día.

—Me alegro que así sea —Lo miró— ¿Entonces tendremos otra cita, cielo? —Naruto mentiría si dijera que no estaba ilusionado con ese atractivo chico azabache de hermosa y oscura mirada.

—Creo que podemos arreglarlo —Le sonrió el menor y el rubio lo imitó.

—¿Me das tu número de celular? 

El blondo le extendió su móvil e Itachi anotó los dígitos. Se lo devolvió y al momento de irse, besó la mejilla del mayor dejándolo con una boba sonrisa. Lo saludó con la mano y se adentró a su hogar.
Naruto bajó la mirada a su celular mirando los dígitos y el nombre "Cielo" se mostraba en lo alto de la pantalla. Sonrió y arrancó su motocicleta.

"Definitivamente quiero esa cita" —Pensó antes de comenzar a conducir para volver a su hogar.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

—Hijo, hace tiempo te esperaba —Habló Mikoto levantándose del sofá para ir a recibir a su hijo en la entrada— ¿Dónde estuviste? ¿Y qué es esa ropa que traes puesta? 

—Lo lamento madre —Respondió— Neji me ayudó con unos trabajos para las lecciones de francés —Inventó— ¿Qué tiene de malo la ropa? Es cómoda.

—¿Cariño, sabes lo que dirían las personas si te llegan a ver así vestido? —Preguntó con una mueca de asco, su hijo pudo apreciar el momento en el que su semblante cambió a uno de completo horror— ¿Estuviste en público con ese atuendo?

—No madre, no te preocupes —Respondió girando los ojos— Nadie me vio vestido así, estuvimos en su casa toda la tarde.

—Bien, eso es lo mejor. —La mujer sonrió y se estaba por retirar a la cocina a supervisar la cena que preparaba una de sus empleadas, cuando habló— En poco tiempo cenaremos, ve a cambiarte y ponte algo decente. 

Itachi se retiró a su habitación cuando su madre salió de su campo de visión.

"¿Algo decente? Lo que visto está perfecto"—Pensó enojado. Su celular sonó indicándole que tenía una notificación de un mensaje nuevo. Mostraba un número desconocido y al abrirlo, su enojo se esfumó dando paso a una sonrisa.

XXXXXXX
"Espero que no hayas tenido problemas cuando llegaste a tu casa, cielo."
>>10:37 pm

<<¿Quieres agendar un nuevo contacto como "Naruto"?>>

Aceptar                     Cancelar

Itachi
"No te preocupes, pude arreglármelas. El único inconveniente fue mi ropa, aparte de eso, todo perfecto"
10:38 pm<<

Naruto
"Me alegro que así sea y lo de la ropa me lo imaginaba, no es el estilo que sueles usar pero te quedaba muy bien.
>>10:38 pm

El pelinegro miró los tres mensajes sin saber como continuar con la conversación. No quería detenerla ahí pero tampoco tenía idea de que contestar al último mensaje o de que tema hablar.
Con un suspiro, comenzó a escribirle un "Buenas noches" hasta que un nuevo mensaje le llegó.

Naruto
"¿Harás algo este sábado? Viene mi primo y estábamos pensando en salir a un bar o una discoteca, lo planearemos luego, aunque conociéndolos seguro preferirán un bar."
>>10:42pm 
"Puedes invitar a tu amigo si quieres, creo que a Shika le gustaría ;)"
>>10:42pm

°

°

°

Naruto estaba sentado en su cama, Shikamaru se encontraba recostado con los brazos detrás de su cabeza y sus ojos cerrados.
Escuchó el tercer suspiro de su rubio amigo y se levantó sentándose a su lado.

—¿Qué sucede? —Preguntó.

—Aun no contesta —Respondió Naruto— ¿Crees que fue demasiado pronto el invitarlo una segunda vez? —Shikamaru lo miró y soltó un suspiro acompañado de una sonrisa.

—¿Lo dices porque hace casi treinta minutos que lo fuiste a dejar a su casa? —Lo molestó— No creo.

—Ya, lo digo enserio —El rubio volvió a ver el mensaje— Será mejor que le invente algo, quizás se siente presionado.

—Naruto —Habló el pelinegro y el mencionado lo miró— No estás haciendo nada malo, no tiene porque sentirse presionado, tiene la opción de decirte que no —Tocó el hombro de su amigo suavemente— Además, él mismo dijo que le gustaría volver a venir.

Shikamaru observó como su amigo volvía a suspirar mirando su celular y se lo quitó de las manos.

—¿Cómo que invitar a su amigo porque a mi me gustaría? —Preguntó luego de leer el último mensaje— ¿Por qué me metiste a mi? ¿Qué amigo?

—Tranquilo —Naruto rio— ¿Recuerdas al castaño que vimos al salir de la universidad? —Shikamaru asintió— Pues a él —Habló guiñándole un ojo— ¿Crees que no vi como lo mirabas cuando los encontramos? Además, solo será conocerlo, no te preocupes, si no te gusta lo tratas como a un amigo más —Le sonrió— Como trataste a Itachi o como nos tratas a nosotros.

—Itachi es una cosa, hoy vimos como se desenvuelve con nosotros —Lo miró con hastío— Pero al otro chico no, lo vimos solo una vez y si, pareció amable, pero quizás es uno más de toda esa masa que tu odias.

—Ita dijo que no, que es una de las personas con la cual puede ser el mismo —Tomó su teléfono de las manos de su amigo y lo miró— Además, me dijo también que no finge ser alguien que no es como el resto de los estirados, así que creo que estará bien —El pelinegro vio como su boca se estiraba en una sonrisa— Aceptó —Dijo mostrándole la conversación a Shikamaru.

Cielo
"Lo siento, llegó Obito y no me dio tiempo a contestarte. No haré nada este sábado, iré :) A Neji le preguntaré y te aviso, aunque estoy seguro de que aceptará."
>>11:02 pm

Naruto
"Perfecto, nos estamos hablando, buenas noches, cielo"
11:02 pm<<

Cielo
"Buenas noches, Naruto :)"
>>11:02 pm

—¿Obito? ¿Cómo tu compañero de proyecto? —Preguntó el muchacho de coleta.

—Oh si, de hecho olvidé decirte, es su primo.

—Ahora comprendo porque me pareció conocido cuando lo vi —Susurró— Como sea, ya es hora de que me vaya, gracias por la cena —Dijo antes de salir del cuarto del rubio.

Naruto lo saludó con un grito y se recostó en su cama con una sonrisa. Itachi le había gustado, sobre todo ahora que conoció un poco más de él y de lo que pensaba de su hogar.
Sus padres junto a Shikamaru lo interrogaron ni bien entró a la casa luego de dejar al pelinegro. El rubio soltó una carcajada cuando su madre le dijo que lo quería conocer, no quería apurar las cosas, recién era su primera cita y si todo salía bien, el sábado sería la segunda, aunque se vio atrapado cuando su padre, como siempre poniéndose del lado de su madre, le dijo que podía llevarlo y presentarlo como un amigo.

Giró sobre su cama, acomodó su almohada y cerró los ojos dispuesto a dormir. Al otro día tenía clases y todavía debía continuar con el proyecto junto a Obito.

°

°

°

Itachi estaba sentado en la mesa junto a sus padres y su primo. Había estado pensando en la tarde que había pasado junto al rubio y, por más raro que pareciera, se encontraba ansioso porque llegara el sábado para volver a verlo. Bueno, a él y su simpático grupo de amigos.

—Mañana puedes ir a retirar el auto del taller —Escuchó hablar a su padre y levantó la vista. Obito vio por el rabillo del ojo a Itachi y notó como la sonrisa que tuvo durante toda la cena se iba ensanchando poco a poco.

—Genial, ya quería tenerlo —Suspiró— Gracias tío.

Fugaku sonrió levemente y miró a su hijo.

—¿Qué sucede? —Le preguntó.

—No es nada —Respondió el menor— Estoy ansiando probarlo —Rio al ver a su primo con el ceño fruncido.

—Eso es nuevo, Obito nunca había dejado que alguien maneje su auto.

—Me extorsionó —Se excusó su primo y Fugaku sonrió.

—Eso tiene más sentido.

—No lo hice —Se defendió el menor sin perder su sonrisa— Solo es la recompensa por un favor que le hice y Obito amablemente accedió —Se burló al recordar que lo llamó idiota cuando le había comentado lo que esperaba de él.

—Mientras no te pierdas, estará todo más que bien —La sonrisa de Itachi desapareció y la de Obito se agrandó al haber tocado el punto. Sus tíos aun no sabían nada y el menor esperaba que nunca lo descubrieran.

—Claro que no se perderá —Habló Mikoto— Él sabe que no tiene que ir más allá del centro.

—Oh, por supuesto —Contestó Obito mirando a su tía— Solo lo dije, claramente mi primito no se irá de aquí, no vaya a ser que termine en uno de esos lugares —Habló mirándolo haciendo referencia a los distritos. Itachi estaba planificando, rápidamente, como asesinar a una persona y donde dejar el cuerpo para que nunca lo encuentren.

—Se que no lo hará, allí está rodeado de delincuentes, Ita sabe perfectamente que una persona de nuestra clase correría peligro.

El menor no dijo nada, su primo lo miró y agradeciendo la cena, tomó el brazo del pelilargo y se lo llevó a su habitación.

—Bien, empieza a hablar —Dijo una vez que cerró la puerta— Te noto bastante extraño.

—¿Por qué crees que sea? —Preguntó colocando su dedo índice en su mentón y elevando la vista al techo, haciendo una pose pensativa— ¿Será quizás porque casi le dices a padre y madre que estuve en uno de los distritos bajos? —Lo miró a los ojos— Por dios, Obito, casi haces que se me salga el corazón.

—¿Crees que voy a ser tan desgraciado de decírselos? Por supuesto que no, se en el problema en el que te meterías —Se recostó en su cama con las piernas abiertas y los brazos extendidos. Por suerte no entró Mikoto, sino tendría que aguantar un regaño de una hora por no tener clase, que absurdo— Y de paso, yo también por no cuidarte mejor.

—Tienes razón, es toda y únicamente tu culpa —Lo miró sonriendo y Obito mostró su ceño fruncido— Después de todo, tu fuiste quien me pidió llevarte ¿Lo olvidas?

El mayor le lanzó un almohadón a la cara de su primo, al cual le dio de lleno por no haberlo podido esquivar a tiempo.

—No, no lo olvido, mocoso —Rio y luego suspiró— Pero aparte de todo esto, estuviste con una sonrisa toda la cena y en tu propio mundo ¿A qué se debe? 

Itachi se debatió mentalmente entre contarle o no. Sabía que podía confiar, era su primo y la persona que más lo conocía, de lo contrario, no se hubiera dado cuenta de como estaba ni le estaría preguntando ahora tratando de sacarle información.

—Conocí a alguien —Dijo una vez que se decidió.

—Vaya, ahora comprendo —Le sonrió— ¿Chica o chico?

—Es un muchacho.

—¿Es Neji?

—¿Por qué sería él? —Preguntó confundido— Somos amigos, nunca pasó nada hasta ahora y no pasará, además, dije que conocí —Tomo el almohadón que le había lanzado su primo y comenzó a jugar con él— A Neji lo conozco desde hace años.

—Tienes razón, mi error —Aceptó— Pero cuéntame ¿Quién es? ¿Dónde lo conociste? ¿Ya salieron? ¿Es hijo de algún conocido de mis tíos?

—¿Prometes no enojarte? —Preguntó con cautela.

Obito afiló su mirada y respondió.

—Lo prometo mientras no sea Kakashi —Itachi soltó una sonora carcajada haciendo sonreír al mayor.

—Pues no, no es Kakashi pero si alguien que tu conoces —Su primo estrechó la mirada— Hemos tenido nuestra primera cita hoy —Comenzó a contar de a poco sin seguir el orden de las preguntas de Obito— No es hijo de algún conocido de mis padres, de hecho si se enteran creo que mamá se infartará —El mayor se reincorporó en la cama para poner más atención— Y lo conocí cuando me perdí en el distrito.

—Habla pequeño ¿Quién es?

—¿Tienes un nuevo compañero de proyecto? —Obito boqueó sin saber que contestar, solo asintió con la cabeza— Pues... —Dejó la frase a medias esperando que su primo sacara sus propias conclusiones.

—¿Naruto Uzumaki? —Itachi asintió esperando cualquier cosa por parte del mayor— Por dios Ita ¿Lo has visto? 

—¿A qué te refieres? —Preguntó frunciendo el ceño. Esperaba un grito, incluso que le dijera que podría llegar a golpearlo, pero nunca esa pregunta.

—Está cubierto de tatuajes, aros, definitivamente no es de nuestra clase —Se levantó de la cama y comenzó a caminar de un lado a otro bajo la atenta mirada del menor. Itachi recordó las palabras que le había dicho su mejor amigo— Si los tíos se enteran, no va a ser bueno para ti. 

—Tu no eres de la clase de personas que se dejan guiar por las apariencias, de hecho, no has tenido problemas en tratarlo —Se levantó de la cama y se colocó enfrente de Obito— Naruto, incluso, me dijo que lo trataste con amabilidad.

—Lo se, yo no soy así pero mis tíos si, no olvides eso —Se detuvo un momento para pensar— Un segundo, ¿Naruto sabía que yo era tu primo? 

—Si, lo descubrió cuando fui a buscarte a la universidad el día de la fiesta. Como sea, no te preocupes por mis padres, recién hemos tenido nuestra primera cita —Lo miró.

—¿Dices que no es nada serio?

—Digo que no te anticipes —Volvió a la cama y se sentó nuevamente—El sábado tendremos la segunda, saldremos con sus amigos y voy a decirle a Neji que me acompañe. Hasta ahora me ha mostrado que es una buena persona, en su momento, cuando me perdí también me ayudo.

—Ya, comprendo —Habló una vez que soltó el aire en un fuerte suspiro— ¿Hoy estuviste en su zona, verdad?

—Así es, me mostró muchas cosas, nada es lo que nuestra madre dice —Pensó un momento en las palabras que le había dicho Naruto y continuó— Por lo menos no ahí. 

—De acuerdo pequeño, pero me mantendrás informado ¿De acuerdo?

—¿Te harás responsable ahora? —Preguntó burlón.

—Si los tíos no se tienen que enterar ¿Quién crees que te cuidará?

—De acuerdo y gracias por escuchar, eres el mejor —Le sonrió sincero. Obito le devolvió el gesto un tanto sonrojado, le avergonzaba que su pequeño primo le dijera esa clase de cosas. Se levantó de la cama para sacarlo de su cuarto.

—De nada, mocoso —Lo empujó mientras su primo reía al notar lo que el mayor hacía para evitar que note su vergüenza— Ahora vete a la cama que ya es tarde —Abrió la puerta y le dio un último leve empujón para que saliera— Y lávate los dientes antes de dormir.

—Siempre lo hago, papá —Habló Itachi al llegar a la puerta de su cuarto.
Una vez dentro, se preparó para dormir y se dirigió a su cama dispuesto a descansar. 

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

Itachi salió de la institución con paso tranquilo, cruzó la calle y comenzó a caminar por el parque.
Neji no había asistido a clases porque su padre, Hizashi, lo había llevado a la empresa. Fue un día demasiado aburrido.

—Itachi —El nombrado volteó encontrándose con una castaña de cabello largo— ¿Puedo acompañarte en tu caminata?

La chica se le acercó con rapidez antes de que pudiera contestar y se colgó del brazo del joven. Quería quitársela de encima, no toleraba estar junto a ella debido a que cada vez que la muchacha veía la oportunidad se le insinuaba.

—Está hermosa la tarde ¿No lo crees? —El pelinegro solo asintió con la cabeza. En su rostro no se mostraba emoción alguna pero en su cabeza pasaban mil maldiciones por segundo por no haber llevado su auto. Obito había dicho que lo iba a alcanzar con el suyo debido al trato— ¿Sabes? Estuve pensando... —Giró su rostro y volteó a verlo. Ahí iba de nuevo— ¿Qué te parece si salimos mañana? Podríamos salir a cenar, te aseguro que lo pasaremos muy bien.

El día en que Izumi, la chica a su lado, quería la cita era el mismo día en que iba a tener su cita con Naruto.
No iba a aceptar la cena, estuvo esperando con ansias a que la semana pasara rápidamente para poder volver a ver al rubio.

—Izumi, yo... —Itachi fue interrumpido por una gruesa voz.

—Hola Cielo. —Habló un joven tras su espalda con una diminuta sonrisa de lado.

El pelinegro volteó su cuerpo hacia atrás y vio al rubio de marcas en las mejillas acercarse a ellos con su bolso de estudios cruzando por su cuerpo. Comenzó a ponerse nervioso, no quería que entablara conversación con su compañera, lastimosamente puede asegurar que todo lo que se le cuenta a Izumi lo sabrá todo el mundo. La chica era un baúl con candado del cual todos tenían la llave.

—¿Tú quién eres y por qué le llamas "Cielo"? —Preguntó la castaña mirándolo de arriba a abajo. Naruto vio los movimientos de sus ojos notando que observaba con desagrado sus aros. 

—Digamos que por el momento soy un amigo de él —Apuntó al menor— Quién sabe más adelante —Susurró. Itachi alcanzó a leer sus labios logrando que un gran sonrojo se extienda desde la raíz de su cabello, recorriera su cara y se perdiera en el comienzo de la camisa de su uniforme escolar.

—¿Y por qué lo llamas "Cielo"? Contéstame porque no me gusta repetir las cosas —Habló golpeando el suelo con su pie.

—Eso es algo entre nosotros —La miró cansado— ¿Sabes que significa? Que a una niñata como tú no le importa el porque lo apodo de esa manera.

Izumi frunció el ceño. No iba a permitir que ese rubio facineroso, a su parecer, le faltara el respeto. Mantenía la vista en el cuerpo del ojiazul observando cada movimiento, no vaya a ser cosa de que le robe y ella ni cuenta se de, porque así trabajan los malhechores cuando estás frente a ellos, con rapidez.
El Uchiha se encontraba contrariado, quería hablar y parar a su compañera, era el tipo de persona que sacaba de quicio a cualquiera y bien sabía, sobre todo porque veía las expresiones de Naruto, que el blondo no iba a tener la misma paciencia que había tenido con él. Pero también, quería mantenerse callado, el joven sabía que si sus padres descubrían que tenía una relación, ya sea amorosa o de amistad, con un joven de los distritos bajos no le permitirían salir solo nuevamente. Es una de las razones por las cuales Obito se queda en la biblioteca junto a su compañero para hacer el proyecto y no lo lleva a la mansión.

—¿Sabes una cosa? No creo que ustedes sean amigos —Habló la joven mirándolo a los ojos— Tú no eres de por aquí y tampoco parece que seas de nuestra clase ¿Por qué no te vas por donde viniste y nos dejas tranquilos? —Naruto miró al pelinegro con una ceja alzada a la espera de que dijera o hiciera algo. Soltó un gran suspiro cuando notó que no iba a ser de esa manera.

—¿Y tú sabes otra cosa? No me interesa lo que creas o no, quiero arreglar unas cosas con él —Dijo refiriéndose a la salida que habían planeado— Si te vas podremos hacerlo sin ningún inconveniente. —Le sonrió de lado.

—En todo caso puedes arreglarlo más tarde, nosotros estamos organizando nuestra cita para mañana y nos estás interrumpiendo.

En ese momento, Naruto bajó su mirada posándola en los brazos entrelazados de ambos percatándose de que en ningún momento se habían soltado. Frunció el ceño y miró al Uchiha, quien boqueó como si quisiera decir algo pero de sus labios no salía sonido alguno.

—Ya veo —Habló el blondo con seriedad manteniendo su azulada mirada en los ojos negros del azabache. Pocos segundos después, desvió su vista para encontrar la de Izumi— Entonces, supongo que pueden planificarla sin problemas —Volvió a dirigir sus ojos al pelinegro— Después de todo estás libre el sábado ¿No es así, Itachi? — El pelilargo no sabía que hacer o decir, después de que Naruto comenzara con los apodos, era la primera vez que volvía a llamarlo por su nombre, ni siquiera por mensajes lo hacía y eso, teniendo en cuenta, que no hubo un solo día en toda la semana que no se hablaran— No los molestaré más.

El rubio pasó caminando junto al menor dejándolos atrás. Sacó un cigarrillo y lo colocó en su boca.
Apretó sus puños cuando oyó a la chica gritar.

—¡Si necesitas algo haré una obra de caridad, estoy segura de que te enterarás!

Respiró pesado y sacando el encendedor de su bolsillo delantero de su pantalón, encendió el tubo de nicotina.
Estaba... ¿Enojado? No, esa no era la palabra que describía realmente como se sentía. Estaba furioso, furioso con esa niñata ricachona y desagradable, con Itachi por no decir una miserable palabra y consigo mismo por haberse ilusionado como un idiota cuando el chiquillo estaba ideando una cita para el mismo día en la que sería, supuestamente, la suya.

Naruto caminó mirando al suelo durante todo el trayecto. Tomó su móvil y llamó a Shikamaru para que lo espere en el parque frente a su casa con unas cervezas.

Al llegar a la zona de su casa, cruzó la calle y se dirigió hacia su pelinegro amigo que lo esperaba recostado con los ojos cerrados debajo de la sombra del árbol.

—Oye, vago —Habló pateando con cuidado su pie. Shikamaru abrió un ojo y le sonrió, aunque era más una mueca. Al rubio le parecía divertido que el joven hiciera un gesto como si pusiera el esfuerzo de su vida en ello.

—Creí que te quedarías con Obito —Habló incorporándose, apoyando su espalda contra el tronco del árbol.

—Tenía cosas que hacer, lo dejaremos para el lunes, de todas formas nos faltan tres preguntas para finalizar el proyecto.—Abrió la hielera portátil que había llevado el chico y tomó dos de las seis latas de cerveza que contenía.

—Mañana los voy a acompañar a buscar a Nagato al aeropuerto —Dijo tomando la bebida que le tendía el blondo y abriéndola. Naruto lo miró con una ceja alzada.

—Estoy seguro de que no te invitamos —Dijo el rubio con un gesto burlón.

—¿Tú crees que diciéndome eso vas a lograr que me de vergüenza el invitarme solo? —Naruto rio divertido. De pequeño su amigo era callado, o más bien tímido, cuando iba a su casa. Pero todo duró poco tiempo, de hecho fue hasta que Kushina le dijo una vez que, tanto ella como Minato, lo consideraban un hijo más. Fue el momento en el que su pelinegro amigo se convirtió en un sinvergüenza —Tú eres exactamente igual con mis padres —El ojiazul sonrió culpable. 

—Partiremos a las nueve de la mañana, el avión aterriza a las once —Naruto soltó una carcajada al oírlo bufar y preguntarse el por qué había abierto la boca.

—De acuerdo— Bebió de la lata— ¿Hablaste con Itachi? ¿Vendrá con su amigo? —Preguntó Shikamaru mirando al muchacho a su lado.

—No vendrá —El joven habló con seriedad— Tiene una cita con una chica.

—¿De qué hablas? ¿No que venía bien la situación entre ambos? —Preguntó frunciendo el ceño.

—Pensé lo mismo, pero al parecer fui el único idiota que se ilusionó con una segunda cita —Bebió un sorbo. Se sentó doblando sus rodillas y apoyando sus brazos sobre las mismas, mientras se inclinaba un poco hacia adelante— Veníamos hablando todos los días, creí que todo estaba bien y ya me había confirmado que si vendría, de hecho, eso fue el día de nuestra primera cita ¿Recuerdas? —El azabache asintió recordando lo preocupado que estaba su amigo pensando que era pronto para invitarlo nuevamente— Pero hoy pasé frente a su instituto, esperaba encontrarlo porque iban de salida, quería que aclaremos la hora en que lo recogería y si también vendría su amigo. Además, no te voy a mentir, también quería verlo un rato —La comisura de sus labios apenas se elevaron— Pero estaba hablando con una niña insoportable que me mandó a volar diciéndome que estaba organizando su cita para mañana mientras se mantenían con los brazos entrelazados.

—¿Itachi no dijo nada? —Preguntó confundido por la situación.

—Nada de nada —Respondió el ojiazul— Me hubiera gustado que por lo menos me dijera que también planeaba salir con alguien más y me hubiera ahorrado la estupidez de seguir mandándole.

—Oye, de todas formas tu habías dicho que simplemente querías demostrarle a alguien de su clase que no éramos como todos pensaban, creí que no tendría importancia.

—Ya, es que en un principio así era, pero lo poco que conocí de él me gustó ¿Por qué crees que le hablé de una segunda cita?

Shikamaru no dijo nada, sabía que su amigo era la clase de persona que, a pesar de estar conociendo a alguien y no ser nada, de todas formas iba a respetarlo. También sabía que esperaba lo mismo de la otra parte porque creía firmemente en que si una persona no te interesa ¿Qué necesidad o intención hay de querer conocerla de manera más íntima?
El joven de coleta suspiró y se vació la bebida. 

Poco tiempo después llegaron sus demás amigos uniéndose a ellos y charlando de los planes que tendrían para el día siguiente.

°

°

°

—Ya Izumi —Habló soltando su brazo— No voy a salir contigo —Dijo volteando a verla— Lo lamento, pero no he aceptado alguna de las citas anteriores que me has pedido y no aceptaré esta.

—Pero Ita...

—Pero nada, solo por favor, mantente alejada —La interrumpió.

Caminó con rapidez alejándose de ella mientras la escuchaba refunfuñar.
Quería llegar a su casa y hablarle a Naruto. Fue un verdadero idiota por no haber frenado la situación a tiempo, lo aceptaba, pero tenía miedo. Estuvo contando los segundos de cada día para que llegara la tan esperada cita y se le terminó esfumando frente a él.

El rubio había dejado en claro que todo se cancelaba, lo vio enojado y no hizo nada al momento en que su compañera le gritó que, prácticamente, era un desamparado en busca de ayuda.

Cuando llegó a su hogar, colgó su saco en el perchero y se dirigió a su cuarto una vez que vio que sus padres no se encontraban.
Sacó su celular de su mochila y sosteniéndolo en una de sus manos, se lanzó sobre su cama quedando boca abajo. Abrió rápidamente la aplicación de mensajes y comenzó a teclear.

Itachi
"¿Estás? Necesito que hablemos."
>>5:45 pm

Esperó por unos minutos mientras se mordía la uña de su dedo pulgar. Se encontraba nervioso, no creía que llamarlo sea una buena idea. Cuando el Uzumaki no contestó, volvió a enviar otro mensaje.

Itachi
"Lo que pasó hoy no fue para nada la situación real ¿Okey? Si, ella me pidió que tengamos una cita mañana por la noche pero cuando llegaste no había alcanzado a contestar."
>>5:48 pm.
Itachi
"De todas formas no iba a aceptar, tampoco lo hice cuando tú te fuiste"
>>5:48 pm.

Cerró sus ojos y dejó caer su cabeza sobre su almohada, pero casi salta de la cama cuando oyó el sonido de la notificación y leer el mensaje hizo que su pecho cosquilleara de una manera poco agradable.

Naruto

"No te preocupes Itachi, no hay nada que necesites explicarme, después de todo es tu vida."
5:49 pm<<

 

°

°

°

—¿No le crees? —Preguntó Shikamaru en un susurro mientras observaba a sus otros tres amigos charlar amenamente entre ellos.

—No lo sé —Soltó un suspiro mientras releía su mensaje enviado— Se que me enojó la situación pero es por lo que vi y por como se venía desarrollando lo que sea que creí que pudiera llegar a haber con él —Miró a su amigo— De todas formas, a pesar de que Itachi me gustara, no somos nada, solo tuvimos una cita y entablamos una linda "relación" por mensajes —Dijo haciendo comillas con sus dedos— No puedo pedirle explicaciones de las cosas que haga o deje de hacer.

—Yo creo que a pesar de que no se las pidas él te las quiere dar —Dijo el pelinegro sonriendo de lado y apuntando con el mentón al móvil para que su amigo lo viera.

<<Llamada entrante de "Cielo">>

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—Levántate y ve a hablarle —Volvió a hablar el muchacho a su lado— Escucha lo que tiene que decir, quizás todo se solucione —Con una última sonrisa volvió su cuerpo para meterse en la cháchara de sus amigos.

Naruto se levantó y se alejó un poco de los chicos. Miró nuevamente el aparato y decidió presionar la pantalla.

<<Llamada entrante de "Cielo">>

Aceptar                    Cancelar 

°

°

°

Itachi caminaba de un lado a otro por su habitación. El sabía que Naruto parecía, más bien, estaba enojado y él podía entenderlo, pero el hecho de que el rubio lo llame por su nombre en lugar de su apodo, no le estaba gustando para nada.

Su orgullo a la mierda, tampoco es como si lo valorara mucho... ¿La dignidad? Ese era otro tema pero por ahora no la tenía muy presente. Tomó su celular y presionó el botón de llamar.

Esperó, no supo cuantos timbres sonó exactamente, pero se iba a mantener en la línea hasta que el rubio se decidiera por contestarle o mandarlo al buzón de voz.

—Dime —Habló una voz gruesa del otro lado.

Naruto, hola —Sus manos sudaban, no sabía con exactitud que decir. Su cabeza le decía a gritos que le brinde explicación de lo sucedido a pesar de que el blondo le había dicho que no tenía nada que decirle, él quería hacerlo— Oye, sobre lo que pasó hoy...

Itachi, de verdad no hay nada que debas explicarme ¿De acuerdo? No te preocupes —Se oyó un suspiro cansino.

Ya no me llamas "Cielo" —Habló en un susurro, siendo Naruto el receptor de tal frase.

No creo que sea bueno que lo diga —El sonido de unas risas se escucharon de fondo— Ya vimos que a la niña no le agradó.

No me interesa lo que a ella le agrade o no, es mi apodo, tu lo escogiste para mi —Habló frunciendo el ceño. Del otro lado de la línea, Naruto sonrió levemente ante la imagen mental del pelinegro enfadado y haciendo berrinche, algo que rara vez sucedía cuando se hablaba del Uchiha. El menor suspiró— Lo que quiero decir es que lo lamento ¿Si? Por todo, no la detuve a tiempo, es una mocosa mimada que solo sabe fastidiar a la gente —El chico sonrió cuando se escuchó la risa del blondo por la bocina del aparato— Se que tenía que ponerla en su lugar pero también sabía que si lo hacía y te defendía, ella iba a contárselo a mis padres, ellos y los padres de Izumi son socios por lo que la conocemos bien —Soltó otro suspiro— La conozco bien y no puedo confiar en ella, ni siquiera la considero una amiga.

De acuerdo, comprendo el porque no dijiste nada, pero quiero saber porque no te negaste a su cita cuando ella me dijo que la estaban organizando —Naruto volteó en su sitio para ver que sus amigos aun estaban allí. Se encontró con la mirada de Shikamaru, quien elevando una ceja, le hizo la clara pregunta de que sucedía. El rubio movió su mano hacia adelante y hacia atrás indicándole que espere.

No lo se — Dijo en un, nuevamente, sonoro suspiro— En parte estaba sorprendido de verte allí, no me habías dicho que ibas pero te juro que no le acepté la cita, tampoco iba a hacerlo —Se recostó en su cama colocando su brazo libre sobre sus ojos— Por dios Naruto, llevo toda la maldita semana esperando a que llegue el sábado para poder salir contigo —Dijo sintiendo el calor en su rostro— Ya había hablado con Neji, él me había confirmado que me acompañaría, tenía todo preparado y por esa... esa... bruja todo se arruinó —Naruto soltó una risita ante sus palabras.

No pensé que estuvieras igual de ansioso que yo —Habló aun sonriendo— Escucha, agradezco el que me llamaras para explicarme y disculparte, creo en lo que me dices ¿De acuerdo?  No se arruinó nada, aun no llegamos a mañana, los iremos a buscar junto a Shikamaru a las ocho de la noche —Itachi se quitó el brazo de la cara y sonrió— Cenaremos aquí y luego iremos al bar, lamento si querías ir a una discoteca pero los muchachos ya decidieron —Finalizó con una risa.

No te preocupes, el bar está perfecto.

Está bien. Entonces te veo mañana, Cielo —El menor sintió su corazón golpear contra su caja torácica. Nuevamente volvía a llamarlo de esa manera— Nos estamos hablando.

Perfecto, adiós Naruto.

Adiós, bonito.—La llamada se cortó y el rostro del chico se sonrojó ante el saludo.

°

°

°

—¿Cómo te fue? —Preguntó su amigo una vez que el rubio se sentó a su lado y le mostró una gran sonrisa— Al parecer bien. —Rio.

—Pues si, digamos que aun sigue en pie la cita —Lo miró— La tuya igual, mañana iremos a buscarlos a las ocho.

—Que fastidio. —Se quejó poniendo sus ojos en blanco y sonriendo de lado.

 

 

Espero que les guste el capítulo.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

La música se oía de fondo, la misma era casi aplastada por las voces de los presentes en el lugar.

El rubio y sus amigos, quienes ya estaban situados en una de las mesas de un costado del bar, reían a carcajada por las anécdotas contadas por los muchachos del distrito.

Nagato se había sentado al lado de su primo luego de saludar a todos. Itachi estaba ubicado al otro lado del rubio con quien mantenía plática junto a Kiba y Pain que estaban frente a ellos.
Neji estaba al lado de su mejor amigo con Shikamaru junto él y Choji del otro lado.

El castaño miró su vaso para beber otro sorbo de bebida y al notar que se encontraba vacío, miró a su amigo.

—¿Me acompañas por otra cerveza? —Le preguntó.

—Claro, vamos.

—¿No quieres que vaya yo por ella? —Preguntó Shikamaru mirándolo.

—Te agradezco pero estoy bien —Con una sonrisa se levantó de su lugar.

Naruto y Nagato se pusieron de pie para que los menores pasaran.

—¿Gustan que les traigamos algo? —Preguntó Neji una vez que estuvo frente a la mesa.

—Tráeme otra cerveza, por favor —Contestó Kiba.

Cuando asintieron con la cabeza en señal de confirmación, ambos chico caminaron hacia el frente de la barra bajo la atenta mirada del rubio y su amigo de coleta.

—No vayan a desgastarlos —Se burló el muchacho con marcas triangulares en sus mejillas.

—Eres tan gracioso —Dijo el pelinegro provocando la risa de los presentes.

Choji miró a sus amigos y opinó.

—Se integraron muy bien al grupo.

—Lo se, creí que les costaría un poco más —Kiba colocó un dedo en su mentón— Bueno, Itachi ya nos conoció pero su amigo estuvo bien.

El ruido de vidrio rompiéndose seguido por los gritos de un hombre, distrajo a los amigos quienes dirigieron su vista hacia la barra de bebidas donde estaban los menores.

Naruto, Nagato y Shikamaru se pusieron de pie cuando un Itachi agitado llegó con ellos. El pelinegro mayor miró detrás de él a la espera de que el castaño apareciera.

—Chicos, es Neji —Dijo desesperado— Están golpeándolo.

El ojiazul no alcanzó a hablar cuando su amigo pasó por encima de la mesa y corrió en dirección a la barra.

—Quédate con él —Le dijo el rubio a su primo.

Tomó al menor de los hombros colocándolo al lado de Nagato y a paso rápido se dirigió en la misma dirección que había tomado el joven de coleta, seguido por Pain, Kiba y Choji.

—Espera, los golpearán —Dijo el adolescente con miedo.

—Definitivamente no has presenciado alguna de sus peleas —El bermejo pasó un brazo por el hombro del pelinegro para tranquilizarlo— Estarán bien —Sonrió de lado.

°

Shikamaru llegó al momento en que un puño impactaba contra la mejilla izquierda del castaño provocando que el menor caiga al suelo. 
De manera apresurada se dirigió hacia el chico de cabello corto que había lanzado el golpe, propinándole un puñetazo directo en la nariz. 
Se volvió hacia Neji, quien lo observo con una mirada desorientada y lo levantó con cuidado.

Un grupo de jóvenes se acercó a socorrer a su amigo, preciso instante en el que el rubio y los otros tres chicos llegaron al lado del pelinegro.

Itachi se acercó junto a Nagato para buscar a su amigo pero de un momento a otro vio a su acompañante caer casi sobre sus pies.
El rubio elevó la mirada para verlo y le sonrió mostrándole los dientes de color rojo debido a la sangre de su boca. 
Ante la mirada aterrorizada del menor, el blondo se levantó y giró la cabeza para escupir la saliva mezclada con el líquido rojizo que emanaba su boca. Le guiñó un ojo y giró sobre su propio eje para darle la espalda y dirigirse nuevamente al centro de la pelea.

El pequeño no se había percatado que no solo era su cita quien estaba peleando, el resto de los chicos se encontraban en la misma situación.
Sintió a Nagato separarse de él. Giró su cabeza y vio a Shikamaru dejarle al castaño mientras que él volvía para continuar lo que el desconocido había comenzado.

Siguió al pelirrojo por detrás de la barra y se adentraron a una pequeña cocina.

—En el refrigerador hay hielo —Le habló el mayor— Hay que colocarlo en el golpe.

Itachi siguió las indicaciones y tomando unos cuantos cubos del interior de una bolsa plástica, los colocó sobre un trapo limpio y los apoyó sobre la mejilla del ojiperla que se encontraba colorada.

Por la pequeña abertura sin ventana que tenía el lugar, vio a sus nuevos amigos continuar peleando.
El pie de un ensangrentado Pain se estrelló en la espalda de un joven de pelo rubio con puntas azules que se dirigía hacia Kiba con un palo perteneciente a la mesa de pool que había en el bar.

El peliplata que los había atendido previamente en la barra, se encontraba peleando junto a Choji en un enfrentamiento con un hombre más grande que ambos.

Divisó las mesas que había alrededor para ver si alguien podía parar la pelea, fue cuando se percató de que el lugar había quedado completamente vacío cuando comenzó el problema.
Volvió su vista a Neji cuando sintió su mano posarse encima de la suya y tomar el trapo con hielo.

Los gritos comenzaron a mermar. Los tres jóvenes que estaban en el interior de la cocina salieron y vieron a sus amigos de pie.
Itachi y el castaño observaron a Naruto acercarse a Shikamaru, quien estaba sentado a horcajadas sobre el masculino que había golpeado a Neji, propinándole un puñetazo tras otro mientras que el muchacho se encontraba inmóvil con el rostro cubierto de sangre.

—Ya está bien —Le dijo el blondo tomándolo de los hombros.

—Que aprenda a no golpear a alguien más chico que él.

—Se lo enseñaste bastante bien —Dijo el rubio divertido.

El rostro de Itachi era de incredulidad. No podía comprender como ese chico que parecía estar sin energía constantemente y con un rostro aburrido, podía llegar a ser tan enérgico a la hora de golpear.
Tampoco creía que fuera posible que el rubio lo tomara con tanta calma como para reírse.

Neji no habló, su boca se encontraba abierta por la sorpresa de lo sucedido y dirigió su vista de uno en uno hasta finalizar en Shikamaru, que se encontraba temblando, con los puños apretados y su labio partido.

El pelinegro mayor salió del lugar sin decir nada bajo la atenta mirada perlada del castaño.

—Gracias por la ayuda, Hidan —Dijo Pain chocando puños con el mencionado.

—¿Creías que iba a dejarles la diversión a ustedes? —Preguntó sonriendo.

Naruto pasó por detrás de la barra y se colocó a un lado de Itachi.

—Lamento que te hayan hecho daño —Habló mirando al castaño para luego dirigir su mirada al pelinegro— También lamento mucho que hayan tenido que presenciar todo esto.

—No te preocupes y muchas gracias por haberme defendido, ustedes salieron más lastimados que yo. —Dijo el joven de ojos perlas recibiendo una sonrisa de los mayores. Naruto observó como miraba hacia la puerta principal por donde había salido su mejor amigo.

—Necesita calmarse —Le explicó— Está un poco alterado pero puedes acompañarlo si quieres.

—¿No será peligroso? —Preguntó el Uchiha.

—Shika no lo lastimará, tranquilo.

Neji dejó el hielo sobre la barra y caminó hacia la salida.

—Vayan chicos —Escucharon a Hidan hablar— Yo me encargo de sacarlos. Conozco al padre de éste. —Apuntó al joven desmayado que había golpeado el Nara.

—Gracias —Dijo el rubio— Te pagaremos esto.—Miró el desastre en el local.

—No te preocupes, se lo cobraré a él —Apuntó nuevamente al muchacho— Él comenzó todo esto.

°

°

°

Shikamaru se encontraba fumando un cigarrillo sentado en la acera, debajo de un árbol ubicado a unos pasos de la puerta de entrada del bar.
Cuando Neji lo divisó, caminó a paso tranquilo hasta sentarse a su lado.

—Gracias —Comenzó a hablar el castaño obteniendo la atención del mayor— Por haberme defendido. —Aclaró.

—Ese idiota tenía que aprender a no golpear a alguien más pequeño que él.

—Tampoco es como si tu fueras tan alto —Habló ganándose una pequeña carcajada de su acompañante.

—¿Quieres decirme que pasó? —Preguntó con parsimonia.

—Cuando fui a pedir las cervezas empezó a coquetearme —Comenzó a hablar manteniendo la vista al frente. Shikamaru frunció el ceño— Lo rechacé y él me dijo que no me creyera la gran cosa así que solo lo ignoré. Cuando su amigo... —Hizo una pausa para recordar el nombre del barman.

—¿Hidan? —Preguntó sabiendo que era el único con el que podía llegar a estar aparte de Itachi.

—Si, cuando Hidan me entregó las bebidas, ese tonto me hizo tropezar y rompí los vasos cuando caí —Volteó a verlo— Me enojé —El Nara sonrió de lado ante la tierna imagen del castaño con el ceño fruncido que se había presentado ante sus ojos— Me levanté y lo empujé. Él me golpeó con el puño y cuando me tiró, me volvió a poner de pie —Shikamaru apretaba sus dientes tratando de controlarse. Su respiración se había hecho más pesada y la ira volvió a apoderarse de su ser a medida que escuchaba al castaño hablar— Llegué a ver cuando Itachi salió corriendo por lo que no escuché lo que ese tipo me seguía diciendo. Después llegó el segundo golpe y fue cuando apareciste.—Finalizó sonriendo provocando que su mejilla comenzara a punzar. Llevó su mano a la zona bajo la cautelosa mirada del pelinegro.

Shikamaru tiró el cigarrillo y volteó su cuerpo para quedar frente a frente con Neji. Elevó una de sus manos y retiró la contraria lentamente dejándole ver la mejilla sonrojada que comenzaba a tornarse violeta con rapidez.

—Lamento todo esto, no se me pasó por la cabeza que fuera a suceder algo así. Si tan solo te hubiera acompañado o hubiera ido yo... —Neji lo interrumpió colocando una mano en su hombro.

—No podíamos saber que iba a golpearme, estábamos todos allí, no te culpes por esto —Le sonrió. Nara llevó su mano hacia la zona lastimada acariciándola con suavidad— Me pasó a mi como le pudo pasar a Ita también. Además, a ese le fue peor que a mi.

Shimaru sonrió y Neji frunció el ceño. Elevó su mano y la dirigió al labio de pelinegro acariciando con suavidad el corte. El Nara recorrió con su vista el rostro del contrario, pasando de sus ojos hacia sus labios notando la suavidad de los mismos.
El menor estaba demasiado cerca de él observando con detalle la herida y el Nara no pudo evitar que su rostro arda ante los pensamientos que comenzaba a tener.

—No te preocupes, no fue gran cosa —Dijo el mayor luego de carraspear— Solo es un pequeño corte.

—Pero eso si fue por mi culpa.

—No fue así —Le contestó deliberadamente.

—Si, fui yo quien lo empu... —Y la forma de interrumpirlo no lo esperó. Sus ojos se abrieron a tope.

Los labios de Shikamaru apresaron los de Neji impidiéndole que continuara hablando.
El menor cerró sus ojos cuando la boca de su acompañante se abrió para tomar su labio superior. Sintió las manos del pelinegro sujetarlo de las mejillas con suavidad y acariciando la zona afectada.

El castaño paso su lengua por el labio inferior del contrario sintiendo la pequeña herida y el sabor metalizado del líquido procedente de la misma.

Un suave chiteo se oyó cuando sus bocas se separaron.

—No fue tu culpa —Aclaró con una leve sonrisa— Él comenzó todo.

La sonrisa que Neji mostró luego del beso se ensanchó y decidido a volver a probar los labios del contrario, se recostó hacia adelante siendo recibido por la boca de su acompañante.

—Y todo en una primera cita —Escucharon que dijeron detrás de ellos.

Se separaron con rapidez y observaron al resto de los chicos parados a una corta distancia con sonrisas divertidas. Itachi veía a Naruto con el ceño fruncido.

—¿Tenías que arruinar su momento? —Preguntó el menor en tono de reproche al rubio a su lado.

—Debo admitir que Neji sabe como calmar a Shika —Dijo Kiba con diversión provocando una risita de parte de los demás, incluido el pelinegro mayor, mientras que el sonrojo de Neji crecía.

—Será mejor que vayamos a casa —Habló Nagato una vez que dejó de reír— Hay que limpiar las heridas.—Finalizó mirando de reojo a Pain.

Caminaron a paso tranquilo hasta la casa de Naruto y cuando abrió la puerta, los demás entraron en fila detrás de él.

—Ya llegamos —Gritó el blondo.

Los ojos de ambos padres se abrieron desmesuradamente cuando vieron el estado de su hijo y sus amigos.

—Naruto Uzumaki —Habló una pelirroja que se acercó a ellos— Quiero explicaciones en este mismo instante.

—Estábamos tranquilos en el bar y uno de los idiotas que estaba allí golpeó a uno de los nuestros —Dijo refiriéndose a Neji— Fuimos a defenderlo.

—¿A cuál de todos? Están prácticamente en el mismo estado —Dijo un rubio que se había posicionado al lado de la mujer.

Los chicos, que se encontraban de pie en la sala, se hicieron hacia un costado dejando a la vista de los mayores a Itachi y Neji que estaban situados atrás de todos ellos.

—A él —Dijo Choji apuntando al castaño.

—Mamá, papá —Los miró— Ellos son Itachi y Neji —Presentó apuntando a cada uno cuando dijo sus nombres— Chicos, ellos son mis padres, Kushina —Apuntó a la pelirroja— Y Minato —Finalizó señalando al rubio.

—Es un placer —Dijeron los chicos al unísono con una sonrisa.

—El placer es nuestro —Habló la madre del blondo— ¡Oh por dios! —Exclamó— Mira tu rostro, cariño —Kushina se acercó a Neji colocando una mano en su mentón para que girara su cabeza y poder observar mejor el golpe.

—No se preocupe señora, no es nada.—La pelirroja sobó su mejilla con cuidado y sonrió ante la bravuconería que demostraba el chico.

—¿No te preocupas por si yo salí lastimado? —Preguntó el rubio con un pequeño puchero.

—No es tu primera vez —Contestó su madre— La de este pequeño parece que si —Sus ojos viajaron hacia el pelinegro junto al castaño que tenía en frente— Tu eres Itachi —Dijo sonriendo— Lo siento, por la conmoción no presté mucha atención. Eres tan bonito como mi hijo nos comentó.

El sonrojo en el rostro de Itachi fue en aumento hasta finalizar con un intenso y brillante color rojo en él. Sus amigos rieron.

—¡Por favor, tierra, trágame! —Exclamó el rubio avergonzado mirando el techo de manera dramática. Volvió su vista a los presentes y la posó en su padre— No digas nada que me avergüence.

—Tranquilo —Dijo sonriendo— Te avergüenzas tu solito.

Las carcajadas no se hicieron esperar. Miró a su cita quien mantenía el rostro bajo debido a la timidez que sentía y decidió que la atención de sus padres se pose en alguien más.

—Shikamaru besó a Neji. —Dijo como niño pequeño de manera apresurada elevando la voz.

—¡Naruto! —Los mencionados exclamaron al unísono completamente sonrojados.

—Eso si que no me lo esperaba —Dijo Minato con sus ojos bien abiertos.

—Después tendré una charla contigo, jovencito —Dijo la pelirroja apuntando al pelinegro mayor con su dedo índice— Ahora vayan a desinfectarse las heridas y lavarse —Se acercó a Pain e imitando la misma acción que hizo con Neji, giró su cabeza en distintas direcciones para inspeccionar las heridas— Tú estás peor que todos ellos, mi niño —Dijo con tono maternal.

—Me tiraron una botella a la cara, no es para menos —Dijo el pelinaranja quitándole importancia.

—No se porque me sigue sorprendiendo que lo digas con tanta naturalidad —Dijo la mujer con un suspiro— ¿Y tú, bebé? —Preguntó acercándose a su hijo quien se sonrojó por el apodo— Tienes el ojo morado y un poco hinchado —Frunció el ceño cuando vio los rastros de sangre seca en su boca— ¿Dónde te lastimaron?

—Tranquila —Naruto tomó las manos de su madre y le sonrió con cariño. Esperaba tranquilizarla pero contrario a ello, la mujer miró con horror su sonrisa.

—Tienes sangre en los dientes ¿Cómo puedes ser capaz de pedirme que esté tranquila? —Preguntó en un grito.

—Mamá —Naruto la abrazó y acarició su espalda con suavidad bajo la vista de los presentes. Los ojos de Itachi brillaron ante la ternura que desprendía cuando se encontraba junto a su madre— Me dieron un puñetazo y muchas veces puede pasar que te cortes la mejilla o el labio con los dientes —Le explicó de manera tranquila— O simplemente que te lastimen por fuera como le pasó a Shika —La mujer miró la herida del mencionado y volvió su vista a su hijo— Pero estoy completo, no me falta ningún diente. Sigo siendo igual de guapo que siempre.—Dijo con semblante divertido.

Kushina suspiró y dejó escapar una pequeña risa tratando de relajarse ante lo dicho por su hijo.
Nunca se iba a acostumbrar a que luego de un altercado similar, ninguno le diera importancia real a su estado. Todos se veían completamente frescos como si no hubieran estado golpeándose de manera salvaje hace unos momentos.

—Tu estás impecable —Dijo la pelirroja mirando a su sobrino.

—Yo fui la niñera —Contestó el chico con una pequeña sonrisa.

—Y doy gracias a eso, no sabría como explicarle a tu madre que estuvieras lastimado —Kushina pasó las manos por su rostro y los miró— Vayan a curarse, les prepararé algo de comer.

—Gracias —Hablaron todos juntos.

—Voy a buscar el botiquín.—Habló el blondo

—También trae el que está en nuestro cuarto —Dijo Minato elevando la voz.

Naruto entró al baño de su alcoba, se enjuagó la boca con agua para sacarse los restos de sangre y finalmente, tomó el botiquín del lugar al igual que el de la habitación de sus padres.

Minato invitó a sentarse a los menores quienes se habían mantenido de pie en el mismo sitio en el que estuvieron desde un principio, mientras que los amigos de su hijo habían realizado la acción sin preguntar.

Pain se dirigió hacia el baño del piso en el que se encontraban, sin decir palabra alguna, para poder lavarse la cara.
A pesar de no mostrar interés en su estado, sentía su rostro punzar de manera desagradable.
La sangre bajaba desde una de sus cejas para unirse al final de su mentón y mezclarse junto a la sangre proveniente de su nariz y boca.

Naruto bajó al primer piso y miró a los presentes.

—¿Y Yahiko? —Preguntó.

—Fue al baño. —Contestó Choji.

El rubio abrió el botiquín y sacó el desinfectante, algodón y parches. Con los objetos en su manos los extendió hacia su primo quien lo observó con un semblante confundido.

—¿Puedes curar a Pain? —Preguntó.

—Naruto... —Nagato fue interrumpido.

—Por favor —Suplicó. Shikamaru sonrió— No tienes porque tener miedo, no te lastimará y si lo hace yo mismo me encargaré de él, lo juro —El blondo calló por un momento y trató de que su primo confiara plenamente en su amigo sin dudar, por lo que decidió corregir la última parte de lo que dijo— Juro que no te va a hacer daño, no es mala persona, solo serio.—Le sonrió.

El pelirrojo se levantó de su lugar y soltando un suspiro tomó los objetos que le tendía el rubio. Caminó hasta dirigirse al baño y golpeó la puerta a la espera de que el chico abra.

—Actúas bastante lento ¿Sabes? —Preguntó el Nara sin dejar su sonrisa.

—¿Y qué querías? Estuvimos juntos todo el tiempo, no pudieron estar solos. 

—¿Esto fue idea tuya? —Preguntó Itachi con una ceja alzada.

—Pues, yo había dicho que iba a ayudar a Pain cuando Nagato esté aquí —Mostró una sonrisa inocente.

—¿Aún le tiene miedo? —Preguntó Minato con una sonrisa que trataba de reprimir. La situación se le hacía graciosa.

Neji miró de un miembro a otro con un semblante confuso.

—¿Puedo saber por qué Nagato le teme a Pain? Parece ser un buen chico —Minato sonrió.

—En realidad si lo es —Confirmó— Pero es demasiado serio, aunque nunca se muestra así cuando está con ellos —apuntó a su hijo y sus amigos— Sin embargo, la única vez que se atrevió a invitar a salir a mi sobrino, Nagato lo rechazó porque se asustó, dijo que fue muy intimidante. Palabras suyas, no mías —Aclaró el rubio mayor— Y desde entonces piensa que lo quiere golpear cada vez que lo ve.

—Nos costó hacerle entender cada vez que venía que Yahiko no quería hacerle daño —Dijo Choji con una sonrisa divertida.

Naruto sonrió y se sentó al lado de Itachi.

—¿Me curarías? —Le preguntó. El menor le dedicó una sonrisa y sacó las cosas necesarias para continuar con la tarea.

Neji se acercó a Minato, quien le sonrió cuando le pidió, amablemente, el desinfectante y un trozo de algodón para curar a Shikamaru. Cuando le dio lo necesario, el mayor se acercó a Kiba y Choji para poder curar sus heridas.

°

—Enseguida salgo.—La grave voz de Pain se escuchó desde el interior del baño.

Un instante después, la puerta se abrió dejando ver al pelinaranja con el rostro mojado. Gotas rosadas, producto del agua mezclada con la sangre, se perdían al finalizar su recorrido hasta su barbilla.

—Traje las cosas para curarte —Habló Nagato tratando de controlar el temblor en su voz.

—Yo... claro.—Se hizo a un lado permitiéndole la entrada al pelirrojo.

Yahiko se sentó en la tapa del retrete cuando el chico le indicó que lo haga. Elevó el rostro cuando sintió la mano del bermejo debajo de su mentón y  comenzaba a secar su rostro suavemente con la toalla de mano que se encontraba allí.

Ninguno hablaba. Nagato trataba de enfocar su mente en la tarea de curarlo y no en el nerviosismo que se había apoderado de su cuerpo en el preciso momento en que su primo le había pedido que se ocupara de su amigo de piercings.

Pain observaba los rasgos faciales de la persona frente a él, misma que lo tiene enamorado desde hace años. Después de su declaración, hace tiempo, era la primera vez que lo tenía tan cerca.
Un pequeño suspiro salió de sus labios y Nagato dejo de limpiar la herida de su ceja.

—¿Qué sucede? —Le preguntó. El muchacho de ojos avellana lo miró. No iba a perder la única oportunidad de poder estar a solas con el chico— ¿Te lastimé?

—Me gustas —Habló con voz firme. Los ojos del bermejo se abrieron con sorpresa— Se que me tienes miedo —Continuó— Y no se que error cometí al momento de declararme a ti. Soy una persona seria con todo el mundo menos con mis amigos —Bajó el rostro y miró sus manos que comenzaban a apretar su pantalón con ansiedad— Pero no podía ser del mismo modo contigo, para mi tu no eres como ellos. Me gustas desde hace mucho tiempo y no sabía como tratarte —Elevó nuevamente su vista para mirarlo a los ojos desde la altura en la que se encontraba en el momento— No se si te asusté por la declaración, si me tenías miedo desde que simplemente éramos amigos o directamente por como me mostré ante ti cuando te expresé lo que sentía, pero nunca te habías alejado como lo hiciste desde ese momento —Pain se levantó y se acercó a Nagato dejando que en esta oportunidad, el pelirrojo tenga que tirar su cabeza levemente hacia atrás para poder verlo a los ojos— Lo que dije en ese entonces fue real y aún lo continúo sintiendo, por eso te pido que me des la oportunidad de demostrarte que no soy como piensas. No eres la primera persona que cree algo como eso de mi y se que tampoco serás la última pero eres la única de quien me importa lo que crea.

El Uzumaki se sintió perdido por las cosas que había escuchado. Era la primera vez que le causaba una emoción distinta al miedo o nerviosismo por estar a solas con él.
Bien sabía que el muchacho era atractivo, de hecho, su primo y Shikamaru lo habían molestado desde que lo había conocido y les había dicho que el chico le parecía lindo pero dejaron de hacerlo cuando le pidió a Naruto que por favor no lo vuelva a dejar a solas cuando el pelinaranja esté presente.

La barrera que creó para él comenzó a caer ante la declaración. ¿Fue la forma en la que se lo dijo? ¿Las palabras que utilizó? ¿O simplemente la emoción que su voz demostraba?

Y es que el recuerdo de Pain diciéndole "Me gustas ¿Sales conmigo?" con un semblante completamente serio e intimidante desapareció de su mente a mitad de la exhibición de sentimientos que le mostró en el momento.

Decidió confiar. Rodeó el cuello del más alto con sus brazos y se paró sobre la punta de sus pies para atrapar los labios de un sorprendido Yahiko.

Sintió los brazos del pelinaranja rodear su cintura apretándolo aún más a su cuerpo y comenzar a corresponder de manera lenta el beso que estaba recibiendo.

—¿Eso es un si? —Preguntó esperanzado una vez que se separó— Se que seguro si —Deposito un beso corto— Pero necesito confirmación —Reiteró la acción— Soy un poco inseguro.—Finalizó volviendo a capturar los labios del contrario sintiendo la suavidad de los mismos.

Nagato sonrió entre medio del beso y al separarse lo miró.

—Si, en definitiva es un si —Fue también la primera vez que el bermejo veía una sonrisa dirigida solo a él por parte del pelinaranja— Ahora siéntate para que pueda terminar de curarte —Con un último beso, Pain lo dejó continuar con su trabajo.

 

Capítulo largo para compensar la espera. Quería enfocarme en las parejas secundarias que también adoro.
Espero que les guste.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

Sentados en el sofá de la casa de Kakashi, ambos amigos oían a Obito gritar mientras caminaba de un lado a otro sujetándose la cabeza, estaba completamente desesperado.

—¿Sabes el problema en el que nos meteremos cuando vean tu golpe? —Habló apuntando a Neji— Porque no solo serás tú, Itachi y yo también nos hundiremos —Los ojos del mayor se abrieron horrorizados— Oh dios, no se como saldremos de esta.

—No debes preocuparte por nada. —Dijo su primo con una pequeña sonrisa.

Kakashi hizo una mueca cuando vio la cabeza de Obito girar con brusquedad para poder mirar a su familiar.

—¿Crees que es gracioso? —Preguntó el pelinegro.

—No es eso, pero tuvimos un muy buen día hoy y realmente no quiero alterarme por cosas en las que si somos lo suficientemente cuidadosos, no nos descubrirán.—Neji asentía con velocidad mientras miraba a su amigo.

—Además, puedo decir que salí a comprar y me quisieron robar, no te preocupes.

Obito soltó el aire que estaba conteniendo. Necesitaba calmarse para no arrancarles la cabeza a los menores imprudentes.

—¿Saben qué? Hagan como mejor les parezca —Dijo cansino— Siempre y cuando a mi no me metan en problemas.

—De acuerdo —Respondieron los dos al unísono.

Itachi y Neji se dirigieron a la habitación que les había otorgado Kakashi. Ya acostados, cada uno estaba en su propio mundo.
El castaño pensaba en el beso que había recibido de Shikamaru y el pelinegro en lo cerca que había estado de poder besar al rubio.

Al momento de curar a Naruto, el deseo de poder realizar la misma acción que su mejor amigo había llegado de repente. Sabía que no podía hacerlo con sus amigos y el padre del blondo en la misma habitación, sería una falta total de respeto.
La había pasado realmente bien con todos ellos, se había divertido hasta el momento de la pelea, la cual con el pasar de las horas, quedó en el olvido recordándose simplemente por las marcas que había quedado en los rostros de los mayores.

Naruto
"Espero que te hayas divertido en nuestra cita. La próxima vez volveremos a ser solos tu y yo.

¿Han tenido problemas por el golpe en la cara de Neji?"
>>23:09.

El corazón de menor comenzó a golpetear con fuerza cuando leyó el mensaje. Tendrían una nueva cita y esta vez ya no perderían la oportunidad. Se dejaría llevaría por el anhelo que hasta el momento no sabía que podía llegar a sentir hacia ese joven que tranquilamente, podría llegar a resultar el terror para los padres con hijas decentes de su sociedad.

Itachi

" La pasé muy bien. Obito nos ha estado regañando pero nada que no se haya podido solucionar."
23:10<<

Naruto
"Creo que sería bueno que hablara con él. No quiero que tenga una mala imagen de mi, me encargaré de ello el lunes, cielo. :)"
>>11:10 pm
.

Con una sonrisa en su rostro, Itachi por fin pudo cerrar sus ojos para descansar.

°

°

°

El nuevo día se presentaba con nubes esponjosas y grises tapando el cielo azul.

El rubio se despertó cuando escuchó a su madre llamarlo para bajar a desayunar.
Con tranquilidad se levantó y preparó para comenzar su domingo.

—Buenos días —Saludó cuando se presentó en la cocina. Sus padres correspondieron a su saludo con una sonrisa.

—Ahora que estás aquí y ayer no tuvimos oportunidad, quiero que nos cuentes como van las cosas con ese chico —Habló su madre— Parece ser muy lindo y educado.

—De hecho lo es —Contestó Naruto con una sonrisa— Es demasiado formal por el entorno que tiene que frecuentar pero es un buen chico.

—¿Realmente te gusta? —Preguntó Minato. El blondo frunció el ceño.

—Creo que si, realmente me gusta —Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios sin que él lo quisiera— No lo se, es extraño.

—¿A qué te refieres? —Preguntó la pelirroja.

—Pues no lo conozco mucho, pero siento que se ha mostrado completamente sincero conmigo —Contestó— Me ha contado muchas cosas, tanto de su vida como también, de lo que pensaba en relación al distrito. A su vez, se ha llevado bastante bien con los muchachos.

—Eso es una buena señal, amor. —Dijo la mujer.

Los tres individuos dirigieron sus ojos hacia la puerta de la cocina cuando vieron a Nagato ingresar.

—Y yo que pensé que nada podía sorprenderme, mi primo le ha dado la oportunidad a Pain —Dijo Naruto con tono de burla.

—Tú cállate —Reprendió el bermejo completamente sonrojado.

—Mañana nos pasará a buscar para ir a la universidad, pero estoy un poco celoso ¿Sabes? —Dijo el ojiazul— Se que ahora no vendrá por su amigo sino que vendrá por ti.—Nagato golpeó su brazo suavemente con su mano abierta cuando el rubio le guiñó el ojo.

°

El día había pasado con tranquilidad para todos. Un domingo completamente aburrido que había logrado reunir una vez más a Naruto y sus amigos en el mismo parque de siempre para poder charlar con Kiba, quien se encontraba con su perro Akamaru, Choji comiendo frituras, y Shikamaru durmiéndose sentado. Nada fuera de lo común excepto por Pain que estaba sentado aferrado a la cintura de Nagato, mientras que el pelirrojo se encontraba reposando entre sus piernas con su espalda recostada contra el pecho del pelinaranja, completamente relajado como si fuera cosa que hacían desde hace tiempo.

Todo lo contrario a lo que sucedía en la mansión Uchiha, donde Itachi se estaba conteniendo terriblemente de elevarle la voz a su madre ante las obligaciones que le decía que tendría a futuro.

—Obito está estudiando algo que lo apasiona ¿Por qué conmigo tiene que ser diferente? —Preguntó el menor.

—Porque a pesar de que tu primo esté viviendo con nosotros, él ya había arreglado con tu padre sobre lo que quería dedicarse —Mikoto lo vio con el ceño fruncido— Además, no será su responsabilidad dirigir nuestras empresas.

—Madre, quiero estudiar para ser veterinario —El rostro de Itachi se encontró sonrojado ante el esfuerzo sobrehumano, según creía él, de mandar todo a la mierda— No quiero estar obligado a vivir un futuro infeliz en el cual ustedes no tendrán nada que ver. Nunca les he fallado en nada y siempre hago lo que me piden, solo por una vez pido que me escuchen y respeten mis decisiones.

La mujer se levantó de su asiento y lo miró fijamente.

—No quiero volver a oír nada que tenga que ver con estudiar otra carrera que no sea la de administración —Llevó una de sus manos a su rostro y restregó sus ojos cansada— Vas a poner todo tu empeño para poder dirigir las empresas Uchiha y no quiero una negativa como respuesta, ahora retírate.

Itachi se levantó y a paso rápido comenzó a dirigirse hacia las escaleras. Paró en seco cuando escuchó que su madre volvió a hablar.

—Esta noche tendremos una reunión con socios importantes —Volteó para verla pero ella le estaba dando la espalda— Te quiero presentable y sabes a lo que me refiero —Giró para mirarlo— Nada de la ropa que usas cuando estás con tu amigo, es indecente .

—¿Qué tan importante es que vaya? —Preguntó luego de soltar un suspiro.

Obito ingresó a la vivienda y se quedó parado en la puerta viendo que su primo se encontró con una postura completamente tensa, sus manos apretadas en puños a cada uno de sus lados y sus dientes apretándose con fuerza.

—Demasiado, hablarán temas de negocios que deben comenzar a conocer, además, estarán las hijas de nuestros socios —El pelinegro la vio con el ceño fruncido temiendo lo que le dijera a continuación— Es hora de que vayas buscando pareja, ya tienes 18 años y necesitas de una compañera.

Y finalmente explotó.

—¿Estás bromeando? —El entrecejo de Mikoto se frunció aún más ante el volumen en la voz de su hijo y los ojos de su sobrino se abrieron desmesuradamente— Es que de verdad pareciera que si —Rio sin gracia— ¿No solo elijen lo que debo estudiar sino que también a mi pareja? No pienso permitir eso, no me van a obligar a esto —Se acercó a ella y la miró fijamente a los ojos— Resistí que me manden a clases de comportamiento para ser el hijo perfecto ante ustedes y la sociedad, permití que seleccionaras mis amistades y se que no te agrada del todo el que Neji sea mi amigo a pesar de que los Hyuga son una familia de renombre, tampoco dije nada cuando me mandaste a clases de francés diciéndome que sería muy bueno que lo sepa para poder llevar a cabo las empresas y en un futuro extendernos hacia París a pesar de que no me gusta el idioma ¿Pero esto? Jamás voy a aceptar que pongan a mi lado a una persona que no conozco y no tengo intenciones de hacerlo tampoco —Se giró para caminar nuevamente hacia las escaleras para llegar a su habitación— Así que ve pensando en cualquier otra persona que se deje manipular porque yo no voy a continuar.

La mujer se hiperventilaba. Era la primera vez que su hijo le hablaba de tal manera y no supo como reaccionar, no iba a permitir que Itachi le falte el respeto.
Sabía que él tenía razón, debía comenzar a respetar sus decisiones pero aún así, consideraba importante que como madre, debía darle un pequeño empujón a las decisiones de su hijo de la mejor manera posible, una que asegure su futuro y esa era manteniéndolo en sus corporaciones, debido a que sabía que siempre fue su responsabilidad y que mejor que con una buena mujer como su compañera de vida.

El pelinegro entró a su cuarto, tomó su mochila para vaciarla y comenzó a guardar ropa dentro.

—¿Ita? —Preguntó su primo desde la puerta de la alcoba— ¿Qué haces? ¿A dónde irás?

—A cualquier lado, no me importa, no quiero estar aquí hoy —Guardó la última prenda y cerró el bolso— Le enviaré un mensaje a Neji para saber si puedo pasar la noche en su casa.

—No podrás, irá a la reunión de esta noche, recuerda que los Hyuga son socios de papá —Habló con calma para no alterarlo— ¿Quieres que le pregunte a Kakashi? No tendrá ningún problema.

Itachi lo miró por unos segundos y suspiró. No tenía amigos más que el castaño, quería largarse y no sabía a dónde ir.

—¿Y un hotel? No quiero molestarlo.

—¿Crees que los tíos no te irán a buscar una vez que sepan dónde utilizaste tu tarjeta?

Ya resignado, el menor aceptó el ofrecimiento de su primo.

Se sentó en la cama y vio a Obito caminar de un lado a otro mientras hablaba en una llamada con su amigo.

—Dijo que puedes ir, no tiene ningún problema pero que lo esperes hasta las siete de la tarde porque no puede salir antes del trabajo.—Dijo el mayor con una sonrisa. Un suspiro de alivio salio de los labios del chico.

—Gracias, primo —Itachi lo abrazó con cariño— Prometo ayudarte esta noche con él.

—¿A qué te refieres? —El titubeo en la voz del mayor le indicó que el nerviosismo comenzaba a aparecer.

—Hablaré con él —Le dijo sonriendo— Veré como esta el terreno para ti —Una carcajada escapó de su boca cuando Obito colocó una de sus manos en el rostro del menor para apartarlo— Me voy —El muchacho de cabello corto lo miró con el ceño fruncido en señal de confusión— Iré a visitar a Neji o algo, esperaré a Kakashi fuera de aquí —Tomó su mochila y la colgó de uno de sus hombros— Gracias y adiós.—Abrazó rápidamente a su primo y salió de su habitación.

Mientras bajaba los escalones, observó que su madre ya no se hallaba en la sala, bajó con rapidez y salió de su casa, corriendo en el trayecto de la puerta principal hasta la verja.

Una vez que se encontró en la acera, tomó su celular y le marcó a su único amigo.

—Hola ¿Cómo va todo? —Preguntó Neji cuando atendió.

—Mal —Contestó sincero dejando escapar un suspiro— Discutí con mi madre y no quiero pasar esta noche en casa, me iré a quedar en lo de Kakashi pero no va a estar hasta las siete ¿Estás en tu casa para pasar el rato?

—Lo siento, estoy en casa de mi tío Hiashi, ni bien estemos yendo te hablo ¿Si?

—Por supuesto, no te preocupes.

Colgó el móvil y comenzó a caminar en dirección al centro. Aún faltaba unas horas para que Hatake hiciera aparición en su casa y su amigo no estaba. No creía conveniente llamar a Naruto para verlo, no quería atosigarlo con su presencia y mucho menos con sus problemas.

Llegó al parque central y se sentó en una banca mirando el suelo.
Repitió una vez más en su memoria la discusión con su madre y se trató de convencer a si mismo diciéndose que era momento de que alguien la frenara, que había hecho bien en hacerlo.

No era un chico sociable, no tenía a quien más recurrir cuando su único amigo no estaba disponible, su primo vivía en su misma casa y no quería agobiar a su otra persona de confianza.

—¿Qué hace un joven tan bello solo en este lugar? —Giró el rostro con sus ojos abiertos por la sorpresa al oír tan de cerca al sujeto.

—No esperaba encontrarte aquí. —Dijo sonriendo.

—Ni yo, Cielo —Naruto se sentó a su lado— Mamá me mandó a comprar unas cosas para la cena, hay una tienda aquí cerca que es muy accesible —Observó el semblante serio del menor— ¿Todo está bien? 

—Yo... —¿Era bueno contarle? ¿Era bueno demostrar sus problemas ante el chico con quien apenas había tenido dos citas?—Si, todo bien —Contestó.

—Ya, tu carita me dice lo contrario —El rubio elevó una de sus manos y colocó un mechón de cabello que caía a los lados de su rostro, detrás de su oreja. Itachi bajó el rostro, apenas ocultando el sonrojo por la acción.

—Discutí con mi madre —Habló luego de suspirar. Ya no perdía nada con relatarle la verdad— De nuevo fue por mi futuro, aún me quiere obligar a dirigir las empresas de mi familia —Dirigió su vista a la azulada mirada comprensiva del blondo— Y me molesté cuando me dijo que era hora de buscar una pareja —El ceño de Naruto se frunció y entornó los ojos— Esta noche hay un evento donde se juntarán unos socios de mis padres —Continuó— Y me dijo que me tenía que presentar para conocer un poco más el negocio y de paso conocer a alguna de las hijas de ellos.

—¿Es decir, que pretendes forzarte a estar con alguien que tú no quieres?

—Exactamente. En ese momento estallé y le recriminé muchas cosas que he hecho en mi vida solo porque me lo han dicho, así que tomé una muda de ropa y me fui, no quiero estar ahí en lo que resta del día o por lo menos esta noche.

Naruto lo observó con cuidado. Lo veía tan cansado, con demasiado peso sobre sus hombros para su corta edad.
Se acercó un poco más a él y posicionó una mano debajo del mentón del menor para que lo mirase a los ojos.

—No creas que has hecho mal al enfrentarte, hay veces en la que los padres necesitan un límite en las decisiones que pueden tomar en la vida de sus hijos —Acarició su mejilla derecha con suavidad— No está mal que hayas puesto esa barrera para que comprendan hasta donde les permites opinar o inmiscuirse. Siempre ten en cuenta que todo es un proceso de aprendizaje —Le sonrió— ¿Quieres dedicarte a la veterinaria como me comentaste en nuestra primera salida? Pues hazlo, lo experimentas y si no te gusta continúas con otra cosa, si no nos golpeamos la cabeza de vez en cuando nunca aprenderemos —Los ojos de Itachi brillaban completamente maravillados por el mayor— Ellos ya vivieron su vida y no pueden querer vivir otra a través de la tuya también, tu necesitas experimentar, necesitas vivir por y para ti.

Los ojos del azabache se encontraron reteniendo lágrimas, pero no quería llorar, no delante de él. Había aguantado tantas peticiones de sus progenitores, había cumplido cada una hasta llegar a su límite.
No sabía que tan necesarias habían sido esas para él, que tanto necesitaba escucharlas de alguien que, si bien no era mayor como para tener una gran experiencia de la vida, creía que había pasado por muchas por la forma en la que le tocó vivir.

—Muchas gracias —Dijo pasando una de sus manos por sus ojos— Me hacía mucha falta escuchar eso de alguien que pudo llegar a comprenderme rápidamente.

Naruto lo observó con una sonrisa cuando lo escuchó suspirar aliviado.
Había hablado de la experiencia, de vivir, de probar distintas cosas y hasta el momento, él no lo había puesto en práctica con el menor.
Se acercó decidido, colocando su mano derecha sobre la mejilla izquierda de Itachi y la otra en su cintura. Acortó la poca distancia que los separaban y finalmente lo besó.

Un beso lento, el beso que había querido darle desde ¿La primera cita? ¿La segunda? ¿Desde que lo conoció? Ya no lo recordaba con exactitud, simplemente sabía que deseaba poder probar esos labios que en más de una ocasión, inclusive mientras se mantenían en contacto por mensajes, había soñado con ellos.

Ese mismo día, había hablado con sus amigos y ellos mismos le habían reprochado el no haber actuado con el chico, incluso su mejor amigo en la primera cita ya se había besado con Neji. Aún así, tenía miedo, sabía que había cambiado su forma de pensar con respecto a la primera vez pero no estaba seguro de que tan decidido estaba Itachi de continuar con todo esto, tampoco sabía que tanta cercanía podría llegar a querer el menor con él.

Sus labios se movían al compás. Mientras Naruto succionaba el labio superior del pelinegro, el contrario hacía la misma acción con su labio inferior haciéndole sentir la caricia que le hacía su lengua cuando la pasaba por el mismo.
No sintió que se quisiera alejar, de hecho, el menor había enredado sus dedos en su dorada melena, logrando que el blondo, más seguro de lo que se encontraba instantes antes, afianzara el agarre.

Se separaron ante la falta de aire y sonrió cuando notó el sonrojo en la pálida piel del chico.

—Me gustas mucho.—Dijo el ojiazul con una sincera sonrisa logrando que el corazón del menor comenzara a palpitar con rapidez

—Y tú a mi —Contestó con vergüenza el joven de ojos negros correspondiendo su gesto, provocando que la sonrisa del mayor se ensanchara y sus ojos brillaran.

—¿Te quedarás con Neji esta noche? —Preguntó con el ceño fruncido al recordar lo que le había dicho.

—No, estará en la reunión que habrá —Contestó— Pero Obito habló con su amigo Kakashi y me dijo que podía quedarme con él hoy.

—¿Hatake? —El menor asintió— Está en mi misma clase, siempre lo veo con tu primo ¿Le tienes confianza?

—La verdad es que si —Contestó— Es amigo de Obito desde que tienen 13 años y se gustan, yo lo se —Dijo confiado haciendo que Naruto sonriera— Por lo que seguiré tus pasos, viendo que Nagato y Pain cuando salieron del baño ya estaban en los términos que querías y veré como puedo hacer para que se confiesen.

El rubio besó sus labios en un corto beso.

—Me parece una buena idea —Dijo sonriendo— ¿Quieres cenar en casa esta noche? Estará la pareja recién formada —Dijo con tono divertido— Luego te acompañaré hasta la casa de Kakashi.

—Me encantaría —Contestó mostrándole una sonrisa.

—Bien, pero antes tienes que acompañarme a comprar los víveres.

Con un último beso, se levantaron de la banca y caminaron hacia la tienda.

 

Espero que les haya gustado el capítulo.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

Itachi caminaba por las calles del distrito tomado de la mano de Naruto, mientras que cada uno llevaba una bolsa de víveres en sus manos libres. 

Las personas los saludaban con una sonrisa, distinto a la primera vez que el menor había caminado por allí acompañado del rubio. 
La discusión con su madre había pasado a segundo plano en su cabeza, solo se podía concentrar en el momento en el que se encontraba, en los besos fugaces que el mayor le daba y las sonrisas que le dedicaba.

—Hay un lugar que quiero mostrarte —Itachi volvió la vista a los ojos azules brillantes que lo veían— Es hermoso de noche.

—Me encantaría verlo —Contestó sonriendo ante la emoción que le mostraba el blondo.

No faltaba mucho para que anochezca. El pelinegro le había mandando mensaje a su primo para avisarle que cenaría con Naruto y luego iría a la casa de Kakashi. Ante su respuesta afirmativa, continuó con su pequeña salida improvisada.

Cuando llegaron a la casa del rubio, un borrón rojo corrió hacia él y lo apretujó con fuerza.

—Que lindo verte —Dijo la mujer con un semblante feliz.

—Igualmente —Respondió el joven sorprendido por el accionar de la adulta.

—Cenará con nosotros —Avisó Naruto.

—Oh, eso es genial —Kushina tomó la mochila del hombro de Itachi y la dejó en el sofá de la sala— Ven cariño, ponte cómodo.

Se adentró a la cocina detrás de la mujer, podía sentir a Naruto caminar pegado a él. Frenó en seco cuando vio al animal en el lugar, provocando que el mayor colisionara contra su espalda.

Un perro grande que no había visto el día anterior, estaba comiendo en su plato justo al lado de la encimera donde se había puesto Kushina para cocinar.

—¿Sucede algo? —Sintió la mano de Naruto colocarse en su cintura. El rubio dirigió su vista hacia donde miraba el menor— Ese es Kurama, el perrito que te conté que había encontrado en la basura ¿Recuerdas? —Itachi asintió.

—¿Perrito? —Preguntó incrédulo— Es enorme.

El mayor no podía leer la expresión de su rostro. Sus ojos se mantenían abiertos más de lo normal, mientras observaba al canino fijamente.
¿No le gustaban los perros? No era algo en lo que fijarse cuando se quería estudiar ciencias veterinarias, pero el joven le había comentado que le encantaban los animales, entonces ¿No le gustaba Kurama? Dirigió su azulada mirada hacia el canino. Era un perro de raza Terranova color marrón claro, un pequeño muy dulce y de gran tamaño acompañado por una abundante capa de pelo.
Fijó nuevamente su vista en su invitado y lo vio sonreír mostrando sus dientes.

—Por favor, sostén esto —Dijo entregándole la bolsa de víveres. Naruto la tomó un poco sorprendido por la reacción— Hola precioso.—Le habló al animal, el cual levantó la cabeza del plato y se acercó moviendo su peluda cola mientras pasaba su lengua por el exterior de sus mejillas limpiando los restos del alimento.

Cuando el canino se acercó, se elevó en sus patas traseras acomodando las delanteras en el pecho de Itachi quedando a su altura.

—Kurama, lo ensuciaras.—El mayor miraba algo preocupado la travesura inocente de su mascota, no quería que el menor se molestara por llevar su ropa sucia y es que Naruto no había ignorado su vestimenta. No traía la ropa con la que se presentó a sus citas, sino la que utilizaba en su entorno, camisa y pantalón de vestir acompañado de una fina chaqueta.

—No te preocupes —Habló Itachi sonriéndole. Le gustaba ver ese semblante de felicidad luego del problema por el que había pasado— Es como un oso —Se vio obligado a cerrar el ojo izquierdo cuando Kurama pasó su lengua por ese lado de su cara— Y es muy cariñoso.

—Es un pequeño muy amigable.—Habló el rubio pasando por su lado para dejar las bolsas en la encimera. Volvió a la entrada de la cocina donde aún se mantenía de pie el menor— Pero me quita tu atención —Abrió sus brazos tomando a un sonrojado Itachi junto con el perro en un abrazo y besó con suavidad sus labios.

—Eso es indecoroso.—Habló en un susurro que la pelirroja alcanzó a oír.

Kushina sonreía mientras los observaba. La ropa fina y la forma de hablar hacían notar que pertenecía a una de esas familias acaudaladas que vivían en el centro de la ciudad, sin embargo, su comportamiento demostraba su personalidad real.
Era la clase de persona que no le importaba si su vestimenta se manchaba, que no le importaba codearse con personas de clase baja, inclusive se apareció en el distrito para tener citas con su hijo, según él le contó. Era la clase de persona que no juzgaba, a menos que estuviera influenciado como le había comentado a Naruto, diciéndole que él le hizo cambiar el pensamiento de todas las cosas que le habían dicho del lugar.

—Pero no te quejaste cuando lo hice antes.—Dijo divertido.

—Pero no estaba tu madre.—Contestó sonrojado.

—Tienes razón —Lo besó una vez más— Por ahora te dejo tranquilo.—El sonrojo del menor se intensificó cuando Naruto le guiñó un ojo.

—¿Quiere que la ayude a preparar la cena? —Preguntó avergonzado luego de carraspear.

—No, cariño, no te preocupes —Contestó la pelirroja sonriendo. Itachi asintió, volviendo a su tarea de abrazar al can y pellizcar levemente sus mejillas— ¿No tienes perros? Parece que te gustan.

—Me gustan mucho, siempre he querido uno pero mi madre dice que ensucian demasiado —Miró al animal y lo besó— Se infartaría si llega a ver uno en la cocina y más con el tamaño de Kurama.

Naruto sonrió ante la escena que presenciaba al igual que su madre. Estaba conociendo una nueva faceta de Itachi y se encontraba fascinado.

Se acercó a la pelirroja y comenzó a ayudarla a lavar los vegetales mientras ella los iba cortando.

Pocos minutos más tarde, Minato llegó acompañado de Nagato y Pain.

—¿Cómo estás? —Preguntó el pelirrojo mientras que Yahiko lo saludaba con un asentimiento de cabeza.

—Muy bien, gracias por preguntar —La manera tan formal de hablar les hacía gracia a los presentes— ¿Y tú?

—Igual.

—Ya me imagino la razón.—Una pequeña carcajada escapó de la boca de Itachi al ver como el sonrojo le teñía el rostro al bermejo.

Naruto se posicionó a su lado y tomó su mano comenzando a caminar con él hacia el piso superior.

Subieron una última escalera cuando cruzaron una puerta al final del pasillo y el blondo se volteó para verlo, la emoción se podía apreciar en su rostro.
Se hizo a un lado cuando empujó una pequeña puerta corrediza, permitiendo que el menor pasara hacia la terraza.

Las plantas, algunas con flores y otras solo de hojas, en macetas y canteros adornaban todo el lugar. Una mesa rústica acompañada de cuatro asientos, se mostraba en una orilla donde un barandal de hierro y vidrio impedía el paso hacia el vacío.
Sobre la mesa, se elevaba una pérgola que tenía focos bajando desde lo alto.

—Esto es hermoso.—Comentó Itachi caminando hacia la mesa.

—Gracias, lo construimos con mi padre hace tiempo como regalo de cumpleaños para mi madre —Habló sonriendo— Es muy relajante estar aquí, sobre todo los días de verano —Se acercó al menor y lo dirigió hacia el barandal— Además, el distrito desde aquí se ve genial.

Era de las casas más altas que se encontraban en el lugar. Se podía apreciar el parque, las casas, la calle principal del lugar bastante transitada y a lo lejos se podían ver las luces del centro de Nueva York.

Sintió a Naruto posicionarse detrás de él y abrazarlo por la cintura, apoyando su cabeza en su hombro derecho.

—No suelo venir aquí a menos que quiera estar solo o con mis padres y mi primo —Itachi volteó el rostro para verlo— Y ahora tú —Dijo sonriente.

El menor estaba sonrojado. Se sentía importante para el rubio, le había mostrado su lugar tan especial y familiar.
La forma tan dulce con la que le hablaba y actuaba para con él hacía que se sienta maravillado.
Era la primera vez que sentía una muestra de afecto real de alguien más que no sea su primo o su mejor amigo.
Los nervios comenzaron a aparecer cuando recordó a sus padres. Una vez que había conocido todo ese nuevo mundo, no estaba seguro de querer dejarlo y bien sabía que sus progenitores no aceptarían sus nuevas amistades, mucho menos a ese joven con aspecto de pandillero.

Frotó sus manos sintiéndolas frías y frunció el ceño, perdido completamente en sus pensamientos.

—¿Qué sucede? —Preguntó el rubio cuando volteó a verlo.

—No quiero perder esto.—Contestó sincero.

—No comprendo.

—No se por cuánto tiempo pueda seguir mintiéndoles a mis padres —Giró su cuerpo para quedar frente a frente— Se que hoy discutí con mi madre, que la frené ante las decisiones que estaba tomando para mi futuro, pero no se que pasará cuando les diga la verdad, que he estado aquí relacionándome con ustedes —Naruto frunció el ceño sintiéndose ofendido.

—Creí que eso ya lo habíamos pasado.—Habló serio. Soltó un suspiro y se giró para adentrarse a la casa.

—Conmigo si —Dijo frenándolo— Naruto, hoy mismo te dije que me gustabas y no se que tan dispuesto estás a continuar con esto, pero yo estoy completamente seguro de querer seguir adelante con lo que está comenzando a formarse entre nosotros —La angustia podía notarse en su voz— Pero creo que es demasiado pronto para hablar sobre eso —Dijo avergonzado— Cambiaste mi pensamiento, Naru —El blondo sonrió apenas ante el diminutivo que utilizó— Pero no olvides que lo que me hizo creer esas cosas malas de este lugar, fueron las palabras de mis padres y mi entorno. No puedo asegurarte que ellos cambiarán su forma de ver el distrito o a las personas que aquí habitan con solo conocerte, tengo miedo.

—Yo también estoy seguro de querer continuar con esto —Dijo refiriéndose a su relación. Un suspiro volvió a escapar de sus labios al mismo tiempo que pasaba sus manos por su cintura para traerlo hacia él— Me gustas —Dijo decidido— Me gustas mucho, cielo —Repitió— Yo también tenía tu misma duda, no sabía como actuar con respecto a ti, pero eso no evita que me pase lo que me pasa contigo —Besó su mejilla— Si ambos estamos de acuerdo, vayamos despacio ¿Te parece? —El pelinegro asintió un poco más tranquilo— Mañana me tengo que quedar con tu primo terminando nuestro proyecto, aprovecharé la oportunidad para hablar con él y con respecto a tus padres, ya veremos como continuar.

Tomando al blondo completamente desprevenido, Itachi se paró sobre la punta de sus pies y capturó la boca del contrario, logrando quitarle un gemido de sorpresa ante la inesperada acción.

—De acuerdo.—Contestó cuando se separó.

—¿Solo uno? —Preguntó el ojiazul con el ceño fruncido— No, he sido muy comprensivo y me aguanté bastante contigo, así que quiero más besos como recompensa.

Con una sonrisa, el pelinegro se acercó permitiendo que Naruto terminara por acortar la distancia para recibir su pago.

El mayor necesitaba entenderlo, necesitaba hacerse a la idea de que no todo iba a ser tan fácil de sobrellevar como lo fue con Itachi y Neji.
Tenía que tener paciencia para saber como continuar con relación al entorno del menor. Si había tenido que pasar por la situación de inseguridad y desconfianza con el pelinegro, provocando discusiones y enojo, no quería ni imaginarse lo que iba a pasar cuando se enfrente a los padres del mismo. Definitivamente no les iba a hacer ninguna gracia que su único hijo, quien está destinado a continuar con las empresas Uchiha, esté saliendo con un joven, supuestamente, delincuente, pandillero y mal educado, que además, les está impidiendo la oportunidad de lograr que el menor esté con una jovencita agraciada y de su misma clase social.

Esto iba más allá de ser un reto y no iba a mentir, se sentía un poco emocionado por saber como iban a reaccionar los señores Uchiha, pero estaba completamente decidido a estar con el chico ahora que conocía más facetas de él, ahora que confirmaba que las citas no fueron solo porque habían sido pensadas como un método de pago por haberlo llevado hasta su casa para demostrarle que se había equivocado en pensar mal, ahora que sabía que no lo rechazaba, ahora que se aseguraba de que él también quería seguir adelante con esa nueva relación, estaba seguro, no lo iba a dejar a pesar de lo que dijeran esos estirados.

—Vaya, pero que bien se come por aquí.—Naruto soltó un gruñido cuando escuchó la voz de su primo, logrando que Itachi se apartara rápidamente con un fuerte y brillante sonrojo.

—¿Qué quieres? —Preguntó el rubio.

—Wow, tranquilo —Rio— La tía me mandó a buscarte para que ayudes a acomodar la mesa, no quise interrumpir —Dirigió su mirada al menor— Ahora comprendo por qué hoy me dijiste que estabas muy bien, ya avanzaste con el inútil.—Picó siguiendo el juego que el más joven había comenzado.

El sonrojo del pelinegro llegó a un nivel más ante sus palabras.

—Lo dice el que finalmente decidió estar con el matón.—Dijo Naruto burlándose.

—¡Touché! —Comentó riendo— Pero nadie me ha visto devorar su boca —El blondo soltó una carcajada y miró al menor.

—No le hagas caso, es un imbécil —Le comentó.

—Te recuerdo que estoy aquí —Nagato frunció el ceño.

—Lo se, por eso lo dije.

El blondo besó fugazmente los labios rosados de su acompañante y tomó su mano para caminar al interior de su hogar.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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Era la primera vez que se sentía tan intimidado.
La mirada del pelinegro lo recorría desde su cabeza hasta sus pies, provocándole una extraña sensación de incomodidad.

Hacía dos horas que había terminado con sus clases y tuvo que quedarse en la biblioteca para poder finalizar el proyecto de Sarutobi, sin embargo, cuando llegó con una sonrisa y su compañero no le contestó como siempre, supo que no iba a ser una tarde tranquila.

—¿Puedes dejar de mirarme? —Preguntó Naruto volviendo a escribir en su cuaderno. Se sentía como si fuera un insecto debajo de un microscopio, siendo inspeccionado minuciosamente.

—¿No me contarás lo que tienes con mi primo? —El ceño de Obito se frunció.

—Lo único que te voy a decir y necesitas saber, es que no tienes de que preocuparte con respecto a él —El rubio suspiró— No tengo intenciones de lastimarlo, si es eso a lo que le temes, tampoco planeo llevarlo por mal camino y se con respecto a tus tíos —Se adelantó a decir cuando vio que su compañero estaba por hablar— Itachi me ha comentado que tiene miedo de lo que pueda a suceder, yo le dije que como primera medida hablaría contigo —Naruto elevó la vista de su cuaderno, donde la había mantenido desde un principio y miró a Obito— Quería hacerlo antes, desde que terminamos las clases que estamos aquí, pero por dios, no pensé que fuese tan complicado —Soltó un suspiro para tratar de relajarse— Llevo sintiendo tu mirada desde que te saludé y me da miedo.

—¿Yo te doy miedo? —Preguntó incrédulo.

—No te hagas —Contestó el blondo con el ceño fruncido— Hemos sido compañeros y nunca nos habíamos hablado, no se de lo que puedas llegar a ser capaz si te confirmo que con Ita comenzamos a salir.

—Oh, entonces ya está confirmado.—Afirmó el pelinegro— Escucha, no me pareces un mal chico y por lo que he visto te llevas muy bien con muchos compañeros, solo ten cuidado con mi primo —Obito lo miró a los ojos con un semblante completamente serio— Para la edad que tiene, nunca ha tenido pareja y no creo que sepa como funciona la situación cuando te rompen el corazón —Naruto asintió un poco perdido por las palabras— Mis tíos serán el gran obstáculo, aún no han hablado con Itachi sobre que pasó la noche fuera de casa y yo no dije ni una palabra, no se que sucederá cuando el enano vuelva, pero no la va a tener fácil.

El ojiazul abrió sus ojos con miedo, temiendo lo peor para el menor.

—No se la clase de castigos que estarían dispuestos a darle porque él jamás había hecho algo como lo que hizo —El muchacho soltó un suspiro— Nunca se había ido de la casa sin avisar y mucho menos discutir con tía Mikoto. No se que tan considerados puedan llegar a ser cuando esa fue la primera vez.—Finalizó.

Naruto asintió y volvió la vista a su cuaderno con el ceño fruncido.
No podía concentrarse y esta vez, por la cantidad de escenarios que se le presentaban en su cabeza en relación a su pequeño pelinegro.

El día anterior habían tenido una cena amena. Cuando volvieron a la terraza, el azabache le había comentado que sus padres lo estuvieron llamando pero no quiso contestar. Sabía que aún se encontraba molesto.

Esa misma mañana, había pasado por la casa de Kakashi para poder verlo, debido a que le había comentado que no iría a clases porque en su mochila solo se encontraba la ropa que se había llevado y prometió pasar por él de regreso.

Naruto sacudió su cabeza tratando de sacar todos los malos pensamientos que tenía y continuó con sus tareas.

No pasó gran parte del tiempo cuando ambos chicos terminaron con las preguntas de su proyecto y salieron de la biblioteca.

—Hola pequeño —El rubio elevó la vista cuando escuchó a su compañero hablar. Vio que Itachi se acercaba a ellos con una sonrisa— ¿Vienes por mi? —Preguntó su familiar.

—La verdad es que no, vengo por él —Dijo apuntando al rubio— Pero Kakashi te espera en su casa —La sonrisa pícara que le mostró, solo hizo que el mayor se pusiera sumamente nervioso y se despidiera de ellos haciendo ademanes con sus manos— ¿Quieres ir por un café? Aún no es tan tarde —Habló con una sonrisa cuando se acercó al blondo.

—Me encantaría —Correspondió el gesto— Pero primero me saludarás como es debido.

El menor se acercó a él para plantar un beso en los labios contrarios. Tomó la mano del mayor y comenzó a caminar hacia la motocicleta del Uzumaki para poder alejarse del establecimiento.

°

Llegaron a una cafetería que se encontraba justo en el centro, en la avenida más transitada de la ciudad. Naruto se aparcó en el estacionamiento que se encontraba a un lado del local. Cuando ingresaron, el ojiazul observó a su alrededor, mientras caminaba detrás del pelinegro.

Notaba los ojos puestos en ellos de todos los presentes y es que ¿Cómo no verlos cuando el contraste por la vestimenta era tan grande? Mientras que Itachi iba vestido con una camisa bien planchada y pantalones de vestir con zapatos a juego, el ojiazul llevaba una playera color gris debajo de una campera de cuero color negra, mismo tono que sus jeans que tenían roturas en diferentes lados. Y eso sin contar que el rostro del muchacho de menor estatura se encontraba completamente libre de piercing, contrario al suyo.
El menor iba vestido perfectamente para la ocasión de pasar desapercibido en ese café de, al parecer, alta sociedad.

—¿Ese es el joven de la familia Uchiha? —Naruto frunció el ceño ante los murmullos que llegaron a sus oídos.

—No puede ser posible que sus padres hayan permitido que ande con ese muchacho.

—¿Acaba de salir de un reclusorio? Mira su rostro.

Trató de hacer caso omiso a las palabras venenosas que llegaba a escuchar.
Se sentó frente a Itachi a la espera de que el camarero vaya por sus pedidos.

—¿Puedo saber a que se debe esta invitación? —Preguntó con una sonrisa, tratando de quitarle importancia a los comentarios.

—No es nada, o quizás solo como agradecimiento por la cena de anoche, no estoy seguro —El pelinegro observó como los ojos del rubio se movían de un lado a otro y se acomodaba mejor en su asiento—Si quieres podemos irnos —Habló, obteniendo la atención del Uzumaki al instante— Lo siento, no había pensado que podría ser incómodo para ti.

—No, cielo, no te preocupes —Sonrió sujetando una de sus manos por encima de la mesa— Es solo que no es mi ambiente.

—Entonces podemos comprar el café y salir, no hace falta que nos quedemos, Naru.

El rubio se levantó de su lugar para poder sentarse en el mismo asiento que el menor, quedando justo a su lado.

—Cariño, tu te haz acoplado bien a mi territorio —Habló sujetando sus mejillas— Ahora es mi turno.—Finalizó plantando un delicado beso en los labios del más bajo.

Ambos alcanzaron a oír como algunas personas tomaban aire con brusquedad, demostrándoles de una clara manera, lo sorprendidos y horrorizados que se encontraban.

Hicieron su pedido cuando el mozo se acercó y no tardó mucho para traérselos.

Por primera vez, Itachi se sentía bien siendo el centro de atención de esos ricachones al mostrarse acompañado de un joven atractivo y de aspecto temerario.
Sentía una pequeña emoción que lo hacía quedarse sin aire y sonreír aunque no lo quisiera.

—Aunque me digas que no te sientes incómodo, puedo ver que me mientes —El menor giró el rostro para mirar por la ventana. Naruto frunció el ceño, reprendiéndose a si mismo en su cabeza por no haber podido disimular mejor— Por eso los llamé.—Cuando su pequeño cielo le sonrió haciéndole señas para que vea a la puerta, volteó el rostro con un semblante confuso, divisando a sus amigos ingresar al lugar con un aspecto demasiado similar al de él.

El ojiazul de marca en sus mejillas se levantó de su lugar esperando a que los jóvenes se acerquen.
Miró hacia los lados con una pequeña sonrisa sintiéndose un poco más cómodo por tener a sus colegas allí. Vio como algunas mujeres tomaban sus bolsos colocándolos sobre sus piernas y algunos hombres se tanteaban los bolsillos como si estuvieran verificando que no les falte nada.

Vio por el rabillo de su ojo como algunos camareros más hacían acto de presencia, colocándose al frente de la barra de pedidos, como si fueran la seguridad del local.

Cuando los chicos se acercaron al rubio, lo saludaron entrelazando sus manos y abrazándolo para poder palmear su espalda.

—Parece que tu novio fue muy considerado para no hacerte pasar vergüenza.—Habló Choji sin pena alguna.

—No somos novios.—Sentenció el Uchiha en un leve susurro.

—Aún —Comentó Naruto como quien no quiere la cosa— ¿Cómo los localizó? Tengo entendido que no tiene sus números.

—Tiene el mío ahora —Shikamaru rio ante el ceño fruncido de su amigo— Tranquilo, es para Neji porque no tuve oportunidad de pedírselo.

—En realidad lo olvidó.—Comentó divertido el menor de todos, haciendo que el blondo riera divertido.

—Por otro lado —Continuó sin querer hacer mucho caso a la burla— Lo encontré en el parque frente a la universidad, me dijo que tenía planeado invitarte y que le avisara a los chicos para que vinieran.

Todos voltearon la vista cuando vieron a Kiba llamar al mesero sin sutileza.

—¿Me puedes traer lo mismo que a ellos? —Preguntó el moreno, apuntando a Itachi y Naruto, cuando el hombre estuvo a su lado. Pudieron notar que las manos le temblaban al momento de escribir— Todos queremos lo mismo.

El mozo los contó para poder hacer los pedidos, deteniendo por un momento, su mirada en Pain, quien no estaba prestándole atención por estar jugueteando con la mano de Nagato.

—¿Ocurre algo? —Preguntó el pelirrojo.

—Nada señor —Contestó enseguida— En un momento les traigo sus pedidos.—Finalizó alejándose.

—Aún recuerdo cuando te ofendiste por decirte que tú y Naruto daban miedo —Le habló el joven de marca en sus mejillas con formas triangulares al joven de cabellos naranja.

—Y yo recuerdo cuando dijiste que Naruto era un dulce.—Afirmó el muchacho con voz gruesa pero semblante divertido.

La risa del resto se elevaron, provocando que las personas que se encontraban a su alrededor hicieran muecas de desagrado.

—Kiba, tu no... —Itachi se interrumpió sin saber que decir.

—Pero mírenlo —Habló Shikamaru— Tratando de marcar territorio —El sonrojo en el rostro del menor les hizo gracia— Pero no, quisimos voltearlo pero no se deja, solo Choji ha aceptado.

—Claro que no.—Se quejó el muchacho robusto.

Los pedidos llegaron siendo depositados con el máximo cuidado en la mesa. El joven mozo se alejó con rapidez del lugar cuando cumplió su trabajo, dejando a los jóvenes con sonrisas divertidas.

—Pero cuanto respeto nos tienen —Habló Nagato con tono de burla— ¿O debe ser por el pequeñito? —Preguntó— No, estoy seguro que es por nosotros. 

Itachi y Naruto mostraron una sonrisa ante la burla con la que hablaba el bermejo.

El mayor volteó a ver al pelinegro menor, perdiéndose por un momento al verlo tan sonriente hablando con sus amigos y al recordar las palabras de Obito.

—Cielo —El nombrado volteó a verlo— ¿Has hablado con tus padres? —Itachi le otorgó un gesto de extrañeza ante la pregunta.

—Aún no, no he ido a casa ¿Por qué? 

—No quiero que haya problemas —Naruto podía oír a sus amigos enfrascado en alguna conversación sin sentido con voces lejanas, permitiendo que toda su atención la obtenga el joven a su lado— Hoy he hablado con Obito y ha estado "de acuerdo" en que estemos juntos —Habló haciendo comillas, obteniendo una sonrisa divertida del pelinegro. Podía imaginarse lo que su primo le había dicho— Al igual que tú, me ha advertido sobre tus padres pero agregó que no sabía el castigo que podías llegar a tener por haber discutido con tu madre y haberte ido de la casa.

—Naru, no tienes de que preocuparte —Dijo colocando una mano en su mejilla para deslizar el pulgar de arriba hacia abajo con delicadeza— Estaré bien, no hace falta que pienses en ello —Le sonrió— Podré solucionarlo.

El rubio le correspondió el gesto sin estar muy de acuerdo, pero con suave beso que recibió del pelilargo para que dejara de preocuparse, se relajó para poder pasar un buen momento junto a la persona que lo tenía fascinado.

Los gritos de los demás, hicieron que se separen, el blondo con una sonrisa mientras que sentía el rostro caliente de Itachi cuando lo ocultó en el hueco lateral de su cuello.

—¿Te estamos avergonzando, amiguito? —Preguntó Pain divertido al notar el sonrojo— Lo sentimos, vamos a comportarnos como caballeros.

—Creo que ya lo son —Contestó el Uchiha luego de separarse— Por lo menos no son vulgares.

—Oh, ya nos aceptó.—Habló Naruto divertido— Eres una dulzura.

La tarde pasó rápida entre chistes y charlas de diversos tipos. Pagaron y salieron del local.

Las personas que habían permanecido en el lugar, soltaron un suspiro de alivio cuando los vieron marcharse, sin embargo, una de las parejas que se encontraba en una mesa al otro lado de la cafetería, se miró entre sí confirmando que pensaban lo mismo.

—Hay que comentarle a Mikoto y Fugaku la clase de junta que tiene su hijo, dudo mucho que sepan con quienes anda.—Habló la mujer de ojos verdes.

—Pienso lo mismo que tú, Mebuki —Comentó un hombre de patillas largas que se unían a su bigote— Además, está en pareja con ese joven que estaba sentado a su lado, es una vergüenza.—Habló recordando que se habían besado en más de una ocasión.

El hombre se levantó para poder pagar lo que ingirieron y salió del local junto a su esposa.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

Antes de comenzar, quiero disculparme porque este capítulo tendrá momentos en lo que se notará demasiado el odio hacia las clases sociales.

Pido disculpas ya que puede suceder que alguien se sienta ofendido, pero es parte de la historia y realmente espero que no haya ningún problema con ello, es la parte principal de la trama de la novela.

Una vez dicho esto, que disfruten su lectura.

 

—No lo puedo creer —Soltó Itachi con una sonrisa divertida.

El joven había sido acompañado por Naruto hasta la casa de Hatake, necesitaba pasar por su bolso y su muda de ropa para volver a su hogar.
Había hablado con el rubio con respecto a sus padres, esperaba que realmente no sea tan malo el castigo que le tenían impuesto.

Cuando llegó a la casa de Kakashi, despidió al blondo con un beso en los labios y entró.
Sabía que su primo iba a estar allí, pero no esperaba encontrarlo sentado en el sofá con el peliplata a horcajadas sobre él, casi devorándolo.

—Creí que llegarías más tarde.—Obito se levantó velozmente cuando su compañero se puso de pie.

—Lo noté —Rio el menor— Kakashi —El nombrado lo miró. Su sonrojo se extendía hasta sus orejas— No puedes comerte a mi primo de esa manera, todavía lo necesito.

El rostro del peliplata subió a dos tonalidades más de rojo y bajó el rostro avergonzado.

—Los dejaré hablar.—Dijo el joven en apenas un susurro, antes de correr escaleras arriba hacia su cuarto.

Itachi se adentró a la casa y se sentó en el sofá de una sola persona.

—¿Me miras así porque interrumpí su juego? —Preguntó con diversión al observar que su primo lo miraba frustrado— Tendrás más tiempo esta noche si eso es lo que buscas.

—No te reconozco —Dijo el mayor con una sonrisa— Parece que has perdido un poco de pena ahora que estas con tu chico ¿no?

El menor bajó el rostro con una sonrisa ante las palabras de su primo.

—¿Volverás a casa? —Preguntó cambiando de tema.

—Si, creo que es hora de enfrentar a mis padres.

El sonido de un mensaje que había llegado al celular del pelilargo, distrajo a ambos de su conversación.

Itachi tomó el aparato en sus manos, las cuales comenzaron a temblar ni bien lo leyó.

Madre
"Ahora mismo quiero que vengas a la casa. Tenemos que hablar seriamente sobre algo que ocurrió esta tarde"
>>06:34 pm.

¿Esa tarde? Esa tarde la pasó con sus nuevos amigos y su rubio, pero no pudo haber sido descubierto tan pronto ¿No?

—¿Qué sucede? —Itachi le pasó el celular a su primo para que leyera el mensaje— Tranquilo, puede ser cualquier cosa, sabes que la tía hace un gran problema de algo que es sumamente pequeño.

El menor asintió y se levantó con el rostro completamente serio a buscar sus cosas.

Luego de despedirse de Kakashi, ambos se encontraban en el auto de Obito conduciendo hacia su hogar.

Cuando se adentraron a la mansión, Mikoto y Fugaku los esperaban cruzados de brazos y con el ceño fruncido, mucho más marcado de lo normal.

—Nosotros nos retiramos.

El menor volteó levemente su cabeza cuando escuchó la voz de un hombre, quien se encontraba acompañado de una mujer de ojos verdes, reconociéndolos como el matrimonio Haruno.
La hija de ambos, era una jovencita de ojos verdes y cabello rosa, iba en su misma clase y nunca le había hablado. No frecuentaban el mismo grupo de amigos y según Neji, quien solo habló una vez con ella, era una chica antipática y egocéntrica con una voz chillona que le hacía doler la cabeza. Palabras del castaño, no de él.

—Muchas gracias por venir a informarnos.—La seriedad con la que habló Mikoto, hizo asustar tanto a su hijo como a su sobrino.

Cuando la pareja se retiro, dedicándoles una falsa sonrisa justo cuando pasaba por su lado, su madre se acercó.

No le dio tiempo a reaccionar, cuando la mujer estaba quitándole la mochila de su hombro con demasiada brusquedad.

—¿Qué te sucede? —Preguntó el menor con el ceño fruncido. Apenas había llegado a su casa y prácticamente, fue atacado.

—¿Qué me sucede? —Esta vez fue el turno de la mujer de hacer la pregunta— Justamente es lo que quiero saber de ti ¿Qué te sucede? ¿Es por ese chico con el que andas que estás tan rebelde? —Los ojos de Itachi se abrieron más de lo normal y bajó la mirada. Esperaba que realmente fueran a regañarlo por cualquier otra estupidez y no por el rubio— ¿Sabes lo decepcionados que estamos? Nos acabamos de enterar que estas saliendo con un delincuente —El menor de todos los presentes apretó sus manos formando un puño— Y no solo eso —Continuó la dama— Sino que también te juntas con gente así, nos informaron que son tus amigos...

—No, madre —Habló Itachi, interrumpiéndola— No son delincuentes —Obito miraba a cada uno sin saber que decir, sabía que no tenía que meterse— Son buenos chicos, son mis amigos y no tiene nada de malo.

—¿Estás hablando enserio? —La voz de Fugaku retumbó en la gran sala— No son tus amigos, nos dijeron como eran, como se comportaban, como estaban vestidos y para colmo, con uno de ellos estabas a los besos en frente de todo el mundo.—Dijo enojado.

—Vaya, no se les escapó ningún detalle.—Murmuró el menor.

—Esto no es gracioso, Itachi —Reprendió Mikoto— ¿Qué crees que dirán las personas? ¿Qué crees que dirán de ti? ¿De nosotros? Dirán que somos unos padres horribles por permitirte juntarte con esa clase de gente que no le hace ningún bien al mundo.

—¡Ya basta! —La respiración del menor se volvió pesada debido a la ira— No voy a permitir que hablen de esa manera de ellos —Los miró a los ojos. Su rostro estaba rojo por la furia contenida— No los conocen, no saben como son y simplemente se dejan guiar por lo que otros dicen.

—¿Pero es verdad? —Preguntó su madre.

—Es verdad —Afirmó— Estuvimos esta tarde en la cafetería, son mis amigos y estoy saliendo con uno de ellos ¿Eso les decepciona? Me duele y me enoja que sientan eso por saber que estoy con buenos chicos que ustedes creen malos, jamás hice nada malo en todo este tiempo, me manipularon como quisieron y eso ya te lo dije, madre —La miró— Tuve la equivocación de juzgarlos cuando los conocí pero ¿Saben algo? Cambiaron por completo mi pensamiento, cambiaron mi forma de ver las cosas. No son personas privilegiadas como nosotros, pero aún así, son mucho mejor personas que todos los que nos rodean —Tomó aire para continuar— Son gente sincera y amable, no son hipócritas como todo nuestro entorno —Mikoto se mostraba horrorizada por las cosas que decía su hijo y Fugaku se enojaba cada vez más— ¿Siempre hice lo que me pidieron y ahora resulta que, por haberme negado a conocer a alguien para casarme y por querer seguir estudiando algo que me gusta, soy rebelde y esculpa de ellos? —Preguntó incrédulo— Finalmente dije lo que llevé dentro todo este tiempo ¿Entonces, en vez de preocuparles lo que tanto me afecta, se preocupan más por lo que puedan decir los demás? A mi no me interesa lo que digan, siempre traté de hacerlos sentir orgullosos y ahora por esta tontería se decepcionan —Suspiró para calmarse— Pues lo lamento, pero no voy a dejar de verlos si es lo que tanto les preocupa.

—Si lo harás.—Sentenció su padre.

Itachi miró a su madre cuando notó que estaba abriendo su mochila y vaciándola sobre el sofá.

—Dame tu celular.

—¿Qué? —Preguntó creyendo que había escuchado mal.

—Quiero tu celular, no volverás a tener contacto con ellos —Mikoto se acercó amenazante— De ahora en más, el chofer te llevará al instituto y te irá a buscar, no quiero que tengas más encuentros fuera de la institución—La mujer estrechó los ojos— ¿Ese es el motivo por el que ya no utilizas el auto, verdad? Te encontrabas con ese muchacho cuando salías.

—No es así.—Habló con los dientes apretados.

—¿Sabes qué? No me interesa —Su madre extendió su mano a la espera de que el menor le diera su móvil. Itachi, contrariado, se lo entregó— Si ese joven va a buscarte, espero que le dejes las cosas claras y termines con él de una buena vez, no vamos a arruinar la imagen de esta familia porque estas saliendo con jóvenes que no corresponden.

El pelilargo subió las escaleras corriendo, abandonando a sus padres y a su primo. Su sangre hervía de coraje por lo ocurrido y no sabía como iba a hacer para contarle a Naruto lo sucedido, no quería perderlo, por fin habían dejado las cosas claras el día que cenaron juntos en la casa Uzumaki, por fin le había dicho que quería continuar con todo lo que estaba creciendo entre ellos y por culpa de sus padres, estaba perdiendo absolutamente todo.

Llegó a su cuarto y se acostó en su cama, permitiendo que las lágrimas salieran. Estuvo reteniéndolas por un buen rato, era momento de dejar salir esa frustración, ira, tristeza, todo lo que llevaba dentro.

°

—¿Tu sabías de esto? —Fugaku preguntó mirando a su sobrino.

—Si.—Contestó con un semblante serio.

—¿Y no pensabas decirnos? Sabías que esto estaba mal, Obito.—La mujer caminaba de un lado a otro haciendo ademanes exagerados con sus manos mientras hablaba.

—No, Itachi tiene razón, los juzgan sin conocerlos —El menor de los presentes los miró— Alguno de ellos son mis compañeros en la carrera, de hecho, tuve que hacer un trabajo con el chico con quien mi primo sale —Su tía exageraba su expresión horrorizada nuevamente— Son buenos chicos y lamento decirles esto, pero espero que el día que se den cuenta como están lastimando a Ita con sus decisiones para que la sociedad hable bien de ustedes, no sea demasiado tarde.

El joven subió las escaleras para poder acompañar a su pequeño primo.

Llegó a la puerta y golpeó esperando que le permita entrar, sin embargo, el silencio permanecía del otro lado.

Decidido, bajó el picaporte e ingresó al cuarto viendo a su primo, quien se encontraba boca abajo. Cerró la puerta y cuando se acercó a su cama, pudo escuchar como sorbía por su nariz y sus hombros temblaban.

Se acostó a su lado, pasando su mano suavemente por su espalda.

—Enano —Itachi no lo miró— ¿Le contarás a tu rubio lo que sucedió?

—No puedo —Habló con voz rota— No podré verlo más luego de la escuela y no tengo teléfono ¿No prestabas atención? —Preguntó.

—¿Y tú no tienes un primo con un teléfono propio? —Devolvió la pregunta. El menor lo miró con el ceño fruncido. Sus ojos estaban rojos y acuosos—Por favor, enano, estamos en el siglo XXI —Bromeó— Si te acuerdas el número, ten.—Le dijo con una sonrisa extendiendo su mano con el  celular. Itachi correspondió la sonrisa y lo tomó.

Cuando Obito salió del cuarto para darle privacidad, el menor cerró con pestillo la puerta y marcó el número del blondo que ya se sabía de memoria.

¿Quién eres y por qué tienes mi número? —La pregunta que hizo el rubio ni bien contestó, hizo sonreír al pelinegro.

Hola Naru, soy Itachi.—Habló con la voz congestionada

¿Cielo? ¿Qué sucedió? —La voz del blondo le demostró preocupación— ¿Estás bien? ¿Estás llorando?

Yo...—El menor no pudo continuar debido a que un nuevo sollozo escapó de sus labios.

°

Naruto se encontraba en la cocina junto a su primo y Pain, comentándoles a sus padres como habían pasado su tarde.

Cuando vio el número desconocido que marcaba su pantalla, se levantó con el ceño fruncido y salió de la cocina para dirigirse hacia la terraza.

¿Quién eres y por qué tienes mi número? —Preguntó ni bien apretó el botón para aceptar la llamada.

Hola Naru, soy Itachi.—El blondo frunció el ceño al escucharlo con la voz rota y congestionada.

¿Cielo? ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? ¿Estás llorando? —Las imágenes que lo habían atormentado cuando estuvo hablando con Obito volvieron a su cabeza, permitiendo que la preocupación se apodere de su cuerpo.

Yo... —Un audible sollozo se escuchó del otro lado de la bocina— No, no estoy bien —Contestó el menor luego de suspirar.

¿Qué ocurrió? —Naruto se sentó en una de las sillas de la terraza mirando más allá de su distrito, justo donde se elevaban los edificios del centro de la ciudad.

Mis padres se enteraron —Contestó luego de sorber por su nariz— Saben que son mis amigos, saben que estoy saliendo contigo —Naruto se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro rascando su nuca por la frustración, cuando escuchó su voz quebrarse— Me quitaron el celular porque no quieren que tenga más contacto con ustedes —Suspiró— Ya me dijeron que de ahora en más, el chofer me va a llevar y a traer para que no tenga oportunidad de verlos cuando salga de las clases. Este teléfono es de Obito.

Cielo, escúchame —El mayor le habló suavemente para tranquilizarlo, aunque no sabía si era eso lo que quería o tranquilizarse a si mismo para no cometer una locura en contra de los padres de su pequeño cielo— Puedo hablar con ellos si gustas, se que no es lo que teníamos en mente y se que me has dicho que no sabías si iba a poder cambiar su pensamiento, ni siquiera quiero eso, la verdad es que no me importa —Su respiración se comenzó a agitar. Se sentía desesperado sin saber realmente el por qué— Solo me importa no dejar de verte ¿Comprendes? Puedo ir y presentarme, ver que tal me va —Escuchó otro sollozo del otro lado de la línea— Sino paso al plan b.

¿Y ese cuál es? —Preguntó.

Secuestrarte y traerte conmigo —Dijo tratando de bromear para aminorar la tensión. Suspiró cuando escuchó una pequeña carcajada de su parte— Cariño, no voy a dejar que por su decisión no nos permitan vernos de nuevo —Le habló tranquilo— Los chicos me ayudarán, son tus amigos, no querrán dejar las cosas como están ¿Si?

De acuerdo —Contestó más calmado— Gracias por todo.

No tienes que agradecer, pequeño, yo me ocuparé —Volvió a ver hacia los edificios centrales, como si con solo ver a los lejos pudiera encontrar al pequeño pelinegro allí, en alguna parte— Hablaré con tu primo para que ayude, se que le caigo bien.—Dijo divertido.

Está bien —Naruto sonrió cuando lo escuchó más tranquilo— Debo irme, le devolveré el celular a Obito.

Adiós, cielo.—El blondo se quedó callado unos segundos ¿Era muy pronto para decirle que ya lo quería? Definitivamente si, no iba a espantarlo.

Adiós, Naru.—El tono de finalización de llamada se escuchó y el ojiazul guardó su celular.

Pasó sus manos por su cara con cansancio y frustración sin saber como proseguir.

—¿Ocurrió algo? —Preguntó su primo, quien estaba acompañado de Pain, desde la puerta.

—Los padres de Itachi —Habló con enojo— Son un grano en el culo.

—¿Qué pasó? —Preguntó el pelinaranja.

—Le prohibieron volver a verme —Soltó en un suspiro— Y no solo a mi, a ustedes igual.

Nagato miró al joven de piercings a su lado y frunció el ceño.

—No creo que te quedes así como así ¿Verdad? —Preguntó el bermejo.

—¿Crees que me quedaría sin hacer nada? Que poco me conoces.

Nagato le sonrió y su pareja lo miró con sus ojos estrecho.

—Lo quieres.—Afirmó.

—Soy un idiota —Ambos veían al rubio, confundidos— Tener este sentimiento por alguien en tan poco tiempo no puede ser normal.

—Nadie puede manejar su corazón, primo, solo puedes seguirlo y si eso es lo que sientes, entonces tienes que continuar —Le sonrió el joven— Así que vamos a ver como carajo lo sacamos de su castillo u obligamos a sus padres a aceptarnos a todos.—Sonrió.

Naruto le correspondió el gesto y los tres entraron a la casa.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

Ya habían pasado tres semanas desde que habían estado juntos por ultima vez.

Naruto había logrado llegar a un acuerdo con Obito para que le permita hablar con el menor cuando se encuentre en la casa.

Más de una vez había ido a la escuela del joven, más de una vez lo había visto salir y nunca pudo acercarse. Siempre observaba el auto negro y lujoso que esperaba a Itachi justo en frente del edificio al que asistía para sus clases, cada vez que iba podía ver a un hombre alto, serio e imponente de pie junto al vehículo.

Ya se había convertido en un hábito ver al pelinegro desde lejos. Sus miradas chocaban desde que el menor salía por la puerta principal hasta que ingresaba al automóvil. Tres semanas donde no pudieron hacer más que mirarse y sonreírse, ambos con el deseo de poder estar con el otro.

—Es definitivo, lo secuestraré.—Naruto habló mientras se pasaba la mano por el cabello debido a la frustración.

—¿Estás seguro? —Preguntó su padre, completamente despreocupado, mientras pasaba la página del periódico— Mira que puedes ir a la cárcel.

—¿Qué solución me das? No puedo ni acercarme a él cuando sale de sus clases.

Minato observó a su hijo por unos segundos. Lo veía cabizbajo y desanimado desde hacía días.

—Ve a hablar con sus padres —Opinó— O puedes hablar con el chico que sale con Shikamaru y ofrecerles juntarse con Itachi.

Sus padres ya estaban al tanto de la situación de su pequeño cielo y de la relación que había comenzado su mejor amigo, Shikamaru.

Ambos padres estaban en desacuerdo cuando el rubio menor les contó lo ocurrido con los Uchiha mayores y se enojaron mucho más cuando a Naruto se le escapó que no le permitían verlo debido a la clase social a la que pertenecía.

No había sido difícil que se encariñen con el pequeño. A pesar de no haberlo visto una gran cantidad de veces, habían conocido lo que pensaba de ellos, su forma de ser, de actuar y conocieron mucho más por las cosas que les contaba su único hijo.

—Lo hemos intentado pero Neji nos ha dicho que sus padres no le permiten salir ni siquiera a su casa —Comentó sentándose a su lado— Sabe que sus padres no lo quieren como amigo de Ita y nos dijo que si tenían la oportunidad de que no lo vea a él tampoco, sería lo mejor.

Minato dejó el periódico a un lado y tomó la mano de su hijo.

—¿No quieres presentarte ante sus padres? —Preguntó.

—Lo he comentado con Ita cada vez que hablamos pero me dice que tiene miedo de que la situación empeore —Soltó un sonoro suspiro— Está grandecito como para que le prohíban estas cosas pero no te das una idea de las cosas que me cuenta, incluso lo querían llevar a un lugar para que conozca a alguien para casarlo —El mayor abrió los ojos sorprendido. No esperaba que fueran tan extremistas— Le manejan su vida y cuando por fin puso un alto fue para peor, sucedió todo esto, también me había comentado que estaba cansado de discutir por lo que quería estudiar, él quiere ser veterinario pero sus padres quieren que continúe con la empresa de su familia.

Minato sabía como se comportaban las personas de la alta sociedad. Todas las reglas que seguían eran solo para poder mantener un buen perfil entre ellos y no les importaba nada más si con ello podían conseguir lo que deseaban. Era un ambiente superficial, hipócrita y egoísta.

Vio a su hijo tomar su teléfono y una sonrisa borró su semblante triste.

—Ita quiere verme, está en casa de Kakashi —Dijo poniéndose de pie y tomando su chaqueta de cuero— Me voy —Saludó con un beso en la mejilla a su padre y caminó fuera de la cocina. El mayor sonrió cuando escuchó el ultimo grito de su hijo— Cuando vuelva mamá dile que llego en la noche.

°

°

°

Los sentimientos del pelinegro hacían que se mantenga encerrado en su habitación durante todo el día. Sentía agobio, enojo, tristeza, demasiadas cosas como para querer salir y ponerle una buena cara a sus padres.

Obito pasaba con él la mayor parte del tiempo, le llevaba el almuerzo y la cena a su cuarto porque sabía que no saldría, lo acompañaba poniéndose al corriente de lo que hacían día a día, charlando de cualquier cosa, incluso mientras hacían sus respectivas tareas juntos.

Se sentía encerrado y aislado. Su madre no le había devuelto su teléfono celular y le había quitado su computadora, devolviéndosela solo para hacer su tarea y cuando finalizaba se la volvía a llevar. Pasaba cada hora para saber si el menor había terminado y no estaba hablando con nadie más.

No había podido ver a su rubio más que a la distancia cuando salía de la escuela y muy pocas veces cuando ingresaba. A Neji solo podía verlo mientras estudiaba debido a que sus padres le prohibieron ir a su casa también.

Estaba harto y cansado de la situación en la que se encontraba.

Se dirigió al cuarto de su primo y entró con sigilo para tomar su móvil mientras que el otro dormía.

Obito

"Kakashi, soy Itachi. Se que es una molestia lo que te voy a pedir pero ¿Podría pasar un tiempo en tu casa? No quiero seguir aquí otro minuto más."
03:47 pm.<<

Se sentó con cuidado en el suelo, justo al lado de la cama mientras veía a su primo dormir con la boca abierta y un delgado hilo de baba que salía de la misma para perderse al humedecer la almohada.

Miró nuevamente el aparato cuando vibró entre sus manos.

Kakashi
"Ya era hora, mocoso. Sabes que no es ninguna molestia, ven a mi trabajo que te daré la llave."
>>03:49 pm.

Sonrió cuando terminó de leer y se levantó para dirigirse a su cuarto.

Tomó una maleta y colocó dentro algunas prendas de ropa y zapatos junto a sus pertenencias de baño. Escondió sus ahorros entre las vestimentas y cerró la valija. Agarró su billetera del escritorio para guardarla en el bolsillo de su pantalón.

Tomó su mochila con sus útiles escolares y la colgó en su hombro. Antes de salir, escribió una nota en un pequeño papel colorido que dejó con prisa en la mesa de noche del cuarto de su primo.

Necesitaba salir antes de que su padre vuelva de la empresa y que su madre llegara de haber tomado el té con sus amigas.

Tomó la maleta y observó su cuarto con una sonrisa antes de salir. Por fin se largaría, por fin podría estar tranquilo sin la presión de sus padres, sin su vigilancia, finalmente podría hacer su vida como quería.

Salió por la puerta trasera de la mansión, sabiendo que en el patio de enfrente estaría el chofer como cada día a la espera de que el azabache quiera salir.

Las pequeñas ruedas de su maleta giraban con velocidad, haciéndola brincar y voltear cuando chocaban contra algún hueco o piedra que se encontrara en el suelo.
Con velocidad volvía a acomodar la valija y continuaba corriendo como podía. Apretó su mandíbula cuando escuchó a dos sirvientas hablar en el patio lateral de su hogar. Bajó la manija de su bolso y lo alzó para poder finalizar su carrera tan rápido como el peso sobre su cuerpo se lo permitía.

Salió por la verja de atrás y alzó su brazo para frenar un taxi que pasaba por su calle. Subió y le indicó la dirección del trabajo del peliplata.

°

—Hola enano —Kakashi lo saludó con un abrazo cuando logró salir del auto— ¿Cómo escapaste?

—Fue una aventura —Rio el menor. El peliplata observó a Itachi correspondiendo su gesto. 

Ya había hablado con Obito de lo sucedido. Las pocas veces que lo había podido ver cuando salían de la universidad se lo notaba triste y agobiado. Tenía clara la presión que sus padres habían puesto sobre sus hombros todos estos años.
Desde que conoció al primo del Uchiha, había escuchado de sus labios como sus tíos lo atosigaban por su comportamiento, su forma de vestir, sus notas en sus estudios y el pequeño jamás se quejaba.

Kakashi sabía que tarde o temprano se revelaría, lo veía como a su pequeño hermano por lo que estaba agradecido que haya tomado la decisión de largarse de ese lugar donde lo manipulaban como a un títere.

—Ten —Habló extendiéndole las llaves de su casa— Ya sabes donde queda así que no te perderás —Bromeó por lo que había ocurrido la primera vez que había ido a su hogar.

—Cállate —Rio Itachi tomando el llavero.

—Solo que me resulta increíble como es que jamás habías ido.

—Tú tampoco has ido a nuestra casa.

—¿Bromeas? —Preguntó el peliplata— Tu padre me da miedo.

Y es que nada era mentira. Sabía como era Fugaku, sabía que en realidad su familia no se codeaba con alguien como él. Kakashi no era una persona adinerada, trabajaba en una cafetería medio tiempo durante la semana para ganarse la vida y poder pagar sus estudios. Aseguraba que el patriarca jamás lo aceptaría en su casa como era debido.

A su vez, el pelinegro tampoco había ido a visitarlo en todos los años que el mayor y su primo eran amigos.
La mayoría de las veces tenía distintas clases como las lecciones de francés o sus padres le obligaban a realizar distintas actividades. Era un milagro para él que pudiera tener tiempo para ir a la casa de su mejor amigo.

Itachi abrazó al joven peliplata, quien abrió sus ojos por la sorpresa y devolvió el abrazo con una sonrisa.

—Te lo agradezco mucho.—Habló el menor.

—No tienes nada que agradecer, sabes que eres bienvenido.—Besó la coronilla del pelinegro y se alejaron.

Con una última sonrisa, Kakashi lo veía irse mientras el pelilargo lo saludaba con la mano a la distancia. Cuando lo perdió de vista, ingresó nuevamente a su trabajo, su hora de descanso había terminado.

°

Itachi llegó a la casa de dos pisos color crema del Hatake.

Abrió la puerta e ingresó al lugar con una sonrisa. Subió la maleta hasta la habitación que había ocupado la última vez que estuvo allí. Se mantenía exactamente como la había dejado pero libre de suciedad.

Tomó el celular de Obito que se había llevado para poder estar comunicado y comenzó a teclear.

Obito

"Quiero verte, Naru. Estoy en casa de Kakashi, si estás libre te espero."
04:35 pm.<<

Se recostó en la cama a la espera de que su rubio responda a su mensaje.

Naruto
"Salgo enseguida, ansío poder estar contigo nuevamente."
>>04:35 pm.

Sonrió y borró ambos mensajes. Si su primo iba en busca de su móvil no sería muy lindo que leyera lo que habían escrito.

Bajó a la sala y se sentó en el sofá. Por fin podría estar con él, por fin, después de casi un mes podría tenerlo enfrente, escucharlo hablar, verlo sonreír, besarlo.

Recostó su espalda sobre el respaldo del sillón y tiró su cabeza hacia atrás perdiendo la noción del tiempo.

Se levantó como un resorte de su lugar cuando escuchó el sonido del timbre.
Acomodó su cabello e inspeccionó su atuendo notando que todo estaba correcto.

—Hola Cielo.—Saludó Naruto cuando el menor abrió la puerta.

Itachi se lanzó sobre él, siendo atrapado en el aire y recibiendo un abrazo con la misma fuerza con la que él lo otorgaba.

—No sabes cuando te extrañé, pequeño.—Habló el blondo en un susurro.

El mayor ingresó a la vivienda con el pelinegro aún colgado de él.
Lo dejó en el suelo y se alejó un poco para poder verlo.

Una sonrisa asomó sobre sus labios cuando los ojos azul cielo se encontraron con los negros, oscuros como la noche misma.

Naruto no esperó más, tomó ambas mejillas del menor para capturar sus labios en un beso que le expresaba a cada uno la tristeza, enojo y melancolía que habían sentido en todo ese tiempo que estuvieron separados, pero que a su vez, demostraba el cariño, felicidad y anhelo que sentían por poder estar juntos nuevamente.

—Te tengo conmigo de nuevo.—Habló el rubio.

—Te extrañé, Naru.—Susurró con una sonrisa.

Naruto lo apretó contra su cuerpo para depositar besos por todo el rostro contrario haciendo reír al menor. Una risa que provocó la sensación más cálida que el Uzumaki había sentido en mucho tiempo.

Caminaron hacia el sofá, donde el blondo tiró del pelinegro para sentarlo en sus piernas y reforzar el agarre.

—¿Cómo es que estás aquí? ¿Se resolvió todo con tus padres? —Preguntó Naruto con una sonrisa esperanzada.

—En realidad no —Itachi bajó el rostro y comenzó a jugar con sus manos— Me fui de casa —Susurró. Pudo ver por el rabillo del ojo como el blondo fruncía el ceño ante la declaración— No querían escucharme, nunca les importó lo que yo quiero. Me han obligado a asistir a tres reuniones con sus socios y me presentaron a sus hijas en este tiempo que he estado sin hablarles.

—¿Sigues siendo mío, verdad? —Preguntó el mayor como broma.

—No se desde cuando, pero si, soy todo tuyo.—Habló el pelinegro sonriendo, logrando que el contrario lo besara nuevamente— No se que harán cuando se enteren —Continuó mientras su sonrisa comenzaba a borrarse— Pero le pedí a Kakashi que me dejara estar un tiempo aquí, hasta que pueda encontrar un trabajo y que pueda buscar un lugar para vivir, donde pueda estar tranquilo, que pueda llevar a mis amigos, que puedas estar tú —El blondo sonrió— Y dijo que si, no tenía problema. 

—Me alegra saber que haz comenzado a pensar en ti y a tomar las riendas de tu vida.

Naruto se acercó a Itachi y besos sus labios una vez más.

El pelinegro sintió una de las manos del mayor apretar su pierna, casi llegando a sus glúteos.
Un suspiro salió de los labios del menor. Naruto lo levantó sin despegar sus bocas y lo sentó a horcajadas sobre él.

Las manos bronceadas del mayor recorrían su espalda hasta finalizar en la zona baja del pelilargo, donde apretaba suavemente quitándole suspiros.
Un gemido salió de la boca de Naruto para perderse en la contraria, en el momento justo en el que Itachi comenzó un vaivén sobre él, friccionando sus miembros.

El rubio abandono los labios del menor para descender hasta su cuello, haciendo que el Uchiha tirara la cabeza hacia atrás para que pueda tener mayor espacio.

Naruto se levantó con Itachi aún sobre él y caminó hacia las escaleras.

—¿Dónde te quedarás? —Preguntó entrecortado.

—En la última habitación a la izquierda.—Contestó de igual modo.

El blondo caminó hacia el lugar indicado e ingresó al cuarto cerrando la puerta suavemente con el pie.

Recostó a Itachi con cuidado sobre la cama y se incorporó para poder quitarse la chaqueta que traía puesta y su camiseta.

El Uchiha veía con deseo el cuerpo contrario. Los músculos marcados y bronceados del rubio, acompañado por los tatuajes que se extendían desde las muñecas de ambos brazos hasta los pectorales, hacían que no pueda quitar su oscura mirada de él.

Naruto se acercó al menor, posicionándose sobre él y volvió a devorar su boca con hambre.
Volvió su rostro hacia el cuello contrario y comenzó a descender con sus besos a la vez que iba desabrochando lentamente los botones de la camisa del joven.

Un gemido escapó desde el interior de la garganta de Itachi cuando el rubio capturó uno de sus pezones con su boca, pasando su lengua y mordiendo con cuidado, haciéndolo disfrutar.

Bajó su mano hacia el botón del pantalón oscuro que tenía el pelinegro y lo desabrochó para poder bajarlo, llevando con la prenda el bóxer negro y quitando las zapatillas de paso.

—¿Qué harás? —Preguntó el menor con la respiración agitada.

—Te encantará.—Contestó el mayor con una sonrisa. Le daba ternura que no pueda imaginarse lo que tenía pensado hacer por encontrarse excitado o porque simplemente, no sabía realmente. De una u otra forma, el rubio estaba dispuesto a demostrarle lo que hiciera falta.

Tomó el miembro erecto del menor con una de sus manos y pasó su lengua por el mismo, desde la base hasta la punta, notando como el joven dejaba de respirar por la sorpresa.

Besó el interior de sus muslos mientras subía y bajaba su mano masturbándolo. Recorrió con la lengua el interior de sus piernas, justo desde la rodilla hasta llegar nuevamente al miembro y engullirlo.

Itachi apretó las sábanas. Su primera vez, su primera vez estaba siendo con ese rubio de aspecto fiero que lo conquistó sin darse cuenta. Estaba dispuesto a todo, a continuar, a entregarse a él por completo.
El blondo estaba provocando demasiadas primeras reacciones en él desde que lo conoció.

Tiró su cabeza hacia atrás, llevando su brazo hacia su boca para morderlo levemente y acallar los gemidos que no podía retener.

—No, cielo —Habló Naruto— No te contengas, déjame escucharte.

El menor hizo caso a lo pedido. Quitó su brazo dirigiéndolo hacia la cabeza del blondo y enredó sus dedos entre los mechones dorados de cabello, permitiendo que su mano subiera y bajara de acuerdo a los movimientos del ojiazul.

No pudo aguantar mucho tiempo y se lo hizo saber. Trató de quitarlo, sin embargo, el contrario hizo caso omiso y aceleró sus movimientos, sintiendo la esencia del pelinegro en su lengua.

Naruto se incorporó para volver a besar sus labios mientras se trataba de quitar lo que le quedaba de ropa a duras penas.

Metió en su boca tres de sus dedos y sacó su mano para dirigirla a la entrada del menor siendo observado por la atenta mirada del mismo.

Abrió las blancas piernas del ojinegro e ingresó un dedo escuchando como un leve gemido salía de la boca de Itachi.

—Se siente extraño.—Habló el menor quitándole una sonrisa al rubio.

—Te prometo que esa sensación se irá, te haré sentir maravilloso.—El pelinegro lo vio divertido.

—¿No estás alardeando mu...—No pudo continuar por el gemido que se interpuso ante la oración en el momento en que el rubio metió el segundo dedo en él.

Naruto besó su cuello, pasando su lengua por la zona cuando metió el último dedo.
Se frotaba con lentitud sobre su pequeño cielo para que se distrajera de la invasión en su interior.

El Uzumaki estaba adolorido. Sentía la necesidad de unirse a Itachi de inmediato pero una pregunta invadió su mente cuando sacó sus dedos al sentirlo preparado.

—¿Quieres continuar? —Preguntó serio y con la respiración agitada.

—Quiero llegar hasta el final.—Contestó seguro sintiendo un calor envolver su pecho ante la preocupación de su rubio.

Naruto asintió con una sonrisa y capturó su boca mientras comenzaba a penetrarlo con lentitud.

Itachi cerró sus ojos con fuerza ante el dolor, sintiendo como el mayor se quedaba quieto una vez que estuvo por completo en su interior.

Abrió sus orbes negro para ver al rubio con la mandíbula tensa por estar apretando los dientes.

—Avísame cuando te sientas listo.—Habló con dificultad besándolo nuevamente.

El pelinegro se permitió relajarse. Sabía que el Uzumaki no lo lastimaría de ninguna manera.

Enredó sus piernas en las caderas del mayor cuando sintió como el dolor punzante comenzaba a aminorar.
Naruto tomó esa acción como una indicación para poder continuar y comenzó a embestirlo con lentitud, escuchando los gemidos y suspiros de la boca contraria.

Itachi lo atrajo hacia él para besarlo con la pasión ardiente que los envolvía a ambos.

Una de las manos del ojiazul se mantenía apoyada sobre el colchón, al lado de la cabeza del Uchiha, mientras la otra estaba en su cintura, donde acariciaba con cuidado y delicadeza en cada embestida.

Los gemidos de ambos aumentaron de volumen, las embestidas se hicieron cada vez más erráticas y cuando el rubio apresó la boca contraria, se liberaron ambos con un gemido que murió en el beso que mantenían.

Naruto escondió el rostro en el cuello del menor tratando de regular su respiración, sintiendo como el pecho de Itachi subía y bajaba por la respiración agitada.

—¿Te encuentras bien? —Preguntó el mayor cuando logró controlarse, besando el pálido cuello del joven.

—Perfectamente.—Sonrió cerrando sus ojos cuando el rubio subió a su boca.

Naruto se recostó a su lado y pasando una mano por su cintura, lo atrajo hacia su cuerpo para poder taparse a ambos con una manta ubicada a los pies de la cama. Itachi colocó su cabeza en el pecho de su acompañante escuchando como su corazón aún latía con velocidad.

—Hemos hecho esto al revés.—Comentó el Uzumaki divertido.

—¿A qué te refieres? —Preguntó con una sonrisa.

—Tendrías que ser mi novio primero y luego haber llegado a la segunda base.

—¿Estás tratando de proponerme que sea tu pareja o estoy mal interpretando tus palabras? —La sonrisa que mantenía hizo sonreír al mayor por reflejo.

—Solo estaba comentando como tendrían que haber sido las cosas pero si, quiero que seas mi novio, cielo.

Itachi se lanzó sobre el rubio besando sus labios repetidas veces.

—¿Eso es un si? —Preguntó el mayor con la ceja alzada.

—Creo que tienes mi respuesta con lo que acabamos de hacer y con el beso que te di ¿Verdad? Pero si te queda duda alguna, es un si —Sonrió— Quiero ser tu novio.

Naruto giró para poder quedar sobre el pelinegro y capturar la boca contraria demostrándole la felicidad que lo invadía.

El joven de marca en sus mejillas hubiera esperado ser más romántico pero no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, además, el resultado fue el esperado.
Ese joven pelinegro, su pequeño cielo había aceptado ser su pareja y se había entregado a él por completo.

Se recostó nuevamente al lado de su ahora novio y lo envolvió en un abrazo para cerrar los ojos relajándose con el calor del cuerpo del pequeño.

°

°

°

Obito estiró su mano hacia la mesa de noche que se ubicaba a un lado de su cama. Tanteó el lugar buscando su teléfono mientras se refregaba uno de sus ojos con su otro mano.

Escuchó el sonido de un papel que se arrugaba cuando pasó sus dedos por encima.

Giró su cabeza y se incorporó en su lugar. La letra de su primo estaba plasmada sobre un papel amarillo.

"Obito, me voy de la casa. Ya no aguanto estar aquí. Le pedí a Kakashi quedarme con él por un tiempo.
Por favor, si mis padres te preguntan, tú no tienes idea de donde estoy.
Pd: Me llevé tu teléfono porque yo no tengo. 

                                                                                                   Te quiero. 

Itachi"

El pelinegro parpadeó unas cuantas veces tratando de disipar el sueño y lograr entender el mensaje que estaba escrito. Lo leyó una vez más y abrió sus ojos más de lo normal.

—Carajo...

 


Espero que les guste el capítulo.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

Mikoto subió las escaleras para dirigirse al cuarto de su hijo.

Golpeó la madera y al no obtener respuestas, ingresó encontrándose con una habitación ordenada y vacía.

Los cuadernos de su hijo no se encontraban sobre el escritorio como siempre estaban. Giró la cabeza hacia el armario que se estaba abierto y notó como faltaba gran parte de sus prendas de vestir.

Con velocidad, salió del lugar en busca de su esposo, quien estaba esperándola en la mesa para poder comenzar a cenar.

Hacía horas que ambos habían vuelto. No les preocupó que su hijo no se encuentre en la primera planta, siendo que desde hacía semanas no les hablaba y tampoco los veía, trataba de evitarlos todas las veces que podía.

—Fugaku, Itachi no está en la casa.—Habló alterada cuando llegó al comedor.

—¿Qué dices? —Preguntó frunciendo el ceño— El chofer está donde siempre.

—No está él —Confirmó la mujer, refiriéndose a su hijo— Sus libros de estudio, su ropa —Lo miró preocupada— Fugaku, nuestro hijo se fue.

El hombre se levantó de su lugar en el preciso instante en que Obito entraba al comedor.

—¿Dónde está Itachi? —Preguntó el mayor. Su ceño se endureció por el enojo.

—¿En su cuarto? —Contestó con otra pregunta.

—Obito, no estoy para estupideces ¿Dónde demonios está Itachi?

—¿Y yo que voy a saber? Recién salgo de mi habitación, no he estado con él en todo el día.

—¿Y te tenemos que creer? —Preguntó la pelinegra— Has estado escondiendo las tonterías que ha hecho, lo has estado apañando en que continúe con todo este teatro para molestarnos.

—Tía, de verdad no se donde está Ita —Habló su sobrino. No iba a mandarlo de cabeza porque sabía que no iba a ser el único al que se le tiraran encima, Kakashi también saldría afectado— Y ahora que lo mencionan, puedo entender por qué mi celular no está, márquenle a mi número. —Propuso. 

Esperaba que su pequeño primo no fuera tan tonto. Necesitaba que les diga que estaba bien antes de que sus tíos fueran a reportarlo como desaparecido.

Mikoto buscó con desesperación su celular dentro de su cartera. Vació todo su contenido en la mesa y cuando encontró el aparato, llamó al número del celular de Obito.

°

Itachi abrió los ojos tratando de adaptarse a la oscuridad que ya invadía su cuarto. Miró hacia la mesa de noche a un lado de su cama y tomó el móvil en donde estaba recibiendo la llamada.

>>Llamada entrante de "Tía Mikoto"<<

Aceptar                                   Rechazar

Prendió la lámpara a un lado de él y apretó el botón aceptando la llamada sin ver siquiera el nombre de la persona. Se sentía cansado luego de la tarde maravillosa que había pasado junto a su rubio.

¿Hola? —Preguntó con voz rasposa por estar dormido.

¿Itachi? —El nombrado frunció el ceño y se alejó del celular para ver el nombre de contacto.

Si, soy yo.—Contestó luego de dejar escapar un suspiro.

¿Dónde estás? ¿Sabes lo preocupados que estamos tu padre y yo? 

El joven miró la hora en su celular, el cual marcaba las 07:13 pm. No tardaba en llegar Kakashi.

¿Qué necesitas? —Preguntó el joven.

Necesito que vuelvas a casa hijo, dime donde estás para poder ir a buscarte.

No volveré —Sentenció en voz baja— Esta vez me fui de verdad, madre, no quiero volver a la casa, no quiero seguir ahí donde hacen que no me sienta feliz.

Itachi, dime donde estás, por favor —Imploró— Iremos a buscarte y hablaremos.

¿Después de tres semanas? —Preguntó con burla— No hubo intento de hablar, ni de mi parte ni de la suya desde que discutimos, no se han puesto a pensar en mi felicidad, siempre fue más importante lo que los demás tengan que decir de ustedes.—Un suave sollozo escapó de sus labios sin querer.

¿Es por él que te fuiste? —Preguntó la pelinegra en un suspiro— ¿Te has ido para poder verlo? Itachi, solo jugará contigo, hijo, conocemos a los de su clase.

No lo hacen, no lo conocen y si es así ¿Qué más da? —Habló con los dientes apretados— Se que quieren protegerme pero sin errores no llegaré a saber nada de la vida, si es como ustedes dicen, seré yo el que salga lastimado, seré yo el que se de la cabeza contra la pared.—Escuchó un nuevo suspiro de parte de su madre, mismo que le indicaba como se estaba controlando para no mandarlo a la mierda, solo porque era una dama— Mamá, no puedo asegurarte que no pasará nada con él, no puedo asegurarte que dure pero quiero que así sea, me siento bien con él y no quiero ni pienso dejarlo, me gustaría que por una vez piensen en mi.—Itachi tocó sus mejillas cuando sintió el cosquilleo que le hacían las lágrimas que bajaban por la misma.

No podemos aceptar algo como eso —Respondió Mikoto— Creí que había quedado claro que no tenías que volver a verlo, creí que le ibas a terminar de una maldita vez.—Gritó. Un tercer suspiro se escuchó de su parte y volvió a una voz tranquila— Hijo, vamos a hablarlo con tranquilidad ¿De acuerdo? Por celular no podemos resolver nada.—Itachi no contestó. Por primera vez, el cerebro de Mikoto formuló el pensamiento de que su hijo se encontraba en casa de un delincuente— ¿Estás con él ahí verdad?

El menor giró el rostro para ver a Naruto sentado en la cama, justo a su lado, con un semblante preocupado. El blondo extendió su mano para limpiar las lágrimas que descendían por sus pálidas mejillas, siendo receptor de una sonrisa del pelinegro.

Yo dije todo lo que tenía que decirles —Evitó la última pregunta— Ahora no quiero hablar de nada más. Estoy bien, si es que eso es lo que les interesa, pero no me busquen porque no tengo planeado regresar a vivir con ustedes.—Y sin esperar a que Mikoto responda algo más, colgó.

Sus ojos ardían por las lágrimas que intentaba, en vano, mantener en sus ojos. ¿Cuándo fue la última vez que lloró? Ah si, la última vez que tuvo la discusión con sus padres.
¿Culpaba a Naruto de lo que sucedía? Para nada, sin él no hubiera abierto los ojos para ver la realidad, para ver que la zona en la que el Uzumaki vivía no era como sus padres se la habían hecho creer. No lo culpaba porque con el rubio encontró una felicidad que no creyó encontrar en su mundo cargado de hipocresía. No lo culpaba porque gracias a él encontró amigos reales y sinceros, que se visten y hablan como quieren, que te hacen sentir acompañado y que se lanzan para defenderte, chicos que no están alardeando de su dinero ni acercándose a él por su patrimonio, mismos amigos que estuvo buscando siempre y que el único que se cruzó en su camino fue Neji. No lo culpaba porque gracias al rubio tuvo un motivo para dejar de ser la marioneta de sus padres, gracias a él comenzó a buscar su felicidad y a pensar más en si mismo.
Definitivamente no lo culpaba porque si no lo hubiera conocido, se hubiera ahorrado todo este problema con sus padres y seguiría viviendo en su casa, si, pero estaría comprometido con una joven mimada e insoportable, estaría acompañando a su padre a la empresa familiar y estaría comenzando con las tutorías de administración para cuando finalice sus estudios secundarios.

Dejó el celular en la mesa luego de leer un mensaje de Kakashi diciéndole que regresaba más tarde porque iría a tomar algo con Obito.

Se giró encontrándose con los ojos azules de su novio cargados de preocupación. Se abrazó a su pecho y volvió a dejar las lágrimas salir cuando sintió como su pareja acariciaba con cariño su cabello.

—Lo lamento, soy patético.—Se disculpó el menor.

—No lo eres —Habló el blondo— Que estés demostrando tus sentimientos significa que eres humano —Colocó una de sus manos en su mentón y elevó su rostro para verlo a los ojos— Eres la persona más maravillosa que he podido conocer y doy gracias a cualquier divinidad que seas mi pareja.

Itachi se estiró para besarlo, siendo correspondido por Naruto.

—Me duele verte de esta manera. Comenzará a llover si mi cielo no deja de llorar.—Habló acariciando su mejilla.

—Estoy contigo así que ya no tengo motivos para hacerlo —El pelinegro limpió sus ojos con rapidez y elevó la manta que aún los cubría para sentarse a horcajadas sobre el rubio— Me entregué a ti y ahora somos novios, no podría estar más feliz —Sonrió— Ellos son los que me ponen así de mal por no querer escucharme, odio que piensen que todo esto es un acto de rebeldía.

Naruto se enderezó en su lugar para atrapar sus labios nuevamente.

—Mi madre me ha dicho muchas cosas que no puedo sacar de mi cabeza —Informó— Y no quiero sentirme inseguro cuando esté contigo —El rubio acarició su cabello con cuidado recordando lo que le había dicho la mujer, porque pese a que Itachi no tenía el altavoz puesto, se podía escuchar con claridad gracias al silencioso lugar.

—No permitiré que te sientas de esa manera por las cosas que te haya dicho tu madre —Habló con seguridad, recibiendo una sonrisa del menor— Cada día haré que sepas lo que me haces sentir, cielo.

El rubio quitó la manta que los tapaba y se levantó con el pelinegro aún sobre él, en dirección al baño.

—¿Qué pretendes? —Preguntó con un brillo de diversión en la mirada.

—Bueno, quiero invitarte a cenar a casa —Sonrió. Abrió la puerta del cuarto de baño y una vez que ingresó, abrió el agua a la espera de que se llene la bañera— Mis padres quieren verte al igual que los chicos, hace mucho que no convives con ellos, Nagato me ha estado preguntando todo este tiempo cuando irás.

—También los extraño —Dijo sincero— Será lindo ir pero ¿El baño?

—Hemos hecho el amor, cielo —Habló el rubio con obviedad. Itachi le mostró una mirada cargada de cariño ante las palabras que dijo su novio— Además, tengo una fantasía.

—¿Y cuál es? —Preguntó curioso. El deseo podía verse en sus oscuros ojos.

—Siempre he querido tomarte en la ducha.—Besó sus labios.

Se unieron nuevamente, demostrándose uno al otro sus respectivos sentimientos.
El cariño que los unió sin esperárselo, el anhelo de poder estar juntos después de tanto tiempo separados y el amor que iba creciendo poco a poco.

Itachi no quería que nadie los separara, no estaba dispuesto a dejar su felicidad de lado una vez más para complacer a sus padres. No iba a volver a la soledad en la que siempre estuvo sumergido, resignándose a unirse a una chica de su misma clase que no amaba en absoluto.
Iba a luchar para demostrar que lo que sentía era real, para demostrar que nada era un acto de rebeldía. Haría su propia vida y deseaba que ese rubio de aspecto fiero, enérgico y sonriente, esté en ella.

Naruto estaba dispuesto a mantenerlo a su lado. Había tenido novios antes pero ninguno había sido tan importante o había sentido lo que sentía con Itachi. El menor, en tan poco tiempo logró que su corazón sintiera ese cariño por él o incluso mucho más.
Estaba decidido a no volver a ver una sola lágrima en él e iba a luchar contra todo el mundo si era necesario para que su pequeño cielo mantenga la hermosa sonrisa que le dedicaba cada vez que lo veía, aún si tenía que luchar contra sus propios suegros, porque les guste o no, no tenía pensado sacarlo de su vida.

Luego de hablar con Kakashi para informarle que se iría a cenar con Naruto y que se llevaría la llave de la casa, caminaron tomados de la mano hasta el parque que se encontraba en frente del hogar del blondo.

Se acercaron sin ser visto por sus amigos, quienes charlaban mientras bebían cerveza, algo habitual. El Uchiha sonrió al ver a Neji entre ellos, sentado entre las piernas de Shikamaru.

—Veo que me extrañaron.—Habló Itachi sonriendo.

Los seis jóvenes giraron sus rostros y se levantaron con una sonrisa para poder abrazarlo como saludo.

—Hace mucho que no venías a visitarnos, pequeñín.—Habló Nagato mientras se colgaba de su hombro.

—Lo lamento, problemas en casa.—Informó. Claro que todos sabían gracias al rubio, pero no querían entrar en detalles con él.

—Lo bueno es...—Naruto quitó la mano de su primo del hombro de su novio y acercó a un sonrojado Itachi hacia su persona— Que ahora podrá vernos más seguido.

—Vaya, te has vuelto más celoso con el tiempo ¿Eh? —Dijo el bermejo— No eres su novio para ser así de posesivo ¿O si? —Le dedicó una sonrisa pícara que fue correspondida por su rubio primo mientras que el pelinegro giraba el rostro para que no pudieran ver el rojo brillante que teñían sus mejillas— Bueno, tomaré eso como un si, felicidades.

—Gracias —Contestó Naruto con una sonrisa— Y no me reproches lo de ser posesivo, que estoy viendo que Pain está por matar a alguien.—Se burló.

—Solo lo dije por si no eran novios —Explicó— Y si, lo se —Habló luego de soltar un dramático suspiro— Pero no pienso trabajar en sus celos, me gustan.

Yahiko abrazó a Nagato por detrás para plantarle un beso en una de sus mejillas.

—Vamos a cenar a casa y a ponernos al corriente, ya le avisé a mamá.—Dijo el rubio.

Tomó la mano del Uchiha y ambos caminaron acompañados de sus amigos.

Si, Itachi había extrañado demasiado el estar acompañado de todo ese grupo, había extrañado el poder estar con Naruto.
Por fin pudo volver a verlos, por fin pudo ver nuevamente a su mejor amigo sin que estuvieran limitados por los miserables diez minutos de receso en su escuela.
Volvía a sentirse cómodo como siempre lo hizo cuando estaba en su compañía, sin sonrisas forzadas, sin charlas que aparentaban ser amenas, sin tener que cuidar su vocabulario, simplemente siendo ellos mismos.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

Antes de comenzar, quería aclarar que he intentado acomodar el idioma de la historia a "Español" pero no he podido. Ya estuve releyendo algunos capítulos y vi como en ciertas ocasiones cambian las palabras por lo que, si aquello sucede y sienten que el párrafo no tiene coherencia, me disculpo de antemano. 😭
Espero que no tengan ningún inconveniente al leer y puedas disfrutar de los capítulos sin problemas.

 

Naruto giró su cabeza para mirar a su mejor amigo con el ceño fruncido. 
Era como el décimo suspiro que escuchaba salir de la boca del pelinegro.

—¿Puedes dejar de hacer eso? —Preguntó el blondo— Solo te pidió que me acompañaras, tu sabes mucho más de todo esto.—Hizo ademanes con sus manos mostrándole el local que se encontró frente a ellos.

—En primer lugar, tengo sueño —Dijo el Nara comenzando a contar con sus dedos— Tendría que estar durmiendo porque luego iré a ver a Neji. En segundo lugar, eres el que quiere una cita con Itachi, yo no tienes que estar aquí y eso me da pie para decirte la tercera cosa —Colocó su mano con tres dedos arriba frente a la cara del Uzumaki y la agitó para dar énfasis — No tengo ni idea de restaurantes elegantes.

—Shika —Naruto tiró su cabeza hacia atrás y estiró el nombre de su amigo en clara señal de berrinche— Tienes que esforzarte, tu chico te ha tenido que enseñar algo desde que están juntos — Lo miró con reproche— No todo en la vida es tragarse entre ustedes.

—¡Cállate! —Exclamó, sonrojado, el pelinegro— Hay un restaurante de comida asiática que le gusta a Neji, se llama Kirei y es muy bueno.

—¿Te ha ido? —Preguntó un poco sorprendido.

—Cuando conocí a su padre nos encontramos allí —Habló el joven— Es elegante, tiene rica comida y un lindo ambiente para una cita —Shikamaru giró sobre sus pies y comenzó a caminar entregando la espalda a su amigo— Sígueme, te llevaré para que hagas una reservacion.

Ambos jóvenes caminaban por las calles concurridas de Nueva York, llegando a un restaurante con sus paredes pintadas de un color marrón claro.
Naruto se acercó a uno de los ventanales, observando que en el interior se encontró el mismo color que en el exterior acompañado de sus distintas tonalidades.

El recuerdo de la cita que tuvo con su novio antes de que se alejaran por algunas semanas, llego a su mente. Aquella cita donde el chico había invitado a su amigo para que los acompañaran y él no se sintiera fuera de lugar.

El Uchiha se había amoldado a él y a su entorno sin problema alguno, por lo que consideró justo, que él le compense con una cita en un lindo y romántico lugar sin nadie más que ellos dos solos.

—¿Crees que a Itachi le guste? —Preguntó el rubio, una vez que volvió al lado de su mejor amigo.

—¿Itachi? —La voz de una mujer hizo que ambos voltearan para ver quien se encontraba detrás.

Una dama de cabello negro con leves reflejos azulados, ojos negros, piel blanca y unos rasgos similares pero más delicados a los del  joven mencionado, se encontraba observándolos con el ceño fruncido.

La oscura mirada se posó sobre el Uzumaki, mirándolo de arriba hacia abajo acompañada de una mueca desagradable.

—¿Eres él, verdad? —Preguntó con desprecio.

—¿Disculpe? —La mente del rubio trabajó con velocidad, imaginando de quien se trataba.

—El sujeto que se llevó a mi hijo.

Ambos amigos se miraron entre si. No eran necesario decir nada para saber lo que el otro estaba pensando y era una sola palabra: "Mierda"

—Yo... —El rubio volvió la vista a la mujer. ¿Qué podría decirle? ¿Qué era el novio de su hijo? Eso definitivamente iba a hacer peor toda la situación porque conocía el pensamiento de la mujer pero no estaba seguro de como actuaría hacia él.

—Somos amigos de Itachi —Se adelantó el Nara— Mi nombre es Shikamaru.

El pelinegro estiró su mano esperando que la acepte, sin embargo, los ojos de la mujer no se despegaban del blondo. El joven bajó su mano y miró a su amigo.

—¿Eres tú si o no? —Preguntó.

Naruto suspiró tratando de encontrar el valor necesario para hablar. No le daba miedo la Uchiha, por favor, se ha enfrentado a incontables peleas, pero la situación cambiaba porque no era cualquier persona, era la madre de su novio y parecía que estaba dispuesta a clavarle un puñal si llegaba a parpadear, siquiera.

—Soy Naruto Uzumaki —Habló decidido a enfrentar lo que sea— Soy el novio de Itachi.

Su cabeza giró y su rostro quedó mirando hacia su mejor amigo, quien le devolvía la mirada con los ojos completamente abiertos por lo que acababa de presenciar.

Su mejilla ardía luego de la bofetada que le plantó su queridísima suegra. 

El blondo, inhaló aire por su boca y lo dejó salir por su nariz en un vano intento por mantenerse calmado.
Shikamaru sabía que su amigo se estaba tratando de controlar lo máximo posible. Para él, quien conocía al Uzumaki desde pequeños, sabía que ante una situación que lo alterara dando paso al enojo, el joven de marca en las mejillas se cegaba. Algo similar a lo que le ocurrió a él mismo cuando habían golpeado a Neji en el bar.

Observó con detenimiento como la mandíbula del rubio se tensaban por la fuerza que hacía al apretar sus dientes y como las venas de su cuello se engrosaban y resaltaban.

Con rapidez, tomó su celular y buscó el número del mejor amigo de su novio.

Cuando lo encontró, presionó el botón de llamar y bajó su mano a la espera de que contestara.

°

Itachi podía escuchar con claridad la risa de su primo y Kakashi.

Estaba esperando a que su novio le contestara los mensajes que le había mandado, mientras tanto, se mantenía en contacto con Neji, quien le platicaba sobre cualquier cosa sin importancia.

Su ceño se frunció en un claro gesto de confusión cuando su celular comenzó a sonar indicando una llamada.

>>Llamada entrante de Shikamaru<<

Aceptar                      Rechazar 

Hola Shika.—Saludó al aceptar la llamada.

¿Se puede saber que es lo que le sucede? —Una voz se escuchaba un poco lejana pero la reconocería en cualquier lugar, era su novio— ¿Quién se cree que es para golpearme de esa manera?

¿Quién soy? —La segunda voz de una dama, alguien a quien reconoció como su madre, provocó que se incorporara en la cama con rapidez, como si hubiera sido impulsado por un resorte— Soy la madre de Itachi ¿Y te vienes a presentar como su novio? —La risa irónica se escuchó a través del parlante de su celular— Esto tiene que ser una broma.

El celular volvió a sonar indicando un mensaje del pelinegro mayor.

Shikamaru

"Estamos en Kirei. Ven rápido porque temo que Naruto no pueda controlarse."
>>10:56 am.

Colgó la llamada y se levantó de su cama para colocarse sus zapatillas y bajó corriendo las escaleras.

—¿A dónde vas? —Escuchó a su primo preguntarle.

—Luego te cuento.—Contestó en un grito.

°

—Señora...

—Señora nada —Interrumpió la Uchiha. Naruto apretó sus manos formando un puño— No quiero que mi hijo se relacione con alguien como tú —Se acercó a él— ¿Realmente crees que eres importante para él? —La sonrisa que le mostró, hizo que el rubio hiciera rechinar sus dientes— No eres más que un pequeño juguete, cariño. Itachi está haciendo todo esto para experimentar, porque está en su etapa rebelde —Explicó con paciencia— Pero créeme que cuando se de cuenta de que tu no tienes nada que ofrecerle, él te dejará.

—Señora Uchiha, con todo el respeto que en realidad no se merece, será mejor que se vaya.—Habló el Nara viendo como los transeúntes frenaban para escuchar. Colocó una mano al rededor del brazo del blondo y lo apretó levemente en una señal de que se calmara.

—¿Disculpa? Los que se tienen que ir de aquí, son ustedes.—El ceño de Mikoto se endureció al hablarle al joven de cabello negro— No puedes venir aquí a decirme donde puedo y no puedo estar.

El pelinegro giró su cabeza encontrándose con Itachi, quien se acercaba corriendo a ellos con velocidad.

—¿Y tú qué? —Preguntó Naruto. Shikamaru clavó sus ojos en él tratando de que ponga atención en su persona y se callara.

—Debes hablarme de "usted", tenme respeto.

—¿Respetarla? —El ojiazul rio— Si usted no me ha mostrado respeto desde que comenzó a abrir la boca ¿Por qué debería respetarla yo? Sobre todo, luego del golpe que me dio —El menor frenó en seco al oírlo— Dices que no soy importante para Itachi, que en cuanto note que no tengo nada que ofrecerle, lo que es un error, él me dejará. Estás equivocada, ni siquiera conoces a tu hijo como para saber que no es igual que tu, que no es una persona materialista —Naruto se acercó provocando que la mujer retroceda unos cuantos pasos al sentirse intimidada— Gente como tu me repugna, viviendo su vida en base a lo que dicen los demás, mirándonos como si fuéramos menos que personas. Es una lástima que Ita tenga a una madre como tú, alguien que no se preocupa por él y que prefiere mil veces verlo infeliz a que hablen cosas negativas sobre su familia —El Uzumaki suspiró— Es una hipócrita.

—¿Yo? A mi me preocupa mi hijo y lo que pueda estar haciendo con delincuentes como tu o él —Habló señalando al Nara— ¿A ti no te molestaría que hablen mal de tus padres? —Preguntó tratando de que la entienda.

—¿Y crees que no lo hacen? Hemos escuchado miles de veces como hablan de nuestros padres, de nosotros y de todos los que viven en nuestro distrito —Escupió con desagrado— Y aún así, cada palabra nos las tenemos que tragar para que no nos jodan, porque gente como ustedes jamás serían los culpables de provocar o iniciar la violencia, siempre somos y seremos nosotros. —Rio sin gracia— Y para que vea que no miento, acaba de tacharnos de delincuentes sin siquiera conocernos. 

—Naru...—Mikoto y Naruto giraron su cabeza con brusquedad hacia el lugar en donde escucharon la voz del menor. Shikamaru soltó un sonoro suspiro de alivio.

—Cariño —La mujer comenzó a acercarse a su hijo— He estado tan preocupada por ti.

Itachi caminó en su dirección. Mikoto se quedó perpleja al ver como su propio hijo la esquivaba para dirigirse hacia el muchacho de cabello rubio con el que había tenido el cruce de palabras tan acalorado.

—¿Estás bien? —Le preguntó cuando llegó a su lado. Elevó una de sus manos colocándola en la mejilla que mantenía un intenso color rojo. Algunas marcas de dedos aún se podían apreciar allí.

—Lo estoy, cielo —Sonrió el blondo— No te preocupes.

—Madre —Itachi giró su cabeza para mirarla— Que sea la ultima vez que se te ocurre ponerle una mano encima a mi novio.—Sentenció.

—Pero hijo...

—Pero nada —La interrumpió— No te creas impune, no quiero volver a verlo con una marca como esta nunca más —Apuntó la mejilla del joven— Y mucho menos si es proveniente de ti.

El Uzumaki le regaló una sonrisa cargada de cariño y fascinación por haberlo defendido, mientras que su madre lo veía estupefacta.

—Gracias por llamarme, Shika.—Le sonrió al pelinegro mayor.

—Es lo menos que podía hacer —Correspondió el gesto— Temía que no pudiera controlarlo.

Itachi asintió y tomó la mano de su pareja.

—Será mejor que nos vayamos, creo que han llamado la atención.—Dijo mirando a los lados viendo como aún algunas personas se mantenían pendientes de lo que sucedía luego del altercado.

Los tres jóvenes comenzaron a caminar dejando atrás a la Uchiha, quien los observaba alejarse con los puños apretados sintiendo como la ira quería salir al notar como su hijo prefería a esos chicos en vez de a su propia familia.

Giró sobre su lugar para emprender camino a su hogar, con la cabeza en alto.

°

—¿Qué hacían en Kirei? —Preguntó el menor.

—Es una sorpresa, cielo.—Habló el rubio sonriendo.

—Quería reservar para tener una cita contigo.—Habló el Nara.

—¡Shikamaru! —Regañó a la vez que una sonrisa se extendía en el rostro del Uchiha.

—Tranquilo amigo, luego te ayudo a organizar una mejor que la que iban a tener allí —Dijo palmeando la espalda del blondo. Sacó su celular de su bolsillo para ver la hora— Me voy, tengo que ir por Neji.

—De acuerdo —Itachi habló— Le pediré que te agradezca por lo de hoy.—Rio al notar como ambos reconocían el doble sentido de la frase.

—Son los dos iguales —Habló avergonzado— Nos vemos.

Ambos veían al pelinegro mayor alejarse de ellos en dirección a la casa Hyuga.

—¿El padre de Neji tomó bien su relación, verdad? —Preguntó el ojiazul.

—Así es —Contestó el menor— Hizashi nunca tuvo problemas con algo así, después de todo el creció en los distritos del Norte con su hermano Hiashi —Naruto se sorprendió— El padre de Neji junto a su gemelo fundaron su empresa y se han tenido que esforzar mucho para llegar a donde están.

—Vaya, ahora comprendo porque él no tiene ese pensamiento tan discriminatorio.—Dijo el blondo viendo como el Uchiha asentía— Oye —Naruto frenó provocando que Itachi se posicione frente a él— Gracias por lo de hoy —El menor frunció el ceño al no entender— Por haberme defendido de tu madre. De verdad lo siento, pensé que si le decía la verdad de las cosas...

El mayor se vio interrumpido al sentir los labios de su novio sobre los suyos en un lento beso.

—No tienes que disculparte ni agradecer —Habló el joven cuando se separó— Eres mi novio y te defendería de mi familia siempre, al igual que de cualquier otro imbécil que pueda tener esos pensamientos retrógrados —Sonrió al recibir un pequeño beso en la punta de su nariz— Se como es mi madre aunque jamás me hubiera imaginado que llegaría a golpear a alguien. En ese caso, soy yo quien debe disculparse contigo.

—No haz hecho nada malo, cielo —Sonrió— El peso de las cosas que hicieron tus padres no son tu problema.—El menor correspondió el gesto.

—Entonces... —Habló cambiando de tema— ¿Me ibas a invitar a una cita? —Preguntó ilusionado.

—Shikamaru me arruinó la sorpresa pero si, esos son mis planes.—Enredó sus brazos en la cintura del menor y se agachó para poder besar nuevamente sus labios.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter Text

La pareja se encontraba recostada en el nuevo columpio de red que había colocado el rubio en su terraza.
Naruto mantenía a Itachi sobre él, colocado entre sus piernas con las cuales se columpiaba a ambos. 

La serenidad del lugar acompañado del canto de las aves y la brisa fresca, mantenía a ambos en un estado de ataraxia que habían necesitado desde hacía semanas.

Los exámenes se habían presentado reduciendo el tiempo de poder estar juntos.
No pudieron acompañarse mientras cada uno estudiaba lo que necesitaba para sus evaluaciones correspondientes, debido a que de una manera u otra, sus libros parecían sobrar mientras ellos se besaban.
Itachi aun recuerda la ultima vez, presentándose en la casa del rubio con sus libros y útiles escolares que quedaron abandonados en la sala, mientras que ellos se encontraban en la habitación del blondo tratando de acallar los gemidos que salían desde lo profundo de sus gargantas.

Y es que, si se ponían a pensar, todo lo había comenzado Naruto, quien había empezado con una pequeña distracción hacia su novio dándole besos cortos en el cuello. La necesidad de sentir al menor se hicieron presentes en el Uzumaki, por lo que de los besos pasó a colar una mano dentro de la camisa del Uchiha y luego en sus pantalones.

El más joven no se había quejado. No podía regañarlo y pedirle que continúen con sus estudios cuando el rubio le estaba practicando una maravillosa felación, por supuesto que no. Para Itachi estaba mal que le negara al blondo el trabajo que estaba realizando cuando el mayor se veía tan a gusto con la situación.

La habitación se les había antojado apropiada para lo que iba a continuar. Y es que no era correcto que tuvieran sexo en el sofá donde la familia se sentaba para pasar un momento ameno. ¿Cómo podría Itachi, verlos a la cara luego de permitir que el rubio lo tome en ese preciso lugar?

El rubio había soltado una carcajada cuando vio la desesperación en el rostro de su novio, justo en el momento en el que Kushina había golpeado la puerta del cuarto para avisarles que la cena estaba servida. 
Itachi aún no le perdona que se haya burlado. Él realmente creía que la pelirroja iba a ingresar a la habitación y los iba a encontrar desnudos bajo la fina sábana.

El celular del blondo sonó, rompiendo la armonía que se sentía en la terraza y volviendo al Uchiha a la realidad.

Giró la cabeza cuando Naruto sujetó su móvil y respondió con una sonrisa.

Hola —Saludó enérgico— Si ¿Qué necesita? —Itachi trataba de escuchar los susurros que salían desde el parlante del celular, sin embargo, las palabras parecían mezclarse sin darle un indicio de lo que le decían a su novio, quien se veía cada vez más feliz— ¿De verdad? Por supuesto que si, estaré allí a horario. Muchísimas gracias, adiós.—Colgó

El mayor suspiró con una sonrisa mirando al menor a los ojos y se acercó para depositar un beso desesperado sobre sus labios, sintiendo como si el rubio le quitara el aliento en el acto.

—¿Y eso por qué fue? —Preguntó el Uchiha, sonrojado, luego de parpadear varias veces para volver en sí.

—Por que estoy feliz —Contestó con una amplia sonrisa— Me acaban de llamar de la veterinaria y me aceptaron en el trabajo para comenzar con las prácticas.

—Eso es muy bueno, felicidades —Dijo el menor. Se dio la vuelta con dificultad y plantó un beso igual de intenso que él recibió— Hay que celebrarlo.—Dijo sonriendo.

—¿Aquí? —Preguntó el rubio— Mis padres pueden subir y no le veo lo lindo a que nos interrumpan cuando estás gimiendo mi nombre.—Dijo como si nada.

—No me refiero a eso, pervertido —El rostro del joven se incendió, provocando que un color rojizo se extienda desde su rostro hasta sus orejas y parte de su cuello— Hablo de celebrarlo con tus padres y los chicos.

Naruto rio ante la reacción del contrario y asintió con la cabeza.

—Me parece bien —Se acercó al oído del pelinegro y susurró— De todas formas, quiero que me felicites como es debido, así podré tener buena suerte en el trabajo.

—¿Eso es así? —Preguntó con fingida inocencia. Se acomodó mejor sobre las piernas de su novio y se acercó a su oído para susurrarle como Naruto había hecho anteriormente— Entonces creo que está bien, no quiero que te vaya mal en tu primer día.—Succionó con cuidado el lóbulo de la oreja del blondo, recibiendo un suspiro de su parte.

Las manos del mayor se situaron en la cadera de su pareja, sintiendo el lento movimiento que hizo en un vaivén sobre su hombría.

El joven de marca en sus mejillas necesitaba acelerar la situación. No podía ser normal que con un simple acto de parte de su novio, como fue el susurro y lo que le hizo a su oreja, lo hicieran poner en el estado en el que se encontraba. Sentía que su miembro podía romper el botón de su pantalón debido a la erección.

Con sus manos, aceleró el movimiento de cadera de su pareja. Itachi se sujetó de los hombros del blondo, afianzando su agarre y siguiendo el ritmo que su novio necesitaba.

Sus respiraciones comenzaban a agitarse. Trataban de no dejar salir su voz para que nadie vaya a oírlos, sobre todo, los padres del Uzumaki.
El menor apoyó su cabeza en el hombro de su acompañante. Sus movimientos se hacían cada vez más rápidos y alzando la vista para morder levemente el hombro del contrario y no dejar escapar un gemido, acabó dentro de su ropa al igual que el mayor, quien había mordido su labio inferior para no gemir en voz alta.

—Tengo que cambiarme.—Habló el Uchiha con la respiración agitada.

—¿Has traído ropa? —Preguntó Naruto, del mismo modo, recibiendo un asentimiento de cabeza de parte del pelinegro.

Lo alejó con cuidado para besar sus labios, pasando sus brazos alrededor de su cintura para mantenerlo cerca.

—No te he preguntado —Habló el joven cuando se separó del beso— ¿Cuándo comenzarás?

—La semana que entra —Contestó el rubio— Tiempo suficiente para que me des buena suerte.—Dijo, recibiendo una leve risita de parte del muchacho de ojos onix.

Se levantaron con cuidado y se dirigieron hacia el cuarto del rubio para poder cambiarse.
Una vez listos, bajaron hacia la sala para que el mayor pudiera contarles la buena noticia a sus padres.

°

—¿Qué planeas hacer, Fugaku? —Preguntó Mikoto.

El hombre había tenido tiempo para planificar todo lo que necesitaba.
Luego de que su esposa le contó lo sucedido en el restaurante Kirei, notó como todo se le estaba yendo de las manos.

Pensaba que su hijo volvería a su casa luego de ver que la vida fuera de la mansión Uchiha no era para nada fácil. Sin embargo, cuando Mikoto le dijo lo sucedido con esos dos muchachos y la forma en la que le comentó que Itachi había defendido al que dijo ser su novio, supo que necesitaba tomar cartas en el asunto.

Se había tomado su tiempo para hablar con Akiro, quien era el padre de Izumi y socio de su empresa. Tanto a él como a su esposa Hazuki, les había parecido apropiada la decisión que Fugaku había tomado con respecto a su hijo, aceptando la propuesta sin rechistar.

Y es que no siempre se presenta el dueño de una de las empresas de ultimas tecnologías más reconocidas en el país, para pedir la mano de su hija en matrimonio y convertirse en familia prontamente.

Solo debía hablar con Itachi al respecto. Ya todo estaba decidido y no podía retractarse, ¿Dónde quedaría el orgullo y el honor de su familia si llegaba a hacer eso? Era necesario que su hijo acepte, por lo que si tenía que buscar al supuesto novio del menor y entregarle dinero para que se alejara, lo haría.
Todos tienen un precio y ese jovencito de bajos recursos no iba a negarse, de eso estaba seguro.

Sabía que su hijo había renunciado a muchas cosas. Aún no podía encontrarlo y su sobrino no ayudaba en nada al respecto.
El tutor de francés que habían contratado para las clases del menor, había informado que hacía tiempo el joven ya no se presentaba a las tutorías, por lo que el padre, ahora estaba desesperado por encontrar a su hijo y hacerlo recapacitar para que vuelva a la vida que le corresponde.

—Encontraré al chico —Contestó el mayor a la pregunta de su esposa— Hablaré con Neji, él debe saber algo.

—¿Crees que accederá a decirte donde está? 

—Lo intentaré, es amigo de Itachi desde hace años, por lo que es imposible que no sepa de su paradero o con quién mantiene una relación —Fugaku sonrió sabiendo que su plan no tendría fallas— En caso contrario, hablaré con Hizashi.

El hombre tomó su teléfono y buscó el nombre de Neji para poder llamarlo.

°

Los labios del pelinegro recorrían con fervor el blanco cuello de su amante, mientras que con sus manos, acariciaba cada trozo de piel que se cruzaba en su camino.

Los suspiros que dejaba escapar el chico debajo de él, hacían que vaya perdiendo la cordura poco a poco, dando paso a que su mente se nuble ante el anhelo de poder estar dentro suyo.

El mayor soltó un gruñido ante el sonido que emitía el celular colocado en la mesa de noche junto a la cama en la que se encontraban. Tanteó con sus manos el móvil y buscó con cuidado los botones del volumen para poder silenciarlo y así, continuar con tarea.

—¡Demonios! —Exclamó Neji cuando escuchó que su celular volvió a sonar. Se enderezó en su lugar y tomó el aparato entre sus manos para leer con atención el contacto— Es el padre de Ita.—Habló mirando a su novio.

—Pon el altavoz.—Dijo Shikamaru.

¿Hola? —Atendió el joven luego de soltar un suspiro de molestia.

Su novio no iba a perder la oportunidad de poder pasar un agradable rato con su pareja, solo porque el padre de su amigo estaba al teléfono.

Arriesgándose a que el Hyuga le de un puñetazo por estar interrumpiendo, lo recostó nuevamente en la cama para poder volver a su labor anterior.

Buenas tardes Neji, lamento molestarte —La falsa amabilidad en la voz de Fugaku provocaban en el castaño las ganas de lanzar el celular contra la pared— Quisiera sabes si sabes algo de mi hijo, he estado buscándolo estos días y no he podido comunicarme con él.

Lo lamento señor Fugaku —El castaño soltó un suspiro de satisfacción cuando sintió al pelinegro mayor pasar una de sus manos sobre su erección. Carraspeó y frunció el ceño en un vago intento por concentrarse— No he hablado con él desde hace tiempo más que en la escuela, pero no me ha comentado nada. ¿Ha ocurrido algo malo?

Se ha ido de casa hace bastante y solo me ha dicho que estaba bien —Neji posó su mano sobre su boca tratando de aguantar un fuerte gemido cuando Shikamaru engulló su miembro— Pero necesito hablar unas cosas con él.

Yo...—Trató de apartar a su novio de su labor sin lograr conseguirlo. Una vez más, se aclaró la garganta para poder continuar hablando— Lo lamento, pero...—Respiró profundo sintiendo como su cuerpo temblaba ante cada succión que le proporcionaba el mayor— ¿Quisiera que le diga algo? —Silenció por un momento su micrófono y habló a su pareja — ¿Puedes... Puedes dejarlo para cuanto termine? —Preguntó acompañado de un gemido.

Shikamaru se alejó y con una sonrisa ladina, contestó.

—No, ahora continúa hablando que quiero saber de que se trata.—Habló divertido.

Neji volvió a encender su micrófono. Fugaku se había mantenido en la línea, sin embargo, fue incapaz de escuchar lo que le estaba contestando.

Disculpe ¿Podría repetir? —Suspiró— Se ha entrecortado y no he alcanzado a oírlo. No hay...—Se detuvo un breve instante para cerrar sus ojos con fuerza disfrutando del placer y concentrado en no dejar que sus gemidos se escuchen— No hay buena señal en donde estoy.

Dile que necesito hablar con él, es algo urgente que se tiene que resolver.

Por supuesto, señor, yo le aviso —Dijo el castaño— Que tenga una buena tarde.

Dejó su celular nuevamente sobre la mesa a su lado y guio sus manos hacia sus sábanas para sujetarlas con fuerza.

—Shika, espera...—Habló con la voz entrecortada— No aguanto.—Avisó.

El pelinegro, por su lado, apresuró sus movimientos permitiendo que su pareja llegara al tan ansiado clímax.

Se incorporó lamiendo sus labios y se acercó al menor con una diminuta sonrisa, para poder capturar sus labios.

—Será mejor que nos duchemos —Comentó— Prometiste visitar a mis padres y debes hablar con Itachi, seguro está con Naruto.

—De acuerdo —Asintió con la cabeza— ¿Pero no sería mejor que me ocupe de eso primero? —Preguntó el ojiperla, pasando un mano sobre el miembro erecto y adolorido de su novio.

—Lo harás, cariño —Contestó— Pero te tomaré en la ducha, así partiremos antes.—Besó una vez más sus labios y lo levantó con agilidad para dirigirse al baño.

 

 

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—Buenas tardes, padre.—Habló Neji ingresando a su hogar.

—¿Cómo te ha ido, hijo? —Hizashi observó detrás de su pequeño a una persona de cabello negro cerrando la puerta de entrada— Joven Nara, siempre es un gusto verlo.—Sonrió el mayor cuando lo reconoció.

—Igualmente, señor.—Sonrió Shikamaru con amabilidad.

El muchacho castaño caminó hacia el sofá de su sala y se sentó frente a su padre, a un lado de su novio, para poder conversar.

—¿Padre, se ha comunicado el señor Fugaku contigo? —El adulto frunció el ceño demostrando su confusión ante la pregunta. Notaba a su hijo un poco nervioso. 

—Para nada ¿Ha ocurrido algo malo?

—Es lo que temo —Confesó— Se ha comunicado conmigo para saber sobre el paradero de Ita pero no me dijo mucho, más que solo avisarle que quería hablarle.

—¿No crees que quizás es solo eso? —Hizashi sabía que el padre del mejor amigo de su hijo, no tenía muchos límites cada vez que quería algo, pero quizás en este momento, solo estaba preocupado por su único hijo— Coméntaselo a Itachi y deja que él decida, cariño.—Se levantó y acarició con suavidad los cabellos de ambos jóvenes, para luego, salir de la sala.

—Siempre voy a estar agradecido de que tu padre no sea como el señor Uchiha —Comentó Shikamaru abrazando al menor— Me cae demasiado bien.—Neji sonrió mientras permitía que su novio bese su mejilla.

°

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—Créeme Sakura, mi padre me informó que mi boda con Itachi será pronto.—Habló la castaña con un semblante feliz, mirando a su mejor amiga.

—¿Estás segura Izumi? Mis padres me comentaron que está en pareja con un chico que no es de los nuestro.

—Lo estoy —Aseguró con el ceño fruncido— Fue Fugaku quien insistió en nuestro compromiso —Se colgó del brazo de la chica de cabellos rosados y soltó un suspiro de felicidad— Te prometo que serás mi dama de honor.

Ambas caminaron hacia la salida de su institución.
Izumi quería hablar con el joven Uchiha y lo hubiera hecho antes si lo hubiera podido encontrar a solas, sin embargo, siempre estaba acompañado de la lapa de Neji, como ella le llamaba.

—¿Izumi? —Sakura paró en seco cuando vio como un desconocido abrazaba a su compañero.

La castaña soltó su brazo y caminó a paso rápido hacia Itachi a la espera de que le de una explicación.

°

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—Te extrañé, cielo.—Habló el Uzumaki.

—Nos vimos en la mañana.—Comentó el menor riendo.

—Lo se, pero no fue suficiente —Naruto acercó su rostro al contrario para depositar un suave beso en sus labios— ¿Neji no ha venido? —Preguntó mientras lo buscaba. Su novio siempre estaba acompañado de él.—Estaba seguro de que Shika me había dicho que lo iba a traer —Volvió su rostro al azabache y frunció el ceño— No me digas que se quedaron haciendo cochinadas. Mira que Shikaku no estará complacido con ello.—Finalizó soltando una pequeña risa.

—Lo hizo pero me dijo que no podía quedarse luego de clases, tenía un asunto importante.—El rubio sonrió al notar el brillo de curiosidad en sus oscuros ojos.

Tomó la mano del menor y cuando estaba por comenzar a caminar, la castaña que había visto una vez colgada del brazo de su novio, se presentó frente a ellos.

—¿Se puede saber que haces con este? —Preguntó señalando al blondo con su dedo índice— Toda la escuela te está mirando, Ita.

—¿Sabes algo, linda? —Naruto se puso frente a su pareja mirando a la joven con enojo. Sintió un pequeño pellizco de parte del menor y giró el rostro tirando un beso al aire en su dirección, sabiendo que su cielo estaba celoso— No es tu vida como para que tengas que advertir de ciertas cosas y me molesta que vengas a pedirle explicaciones a mi novio.

—¿Tú novio? —Rio con sorna— Itachi es mi prometido y espero que eso te quede claro a partir de hoy —Observó con una sonrisa el rostro confuso de ambos— Ita y yo nos vamos a casar, así que te pediré que lo dejes en paz y vuelvas a la cueva de donde saliste.

El pelinegro tomó del brazo a Naruto, al ver como comenzaba a apretar sus manos en un puño y tiró de él hacia atrás para poder quedar al frente.

—¿Yo soy tú prometido? —La joven asintió segura— ¿Y puedo saber desde cuando? Porque te aseguro que yo no lo sabía.

—Desde que el señor Fugaku le prometió a mi padre unirnos en matrimonio.

Itachi frunció el ceño con enojo y giró a mirar a su novio, quien ya no se encontraba en el lugar en el que él lo había dejado.

Giró su cabeza en distintas direcciones y lo vio caminando por el parque frente a su institución, en dirección a su motocicleta, a paso ligero, se veía realmente enojado.

Dejó a la joven, quien lo llamaba a gritos pidiéndole que se detenga y corrió hacia su pareja, interponiéndose en su camino.

—¿Estás enojado conmigo? —Preguntó el azabache.

Naruto se detuvo cuando estuvo a punto de chocar con él. Su rostro se encontraba enrojecido por la ira que sentía y trataba de todas las maneras posibles controlarse para no empeorar la situación con su pareja.

—Tú no eres el problema —Habló con los dientes apretados— Pero debo de ir a hablar con tú padre para dejar algunas cosas claras.—Lo esquivó con facilidad y continuó su camino antes de ser detenido nuevamente.

—Naru, deja esto como está —Imploró casi con miedo— Sabes que no voy a aceptar esto, no tienes porqué arriesgarte.

El mayor cerró sus ojos y suspiró, para acto seguido, abrirlos nuevamente encontrándose con esos ojos negros con los que soñaba ver cada vez que despertara.

—Te amo —Dijo con tono suave, provocando que los ojos onix del azabache se cristalizaran. Era la primera vez que su pareja le decía las palabras que tanto había querido escuchar— Y es por lo que siento por ti por lo que quiero hablar con tú padre y dejarle en claro que estás conmigo —Se acercó y besó con lentitud los labios del menor— Te amo, cielo —Repitió con una sonrisa— Y me he prometido luchar con todo el mundo si es necesario para poder mantenerte a mi lado. No ignores esto y permite que sea yo quien de la cara a tu familia por lo nuestro.

Itachi se abrazó a la cintura de su pareja y enterró su rostro en el pecho del mayor, restregándose para poder secarse las lágrimas con la camisa. 

—También te amo, Naru —Lo miró y le sonrió— Hagamos esto juntos. Una relación de pareja es de dos, no voy a dejar que enfrentes todo tú solo.

El ojiazul besó sus labios una vez más y llegaron al vehículo tomados de la mano.

Naruto sentía la rabia hacerse presente en su cuerpo, mientras que trataba de contenerla para no demostrarle a su amado sus sentimientos actuales.
Por otro lado, Itachi no sabía que sentimiento predominaba. El enojo estaba presente por las decisiones que su padre tomaba por él aún sin estar a su lado, a su vez, el miedo se mezclaba con la emoción anterior por no saber exactamente que era lo que podría llegar a pasar.

Dudaba que su padre se lance a los puños como estaba seguro de que Naruto haría si se viera en esa situación, pero estaba completamente seguro de que su novio no haría nada más que hablar para no empeorar la situación.

Vio a su pareja sacar un cigarrillo de su bolsillo y encenderlo, dándole una calada y dejando escapar el aire mezclado con el humo azul que había metido a sus pulmones.

°

Ambos jóvenes esperaban en la entrada de la mansión Uchiha a la espera de que les abrieran.

Una señora alta, muy parecida a Itachi y que era la misma que había golpeado al rubio a las afueras del restaurante elegante, corrió hacia el menor para envolverlo en un abrazo.

El chico no podía decir que no había extrañado un abrazo de su madre. Era la única que lo abrazaba siempre que llegaba de su instituto, pero luego de eso, ni Fugaku ni Mikoto habían demostrado alguna muestra de cariño hacia su único hijo, no como Minato o Kushina le demostraban el amor que le tenían a Naruto, cada vez que podían.

—Mi pequeño, te he extrañado tanto.—Aseguró la dama con los ojos llorosos.

Su hijo golpeó levemente la espalda de la mujer y se alejó apegándose más al blondo.

—Venimos a hablar con mi padre.—Dijo con tono serio.

Mikoto observó al rubio e hizo una clara mueca de asco. No le agradaba su personalidad en lo poco que había podido "hablar" con él ni su apariencia.
Sus negros ojos viajaban desde su alborotado cabello rubio, bajando por su camiseta blanca debajo de su chaqueta de cuero negra, para finalizar en sus jeans negros y con roturas en distintos lados de sus piernas, acompañados por una zapatillas del mismo color.

—Yo también he esperado para hablar contigo.—Ambos jóvenes dirigieron sus ojos hacia el hombre que había hablado desde la puerta— Pero primero quiero hablar con él.—Apuntó al blondo, para luego, ingresar nuevamente a su hogar.

Itachi giró su cabeza hacia su pareja, buscando algo que le indique que hacer o que decir, pero simplemente se encontró con la sonrisa de su rubio que le transmitía tranquilidad.

Naruto ingresó a la mansión con pasos tranquilos, tratando de transmitirse la misma seguridad que le había dedicado a su novio, a él mismo.
Observó al hombre castaño parado junto al marco de una puerta, quien le hacía señas para que ingresara a la habitación.

Una vez dentro, se sentó frente al gran escritorio de roble, mientras que del otro lado, el adulto ocupaba su lugar.

—Debes esperar a que te ofrezca el asiento.—Habló el Uchiha luego de aclararse la garganta.

—Lo lamento —Habló el ojiazul tratando de que el enojo que sentía por recordar el compromiso de su cielo, no se notara en su voz— No he recibido clases de buenos modales como su familia, simplemente hice lo que toda persona haría para comenzar con la conversación.—Fugaku elevó una de sus manos, indicándole que se callara.

—Vamos a ser claros —Comenzó— Quiero que mi hijo vuelva a la casa, tiene responsabilidades que atender.

—¿Estamos hablando de su empresa o del matrimonio al que lo comprometió sin siquiera saber?

—Parece que te ha contado.—Dijo con una sonrisa de lado.

—Nos hemos enterado hoy.

—Eso hace las cosas más fáciles —Se levantó de su asiento y caminó hacia una gaveta que contenía su licor para servirse un vaso de whisky sin ofrecerle al blondo— Ahora me serás de mucha ayuda.—Volvió a su lugar bajo la mirada confusa del menor.

°

—¿Realmente no piensas volver a casa? —Preguntó Mikoto.

—¿Para qué? ¿Para ocuparme de la empresa? ¿Para casarme con Izumi cuando ustedes ya saben que tengo pareja? ¿Para ser infeliz? —La dama frunció el ceño— Prefiero seguir con mi vida tal y como está.

La Uchiha suspiró repetidas veces para no alterarse. Su esposo le había comentado de lo que podría ocurrir si Itachi volvía para hablar con ellos, por lo que sabía que no iba a ser fácil que su hijo cambie de opinión e igual así, lo intentaría.

—Hijo, entiende... —Mikoto se vio interrumpida por el sonido de una puerta cerrarse con fuerza en el interior de su hogar y segundos después la supuesta pareja de su hijo salió al lugar donde se encontraban.

El menor frunció el ceño al verlo. La respiración de su novio se podía oír por lo pesada que se encontraba y se acercó a él para poder hablarle, sin embargo, su padre se hizo presente en la entrada de la gran casa mirando al blondo con enojo.

—No puedes irte así, debemos seguir hablando.

—¿Seguir hablando? —Naruto preguntó con burla— ¿Cree que es correcto lo que hizo? —El menor de los Uchiha lo miró confuso— No pienso alejarme de Itachi a menos que él me lo pida y no puede... —Calló al sentir la mano de su amado sujetar su brazo.

—¿No puede qué? —Preguntó su acompañante a la espera de que continuara— ¿Qué es lo que no puede hacer, Naru?

—Esto no te concierne, Itachi.—Habló su padre.

—¡Deja de decir eso! —Exclamó agotado— Es mi vida de la que estás hablando y has hablado con mi novio, claro que me concierne.

—Entra.—Fugaku se dirigió nuevamente al Uzumaki, ignorando a su hijo.

—No lo haré —Sentenció el ojiazul. Suspiró para calmarse y giró para hablarle a Itachi— Será mejor que nos vayamos, mi cielo.—Y ante la mirada de asombro de ambos padres por como se refirió hacia su hijo, tomó la mano del pelinegro dispuesto a irse, pero frenó en seco cuando escuchó lo que dijo el padre del mismo.

—Puedes aceptar mi oferta.

Y eso fue todo. Naruto ya no pudo soportarlo y a paso ligero se dirigió a Fugaku, a quien habría golpeado con toda su furia si su pequeño cielo no se hubiera interpuesto entre ambos.

—¿Crees que voy a aceptar su dinero para que me aleje de Itachi? —Preguntó en un grito— No tiene ni una mínima idea sobre ser padre —Rio sin gracia— ¿Pero qué digo? Ni siquiera tiene idea sobre como ser una persona —Abrazó a su estupefacto novio por la confesión— No tiene ni idea sobre como lastima a su hijo por hacer las cosas que quiere hacer, solo por actuar bajo el egoísmo y la avaricia —Acarició con cuidado el cabello negro del menor tratando de hacerlo sentir protegido y querido. Sabía que todo lo que escuchaba estaba siendo un golpe duro para el chico y lo aseguró cuando lo escuchó llorar— Prefiere casarlo con alguien a quien no ama, hacerlo trabajar de algo que no le gustará nunca. Prefiere hacerle su vida miserable sin importarle absolutamente nada, siempre y cuando pueda vivir su vida a través de la de su hijo, pero déjeme decirle una cosa, señor — Lo miró con el rostro sonrojado por la ira— Mientras yo pueda estar a su lado, jamás voy a permitir que usted o su esposa la dañen.

Y sin más, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la calle en busca de su motocicleta, sin soltar al menor de sus brazos.



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Naruto acariciaba el largo cabello de su novio.

Desde hacía rato sabía que se había dormido luego de haber llorado por horas.
No se le hizo fácil calmarlo y supo que no solo había sido por la confesión sobre lo que le había dicho Fugaku, sino que había llorado por todo lo que había sucedido desde que tenía memoria.

Todo el mal que sintió y que había retenido dentro de su ser como si fuera un guerrero, simplemente lo dejo salir en ese momento.

—Mi padre te ha ofrecido dinero para que me dejes ¿Sabes como me siento? —Había preguntado Itachi.

Lo veía tan frágil, tan dolido, tan destrozado al descubrir lo que sus padres eran capaz de hacer, que solo pudo atinar a abrazarlo y permitir que se descargara por completo en sus brazos.

La angustia había cerrado el pecho del mayor, un nudo se había instalado en su garganta y se permitió derramar lágrimas silenciosas mientras escuchaba los dolorosos sollozos de su pareja.

No sabía como se sentía porque Itachi había pasado por una situación que el blondo sabía que jamás pasaría con sus padres, sin embargo, podía llegar a hacerse una idea sobre sus emociones.

Naruto cerró sus ojos por un momento y los volvió a abrir rememorando la conversación con el padre de su cielo.

—Vamos a ser claros —Comenzó— Quiero que mi hijo vuelva a la casa, tiene responsabilidades que atender.

—¿Estamos hablando de su empresa o del matrimonio al que lo comprometió sin siquiera saber?

—Parece que te ha contado.—Dijo con una sonrisa de lado.

—Nos hemos enterado hoy.

—Eso hace las cosas más fáciles —Se levantó de su asiento y caminó hacia una gaveta que contenía su licor para servirse un vaso de whisky sin ofrecerle al blondo— Ahora me serás de mucha ayuda.—Volvió a su lugar bajo la mirada confusa del menor.

Naruto lo observó con el ceño fruncido. No estaba seguro de saber que era lo que el hombre quería.

—Quisiera que sea claro  —Habló cansado — No vine para jugar a las adivinanzas o lo que sea, solo quiero que deje de hacer lo que está haciendo.

Fugaku lo miró interesado.

—¿Y que crees que hago?  —Preguntó con una sonrisa.

—Planearle la vida a su hijo. —La voz de Naruto era fuerte y clara — Está queriendo que su hijo viva la vida que usted a vivido o que simplemente, no ha podido vivir. De una u otra manera, está planificando y afectando la vida de Itachi  —El blondo tamborileó sus dedos sobre la madera del apoya brazos de su asiento — Y por ende su felicidad.

El Uchiha lo miró con una ceja alzada. No esperaba esa clase de palabras y mucho menos la defensa hacia su unigénito.

—Tu preocupación por mi hijo me causa cierto conflicto.

—¿No tendría que alegrarse porque la pareja de su hijo se preocupe?  —Naruto preguntó con incredulidad.

—Me alegraría si esa pareja es la ideal para él  —El rubio frunció el ceño — No te enojes, simplemente creo que la persona que hemos elegido para que sea su compañera de vida, es la clase de persona que quisiera que muestre esos sentimientos por él.

Un sonoro suspiro escapó de los labios del Uzumaki.
Ya estaba harto de toda esa mierda de la pareja y familia perfecta. Quería terminar con todo cuanto antes para poder volver al lado de la persona que tanto ama.

—¿Solo para esto me ha llamado?  —Preguntó — ¿Para decirme que no soy la persona correcta para él? Bien, si es así, me retiro porque no quiero escuchar nada más. —Naruto se levantó de su lugar y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Te propongo un trato  —Habló el señor, logrando que el joven se detuviera y se volteara a verlo con una ceja alzada — ¿Cuánto quieres?

—¿De qué habla?

—Por favor  —Fugaku se levantó de su asiento también y con su vaso de whisky en mano, comenzó a pasear por la habitación — Sin ánimos de ofenderte, me resulta extraño que una persona como tú esté saliendo con Itachi  —Los puños de Naruto se apretaron cuando entendió a lo que se refería — Pero a su vez, no entiendo el porqué de esa extrañeza  —Bebió un sorbo del licor y continuó — Hay muchos casos de personas que se meten con gente adinerada para poder obtener algo, entonces lo haré más fácil para ti y te pregunto ¿Cuándo quieres?  —Repitió.

—No puedo creerlo  —Susurró — ¿Realmente planea darme dinero para que me aleje de él?

—Todo el mundo tiene un precio, muchacho, puedo darte tanto como me pidas. —Dijo con una pequeña sonrisa.

—Lamento si mi respuesta no le gusta  —La sonrisa del hombre se borró automáticamente — Pero no pienso aceptar dinero para dejar a Itachi. A menos que sea él quien me deje, no tengo planeado alejarme.

—No entiendo, supuestamente estás con él porque lo amas  —La mirada confusa del mayor, hizo confundir a Naruto también — Si tanto lo amas ¿Por qué no solo alejarte y ya? ¿Estás dispuesto a arruinar su vida solo por unos billetes que tarde o temprano se acabarán?

El rubio soltó una carcajada sin gracia.

—¿De verdad es usted quién me lo dice? Porque lo amo es la razón por la cual no aceptaré que me alejen de él  —Habló seguro — Ese sentimiento es real y no estoy con él por lo material, creí que había quedado claro  —Dejó escapar un nuevo suspiro. Si no se controlaba, iba a arremeter contra él impactando su puño en la cara del mayor — Soy capaz de darle a Itachi todo lo que necesita e incluso más. —Fugaku rio.

—¿De verdad? ¿Le podrás dar una casa como ésta? ¿Un auto último modelo? ¿El último modelo de celular? ¿Podrás darle la vida de lujos a la que está acostumbrado?

—Lamento decepcionarlo pero tal parece que yo conozco mejor a su hijo de lo que lo conoce usted  —El blondo se acercó a la puerta y tomó el pomo dispuesto a salir — Tendría que saber que jamás le ha importado nada de esas cosas ¿O lo ha visto feliz mientras a estado aquí? Si fuera así, con tal de no perder nada, simplemente se hubiera mantenido callado y ahora mismo estaría por casarse con la chica a la que usted lo prometió.

—Y lo hará. —Aseguró el Uchiha.

—Espero que no sea tarde cuando se de cuenta del daño que le está causando a su hijo y que no lo haya perdido definitivamente cuando entienda que lo que hace está mal. —Fugaku frunció el ceño al oír las palabras del joven por la similitud a las que le había dicho su sobrino.

—Última oportunidad de aceptar, se que tus padres estarían feliz por ello.

—Puede quedarse con su asqueroso dinero y espero que sea la última vez que hable de mis padres. —Dijo Naruto enojado, saliendo de la oficina y dando un fuerte portazo.

Volvió a la realidad cuando sintió a su novio removerse encima de su pecho.

Bajó la vista y se encontró con los hipnotizantes ojos negro del azabache.
Su piel estaba pálida y sus onix rojos e hinchados por tanto llanto.

—¿Cómo te sientes, cielo? —Preguntó con dulzura.

—Mucho mejor —El intento del menor por dedicarle una sonrisa, le hizo devolverle el gesto con tristeza— Será mejor que me vaya, ya es tarde.

—Puedes quedarte —Habló— Quisiera estar a tu lado en este momento —Besó su mejilla y lo acercó a su cuerpo abrazándolo con fuerza— Mis padres no tendrán problema.

El menor asintió y Naruto se levantó de su cama.

—Iré a prepararte algo de comer ¿Si? No has ingerido nada desde hace horas.

—Muchas gracias, Naru, por quedarte conmigo.—Aclaró al ver el semblante confuso de su pareja.

—Te lo he dicho, te amo.

—Te amo.—Respondió el pelinegro, recibiendo un tierno beso en los labios.

El Uchiha se recostó nuevamente cuando vio al mayor salir de la habitación, dejando la puerta entre abierta. 
Se sentó nuevamente en la cama cuando vio como la pequeña abertura se hacía más grande y Kurama, el perro de Naruto, ingresaba al cuarto para poder subirse a la cama y echarse a su lado.

¿Su padre realmente había sido capaz de ofrecerle dinero a su novio para que lo dejara? Por supuesto, Naruto mismo le había dicho que no lo aceptaría y su padre jamás negó la situación.

Tenía miedo. Fugaku era la clase de persona que hacía todo lo que estuviera a su alcance para conseguir lo que quería y si fue capaz de tratarlo como a un objeto o comprometerlo a una mujer aún sabiendo que estaba en pareja, no estaba seguro de que límites tendría.

Temía por Naruto aún sabiendo que el mayor era completamente capaz de defenderse, aún así, las influencias de su padre iban mucho más allá de las que pudiera tener el rubio y su familia, siendo ese el caso, no sabía que tan grave podía ser lo que sea que Fugaku planeara para que él vuelva a su hogar a cumplir las obligaciones que su progenitor deseaba.

Miró sus manos por un momento, tratando de aclarar las dudas que rondaban en su cabeza con respecto a si estaba bien o no las decisiones que estaba tomando. Pensaba una y otra vez en todas las personas que pudieran salir afectadas en la guerra contra su padre.

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Naruto sonrió cuando vio a su padre sentado en la mesa del comedor a la espera de la cena.

—Hola —Saludó el rubio con una sonrisa— ¿Hace mucho has llegado?

—Hace unos minutos —Contestó Minato devolviéndole el gesto a su hijo— ¿Todo bien? —Preguntó al ver el rostro cansado de su hijo.

—No mucho, hoy he conocido al padre de Itachi —Kushina apareció por detrás acariciando el cabello de Naruto y se sentó en las piernas de su esposo— Solo se que es un asco de padre —Se quedó en silencio por un momento y continuó— ¿Pero qué digo? Es un asco de persona.

—¿Tan mal están las cosas? —Preguntó la pelirroja con el ceño fruncido.

—Me ha ofrecido dinero para que deje a Ita, imagínate.

Y una vez más, a ambos padres les sorprendía lo ilimitado que podrían ser esa clase de gente.

—Oigan —Ambos adultos lo miraron— He invitado a Ita a dormir aquí, no quiero dejarlo solo ahora, ha estado llorando toda la tarde ¿Está bien para ustedes?

—Por supuesto que si, no hay ningún problema.—Dijo el rubio mayor.

—Te prepararé un plato con comida para que le lleves.—Naruto los abrazó a ambos y se alejó sonriendo cuando recibió un beso de cada uno en sus mejillas.

Una vez que tuvo la cena servida en dos platos sobre una pequeña fuente y todo lo necesario para acompañarla, subió las escaleras y se adentró a su cuarto para poder comer junto a su pareja.

—¿Tan rápido me cambiaste? —Preguntó el blondo al ver a su mascota siendo abrazada por el azabache.

—Es mucho más calentito que tú, pero te prefiero de todos modos.—Contestó el menor con una pequeña sonrisa divertida que fue devuelta por reflejo.

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Shikamaru alzó un brazo cuando vio a sus amigos llegar al parque en el que siempre se juntaban.

—¿Dónde están Nagato y Pain? —Preguntó Neji a los mayores, quien se encontraba sentado junto a su novio.

—Seguro comiéndose entre ellos.—Respondió Kiba con una sonrisa.

—Cállate pulgoso —Habló el pelirrojo.

El Uzumaki y su pareja venían del lado contrario al que llegaron sus amigos.

—Oye, Akamaru no tiene pulgas que contagiarme.—Dijo el moreno.

—Jamás dije que él las tuviera, aunque ahora que lo pienso, creo que sería bueno que no te le acerques tanto por si se las contagias.

—¿Dónde andaban? —El joven regordete fue quien preguntó, con una pequeña sonrisa pícara en sus labios, cortando la pequeña pelea entre sus amigos.

—En una cita —Contestó Nagato con simpleza— Hicimos un picnic.—Elevó la canasta con lo que habían llevado, para mostrarla.

—¿Ha sido tu idea? Dudo mucho que algo así de romántico saliera de la mente de Yahiko.—Habló Shikamaru, siendo receptor de una sonrisa por parte del pelirrojo y un sonrojo que se mostraba en el rostro de su amigo de piercings— No me lo creo.

—Pain es muy romántico.—Comentó el Uzumaki.

—Eso quisiera comprobarlo.—Dijo Inuzuka.

—Pues no lo harás, pulgoso, solo puede ser así conmigo.—Tomó un pequeño trozo de pan de la canasta y se la lanzó al moreno a la cara.

Pain al ver a Kiba levantarse del suelo, donde se había sentado previamente, le lanzó un mirada que le prometía sufrimiento si se atrevía a tocar a su novio. Cuando vio que su amigo recibía correctamente el mensaje, se dirigió al resto de los jóvenes y se sentó a su lado, escuchando como Nagato y Kiba discutían.

—¿Dónde están Naruto e Itachi? —Preguntó.

—No vendrán —Habló Shikamaru— Itachi está mal por una pelea que su padre y Naruto han tenido, no se muy bien que ocurrió, me dijo que luego nos contaba.—Pain asintió entendiendo.

—¿Podría ir a verlo luego? —Preguntó Neji.

—Por supuesto, cariño, le hará bien tener a su amigo cerca.

Comenzaron a conversar luego de que se unieran los muchachos restantes que se habían quedado discutiendo a un lado de ellos.

—¿Qué te pasó? —Preguntó Choji soltando, sin pena, una carcajada al ver a Kiba completamente empapado.

—Nagato me pasó —Habló con el ceño fruncido— ¿No lo vieron arrojarme el agua? —Todos negaron mientras el Uzumaki fingía no entender de lo que hablaban— De todas formas prefiero esto antes que los golpes de Pain.—Afirmó viendo como el nombrado besaba la mejilla de su pareja.

 

Espero que les guste el capítulo.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

—Sus nombres son Minato Namikaze y Kushina Uzumaki —Habló el hombre frente a Fugaku. Mantenía una carpeta marrón abierta sobre sus piernas mientras leía la información que había recopilado— Ambos viven con su hijo en el distrito que está pasando el cruce de la Avenida dos.—El sujeto extendió cuatro fotografías mostrando a los integrantes de la familia— Actualmente, también viven con el hijo de la hermana de la señora Uzumaki, Nagato.

—Esto ya lo sabía —Afirmó— Quiero saber si has podido descubrir alguna acción ilícita de parte del padre.

—Lo siento, señor, pero según mis investigaciones, el señor Namikaze es un hombre de buena moral —Bebió un sorbo de su taza de café— Será complicado meterlo tras las rejas.

—No te preocupes —Fugaku sonrió— Tengo amigos que me harían el favor.

°

°

°

Naruto acariciaba el pequeño cachorro que se encontraba sobre la camilla de la clínica veterinaria.

Besó una última vez su cabeza y se lo extendió a su dueña para poder finalizar con el papeleo de las vacunas del pequeño animal.

—Esto es todo —Habló el blondo con una sonrisa extendiéndole la libreta— Tiene que volver el siguiente mes para darle la que sigue. Está en perfectas condiciones.

La joven agradeció con una sonrisa y salió del consultorio con su perro en sus brazos.

—Hiciste un gran trabajo.

—Muchas gracias, señor Amao.—Contestó el Uzumaki.

—Ya te lo dije —Habló el anciano con una sonrisa— Solo Hikaru. Ya terminó tu turno, puedes retirarte.

Ordenó y desinfectó los materiales que había utilizado y salió despidiéndose de su jefe luego de colgar su bata en el perchero.

Al llegar a su motocicleta, se colocó el casco y emprendió camino hacia la biblioteca en busca de su novio.

°

°

°

—Itachi, hijo mío.—Habló el patriarca Uchiha acercándose.

—¿Padre? —Su rostro se tiñó de incredulidad— ¿Qué haces aquí? 

Fugaku miró en distintas direcciones en busca del rubio.
Sabía que lo esperaría y vio la oportunidad de acercarse a Itachi cuando los estudiantes se alejaron de la entrada de la biblioteca yendo hacia su destino.

El joven azabache se había sentado en el primer escalón del gran edificio utilizando su teléfono celular para distraerse.

—Necesitaba hablar contigo, hijo —Tendió su mano para ayudar al menor a ponerse de pie. No se iba a sentar en el suelo sucio con su traje de marca— Se que me has de odiar por todas las cosas que han sucedido entre nosotros, pero yo te quiero, eres mi niño.—Acarició con suavidad una parte de su cabello que posaba sobre su rostro y tomó sus majillas entre sus manos— Solo quiero lo mejor para ti. Me he desvivido por ti desde el día en que naciste y no quiero que arruines tu vida estando con un joven que no es para ti.

—Le ofreciste dinero para que me dejara.—Habló el muchacho con el ceño fruncido.

—Y no lo ha aceptado —Aseguró su padre— No afirmo que sea una mala persona pero se perfectamente que no te dará lo que necesitas. Vamos, sube al auto y volveremos a la casa —Sonrió— Volverás a ver a tu madre.

Itachi lo miró. Toda esa actuación del padre preocupado por su hijo, ya no le afectaba en lo más mínimo.

—Me comprometiste con Izumi aún sabiendo que estaba en pareja —El menor soltó un suspiro y lo miró a los ojos— ¿Sabes? Me gustaría poder volver a casa y ver a mamá, que volvamos a ser una familia pero no que volvamos a lo de antes. —Fugaku lo observó con el ceño fruncido sin comprender— Volvería a la casa mientras no se sigan metiendo en mi vida. Si vuelvo, Naruto seguirá en mi vida como mi pareja y mis amigos también formarán parte de ella, estudiaré para ser veterinario y no me obligarán a seguir clases que no quiero o tener amistades que no deseo.

Su padre lo miró por un breve momento. Por supuesto que no iba a aceptar nada de eso. Su hijo necesitaba tener buenas amistades con las cuales entenderse, personas de clase que no de vergüenza presentar en su familia. Necesitaba una pareja agraciada que lo acompañe en su camino por llevar la empresa familiar y definitivamente, la clase de junta que tenía en el momento, no era la ideal para que su hijo pueda lograr todos esos objetivos que él tenía para que su vida fuera la mejor.

Fugaku iba a utilizar su última carta. Necesitaba que Itachi se preocupara por ese maleante que tenía de novio, quería que se asustara.

—Espero que pienses bien en tus acciones porque alguien más saldrá afectado por tu culpa.

—¿De qué hablas? —Preguntó confundido.

—Minato Namikaze puede estar tras las rejas luego de que haga mi llamado.—Sonrió el mayor. 

Los ojos del pelinegro se abrieron con miedo.
Si bien sabía que su padre era capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quisiera, jamás se imaginó que fuera capaz de dañar a un hombre inocente que no tenía nada que ver en esto. 

—El señor Minato no puede ir a la cárcel —Su dientes se apretaban por el enojo— No ha hecho nada malo.

—¿Y a quién crees que le creerán? —Fugaku soltó una risa divertida— ¿A él que está en ese lugar de mala muerte o a mi? Un hombre de bien con gran peso en su apellido. —Giró su rostro cuando sintió el sonido del motor de una motocicleta. Divisó a Naruto sacándose el casco luego de haber estacionado y volvió su vista a su hijo— Esperemos que tu novio no te odie cuando descubra que su padre fue encarcelado por tu culpa.

Y sin más, se alejó del menor dirigiéndose hacia su auto con pasos tranquilos.

°

Naruto se acercó con cuidado. Había visto a Fugaku hablar con su novio y su rostro parecía demostrar una extraña felicidad, más cuando se acercó a Itachi, tomó sus mejillas y plantó un suave beso en sus labios al notar sus ojos cristalizados.

—¿Qué demonios te ha dicho? —Preguntó tratando de sonar tranquilo.

El menor lo observó y sus ganas de llorar aumentaron.
¿Su padre cumpliría? Oh, por supuesto que lo haría. ¿Su novio lo odiaría? Una respuesta afirmativa cruzó por su mente.

No le iba a ocultar la verdad. Naruto necesitaba saber que a pesar de todo, Itachi estaba completamente enamorado de él y no iba a ocultarle que lo dejaría solo para poder proteger a su familia, misma que lo recibió con los brazos abiertos cuando su rubio los presentó.

—Tenemos que hablar.—Solo tres palabras que hicieron que los hombros de Naruto se cuadren y su rostro reflejara miedo.

Tomó la mano de Itachi y caminó hasta un banco de madera ubicado en la misma vereda de la biblioteca.

—¿Es por tu padre? —Preguntó el mayor cuando se sentó— ¿Te ha dicho algo malo?

—No podemos seguir con nuestra relación.—Declaró de golpe.

Los ojos azules se abrieron por la sorpresa. Siempre dicen que las personas se asustan ante la frase "tenemos que hablar" y comienzan a repasar lo que han hecho de su vida hasta la actualidad para saber en que se equivocaron. Sin embargo, no podía encontrar el momento exacto en el que hizo enfadar tanto a Itachi como para que quisiera finalizar con su noviazgo.
¿Le había gritado? No, siempre han estado perfectamente bien y no habían discutido en ningún momento. ¿Hizo algo que lo enfadó? Lo dudaba mucho, sabía que su novio se lo hubiera dicho en ese entonces. ¿Y si simplemente se había cansado? Eso era algo que podría llegar a pasar aunque le parecía demasiado pronto, a decir verdad. 

Muchas preguntas se formulaban en su cabeza y de ninguna tenía las respuestas solo con observar su rostro, pero solo pudo formular una pequeña frase con un deje de tristeza que oprimió el corazón del azabache.

—Creí que estábamos bien.

—Y lo estamos, pero yo...

—Te amo, Cielo —Aseguró interrumpiéndolo y se puso de pie frotando sus ojos con sus manos para no dejar salir las lágrimas que estaba a punto de derramar— Y no se me pasa por la cabeza algo malo que haya hecho para que decidas tomar esta decisión.

—Y yo te amo a ti —La contestación a su declaración y la voz quebrada de Itachi, provocaron que el rubio volteara— Te amo como no tienes una idea —Se puso de pie y caminó los pocos pasos que los separaban. Tomó las manos contrarias entre las suyas y las apretó con suavidad, sonriendo con un semblante de tristeza— Y no creas que has hecho algo malo. No voy a decirte la frase cliché de "No eres tu, soy yo" porque en este momento la persona culpable de mi decisión no somos ninguno de los dos, sino que fue mi padre. —El rostro de Naruto se contrajo ante la ira que iba calando profundamente en su ser— Yo... no sabía de lo que sería capaz hasta que hoy vino a amenazarme —El blondo abrazó con fuerza el cuerpo contrario, lo abrazó con tristeza temiendo no poder acomodar la situación— No voy a arriesgar a tu familia por querer continuar con un deseo que al parecer es egoísta.

—¿Deseo egoísta? Nos amamos, pequeño. —Naruto acunó el rostro del azabache entre sus manos y limpió las lágrimas que hacía rato habían comenzado a caer—¿Qué fue lo que te dijo? ¿Qué le puede hacer a mi familia?

—Me aseguró que puede llevar a tu padre a la cárcel a pesar de no ser un criminal, solo hace falta su llamado y tú sabes bien como funciona toda esa porquería.—Habló con su voz ahogada.

Por supuesto que el Uzumaki sabía como funcionaba. Las personas como él, aquellos de bajos recursos y ubicados en el lugar en el que se encontraban, nunca tenían el apoyo de las autoridades o el mismo gobierno para poder obtener una protección.

Siempre eran criminales, pandilleros o como sea que las personas los nombrasen y su oportunidad de poder integrarse en esa asquerosa sociedad, disminuía cada vez más ante los pensamientos ignorantes y retrógrados que la gente tenía.

—No quiero que me odies ni tampoco tu familia —Naruto volvió a la realidad al oír aquellas palabras— No puedo permitir que tu padre o alguno de tus allegados salga afectado solo por querer hacer mi vida a tu lado.

—Quiero que me escuches bien —Apoyó su frente en la contraria y ubicó su mano en su nuca enredando sus dedos en los cabellos negros— Nunca pero nunca —Enfatizó— Podría llegar a odiarte ¿Entiendes? —Volvió a rodearlo con sus brazos tratando de pensar, más el hecho de saber que se iba a tener que alejar de su pequeño cielo, nublaba su mente por completo por el enojo y la tristeza.—Encontraremos una solución.

—Ya encontré una —Habló el menor— Es por eso que estoy terminando contigo, yo... —Su voz se quebró e inhaló aire para tranquilizarse y poder continuar— No voy a arriesgarlos. Te amo y no voy a permitir que los lastime de ninguna manera.

—¿Y tú? Estás haciendo esto por nosotros, por mi pero ¿Qué hay de ti? —Preguntó el ojiazul— ¿Quién te protegerá? ¿Quién estará a tu lado?

—Estaré bien —Aseguró— Volveré a la casa como Fugaku tanto quiere, pero ya no voy a volver a ser el títere que él quiere que sea. Solo espero... volver a encontrarme contigo.

Naruto frunció el ceño.

—No hagas esto, no te despidas.—Dijo casi suplicando.

—Digamos que solo es un "Hasta pronto".

Itachi besó una última vez los labios del rubio queriendo recordar su textura, su sabor, queriendo recordarlo a él y procurando que Naruto no lo olvide.

¿Otro deseo egoísta? Solo quería terminar con todo eso. Si ser egoísta significaba poder vivir su propia vida sin importarle lo demás, junto a la persona que lo había enamorado, pues entonces si lo era.
Bien sabía que no podía pedirle a Naruto que lo espere porque simplemente, ni él sabía como iba a continuar todo una vez que vuelva a la casa, solo no quería olvidar lo único bueno que había obtenido de todo eso.

Por otro lado, estaban sus amigos. Aquellos que lo habían aceptado sin mirar o enfocarse en su apellido o de donde provenía. Solo era un chico más entre todos ellos.
Y por fin se daba cuenta, que una vez más, estaba perdiendo todo lo que lo había hecho sentir feliz en tan poco tiempo.
De nuevo separado de su, ahora, exnovio. Otra vez alejado de sus amigos. 

Quizás si era la clase de persona que solo se preocupaba por si mismo pero es que, cuando había vivido toda su vida encerrado cumpliendo los deseos de sus padres y luego había logrado probar lo que era la libertad, simplemente no quería dejar ir todo eso.

Ahora solo podía caminar sin voltear hacia atrás porque sabía que Naruto aún estaría ahí parado e Itachi estaba completamente seguro de que, si se daba vuelta para saludarlo una última vez, iba a mandar todo a la mierda y se iba a catapultar de un salto en los brazos de su rubio.

Toda esa libertad y felicidad, todo lo que había experimentado desde que se había perdido en el territorio de Naruto y a lo que tanto se había aferrado, se estaba escapando de sus manos como su fuera agua, quedando solo en su memoria.

Volverían los encierros, el chofer, las ostentosidades y la soledad.

Bajó la mirada y se dedico a caminar hacia la casa de Kakashi en busca de sus cosas. Su padre, nuevamente, se había salido con la suya.
Las lágrimas continuaban cayendo y solo pudo morder sus labios para evitar dejar salir un sollozo desde lo más profundo de su garganta.

°

Sus nudillos se encontraban blancos debido a la fuerza que hacía al apretarlos.
Indeciso, giró sobre su lugar un par de veces sin saber si ir a buscar al pequeño azabache o simplemente alejarse de allí y terminar con todo, tal como Itachi le había dicho.

Pero Naruto no era la clase de persona que se resignaba a perder sin luchar.
Estaba enamorado de su cielo y no estaba dispuesto a perderlo así como así.

Estaba decidido a lograr que, si su queridísimo suegro creía que era un delincuente tanto él como su grupo de amigos, entonces que esa creencia se haga realidad.



Hay situaciones que se presentan en la vida para demostrar que tan fuerte es uno, ¿No es así? 
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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Un suspiro escapó de sus labios mientras observaba el techo. Una vez más lo envolvía la soledad de su hogar.

Obito ya pasaba poco tiempo allí ahora que había comenzado una relación con Kakashi, ya no se juntaba con Neji ni siquiera en su instituto y no se había vuelto a encontrar con Naruto ni con su grupo de amigos.

Habían pasado solo dos semanas de haber terminado su relación. Catorce días de haber vuelto a la mansión.

La discusión que había tenido con Kakashi y con su primo, daba vueltas en su cabeza como si hubiera sido ayer.

—No puedes irte. ¿De verdad planeas dejar todo esto? Creí que querías una vida.—Dijo Hatake, pasando una mano por su rostro con cansancio.

—¿Y crees que no la quiero? Pero no puedo seguir con toda esta mierda —Su voz comenzó a elevarse sin que se diera cuenta— Estoy cansado de todo esto. Solo quisiera poder estar aquí o con Naruto y su familia en una cena. No quiero perder a mis amigos.

—Encontraremos una solución.—Habló su primo tratando de calmar el ambiente.

—¿De verdad lo crees? —Obito miró a su novio con el ceño fruncido— No ha hecho nada para detener a su padre, es un maldito cobarde.—Y sin más, se alejó yendo a su habitación.

Itachi terminó de guardar sus pertenencias dentro de su maleta, tratando de ignorar la presión en su pecho y sus ganas de llorar.

—Enano...—El menor se acercó a su primo y extendió su brazo para depositar un juego de llaves de la casa de Kakashi en las manos contrarias.

—Olvídalo —Habló tratando de mostrar una pequeña sonrisa— Agradécele por todo.

Su celular sonó provocando que vuelva a su realidad.
El nombre de su expareja iluminaba la pantalla en una notificación de mensaje.

Naruto
"Te extraño, Cielo."
>>8:18 pm.

Otro mensaje que solo lograba oprimir su corazón.

No había querido borrar su número ni bloquearlo. En cierta forma, a pesar del dolor sentimental que experimentaba, quería seguir recibiendo los mensajes del rubio, le hacía sentir que aún lo tenía presente.

Dichos textos, se repetían por lo menos, una vez al día y a pesar de no contestarlos, los guardaba y los releía cada vez que se encontraba a solas.

—Hijo —La voz de su madre se oyó desde el otro lado de la puerta— En unos minutos estará la cena, baja.

Solo dos semanas de haber vuelto y sentía que su vida estaba programada.

Estar a solas en su habitación durante horas, solo dedicarse a estudiar, estar con sus padres compartiendo la comida y luego ya no había nada.

Su rostro no mostraba emoción alguna. Sus facciones se veían completamente relajadas, como si no hubiera sentimientos dentro de él y su madre, Mikoto, más de una vez pensó que su pequeño ahora solo era un cascarón vacío.

Al llegar al comedor, se sentó a un lado de su madre y esperó con paciencia a que los empleados sirvieran los alimentos.

—Buenos días, familia.—Obito ingresó al lugar mostrando una suave sonrisa.

Desde que su primo había vuelto, sentía la tensión en el ambiente y le resultaba realmente incómodo estar sentado en la misma mesa con su familia.

—Buenos días, querido.—Saludó su tía devolviéndole el gesto.

La comida se sirvió en un silencio que envolvía la sala y una vez que los empleado terminaron, dejaron a la familia a solas.

—¿Cómo está yendo todo en tus estudios, Itachi? —Preguntó Fugaku queriendo entablar una conversación con su hijo.

—Muy bien.

La dama volteó la cabeza de un lado a otro, viendo a su hijo y luego a su esposo.

Sabía que el menor no estaba a gusto con volver a su casa a pesar de que el pelinegro hablaba lo justo y necesario, precisamente, solo contestaba a las preguntas que se le hacían y luego se encerraba en su mutismo.

—Mañana te acompañaré a inscribirte en la universidad —Mikoto observó a su esposo con miedo— Estás por terminar y debes tener tu lugar asegurado.

—No hace falta.—Contestó el joven.

—De acuerdo —Su padre accedió sin saber que más aportar a la charla— Le diré al chofer que te lleve, entonces.

—No te preocupes, queda a unos minutos del instituto.

El Uchiha mayor lo observó sin comprender. Si bien sabía que las universidades no estaban tan lejos de su ubicación actual, le costaría por lo menos unos treinta minutos en llegar al centro de estudios de economía y administración.

—¿Estás seguro? 

—Lo estoy, solo tengo que dejar los formularios que me dieron.

—Me alegra saber que ya has tomado tus responsabilidades —Itachi, quien se estaba llevando el cubierto con comida a su boca, lo dejó a mitad del recorrido y lo depositó sobre su plato con lentitud— Cuando acabes puedes ir a la empresa, puedes pedirle a Izumi que te acompañe.—Comentó.

—No estás entendiendo —Los tres miembros restantes de la familia voltearon a verlo— No voy a estudiar administración, creí que eso había quedado claro y no tengo trato con Izumi, así que te recomendaría que dejes la idea del casamiento de una buena vez.—Acotó.

—¿Qué quieres decir? —Fue Mikoto quien preguntó.

—Los formularios que debo llevar son para la universidad de veterinaria —El ceño del mayor se frunció con molestia y Obito trataba de reprimir la gran sonrisa que amenazaba con extenderse a lo largo de su rostro— Ya he dicho que era lo que quería estudiar y como bien dijo mi padre, tomé la responsabilidad —Los observó por un momento y soltó un suspiro. Ya les había hecho frente, necesitaba terminar— Con respecto a Izumi, no habrá compromiso ni una boda. Sabemos la verdadera razón por la cual dejé a Naruto, sin embargo, eso no significa que los planes que ustedes tenían para mi vida, yo vaya a cumplirlos.

La mano de Fugaku golpeó con fuerza la mesa provocando que su esposa y su sobrino brinquen en su lugar por el susto y aún así, Itachi no mostró ni un atisbo de emoción.

—No quiero que menciones su nombre dentro de esta casa —El menor observó su plato con aburrimiento— Tienes que ocuparte de la empresa, tienes que mantener la vida a la que estás acostumbrado.

—No es así —La tranquilidad en su voz, hizo que Fugaku sintiera que estaba perdiendo en la discusión— Ustedes quieren obligarme a eso. Estuve tiempo lejos de esta casa, de los lujos y a pesar de ello, nunca sentí la necesidad de querer volver aquí —El menor se levantó de su asiento dispuesto a irse— Te lo dije en su momento, padre —Habló mirándolo a los ojos— No vamos a volver a ser la familia que éramos antes, ya no voy a ser un títere.

El patriarca se puso de pie, dispuesto a aclarar todo antes de que su hijo se marchara del lugar.

—¿Esto es por él? —El menor lo miró sin comprender— ¿Es por el delincuente? Me refiero a lo de querer estudiar veterinaria y creer que eres un títere, porque sabes que nada de eso es verdad.—Quiso convencerlo.

—Quizás si sea por él —Sonrió por primera vez desde que había vuelto. Su madre lo observó con una pequeña sonrisa por verlo demostrar emoción— Me ha enseñado que simplemente tengo la oportunidad de poder hacer lo que quiera —Sus facciones volvieron a relajarse, eliminando por completo el gesto anterior— Ustedes ya vivieron sus vidas y ahora es momento de que yo haga la mía —Habló recordando las palabras del rubio— Siempre me gustó la veterinaria, nunca quise ocuparme de la empresa y eso se los había dicho más de una vez, me obligaron a dejar a la persona de la cual me había enamorado y me comprometieron con una chica que ni siquiera soporto —Pausó por un momento para tomar aire y continuó— Entonces dime, Fugaku, si eso no es ser un títere ¿Qué demonios es?

Sin esperar una contestación a su pregunta, se retiró del lugar con la cabeza en alto.

Sabía que tarde o temprano podría llegar a tener problemas con su padre y aún así, era lo que menos le importaba.

Ingresó a su habitación listo para descansar.

°

°

°

Observaba su celular una vez más.

Sus ojeras se marcaban más de lo normal por no haber dormido bien el día anterior. ¿Es normal sentirse tan mal cuando la persona que amas te termina? Puede que sea una exageración o simplemente, Naruto no había estado enamorado de alguien realmente.

Otro mensaje que enviaba y no obtenía respuestas.

No quería dejarlo, no a él.
Estaba decidido a ir a hablar con su suegro o exsuegro y exigirle que le permita a Itachi poder mantener una relación con él, si ese no era el caso, él estaba convenciéndose de que un secuestro sería lo más efectivo, aún así, no sabía que hacer al no tener respuestas de su parte. ¿Sería mejor dejarlo todo como estaba?

El Nara cruzó uno de sus brazos por sobre sus hombros y lo miró haciendo una pequeña mueca de pena.

—Te ves mal, amigo.

—Por alguna razón, me siento peor de lo que me veo.

—¿No te ha devuelto los textos aún?

—Y no creo que lo haga.—Contestó desanimado— ¿Neji no ha podido hablar con él?

Shikamaru soltó un bufido.

—Dijo que lo ha intentado pero él se niega a acercarse —Rascó su cabeza con una mano mientras esperaban en la puerta de entrada al resto de sus amigos— No se como le estará tratando su padre dentro de su casa, pero debe ser bastante grave como para alejarse de su mejor amigo ¿No crees?

Naruto miró una vez más su teléfono celular encontrándose con demasiados mensajes pero ninguno de su pequeño cielo.

—Quizás lo mejor sea que olvidemos todo esto —Su amigo frunció el ceño demostrando su confusión— No contesta mis mensajes, no hemos vuelto a vernos y él fue quien me terminó —Habló sintiendo que su garganta amenazaba con cerrarse por sus ganas de llorar— No se como está en su hogar pero él me aseguró que estaría bien, solo pido que me escriba aunque sea una vez para verificarlo pero no lo hace ¿Y sabes una cosa? —Tomó su celular e ingresó a los contactos para eliminar el número del pelinegro— Se acabó, si realmente le importara estaría aquí conmigo.—Dijo mostrándole que ya no lo tenía en su agenda

—¿Estás seguro de esto? —Preguntó su mejor amigo.

Naruto elevó una de sus manos para saludar a Pain, quien curiosamente, se dirigía hacia ellos mientras hablaba con Obito y Kakashi como si fueran amigos de toda la vida.

—Lo estoy.—Contestó decidido.

El pequeño grupo de jóvenes se unieron a los dos amigos que esperaban su llegada.

—¿Itachi? — La pregunta del Uchiha, quien observaba por sobre el hombro derecho del Uzumaki, provocó un ligero escalofrío que recorrió su espalda.

El rubio volteó con lentitud encontrándose con esos ojos negros que lo habían enamorado, distinguiendo un brillo de tristeza que se mostraban en ellos.

El menor saludó con un asentimiento de cabeza desviando su mirada de la persona que antes había sido su pareja.

—Creí que vendrías a dejar el formulario de inscripción cuando acabaras tus clases.—Habló el mayor acercándose a su primo.

—Y lo iba a hacer pero quería terminarlo cuanto antes —Comentó mirándolo— Debo irme o llegaré tarde.

Obito comprendió la actitud de su primo, quien pasó entre sus amigos con la mirada clavada en el suelo y salió sin emitir una palabra más.

Shikamaru dirigió su vista a su rubio amigo. No veía que fuera a hacer movimiento alguno. Se acercó un poco más a él a la espera de que dijera algo.

—¿Crees que me haya oído? —Preguntó con miedo.

—Es lo más probable.—Contestó sincero.

Tras soltar un suspiro, el grupo se dirigió a su salón de clases.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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Era extraño ver a Minato fuera de su lugar de trabajo o siquiera, fuera del distrito.

Aún así, allí estaba, de pie frente a él con una amable sonrisa e invitándole un café que no podía aceptar.

—Lo siento pero debo ir a casa.—Habló Itachi— Quizás otro día.—En su interior, rogaba por que el rubio acepte y se aleje.

—¿No tienes tiempo para mi? Nos llevábamos muy bien, pequeño y de la nada, ya no me aceptas ni un café —Su mirada se volvió astuta— ¿Unos dangos quizás? —Preguntó con una sonrisa ladina.

El azabache mostró un pequeño puchero. Le reprochaba mentalmente a Naruto por haberle contado sobre su obsesión con ese dulce colorido.

Observó en distintas direcciones, encontrándose con ese bendito chofer que era obligado a llevarlo a cualquier lado que necesite.

—De verdad lo lamento pero ahora no puedo.

Minato se acercó, tomándolo del brazo antes de que se alejara.

—Quiero hablar sobre ti y mi hijo —Itachi suspiró— Se que no debo meterme, ambos son mayores y esto es algo que solo les concierne a ustedes dos, sin embargo, quiero saber que fue lo que ocurrió para que acabaran con esa bonita relación que ambos tenían.

¿Sería bueno contarle? Había estado evitando al rubio por dos motivos: El primero, le dolía aún poder mantenerse en contacto y aún así no poder verlo. El segundo motivo, temía que pudiera hacer algo contra su padre que lo afecte.
Ya había visto al rubio pelear una vez y sabía que le haría frente a cualquier persona por conseguir lo que deseaba, aún así, eso no significaba que iba a ir por la vida repartiendo golpes como un salvaje y sin embargo, el temor se mantenía presente, aunque para ser francos, era el miedo a que el afectado sea Naruto y no tanto por su padre.

Aquel temor por crear aún más problemas si llegaba a abrir la boca, se había reflejado en su rostro y el mayor no supo descifrar que era aquello que lo tenía tan mal.

—¿Está ocurriendo algo malo en tu hogar? —Preguntó con cautela— Si es así, lo mejor sería que hables con alguien.

—Todo está bien —Dijo seguro— Mi hogar está bien, yo estoy bien, así que por favor, no siga insistiendo.—Un nudo se había formado en su garganta, quebrándole la voz al instante.

—Itachi...—Minato lo observaba con duda, no quería que vuelva allí si algo malo le ocurría. 

Sabía por Naruto que su primo pasaba poco tiempo en su casa y nadie podía asegurarle que el menor se encontraría a salvo allí. Temía que por ignorar su voz interior que le decía a gritos que lo lleve a su hogar, el joven salga lastimado de cualquier manera.
No quería creer que su padre era capaz de levantarle la mano, pero si ha llegado a amenazarlo como le había contado su hijo o siquiera a comprometerlo con alguien sin siquiera importarle lo que él deseaba, podría ser capaz de cualquier cosa y una de esas cosas, había provocado que Itachi se escapara de su casa para poder mantener una vida tranquila.

¿Qué podría haberle hecho o dicho su padre para que terminara con su libertad y volviera a aquel encierro?

—Itachi —Volvió a llamarlo— Si no te sientes seguro en tu hogar puedes venir conmigo ¿Si? Eso lo sabes. Naruto también está preocupado por ti.

La risa ronca y sínica que había escuchado del menor, lo hicieron elevar sus cejas por la sorpresa.
Sus ojos se mostraban brillantes y sorbía su nariz constantemente.

—¿Naruto? —Preguntó como si le costara creer lo que el Namikaze le contaba— Le he terminado y él me ha sacado de su vida por completo —Aseguró. El rubio frunció el ceño confundido al oír sus palabras— Ya no hay nada más ¿No lo entiende? 

—¿Puedo saber por qué?

—¡Por ustedes! —Su voz se elevó en la exclamación y dejó que sus lágrimas cayeran libremente— Por mi padre, no quiere que esté con él —Sus hombros temblaban. Minato lo envolvió en un abrazo reconfortante que sabía que el menor necesitaba— Si me alejo de ustedes es la única forma de protegerlos.—Susurró en su oído.

—Si tu padre tiene algún problema con nosotros, podemos solucionarlo entre nosotros, no tiene porque meterte en medio.

—No, no es así —Se alejó lentamente del padre de su exnovio, no queriendo romper el único abrazo paternal que había recibido en casi toda su vida— No es solo con ustedes, por alguna razón odia a las personas del distrito, no lo se —Las mangas de su sudadera se mojaron al limpiar el agua salada que salía de sus ojos— Solo no quiero meterlos en problemas con él —Aclaró su garganta, elevando una de sus manos al instante en que notó que el rubio estaba a punto de hablar— Gracias por comprender, me retiro.

Y se alejó del lugar, sin permitir que Minato le dijera lo que quería decirle.

La angustia se apoderó del pecho del rubio al momento en que vio como el chofer lo observaba con cara de pocos amigos.
Minato solo rogaba por que no le ocurriera nada en absoluto.

°

°

°

—Su padre no estará feliz con ese encuentro —Habló su chofer.

—¿Qué quieres decir? —Su voz sonaba molesta. ¿Quién se creía para meterse en su vida familiar? Con suerte se saludaban cada vez que se veían.

—El señor Uchiha conoce a ese hombre, sabe de la familia del delincuente.

Sus puños se apretaron con ira. ¿Delincuente? ¿Desde cuándo ese hombre podía hablar de él como si perteneciera a la familia? Solamente era su maldito chofer.

Salió del vehículo sin contestarle y se adentró a su casa.

Nunca lo vio venir. El puño de su padre se había estampado contra su cara ni bien alcanzó a cerrar la puerta de entrada.

Cayó al suelo, completamente aturdido por el golpe.

Sonrió de lado por un momento. ¿Quién se hubiera esperado que dentro de la familia perfecta existiera esta clase de tratos? ¿Habría sido por haberlo enfrentado y decirle que se inscribiría en la universidad de veterinaria? ¿Por no haber aceptado a Izumi como su prometida? ¿Por todo lo que ha ocurrido hasta el momento? 

Itachi no podía asegurar cual había sido el detonante que había impulsado a su padre a actuar de la forma en la que lo hizo.
Jamás le había puesto un dedo encima. Han discutido muchas veces, como en toda familia suele suceder, pero... ¿Esto? 

Oía la voz de su madre gritar. Su padre hablaba con los dientes apretados y se le dificultaba entenderle lo que le decía. Sobre todo, porque su cabeza no dejaba de querer encontrar una razón para dicho maltrato y no se permitía concentrarse a lo que sea que Fugaku le dijera.

Su cabello fue jalado. Su cabeza dolía por el tirón y no era para menos, su padre lo estaba arrastrando escaleras arriba mientras él trataba de zafarse como podía.
Su mejilla punzaba y podía sentir el sabor metálico de la sangre correr por el interior de su boca. El maldito le había logrado cortar la mejilla por dentro con el golpe.

Sintió su cuerpo ser levantado de la misma manera en la que lo había arrastrado y de un empujón lo metió al interior de su cuarto, entrando su padre detrás y cerrando la puerta con seguro.

El rostro del menor reflejó el miedo al saber lo que continuaría. Trató de ignorar los gritos de su madre que le pedían al patriarca que lo dejara.

—Te has encontrado con uno de ellos —Ahí estaba la verdad de su comportamiento. Fugaku habló con una sonrisa que cambió a una mueca de asco— ¿Por qué? Si te pedí que te alejaras, sabías las consecuencias —Peinó su cabello hacia atrás en un intento por calmarse, aún así, la furia se veía reflejada en sus oscuros ojos— ¿Ves lo que tengo que hacerte? Estabas bien hasta que conociste a ese malnacido y te volviste un indisciplinado —Itachi observó con sus ojos acuosos, como su padre se aproximaba a él con las manos hechas un puño— Debo corregirte.

Su cuerpo dolía al recibir cada puñetazo de su progenitor. Sentía como el aire ya no ingresaba a sus pulmones luego del golpe en el estómago que recibió.

Su rostro punzaba y sentía la sangre brotar de los distintos cortes que le había provocado el mayor.

Solo atinó a sujetar sus piernas con uno de sus brazos para poder proteger su torso y cubrió con el otro su cabeza, tratando de soportar los golpes tras golpes que seguían llegando.

Cara, cabeza, estómago, piernas, espalda. Itachi podía jurar que no le había quedado ni un solo lugar que golpear.
Los moretones costarían en irse y los cortes en cerrarse. 

El azabache no había hecho sonido alguno, esperando a que su padre finalizara con su disciplina, esperando a que simplemente, se cansara.

Había dejado de sentir su cuerpo, cuando Fugaku finalmente, creyó que tenía suficiente. Escuchó como abrió su puerta y se marchó de su habitación, permitiendo que ingrese su madre.

—Itachi, cariño —Podía escucharla llorar mientras pasaba sus manos con suavidad sobre su cuerpo. Sabía que no se animaba a tocarlo— Es una bestia, mira lo que te ha hecho.

Y aún así, no contestó, ni siquiera se movió.

Por su cabeza pasaba la imagen de la segunda cita que había tenido con Naruto, aquella donde se habían comenzado a pelear y él se había salvado de cada puñetazo que volaba de uno chico a otro. Que irónico resultaba el saber que había sido uno de los integrantes de su propia familia el que lo había lastimado y no uno cualquiera, sino aquel que tendría que protegerlo y ver por su bienestar.

°

Su madre curaba de cada una de sus heridas, pasando un pequeño trozo de algodón con desinfectante.

—Cariño, debemos ir al hospital.—Rogó la dama.

—Estoy bien, necesito descansar, mañana tengo clases.

—¿Crees que irás así? —Preguntó con el ceño fruncido— Aunque sea, debes mantener reposo.

—No te preocupes.—Sonrió sintiendo como su labio se abría nuevamente con cada movimiento de su boca— ¿Puedo preguntarte algo? —Mikoto asintió— ¿Cómo se ha enterado? Me refiero a que estuve con el padre de Naruto ¿Cómo lo supo?

—Fue Katsuro, le envió la fotografía a tu padre cuando estabas hablando con ese hombre.

¿El chofer? Finalmente comprendió las palabras de aquel hombre.

—Gracias por curarme —Habló con una pequeña sonrisa, sin demostrar el enojo que estaba sintiendo por aquel maldito entrometido— Quiero descansar.

Mikoto salió del cuarto luego de besar su frente como despedida.

°

°

°

La luz del sol ingresaba por las finas cortinas.

Su cuerpo dolía como nunca, provocando que sea un gran esfuerzo ponerse de pie.

Contuvo el aire mientras caminaba hacia el baño para poder darse una ducha. Rogaba porque el dolor mermara una vez que se acostumbre a estar de pie.

Observó su reflejo en el espejo de su baño. Su ojo izquierdo estaba morado e hinchado. Sus cortes en los distintos lados de su rostro, contenían la sangre ya seca.
El moretón por el primer golpe que había recibido se extendía en toda su mejilla derecha al igual que el del mentón. 

¿Cómo iba a lograr ocultar todo aquello de sus compañeros de clases? 

Quitó su camiseta con cuidado, tratando de no tocarse el rostro y haciendo muecas de dolor cada vez que hacía un movimiento demasiado brusco.

Su torso y piernas se mostraban con moretones en diversos lugares. Algunos estaban muy separados de otros, otros demasiado juntos, creando dos auras violáceas que se unían hasta casi formar una gran esfera.

No quiso seguir viendo. Se adentró a la ducha, lavándose con cuidado. Observando como en el suelo caía el agua rojiza, producto de la sangre que no había sido bien limpiada.

 

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Itachi pensaba seriamente en volver a su hogar.

Observó a la distancia el grupo de amigos que estaban sentados en el patio delantero de su instituto. ¿No se suponía que tenían clases? ¿Qué hacía todos allí?

Shikamaru abrazaba a Neji mientras mantenían una amena plática con Pain y Nagato. Kiba y Chouji peleaban entre ellos en forma de broma mientras Naruto se burlaba de ambos. ¿Obito y Kakashi? No recordaba que sean tan amigos de ese grupo y aún así, allí estaban, acompañándolos.

Extrañaba tenerlos con él. Incluso había dejado de hablar con su mejor amigo, quien se le había acercado en distintas ocasiones. No quería meter a más nadie en el medio, no quería arriesgar a ninguno de ellos. Bien se lo habían hecho saber sus padres, el desagrado que le tenían al castaño de ojos perlas. Aún así, le dolía incluso que su primo ya no frecuente tanto en la casa como solía hacer.

Luego de terminar su relación había dejado de ver a sus amigos. Extrañaba poder juntarse con ellos a charlar frente al parque de la casa del rubio.

Con Kakashi no había vuelto a dirigirse la palabra desde la discusión. Ni siquiera se habían saludado el día que había ido a la universidad a dejar los formularios de inscripción.

No había pasado desapercibida la mirada de los alumnos que pasaban por su lado. Todos observándoles que una mueca de pena al ver sus heridas.

Ya no había nada que hacer. Soltó un suspiro y caminó hacia el edificio.

°

Neji, quien reía junto al grupo, cayó de repente al verlo.

Los ocho integrantes de la pequeña reunión improvisada lo observaron confundidos al verlo tan serio.

—¿Itachi? —La pregunta salió de sus labios con voz ahogada.

Volteando hacia la dirección en la que veía el castaño, lo vieron.

Caminaba con su vista clavada en el suelo para no observar a nadie, mucho menos a aquellas personas tan preciadas para él.

Al estar cerca de la entrada, Obito se le acercó conteniendo el aliento. Lo envolvió en un abrazo que provocó un audible quejido de su primo, haciendo que lo suelte al instante.

—¿Qué te ha ocurrido? —Preguntó sin creer lo que veía.

Si se atrevía a decirle que se había metido en una pelea, simplemente no le creería. Lo conocía lo suficiente como para saber la clase de persona que era.

—No es nada grave.—Habló en voz baja, dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

—¡Y una mierda!—Gritó el mayor— Dime quien demonios te ha lastimado así.

Los ojos del menor vagaron entre los presentes que se habían acercado. Naruto lo observaba con tristeza y enojo, ambos sentimientos mezclados en un mismo nivel, sus amigos del distrito le dedicaron una mueca de pena y pudo ver la mirada de su mejor amigo, quien parecía haber encontrado la respuesta a la pregunta de su primo.

—Itachi...—El Uchiha mayor habló tratando de controlarse. No quería armar una escena y llamar la atención en medio del centro de estudios del pelinegro menor.

—Ha sido Fugaku ¿No es así? —¿Tenía que mencionarlo ahora?

—Ya se solucionó —Su sonrisa se borró, volviendo a mostrar un rostro completamente en blanco y carente de emoción. Miró a su primo sin querer dirigir su vista a una persona en especial— Todo está resuelto, solo déjalo.—Habló entre dientes.

—¿Resuelto? —Obito no creía lo que escuchaba— ¿Me lo dices de verdad? ¡Mira como te ha dejado el rostro, carajo!

El mayor estaba por comenzar a caminar hacia su casa, dispuesto a devolverle a su tío cada golpiza que su pequeño primo había recibido. 
Su rostro estaba rojo producto de la ira e Itachi podía jurar que las venas de su cuello palpitaban.

—No te metas en esto, Obito.—El pelinegro lo miró perplejo.

—Ita...

—¡No! —Exclamó interrumpiéndolo. Más de uno había brincado en su lugar ante lo fuerte que sonó su voz— Solo me ha... disciplinado. Llegaré tarde.—Finalizó, pasando a un lado del grupo e ingresando al edificio.

El Uchiha pasó sus manos por su rostro, en un vano intento por calmar la ira que estaba controlando su ser.
No quería arriesgarlo, ya no más. No luego de haber visto el rostro destrozado del menor.

Shikamaru abrazaba a su novio, quien aún no parecía reaccionar luego de haber visto a su mejor amigo de esa manera.
Giró su cabeza para observar al Uzumaki caminando en la misma dirección por la que había llegado Itachi.

El Nara comenzó una carrera hacia su amigo. Parecía no estar dispuesto a escuchar palabras y bien sabía que si no se andaba con cuidado, el primer golpe lo recibiría él. Sabía que el rubio se cegaba siempre que se enojaba.

—Naruto, espera ¿A dónde vas? —Preguntó alcanzándolo y caminando a su lado.

El resto de los jóvenes se acercaron a ellos y caminaron detrás de ambos. Neji no iba a parar al rubio. Por un lado, porque sabía que no podría, por el otro, porque esperaba que el bastardo de Fugaku recibiera lo que se merecía.

—Sabes a donde.—Dijo el ojiazul. Su voz salió más gruesa de lo normal.

—Sabes lo que ocurrirá si arremetes contra él.—Shikamaru esperaba convencerlo. Naruto dejó de caminar y giró su cuerpo para hablar con su amigo.

—¿Y qué se supone que haga? —Todos pudieron notar el cambio en su voz. Demostraba miedo, angustia y furia— ¿Qué demonios tengo que hacer para protegerlo? Me ha terminado por que ese bastardo lo amenazó con hacerle no se que a mi padre, Itachi solo está tratando de protegerme a mi y a mi familia ¿Y yo no puedo hacer lo mismo qué él? —Preguntó. Su voz estaba a punto de romperse— Por Dios, Shika, los has visto. Has visto como lo ha dejado ¿Y todo por qué? ¿De verdad me van a decir que lo disciplinó? 

—No se que ha ocurrido para que suceda esto —Habló Obito— Jamás le ha puesto un dedo encima en todo este tiempo y de la nada lo golpea diciendo que solo es disciplina, pero debes entender, Naruto —El azabache agarraba su cabello entre sus dedos con desesperación— Créeme que soy el más interesado en que le devuelvas los golpes que le dio a Itachi, ansío poder ayudarte con eso, pero por ahora no podemos —El rubio lo vio con el ceño fruncido— Sabes que si le haces algo, la próxima golpiza que recibirá mi primo será peor, nada nos garantiza que si lo golpeó una vez no lo vuelva a hacer.

El Uzumaki suspiró tratando de calmarse.

Obito tenía un punto. Si él arremetía contra el bastardo de su exsuegro, podría ser peor para el menor. Sabían que el hombre no tenía límites cuando se trataba de conseguir lo que quería para su familia.

—¿Entonces, qué propones? —Preguntó intentando apaciguar su ira— ¿Qué puedo hacer para que no vuelva a ocurrir esto de nuevo? Por que ya no podré estar tranquilo sabiendo que está solo en su casa.

—Denunciarlo sería lo mejor.—Dijo Kakashi— Itachi es la prueba de lo que ocurrió —Giró su cabeza para ver a su novio— Si tu tía estuvo presente, debe declarar. Mientras tanto, lo mejor es sacarlo de esa casa.

Obito trataba de pensar. No tenía una mejor idea que esa, su tío los hundiría a todos si llegaban a hacer algo en su contra.

—De acuerdo —Confirmó— Iré a hablar con tía Mikoto, Fugaku debe estar en la empresa a esta hora —Miró a Hatake— Ve a buscar a Itachi, irá contigo a tu casa.

—Ni hablar —Contradijo el rubio— Iré yo, va a quedarse conmigo, Obito, puedo protegerlo si ese bastardo llega a aparecer en casa.—El Uchiha asintió.

Una vez que resolvieron la forma en la que intervendrían, cada uno siguió su caminó dispuestos a llegar al objetivo.

Naruto se adentró a las instalaciones junto a Neji, Shikamaru y Pain. Según el rubio, sería bueno tener al pelinaranja para que no se les negara el llevarse al menor.

El Uzumaki golpeó la puerta e ingresó luego de escuchar la aceptación a su acceso.

—Buenos días —Habló gentil. Itachi levantó el rostro cuando lo escuchó hablar— He venido por Itachi Uchiha, debo retirarlo.

—¿Ha hablado con el director? —Preguntó el profesor.

—Así es, lo ha aceptado.

Luego de un asentimiento de parte del adulto, caminó hacia el Uchiha que lo veía confundido.

—¿Qué haces? —Preguntó en un susurro.

—Nos iremos.—Aseguró. Guardó sus útiles escolares con rapidez y lo ayudó a levantarse.

Para el rubio, no había pasado desapercibido el gesto adolorido que había hecho su expareja y lo llevó a preguntarse ¿Qué tanto lo había lastimado y en qué zona del cuerpo?

El tambaleo que hacía al caminar, le daban una vaga idea de que tan afectado estaba...

°

Itachi ingresó con cuidado al hogar Uzumaki, ayudado por Neji y el mismo rubio.

—¿Me van a decir que hacemos aquí? —Preguntó con seriedad.

Minato y Kushina salieron de la cocina al oír la puerta de entrada abrirse.
Les resultaba extraño que fuera su hijo, no era común que algún profesor faltara.

Los ojos de ambos padres se abrieron con sorpresa al ver el rostro del azabache.
Minato negaba con insistencia al confirmar sus sospechas y caminó con rapidez hacia el menor que apenas podía mantenerse de pie.

—Me lo aseguraste —Regañó el Namikaze con el ceño fruncido y sus ojos inundados en lágrimas, mientras lo sentaba en uno de los sillones de la sala— Me aseguraste que todo estaba bien ¿Por qué mentir? Dime.

El Uchiha bajó el rostro, sintiendo su pecho oprimirse al percibir la decepción en la voz del mayor. No esperaba encontrarse con ellos en el lugar, ni siquiera esperaba que Naruto sea quien se lo llevara.

—Lo siento.—Susurró.

Unos brazos lo envolvieron con cuidado. Minato se recostó sobre el sofá permitiendo que Itachi recueste su cabeza en su pecho y deje fluir las lágrimas que estaba reteniendo desde hace tiempo.

El rubio acariciaba su cabello con suavidad, tratando de consolarlo sin poder lograrlo.

El miedo que había sentido al hablar con él el día anterior era real. Se sentía culpable por no haberlo podido evitar, por no haber leído en sus ojos el dolor que estaba experimentando, por no haber hecho nada por ayudarlo.

El Uchiha no lo culpaba. Sabía que tarde o temprano algo pasaría, aunque nunca se había esperado que su padre lo golpeara de la manera tan salvaje con la que lo había hecho.

La amenaza de Fugaku llegó a su memoria nuevamente. Después de haberlo intentado evitar, el haber terminado su relación con la persona que amaba, el haberse alejado de sus amigos, todo aquel esfuerzo que había hecho en ese corto tiempo que había parecido una eternidad, todo se estaba tirando a la basura y eso no lo iba a permitir.

—Debo volver.—Susurró inconscientemente, separándose del abrazo de Minato.

—¿De qué hablas? —Preguntó Naruto acercándose— ¿Crees que dejaré que lo hagas?

—No lo entiendes...

—No, eres tú quien no lo entiende —Posó sus manos en sus mejillas para que esos ojos negros empañados por las lágrimas lo vean— Lamento todo esto, lamento que por mi culpa estés así —Itachi negó con insistencia— Pero te amo y no quiero volver a perderte —Su voz se quebró, a la vez que el pelinegro lo observaba perplejo— Nada me asegura que si vuelves allí no te volverá a golpear ¿Comprendes? Es tu padre y no puede ni debe levantarte la mano con la maldita excusa de que te está disciplinando. Eres la persona más maravillosa que he conocido en mi vida y lo único que quiero es protegerte, puedo hacerlo y no se me pasa por la cabeza que acto tan atroz hayas cometido con él como para que te dejara así.—Itachi se aferró al joven abrazándolo tan fuerte como su adolorido cuerpo se lo permitía— No voy a permitir que te vuelva a poner una mano encima.

—¿Qué planeas hacer? —Preguntó temeroso por la respuesta.

—Tranquilo, es todo legal —Aseguró el Uzumaki con una sonrisa— Pero haremos la denuncia, tu primo se encargará de ello, aunque créeme, las ganas de golpearlo aún no se me quitan. Se que es tu padre pero no tiene el maldito derecho a golpearte como lo ha hecho ¿Entiendes? Lo mejor es que hagamos esto de esta forma.—El azabache asintió algo indeciso pero más tranquilo.

—Muchas gracias.—Susurró con una pequeña sonrisa.

—Nada de eso —Negó Naruto— Quiero volver a estar contigo, que sigas siendo mi cielo y que estés tranquilo con esto.—Itachi asintió, parándose sobre las puntas de sus pies para poder recibir el beso que ansiaba desde que se habían despedido.

Y así lo hizo. Recibió aquel beso de la manera más dulce que el rubio podía hacerlo, sacándole una sonrisa a los presentes.
Lo envolvió en sus brazos apretándolo olvidando las heridas del cuerpo del menor, quien se alejó al instante con su respiración agitada.

—Quiero ver las heridas.—Habló el mayor con el ceño fruncido, tomándolo de la mano y subiendo a su cuarto.

 

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Itachi observaba a Naruto caminar de un lado a otro.

El ambiente era pesado y el que el Uzumaki esté hirviendo de coraje no ayudaba en lo más mínimo.

Hacía menos de una hora que había finalizado el juicio contra Fugaku saliendo a su favor. Todo bajo la mayor discreción posible.
Todo había sido demasiado estresante y atemorizante. 

Habían presentado la denuncia como lo había sugerido Kakashi, mostrando las pruebas de los golpes que había dejado el Uchiha en el cuerpo de su hijo, a través de imágenes fotográficas.

Lo habían detenido por un corto periodo de tiempo permitiéndole volver a su hogar y no moverse de allí hasta que se presentara la primera audiencia.

Itachi pudo experimentar la tristeza y la traición, ambas provocadas por su madre cuando había declarado que su padre jamás cometió aquel crimen y aseguró que nunca lo haría. Supo mantenerse estable cuando el abogado que representaba al menor, había asegurado que ella se encontraba en el lugar pidiéndole que se detuviera.

Las pruebas fotográficas, las había tenido que tomar Neji. Naruto temblaba de rabia e impotencia al ver el cuerpo amoratado en su mayor parte, de su novio.
El Uzumaki lo había abrazado disculpándose una y otra vez por no haberlo protegido, por no haber estado para él, pero ¿Quién diría que su padre lo lastimaría de tal manera solo por estar con personas que no pertenecen a su clase social? ¿Qué tanto odio podía mostrar Fugaku ante aquellos habitantes?

Un escalofrío recorrió por completo el cuerpo del azabache cuando cruzó mirada con su padre, quien venía acompañado de su esposa. Daba gracias a dios que el juez no lo había obligado a permanecer con ellos teniendo en cuenta que el Uchiha ya contaba con su mayoría de edad, aún así, el temor a que Fugaku pudiera llegar hasta él, permanecía. Sin embargo, su primo lo había tranquilizado diciéndole que tenía a la persona perfecta con la cual podían vivir los dos, porque si, Obito no volvería a esa maldita casa ni aunque esté muriendo y esa fuera su única salvación.

—¡Papá! —Itachi giró la cabeza al oír a su familiar.

Un hombre alto, vestido con un traje elegante color negro y con el cabello largo más allá de su cintura, subía las escaleras de entrada al tribunal.

Naruto lo miró por un momento. No dudaba de que aquel masculino sea el padre de su nuevo amigo, pero su seriedad definitivamente, no combinaba con Obito. Podría jurar que había sido la madre del Uchiha quien mantenía ese carácter amable y sonriente que el primo de su novio conservaba.

Sin embargo, al llegar a ellos, pudo percibir una pequeña sonrisa que asomaba por los labios de aquel sujeto cuando su hijo lo envolvió en un efusivo abrazo.

—Creí que vendrías mañana.—Comentó el joven de cabello corto.

—Decidí adelantar el viaje —El Uzumaki no se iba a mostrar atemorizado, pero admitía internamente que esa voz grave lo hizo temblar, solo un poco. Se acercó al azabache menor y lo abrazó con cuidado, teniendo conocimiento de su estado— Itachi, pequeño mío, lamento no haber podido venir antes.

El Uchiha sonrió con cariño, rodeando la cintura del mayor con fuerza al sentirse protegido por tenerlo allí.

No solo Naruto observaba la escena, Shikamaru, Kiba, Choji, Pain y Nagato, quienes habían acompañado a su pequeño amigo, los miraban entre enternecidos por parte de Itachi y algo nerviosos al tener a ese hombre frente a ellos.

No sabían quien era, más que haber conocido recientemente que era el padre de Obito, sin embargo, teniendo en cuenta su ropa, su porte y sabiendo que su hijo había sido quien les había comentado una vez que era primo de Itachi por parte de Fugaku, temían bastante que fuese igual a su hermano, porque no había que ser un genio para saber que él era quien pertenecía a la familia Uchiha. Cosa de genes.

Los jóvenes vieron con asombro como Neji se acercaba a abrazarlo cuando el adulto se había separado de Itachi. Parecía tan distinto a los padres del Uchiha nombrado, sabiendo de ante mano, que el Hyuga jamás había sido de las amistades preferidas de su único hijo.

—Señor —El rubio se acercó un paso para hacerse notar. Sus manos sudaban, provocando que tuviera que secarlas en la tela de su pantalón— Soy Naruto Uzumaki, novio de Itachi.

Sus amigos pensaban en las distintas formas de golpearlo. Ya habían tenido suficientes problemas como para que dijera de una y sin tapujo alguno, que era su pareja.

—Es un placer conocerlo, Naruto —Habló el hombre— Soy Madara Uchiha, padre de Obito y tío de este pequeño.—Sonrió volteando a ver a ambos.

Y por fin los muchachos, sobre todo el rubio, pudieron respirar con tranquilidad al ver el semblante tranquilo del azabache menor y de Neji.

Fugaku se mostraba sorprendido. No sabía que su hermano mayor tenía conocimiento de lo sucedido, de todas formas, no tendría que asombrarse de verlo ahí, teniendo en cuenta que su sobrino había sido quien había intentado convencer a Mikoto para que hablara.

Él, en un intento de ser buen padre, había prohibido todo tipo de relación con Madara.
No le permitía a Itachi hablar con él, argumentando que no era bienvenido a la familia y su hijo, como siempre, obedeciendo sus órdenes.
Obito era tema aparte, había aceptado tenerlo en su casa y había aclarado con su hermano, lo que su sobrino haría allí. Solo estaba en su casa para poder estudiar en la mejor universidad de medicina veterinaria y había sido al único a quien no había podido influenciar con su odio hacia aquel sujeto.

Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, parecía que todo había sido en vano. Itachi se había aferrado al cuerpo de su tío como si estuviera buscando refugio. Había creído que el odio y la envidia que le tenía a Madara, realmente habían sido heredadas hacia su unigénito.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Fugaku con un tono de voz amenazante.

—Vine por mi hijo y mi sobrino —Comentó su hermano con tranquilidad. Se acercó al cuerpo contrario viéndolo a su misma altura— Jamás pensé que fueses tan bastardo como para levantarle la mano a tu propio hijo.

Fugaku respiraba con pesadez tratando de aplacar la ira que amenazaba con salir.
Sus sentimientos se mezclaban en partes iguales. Lo odiaba desde que sus padres habían muerto.

Madara siempre había sido la clase de persona que, pese a su seriedad, agradaba a todo el mundo. Fugaku aseguraba que jamás había tenido que esmerarse por nada de lo que tenía.
Se había casado con una bella mujer, amable y compañera.
Había sido el favorito de su padre, quedándose como dueño de las empresas de la familia.
Su hijo era un joven con el mismo carácter de su madre, viviendo su vida sin importarle lo que diga la sociedad. Siempre independiente. Un joven a quien Itachi siempre había visto como ejemplo.

Lo había intentado, había hecho hasta lo imposible porque su hijo no se relacionara con ese hombre. Había quemado cada carta que Madara le había enviado a su único sobrino, había desechado cada regalo que había llegado a su casa con el nombre del azabache menor y había hablado con el chico infinidad de veces sobre lo detestable que era su hermano. Aún así, allí estaba, mirándolo con rechazo y con su propio hijo aferrado a su traje.

—Solo lo discipliné —Contestó Fugaku a la ofensa— Es normal hacerlo.

—No cuando lo golpeas con tanta hazaña.

—¿Y qué esperabas? —Habló enojado. Sintió a Mikoto presionarle el brazo para que se calmara— Le tenía que hacer ver que las cosas que hacía estaban mal. Estaba saliendo con ese muchacho —Apuntó a Naruto— Y su grupo de delincuentes. —Giró su cabeza hacia el castaño de ojos perlas que lo veía molesto— Él tampoco ha sido un buen ejemplo para ser el amigo de mi hijo. Siempre llevándolo por caminos en los que no tenía que estar.

Madara levantó su mano para callarlo, provocando que la ira de Fugaku aumente a un nuevo nivel.

—Este joven se acaba de presentar conmigo —Comentó con paciencia. Su voz grave se mantenía en el mismo volumen que la vez anterior. Era como si supiera que la pequeña discusión que se había desatado, la iba a ganar— Lo hizo como su novio —El contrario no sabía que lo enfurecía más, si la sonrisa que le demostraba su hermano o el hecho de descubrir que su hijo nunca había dejado su relación— Y no me desagrada ¿Sabes? Es intimidante a primera vista, como todos ellos, pero Obito me ha estado comentando de él y de sus amigos —Lo miró a los ojos por unos segundos— Y yo si confío en mi hijo, si él me dice que son buenos es porque esa es la verdad. Ahora, por otro lado —Un suspiro escapó de su boca— Conocemos a Neji desde siempre y nunca entendí porque no te agradó, a mi me cae muy bien y es el mejor amigo de mi sobrino.

—Supongo que no tenemos la misma perspectiva, entonces. —El Uchiha quería dar por finalizada la conversación— Itachi, sube al auto —Dijo viendo a su hijo— Vamos a hablar de este teatro que has armado.

Naruto, quien hasta el momento no se había metido en la conversación familiar, vio su oportunidad. Y es que, el rubio aún no olvidaba la amenaza de aquel odioso hombre.

—No, no se va.—Aseguró tomando a su novio y colocándolo detrás de él. Madara alzó una ceja al verlo desafiarlo— Nada nos asegura que no volverá a hacerle daño.

—¿Y serás tú quien me lo impida? —Preguntó con los puños apretados— No te conviene meterte conmigo.

—¿Y eso por qué? —La pregunta salió como una pequeña burla— ¿Por qué puede burlar a la justicia entregando un poco de dinero? ¿O por qué piensa cumplir con la amenaza de incriminar a mi padre por cualquier estupidez solo para meterlo en la cárcel? —Los ojos de Fugaku se abrieron con sorpresa e inmediatamente, recorrieron el camino hasta llegar a su hijo. Nunca se había esperado que le contara sobre la amenaza, creyó que se mantendría en silencio. Naruto se acercó amenazante hacia el hombre— Le puedo jurar que si lo hace, veré la forma de llegar a usted y no será por medio de las estúpidas leyes.—Aseguró en voz baja— Después de todo, según usted, somos criminales. Si realmente lo cree, haré que esa creencia se haga realidad ¿Qué dice?

Mikoto se interpuso entre ambos para que no vayan más lejos. 

—Fugaku, cariño, por favor sube al auto.—Su esposo le dedicó una mirada enfurecida y acató la orden.

—No creí que permitieras esto, Mikoto —Dijo Madara— ¿Le temes?

—Fugaku nunca lastimaría a nadie.

—Siga creyendo eso, señora —Fue Shikamaru quien habló— Siempre han tenido ese asqueroso pensamiento con respecto a nosotros cuando nunca hemos hecho nada, pero si su esposo golpea a su hijo como lo hizo ¿Él si es un buen hombre? Vaya con él, después de todo, si están hechos el uno para el otro ¿Y así se hacen llamar padres? 

Mikoto comenzó a caminar hacia el auto con su orgullo destrozado, completamente ofendida por las palabras de aquel joven.

Antes de continuar su camino, se giró para buscar la mirada de su hijo.

—¿Dónde te quedarás, cariño? —Preguntó amable.

No fue Itachi quien contestó, se había hecho hacia atrás demostrándole que las cosas con ella no estaban de la mejor manera.

—Se quedará conmigo —La dama lo observó confundida. Sabía que su cuñado en algún momento tendría que irse— Me quedaré aquí, ya he tramitado el cambio de domicilio y todo, ya no necesita de su falsa preocupación.—Habló haciendo ademanes con sus manos indicándole que continúe su camino.

Y así lo hizo. Subió al auto junto con su esposo, con sus ojos brillantes y pidiéndole perdón en silencio por no haberlo apoyado en esto. Sabiendo que finalmente, había perdido a su único hijo.

 

Queda poco para el final...
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—Señor Uchiha —Habló su secretaria cuando ingresó a su oficina— Alguien quiere verlo, dice ser su hermano.

Fugaku respiraba con pesadez. ¿Qué demonios hacía Madara en su empresa?

Le resultaba imposible controlar la ira que con velocidad se apoderaba de su cuerpo. 

Salió de su despacho y caminó dando grandes zancadas hasta quedar frente al mayor.

—¿Se puede saber que carajos haces aquí? —Preguntó en un grito.

Los empleado dejaron sus trabajos a un lado al escucharlo, poniendo atención a lo que ocurría en la empresa.

—Buenos días a ti también, hermano —Contestó Madara— Sabes que me he mudado aquí y me haré cargo de la empresa de papá.

—No lo harás —Sentenció— Ésta empresa es mía, no pienso ceder de nuevo. Ya me has quitado a mi hijo ¿Qué más quieres?.

El hombre de cabello largo y porte elegante volteó la cabeza, observando las miradas de los empleados posadas en su persona.

—¿Quieres que te recuerde el porqué tu hijo ahora vive conmigo? —El mayor suspiró— Sabes que esta empresa me pertenece y no te equivoques, no te estoy despidiendo ni nada por el estilo, solo que tomaré el lugar que me corresponde como dueño de la corporación.

Fugaku soltó una amarga carcajada.

—Yo me he hecho cargo de este edificio desde que me lo cediste.

—Te he permitido el lugar como jefe —Aclaró— Jamás te cedí la empresa. Nuestro padre me la dejó a mi. Además, ¿Con ayuda de quien la pudiste sacar adelante? —Madara trataba de mantener su temple, aún así, eso no significaba que su enojo no apareciera. Odiaba que las personas le hablaran como lo estaba haciendo su hermano cuando él trataba de tenerle paciencia— Fugaku, lo lamento pero te guste o no, esta corporación me pertenece. Podemos trabajar juntos.

—¿Para que luego me apuñales por la espalda? —Preguntó con una sonrisa de burla— No gracias, me resulta suficiente el hecho de que hayas puesto a mi hijo en mi contra.

—No sabes lo que es ser padre, la palabra te queda demasiado grande —Suspiró— Pero no creo que sea un buen lugar para hablar de cosas personales —Habló frunciendo el ceño. A la mierda su templanza— ¿Sabes qué? Me da igual lo que quieras hacer, te estoy dando una oportunidad para que me acompañes en esto, si no lo quieres hacer, por mi está bien —Los empleados abrían sus ojos por la sorpresa al escucharlo— Si quieres quedarte, eres más que bienvenido, pero no voy a tolerar una maldita falta de respeto más —Madara comenzó a caminar hacia la oficina— Soy tu hermano mayor, no olvides eso.—Comentó con la misma tranquilidad con la que le había hablado antes.

Fugaku salió hecho una fiera del lugar. Necesitaba calmarse.
Aquel familiar al que tanto odio le tenía estaba comenzando a apoderarse de todo lo que le pertenecía por derecho, independientemente de que haya sido su propio padre quien le haya dejado todas las empresas a su hermano mayor. Él había sido quien había sacado adelante la corporación, él debía ser el dueño, él fue quien se dedicó por completo a su trabajo para que Madara llegue y le quite, no solo el cargo que poseía, sino a su hijo también.

Se recostó sobre la gran puerta de entrada, apretando sus puños e inhalando aire para luego exhalarlo en un intento por calmarse, viendo como el vaho salía de su boca por el frío que hacía en el exterior.

Sin embargo, le resultaba imposible y fue peor cuando vio a Itachi llegar junto al joven rubio.

El Uchiha mayor los vio con asco. Su hijo caminaba con una sonrisa dejándose abrazar por el Uzumaki, quien le causó mayor repulsión al ver que traía un cigarrillo en una de sus manos.

Lo observó inhalar de aquel tubo blanco de nicotina y terminarlo tirándolo a un costado. 
Sin importarle el haber acabado de fumar, Naruto caminó unos pasos delante de Itachi y volteó, comenzando a caminar hacia atrás mientras que el menor seguía avanzando, para luego colocar sus manos sobre las mejillas del azabache y besarlo en los labios un tiempo que para Fugaku fue demasiado largo.

Vio con atención la sonrisa que le dedicaba su hijo a su novio. Una sonrisa feliz que parecía no importarle que el rubio haya acabado aquel maldito cigarro, una sonrisa que parecía no importarle que alguien más pudiera verlo caminando con él, sin importarle la forma en la que vestía su pareja.

—Itachi —Ambos jóvenes voltearon al oír la voz del adulto— ¿Qué demonios haces aquí? 

Fugaku comenzaba a creer que la suerte parecía no estar de su lado. No solo tenía que llegar Madara para quitarle el puesto, sino que ahora aparecía su hijo besándose frente a él con ese maleante.

—Entra, cielo.—Habló Naruto, ignorando la pregunta de quien era su suegro.

—¿No me acompañarás? Mi tío querrá saludarte.—El rubio sonrió y asintió, indicándole que se adelantara.

El mayor lo veía con asco y enojo, mismas emociones que Naruto había notado en el preciso instante en que se había dirigido a su hijo.

—Seré claro —Comenzó el rubio— Espero que no haga una escena. Itachi está feliz de estar aquí y...

—Nunca ha pisado este lugar, nunca le gustó.—Interrumpió el mayor.

—Porque el señor Madara jamás lo obligó a venir para aprender cosas que no quiere.—Explicó— Por lo que entendía, Obito no tenía la obligación de ocuparse de esta empresa, por eso usted quería que Itachi lo hiciera, pese a que le pertenecía a su hermano —Fugaku no quería creer que estaba escuchándolo burlarse de él— Si usted hubiera seguido los pasos del señor Madara, su hijo estaría feliz de estar a su lado y lo hubiera venido a visitar como lo quiere hacer ahora.

—Tú no entiendes una mierda de la situación por la que estamos pasando, no perteneces a mi familia como para que te des el atrevimiento de hablar de ella.

—No lo hago porque usted jamás quiso tomarse la molestia de conocerme, siquiera. Aún así, soy pareja de su hijo y tanto Obito como su padre me han aceptado sin problemas en su casa.—Habló con seriedad— De todas formas, puede recuperar a Itachi disculpándose con él, no volviendo a ponerle un maldito dedo encima y aceptando lo que lo hace feliz. Puede seguir los pasos de su hermano —Repitió— Él no obliga a Obito a continuar con las empresas familiares, solo quiere su felicidad.

—¿Me darás lecciones sobre como ser buen padre? —Preguntó con sorna— Por favor, lo último que me faltaba es que un mocoso como tú venga a querer ayudarme.

—No lo hago por usted, no se equivoque. Solo quiero ver a mi novio feliz —Naruto mostró una pequeña sonrisa— Lastimosamente, me deja en claro que está mucho mejor con su tío que volviendo con sus propios padres.

El Uzumaki ingresó al edificio con una sonrisa al oír el grito de furia que había salido de la garganta de Fugaku.

Entró al ascensor y presionó el último botón para llegar a la oficina donde se encontraban Madara e Itachi.

—¿Todo bien? —Preguntó su pareja— ¿Qué ha sucedido? 

—No te preocupes, cielo —Contestó con una sonrisa, depositando un beso en la frente del menor. A pesar de que Madara no era como Fugaku y de que lo había aceptado como novio de su sobrino, no significaba que no le temiera. No sabía de lo que sería capaz el adulto por verlo besar a su pequeño— Digamos que me gusta ver el mundo arder.—Dijo con burla.

—Me lleva a pensar que hablaste con mi hermano —Comentó el mayor con una sonrisa, misma que provocó que el rubio extendiera la suya— Y que no le dijiste cosas que le gustaran —Un suspiro escapó de sus labios y volteó a mirar a su sobrino— Repito lo que he dicho, me cae bien.

Itachi sonrió divertido, aferrándose a la cintura de su pareja.

—Te agradezco que me traigas el almuerzo, pequeño —Habló el hombre mirando al menor de los presentes— Estaba pensando —Continuó— ¿Por qué no cenamos todos juntos esta noche? Le diré a Neji que venga con Shikamaru y me gustaría mucho que lleves a tus padres, Naruto —Dijo mirando al ojiazul— Será un placer conocerlos.

El rubio asintió con emoción contenida haciendo reír a Itachi. Un mes había pasado del juicio hacia su padre, mismo en el que el azabache había estado viviendo con su tío y su primo. El menor había escuchado incontables veces de la propia boca de su novio, lo agradable que era su tío y lo fácil que era tratar con él.
Y la verdad era que, si bien le tenía cierto temor al mayor, el blondo estaba agradecido con él. Le había abierto las puertas de su casa, tratándolo sin hacer una diferencia por pertenecer a una clase social distinta y lo había aceptado, sin problema alguno, como novio de su cielo.

Le encantaba ver que su novio por fin comenzaba a estar tranquilo y feliz. El joven de cicatrices en sus mejillas, sabía lo mucho que su azabache amaba a su tío.
Había sido la única persona que siempre lo había estado acompañando, a pesar de que sea a través de Obito porque, según le contó, su padre no le permitía un acercamiento con él, cosa de la que el mismo Madara ya tenía conocimiento.

Había presenciado el amor paternal con el que el mayor trataba a su pareja. Siempre viéndolo como si fuera su propio hijo, porque si, Madara lo sentía de esa forma y Naruto había visto que era la misma mirada que le dedicaba a su amigo Obito.

Acordando el horario en el que se encontrarían, los tres salieron de la oficina para dirigirse al primer piso y despedirse.

El Uchiha mayor había divisado a su hermano y a Mikoto a lo lejos, observando fijamente como Naruto acomodaba mejor la bufanda de su sobrino para que no tuviera frío.

Madara volteó a observarlos también. Sentía agradecimiento hacia ese joven de aspecto temerario, que a simple vista parecía ser capaz de golpear a cualquiera que, simplemente, lo mirara mal.
Y es que, aunque la primera impresión que generaba el rubio cubierto de aros y tatuajes era la anteriormente mencionada, la verdad era completamente distinta. Había resultado ser un joven amable y respetuoso, tanto con él como con su sobrino.
En más de una ocasión, misma que había ido a visitar a Itachi a su nueva casa, lo había visto mientras ellos creían que se encontraban a solas y el joven solo se dedicaba a sacarle sonrisas al azabache, abrazarlo y cuidarlo. Siempre había visto que el amor que le profesaba el ojiazul con su mirada, se lo demostraba.

Había estado acompañándolo en el problema que había surgido con su padre y no le había resultado mal el ver como le hacía frente para protegerlo.

Y sin embargo, Madara podía asegurar que cualquier persona que caminaba por la acera y veía la escena de Naruto tratando de abrigar perfectamente a Itachi, llevaba a preguntarse "¿Cómo alguien como él podía mostrar ser tan dulce con una persona?", era la clara pregunta que el Uchiha podía leer en sus rostros. Pero al conocer la verdadera personalidad del Uzumaki, esa pregunta se borraba automáticamente al ser tan natural para él.

Madara sonrió al ver el sonrojo de sus sobrino, quien trataba de bajar su bufanda de lana negra que tapaba su nariz, mientras que el blondo trataba de acomodarla con el mayor cuidado posible.

—Creo que así estoy bien, Naru.—Comentó Itachi con una sonrisa.

—Tienes razón pero no quiero que te enfermes.—El mayor besó la punta de su nariz y acomodando por última vez la tela, se despidieron del Uchiha emprendiendo camino hacia el distrito.

°

—Fugaku, ¿no crees que nos equivocamos con él? —Preguntó Mikoto frotando sus manos. Había presenciado la dedicación y ternura con la que aquel joven había tratado a su hijo.

—Por supuesto que no —Aseguró— Nunca sabremos como lo trata estando a solas si Itachi no nos habla. Date cuenta, mujer, solo es amable por estar frente a Madara pero sabemos como son los de su clase.—Habló con enojo.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Chapter Text

Me acabo de dar cuenta de que el capítulo 10 que está publicado, en realidad pertenece al 11. El 10 trataba sobre la llegada de Nagato y el encuentro entre Shikamaru y Neji. De todas formas, la historia continúa su rumbo sin verse alterada, por lo que pertenecería a un capítulo de relleno, por así decirlo. Voy a intentar agregarlo una vez que haya terminado la historia y quiera editarla.
Me disculpo por eso, ocurrió la confusión al tener el prólogo y contar con un número de capítulo cuando en realidad comenzaría como: Prólogo y CAPÍTULO 1. En fin, espero que disfruten del capítulo.

 

La respiración de Naruto se encontraba agitada mientras observaba a su novio, quien se encontraba en el suelo de rodilla frente a él, sonreía con picardía.

Recostó su espalda contra el respaldo del sofá de su sala y estiró sus brazos a lo largo del borde del objeto.

La casa Uzumaki Namikaze se encontraba silenciosa. Los padres del rubio habían salido a pasear a Kurama dejando a la pareja de jóvenes en el lugar.

—No quiero que me toques —Sentencia el azabache con una sonrisa— Si intentas hacerlo me detendré ¿De acuerdo?

—Cielo, me pides cosas que para mi son imposibles.

Itachi desabrochó el botón del pantalón del mayor y pasó sus manos por su miembro aún oculto entre la ropa, escuchando el suspiro entrecortado que salió de los labios de muchacho de ojos azules.

Liberó su intimidad, misma que se mostró erguida frente a su rostro y sujetándola con su mano, pasó su lengua en toda su longitud mientras lo observaba a los ojos.

El rostro del rubio sonrojado por la excitación, el sonido de su respiración de la cual de vez en cuando, escapaban roncos gemidos, sus ojos cerrados. Observar a su novio de esa manera mientras se encontraba entre sus piernas practicando sexo oral, era algo que al azabache le encantaba.

El Uzumaki apretó el borde del con fuerza, tratando de contener la necesidad de sujetar el cabello de su pequeño cielo y logrando el sofá ritmo.

Naruto sintió la calidez de la boca ajena, la tibia lengua de su pareja y la deliciosa succión que le resultó que sus gemidos salieran de manera involuntaria.

—Más rápido, Cielo.—Pidió.

Itachi aceleraba sus movimientos de vez en cuando. Sacaba el miembro erecto de su boca y volvía a engullirlo luego de acariciarlo con su lengua de manera lenta y que para el rubio, parecía ser una maldita tortura.

Naruto llevó sus manos a los cabellos azabaches. El Uchiha dejó su trabajo y se incorporó mirándolo con reproche.

—Te dijo que no ¿Quieres dejarlo hasta aquí? —El mayor negó con velocidad— Entonces pon tus manos allí —Apuntó el lugar en el que se encontraron antes— Donde yo pueda verlas.

El ojiazul volvió a estirar sus brazos y apretó sus puños tratando de contenerse, sintiendo como el menor comenzaba su trabajo nuevamente.

Cerró sus ojos un momento y volvió a abrirlos, encontrándose la imagen más erótica que podría haber visto en su novio y provocándole que su miembro doliera ante su excitación.

El azabache había desabrochado su pantalón y había llevado su mano hacia atrás para comenzar a preparar.

El calor había comenzado a sentirse en el lugar. El rubio oía los gemidos de su pareja que morían en la felación que el azabache le proporcionaba.

Naruto lo sintió detenerse justo en el momento en que él tiraba su cabeza hacia atrás. Al elevarla, lo vio quitarse su ropa y admiró su desnudez con sus ojos nublados por el deseo.

Itachi se acercó a besar sus labios y sintió el suspiro que escapó de la garganta del joven con cicatrices en sus mejillas al momento de tomar su miembro y llevar hasta su entrada, provocando que una sonrisa orgullosa se extendiera en su rostro.

Le encantaba poder llevar a cabo el control de la situación y sobre todo, saber que era él quien provocaba que su pareja se pusiera de esa manera.

Se sentó a horcajadas sobre el mayor y se deslizó hacia abajo, penetrándose con lentitud y comenzando a dar pequeños brincos sobre su novio.

Los gemidos aumentan.
Naruto sintió que ya no podía continuar haciéndole caso a su pareja y mucho menos cuando el azabache pasó sus brazos alrededor de su cuello y comenzó a moverse lentamente hacia adelante y hacia atrás.

—Por favor, Cielo, diez patas.

El menor tomó las manos de Naruto y las posicionó sobre su cadera, permitiéndole al contrario que sea él quien marque el ritmo ahora.

Sus movimientos se hacían cada vez más rápido. El rubio ya no se podria contener mucho mas al sentir como lo apresaba la calidez del interior del joven de cabellos negros.

El muchacho de ojos azules se enderezó en su lugar y se abrazó con fuerza a la cintura contraria, provocando que su novio acabara finalmente por la fricción que sintió en su miembro debido al roce con el cuerpo contrario y en consecuencia, logrando que el mayor finalizara al sentir el interior de su pareja apretarlo.

Naruto se recostó en el sofá aún con Itachi en sus brazos, quien cayó rendido sobre el pecho de su novio sintiendo las sensaciones del reciente orgasmo.

—Eso ha sido increíble, bonito.—Susurró el ojiazul con su boca sobre la coronilla del menor.

—Así fue —Concordó— Pero necesito darme un baño ahora.

El Uchiha se alejó para darle un último beso, sintiendo como la lengua de su pareja jugaba con la suya.

—¿No te ha dolido la perforación en la lengua? —El de ojos negros había preguntado al sentirla con su lengua. El rubio lo demostró confuso por la pregunta fuera de contexto.

—Pues no, no he sentido dolor con ninguna perforación —Sonrió al sentir a Itachi delinear los bordes de sus tatuajes ubicados en sus pectorales— ¿Te molesta que lo use? Puedo quitármelo cuando hagamos el amor.

—No me molesta —El menor depositó un corto beso en sus labios. Se levantó y comenzó a juntar su ropa para poder subir al cuarto del rubio a darse cuenta de un baño— De hecho, se siente exquisito cuando me haces sexo oral.

No lo miró a los ojos cuando lo dijo pero el Uzumaki pudo ver sus orejas rojas por la vergüenza.

—Pero mira nada más —Se levantó con velocidad y lo abrazó por la espalda— No quiero creer en que te he pervertido de esa manera pero si es mi culpa, lo acepto como todo un hombre.—Sonrió divertido— Ahora, vayamos a la ducha antes de que vengan mis padres, allí te haré sentir esa exquisita sensación de la que hablas.—Susurró en su oreja, notando como las mejillas del menor se ruborizaron más de la cuenta pero acompañada por una sonrisa.

°

°

°

Había pasado solo un mes del encuentro con el patriarca Uchiha en la empresa de la familia.

Madara había conocido a los padres del rubio, siendo siempre amable y carismático pese a su seriedad. Los padres Uzumaki Namikaze habían vuelto de esa cena hablando maravillas del tío de su novio. Estaban felices por haber podido conocer a su familiar con el que convivía tan felizmente el azabache.

Pese a toda esa felicidad, Naruto sintió algo de temor al no haber vuelto a ver al padre de su pequeño cielo.

No se había vuelto a presentar en las oficinas de la empresa, su amigo Obito tampoco lo había vuelto a ver y para sumarle a su preocupación, su pareja estaba comenzando a actuar extraño.

Su novio evitaba salir de la casa de su tío, solo se dirigía a su instituto y regresaba. Lo había invitado a salir a distintos lados y él solo se negó. Necesitaba saber que demonios le ocurría como para que se vea tan paranoico, por lo que decidió hacer su pequeña movida.

—Pero que guapo te ves, cariño.—Sonrió su madre cuando lo vio ingresar a la cocina de su hogar.

Naruto devolvió el gesto.
Su cabello aún se encontraba húmedo luego del baño y ni aún así, había podido acomodar esos mechones rubios y rebeldes. Vestía un pantalón negro ajustado, unas zapatillas del mismo color y una camisa blanca que se encontraron dentro de sus jeans y con sus mangas dobladas hasta sus codos dando una vista de sus tatuajes.

—¿Cree que está bien vestido para un restaurante caro? —Preguntó el joven.

—Por supuesto que si.—Aseguró su padre— ¿A qué lugar tienes pensado llevar a Itachi?

—Tengo pensado llegar a cenar a uno de esos restaurantes del centro. Hace tiempo Shika me habló de uno llamado Kirei pero nunca pudo lograr.

—¡Vaya! —Exclamó el rubio mayor— Ese si es caro y elegante.

—Lo se, he ahorrado todo el mes para poder alcanzar allí —Comentó con una sonrisa— Lo he visto un poco raro estos días y quiero distraerlo.—Se acercó para depositar un beso en la mejilla a cada uno de sus progenitores— Nos vemos , luego les cuento como nos fue.

°

Itachi abrió la puerta de su hogar. Sus ojos se habían abierto con sorpresa ante la persona que se encontraba frente a él.

—¿Naru? Te ves muy bien.—Aseguró con una sonrisa, moviéndose hacia un costado para que su novio pueda ingresar— Pero no te sueles vestir así ¿A dónde irás?

—Iremos —Corrigió el rubio— Te llevaré a cenar.

—Amor, no creo que...

—Iremos.—Interrumpió al estar a punto de escuchar el rechazo— No hemos salido para nada, Cielo y he reservado una mesa en un buen y lindo lugar.

El azabache abrió sus ojos sorprendido.
Por un lado, se le hacía extraño que su pareja se vistiera así para tener una cita con él, sobre todo porque estaba acostumbrado a verlo con sus ropas oscuras y relajadas que daban ese aspecto intimidante y por el otro, no le apetecía salir. Preferiría quedarse en la protección de su hogar.

—Buenas noches, Naruto —Saludó Madara ingresando a la sala— Te ves muy bien —El rubio agradeció con una sonrisa— ¿A dónde saldrán?

—Reservé una mesa en Kirei.—Itachi lo miró frunciendo el ceño.

—No te gustan esos lugares.

—Cielo, estoy saliendo de mi zona de confort y quiero hacer algo lindo por ti —Besó su mejilla— Ve a prepararte, aún es temprano.

El azabache menor asintió no muy seguro y subió a su cuarto.

—¿También lo ha notado extraño? —Naruto demostró al hombre frente a él y asintió.

—Lo he visto algo preocupado.

—Más bien asustado —Corrigió Madara— Incluso aquí. Me ha pedido muchas veces acompañarme a la empresa y se queda conmigo desde que ingreso hasta que salgo con tal de no quedarse solo.

El rubio estuvo a punto de hablar cuando vio a su pareja bajar las escaleras.

—Que se diviertan, pequeños —Saludó el mayor casi sacándolos a empujones de la sala.

°

El lugar era cálido. Sus paredes pintadas de un color marrón claro y con los muebles pintados de sus distintas tonalidades, daban un aspecto relajante y elegante a la vez.

El camarero se retiró luego de que hicieran su pedido y de mirar, sin disimulo alguno, los tatuajes en los brazos del rubio.

—Gracias por la cena, ¿pero por qué me has invitado?

Naruto se mostró confundido. Itachi jugaba con sus dedos y miraba en distintas direcciones, provocando que el rubio no supiera a ciencia cierta si le avergonzaba estar allí o encontrar a alguien.

—Te he notado extraño hace un tiempo —Habló con seriedad— Ya no hemos salido, ni siquiera nos hemos juntado con los chicos. Tampoco has vuelto a ir a casa, siempre tienes una excusa —El mayor tomó sus manos y las apretó con cuidado— Dime ¿Todo está bien? ¿Hay algo malo con nuestra relación?

—No, por supuesto que no —Aseguró el menor pellizcando su palma— Estoy bien Naru, no se de que...

—No te atrevas a mentirme —Sentenció sabiendo que el gesto que mostraba el Uchiha frente a él significaba justamente eso— Te conozco. Soy tu novio, Cielo, dime la verdad.

Itachi suspiró recorriendo el lugar con la mirada y finalmente, centrándose en su novio.

—Mi padre ha estado merodeando por el instituto —El rubio frunció el ceño— No se ha acercado a hablarme pero siempre lo veo cuando mi tío me lleva y a la salida. No se que está planeando.

—No se los has dicho a Madara, ¿Verdad? —Preguntó aún sabiendo que la respuesta era negativa al recordar lo que el tío de su novio le había dicho.

—No lo creí conveniente —El camarero llegó dejando sus platos a cada uno— Ya sabes, por eso de que no se ha acercado pero me empieza a asustar. No quiero preocupar a tío Madara por algo que quizás sea una tontería mía.

—¿Y si no lo es? —Itachi lo terminó perdido por un momento y volteó a ver sus manos unidas cuando sintió al Uzumaki tomar las suyas nuevamente— Esperemos que no sea nada, pero no será malo que se lo informe ¿Si? Madara también te ha notado extraño, si se lo comentas el podrá entender lo que sucede contigo y sabrás que hacer ante cualquier cosa.

—Tienes razón —Dijo con una sonrisa— Se lo diré cuando volvamos.

La cena transcurrió con Naruto intentando dispersar las preocupaciones de su novio, distraerlo del miedo que el menor le había comentado y con un Itachi más relajado al sentirse protegido en compañía del rubio.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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"Hijo mío:

Lamento mucho la situación que nos llevó a todo esto. 
Siempre creí que te protegíamos al limitarte de muchas cosas y al obligarte a hacer otras.

Jamás tuvimos la intención de que te encontraras con personas de la clase de tu pareja y de tus nuevos amigos. Te hemos dado una buena educación y nos parecía que eso era suficiente como para que te mantengas al lado de personas de nuestra clase.

Estoy escribiendo esto con lágrimas en mis ojos porque se que es un adiós. Tu padre se ha empecinado en salir de la ciudad y no puedo dejarlo solo en la nueva vida que quiere construirnos.

Francamente, esperaba que en este momento estuviéramos juntos como una familia pero nunca pude protegerte de él, nunca hice lo necesario para mantenerte a mi lado.
Se que te fallé en el juicio, que te lastimé al defenderlo y asegurar que él jamás te ha hecho daño. No puedo llamarme madre cuando no he previsto tu seguridad y bienestar antes de cualquier otra cosa.

Te quedas con Madara así que se que estás en buenas manos. Sabes perfectamente que tú tío siempre te ha amado como si fueras su propio hijo y me alegra saber que te quedarás a su lado para convivir como una buena familia, como la que nunca tuviste en nuestra casa porque se que no te limitará ni te obligará a seguir en una empresa que tú no quieres.

A pesar de todo, estoy orgullosa de la clase de persona en la que te has convertido, aunque tu padre llegue a decir lo contrario.

Una vez más, me disculpo por no haberte defendido, por no haberme preocupado por ti como debería, por haberme fijado más en lo que decían las personas que en lo que realmente ocurría con nosotros.
Me arrepiento de no habernos dado una oportunidad, de no haberle dado a tu novio el beneficio de la duda, de haberlo juzgado y de no haber intentado nada para conocerlo aunque sea un poco.

Se que solo te alejamos de él, creyendo que la vida que merecías debía ser al lado de la familia de Izumi, misma con quien te comprometimos hace tiempo, sin pensar en que era lo que tú realmente deseabas, sin siquiera tenerlo en cuenta.

Espero que en algún futuro podamos volver a encontrarnos para dejar todo lo malo atrás y poder convivir como madre e hijo nuevamente.

Te amo.

M amá."

Madara observaba desde la puerta de la cocina como su sobrino dejaba caer lagrimas silenciosas mientras leía la carta una y otra vez.

Se acercó tomando asiento a su lado en el sofá y lo envolvió entre sus brazos en un apretado abrazo.

—Estoy tan enojado —Habló el menor con su voz quebrada sintiendo la mano del adulto subir y bajar por su espalda en un intento por consolarlo— Se disculpa por carta sin venir a verme a la cara, se van a comenzar una nueva vida sin importarle dejar a un hijo atrás, sin terminar lo que ellos mismos comenzaron.—La garganta le ardía por el esfuerzo que hacía al hablar— Pero me alivia que ya no serán un impedimento en mi vida.

—Nosotros estamos a tu lado, hijo —Habló Madara— Y no nos iremos, ahora podrás salir sin preocupaciones y estar con Naruto como tanto deseabas.—Sintió las manos de su sobrino apretar su saco con fuerza.

Algo que el mayor odiaba era ver llorar a sus hijos. Sobre todo, porque estaba acostumbrado a la actitud alegre de Obito y a la seriedad de Itachi, a pesar de que hacía tiempo se mostraba más sociable y no tan encerrado en si mismo.

Mikoto había ido a la empresa esa misma mañana a dejarle la carta a su cuñado para que él fuera el responsable de entregársela al menor, para que ella no tuviera que hacerse cargo de las lagrimas que Itachi derramaría. Si, siempre siendo una cobarde.

—Queremos comenzar de cero con Fugaku y no podemos hacerlo aquí.

—¿Dejarán a Itachi? —Preguntó enojado pero feliz a la vez.

—Se que no querrá venir con nosotros luego de todo el daño que le hemos hecho, no puedo hacer nada.

—Podrías haberlo hecho hace tiempo —Recriminó— Pero no me interesa, él se quedará con nosotros. Ya no volverán a prohibirme ver a mi sobrino, me haré cargo de lo que a ustedes nunca les importó.

—No puedes decir algo como eso, sabes que Itachi es lo único bueno que tenemos. Claro que nos importa.

—No me vengas con esa mierda, Mikoto —Madara golpeó su escritorio con la palma de su mano tratando de controlarse— ¿Ahora piensas convencerme de eso? No te preocupaste en mantener a tu marido alejado de él, ni siquiera cuando te comenté que hace unos días Itachi me confirmó que tu esposo se encontraba en su instituto para quien sabe que cosas.

—Un salvaje le dio su lección.—Susurró la dama.

—¿De qué hablas? —La confusión podía leerse en su níveo rostro.

—Solo cuida de mi niño.

Mikoto salió con su frente en alto sin mirar atrás, completamente decidida a alejarse de esa vida que tanto disgusto le había traído.

Los recuerdos de aquella conversación daban vueltas en la mente de Madara tratando de comprender lo último que su cuñada le había dicho.

"Un salvaje le dio su lección." ¿De quién demonios hablaba? Sabía que Fugaku podía llegar a tener enemigos por el alto estatus económico que su familia manejaba, sin embargo, consideraba que nadie sería tan estúpido como para ponerle una mano encima a su hermano menor. No sabiendo de lo que el hombre era capaz.

°

Pain curaba los nudillos de su mejor amigo mientras escuchaba sus quejas y la burla de su novio quitándole una sonrisa.

—Deja de moverte —Habló el joven de cabello naranja— Si estabas tan decidido a eso, sabías lo que seguiría.

—¡Arde! —El grito hizo saltar a la pareja.

—Deja de asustarme, imbécil. ¿Quién te mandó a golpearlo así? —Volvió a pasar el algodón humedecido en alcohol sobre los nudillos cortados— Le has dejado la cara hecha una mierda.—Murmuró con una sonrisa.

Nagato sonrió al recordar lo que su novio le había comentado.

—Ese idiota se lo merecía, alguien tenía que ponerlo en su lugar —Acarició la cabellera rubia de su primo como si estuviera acariciando a su mascota por haber cumplido correctamente con algún truco— Pero los tíos no deben enterarse y mucho menos Itachi, puede que no lo soporte pero no sabemos como pueda reaccionar.—El ojiazul asintió.

—Esto quedará entre nosotros tres.

Naruto jamás se había sentido tan satisfecho como cuando fue a aclararle las cosas a su querido suegro. Y es que estaba tan enojado por el miedo que provocaba en su novio que simplemente se cegó.

Estaba decidido a dejarle en claro ciertos puntos y uno de ellos, era que deje de hostigar a su pareja.

Esa misma tarde había llamado por teléfono a su casa, siendo el tío de su cielo quien contestó y le había dicho que Itachi se encontraba descansando pero que podía ir si gustaba porque no lo veía con ánimos de salir.

Cancelando la cita y diciéndole que iba a ir a visitarlo al otro día, caminó en dirección a la casa de Pain y una vez juntos, se fueron hacia el centro de la ciudad.

La mansión Uchiha era su objetivo.

Atravesaron la verja de entrada y caminaron hasta la puerta principal, abriéndola de golpe sin importarles el ruido que ésta hiciera o siquiera que no hayan pedido permiso para entrar.

—¿Se puede sabes que demonios hacen en mi casa?  —Preguntó el hombre frente a él — Tengo que verlos junto a mi hijo y ahora aparecen aquí sin él. ¿Quiénes se creen que son?

—¿Qué es lo que busca con Itachi?  —La pregunta del rubio fue directa — ¿Por qué carajos se mantiene fuera de su institución?

Fugaku sonrió. Una sonrisa que les causó miedo por lo que estuviera pensando en su retorcida cabeza.

—¿Quién sabe? Es mi hijo y puedo verlo si se me da la maldita gana.

—No después de lo que le hizo. —Habló el de cabellos anaranjados.

—Lo se  —Suspiró — Debo corregirlo por eso, se le quitarán las ganas de volver a retarme.

Fugaku jamás había esperado que el jovencito de cabello rubio frente a él, impactara su puño contra su mejilla y que luego de estos vinieran muchos más. Tampoco había imaginado que tuviera tanta fuerza en cada puñetazo que le daba.

Yahiko se mantuvo alejado, sabiendo que ese era problema de su amigo y de ese bastardo que tanto daño le había ocasionado a uno de los integrantes más pequeños de su grupo.

Naruto no parecía querer detenerse, aún cuando Fugaku se esforzaba por hablar y pedirle que parara, el joven hacía oídos sordos y se centraba en que cada uno de los golpes que proporcionaba tuvieran el mismo impacto que el anterior.

Pain se acercó cuando vio al mayor a punto de perder la conciencia.
Había visto a los empleados de la casa mirar desde su lugar, completamente alejados de la sala donde se estaba dando ese espectáculo.

—Déjalo ya. —Pidió a su amigo tocándole el hombro. Tampoco se iba a esforzar por separarlo — Está casi desmayado.

Naruto se detuvo y tomó de la blanca camisa, ahora manchada con el color carmesí de la sangre del hombre y lo elevó un poco para que lo vea a los ojos.

—¿Recuerda lo que le dije?  —Su voz salió agitada por el cansancio — Usted creía que soy un delincuente y le dije que esa creencia se la iba a cumplir si no dejaba de fastidiar. —Fugaku suspiró. El dolor en su rostro no aminoraba — Ahora si puede decir que lo soy. —Lo soltó desde su altura provocando que la espalda del mayor golpeara con fuerza contra el suelo — Manténgase alejado de Itachi porque esto solo es una puta advertencia.

Salió de la casa junto a Pain, limpiando sus nudillos con suaves toques con su oscura chaqueta.

Varios metros alejados del lugar, se mantuvieron aún en silencio. Yahiko no iba a hablar, estaba convencido de que si decía algo antes de que la ira de su amigo mermara, él sería quien se enfrente a los puños del rubio y en consecuencia, el joven de cabello naranja respondería, lo que significaba que habría una paliza en el centro de la ciudad y ambos saldrían lastimados por igual.

Lo escuchó soltar el último suspiro y vio su cuerpo más relajado, por lo que se permitió romper el silencio.

—Estoy orgulloso de ti. —Dijo con burla.

Naruto soltó una carcajada por las palabras de su amigo. Le resultaba graciosa aquella frase luego de haber hecho lo que hizo.

—Gracias pero eres un idiota  —Contestó el rubio con una sonrisa — Eso le enseñará a no volver a molestarlo.  —El rubio frunció el ceño — Solo quiero que se aleje para que Itachi pueda tener una vida tranquila.

—Créeme que no se volverá a acercar  —Yahiko abrazó los hombros del ojiazul con uno de sus brazos — Y si lo hace, llámame para acompañarte a darle otra lección  —El rubio elevó una de sus cejas  Tengo que estar para detenerte antes de que lo mates. ¿Ves? Soy un gran amigo. —Lo escuchó reír — Ahora vayamos a mi casa. Nagato está allí y debo curarte esas heridas.

Naruto lo observó por un momento. Agradecía poder contar con su ayuda en momentos así.
Le resultaba irónico que teniendo la apariencia que tenía, fuera de sus amigos más leales y que se preocupe tanto por los suyos. Como todos, a decir verdad.

—¿Qué tanto me ves?  —Preguntó el contrario — Se que soy sexi pero nosotros somos amigos, tú tienes a Itachi y yo a mi pequeño, lo nuestro no puede ser, lo siento. —Habló fingiendo pena.

—De verdad eres un idiota  —Pain lo vio ofendido — Gracias por acompañarme en esto.

—No tienes que agradecer, somos amigos.

—Lo se y por eso es que te agradezco  —El muchacho de piercings sonrió — Y por cierto, aunque estuviéramos solteros, no eres de mi tipo.

—Eres un engreído. —Habló Yahiko — Tu tampoco, me gustan los pelirrojos.

—Créeme que me di cuenta. Sobre todo los que te tienen miedo al principio. —Se burló.

—Ahora el idiota eres tú.

Si, definitivamente agradecía poder contar con él y los demás, por ser su confidente y que ellos sean los de él. Agradecía el haberlos conocido tanto dentro del distrito como fuera de el, porque se habían convertido en las personas más importantes para él y dentro de ese pequeño círculo, estaba su pequeño cielo, quien era de esas personas importantes pero con un sentimiento que iba mucho más allá que el de amistad.

 

Ya queda poco y nada para el final.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

 

Chapter Text

Podía verlo sobre el escenario, rodeado de todos sus compañeros con el birrete negro sobre sus cabezas y la túnica de igual color con el símbolo de la universidad en el lado derecho de sus pechos.

Notó los ojos azules moverse por todo el auditorio y sabiendo que lo buscaba a él, elevó su mano mientras le devolvía la tierna sonrisa que su pareja le dedicaba.

Estaban a punto de egresar. Para Naruto había sido un largo trecho para poder llegar a donde estaba.
La felicidad inundaba su ser mientras observaba a sus compañeros y mejores amigos a su lado, a sus padres en los asientos junto a su novio y el tío del mismo.

El silencio reinó en el lugar cuando vieron al director hacer acto de presencia sobre el gran escenario.

—El día de hoy tenemos la oportunidad de poder celebrar el final de este camino que cada uno de los estudiantes aquí presentes han seguido. Me enorgullece saber que aquellos jóvenes inexpertos que apenas habían finalizado sus estudios intermedios, hoy se han convertido en profesionales...

Naruto había dejado de prestar atención cuando posó su vista en Itachi una vez más. Esa mirada cargada con algo más que cariño, aquella sonrisa orgullosa por poder estar en ese evento tan importante para él, los disimulados gestos que hacía con su mano en un intento por saludarlo, todo de él lo tenía maravillado.

Habían pasado por demasiadas cosas y cada una la habían podido superar, siempre juntos. El corazón del Uzumaki parecía querer salir de su pecho siempre que lo veía, que lo escuchaba hablar, siempre que lo tocaba. El amor que le tenía a aquel chico de ahora veinte años no iba a desaparecer ni en esa ni en las vidas que vendrían.

Itachi había comenzado a estudiar hacía un año. Había tenido la oportunidad de poder estar con Naruto disfrutando de su nueva etapa dentro de la universidad.

El Uchiha no quería recordar los problemas que había tenido por los celos de su novio, aunque si se lo preguntaban, cada amenaza había estado justificada.

Y es que no tenía problemas en que sus compañeros se acerquen a hablarle, sino que la mayoría que lo hacían, iban directamente a coquetearle.

Un joven de cabello gris oscuro había interrumpido su caminar hacia los casilleros.

La incomodidad había comenzado a surgir en Itachi al notar como parecía escanearlo con su mirada.

—¿Qué tal preciosura? —Preguntó sonriendo de lado— Mi nombre es Sora ¿Cómo te llamas? —El azabache quiso continuar su camino, sin embargo, no esperaba que aquel joven lo tomara del brazo para detenerlo, provocando que la incomodidad aumentara cuando sintió su aliento chocar contra su oreja— Te hice una pregunta solamente.

—No me apetece contestarte y por favor aléjate, a mi novio y a mi no nos complace que te acerques tanto.

—¿Tú novio? No lo veo por aquí.

Su muñeca se vio apresada fuertemente por una mano grande perteneciente a un joven rubio, mismo que le sonreía de una manera amable que casi lo hacía temblar.

—Por respeto a él —Apuntó con su barbilla al menor— No te arranco la cabeza del cuerpo, pero agradecería que te mantengas alejado, Sora.

Itachi debió imaginarse que su pareja lo conocía, después de todo, más de una vez lo había visto salir de su mismo salón.

El joven de cabello gris asintió completamente serio y se retiró sin dirigirle ni siquiera una mirada.

—Vaya, te lo agradezco.—Habló el Uchiha con una sonrisa, misma que se borró cuando vio la seriedad en el rostro del Uzumaki.

—No creas que está todo bien ¿Ahora tengo que estar espantando a esos idiotas? —Preguntó con molestia— El problema no es contigo —Aclaró cuando vio el ceño fruncido del menor— Pero debo recordarte a quien le perteneces.

Itachi solo tragó pesado, sabiendo que su cuerpo iba a sufrir las consecuencias. De todas formas, le encantaba ver ese lado de su novio tan dominante y posesivo, aunque era algo que nunca iba a admitir.

La forma en la que lo tomaba, siendo dulce y caballeroso pero mezclado con la rudeza que lo caracterizaba, era lo que más le encantaba. Por supuesto que al día siguiente el leve dolor que sentía en su cuerpo lo tenía que soportar él, mientras obligaba a su rubia adoración a escuchar cada una de sus quejas. Sin embargo, no podía quejarse cuando Naruto lo hacía suyo cuantas veces quisiera, dejándolo casi adormilado y con sus piernas temblando.

Itachi, sus suegros y su adorado tío, se levantaron para poder aplaudir de pie en el momento en el que mencionaban al Uzumaki para que reciba su diploma.

La sonrisa que mostraba el rubio lo enamoraba una vez más, logrando experimentar la misma felicidad que demostraba el rubio.

°

Sintió el peso de su pareja cuando finalizó el acto. Se había impulsado hacia él con los brazos abiertos y una sonrisa que parecía no entrar en su rostro.

—Felicidades, amor, estoy tan orgulloso de ti —Besó sus labios y giró su cabeza para ver a sus amigos— De ustedes igual.—Sonrió cuando recibió el agradecimiento del grupo.

—Gracias por estar conmigo en este día tan importante.

—No podía perdérmelo.—Sonrió.

Los abrazos llegaron a todo el grupo de parte de los demás. Sentían sus corazones completos al verse rodeados de las personas más importantes para cada uno de los jóvenes.

—Vayamos a casa para celebrar.—Habló Minato.

—Nosotros iremos en un momento, quiero darle una sorpresa a Ita.—Habló Naruto, recibiendo una mirada de parte del nombrado que demostraba su confusión.

Ambos comenzaron a caminar hasta llegar a un complejo de apartamentos, no tan céntrico como se encontraba la que un día fue la mansión Uchiha.

—¿Qué ocurre? —Preguntó el azabache— Soy yo quien te tendría que dar una sorpresa, hoy es tu día.

El rubio solo le dedicó una sonrisa y subió las escaleras hasta llegar a una de las puertas.

El lugar contaba con no más de seis apartamentos. La ubicación era un lugar poco transitado y contaba con un hermoso jardín al frente.

Naruto sacó una llave del bolsillo de su saco y abrió la puerta, permitiéndole el acceso a su pareja.

Los ojos negros de Itachi recorrieron la amplia sala del lugar. Un sillón para tres personas de color gris se encontraba ubicado frente al televisor. La lámpara de pie ubicada en una de las esquinas le daba el toque elegante que el lugar necesitaba.

La cocina y el comedor, ubicados en una misma habitación, se separaban de la sala de estar por una pared que contenía un gran arco.

El azabache caminó hacia el pasillo del lugar observando un baño a la pasada y al final, la única habitación.

Era un lugar pequeño pero perfecto para dos personas.

—Me lo rentaron completamente amueblado.—Habló el rubio a sus espaldas.

—Está increíble ¿Por qué no me lo dijiste? —Se giró en su lugar cuando sintió a su novio rodear su cintura con sus brazos.

—Ya te dije, era una sorpresa.—Explicó luego de dejar un pequeño beso en la punta de la nariz del menor— Y me encantaría que vinieras a vivir conmigo.

Itachi lo miró sorprendido y luego soltó una pequeña carcajada que fue aminorando al ver el rostro confuso del ojiazul.

—¿No es una broma? —Preguntó con una ceja alzada.

—¿Por qué lo sería? —El azabache aún no podía acostumbrarse al actuar tan impulsivo de su pareja.

—¿No te parece que es un poco apresurado? —Preguntó preocupado— Quiero decir, me encantaría pero aún estoy estudiando, no tengo trabajo y...

Itachi se vio interrumpido por los labios del mayor.

—No te lo estoy diciendo para que me ayudes a pagar el lugar, puedo hacerlo solo —Sonrió— De lo contrario, no hubiera podido conseguirlo. Y no me parece apresurado, te amo y lo sabes —Afianzó su agarre en la cintura del contrario— Me encantaría poder tenerte conmigo cada día, dormir contigo y no preocuparme porque tu tío pueda llegar a enojarse si nos llega a ver en la misma cama.—El Uchiha rio— Quiero llevar nuestra relación a otro nivel pero si me pides que espere lo haré, cielo.

Fue Itachi quien se acercó a besarlo en esa ocasión, maravillado por las palabras que había oído.

No iba a ser fácil la convivencia o puede que si. Habían pasado por tantos momentos difíciles y habían logrado superar cada uno, realmente creía que el estar juntos no iba a ser un problema como tal.

—Acepto —Susurró sobre los labios contrarios, sintiendo como su pareja lo elevaba en el aire— Me encantaría vivir contigo.

Naruto caminó con él hacia la cama, recostándolo con cuidado y posicionándose sobre él sin dejar caer su peso.

—Te amo, cielo. Te amo como no tienes una idea.—Habló el rubio, acariciando con suavidad su cintura por debajo de la blanca camisa del menor.

—Y yo te amo a ti, cariño, pero debes parar —Dijo deteniendo su mano— Tenemos que ir a tu casa a celebrar tu egreso.

—Si, en un momento —Naruto besó el níveo cuello del azabache, pasando la punta de su lengua con delicadeza— Pero primero tengamos la celebración nosotros solos estrenando la cama —El menor rio— Hay mucho que celebrar.

—¿Aparte de que finalizaste tus estudios? —Un suspiro escapó de sus labios cuando finalizó la pregunta. Le estaba costando mantener la conversación.

—Oh si, mi egreso lo celebraremos ahora, tú serás mi regalo —Desabotonó la camisa con lentitud mientras depositaba besos en cada parte de piel que iba quedando expuesta— También, festejaremos que tengo mi nuevo departamento —Desabrochó el pantalón del menor e introdujo su mano, comenzando a acariciar su miembro— Lo siento, nuestro departamento —Se corrigió con una sonrisa y volvió a besar sus labios. Le encantaba ver a Itachi completamente sonrojado, con sus ojos cerrados y apretando las sábanas con sus manos, disfrutando de sus atenciones— Celebraremos que viviremos juntos —Creó un camino de besos húmedos mientras bajaba hasta la zona íntima de su pareja. Quitó sus pantalones junto con su ropa interior y pasó su lengua por su miembro, escuchando el nuevo suspiro que salió de la boca contraria— ¿No te parece que es mucho y un buen momento?

—Si, por supuesto.

Naruto sonrió. Sabía que no había puesto atención a la mayoría de las cosas que le había dicho, sin embargo, no le importaba con tal de poder tomarlo una vez más, provocando los suspiros y gemidos de placer que lo enloquecían.

°

Los presentes sonrieron al verlos llegar, sentados cada uno en sus lugares en la larga mesa que se encontraba en el centro del patio trasero de la casa de los Uzumaki-Namikaze.

—¿Qué te pareció la sorpresa, Itachi? —Preguntó Kushina cuando lo abrazó por los hombros.

—Es un hermoso lugar.

—Así es —Concordó— Pero me da tristeza saber que mi bebé se irá.

—Vendré a visitarte, mamá.—Naruto besó sus mejillas en un intento porque termine con su drama— Me tendrás seguido aquí pero no siempre, es bueno que tengan la casa sola de vez en cuando.—Rio al notar el color rojo intenso que cubrió el rostro de su madre.

—¿Qué cosas dices, mocoso? —Rio nerviosa— No tienes que decir eso, menos a mi que soy tu madre —Kushina se alejó de Itachi y pellizcó las mejillas de su hijo— Dime ¿Aceptó? —La sonrisa que le mostró el rubio solo confirmó la pregunta, logrando que un agudo grito saliera de la garganta de la dama y lo abrazara con fuerza— Que lindo, muchas felicidades mi niño.

Y la cena transcurrió entre charlas, bromas y una alegría que envolvía a cada uno de los integrantes de las distintas familias de amigos, compartiendo uno de los momentos más importante para los jóvenes.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Chapter 31: Epílogo

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Años habían pasado desde que Itachi y Naruto había decidido vivir juntos.

No había sido una gran noticia para Madara, puesto que consideraba que su sobrino aún era demasiado pequeño como para vivir una vida de pareja. Aún así, al ver la gran sonrisa que tenía el menor cuando le comentó sobre la propuesta, se mantuvo en silencio dispuesto a no permitir que esa sonrisa desapareciera.

Lo extrañó el primer tiempo, eso era un hecho. Sin embargo, aquello no quería decir que su sobrino lo haya olvidado y es que, lo visitaba cada vez que tenía la oportunidad.

Naruto, por su parte, se le había hecho difícil el alejarse de sus padres. Sobre todo cuando su madre se mantuvo aferrada de su cuello llorando desconsoladamente. ¡Por dios, solo se iba a vivir a otra casa no a otro país! Los visitaba siempre que podía con su propia familia.

Su familia. No había pasado mucho tiempo desde que Itachi había finalizado la universidad cuando habían hablado sobre formar una familia.
El azabache hacía tiempo que se comportaba extraño con su pareja y luego de que Uzumaki hablara con él, había descubierto la inseguridad del menor al comentarle que no podía darle una familia a pesar de que lo quisiera.

Naruto había llorado junto a él al verle tan mal y es que, no estaba acostumbrado al llanto de su pareja cuando siempre le mostró una sonrisa y una personalidad tranquila.

Habían decidido adoptar a un pequeño niño de cabello azabache y los ojos tan negros como la noche misma.
Lo habían dejado en las puertas del orfanato, ubicado a las afueras de la ciudad, una noche de tormenta con una carta que solo decía: "Su nombre es Sasuke, por favor cuiden de él".

En aquel tiempo, Naruto e Itachi solo habían decidido conocer a los pequeños que allí habitaban y sin querer, ese pequeño de no más de siete años les había arrebatado el corazón a ambos a la primera mirada. 

Su mirada era tan triste al observar a los niños jugar entre ellos mientras que él se mantenía sentado bajo la sombra del gran árbol del patio del edificio con un pequeño peluche de conejo entre sus brazos, que Itachi no había podido resistirse a caminar hacia él junto a su pareja, saludándolo con una gran sonrisa que fue correspondida por el menor.

No había sido un proceso fácil para ninguno de los dos. Estaban decididos a llevarse al pequeño niño con el que habían intercambiado algunas palabras y habían tardado demasiado para poder tenerlo con ellos sin el miedo a que se negaran.

El proceso de adopción sumado a la visita continua del asistente social cada vez que la pareja tenía al niño durante solo una semana al mes, los dejaban mentalmente agotados.

Aún así, ni bien les fue concedida la adopción, se había celebrado su llegada junto a sus familias y aquellos amigos tan fieles que aún se mantenían a su lado.

Las lágrimas de parte de Madara nunca se las habían esperado. Aquel hombre tan elegante como intimidante, se había quebrado en el preciso momento en el que su sobrino formuló la frase:

—"Él es Sasuke, nuestro hijo."

Si bien ambos jóvenes habían decidido hablar con sus familias con respecto a su decisión, no querían ilusionarse por si la adopción se les negaba, la matrona del orfanato los había advertido al respecto.
Según la pareja, aquello era una estupidez si algo así sucedía. El pequeño había tenido la oportunidad de encontrar una familia que le de el amor que realmente necesitaba y si llegaban a negarse luego de todo el proceso que tuvieron que hacer, Naruto se iba a encargar a como diera lugar para acomodar la situación.

Las lágrimas que si se esperaron fueron las de la pelirroja Uzumaki. Sasuke podía jurar que cuando su, ahora, abuela se había pegado a él llorando como si alguien se estuviera muriendo, no había dejado solo lágrimas en sus mejillas. El niño aseguraba que rastros de moco había quedado allí, pero no había querido ser un mal educado, por lo que guardó silencio y la abrazó palmeando su espalda con suavidad.

Gran sorpresa había sido para todos cuando había sido Pain quien se ganó el cariño inmediato del niño.
Aquel porte tan intimidante, acompañado de su seriedad y la forma tan brusca de hablar, habían cambiado completamente cuando Sasuke había elevado los brazos en su dirección pidiendo que lo alzara. Una sonrisa apareció en el rostro del joven de cabello naranja y había besado la regordeta mejilla del menor con demasiada fuerza.

—Con ese cabello y esos ojos, realmente parece un Uchiha.—Había dicho Obito.

Oh, como amaba Sasuke cuando escuchaba aquello, sobre todo cuando le comentaban que por esas mismas características, parecía ser hijo de Itachi realmente. Sentía que era una nueva forma de poder sentirse más cercano a su familia. Y no solo a él le encantaba escuchar aquello. A Itachi lo envolvía un calor que abarcaba todo su pecho siempre que oía esas palabras.

Sasuke era un pequeño serio y callado. Sentía gran amor hacia sus dos padres, pese a que pareciera que Itachi era su favorito.
Era tranquilo y amable. Aquello era una de las cosas que más le encantaban al menor, caso contrario con Naruto, quien él consideraba que era demasiado escandaloso.

Las peleas entre ambos era algo común en su hogar. Para Uchiha era costumbre escuchar pelear a su pareja y a su hijo por tonterías.
Aquello lo había tomado por sorpresa cuando había ingresado a su casa luego de su día en la veterinaria y comenzó a escuchar los gritos de ambos, sabiendo que Sasuke era un niño tranquilo.

Preocupado, se había dirigido a paso veloz hacia su habitación. Cuando abrió la puerta, pudo ver a Naruto y a Sasuke con una almohada cada quien amenazándose con golpearse a la primera que tuvieran oportunidad.

—¡Dime que me amas como yo te amo!—Había gritado el rubio.

—¡Jamás!—Exclamó el menor dramáticamente, tirando la almohada con toda la fuerza que había juntado y dando de lleno en el rostro de Uzumaki.

—Tú, pequeño enano.—Naruto había corrido hasta llegar a Sasuke y atrapándolo entre sus brazos antes de que el niño tuviera la oportunidad de escapar, lo levantó y lo dejó caer sobre la cama.

La preocupación que había deformado el rostro de Itachi se borró al instante en que escuchó la risa de su hijo. Una carcajada que le impedía poder tomar el aire que necesitaba.

Luego de aquello, Sasuke le había confiado en una de las charlas que mantenía con su papá toda la verdad.

—¿No quieres a Naruto? —Preguntó el mayor mientras preparaba el almuerzo.

Sasuke, sentado sobre la mesada y observando a su padre trabajar, lo dedicó un gesto horrorizado como si aquello hubiera sido lo peor que hubiera escuchado en su vida.

—Por supuesto que si —Afirmó seguro— Siempre me está molestando y me divierto jugando con él. Lo amo como te amo a ti pero a él jamás se lo diré.—Itachi podía asegurar que el orgullo era algo que también los unía como familia.

Habían tenido la oportunidad de poder mudarse a una casa más grande antes de la llegada de Sasuke.
Contaba con tres habitaciones, acomodando una de ellas para el niño. La cocina y el comedor estaban en el mismo lugar, separando la sala de estar con una barra que utilizaban como desayunador.

El hogar contaba con un gran patio, mismo donde se ubicaba jugando el menor a la espera de que su padre termine de preparar el almuerzo.

Itachi giró su cabeza al oír la puerta principal abrirse y cerrarse.

—Bienvenido.—Habló el azabache cuando sintió a su pareja besar su cuello.

—Hola, cielo —Susurró Naruto abrazándolo por la cintura— Los extrañé ¿Dónde está mi pequeño?

Itachi apuntó con su dedo índice hacia la puerta que daba al patio trasero. Dejó los alimentos que preparaba a un lado y caminó con su pareja hacia el lugar.

—Sasuke —La voz del rubio sonó en el silencioso lugar. El pequeño giró su cabeza notando el  bulto que su papá tenía debajo de su playera— Tengo un regalo para ti, pequeño.

El menor se acercó a paso rápido, sin esconder la emoción que lo envolvía por las palabras de su padre.

—¿Qué es? —Pasó la mano por encima del bulto y lo sintió moverse— ¿¡Qué es!? —Sus ojos brillaron.

El rubio, con calma, alejó un poco su prenda con una de sus manos y con la otra tomó lo que había debajo.

Un pequeño conejo color negro con ojos claro fue depositado sobre los brazos del niño, quien tenía los ojos abiertos por la sorpresa y brillosos de emoción.

—Es hermoso —Susurró— Gracias, gracias, gracias —Repitió abrazándolo— Te amo.—Sasuke dejó al animal con sumo cuidado en el patio, esperando a que se familiarice con el lugar y envolvió sus brazos al rededor de ambos adultos— Los amo.

—Y nosotros a ti, enano.—Naruto besó su cabeza y permitió al pequeño alejarse para jugar con su nueva mascota.

—Eres un padre increíble —Itachi besó su mejilla— Y un esposo maravilloso ¿Quién lo diría, no?

Naruto rio, devolviendo el beso que había recibido.

Oh, por supuesto que Itachi podía asegurar aquello. Había estado a su lado en todo momento.
Naruto y él se habían casado tiempo antes de la llegada de su hijo, realizando una boda de ensueño.
Casándose en el gran patio de la casa de Madara, habían dado el "si" frente a su gente amada, disfrutando de aquel hermoso momento.

—Oh, cielo —Habló el rubio— Por supuesto que soy maravilloso.—Fanfarroneó. Itachi golpeó su hombro con suavidad. —Te amo y te voy a amar toda la vida.—Susurró— ¿Quién diría que te casarías con el primer hombre que te pidió tu primer cita aquel día?

—Lo se —El azabache cruzó sus brazos al rededor del cuello del mayor— Haz sido toda mis primeras veces. —Itachi se quedó pensativo por un momento y continuó— Mejor dicho, me haz robado mis primeras veces, Mr Delincuente.—Bromeó.

—Te ha encantado, eso lo aseguro.—Besó sus labios. Volvieron la vista al oír la suave risa de su hijo.

—Me encantarían que mis padres estuvieran aquí —Dijo Itachi— Pero ellos se lo pierden —Naruto reforzó el abrazo— Podrían haberme visto feliz y haber estado con su nieto. No se donde se encontrarán ahora pero no creo que vuelvan.

Hacía años que el menor no había recibido señales de sus padres, específicamente, luego de la carta que su madre le había dejado a Madara, no había vuelto a saber de ellos.

Le dolía el no poder tenerlos en su vida, al menos a su madre pero ya no le correspondía a él el ocuparse de la situación si ellos habían querido desaparecer sin preocuparse por su bienestar.

De todas formas, nada le faltaba. 

Tenía a su tío y a su primo. A sus suegro y a sus amigos. A un esposo al que amaba con toda su alma y un pequeño que se había convertido en la luz de sus ojos.

A pesar de nunca haberle dicho nada a su primo, Itachi agradecía que le haya pedido que lo lleve a casa de Kakashi aquel día, de no ser así, él no se hubiera perdido ni le hubiera pedido su ayuda a aquel rubio de aspecto temerario que le había dado toda la felicidad que ha podido.

 

 

Terminé esta hermosa historia.
Espero que les haya gustado leerla como a mi escribirla. Me encantó poder darle una historia a aquella canción pese a que quizás parezca que no se adapta tanto.
De todas formas, me resultó hermosa y emocionante el poder escribir sobre esta preciosa pareja.

Como siempre, les agradezco por leer y por todo el apoyo que le han dado desde el primer momento.

Esta historia termina acá pero tengo más en mi perfil.

L@S ADOR@ Y MIL GRACIAS POR TODO.