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Venom

Summary:

Hyunjin es el único mejor amigo de Minho desde hace años y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por él.

Incluso cosas que no debía.

Perder el control era algo en lo que era experto, no debía alardear sobre eso, lo sabía muy bien. Sin embargo era lo que mejor sabía hacer.

Notes:

𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮: la obra contiene violencia tanto física como verbal, manipulación, abuso de sustancias, y escenas sexuales de consentimiento dudoso, leer las etiquetas detalladamente.

⚠ Todo esto es ficticio, no apruebo ni aliento ninguna de las acciones tomadas por los personajes, ni es un ataque ni insinuanción a ningún artista.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

 Hyunjin desde que tiene memoria es alguien que se deja llevar por sus sentimientos. Siempre dispuesto a hacer cualquier cosa solo porque se sentía de tal manera un día, básicamente porque se le daba la gana. Su madre le decía que eso no estaba bien, su padre le decía que debía aprender a controlar sus emociones porque si no un día ellas lo controlarían a él.

 Y no habría vuelta atrás.

 Aunque para Hyunjin esa advertencia había llegadot arde. Demasiado tarde. Mantenía una perfecta fachada de niño caprichoso, pero él mismo sabía que podía estallar en cualquier momento. Nada sano para él ni para los que lo rodeaban. En especial para ese tal Lee Minho que tenía de amigo.

 —Por favor, Min —se quejó, tomándolo del brazo y aferrándose a él—. ¿Ese? Es un idiota, está en el equipo de básquet, seguro no se baña, no tiene buena pinta y hasta me parece que tiene novia —Hyunjin susurró—. Te lo digo en serio, ya tuvo varias parejas y no terminaron bien…

 Minho suspiró, rodando los ojos por las quejas de su amigo. No eran particularmente actitudes molestas, solo de vez en cuando llegaban a serlo, a Minho le daba gracia como intentaba protegerlo de cualquier posible pretendiente que se le acercase que luego, cómo había predicho, mostraba ser un idiota. Daba la casualidad que sus ex parejas terminaban odiando a Hyunjin luego de todo.

 Minho no sabía porqué eso pasaba, Hyunjin era muy atento, amable, buen amigo y alguien muy comprensivo. No mataría a una mosca y era muy divertido. En otras circunstancias tal vez hubieran sido pareja, sin embargo estaban bien así, como amigos. Disfrutaban de su compañía y varias veces se habían quedado a dormir en la casa de alguno de los dos, compartían cama, ya que ninguno tenía un colchón extra ni quería que el contrario durmiera en el piso.

 —¿Y tu Hyunnie?

 Ambos estaban sentados en una banca, disfrutando de un café mientras pasaban las personas. En unas semanas empezaba la primavera, a ambos les gustaba, hacía un lindo clima y pasaban mucho tiempo juntos. Hyunjin solo se quejaba de que muchas personas iban a hablarle a su amigo, Minho era alguien muy atractivo y sociable, era algo lógico que hubiera más de un par queriendo salir con él o estar cerca suyo.

 —¿Yo? —preguntó el chico, no entendiendo su pregunta y dándole un sorbo a su café. Ese día estaba particularmente fresco.

 —¿No te interesa nadie?

 Hyunjin lo vio confundido, dejando su vista posarse en los profundos ojos de Minho, eran como un estanque, un enorme y hermoso estanque. Rio con sutileza y negó lentamente.

 —No me interesan esas cosas, Min —dijo simplemente. Hyunjin, por otro lado, no era tan social, toleraba hablar con desconocidos, se juntaba con la gente con la que compartía clase un par de veces a la semana solo para almorzar, sin embargo con tener a Minho de amigo estaba bien y según él era suficiente.

 —Ah, no tienes remedio —suspiró, dejó el vaso a un lado suyo, empujando con ligereza a su amigo, jugando—. Eres como un niño.

 —Te lo dije muchas veces, no me interesa salir con nadie. Estoy bien así.

 Y era cierto, desde su última pareja no le había interesado nadie. Para tener pareja debía salir y conocer nuevas personas y encima de eso esa nueva persona debía ser alguien que a Hyunjin le cayera bien. Eso era algo muy difícil de lograr, por lo general no le caían bien las personas, Minho era la excepción claramente, y había sido muy difícil encontrar un amigo como él. Hasta ese momento ninguno había sido igual o similar a Minho, así que básicamente no tenía amigos a parte de él. No era como si le molestara tampoco.

 —Está bien… —Minho se levantó de su asiento y le extendió una mano a su amigo—. Ya vamos. Oye ¿Quieres venir a mi casa el sábado? Podemos ver unas películas y comer pizza.

 Hyunjin se levantó del lugar y siguió a Minho por la plaza, tiró el vaso de café vacío que ambos tenían antes de responden con un gruñido. Se rascó la nuca con duda y una mueca en el rostro.

 —No lo sé… —suspiró—. El viernes voy al gimnasio, sería un desperdicio de tiempo y esfuerzo comer pizza el día siguiente.

 —Luego entrenaremos juntos, yo voy el sábado a la tarde, puedes venir conmigo —comentó, dándole un pequeño empujón con alegría—. ¡Vamos! Di que sí.

 Hyunjin conocía muy bien a Minho, sabía que si decía que no, o si lo dudaba iba a insistir hasta que haya desistido. Le mandaría mensajes, lo llamaría y estaría arriba suyo hasta que accediera a lo que él quisiera hacer. Por eso pasaba la mayor parte del tiempo con él, aunque a ese punto ya se había acostumbrado a sus caprichos.

 —Está bien —rezongó—. Que insistente eres, voy a engordar por tu culpa…

 —¡No vas a engordar por un par de rebanadas de pizza, no seas exagerado, Hwang! —rio Minho, causando un efecto cadena y que su amigo también hiciera lo mismo. A Hyunjin le gustaba la risa de Minho, era sumamente contagiosa. Siempre la pasaba bien cada vez que estaba su lado.

 A Hyunjin le ponía muy feliz que solo fueran Minho y él, no había un tercero, ni un cuarto, ni nadie más que ellos dos. Cada vez que llegaba alguien más a sus vidas se iban unas semanas después, no tenía idea porqué. Estaba consiente de que era pesado, insistente, terco y hasta un poco celoso pero no era un amigo de mierda, se preocupaba mucho por las parejas de Minho, porque lo trataran bien y sean decentes. Pero siempre terminaban siendo unos tarados.

 Minho siempre le comentaba como hubo varias veces que solo lo buscaban para tener sexo y luego olvidarse de él al día siguiente, a esos los odiaba. Minho decía que no le molestaba esa idea en general, lo que le molestaba eran las actitudes altaneras que tenían luego, "ah, si, me acosté con Lee Minho, no fue algo fácil, estaba su guardaespaldas con él, no quería dejarnos solos".

 Hyunjin estaba harto de esos idiotas. Nadie que tratara así a Minho lo merecía.

 Nadie lo merecía.

 No entendía cómo era que siempre se topaba con gente así, tarados que solo querían aprovecharse o que querían alejarlo de él, dañaban y jugaban con los sentimientos de Minho constantemente, si no fuera porque él lo consolaba probablemente hubiera terminado con el corazón hecho añicos. A Hyunjin también habían intentado hacerle lo mismo, sin embargo no era tan ingenuo, podía darse cuenta a kilómetros las intenciones de las personas. Gracias a eso siempre estaba cuidando a Minho para no volver a caer por gente como esa.

 Pero no siempre podía estar cerca de él para cuidarlo, así que tenía que recurrir a otros métodos.

Chapter Text

 El tiempo pasó relativamente lento ese día, quedarse hasta las tres de la mañana haciendo tarea era algo que debía dejar de hacer. Mantuvo su rostro apoyado en su mano tratando de no caerse del sueño, después pediría los apuntes de la clase a uno de sus compañeros, en esos momentos no tenía fuerzas ni energía suficiente para prestar atención.

 La clase había terminado, habían pasado unas largas cuatro horas de historia social general y Hyunjin fue directo al pequeño buffet de la universidad, pidió un emparedado de pollo y se fue a sentar a una de las mesas esperando la llegada de Minho. Una vez más estaba cayendo rendido del sueño, hasta que un estruendo lo hizo saltar del susto.

 Minho estampó sus libros contra la mesa en la que se estaba durmiendo su amigo y se sentó a su lado con un bufido y rezongando, había sido un día horriblemente cansador para él.

 —¿Qué sucedió? —preguntó Hyunjin preocupado por la reacción de su amigo, ya despierto completamente debido al ruido.

 —Terminé con él —dijo sin más con el ceño fruncido, agarró la comida que había comprado Hyunjin y le dió un mordisco, dejándola donde estaba antes, terminó de masticar antes de hablar nuevamente—. Hizo un escándalo, incluso casi se pone a llorar, todos nos estaban mirando…

 —Te dije —susurró, pero logró escucharlo.

 —¿Qué, qué me dijiste? —Minho elevó la voz, estaba frustrado, enojado y dolido—. Ni siquiera te dije porqué terminamos, no empieces.

 —Te estaba engañando ¿Sí o no?

 —Sí —contestó con obviedad, Minho no era idiota, se había dado cuenta de sus actitudes hacía semanas—. Lo encontré besándose con una chica de segundo. Le estaba tocando el trasero mientras lo hacía, no pudo poner la excusa de que ella lo besó.

 —Te dije que era un niño caprichoso e inmaduro y que no debías hacerle caso —reprochó, viendo como su amigo seguía comiendo lo que había comprado—. Los tiene a todos los del consejo de alumnos comiendo de la mano porque tiene una linda sonrisa y una dulce voz… me enferma.

 De quien estaban hablando era de Yang Jeongin, un alumno de un año menor al de Hyunjin de la carrera de canto, tenía unos veintiún años. El chico tenía fama de siempre obtener lo que quería por su linda apariencia, amabilidad y alma de buen samaritano, porque se lo merecía claramente, aunque eso era solo una fachada, Hyunjin se había dado cuenta de eso desde el principio. Incluso desde antes de que saliera con Minho.

 —Tú también eres caprichoso —dijo con tono burlón, escuchando bufar a Hyunjin, y rio.

 —Hay una diferencia entre Jeongin y yo… él es un idiota.

 Hyunjin bebió un poco de agua, desviando la mirada con el ceño fruncido. Jeongin era el que peor le caía de todas las parejas que Minho tuvo. Era caprichoso, egoísta, hacía sentir mal a Minho con cada cosa que hacía, se victimizaba constantemente y amenazaba con dejar a Minho por la falta de confianza que tenía. Al final él estaba en lo cierto, era un idiota de los peores. Minho suspiró rendido, Hyunjin le había advertido de él semanas antes de que comenzara a hablarle, cuando solo había dicho "Jeongin es lindo" Hyunjin respondió "lindamente desesperante y manipulador". Rodó los ojos cuando le dijo que habían empezado a salir.

 —Al menos tú me cuidas —Minho se había terminado el emparedado, de vez en cuando eso pasaba. Minho compraba comida y la terminaba comiendo Hyunjin o viceversa, le gustaba compartir sus cosas con él—. Gracias Hyunnie… pero yo sabía dónde me estaba metiendo.

 Hyunjin volteó a verlo confundido.

 —No tienes que darme las gracias, somos amigos, eres mí único amigo, tengo que cuidar bien de ti para que nada te pase… ¿Sabías dónde te metías? ¿Estás seguro? —Lo vio preocupado, eso ya había pasado varias veces, no quería que siguiera pasando pero no podía controlar con quien salía o con quién se veía. Lo ponía triste que las cosas terminaran así.

 Minho era un gran amigo y una gran persona, no entendía cómo podían pasarle esas cosas a él. Era amable, divertido, honesto, bueno escuchando y bueno dando consejos, tenía una linda sonrisa y bailaba muy bien. Al parecer era un imán para gente de mierda, y pensar eso se sentía horrible.

 —Claro que estoy seguro pero no puedo solo decidir de quién enamorarme, ¿Sabes? Ya sabía que me estaba engañando, solo quería que no fuera real… es todo —explicó con tono triste, recibiendo una mirada igual de Hyunjin.

 Quedó un pequeño silencio en medio de esa conversación, en la que su amigo estaba pensando qué decir. Suspiró, apoyándose en el hombro del mayor cautelosamente.

 —Lo siento —dijo con pesadez—, siempre te cruzas con gente así. La vez pasada fue Mina… ella me da escalofríos.

 Minho pareció quedarse pensando unos segundos.

 —Al menos Mina y yo terminamos relativamente bien —comentó, no queriendo abatir tanto el ambiente, debían recordar que seguían dentro de los establecimientos de la universidad, no ayudaría de mucho llorar—. Solo fue un malentendido, seguimos hablando de vez en cuando. Es muy dulce, creo que ahora sale con Chaeyoung.

 Hyunjin entrecerró los ojos, siseando.

 —Ella me odia —pensó en voz alta—, me mira mal cada vez que nos cruzamos, me da miedo…

 Ese comentario hizo reir a Minho con inocencia. Le revolvió los cabellos como si fuera su hermano mayor y le sonrió con obviedad.

 —Muchos te odian Hyun.

 Lo sabía, él estaba al tanto de eso. Se cansaba de las malas miradas de muchos, de las cosas que decían a sus espaldas, de las sonrisas falsas, de los que intentaban aprovecharse de él. Hacían su día más tedioso de lo que normalmente era.

 —No entiendo porqué, ¿Qué hice? —preguntó Hyunjin, mirando a su amigo ciertamente desconcertado. No tenía idea de qué había hecho en esa vida o en la anterior para merecer tal trato. Al menos Minho lo tomaba con gracia de vez en cuando no sabía cómo es que podía hacer eso.

 Minho elevó los hombros, mirándolo igual de confundido que él lo veía.

 —A veces la gente no tiene un motivo por el qué odiarte, solo lo hacen. —Hyunjin muchas veces no entendía por qué causaba en la gente ese constante rechazo hacia su persona o qué actitudes de él lo causaban, había dejado de intentar caerle bien a los demás hace tiempo, cuando vio que no había vuelta atrás—. Pero supongo que es porque eres mi amigo y somos muy cercanos.

 —No entiendo.

 —Tú conoces los rumores… —susurró con una mueca—. Que Lee tiene un guardaespaldas, que seguro es un sexopata, que en realidad ellos salen, que Hwang seguro se la chupa, que esto, que aquello… —suspiró, luego de eso se aclaró la garganta. Esos rumores eran una mierda, decir que pocas veces interferían en su vida era mentira, le costaba hacer amigos gracias a eso y le había dicho a Hyunjin que si alguna vez encontraba al bastardo que los inició le sacaría las pelotas con su propia mano—. Luego los que salen conmigo escuchan lo que la gente dice y se ofenden por cosas que ni siquiera hice o me usan como se les da la gana. Y a ti te odian solo porque eres el único que es cercano a mi.

 Hyunjin asintió, estando de acuerdo con él. No había justificación para lo que hacían, claramente, pero al menos tenía un poco de sentido. Se suponía que Minho era una especie de "inalcanzable", así que era lógico que lo odiaran o envidiaran por haber estado al lado de Minho desde que lo conoció, básicamente. Mientras que sus ex parejas no habían pasado de los tres o cinco meses como máximo.

 Las clases habían terminado, agradecía haberse inscripto a las clases matutinas, luego tendría todo el día para hacer los trabajos y podría irse a dormir tranquilamente. Salieron de ese lugar y Hyunjin se había quedado pensando en algunas cosas que había dicho Minho, se dirigían a la parada de buses, tenían unas cuantas calles que recorrer.

 —Al menos si fuera guardaespaldas podría darles una paliza o algo para que dejen de hablar —comentó Hyunjin, logrando hacer reír a Minho una vez más.

 —No creo que eso funcione de esa manera… de todos modos no me molesta, lo mejor es ignorarlos.

 Pararon esperando que la luz roja cambiara a verde, Al lado de ellos pasó una pareja tomada de la mano, Minho suspiró.

 —Lo que tu digas —susurró, se le ocurrió algo en ese último momento para levantarle el ánimo, al menos un poco—. Oye, ¿Esta semana puedo ir a tu casa?

 Minho pareció dudarlo, apretó sus labios levemente viéndolo de reojo muy pensativo antes de que la luz cambiara a verde y comenzaran a cruzar la calle.

 —¿Cuándo? —preguntó, esta vez viéndolo con una sonrisa.

 —El sábado hasta el lunes.

 —Está bien —dijo sin más, asintiendo—. Recuerda llevar los antihistamínicos, la última vez los olvidaste y parecía que cortaste kilos de cebollas. Soonie te quiere mucho, lo más probable es que esté encima tuyo todo el tiempo.

 Hyunjin era alérgico a los gatos y Minho tenía tres de esos en su casa. Sumando que uno de ellos siempre estaba cerca suyo, refregándosele y maullándole. La vez pasada que Hyunjin fue a la casa de Minho olvidó sus pastillas y tuvieron que dejar a los gatos lejos de Hyunjin por un tiempo, hasta que se fuera. Estaba muy triste porque le caían muy bien los gatitos de Minho.

 —Está bien, está bien… ¡Oh! —exclamó Hyunjin, con una expresión de asombro, se le había ocurrido algo—. Podría dejar algunos en tu casa así los tengo para después.

 —Es una buena idea —Minho asintió.

 El micro llegó un par de minutos luego de que ellos llegaron a la parada, para su suerte estaba casi vacío así que fueron a sentarse al fondo, Minho del lado de la ventana y Hyunjin del otro. Hablaron un par de minutos de cualquier cosa que se les viniera a la mente, hasta que el tema de sus parejas volvió. Minho no lloraba. Al menos no en frente de las personas. Así que en esos momentos solo tenía un ceño fruncido y una mueca, dando suspiros ocasionales.

 —No te sientas mal, Jeongin no es alguien por el que deberías estar de esa manera. Algún día encontrarás a alguien con quien no pasen estas cosas, todos merecen ser felices, Minho —susurró Hyunjin, viéndolo a los ojos, apenas se notaba pero estaba aguantando un par de lágrimas—. Tú también, algún día podrás vivir en paz con la persona que amas, no te preocupes.

 Minho sonrió. Estaba feliz de tenerlo como amigo y muy agradecido de su compañía.

 —Gracias Hyunnie, eres el mejor.

 —El único también —bromeó, levantándole el ánimo con sus comentarios. Lo escuchó reir.

 —Eso es cierto —murmuró, apoyándole en la ventana para dormir un poco, no era un viaje largo pero estaba cansado. Luego su amigo lo despertaría en su parada.

 “El único… ” pensó Hyunjin apoyando su cabeza en el hombro de Minho. Él era su único amigo, su único consejero, su única manera de sentirse bien. Al menos él se tomaba la molestia de comprenderlo y quedarse a su lado cuando las cosas iban mal.

Chapter 3

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 Hyunjin y Minho pasaban las tardes en las que no tenían nada que hacer, que usualmente eran los sábados o domingos, viendo películas. En la etapa de parciales no podían, debían leer los textos obligatorios que les mandaban y repasar, dejando de lado esas excepciones, Hyunjin visitaba casi cada semana a Minho. Prácticamente vivía ahí.

 Era muy cercano a sus padres, incluso la madre de Minho a veces lo llamaba "hijo" cariñosamente, si Minho se levantaba tarde, él desayunaba con su padre, conversaban sobre cómo les estaba yendo en la carrera, aunque cada vez debía aclarar que no estaba saliendo con él, ya que siempre se lo preguntaba, pero el Sr. Lee no le creía mucho. Minho no le presentaba sus parejas a sus padres porque nunca duraban lo suficiente como para tener un poco más de esperanza de lo usual.

 Hyunjin recuerda que a una sola, de tres probablemente, de sus parejas la había llevado a conocer a sus padres, hacía un tiempo había salido con una chica llamada Gahyeon. Muy linda, ella fue una de las pocas que se acercó a su amigo porque realmente le interesaba y no por los rumores o cosas que le susurraban los demás, todo iba de maravilla hasta que le contó que un día solo terminaron. Lee había estado devastado todos esos meses luego de ella, Hyunjin no supo qué pasó y Minho no quiso hablar de eso, así que no preguntó.

 A ella la recordaba perfectamente, tenía buenos muslos, su amigo se lo había comentado en varias ocasiones, claro que él no quería saber eso, ni tampoco de todas las veces que le mencionaba que se sentía de maravilla cogerla en donde fuera. Tenía lindos ojos y una bella voz, quería ser cantante, había dicho una vez. Nunca supo si pudo cumplir lo que quería puesto que jamás la volvieron a ver, ni siquiera una sola vez. Minho nunca hablaba de ella, fue la primera, y una de las pocas, que realmente lo quiso, así que perderla suponía un hueco enorme dentro de Minho que de a poco sanaba. Ya habían pasado varios años luego de Gahyeon pero cada vez que alguien la mencionaba, sonreía y decía "no quiero hablar de eso".

 Un día Hyunjin tuvo la desgracia de presenciar a Minho besarla de una manera bastante… pegajosa, toquetona y… desagradablemente caliente. A Hyunjin no le disgustaban las muchachas, todo lo contrario, le gustaban al igual que le gustaban los chicos. El problema no era la novia de Minho en si, sino verlo a él de esa manera, quedarse viendo eso le dejó un mal sabor de boca. Recordó que ese día no pudo dormir, todo lo que veía cuando cerraba sus ojos eran a Minho y su novia toqueteándose mientras se besaban. Se sintió muy mal porque además de eso, observó otras cosas que no debió haber visto.

 Como Minho refregándose contra ella en la primera oportunidad que tuvo, o Gahyeon agachándose a la altura de su entrepierna para… bueno… chupársela. No estuvo bien haberlo visto de esa forma, siquiera pensar en eso y mucho menos seguir viendo. Porque Minho no lo había descubierto. Decidió dejar de ver luego de que eso terminó, porque claramente iban a pasar a hacer… otras cosas… y no tenía ganas de verle el pene a su mejor amigo.

 Aunque ya lo había hecho.

 Un par de semanas luego de eso, Gahyeon y Minho habían terminado. Así que no tenía que preocuparse por sentirse mal, solo debía concentrarse en consolar a su amigo. Aunque hubo un solo comentario de su parte, el mismo día que terminaron, que lo hizo temblar.

 —No creo que nadie vaya a ser como ella —suspiró, apoyándose en el hombro de Hyunjin, dejando salir unas cuantas lágrimas. Era la primera vez que Minho lloraba tanto por alguien, Gahyeon había sido realmente una buena pareja, le dio buenos consejos, abrazos y risas. Normalmente su amigo se ponía mal al terminar una relación, no era un robot, sin embargo, hasta ese día, jamás se había lamentado tanto por perder a alguien.

 Se había enamorado perdidamente de ella… y Hyunjin odiaba el sentimiento que saber eso le causaba. No podían ser celos porque era su amigo, no podía estar celoso de su amigo. Pero algo había que le dejaba un horrible sabor de boca.

 "Nadie va a ser como ella", bufó, pensando en lo que había dicho Minho la noche anterior. Frunció el ceño.

 ¿Ni siquiera él?

 ¿Él acaso no era suficiente como amigo, no… como su mejor y único amigo? ¿No podía hacerlo olvidar aquella a chica? Después de todo ella había estado con Minho apenas un año y él llevaba a su lado por lo menos cinco, no era nada comparada a él. Ni sus sedosos cabellos, rosadas mejillas, suaves y preciosas manos o su melódica voz, con la cual solía cantarles si es que contaba con el tiempo suficiente, se comparaban a él y los momentos que había pasado al lado de Minho. Se sintió incluso ofendido por lo que había dicho, sin embargo, no emitió palabra alguna. No era el instante ni el lugar para quejas.

 Los años pasaron y al cabo de varias parejas después de ella se dió cuenta que tuvo razón en decir aquello. Se sentía sutilmente tonto por pensar aquello. Escasas fueron las personas que trataron a Minho como lo merecía, al igual que aquella joven solía hacerlo. Hyunjin también estaba triste por él, no debió… pensar eso, claramente nadie se comparaba a ella.

 —¿Hoy a la tarde tienes clases? —preguntó, acomodando los cabellos del contrario y acariciándolo.

 —No —respondió Minho, apoyando su cabeza en el hombro del alto—. Podemos ir al cine a ver la nueva película de Batman. Ya saqué las entradas.

 Hyunjin lo miró con el ceño fruncido, confundido.

 —Ni siquiera me preguntas si quiero ir a verla ¿Y me llevas de todos modos? Que buen amigo… —dijo, sarcástico, riendo luego de que Minho lo hiciera.

 —Bien si no quieres ir, ¡Le pediré a alguien más que vaya conmigo!

 Minho se levantó del hombro de Hyunjin, mirándolo a los ojos. Siempre hacía bromas acerca de que algún día alguien más iba a pasar tiempo con su lado porque él se vivía quejando de las cosas que hacía. Esos chistes a Hyunjin no le agradaban del todo, pero no decía nada, sabía que Minho no lo decía en serio…

 —¿A quién? ¿A quién le pedirás?

 —No lo sé, ya se me ocurrirá algo…

 Hyunjin rio, abrazando Minho cariñosamente, recibiendo un quejido de su parte. No era la persona más afectiva del mundo a pesar de eso era muy usual que Hyunjin estuviera pegado a él, abrazándolo o simplemente con una mano sobre su hombro, brazo o pierna, esto último muy de vez en cuando.

 —Está bien, está bien, iré contigo.

 —Sabía que iba a convencerte —sonrió, victorioso. Nunca le decía que no a Minho, era una de las ventajas de tener a Hyunjin de amigo.

 —Claro…

 Esa tarde salieron de la universidad y fueron directamente al cine que tenían más cerca. No había mucha gente, puesto que la película ya se había estrenado unos cuantos meses atrás y la mayoría la habían visto, no era nada grato para Minho verla con la muchedumbre, se sentía bien ir a ver películas únicamente con Hyunjin, así que siempre sacaba entradas meses luego de haber salido las películas en cartelera.

 —Son dos horas Min… sabes que me gusta ir al cine pero… es demasiado —gruñó, tomándolo del brazo y frunciendo el ceño.

 —Ya te dije —explicó, despeinándolo—, si no quieres verla, iré solo.

 —No voy a dejarte ir solo, solo me estoy quejando… ¡Esa era una de las condiciones al aceptar ser mi amigo! —Hyunjin se acomodó el cabello rezongando. Era usual escucharlo de esa manera, lo hacía jugando, pocas fueron las veces que Minho lo trató mientras se encontraba de mal humor, quejándose verdaderamente de algo o haciendo “berrinches” por llamar la atención. O tal vez no lo recordaba… no tenía idea, pasaban tan pocas veces que para Minho esas veces casi no existían.

 —Siempre te quejas y luego te termina gustando.  Hyunjin lo observó unos segundos con las cejas elevadas, rio y entraron al lugar a retirar las entradas. Ya las habían pagado así que únicamente debían ir a buscarlas y dirigirse a la sala.

 —¿Compraste nachos? —preguntó Hyunjin viendo los tickets que tenía Minho en mano—. ¿Con cheddar y no queso parmesano?

 —Sí y sí —rio—. Y tenemos los asientos del fondo de todo, como siempre.

 Hyunjin sonrió. Retiraron los tickets, la comida y fueron directo a la sala, la cual se encontraba completamente vacía, eso fue algo muy placentero de ver. Era como si hubieran alquilado la sala entera exclusivamente para ellos dos. Al menos a Hyunjin le gustaba pensar eso, a veces se preguntaba si es que la gente rica tenía permitido hacer eso. Suponía que sí, como siempre repetía "el que puede, lo hace".

 Para Hyunjin, estar en el cine a solas, con las luces apagadas, viendo una película era como estar en casa de Minho. Aunque se sentía diferente y lo era. Cuando habían pocas personas (o ninguna a parte de ellos) Minho se volvía más… cariñoso de lo usual. Solía poner una mano sobre su muslo bastante seguido al igual que la apretaba sutilmente, ya estaba acostumbrado, no era nada del otro mundo.

 La película terminó, Hyunjin sentía un dolor en su espalda de tanto estar sentado, sin embargo disfrutó de la película, le comentó a Minho lo mucho que le gustó la actriz de gatúbela, la cuál no recordaba el nombre, y también Robert Pattinson. Minho estuvo de acuerdo con él, ambos eran grandiosos en cualquier cosa que hicieran.

 Hubo un momento en el que comenzó a reir con Minho y se sintió tan bien, que las barreras de defensa que tenía al rededor de Minho se desactivaron. Y un enemigo traspasó el perímetro.

 No supo cuándo, cómo o en qué momento ese tipo se acercó a ellos. No tenía idea de quién era, porque claramente no le presta atención a otra gente que no es Minho a menos que sea realmente necesario. Sabía que iba a su misma universidad, lo había visto por ahí varias veces sin embargo no lo conocía más allá de eso.

 Era rubio, más bajo que él y con cara de niño. La última vez que Minho se cruzó con uno parecido fue con Jeongin, y no terminó nada bien, así que estuvo a punto de echarlo con una amenaza pero Minho se lo impidió con una mirada. El chico se había acercado a pedirle la cuenta de instagram, a su amigo le pareció tierno, así que se la dió.

 —Soy Felix, por cierto. —El rubio extendió su mano hacia Minho con una sonrisa encantadora, Hyunjin lo observó con una mueca y rodó los ojos lo más disimulado posible.

 —Minho —respondió su amigo, devolviéndole el gesto. Le codeó a Hyunjin, haciéndole saber que el chico también quería saber quién era.

 —¿Yo? Hyunjin. —Le dio la mano igualmente.

 —Fue un gusto verlos, tal vez me los cruce por el campus si no les molesta —comentó el chico con una linda sonrisa, viendo a su amigo encantadoramente a los ojos. Hyunjin frunció la nariz.

 —Claro que no, no es problema —dijo Minho, amable como siempre lo era, porque aunque se hubiera topado con decenas de imbéciles no quería decir que no hubiera buena gente ahí afuera que merecía que las tratasen bien.

 —Sí lo es —susurró Hyunjin, Felix no lo había escuchado. Minho sí, pero no dijo nada.

 —Bueno… adiós.

 —Nos vemos.

 Felix se despidió, volviendo con el grupo con el que estaba con una sonrisa entusiasta, sus amigos le palmearon la espalda, igualmente emocionados. Parecía un cachorrito que había hecho bien un truco.

 Apenas salió de su campo de visión, y seguros de que no podía escuchar, Hyunjin habló con firmeza.

 —No vas a salir con él.

 —¿Qué? ¿Por qué? —Minho lo miró mal, con el ceño fruncido y haciendo pucheros—. Fue amable, atento, cordial y no te ignoró.

 —¿Algo básico que debería hacer todo el mundo cuando conoce a cualquier persona? —rio. Ya estaba algo harto de cruzarse el mismo patrón siempre, suspiró—. Ya lo ví, ya lo viste, ya lo vimos. Todos son así al principio, luego se quitan la careta y se ríen de ti, de como te ilusionaste, me tiran mierda a mi por no dejarlos acercarse a ti o hablan con sus amigos de como te cogieron el culo súper fuerte toda la noche.

 —Escucharte decir eso es raro…

 —¿Tengo razón o no? —preguntó, un poco molesto. No lo estaba realmente, solo que lo quería volver a ver a Minho llorar por un imbécil nuevamente. Apenas habían pasado unos meses de lo de Jeongin y aún se sentía mal por no haberlo alejado a tiempo de él.

 —Sí… —suspiró—. Ah, pero es muy lindo… ¡Tiene linda sonrisa y lindas manos!

 Las insistencias de Minho seguían. Y es que no pararía hasta que su amigo le dijera que sí. Entonces le contaba que entró al perfil de instagram, que no tenía un perrito pero que le gustaban mucho, tenía pecas muy hermosas, le gustaba ver dramas y jugar videojuegos…

 —¡Okay! —exclamó, ya no quería escucharlo hablar del chico nuevo que se le acercó—. Un mes. Si dentro de un mes sigue actuando así entonces supongo que puedes darle una oportunidad.

 —Sabía que no ibas a decir que no.

 Minho se colgó de Hyunjin, dándole un abrazo, quien lo recibió con unas cuantas quejas.

 —Sí, por supuesto… solo espero que valga la pena, tienes razón, es lindo. Demasiado lindo como para ser un hijo de puta, pero nunca se sabe Minnie.

 —Tendré cuidado, estaré bien.

 Minho sonrió. A Hyunjin le gustaba mucho su sonrisa, era linda y acogedora. Era una lástima que la gente a su alrededor lo lastimara tanto que no se la mostraba a todo el mundo.

 —Eso espero.

 No sabía qué había en él, si sus sonrisas, gestos, forma de hablar o perfume, pero había algo en Felix que no le agradaba para nada. Le daba náuseas y sabía que cuando eso sucedía, nada bueno podía salir de ahí. Debía estar atento y actuar cuando fuera necesario, no podía dejar a cualquier don juan acercársele a su amigo, quien tanto tenía por ofrecer.

 —¿Vamos a mi casa y luego nos vamos juntos al campus?

 —Okay.

 Nadie lo merecía.

Notes:

Si hay algún error, háganme saber <3

Chapter Text

 Hyunjin suspiró, veía a Minho entusiasmado, una linda sonrisa adornaba su rostro, había estado así desde hacía una semana. Suspiró, era reconfortante verlo feliz por momentos, a pesar de que sentía constantemente que había algo que andaba mal. Y le molestaba no saberlo.

 Como era de esperarse, Minho y Felix siguieron charlando luego de ese día. Compartían solo un par de clases, sin embargo Minho era muy decidido cuando estaba interesado en alguien, las cosas con Jeongin habían terminado horriblemente mal y era algo usual en el "saltar" de una relación a otra si esta última no había terminado de buena manera. Lo cual era casi siempre. No era nada sano, pero se sentía bien que alguien lo quisiese de la misma manera que él quería a la otra persona. Minho solo quería ser amado y Hyunjin no podía detener eso.

 Llevaba un par de semanas viéndose con ese tal Felix, quien hasta ese instante había sido el tipo menos irritante de todos los que se había acercado a Minho. De momento estaba siendo considerado y atento con él, como empezaban todos, le sonreía a Minho cada vez que lo veía y también a él, no lo dejaba de lado y no le molestaba que estuviera cerca de ellos. Pero Hyunjin sentía que algo no andaba bien, no sabía qué, exactamente, y hasta no saber, no iba a comentarle a Minho. Tal vez no era nada y solo que de tanto cruzarse con simios estaba acostumbrado a desconfiar de las parejas de Minho.

 Aunque aún no eran pareja.

 Ni Hyunjin tan ingenuo. Estaba al tanto de que todos siempre intentaban "comprarlo", queriendo parecer angelitos con buenas intenciones y terminaban siendo todo lo contrario. Suspiró. Ese tipo no duraría ni una semana alrededor de ellos. Era más bajo que Minho, tenía pinta de niño, era totalmente opuesto a él.

 Claro que era muy dulce, no iba a mentir, tenía una linda sonrisa, lindas manos y Minho había dicho que le gustaba mucho su voz. Pero eso no era suficiente para convencerlo. Él los veía de lejos, había ido a comprar una banderilla porque Minho se la pidió, de paso compró una para si mismo. Ahí fue cuando sucedió. Felix dio el primer movimiento, dándole un pequeño beso en la mejilla a Minho, quien rio por lo tierno que le pareció ese gesto.

 Hyunjin rodó los ojos, le pareció que estaba viendo a dos niños de secundaria coquetear. Le daba náuseas.

 “Si vas a actuar, por lo menos hazlo bien” pensó Hyunjin.

 Suspiró, viéndolos de lejos. Algo que odiaba de cuando Minho tenía citas era que él siempre era el mal tercio y no sabía dónde meterse o qué hacer. No quería dejar a Minho solo porque nunca sabía cuando la gente con la que se juntaba eran unos idiotas, debía estar cerca suyo para que nada malo le pasara. Pero en esos momentos solo quería que se lo tragara la tierra.

 —Hmm —dijo Hyunjin para sí mismo,  no queriendo dirigiéndose a ellos luego de que aquello pasara, dándoles privacidad por si Minho tenía la intención de hacer otra jugada, cuando vio que eso no iba a suceder, se acercó a ellos y le entregó su comida a Minho—. Ten.

 —Gracias, Hyun —respondió Minho con una sonrisa.

 Esa misma sonrisa esperanzada que siempre llevaba, le sonrió de vuelta, sabiendo y teniendo en cuenta que eso no iba a durar mucho. Esperó unos segundos y luego se dirigió a su acompañante.

 —Felix ¿En serio no quieres nada? Puedo ir a comprarlo por ti, es mi última oferta.

 —No gracias, estoy bien —fue lo único que dijo, con una sonrisa en el rostro, la cual para Hyunjin fue la más falsa que había visto en su vida, pero mantuvo su cordialidad.

 —Bien… yo me voy a casa —anunció—, tengo que preparar la cena de hoy y mamá quiere que vaya a comprar un par de cosas. Nos vemos luego —saludó a ambos agitando su mano.

 Claro que eso era una mentira, Hyunjin le estaba dando una ayuda a su amigo para quedarse a solas con el chico de pecas que tan lindo lo estaba viendo.

 —Nos vemos.

 —Adios, Hyun. Avisa cuando llegas.

 Hyunjin suspiró, yendo a casa.

 El camino fue particularmente aburrido, ir en bus solo a casa era aburrido, no era lo mismo sin Minho. Casi siempre platicaban, escuchaban música o dormían para matar el tiempo de viaje. Decidió hacer eso último. Aún faltaba bastante camino hasta llegar a su parada…

 Había algo de ese chico que no terminaba de cerrarle y saber eso hacía que le diera vueltas el estómago. Lo estaba carcomiendo, necesitaba averiguar más sobre ese chico, cualquier cosa, pero tenía que estar completamente seguro de que eso que sentía era incomodidad porque era demasiado irreal o porque en verdad tenía algo malo de lo que Minho debía enterarse para no salir tan lastimado al final.

 Tal vez se estaba apresurado demasiado a lo que iba a suceder, pero siempre pasaba. De alguna u otra forma, Minho terminaba lastimado. Y no podía dejar eso pasar.

 Algo malo debía tener ese tal Lee Felix, no le daba mala espina por nada, y pronto lo iba a descubrir.

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 Algunos de los rumores acerca de Lee Minho eran que él era igual que una moneda, tenía dos caras.

 Hyunjin bufó, se tiró sobre su cama boca arriba con el ceño fruncido. Minho le había cancelado tres salidas seguidas por salir con ese tal Felix. No entendía qué le veía de encantador, era un idiota, al igual que todos los demás. Lo único que hacía era sonreír como un tonto cada vez que estaba cerca de él, esa fachada de niño enamorado ya la había visto reiteradas veces y estaba cansado de ello.

 Estaba feliz de que Minho consiguiera pareja, es decir, si lo hacía feliz, estaba todo bien… pero la gente con la que salía nunca terminaba siendo lo que aparentaba. Y odiaba que lo dejara de lado por alguien que no valía la pena…

 “Hyun, ya te lo dije. Si los pongo primero es porque yo creo que la pareja es lo más importante. Tu también eres importante, no me malentiendas, pero son cosas distintas ¿Sabes?”.

 Hyunjin le había preguntado a uno de sus compañeros si pensaba lo mismo.

 “Sí, son dos cosas distintas. Pero dentro de tus vínculos, ninguno es más importante que otro, depende de qué tan fuerte sea ese vínculo para considerarlo importante. No creo que sea sano poner a tu pareja por encima de todo, creo que se necesita balance”.

 Había llegado a la conclusión de que todos esos bastardos con los que estuvo le habían lavado el cerebro completamente para así dejarlo solo. Y ahora era un hábito que le era imposible abandonar. Los odiaba, odiaba a todos y cada uno de los cobardes con los que Minho alguna vez salió.

 No tenía nada para hacer, así que estuvo a punto de irse a dormir, hasta que un mensaje de un número desconocido le llegó.

 “Hyuuuuuuun, holaaaa. ¿Quieres acompañarme a la feria? Si es que no estás ocupado”.

 Frunció el ceño, respondiendo al mensaje con un “quién eres y cómo o porqué tienes mi número?”, el receptor no tardó mucho en contestar.

 “Que grosero, soy Jisung¡! Me siento al lado tuyo en dos de las cuatro clases de compartimos…”.

 Hyunjin solo respondió con signos de pregunta. No le prestaba nada de atención a la gente que tenía alrededor a excepción de Minho, creía haberlo mencionado eso un par de veces a cualquiera que insistía en dirigirle más de dos palabras.

 “Dijiste en voz alta que parecía una ardilla mientras estaba comiendo…”.

 «Oh, claro», pensó Hyunjin. Han Jisung. Era ese muchacho molesto que siempre intentaba entablar conversación con él y no lo lograba, parecía no rendirse. Quería formar un vínculo con él y aunque le hubiera dicho cientos de veces que no le interesaba ser amigo de nadie, no le importaba. Era casi tan insistente como Minho cuando quería salir con alguien.

 Hyunjin estaba a punto de decirle que no, que tenía cosas mejores que hacer, aunque… ¿Qué cosas mejores tenía que hacer? ¿Pensar en sacarle cualquier cosa rara a Felix para mostrárselo a Minho y que terminaran? Hyunjin dudó, estaba consciente de haber hecho eso con Jeongin y algún que otro tipo más, pero Felix no tenía nada, había averiguando por todos lados y hasta el momento, era buen tipo. Al final decidió salir con alguien más a parte de Minho, para variar.

 “Está bien, te acompañaré, pero no todo el día, ¿Entiendes?”. Hyunjin sabía que tenía que volver a su casa para las siete de la tarde, el único horario en el que podía ver a sus padres en la semana.

 “Vamoooooos” fue la única respuesta que obtuvo de Jisung, seguido de la dirección en donde se encontrarían.

 No sabía dónde se había metido, Jisung era el tipo más molesto que jamás había conocido, no de una mala manera como lo habían sido las parejas de Minho sino molesto en términos diferentes. Oh, pero no había llegado solo, se acercó a él en cuanto lo vio, junto a un tipo de pelo castaño oscuro, ondulado y hombros anchos, creía haberlo visto antes. Era apenas más alto que Jisung y estaban hablando muy animadamente, Hyunjin rodó los ojos, no tenía ganas de ser la tercera rueda otra vez.

 —Buenas —saludó, llamando la atención de ambos, quienes lo recibieron con una sonrisa.

 —¡Hola, Hyun!

 Jisung era un chico bastante animado, tenía un aura de niño y le gustaba vestirse con ropas cómodas la mayor parte del tiempo. El tipo que estaba a su lado estaba todo vestido de negro, a diferencia de Jisung que tenía unos tonos bastante claros.

 —Hyunjin, ha pasado un tiempo. —Estrechó su mano con confianza, aunque Hwang no tenía idea de lo que estaba diciendo, no recordaba haberlo visto antes a pesar de que se le hacía bastante familiar—. Bien, ya que está aquí, yo me voy —dijo el chico, despidiéndose de Jisung con un beso en los labios, tomándolo por sorpresa.

 —¿Tan pronto? —Jisung hizo un mini puchero, viéndolo con cara triste. Hyunjin estaba algo agradecido de que el tipo ese se fuera, ya sentía que estaba de más cuando Minho lo invitaba a salir con sus parejas, salir con parejas de casi desconocidos era el colmo.

 —Sí, debo irme, me necesitan en el taller. Cuídate.

 —Esta bien… nos vemos. —Jisung quedó en silencio hasta que vio el chico desaparecer de su vista, suspiró y volteó a Hyunjin—. No sabía que conocías a Chan.

 —Bueno en realidad no, su cara se me hace conocida pero no tengo idea de quién es. Ni siquiera sabía su nombre hasta que lo dijiste.

 —Oh, es Bang Chan, estudió en la facultad de artes unos años, este año no se anotó porque están teniendo unos problemas económicos en su casa y está trabajando como mecánico con un amigo.

 En ese mismo instante su cerebro pareció abrir una carpeta de información. Minho había salido con Chan hace aproximadamente dos años y medio, cortaron dos semanas después por problemas personales. Minho no le había dicho porqué. Fue uno de los pocos novios de Minho que le había caído bien. Según recordaba estaba estudiando composición musical hasta hace poco.

 —Ah, sí, lo recuerdo… algo. —La carpeta pareció cerrarse, y solo para asegurarse, quiso saber una cosa más—. Por cierto, ¿Ustedes…?

 Jisung pareció entender a donde se dirigía rápidamente y contestó con una sonrisa.

 —Estamos juntos desde hace un par de años. Al principio iba a venir con él pero luego me dijo que tenía que trabajar así que solo me acompañó hasta que viniste.

 —Entiendo.

 Hyunjin no quiso (ni le interesaba tampoco) saber más del chico, entonces lo acompañó en silencio, la mayor parte del tiempo. Cabía volver a destacar que Jisung era un tipo bastante energético, y hablaba hasta por los codos, siempre tenía algo de lo qué hablar, algo que contar, alguna anécdota graciosa para mencionar. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que salió de su casa, había estado caminando junto a Jisung desde hacía varias horas. De repente, una duda se instaló en su mente.

 —También está esa vez que Chan y yo nos quedamos encerrados en su habitación —rio, Hyunjin se dio cuenta que el tipo tenía una tendencia a tener la mala suerte de quedarse encerrado en lugares poco prácticos—. En realidad no fue nada gracioso… la pasé muy angustiado pensando que moriríamos ahí dentro, pero como puedes ver, no pasó.

 Jisung contaba muchas cosas que había pasado con su pareja y hasta el momento, no lo había escuchado mencionar ninguna respecto a sus amigos. Podía ser que no tuviera o podía ser que el tipo fuera igual que Minho. Debía aclarar esa duda que tenía o no podría dormir por los siguientes días.

 —¿Puedo hacerte una pregunta? —Finalmente Hyunjin habló, interrumpiendo lo que fuera que Jisung estuviera diciendo.

 El castaño parpadeó un par de veces antes de reaccionar.

 —Estoy muy seguro de haber dicho que tengo novio.

 —¿Qué? ¡No! No es eso.

 Hyunjin hizo una mueca de disgusto muy notoria y Jisung entró a estallar de la risa. Hyunjin suspiró.

 —Estoy bromeando, estoy bromeando.

 —Solo quiero saber qué tanto tiempo pasas con Chan… —Jisung no entendió bien su pregunta y se lo hizo saber—. Es decir, Minho pasa demasiado tiempo con el novio, a veces arreglamos un día para vernos y me cancela unas horas antes diciéndome que va a juntarse con él. Siempre que consigue pareja hace lo mismo, hay veces en las que estoy semanas sin verlo y si no fuera porque compartimos dos clases ni siquiera sabría de él.

 Jisung paró un momento y vio a Hyunjin.

 —Eso es horrible. Yo entiendo que hablo todo el tiempo de Chan pero en realidad no estamos todo el tiempo juntos. Intentamos repartir los tiempos, más ahora que está trabajando. A veces me acompaña hasta la universidad y yo lo acompaño al trabajo, pero hacemos tiempo también para juntarnos con nuestros amigos. No es tan difícil en realidad, pero ya sabes, si tu amigo y su pareja recién empezaron a salir supongo que es normal estar demasiado emocionado y querer estar todo el tiempo con esa persona. —Jisung vio la mirada preocupada que Hyunjin le dio y puso una mano sobre su hombro—. Deberían hablar sobre eso. En lo personal, no creo que sea nada sano lo que hace… pero no soy nadie para juzgar la relación de otros cuando yo estoy todo el tiempo hablando de mi novio, ¿Sabes?

 —Lo haré, gracias Jisung —Hizo una pequeña mueca que parecía ser una sonrisa, de repente recordó la hora que era—. Dios, ya es bastante tarde, yo me tengo que ir.

 —Oh, está bien, Chan está viniendo, le pregunté si podía dejarte de paso en tu casa y dijo que no había problema.

 —No hacía falta, podía irme solo, la parada está a unas cuadras y no es tan de noche…

 Jisung no lo estaba escuchando, le había mandado un mensaje a Chan apenas Hyunjin mencionó la hora que era.

 —Ya está hecho, te llevaremos.

 —Está bien…

 Hyunjin se quedó al lado de Jisung, quien comía alegremente de una bolsa de papas, en la espera de Chan. El auto llegó en los próximos minutos y Hyunjin les dio la dirección a los chicos. Dentro de su pecho, algo le decía que lo que estaba haciendo estaba mal y pronto algo malo pasaría, específicamente a él. Finalmente llegó al portón de su casa, Jisung se dio vuelta antes de despedirlo y habló.

 —Habla con tu amigo, seguro te escuchará, no te desanimes, Hyunjin.

 —Gracias, Jisung.

 Se despidió de ambos, salió del auto y entró a su casa, las luces estaban todas apagadas, sus padres aún no habían llegado y sintió escalofríos. La casa estaba helada, dejó las llaves sobre uno de los muebles y comenzó a caminar pensando si había sido tan despistado de haber dejado la puerta principal sin llave. Hasta que se dirigió a su cuarto, prendió la luz y ahí fue cuando una silueta apareció.

 —Llegas tarde —se escuchó, Hyunjin pegó un salto, viendo quien era la persona que le hablaba.

 El chico estaba sentado sobre su cama, con su perrito durmiendo al lado suyo. La cama estaba desordenada también, estaba seguro de que no la había dejado así y tenía leves sospechas de que Minho la había usado. Algunas cosas suyas estaban en el suelo.

 —Minho, yo… estaba… —por alguna razón, el corazón de Hyunjin estaba palpitando demasiado rápido—. Un compañero me pidió que lo acompañara a…

 —Y yo te dije que nos veríamos hoy.

 Hyunjin titubeó, todo el discurso y la charla que tuvo con Jisung pareció haberse esfumado el momento en el que lo vio a Minho observarlo de esa manera. Como si fuera su presa.

 —Pero… luego dijiste que no podías… porque ibas a estar con Felix.

 La voz de Hyunjin se iba apagando y sentía que se iba haciendo más pequeño a medida que hablaba con Minho, quien no estaba haciendo nada y aún así, estaba temblando.

 —Eso fue al mediodía, luego te mandé mensaje diciéndote que a las dos podíamos vernos, no me respondiste. Estoy aquí desde las dos y media esperándote.

 —Yo… lo lamento, no estaba prestándole atención al celular…

 Minho se incorporó, yendo lentamente hacia Hyunjin, él, por su parte, comenzó a retroceder lentamente.

 —¿Entonces ya encontraste a mi reemplazo? ¿Ahora ese “compañero” es más importante que yo?

 —¿Qué? Yo no dije eso. Solo salimos hoy… no tenía nada que hacer y…

 —¿Y cada vez que no tengas nada que hacer me dejarás plantado y te irás con tu nuevo amigo? —Alzó la voz, acercándose cada vez más, el tono que estaba usando no le agradaba para nada—. ¿Y luego qué? ¿Te olvidarás de mi y de todo lo que hice por ti? ¿Me harás a un lado como basura? ¿Eso estás queriendo decir, Hyunjin?

 Lo había acorralado contra una de las paredes, mirándolo fijamente, con el ceño fruncido, sus respiraciones a nada de chocar, no le gustaba que Minho se dirigiera a él cuando estaba así de enojado.

 —¿Qué? ¡No! Claro que no, yo jamás dije eso…

 Hyunjin mantenía sus manos cerca suyo, solo en caso de que algo pasara, Minho no estaba haciendo nada, solo estaba parado demasiado cerca de él, hablándole en un tono aterrador, con una mano sobre la pared. Nada de lo que temer, era su amigo, no es como si fuera a hacer algo contra él y lastimarlo, ¿Verdad?

 Minho lo veía fijamente a los ojos, esperando que dijera algo más, ninguno soltó palabra alguna durante un par de minutos. Finalmente se acercó a susurrarle al oído, con tono hostil.

 —No quiero que esto vuelva a ocurrir, ¿Entendiste?

 Eso no era una advertencia ni una sugerencia, era una amenaza.

 —Sí, Minho… lo lamento…

 —Eso espero. —Y como si no hubiera dicho ni hecho nada fuera de lo común, volvió en sí, ahora con expresión calmada y una sonrisa cálida en su rostro—. Ahora vamos, te traje la cena.

 Tragó saliva y lo siguió hasta el comedor, en donde solo se quedó sentado mientras preparaba todo y les sirvió a ambos la comida. No hablaron durante todo ese transcurso y finalmente se fueron a dormir. Hyunjin sentía que había hecho algo realmente malo pero no entendía qué. Minho le preguntaba qué había estado haciendo todo el día y él solo se limitó a decir “compras y escuchar a un idiota hablar hasta por los codos” con poco interés, como si no hubiera disfrutado, aunque fuese un poco, salir un rato con Jisung.

 Ya se habían hecho las ocho de la noche y sus padres aún no llegaban. Supuso que debieron quedarse, una vez más, haciendo largos turnos en el hospital, aun cuando sus horarios ya habían terminado.

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 “¿En serio crees que durarán tanto? Es Lee Minho, el chico que no le importa como te sientes, te usa y luego si quieres volverte a acercar, tiene a su guardaespaldas protegiéndolo de todo” decían un par de voces en los pasillos.

 “Pobre, otro chico más… algún día se van a cansar de sus jueguitos y no tendrá a nadie con quien pasar el rato”.

 “Apuesto a que no durarán ni dos meses”, “¿¡Dos meses!? El anterior duró cinco semanas” otras voces por el patio.

 Hyunjin no tenía idea cómo era que Felix y Minho mágicamente habían llegado a los seis meses juntos, a pesar de sus muchos intentos por buscarle algo malo a ese chico, no dio fruto alguno. Estaba limpio, y si no lo estaba, lo escondía extremadamente bien.

 Seis meses en los que Minho prácticamente lo obligaba a salir junto a él y a su pareja, a ser la tercera rueda, porque no quería que se quedara solo, y cuando lo hacía, solía cancelarle los planes a último momento. Hyunjin sentía que era una especie de castigo, porque espontáneamente, dos de las seis veces que le cancelaba, volvía a decirle que en realidad sí podían juntarse y que lo esperara. Cosa que Hyunjin había empezado a hacer hacía tiempo porque no era como si tuviese a alguien más con quien salir.

 ¿Quién? ¿Jisung? ¿Han Jisung? Lograban salir una o dos veces al mes y eso porque Jisung insistía demasiado, era bastante insistente e irritante, pero Hyunjin no iba a admitir que se sentía bien charlar con alguien más aparte de Minho, para variar. Porque Minho era el único que necesitaba.

 —¿Hoy puedo ir a tu casa? —Hyunjin sentía que debía anunciar que iría, como él lo hacía, y no simplemente preguntar. Llevaban varios años de confianza y prácticamente vivían en la casa del otro como para seguir preguntando… pero ahora había un problema.

 —No, Hyun. Hoy llevaré a Felix a casa, quiero que mis padres lo conozcan.

 Él siempre se ponía en medio.

 —Eso es… genial, Minho. Es estupendo —No. No lo era. Significaba que Felix estaba tomando un lugar bastante importante en su vida y muy probablemente haría lo que fuera, lo que fuera, para quitarlo a él, el mejor amigo de Minho, la persona más importante para Minho, del lugar que había pasado años ganándose.

 —Gracias, Hyunie. Puedes venir la semana que viene, no te pongas mal.

 “Él se olvidará de ti en cuando encuentre a alguien más especial”.

 Hyunjin sentía que su vista estaba comenzando a nublarse, lo único que le importaba en ese momento era su lugar, su puesto en la vida de Minho…

 —No estoy mal, es genial que avanzaras tanto con Felix, se nota que estás muy feliz.

 La mirada de Minho quería decir muchas más cosas de las que aparentaba, de su boca no salió nada, únicamente sonrió. Hyunjin se dió cuenta que esa sonrisa no era la misma de siempre, sentía que Felix lo estaba alejando de él, no podía dejar eso pasar y menos sabiendo que Felix no lo conocía ni la mitad de lo que él lo hacía, ¿Sabía como reaccionar ante los pedidos de Minho?, ¿Sabía cuáles eran sus comidas favoritas, las que odiaba, a qué hora dormía, a qué hora se levantaba? ¿Sabía quienes de la familia les caía mal, sabía las cosas por las que tuvo que pasar Minho durante toda la secundaria, que estuvo solo de no haber sido por él? Seguramente no, e igualmente, seis meses no eran nada comparado a los cuatro años que iba conociendo a Minho.

 —¿Aún no hablaste con él de eso? —preguntó Jisung, del otro lado de la línea. Hyunjin quería hablar con Jisung en persona, pero no le era muy posible juntarse con él por varios problemas los cuales no quería mencionar al otro chico porque sabía lo que diría. Hyunjin no tenía tiempo de escuchar opiniones que no pedía ni quería escuchar.

 —No. Aparte hoy Minho llevará a Felix a su casa para que sus padres lo conozcan. Conociendo a Minho seguramente se quede ahí un par de días…

 —Bueno, después de todo, es el novio… nunca he estado en tu situación, Hyunjin. Y Chan tampoco puede aportar nada porque nunca llegó a ver a Minho de esa manera. —Jisung suspiró, estaba realmente preocupado por Hyunjin y la clase de amigo que tenía.

 —En serio, deberías hablar con él. —Esa era la voz de Chan—. Nada bueno va a pasar si solo supones cosas que no sabes si van a pasar.

 —Está bien. Gracias chicos.

 —Cuidate, Hyun —ambos chicos se despidieron al unísono. Jisung había murmurado algo relacionado a un pastel de chocolate y alguna fecha de Septiembre. Luego preguntaría.

 —Lo haré, adiós.

 En cuanto cortó la llamada se dio cuenta que ya había llegado a su hogar, guardó su móvil en su bolsillo y sacó las llaves, abriendo la puerta fácilmente.

 ¿Otra vez se había olvidado de cerrarla con llave? No podía ser tan estúpido de que le volviera a ocurrir…

 De repente, sintió escalofríos.

 “¿Te olvidarás de mi y de todo lo que hice por ti? ¿Me harás a un lado como basura? ¿Eso estás queriendo decir, Hyunjin?”.

 El chico tragó pesado, inhaló, reteniendo el aire unos segundos y exhaló. Terminó por abrir la puerta y entrar a su hogar, fue ahí cuando revisó si sus padres le habían dicho si llegarían temprano, lo cual jamás pasaba pero no estaba de más averiguar. No, ni un solo mensaje.

 “No quiero que esto vuelva a ocurrir, ¿Entendiste?”.

 Hyunjin llevó una mano a su cuello, sintiendo como su saliva pasaba lentamente por su garganta y la bajó, dejando sus cosas sobre el sofá y las llaves colgadas. Se dirigió a su cuarto con suma lentitud, asegurándose de prestar total atención a cualquier mínimo ruido.

 Las luces estaban apagadas, todo seguía en su lugar.

 Suspiró con alivio, acostándose en su cama. Estaba dispuesto a dormir luego de un día tan agotador como aquel, luego tal vez se vería con Minho, la otra semana si era posible, o tal vez volvería a su casa como ese día y dormiría hasta el cansancio. Se levantó del lugar para apagar la luz y luego volvió a acostarse. Se encontraba a nada de conciliar el sueño cuando recibe un mensaje de un número que no tenía registrado.

 Número desconocido: “Hola Hyun, soy Felix [emoticón con carita feliz] ! Minho me pasó tu número. Quería hablar contigo [emoticón burbuja de texto], ¿Qué días tienes libre? [emoticón pensando]”.

 La excesiva cantidad de emojis que el tipo usaba le molestaba de una forma horrible. No tenía ganas de hablar, siquiera de cruzárcelo por su camino esa semana. Ya tenía a Minho, ¿Qué querría hablar con él? Hyunjin se quejó en voz alta, usando su almohada como bloqueador de sonido y se dedicó a tomar una siesta, le respondería al despertar; estaba bastante cansado, hablar con Felix solo le quitaría más energía de la poca que le quedaba.

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 Hyunjin estaba bastante seguro de que algo como eso había pasado. Recordaba su respiración agitada, como retrocedió luego de saber que aquello pasaría a mayores. Como volvía a la habitación de huéspedes luego de ver como la novia de Minho le chupaba el pene.

 Su corazón latía a mil por hora, sentía su rostro caliente al igual que su entrepierna, pero no quería siquiera pensar en tocarse sabiendo lo que había visto… intentaba convencerse a sí mismo que no quería hacerlo.

 La actitud de Gahyeon alrededor suyo había comenzado a ser un tanto extraña, se comportaba condescendiente, recelosa y, muy de vez en cuando, grosera. Todo eso mientras Minho no se encontraba en la casa.

 —¿Te gustó eso que viste el otro día? —Había preguntado la muchacha, observando a Hyunjin con una ceja levantada. Comenzó a temblar, ¿Acaso… estaba hablando de ese día?

 —¿De qué estás hablando? —Hyunjin fingió inocencia, se había repetido muchas veces en su cabeza "nada de esto sucedió, fue solo un mal sueño, cuando despiertes todo será diferente". Así que no le estaba prestando mucha atención a lo que Gahyeon le decía.

 La chica sonrió, se acercó a él y susurró en su oído algo que no pudo recordar. La miró con horror, negando por completo toda acusación hacía él, diciéndole que lo único que salía de su boca eran mentiras, cosas horribles para manchar su reputación y su relación con Minho. Llamándola de maneras parecidas, le gritó que cortara con ello o hablaría con Minho acerca de todo lo que estaba pasando.

 —Eres repugnante… eres su amigo pero te escabulles para verlo cojer con alguien más. ¿Y tú le contarás a Minho que estoy hablando mal de ti? —Gahyeon se regodeó, sonriendo, sabiendo que no podría escapar de aquello. Después de todo… no era la primera vez que hacía algo parecido—. Además… últimamente pasas demasiado tiempo con él, ¿Acaso yo soy su novia o tú lo eres? ¿No crees que deberías apartarte un poco?

 —Minho tarde o temprano sabrá que mientes y no seré yo el que tendrá que alejarse. —Hyunjin se paró, haciéndole frente. Gahyeon enarcó una cena, viéndolo con curiosidad.

 —¿Es eso una amenaza?

 —Nunca hice tal cosa.

 Ambos jóvenes se miraron con enojo. Estaba claro quién tenía razón y quién no, quién debía irse y quién se quedaba al lado de Minho. Se relajaron en cuanto escucharon como la puerta se abría. El punto clave de esas peleas había regresado.

 —Chicos, traje galletas —anunció apenas entró al comedor, sintiendo dejos de tensión en el ambiente—. ¿Qué está sucediendo? ¿Estaban discutiendo? —La mirada de Minho era triste, no le gustaba que pelearan.

 La mirada de Gahyeon parecía atravesar su cuello, su mirada cortaba, pero cuando volteó a ver a Minho, todo se suavizó. Sonrió con calma y tenía pinta de ser la chica más inofensiva del planeta.

 Hyunjin no lo creía así.

 —Claro que no, ya pasó. —Gahyeon besó la mejilla de Minho al mismo tiempo que apretaba con cariño su brazo, como si eso de alguna manera lo tranquilizara.

 Los ojos de Hyunjin la miraban con furia escondida, repitiendo cientos de insultos en su cabeza. El principal de todos era "perra maldita".

 Finalmente abrió los ojos.

 Había tenido ese sueño otra vez.

 La charla con Felix le había recordado los tiempos en los que Minho salía con Gahyeon. Una chica inocente, cálida y cariñosa… pero también la muchacha más mentirosa que jamás había conocido. Confabulaba historias y le hacía creer a Minho cosas que jamás habían pasado, susurraba en su oído y contaba cuentos que solo ella se creía pero en cuales Minho caía de alguna manera.

 Ella había sido la razón por la que casi se apartaban. Y ahora Felix había vuelto con la misma pregunta que ella le había hecho años atrás. Su respuesta fue la misma, no tenía ganas de jugar juegos con mentirosos y manipuladores como ellos. Él no había hecho nada. No había visto nada. Ni sentía nada.

 Despertó con un mensaje de Minho contándole que irían a encontrarse en la fuente y que debía estar allí a las doce, ya que almorzarían todos juntos. Él, Minho… y Felix.

 Suspiró con cansancio pero logró levantarse de la cama. Eran las once, tenía apenas media hora para alistarse y salir de allí. Tenía bastante pereza, no quería encontrarse con Felix, no después de la charla incómoda que tuvieron hace menos de un mes y Minho lo seguía arrastrando a pasar tiempo con ellos. Estaba harto.

 Pero si le decía que no quería ir, Minho no le hablaría por dos semanas y jugaría al tira y afloja con él por un tiempo.

 Se bañó lo más rápido que pudo, se cambió y salió de su casa, asegurándose de cerrar la puerta con llave. No recordó mucho del viaje, solo que había puesto un pie afuera y ya se encontraba frente a la fuente.

 “Nosotros llegaremos en un momento. No te muevas de ahí” fue el mensaje de Minho al avisarle que ya había llegado. Así que se sentó en un banco y esperó.

 Y esperó.

 Y esperó.

 Y esperó.

 Y esperó.

 Cuando quiso ver la hora, eran las cinco de la tarde. Hizo una mueca y soltó un bufido. Sintió un toque en su hombro y se dió vuelta casi al instante.

 —¿Qué estás haciendo aquí? Te estamos esperando desde hace horas —dijo Minho, en un tono grosero y el ceño fruncido. Felix estaba sosteniéndolo del brazo, lo veía consternado—. No puedes hacer siempre lo mismo, Hyun —susurró.

 Pero Hyunjin no recordaba haber hecho nada…

 —¿No me dijiste que nos veríamos aquí?

 —Luego te avisé que no, que el lugar cambiaba. Te estuvimos buscando por horas, ¿Por qué no contestas los mensajes ni las llamadas?

 Minho estaba histérico, le gritaba de aquí a allá como si hubiera desobedecido algo importante.

 —Pero si no recibí… —Hyunjin tomó su celular, había estado apagado y en silencio hacia un tiempo. No recordaba haber recibido ninguna llamada de Minho pero al fijarse, ahí estaban—. Ninguna llamada…

 —Como sea, camina. —Lo tomó del brazo con brusquedad y lo hizo caminar en frente de ellos dos.

 Podía sentir la mirada de Felix sobre él. Los últimos días no había estado prestando demasiada atención a lo que lo rodeaba y eso lo incluía a Minho, aparentemente eso le molestaba y mucho. Minho habló durante toda la noche, habló sin parar, contándole las cosas que le había ocurrido en la semana, porque no se veían desde hacía días y cuando le preguntaba cómo había estado, esperaba que respondiera vagamente y seguía hablando. Todo ese tiempo, Felix lo miraba, lo miraba con curiosidad y confundido. Como si quisiera hacer preguntas pero no pudiera porque temía que Minho las escuchara.

 Apenas se dirigió a él, pero parecía querer decirle algo cada vez que sus ojos se conectaban. Esa actitud suya lo estaba irritando poco a poco, le daban ganas de escupir sobre su comida.

 Le recordaba a las miradas que Gahyeon solía darle y le hervía la sangre. Otra perra maldita más metida entre ellos.

 “Que molesto” pensó Hyunjin, comiendo.

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 Felix suspiró, bastante cansado. Era la cuarta vez en cinco meses que tenían esa conversación, no podía creer sus respuestas cada vez que mencionaba el tema. Daba vueltas por la sala de su departamento, en un intento de calmarse a sí mismo, buscando una explicación a todo aquello.

 —¿En verdad no vas a ponerte de mi lado? —Lo miró a los ojos, le dolía las decisiones que Minho tomaba y más cuando se trataba de Hyunjin, porque ese tipo estaba primero, a pesar de haber estado saliendo desde hace casi un año parecía que jamás consideraría pornerlo a él antes que a su amigo.

 —Felix, conozco a Hyun desde hace años, ¿Por qué haría algo como eso? Dame una razón.

 Su voz… ese tono de voz que utilizaba, le molestaba, era suave, calmado y, sobre todo, le hacía sentir mal por estar enojado con él.

 —¡No lo sé! —Poco a poco iba perdiendo la paciencia, no quería pasar por eso otra vez—. ¿Por qué no se lo preguntas a él mismo?

 Minho suspiró, como si no fuera él el asustado, el inseguro en esos momentos y el que estaba al borde de las lágrimas. Actuaba como si no le importara lo que Felix estaba diciendo y eso le dolía.

 —Mira, entiendo que estés celoso porque nos conocemos desde años pero…

 —¿Celoso? No estoy celoso, Minho —lo interrumpió. Era el colmo—. Hyunjin está hostigándome desde hace más de seis meses. Él es el problema aquí, tenemos estas discusiones por los comportamientos de tu mejor amigo y hasta que no lo entiendas, te seguirán pasando esas cosas. Te lo dije, estuvo a nada de amenazarme, ¿En serio no vas a creerme?

 Cada vez que Felix hablaba, Minho hacía una pausa, ¿Acaso era tan necesario pensar lo que estaba por decir? Necesitaba respuestas al comportamiento de su supuesto amigo y él no estaba resolviendo ninguna de sus dudas. Es más, las empeoraba.

 —¿Qué tienes como para mostrarme que eso pasó realmente? ¿Lo grabaste mientras eso sucedía, tienes pruebas?

 El rubio terminó por sentarse en una silla, alejado de su novio, observándolo con desconcierto y amargura. Su corazón estaba doliendo desde que comentó la situación, sabiendo que, una vez más, lo haría a un lado y se olvidaría que eran pareja.

 —¿Cómo puedes estar preguntándome eso cuando no solo yo sino que todas tus parejas te advirtieron de lo mismo? Inclusive Gahyeon.

 —No vuelvas a mencionarla, no quiero que vuelvas a decir ese nombre. —Minho se levantó y habló con brusquedad, asustándolo.

 Hubo un silencio luego de aquello. Minho jamás le había levantado un dedo, pero era inevitable asustarse cuando le hablaba de esa manera y le daba la mirada que le estaba dando en ese momento. Sus ojos ya no lo miraban con desinterés, estaban apagados y no parecían importarle.

 —No actúes como si estuviera muerta… —murmuró.

 —Tu no tienes derecho a decirme cómo actuar sobre nadie, no tienes idea de lo que pasó entre nosotros.

 Felix tenía ganas de llorar, no lograba tener una conversación decente ni mucho menos segura con su novio. Cada vez que tocaban el tema se ponía a la defensiva con Hyunjin y lo trataba como si fuera algo especial que conservar. Su hubiera pasado una sola vez, podría haberlo dejado pasar, pero no solo era eso, las miradas que le daba, el cómo se dirigía a él y cómo se comportaba cerca suyo era el problema.

 Aquello no era un conflicto reciente, había estado presente desde que habían comenzado a salir. Felix quiso darle una oportunidad pero con el tiempo, le llegaban mensajes de números desconocidos, amenazándolo, no le había dado importancia hasta después de cumplir los seis meses con Minho, ya que luego de eso, incrementaron y eran un mínimo de dos mensajes por semana. Felix no sabía de quién eran o porqué le llegaban.

 Hasta que, un día, empezó a tomar en cuenta las actitudes de Hyunjin y sacó sus propias conclusiones. Debía admitir que todo eso le atemorizaba, pero no podía alejarse de alguien a quien quería mucho por alguien como Hyunjin. Minho debía alejarse de él y había estado intentando que abriera los ojos desde hacía meses, pero nada funcionaba.

 —No puedo seguir así si sigues defendiéndolo, Min. Desde hace meses está intentando hacer que nos separemos.

 Felix sorbió su nariz, sintiendo las lágrimas al borde de sus ojos, no queriendo que lo viera así, pero era inevitable con la postura que tomó.

 —No estoy defendiéndolo ni poniéndome en el lado de nadie; no tengo idea si lo que dices es verdad porque no estuve ahí. Si tienes un problema con Hyunjin, enfréntalo a él, no a mi.

 Felix ya no estaba enojado, no podía siquiera enojarse con todo lo que estaba escuchando, estaba frustrado. Se sentía herido, el corazón y la cabeza le dolían y sentía que un nudo se le estaba formando en la garganta. Llevó una mano a su rostro, tocando el puente de su nariz y suspiró entrecortado, siento sus mejillas humedecerse sin hacer ningún ruido escandaloso.

 A Minho no le era de su agrado escucharlo llorar.

 —Te estoy diciendo que Hyunjin actúa de esa manera para causar conflictos entre los dos ¿Y eso es lo que respondes? —le cuestionó, con la voz quebrada.

 —No es mi problema, Felix.

 Y de repente, una sensación de soledad lo invadió. Estaba él solo para apoyarse a si mismo y cuidarse. Finalmente sollozó, con sus codos sobre la mesa y sus manos sobre su frente. Volteó a mirarlo, tenía la cara roja y el ceño fruncido.

 —A veces me pregunto si realmente yo soy tu novio o si tu "mejor amigo" lo es más que yo… —Su voz se escuchaba temblorosa, sin fuerza. Se levantó, con intenciones de ir a su cama, no sin antes voltear a ver a su novio—. Me voy a dormir, por favor, si te vas a tu casa, haz el favor de dejar tu copia de llaves.

 Minho no comprendió lo que el chico le estaba tratando de decir.

 —¿Qué?

 —Por favor, necesito… un tiempo.

 Desapareció de su vista, sin decirle "buenas noches" ni "adiós", solo cerró la puerta de su habitación y le puso seguro. Solo quería descansar, llorar hasta dormirse y un poco de paz mental. Minho no le daría nada de eso en ese momento.

 El chico no dijo nada tampoco, no llamó a su puerta ni tampoco se fue del departamento. Apagó las luces y se acomodó en el sillón con un suspiro. «Algún día lo entenderá» pensó, mandándole un mensaje de buenas noches a Hyunjin.

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 Esa había sido una tarde bastante tranquila. Minho se había tomado un tiempo para ir a la tienda y Hyunjin y Gahyeon habían quedado en su casa. Sus padres trabajaban, así que estaban completamente solos.

 La muchacha se sentía intranquila cerca del amigo de Minho, no podía quedarse quieta, así que, supuso que cocinar algo o dibujar la distraería. O tal vez hacer las dos cosas al mismo tiempo. Tal vez hornear un par de galletas mientras dibujaba cualquier cosa que se le venía a la cabeza, ayudaría.

 Pero la curiosidad y la incertidumbre eran más fuertes que ella.

 —Hyun, ¿Podemos hablar? —preguntó, dejando a un lado el lápiz de repente. Hyunjin estaba viendo la tele, en la sala-comedor, bajó el volumen y se dispuso a prestarle atención a la joven.

 —Claro, Hyeon, ¿Qué sucede?

 Gahyeon no lo miró a la cara, no pudo hacerlo. Su voz era suave y amigable pero ella sabía que la mirada que le iba a hacer cuando le preguntara lo que quería saber, cambiaría completamente. Jugó con su pelo y trató de hablar lo más claro posible.

 —¿A ti… te gusta Minho?

 —¿Qué?

 Oh, la mirada sobre ella cambió de manera drástica y rápida, justo como lo había previsto. Eso no se sentía bien, su corazón palpitaba con fuerza, no le gustaba estar en esa posición de presa, pero era algo que debía hablar, eran dos personas totalmente capacez de comunicarse de buena manera, ¿Verdad?

 —La otra vez que nosotros… lo hicimos… yo, bueno, pude verte espiando por la puerta. —Su voz casi susurraba, estaba incómoda, en cualquier momento comenzaría a temblar—. Él dijo que estabas durmiendo así que no le presté mucha atención…

 —¿Qué te hace pensar eso? —Hyunjin dejó atrás su posición cómoda y se sentó derecho, viendo directamente a Gahyeon.

 —Acabo de decir que pude verte…

 —Pues eso jamás pasó, porque yo estaba durmiendo.

 A diferencia de ella, su voz era firme, hablaba por encima suyo y la miraba fijamente. Ella no podía sostenerle la mirada, ni siquiera podía quedarse mirando a un punto fijo por más de tres segundos. Trató de regular su respiración y no hacer una escena.

 —Pasó más de una vez, Hyun… —respondió, finalmente. Suspiró y trató de tomar la misma posición que el chico—. Mira, si sientes algo por Minho, no me interesa, pero me incomoda bastante que…

 —¿Crees que eso va a funcionar? —La cortó, sin importarle lo que fuera que hubiera querido decir—. ¿Que mentir e inventar cosas que no pasaron va a hacer que Minho se aleje de mi?

 Gahyeon sonrió por cortesía, no entendiendo, ni creyendo tampoco, lo que había salido de la boca del chico. Parpadeó un par de veces, confundida.

 —¿Disculpa?…

 —¿Crees que eres la primera perra que viene con esos cuentos? —Hyunjin se levantó de su silla para acercarse lentamente a la joven—. No quieras pasarte de lista conmigo. Si no quieres terminar como todos los demás, deja de hablar estupideces.

 —Yo…

 —Si vuelves a decir algo parecido o se lo comentas a Minho, me voy a asegurar de que nunca vuelvas a acercarte a él. ¿Me entendiste bien? —Sus rostros estaban demasiado cerca, Gahyeon se encogió en su lugar, sin verlo a los ojos, temiendo lo peor—. ¿Entendiste?

 A lo único que pudo atinar fue a asentir sin pensarlo dos veces, segundos antes de que escucharan la puerta abrirse. Minho había vuelto. Hyunjin le alejó de ella, haciéndole una seña de que cerrara la boca y ella sintio como el sudor le bajaba por la frente. Debió de ser por el calor del horno prendido.

 —¡Chicos, traje galletas! —Minho entró al comedor con una gran sonrisa, sintiendo el ambiente tenso—. ¿Qué está sucediendo, estaban discutiendo?

 —No, amor. No te preocupes… —La muchacha se apresuró a responder, besándole la mejilla para tranquilizarlo de alguna manera—. Ah, que coincidencia, yo estaba horneando un par, ¿Quieres probar?

 —Por supuesto, ¿Tú quieres, Hyun?

 El tipo sonrió condescendiente, no mirándolo a Minho al momento de responder, sino que a su novia.

 —Yo estoy bien así.

 Sintió su mirada durante todo el resto del día, la siguiente semana, el siguiente mes y sentía que no podía seguir más con eso. De un día para otro, que era lo que Minho decía, ella se había ido sin explicación aparente. Lo dejó con dos notas, una explicando que eso (su relación) supuestamente no era lo que en realidad quería y que jamás lo tendría estando con él y otra en la que decía las verdaderas razones por las que decidió irse, nota que jamás llegó a leer porque alguien, que no era él, la tenía.

 Pocas personas sabían acerca de lo que le había pasado a Gahyeon, dónde estaba, qué estaba haciendo o si… en realidad ya no estaba. Ni siquiera sus mejores amigas sabían qué era lo que le había pasado. Sus padres sabían que se había mudado pero prometieron no hablar del tema con nadie y así quedó la cosa.

 Felix estaba cansado de caminar y no encontrar nada. Había sabido de aquella chica pura y exclusivamente por los rumores que vagaban por la facultad, algunos siendo en realidad anécdotas de quienes habían sido sus amigas más cercanas, otras eran más bien historias de fantasmas e inventos de gente aburrida.

 No tenía idea de dónde estaba, la única información útil que tenía eran una foto de aquella muchacha, la dirección en donde podría estar viviendo actualmente y un par de hipótesis de lo que le había pasado. Puesto que jamás se lo contó a nadie.

 Después de varios minutos más, creyó ver a una mujer lo más parecida posible a ella. Con el cabello lacio, negro y precioso, al igual que sus ojos… y con una cicatriz que iba desde su pómulo hasta su mandíbula. Felix la vio con horror, tal vez no era ella… pero era quien más se parecía en todo el pequeño pueblo en el que se encontraba en ese momento.

 —Hola, disculpa que te moleste, ¿Tú eres Gahyeon, verdad? —preguntó, con una pequeña reverencia.

 —¿Me buscabas por algo? —La muchacha se encontraba afuera tomando algo de sol y se incorporó al ver a Felix acercarse—. ¿Eres hermano o primo de los Kim? Ya le dije a la señora Kim que esta semana no podré hornear ninguna tarta… No tengo suficientes frutas y no están llegando muchas tampoco. Lo lamento.

 Felix negó con una sonrisa. Era una muchacha simpática y alegre, no tenía idea de qué era lo que estaba haciendo viviendo tan lejos.

 —Oh, no. No es eso, en lo absoluto. Yo solo quería saber ¿Conoces a Lee Minho y a su amigo, Hyunjin? Tengo un par de preguntas.

 La sonrisa de aquella chica había caído tan rápido como un rayo en cuando escuchó esos nombres. Titubeó y parecía verse más nerviosa.

 —No. Lo lamento… debes estar confundiéndote de…

 —Estoy muy seguro de que eres tú, unos ex amigos tuyos me mostraron una foto de ti y… —Felix tomó alguna de las fotos que tenía a mano y se las mostró a la chica, pero ella lo esquivó.

 Tomó la silla que tenía afuera y comenzó a levantarla para entrar. Felix estaba desesperado a ese punto.

 —Lo lamento, no tengo tiempo de hablar de eso, por favor, vete. —Entró a la casa sin mucha explicación, dispuesta a cerrar la puerta en la cara pero Felix tomó el pomo del otro lado, suplicando.

 —Por favor… Necesito información para contactar a la policía. —La respiración de Gahyeon había aumentado, Felix sabía que estaba siendo grosero pero necesitaba todo el registro posible—. Si alguien te amenazó o te hizo algo, solo debes dar tu testimonio, no hace falta que digas quien eres ni…

 —No —interrumpió. Hubo un punto en el que dejó de ver la cara de la joven de lo oscuro que estaba dentro de aquella casa—. La policía no va a ayudar de nada, solo… aléjate. Es lo único que puedes hacer.

 —Pero…

 Y la puerta se cerró con más fuerza de la que Felix hubiera imaginado que tenía. Suspiró, rendido. Había hecho todo ese viaje de cuatro horas y media para nada y ahora debía volver con las manos vacías.

 Hasta que vio como un pequeño papel se deslizaba por debajo de la puerta.

 “Ven en dos días, a las 6pm”.

 Felix pensó que era algo bastante tarde, pero en ese momento y cuando ya había estado recibiendo más de ocho mensajes de desconocidos a la semana, la información era más importante que sus estudios. No tomó el papel, puesto que volvió adentro del lugar, así que se fue, pensando en si debía quedarse allí hasta luego de dos días y volver a lo de Gahyeon o si debería volver a su casa.

 Pero eso último implicaba que tendría que pedirle más dinero a sus padres para los pasajes de ida y vuelta en autobús…

 “Carajo, van a matarme si sigo así” pensó.

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 Existían varios rumores que rodeaban a Lee Minho y Hwang Hyunjin, siendo estos algo exagerados, poco creíbles y hasta graciosos, los favoritos de Hyunjin eran los siguientes:

 Hyunjin era el guardaespaldas personal de Minho, como si fuera hijo del mismísimo Chris Hemsworth o Lagy Gaga, estaba con él todo el tiempo, todos los días, menos cuando estudiaba, que era el tiempo que aprovechaban los "depredadores", como Hyunjin les decía a los que cortejaban a su amigo, para acercársele.

 Otro era que Minho usaba a las personas a su antojo, los engatusaba y jugaba con ellos como si fueran una bola de estambre, estaba con ellos unas semanas y luego los botaba como basura. 

 La última era que ellos en realidad eran amantes. Que a Minho le gustaba experimentar y por eso salía con varias personas. Había escuchado varias cosas. Que se la había chupado en uno de los baños de la universidad, que habían tenido sexo en una fiesta de una de las fraternidades, que habían tenido un trío con varias de las parejas de Minho o que incluso lo hacían por lo menos dos a tres veces por semana.

 A Hyunjin le daba mucha gracia lo ingenua o metida que eran las personas. Suspiró sobre su cama abrazando un peluche de conejo, pensando en todas las cosas que inventaban de Minho y con qué fin lo hacían. ¿Era divertido? ¿Era gracioso? No lo entendía. Inclusive varios de sus compañeros hablaban mal de él o su amigo, no querían ni siquiera estar en la misma habitación que ellos. Al único que le hablaba y con quien se sentaba muchas veces era con Jisung. Quien estaba muy perdido entre lo que la gente decía y no le daba importancia, era uno de los pocos que le caía bien, junto a Chan, su novio, a quien había conocido anteriormente porque también había salido con Minho.

 El único de sus ex que no lo odiaba, fue uno de los primeros novios de Minho y habían terminado porque Chan así lo decidió. Hyunjin no estaba muy enterado del asunto, Minho le había dicho que era por cuestiones personales, no se sentía bien y no podía tener una relación en esos momentos, Minho comprendió su situación y se acabó. Eso fue todo lo que le contó, hasta esos días de vez en cuando cruzaban palabras. Conversaciones cortas "hola, ¿cómo estás?", "bien", "me alegro", "cuídate" y "nos vemos".

 Chan y Jisung lo trataban como un amigo, aunque él no se consideraba muy cercado a ellos y creía que era suficiente con estar cerca de Minho, se preguntaba qué sería de él el día en que consiguiera una pareja estable, se casaran y tuvieran una familia. ¿Él seguiría viendo a Minho? ¿Sería parte de esa familia? ¿Iba a... quedarse solo cuando Minho sentara cabeza?

 No le gustaba pensar en eso, ni siquiera en la posibilidad de que eso pasara. Se sentía solo, con miedo y angustiado por aquello. Le daba escalofríos imaginar que él solo sería "el amigo de Minho", no "el padrino", "el casi hermano", "parte de la familia", solo "su amigo".

 Así que era mejor pensar en que eso no debía suceder jamás y por ningún motivo. No podía dejar que eso pasara, no debía dejar que eso pasara. No mientras él estuviera vivo.

 Miró con tristeza al conejo de peluche que estaba abrazando. Le recordaba a su amigo de alguna manera, se sentía seguro con él al igual que lo hacía con Minho. Pero con la diferencia de que podía decirle todo lo que quisiera y todo lo que se le venía a la mente sin miradas extrañas o una respuesta negativa. Odiaba las respuestas negativas. Odiaba cuando dejaba de prestarle atención y lo ignoraba a propósito.

 Hyunjin miró a su conejito de peluche, tenía las orejas largas y caídas, estaba descuidado y le faltaba un ojo, pero de alguna manera, le recordaba a Minho. Suspiró.

 A veces deseaba que el último de los rumores fuera real y no solo sueños que tenía. Minho lo miraba con asco, desviaba la mirada, fruncía el ceño o cambiaba de tema instantáneamente cada vez que le decía que había soñado con ellos juntos porque ya sabía a lo que se refería. Eso era lo único que no le gustaba de Minho, ponía caras feas cuando hablaba de eso y él solo se limitaba a hacer pucheros para que lo escuchara, pero Minho no quería oírlo hablar de eso.

 Insistía en contarle detalles sobre lo que habían hecho o cómo se había sentido. Minho se tapaba los oídos y fingía no escucharlo. A veces le gritaba que se callara y lo dejaba solo hablando mientras él caminaba lejos suyo. Una de esas veces que había ocurrido estaban en su casa y recordaba que Minho lo había dejado encerrado en su armario por dos horas y media.

 Se ponía muy feliz cada vez que tenía ese tipo de sueños, aunque a Minho no le gustaran. Juraba que le susurraba cosas al oído que luego no recordaba pero sabía que lo habían hecho sentir tan bien que se había corrido en segundos o que lo ahorcaba mientras lo hacían. Hyunjin insistía en que esos no eran sueños, recordaba que esas cosas habían pasado, recordaba haberlo sentido y que se sentía increíble, era imposible que hubieran sido sueños y Minho lo veía con esa mirada que él tanto odiaba. Con asco, con repulsión, como si no lo conociera y la sangre le hervía.

 Se enfadaba como el infierno cuando hacía eso, quería hacer varias cosas que no podría nombrar porque sabía que estaban mal con el simple hecho de pensarlo, sus manos se formaban puños y quería que le prestara atención porque era algo de suma importancia para él. Pero no podía comportarse de esa manera, no con él. Así que suspiraba, contaba hasta diez y recordaba que se trataba de Minho, su mejor amigo, su único amigo, entonces solo hacía pucheros o rezongaba. Pero nada más que eso.

 Hyunjin no tenía ganas de pensar en eso en esos momentos, no quería enojarse con Minho... a veces lo exasperaban tales comportamientos pero no quería pensar algo que lo hiciera sentir tan mal. O volvería a hacerse daño, como la última vez.

 "Hyunjin, ¿Qué te pasó en el brazo?" recordó que le había preguntado Minho al verlo. Tenía un corte largo, no muy profundo por suerte, pero si era largo y muy notorio.

 "Tuve un pequeño accidente con el espejo de mi cuarto, se me cayó y me corté, no es nada, estoy bien". Minho lo vió preocupado y le dijo que la próxima vez, por favor, tuviera más cuidado, no quería que nada malo le pasara.

 Hyunjin sí se había cortado con un espejo solo que él mismo lo había roto. Todo por ese estúpido de Felix, había ido a hablar con él, como siempre sucedía con las parejas de Minho. "Oye, tenemos que hablar", "Debo decirte algo importante", "¿Podemos charlar en privado?" en algún punto siempre era para decirle que se alejara de Minho, que él ya no era necesario y que se hiciera a un lado de una vez por todas porque Minho se olvidaría de él.

 Hyunjin no recordaba mucho de esa discusión pero sabía que Felix, en resumidas cuentas, le había dicho que parecía un niño pequeño con Minho, que no era su protector y que debía aprender a estar sin él porque no podría estar todos los días a su lado porque ahora estaba él, su novio, con él. Estaba en frente de su espejo, escuchando aquellos pensamientos intrusivos que de vez en cuando aparecían y le recordaban que él no era nada de Minho. Solo era su amigo. Así que si llegaba una nueva pareja él sería desplazado, porque así funcionaba, y Minho no lo quería ni nunca lo querría de esa manera.

 "Tengo que deshacerme de Felix" había pensado, "me está quitando mi lugar, me está quitando a Minho". En algún punto comenzó a llorar, se decía a sí mismo que no podía hacer eso, porque finalmente y luego de tanto tiempo Minho estaba feliz con alguien que lo quería de igual manera que él lo hacía.

 Y que no era él.

 "Pero tú te quedarás solo, ¿Qué harás sin Minho?". Hyunjin bufaba, mirándose al espejo, despeinado y hecho un desastre "¿En serio crees que Minho te quiere? ¿Alguna vez te lo dijo? ¿Te crees que mereces que te quiera luego de toda la mierda que hiciste por todos estos años o con tu personalidad de mierda? Sabes muy bien que él en realidad te odia". No lo soportaba, no se soportaba, solo quería que dejara de hablar. Así que agarró algo pesado, no tenía idea de qué era, tenía la vista nublada y el enojo no le dejaba ver conscientemente lo que estaba haciendo, solo sentía ira, y tiró ese algo contra el espejo, rompiéndolo en miles de pedazos. No supo cómo se cortó o si es que se había cortado en algún otro lugar, solo sabía que había pasado y cuando abrió los ojos tenía sangre brotando de su hombro al igual que un poco de sus brazos.

 Minho le había dicho que tuviera más cuidado y que no quería que nada malo le pasara. Así que desde ese día intentó contar hasta diez antes de hacer algo estúpido, aunque a veces fallaba, ya no era tan grave como veces pasadas y estaba aprendiendo a controlar lo que hacía. A pesar de ser ya un poco tarde lo intentaba igualmente.

 Recibió un mensaje de Minho que lo sacó de sus pensamientos en un instante y que contestó apenas le llegó.

 "Estoy yendo para allá, ten el almuerzo listo. Tus padres trabajan hoy, verdad?".

 "Sí".

 No respondió nada luego de eso. Se levantó de su cama, dejando al pequeño muñeco detrás de la cama y fue a la cocina a preparar algo. Felix se había ido hacía un par de días a no-sabía-donde y desde entonces, Minho iba cada día de por medio a su casa.

 Hyunjin deseaba que ojalá que Felix no regresara, pues extrañaba que esas visitas espontáneas pasaran. Así podía pasar todo el día con Minho.

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 El chico tomó su mandíbula con una mano y se acercó a él, besándolo. Hyunjin no se movía, dejó que Minho hiciera lo que quisiera, sintiendo su lengua jugando con la suya, con su otra mano se sostenía a sí mismo, apoyándola a un lado de su cabeza. Hyunjin cerró sus ojos y comenzó a corresponder el beso cuando el chico soltó su mandíbula para bajar a tocar su entrepierna.

 No tenía permitido moverse, no si Minho no le decía que lo hiciera o le indicara algo parecido. Segundos después bajó a besar su cuello, lamiendo y mordiendo como si fuera un dulce.

 Hyunjin jadeó, con todo el cuerpo de Minho sobre él, sus caderas se movían contra las suyas. Creyó escuchar una voz a lo lejos llamando su nombre, al principio creyó que era imaginación suya, por lo que no le había prestado atención. Pero lo escuchó una vez más y otra, acercándose cada vez que volvía a hablar.

 —¡Hyunjin! —exclamó alguien.

 Y abrió los ojos de golpe, viendo a Minho parado al lado de la puerta, con una mano sobre su cintura, esperando una respuesta suya. Hyunjin se incorporó a medias, tenía la cara roja, sudaba y jadeaba.

 —¿Te quedaste dormido? —rio, no preguntando por el estado de su amigo—. Levántate, debes ayudarme a cocinar. —Se fue, probablemente a esperarlo en la cocina.

 Hyunjin refregó sus ojos, tocó sus mejillas, brazos, dedos y bufó algo ininteligible. Salió de la cama y fue hasta donde Minho. Se rascó la nuca mientras bajaba las escaleras, cayendo en cuenta, al pasar por el espejo del pasillo, que tenía una remera de Minho puesta.

 —¿Tus padres se fueron a pasear? —preguntó Hyunjin, lavándose las manos. Minho le pasó un par de tomates, indicándole que "ya que estaba allí, que también lavara las verduras".

 —Sí, se fueron a ver una película, volverán a la noche.

 Hyunjin comenzó a lavar los tomates, la papa, el morrón, la cebolla blanca y la cebolla de verdeo.

 —¿Vamos a seguir viendo esa serie que me mostraste el otro día o veremos otra cosa? —Le pasó los vegetales a Minho, quien tomó un cuchillo para comenzar a pelar la papa. Hyunjin tomó otro, haciendo lo mismo.

 —¿Quieres seguir viendo la serie? —cuestionó, haciendo una mueca, pensando un poco qué decir—. No creí que te gustaran las de fantasía…  podríamos ver una película nueva o la de siempre.

 Hyunjin rio, dejando las cáscaras de papa que iban quedando, en el tacho de basura.

 —Es interesante… podríamos ver un par de capítulos de la serie y luego la misma película de siempre y después… ir a dormir. —Dejó la papa a un lado, tomó una tabla y comenzó a cortar la comida cruda. Minho prendió el fuego y asintió, peló unos cuantos dientes de ajo pero no los cortó, dejándolos a un lado. A Hyunjin le gustaba comer el ajo entero.

 "La misma película de siempre" era una cinta vieja, de cuando los padres de Minho tenían sus edades, que ponían de fondo para hablar de cualquier cosa. La reproducían una y otra y otra vez hasta que ambos caían dormidos. No era particularmente aburrida, ya que la utilizaban como ruido de fondo, pero tampoco era lo suficientemente entretenida como para prestarle atención por más de media hora seguida, aunque a veces lo hacían. Los padres de Minho no sabían que ellos la tenían ni que la veían, al menos, cada vez que Hyunjin se quedaba a dormir, aunque para ser justos, tampoco recordaban tener esa cinta en su casa. Duraba, más o menos, cuarenta minutos; a veces más, a veces menos; a pesar de haberla visto varias veces, si a alguno de los dos le preguntaban de qué trataba, no sabrían qué responder o dirían que no tenían idea.

 Hyunjin estaba feliz de poder volver a quedarse en su casa, como hacían antes, como siempre lo había hecho y como siempre haría. Minho volvía poco a poco a jugar y simpatizar con él, abrazándolo y contándole las cosas que había hecho en la semana.

 Pusieron todo a cocinar en una olla con algo de aceite y la dejaron allí, yendo de vez en cuando a revisar y revolver los vegetales. Pasando el tiempo, agregaron un poco de carne y finalmente la mitad de agua. No era mucho, pero los padres de Minho seguramente volverían luego de haber comido afuera, entonces no era necesario cocinar tanto.

 Comieron entre risas, anécdotas y aplausos divertidos mientras veían la tele. Bueno, en realidad esa serie no era del todo entretenida, a Hyunjin ni siquiera le gustaba, pero sabía que a Minho sí, así que decidió que ver unos tres capítulos serían suficientes.

 Con los platos ya lavados, ambos se dirigieron al cuarto de Minho, en el piso de arriba, colocando casi al instante aquella cinta y cerraron la puerta. No era tan tarde aún, los padres de Minho no habían llegado. Minho se sentó en la cama y Hyunjin hizo lo mismo.

 Lo único que hacían era hablar, Hyunjin ahora tenía su cabeza apoyada en el regazo de Minho mientras este acariciaba con cariño sus cabellos. Hyunjin le contaba a Minho que quería teñirse el cabello a un color bonito, tal vez algún castaño claro, rosado o incluso gris. Minho le decía que no, que su pelo ya era de un color bonito y ahí quedó la cosa.

 La película avanzaba más lento de lo que recordaban, hacía mucho que no la veían y Hyunjin sabía que Minho no veía esa película con nadie que no fuera él. Ni siquiera ese tipo… ¿Cómo era que se llamaba? No tenía idea, no le interesaba.

 Hyunjin intentaba poner atención a la película mientras hablaba con Minho… definitivamente había un pozo, la atención giraba en torno a él. Un chico de su edad, o eso parecía, se había metido allí él solo… o lo habían tirado, no recordaba bien. Y sus padres se encontraban en su casa, amasando harina para hacer panes y revolviendo mezclas para pasteles.

 El jovencito trataba de que su voz saliera por la boca del pozo, pero era imposible, cada vez que lo hacía, una piedra del tamaño de su ojo caía sobre él, lastimando sus brazos, piernas y a veces rostro. Aunque en realidad no lograban caerle en el rostro, no sabía cómo, solo no sucedía. Mientras el muchacho daba vueltas, intentaba buscar una salida o trepar las paredes del hoyo, a quienes estaban dentro de la casa no le importaban mucho.

 La mesada de aquella cabaña estaba manchada de la mezcla, una mezcla de un color tranquilo, del color que tienen la mezcla de los pasteles de vainilla antes de meterlos a hornear. El pan, luego de quedar en reposo, volvió a ser amasado, esta vez con más fuerza, lo estiraban y comprimían, lo estiraban y comprimían, hasta que llegó el momento de, finalmente, hornear ambos al mismo tiempo.

 A Hyunjin le gustaba ver como los padres del muchacho amasaban y mezclaban las cosas, eran tomas bonitas, coloridas y entretenidas. No le gustaba cuando esas escenas se cortaban y le recordaban al público que el joven seguía atrapado en aquel pozo. Sería una tragedia que un día lloviera y el pozo se llenara, pues el jovencito podría ahogarse.

 Pero gracias a Dios que era una película y que eso no pasaría jamás.

 El pozo no estaba lejos de la casa de sus padres, de hecho, estaba justo al lado, por lo que cuando el hijo de aquella familia olió que sus padres hacían de lo que más le gustaba, panes dulces y pasteles, usó todas sus fuerzas para escalar y salir de aquel pozo. Cosa que logró.

 —¿Entendiste? —preguntó Minho, mirándolo a los ojos. Hyunjin asintió, volviendo su rostro a la película, que ya terminaba. Minho seguía con sus manos sobre la cabeza de Hyunjin, rascándole y acariciándole con calma y cariño.

 Hyunjin quedó dormido pocos minutos después de terminada la película, la cual solo había llegado a ver la mitad, y Minho le dijo que se acomodara correctamente para taparlo y dormir a su lado. Sus padres ya habían llegado, pero no entraron al cuarto de Minho a saludar, ya que sabrían que ambos estarían dormidos e hicieron lo mismo.

 Minho abrazó a Hyunjin, besando su sien al desearle que durmiera bien y que no tuviera pesadillas.

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 La cabeza de Hyunjin daba vueltas. No tenía idea desde hace cuánto estaba durmiendo, qué hora era o qué había pasado. Estaba seguro de seguir en la casa de Minho, aquello no era algo que pudiera realmente olvidar.

 El piso era incapaz de quedarse quieto, si es que fuera posible que el piso se moviera (cosa que estaba sucediendo en ese momento, apostaría su mano derecha a que eso estaba sucediendo).

 —Ah, ya te despertaste —dijo una voz. Claramente la voz de Minho, aunque no podía verlo con realmente. Daba vueltas de acá para allá.

 —Uh… ¿Qué hora es? —Hyunjin intentó taparse los ojos de la inminente luz, le estaba quemando las retinas. Dios, que alguien apague eso.

 —No lo sé, las tres y algo.

 Se levantó de donde fuera que hubiera estado y trató se sentarse, con las palmas en su rostro y una jaqueca que no le dejaba pensar. Era tentador seguir durmiendo, pero tenía la sensación de que había estado haciéndolo más de lo debido. Su espalda también dolía… y sus muslos, brazos y hombros. Sentía que había transpirado toda la noche, iba a vomitar.

 Parecía que había caído de un acantilado o levantado bolsas de un lado a otro. Apenas pudo ver un pequeño hematoma en su brazo izquierdo.

 —¿De la… mañana? —preguntó, después de un tiempo, arrastrando las palabras.

 —De la tarde.

 Dios Santo, eso explicaba por qué le dolía tanto el cuerpo. Intentó pedirle a Minho alguna aspirina, pero antes de que pudiera abrir la boca, le dijo que no le quedaban y que tratara de no quedarse hasta tan tarde la próxima vez.

 Pero Hyunjin no recordaba qué había estado haciendo hasta tarde.

 Vio una figura verde, borrosa, a un lado de la cama. Una botella. Y otra, y otra y otra.

 Bueno… eso tenía sentido.

 Minho le pasó un par de prendas y una toalla. A veces las luces estaban tan fuertes que apenas podía abrir los ojos, a veces sentía que todo se apagaba. No tenía idea si iba a desmayarse o si solo era el efecto de la resaca.

 —Ve a darte una ducha, te van a asesinar si llegas oliendo a alcohol.

 Daba gracias a Dios que el baño estaba en el mismo piso que el cuarto de Minho, bajar las escaleras hubiera sido un delirio y tenía la certeza de que Minho no lo hubiera ayudado a bajar.

 Había más probabilidades de que lo hubiera dejado caer y quebrarse la columna, o el cuello, tratando de bajar las escaleras, con resaca, que sostener su brazo al menos dos minutos para cuidar que no se cayera.

 —Claro… ¿No tienes café?

 Minho resopló, como si hubiera hecho un chiste del cual en realidad no puede reírse.

 —No creo que el café te ayude con el dolor de cabeza. Te haré un té. ¿Quieres de almendras? —Las preguntas gentiles y suaves se sentían secas viniendo de su boca, como si le repugnara ofrecerle o siquiera darle algo suyo. Hyunjin apenas lo notó.

 —Eh… sí, como sea… Dios, siento que me pasó un camión por encima…

 —Te dije que no mezclaras nada, ¿Tienes diecisiete años acaso?

 No respondió.

 Estaba enojado, lo sabía.

 Minho estaba enojado pero no sabía por qué. ¿Con él? Claro, podía darse cuenta únicamente por la manera en la que lo miraba, ¿Por qué estaba enojado? Dios… no tenía ni puta idea. Minho a veces era así. Un día todo era risas, juegos, chistes y días de dormir en la casa del otro, y al día siguiente lo encerraba en el baño, le contestaba cortante, escondía su celular y sus llaves, lo ignoraba por días, o…

 —Por cierto, ¿No has visto a…?

 —¿A quién? —Hyunjin no estaba seguro de haber escuchado correctamente. ¿Era el nombre de una chica o un chico? ¿De quién estaba hablando? No lo sabía. Minho repitió la pregunta, y aún así no logró escuchar del todo bien. No volvió a preguntar—. No… no tengo idea…

 Minho lo observó durante un instante, apenas entrecerrando sus ojos, no dijo nada, Hyunjin tampoco, hasta que suspiró, con dudas dentro suyo.

 —Ajá… ve a ducharte.

 Hyunjin tragó pesado, y una sensación extraña le recorrió el cuerpo. De repente, no quería entrar al baño, algo dentro de él le decía que no lo hiciera.

 Pero tampoco tenía otra opción.

 Buscó su teléfono para avisarle a sus padres que llegaría en un par de horas a casa, pero no lo tenía encima suyo, tampoco parecía estar a la vista, en la cama ni en la mesita de luz.

 Minho seguía parado en el marco de la puerta, esperando a que saliera o siquiera tratara de levantarse de la cama, cosa que hizo varios minutos después. Las prendas y la toalla que Minho le ofreció ya estaban en el baño, y el agua ya estaba corriendo. Estuvo a punto de preguntar por su celular, hasta que la puerta del baño se cerró.

 Más vale despejarse con una ducha que tratar de recibir respuestas de parte de Minho estando enojado.

 Por más que intentara recordarlo, no tenía idea qué había hecho mal. O si es que había hecho algo mal en primer lugar. Minho a veces se enojaba por él porque sí, porque era una persona temperamental, no controlaba realmente sus emociones, al menos no con él.

 Era exactamente igual a él. Eso le aliviaba un poco.

 La bañera estaba casi llena, así que comprobó la temperatura y cerró el agua antes de desvestirse y entrar. Era bastante extraño. Su aliento no olía a alcohol, tampoco sentía el horrible olor a cigarrillo en su ropa o cabello, pero la evidencia de que habían bebido era clara.

 Entró a la bañera sintiendo el agua caliente por todo su cuerpo adolorido y suspiró profundo. Cerrando sus ojos un momento, trató de pensar en las cosas que (según el criterio de Minho) había hecho bien o mal.

 Había avisado a sus padres que no iría a casa esa noche y se quedaría todo el fin de semana en lo de Minho, luego había llegado puntual a su casa (bien).

 Había ayudado a Minho en todo lo que le había pedido, sin preguntar ni quejarse. Barrió, ayudó a cocinar, puso la mesa y le había mandado un mensaje a sus padres diciendo que no lo molestaran, por favor (bien).

 Había contestado el celular de Minho porque estaba sonando desde hacía minutos y el ruido lo estaba matando (mal, se había disculpado por eso, no era posible que siguiera enojado por eso, de hecho, siquiera se había enojado).

 No había hecho nada raro durante la comida.

 Se había cambiado de ropa a alguna que pudiera manchar por si algo sucedía mientras comían (Minho siempre le pedía que hiciera eso, así que, estaba bien). Había molestado a Minho mientras estaba cocinando (mal, casi se corta y se disculpó por eso, tampoco podía seguir enojado por eso).

 No había hecho nada raro durante la comida.

 Vieron la tele mientras comían, esa serie estúpida que le gustaba a Minho. Él no estaba prestando atención, solo estaba comiendo mientras veía a Minho disfrutar su serie.

 Él había dicho algo y Minho no le respondió, estaba muy ocupado prestandose atención a la tele. Trató de alcanzar el control para bajar el volumen o poner pausa para hablarle, pero se le adelantó y dejó el control cerca suyo, lejos de su alcance.

 No había hecho nada raro durante la comida.

 Hyunjin le frunció el ceño a Minho y quiso desquitarse, pero no lo hizo, y Minho lo miró mal. No sabía por qué. Él no había hecho nada raro. Dejó el tenedor a un lado mientras le levantaba y fue a buscarlo al otro lado de la mesa.

 Ellos jamás se sentaban uno al lado del otro. No desde que terminaron la secundaria, porque a Minho no le gustaba. No recordaba por qué.

 Minho le dijo algo muy cerca suyo al tomarlo del cuello de su remera. Su rostro estaba a centímetros del suyo. Tal vez le había gritado antes de que él hiciera otra cosa. No recordaba qué le había dicho ni por qué estaba tan enojado. Él no había hecho nada raro.

 No había hecho nada raro durante la comida.

 No había hecho nada raro durante la comida.

 No había hecho nada raro durante…

 No había hecho nada…

 No había…

 Aire.

 No había aire.

 Hyunjin no podía respirar.

 Estaba debajo del agua. Ahogándose y no podía moverse. Su cabeza estaba debajo del agua. Se estaba ahogando, no podía respirar… no podía… su cabeza dolía… Algo lo estaba empujando, algo le impedía salir y respirar. Una mano. Había una mano sosteniendo su cabeza debajo del agua.

 No había… aire…

 Hasta que llegó a él como una bomba. Y una voz hablo lo más cerca posible de él, aún sosteniendo sus cabeza cerca del agua, amenazando con volver a cortarle el aire, con ahogarlo. La puerta del baño estaba cerrada, no podía gritar.

 —¿Y bien?

 —Yo no… hice nada… yo…

 Agua otra vez, alrededor suyo, entrando por su nariz, oídos y boca. Cada segundo que pasaba estaba seguro que iba a desmayarse. Aire otra vez.

 Maldito bastardo.

 —¡Está bien, lo prometo! Prometo… que me portaré bien… pero no sé dónde está… lo digo en serio…

 Esta vez lo tomó de la nuca, apretando con fuerza. A Hyunjin aún le dolía el cuerpo. Repetía cosas que no comprendía del todo, algo de alguien, que no estaba, algunas cartas… algo importante.

 —Sabes exactamente lo que pasa cuando me mientes, Hyun. ¿Recuerdas tu brazo? Últimamente estás teniendo mala memoria, ¿Recuerdas hace cuánto fue lo de tu brazo?

 ¿Su brazo? ¿De qué estaba hablando? Ah. Será el hematoma, es lo único que pudo ver. Le costaba hablar, necesitaba más aire. La mano en su cuello no ayudaba.

 —No lo sé, ¿Dos o… tres días? Todavía duele un poco…

 Apretó su brazo y Hyunjin se quejó. Aparentemente le dolía más que un poco. La cabeza le daba vueltas, ahora su mandíbula dolía también.

 —Dos semanas, Hyun. Empieza a comportarte, y sobre todo contrólate. De otro modo tu brazo será el menor de todos tus problemas.

 Hyunjin asintió. Pudo sentir su cuello libre otra vez, su brazo ya no dolía y podía respirar. Podía respirar mejor. Sentía su rostro cálido, estaba seguro que no era solo por el agua de la bañera. Sus ojos también.

 Minho peinó sus cabellos, dejándolos detrás de su oreja y acarició su mejilla. Lo observó unos segundos y supo que aún estaba enojado, pero dejó que se terminara de bañar, así que sin decir nada más, se fue del baño, cerrando la puerta detrás suya.

 Hyunjin no hizo ningún sonido, solo enjuagó sus cabellos, y cerró los ojos un momento. Apenas pocos segundos.

 Tal vez había hecho algo mal durante la cena.

 Tal vez… tal vez le había comentado a Minho acerca de la persona con la que estaba saliendo en ese momento.

 Hyunjin no creía que seguían saliendo. Hace semanas que no aparecía, no le llegaban sus mensajes ni llamadas, no parecía querer seguir con Minho y tal vez, solo tal vez, Hyunjin había insinuando que debían terminar.

 Después de todo, a Minho le gustaba pasar más tiempo con él que con quien sea con quien estuviera saliendo. En ese momento no debían preocuparse por los estudios, estaban en vacaciones, así que pasaba horas en su casa, comía allí, dormía durante días en su casa, en su habitación, con él. Con él.

 Con él.

 A un lado suyo. Uno al lado del otro. Sin tocarse. Pero muy cerca. Tan cerca que podían sentirse uno al lado del otro.

 Solo dormían. Solo hacían eso. Jamás habían hecho otra cosa, ni intentado hacerlo, ni fingían que no se habían acostado porque eso nunca había ocurrido ni iba a hacerlo. Hyunjin… Hyunjin no tenía sueños acerca de eso tampoco. No los tenía desde hacía semanas. 

 Tal vez Hyunjin había dicho algo horrible que pensaba acerca de la pareja de Minho. Tal vez Minho lo había escuchado, pero no había dicho nada, como siempre lo hacía. Tal vez había insinuando que debían terminar o él haría algo al respecto.

 Tal vez había hecho algo malo. Tal vez se había desquitado. Tal vez le había dicho que esperaba que Felix hubiera…

 La cabeza le dolía.

 —¡Ya sal de ahí! ¿Tú pagarás la factura del agua? —Minho golpeó la puerta varias veces, haciendo resonar el ruido por todo el cuarto.

 Claro. Debía salir. Debía volver a su casa. Aunque dudaba mucho que a sus padres le importaba si iba o no. No hablaba mucho con ellos cuando iba a casa de Minho.

 Hyunjin bajó, vestido con la ropa que Minho le había dado y el rostro colorado por el vapor caliente. Había sopa para la resaca casi recién hecha delante de un asiento vacío en la mesa, pero Hyunjin no tenía mucho apetito. Apenas una mirada de Minho le hizo saber que si no comía en ese momento, no comería el resto del día.

 ¿No había dicho que debía volver a su casa apenas se levantó? Estaba seguro de que le había preparado un baño caliente para quitarse el olor a alcohol de encima, aunque no lo tuviera, para luego ir a su casa.

 Pero no tenía su celular ni sus llaves como para volver. No recordaba dónde los había dejado.

 Minho prendió la tele. Eran las cinco de la tarde. El sol se pondría dentro de un par de horas. Hyunjin no tenía hambre, no recordaba cuando fue la última vez que comió algo, pero no tenía hambre… no tenía…

 En realidad no sentía si tenía el estómago lleno o no. Tal vez comiendo un poco esa sensación pasaría, porque sabía que no tenía apetito, pero tampoco se sentía lleno.

 —¿Estás seguro de que no sabes nada? —volvió a preguntar Minho. Sabía que había preguntado más de una vez, pero no recordaba cuándo lo había hecho.

 —Ya te dije que no lo sé, hablo en serio… yo no le hice nada.

 Hyunjin decía la verdad. Tal vez le había dicho algunas cosas malas… feas… horrendas… inimaginables… pero no le había tocado ni un pelo. Tal vez le había lastimado, pero no directamente. Técnicamente, él no había hecho nada.

 ¿De quién estaba hablando, de todos modos?

 —Sabes cuales son las consecuencias si descubro que me estás mintiendo, Hyun.

 —Sí.

 —No puedo protegerte por siempre.

 —Lo sé.

 —Si le hiciste algo, cualquier cosa, no voy a enojarme. Tal vez te castigue un par de semanas, porque es lo que mereces, ambos lo sabemos. Pero no voy a decirle nada a la policía.

 La definición de enojo de Minho era muy diferente de la de Hyunjin. Pero ambos sabían que los castigos de Hyunjin siempre eran bien merecidos. Claro que Hyunjin no desobeedecía a propósito, nunca lo hacía, solo que… a veces no era capaz de contar hasta 10. A veces el 10 se veía tan lejos que no era ni capaz de contar hasta 3.

 —Yo no le hice nada a nadie. Me estoy portando bien desde hace semanas, ¡Si se perdió o decidió alejarse, lo hizo por cuenta propia! —Hyunjin golpeó la mesa. Casi hizo que su sopa se derramara.

 —Hyeon dice que la amenazaste…

 —¿Quién?

 —Felix. Dice que le estuviste mandando amenazas, ¿Es cierto?

 Hyunjin no tenía idea acerca de quien carajos estaba hablando. Estaba seguro de escuchar el nombre de esa chica… la novia de Minho… pero también el nombre de ese imbécil. Su cabeza daba vueltas. No dijo nada. No podía abrir la boca para responder.

 La sopa sabía bien, aunque estaba algo fría. De un momento a otro, el plato ya no estaba frente suyo y la mesa estaba mojada.

 —No te atrevas a mentirme en la cara, Hyun.

 Tragó pesado. No lo miró a los ojos.

 —Tal vez… tal vez le dije algo inapropiado. O tal vez no. No lo hice con mí teléfono.

 Minho resopló. Sacó su teléfono de su bolsillo y marcó un número, luego le pasó el aparato a Hyunjin.

 —Dile a tus padres que no estarás en casa por dos semanas, mañana irás a buscar ropa.

 —Pero…

 —Dos semanas y media.

 —Está bien. —Pasaron un par de tonos hasta que la madre de Hyunjin contestó la llamada. Minho lo observaba—. Ma, soy Hyun. Sí, ya sé que dije que llamaría, pero no encuentro mí teléfono por ninguna parte… yo… me quedaré en lo de Minho unas dos semanas y media más. Sí, ya sé que dije que hoy volvería, pero luego estaré todo el año en casa… sí… okay… mañana iré a buscar algo de ropa… te quiero. Adiós.

 —Limpia la mesa. Que no haya nada encima, ni una gota, ni un plato, nada.

 —Sí.

 Una mesa totalmente limpia significaba muchas cosas. Para Hyunjin, una sola. El armario. Oscuro, con poco espacio, poco aire, con algo de polvo, a veces había un par de bichos. A Hyunjin no le gustaba el armario, y Minho dejaba un monitor de una sola vía sobre la mesa para avisarle a Hyunjin cuando debía salir. Minho era el único que podía hablar por aquel aparato y Hyunjin podía escuchar.

 Hyunjin a veces lloraba dentro del armario, porque algo había hecho mal. Pero no hacía ningún ruido. A Minho lo le gustaba que hiciera ruido si es que lloraba. A veces hacía otras cosas, como dormir, o contarse una historia a sí mismo, a veces Minho le decía que recitara las cosas que había hecho en el día para que aprendiera qué cosas había hecho mal.

 Había días en los que Hyunjin había hecho cosas malas durante todo el día y Minho no le avisaba hasta que era hora de pasar toda la tarde y noche en el armario.

 Minho lo quería. Lo quería mucho. Por eso lo castigaba, porque se preocupaba por él. Eso era lo que siempre le decía.

 Hyunjin no creía que todas las cosas que hiciera estuvieran mal, por eso Minho lo encerraba en el armario, sin comer, sin beber, sin hablar. Para que aprendiera las cosas que estaban mal con él. Que había muchísimas cosas malas con él. A veces creía que todo él estaba mal.

 Minho acarició sus cabellos y besó su frente luego de que terminó de limpiar toda la mesa. Sabía que Hyunjin estaba triste, así que hacía lo posible para que se olvidara del armario, aun cuando debía meterse allí dentro de un par de minutos.

 —¿Sabes qué hubiera pasado si la policía hubiera descubierto todo esto? Yo no podría ayudarte, Hyun.

 —Lo sé. Pero sé que Felix no dirá nada, es un cobarde.

 —¿Quién es Felix?

 Hyunjin parpadeó y le pidió a Minho repetir la pregunta. Estaba cansado de escuchar mal las cosas que Minho decía, o de olvidarse cosas constantemente. No lo soportaba. Se sentía mareado.

 —…Hyeon. ¿Quién es?

 A veces Hyunjin agradecía que Minho hablara de sus ex parejas como si nunca hubieran existido. O como si se hubiera olvidado por completo de ellas. O como si estuvieran muertas.

 A veces creía que lo hacía por él, y eso le agradaba más.

 —No importa.

 Minho le sonrió. A veces… eso era todo lo que en verdad importaba. Nadie, en serio nadie, hacía sonreír a Minho como Hyunjin lo hacía, lo sabía, siempre lo sabía. Y cuando lo hacía, estaba fingiendo, era obvio, podía verse a kilómetros.

 La mano de Minho se apoyó en su mejilla, acariciándola, quitando las cálidas lágrimas que se caían de sus ojos.

 Hyunjin y Minho jamás se habían acostado. Jamás habían hecho ni dicho cosas inapropiadas el uno al otro, porque eran amigos. Los amigos no hacían nada de eso. Nunca. Jamás. Porque estaba mal. Minho decía que era abominable.

 Pero Minho a veces, y solo a veces, lo besaba.

 Eran realmente escasas las veces que podía contar que Minho lo había besado. Una vez en su cuarto, luego de tomar demasiado, Minho aún estaba con esa tipa, Gahyeon. Le había dicho que no le dijera nada a su novia, y no lo hizo. La segunda vez fue después de salir con su quinto novio, mientras estaba drogado. La tercera antes de salir con Jeongin, por un juego. Y ahora la cuarta, porque él estaba triste.

 Hyunjin a veces deseaba que Minho dejara de pensar en otra gente y solo se quedara con él. No estaba seguro de poder contar hasta 10 hasta que Minho se cansara de salir con cualquiera que no fuera él.

 El armario estaba oscuro.

 Todo estaba oscuro.

 No podía respirar.

 Tal vez, lo mejor era dormir hasta que Minho fuera a buscarlo o avisarle que la comida estaba lista. Luego volvería al armario y dormiría allí. Solo. Sin Minho. Solo. En la oscuridad. Entre toda la ropa de Minho.

 Solo.

 Minho lo miró a los ojos apenas dos segundos y su mirada se volvió distante. Hyunjin suspiró con disimulo. Si hacía algún ruido o signo de protesta, las ocho horas se volverían doce. No quería estar doce horas en el armario. No como la última vez, no podía, no iba a hacerlo.

 No tenía idea cuándo es que las dos horas y media habían pasado a ser ocho. No sabía que había hecho mal, no recordaba y odiaba no recordarlo. Su cabeza le dolía otra vez.

Chapter Text

 Ter…minar. Ter…minar.

 Terminar. Terminar. Ter…minar.

 Terminar.

 Hyunjin debía terminar algo…

 Terminar. Ter…minar. Terminar.

 Ter…minar.

 Terminar.

 Pero no podía recordar qué era eso que debía terminar.

 O si ese eso era alguien. Tenía los ojos pesados, la garganta le dolía, los hombros también. Tenía sueño.

 Un chasquido frente a sus ojos lo quitó de sus pensamientos.

 —Tiendes a irte últimamente, ¿Me estás prestando atención, Hyunjin? —Minho, claro, siempre cuidándolo. Él solo atinó a sonreír. Los días estaban pasando bastante tranquilos.

 Hyunjin no hacía nada malo. Nunca lo hacía. Minho no debía encerrarlo en ningún armario porque se estaba portando bien.

 Se estaba portando bien.

 —¿Eh…? Ah, lo lamento. —Hyunjin no recordaba bien qué estaban haciendo. Comiendo. Estaban comiendo—. ¿Qué decías?

 —Deberíamos ir de vacaciones, ¿No crees?

 ¿Vacaciones? ¿Hace poco no estaban en días escolares? Estaba seguro de que tenían clases, estaba seguro de que la cursada aún no había terminado. Eso parecía. Apenas estaban en septiembre, ¿No es así?

 Hyunjin estaba seguro de que Minho tenía novia. O novio. Alguno de los dos, ¿Por qué iría con él?… En realidad no le importaba. De hecho, mejor para él si iba con él que con quien estuviera saliendo. Si es que realmente estaba saliendo con alguien y solo le decía eso para ponerlo celoso.

 ¿Celoso? ¿Celoso de qué? Hyunjin no se ponía celoso, él controlaba muy bien sus sentimientos y contaba hasta diez si algo le molestaba. Él se portaba bien. Siempre lo hacía.

 Tampoco es como si Hyunjin sintiera algo por Minho, solo eran amigos, siempre fueron amigos, siempre iban a ser amigos, nunca iban a dejar de ser amigos. Nunca.

 Nunca.

 Nunca…

 Ni siquiera por… esa gente. No quería gastarse en saber quiénes eran, no valía la pena recordarlo.

 Recordar.

 Estaba yéndose de tema otra vez. Debía responderle a Minho… responder… debía dar una respuesta… ¿De qué estaban hablando? Vacaciones, claro, vacaciones, irse juntos a algún lugar… ¿A dónde podrían? ¿Las montañas? ¿La playa? ¿Algún campamento?

 —Podríamos ir de campamento o algo. —Apenas se entendía lo que decía, pero Minho siempre lo entendía. No sabía cómo, pero lo hacía.

 —Si voy de campamento prefiero ir solo.

 Claro. Ya lo había dicho. Muchas veces. Varias veces. Ya lo sabía, no podía olvidarse de las cosas que a Minho le gustaban, como… como… los campamentos… o los gatos… o la comida, a Minho le gustaba y disfrutaba mucho la comida, solían comer y cocinar juntos… los gatos… a Hyunjin no le gustaban los gatos, pero Minho sí.

 Hyunjin recordaba que Minho tenía gatos.

 —¿Y la playa?

 —Podríamos ir a la playa, aunque no quiero broncearme más de lo necesario. Pero sí… sería lindo, ¿Qué tal si vamos a Jeju?

 —¿Alguna vez hemos estado allí?

 —Claro.

 No entendía por qué, pero algo de todo eso le parecía que ya había pasado. Una conversación que se repetía una y otra vez, una conversación sin sentido, algo para que no se moviera, algo para mantenerlo despierto. Tal vez solo estaba cansado.

 Parpadeó.

 Recordó otra cosa. A alguien más.

 Ah… Ese tipo… Ese tipo siempre le volvía a la cabeza, estaba harto, ¿Por qué no podía solo olvidarse de él? Había tantas cosas de las que se olvidaba en un día que se olvidaba de olvidarse de ese imbécil. Lo odiaba. Estaba harto. Harto.

 —Hyun, creo que deberías ir a dormir.

 Lo miró con desconcierto. No, no necesitaba dormir, no estaba cansado. No podía estar cansado, era… era imposible que estuviera cansado, ¿Qué hora era? No podían ser más del mediodía. No necesitaba dormir, estaba perfectamente bien, lucido, consciente. Estaba bien. Bien.

 —Pero…

 —Has estado despierto toda la noche, debes descansar. Está bien si no recuerdas qué es lo que le dijiste, debes dormir.

 Okay. Discutir no ayudaría de nada, Minho siempre tenía razón, no tenía idea de qué es lo que estaba diciendo Minho tampoco. Él también a veces balbuceaba y hablaba tonterías, había varias veces en las que Hyunjin no sabía de lo que hablaba, como en ese momento. Pero estaba bien, debía irse a dormir y luego todo estaría de maravilla.

 Como siempre, como todos los días.

 —Está bien.

 Le dolía bastante la cabeza, eso significaba que tendría pesadillas. Las últimas semanas, la migraña lo estaba matando, era insoportable y no podía mantenerse mucho tiempo despierto. Minho lo estaba cuidando y le había dado pastillas, pero no servían, lo único que le servía era dormir.

 Era una lástima que tuviera pesadillas… pesadillas, sí, pesadillas… horribles… A veces se levantaba sudando o temblando incluso. Era un asco. Entonces Minho le llevaba una toalla fría o un vaso con agua y se quedaba a su lado, siempre haciendo preguntas extrañas.

 Como "¿Qué hiciste?", "¿Qué pasó?", "Sabes que no diré nada, puedes decirme lo que sucedió, somos amigos". No entendía ni una palabra de lo que estaba diciendo, él no había hecho nada. Hyunjin se portaba bien, siempre lo hacía.

 La cama estaba fría. Minho se quedó a un lado suyo hasta que se hubiera dormido por completo, pero eso no iba a pasar pronto. Sentía los ojos pesados, y aunque quisiera, no podía dormir. Debía dormir. Debía dormir. Debía hacer lo que Minho le decía. Debía portarse bien.

 Hyunjin no estaba mirándolo, miraba al techo, aun así podía sentir como la mirada de Minho se clavaba en él, no sabía qué hacer, no podía solo cerrar los ojos y dormir, pero no iba a desobedecer a Minho.

 —Minho… —llamó, pero no tuvo respuesta—. Minho… ¿Tú me quieres? Dime… ¿Me quieres?

 Él lo observó sin decir nada durante un tiempo. Hyunjin volvió a repetir la pregunta, porque tal vez no había escuchado, y lo hizo otra vez, y otra vez, hasta que Minho se acercó a él, dejando una mano en su muslo.

 —Claro que te quiero, te quiero mucho.

 Ahora estaba más tranquilo, la sensación incómoda que estuvo sintiendo en la base de su espina dorsal se iba disipando con el tiempo, ahora podía dormir. Minho se fue en cuanto cerró los ojos, no había mucho que hacer después de todo.

 Pronto comenzó a soñar.

 La habitación se sentía pesada, estaba todo oscuro y había olor a humedad. Las rodillas y la mandíbula le dolían, se sentía solo. Algo había hecho mal. ¿En donde estaba? El lugar era familiar.

 —Te dije que esto sería divertido, ¿No es así?

 Alguien rio, alguien más o menos de su edad, alguien que conocía de hace mucho tiempo. Hyunjin sintió la cara húmeda y pegajosa. El chico volvió a reír, pero a Hyunjin no le pareció gracioso, no en ese entonces.

 —No creo que los amigos hagan estas cosas Minho…

 Y el chico dejó de reírse, dejó de hacer ruido alguno, empujó a Hyunjin y lo dejó en aquel lugar frío, oscuro, y solo. Intentó gritar, pero no salió ningún sonido de su boca. No había puertas, ni ventanas, no había aire limpio, solo había… ropa. Lo único que lo rodeaba era ropa. Ropa… Era la ropa de Minho.

 Hyunjin no supo bien qué hacer, así que trató de dormir.

 ¿Por qué había dicho eso? ¿Qué era lo que estaba mal? ¿Por qué Minho se había enojado? No era cierto lo que había dicho, no lo había dicho de verdad, solo estaba… confundido. No sabía qué hacer, pero no quería hacerlo sentir mal, y ahora estaba enojado con él porque había dicho algo mal.

 Hyunjin se había equivocado, muchas veces se había equivocado y le pidió perdón a Minho. Minho había dicho que lo había perdonado, pero él igualmente se disculpó, se disculpó una y otra vez, se disculpó muchas veces, y él le había dicho que lo perdonaba. Aun así, no actuaba como si lo hubiera hecho.

 Los amigos no hacían esas cosas, los amigos no eran malos con sus amigos, los amigos no se decían cosas feas, los amigos no eran groseros con sus amigos, los amigos no hacían nada de eso, los amigos no tenían…

 Otra vez ese estúpido sueño. 

 Se despertó un tiempo después, su cara estaba hirviendo, pero la cabeza ya no le dolía. Sentía que su rostro estaba húmedo, sus ojos ardían también, y estaba todo oscuro. Minho no estaba allí, no lo veía en ningún lado…

 Había una remera suya a los pies de la cama en la que dormía. Lo sabía porque lo recordaba y, a oscuras, la buscó. Claro que ahí estaba, no iba a dejar de estar ahí, era suya después de todo. Es decir, no era suya, obvio que no era suya, porque era de Minho, pero era suya. Olía a él.

 Hyunjin acercó la remera a su rostro, estaba limpia, pero olía a Minho. Entonces, en la completa oscuridad y seguro de que su amigo no estaba allí, comenzó a masturbarse.

 Cerró los ojos, acostado con el rostro contra la almohada, sin hacer ruido, porque Minho lo castigaría si descubría lo que estaba haciendo. Lo encerraría en el armario, en el armario frío, oscuro, horrible y solitario. No comería, no bebería agua, no vería nada, no hablaría con nadie.

 La camiseta en su rostro no era suficiente, no era suficiente, nada era suficiente, necesitaba algo más. No quería hacerlo, no quería ser un mal amigo, no quería que Minho lo odiara, pero tenía que hacerlo, tenía que sentirlo más cerca, mucho más cerca. Alejó la remera de su rostro y envolvió su pene en ella.

 Claro… eso estaba mejor.

 Hyunjin era un amigo horrendo y lloró por eso, pero también lloró porque se sentía muy bien. Minho se daría cuenta de eso, Minho sabría, Minho sabría, Minho sabría…

 Minho había prendido la luz.

 —Ya está la comida. Baja —fue lo único que dijo, y cerró la puerta.

  Dejó la remera de Minho debajo de la almohada, se vistió y bajó. Ninguno de los dos dijo nada durante la cena, los padres de Minho estaban presentes, así que sonrieron y miraron la tele sin decir nada raro.

 Hyunjin sabía que Minho lo dejaría en el armario luego de eso. O tal vez no. Esperaba que no. La cabeza volvió a dolerle unos minutos después de cenar… no podía estar tranquilo.

 Minho estaba enojado con él, lo supo por como lo miraba, pero no iba a hacer nada delante de sus padres, porque eran buenos amigos, los mejores amigos.

 Y los mejores amigos no se masturbaban con las remeras de sus amigos. Hyunjin sabía eso y lo hizo de todos modos porque se sintió bien, claro que Minho estaría enojado con él, era lógico.

 Tal vez… tal vez si le explicaba, no seguiría tan enojado. Tal vez si le decía que fue un accidente… No, no iba a creerle, eso sería peor. Debía decirle la verdad o seguiría enojado con él toda la semana.

 Después de la cena, ambos se dirigieron al cuarto de Minho, había mucho de que hablar.

Chapter Text

 “Lee Felix, un joven de veinticuatro años, lleva desaparecido desde hace ya un mes, las denuncias fueron hechas tres días luego de la ausencia del chico, pero reportes indican que no se le dieron importancia hasta una semana después. Los familiares, conocidos ni su ex pareja han recibido noticias de él en…”

 Minho apagó la tele. Hyunjin no entendía porqué tanto alboroto, no era para tanto, le había dicho muchas veces que ese tipo no era bueno para él y no lo había escuchado. Ahora no estaba.

 Minho estaba al lado suyo, en silencio, pero haciendo ruido con los dedos sobre la mesa, uno tras de otro. Él no lo miraba a los ojos, porque estaba enojado con él, porque si lo miraba a los ojos, lo lastimaría.

 —Estoy esperando tu respuesta, Hyun.

 Hyunjin tragó pesado. Estaba bien, todo iba a estar bien, él…

 —Yo no le hice nada…

 Pero él no le creía, porque sabía como era, porque sabía que Hyunjin muchas veces era incapaz de contar hasta diez. Minho agarró sus cabellos con fuerza para hablarle de cerca.

 —No te atrevas a mentirme en la cara, Hwang Hyunjin.

 —¡Es verdad! —lloriqueó, mirándolo a los ojos, con sus manos en el pecho de Minho, para que no se acercara más—. Lo juro, yo no le hice nada… sólo discutimos un día… y ya…

 —¿Sobre qué? ¿Sobre qué discutieron, Hyunjin?

 —Él creyó que yo… que yo le estaba… amenazado… dijo que… —Tenía ganas de vomitar en ese momento, tenía muchas ganas de vomitar, apenas podía decir una palabra—. Dijo que… tú me gustabas y que… dejara de molestar.

 Minho soltó el agarre, escuchando un quejido del chico, y se refregó el rostro con impaciencia. Se volvió a sentar al lado suyo con el ceño fruncido, tal vez Hyunjin estaba llorando, o tal vez no, de todos modos, no debía dejar que Minho lo viera así.

 —¿Y bien?

 —No fui solo yo, no fue solo mi culpa… luego de eso, ¡No hice nada! Y no puedes gustarme… somos amigos. Siempre fuimos amigos…

 —El otro día te estabas tocando con una remera mía. ¿Eso es algo que hacen los amigos? ¿Los amigos te dicen constantemente que termines con cada pareja que tienes?, ¿te mandan fotos íntimas cuando están borrachos?, ¿acosan a tu pareja? No, ¿Verdad?

 Hyunjin era un buen amigo, no había hecho eso, se portaba bien con las parejas de Minho, las atendía, les hablaba bien, era amable con ellos. Tampoco le había mandado ninguna foto de su pene a Minho, a ninguno de los dos le gustaban esas cosas, porque no era algo que los amigos hicieran entre sí. La remera… eso había sido un accidente… no quería hacerlo realmente, pero no pudo evitarlo, había sido un error…

 —Yo… no hice…

 —No, porque los amigos no hacen nada de eso, ¿No es así?

 Hyunjin negó lo más rápido que pudo. Tenía razón, él no había hecho esas cosas, no podía hacerlas, no tenía el estómago para hacerlas. Hubo un silencio grande, y Hyunjin no se atrevía a decir nada, tal vez Minho se enojaría aun más con él.

 —¿Recuerdas cuando estuviste dos semanas enteras enfermo, Hyun? —dijo Minho, llamándole la atención—. Te dolía la cabeza, los músculos, te salían hematomas de la nada, ¿Quieres que eso vuelva a suceder?, ¿Te gustaría volver a pasar los días sin saber qué hora o en qué mes estamos?

 —¡No! No, no, no, no, no, claro que no. Me estoy portando bien, no hice nada, por favor, no… No me gusta estar enfermo.

 —Entonces comportarte, últimamente no estás obedeciendo como antes, ¿Qué te sucede? ¿Quieres que te deje todo un día encerrado, es eso lo que quieres?

 Hyunjin bajó de la silla para arrodillarse frente a Minho, tomó su camiseta con nerviosismo y manos temblorosas, al igual que su voz.

 —No, no, no, no, por favor, Minho, no… sólo… tuve un desliz, es todo, estuve mal. No volverá a pasar, estuve mal, lo lamento, no lo haré otra vez.

 Apartó como pudo las manos de Hyunjin de su ropa y suspiró. Hyunjin temblaba, veía con miedo a Minho, esperando que fuera bueno con él. Sus ojos no delataban nada, seguía con expresión de molestia y él no sabía que hacer para que fuera bueno con él de nuevo. Hyunjin comenzó a llorar.

 —Está bien, ¡Está bien! Ya deja de llorar. Me tienes harto, Hyunjin.

 Ahora Hyunjin estaba en el piso, con el rostro húmedo. Todo estaba yendo en declive, Felix había desaparecido, Minho estaba enojado con él y lo castigaba más seguido que antes, todo era oscuro. Oscuro, pesado y frío, todo iba a caerse encima suyo y él no había hecho nada para que eso le sucediera.

 —Dijiste que me querías…

 Minho se colocó el cuclillas delante suyo, le quitó el pelo de la cara y levantó su rostro.

 —Claro que te quiero… pero también me desesperas porque actúas sin pensar. Si yo no te pongo un freno, nadie más va a hacerlo, ¿No es esa una manera de demostrar cuánto me preocupo por ti?

 Finalmente se arrodilló a su lado y le limpió las lágrimas del rostro, le dijo que todo estaba bien, que él no iba a irse de su lado aunque quisiera. Hyunjin le dio la razón, porque él siempre decía la verdad, se conocían desde hacía muchos años y seguía allí, ayudándolo, haciéndole compañía, teniéndolo en cuenta y recordándole que no importara lo que pasara, debía contar hasta diez.

 Y Hyunjin contó hasta diez, hasta veinte, hasta, treinta, hasta cuarenta y así hasta calmarse y dejar de llorar. Su cabeza seguía doliendo y Minho le acarició en donde le había lastimado, pero no dijo que lo sentía. Estaba bien, a Hyunjin no le molestaba, porque lo perdonó de todas formas.

 Al principio se había aliviado y estaba feliz de que el novio de Minho hubiera decidido hacerle caso e irse por cuenta propia, pero con el tiempo, notó que Minho no le hacía nada de gracia. Minho era buen tipo, pero a veces, la gente tenía razón, él sí estaba usando a Felix y solo lo quería para jugar un rato. Luego se olvidaría de él o dejaría de hablarle de un día para otro. Semanas antes de que desapareciera, estaban teniendo muchas peleas, eso significaba que terminarían tarde o temprano.

 Hasta que Felix fue el que desapareció de la vida de Minho y no al revés. Eso le molestó. Al principio creyó que así era, hasta que salió en las noticias que Lee Felix había desaparecido. Claro que el primer sospechoso sería Minho, la policía lo interrogó, él le dijo que los últimos días estaban peleando, sí, pero que le había dejado de hablar de la nada. Hyunjin dijo que no hablaba con él, así que no tenía idea de cuándo fue que había desaparecido exactamente.

 La policía les hizo repetir su testimonio una y otra vez, y yendo de lo más reciente a lo más viejo. Para Minho no fue problema, pero Hyunjin tenía problemas de memoria, así que le fue difícil, hasta que Minho habló con los policías y les entregó una nota del hospital. "Amnesia disociativa" era lo que supuestamente tenía. Hyunjin no recordaba haber ido en ningún momento al hospital, pero eso explicaba muchas cosas.

 Estuvieron varias horas en la estación de policía. Iban interrogando a diferentes personas dependiendo del perfil, claro que Minho y Hyunjin habían sido los primeros en ser cuestionados acerca de dónde habían estado o qué habían estado haciendo hace tres semanas. Los dejaron ir porque ambos tenían fotos de haber estado en casa de Minho toda la semana, fecha y horas incluidas. Además, sus padres y los vecinos podían alegar aquello.

 —Realmente no tienes ni idea de lo que le sucedió a Felix, ¿no es así? —preguntó una vez más, Minho, esperando que Hyunjin le dijera que sí, pero que tenía miedo. Pero no, él negó con la cabeza y no dijo más nada.

 Felix tampoco sabía dónde se encontraba. Todo estaba oscuro, frío, olía a humedad y no había nadie con él. No sabía hace cuánto estaba encerrado, pero había pasado más tiempo del que pudiera estar consciente. A veces le llegaba comida, a veces agua, todo en horarios diferentes y distintos tipos, para que no supiera que hora era. A veces le pasaban un jabón y una cubeta con agua para que se limpiara. Podía estar peor, podía estar muchísimo peor.

 Esperaba que todo eso fuera un sueño, que le dijeran que todo era un chiste de mal gusto, o que lo encontraran. Asesinarlo también era una opción, no sentiría más soledad, ni desesperanza, ni tristeza. No sentiría nada, era mejor que estar atrapado en la cloaca, o donde fuera que estuviera. No había sol, ruido, no podía hablar porque le dolía la garganta, no hablaba desde hace días.

 Llegó otro plato con comida, Felix trató de llamar la atención de la persona, pero fue imposible. Carne picada y puré de papas… 

 Suspiró, sintiéndose inútil y comió sin quejarse.

Chapter Text

 Hwang Hyunjin. Nadia sabía si fingía no saber las cosas que pasaban a su alrededor, jugaba a ser inocente o si era verdad que era ajeno a todo ello. El lugar donde vivían no era basto, la universidad a la que iban era local, claro que muchos lo conocían, no por ser él, sino por Minho.

 Todos querían estar con él y todos lo conocían porque era simpático, agradable, lindo y precioso. Precioso. Hyunjin siempre lo supo, desde la primera vez que lo había visto, a sus quince años.

 Estaban en secundaria, Minho estaba un año delante de él, en otro curso, en otro turno, pero aun así pudo verlo, ¿Cómo no hacerlo? Era perfecto. Estaban en la clase de educación deportiva, jugando basketball, y Hyunjin había salido del salón un momento. Claro que no le estaba permitido hacerlo, pero el profesor había faltado, esperar una hora sentado era una tortura, entonces hacía dicho que tenía hambre, compraría algo en el buffet y volvería.

 Minho le había impedido eso.

 —¡Oye, tú! ¿Puedes pasarnos la pelota? —había gritado.

 Hyunjin no era bueno en los deportes, una pelota era una pelota, podía pasarla, estaba bien, estaba todo bien y bajo control. Le tomó toda la paciencia y autocontrol del mundo para hacer lo que le había pedido. Le había dado las gracias y luego, se había olvidado de él.

 Pero él no se había olvidado de Minho.

 —Hoy conocí a alguien… —había dicho a sus padres, durante la cena—. Estaba jugando en el patio.

 —¿Hablaste con él? —No había respondido, estaba muy ocupado jugando con la comida—. ¿Solo te quedaste mirando, Hyunjin?

 —No quiero lastimarlo sin querer…

 Su madre suspiró.

 La primera vez que Hyunjin había lastimado a alguien al punto de hacer que su corazón dejara de latir fue cuando tenía trece años y había visto la sangre de alguien más por primera vez. Estaba jugando nada más, muchos otros niños jugaban, a él le pareció gracioso al principio, pero cuando el pajarito dejó de moverse entró en pánico.

 Sus padres comenzaron a preocuparse después de las siguientes seis veces que les había avisado. Su padre le había dado la gomera hacía ya unos seis años y la había empezado a usar al cumplir los doce. Jamás le había dado a nada, pero había roto varios autos, y la dejó de usar, eso hasta que estuvo en la habitación de su pieza viendo como pasaban las aves.

 Un día ambos le dijeron "Si sientes que debes herir a alguien, respira muy hondo y cuenta hasta tres. Lastimar a otros está mal, Hyunjin, ya sean pajaritos o personas. No debes hacerlo".

 No había funcionado. Una niña de su clase se había caído mágicamente cuando pasó al lado suyo, y no tenía nada que ver con que le hubiera dicho a Hyunjin que era feo ni nada parecido. Contar hasta tres estaba sobrevalorado, de todas formas. Así que su madre le dijo que contara hasta cinco, y si cinco no funcionaba, que contara hasta diez, o hasta veinta, treinta, cincuenta o cien.

 Lo intentó, y durante mucho tiempo no había pasado nada. Hasta que él apareció.

 No podía evitarlo, simplemente no podía evitarlo. No podían acercarse a él, no debía dejar que otra gente se acercara a él. Esa sensación horrenda otra vez estaba debajo de su piel, se sentía incómodo, sentía que debía arrancársela para estar mejor. Era un cosquilleo dentro de sus brazos, costillas, estómago y garganta.

 Una niña se había caído de las escaleras y se había roto un brazo. Un chico, el más cercano a Minho, se había caído en la calle y roto la nariz. El colmo fue cuando casi chocan a alguien, Hyunjin no recordaba quién era, sabía que era una chica, una muy linda, y que a Minho le gustaba porque lo había visto hablarle varias veces.

 Pero no podía seguir así, alguien en algún momento se daría cuenta que las personas lastimadas siempre estaban cerca suyo. Debía haber alguna otra manera de alejar a las personas de Minho sin hacerles daño físico…

 —¿Ya escuchaste? Dicen que Hyunsuk fue el que empujó a la chica de tercero, Minju —dijo una chica, pasando al lado de Hyunjin.

 —Que horror…

 Minho no lo veía, pero él lo veía cada vez que tenía la oportunidad. Lo había visto salir de clase, pedir siempre la misma comida en el buffet, estar con las mismas tres personas, y a veces deambular solo por el patio y los pasillos.

 Tal vez Hyunjin había pensado en él muchas veces, y se había tocado en el mismo baño al que él había ido a besarse con alguien de por ahí antes. Minho era precioso, todo de él lo era, su rostro, sus manos, su voz…

 Todo habría estado perfectamente bien si las cosas se quedaban de esa manera, era el paraíso, tenía a Minho cuando quisiera, podía verlo todos los días, escucharlo, pensar en él y todo estaba bien. La cámara de su celular era horrenda, pero podría tenerlo a su lado a su antojo, incluso al lado suyo cuando dormía y masturbarse las veces que quisiera.

 Le gustaba masturbarse pensando en las cosas que podría hacerle, o en las cosas que dejaría que él le hiciera, era un adolescente después de todo. No era raro… él siempre escuchaba a sus compañeros hablar de cómo se tocaban pensando en chicas de su clase, o chicas que veían en revistas, o en las computadoras de sus padres. Incluso en la tele. Entonces, no era raro que se tocara casi todos los días por alguien que no lo conocía. Era lo mismo.

 Había sido un buen año y medio de verlo de lejos, y todo hubiera sido hermoso por siempre, de no ser porque un día Minho se acercó a él mientras estaba dibujando en el patio. Nunca había sido bueno haciendo amigos, era normal que estuviera solo.

 Sólo se había sentado al lado suyo, sin decir nada por mucho tiempo, mientras lo veía dibujar. Hyunjin estaba temblando, si su teléfono llegaba apenas a un centímetro de sus manos, sabía que lo molería a golpes por marica. Porque escuchaba a sus compañeros hablar de como golpeaban casi a diario a un chico que se le había declarado a otro chico. Lo llamaban por nombres, uno más cruel que el otro.

 No quería que le dijeran nena, ni marica, ni puto, ni que lo golpearan todos los días. A él también le gustaban las chicas… que también le gustaran los chicos no lo hacía marica. Sabía defenderse, pero una cosa era empujar a alguien por las escaleras cuando nadie veía y otra cosa era enfrentarse a seis de sus compañeros.

 —¿A ti también te gusta Pokemon? —preguntó, acercándose más a él.

 "Vete, vete, vete, vete, vete, vete, vete" era lo único en lo que Hyunjin podía pensar. No podía creer que estuviera tan cerca… podía saber a qué olía, si tenía lunares, de qué forma eran sus manos, podía escuchar su voz más atentamente.

 —Eh… sí…

 —No hablas mucho, ¿No es así? —Hyunjin negó, ¿Acaso había estado esperando a que dijera algo? Dios Santo, sentía como le sudaba la nuca—. ¿No tienes amigos?

 Hyunjin negó otra vez. Minho otra vez se había quedado callado, pero él no podía hablar, le era imposible, por su cabeza pasaban miles de posibilidades, las peores de todas.

 —Soy Minho —dijo, segundos después.

 —…Jin…

 —No te escucho.

 —Hyunjin.

 Entonces, desde ese día, Minho trataba de encontrarse con él, lo cual era difícil. Hyunjin nunca fue fácil de encontrar y no iba a empezar a serlo porque se le había acercado. Era mejor si lo mantenía lejos, lo más lejos posible. Pero… tenerlo cerca era tentador, no tendría que conformarse con verlo desde las fotografías de su celular, ni escabullirse para verlo durante las clases de educación física, ni espiarlo en los baños en los recreos.

 Podría tenerlo cerca. Muy cerca… y fue fácil caer en la tentación cuando alguien como él se lo ofrecía.

 Lo había acercado a su grupo, un grupo terrible, por cierto. Dos chicas y un chico, en ese entonces, su mejor amigo. Acercarse más a Minho significaba no solo pasar tiempo con él, sino saber más de él, y para eso, debía alejar a otra gente. Esa otra gente no parecía digna de estar tan cerca de alguien tan precioso como él lo era.

 Minho era… todo para él.

 Conocerlo había sido el principio del fin de toda la vida pacífica que Hyunjin conocía, si es que alguna vez fue pacífica. Las tardes en las que volvía temprano a su casa para pasárselas en su cama, pensando en Minho, luego se las pasaba al lado suyo. Iban al parque, a veces jugaban fútbol, a veces baloncesto, a veces alguno de los chicos les robaban los cigarrillos de sus padres y fumaban a escondidas.

 —¿Has visto a Lyla? —había preguntado Minho, cinco semanas después de haber comenzado a juntar a Hyunjin a su grupo.

 —En realidad no, hace tiempo que no aparece.

 Y no había vuelto a aparecer, ni a acercarse a Minho, porque había escuchado cosas horrendas de él. Porque no había manera que alguien así pudiera seguir en la escuela, era imposible, pero siendo tan precioso, algo malo debía tener.

 Y así había sucedido con Hyohyun, pero no con Juyeon. Juyeon había sido difícil de convencer de que Minho no era bueno para él. Fue la primera vez que Hyunjin había estado irritado de esa manera, y en la que volvía a sentir ese hormigueo por debajo de la piel, no sabía que podría volver a sentirlo, jamás creyó que volvería a sentirlo.

 El tipo muy de vez en cuando merodeaba alrededor, pero nunca se acercaba lo suficiente como para entablar una conversación con ninguno de los dos. Hyunjin no se lo permitía realmente.

 A Minho, quien ahora podía decirle amigo, no le había parecido raro que se alejaran uno por uno.

 —Siempre han sido como hormigas. Se siguen unas a otras, una dice "vamos allá, hay mejor comida" y las demás la siguen.

 Había sido una linda tarde. Nadie merodeando por los alrededores, nadie hablando, solo ellos dos, charlando, solos.

 —Lo lamento.

 —Algún día iban a irse, era obvio. —Minho suspiró, luego se volteó a verlo, sonriendo—. Estoy agradecido de haberte conocido, Hyunjin.

 Ese día había sido el primero que podía decir que había tenido un buen día con su mejor amigo, Lee Minho. Su único amigo, y él también lo era, porque no le quedaba nadie más que Hyunjin. Estaba solo, aislado, y ahora miles de rumores corrían por los pasillos de la escuela.

 Pasó todo el resto del año junto a Minho. Cuando podía comía con él, hablaba con él, salía y lo esperaba a la salida para volver juntos a la parada de autobús, de vez en cuando salían juntos. Un día, le hizo la pregunta que estuvo esperando por meses.

 —¿Quieres venir a casa? Estoy seguro de que a mi madre no le molestará, será divertido.

 —Claro… le avisaré a mis padres.

 Avisar fue un tema difícil. Dos años de, casi, no lastimar a nadie sí que ayudaron en la confianza que tenía de sus padres, pero no era suficiente. Fue un duro tiempo tratando de convencerlos, hasta que les dijo que podrían hablar con la madre de Minho y aceptaron.

 La casa de los Lee era preciosa, el comedor, la sala, uno de los baños y las habitaciones de sus padres estaban en la planta baja, mientras que la habitación de Minho, la habitación de huéspedes y el otro baño estaban en la sala de arriba. Las sábanas de la habitación de Minho eran igual de preciosas, azul marino y blanco. El subrecama del conjunto no era mucho de su agrado, era blanco con rayas azules. Le recordaba a una película triste.

 En verano había ido muchas veces a visitarlo. Estaba agradecido de ser su mejor amigo. Su único amigo. El único con el que podría confiar. Había veces en las que seguía sin creer que, después de casi dos años, pudiera decirse a sí mismo que era buen amigo de ese tal Lee Minho, el chico más precioso de todo el curso superior.

 Ese día había sido un día en el que los padres de Minho finalmente los dejaron solos, y él se había acercado más de lo normal, mucho más. Hyunjin se había dado cuenta que los Lee no confiaban mucho en su hijo, al principio creyó que era por él porque sus papás tampoco lo dejaban solo con nadie, pero no, era por Minho. No supo porqué no le había preguntado jamás, hasta que sucedió.

 Ambos estaban en el sofá de la sala, viendo Misión Imposible, bueno, Hyunjin estaba viendo, porque su amigo no le estaba prestando real atención, jugaba con el nuevo teléfono que le habían comprado, con su cabeza recostada sobre sus piernas. Debía controlarse, debía ser buen amigo, debía conformarse con lo que tenía y no pedir más de que podía ofrecerle o sino creería que era un rarito y jamás en la vida iba a volver a dirigirle la palabra. No quería eso, debía comportarse como lo hacían los amigos, lo cual era difícil, porque Hyunjin jamás había tenido amigos que duraran tanto como él.

 Minho se quitó de la boca la paletita que había estado comiendo y se la pasó. Algo que había empezado hace poco, al principio lo vio raro cuando lo hizo, él le había dicho que "estaba bien, todos lo hacen" y aceptó sin más.

 —¿Quieres jugar algo? —preguntó, dejando el celular en la mesita ratona, viéndolo con una sonrisa.

 —No somos niños.

 —Vamos… será divertido, te lo prometo. Vamos a usar el armario.

 Y Hyunjin, después de muchas insistencias de su parte, dio el okay, porque no había nada malo con el armario, y si Minho decía que iba a ser divertido, entonces lo sería.

 Subieron corriendo escaleras arriba hacia el cuarto de Minho, dejando la tele prendida en la sala. No prendió la luz, la ventana estaba abierta, pero las cortinas cerradas, entraba la cantidad justa como para ver. Lo vio buscar algo entre los cajones, se escuchó un crujido, y luego se acercó a él. Minho estaba cerca, estaba muy cerca suyo, llevó su mano a la boca de Hyunjin y le dio una cápsula.

 —¿Qué es…?

 —Solo trágalo, no es nada. Te estarás riendo luego.

 Nunca supo si él también había ingerido lo mismo, si había tomado una antes o si no lo había hecho, Hyunjin solo recordaba que Minho le diera cosas.

 Aun luego de tomar lo que le había dado, Minho seguía a menos de un paso de él, sus manos estaban en sus brazos y lo observaba fijamente. Hyunjin no podía hacer nada, no debía hacer nada, no se permitía a sí mismo mover un dedo a menos que él lo hiciera. Debía quedarse callado, respirar despacio y contar hasta tres.

 Minho dejó una mano suya sobre su pecho y fue empujándolo. Respirar hondo. Debía respirar hondo y contar hasta cinco.

 Logró dejarlo contra la pared del armario, nadie estaba diciendo nada, nadie iba a prender las luces y Hyunjin no iba a hacerle nada raro a su mejor amigo. Trató de calmarse y contó hasta diez.

 La mirada de Minho era sombría, muy en el fondo, se estaba riendo, tal vez de Hyunjin o tal vez no, no tenía idea, pero la manera en que lo miraba no era como siempre lo había hecho. Abrió la puerta del armario y le señaló con la cabeza.

 —Entra.

 Le hizo caso, luego entró Minho, quien cerró la puerta detrás suyo. El armario era lo único que usaban del cuarto de huéspedes, era grande, espacioso, y confortable, a pesar de todo eso, y que Minho estaba con él, había comenzado a sentirse nervioso. Hyunjin estaba temblando, y sabía que no era por lo que le había dado Minho, era por él mismo, no quería molestarlo, no quería incomodarlo, ni hacer nada raro. Hyunjin no quería hacerle nada a Minho, no quería lastimarlo, no quería que se alejara de él, no quería quedarse solo, tenía que ser un buen amigo y portarse bien. Contó hasta veinte.

 —¿Y ahora qué se supone que hagamos?

 —Agáchate.

 No podía verlo, estaba seguro de que no podía verlo, pero Hyunjin sabía que Minho se estaba burlando de él, y que tenía una sonrisa tonta en la cara. Cada vez que Minho hacia alguna de esas tonterías en las que lo molestaba, o molestaban a alguien más, era gracioso, verle las caras a la gente cuando se daban cuenta de que era todo una bobería de adolescentes. Hyunjin no estaba seguro de si eso era una broma o no, pero se agachó igualmente.

 Escuchó ruidos extraños, metal, golpes cortos contra la madera del armario, y el zip. Hyunjin no le haría nada raro a Minho, Hyunjin no le haría nada raro a Minho, Hyunjin no le haría nada raro a Minho, porque no le gustaba, eran amigos, los amigos no hacían nada de eso…

 Le acarició su cabeza logrando hacer que mirara hacia arriba, a pesar de no poder verlo.

 —Esto es raro…

 —Claro que no, estás exagerando, es perfectamente normal.

 Hyunjin contó hasta cincuenta y respiró hondo, hasta que sintió el pene de Minho sobre sus labios. Hyunjin no haría nada raro, no haría nada raro, no haría nada raro, no harían nada raro, Minho solo estaba gastándole una broma, una muy pesada.

 Lo había tomado de los cabellos con una mano, y con la otra se estaba masturbando, Hyunjin podía escucharlo, podía sentirlo. Estaba nervioso, estaba asustado, no quería seguir con eso y luego que Minho lo alejara por un chiste de mal gusto.

 —Abre la boca. —Su pene seguía sobre sus labios, estaba húmedo, era una sensación extraña, Minho tironeó su cabello ligeramente y Hyunjin se quejó—. Hazme caso, abre la boca.

 Hizo caso, porque era buen amigo y sintió el pene de Minho meterse a su boca, casi se ahogó.

 Hyunjin jamás había hecho sexo oral a nadie, ni siquiera a la chica con la que había salido por un par de semanas hacía un año. Podía sentirlo con su lengua, hacía ruidos extraños, sabía raro, y no creía poder tenerlo allí mucho más tiempo. No podía respirar, no sabía cómo y se alejó, quitando el pene de su boca para tomar aire, pero Minho volvió a empujar su cabeza contra él.

 Hyunjin estaba asustado, quería salir de allí, estaba todo oscuro, húmedo, había olor extraño, el mismo olor que había debajo de sus sábanas cuando se masturbaba por mucho tiempo. Chupó el pene de de Minho hasta que comenzó a ir más y más rápido, al final él mismo lo quitó de su boca para correrse encima suyo.

 —Te dije que esto sería divertido, ¿No es así?

 Estaba todo pesado, las rodillas y la mandíbula le dolían. Minho rio, acariciándole la cabeza. Hyunjin sintió la cara húmeda y pegajosa, no sabía que hacer, no quería hablar, no podía hablar. El chico volvió a reír, pero a Hyunjin no le pareció gracioso.

 —No creo que los amigos hagan estas cosas Minho…

 No. No, no, no, no, no. Hyunjin no quería decir eso, pero tampoco quería quedarse callado, estaba asustado, jamás había hecho nada parecido, tal vez nunca lo volvería a hacer. Hacer que le diera una mamada sin aviso, sin preguntar, sin condón… sus padres siempre hablaban de usar condón, Hyunjin ni siquiera tenía idea de cómo eran, había faltado a la clase de educación sexual ese día para ver a Minho jugar en educación deportiva.

 Y él dejó de reírse, dejó de hacer ruido alguno, Hyunjin estaba asustado, tenía miedo de como Minho podía llegar a tomarse eso, sólo estaban jugando, no tenía porqué enojarse. Lo escuchó bufar y subirse los pantalones, pero no dijo nada.

 Empujó a Hyunjin y lo dejó en aquel lugar frío, oscuro, y solo. Intentó gritar, pero no salió ningún sonido de su boca, no podía abrirla sin sentir que iba a llorar, estaba confundido, asustado, tenía mucho miedo, ¿Ahora Minho lo odiaba? ¿Ya no lo dejaría ir más a su casa? ¿Debía rogarle y llorarle? Tal vez debía hacer eso.

 Hyunjin no sabía bien qué hacer, hace menos de un año hubiera dado cualquier cosa por tomar el lugar de cualquiera de las chicas con las que Minho se besaba, y chupársela en uno de los baños de la escuela. Quería besarlo, quería que él lo besara, quería que Minho lo tocara y lo hiciera sentir aun mejor que cuando se tocaba pensando en él.

 Hyunjin tanteó el piso, la remera de Minho estaba ahí. La remera de Minho. De Minho. La alcanzó y la llevó a su rostro, olía a él, y se limpió el semen de Minho del rostro con ella. No se sintió bien hacer eso, quería que Minho lo hubiera hecho.

 Se bajó los pantalones, se sentía mal hacerlo cerca de Minho, en su casa, en una de sus habitaciones, dentro de uno de sus armarios, pero estaba duro, debía terminar. Llevó la remera hasta su entrepierna y comenzó a masturbarse, pensando en él. Minho, tan precioso, tan delicado, tan amable y a la vez tan… desconsiderado. Él también quería terminar, él también quería meter su pene en la boca de Minho y correrse en ella.

 Hyunjin estaba asustado de que lo descubriera, y que lo golpeara porque todo había sido una broma, por eso se estaba riendo, pero no podía evitarlo, simplemente no podía. Estaba tan duro, y la camiseta de Minho se sentía tan bien… Minho, Minho, Minho, Minho, Minho…

 Gimió, imaginando a Minho chupar su pene como él lo había hecho, jugando con sus pezones y diciéndole que era buen amigo, que se portaba bien y que lo quería, que lo quería, que lo quería mucho.

 Oh, Minho…

 Hyunjin extrañaba masturbarse pensando en Minho, aún lo hacía, pero no como antes. A veces se quedaba a dormir en su casa, y Minho insistía en que durmiera a un lado suyo, no podía usar la habitación de huéspedes, no sabía porqué, y esa había sido la primera vez que entraban. No podía tocarse teniendo a Minho al lado suyo, no lo dejaría entrar nunca más a su casa.

 Minho, Minho, Minho…

 Acabó en la remera, tratando de no hacer mucho ruido, recordando que él estaría por ahí, era su casa, una de sus habitaciones, su remera… su semen y suyo juntos… Oh, Dios.

 Escondió como mucho la prenda y trató de salir, pero la puerta estaba trabada. Al principio creyó que era porque no hubiera tratado bien, luego recordó que el armario tenía una cerradura. Estaba encerrado dentro y no podía salir.

 —Minho —llamó, no obtuvo respuesta, aunque pudo escucharlo del otro lado, no estaba lejos—. ¡Minho! ¡No puedo abrir la puerta!

 —Te dije que ibas a divertirte, parecías haber estado pasándola muy bien, Hyun, ¿Te gustó mi remera?

 Lo había escuchado. Lo había escuchado y lo golpearía hasta que la nariz le sangrara, le diría marica, nunca más volvería a hablarle, y le diría a toda la escuela que le gustaba tocarse con la remera de su mejor amigo, iban a matarlo allí dentro. Hyunjin no podía dejar que eso pasara, no quería…

 —Minho, por favor, déjame salir… Déjame salir, lo lamento, en serio, lo lamento… No seas así, somos amigos, dijiste… dijiste que éramos amigos… No puedes dejarme aquí…

 —¿Ah, no? Es mi casa, puedo hacer lo que quiera.

 Hyunjin golpeó la puerta del armario varias veces, y lloró, pidiendo perdón. Se disculpó on Minho durante varios minutos, pero él no lo dejaba salir de allí.

 —Por favor, Minho…

 —¿No que los amigos no hacen eso, Hyunjin?, ¿Por qué lo dijiste?, ¿No te gustó chupármela?, Parecía que sí, si después te estabas tocando…

 —Lo lamento…

 Minho abrió la puerta del armario, Hyunjin levantó el rostro para verlo. Estaba llorando, tenía los ojos y los labios rojos e hinchados. Ya no hipaba, se había podido calmar luego de contar hasta trescientos. Él le acarició otra vez los cabellos.

 —¿Qué lamentas?

 Hyunjin lo observó. Observó sus ojos, oscuros, en la penumbra de aquella habitación parecían dos agujeros negros, que lo arrastraban hacia él. A su vida, absorbiéndolo y no podría escapar por más que quisiera. Lo arruinaría, él sabía eso, no era una posibilidad, era una certeza. Minho lo arruinaría, si es que ya no lo había hecho.

 Titubeó.

 —Haber dicho eso…

 —¿Haber dicho qué?

 —Que… que los amigos no hacen eso… Lo lamento… estaba asustado, no estaba pensando… perdón.

 Minho quedó en silencio durante un tiempo, por un segundo creyó que se había reído de él, pero al volver a mirarlo a los ojos, solo había apatía. Estaba molesto con él, claro que estaba molesto, estaba siendo un amigo espantoso, ¿Cómo no iba a estar molesto?

 —¿Y tú cómo sabes que los amigos no hacen eso?, ¿No dijiste que no tenías amigos?, ¿Cómo sabes qué deberíamos hacer y qué no?

 —Yo… en realidad…

 —No lo sabes, ¿Verdad? —Hyunjin sabía que era lo que debía y lo que no debía hacer, no era idiota, pero el tono que Minho estaba usando no le gustaba, así que le dijo que no—. Claro que no lo sabes, siempre estuviste solo. Seguramente nunca tuviste amigos de verdad, seguramente ni siquiera te querían. —Minho se acercó a él y le susurró—. No vuelvas a decirme que es lo que "crees" o "no crees" que debemos hacer, cuando no eres nadie para decirme eso, ¿Sí? Yo soy tu mejor amigo, sé lo que hago.

 —Está bien.

 Lo dejó salir de allí con un abrazo. Antes de cerrar la puerta, agarró su remera de donde él la había dejado, tomó él brazo de Hyunjin, frenándolo y logrando que se diera la vuelta. Volvió a acercarse, estaban a menos de un paso de distancia.

 —Le dices a alguien de esto; a tus padres, a tus compañeros, incluso a algún otro familiar, y ten por seguro que no volverás a verme nunca más en tu vida.

 A Hyunjin se le heló la sangre, y frunció el ceño. Aunque quisiera, sabía que nadie creería que él podría hacer algo como eso, y menos con un chico. Sus padres sabían que Minho era el único amigo que tenía, y estaba bien, tenía diecisiete años, pero jamás sería posible para Hyunjin algo como eso. Minho sólo… sólo estaba siendo un buen amigo. Asintió sin pensar dos veces, por nada del mundo iba a alejarse de Minho, ni siquiera por… una idiotez.

 Hyunjin no había vuelto a ser dejado en el armario, ni en ningún otro lugar por mucho tiempo, porque se portaba bien, porque le hacía caso a Minho, porque era un buen amigo y no lo hacía enojar. 

 —Minho, ¿Tú me quieres?

 —Claro que te quiero, eres mi mejor amigo.

Chapter 16

Notes:

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Chapter Text

 Nunca había tenido problemas con las parejas de Minho, no personalmente. La primera vez que descubrió que tenía pareja, no le dio mucha importancia, los habían presentado, salían de vez en cuando y debían llevarse bien.

 A pesar de eso y hablar de vez en cuando con Minho sobre cómo debía comportarse, no comprendía porqué esa gente merecía tener una etiqueta que él no tenía. Minho también lo abrazaba, pasaba tiempo con él, le sonreía, le ponía apodos, estaba con él si estaba triste y… hacían lo que querían juntos. Como jugar en el armario.

 Cada vez que ocurría, le daba una de esas cápsulas, no sabía qué eran, ni qué hacían, pero tiempo después de ingerirlas comenzaba a sentirse calmado y somnoliento. No tenía recuerdos de que las hubiera vuelto a usar,no había necesidad. Ya no se sentía incómodo ni nervioso.

 Claro que Hyunjin no le había dicho nada a sus padres de lo que Minho y él hacían, podrían castigarlos a los dos, y no lo perdonaría.

 —Minho, ¿Tienes algo que hacer el fin de semana? —preguntó, sentado al lado suyo. Él no le prestaba atención, estaba mandando mensajes o algo así. No llegaba a ver.

 —Tal vez… Te diré luego, más tarde. Voy al baño.

 Hyunjin lo vio irse de la habitación y tomó su celular. Estaba hablando con una chica. La misma chica a la que siempre se le acercaba. Dejó el celular donde había estado y trató de no pensar en ello, Minho solo estaba jugando con ella, siempre hacía esas cosas, no debía darle importancia.

 —¿Ya tienes planes para el fin de semana, verdad? —preguntó Hyunjin en cuanto Minho cruzó la puerta.

 No respondió de inmediato, puesto que lo estaba pensando con detenimiento, lo vio en su rostro. Vio como lo miraba, como volvía sus ojos a su teléfono y luego volvía a mirarlo. Finalmente, se había sentado a un lado suyo.

 —Claro que no, puedes venir.

 Y Hyunjin asintió. Por lo general jamás le decía la hora a la que debía ir, con el tiempo aprendió a adivinar los acertijos que le daba, y la mayoría del tiempo apuntaban a que debía llegar a eso de las tres de la tarde. Después del almuerzo, pero antes de la hora en la que se juntaban a estudiar o comer algún snack.

 Hyunjin había llegado justo a tiempo, se dirigió a la habitación de Minho con sigilo, porque no le gustaba que hiciera ruido mientras andaba por la casa, y menos en el segundo piso. Si sus padres dormían, podrían despertarlos, el piso de vez en cuando rechinaba, y tenía la mínima sospecha de que las paredes eran algo finas.

 Frenó en seco cuando escuchó ruidos extraños, los mismos ruidos que sonaban cuando se quedaban dentro del armario. Hyunjin creyó que tal vez estaría viendo una porno, por lo que no quiso entrar, pero en vez de bajar las escaleras y esperar a que saliera, miró por la cerradura de la puerta.

 Y ahí estaba ella, vestida con colores claros, mientras lo besaba, con una mano sobre el muslo de Minho y la otra abriéndose la camisa. Se veía frágil, elegante e igual de preciosa que una flor. Hyunjin lo único que quería hacer en ese momento era quitarle todos los bellos pétalos que tenía.

 La había visto varias veces, era de la misma clase que Minho. Lee Gahyeon, de ojos y mejillas grandes, labios pequeños, más baja que Minho y de voz suave. Podía contar con una sola mano las veces que la había visto participar en las obras escolares, decía que su sueño era ser cantante.

 Ella sabía que Minho estudiaría producción musical en un futuro, claro que era una interesada. Solo lo besaba y se acercaba a él para que luego pudiera pedirle que armara toda su vida, aunque tuviera que chupársela para hacerlo. Era una zorra.

 Él sabía que podía llamarla por cualquier nombre que se le ocurriera y eso no iba a cambiar el hecho de que Minho pensaba que era bellísima, y que, tal vez, dejaría de jugar con ella para tomarla en cuenta.

 Y eso le molestaba, porque hasta ese momento Hyunjin había sido el único al que Minho tomaba en cuenta.

 Gahyeon había sido linda. Hace mucho tiempo, cuando salía con Minho, eso había sido años atrás. Esos días aún eran preciados para Hyunjin, los atesoraba como si fueran perlas, los extrañaba. Al menos la mayor parte del tiempo, la otra restante, recordarlo le daban ganas de vomitar.

 Como ese día.

 Esa tipa venía apareciendo en su casa desde hacía semanas. La presentó una sola vez, y no le había prestado real atención, ella sabía quien era él, le había sonreído. Su blusa era tan fina que sus pezones se notaban. No había querido ser grosero y decirle algo, seguramente hubiera dado vuelta todo, como todos lo hacían.

 Los padres de Minho no estaban, era un día tranquilo y habían almorzado todos juntos. No podía dejar de verla, sentía que si apartaba la vista de ella por apenas un segundo, haría algo, cualquier cosa, para dejarlo mal parado. Estaba seguro, lo sabía.

 Eso era lo que pensaba ahora, porque en su momento no había sabido nombrar qué era lo que sentía cuando la veía. Era una inquietud constante, y Minho se había dado cuenta.

 Ella estaba en su habitación mientras Minho hablaba con él en el cuarto de huéspedes.

 —Abre la boca.

 Esa vez le había dado dos. ¿O eran tres? No recordaba, lo único que sabía era que todo había pasado muy lento después de la media hora en la que las pastillas hacían efecto. Sabía que estaba nervioso y se las dio para calmarlo y aunque no tenía idea de qué eran, ni de dónde las sacaba, Minho era un muy buen amigo.

 Se había quedado con él unos diez minutos mientras ordenaba un par de cosas. Había traído su mochila de su cuarto para dejarlo en el de huéspedes, ¿Por qué estaba haciendo eso?

 —No entres a mi habitación, duerme aquí. O al menos finge hacerlo. No creo que quieras quedar mal frente a alguien que apenas conoces, ¿No es así?

 Hyunjin asintió, pero no quería estar solo. Los minutos pasaban y todo había comenzado a sentirse más lento que de costumbre. Estaba aburrido, no podía dormir, pero no podía ir a molestar a Minho.

 De todas formas, se levantó de la cama y fue hasta el cuarto de Minho, pero no entró. No se suponía que debía verlo, las instrucciones de Minho habían sido claras, se suponía que debía estar durmiendo, o al menos fingir estar dormido, para no molestar a su novia.

 Ese había sido el primer día que su novia se quedaba a dormir, obviamente en la cama de Minho. Le había tomado un tiempo entender que él dormiría en el cuarto de huéspedes, un lugar ajeno, solitario y apartado para él, porque Gahyeon dormiría con Minho.

 Claro que se había molestado, no le había dicho nada, no le había explicado nada, sólo lo había apartado. Pero Hyunjin nunca se molestaba con Minho, no podía, había sido muy bueno con él.

 Había sido imposible contar hasta cincuenta ese día, no podía, no podía, simplemente no podía. Se había acercado hasta la puerta de la habitación para hablar con ellos, y molestarlos antes de que hicieran cualquier cosa, pero era muy tarde.

 Estuvo por abrir la puerta cuando notó que la habían dejado entreabierta, las luces estaban apagadas y la ventana cerrada, pero apenas eran las cuatro de la tarde, aún entraba algo de sol, así que le fue posible ver todo lo que ocurrió. Gahyeon y Minho sobre la cama que ellos siempre compartían, toqueteándose, y hubiera sido gracioso interrumpir su gran momento de conexión, de no ser porque notó lo duro que estaba Minho, y como aquella chica no había pensado dos veces antes de agacharse y bajarle los pantalones.

 Esa fue la primera vez que Hyunjin había visto realmente el pene de Minho con claridad y sintió náuseas. ¿Por qué ella?, ¿qué tenía ella que no tenía él? ¿Había sido porque reaccionó mal a la broma que le hizo la primera vez, era eso? Él también podía hacer lo mismo que ella hacía si él quisiera.

 ¿Había sido porque no le había hecho caso la primera vez que le dio instrucciones, porque no había reaccionado de la manera en la que ella lo estaba haciendo en ese momento?, ¿Minho habría querido que se comportara como una zorra como ella, eso es lo que quería?

 ¿Por qué ella?, ¿qué tenía de especial, qué era lo que hacía que…? ¿Qué era?

 Ojalá no hubiera visto como aquella chica se tocaba mientras tenía el pene de Minho en su boca. Hyunjin no podía moverse, no podía dejar de ver, debía hacer algo pronto o podría haber abierto la puerta en ese momento. Pero él lo vio, él vio que estaba detrás de la puerta y lo único que hizo fue sonreírle.

 ¿Era gracioso? ¿Acaso era otra de sus tontas bromas que no lograba entender?, ¿así de estúpido era?

 Sus ojos seguían conectados a los de Hyunjin mientras que su mano había ido directo a la cabeza de Gahyeon para que fuera más profundo. Ese sonido había salido otra vez de su boca, pero esta vez lo estaba mirando a él, no a ella.

 Hyunjin volvió a la habitación de huéspedes antes de que Gahyeon terminara, porque notó como estaba yendo cada vez más y más rápido, y como Minho no se había gastado ni una vez en mirarla. Solo lo veía a él, ¿eso era divertido? ¿Le parecía gracioso?, ¿era gracioso verlo a los ojos y gemir mientras la chica con la que salía se la estaba chupando? Hyunjin no entendió, y se acostó, tratando de dormir, como él le había dicho que hiciera desde un principio.

 La entrepierna le molestaba, quería tocarse. Porque aunque hubiera sido lo peor que había visto ese día, había sido ardiente, y Hyunjin sabía que iba a sentirse mal luego si comenzaba a masturbarse. Porque no solo estaría pensando en Minho, estaría pensando en como esa chica se había agachado, había tocado a Minho, como se había metido su pene en la boca sin decir nada, como Minho sonreía al verlo y luego como gemía.

 "Hyun" había dicho, muchas veces, mientras empujaba la cabeza de Gahyeon contra su entrepierna una y otra vez.

 Era verdad que sus nombres se parecían y nunca se había parado a pensar en ese detalle en ningún momento de su vida, hasta que salió de la boca de Minho. Su nombre, y el de Gahyeon tenían la misma sílaba. Hyun.

 ¿Eso era lo que había sido gracioso?, ¿de eso se había estado riendo?, ¿de que podía decir ambos nombres al mismo tiempo, eso era?

 No quería pensar en eso. No tenía tiempo.

 Los gemidos del otro lado de la habitación habían aumentado, y esa vez no eran de su amigo, eran de ella. Se la estaba cogiendo sobre su cama, seguramente estaba sobre ella, con su cara sobre sus pechos y pasando sus manos por sus piernas. Seguramente le estaba diciendo lo preciosa que era, o que bellas tetas tenía, o peor, le estaba diciendo que su voz mientras gemía su nombre se oía muy linda.

 Hyunjin no lo soportaba, quería dormirse, olvidar todo lo que estaba pasando, quería que se fuera de la casa. Quería sacarla de allí.

 ¿Debía llamar a los padres de Minho para que pararan?, ¿hubiera estado mal hacer eso?, ¿Minho lo hubiera odiado por el resto de su vida por haberse metido donde no debía, y haber sido desobediente?

 Sintió que todo su cuerpo se calentaba mientras escuchaba los sonidos que venían de la otra habitación. Lo único que escuchaba era como decía una y otra vez el nombre de Minho.

 Hyunjin encontró una de las camisetas que Minho dejó en el otro armario, y se acostó. Se tapó, cerró sus ojos y se quitó los pantalones. Sus bóxers estaban húmedos. Metió su mano dentro de ellos y comenzó a masturbarse, mientras ella gemía del otro lado.

 Mantenía la camiseta sobre la almohada, estaba limpia, pero tenía el perfume que Minho usaba casi todos los días. Dejó su cara parcialmente sobre la camiseta y él también gimió su nombre.

 No podía dejar de preguntarse qué le veía a esa chica, ¿era porque sus nombres eran parecidos?, ¿porque habían nacido casi en la misma fecha?, ¿acaso Minho lo veía en ella? ¿Había alguna razón para que estuviera cogiéndose a Gahyeon y no a él en ese momento?

 ¿O era porque ella era una chica y él no? Decían que las mujeres se sentían más suaves. Tal vez lo odiaba por no ser como ella, tal vez repudiaba la idea de tener sexo con él porque no tenía una vagina como ella. Tal vez estaba bien con que se la chupara cada vez que quisiera los fines de semana, pero odiaba que él también tuviera verga. ¿Eso le molestaba?

 ¿Debía… quitársela?… ¿Debía arrancarla con sus propias manos para que Minho tuviera sexo con él?… ¿Debía dársela y mostrarle que ya no tenía lo mismo que él para tener también una etiqueta?

 Pero no tenía sentido alguno, porque Minho había salido con un chico unos meses anteriores a salir con Gahyeon, y estaba seguro de que no se había arrancado el pene para estar con él, porque Minho le mostró fotos que le había tomado.

 Entonces, ¿qué era lo que quería de él? ¿Por qué específicamente él no era merecedor de tener una etiqueta que todos los demás sí habían tenido?

 ¿Viviría y moriría como… algo inferior?

 No. No podía hacer eso.

 Eso no debía suceder. No podía suceder. No iba a dejar que pasara.

 Quitó la mano de su bóxer y usó la camiseta para limpiarse. No volvió a dejarla donde la había encontrado, sino que la dejó bajo su almohada. Así tal vez podría pensar con claridad.

 ¿Por qué su rostro estaba húmedo? Él no debía ser el que estuviera llorando. Hyunjin esperaba hacerla llorar a ella, hacerle saber que ese no era su lugar, que debía alejarse, que no era su asunto estar cerca de Minho. La odiaba.

 Cerró los ojos otra vez, pensando en Minho y en las cosas que debía hacer para que, de una vez por todas, lo tuviera en cuenta por sobre los demás. Trató de convencerse de que ellos eran el problema en todo eso, porque Minho era siempre el que les terminaba, nunca al revés, y por algo debía ser.

 Eso no le había pasado a él, porque él se portaba bien, y hacía todo lo que Minho le decía que hiciera, incluso cosas que no quería.

Notes:

Capítulo cortito de las memorias de Hyunjin, que va a perdurar durante los próximos capítulos, porque es importante.
Comenten qué les va pareciendo y qué preguntas tienen 👀👀.

De paso siganme, así les llega notificación de cuándo actualizo, aaaa.

Para la gente que no sabe quién es Gahyeon, es la maknae de Dreamcatcher. No tomen como un ataque las cosas que piensa/dice Hyunjin de Gahyeon, es todo ficticio (!!), tampoco aliento a que vayan y digan esas cosas de otrxs idols. Yo la quiero mucho a Gahyeon <3<3 es mi bias en Dreamcatcher, stanneen Dreamcatcher, hacen k-rock/metal.

Por si se están preguntando porqué puse que los nombres de Hyun y Hyeon se parecen, es porque sí tienen la misma sílaba (현: Hyun. 현진 Hyunjin y 가현 Gahyun), y la traducción literal de su nombre es Gahyun, pero la empresa decidió que se traduciera como hyeon por el ✨aesthetic✨.

Sigue pronunciándose igual.

Chapter 17

Notes:

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Chapter Text

 Los padres de Minho se habían ido a dormir temprano. El día siguiente debían levantarse a altar horas de la mañana porque tendrían cosas que hacer, no les habían dicho a ninguno de los dos qué era, sólo habían mencionado que no estarían en casa en todo el día. No quería que Minho invitara a la novia una vez más, quería estar solo, con él.

 Ahora, de vez en cuando Hyunjin dormía en la habitación de huéspedes, eso había comenzado a suceder desde que su novia apareció. Él le había dicho que ella podría aparecer de la nada, verlos durmiendo juntos, y molestarse con él. Hyunjin sabía que eso no era verdad.

 —Oye, Hyun, ¿Quieres ver algo divertido?

 No quería responder, no sabía si sería algo que fuera en verdad divertido, o solo la definición de Minho de divertido. Lo observó por un momento, al ver que no respondía, lo tomó como un "sí".

 A pesar de que Minho seguía saliendo con aquella chica, de vez en cuando pasaban cosas como esa. Iban a su cuarto, apagaban la luz, esperaba que le diera alguna pastilla, y dejaba que lo tocara como quisiera. A Hyunjin no le molestaba, anteriormente hubiera hecho y dado lo que fuera con tal de que eso pasara, pero ahora había veces que le daba náuseas, porque recordaba la primera vez que Gahyeon se había quedado en casa de Minho. Y como se la cogió en su cama.

 La misma cama en la que estaban ellos en ese momento. Él estaba dando la cara sobre la almohada, mientras que Minho estaba sobre él, siempre era así. No sabía por qué, pero no solía tenerlo de frente, y a veces la luz era tan tenue que no lograba verle la cara si así era.

 —¿Te gustó eso que viste el otro día? —susurró, en su oído.

 Hyunjin estaba mareado, y se sentía débil, al menos Minho lo estaba tocando, pero no tenía sentido que pasara si quería recordarlo. La última vez todo había sido borroso.

 —¿De qué estás hablando?

 —Estoy hablando de como nos espiaste mientras tenía sexo con mi novia, Hyunjin. Me viste a la cara, ¿O no?, ¿Es algún tipo de fijación rara que tienes?

 —Claro que no…

 ¿Por qué estaba preguntando eso en ese momento? ¿No podía al menos esperar a que terminara? La cabeza le pesaba, así que terminó apoyándola sobre la almohada por completo, y ahogó un suspiro.

 Minho colocó sus manos a ambos lados de su cabeza. A veces, recordar que tenía pareja era tedioso, le molestaba. Ellos dos pasaban más tiempo juntos y se acostaban más seguido de lo que ellos lo hacían. No quería pensar en eso otra vez, pero la etiqueta se molestaba, lo tenía escrito en la frente, viviría y moriría de esa manera y no podía hacer nada para cambiarlo.

 Volvió a susurrar algo que no recordaba con claridad, solo se reía de él.

 —¿Te gustaría también ver algo más entretenido? Como un video de ella pidiéndome que vaya más rápido, ¿Quieres verlo?

 —No… no…

 Minho lo dejó solo un momento para buscar su celular, él se levantó creyendo que ya habría terminado y lo había dejado solo una vez más, pero cuando volvió la escuchaba a ella, otra vez. Tomó a Hyunjin del brazo para dejarlo enfrente suyo, trató de cerrar los ojos, así que él subió más el volúmen.

 Pasó su mano por en frente de su cuerpo para sostener su mandíbula, volvía a escucharla más fuerte.

 —¿Qué te parece? ¿No es linda?

 No, no lo era. No le respondió, no podía hacerlo, menos en esa posición y con él agarrándole la cara de esa manera. Se quejó en voz alta y Minho lo acercó más a él. Podía sentirlo, algo no se sentía del todo bien, y sabía que tenía que ver por el estúpido video de la novia gimiendo al lado de su oído.

 —Abre los ojos Hyunjin, aprende algo. ¿No me habías dicho que también querías lo que ella tenía? Te lo estoy dando, no seas desagradecido.

 —No, no… no quiero verlo…

 —Tal vez no quieras verlo, pero escucharlo sí te gusta, ¿No? ¿A ti también te gustaría que te grabara de ese modo? Seguro que sí.

 Claro que estaba duro, él seguía con sus manos sobre él mientras su celular estaba demasiado cerca de él, y también se estaba recalentado sobre las sábanas, era peor. No le prendía escuchar a la novia de Minho decirle cosas, era otra cosa, y le moelstaba no saber cuál era, porque Minho creería que era esa.

 —Eres un desgraciado, primero nos espías, y ahora te pones duro escuchándola. Me enfermas, Hyunjin, ¿Realmente eres mi amigo? ¿Acaso quieres cogerte a mi novia?

 —¡Claro que no!… La odio… no quiero… no quiero escucharla, por favor…

 Esa había sido la primera vez que había admitido eso en voz alta, tenía miedo de que Minho lo odiara a él por eso. Pero no lo hizo.

 —¿Lo juras? Hyunjin, ¿juras que no quieres cogerte a mi novia? —Él asintió varias veces seguidas, y Minho apagó su celular—. No eres tan mal amigo, ¿verdad? ¿Y si ella te pidiera tener sexo con ella, lo harías?

 Hyunjin no quería concentrarse en las preguntas, no quería responderlas, no quería ni que volviera a mencionarla mientras ellos estaban acostándose, quería concentrarse en como Minho frotaba su pene contra sus bolas y lo masturbaba.

 —No… claro que no.

 —¿Estás seguro?

 Asintió. Quería terminar, quería correrse a ir a dormir, pero tampoco quería apresurar las cosas. No sabía que hacer. Minho besó su cuello y le quitó la camiseta, volviendo a dejarlo debajo suyo.

 —¿Y por qué nos estabas viendo? —susurró, con sus labios pegados a su oído.

 —Yo no estaba viendo nada, yo no vi nada.

 Apretó su pene con más fuerza de la necesaria, y jadeó. Minho dejó una mano sobre su cabeza y la aplastó aun más contra la almohada.

 —¿Seguro?

 Estaba yendo más rápido, le había dicho que apretara más las piernas y así lo hizo, y ahora se escuchaba un chapoteo, más y más rápido, más fuerte. Era un poco doloroso, pero estaba bien, a Hyunjin no le molestaba que fuera rudo, se estaba acostumbrado de a poco, y era mejor que cuando era suave, porque le recordaba a ella.

 No le respondió la pregunta, pero siguió hablando como si a Hyunjin le gustara. ¿Le gustaba verlos a ellos teniendo sexo? No, claro que no le gustaba, pero una vez que comenzaba, no podía alejarse. Minho sabía que había dejado la puerta abierta a propósito, y otras veces había hecho lo mismo, mientras se tocaba viendo porno, Hyunjin lo había visto.

 Recordaba que una vez lo había dejado jugando videojuegos solo en la sala, y fue a revisar si le había sucedido algo, porque habían pasado diez minutos y no había vuelto. Cuando abrió la puerta de su habitación, estaba Minho masturbándose en voz alta, y lo vio directo a los ojos. Se había paralizado y estuvo a punto de pedir perdón y salir de allí lo más rápido posible, pero él le había dicho que no lo hiciera.

 Eso sucedió después del incidente del armario. Le había dicho que se acercara y que fuera buen amigo, por favor. Hyunjin era buen amigo, así que le hizo caso. No volvieron a hablar de eso. Hubo muchas veces que se tocó recordandolo.

 Tal vez le gustaba verlo tener sexo con Gahyeon porque le gustaba verlo a él, le gustaba imaginar cosas, le gustaba tocarse viéndolos.

 Se estaba quedando sin aire, así que Minho soltó su cabeza, terminó antes de que él diciendo cosas que no recordaba, y se fue a dar una ducha. Hyunjin terminó él solo, y se sintió peor. Sentía que iba a vomitar, todo estaba muy pesado.

Notes:

HICE UNA PLAYLIST: https://open.spotify.com/playlist/3btxaOi8kJU8DGY0zXMUFm?si=xOLS8iwHQdaSX4qHW1Ah_Q

Chapter 18

Notes:

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Chapter Text

 Ese día había estado más húmedo de lo normal, su rostro, sus manos, su cuello, y su entrepierna. La oscuridad lo rodeaba, no podía moverse, no tenía permitido moverse. Minho estaba enojado desde hace varios días, por eso no quería verlo. No sabía que había hecho mal, pero debía guardar silencio y hacer caso.

 La cara de Hyunjin estaba una vez más sobre la almohada, y la mano de Minho sobre su cabeza. Últimamente le gustaba hacer eso, taparle la boca para que gimiera sobre su mano o poner una mano sobre su cuello mientras tenían sexo.

 No era costumbre entre ellos la penetración, para eso estaba Gahyeon, eso le había dicho la primera y única vez que le preguntó por qué estaba con ella. Pero en ciertas ocasiones, compraba condones solo para él y un muy pequeño tubo de lubricante que usaban el mismo día, como ese momento.

 Hyunjin no creía poder disfrutar del sexo sin que Minho fuera al menos un poco rudo con él, le gustaba que estuviera sobre él y le cortara la respiración mientras le decía que dejara de ser tan ruidoso. Él obedecía, pero no era capaz de mantener la boca cerrada por mucho tiempo. Quería sonar más lindo que ella, quería que Minho recordara como lo hacía porque a ella no le decía que se callara como a él. Hubo pocas veces en las que lo había encerrado en el armario de su habitación o le decía que se metiera bajo la cama mientras tenía sexo con su novia. 

 Nunca supo qué debía haber para tomar su lugar, para que Minho pudiera decidirse al fin, para que terminara con ella y luego pudieran coger cuando él quisiera sin tener que mentirle a Gahyeon acerca de porqué debía irse tan temprano, si había escuchado los ruidos provenientes de habitación de huéspedes o porqué quería tomar tantas fotos y videos mientras tenían sexo. 

 La realidad era que Minho solía torturarlo y forzarlo a ver cómo se escuchaba o se veía su novia mientras lo hacían, y le repetía constantemente si le gustaba. Hyunjin lo odiaba, pero también solía tocarlo mientras lo hacía, así que no era todo tan malo, a veces.

 El mejor día de todos fue cuando ella por fin se fue, charló brevemente con Minho acerca de que «no se sentía cómoda con la relación, que no era él, era ella, y que las cosas ya no eran como antes». Hyunjin estaba feliz, claro, pero la mirada de Minho le había dado mala espina, no habló con él, no podía hacerlo aún.

 No habló con él por un tiempo, hasta que sus padres se fueron un par de días de viaje. Ellos habían ido hasta Busan de vacaciones, dejándole la casa completamente sola a Minho y a Hyunjin, con instrucciones muy claras: no querían nada fuera de lugar y querían todo limpio para cuando volvieran. Fácil.

 Ese día por fin estaba pasando, había sido la primera noche en la que Minho finalmente se lo cogía sin mencionar a Gahyeon de por medio. Y aunque sabía que estaba molesto con él, eso no iba a detenerlo de comportarse lo mejor que pudiera, y demostrarle que él siempre fue la mejor opción.

 Hyunjin de una vez por todas podía gemir lo más alto que pudiera, repetió una y otra vez el nombre de Minho, con su cara sobre la almohada a veces suprimiendo un par de gritos, porque a Minho le encantaba ir rápido sin avisar y Hyunjin se sentía genial, pero no quería molestar de más a los vecinos.

 Sintió como Minho tiraba de sus cabellos mientras lo penetraba lo más profundo que podía, estaba feliz de por fin poder escuchar sus gemidos con claridad. Esa vez no habían estado usando condón, Minho le había dicho que quería sentirlo por completo.

 Hacía más de dos horas que habían empezado, sumado al juego previo, y todo el agujero de Hyunjin estaba lleno del semen de Minho. Estaba un poco cansado, pero parecía que Lee aún tenía energía, estaba bien, no le molestaba. Extrañaba demasiado que Minho se lo cogiera con tanto entusiasmo que no se atrevía a quejarse, tampoco ayudaba mucho que sabía cómo estaba su humor.

 Después de un tiempo Minho salió de adentro suyo. Las sábanas volvieron a llenarse de semen, y ninguno dijo nada, hasta que Minho sacó algo de debajo de la cama. Hyunjin no podía moverse demasiado y no le prestó atención, pero al poco tiempo sintió que algo volvía a meterse por su culo y soltó un quejido.

 —Cállate.

 En ese momento había entendido que todo lo que estaba pasando era una especie de castigo. O al menos eso supuso, a pesar de que no lo sintió de esa manera, ya le empezaba a molestar un poco no tener un respiro, pero estaba bien, se sentía bien. Que Minho se lo cogiera una y otra vez hasta dejar su culo rojo no parecía un castigo, podría decirle que tendría también que tragarse todo su semen y él no iba a protestar, porque había esperado mucho tiempo para que su noviecita saliera del camino y no iba a desperdiciar ninguna oportunidad que se le pusiera por en frente.

 Minho había puesto un vibrador dentro suyo, era más o menos del tamaño de su pene. Al poco tiempo lo encendió, y Hyunjin volvió a gemir y temblar. Hacía rato estaba llorando de lo bien que se sentía todo y volvió a ponerse duro, pero ya no podía moverse, estaba agotado. Había perdido la cuenta de las veces que Minho se había corrido adentro suyo, todo estaba pegajoso.

 —¿Qué fue lo que le dijiste a …? —preguntó Minho, mientras el vibrador estaba apagado.

 ¿De quién estaba hablando? La cabeza de Hyunjin daba vueltas, ni siquiera podía formular bien las palabras que salían de su boca, ni hablar de prestar atención a lo que Minho le decía.

 ¿Estaba hablando de esa chica otra vez? ¿Por qué? ¿Era realmente necesario hablar de ella cada vez que tenían sexo? Ya habían terminado y él estaba justo ahí, si quería coger con alguien o lo que sea que hacía con ella, él era la única opción que tenía.

 —¿Qué…? No… no lo sé… —Fue lo único que pudo salir de la boca de Hyunjin antes de que Minho volviera a encender el aparato dentro de él y aumentara la velocidad casi al máximo. Hyunjin gimió alto y Minho aplastó su cabeza contra la almohada para que no hiciera tanto ruido.

 Repitió la pregunta varias veces sin éxito alguno, y a Minho le pareció buena idea tomar medidas más drásticas. Primero, con el juguete en máximo, lo había tomado de la base para sacarlo y meterlo del culo de Hyunjin, una y otra vez, lo más rápido y profundo posible, y con su otra mano mantenía a Hyunjin callado.

 Se corrió dos veces, pero no había respondido, así que comenzó a masturbarlo. Sabía que ya estaba exhausto, seguramente tanto su pene como su entrada estaban cansados de tanto ser usados, pero sabía que Hyunjin estaba ocultando algo.

 —Minho… no puedo… es demasiado…

 —Dime que fue lo que le dijiste o qué le hiciste a Gahyeon y te dejaré descasar —fue lo único que dijo, pero Hyunjin no podía responder a eso, porque lo odiaría, porque creería que era el peor amigo del mundo y no querría verlo nunca más. No podía, no debía responder—. ¿Y bien?

 —No… no lo sé…

 —Mentiroso.

 En ese momento vio a Minho tomar sus auriculares y colocárselos, no sin antes enchufarlos. Apenas unos segundos pasaron cuando Hyunjin comenzó a escucharla a ella gemir a todo volumen, una y otra vez junto a chapoteos incesantes, mientras Minho le preguntaba si se sentía bien sentir su verga. Hyunjin no quería seguir escuchando, ella ya no estaba pero la seguía viendo, sabiendo de ella y escuchando su voz; estaba harto.

 Vió a Minho estar sobre ella y cogérsela como se lo había hecho a él, decirle las mismas cosas que le decía a él y gemir su nombre de la misma manera en la que lo hacía con el suyo. Hyunjin no tenía idea quién era el reemplazo de quién, o si tal vez solo le parecía divertido que su novia y su mejor amigo tuvieran casi el mismo nombre, y poder jugar con ambos al mismo tiempo.

 —Que se fuera… —dijo Hyunjin por fin cuando pudo tomar algo de aire, Minho dejó todo quieto por un instante, para que pudiera hablar—. Le dije… que se fuera…

 —Ajá, ¿y qué más? ¿Crees que no sé qué otro tipo de cosas le dijiste? Debes admitir lo que hiciste Hyun, fuiste demasiado lejos. 

 —Ella no era buena para ti… Se aprovechaba de ti… era una… carajo. ¿No te gusta más… mi cuerpo? Hace poco me dijiste que se sentía mejor metérmela a mi que a ella…

 —No te estoy preguntando por ti, te estoy preguntando qué le dijiste y qué le hiciste a Gahyeon. Si me dices la verdad, puede que te de un premio.

 Hyunjin lo miró a los ojos descubriendo que lo veía con suavidad, tal vez estaba diciendo la verdad, porque Minho era muy bueno con él y debía agradecer que hasta ese momento no lo hubiera castigado de verdad. Hasta ese momento había estado jugando con él, porque sabía que a él le gustaba y disfrutaba como lo trataba.

 Estaba bastante tranquilo, un lado de su cara pegada a la almohada, viéndolo, y Minho con una mano acariciando con cautela y suavidad la punta de su pene, mientras que con la otra mano quitaba sus cabellos de su frente. Definitivamente lo estaba convenciendo, bueno, en realidad no necesitaba que lo hiciera porque ya estaba decidido a decirle. Solo estaba disfrutando el momento.

 Dejó salir un último gemido, corriéndose en la mano de Minho, quien limpió todo lamiéndose los dedos mientras veía a Hyunjin a los ojos.

 Solo entonces admitió que casi todo aquello que había pensado también lo había dicho en voz alta. La había insultado varias veces, en realidad no había hecho mucho, su sola presencia era suficiente para mantenerla temblando. Le había dicho que no importara cuantas veces le dijera o quisiera advertirle a Minho, él jamás le creería o no le haría caso.

 La había encerrado un par de veces en el cuarto de huéspedes cuando Minho se iba a comprar, le mandaba mensajes sin cesar diciéndole que le alejara de él, amenazaba con difundir fotos y videos de ella, había intentado quemarla con agua hirviendo, pero él había estado viendo, sin mencionar que claramente sabía la dirección de su casa. No admitió haberla lastimado directamente, porque no era como si Minho sabría que había pasado, y no tendría porqué enterarse de su parte.

 Él solo esperaba que, si llegaba a volvésela a encontrar, no la reconociera, porque su hermoso y delicado rostro ahora era horrendo. Y había sido bastante benevolente al lastimarle solo un lado del rostro.

 —¿Eso es todo? —preguntó Minho, más sereno de lo que esperaba, y él asintió—. ¿Estás seguro?

 Hyunjin asintió y luego de aquello no pudo ver ninguna luz por al menos cuatro días. Comía poco, apenas recibía agua y se la había pasado durmiendo en el armario de la habitación de huéspedes. El anteúltimo día antes de que los padres de Minho llegaran, Minho volvió a estar dentro de Hyunjin, cogiéndoselo profundo una y otra vez hasta cansarlo. Sus cuerdas vocales y entrada estaban adoloridas.

 —¿Querías un premio, no? —fue lo que había dicho Minho, con una mano sobre su nuca, cortándole la respiración. Había sacado fotos y grabado todo lo que habían hecho con su celular y el de Hyunjin.

 Para cuando los Señores Lee habían vuelto todo estaba como lo habían dejado, limpio, ordenado, teniendo mucho que platicar acerca de cómo la habían pasado.

Notes:

Che, es una banda esto, un montón. Bueno igual si quieren más cosos así me dicen viste y eso… *nobody gaf*.
Porfa comenten pq sino re flop esto 😴😴😴.

Chapter Text

 La secundaria había sido horrenda, si llegaba con una mala nota no volvía a ver sus juegos de mesa, ni su consola, ni sus figuras de acción por unas dos semanas. Ni hablar de tratar de quejarse, él mismo sabía que mostrar siquiera una lágrima le ganaba un par de cachetadas de parte de sus padres. Aún podía recordar como eso se sentía.

 Recordaba haber llorado como idiota por varias noches porque sus padres lo castigaban, le generaba rabia. Ya no era un niño, no necesitaba reprimiendas, y estaba harto de no poder ni siquiera decir una palabra porque sus padres lo golpeaban.

 Minho lo había odiado con todo su ser, se había hartado, había tenido tanta rabia dentro suyo que durante un tiempo había creído que explotaría. Sus amigos tampoco le proporcionaban ni una pizca de entretenimiento. Había sido divertido al principio ver a Lyla, Hyohyun y Juyeon pelear durante un tiempo, pero se había vuelto repetitivo y aburrido, y necesitaba algo más con lo que distraerse.

 Un día mientras jugaban baloncesto en educación física, lo vió. Había pensado varias veces en cómo tratar de meterse en su camino, era un chico retraído, no hablaba con casi nadie en la secundaria y no parecía tener las agallas para defenderse. A Minhole generaba una curiosidad interminable.

 —¡Oye, tú! ¿Puedes pasarnos la pelota? —había gritado.

 Recordó ver al chico asustarse ligeramente por haber sido llamado tan repentinamente, Minho había tratado de no reírse. Sus manos temblaron cuando fue a buscar el balón y al final había logrado pasárselas sin problema.

 Al final del día Lee Minho sabía a quién molestaría por el resto del ciclo escolar, o tal vez durante más tiempo, si el niño le parecía lo suficientemente gracioso. Los próximos días y semanas a ello, Minho se aseguraba de encontrarse casi a diario con aquel chico, él creía que no podía verlo, pero era imposible no notarlo. Era súper obvio.

 A Minho le había cansado un poco no poder acercarse tanto, porque cada vez que volteaba para hablarle o decirle algo, desaparecía. Había pasado un año y medio desde que se propuso que él sería su próximo blanco. Era el tipo más cobarde que jamás hubiera conocido, ya dejaba de ser gracioso, ¿qué sentido tendría molestarlo si ni siquiera podía acercarse 2cm se él? Había empezado a frustrarle, así que tenía que acercarse de otra manera.

 —¿A ti también te gusta Pokemon?

 —Eh… sí…

 —No hablas mucho, ¿No es así? —El chico negó. Corría cada vez que lo veía, no respondía sus preguntas… era el blanco perfecto—. ¿No tienes amigos?

 El chico negó otra vez, aunque eso ya lo sabía… «cobarde patético» había pensado Minho mientras veía sus cabellos, un poco largos para el estándar de la escuela, pero lo suficientemente  corto como para que no le dijeran nada. Desafortunadamente para él, Minho ya había estado pensando cuál sería la mejor manera en la que podría tirar de ellos para que doliera.

 —Soy Minho —dijo, segundos después, con una sonrisa.

 —…Jin…

 —No te escucho.

 —Hyunjin.

 Al principio había pensado en diferentes formas de hacer llorar a Hyunjin, podía empujarlo por las escaleras, porque él había hecho lo mismo con una amiga suya; llevarlo hasta los baños de vez en cuando, abrir las canillas y empujar su cabeza contra el agua; o tal vez ser muchísimo más perverso y dejarlo encerrado hasta el siguiente día en alguno los armarios o depósitos que ya no se usaban.

 Todo aquello se fue por la borda cuando se dio cuenta que Hyunjin era… especial, y había tratado de hacer que atropellaran a una de sus amigas. Ese bastardo cobarde solo era de esa manera cuando él estaba en frente suyo, y había logrado que todos sus amigos se alejaran de él. Estaba bien, él también lo había permitido, no era idiota.

 Pero estaba furioso con él y necesitaba a alguien que lo mantuviera a raya con las cosas que hacía. No podía hacer nada si sus padres estaban viendo, o siquiera si estaban en la casa.

 Había tardado bastantes meses en convencer a sus padres de que le dejaran llevar gente a la casa, la última vez que lo había hecho habían encontrado que estaba teniendo relaciones con una chica, y no solo lo habían castigado por dos meses, sino que también lo habían golpeado.

 Esta vez debían dejarlo, porque Hyunjin era un chico, y su amigo, y porque ambos eran buenos chicos que jamás se metían en problemas. Sus padres habían dicho que no. Preguntó una vez más la siguiente semana, y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente. La respuesta siempre fue la misma.

 Cada tanto «charlaban» con él sobre confianza, mentiras y sobre ser un buen hijo; y con «charlar» se referían a gritarle por unos veinte minutos, no poder contestar porque con eso se ganaría una cachetada, y solo sentarse y asentir a todo lo que decían.

 No podía llevar a absolutamente nadie a la casa, no podía quedarse solo con alguien por mucho tiempo, no podía irse sin antes haber limpiado toda la casa, no tenía permitido hacer mucho ruido cuando sus padres estaban durmiendo, cada vez que venían visitas o amigos de sus padres debía quedarse en su cuarto y no molestar a los mayores. Apestaba, era horrible, y las únicas veces que podía evitar pensar en todo eso era cuando estaba cerca de Hyunjin. Una lástima que no pudiera realmente hacer todo lo que quería, y hasta el momento solo le insistía en juntarse de vez en cuando cerca de su casa, fuera de la escuela o en los recreos.

 Hasta que por fin le dieron permiso. Habían pasado meses esperando y el día finalmente había llegado. Con sus limitaciones, por supuesto. Sus padres estaban todo el tiempo encima de ellos, no los dejaban ir a su habitación, ni hablar de dejarlos solos.

 Pero Minho se comportaba como un niño bueno, o al menos eso le quería hacer creer a sus padres. Limpiaba su cuarto, el de ellos, y la cocina, llegaba a tiempo después de clases, a veces preparaba la cena o le ayudaba a su madre a colgar la ropa limpia.

 Para verano ya había logrado que Hyunjin fuera casi todos los días a su casa, y sus padres ya le dejaban quedarse a dormir allí, por lo que a veces se quedaba más de tres días. Aunque dormían con la puerta abierta, por pedido de los Señores Lee.

 Ese día había sido tan esperado que hasta se acordaba que había sido un martes, el día en el que sus padres estuvieron fuera por un día entero. Sus manos temblaban, estaba por explotar de la emoción, lo había logrado. Primero había pensado en dejarlo encerrado en el baño o en su habitación por un par de horas, obligarlo a que lo atienda por un día entero o tal vez algo más entretenido.

 Minho hasta ese momento jamás había pensado en tener sexo con otro chico, porque por lo general eran molestos, sucios y les molestaba que otra persona tomara el control. Hyunjin, a demás de ser un rarito y seguramente marica, era un un cobarde algo lindo, solo que sus otros defectos lo opacaban. Era un blanco fácil, no peleaba aunque sabía que podría tener la ventaja, y era alguien sumiso.

 No sabía si él mismo era bastante perceptivo o si Hyunjin era bastante estúpido, pero desde hacía meses se había dado cuenta que estaba interesado en él. Lo había confirmado cuando pudo revisar su teléfono y encontró fotos suyas tomadas desde lejos, en el patio de la escuela, en el aula, incluso saliendo del baño.

 Claro que el primer pensamiento de Minho había sido «loco de mierda», había pensado en confrontarlo y decirle que no quería verlo nunca más en su vida, sin embargo, al pensarlo dos veces, no parecía lo suficientemente peligroso como para preocuparse. Pero lo más importante era que le daba otra razón y justificación más para molestarlo.

 Tal vez se le había ido un poco de las manos al llevarlo hasta la habitación de huéspedes, pero el chico no se estaba quejando, y sabría que no iba a quejarse. De todos modos, se lo merecía, lo había estado acosando, había alejado a sus amigos (aunque eran unos tarados), había comenzado a esparcir rumores por la secundaria y por el pueblo para que nadie se le acercara. Era un hijo de puta, y los hijos de puta merecían que los trataran como tal.

 Haberlo visto comenzar a respirar pesado había sido bastante gracioso, Minho realmente no tenía otra palabra para describirlo más que cobarde. Seguramente se había tocado muchas veces pensando en él y aun así teniéndolo a él en frente, en una habitación con luz tenue y sin sus padres presentes, se comportaba como un total gallina.

 Al principio había pensado sólo en dejarlo desnudo dentro del armario durante un par de horas, o hasta que sus padres llegaran, pero el bastardo se había puesto duro apenas él le dijo que entrara al armario. Así que pensó que no le haría daño a nadie darle lo que había querido desde hacía más de un año, cuando había empezado a espiarlo. Por lo que decidió que sería gracioso correrse en su cara.

 «No creo que los amigos hagan estas cosas, Minho…» lo había escuchado decir con voz suave, porque era un pusilánime y un patético.

 El descaro que tenía de decir esas cosas. ¿No lo hacen?, ¿quién dice? Y sobre todo ¿quién le daba el derecho de decidir qué era lo que ellos hacían o no? El tipo que no había espiado por meses, había casi asesinado a uno de sus amigos, le tomaba fotos hasta dormido, y estaba seguro de que más de una vez se había masturbado pensando en él, ¿y decía esas cosas? Era un hipócrita.

 Al final del día, lo había encerrado en el frío y húmedo armario de la rabia. Minho había considerado por unos segundos tener sexo con él sobre su cama, mostrarle que habían cosas más divertidas aparte de estar viéndolo desde lejos, pero aquello que había dicho le había quitado las ganas por completo.

 La segunda confirmación que había tenido de que Hyunjin no era alguien racional (y de que estaba interesado en él al menos sexualmente) había sido en ese momento, cuando lo escuchó tocarse y gemir su nombre. Minho había fruncido el ceño, a pesar de ello, le pareció irónico, así que se rió en voz baja.

 —…¿No te gustó chupármela?, parecía que sí, si después te estabas tocando…

 —Lo lamento…

 Era no había sido la respuesta que estaba buscando, no había estado ni cerca de la respuesta que estaba buscando. ¿Pero qué podía esperar de alguien como Hyunjin? Sabía que era una posibilidad, pero era aburrida y desesperante. ¿Dónde estaba toda esa insistencia, esa emoción y esa tenacidad que poseía cuando lo veía de lejos?

 No tenía nada de divertido jugar con algo que le generaba respuestas así de monótonas, correctas y conformistas. A Minho no le gustaba. Había límites para la cobardía, pero se ve que él no tenía ninguno.

 —No vuelvas a decirme qué es lo que "crees" o "no crees" que debemos hacer, cuando no eres nadie para decirme eso, ¿sí? Yo soy tu mejor amigo, sé lo que hago.

 Hyunjin no parecía ser del tipo que contara nada de lo que le pasaba con nadie, era un tipo solitario, sin amigos, hasta donde sabía sus papás tampoco confiaban mucho en él, y él era el único amigo verdadero que tenía. Te todos modos y solo para asegurarse, lo había tomado fuerte del brazo.

 —Le dices a alguien de esto; a tus padres, a tus compañeros, incluso a algún familiar, y ten por seguro que no volverás a verme nunca más en tu vida.

 Hyunjin había asentido repetidas veces, con miedo enterrado en sus córneas, y salieron del lugar, pero Minho había estado seguro de haber visto una diminuta sonrisa en su rostro.

 «Rarito» pensó Minho, cerrando con llave la habitación de huéspedes, para luego empujar a Hyunjin para apurarlo y que bajara las escaleras. Lo que había sucedido le había cambiado el humor por completo, estaba irritado, frustrado. Creyó que Hwang sería alguien más interesante que aquello que le había mostrado. Tal vez debía insistirle más, y en algún momento explotaría, entonces podría divertirse un poco más.

 —¿Quién es ella? —Hyunjin había señalado una foto que había tenido con una chica de su clase. Ni siquiera recordaba que esa foto existía, pero allí estaba. Los ojos de Hwang corrían desde su pequeño teléfono hasta sus ojos, buscando una respuesta.

 —Kim Juhyun. —En realidad Minho ni siquiera recordaba si ese era su apellido, solo recordaba su nombre, porque se parecía al de Hyunjin.

 Al terminar de pronunciar el nombre de aquella chica, estuvo seguro de haber visto una expresión sombría en el rostro de su amigo. Malicia. Era la única manera en la que podía describir qué era lo que había visto.

 Después de todo, Minho había encontrado una manera interesante, aunque común, de entretenerse con él.

Chapter 20

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 Lastimosamente no había logrado que Hyunjin explotara en todos esos años, pero había llegado bastante cerca muchas veces. Sabía que se contenía, no hizo falta que nadie se lo dijera. A veces podía verlo contar hasta diez en voz alta, creyendo que nadie lo escucharía.

 Cada vez que Minho hablaba de cualquier persona en la que estuviera interesado, Hyunjin trataba de disuadirlo y que no se gastara en gente como aquella, porque no valían la pena. A pesar de ello, siempre había tratado de llevarse bien con sus parejas, al menos el primer mes y medio. Luego comenzaba a irritarse.

  Le causaba satisfacción sus miradas, las muecas que hacía y sus gestos. El casi límite de Hyunjin llegaba cuando le tocaba tomar cartas en el asunto, no tenía idea qué es lo que les decía para ser exactos, pero funcionaba a la perfección porque dos semanas luego, por alguna u otra razón, terminaba con sus parejas. A excepción de un par de casos, como el de Bang Chan, casi todos sus rompimientos de parejas anteriores habían sido culpa de Hyunjin.

 No le molestaba del todo porque el punto de todo eso había sido ver qué podía hacer Hyunjin para, claro, ver de qué manera podía aprovecharse. Hasta que a sus veinte años, ella apareció.

 Había sido preciosa, tenía una bella sonrisa, su perfume se quedaba pegado en la ropa de Minho por horas, días inclusive. Pensaba en ella todos los días, no podía esperar para verse y escucharla hablar por horas de lo que había hecho en clases ese día. Recordaba que le encantaba el chocolate y la leche de fresa, así que cada vez que iba a visitarlo se aseguraba de haberle comprado algo de antemano como regalo.

 Decir que se había enamorado instantáneamente de ella habría sido la mentira más grande que jamás se hubiera dicho a sí mismo. Porque su propósito había sido el mismo que sus anteriores parejas: solo servían de carnada para molestar a Hyunjin. Por algo lo había dejado ver cómo tenían sexo muchas veces, mientras a ella le decía que no pasaba nada, porque Hyunjin estaba durmiendo y no abriría los ojos aunque le pasara un tren por al lado. Lo había demostrado dándole pastillas para dormir más de una vez.

 De todos modos, no se había enamorado de ella sólo porque sí, le había interesado desde hacía algún tiempo. La veía de vez en cuando en clases que compartían, uno de sus ex amigos solía hablarse con ella por lo que ya lo conocía, y su voz al cantar…

 Describirla como «atrayente» era poco. Minho quedaba hipnotizado cada vez que la muchacha cantaba, no sabía que decir, solo se le quedaba mirando al mismo tiempo que podía sentir sus propios latidos en su oído acelerarse. Era absurdo, había escuchado cantar a otra gente y nadie en ningún momento le había hecho sentir de una manera tan irracional.

 Claro que los meses siguieron pasando, y cuando se dio cuenta de lo que sentía, ya era demasiado tarde. No iba a terminar con ella, no quería terminar con ella, pero Hyunjin había empezado a tener otras actitudes. Lo sabía porque había podido sentir a Gahyeon temblar cuando él estaba cerca, trataba de disimularlo, pero no era buena actuando.

 No le había quedado otra opción más que dejarlo en el armario durante un tiempo, pero esa era una solución a corto plazo. Hyunjin se congelaba y lloraba en el momento, mas no corregía lo que hacía ni trataba de dejarla en paz. Decía que se arrepentía y que lo sentía, se ponía de rodillas y pedía perdón, a pesar de todo eso Minho nunca vio un mínimo índice de cambio en su actitud.

 Hubo un tiempo en el que pensó en obligarlo a tomar unas cuantas pastillas de más y que muriera pos sobredosis, para librarse de él… después de todo tenía recetadas algunas benzodiacepinas y no habría sido difícil alegar que tuvo una sobredosis por un ataque o algo parecido.

 Pero no podía hacerle eso. A pesar de la inestabilidad de Hyunjin y todos los pensamiento caóticos que trataba de calmar, al menos una parte de todo eso había sido su culpa. Tal vez Hyunjin ya era algo inestable antes de conocerlo, sabía que sus padres no le tenían confianza, había evitado casi por completo meterse en su camino y siempre era cuidadoso con lo que decía.

 Minho había tratado más de una vez de buscar una manera de hablar con él adecuadamente acerca de sus comportamientos, pero parecía entrarle por un oído y salir por el otro. Sus charlas y sermones eran inútiles, era tarde. Estaba enojado con toda la situación, consigo mismo por no poder controlar a Hyunjin y con él también por ser un terco y un mentiroso.

 Había sido un estúpido por no tener en cuenta todo lo que podría haber pasado y estaba pasando. Había sido un estúpido por enamorarse de Gahyeon y uno mucho peor por empezar a sentir cariño por el chico que estaba usando de juguete. Supuso que el karma era algo que iba a llegar tarde o temprano.

 Claro que el momento había llegado y su amigo había llegado casi a su límite, Gahyeon estaba aterrada, lo escuchó en su voz y lo leyó en sus cartas. No le dio otra explicación más que «se sentía incómoda con la relación, no era lo que realmente quería y nunca lo tendría con él» y que «quería su propio espacio». Minho sabía que esa no era la razón y no podía hacer nada al respecto.

 Estuvo devastado por meses, cada vez que se acordaba de ella lo llenaban unas ganas inmensas de llorar, tenía todas sus cartas incluidas aquellas que le había dado mientras salían juntos, impregnadas de su perfume favorito. Jazmines y vainilla.

 Lo peor de todo había sido que Hyunjin no mostró simpatía alguna por lo que sucedió, no lo entendía y no iba a entenderlo, pero de todos modos estuvo junto a él cuando no podía ni siquiera salir de la cama. Y lo detestaba, detestaba su hipocresía, detestaba que acariciara sus cabellos para tratar de calmarlo, detestaba su voz y su llanto, detestaba su colonia tan fuerte, porque ese olor también se pegaba a él por semanas.

 No tenía sentido enojarse por algo que él mismo había causado, era como enojarse porque un perro entrenado para cazar, o un zorro, matara un par de gallinas o conejos.

 Pero a fin de cuentas, había admitido lastimar a Gahyeon de una manera u otra, por lo que no tuvo ganas de pensar dos veces antes de imponerle un castigo. Uno de verdad, no dejarlo sin comer por un par de horas, eso no ayudaría de nada, ni tendría el peso suficiente para calmar todo el enojo que sentía.

 Debía hacer algo que lo marcara y sobre todo algo que pudiera hacer pasar como hecho por Hyunjin mismo, así no solo saldría limpio sino que haría que seguramente dependiera más de las pastillas.

 Una vez Minho pensó que lo más perverso que podría hacer era dejarlo dormir afuera en un día que hiciera el suficiente frío como para que el agua se congelase, pero eso no era nada comparado a lo que se le había ocurrido. Un pensamiento que rondó por su cabeza apenas por cinco segundos y que no consideró dos veces antes de quedarse con él.

 Así que ese día, exactamente dos semanas después de terminar con Gahyeon, y el primer día en el que sus padres de fueron de vacaciones a Busan, convenció a Hyunjin de que harían un juego de roles y lo ató a la silla.

 No le gustaba recordar mucho del asunto. Había sido cruel, pero necesario. Fue necesario. De no haberlo hecho, Hyunjin tal vez hubiera empeorado muchísimo.

 No había querido hacerlo, pero a la vez debía confirmar que todo había sido por su culpa, y le obligó a admitir qué había sido todo lo que le había dicho y hecho a Gahyeon. Estaba detrás suyo, tomando la mano de Hyunjin con la suya, en la cual tenía un cuchillo que se había pasado un buen tiempo afinando. Para que no doliera.

 «Si me dices la verdad, puede que te dé un premio».

 Hyunjin lloraba mientras Minho sostenía su otra mano en un puño, excluyendo al meñique. Hablaba sobre su oído, tratando de calmarlo, porque si gritaba de más era probable que los vecinos llamaran a la policía, y no quería que estuvieran ahí antes que la ambulancia. Suplicó y lloriqueó que se portaría mejor, que no era necesario nada de lo que estuviera a punto de hacer, porque era un buen chico y un buen amigo.

 Hyunjin ya había dicho esas palabras antes y todo estaba exactamente igual, a excepción de Gahyeon, a quien tal vez nunca más volvería a ver.

 Minho le dió dos minutos para admitir lo que había hecho, y él no dijo ni una sola palabra. Rogaba, con su rostro empapado de lágrimas, que tuviera piedad. Susurró algo en su oído, luego sostuvo el cuchillo con fuerza, preparándose. No quería hacer algo mal y que todo terminara en desastre.

 Hyunjin no dijo nada, y Minho cortó con fuerza contra la tabla de mármol, viéndola pasar de unos tonos grises a un carmín oscuro, mientras su amigo gritaba. Con rapidez le tapó la boca con un par de telas para que no hiciera más escándalo del que ya había estado haciendo.

 Él sabía que los doctores podían volvérselo a coser en las primeras seis horas, porque los padres de Hyunjin se lo habían contado una vez. No podía dejarles ni una esperanza a los paramédicos de tratar de salvar lo que había ocurrido cuando llegaran, así que había hecho a Hyunjin ir hasta el baño, para tirar la falange por el inodoro, y volver a la cocina. No tenían que haber dudas de que él mismo lo había hecho.

 Cuando pudo hablar con normalidad le admitió a Minho todo lo que había hecho, hipando y retociéndose de dolor en la silla. Envolvió su dedo lo suficientemente fuerte como para tratar de calmar la hemorragia, dejó que lo abrazara con tanta fuerza que comenzó a doler, le acarició la espalda y besó su frente.

 Luego sus mejillas, llenas de lágrimas, y por último sus labios. Aquello no ayudó a tranquilizarlo por completo, pero pudo lograr que dejara de llorar, al menos un poco.

 «Querías un premio ¿no?».

 La ambulancia llegó y tuvo que explicar que su amigo había perdido la compostura, había agarrado un cuchillo y se había cortado el dedo. No había sido mucho, apenas la primera falange. Les informó que tomaba antipsicóticos o algo para la ansiedad, pero que no sabía bien, porque no le dejaba ver sus medicamentos.

 En el hospital le volvieron a preguntar, y volvió a decir lo mismo. Cuando le preguntaron por el resto del dedo les dijo a ellos también que su amigo había ido hasta el baño y lo tiró por el inodoro, y los paramédicos, quienes vieron el rastro de sangre, le dieron la razón.

 Los padres de Hyunjin llegaron rápido, a pesar de haber estado de turno, y les explicó a ellos también lo que había sucedido. Charlaron con él y le dijeron de muchas cosas que estaban mal con Hyunjin y cosas que no podía controlar.

 Minho sabía que tomaba pastillas, pero no sabía exactamente para qué eran. Había buscado la marca por Internet y le había aparecido que se utilizaban para diferentes casos. Así que toda esa información era de mucha importancia para saber cómo mantenerlo a raya, pero sabía que lo que había hecho era necesario.

 Se sintió horrible, pero había sido necesario. Lo repitió dentro de su cabeza una y otra vez hasta el cansancio. Lo repitió hasta creérselo.

 Los siguientes días Hyunjin la pasó en casa de sus padres, con ocasionales visitas de parte de su parte, quien le llevaba sus comidas favoritas, libros o comics. A veces se la pasaba charlando con sus padres antes de pasar al cuarto de Hyunjin, del cual no quería salir a menos que Minho estuviera allí.

 Eso había ayudado a que los Señores Hwang confiaran más en él de lo que confiaban en su hijo. Por lo que cualquier cosa que le pasara a Hyunjin ahora sería culpa de él mismo, y Minho solo tendría que decir que había dejado de mirarlo por un segundo y le creerían porque Hyunjin no era confiable. No era estable.

Notes:

Díganme qué les va pareciendo que faltan 7 capítulos pa terminar 😶😶😶.

No trabajo con betas, así que si ven algún error háganmelo saber ♡.