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Love In A Time Of The Zombie Apocalypse by rizzlewrites (Español)

Summary:

Después de Voldemort, estuvo esto. El reloj está sonando para crear una cura para el inimaginable terror que actualmente está en el mundo. Hermione se encuentra sin querer aliada con el hombre más odiado en toda Gran Bretaña Mágica. (Final alterno: 'La Vie En Rose', Audiobook en inglés por ETL.Echo.Audiobooks),

Notes:

Este trabajo no es mío, yo solo lo traduje al español, la historia es de rizzlewrites, el link a su historia está en este trabajo de igual manera.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Liberar

Chapter Text

Notas generales de la autora

  • El audio libro completo está disponible en Spotify vía ETL ECHO
  • Arte de LIATOTZA se puede encontrar aquí. Hay más, estoy segura, pero esto es lo que he encontrado hasta ahora.
  • Esta historia comenzó alrededor del 2012 y estaba en FFnet antes de que la moviera a AO3 junto con mis otros fanfics.
  • Por favor lee mis Políticas Transformacionales de Trabajo (abajo) si tienes preguntas sobre encuadernamiento de libros o traducciones.
  • Esta historia no estuvo editada de manera beta.
  • Hay temas que garantizan advertencias de contenido (trigger warnings) así que por favor lean las etiquetas antes de empezar. Si hay alguna etiqueta que se me pasó, háganmelo saber y me aseguraré de agregarla.
  • Hay un final feliz. También hay un final alternativo bastante infeliz (¡y tienen que ponerle atención a esas etiquetas!).
  • Hay varios capítulos unidos al universo de LIATOTZA.
  • Si encuentran un personaje llamado ‘Desmond el mayordomo’, no debería de estar ahí. Uno de estos días revisaré la historia y eliminaré todos los rastros de él.
  • Ningún gran personaje morirá, pero todos los demás son juego justo.
  • Me pueden encontrar en cualquiera de estas plataformas: https://linktr.ee/RizzleWrites 
  • Estoy escribiendo libros y me encantaría si se suscribieran a actualizaciones de lanzamiento de libros! https://www.soniaseddiq.com/mailing-list

 

Abordar problemas comúnmente planteados

Recopilado de las diversas plataformas y foros donde se discuten los fanfics de Dramione.

“Es demasiado largo…” - Sí, sé que la historia se pudo haber dividido en 3 libros, pero lo escribí en un lapso de más de 10 años con una pausa de 2 años en el medio, y los capítulos solo aparecieron de manera orgánica. Si estás buscando por mejor final, entonces sugiero detenerse en el Capítulo 68 y tratar todo lo que sigue como el epílogo.

“Es muy caótico/demasiado está pasando/nunca tienen un descanso/demasiadas muertes…”  - Este es un UA de un apocalipsis zombie. No sé qué más decirte.

“No hay suficiente romance…” - Esto no es romance. Esto es una trama pesada. Hay romance, pero los momentos de Dramione son secundarios a los de acción/aventura/horror. Si alguien les recomendó esto como un fanfic de romance, entonces díganles que no, Rizzle dijo que no lo es.

“La relación salió de la nada…” - Parecido a muchas de las demás historias con tema de zombies que incluyen romance, no hay mucho tiempo para que los personajes principales procesen sus sentimientos o lleguen al romance de una manera más ordenada. Si estás buscando una clara señalización que indique dónde/cuándo/cómo se enamoran, está historia no te va a satisfacer. Incluyo más notas del autor sobre esto al final de la historia para no hacer spoilers. 

“No hay suficiente calentura…” - Si no terminas antes de la tercera parte, entonces sí. Me he tomado la libertad de poner un índice de escenas sexuales (ver abajo).

 

Política de Transformación de Obras

Estas políticas son para asegurar que el fandom se mantenga libre.

  • Tienes permitido traducir este fanfic y volver a subirlo en otras plataformas mientras me des crédito como autora original e incluir un link a la historia original en AO3. No necesitas mandarme un correo para pedirme permiso, tal vez no pueda atender tus correos tan rápido como puedas necesitarlo.
  • Tienes mi permiso para imprimir y encuadernar este fanfic para tu uso personal o como un regalo/intercambio sólo si no hay intercambio de dinero involucrado entre los partidos.
  • No tienes mi permiso para pedir a alguien más que encuaderne este fanfic por ti.
  • No tienes mi permiso para vender ninguna versión de este fanfic, incluyendo: copias impresas, encuadernamientos, typesets, copias digitales (p. Ej. PDFs), etc.
  • A partir de 2023, no tienes permiso de imprimir y distribuir copias de ninguna versión de este fanfic, incluso si ninguna ganancia es obtenida.
  • Por favor recuerda revisar las políticas de todos los artistas que han creado arte basado en este fanfic antes de usarlo. No hablo por estos artistas.

 

Índice de escenas sexuales (puede contener spoilers)

Si prefieres ir directo al punto de este tipo de escenas de Dramione, aquí está lo que pasa.

  • 3 - entrega de collar
  • 12 - primer beso
  • 23 - intimidad, vaga, reconocimiento de sentimientos
  • 28 - intimidad, vaga, reconocimiento de sentimientos
  • 37 - besos, frotar
  • 40 - toque de manos
  • 48 - consumación
  • 54 - sexo en el baño #1
  • 70 - casi sexo
  • 73 - ‘El Capítulo Caliente’, inluye sexo en el baño #2, aka ‘NO dejes caer el jabón’
  • 75 - sexo (uso inapropiado de colas de caballo)
  • 76 - sexo somnoliento
  • 77 - sexo en la biblioteca
  • 80 - ‘El Otro Capítulo Caliente’, aka el calabozo de sexo de Lucius Malfoy
  • 81 - manos, intimidad, confort
  • 83 - sexo somnoliento
  • 84 - las manos talentosas de Draco

 


 

“¿De verdad crees que sigue vivo?”

“Bueno, mi hechizo de sensor está detectando a alguien de manera muy clara en el piso de abajo.”

“¿Alguien?”

“Sí. alguien vivo. Y como era de esperarse, parece que no podemos Aparecernos dentro. Las barreras de Seamus son buenas, Harry.”

“Finnegan terminó siendo alguien bastante hábil en el viejo swish y flick después de todo… supongo que es en la entrada principal, ¿entonces? ¿Cómo es que nadie se ha dado cuenta que él ha estado aquí todo este tiempo?”

“Todos están muertos. Simplemente no hay nadie más que recuerde.”

“¿Piensas que no tiene idea de lo que está pasando?”

“No lo sé. Es posible. El confinamiento solitario es bastante, bueno, solitario.”

“¿Segura que quieres hacer esto? Scrimgeour tendrá nuestras cabezas. Bueno, más la mía que la tuya. Él en serio necesita la tuya.”

“Él lo entenderá. Y por favor, Harry, no uses más la maldición de la motosierra al estar cerca. El desastre tomó demasiados días para salir de mi cabello.”

“Me gusta esa maldición…”

“Yo sé, Harry.”

“Yo la inventé, sabes.”

"Sí, Harry."

“¿A la cuenta de tres?”

“Vamos.”

"Uno, dos, tres. ¡REDUCTO!"


Las puertas principales de Azkabán explotaron al abrirse.

Polvo, mortero y trozos de madera pulverizada volaron en el aire para formar una nube nociva. No era lo suficientemente gruesa para prevenir que el olor de muerte concentrada golpeara a Harry y a Hermione como un ariete. El olor era lo suficientemente fuerte para tener sabor. Tosiendo y cubriendo sus bocas y narices con sus antebrazos, sus varitas levantadas, entraron al oscuro vestíbulo.

Harry lanzó lumos. 

No habían hordas repletas. No había muertos vivientes hambrientos de los que defenderse. Bueno, eso no era exactamente correcto—habían muertos vivientes hambrientos, solo estaban en un estado en un estado tan débil y demacrado que la mayoría habían sido reducidos a torsos a medio comer, que gemían y se movían levemente en el piso. Con la ausencia de carne fresca, se habían vuelto caníbales entre ellos.

Los que se habían quedado sin comer, estaban ahora completamente inanimados; sus funciones cerebrales vestigiales habían desaparecido hace mucho tiempo. Azkabán no se había salvado del brote, pero durante la peor parte, el Guardián Seamus Finnegan tomó la decisión de liberar a tantos prisioneros como fuera posible antes de cerrar la entrada principal y contener lo que estaba dentro, dentro. Eso lo incluía a él mismo y a los cinco guardias restantes que aún eran humanos y bastante vivos la última vez que se comunicaron con el Ministerio. Ahora no había nadie. Solo estaba la oscuridad, muerte y el olor familiar que revolvía las tropas. El olor permeaba todo.

Hermione volvió a realizar el Hechizo Detector, que se manifestaba como planos condensados, cuadriculados en rojo. Ahí, en el Sub-Sótano C, el estado de Azkabán del arte (mágico), completamente automatizado, ala de máxima seguridad, estaba el Prisionero E5673. Aparecía en los planos como un punto luminoso y pulsante azul.

Bajaron las escaleras. Harry primero, con Hermione siguiéndolo. Había una pequeña fiesta inesperada de bienvenida en las escaleras—dos antiguos guardias que aún se veían bastante frescos. 

Hermione no tenía el tiempo para pensar sobre los horrores que al par probablemente tuvo que soportar, tratar de sobrevivir en el infierno de estar atrapado en un edificio con doscientos zombies recién transformados, de los cuales al menos una docena habían sido antiguos colegas. Les había ido bien sobreviviendo, por un tiempo. 

Harry eventualmente le quitó la cabeza al guardia, que estaba desnudo con su estómago completamente abierto, que los seguía atacando. Una patada hizo que el torso sin cabeza cayera sobre el barandal y aterrizara con un ruido húmedo en el rellano del Sub-Sótano A.

La guardía se lanzó hacia Hermione. Aún usaba su uniforme, una placa y un pasador azul  para el pelo, aunque parecía hacerle falta la mayor parte de su cara y un brazo. Su boca se abrió horriblemente debido a una mandíbula dislocada y desalineada. Una mano con espasmos se estiró hacia la cara de Hermione. 

“Incendio.” La cosa cayó a sus pies lo suficientemente fuerte para romperse los huesos. Gritaba y tiraba de su ropa mientras se quemaba. 

“¿Estás bien?” Llamó Harry. Ya había bajado la mitad de las escaleras. 

No, por supuesto que no. Nunca estaría bien. Nunca más. 

“¡Sí!” Gritó Hermione para responder mientras se alejaba del zombie en llamas. 


Encontraron a Draco Malfoy tres pisos abajo, viviendo en un cubo de cristal con bordes de acero — uno de los diseños de Seamus. Draco estaba sentado en un pequeño escritorio y estaba leyendo. 

Leyendo. 

Hermione pudo haberlo odiado simplemente por eso.

Por un buen minuto, él los observó mientras ellos lo observaban a él. Era un estudio de contrastes irónicos, casi cómicos. El asesino convicto se notaba bastante civilizado, casi gentil. Estaba bien rapado y ordenado con una sencilla túnica negra. Y luego estaba el Harry bastante desaliñado, barbudo y de ojos ligeramente maníacos. Al lado de él estaba Hermione, cubierta de polvo, hollín y claro, esas tenían que ser vísceras en su cabello, ¿no es así? 

En un extremo de la celda de Malfoy habían libreros crujiendo bajo el peso de los libros. Inexplicablemente, ella sintió la amenaza de lágrimas. El año pasado, ella pudo haber tomado su obra favorita de ficción Muggle de un librero en la residencia actual de sus padres en Australia, y acurrucarse frente a la chimenea del estudio hasta que el sol saliera. 

Eso era entonces. Se sentía como una eternidad. Ahora, la mayor parte del mundo se había puesto de cabeza. Lo que seguía del lado correcto estaba en llamas. La historia de historias y finales felices parecía tan alien e indulgente.

Y aquí estaba él. Draco Malfoy. Leyendo.

La atención de Hermione regresó abruptamente cuando Malfoy cerró su libro de un fuerte golpe. Él se puso de pie, parecía más alto, pálido y delgado de lo que ella recordaba. Ella observó la pequeña frunción del ceño que apareció en su rostro. Una persona normal habría demandado saber qué diablos había estado pasando en la superficie que se le haría imposible a alguien verificarlo en meses. Pero Malfoy era todo menos normal. Nadie se mantiene ‘normal’ en este tipo de prisión.

Los ojos de Malfoy catalogaron todo con un hambre precisa y hábil; escaneando todos los detalles presentados a él. Su mirada eventualmente se detuvo en ella. Una sonrisa fría se transformó en su rostro de discretamente curiosa a calculante. 

“Visitantes, ha pasado un rato.” Las palabras eran ligeras, pero había tensión. Su voz de adulto era suave y sibilante, con solo unos rastros del tono familiar que Hermione recordaba de su juventud. 

“¿A qué debo el placer?”

“Tal vez quieras retroceder, Malfoy.” Harry dijo levantando su varita, pero Hermione lo detuvo al poner su mano en su brazo.

“¿Recuerdas lo que dijo Seamus cuando construyeron el prototipo?” Ella le recordó a Harry. “Podemos escucharlo, pero él no puede escuchar nada desde dentro del cubo. Usa la caja de comunicación.”

“¿La qué?”

Malfoy y Hermione la señalaron al mismo tiempo—una pequeña caja de metal que quedaba en una esquina del cubo. Había un espacio en el fondo lo suficientemente grande para que Hermione los pusiera ahí enrollados; copias de El Profeta y El Guardián.

“¿Para qué es eso?” Preguntó Harry.

“Pruebas. ¿Tú nos creerías?”

Harry se quejó con un gruñido. “Probablemente no. Bien pensado.”

Sin tener mucha prisa, Malfoy tomó las copias y las escaneó. Su fruncido se marcó más y, en un punto, dejó de parpadear por completo. Sin embargo, cuando levantó la mirada, su rostro estaba absolutamente impasivo. Hermione había estado segura de qué esperar. Schock, ciertamente. Quizás un intento de humor negro. Pero su ambivalencia la molestó. Por su puesto que le importaba. A él le tenía que importar. Hermione trató de buscar evidencia en esto pero parecía no encontrarla. 

Ella presionó el botón en la caja de comunicación y habló. “Dado que el virus se originó aquí, hemos recibido el mayor golpe, así que el Reino Unido y Escocia están aislados de Europa y el resto del mundo. África, Sudamérica, Asia central, del Norte y del Este son zonas de guerra. Norteamérica y Sudamérica están a punto de hacer lo mismo. Hasta ahora, solo el Sudeste de Asia, Australia, Nueva Zelanda y partes de Oceanía están reportando tener bastante éxito en aislar a sus infectados.”

Malfoy procesó todo eso. “Bueno, eso explicaría por qué el Guardián Finnegan no ha venido a visitarme en un buen rato. Dime, ¿se ha librado de esta espiral mortal? Con doble sentido, ¿siempre que estas criaturas sean del tipo que se arrastra?”

Seamus Finnegan. Guardián de Azkabán. Casado con Lavender Brown, fallecida. Dos hijos, Timothy, edad cinco, fallecido. Y oh—¿cuál era su nombre? ¿De la pequeña? Hermione encontró un recuerdo de Seamus llegando al Ministerio una mañana cargando a una pequeña niña con cabello rubio y ojos azules.

Emily. También fallecida.

Era importante para Hermione recordar todos los nombres. Los dos guardias que habían mutilado hace unos minutos habían sido la ‘gente’ de alguien. ¿Eran recordados?

Ella ignoró las preguntas de Malfoy sobre Seamus. Su otra pregunta era mucho más pertinente. “Estas criaturas son lentas y no son terriblemente fuertes al pasar el tiempo, pero su fuerza siempre ha estado en sus números. Y desafortunadamente, los Infectados en el Reino Unido nos sobrepasan gracias a la ola del brote original.”

¿Y exactamente a cuántos incineraron en su camino hacia aquí?”

“No el suficiente para desperdiciar tiempo hablando sobre esto. Necesitas venir con nosotros.”

“¿Por qué?”

Harry hizo un sonido impaciente y miró hacia la caja. “Los estadounidenses están planeando un golpe nuclear sobre Londres. Honestamente, tenemos suerte de que aún no haya pasado. Lo que queda del gobierno Muggle Inglés ha logrado convencer al Presidente Estadounidense de darle a la comunidad mágica tiempo para poner la situación bajo control aquí.”

Malfoy se rió. “¿Me estás diciendo que esto—” hizo un gesto hacia Harry y Hermione— “ es un tipo de rescate? Honestamente, Potter, me siento halagado.”

“Durante la guerra, estuviste brevemente aliado con un mago que trabajó previamente en virología en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Estados Unidos, ¿no es así?”

Malfoy se sorprendió por la dirección que tomó la conversación, pero no dudó ni un momento. “Sí, Hendry Tan. Loco como una liebre, pero innegablemente brillante.”

“Lo mataste. Si él estuviera vivo, no te necesitaríamos.” Dijo Hermione de manera firme.

“Él se mató solo, Granger. Yo solo no lo detuve.” Sus ojos grises se fijaron en ella. “Y por favor dime, ¿qué es lo que necesitan de mí?”

Hermione inhaló y contó hasta cinco antes de que empujara a Harry hacia un lado y presionara el botón una vez más. Ella había ensayado esto con Harry ya, pero la realidad de realmente tener que conversar con Draco Malfoy, criminal de guerra, terrorista y asesino, era algo para lo que nunca te podrías preparar. Sin duda, el hecho de que lo conocía desde que tenía la voz chillona y era más bajo que ella, aumentaba sus preocupaciones. Parecía una farsa que se necesitara una persona tan malvada y repugnante para lograr tanto bien.

"Tu tarea era crear una línea adicional de financiamiento para la causa de Voldemort vendiendo patentes de pociones a compañías farmacéuticas, ¿no?"

Malfoy se había movido a la orilla de su escritorio, con los brazos cruzados. La larga raya de su túnica se ensanchó, revelando unos pantalones negros y delgados. Todos los demás prisioneros de Azkabán usaban naranja brillante. Confía en que Malfoy había llegado a algún tipo de acuerdo para evitar lo que probablemente percibía como un destino pasado de moda. ¿O quizás era que los reclusos de máxima seguridad estaban adheridos a otro tipo de reglas? Después de todo, no socializaban con el resto de los reclusos. 

En cualquiera de los casos, no había ni rastro del pequeño matón pomposo y sociópata novato que nunca iba a ningún lado sin Crabbe y Goyle. El matón se había convertido en un hombre con sangre en sus manos. Y no del tipo que actualmente manchaba los pantalones de mezclilla de Hermione o su chamarra. 

Ustedes los Muggles, con su ciencia y tecnología, y su tan cacareado ingenio humano. Voldemort detectó un mercado lucrativo y sin explotar,” él dijo.

Se escuchó un estrépito ahogado procedente de la escalera. Harry y Hermione voltearon a ver hacia la salida. Nada salió. Malfoy, sin poder escuchar nada externo a su celda, siguió la dirección de su vista. También observó a Harry mirando su reloj y ver a Hermione con una mirada seria.

“Así que trataste de venderle curas mágicas a los Muggles,” concluyó Hermione, hablando más rápido ahora.

“Curas mágicas sintetizadas, Granger. Ese era nuestro trabajo—convertir lo mágico en mundano.”

“Tú y Tan sintetizaron una de tus pociones en un suero. Un antivirus. ¿Recuerdas cómo se llamaba?”

Tenían que confirmar lo que la inteligencia Estadounidense Mágica había resumido después de revisar todas las líneas de los archivos que el Ministerio tenía sobre Draco. De otra forma, Malfoy no les servía libre. Ella se preguntaba si él sabía que su vida estaba en juego. Si él no podía ayudar a su causa, ellos lo tendrían que dejar ahí.

Por un momento, parecía que no iba a complacerla continuando la conversación, pero luego respondió. “Tan le puso mi nombre en inglés. Oligomerizador de caspasa activado con ARN de doble cadena.” (Double-stranded RNA Activated Caspase Oligomerizer.)

Hermione no pudo evitarlo. Su corazón se emocionó levemente. Aquí, finalmente había esperanza después de tantas semanas de fracaso en el laboratorio.

“D.R.A.C.O.,” dijo Hermione, pasando el nudo de su garganta. Harry odiaba llamarlo de esa manera, pero decir la versión larga continuamente lo venció. “Necesitamos que nos digas cómo hacer D.R.A.C.O. para que pueda combinar con una Poción de Regeneración estándar.”

“¿Por qué?”

Ella fue directa. “Para salvar al mundo.”

Un piso arriba, se escuchó el sonido de muebles arrastrándose en el piso.

"Hermione…" 

Malfoy dejó su lugar en su escritorio y se levantó frente a ella, separados por un cristal mágico y grueso de diez centímetros. Él puso su mano contra el cristal, a la izquierda del rostro de Hermione. Ella levantó su cara para poder mirarlo a los ojos. Le costó trabajo, pero logró resistir la urgencia de dar un paso hacia atrás. Él estaba contenido, pero aún era más alto que ella.

“¿Y yo que tengo a cambio, Sangre Sucia?”

Harry marchó hacia la caja de comunicación. “¡Logras vivir, maldito bastardo! ¡Fácilmente podríamos dejarte aquí para que te pudras!”

“Malfoy rió levemente. “Potter, los hechizos que regulan mi suplemento de aire, luz solar artificial, mis envíos de comida y la eliminación de mis desechos probablemente duren más que tú y yo juntos. Probablemente estoy más a salvo aquí que ustedes allá afuera.”

“¿Encerrado como un animal dices tú?”

“Todos somos animales,” respondió Malfoy. “Unos de nosotros simplemente pertenecemos a un estrato más alto que otros.” Con eso, miró a Hermione. “¿Dónde está Weasley? ¿No me digan que ha sucumbido? ¿Tuvieron el corazón para sacarlo de su miseria o su madre lo ató a una clavija en el patio trasero de ese cobertizo que él llama hogar?

Harry gruñó y golpeó su puño contra el cristal, el cual brilló. Malfoy ni siquiera saltó, ni siquiera quitó su mirada de Hermione. La respuesta de su pregunta estaba escrita en su rostro.

“Ya veo,” dijo Malfoy especulativamente.

Maldito sea. Maldito, maldito, maldito. Hermione caminó para mirar hacia la pared, lejos de Malfoy y lejos de la maldita preocupación y remordimiento en los ojos de Harry. Ella miró hacia el techo, parpadeando rápidamente en un intento inefectivo de detener sus lágrimas.

Ella se sorprendió cuando Harry tomó su mano y la guió hacia la salida. “Nos iremos sin él.”

“Harr, no.” Ella plantó su suelo. “¡Lo necesitamos!”

“¡Nadie necesita eso! ¡Nadie puede estar tan posiblemente desesperado!”

“¡Nosotros estamos así de desesperados!” Ella dijo. Ella movió sus manos del agarre de Harry y corrió de vuelta hacia la caja de comunicación.

Malfoy observó el intercambio completo, la sonrisa se había ido, sus ojos grises ahora eran muy intensos. Era el final del juego que él había estado jugando desde que ellos aparecieron. Él se acercó a ella dentro del cubo, frente a frente, detrás del cristal. Él se paró tan cerca que ella podía ver las manchas azules en sus irises. 

“¿Qué es lo que quieres?” ella preguntó directamente. 

“Un perdón completo. Mi título y propiedad regresan a mí, incondicionalmente.”

Hermione asintió, no estaba sorprendida. “Lo tendrás.”

“¿Se supone que debo tomar tu palabra por ello?”

“Sí.”

 Ella pensó que había una ciertidad de que su promesa no sería suficiente; que él tendría que discutir y negociar un poco más. Pero algo debió haber estado en la calidad de su respuesta, porque él ya no estaba impasivo. Por el momento más breve, ella observó la espera. La emoción fue tan afectante como fue corta.

“Júralo.”

“Lo juro por mi vida que si nos ayudas desde este punto, el Ministerio rescindirá tu sentencia.”

“¡Necesitamos irnos!” Gritó Harry.

“¿Tenemos un trato?” Hermione preguntó al mismo tiempo.

Malfoy asintió. “Lo tenemos.”

“Entonces da un paso atrás.”

Él lo hizo y ella notó que él caminó rápidamente hacia los libreros, tomó un libro y lo guardó entre sus túnicas.

El hechizo destruyó la pared de cristal en un océano de gránulos cristalinos que tronaban bajo los pies de Malfoy mientras salía de su prisión. Él no salió de su celda con una expresión triunfante. Había una cautela y vacilación en sus movimientos que casi le granjearon cierta simpatía por parte de Hermione."

Tan pronto como salió, Harry tomó el codo de Malfoy y puso la punta de su varita contra su cuello. “Estoy buscando una excusa, Malfoy. Así que no intentes nada.”

Malfoy levantó sus manos. “No lo soñaría.”

“Átalo,” le dijo Harry a Hermione.

Sacó una larga madeja dorada del bolsillo trasero de sus jeans y se acercó a Malfoy. Imposiblemente, parecía aún más alto fuera de su jaula.

“Levanta tu manga y extiende tu brazo izquierdo,” ella ordenó. “Aún eres zurdo, supongo.”

“¿Recuerdas eso?”

“Sólo es un detalle.” Ella empezó a atar un extremo de la madeja alrededor de su muñeca izquierda.

La piel en la parte interna de su muñeca estaba tan pálida que casi era translúcida. Venas azul claro eran claramente visibles. Los dedos sucios y ennegrecidos por el hollín de Hermione eran un marcado contraste. Mientras Hermione hacía el trazo, su piel rozó la piel de Draco con su piel y hacia sus nudillos una o dos veces que dejó una mancha.

Él no dijo nada durante eso, pero ella podía sentir su mirada sobre su cabeza. Luego ató el otro extremo de la madeja a la muñeca derecha de Harry. Cuando terminó, Malfoy bajó su manga.

“¿Qué es esto?” él preguntó, examinando su muñeca. La madeja había desaparecido. Limpió la mancha con su pulgar.

“Tu correa,” dijo Harry, con un poco de entusiasmo. Tomó la parte de atrás de la túnica de Malfoy y lo empujó hacia la salida y las escaleras. “Vamos. Primero los Mortífagos.”

“Oh, esto se pone cada vez mejor y mejor,” Malfoy murmuró. “Fortuna, sobre su maldita presa sonriendo.”

Hermione los siguió detrás, pensar que un Draco Malfoy que citaba a Macbeth era un poco desconcertante.

Chapter 2: Proyecto Navidad

Summary:

Draco conoce a los expertos y Hermione es regañada.

Notes:

Como notas de la autora: he deshecho mi previo cambio de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados de VUELTA.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El Número 12 de Grimmauld Place era la base de sus operaciones, con unos pequeños cambios. 

Dos sótanos, entre otras cosas. Servía como el cuartel general improvisado del Ministerio y como un laboratorio con equipos cuidadosamente robados de instalaciones médicas y científicas de toda Inglaterra.

El equipo de investigación se comprometía de científicos Muggles y magos expertos, todos de los cuales trabajaban en turnos, sobreviviendo de una combinación de café, camaradería y comida chatarra. Habían mestizos, nacidos de Muggles, un hombre lobo, Muggles normales y Sangres Pura en la mezcla. Trabajaban hombro a hombro, dormían en literas, comían la misma comida asquerosa y decían los mismos chistes malos. Como resultó ser, sí existían los chistes de toc-toc en japonés (sólo se llamaban chistes de ‘kon-kon’). Era suficiente para calentar los berberechos de un corazón cínico. O, alternativamente, hacer que Voldemort se retorciera en su tumba.

“El cartel del cerebro” lo llamó Malfoy mientras Harry lo llevaba al laboratorio. Hermione no estaba con ellos, tuvo que ir directamente a una junta con el Ministro sobre su reciente adquisición.

Padma Patil levantó la mirada de su estación mientras Harry presentó a Malfoy el Proyecto Navidad. Malfoy no tenía que preguntar sobre el origen del nombre de la misión. Yule—y el golpe nuclear de los estadounidenses—era al final de diciembre. 

Y como si los miembros del equipo necesitaran el recordatorio, unos se habían obligado a poner un árbol de Navidad de plástico, completarlo con cuerdas de oropel, esferas que no combinaban y luces navideñas. Había acebo de plástico pegado con cinta adhesiva a la parte superior de los archivadores y grandes y deslumbrantes pegatinas de renos de espuma pegadas a las paredes. En el rincón más alejado había un Santa Claus ampliado y de tamaño natural. Alguna alma emprendedora había vestido a Papá Noel con una tanga roja y le había dibujado unas gafas y una cicatriz en forma de rayo en la frente.

Padma miró a Malfoy de una manera fría. “¿Es seguro?”

Harry levantó su muñeca. “Usamos tu cadena.”

“¡Por Dios, Harry! ¡Ni siquiera he tenido la oportunidad de revisar eso aún!”

“Yo sí. Mira,” dijo Harry, sonriendo, aunque era difícil saberlo por la montaña enorme que tenía en su rostro. Para demostrar, armó un piño, levantó su brazo y miró a Malfoy concentrado.

Malfoy fue arrastrado abruptamente con tal fuerza que se estrelló contra el costado de la estación de trabajo de Padma. Logró agarrar una rejilla de tubos de ensayo antes de que se cayera.

Teniendo que ponerse de pie nuevamente, Malfoy miró a Harry con enojo. Sin embargo, para Padma, él era pura felicidad. “¿Aún desperdicias tu talento de Sangre con estos?”

El resplandor resultante de Padma pudo haber causado una congelación instantánea. Ella parpadeó una vez, lentamente, y luego descartó a Malfoy por completo. “Harry, tal vez quisieras saber que Scrimgeour está molesto con todos y está arriba tratando de calmarlos con proverbios.”

Harry se estremeció. “¿Tan mal está? Hermione está hablando con él ahora.”

“¡Y esa es la última vez que me das el trabajo de decirle al Ministro que ustedes dos se fueron a rescatar al criminal más peligroso del país de un hoyo infestado de zombies!” Ahora que su bravuconería obligatoria había quedado atrás, Padma le dio a Harry una mirada conspiradora. “Así que valió la pena, ¿o qué?”

“Padma,” Harry comenzó y sus ojos brillaron, “él dice que puede recrear D.R.A.C.O.”

Eso hizo que la actividad alborotada del laboratorio parara abruptamente. Todos los presentes habían estado escuchando subrepticiamente la conversación.

Padma se levantó de su banco de metal y para la sorpresa de Malfoy y Harry, tomó la parte de adelante de la túnica de Malfoy. Ella estaba tan feliz que prácticamente brillaba. “¡Merlin! Así que es cierto, ¿entonces? ¿Tu fórmula existe?”

Malfoy miró hacia las manos con guantes de Padma. Padma inmediatamente lo soltó. “Aquí tenemos todo lo que necesitas para hacerla,” ella dijo, pero con más calma. “Por supuesto que ReGen se está usando ahora para controlar el progreso de la Infección, pero eso es sólo el principio de lo que viene.”

Hubo silencio. Malfoy lo llenó. “Dado que he estado atorado en una caja de cristal durante seis años, ¿ReGen es…?”

“Oh, sí,” dijo Padma. “Perdón, se me olvida todo el asunto del criminal loco encarcelado.

“No estoy loco,” respondió Malfoy con una molestia silenciosa. Esto aparentemente era algo delicado para él. “Hubo pruebas.”

“Tenemos mejores pruebas estos días. Tal vez cuando todo esto termine, ¿podemos revisarlo de nuevo?” La sonrisa de Padma era marcada.

Malfoy suspiró. “¿Entonces qué es ReGen?”

“Es un tratamiento para los recién infectados. No es una cura, pero le compra algo de tiempo a los infectados antes de que cambien. El plan es combinarlo con D.R.A.C.O., para crear un estado de estasis celular en el cual D.R.A.C.O. pueda asegurar su posición.”

“¿Y este ReGen ha sido puesto a prueba?”

“Por supuesto.” Había un orgullo profesional en la voz de Padma. “Puede que todo esto parezca algo al azar, pero no lo es. Tenemos los medios para formular una cura. La cura.”

“¿También tienes los medios para probar tu cura en humanos?”

Con esto, Padma abrió su boca para responder, pero se detuvo cuando notó la mirada sutil de Harry.

“Creo que eso es suficiente por ahora.” harry activó la cadena y guió a Malfoy fuera del laboratorio. “Vamos, te llevaré a tu habitación. Te encantará. Es justo como el hogar.”


El silencio era ruidoso.

También, ella necesitaba y ansiaba una ducha. Hermione se quedó de pie en el medio del salón de juntas en el segundo piso del Número Doce de Grimmauld Place, balanceando su peso entre un pie y el otro. Scrimgeour estaba revisando el archivo sobre D.R.A.C.O. que los estadounidenses habían juntado después de una cuidadosa curación de los registros del Ministerio sobre Voldemort y Malfoy.

Los estadounidenses eran muy minuciosos. Era un archivo grueso, pero Hermione no podía notar que mucho de ello estaba redactado.

“Señor, si solo pudiera—”

Sin quitar su mirada de la página en la que estaba leyendo, Scrimgeour levantó su dedo índice, callándola.

Hermione siguió esperando. Desafortunadamente, habían más personas en la habitación—los miembros japoneses y australianos del Proyecto Navidad, y los dos operativos  de inteligencia estadounidenses magos, que estaban en todas partes. El resto del equipo de investigación aún estaba en el laboratorio con Padma, y gracias a Merlin por ello. Eso significaba que menos personas estarían para presenciar el disgusto formidable de Scrimgeour. 

Daba la casualidad de que todos los científicos del grupo tenían más en común que diferencias. Esto era a pesar de las barreras del lenguaje, diferencias de edad, rango y estatus, y en el caso de su microbiólogos sueco, el hecho que se transformaba en un pilar de dos metros y medio con músculos, pelaje, dientes y garras una vez al mes. Aún se emocionaban de manera inhumana por los resultados obtenidos en los discos de Petri. Estaban enfocados hasta el punto de agotamiento y parecían sobrevivir mayormente en cafeína y frituras.

Los dos agentes magos eran otro asunto. Por petición del gobierno de EUA, se quedaban en las esquinas, tomaban notas y se mantenían en comunicación con sus superiores en Washington de manera regular vía Flu. El Senado mágico de EUA tenía una impresionante cantidad de niveles. Era como un pastel de capas burocrático.

Harry los llamaba el Vaquero y el Debutante.

El Vaquero estaba observando a Hermione con los ojos entrecerrados. Su compañero, el Debutante, observaba los procedimientos sin esconder su alegría (que era poco profesional). Unos de los demás científicos internacionales podrían haber estado acostumbrados a trabajar bajo vigilancia del gobierno, pero Hermione no. 

Bastaba decir que ella y los agentes no se llevaban bien.

Ahora, Scrimgeour carraspeó y cerró la carpeta. “Bien, creo que ya estoy al corriente. Ya leí la versión oficial. Ahora dime en tus propias palabras, ¿por qué crees que Draco Malfoy no es un peligro para este equipo y no escapará en la primera oportunidad que se le presente?”

Hermione pensó que él parecía estar más enojado que razonable. Ella estaba lista para sus preguntas, recordándose que era más fácil obtener perdón que permiso.

“Él lo tiene todo para ganar al cooperar con nosotros,” ella explicó. “Considerando que perdió todo lo que tenía valor para él en el momento en el que recibió su sentencia. Lo sacamos de prisión, le prometimos un perdón y le hemos dado una oportunidad única para—”

“No.”

“¿No qué, señor?”

“No uses la palabra con ‘r’.”

Hermione estaba confundida. ¿Se refería a ‘removido’? “¿No estoy segura de que comprendo?”

“Redimir. Redención.”

“Señor, en realidad iba a decir ‘ganar su libertad’.”

“Pero estás implicando que una oportunidad para su redención sea su motivación primaria, ¿no es así?”

Bueno, ella suponía que estaba implicando eso. “Si esa aún no es su motivación, espero que se convierta en ello.”

“Eres tonta al pensar eso.”

Hermione trató de no responder de manera más acerba. ¿Scrimgeour sabía algo que ella no? Los secretos innecesarios e intriga que eran la insignia del Ministerio Británico de Magia eran enloquecedores. “¿Me podría explicar por qué no está de acuerdo con mi evaluación?”

“Estás aplicando tu propio juego de valores a sus posibles motivaciones. Draco Malfoy no es un maníaco homicida, pero le gusta beneficiarse del caos. Tú no estuviste involucrada en el esfuerzo que tomó capturarlo. Tú, Hermione, y las personas a las que lideras no están entrenadas para lidiar con personas como él. Él siempre se rige por la misma agenda—sus intereses propios. No asumas que Draco Malfoy se siente de alguna manera conmovido por la difícil situación de quienes lo rodean. Este es un Mortífago que terminó engañando al Señor Tenebroso. Él no es alguien a quien quieras cerca de este equipo. Hay mucho en juego y ninguno de ustedes es reemplazable en estas circunstancias.”

“¿Entonces cómo propone que obtengamos D.R.A.C.O. por su parte?” Demandó Hermione. “No tenemos los doce meses que se necesitan para fermentar Veritaserum, ¡que ni  siquiera funcionará según su archivo!”

Scrimgeour se puso de pie y caminó a la ventana tapada que hubiera tenido vista hacia la calle de afuera. Era imposible saber si era de día o de noche cuando estabas dentro de la casa. Él juntó sus manos detrás de su espalda y por alguna razón, dirigió su atención al Vaquero…

Quien notó la mirada de Scrimgeour y dijo, “Siempre podemos preguntarle al hijo de perra.”

Hermione no ofreció fácilmente su acuerdo. Ella sabía lo que los hombres como el Vaquero hacían para ganarse la vida. Parecía ridículo que ella estaba tomando el rol de la abogada de Malfoy.

“¿Exactamente a qué se refiere con ‘preguntar’?”

“Lo contenemos durante la duración,” el Vaquero continuó. “Lo dejamos en una jaula hasta que podamos confirmar que la fórmula que nos entregue sea legítima. Si no funciona, preguntamos de nuevo…solo que con menos amabilidad.”

Hermione entrecerró sus ojos y lo miró. “No logro comprender cómo es que una jaula es amable, para empezar.”

“¿Cuál es el significado de legítimo? ¿Por qué es jaula?” preguntó el Profesor Yoshida, el experto en pociones japonés. Su colega, un neurobioquímico australiano, le ayudó al susurrar las definiciones. 

El Profesor Yoshida asintió. También miró de manera un poco aprensiva al Vaquero.

El Debutante habló. “¿Exactamente qué tan volátil es el Sujeto?”

“Mató a un guardia del Ministerio con una bandeja de plástico,” dijo Scrimgeour. “Tomaron unas decisiones un poco lamentables al decidir los guardias que se encargaron de eso, pero el punto es que es bastante volátil.”

El científico australiano, el Dr. Alec Mercer, se puso de pie. Con una bolsa de frituras que siempre parecía estar en su mano. “Mire, nadie del equipo de investigación vino a Londres para jugar policía bueno policía malo con su mascota Lex Luthor.” se detuvo para contemplar por un momento antes de añadir, “con la posible excepción de la Dra. Patil. Siento que ella estaría feliz de tener unas rondas como interrogadora.”

Hermione casi sonrió. Padma era su Dama Dragón de laboratorio residente.

El Dr. Mercer continuó, “Como sea que lo hagan, sólo sáquenle la fórmula al tipo y nosotros la sintetizaremos. O mejor aún, él puede ayudarnos a hacerla. Vastas cantidades. Necesitaremos toda la ayuda posible. De todas maneras, la fecha límite sigue y nos estamos quedando sin tiempo.”

“La haremos.” Hermione era firme.

Los dos expertos salieron de la habitación, dejando a Scrimgeour y a los agentes estadounidenses. “Quisiera poder hablar a solas con Hermione.”

Eso no le agradaba a los estadounidenses, se suponía que debían tener acceso a todas las juntas o actividades que tuvieran que ver con el Proyecto Navidad. Sin embargo, no se podía discutir con Scrimgeour sobre este punto. Él esperó hasta que los agentes cerraran la puerta antes de que hablara con Hermione.

“¿Quién es Lex Luthor?”

La pregunta era inesperada. Hermione parpadeó por un momento. “Harry dice que mi conocimiento sobre la cultura pop de los Muggles es horrible, pero creo que Lex Luthor es el villano en las historias del Superman Muggle.”

Scrimgeour se quedó callado por un momento. Cuando habló después, había más emociones presentes en su voz. “Esta no es una historia de héroes. Pusiste esta operación en riesgo hoy.”

“¿Cómo? Harry y yo actuamos por nuestra cuenta.”

“¡Precisamente porque decidieron actuar por su cuenta!”

Hermione se rehusó a apartar la mirada de su enojo, sintiéndose furiosa y avergonzada. 

“¡No eres una adolescente! ¡Esto no es Hogwarts y yo no soy Albus Dumbledore! Yo no creo que sea apropiado que yo me quede en el fondo, llenando el rol del mentor ambiguo y distante mientras ustedes realizan misiones peligrosas que no han sido aprobadas por nadie. Detecto la influencia de Potter en todo esto.”

“No, señor, él no tuvo nada que ver con eso,” ella susurró, mirando rebeldemente al Ministro. Era lo más cerca que había estado nunca de estar abiertamente en desacuerdo con la forma en que Albus Dumbledore trataba a Harry y a Voldemort. Hermione se rindió tratando de igualar su mirada. Ella cerró sus ojos, sintiendo los inicios de una enorme migraña formándose en su sien. “Fue mi idea. Mi plan.”

Y quizás fueron las obvias señales de su fatiga lo que causó que el enojo de Scrimgeour se disipara eventualmente. Él sólo sonaba cansado cuando habló nuevamente. “Tú eres valiosa, Hermione. Demasiado valiosa para que arriesgues tu vida—y la de Potter—como lo hiciste hoy. Muchas de estas personas seguirían a Potter hacia el fuego si él se los pidiera.”

Podría ser, pero ella sabía que no se refería específicamente a Ron. Scrimgeour podía tener un temperamento, pero nunca era cruel. No importaba, de todas formas. Todo parecía ser sobre Ron. El silencio de su habitación. El asiento vacío frente a ella en la mesa de la cocina. La mirada atormentada de Harry cuando creía que nadie miraba.

“No tienes idea de lo que Draco Malfoy es capaz de hacer.”

“Eso es lo que dice,” dijo Hermione frunciendo el ceño.

“¿Entiendo que están usando la cadena de Patil para tenerlo seguro?”

“Sí. La cadena funciona.”

“Bien. verifica que lo siga haciendo. La vida de Malfoy y nuestra seguridad dependen de ello.”

Él se despidió.

Hermione caminó hacia el baño comunitario en el primer piso, arrastraba sus pies levemente. El baño podía esperar hasta después. Ella lavó sus manos, brazos, cara y después observó su rostro goteando en el reflejo del espejo. Por supuesto que se veía terrible. El cansancio parecía estar ahuecándola de tal manera que parecía solo pómulos y clavículas, hacía que sus enormes ojos cafés resaltaran. Levantó su mano y quitó el pedazo de vísceras de zombie que se había atorado en su cabello. Tiró de la cadena, limpió su boca y lavó sus dientes. 

Y después bajó a ver a Ron.

Notes:

Referencias.
El diálogo de Draco en la primera escena sobre no estar loco está inspirado por la molestia de Sheldon Cooper en la Teoría del Big Bang (The Big Bang Theory) cada que alguien cuestionaba su sanidad.
La mención de Draco siendo letal con una bandeja de plástico en la segunda escena está inspirada por el show de comedia stand-up ‘Circle’, de Eddie Izzard (2000), la cual tiene un segmento referido como ‘La Cantina de la Estrella de la Muerte’ (Death Star Canteen).

Chapter 3: Confianza

Summary:

Hermione y Padma discuten sobre su más reciente adición al Proyecto Navidad. Draco hace su primer movimiento en la junta.

Chapter Text

Hermione se desvió hacia la cocina en su camino hacia el sótano. Usualmente siempre había alguien ahí sin importar la hora del día. En esta ocasión, era Honoria Cloot, una de las medibrujas del equipo.

Se estaba preparando una taza de té. “Escuché sobre tu viaje a Azkabán. ¿Draco Malfoy en verdad se unirá al equipo?”

“Es un poco temprano para poder decirlo, pero está aquí.”

“Tiempos interesantes nos esperan,” dijo Honoria revolviendo azúcar en su taza. 

Hermione caminó hacia la despensa y tomó una botella de agua. Su sed la sorprendió a pesar de que normalmente estaba deshidratada después de cualquier sesión prolongada de lanzamiento de hechizos. Se terminó la botella para el momento en el que comenzó a bajar las escaleras hacia el segundo sótano, abrió una puerta con candado y entró a una gran habitación de concreto que almacenaba tres celdas de metal. El olor de antiséptico era bastante fuerte.

Aparentemente una visita a Ron no iba a ser posible esa noche.

Padma Patil estaba revisando la vía venosa central de Ron cuando Hermione se acercó a la primera de las tres celdas. Ella se detuvo fuera de la puerta hasta que Padma terminara de cambiar la bolsa parenteral que le daba a Ron nutrición intravenosa. Cuando terminó, Padma realizó un Fregotego en el área, miró hacia arriba y sonrió.

“Hola.”

Hermione atravesó la barrera sanitaria que rodeaba la celda de Ron. El contorno de la celda brilló en verde por un momento. Le lastimó un poco los ojos, pero era menos incómodo que tener que trabajar con EPI.

“¿Cómo está hoy?” le preguntó a Padma.

“No muy bien. Si su PVC sigue deteriorándose, se pondrá hipovolémico. El plasma de su sangre es…no lo sé…el volumen de su sangre sigue disminuyendo.” La frustración de Padma era evidente en su voz. “No tiene hemorragias, y sé que no está deshidratado porque sé que si le seguimos dando más líquidos va a desarrollar insuficiencia cardiaca congestiva.”

“¿Qué dice nuestro virólogo?”

“McAlister dice que los síntomas no son disímiles a los de la rabia avanzada, pero también hay una gran cantidad de cosas ocurriendo que nadie ha visto pasar juntas al mismo tiempo. Solo no hemos tenido el tiempo suficiente para estudiar esto.” 

Hermione caminó hacia Ron y quitó su cabello rojizo de su frente. Su piel estaba levemente amarilla y había perdido una gran cantidad de peso, pero en su mayoría, aún se veía como Ron. ella no podía contar el número de veces que lo había observado y esperado que abriera sus ojos azules y sonriera al verla.

Hermione y Padma reconocían la situación como lo que era. Estaban aprendiendo más sobre la infección sin importar si Ron despertara o no, todo era gracias a él. Cuando discutían su condición, no sólo estaban hablando sobre su amigo. Estaban hablando sobre un experimento viviente.

Harry no comprendía eso, y a veces, se enojaba con lo que no podía comprender. 

Cuando él miraba a Ron, él veía a su mejor amigo enfermo y lo que quería ver era a Hermione haciendo todo bajo su poder para salvar a Ron. y eso hacía, pero Harry no quería entretenerse con las otras razones de sus esfuerzos. Hermione le tenía envidia a Harry a veces. En muchas maneras, la vida era mucho más sencilla para él.

Padma estaba revisando sus notas. “Odio decir esto, pero creo que estamos acercándonos al umbral de eficacia de ReGen.”

Hermione miró sobre el hombro de su amiga. “¿Dónde estamos?”

“Tres semanas y cinco días desde que fue mordido.”

Ambas miraron distraídamente el vendaje que rodeaba el antebrazo izquierdo de Ron. Debajo estaba la mordedura que le había causado la infección.

“Es la persona que ha sobrevivido más tiempo con ReGen,” dijo Padma.

“Cuatro semanas no es tiempo suficiente. Necesitamos que dure por lo menos tres veces más o si no, no le será de mucha ayuda a las personas. ReGen ha sido relativamente fácil de manufacturar y distribuir para nosotros hasta ahora. Pero la cura va a ser más difícil. Llevará meses conseguir cantidades suficientes para las comunidades infectadas.”

“Hmm,” dijo Padma, dando golpecitos con las uñas contra una página. “Así que volvemos a la mesa de juntas en ReGen. Eso sí, no teníamos a Yoshida, McAlister o Malfoy cuando elaboramos el primer lote. Hay muchas posibilidades de que podamos crear una fórmula que logre una mayor longevidad. 

“Hablando de Malfoy…” Hermione habló levemente. “¿Harry le enseñó el laboratorio? ¿Todo estuvo, eh, bien?”

Padma asintió. “Sí. Y le dí a Malfoy toda una pila de notas para que leyera, para que pueda actualizarse en lo que estamos haciendo. Aún no puedo creer que fue a la escuela de medicina de Muggles mientras se estaba escondiendo en Rusia…”

“Tú fuiste a la escuela de medicina de Muggles,” señaló Hermione. “De hecho, creo que ustedes dos son los únicos Sangre Puras que se graduaron de Hogwarts que lo han hecho. Y no creo que él haya terminado, si eso ayuda.”

“Ugh.” Padma arrugó su nariz. “Lo menos que tenga en común con él, mejor, gracias.”

“No te preocupes, él no lo hizo por razón altruistas. Si él quería venderle pociones a Muggles, necesitaba un conjunto de habilidades concretas que la Medimagia tradicional no podía proporcionarle.”

Padma consideró eso. “Ravenclaw no compartía muchas clases de pociones con Slytherin. Dime. ¿Era bueno?”

Draco Malfoy había empatado con Hermione en su TIMO de Pociones. “Sí,” dijo Hermione sin dudarlo.

Padma aún se veía preocupada. “Suelo ser experta en leer a la gente, pero no consigo entenderle. Lo único que percibo es desprecio y algún destello de furia asesina cuando mira a Harry.”

Hermione resopló mientras se agachaba a acomodar la sábana de Ron. “Nada ha cambiado ahí.”

Las mujeres se quedaron calladas por un momento, contemplando cómo el pecho de Ron subía y bajaba de manera metronómica. Y entonces el monitor de SPO2 emitió un pitido. Padma se acercó a la cama para revisarlo.

“Aunque él es muy guapo, ¿no lo crees?”

“Padma.”

Padma levantó la mirada. “¿Qué? ¿No puedo notar esas cosas? Estoy ocupada, no muerta.”

Hermione logró mostrar su primera sonrisa genuina del día. O mejor dicho, del mes. “No le digas eso a Mercer. Se pondrá celoso.”

“¡Mercer! Ese hombre es exasperante. ¿Qué clase de científico deja migajas en todas partes?”

“Él piensa muy bien de ti,” dijo Hermione.

Padma miró a Hermione, su expresión ahora era bastante seria. “Mercer también piensa que ya es hora de que echemos un vistazo al cerebro de Ron.”

“¿Qué? ¿Te refieres a un EEG? Recuerdo haber encontrado uno para ti.”

“No, necesitamos mirar dentro.”

Hermione frunció el ceño. “Espero a que te refieras a hacerlo in vivo ?”

“Por supuesto. De hecho, Ron tiene más valor para nosotros vivo que no.”

“Odio cuando hablas así.”

Padma caminó hacia Hermione y puso su mano sobre su hombro. “Lo siento. También me importa, sabes.”

Hermione le dió una palmada en la mano. “Lo sé. Así que, ¿qué necesitamos?”

“Un escáner de resonancia magnética.”

“Está bien. Hablaré con Scrimgeour en la mañana.”

“Me temo que esto no es algo que puedas robar y traer aquí. Si estás pensando en instalar uno aquí en el edificio, olvídalo. Mercer dice que solo el imán pesa cerca de las doce toneladas.”

“Si no podemos traer la máquina hacia Ron, ¿entonces estás sugiriendo que llevemos a Ron a la máquina?” Concluyó Hermione.

“Sí.”

“Merlín. Haremos un viaje al hospital entonces.”

Padma revisó los números en su cabeza. “Necesitarás que Mercer realice el escaneo, junto con otros cuatro, mínimo. Dos para observar a Ron. Dos para lidiar con la compañía no deseada. Yo iré, por supuesto.”

Hermioné negó con la cabeza. “No lo harás. Tú debes quedarte en caso de que me muerdan. Además, no tienes experiencia en el combate. Lanzar impedimentas a Mortígafos en la Batalla de Hogwarts no califica.”

La mano de Padma estaba en su cadera. Era una polímata nata y no le gustaba que le dijeran que no era buena en nada de lo que se proponía. “Si la experiencia importa, ¿entonces supongo que lo llevarás a él?” Ella señaló la celda al final del corredor. “Él probablemente tiene más experiencia que todos nosotros, combinados.”

Eso era probablemente cierto. Pero Hermione no confiaba en Malfoy ni lo más mínimo, y últimamente era mucho más grande.

“Como dije, lo consultaré con Scrimgeour.”

Padma asintió. “Bien. Ve a dormir. Te ves peor que Ron.”

“Oh, gracias,” dijo Hermione suspirando. “Buenas noches.”

Hermione observó como Padma se iba y después caminó hacia Ron para apretar su mano antes de partir. Ella salió de la celda, cerrándola detrás de ella. Mientras caminaba hacia las escaleras, una voz familiar la llamó, generando un leve eco en la gran habitación.

Qué raro, se lo esperaba.

“Es una poderosa curiosidad la que tienes ahí, Sangre Sucia.”

En cuanto a burlas, era perfecto.

Hermione se detuvo en seco, dispuesta a seguir caminando, a ignorar a Malfoy y no darle esa satisfacción. Pero la burla también resultó ser acertada.

Ella dió la vuelta y caminó hacia él. “¿Y exactamente qué me da curiosidad, Mortífago?”

Hermione notó que estaba sentado en su litera, con una rodilla levantada y su brazo izquierdo descansando sobre ella. Él sonrió, e incluso en la oscuridad, ella podía ver el brillo aburrido de sus dientes.

“Sobre mí. Quieres respuestas.”

“De alguna manera, no creo que las respuestas sean tan importantes como el tipo adecuado de preguntas cuando se trata de ti, Malfoy.”

Él se puso de pie, sin apresurarse y se acercó a las barras. Hermione dio un paso hacia atrás con cautela, localizando su varita en su chamarra de manera mental. La cadena prevenía su escape, pero solo era su esperanza en el sentido común de Malfoy que los protegía de su violencia. 

“¿Y cuáles son las preguntas correctas?” él preguntó.

“Supongo que podría preguntarte cuántas personas has matado, pero creo que preguntarte por qué las mataste sería más interesante.”

La esquina de su boca se levantó. “¿Te gustaría escuchar mi respuesta?”

Hermione fingió una expresión de aprensión. Frunció el ceño, separó los labios para formar la palabra "sí" y luego los cerró bruscamente, dedicándole una pequeña sonrisa de satisfacción.

“En realidad no.”

Así, que se quede pensando. Estúpidos juegos menta—

El pensamiento fue sofocado porque él estiró su mano y se abalanzó hacia ella, rodeando su garganta. Él la jaló hacia él y su mano libre tomó su muñeca izquierda. Cuando ella se trató de mover para alcanzar su varita con su mano izquierda, él soltó su muñeca y le soltó la muñeca y se introdujo en su chaqueta, rozando con la parte superior de su mano la parte inferior de su pecho mientras adquiría su varita.

Hermione le arañó la mano al mismo tiempo que apoyaba los pies en la base de los barrotes para impulsarse hacia atrás. Pero él se mantuvo firme, a pesar del hecho de que ella estaba arañando su mano con sus uñas. El agarre que tenía él sobre su cuello se movió hasta que todos sus dedos estaban enterrándose en su tráquea, pinchándola. 

“Dolerá si te mueves, así que esperas que deje de doler, deja de moverte,” él dijo, sonando como si estuviera hablando con un niño berrinchudo.

La absoluta normalidad de su tono consiguió perforar su nebulosa de pánico. Hermione dejó de tratar de moverse y se vio recompensada por el aflojamiento de su agarre. Aun así, no podía moverse sin que se le cortara el suministro de aire.

Malfoy acercó su cuerpo alto y esbelto a las barras, para que así sus labios rozaran con la mandíbula de Hermione y susurró en su oído. “Bien. El juego solo es divertido si juegas conmigo.” Él movió su nariz hacia abajo, frotándola contra su mejilla. Ella sintió la sutil ráfaga de aire frío en el lugar donde él inhaló, en contraste con el calor de su aliento. Entre los espacios de las barras, ella sintió la cadera de Malfoy presionándose contra su abdomen. “Seis años desde que estuve cerca de una mujer, y descubro que huele a jabón de hospital y—” él inhaló nuevamente y ella lo sintió sonreír contra su mejilla, “—pasta de dientes.”

Él se alejó levemente, y Hermione tuvo la impresión que él se había desviado levemente del guión y tuvo que volver a enfocarse.

“No sé a cuántos he matado. Pero puedo decirte que cada muerte fue necesaria. La mayoría del tiempo, era para salvar mi vida o la de un colega. Si se adaptaba a mis necesidades, mataba. Necesidades, Sangre Sucia. No deseos.”

Hermione trató de empujarlo con sus manos, pero pausó cuando la punta de su varita se presionó de manera más profunda en su vientre.

Malfoy continuó. “Ser un ciudadano que sigue las leyes no se ajustaba a mis necesidades, porque no vivía entre personas que seguían las leyes. Pero ahora me doy cuenta que tengo más opciones disponibles. Aquí y ahora, no me conviene comportarme... así.”

Él quitó sus dedos de su cuello y mientras Hermione aspiraba una bocanada de aire sin obstáculos, sintió que él desplegaba sus dedos tensos y apretados y deslizaba suavemente la varita en su mano.

Ahora armada, Hermione dió un paso hacia atrás, furiosa y tosía. Ella dirigió su varita hacia él.

Malfoy se mantuvo en las barras, era un objetivo fácil e inmóvil. “Nunca vas a confiar en mí. No lo pediría y cualquiera que te diga eso es un tonto o un mentiroso. Pero te pido que tengas un poco de fé en mi compromiso de autopreservación.”

Su mirada bajó de su rostro, hacia su boca y después aún más abajo… hasta que Hermione sintió la necesidad de cerrar su chamarra. Ella miró hacia su mano izquierda y notó que la sangre de los cortes que le había hecho goteaba por el suelo. Ella aún podía sentir sus dedos en su cuello, pero el agarre en particular que había utilizado no dejaría moretones. 

Ella quería castigarlo. Él no debería tener permitido poder salirse con la suya al amenazar a alguien de esa manera, sin importar que estuviera tratando de probar un punto. Fue entonces cuando vió el libro: la única cosa que él había tomado de su celda en Azkabán. Era obvio que era valioso para él, y aquí estaba, en su litera junto a una pila de papeles que tenían que ser las notas que Padma le había dado para que las leyera.

“Accio,” ella llamó al libro. Voló a través de la celda, chocando momentáneamente con las barras y después estaba en sus manos.

Malfoy no parecía estar ni un poco perturbado por la pérdida del objeto. En su lugar, sonrió.

“Que duermas bien, Granger. Linda lectura.”

Hermione prácticamente corrió hacia su habitación. Cerró la puerta y abrió el libro. Sus manos temblaron cuando se dió cuenta de qué era lo que estaba mirando.

Hijo de perra. ¿Todo era un juego calculado para él?

Era la fórmula para hacer D.R.A.C.O., solo que había una sección faltante, arrancadas del libro.

Astuto. Astuto hombre.

Chapter 4: Taransay

Summary:

Ginny está en problemas. Harry escapa a una misión de rescate de refugiados. Mientras tanto, Hermione observa a un zombie inusual.

Notes:

Como notas de la autora en el primer capítulo, tengan en cuenta que he deshecho mi cambio previo de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados DE VUELTA.

Chapter Text

Ginny casi había terminado de revisar la lista de suplementos que se iban a enviar a la comunidad de refugiados en la Isla Taransay en las Hébridas Exteriores de Escocia.

Habían aproximadamente quinientas personas, Muggles y Magos viviendo en una ciudad de tiendas de campaña sobre la isla. Sólo la magia no podía proveer todo lo que necesitaban, así que la comunidad contaba con suministros mensuales enviados por tiendas del ejército reguladas vía Traslador. Scrimgeour supervisaba la coordinación de los envíos de suplementos desde Londres.

En muchas maneras, la isla era una zona segura ideal considerando que no había puertos para amarrar grandes barcos. Todas las personas que residían allí habían sido dadas de alta médica y habían sido trasladadas desde distintas partes del Reino Unido. Una de las primeras medidas de contención que habían tomado los líderes de la comunidad mágica fue desactivar el transporte Flu en todo el planeta, minimizando así la transmisión involuntaria de individuos infectados de una parte a otra del mundo. De igual manera, la Aparición estaba altamente restringida en zonas protegidas mágicamente. Toda la Familia Weasley (menos Ron) habían sido evacuados exitosamente a Taransay. Habían otras seis zonas seguras alrededor de Inglaterra, y la operación Grimmauld Place de Scrimgeour coordinaba los suministros a todos ellos: alimentos, medicinas, ropa, mantas, refugio y, por supuesto, noticias.

Una persona podría fácilmente perder el sueño si pensara en la enorme responsabilidad que esto suponía. Vivir en las zonas mágicas seguras distaba mucho de ser ideal, pero las condiciones eran mucho peores en los campamentos militares muggles. Tendían a tener menos éxito a la hora de mantener todos sus emplazamientos libres de Infección.

El hecho era que solo se necesitaba un Infectado.

Solo uno…

Se esparcía demasiado rápido. Harry siempre recordaría la primera vez que lo había visto pasar. Era como si algún dios sádico y loco hubiera pulsado "play" en el botón de la peste y luego hubiera dejado el dedo en el avance rápido. Tomaba menos de un día para que un individuo Infectado muriera después de contraer el virus, y desde ese punto, la reanimación ocurría en minutos. ReGen lo cortó de raíz, por supuesto. Cada persona coherente que aún se escondía en la ciudad había recolectado un suministro de la droga desde un lugar de descarga. No te curaba, pero mantendría la Infección controlada; alentaba el tiempo, por decirlo así.

Ginny pausó su recitación de la lista de suministros, y miró a Harry. “¿Lo tienes todo?”

Él admitió que no había sido así, así que ella terminó repitiendo los últimos cinco objetos. Después pausó cuando llegó a la última cosa de su lista. 

“Y una caja de peluches, si puedes.”

Harry acomodó sus lentes y levantó la mirada. “¿De seda, encaje o satén?” se burló.

Ginny sonrió. Era algo que hacía raramente desde que Ron enfermó. “Me refiero a osos de peluche. Desde la última cuenta, tenemos por lo menos cincuenta niños y no muchos juguetes. Hubo una votación para saber qué era lo que quería la mayoría—aparentemente eran osos de peluche. Conjuramos algunos juguetes, por supuesto. Pero unos de los Muggles más nerviosos no quieren que sus hijos jueguen con nada mágico. Y tristemente, eso incluye a otros niños.”

“Que gracioso que puedan aceptar el refugio, la comida y la medicina…”

“No les des importancia. Recuerda que solo se enteraron de nuestra existencia apenas hace tres meses,” Ginny le recordó. “Sólo tienen miedo.”

“Eres tan amable como eres hermosa,” dijo Harry con solemnidad fingida. “Y tendrás tus osos de peluche.”

“Gracias. Ahora escríbelo antes de que lo olvides.”

Él lo anotó. La lista se escribió por triplicado. Una copia se envió al cuartel de suministros militares de St John's Hill, por el tiempo que durase. Una de las copias se quedó con Scrimgeour. La tercera copia se quedó con Padma y Honoria Cloot, quienes empacaban los medicamentos. 

“¿Eso es todo?” Harry preguntó.

“Sí.” Ella lo miró por un momento. “Harry, ¿cuándo puedes venir? Digo, no permanentemente. Sé que tú y Hermione tienen la misión, pero hablo de una visita rápida.”

Harry deseó que fuera de noche. Él deseó que la mayoría de las personas que paseaban por casa estuvieran dormidas y que no fuera probable que llamen a la puerta en cualquier momento para venir a echarse una siesta en el viejo salón. O para ver si quedaba tiempo en la transmisión de Flu para que pudieran hablar con un ser amado.

Él deseó por un poco de privacidad.

Harry bajó el tono de su voz y esperó no sonar tan malhumorado como se sentía. “Lo siento, Gin. quiero ir. Bastante, pero no puedo aún.”

Ella se acercó más al fuego. Incluso teñida de Flu verde y más delgada de lo que debería estar, era hermosa—pelo rojo brillante cortado creciendo de un bob de un año, y grandes ojos azules era un testamento de lo agotado que se sentía Harry, que lo único que ansiaba hacer con Ginny era acurrucarse detrás de ella, anclarse a su esbelto cuerpo y dormir el sueño de los muertos (sin problemas). Tal vez soñaría despertar con un desayuno hecho por Molly Weasley, que, bendita sea, pensaba que el tocino formaba parte de tres de los cinco grupos de alimentos.

“Te extraño,” ella susurró.

“También te extraño.”

“¿Tal vez puedo ir a Londres por un tiempo?” Dijo Ginny. Ella miró a su izquierda y asintió hacia alguien que entró a la habitación, al final de su transmisión. Harry fue recordado que la privacidad también era un privilegio en Taransay.

“¡Ni de broma! Se llama zona segura por una razón. Es segura. Además, si vienes aquí, tendrás que ser dada de alta médica para poder regresar, y recuerda lo mucho que odiaste los exámenes de la vez—¿Ginny?”

Ella ya no lo estaba mirando. Ginny estaba haciendo muecas a quien fuera que le estaba hablando. Ella se puso de pie. Todo lo que Harry pudo ver fue la parte inferior de su cuerpo vestida de mezclilla y sus manos, que ahora estaban apretadas.

"Gin?"

Y entonces oyó los gritos, seguidos de las familiares ráfagas de disparos de armas automáticas. De repente, ella se arrodilló junto a la chimenea para hablar con él. La expresión de su rostro le dejó sin aliento.

“Oh, por Merlín. Harry…Harry, están aquí.”

Ahora él también estaba de rodillas frente al fuego, tan cerca a ella que podía ver cada peca destacando contra la palidez de su piel. “¿Cómo que están allá?” Pero él sabía a lo que ella se refería. Y ella sabía que él sabía.

La otra persona le habló de nuevo y ella trató de alejarla. Pero no se fue y Harry no sabía si agradecerle u odiar a Ginny por poner a Ginny de rodillas y alejarla del fuego. Él esperaba que fuera hacia la seguridad.

Después de unos agonizantes minutos, el rostro de Neville Longbottom apareció en las flamas verdes. “¡Harry! ¿Está Scrimgeour contigo?”

“¡Neville! No, está arriba. Por el nombre de Merlín, ¿qué está pasando?”

“No sabemos cómo llegaron aquí. Había—los guardias dijeron que había una barcaza de algún tipo que flotó desde el continente. ¡No debería haber pasado! ¡Deberíamos haber estado vigilando la costa!”

“¡Olvida eso! ¿Cuántos son?” Harry demandó. Él quería estirarse por el fuego y sacudir a su amigo para que dejara de decir incoherencias. “¡Dime! ¿Qué necesitas que hagamos?”

“¡Manda ayuda! Nosotros—”

Neville desapareció. La transmisión de Flu se terminó y las flamas verdes comenzaron a apagarse.

El fuego se apagó.

Harry ya estaba corriendo rápidamente por las escaleras.


Hermione sabía exactamente lo que él haría.

Lo sabía desde el momento en el que el Ministro cerró la puerta y le dijo a Harry que se calmara, se sentara y que escuchara. Por eso fue que corrió al ático justo a tiempo para ver a Harry ponerse los brazaletes para volar y el chaleco protector de cuero acolchado.

“Déjame, Hermione,” dijo Harry sin voltear a verla. Pasó correas por los lazos metálicos y las aseguró con velcro. “Voy a ir.”

Habían pasado ya dos horas desde que Taransay se había puesto en peligro, y en ese tiempo, todos los intentos de comunicación hacia la Isla no habían tenido éxito. Tres búhos fueron enviados—todos regresaron con su mensaje aún unido a sus patas. Scrimgeor tomó una decisión y por la enésima vez, Hermione estaba contenta de tener su trabajo. Él no le permitiría a Harry usar el Traslador porque ellos no eran usados para misiones locas sin repercusiones. Habían doscientos treinta y cinco magos y brujas con todas sus capacidades en la Isla de Taransay, lo que era suficiente para defender a la comunidad de una horda inesperada de zombies.

Probablemente. 

¿Así que, qué podría hacer otro mago? ¿Incluso si ese mago era Harry?

Pero era precisamente porque él era Harry que Harry iría. Hermione en verdad quería creer que Harry verdaderamente tenía el poder para superar dificultades insuperables, hacer que milagros sucedieran, ser el héroe de una historia que siempre triunfaba. Después de todo, él lo había hecho muchas veces en el pasado. Aunque eso había pasado antes de la Infección. Este era un problema que no podía ser conquistado, incluso con el coraje y suerte antinatural de Harry. Esto era…bueno, francamente era algo que él pudiera lograr por sí mismo.

Hermione caminó hacia él. “Toma esto,” ella dijo mientras le entregaba a Harry un cinturón cargado con lo que parecían ampollas de absenta. Él la miró de manera impaciente y curiosa, pero inmediatamente se calmó al notar sus ojos rojos.

“Es Napalm Zombie,” ella explicó.

“¿De Padma?”

Ella negó con la cabeza. “No, es uno de mis prototipos. Solo recuerda guardar tu distancia cuando lances uno. Mínimo diez metros.”

Harry se mantuvo de pie a lado de la ventana abierta, su escoba puesta contra el marco. Había una brisa. Ella pensó que su cabello estaba ridículamente largo. Pero extrañamente, el aspecto salvaje le quedaba bien. Su pelo nunca aceptaría una raya, o un peinado, sin luchar.

“Gracias.”

Hermione se lanzó a sus brazos. Ron una vez había dicho que ella no sabía cómo abrazar sin hacer que pareciera la última vez que fuera a ver a una persona. No era su culpa. Muchos de sus abrazos parecían ocurrir precisamente en ese tipo de momentos. Y lamentablemente, habían pasado demasiados momentos así en sus vidas relativamente cortas.

“Por favor no vayas, Harry,” ella le pidió, solo en caso de que él decidiera entrar en razón.

“Tengo que ir,” él insistió. “Sé que tengo responsabilidades aquí…” él dijo, repitiendo una de las razones por las que Scrimgeour le negó a Harry el permiso que buscaba. “Pero es Ginny y la familia…” su voz se atoró.

Ella apretó su mano. “Está bien, Harry. Lo sé.”

“No voy a alejar a nadie más de esta operación. Scrimgeour está bien en eso. Tú y los demás son importantes. Necesitan seguir trabajando en una cura.”

“¿Y tú crees que tú no eres importante?”

Él la miró de forma extraña, una mirada que decía que comprendía algo que ella no. “Esta guerra se va a ganar con eso,” él le dijo, tocando ligeramente su sien, “no con esto.” Él señaló hacia su propia varita.

“No. necesitamos ambos. Te necesitamos.”

Él no contestó. Hermione soltó sus manos y lo observó con miseria mientras él se ponía sus goggles para volar, se ponía el cinturón y tomaba su escoba. Con un gran suspiro, ella se estiró para tocar su brazo. Harry volteó a verla con una expresión resignada y dulce, y abrió su boca para asegurarle que sí, tendría cuidado.

Pero eso no era todo lo que quería de él. “Una última cosa, Harry. Necesito la otra parte de la cadena de Malfoy.”

La mirada dulce vaciló un poco. Hermione no quería ser quien le recordaría de la imagen completa, poner la misión por encima de lo que en realidad quería decir y hacer. Ella no quería que Harry la mirara de esa manera ahora, como si fuera alguien a quien amaba, pero que a veces le costaba reconocer.

Sin una palabra más, levantó el brazo derecho y, tras un par de respiraciones de concentración, apareció la cadena dorada. Hermione la desató y después esperó a que Harry la atara alrededor de su muñeca.

“Buena suerte,” él susurró. Él la besó en la frente y después voló por la ventana montado en su escoba.

Hermione se quedó en la ventana, mirando al cielo por encima de los techos hasta que ya no podía verlo. Y después se permitió alrededor de un minuto para llorar silenciosamente. Cuando era momento de cerrar la ventana, miró hacia abajo y se sorprendió al verlo.

Correción—eso.

Uno de los infectados.

Había sido un adolescente una vez. No tendría más de dieciséis o diecisiete. Ahora, utilizaba la piel de su víctima, incluyendo una sudadera roja y shorts negros. El zombie estaba en buena forma, aún tenía todas sus extremidades, ojos y piel, y no mostraba ninguna señal de tener mordidas.

El Número Doce de Grimmauld Place estaba mágicamente velado de miradas indiscretas en la calle, pero abrir la ventana del ático permitía un vistazo hacia la casa. Probablemente, el zombie había estado avanzando por la calle cuando las ondulaciones del velo llamaron su atención, del mismo modo que un dedo que se agita puede atraer a un pez dorado en una pecera.

Pero a diferencia de un pez dorado, eso no solo estaba mirando, estaba observando. Hermione observó de vuelta, desconcertada de ser el objeto de su atención aparentemente absorta. Pero eso no podía ser. Los Infectados no tenían la capacidad de poner atención, absorta o de otra manera.

Y como para disipar sus preocupaciones, el zombi se dio la vuelta y reanudó su marcha calle abajo. Hermione observó su avance. Ella archivó el incidente mentalmente y después se fue para decirle a Scrimgeour las noticias de que Harry había partido sin autorización.

Chapter 5: Comprensión

Summary:

Mercer y Hermione especulan sobre la Sudadera Roja. Se le promete un baño al prisionero. La apariencia de Draco causa un revuelo en la casa (incluso antes de que se quite la playera).

Notes:

Como notas de la autora en el primer capítulo, tengan en cuenta que he deshecho mi cambio previo de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados DE VUELTA.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Después de media hora de investigación, el Dr. Alec Mercer finalmente encontró a Hermione en el ático.

Ella estaba en la ventana, mirando abajo por la ventana. Ya no había alumbrado público, pero era luna llena. Todos en la casa estaban agudamente conscientes del ciclo lunar porque Felix Wallen (microbiólogo residente y licántropo ocasional) actualmente estaba usando una de las celdas en el sótano más profundo. Ahí, esperaba su transformación con la ayuda de Poción Matalobos.

“¡Ahí estás!” dijo Mercer cerrando la puerta del ático. Su bolsa de papas fritas brillaba por su ausencia. Hermione sospechó que Padma había tenido algo que ver con eso. “He estado por toda la casa buscándote. Patil estaba preocupada de que te habías ido volando con Potter.”

Hermione le sonrió levemente. “No lo creo. No vuelo mucho. O bueno, mejor dicho, para nada.”

“¿Oh? ¿Pensé que todos ustedes los magos tenían escobas?”

“Parece que no tengo la aptitud,” ella confesó. “¿Dijiste que Padma me necesitaba?”

“Sí. Luthor está preguntando por ti.”

Le tomó a Hermione un momento para recordar que Mercer se refería a Malfoy.

“¿Qué es lo que quiere?”

El científico australiano volcó una caja vacía y la arrastró hasta la ventana para sentarse junto a ella. “Él no dirá otra cosa que no sea que envíen a la Sangre Sucia.” Mercer imitó con eficacia la forma imperiosa y bien calibrada de hablar de Malfoy. “Le pregunté a Patil sobre él y ella dice que lo han conocido desde que eran niños. Por favor dime que tuvo una adolescencia horrible que involucra baja estatura, mala piel, ropa heredada y bullying.”

Esto logró que Hermione resoplara. “Tristemente, no. respecto al bullying, basta decir que él era quien lo realizaba.”

Mercer asintió. “Sí, he conocido a tipos como él.”

Hermione negó con la cabeza. “No como Malfoy,”

“Como te llamó — ‘Sangre Sucia’. ¿Significa lo que creo que significa? Si es así, me disculpo por repetirla.

“Está bien. No tenías cómo saberlo,” Hermione le aseguró. “Y ciertamente no es la primera vez que usa esa palabra en específico conmigo.”

“Mientras más escucho sobre cómo pasaron su infancia, más me sorprendo de que hayan salido de la escuela con vida.”

“Has estado hablando con Harry, ¿eh?” Hermione adivinó.

“Nah. Honoria me contó todo sobre Hogwarts. Aparentemente iba dos años más adelante que ustedes. Sonaba bastante difícil, para ser honesto.”

“Tenía sus momentos.”

Él miró por la ventana. “¿Bueno pero qué estás haciendo aquí arriba?”

Hermione le indicó que se acercara a la ventana. “Acércate y mira esto. Dime lo que ves.”

Mercer se puso de pie junto a ella y miró hacia la calle, identificando rápidamente la fuente de su aparente preocupación.

Era el zombie joven con la sudadera roja de nuevo. Se quedaron en silencio por un minuto y Mercer silbó levemente. “Es cierto, nos está viendo.”

“Exacto,” dijo Hermione. “Estaba aquí antes cuando Harry se fue. Creo que debió haber visto la ventana abierta. Asumí que el movimiento simplemente captó su atención. Pero ahora está de vuelta.” Ella cruzó sus brazos y miró a Mercer con una mirada conflictuada. “Alec, tú eres el experto cerebral, ¿qué crees que significa esto?” aparte de que se estuvieran refiriendo a eso como ‘él’, pensó Hermione. ¿Cuándo comenzó eso?

Mercer consideró las posibilidades. “Si él está observando y esperando, parece ser más que sólo memoria implícita trabajando. Esa es una memoria declarativa. Está procesando algo semántico—que una ventana se abrió y ha logrado combinar ese hecho con la experiencia personal de caminar por Grimmauld Place antes y recordando que una ventana aparecía de la nada entre los números once y trece…”

Hermione frunció el ceño. “¡Pero eso significa que recordó! ¿Pensé que eso era imposible?”

“Pienso que tiene que ver con el nivel de deterioro que vimos en el lóbulo del hipocampo y la corteza lateral prefrontal.”

“Entonces, ¿qué? ¿Están evolucionando?”

Mercer se frotó la barbilla. “Ellos no, el virus. Lo platicaré con McAlister. Es probable que el virus haya mutado y ya no sólo esté haciendo lo que hizo una vez. Por cierto, hablando de aterradoras perspectivas de ensuciar la ropa interior, he escuchado charlas sobre una excursión al hospital.”

“Escuchaste bien. Discutí la idea con Scrimgeour de hacerle una resonancia magnética a Ron.” Hermione miró a Mercer de manera comprensiva. “Si vamos…”

“Tendré que ir,” él concluyó. “Experto residente del cerebro y todo eso.”

“Mira, lo entenderé si tú—”

“¡Pero por supuesto que iré! Y mientras estemos por allá, pienso que también será buena idea observar a uno de los Infectados, ¿si es que se puede?”

Hermione se sorprendió. “¿Quieres hacerle una resonancia magnética a un zombie?”

Mercer asintió; había un brillo familiar y maniático en sus ojos. Hermione sabía que ella a veces tenía ese mismo brillo y se preguntó vagamente si la expresión en su rostro durante ese momento se parecía a la que a veces mostraba Harry en los momentos de Eureka de Hermione.

Oh, Harry. No podía pensar en él sin que su estómago diera volteretas. Aún no había noticias.

“¡Piensa en lo que podríamos aprender!” dijo Mercer.

A continuación, procedió a enumerar, con minucioso detalle neurobioquímico, todo lo que podían aprender. Él realmente no tenía que hacer eso, porque la tuvo en, “podría ser la clave para ayudar a Ron.”


Poco antes de medianoche, Hermione caminó por las escaleras hacia las celdas.

Unos minutos los pasó revisando a Ron (sin cambios), otro minuto se pasó revisando a un Dr. Wallen dormido (quien estaba haciendo sonidos que daban escalofríos mientras dormía), antes de que se detuviera en la celda de Malfoy.

Él estaba dando vueltas lentamente alrededor de la celda con sus largas piernas. Hermione sintió que estaba extremadamente molesto. También sintió que iba dirigido a su tardanza en responder a su petición de verla.

Ella sacó su varita y esta vez la mantuvo a una distancia segura. “¿Qué quieres, Malfoy?”

Él no le sonrió. Oh sí, estaba definitivamente molesto. “¿Qué quiero? Déjame ver… ¿Una ciudad? ¿Una casa? ¿Una habitación? ¿Quizás una cama?” Él pausó. “¿Qué tal una mujer?”

La alegría brillante y joya de todo mi reino, Hermione completó silenciosamente el último verso del poema en sánscrito que Draco estaba aludiendo. Y después se quiso patear a sí misma. Poesía romántica y Draco Malfoy eran una combinación que nacía de la locura. Él se las ingeniaba para inquietarla a niveles en los que ella no quería pensar más.

“No tenemos todo lo anterior,” ella dijo con la voz firme. “¿Algo más?”

Malfoy caminó hacia las barras y Hermione revisó por segunda vez que su varita estaba a una distancia razonable. Él vio ese pequeño destello de preocupación y, por supuesto, el bastardo la recompensó con una pequeña mirada cómplice. Él estaba notablemente menos presentable de lo que había estado hace cuatro días, ahora portaba una sombra rubia sobre la mitad inferior de su rostro, aún usaba el mismo conjunto negro de prisionero. Sólo que ahora estaba arrugado y manchado de las rodillas. Padma le había dado una pomada y una venda para su mano lastimada. Los rasguños que ella le había dado probablemente ardían. Bien.

Él jugó con la venda sin darse cuenta. “Comencemos con un baño,” él dijo, y ella le creyó.

“Eso sí lo puedo hacer, pero quiero la sección faltante de tu fórmula de D.R.A.C.O.”

Él resopló. “Eso es difícilmente un intercambio justo.”

Ella levantó una ceja. “¿Oh? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que has tomado un baño?”

Ella calculaba unos seis años. Hermione había leído las especificaciones para la celda automatizada de Seamus. La magia de la celda significa que un hechizo limpiador refrescaba la cama y la ropa del prisionero. También eliminaba el polvo, mugre y suciedad de todo—incluido el prisionero. Se establecieron hechizos básicos de aseo cada mañana. El cabello y las uñas se mantenían a una longitud programada. La única fuente de agua no potable presente dentro de la celda estaba en la taza del baño, que no tenía cadena. El desperdicio era transferido automáticamente a una instalación de gestión séptica fuera de la prisión.

“¿Permíteme un baño y tal vez mi ánimo mejore de tal manera que puede que te dé una página adicional?” él levantó ambas cejas con impaciencia, y eso borró alrededor de cinco años de su rostro. “¿Qué dices?”

Ella probablemente diría que él realmente quería un baño. Después de años de ‘limpieza en seco’, incluso un baño con agua fría estaría en la lista de cualquiera de deseos superficiales.

“Francamente, dudo que notaría o me importara si tu humor mejorara.”

La miró con divertida curiosidad. “No recuerdo que fueras tan poco seria.”

“No recuerdo que estuvieras tan completamente a mi merced.”

Malfoy rió—de manera corta y fuerte. “Touché, Sangre Sucia.”

“No me llames así.”

Él la miró de manera cuidadosa. “Pero no te molesta, ¿o sí? Que curioso. Te das cuenta que puedo ver que no es así. Los demás se ponen morados y apopléticos. Tú apenas y volteas los ojos. Dime, ¿es la palabra, o sólo soy yo? No me digas que he perdido mi toque desde Hogwarts?”

“No, obtuve uno mejor dicho.” Hermione inhaló, dió un paso hacia adelante y se preparó para abrir la puerta de su celda.

Él permaneció dentro de la celda, observándola todavía con la mirada evaluadora de un ave depredadora. Era ahora o nunca. Eventualmente, él tendría que estar lo suficientemente adiestrado para poder subir y trabajar con los demás en el laboratorio. Su previo intento de darle a entender que debería de confiar en su compromiso a su propia preservación había dejado a Hermione con qué pensar durante los últimos días. Ella esperaba que no tendría que vivir para arrepentirse con su decisión, o el hecho de que Malfoy estaba atado a ella ahora. Como muchas otras cosas, Draco Malfoy también se había vuelto una de sus responsabilidades.

“Seamos claros, Mortífago. Escapa y tu perdón será removido. Atácame o a alguien más y tu perdón será removido. Hay leyes marciales en las calles, tanto para muggles como para magos. Se sabe que las fuerzas del orden y las turbas de vigilantes ejecutan a los saqueadores. Así que piensa en lo que le harían a un asesino convicto y terrorista.” Ella abrió la puerta. “Eso es si no te mata uno de los Infectados. ¿Está claro?”

Él salió de la celda, caminó alrededor de ella, acorralandola nuevamente. Hermione sospechó que él podría estar del otro lado del corredor y aún así lograría acorralarla. Ella apretó su varita con más fuerza y se quedó quieta. Malfoy caminó por el pasillo, deteniéndose en las celdas de Wallen y Ron. Al haber estado encarcelado en el sótano durante cuatro días, probablemente estaba al tanto de las condiciones de Ron y Wallen respectivamente. 

Ahí, acostado en esa cama de hospital, estaba su talón de Aquiles. Hermione podía prepararse para cualquier tipo de ataque que Malfoy le lanzara sobre su sangre, su intelecto, su valor, pero no sobre Ron. Ahora con Harry en Taransay, ella se sentía aún más vulnerable, más expuesta, menos…fuerte. Curiosamente, ella no se sentía más sola. Al ser hija única y estando entre dos mundos durante tanto tiempo, estar sola era un estado al cual se había acostumbrado.

Se preparó para los comentarios de Malfoy y las burlas crueles y calculadas sobre Ron.

No llegaron.

Lo que fuera que estuviera pensando, Malfoy se quedó con sus pensamientos para él mismo. Hermione no era lo suficientemente ingenua para creer que se debía a algún tipo de respeto por sus sentimientos. Sino, sospechaba que él sabía que su caridad y paciencia tenían límites.

Malfoy, que ya había apaciguado su curiosidad por su entorno inmediato, se acercó por fin a ella. La cabeza de ella apenas le llegaba a los hombros.

“Entiendo,” él dijo.

A pesar de no haberse lavado durante cuatro días, él no apestaba como Ron o Harry lo hubieran hecho. Ella suponía que él solo olía más fuerte a él mismo. No era desagradable. Ella no sabía lo que era, pero ella parecía consciente de ello, de todos modos. Probablemente eran sus nervios. Honestamente, una parte de ella aún esperaba que él le rompiera el cuello en la primera oportunidad que se le presentara.

Hermione lo guió por las escaleras, después de los laboratorios, donde varios de los trabajadores seguían trabajando. Música sonaba en el fondo. Alguien estaba escuchando Michael Bublé. Una de las medibrujas más jóvenes apareció, miró Malfoy antes de correr dentro del laboratorio. Hermione pensó que pudo haber escuchado un chillido. Un momento después, habían cinco personas de pie en la entrada del laboratorio, todos boquiabiertos.

Los miembros magos ingleses entre el personal estaban bien al tanto de la identidad de Malfoy. Todos lo que no—se comprendían de los expertos Muggles y extranjeros—habían sido puestos al tanto gracias a la rápida velocidad en la que viajaban los chismes.

“Buenas tardes a todos,” dijo Hermione de manera concisa. Honestamente, ella esperaba un poco más de profesionalismo. 

Hubo asentimientos con la cabeza y pocos murmullos. El grupo comenzó a dar paso a Elizabeth Hent, una de las Agentes de Inteligencia Mágica de EUA. Ella salió del laboratorio y se detuvo frente a Hermione y Malfoy. Hermione suspiró, percibiendo la inminente aplicación de grandes cantidades de burocracia.

“No tiene autorización para liberar al Sujeto,” Kent le dijo a Hermione, tal y como lo había predecido. 

Hermione no estaba de humor para ser diplomática. “El sujeto quiere un baño. Vaya y dígale a Scrimgeour si tiene un problema con ello. Estoy segura de que estaría saltando de felicidad al ser despertado a mitad de la noche después de estar despierto durante dos días seguidos.”

“Usted debe ser la Debutante, dijo Malfoy con una voz dulce que hizo que Hermione girara los ojos. “He escuchado sobre usted.”

Kent era jóven, alta, rubia y severamente propia, además de poseer la calidez y el carisma de un taburete metálico. Sin embargo, y ante la resignada fascinación de Hermione, la agente se enrojeció bajo el calculado escrutinio de Malfoy. Era un punto completamente superficial, pero Hermione se sentía el doble de bajita y desaliñada, al estar de pie junto a la pareja de larguiruchos.

“Malfoy, ella es una de nuestras socias del Senado Mágico de los Estados Unidos, la Agente Elizabeth Kent. Elizabeth, él es Draco Malfoy. O el ‘Sujeto’, como prefiere llamarlo.”

“¿No debería estar esposado?” Kent había recuperado su tez de alabastro y miraba por debajo de su nariz perfecta, a Hermione.

Hermione contó hasta cinco antes de contestar. “No va a poder ser capaz de trabajar en el laboratorio si está esposado, ¿o sí?”

“¿Y qué hay sobre la cadena? ¿Cómo va a funcionar si Potter no está aquí?”

Maldita sea. Hermione aún no tenía la intención de revelarle a Malfoy que ahora estaba encadenado a ella, o que Harry se había ido de Londres. Oh bueno, era inevitable que se enterara.

“Ahora está encadenado a mí,” dijo Hermione. 

“¿Lo estoy?” dijo Malfoy en voz baja.

“Sí.”

Él se quedó de pie cerca a Hermione, sonriéndole sin mostrarle los dientes. “Interesante.”

“Creo que la palabra que estás buscando es necesario.”

Se le ocurrió a Hermione que todos estaban viéndolos. Especialmente Kent.

Ella aclaró su garganta. “Agente Kent, si no hay nada más que decir, ¿me gustaría mostrarle a Malfoy el baño?”


Había un baño en el nivel del laboratorio, aunque raramente era usado, excepto en el evento en el que alguien se incendiara (un Mercer fascinado le había pedido a Harry una demostración de incendio ), o cuando grandes piezas del equipo necesitaban ser limpiadas. 

La bañera con patas en el centro de la habitación de azulejos verdes y negros era grande y, por tanto, le serviría. No había espejo en el baño. Se pasó alrededor de un minuto revisando que no hubiera nada filoso, puntiagudo o pesado que se encontrara en el armario. Sólo habían toallas, jabón y una lata de cera para zapatos. Hermione guardó la cera en su bolsillo. Tomó jabón y una toalla del armario, se detuvo por un momento y después tomó una segunda toalla. Decidió que Malfoy probablemente necesitaría dos. 

Ella le entregó estos objetos, los cuales él tomó con una mano, sin darle las gracias. “Te voy a encerrar,” dijo Hermione, su voz hizo eco con los azulejos en la habitación enorme. “¿Te bastará una hora?” Hermione revisó su reloj. Era casi la una de la mañana.

“Una hora es bastante,” dijo Malfoy. Ya se había desabotonado las mangas de su ropa de prisión y estaba trabajando rápidamente con los botones de abajo y adelante.

Hermione se volteó discretamente, salió por la puerta y la cerró detrás de ella. Ella la cerró y se recargó contra ella, cerrando sus ojos. El día no podía volverse más largo aún.

Estaba equivocada. 

Hubo tres pequeños golpes del otro lado de la puerta. Sus ojos se abrieron rápidamente y frunciendo el ceño, quitó los hechizos que cerraban la puerta y la abrió.

“Las llaves no funcionan,” él dijo.

La parte superior de la ropa de Malfoy estaba en el piso, lo que lo dejaba usando solo un par de pantalones negros con los botones ya desechos. Su cuerpo era tan pálido como el resto de él, con una ligera y escasa mata de pelo dorado en el pecho y los antebrazos. Él era bastante esbelto, pero tenía una sorprendente cantidad de músculos, considerando el hecho de que había estado encerrado en una habitación durante seis años.

Pero fue el entramado de cicatrices a lo largo de su abdomen y espalda lo que llamó su atención. Habían literalmente docenas de líneas delgadas y diagonales cubriendo la piel de su espalda y su vientre. Las más largas llegaban hasta los músculos de su cadera, desapareciendo bajo la línea del cinturón de sus pantalones. Las cicatrices obviamente habían sanado ya, pero la misma cantidad de ellas significaba que en algún punto en el tiempo, su torso pudo haber sido un desastre crudo y sangriento. Un desastre que amenazó con su vida, quizás. La fuerte imaginación de Hermione le ayudó con una imagen de las lesiones frescas y no pudo evitar tener escalofríos. 

Para su fastidio, la expresión de Malfoy era imposible de leer, y siendo Hermione, ella tomó la ruta exprés para saciar su curiosidad. “¿Qué te pasó?” Un posible sospechoso apareció en su mente. “‘¿Fue Voldemort?”

Él se quedó callado por un momento, y entonces, “¿hubieras preferido que así hubiera sido?”

Ella no entendió su pregunta. “Preferiría una respuesta honesta.”

Casi sin darse cuenta, él miró hacia su vientre, pasando las puntas de sus dedos de su larga mano sobre el tejido cicatrizado. Ella se preguntó si a él probablemente se le habían olvidado que estaban ahí la mayoría del tiempo.

“Tenía diecinueve. Tres Aurores me capturaron a mí y a otro Mortífago. A diferencia de mi colega, yo no les servía para nada, así que compartieron una botella de ginebra y tomaron turnos con una cuchilla.”

Hermione estuvo aliviada de alguna manera al notar que no estaba tan insensibilizada como para no verse afectada por lo que Malfoy acababa de decirle. Incluso cuando era él quien se lo contara. Siempre habían habido rumores sobre personas corruptas en el Departamento de Seguridad Mágica. La cosa sobre sistemas viejos y arraigados, era que tenían la tendencia de desarrollar una vida propia. Después de un tiempo, el sistema se volvía una cosa que respiraba y se defendía a sí misma a cualquier indicio de un intento de cortar un brazo o una pierna necrótica, incluso si estaba en riesgo de envenenar el resto del cuerpo. Era otro tipo de Infección, más lenta y maliciosa.

“Dijiste que no eras de importancia de ellos. ¿Quieres decir que no tenías información que pudo haber sido lo suficientemente importante para llevarte a custodia?”

“No,” él dijo. “No les servía porque a diferencia de mi más desafortunado colega, yo no era una mujer.”

Hermione se sintió enferma. Miró hacia sus manos por un momento, las cuales había puesto alrededor se su varita antes de mirar hacia arriba. “Se pueden encontrar malas personas en todas partes si estás dispuesto a buscarlas.” No parecía haber otra cosa que decir.

Él le sonrió. No había nada amigable en esa sonrisa. Era una sonrisa fría, llena de oscuridad. “Así es. Resulta que hay uno aquí mismo, en esta habitación.”

El memento de humanidad compartida entre ellos desapareció como si hubiera sido humo. Hermione supuso que probablemente sólo había pasado en su cabeza. La mirada siniestra se desvaneció y él se puso impaciente de nuevo.

“¿Vas a arreglar las llaves de agua o no?

Ah. Claro. 

Quitó los hechizos de racionamiento de agua que había sobre las cañerías y giró el grifo de latón del agua caliente. Las tuberías rugieron un momento, antes de que saliera agua caliente a borbotones. “Listo.”

Nuevamente, no hubo un ‘gracias’, sólo la enervante, siempre constante, condenable, observación. No era tan diferente al zombie en la sudadera roja, pensó Hermione mientras tuvo un escalofrío mental. Las manos de Malfoy estaban en la cintura de sus pantalones cuando Hermione cerró la puerta del baño de manera apresurada y la cerró con llave por segunda vez. Ella miró a sus manos, que estaban temblando ligeramente. Teniendo una hora que matar, Hermione pensó que se escondería para poder tomar uno o dos tragos de las provisiones del Restaurador de Equilibrio de Kate McAlister (alias, whisky añejo) de los armarios de la cocina. 

Era una de esas noches.

Notes:

Este es el poema completo en inglés, el autor es desconocido.

Although I conquer all the earth, (Aunque conquiste toda la tierra,)
Yet for me there is only one city. (Aún hay para mí una ciudad.)
In that city there is for me only one house; (En esa ciudad sólo hay una casa para mí;)
And in that house, one room only; (Y en esa casa, sólo una habitación;)
And in that room, a bed. (Y en esa habitación, una cama.)
And one woman sleeps there, (Y la única mujer que duerme ahí,)
The shining joy and jewel of all my kingdom (La alegría brillante y joya de todo mi reino.)

Chapter 6: Ricitos de Oro

Summary:

Después de adquirir un espécimen de zombie, una misión peligrosa al hospital es planeada.

Notes:

Como notas de la autora en el primer capítulo, tengan en cuenta que he deshecho mi cambio previo de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados DE VUELTA.

Chapter Text

“Bebé Oso a Mamá Oso, estoy en la cabaña,” se escuchó la voz de Emily Finch manchada de estática a través de los audífonos. La estudiante de enfermería merodeaba llamativamente en la boca de un callejón.

“Te escucho y te veo, Bebé Oso. estás haciéndolo muy bien. Sólo quédate ahí hasta que Papá Oso nos de la señal, ¿está bien?”

“Creo que debes decir ‘entendido’,” sugirió Padma. 

“¿Oh?”

Desde una terraza, Padma y Hermione observaban el desarrollo de su misión matutina.

Padma giró los ojos. “¿Todas las señales en verdad son necesarias?”

Hermione se encogió de hombros. “¿Qué es la vida sin caprichos?” Ella estaba completamente ocupada observando la posición de Emily a través de unos binoculares.

“¿Caprichos?” Murmuró Padma. “¡Estamos a punto de usar a una niña de dieciocho años como carnada!”

Se le ocurrió a Hermione que ella, Harry y Padma usualmente tenían diferentes estándares de madurez hacia los miembros del equipo más jóvenes bajo su cargo. Ella suponía que podían ser acusados de ser ligeramente hipócritas, considerando que Hermione y Harry en particular, se habían puesto regularmente bajo situaciones peligrosas desde antes de la pubertad. Albus Dumbledore había tenido mucha confianza en sus habilidades o había tenido un punto de vista bastante relajado con respecto a poner en riesgo a niños. Honestamente, ninguna teoría era plausible.

“Ella se ofreció a hacer esto,” le mencionó Hermione a Padma.

“Supongo que el grupo de aspirantes a los doscientos metros zombies era bastante reducido,” dijo Padma.

“Emily era una estrella de atletismo de su universidad en Estados Unidos. Ella pensó que podría ayudar.”

La voz grave del Agente Richards se escuchó en los audífonos. “Papá Oso ahora en posición. Estamos listos.”

“Estos audífonos son elegantes.”

Hermione estaba de acuerdo. “Hay que reconocérselo a los estadounidenses—no hacen las cosas a medias.”

Las dos mujeres se quedaron sentadas en silencio durante unos minutos, disfrutando de una rara dosis de sol sin impedimentos a media mañana, que ya era una rareza bajo circunstancias normales en Londres. Padma tomó un pequeño trago de su botella de agua y después le ofreció un poco a Hermione, quien ya tenía una ligera quemadura por el sol.

“¿Aunque por qué le llaman a esta operación Ricitos de Oro? Siempre pensé que esa historia era bastante inquietante.”

“Idea del vaquero,” dijo Hermione. “Aparentemente Mercer quería que el espécimen estuviera ‘perfecto’.”

“¿Y cómo vamos a asegurar eso?” Padma preguntó. “No vamos a tener mucha elección en lo que Emily logre sacar de ese callejón.”

Hermione se tensó con atención, ajustando los binoculares. “Hablando de—¡aquí vamos! Bebé eso, Ricitos de Oro se está acercando. ¡Por Merlín! ¡Tenemos diez! ¡No, mejor doce! ¿Richards? Digo, Papá Oso, ¿estás viendo esto?”

“Sí, los veo,” dijo Richards. “Más importante, Bebé Oso, te están viendo. ¡Ricitos de Oro se mueve! Finch, te pones en marcha, ¿me oyes?”

Todos podían escuchar la respiración entrecortada de Emily. “Oh, por dios,” susurró la niña. Unas pocas groserías siguieron. Hermione coincidió con todas ellas. 

“No me gusta eso,” dijo Padma.

“A mí tampoco,” admitió Hermione.

Un minuto.

“Se está acercando…” le dijo Hermione al equipo.”

“¿Ahora?” preguntó Emily.

“Aún no,” dijo el vaquero. “Espera.”

Treinta segundos. 

Hermione estaba prácticamente colgando del parapeto del techo. “Papá Oso, ¿estás seguro? Están acelerando.”

Veinte segundos.

“¿Ya?” Emily imploró. 

“Casi,” dijo Richards. “No queremos que se rindan con la persecución al notar que ya no la ven; su visión se basa en movimiento. Como T-Rex, ¿recuerdas?”

“Eso no es técnicamente correcto,” dijo Padma. “La visión del Tiranosaurio Rex en realidad era más sofisticada que—”

“¡AHORA! ¡AHORA! ¡AHORA!” Richards gritó, casi perforando el oído de Hermione. “Bebé Oso, ¡CORRE!”

Emily corrió, soplando un silbato mientras lo hacía. Como estaba predecido, los zombies comenzaron a corretear. El ruido y el movimiento era impresionante para un grupo relativamente pequeño. Gruñían, daban pasos de ganso y se tambaleaban. La escena pudo haber sido cómica si no hubiera salido de una pesadilla. Todos los miembros del equipo habían visto lo que pasó cuando incluso la horda más torpe y aparentemente inepta se hacía con carne fresca. La devoraban como pan viejo.

“¡Diablos, es rápida!” dijo Padma.

El pecho de Hermione le dolía por aguantar la respiración. “¡Que bueno! ¡Ya casi están en la cerca! ¡Wallen! ¡Yoshida! ¿Están listos?”

La voz suave y firme de Felix Wallen sonó en la radio. “Estamos listos.”

Emily llegó corriendo a la cerca, saltando sobre ella. La cruzó con una habilidad atlética impresionante y al otro lado la esperaban el siempre estoico Wallen y el profesor Yoshida.

Los zombies chocaron con la cerca de metal con tanta fuerza que algunos de los miembros de la manada que estaban hasta el frente fueron aplastados; cuerpos pulposos y gravemente descompuestos que se partían contra el metal oxidado, derramando un pútrido líquido viscoso del color del pus. Su sed de sangre salvaje destruyó cualquier sentido de discreción culinaria que pudieran haber tenido y los miembros restantes de la manada comenzaron a alimentarse de sus contrapartes incapacitadas. La fuerza de empuje contra la cerca se intensificó. Comenzó a temblar y crujir. 

“Se va a caer,” predijo Padma

“Wallen, ¡ahora!” Gritó Hermione. 

Wallen y Yoshida petrificaron a todos. En poco tiempo, la  manada completa se congeló en su lugar. Muchos se quedaron en el piso, hechos pedazos. El resto del equipó Apareció en el callejón, reagrupándose del otro lado de la cerca. 

“¡Eso estuvo cerca!” Padma dijo, apretando el brazo de Hermione con alivio. 

El Profesor Yoshida chocó las manos con Emily.

Hermione se acercó a la cerca, tratando de averiguar dónde comenzaba una criatura y dónde comenzaba otra. Desafortunadamente, ya no habían muchos especímenes viables. Casi todos presentaban graves destrozos por el frenesí alimenticio. Sin embargo, un espécimen intacto fue localizado. Ellos lo levitaron cuidadosamente por encima de la cerca. Padma deslizó una camilla debajo de la criatura petrificada, antes de envolverla con una lona.

El equipo (y ahora un zombie pesado) Desaparecieron a Grimmauld Place. 


De vuelta en el laboratorio, los ojos de Alec Mercer se abrieron más mientras inspeccionaba el espécimen capturado. Al decir que habían adquirido un gran zombie era decirlo a la ligera.

“Pido un tamaño divertido, y me traen a Thor.”

Hermione inclinó su cabeza hacia el costado, como si el nuevo ángulo le permitiría que el enorme zombie cupiera en su campo de visión. “No es sobre el tamaño, Alec. Es lo que haces con él.”

Mercer rió levemente.

“¿Estás preocupado con que sea demasiado grande para la máquina?”

“Solo pensé que un espécimen más pequeño sería más fácil de transportar. Técnicamente, todo lo que necesita caber en la máquina es su cabeza.”

Hermione estaba a la mitad de la puerta. Ella tenía una junta que planear. “Bien, porque él era el único miembro del grupo que aún tenía una.”


Tras la exitosa captura del gigantesco zombie, la reunión informativa de la misión para la visita al hospital del día siguiente fue muy concurrida.

Equipo de investigación y médico, administrativos del Ministerio, dos agentes del gobierno y un Ministro de Magia estaban reunidos en la sala de juntas del segundo piso. El Ministro compartió copias del plan de la misión y diagramas de rutas. Hubo alrededor de diez minutos de lectura en silencio. Hermione se quedó en una esquina de la habitación a lado de las ventanas oscurecidas.

Scrimgeour esperó a que todos lo vieran de nuevo antes de hablar nuevamente.

“Como pueden ver, hemos elegido la Clínica Welwyn en Devonshire Place. Es una pequeña operación de radiología con dos máquinas de Resonancia Magnética y me dicen que cuenta con un impresionante conjunto de generadores de reserva alimentados en parte por energía solar. El Agente Richards y Hermione Granger ya fueron al lugar esta mañana para inspeccionar las máquinas y asegurarse que ambas sigan funcionando, y más importante, que sigan encendidas.”

“Si el hospital aún tiene poder, ¿por qué hubiera sido un problema si estuvieran apagadas?” Preguntó Honoria Cloot.

“No puedes simplemente una máquina de Resonancia Magnética que ha sido apagada,” explicó Mercer. “Tomaría demasiado.”

“El tiempo es crítico. Es imperativo que terminemos las resonancias rápidamente,” dijo Richards. “Cada minuto adicional que se pasa ahí nos pone en riesgo, y ya estaremos moviéndonos a una velocidad bastante lenta al llevar cargando dos especímenes.”

“Un espécimen,” corrigió Hermione de manera fría. “Un paciente y un espécimen.”

La mirada que Richard le devolvió fue igual de fría. “Por supuesto.”

“Aparecerán en la clínica en dos equipos,” continuó Scrimgeour. “El primer equipo llegará al punto designado de entrada para asegurar un camino seguro a la máquina más cercana. Una vez que una ruta segura haya sido establecida, el resto del equipo, quien llevará al Señor Weasley y al espécimen, seguirá.”

En ese momento, Scrimgeour se dirigió a Mercer, el único Muggle en la misión. “Como usted sabe, Dr. Mercer, uno solo puede Aparecer si la persona que Aparece ya ha estado en ese lugar antes. Esto, por supuesto, no aplica con Apariciones al ser acompañados. Me aseguran que nuestras regulares de Londres, Hermione y Honoria, ya conocen la calle y la clínica, así que viajará con ellas.”

“Excelente,” dijo Mercer. “Vomité en los zapatos de la Dra. Patil la vez pasada.”

Padma asintió. “Eran de gamuza. Los tuve que tirar.”

“Hay dos adiciones de último minuto al equipo. Jason Lam, que es la única persona con experiencia en…” Scrimgeour miró a Mercer pidiéndole ayuda con la frase a la que recientemente había sido presentado.

“Imagen médica,” él dijo.

“Imagen médica,” repitió Scrimgeour, “entonces asistirá al Dr. Mercer con la operación de la máquina. ¿Dado que no hayan objeciones por parte del Señor Lam? Basta decir que esta es una misión voluntaria.”

“Sin objeciones,” dijo Lam, que era un medimago nacido de Muggles y un protegido de Mercer.

“Dr. Mercer, ¿usted está seguro de que una persona será suficiente para asistirlo con su tarea?”

Mercer asintió. “Jason es igual de capaz que dos técnicos.”

“Bien,” dijo Scrimgeour. “Nuestras medibrujas, Honoria Cloot y Mira Khan, transportarán al Señor Weasley.” scrimgeour se dirigió hacia Aisha Malik, una joven enfermera que usaba una brillante bufanda amarilla, “lo siento, Srta. Malik, sé que se ofreció como voluntaria, sin embargo, una varita es necesaria ya que el Sr. Weasley tendrá que ser petrificado mágicamente durante el curso de la misión. Necesitamos todo lo que podamos ofrecer. Usted se quedará atrás.”

“Entiendo,” dijo la enfermera.

“El Sr. Lam y el Dr. Mercer serán responsables del espécimen. Los Agentes Richards y Kent, la Srta. Granger y yo nos encargaremos de la seguridad.”

Padma y Hermione levantaron protestas al mismo tiempo.

“Con todo respeto,” comenzó Padma, “recuerdo claramente que usted mencionó que por lo menos uno de los oficiales superiores debía permanecer en estas instalaciones todo el tiempo. ¿Qué pasa si recibimos información de Taransay mientras están lejos?”

Claramente irritado, el Ministro volteó a mirar al Vaquero. “Agente Richards, parece que estaba en lo correcto en su estimación de la posible reacción a mi inclusión al equipo. ¿Puede traducir?”

“Usted no puede venir porque está cojo. Nos hará más lentos, en el mejor de los casos. Nos pondrá en peligro, en el peor de los casos,” dijo el Vaquero.

Hermione resopló al escuchar la honestidad de Richard.

Scrimgeour se sentó y suspiró, apoyando la mencionada pierna izquierda coja delante de él. “Hermione, ¿esto es cierto?”

“Usted es necesitado aquí,” fue todo lo que dijo. 

Él suspiró. “Necesitamos un cuarto en el equipo de seguridad. En todos mis años de planeación de misiones, nunca he enviado un equipo de solo tres.”

Emily Finch habló. “Señor, ¿puedo?”

“No, no puede Señorita Finch, ya ha hecho bastante por nosotros esta semana. Además, tengo una alternativa en mente.”

Scrimgeour miró a Hermione. Su mirada de incredulidad le dijo que sabía exactamente a quién tenía planeado ofrecer como voluntario. Estaba claro que él ya había discutido el candidato con los estadounidenses.

“No,” dijo Hermione.

“Malfoy será su cuarto.”

La habitación estalló con protestas.

Hermione no podía creerlo. “La única manera en la que Malfoy se puede liberar de esta cadena es matando a la persona a la que está atado, y eso es más posible que ocurra si tiene acceso a una varita. ¿Cómo va a ser útil en lla misión si no puede defenderse, o cualquiera de nosotros? Digo, ¿en verdad está proponiendo que le permitamos tener una varita?”

Scrimgeour negó con la cabeza. “No una varita.” él asintió levemente, haciendo que el Agente Kent caminara a un gran armario, el cual abrió y después entró. La parte frontal del armario era claramente la fachada de una cámara acorazada de almacenamiento reducido. Salió unos instantes después, se acercó a la mesa de Scrimgeour y colocó sobre ella, con sumo cuidado, una gran escopeta de corredera.

“Proponemos que el Sujeto tenga permitido usar una Remington 870 en su lugar,” ella le dijo al grupo, con una leve sonrisa dirigida a Hermione.

Alec Mercer levantó la mano tentativamente. “Eh, ¿puedo tener una de esas?”

Chapter 7: El Bien Mayor

Summary:

El Vaquero le cuenta a Hermione sobre una teoría incómoda. El Equipo del Proyecto Navidad visita una clínica para usar una máquina de resonancia magnética, acompañado de un Draco Malfoy con una pistola.

Notes:

Como notas de la autora en el primer capítulo, tengan en cuenta que he deshecho mi cambio previo de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados DE VUELTA.

Chapter Text

Hermione aún usaba su pijama mientras le soplaba a su taza de té al caminar hacia la parte trasera de la casa y salir hacia la parte trasera de la casa donde había un pequeño jardín. La medibruja Mira Khan había intentado hacer crecer plantas medicinales ahí, pero el suelo era más arcilla que tierra. Hermione había estado esperando pasar un minuto o dos en silencio mientras se sentaba en los escalones, contemplando sus pantuflas viejas y después observar cómo el sol salía.

Sin embargo, cuando llegó ahí, se sorprendió al ver al Profesor Yoshida parado descalzo a media luz, usando túnicas impecables que eran tan blancas como su cabello. Él tenía sus ojos cerrados y sus labios se estaban moviendo en lo que parecía ser una plegaria en silencio. Pensando que probablemente preferiría estar solo, Hermione comenzó a caminar para entrar a la casa, pero el Profesor se volteó e hizo una reverencia. 

“Holá, Hermione.”

Ella puso su taza sobre el escalón y caminó a saludarlo. “Buenos días, Profesor. Está despierto temprano.”

Él sonrió de una manera tan amable en la que solo los abuelos podían hacerlo. “Hago esto.” Él levantó dos pequeñas placas de madera, en la que Hermione podía ver grabados de caballos al galope, acompañados de una caligrafía japonesa bellamente intrincada. “Hago ema para Harry Potter y para equipo hoy,” explicó Yoshida.

Hermione entendía que no era práctico para ella andar por ahí sintiéndose ansiosa hasta el punto de la incapacitación por lo que les había ocurrido (o les estaba ocurriendo) a Harry y a los Weasley. Hermione nunca había sido del tipo que catastroficaba. Eso también era algo bueno, si no, ni ella ni los chicos hubieran sobrevivido a su cuarto año de Hogwarts. Ella era demasiado buena para poner sus miedos a un lado hasta que estaba sola y capaz de ceder ante el pánico de la mera idea de perder a Harry. La consecuencia de compartimentalizar sus miedos era que cuando alguien más los mencionaba de manera inesperada, la hacía tocar fondo de manera breve y necesitaba pequeñas dosis de esfuerzo concentrado para volver a enderezarse. A veces fracasaba. Ésta era una de esas veces.

Un nudo se formó en su garganta mientras tomaba una de las pequeñas placas y pasaba su pulgar por encima de los grabados que Yoshida había realizado. “¿Qué es?” Ella susurró, no confiaba en su voz normal y en que no se quebrara. 

Yoshida pensó por un momento, aprovechando su relativamente reciente dominio del inglés.  “Es Shinto,” él dijo de manera gentil. “Escribo deseo para que Harry Potter regrese casa. Y tú y equipo regresen casa. Hoy. Todos seguros. Todos felices. Yo hago mi deseo a kami, ¿ves?” El Maestro de Pociones pasó un dedo arrugado sobre la caligrafía. “Kami es…” él hizo un gesto hacia el jardín, señaló la casa y las terrazas vecinas, miró al cielo, extendiendo sus brazos, “todo es kami. Tú. Yo. Bueno. Malo. Pasto. Árbol. ¿Ves?” el Profesor Yoshida puso el talismán en sus manos y cerró sus dedos alrededor de ellos. 

Ella sí lo notó. Esta era una magia que era común para los Muggles y para los magos, una magia de talismanes infundidos con la fuerza de esperanza. Si vivías, probablemente eras querido, necesitado y amado. Sabías lo que era tener algo que perder y por eso mismo, tener mucho más por qué tener esperanza. 

Ella esperaba con todo su ser que Harry regresara a casa.


Después de que Yoshida se fuera, Hermione se terminó su taza de té sentada en los escalones como lo había planeado. Ella puso el talismán de Yoshida en el bolsillo de su pijama y comenzó a subir las escaleras. 

El Vaquero la detuvo en el tercer piso. “Justo la mujer a la que quería ver,” dijo Richards. Ni siquiera eran las seis de la mañana y ya estaba usando su sombrero, estaba bien puesto sobre su cabello de sal y pimienta. Hermione se imaginó que probablemente dormía junto a él. “Pensé en tomarme la libertad de decirle a Malfoy acerca de la misión hoy, ¿si eso te parece bien?”

Hermione levantó las cejas. “¿Me está pidiendo mi permiso? Usualmente pasa por encima de mí y va directo a Scrimgeour.” Ella se arrepintió inmediatamente de sus palabras. Ella no quería sonar desconsiderada. 

“No te caigo muy bien, ¿o sí?” Preguntó Richards, sonaba sorprendido. 

La pregunta directa la sorprendió, aunque no debió haberlo hecho. El Vaquero no era alguien que se detuviera por temas sensibles. 

“Tengo el mayor respeto por lo que está intentando hacer aquí,” ella clarificó. “Sólo que no siempre estoy de acuerdo con sus métodos.”

“Scrimgeour confía en mí. Tú también deberías hacerlo.”

“Igualmente, Agente Richards. No parece confiar en mí para tratar con Malfoy.”

Richards suspiró. El cruzó los brazos y la miró mientras entrecerró los ojos. Hermione lo miró de vuelta con una expresión impaciente en su rostro.

“No has estado alrededor de muchos hombres, ¿o sí, niña?”

Bueno, eso ciertamente la tomó desprevenida. Que absurdo. Ella había estado rodeada de hombres—hombres fuertes—durante toda su vida. 

Como si pudiera haber leído sus pensamientos, él dijo, “no me refiero a Potter, o el niño enfermo en el sótano que solía hacerte ojos de cachorro, o el Ministro, o tu padre, o maestros e instructores. Me refiero a hombres, reales, maduros. Buenos y no tan buenos. Y los que no te traten como una virgen vestal o salvadora del mundo.”

“Agente Richards, si tiene un punto, por favor llegue a él.”

“Malfoy tiene planes. Podemos olerlos en él, Scrimgeour y yo. Villanía maestra o siquiera el potencial para tenerla, tiene su propio olor especial, ¿sabes? Y ese hombre al que tienes encerrado allá abajo…bueno, está saliendo de él con bastante potencia. Y eso está bien,” dijo Richards levantando una mano, “incluso comprensible, sabiendo que apenas está trabajando en salir de la cárcel sin tener que pagar por lo que hizo. Pero lo que pasa es que parece estar interesado en ti, lo que hace que me preocupe porque se supone que tú tienes que lidiar con él. Y no creo que te hayas dado cuenta de eso.”

Hermione esperaba no verse tan sorprendida como se sentía. Escogió sus palabras con demasiado cuidado al responder. “Malfoy y yo tenemos historia. ¿Quizás es eso lo que está percibiendo?”

El Vaquero rió. “Oh esto no es historia, querida. Este interés tiene una base en el presente.”

“Oh, ¡por dios! Incluso si todo esto fuera cierto, ¿importa?”

“Úsalo,” dijo Richards con simpleza.

Ella abrió su boca y después la cerró, frunciendo el ceño. “Explique.”

“Mira, estoy bastante seguro de que Malfoy piensa que puede jugar contigo, así que lo que harás es dejar que siga pensando eso. Tienes la oportunidad de jugar con él de vuelta. Ten eso en cuenta que la siguiente vez que lo veas, con tu cabello rizado y grandes ojos cafés y esa misma actitud del Elegido que tiene Potter. Para alguien como Malfoy, quien pasó sus años formativos en un nido de serpientes, eres tan sana como un Pie de Limón.”

Hermione se enrojeció. “Yo no…yo no soy así.”

Richards le sonrió levemente. “Claro que sí, y no te estoy pidiendo que cambies nada. Quiero que Malfoy sea recordado el hecho que es tan diferente a ti como sea posible. Lo diferente es interesante. Le gusta lo interesante. Así que usa lo que tengas, y esperemos a que eso nos dé la fórmula más rápido. Porque tal vez…y déjame te digo que es un gran tal vez… si el villano de nuestra pequeña historia aún no está completamente loco, a veces sirve que tenga una debilidad. Algo inesperado a lo que pueda tenerle importancia además de él mismo. El conflicto interno puede ser un poderoso catalizador para el cambio. Recuérdalo.”

“¿Y si está usted equivocado? ¿Si no entrega la fórmula?”

A Hermione no le gustó la mirada en su rostro cuando contestó. “Como lo he dicho antes, le quitamos la máscara al niño y yo entro.”

“Escúcheme, Richards. Nadie, ni siquiera Draco Malfoy va a ser torturado por información en esta casa. Ciertamente no mientras yo esté aquí.”

“¿Eso es preferible a que la gente muera allá afuera porque un hombre no quiera darnos la información que queremos?”

“No todo puede ser justificado por el bien mayor.”

Y tan fácil como lo fue eso, Hermione se dio cuenta que se había puesto en los zapatos de Harry. Por Merlín, así debía sentirse Harry la mayoría del tiempo. Una gran parte de su indignación se desvaneció. 

“Señorita Granger, justificaría mucho más considerando que estamos hablando de la supervivencia de la humanidad.” Richards dijo con bastante seriedad. 

Ella lo miró con astucia. “Si lo que está diciendo es cierto, ¿entonces no debería ser yo quien se encargase de darle las noticias de la misión esta mañana?”

La respuesta de Richards fue breve. “¿Cuántas armas has utilizado recientemente?”

“Ninguna.”

Y ahí estaba su respuesta.


La planta baja del estacionamiento estaba desierta cuando el equipo de seguridad de cuatro personas apareció en la esquina oeste, detrás de un sedán azul que tenía todas las ventanas destrozadas. Hermione, Malfoy y Elizabeth Kent se agacharon entre el carro y una pared de concreto mientras Richards escaneaba el estacionamiento rápidamente. 

Afortunadamente, igual que había sido el día previo al revisar, el estacionamiento estaba vacío. Al mirar de lejos, las luces seguían encendidas, aunque las otras secciones parpadeaban con un ligero ruido. De otra manera, la ciudad era demasiado silenciosa. Hermione pensaba que esa había sido una de las cosas más difíciles a las que se había acostumbrado—el silencio de mausoleo del Londres infectado tras la cacofonía inicial de sirenas, disparos, helicópteros... y los gritos.

“Kent y to aseguraremos la clínica de la máquina,” dijo el Vaquero. “Cuando les dé la indicación, traen primero a Malfoy y después regresan por el resto del equipo.”

“Entendido,” dijo Hermione. Por mucho que le desagradara el Vaquero, él estaba en su elemento al estar en misiones de campo y ese tipo de obvia experiencia inducía confianza. Por eso es que Scrimgeour pensaba que él era de valor. 

Richards se dirigió a Malfoy después. “Y ni siquiera tengo que recordarte que tienes que portarte bien con todos hoy.”

Malfoy ni siquiera se molestó en mirar hacia arriba, mucho menos responder. Él estaba preocupado inspeccionando el chaleco Kevlar que estaba usando.

Hermione quería estrangularlo. Era imposible saber si estaba tomando todo esto en serio. Él parecía estar despreocupado hasta el punto del aburrimiento. La ambivalencia inapropiada de Malfoy estaba en total desacuerdo con la figura bastante intimidante que mostraba—vestido con un par de trajes militares negros del Vaquero, un cinturón lleno de municiones y un par de botas de combate (de las cuales se quejaba por ser demasiado pequeñas). Llevaba una escopeta Remington 870 de una sola punta en el pecho.

Las armas eran un concepto extraño y desagradable para Hermione. Por lo menos las varitas tenían múltiples propósitos. Las armas tenían un pequeño rango de uso; lastimar, o detener a otro que fueran a lastimar. 

“¿Estás bien?” Richards le preguntó mirándola a los ojos. Él miró a Hermione, luego a Malfoy, y de nuevo a Hermione. 

Ella asintió. 

“De acuerdo, estaremos en contacto en breve.” Richards Desapareció junto con Kent. como lo había prometido, su voz se escuchó un momento después fuertemente a través de los audífonos de Hermione. “Estamos dentro. La habitación es segura. Tráiganlo.”

Hermione sacó su varita para Desaparecer junto con Malfoy directamente dentro de la clínica para unirse con los Agentes, pero Malfoy decidió hablar con ella justo en ese momento.

“¿Qué le pasa a la cadena si mueres hoy?”

Maldita sea. Ella supuso que la pregunta mórbida era sorprendente, pero relevante. 

“Nadie va a morir hoy.”

“Ah, pero sabes lo que dicen de los planes mejores preparados,” él contestó de forma críptica. Él tomó su arma, la miró con disgusto brevemente y después comenzó a llenar el tubo del cargador con cartuchos de su cinturón. Sus manos con guantes eran sorprendentemente hábiles en una tarea que aún era extremadamente nueva para él.

Hermione lo miró fijamente, pensando en qué tan surreal era observar a Draco Malfoy usar una sucia arma Muggle. “Dudo que tengas la necesidad de eso hoy.”

“Espero que tengas razón,” él contestó. 

Y ahí estaba esa palabra de nuevo—espero. Ambos compartían esta esperanza en particular. En uno de los bolsillos laterales de su pantalón cargo, estaba uno de los ema del Profesor Yoshida. Ella se estiró para sentirlo a través de la tela de los pantalones. Malfoy la observaba de una manera extraña y Hermione se dio cuenta de que probablemente se veía preocupantemente distraída. Ella parpadeó y se enfocó nuevamente en la misión.

Él extendió su mano hacia ella, con su palma mirando hacia arriba, como si estuviera pidiendo permiso para bailar con ella. “¿Vamos?”

La conversación previa de Hermione con Richards seguía fresca en su memoría. Ella no estaba completamente segura de que la teoría de Richards sobre el interés de Malfoy en ella, pero aún así, para tratar de darle la razón, Hermione siguió con los juegos. Ella miró a Malfoy y no pudo discernir más que una leve urgencia en sus ojos gris plateado. También, él necesitaba afeitarse. Nadie había confiado en él como para darle una navaja durante la última semana y media. Pero aún así, de manera irónica, estaba él aquí, como un miembro del equipo—sosteniendo un arma de fuego entre ellos, agachado tan cerca de ella que podía oler el jabón de limón que ella le había dado para que lo usara. 

Hermione tomó su muñeca, ignorando la mano que le había ofrecido, y los reapareció dentro de la clínica, tres pisos arriba. 

Chapter 8: Planes Mejores Hechos

Summary:

La misión al Hospital de Welwyn comienza.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Treinta y cinco minutos después de que la primera mitad llegara al Hospital Welwyn, el equipo entero de ocho, más Ron y el zombie capturado, estaba reunido fuera de la clínica de resonancia magnética. 

Alec Mercer ya estaba configurando las computadoras que procesarían los scans. Dentro de la habitación de la resonancia magnética, Mira Khan preparó el área para recibir a Ron primero, después iría el zombie. Como había estado planeado, Ron fue petrificado médicamente. Ron y el zombie habían sido transportados usando Leviosa, aunque se había tenido mucho más cuidado al mover a Ron.

Malfoy estaba de pie junto a una pared, con una pierna doblada, y la suela de su bota dejando una mancha en la pared azul. Sus dedos golpeteaban ligeramente la base de su pistola. Hermione sinceramente esperaba que él había recordado ponerle el seguro.

Ella caminó para inspeccionar a Ron, quien tenía sábanas envueltas a su alrededor. Él estaba pálido y bastante quieto, pero se le notaba respirar. “¿Padma dijo cuánto tiempo es seguro tenerlo así?” le susurró a Honoria. 

“Tres horas.”

“Eso debería ser más que suficiente dado que lo lleven a casa tan pronto como el Dr. Mercer termine de escanearlo,” agregó Jason Lam. el estudiante de medicina sacó un par de tijeras y comenzó a cortar la  ropa del zombie. Era una tarea difícil, asquerosa y pegajosa. 

“Bueno, ese es el plan,” confirmó Richards. Él volteó a ver a Elizabeth Kent y a Hermione. “Estaré en el lobby. Como ya lo discutimos, quiero que ustedes dos estén en las escaleras de los dos lados de este piso. Si algo se mueve, me lo hacen saber. Algo trata de subir, y ustedes lo prenden en llamas, ¿entendido? Si puede pasar de las escaleras, no usen Incendio o va a ser como perseguir una piñata en llamas.”

Esta imagen requería un momento en silencio para apreciarlo en verdad.

“¿Qué es una piñata?” Honoria Cloot le preguntó a Hermione susurrando.

Hermione explicó.

“Oh,” dijo Honoria arrugando su nariz. “Bueno eso no suena para nada como un zombie.”

Para ese punto, Jason Lam había tenido éxito al quitarle los pantalones al zombie. El sonido era casi tan malo como el horrible hedor. Al parecer, el cuerpo hinchado de la criatura había escapado de los confines de sus pantalones rotos y se había hinchado alrededor y a través de la tela. Remover la tela causó que pequeños pedazos de piel se cayeran. 

“Oh, wow. Puedo oler eso desde aquí,” Mira Khan les informó desde el interior de la habitación del scan. 

Mercer salió de la habitación para hablar con Jason. “No te olvides de buscar piezas de metal. Puede que tenga perforaciones que fueron cubiertas por carne inflamada o lesionada. Mientras esperas a que Ron termine, revisa al grandulón de aquí. Solo para estar doblemente seguros. 

“Mira su peinado,” dijo Jason. “Creo que va al mismo barbero que Richards. Si es parte del ejército, no creo que las perforaciones sean algún problema.”

Hermione estaba mirando el torso inferior inflamado del zombie con el ceño fruncido. “¿Eso será un problema cuando sea escaneado? ¿Además de dejar la cámara demasiado pegajosa?”

Mercero se puso sus lentes y miró más de cerca. “Nope. su cabeza está perfectamente intacta. Las lesiones de su mitad inferior parecen de trauma de alto impacto. A juzgar por la posición, probablemente fue golpeado por un auto. ¿Ves aquí? Su cadera no está en su lugar.”

“Ni siquiera puedo ver dónde debería estar su cadera,” murmuró Hermione.

“¡Estamos listos!” Mira Khan les avisó. Ella tenía su brazo puesto sobre su nariz para tratar de combatir el olor. “Pueden traer a Ron ahora.”

“¡Muy bien, todos! Todos sabemos que hacer,” dijo Richards. “Mientras más rápido salgamos de aquí, mejor.”

Hermione corrió al final del pasillo que le tocaba. Ella volteó a ver al Vaquero hablando con Malfoy. Richards debió haber apagado temporalmente su unión al sistema de comunicación, ya que Hermione no podía escuchar lo que estaba diciendo. Mientras eso pasaba, sin embargo, Malfoy levantó las cejas y después miró a Hermione, se notaba perplejo. Si ella fuera una persona que apostara, pondría dinero en que Richards estaba amenazando a Malfoy con la muerte o desmembramiento si trataba de hacer algo. 

De manera preocupante, Malfoy le sonrió brevemente y un pequeño saludo justo antes de que ella cerrara la puerta para las escaleras. 


Al parecer Richards había mandado a Malfoy al techo.

“Porque necesitamos un par de ojos allá arriba y él no necesita una varita para eso,” fue todo lo que dijo el Vaquero cuando preguntó sobre la sabiduría de esa decisión.

Ella tenía su opinión respecto a esta idea en particular, pero ella confiaba en que Richards sabía lo que estaba haciendo. En el sistema de comunicación, Mercer estaba hablando con Jason Lam, los dos hombres discutían de manera rápida y silenciosa el retorno de inversión, las capas funcionales, y demás cosas que la sobrepasaban. En la sala de escaneo, Ron ya estaba en posición sobre la mesa, su cabeza estaba dentro de una bobina y usaba audífonos con cancelación de ruido para proteger sus oídos de los ruidosos golpes dentro del escáner. 

“Reporten,” dijo Richards a través de sus audífonos. 

“Tan callado como un ratón haciendo orinando en algodón, señor,” dijo Kent.

Hermione reportó lo mismo, aunque con menos facilidad para el símil. Por un momento, ella pensó que Malfoy no haría una contribución, pero entonces habló, “creo que puedo ver mi casa desde aquí.”

“¿Te refieres a la casa en Wiltshire? Tienes una buena vista, Malfoy,” dijo Hermione.

Ella pensó que podía escuchar la sonrisa en su respuesta. “Una de mis muchas casas, Granger. Tengo una aquí en Londres, pero sí extraño la Mansión.”

“Ahí sigue,” le dijo Hermione mientras miraba por la escalera nuevamente, sintiéndose agradecida de que no había nada. 

“Un bien adquirido del Ministerio, supongo.” Malfoy preguntó. “Es una maravilla que no la hayan destrozado y vendido cada una de sus piezas.”

“Bueno, estaba todo ese asunto del equipo del Departamento de Seguridad Mágica que fue enviado para catalogar la vasta colección de objetos de Artes Oscuras de tu difunto padre. Se perdieron por tres días y después volvieron a aparecer, y bastante angustiados, en Jamaica. Después de eso, el DSM puso el equivalente de cinta policial Muggle sobre el lugar hasta que pudiera averiguar qué hacer con ella.”

El sistema de comunicación repitió su risa suavemente. “Las barreras funcionan. Es bueno saberlo.”

“Estamos listos,” interrumpió Mercer. “Comenzando el escaneo ahora.”

Elizabeth habló casi al mismo tiempo. “Señor, tenemos movimiento del lado oeste. Puedo escucharlo, pero no puedo ver lo que es. Aunque suena a que viene del primer piso. ¿Usted escucha algo?”

A través de su pieza de sonido, Hermione podía escuchar el sonido de una puerta abriendo y cerrando en un lugar silencioso y pensó que pudo haber sido Richards a investigar la escalera del lobby.

“Te tengo,” dijo Richards. Después realizó un hechizo el cual Hermione no conocía. Sin embargo, eran los efectos los que importaban. Hubo un breve momento de gritos inhumanos, un leve golpe, y nuevamente la voz de Richards. “Gente, el hospital está desierto, pero puede que tengamos uno que otro visitante deambulando por los pasillos. Manténganse alerta y guarden un poco más de silencio, ¿okay? Sin ruidos fuertes.”

Los cuarenta minutos restantes pasaron sin ningún problema y Hermione se sintió aliviada al escuchar la actualización de Mercer. “¡Terminamos con Ron! Richards, a menos que necesites algo más de ella, Honoria quisiera Evaporarse de vuelta Grimmauld Place.”

“Es Desaparecer, Doc. Pero sí, Cloot, lleva a ese chico a casa.”

“Buena suerte a todos,” dijo Honoria, y después, ella y Ron se habían ido.

“Bien, por favor traigan al grandote,” pidió Mercer.

Solo que el espécimen probó ser difícil de mover. El hechizo original de levitación que habían realizado Wallen y Yoshida se estaba acabando, lo que causaba que la camilla debajo del zombie se doblara por el increíble peso de la criatura. En la sala de espera fuera de la sala de escáner, Mira volvió a realizar un Leviosa para estabilizar la carga, pero se comenzó a dificultar al tratar de quitar la camilla. Se había adherido a la piel expuesta del zombie. El equipo escuchó varios minutos de la fuerte respiración de Mira antes de que Mercer hablara.

“Jason, creo que deberías ayudarla.”

Lam supuestamente se había unido a la jóven Medibruja, pero después de diez minutos, él habló, “Richards, vamos a necesitar a una tercera persona para ayudar a Mira a mover y posicionar al espécimen mientras preparo el escáner.”

Richards no sonaba completamente feliz por este suceso, pero estuvo de acuerdo. “Granger, tú ve. Yo iré a tu ubicación.”

Hermione abrió la pesada puerta de las escaleras y después la cerró gentilmente. Trotó rápidamente a la sala de espera y le ayudó a Lam y a Mira a quitar primero la camilla. Le quitó aún más piel al espécimen, pero eso no tenía consecuencias. Lam después se fue para entrar a la sala del escáner para alistar la mesa y la bobina. Hermione notó que era extremadamente difícil maniobrar con el gran zombie y lograr que pasara por el corredor angosto que llevaba a la sala del escáner. 

“¿Jason?” preguntó Mercer. “¿Por qué la espera?”

“¡Ya caso!” Lam contestó. Él abrió las puertas para Hermione y Mira mientras levitaban lentamente al zombie dentro de la sala. 

Una substancial cantidad de fluidos estaban saliendo del torso de la criatura, creando un desastre pegajoso en todo el piso. Mira pisó uno de los charcos e hizo una mueca. “Mis tenis,” se quejó.

“Espera.” Hermione se detuvo de repente. Estaba haciendo una mueca mientras miraba al zombie. 

“¿Qué pasa?” Mira susurró. Pero incluso ella también podía ver el problema. El zombie estaba moviéndose, parecía estar convulsionando a media levitación. “Oh por Dios.”

Lam estaba de pie junto a la máquina, observando. “Voy para allá.”

“¡Jason quédate donde estás!” Hermione ordenó. “¡Petrificus!”

No funcionó. La petrificación no era el problema. El zombie se sacudió hacia arriba mientras se mantenía horizontal en su mayoría. Comenzó a tener graves espasmos, su gran cuerpo luchaba contra los límites de los hechizos de levitación y petrificación. Más fluidos salieron del cuerpo, caían en una cascada pegajosa y amarilla. Era como abrir el grifo de un barril de cerveza.

“¿Qué está pasando ahí?” preguntó Richards.

El abdomen del zombie se distendió hacia arriba; la piel se estiró hasta el punto en el que parecía una carpa. Hubo un sonido de siseo mientras los gases internos escapaban, después algo pequeño salió de su abdomen y salió volando hacia el imán de doce toneladas en el otro lado de la habitación. La cosa apenas logró evitar quedar incrustada en el rostro atemorizado de Jason Lam. 

Clink.

“¿Qué es…” dijo Jason mientras se acercaba al objeto, el cual estaba tratando desesperadamente entrar a la máquina.

Mira suspiró. “Eso fue tenebroso.”

“¡Maldita sea, Granger! ¿Qué está pasando?” demandó Richards.

“Parece que había algo metálico atorado dentro del espécimen. Salió mientras entrábamos a la habitación. Nadie fue herido,” dijo Hermione suspirando con alivio. Ella volteó a ver a Lam. “Jason, ¿qué es?”

Él estaba observando muy de cerca al objeto en cuestión. “No estoy seguro. Parece…una especie de…¿aro de metal? Como un llavero roto o algo así.”

Eso no significó nada para Hermione, pero Richards les empezó a gritar de la nada.

“¡Salgan de ahí! ¡Corran! ¡Muévanse! ¡ES UNA GRANADA!”

Hermione tomó a Mira y prácticamente la aventó de vuelta al pasillo.

Mercer estaba gritando. Richards estaba gritando.

El mundo explotó.

Notes:

Referencias:
Tan callado como un ratón orinando en algodón (“Quiet as a mouse pissing on cotton”) es de “El último golpe” (Heist, 2001).

Chapter 9: A Salvo

Summary:

El desastre golpea al equipo. ¿Se puede confiar en que Draco no saque provecho del caos?

Notes:

Este es mi capítulo favorito.

Como notas de la autora en el primer capítulo, tengan en cuenta que he deshecho mi cambio previo de Scrimgeour por Shacklebolt. Ahora están cambiados DE VUELTA.

Chapter Text

Se oyó un ruido sordo, rápido e incesante.

Era obscenamente ruidoso y Hermione deseaba que desapareciera, hasta que se dio cuenta que era el sonido de su sangre siendo bombeada; corriendo por sus oídos. Todo lo demás estaba en silencio, como si tuviera almohadas cubriendo sus oídos. Su cabeza ciertamente se sentía pesada. No podía moverse, no podía ver, pero era porque sus ojos estaban cerrados.

Bueno, eso podía remediarse fácilmente. Hermione los abrió. 

La explosión la había lanzado a una distancia considerablemente lejos de la habitación del escáner, casi estaba a la mitad de la escalera en la que había estado minutos antes. Porciones del techo habían caído del corredor directamente fuera de la IRM. Paneles de luz habían caído y habían cables expuestos, mientras brillaban ocasionalmente. Habían voces que venían de los audífonos. Ella apenas podía comprenderlos, pero eso era una mejora de la sordera previa. Levantó su mano temblorosa para tocar la parte húmeda de sus orejas. No tuvo siquiera que ver para saber que estaba manchada de sangre.

Mira estaba fuera de la habitación del escáner. Hermione reconoció sus zapatos rojos con azul. 

“Mira,” Hermione susurró. Estaba teniendo problemas para enfocar su mirada. Ella entrecerró los ojos, parpadeando fuera el polvo, sangre y pulpa de zombie. Su visión se enfocó. Ella ahogó un sollozo mientras observaba como el pedazo de metal de casi un metro casi cortaba la cabeza de Mira. La medibruja estaba acostada viendo hacia arriba. Su mano derecha se movió levemente. 

¡Estaba viva! Había esperanza. Sí. Mira Khan estaba viva, había esperanza, apenas tenía veintidós años de edad y quería aplicar para una práctica después de graduarse de la Medimagia. Su mano estaba moviéndose y por eso estaría bien. La llevarían a casa y la arreglarían.

Hermione notó que no tenía su varita. El pánico descendió de manera tardía y con él, se dió cuenta de otras cosas. Miró hacia abajo y vió sus piernas, notando que un tornillo de acero de alrededor de diez centímetros estaba incrustado en el costado de su muslo izquierdo. La tela de sus pantalones había sido cortada en fragmentos por debajo de sus rodillas y estaba acostada encima de su creciente pila de sangre. 

En efecto, los planes mejor hechos. 

Ella se sentó, gimiendo de dolor, y después comenzó a buscar su varita a su alrededor. Podría estar en cualquier lugar entre la puerta para la habitación de escáner y donde estaba acostada ahora. Sus manos rápidamente estaban cubiertas con su propia sangre, pero una ola de alivió pasó por su cuerpo cuando sus dedos estuvieron en contacto con la madera familiar. Pasó un corto momento después contemplando si debería remover el tornillo de su pierna o no, pero Hermione pensó que era mejor no hacerlo. En su lugar, se acostó sobre su estómago, sollozando de dolor y comenzó a gatear hacia Mira. Hermione había avanzado alrededor de tres metros, dejando un gran rastro de sangre antes de que comenzara a marearse. Ella presionó su mejilla contra sus antebrazos y se concentró en respirar. Las ganas de vomitar eran fuertes. 

Alguien estaba hablando—una voz más familiar que las demás que atrapó su atención. La voz estaba tensa, pero demasiado calmada después de lo que había pasado. Eso era simplemente malo, pensó Hermione. ¿Cómo se atrevía alguien a estar tan calmado?

Malfoy.

Su voz clara penetró la confusión que había sido causada por shock, una posible contusión y pérdida de sangre. Hermione parpadeó, escuchando con atención cada sílaba que él pronunciaba como si fueran pequeñas boyas salvavidas en un mar de terror y pánico.

“—dos, tal vez tres docenas. Ya tienen alrededor de cuarenta Infectados dentro del edificio. Estoy atrapando aquí a tantos como puedo desde aquí. Hay otro gran grupo congregandose en una interacción de la siguiente cuadra. Pudieron no haber escuchado la explosión original, pero definitivamente están notando mi pistola.”

“¡No te atrevas a dejar de disparar!” Gritó Richards. “¡Sigue así! Kent, ¿cuántos hay de tu lado?”

“¡Diez, señor! Como cinco antes de eso. ¡Se están acercando!”

“¡Detenlos tanto como puedas! Iré por Mercer y por Lam. tendremos que ser rápidos. Una vez que deje mi puesto, inundarán el corredor del lado este. Granger y—”

“Estoy aquí,” dijo Hermione débilmente. Y con eso, se sintió como si todos sus sentidos volvieran a ella. El mundo regresó a su visión. Habían explosiones, gritos, disparos y humo. 

“¡Pero por fin! Es bueno escuchar tu voz, niña. Solo he estado tu nombre los últimos veinte minutos. ¡Reporta!”

“Mira está…” Hermione observó a Mira. Verdaderamente la observó, no dejó que la esperanza nublara su juicio. “Mira está muerta. No puedo ver a Lam o a Mercer.”

“¿Estás lesionada?”

Hermione sospechaba que se estaba desangrando lentamente hasta morir. 

“Un poco. Tengo mi varita.”

“¡Bien! ¿Puedes llegar a los chicos? Mercer está bien. Le dije que se quedara en la sala de observación. Lam dice que está gravemente herido. Ya seas tú o Lam, pero saquen a Mercer y la información de aquí, ¿entendido?”

“Sí,” ella dijo, “entendido.”

Hermione apretó la mandíbula mientras seguía arrastrándose hacia la sala de escáner. Ella podía ver una ligera aura roja de un Reducto siendo disparado rápidamente a la distancia. A Kent le estaba costando trabajo defender su parte de la escalera. Si la horda pasaba, estarían muertos en minutos. 

Ella llegó a la puerta, que ahora parecía una fauce carbonizada y humeante. Ya no quedaba nada de su espécimen zombie, pero había bastante esparcido. Y humo. Hermione inhaló profundamente para gritar, pero comenzó a toser. Intentó de nuevo.

“¡Jason! Jason, ¿me escuchas?”

“¡Hermione!” Lam respondió.

“¡Puedo llegar a él!” Alec Mercer dijo. El neurocientífico estaba en la sala de observación conjunta, el cristal entre ellas estaba destrozado. Hermione apenas podía ver la parte superior de su cabeza asomándose. 

“¡Alec, no! ¡Quédate donde estás! Iré por Jason y después iremos por ti, ¿de acuerdo?”

Ella solo podía ver a Lam si se ponía de rodillas y esa no era una posición que podía mantener por más de unos segundos. Él estaba bajo una parte de la mesa de escáner. El problema era que había unas cuantas toneladas de la máquina entre ellos, y ninguno de los dos estaban en posición para escalar los obstáculos. Ella tendría que intentar moverlo con magia. 

Hermione realizó un Leviosa y no se sorprendió cuando el hechizo falló. Ella podía sentir la fuerza recolectándose dentro de ella, pero soltar y dirigir la magia parecía ser imposible. Si Hermione no estaba equivocada, estaba sangrando demasiado en ese momento. El equipo era demasiado pesado y ella no tenía la fuerza para realizar el hechizo. Tal vez, ¿podría Aparecer? Hermione lo dudó. Eso necesitaba más magia que levitar algo. Las probabilidades de Despartición eran demasiado altas. Quizás con la ayuda de Lam…

Lam debió haber adivinado que ella estaba pensando en eso. “Ya traté de Desaparecer. No puedo… Hermione, por favor, ayúdame. Oh por Dios, puedo ver mis intestinos…”

“¡Está bien, Jason! ¡Vas a estar bien!” ella gritó, tratando de sonar convincente. “Voy hacia ti, ¿está bien? Mira, voy a tratar de Aparecer hacia allá.”

“¡Granger!” La voz de Elizabeth Kent sonó con fuerza a través de los audífonos de Hermione. “¡Entraron! Hay diez o más dirigiéndose hacia ti. Estoy lidiando con todo lo que puedo, ¡pero tienes que estar lista! ¡Ya casi están allá! Richards, ¿me escuchas? ¡Richards!”

La pequeña horda en verdad llegó cuando Kent terminó de advertirle.

Ella escuchó a Mercer maldecir y después lo escuchó disparando su pistola. Richards obviamente le había dado algo menos pesado que una escopeta. Y gracias a dios por eso, porque los zombies estaban llenando el cuarto de observación.

“Hermione, ¡cuidado!” Lam gritó, apuntando a la puerta. Él comenzó a disparar hechizos, unos de ellos se estaban acercando demasiado a la cabeza de Hermione.

Habían tres zombies, y aún más en el corredor. Algunos de los hechizos de Lam hicieron contacto y varias cabezas explotaron. Hermione se arrastró detrás de una mesa volteada y se unió lanzando hechizos. Hubo una breve pausa, ya que algunas de las criaturas se sintieron atraídas por el arma mucho más ruidosa de Mercer y descendieron sobre la sala contigua. Alarmantemente, Mercer eligió ese momento para dejar de disparar. A través de sus auriculares, ella le oyó murmurar.

“Oh cielos,” dijo Hermione. Desde su punto de vista, ella solo podía derribar a los zombies cerca de la pared derribada a medias. Hermione levantó su brazo tembloroso, apuntó y comenzó a disparar para ayudar a Mercer. Él se le unió al poco tiempo, parecía haber estado recargando su arma.

Lam gritó de manera espantosa.

Ya que no podía verlo, Hermione tuvo que abandonar su lugar de escondite detrás de la mesa para acercarse a la máquina de resonancia magnética. Ella vió a un niño pequeño—uno de los Infectados—desgarrando el tórax del estudiante de medicina lesionado. El brazo derecho y el pecho de Lam estaban bajo la máquina. Pateaba sus piernas y se movía intentando quitarse al pequeño zombie de encima sin tener éxito. Se enterró en él como un conejo rascando el suelo, sacando sus vísceras y hundiendo su rostro dentro de la herida abierta.

“¡Tu varita, Jason! ¡Úsala!” Hermione gritó. Ella disparó varias veces alrededor de la máquina de IRM con una mano bastante temblorosa y falló. La pequeña criatura se volteó y le gruñó antes de caminar hacia ella. Hermione rápidamente lanzó la maldición de motosierra de Harry cerró sus ojos mientras el pequeño zombie era cortado a la mitad, de manera diagonal, cayendo en dos pedazos a lado de ella, con todo y sus coletas.

Lam ahora estaba haciendo pequeños ruidos. Parecía que estaba tratando de poner sus intestinos de vuelta en su lugar. Él notó que su varita estaba entre sus entrañas y las levantó. Más zombies entraron por la puerta, unos eran más viejos, de algunos meses de edad—lentos y perezosos. Otros eran muertos recientes y más rápidos.

“Granger, ya casi estoy ahí,” Richards le habló a través de los oídos. “Tú mantén a Mercer con vida, ¡me oíste!”

Hermione se sostuvo de la máquina de IRM y con ambas manos sosteniendo su varita, echó a volar todo lo que atravesaba la puerta. Ella usó todos los hechizos que conocía y algunas cuantas combinaciones. Unas funcionaban mejor que las otras. “Alec…” ella susurró, esperando que Mercer la escuchara. Ella no tenía la fuerza para gritar.

Él la escuchó. “Saca al niño primero, ¿me entiendes?” Mercer gritó. 

“¡No harás tal cosa!” Richards intervino. “¿Lam es…viable?”

Hermione no necesitaba mirar. Ella podía escuchar los horribles ruidos que él estaba haciendo. “No.”

“Entonces ve por el Doc,” ordenó Richards. 

Ella miró a Lam y notó que ahora tenía un fuerte agarre en su varita, cerrando los ojos. En ese punto, un pequeño grupo de zombies se habían apresurado a la entrada, causando un pequeño cuello de botella antes de que dos entraran y se apresuraran hacia el objetivo más cercano—Lam. Él trató de hacerlos explotar, pero falló por poco.

Hermione comenzó a dispararle a las criaturas que quedaban. Una logró tomar su pie y arrastrarla, pero ella lo pateó con su pierna sana. “¡Richards! Creo…creo que Jason está tratando de Desaparecer!”

“¡No! Lam, si haces eso, te llevarás a estos hijos de puta de vuelta a la casa. No lo hagas, hijo.”

“J-j-jjódete,” dijo Lam con voz temblorosa. Los zombies atacándolo estaban enfocados en consumir todo lo que se estaba derramando fuera de él. Hermione tenía cada vez menos fé en la precisión de sus hechizos más complicados gracias a su fuerza decadente. Ella golpeó a uno de ellos con un Petrificus justo cuando el aire alrededor de Lam comenzó a brillar levemente—el inicio de Desaparición imprecisa.

“¡Está intentándolo!” Dijo Hermione. Lágrimas pasaban por la sangre y suciedad de su rostro. “Oh Jason…”

“Granger, ¡quítalo!” Richards gritó. “¡Quitalo ahora!” No había forma de malinterpretar lo que decía. 

“¡No te atrevas!” Mercer gritó entre disparos. 

“Granger, maldita sea. ¡HÁZLO AHORA!”

Ella no iba a sobrevivir. Hermione sabía esto. Richards tendría que ser el que fuera por Mercer y llevarlo a casa, pero Hermione haría lo que pudiera para asegurarse de que el científico se mantuviera con vida, junto con todos los demás en Grimmauld Place. Ella se detuvo defendiendo la puerta y volteó su varita hacia Jason Lam.

Él la miró mientras estaba siendo comido vivo, en agonía, horrorizado. Hermione estaba sollozando. Ella no podía salvarlo, pero podía ayudarlo.

“Av…avada Kedavra,” dijo. Nada.

Repitió la misma Maldición Imperdonable tres veces más.

No funcionó. Derrotada, su brazo tembloroso cayó.

Hubo un movimiento borroso por la puerta y ella levantó su varita levemente. Pero no era ningún zombie. Draco Malfoy se agachó junto a ella, sus ojos grises eran tan intensos y tan fuertes en su rostro pálido.

Ella estaba tan sorprendida de verlo de ahí que dudaba que fuera real. Levantó su mano con torpeza. Su varita aún estaba ligeramente en ella. Rosó sus nudillos ensangrentados contra su rostro para revisar si él no solo era un fragmento de su imaginación. 

Malfoy tomó su muñeca, con todo y varita, y la apuntó hacia Lam.

“Una vez más, Granger. Con sentimiento.”

“Avada Kedavra,” ella susurró nuevamente y era como abrir la llave del agua con máxima potencia. Ella podía sentir la fuerza prestada de la magia de Malfoy corriendo por sus venas, como una inyección de electricidad. La magia era de él, la varita y su brazo eran meramente el conducto. La sensación era increíble, culminando en un agudo hormigueo a través de las puntas de sus dedos. Ella lo observó, parpadeando con asombro. 

El hechizo golpeó a Jason Lam en el pecho. Él murió instantáneamente. 

Hermione se dejó caer. Ella observó lo que pasó con ojos medio cerrados. Ella miró como Malfoy se puso de pie, vió sus botas caminar una corta distancia antes de que el fuerte sonido de los disparos comenzaran. Cuatro, cinco…seis disparos seguidos. Recargó, vació y volvió a recargar antes de agacharse junto a ella una vez más. Él se había quitado sus guantes. Ella sintió las cálidas puntas de sus dedos contra su pulso en su cuello. Fue entonces cuando Hermione notó que todo había oscurecido. 

Malfoy puso su brazo debajo de ella y la levantó. “Mercer, ¿puedes escucharme? He apagado todas las luces. Parece que se mueven más lento en la oscuridad. Pienso que no podrán encontrarnos si no pueden vernos.”

“Entiendo, Luthor. Buena jugada.”

“Vamos hacia ustedes. Quédense quietos. No más disparos. Desde la última cuenta, creo que hay por lo menos ocho de ellos en esa habitación con ustedes.”

Malfoy dirigió su atención nuevamente hacia Hermione. “Sé que duele, pero necesito que guardes silencio. ¿Puedes hacer eso por mí?”

Ella asintió contra su hombro.

“Buena chica. Vamos.

Oh Dios, se sentía como un Cruciatus localizado. Hermione mordió su puño para no gritar mientras él la levantaba.

Malfoy la cargó con facilidad, apoyando su escopeta colgada en la cadera. Él caminó con bastante cuidado hacia la sala de observación. Era imposible evitar todo el cristal roto en el piso, pero afortunadamente, el sistema de ventilación del hospital proporcionaba un zumbido no muy grave. Los ojos de Hermione ya se habían ajustado a la oscuridad y se le era posible ver las siluetas de las criaturas. Como Malfoy lo había dicho, se movían menos en la oscuridad, chocaban con los otros y se movían con menos propósito. 

Verdaderamente habían ocho zombies en la sala de observación, a unos pocos metros de distancia de donde Mercer estaba de pie. El problema era que estaban de pie entre Mercer, y Malfoy y Hermione.

“El disco de datos,” susurró el neurocientífico, “está en la computadora a su derecha.”

Malfoy caminó hacia la computadora y sacó el disco. La bandeja de expulsión emitió un diminuto "swoosh", que hizo que todos los zombis de la sala se abalanzaran hacia el banco de computadoras. Los movimientos de las criaturas proporcionaron el ruido suficiente para enmascarar el sonido de los pasos de Malfoy mientras regresaba rápidamente a la esquina de la habitación.

Sin embargo, aún no había una ruta hacia Mercer. 

“Granger,” Malfoy susurró, “ve hacia arriba. ¿Puedes ver a Mercer?”

“Sí.”

“Bien. Esta va a ser una Aparición de dos puntos. Vamos a ir hacia allá, agarrarlo y después nos iremos. ¿Crees poder hacer eso?”

Hermione se estaba desvaneciendo y lo sabía. Ya no podía mantener los ojos abiertos. La parte inferior de la ropa de Malfoy estaba empapada con su sangre. Así que ella puso su varita contra su pecho. 

“Haré que suframos Despartición. Tú tendrás que hacerlo.”

Ya no había punto en preocuparse en que él dañara al equipo ahora. Era confiar en él con la posibilidad de morir, o no confiar en él con la posibilidad de morir. También tenía la vida de Mercer en sus manos. Curiosamente, al igual que había sido tan titubeante al salir de su celda de Azkaban, Malfoy no hizo otra cosa inmediatamente más que sostener su varita.

Ella trató de hacer que se moviera. “Lo que sea que hagas, por favor, por favor no dejes a Mercer aquí. Él es demasiado valuable.”

“No sé sobre eso,” él dijo. “No vale la pena.”

Hermione sonrió. No importaba porque estaba oscuro, él no podía ver su rostro y además, ella estaba delirando. Ella recordó lo que Scrimgeour había dicho sobre ella siendo irreemplazable. Ella no estaba de acuerdo con él.

“No. No podemos reemplazarlo.”

“¿Y podemos reemplazarte?”

Ella suspiró. Sus manos y pies se sentían como si estuvieran hechos de hielo. Ya no habían más sensaciones ahí. Hermione asintió, golpeando levemente su barbilla. “Hay más como yo. Soldados.” 

“No. No hay nadie como tú, Sangre Sucia,” Malfoy susurró contra su cabello. 

“Confío en ti,” ella dijo débilmente, palmando su pecho. “No me hagas arrepentirme.”

Él era cálido, tan maravillosamente cálido. Le gustaría irse a dormir en ese momento y no tener que soportar esa locura de apenas haberle realizado eutanaisa a un colega, y después jugar a las escondidas con ocho zombies, un ex terrorista y un neurocientífico con un arma.

El último pensamiento coherente de Hermione era que si Malfoy los llevaba a casa en una sola pieza, lo mínimo que podrían hacer por él sería darle una navaja para que pudiera rasurarse decentemente.

Su barba picaba. 



Chapter 10: Sospecha

Summary:

Sospechas se levantan después de la misión en Welwyn. El Vaquero habla en privado con Harry.

Chapter Text

Hermione abrió sus ojos.

Arriba de ella estaba el techo. Cemento sin pintar, con ductos de ventilación expuestos y cables, porque no tenían la intención de ganar ningún premio en diseño de interiores cuando hicieron las adiciones subterráneas a Grimmauld Place. El ritmo de los beeps cercanos y los zumbidos de maquinaria médica eran familiares, al igual que el olor a antiséptico. Hermione flexionó su mano izquierda y después la derecha, sintiendo la rigidez de la cinta que mantenía una cánula en su mano derecha. Le costó más trabajo mover sus piernas, que estaban cubiertas por una generosa cantidad de cobijas. 

Que bien. Sus piernas aún seguían…bueno, ahí.

La parte de su mente dedicada a medir y sopesar, que trabajaba estudiadamente en segundo plano incluso cuando se desataba el infierno, había registrado la posibilidad de que perdiera las piernas a causa de las heridas de los restos de la bomba.

Heridas de los restos de la bomba porque…

La información estaba ahí, integrándose lentamente.

Porque la explosión causada por la granada que había estado dentro del cuerpo del zombie que habían intentado examinar con resonancia magnética.

Estaba de vuelta en Grimmauld Place y estaba en una cama de hospital en una de las celdas del sótano. Eso era relativamente fácil de absorber. El resto era…el resto podía esperar. Movió su cabeza a la derecha, donde podía escuchar unos ligeros ronquidos. 

Felicidad; brillante y espumosa estalló en su interior al observar a Harry durmiendo. Él estaba sentado en una silla con su barbilla recargada en su pecho. Ella solo observó durante un momento, contemplando su mera presencia. Harry estaba usando una playera limpia, pero arrugada junto con uno de los dos pantalones desgastados de mezclilla que tenía. Lo único notablemente diferente de él era que se había rasurado. Él se veía dolorosamente jóven sin la barba. A veces, Hermione se preguntaba si se la dejaba por esa precisa razón.

“Harry,” ella dijo. Ningún sonido salió de su boca, solo un leve susurro, pero él igual se despertó con un pequeño salto.

Él acercó su silla a su cama, se quitó los lentes para quitar el sueño de sus ojos antes de ponérselos nuevamente y mirarla de cerca. “¿Cómo te sientes?”

“Como si pudiera hacer piruetas de felicidad,” ella le dijo con una sonrisa. Trató de sentarse. Harry trató de hacer que se acostara de nuevo. “¿Cuándo regresaste?”

“Acuéstate,” él la regañó. “Se supone que debes estar recuperándote.”

“¿Cuánto tiempo he estado así?”

“Casi cinco días.”

“¡¿Qué?! ¿Tanto?”

“Hermione, casi moriste. Regresé hace tres días. Basta decir que la casa estaba hecha un caos.”

La felicidad se evaporó, como si hubiera sido aspirada por el recuerdo. Aunque parecía que el espacio que había hecho se quedaba. Sin embargo, ahora estaba se estaba llenando por Mira Khan y Jason Lam mientras Hermione cerraba los ojos. Un nudo apareció en su garganta. Harry parecía entender. Él apretó su mano, tratando de no mover la cánula. 

“No fue tu culpa.”

“Lo sé.”

“Ajá,” él dijo riendo levemente. “Que lo sepas y que lo sientas son cosas diferentes. Repito, no fue tu culpa.”

“¿Qué hay de Richards y Kent? Perdimos el contacto con ellos. ¿Y cómo está Ron?”

“Todos están bien. Kent Apareció primero. El Vaquero llegó a la sala de escáner para buscarte a ti y a Mercer, pero Malfoy ya los había sacado para ese entonces.”

Ella prácticamente se deshizo con alivio. “¿Entonces Mercer y Malfoy regresaron en una sola pieza?”

“Bueno, técnicamente dos piezas,” confirmó Harry. “Lo que es un alivio considerando los riesgos de Desaparecer cuando un tercio de tu equipo está inconsciente, el otro un Muggle y estás usando la varita de alguien más. Hablando de…”

Harry estiró su mano hacia la funda de su varita y sacó la varita de Hermione que estaba junto a la de él. Él la puso en su mano. “Creo que esto te pertenece.”

Hermione la observó y después a Harry. Ella no sabía qué decir. Y parecía que Harry tampoco. Él inhaló antes de hablar. “Hay pocas cosas que siguen sorprendiéndome. Y lo que hizo Malfoy es una de ellas.”

“Esperabas que escapara.”

Harry asintió. “¿Tú no? Honestamente he estado que corriera en el momento en el que llegó aquí.”

Honestamente, ella no sabía lo que había esperado. En cualquier caso, evidentemente el sentido común había permanecido. No tenía nada que ver con epifanías morales o expiación o algo tan cliché como eso. Tal vez esta vez Malfoy simplemente había decidido regresar a casa con el caballo ganador. La Luz representaba demasiadas promesas. Más que cualquier incertidumbre y mala escapada del plan de pensiones.

“¿Qué pasó en Taransay?” le preguntó Hermione a Harry. “Mandamos lechuzas. Todas regresaron sin responder.”

Harry se recargó con un suspiro en su silla. “Esa es una conversación que debemos tener con Scrimgeour presente. Quizás también con Mercer.” él la miró con una mirada disipadora cuando ella trató de abrir su boca para protestar. “Confía en mí. Me ayudarán a explicarlo mucho mejor que yo cuando se los expliqué la primera vez. Hay bastante que decir. Pero por ahora, todo lo que me importa es que los Weasley están a salvo y que tú también. Oh, y  Ginny está aquí.”

Eso explicaba por qué no tenía barba. 

“¡Ginny! ¡Me muero por verla!” Hermione quiso mover sus piernas al costado de la cama, pero ni siquiera llegó tan lejos. El esfuerzo que requería para simplemente mover las pesadas cobijas la hizo marearse. “Oh,” ella exclamó cuando puntos negros comenzaron a oscurecer su vista. Ella sintió las manos de Harry en sus hombros y después no sintió absolutamente nada. 

Cuando Hermione estuvo consciente por segunda vez ese día, abrió sus ojos para encontrar a Padma Patil mirándola con sus ojos oscuros y con forma de almendra, parecía estar enojada. Aunque parecía que no era Hermione con quien estaba enojada.

“Dije que no hiciera esfuerzos, Harry.”

“Perdón,” contestó Harry. Él estaba de pie en la entrada, mirándose triste.

Hermione humedeció sus labios. Su boca sabía a algodón. Un popote se le acercó suavemente al borde de la boca y aspiró agradecida el agua fría que Padma le ofrecía.

“Gracias,” ella dijo con un suspiro. “No culpes a Harry. Fue mi culpa. Quería ver a Ginny.”

“Y Ginny quiere verte,” Padma le aseguró, “pero tomando en cuenta el hecho que recientemente te administré unos cuantos litros de sangre, preferiría que te quedaras tranquila por un rato.”

“¿Tan malo fue?”

Padma arqueó una ceja. Sin decir una palabra, ella caminó hacia unos cajones de metal en la esquina de la habitación y sacó una pequeña bolsa de plástico con cierre. Dentro, Hermione reconoció el talismán de madera que el Profesor Yoshida le había dado para que lo llevara a la misión de Welwyn. La pálida madera amarilla ahora estaba cubierta de algo café que Hermione asumió que era su sangre. Justo en el centro de la placa había un agujero del tamaño aproximado de la tapa de una botella. Padma sacó algo de los bolsillos de su bata de laboratorio y sacó un tornillo desconcertantemente grande. 

“Me tomé la libertad de limpiar esto por ti,” dijo Padma. Ella puso el tornillo en el hoyo del centro del talismán. Se deslizó con facilidad. “Gracias a esa cosa de madera, esta monstruosidad de tornillo solo logró perforar tu arteria femoral, que es la razón por la que Malfoy estaba prácticamente empapado con tu sangre para cuando te trajo a mi mesa de operaciones. Unos centímetros más profundo y…” padma parpadeó rápidamente, sus ojos estaban brillosos. Le sonrió rígidamente a Hermione.

Padma nunca lloraba. Nadie, excepto obviamente su difunta gemela, Parvati, recordaba haber visto a la formidable ex Ravenclaw derramar una sola lágrima. Padma era tan estoica como Parvati había sido sentimental. Hermione salvó el orgullo de su amiga rápidamente al cambiar el tema.

“Hablando del diablo. ¿Dónde está Malfoy?”

“Lo he puesto a trabajar en los laboratorios. Es divertido. Bueno, tanto como las cosas pueden serlo en este momento. Ha estado in flagrante delicto con nuestro microscopio de electrones desde que le informé que en realidad tenemos uno. Malfoy está bastante dispuesto a compartir, pero aunque estén entrenados o no, nadie más se ha atrevido a estar a menos de tres metros de distancia.”

Desde el marco de la puerta, Harry resopló. “No hace falta preguntarse por qué. Como Moody siempre decía, vigilancia constante.”

Hermione tenía que estar de acuerdo. Incluso en los pequeños momentos en los que pensaba que podía descifrar a Malfoy, siempre había algo extra detrás de sus ojos que te ponía ligeramente ansioso. Era como un lobo que Hermione había visto una vez en un documental de BBC. El cuidador del animal lo había entrenado desde que era un cachorro. Jugaba, perseguía, amaba que le rascaran la panza e incluso iba a buscar juguetes, pero dios no lo permitiera que trataras de quitarle algo que había atrapado, o estuviera comiendo. Había una naturaleza salvaje que era parte del animal que ninguna domesticación a corto plazo podría eliminar. Malfoy era así. Él era su lobo cautivo.

“Te puedes ir, Harry. Voy a revisar los puntos de Hermione,” dijo Padma mientras sacaba un par de guantes de látex y comenzó a pinchar una cortada cerca de la sien de Hermione. “Estoy segura de que ví a Ginny ayudando a Honoria en el jardín.”

“¿Te refieres a nuestro jardín de arcilla?” dijo Hermione. “Scrimgeour dijo que lo único que tiene probabilidad de crecer ahí es una urna.”

“Mira nunca se rindió en tratar de hacer crecer un poco de acónito para Wallen,” dijo Padma en voz baja. “Así que seguiremos intentando.”

Harry se fue obedientemente. Hermione se quedó sentada pensando en silencio mientras Padma terminaba de aplicar un poco del ungüento casero de Yoshida en la herida antes de ponerle una venda. Ella movió las cobijas de encima de la herida del muslo de Hermione, la cual declaró que estaba mejorando bastante bien.”

“Aunque soy alguien excelente para suturar gente, me temo que esa cortada en tu frente dejará una cicatriz. No es fea, pero la podrás ver bajo cierta luz.”

Hermione tocó de manera tentativa la cortada y después se sintió inmediatamente culpable por molestarse.

Padma debió haber notado la mirada en su rostro y tronó los dientes. “Tienes permitido que te importe, Hermione.”

“Hay cosas más importantes que otra cicatriz.”

Padma negó con la cabeza. “No tiene que ser una cosa o la otra. Tienes permitido reconocer todo el puto desastre que ha estado pasando estos últimos cinco días. Y las nuevas cicatrices están incluidas en eso.”

Hermione estaba impresionada. Otra cosa que Padme nunca hacía era maldecir. “¿Al menos conseguimos la información que necesitábamos?”

Con esto, le brillaron los ojos a Padma. “Claro que sí, lo hicimos. La misión no fue todo para nada. Mercer ha estado revisando la información desde que regresamos. Dice que es verdaderamente algo. Se lo hemos enviado a los colegas del Vaquero para que su gente en Estados Unidos también tenga algo que observar.”

“¿Y sabemos por qué nuestro espécimen tenía una maldita granada en los intestinos?”

“No tengo idea,” confesó Padma. “Harry trató de preguntarle al Vaquero, pero hasta ahora, Richards se ha quedado a mamá.”

Aparentemente el Agente Richards era el hombre que tenía la mayoría de las respuestas que Hermione buscaba. Quizás había otra manera más fácil. “Necesito ver a Scrimgeour,” le dijo Hermione a Padma.

Padma resopló. “Fórmate en la fila. Tendrás que esperar por lo menos hasta mañana. Ahorita no tiene permitido salir de la cama.”

“¿Qué? ¿Qué le pasa? ¿Está enfermo?”

“No, como era el único con tu tipo de sangre, él donó sangre para tu transfusión. Pero como es tres veces más grande que nosotros, no está regresando a su estado de salud normal tan rápido. Así que por el amor a Merlín, acuéstate, descansa y aprovecha su tan generoso regalo mejorándote.”

Era un argumento bastante persuasivo.


Richards encontró a Harry en el jardín. El antiguo héroe del mundo mágico británico sonreía beatíficamente a la hermana pequeña de Ronald Weasley, una pelirroja atrevida a la que Richards había tomado cariño nada más presentársela.

Ginny Weasly, que estaba siendo ayudada por la medibruja Honoria Cloot, estaba tratando de clavar una pequeña pala en el suelo compacto. Ellas tenían unos pocos paquetes de semillas para plantar y estaban bastante optimistas sobre sus prospectos. 

“¿Me puedes pasar la regadera, Harry?”

Potter hizo lo que se le pidió (Richards no dudaba en que él probablemente hacía todo lo que la Señorita Weasley le pedía) y el pequeño grupo de adultos observó el agua que Ginny echaba a la flor y cómo fallaba al ser absorbida por el suelo de arcilla. 

“Hmm,” dijo Ginny. Aunque no parecía frustrarse. “Quizás podríamos hacer algunos hoyos en el suelo y dejar que el agua se drene?”

Richards se había detenido demasiado. “Potter, camina conmigo.”

Harry Potter hubiera preferido quedarse afuera, bajo la luz del sol junto con su novia, pero él reconoció el tono de Richards.

Los dos hombres limpiaron sus zapatos en el escalón antes de entrar nuevamente a la casa. Richards guió a Harry por las escaleras, deteniéndose para inclinar su sombrero al saludar a la viróloga, Kate McAlister, antes de seguir caminando hacia la oficina de Scrimgeour. Él cerró la puerta después de que Harry entrara.

“¿Qué te preocupa?” preguntó Harry.

“Esto,” dijo Richards. Él caminó hacia la esquina de la habitación en donde estaba un gran armario, el mismo del cual había venido la Remington 870 de Malfoy. Él sacó una llave que estaba unida a la cadena de oro alrededor de su cuello, abrió la puerta del armario lo suficiente para que una persona pudiera entrar. Él entró.

Un momento después, una luz se encendió y un Harry sorprendido se le unió dentro de lo que parecía ser una bóveda para almacenar municiones. Harry se quedó boquiabierto por unos segundos. Había mucho más que solo pequeñas pistolas. Había una gran variedad de pistolas semi automáticas y rifles, todo tipo de armaduras, lo que parecía ser un equipo de antidisturbios, máscaras de gas y latas de las cuales Harry solo podía asumir que servían para dispersar a la muchedumbre. 

Richards se agachó para deslizar una caja negra mate por debajo de un estante. La abrió y se levantó para que Harry pudiera ver lo que había dentro. Harry estaba observando hileras de granadas incrustadas en espuma a medida. Habían cuatro hileras que consistían en cinco granadas cada una. 

Solo que…

Harry se puso en cuclillas para poder observar mejor.

“La lista que traje conmigo al llegar a Londres indica que teníamos veinte granadas de fragmentación M67,” dijo el Vaquero.

“Falta una,” concluyó Harry. Él frunció el ceño al mirar a Richards. “¿Por qué no nos dijiste que había un maldito arsenal en la casa todo este tiempo?”

Richards sonrió levemente. “Estas provisiones están aquí por una necesidad de saber y más importante, una necesidad de usar.”

“¿Pero el Ministro sabe sobre esto?”

“Él fue quien insistió en que lo trajera.”

La sorpresa de Harry estaba registrada claramente en su rostro.”

Richards suspiró. “Entiendo que no a muchos de ustedes los magos ingleses les gustan mucho las armas Muggles.”

“Con toda razón,” dijo Harry un poco enojado. “Muchos piensan que una varita es una opción más civilizada.”

La mirada del vaquero era firme. “Una varita puede eviscerar igual de bien que una granada, pero si es la muerte o lesiones lo que quieres, no puedes ganarle a la precisión de una varita. Puedes lanzar una granada, esperando lo mejor. O lo peor, en este caso. Tal vez derribe a unas personas o tal vez le hace explotar la cabeza a alguien. ¿Quién sabe? Tal vez no hace ninguna de esas cosas. Pero cuando lanzas un Laceratus, por ejemplo, y lo diriges…así,” Richards deslizó su mano por encima del abdomen de Harry, apenas rozando su playera, “en realidad tienes la intención de abrir a alguien. Sin arrepentimientos. Así que no digas que las armas son más brutales. Sólo permiten más variables desconocidas.”

Aún en cuclillas, Harry observaba la caja de granadas. “¿Estás diciendo que alguien robó una granada de aquí y la puso dentro del zombie que explotó en Jason, Mira y Hermione? ¿Te das cuenta de cómo suena eso? Es demente. Es sabotaje.”

La mirada de Richards era punzante ahora. “No lo estoy sugiriendo, hijo. Te estoy diciendo que eso es lo que pasó.”

Harry se puso de pie, tenía una expresión de dolorosa incredulidad en su rostro. “No. ¡no puede ser nadie de esta casa! ¿Quién más tiene acceso a esta habitación?” Él dijo mirando la cadena alrededor del cuello de Richards. “Además de ti.”

“Scrimgeour, la Agente Kent y yo.”

“Fantástico,” murmuró Harry. “Como si la perspectiva de que haya un segundo asesino entre nosotros no fuera lo suficientemente nauseabunda, ¡descubro que nuestros sospechosos principales son el personal que se supone que debe de protegernos en primer lugar!”

“Agrandaré la lista de sospechosos para ti, si eso te hace sentir mejor,” dijo Richards. “En el día de la misión, cinco personas estuvieron dentro de esta habitación en algún punto… Scrimgeour, la Agente Kente, el Dr. Mercer, Draco Malfoy y yo.”

La boca de Harry se abrió ligeramente. “En el nombre de Godric Gryffindor, ¿qué estaba haciendo Draco Malfoy dentro de nuestra bóveda de municiones?”

“El consenso del grupo fue que no se le permitiría usar una varita a Malfoy. Le dimos una escopeta en su lugar—”

“Porque las armas son menos precisas al causar muerte,” interrumpió Harry.

“—y lo vestimos con un poco de armadura para que se protegiera,” continuó Richards, sin molestarse. “Estuvo aquí junto con Alec Mercer durante diez minutos. Supervisado por la Agente Kent, por supuesto.”

“¿También le dieron una escopeta a Mercer?” preguntó Harry, parecía ligeramente incrédulo.

Esto pareció sorprender levemente a Richards. “No, pero no fue por falta de pedir una. Decidimos que el doctor estaba mejor con algo más pequeño.”

Harry pasó una mano por su cabello. “¿Scrimgeour sabe sobre la granada faltante?”

“Sí, pero esto se queda entre nosotros. Lo último que necesitamos ahora es  que esto salga a la luz y que la sospecha se esparza. Perdimos a dos personas. Si la moral baja, estaremos en problemas.”

“¿Qué quieres que haga?”

“Solo soy una persona, Potter. Necesito un par extra de ojos y oídos. Especialmente ojos que no estén tan ocupados viendo tubos de ensaye. Y necesito que vigiles a Granger.”

“¡Hermione no tiene nada que ver con esto! ¡Casi murió en esa misión!”

“Tal vez no tuvo nada que ver con el sabotaje,” dijo el Vaquero, “pero va estar trabajando muy de cerca con Malfoy, ¿no es así?”

“Aún creo que fue un error traerlo aquí,” dijo Harry, su expresión era oscura.

“Podrías tener razón,” dijo Richards. “Lo que me lleva a esto—tú creciste con él, ¿no es así? ¿Cómo era él?”

Harry hizo un sonido que transmitía su desprecio. “Era un bastardo malcriado y un intolerante. Igual a su padre.”

“¿Pero sí es realmente como su viejo?” Preguntó Richards. “Miré su expediente. Tuvo una vida bastante privilegiada hasta que se graduó de Hogwarts.”

“¿Y?”

“Entonces, cuando lo veo, no veo una historia de riquezas y privilegios. Veo un pragmatista. Veo a un hombre jugando un largo juego. Veo paciencia. No me gusta porque no tiene sentido con lo que leí en su expediente.”

Parecía como si Harry fuera a insultar más a Malfoy como respuesta, pero después pareció considerar lo que Richards estaba preguntando.

“Veamos… cuatro años escapando seguidos de una captura y después 6 años en confinamiento solitario. “Harry se encogió de hombros. “Creo que ahí está tu respuesta.”

“Sufrimiento,” dijo Richards. Él en serio acarició su barbilla.

Harry asintió. “No hay nada como el sufrimiento para poder poner las cosas dentro de perspectiva.”

“Hmm. Eso era lo que me temía. ¿De qué tipo de perspectiva estamos hablando aquí? ¿Qué le importa a alguien que lo ha tenido todo para después perderlo?”

“¿A qué te refieres?” Preguntó Harry, frunciendo el ceño. 

“Aún no estoy seguro, pero hay una pieza faltante aquí. Algún aspecto de su motivación para ayudarnos que no puedo explicar. Pero lo averiguaré.” Richards acompañó a Harry hasta la puerta. Se detuvieron justo en el marco. “Ah, y Potter, una cosa más. Si alguna vez llegas a salir de esta casa sin pasar primero conmigo o con Scrimgeor, te trataré como el desertor que eres. Y de donde yo soy, matamos a los desertores. Todos tenemos familia allá afuera. Ninguno de nosotros se toma el lujo de irse en misiones personales cuando se nos da la gana. No tienes ningún tratamiento especial solo porque lograste terminar con tu Señor Tenebroso local érase una vez. ¿Me entiendes, hijo?”

Harry se quedó callado por un momento, mirando confundido a un punto a la izquierda del Vaquero. “Debí haber estado aquí para ir a esa misión en Welwyn…”

“Sí, así eso. Pero entonces tal vez estarías muerto igual que Khan y Lam. Por si sirve de algo, me alegra que no hayas ido. Tenemos una casa llena de científicos nerviosos, un ex convicto que juega el papel de héroe cuando no está jugando juegos mentales, un Ministro de Magia que actualmente está fuera del juego… y a ti.”

“¿Y yo que soy?”

“Tú, Potter, eres un recordatorio andante del triunfo a pesar de todas las adversidades. Necesitamos eso ahora.”

Notes:

D.R.A.C.O. es real
https://en.wikipedia.org/wiki/DRACO

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