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Se encontraban sentados uno al frente del otro en silencio desde hace algunos minutos. La morena miraba con intensidad al rubio y el contrario trataba de seguirle el juego lo más que podía.
—Así que, actor... porno.
—¡No lo digas! —cerró sus ojos fuertemente por lo avergonzado que estaba. Nunca en su vida imaginó trabajar en aquello, siempre pensó que sería un artista exitoso y reconocido por todo el mundo, al parecer eso nunca estuvo en los planes del destino.
—No pasa nada, no hay porque avergonzarse—no iba mentirse a sí misma, si le sorprendió el hecho de que Gary, "trabajara" en la industria pornográfica, pero vamos, el muchacho, aunque inocente a plena vista tenía demasiado libido en su interior, el chico podría parecer vulnerable he inocente pero cuando se lo proponía podría llegar a ser un lujurioso.
—¿No te incomoda? —se notaba preocupado. La chica no entendía el por qué, han sido amigos desde que estaban en pañales, estaba más que acostumbrada a liderar con ese arranque de locura del menor.
—Por favor Gary. Me sorprende un poco, pero, no es nada que no podamos manejar ¿cierto? —miró a verlo, confiada. Por lo menos el menor no se había metido a ninguna industria y solo había sido un video casero, rápido y sin mostrar su cara.
—Sí, lamento haberte metido en esta situación —la verdad es que Quinn, disfrutaba todo esto.
—Hay que mejorar tu video —regañó —, son buenos, pero no tanto, esos tres videos que has subido son prácticamente iguales —tomó su teléfono y comenzó a buscarlos.
—¿Cómo sabes que soy yo? —su cara se tiñó de mil colores, eso era lo más penoso de toda su vida y su amiga no se lo estaba poniendo fácil.
—Gary, te levantas por la noche y tenemos sexo, y yo soy una ninfómana, creo que se reconocer tus gemidos en cualquier lado —eso la indigno de cierta forma.
—Solamente lo hicimos un par de veces —obviamente eso es mentira.
—No importa, mientras se mantenga en solo sexo no me preocupa, no creo que una relación entre los dos funcione de todos modos, sería muy tóxica, estamos bien como amigos.
Ambos entraron en un ambiente de paz. Al final el rubio logro relajarse, la morena tenía razón, eran amigos y sin importar que el otro cometiera alguna estupidez, por más grande que fuera, siempre iban a estar ahí el uno para el otro y eso bastaba para mantenerlo tranquilo.
—Aquí están —mostró los videos —, ves, todos están casi igual, debemos mejorar eso.
—Sí.
—Trae pluma y libreta, esto nos tomara un buen rato.
Gary fue a conseguir lo dicho y volvió a sentarse.
—Comencemos.
(...)
—En primera; debes dejar de grabar del mismo ángulo, sé que el hombre solo tiene un orgasmo, pero, también sé que tú puedes tener varios orgasmos secos antes de llegar al clímax, debes de aprovechar eso, como sea volviendo al principio, cuando te excitas puedes durar horas así, puedes interrumpirte y moverte, así mostraras más lados; en segundo, debes mejorar la calidad del video, se ve un poco borroso y también el audio, tengo algunas cámaras que pueden servirnos.
Gary, se aterro un poco, su amiga se lo estaba tomando demasiado enserio. Estaba casi seguro que ella terminaría fundando su propia empresa pornográfica antes del amanecer.
—En tercero; que uses solo un vibrador aburre, te comprare más juguetes sexuales, además que mierda con tus títulos "Masturbación masculina" eso no atraerá a nadie Gary, debes poner cochinadas en los títulos, algo que cause morbo e interés, como "me masturbo con un vibrador, mis vecinos me escuchan" o algo así —comentó realmente seria.
El chico no pudo evitar reír.
—¿Por qué te ríes? —se mostró un poco confundida.
—Lo lamento, que demonios con tus títulos, Quinn —volvió a reír —, no quieres que le ponga "quinceañero con vibrador en el culo se viene varias veces" —al menos esta platica dejo de ser incomoda.
—¡Eso es! Ya tienes el espíritu —sonrió satisfecha.
—Ok, sigamos.
—En cuarto; debemos tener un tema nuevo, al menos cada mes, fetiches y esas cosas, así atraerás a un número más grande de personas y así podrás comenzar a ganar dinero con esto y, por último; necesitamos un seudónimo.
—¿Seudónimo?
—No podemos ser tan obvios en esto ¿qué sugieres?
—Creo que te dejare eso a ti, eres la experta.
—¡Entrenador de dragones! —sus ojos brillaron por algunos segundos.
—¿Qué?
—He estado leyendo un libro para niños y ese nombre me parece el más adecuado, sin mencionar que los dragones me gustan.
—No quiero convertir una saga de libros para niños en una sátira perversa —tapó su cuerpo como si se encontrara desnudo.
—Eso no es algo que me interese, me diste el privilegio de escoger y ya lo he decidido, tu seudónimo será "El entrenador de dragones".
(...)
—No quiero hacerlo Quinn.
Fue sincero, había disfrutado el último mes, el placer que había experimentado con cada uno de los juegos sucios de la morena a la hora de grabar, y de recién descubrir que le gustaba un poquito el sadomasoquismo lo hizo gemir como nunca antes en su vida, pero nunca lo había hecho en público.
—Debes hacerlo, lo has prometido, tus fans están impacientes —sonrió burlona la mujer.
Ya llevaban casi unos dos meses haciendo los videos y no por nada habían sido exitosos, más de medio millón de reproducciones, esa era la cantidad de vistas que alcanzaban los videos con tan solo un día de haber sido publicados.
—¡No quiero! Me niego a humillarme de ese modo, tengo aun un poco de dignidad dentro de mi ser —se mostró serio.
—Lo único que tendrás dentro tuyo será un pene, un pene largo y grueso, de esos que te gustan.
—¡Cállate! —se lanzó a la chica como niño pequeño.
—Perdón, perdón— dijo al sentir las mordidas casi dolorosas de Gary en sus brazos —. Basta —pero aún seguía riendo.
—No crees que esto ya es una falta moral a la sociedad, por más excitante que sea, está penado por la norma, no quiero que me atrapen en infraganti y me lleven preso por estar masturbándome en la vía pública —su cara mostró terror. Aún era muy joven para estar en la cárcel.
—Sí y si te atrapan me llevan contigo, tu tranquilo Gary —acarició suavemente la mejilla del menor —, cuidare que nadie vea nada, estarás bien —le sonrió para generarle un poco de confianza —además tu cara estará tapada.
—Bien —sabía que se iba a arrepentir más adelante —. ¿Qué harás?
—Compre este extraño juguete, para serte sincera nunca lo había visto, soy una ninfómana muy activa, pero en nuestros encuentros nunca usamos esto, solo el vibrador y eso contigo —sacó unas cuerdas y adornándolas unas bolas de metal o eso parecía —. No sé cómo se usan exactamente, ni cómo funcionan, pero eso es lo bueno, de ahí sacaremos el título morboso después.
—¿Después? —ya estaba comenzando a arrepentirse.
—Será en directo, para hacer algo diferente, ya sabes, más excitante, la gente se sentirá más atraída por esto, porque...bueno, estarás en vivo.
—¡EN VIVO! Quinn, tienes idea de cuánta gente reconocerá estos alrededores —comenzó a hiperventilar —. Nos van a descubrir.
—No seas paranoico, no creo que la gente sea tan idiota, si vas a hacer esto en público debes hacerlo lejos de tu hogar.
—Bien.
—Ahora acuéstate y ábrete de piernas.
(...)
Sentía sus músculos temblar, sus manos sudaban mientras sentía su voz cada vez más y más lejana a su cuerpo. Su interior ardía por dentro.
—¡Basta! —trató de detener a la morena.
Sus manos estaban atadas entre sí y tras su espalda, lo único que podía hacer era levantar sus caderas para aumentar inconscientemente el contacto con aquel juguete.
—¿Qué has dicho querido? —Gary, notó la malicia de sus labios. Quinn podía ser tranquila y serena, podía ser dura y fría y sobre todo podía ser calculadora y despechada, podía comportarse como el mismo diablo, como lo hacía en esos momentos.
—¡Ya no, ya no! —su tono de voz era tan excitante como desesperado, Gary usaba ese tono de voz cuando comenzaba a manipular a la chica y esta, por obvias razones no podía negarse demasiado.
—¿No qué? —aun así, esta podía jugar un poco antes de ceder.
—Ya quiero acabar.
La mujer llevaba ya rato metiendo y sacando el juguete del interior de Gary. Pudo notar su desesperación desde hacía minutos, lo notó cuando abrió aún más sus piernas y las dejo al aire, lo notó cuando comenzó a gemir más alto que antes, lo notó cuando las piernas y los muslos del rubio comenzaron a tener espasmos, lo notó cuando la cara del contrario su puso de un tono rojo intenso y el sudor comenzó a empapar el pañuelo que cubría su cara, lo notó todo y aun así no le dio ninguna oportunidad para acabar.
—No has tenido ningún orgasmo seco querido "entrenador" —se carcajeó por dentro. Esto podría ser excitante pero realmente no podía ponerse caliente cuando le había prometido a Gary, estar alerta, ya después se desquitaría.
—No puedo más.
Mierda.
Sintió sus piernas acalambrándose, podía surtir ese calor característico rodear su estómago y sus piernas.
Estaba a punto de llegar al clímax.
—Alto —la chica saco el juguete del interior, así que interrumpió todo el proceso —. No creo que te lo merezcas —este sin duda era el mejor trabajo del mundo, ayudar a Gary, en esto fue lo mejor del año.
Emitió un gran gemido de molestia, retorció su cuerpo al notarse vacío. Una inmensa desesperación lo invadió por completo, quería echarse a llorar por sentirse así, le dolía el estómago y sus piernas, pero, aun así, quería que la morena metiera de nuevo ese juguete dentro de él y lo llevara hasta culminar en el ansiado orgasmo que necesitaba en esos momentos.
—Voltéate, cariño.
Esto realmente estaba consumiéndolo, esto realmente iba a ser su perdición.
Los gemidos del chico comenzaron a ser más sonoros, llegando incluso pasar por gritos llenos de placer y lujuria. Quinn, comenzó a inquietarse, era cierto que casi nadie pasaba por ahí, pero a unos kilómetros si y los gritos de Gary, seguro se escuchaban hasta china.
—¡MÁS!
La morena aumento el ritmo tal y como pidió, al menos estaba a punto de terminar.
—Qui...— Gary estaba a punto de revelar sus identidades. Su identidad más que nada.
Ese último grito del menor la había desconcertado, nunca imaginó que Gary, gritaría tal cosa. Entro en estado de shock
"¡MIERDA!" Se quedó quieta unos segundos, los suficientes para que la cámara callera, interrumpiendo la transmisión y dejando a más de medio millón de espectadores con ganas de más.
—Joder —dijo entre dientes tratando de tomar la cámara, pero la transmisión se había cortado —. Chinga tu madre, Gary —dijo en un susurró.
Ahora solo rezaba para que nadie los encontrara.