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Lucifer ahora sabe que a pesar de su calor Alastor no está interesado en acercarse a nadie de esa manera, no importa lo que su olor o algunas señales mixtas puedan hacer creer. Lucifer casi podría admirar su autocontrol, excepto que no se trata de una cuestión de terquedad, no es Alastor que se niega a ceder ante los caprichos de su cuerpo, es simplemente Alastor que… ¿no está interesado?
Él está luchando todavía un poco por realmente entender y es un poco difícil porque Alastor simplemente intentará seguir con su día como si nada ocurriera y Lucifer no puede ignorar del todo lo bien que Alastor huele durante esos días, haciéndolo hiperconsciente de donde se encuentra el Demonio de la Radio y haciendo que quiera…¿Demostrar su valía? Es complicado y confuso.
El punto es que él lo está intentando ¡Y está haciendo un magnífico trabajo si lo dice él mismo! Hoy simplemente… No es un buen día.
Charlie insistió en hacer una fiesta en el hotel para conmemorar su primera apertura y Lucife no podía simplemente decirle que no a su niña cuando apenas están reconstruyendo su relación, así que hizo un poco de magia y ¡Bam! salón de fiestas para muchas personas, mucha comida y abundantes bebidas.
¡Listo para que todos disfruten! ¡Y Charlie parece muy feliz con él! Lucifer piensa que podría casi flotar por lo bien que se siente haber hecho algo por su hija. ¡Ja! no es una completa decepción ¡Toma eso depresión!
La noche empieza magníficamente. Charlie da su discurso donde casi llora de alegría y canta una canción con Alastor apoyandola (lo que lo hace sentir algo celoso), pero antes de que Lucifer pueda intervenir en la canción (y probablemente causar una escena que arruine la noche) Alastor hace girar a Charlie hasta él para que él pueda bailar con su hija.
Lucifer se siente algo conmovido de que Alastor decidiera no escalar esta vez su pelea. Le sonríe brevemente al demonio ciervo y este se inclina con una sonrisa burlona. Ahí es cuando Lucifer vuelve a olerlo. Por un breve instante los tres están increíblemente cerca e incluso casi oculto por la millar de otros olores Lucifer casi se marea cuando el olor de Alastor lo inunda, baja por sus pulmones y hace un lugar dentro de la parte más primitiva de su cerebro.
El momento pasa en meros instantes y Lucifer casi tropieza teniendo que mantener el show en marcha, se hace más fácil cuando Alastor se aleja y él puede volver a respirar con normalidad, pero en lugar de alivio se siente desganado.
Si pudiera embotellar el olor de Alastor lo haría.
Lucifer está casi agotado cuando su cerebro, que a veces salta de un tema a otro con solo la más pequeña conexión para unirlo, se da cuenta que Alastor está en celo en medio de una habitación llena de gente, gente que podría intentar aprovecharse de él.
A lo largo de la noche él, Angel, Nifty y Husk hacen algo de interferencia con los intentos más obvios y estúpidos de demonios intentando literalmente saltar sobre el Demonio de la Radio, pero todos tienen sus propias cosas que hacer y se distraen y si uno o dos demonios desaparecen en las sombras Lucifer no va a decir nada mientras no se haga ningún escándalo.
Luego, por supuesto, Lucifer ve a Alastor con ese demonio de la televisión.
Están discutiendo en voz baja pero la estática alrededor hace que el pelaje de algunos demonios se levante y Alastor tiene los pies no enfrentando al tipo sino en dirección a la salida más cercana. Esa es la batalla de Alastor, él puede encargarse. Lucifer lo sabe. También sabe que ese demonio está demasiado cerca de Alastor para su gusto y Alastor actúa extraño durante sus ciclos y la ansiedad, ya elevada de Lucifer, se multiplica.
Tropieza y empuja a través de la sala de pecados y pecadores que ha empezado a sentirse demasiado pequeña desde hace varios minutos (Un desarrollo nuevo y vergonzoso. Antes Lucifer era el amo de las fiestas, sus hermanos apenas podían seguirle el ritmo, ahora la idea de quedarse otra hora más le da ganas de gritar) cuando ve a Alastor.
Al igual que las veces anteriores Alastor se ve acalorado y sensual, casi llamativo en una manera que oculta el horror que suele apenas ocultar el resto de los días, pero también se ve muy incómodo. A Alastor tampoco le suele gustar el contacto, así que quizás estaba bien hace tres horas cuando todo era prácticamente baile de salón pero ahora que todo es ruidoso y los cuerpos se tropiezan y restriegan unos contra otros quizás Alastor se sienta tan sobrecargado como Lucifer.
Y ese demonio no debe estar ayudando.
Está intentando alzarse sobre Alastor y normalmente Lucifer aprovecharía para ver al arrogante hombre ser un poco intimidado, pero no en un momento que el olor de Alastor hace que Lucifer quiera protegerlo, apartarlo de otros y conservarlo. No en un momento que en lugar de pelear Alastor parece estarse alejando de su oponente, solo a un segundo de salir corriendo, pero demasiado paralizado para actuar.
Porque Lucifer lo ha notado. Como en estos días Alastor es un poco más lento para reaccionar, como en lugar de atacar duda, pero cuando pierde el temperamento es mucho más violento, como si todos sus instintos estuvieran por todas partes.
Lucifer no quiere dejar a Alastor para encargarse de esto por su cuenta y tampoco quiere que los dos Overlords destruyan la feliz noche de su hija, así que le pasa un brazo por la cadera a Alastor y lo acerca a él haciéndolo tropezar. Alastor da un ruido de sorpresa y la pantalla del otro demonio falla temporalmente.
—Espero no estar interrumpiendo—les dice con una sonrisa mirando entre ellos. Resultó ser un error porque se encontró inhalando más del olor de Alastor e inclinándose más en su espacio.
—Para nada, Su Majestad—Alastor se inclinó hacia él respondiendo con voz alegre.
—Bien, porque yo…—Lucifer perdió el hilo de sus pensamientos, la sonrisa divertida de Alastor se volvió confusa y Lucifer tuvo que sacudir su cabeza para despejarse—Tengo que hablar contigo es…importante. Super mega importante. Sí, deberes del hotel y todo eso.
Alastor asintió como si todo tuviera sentido y Lucifer pudo sacarlos de ahí mientras el otro demonio chisporroteaba indignado. Lo que haya dicho Lucifer no lo escuchó. Tampoco estaba muy seguro de cómo terminó en el balcón.
Lucifer suspiró e inclinó el rostro simplemente respirando, había ruido de gente en el interior pero todo en el exterior estaba en bendita calma, a pesar de ser una noche en una de las peores ciudades del infierno.
—¿Todo bien?—preguntó Alastor. Lucifer dio un ruido de asentimiento, sintiendo que se inclinaba más sintiendose reconfortante—¿Entonces podría soltarme?
Lucifer abrió los ojos de golpe, notando por primera vez que se había envuelto en el espacio de Alastor, prácticamente de puntillas para poder esconderse en su cuello donde su olor era más prominente.
—¡Lo siento! de verdad lo siento, Alastor—se pasó la mano por el cabello desordenandolo—. No fue mi intención. Tu… hueles bien.
—Mmmm…—fue el único comentario que recibió antes de alejarse de Lucifer e inclinarse sobre el balcón, el movimiento llamando la atención sobre los apretados pantalones que casi hacían ver una tentadora curva en su trasero y la delgada cintura.
—No quiero entrometerme pero… ¿Deberías estar entre tanta gente dada tu… condición?—preguntó lo más suave que podía. Alastor se tenso, su rostro se ladeó en una de sus exhibiciones aterradoras, pero Lucifer era literalmente el rey del infierno y lo había visto mucho, mucho peor que un ciervo demoníaco con problemas de actitud.
—No detendré mi vida por un problema menor—se burló Alastor entre la estática crepitante.
—¿Problema menor? ¿Alastor, tienes idea de cuantos estaban a tres segundos de saltar sobre ti? ¡Pudo haber sido peligroso!
—¡Y yo me hubiera comido a cualquier pobre idiota que se hubiera acercado lo suficiente!—Alastor se volteó a verlo con furia, sus ojos diales de radio—No necesito ni requiero de su ayuda y protección,
—Lo sé—admite Lucifer, porque lo sabe, pero también es sobreprotector y ansioso, lo que no solo se aplica a su hija sino a este variopinto grupo de personas que la están ayudando a cumplir su sueño y tan estupido como es eso incluye a este insufrible ser.
Lucifer no lo quiere ver lastimado, no quiere verlo luchando por ocultar lo que muchos percibieron como una debilidad y sobre todo no lo quiere cerca de un demonio que ya ha intentado drogar su bebida tres veces esta noche, gran y aterrador demonio o no solo hacía falta un error.
Alastor lo miró fijamente, su sonrisa una mueca descontenta, antes de suspirar y volver a girarse. Lucifer se retuerce las manos ansioso, inseguro de qué hacer. Podría volver al interior pero entre los instintos que lo guían en dirección a Alastor y sus propios nervios deshilachados por estar entre tanta gente siente que no puede obligarse.
Lucifer caminó lentamente hacía la barandilla, sus pasos normalmente gráciles ruidosos, dándole tiempo a Alastor de emitir alguna queja y echarlo. El demonio se tensó un poco pero no dijo nada. Lucifer lo miró de reojo y luego al contorno de los edificios de la ciudad infernal.
Pasan varios minutos así, coexistiendo en un silencio que casi se podría llamar amigable, en algún momento Lucifer se acerca un poco más y disfruta del olor de Alastor, permitiendo relajarse un poco más mientras ignora otros instintos. Esta distancia podría ser la ideal; ni mucho, ni muy poco.
En algún momento Alastor empezó a emitir una ligera música de jazz y Lucifer lo miró de reojo.
—No sé cómo pueden llamar a eso de ahí adentro música—se quejó el demonio de la radio y Lucifer le dio una pequeña sonrisa y apoyó un codo en la barandilla sosteniendo su cabeza en la palma de su mano.
Más tarde no recordaría cual fue el comentario que hizo, pero los ojos de Alastor adoptaron un borde menos a la defensiva y ambos empezaron a charlar tentativamente, acercandose y compartiendo opiniones y bromas sorprendentemente juguetonas.
Para cuando terminó la noche Lucifer sintió que habían alcanzado algún tipo de entendimiento. No del todo una amistad, pero sí cierta camaradería. Charlie estaría muy feliz de verlos llevarse bien… y Lucifer también se alegraba. Alastor era sorprendente buena compañía cuando no estaba siendo un imbécil con él.
Al día siguiente se sentaron relativamente cerca para los estándares de Alastor, sus hombros estaban tensos y su olor abrumador, Lucifer tuvo que esforzarse por no distraerse con la forma en que él se sienta y empujó la curiosidad a un lado.
Hace una semana si alguien le hubiera dicho que intentaría hacerse amigo de Alastor se hubiera reído en su cara. Quería un par de cosas de Alastor, pero ninguna necesitaba la amistad. Excepto que ahora que Alastor estaba ofreciendo una rama de olivos y Charlie lo observaba con cauteloso optimismo y Lucifer siente que podría no ser tan mala idea.
El decide darle una oportunidad a esto de ser amigo del Radio Demonio.