Work Text:
Hyde sabía y estaba al tanto de que, a veces, sus ideas no eran las mejores del mundo.
O quizás si, solo que había veces que se topaba con algunos problemas en la ejecución de sus planes. O tal vez no era muy bueno a la hora de medir las consecuencias para su propio cuerpo.
Había hecho cosas verdaderamente estúpidas, como aquella vez que se comió tres docenas de takoyaki frío, o la vez que se intoxicó con Ginebra, Sochu y dos onzas de Vodka; lo que lo había llevado a algo así como un coma etílico que solo había evitado vomitando hasta desmayarse sobre sus propios residuos estomacales (no recordaba si había sido el mismo día del takoyaki, seguramente si). Habían sido experiencias divertidas a la par de asquerosas y que lo habían acercado quizás demasiado al borde de la muerte. Experiencias que le habían dejado conocimiento y…
Hyde en ese segundo volvió a la realidad, mordiendo su labio inferior con fuerza, dejando caer su rostro entre sus brazos y evitando gritar mientras una corriente eléctrica lo recorría de arriba abajo completamente.
Tomó aire y apretó sus manos.
Había experiencias que había vivido solo, otras que la buena compañías había sido vital. Cómo aquella vez que había tenido sexo con Sakura en los baños de un estudio televisivo mientras Tetsuya esperaba afuera para salir todos a una entrevista. Hyde aún años después no estaba seguro si los habían oído o no (no es que le importara mucho, la verdad), también recordaba la vez que con Vamps se habían bañado todos desnudos en una playa a las dos de la madrugada, en invierno. Él pensó que moriría después por la hipotermia y Kaz le había regañado por horas mientras pasaba de color morado a azul por el frío.
Hyde jadeó un segundo y mordió su labio más fuerte, ahogando un sonido tras sus labios cerrados.
Lo bueno de ser pareja de tu colega, mejor amigo, socio y compañero de banda, es que tenía la suficiente confianza como para intentar cosas que jamás habría intentado con nadie más. Y aunque si, Kaz no había sido el primer hombre en su vida, si había sido el primero en muchas experiencias y aventuras bajo las sábanas, y fuera de ellas. Su mente siempre inquieta no paraba de crear situaciones para divertirse al máximo con Kazu y este, afortunada o desafortunadamente, nunca le decía que no.
Kaz por su parte era también de mente abierta, aventurera, aunque era un poco más responsable que él. Era el tipo de persona en la que podías confiar, que no permitiría que hicieras algo demasiado loco, suicida o estúpido, solo un poquito estúpido nada más. Hyde lo adoraba, era justo lo que necesitaba en esa etapa de su vida. Era divertido, dulce, amable, aventurero, inteligente e increíblemente sensual.
Hyde amaba entregarse a él en todas las formas y maneras posibles, su espíritu siempre inquieto encontraba en Kazuhito la paz y refugio que necesitaba. Kaz cuidaba de él, y Hyde había aprendido que con Kaz adoraba entregar el control que ejercía fuertemente en todos los otros aspectos de su vida, bajando la guardia en los brazos de alguien en quien se sentía completamente seguro, alguien que le cuidaba y acompañaba.
Hyde intentó remover sus manos, recordando tarde que había sido él el de la brillante idea de atarlas a la cama mientras Kaz lo tomaba por detrás. Sus brazos dolían en aquella posición y Hyde hubiera dado lo que fuera por apoyarse en el colchón bajo él o simplemente dejar caer su torso y rendirse a que Kaz hiciera lo que quisiera con él, como de todas formas hacía. Más sin embargo, no podía e intentar mover sus manos y soltarse le valió un pequeño azote en su trasero que lo hizo gritar un poco e inclinarse más hacia Kaz mientras este reía en voz baja y seguía moviéndose contra él.
Hyde apretó los ojos en reflejo, aunque no hacía falta ya que no veía absolutamente nada.
Si, había sido su brillante idea también, unas diez horas atrás, antes del concierto. Hyde le había comentado a Kaz que le parecía una idea divertida y sexy lo del bondage, eso de tener sexo atado sin ver y sin poder moverse; había comentado con un movimiento de mano para restarle importancia. Kaz tan solo había tomado un poco de su cerveza y había alzado una ceja en silencio hacia él con un “¿Estás seguro?” plasmado en la mirada. Hyde había enrojecido y alzado los hombros en respuesta afirmativa, sintiendo un escalofrío subir por su espalda ante el brillo lujurioso de los ojos de Kaz.
Y ahora se encontraba en su habitación de hotel después de un agitado y agotador concierto, con la adrenalina a mil, sus manos sujetas al marco superior de la cama con una de sus propias bufandas, sus tobillos atados a los postes inferiores de la cama y una tela sobre sus ojos impidiéndole ver nada que no fueran luces brillantes tras sus párpados cada vez que Kaz se lo jodia con más y más fuerza.
Lo irónico de su relación era lo tranquilo y suave que lucía Kaz en el exterior y la jodida bestia que se convertía cuando de tener sexo con él se trataba. A veces Hyde se cuestionaba cosas como su propia cordura al darle rienda suelta y completo control sobre su ser a Kazuhito, pero en el fondo sabía que Kaz nunca le haria daño, sabía que podía ceder completamente el control y dominio a Kaz sobre su cuerpo y este lo cuidaría.
Siempre lo hacía.
Incluso cuando agotaba su cuerpo al máximo y estiraba los límites de su placer más allá de su control como en esa ocasión. Hyde podía decir que tenía la absoluta certeza de que aunque cayera en un abismo en ese momento, podría hacerlo porque Kaz lo sostendría junto a él.
Con un sentimiento de confianza y entrega plena, Hyde soltó cada sensación que inundó su cuerpo a través de sus labios, sintiendo todo maximizado al no poder ver. Era solamente sentir y oír, escuchar su voz, sus susurros, sus pieles rozando, el movimiento de su pelvis contra él, sus fluidos unidos. Hyde tembló, sintiendo como su piel cosquilleaba de arriba abajo y como sus muñecas ardían ahí donde estaban sujetas mientras él intentaba moverse para escapar o dejar salir algo de las sensaciones abrumadoras que estremecieron de pronto su cuerpo sin control alguno. Entonces, Kaz tomó su erección con una mano cálida y húmeda, apretó, y él explotó en mil millones de colores fluorescentes, desvaneciéndose entre gemidos mientras su amante embestía con fuerza dentro de él golpeando ahí, justo ahí hasta que un cálido líquido golpeó también haciéndolo gemir con desvergüenza, estremeciéndose un poco más ante la sensación.
……..
Unos minutos después, absolutamente agotado y susceptible emocionalmente, Hyde cayó sobre el colchón de tela mullida y esponjosa con los ojos llorosos y el cuerpo rendido. Kaz había soltado sus manos y de inmediato su cuerpo había colapsado sin saber nada más del mundo. Hyde incluso estaba seguro que en algún punto había perdido la consciencia o se había desmayado, ya que su mente se sentía aturdida después del orgasmo.
Se estaba quedando dormido cuando sintió algo fresco en sus muñecas y él abrió sus ojos de párpados extremadamente pesados. Kaz se había colocado su boxer y estaba sentado a su lado en la cama, limpiando sus muñecas con un algodón y alguna crema antiséptica.
–Kazu…– llamó con voz ronca de tanto gritar. Kaz no le respondió y siguió limpiando sus muñecas con cuidado, luego Hyde lo vio sacar un vendaje limpio y colocarlo con cuidado al rededor de cada muñeca. Él sintió algo cálido bajar por su pecho e instalarse en la boca de su estómago apretando.–Kazu, esto no es necesario, estoy bien–. Le dijo intentando sonar firme.
Kaz sonrió un poco de medio lado y esquivó su mirada.
–Kaz…– volvió a llamar después de un rato mientras Kaz desataba ahora sus tobillos y acariciaba con crema su piel enrojecida. Hyde no se había dado cuenta de lo mucho que se había lastimado a sí mismo moviéndose durante el encuentro.
Su pareja recorrió su cuerpo con cuidado, limpiando con un pequeño paño el sudor. Hyde, algo enternecido y a la vez avergonzado, abrió suavemente las piernas cuando Kaz le observó en silencio a los ojos pidiéndole permiso y comenzó a limpiar los restos de semen que bajaba por su entrepierna. Kaz limpió con cuidado, pasando la tela fresca y suave una y otra vez en una caricia tierna y cuidadosa. Hyde se ruborizó fuertemente, aquello distaba de ser algo sexual e incluso había hecho cosas más explícitas con Kaz, pero de alguna forma esos momentos en los que Kaz cuidaba de él se sentían mucho más íntimos que nada más.
Kaz besó el interior limpio de sus muslos y subió, limpiando el sudor de su vientre y los restos de pintura que le quedaban después del concierto. Una sonrisa se extendió por sus labios y Hyde alzó una mano agotada y la hundió en el cabello despeinado de su pareja.
–Kazu.
Kaz está vez subió más y le puso un dedo en los labios, callando sus réplicas y haciéndolo sonreír.
–¿Tienes hambre?– Hyde alzó una ceja, guardando silencio con el dedo de Kaz sobre sus labios. Kazu rió un segundo. – Qué pregunta tan tonta, tu siempre tienes hambre. ¿Te duele algo más? – Hyde negó con el rostro, tomó la mano de Kaz y besó su palma antes de poder hablar.
–Mimos primero, comida después. Ordena algo a la habitación, Kazuhito. No quiero que te muevas de mi lado está noche.
–Eres un enano malcriado, ¿alguien te lo ha dicho antes? – rió Kaz subiéndose a la cama y acostándose a su lado. Hyde se removió para encajar entre sus brazos y aplastar su cuerpo con el suyo. Adoraba a Kaz, adoraba su cuerpo y su calidez. Su piel, el olor de su cuello. Kaz rió de nuevo y besó su cabello oscuro. – Hyde, necesito mis manos para pedir la comida.
–Eres un vampiro, pídela telepáticamente– gruñó él y Kaz rió mientras estiraba su mano para tomar el teléfono de la habitación y pedir cena.
Un par de minutos después, Hyde le quitó el aparato de la oreja y lo lanzó a un lado, subiéndose sobre Kaz y observándolo con un pequeño puchero en los labios que Kaz besó con una sonrisa.
– Ya entendí, mimos y después cena. Pequeño malcriado.
Hyde se acomodó mejor encima de Kaz y esté tomó sus muñecas para besarlas con cuidado. Él enrojeció y se dejó hacer.
–Estoy bien –. Le susurró, dejando que Kaz acariciara su piel con cuidado. Hyde suspiró, sonriendo y sintiendo cosquillas en su estómago.
–¿Lo disfrutaste? – le preguntó Kaz después de unos minutos con un tono de voz que sorpresivamente le sonó a inseguridad, Hyde sonrió y bajó el rostro de su pareja hacia él besándolo con cuidado y luego con pasión desmedida, buscando de transmitir en el beso todo lo que había disfrutado y lo feliz que Kaz lo hacía. Cuando terminó de besarlo, Kaz lo observaba con el rostro enrojecido y la mirada brillante, respirando con dificultad. Hyde saboreó la visión y pensó que quizás para la próxima vez debería él atar a Kaz y sacarle unos cuantos gemidos mientras estaba sentado sobre su cuerpo.
Mmm… si.
Era una buena idea.
–¿Me preguntabas? – le dijo, con una sonrisa de medio lado y Kaz tan solo resopló, mordiendo su nariz suavemente y besándolo de vuelta.
Tocaron a la puerta, Kaz se colocó una bata sobre su cuerpo desnudo y Hyde lo observó caminar a recibir la comida con una sonrisa de medio lado dibujada en sus labios.
Si, era una buena idea.
Y Kaz no le diría que no.