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hasta que la batalla sea ganada

Chapter 14: los vencedores

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La decisión de coronar dos vencedores es insólita . Algo que jamás ha pasado en la historia de los Juegos del Hambre. Hasta ahora.

 

Jace se queda sentado en su lugar durante un buen rato, mirando hacia la pantalla en donde Kit y Ty están siendo recogidos de la arena por órdenes de Fade. El diseñador de los Juegos está quieto en su lugar también, pálido y con las manos apretadas mientras observa el mapa 3D frente a él. El silencio en la habitación es ensordecedor. Cristina Rosales y Maia Roberts tampoco se han movido de sus lugares desde que Jack y Jaime fueron eliminados.

 

Es, para Jace, una sorpresa total que la voluntad de Kit y Ty de morir por el otro o permanecer juntos haya resultado en hacerlos a los dos ganadores. No tiene ninguna queja al respecto pero una parte de él teme que resulte en algo peor. Duda que la Reina Seelie este muy complacida con la decisión y por la manera en que pusieron a Fade en una posición muy incómoda, porque al estar en el hoyo de codicia no habían dado ninguna oportunidad para que el diseñador se las arreglara para deshacerse de uno y dejar vivo y vencedor al otro. El Pyxis, Jace sabe, es letal e instantáneo. Si Ty hubiera llegado a poner la bellota en la boca de Kit, habría sido imposible salvar a uno de los dos porque ya estarían muertos para el momento en que sus cuerpos fueran recogidos.

 

Las puertas de la habitación se abren, Jace se gira para mirar a uno de los guardias más allegados de la Reina entrar con un semblante que no delata nada. Fade debe saber que está en problemas de todos modos, porque se levanta de manera robótica y sigue al guardia sin decir ni una palabra. Él los observa salir y cuando la puerta se cierra detrás de la espalda de Fade, se pregunta ¿ qué pasará ahora?

 

Nadie responde.

 

Ni siquiera puede imaginar el revuelo que va a hacer el público ante el hecho de que dos de sus tributos favoritos hayan sido vencedores después de lo que se podría considerar como un final dramático y un beso muy romántico que de alguna manera era la respuesta de los sentimientos de Ty hacía Kit que muchos habían estado esperando. La entrevista de victoria va a ser una locura tan pronto como Kit y Ty logren recuperarse de las heridas que tienen y sean dados de alta del hospital. Jace piensa que la recuperación de Ty va a ser más rápida, pero con respecto a Kit no está seguro. Kit va a tener más de un efecto psicológico después de haber estado dos veces cerca de la muerte una vez el barullo de la arena pase y es de ver si sus heridas se curan bien y no están infectadas. 

 

Hay tantas cosas que hacer de ahora en adelante que Jace reacciona de su shock ante el estrés que le produce pensar en todo. Levantándose de la silla y suspirando con alivio mientras le da las gracias a cualquier deidad existente, Jace hace su propio camino hacia el exterior de la habitación. Necesita ver a Kit y Ty, sus ganadores.

 

Después, necesita encontrar a Wayland.

 

-

 

El sonido de los pasos resuena en la habitación cuando Malcolm Fade camina hasta la grada frente al trono de la Reina y se arrodilla, haciendo una reverencia de respeto. Ella rechaza a Fade con un gesto delicado cuando trata de besarle la mano, lo cual no es una sorpresa considerando lo molesta que está por cómo se desarrolló el final de esa edición de los Juegos del Hambre.

 

Ash sabe que su madre está muy decepcionada del lío en el que Fade se metió sin saberlo ese año. Ella había estado previamente molesta con el acompañante de Jace Herondale, Jonathan Wayland, y los guardias presentes en la Cosecha del Distrito 1 al haber permitido que dos tributos hombres fueran enviados a la competencia, pero había sido un enojo medio hasta que dichos tributos generaron algo en el público que no se había generado en los últimos años: esperanza. La brillantez de la arena de Fade la había complacido mucho, Ash podría asegurar que incluso había estado feliz cuando el demonio casi mata a Christopher Rook. Casi. El encanto extraño del otro chico le había conseguido patrocinadores, salvándole la vida.

 

La arena que la complació pronto se convirtió en la arena que mas odiaba.

 

Él piensa que es una pena que Fade vaya a ser sustituido de su cargo por lo bueno que ha sido en su trabajo, pero la Reina no da segundas oportunidades. 

 

Lo ha visto de primera mano.

 

—Mi señora…

 

—Ahórrate las excusas —dice su madre con frialdad—. No quiero explicaciones, sabes muy bien lo que tus decisiones han ocasionado y van a ocasionar, ¿no es así?

 

—Sí —acepta Fade, aún con la mirada baja. No hay indicación de su temor a simple vista pero Ash se ha vuelto bueno identificando la forma en que los hombros de las personas se tensan alrededor de su madre por el temor. 

 

—No solo permitiste que dos tributos masculinos participaran en los Juegos por primera vez en la historia, sino que también coronaste a dos tributos. Estás lleno de sorpresas, Fade. ¿No es así?

 

—Yo- esa no era mi intención, señora. Si hubiera sabido-

 

—¿Sabes que odio más que el fracaso, Fade?

 

—No, mi señora…

 

—Los rebeldes. —La falta de expresión en la voz de su madre hace evidente que está hablando con seriedad. Una voz expresiva es emocional, una voz inexpresiva es mortal. Ash ha aprendido eso con los años—. No es tu fracaso el que me molesta, es el problema que me vas a ocasionar… Quiero saber algo, Fade, si tienes la amabilidad de responder.

 

—Por supuesto —responde Fade—. ¿Qué es?

 

Su madre pretende estar pensativa durante un minuto antes de hablar solo para inquietar más al hombre de rodillas frente a ella.

 

—¿Por que pensaste que era buena idea dejarlos vivir?

 

—Mi señora…

 

—Sé honesto —interrumpe ella—.  Sabré si estás mintiendo.

 

Ella lo sabrá en definitiva.

 

—Yo… no lo sé, mi señora. Supongo que no lo pensé muy bien, lo único que se me ocurrió en ese momento fue que sería imperdonable si no había un ganador. El público estallaría en protestas…

 

—Tienes razón. —El tono pasivo de la Reina no tranquiliza a Fade, hace que Ash se tense por impulso en el lugar en donde está sentado, un trono de hiedra oscura que está al lado derecho y un poco detrás del de su madre—. Habría sido imperdonable… pero tengo que ser sincera contigo, las dos opciones lo son. Perdiste el juego de las probabilidades, Malcolm Fade. ¿Tomarás responsabilidad de tus acciones?

 

Fade duda, pero no le queda nada más que asentir al final. Todos los presentes saben que la pregunta de cortesía no es realmente una pregunta a la cual se le pueda dar un no por respuesta. Ash no quiere pensar en las consecuencias que tendría si Fade se negara.

 

—Aceptaré mi responsabilidad.

 

—Merliorn, trae la copa.

 

Merliorn, que es el guardia más cercano a su madre y el general de todos los demás, se acerca con paso firme mientras sostiene una bandeja de plata en su mano. Su madre se pone de pie de manera grácil y toma la copa negra en sus manos. Ash se queda quieto en su lugar mientras ella toca la barbilla de Fade y le incita a abrir los labios.

 

—Sé agradecido con la misericordia que te estoy mostrando al no mandarte a solucionar este desastre que has ocasionado. Bebe.

 

Un sorbo de la copa es todo lo que se necesita para que el cuerpo de Malcolm Fade caiga inerte en el suelo de inmediato. Muerto. Ash se asegura de no dejar que ninguna emoción se filtre en su rostro cuando su madre se gira para mirarle durante un segundo, mantiene sus hombro tensas y rígidos hasta que ella se vuelve para mirar a Merliorn.

 

—Haz que recojan el cuerpo —dice la Reina—. Y encárgate de que alguien se ponga en contacto con la desquiciada. Veremos que tiene para ofrecernos el siguiente año…

 

Merliorn hace una reverencia antes de salir de la sala del trono. 

 

Amor —dice ella con amargura mientras le hace un gesto a Ash para que se ponga de pie de su trono y la siga—. Siempre es un inconveniente.

 

Ash no tiene nada que comentar al respecto, así que permanece en silencio mientras abandonan la sala del otro, dejando el cuerpo de Malcolm Fade detrás. Piensa en las palabras de ella y se da cuenta que sí, había tenido misericordia de Fade al darle una muerte tan ligera.

 

Él sabe que han habido peores.

 

*

 

Los doctores no le dejan ver a Kit hasta después de la media noche. Habían tenido que sedarlo porque no dejaba de llorar y preguntar por Ty después de ser sacado de la arena, y tampoco dejaba que le revisaran las heridas del cuello para comprobar que no hubiera infección. La cual no hay pero necesita puntos en las heridas para terminar de sanar bien, así como también analgésicos constantes para el dolor. La doctora encargada de Kit le había informado que el efecto de la medicina que los patrocinadores enviaron se iba a gastar en dos días más, una vez lo hiciera, el umbral de dolor del rubio iba a bajar de manera repentina e iba a sentir la verdadera sensación de las heridas. 

 

Ty, por otro lado, se había desmayado tan pronto como se acostó en la camilla del hospital, lo que facilitó que le vendaran el esguince en el tobillo y que le conectaran sueros vitaminados para la debilidad en la sangre. Cuando despertó, lo primero que hizo fue preguntar por Kit y pidió verlo de inmediato. La enfermera que había entrado para revisar el catéter le informó que Kit todavía estaba inconsciente y que le iban a permitir verle más tarde, así que entonces habían llamado a Jace.

 

El Blackthorn no había estado muy interesado en verle pero habían sostenido una conversación breve en la que el otro chico preguntó por su familia y cuándo iba a poder verlos, que si qué necesitaban hacer ahora que ya habían ganado. Jace se encargó de explicarle el proceso a continuación paso a paso hasta que Ty no tuvo ninguna duda. 

 

La visita había terminado poco después de eso.

 

Cuando a Jace finalmente se le permite ver a Kit, no se sorprende de encontrar a Ty acostado a su lado en la camilla delgada del hospital, su rostro hundido en el cuello de Kit mientras duerme. Jace mira atentamente a Kit mientras se sienta en el sofá más cercano a la camilla. La habitación está llena de asientos, como si estuviera especialmente equipada para recibir a la familia Blackthorn en ella. Él recuerda que la suya apenas tenía una silla en la que Wayland pasó toda la noche sosteniendo su mano.

 

—Veo que estás ocupado —dice Jace con diversión—. ¿Las enfermeras no se van a molestar si los encuentran así…?

 

No sabe por qué pregunta, pero el sonrojo y bochorno que florece en el rostro de Kit vale la pena. Jace sabe que no debería molestarlo en ese momento, pero al mismo tiempo, burlarse de él le da ese sentido de tranquilidad que necesita para convencerse a sí mismo que es verdad que están de regreso.

 

—Ellas le permitieron quedarse —murmura Kit—. Se las arregló para convencerlas de que los dos tendríamos más descanso si se quedaba. Ellas creyeron que era tierna la forma en que Ty se estaba excusando para ver a su novio, pero solo estaba diciendo la verdad.

 

—¿Eso son entonces? —Pregunta Jace—. ¿Novios?

 

Kit suspira.

 

—La verdad es que no lo sé, no hemos tenido tiempo de hablar al respecto. —Jace se pregunta si Kit estaría complacido de saber que acepta que sí es el fundador del estupido club de personas que no saben cuándo callarse—. Pero serás el primero en saberlo cuando lo hagamos.

 

Él ni siquiera está sorprendido de saber que Kit use el sarcasmo como defensa. Es algo que encaja en su personalidad.

 

—Bueno —dice Jace—. ¿Cómo te sientes…? Las enfermeras dijeron que ibas a sentir más dolor una vez el efecto de la medicina pase.

 

—Todavía no siento dolor —responde Kit—. Pensé… no pensé en realidad por qué no sentía mucho dolor en la arena. Fue estúpido de mi parte.

 

—Para nada. No sentir el dolor y no pensar en ello es una bendición ahí adentro, te ayuda a centrarte más en lo que es importante. Como salvar tu vida.

 

Kit asiente sin parecer del todo convencido.

 

—La verdad es que… tampoco pensé que regresaría.

 

Jace suspira hondo, flexionando la mano un poco para darse el valor de hablar.

 

—Quiero reprenderte —empieza—, lo quiero con toda mi alma porque estoy molesto por la manera en que pusiste tu vida en riesgo como si no fuera nada, pero no es el momento. Y quiero decirte que estoy  orgulloso de que hayas logrado sobrevivir…

 

Hay lágrimas en los ojos de Kit cuando asiente, Jace siente un nudo apretado en su garganta también pero trata de ignorarlo lo mejor que puede.

 

—Gracias —dice Kit—. Por estar aquí… por recibir a Ty. Me dijo que le habías ido a ver cuando estuvo listo para recibir visitas.

 

—Te dije que estaría aquí —dice Jace—. Pensé que tendría que recibir a uno, pero estoy feliz de que sean los dos. Lo que pasaron… lo entiendo muy bien, es por eso que quiero decirte que después de que todo esto termine, si necesitas algo cuentas conmigo para lo que sea. Es probable que seamos vecinos ahora que te mudes a la Aldea de los Vencedores, así que estaré a unas casa de distancia.

 

—Yo- lo aprecio, Jace. Gracias.

 

—No hay problema —dice Jace—. Kit… ¿crees que tu padre va a mudarse contigo?

 

Kit suspira de manera resignada, como si hubiera estado evitando considerar la posibilidad. Jace se siente mal de haberlo traído a colación, pero es mejor quitar la curita de golpe y todo eso. También quiere hacerle saber a Kit que cuenta con su apoyo en caso de querer dejar a su papá fuera de su casa. No sería el primer vencedor que se negó a ver a padres abusivos o parejas de cualquier tipo. Pero piensa que no será tan fácil dejar a Johnny de lado. Kit lo ama, él es capaz de ver eso por la manera en que había hablado con tanto dolor cuando estalló en la arena.

 

Si no amas a alguien, no sufres las consecuencias de sus acciones o falta de ellas con tanta intensidad.

 

—No sé —dice Kit—. Es posible que no quiera dejar su casa y su puesto en el mercado.

 

—¿Y si lo hace?

 

—Jace…

 

—Sé que no quieres pensar en eso —dice Jace con un tono comprensible—, pero una vez salgas de aquí… la entrevista va a pasar rápido. Cuando menos te des cuenta, estaremos regresando al Distrito 1 y tendrás que enfrentarlo.

 

—¿Está bien si… te digo que lo voy a pensar? 

 

El pecho de Jace se retuerce de una manera que no está acostumbrado a sentir muy a menudo. Solo pasa cuando se preocupa por alguien que le importa, pero no tiene muchas de esas personas en su vida y Wayland, antes de contarle sobre lo qué pasó con Valentine, no le había dado razones para sentirlo. Su mamá menos, ella es tranquila la mayor parte del tiempo, perdida en su propio mundo en su hogar. Jace sabe que todavía lamenta y llora la muerte de Stephen, su padre, pero jamás ha permitido que él la vea llorando.

 

—Tomate el tiempo que necesites —dice Jace, tratando de soñar tranquilizador—. Perdón por presionarte-

 

—Lo entiendo —interrumpe Kit. Se pone somnoliento de la nada y bosteza de una manera que hace que Jace se de cuenta que no ha dormido en más de un día—. ¿Estarás aquí cuando me den de alta?

 

Siempre, piensa.

 

—Sí, estaré aquí. Descansa, Kit, lo necesitas.

 

No recibe una respuesta. Los ojos azules de Kit parpadean con pesadez, hasta que ya no lo hacen. Jace observa el movimiento de su pecho durante un largo rato, solo para asegurarse de que sí, Kit está vivo, está bien, está respirando.

 

Abandona la habitación un poco después.

 

*

 

Ty odia la entrevista. Kit lo percibe desde su asiento, notando la manera en que se concentra en cualquier cosa antes que en el público o en la misma Hypatia, quien se ve radiante con un atuendo de color dorado y brillante. Ella expresa profusamente una y otra vez lo feliz que está de que Kit y Ty se las hayan arreglado para salir de la arena, lo especial que es que su amor haya engañado las barreras de la muerte. 

 

Kit apenas se las arregla para seguirle el ritmo a Hypatia, su concentración demasiado atraída a Ty de manera natural y magnética. Él quiere tener su atención en el otro chico todo el tiempo, quiere tomarle de la mano y apretarla para darle la tranquilidad que necesita, para hacerle saber que está ahí, que están juntos. Es algo que no termina de creer del todo, que hayan logrado salir de la arena.

 

Se siente como un sueño febril, pero tal vez esa sensación tenga que ver con el hecho de que está bajo un régimen de analgésicos para el dolor muy estricto desde que el efecto de la medicina que Ty le aplicó en la arena desapareció. Kit ha tratado de preguntarle a Ty sobre cómo fue que los patrocinadores enviaron la medicina mientras moría, pero Ty no ha querido hablar de ello.

 

Ty no quiere hablar de la arena en general. Prefiere centrarse en vivir las responsabilidades que tienen que afrontar en el momento (¿ y quién iba a pensar que los vencedores deben pasar por un proceso tedioso después de ganar una arena con, habitualmente, 23 tributos más en ella ? Kit seguro no) para volver con su familia lo más rápido posible. Kit no le culpa, imagina que Julian, Livia y sus otros hermanos están ansiosos por verle. 

 

Para él es diferente, hace las cosas porque debe hacerlas, pero la verdad es que no quiere regresar a casa (antes de que le den su casa en la Aldea de los Vencedores, que Wayland ya les informó que se va a tardar un par de días por el papeleo) y enfrentar a Johnny, su padre. Duda mucho que este esté feliz después del drama emocional que Kit tuvo en la arena, después de que dejara salir todos sus pensamientos hacia él en un momento estresante porque pensaba que no iba a volver a casa. Porque pensaba que iba a morir. No lo hizo. No murió. Kit está feliz de no haberlo hecho porque ahora tiene a Ty a su lado, pero no puede evitar sentir que su tiempo con Ty se está acabando a pesar de que van a ser vecinos. 

 

¿Qué si Ty decide olvidarse de todo lo qué pasó en la arena dejándolo de lado? ¿Qué si su beso y su disponibilidad a morir si Kit no regresaba se debía más a un sentido de compromiso que afecto o amor? Kit no puede ni dar fe de que el beso haya sido porque Ty siente algo por él, pudo, perfectamente, haber sido solo para morir y haber dado un primer beso al menos.

 

Kit —la voz aguda de Hypatia lo saca de sus pensamientos de golpe. Ella dice su nombre de manera exasperada, como si no fuera la primera vez que intenta llamar su atención. 

 

Kit traga y se da cuenta que el público presente se ve expectante, mientras que Ty tiene el ceño fruncido de manera contrariada y sus manos sostienen su collar.

 

—Lo siento —se disculpa Kit tratando de sonar encantadoramente arrepentido. Jace le había dicho que sacara sus mejores modales antes de enviarlos al escenario—. ¿Qué me estabas diciendo? Me distraje por un momento…

 

Hypatia sonríe con una dulzura que es nauseabunda . Kit no puede creer cómo la gente se compra su teatro sentimental todo el tiempo, pero supone que es porque no todos pueden leer apariencias tan bien como él. No todos crecieron con el maestro de las mentiras como padre.

 

—No te preocupes, querido —dice Hypatia—. Supongo que debes estar imaginando la vida hogareña que vas a formar con Ty pronto, ¿no es así? 

 

—Sí —responde Kit con toda la seguridad que puede reunir.

 

Hypatia alza una ceja interrogante. —Bueno, ¿van a contarnos un poco sobre su casa? ¿Tienen alguna idea de cómo la van a decorar o algo por el estilo?

 

Kit oculta su sorpresa lo mejor que puede. 

 

—¿Nuestra casa? —Pregunta. Hypatia sonríe de una manera que no le ayuda en nada a tranquilizarse.

 

Ella se ve diabólica .

 

—Sí —responde Hypatia—. No pensaste que no nos íbamos a enterar que la Reina les ha otorgado una vivienda compartida en la Aldea de los Vencedores para que puedan vivir su romance a gusto, ¿o sí?

 

¿Casa compartida…? Kit ve la manera en que Ty se tensa a su lado como una flecha que está lista para ser disparada y le toma la mano por impulso. La tensión no desaparece de Ty de inmediato, pero si se relaja de manera visible después de unos segundos.

 

—La verdad es que esperaba que esperábamos mantenerlo en privado durante un tiempo —responde Kit con suavidad, apretando la mano de Ty para darle tranquilidad ante la noticia inesperada de que van a compartir una jodida casa, ¿dónde queda Johnny en la imagen?—. Ty y yo preferimos llevar las cosas con calma, más es un aspecto íntimo.

 

Hypatia sonríe con ternura.

 

—Es entendible por su juventud —dice Hypatia—. Me imagino que deben querer comerse el mundo a solas. 

 

Kit asiente. 

 

—Así es —dice. Luego, porque no quiere parecer antipático o poco encantador, agrega—. Pero ya descubrieron nuestros planes secretos, así que tendremos que compartir, ¿no?

 

El público se ríe. Parecen encantados con la personalidad de Kit y la dinámica privada que sostiene con Ty, porque ya todos entendieron que del pelinegro no van a obtener mucho por la manera en que respeta su propia vida privada.

 

—Solo si quieren —dice Hypatia, lo que es un entre palabras. 

 

Kit mira a Ty, desearía no presionar a Ty de hablar de algo que ambos recién acaban de descubrir pero están ante los ojos del público y de todo el mundo y deben fingir. Jace había dejado en claro que era mejor seguir con su imagen de un romance en pie al menos por un tiempo, hasta que dejen de estar en los ojos del público y de la Reina, a quien Kit y Ty tendrán que conocer en algún momento.

 

—Me gustaría tener un gato —dice Kit, todavía mirando a Ty—. Y me gustaría tener un jardín de flores en memoria de mi mamá.

 

Los ojos grises de Ty parecen suavizarse ante la mención de su mamá. Kit siente un nudo en la garganta cuando esta vez es él quien recibe un apretón delicado.

 

—¡Fantástico! —Exclama Hypatia—. ¿Qué hay sobre ti, Ty? ¿Alguna idea de qué quieres tener en su casa?

 

—Libros —responde Ty de inmediato—. Una biblioteca personal entera si es posible.

 

Kit sonríe.

 

—¿Vas a dejarme entrar a tu rincón especial, Sherlock?

 

La promesa de jamás llamar a Ty así queda sepultada en el pasado, Kit no se arrepiente de sus palabras ni siquiera porque no las pensó con consideración antes de decirlas.

 

—Watson siempre es bienvenido a los lugares en que Sherlock habita.

 

El aplauso emocionado de Hypatia rompe cualquier atmósfera de privacidad entre ellos dos. Ella parece no notar la forma en que Ty se tensa de nuevo cuando se da cuenta de lo mismo, están en público, o no de plano no le importa robarles su pequeña burbuja especial. 

 

—Eso es lo que amamos escuchar —dice ella con emoción—. Es un placer haberlos recibido, chicos, no quiero ejercer presión pero, no sé, en un año o dos esperamos recibir noticias de una boda o algo por el estilo, ¿no es así, amigos?

 

El público corea un que es demasiado bullicioso y molesto hasta para Kit. 

 

—Bueno, si algo así pasa, serán los primeros en saberlo —promete Kit, pero es una mentira deliberada de la que no se va a arrepentir.

 

Hypatia los envía detrás del escenario pronto después de eso, en donde Jace y Wayland están sentados en un sofá de dos plazas hablando en susurros de manera muy cercana. Kit entrecierra los ojos y se pregunta cómo perdió las señales antes de ir a la arena. Están escritas en todo el lenguaje corporal de Jace y Wayland.

 

—Ahí están —dice Wayland cuando los ve—. Lo sentimos, chicos, no sabíamos que la casa era compartida hasta que Hypatia lo mencionó. Lo más probable es que ella haya sido informada por alguien cercano a la Reina, porque hasta donde sabemos, el papeleo todavía no ha sido completado.

 

Kit acepta el abrazo de Wayland, es la primera vez que lo ve desde que salieron de la arena, agradecido de volver a estar en su presencia. No había pensado mucho en él mientras estaba en la arena, pero Wayland siempre fue amable con él antes de entrar. Eso, y Kit debe admitir que su presencia es bastante encantadora, aunque ahora que sabe lo de Jace y él no se siente muy emocionado ante su presencia. Además, sus sentimientos por Ty siguen siendo igual de claros y vigentes que en la arena.

 

Él tiene el presentimiento de que será así para el resto de su vida, pero no es un pensamiento con el que quiera abrumar a Ty.

 

—Está bien —dice Kit—. No es como si pudieran haber hecho algo en esto. Lo entendemos.

 

Comparte un abrazo con Jace también mientras Wayland saluda a Ty con un abrazo más distante y corto. Jace se ve más feliz de cómo se veía minutos antes de que Kit se subiera al escenario de la mano de Ty, y mucho más feliz que los días antes de la arena.

 

—Así que van a vivir juntos —dice Wayland—. ¿Están bien con eso?

 

—Supongo que sí —dice Ty, para sorpresa de Kit y los demás—. Puedo pensar peores personas con las que compartir un hogar…

 

hogar.

 

—Oye —dice Kit empujándolo suavemente con su hombro y haciéndole sonreír de esa manera hermosa en la que su sonrisa parece iluminar el mundo entero—. Soy un excelente compañero de habitación, te dire… eso si compartimos habitación, por supuesto, lo cual no tenemos que hacer. Solo si estás cómodo. Sino, está bien.

 

—Raziel —dice Wayland divertido—. Ustedes dos son todo un caso. Tenerlos como vecinos va a ser una pesadilla, ya puedo verlo. 

 

Kit se sonríe de manera encantadora.

 

—No sé de que estás hablando —dice Kit—. Yo soy un amor de persona.

 

—Más como un dolor —se burla Jace—. No quiero pensar en todos los dolores de cabeza que me vas a dar.

 

—Mejor que no —dice Kit—, no vaya a ser y tus neuronas mueran en el intento.

 

Cuando Jace empieza a quejarse indignado del insulto insólito de Kit, Wayland y él se ríen a carcajadas, mientras que Ty sonríe de lado con una diversión evidente. 

 

Kit no puede evitar mirarle mientras lo hace. Piensa en la arena y en todo lo que sufrieron, en las heridas psicológicas que ha descubierto le ha dejado, y piensa en Ty durmiendo a su lado cada noche desde que regresaron, la forma en que parece encontrar consuelo en la presencia de Kit. Piensa en lo que dijo Ty, que podían cambiar la circunstancia, y agradece que Ty haya tenido el valor y la voluntad de intentarlo.

 

Él duda que vayan a ser felices del todo durante un largo rato, pero pueden llegar ahí. 

 

Pueden sostenerse el uno al otro cuando las pesadillas de los horrores de la arena les persigan a en su día a día, cuando Kit despierte entre lágrimas con la sensación de sangre en sus manos por las personas que asesinó, cuando no sepa si lo que viven es real o no. Él sabe que va a anclar a Ty cada vez que las experiencias vividas en los Juegos le afecten, sabe que va a susurrar palabras elegidas de manera cuidadosa para que se dé cuenta que nadie en la arena le conocía tan bien como para saberlas, que Kit es el único que las sabe, que está ahí.

 

Un hogar, piensa. Un lugar en el que los dos podamos sanar nuestras heridas juntos. Y tal vez algo más, cuando Ty esté listo.

 

Mientras Ty busca su mano para entrelazar sus dedos de nuevo, provocando esa corriente que Kit siente cada vez que le toca, piensa sí, un hogar a su lado.

 

Esa es la esperanza.