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Calidez naranja

Summary:

Toya, a sus casi dieciocho años, jamás ha besado. Honestamente, el tema del romance, la intimidad o sexualidad nunca le han sido relevantes; la meta fija que creía a largo plazo (estar al lado de Akito cuando superaran RAD WEEKEND) era su única prioridad.

El propio Akito, indirectamente, le hace cuestionarse al respecto.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

Toya, a sus casi dieciocho años, jamás ha besado. Honestamente, el tema del romance, la intimidad o sexualidad nunca le han sido relevantes; la meta fija que creía a largo plazo (estar al lado de Akito cuando superaran RAD WEEKEND) era su única prioridad. Además, como si su nulo interés por el amor no fuera suficiente, Akito también contribuyó: al momento de sentar las bases de BAD DOGS, una de sus exigencias había sido 'nada de dramas amorosos adolescentes' mientras persiguieran implacablemente su objetivo, porque eso implicaría no centrarse ni dedicar el tiempo adecuado a las prácticas. Si bien para cualquier otra persona que deseara vivir su adolescencia al máximo esta condición habría sido demasiado, Toya no tuvo ningún problema en aceptar.

 

Incluso cuando crearon Vivid BAD SQUAD junto a las Vivids, la regla siguió vigente.

 

Ahora que la meta original fue completada con éxito y que Azusawa y Shiraishi comenzaron a salir de forma oficial hace unas semanas, esta regla parece haber desaparecido; al menos, aparte de las habituales quejas de Akito sobre el afecto público que Shiraishi le demuestra a Azusawa, este no ha demostrado una verdadera adversidad a la relación de ellas...

 

—¿En qué tanto piensas, Toya?

 

Al alzar la mirada del suelo, lo primero que ve es a Akito delante de él con la mano extendida, ofreciéndole una lata de café frío. Después de que la toma y le da un asentimiento silencioso en gratitud, Akito se deja caer sentado a su lado, en la banca del parque que suelen concurrir para las prácticas. La pierna derecha de su compañero choca con la propia y rápidamente la aleja, aunque se mantiene lo suficientemente cerca como para rozarse. Está familiarizado con este lenguaje silencioso cuando son sólo ellos; Akito suele tener un margen de distancia cuando están acompañados de Vivids, mayormente por las burlas que le hace Shiraishi sobre 'no despegarse ni por un segundo de su compañero, actuando tal y como un perro guardián'.

El reconocible sonido de chasquido se hace presente y, a los segundos, también escucha cómo Akito da un suspiro de satisfacción después de darle un gran sorbo a su refresco de lima. Con una suave sonrisa, abre su lata y le da un trago, dejando que la amargura fría relaje su garganta tensa.

 

—En Azusawa y Shiraishi —responde finalmente.

 

Geh, ¿por qué pensarías en esas dos? ¿No tienes suficiente con lo empalagosas que son durante las prácticas?

 

Toya da un sutil resoplido, girando la cabeza hacia Akito y mirándolo con atención; él mantiene una mueca y su ceño fruncido está pronunciado, como demostrando su recelo, sin embargo, sus ojos verdes, que ahora mismo son más vibrantes y con toques naranjas por el ocaso, no transmiten dicho recelo. Akito es así, quejándose de inmediato sobre estos temas, pero sus comentarios nunca son en serio; puede apreciar matices de calidez en esos luceros cada vez que las Vivids se abrazan y felicitan entre ellas tras una actuación fructuosa. Akito es poco sincero sobre sus verdaderos pensamientos e incluso sentimientos, sucede. Aunque, gracias al entrenamiento de Ken y la insistencia de Luka en su debido momento, lentamente la barrera ha ido rompiéndose y está aprendiendo a verbalizar sus emociones.

 

El Akito de ahora diecisiete años, este que es más abierto, un poco más sonriente, más afectivo y hasta más estudioso, y el Akito que conoció a los catorce años, ese que era más impulsivo, negligente consigo mismo y estaba a la defensiva con todo el mundo, indudablemente, son distintos. Ha crecido mucho como individuo.

 

Cuando Akito le regresa la mirada y se la sostiene, se da cuenta de que nuevamente se quedó observándolo fijamente más tiempo de lo que se le considera apropiado. Ergo, no deja de verlo. Akito se ve... bien hoy, incluso si su apariencia es algo desaliñada. Su cabello pelirrojo está más esponjado que de costumbre y su mechón amarillo no está bien acomodado, se encuentra disperso y combinado entre su fleco; sus ojos verdes oliva son serenos si se comparan con el fuego que desbordaban mientras cantaban media hora antes; también, si presta suma atención a sus pómulos, puede notar avistamientos de las pecas que normalmente esconde con maquillaje... Ah, y sus piercings plateados destellan un poco por la luz del atardecer. El crujido de una lata le saca del ensimismamiento, estremeciéndose en el acto. Parpadea un par de veces, confundido porque Akito, quien es el responsable del crujido de la lata, gira la cabeza a la dirección contraria con velocidad y carraspea la garganta.

 

Si bien ya no puede ver su rostro, nota que hay un ligero tinte rojo en sus orejas.

 

La confusión incrementa. Akito es una persona fácil de hacer que actúe como un gato arisco y a la defensiva, empero, este actuar se manifiesta con personas que saben de ello y lo provocan; como Shiraishi, Akiyama, el superior Kamishiro y su propia hermana mayor, Ena. En general, Akito no se comporta así a su alrededor porque nunca le da motivos.

 

—¿Akito...? —Le llama, con un deje de preocupación.

 

Sabe que la tendencia de observar a la gente fijamente le ha generado malos entendidos e incomodidad con conocidos, pero Akito, los Tenma, las Vivids y Ken han sido los únicos que parecen haberse acostumbrado, especialmente Akito. En realidad, últimamente ha notado que su compañero ya no lo mira a los ojos cuando están a solas, a veces luce tenso a su alrededor sin un motivo aparente y... ya no es tan afectivo físicamente como antes. Son detalles pequeños, detalles que ni las chicas han notado (Shiraishi lo hubiera señalado, está seguro), pero notorios para él tras estos años trabajando mutuamente para entenderse. Quiere saber el por qué, corregir el error si esto es su culpa. Tal vez esta sea la oportunidad que estaba esperando para hablar con Akito y aclarar las cosas.

 

—No eres justo... —Akito sisea tras un prolongado silencio, sin moverse de su inusual posición. La lata que está entre sus manos temblorosas está totalmente aplastada.

 

Sin poder evitarlo, deja su propio café de lado y extiende su mano derecha para posarla entre los puños de Akito, esperando que su movimiento transmita que quiere que suelte la lata; no desea que se corte con el aluminio. Akito se eriza y lo mira con los ojos abiertos, luciendo entre sorprendido y... hay otra cosa nueva allí a la que no puede denominar; es una entremezcla, algo como frustración, sutil esperanza, ansiedad y miedo. Siente que un nudo incómodo y molesto se acentúa en su estómago. Akito jamás lo había visto de esta manera.

 

—Akito, ¿qué sucede? Si hice algo mal, yo...

 

—No es tu culpa —le calla de inmediato. Toya intenta creerle ante el inusual tono vulnerable y bajo, mientras logra su cometido: quitarle la lata y alejarla por seguridad. De forma inesperada, Akito se apoya contra el respaldo de la banca y se talla el rostro sin piedad—. Maldita seas por esto, An.

 

¿An...? ¿Por qué Shiraishi estaría involucrada en esto? ¿Y por qué Shiraishi sabría más de lo que le sucede que él mismo, su compañero? Sabe que es un poco irracional esta punzada de celos porque An también es compañera de ambos... Pero... ¿No es él quien le ha asegurado e intentado estar siempre que Akito atraviesa por una situación difícil, incluso si no tiene la menor idea de qué hacer? Le duele que, incluso con todo lo que han pasado juntos, Akito siga manteniendo cierta distancia.

 

—Quiero que confíes en mí —declara con firmeza. Akito le da una mirada de reojo, sin quitarse las manos de la cara—. Sea lo que sea, quiero que me dejes ayudarte a sobrellevar el peso.

 

—Realmente no quieres saber esto; así estamos bien, Toya.

 

El vacío en su estómago incrementa; la voz de Akito suena divertida, pero no es esa clase de diversión genuina, posee dolor y resignación, como si hubiera hecho algo irremediable y no tuviera otra opción que burlarse de sí mismo. Esto es tan impropio.

 

—Quiero saberlo.

 

Akito lo contempla unos segundos más, sus ojos siendo ilegibles. Su interior se estremece, temeroso. Años. Años les tomó a ambos para que cedieran al otro y comenzaran a ser un poco más abiertos con sus problemas... y, en tan sólo unas semanas, parece que ese tácito acuerdo y avance está pendiendo de un hilo. Se suponía que, tras RAD BLAST, su unión debería ser más inquebrantable que nunca... Entonces, ¿por qué parece que es al revés?

Pero no está dispuesto a vivir una vida sin Akito, ya no, comprendió esto tras su primera pelea; así que, sea lo que sea con lo que Akito esté lidiando, lo sobrellevarán juntos, tanto como compañeros y mejores amigos. Se prepara para cualquier escenario, como que le confiese que algo sucedió en casa, que tal vez está enfermo, que quizás se metió en una pelea como en antaño...

 

Sin embargo, el escenario donde es besado por Akito jamás se le cruzó por los pensamientos.

 

No sabe cómo sucede, de un momento a otro Akito lo tomó de los bordes de la sudadera y lo atrajo contra sí con brusquedad. Sus labios están ligeramente húmedos y agrietados, es de lo primero que se percata. El roce, más que ser bonito y estar repleto de fuegos artificiales, como lo describen en los libros de romance adolescente, es... extraño. No le desagrada por completo, pero...

Akito se separa de él al tiempo que agacha la cabeza y jadea, como aturdido; sus ojos parecen estar en un conflicto, predominando en ellos el arrepentimiento. Por instinto se lleva la mano a la boca, queriendo limpiarse la humedad ajena, pero desiste porque se trata de Akito, no de un extraño con quien sí podría llegar a sentir incomodidad ante un contacto tan íntimo, y deja caer débilmente el brazo. Decide centrarse en calmar su corazón, el cual golpea frenéticamente su caja torácica, incluso más que cuando terminan una intensa presentación en un live house.

 

¿Por qué lo besó? Porque eso fue un beso, ¿cierto?

 

—Sé que esto no es correspondido —comienza Akito con voz áspera, viendo de soslayo el cielo que está próximo a volverse oscuro—. Esperaba que este estúpido sentimiento desapareciera con el tiempo, de verdad me esforcé para dejar de sentirme así y no dañar nuestra amistad y equipo... Pero eres tan injusto...

 

¿Injusto? ¿No correspondido? ¿Sentimiento? ¿Qué quiere decir con todo eso? Quiere hablar, preguntar, pero su garganta se cerró momentos atrás. No lo entiende. Después de tanto tiempo, por primera vez no entiende en lo absoluto a su compañero, así que sólo lo observa, en blanco. Akito vuelve a sisear una maldición.

 

—Como sea, eso es todo —exclama mientras hace el amago de tomar su mochila del suelo, sin dirigirle la mirada ni una sola vez—. Simplemente finge que no dije nada.

 

Cuando ve que se cuelga la mochila y parece listo para irse y dejarle solo, es que reacciona. Tambaleante y asustado, se levanta de la banca y toma la mano callosa de Akito, aferrándose a ella. Akito finalmente lo mira, pero no parece sorprendido ni nada similar, sino conflictuado, incluso molesto. Esos ojos que suelen brillar con pasión y le llenan de calidez cada vez que lo miran, ahora lucen acuosos. Aprieta más su mano.

 

—Akito...

 

Su compañero parece ver algo en él porque la aspereza disminuye de forma considerable.

 

—Prometo que esto no cambiará nada entre nosotros, compañero —susurra, dándole un débil apretón—. Sólo... Sólo necesito un tiempo a solas mientras desaparece esto, ¿bien? Y nada de esto es tu culpa.

 

—Akito...

 

—Lo siento por el arrebato también, yo sólo...

 

—¡Akito! —Grita, no tan fuerte, pero lo hace. Espera que con eso sea escuchado.

 

Akito tiembla, pero se mantiene quieto y con la cabeza algo gacha, como si estuviera resignado a que lo regañen. Siente la opresión en el pecho de forma más persistente. Nunca le ha gustado ver a Akito con esta clase de expresiones; no son propias de un alma apasionada.

Sin soltar su mano, para asegurarse de que Akito no intentará irse otra vez, camina hacia delante y se coloca frente a él. No sabe cómo comenzar, apenas y está procesando el hecho de haber sido besado, pero... necesitan hablar de esto ahora, o sino Akito hallará la forma de jamás volver a traer el tema a colación.

 

—Lo que estás tratando de decir... ¿Es que posees sentimientos románticos por mí?

 

Tras unos segundos de asfixiante silencio, Akito asiente, rígido. Toya parpadea y luego asiente con la cabeza también, pensativo. No es la primera vez que se le confiesan, en realidad; algunas chicas de la escuela se le han llegado a declarar, aparentemente porque es considerado más atractivo que la media... o algo así. Nunca ha comprendido el por qué una persona desarrollaría sentimientos hacia alguien tan simple y poco expresivo como él, si es honesto al respecto. Pero esta situación es diferente, no se trata de una chica al azar que apenas conoce y a la que puede rechazar sin pensarlo demasiado, bajo la excusa de no tener tiempo para las relaciones; es Akito, su compañero por sobre todas las cosas. Es la persona que le dio un sueño y llenó de colores su monocromática vida.

 

El amor le ha resultado ajeno desde que fue consciente de que también puede aplicarse en el ámbito romántico. No comprende por qué hay gente que persigue el romance de forma desesperada, que prácticamente basan su vida en ello; desde que tiene memoria, su vida ha sido por y para la música. Hasta que conoció a Akito, se dio cuenta de que hay más cosas que puede sentir, anhelar o disfrutar y que también, de alguna manera, están conectadas a la música; como la dicha al compartir una sopa instantánea o algún nuevo producto de las tiendas de conveniencia camino al parque para practicar, como la calidez que siente cada vez que le abrazan por los hombros tras una actuación exitosa, como poder tenerle tanta confianza que puede dormir tranquilamente a su alrededor en las salas de descanso de los live house, como compartir un momento agradable mientras toman bebidas de las máquinas expendedoras y conversan de cualquier cosa después de separarse de Vivids, como la alegría que le genera el ver a Akito sonreír de forma abierta cuando come o hace algo que genuinamente disfruta..., como la sensación inigualable cada vez que cantan en un escenario y cruzan miradas y sonrisas, apoyándose uno al otro e incentivando a que den lo mejor de sí.

 

Se prometió a sí mismo estar al lado de Akito hasta donde se le permitiera, pero nunca consideró la idea de que la etiqueta de 'compañeros' progresara a 'pareja'. No hasta ahora.

 

¿Qué es el romance? La gente lo relaciona a proteger y cuidar, a querer ver bien a alguien y brindarle lo mejor, a estar dispuesto a revelar todo lo bueno y malo de sí, a permanecer al lado de esa persona en sus momentos más altos y bajos, luchar codo a codo por sus sueños compartidos... ¿No todo eso es lo que ya hacen por el otro? Lo único que no han atravesado es la brecha de la intimidad física. Besarle, desearle, tocarle... Imaginarse en una situación así con Akito es algo... Por alguna razón, aunque le resulta difícil visualizarse de esa manera con él, probablemente sea la única persona a quien se lo permitiría; pensar vagamente en cualquier otra incluso tomándole sólo de la mano, le genera incomodidad y rechazo. Akito siempre ha sido la excepción.

 

Da un paso hacia delante, acercándose a Akito, y con su mano libre se atreve a tomarle del mentón para que lo mire; es la primera vez que le toca de forma más directa, piensa fugazmente. Akito cede y ahora puede apreciar ese color verde tan cálido que posee incertidumbre. Observa con detenimiento los labios agrietados y ligeramente lastimados por todas las veces que se los muerde cuando está frustrado o demasiado centrado, y... se inclina. Nuevamente, las sensaciones explosivas y emocionantes que describen en los libros no están. Pero este es Akito Shinonome. La idea de que está compartiendo un momento tan íntimo con él es lo que hace sobresaltar su corazón, no el contacto en sí. Tal vez... este es su concepto de 'amor romántico', una clase de amor donde aprecia más a la persona que lo carnal...

Cuando rompe el pequeño contacto, desciende su cabeza hasta posarla en el hombro de Akito, sintiendo un poco de vergüenza por su acto descarado e impulsivo.

 

El pulso de Akito late ferozmente, lo puede escuchar desde su posición. Este sonido es nuevo, es algo diferente al ritmo impecable después del sobreesfuerzo en el escenario, y le gusta. Además, eso junto al característico olor cítrico de Akito combinado con el sutil aroma a sudor al que ya está acostumbrado... es relajante. De alguna manera, sólo puede pensar en la palabra 'hogar' ahora mismo. Sí... Fantasear con un futuro, un futuro donde vivan juntos, uno en donde tenga la libertad de llegar a un lugar en donde se sienta cómodo y pueda abrazar a Akito a su completa voluntad, refugiarse entre sus brazos y olvidar todo el ruido del mundo... Un futuro donde puedan ir a ver las estrellas a mitad de la noche... Tal vez sentir a Akito acurrucarse contra él mientras le lee en voz alta un libro para ayudarle a conciliar el sueño... Simplemente coexistir mientras hacen las labores de la casa con su playlist compartida sonando de fondo... ¿Incluso podrían permitirse adoptar a un gato?

 

—¿Toya...? —Escucha la voz de Akito llamarle, sonando un poco titubeante. No responde, se limita a sostener un poco más fuerte sus manos entrelazadas—. Toya... Hah, qué carajo, hombre.

 

Akito suelta una corta carcajada, eufórica e incrédula. De repente siente una mano áspera revolver su cabello con alegría al inicio, y lentamente el toque se convierte en caricias suaves. Cierra los ojos y suspira, disfrutando de este nuevo tipo de contacto.

 

—Quiero permanecer contigo, Akito... Ese siempre ha sido mi sueño egoísta: ser tu único compañero, ser digno de cantar a tu lado... Sólo... que nunca me había replanteado algo romántico, pero no me desagrada la idea si es contigo —confiesa en un susurro, sin moverse de su posición.

 

No escucha ningún sonido proveniente de su compañero, ergo, las caricias reconfortantes nunca se detienen. En un parpadear, Akito se separa y le mira con la cara completamente sonrojada y el ceño fruncido; sin darle oportunidad de abrir los labios para preguntar qué sucede, este lo envuelve en un fuerte abrazo.

 

—Bien —es su respuesta susurrada cerca de su oído, algo temblorosa y ronca.

 

Es todo lo que necesita escuchar. Se aferra al abrazo, volviendo a acurrucarse en el hombro de Akito y asintiendo con la cabeza. De soslayo puede ver que la noche ha caído ya que las lámparas del parque se han encendido; es la clara señal de que deben de ir a la estación del metro para llegar a sus casas a una hora adecuada, dado a que mañana es día escolar. En realidad no quiere que termine el día todavía, desea quedarse así más tiempo... Una vocecita en su cabeza le recuerda que mañana volverá a ver a Akito en la entrada de la escuela, esperándole con algún bocadillo o un termo de café negro caliente, también se juntarán en la hora del almuerzo... y se reunirán en el SEKAI por la tarde; pese a eso, decide que pueden permitirse un poco más de tiempo juntos hoy.

 

Quiere conocer este nuevo mundo del romance junto a esta calidez naranja que le envuelve. 

Notes:

Se suponía que esto era la primera prompt de la semana akitoya, pero cosas pasaron en dicha semana y no pude participar.

En fin, esto también es un desahogo personal, jajan't.