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Volver a ti

Summary:

Caroline Forbes se encuentra perdida sus hijas han muerto, sus amigos también cuando se dio cuenta que estaba enamorada de Klaus mikaelson fue demasiado tarde.

Caroline pide un deseo volver atrás en el tiempo y reparar todo, lo que ella no creía era que su deseo se iba a ser realidad.

Esta vez Caroline podrá salvar a los que ama o la historia se volverá a repetir.

Nota: para aclarar esta historia no seguirá 100% a las series por lo tanto aparecerán personajes que son míos propios. Gracias por vuestra compresión.

Los personajes de TVD y TO no me pertenecen, pertenecen a L. J. Smith, exceptuando a los personajes originales que me pertenecen.

Chapter 1: El Deseo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

"Todos los que he amado están muertos: mis hijas, mis amigos, todos se han ido y me han abandonado. Me siento miserable. Cuando me di cuenta de mis sentimientos por el gran híbrido malo, Niklaus Mikaelson, él también murió. Estoy rota y sola, solo quiero que esto acabe."

—Lo he perdido todo... —exclama Caroline, desesperada—. ¡Desearía poder volver atrás y cambiarlo todo, pero eso es imposible! Solo quiero que esto termine, ya no puedo más.

Caroline toma una estaca y, justo cuando iba a clavársela en el corazón, una luz cegadora aparece, dejándola inconsciente.

—Me duele la cabeza... ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?

Caroline empezó a observar a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en su antigua habitación. Se levantó de la cama y fue directamente al espejo, donde notó que se veía más joven y tenía acné.

—No, no, no, no... Esto es imposible... —dijo Caroline, en pánico—. ¡No! ¡He vuelto en el tiempo! ¡Maldición! —irónicamente, pensó en que el diablo sí existía.

—¿Qué voy a hacer? Primero, debo saber cuándo volví. Por lo que veo, soy humana... El primer día del segundo año... ¡Hoy es el día que llegan los hermanos Salvatore! Esta vez no seré una bolsa de sangre para ti, Damon.

Caroline tomó una respiración profunda, tratando de calmarse.

—Ok, respira Caroline, volví al principio del fin, donde todo comenzó. ¿Pero por qué? ¿O por quién? No importa... Lo único importante es que arreglaré todo. Primero debo hacer una lista de las personas que debo salvar y de aquellos que serán enemigos.

Lista de prioridades:

1. Arreglar mi relación con mi madre y hacer que vaya al médico.

 

2. Contarle todo a Stefan y Bonnie.

 

3. Salvar a Enzo y asegurar que él me convierta en vampiro.

 

4. Encontrar a Elijah Mikaelson.

 

5. Encontrar a Sage (el amor verdadero de Finn Mikaelson).

 

6. Salvar a Jenna.

 

7. Quemar a los vampiros de la tumba.

 

8. Decirle parte de la verdad a Damon.

 

9. Encontrar a Klaus Mikaelson.

 

10. Evitar tantas muertes.

 

11. Salvar a Vicki.

 

12. Salvar a Kai y a los herejes.

 

—Primero, ir a la escuela... Y remodelar mi armario.

Al llegar a la escuela, todos se quedan mirándome. Dios, tendré que pasar por esto de nuevo, pensó Caroline. Se dirigió a la secretaría y dejó de ser porrista.

Al ver a Stefan, Caroline intentó mantener la calma. Respira, Caroline, respira.

—Hola, Caroline. ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó Susy, la secretaria.

—Hola, Susy. Me gustaría dejar de ser porrista y, en su lugar, tomar Psicología.

Susy y Stefan la miraron como si le hubiese salido otra cabeza.

—Pero Caroline, tú eres la capitana. ¿Quién te va a sustituir?

—Podría ser Bonnie o Tamara.

—Está bien, dame un momento para corregir tu horario —dijo Susy, aún confundida.

—Listo, aquí tienes.

—Muchas gracias, Susy.

—¿Algo más, Caroline? Por favor, ¿puedes enseñarle la escuela al señor Salvatore?

—Claro, será un placer. Soy Caroline Forbes.

—Es un placer, Caroline. Soy Stefan Salvatore.

—¿Eres familia de Zack?

—Sí.

—Vamos primero a los casilleros.

Mientras lo guiaba por la escuela, escuchó la risa de Stefan. Caroline pensaba: Todo será diferente esta vez. No dejaré que mueras y tendrás tu final feliz, Stef, te lo prometo.

—Stef, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro.

—¿Por qué te mudaste a Mystic Falls?

—Quería un nuevo comienzo.

—Te entiendo.

Las horas pasaban lentamente, y Caroline no pudo evitar notar las miradas entre Stefan y Elena. Me siento tan mal por Stefan, pensaba. Después de todo, todos los doppelgängers son iguales.

Le escribió un mensaje a Bonnie:

Oye, Bon, ¿podemos reunirnos en tu casa? Tengo que hablar contigo de algo muy importante.

Claro, Caroline.

Cuando las clases terminaron, Caroline fue directamente a la casa de Bonnie. La primera persona a la que le diría la verdad sería a Bonnie y a su abuela. Bonnie no merecía sufrir todo lo que estaba por venir, así que le diría todo para que estuviera preparada.

—Hola, ¿está Bonnie? —preguntó Caroline al llegar a la casa de los Bennett.

—Sí, cariño. Pasa —respondió Sheila.

—Care, ya llegaste. ¿Vamos a mi habitación?

—No, Bonnie, lo que tengo que decir también necesita que esté tu abuela presente.

Bonnie y Sheila se miraron, sorprendidas, pero ambas asintieron. Sheila fue a buscar unas galletas mientras Caroline y Bonnie se sentaron.

—Bueno, ahora que estamos todos aquí... Bonnie, voy a hacerte una pregunta. ¿Crees en las brujas?

Sheila la miró, sorprendida. No esperaba que Caroline dijera eso.

—Las brujas no son reales, Caroline —respondió Bonnie, confundida.

—¿No lo son? —dijo Caroline, mirando directamente a Sheila.

—Care, pensé que me dirías qué estaba pasando.

—No es una tontería, cariño. Ya te lo he dicho antes: somos brujas —dijo Sheila, calmada.

—Estabas tomada, todo eso era mentira —respondió Bonnie.

—No, cariño, no era mentira —dijo Sheila.

—Señora Bennett, usted puede probarlo, ¿no es así? —preguntó Caroline.

Sheila miró a Caroline y, de repente, todas las velas de la habitación se encendieron.

Bonnie estaba en estado de shock.

—¿Pero qué demonios...? Caroline, ¿por qué no estás enloqueciendo?

—Es complicado. Sé que estás confundida, pero es cierto. Perteneces a un linaje muy poderoso de brujas.

Bonnie intentaba procesarlo todo.

—No puedo creerlo... ¿Soy una bruja? ¿Puedo volar en una escoba?

Caroline se rió.

—No, la mayoría de las cosas que dicen en la televisión son basura —dijo Sheila, sonriendo—. Lo único cierto es que los hechizos son en latín.

Caroline tomó aire profundamente.

—Ahora parece que Caroline tiene una historia que contar —dijo Sheila.

—Correcto —respondió Caroline—. Sé que esto suena extraño, pero soy del futuro.

—Eso no es posible, Care... ¿verdad? —preguntó Bonnie.

Sheila la miraba, pensativa.

—Nunca he oído hablar de algo así, pero para hacer un hechizo de tal magnitud se necesita mucha magia... Ni siquiera un aquelarre tiene suficiente poder. ¿Crees que has viajado en el tiempo, mi niña? —preguntó Sheila.

—Sí, más de una década en el futuro. Lo único que recuerdo es una luz cegadora, y luego desperté... en el pasado.

—Hay algo más, ¿cierto? —preguntó Sheila, notando la vacilación de Caroline.

—Yo... en mi línea de tiempo, yo era un vampiro —dijo Caroline, bajando la mirada.

Bonnie la miró, incrédula.

—¿Vampiros? —preguntó Bonnie, pálida—. ¿Esto es una broma?

— No es una broma Bonnie

—¿Qué quieres decir con eso? —dijo Bonnie nerviosa.

—Bueno, es similar a algunas películas. No podemos quemarnos al sol, a menos que tengamos unos anillos especiales creados por brujas.

—¿Quemar? —preguntó Bonnie.

—Sí, un movimiento incorrecto y ¡puf!

—¿Alguna vez…?

—No, no parece divertido.

—Me imagino que no —dijo Sheila—. Después de todo, estallan en llamas.

—Sí, si eso pasa, te convertirías en un vampiro asado a la parrilla —respondió Caroline.

—Caroline —dijo Bonnie.

—Lo siento.

—¿Qué más pueden hacer los vampiros? —preguntó Bonnie.

—Tienen súper velocidad, pueden obligar a los humanos... básicamente control mental —explicó Caroline.

Bonnie la miró muy fijamente, por lo que Caroline añadió:

—Las brujas no pueden ser obligadas. También existe una hierba llamada verbena, que si uno la ingiere, puede evitar la compulsión.

—¿Algo más?

—La sangre de los vampiros puede curar a las personas, pero si mueres con ella en tu sistema, te conviertes en vampiro.

—Así que morder no te convierte en vampiro —dijo Bonnie, pensativa.

—No, no es así. Si mueres con sangre de vampiro en tu sistema, sí. Aunque tienes 24 horas para beber sangre humana y completar la transición.

—¿Y si no la haces? —preguntó Bonnie.

—Mueres.

—Así que eras un vampiro antes de venir —dijo Sheila, con sorpresa.

—Sí, pero bebía sangre de bolsa. Sé lo que se siente ser utilizado por un vampiro, así que jamás le haría eso a alguien más.

La comprensión en el rostro de Sheila hizo saber a Caroline que no tenía nada de qué preocuparse.

—Tenías el control, mi niña —dijo Sheila.

—Sí, aparentemente ser fanática del control como humana tiene sus ventajas.

—Sé que es mucha información, Bonnie, pero debes saber la verdad para estar preparada para todo lo que va a suceder en esta ciudad.

—¿Todo lo que va a pasar? —preguntó Bonnie, alarmada.

—Sí, y todo por un doppelgänger.

—¿Qué diablos es un doppelgänger? —preguntó Bonnie, sorprendida.

—Alguien que nació como una réplica de otra persona que vivió hace dos mil años —explicó Caroline.

—Es una fecha muy exacta —dijo Sheila, intrigada.

—Sí, y todo lo que les contaré lo sé porque conocí a los primeros en llevar esas caras. Técnicamente, también hay un doppelgänger masculino.

—¿Qué más pasa? —preguntó Bonnie.

—Los Originales.

—¿Originales? ¿Qué son? —preguntó Bonnie.

—Los primeros vampiros. Así se hacen llamar: la Familia Original.

—¡Wow!

—Son un grupo de hermanos, pero no son tan malos como parecen —dijo Caroline.

—Luego están los viajeros, el aquelarre Géminis, sirenas, hasta el mismo diablo.

—¿Aquelarre Géminis? —preguntó Sheila.

—Sí, y por ellos tuve a mis hijas.

—¿Los vampiros pueden tener hijos? —preguntó Bonnie, incrédula.

—No, a menos que seas un híbrido de vampiro y hombre lobo.

—¿Es posible? —preguntó Bonnie.

—Sí, y mejor no preguntes cómo. De todos modos, las gemelas no eran biológicamente mías, pero fui su madre sustituta y me convertí en la única madre que conocieron.

—¿Cuántos años tenían? —preguntó Sheila.

—Trece años —respondió Caroline, omitiendo ciertos detalles.

Mejor no decirles toda la verdad, no aún.

—¿Entonces fuiste mamá y un vampiro? —preguntó Bonnie.

—Sí, madre de dos brujas.

—¡Santa mierda! ¿Y yo las conocía? —preguntó Bonnie, sorprendida.

—Sí, eras su tía.

—Genial.

—¿Sabes lo que te hizo volver al pasado? —preguntó Sheila, intrigada.

—No, lo único que recuerdo es que pedí un deseo —respondió Caroline.

—¿Qué deseo? —preguntó Sheila.

—Volver en el tiempo y cambiar todo. Luego una luz cegadora apareció y ahora estoy aquí.

Sheila y Bonnie me miraron sorprendidas.

—¿Por qué? —preguntó Bonnie.

—Porque todos los que amaba estaban muertos —respondió Caroline, con tristeza.

Bonnie y Sheila me veían con sorpresa y dolor en los ojos.

—Sé que fue estúpido, pero deseé volver en el tiempo para poder salvar a todos.

Después de unos minutos, Sheila me preguntó:

—¿Y cuál es el plan?

—Quiero volver a ser vampiro.

—Tienes la oportunidad de ser humana otra vez y ¿quieres ser vampiro? —preguntó Sheila, asombrada.

—Sí, en el futuro tuve la oportunidad de volver a ser humana, pero nunca la tomé.

—¿Por qué? —preguntó Sheila.

—Me encanta ser vampiro. Es lo que soy.

—¿Y cuál es el plan después de todo? —preguntó Sheila.

—Evitar que las personas que me importan mueran.

—¿Quiénes mueren? —preguntó Sheila, con el rostro serio.

—Todos —respondí, mirándola directamente—. Tú también.

—¿Qué? —Bonnie tenía una mirada de miedo—. ¿Cómo?

—No sé exactamente cómo pasó. No estaba involucrada en ese momento, pero lo único que sé es que usaste demasiada magia —dije, mirando a Sheila.

—Abuela...

—Estoy aquí, cariño. Eso no sucederá.

—Tiene razón, Bonnie. Ahora lo sabes, puedes cuidarte —le aseguré.

—Está bien.

Después de terminar de hablar con Bonnie y su abuela, regresé a mi casa.

Mañana sigue Stefan y Enzo.

Lo salvaré a todos, lo juro.

Notes:

Esta historia también la pueden encontrar en Wattpad mi usuario es Darle06001

Muchas gracias por leer.
Comenten para saber qué le gusta la hstoria o ideas o opiniones constructivas
Sus opiniones negativas se pueden ir por donde vinieron.

He tratado de editar las faltas ortográficas, pero si encuentran no duden en decirme.

Por favor ser respetuosos.

Chapter 2: El Comienzo

Chapter Text

—¿Por qué todo es tan difícil?

—Buenos días, Elena.

—Buenos días, Carolina. ¿Cómo fue tu noche?

—Muy bien.

Veo a Stefan venir hacia nosotras.

—Buenos días, chicas.

—Buenos días, Stef.

—¿Stef? —pregunta Elena, confundida.

—Es un apodo, porque ahora somos mejores amigos, ¿verdad, Stef?

Stefan me mira como si estuviera calculando las palabras que va a decir.

—Así es, Care.

Elena tiene una expresión neutra en su rostro.

—Qué bien...

—Pues nos vemos más tarde, chicos.

He logrado conseguir la verbena, gracias a Dios. Antes muerta que volver a ser una bolsa de sangre. No pienses en eso, Caroline.

Ahora tengo que hacer un plan para salvar a Enzo. Pero en este momento, Stefan no es de mucha ayuda y Damon, bueno... Damon es Damon. ¿Qué hago? No puedo salvar a Enzo sola, soy una simple humana, pero aun así debo hacerlo. Se lo debo. Enzo fue un amigo muy leal, así que debo devolverle esa lealtad. Damon tendrá que ser de utilidad... espero que no me mate.

Con suerte estará en la mansión Salvatore. Tú puedes, Caroline, solo tienes que tocar la puerta.

Toc, toc.

Veo a Damon abrir la puerta, con una sonrisa coqueta.

—Pero, ¡qué cosita más sabrosa!

—Hola, soy Caroline, y necesito hablar contigo.

—Soy Damon, pero eso ya lo sabías. ¿Qué quieres conmigo? —La forma en que lo dice me pone los pelos de punta.

—Primero que todo, sé que eres un vampiro. Y antes de que empieces a atacarme, tengo a dos brujas Bennett de mi lado, así que, si fuera tú, lo pensaría dos veces antes de hacer cualquier cosa.

Puedo oír las ruedas del cerebro de Damon girando.

—Bueno, bueno... Así que eres un humano muy interesante, Blondie.

Sí, es el mismo Damon de siempre. Nunca cambia, y nunca creí que diría esto, pero me alegra.

—Entonces, ¿puedo pasar? Tenemos asuntos que tratar, tú y yo.

—Mi casa es tu casa.

—Ahora que estamos cómodos, es hora de negociar. Tú y yo tenemos un amigo en común, Damon. Un amigo al que le debes mucho.

Damon se queda quieto, observándome.

—Lo dudo mucho, Blondie. Creo que te equivocaste de persona.

—¿Qué te recuerda el nombre Lorenzo St. John? O mejor conocido como Enzo.

Dios mío, en los años que llevo conociendo a Damon, jamás lo vi así. Su rostro era pura conmoción y miedo. Antes de que pudiera hablar, Damon me tenía clavada contra la pared.

—¿Qué sabes? —me dice con rabia.

—Lo sé todo, Damon Salvatore. Prisionero de Augustine, 1953-1958. ¿Te recuerda algo? Compañero de celda de Lorenzo St. John, a quien abandonaste porque preferiste apagar tu humanidad antes que salvar a tu amigo. Lo traicionaste.

—¡Cállate! Enzo está muerto.

Me río sin humor.

—¿En serio eso es lo que crees? ¿No pensaste que los encargados de Augustine llegarían a tiempo para apagar el fuego y salvarían a Enzo?

Puedo ver el remordimiento en la cara de Damon. Su humanidad está volviendo.

—¿Enzo está vivo? —Damon me pregunta con una mirada llena de esperanza y miedo. Yo asiento con la cabeza—. ¿Está vivo?

—Sí, lo está. Y lo vamos a salvar.

Chapter 3: Los Hermanos Salvatore

Chapter Text

—¿Qué?

—Vamos a rescatar a Enzo.

—¿Cómo sabes todo esto? —me pregunta Damon, lleno de duda.

¿Qué digo? ¿Qué digo?

—Soy una vidente, puedo ver el pasado y el futuro.

—Estás mintiendo. Puedo escuchar cómo tu corazón se acelera.

Malditos sentidos de vampiro.

—¿Quieres que te lo demuestre?

Damon se queda unos momentos observándome.

—Está bien, demuéstramelo.

—Damon y Stefan Salvatore, hijos de Giuseppe y Lillian Salvatore, convertidos en vampiros con la sangre de Katerina Petrova, mejor conocida como Katherine Pierce. Ambos asesinados por su padre mientras intentaban salvar a Katherine. Y, como dato extra, tu hermano menor, Stefan Salvatore, es mejor conocido como el Destripador de Monterrey. ¿Eso está bien o necesitas más información?

Damon me mira horrorizado, sin palabras.

—Imposible...

—Creo que has demostrado que lo imposible no existe, después de todo. Eres un vampiro. Si existen vampiros, brujas, hombres lobo, herejes e híbridos, ¿por qué no una vidente?

—Espera... ¿los hombres lobo son reales? ¿Por qué nunca había oído de ellos? ¿Y qué diablos es un híbrido y un hereje?

—Sí, los hombres lobo existen. Nunca has oído de ellos porque casi están extintos. Han sido cazados por vampiros durante siglos.

—¿Por qué?

—Porque una mordedura de hombre lobo es fatal para un vampiro, y aún no hay una cura para ello.

—¿"Aún"? Y sigo preguntando, ¿qué diablos es un híbrido y un hereje?

—Demasiadas preguntas. Vamos a lo que nos interesa: Enzo.

Damon me lanza una mirada que claramente dice: "Esta conversación no ha terminado".

—Está bien... ¿y cómo lo haremos, Blondie?

—Tenemos que trazar un plan. Mañana habrá una fiesta de regreso a clases en la Universidad Whitmore. Nos colaremos y, mientras los adolescentes se emborrachan, salvamos a Enzo. Y, si es posible, quemamos el laboratorio. ¿Qué piensas?

—Es un buen plan.

—Pues tengo que irme antes de que Stefan llegue. Ah, Damon, una cosa más. ¿Recuerdas a Maggie? La chica de la que Enzo estaba enamorado.

—Sí, ¿por qué?

—Porque tú la mataste.

La cara de Damon es impagable.

—Así que, si fuera tú, empezaría a preparar un buen discurso de disculpa para Enzo. Adiós, Damon.

Dios, por fin llegué a casa. Estoy tan cansada. Hoy ha sido un día agotador, solo quiero dormir.

Toc, toc.

¿Quién diablos es a esta hora?

—¡Ya voy! —grito—. ¿Stefan?

—Hola, Caroline, ¿podemos hablar?

—Claro, Stefan, pero no puedo invitarte a entrar.

Stefan me mira confundido.

—Eres un vampiro, Stefan. Lo sé.

—¿Cómo lo sabes?

—Soy una vidente. Sé que estás aquí por Elena y su parecido con Katherine.

Stefan está aturdido.

—Guao... —es lo único que logra decir.

—¿Quieres que te lo demuestre un poco más o así está bien?

—Bueno... no sé. ¿Qué más sabes? —Stefan está nervioso.

Salgo afuera, me siento en el porche y le indico a Stefan que se siente a mi lado.

—Stefan Salvatore, hermano de Damon Salvatore, hijo de Giuseppe y Lillian Salvatore. Convertido en vampiro con la sangre de Katherine Pierce, mejor conocido como el Destripador de Monterrey. Actualmente en la "dieta de Bambi" —bromeo, y Stefan se ríe.

—Realmente eres una vidente.

—Lo soy. Puedo ver el pasado y el futuro.

—Guao, no tengo palabras.

—¿Y por qué viniste a mi casa, Stef?

—Necesitaba un amigo. Y, como dijiste que éramos amigos...

—Pues, ¿de qué quieres hablar?

—No sé qué me pasa... me gusta Elena, y todo es tan genial que tengo miedo de que algo malo pase.

¿Se lo digo o no se lo digo?

—¿Qué pasa, Caroline?

—Elena elige a Damon —digo a una velocidad que solo un vampiro podría entender.

—¿Qué?

—Lo siento, Stefan. Sé que te duele, pero te diré un secreto: en algún lugar hay una chica muy hermosa que te está esperando. Una chica que te ha amado durante más de 90 años.

Nunca fui muy amiga de Rebekah, pero después de todo lo que sucedió, y tras la muerte de Klaus, me hice muy amiga de ella y de Kol. Quién lo diría.

Stefan me mira sorprendido, pero no dice nada. Solo se queda mirando y luego voltea para ver el cielo.

—Gracias, Caroline.

—Para eso están los amigos, Stefan. Y quiero que sepas que, si me necesitas, siempre estaré aquí.

Chapter 4: Rescatando a Enzo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Dios, me acosté súper tarde luego de que Stefan se fue.

Suena mi celular.

Bon: —Debemos hablar.

Care: —Claro, ¿dónde?

Bon: —Te estoy recogiendo para ir juntas a la escuela, llego en 20 minutos.

Care: —Ok.

Exactamente 20 minutos después, escucho a Bonnie tocando la bocina.

—Dios mío, Care, no tienes ni idea de todo lo que he estado aprendiendo con mi abuela —dice Bonnie emocionada mientras subo al auto.

—Buenos días a ti también, Bon —le respondo, sonriendo.

—Oh, buenos días, Care —veo cómo Bonnie se sonroja.

—Como te decía, mi abuela me ha estado enseñando magia y contándome los orígenes de nuestra familia. ¿Sabías que mi familia viene de Salem?

—Lo sé, Bon. Las brujas Bennett son consideradas realeza entre las brujas, ya que son uno de los tres linajes más poderosos que han existido.

—Cierto, lo del futuro... pero aun así, esto es increíble.

Bonnie pasa todo el camino contándome todo lo que su abuela le ha estado enseñando.

Antes de entrar a la escuela, me detengo.

—Bon, antes de entrar, necesito decirte algo más... Stefan es un vampiro.

—¿Qué?

—Y su hermano Damon también.

—¿Elena lo sabe?

—Lo descubrirá.

—Está bien...

—Una cosa más, necesito que hagas algo por mí.

—Claro, lo que sea.

Las horas pasaron rápido después de eso.

—Caroline —escucho a una chica llamarme.

—¿Sucede algo, Trixie?

—Tu novio te está buscando.

—¿Mi novio? —le pregunto, confundida.

—Sí, ahí está —me señala. Veo a Damon. Ese hijo de puta... me las va a pagar.

—Muchas gracias, Trixie.

Me acerco a Damon.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —le digo, molesta.

—Hola a ti también, Blondie.

—En serio, Damon, ¿qué estás haciendo aquí?

—Vine a recogerte para ir a salvar a Enzo.

—Lo sé, pero ¿por qué le dijiste a esa chica que soy tu novia?

—Para molestar a mi hermano.

—En serio, qué maduro de tu parte, molestar a tu hermano menor. Antes de irnos, tengo que pasar por mi casa y arreglarme.

—Pero si así te ves bien —me dice, y le doy una mirada que, si pudiera matar, ya estaría bajo tierra—. Está bien, no me mires así.

—Espérame aquí, en 30 minutos vuelvo.

Subo rápido a mi habitación, saco unos pantalones negros ajustados y una blusa azul. Me pongo unas botas negras y tomo el arma de reserva que mi madre tiene escondida, que supuestamente no debería saber dónde está.

—Ya estoy lista.

—¿De dónde sacaste un arma? —me pregunta Damon, sorprendido.

—Sabes que mi madre es la sheriff, ¿verdad?

—Sí, lo sé.

—Ahí está tu respuesta. Nos vamos.

El viaje fue en un silencio cómodo, algo raro considerando que Damon está aquí.

—Hemos llegado —me dice Damon, deteniendo el auto.

Mientras Damon va a buscar no sé qué cosa, me quedo observando el campus.

—Liv y Luke —susurro para mí misma.

—¿Los conoces?

Maldita sea, qué susto.

—¡Casi me matas del corazón, soy humana, Damon! —le reprocho—. Hablando de humanos, ¿trajiste sangre para Enzo?

—Sí, pero aún no has contestado mi pregunta. ¿Los conoces?

—Aún no.

—¿Los has visto en tus visiones? —deduce Damon.

—Sí. Vamos, es hora de salvar a Enzo.

—He obligado a varios universitarios para que nos ayuden en todo esto.

—Perfecto, vámonos.

Logramos colarnos en los laboratorios. Jamás creí que diría esto, pero... gracias, universitarios y sus locas fiestas.

—Esto es aterrador. ¿Oyes algo?

—No.

—¿Cuál es el código?

—¿Por qué me preguntas eso a mí?

—Eres la vidente —dice Damon con su usual sarcasmo.

Gracias a Dios recuerdo la contraseña.

—Listo.

Jamás creí que volvería a este lugar.

—Vamos, encontramos a Enzo y nos largamos de aquí —le digo a Damon.

—Enzo, ¿eres tú?

—Eres un ángel —me dice Enzo, y me río.

—No, soy Caroline, y vine a sacarte de aquí.

—Hola, Enzo.

—Damon... —dice Enzo, con rabia en su voz.

—Ok, sé que ambos tienen asuntos pendientes, pero necesitamos salir de aquí antes de que alguien venga, ¿ok?

Ambos me miran y asienten con la cabeza.

—¿Dónde están las bolsas de sangre, Damon?

—Aquí.

—Toma, Enzo —le digo, pasándole las bolsas.

Mientras Enzo se toma todas las bolsas de sangre, me dedico a destruir todo lo relacionado con el suero del destripador de vampiros.

—Ahora, ¿cómo quemamos todo esto?

—Ya lo tengo todo cubierto, Blondie.

—Ok, pues vámonos.

Esto fue muy fácil... demasiado fácil. Estoy segura de que, de aquí en adelante, todo se complicará.

Notes:

Recordarles qué está historia se encuentra en Wattpad Darle06001
Gracias por leer🥰💕

Chapter 5: Los Villanos Me Aman

Chapter Text

 

"Mueres siendo un héroe, o vives lo suficiente para ser un villano." —Christian Bale

 

Siempre he odiado los silencios, y este me está matando. Hemos estado en silencio desde que salimos del laboratorio, y es un maldito silencio incómodo.

 

—¡Por amor al Diablo, digan algo! —exclamó finalmente, incapaz de soportarlo más.

 

Ambos me miran como si estuvieran loca.

 

—Me abandonó por más de 50 años —dice Enzo, rompiendo el silencio.

 

—Lo siento... lo siento de verdad —responde Damon, bajando la mirada.

 

—Bueno, eso llegó demasiado tarde.

 

—Si hubiera sabido que estabas vivo, habría ido por ti —dice Damon, con cierto arrepentimiento en la voz.

 

—Y ¿cómo lo descubriste? —pregunta Enzo, todavía desconfiada.

 

Damon duda por un segundo, pero antes de que pueda responder, siento la mirada de Enzo sobre mí.

 

—Disculpa, ángel, pero... ¿cómo sabías que estaba ahí abajo? —me pregunta, intrigado.

 

—Ella es vidente —responde Damon por mí, quitándome el peso de tener que explicarlo.

 

Enzo me mira, sorprendido.

 

— ¿Es una broma? —pregunta, incrédulo.

 

Suspirando, ruedo los ojos.

 

—¿Por qué cada vez que digo que soy vidente, todos piensan que es una broma?

 

—Ella no bromea, Enzo —interviene Damon.

 

—Está bien... pero eso no explica por qué me salvaste —insiste Enzo.

 

—Te vi. Nos conoceremos en el futuro, y seremos buenos amigos. Serás uno de los amigos más leales y nobles que tendré, así que por esa razón no podía dejarte ahí. Pero como soy una simple humana, necesitaba ayuda extra... Ahí es donde entra Damon —explíco, sonriendo un poco.

 

Enzo me mira sorprendido, y puedo ver una expresión de aprecio en sus ojos. Después de eso, el viaje continúa en silencio, pero esta vez es un silencio cómodo.

 

—Hemos llegado a tu casa, Blondie —anuncia Damon.

 

—Está bien. Gracias por el viaje —digo, mientras me dispongo a bajar del coche, pero me detengo al recordar algo—. ¡Casi lo olvido! Esto es para ti, Enzo —le digo, entregándole un anillo de luz diurna.

 

—Gracias, ángel —responde Enzo, mirándome con gratitud.

 

—Y algo más... traten de no matarse. Y Enzo, no apagues tu humanidad, porque si lo haces, tendrás a una vidente ya dos brujas Bennett tras de ti, ¿entendido?

 

Tanto Enzo como Damon me miran con expresiones de sorpresa. Damon entiende por qué lo dije.

 

—Lo entiendo, ángel —responde Enzo con una sonrisa ligera.

 

—Adiós a ambos. Nos vemos mañana.

 

Los veo alejarse y entrar en mi casa.

 

—Mamá, ¿estás en casa? —pregunto, pero como siempre, no está.

 

De repente, todo cambia.

 

—Hola, ¿hay alguien aquí? ¿Dónde estoy diablos?

 

Esto es un sueño... tiene que ser un sueño. Todo se siente demasiado irreal. Escucho algo moverse detrás de mí.

 

— ¿Quién está ahí? —pregunto con el corazón acelerado.

 

—Hola, amor —responde una voz familiar.

 

—¿Klaus? —susurro, sin creerlo.

 

—Sabes quién soy... fantástico —dice Klaus con su característica sonrisa.

 

—Esto es un sueño, solo un sueño, y ya voy a despertar —me digo a mí misma, tratando de calmarme.

 

Klaus me mira como si me estuviera analizando.

 

—Eso crees, ¿amor? ¿Que esto es solo un sueño? —Klaus me empuja contra la pared y pone su mano en mi garganta—. ¿Eres una bruja? ¡Dímelo! —grita, furiosa.

 

—Me llamo Caroline, y no soy una bruja, solo soy una simple humana —respondo con dificultad, tratando de respirar. Klaus me suelta, aunque sigue dudando de mí.

 

—¿Cómo sabes de mí si no eres una bruja? Y créeme, amor, no eres simplemente humana.

 

Dios, ¿por qué me pasa esto a mí? Sabía que eventualmente tendría que ver a Klaus, pero no esperaba que fuera tan pronto. No puedo mentirle, él lo sabrá, pero tampoco puedo decirle la verdad.

 

—Conozco a dos brujas Bennett, y mi familia sabe acerca de lo sobrenatural. Por eso sé de ti y de tu familia.

 

Al mencionar a su familia, Klaus me suelta por completo y me observa como si fuera una presa.

 

—Pero hay algo más, ¿cierto, amor? Puedo verlo de la manera en que tu corazón se acelera.

 

Antes de poder responder, escucha la voz de mi madre.

 

—Caroline, despierta, vas a llegar tarde a la escuela.

 

Solo fue un sueño... pero se sintió tan real.

 

El día ha sido demasiado lento.

 

—Caroline, ¿estás bien? —me pregunta Vicki, al encontrarnos en los pasillos.

 

—Sí, ¿y tú? Oí que fuiste atacada en el bosque.

 

—Estoy mejor, gracias.

 

—Vicki... lo siento.

 

—¿Disculpa?

 

—Por haber sido una perra contigo todos estos años. Lo siento. Sé que lo has pasado mal por culpa de tu madre y que has tenido que cuidar de Matt y de ti misma. Lo siento mucho. Si necesitas una amiga, aquí estoy. De nuevo, lo siento.

 

Vicki me mira con lágrimas en los ojos.

 

—Gracias, Caroline —me dice, con la voz quebrada.

 

De repente, veo a Damon y Enzo acercándose.

 

—Hola, rubia —saluda Damon.

 

—Hola, ángel —añade Enzo.

 

—Hola a ambos. ¿Qué necesitas de mí? Y me alegra saber que no se han matado entre ustedes.

 

—¿Por qué crees que necesito algo de ti? —pregunta Damon, con su habitual tono sarcástico.

 

Lo miro con una expresión de "en serio, ¿tienes que preguntar?".

 

—Vale, siempre me das esa mirada —dice Damon, rindiéndose.

 

—Sabes por qué —le respondió, cruzando los brazos.

 

Enzo solo nos observa, con una expresión imposible de descifrar.

 

—¿Y tú, Enzo? ¿Cómo te estás acostumbrando a todo esto?

 

—Aunque todo es tan diferente, me estoy acostumbrando bien. Quería agradecerte formalmente por haberme salvado.

 

—Siempre, Enzo. Para eso están los amigos.

 

Enzo me sonríe.

 

—Ahora que hemos terminado de dar las gracias, podemos hablar de negocios —dice Damon, rompiendo la atmósfera.

 

—¿Qué negocios? —pregunta Enzo, levantando una ceja.

 

—Salvar a Katherine.

 

—Bueno...

 

—¿Qué sabes, Blondie? —me pregunta Damon, claramente impaciente.

 

—Damon, necesito que te relajes. Antes de decirte algo, tú y yo vamos a hacer un trato.

 

—Te escuché.

 

—No tienes permitido lastimar o matar a Vicki, Matt, Tyler, mi madre, Jeremy, Jenna, Mason Lockwood y Lexi. Si las últimas, te arrepentirás. No olvides que puedo ver tu pasado y tu futuro.

 

— ¿Y qué pasa con Elena y la bruja Bennett? ¿Y cómo conoces a Lexi? —me pregunta Damon, desconfiado.

 

—Sé con certeza que no vas a lastimar a Elena, y también sé que Bonnie puede cuidarse sola. Dudo que quieras provocar a las brujas Bennett. Sé que eres muchas cosas, Damon, pero no eres estúpido. Y en cuanto a la hermosa Lexi... olvidaste que soy vidente. Sé que para ti soy una simple humana, pero sé cosas que incluso pueden hacer temblar a las brujas. No lo olvides.

 

Damon y Enzo me observan como si estuvieran viendo a alguien con mucho poder.

 

¿Tenemos un trato o no? —preguntó con firmeza.

 

—Tenemos un trato. Ahora diez centavos.

 

—Primero que todo... Enzo, agarra a Damon con fuerza.

 

Enzo y Damon me miran, pero aún así, Enzo obedece y sujeta a Damon.

 

—Katherine no está en la tumba.

 

 

Chapter 6: La Sobreviviente "Katerina Petrova"

Notes:

Holaa
Este es el último capítulo que subo hoy
Mañana seguiré subiendo, si no pasa nada
Espero qué no

Muchísimas gracias a todos los que han leído y a los qué han comentado y dado kudos les agradezco muchísimo 💕💜

Chapter Text

"Los sobrevivientes no siempre son los más fuertes; a veces son los más inteligentes, pero más a menudo simplemente son los más afortunados". Carrie Ryan.

 

—Katherine no está en la tumba —digo finalmente.

 

Es como si todo a nuestro alrededor se hubiera detenido. Solo hay silencio, hasta que Damon, por fin, puede hablar.

 

—Ja, ja, ja, ja —Damon se ríe, pero cuando ve que no me estoy riendo con él, se detiene en seco—. Estás mintiendo —grita, y todos en el bar se nos quedan viendo. Si no hubiera sido por Enzo, que lo sostiene, Damon ya me habría atacado.

 

—No lo estoy. Katherine necesitaba huir antes de que el lobo feroz la encontrara, así que fingio su muerte. Lo siento mucho, Damon, pero Katherine no está en la tumba. Katherine no ama a nadie más que a ella misma. Es un sobreviviente, y lo único que le importa es sobrevivir, nadie más. ¿Quieres matarme, lastimarme porque estás enojado? Pues hazlo, pero lo que digo es verdad. Y si no me crees ahora, pronto lo harás porque Kitty Kat vendrá a la ciudad. Pero si todavía dudas, no te preocupes. La tumba será abierta por las brujas Bennett y tú mismo lo verás.

 

Hago una pausa, y le lanzo una última mirada antes de irme.

 

—Adiós, y no olvides nuestro trato.

 

Dejo a un Damon aturdido y un Enzo conmocionado. Estoy agotada. Todo esto me tiene cansada, tanto física como emocionalmente. Decidí dirigirme a la casa de Bonnie para hablar con Sheila sobre el sueño que tuve con Klaus.

 

Toco el timbre, y Sheila abre la puerta.

 

—Hola, mi niña.

 

—Hola, abuela.

 

—Bonnie no está.

 

—Necesito hablar contigo. Es algo muy importante.

 

Sheila se aparta de la puerta, haciendome una señal para que entre.

 

—Vamos a sentarnos. ¿De qué quieres hablar?

 

Respiro hondo antes de empezar.

 

—Tuve un sueño, pero se sintió demasiado real. ¿Alguna vez has oído hablar de Niklaus Mikaelson, mejor conocido como Klaus, el híbrido original?

 

Sheila me mira sorprendida.

 

—Así que soñaste con él.

 

-Si.

 

—En tu línea de tiempo, ustedes dos se conocieron.

 

—Sí, nos conocíamos... muy bien —digo, con un leve tono de nostalgia. Sheila levanta una ceja, intrigada, pero no me interrumpe—. Sabes acerca de la maldición que Klaus tiene, la cual fue puesta por su propia madre para encerrar a su lobo interior, ¿cierto?

 

—Sí, lo sé.

 

—Para romper la maldición, se necesitaban varios ingredientes: la piedra lunar, un lobo, un vampiro, una bruja y el ingrediente más difícil de conseguir, un doppelgänger humano. —Sheila sigue observándome, pero no me detiene—. Yo era el vampiro que originalmente iba a usar para que Klaus rompiera la maldición, pero fui rescatada a tiempo por Damon Salvatore.

 

Al mencionar el nombre de Damon, Sheila frunce el ceño, sorprendida.

 

—Lo importante es que, después de todo eso, pasaron muchas cosas en Mystic Falls, y Klaus y yo nos hicimos... amigos, por así decirlo. Él me prometió ser mi último amor —confieso, con la voz llena de nostalgia.

 

Sheila me observa, ligeramente sorprendida por esta última parte.

 

—Pero antes de que pudiera cumplir su promesa, murió protegiendo a su hija. Así que... ¿tienes alguna idea de por qué puedo ver a Klaus en mis sueños?

 

Sheila guarda silencio por unos segundos, como si estuviera procesando todo lo que le he dicho. Finalmente, me hace una pregunta que no esperaba.

 

—Te haré una pregunta, mi niña, y me tienes que contestar con la verdad —dice Sheila, seria. Asiento lentamente, otorgando permiso para continuar—. ¿Amas al híbrido original?

 

Me quedo quieta, como una estatua. No quería admitirlo, pero la verdad sale de mis labios antes de que pueda detenerla.

 

-Si.

 

Sheila me sonríe suavemente, como si hubiera encontrado la respuesta que buscaba.

 

—Ahí está tu respuesta. Tu deseo fue poder cambiar todo y salvar a las personas que amas. Tú y el híbrido original tienen un vínculo.

 

Siento que el peso de sus palabras cae sobre mí.

 

—Yo amé primero al monstruo y luego al hombre que había dentro de él... pero cuando me di cuenta, ya era muy tarde —le confieso, y noto que las lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos—. Soy una mala amiga, y una mala persona, por haberme enamorado de un monstruo.

 

Sheila me observa con ternura y comprensión.

 

—No eres un monstruo, ni una mala amiga, Caroline. No podemos elegir a quién amamos. Y por lo que me cuentas, él fue diferente contigo. Te mostré su humanidad cuando a los demás les mostró un monstruo. Así que no quiero oír que te llamas a ti misma un monstruo.

 

Me cuesta contener el llanto, pero sus palabras me reconfortan de una manera que no esperaba. Finalmente, me acerco a ella y la abrazo.

 

—Gracias, abuela.

 

—Siempre, mi niña de luz.

Después de hablar un rato más con Sheila, me dirijo a casa. Estoy agotada, tanto física como emocionalmente. Mientras me preparo para lo que viene, incluyendo a Katherine, sé que una cosa es segura: debo volver a ser un vampiro.

 

 

 

Chapter 7: Lexi

Notes:

Buenos días, Buenas tardes y Buenas noches
Hemos empezado otro maravilloso día y comenzamos subiendo un nuevo capítulo 🎉🥳

Recuerden que pueden comentar y dejar su kurdo, se los agradecería muchísimo 💕

Recordar que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas, cualquier opinión negativa se puede ir por donde vino.

Siempre ser respetuosos con los demás.

Muchísimas gracias a tod@s los que han comentado y dejado su kurdo, se los agradezco muchísimo 💕🥰

Chapter Text

La lealtad significa darme tu opinión honesta, ya sea que pienses que me gustará o no. (General Colin Powell)

 

Damon mató al profesor Tanner, aunque a nadie parece importarle. Stefan me contó que Elena ya sabe que es un vampiro, y hoy es el cumpleaños de Stefan, lo que significa que aparecerá Lexi. No he vuelto a soñar con Klaus desde entonces.

 

Voy de camino a la pensión Salvatore. Hace más de tres días que no hablo con Damon, desde que le conté lo de Katherine. He estado ocupada ayudando a Enzo a adaptarse a este nuevo siglo. Al llegar, veo el coche de Elena aparcado afuera.

 

Toco la puerta. Elena abre.

 

-Caroline, ¿qué haces aquí? -pregunta con una expresión extrañada. Según lo que me dijo Stefan, ellos deberían haber terminado ya.

 

-Damon, el hermano mayor de Stefan, me pidió que le organizara una fiesta de cumpleaños, así que aquí estoy. ¿Y tú?

 

-Solo vine a felicitar a Stefan, pero ya me iba. Nos vemos luego.

 

-Adiós -le digo mientras se va-. ¡Stefy, estoy en casa! -grito con entusiasmo, justo cuando veo a Stefan bajar las escaleras con una chica rubia a cuestas. -¡Feliz cumpleaños número 162! -Me lanzo a abrazarlo mientras Lexi se ríe.

 

-Gracias, Care -dice Stefan, soltando una risa mientras me suelta del abrazo.

 

Me giro hacia la rubia.

 

-Hola, me llamo Caroline Forbes.

 

-Hola, soy Lexi Branson. ¿Sabes sobre los vampiros?

 

-Sí, conozco a muchos seres sobrenaturales.

 

Lexi me mira intrigada.

 

-Bueno, tengo unos regalos. No sabía qué regalarte, Stefan, así que pensé: ¿por qué no regalarte a tu mejor amiga? -Stefan y Lexi me miran con extrañeza-. Aquí está, Lexi le entrego una caja.

 

Lexi la abre y veo cómo la conmoción y la emoción llenan sus ojos.

 

-¿Te gusta?

 

Lexi se queda sin palabras.

 

-Son... anillos de luz diurna -dice, conmocionada.

 

-Sí. Hay uno para ti y otro para otro vampiro al que quieras dárselo.

 

Lexi me abraza con fuerza.

 

-Gracias, gracias, un millón de gracias.

 

-Póntelo.

 

Veo cómo Lexi se pone el anillo y sale al sol.

 

-Dios, hacía mucho que no sentía el sol dice, con lágrimas de emoción en los ojos.

 

Sonrío al verla tan feliz, pero el deber me Ilama.

 

-Bueno, ahora que todo está resuelto, la fiesta es a las 4 en el Mystic Grill. Por cierto, ¿dónde está el gilipollas de tu hermano?

 

Stefan y Lexi me miran, sorprendidos.

 

-¿Damon te está haciendo algo? -pregunta Stefan, preocupado.

 

-No, Damon no me haría daño. No es estúpido, sabe que si me lastima tendrá a dos brujas Bennett tras de él. Además, me debe un favor. Salvé a un amigo suyo y conozco muchos de sus secretos.

 

Stefan asiente, comprendiendo de qué hablo, mientras Lexi parece perdida y curiosa.

 

-Soy una vidente -le aclaro a Lexi, quien me observa con más detenimiento.

 

-¿Por eso sabías que no tenía un anillo de luz diurna? ¿Y por eso me diste otro, porque sabías que tengo pareja? -Lexi, siempre tan perspicaz.

 

-Así es. Y otro consejo: ten cuidado con Damon y una estaca de madera en el corazón.

 

Stefan se congela en su lugar, y la cara de Lexi se vuelve pálida.

 

-Adiós, voy a ver si encuentro al gilipollas de tu hermano antes de que cometa un error.

 

Voy al Mystic Grill y encuentro a Damon.

 

-¿No es un poco temprano para emborracharse? -le digo.

 

-¿No deberías estar en la escuela? responde con sarcasmo.

 

-Alguien mató a mi profesor de historia, así que tengo las dos primeras horas libres. ¿Estás bien? -le pregunto, notando su expresión apagada.

 

-Lo que me dijiste sobre Katherine es cierto. Tengo un amigo que me debía un favor, y me dijo que la vio hace unos cinco años.

 

-Lo siento, Damon.

 

-¿Alguna vez me amó? -me pregunta, con tristeza en los ojos.

 

-Katherine Pierce no ama a nadie más que a sí misma.

 

Damon me mira, esbozando una sonrisa triste.

 

-No olvides nuestro trato, Damon. Lexi no se toca. Si quieres que mi madre te permita entrar al consejo, encuentra a un violador, convíertelo en vampiro y mátalo frente a ella. ¿Entendido?

 

-Sí, jefa, lo entiendo.

 

-La fiesta de cumpleaños de Stefan es a las 4. Nos vemos más tarde.

Chapter 8: Annabelle Zhu y los vampiros de la tumba

Chapter Text

"Las palabras no son suficientes para expresar el amor incondicional que existe entre una madre y una hija." Caitlin Houston

 

Todo salió bien. Lexi se fue a salvo, prometió volver y, de hecho, nos hicimos amigas. Me dio su número para mantenernos en contacto. Damon cumplió con su parte del trato: mató a un violador que convirtió en vampiro, y ahora forma parte del consejo. Anna ya está en la ciudad, y le dije a Bonnie y Sheila que no era necesario abrir la tumba si no querían. Sin embargo, decidieron que lo harían, canalizando la luna llena para lograrlo.

 

Además, he estado soñando con Klaus toda la maldita semana. Se podría decir que somos amigos... al menos en mis sueños.

 

-Hola, Klaus.

 

-Hola, amor -me responde con su característica sonrisa de hoyuelos.

 

-¿Qué vamos a hacer hoy? -pregunto, tratando de mantener la calma.

 

-Podemos ir a donde quieras, amor: París, Roma, Tokio... -me dice mientras me muestra la Torre Eiffel.

 

Me congelo en mi lugar, y mi corazón late a mil por segundo.

 

-¿Estás bien, amor? -pregunta Klaus con una voz burlona, notando mi reacción.

 

Necesito que Klaus confíe en mí, pero no puedo revelarle todavía que vengo del futuro. Tendré que darle una excusa que ya he usado antes.

 

-Klaus-susurro apenas.

 

En un instante, Klaus está a mi lado, sosteniendo mi rostro con sus manos.

 

-¿Qué sucede, amor?

 

-Tengo que contarte algo -lo miro fijamente mientras él me observa expectante-. Soy una vidente.

 

Klaus retira sus manos de mi rostro, desconcertado.

 

-¿Es una broma, amor?

 

Lo corto antes de que pueda continuar.

 

-Niklaus Mikaelson, hijo de Esther Mikaelson. Padrastro, Mikael Mikaelson. Tu padre biológico es Ansel, quien era un hombre lobo y el antiguo Alfa de la manada del Noreste Atlántico. Tu madre tuvo una aventura con él. Eres el cuarto hijo. Tus hermanos son Freya Mikaelson, Finn Mikaelson, Elijah Mikaelson, Kol Mikaelson, Rebekah Mikaelson y Henrik Mikaelson. Cuatro de ellos son vampiros, conocidos como los vampiros originales, o la familia original.

 

Klaus me mira, completamente aturdido.

 

-¿Qué más sabes? -me susurra.

 

El sueño comienza a desvanecerse y me despierto. Hoy será un día largo.

 

Mensaje de Bonnie: Me han secuestrado a mí y a Elena. Ni siquiera pensaron en quitarme el móvil. Qué estúpidos. ¿Qué hago?

 

Le respondo rápidamente: Pide dinero. Diles que te den 100 millones y prometes abrir la tumba.

 

Bonnie me escribe de nuevo: Creí que íbamos a abrirla.

 

Le respondo rápidamente: Ellos no lo saben. Diles que te den el dinero y, en una semana, cuando sea luna llena, tú y Sheila abrirán la tumba. Pero solo pueden sacar a dos vampiros, el resto será quemado.

Realmente no quería abrir la tumba ya qué, por lo me enteré así es qué muere Grams, pero ella dijo que estará bien, qué tiene respaldó.

 

Bonnie me escribe de nuevo: Vale, Care. Nos vemos en la escuela

No me desagrada Anna el hecho de que durante todo un siglo haya hecho de todo solo para liberar a su madre. Eso tiene mi respeto. Por esa razón la ayudo, y porque el dinero siempre hace falta, especialmente a Bonnie. Aunque su padre gana bien en su trabajo, no significa que ella no merezca tener algo propio. Además, eso de ayudar sin recibir nada a cambio no encaja, y menos cuando se trata de mi querida Bonnie, quien ha sido utilizada más veces de las que puedo contar solo por ser una bruja. Incluso me incluyo en esa lista. ¿Cuántas veces ha sacrificado su bienestar por los demás? Ya es hora de que alguien la valore como se merece, y no pienso quedarme de brazos cruzados viendo cómo la explotan.

 

Más tarde, en la escuela:

 

Hoy es el día que aparece Alaric Saltzman. No se como sentirme con volver a verlo son tantas emociones. Ver al padres se mis niñas solo me trae dolor, al recordarlas y saber que no las volveré a ver. Respiro y pongo una sonrisa cuando veo a Stefan.

 

-¡Buenos días, Stefy!

 

-¿Vas a dejar de llamarme así algún día?

 

-Jamás. ¿Sucede algo?

 

Stefan me mira con curiosidad y, después de un momento de duda, me responde.

 

-¿Recuerdas la conversación que tuvimos en el porche de mi casa? Me dijiste que eras una vidente y me contaste sobre la chica que ha estado enamorada de mí durante los últimos 90 años. ¿Puedes decirme algo más, por favor?

 

Sonrío y le hago una señal para que nos sentemos.

 

-Claro. Por dónde empiezo... Su nombre es Rebekah, y como ya habrás adivinado, es un vampiro. Es rubia, de ojos azules. A primera vista, parece superficial, pero en realidad es una persona de corazón puro. Lo que más desea en este mundo es ser amada.

 

Puedo ver la emoción y la alegría en los ojos de Stefan cuando le hablo de Rebekah.

 

Rebekah Mikaelson me debe un favor.

 

Más tarde, Stefan y yo vamos a clase, donde conocemos a nuestro nuevo profesor: Alaric Saltzman.

 

Mensaje de Damon:

 

Necesitamos hablar.

 

Le respondo:

 

Está bien, ¿dónde nos veremos?

 

En la pensión.

 

Llego a la pensión, Damon me abre la puerta y se hace a un lado para que entre.

 

-¿Qué sucede? -le pregunto, cruzándome de brazos.

 

-Las brujas Bennett van a abrir la tumba.

 

-Ya lo sé.

 

Damon me mira con su típica expresión de sarcasmo.

 

-Claro que lo sabías -dice, rodando los ojos.

 

-Solo saldrán dos vampiros de esa tumba. Los demás serán quemados. Si quieres convencerte de que Katherine no está allí, ese será el momento. ¿Me llamaste solo para hablar de eso?

 

Damon me estudia con la mirada antes de hablar de nuevo.

 

-¿De quién huía Katherine?

 

Directo al grano, como siempre.

 

-Del lobo feroz. Katherine le robó algo a la persona equivocada hace 500 años, y desde entonces el lobo feroz ha estado persiguiéndola. Lamentablemente para Katherine, el lobo la atrapará.

 

Damon me observa fijamente, su expresión se oscurece.

 

-¿Qué te hizo Katherine... o qué te hará?

 

-¿Por qué crees que Katherine me ha hecho o me hará algo?

 

-Cada vez que hablas de cómo el lobo feroz caza a Katherine, parece que disfrutas de su sufrimiento.

 

Lo miro con seriedad.

 

-Me matará.

 

-¿Qué? -escucho tanto a Damon como a Stefan exclamar al unísono.

Chapter 9: Eir

Chapter Text

"La cosa más aterradora es aceptarse a uno mismo, completamente(C. G. Jung)"

 

—¿Qué? —escucho a Damon y Stefan gritar.

 

—Oh, hola Stefy.

 

—No quieras cambiar de tema, Blondie. ¿Cómo que Katherine te mata?

 

—Bueno, no me mata... mata.

 

—No entiendo, Care —me dice Stefan, confundido.

 

—Bueno, tendré un accidente de automóvil y quedaré muy grave. Entonces Bonnie le dirá a Damon que me dé su sangre para que me cure más rápido. Más tarde, ese mismo día, Katherine entrará a mi habitación y yo la confundiré con Elena. Luego, ella me dirá que es Katherine y que les deje un mensaje a ustedes dos. Después, me asfixiará con una almohada mientras la sangre de Damon está en mi sistema.

 

Realmente, lo único que siempre le agradeceré a Katherine es que me haya convertido en vampiro. Ser vampiro fue la segunda mejor cosa que me pasó; la primera fue haber tenido a mis hijas, pero mis hermanos no tienen por qué saber eso.

 

Ambos hermanos Salvatore me observan sorprendidos.

 

—¿Qué mensaje? —pregunta Damon.

 

—"Game over."

 

—¿Y cómo encuentras el vampirismo? —pregunta Stefan.

 

—Increíble. Resulta que ser una fanática del control tiene sus ventajas. Por eso quiero pedirles un favor.

 

—¿Qué necesitas, Blondie?

 

—Quiero convertirme en vampiro.

 

—¿Qué? ¿Por qué? —Stefan me mira, desconcertado.

 

—Lo vi, Stefan. Ser vampiro es mi destino. Amo la inmortalidad, ser fuerte... amaré el poder. Ser vampiro es parte de quien soy. Si tú o Damon no quieren convertirme, Enzo lo hará. Y ya que estamos en ese tema, ¿dónde está Enzo?

 

—Decidió viajar por el mundo. Dijo que te llamará y que volverá en unos meses —responde Damon.

 

—Vale... entonces, ¿quién me va a convertir en vampiro?

 

—Lo haré —dice Damon, decidido.

 

—¿Stefy?

 

—Te ayudaré con el control. Sé que lo tendrás perfecto, pero aún así... —Stefan me mira con comprensión.

 

Mis ojos se llenan de lágrimas.

 

—Gracias, chicos. Ahora, ¡démonos un abrazo!

 

Damon y Stefan ponen caras de pocos amigos, pero aun así me abrazan.

 

—Siempre quise tener unos hermanos —digo, bromeando.

 

—Igual, hermanita —responde Damon con su típico sarcasmo, pero noto algo más en su voz.

 

Puede parecer estúpido, pero me agrada esta versión de Damon. Al menos sé que estoy cambiando varias cosas para bien.

 

—Entonces, ¿cómo lo haremos? —pregunta Stefan.

 

—Vamos a hacerlo rápido.

 

—Care, ¿estás bien?

 

—Solo estoy un poco nerviosa. Damon, vamos a hacer esto.

 

—Aquí está la sangre, Blondie.

 

—Care, ¿estás segura de esto? —pregunta Stefan, preocupado.

 

—Lo estoy, Stef.

 

La sangre sabe asquerosa.

 

—Hagámoslo rápido.

 

Lo último que veo es a Stefan sonriéndome, y luego todo se vuelve negro.

 

---

 

—Hola —digo, sorprendida. No recuerdo haber estado en un lugar así la primera vez que morí.

 

—Hola, Caroline.

 

—¿Quién eres?

 

—Tengo muchos nombres, mi niña, pero puedes llamarme Eir.

 

—Entonces, es un gusto, Eir. Soy Caroline —digo, un poco nerviosa.

 

—Lo sé, mi niña.

 

—¿Por qué estoy aquí?

 

—Tú dímelo. Tú deseaste esto.

 

—No, yo dese... —me detengo—. Espera, ¿cómo sabes acerca de mi deseo?

 

—¿Quién crees que te trajo de vuelta, Caroline?

 

—¿Por qué? —digo incrédula y triste.

 

—Te vi, Caroline. Eres el vampiro con más humanidad que ha existido. Sacrificaste todo por las personas que amas. Viste morir a cada persona que has querido, y aun así, seguiste de pie.

 

No tengo palabras.

 

—Por esa razón te di la oportunidad de tener tu final feliz. Y te daré un regalo. Úsalo bien y no te dejes corromper por el poder que tendrás.

 

—¿Qué regalo? —pregunto, cautelosa.

 

—Magia —responde Eir.

 

—No puedo tener magia porque soy un vampiro... a menos que me convierta en un hereje —digo, pensativa.

 

—No te llamaría hereje. ¿Conociste a Silas?

 

—Sí, lo hice. Por favor, dime que lo que vas a hacerme no es lo que estoy pensando...

 

—¿Y qué estás pensando, Caroline?

 

—Que tendré los poderes de Silas —respondo con cautela.

 

—Sí y no. Serás mucho mejor que Silas. Es hora de despertar.

 

—Nos veremos luego, mi niña.

Chapter 10: Miss Mystic Falls

Notes:

Muchísimas gracias a tod@s mis queridos lectores, por sus comentarios que me motivan a seguir.🤍💚❤️

Gracias a los que han dado Kudos y a los que han leído los primeros 10 capítulos de esta historia.🥰💐💕

Espero que sigan disfrutando esta historia 💕

Chapter Text

《No puedes ser todo para todas las personas. Sé único. Sé diferente. Dale a los demás lo que quieras. Y haz lo que te hicieron hacer》. Robert Kiyosaki

 

Estas semanas han sido un caos. La tumba fue abierta, Anna, su madre y Harper se fueron de la ciudad a comenzar una nueva vida. Al principio no querían irse, pero con un poco de persuasión lo hicieron. Me estoy acostumbrando a ser una bruja; Sheila me ha ayudado mucho. Se sorprendió cuando le hablé de Eir, ya que, según las brujas, Eir era una diosa conocida por su buen corazón y su amor por la naturaleza y todos sus seres.

 

Damon y Stefan creen que soy un vampiro. Estoy tomándole aprecio a ambos, pero aún no confío lo suficiente en los Salvatore. Y casi se me olvida, John fucking Gilbert está aquí. Y hoy es el día de Miss Mystic Falls.

 

Dios, me gustaría mucho que Klaus estuviera aquí, él y sus malditos vestidos. Elegí un nuevo vestido para Miss Mystic Falls. El primero estaba bien, pero ese era para la otra Caroline.

 

El vestido que elegí para el concurso de Miss Mystic Falls es de un color verde esmeralda oscuro, con un diseño de tela brillante que refleja la luz, creando un efecto elegante y sofisticado. Tiene un escote tipo corazón y caídas drapeadas en la parte superior que resaltan la figura. El vestido también presenta una abertura en la parte frontal de la falda, que añade un toque de sensualidad y movimiento al caminar. La falda es amplia y fluida, con una apariencia etérea debido a las líneas de brillo que cubren todo el vestido, lo que le da un aire glamuroso y de alta costura.

 

—Dios, te ves hermosa, Care —dice Bonnie.

 

—Gracias, Bon. —Bonnie y yo nos hemos unido más estos últimos días, ya que ambas hemos estado aprendiendo a controlar nuestra magia. Gracias a que los vampiros de la tumba fueron quemados, Stefan no se convirtió en destripador.

 

—Esa chica sí es sexy —escucho una voz decir, y me volteo para ver a Lexi y su novio Lee parados en la puerta viéndome. Lexi y yo nos hemos vuelto buenas amigas, y como siempre vivía hablando con ella, Lee terminó uniéndose también.

 

—¡No lo puedo creer! —chillo y los llevo a un abrazo a ambos—. ¿Qué hacen aquí?

 

—¿En serio creías que no íbamos a venir a ver ganar a nuestra chica? —dice Lee.

 

—Aún no he ganado —digo.

 

—Pero lo harás —agrega Lexi, confiada.

 

Escucho a alguien aclararse la garganta y volteo para ver a Bonnie observándonos con diversión.

 

—Cierto, las presentaciones. Bonnie, te presento a Lexi y a su novio Lee, ambos vampiros. Y chicos, les presento a Bonnie Bennet, una bruja y mi amiga.

 

—Es un placer, Bonnie —dicen al unísono.

 

—Igualmente, chicos. Voy a ver cómo está Elena, nos vemos más tarde.

 

—Adiós —responden.

 

Bonnie es diferente a la Bonnie que conocí en el futuro. Esta Bonnie es más tolerante y más comprensiva con los vampiros.

 

Pasé unos minutos hablando con Lexi y Lee hasta que la señora Lockwood nos llamó; el evento estaba por comenzar. Escucho cómo presenta a las demás concursantes hasta que llega mi turno.

 

—La señorita Caroline Forbes, acompañada por Damon Salvatore.

 

Como en esta vida no estoy interesada en Matt y sabía que Elena iría con Stefan, mi última opción fue Damon.

 

El concurso pasó volando y llegó la hora de nombrar a la ganadora. ¿Quién será? —pienso sarcásticamente.

 

—Y la ganadora de Miss Mystic Falls es… ¡Caroline Forbes!

 

Todo el mundo aplaude.

 

Estoy cansada, ha sido un día largo. Después de ganar, nos quedamos un poco más en el concurso y luego fuimos a celebrar a la pensión Salvatore.

 

—Por Caroline, por ser la diosa sexy que es —dice Lexi. Todos nos reímos y bebemos.

 

Todo ha ido muy bien. Eran como las 3 de la mañana cuando finalmente me fui a mi casa. Mi madre aún no ha llegado. Me di un baño y me fui a dormir.

 

 

---

 

—Hola, Klaus.

 

—Hola, Caroline —me dice Klaus duramente.

 

—¿Sucede algo?

 

—¿Quién eres realmente? —me pregunta fríamente.

 

—Soy una chica normal.

 

—Eres todo menos normal —susurra Klaus mientras acaricia mi mejilla. No es justo.

 

—¿Qué me estás haciendo, Caroline? —Dios, siento que mi corazón se detiene.

 

—Niklaus… —susurro su nombre completo, sintiendo cómo se tensa y se relaja segundos después.

 

—Todo lo que te dije es cierto, Klaus. Soy una vidente. Sé todo sobre ti y tu familia, sobre tu maldición…

 

Klaus me observa con una mirada que no puedo descifrar.

 

—¿Qué más sabes? —me pregunta mientras sigue acariciándome.

 

—Sé que tienes a tres de tus hermanos con una daga, y en serio, Klaus, debes dejar de hacerles eso —me altero mientras Klaus se ríe.

 

—Sé que le dijiste a Elijah que tiraste a tus hermanos al océano y sé que vas a romper tu maldición.

 

Klaus deja de acariciarme y me observa fijamente. Puedo ver la esperanza y el miedo en sus ojos.

 

Y luego, todo se vuelve negro.

Chapter 11: Día de los Fundadores

Notes:

Buenas tardes 🤗

Muchísimas gracias a tod@s por sus comentarios de apoyo y me alegro de que le guste la historia.

Recordar siempre ser respetuosos, se aceptan opiniones e ideas constructivas, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino.

Muchísimas gracias a Cherrybeautiful, por seguir leyendo esta historia y comentar 💕❤️

Chapter Text

"No le temo a la muerte, sólo que no me gustaría estar allí cuando suceda". Woody Allen

Hoy es el Día de los Fundadores, y hoy aparece la sobreviviente Katerina Petrova. Bonnie y yo hemos desactivado el dispositivo de los Gilbert.

 

Igual que en el concurso Señorita Mystic Falls, decidió elegir otro vestido, esta vez con la ayuda de Lexi y Lee.

 

El vestido es un elegante traje de época en color marfil o crema. Se trata de un vestido de gala, de estilo victoriano, con un corpiño ceñido que acentúa la cintura, y una falda amplia y volumétrica con múltiples capas y detalles de encaje. Los hombros son descubiertos, con un escote en forma de barco, adornado con volantes que añaden un toque romántico. Las mangas son cortas y abullonadas, siguiendo la misma temática delicada. La falda, que llega hasta el suelo, presenta bordados y patrones geométricos que recorre el diseño, otorgándole textura y sofisticación. Es un vestido ideal para un evento formal, como una celebración tradicional en Mystic Falls.  

 

Me gusta mucho este vestido y se me ve hermoso.

 

—Hoy es un día maravilloso —me dice Damon con una sonrisa.

 

—¿Qué quieres, Damon? —respondo poniendo los ojos en blanco.

 

— ¿Es que un hermano mayor no puede venir a ver a su hermana menor? —me dice finciendo indignación, llevándose una mano al pecho.

 

No puedo evitar reírme.

 

¿Has tenido alguna visión últimamente? —me pregunta.

 

—Puede ser...

 

—¿Qué quieres, Blondie, un cambio de la información?

 

—Un favor. En algún momento te pediré un favor, y lo harás sin decir nada.

 

Damon analiza la situación, suspira y, al final, asiente.

 

—Katherine llega hoy —le digo. Puedo ver el horror y la ira reflejados en sus ojos.

 

Lexi

"He encontrado al vampiro, ¿qué hago ahora?"

 

Chica sexy

"Ofrécele el trato, tal y como hemos acordado. Dile a Lee que nos vemos en tres días."

 

Lexi

"Está bien 👌."

 

En ese momento me encontré con Elena.

 

—Hola, Elena.

 

—¡Hola, cuidado! ¿Cómo estás? Hace mucho que no hablamos.

 

—Sí, he estado ocupado estos últimos días. ¿Y tú, cómo has estado?

 

—Bien. Stefan y yo somos... amigos.

 

Puse una cara de sorpresa, aunque ya lo sabía.

 

—Oh, pensé que estaban juntos.

 

—No, él dijo que ya tiene a alguien en su corazón. Es una chica de donde él vivía.

 

—Lo siento, Elena —dije, aunque en realidad no lo sentí. Pasó demasiado tiempo con los Originales, especialmente con Rebekah y Kol.

 

La tarde pasó sin contratiempos.

 

—Hola, mamá.

 

—Hola, Carolina.

 

—¿Cómo estás?

 

—Caroline, debemos hablar —me dijo seriamente.

 

—¿Qué sucede? —pregunté, preocupada.

 

—Tengo cáncer. ¿Recuerdas que me pediste que me hiciera unos chequeos? Está en una etapa leve. Si lo hubiera descuidado más tiempo, hubiera sido fatal.

 

—Te amo, mami —dije, con lágrimas en los ojos.

 

—Yo también te amo, cariño.

 

Más tarde, me encontré con Lexi y Lee.

 

—¡Los extrañé mucho! —dije abrazándolos a ambos.

 

—Igual, mi chica sexy —respondió Lexi.

 

—Vamos, chicas, nos esperan —dijo Lee.

 

Entramos a una cafetería, donde teníamos una cita acordada.

 

—Hola, soy Caroline.

 

—Hola, soy Slater.

 

—Estoy aquí para hacer un trato contigo, y tengo un regalo para ti —le paso la caja y puedo ver la conmoción en su rostro.

 

—Esto es lo que creo que es?

 

—Sí, es un anillo de luz diurna.

 

—¿Qué necesitas de mí?

 

—Quiero que investiga todo lo que puedas sobre Nueva Orleans.

 

—Acepto.

 

—Perfecto —dije con una sonrisa.

 

Los últimos tres días pasaron rápidamente. Estuve con Lexi y Lee, y negociando con Slater. Es alguien muy inteligente.

 

—Me fui por tres días, ¡tres malditos días! ¿Y qué hicieron ustedes? ¡Desafiaron y enfurecieron a la maldita Katherine Pierce! —les grité exasperada a los hermanos Salvatore.

 

—Lo sentimos, Blondie, no fue nada grave —dijo Damon, pero con solo mirarlo lo hice callar.

 

—Cinco personas muertas porque ustedes quisieron retar a "Kitty Kat".

 

—Lo sentimos, Care —dijo Stefan, con un rostro lleno de arrepentimiento.

 

—No puedo hacer esto. Lidiar con Katherine es demasiado. A ella no le importa nadie más que ella misma, así que confiar en Katherine sería lo mismo que confiar en el diablo.

 

Katherine es una perra. Como no pudo obligar a Jenna, hizo que alguien más la atacara.

 

Han pasado dos días en silencio. No se ha oído nada sobre Katherine. Hoy voy a la Pensión Salvatore para hablar con Stefan.

 

— ¿Qué están haciendo? —les pregunto al entrar.

 

—Vamos a matar a Katherine.

 

Oh, eso no va a salir nada bien...

 

 

 

 

Chapter 12: Elijah Mikaelson "El Noble"

Notes:

Holaaa
Gracias por leer
Este es el último capítulo que subo hoy, mañana seguiré subiendo los demás.
Hasta mañana 👋🤗💕

Chapter Text

Una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego el concepto de lealtad. (Yukio Mishima)

 

—Están completamente locos, esto va a salir mal —dijo.

 

Días después...

 

Hoy es el día de la fiesta de máscaras, y hoy secuestran a Elena, quien conocerá a Elijah Mikaelson, alias el hermano noble. Veo a Elena entrando, pero rápidamente me doy cuenta de que no es Elena, así que me acerco a ella.

 

Zdravei, Katerina —dije.

 

Veo cómo Katherine se endurece. Se voltea y me mira, tratando de enmascarar el miedo que veo en sus ojos.

 

—Ciertamente no eres quien esperaba. Eres Caroline, si no me equivoco, la amiga rubia que siempre es la segunda opción después de Elena —dice Katherine con una dulce sonrisa.

 

Quieres jugar con fuego, entonces juguemos con fuego.

 

—Al menos no soy la puta vampira que ha tenido que huir durante quinientos años del lobo feroz. ¿Qué pasó, Katerina Petrova? ¿Te cansaste de huir del lobo feroz? Te daré un consejo gratis, Katherine: corre, porque cuando el lobo llegue, irá directamente hacia ti y te dirá lo siguiente: "Zdravei, Katerina." Adiós, kitty kat. Ten cuidado, el hermano noble está al acecho y puede aparecer en cualquier momento.

 

Veo el miedo y el terror en los ojos de Katerina. Satisfecha conmigo misma, me voy a buscar a la verdadera Elena.

---

Todo pasó igual.

 

—Elena, si quieres puedo llevarte a casa.

 

—Gracias, Caroline.

 

Veo cómo aparece un hombre y droga a Elena.

 

—Hola, soy Caroline, puedo ir contigo —digo dulcemente, obligando al hombre.

 

Nos hemos encontrado con Trevor y Rose. Rose golpea a Elena y ese golpe debió de doler. Veo cuando Elena encuentra la nota que envió Bonnie.

 

Escucho a alguien tocar la puerta. Es Elijah, puedo sentir el poder.

 

—Rose Marie, ¿hay algún lugar donde podamos hablar? —dice Elijah.

 

—Sí, podemos entrar. Tienes que disculparnos por la casa —dice Rose.

 

—Así que dime, ¿qué es lo que te da el valor de llamarme? —pregunta Elijah.

 

—Quería mi libertad, estoy cansada de correr. ¿Estás en condiciones de concederme eso? —pregunta Rose. Escucho la esperanza en su voz, igual que el miedo. ¿Y quién no tendría miedo? Un original, por noble que sea Elijah, no deja de ser peligroso.

 

—Tengo plena autoridad para concederte el perdón a ti y a tu pequeña mascota —dice Elijah—. ¿Cómo se llama en estos días? ¿Trevor?

 

Mentiroso. Todos los originales son muy parecidos.

 

—Es sobre Katerina Petrova —ahora Rose tiene completamente la atención de Elijah.

 

—Estoy escuchando —dice Elijah.

 

—No se quemó en la iglesia en 1864 —dice Rose.

 

—Sigue.

 

—Ella sobrevivió —dice Rose, y Elijah entrecierra ligeramente los ojos.

 

—¿Dónde está? —pregunta Elijah con voz autoritaria.

 

—No pareces sorprendido —dice Rose.

 

—Así que, cuando me llamaste y me invitaste a esta lugar lejos de la civilización y que está a solo tres horas de la ciudad que conocemos como Mystic Falls, supuse que tenía todo que ver con Katerina. ¿La tienes en tu poder? —pregunta Elijah.

 

—No, pero tengo algo mejor. Tengo su doppelgänger.

 

—Eso es imposible, su línea familiar terminó con ella. De hecho, lo sé.

 

—Los hechos son equivocados.

 

—Bueno, muéstramelo —exige Elijah.

 

—Elijah, eres un hombre de honor, se debe confiar en ti, pero quiero oírte decirlo de nuevo —dice Rose.

 

—Tienes mi palabra de que te perdonaré —dice Elijah.

 

—Sígueme —dice Rose.

 

Veo el momento en que Elijah entra. Puedo ver el miedo que hay en Elena. Elijah la mira conmocionado y se apresura a velocidades de vampiro. Se detiene delante de Elena y huele su cuello.

 

—Humano. Esto no es posible.

 

—Es muy posible porque Katerina era probablemente una trompeta y tuvo un hijo fuera del matrimonio—dice Rose.

 

Luego veo cómo Elijah se queda mirándome.

 

—¿Y usted quién es? —me pregunta Elijah.

 

—Soy Caroline Forbes. Soy un daño colateral —dije inocentemente.

 

Elijah se queda mirándome.

 

—Entonces vendrá con nosotros, señorita Forbes. Tenemos un largo viaje por delante, deberíamos irnos —nos informa Elijah, mirando a Elena y a mí.

 

—Por favor, no dejes que nos lleve —ruega Elena, y Rose la ignora.

 

—Una última pieza de negocio y hemos terminado —dice Elijah, mientras camina peligrosamente hacia Trevor.

 

—He esperado tanto tiempo este día, Elijah. Lo siento mucho —dice Trevor.

 

—Oh, no, tus disculpas no son necesarias.

 

—Sí, sí lo es. Me confiaste a Katerina y te fallé —dice Trevor.

 

—Oh, sí, tú eres el culpable y Rose te ayudó porque era leal a ti, y eso es algo que yo honro. ¿Dónde estaba tu lealtad? —pregunta Elijah.

 

—Te pido perdón —Trevor suplica. Siento lástima por él.

 

—Por supuesto —dice Elijah.

 

Trevor le sonríe, pero al segundo siguiente Elijah le arranca la cabeza, haciendo llover sangre por todas partes. Rose grita en estado de shock mientras Elena y yo jadeamos.

 

—¡Tú...! —dice Rose, lista para atacar a Elijah.

 

—No lo hagas, Rose, ahora que eres libre —le dice Elijah, antes de mirarnos a Elena y a mí—. Vámonos.

 

—No, ¿qué pasa con la piedra lunar? —pregunta Elena, tratando de negociar. Dios, es que es estúpida.

 

—¿Qué sabes de la piedra lunar? —dice Elijah.

 

—Sé que la necesitas y sé dónde está —dice Elena. La mato.

 

—¿Sí? —pregunta Elijah.

 

—Puedo ayudarte a conseguirla —dice Elena. La mato.

 

—Dime dónde está —exige Elijah.

 

—No funciona así —dice Elena.

 

—¿Estás negociando conmigo? —dice Elijah, divertido, antes de mirar a Rose y a mí.

 

—Es la primera vez que oigo hablar de eso —dice Rose, aún sacudida por la muerte de Trevor.

 

Elijah mira a los ojos de Elena e intenta sacarle la información, pero no funciona. Se da cuenta de su collar y pregunta:

 

—¿Qué está haciendo esa verbena alrededor de tu cuello? —y procede a quitársela.

 

—Dime dónde está la piedra lunar —la obliga.

 

—En la tumba, debajo de las ruinas de la iglesia —responde Elena, obligada.

 

—¿Qué está haciendo allí? —pregunta Elijah.

 

—Está con Katherine —responde Elena, todavía obligada.

 

—Interesante —dice Elijah, obviamente feliz de saber la ubicación del doppelgänger fugitivo.

 

De repente, oímos romper cristales desde arriba.

 

—¿Qué es eso? —pregunta Elijah, estrechando los ojos a Rose.

 

—No lo sé —dice Rose.

 

—¿Quién más está en esta casa?

 

—No lo sé —repite Rose.

 

Elijah me agarra a mí y a Elena y nos lleva a toda velocidad a otra parte de la casa, mientras dos vampiros se mueven a su alrededor con su súper velocidad. Obviamente, son Damon y Stefan.

 

Elijah lanza a Elena en los brazos de Rose, y a mí me deja al lado de ambas.

 

—Rose —dice Elijah, muy enojado.

 

—No sé quién es —responde ella.

 

—¡Aquí arriba! —escucho gritar a uno de los hermanos Salvatore.

 

Elijah sube las escaleras con su súper velocidad para atrapar al intruso.

 

—¡Aquí abajo! —otro llama.

 

Elijah recibe una estaca en la mano y la quita rápidamente, pero para cuando mira hacia donde estaban Rose, Elena y yo, ya habíamos desaparecido.

 

—Disculpa. A quien le interese, estás cometiendo un gran error si crees que puedes vencerme. No puedes. ¿Lo oyes? —grita Elijah, mientras rompe un perchero de madera en una estaca—. Repito, no puedes vencerme. Así que quiero a la chica. Voy a contar hasta tres o las cabezas rodarán. ¿Nos entendemos?

 

—Vendré contigo. Por favor, no hagas daño a mis amigos, solo querían ayudarme —suplicó Elena, siempre la mártir, mientras yo me quedo observando el show.

 

Elijah sube las escaleras con su súper velocidad, con la estaca en la mano.

 

—¿A qué juego estás jugando conmigo? —le dice a Elena.

 

En respuesta, ella le lanza una bomba de verbena en la cara. Explota y la piel de Elijah se quema, pero se cura inmediatamente. Acelera hacia Elena, pero Stefan aparece y le dispara con un arma. No le duele a Elijah; después de todo, es un original, así que el vampiro más joven lanza el arma y se apresura a atacarlo. Bajan las escaleras.

 

Elijah camina hacia Stefan, probablemente para arrancarle el corazón, al estilo clásico de los originales. Damon aparece de repente y le clava una estaca en el corazón. Elijah se tambalea y cae hacia una puerta, donde su cuerpo comienza a secarse lentamente, su piel volviéndose gris y marchita. A pesar de eso, puedo sentir que no es el final.

 

Rose lo ve y huye de inmediato. Damon intenta seguirla, pero Stefan lo detiene.

 

—Déjala ir —dice Stefan.

 

Damon se vuelve hacia Elena, con una expresión de preocupación mezclada con alivio.

 

—Oye, ven aquí. ¿Estás herida? ¿Estás bien? —pregunta Stefan, revisando a Elena.

 

—Gracias —dice Elena, con los ojos brillantes.

 

—De nada —responde Stefan, en tono protector.

 

Damon, por otro lado, rompe el momento con su usual sarcasmo.

 

—Lo siento por interrumpir el tierno momento, pero, ¿dónde diablos está Blondie? —pregunta, refiriéndose a mí. Puedo notar la preocupación en su voz, aunque intenta ocultarla con su tono despreocupado.

 

—Aquí estoy, Damon —digo, saliendo del escondite en el que me había ocultado.

 

—Qué bien —responde Damon, aparentemente aliviado.

 

—¿Estás bien, Care? —pregunta Stefan, su tono suave, pero preocupado.

 

—Sí, gracias por preguntar, Stef —respondo, sonriendo levemente.

 

—Vámonos —dice Damon, cortante.

 

—Váyanse ustedes. Yo tengo algo que hacer antes de ir a casa —les digo, intentando sonar casual. Damon me mira con sospecha, mientras que Stefan y Elena me observan preocupados. Después de unos minutos de discusión, finalmente logro convencerlos de que se vayan sin mí. Damon me lanza una mirada que claramente dice "hablaremos en casa".

 

Cuando finalmente escucho el sonido de su coche alejándose, me acerco al cuerpo seco de Elijah. Con un suspiro, me arrodillo y le quito la estaca de su pecho. 

 

Es hora de negociar.

 

Chapter 13: El Trató

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

He vuelto el día de hoy,.con otro maravilloso capítulo.

Espero que les guste, no duden en comentar y dar Kudos.

Recordar siempre ser respetuosos, pueden dar ideas y opiniones constructivas para la historia, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino.

Muchísimas gracias a todos los que han leído mi historia 🥰

Mil gracias a quienes han comentado y dado Kudos, les agradezco muchísimo por apoyar esta historia 💐🥰👏💕

Chapter Text

"Yo no incumplo un trato una vez cerrado. Pero solo acordamos los fines, los medios, los decido yo."

 

La tensión en el aire era palpable cuando Elijah se reincorporó lentamente. Observé cómo parpadeaba, recuperando su orientación mientras me escrutaba con esos ojos intensos, siempre alerta.

 

—¿Quién eres? —me pregunta con cautela, pero manteniendo su implacable control.

 

Guau, para ser un Original y alguien que ha vivido tanto tiempo, qué mala memoria tiene. Ya nos habíamos presentado antes, pero imagino que su interés estaba más en Elena en ese momento. Así que, me presentaré de nuevo.

 

—Soy Caroline Forbes. Fui secuestrada junto a Elena. Soy lo que se llama un daño colateral.

 

—Entonces, señorita Forbes, ¿por qué sigue aquí? ¿Y cómo sabía que eso no me iba a matar? —me interroga con una mirada afilada.

 

—Sé muchas cosas —le respondo con calma, esbozando una ligera sonrisa—. Pero por favor, llámame Caroline.

 

—Está bien, Caroline. ¿Exactamente qué cosas sabes? —pregunta, ahora un poco más intrigado.

 

—Muchas cosas. Por ejemplo, Elijah Mikaelson, eres uno de los vampiros originales. El tercer hijo de Esther y Mikael, hermano de Freya, Finn, Kol, Rebekah y Henrik. Medio hermano de Klaus, mejor conocido como el "hermano noble".

 

Elijah me observa fijamente, en shock. Puedo ver cómo cambia su postura, poniéndose más alerta, casi como un depredador.

 

—¿Quién eres realmente? —su tono es ahora duro, peligroso.

 

—Soy Caroline Forbes —repito con tranquilidad— y voy a ofrecerte un trato.

 

—¿Qué podría ofrecerme un bebé vampiro como tú, sin ánimo de ofender? —replica con una sonrisa burlona.

 

—No me ofendes. Y, ¿quién dijo que soy solo un vampiro cualquiera? —Le mantengo la mirada y añado con una pizca de desafío—. Tal vez un incentivo te convenza.

 

—Estoy escuchando, Caroline —dice, con los ojos clavados en mí.

 

Saco mi teléfono y abro la galería.

 

—Mira, ¿no es una chica hermosa? —Le muestro una foto.

 

Elijah toma el teléfono con curiosidad. Puedo ver el momento exacto en que lo comprende.

 

—Imposible —susurra, incrédulo.

 

—¿En serio pensaste que Klaus los lanzó al mar? Vamos, Elijah, te creía más inteligente. Klaus puede ser muchas cosas, entre ellas un monstruo, pero jamás haría eso a sus hermanos.

 

Antes de que pueda reaccionar, Elijah está frente a mí, su velocidad sobrehumana me deja sin aliento.

 

—¿Mi hermano te envió? —me pregunta con una firmeza helada.

 

—No, no lo hizo —respondo tranquilamente—. Pero eso no importa ahora. Así que, ¿hacemos un trato o no?

 

Elijah me estudia por un largo momento antes de asentir.

 

—Está bien, Caroline. Hagamos un trato.

 

—Genial. Pero primero, salgamos de aquí. Odio el polvo y la suciedad, y aquí hay mucho de ambos.

 

Salimos de la casa en silencio. No puedo evitar una sonrisa satisfecha.

 

—Si soy honesta —le digo mientras avanzamos—, creí que serías más difícil de convencer.

 

—Todavía desconfío de ti —admite sin rodeos—. Pero la foto que me mostraste me ha dado algo de esperanza para mi familia. Si puedes ayudarme a salvarla, te deberé una deuda. Pero si me mientes, desearás no haberme conocido.

 

Un escalofrío recorre mi espalda. Vaya, esa advertencia sí que la sentí. El resto del viaje transcurre en silencio, ambos inmersos en nuestros pensamientos.

 

Cuando llegamos al lugar, le hago un gesto para que se detenga.

 

—Aquí está bien, por favor.

 

Desde lejos, veo a Lexi, Lee y Slater esperándonos.

 

—Hola a todos —saludo con una sonrisa mientras me acerco—. Chicos, él es Elijah Mikaelson. Elijah, ellos son Lexi, Lee y Slater. Vampiros como yo. Ellos me ayudarán en estas negociaciones.

 

Elijah asiente con la cabeza, observando a cada uno con su habitual compostura.

 

—Slater es un genio, por así decirlo —le digo a Elijah—. Él se encargará de que todo salga bien.

 

—¿Qué tipo de trato? —pregunta Elijah, con el ceño fruncido.

 

—Uno en el que no matas a tu hermano —le contesto con una media sonrisa.

 

—¿Y qué puede darme un bebé vampiro y tres vampiros más a cambio de eso? —pregunta con escepticismo.

 

—Tus hermanos, libres.

 

Elijah se queda mirándome, incrédulo.

 

—Imposible. Niklaus nunca los liberaría.

 

—Hagamos una apuesta, Elijah —propongo, con una chispa de desafío en mi voz—. Si Klaus libera a tus hermanos, me deberás un favor. Si no, mátame.

 

—¡¿Qué?! —oigo a Lexi, Lee y Slater exclamar al unísono.

 

Elijah me estudia con una intensidad casi insoportable, sopesando mis palabras.

 

—¿Por qué crees que Niklaus liberaría a nuestros hermanos? —pregunta finalmente—. Dudo mucho que escuche a un bebé vampiro como tú.

 

—Porque tengo algo que Klaus quiere más que cualquier otra cosa, incluso más que el doppelgänger —le digo con seguridad.

 

—¿Y qué podría ser eso? —pregunta, intrigado.

 

—Es un secreto. No puedo decírtelo aún, lo siento —le respondo, jugando con el misterio.

 

Elijah asiente lentamente, aceptando mis términos.

 

—El trato es simple, Elijah. Permitirás que Klaus rompa su maldición y me prometerás que ni tú ni tu familia harán daño a las siguientes personas: Elizabeth Forbes, Damon y Stefan Salvatore, Matt y Vicky Donovan, Sheila y Bonnie Bennett, Tyler Lockwood, Jenna Sommers, Jeremy Gilbert, Lexi, Lee y Slater. Si alguno de ellos resulta herido por tu culpa o la de tu familia, jamás volverás a ver a tus hermanos. Y créeme, sufrirán las consecuencias —le advierto con firmeza. Al ver que intenta replicar, añado—. Y antes de que intentes lastimarme, te diré un secreto: no soy solo un vampiro.

 

Al decir esto, levanto la mano y hago que un papel se prenda en llamas frente a sus ojos. Puedo ver el asombro reflejado en su mirada.

 

—Me agradas, Elijah. Creo que tú y tus hermanos merecen una oportunidad de ser felices. Pero de la misma manera que tú destruirías a cualquiera por tu familia, yo haré lo mismo por las personas que considero mi familia. Así que, ¿tenemos un trato?

 

Una sonrisa lenta aparece en el rostro de Elijah.

 

—Tenemos un trato, Caroline.

 

Chapter 14: Rebekah Mikaelson

Chapter Text

"Son nuestras decisiones las que muestran quiénes somos realmente, más que nuestras habilidades".

 

Dios mío, la cara de Damon y Stefan cuando se dieron cuenta de que Elijah estaba vivo fue épica. Stefan me contó acerca de Klaus, y tuve que fingir sorpresa.

 

—Hola, Damon.

 

—¿Cómo sabías que era yo?

 

—Suerte de principiante —respondí con una sonrisa traviesa.

 

—Tengo un favor que pedirte —dice Damon, con un tono más serio.

 

—No voy a matar a nadie, Damon.

 

—¿Qué? ¡Eso no es lo que quiero! —responde ofendido—. Si quisiera matar a alguien, lo haría yo mismo.

 

Lo miro, rodando los ojos con exasperación.

 

—Entonces, ¿qué deseas?

 

—¿Podrías, por favor, conseguirle un anillo de luz diurna a Rose? —Damon Salvatore estaba diciendo "por favor". Un verdadero milagro.

 

—Resulta que tengo uno. Déjame ir a buscarlo.

 

Subo rápidamente y, un minuto después, bajo con el anillo en la mano.

 

—Aquí está.

 

—Gracias.

 

—Siempre.

 

Algo ha cambiado últimamente: la llegada de los hombres lobo. Como ni Damon ni Stefan molestaron a Mason, él no hizo nada en contra nuestra. De hecho, Mason y yo tuvimos una conversación, y por su ayuda con la piedra lunar, le hice un anillo lunar.

 

Traté de evitar que Tyler rompiera su maldición, pero llegué tarde. Tyler decidió irse con Mason, y también le hice un anillo. Tyler merece una oportunidad de ser feliz. Ser un híbrido fue su propia destrucción.

 

Ahora que ya tengo un trato con Elijah, mi relación con Klaus está bien, por ahora, pero aún me quedan tres Originales más, sin contar a Freya. Esto va a ser complicado.

 

—Hola —saludo con suavidad.

 

—¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Estoy muerta? —pregunta Rebekah Mikaelson, con los ojos llenos de confusión.

 

—Respondiendo a tus preguntas: soy Caroline, estoy aquí porque quería hablar contigo. Pero, como estás indispuesta, tuve que hacer un hechizo para entrar en tu subconsciente. Y no, no estás muerta, solo estás dagada.

 

—¿Qué tipo de ropa estás usando? —pregunta, con desesperación en su voz—. ¿Cuánto tiempo he estado con la daga? ¿Y por qué quieres hablar conmigo?

 

—Esta es la ropa que usamos hoy en día. Según mis cálculos, has estado con la daga unos noventa años, más o menos. Y solo quería conocerte. Ya he hablado con dos de tus hermanos, y estoy a punto de hacer un trato con Klaus para que les quite las dagas a tus hermanos y a ti.

 

—Dudo que Nik nos quite la daga —dice Rebekah, poniendo los ojos en blanco.

 

—Créeme, lo hará. Tengo algo que le interesa mucho. Puedo darle lo que siempre quiso.

 

—Romper su maldición —responde Rebekah, con sarcasmo.

 

—No, libertad —respondo, viéndola sin mucha reacción. Bueno, está dagada, pienso. No puedo decirle todo. Suspiro y continúo—. Sé dónde está vuestro padre.

 

Veo la conmoción en los ojos de Rebekah.

 

—¿Cómo? —susurra, con la voz temblorosa.

 

—Hace unos años, tu padre vino por Elena —comienzo a explicar—. Elena es el nuevo doppelgänger Petrova. Tu padre quería deshacerse de ella para que Klaus no pudiera romper su maldición, pero no esperaba que en el pueblo hubiera brujas Bennett. Una de esas brujas lo desecó y lo encerró junto con una estaca de roble blanco. Y adivina qué: yo sé dónde está. Así que le ofreceré esa información a Klaus a cambio de vuestra libertad.

 

Puedo ver lágrimas formándose en los ojos de Rebekah.

 

—¿Por qué? —pregunta con la voz entrecortada.

 

—Te diré lo mismo que le dije a Elijah: creo que tú y tu familia merecen una oportunidad.

 

—Gracias, Caroline.

 

—Cuando te quiten la daga, iremos de compras —le digo, sonriendo.

 

—Adiós, Bekah.

 

Lo último que veo antes de que todo se vuelva negro es la sonrisa agradecida de Rebekah.

 

 

 

Chapter 15: Secretos y más secretos

Notes:

Buenos noches, buenos días, buenas tardes

Aquí tienen un nuevo capítulo, muchísimas gracias a todos los lectores, por leer esta historia.

Muchísimas gracias a todos los que dan kudos y comentan. Recuerden que pueden dar ideas y opiniones constructivos, cualquier comentario negativo se puede ir por dónde vino.

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interese, pasarse por hay y leerla, comentar o dar me gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

Aquí les dejo el link: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001

Chapter Text

"Algo es seguro, sea lo que sea lo que intentamos esconder nunca estaremos preparados para cuando llegue el momento en que la verdad se desnude. Los secretos como las desgracias nunca vienen solos, se van acumulando hasta que se apoderan de todo, hasta que no queda lugar para nada más, hasta que tienes tantos secretos que parece que vas a reventar. Algo que la gente olvida es lo bien que se siente uno cuando libera sus secretos, sean buenos o malos al menos han sido destapados, te guste o no; una vez que los has destapado no tienes que esconderte tras ellos nunca más. El problema con los secretos es que incluso cuando crees tenerlo todo controlado no lo está."

 

Demasiados secretos. Me estoy volviendo loca; son demasiados secretos, uno tras otro. Siento que me ahogo en ellos, y sé que tarde o temprano cada secreto explotará en mi cara.

 

He alterado el futuro que una vez conocí. Damon no está enamorado de Elena, ya que está en una relación con Rose. Rose está viva. Lexi está viva. Stefan no está en su modo destripador. Elena no está con ninguno de los Salvatore. Puedo ver los celos en sus ojos hacia Rose y Rebekah (aunque aún no la ha conocido). Ya no somos tan amigas como antes, y ahora me llevo mucho mejor con Vicky, quien decidió buscar ayuda profesional para sus problemas de drogas. Sheila está viva. El alcalde murió, pero por un infarto. No es que sienta lástima por él; era un mal padre.

 

Jenna y Jeremy saben acerca de lo sobrenatural, y Bonnie se está manteniendo al margen. Sigue siendo muy buena amiga de Elena, pero no se está arriesgando como antes. Los Salvatore están tratando de salvar a Elena de Klaus, aunque no la amen como en mi línea de tiempo. Aún así, la aprecian y se preocupan por ella.

 

—Hola, Kitty Kat, estás aquí —digo, veo cómo Katherine sale a duras penas. Está desaliñada, casi desecada, y se ve horrible.

 

—Carebear, ¿qué haces aquí? —responde Katherine, con su voz débil pero sarcástica.

 

—Vine a ofrecerte un trato —le digo, con calma.

 

Katherine se ríe con incredulidad.

 

—¿Tú? ¿Qué podrías ofrecerme a mí? —pregunta, esbozando una sonrisa sarcástica.

 

—Libertad —respondo sin rodeos.

 

Veo cómo la sonrisa de Katherine desaparece en un instante.

 

—¿Libertad? ¿Cómo me darías eso? Sabes quién es Klaus, lo que quiere y lo peligroso que es. Así que, ¿cómo vas a conseguir mi libertad de él? —me cuestiona, con desconfianza.

 

—De la misma manera que ya tengo dos tratos con dos Originales.

 

Puedo ver la confusión, el asombro, la incredulidad y, sobre todo, el miedo en los ojos de Katherine.

 

—Elijah y Rebekah Mikaelson. Sé que conoces muy bien al primero. He hecho un trato con cada uno, y ahora te ofrezco otro.

 

—¿Qué quieres a cambio? —pregunta Katherine, con cautela.

 

—Un favor. En algún momento voy a necesitar que hagas algo por mí. Lo que sea que te pida, lo harás, sin importar qué sea.

 

Katherine se queda en silencio, pensativa por unos minutos.

 

—Acepto —responde finalmente. Sabía que lo haría. Después de todo, lo que Katherine desea más que el poder y la inmortalidad es su libertad. Ser libre y no tener que huir más de Klaus.

 

—Perfecto. Ahora, necesito tu sangre.

 

Katherine me mira con una ceja levantada.

 

—¿En serio crees que voy a confiar en ti sin una garantía? —digo con escepticismo—. Eres Katherine Pierce, un mito, una leyenda, la más perra de todas. Puede que sea rubia, pero no soy estúpida, Katerina.

 

—¿Dónde está tu bruja para que haga el bendito hechizo y me saque de aquí? Porque, como puedes ver, estoy atrapada en este lugar —dice, exagerando su tono de frustración.

 

—No necesito una bruja —le contesto, con una sonrisa. Puedo ver cómo los engranajes en la mente de Katherine comienzan a moverse.

 

—No es posible. Eres un vampiro —murmura, con los ojos entrecerrados. Siempre fue la más lista.

 

—Sí, pero también soy mucho más que eso.

 

Después de un momento de duda, Katherine me ofrece su mano. La corto, y mientras la sangre fluye, comienzo a recitar:

 

Do końca dni, do czasu zawarcia umowy, nie możesz mnie skrzywdzić, ani tych, których kocham, jeśli umowę spróbujesz złamać, tym bardziej bolesna będzie twoja śmierć. (Hasta el fin de los días, hasta que el trato sea cobrado, no podrás herirme ni a mí ni a los que amo. Si intentas romper el trato, más dolorosa será tu muerte.)

 

—Está listo, Kat. Una cosa más: no podrás decirle a nadie sobre mis poderes o sobre nuestro trato. Ni siquiera bajo compulsión podrás revelar lo que te he dicho. Y ten cuidado... ya hay un Original en la ciudad y otro está por llegar. Adiós, Katherine.

 

—Adiós, Caroline —responde, con una leve sonrisa.

 

Justo entonces, mi teléfono suena. Es un mensaje de Slater.

 

Slater

"La encontré. ¿Qué hago ahora?"

 

Caroline

"Dale mi número y dile que quiero hablar con ella."

 

Slater

"¿Y si no quiere?"

 

Caroline

"Dile que puedo darle lo que más quiere: la libertad para estar con el amor de su vida. Y dile que 900 años son mucho tiempo."

 

Slater

"Está bien."

 

Cuando llego a mi casa, algo en el porche me llama la atención. Hay un hermoso ramo de claveles rojos, frescos y vibrantes, envueltos en papel de seda rojo con un lazo verde oscuro. Al principio, me sorprende, pero cuando leo la tarjeta, me congelo por completo.

 

"Debemos reunirnos para conversar."

Con mucho cariño, Nik.

 

 

 

 

Chapter 16: Sage y Los Mikaelson excluidos

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
En día de hoy les traigo otro maravilloso capítulo 💐

Recordarles que pueden dar kudos y comentar, si así lo deseen🥰

Muchísimas gracias a todos los que han leído este historia 💖

Un millón de gracias a todos los que han dado kudos y han comentando🥰🤗💖

Recuerden que pueden dejar sus ideas y opiniones constructivas🥰💐. Cualquier comentario negativo se puede ir por dónde vino.

Capítulo dedicado a Daenys_22, muchas gracias por comentar y dejar tus ideas constructivas💜🩵

Recuerden ser siempre respetuosos 🥰

Chapter Text

Echar de menos el pasado es igual de útil que correr detrás del viento. Proverbio

 

Duré unos minutos congelada frente a mi casa, ya ni recuerdo cómo llegué a mi habitación. Sabía que esto pasaría tarde o temprano, pero esperaba que fuera tarde, muy, pero muy tarde.

 

—Hola, Finn. Estás aquí —digo suavemente.

 

—¿Quién eres? —pregunta Finn, confundido.

 

—Soy Caroline, amiga de Sage —bueno, una mentira piadosa.

 

—¿Sage? —susurra Finn, y puedo escuchar el amor y el dolor en su voz—. ¿Puedo preguntarte algo, señorita Caroline?

 

—Por supuesto.

 

—¿Cuánto tiempo llevo con la daga? —me pregunta con un tono sombrío.

 

—Novecientos años... Lo siento mucho, Finn.

 

—Gracias —responde Finn, y veo el dolor en sus ojos.

 

—No te preocupes. Estoy a punto de sacarlos de aquí. Solo necesito arreglar algunos detalles, y tú y tus hermanos serán libres. Podrás ser feliz con Sage —veo cómo una pequeña sonrisa aparece en su rostro.

 

—Muchas gracias.

 

—Adiós, Finn.

 

---

 

—Kol Mikaelson, estás aquí —digo, tratando de captar su atención.

 

—Hola, cariño. ¿Quién eres y cómo llegaste aquí? —pregunta Kol mientras toma mi mano y le da un beso. Rápidamente retiro mi mano.

 

—Soy Caroline, y estoy aquí porque quería hablar contigo.

 

—¿Por qué?

 

—He hablado con tus otros hermanos y quería hablar contigo también —veo cómo Kol se pone a la defensiva—. Voy a liberarte a ti y a tus hermanos.

 

—¿Por qué harías eso?

 

—Como ya le dije a Rebekah y a Elijah, creo que tu familia merece una oportunidad, y además necesito tu ayuda.

 

—¿Ayuda con qué? —pregunta Kol, ahora con curiosidad.

 

—Silas —veo cómo su expresión se endurece de inmediato—. Será liberado, y créeme, no queremos que eso suceda. Si se libera, destruirá el Otro Lado. Será como...

 

—El infierno en la Tierra —termina Kol por mí.

 

—Exactamente. ¿Me ayudarás?

 

—Libérame, y destruiremos a Silas juntos.

 

—Adiós, Kol.

 

—Adiós, cariño.

 

---

 

Este día no será nada fácil para mí. Reviso mi teléfono y tengo un mensaje de Slater.

 

Slater:

Ella está aquí, en mi cafetería. ¿Qué hago?

 

Caroline:

Dile que estoy en camino.

 

Slater:

Está bien, jefa.

 

Me visto y salgo rápido en mi coche. Llego a la cafetería de Slater y veo a una pelirroja muy hermosa sentada. Sin duda, es Sage.

 

—Buenos días, Sage —digo con una sonrisa amable.

 

—Buenos días. Así que tú eres la chica que me ha estado buscando. Eres muy hermosa —dice Sage, directa.

 

—Muchas gracias, igual que tú —respondo—. Hablemos de negocios.

 

—¿Qué sabes de Finn? —pregunta Sage, sin rodeos. Me agrada.

 

—Sé muchas cosas, pero la más importante es que pronto será libre. Ya tengo todo lo necesario para asegurarme de que Klaus le quite las dagas a sus hermanos.

 

—¿Por qué haces esto? —pregunta Sage, con escepticismo. Si me dieran dinero por cada vez que me hacen esa pregunta, sería rica.

 

—Necesitaré vuestra ayuda en el futuro. Además, creo que tú y Finn merecen su final feliz. Novecientos años es mucho tiempo, Sage. Pero antes de todo, necesito que hagas algo por mí.

 

—¿Qué necesitas?

 

---

 

Damon me escribió que necesitaba verme en la pensión. Toco la puerta.

 

—Hola, preciosa —responde una voz familiar.

 

—¡Por Dios, Enzo! —le abrazo—. ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste?

 

Enzo se ríe.

 

—Acabo de llegar hace unas horas. Pasa.

 

Puedo ver a Elena, Stefan, Damon, Rose, Jenna, Bonnie, Alaric y Jeremy reunidos en la sala.

 

—Hola a todos —les saludo, y cada uno me asiente en reconocimiento.

 

—¿Dónde estabas, Blondie? —me pregunta Damon con curiosidad.

 

Decido improvisar.

 

—Tenía una cita... Resulta que mi madre tenía una hermana, y ella tuvo una hija. La hermana de mi madre falleció, y su hija nos contactó. A mamá y a mí —digo con rapidez, divagando un poco. Afortunadamente, veo que me creen. Me estoy volviendo una excelente mentirosa—. ¿Por qué estoy aquí?

 

Antes de que Damon me responda, suena el timbre, y escucho la inconfundible voz de Elijah.

 

—Señor Salvatore, buenas tardes a todos... Caroline.

 

—Hola, Elijah —respondo, sorprendiendo a todos.

 

—¿Ustedes se conocen? —pregunta Jenna, intrigada.

 

—Cuando Elena fue secuestrada, por error me secuestraron a mí también —digo casualmente.

 

—Oh... ok —responde Jenna, todavía preocupada.

 

La tarde pasa con Elijah contando la historia de su familia y cómo planea derribar a Klaus. Obviamente, no tiene intención de hacerlo, pero ellos no necesitan saberlo. Al salir de la pensión, me acerco a Elijah.

 

—Elijah, ¿puedo hablar contigo un momento?

 

—Claro, Caroline.

 

—En un lugar más privado.

 

Nos subimos a nuestros vehículos y nos dirigimos a un restaurante en las afueras de Mystic Falls.

 

—¿De qué querías hablar conmigo, Caroline? —pregunta con su tono tranquilo.

 

—He podido comunicarme con tus hermanos: Finn, Kol y Rebekah.

 

—¿Cómo están? —pregunta, preocupado.

 

—Bueno, cómo estarías si fueras dagado por 900 años y alejado del amor de tu vida, estar dagado por algo que no hiciste y por querer ser libres y poder amar—Puedo ver el arrepentimiento en los ojos de Elijah—. Pero, aparte de eso, están bien.

 

Elijah y yo pasamos la tarde hablando, y entre los temas salió Katherine. 

 

—Hay algo más de lo que quería hablar contigo, Elijah —digo, después de un suspiro.

 

Elijah me miró con calma, sus ojos reflejaban curiosidad.

 

—Estoy escuchando.

 

—Es sobre... Katherine —respondo.

 

El rostro de Elijah apenas se inmutó, pero una leve sombra cruzó por sus ojos.

 

—Katerina —corrigió—. ¿Qué ha hecho esta vez?

 

—Bueno, más bien lo que no ha hecho —lo observó con atención—. Está más desesperada que nunca. La última vez que la vi, estaba... deshecha. Y, sinceramente, no me da lástima. Pero, aún así, no puedo evitar preguntarme, ¿cómo fue que terminó así?

 

Ya he escuchado la historia de Katherine antes, pero me da curiosidad saber más de ella desde la perspectiva de alguien que la conoció antes de que se convirtiera en lo que es hoy. Quiero escuchar sobre la humana que hizo todo lo posible por sobrevivir. Katherine no es mi persona favorita, pero siempre le estaré agradecida por haberme convertido en vampiro. No fue agradable que me matara, pero ser vampiro ha sido una de las mejores cosas que me han pasado.

 

Prefiero mantener el secreto de mi trato con Katherine, hasta que tenga todo más resuelto.

 

Elijah permaneció en silencio por un momento, como si eligiera sus palabras con cuidado.

 

—Katerina es... complicada. Siempre ha sido una sobreviviente. Pero en su afán por sobrevivir, ha perdido más de lo que puede recuperar.

 

Ladeó la cabeza, intrigada.

 

—¿Y tú? ¿Cómo te sientes al respecto? Siempre me ha parecido que hay algo entre ustedes dos, algo que va más allá de los siglos y las mentiras.

 

Los ojos de Elijah se suavizaron, pero su expresión se mantuvo controlada.

 

—Hace mucho tiempo, Katerina fue alguien por quien sentí algo muy profundo. La amé. Pero el tiempo cambia las cosas... —miró hacia la ventana, como si viera algo en la distancia—. Ella ha hecho cosas que son difíciles de perdonar.

 

—¿Difíciles o imposibles? —preguntó, observándolo con atención, buscando entender la relación compleja entre ambos.

 

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Elijah.

 

—Tú misma has lidiado con Katerina,   Caroline. Sabes lo que es capaz de hacer para protegerse. Me he dado cuenta de que su lealtad siempre será hacia sí misma. Y cuando uno llega a comprender eso... el perdón se vuelve irrelevante. Es más cuestión de... aceptación.

 

Cruzó los brazos, pensativa.

 

—Supongo que eso tiene sentido. Pero, ¿aún la amas?

 

Elijah hizo una pausa, su mirada fija afuera.

 

—El amor que sentí por Katerina... ya no es el mismo. Lo que queda ahora es un profundo respeto por lo que fue. Pero amar... no. Ya no.

 

Me sorprendió un poco por su honestidad, pero puedo ver que hay algo más, pero prefiero no seguir insistiendo.

 

—¿Y crees que ella alguna vez te amó?

 

Elijah inclinó la cabeza, como si considerara la pregunta seriamente.

 

—En su forma torcida y egoísta, sí. Creo que Katerina me amó. Pero el amor, para ella, siempre ha sido una herramienta más que un sentimiento. Algo que usa para conseguir lo que necesita.

 

Asintió lentamente.

 

—Eso suena... muy Katherine.

 

Elijah esbozó una leve sonrisa.

 

—Así es.

 

Respiró profundamente y lo miró con curiosidad.

 

—Si pudieras, ¿la ayudarías a conseguir su libertad?

 

Elijah suspiró.

 

—Ayudar a Katerina significa que debe querer ser ayudada, y ella nunca ha aceptado la vulnerabilidad. Su orgullo es tan grande como su deseo de libertad. Si algún día decide cambiar, entonces quizás... Pero no estoy seguro de que ese día llegue.

 

—No te voy a decir que estoy un poco en desacuerdo con eso. Al final del día, Katherine haría lo que fuera por su libertad, pero tal vez solo no quiere mostrar debilidad ante Elijah. Eso solo ella lo sabe.

 

—Parece que lo que más teme es ser débil —murmuró. Y eso es cierto por los años que he conocido a Katherine algo que más odia es ser débil y cuando fue humano lo pude ver.

 

—Y ese miedo es lo que la ha mantenido viva. Pero también es lo que la ha condenado —respondió Elijah, mirando fijamente así afuera.

 

—Sabes, a veces me pregunto si no somos todos un poco como Katherine, aunque sea en pequeña medida. Hacemos cosas por miedo... o para protegernos.

 

Elijah sonrió levemente.

 

—Puede que tengas razón, Caroline. Todos estamos marcados por nuestras decisiones y nuestros miedos. Pero lo que nos define es si estamos dispuestos a enfrentarlos o seguir huyendo de ellos.

 

Después de nuestra conversación, cada uno se va por su lado. Estoy exhausta. Finalmente, al llegar a mi casa y cuando estoy a punto de entrar, escucho una voz detrás de mí.

 

—Hola, amor.

 

 

 

 

Chapter 17: El lobo feroz "Niklaus Mikaelson"

Notes:

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Chapter Text

 

«Detrás de cada villano hay una verdad, ya sea percibida o real». – Dalton Frey, La luz más oscura.

 

—Hola, amor.

 

Me quedo paralizada y, lentamente, me doy la vuelta como si estuviera en una película de terror.

 

—Klaus —susurro apenas audible, pero sé que él me escucha.

 

—Sabes, he oído algunas historias sobre ti, amor, y sobre mi hermano Elijah —dice con ira contenida en su voz.

 

—Elijah y yo no somos nada, solo hicimos un trato.

 

¿Por qué le estoy diciendo esto? Veo cómo Klaus se relaja con mis palabras. Se acerca lentamente, y me ofrece su mano. Levanto la vista y me quedo viendo fijamente sus ojos antes de aceptar su mano. Noto la sorpresa en su rostro, pero desaparece tan rápido como apareció.

 

—¿A dónde vamos?

 

—A un lugar más tranquilo, para que podamos hablar —me abre la puerta de su vehículo y entro.

 

Pasamos varios minutos en un silencio cómodo mientras conducimos hasta llegar a una casa pintoresca.

 

—Vamos, amor —dice, indicándome que lo siga.

 

Antes de que pueda hablar, entro en la casa, y Klaus me observa sorprendido.

 

—Eres un vampiro, ¿cómo entraste sin invitación?

 

—No soy un simple vampiro —respondo, notando la duda y la intriga en su mirada.

 

Llegamos a una sala y Klaus me hace una seña para que me siente en uno de los muebles. Obedezco, sabiendo que la verdadera conversación apenas comienza.

 

—¿De qué quieres hablar, Klaus?

 

—De mi maldición... de mis hermanos.

 

—Bueno, esta conversación va a ser larga —digo, haciendo una pausa para medir su reacción—. Pero antes de empezar, quiero hacer tres tratos contigo. Si aceptas, te daré lo que quieres, incluso más.

 

Klaus me mira intrigado, pero no dice nada.

 

—Primero, hay personas que no puedes matar: Elizabeth Forbes, Bonnie y Sheila Bennett, Matt y Vicki Donovan, Jeremy Gilbert y Jenna Sommers, Mason y Tyler Lockwood, y por último, los hermanos Salvatore. Lo segundo es que debes liberar a tus hermanos. Y lo tercero, la libertad de Katherine.

 

Antes de que pueda reaccionar, Klaus está frente a mí en menos de un segundo, sus manos apretando mi cuello.

 

—Eres hermosa, amor, y me intrigas demasiado, pero no eres nadie para darme órdenes o decirme qué debo hacer —dice con una voz dura.

 

Me libero de su agarre usando mis poderes, y puedo ver la sorpresa en su rostro.

 

—Te diré las cosas que puedo darte a cambio de que aceptes mi trato. A cambio de no matar a ninguno de los que mencioné, te diré dónde hay un nuevo roble blanco.

 

Klaus se ríe, incrédulo.

 

—Imposible, mis hermanos y yo destruimos todo el que había.

 

—¿En serio creías que la naturaleza lo permitiría? Después de que tú y tus hermanos se fueron, creció otro roble blanco, y yo sé dónde está.

 

Veo cómo su risa disminuye mientras me observa con atención, y continuo.

 

—Para que liberes a tus hermanos, te diré que tu madre no te puso una maldición, te puso dos.

 

El rostro de Klaus es impenetrable, imposible de leer, pero sé que está procesando cada palabra.

 

—Para crear híbridos necesitas la sangre del Doppelgänger.

 

La ira se enciende en los ojos de Klaus, pero no me detengo.

 

—Y por la libertad de Katherine, te daré la tuya.

 

Klaus suelta una risa baja y sarcástica.

 

—¿Mi libertad? —se burla—. ¿Qué sabes tú de eso?

 

—Sé dónde está Mikael.

 

La risa de Klaus se detiene al instante. Sus ojos se oscurecen.

 

—¿Tenemos un trato, Niklaus? —pregunto suavemente.

 

—¿Y cómo estás tan segura de que no te mataré y te obligaré a decirme lo que quiero? —su voz es fría, dura, amenazante.

 

Lo miro directamente a los ojos, segura de lo que estoy diciendo.

 

—Soy inmortal, no puedes matarme. Soy bruja, no puedes obligarme. Y sé que no matarás a nadie que me importe para forzarme porque somos compañeros.

 

En ese momento, un pensamiento fugaz cruza por mi mente, recordando la conversación con 

Grams. Fue ella quien me hizo entender lo que había entre Klaus y yo, quien me habló de la conexión que trasciende cualquier otra cosa. Compañeros. Almas gemelas. Aún me cuesta procesarlo, pero ahora, frente a Klaus, sé que es verdad.

 

Los ojos de Klaus se abren con sorpresa.

 

—Imposible —susurra, casi para sí mismo.

 

—No lo es —respondo, acercándome lentamente. Él se queda inmóvil, viéndome, procesando lo que acabo de decir. Acaricio su mejilla con suavidad, y Klaus cierra los ojos. Me inclino, apenas rozando sus labios con los míos.

 

—Caroline... —susurra Klaus, abriendo los ojos. Puedo ver el deseo y la lujuria en ellos.

 

—Buenas noches, Nik.

 

Y, antes de que pueda reaccionar, me voy a toda velocidad, rumbo a mi casa.

 

 

 

 

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Chapter 18: Davina Claire y Freya Mikaelson

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Chapter Text

 

"El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente". Alonso de Ercilla y Zúñiga.

 

¿Qué es el miedo? ¿Por qué lo sentimos? El miedo nos hace sentir vivos, esa adrenalina que lo acompaña es única.

 

Salgo de mis pensamientos cuando escucho mi celular sonar.

 

Pelirroja favorita:

Encontré a la chica.

 

Cuidado:

Manténla vigilada, nos veremos en dos días.

 

Pelirroja favorita:

Perfecto. No olvides nuestro trato.

 

Cuidado:

No lo he olvidado. De hecho, ya me encontré con el lobo feroz.

 

Pelirroja favorita:

¿Y aún estás viva? Es un milagro.

 

Cuidado:

Ja, ja, sí, sigo viva. Nos vemos en dos días. Cuídate.

 

Pelirroja favorita:

Lo haré. Nos vemos.

 

Estos días me he hecho buena amiga de Sage. Es una mujer hermosa y poderosa, una aliada excepcional.

 

—Mamá, ¿estás en casa? —grito.

 

—Aquí abajo —responde.

 

Salgo de mi habitación y sigo el sonido de su voz hasta encontrarla en el sótano.

 

—¿Qué haces? —le pregunto.

 

—Estoy buscando el árbol genealógico de nuestra familia.

 

—¿Tenemos uno de esos?

 

-Si.

 

—Mamá, ¿puedo preguntarte algo? —digo, un poco temerosa.

 

—Claro, cariño.

 

— ¿Podemos adoptar a una chica?

 

Mi madre se paraliza y me mira.

 

—¿Qué? —me grita.

 

—Su nombre es Davina Claire, es una bruja y va a ser sacrificada en un ritual.

 

Dios mío, veo cómo mi madre se detiene. Creo que no debí decir eso, pero si necesito su ayuda, debo ser honesta.

 

—Lo que te voy a contar puede sonar extraño, pero necesito que me escuches —ella asiente.

 

Le cuento todo: el viaje en el tiempo, que soy un vampiro, sobre las gemelas, su muerte por cáncer y cómo apagué mi humanidad. Una vez que empiezo a hablar, no puedo detenerme. En algún momento de la conversación, empiezo a llorar. Mi madre se levanta, me abraza suavemente y me dice:

 

—Estoy tan orgullosa de ti. Después de todo lo que ha pasado, sigues en pie. Estoy feliz de ser tu madre.

 

—Te amo, mami —digo entre sollozos mientras me aferro a ella.

 

Después de unos minutos, las lágrimas disminuyen.

 

—¿Por qué me crees? —pregunto.

 

—Porque eres mi hija —me responde simplemente—. Ahora, ¿quién es esta chica que quieres salvar? Según lo que ha dicho, parece especial.

 

—Davina es una bruja muy poderosa. La conocí porque estaba casada con Kol, uno de los vampiros originales. Kol y yo nos hicimos buenos amigos, y por eso conocí a Davina. Nos hicimos buenas amigas y me contó su historia. Quiero ayudarla. Ahora debe tener 14 o 15 años, si no me equivoco.

 

—Está bien, vamos a hacerlo —sonrío, muy feliz—. En dos días iremos a Nueva Orleans.

 

---

 

Los dos días pasaron rápido. Dagaron Elijah... los muy estúpidos. Los amo, pero a veces se pasan de estúpidos. Sage sigue vigilando a Davina.

 

—Hemos llegado —dice mi madre.

 

Nos dirigimos al centro de Nueva Orleans, donde Sage se está quedando. Llegamos frente a una bonita casa, y puedo ver a Sage esperándonos en la puerta. Salgo del coche y el abrazo.

 

—Gracias por esto —le digo.

 

—Gracias a ti. Estoy cerca de volver a ver a Finn, 900 años es mucho tiempo —dice Sage, con una ola de tristeza en su voz.

 

Sage y mi madre se conocen. Al principio, mi madre estaba cautelosa, apenas acostumbrándose a los vampiros, pero después de unas horas, Sage y ella ya son las mejores amigas. Al ver esto, sonrío.

 

— ¿Cuándo podemos ver a la chica? —pregunta mi madre.

 

—En unos 30 minutos —dice Sage.

 

Después de ese tiempo, llegamos a un parque. Veo a Davina sentada, escribiendo en uno de los bancos.

 

—Siempre viene a este parque a la misma hora —dice Sage.

 

—Quédense aquí —les digo a mi madre y Sage, y me acerco a Davina. Ella siente mi presencia y levanta la cara. Suavemente le digo—: Hola, Davina, soy Caroline.

 

Antes de continuar, Davina habla.

 

—Lo sé —dice tímidamente.

 

— ¿Cómo lo sabes? —le pregunto, curioso.

 

—Mi abuela y mi madre dijeron que vendrías por mí y que debía confiar en ti.

 

Eso me toma por sorpresa.

 

—Está bien, Davina. ¿Ves a esas dos personas allí? —le señalo hacia mi madre y Sage. Davina oriental—. La rubia es mi madre, es humana. La pelirroja se llama Sage, es un vampiro de 900 años y ha estado cuidándote.

 

Davina parece sorprendida por la información.

 

—Sé que no te queda familia viva, así que mi madre quiere adoptarte y nos iremos de aquí, solo si tú quieres.

 

Davina se queda pensándolo unos minutos.

 

—Mi madre y abuela dijeron que debía seguirte y confiar en ti, pero no quiero perder mi magia —dice.

 

Cierto, si se va de Nueva Orleans, perderá su magia.

 

— ¿Qué pasaría si puedo romper tu conexión con los ancestros? De esa manera, aunque te vayas, seguirás teniendo magia.

 

Davina lo piensa un momento y asiente.

 

—Vamos a la casa de Sage y hagamos el hechizo.

 

Mi madre y Sage se presentan con Davina. Llegamos a la casa, y mi madre está hablando con ella sobre la adopción. Davina acepta, y puedo ver la emoción en su rostro.

 

—Encontré el hechizo, pero necesito un ingrediente para realizarlo. Sage ya lo está buscando y mañana lo haremos. Buenas noches.

 

Escucho a Davina ya mi madre desearme buenas noches.

 

---

 

—Hola, Nik.

 

—Hola, Carolina. ¿Puedo preguntar dónde estás, amor? —dice Klaus.

 

—Estoy con mi madre, buscando a mi hermana pequeña —eso lo toma desprevenido.

 

—No sabía que tenías una hermana —respondió Klaus.

 

—No lo sabías porque es adoptada.

 

—Ya entiendo. ¿Y cuándo volverás? Nuestra conversación aún no ha terminado, amor.

 

—Volveré pasado mañana —digo. Veo a Klaus acercándose a mí, sosteniéndome por la cintura con una mano y acariciando mi mejilla con la otra.

 

—Fui con una de mis brujas, y me dijo que es cierto que somos compañeros, pero que aún no puedo sentirlo plenamente por la maldición. Nos vemos en un día, amor —dice Klaus mientras me besa en la mejilla.

 

---

 

Ahora que todos están dormidos, déjame ir por Freya.

 

Esto parece un manicomio —pienso para mí misma.

 

Logró entrar al lugar donde debe estar Freya. Use mis poderes y el encuentro.

 

Cuando tocó el ataque, algo sucede.

 

—¿Quién eres? —me pregunta Freya, confundida.

 

—Soy Caroline, vine a rescatarte y creo que al tocar tu ataúd pude entrar en tu subconsciente.

 

— ¿Cómo puedes usar tus poderes aquí? —me pregunta.

 

—No lo sé —digo la verdad, porque realmente no tengo idea—. Tal vez porque mis poderes me fueron regalados.

 

— ¿Cómo que regalados? —pregunta Freya. Dios mío, todos los Mikaelson son unos curiosos.

 

—No importa, luego hablamos de eso. Aún no puedo despertarte, porque si lo hago, Dahlia despertará. Pero tengo un plan para matarla.

 

—¿Por qué haces esto? ¿Cómo sabes de Dahlia? ¿Por qué quieres salvarme? —pregunta Freya, con desesperación y dolor en su voz.

 

Freya es, sin duda, una de las Mikaelson que más ha sufrido en estos mil años.

 

—Porque sé el dolor que ha pasado. Creo que mereces ser feliz con tu familia, porque lo que tu madre y tu tía hicieron fue horrible.

 

—Muchas gracias —dice Freya.

 

—Aún no me agradezcas, hazlo cuando logre liberarte permanentemente.

 

Después de varios obstáculos con pacientes locos, logro salir del lugar con Freya. Gracias a Dios sigo teniendo la fuerza de un vampiro.

 

Chapter 19: Las mujeres Forbes

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches

Gracias a todos l@s lectores💐
Muchísimas gracias a todos los que han comentado y dado kudos 💜🥰

Recuerden que pueden dejar sus ideas y opiniones constructivas💖, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino👋

Recuerden ser siempre respetuosos.

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Chapter Text

 

"De sus muslos ella te dio vida, y la forma como la tratas muestra cuánto valoras la vida que te ha dado el Creador. Y de la semilla al polvo, hay un alma por encima de todos los demás. Aquella con la que siempre debes mostrar paciencia, respeto y confianza. Esa mujer es tu madre." Suzy Kassem

 

—Buenos días a todas —dije, todavía soñolienta.

 

—Buenos días —respondieron al unísono.

 

—Vale, si nadie va a preguntarlo, lo haré yo —dice Sage—. ¿Quién diablos es la chica que está acostada en la habitación de invitados?

 

Después de la declaración de Sage, mi madre y Davina me voltearon a ver.

 

—Es Freya —dije tranquilamente.

 

—¿Freya? —preguntó mi madre con curiosidad.

 

Les conté la historia de Freya y quién era ella.

 

—Esa mujer, Esther, es una pésima madre. Si por alguna razón me la encuentro, la abofetearé por mala madre —dijo mi madre enfadada—. Le da a uno de sus hijos a su hermana loca y maldice a otro. ¡Qué horror!

 

—Estoy de acuerdo contigo, Liz —dice Sage, cruzándose de brazos—. Puede que no me agrade Klaus, pero con una madre como Esther, con razón es como es

 

---

 

—Davina, el hechizo se puede hacer cuando estés lista. Anoche, Sage trajo el ingrediente faltante —le informé.

 

—Está bien, después del desayuno lo hacemos —respondió con determinación.

 

—Sage, ¿vendrás con nosotras a Mystic Falls? —le pregunté a la pelirroja.

 

—Claro, quiero estar ahí cuando Finn despierte —respondió con una sonrisa.

 

—Perfecto —dije, entusiasmada.

 

—Puedes quedarte con nosotras —intervino mi madre, provocándome una sonrisa.

 

—¿Por qué estás sonriendo? —me preguntó Sage, riendo también.

 

—Solo estaba pensando... Siempre quise un hermano, y ahora tengo dos hermanas: Sage y Davina Forbes. ¡Dios! Amaré ver la cara de Niklaus cuando te vea, Sage —dije riendo.

 

—Eso será muy interesante de ver —añadió Sage con picardía.

 

—Ya podemos hacer el hechizo —digo Davina, lista para empezar.

 

—Bien, comencemos. Davina, repite después de mí —puse todo lo necesario para el ritual y comenzamos a cantar—: Ακούστε τη φωνή μου, δώστε μου την Ελευθερία μου, η σύνδεσή μας δεν θα υφίσταται πλέον, η μαγεία μου δεν θα εξαρτάται πλέον από εσάς και από τώρα και στο εξής, η μαγεία μου θα είναι δική μου. (Escuchen mi voz, denme mi libertad, nuestra conexión ya no existirá, mi magia de ustedes ya no dependerá, y a partir de ahora, mi magia será solo mía.)

 

Todo comenzó a girar, el aire se sentía pesado. Y luego, todo terminó.

 

—Davina, ¿cómo te sientes? —le pregunté con calma.

 

—Libre... —fue lo único que dijo antes de desmayarse.

 

—Eso fue impresionante —comentó Sage, asombrada.

 

Davina durmió todo el día. Solo se levantó para comer y luego volvió a dormir. Ya íbamos de camino a Mystic Falls. Davina estaba entusiasmada. Antes de salir, mi madre había hecho todo el papeleo, y con ayuda de un poco de compulsión, cortesía de Sage, Davina Claire ya no existía. Ahora era Davina Forbes.

 

—Tengo hambre —dijo Sage.

 

—Ya somos dos —añadió Davina.

 

—Entonces, antes de ir a casa, vamos al Mystic Grill —propuso mi madre.

 

—¡Siii! —gritamos Davina y yo al unísono. Sage y mi madre se rieron de nosotras.

 

Al llegar al Mystic Grill, vi a Elena, los hermanos Salvatore y Bonnie. Sonreí al ver sus miradas de confusión, asombro, curiosidad e intriga.

 

Me acerqué a mis amigos con una sonrisa.

 

—Hola a todos —dije.

 

—Hola —respondieron al unísono. Hubo un silencio incómodo que, como siempre, Damon rompió.

 

—¿Quién es ella? —preguntó señalando a Davina—. ¿Y cómo conoces a Sage?

 

Sage solo le sonrió, pero pude notar la curiosidad en los ojos de mis amigos, y los celos apenas disimulados en la mirada de Elena cuando Damon reconoció a Sage.

 

—Pues, ella es Davina, mi hermana —dije, viendo la conmoción en sus rostros—. Y esta es Sage, mi otra hermana —añadí, disfrutando de la expresión de sorpresa de Damon mientras Sage y Davina se reían.

 

—¿Qué? —dijeron al unísono Elena y Bonnie.

 

—Pero, Caroline, tú no tienes hermanas. Eres hija única —dijo Elena, confundida.

 

—Estoy de acuerdo con Elena —apoyó Bonnie.

 

—Es cierto, no tengo hermanos biológicos. Davina es mi hermana adoptiva, mi madre la adoptó, y Sage... Bueno, ella ha tomado el rol de hermana mayor. —Sonreí—. Podemos sentarnos.

 

—Claro —dijo Elena, aún dudosa.

 

—Entonces, ¿por qué no nos presentamos para conocernos mejor? —propuso Sage, y todos asintieron—. Empiezo yo. Mi nombre es Sage, como ya saben, soy un vampiro y tengo más de 900 años. Y hola, Damon, me da gusto volver a verte.

 

Todos se giraron a mirar a Damon, sorprendidos por la información.

 

—Hola, Sage —dijo Damon, incómodo.

 

—Hola, soy Davina Forbes. Tengo 15 años y soy bruja —dijo Davina, captando la atención de todos, especialmente la de Bonnie.

 

—Es increíble —comentó Bonnie—. Soy Bonnie Bennett, por cierto.

 

—Una bruja Bennett, ¡increíble! —respondió Davina, sonriendo.

 

Los demás también decidieron presentarse.

 

—Mi nombre es Elena Gilbert.

 

—Eres un doppelgänger —comentó Sage, observándola detenidamente.

 

—Lo soy.

 

—Soy Damon Salvatore, soy vampiro.

 

—Stefan Salvatore, vampiro también. Es un placer —dijo Stefan, con una leve inclinación.

 

—Igual —respondieron Sage y Davina.

 

Bonnie se acercó a Davina y empezaron a hablar de magia. Pude ver la diversión en el rostro de Sage.

 

Luego, las puertas del Mystic Grill se abrieron, y no eran otros que dos de los hermanos Mikaelson: Elijah y Klaus. Los vi mirar alrededor hasta que sus ojos llegaron a nuestra mesa. Pude ver la sorpresa y la intriga en sus miradas.

 

Sage se levantó y los saludó con una sonrisa traviesa.

 

—Elijah, Klaus, ha pasado mucho tiempo —dijo Sage, divertida.

 

—Sage, sí, ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos —respondió Elijah, con curiosidad—. Si se puede saber, ¿qué haces aquí?

 

—Vine a visitar a mi querida hermana.

 

—¿Hermana? —preguntó Klaus, confundido.

 

—Sí, Caroline —dijo Sage, disfrutando de la expresión de shock en los originales. Cuando Klaus iba a hablar, mi madre lo interrumpió.

 

—Niñas, ya tengo la orden. Podemos ir a casa a comer —dijo mi madre.

 

—Claro, mamá —dijimos Davina y yo al unísono.

 

—Nos tenemos que ir, pero fue un placer —dije, sonriendo.

 

Klaus me lanzó una mirada que dejaba claro que hablaríamos de esto más tarde.

 

 

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Chapter 20: Hora de hablar con Elena I

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Chapter Text

~El miedo no detiene la muerte, detiene la vida~

 

Nos la pasamos muy bien. Luego de regresar del Mystic Grill, nos dimos un baño, nos pusimos las pijamas y cenamos. Sage nos contó historias de algunas cosas que ha vivido a lo largo de los años, lo cual fue muy divertido.

 

—Debemos comprar una casa nueva —dice de repente mi madre—. Empezaré a buscar. Además, Davina ya ha sido inscrita en la escuela, empieza pasado mañana.

Davina asiente feliz.

 

—¿Por qué una casa nueva? —pregunto, intrigada.

 

—Ahora somos demasiados, y solo hay tres habitaciones.

 

—De acuerdo. Hoy Davina y yo dormiremos en mi habitación, y Sage puede dormir en la de los invitados —propongo. Todos asienten.

 

---

 

—Nik, estás aquí... —murmuro, sorprendida.

 

—Hola, amor —responde Nik. Puedo escuchar la ira en su voz. Dios, ¿por qué es tan bipolar? Un momento está feliz y al otro quiere matar a alguien.

 

—Si estás enojado por lo de Sage, debo decir que no es asunto tuyo. De la misma manera que le ofrecí un trato a Elijah y a ti, se lo ofrecí a Sage. La diferencia es que de los tres, dos ya aceptaron —digo con confianza, intentando mantenerme firme.

 

—¿Y qué trato fue ese, amor? —pregunta Nik con cautela. Decido responder sin titubear.

 

—Finn—digo simplemente.

 

Nik me mira fijamente mientras se acerca hasta quedar frente a mí. Intento no mostrarme afectada, pero no lo logro.

 

—Acepto —dice de repente.

 

—¿Qué?

 

—Acepto tu trato, pero con condiciones.

 

—¿Qué condiciones? —pregunto, temerosa.

 

—A las personas que mencionaste no les haré ningún daño. A mis hermanos solo los liberaré cuando rompa mi maldición y Mikael esté muerto. En cuanto a Katerina, tendrá su libertad, pero si intenta hacerme daño a mí o a mi familia, morirá. ¿Aceptas?

 

Lo miro fijamente y respiro profundamente. Luego, le respondo:

 

—Tus hermanos también tienen derecho a estar ahí cuando mates a Mikael, Nik. Ellos han sufrido tanto como tú por su culpa. No se merecen estar encerrados durante ese momento. Los liberas antes, o no hay trato.

 

Klaus me observa en silencio, evaluando mis palabras. Finalmente, asiente con una media sonrisa.

 

—Está bien, amor. Tus términos son justos. Mis hermanos estarán libres cuando llegue el momento. De matar a Mikael. ¿Aceptas?

 

—Acepto.

 

—Bien, tenemos un trato, amor —dice Klaus con una sonrisa. Se inclina y me besa. Al principio es un beso lento, pero mientras más pasa el tiempo, se vuelve intenso. Cuando estoy a punto de profundizarlo, algo me distrae.

 

—Caroline, despierta. Despierta —escucho la voz de Davina. Klaus se aleja y me susurra al oído:

 

—Esto no ha terminado, mi amor —me dice de forma seductora antes de desvanecerse.

 

---

 

—Estoy agotada —digo, dejándome caer en uno de los sillones de la casa.

 

—¿Por qué? —pregunta Sage, curiosa.

 

—Mikaelson —respondo con cansancio. Es lo único que necesito decir. Sage se ríe de mi sufrimiento.

 

—¿Qué pasa, hermanita? —me pregunta Sage, burlona.

 

—¿Quieres ver a Finn? —le pregunto. Veo cómo el anhelo ilumina sus ojos.

 

—Sí —responde rápidamente.

 

—Bien, entonces prepárate.

 

---

 

—Hola, Finn. ¿Estás aquí?

 

— Señorita Caroline, has vuelto —dice Finn, visiblemente alegre.

 

— Solo Caroline 

 

— Esta bien, Caroline 

 

—Te he traído un regalo —le digo con una sonrisa. Veo la confusión en su rostro hasta que me aparto y dejo que Sage salga. La sorpresa y la conmoción se reflejan en la cara de Finn.

 

—Sage... —susurra, incrédulo.

 

—Hola, mi amor —responde Sage mientras corre a los brazos de Finn.

 

—Gracias, hermanita —me dice Sage entre lágrimas, abrazada a Finn.

 

—Siempre, hermana. Y hermano —les digo con ternura. Ambos me sonríen.

 

—Los dejo solos.

 

—Gracias otra vez —me dice Finn, con una mirada llena de gratitud.

 

---

 

Caroline: Hola, Elena, ¿podemos vernos en tu casa?

 

Elena: Claro, Caroline. Tenemos mucho de qué hablar.

 

Caroline: Perfecto.

 

Llego a la casa de Elena y toco la puerta. Jenna me abre, radiante como siempre.

 

—¡Caroline! Hace mucho que no te veía —dice con alegría.

 

—Así es, Jenna. ¿Puedo pasar?

 

—Claro, pasa. Elena te está esperando en su habitación.

 

—Gracias —le respondo mientras subo las escaleras. Me detengo unos momentos frente a la puerta de Elena, respiro hondo y finalmente toco.

 

—Puedes pasar —escucho desde dentro.

 

Abro la puerta y la encuentro sentada en su cama.

 

—Hola, Care. ¿De qué quieres hablar? —pregunta Elena, curiosa.

 

—Elena, tenemos que hablar acerca de Klaus.

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Chapter 21: Hora de hablar con Elena II

Notes:

Buenas tardes, buenas noches, buenos días

Aquí les traigo otro capítulo más.
Recordarles que pueden dejar su kudos y comentarios, recordando siempre ser respetuosos, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino. 💖🥰👋

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Chapter Text

Aquellas personas que más sonríen son las más rotas y dañadas, una sonrisa no siempre significa estar bien, yo lo sé. Darleny

 

-Elena, necesitamos hablar acerca de Klaus -digo, tomando asiento en la cama.

 

-¿Sobre Klaus? -Elena frunce el ceño-. ¿De qué tenemos que hablar sobre él?

 

Trago saliva antes de hablar. Esto no será fácil.

 

-Elena, puedo ver el futuro -le digo, esperando que no me tome por loca. Sus ojos se abren, sorprendida-. Si no aceptas el trato de Klaus, él matará a Jenna. La usará para el sacrificio.

 

Veo cómo el dolor y las lágrimas se acumulan en los ojos de Elena.

 

-¿Qué podemos hacer? -pregunta, con la voz quebrada.

 

-Aceptar un trato -le digo, sabiendo que eso no es lo que quiere oír.

 

-¿Qué trato? -pregunta con cautela.

 

-Klaus romperá su maldición con la condición de que no podrá matar a nadie importante para ti. Y tú volverás a la vida. Las brujas de Klaus ya lo tienen todo preparado -le explico.

 

-¿Cómo sabes todo esto? -me pregunta, entre desconfiada y asustada.

 

-Hice un trato con Klaus. Él descubrió mi poder y me ofreció una opción: si le decía dónde estaba uno de sus mayores enemigos, no mataría a mi madre ni a ninguno de mis amigos. Además, buscaría una forma de que tú sobrevivieras al ritual... y liberaría al verdadero amor de Sage -digo, tratando de sonar convincente. Dios mío, me he convertido en una excelente mentirosa, pienso para mis adentros, sintiendo un nudo en el estómago.

 

Elena se queda callada, procesando toda la información. Sé que está asustada, pero también sé lo mucho que ama a su familia. Yo también la amo, es como una hermana para mí, y no podría soportar verla perder a alguien más.

 

-No lastimará a nadie que yo quiera, ¿cierto? -pregunta Elena, casi suplicando una confirmación.

 

-No. Para asegurarnos de que cumpla con su palabra, le pediremos a Sheila que haga un hechizo para sellar el trato -le respondo, intentando tranquilizarla.

 

Elena me mira durante unos segundos más y luego asiente lentamente, esbozando una pequeña sonrisa, aunque claramente forzada.

 

-Acepto -dice, finalmente.

 

Cuando entro a la pensión, Damon me recibe con una expresión seria. Apenas me ha visto y ya sé lo que va a preguntar.

 

-¿Lo conocías? Sabías quién era, ¿verdad? -me dice Damon, directo.

 

-Sí -respondo con calma, sin molestia. Para qué negarlo ahora.

 

Me da una mirada de decepción, como si no pudiera entender mis razones.

 

-¿Y Elena? Es tu amiga. ¿Por qué lo hiciste? -me pregunta, esta vez con más dolor en la voz.

 

Mi paciencia se agota de repente, y algo en mí estalla.

 

-¿Quieres saber por qué? ¡Porque no quiero que Jenna muera! No quiero que Tyler y yo seamos usados como sacrificios, para que luego tú llegues y Tyler te muerda. Y la única cura para una mordedura de hombre lobo es la sangre de Klaus, así que para salvarte, Stefan se entregaría a él. ¡Y entonces Klaus lo convertiría en un destripador, y lo obligaría a apagar su humanidad! -le grito, las palabras saliendo a borbotones, mi voz temblando con la frustración-. Hice el trato con Klaus y le dije a Elena que aceptara porque no quiero perder a nadie que ame. ¡Eso es por lo que lo hice!

 

Mi respiración está agitada, y solo entonces me doy cuenta de que los demás estaban allí. Todos me miran con expresiones mezcladas de admiración, conmoción y compasión. Las lágrimas comienzan a acumularse en mis ojos, y ya no puedo contenerlas.

 

-Lo siento, Caroline -dice Damon, en voz baja. Es lo único que dice, pero es suficiente.

 

Comienzo a llorar mientras él me abraza. Siento que el agotamiento me consume.

 

-Estoy tan cansada -susurró entre lágrimas-No quiero que nadie muera, pero es tan difícil. En serio lo intento, créeme, pero estoy agotada.

 

Las lágrimas caen con más fuerza mientras divago, soltando todo el peso que llevo acumulando.

 

Damon no dice nada más, solo me sostiene. No recuerdo mucho después de ese arrebato. Lo último que recuerdo es que Damon me cargó en brazos.

 

Abro los ojos lentamente, sintiendo una presencia en la habitación.

 

-Hola -me dice una voz familiar.

 

-Hola -le respondo débilmente. Es Stefan.

 

Parece nervioso. No es típico en él, pero lo entiendo. Todo esto es demasiado.

 

-Así que... un destripador, ¿eh? -dice Stefan, tratando de romper el hielo.

 

-Así es -respondo con una leve sonrisa. Pero el momento no tarda en volverse serio.

 

-¿Por qué?- pregunta, sin entender. Por qué Klaus lo quería.

 

Respiro hondo y comienzo a explicarle.

 

-Tú y Klaus ya se conocían en los años 20, cuando eras el destripador. Fuiste el primer amigo real que Klaus tuvo después de mucho tiempo. La chica de la que te hablé, la que te ha amado durante más de 90 años, es Rebekah, su hermana. Ella es un vampiro original. Los originales tienen la habilidad de obligar a otros vampiros, y Klaus te obligó a olvidarlos porque alguien venía por ellos. ¿Por qué te transformó de nuevo en un destripador? Porque quería a su compañero de vuelta. Lo siento, Stef.

 

Stefan se queda en silencio, procesando todo lo que le acabo de decir. Sé que es mucho.

 

-El ritual se llevará a cabo, Stefan. Tanto Elena como yo hemos hecho nuestro trato le digo finalmente.

 

Stefan asiente, aunque sé que aún le cuesta aceptarlo. Todos estamos atrapados en esta guerra, intentando sobrevivir.

 

 

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Chapter 22: El sacrificio I

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Chapter Text

"Quiénes somos y quiénes debemos ser para sobrevivir son dos cosas muy diferentes." -Bellamy Blake, The 100.

 

Quien dijo que no se puede amar y odiar a una persona al mismo tiempo... quien sea que lo dijo, mintió, porque yo amo a Klaus, pero al mismo tiempo lo odio y quiero matarlo.

 

Por eso dicen que del odio al amor solo hay un maldito paso.

 

-Hola, amor -me dice Klaus con una sonrisa encantadora.

 

-Hola, Klaus -respondo, notando cómo la sonrisa de Klaus se desvanece de su rostro. ¿Ahora qué hice?-. ¿Sucede algo? -pregunto, confusa.

 

-¿Por qué me llamas Klaus? -me pregunta, sus ojos fijos en mí.

 

-Porque es así como te llaman las personas fuera de tu familia -respondo, evitando su mirada, sabiendo que algo no está bien.

 

-Pero últimamente me llamas Nik. ¿Por qué no sigues llamándome así? -Eso me toma por sorpresa.

 

-Está bien... Nik -cedo, y veo cómo su sonrisa reaparece lentamente. Algo en su expresión siempre cambia cuando uso ese nombre, como si fuera algo íntimo, algo que solo es nuestro.

 

-El sacrificio será esta noche, amor. Ya tengo a mi bruja, mi vampiro, mi hombre lobo, la piedra lunar y el doppelgänger.

 

-Elena... se llama Elena, y no olvides nuestro trato, Niklaus -digo, con voz firme, enfatizando su nombre completo. Quiero recordarle que no todo es un juego.

 

Veo cómo Klaus se tensa de inmediato. Sus ojos brillan con una mezcla peligrosa de deseo y advertencia.

 

-No vuelvas a decir mi nombre completo, Caroline -responde con esa voz profunda y grave que me eriza la piel.

 

-¿Por qué, Niklaus? -pregunto con una inocencia fingida, probando hasta dónde puedo llegar.

 

-A menos que quieras que te folle aquí mismo, te sugiero que no vuelvas a decirlo, amor. Tengo mil años de autocontrol, pero no querrás verme perder el control -su voz está cargada de lujuria y, a pesar de mí misma, me encuentro respondiendo a ese tono.

 

Asiento lentamente, sintiendo mi propia respiración acelerarse. No estoy segura de si es miedo o deseo... quizás ambos.

 

-Me alegra que nos entendamos, amor -dice, con una sonrisa satisfecha.

 

Después de nuestra pequeña "charla motivadora" -sarcasmo-, regreso a mi casa. Esta noche será el sacrificio. Klaus será libre, pero eso no significa que los peligros terminarán. Todavía quedan Silas, Cade, Rayna Cruz, Markos y los viajeros, Sybil y Selene, Kai Parker, los herejes... Y esos son solo algunos. Sin mencionar a los innumerables enemigos de los Mikaelson.

 

Me pregunto si alguna vez terminará. Todos ellos, de una forma u otra, han cometido atrocidades. Y aunque algunos pueden ser más nobles que otros, nadie está libre de oscuridad. Ninguno de sus actos puede ser olvidado... Porque, al final, todos hemos hecho cosas horribles para sobrevivir.

 

Kai Parker. Un psicópata , sí, pero parte de su maldad es culpa de sus padres. Lo aislaron, lo privaron de cualquier contacto con sus hermanos, lo excluyeron por ser un siphoner. ¿Cómo podría eso no afectarlo? Aunque nada justifica lo que hizo: matar a sus hermanos menores, traicionar a su familia... e intentar matar a mis gemelas. Mis niñas. Ese recuerdo todavía me quema por dentro. No, eso no puede ser perdonado. Pero aun así, ¿debería liberarlo? Estoy reconsiderando si merece otra oportunidad. Nadie nace siendo malo, ¿verdad? ¿Podría cambiar?

 

Respiro hondo. Pensar en liberar a Kai me provoca escalofríos, pero algo en mí no puede dejar de creer que, quizás, él también merece una redención. Después de todo, ¿no estamos todos luchando con nuestra propia oscuridad?

 

Y luego están los herejes. Con ellos tengo sentimientos encontrados. Beau, Nora, Mary Louise y Valerie... Sin ellos, nunca habría tenido a las gemelas, mis hermosas niñas que no podré tener, pero que siempre recordaré y amaré con toda mi alma. ¿Cómo podría odiarlos por eso? Pero aún así, después de que todo lo relacionado con los Mikaelson termine, será su turno.

 

Esta noche será larga. Lo que hacemos por amor puede ser algo tan hermoso... y tan peligroso.

 

Sé que no podré salvar a todos. Por mucho que lo intente, algunos caerán. Pero haré lo que esté en mi poder para mantenerlos con vida el mayor tiempo posible.

 

No puedo evitar pensar en Nik. Él también ha hecho cosas horribles. Mil años de historia manchada de sangre, de traiciones y crueldad. Y, sin embargo, aquí estoy... atrapada entre el deseo y el odio. Tal vez sea porque, al final, sé que Klaus también ha hecho todo lo que ha hecho para sobrevivir, para proteger a los suyos. Como todos nosotros.

 

-Esta noche -susurro para mí misma, mirando el cielo oscuro desde mi ventana-, todo cambiará.

 

 

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Nota:

El trastorno de personalidad antisocial, a veces llamado sociopatía, es un trastorno mental en el cual una persona no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora los derechos y sentimientos de los demás.

La diferencia entre la psicopatía supone que el individuo no tiene ni empatía ni sentido de la moral. Sociopatía es un indicativo de que el sujeto sí tiene sentido de la moral y una conciencia bien desarrollada, aunque su sentido del bien y del mal no es el mismo que el propio de la cultura de los padres.

Gracias por la lectura nos vemos en el próximo capítulo.💖👋

Chapter 23: Sacrificio II

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo un nuevo capitulo de esta maravillosa historia 💕

Recuerden que pueden dejar su kudos y comentarios, se los agradecería muchísimo 🥰

Recuerden que pueden dejar sus ideas y opiniones constructivas❤️🙏

Cualquier comentario negativo se puede ir por dónde vino 👋👏

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Chapter Text

 

Quiénes somos y quiénes debemos ser para sobrevivir son dos cosas muy diferentes.

-Bellamy Blake, The 100.

 

Las personas pueden ser crueles y egoístas. No hay justificación para los actos más crueles que hemos cometido. Todos tenemos sangre en las manos: algunos matan por diversión, otros por miedo y otros por supervivencia. Pero al final, ¿cuál es la verdadera moral de los seres sobrenaturales?

 

-¿Caroline, estás bien? -pregunta una preocupada Davina.

 

-Solo estoy un poco cansada por lo de hoy -respondo, intentando sonreír.

 

-Por el sacrificio, ¿cierto? -dice Davina, clavando su mirada en mí.

 

-Sí -susurro.

 

Todo está listo. Estoy en el lugar del sacrificio. Elena ya está en el círculo de fuego, pero no está asustada. Ella sabe que volverá y que nadie a quien ama sufrirá.

 

El vampiro es una mujer que asesinó a sus dos hijos de 8 y 12 años solo porque le pidieron comida. El hombre lobo es un violador y también se divertía matando humanos cuando estaba en su forma de lobo.

 

Desear que estas personas ardan en el infierno y sufran, ¿me hace una mala persona? O tal vez, ¿me convierte en una buena persona por desear sufrimiento a aquellos que ya lo han infligido a personas inocentes?

 

Sé que los Mikaelson no son buenas personas, pero en una de mis aventuras con Kol le conté lo que me pasó con Damon. Él me dijo que, aunque los Mikaelson son monstruos, jamás obligaron a una mujer a tener relaciones con ellos.

 

Todo está listo, solo falta Nik.

 

-Ya es hora, amor. En unos pocos minutos seré libre -me susurra Nik al oído. Ni siquiera lo había sentido llegar detrás de mí. Asiento con la cabeza mientras él me regala una de sus sonrisas.

 

Todo está en posición. Greta, la bruja, comienza a cantar.

 

"Tribum de Phasmatos..."

 

Un corazón de hombre lobo arrancado.

 

"Salve Sorce Das..."

 

Un vampiro estacado.

 

"Phasmatos Eliximo Nominum..."

 

Hasta la última gota de sangre de un doppelgänger agotado.

 

"Etrinox Sorce Sotero Callux Oxtara..."

 

Una maldición rota.

 

Cierro los ojos al escuchar los huesos de Nik rompiéndose. Luego, el aullido de felicidad de Nik inunda el aire. Elijah comienza a seguir a su hermano mientras Stefan recoge a Elena y la lleva a casa. Me lanza una mirada y yo asiento en silencio.

 

Este es solo el comienzo.

 

---

 

Han pasado tres días desde que Nik rompió su maldición. Elena está bien; el tío John ha muerto y, sinceramente, no es que lo extrañe. Estoy haciendo planes para ir por los herejes y con Kai, aun no me decido. Estoy trabajando en un hechizo para destruir a Dahlia, y creo que los herejes y Kai pueden ser de gran ayuda contra ella.

 

Elijah me ha llamado para decirme que Nik ya ha regresado a su forma humana y que va a liberar a sus hermanos. Juntos, planean matar a Mikael.

 

-Sage -la llamo desde la sala.

 

-Aquí estoy, ¿para qué soy buena? -responde con una sonrisa.

 

-Prepárate, hoy es el día en que Finn será liberado -le digo con una sonrisa amplia.

 

Sage me mira con tanta felicidad que me contagia.

 

-Dame un segundo -y la veo correr a su habitación. En menos de un minuto regresa-. Ya estoy lista.

 

Llegamos a la casa de los Mikaelson diez minutos después. Toco el timbre, y una muchacha abre la puerta.

 

-Buenos días, Sage. Caroline - es Elijah quien nos recibe.

 

-Elijah -dice Sage, asintiendo con la cabeza.

 

-Buenos días, Elijah -le digo, y él asiente en señal de respeto.

 

-¿Dónde está Nik? -pregunto antes de que pueda responder, cuando escucho una voz familiar.

 

-Aquí estoy, amor -la presencia de Nik es imponente, su felicidad evidente-. Es hora de cumplir. ¿Dónde está mi padre?

 

-No te preocupes, Nik. Cumplo mis promesas. Están trayendo a tu padre justo ahora -digo mientras los humanos que he obligado llegan cargando un ataúd.

 

-Gracias por su colaboración. Ahora pueden irse -los libero de mi control y los veo irse. Luego miro a Nik-. Pueden abrirlo y mirar.

 

La sonrisa en el rostro de Nik es deslumbrante cuando abre el ataúd y ve a Mikael dentro, junto a la daga de roble blanco.

 

-Es hora de que cumplas tu parte del trato,Nik . Libera a tus hermanos.

 

-Ya está hecho, amor. Solo falta que despierten -me dice Nik con suavidad.

 

-Miren, miren a quién tenemos aquí -una voz que reconozco. Giro y veo a Kol de pie, con su ropa anticuada.

 

-Kol -digo, sorprendida.

 

-Hola, Care-Bear -se burla, y no puedo evitar reírme ante el apodo.

 

Nik y Elijah observan nuestra interacción, confundidos pero divertidos.

 

-¡Nik! -se escucha el grito de Rebekah, y antes de que me dé cuenta, Nik sale volando hacia el otro extremo de la sala.

 

-Rebekah -la saludo con alegría.

 

-Caroline -responde ella, sonriendo feliz.

 

-Sage -saluda también Rebekah.

 

-¡Rebekah, cuánto tiempo! -responde Sage con emoción.

 

-Sage -la voz de Finn se escucha, y veo cómo corre hacia él, fundiéndose en un abrazo apasionado.

 

-¡Mis ojos inocentes! -exclama Rebekah, divertida.

 

-Ojos que hace mucho dejaron de ser inocentes -bromea Kol.

 

-¡Ya basta! -gruñe Nik, claramente exasperado-. Vamos a hacer esto.

 

-¿Hacer qué? -pregunta Rebekah, intrigada-. ¿Y por qué hay un ataúd aquí?

 

-En este ataúd está nuestro padre -responde Elijah.

 

Los Mikaelson que acaban de despertar se quedan en shock.

 

-Caroline y yo hicimos un trato. Yo los liberaba, y ella me decía dónde estaba padre. Ahora, lo vamos a matar.

 

-¿Cómo lo harán? -pregunto, y todos me miran sin entender a qué me refiero-. ¿Lo van a matar así, sin más? ¿O quieren que esté despierto cuando le claven la estaca?

 

-¿Puedes despertarlo sin que nos ataque? -pregunta Klaus.

 

Asiento.

 

-Entonces, haz los honores, amor.

 

Me corto la mano, y los hermanos, junto con Sage, me miran sorprendidos. Dejo caer mi sangre en la boca de Mikael, quien abre los ojos de inmediato. Todos dan un paso atrás.

 

-No se preocupen, las cadenas que tiene no se pueden romper -les digo, y los veo relajarse.

 

Tomo la daga de roble blanco.

 

-¿Quién hace los honores? -pregunto, sosteniéndola en alto.

 

Nik toma la daga, sus ojos fijos en Mikael.

 

-Mil años, padre. Y por fin, tu reinado de terror y miedo sobre nosotros acaba aquí. Al fin somos libres de ti -la ira y el miedo en los ojos de Mikael son palpables cuando escucha a Nik. Un segundo después, la daga de roble blanco se clava en su pecho. Mikael empieza a quemarse lentamente.

 

Rebekah abraza a Kol, Finn se aferra a Sage, y Elijah sonríe, pleno de felicidad. Nik está extasiado mientras observa cómo Mikael se consume en llamas.

 

---

 

En algún lugar de Grecia, dos ancianas conversan.

 

-¿Crees que ella pueda lograrlo? -pregunta una.

 

-Ella es la única que puede. En más de mil años, el híbrido jamás mostró signos de humanidad, pero por ella lo hizo. Incluso la dejó ser libre. El mismo híbrido que prefería clavar dagas en sus hermanos antes que darles libertad. Ella fue una distracción en muchas ocasiones, y él nunca la mató. Debemos tener fe en ella. Si hay alguien que puede ser una digna reina para él, es ella -responde la otra anciana con certeza.

 

-Pero aún así, Caroline es una de nuestras niñas. Amanda es tu nieta. Si Elizabeth se entera de que somos una de las razones por las que Caroline está aquí, se enojará mucho.

 

-Elizabeth no tiene derecho a enojarse. Ella también le ha escondido muchos secretos a su hija. Incluso le mintió por años sobre sus verdaderos orígenes. Murió sin decirle la verdad.

 

-Esperemos estar haciendo lo correcto, porque algo es seguro: Caroline será la Reina Benevolente.

 

---

 

Mientras tanto, en Mystic Falls, las brujas Bennett están reunidas.

 

-Debemos ayudarla en todo lo que podamos -dice Sheila.

 

-Nunca confiaré en los vampiros -dice Emily Bennett, firme-, pero esa chica merece nuestra confianza. Fue una de las pocas personas que estuvo dispuesta a matar por Bonnie. Nunca la abandonó, estuvo dispuesta a enfrentar al menor de los Salvatore para salvar al hombre que Bonnie amaba, porque sabía que Bonnie merecía su final feliz. Caroline merece nuestra ayuda y respeto.

 

Las demás brujas asienten en silencio, respetando las palabras de Emily.

 

-Estamos de acuerdo -dice Ayanna Bennett con serenidad-. Entonces, ayudaremos en todo lo que esté en nuestro alcance para apoyarla.

 

Sheila asiente, cruzando los brazos con una mezcla de resolución y preocupación en su rostro.

 

-La guerra que se avecina será difícil -dice Sheila, mirando a todas las presentes-, pero Caroline puede ser la clave. Si ella logra su objetivo, no solo salvará a los que ama, sino también a nosotras y a nuestro legado.

 

-Debe prevalecer -añade Emily-. Si ella cae, todo estará perdido.

 

Un murmullo de acuerdo recorre el círculo de brujas mientras la energía en la habitación se siente más densa, cargada de magia antigua y promesas no dichas.

 

Las Bennett saben que el destino de Caroline no solo es suyo, sino de todos los seres sobrenaturales.

 

Y en ese momento, sellan su decisión.

 

El linaje Bennett la respaldará.

 

 

 

Notes:

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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Este es el capítulo Final de la primera parte de mi historia Klaroline , me disculpo si durante la lectura encontraron errores es la primera vez que escribo una historia, pero poco a poco voy aprendiendo y mejorando.

Grácias por siempre seguir mi historia.♥️♥️

Chapter 24: Acto II

Notes:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches 🥰

Holaaaaa👋

He vuelto, con esta maravillosa historia y con el Acto II, la historia se esta poniendo interesante, algo que decir de este acto, es que muchos secretos saldrán a la luz, veremos a personajes que amamos y odiamos hacer su llegado o harán un cameo.

Algo que verán es como todos estos secretos y querer mantener con vida a todas las personas que ama, están afectando a Caroline psicológicamente, Caroline es una persona fuerte, pero tanto estrés le hará daño 😭😭😭

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

Caroline Forbes 

"La sonrisa de aquel que carga con cicatrices invisibles es un testimonio de la capacidad humana para sanar y seguir adelante, un recordatorio de que la luz siempre puede prevalecer sobre la oscuridad."

 

Niklaus Mikaelson 

"En medio de mi oscuridad, encontré la luz en ti, y aunque mis sombras a veces intenten apagarla, siempre elegiré amarte y abrazar tu resplandor."

 

Klaroline 

Las almas gemelas, ese misterioso lazo que trasciende las limitaciones terrenales, son como dos notas musicales que, a pesar de ser diferentes, se complementan perfectamente en una armonía única. Son dos mitades de un todo que el tiempo y la distancia no pueden separar, dos destinos que se entrelazan en un baile cósmico que se extiende a lo largo de las eras. Estas almas, a menudo separadas por circunstancias mundanas, encuentran su camino de regreso una a la otra, como dos imanes irresistiblemente atraídos, para finalmente fusionarse en un abrazo espiritual que trasciende el cuerpo y la mente.

El encuentro de almas gemelas es como el hallazgo de un tesoro perdido en lo más profundo del océano del tiempo, un reconocimiento instantáneo y una sensación de hogar en los brazos del otro. A través de su conexión, descubren una comprensión mutua que va más allá de las palabras, una complicidad que se manifiesta en miradas compartidas y en el silencio reconfortante. Juntas, estas almas experimentan una profunda sinfonía de amor y crecimiento, donde cada desafío es una oportunidad para fortalecer su vínculo y cada alegría es una celebración de su conexión única.

En las almas gemelas, encontramos no solo un amor profundo y apasionado, sino también un espejo que refleja nuestras verdades más profundas y nuestras aspiraciones más nobles. A través de esta unión, crecemos y evolucionamos juntos, apoyándonos mutuamente en nuestro viaje hacia la plenitud y la realización. Las almas gemelas son un recordatorio de que, en este vasto cosmos, existe una fuerza inexplicable que une a las personas destinadas a encontrarse, una promesa de que, sin importar las vicisitudes de la vida, el amor verdadero siempre encuentra su camino de regreso a casa.

 

Familia Forbes 

"La verdadera familia no se define por los lazos sanguíneos, sino por los lazos del corazón y el alma."

 

Herman@s Forbes

"La hermandad es un lazo profundo que va más allá de los lazos sanguíneos, es un vínculo forjado por la elección, la empatía y la confianza mutua. En la amistad sincera, encontramos un refugio donde podemos ser nosotros mismos sin juicios ni condiciones. En esta hermandad, compartimos risas, lágrimas, alegrías y tristezas, apoyándonos incondicionalmente a lo largo de la vida. Es un lazo que se nutre de amor, lealtad y respeto, y que perdura a través de los desafíos y las distancias. Esta hermandad demuestra que la familia no siempre se define por la sangre, sino por los corazones que eligen estar unidos"

 

 

 

"Con una cálida bienvenida, abrimos las puertas del Acto II de nuestro fanfiction. Queridos lectores, su apoyo y entusiasmo nos llenan de gratitud. Esperamos sinceramente que disfruten este nuevo capítulo en este fanfiction.

 

Con amor

Darle🥰❤️

 

 

Notes:

Trate de poner las imágenes que hice de los personajes, pero no podía
Si desean verlas pueden ir a Wattpad

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Chapter 25: Hay secretos que tarde o temprano verán la Luz

Chapter Text

"Encontrar la verdadera familia implica descubrir a aquellos que nos eligen y nos aman incondicionalmente, sin importar nada"

 

"Los secretos siempre encuentran su camino hacia la luz, por mucho que intentemos ocultarlos."

 

 

Perspectiva de Elizabeth Forbes

 

El tiempo seguía avanzando, como una sombra que me perseguía sin cesar, y cada día se hacía más claro que no podía seguir posponiendo lo inevitable. Caroline debía saber la verdad, pero ¿cómo enfrentar las consecuencias de mis decisiones? Sentada en mi estudio, rodeada de los libros y pergaminos que relatan siglos de historia de mi familia, sentía el peso de los secretos que había guardado.

 

No dejaba de pensar en cómo lo tomaría. ¿Me odiaría? ¿Me rechazará por no ser la madre que creía que era? Estaba aterrada, más de lo que jamás había estado.

 

Escucho pasos que se acercan. Respiro hondo. Segundos después, Caroline irrumpe en la habitación, su energía habitual iluminando el lugar, como siempre lo hace. Es tan vibrante, tan viva. A veces me pregunto de dónde sacó esa luz tan brillante. Desde luego, no de mí.

 

-Mamá, ¿qué haces aquí? -pregunta con esa sonrisa que siempre me desarma-. ¿Estás investigando más sobre nuestra familia?

 

Su curiosidad es dulce, pero esta vez se me clava como una aguja en el corazón. No puedo seguir ocultando esto.

 

-Caroline, hay algo importante que necesito contarte -digo, y me sorprende lo temblorosa que suena mi voz. Mierda. No estoy preparada para esto, pero nunca lo estaré.

 

Ella se sienta frente a mí, sus ojos grandes y brillantes, llenos de expectativa. No sé cómo empezar. Tomo su mano, buscando en ese contacto la fuerza que necesito.

 

-El hombre al que siempre has llamado papá, Bill Forbes... -trago saliva, el nudo en mi garganta se aprieta-. Él no es tu padre biológico.

 

Por un instante, el tiempo se detiene. Veo cómo sus ojos se abren de par en par. La confusión, la sorpresa, todo golpea su rostro a la vez, y me doy cuenta de que le acabo de arrebatar una parte de su mundo.

 

-¿Qué? -susurra, su voz apenas perceptible-. ¿Entonces, Bill no es mi verdadero padre? ¿Quién es? Mamá... ¿qué está pasando?

 

Mi corazón se parte al escuchar el dolor en su voz. Este es el momento que he temido desde que la sostuve en mis brazos por primera vez.

 

-Tu verdadero padre se llamaba Michael Blackwood -digo, y siento que cada palabra me arranca un pedazo de alma-. Lo amé más de lo que te puedes imaginar, pero nuestras familias no aceptaron nuestra relación. Nos separaron. Y luego... él fue asesinado. Nunca supo que estabas en camino.

 

Veo cómo Caroline procesa la información. Sus labios tiemblan un poco, sus manos se tensan, pero no dice nada por un largo rato. Solo me mira, buscando algo, tal vez una razón para no odiarme.

 

-¿Por qué me ocultaste esto? -pregunta finalmente, y su voz está llena de una tristeza que me rompe en mil pedazos-. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

 

-Tenía miedo -admito, sin poder mirarla a los ojos-. Miedo de que no me entendieras, miedo de perderte, de que odiaras lo que soy... y lo que tú eres.

 

Caroline se levanta de la silla y camina hacia la ventana. Su silencio me mata. La he visto enfrentarse a todo tipo de adversidades, pero nunca así. Nunca tan callada.

 

-Lo hiciste para protegerme, ¿verdad? -susurra, sin mirarme.

 

-Siempre. Siempre lo hice por ti.

 

Por un momento, temo que este sea el final. Que la distancia que siempre temí crezca entre nosotras. Pero entonces, gira y camina hacia mí. Me abraza con fuerza, tan fuerte que siento que tal vez todo pueda estar bien.

 

-Gracias por contármelo -susurra contra mi hombro-. No sé qué haré con todo esto, pero te amo. Eso no va a cambiar.

 

Y me aferro a esas palabras como si fueran mi salvación.

 

---

 

Perspectiva de Caroline Forbes

 

Mi cabeza da vueltas. Todo lo que creía cierto... ¿cómo puede desmoronarse tan rápido? Camino por las calles, sin rumbo, intentando procesar lo que mi madre me acaba de decir. ¿Cómo es posible que Bill no sea mi verdadero padre? El hombre que me crió, el que estuvo a mi lado en cada momento importante, no es mi padre biológico. Es una mentira. Mi vida entera ha sido una mentira.

 

Michael Blackwood. Ese es el nombre de mi verdadero padre. Un hombre que nunca conocí, al que mi madre amó, pero que fue asesinado antes de que pudiera saber de mi existencia. La historia suena como una tragedia de esas que no crees que puedan sucederle a alguien. Pero es mi historia. Mi realidad.

 

Siento un nudo en el estómago. Una parte de mí quiere correr de vuelta a casa, enfrentar a mi madre, exigir más respuestas. Pero la otra... la otra está demasiado cansada, demasiado herida.

 

Mientras camino, me pierdo en mis pensamientos, sin prestar atención a lo que me rodea. Entonces escuchó una voz familiar.

 

-¡Care! -Es Davina, y detrás de ella viene Sage. Ambas parecen preocupadas.

 

-Te he estado llamando desde hace dos minutos -dice Davina, su tono cargado de ansiedad-. ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? ¿A quién hay que matar?

 

Intento sonreír, pero me siento vacía. Sage me mira, sus ojos llenos de esa comprensión que solo alguien como ella puede tener.

 

-Caroline, cielo -dice suavemente-, si algo te está pasando, estamos aquí para ti. Siempre hemos estado, y siempre lo estaremos. Al igual que tú has estado para nosotras.

 

No puedo evitar soltar un suspiro tembloroso. ¿Cómo les explico lo que acabo de descubrir?

 

-Acabo de darme cuenta de que los secretos siempre encuentran su camino hacia la luz -murmuro, casi más para mí misma que para ellas. El dolor todavía está fresco, como una herida abierta.

 

-¿Quieres hablar de ello? -pregunta Sage con esa calma que me reconforta siempre-. O si prefieres, podemos ir a otro lugar. Despejar tu mente.

 

Las miro a las dos, mis hermanas de elección, y sé que necesito hablar. Si no lo hago, me ahogaré en mis propios pensamientos.

 

-Hablemos -digo finalmente-. Necesito desahogarme.

 

-Vamos a un lugar tranquilo -dice Sage, y Davina me tomó del brazo, su gesto cálido y protector. Empiezan a caminar a mi lado, como lo han hecho siempre, y por primera vez en horas, siento que no estoy sola.

 

 

 

Chapter 26: Información interesante

Chapter Text

Buenas noches, buenos días, buenas tardes 🤗

 

"Les escribo para contarles que he decidido crear una cuenta de TikTok. Ya he subido mi primer video, así que si desean seguirme, darle like o comentar, se los agradecería mucho. ¡Gracias por el apoyo!"

 

https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8qkQxsTv3Sg&_r=1

Aquí les dejo el link, para quien les interese.

Muchísimas gracias por todo el apoyo.

Chapter 27: Siempre Familia "Por los siglos de los siglos"

Notes:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches 🤗

Aquí hay un nuevo capítulo, muchísimas gracias a todos los lectores🥰🤗

Un millón de gracias a todos los que han dado Kudos y comentado🥰💖

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"La familia trasciende los vínculos sanguíneos, abrazando lazos eternos y un sentido profundo de conexión."

 

Las tres caminábamos en silencio. El peso de la verdad aún resonaba en mi mente. Sabía que, en algún momento, tendría que sacar todo lo que estaba acumulando dentro desde que descubrí quién era realmente mi padre biológico. Pero ¿cómo empezar? ¿Cómo poner en palabras el remolino de emociones que me invadían?

 

Finalmente, llegamos a un parque tranquilo. Los árboles frondosos nos rodeaban y, por un instante, el mundo exterior parecía haberse detenido. Nos sentamos en un banco, formando un pequeño círculo. Mis hermanas me miraban con paciencia, esperando a que hablara cuando estuviera lista.

 

Respiré hondo y comencé, aunque mi voz temblaba un poco.

 

—Chicas… no puedo creer que todo lo que sabía sobre mi padre haya sido una mentira —dije, mirando al suelo, sin atreverme a verlas a los ojos—. Durante años, Bill fue mi figura paterna, y nunca, ni por un segundo, sospeché que no era mi verdadero padre. Ahora no puedo dejar de pensar en cómo sería si hubiera conocido a mi verdadero padre… Michael Blackwood.

 

La idea seguía siendo surrealista. ¿Quién era este hombre al que jamás conocería? ¿Me habría amado tanto como Bill? ¿Cómo habría sido mi vida si él hubiera estado presente?

 

Davina, siempre la primera en actuar, tomó mi mano y la apretó con fuerza, transmitiéndome su apoyo silencioso.

 

—Care… —susurró—, sé que esto es mucho para procesar, pero recuerda que Bill te amó. Te crió como su hija y, para él, siempre serás su hija. El hecho de que no sea tu padre biológico no cambia nada de lo que compartieron.

 

Sus palabras eran reconfortantes, pero el dolor no desaparecía tan fácilmente.

 

Sage, que había estado observando en silencio, asintió.

 

—Además, Liz también tuvo sus razones para ocultarlo. Piensa en lo difícil que debe haber sido para ella. Tal vez tenía miedo de cómo esto podría afectarte a ti, a la dinámica de tu familia. A veces, las madres toman decisiones que creen que son las mejores, aunque no lo parezcan desde fuera.

 

Asentí. Sabía que tenían razón, pero seguía doliendo. Intenté poner en palabras lo que sentía, aunque la voz me temblaba.

 

—Entiendo que no fue fácil para mamá. Sé que tomó la decisión pensando en mí… pero aún duele, chicas. Me duele saber que me ocultó algo tan importante. Dios sabe que la entiendo. Sé lo que es guardar secretos, sé lo que es tener miedo de perder a alguien que amas por la verdad. No la culpo, no tengo nada que perdonarle… pero eso no hace que el dolor desaparezca.

 

Davina se inclinó hacia mí y me abrazó con fuerza.

 

—Caroline, tu identidad no está definida solo por tu sangre. Eres mucho más que el apellido que llevas o el linaje que te precede. Bill te amó como si fueras suya, y eso no cambiará nunca. Eres increíble, Care, y todos lo sabemos. Tu familia somos todos nosotros, y te apoyaremos siempre, como lo has hecho por nosotras. Sage, Freya, Enzo… todos somos parte de esa familia.

 

Me vienen los recuerdos de cómo las chicas y mi madre conocieron a Enzo, fue todo muy divertido. Al principio, mi madre no confiaba mucho en él; realmente está intentando llevarse bien con los vampiros. Sin embargo, Enzo, siendo como es, con su carisma y sentido del humor, logró ablandar a mi madre. Él y Sage se hicieron amigos de inmediato, y contando todo lo que había visto mientras viajaba, hizo que Davina se interesara mucho. Cuando las chicas y mi madre descubrieron todo lo que Enzo había pasado, no dudaron en abrirle las puertas de nuestra casa y hacerlo parte de la familia.

 

Con Freya fue un poco más complicado, ya que ella estaba dormida, pero con el hechizo correcto pudimos entrar en su subconsciente y hablar con ella. Davina y Freya se llevaron bien desde el principio, ya que ambas eran brujas, y la experiencia de Freya en magia fascinaba a Davina. Sage y Freya se unieron por una persona en común: Finn. Sage le contó a Freya cómo conoció a Finn y sobre su amor, mientras que Freya le compartió algunas anécdotas de Finn cuando era niño. Con Enzo, la conexión fue por un trauma compartido: ambos habían sufrido encierro, y ambos habían sido torturados.

 

Desde el momento en que mi madre conoció a Freya, fue muy maternal con ella, ya que sabía todo lo que Freya había pasado, lo cual es irónico, ya que Freya es mucho mayor.

 

Y así nacieron los "Hermanos Forbes": Freya, Sage, Enzo, Davina y, obviamente, yo. Mi madre se convirtió en la madre del grupo, sin importarle que algunos de nosotros fuéramos mucho mayores que ella; los adoptó a todos.

 

No podía evitar sonreír ligeramente ante sus palabras y el recuerdo. Era cierto. Había construido una familia que iba más allá de los lazos sanguíneos.

 

—Gracias, Davina. Lo sé. Y amo a Bill, quizás ahora más que nunca. Saber que me amó como una hija, incluso cuando no éramos de la misma sangre… solo lo hace más grande a mis ojos.

 

Sage, que había estado escuchando con atención, intervino.

 

—No tienes que pasar por esto sola, Care. Estamos aquí para ti. Si quieres buscar respuestas sobre Michael, podemos ayudarte. Yo tengo contactos que podrían saber más sobre él. —Sonrió con un guiño—. Vivir 900 años tiene sus ventajas. Déjanos ayudarte a encontrar las respuestas que necesitas.

 

Sentí un profundo agradecimiento hacia ambas. Aunque no llevábamos tanto tiempo conociéndonos, sentía que Davina y Sage eran más que amigas. Eran hermanas, parte de mi familia, esa que yo había elegido.

 

—Gracias, chicas —murmuré, con un nudo en la garganta—. Su amor y apoyo significan todo para mí. No sé qué haría sin ustedes. Estoy lista para buscar respuestas, para entender mi historia completa. Pero no podría hacerlo sin ustedes a mi lado. —Tomé aire, sintiendo que una nueva determinación me invadía—. Juntas, superaremos esto y encontraremos la manera de sanar… por los siglos de los siglos.

 

—Por los siglos de los siglos —repitieron al unísono, sonriendo.

 

Nos abrazamos las tres, formando un círculo de apoyo y fortaleza. Sentí sus brazos envolviéndome, sus corazones latiendo en sintonía con el mío. El camino por delante no sería fácil, lo sabía. Pero ya no estaba sola. Tenía a mi familia conmigo, y juntas enfrentaríamos lo que fuera.

 

 

 

Notes:

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Chapter 28: Hola, Mamá

Notes:

Hope Freya Mikaelson Forbes
Josette Sage Mikaelson Forbes
Elizabeth Rebekah Mikaelson Forbes

¿Qué les parecen los futuros nombres? No quise cambiar los nombres principales de Hope y Josie, porque siento que tienen un valor sentimental. ¿Creen que Klaroline debería tener más hijos?

 

¡Necesito su ayuda!

Kennett
Kolvina

Actualmente Kennett lleva la delantera, ya que mis lectores de wattpad han votado más por esta pareja.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"El dolor de perder a un hijo es como una herida que nunca sana, un vacío que ninguna palabra puede llenar y una ausencia que el tiempo no puede borrar."

 

Después de todas estas revelaciones acerca de mis verdaderos orígenes y del apoyo incondicional que me están dando mis nuevas hermanas, me siento un poco mejor, aunque aún el dolor sigue ahí. Saber que tengo personas apoyándome y dispuestas a ayudarme a obtener respuestas me alegra mucho.

 

Hemos vuelto a casa; cada una fue directo a sus habitaciones, no sin antes darme un abrazo y prometerme que, si necesito algo, solo debo llamarlas. Luego de darme un baño, me acuesto a dormir.

 

Cuando abro los ojos, veo un paisaje hermoso: unas aguas cristalinas con unos árboles rodeándolas, simplemente hermoso. Es el mismo lugar al que siempre íbamos mis hijas y yo para hacer un picnic. Estoy tan distraída observando el paisaje y recordando los momentos que pasé con mis hijas en este lugar que no noto cuando unas personas llegan a mi lado.

 

-Hola, mamá -cuando escucho esas voces, mi cuerpo entero queda paralizado y mis ojos empiezan a lagrimear. Me volteo y ahí están, mis dos hermosas hijas, tan preciosas.

 

-¿Nos extrañaste? -me pregunta Lizzie con una sonrisa.

 

-Claro que sí, mis hermosos ángeles -digo mientras las abrazo a ambas.

 

-Nosotras también te extrañamos, mami -murmura Josie.

 

-¿Cómo están aquí? -pregunto.

 

-Nos permitieron venir, pero, lamentablemente, no podemos decirte quiénes lo hicieron. Solo podemos decirte que nos volveremos a ver, mamá -me quedo confundida ante eso.

 

-Tal vez no nos veamos iguales, pero seguimos siendo nosotras y siempre seguiremos siendo tus hijas -dice Lizzie.

 

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? -es lo único que logro decir, completamente en shock.

 

-Eres nuestra madre, siempre lo has sido y siempre lo serás. Las mismas personas que te trajeron de vuelta nos dieron una opción: podríamos ser las hijas de Alaric y Josette o ser tus hijas. Y te hemos elegido -escuchar eso hace que mi corazón lata con fuerza mientras lloro, abrazando a mis hijas.

 

-El tiempo se ha terminado, pero no te preocupes, mamá, volveremos a ti. Te amamos -dicen ambas al mismo tiempo.

 

-Yo también las amo -respondo mientras les sonrío y las veo desaparecer.

 

De un momento a otro, el paisaje cambia y me encuentro en las coloridas calles de Nueva Orleans.

 

-Hola, Directora Forbes -escucho una voz suave detrás de mí. Ni siquiera necesito darme la vuelta para saber quién es.

 

-Hola, Hope -digo con una sonrisa-. ¿Qué haces aquí? -pregunto. Veo que duda en responder.

 

-Las mismas personas que le ofrecieron un trato a Lizzie y Josie me ofrecieron uno a mí: volver a ser la hija de mis padres o cambiar un poco las cosas -me mira con esos hermosos ojos tan parecidos a los de su padre. Veo cómo reúne las fuerzas para continuar-. Me ofrecieron volver como tu hija y la de mi padre.

 

Quedo completamente sorprendida.

 

-Soy un error de la naturaleza. Siempre tuve que ser tu hija, pero como moriste antes de romper tu maldición, la naturaleza buscó un escape.

 

-Hope -la llamo suavemente.

 

-Amo a mi madre, pero sé que su mayor anhelo siempre fue encontrar a su familia. Sé que, al principio, no me quería igual que mi padre, pero aun así llegó a amarme más que a nada. Aunque quisiera volver con ella, sé que eso no era lo destinado -termina, mientras las lágrimas recorren su rostro.

 

-¿Puedo pedirte un favor? -Asiento con la cabeza. Hope me regala una sonrisa-. Ayúdala a encontrar sus orígenes y a reunirse con su manada.

 

-Lo haré, te lo prometo -Hope me abraza.

 

-Gracias, mamá -susurra Hope, mientras desaparece y empiezo a despertar.

 

Me despierto y me encuentro en mi habitación, completamente sola, mientras lágrimas corren por mi rostro. Lágrimas de dolor, alegría y esperanza. Me siento feliz de saber que volveré a tener a mis hijas y con un poco de dolor al pensar en la decisión que Hope tuvo que tomar. Saber que ahora mis tres hermosas niñas serán realmente mías me da esperanzas para el futuro, y pensar que serán mías y de Nik me llena de más felicidad.

 

Sin embargo, una sensación incómoda se asentó en mi pecho. Algo me decía que las cosas no serían tan simples como esperaba. El hecho de que las personas que permitieron su regreso permanecieran en las sombras era una advertencia de que podría haber un precio a pagar. Conocía a Eir, quien fue la persona que me permitió regresar y me otorgó magia, pero el hecho de que mis niñas mencionaran a "personas" en plural me hacía creer que esto era más grande y peligroso de lo que pensaba.

 

Otro miedo que me persigue es cómo reaccionará Nik. No puedo evitar preguntarme cómo se sentirá al descubrir que tenemos la capacidad de tener hijos. Tengo miedo de cómo será su reacción, pero también se que debo contárselo.

 

En otro lugar 

 

-¿Crees que estamos haciendo lo correcto, Amanda? -dice una de las ancianas.

 

-Sí. El equilibrio fue roto, y cuando quisimos intervenir, ya era demasiado tarde. Las muertes de los Originales y de miles de vampiros desequilibraron las cosas. El despertar de Silas y la destrucción del Otro Lado dañaron la naturaleza por completo -responde Amanda.

 

-Esther Mikaelson es una mujer idiota y débil, creyendo que los vampiros están en contra de la naturaleza. Los vampiros son parte de la naturaleza; si ellos hubieran sido una abominación, la naturaleza jamás les habría permitido existir. Los vampiros tienen una debilidad y un enemigo mortal: el roble blanco y los hombres lobo. Por lo tanto, pertenecen al balance natural, y después de mil años de existencia ya están arraigados en la naturaleza -dice Eir.

 

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Chapter 29: Solo los más fuertes sobreviven

Notes:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches 🤗

Este capitulo está dedicado a: Daenys_22
Muchísimas gracias por ser una lectora fiel y comentar y dejar siempre tu opinión ❤️🥰

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Chapter Text

"La fortaleza no siempre se mide por el poder, a veces solo basta con resistir."

 

La vida es cruel, simplemente cruel. Solo los fuertes e inteligentes sobreviven. A veces me pregunto por qué sobreviví tanto, siempre fui el daño colateral más veces de las que puedo recordar. He sido torturada más veces de las que puedo contar: hombres lobo, vampiros, Originales, inmortales, herejes, sirenas, y quién sabe cuántos más... Pero, a pesar de todo, sobreviví. No soy la más fuerte ni la más inteligente, entonces, ¿cómo sobreviví tanto tiempo?

 

Sigo acostada en mi cama, mirando el techo, recordando la conversación que tuve con mis hijas, las grandes decisiones que las tres tuvieron que tomar, los sacrificios que han hecho, y me pregunto si podré ser lo que ellas merecen. Pero algo que puedo prometer es que haré todo lo que sea para que puedan ser felices. No importa lo que tenga que hacer o a quién tenga que sacrificar para lograrlo.

 

El sonido de mi teléfono me saca de mis pensamientos.

 

Nik:

-Hola, amor.

 

Caroline:

-Hola, Nik. ¿Qué puedo hacer por ti?

 

Nik:

-Necesito que nos reunamos en mi casa.

 

Caroline:

-En 20 minutos estoy allá.

 

Me levanto de la cama y voy directo al baño. Todo lo que pasó anoche sigue rondando en mi cabeza. Me miro en el espejo, respiro hondo y pongo una sonrisa en mi cara.

 

-Todo saldrá bien, Caroline. Tú puedes -me digo a mí misma, mientras veo mi reflejo en el espejo.

 

Luego de cambiarme, bajo las escaleras. En el comedor me encuentro con Sage y Davina, quienes, al escucharme bajar, se voltean a verme y me regalan unas sonrisas tranquilizadoras.

 

-Buenos días, Care. ¿Dormiste bien? -me pregunta Sage.

 

-Lo hice -Realmente lo hice. Ver a mis niñas me dio una alegría enorme. Aún siento el dolor de verlas irse, pero haberlas visto de nuevo me dio esperanzas y fuerzas.

 

-Nos alegramos mucho, Care. Si alguien merece un buen descanso, eres tú -me dice Davina, mientras sus ojos brillan de felicidad y regresa a concentrarse en su pintura.

 

Gracias a Dios hoy es sábado y no hay escuela. Después de todo lo que he pasado en estas semanas, lo último que quiero es ir al instituto. El solo hecho de tener que repetir todo lo que ya sé me estresa. No puedo ni imaginar por qué Stefan sigue haciéndolo.

 

-¿Y dónde está mamá? -les pregunto.

 

-Tuvo que salir. Dijo que era una emergencia, pero que volvería para la cena -me responde Sage.

 

-Está bien. Iré a la casa de los Mikaelson. ¿Alguien quiere ir conmigo? -digo mientras tomo una rebanada de manzana.

 

-Yo iré. Quiero ver a Finn -dice Sage con una sonrisa coqueta. Lo único que puedo hacer es reír junto a Davina-. ¿Y tú, Dav? ¿Vienes?

 

-Nop, pero gracias por invitarme. Voy a reunirme con Jeremy, se ofreció a mostrarme el pueblo -dice Davina, concentrada en su dibujo.

 

-¿El niño Gilbert? ¿El hermano de la doppelgänger? -pregunta Sage, un poco sorprendida.

 

-Sí, ha sido muy amable conmigo -nos dice Davina con una sonrisa.

 

Veo aparecer una sonrisa astuta en el rostro de Sage.

 

-Usen protección -dice Sage con una sonrisa pícara. Yo solo me río de la cara de Davina.

 

-¡¿Qué?! No, nosotros no somos nada de eso -dice Davina, tartamudeando y con la cara completamente roja.

 

Sage y yo nos reímos aún más fuerte.

 

-Lleva protección por si acaso -digo siguiéndole el juego a Sage. Davina nos mira con ira, pero al estar completamente roja solo hace que nuestra risa aumente más.

 

Después de calmarnos de nuestro ataque de risa, me pongo seria de nuevo.

 

-Ya vamos, Sage. Se suponía que debía llegar en 20 minutos a la casa Mikaelson, pero parece que llegaremos un poco tarde. Cuídate, Dav, y si ves necesario, usa tus poderes -le digo a Davina mientras le doy un beso en la frente.

 

-Está bien, también ustedes cuídense -nos dice Davina.

 

Tomo las llaves de mi auto mientras veo a Sage darle un abrazo a Davina. A pesar de las bromas, sé que Sage se preocupa por ella, y es reconfortante ver cómo Sage, a su manera, le muestra cariño a Davina, como si fuera una hermana menor.

 

Cuando salgo por la puerta, lo único en lo que puedo pensar es en lo diferentes que somos nosotras tres: nuestras personalidades, nuestras historias y todo lo que hemos vivido. En lo único que nos parecemos es que las tres somos sobrevivientes. Hemos sobrevivido a personas más fuertes e inteligentes, y eso demuestra la gran fortaleza y voluntad que tenemos. Y aunque haya más sombras por enfrentar, más secretos que descubrir, sé que mientras sigamos unidas, sobreviviremos.

 

Punto de vista de Elizabeth Forbes

 

-¿Para qué me llamaste, Elizabeth? Sabes que no podemos comunicarnos, no después de que le diste la espalda a la familia -dice mi hermano mayor.

 

-Sabes que nunca hubiese llamado, a menos que sea algo de vida o muerte, Adán -le respondo.

 

Adán fue uno de los pocos miembros de la familia que no me abandonó por completo. Él nunca estuvo de acuerdo con lo que hice, pero al menos me dio dinero y me guió a Bill, algo que siempre le agradeceré.

 

-¿Qué está pasando y qué quieren las guardianas con mi hija? -pregunta de manera brusca. Tal vez no sea la mejor manera de hablar, pero estamos hablando de mi hija. Los miembros de la familia jamás harían nada si no hubiese algo muy grande en juego, y mucho menos a alguien de mi linaje. El hecho de que fuera mi propia madre y mis otros hermanos quienes me echaron y arrebataron mi magia y la de todo mi linaje dice mucho.

 

Lo que Caroline me contó, más el hecho de que ahora tiene magia, solo significa que mi familia está involucrada, ya que solo mi abuela o mi madre pueden devolver la magia a mi linaje. Eso quiere decir que una de ellas dos estuvo cerca de mi hija. Veo cómo Adán duda en responder.

 

-Algo está pasando, Eli -cuando escucho el apodo que no oía hace más de 19 años, mi corazón se rompe-. Algo muy grave, y tu hija es la única que puede hacer algo para detener lo que se avecina -me dice Adán.

 

Notes:

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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Chapter 30: El Roble blanco

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Les traigo otro capitulo de esta maravillosa historia🥰✍️🩵

Muchas gracias a todos los que han leído esta historia 🥰

Millones de gracias a todos los que han dejado su kudos y quienes han comentado, se los agradezco muchísimo 🥰💖❤️💐

Les recuerdo que pueden dejar su opinión y comentario constructivo✍️🤩
Cualquier comentario negativo se puede ir por dónde vino 👋

También me gustaría decir, que he publicado una nueva historia, para quienes le guste ir a leerla, comentar y dejar su kudos, se los agradecería muchísimo 💕 💐

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

¿Por qué siempre se espera tanto de la familia? Se supone que son quienes más te conocen, quienes deberían protegerte, cuidarte. Pero... la realidad no siempre es así. A veces, son justamente ellos, aquellos que comparten tu sangre, los que más te lastiman. Con una palabra, una mirada, un juicio... como si lo que nos une les diera permiso para herirme una y otra vez. La sangre no hace familia, eso lo sé.

 

Punto de vista de Caroline 

 

Después de encender el auto, siento la mirada de Sage sobre mí.

 

-¿Qué piensas? -le pregunto.

 

-¿Estás segura de que estás bien? -me pregunta, preocupada.

 

-Lo estoy. Una parte de mí quiere gritar, pero la otra entiende a mi madre -respondo.

 

Y realmente una parte de mí entiende a mi madre. Solo imaginarla sola, embarazada, con el amor de su vida muerto y con su familia dándole la espalda... solo puedo imaginar el miedo que debió sentir. Duele que no me haya dicho la verdad por tantos años, pero una parte de mí la entiende.

 

-Sabes que estoy aquí para lo que necesites, Care. Te debo mucho. En más de 900 años nunca había sentido el amor de una familia, y gracias a ti lo he experimentado. También está el hecho de que gracias a ti he podido reencontrarme con el amor de mi vida. Te debo mucho y siempre estaré aquí para lo que necesites, por los siglos de los siglos -me dice Sage, mirándome con tranquilidad y afecto.

 

Siento cómo mi garganta se cierra mientras mis ojos se llenan de lágrimas.

 

-Gracias, Sage. De verdad, muchísimas gracias -le digo, mientras le doy una sonrisa y devuelvo mi mirada a la carretera. Siento cómo Sage aprieta mi pierna en señal de apoyo.

 

-Hemos llegado -digo mientras me desabrocho el cinturón de seguridad. Siento a Sage seguirme, y antes de que pueda tocar la puerta, alguien la abre.

 

-Hola, cariño. ¿Me extrañaste? -me dice Kol, con una sonrisa coqueta.

 

-Será mejor que te calles, Kol, o voy a arrancarte el hígado -responde Nik, apareciendo junto a la puerta. Luego se gira hacia nosotras- Amor, Sage, pasen. Bienvenidas a mi casa -nos dice con una sonrisa.

 

-Nuestra casa, Nik, no es solo tuya -corrige Bekah, apareciendo detrás de él. Nik solo pone los ojos en blanco.

 

-Sí, sí, lo que digas, Bekah -responde Nik, rodando los ojos de nuevo- Ahora, ¿pueden entrar antes de que Kol siga molestando?

 

Kol le lanza una mirada burlona.

 

-Vamos, hermano, solo estoy haciendo lo que mejor sé hacer: ser encantador.

 

-Encantador, ¿eh? -respondo yo, con una sonrisa. No estoy segura de que ese sea el término que usaría.

 

Kol pone cara de fingido horror.

 

-¡Caroline, me has herido!

 

-Entra ya, Kol -dice Nik, empujándolo ligeramente para abrir espacio- No necesitamos tus dramas también.

 

Bekah se ríe mientras le da un leve golpe en el brazo a Kol.

 

-Pobre de ti, Kol. Siempre incomprendido.

 

-No te preocupes, Bekah, algún día todos apreciarán mi grandeza-Kol nos lanza una mirada antes de desaparecer dentro de la casa.

 

Nik me hace una seña para que lo siga. Le doy una mirada a Sage, y ella me sonríe.

 

-Estaré con Finn. Cualquier cosa, grita -me dice medio en broma, aunque noto que también lo dice en serio.

 

Nik lanza una mirada a Sage, una mirada que no puedo descifrar, lo cual me inquieta. A veces olvidamos que los Mikaelson son una familia antigua, que han visto nacer imperios y también los han visto caer. Nunca entendí cómo es que no nos mataron a mis amigos y a mí desde un principio, y cómo logramos salirnos con la nuestra en más de una ocasión.

 

-Estaré bien, no te preocupes -le digo, con una sonrisa tranquilizadora.

 

Sigo a Nik por el pasillo hasta que llegamos a lo que reconozco como su estudio. Allí, rodeado de sus pinturas, veo algunas que reconozco como mías. Me quedo un momento observando, pero entonces siento su mirada sobre mí. Nik me mira como si yo fuera lo más hermoso que ha visto en el mundo.

 

Su cercanía me acelera el corazón, y cuando sus manos rozan mis mejillas, mi respiración se agita. Sin decir una palabra, él inclina su rostro hacia el mío, y nuestros labios se encuentran. Al principio, es un beso suave, pero rápidamente se torna más profundo, más apasionado.

 

Mi mente empieza a divagar, inundada de sensaciones. Cada roce, cada caricia de sus manos me hace olvidar por un momento todo lo que nos rodea: el peligro, las intrigas, incluso mi propia confusión. Solo estamos nosotros, aquí, en este instante. Sus labios contra los míos son todo lo que necesito, y la intensidad del momento me hace olvidar hasta dónde estoy.

 

Nik me atrae más hacia él, y siento su mano bajar por mi espalda, acercándome más, como si no quisiera dejar ningún espacio entre nosotros. Respondo al beso con igual fervor, perdiéndome por completo en la conexión entre ambos. Mi mente trata de recordar por qué estaba tan preocupada hace solo unos minutos, pero todo se disipa con cada segundo que pasa. Es como si, en este beso, encontrara la única respuesta que necesitaba.

 

Cuando finalmente nos separamos, ambos estamos respirando pesadamente. Nik se queda en silencio, su frente apoyada contra la mía, mientras me observa con una intensidad que me deja sin palabras.

 

-Amor... -susurra con voz ronca-. No sabes cuánto te he extrañado.

 

Por un momento creo que es mi Nik, pero descarto esa idea rápidamente, mientras veo sus ojos. Lo único que hago es sonreír, me separado de Nik aunque no quiera, quiero seguir en sus brazos y sentirme segura, pero recuerdo el porque viene.

 

-Me escribiste que viniera, así que... ¿me necesitas? -digo mientras lo observo con cautela.

 

-Recuerda nuestro trato, amor -me responde, acercándose peligrosamente hacia mí.

 

-Sí, lo recuerdo -murmuro, aunque mi mente está dispersa.

 

-Entonces, también recuerdas lo que me dijiste sobre el roble blanco -continúa él, acariciando mi mejilla suavemente.

 

El roble blanco... Con todo lo que ha pasado en las últimas horas, los secretos familiares revelados, las tensiones... lo había olvidado por completo. No esperaba que algo tan crucial se desvaneciera de mi mente, pero el caos de los últimos acontecimientos lo hizo. ¿Cómo pude olvidar una pieza tan importante?

 

Un escalofrío me recorre al recordar el poder que el roble blanco representa. Lo miro, tratando de mantener la compostura.

 

-Lo olvidé por un momento, pero ahora lo recuerdo -respondo con voz firme, aunque por dentro, la ansiedad comienza a ganar terreno.

 

-Eso es lo que quería escuchar -dice con una sonrisa que no alcanza sus ojos.

 

Lo observo un momento más antes de añadir:

 

-Y sí... sé dónde encontrarlo.

 

 

Notes:

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Chapter 31: Cansada de los Secretos

Notes:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches

Gracias a todos los lectores que leen esta historia 🥰🤗

Un millón de gracias a quienes dejan su kudos y comentan 🥰💖

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

"Los secretos pesan en el alma como cadenas invisibles; se van acumulando hasta que el agotamiento emocional es tan grande que uno ya no puede seguir fingiendo que está bien."

 

---

 

Estoy agotada, es lo único que puedo pensar. Necesito un descanso, al menos un día en el que no tenga que salvar o matar a nadie. Un día en el que no tenga que pensar en mis orígenes, ni en los secretos que mi madre guardó durante tanto tiempo. Los secretos que yo misma debo guardar me están consumiendo. Desearía poder simplemente decirlo todo, pero el miedo me detiene. La elección que tuvieron que hacer mis tres hermosas niñas... todo me tiene tan agotada.

 

Incluso he olvidado el roble blanco. Algo tan crucial. El único material que puede matar a un original, y si un original muere, toda su línea de vampiros se va con él. La única que tiene suerte soy yo, por así decirlo, ya que al tener magia y ser un inmortal parecido a Silas, ya no pertenezco a ningún linaje. Si Nik muere, yo seguiré viva.

 

Después de quemar el roble blanco, debemos recordar dejar al menos un trozo. Si lo destruimos por completo, la naturaleza creará otro. Pero mientras haya aunque sea una astilla, la naturaleza no sentirá la necesidad de hacer más.

 

Además, debo contarle a los Mikaelson sobre Freya y Dahlia, pero... primero necesito mi día de descanso. Me lo merezco.

 

-¿Estás bien, amor? -me pregunta Nik. Me doy cuenta de que me he perdido en mis pensamientos otra vez.

 

-Sí, solo hay mucho en lo que pensar -respondo, obligando a mis labios a formar una sonrisa. Por su mirada, sé que no me ha creído.

 

-¿Qué pasa, Caroline? -Me estremezco al escuchar mi nombre completo salir de sus labios.

 

-Mi madre ha estado ocultando secretos. La entiendo, realmente lo hago, pero no deja de doler que nunca me haya dicho nada durante toda mi vida-. Las palabras salen de mí en un torrente, junto con las lágrimas que no puedo contener más. Lo que más me duele es que quizá todo estaba en esa carta que quemé sin leer.

 

Mis sollozos se vuelven más fuertes, y siento cómo los muros que mantenían mi compostura se derrumban, uno por uno.

 

Nik me rodea con sus brazos, sosteniéndome con fuerza mientras acaricia mi cabeza. Tararea suavemente una canción, y entre el llanto y el agotamiento emocional, termino quedándome dormida en su pecho.

 

---

 

Poco a poco, voy abriendo los ojos, pero me doy cuenta de que ya no estoy en la casa de los Mikaelson. Todo a mi alrededor es un bosque, un lugar hermoso. Los árboles son altos y verdes, las flores tienen una variedad de colores que nunca había visto juntas. Incluso puedo percibir el olor de la verbena en el aire.

 

Me volteo rápidamente, y me encuentro frente a frente con una mujer mayor. Me parece extrañamente familiar. Su cabello es negro y ondulado, y sus ojos... esos ojos azul profundo, tan hermosos, me recuerdan a alguien que conozco demasiado bien. Son iguales a los de mi madre. Me paralizo al instante.

 

-Es un placer conocerte al fin, Caroline -dice la señora con una sonrisa cálida, aunque su tono es formal.

 

-El placer es mío -respondo con voz apagada. Despertar en un lugar extraño, con personas que no conozco, parece estar convirtiéndose en mi nueva normalidad.

 

-Déjame presentarme. Soy Amanda, es un gusto conocerte. Soy una de las personas que te trajo de vuelta. Pertenecemos al mismo aquelarre que Eir -explica Amanda, haciendo una pausa para dejarme procesar la información.

 

Pero mi mente no puede concentrarse en lo que me está diciendo. Sigo clavada en sus ojos, esos mismos ojos que veo cada vez que me miro al espejo. Los ojos de mi madre. Amanda parece notar mi silencio y el caos que domina mis pensamientos.

 

-Si quieres saber la verdad, debes hablar con tu madre -dice, lo que me agobia aún más.

 

-He vivido mucho tiempo, Caroline. He cometido demasiados errores, he hecho daño a mi propia sangre y tengo tantos arrepentimientos... -continúa con un hilo de dolor y agotamiento en su voz.

 

Su confesión me golpea profundamente. Sé que lo que estoy pasando es mucho, pero hay algo en su tono que sugiere que lo que viene será aún más difícil.

 

-Sé que todo esto es abrumador, pero créeme, todo tendrá su recompensa. Ya has podido ver un atisbo de esa recompensa en tus hijas -me dice, mirándome con una mezcla de ternura y tristeza.

 

-¿Por qué? ¿Por qué yo? -le pregunto, obligándome a mirarla directamente a los ojos.

 

-Siempre debiste ser tú, Caroline. Cometí un grave error, y muchos han pagado por ello -responde mientras desvía la mirada hacia el paisaje, su voz cargada de arrepentimiento.

 

El tiempo parece detenerse por un momento antes de que Amanda hable nuevamente.

 

-El tiempo se ha agotado. Nos volveremos a encontrar, Caroline. Cuídate, y por favor, habla con tu madre -dice, mientras todo a mi alrededor comienza a desvanecerse lentamente.

 

Notes:

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Chapter 32: Adeline

Notes:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches

Aquí hay otro capítulo más, muchísimas gracias a todos y todas los lectores que siguen leyendo esta historia, se los agradezco un millón.

 

Les recuerdo que tengo una nueva historia para quienes les guste ir a leerla, se los agradecería muchísimo.

 

Hemos conocido a otro miembro de la familia de Elizabeth Forbes, mejor conocida como Liz, ella tiene 7 hermanos, ella es la 5 hermana.

 

Ya conocimos al único varón de los hermanos y el segundo hijo Adán y a la menor de los hermanos Adeline.

La imagen lamentablemente no puedo ponerla, pero si desean en wattapd la puede ver.

En esta imagen podemos ver a Amanda, Adán, Elizabeth, Adeline y Caroline, aún faltan 4 hermanas por presentar y les puedo decir que más de una tendrá una entrada dramática.

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

"Ser madre es amar, pero también es equivocarse. Algunas decisiones duelen más que otras, y a veces, la herida más profunda es la que no se ve a simple vista."

 

---

 

Lentamente, siento que vuelvo a la conciencia. Estoy en una cama suave, tan cómoda que no quiero moverme. Giro la cabeza para mirar alrededor de la habitación. Las paredes son de un azul oscuro, con algunos cuadros colgados y cortinas negras. Me doy cuenta de inmediato en qué habitación estoy: la de Nik.

 

Escucho las puertas abrirse, pero no tengo ganas de moverme.

 

-Te has despertado, amor -escucho la voz suave de Nik acercándose.

 

-Sí -respondo, agotada.

 

-¿Cómo te sientes? -me pregunta, preocupado.

 

-Cansada, muy cansada -suspiro-. Lo diré mil veces: entiendo a mi madre, pero eso no quita lo mucho que duele -digo, mientras unas lágrimas recorren mis mejillas.

 

Siento a Nik sentarse en el borde de la cama, cerca de mí. Con cuidado, me seca las lágrimas con la mano.

 

-No te preocupes, Caroline. Todo estará bien, lo resolveremos juntos -me dice, dándome un beso en la frente.

 

-Gracias por todo, Nik -le digo, tratando de sonreír, aunque sé que él puede ver la tristeza en mis ojos.

 

Tengo que contarle a Nik sobre las chicas, nuestras niñas, y sobre que es capaz de tener hijos. Justo cuando estoy a punto de hablar, alguien toca la puerta.

 

-Pasen -dijo Nik, con un claro fastidio en su voz. Obviamente, no estaba feliz de que nos interrumpieran en este momento.

 

La puerta se abrió y vi a Sage y Finn. El miedo y la preocupación eran evidentes en los ojos de Sage.

 

Note cómo la tensión en el cuerpo de Sage desaparecía al verme despierta. Nik permanecía inmóvil a mi lado, con el ceño fruncido.

 

-Caroline -susurró Sage, visiblemente aliviada mientras se acercaba y se sentaba en el lado opuesto a Nik-. Me diste un buen susto. No vuelvas a hacer algo así, ¿de acuerdo? -Su voz temblaba, como si intentara ocultar la angustia que aún cargaba. Se inclinó hacia mí y me abrazó con una ternura que me tomó por sorpresa, como si hubiera temido perderme.

 

Me dejé envolver por el abrazo. El calor de su cuerpo y la sinceridad de su preocupación me conmovieron más de lo que esperaba. Podía sentir los ojos de Nik fijos en nosotras, observándonos en silencio.

 

-Gracias, Sage -murmuré, correspondiendo el abrazo-. No quise preocuparlos, de verdad.

 

Sage se apartó un poco, pero sus ojos seguían clavados en los míos, una mezcla de alivio y reproche que solo alguien cercano podía mostrar.

 

-No tienes idea del miedo que nos diste, Caroline -me dijo con una suavidad que hacía que sus palabras pesaran aún más-. No vuelvas a asustarnos así, no creo que pueda soportarlo otra vez. Si estás cansada y necesitas ayuda pídela, estamos aquí para ti, has hecho mucho por todo nosotros, así que no dudes que haremos lo que necesites.

 

Las palabras de Sage son como un bálsamo para mi alma, me dan ganas de llorar.

 

-Muchas gracias, Sage -digo con la voz ronca mientras contengo el llanto. Puedo sentir la mirada de ambos hermanos Mikaelson, pero los ignoro y sigo abrazando a Sage.

 

Perspectiva de Elizabeth Forbes 

 

Lo que me dijo mi hermano Adán sigue rondando por mi mente. El hecho de que mi niña esté en medio de todo esto me enfurece. Fui echada, despreciada por mi propia familia, y ahora mi hija está involucrada en algo que tiene que ver con ellos. Siento el deseo de gritarles.

 

De repente, noto un cambio en el aire.

 

-¡Muéstrate! -grito-. Sé que eres tú, Adeline.

 

-Siempre tan perspicaz, hermana mayor -responde una voz que conozco bien.

 

Adeline aparece ante mí. Es hermosa, con su largo cabello rubio y liso, y esos ojos azules que comparte con la mayoría de los miembros de nuestra familia. Todo en ella es familiar y a la vez distante, como una sombra de mi propio pasado.

 

-¿Qué haces aquí, Adeline? -pregunto, con enojo. No quiero verla, no ahora.

 

-Vine a visitar a mi amada hermana mayor -responde ella con sarcasmo, que se siente como una daga. Nuestra relación siempre ha sido tensa. Nos amamos y nos odiamos al mismo tiempo. Adeline a pesar de todo me veía como un ejemplo a seguir, cuando rompí la regla más importante del aquelarre y fui desheredada, ella se enojo mucho conmigo.

 

-¿Qué quieres? -insisto, frustrada.

 

-Están pasando muchas cosas, Elizabeth -su tono cambia, más serio-. Nuestra madre cometió un error con lo que hizo.

 

Sus palabras me sorprenden. Adeline siempre fue la más obediente de nuestras hermanas, la que nunca cuestionaba las decisiones de nuestra madre.

 

-¿Qué error? -pregunto, sintiendo el peso del cansancio en mi voz.

 

Adeline baja la mirada por un instante, como si las palabras le pesaran.

 

-Eliminar la magia de todo tu linaje fue un error grave -admite-. Miles pagaron por ello. Madre y la abuela fueron demasiado rápidas al tomar el juicio. Admito que yo también fui precipitada al juzgarte. Pero en ese momento, solo tenía catorce años y... mi hermana, mi ejemplo a seguir, rompió una de las reglas más importantes de nuestra familia. Estaba furiosa, decepcionada. Pero luego me di cuenta de mi error. Las cartas me lo mostraron, pero ellas no quisieron escucharme.

 

Puedo escuchar la ira, la desesperación y la vergüenza en su voz. No es fácil para Adeline admitir que estaba equivocada. Nunca lo ha sido.

 

-¿Qué te mostraron? -pregunto, aunque en mi interior tengo miedo de saber la respuesta.

 

-A una niña de luz -susurra ella-. Un ser con un poder magnífico, que uniría a todas las criaturas sobrenaturales del mundo. Pero había un problema: era de tu linaje, un linaje mágico... pero sin magia, ya no existía. Eli, tu hija está destinada a grandes cosas. Ella está destinada a reinar.

 

Siento que mi corazón se detiene. Todo lo que me cuenta Adeline me abruma. Siempre supe que mi niña era especial, pero nunca imaginé cuánto.

 

¿Reinar? Pienso en Caroline, en su sonrisa, en su fuerza. ¿Cómo podría ella cargar con un destino tan grande? ¿Cómo podría yo haberle ocultado tanto? Me invade la culpa.

 

-Siempre supe que era especial -digo en un susurro, más para mí que para Adeline-, pero nunca... nunca pensé que fuera para tanto.

 

-Lo es -afirma Adeline-Gracias a Dios que nuestra madre y abuela le devolvieron su magia. Ella es muy importante 

 

-¿Por qué, Ade? ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tanto tiempo? ¿Por qué permitir que mi hija viaje en el tiempo? -pregunto, con cansancio y dolor en la voz.

 

-No sé mucho, Eli. Las ancianas mantienen muchas cosas en secreto. Lo único que he podido averiguar es que algo le pasó a la naturaleza, algo muy malo. Creo que el equilibrio tuvo que alterarse o destruirse para que nuestra madre y abuela intervinieran -explica Adeline, con una mezcla de incertidumbre y preocupación en su voz.

 

Quiero gritarles. Quiero ver a mi madre y a mi abuela, quiero decirles todo lo que pienso de ellas, de sus decisiones, de todo el sufrimiento que nos han causado. Pero me contengo, porque sé que no cambiará nada.

 

¿Por qué ahora? No puedo dejar de hacerme esa pregunta. Durante años me apartaron, me privaron de mi propia herencia, y ahora, de repente, devuelven la magia a mi hija. ¿Qué tan grave puede ser lo que está ocurriendo para que hayan hecho algo tan impensable?

 

-¿Qué más sabes, Adeline? -insisto, aunque sé que no tiene todas las respuestas.

 

-Ya te dije, Eli, no mucho más. -responde ella, su rostro más serio de lo que jamás lo he visto.

 

 

 

Notes:

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Chapter 33: Una familia llena de secretos "Familia Blake"

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. Hemos tenido la perspectiva de Adeline y estoy muy emocionada de mostrarles la de los demás hermanos.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Los lazos entre hermanos, aunque a veces se tensen y lleguen al punto de quebrarse por diferencias, distancias o malentendidos, siempre conservan esa esencia profunda y especial que los une; pueden experimentar rupturas y cicatrices, pero también tienen la capacidad única de reconstruirse, de encontrar la manera de sanar y de fortalecerse, porque los recuerdos, el amor compartido y la conexión incondicional los invitan siempre a reencontrarse y a crear nuevos puentes de cariño y comprensión.

 

Tercera persona 

 

Adeline es una chica talentosa; siempre fue de las mejores en todo lo que hacía. Desde pequeña, siempre quiso ser como su hermana Elizabeth, a pesar de la relación tensa que tenían, ya que Adeline tendía a decir lo que pensaba sin considerar las emociones de los demás. Su hermano Adán siempre decía que Adeline no tenía filtro entre la boca y el cerebro.

 

Adeline es orgullosa; lo admitirá: se equivocó una vez en su vida, y fue cuando no apoyó a Elizabeth. Aunque en ese momento Adeline solo tenía 14 años, se siente culpable por no haber ayudado y por haberle dado la espalda a su hermana.

 

Adeline sabe que Adán fue quien ayudó a Elizabeth a sobrevivir, pero no se lo contó a nadie. Quiso hacerlo, pero recordó cómo, a pesar de todo, Elizabeth siempre estuvo a su lado cuando necesitaba ayuda, así que Adeline decidió callar.

 

Todo empeoró cuando Adeline cumplió 18 años y tuvo que recibir el don que le correspondía. La familia Blake era de brujos; su aquelarre ha existido desde el comienzo de la magia, conocido como las Guardianas, uno de los muchos nombres que han poseído, siempre cuidando lo sobrenatural y el equilibrio.

 

En la familia, la mayoría de los hijos de la familia principal son mujeres, y sólo en raras ocasiones nace un varón. Al cumplir 18 años, obtienen un don adicional; el de Elizabeth era el más poderoso.

 

En el caso de Adeline, ella puede ver el futuro a través de las cartas. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que el error que cometieron su madre y su abuela al quitarle la magia a Elizabeth fue grave, y que todos pagarían por ello. Quiso advertirles, pero no quisieron escuchar. Lo que hizo Elizabeth lastimó gravemente a su madre; Elizabeth siempre fue la favorita de Amanda, y que rompiera la regla más importante la lastimó profundamente.

 

 

Perspectiva de Adeline 

 

Realmente no entiendo por qué madre y abuela hicieron lo que hicieron. No importa cuánto lo intente; las cartas no me muestran toda la verdad. ¿Por qué el aquelarre tuvo que regresar en el tiempo a la hija de Eli?

 

Intenté advertirles, pero nadie me escuchó. La hija de Eli está destinada a reinar, incluso a ser la líder de las Guardianas, pero mis palabras no fueron escuchadas. Cuando las cartas me mostraron lo que el aquelarre había hecho, entendí que algo muy malo tuvo que suceder para que tomaran una decisión tan drástica.

 

-¿En qué piensas tanto? -dice una voz detrás de mí. Al voltearme, veo a mi hermana Daphne.

 

Daphne es muy hermosa, con su piel blanca, cabello negro corto y rizado, y unos ojos azules preciosos, como la mayoría de los miembros de nuestra familia. Es dos años mayor que yo y la menos seria de todos. Es divertida y amante de la libertad. Aunque antes no era así... Mis recuerdos de una Daphne más joven la muestran siempre encerrada y callada. Pero algo pasó tres años después de que Eli se fue; recuerdo que tuvo una gran discusión con nuestros padres, y desde aquella noche, la chica obediente desapareció. Gracias a Dios por eso.

 

-Nada, solo las cartas. No me muestran nada desde hace algunos meses. Es como si todo estuviera detenido, esperando ser activado -le digo, y es cierto. Desde que la hija de Eli viajó en el tiempo, parece que todos los caminos hacia el futuro se han paralizado.

 

-Es raro, pero desde hace unos meses, todo ha estado extraño. Algunos espíritus me contaron que esto está relacionado con un error cometido por nuestras madres, pero no quisieron decirme cuál. Aunque creo saberlo -responde Daphne.

 

El don de Daphne es uno de los más extraños e interesantes: puede hablar con los muertos. Me mira con una intensidad en esos ojos azules, y le devuelvo la mirada con la misma fuerza.

 

-¿Has visto a Elizabeth, Adeline? -me pregunta Daphne. No tengo por qué mentir; en su mirada veo que sabe la respuesta, solo quiere que lo diga en voz alta.

 

-Sí, lo he hecho -admito, sintiendo el peso de mis palabras.

 

Daphne aprieta los labios, con la mirada dura y el rostro tenso.

 

-Fue un grave error lo que hicieron nuestra madre y abuela, y nuestro amado padre ni siquiera hizo nada -dice Daphne. Sé que algo pasó. Daphne era una de las más de acuerdo con que Eli fuera castigada, pero en algún punto algo cambió. Nunca supimos qué fue, pero tuvo que ser algo muy fuerte para que todo lo que sentía Daphne por Eli cambiara tan radicalmente.

 

La miro, queriendo entender más de lo que dice.

 

-¿Qué pasó, Daphne? Sé que yo tampoco soy inocente, también le di la espalda a Elizabeth... pero cuando la echaron tú fuiste una de las más involucradas, de las que apoyaron la decisión. Sin embargo, tres años después todo cambió. -Por primera vez en tanto tiempo me atrevo a preguntar aquello que he guardado dentro.

 

Daphne se detiene, su rostro se nubla y su mirada se pierde en algún recuerdo doloroso.

 

-Madre y la abuela mintieron -es lo único que murmura, sin siquiera mirarme a los ojos-. Nos vemos, hermanita.

 

Antes de que pueda decir algo más, ya se ha ido, dejándome sola con una mezcla de confusión y ansiedad.

 

"Madre y abuela mintieron". La frase resuena en mi mente una y otra vez, como si fuese un eco imposible de callar. La verdad es que me aterra descubrirlo, pero una parte de mí siente que le debo esto a Elizabeth... y quizá, también a mí misma.

 

Perspectiva de Caroline 

 

Después de un rato de charlas, y de que Sage me hiciera prometerles que, si en algún momento necesito ayuda o simplemente quiero desahogarme, buscaré a cualquiera de ellos, ahora me encuentro de nuevo a solas con Nik. El silencio se alarga, y siento cómo me rodea con una intensidad que me incomoda.

 

-¿En qué piensas tanto? -pregunto, rompiendo el silencio que tanto odio. Lo miro y noto su expresión endurecida, el leve rastro de enojo en sus ojos. Sin pensarlo, me disculpo-. Lo siento...

 

Ni siquiera sé por qué me disculpo, pero las palabras salen antes de poder detenerlas. Nik se sienta junto a mí en la cama, sus ojos no han perdido ese brillo de preocupación. Me toma de la mano y siento su calor, reconfortante y familiar.

 

-Si estás cansada y necesitas ayuda, estamos aquí, amor -dice, su voz baja y calmada mientras acaricia mi mejilla.

 

Sus palabras me reconfortan, aunque siento un nudo en el pecho. Me toma un momento responderle, organizando mis pensamientos.

 

-Estoy cansada... -admito al fin, con un suspiro-. Quizá suene tonto, pero mi cuerpo está bien. Mi mente, en cambio, no... -Mis palabras se quiebran un poco, pero sigo adelante. Nik desliza su mano hasta mi rostro y deja un suave beso en mi mejilla.

 

-Es normal, han pasado muchas cosas -me responde en un susurro. Su voz es tan suave que casi me hace olvidar mis miedos, aunque sé que debo enfrentarme a ellos tarde o temprano.

 

Trago saliva y fijo mis ojos en los suyos, esos ojos que me recuerdan tanto a Hope. No puedo postergarlo más.

 

-Vamos a quemar el roble blanco, Nik. Luego tendremos una conversación... Hay algo que debo decirte a ti y algo que toda la familia Mikaelson debe saber.

 

Él me observa, su expresión no cambia, pero veo un destello de comprensión. Sabe que esto es algo importante, que no puedo guardarme por más tiempo.

 

-Está bien -responde, con la misma serenidad de antes.

 

No deja de sorprenderme la calma de Nik. Conozco a Klaus Mikaelson, he visto su ira, y he pensado que estaría enfurecido y exigiéndome que le dijera dónde está el roble blanco. Pero ahora parece... diferente. Han cambiado tantas.

 

Mi cabeza cae en el hombro de Nik, y siento cómo el sueño me invade. Por primera vez, desde que regresé al pasado, no sueño con nada.

 

Hace 18 años 

 

-¿Por qué todas las ancianas están tan enojadas? -preguntó una joven Adeline, observando el ambiente tenso que se había formado.

 

-Algo pasó... Eli rompió una regla -respondió su hermano mayor, con tono grave.

 

-Eso es imposible. Eli no lo haría. Sabe lo importantes que son esas reglas -replicó una adolescente de ojos azules intensos y cabello rubio lacio, claramente inquieta.

 

-Pues lo hizo -dijo una joven Daphne, cruzándose de brazos-. Y madre está enojada... pero la abuela está aún más furiosa.

 

La adolescente rubia miró a Daphne con una mezcla de incredulidad y miedo.

 

-¿Cuál regla rompió? -preguntó con voz temblorosa, aunque en el fondo temía conocer la respuesta.

 

Daphne la observó con una mirada oscura y fría, sus palabras cayeron como un martillo:

 

-¿Cuál crees?

 

Un nudo se formó en la garganta de la rubia, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

 

-No... -susurró, recordando la última conversación que había tenido con Eli. Le había preguntado directamente si estaba en una relación con ese hombre lobo y su gemela se lo había negado, prometiendo que nunca pondría en riesgo a la familia.

 

-Será castigada. Traicionó a la familia -dijo una joven-adulta, con el cabello mitad negro y mitad blanco-. Se suponía que sería la líder del aquelarre... la próxima Guardiana Suprema, y aún así rompió la regla máxima. Nos traicionó.

 

Los seis hermanos se quedaron en silencio, asimilando la magnitud de las palabras. La joven rubia se sentía devastada. Su propia gemela le había mentido, rompiendo un vínculo que siempre había creído inquebrantable.

 

"¿Por qué, Eli?", pensó la rubia, apretando los puños. "¿Por qué arriesgarías todo esto... por él?"

 

-No tiene sentido -murmuró la rubia, hablando más para sí misma que para el resto-. Ella siempre decía que nuestra hermandad estaba primero.

 

Daphne la miró, esta vez con algo de compasión en sus ojos.

 

-Las promesas cambian cuando el corazón se ve envuelto -dijo en un susurro-. Y al parecer, Eli dejó que su corazón la cegara.

 

-¿Y ahora qué? -preguntó Adeline en voz baja, temerosa de la respuesta.

 

La joven-adulta de cabello mitad negro y mitad blanco respondió sin vacilar:

 

-Ahora, pagará las consecuencias.

 

 

Notes:

Me gustaría recordarles que nada es lo que parece en esta familia. Cada uno tiene un punto de vista diferente sobre lo que sucedió con Elizabeth; puede que ahora parezca confuso, pero cuando cada hermana y el hermano compartan su perspectiva, se irán dando cuenta de la verdad. Tanto Amanda como Eir cometieron un grave error: Elizabeth era la favorita de ambas, y que rompiera la regla principal las llenó de ira y las cegó.

Quienes han visto mi video de TikTok ya saben cómo se ven todos los hermanos. Para quienes no lo hayan visto, en el espacio anterior a este hay una nota llamada Familia Blake-Thorne. Allí encontrarán el enlace a mi cuenta de TikTok, donde podrán ver a la familia completa. En wattpad lo pueden encontrar y aquí miso hay una nota donde se encuentra el link, si lo necesiten me pueden avisar en los comentarios.

Recuerden que pueden dejar su comentario, idea y opinión de esta historia mientra sea constructivas, cualquier opinión negativa se puede ir por donde vino👋👋

 

Hasta ahora hemos conocido a Adán, el único varón; a Adeline, la más joven; y ahora a Daphne, la penúltima hermana.

Y obviamente a Elizabeth Blake-Thorne o mejor conocida como Liz Forbes.

Daphne Blake-Thorne

Aquí los hermanos que han sido presentados hasta el momento:

 

2- Adán Thorne-Blake

5- Elizabeth Forbes (Blake-Thorne)

6- Daphne Blake-Thorne

7- Adeline Blake-Thorne

 

Solo nos faltan conocer a la hermana mayor, la tercera hermana y la cuarta hermana, que es gemela de nuestra amada Elizabeth.

Lamentablemente no puede ponerlas imágenes, pero en wattpad lo pueden ver.

Chapter 34: Los Mikaelson: La Familia Original✅️

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"En un mundo de traiciones y secretos, solo una familia puede mantenerse unida, enfrentando a aquellos que desean destruirlos. Lealtad y hermandad definen su vínculo, y su lucha es tan eterna como ellos mismos."

 

Es la segunda vez que logro dormir sin soñar, sin sentir que alguien invade mis pensamientos. Me siento un poco mejor, como si pudiera comenzar a dejar el pasado atrás, aunque sea solo por un instante.

 

Todavía estoy acostada en la habitación de Nik, con las suaves sábanas envolviéndome mientras disfruto del silencio. Sin embargo, afuera en la sala , puedo oír a Nik hablando con sus hermanos. Parece que están discutiendo algo importante sobre el roble blanco, el arma que puede destruirlos. Mientras escucho sus voces, hago una lista mental de todo lo que tengo que resolver:

 

1. El roble blanco.

2. Contarles a los Mikaelson sobre Freya y Dahlia.

3. Hablar con Nik sobre su capacidad de tener hijos.

4. Decirles lo de nuestras hijas.

5. Localizar dónde está dormida Dahlia.

 

Tal vez Kol y las brujas Bennett puedan ayudarme a despertar a Freya sin liberar a Dahlia.

 

Al otro lado de la puerta, la conversación continúa. Reconozco la voz de Rebekah, cargada de inquietud.

 

-Si alguien encuentra ese maldito roble antes que nosotros, estaremos todos condenados. Ya no hay tiempo que perder, Nik. Debemos destruirlo -dijo Rebekah con preocupación.

 

Nik suspiró, y su tono se mantuvo serio.

 

-Estoy consciente de lo que está en juego, Rebekah. Caroline nos dirá dónde está

 

-Pero si nuestros enemigos se enteran de su existencia...- dice Rebekah 

 

-Lo harán tarde o temprano -intervino Kol, con una sonrisa torcida-. Y cuando lo hagan, no esperarán para usarlo.

 

-Es arriesgado, pero no tenemos otra opción. Necesitamos destruirlo antes de que caiga en manos equivocadas -añadió Elijah con su habitual calma.

 

-Ya hemos perdido demasiado -dijo Finn, cruzando los brazos, con expresión seria-. Esto no es un juego, Kol. Si quieres vivir, deberías tomarlo en serio.

 

Kol bufó.

 

-¿Y por qué tendría que preocuparme ahora? No soy yo quien se toma las amenazas tan en serio.

 

-Tienen razón -intervino Sage, mirando a Finn y luego al resto-. Cuanto antes acabemos con esto, más seguros estaremos todos.

 

Niklaus asintió, su expresión endurecida.

 

-Entonces está decidido. Encontraremos cada trozo de ese roble y lo destruiremos, sin importar lo que cueste. Nadie amenaza a esta familia y vive para contarlo.

 

Un escalofrío recorre mi piel al escucharlos hablar. Sé cuánto significa para los Mikaelson su supervivencia, pero también sé que la familia es lo que más valoran.

Me levanté de la cama lentamente, sintiendo la tensión en cada músculo. Salí de la habitación y bajé las escaleras, consciente de cómo todas las miradas se posaban en mí. Les devolví la mirada sin inmutarme.

 

-Buenas noches -dije, rompiendo el silencio.

 

-Buenas noches, Care -contestó Sage, con una sonrisa.

 

Los Mikaelson permanecían callados, pero podía notar sus expresiones. Incluso Elijah, siempre tan educado, parecía perdido en sus pensamientos.

 

-Bien, vamos a lo importante -empecé, mirando a cada uno con seriedad-. He hablado con mi madre y le pedí que busque y cuide las piezas de roble blanco, para que estén listas para nuestra llegada. Y antes de que digan algo por sus paranoias, mi madre no hará nada -añadí, dirigiendo una mirada a aquellos que parecían querer replicar-. La razón por la que no hará nada es simple: cuando matas a un Original, toda la línea de sangre creada por ese Original muere también. Por ejemplo, si Finn muere, minutos después Sage morirá con él.

 

Noté cómo los Mikaelson se quedaban en silencio, sorprendidos. Sentí que la energía volvía a mí, dándome una sensación de control.

 

-¿Y cómo sabes eso, Care-Bear? -preguntó Kol, en tono amenazante, mirándome fijamente.

 

-Sé muchas cosas, Kol, demasiadas, créeme -respondí con una mirada astuta-. Y antes de que intentes atacarme, te advierto: tengo a muchas personas que me deben favores, dos brujas Bennett y una bruja Claire que no estarán felices si algo me pasa -dije, manteniendo el contacto visual con él-. No es una amenaza, pero he visto y oído suficiente de ti para saber de lo que eres capaz.

 

Kol me observó por un momento, antes de esbozar una sonrisa y levantar una mano en señal de paz. Los demás Mikaelson me miraban con sorpresa, aunque no hicieron ningún comentario.

 

-Si ya estamos listos, vámonos -dije mientras salía por la puerta y me dirigía a mi auto-. Sage, vienes conmigo.

 

-Claro, iré contigo -respondió ella, después de lanzar una última mirada a Finn y darle un beso en la mejilla.

 

-Me alegra que estés de vuelta -dijo Sage una vez estuvimos en el coche y arrancaba el motor.

 

-A mí también me alegra estar de vuelta -confesé, suspirando.

 

He pensado mucho y me di cuenta de que nunca tuve tiempo para procesar todo lo que ha pasado. Desde que llegué del futuro, solo he tratado de salvar vidas y ayudar a las personas que amo, sin detenerme un segundo para asimilarlo. Al final, todo eso, sumado a los secretos revelados, me alcanzó... pero he vuelto.

 

Llegamos a una fábrica abandonada en Mystic Falls, donde mi madre nos esperaba. La vi junto a los restos del puente Wickery Bridge y su cartel. Me bajé del auto y caminé hacia ella, dándole un abrazo inesperado. Al principio se sorprendió, pero luego me lo devolvió.

 

-Te entiendo, y lo siento -le susurré.

 

-La que lo siente soy yo, mi amor -contestó, con la voz temblorosa-. Aún no hemos terminado de hablar. Necesitamos hablar de mi familia.

 

-Está bien -respondí, dándole un beso en la frente.

 

Sentí la mirada de los hermanos Mikaelson sobre nosotras, y también la de Sage, quien me dedicó una sonrisa cuando me encontré con su mirada.

 

-Bueno, hermanos Mikaelson, les presento a mi madre, Elizabeth Forbes. Mamá, te presento a los hermanos Mikaelson: Finn, Elijah, Klaus, Kol y Rebekah -hice las presentaciones con calma.

 

-Es un placer conocerlos -dijo mi madre, sus ojos azules observando atentamente a cada Mikaelson.

 

-El placer es nuestro -respondió Nik, devolviéndole la mirada.

 

-Aquí están -dije, señalando los restos del puente y el cartel-. Esto es lo que queda del puente Wickery, ambos hechos de roble blanco. Si no me creen, pueden probarlo.

 

-No te preocupes, Caroline, confiamos en tu palabra. Hasta ahora, nunca nos has dado motivos para dudar de ti -dijo Elijah con su usual elegancia.

 

Los demás permanecieron en silencio.

 

-Entonces, ¿quién hará los honores de quemarlo, o lo hago yo? -pregunté, arqueando una ceja.

 

-¿Tú tienes fuego contigo? -preguntó Rebekah, sorprendida.

 

Miré a Nik, quien me devolvió la mirada, dándome un leve asentimiento. Me encogí de hombros.

 

-Incendio -dije, y observé cómo los restos del puente y el cartel comenzaban a arder.

 

Me giré para ver las reacciones de los demás. Nik, Sage y mi madre parecían calmadas, ya sabían sobre mi magia. En cambio, las expresiones de Elijah, Kol, Rebekah y Finn eran un poema de sorpresa y miedo.

 

-¿Tienes magia? -preguntó Rebekah en shock, tartamudeando.

 

-Eso es imposible. No puedes ser bruja y vampiro a la vez, lo sé -dijo Kol, con el rostro distorsionado por la ira y los celos.

 

-Bueno, esto es interesante -comentó Elijah, recuperando la compostura.

 

-Es... increíble -fue todo lo que dijo Finn.

 

-Bueno -me giré hacia mi madre-, nos vemos mañana. Tengo que terminar de hablar con los Mikaelson. Dile a Dev que tenga cuidado y que nos reunamos mañana.

 

-Cuídate -me respondió ella.

 

-Lo haré -le prometí, abrazándola.

 

Notes:

Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok donde he subido varios videos, por si les interesa: https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8r2B9KUEaNq&_r=1

Aquí les traigo un nuevo capítulo. Disculpen por no subirlo antes; he tenido problemas con Wattpad, ya que la cuenta se me cerraba sola y no me permitía entrar cuando ingresaba la contraseña 😭😭😭. ¡Gracias a Dios que ya se arregló!

Caroline ha vuelto más fuerte, aunque aún necesita descansar. A pesar de ser uno de los seres sobrenaturales más poderosos, sigue necesitando un buen descanso.

El próximo capítulo sale el lunes 4 y llevará por nombre: Freya Mikaelson.

Chapter 35: Freya Mikaelson

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

La resiliencia es una cualidad extraña y poderosa. Es una fuerza silenciosa que se forja en la soledad, cuando las sombras parecen alargarse y las cicatrices del pasado aún laten bajo la piel. Es ese empuje interno que hace que, incluso en las peores circunstancias, una persona se mantenga de pie, indomable, ante los caprichos de un destino que se empeña en ponerle a prueba una y otra vez.

 

Después de despedirme de mi madre, observé a todos los presentes, notando en sus rostros la mezcla de emociones y el peso de los momentos compartidos. Fue entonces que, rompiendo el silencio, me atreví a preguntar:

 

-¿Qué haremos con las cenizas de roble blanco?

 

Kol se encogió de hombros y respondió sin demasiado interés:

 

-Deshacernos de ellas, simplemente.

 

Miré las cenizas en mis manos y asentí con una leve sonrisa.

 

-Si así lo deseas.

 

Con un gesto de mi mano, las cenizas comenzaron a desvanecerse lentamente en el aire, arrastradas por un susurro de viento que parecía llevarse los últimos vestigios de una historia antigua y poderosa. Sage, que estaba a mi lado, me sonrió, impresionada.

 

-Es... increíble -murmuró, sus ojos reflejando una mezcla de asombro y respeto.

 

Di un último vistazo al lugar antes de girarme hacia los demás.

 

-Vámonos. Todo está listo. Todavía tenemos muchas cosas de las que hablar -anuncié, esperando que alguno quisiera decir algo más. Sin embargo, todos asintieron en silencio y comenzaron a moverse.

 

Sage camina detrás de mí, mientras los Mikaelson se dirigían a su propio vehículo. Encendí el motor del coche y, en el silencio del habitáculo, mi mente no dejaba de divagar, atrapada en los recuerdos y en el peso de lo que aún quedaba por revelar. ¿Cómo podría abordar el tema de Freya? ¿Cómo contar su historia de forma que comprendieran el sufrimiento, la fuerza y el sacrificio que la habían definido por tanto tiempo?

 

Luego de unos minutos, llegamos a la casa Mikaelson. Sage y yo bajamos del vehículo, al igual que los Mikaelson. Todos entramos a la casa, y los guié al comedor, donde tomé asiento en la cabecera. Sage se sentó a mi lado, y Finn, junto a ella. Nik se sentó en la otra cabecera, con Elijah a su lado y Rebekah al otro lado. Kol, siempre con su expresión divertida, se ubicó junto a Finn.

 

Tomé aire, consciente de que las próximas palabras cambiarían para siempre nuestra relación.

 

-Bueno, iré desde el principio -comencé, mirándolos uno a uno. Me detuve en Sage, Elijah y Nik-. Muchos de los que están aquí recordarán que, cuando nos conocimos, les dije que era una vidente -observé sus reacciones, y continué-. Eso no es cierto.

 

La sorpresa se dibujó en el rostro de Sage y Elijah, mientras que Nik me miraba con una expresión de pura ira. Sentí que mis palabras iban calando hondo, como si acabara de romper una delicada ilusión.

 

-¿Qué quieres decir con que no es cierto? -preguntó Sage, visiblemente desconcertada.

 

Tomé aire y, esta vez, dejé salir la verdad sin reservas.

 

-La realidad es que... vengo del futuro.

 

Rebekah soltó una risa escéptica.

 

-¿Es una broma?

 

Kol, en cambio, parecía emocionado.

 

-Oh, esto sí que es divertido. Es una magia complicada y fascinante -dijo, con la emoción de un niño en Navidad.

 

Elijah intervino, cortante.

 

-Compórtate, Kol. -Luego, se volvió hacia mí, su tono más serio que nunca-. Espero que esto no sea una broma, señorita Forbes. Hasta ahora, has sido una aliada importante para nosotros. Sería decepcionante descubrir que has estado mintiendo.

 

Sentí cómo sus palabras me atravesaban. Elijah rara vez usaba mi nombre completo, y hacerlo ahora le añadía un peso inesperado a su advertencia.

 

Niklaus no decía nada; solo me observaba, con esos ojos penetrantes y en un silencio abrumador. Cada segundo que pasaba, sentía que ese silencio exigía más respuestas.

 

En medio de toda esa tensión, Sage tomó mi mano, dándome un apretón de apoyo. Le sonreí levemente; su gesto me recordaba que no estaba sola en esto.

 

-Dejemos que Caroline termine de contarlo todo antes de juzgarla -intervino Finn, siempre siendo la voz de la razón.

 

Agradecí mentalmente su intervención. Necesitaba que me escucharan, aunque solo fuera para comprender la magnitud de lo que estaba a punto de revelar.

 

"Es ahora o nunca", pensé, sintiendo que todo dependía de lo que diría a continuación.

 

-Digamos que muchas cosas sucedieron en el futuro, y algo pasó. Algunas personas intervinieron y me eligieron a mí -comencé, viendo la confusión en sus rostros-. No me pregunten por qué. No tengo idea de cuál es su plan o qué pretenden. Lo único que sé, gracias a la ayuda de Sheila Bennett, es que algo le ocurrió al equilibrio y la naturaleza está empezando a desmoronarse. Las brujas Bennett parecen saber quiénes fueron los responsables, pero, por alguna razón, se niegan a revelarlo.

 

Me detuve por un momento, sintiendo el peso de los secretos que aún no podía compartir. Prefería no mencionar que, cuando me trajeron del futuro, estaba al borde del suicidio, ni que había hablado con Eir y Amanda... o que había indicios de que mi madre podría estar implicada en todo esto. Aún no era el momento adecuado para revelar esos detalles.

 

El silencio era absoluto, y, aunque todos estaban procesando lo que acababa de decir, me incomodaba. Fue Kol quien rompió el silencio, para mi desagrado.

 

-Bueno, lo que pasó tuvo que ser muy grave, y probablemente fue obra de un aquelarre muy poderoso. -Kol estaba inusualmente serio-. Los hechizos de viajes en el tiempo existen, pero nadie sabe dónde están. Las brujas a las que he preguntado solo dicen que "Las Guardianas" lo tienen, pero nunca me han explicado qué demonios son esas Guardianas.

 

Rebekah lo miró, claramente intrigada.

 

-¿Y para qué querías un hechizo de viajes en el tiempo? -preguntó, cruzando los brazos. Kol solo le sonrió, eludiendo la respuesta.

 

-Continúa, Caroline -dijo Nik, en tono firme y, por primera vez, con auténtica curiosidad en su voz.

 

Sage, Elijah y Finn estaban atentos, observándome sin perder detalle. Sentí cómo cada mirada se clavaba en mí, esperando una explicación que llenara los vacíos de mi historia.

 

-Por eso sé tantas cosas sobre ustedes -continué-. Ya nos habíamos conocido antes... bueno, a unos más que a otros -añadí, dirigiéndole una mirada significativa a Niklaus al decir esto último.

 

Elijah mantuvo su expresión seria, mientras Kol sonreía, y Rebekah hizo una mueca de desagrado. Sage se mostró atenta, y en el rostro de Finn pude ver un asomo de diversión.

 

-Espera un momento -dice Kol de repente-. Esta tarde mencionaste que, cuando un Original muere, toda su línea muere con él. ¿Cómo lo sabías?

 

Su pregunta me toma por sorpresa, pero sé que no tiene sentido mentir. A pesar de actuar a menudo como un loco y un niño, Kol es uno de los Mikaelson más astutos.

 

Ahora, todas las miradas están en mí, expectantes y llenas de duda.

 

-Porque lo he visto -respondí finalmente, sabiendo que esa verdad causaría conmoción-. He visto a un Original morir y, después, a dos vampiros de su linaje morir con él.

 

Un silencio helado se apodera de la sala mientras el miedo y la ira aparecen en los ojos de todos los presentes. La tensión es palpable.

 

-Eso no puede ser -dice Rebekah, alterada, su voz temblando.

 

Kol, en cambio, se ha quedado inusualmente callado. Sage me observa, y sé que ella ya intuye a qué Original me refiero. Respiro hondo, preparándome para lo que viene.

 

-¿Cómo sucedió? -pregunta Elijah, en un tono bajo pero peligroso.

 

-Alguien le clavó una estaca de roble blanco... el mismo roble que acabamos de quemar -respondo. Veo que varios suspiran de alivio al saber que esa arma ya no existe.

 

Niklaus se inclina hacia mí, su voz cargada de gravedad.

 

-¿Cuál?

 

Siento que mi corazón late más rápido, pero me obligo a responder. Reuniendo el valor necesario, susurro el nombre que sé que lo cambiará todo:

 

-Finn.

 

El silencio que sigue a mis palabras es devastador. Sin embargo, sé que todos me han escuchado claramente.

 

Rebekah no puede contener las lágrimas y comienza a llorar, sollozando en silencio. La expresión de Kol ya no tiene rastro de diversión; está serio, sombrío. Elijah tiene la mirada oscura, una furia contenida que es palpable. Niklaus rompe parte de la silla entre sus manos, con una mezcla de ira y dolor que no puede ocultar. Sage, estoica, no emite ningún sonido, pero veo que sus lágrimas caen sin control. Finn, el más impactado, se inclina y la abraza, en un intento desesperado de consolarla.

 

Después de unos quince minutos, reúno fuerzas para continuar.

 

—Sé que esto es mucho para procesar y que todos tienen preguntas —digo, mirando a cada uno—. Les prometo que todas sus dudas serán respondidas, pero ahora quería hablar de otra cosa… o mejor dicho, de otra persona.

 

Todos me miran expectantes, esperando mis próximas palabras.

 

—¿Alguien sabe qué pasó con vuestra hermana mayor? —pregunto.

 

—Murió por la plaga —responde Elijah, en su tono elegante y reservado.

 

—Error —corrijo, y noto la sorpresa reflejada en sus rostros.

 

—¿Ahora nos vas a decir que nuestra hermana mayor está viva? —dice Rebekah con sarcasmo, sus ojos aún rojos por el llanto.

 

—Y tenemos una ganadora —digo, intentando aliviar el ambiente, aunque mi intento no surte mucho efecto. Así que, antes de que alguien más me interrumpa, continúo—. Vuestra madre tenía una hermana llamada Dahlia. Era una bruja con un vasto conocimiento de la magia y extremadamente poderosa. Su especialidad era la magia negra. Esther, a pesar de ser una bruja poderosa, no podía concebir, así que acudió a su hermana mayor en busca de ayuda. Dahlia aceptó ayudarla, pero con una condición: el trato consistía en que ella le permitiría a Esther concebir, pero a cambio, el primer hijo de cada generación de la familia Mikaelson le pertenecería a Dahlia.

 

Cuando termino, hago una pausa para que puedan asimilar lo que acabo de decir.

 

—¿Freya? —dice Finn, su voz apenas un susurro.

 

—Exacto. Cuando ustedes eran unos niños y Elijah aún no había nacido, Dahlia vino a cobrar el trato. Vino por Freya. Esther, a pesar de su poder, no pudo enfrentarse a ella. Los primogénitos de la línea Mikaelson son extremadamente poderosos. Para proteger el secreto y evitar el dolor de su familia, Esther le contó a su esposo que Freya había muerto a causa de la plaga —explico, observando cómo la incredulidad de sus rostros da paso a una mezcla de furia y tristeza.

 

—¿Freya está viva? —pregunta Finn, visiblemente afectado.

 

—Sí —respondo de inmediato.

 

—¿Es un vampiro? —pregunta Nik, sorprendiéndome un poco con su pregunta.

 

—No, ella no lo es.

 

—Entonces, ¿cómo está viva? —inquiere Elijah.

 

—Cuando Esther los convirtió en vampiros, incapaces de procrear, Dahlia se sintió traicionada. Esther había roto el pacto e interferido en el trato de que Dahlia se llevaría a cada primogénito —digo, dándoles un momento para procesar la magnitud de la traición de su madre.

 

Puedo ver la ira en cada uno de ellos; si ya odiaban a Esther, ahora ese odio ha crecido aún más. Finn parece ser el más afectado, pues siempre fue el hijo favorito de su madre, y ahora descubre esta amarga traición.

 

—Dahlia realizó un hechizo de suspensión. Este hechizo obliga a ambas a entrar en un sueño profundo cada siglo, del que despiertan solo por unos pocos años antes de volver a dormir. Este ciclo les permite conservar su juventud y aumentar sus poderes mágicos cada vez que despiertan, pero también ha condenado a Freya a una vida solitaria y desconectada del mundo, lo cual la ha afectado profundamente —concluyo, observando las expresiones de aturdimiento y silencio absoluto en los Mikaelson.

 

—¿Cómo sabes todo eso, Caroline? —me pregunta Nik, su tono inquisitivo y curioso.

 

—Como ya les dije, vengo del futuro y los conozco a todos ustedes. En algún momento, conocí a Freya. Nos llevamos bien de inmediato, y entre tragos me contó su historia —respondo, esbozando una sonrisa al recordar ese momento.

 

—¿Sabes dónde está? —pregunta Finn, su voz cargada de una mezcla de esperanza y ansiedad.

 

Veo a Sage, que ha permanecido en silencio. Ella conocía la historia de Freya y sabía dónde estaba, y puedo percibir la ira apenas contenida en su voz. Aunque conocía la historia, el dolor y la injusticia que Freya ha soportado siguen perturbándola.

 

—Sí, sé dónde está. Actualmente, Freya está dormida. Si la despierto, Dahlia también lo hará, y hasta ahora, he preferido mantenerla así. Pero creo que, con la ayuda de Kol y las brujas Bennett, podríamos encontrar una forma de despertarla sin despertar a vuestra tía. Y en cuanto a destruir a Dahlia, creo que tengo un plan —digo, sabiendo que apenas hemos comenzado a desentrañar todos estos secretos.

 

 

Notes:

Nota:

 

Buenos días, buenas tardes o buenas noches 🤗

Como lo prometido es deuda, aquí les traigo el capítulo. Caroline ya les ha revelado a los Mikaelson y a Sage que viene del futuro, aunque aún quedan muchísimos secretos por descubrir.

La familia Blake-Thorne sigue aquí, y serán muy importantes para lo que está por venir. Elizabeth tiene un pasado muy doloroso, y alguien la traicionó profundamente, por lo que odia hablar de su familia.

El próximo capítulo sale el miércoles 6: Hope Mikaelson y las gemelas Saltzman

Otro anuncio es que logré convencer a mi hermana para que subiera una historia. Ella ha sido quien me ha dado algunas ideas para ciertos cambios que hice y para los miembros de la familia de Elizabeth Forbes; ambas les dimos forma a esos personajes.

Ella prefirió que no mencionara nada porque le gusta ayudar sin llamar la atención, pero después de insistirle bastante, logré que aceptara. Pronto podrán leer su historia 🥰

Aún no la ha publicado, pues prefiere tener varios capítulos listos antes de subirla. Les dejaré la sinopsis y la imagen oficial

Reflejo de una Forbes

Una joven apasionada por Diarios de Vampiros sufre un accidente y, al despertar, descubre que ha renacido en el mundo de su serie favorita. Ahora es la hermana melliza de Caroline Forbes, su personaje predilecto, quien además desconoce completamente la verdadera identidad de la chica. Adaptarse a su nueva vida como Forbes en Mystic Falls no es sencillo; su corazón está dividido entre proteger a su hermana y disfrutar la emoción de interactuar con personajes que antes solo conocía desde su pantalla.

Mientras vive intensas aventuras, se enfrenta a los mismos peligros y misterios que siempre amó ver, pero con la incertidumbre de cómo su presencia afectará los eventos conocidos. ¿Podrá cambiar el destino de Caroline y los suyos, o se verá arrastrada por las oscuras fuerzas que acechan en este peligroso mundo sobrenatural?

Cuando mi hermana suba la historia les avisaré. ¡Muchísimas gracias por todo!🥰

Chapter 36: Hope Mikaelson y las gemelas Saltzman

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"La traición de una madre hacia sus hijos es una herida profunda, un quiebre irreversible en el vínculo que se suponía indestructible, una quebrantada promesa de amor incondicional que deja cicatrices invisibles en el alma, que marca el corazón con la amarga sensación de haber sido abandonado por quien debía ser la fuente más pura de confianza y protección."

 

Todos los Mikaelson permanecen en silencio, procesando toda la información que les he dado. Cada uno reacciona de manera diferente, pero el impacto es claro en sus rostros.

 

Finalmente, Kol rompe el silencio con una carcajada, aunque su tono refleja más amargura que diversión.

 

-Bueno, nuestra querida madre es una maldita perra -dice, riéndose con su característico tono burlón.

 

-Kol, más respeto -interviene Elijah con su calma habitual. Aunque puedo notar una parte de él que parece estar de acuerdo con Kol, su naturaleza de caballero lo lleva a guardar la compostura, manteniendo su habitual dignidad.

 

Finn, siempre el hijo leal y protector de su madre, no dice nada en su defensa. Observa en silencio, mientras Sage le sostiene la mano, brindándole consuelo. Me doy cuenta de que incluso él, el más devoto, ha perdido el último gramo de amor que le quedaba hacia Esther Mikaelson.

 

Rebekah, la más emotiva de los hermanos, no puede contener las lágrimas. La traición de su madre la afecta profundamente. Rebekah siempre había deseado ser madre, pero ahora se da cuenta de que, si hubiera tenido un hijo, Dahlia se lo habría llevado. Me doy cuenta que esta verdad despierta en ella una profunda ira y una sensación de traición hacia su madre.

 

Nik, en cambio, está furioso. La ira arde en sus ojos, y su mandíbula se tensa mientras intenta contenerse. Cualquiera que lo mire sabe que está a punto de estallar. La decepción y el odio que siente hacia su madre son casi palpables en el ambiente.

 

-Nuestra madre siempre ha sido una mujer especial -dice Nik con un tono cargado de desdén y odio-. Convierte a sus hijos en monstruos, maldice a otros y abandona a otro junto con todo su linaje principal.

 

Me estremezco ante las palabras de Nik, pero lo entiendo. Su madre los convirtió en vampiros, en "monstruos", lo maldijo por algo que fue su propia culpa, y Nik no tuvo nada que ver. Luego, como si eso fuera poco, se enteró de que Esther no solo permitió que se llevaran a su hermana mayor, sino que también sacrificó el primogénito de cada uno de ellos. Comprendo el horror de saber que, si cualquiera de los Mikaelson hubiera tenido un hijo en su vida humana, Dahlia se lo habría llevado sin piedad.

 

Pienso en Hope, en lo que significó para Nik, y en cómo Dahlia apareció para intentar arrebatarla cuando apenas era una bebé indefensa. Según lo que me contaron los Mikaelson, Dahlia no solo es extremadamente poderosa, sino también astuta y calculadora. Es una amenaza real, y Esther entregó a su propia familia a esa amenaza.

 

Uno a uno, los Mikaelson van abandonando la sala en silencio. Finn es el primero en irse, con el rostro sombrío. Sage me lanza una mirada que promete una futura conversación y lo sigue rápidamente, manteniéndose a su lado, como siempre ha tenido que ser.

 

Kol se detiene antes de marcharse y me lanza una mirada desafiante.

 

-Avísame cuándo deba reunirme con las brujas Bennett -dice, su tono es neutral, aunque puedo percibir una chispa de cansancio-. Voy a revisar algunos libros de magia, a ver si encuentro algo útil.

 

Le doy un leve asentimiento y él se va, dejando tras de sí una atmósfera densa. Rebekah lo sigue en silencio, con los ojos aún enrojecidos y una mezcla de tristeza y enojo en su expresión. La traición de su madre parece haberle arrancado cualquier ilusión que le quedara de que du madre merecia una oportunidad.

 

Elijah, como siempre, es el último en retirarse. Me dedica una leve inclinación de cabeza, disculpándose con su habitual elegancia antes de marcharse.

 

La habitación queda en silencio, y ahora estoy sola con Nik. Observo cómo la rabia aún arde en sus ojos, pero percibo también algo más, algo profundamente doloroso y enterrado. 

 

Aún me falta hablar de Hope y de las gemelas, algo que prefiero discutir a solas con él. Respiro profundo y me armo de valor antes de hablar.

 

-Nik, necesito decirte algo más, pero me gustaría que fuera en un lugar donde nadie pueda escucharnos -digo, con la voz firme a pesar del nerviosismo-. Confío en las personas que están en esta casa, pero esta conversación me gustaría que fuera privada.

 

Nik se detiene un momento, asintiendo con comprensión.

 

-Vamos, mi estudio está insonorizado. Tendremos toda la privacidad que necesites -dice mientras se levanta y se acerca para ofrecerme su mano, ayudándome a ponerme de pie.

 

Cuando nuestros dedos se entrelazan, siento una corriente recorrer mi cuerpo. Nik me sonríe y, sin soltarme, me guía hasta su taller.

 

Una vez dentro, cierra la puerta detrás de nosotros y señala el cómodo sofá en una esquina del estudio.

 

-Aquí estamos. Vamos, siéntate -me invita, acomodándose junto a mí-. ¿Qué es eso que quieres contarme y que nadie más puede saber?

 

Dudo unos segundos, no sé cómo empezar. Las palabras se me atragantan, y el nerviosismo crece, aunque él me mira con una paciencia tranquilizadora.

 

-No sé ni por dónde empezar -admito finalmente, sintiendo mis manos temblar ligeramente.

 

Nik sonríe, tratando de relajarme.

 

-Pues, por el principio -dice, y me saca una sonrisa, logrando calmarme un poco.

 

Tomo aire y lo suelto rápidamente, decidiendo decirlo de golpe para no darle más vueltas.

 

-Nik... puedes tener hijos.

 

El silencio cae en el estudio. Él me mira, sorprendido, como si intentara procesar mis palabras. 

 

Puedo ver distintas emociones cruzar por el rostro de Nik: incredulidad, conmoción... e ira.

 

-Los vampiros no pueden procrear, Caroline -dice con brusquedad. Me doy cuenta de que cada vez que se enoja, me llama por mi nombre.

 

-Pero los hombres lobo sí pueden, y tú en parte lo eres -respondo, tratando de mantener la calma mientras me mira, claramente aún incrédulo-. En el futuro del que vengo, tuviste una hija. Era hermosa, talentosa, valiente y con una personalidad tan fuerte que me recordaba mucho a ti. Sus ojos... -miro los suyos, esperando que mis palabras le transmitan la verdad-. Eran iguales a los tuyos.

 

Nik se queda inmóvil, como si mis palabras fueran demasiado para asimilar. Decido continuar, queriendo explicarle todo antes de que su escepticismo crezca.

 

-Ella fue la primera trihíbrida: mitad bruja, mitad vampiro y mitad hombre lobo. Muchos la consideraron una abominación.

 

Veo cómo Nik se tensa al escuchar esa última palabra, una chispa de rabia encendiéndose en sus ojos. No puedo detenerme ahora.

 

-Digamos que te creo, ¿por qué me lo estás diciendo? -pregunta, con la voz contenida, llena de una mezcla de confusión y curiosidad.

 

Trago saliva, sabiendo que esto será tan impactante para él como lo fue para mí en su momento.

 

-No fuiste el único que tuvo hijos, Nik. Yo también tuve... dos hijas gemelas -susurro, sintiendo mis propias emociones desbordarse.

 

Él me observa, su expresión transformándose de la confusión a una especie de suave incredulidad.

 

-¿Gemelas? -repite, como si intentara procesar lo que acaba de escuchar.

 

-Sí... se llaman Elizabeth y Josette, aunque les decimos Lizzie y Josie. No fueron mis hijas biológicas, pero las llevé en mi vientre. La madre biológica de las gemelas pertenecía a un poderoso aquelarre. Su hermano, un psicópata... mató a su propia hermana cuando ella estaba embarazada. El aquelarre, al borde de la extinción, realizó un hechizo para proteger su linaje y a las niñas. Y las trasladaron al vientre más cercano que había... el mío.

 

Puedo sentir mis ojos llenarse de lágrimas, y antes de que me dé cuenta, ya están corriendo por mis mejillas. Mi voz se quiebra mientras continuo.

 

-Yo las di a luz, Nik. Y las amé más que a nada en el mundo. Fueron mi vida, mi razón para seguir... -aprieto los labios, tratando de controlar el torrente de emociones-. No fue fácil, pero no cambiaría nada de lo que vivimos juntas.

 

Nik toma mi mano y, con la otra, empieza a secar mis lágrimas suavemente. Luego, se inclina y me da un beso en la frente. Me abraza mientras sigo llorando. No importa cuánto hable de mis niñas, siempre dolerá, y aunque sé que ellas volverán, eso no significa que duela menos.

 

No sé cuánto tiempo pasa, pero poco a poco me voy calmando. Me separo de Nik, aún sintiendo su presencia reconfortante, y lo miro a los ojos. Aún no he terminado de hablar.

 

-Hay algo más que debo decirte -susurro, mirándolo fijamente, queriendo que entienda la importancia de lo que voy a decir.

 

-¿Aún hay más? -pregunta Nik, con el ceño fruncido y una expresión cansada pero dispuesta a escucharme.

 

-Tuve un sueño donde pude hablar con nuestras hijas -le digo en voz baja, casi temiendo su reacción.

 

Veo cómo algo cruza la mirada de Nik al escuchar la palabra "nuestras", como si fuera un anhelo profundo, pero esa emoción desaparece rápidamente, y solo me observa en silencio, esperando que continúe.

 

-Ellas me dijeron que las mismas personas que me trajeron aquí les anunciaron que iban a regresar... pero con un cambio: serían nuestras hijas.

 

Nik me mira con una mezcla de sorpresa y algo que no alcanzo a identificar del todo. Trago saliva y, tomando un respiro, sigo hablando.

 

-Lo que más me duele -prosigo con la voz temblorosa- es que nuestras hijas tuvieron que elegir. Hope tuvo que decidir entre su madre biológica, Hayley Marshall, y yo. Y mis hijas, Lizzie y Josie, también tuvieron que escoger entre sus padres biológicos... y yo. Y las tres me eligieron.

 

Siento las lágrimas volviendo a acumularse en mis ojos al recordar ese momento en el sueño. Nik me observa sin apartar la mirada, como si sintiera la profundidad de mi dolor.

 

-Sé que la decisión de Hope no fue fácil. Ella amaba a su madre, y Hayley la amaba a ella con todo su ser. Ahora... tengo miedo de no estar a la altura, de defraudarla -mi voz se quiebra mientras admito mi mayor temor-. Pero también... estoy tan feliz de poder tenerlas. La idea de formar una familia contigo, de verlas crecer y estar ahí para ellas... significa todo para mí.

 

-No puedo prometer que todo estará bien -dice Nik en voz baja, con una seriedad que me cala hasta el alma-. Mil años han cambiado muchas cosas en mí, y confío menos de lo que solía hacerlo. Pero hay algo que sí puedo prometerte, amor: estaré aquí para lo que necesites.

 

Se queda en silencio un momento, y su mirada se vuelve más intensa, más vulnerable de lo que jamás lo había visto.

 

-No tienes idea de lo feliz que está mi lobo al saber que tendré cachorros contigo -continúa, su voz un susurro lleno de emoción-. Trataré de estar siempre para ti y para nuestras futuras hijas. Siempre... y para siempre.

 

Termina con un suave beso, uno que parece sellar un juramento eterno entre nosotros.

 

Notes:

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗

¡Hola! Aquí está el capítulo. Disculpen que no lo subí ayer, pero tuve que hacer algunas diligencias con un familiar, y terminé tarde. Cuando llegué a casa estaba muy cansada, pero finalmente aquí está el capítulo.

El próximo capítulo lo subiré el martes 12, ya que habrá una reunión familiar y toda la familia se va a una casa que se alquiló cerca de una playa. No podré escribir durante esos días porque nos vamos hoy viernes en la mañana y regresamos el domingo por la noche. Quiese subir el capítulo antes de irme.

 

Muchísimas gracias por todo los quiero🥰🥰

Chapter 37: "Esther Mikaelson, la madre original."

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

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Chapter Text

"No todas las madres son guardianas de amor y refugio; algunas llevan en sus manos heridas y en sus palabras promesas rotas, y en lugar de dar vida y consuelo, siembran dolor y miedo."

 

En un lugar lúgubre y oscuro se encontraba una mujer de aspecto noble y elegante, con una presencia casi etérea que reflejaba su gran poder como bruja. Tenía la piel pálida y delicada, acorde a su apariencia nórdica. Su rostro, delgado y anguloso, estaba enmarcado por altos pómulos, lo cual le confería una expresión severa pero, a la vez, serena.

 

Sus ojos, de un azul profundo, irradiaban tanto sabiduría como una intensidad casi intimidante, reflejando su firmeza y determinación. Su cabello, castaño claro, caía largo y liso, a menudo suelto o recogido de manera simple y elegante. Vestía con un estilo sobrio y antiguo, usando ropas de tonos oscuros o neutros que evocaban su conexión con la naturaleza y la magia ancestral, como si su apariencia hubiera sido sacada de tiempos remotos.

 

Estaba rodeada de otras mujeres de piel oscura, cuya presencia emanaba poder y elegancia.

 

-¿Por qué estoy aquí? -preguntó Esther, mirando a su alrededor.

 

-Sabes por qué, vieja amiga -respondió una de las mujeres con serenidad.

 

-Saben que lo que hicieron fue un error, Ayanna. Debo corregirlo, es lo que la naturaleza quiere -dijo Esther con firmeza en su voz.

 

-Eres estúpida -exclamó una de las brujas, visiblemente molesta y disgustada.

 

-Cuida tu lengua, Eliana -intervino Sheila Bennett, lanzándole una mirada de advertencia.

 

-Lo siento, tía Sheila, pero es la verdad. Si la naturaleza hubiese considerado a tus hijos una abominación, nunca habría permitido su existencia -replicó Eliana Bennett con convicción.

 

-Eliana tiene razón -añadió Qetsiyah, con voz firme-. Tus hijos fueron permitidos por la naturaleza. Incluso se les dio una debilidad y un enemigo natural, lo cual proporciona equilibrio. La naturaleza no te castigó por crear a los vampiros, te castigó por cómo los trataste, por cómo los convertiste en lo que son y luego intentaste deshacerte de ellos. Te castigó por permitir que tu esposo los tratara como si fueran basura... y, especialmente, por lo que le hiciste a tu hija mayor.

 

Esther guardó silencio, sintiendo el peso de las palabras de Qetsiyah.

 

-Tus hijos tenían, o aún tienen, un destino poderoso e increíble que deben cumplir. Y tú casi arruinas todo al intentar matarlos -continuó Emily Bennett, mirándola con dureza-. Tus hijos están destinados a salvar el mundo sobrenatural.

 

-Tus hijos ayudarán a la futura reina del mundo sobrenatural -agregó Sheila Bennett-. Lamentablemente, nacieron en siglos muy distantes, casi mil años de diferencia. Por eso, la naturaleza necesitaba que vivieran.

 

Sheila dio un paso hacia Esther, su expresión se suavizó ligeramente.

 

-Es por eso que la naturaleza hizo posible que se volvieran inmortales, los hizo parte del equilibrio -concluyó, dejando a Esther inmersa en el silencio y la reflexión.

 

-Eso es imposible -dice Esther, aún en estado de negación.

 

-Piensa lo que quieras, Esther Mikaelson, pero esa es la verdad. Tienes suerte de que aún seas necesaria; de lo contrario, ya estarías junto a tu marido en el infierno -declara Morgana Bennett, la bruja Bennett más antigua, con una voz firme y sin compasión-. Así que mantente tranquila. Tienes suerte de que seas necesaria para poder deshacernos de Dahlia por completo.

 

La sala se llena de una tensión palpable mientras Esther absorbe esas palabras, luchando entre su orgullo y el temor que empieza a reflejarse en sus ojos.

 

-Bueno, esto es todo. Estarás aquí, vigilada y sin magia. Realmente, no se puede confiar en ti -dice Eliana, con una sonrisa sarcástica y una mirada burlona que hace que Esther frunza el ceño, aunque no responde. Aparentemente impasible, Esther parece más perdida en sus pensamientos, como si estuviera tratando de procesar cada palabra que las brujas Bennett le han dicho.

 

¿Realmente me he equivocado tanto? pensaba Esther en silencio, negándose a aceptar el juicio de esas mujeres. Aun así, una duda inquietante se colaba entre sus pensamientos. Todo lo que hice fue para proteger a mi familia... ¿o fue solo para satisfacer mi propio ego? Pero aparta esa pregunta de su mente. No podía, no quería enfrentarse a esa posibilidad.

 

-Todas pueden irse. Sheila, sigue protegiendo y vigilando a nuestros chicos. Cualquier cosa, no dudes en avisarnos -ordena Morgana con una voz firme que no deja espacio para objeciones. Su autoridad es innegable y el respeto hacia ella es evidente en cada mirada.

 

-Así lo haré -responde Sheila con un asentimiento respetuoso, pero su mirada se endurece un poco al cruzarse con los ojos de Esther, como si le recordara silenciosamente el abismo entre ellas.

 

Justo antes de partir, Sheila observa a Esther con una mezcla de pena y desdén. ¿Cómo puede una madre estar tan ciega y convencerse de que sus traiciones fueron actos de amor? piensa Sheila, y una parte de ella desea poder decirle lo que realmente siente, mostrarle el dolor que sus decisiones han sembrado en sus propios hijos. Pero sabe que no sería más que una conversación vacía, una verdad que Esther jamás aceptaría.

 

Entonces, con un solo chasquido de dedos, Morgana hace desaparecer a todas las brujas del lugar, dejándola sola.

 

Esther, inmóvil en el oscuro rincón de esa prisión mágica, cierra los ojos y trata de ignorar el vacío que crece en su pecho. ¿Es esto realmente lo que merezco?

 

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Aquí les traigo un nuevo capítulo. El capítulo de hoy es corto, pero realmente no iba a subir uno; solo lo hice porque ya les había avisado que hoy publicaría un capítulo. Incluso, este capítulo no era el que correspondía, sino uno acerca del pasado de Elizabeth Forbes y qué la llevó a odiar a la mayoría de su familia.

No he tenido mucho tiempo últimamente. Me han llamado para sustituir a alguien en su trabajo, y es con niños pequeños. Todos los que han lidiado con niños saben lo agotador que puede ser. Entro al trabajo a las 8:00 a.m. y salgo a las 2:00 p.m., y cuando llego a casa estoy agotada. Pero, como lo prometido es deuda, aquí está el capítulo.

El próximo capítulo saldrá el domingo o el lunes, ya que será el más largo que he hecho. Quiero abarcar todo el pasado de Liz en un solo capítulo.

¡Gracias por su paciencia y apoyo!

Luego de un buen descanso viene el trabajo 😭😭🥲

 

 

Chapter 38: Mikael Mikaelson "el Destructor"

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

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Chapter Text

"Hay padres que disfrazan su crueldad de deber y justifican el daño diciendo que era necesario, sin aceptar que fueron el origen de las cicatrices que sus hijos llevan."

 

Antes de la conversación con Esther

 

-Mira cómo caen los grandes -dijo Eliana Bennett con burla mientras observaba a Mikael.

 

Mikael la miró con una mezcla de ira y asco.

 

-No me mires así, excusa de hombre -añadió Eliana, con una expresión de desprecio en el rostro.

 

-Eliana, compórtate -intervino Qetsiyah, aunque en sus ojos había un destello burlón al observar a Mikael. Su odio hacia los hombres seguía vivo desde lo ocurrido con Silas.

 

-¿Quiénes son y qué quieren? -preguntó Mikael con fastidio. Estaba claramente molesto; el hecho de que Klaus, a quien consideraba patético, lo hubiera matado seguía escociéndole.

 

-Vamos, ¿no tienes ni idea? En serio, míranos bien, imbécil -dijo una joven de piel morena y ojos verdes con una sonrisa provocadora.

 

-¡Dios, Laura! No copies el lenguaje de tu hermana -regañó Sheila Bennett, aunque su tono era más exasperado que severo.

 

Eliana, lejos de molestarse, se limitó a reírse con ganas.

 

-Brujas Bennett... -murmuró Mikael, y un atisbo de miedo cruzó su voz al darse cuenta de que estaba rodeado.

 

-Tenemos un ganador -se burló Laura, riéndose entre dientes.

 

-¿Por qué estoy aquí? -preguntó Mikael, esta vez más irritado.

 

-¿Por qué crees, Mikael? -respondió una voz calmada pero firme. Era Ayanna quien había hablado por primera vez.

 

Mikael levantó la vista hacia ella, sorprendido.

 

-Ayanna, cuánto tiempo... -dijo él, casi en un susurro-. Pero no tengo idea de por qué estoy aquí.

 

-Estás aquí para ser juzgado, Mikael Mikaelson -sentenció Emily Bennett con solemnidad.

 

El salón quedó en un silencio tenso, roto solo por el sonido de los pasos de las brujas que lo rodeaban. Mikael sintió cómo el peso de sus miradas lo aplastaba. Por primera vez en siglos, el temor parecía instalarse en su corazón.

 

- ¿Juzgado? Por estas...- No terminó de hablar. El rostro de Ayanna, lleno de determinación, le recordó que subestimar a las Bennett siempre había sido un error fatal.

 

Mientras tanto, Qetsiyah cruzó los brazos, con una sonrisa irónica curvando sus labios.

 

-No te preocupes, Mikael. Te daremos exactamente lo que mereces.

 

Eliana se inclinó un poco hacia él, disfrutando del momento.

 

-¿Sabes? No suelo estar de acuerdo con Qetsiyah en muchas cosas, pero en esta ocasión... -Dejó la frase en el aire, su risa resonando como un eco burlón en el lugar.

 

Mikael tragó saliva, y aunque intentó mantener su compostura, su mirada no podía evitar desviarse hacia la figura de Emily, quien sostenía un grimorio en sus manos. Las palabras de Ayanna aún resonaban en su mente: "para ser juzgado".

 

Sabía que las Bennett no otorgaban clemencia.

 

-Ya, niñas, lo están asustando -dijo Morgana Bennett, conocida como la madre de las Bennett, la primera de su linaje. Sin embargo, su tono carecía de reproche o ira; parecía más bien divertido-. Generalmente no intervenimos en los asuntos familiares de nadie, pero en tu caso nos han pedido que lo hagamos.

 

-¿Quién? ¿Quiénes son ustedes para decir algo? -espetó Mikael con ira, avanzando hacia una de las brujas. Pero antes de dar siquiera un paso, el crujir de huesos rompió el aire, y sus piernas y brazos cedieron bajo una fuerza invisible.

 

-Cuidado con cómo nos hablas -dijo Qetsiyah con evidente asco mientras lo observaba-. Somos las brujas Bennett, la realeza entre lo sobrenatural. Y yo soy muchísimo mayor que tú, excusa de hombre -espetó, cada palabra cargada de desprecio.

 

-Nosotras no somos Esther, que se doblegará ante ti. Tú eres quien debe inclinarse ante nosotras -intervino Beatrice Bennett, la responsable de romperle los huesos a Mikael, sin mostrar un ápice de compasión.

 

Mikael los miraba con una furia impotente. Podía sentir su insignificancia frente a estas mujeres. Tal como Qetsiyah lo había dicho, las Bennett eran la realeza entre lo sobrenatural. A ojos de ellas, él no era más que un insecto aplastado bajo su poder.

 

Brujas arrogantes... ¿Quién se creen que son?. Eso eran los pensamientos de Mikael sobre las brujas Bennett. Pero incluso en su furia, sabía que enfrentarse a ellas era inútil. Los años no habían disminuido la fuerza de las Bennett, y mucho menos el respeto que inspiraban -o el temor que provocaban- entre los sobrenaturales.

 

Morgana dio un paso al frente, su aura poderosa haciendo que hasta las demás brujas callaran.

 

-¿Ya terminaste tu pataleo, Mikael? -preguntó con calma, aunque sus ojos destellaban con una energía que congelaría a cualquiera-. Porque aquí no estás para desafiar, sino para escuchar.

 

El silencio se instaló en la sala. Mikael, humillado, no respondió. ¿Qué podía decir frente a alguien que parecía tan inquebrantable como el destino mismo?

 

-Empieza, Emily -ordenó Morgana con un tono firme, sin admitir réplica.

 

Emily Bennett dio un paso al frente, con la postura erguida y el grimorio cerrado en sus manos. Su voz resonó con autoridad cuando comenzó:

 

-Mikael Mikaelson, conocido como "El Destructor" (The Destroyer), se te acusa de haber tratado a tus hijos como basura, especialmente a Niklaus Mikaelson. -Mikael apretó los dientes, deseando protestar y alegar que Klaus no era su hijo, sino una abominación, pero se obligó a guardar silencio mientras Emily continuaba-. Mataste a todos tus hijos con una espada directamente al corazón, condenándolos a ser los primeros vampiros, sin importar sus deseos ni su opinión.

 

Las palabras golpearon como látigos en el aire denso de la sala. Emily alzó la vista hacia Mikael, sus ojos brillando con un poder ancestral mientras continuaba:

 

-Después de transformarlos en aquello que llamaste una abominación, los perseguiste durante mil años, cazándolos como si fueran animales. Por estos crímenes, Mikael Mikaelson, se te declara culpable.

 

Un murmullo recorrió a las brujas presentes, pero ninguna interrumpió. Emily levantó la mano, cerrando su sentencia con solemnidad:

 

-El castigo dictado es pasar la eternidad en el infierno.

 

El aire en el lugar se volvió espeso, casi sofocante. La ira brillaba en los ojos de Mikael, palpable como un fuego a punto de estallar, pero no podía hacer nada. Su destino había sido sellado, y las brujas Bennett cumplirían su juicio sin titubear.

 

-Que así sea -dijeron todas las Bennett al unísono, sus voces reverberando como un eco poderoso.

 

El suelo bajo Mikael comenzó a resquebrajarse, y una sombra oscura empezó a envolverlo. Podía sentir el peso de su condena hundiéndose en su alma, pero no emitió un solo grito. Si iba a ser consumido, lo haría con la misma dureza que siempre había mostrado.

 

Malditas brujas... Fue el último pensamiento de Mikael. Pero incluso en ese momento, cuando el abismo se abría bajo sus pies, sabía que no tenía poder alguno contra ellas.

 

Las Bennett observaron en silencio, inmóviles, mientras la oscuridad consumía al Destructor. Morgana fue la última en hablar, su tono tranquilo y sereno como el de un juez al cerrar un caso.

 

-Que esto sirva como recordatorio: nadie, ni siquiera los inmortales, está por encima de la justicia de las Bennett.

 

 

Notes:

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches!🤗

He vuelto con el capítulo del el castigo de Mikael, el cual fue dado por las brujas Bennett. Algo que muchas veces pasamos por alto es que las Bennett son parte de uno de los aquelarres más antiguos y poderosos del mundo sobrenatural. Qetsiyah, con más de dos mil años, es un claro ejemplo de su antigüedad, y estoy segura de que antes de ella ya existían otras brujas Bennett igualmente formidables.

Así que, recuerden: a las brujas Bennett se les respeta. A ellas no solo se les teme, también se les reza.

Mikael ha sido sentenciado a la eternidad en el infierno, donde Cade seguramente se divertirá mucho torturándolo. Nadie podrá salvarlo, porque nadie escapa del juicio de las Bennett. Su poder y su justicia son absolutos.

Actualmente, estoy trabajando en el capítulo de Elizabeth Forbes. Será un poco largo, y confieso que a veces me estanco y no sé cómo seguir, pero sigo avanzando con fe y esperanza.

Algo más subí unos videos a TikTok y en ellos hay algunas cosas interesantes que pasaran en el futuro, por si desean ir haber y dejar su comentario o like:

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Les recuerdo que tengo otra historia, que también es Klaroline por si desean leerla

Gracias de corazón a todos los que leen mi fanfiction. Los quiero muchísimo. ❤️

Chapter 39: Bonnie Bennett

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕

Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.

Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑

Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗

Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰

Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001

Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok donde he subido varios videos, por si les interesa:
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8r2B9KUEaNq&_r=1

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

"Un verdadero amigo puede ser aquel a quien heriste, a quien dejaste atrás, pero que siempre estará dispuesto a caminar contigo una vez más, si tienes el valor de pedir perdón y enmendar tus errores." 

 

---

 

Bonnie enfrentaba un dilema. Hace unos meses, su vida parecía normal, dejando de lado el hecho de que su madre la había abandonado cuando era apenas una niña. Su padre, aunque no la dejó físicamente, estaba ausente, siempre refugiado en el trabajo. La única figura constante en su vida era su abuela, pero incluso ella estaba atrapada en un mundo de alcohol.

 

Su abuela solía hablar de brujas y magia, temas que Bonnie siempre había considerado fantasías de una mujer anciana que había perdido el rumbo. Pero estaba equivocada. Resultó que las brujas son reales, al igual que los vampiros y los hombres lobo.

 

¿Y cómo lo descubrió? Bueno, gracias a su amiga más superficial, Caroline Forbes.

 

Un día, Caroline le escribió a Bonnie preguntándole si después de la escuela podía ir a su casa. Intrigada por el mensaje inusual, Bonnie aceptó. Cuando Caroline llegó, pidió hablar tanto con ella como con su abuela. Fue entonces cuando comenzó a revelar la verdad: los seres sobrenaturales que parecían sacados de libros y películas eran reales. Vampiros, hombres lobo y brujas existían, y la familia de Bonnie descendía de una de las líneas de brujas más poderosas que habían existido.

 

Pero lo más impactante fue cuando Caroline confesó que venía del futuro. La revelación dejó a Bonnie en completo estado de shock, y al principio se negó a creerlo. Sin embargo, su abuela, viendo su incredulidad, decidió demostrar la verdad. Con un movimiento de sus manos y unas palabras susurradas, hizo magia frente a Bonnie, dejando claro que todo lo que Caroline había dicho era cierto.

 

Ese día, la vida de Bonnie cambió para siempre.

 

A pesar de su relación a veces distante, Bonnie amaba a Caroline. Aunque ella y Elena a menudo la habían dejado de lado, saber que, a pesar de todo, Caroline la quería lo suficiente como para matar por ella y confiar en su abuela fue un golpe emocional para Bonnie. Sentía un profundo dolor y arrepentimiento por todas las veces que no estuvo ahí para Caroline o la subestimó.

 

—Lo prometo, ayudaré a Caroline en todo lo que necesite, por los siglos de los siglos —dijo Bonnie en voz alta, con determinación.

 

Sin darse cuenta, había hecho una promesa vinculada a la magia, un acto que en el futuro se convertiría en una gran ventaja.

 

---

 

Esa noche, Bonnie estaba en su habitación, rodeada de libros. Desde que había descubierto que tenía magia, se había dedicado a practicar constantemente. Normalmente, lo hacía con Caroline, una de sus mejores amigas, pero últimamente ella estaba ocupada y se veía muy estresada. Bonnie decidió seguir practicando por su cuenta, sin molestarse en pedir ayuda.

 

—Mierda, qué hambre —murmuró, llevándose una mano al estómago. Al mirar el reloj, sus ojos se abrieron de par en par—. ¡Santo cielo! Llevo más de tres horas practicando.

 

No era de extrañar que su estómago rugiera con tanta fuerza. Bajó rápidamente las escaleras y se dirigió directamente a la cocina. Se preparó unas tostadas con jugo de naranja y se las comió ahí mismo, de pie junto al mostrador.

 

—Muchísimo mejor —dijo en voz alta, aunque no había nadie para escucharla.

 

Su abuela había salido de la ciudad para visitar a unos parientes, lo cual había sorprendido un poco a Bonnie. Al parecer, había más Bennett de los que ella había imaginado, algo que alimentaba su curiosidad.

 

De regreso en su habitación, estaba lista para retomar su lectura cuando algo llamó su atención: sobre su cama había un libro que no recordaba haber dejado ahí. Bonnie frunció el ceño y se acercó con cautela.

 

Era un libro viejo, pero increíblemente bien cuidado. Su portada, de un elegante color café, mostraba a dos mujeres, una a cada lado. Una de ellas parecía rodeada por magia oscura, mientras que la otra emanaba una luz resplandeciente. Sobre ambas figuras destacaba un título grabado en letras doradas: Las Guardianas.

 

—¿Qué es esto? —susurró Bonnie, pasando los dedos con delicadeza por la portada.

 

El libro parecía llamarla de una manera que no podía explicar. Sentía una extraña conexión con él, como si guardara secretos que ella necesitaba descubrir.

 

Se sentó en el borde de la cama, sin apartar los ojos del objeto frente a ella. Finalmente, lo abrió. La primera página estaba escrita a mano, con una caligrafía elegante que rezaba:

 

"Este libro pertenece al linaje de las Bennett y las Blake. Solo aquellas dignas podrán desentrañar sus misterios."

 

El corazón de Bonnie comenzó a latir con fuerza. ¿Qué significaba esto? ¿Qué secretos contenía este libro? La curiosidad la invadía, pero también una leve inquietud.

 

Respiró hondo y pasó la página.

 

---

 

"Las Guardianas son, por así decirlo, las primeras brujas, creadas directamente por la naturaleza. A lo largo de los siglos, han sido conocidas por muchos nombres: Las Protectoras, Hijas de la Naturaleza, Las Hijas del Equilibrio, Las Centinelas Eternas, Las Tejedoras del Destino, entre otros.

 

Ellas son las encargadas de asegurar que la naturaleza permanezca en equilibrio. Cada vez que ha existido un hechizo o la creación de un nuevo ser especial, Las Guardianas se aseguran de que su existencia no dañe a la naturaleza y que esté alineada con el equilibrio universal.

 

Las Guardianas también son conocidas como la realeza de las brujas, pues no hay aquelarre que pueda compararse a ellas.

 

O así fue hasta la aparición de las Bennett.

 

Las brujas Bennett son una extensión de las brujas Blake. En un tiempo, una bruja Blake decidió alejarse y fundar su propia línea familiar, llevando el apellido Bennett."

 

---

 

Bonnie sintió cómo un escalofrío recorría su espalda. La revelación era impactante, y sin embargo, algo en su interior parecía resonar con cada palabra escrita.

 

Pasó la página, sus manos temblorosas.

 

---

 

"Aunque las brujas Blake no permitían que nadie se apartara del aquelarre, hicieron una excepción. Una de las brujas Blake tuvo una visión: las brujas Bennett serían esenciales para el equilibrio de la naturaleza y desempeñarían un papel como siervas fieles de la misma.

 

Cuando las brujas Blake llegan a cierta edad, reciben un don especial otorgado por la naturaleza misma. Este don puede incluir habilidades como ver el futuro, manipular mentes, controlar el espacio o incluso ver y utilizar a los muertos. Con cada don, sin embargo, viene un costo.

 

Los dones más poderosos son el de la oscuridad y el de la luz. Aquella bruja que posea el poder de la oscuridad será la encargada de proteger al aquelarre. Mientras tanto, aquella que posea el poder de la luz será la líder destinada a guiar a las demás.

 

Las brujas Bennett y las brujas Blake estuvieron unidas durante siglos, trabajando juntas en armonía, hasta que ocurrió algo que cambiaría el destino de ambas familias para siempre. Qetsiyah Bennett, desafiando las reglas fundamentales de la naturaleza, creó el hechizo de la inmortalidad.

 

Con esto, rompió una de las leyes más sagradas de la naturaleza: todo ser debe morir."

 

---

 

Bonnie cerró el libro lentamente, sus manos temblando. Pero antes de dejarlo sobre la mesa, algo cayó entre las páginas.

 

Eran unas fotografías antiguas. Al tomarlas y examinarlas, Bonnie se quedó sin aliento. Había dos mujeres en las fotografías, idénticas a Caroline y a ella misma, pero vestidas con ropa antigua.

 

—No puede ser… —murmuró, sus ojos fijos en las fotografías que parecía desafiar el tiempo.

 

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En otro lugar 

 

Morgana Bennett caminaba de un lado a otro en la habitación. Sus pasos resonaban sobre el suelo de madera, y aunque su porte se mantenía firme como siempre, había algo en su rostro que delataba una leve inquietud. Morgana Blake, como fue conocida durante siglos, no solía perder la compostura. Después de todo, había visto más de lo que la mayoría podría imaginar: guerras, alianzas rotas, hechizos prohibidos y el ascenso y caída de innumerables aquelarres. Pero esta vez, la incertidumbre era distinta. El futuro no solo estaba en juego; el equilibrio mismo de la naturaleza dependía de los pasos que estaba tomando.

 

—¿Hiciste lo que te pedí? —preguntó, clavando sus ojos oscuros y penetrantes en su hija.

 

Cassandra Bennett, la mayor de sus descendientes y la primera mujer que llevó el apellido Bennett, asintió con la misma firmeza, aunque su propio nerviosismo era evidente.

 

—Lo hice, madre. Dejé el libro en el lugar indicado, justo donde Bonnie lo encontraría. Me aseguré de que lo viera y permanecí cerca hasta que comenzó a leerlo —respondió Cassandra con voz tranquila, pero sus manos jugaban con la tela de su vestido como un gesto involuntario.

 

—¿Y las imágenes? —insistió Morgana, alzando una ceja. No solía ser repetitiva, pero esta vez necesitaba estar completamente segura de que todo estaba en su lugar.

 

—Sí, madre, también las dejé. Están dentro del libro. Bonnie las encontrará cuando sea el momento adecuado —aseguró Cassandra, tratando de proyectar más seguridad de la que sentía—. Esperemos que todo salga según lo planeado.

 

Morgana se detuvo y respiró hondo. Se giró hacia su hija y habló con la misma autoridad que había mantenido durante siglos como líder de las brujas Bennett.

 

—Sheila se encargará de reunir al aquelarre Bennett. Es hora de que todas nos volvamos a unir, Cassandra. El futuro nos espera, y debemos estar preparadas para lo que se avecina.

 

Las palabras de Morgana cayeron como una sentencia. La magnitud de sus palabras no era algo que Cassandra tomara a la ligera. Ella sabía lo que estaba en juego. Sabía que las Guardianas y las Bennett habían estado separadas durante demasiado tiempo, y esta era la oportunidad para redimir el vínculo roto.

 

—Así es, madre. Más aún porque nuestra familia será una de las más involucradas en lo que está por venir —admitió Cassandra. Su tono era seguro, pero la verdad que escondían sus palabras la llenaba de nerviosismo—. Bonnie tiene un futuro maravilloso e importante. Ella será la clave, la pieza que definirá quién será el vencedor.

 

Por un momento, el silencio llenó la habitación. Ambas mujeres comprendían el peso de lo que estaban diciendo. Bonnie, con su poder aún inexplorado y su corazón puro, sería la chispa que encendería los eventos futuros. Morgana, con su experiencia y sabiduría, lo sabía mejor que nadie.

 

Finalmente, Morgana dio un paso hacia su hija y colocó una mano firme pero reconfortante en su hombro.

 

—Entonces, confiemos en Bonnie. Ella lleva nuestra sangre, y la sangre de las Guardianas nunca ha fallado. Ahora, todo está en marcha. Que la naturaleza esté de nuestro lado.

 

Cassandra asintió, aunque el nerviosismo persistía en su mirada. Las palabras de Morgana eran un recordatorio de lo que significaba ser una Bennet y una Guardiana. El destino estaba escrito, pero quedaba por ver cómo las piezas encajarían en el tablero.

 

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Grecia 

 

Eir estaba en su jardín, como siempre, rodeada de rosas que cuidaba con una precisión casi obsesiva. Sus delicadas manos, a pesar de los siglos, seguían manejando las tijeras de podar con una gracia natural. El sol iluminaba su rostro sereno mientras trabajaba en silencio, pero su atención se desvió al escuchar pasos acercándose.

 

—Amanda, ¿qué puedo hacer por ti? —preguntó Eir, sin apartar la vista de las rosas que arreglaba con tanto cuidado.

 

Amanda se detuvo frente a ella, luciendo agotada, como si el peso de los años y las decisiones pasadas la estuvieran aplastando. Inspiró profundamente antes de responder.

 

—Morgana se puso en contacto conmigo —dijo finalmente, su voz cargada de cansancio.

 

Eir detuvo brevemente su labor, aunque no levantó la mirada. Era raro escuchar el nombre de su hermana después de tanto tiempo.

 

—¿Morgana? —repitió, como si el nombre despertara ecos del pasado—. Hace años que no nos contacta... no desde lo que hizo su descendiente —agregó, su tono se tensó al recordar aquel evento que cambió el equilibrio de todo. Nunca había aprobado el hechizo de la inmortalidad. Si hubiese sido por ella, lo habría destruido sin dudar. Pero la naturaleza misma lo había prohibido. Según la naturaleza, ese hechizo sería necesario en el futuro, y Eir había tenido que acatar su voluntad.

 

Amanda tragó saliva, el nerviosismo evidente en su rostro. Aunque Eir no la miraba, podía sentir la duda en su voz.

 

—Ella sabe lo que hicimos... —confesó Amanda en voz baja.

 

Por primera vez, Eir apartó su atención de las rosas y alzó la mirada hacia Amanda. Sus ojos eran serenos pero intensos, reflejando siglos de sabiduría y dolor.

 

—Sabía que este momento llegaría —respondió Eir con calma—. Mi hermana Morgana siempre ha sido perspicaz. Después de todo, era la protectora del aquelarre. No te preocupes, Amanda. Las brujas Bennett serán de gran ayuda. La naturaleza las eligió por una razón.

 

Amanda asintió, aunque sus manos temblaban ligeramente. Las palabras de Eir eran reconfortantes, pero no lograban disipar del todo la ansiedad que sentía.

 

—Está bien... confiaré en tu palabra, Eir —dijo Amanda con un tono resignado, dispuesta a retirarse. Pero justo cuando iba a girarse para marcharse, Eir la detuvo.

 

—Amanda —dijo Eir, su voz más firme esta vez, como si sus palabras llevaran un peso mayor—. Es hora de que visites a tu hija.

 

Amanda se detuvo en seco, su respiración se entrecortó. Aunque tenía seis hijas, sabía exactamente a quién se refería Eir. Elizabeth.

 

El silencio se instaló entre ambas por unos segundos. Amanda no respondió; en lugar de eso, volvió a caminar hacia la salida. Podría parecer un gesto grosero, pero para Amanda, hablar de Elizabeth siempre era un tema delicado, una herida que no terminaba de sanar.

 

Eir la observó alejarse en silencio, sus manos regresando al cuidado de las rosas. Aunque no dijo nada más, sabía que Amanda enfrentaría sus fantasmas tarde o temprano. Y sabía que ese encuentro, cuando sucediera, cambiaría más de lo que Amanda podría imaginar.

 

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Aquí les traigo un nuevo capítulo y, además, el capítulo final del Acto II 🥲🎉🥳. Ahora nos preparamos para el Acto III. Aquí es donde empiezan a revelarse secretos y la trama avanza aún más. En este nuevo acto podemos esperar varias cosas:

El despertar de Freya.

La destrucción de Silas.

Aparecerán personajes que ya conocemos.

Volveremos a ver personajes que no hemos visto en los últimos capítulos.

Los capítulos serán más largos. ¡Yupii!

Tendremos el capítulo de Elizabeth Blake-Thorne y cómo terminó convirtiéndose en Elizabeth Forbes.

Los Mikaelson sabrán lo que le pasó a sus padres.

Dahlia aparecerá.

Las hermanas Mikaelson-Forbes harán un cameo.

Y muchas cosas más.

He tomado nota sobre algunas cosas que he escrito, ya que soy una escritora jardinera. ¿Qué quiero decir con esto?

Los escritores jardineros escriben de manera espontánea, dejando que la historia crezca orgánicamente mientras avanzan, sin un plan detallado. Se enfocan en desarrollar personajes y tramas de forma intuitiva, lo que puede resultar en historias impredecibles, aunque corren el riesgo de perder dirección o requerir más revisiones.

Y yo tiendo a ser así, pero también existen otros tipos de escritores.

Los arquitectos planifican meticulosamente antes de escribir, diseñando todos los elementos clave de la trama, personajes y giros con anticipación. Esto les permite tener una estructura sólida y evitar problemas narrativos desde el principio, aunque el proceso puede sentirse menos creativo o rígido.

En este nuevo acto trataré de combinar ambas maneras de escribir, por lo que he comenzado a hacer una lista. Así que no sean malos conmigo.🥲🥲

En mi cuenta de TikTok he subido varios videos que contienen pistas y detalles sobre lo que ocurrirá en el futuro de la historia. También les recuerdo que tengo otra historia de Klaroline disponible, por si desean leerla. ¡Espero que la disfruten tanto como esta!

https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rglTVkuSiV&_r=1

Muchísimas gracias a todos los que leen, dan like y comentan. No saben lo feliz que me hace y cómo su apoyo me ha ayudado muchísimo. ¡Muchísimas gracias! No saben cuánto se los agradezco.🥰🥰😭❤️

Chapter 40: Acto III: "El principio del fin"

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo la parte I del Acto III.

Les recuerdo que pueden dejar su comentario mientras sea constructivo, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino. 👏🌟💖

Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok donde subo videos y pueden ver algunas cosas que pasarán en el futuro. También les recuerdo que tengo una cuenta de Wattpad, para cualquier interesado. 🥰💐🌟

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

"El principio del fin marca el momento en el que cada pieza comienza a caer en su lugar, revelando verdades ocultas, desenmascarando secretos enterrados y forjando el camino hacia un destino inevitable, donde la lucha entre la luz y la oscuridad alcanzará su clímax, desafiando todo lo que creíamos saber sobre el amor, la lealtad y el sacrificio."


 

Caroline Forbes 

Care-bear 

Queen

The Benevolent Queen

"¿Crees que la sangre es realmente lo más importante a la hora de formar una familia? ¿O estás tan rota que solo crees que tu familia, por el simple hecho de compartir tu sangre, debe amarte? Me das lástima."

 

 

Niklaus Mikaelson 

Original Hybrid

King

The Great Evil

"¿Crees que eres alguien? Solo eres un patético vampiro, mientras que yo soy el Híbrido Original. No puedes matarme."

 

 

Elizabeth Blake-Thorne 

Elizabeth Forbes 

"The Traitor

The Resilient"

"The mother"

"No tienes derecho a juzgarme. Confíe en ti, te amaba , eras mi hermana, y aun así me traicionaste. Solo te pedí una cosa, una maldita cosa, y no pudiste callarte la maldita boca. Yo estuve ahí cuando más lo necesitaste, guardé todos tus secretos, incluso cuando me traicionaste, jamás los revelé. Así que no puedes juzgarme."

 

 

Lorenzo st. john 

Enzo Forbes 

The Older Brother

The Brave One

The Protector

"No me asustas. Si por un momento creíste que lo hacías, estás equivocado. Fui torturado durante más de 70 años, una y otra vez. ¿De verdad crees que te tengo miedo? Sobreviví a eso, puedo sobrevivir a ti."

 

 

Sage Forbes 

Red 

Sister 

Redhead 

"He esperado 900 años por ti, y volvería a esperarte 1000 años más si fuera necesario. Te amo, y ni siquiera el tiempo ha podido borrar ese sentimiento."

 

 

Davina Forbes-Claire 

Dav

Little Sister 

Little Witch 

"No quiero sonar ignorante o ingenua, solo tengo 17 años, pero no creo que la familia deba validarse por compartir la misma sangre. Liz no es mi verdadera madre, pero en dos años me ha dado más amor que algunos miembros de mi familia en toda mi vida. Amo a Freya, Sage, Enzo y Caroline como si fueran mis hermanos, aunque no compartamos la misma sangre. Por eso, no creo que la sangre signifique algo a la hora de hablar de familia."

 

 

Bonnie Bennett 

Bon-Bon

The Bennett Witch 

The Most Powerful Bennett Witches

"Puedes llamarme como quieras, insultarme o burlarte de mí, pero jamás vuelvas a burlarte de mi abuela Elisa Blake-Thorne o te mostraré por qué soy considerada la bruja Bennett más poderosa."

 

 

 

Finn Mikaelson 

Mama’s Boy 

The Forgotten Brother

Finnie

"Eres mi madre, y siempre te amaré, pero ya no puedo estar de tu lado. Sí, somos monstruos, pero ellos son mis hermanos, y amo a Sage. Por eso, no voy a ayudarte a destruirnos. Adiós, madre."

 

 

Freya Mikaelson 

The Mikaelson Firstborn 

The Phoenix 

The Older Sister

"Si por un segundo crees que voy a perdonarte, déjame dejar algo claro: te odio, Esther. Eres la persona que más detesto después de Dahlia. Mi vida ha sido un infierno, y ahora quieres matar a las personas que considero mi familia, aquellos que me aman lo suficiente como para luchar con Dahlia solo para poder liberarme.

Así que, si te atreves a traicionarnos, te mataré. Las brujas Bennett ya te advirtieron, pero por si se te olvidó, te lo recuerdo: solo estás aquí para ayudarnos con Dahlia, nada más. No intentes hacerte la madre; llegas mil años tarde."

 

 

 

Elijah Mikaelson 

The Noble

The Good Brother

The Peacemaker

"Siempre elegiré a mi familia primero, siempre y para siempre. No importa cuántas veces el mundo intente separarnos, mi lealtad estará con ellos. Porque al final, la familia es lo único eterno, incluso en medio de la oscuridad."

 

 

Rebekah Mikaelson 

Bekah

The Little Sister

Princess

"Siempre he querido encontrar el verdadero amor, pero si debo elegir entre el amor y mi familia, elijo a mi familia. Tal vez, si me lo hubieras preguntado hace un siglo, habría elegido el verdadero amor, pero ahora elijo a mi familia, siempre y para siempre."

 

 

 

Kol Mikaelson 

The Wild One

The Witch Lover

The Rebellious Brother

"Eres alguien magnífica, Bonnie Bennett. En mis mil años de vida, nunca conocí a ninguna bruja con tanto poder. Eres hipnotizante, y cuando gane nuestra apuesta, serás toda mía."

 

 

 

Katerina Petrova

Katherine Pierce 

The Survivor

The Legend

The Biggest Bitch

"Me has callado la boca. Tienes mis respetos, Caroline Forbes, y créeme, eso es algo que muy pocos han logrado. Pero has hecho algo que he deseado durante 500 años y que nunca pude conseguir: mi libertad. Y me la has dado.

Recuerdo nuestro trato: si alguna vez me necesitas, sabes dónde encontrarme—su tono adquiere un deje burlón, pero también solemne...— Su Majestad."

 

 

 

Elena Gilbert 

Lena

Martyr Princess

Lionheart

"Confío en Caroline. Si ella dice que Klaus no nos hará nada, entonces confío en su palabra. Hasta ahora, Caroline es la razón por la que las únicas personas de mi familia que me quedan están vivas. Así que no te atrevas a insultarla frente a mí ni a decir que es una mala amiga, porque Caroline no lo es. Es la mejor amiga que alguien podría tener. Así que cállate."

 

 

 

Stefan Salvatore 

The Tortured Soul

Golden Boy

The Ripper

 

"¿Cómo pudiste? Nos abandonaste a Damon y a mí. Fingiste tu muerte y luego formaste tu 'familia feliz', olvidándote de tus hijos. Ni siquiera pensaste en buscarnos cuando te enteraste de que éramos vampiros.

Si hubiese sido el Stefan de hace unos meses, probablemente te habría recibido con los brazos abiertos. Pero ese Stefan ya no existe. Este Stefan tiene una familia que proteger, una familia que nunca abandonaría.

Así que adiós, madre."

 

 

Damon Salvatore 

Sexy Bad Boy

The King of Sarcasm

The Big Brother

"No me llames hijo. Tal vez estas personas sean tu "amada familia", pero las personas que están aquí son mi familia. Así que, si por alguna razón sigues pensando en despertar a tu amante psicópata, te voy a matar.

No me mires así. Hace años que dejé de considerarte mi madre. Por amor a los dioses, Liz Forbes ha sido más una madre para mí en menos de un año de lo que tú fuiste nunca.

Te lo repito, Lilian, por si estás sorda: no será el mundo prisión al que irás; yo mismo me encargaré de arrancarte el corazón. No voy a permitir que, por tu culpa, mi familia salga lastimada.

Así que cuidado, y lárgate de mi casa."

 

 

 

Notes:

Tuve que ver como mil tutoriales 😉😉🤣, pero añ fin encontré uno que explicaba como poner las fotos en Ao3.

Muchísimas gracias por leer 🥰💖

Chapter 41: "Las Blake" "Las Bennett" "Los Mikaelson"

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo la parte I del Acto III.

Les recuerdo que pueden dejar su comentario mientras sea constructivo, cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino. 👏🌟💖

Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok donde subo videos y pueden ver algunas cosas que pasarán en el futuro. También les recuerdo que tengo una cuenta de Wattpad, para cualquier interesado. 🥰💐🌟

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

"El principio del fin se cierne sobre nosotros como una sombra implacable, y solo la unión de los Mikaelson, los Bennett y los Blake, familias marcadas por un destino entrelazado y poderes ancestrales, podrá ofrecer una oportunidad de salvación; sin embargo, no todo es lo que parece, pues las alianzas se tambalean, los secretos emergen y el verdadero enemigo permanece oculto, aguardando en las sombras para convertir la esperanza en desesperación"

 

 

Amanda Blake 

The Matriarch

The Absent Mother

The Leader of the Coven

"He cometido muchísimos errores. Favorecí a una de mis hijas más que a las otras, y casi ni hablé con mi hijo mayor. Tal vez pienses que trato de justificarme, pero no lo estoy haciendo. Sé lo que hice, y lo hice por el bien del aquelarre. Me arrepiento de todo. Por eso, di la orden para que te trajeran de vuelta al pasado. Fui yo quien dio la orden; fue mi último acto de amor por mis hijos. Los vi morir a todos, y si puedes detener a este enemigo, mis hijos vivirán. Después de todo, soy una madre."

 

 

Gabriel Thorne 

The Father of the Moment

The Silent Sorcerer

The White Death

"Tanto Amanda como yo hemos fallado como padres. A pesar de ser considerados los mejores en lo que hacemos, como padres fuimos los peores. Así que espero que mis hijos puedan romper este ciclo de malos padres. No me mires así, niña, no sientas lástima por este viejo necio. Lo que Amanda y yo hicimos estuvo mal, y los años perdidos no se pueden recuperar. Pero al menos podremos darle libertad a nuestros hijos."

 

 

Elisa Blake-Thorne 

The Older Sister

The Strong One

The Cruel One

"¿Piensas que soy cruel? No lo soy, solo soy la hermana mayor. Debes entenderme, sobrina: el peso de ser quien debe proteger a todos es abrumador. Pero algo quiero dejar claro: yo no fui la traidora."

 

 

Adán Thorne-Blake 

The Good Brother

The Firstborn Blake Son

The Confidant

"Es un placer finalmente conocerte, Caroline. Eres idéntica a tu madre. Veo que heredaste el color de ojos de los Blake, un rasgo que no se puede ignorar, pero también tienes esa determinación que siempre distinguió a Eli. Sabía que tarde o temprano el destino nos cruzaría. 

 

 

Emilia Blake-Thorne

The Silent One

The Executioner

The Woman in Red

"¿Qué puedo decirte, querida hermana? El rojo es mi color. No me mires así, Dalila. Sabes que tengo razón, el rojo siempre me sienta perfectamente."

 

 

Dalila Blake-Thorne 

The Other Half

The Voice of Reason

The Maiden of Nature

"Eras mi hermana, mi gemela, pero ni siquiera confiaste en mí. Dime por qué, Elizabeth. Solo quiero saber por qué no confiaste en mí. Te amaba, aún te amo, eres mi otra mitad. Siempre me pregunté si no fui lo suficientemente digna para ser tu confidente."

 

 

Daphne Blake-Thorne 

The Ghost Woman

The Friend of Death

The Loyal Sister

"Los muertos hablan, Andy. Una de nuestras hermanas fue quien reveló el secreto de Eli. Lamentablemente, los muertos no me dicen cuál de ellas fue. Lo único seguro es que una de nuestras hermanas está mintiendo, actuando como si nunca hubiera traicionado a Eli."

 

Adeline Blake-Thorne 

The Little Sister

The Seer

The Voice That Must Be Heard

"Entonces, ¿me estás diciendo que una de nuestras hermanas fue quien reveló el secreto de Eli y ha estado fingiendo que no lo hizo? Así que nuestras sospechosas son Elisa, Emilia y Dalila. Adán queda descartado porque, obviamente, es un hombre. Oh, joder."

 

 

Eir

The Original Guardian

The First Witch

The Creator of the Blake Lineage

¿Puedo decirte algo, querida descendiente?

Solo aquellos que reconocen sus errores pueden considerarse los más sabios. He fallado; no escuché las advertencias, me volví demasiado confiada con el tiempo, y cuando Adeline nos advirtió sobre lo que veía en sus cartas, no la escuchamos. Por eso, muchos pagaron el precio. Pero puedo asegurarte algo, Caroline: no lo volveremos a hacer.

 

 

Morgana Bennett 

The First Bennett

The Bennett Matriarch

The Witch of Darkness

"A veces, mi dulce Bonnie, hay que hacer sacrificios por un bien mayor. El equilibrio debe continuar, y las Bennett somos una parte fundamental de ese equilibrio. Siempre debe haber al menos una Bennett con vida. Siempre."

 

 

Sheila Bennett 

Grams 

The Protector

Mentor

"Por el amor a los dioses, Esther, deja de tratar de justificarte. Compórtate como la mujer adulta que eres, con más de mil años encima, y deja de estar lloriqueando. Has hecho de la vida un infierno para más de uno de tus hijos. ¿Quieres su perdón? Entonces saca la cabeza de tu trasero y ayuda a tu hija mayor a ser libre, porque eso, querida, sería el primer paso para demostrar que realmente te importa."

 

 

Dahlia 

The Dark Witch

The Immortal Witch

The Older Sister

"Teníamos un trato, Esther. Íbamos a estar juntas, siempre y para siempre. Pero me abandonaste por ese estúpido de Mikael. Luego volviste arrastrándote ante mí para que te ayudara a tener hijos, creyendo que sería gratis. Así que, Esther, deja de ser patética y entrégame a Freya."

 

 

Esther Mikaelson 

The Original Witch

The Creator of Vampires

The Original Mother

"-Todo lo que hice, lo hice por amor a mis hijos -dijo Esther Mikaelson con voz firme, como si aquello justificara todos sus actos.

-Qué bien demostraste ese amor -respondió Liz Forbes, con ironía en cada palabra.

Esther frunció el ceño-. No me entiendes.

Liz sostuvo su mirada, sin ceder ni un ápice-. Claro que te entiendo. Yo también haría lo que fuera para proteger a mi hija, pero tratar de matarlos... ¿después de que tú misma los convertiste en vampiros sin su consentimiento? Les quitaste la opción de elegir, Esther. Eso no es amor, es crueldad.

Esther bajó la mirada por un instante, como si la culpa finalmente la alcanzara-. Solo quería hacer lo correcto."

 

 

Mikael Mikaelson 

The Original Vampire Hunter

The Bad Father

The Destroyer

"¡Son abominaciones! Eso es lo que son -espetó Mikael, su voz cargada de desprecio mientras su mirada recorría a cada uno de sus hijos inmortales-. Y tú, Niklaus, lo que eres es un patético bastardo."

 

 

 

Notes:

Nos vemos en el primer capítulo del Acto III. Estoy muy emocionada y sean pacientes conmigo 🌟🥰🙏

Chapter 42: Los sobrevivientes: Katherine Pierce y Lorenzo St. John.

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Aquí les traigo el primer capítulo del Acto III, comenzando con dos de las personas que más han sobrevivido: Katherine Pierce y Lorenzo St. John. Son dos de mis personajes favoritos y tendrán un papel muy importante en este acto. Ambos harán grandes cosas.

¿Qué les pareció el capítulo? Me costó mucho escribir las perspectivas de Katherine y Enzo; espero que les haya gustado. Por esa razón no he escrito mucho desde la perspectiva de otros personajes, ya que me da miedo no poder transmitir la esencia de cada uno. Sin embargo, espero haber logrado un buen resultado.

Muchísimas gracias por leer. Nos vemos en el próximo capítulo. ❤️💖

Chapter Text

 

 

 

"Katherine Pierce y Lorenzo St. John son la personificación de la resiliencia y el ingenio; dos almas marcadas por el dolor y la traición, que han aprendido a sobrevivir en un mundo oscuro, utilizando su astucia, encanto y una voluntad indomable que desafía incluso. a la muerte."

 

Katerina Petrova, mejor conocida como Katherine Pierce, había vivido más tiempo del que alguna vez creyó posible: 536 años, de los cuales pasó 518 huyendo. Su vida había sido un continuo juego de supervivencia, marcado por traiciones, tragedias y decisiones desesperadas.

 

Katerina Petrova comenzó su existencia como una joven inocente, alegre y débil en un mundo que no toleraba los errores de las mujeres. La tragedia de su vida comenzó cuando, siendo apenas una adolescente, quedó embarazada fuera del matrimonio. En su época, ese hecho era considerado una desgracia imperdonable, y su familia la despreció, viéndola como la deshonra del linaje. No le permitieron siquiera abrazar a su hija recién nacida antes de arrancarla de los brazos y, poco después, fue desterrada a un país extranjero para ocultar la vergüenza de su familia.

 

En su exilio, conoció a los hermanos Mikaelson, un encuentro que sellaría su destino. Elijah parecía amarla, pero Katerina no era más que una pieza en el complejo tablero de ajedrez de Klaus para romper la maldición que lo atormentaba. Cuando Katerina descubrió la verdad, tomó la decisión más valiente y desesperada de su vida: huir. Pero esa elección no solo marcó su condena, sino también la de toda su familia. En su afán de sobrevivir, se convirtió en vampiro, perdiendo para siempre su humanidad.

 

Cuando regresó a casa, creyendo que al fin estaba a salvo, se encontró con un escenario devastador: Klaus había llegado antes y, como castigo por su traición, asesinó a toda su familia. Fue en ese momento, al ver los cuerpos de sus seres queridos, cuando algo se rompió en su interior. Katerina Petrova murió ese día y nació Katherine Pierce. Desde entonces, juró no volver a ser débil, a no depender de nadie, ya no amar jamás.

 

Katherine se reinventó por completo. Astuta, manipuladora e implacable, hizo lo necesario para sobrevivir. Aprendí a jugar con las emociones de los demás, a utilizarlos como peones en su partida, ya siempre estar un paso adelante. Era fuerte, ambiciosa y sumamente inteligente, características que la convirtieron en una leyenda en el mundo sobrenatural. Pero, a pesar de su fachada fría e impenetrable, Katherine jamás apagó su humanidad. Esa era su maldición y, al mismo tiempo, su fuerza. Cada decisión, por cruel que pareciera, estaba impulsada por un deseo desesperado de vivir, una necesidad de aferrarse al mundo que tanto le había quitado.

 

Sin embargo, la confianza que Katherine tenía en su habilidad para sobrevivir fue también su mayor debilidad. Subestimó a aquellos que parecían inofensivos, como esa joven rubia que irradiaba una energía casi infantil. Caroline Forbes, con su apariencia de "Barbie perfecta", resultó ser mucho más fuerte y astuta de lo que Katherine imaginó. .

 

Katherine era todo lo contrario a Katerina: astuta, inteligente, manipuladora, capaz de hacer lo que fuera necesario para sobrevivir, sin importar a quién tuviera que usar o destruir en el proceso. Era una sobreviviente, fuerte y poderosa. Pero se confió demasiado. ¿Quién diría que esa chica rubia, con apariencia de Barbie, sabía tanto y era tan poderosa? Sin embargo, lo que Katherine creyó que sería su condena terminó siendo su salvación. Caroline Forbes fue la amiga que Katerina hubiera amado tener y la salvación que Katherine siempre había esperado.

 

Estaba harta de este maldito pueblo, de su maldita doppelgänger, y, para colmo de machos, los Mikaelson estaban aquí. No uno, no dos: todos. Mar Maldita. Solo espero que la rubia cumpla su parte del trato. Realmente no tengo mucha esperanza; Después de todo, son quinientos años. Pero una pequeña parte de mí cree que lo hará y finalmente será libre.

 

Desearía matar esa pequeña parte de mí misma. Pero cada vez que intento sofocar ese sentimiento, algo me detiene. Mis pensamientos se disipan rápidamente cuando escucho a alguien tocar la puerta. No espero visitas. Mis instintos se encienden de inmediato; no sobrevive tanto tiempo confiando en cualquiera.

 

Pongo mi mejor sonrisa, una tranquila que me haga parecer una niña buena, y abre la puerta. Frente a mí hay un hombre de cabello oscuro y mirada penetrante. Alto, bien vestido y con un aire despreocupado que solo los verdaderos supervivientes tienen. Lo reconozco enseñado: uno de los amigos de Damon. Su expresión parece aburrida mientras me mira de arriba abajo, levantando una ceja como si no estuviera impresionado. Eso me da ganas de reír.

 

-¿Me invitas a pasar? -pregunta, con un acento británico tan marcado que resulta imposible ignorarlo.

 

Mis instintos gritan que debería atacarlo y largarme de aquí antes de que sea demasiado tarde. Pero esa molesta vocecita en mi cabeza, la que siempre me dice que confie, insiste en que lo deje pasar. Y, por segunda vez en mi vida, la escudo.

 

-Eres mi invitado -digo, apartándome para abrirle camino y ofreciéndole una sonrisa coqueta.

 

Él entra con calma, pero sus ojos recorren cada rincón como si estuviera evaluando el lugar, buscando algo oa alguien. Por la manera en que se mueve y observa, sé de inmediato que es un sobreviviente. Y en su mirada, reconozco el sufrimiento. Es alguien que ha perdido demasiado y cuya única prioridad es seguir adelante.

 

-Iré directo al grano-dice finalmente, girándose hacia mí-. Tú eres Katherine Pierce. Mi nombre es Lorenzo St. John, pero puedes llamarme Enzo.

 

Me cruzo de brazos, finciendo indiferencia.

 

-Un placer, Lorenzo.

 

Él sonríe, ligeramente divertido por mi tono, y continúa:

 

-Vine con un mensaje de Caroline.

 

Esa declaración me pone en alerta inmediata. Mi cuerpo se tensa, y la vozcita en mi cabeza grita de emoción, algo que intento ignorar.

 

-¿Y qué quiere Care Bear de este humilde servidora? -respondo con tono burlón.

 

Enzo me mira fijamente, como evaluándome, antes de soltar una sonrisa cargada de intención.

 

-Eres libre.

 

Siento que el mundo se detiene en ese momento. Mi cuerpo entero se paraliza, y esas dos palabras -"eres libres"- resuenan en mi mente como un eco implacable. Libre. Libre. Libre. Por un instante, todo lo demás deja de existir. Me obligo a recomponerme. No puedo permitir que vea ni un atisbo de vulnerabilidad.

 

-Preciosa quería venir personalmente a decírtelo, pero surgieron algunos asuntos urgentes que debían atender -prosigue él con su característico aire despreocupado-. Por eso me pidió que lo hiciera yo, ya que, según sus palabras, soy la persona menos propensa a intentar matarte, considerando que ni siquiera te conozco.

 

Su tono es tan casual que casi me hace reír. Pero entonces añade algo que me pone los nervios de punta.

 

-Eso sí, preciosa también quiere que recuerdes algo: tienen un trato. Así que no vayas muy lejos. Aunque, para ser honesto, no importa dónde te escondas, ella te encontrará.

 

Es una advertencia, claramente. Y mi cuerpo se tensa nuevamente mientras mis instintos me gritan que haga algo. Pero no lo hago. Solo lo observa mientras él se despide con una inclinación ligera de cabeza.

 

-Adiós, Katherine Pierce.

 

Cuando finalmente se va y escucha que sus pasos se pierden en la distancia, mi fachada se desmorona. Lágrimas comienzan a correr por mi rostro, lágrimas de felicidad y alivio. Soy libre. Mar maldita, soy libre. Quinientos malditos años de huir, de mirar siempre por encima del hombro, temiendo que Klaus me encontrara para torturarme y matarme. Ya no más. Ahora, por primera vez en siglos, soy libre. Y se siente increíble.

 

Lorenzo St. John, mejor conocido como Enzo, era, ante todo, un sobreviviente. Desde su infancia hasta convertirse en vampiro, ya lo largo de su existencia inmortal, Enzo había superado un sinfín de adversidades que habrían quebrado a cualquier otro.

 

Enzo nació en Inglaterra a principios del siglo XX. Su infancia estuvo marcada por la tragedia. Perdió a toda su familia a causa de una epidemia que arrasó su comunidad. Huérfano y desesperado, soñaba con una vida mejor en América, pero al intentar emigrar, su esperanza se desvaneció. Le negaron la entrada al país debido a que estaba enfermo de tuberculosis. Rechazado y solo, terminó en un hospital para enfermos terminales, resignado a morir. Fue allí donde conoció a Lillian Salvatore, su salvadora y, al mismo tiempo, su condena.

 

Lillian se transformó en vampiro. Lo hizo para salvarle la vida, pero al hacerlo, lo ató a una eternidad que Enzo jamás pidió. Por un tiempo, su nueva existencia parecía prometedora. Su fuerza y ​​libertad como vampiro le dieron un nuevo propósito. Pero la paz fue efímera. No mucho después, cayó en manos de un grupo siniestro llamado Augustine.

 

Augustine lo arrastró a un laboratorio en Whitmore, donde comenzó su verdadero infierno. Durante décadas, fue víctima de experimentos inhumanos. Lo diseccionaban, lo quemaban, lo destrozaban una y otra vez, solo para observar cómo su cuerpo se regeneraba. Su sufrimiento no conocía límites; la tortura era constante, su humanidad cada vez más lejana.

 

En los años 50, otro vampiro cayó prisionero de Augustine: Damon Salvatore. La llegada de Damon marcó un punto de inflexión en el tormento de Enzo. Ambos formaron una conexión profunda, una hermandad forjada en el sufrimiento y el odio hacia sus captores. Juntos, planearon escapar de ese infierno. Durante años, idearon el plan perfecto. Sin embargo, cuando llegó el momento de ejecutarlo, algo salió terriblemente mal.

 

El laboratorio estaba en llamas, el caos reinaba por todas partes, y Enzo estaba a punto de ser libre... pero Damon lo dejó atrás. Lo abandonó en medio del incendio, atrapado entre el fuego y los gritos. Enzo se quedó con el corazón lleno de rabia y el alma rota.

 

Décadas más tarde, su salvación llegó de manera inesperada. Un ángel, su salvadora, lo rescató de aquel tormento eterno. Aquel acto le devolvió la libertad que tanto había anhelado. Pero su liberación no estaba exenta de sombras, porque junto a ella llegó también el traidor: Damon Salvatore, el hombre que lo había dejado morir en las llamas.

 

El rencor de Enzo hacia Damon seguía ardiendo, tan vivo como aquel incendio que casi lo consumió. Aunque Enzo ha preferido no dejar que el rencor le gana ya prefiere mantener las cosas en paz con Damon.

 

Últimamente, la vida en este pueblo había sido... aburrida. Demasiado tranquilo para mi gusto. Por experiencia sabía que esa paz no duraría mucho. Siempre hay algo, un giro inesperado que lo arruina todo.

 

Estaba pensando en eso cuando mi teléfono sonó. Al mirar la pantalla, no puedo evitar sonreír. Era mi salvadora.

 

-Hola, ángel. ¿Qué puedo hacer por ti? -dije, con ese tono despreocupado que sabía que le hacía sonreír.

 

-Necesito un favor -respondió Caroline directamente.

 

-¿Qué necesitas, preciosa? Ya sabes que no puedo negarte nada.

 

Y era verdad. Si no fuera por ella, seguiría atrapado en ese maldito laboratorio, reviviendo el mismo infierno una y otra vez.

 

-Necesito que vayas donde Katherine -dijo, y mi sonrisa se desvaneció un poco. Ese nombre nunca traía nada bueno-. Hice un trato con ella, y es hora de cumplir mi parte. Te enviaré su ubicación. Dile que es libre. Ella lo entenderá. Y dile también que no importa dónde vaya o si intenta huir... la encontraré. Ah, y que no se olvide de cumplir con su parte del trato.

 

Asentí, aunque ella no podía verme.

 

-Está bien, lo haré.

 

Caroline no haría esto sin una buena razón, y por todo lo que había escuchado sobre Katherine Pierce, ella también era una sobreviviente. De alguna forma, eso me hacía sentir algo de simpatía.

 

-Gracias, Enzo. Realmente quería decírtelo en persona, pero estoy de camino a encontrarme con mi madre. Han pasado muchas cosas... así que gracias de nuevo.

 

-Siempre, Caroline -le respondí con sinceridad. No era algo que decía a la ligera. Le debía mi libertad, y eso era una deuda que nunca olvidaría.

 

Más tarde

 

Llegué al lugar donde se suponía que estaba Katherine. Incluso antes de tocar la puerta, podía sentir su presencia. Estaba alerta, lo sabía. No esperaba menos de alguien como ella.

 

Toqué con calma, y ​​cuando abrió la puerta, me encontré con una mujer idéntica a Elena Gilbert. Bueno, casi. Había algo diferente en ella. Su aura era más oscura, más fuerte, y su mirada hablaba de siglos de sufrimiento. Si algo saltaba a la vista, era que Katherine Pierce no era una mujer común. No, ella era una sobreviviente, como yo.

 

-¿Me invitas a pasar? -pregunté con una sonrisa amistosa, aunque cargada de intención.

 

-Eres mi invitado -respondió, apartándose para dejarme entrar, acompañando sus palabras con una sonrisa coqueta.

 

Entré con calma, dejando que mis ojos se movieran por la habitación. Siempre hay que evaluar el terreno, asegúrese de que no haya sorpresas desagradables.

 

-Voy a ir directo al grano -dije, deteniéndome frente a ella-. Tú eres Katherine Pierce. Mi nombre es Lorenzo St. John, pero puedes llamarme Enzo.

 

Ella se cruzó de brazos, evaluándome con una mirada que, para cualquiera menos acostumbrado, habría sido intimidante.

 

-Un placer, Lorenzo.

 

Sonreí, divertido por su tono.

 

-Vine con un mensaje de Caroline.

 

Sus ojos se endurecieron de inmediato, y noté cómo su postura se tensaba. Interesante. Mi ángel parecía tener más influencia en ella de lo que esperaba.

 

-¿Y qué quiere Care Bear de este humilde servidora? -preguntó, con ese tono burlón que probablemente usaba para ocultar lo que realmente pensaba.

 

La miré fijamente, dejó que mi sonrisa se hiciera más amplia y finalmente dije:

 

-Eres libre.

 

Por un momento, parecía que el mundo se había detenido. Katherine Pierce, la gran sobreviviente, quedó paralizada. Pero no tardó mucho en recomponerse.

 

-Preciosa quería venir personalmente a decírtelo -continué con indiferencia-, pero surgieron algunos asuntos urgentes que debían atender. Por eso me pidió que lo hiciera yo. Según sus palabras, soy el menos propenso a intentar matarte, considerando que ni siquiera te conozco.

 

Incline un poco la cabeza, disfrutando de su incomodidad.

 

-Eso sí, quiere que recuerdes algo. Tienen un trato. Así que no te alejes mucho. Aunque, si te soy honesto, no importa dónde te escondas... ella te encontrará.

 

Su cuerpo se tensó aún más, pero no dijo nada. Sus ojos, sin embargo, revelaban que estaba procesando cada palabra.

 

Sonreí ligeramente y me dirigí hacia la puerta.

 

-Adiós, Katherine Pierce -dije al salir.

 

Mientras me alejaba, no pude evitar reflexionar sobre lo que acababa de suceder. Katherine Pierce era un enigma, y ​​aunque no la conocía bien, sabía que era una mujer que se había enfrentado y sobrevivido a lo peor. Igual que yo. Quizás, solo quizás, eso era algo que nos hacía más parecidos de lo que ambos estaríamos dispuestos a admitir.

 

Mystic Falls disfrutaba de una calma inusual, pero esa paz estaba destinada a ser rota, destruida en cuestión de tiempo. Las sombras acechaban, esperando pacientemente el momento adecuado para atacar. En un mundo donde la lealtad es un juego de perspectivas, ¿quiénes son realmente los aliados y quiénes los enemigos? Al final, solo una cosa importante: quien triunfe tendrá el control absoluto.

 

La magia, como siempre, sigue su propio camino, implacable ya menudo cruel en su búsqueda por alcanzar sus objetivos. Las decisiones más difíciles exigen voluntades inquebrantables, y nada, absolutamente nada, es lo que parece. Aquellos que aparentan ser enemigos podrían no serlo, mientras que los aliados más confiables podrían resultar los traidores más mortales.

 

Los secretos enterrados, esos que durante tanto tiempo permanecieron ocultos, inevitablemente saldrán a la luz. El pasado, con su doble filo, siempre regresa: a veces para atormentar, pero otras... para sanar.

 

Algo que siempre debe recordarse de Mystic Falls es que, sin importar cuán poderosos o inmortales sean, al final, solo los más afortunados sobreviven.

 

-Ya es hora -susurra una voz en la oscuridad, mientras el viento agita las ramas de los árboles bajo el cielo nocturno. La luna y las estrellas, únicas fuentes de luz, iluminan apenas el paisaje sombrío.

 

-Se acerca... -se escucha de nuevo, un susurro apenas audible, como si el mismo bosque hablara.

 

La melodiosa voz comienza a cantar, un canto que eriza la piel y llena el aire de presagio:

 

-La familia se reunirá, y la sangre se derramará. Una hermana despertará, unas niñas nacerán, y una bruja vendrá a reclamar lo que se le prometió. Mucha sangre se derramará.

 

El viento se intensifica, volviéndose más feroz, como si la naturaleza misma responde al siniestro augurio.

 

-Una hermana traicionó... o alguien más la obliga... -continúa la voz, y luego estalla en una risa escalofriante, una risa que reverbera en la noche como un eco que se niega a morir.

 

-La profecía se cumplirá. Algunos morirán, otros regresarán. Amigos se convertirán en enemigos, y enemigos se volverán aliados. Una decisión recaerá en una Bennett, y de esa elección dependerá si muchos vivirán o perecerán.

 

Una risa cruel resonaba en el aire, como si algo siniestro se burlara del destino y de todo lo que estaba por ocurrir.

 

-Solo una decisión... -susurró una voz con un tono burlón, arrastrando las palabras con una oscura satisfacción-. Solo una, y miles de vidas vivirán... o miles morirán.

 

El eco de la risa disminuyó gradualmente, dejando en el ambiente un silencio inquietante, mientras la voz se desvanecía en un susurro casi imperceptible.

 

-El destino puede ser cruel, pero también es justo...

 

-Nada es lo que parece... -susurra finalmente, mientras la risa se desvanece y la noche se oscurece aún más, como si el mundo contuviera el aliento, esperando lo inevitable. La noche quedó en calma.

 

La noche se siente inquietante, como si algo estuviera a punto de suceder. Por primera vez en 500 años, me siento en paz. Me siento libre. Pero una parte de mí sabe que esta paz no durará para siempre. Todos mis instintos, todos mis años de sobrevivir a base de ingenio y sangre, me gritan que huya. Algo malo está por venir, lo sé. Pero también sé que no importa a dónde vaya o qué tan lejos intente escapar, si decide correr, Caroline me encontrará.

 

No he sobrevivido tanto tiempo sin aprender una o dos cosas sobre estrategia. Y, a veces, la mejor manera de sobrevivir es aliarse con los más fuertes y los más poderosos. Caroline es ambas cosas.

 

Lo que anhelé durante cinco siglos, Caroline me lo dio en menos de seis meses: libertad. ¿Quién lo habría imaginado? Así que haré lo que siempre he hecho: adaptarme. Sobrevivir. Y algo me dice que el lado ganador está donde está Caroline.

 

Una sonrisa lenta se extiende por mi rostro mientras pienso en mi siguiente movimiento.

 

-Tal vez debería hacerle una visita a mi Original favorito -murmuro, divertida, mientras imagina la expresión de Klaus al verme aparecer en su puerta, en busca de su hermano.

 

Al final, en este juego, no hay aliados ni enemigos permanentes. Solo ganadores y perdedores. Y yo, Katherine Pierce, siempre he estado entre los ganadores.

 

 

Chapter 43: "The Story of Elizabeth Forbes 'Blake-Thorne'"

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Por fin, después de 80 años, vuelvo a publicar un capítulo. Ya estoy trabajando en los otros, así que no se me desesperen.

Muchísimas gracias por leer.

También quiero decirles que tengo una nueva historia. Se llama El legado de los Bennett-Forbes. Me harían muy feliz si le dan una oportunidad.

 

¿Porqué creen que Elizabeth se sentía así con Michael? Los leo 👀

Chapter Text

 

 

"La traición es un cuchillo que siempre hiere más profundo porque nunca viene de un enemigo declarado, sino de aquellos a quienes les confiamos nuestro corazón, de aquellos que juraron lealtad y cuyos rostros nunca imaginamos que esconderían la daga."

 

Me estacioné frente a mi casa, con las manos aún temblorosas sobre el volante. Trato de respirar hondo para calmarme, pero mi corazón sigue latiendo con fuerza. Finalmente, reúno el valor, salgo del coche y busco las llaves en mi bolso. Con un movimiento mecánico, las inserto en la cerradura y abro la puerta.

 

-¿Mamá, estás en casa? -llamo en voz alta mientras cierro la puerta detrás de mí.

 

-Estoy aquí -responde su voz desde la sala.

 

Camino hacia donde proviene el sonido y la encuentro sentada en el sofá, sosteniendo entre sus manos una fotografía que no logro distinguir desde mi posición. La expresión en su rostro es seria, casi solemne.

 

-Mamá... -empiezo a decir, pero las palabras se me atoran en la garganta. No sé qué más agregar.

 

-Siéntate, Caroline -me pide, su tono firme pero sin dureza. Asiento y obedezco, acomodándome en el sofá frente a ella, esperando que continúe.

 

-Te voy a contar mi historia familiar, cada secreto, todo. Pero necesito que me escuches sin interrumpirme. No digas nada hasta que termine -me advierte, mirándome con una intensidad que nunca antes había visto en sus ojos.

 

-Está bien -respondo, mi voz apenas un susurro.

 

Se acomoda en su asiento y exhala profundamente, como si se preparara para desenterrar algo que ha guardado durante años.

 

-Todo empezó hace veintitrés años -comienza, su voz cargada de un peso emocional que me pone aún más nerviosa.

 

Y así, las palabras fluyen de ella, revelando fragmentos de una historia que cambiaría para siempre la forma en que veo a mi familia y, quizás, a mí misma.

 

 

 

Hoy es un día importante. Es el cumpleaños número 15 de Dalila y mío, y mamá permitió que saliéramos. Normalmente, podemos salir, pero es la primera vez que no irá ningún miembro adulto del aquelarre. Solo iremos mis hermanos y yo. Mis hermanas: Elisa, Emilia, Daphne, Adeline, y obviamente mi gemela Dalila, y nuestro hermano Adán.

 

Mientras me alistaba, alguien tocó la puerta.

 

-Adelante -respondí sin apartar la vista del espejo.

 

Mi hermana Emilia entró. Ella es tan hermosa, aunque nunca me he cansado de mirarla. Sus ojos azules, tan claros y profundos, siempre me han fascinado. Son grandes y expresivos, capaces de reflejar las emociones más sutiles. Su rostro ovalado tiene rasgos bien definidos, un equilibrio perfecto que destaca su belleza natural.

 

En cuanto a sus labios, siempre tan perfectamente delineados y pintados de un rojo intenso, los cuales nunca dejan de llamar la atención. Su piel clara y uniforme le da ese aire pulido y sofisticado que la hace destacar en cualquier lugar.

 

Lo que más me llama la atención es su cabello oscuro. A veces lo lleva recogido, pero en esta ocasión lo lleva suelto, lacio, lo que le da un toque de elegancia, mostrando una versatilidad que a veces envidio.

 

Como siempre, ella elige vestirse con tonos que le quedan perfectos. En su elección de hoy, lleva un vestido rojo que realza su figura de manera sutil, pero elegante. No me extraña; ella siempre sabe cómo atraer miradas sin esfuerzo.

 

Emilia, con su porte refinado, siempre ha sido la imagen de la elegancia, la seguridad y la sofisticación. Su presencia nunca pasa desapercibida, y eso siempre me ha impresionado.

 

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-Un vestido rojo-comento con una sonrisa al ver a Emilia entrar a mi habitación. Es de conocimiento público que el rojo es su color favorito.

 

-¿Qué puedo decirte, querida hermanita? El rojo es mi color-responde Emilia con una sonrisa mientras me envuelve en un abrazo cálido y fuerte. -Feliz cumpleaños, mi hermosa Eli-añade al liberarme de su abrazo y depositar un beso cariñoso en mi frente. -Y te ves preciosa.

 

Me giro lentamente hacia el espejo y estudio mi reflejo.

 

-¿De verdad crees eso?-pregunto, insegura, mientras mis ojos recorren el vestido que llevo puesto.

 

-Claro que lo creo, Eli. Solo mírate-responde con firmeza mientras levanta mi rostro con suavidad, obligándome a alzar la mirada hacia mi reflejo. -Observa bien, Eli.

 

El vestido que llevo es una auténtica obra de arte, hecho de una tela marfil suave que desprende una elegancia etérea. Su silueta romántica, con un escote en forma de corazón, acentúa mi figura de una forma delicada. El corsé y parte de la falda están adornados con flores tridimensionales en tonos pastel como rosa, durazno y amarillo pálido, lo que le da un encanto natural. El tirante asimétrico, también decorado con flores, añade un toque único y moderno, mientras que la falda de varias capas de tul ligero crea un movimiento que parece sacado de un sueño.

 

Me sonrojo al ver cómo luce en mí.

 

-Me veo... hermosa-susurro, como si apenas pudiera creerlo.

 

-Lo eres-afirma Emilia, enlazando su brazo con el mío. -Vamos, los demás nos están esperando.

 

Cuando llegamos a la sala, los demás ya están allí. Elisa lleva un vestido negro corto que le queda perfecto; Daphne, uno azul que resalta sus ojos; Adeline, un vestido rosado que complementa su dulzura; Adán luce impecable en un traje color zafiro; y, finalmente, mi gemela Dalila, con su vestido color coral, tan hermoso que parece hecho para una princesa.

 

No puedo evitar sentir cómo una punzada de inseguridad atraviesa mi pecho. Aunque somos gemelas, Dalila siempre ha sido más hermosa. Su sonrisa es radiante, y su confianza la hace brillar de una manera que yo nunca he podido. Trato de ahogar esa sensación, pero la sombra de comparación siempre está ahí, silenciosa pero constante. Emilia, que siempre parece leerme con facilidad, aprieta mi brazo con fuerza, como si intentara transmitirme seguridad a través del contacto.

 

-Al fin están aquí-exclama Elisa, mirándonos a Emilia y a mí con una ceja arqueada. -Vamos a llegar tarde.

 

Nos preparamos para salir, pero antes de que lo haga, Elisa me toma del brazo. Emilia frunce el ceño, pero Elisa simplemente le hace un gesto para que no se preocupe y nos deje hablar.

 

-¿Sucede algo?-le pregunto, confundida.

 

-Te ves muy hermosa, Eli-responde mientras acaricia mi cabello con una ternura inesperada. -No deberías compararte con Dalila. Tú eres tu propia persona, una chica increíble, hermosa tanto por dentro como por fuera, y con una luz que nadie puede opacar.

 

Una lágrima escapa de mis ojos antes de que pueda detenerla. Elisa, con cuidado, la limpia y me envuelve en un abrazo cálido, uno que no esperaba.

 

-Eres mi pequeño sol, Eli-susurra antes de besarme en la frente. Sus palabras y ese apodo de mi infancia, que no había escuchado en años, me hacen sonrojar.

 

Elisa siempre ha sido alguien directa, incluso fría. A veces, su franqueza puede parecer cruel, pero en momentos como este, me doy cuenta de que debajo de su exterior estoico hay una dulzura genuina. Se preocupa por mí, por todas nosotras, y lo demuestra de la forma en que solo ella sabe hacerlo: con palabras sinceras que van directo al corazón.

 

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Llegamos a un restaurante elegante, pero con un aire acogedor. Varias personas están sentadas charlando animadamente, mientras Adán habla con uno de los meseros que nos guía hacia una de las mesas más grandes, ubicada cerca de una ventana que ofrece una hermosa vista al jardín del restaurante. Daphne toma mi mano y, con una sonrisa, me lleva hasta la cabecera de la mesa. En la otra cabecera se sienta Dalila, mi gemela.

 

A mi lado se acomodan Adán y Elisa, mientras que del lado de Dalila se sientan Emilia, Daphne y Adeline, quien prefiere estar cerca de ella. Los meseros llegan con el menú en las manos, y Adán nos sonríe ampliamente antes de hablar.

 

-Vamos, cumpleañeras. Ustedes eligen el menú.

 

-¿Qué tal mariscos? -sugiero, mirando a Dalila para confirmar si está de acuerdo.

 

-¡Sí! Con papas-responde ella con una de sus sonrisas radiantes, esas que siempre iluminan cualquier lugar.

 

-Y vino-añade Emilia de inmediato, arrancando una carcajada general. No es un secreto para nadie cuánto le encanta el vino.

 

Al final, Dalila y yo aprobamos la propuesta de Emilia, aunque para Daphne y Adeline era jugo de naranja en lugar de vino. La tarde transcurrió entre risas y charlas mientras comíamos, y fue sencillamente perfecta.

 

-Oh, Dios, ¿recuerdan cuando hicimos que las rosas del jardín de Eir hablaran? -dice Dalila con una sonrisa traviesa.

 

-¡Ni me lo recuerdes! -exclama Emilia, poniendo los ojos en blanco. -Esas malditas rosas no pararon de chismear sobre cómo me había besado con aquel chico.

 

-¿Y la vez que encantamos el cabello de los ancianos para que cambiara de color cada vez que mentían? -añado, provocando que todos estallen en risas al recordar nuestras travesuras mágicas.

 

-Dios, hemos hecho tantas locuras-comenta Adán, sacudiendo la cabeza entre risas.

 

-¿Recuerdan cuando cambiamos el agua por vino? -pregunta Daphne, su sonrisa apenas contenida.

 

-Y luego hicimos que siguiera tenido el sabor del agua... Los ancianos estaban furiosos cuando dejaron de estar borrachos-añade Adeline, riéndose mientras todos nos unimos a su risa. -¡Mamá nos castigó durísimo, pero valió cada segundo!

 

La conversación es interrumpida por un mesero que trae un bizcocho bellamente decorado. Dalila y yo nos miramos emocionadas mientras nuestros hermanos comienzan a cantar "Cumpleaños feliz". La sala se llena de sus voces, y no puedo evitar sonreír al escuchar la calidez y el cariño que ponen en cada palabra.

 

Cuando apagamos las velas juntas, cierro los ojos y formulo mi deseo: que siempre estemos juntos, que nuestra seguridad nunca se rompa. Algo en mi interior, sin embargo, susurra que ese deseo tal vez nunca se cumpla.

 

Los aplausos de mis hermanos y las personas del restaurante nos rodean. Después de más risas y pastel, Adán paga la cuenta y nos preparamos para irnos.

 

-Miren, hay una feria-dice Adeline, señalando una rueda de la fortuna que se puede ver desde el estacionamiento del restaurante.

 

La idea de ir me llena de entusiasmo.

 

-¿Podemos ir? -pregunto con una sonrisa, sin dejar de observar la rueda iluminada.

 

-Bueno, si eso quieren-responde Elisa, dándome un asentimiento tranquilo.

 

-Vamos todos al vehículo-anuncia Adán, tomando el mando como siempre.

 

Una vez en la feria, Dalila toma mi mano y me mira emocionada.

 

-Vamos a subirnos a la rueda de la fortuna-me dice con entusiasmo.

 

-Nosotros estaremos sentados por aquí-nos informa Emilia mientras nos entrega dinero a Dalila, Daphne, Adeline y a mí. -¡Diviértanse!

 

La noche pasa entre risas y emoción. Subimos dos veces a la rueda de la fortuna, luego a la montaña rusa. Más tarde, compramos algodón dulce y jugamos a lanzar anillos y al tiro al blanco. Al final, me siento agotada, pero increíblemente feliz.

 

-Me voy a sentar un rato. Sigan sin mí, las alcanzo en unos minutos-les digo con dificultad. Al principio, Dalila se muestra reacia a dejarme sola, pero finalmente la convenzo.

 

Cuando voy hacia una banca para descansar, accidentalmente choco con alguien.

 

-¡Lo siento mucho! -exclamo, apenada, mientras bajo la mirada.

 

-No pasa nada-responde una voz masculina con un acento inglés que, por alguna razón, me resulta cautivador.

 

Al levantar la vista, mis ojos se posan en el chico frente a mí, y es como si el mundo se detuviera por un instante. Su cabello castaño claro está ligeramente despeinado, dándole un aire despreocupado. Sus ojos verdes brillan con una intensidad hipnotizante, llenos de energía y misterio. Viste unos pantalones azul marino ajustados y una camisa blanca de manga larga arremangada, lo que le da un aire relajado pero cuidado. Irradia confianza, y su sonrisa traviesa parece iluminar la noche.

 

-¿Te encuentras bien? -me pregunta con amabilidad.

 

-Sí, estoy bien-respondo, aunque siento cómo mis mejillas se calientan rápidamente.

 

-¿Qué hace una chica tan hermosa sola? Y perdona mi atrevimiento-añade con una voz cargada de dulzura, que me provoca un leve escalofrío.

 

-Estoy con mis hermanas y mi hermano. Hoy es el cumpleaños de mi hermana gemela y mío-respondo sin pensarlo demasiado, sintiendo que, por alguna razón, puedo confiar en él.

 

-Entonces, muchísimas felicidades a una cumpleañera tan hermosa y radiante-comenta con una sonrisa deslumbrante que hace que mis mejillas se ruboricen aún más. -Por cierto, soy Michael Blackwood-se presenta, extendiéndome una mano.

 

-Un gusto, Michael. Soy Elizabeth-respondo con una sonrisa tímida mientras tomo su mano, sintiendo un extraño calor en mi pecho.

 

-¿Te gustaría ir por un jugo? -me pregunta, manteniendo su mirada fija en la mía.

 

-Está bien, me gustaría-acepto, casi sin pensarlo.

 

Michael me tiende su mano, y aunque mi mente racional me advierte que no debería, que mi familia nunca permitiría algo así, no puedo evitar tomarla. Hay algo en él, en su calidez y en su mirada, que me hace sentir segura, como si el mundo a mi alrededor pudiera desaparecer. En ese momento, nada más importa, aunque una parte de mí sabe que esto podría llevarme a un camino del que tal vez no haya regreso.

 

------

Me pasé toda la noche con Michael, y fue simplemente increíble. Me habló de su vida en Inglaterra, de su gran familia con seis hermanos, todos varones, y de los numerosos primos que tiene. Aunque en el fondo sabía que esto no iba a terminar bien, no podía evitar quedarme a su lado. Era como si hubiera algo magnético en él, algo que me impedía alejarme.

 

-Bueno, somos siete hermanos -le explico mientras subimos a la rueda de la fortuna-. Elisa es la mayor, luego está Adán, que es el único chico. Después sigue Emilia, luego Dalila, mi gemela, después yo, y finalmente Daphne y Adeline. -Termino con una sonrisa, mirándolo de reojo.

 

-Parece que ambos venimos de familias numerosas -comenta él con una sonrisa que ilumina todo a su alrededor-. Yo soy el tercero de mis hermanos: Ethan, Alexander, luego yo, Nicholas, Sebastian, Gabriel y Maximilian. -Enumera con orgullo mientras sus ojos verdes brillan con calidez-. ¿Cómo es tu familia? -me pregunta, tomando mi mano mientras la rueda comienza a subir.

 

Desvío la mirada hacia el paisaje, intentando ganar tiempo para responder. No puedo decirle toda la verdad; no puedo hablarle de la magia ni de nuestro aquelarre.

 

-Mis padres están siempre ocupados con el negocio familiar -miento con naturalidad-. Para ser honesta, siento que mis hermanos mayores, Elisa y Adán, han asumido el rol de padres para nosotros. -Mi voz se tiñe de tristeza al confesar esto último.

 

-Debe ser difícil -responde él con empatía antes de apretar ligeramente mi mano.

 

-¿Y cómo es tu familia? -le pregunto, buscando conocer más sobre él y también desviar la conversación.

 

Michael suspira, y su mirada se oscurece apenas un instante.

 

-Mi padre falleció cuando yo tenía once años. -Su tono es suave, pero puedo sentir el peso de las palabras.

 

Instintivamente, aprieto su mano con fuerza.

 

-Lo siento mucho...

 

Michael me regala una sonrisa melancólica antes de continuar.

 

-Está bien. Mi madre ha sido increíble. Ella ha cuidado de nosotros junto a otros miembros de nuestra familia. Su nombre es Caroline.

 

-Es un nombre muy hermoso -comento con sinceridad, y él me sonríe con calidez.

 

De repente, la rueda de la fortuna se detiene bruscamente, y dejo escapar un pequeño grito de sorpresa. El operador nos asegura que ha habido un problema con los cables, pero que no hay nada de qué preocuparse. Michael y yo intercambiamos una mirada y, tras unos segundos de incertidumbre, ambos nos echamos a reír.

 

Mientras esperamos, seguimos charlando sobre nuestras cosas favoritas: colores, comidas, sueños. Cada palabra suya me atrae más, cada detalle de su vida me parece fascinante. Michael no solo es encantador; es como si su presencia me envolviera por completo, como si el mundo alrededor dejara de existir.

 

En un momento, nuestras miradas se cruzan, y todo parece detenerse. Sus ojos verdes me hipnotizan, y siento que el aire entre nosotros se carga de algo indescriptible. Él se inclina lentamente, dándome todo el tiempo del mundo para apartarme, pero no lo hago. Por el contrario, cierro los ojos y acorto la distancia entre nosotros.

 

Cuando nuestros labios se tocan, es como si una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo. El beso comienza suave, tímido, como si ambos estuviéramos explorando un territorio desconocido. Sus labios son cálidos, y su toque es tan delicado que me hace sentir como si fuera la única persona en el mundo.

 

Michael se detiene un instante, como si me estuviera dando la oportunidad de rechazarlo, pero lo único que hago es aferrarme más a él. No quiero que este momento termine. El beso se vuelve más profundo, más apasionado, y mi corazón late con tanta fuerza que temo que pueda escucharlo.

 

Es un instante mágico, un momento que quedará grabado en mi memoria para siempre. Aunque en el fondo sé que esto no terminará bien, no puedo detenerme. Hay algo en Michael, algo que me hace querer quedarme, aunque una voz en mi interior me advierta que esto solo traerá problemas. Pero en este momento, nada de eso importa. Solo estamos él y yo, y la noche que parece habernos envuelto en su magia.

 

---

Luego de bajar de la rueda de la fortuna, Michael y yo caminamos tomados de la mano. Siento su calidez en mi palma, y una parte de mí no quiere soltarlo nunca. Sin embargo, una voz familiar irrumpe en el aire, llamándome desde lejos.

 

-¡Elizabeth! -es la voz de Daphne.

 

Con pesar, suelto la mano de Michael. Él me mira con curiosidad, como si intentara entender mi repentina distancia.

 

-Debo irme. Mi hermana me está llamando -le explico, aunque cada palabra se siente como una daga en mi pecho.

 

-¿Nos volveremos a ver? -pregunta, y puedo ver la esperanza brillando en sus ojos verdes. Su voz es suave, casi suplicante, como si la posibilidad de un "no" pudiera destruirlo.

 

Sonrío con tristeza, incapaz de prometerle algo que no sé si podré cumplir.

 

-Espero que sí -respondo, y antes de perder el valor, me pongo de puntillas y deposito un suave beso en sus labios. Es breve, apenas un roce, pero está cargado de todo lo que no me atrevo a decirle. Me separo lentamente-. Hasta que nos volvamos a ver.

 

-Hasta que nos volvamos a ver -repite él, y puedo sentir su mirada fija en mí mientras me alejo. Resisto la tentación de girarme. Si lo hago, sé que no podré seguir caminando.

 

Mis pasos se vuelven más rápidos cuando escucho a Daphne otra vez.

 

-¡Daphne, aquí! -le grito, aliviada al verla finalmente.

 

-Eli, ¿dónde estabas? -me pregunta con evidente preocupación mientras corre hacia mí.

 

-Me perdí y terminé subiéndome a la rueda de la fortuna. Pero hubo un problema y se dañó, así que tardaron en arreglarla. -La verdad está ahí, pero también está incompleta. No menciono a Michael. Algo dentro de mí me dice que hay algo diferente en él, algo que no logro comprender, pero descarto rápidamente ese pensamiento. Quizás solo es mi imaginación.

 

Sin embargo, mientras caminamos de regreso al grupo, no puedo dejar de pensar que lo nuestro jamás podría haber tenido un final feliz. Ese pensamiento debería consolarme, pero en cambio, me atormenta. ¿Por qué confié en él tan fácilmente? ¿Por qué lo dejé besarme y, peor aún, por qué le devolví el beso? Llevo una mano a mis labios, aún sintiendo el fantasma de su contacto, mientras una pregunta resuena en mi mente: ¿Por qué me siento así por alguien que apenas conozco?

 

De regreso en casa, me quito el vestido lentamente y me meto a la ducha. El agua caliente recorre mi piel, pero no logra calmar el torbellino en mi interior. No puedo dejar de pensar en él, en sus ojos verdes, en su voz.

 

-Dios, ¿por qué tienes que ser tan cruel? -susurro mientras el agua disimula las lágrimas que empiezan a correr por mis mejillas.

 

El peso de la noche cae sobre mí como una losa, y todo lo que siento es confusión y dolor. ¿Por qué tenía que sentirme así? ¿Por qué alguien que apenas conocí podía hacerme sentir tan completa y, al mismo tiempo, tan vacía?

 

Mi corazón duele de una manera que nunca había experimentado, y mientras el agua sigue cayendo, cierro los ojos e intento alejar ese pensamiento. Pero no importa cuánto lo intente, su imagen sigue ahí, grabada en mi mente.

 

Esa fue nuestra primera y última noche. Y aunque me consuelo pensando que nunca podría haber funcionado, la verdad es que una parte de mí lo anhela desesperadamente. Una parte de mí desea volver a verlo, aunque eso signifique arriesgar todo lo que conozco.

 

-Michael... -susurro su nombre como si fuera un secreto que no debo revelar, mientras me abrazo a mí misma, buscando consuelo en la soledad de la noche.

 

Chapter 44: "Una historia condenada al fracaso."

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Aquí está el último capítulo que se subirá este año. Muchísimas gracias a tod@s por leer mi historia y dejar su like, no saben cuánto se los agradezco.

Los quiero y muchísimas gracias por todo 💜

En el 2025 venimos con todo, así que esperen. ¡Que tengan un hermoso y alegre Año Nuevo! 🥰🥳🎅🌟

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El monstruo que acecha en las sombras no es solo una criatura de oscuridad y maldad insondable, sino una presencia antigua y despiadada, que observa cada movimiento con ojos cargados de odio y hambre, esperando el momento perfecto para emerger de su escondite y desatar un caos que devorará no solo cuerpos, sino almas, dejando tras de sí un vacío imposible de llenar.

 

 

Han pasado tres meses desde mi cumpleaños y sigo teniendo sueños con Michael. Lo extraño es que no entiendo por qué. Mis hermanas me han estado observando de manera extraña últimamente; creo que sospechan que algo me está pasando, aunque no le doy demasiada importancia.

 

Mientras camino por los campos de flores, de pronto veo a Eir. Ella se gira hacia mí, me sonríe y me hace señas para que me acerque.

 

Cuando llego hasta ella, hago una reverencia, como siempre lo hago en señal de respeto.

 

-Buenos días, Guardiana Eir -saludo con reverencia y un tono solemne.

 

Ella se ríe suavemente y niega con la cabeza.

 

-Solo llámame Eir, pequeña Eli -responde con una sonrisa cálida.

 

-¿Me ayudas a regar las plantas? -me pide gentilmente.

 

Asiento sin decir nada más y me pongo a regar las flores junto a ella.

 

Eir es increíblemente hermosa. Es la ancestro y el comienzo de nuestra familia. Tiene un cabello blanco como la nieve que cae en cascada por su espalda, ojos azules que parecen contener la profundidad de un océano, y su piel es tan clara como el invierno. Pero lo que más destaca es su aura, mística y poderosa, que la envuelve por completo.

 

---

Después de ayudar a Eir, regreso a casa. En el camino saludo a varios miembros del aquelarre, pero una vez dentro de la casa me dirijo directamente a mi habitación. No pasa mucho tiempo antes de que escuche un ligero toque en la puerta.

 

-Adelante -digo.

 

La puerta se abre y Dalila entra.

 

-¿Necesitas algo, Lila? -pregunto, observándola.

 

Ella se queda en el marco de la puerta, mirándome fijamente, como si estuviera decidiendo algo. Finalmente, entra y se sienta a un lado de mi cama.

 

-¿Sucede algo? -pregunto, esta vez con preocupación.

 

-Eli, has estado muy distraída últimamente. ¿Te pasa algo? -me pregunta con un evidente tono de inquietud en sus ojos.

 

Por un instante estoy tentada a contarle sobre Michael, pero una voz en mi mente, que suena muy parecida a la de mamá, me recuerda: "Las guardianas solo se casan con miembros del aquelarre o con brujos de linajes antiguos."

 

-Estoy bien, solo un poco preocupada. Faltan tres años para que nuestro poder despierte, y hay muchísima presión -respondo. Aunque no es la verdadera razón de lo que me atormenta, tampoco es completamente falso.

 

Nuestra familia tiene dos dones principales: el poder de la oscuridad y el de la luz. La bruja que posea el poder de la oscuridad será la encargada de proteger al aquelarre, mientras que la que posea el poder de la luz será la líder destinada a guiar a las demás.

 

En generaciones anteriores, estos poderes solían manifestarse en las primeras hijas, pero esta vez no fue así. Elisa, una de mis hermanas, puede controlar la naturaleza, las plantas y todo lo que la rodea. Puede hacer que obedezcan su voluntad, incluso revivirlas o destruirlas. Emilia, en cambio, puede alterar la realidad, pero cada vez que utiliza este poder para beneficio propio, enfrenta terribles consecuencias. Esto ha preocupado mucho a las ancianas, y por eso la presión sobre nosotras cuatro es tan grande.

 

-Es cierto, solo hablan de eso -dice Dalila, acostándose en mi cama con un suspiro.

 

Sé que muchas ancianas desean que Dalila sea quien herede el poder de la luz, pero para ser sincera, a mí no me importa. Preferiría tener un don que no implicara liderar o proteger a nadie.

 

Dalila y yo pasamos la tarde conversando sobre diferentes cosas, hasta que ella cambia el tema a algo más personal: los chicos.

 

-Qué lástima que no podamos salir con nadie que no sea de nuestro aquelarre o que no provenga de un linaje antiguo -dice con cierta amargura.

 

Me pongo nerviosa de inmediato.

 

-¿Por qué dices eso? -pregunto, tratando de ocultar mi inquietud.

 

-Conocí a un chico. Era hermoso, pero lamentablemente es un hombre lobo, y me dijo que ya estaba interesado en otra chica. -Su tono de voz cambia, y puedo percibir el dolor y la rabia contenida. Dalila nunca había sido rechazada antes; esto debió ser un golpe para ella.

 

-Lo siento mucho -le digo con sinceridad.

 

-Está bien. Hubiese sido una historia condenada al fracaso de todas formas. -Se levanta de mi cama con una expresión distante y se dirige hacia la puerta. Antes de salir, agrega:

 

-Nos vemos.

 

Y con eso, me quedo sola en mi habitación, con demasiadas cosas en mi mente y un peso que parece volverse más difícil de cargar con cada día que pasa.

 

---

Bajo las escaleras y veo a Adán sentado en la mesa, concentrado en unos papeles. Nuestros padres, como siempre, no están presentes. Adán levanta la cabeza al notar mi presencia y me dedica una pequeña sonrisa.

 

-Buenos días, Elizabeth -saluda con voz tranquila.

 

-Buenos días, Adán. ¿Qué estás haciendo? -le pregunto, acercándome a la mesa.

 

-Revisando algunos papeles sobre herencias que poseemos. Tengo que ir al banco, hacer unos depósitos y comprar algunas cosas -responde mientras se pone de pie.

 

-¿Puedo ir contigo? -le suplico, poniendo mi mejor cara de cachorro triste.

 

-¿Por qué quieres venir? -pregunta, levantando una ceja con curiosidad.

 

-Estoy aburrida de estar aquí, necesito salir -le explico con un tono casi desesperado.

 

-Vale, está bien. Vamos -accede finalmente con una sonrisa resignada.

 

------

Actualmente me encuentro caminando por el parque de la ciudad. Adán recibió una llamada importante que lo obligó a ir a la oficina familiar para revisar unos papeles. Nuestra familia tiene una empresa de jardinería con varios locales en la ciudad, y parece que había algo urgente que atender. Antes de irse, Adán me dejó en el parque con la promesa de recogerme a las tres y algo de dinero para que comprara lo que quisiera mientras tanto.

 

Mientras camino entre los senderos llenos de árboles y flores, mi mente divaga. Estoy tan distraída que, de repente, choco con alguien.

 

"Demonios, debo dejar de chocar con personas."

 

-¡Lo siento muchísimo! No estaba viendo a dónde iba -digo rápidamente mientras me pongo de pie, intentando recomponerme.

 

-Está bien, también fue mi culpa -responde el chico, y su voz... su voz me resulta tan familiar que un escalofrío recorre mi cuerpo.

 

-¿Elizabeth? -pregunta él, con un toque de sorpresa en su tono.

 

Al levantar la cabeza, mis ojos se encuentran con los suyos, y mi corazón parece detenerse por un instante. Es él. La persona que ha estado apareciendo en mis sueños.

 

-¿Michael? -susurro, incapaz de contener una sonrisa que se extiende lentamente por mi rostro.

 

-Me alegro tanto de verte, Elizabeth -comenta Michael con una sonrisa cálida que logra derretir cualquier resquicio de incomodidad entre nosotros.

 

-Yo también me alegro de verte -respondo, mirándolo directamente a los ojos.

 

-Vamos a sentarnos -me invita, extendiéndome su mano. La acepto sin dudar, dejando que su calidez me envuelva mientras caminamos hacia un banco vacío en el parque.

 

Nos sentamos, y él me observa con una mezcla de curiosidad y alegría.

 

-¿Qué me cuentas? Quise buscarte después de la última vez, pero no tenía tu número y nunca supe dónde vivías.

 

Pienso rápidamente en una respuesta que explique mi ausencia sin levantar sospechas.

 

-Vivo fuera de la ciudad, en una casa algo aislada. Mi familia y yo compartimos el lugar con algunos parientes más. Mis hermanos y yo somos educados en casa, así que no salimos mucho. Nuestros padres son... un poco sobreprotectores -añado con énfasis, dejando que mi tono indique lo estrictos que pueden ser.

 

Michael asiente, pero puedo notar un toque de tristeza en su mirada.

 

-Te he extrañado, Elizabeth -murmura mientras se inclina hacia mí. Su confesión es inesperada, pero antes de que pueda procesarla del todo, sus labios rozan los míos en un beso suave y adictivo.

 

Mi corazón late con fuerza, como si cada célula de mi ser respondiera a su cercanía. Cuando el beso termina, me mira con una ternura que no sabía que alguien podía expresar tan abiertamente. Le devuelvo la sonrisa, incapaz de ocultar lo mucho que este momento significa para mí.

 

Pasamos horas conversando, dejando que el tiempo se escape entre palabras. Michael me habla con entusiasmo sobre sus hermanos y las locuras que suelen hacer juntos.

 

-Mis hermanos son un caso. Samuel, mi mejor amigo, siempre dice que la paciencia que tengo con ellos debería darme un premio -bromea.

 

-¿Samuel? ¿Cómo dijiste que era su apellido? -pregunto, intrigada.

 

-Labonair. Samuel Labonair.

 

Ese apellido me resulta familiar, pero no logro recordar dónde lo he escuchado antes. Decido buscarlo más tarde.

 

-¿Y tú? ¿Cómo es tu familia? -me pregunta, inclinándose un poco hacia adelante, claramente interesado.

 

-Bueno, tenemos un jardín increíble en casa. Es mi lugar favorito. Pero... -hago una pausa, pensando en cómo describir la dinámica familiar sin revelar demasiado- hay mucha presión sobre mis hermanas y sobre mí. Nuestros padres no están mucho tiempo con nosotros, lo que no hace las cosas más fáciles.

 

Michael me escucha con atención, asintiendo de vez en cuando.

 

-Suena complicado. Pero al menos tienes el jardín, ¿no? Parece ser un buen refugio.

 

-Lo es -admito con una sonrisa-. Es mi rincón de paz.

 

La conversación fluye hacia temas más ligeros. Hablamos de nuestras comidas favoritas, nuestros libros y hasta películas.

 

-¿Postre favorito? -pregunta él, inclinándose hacia mí como si fuera un secreto importante.

 

-Tarta de limón -respondo sin dudar.

 

-¿En serio? -dice, fingiendo sorpresa-. No te imaginaba fanática de algo tan clásico.

 

-¿Y tú? -le reto, cruzando los brazos con diversión.

 

-Brownies. Pero no cualquiera. Tienen que estar tibios, con helado de vainilla encima.

 

-Ahora quiero probar eso -confieso entre risas.

 

Perdemos la noción del tiempo hasta que reviso mi reloj y me doy cuenta de que ya son las tres.

 

-Tengo que irme -le digo con cierta tristeza-. Adán me estará esperando.

 

Michael toma mi mano con fuerza, como si no quisiera dejarme ir.

 

-¿Nos volveremos a ver? -pregunta con un brillo de esperanza en sus ojos.

 

-Sí -respondo con total certeza. Me acerco para darle un beso más, breve pero lleno de promesas, antes de abrazarlo con fuerza-. Hasta que nos volvamos a encontrar.

 

Camino alejándome de él, con el corazón latiendo rápido y la cabeza llena de ideas y emociones. Algo me dice que esta no será la última vez que nuestras vidas se crucen.

 

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Adán y yo llegamos a casa. No puedo evitar sentirme completamente eufórica tras haberme reencontrado con Michael. Nunca antes había experimentado una felicidad tan pura como la que siento ahora mismo.

 

-¿Te divertiste? -pregunta Adán mientras cerramos la puerta tras nosotros.

 

-Sí, mucho. Gracias por llevarme -respondo con una sonrisa que no logro disimular.

 

-Siempre, Eli -dice mientras me revuelve el cabello con un gesto protector que me hace sonreír aún más.

 

Después de un rato, me encuentro en la sala, perdida en mi mundo mientras pinto. El pincel se desliza con suavidad sobre el lienzo, reflejando el cúmulo de emociones que llevo dentro. Es mi refugio, un espacio donde las palabras y pensamientos dan paso al lenguaje silencioso de los colores.

 

Sobre la mesa, tengo varios libros abiertos. Mi curiosidad por el apellido Labonair no ha disminuido desde mi conversación con Michael, y finalmente encuentro algo. Mis ojos se iluminan al leer un fragmento que arroja luz sobre su origen. Lentamente, comienzo a leer en voz baja para mí misma.

 

-La familia Labonair es una de las dos grandes familias del Clan del Lobo Creciente, que surgió al comienzo de la especie de los hombres lobo. Estas dos familias fueron consideradas de la realeza entre los hombres lobo debido a este derecho de nacimiento, lo cual también llevó a los Labonair a tener numerosos enemigos, incluso entre los suyos -recito, pausando para asimilar las palabras.

 

Un leve escalofrío recorre mi cuerpo al avanzar en la lectura.

 

-Entre los miembros más poderosos de esta familia está Inadu, también conocida como La Hueca. Inadu era una poderosa bruja nativa americana del siglo VI que ansiaba más poder. Su gente la temía profundamente, incluida su propia madre. Su magia era tan grande que, tras ser asesinada, maldijo a su madre y a su tribu para adoptar la forma del animal que usaban para cazarla: los lobos. Esta maldición dio origen a los hombres lobo y a los siete linajes que hoy conocemos.

 

Si antes sentía que mi amor por Michael estaba condenado al fracaso, ahora lo está aún más. La verdad pesa sobre mi pecho como una losa. Si Michael es un hombre lobo, todo se complica. Mi mundo, ya de por sí lleno de secretos y sombras, no puede permitirse un vínculo con alguien como él.

 

Es mejor no volver a verlo, me repito, intentando convencerme de que es lo correcto. Pero las palabras son frías y vacías, incapaces de ahogar el calor que siento por él. Una lágrima traicionera se desliza por mi mejilla, llevando consigo la esperanza que había comenzado a florecer en mi corazón.

 

-¿Por qué tiene que ser así? -murmuro al aire, mi voz quebrada por la tristeza.

 

El pincel en mi mano tiembla, y el trazo en el lienzo se vuelve errático. Pintar siempre ha sido mi refugio, pero ahora ni siquiera los colores logran consolarme. La imagen de Michael, con su sonrisa cálida y esos ojos que me prometían todo, aparece en mi mente. Y duele. Duele más de lo que pensé que podría doler.

 

Una parte de mí quiere correr hacia él, aferrarme a lo que sentimos, pero la otra sabe que nuestro amor, por mucho que lo desee, es imposible. Mi vida, mi familia, nuestras responsabilidades... todo está en contra de nosotros.

 

Dejo el pincel a un lado, incapaz de seguir. Mis dedos tocan la lágrima en mi rostro, y cierro los ojos, deseando por un instante que el destino hubiera sido más amable. Pero las reglas de este mundo no permiten finales felices, no para alguien como yo. Y, aunque mi corazón se niegue, mi mente lo sabe: tengo que dejarlo ir.

 

Entonces, escucho pasos tambaleantes acercándose. Al alzar la vista, veo a Adeline entrando en la sala.

 

-Adeline, ¿estás bien? -pregunto al notar que camina de manera inestable.

 

Cuando se detiene frente a mí, sus ojos están completamente blancos, como si se hubiera despojado de todo rastro humano.

 

-Cosas malas van a suceder, Eli... -murmura con una voz que no parece suya. Es baja, temblorosa y cargada de un terror primitivo-. El monstruo nos observa... Él vendrá por todos. Nadie sobrevivirá. Nadie...

 

Antes de que pueda reaccionar, Adeline cae al suelo como una muñeca rota. La sostengo justo a tiempo para evitar que se golpee, pero mi sangre se congela y un escalofrío me recorre al recordar las palabras que acaba de pronunciar.

 

-¡Ayuda! -grito desesperada, intentando mantenerla consciente mientras la sacudo suavemente.

 

Emily es la primera en llegar, con el rostro lleno de preocupación.

 

-¿Qué pasó? -pregunta mientras se arrodilla a mi lado.

 

-No lo sé. Entró medio sonámbula, empezó a decir cosas aterradoras... y luego simplemente se desmayó -explico con voz temblorosa, luchando por mantener la calma.

 

Emily toma a Adeline entre sus brazos, pero la expresión de mi hermana menor sigue siendo inquietante. Su cuerpo está frío, como si toda la vida se hubiera drenado de ella.

 

---

Lo que Elizabeth y Michael no sabían es que no estaban solos durante su reunión en el parque. Desde las sombras, unos ojos afilados los observaban con una intensidad peligrosa, una mirada cargada de malicia y un odio que prometía destruir todo a su paso.

 

La figura se ocultaba detrás de los árboles, sonriendo con una expresión que destilaba amenaza. Esa sonrisa era una promesa de caos, una advertencia de que algo oscuro estaba en movimiento.

 

Esa presencia sería el responsable de cada lágrima, cada herida y cada pérdida que Elizabeth sufriría. Sería quien se aseguraría de que el amor entre Elizabeth y Michael, tan fuerte y tan real, no solo fracasara, sino que quedara destrozado para siempre.

 

El monstruo estaba cerca, y su sombra ya se cernía sobre ellos, oscureciendo cualquier esperanza de un final feliz. La advertencia de Adeline era solo el comienzo de una pesadilla que estaba por desplegarse.

 

La casa Blake-Thorne estaba sumida en un silencio inquietante, interrumpido únicamente por los murmullos de Adeline.

 

-El monstruo nos observa... el monstruo nos observa... -repetía una y otra vez con voz quebrada. Estaba pálida, su piel casi translúcida, y sus ojos, abiertos pero ausentes, parecían ver algo que nadie más podía percibir.

 

Todas las hermanas estaban reunidas en el salón, alrededor de Adeline, con el miedo latente en sus rostros. Ninguna entendía exactamente lo que ella quería decir, pero la inquietud que se respiraba en la habitación era casi palpable.

 

-¿Y si es su poder? -dije de repente, rompiendo el tenso silencio.

 

Todas voltearon hacia mí al mismo tiempo, sus miradas cargadas de sorpresa y escepticismo.

 

-Nuestro don aparece cuando cumplimos dieciocho, Eli -respondió Daphne, nerviosa, abrazándose a sí misma como si buscara consuelo.

 

-Pero ha habido casos... -insistí, mi voz firme pero preocupada.

 

-Eli tiene razón. Han existido casos en los que los dones se manifiestan antes de tiempo -añadió Emilia, su tono sereno intentando calmar el ambiente.

 

-No exactamente... -intervino Elisa, la mayor, con una expresión grave mientras observaba a Adeline, que seguía tendida en el sofá, inconsciente-. Los dones no aparecen antes de tiempo, pero pueden dar señales o pistas de lo que serán.

 

-¿Entonces qué? ¿El poder de Adeline es ver a un monstruo? -preguntó Dalila, intentando sonar sarcástica, aunque el miedo era evidente en su mirada.

 

Guardé silencio por un momento, observando a Adeline. Había algo en su expresión, incluso en ese estado, que me hacía pensar que esto no era solo una visión cualquiera.

 

-El futuro... -susurró Daphne de repente, mirando fijamente a su hermana menor-. Creo que Adeline puede ver el futuro.

 

Un escalofrío recorrió la sala. Todas nos quedamos en silencio, dejando que esa idea se asentara.

 

-Entonces... ¿hay un monstruo observándonos? -preguntó Dalila, esta vez con un temblor en la voz que no pudo ocultar.

 

-No creo que sea un monstruo -respondió Elisa, con el ceño fruncido-. Probablemente sea algo sobrenatural, pero no sabemos qué.

 

Elisa tomó un respiro profundo, como si intentara ordenar sus pensamientos antes de continuar:

 

-Ya hemos llamado a mamá y papá. Dijeron que estarán aquí por la mañana. Hasta entonces, nadie debe quedarse sola. Dalila, Emilia, ustedes duerman juntas. Daphne, tú te quedarás con Elizabeth. Yo me quedaré con Adeline.

 

Su voz era firme, pero no podía ocultar la preocupación en sus ojos, que seguían fijos en nuestra hermana menor.

 

Elisa siempre había sido la más fuerte de nosotras, pero incluso ella parecía luchar contra el pánico. La imagen de Adeline, tan pálida y frágil, era difícil de soportar. Sus palabras, aunque incoherentes, resonaban como un eco de algo oscuro y terrible que aún no podíamos comprender.

 

Mientras Elisa daba las últimas instrucciones, me acerqué a Adeline, sosteniendo su fría mano entre las mías. Mi mente no dejaba de repetir lo que había dicho antes de desmayarse: El monstruo nos observa...

 

---

Desde las sombras, una figura observaba la casa Blake-Thorne, oculta entre los árboles. Su sonrisa torcida brillaba bajo la luz tenue de la luna, y sus ojos, fríos como el acero, parecían disfrutar de la desesperación que se estaba gestando dentro de la casa.

 

Esa criatura, ese ser oscuro y malicioso, era el responsable de las visiones de Adeline. Y aunque las hermanas Blake-Thorne todavía no lo sabían, lo que ella había visto no era una advertencia. Era una sentencia.

 

El monstruo estaba cerca, y su sombra ya cubría cada rincón de sus vidas. Lo que vendría sería el inicio de un caos que ninguna de ellas estaba preparada para enfrentar. Y mientras el tiempo pasaba, la criatura aguardaba, saboreando cada segundo de su sufrimiento.

Notes:

Tengo una nueva historia trata:

Elizabeth Forbes es una joven miembro de una de las familias fundadoras de Mystic Falls y media hermana de William "Bill" Forbes II. Su padre, Gelrad, tuvo una aventura con una mujer, y de esa relación nació Elizabeth. Lamentablemente, la madre de Elizabeth murió al darla a luz, y Gelrad decidió criarla junto a su esposa, como si fuera la hija de ambos.

Cuando Elizabeth tenía 17 años, mató a un hombre que intentó abusar de ella, lo que activó su lado de hombre lobo, algo que desconocía haber heredado de su madre. Atemorizada, buscó ayuda de Sheila Bennett, quien era conocida como una bruja. Sheila, sintiendo lástima por la joven, decidió ayudarla sin imaginar que esa decisión cambiaría todo.

El hijo mayor de Sheila, Andrew Bennett, terminaría enamorándose de Elizabeth, dando origen a las tres brujas más poderosas jamás conocidas: las gemelas Caroline Andrea Bennett-Forbes y Bonnie Sheila Bennett-Forbes, y la más joven, Davina Elizabeth Bennett-Forbes.

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Chapter 45: Una historia de amor sin final feliz

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Después de 80 años, he regresado.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Un amor hermoso y puro, de esos que nacen del alma y trascienden cualquier barrera, donde cada mirada es un susurro de eternidad y cada caricia un poema sin palabras, pero que, a pesar de su intensidad y verdad, está destinado a desmoronarse bajo el peso de las circunstancias, dejando solo el eco de lo que pudo ser y un recuerdo imborrable que se lleva consigo tanto la dulzura como la melancolía de un final que nunca fue feliz.

Tres años después 

Han pasado tres años desde que conocí a Michael. En ese tiempo, he tenido la oportunidad de conocer a dos de sus hermanos: Maximilian, al que todos llaman Max, y Alexander, conocido simplemente como Alex. También conocí a su mejor amigo, Samuel Labonair. Recuerdo perfectamente el día en que lo vi por primera vez. Me quedé paralizada. Cuando nuestros ojos se cruzaron, sentí como si esos profundos ojos marrones vieran directamente mi alma. Fue un instante extraño, pero intenso. Entonces, para mi sorpresa, me dedicó una sonrisa deslumbrante y, antes de que pudiera reaccionar, me abrazó con tanta calidez que me dejó sin palabras.

 

Ninguno de mis hermanas sabe sobre Michael, ni sobre ese encuentro que todavía me deja pensando. Solo Elisa parece haber notado que algo en mí está diferente, pero, hasta ahora, no ha dicho nada.

 

Adeline, por otro lado, no ha vuelto a tener una recaída con sus visiones, lo cual ha traído algo de calma a nuestra familia. Mamá y Eir finalmente confirmaron lo que todos sospechábamos: el poder de Adeline tiene que ver con el futuro. Es impresionante y aterrador al mismo tiempo, aunque ella parece estar manejándolo mucho mejor de lo que esperábamos.

 

Hoy es un día especial: mi cumpleaños y, por supuesto, el de Dalila también. Dieciocho años. Es un número significativo en nuestro aquelarre, así que todos están ocupados preparando la celebración. El ambiente en la casa está lleno de movimiento y energía, con decoraciones, velas y cánticos que llenan cada rincón. Me miro al espejo, intentando procesar que ya soy oficialmente adulta.

 

Mientras tanto, mis dedos rozan el collar en forma de lobo que llevo colgado del cuello. Michael me lo regaló hace dos días, cuando nos encontramos a escondidas. El dije es hermoso, hecho de plata con pequeños detalles grabados que lo hacen único. No puedo evitar sonreír al recordarlo; fue un momento solo nuestro, lejos del caos y las responsabilidades que siempre parecen rodearnos.

 

Sin embargo, entre la emoción del día y los recuerdos recientes, una sensación extraña se instala en mi pecho. Algo me dice que esta noche no será solo una celebración. Tal vez sea porque las palabras de mamá resonaron con demasiada seriedad cuando me dijo esta mañana: "Elizabeth, esta noche marcará el inicio de algo importante. Recuerda quién eres y todo lo que representas".

 

No sé a qué se refería exactamente, pero una parte de mí siente que esta noche cambiará mi vida de una manera que aún no puedo entender. Y aunque trato de no pensar demasiado en ello, no puedo evitar preguntarme si todo esto está conectado de alguna manera: Michael, Samuel, las visiones de Adeline y las palabras de mamá. ¿Acaso todo está ligado a un destino del que aún no soy consciente?

 

Escucho un suave golpeteo en la puerta de mi habitación, sacándome de mis pensamientos.

 

-Adelante -respondo, sin apartar la vista del espejo.

 

Me encuentro contemplando el vestido blanco que llevo puesto. Es una obra de arte: elegante, pero sin caer en la exageración. La tela se ajusta perfectamente a mi figura, con un delicado corsé que realza mi cintura y bordados florales en hilo plateado que relucen bajo la luz. Las mangas caen ligeramente sobre mis hombros, dejando un toque de sutileza, mientras la falda, que apenas roza mis rodillas, termina en suaves capas de tul que le dan un aire etéreo. No puedo evitar pensar que parece sacado de un cuento, y aunque debería sentirme como una princesa, lo único que me acompaña en este momento es un nudo en el estómago.

 

-Hola, Eli -me llama una voz familiar desde la puerta.

 

Me giro para encontrarme con Adán, mi hermano. Le dedico una pequeña sonrisa, intentando disimular el torbellino de emociones que me invade.

 

-¿Estás nerviosa? -pregunta mientras se acerca a mí, colocando una mano reconfortante sobre mi hombro.

 

-Un poco -admito, esforzándome por sonar tranquila-. Hoy es el gran día.

 

Intento infundir algo de emoción en mis palabras, pero sé que mi voz tiembla ligeramente. La verdad es que los nervios me están destrozando por dentro.

 

-Todo va a salir bien, Eli, no te preocupes -responde con una seguridad que me hace sentir, aunque sea por un momento, que tiene razón. Luego, sonríe y añade con ternura-: Feliz cumpleaños, querida hermanita. Te amo.

 

Sus palabras me toman por sorpresa. Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, pero no de tristeza, sino de gratitud y amor por él. Sin dudarlo, lo abrazo con fuerza, dejando que su calor me reconforte.

 

-Gracias, Adán. Yo también te amo -susurro, dejando que mis emociones fluyan sin contenerlas.

 

Cuando finalmente nos separamos, me ofrece su brazo con una sonrisa cómplice.

 

-Vamos, es hora de enfrentar a todos -me dice, y su tono ligero consigue arrancarme una pequeña risa.

 

Asiento, entrelazo mi brazo con el suyo, y juntos comenzamos a bajar las escaleras. Mientras caminamos, siento el peso de lo que está por venir, pero al mismo tiempo, la seguridad de tener a Adán a mi lado me da la fuerza que necesito para afrontar el día.

 

El salón está lleno de una energía solemne, casi palpable. Todos los miembros del aquelarre se han reunido para esta ocasión, susurros y murmullos llenan el aire mientras toman asiento en un semicírculo alrededor del altar, decorado con velas blancas y verdes, flores frescas y piedras preciosas que reflejan la luz en destellos multicolores. Mi respiración se acelera mientras intento mantener la calma, pero la magnitud de este momento parece demasiado para mí.

 

-Hermanos y hermanas -comienza Eir con voz clara y poderosa, captando la atención de todos-, estamos aquí reunidos para la presentación de Dalila y Elizabeth. -Hace una pausa, permitiendo que el silencio llene la sala antes de continuar-. Estamos aquí presentes para celebrar el decimoctavo cumpleaños de Dalila y Elizabeth Blake-Thorne. Que la diosa de la magia y la naturaleza las guíe y proteja siempre.

 

Los presentes murmuran en aprobación, y mi estómago da un vuelco. Siento los ojos de todos sobre nosotras, expectantes, juzgando.

 

-Ambas, den un paso adelante -declara Eir con firmeza.

 

Dalila, siempre tan segura de sí misma, me dedica una sonrisa tranquilizadora y extiende su mano hacia mí. La tomo con cierta vacilación, intentando ignorar el sudor frío que recorre mi espalda. Damos un paso al frente juntas, nuestras manos unidas, como si con ese simple gesto pudiera robar algo de su valentía.

 

-¿Aceptan comprometer sus vidas al servicio del aquelarre, la protección de la naturaleza y el equilibrio? -pregunta Eir con solemnidad.

 

Un nudo se forma en mi garganta. Quiero responder con la misma confianza con la que Dalila me aprieta la mano, pero las palabras parecen quedarse atrapadas en mi interior. Finalmente, ambas decimos al unísono:

 

-Aceptamos.

 

Aunque mi voz tiembla y carece de convicción, parece que nadie lo nota, o quizá deciden ignorarlo. La sacerdotisa se acerca a nosotras, su rostro sereno pero lleno de determinación. Extiende su mano, pidiéndonos las nuestras, y con una daga finamente tallada hace un pequeño corte en la palma de cada una. El dolor es breve, apenas un pinchazo, pero mi corazón late con fuerza mientras observo cómo la sangre comienza a brotar.

 

-Pongan sus manos sobre el altar -instruye.

 

Obedecemos, y apenas nuestras palmas tocan la fría superficie de la piedra, los cánticos comienzan.

 

-Audi voces nostras, audi cantum nostrum; ostende te nobis, ostende te nobis. Da nobis potestatem tuam, da nobis viam tuam; audi clamorem nostrum.

Escucha nuestras voces, escucha nuestro canto, muéstrate ante nosotros, muéstrate ante nosotras. Danos tu poder, danos tu guía, escucha nuestro clamor.

 

Las voces del aquelarre se entrelazan en una armonía perfecta, resonando en las paredes como si fueran un solo eco. Es hipnótico, sobrenatural. De repente, la piedra frente a mí comienza a iluminarse. Es un resplandor dorado, cálido y vibrante, que se expande lentamente hasta llenar todo el altar. Mi pecho se contrae al comprender lo que está sucediendo.

 

No... no puede ser.

 

La luz crece en intensidad, irradiando como si el mismo sol hubiera descendido al centro de la sala. Mis ojos se abren con asombro, y de algún modo, en medio de todo, aparece un espejo frente a mí. En su superficie veo reflejada una versión de mí que no reconozco del todo. Mis ojos brillan con un tono amarillo profundo, casi dorado, como si contuvieran fuego líquido, y mi cabello parece transformarse en hebras de oro puro, brillando con una intensidad sobrenatural. Es hermoso, sí, pero también aterrador.

 

Siento cómo el poder me envuelve, cómo inunda cada rincón de mi ser. Es cálido, pero también pesado, una carga que parece adherirse a mi alma. La revelación golpea como un trueno: he sido elegida como la futura matriarca del aquelarre.

 

¿Por qué yo? No soy especial. Dalila siempre fue la indicada, la más fuerte, la más capaz. Esto tiene que ser un error.

 

El resplandor comienza a desvanecerse, dejando un silencio absoluto en la sala. Nadie se mueve, nadie habla. Entonces, alguien comienza a aplaudir, y poco a poco, los demás lo siguen, hasta que el sonido llena la habitación.

 

Eir se pone de pie y levanta una mano, pidiendo silencio.

 

-Hoy es un día especial -declara con solemnidad-. No solo celebramos el cumpleaños número dieciocho de Elizabeth y Dalila, sino que hemos sido testigos de la elección de nuestra futura matriarca y nuestra futura guardiana.

 

Mis ojos se dirigen a Dalila casi de inmediato. Me sonríe, pero su sonrisa no alcanza sus ojos. Conozco a mi hermana, sé cuánto deseaba este papel, y ahora me siento como si le hubiera arrebatado algo que nunca fue mío para empezar.

 

Me vuelvo hacia el frente, sintiendo el peso de todas las miradas y el poder que ahora recae sobre mis hombros. El aire parece más denso, y por un momento, todo lo que quiero es huir. Pero no puedo. No ahora. He sido elegida, aunque no lo desee. Y aunque mi corazón duele por lo que significa para mí, para Dalila y para Michael, sé que mi destino ha sido sellado.

 

----

Me había costado demasiado salir de la multitud. Todos querían felicitarme, tocarme, hablar conmigo, como si mi elección como futura matriarca fuera una celebración. Pero para mí era un peso que no sabía cómo soportar. Finalmente, logre

salir de entre la gente y me fui a un claro lejos de las miradas del aquelarre. Allí, rodeada de árboles y con la luz de la luna bañando el lugar, sentí cómo mi corazón comenzaba a resquebrajarse.

 

Cerré los ojos y, sin quererlo, volví a ese momento. El recuerdo de Michael era tan vívido que casi podía sentir su calor a mi lado. Fue una tarde tranquila, de esas que parecen diseñadas para momentos inolvidables. Estábamos sentados junto a un río, con el sonido del agua fluyendo como una melodía suave. Él tomó mi mano con tanta delicadeza que sentí que sostenía algo frágil, algo irremplazable.

 

-Elizabeth -susurró mi nombre con un tono tan reverente que mi corazón dio un vuelco. Me miró directamente a los ojos, esos ojos verdes que parecían contener secretos antiguos-. Hay algo que debo decirte. Algo que nunca le he dicho a nadie.

 

Asentí, nerviosa pero curiosa, y entonces lo escuché:

 

-Tú eres mi alma gemela. Mi única.

 

Al principio no entendí. Su clan, los lobos, siempre hablaban de las almas gemelas como algo místico, casi un mito. Pero él me explicó con una sinceridad que me dejó sin aliento.

 

-En mi familia, solo tenemos un amor verdadero. Uno que dura para siempre, pase lo que pase. Y tú, Elizabeth... tú eres ese amor para mí. No importa dónde estés o qué suceda, siempre te elegiré.

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar su confesión. Esa promesa me había llenado de esperanza, de sueños sobre un futuro juntos. Pero ahora, ese futuro parecía desmoronarse ante mí. Todo lo que deseaba, todo lo que anhelaba, estaba condenado. Porque ahora yo era la futura matriarca. Y ese título lo cambiaba todo.

 

Las lágrimas comenzaron a caer sin control, deslizándose por mi rostro como una tormenta silenciosa. Cada gota parecía arrancar un pedazo de mí. Sentía que el aire me faltaba, que el peso de esa responsabilidad me aplastaba. Dalila siempre había querido ser la matriarca, siempre había luchado por demostrar que era digna. Yo, en cambio, solo quería una vida tranquila, lejos de expectativas imposibles. ¿Por qué el destino me hacía esto? ¿Por qué me arrebataba todo lo que amaba?

 

Un sollozo desgarrador escapó de mi pecho, rompiendo el silencio del claro. Me abracé a mí misma, buscando consuelo en mis propios brazos. No me importó el vestido blanco que llevaba, ni la tierra húmeda que manchaba su delicada tela. Me dejé caer al suelo, sintiendo cómo mi cuerpo temblaba con cada gemido.

 

-Esto no es justo... -susurré entre lágrimas, aunque nadie podía escucharme.

 

El dolor era insoportable, como si miles de agujas atravesaran mi corazón. Cerré los ojos, deseando poder borrar todo: mi título, mi destino, mi vida. Solo quería volver a ese momento junto a Michael, a esa tarde junto al río, donde todo parecía perfecto y lleno de promesas.

 

Pero sabía que no podía. Esa luz brillante en la ceremonia lo había dejado claro. Era la elegida, la futura matriarca, y eso significaba que mi amor por Michael estaba destinado a ser imposible.

 

Grité. Fue un grito lleno de angustia, de rabia y de desesperación, un sonido tan profundo y primitivo que incluso los árboles parecieron estremecerse. Sentí cómo mi alma se rompía junto con mi corazón, y las lágrimas continuaron cayendo, implacables.

 

Me quedé allí, sentada en el suelo, rodeada de un silencio que solo acentuaba mi tormento. El cielo nocturno parecía observarme, indiferente, mientras yo lloraba por todo lo que había perdido y todo lo que nunca podría ser.

 

-¡Elizabeth! -escucho mi nombre a lo lejos, como un eco que intenta alcanzarme. Pero no tengo fuerzas para responder. Mi voz está rota, tanto como mi espíritu. Sigo sentada en el suelo, inmóvil, con la mirada perdida. Las lágrimas ya se han secado, pero el dolor persiste, constante, como una sombra que no me abandona. La cabeza me late con fuerza, como si fuera a estallar, y mis pensamientos no dejan de girar en un torbellino de dudas y resentimiento.

 

-¡Aquí estás, Eli! -la voz se acerca, más clara ahora, y de pronto Elisa aparece frente a mí, con el rostro lleno de preocupación.

 

-Elizabeth, ¿estás bien? -me pregunta, con un tono suave pero cargado de angustia. Se acerca lentamente y se sienta a mi lado en el suelo. Su mirada busca la mía, pero yo no puedo sostenerla.

 

-No soy digna... -susurro al fin, con la voz quebrada, tan frágil que apenas me reconozco.

 

Elisa frunce el ceño, pero no me interrumpe. Sus ojos están fijos en mí, esperando, dándome el espacio que necesito para sacar todo lo que llevo dentro.

 

-Dalila es la perfecta, la opción obvia, la que todos querían. Siempre ha sido así. Yo... yo no soy más que la sombra, la segunda opción, la que nadie nota hasta que no queda más remedio. -Las palabras salen atropelladas, como si hubiera estado conteniéndolas toda mi vida. Me abrazo a mí misma, tratando de protegerme de mi propia vulnerabilidad.

 

-Dios, Elisa... -continúo, con un nudo en la garganta-, puedo verlo en sus ojos. En los ojos de todos. El dolor de Dalila, su decepción... Ella siempre quiso ser la matriarca, siempre fue la favorita del aquelarre. Y yo... yo solo estaba allí, en el fondo, sin destacar, sin importar realmente. La única persona que alguna vez me eligió primero fue Michael. Nadie más. Todos los demás siempre han elegido a Dalila. Siempre.

 

Por primera vez en mi vida, lo digo en voz alta. Esa verdad que siempre me ha perseguido, pero que nunca había tenido el valor de admitir. La sensación de ser invisible, de ser un simple eco de mi hermana, de nunca ser suficiente.

 

Elisa guarda silencio. No intenta contradecirme, no intenta convencerme de que estoy equivocada. En lugar de eso, me envuelve en sus brazos con ternura y comienza a acariciar mi cabello, como cuando éramos niñas y buscábamos consuelo en los abrazos de la otra.

 

-Elizabeth... -susurra contra mi cabello, con una dulzura que me hace temblar-. Tú eres mi primera opción. Siempre lo has sido. Eres mi hermana y te amo, más que a nada en este mundo. Nada cambiará eso.

 

El nudo en mi garganta se aprieta aún más, pero esta vez no es solo por tristeza. Es por la pequeña chispa de esperanza que las palabras de Elisa encienden en mi interior, aunque sea tenue.

 

-Por los siglos de los siglos... -susurra ella, como si fuera una promesa sagrada. Una que hemos compartido desde siempre.

 

-Por los siglos de los siglos -repito yo, con la voz apenas audible, sin saber en ese momento que esa promesa jamás se cumpliría.

 

Nos quedamos en silencio por un momento eterno. Elisa sigue acariciando mi cabello, y yo cierro los ojos, dejando que su abrazo sea el refugio que necesito. Pero en mi interior, el vacío persiste. Porque aunque intento aferrarme a sus palabras, no puedo evitar sentir que el destino me ha arrebatado todo lo que realmente quería.

 

El dolor de ser siempre la sombra, de no ser suficiente, sigue pesando en mi corazón. Y aunque el consuelo de Elisa es genuino, no puede borrar las cicatrices de una vida siendo la segunda opción.

 

-----

Han pasado dos meses desde mi cumpleaños. Dalila sigue sin hablarme. Me ignora por completo. Intenté acercarme, explicarme, pero siempre termino enfrentándome a su indiferencia. A veces me invade un deseo incontenible de gritarle que no es mi culpa, que yo no elegí este destino. Pero me detengo; sé que nada cambiará.

 

Una pequeña ventaja de los poderes que ahora poseo es que puedo salir de la casa y del aquelarre sin que nadie me note. Esta noche, el peso de todo lo que llevo dentro es demasiado, así que decido buscar refugio en la única persona que siempre me ha hecho sentir en paz. Camino hasta la casa donde Michael se está quedando. Cuando llego, mi mano apenas roza la puerta antes de que esta se abra.

 

-Hola, Elizabeth -me saluda Alex con su sonrisa característica. Su piel bronceada por el sol resalta sus ojos heterocromáticos: uno verde y otro café. Es imposible ignorar lo atractivo que es, pero para mí no es más que el hermano de Michael.

 

-Hola, Alex. ¿Está Michael? -pregunto intentando sonar tranquila.

 

-¡Michael! -grita él sin apartar la vista de mí. Luego, con una sonrisa juguetona, añade-. Te buscan.

 

En menos de un minuto, Michael aparece. Al principio su expresión es seria, pero al verme su rostro se ilumina con una sonrisa tan brillante que hace que mi corazón dé un vuelco.

 

-Eli -susurra, acercándose a mí como si no pudiera contenerse.

 

Alex se ríe y, con una mueca burlona, se aleja mientras dice:

 

-Los dejo solos, tortolitos.

 

Michael me toma de la mano y me guía hasta su habitación. Está impecable, como siempre. Su orden y cuidado reflejan quién es realmente: una mezcla de fuerza y ternura. Nos sentamos en su cama, y él no tarda en notar mi expresión.

 

-Eli, ¿qué sucede? -pregunta con suavidad, su voz llena de preocupación.

 

No puedo contenerlo más. Las lágrimas empiezan a caer sin control mientras le cuento todo. Hablo sobre mi familia, sobre el destino que se me ha impuesto, sobre cómo nunca me sentí suficiente al lado de Dalila. Michael escucha en silencio, abrazándome con fuerza mientras paso de llorar a sollozar. Por primera vez, le confieso todo, incluso aquello que me había guardado por temor a traicionar a mi familia.

 

Michael acaricia mi cabello mientras intento recomponerme, pero sus palabras rompen cualquier barrera que aún quedaba en mí.

 

-Nuestro amor es una historia sin final feliz -digo, aferrándome a su camisa como si pudiera evitar que el destino nos separara.

 

Michael me separa ligeramente de su pecho, solo para tomar mi rostro entre sus manos. Sus ojos azules me miran con una intensidad que me deja sin aliento antes de que sus labios rocen los míos en un beso lento, dulce, lleno de amor y ternura.

 

-Te amo, Elizabeth Blake-Thorne, más de lo que puedo describir. Nunca te haría elegir entre tu familia y yo -me dice con la voz rota, sus dedos acariciando mi mejilla. Sus palabras son un bálsamo y una herida al mismo tiempo-. Si alguien entiende lo que significa la familia, soy yo. Por eso jamás te obligaría a renunciar a ellos. Te amo demasiado como para cortarte las alas. Eres mi alma gemela, Eli, mi única.

 

Las lágrimas vuelven a brotar mientras él me besa en la frente, y yo, con la voz temblorosa, murmuro:

 

-Te amo, Michael, por los siglos de los siglos.

 

Me acomodo en su regazo, abrazándolo como si pudiera detener el tiempo. Comienzo a besarlo nuevamente. Al principio, es un beso lento, cargado de sentimientos, pero pronto se transforma en algo más intenso, más desesperado. Deposito en él todo mi amor, mi miedo y mi deseo.

 

Mis manos buscan la calidez de su piel mientras le quito la camiseta. Sus músculos se tensan bajo mis dedos, pero su mirada no se aparta de la mía. Sus labios bajan a mi cuello, dejando un rastro de fuego en mi piel. Él baja el cierre de mi vestido, y el blanco tejido cae al suelo como un susurro, dejándome vulnerable ante él.

 

Michael se detiene un momento, sus ojos recorriendo mi cuerpo con una mezcla de adoración y asombro.

 

-Eres perfecta, Eli -murmura, su voz cargada de emoción.

 

Sus palabras me llenan de una calidez indescriptible, y cuando nuestras miradas se encuentran, todo lo demás desaparece. Esa noche no es solo una despedida; es una promesa de amor eterno, de almas entrelazadas más allá de cualquier límite.

 

---

Algo que más tarde descubriría es que, en nuestra última noche juntos, Michael y yo olvidamos usar protección. Sin embargo, jamás me sentiría culpable por ello. Ese olvido trajo al mundo a nuestra amada hija, Caroline, la combinación perfecta entre Michael y yo. Aunque su nacimiento fue una bendición, también vino con un dolor profundo: Michael nunca conocería a su hija, y yo jamás volvería a encontrarme con él ni con su familia. Solo veinte años después me toparía con un miembro de los Labonair y, para mi sorpresa, con una niña sorprendentemente parecida a Samuel Labonair.

 

Cuando llegó el momento de despedirme de Michael, su abrazo fue cálido, pero también estuvo cargado de un adiós que parecía definitivo. Sus labios se posaron en los míos una última vez antes de que rompiera el silencio.

 

-Te amo, Elizabeth Blake-Thorne. Recuérdalo siempre -murmuró mientras tomaba mi mano y dejaba en mi palma un anillo que reconocí al instante. Era el único recuerdo que tenía de su padre, un objeto cargado de historia y significado.

 

-Michael, no puedo aceptar esto -protesté, intentando devolvérselo. Pero él negó con la cabeza y cerró mis dedos alrededor del anillo.

 

-Ahora es tuyo, mi amor -susurró mientras me daba un beso en la frente. Cerré los ojos, intentando grabar ese momento en mi memoria para siempre, sabiendo que sería el último.

 

-Te amo, Michael -le dije en un hilo de voz antes de alzar mi mano y desaparecer.

 

Cuando volví, estaba sola, de pie en el camino que conducía a mi casa. El aire estaba frío, y no había nadie alrededor. Comencé a caminar, pero una voz me detuvo en seco.

 

-¿Dónde estabas, Elizabeth?

 

Al girarme, me encontré con Dalila, de pie en la entrada. Sus brazos estaban cruzados, y su expresión era una mezcla de enfado e incredulidad.

 

-¿Ahora sí me hablas? -pregunté, incapaz de ocultar la incredulidad en mi voz. Sin esperar respuesta, me giré y continué caminando.

 

-¿A dónde crees que vas? -me gritó.

 

-A mi habitación -respondí con calma, intentando evitar una confrontación.

 

-¡No puedes hacer esto! -exclamó, alzando la voz con una rabia que nunca antes había visto en ella-. Ahora que eres la futura matriarca, no puedes desaparecer como si fueras una cualquiera. ¡Dios sabe dónde has estado!

 

Me detuve en seco y me giré hacia ella, sorprendida por el tono chillón que jamás le había escuchado. Había algo más allí: envidia, ira... y algo más profundo que no podía identificar.

 

-¿Qué estás diciendo, Dalila?

 

Su expresión cambió. Parecía que algo dentro de ella había roto, y las palabras comenzaron a salir como un torrente descontrolado.

 

-¡Era mi destino! -gritó, con los ojos desorbitados-. ¡Se suponía que yo debía ser la matriarca, no tú! Tú solo eres una sombra, la segunda opción, la que siempre está en el fondo. ¡No entiendo por qué mamá y Eir siempre te prefieren a ti! ¡Siempre eligen pasar tiempo contigo!

 

Las palabras quedaron suspendidas en el aire. Dalila se llevó las manos a la boca, como si ni ella misma pudiera creer lo que acababa de decir. Yo, en cambio, sentí cómo mi corazón se rompía en mil pedazos. Mi propia hermana, mi gemela, acababa de revelar lo que había estado oculto todo este tiempo. Me limpié una lágrima que escapó de mis ojos y, sin pensarlo, solté una risa seca y amarga.

 

-¿Crees que yo quería esto? -le grité, dando un paso hacia ella-. ¿Crees que elegí ser la matriarca? ¡No, Dalila! Yo tenía planes, metas, sueños propios. Pero este destino no me dio opción. Así que lamento que no seas la única que ha sufrido.

 

Mi voz se alzó con una fuerza que no sabía que tenía, y me acerqué peligrosamente a ella, sintiendo cómo la rabia, el dolor y la frustración que había acumulado durante meses finalmente estallaban.

 

-Deja de comportarte como una niña caprichosa. ¿De qué te sirve ser la "primera opción" cuando estás tan podrida por dentro? -le espeté, viendo cómo sus ojos se abrían más por el impacto de mis palabras. Incluso yo misma me sorprendí por mi furia, pero ya no había vuelta atrás.

 

Dalila estaba paralizada, incapaz de responder. La miré fijamente, dejando que sintiera el peso de mis palabras antes de continuar.

 

-No eres tan especial, Dalila, cuando todo lo que eres es un reflejo de lo que los demás quieren ver. Ni siquiera sabes quién eres realmente.

 

Me di la vuelta y comencé a caminar hacia la casa, pero me detuve un momento y volteé para mirarla una última vez.

 

-Me das lástima, Dalila.

 

Sin esperar respuesta, seguí mi camino, dejando atrás a mi hermana, a su envidia y a toda la carga que había llevado hasta ahora.

 

Esa noche supe que, aunque mi corazón estaba roto, también era más fuerte de lo que nunca había imaginado. Y si mi destino era cargar con el peso de ser la matriarca, lo haría, pero no me dejaría aplastar por nadie, ni siquiera por Dalila.

 

Un mes después 

 

Dalila y yo no nos hablamos. Nuestros hermanos lo han notado, aunque nadie ha dicho nada. Es como si una barrera invisible, pero palpable, nos separara. Ahora, mientras estoy inclinada sobre el inodoro de mi baño, vomitando por tercera vez esta mañana, me siento más aislada que nunca.

 

El mareo es insoportable, y un extraño presentimiento comienza a instalarse en mi pecho. Con esfuerzo, me incorporo y camino tambaleante hacia el calendario que tengo en mi habitación. Mi corazón se detiene al notar algo alarmante.

 

-Oh, Dios mío... -murmuro, llevando una mano a mi boca. Mi periodo lleva semanas de retraso.

 

Regreso al baño y saco el amuleto que cuelga de mi cuello. Con manos temblorosas, susurro el hechizo necesario para activarlo. Al principio, el objeto permanece inmóvil, pero lentamente comienza a girar. Mi respiración se detiene cuando el color plateado del amuleto cambia a un tono rosa brillante.

 

-¿Qué voy a hacer? -pregunto en voz baja, con un nudo en la garganta. Estoy embarazada.

 

Me siento en el suelo del baño, con las piernas abrazadas contra mi pecho. Las lágrimas comienzan a rodar sin control. Necesito ayuda. Necesito hablar con alguien.

 

Horas más tarde, salgo de mi habitación buscando desesperadamente a. La encuentro sentada junto a la ventana, con una expresión distante. Reuniendo todo el valor que me queda, me acerco a ella.

 

-¿Podemos hablar? -le pido, con voz apagada-. Necesito ayuda.

 

Ella me mira, sorprendida, pero asiente sin decir nada. 

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Dos semanas después

 

Estoy nerviosa, más de lo que jamás he estado. Un miembro del aquelarre me toma de la mano y me guía hacia el claro, donde se encuentran reunidas las ancianas, mi madre Amanda y Eir, la actual matriarca. El aire está cargado de solemnidad, y siento cómo los murmullos a mi alrededor se desvanecen en un incómodo silencio.

 

-¿Qué está pasando? -pregunto con voz temblorosa, tratando de contener el miedo que amenaza con apoderarse de mí.

 

Mi madre me mira, pero no con el calor maternal que siempre había buscado en ella. En sus ojos veo dolor, vergüenza y una desaprobación que me atraviesa como una daga.

 

-Elizabeth Blake-Thorne -comienza, su voz fría como el hielo-, se te acusa de romper la regla principal del aquelarre: "No se permite ninguna relación con personas ajenas al aquelarre o que no sean brujos de linajes antiguos". ¿Cómo te declaras?

 

Trago saliva, sintiendo que el nudo en mi garganta se hace más grande.

 

-Mamá, yo... -intento explicar, pero su mirada me detiene.

 

-¿Cómo te declaras? -repite, con un tono que no deja lugar a discusión.

 

Cierro los ojos, sabiendo que no sirve de nada mentir.

 

-Culpable -susurro, con la voz rota.

 

El claro entero guarda silencio. Mi madre aprieta los labios, y en su rostro se dibujan emociones encontradas: ira, vergüenza, decepción... pero también algo que podría ser dolor. Eir, quien había sido mi guía durante tantos años, se pone de pie lentamente. Su mirada es dura, pero lo que más duele es la lástima que refleja.

 

-Elizabeth Blake-Thorne, a partir de hoy tú y todo tu linaje perderán el poder de la magia. Ningún descendiente tuyo podrá practicarla, ni siquiera si se casa con un brujo o bruja. El poder de la luz y el título de futura matriarca serán despojados de ti -declara Eir, su voz resonando con autoridad-. A partir de este momento, quedas desterrada del aquelarre. Nunca más podrás regresar.

 

Mi respiración se acelera mientras las palabras de Eir se clavan en mi pecho como cuchillos. Antes de que pueda decir algo, las ancianas comienzan a recitar el hechizo de despojo.

 

A partir de este día, que la magia no sea tu guía.

Por tu error y tu traición, la luz se apaga en tu corazón.

En el nombre del aquelarre, et lux auferetur a te.

Ex hoc die, magia tibi non sit dux.

Propter errorem tuum et proditionem tuam, lux in corde tuo exstinguitur.

In nomine concilii, et lux auferetur a te.

 

Siento cómo algo se desgarra dentro de mí, como si un pedazo de mi alma me fuera arrancado.

 

-Ya no eres una Guardiana -declara mi madre, mirándome con la misma frialdad que siempre me dolió.

 

Intento hablar, pero las palabras no salen.

 

-Mamá, Eir... por favor... -susurro, pero ambas me ignoran.

 

Con un simple chasquido de los dedos de Eir, me encuentro fuera de la casa. A mi lado aparecen dos maletas y una pequeña cartera con algo de dinero. Mi mundo, mi hogar, todo lo que conocía, ha desaparecido en un instante.

 

Me quedo de pie en la oscuridad, con el peso de mi destierro sobre los hombros. Aunque siento que mi alma se ha roto, una parte de mí sabe que esto es también un nuevo comienzo.

 

Y mientras camino lejos del aquelarre, prometo algo: aunque me hayan despojado de mi magia y de mi lugar en el aquelarre, nunca me quitarán mi fuerza. Ni a mi hija.

 

---

Logré llegar a la casa de Michael gracias a un taxi que tomé en el pueblo cercano. El camino fue silencioso, con el peso de mi nueva realidad aplastándome como una losa. Cuando me detuve frente a la puerta, mi corazón latía con fuerza, lleno de una mezcla de esperanza y temor. Golpeé varias veces, pero nadie respondió.

 

-¡Michael! ¡Alex! -grité, esperando que alguno de ellos saliera.

 

El silencio fue mi única respuesta.

 

-Hola -una voz mayor habló detrás de mí, suave pero firme, sacándome de mis pensamientos.

 

Me giré y encontré a una mujer mayor, con el cabello canoso recogido en un moño bajo. Su expresión estaba llena de curiosidad, pero también de calidez.

 

-Hola -respondí, esforzándome por sonar educada mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con salir.

 

-Los jóvenes que vivían en esa casa se marcharon hace dos días -me informó, señalando la vivienda vacía.

 

Sus palabras cayeron sobre mí como una roca. Habían partido. Michael se había ido. ¿Lo sabía? ¿O simplemente no había podido esperar por mí?

 

-Gracias -dije con un hilo de voz, intentando mantener la compostura mientras mis manos se apretaban contra las asas de mis maletas.

 

La mujer me observó detenidamente, sus ojos analizando cada detalle de mi rostro y mi postura. Su mirada parecía atravesarme, como si pudiera leer la angustia que intentaba ocultar.

 

-¿Estás bien, niña? -preguntó con suavidad, pero también con preocupación.

 

Asentí, aunque mi voz traicionó la verdad.

 

-Sí, estoy bien -mentí.

 

Ella bajó la vista hacia mis maletas, y la compasión se reflejó en su expresión.

 

-Ven, niña. Puedes quedarte en mi casa hasta que logres ponerte en contacto con alguien. Vivo sola. Mi esposo falleció hace dos años, y nunca tuvimos hijos -me ofreció, con una bondad que parecía casi irreal.

 

Dudé por un momento. ¿Podía confiar en ella? Pero la realidad era que no tenía a dónde ir. No había nadie esperándome, nadie que pudiera darme refugio. Finalmente, asentí y murmuré:

 

-Gracias.

 

La seguí en silencio. La casa de la señora era pequeña pero acogedora. Cada rincón estaba lleno de pequeños detalles: fotografías enmarcadas, cortinas bordadas a mano, y una fragancia cálida de pan recién horneado que parecía envolverme como un abrazo.

 

-Mi nombre es Caroline -se presentó, ofreciéndome una amable sonrisa mientras me guiaba hacia el interior.

 

-Es un placer, señora Caroline. Mi nombre es Elizabeth -respondí, sentándome en el sofá cuando ella me indicó.

 

Me ofreció un vaso de agua, que acepté con gratitud. Después de un momento de silencio, Caroline inclinó la cabeza ligeramente y me observó con curiosidad.

 

-¿Cuántos meses tienes de embarazo? -preguntó con cuidado, como si no quisiera incomodarme. Su tono era tan maternal que me sentí segura, aunque mi corazón se encogió al escuchar su pregunta.

 

-Casi dos meses -admití en voz baja, bajando la mirada mientras sostenía el vaso entre mis manos temblorosas.

 

Caroline me sonrió, una sonrisa llena de ternura que me recordó al abrazo de una madre.

 

-Eres muy joven, pero estoy segura de que serás una gran madre -dijo, tocando mi mano brevemente, como si quisiera transmitirme fortaleza.

 

Me guió hasta una habitación pequeña pero cálida, decorada con muebles antiguos y una colcha tejida a mano que cubría la cama.

 

-Descansa, niña. Todo irá bien, ya lo verás -me aseguró antes de cerrar la puerta suavemente detrás de ella.

 

Me recosté en la cama, mirando el techo mientras las lágrimas finalmente comenzaron a caer. No pude detenerlas. La soledad y el dolor me envolvieron como una sombra oscura. Me sentía abandonada, traicionada por mi familia y por las personas que alguna vez pensé que siempre estarían a mi lado. Mis hermanas y mi hermano probablemente pensaban lo peor de mí. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo pude traicionarme a mí misma?

 

El pensamiento me atravesó como un rayo, y solté un sollozo desgarrador. Las lágrimas empaparon la almohada mientras mis manos se aferraban a la colcha, buscando un consuelo que no encontraba. Finalmente, el agotamiento me venció, y caí en un sueño lleno de sombras y recuerdos dolorosos.

 

---

Han pasado dos semanas desde que llegué a la casa de la señora Caroline. Me he quedado con ella todo este tiempo, y su bondad parece no tener límites. Ha sido paciente conmigo, ofreciéndome un hogar temporal, pero también un refugio emocional que necesitaba desesperadamente.

 

Esa mañana, mientras tendía la ropa en el patio, el sol calentaba mi rostro. Era un día tranquilo, pero mi mente seguía atrapada en una tormenta. La incertidumbre y el miedo nunca me abandonaban del todo, aunque la calidez de Caroline hacía esos días un poco más soportables.

 

-Elizabeth -una voz familiar resonó detrás de mí, rompiendo mi concentración.

 

Me giré de inmediato, y mi corazón casi se detuvo al ver quién estaba ahí.

 

-¿Michael? -murmuré, paralizada por la sorpresa.

 

Sin pensarlo, solté la ropa y corrí hacia él. Cuando me envolvió en sus brazos, sentí que el mundo finalmente se detenía. Su abrazo era cálido, familiar, y por un instante, todas mis preocupaciones parecían desvanecerse.

 

-Te extrañé tanto -susurré, escondiendo mi rostro en su cuello, dejando que su olor me reconfortara.

 

-Y yo a ti -respondió con sinceridad, antes de inclinarse para besarme en los labios. Fue un beso lleno de ternura, como si quisiera asegurarse de que supiera cuánto me había echado de menos.

 

Me alejé un poco, buscando respuestas.

 

-¿Cómo estás aquí? Caroline me dijo que ustedes se habían marchado -pregunté, mirándolo con incredulidad.

 

Michael bajó la mirada, evidentemente avergonzado.

 

-Después de nuestra despedida... decidí irme. Lo único que me mantenía aquí eras tú, Eli -confesó en voz baja, su tono cargado de arrepentimiento.

 

Mi corazón se encogió al escuchar sus palabras, pero antes de que pudiera decir algo, continuó.

 

-La señora Caroline me llamó. No tengo idea de cómo consiguió mi número, pero me llamó y me insultó por haberte dejado sola.

 

No pude evitarlo. Solté una carcajada, la primera que había salido de mis labios en meses. La risa fue como una bocanada de aire fresco, y por un momento, sentí algo parecido a la alegría. Michael también rió, su sonrisa iluminando su rostro.

 

-¿Qué pasa, Eli? -preguntó con una mezcla de ternura y preocupación.

 

Dejé que mi risa se desvaneciera lentamente y, al mirarlo, mis ojos reflejaron la tristeza que aún cargaba. Tomé su mano con suavidad, entrelazando nuestros dedos, y lo guié hacia unos bancos de madera que estaban en el patio, bajo la sombra de un árbol. Nos sentamos, y respiré hondo antes de empezar a hablar.

 

Le conté todo. Sobre mi expulsión del aquelarre, el juicio, las palabras crueles de mi madre y de Eir. Le hablé del dolor de perder mi magia, del vacío que sentí al ser despojada de mi identidad, de mi herencia. Y finalmente, con un nudo en la garganta, le confesé lo que más temía: mi embarazo.

 

Mientras hablaba, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, pero no me detuve. Necesitaba que él supiera, que entendiera lo rota y vulnerable que estaba. Cuando terminé, bajé la mirada, esperando rechazo, dudas, cualquier cosa que confirmara mis peores temores.

 

Sin embargo, lo único que sentí fue su mano tomando la mía con fuerza.

 

-Eli, escúchame -dijo, su voz firme pero llena de calidez-. Todo estará bien. Vamos con mi familia. Ellos te aceptarán, nos aceptarán. Estaremos juntos. No tienes que enfrentarlo sola.

 

Sus palabras fueron un bálsamo para mi alma herida. Antes de que pudiera responder, se inclinó y besó mi frente con una delicadeza que me hizo sentir protegida.

 

-Mañana nos iremos -añadió, con una seguridad que me hizo creer que, tal vez, tenía razón.

 

Lo miré a los ojos, buscando algún rastro de duda, pero lo único que encontré fue amor y determinación.

 

-Está bien -susurré, dejando que mi cuerpo se relajara contra el suyo. Apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón mientras cerraba los ojos.

 

Por primera vez en mucho tiempo, dormí sin pesadillas. En los sueños, el mundo no era perfecto, pero tampoco estaba sola.

 

-- 

La mañana siguiente fue una de las pocas que recuerdo con alegría. La casa de Caroline estaba llena de risas y conversaciones cálidas. Ella y yo pasamos la mañana cocinando juntas, mientras Michael bajaba mis maletas al coche. Durante la comida, hablamos de todo un poco. Caroline, con una sonrisa esperanzadora, mencionó que le encantaría conocer a mi hija algún día, mientras que Michael, entre bromas, sugirió que la llamaríamos en su honor. Caroline solo rió, con ese toque maternal que me hacía sentir en casa.

 

Ahora estábamos en la puerta, despidiéndonos.

 

-Cuídate, niña hermosa -me dijo Caroline, envolviéndome en un cálido abrazo-. Que tú y tu hija puedan encontrar la felicidad que merecen.

 

-Gracias por todo -murmuré, devolviendo el abrazo con lágrimas en los ojos.

 

Michael también la abrazó con gratitud. Luego, me ofreció su mano, y yo la tomé, dejando que ese simple gesto me llenara de fuerza mientras caminábamos hacia el coche.

 

Una vez en el auto, Michael encendió la radio y nos encontramos escuchando "Jolene". Mientras conducía, yo cantaba entre risas:

 

-Jolene, Jolene, Jolene, Jolene,

I'm begging of you, please, don't take my man...

 

Michael se reía mientras sostenía mi mano, y yo me sentía, por un breve instante, tranquila. Ese pequeño momento de felicidad me hizo olvidar todo el dolor que había cargado. Pero la vida siempre encuentra la forma de recordarte que la calma nunca dura demasiado.

 

Habíamos estado manejando durante casi dos horas cuando nos detuvimos en una gasolinera. Bajé para usar el baño, diciéndole a Michael que no tardaría.

 

Cuando salí y me dirigí hacia el coche, algo no estaba bien. Lo vi discutiendo con un hombre. Al principio no escuché lo que decían, pero el tono agresivo del desconocido me puso en alerta. Su figura era intimidante: alto, de hombros anchos y con una presencia oscura que parecía absorber la luz a su alrededor. Sus ojos, de un gris acerado, me miraron brevemente antes de volver a fijarse en Michael, como si yo no fuera más que una sombra pasajera.

 

De repente, el hombre atacó. Todo sucedió en un instante. Vi cómo su mano se movía con precisión, y Michael cayó al suelo como si alguien le hubiera arrebatado la vida con un solo golpe.

 

-¡Michael! -grité, el horror paralizando cada fibra de mi cuerpo.

 

El hombre levantó la mirada hacia mí. Su rostro se torció en una sonrisa cruel, una que jamás olvidaré. Era como si disfrutara de mi dolor. Sin decir una palabra, desapareció frente a mis ojos, dejando tras de sí un vacío helado y esa sonrisa grabada en mi mente.

 

Corrí hacia Michael, mis piernas temblaban tanto que pensé que no llegaría. Me arrodillé junto a él, mis manos temblorosas buscando detener la sangre que brotaba de su pecho.

 

-¡Michael! Por favor, aguanta. ¡Por favor, por nuestra hija! -grité mientras las lágrimas corrían sin control por mi rostro.

 

Su rostro estaba pálido, sus ojos apenas abiertos.

 

-Eli... te amo -murmuró con la voz entrecortada, y sentí cómo el mundo entero se derrumbaba a mi alrededor.

 

-No, no me digas eso. No cierres los ojos, ¡por favor! -suplicaba mientras presionaba la herida, mis manos manchadas de rojo. Miré desesperada a mi alrededor, buscando ayuda.

 

-¡Alguien! ¡Por favor, ayúdenme! ¡Está muriendo! -grité con toda la fuerza que me quedaba, pero solo el eco de mi voz me respondió.

 

Michael sonrió débilmente, sus labios temblando al intentar decir algo más, pero sus ojos comenzaron a cerrarse.

 

-¡No, no, Michael! ¡No te vayas! -sollozaba, sacudiéndolo ligeramente, como si pudiera devolverle la vida con solo mi desesperación-. Por favor, no me dejes. Te amo, te necesito...

 

Sentí su cuerpo volverse más pesado en mis brazos, y en ese momento supe que se había ido.

 

Mi grito de dolor fue desgarrador. Un sonido que ni siquiera parecía humano, sino el de alguien cuya alma había sido arrancada. Lo abracé con fuerza, hundiendo mi rostro en su pecho, mientras las lágrimas caían sin control.

 

---

Presente

 

-Mi amor por Michael siempre una historia de amor sin final feliz -murmuré, mi voz quebrándose mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.

 

Mi hermosa Caroline, sentada frente a mí, me miraba con ojos llenos de tristeza. Antes de que pudiera decir algo, Caroline se acercó, envolviéndome en un abrazo mientras ambas llorábamos.

 

-Lo siento tanto, mamá -susurró mi niña, sus brazos rodeándome con fuerza.

 

Yo cerré los ojos, permitiéndome por primera vez en mucho tiempo llorar sin miedo, sin contenerme.

 

Notes:

¿Qué les pareció el capítulo? Pobre Michael y pobre Elizabeth, ellos se merecían algo mejor.

Con esto cerramos la historia de los padres de Caroline y entramos de lleno a Silas. Kol se divertirá mucho. También se acercan los herejes. Realmente no sé qué hacer con Kai, ¿qué opinan ustedes?

Muchísimas gracias a todos los que siguen leyendo. Continúo gracias a ustedes. 💖🥰

Chapter 46: No más secretos y Qetsiyah Bennett

Notes:

Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗

Les traigo un nuevo capítulo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"No hay furia más devastadora que la de una mujer traicionada y despechada; su ira no conoce límites, y su venganza es un eco eterno que resuena en el destino de quienes la lastimaron."

El dolor de cabeza es insoportable. No he dejado de sentir esta presión en mi cráneo desde que mamá terminó de contarme toda la historia. Lloré hasta que no me quedaron lágrimas, aferrándonos la una a la otra en una mezcla de consuelo y desesperación. Ella lloraba por un amor perdido, el único hombre que realmente amó, y yo... yo lloraba por un padre al que nunca tuve la oportunidad de conocer. Una ira fría y corrosiva se instaló en mi pecho al pensar en esa familia que le dio la espalda a mi madre, esas personas que ahora, después de haber cometido su propia estupidez, vienen a buscarnos porque necesitan nuestra ayuda.

 

Estoy acostada en mi cama, repasando todo lo que ha sucedido en estos últimos meses. Cada secreto, cada dolor, cada revelación... Tomo mi diario y, con un susurro, conjuro un hechizo para que la tinta invisible emerja en sus páginas.

 

Doppelgängers.

Un tema que no puede seguir esperando. Necesito contarle a Stefan y Elena toda la verdad sobre su historia, sobre el vínculo que los une. Y Silas hay que deshacerse de él. 

 

Cierro los ojos por un instante, tratando de organizar mis pensamientos, cuando una voz desconocida irrumpe en la habitación.

 

-Esta habitación es... ¿cómo decirlo? Demasiado de niña pequeña.

 

Mi cuerpo reacciona antes que mi mente, sentándome de golpe en la cama con el corazón latiéndome con fuerza. Frente a mí, de pie en la penumbra, hay una mujer de piel oscura y mirada hipnótica. Su aura es pesada, antigua... y poderosa.

 

La reconozco al instante.

 

-Qetsiyah Bennett... -susurro su nombre con incredulidad, sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda.

 

La bruja me sonríe con una expresión que me eriza la piel.

 

-No tienes que temerme, Caroline Forbes -su voz es un arrullo venenoso, como el canto de una sirena-. Ahora estamos en el mismo bando.

 

Se mueve por la habitación con una gracia inquietante, deslizando la yema de los dedos sobre los muebles, observando las fotografías como si tratara de comprender mi vida con solo mirarlas.

 

-Vengo a informarte de algo muy importante -continúa-. Deshacerte de Silas será más fácil de lo que piensas.

 

Me cruzo de brazos, tensando la mandíbula.

 

-Silas es poderoso. Muy poderoso. Incluso yo puedo admitirlo -reconoce con un suspiro fingido-, pero ni siquiera él podría hacerle frente a todo el aquelarre Bennett... vivos y muertos. Y mucho menos a la niña de la luz.

 

El tono burlón con el que dice la última parte me hace apretar los puños. Hay algo más en sus palabras, algo que no logro descifrar.

 

-¿Qué debo hacer? -pregunto, esforzándome por mantener la voz firme.

 

-Cuando vayas por Silas, solo debes meterle la cura por la garganta y matarlo.

 

Habla como si fuera lo más sencillo del mundo, como si me estuviera explicando cómo preparar una taza de té.

 

Frunzo el ceño y dejo escapar una carcajada incrédula.

 

-Perdón, ¿acaso estamos hablando del mismo Silas? -mi tono se vuelve afilado, teñido de enojo-. El primer inmortal. Posiblemente una de las personas más poderosas que existen cuando se trata de ilusiones y manipulación mental. ¿Y me dices que simplemente debo... hacerle tragar la cura? ¿Así de fácil?

 

La rabia empieza a arder en mi interior como un incendio sin control.

 

-No puedo morir, sí, pero las personas que amo sí pueden. Y perdona si la seguridad de mi familia y mis amigos es más importante para mí que eliminar a Silas. Perdona si, aunque posea un gran poder, no tengo ni la más mínima idea de cómo controlarlo.

 

Sin darme cuenta, el aire a mi alrededor se espesa, la habitación comienza a temblar. Las lámparas parpadean, los cuadros vibran en las paredes, y una fuerza salvaje e incontrolable se agita en mi interior.

 

Qetsiyah me observa en silencio, su mirada oscura clavada en mí con intensidad. Entonces, en lugar de enfadarse... sonríe. Y aplaude.

 

-Ahí está... -su voz es un susurro de satisfacción-. Ahí está la reina. La guerrera.

 

Me mira con algo que no sé si es orgullo o diversión.

 

-Ese fuego tuyo había estado apagado por demasiado tiempo. Es un alivio verlo arder de nuevo.

 

Respiro agitadamente, tratando de calmar la tormenta dentro de mí.

 

-No te preocupes, niña -continúa con un tono más sereno-. Silas no podrá moverse ni un centímetro cuando lo despierten. Su cuerpo quedará paralizado y podrán hacerle tragar la cura sin problema. Luego, lo matarán.

 

Mi mirada se estrecha.

 

-¿Por qué debería confiar en ustedes?

 

Qetsiyah inclina la cabeza levemente, como si sopesara mis palabras.

 

-Porque somos las únicas que no te traicionaríamos. Lamentablemente... -hace una pausa, observándome con una sombra de algo más en su expresión- ...no podemos.

 

Su respuesta me desconcierta.

 

-¿Qué quieres decir?--. Pregunto, pero ella no responde.-Si mató a Silas, ¿irá al Otro Lado?.

 

Su rostro se endurece con disgusto cuando digo esas palabras.

 

-No lo hará -corrige con severidad-. Silas no irá al Otro Lado.

 

Cada fibra de mi cuerpo se tensa.

 

-¿Entonces a dónde irá?

 

Qetsiyah sonríe, pero no hay alegría en su expresión.

 

-Irá al Infierno.

 

Su declaración me deja sin palabras.

 

-¿Por qué?

 

-Porque así lo decidieron.

 

La simplicidad de su respuesta me eriza la piel.

 

-Eso es todo lo que necesitas saber.

 

Hace una reverencia burlona y me sostiene la mirada un momento más, como si esperara que comprendiera algo que aún se me escapa.

 

-Hasta pronto, Su Majestad.

 

Y con esas palabras, desaparece.

 

Pero su última mirada...

 

Su última mirada estaba cargada de algo que no logro entender.

 

Anhelo.

 

-----

 

Alguien toca la puerta. Tal vez es Davina o Sage.

 

-Adelante -digo sin apartar la vista del techo de mi habitación.

 

-Hola, Care -responde una voz que me hace girar la cabeza de inmediato.

 

Bonnie está en la puerta, pero algo en su expresión me inquieta. Se ve nerviosa, incómoda, como si estuviera a punto de decirme algo que no sabe cómo explicar. Me incorporo en la cama, apoyándome en los codos.

 

-Bon, ¿estás bien? -pregunto, analizando su rostro.

 

Ella cruza la habitación con pasos cautelosos y se sienta a mi lado en la cama. Sin previo aviso, me envuelve en un abrazo apretado. Le devuelvo el gesto de inmediato, aunque la preocupación se instala en mi pecho.

 

-¿Qué sucede, Bon? -insisto con el ceño fruncido.

 

Bonnie no responde de inmediato. En su lugar, saca algo de su bolso y me lo entrega. Son pinturas antiguas, ilustraciones que parecen sacadas de algún libro olvidado. Las observo con atención y mi respiración se entrecorta al vernos retratadas en ellas. Ahí estamos Bonnie y yo... pero no somos nosotras. Nuestros rostros son los mismos, pero nuestra ropa y el entorno pertenecen a otra época.

 

Un latido punzante me estalla en la cabeza.

 

-Otra vez este maldito dolor... -susurro, cerrando los ojos con fuerza.

 

El recuerdo de Qetsiyah se desliza en mi mente, la forma en que me miró aquella vez... el anhelo en sus ojos. De repente, todo tiene un matiz diferente.

 

Me recuesto de nuevo, pero tomo a Bonnie conmigo, haciendo que ambas quedemos acostadas en la cama.

 

-Es como si cada vez que descubriéramos una verdad, otra puerta se abriera con más preguntas detrás -murmuro, con el peso de la incertidumbre sobre mí.

 

-¿Qué crees que signifique esto? -Bonnie sostiene las pinturas con las manos temblorosas-. No me digas que somos... doppelgängers -agrega en un susurro temeroso, como si solo pronunciar la palabra pudiera invocarla.

 

-Dios, no -respondo con un suspiro agotado-. Creo que esto es algo más, otra historia que nos han ocultado. Pero doppelgängers... No. O bueno, eso espero, porque lo único que me falta para completar el desastre que es mi linaje es descubrir que soy una copia de alguien más.

 

Intento sonar irónica, pero la verdad es que en el fondo, el miedo me cala los huesos.

 

-----

 

-Buenos días -saludo mientras entro a la cocina, aún con la mente nublada por el sueño.

 

Davina está sentada a la mesa, desayunando un tazón de cereal con granola, yogur y frutas. Apenas levanta la mirada, pero su expresión cambia en cuanto me ve.

 

-Dios mío, ¿pero qué demonios te pasó? -pregunta con sorpresa, su cuchara detenida a medio camino de su boca.

 

Suelto un suspiro y me sirvo una taza de café antes de responder.

 

-Larga historia -murmuro, llevándome la taza a los labios-. Tuve una noche horrible.

 

-Lo supuse -comenta, arqueando una ceja antes de volver a su desayuno.

 

Tomo asiento frente a ella, observándola con atención. Davina es poderosa, y más importante aún, es brillante. Si alguien puede ayudarme a resolver esto, es ella.

 

-Davina, ¿te gustaría unirte a una expedición para destruir a alguien inmortal?

 

Ella levanta la vista y me observa con interés.

 

-Bueno, eso suena divertido -admite con una pequeña sonrisa-. Pero... ¿inmortal cómo?. -Ya sabes, los vampiros son inmortales, pero los Originales lo son en otro nivel. No creo que sea un Original, por razones obvias. Y si fuera un vampiro normal, no me necesitarías para eso... -deduce en voz alta, con el ceño fruncido mientras procesa la información-. Así que... ¿qué tipo de inmortal?

 

Sonrío. Nunca se puede subestimar su inteligencia.

 

-El primero de todos. Silas.

 

La mención de su nombre parece captar por completo su atención.

 

-Creo que he leído algo sobre él -dice, inclinándose hacia mí-. ¿Qué sabes al respecto?

 

Me acomodo en la silla y doy otro sorbo a mi café antes de empezar.

 

-Silas fue un poderoso hechicero hace más de dos mil años. Él y Qetsiyah, una de las brujas más poderosas de la historia, estaban comprometidos. Se suponía que iban a unir sus poderes y liderar juntos el aquelarre. Pero había un pequeño detalle... -hago una pausa, mirándola con expectación.

 

-Déjame adivinar... Silas era un idiota y la traicionó -responde Davina con un deje de sarcasmo.

 

-Exactamente. No solo la traicionó, sino que se acostó con otra mujer a sus espaldas y una mujer que Qetsiyah consideraba su amiga.

 

Davina pone los ojos en blanco.

 

-Hombres...

 

-Y aquí es donde las cosas se complican aún más -continúo-. Porque esa otra mujer no era cualquier persona. Era Amara, la primera doppelgänger o bueno el rostro original y la mismísima ancla del Otro Lado.

 

Davina deja su cuchara en el tazón y apoya los codos en la mesa, completamente intrigada.

 

-Espera... ¿la ancla?

 

Asiento con la cabeza.

 

-Sí. Resulta que Qetsiyah, en su infinita bondad y amor por Silas, le preparó un elixir de inmortalidad como símbolo de su unión. Pero cuando descubrió que él lo compartió con Amara y dejándola de la lado... bueno, digamos que no lo tomó muy bien.

 

-Déjame adivinar... ¿se volvió loca?

 

-Oh, no. Hizo algo mucho mejor. Lo maldijo -respondo con una sonrisa amarga-. En lugar de simplemente matarlo, Qetsiyah selló a Silas en una tumba con la cura para la inmortalidad, asegurándose de que pasara la eternidad encerrado, incapaz de morir, al menos que tomará la cura.

 

-Eso es... poético -admite Davina con una risa baja.

 

-Lo es -concuerdo-. Pero aquí estamos, siglos después, y el imbécil sigue siendo un problema. Y lo peor de todo es que Qetsiyah cree que soy parte de la solución.

 

Davina me mira con atención, como si evaluara la situación en su mente.

 

-¿Y qué necesitas que haga?

 

Una sonrisa astuta cruza mi rostro mientras coloco la taza sobre la mesa.

 

-Ayúdame a matarlo.

 

Davina se reclina en su silla, considerando la propuesta. Luego de unos segundos, una sonrisa idéntica a la mía se dibuja en sus labios.

 

-Cuenta conmigo.

 

Mientras Davina se ponía de pie para salir de la cocina, se detuvo de repente, como si algo acabara de cruzar su mente.

 

-Sabes... -comenzó, con el ceño levemente fruncido-. Ahora que analizo toda la información, creo que apoyo a Qetsiyah. Si el hombre al que amaba, por el que estaba dispuesta a desafiar las leyes mismas de la naturaleza creando un hechizo de inmortalidad, me hubiera traicionado con alguien cercano a mí... -hizo una pausa, su mirada oscureciéndose-. También habría enloquecido de ira y dolor.

 

Yo la observé con atención mientras continuaba hablando.

 

-La venganza de Qetsiyah contra ellos fue completamente merecida. Amara no era ninguna víctima. Sabía perfectamente que Silas estaba comprometido con Qetsiyah y aun así decidió estar con él, ayudándolo a traicionarla. Lo hizo conscientemente, sin importarle el daño que causaba. Así que no siento pena por ella. Se merecía lo que le ocurrió al final.

 

Una sombra de emoción cruzó su rostro antes de que sus labios se curvaran en una sonrisa amarga.

 

-En eso tienes toda la razón -respondí, cruzándome de brazos-. Ni Silas ni Amara fueron víctimas. Fueron los villanos de su propia historia. Y Qetsiyah... ella solo era una mujer que fue utilizada y traicionada como si no valiera nada. Y no hay nada peor en este mundo que una mujer con el corazón roto, que se siente utilizada y despreciada.

 

Davina asintió, como si compartiera mi pensamiento. Luego, sin decir nada más, se giró y se dirigió a su habitación, dejándome sola con mis pensamientos.

 

Me recargué contra la mesa, sintiendo el peso de la historia de Qetsiyah como un eco en mi propia vida. Durante siglos, los hombres la habían llamado loca, la habían reducido a la villana de la historia, cuando en realidad, lo único que hizo fue reclamar el poder que le habían arrebatado.

 

Qetsiyah Bennett... ¿Cuántas mujeres en su lugar no habrían hecho exactamente lo mismo si hubieran tenido el poder para hacerlo?

 

Notes:

¿Qué les pareció?

Con este capítulo comienza la travesía para destruir a Silas y encontrar el cuerpo de Amara. ¡Que viva el caos!

¿Qué creen que sean las mujeres en las pinturas que tiene Bonnie?

¿Son doppelgängers?

¿Ancestros de Bonnie y Caroline?

¿O tal vez Bonnie y Caroline en otras vidas?

¡Los leo! ✨

Este capítulo fue más corto porque quería establecer bien la conversación entre Qetsiyah, Caroline y Bonnie antes de adentrarnos en la historia de los doppelgängers.

Nos vemos en el próximo capítulo.

Gracias a todos los que siguen leyendo esta historia. Ustedes son mi mayor motivación. 💜

Chapter 47: Especial: Lo que pudo haber sido

Notes:

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗

Aquí les traigo un especial sobre lo que pudo haber pasado si Michael no hubiese sido asesinado. 😭😭😭😭

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

"Hubo un instante, una decisión, una palabra no dicha que pudo haberlo cambiado todo; pero el tiempo siguió su curso, implacable, dejando atrás lo que pudo ser y jamás será."

Narrador omnisciente 

 

La mañana siguiente fue una de las pocas que recuerdo con alegría. La casa de Caroline estaba llena de risas y conversaciones cálidas. Ella y yo pasamos la mañana cocinando juntas, mientras Michael bajaba mis maletas al coche. Durante la comida, hablamos de todo un poco. Caroline, con una sonrisa esperanzadora, mencionó que le encantaría conocer a mi hija algún día, mientras que Michael, entre bromas, sugirió que la llamaríamos en su honor. Caroline solo rió, con ese toque maternal que me hacía sentir en casa.

 

Ahora estábamos en la puerta, despidiéndonos.

 

-Cuídate, niña hermosa -me dijo Caroline, envolviéndome en un cálido abrazo-. Que tú y tu hija puedan encontrar la felicidad que merecen.

 

-Gracias por todo -murmuré, devolviendo el abrazo con lágrimas en los ojos.

 

Michael también la abrazó con gratitud. Luego, me ofreció su mano, y yo la tomé, dejando que ese simple gesto me llenara de fuerza mientras caminábamos hacia el coche.

 

Una vez en el auto, Michael encendió la radio y nos encontramos escuchando "Jolene". Mientras conducía, yo cantaba entre risas:

 

-Jolene, Jolene, Jolene, Jolene,

I'm begging of you, please, don't take my man...

 

Michael se reía mientras sostenía mi mano, y yo me sentía, por un breve instante, tranquila. Ese pequeño momento de felicidad me hizo olvidar todo el dolor que había cargado. Pero la vida siempre encuentra la forma de recordarte que la calma nunca dura demasiado.

 

Habíamos estado manejando durante casi dos horas cuando nos detuvimos en una gasolinera. Bajé para usar el baño, diciéndole a Michael que no tardaría.

 

---

Salí del baño y encontré a Michael esperándome. Le sonreí, caminé hacia él y lo abracé, dejando un beso en sus labios. Mis manos descansaban en su cuello, sintiendo su calor.

 

-¿Crees que a tu familia le agradaré? -pregunté con un deje de miedo en la voz.

 

Michael llevó una de sus manos a mi vientre con una sonrisa tranquilizadora.

 

-Ellos te amarán tanto como yo te amo a ti... y a nuestra pequeña.

 

Reí suavemente, dejándome envolver en su abrazo. Subimos al auto y continuamos nuestro viaje sin contratiempos.

 

Nunca había sentido tantos nervios en mi vida... Solo el día de mi cumpleaños, cuando fui nombrada oficialmente como heredera, experimenté algo similar.

 

El paisaje comenzó a cambiar conforme nos adentrábamos en una zona más apartada de la civilización. Me recordó a mi antiguo hogar, despertando en mi pecho una punzada de nostalgia.

 

-No me estarás llevando a un lugar aislado para deshacerte de mí, ¿verdad? -bromeé con una sonrisa traviesa.

 

Michael tomó mi mano con suavidad y la apretó.

 

-Jamás -respondió con tanta convicción que mi corazón se aceleró.

 

Frente a nosotros, se alzaban imponentes puertas de madera. En la parte superior, un letrero con dos lobos grabados a cada lado y, en el centro, el nombre "Blackwood" resaltaba con elegancia.

 

Las puertas se abrieron lentamente, y Michael continuó conduciendo. No pude evitar quedarme boquiabierta al contemplar el lugar. Era hermoso.

 

Las casas, de estilo pintoresco y rústico, compartían un mismo símbolo tallado en sus puertas: un lobo majestuoso. A lo largo del camino, niños corrían riendo con total libertad, mujeres paseaban con serenidad y hombres trabajaban con energía. Todo transmitía una sensación de armonía.

 

-Es... impresionante -susurré sin apartar la vista de aquel mundo que parecía salido de un cuento.

 

-Lo es -respondió Michael con una sonrisa satisfecha.

 

El camino nos llevó hasta una casa más grande que las demás, de aspecto acogedor y cálido. En la entrada, una mujer nos esperaba con una postura firme pero con una expresión amable.

 

Michael detuvo el auto y bajamos.

 

-Mamá -llamó él con suavidad.

 

Sentí mi respiración detenerse. Mi relación con mi madre siempre había sido complicada, y el miedo se apoderó de mí. Michael, notando mi tensión, tomó mi mano y me guió hacia ella con seguridad.

 

-Mamá, te presento a Elizabeth, el amor de mi vida y mi alma gemela.

 

Su mirada recorrió mi figura de arriba abajo, evaluándome. Contuve el aliento hasta que, para mi sorpresa, una amplia sonrisa iluminó su rostro y me envolvió en un fuerte abrazo.

 

-Siempre quise una hija -exclamó con un acento dulce y marcado-, pero el destino solo me dio puros varones.

 

-¡Ay, qué dolor! -interrumpió una voz con dramatismo fingido-. Mamá, y yo que creí que nos querías...

 

Giré la cabeza y encontré a Max llevándose una mano al pecho, como si estuviera herido por sus palabras.

 

-Elizabeth, ¡has venido! -dijo, acercándose para abrazarme.

 

-Me alegra verte de nuevo, Max -respondí con sinceridad mientras correspondía el gesto.

 

En ese momento, otros cuatro chicos salieron de la casa.

 

-Elizabeth -dijo Michael-, te presento a mis otros hermanos: Ethan, Nicholas, Sebastian y Gabriel.

 

-Hola... -murmuré con timidez.

 

Ethan soltó una carcajada.

 

-Es un placer conocerte, Elizabeth. Por fin podemos ponerle cara a la mujer que ha dejado a nuestro "Michi" completamente embobado.

 

-¡No me llames Michi! -se quejó Michael, visiblemente sonrojado.

 

Reí divertida ante la escena.

 

-Vamos dentro, deben estar agotados del viaje -intervino su madre con amabilidad-. Por cierto, mi nombre es Josette.

 

-Es un placer, Josette -susurré, sintiéndome poco a poco más cómoda.

 

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Reunión familiar

 

La brisa nocturna acariciaba la terraza, donde se encontraban reunidos todos los hermanos de Michael y la novia de Nicholas, quien había insistido en que lo llamara Nik. Su nombre era Andreina, y su risa se mezclaba con el murmullo de las conversaciones animadas.

 

Mientras observaba la escena con una sonrisa, una voz familiar me hizo girarme.

 

-Elizabeth, es un placer volver a verte -dijo Samuel Labonier, con una sonrisa cálida.

 

-También me da gusto verte, Samuel -respondí con afecto, mientras lo abrazaba.

 

A su lado, una mujer de cabello castaño oscuro, casi negro, y unos ojos color café profundos me miraba con amabilidad.

 

-Elizabeth, te presento a mi esposa, Estela -anunció Samuel con orgullo.

 

-Es un placer conocerte -saludó ella con una sonrisa.

 

-Igualmente, Estela -respondí, sintiendo una conexión instantánea con la mujer.

 

Samuel tomó en brazos a una pequeña y la presentó con ternura.

 

-Y esta es nuestra pequeña Andrea. Solo tiene cinco meses.

 

Observé a la bebé con adoración. Su piel sonrosada y sus grandes ojos curiosos la hacían irresistible.

 

-Es hermosa -susurré, sonriendo.

 

Nos sentamos alrededor de la mesa y pronto las risas y las conversaciones llenaron el aire. Michael no soltaba mi mano, y sentía su pulgar dibujando círculos sobre mi piel en un gesto cálido y tranquilizador.

 

De repente, Michael golpeó suavemente la mesa con los nudillos, llamando la atención de todos. Un silencio expectante se apoderó del ambiente mientras él se aclaraba la garganta.

 

-Eli y yo queremos compartir una noticia muy especial con ustedes -anunció, su voz vibrando con emoción contenida.

 

Todos los ojos se posaron en nosotros.

 

Respiré hondo, mi corazón latiendo con fuerza mientras Michael sonreía con orgullo.

 

-Elizabeth está embarazada -reveló finalmente.

 

Un silencio absoluto se extendió por la terraza, como si el tiempo se hubiera detenido. Luego, de pronto, la madre de Michael fue la primera en reaccionar. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría mientras se levantaba y me envolvía en un fuerte abrazo.

 

-¡Oh, querida! ¡Esto es maravilloso!

 

Los demás despertaron de su sorpresa y se unieron a la celebración. Risas, abrazos y felicitaciones llovieron sobre nosotros. Los hermanos de Michael me rodearon, expresando su entusiasmo.

 

-¡Vaya! -bromeó Max, dándole una palmada en la espalda a Michael-. Así que por fin llega la nueva generación Blackwood.

 

-¡Voy a ser tío! ¡Voy a ser tío! -gritó Ethan con exagerado dramatismo, provocando carcajadas.

 

Nunca me había sentido tan amada.

 

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Dos años después

 

Nuestra pequeña Caroline era la viva imagen de su madre. Tenía el cabello rubio y unos ojos azules brillantes que parecían capturar la luz misma. Sebastian, uno de los hermanos de Michael, solía bromear diciendo que él "se había quedado dormido" cuando la concebimos, pues apenas había rastro de su apariencia en ella, salvo por algunos lunares y una marca de nacimiento distintiva.

 

Sin embargo, nuestra felicidad había sido empañada por una tragedia. Samuel y Estela fueron asesinados en circunstancias desgarradoras. Durante un año entero buscamos desesperadamente a la pequeña Andrea, pero sin éxito. Fue gracias a una bruja que logramos encontrarla y, sin dudarlo, la acogimos como nuestra.

 

Ahora, Andrea y Caroline jugaban juntas en el jardín, sus risas llenando el aire con inocencia y alegría.

 

Observé la escena con una sonrisa melancólica cuando sentí los brazos de Michael envolviéndome por la espalda.

 

-Nunca he sido tan feliz como lo soy contigo, te amo-susurré, apoyando mi cabeza contra su pecho.

 

-Y yo a ti -susurró él, besando suavemente mi mejilla.

 

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Veinticinco años después

 

La casa Blackwood rebosaba de vida. El tiempo había pasado y nuestras hijas habían formado sus propios hogares.

 

Para sorpresa de Michael y mía, Caroline se casó con el híbrido original, Klaus Mikaelson, y juntos tuvieron cinco hijos: Hope, Elizabeth, Josette, Henrik y Andrea.

 

Por su parte, Hayley tuvo tres hijos: Samuel, Michael y una pequeña llamada Estela.

 

Desde la terraza, observé a mis nietos correr y jugar por el jardín. Sus risas eran música para mis oídos, un recordatorio de que habíamos construido algo hermoso a pesar de los obstáculos del pasado.

 

Michael llegó y se sentó a mi lado, tomando mi mano con ternura. Nuestros anillos de boda brillaban en nuestros dedos, testigos de una vida compartida, de luchas y victorias, de amor inquebrantable.

 

Suspiré con satisfacción, mis ojos perdiéndose en la escena frente a mí.

 

-Estoy tan feliz... Nunca me he arrepentido de haber dejado atrás mi pasado -dije, entrelazando mis dedos con los de él.

 

Michael apretó mi mano con suavidad.

 

-Te amo -susurré.

 

-Y yo a ti -respondió él con una sonrisa cómplice.

 

Nos quedamos así, en silencio, disfrutando de la calidez del momento, mientras observábamos a nuestros nietos crecer y a nuestras hijas compartir sus vidas con sus propias familias.

 

El amor que nos unía era más fuerte que el tiempo, más eterno que cualquier promesa.

 

Notes:

Sé que Hayley es unos años mayor que Caroline, pero para lo que deseaba, Hayley tenía que ser un año mayor solamente.

En este escenario, Hayley_Andrea habría crecido como hermana de Caroline, y Klaus y Caroline se habrían encontrado de todas formas... porque el destino siempre los uniría.

¡Los quiero! 🤗🤗