Chapter 1: Cuando pierdes el camino.
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Todo lo que inicia tiene su fin, el reloj finalmente se apaga y no lograrás volverlo a encender. Estás solo, este es tu karma. La oscuridad que te rodea es contagiosa, envenenas a quienes conoces y matas a quienes te admiraron. Porque eres Johnny Worthington y no hay cura para eso.
Aquel día en el que Johnny Worthington, un monstruo caracterizado con el mejor estatus de asustador, padre de una familia y líder de la fábrica de gritos más grande de la ciudad fue liberado de prisión tras estar solo dos meses encerrado, los medios de comunicación estallaron. . con angustia. El monstruo cuernudo había sido acusado de múltiples cargos tras intentar derrocar a su compañía rival, robando su energía y compartiendo aviones con otro criminal muy conocido que desgraciadamente, se había fugado. Los periódicos estaban llenos de testimonios que aseguraban que el hombre había jugado sucio para salir lo más rápido de la custodia, mientras que otros sacaban hipótesis sobre su situación actual, pues a pesar de las múltiples charlas que lo rodeaban, nadie sabía lo que había sucedido. . Realmente o donde estaba él ahora. Todos a excepción de su propia familia.
"Cariño, has estado encerrado todo el día. ¿Podemos hablar?" Claire Wheeler habló, su delicada voz haciendo eco con amabilidad, entrando a la oficina de su propio hogar mientras observaba de cerca a su esposo, quien parecía luchar nuevamente contra la depresión que ahora lo estaba ahogando. Sentado en el desordenado escritorio, con la cabeza baja y los brazos apoyados en la superficie de madera, el monstruo se encontró tomando una botella de vodka directamente del recipiente mientras evitaba a toda costa ver a su querida acompañante de vida a los ojos. No era la primera vez que hacía eso, su ropa antes formal ahora se veía visiblemente desordenada y sucia, apagando sus vivos rojos con los que amaba vestir. Sus ojos cansados y pelaje manchado de angustia eran el verdadero reflejo de su situación.
Han pasado solo dos semanas desde que el gran monstruo con apellido Worthington fue liberado gracias al esfuerzo de sus abogados y el dinero que invirtió junto con su buen comportamiento durante la custodia. En esas dos tristes semanas se había negado a hablar con su familia e hijos de forma habitual, usando la misma excusa sobre que 'tenía asuntos legales que atender en su oficina', logrando aislarse con facilidad de todos los que continuaba amando. No era distante ni seco con ellos, pero parecía tener sus propias preocupaciones y no era de menos... Pues su empresa fue cerrada temporalmente tras investigación, perdiendo su empleo de forma inmediata. Claire también lo perdió, así que ahora su familia se estaba manteniendo de sus antiguos ahorros de emergencia, dinero que iba a ser invertido en vacaciones para la familia y dos empleos de oficina que su esposa luchaba por mantener. Claire tuvo suerte de no estar involucrada con el escándalo gracias a su bajo perfil en la vida laboral de su marido, lo que le permitió sacar a delante a su familia. Pero Johnny parecía no apoyarla.
Cuando fue arrestada, la mujer recordaba con tristeza como tuvo que prohibirle a sus dos hijos ver cualquier noticia o incluso salir de casa para que estos no estuvieran expuestos a la realidad. Su padre era un criminal y no había forma de declararlo inocente. Las visitas a la prisión fueron la peor parte de todo, exponer a dos niños en ese ambiente era estresante.
"Claire, lo siento. No estoy de humor para esto" El de cuernos respondió, hablando con melancolía. Su intención era clara, no quería que su esposa sufriera por lo que le estaba ocurriendo. Pero como siempre, ella se negó a dejarlo solo.
"Amor..." Su voz se hizo cercana, luchando contra el deseo de hundirse junto a su marido para hacerle entrar en razón. "... Te quiero, tus hijos te quieren y deseo lo mejor para nuestra familia, pero.... No puedes dejar que te vean así".
La garra de Worthington se aferró a la madera del escritorio mientras escuchaba sus palabras. Él sabía que ella tenía razón, no era correcto que él estuviera ahí en esas condiciones. Pero no quería aceptar la idea de que estaba hundiendo a su familia.
"¿Qué sugieres?" Preguntó, tomando el coraje para finalmente mirarle. Sus ojos estaban igual de angustiados que los de ella.
"Sé que en prisión te la pasaste mal, sé que buscaste alivió con algunas sustancias..." El silencio reveló la verdad, no hubo respuesta, ni siquiera dió señales de importarle.
"... Quiero que vayas a rehabilitación, por mi y por los niños."
Eso fue un golpe duro, y Worthington perdió la paciencia. Se puso de pie y rápidamente separó a su esposa, quien intentó abrazarlo desesperadamente. Nunca le había puesto una sola garra a Claire, nunca se atrevería pero en esos momentos, cegado por el alcohol, no tuvo más remedio que alejarla. Ella parecía sorprendida tras el arrebato y los gritos no aliviaron el oscuro lugar.
"¡No digas eso, Claire! ¡No soy ningún drogadicto o alcohólico!" El señaló, mostrandose irritado ante la idea de ir a terapia y alejarse de su familia. Alejarme basicamente de los que de verdad amaba.
"Johnny, cálmate... Fue una recomendación del juez, no mía..." Ella alzó los brazos a la defensiva, intentando llegar a su prometido. Pero este se negó a escuchar.
"¡¡No me importa de quién fue la idea!!." El cuernudo se acercó lentamente, su aliento caliente saliendo de su boca como humo y sus pasos siendo más pesados de lo habitual. Claire se mantuvo distanciada, ella sabía con fuerza que Johnny no le haría daño. Pero ahora estaba asustada.
"¡¡Estoy cansado de esta mierda, déjame en paz con tus tontas ideas!!!" Gritó, tomando un objeto al azar puesto en el escritorio. Su ira se enroscó fuertemente en la madera y el vidrio de lo que sea que agarró, lastimando su garra en el proceso.
"¡¡Estoy BIEN!!" Finalmente la discusión terminó, con Johnny arrojando fuertemente el objeto al suelo, rompiéndolo de inmediato. Los pedazos de vidrio saltaron por la lujosa alfombra de la oficina hogareña, seguidos por trozos de madera y un ligero y sentimental sonido del papel quedando inmóvil en el suelo. Claire vio incrédula como su esposo arrojó una de las muchas fotos familiares al sucio suelo, dañando un recuerdo de unas viejas vacaciones con sus hijos. Ella no podía creerlo y Johnny tampoco.
"Papá...?"
La juvenil voz sonó al otro lado de la habitación, haciendo que la pareja voltera con terror. El enojo e ira de Worthington fue desplazado a lo más profundo de su ser, siendo reemplazado por un horrible sentimiento de culpa y vergüenza. Ver a sus dos hijos espiar desde la entrada, con las lágrimas luchando por no caer fue la peor sensación que pudo experimentar. Esto acompañado por su esposa, tratando de acercarse a ellos para explicarles que todo estaría bien y que esto era normal. Él no se movió, no intentó acercarse ni tampoco hizo el esfuerzo de ocultar la botella de vodka al otro lado del escritorio. Lo único que pudo hacer, fue mirar con terror como la misma historia de hace años se volvió a atormentarlo, recordando cosas que nunca trataron de desenterrar.
Recuerdo uno: Lo que eres.
El reloj marcaba el medio día, dándole una señal al pequeño monstruo para no acercarse al oscuro pasillo, en donde sus padres estaban hablando.
Los tonos rojos y amarillos decoraban las elegantes paredes, haciendo juego con los grandes marcos de madera que encerraban dentro de diferentes retratos de antiguos asustadores que trabajaban para su padre. Entre esos, se encontraba al final del estrecho espacio una pintura mucho más destacable que el resto, con un marco bañado en plata en el que se apreciaba la pequeña y tierna figura de un infante con pelaje morado y pequeños cuernos adornando su cabeza. Johnny vio su pintura con una extraña sensación de inquietud recorriendo su regordete cuerpo, sintiendo esa extraña tristeza que lo acompañaba cada vez que paseaba en silencio por su hogar, cerca de la oficina de sus padres cuyos gritos se podían escuchar diariamente. Ver su rostro expresando seriedad al lado de increíbles y confiadas celebridades lo hizo sentirse inferior a las expectativas que lo rodeaban. ¿De verdad llegaría a ese nivel? Tenía nueve años y su rugido aún no parecía surgir como la mayoría de sus parientes a esa edad. Eso parecía avergonzar a su padre.
"¡Worthington! ¡No puedes simplemente ponerte así con él! ¡Es solo un niño! ¿Qué diablos te pasa?!" Una voz femenina y adulta gritó, enviando un escalofrío en la espalda del niño.
El pequeño se acercó silenciosamente al final del pasillo, llegando a la reconocida habitación iluminada con tonos amarillentos. La puerta estaba entre abierta, así que Johnny no tuvo problemas en asomarse y observar lo que sucedía. Para sorpresa de nadie, sus padres estaban discutiendo por su culpa.
"¿Qué te hace pensar eso? ¡El niño tiene nueve años! A su edad yo ya estaba soñando para cumplir el sueño de mi padre de hacerme rico y tener una familia!" La voz fuerte y masculina de su aterrador padre provocó una inquietud en el niño mientras escuchaba a escondidas, observando por unos breves instantes la expresión asustada de su madre, quien seguía insistiendo.
Hace a penas unos minutos estaban cenando en familia, hablando sobre el futuro del heredero de a penas unos años de vida. Todo parecía ir bien, pero el pequeño niño decidió hablar sobre su deseo de trabajar en el teatro, bailando y actuando ante el público diversas adaptaciones sobre los libros que leyó. Su padre se lo tomó a mal, mencionando que el mundo del entretenimiento era absurdo y que solo un monstruo sin futuro sería capaz de vivir de eso. Cuando su madre intentó intervenir, su tutor se puso de pie y la llamó a su oficina privada para hablar fuera de cualquier presencia, dejando al niño solo en la gran mesa.
"Él no es responsable de esto, no puedes obligarlo a ser como tú!" La discusión continúa, con su madre señalando bruscamente al gran monstruo con cuernos. Jhonny podía ver y escuchar con miedo como la figura de autoridad avanzaba hacia su mamá, sus pasos fuertes y bruscos haciendo eco de forma amenazante.
"Lo estoy haciendo fuerte, no me digas como criar a mi hijo." Respondió.
"¡No tenías que gritarle así! Si el no quiere ser asustador entonces no tienes que obligarlo!" La mujer cuyo rostro no era visible continuaba intentando hacer entrar en razón a su marido, pero este decidió terminar la discusión a su manera.
Jhonny se apartó de la puerta, jadeando ante lo que ya sabía que sucedería. Cerró los ojos y se aferró a si mismo mientras el primer golpe se escuchaba retumbar entre las delgadas paredes, seguido del llanto de aquella mujer cuya sombra reflejada por la luz de la chimenea parecía buscar escape de aquel podrido corazón. El pequeño gimió intentando no imaginar la escena, pero los siguientes tres golpes lo hicieron acurrucarse en el suelo y rezar para que su madre no tuviera que ir al médico otra vez.
El ambiente se mantuvo firmemente oscuro mientras la escena se desarrollaba frente a él. Claire estaba abrazando a sus dos hijos con fuerza, susurrándoles a ambos que todo estaba bien y que nada malo sucedería con su relación. El miedo de cualquier niño parecía asomarse discretamente a la sombra de la familia, probablemente los pequeños ya sabían que el divorcio podía ser una aterradora posibilidad que rodearía todo. Sin embargo, Claire parecía hacer un trabajo increíble en hacerles entender, que divorciarse no estaría en discusión, que todas las familias pasaban por esto y que era normal tener desacuerdos. No podía amarla más.
Johnny, por otro lado, solo podía pensar en cómo era capaz de asustar así a su familia. Nunca antes había hecho eso y ni siquiera podía culpar al alcohol por el arrebato. Pensó durante unos segundos si debería acercarse y tranquilizar las cosas, pero ver el sentimental rostro de JJ observando su alma fue razón suficiente para no hacerlo. No era lo correcto, necesitaba aclarar sus ideas. Lejos de su familia.
Tragó con vergüenza y miedo mientras se acercaba hacia el perchero de la entrada, tomando un gran y horrible abrigo color rojo vino apagado que cubría gran parte de su cuerpo. Volteó a ver a su esposa, cuya mirada reflejaba nada más que decepción. Sus pequeños monstruos también lo estaban mirando, esperando alguna respuesta o explicación. No la tendrían, al menos no ahora. El cuernudo suspiro y salió de la oficina sin decir alguna palabra, dejando la casa fría e inestable por primera vez en años.
Mientras caminaba hacia su pequeño estacionamiento privado en el que la mayoría de los carros que pertenecían a la compañía estaban prácticamente abandonados y acumulando polvo, Jhonny no pudo encontrar la manera perfecta para aclarar su mente. Todas las palabras que su cabeza gritaba sobre lo mal ciudadano que era lo que volvían loco, parecía no poder concentrarse.
Caminó un tiempo más hasta llegar a uno de los carros que legalmente le pertenecían a él, encendiendolo con las ruidosas llaves que traía en el abrigo y sujetándose sin ningún esfuerzo. Cerró la puerta detrás de él y lo primero que hizo, fue echar la cabeza hacia atrás, tratando de disfrutar su propio silencio.
"Desearía poder hablar con Chet, el al menos tendría una solución para esto..." Se dijo a su mismo entre susurros, recordando como la última vez que supo algo de él fue en su propio arresto y condena, el bastardo parecía haber luchado. . contra la idea de defenderlo en esos momentos. Aveces de verdad lo extrañaba.
Con un último suspiro, Worthington metió las llaves en la apertura detrás del volante para encender la máquina, haciendo que todo el espacio se iluminara por momentos y la voz artificial del vehículo sonara. Fue allí donde se percató que algo no estaba bien.
"¿Qué carajos...?" El monstruo solitario logró ver desde el espejo de enmedio varias envolturas tiradas detrás de los asientos donde normalmente sus hijos iban. Cuando volteó asustado, notó que también había botellas de licor de diversas marcas acumuladas como simples dulces, empaques de jugos, algunos periódicos y lo que parecían ser almohadas y otras prendas de ropa cuyos detalles no alcanzaba a notar. Jadeó sorprendido, buscando una explicación por medio de rápidas y desesperadas hipótesis. Pero la respuesta llegó antes de que se le ocurriera salir del auto.
"Hola de nuevo, jefe" Una escalofriante y conocida voz emergió de las sombras junto con una escamosa presencia. Con horror, Jhonny apareció como su no tan viejo colega se materializaba frente a él, con una enorme sonrisa que dejaba en descubierto sus colmillos y una posición confiable que manchaba el asiento de pasajero. No encontré las palabras ni las señas correctas para demostrar su disgusto.
"Se dice hola, Jhonny." Randall gruñó, notando el ahora descontento de su amigo. La lagartija púrpura cruzó los brazos, como si estuviera esperando algún tipo de abrazo o celebración por su presencia no deseada del todo. El de cuernos solo pudo pensar en el estado actual de su costoso carro.
"Boggs, no puedes estar aquí..." Finalmente dijo, sonando preocupado de que alguien de su familia pudiera oírlos a escondidas. Tomó el volante y de este presionó un pequeño botón, haciendo que las luces se apagaran nuevamente. No se arriesgaría a que las cámaras los vieran a ambos comunicarse, incluso si las grabaciones no los enfocaban realmente.
"¿Por qué no?" Preguntó el lagarto, sonriendo despreocupado "La policía piensa que estoy escondiendome en una bóveda escalofriante o algo así, nunca pensarían que vivo en tu auto dentro de tu propiedad" se señaló a si mismo con orgullo, pensando que ese era un plan brillante. Jhonny notó una actitud confiada y extrovertida en la voz de su compañero, deduciendo que quizás estaba bajo la escencia del alcohol.
"Exacto, Randall. ¡Si te descubren aquí, me echarán la culpa y pasarán la cárcel otra vez!" Gritó, ahora explícitamente molesto con el reptil. Al contrario no parecía importarle mucho eso, pero de algún modo se sintió ofendido.
"Ni siquiera llevo aquí una semana, no sé por qué te molestas tanto conmigo" presionó su primer par de brazos mientras ambos adultos se miraban con odio. En realidad, Jhonny se había acostumbrado a que Randall metiera su hocico en lugares a que él no lo invitaba. Entre esos, su propia casa.
"Tienes que irte, no me meteré en problemas por tu culpa otra vez" Gruñó, invadiendo el espacio personal de Randall para darse paso a la puerta de su asiento y abrirla, invitandole a irse sin ninguna otra palabra. Los ojos del monstruo parecían traicionados y dispuestos a no escuchar esta vez.
"¿Es en serio? Ni siquiera me preguntarás cómo estoy o algo así? ¿O cómo me las arreglé para sobrevivir?" Señaló bruscamente todo el desastre de los asientos traseros, haciendo que a Jhonny se le revolviera el estómago tras imaginarse que Randall probablemente estuvo metiéndose en su propia casa más de una vez mientras Claire no estaba, robando comida y usando su baño.
"Bueno, veamos... Esa es la lonchera perdida de mi hijo, esa es una caja llena de cerveza que me dieron en una fiesta privada de Fear co, el jugo con el que probablemente mezclaste el vodka, esa es la almohada que mi hija usaba cuando estaba todavía bebé y toda esa comida y botellas puedo apostar que las tomaste de mi oficina y reserva personal de dulces. Ahora vete" Señaló todos los objetos dejados descaradamente por todo el vehículo, antes de volver a insistir.
"¡Pero no tengo a donde ir!" Ahora el monstruo con escamas querer parecía rogarle a Jhonny para poder quedarse, juntando sus manos superiores y agachando la cabeza como un niño tonto. El propietario del auto no tenía intenciones de sacarlo a la fuerza o entregarlo a la policía, pero para este punto parecía la mejor forma de no volverlo a ver.
"Lo siento Boggs..." Su voz siguió firme, luchando contra la leve culpa que ahora emergía en su corazón. Continúo "... Pero no puedo arriesgarme a que me metas en problemas, tengo hijos que quisiera proteger de ti..."
Esas palabras fueron un golpe duro para la lagartija, sus ojos brillaron sorprendidos por la declaración y su pecho se agitó con rabia. ¿Él ya no lo quería cerca, de verdad?
"¿De mi? ¿Qué sucedió con ese 'estare para ti siempre'? Eres un desgraciado, encontrarás a alguien más que me ayude." Dicho eso, Randall salió bruscamente del automóvil, cerrando enojado la puerta. Jhonny podía ver con culpa como su cuerpo serpentino se tambaleaba por el alcohol mientras lo veía alejarse hacia la salida y entrada del almacén. Verlo así lo hizo arrepentirse ligeramente, pues ni siquiera recordaba que le hubiera prometido tal cosa.
Miró al rededor del auto, girando las llaves para que este se iluminara. Era todo un desastre, Randall parecía haber estado leyendo los periódicos locales sobre su búsqueda y los cargos que probablemente se le pondrían encima. Luego vio todas las botellas de vodka y cerveza tiradas, sintiéndose terriblemente mal ahora. El sabía que era responsable de esto desde hace años, pero no estaba dispuesto a recordarlo ahora. Él y su familia estarían mejor si lo mantuvieran lejos. O eso quería creer.
Tomó los periódicos y comenzó a leerlos con detenimiento, hace mucho no se enteraba de nada dentro de su ciudad, temiendo ver algo sobre él. Desenvolvió el delicado papel y observó su propio rostro en la página más grande, anunciando que en su último juicio había sido declarado inocente tras pedir más investigaciones a favor de su inocencia durante su tiempo en prisión. Él sabía lo que en verdad pasó, y eso lo hacía sentir terrible.
Recuerdo dos: Lo que haces.
"Johnny Worthington III, por favor, repita su versión de los hechos" Aquel abogado cuyos servicios costaron una fortuna pidió nuevamente que la historia fuera contada con la verdad, esperando pacientemente una respuesta por parte de su cliente.
La sala privada era oscura y fría, Johnny contaba con bastantes privilegios dentro de la prisión y entre esos, estaba el poder solicitar una plástica con su abogado. Tenían que sacarlo de ahí.
"Yo no estuve involucrado en ningún tipo de conspiración, no estaba al tanto de la actividad que sucedía dentro de la fábrica" la fría voz del monstruo con cuernos sonó con apatía ante sus palabras mientras continuaba.
"Entonces, ¿cómo fue que el criminal Randall Boggs se encontraba relacionado contigo en todo esto?" Cuestionó el abogado, cuyo rostro estaba cubierto por la sombra que cubría los alrededores de la pequeña habitación.
"Él nos amenazó a mi ya mi familia, yo nunca estuve de acuerdo con esto. Dijo que si lo delataba o le impedía continuar con lo que sea que estuviera haciendo, lastimaría a todos los del edificio. Incluyendo a mis trabajadores ya mi. No sabía que hacer" El temblor en su voz refleja tristeza en sus palabras, buscando convencer a cualquiera con su declaración. Su abogado alarmantemente feliz.
"Perfecto señor Worthington! Yo me encargo de hacer esto más creíble y llenar algunos huecos. Si el juez le cree su versión de los hechos, su condena se reducirá por mucho y podrá salir finalmente de aquí. Solicitaré otra audiencia, tuvo suerte de escucharme Desde el primer instante" Johnny suspir aliviado, sintiendo su corazón hundirse nuevamente.
"Tenías razón, quizás Boggs hizo bien en fugarse desde un inicio... Pero, ¿qué sucederá si lo atrapan a él y descubren la mentira?"
"Nadie se enterará, porque Boggs no está mentalmente estable", dijo el monstruo uniformado, sacando una carpeta color amarillo cuyo contenido eran documentos escritos y firmados que contenían declaraciones sobre los comportamientos 'inusuales' de su puente a la victoria. Cada escrito relataba sobre como el famoso lagarto había atentado contra su integridad y la de otros gracias a sus posibles enfermedades crónicas. Johnny se sintió enfermo.
"En caso de que lo atrapen", continúa el abogado. "Tenemos pruebas sobre su deficiencia mental, así que no habrá razones para creerle y por lo tanto, no podrán volverte a acusar. Está todo planeado".
"¿Todo esto es real?" Preguntó el de grandes cuernos, leyendo cuidadosamente algunas decisiones.
"La mayoría lo son, no te angusties. Tu amiguito recibirá ayuda... Creo" Finalmente el trabajador tomó los papeles y los volvió a meter en la carpeta con cuidado, asegurándose de que Johnny estuviera de acuerdo con esto. Él no luchó contra la inmoralidad de sus actos, era la única salida.
"Nos vemos en el juicio las siguientes semanas entonces, Worthington" y con un estrechón de garras, su libertad fue asegurada.
La realidad volvió a iluminarlo, golpeando fuertemente un nuevo nervio. Jhonny jadeó al darse cuenta de que Randall podría arruinarlo todo si lo atrapaban, esto incluso si el abogado dijo que estaba bien si lo hacían. Él no podía confiar en sus palabras.
De un imprevisto, Worthington pisoteo con fuerza el acelerador, causando que las ruedas del vehículo rugieran con anticipación tras la repentina orden en la maquinaria. Johnny manejó con una velocidad descomunal hacia la salida del almacén, cuya puerta ya estaba abierta desde que entró. A penas unos segundos después, logró encontrar al reptil en la banqueta a unos metros del estacionamiento. Su expresión de sorpresa y miedo fue señal para que el cuernudo se detuviera e intentara no parecer un desesperado. Bajó el cristal lateral para que Randall lo escuchara.
"Boggs, creo que cometí un error. Tienes razón, prometí estar para ti en todo momento y eso es lo que haré! ¡Ahora sube!" Una sonrisa forzada se dibujó en sus labios y colmillos, siendo correspondida por la expresión de alivió que hundió al monstruo más pequeño. Randall no tardó ni dos segundos en entrar al auto, posando al lado de su compañero. Su cola se apoya cómodamente en el asiento mientras sus cuatro patas colgaban perezosamente al suelo.
"¡Sabía que no lo habías olvidado! Ahora dime, ¿a dónde vamos?" La voz confiada del monstruo púrpura irritó un poco a Worthington mientras manejaba, pensando en cómo podría manejar esto. Dió un vistazo hacia el desastre en el auto, notando que todo parecía un reflejo eterno a lo que era. Las botellas, plástico y basura le recordaron tanto a sí mismo, a su celda en prisión y su ahora adicción al alcohol. Una perturbadora idea subió por su cabeza como un parásito que no quería despegarse. Volteó su atención al reptil por unos segundos, sintiendo que tenerlo a su lado era la excusa perfecta para esto.
"Yo... Oye, Boggs. ¿Te gustaría escaparnos cómo aquellas noches en la universidad?" Finalmente, se dio cuenta de que era absurdo preocuparse ahora y decidió desobedecer su propia moral. No tenía trabajo, no tenía amigos y ni su familia parecía querer verlo ahora. Era el mejor momento para dejarse llevar y volar más alto que las estrellas, esto junto al único monstruo que parecía seguirlo sin importar nada. Los ojos de Randall se iluminaron con felicidad tras la invitación.
"¡Oh, sí! ¡Hay que hacerlo!" Sus ojos verde esmeralda recorrieron la parte trasera del vehículo, fijando su atención en la caja de cerveza. Johnny continuaba conduciendo así que no pudo ver lo que su compañero de fiesta hacía, solo lograba escuchar como pisaba las envolturas y buscaba unas botellas. Cuando Randall terminó, se deslizó de vuelta al asiento de adelante. El de cuernos abrió los ojos el shock.
"Cerveza, vodka, vino... Debemos pasar por más cosas a la licorería" exclamó mientras apuntaba las botellas agarradas, algunas ya no estaban claramente llenas.
"¿De dónde sacaste tanto sin qué me diera cuenta?" Jhonny cuestionó con curiosidad al ver todo el vidrio con el contenido embriagante dentro.
"No te preocupes por eso, iremos por más cuando podamos. Por ahora..." El gecko tomó dos botellas de cerveza y las abrió con facilidad gracias a otra herramienta probablemente saqueada de su casa. Le entregó a Jhonny la primera botella, quien la ayudó felizmente.
"¡Por nosotros!"
"¡Si! ¡Por nosotros y porque ya nada me importa!"
Brindaron, chocando las botellas y condenandose a una noche de ensueño.
Chapter 2: Los que extrañas
Summary:
La reunión lleva a ambos monstruos a coincidir en diversos puntos de la ciudad en busca de un camino diferente, encontrándose con recuerdos desagradables y haciendo que Johnny se cuestioné si realmente quiere a Randall.
La tormentosa infancia del cuernudo sigue persiguiendolo de igual forma, así como la música moderna que tanto odia.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
"...Y es por eso que la música moderna debería estar prohibida... Oh Dios, ¿qué sucedió?" Despertó de un trance, sintiendo su cabeza dar vueltas por unos momentos. Observó a su al rededor buscando respuestas, encontrándose en un ambiente desconocido y misterioso nocturno.
Ya no se encontraba sentado en su propio automóvil color rojo, ahora parecía estar en una especie de departamento sucio con colores verdes opacos. El suelo estaba lleno de botellas vacías y bolsas pequeñas que impedían el paso, al mismo tiempo que también se encontró con un televisor encendido cuyo canal estaba enfocado a trasmitir una obra de teatro en vivo, parecía ser un músical. Johnny Gruñó confundió una vez que logró apartar la mirada de la pantalla.
"Bueno... Tomamos unas cervezas, luego manejaste hasta un callejón y dijiste algo como '¡Boggs, ya no me importa mi dinero! Tómalo todo y cómprate lo que quieras!' y así lo hice." Randall habló desde el extremo de la habitación, luciendo cansado y con una voz extremadamente relajada. Estaba sentado cómodamente arriba de un sofá con aspecto turbio, jugando con lo que Jhonny pensaba, era un rompecabezas portátil. El ex empresario verá aún más perdido.
"¿Y qué te compraste con mi dinero?" Preguntó antes de cruzar ambos brazos.
"Alcohol, drogas y un lindo cubo para armar... Los colores me marean" respondió, observando más de cerca el cubo cuyos colores seguían mezclados. Jhonny se preocupó cuando observó sus ojos entrecerrados dilatarse de manera anormal.
"Muy bien... ¿Y cómo terminamos aquí?" Volvió a insistir en una respuesta.
"Ah, simple. ¡Regresé con Betty después de comprar las drogas y nos dimos un viaje inmenso! Luego yo quería llevarnos al planetario, pero tú dijiste que yo no podía conducir porque mis manos son un desastre, así que nos trajiste a mi antiguo departamento . Desde entonces ha dicho muchas tonterías ".
"¿Betty?"
"Me dejaste nombrar al carro, ahora se llama así."
Worthington caminó hacia la ventana que daba vista a la carretera, observando su auto desde las alturas. En aquel callejón oscuro, iluminado por un solo farol, se encontró estacionado de entre un montón de basura ajena. Parecía maltratado, los golpes y rayaduras en la costosa cubierta daban señales de como lo descuido en tan poco tiempo, como si lo hubiera chocado en más de una ocasión. También notó que efectivamente, la máquina ahora se llamaba 'Betty' siendo su nombre marcado con cortes en el metal del auto. Volteó a ver a Randall nuevamente, quien parecía luchar para no tener que dar explicaciones.
"Boggs, tu apartamento es una mierda." Exclamó desinteresado, acercándose a su compañero para luego sentarse en el suelo y recargar su espalda y brazos en los cómodos cojines mojados con alcohol. Fijó su mirada en el televisor, observando con fascinación aquel programa que se enfocaba en los actores sobre un teatro en otra ciudad, quienes bailaban y actuaban frente a un público felizmente. Randall notó eso.
"No sabía que te gustaba ver a gente actuar" señaló sin ninguna expresión hacia la pantalla, observando a una mujer grande con tentáculos interpretando una melodía clásica con nada menos que su garganta y expresiones corporales intencionalmente exageradas. Johnny estaba fascinado con el talento en el teatro, ver a todos los actores bailar al rededor de la cantante y presumir sus disfraces lo hizo brillar.
"Estuve en el club de teatro en la universidad, ¿no lo recuerdas?" Alzó la ceja, casi ofendido. Randall sabía muchas cosas sobre él, incluso íntimas. Recordaba incluso haberle contado explícitamente sobre algunos deseos extraños, como el querer un cerdito de mascota.
"Ah si, creo recordar que no querías que fuera a verte a cualquiera de tus obras" Respondió, sonando indiferente contra algunos recuerdos que compartía con la fraternidad. Su cola azul se balanceó de forma inquieta sobre la cabeza de Jhonny, casi acariciando sus cuernos que descansaban debajo de la superficie del sofá. El peludo parecía no importarle el contacto, de hecho, se sentía bien.
"¿De qué hablas? Todos en la fraternidad iban menos tu. Incluso Javier disfrutaba de verme... Creo, sus expresiones siempre eran tan serias."
"De alguna manera me tragaba sus excusas. Decías que no querías que te avergonzara" La voz del reptil era igual de indiferente, ya no parecía tan confiado como hace algunas horas cuando lo encontró. Las drogas parecían comenzar a salir de su sistema, pasando ahora a un momento claro de tensión.
"Estás exagerando, Boggs. Olvida eso y mejor tomemos otro trago" Jhonny soltó una risa algo forzada mientras levantaba dos de las botellas más cercanas tiradas del suelo. Él le entregó a Randall una botella con vino tinto mientras él decidía agarrar más del vodka. No tardó ni dos segundos en dar un profundo trago a través de la boquilla de la botella, sintiendo como el líquido bajaba por su lengua y raspaba su garganta con un toque horriblemente amargo. Se había acostumbrado a esto, su sensibilidad a los favores fuertes era nula.
Por otro lado, el lagarto criminal tardó unos segundos más en comenzar, observando fijamente la botella color verde y dando vueltas como si cuestionara si realmente la quería o no. Se lamió sus labios secos antes de llevarse todo a la boca, tomando con facilidad el dulce sabor frutal y amargo que llenó su mente. Él siempre tuvo un paladar frágil, el vino era una opción perfecta para él.
El ex empresario giró la cabeza y observó como Randall metía todo el líquido dentro de su sistema, tomando con poca delicadeza el embriagante jugo y alzandolo con orgullo. Verlo tomar tanto fue surgimiento de un nuevo y familiar recuerdo, uno que por años trató de convencerse de que no fue su culpa. Sus ojos temblaron con terror mientras la habitación comenzaba a iluminarse con nuevos colores y la música emergió de lo más profundo del hogar, podía sentir la responsabilidad caer otra vez.
Recuerdo tres: Eso no es amor.
La música golpeó con fuerza todas las paredes de la enorme casa de fraternidad, seguida de gritos, abucheos, risas y otros sonidos que reflejaban emociones ajenas. Las luces apuntaban a lugares aleatorios, protagonizando el ambiente oscuro con colores rojos, verdes y azules que daban apoyo a la adrenalina nocturna. La hermandad que organizó todo el evento se sintió orgullosa de ver a gran parte de los monstruos estudiantes disfrutar una noche de fiesta después de la revelación de la victoria contra Oozma Kappa, siendo ROR los verdaderos ganadores del gran evento del miedo.
Muchos monstruos y otras fraternidades se acercaron personalmente al líder para felicitarlo al y al equipo por el trofeo bien merecido, haciendo que su ego subiera por las nubes por una sola noche. Se sintió potencialmente orgulloso de continuar con la tradición de su fraternidad, siendo esta la que potencialmente ganó las competencias durante varios años. Si, el año siguiente iban a llevarse otra vez la victoria.
La noche continuó su ritmo habitual, el alcohol y la comida quedaron descuidadamente esparcidos por todo el espacio, dejando como resultado que varios monstruos se dejaran llevar por la noche joven, disfrutando de su juventud.
Johnny caminó hacia su propia fraternidad, quienes estaban reunidos en un solo grupo, discutiendo su victoria sobre uno de los sofás cuyo cuerpo no estaba siendo ocupado para que otros se besaran. Chet saltó emocionado al ver al de cuernos, sonriendo con admiración.
"¡Johnny! ¿Escuchaste lo que están diciendo? Dicen que James fue expulsado de la universidad junto con su amigo de un ojo!" Gritó, tratando de que la música no amortiguara lo que estaba compartiendo. En realidad, el grupo escuchó eso sin problema.
"Es verdad, antier fue un desastre para el laboratorio de puertas", añadió Chip, quien estaba sentado cómodamente en el sofá con un pedazo de pizza mordida sobre su garra.
"Chicos, relájese. Ganamos los juegos, esas idiotas se fueron, todos nos vuelven a admirar... No hay que pensar en ellos" el líder alzó los brazos, riendo despreocupado ante el comportamiento entrometido de sus amigos.
El silencio entre ellos surgió por unos segundos, como si la música los hubiera rodeado para permitirles hablar. El de grandes cuernos estaba listo para retirarse y disfrutar de la fiesta junto con las chicas, pero su confianza fue interrumpida gracias a un no tan lindo recordatorio por parte de Chet.
"Oigan, ¿es buen momento para discutir sobre el integrante faltante? Digo, Sullivan no quiso volver y nos sobra un espacio.. " tras esto, los cinco monstruos se observaron ligeramente incómodos. Era verdad, fue increíble como el peludo con buen apellido los había abandonado sin dar razones. Worthington acarició su propia barbilla mientras consideraba sus opciones. Nadie la fiesta parecía ser digno de entrar a su fraternidad, pero repentinamente una idea nublo su mente con desprecio al ver como Javier señalaba con la mirada al otro lado de la casa, fijando su inexpresiva atención a un visitante inesperado.
Hacia otro extremo, en medio de los bailes y la melodía, todo el grupo visualizo con facilidad a un reptil trasero púrpura cuyo trasero estaba sentado nerviosamente en otro de los sillones bajo la sombra de la soledad. Randall parecía no notar las miradas ajenas, pues estaba concentrado en no desaparecer a base de sus nervios y eso era evidente gracias a los movimientos irritados en su cola y manos superiores. Todos se volvieron a mirar, pensando si en verdad valía la pena.
"No puedes estar hablando en serio, ese idiota nos dejó en ridículo con sus tontos corazones. Ya lo sacamos de la fraternidad, ¿por qué volverlo a unir?" Chet se mantuvo firme con su opinión, la cual no era exclusiva de él. Prácticamente todos parecían inseguros con la idea, molestos por el acontecimiento pasado. Desde un principio ellos estaban conscientes de que el reptil fue invitado a unirse por haber sido el único que se destacó en el examen práctico para asustar al robot, no porque les agradara realmente. Jhonny sigue pensando.
"No lo quiero de vuelta, siempre se desaparece en las fiestas y termino tropezando con él.... ¿Ves? Y lo está haciendo de nuevo." Reggie apuntó a la dirección del monstruo lagarto, haciendo que todos notaran indiferentemente como su habilidad robaba toda concentración que lo mantenía cuerdo, desapareciendo de la vista de todos con facilidad. Jhonny sospechaba frustrado, ellos tenían razón.
"Oigan, Boggs puede ser un completo nerd..." Volteó los ojos discretamente hacia él antes de continuar "... Pero no tenemos más opciones, Sullivan nos rechazó y los demás estudiantes son un asco para representarnos. Él parece ser el único que nos permitirá rellenar ese espacio sobrante." Gruñó, incluso para el de cuernos la idea parecía tonta.
"¿Entonces qué le dirás para traerlo de vuelta? Por si lo olvidaste, lo habíamos expulsado", cuestionó Javier.
"No sé preocupen, yo me encargaré. También me aseguraré de que no estorbe en las fiestas, ustedes solo disfruten de la noche" Sus grandes cuernos brillaron orgullosamente antes de alejarse de su grupo, notando que estos parecían tomar en cuenta su invitación para divertirse . Lo último que captó fueron las voces amigas mezclarse sin preocupaciones entre la música y el baile de nuevo, permitiéndole cumplir con su papel de líder.
Su atención se fijó en el mismo punto vacío en donde Randall se encontraba, sentado en aquel sofá. Su forma invisible no era problema para el estudiante, pues realmente se había acostumbrado a esos comportamientos tan inusuales. La espalda y cola de Worthington cayeron directamente al asiento acolchado, a un lado de la presencia con la que necesitaba hablar.
"Hola, Boggs".
"¡Jhonny!"
El joven con ojos saltones saltó ante la intimidante presencia, apareciendo inmediatamente sobre el sofá. Sus dedos se apretaron sobre sus manos y su cola se balanceó detrás de él. El monstruo con cuernos se rió un poco ante el evidente nerviosismo.
"¿Disfrutas la fiesta? Usamos tu idea anterior sobre usar una sola mesa para la comida." Su peludo brazo reposó cómodamente contra la suave superficie detrás de su espalda, rodeando a Randall, quien se encogió.
"S-si lo hago... Es solo que... De verdad lamento mucho haberles arruinado la victoria! No quería caer justo en la alfombra y-" fue interrumpido.
"Está bien, lo que pasó ya fue y además ganamos al final. Bienvenido otra vez a la fraternidad, Boggs" Jhonny mantuvo sus colmillos en una larga sonrisa, haciendo que la lagartija sonriera y brillara alegremente.
"¿Hablas en serio?"
"Así es, Boggs. Podrás recuperar tu suéter de fraternidad después de la fiesta"
Otro chillido de felicidad se escapa de la garganta escamosa de Randall, cubriendo la boca a los segundos para ocultar su alivio ante la invitación. No podía esperar para convivir con sus otros compañeros dentro de la hermandad, a quienes lograron ver al otro extremo de la gran casa. Jhonny notó esa mirada y decidió intervenir de inmediato.
"Boggs, creo que es momento de que aprende a divertirte con nosotros... No podemos dejar que te quedes aquí nervioso toda la fiesta"
El cuernudo y el reptil de miraron fijamente, antes de apreciar como el primero de ellos se inclinaba hacia el suelo, levantando una botella con un líquido sin color. Randall abrió sus ojos verdes al ver el vidrio, sintiendo una extraña sensación de desconfianza. Jhonny se río al ver eso.
"Esto te ayudará a relajarte un poco, te lo aseguro." Le entregó la botella bruscamente, haciendo que las manos ajenas temblaran.
"No lo sé... N-nunca he tomado antes-" nuevamente fue interrumpido.
"No te preocupes, para todo hay una primera vez. Solo deja que te ayude".
Y fue con eso que las garras del líder tomaron la botella de vodka, acercándola al rostro de Randall. Él no peleó, no se apartó ni cuestionó. Solo pude pensar en hacerlo cuando el líquido comenzó a bajar.
Sus ojos esmeralda se abrieron con sorpresa y horror ante el sabor, su garganta se cerró luchando contra el reflejo nauseoso mientras su lengua y ojos lloraban para sacar el alcohol amargo de su boca. Fue entonces cuando instintivamente, las manos de geko apartaron a Johnny de su espacio personal, permitiéndole a Randall bajar la cabeza y escupir el resto de la costosa bebida en el suelo. El cuernudo no se molestó ni apartó la mirada, solo sonriendo ante las luchas y tos de su integrante más joven.
"Lo siento Boggs, quizás no estás hecho para disfrutar la pureza de su sabor..." Mientras el monstruo más joven continuaba luchando contra el deseo de vomitar, el de cuernos se puso de pie y caminó discretamente hacia la mesa de comida, tomando un vaso de plástico barato y vertiendo en este una cantidad considerable de refresco. Luego, volvió hacia el sofá, notando lo avergonzada que parecía estar la lagartija después de tener arcadas.
"Lo siento Johnny, no creí que sabría tan mal-" dijo, bajando la mirada.
"No te preocupes, tengo la solución a eso." Le entregó el vaso con el jugo burbujeante antes de tomar nuevamente la botella con alcohol y echar el líquido ardiente dentro del plástico, dejando que ambos se mezclen con facilidad. Randall parecía inseguro sobre si volver a intentarlo o no, pero ver a su líder esperanzado le dió fuerzas para volver a intentarlo. De un suspiro y con los ojos cerrados fuertemente, metió toda la sustancia en su boca, saboreando la extraña combinación de azúcar y alcohol. El sabor amargo se reduce por mucho, permitiéndole tragar todo sin problemas. Lo último que pudo sentir fue la emoción y la paz presionando en su sistema a los segundos, causando que por primera vez, se dejara llevar en su ambiente.
Los ojos del cansado sujeto se paralizaron ante el recuerdo, su mirada perdida en la nada y sus pensamientos esparcidos en culpa combinada con temor. Volvió a voltear a ver a su escamoso compañero, quien echó su cabeza en el reposabrazos del sillón mientras su cola todavía colgaba entre sus cuernos, con su atención igual de solitaria.
"Boggs, creo que soy un mal monstruo"
Randall gira lentamente los ojos hacia su amigo ante las inusuales palabras, cuestionando que él estaba consciente de lo que era ser 'mal monstruo'. La luz del televisor seguía golpeando sus rostros, iluminando el oscuro departamento sin demás luz artificial mientras el silencio los inundó por unos momentos.
"¿Por qué lo dices?" Su voz inexpresiva cuestionó.
"Siento... Culpa por mis acciones pasadas- siento que dañe a mucha gente, incluso mi familia" Johnny agachó la cabeza, dejando que sus cuernos se alejaran de la relajada cola escamosa del contrario. Su voz reflejó nada más que duda.
"Bueno... Yo tampoco soy alguien muy bueno..." Mencionó, aplanando las crestas del mar detrás de su cabeza en el momento que recordó sus múltiples intentos de homicidio. Pensó en encontrar las palabras correctas para aliviar a su amigo, pero era imposible. Fue entonces que su expresión cambió a una brillante e ingeniosa.
"Oye, ¿y qué tal si arreglamos nuestros errores? ¡Podemos redimirnos!" La cola de Randall saltó de alegría ante la idea sugerida por las drogas, sonriendo ante el pensamiento de reconciliarse con todos y vivir felizmente fuera de prisión y culpa.
"¿Cómo hacemos eso?" Preguntó confuso el más grande.
"¡Vamos a ver a los que dañamos, nos disculpamos y todos felices! Piénsalo, si nos drogamos mientras lo hacemos no sentiremos culpa o vergüenza. ¡Será rehabilitación gratis!" El lagarto bajo felizmente por el sofá, dejando que el cuernudo cuestionara su idea. Era perfecto, así podría dejar la culpa y finalmente lograría ser libre, empezar de nuevo y volver a ser amado. Inmediatamente se puso de pie y le dio un fuerte abrazo a Randall, felicitándolo por la idea.
"¡Eres un genio, Boggs! ¡Hagamos una lista, consigamos drogas, alcohol y vamos inmediatamente a disculparnos con todos!"
"¡¡Si! ¡¡Redención!!" Saltaron emocionados, listos para comenzar otro viaje en busca de un placer con buenas acciones.
"Muy bien, ¿quién era el primero en la lista?"
"¿Qué tal si empezamos con la conductora a la que le acabas de chocar? Ese golpe en su carro le costará mucho dinero"
"No, ella estará bien."
La carretera de la ciudad estaba completamente oscura, únicamente iluminada por las luces que el automóvil bautizado como Betty repartía por el pavimento. Worthington tomó con fuerza el volante y condujo a una velocidad regulada hacia su próximo destino directo a la redención, con las drogas recorriendo su sistema y el alcohol matando su cerebro. Randall mientras tanto, comenzó a revisar la lista que ellos mismos escribieron sobre una servilleta, buscando al indicado para dar inicio a su aventura.
"¿Qué tal si empezamos por Chet?"
"Creo que le debo una disculpa por ser un terrible jefe. ¡Empecemos por allí!" Dijo Jhonny, presionando el acelerador y dando rumbo hacia el departamento donde vivía su ex asistente, esto sabiendo gracias a los documentos legales que su empresa se encargaba de resguardar con información personal de los empleados. Continúo manejando a Betty hasta detenerse en un extraño vecindario de apartamentos sucios cuyo pago en la renta era el equivalente a la colegiatura de sus hijos. Oh mar, muy poco.
Ambos monstruos dentro del vehículo observaron atónitos las sucias estructuras que conformaban las calles, encontrándose con basureros abiertos a mitad del camino y animales roedores entrando por el drenaje. Se tuvieron que asegurar que no hubiera monstruos con malas intenciones esperando a atacar, solo por las dudas. Finalmente visualizaron su objetivo, otro departamento igual de deprimente pero con el número '27' escrito en la entrada. Se estacionaron descuidadamente cerca de un poste bajo la luz y bajaron corriendo hacia el sitio, tropezando con botellas y su propio desastre.
"¿Seguro que es aquí? Debiste pagarle una miseria cuando trabajó para ti" susurró Randall mientras se deslizaba en el techo, tratando de enfocar los números en las diversas puertas y hogares. Jhonny rodó los ojos mientras caminaba de forma menos sutil.
"Le pagaba bastante bien, de hecho. Pero él siempre fue aferrado a su madre, quien si vive en la miseria. Al parecer tenían muchas deudas gracias a su padre, lo normal de cualquier familia". subieron al segundo y tercer piso, buscando entre los pasillos. El de cuernos sonoro y corrió cuando ubicó la puerta que estaban buscando, una que se distinguió sobre las otras gracias a un adorno navideño que se encontraba colgado en el marco de la puerta. Johnny se lo enseñó orgullosamente al lagarto, quien parecía paranoico con el ambiente, buscando que nadie lo viera.
"Mira Boggs, este es el adorno que le regalé en navidad cuando trabajamos juntos los primeros años. ¿No es bonito?"
"¿Por qué lo tiene colgado ahí? Estamos a punto de comenzar junio."
"No lo sé, pero me alegra que todavía lo tenga allí!"
De no ser por las drogas y el alcohol, Worthington hubiera buscado cualquier excusa para no tocar la puerta y revelar su primer rostro familiar al que le debía una disculpa, se sentía levemente angustiado. Respir profundamente antes de armarse de valor y tocar, esperanzado por una oportunidad. Durante los primeros minutos no escucharon nada, así que volvió a tocar de forma insistente, casi irritante. El reptil quería sugerir que se fueran, quizás no había nadie, pero lograron escuchar unos ruidos detrás del apartamento. Se miraron dudosos antes de volver a tocar, fue entonces cuando sucedió su peor susto hasta ahora.
"¿QUÉ?!"
Escucharon el extraño grito lleno de ira, seguido de un azote en la puerta que la abrió sin siquiera escuchar una cerradura. Ambos drogadictos se echaron atrás, observando llenos de sorpresa a Chet, luciendo cansado tras la insistencia de los visitantes. Antes de poder decir algo, el monstruo relajó su mirada, ubicándose confundido a ambos rostros.
"Tienes que estar bromeando.." murmuró el de un solo ojo, usando su escamosa pinza para frotarse el rostro y así enfocar su visión a través del sueño. Randall y Johnny se miraron unos segundos, procesando el extraño e inusual comportamiento del cangrejo. Este pareció quedarse sin palabras, pero su expresión reflejaba no más que confusión. El de cuernos se enderezó, y comenzó a hablar.
"¡Chet! ¡No te había visto después del primer juicio! ¿Qué tal todo?" Abró sus enormes brazos, como si esperara un saludo informal. Pero el contrario no se movió en lo absoluto.
"No pueden estar aquí, menos estando... En esas condiciones. Sobretodo tu, Boggs." Dirigió su atención al reptil, quien hizo una mueca ante el señalamiento. En realidad, él nunca hubiera querido ir a disculparse con el ex compañero de fraternidad, pues todavía lo odiaba por haberlo electrocutado hace meses y usarlo como conductor de electricidad para encender irónicamente su propia máquina de hace mucho. La tensión se rompió gracias a Johnny, quien apartó suavemente a Randall y continuó su discurso.
"No te preocupes, será rápido..." Sonrió nerviosamente antes de seguir. "Queremos disculparnos contigo, fuí un jefe terrible y debí haberte dado ese aumento por el que tanto rogabas! Boggs también está muy arrepentido por haberte molestado antes" Juntó sus garras, en una especie de ruego. Chet miró hacia el lagarto, quien negoció con la cabeza hacia esa última parte. Luego volvió a su ex jefe.
"Entonces, ¿estás arrepentido?" Cruzó los brazos.
"Si, lo estoy y mucho. Estamos en camino a la redención y tu fuiste el primero en la lista! Prometo esta vez darte muy buenos regalos para cada festividad y en caso de que sigas buscando trabajo, darte un muy buen salario y vacaciones. ¿Qué opinas?" Respondió, sonriendo en busca de aprecio. Pero lo único que recibió fue una mirada extraña del monstruo que solía admirarlo profundamente en sus inicios, una llena de confusión tras ver sus pupilares extremadamente distorsionadas por la droga. El más pequeño no parecía desear esto.
"Esto no es redención, Johnny. Tienes familia y admiradores, no puedes estarte drogando junto con un criminal tan buscado", señaló a Randall, quien se volvió a ofenderse. "Llamaré a la policía y haré que los lleven a un lugar más seguro".
El rostro del dúo se abrió con terror ante la declaración que los condenaría a ambos mucho tiempo tras las rejas. Cuando Chet se dio la vuelta para tomar el teléfono de su hogar, ambos se dieron a la fuga, empujándose mutuamente en su bajada por las escaleras, buscando llegar al carro lo antes posible.
"Maldito molusco, sabía que era mala idea ir con ese soplon!" Exclamó Randall, furioso por la traición presenciada.
"¡No te preocupes, el siguiente monstruo será mejor y nos perdonará! ¡Ahora sube y vámonos!" Respondió Johnny, corriendo pesadamente hasta el automóvil después de tropezar para salir del asqueroso edificio. Subió al asiento conductor de forma rápida, con Randall deslizándose hacía la ventana para aterrizar a su lado. Cuando el escamoso cayó al asiento lateral, el de cuernos aplastó el acelerador y condujo lo más lejos posible del asqueroso vecindario, asegurándose de no ser visto a través de la noche oscura.
El silencio se hizo presente entre ambos, siendo su agitada respiración el único ruido que los acompañó durante los siguientes minutos. No sabían que decir, la adrenalina subía y bajaba de sus sistemas como un simple juego de probabilidad, regulandose cada que se alejaban más y más de la carretera principal, en donde su ex compañero probablemente ya había terminado de buscar ayuda.
"¿Quién sigue, Boggs?" Tragó, esperando un comentario no sarcástico. Afortunadamente su suerte se mantuvo y el reptil comenzó a leer los escritos en la servilleta una vez más.
"Oh, parece que seguiremos con la fraternidad. El siguiente es Javier", señaló, mostrándose indiferente con la idea.
"Oh si, debo disculparme por no haberle dado el trabajo cuando se fue de Monsters inc"
"¿Por qué no le diste el trabajo?" Cuestionó el lagarto.
"No lo sé, su desempeño en nuestro simulador de miedo no fue lo que esperaba... ¿Dónde vive él?"
Randall entrecerró los ojos al intentar forzar su mirada para leer lo que había escrito el mismo hace horas, con la esperanza de haber anotado su dirección o número de teléfono. Pero no había nada.
"No lo sé, la última vez que habló con él fue por teléfono hace muchos meses" respondió, molesto por no poder recordar absolutamente nada de su última conversación con el insecto. Cerró sus ojos saltones y cansados, buscando entre sus memorias alguna pista, pero solo encontró humo y sombras.
"Muy bien, quizás debamos preguntarle a alguien después. ¿Quién sigue en la lista?" El de cuernos habló sin apartar su mirada de las oscuras calles, esperando otra respuesta.
"Johnny... ¿Cuál es mi nombre?" Preguntó Randall repentinamente, mirando a la nada con ojos sin vida tras darse cuenta de que no podía recordar ni pronunciar su propio nombre. Las drogas distorsionaron todos sus pensamientos y ambiente, lo que le hizo entrar en un estado de pánico casi de inmediato.
"Boggs no digas tonterías, pásame la lista, escogeré al siguiente." Gruñó el más grande, arrebatándole de las manos la servilleta y comenzando a analizar, teniendo cuidado de no descuidar el volante. Su siguiente destino sería difícil de confrontar sin otra dosis de alcohol.
"NO"
"Boggs, tenemos que hacerlo."
"¡No quiero! ¡Esos idiotas no merecen mi disculpa!"
El dúo observará el departamento desde el cómodo asiento en el interior del auto, pensando si valía la pena o no ir hacia allá y otorgar la paz con sus enemigos. Randall parecía obsesionado indirectamente con la idea de rendirse, mirando con atención los últimos pisos, como esperando una señal o una excusa para no ir. Johnny solo estaba nervioso, sus garras temblaban en un intento desesperado por tomar otra botella de vodka y vaciarla en su sistema. Randall ya había tomado varios tragos de vino antes de detener a Betty sobre la banqueta.
"Johnny, tengo hambre". Hubo una queja, seguida de un rugido de tripas provenientes del estómago escamoso de la lagartija. El de cuernos pausa la conversación mientras terminaba de tomar el alcohol directamente de la botella, antes de soltar el recipiente de vidrio y responder.
"De hecho yo también... Vemos que tienen esos dos monstruos en su departamento, seguro tendrán el refrigerador lleno"
"¡Sí! ¡Vamos!"
Antes de que los dos idiotas borrachos salieran del vehículo, Worthington pudo sentir un fuerte escalofrío subir y bajar por toda su espalda, antes de volver a perder la conciencia y noción de sus actos. Todo se volvió negro y los olores a su alrededor cambiaron dentro de sus memorias mientras se balanceaba, directo al pasado una vez más.
Recuerdo 4: Esto no está bien.
Al rededor de las 9:00 de la noche todo parecía despreciablemente vacío dentro del piso de oficina, siendo únicamente acompañado por el conserje, quien trapeaba justo en esos momentos los blancos mosaicos en el piso. Las computadoras, los papeles y los teléfonos estaban ordenados arriba de la gran cantidad de escritorios, siendo un aburrido recordatorio de su futuro. Jhonny no quería trabajar en un ambiente así, pero no tenía opciones.
El adolescente con cuernos medianos caminó de entre los pasillos, cargando penosamente un recipiente con comida caliente que su madre preparó para su padre, puesto a que este se quedaría otra vez en la oficina hasta tarde. Carne y pasta hacían humo entre sus narices, no podía negar que olía delicioso y quería probar.
Cuando llegó a la puerta en donde el jefe de la empresa se encargaba de todo, pensó dos segundos antes de llamar, pensando si sería buena idea o no mencionar que su esposa probablemente escupió también en su comida.
"Papá, vine a dejarte tu cena... Mamá dice que espera que la disfrutes" habló, tratando de acercarse lo suficiente a la puerta para ser escuchada pero no hubo ninguna palabra. Esperó unos segundos antes de presionar la perilla y girarla, asomándose al oscuro sitio. Ninguna luz estaba encendida, así que tomó la mala decisión de iluminar todo. Fue entonces que sus ojos se abrieron tanto como pudo, observando el horrible escenario que ningún hijo desearía haber presenciado.
"¡Oh Dios mío, Johnny!" Gritó su padre lleno de sorpresa, seguido del jadeó femenino por parte de una chica joven que se bajó de encima. Ambos habían sido sorprendidos en una posición reveladora, con su padre sentado debajo de los brazos y piernas de otra mujer cuya intención era dolorosa de descubrir. La elegante figura de la secretaria se levantó, arregló su falda y corrió para salir de la oficina, riendo y tropezándose nerviosamente después de apartar al niño. Johnny miró a su figura paterna cuya intención parecía no desear revelarle algo de verdad, esto incluso si no hacía falta.
"Papá... ¿Qué estabas...?"
"Nada, cosas de negocios. Te he dicho muchas veces que tocas la puerta cada que vengas a dejar algo a la fábrica"
"Perdón."
El gran monstruo líder de la negociación avanzó a paso lento hacia una caja de licores en la esquina de la oficina, tomando dos recipientes de cristal y dejándolos en el escritorio mientras comenzaba a hablar. El ambiente se sentía demasiado pesado para el hijo ahora.
"Hijo, has crecido mucho y creo que ya eres todo un hombre. Estás listo para tomar tu primer trago de un buen whisky con tu viejo".
Y así fue, tomó una botella elegante y cara del alcohol para después vertir el contenido en ambos recipientes, tomándolos y entregándole uno a su 'pequeño hombre'. Johnny tomó con desconfianza el whisky, su olor y color no le daban buenas señales pero ver a su padre llevárselo todo a la boca sin problemas lo hizo cambiar de parecer. Cerró los ojos con fuerza y el primer trago se deslizó para quemar por completo sus sentidos. Todo volvió a distorsionarse.
Cuando despertó horas después, estaba en el auto junto con su padre, quien manejaba sin preocupaciones con su hijo borracho a su lado bajo la noche. Cuando ambos hicieron contacto visual por unos segundos, lo último que supo fue que hizo un desastre en la oficina cuando el licor lo emocionó y que eso le costaría dinero para limpiar. Parecía estar en problemas, pero el alcalde le aseguró que no tenía nada de qué preocuparse. Pues nadie se iba a enterar de lo que sucedió esa noche, ni siquiera su madre.
El departamento estaba completamente limpio, las luces se encontraban encendidas y no había absolutamente nadie al rededor. Ambos monstruos drogados que habían destrozado la puerta de entrada lograron pasar sin mucho esfuerzo, buscando a sus objetivos para ofrecerles una disculpa. Pasaron al rededor de dos horas metiendo sus narices en las habitaciones, yendo al baño y dejando un desastre en la cocina tras devorar todo lo que encontraron, dejando nada más que sobras y plástico tirado. Johnny agarró conciencia nuevamente solo para encontrarse acostado sobre una pila completa de comida arriba de la mesa, con Randall a su lado mordiendo una hamburguesa recién calentada en el microondas.
"Volví a desmayarme, genial. Creo que es mejor dejar las drogas." respiró pesadamente, dejando que su espalda se estabilizara sobre toda la mierda esparcida. El reptil alzó sus crestas con duda.
"¿De qué hablas? Estuviste jodiendo durante horas" Su boca llena de comida no le permitió prestarle importancia a lo que Johnny le decía, estaba completamente concentrada en acabar su tercera hamburguesa.
"Eres pésimo. ¿Dónde están esos dos idiotas de Mike y Sullivan? Necesito disculparme para poder seguir la lista". el de cuernos golpeando molesto el suelo, esperando una señal para poder continuar su rehabilitación.
"Seguro están en una fiesta o algún tipo de reunión formal en la oficina. ¡Como los odio!" Continúo el lagarto, agitando su cola con molestia y arrugando la envoltura de la hamburguesa, dejándola desinteresadamente al suelo.
El dúo estaba tan ocupado en sus quejas que no lograron ver ni escuchar a los otros dos monstruos a un lado de la cocina, observando atónitos el desastre. Mike estaba boquiabierto, su único ojo ocular palpito con ojo ante la asquerosa vista de sus dos enemigos borrachos en su propio espacio personal. Por otro lado, Sullivan se mostró más confundido que alarmado. Ambos se miraron en busca de algún plan para entender que era lo que estaba sucediendo y como lograron destrozar la puerta sin que nadie escuchara.
"Sully, deberíamos llamar a la policía", sugirió el verde.
"Si, seguro ellos sabrán qué hacer..." Respondió el más grande sin apartar su atención del dúo contrario.
Johnny y Randall saltaron conmocionados cuando finalmente lograron captar las voces ajenas, anunciando su plan de delatarlos a la policía. Ambos se pusieron de pie entre tambaleos y esfuerzo extra, cargando consigo una expresión llena de coraje.
"¡No nos atraparán! ¡Asquerosos arquitectos!" Gritó Randall con ojo antes de sujetar a Johnny de la garra y comenzar a arrastrarlo directo a la salida del apartamento. Empujó al monstruo de un solo ojo durante el proceso, rompiendole la muñeca tras hacer que cayera al suelo. Ninguno escuchó su grito de dolor, pues al poco tiempo ya estaban de vuelta con Betty, conduciendo a un nuevo destino.
"Johnny, esto no está funcionando. Hay que hacer algo más" el lagarto echó su cabeza hacia atrás en una serie de quejas y reclamos, estirando sus extremidades y asegurándose de que el cuernudo lo escuchara.
"No digas tonterías, Boggs. Aún falta mucha gente". Respondió, sin ni siquiera molestarse en mirarlo desde el asiento contrario. Estaba muy metido en sus pensamientos, esto debido a que estaba consciente de quien era el siguiente en la lista de disculpas. Tylor Tuskmon estaría poco complacido de volverlo a ver.
"Yo quiero ir al planetario... Dicen que si te drogas en el estacionamiento y entras podrás viajar con todas las estrellas!" Randall interrumpió, agitando los brazos en una especie de imitación hacia la noche mientras imaginaba como se sentiría creer que estás volando entre cuerpos de luz sobre el aura celestial. Johnny solo alzó la ceja ante su extraño comportamiento producto de sustancias.
"No iremos allí, es tonto..." Rodó los ojos mientras continuaba conduciendo, sosteniendo con fuerza el volante.
La luz del amanecer comenzó a iluminar la ciudad, como inicio para poder seguir con la rutina habitual de cada ciudadano. Ambos monstruos se miraron, tomando indirectamente la decisión de alejarse lo más rápido posible de la vista de otros. Seguro encontrarían un lugar para encerrarse y seguir metiendo sustancias a sus cuerpos.
Pero antes de saber a dónde irían, el de cuernos volvió a sumergirse en una sensación familiar y traumática. Comenzó a cien en la inconsciencia y el pasado una vez más.
Recuerdo 5: Lo que te hace tan amado.
La secundaria nunca fue un reto tan grande para Johnny, conocer a otros monstruos y hablar con ellos era tarea demasiado fácil para él debido a su conocido apellido junto con su singular apariencia de un verdadero asustador. Era popular escuchar sobre los ciudadanos que navegaban entre puertas hacia otras dimensiones para recolectar gritos y así otorgarle energía eterna al mundo, su padre era amado por todos gracias a su rol como líder de una de las compañías más exitosas en ese momento. El cuerno con adolescentes no era la excepción de esas ideas sobre su imagen, siendo normalmente alabado por acciones que no le pertenecen.
Ese día uno de sus compañeros de escuela organizó una fiesta en casa de sus padres, invitando a todo un grupo de monstruos al sitio. Johnny ni siquiera lo pensó, sería su primera fiesta fuera de la vista de sus padres así que con coraje aceptó la invitación. Cuando entró al rededor de la noche, pudo sentir el peso del ambiente desconocido sobre él.
La casa era de tres pisos, había cerveza y botellas sobre una de las mesas a un lado de la puerta. Varios rostros conocidos disfrutaban de la compañía de otros sobre la cálida luz amarillenta y casual que emitía la casa. Johnny no esperaba en lo absoluto que el grupo de invitados fuera tan reducido, haciendo que la fiesta se sintiera más como una reunión aburrida. No había alguien que llegara a saludarlo así que solo se sentó en un gran sofá en medio de la sala y trato de relajar sus nervios sociales. La gente solía saludarlo mucho pero esta vez no recibió ni una sola mirada, lo que lo hizo sentirse necesitado. Fue entonces cuando apareció alguien inesperado.
"Hola, eres Worthington... ¿Cierto?" Una voz femenina habló, sacando al cuernudo de cualquier trance sobre su cuerpo. Cuando volteó hacia el inesperado invitado, pudo apreciar con emoción a su compañera de clase, Carrie Williams. Ella era un monstruo femenino con un hermoso y corto cabello color rojo carmesí, tres ojos que eran cubiertos por unos elegantes lentes de lectura y una piel tiernamente rosada. No era popular en lo absoluto, a ella siempre la veía almorzando sola durante los descansos. A muchos chicos deportistas les gustaba dejarle notas sobre su casillero o mochila, recordándole lo gorda que estaba a comparación de otras mujeres en el instituto. Carrie no era delgada, pero aún sabiendo esto, Johnny se esforzaba en arrancar la mayoría de aquellas horribles notas y tirarlas a la basura. Pues a él, le parecía linda. Aunque nunca se atrevió a mencionarlo.
"Oh, sí. Puedes llamarme solamente Johnny". él la invitó a sentarse a su lado, dando unas palmadas suaves en el asiento. Ella felizmente aceptó.
"Me llamo Carrie, te he visto en el club de teatro y creo que eres muy bueno" ella sonriendo, apretando sus dientes con pánico tras la repentina desaparición de ideas en la conversación. El de cuernos no la cuestionó, disfrutaba hablar de verdad con una chica que no le mencionara al primer momento quien era su padre o buscara provecho de eso para pedirle dinero y desaparecer.
"¿Me has visto? No muchos vienen a las obras. Deberías intentar unirte conmigo, sería divertido tenerte allí." avisando con un poco de desconfianza en su declaración. Él sabía que la chica no estaba en ninguna actividad extra de la escuela, así que le fue fácil invitarla. Ella recibió inesperadamente rápido, usando un gesto con su cabeza.
Su plática continúa sin problemas, dando paso a diversos temas que les permitieron conocerse más. Ambos se sintieron seguros en compañía del otro. Pero eso cambio repentinamente cuando tras un fallo en sus recuerdos del pasado, todo se distorsionó, provocando la aparición de un rostro cuyo aspecto no lograba recordar una diferencia de sus acciones.
"Oye, Worthington. No te había visto en la fiesta, ¿Un trago?" El deportista se puso enmedio de ambos, ofreciéndoles al de cuernos una lata de cerveza recién abierta. Johnny tragó saliva cuando más monstruos se acercaron a su alrededor al escuchar aquel famoso apellido. Sus nervios estaban por los cielos. Él no quería tomar alcohol, pues tenía miedo de algunas ocasionales sensaciones pasadas respecto a la bebida, pero la presión era inmensa. De un profundo respiro, todo el líquido amargo y frío se deslizó por su boca fácilmente. No podía ver la expresión del anfitrión de la fiesta, pero lograba sentir sobre él la aprobación del grupo. Ahora estaba relajado.
"Oigan, pero si es la gorda Carrie! ¿Por qué estás aquí? Nadie te invitó a venir" la voz del más grande reía con fuerza, seguida de las burlas de otros a su alrededor. Johnny podía sentir como su corazón se hundía cuando la chica con la que hace poco estaba charlando tratando de ignorar los comentarios, cubriendo su propio estómago con vergüenza debajo de su lindo suéter color amarillo mostaza. El cuernudo pensó en alguna forma de alejarla de esto, pero no encontró las palabras ni el momento para hacerlo. Tampoco una razón.
"Worthington, ¿Qué hacías con ella? ¿No es un poco superior a ti?" El grupo de río a carcajadas ante el sarcasmo del deportista, todos menos la pelirroja, quien lo miró con vergüenza.
"Oh, no... Yo solo estaba..." Johnny no encontró las palabras o la manera correcta de evitar que esto continúe. Podía sentir los múltiples ojos de la gente sobre él, esperando una respuesta ingeniosa para seguir atormentando a la marginada. ¿Qué era lo correcto en estos momentos? Si la defendía, terminaría siendo catalogado como un completo aguafiestas frente a su escuela. Pero de lo contrario, si quedaba en silencio, la chica cuyo rostro siempre era agradable de ver continuaría viviendo en la soledad durante un tiempo indeterminado. Johnny miró fijamente su lata con cerveza por unos segundos, con las pupilas temblando tras sentir el tiempo y los segundos correr sobre su suerte. Tenía que hacer lo correcto y tenía que seguir siendo el monstruo que todos pensaban que era.
Respir hondo, subiendo el pecho con coraje y valor antes de tomar su decisión. Miró a Carrie, cuyos ojos rogaban piedad. La oscuridad aisló la mente de ambos adolescentes antes de que las crueles palabras hicieran eco en la vida de la chica. Ninguno de los dos lo olvidaría.
"... Yo solo estaba a punto de pedirle que se largue, creo que se equivocó con la dirección. Aquí no es ningún criadero de cerditos"
Pudo sentir como la gente al rededor se reía con fuerza del ridículo chiste, provocando miradas divertidas y de aprobación sobre él. Por otro lado, cuando miró a Williams a los ojos, todo lo que pudo apreciar fueron las lágrimas luchando por no resbalarse sobre su rostro. La decepción y el dolor fueron un melancólico recordatorio de su decisión.
Antes de poder continuar con las bromas, la chica se arrastró fuera del sofá en una serie de sollozos antes de largarse de la fiesta con las garras cubriendo su triste cara. Johnny no la detuvo, no le gritó y ni siquiera le habló después de lo sucedido. Todos los recuerdos se volvieron a distorsionar, provocando algunas visiones sobre la mujer durante su reencuentro en la universidad. Lo más horrible fue recordar, que ninguna de las identidades de aquellos chicos cuya aprobación era necesaria fue recordada posteriormente.
"Entonces, todo lo que quiero decir es que de verdad lamento mucho lo que te hice a ti y a... ¡Cielos! Volví a desmayarme... ¿Dónde estoy ahora?"
Cuando la luz tocó sus ojos cansados, pudo percibir la iluminación del cálido sol entrar por aquellas grandes ventanas del techo, golpeando su pelaje. Observó a su alrededor, percibiendo un sincero olor a oficina acompañado con sonidos extrañamente deformados. Su tardó atención en enfocarse, y cuando lo hizo, el terror aterrizó sobre su mundo. Estaba en medio de la planta de risas de Monsters inc.
"Este... ¿Johnny?" Una voz joven preguntó, trayendo su cordura a la realidad una vez más. Cuando dio la vuelta, el primer rostro que observó fue el de Tylor Tuskmon, aquel monstruo con un talento increíble en asustar que manipuló y usó para su beneficio. Él estaba junto con su amiga color amarilla, de la cual recordaba su nombre pero no encontró la forma correcta de identificarla. Para terminar, cuando sus ojos vagaron por toda el área pudo sentir las miradas de diversos trabajadores sobre él. Lo estaban juzgando, sus miradas en silencio solo reflejaba última y confusión. Fue humillante, pero empeoró cuando identificó rápidamente a monstruos con los que solían trabajar antes, ex-sustadores de Fear co.
El silencio se apoderó de la terrible escena, todos observaban sin miedo al monstruo más popular del momento, Worthington. Trató de sonreír en un intento para suavizar el ambiente, pero los demás se limitaron a mirarse entre si ya murmurar cosas. Por un momento recibió una oleada de mareos, causando que volviera a luchar entre su realidad y los recuerdos del pasado, no debía desmayarse ahora, no podía.
"Johnny, tranquilo. Solo respira y déjanos ayudarte..." Tylor habló, forzando una voz extremadamente suave en un intento de no alterar al monstruo drogado, quien ya estaba temblando sobre sus propios pies ante la presión de ser visto en un estado tan lamentable. El más joven se acercó e intentó evitar que Worthington retrocediera o en su defecto cayera al suelo, pero el repentino toque el envío una determinación agresiva, haciendo que se apartara.
"¡Apártate Tuskmon!, ¡No necesito tu compasión o la de otros! Solo he estado drogado un día, no es para tanto." exclamó, tratando de convencerse a sí mismo sobre la idea de que esto no estaba pasando. Todos continuaban observando el intercambio entre el bromista y el ex jefe de Fear co, atónitos ante las palabras de este. Fue entonces cuando pudo notar la confusión en el rostro de Tylor, quien miró a su amiga en busca de algo.
"Johnny... Has estado desaparecido dos semanas, te han estado buscando. Por favor, deja que te ayuden".
Esas palabras golpearon fuertemente a Worthington, enviando un escalofrío horrible por toda su espalda. Se había desmayado en varias ocasiones pero nunca se cuestionó que tan lejos iba a llegar bajo la inconsciencia. ¿Acaso continúa con la lista de disculpas? Eso explicaría el porqué estaba en la fábrica.
Antes de poder hablar o explicarse a si mismo su razón, la policía entró al sitio. Johnny saltó cuando tres oficiales apartaron a otros monstruos a su alrededor para intentar llegar a él. Sus rostros serios reflejaban la probabilidad de que esta no haya sido la primera vez que intentaron atraparlo dentro de algún establecimiento de forma ilegal.
El cuernudo buscó a sus al rededores la forma más fácil de huir pero se encontró paralizado en medio de la planta, sus piernas no respondían y eso lo hacía temer por su libertad. Los trabajadores a su al rededor solo observaban con incomodidad. No tenía más remedio, cerró los ojos y espero su arresto con impaciencia, pero de pronto...
"¡Idiota!, ¡Te dije que era mala idea!"
La voz de Randall hizo eco por su cabeza, haciendo que todos a su al rededor retrocedieran aterrados ante el encuentro con el criminal. La lagartija al parecer había aprovechado su camuflaje para colarse a la planta y en menos de cinco minutos, derribar a los guardias que iban a por Johnny. Fue entonces cuando el cuerpo del lagarto se hizo visible frente al drogado.
Cómo era de esperarse, el reptil se veía demacrado a niveles alarmantes, siendo su cuerpo mucho más delgado y enfermizo que hace unas semanas. Sus ojos también parecían hundirse con cansancio, rogando por algo de sobriedad. Antes de que Johnny lograra hablar o pedir alguna explicación, Randall tomó su garra con fuerza y lo arrastró fuera de la planta. Los gritos distorsionados se comenzaron a escuchar desde lejos, gritando su nombre en busca de alguna señal para salvarlo.
Pasaron por toda la fábrica, esquivando diversos monstruos que parecían estar sorprendidos ante la escena. Entre esos identificaron nuevamente a Sullivan y Mike, quienes se apartaron de su camino ante los bruscos empujones de la lagartija.
Cuando llegaron al estacionamiento, Johnny visualizó su auto sucio en el medio de la entrada, con las puertas abiertas y los vidrios rotos. De verdad quería reclamarle a Randall sobre lo que le había estado haciendo a Betty durante sus desmayos.
Ambos entraron chocando hacia la máquina, asegurándose de que todo estuviera listo para huir. El de cuernos ni siquiera pensó o cuestionó lo que hacía, solo tomó las llaves y subió el carro, pisando el acelerador con fuerza para conducir a un nuevo destino junto con Randall a su lado. Pero la idea dejó de ser divertida cuando sus ojos se fijaron en el espejo lateral del auto, observando la entrada de la fábrica que parecía hacerse más pequeña mientras avanzaba.
Allí, las siluetas de los policías y de Tylor intentando alcanzarlos se dejaron notar, reflejando una mirada llena de confusión y vacío. Sin embargo, junto a todos ellos, Johnny jadeó con terror al lograr ver por unos breves instantes a Claire Wheeler, su esposa, asomarse discretamente detrás de uno de los oficiales que antes lo habían perseguido. Su corazón se detuvo en una asquerosa culpa consumiéndolo lentamente, recordando como la abandonó sin ninguna explicación por varios días. ¿Ella lo estaba buscando? ¿Le habían hecho creer que finalmente lograron arrestar a su marido? No lo sabría aún.
Condujo el auto hacia un destino desconocido, manejando por las calles en medio de la soleada mañana. Todo parecía extrañamente silencioso y vacío, como si el mundo se aislara a su al rededor, dejándolo solo junto con...
"Randall." Johnny habló. "¿Qué rayos sucedieron?, ¿Cómo es posible que hayan pasado dos semanas?" Exigió una respuesta, apretando inconscientemente el cuero que cubría la superficie del volante. Su rostro se arrugó bajo el deseo de asfixiar al lagarto que lo condenó a la perdición, ni siquiera quería esto desde un principio.
Randall volvió a su realidad, mirando fijamente al monstruo en el asiento conductor tras el interrogatorio. Parecía notar sus intenciones pero las drogas en su sistema lo mantuvieron relajado hasta el punto de no estar preocupado en lo absoluto con la idea de ser asesinado allí mismo.
"Bueno, estuvimos fuera de la ciudad por un tiempo. Dijiste que debías disculparte con Carrie Williams así que la estuvimos buscando pero no hubo señales de ella. Entonces volvimos e insististe en venir con el tonto bromista con cuernos para disculparte. Fue divertido hasta que "La policía vino."
Tras la explicación, supo que en realidad asfixiar al más pequeño sería un acto innecesario. Algo en Johnny lo hizo cuestionarse si realmente seguía acompañando a Randall a su propia destrucción solo para no ser delatado sobre su fraude. Parecía estar convencido de que esto era por decisión propia, disculparse por cosas del pasado y presentar bajo el abrazo del polvo era la única forma de olvidar la mierda que fue con todos. Él era igual de asqueroso que el lagarto criminal.
Su silencio se apoderó de la atmósfera, siendo solamente aliviado por los ruidos exteriores. La mente de ambos monstruos estaba desequilibrada, cada uno pensando en sus propios asuntos. Johnny no sabía de qué forma lograría recuperar su vida, junto con sus hijos y su esposa... ¿Cómo salir inmune de esta? Ya había arruinado todo desde los
primeros meses en prisión.
Ya nada importaba.
Recuerdo 6: No pares de bailar.
"Johnny, no estoy seguro de esto..." Randall habló, siendo su voz opacada por el ruido de la música rebotando en toda la casa de la fraternidad junto con las risas y gritos juveniles a su al rededor. La fiesta lo volvió a poner nervioso.
Como era de esperarse, el grupo de ROR organizó una fiesta para dar cierre a los juegos del miedo, grabándole a toda la universidad su segunda victoria en el gran evento desde los primeros juegos. Los recién egresados fueron invitados al enorme festejo lleno de movimiento y ritmo, notándose más confiados que el mismo lagarto.
Durante todas las fiestas que la hermandad organizaba, Johnny se había encargado de comprar suficiente alcohol y jugo para entregárselo a su miembro más joven, con la intención de mantenerse relajado o incluso inconsciente, lejos de todos ellos. Esa fiesta no era la excepción, siendo el de cuernos el responsable de traer una botella con vino blanco para ofrecerle. Sin embargo, el lagarto intentó negarse esta vez.
"¿De qué hablas? Te gusta estar borracho y hoy vienen nuevos estudiantes a conocer sobre nosotros. Te necesitamos allí", exclamó el líder, apartando la botella un momento. Ambos monstruos se encontraron en uno de los sofás en la terraza de la vivienda, en medio de un ambiente ruidoso con la música sonando al otro lado de la puerta. De haber estado dentro, se hubieran ignorado mutuamente sin darse cuenta.
"Yo... Solo creo que no quiero bajar- quizás no estoy de humor. A demás, ahí están algunos que ni siquiera estudian en la facultad, se están portando extraño conmigo..." sus manos de geko se entrelazaron nerviosamente entre si , dejando en claro su ya conocida inseguridad con los nuevos monstruos a conocer. Johnny solo suena un poco ante esto, ignorando por completo lo que su compañero podía sentir.
"Escucha, Boggs. Sé que has estado trabajando muy duro para darle un equilibrio a tu hermandad ya los estudios..." El más grande mencionó, casi finciendo fascinación. Durante los últimos meses había visto como el lagarto se desvelaba estudiando por las noches para cualquier tipo de prueba en los simuladores, al mismo tiempo que se esforzaba por dar un buen rendimiento en los eventos. Pero no hacía el más mínimo esfuerzo en socializar durante las fiestas, al contrario, de no ser por el alcohol posiblemente las escamas de Randall se hubieran mantenido invisibles sin razón aparente. Ninguno en la fraternidad quería a la lagartija estorbando por allí, pero necesitaban dar buena impresión a otros, cosa que implicaba que estuvieran unidos.
"...Pero..." Johnny continúa. "De verdad nos encantaría que estés allí con nosotros un rato para disfrutar la fiesta." Volvió a acercar la botella de vino, invitándole a tomar un trago para relajarse. Él más pequeño tomó el delicado cristal y lo observó un momento, indeciso sobre si tomar o no.
"¿Entonces voy y solo sonoro?" Randall volvió a hablar con la confianza totalmente descartada. Para este punto, el de cuernos estaba perdiendo un poco la paciencia.
"Boggs, la fraternidad de ROR solo acepta los que de verdad tienen la capacidad de demostrar su verdadero potencial asustando. Tu eres uno de esos y como miembro en nuestro grupo, debes actuar como tal." Johnny se puso de pie bruscamente, cruzando los brazos casi con autoridad. El reptil se encogió un poco ante el repentino cambio. "¿Recuerdas esa canción qué te mostré?, ¿La de la mujer que siempre tenía que bailar sin importar nada? Bueno, tómala como ejemplo para esto."
Ambos se miraron unos segundos, notándose en un aislamiento aterrador con emociones ajenas. El de cuernos recordaba una ocasión en la que cuando era apenas un infante, su madre le explicó con indiferencia que a nadie le importaba realmente si él quería hacer o no algunas cosas, las haría porque complacer a otros era una prioridad para su vida. Ahora esas memorias se sentían como un peso asqueroso sobre sus hombros.
Antes de que Randall tomara la decisión de escucharlo y llevarse el jugo a la boca, Johnny se inclinó delicadamente a su lado, sentándose en el sofá y aplastando la superficie suave con su peso. Luego, seguido de un suspiro, volvió a hablar.
"Estaré para ti siempre, no te preocupes. Solo toma un poco de eso y bajemos a disfrutar la fiesta"
Los ojos de la lagartija se iluminaron un poco ante las palabras de quien admiraba, sintiéndose seguro en aquel ambiente social que tanto odiaba. Tomó un largo trago sin pensarlo dos veces y se dejó caer en las garras de su líder.
Para este punto, la música volvió a romper la escena dentro de su mente, despertandolo a la realidad una vez más.
Los colores amarillentos y verdes de la naturaleza mezclados con el atardecer eran hermosos, golpeando discretamente el cuerpo de ambos borrachos sentados juntos encima de una banca de madera. Se encontraban en lo que parecía ser un parque abierto al público, había juegos vacíos frente a ellos, algunos animales viviendo sobre sus cabezas y sobretodo, una hermosa vista al horizonte. Randall estaba acostado como un gato en el regazo de Johnny, con la cabeza relajada y el cuerpo débil. A él no le importó en lo absoluto la posición en la que estaban.
No recordaba cómo llegaron ahí, se había desmayado bajo la penumbra de su pasado. Pero al despertar lo hizo darse cuenta de lo mucho que amaba tener a alguien que en todo momento lo siga, sin importar nada. Un amigo que nunca podría desprenderse de él.
"Boggs, ¿Cuándo fue la última vez que te dije lo mucho que te aprecio?" Johnny preguntó, con la mirada perdida en el hermoso cielo.
"No lo sé, bastó cuando me salvaste del pantano." Respondió secamente, observando el suelo lleno de colores falsos producto del polvo ilegal.
Era cierto, lo había salvado del destierro en cuando se enteró de su desaparición. Logró infiltrarse a Chet en el registro de las puertas de Monsters inc para deducir cuáles ubicaciones eran las que no estaban marcadas y con eso saber en donde buscar. No había sido fácil pero después de un largo proceso, había logrado traerlo de vuelta. Pero no recordaba eso con orgullo, si no más con tristeza. Sabía que de no ser un lagarto útil, nunca se hubiera tomado el tiempo para rescatarlo.
Intentó alejar esa culpa antes de volver a hablar.
"Bueno, quiero recordartelo. Boggs, el mundo es una mierda y todos nos desprecian porque no saben nada de nosotros..."
Antes de poder ver a Randall a los ojos, la realidad se distorsionó en un derrumbe de cortas sensaciones. Un sonido agudo desgarró sus tímpanos y evito que escuchara su propio discurso, marcando la noche junto a un reinicio de todas sus emociones.
"... Es por eso que nos tenemos el uno al otro, cuidando de nosotros sin importar nada. Nadie nos entiende realmente, solo somos tu y yo ahora..."
Cuando esas palabras salieron de su boca, se encontró en un lugar completamente diferente, despertando de un largo trance. Ya no estaban en aquel hermoso parque lleno de naturaleza, ahora solo distinguió una triste habitación de hotel. Los colores verdes inundan el asqueroso lugar, seguido por el reflejo de la noche a través de la ventana. Botellas, bolsas de droga y vómito era lo único que los rodeaba a ambos, marcando el camino completamente en ruinas de su futuro. Acostados boca arriba en la gran cama, tomándose de la mano observaron el vacío techo. Solo uno de ellos estaba sonriendo ahora.
"... ¿No es así, Boggs?" Johnny terminó su discurso, observando a su compañero. No hubo respuesta ni tampoco un movimiento que le avisara el bienestar del reptil. Su corazón se detuvo en una idea aterradora, haciendo que se levantara e intentara despertarlo.
¿¡BOGGS?!
¿¡QUÉ?!
Randall se despertó, enviándole una ola de alivio al de cuernos. Antes de poder preguntarle algo, el lagarto lo apartó molesto. No estaba muerto, eso era bueno.
"Oh Dios Boggs, pensé que estabas..."
"No estoy muerto, estoy aburrido... ¿Qué hay en televisión?" El lagarto tomó bruscamente el control remoto, casi ignorando el discurso de amor que Johnny le había recitado. Enderezó su espalda y subió la televisión, pasando primero por algunos canales al azar antes de caer a las noticias. Sus cansados ojos se abrieron al ver que estaban hablando sobre él.
"¡Mira! Aparecí en televisión" exclamó, agitando su escamosa cola con emoción. Ambos fijaron su mirada en la pantalla y escucharon atentamente.
Era de día así que deducieron que el vídeo era solo una repetición grabada en la mañana, parecía ser algún tipo de conferencia afuera de las oficinas policiales, con muchos monstruos periodistas al alrededor del micrófono principal interrogando a nada más ni menos que Roz. Esa babosa entrometida que les arruinó por completo.
A un lado de la mujer, distinguieron fácilmente a otros monstruos familiares. Entre esos a James P. Sullivan junto con su amigo de un ojo y por alguna razón había otro monstruo color verde con varios ojos, vestido con un ridículo abrigo de detective. Ninguno sabía su nombre.
'Hemos acumulado una cantidad mínima de pistas y grabaciones que nos permitirán localizar al criminal, Randall Boggs...' Roz comenzó a hablar nuevamente, al parecer la noticia estaba enfocada solo en el lagarto, quien parecía no importante en lo absoluto que lo amenazaran. con encontrar. La babosa continúa. '... Les aseguro, que no hay nada por lo que temer. La justicia llegará pronto a por ambos monstruos.' Finalmente el micrófono quedó en pausa mientras ella se alejaba y las preguntas de los periodistas comenzaban a estorbar. Randall tenía planeado contar algún tipo de chiste respecto a la ridícula afirmación de la policía, pero entonces la grabación continuó.
Allí, en el pequeño escenario comenzó a subir una mujer mayor con características de reptil. Un hermoso rojo carmesí combinado con tonos celestes bajando por todas sus escalas, resaltando sus cuatro patas que con esfuerzo lograba manejar. Parecía cansada, su aspecto desgastado solo hizo juego con sus tristes ojos turquesa. Johnny trató de mirar a Randall pero este parecía haber recibido una bofetada. Estaba en silencio, escuchando lo que la desconocida iba a decir.
'Randy, hijo... Donde quiera que estés, por favor has lo correcto y vuelve a casa..'
Una voz rota y llena de vergüenza clavó una estaca de última entre los presentes, incluido su propio hijo. Randall tomó el control remoto y apagó de inmediato el televisor en un intento desesperado por olvidar el hecho de que vio a su propia madre dar la cara por él. No podía procesar correctamente esto y Johnny lo notó.
"Oh, Boggs..." El de cuernos se acercó su garra al hombro de su amigo para ofrecerle consuelo, cosa que parecía tener efecto.
"Johnny..." Randall observa con tristeza sus propias manos, sintiendo todo el peso de sus acciones sobre sí mismo. Su voz quebrada solo acompañó su sinceridad finalmente expuesta. "... No me... Gusta nada de lo que soy..." Continúo. "Nada me hace feliz, no importa cuanto lo intente seguiré siendo la sobra de alguien mejor...".
Cuando las malas emociones y pensamientos llegaron, el lagarto no tuvo más opción que aferrarse a sí mismo en busca de consuelo. Abrazó su cola seguido de un sollozo no tan silencioso, demostrando que podía haber más de un motivo para decidir escaparse junto con él único monstruo que parecía haber encontrado algo de potencial en él. Esto incluso si no ganaba algo con seguirlo.
El mayor tragó, cargando consigo preocupaciones llenas de realidad. Cuando conoció a Randall este en realidad era bastante sensato ante cualquier comentario o cosa que le demostrara que debía mejorar, que no era lo suficientemente bueno para 'eso' o 'aquello'. Nunca se imaginó verlo así de desesperanzado.
"... Estamos perdidos, Johnny" su amigo lloró.
"No, no lo estamos."
Cuando el de cuernos se acercó, le ofreció un abrazo con intenciones de demostrarle apoyo y comprensión. Randall las ayudó, acurrucándose bajo su hombro mientras el llanto comenzaba a perderse en el silencio. Johnny le debía un favor a su compañero después de haberlo usado como escudo para salir inmune de la ley, necesitaba arrancar esa deuda en su relación.
"Escucha, tengo una idea. Vamos al planetario un rato, es lo que querías." Sugiriendo, acariciando delicadamente la cabeza del reptil justo encima de sus crestas aplanadas.
"¿En serio?" Él cuestionó, limpiando sus lágrimas restantes derramadas debajo de sus ojos.
"¡Si! Has hecho mucho por mi, es hora de hacer algo que tu quieres."
La noche dejó de ser joven hace mucho, pero a ninguno de los dos parecía darle relevancia al poco tiempo que les podía quedar. Corrieron hacia la salida del hotel barato, pisando y arrojando sus propias botellas vacías por todo el pasillo. El personal solo pudo observar como ambos subían al vehículo rojo del estacionamiento y se largaban sin ninguna discreción, no iban a llamar a la policía, ellos ya habían pagado.
Randall y Johnny conocieron todos los rumbos ocultos de la ciudad durante su viaje de un mes completo, robando alcohol y drogas para compensar la falta de cariño en sus vidas. La vida nocturna era el momento preferido de ambos para vivir de verdad, esta ocasión sería mucho mejor. El lagarto tomó el último sobre de heroína y lo inhaló como si no hubiera alternativa, mientras el de cuernos solo veía sin ganas de unirse. Se limitó a tomar un sorbo más de alcohol.
Cuando llegaron a la cima de Monstruópolis pudieron apreciar el planetario en medio de una pequeña colina, tentando a los invitados a entrar. El estacionamiento estaba cerrado pero se las arreglaron para saltar la poca seguridad que había e ingresar. Estaba oscuro, pero Johnny ya había venido aquí antes con su familia así que sabía en dónde estaba cada cosa. Al poco tiempo, subió un pequeño interruptor que comenzó a trasmitir bajo la oscuridad del techo un vídeo sobre estrellas y galaxias. Ambos se sentaron en primera fila para observar las maravillosas imágenes.
"¿No te gusta esto?" Randall preguntó de forma arrepentida sin apartar la vista del supuesto cielo, acurrucando nuevamente su cabeza sobre el hombro de Johnny. Este lo rodeó con su brazo en una especie de tierno abrazo.
"¿Qué cosa?, ¿Las estrellas? Si, me encantan"
"No, me refiero a la estructura del lugar. Me encantaría poder dibujarla" la lagartija extendiendo sus dos brazos superiores, como intentando señalar todo el techo sobre sus cabezas. Si, él siempre quiso intentar destacar en el arte.
El video de la galaxia continúa, con las estrellas moviéndose en una espiral al rededor de una serie de colores conocida como universo. Fue entonces cuando las luces formaron las constelaciones y el audio comenzó a hablar.
'Seas un monstruo grande, pequeño o incluso un reptil es necesario que sepas nuestro origen en el universo junto con nuestro final. Al morir, nuestros cuerpos forman parte de este hermoso círculo de transformación...'
La voz masculina resonó por todas las bocinas, continuando y permitiéndole a Johnny reflexionar al respecto. Su familia, sus amigos y todo lo que conoció iba a desaparecer junto con él, no había nada que hacer. Ser tan pequeño en una sola realidad lo hizo sentirse mejor de algún modo.
"¿Lo ves, Boggs? No estamos perdidos". El de cuernos dijo, sonriendole a la realidad antes de continuar. "Solo somos pequeñas pecas en todo lo que se conoce como el universo. No importan nuestras acciones o lo que vivimos porque solo seremos olvidados y eso es bueno, ¿no es así, Boggs?"
"¿Boggs?"
"¿Randall...?"
Notes:
¿Alguna vez lo amaste?
Chapter 3: El ojo de tu tormento
Summary:
La noche murió contigo y ahora les estrellas están llorando.
Durante el funeral Johnny se encuentra en una situación aterradora que lo impulsa nuevamente a jalar ese último hilo de la vida y la muerte, probando suerte en momentos de crisis. Entonces recibe un mensaje de su madre muerta.
Chapter Text
'Tengo que hacer cambios en mi vida'
Se repitió así mismo mientras sus piernas se balanceaban sobre una pesada sensación de mareos. Estaba hiperventilando en medio del estacionamiento, corriendo hacia su propio vehículo color rojo en la desesperación por huir muy lejos de la horrible escena. Sus garras temblaron junto con sus dilatados ojos mientras sostenía la manija de la puerta metálica para abrirla. Cuando lo hizo, todas las botellas y sobres que lo mantuvieron entre la vida y la muerte durante la noche se desplomaron directo al frío suelo de concreto. Johnny cayó de rodillas ante el irritante sonido a sus alrededores, el vidrio rompiéndose lo hizo temblar.
Acababa de llamar a una ambulancia y a la policía bajo una llamada anónima para que vinieran al planetario, diciéndoles que alguien había entrado durante la noche y parecía herido. Ellos llegarían pronto, no podía darse el lujo de esperarlos.
Subió al carro, tirando todas las botellas a un lado y tomó fuertemente el volante, manejando a un sitio lejos de allí. Los paramédicos ayudarían a Randall, ellos lograrían salvarlo... Nadie lo culparía de esto, todo estaba bien. Él necesitaba olvidar que su amigo ya no respiraba.
La carretera estaba completamente oscura y vacía, siendo solo acompañada por las estrellas que comenzaron a desaparecer del cielo. A lo lejos, pudo visualizar a través del espejo del auto como la gran estructura astronómica se llenaba de luces de sirenas policiales y ambulancias, haciendo que todo su cuerpo respondiera con remordimiento ante la escena. No debió dejar que su amigo inhalara la última bolsa de droga, todo era su culpa.
El de cuernos condujo durante casi dos horas en la oscuridad de la noche, dando vueltas por toda la ciudad en un intento de olvidar todo. Betty se quedaría sin gasolina tarde o temprano, así que tenía que volver al lugar que tanto ha evitado.
Su casa.
Recuerdo 7: a nadie le importa.
"¡No puedo!" El pequeño lloró, gritando para ser escuchado debajo de la mesa del largo comedor. Sus garras aferradas a su cabeza, su cuerpo en posición fetal y sus ojos luchando por contener las lágrimas eran las claras señales de que un niño estaba en un momento de crisis. Pero para su madre, era solamente una estupidez.
"A nadie le importa si quieres o no hacerlo, le dije a mis amigos que irías allí y a demostrarles tus habilidades de asustador!" La mujer lo regañó, molesta por lo vergonzoso que sería salir y decirle al mundo que su hijo tenía miedo de demostrar su talento. Dió un fuerte pisotón al suelo, esperando que eso fuera suficiente para enfrentar al monstruo con tiernos cuernos.
"Mamá, yo no asusto..." Exclamó, asomándose lentamente desde abajo con miedo tras el golpe al fino suelo. Sus ojos estaban abiertos, buscando comprensión o algo que lo sacara de la molesta situación. Odiaba cuando lo obligaban a llevarse bien con los invitados, pues casi siempre solo era para beneficio en la empresa de su padre.
"Johnny, naciste para asustar y para obedecerme. Ve ahora o tu padre se volverá loco contigo!"
Fue entonces cuando la distorsionada figura de autoridad tomó del brazo al niño y lo arrastró hacia la sala, en donde sus invitados ya estaban esperando a conocerlo. El pequeño se limpio rápidamente las lágrimas e intentó evitar a toda costa avergonzar a su madre.
Era su culpa que ella fuera así de amargada, era su culpa que no amara a su papá.
Él era un problema.
Para cuando despertó, ya se encontraba estacionado en una de las banquetas del largo vecindario bajo la luz de un único farol, aislado de toda sensación nocturna. Estaba frente a su propia casa, un lugar que no había pisado hace bastante. Respiró profundamente pensando si valía la pena entrar o no.
Claire y sus hijos... Solo podía pensar en lo cobarde que fue al abandonarlos por un mes entero para escaparse con alguien que pagó las consecuencias de su actitud desenfrenada. Sabía que su esposa era una mujer fuerte e increíble, ella probablemente se las arregló para mantener todas las cuentas y deudas pagadas. Odiaba la idea de no haber estado ahí para ayudarla.
Pasaron los minutos, el silencio de su propia mente pateaba con fuerza todo su coraje restante, impulsandolo a ir. Después de un largo suspiro, sacó las llaves del auto y salió del vehículo para darse paso a su hogar. Pudo ver desde la ventana una luz encendida en la habitación que apuntaba, era la sala de estar. Sabía que ella ya lo estaba esperando.
Dió algunos pasos por el jardín que lo enviaba a la puerta de entrada, observando el césped bien cuidado de su alrededor. Tomó las llaves de su abrigo y las insertó en la cerradura, temblando bajo toda la ansiedad del momento. Cuando abrió la puerta, vió que el interior de la casa estaba exactamente como lo recordaba, todo lindo y organizado.
Y de pronto vió a Claire de espaldas, sentada en el sofá frente al televisor encendido. Su pijama desgastada y cabello un poco más largo de lo habitual delataban que quizás no la pasó tan bien durante su ausencia.
"Claire" el de cuernos habló, acercandose hacia ella lentamente. Cuando la mujer lo escuchó, saltó sorprendida y miró hacia atrás, encontrándose con su esposo desaparecido. No lo pensó dos veces y se puso de pie, corriendo para abrazarlo.
"Johnny!" Jadeó, recibiendolo con el fuerte abrazo que fue correspondido a los segundos de haberse iniciado. Ninguno de ellos se separó en los siguientes momentos, estaban felices de poder verse sin ningún tipo de barrera.
Cuando Claire finalmente se separó, observó a su pareja con tristeza. La ropa de Johnny estaba manchada y descuidada, sus ojos cansados, su pelaje desordenado y sus cuernos apagados. Era la viva imagen de la culpa y el remordimiento.
"Cariño, lo lamento tanto..." Ella dijo, acariciando su mandíbula con delicadeza. El de cuernos no comprendía a que se refería realmente, se supone que él es quien debe rogarle por el perdón. Estuvo a punto de preguntar, pero el silencio reveló la oscura verdad.
El televisor estaba encendido frente a ellos, mostrando algunas imágenes del planetario en dónde Johnny fue hace a penas unas horas. Sus ojos se encendieron con horror al ver que se trataba de las noticias.
'El criminal conocido como Randall Boggs, acusado anteriormente por intentos de homicidio y conspiraciones ha sido encontrado sin vida dentro de las instalaciones del planetario de Monstruópolis...' Habló en presentador del canal, con un tono serio. '... Los paramédico acudieron tras una llamada anónima de un civil que lo vio ingresar al lugar. Según informes recientes, sufrió lo que parece ser una sobredosis con drogas....'
Sus oídos dejaron de funcionar cuando las imágenes se hicieron gráficas, mostrando como grababan el momento exacto en el que llevaron su cuerpo envuelto en sábanas hacia un vehículo perteneciente a los forenses, listo para ser entregado a sus familiares. Todo fue muy rápido, no podía creer lo que realmente sucedía.
Randall estaba muerto y todo era su culpa.
Antes de poder seder ante las silenciosas súplicas que lo despertaran de la pesadilla, antes de caer de rodillas frente al televisor que mostraba las horribles grabaciones, Claire lo volvió a abrazar por la espalda para darle consuelo.
"Sé que lo querías, de verdad lo siento mucho..." Ella dijo, usando sus manos para acariciar el pelaje descuidado de su marido. Él solo pudo aceptar lo que sucedía y dejar que su amada lo acompañará en su dolor.
Las drogas restantes en su sistema no tardaron tampoco en hundir al pobre hombre en las memorias de su propia tragedia.
Recuerdo 8: Siempre estaré para ti
El sótano de Fear co era un lugar exclusivo solo para el jefe de la empresa, Johnny Worthington. Así que ningún otro empleado que no fuera Chet podía acceder y eso le permitió al gran líder ocultar su actividad secreta en la fábrica.
Habían pasado tres semanas desde que Monsters inc, la empresa rival había tomado un camino completamente diferente después de siglos de manejar un solo tipo de energía. James P Sullivan, su antiguo compañero de universidad tomó el mando y condenó a otras compañías a estar alertas, pues a pesar de la pésima fama del método de la comedia, esta era demasiado poderosa. Fue entonces cuando él jefe decidió actuar en contra del nuevo legado para defender el de su padre.
"Seguro que es esta puerta, Chet?" El más grande preguntó, observando el tablón de madera frente a sus ojos. Su asistente intentó convencerse así mismo que esa era la ubicación correcta en donde habían desterrado ilegalmente al lagarto cuyo nombre fue manchado como un asesino.
"Lo es, era la única que no tenía registro en Monsters inc y cuyo paradero quedó perdido. Debes darte prisa si quieres rescatarlo" Exclamó, usando sus pinzas de cangrejo para finalmente encender la maquinaria de la puerta y permitir que esta se encienda. Ahora todo quedaba a manos de Johnny.
"Ve y encárgate allá arriba. No tardaré."
No hubo ninguna queja u objeción a su orden, el más pequeño sabía que no tenía caso hacerlo. Tomó su portafolio de apuntes y se largó de ahí, dejando a su jefe solo en la guarida oscura.
Cuando Chet se fue, el de cuernos se preparó para entrar. El mundo humano era peligroso, por eso muchos monstruos que son expulsados suelen ser arrojados a sitios aislados de la civilización ajena a su dimensión, pero en este caso, su ex compañero de fraternidad corría mucho peligro. Estaba conciente que de encontrarlo, podía ser de dos formas. Lastimado o muerto.
Dió un paso adelante y giró la manija de la puerta, preparado para cualquier cosa a enfrentar.
Era de noche , las luces estaban apagadas y el espacio estaba reducido. Johnny evitó hacer ruido para no despertar a la familia de dos personas, quienes estaban descansando sobre unas camas al fondo del vehículo. Tuvo suerte de que estos no estuvieran concientes cuando llegó.
Su atención se dirigió a los alrededores, buscando a su objetivo o una señal de que había estado allí. Fue entonces cuando notó un objeto en medio de una supuesta cocina portátil, uno que le envío un escalofrío por toda la espalda.
Una pala de jardinería grande, con sangre casi fresca en los afiliados bordes.
Su corazón se aceleró ante una imagen aterradora de lo que pudo haber sucedido, comenzaba a perder la esperanza de encontrar vivo a su compañero. Eso hasta que sus ojos volvieron a recorrer el sitio, topandose con una inesperada sorpresa llena de alivio. Allí, junto a unos muebles que resguardaban alimentos enlatados, estaba Randall, atado bajo en manto de la inconsciencia.
Su cuerpo estaba completamente inmóvil, había cinta adhesiva atrapando sus muñecas y tobillos detrás de su espalda, eso acompañado con una cantidad exagerada también amordazando su hocico. Probablemente los humanos lo habían tachado como un peligro, confundiendolo con un animal silvestre de la zona.
Johnny se acercó al reptil inconsciente, dándole unos golpes en el hombro para ver si este despertaba. No lo hizo, parecía estar completamente noqueado y eso lo confirmó cuando vió la enorme apertura fresca por encima de uno de sus ojos, sangrando agresivamente por ese lado de su cara que a penas notó. Necesitaba sacarlo de aquí, era evidente que estas personas ya habían planeado cosas para la lagartija.
En completo silencio, se dirigió hacia la mesa de su pequeño comedor, tomando unas tijeras que colgaban tentadoramente encima de este. Luego, buscó entre los cajones hasta encontrar un pedazo de tela adecuado para detener el sangrado de su amigo. No le preocupaba realmente lidiar con los dos parientes humanos.
"De no ser por mi ya te hubieran almorzado, Boggs...." El cuernudo susurró para si mismo, inclinándose para retirar lentamente toda la cinta que mantenía atado a su amigo, usando las tijeras para cortar. Nunca imaginó verlo así de indefenso ante un peligro real, las ataduras fueron difíciles de arrancar sin lastimarlo, sobretodo en la boca que estaba cubierta de sangre por golpes anteriores. Cuando terminó, tomó con delicadeza la mandíbula del reptil para limpiar con la tela su rostro, retirando toda la mugre y sangre acumulada en un solo punto. Se dió cuenta de que lo mejor era tratarlo lejos del peligro humano.
Fué gentil al momento de cargar al monstruo más delgado, usando sus brazos para acurrucarlo cerca de su pecho. Dió media vuelta para irse pero entonces las luces se encendieron, delatando su presencia.
"¿¡Qué fue eso?!"
Gritó una mujer mayor, despertando y poniéndose de pie con rapidez para enfrentar lo que sea que invadió su hogar. Johnny no tuvo más remedio que actuar, poniendo a Randall pesadamente sobre su hombro y acercandose a los humanos.
"Otro caimán!" Advirtió el molesto adolescente antes de que ambos gritaran con horror cuando el de cuernos rugió tan fuerte que una de las bombillas principales se fundió por completo, dejando a oscuras toda la caravana. Cuando el terror invadió a los humanos, Johnny sonrió orgullosamente antes de retirarse por la puerta del armario, cargando al monstruo inconsciente encima. Ahora estaban en Fear co una vez más.
Logró el primer paso de su plan, ya tenía al reptil a salvo de la muerte. Ahora necesitaba convencerlo para que trabajara junto a él en una oscura conspiración.
"Johnny...?" El escamoso despertó, mirando por debajo a su salvador. Su cabeza palpitaba dolorosamente y su visión no lograba enfocar los humeantes alrededores. Pero aún así tomó fuerzas para sonreírle al monstruo que cumplió su promesa de estar para él siempre. El de cuernos correspondió el gesto.
"Me debes una, Boggs"
La estación de policía se sentía completamente apática esa mañana, con tonos grises iluminando el cielo melancólicamente. Las noticias no habían parado de hablar sobre su supuesto arresto bajo la sospecha de haber estado involucrado con el criminal Randall Boggs durante su muerte en la madrugada, acusándolo indirectamente de haberlo asesinado como venganza. Pero todo era falso y su abogado se encargó de limpiar su nombre, invirtiendo los papeles de la víctima.
"¿Entonces no tienes ni idea del por qué Boggs decidió tomarte como rehén bajo las drogas?" El policía cuestionó, anotando algo en su libreta.
"No señor, no tengo idea... Solo me drogó y me llevó con él en mi propio auto" Johnny apretó los puños ante la sucia mentira.
"¿No sabes de dónde consiguió el alcohol y las drogas?"
"No, tampoco lo sé..."
"Es todo, lamento mucho que habra pasado por esto. Puede retirarse, no tengo más preguntas" el agente dijo con sequedad antes de darse la vuelta y salir de la habitación de interrogatorio, dejando al de cuernos con un nudo en la garganta. Volvió a culpar a Randall para salvar su pellejo, no iba a perdonarselo.
Se puso de pie sobre sus talones y caminó detrás del monstruo que lo había interrogado, encontrándose de frente con la casi vacia sala de espera. Allí, sentada en el pesado ambiente, se encontraba la misma mujer lagarto que había visto la noche anterior en las noticias, llorando desconsoladamente bajo el hombro de uno de los oficiales que se ofreció a estar a su lado después de darle la noticia. La investigación sobre la inocencia de Johnny se mantuvo unas horas en proceso debido a los rápidos testimonios dados, llegando a la hipótesis final de que Randall Boggs había fallecido gracias a sus propias decisiones, un suicidio lento poco visto.
"Señora Boggs, lo lamento tanto..." Johnny se acercó en un gesto de simpatía, haciendo que la madre del famoso reptil alzara la mirada. No había palabras para describirla, todo su rostro era un desastre de emociones. Pero ninguna era el odio.
"Tu y tu familia fueron los afectados principales en esto... No debes disculparte-" Ella limpio sus lágrimas, intentando aceptar el hecho de que el supuesto monstruo que fue prácticamente secuestrado había sentido lastima por ella. Continúo. "Pero no creí que pasaría algo así... Randy no era así, fué mi culpa por no haber estado ahí para él..." Su voz se quebró en un manto de desesperación, no tuvo más opción que cubrir su rostro.
A Johnny nunca le había agradado la madre de Randall en su completa sinceridad, pues al parecer ella y su amigo habían tenido muchos problemas durante bastantes años debido a la negligencia emocional que sus tutores (sobretodo su padre) le hacían infligir. Eso sumado a sus peleas que alguna vez Randall le confesó.
"Hizo lo que pudo, no se culpe..." Sabía que estaba mintiendo, pues en realidad le tenía resentimiento a la mujer. Siendo él hijo de unos padres de mierda, no lograba empatizar con ella.
Le dió una última mirada antes de avanzar hacia la salida de la comisaría, solo pudo escuchar su llanto emergir una vez más. El de cuernos aveces desearía haberle dicho todo el odio y rencor que le guardaba a su propia madre, gritarle por todo el daño injusto que causó... Ojalá Randall hubiera hecho lo mismo antes de morir.
El aire estaba cálido fuera del edificio, la luz del día bañó todo su cuerpo con un poco de alivio. Tenía la oportunidad de volver a subir a la grandeza, solo necesitaba tiempo.
Si, tiempo...
El funeral no era muy grande, de hecho. La casa de los Boggs parecía limitarse al tamaño completo de un departamento de clase media alta, con una cantidad de invitados que no rebasaba las treinta personas
Claire decidió acompañarlo a la despedida del lagarto, vistiendo un hermoso pero discreto vestido color negro que llegó a usar durante su época académica. Por otro lado, Johnny vistió un traje negro de oficina, siendo esto lo único que tenía.
"Crees que los niños estén bien con tu hermana?" El de cuernos preguntó casi bajo un susurro.
"Estarán bien, les dije que esto era importante para ti." Su esposa respondió.
Los monstruos al rededor estaban hablando entre si, conociéndose y poniéndose al día durante su reencuentro. Johnny logró visualizar varias figuras esparcidas por la gran sala, siendo estas gente a la cual evitaría a toda costa. No porque los odiara necesariamente, si no por la vergüenza de ser recordado por su escapada de hace unos pocos días.
En uno de los rincones, se encontraba Chet hablando con Reggie, ex miembro de su fraternidad cerca de la mesita del café y donas. Ambos se veían extremadamente felices a pesar de estar dentro de un funeral de alguien con quien compartieron momentos por mucho tiempo. El verde se veía mucho más cansado y viejo, pero parecía conservar esa escencia alocada en sus ojos. No iba a acercarse al dúo definitivamente.
A un lado del ataúd vacío (si, la policía se negó a entregar el cuerpo de Randall a sus familiares. Al parecer había más investigaciones sobre lo que pasó en curso, buscando más pistas sobre las verdaderas intenciones del criminal.) se encontraban James P Sullivan y su amigo el verde con un solo ojo, hablando con la madre del fallecido. El más pequeño parecía afectado, dejando de lado todo comportamiento narcisista y reemplazandolo con uno deprimente. No era sorpresa, él fue más cercano a otra versión de Randall durante sus inicios en la universidad. Le debía una enorme disculpa por haberle jodido la autoestima... Y por acabarse su refrigerador... Por romperle su puerta también. ¿Debía agregar el hueso roto...?
"Cariño, trata de relajarte. Iré a saludar a Brock" ella le sonrió, antes de soltar su garra y alejarse unos metros para saludar a su ex compañero, quien de algún modo conservó ese entusiasmo presente hasta en los días más terribles. Johnny intentó detenerla pero decidió que lo correcto era no actuar como un cobarde y dejar que todos se percataran de su presencia. Necesitaba fumar.
Avanzó lentamente hacia la puerta de salida, este lugar parecía más un tipo de reunión infernal que un funeral. Todo empeoró cuando vió por unos momentos a Tylor avanzar hacia él, no tenía necesidad de verlo sinceramente. A demás, qué hacía el ahí? Probablemente ni siquiera fue invitado, pero por ser un gran admirador de los asustadores debió tener la ventaja.
Estuvo a punto de sacar el encendedor de su bolsillo, pero fue interrumpido por alguien que lo saludó. Lo primero que pensó, fue "mierda".
"Johnny, ¿Está todo bien?" Chip hizo aparición, recargando su pesado cuerpo en una de las paredes de la casa. Worthington abrió los ojos sorprendido, no esperaba verlo allí puesto a que él vivía a las afueras de la ciudad.
"Yo... No te había visto desde hace mucho, ¿Qué haces aquí?" Su nerviosismo creció como una raíz torcida dentro de su garganta, amenazando con escupir algo incoherente frente a su viejo amigo. El doctor le dijo que la ansiedad aumentaría demasiado gracias a las drogas, así que evitaría sentirse culpable en caso de vomitarle encima.
"Bueno, no podía faltar al funeral... Lamento mucho lo que Randall te hizo, me hubiera gustado estar ahí para ayudar a ambos. Has pensado ir a rehabilitación? Debió ser traumático."
"No." Jhonny respondió casi de inmediato. "Estoy bien, solo fue un mal rato con él..." Intentó suavizar su propio tono de voz, no quería que Chip pensara que estaba paranoico.
"Lo siento, la verdad no esperaba toparme tan pronto con otro funeral... No después del de Javier y tu madre." el rinoceronte dijo, haciendo que el mundo de Johnny se congelara internamente por unos segundos.
Javier también estaba muerto desde hace un año, lo había olvidado por completo.
"Javier... Oh Dios, él murió odiandome-" trago saliva, recordando aquellos días donde el insecto le dejó en claro su desprecio.
"Johnny, no fue del todo tu culpa. Su enfermedad ya estaba muy avanzada cuando te pidió trabajo, hubiera sido un riesgo también para él" Chip intentó suavizar la tensión, pero nada parecía ser un verdadero consuelo ahora.
"Lo sé, pero me hubiera gustado que me perdonara... ¿Realmente lo arruino todo...?"
Hubo un silencio bastante largo, irritando por momentos al de cuernos.
"Esta es la parte en la que me dices que estoy equivocado." Johnny resopló, pero Chip solo se rió antes de contestar.
"Escucha, la verdad es que si eres bastante idiota... Pero tienes una familia, un legado y una oportunidad de recuperar a Fear co y darle empleo a muchos monstruos necesitados. No puedes vivir pensando que la culpa es un castigo eterno" dichas palabras dejaron asombrado a su ex líder, ¿Acaso su amigo estudió filosofía o algo así después de MU?
"Muy bien, tienes razón. Gracias, Chip" Johnny sonrió, mostrando gratitud con el apoyo moral. Quizás tendría la oportunidad de disfrutar el resto de vida que le quedara.
Ambos charlaron un poco más antes de volver a entrar a la casa, sintiendo el peso de sus decisiones en sus hombros. Chip le había contado sobre como su hermana menor logró graduarse de la universidad de medicina gracias al esfuerzo que invirtió trabajado horas extras para pagarla, así como también consideró su idea de volverse un bromista a futuro en Monsters inc. Él parecía contento con su vida.
Entraron y se separaron, topandose con todos los monstruos ya presentes dandole sus condolencias a la madre. Todos menos un monstruo.
Johnny estaba solo ahora en uno de los rincones, apartado del evento y observando desde el otro lado de la sala a otro invitado con aspecto familiar que parecía observarlo con desprecio. Era un monstruo pequeño color verde oscuro que vestía nuevamente aquel ridículo abrigo de detective que usó durante las noticias en las que amenazó al criminal Randall Boggs. Sus ojos parecían seguir a Worthington, listo para atacar, pero este trato de ignorarlo. Seguro solo era un idiota queriendo joderlo.
Pero estaba equivocado.
Cuando menos lo esperó, aquel ser alado voló hasta el ataúd vacío, cargando consigo una carpeta color roja que exclamaba con plumón permanente la palabra "confidencial" con una ortografía dudosa.
"¡Atención! El detective Ducan P. Anderson tiene un anuncio importante que ofrecer!" Gritó el monstruo, llamando la atención de todos de inmediato. Johnny comenzó a ponerse nervioso cuando la mirada de Ducan se poso en él por unos segundos. Algo no estaba bien.
La anfitriona del funeral parecía confundida al igual que todos los presentes, mostrándose indecisa sobre si interrumpir o no. Tylor intentó desesperadamente hacerle señas a su amigo para que este dejara su loco plan, pero el otro parecía muy decidido a revelar la oscura verdad.
"Como ustedes saben, estuve muy atento durante meses en la búsqueda independiente de Randall Boggs, cuyo funeral llegó antes que mi hipótesis final..." Ducan forzó una voz formal y dramática, haciendo que la madre del difunto estuviera apunto de ir y sacarlo a golpes por el miedo a cualquier otra revelación que dejara en ridículo a su hijo. El otro continúo. "... Sin embargo, alguna vez yo fuí su amigo y cuando supe de su muerte, no pude evitar motivarme más para seguir mi investigación. Y descubrí algo, que creo que es justo que todos sepan."
Fue entonces que enseñó su carpeta a la vista de todos y se la entregó al reptil hembra que parecía ahora desesperada por una respuesta. Ella tomó delicadamente la carpeta y la abrió para revelar el contenido. Su jadeó de sorpresa seguido de un sollozo fue suficiente para que todos se miraron atónitos.
"Randall Boggs no murió solo por la sobredosis... Alguien que estuvo con él pudo salvarlo pero no lo hizo porque estaba muy ocupado cubriendo sus huellas! ¿No es así, Johnny Worthington?" Ducan lo señaló, acusándolo de ser el verdadero culpable de la desaparición de una vida.
El de cuernos estaba siendo ahora el centro de miradas, todas y cada una de ellas reflejaban un cierto descontento al no saber lo que ocurría realmente. El silencio penetró la atmósfera como una navaja que apuñalaba continuamente a un pobre borrego, cada gota de sangre era un pensamiento horrible que desgarraba la conciencia de Johnny. Su cuerpo tembló con ansiedad ante la escena, mirando a muchos puntos fijos para encontrar una esperanzadora forma de negar la acusación. Pero nada parecía ayudarlo.
"Yo... ¡No sé de qué hablas!" Su pelaje de erizó mientras daba un paso al frente, chocando con las suposiciones del monstruo con muchos ojos.
"Ah, ¿no sabes? Déjame decirlo frente a todos..." Ducan voló al rededor de Johnny, como un buitre a punto de destripar el cadáver de su presa mientras todos observaban confundidos. Si, estaba dispuesto a arruinarlo por completo. "... Tu, no eres inocente. Randall Boggs no te obligó a guardar silencio con tu oscuro plan de incinerar la ciudad! Trabajaron juntos pero decidiste ocultar toda evidencia y culparlo por todo... Luego, fuiste con él a drogarte un mes y cuando este sufrió la sobredosis, lo abandonaste! Tu sabías que todavía respiraba, pudiste salvarlo pero tardaste veinte minutos en llamar a la ambulancia, PORQUE LO QUERÍAS MUERTO!".
Todos jadearon, sin poder creer la terrible historia. ¿De verdad Johnny mentiría y dejaría morir a alguien para salvarse? El de cuernos parecía luchar contra la culpa cuando la realidad hizo explosión en el espacio.
"E-estas sacando todo de contexto! Randall ya no respiraba cuando sucedió todo y yo estaba demasiado mal como para saber lo que sucedía y-"
Fue interrumpido por Ducan.
"No, estabas perfectamente bien! Las cámaras te vieron salir del planetario sin ningún problema, pero en vez de buscar ayuda decidiste esperar 20 malditos minutos para llamar a la ambulancia... Boggs murió en el planetario, pudiste salvarlo pero decidiste salvar tu reputación antes que a tu amigo!" Finalmente terminó.
El funeral quedó entre una mezcla perturbadora de murmullos, llanto, enojo e indignación. Todos parecían tener un pensamiento diferente ante el acusado.
Sullivan miró con decepción a Johnny. Mostrándose siempre como el monstruo más empático era sorprendente que se arrepintiera de haberle dado el beneficio de la duda al cuernudo. Su relación con Randall nunca fue buena, pero nunca le hubiera deseado algo tan trágico como una muerte tras el abandono. Por otro lado, Mike parecía querer asfixiar a Worthington por fingir ser inocente todo este tiempo y aún peor, por venir al funeral como si nada.
Chet, Chip y Reggie parecían atónitos y escépticos con lo que sucedía. Ninguno podía asimilar el hecho de que Johnny, siendo un monstruo al que todos admiraron alguna vez fuera un verdadero fraude.
Lo más horrible fue la reacción de la señora Boggs, cuyo rostro parecía traicionado. Su hijo pudo haber salido con vida de no ser por la cobardía ajena.
"Tu... ¿Por qué no lo ayudaste...?" La mujer tembló, completamente rota ante el responsable de la ausencia de su hijo. El funeral se suponía, sería una forma de despedirse pero solo terminó el oscuras revelaciones. "El confiaba en ti, te admiraba...¿¡Por qué lo abandonaste?!" Ella lloró, cubriendo su triste rostro mientras luchaba para mandarse de pie. Fue Tylor quien se acercó para ofrecerle consuelo.
Ya no había forma de defenderse, todo era verdad. Abandonó a Randall en el planetario tras lidiar con un profundo miedo de volver a prisión, llamando a los paramédicos una vez que se asegurara que el reptil no sobreviviría. Fué él quien le ofreció el último sobre de droga, fue él quien lo invitó a escaparse y fué él quien no buscó ayuda a tiempo con el único fin de mantener su inocencia.
Ahora que todo salió a la luz, quedarse no era una opción. No sabía si podría volver a prisión tras la revelación, pero no se quedaría a descubrirlo. Le arrebató la carpeta con la evidencia a la madre de Randall y sin pensarlo, comenzó a correr lejos de allí. No quería ni imaginar lo que su esposa podría estar pensando sobre él ahora.
No miró atrás, no trató de defenderse ni de pedir perdón. Solo corrió con la carpeta en sus brazos hacia el auto que ya estaba estacionado al frente. Una máquina color rojo brillante parecida a Betty, pero con la diferencia de que esta no tenía ningún recuerdo tras esa noche estelar. Johnny estaba temblando mientras huia de las acusaciones, conduciendo a un lugar desconocido fuera de las cenizas de su pasado.
'Johnny...' la voz de su madre habló, zumbando por el radio apagado. El monstruo con cuernos no parecía sorprendido, su madre estaba muerta así que no le podía hacer nada. Todo el ambiente pasó de ser un día soleado a una oscuridad bajo un túnel clandestino, leyendo en este varios mensajes y dibujos indescifrables que nombraban a las flores más cercanas cuyo tallo espinoso mataba su belleza. Sus al rededores se estaban distorsionando cruelmente, recordándole un oscuro destino bajo la desesperación.
'Estás solo, hijo. Solo quiero decirte que lo siento, tu padre y yo... Lo nuestro nos hacia infelices' la voz de su madre continúo hablando, haciendo que se le hiciera un nudo en la garganta. Las alucinaciones hacían que su cuerpo y el vehículo se sintieran tan ligeros.
'Naciste del odio, naciste roto... este es tu karma y nada podra llenarte. La oscuridad que te rodea es contagiosa, envenenas a quienes conoces y matas a quienes te admiraron. Porque eres Johnny Worthington y no hay cura para eso.'
El radio quedó en silencio, haciendo que esas palabras fueran las últimas que su cerebro reflejó antes de perder el control del vehículo y golpearse contra algo que si era parte de esta aterradora realidad.
Chapter 4: Te necesito cerca
Summary:
Johnny tiene una última reunión que marca el inicio a sus dudas más aterradoras.
Chapter Text
Las vidas que perdemos.
El atardecer bañó la gran mansión, llenando su fino concreto y madera con una luz cálida a punto de volverse fría gracias a la noche. El jardín se veía igual de grande y hermoso como la última vez que lo visitó cuando era un adolescente, con las flores y ramos bien cortados en abstractas figuras geométricas. El pavimento de la propiedad siempre tan limpio permitió que Johnny se llenara de nostalgia mientras caminaba hacia la enorme puerta de hierro que daba paso a su hogar, tocando y llamando a quien sea que estuviera dentro. Cuando atendieron su llamado, toda tranquilidad quedó en pausa.
"Llegas tarde, Johnny." Su madre saludo, con esa actitud tan desagradable y particular que la caracterizaba. Ella tenía la apariencia de un verdadero asustador, un monstruo de gran tamaño con pelaje color morado cálido, tres cuernos decorando su nariz y cabeza, dos tentáculos como brazos y una mirada igual de intimidante que continuaba la estética en su ser. Esta era la versión más joven de ella, la que nunca conoció pero siempre imaginó guiandose con antiguas fotos. Definitivamente se veía mucho mejor que cuando la dejó en el asilo para ancianos.
"Perdón, no recordaba cómo llegar aquí. ¿Está papá allí?" El de grandes cuernos estaba completamente indiferente ante el reencuentro con su madre, de igual manera esto sería una visita demasiado breve.
"Ese idiota no ha llegado. Entra antes de que oscuresca" ella gruñó antes de hacerse a un lado.
El pasillo estaba lleno de recuerdos como varias pinturas de la empresa de su padre, de la familia e incluso cosas más simples como un florero de aniversario o una estatua artística. Johnny avanzó cuando escuchó algunas voces felices al final de la sala de estar, cuya imagen solo se visualizo cuando comenzó a asomarse.
Allí, al centro de todo bajo la luz de la fogata, se encontraban varios rostros familiares conviviendo como simples niños, tratando de agarrar lo que parecía ser un ratón con dos cabezas que bailaba por todos lados.
Primero hizo contacto visual con Javier, quien no se inmutó en lo absoluto con su presencia. El insecto color azul vivo se veía mucho más joven que cuando lo conoció, era igual de alto pero sus capas de caparazón se veían mucho más brillosas que cuando se enfermó en sus últimos días. En verdad quería saludarlo pero él estaba muy ocupado tratando de encontrar al roedor.
Luego rodó sus ojos y visualizo a un monstruo diferente con aspecto viejo quien no estaba jugando a atrapar el animal. Era Don Carlton , aquél miembro más viejo de la fraternidad contraria que los jodió durante el primer semestre en la universidad. Sabía que con los años él iba a fallecer pronto, ¿Pero por qué estaba aquí? Quizás era la culpa por haberlo molestado tanto tiempo a él y a su hermandad. Don estaba sentado al lado de la fogata, observando divertido el pequeño juego entre Javier y otro monstruo.
Randall estaba allí, luciendo exactamente igual que en su época universitaria con la fraternidad. Sus escamas relucientes y jóvenes cubriendo su delgado cuerpo junto con sus brillantes ojos verdes eran difíciles de no apreciar. Era extraño volver a ver esa versión de él después de prácticamente verlo morir de forma lenta tiempo atrás. El lagarto estaba intentando atrapar al raton, trepandose a la pared mientras que Javier lo esperaba abajo para atraparlo en el aire.
Y así fue, Randall saltó y atrapó con malicia al animal en uno de los estantes encima de la chimenea, cayendo justo en los brazos de Javier. Ambos celebraron antes de soltar al pequeño intruso en una ventana cercana, dejándolo en la naturaleza. Johnny no comprendía la importancia de sacar a esa criatura, eso hasta que recordó que su madre sufría de un increíble pánico hacia ciertos animales pequeños y chillones. Obvio, esa amargada debió haberles pedido el favor.
"¿Johnny?" Finalmente fue el insecto azul que decidió saludar al hijo de la anfitriona. Worthington sonrió incomodamente, no sabía como actuar en momentos como estos.
"Si, soy yo... Te ves bien, Javier" el de cuernos se acercó, rascando su nuca sin encontrar las palabras perfectas para expresar su sorpresa. Obvio que Ríos se vería de maravilla! Ya estaba muerto.
"Gracias, tu te ves de la mierda" el contrario se rió, señalando lo viejo que su ex amigo se veía. Johnny no dijo nada al respecto, en realidad era verdad.
La sala estaba cálida, aquella chimenea encendida logró crear una extraña comodidad entre los presentes. Estaba oscuro pero parecían tener una visión perfectamente bien ubicada sobre lo que sucedía. No había señales de su madre aún, debió escaparse a la cocina.
"Finalmente nos acompañas, ¿Te quedarás a cenar?" El reptil púrpura inesperadamente se acercó, sentando su ligero cuerpo encima de uno de los sofás de terciopelo. Johnny en realidad no estaba seguro si se quedaría mucho tiempo pero ver los ojos tiernos de su amigo lo hicieron decidirse.
"Si, me quedaré a la cena... No sé si despertaré antes del show pero estaría bien acompañarlos" se alzó los hombros, mostrando algo de inseguridad sobre si se quedaría o no.
Don, Javier y Randall se miraron confundidos cuando mencionó la palabra "despertar", pero ninguno le dió la suficiente importancia a eso.
"Ustedes." repentinamente la irritante voz de su madre hizo aparición, señalando a todos como si no fueran más que invitados con el privilegio de estar allí. "Dejen de hablar y vengan, la cena ya está servida."
Nadie cuestionó nada, solo caminaron hacia el comedor para dar un inicio formal a su pequeña reunión.
La mesa era grande, tenía decoraciones exageradas en el centro como si su intención principal fuera presumir las riquezas ajenas. Había floreros, canastas de hierro con frutas y unos cuantos tazones con aderezos en los extremos. Johnny se sentó en la gran silla detrás de la fogata y frente a todos los que alguna vez conoció, teniendo consigo a Randall y a su madre a sus extremos, seguido de Javier y Don Carlton.
"Siempre me gustó la decoración extravagante, mi esposa solía insistir en comprar una mesa parecida a esta... Grande y con floreros en medio, ¿Fueron un regalo de su esposo?" Don se dirigió a la anfitriona de la casa, señalando las decoraciones con fascinación.
"En realidad fueron parte de la triste herencia de mi padre, ese tonto solo sabía dar cosas estereotipadas en las fiestas." la mujer gruñó, chasqueando los dedos inesperadamente. Fue entonces que llegó un mayordomo sin rostro a entregar la comida en diversas bandejas de plata, cada una siento lo último que comieron antes de su muerte.
La señora Worthington recibió con mala gana el plato con vegetales y carne insípida, seguido de un vaso con agua tibia. El asilo dejó de alimentarla con decencia cuando el Alzheimer llegó a su vida, tratandola como un simple monstruo sin identidad.
Javier por otro lado parecía contento cuando vió en su plato un gran balde con papas fritas, nueces y otras botanas que el doctor le recomendaba no ingerir durante el tratamiento. Era evidente que durante sus últimos días decidió ignorarlo todo.
Randall recibió en su plato algunos bonless con salsa BBQ junto con una botella de vino media llena. En realidad Johnny no recordaba haberlo visto comer eso durante su salida, ¿Habría sido durante uno de sus desmayos?
Don por otro lado, recibió una taza de chocolate caliente seguido de un plan dulce a un lado. Ninguno sabía en lo absoluto el contexto de su última comida, pero estaba casi seguro de que se trataba de algo que su esposa le había preparado como un tierno gesto.
Finalmente, Johnny miró hacia abajo y vió su propia bandeja llena de pastillas, más específicamente antidepresivos. ¿Era eso lo que causó su alucinación final? No recordaba haberlas tomado tampoco.
"¿Cómo llegaste aquí, Johnny? Creí que ibas a tomar un mejor camino en tu vida" Javier habló, dándole una probada a una papita crujiente. Era extraño ver al insecto interactuar con otros, normalmente era bastante callado.
Pero ahora el de cuernos estaba en un pequeño trance, intentando recordar lo que había sucedido. Estaba en el funeral, tomó la evidencia de sus acusaciones, condujo lejos... Luego todo quedó en blanco, ¿No había llamado a Claire?
"No estoy seguro, pero de igual manera despertaré pronto. No es la primera vez que ceno con ustedes" respondió, jugando inconscientemente con las pastillas que se suponía debía comer.
"¿Sabes? Odio estar muerto pero me gusta recordar que mi vida no fue tan triste. Mi mejor momento definitivamente puedo decir que fue cuando trabajaba en la librería de Monstruópolis, era genial poder tener libros gratis un tiempo" Javier repentinamente habló, haciendo que la única mujer presente hablara.
"¿Es todo? Tu vida debió ser una total basura." Johnny intentó interrumpir a su madre, pero ella continúo hablando con veneno. "Mi mejor momento fue cuando gané la competencia de ballet internacional, representando a mi familia. Eso sí fué un logro!".
El insecto parecía ni siquiera importarle las palabras de la dama.
"Johnny, tu madre es una perra." Randall repentinamente mencionó. Él no lo sabía pero todos coincidían silenciosamente con eso.
"¿Yo lo soy? Entonces dime, lagartija. ¿Cuál fue tu maravilloso momento de vida? Drogarte con mi tonto hijo no cuenta." La madre cuyo nombre era Isabella Worthington miró al monstruo escamoso de frente, casi deseando escuchar algo ridículo para burlarse.
"Bueno, mi mejor momento fue cuando trabajé en Monsters inc. De verdad me hice famoso por mucho tiempo, me hicieron entrevistas y tuve más de una asustarjeta. Eso fue un logro!" Su cola azul se agitó con enojo ante el comentario de la mujer, sintiendo como si hubieran insultado todo su esfuerzo de años tratando de sobresalir.
"¿Y ya? Luego te volviste un criminal y el poco cariño que la gente pudo tenerte se desvaneció. Mi hijo hizo bien en dejarte morir, pedazo de fracasado-" antes de que Isabella y Randall estuvieran a nada de golpearse, Johnny intervino.
"¡SUFICIENTE!" Golpeó la mesa. "Yo no lo dejé morir, fué un accidente!" Trató de explicar, haciendo que Randall sintiera una extraña intriga por saber a lo que se refería. Pero no tuvo tiempo de hablar.
"Don, cuál fue tu mejor momento?" Javier preguntó en voz alta, haciendo que los tres rodaran los ojos antes de volverse a sentar.
"¿Yo? Bueno, es difícil... Cuando conocí a Cherry fue de lo mejor, así como también lo fué cuando me gradué junto con mi hermano/hijo".
Todos se miraron a causa de esa última frase.
"... No es lo que creen." Carlton sonrió.
Hubo un leve silencio inundando el comedor posteriormente, solo siendo corrompido con el ruido de los cubiertos chocando en el vidrio del plato. Johnny ya había tenido este tipo de sueño antes, uno en donde todos los que alguna vez conoció se reunían a su al rededor para cenar. Era justo en este momento en el que se suponía aparecía su padre. Pero no fue así, en cambio vino alguien más.
"Mi mejor momento fue cuando estudié en la universidad y superé mi transtorno alimenticio. ¿Dónde está mi plato con mi comida?" Una voz femenina hizo presencia, haciendo que todos voltearan. Carrie Williams estaba allí de frente, luciendo su suéter afelpado color rosa con estilo. Pero algo era diferente.
"¿Carrie? Yo... ¿Qué haces aquí? No estás muerta." el de cuernos miró por todos lados, buscando una explicación a esto. Pero solo se encontró con la indiferencia ajena del resto de invitados.
"Es verdad, yo no estoy muerta aún. ¿Pero por qué crees que me veo como en la secundaria? Soy la versión que para ti, ya murió." ella se sentó posteriormente a un lado de Javier, recibiendo su plato. Se trataba de un tazón con yogurt reducido en calorías con unas dos galletas sin azúcar a un lado. Si, Worthington la jodió con su comentario final en aquella fiesta de secundaria y estaba profundamente arrepentido de eso.
"Lo siento mucho, Carrie" Johnny tragó saliva, sintiéndose mal al ver la última comida de aquella chica que alguna vez pudo amar. Ella era hermosa tal y como era, odiaba ser el golpe final en su drástico cambio.
"Son cosas que pasan, creo que no soy la única que se llevó un deseo suicida después de conocerte de igual manera." ella se rió cruelmente antes de tomar el envase de yogurt y abrirlo para saciar su antojo.
Isabella solo pudo murmurar un comentario grosero antes de seguir comiendo.
"Si lo mejor de su vida fue la superación entonces debió haber cosas muy malas. ¿Hay algo de eso para compartir? Yo empiezo. La peor parte fue cuando el médico me dió mi diagnóstico y no tuve el apoyo de ALGUIEN. " El insecto azul nuevamente intervino, dejando en claro su descontento con Johnny al mirarlo de reojo con esa última palabra. El de cuernos desvío su mirada hacia los medicamentos, tomándolos para evitar el contacto visual con Javier.
"¿Por qué no pediste trabajo en otro lado?" Carrie preguntó.
"Estuve en la librería otra vez, de hecho. Pero obviamente no me pagarían lo suficiente para mi tratamiento" Javier alzó los hombros, dándole un ruidoso mordisco a una botana sabor queso procesado.
"Mi peor momento fue cuando mi esposo y yo nos casamos. La boda fue barata y lo único que nos mantenía unidos fue esa tonta fábrica de sustos que nos hacía ganar dinero... Ah, y mi hijo obviamente" Isabella resopló amargamente, recordando por un instante su borroso pasado. No recordaba más allá de su relación con el gran asustador, cuya presencia era invisible en todo momento. Johnny volvió a guardar silencio, parecía que todos se habían puesto de acuerdo para tirarle mierda.
"Es difícil descifrar mi peor momento, creo que tengo muchos." Randall habló posteriormente.
"Solo escoge uno, si nos mencionas cada momento malo en tu vida estaremos aquí toda la noche" el de cuernos dijo, un poco intrigado por lo que el lagarto diría.
"Mmhhh... Cuando me desterraron al mundo humano por descubrir la conspiración en Monsters inc fue de lo peor! ¿Qué derecho tenían de desterrarme? Estaba haciéndole un favor al mundo!" gruñó, mostrándose frustrado al nunca haber obtenido venganza por ese horrible evento.
"Pero tú intentaste matarlos junto con esa niña humana... ¿No crees que quizás no tuvieron más opción contigo?" Javier habló con inseguridad ante la versión de Randall, haciendo que el reptil volviera a enojarse en respuesta.
"Muy bien, entonces cambio mi peor momento a... La escuela primaria, si! Mi primer grupo de amigos eran todos unos imbéciles que les gustaba tocar e insultarme. ¿Por qué hacían eso? Es decir, no solo es contradictorio si no también era humillante! A mis padres ni siquiera les importó en lo más mínimo! ¿Sabes lo qué es eso, Johnny?" Randall agitó furiosamente su cola para demostrar su obvio rencor ante los eventos pasados que nunca se borrarían siempre y cuando estuviera conciente sobre que toda su vida, fue totalmente usado e ignorado.
"Si, creo que sé lo que se siente." El cuernudo dijo, dándole un breve y predecible vistazo a su propia madre. Ella captó la indirecta pero no mostró interés en conversar de aquello.
"¡Sacrifiqué muchas cosas de mi para poder lograr lo que otros monstruos creían que no lograría! Y claro que se los demostré! ¿Alguno de ustedes tiene una lonchera de asustador con su rostro en ella? ¿Eh? Pues yo si! Ja, tomenla, idiotas!" El lagarto continúo cubriendo su fracasado legado con la arrogancia en sus palabras, merodeando al resto de acompañantes con su mirada llena de un extraño triunfo inexistente.
"Bueno, ciertamente me hubiera gustado tener mi rostro en una lonchera de asustador. Pero soy feliz con lo que fuí, estudié computación, dí clases en otra universidad... Creo que no puedo destacar un momento exacto de mi vida lleno de desgracia. Quizás el funeral de mi padre a los once años, fue difícil pero mi memoria borró todo recuerdo de él." Don Carlton habló, dejando su taza ya vacía al frente. "Sin embargo, creo que el peor fue cuando Cherry me tomó de la mano antes de morir. Ver el rostro de tu esposa lleno de preocupaciones como última imagen te hace querer retroceder el tiempo. Ella nunca supo como estar sola pero me gustaría que lo aprendiera antes de acompañarme."
Eso fue dulce para todos en la mesa, menos para Johnny. Su corazón dió un ligero golpe de conciencia, recordando a Claire por unos momentos. La dejó completamente sola durante el funeral y para colmo se llevó el auto. Esperaba que Brock, siendo un fuerte amigo de su infancia la llevara a casa junto con sus hijos hasta que despertara.
"Creo que no hace falta decir lo mío, ¿Qué hay de ti, Johnny?" Carrie golpeó su trance, trayendolo a la cena una vez más. Para ese punto, todos los estaban mirando completamente intrigados.
"No lo sé, creo que ya escuché muchas cosas como para darle importancia a lo mío. A demás, ¿No creen que ya es tarde? Deberían ir a su show o lo que sea que hagan..." su rostro se arrugó tímidamente, evadiendo la pregunta con éxito. Todos se pusieron de pie entre murmullos y pláticas, caminando hacia una puerta grande en el extremo del comedor. Todos menos Johnny, quien se quedó en silencio en la cómoda silla. Randall notó eso.
"¿No vas a venir?" Sus crestas se aplanaron, acompañando su expresión poco entusiasta que revelaba un poco de deseo por tenerlo de compañía.
"No, ustedes vayan. Esta es la parte en donde me despierto." el de cuernos se rió, dejando que su amigo volviera a deslizarse lejos del lugar. Su decepción era clara.
Pasaron los segundos y no ocurrió nada, todo parecía quedar completamente igual. El lugar solitario, las bandejas vacías y el ambiente oscuro sobre sus cuernos... Nada desapareció, él no había despertado en lo absoluto. Así que lo único que haría, sería ir con todos a esa nueva habitación llena de misterios. ¿Qué era el show?
Se puso de pie y entró a lo que parecía ser un extraño escenario con luces, cortinas y sillas para cada espectador. Era un teatro en dónde solo estaban los que cenaron a su lado, pero aún así podía escuchar a una multitud aplaudir al rededor de las paredes tapizadas. Solo pudo volverse a sentar en primera fila.
De pronto entró Javier, con un micrófono en la garra izquierda mientras hablaba. Nunca lo había visto actuar así y verlo siendo el locutor de un evento nocturno fue algo que nulas veces podía permitirse imaginar.
"Damas y caballeros, esta noche será especial! Abriremos el show como se debe! Así que con ustedes, alguien que conocen y seguro tienen su tarjeta en la colección... ¡Randall Boggs!"
De pronto el telón de ensueño se abrió, presentando con aplausos lo que parecía ser el inicio de una noche un poco larga. Ahí en el centro, Javier desapareció para darle espacio a Randall, quien mantenía una expresión sumamente confiada en su rostro. Tenía un collar de oro ajustado en su cuello junto con unas muñequeras afelpadas color rosa adornandolo. Pudo ver nuevamente la cicatriz en su ojo derecho así como también sus colores de escamas más apagados. Parecía haber envejecido más, esa versión de su amigo era claramente con la que estuvo escapándose hace un mes.
"Gracias Javier, pero quiero dedicar está actuación a nuestro nuevo invitado... Johnny Worthington!" El lagarto señaló con una sonrisa a de cuernos, haciendo que una enorme luz lo enfocara. Debía disculparse de inmediato antes de que su amigo empezara.
"Boggs, lamento lo que sucedió contigo... Con nosotros. Tu madre estaba muy-" fue completamente interrumpido.
"Ajam, Johnny. Este es mi turno."
"Si, si... Lo siento..." Volvió a disculparse antes de poner su trasero en el asiento una vez más.
Fue entonces que una música hipnótica comenzó a surgir, acompañando rítmicamente a las luces que se convirtieron en un remolino de colores azules y rosas, causando que finalmente lograra presenciar un enorme tubo clavado firmemente en el centro. Esto era inesperado y ninguno de los presentes parecía importarle realmente lo que podrían estar a punto de ver.
Randall Boggs sonrió, su piel tornasolada resplandeciendo bajo la luz suave de neón que iluminaba todo. Sus múltiples extremidades, que solían temblar de inseguridad hace muchos años ahora se movían con una fluidez casi hipnótica mientras se enroscaban con destreza en torno al metal pulido del tubo, bailando como nunca antes. El mundo a su alrededor parecía comenzar a distorsionarse, como si el ritmo de la música envolviera cada movimiento suyo... Lentos, precisos, casi irreales ante ojos ajenos.
El silencio expectante de la multitud lo llenaba, Johnny parecía ser el único monstruo que comenzó a sentirse incómodo con el espectáculo. Miró a Don Carlton desde el otro extremo, buscando alguna señal que le dijera que ver esto no era correcto debido a su matrimonio. Pero el más viejo en realidad parecía permanecer quieto por compromiso, intentando no ser irrespetuoso para él reptil.
En vez de la ansiedad habitual que agobió a Randall durante su adolescencia, sus ojos verde esmeralda brillaban con una serenidad que nunca antes había demostrado. Cada giro que ejecutaba, cada extensión de su cuerpo deslizándose parecía calculado para atraer la mayor admiración por medio de aquella danza vista como algo vulgar o erótico.
Pero pronto comenzó la demostración final.
Allí, justo a un lado del escenario había una extraña puerta de madera completamente sumida en la oscuridad en su interior. Estaba abierta, como si estuviera esperando algo. Randall bailó salvajemente al rededor del objeto metálico con total confianza, deslizándose al ritmo de la música para finalmente tocar el piso de madera y terminar alzando los brazos para permitir que los aplausos sonaran. Luego observó a Johnny, haciéndole señas para que se acercara, con esa macabra sonrisa acompañandolo en todo momento.
El de cuernos de verdad no quería acercarse, pues se sentía completamente expuesto a un ambiente que disimulaba un antro. Sin embargo, el lagarto parecía insistente así que no tuvo más remedio que ponerse de pie y caminar. Con cada paso que daba sentía su pecho más pesado, como si la adrenalina bajara y subiera en ángulos extraños al rededor de su cuerpo. Cuando llegó, estaba Randall frente a él, dándole la espalda a la misteriosa puerta.
"Boggs... Esto es... Demasiado nuevo para mí, ¿Qué ganas con esto?" Johnny le cuestionó a su amigo, quien inesperadamente parecía tener la mirada perdida.
Pero cuando menos lo esperaba, Randall se lanzo a él en un fuerte abrazó, aferrando sus cuatro brazos al peludo pecho del cuernudo. Su cabeza plana se acurrucó con fuerza contra su amigo, casi mostrando gratitud por haberse quedado. Johnny no entendía a qué se debía está inesperada muestra de efecto... Eso hasta que sus ojos se fijaron con horror a la puerta.
Allí, a vista de todos. Una cantidad considerable de una delgada y larga masa negra creció como si de una enfermedad se tratase a envolver al lagarto. Él no parecía asustado pero Worthington se llenó de confusión y horror cuando la sustancia hizo contacto con Randall, absorbiendo su alma y llevándose su forma física a lo desconocido. Fue entonces que ya no hubo rastro de su amigo allí, solo un hueco en el abismo y aplausos del inexistente público surgiendo una vez más.
"¿No fue increíble? Ustedes lo disfrutaron así que la siguiente estrella de esta noche se presenta... Con ustedes, Don Carlton!" Javier hizo aparición, ignorando por completo lo que acababa de suceder. El de cuernos comenzó a hiperventilar con miedo al no saber lo que estaba ocurriendo. Así que antes de que Don subiera al escenario, fué a hacerle frente al insecto, tomándolo de los hombros.
"Javier, ¿¡qué mierda está sucediendo?! A dónde fue Randall?!" Ambos hicieron con tacto visual, expresando emociones completamente diferentes mientras le daban la espalda al siguiente turno.
"Johnny, relájate... Respetemos el turno de Don. ¿Quieres ir afuera?"
El otro aceptó entre temblores.
...
Era extraño estar en la azotea de lo que alguna vez fue su hogar durante la niñez, tenía el recuerdo de nunca haber adquirido el permiso para estar allí hasta los 16 años. Ni siquiera sabía si había una razón o no para prohibirle algo tan ridículo, simplemente lo hicieron.
La noche creó oscuridad encima de sus cabezas, siendo empolvada con los cuerpos celestes conocidos como estrellas que cargaban nostalgia. Javier y Johnny se recargaron en la reja que divide el balcón de entre el abismo, mirándose como lo llegaron a hacer hace muchos años.
"Javier, esto me perturba un poco. Lamento no haberte apoyado cuando más lo necesitabas, si hubiera sabido que tú enfermedad era demasiado grave te hubiera ayudado como se debía... De verdad lo siento." El de cuernos ronco melancólicamente, buscando algún consuelo ante la culpa. Pero todo lo que recibió fue una mirada llena de apatía.
"No, no te perdono. La mayoría estamos aquí por tu culpa, solo somos una alucinación creada por tu rencor hacia ti mismo. Pero aún si esto no es real, evitaré a toda costa darte la satisfacción que buscas. No te voy a perdonar nunca, vive lo poco que te queda con eso." La frialdad fue especialmente dura de dirigir, se sentían como diversas navajas perforando su carne. Johnny miró al suelo con tristeza, no iba a continuar insistiendo.
"Cuando despierte de esto tendré mucho que arreglar." Worthington suspiró, pero fue completamente golpeado por una inesperada reacción de Javier, interrumpiendo sus planes con una amarga sonrisa.
"Oh, Johnny. Todavía no has entendido..." Sus cuatro ojos se dirigieron hacia el abismo sobre el que estaban parados, señalando un callejón oscuro y familiar al que solo podían apreciar desde esa altura.
La mandíbula de Johnny cayó en un sordo jadeo cuando vió a lo muy lejos su propio auto, completamente destrozado y siendo perforado por un gran poste de metal que apuñaló la cabeza del monstruo que conducía. El humo y fuego en la maquinaria se perdió en la fría noche, haciendo que el de cuernos comenzara a entrar en dudas respecto a lo que sucedía. Eso no debía ser real, seguro fue una broma macabra de Javier...
"Yo... Necesito largarme."
El insecto no lo detuvo ni tampoco mostró expresión alguna cuando su amigo salió corriendo hacia donde estaba él escenario, dándole la espalda una vez más.
Para cuando Johnny llegó a la simulación del teatro, la puerta seguía ahí esperando a su siguiente destinatario. Don Carlton estaba dando su demostración con total profesionalismo, tomando aire ocasionalmente para hacer funcionar en saxofón con el que estaba interpretando una melodía bajo la luz del gran escenario. Para cuando los últimos versos sinfónicos se detuvieron y la multitud no visible aplaudió. El de cuernos trató de evitar el oscuro destino para el anciano.
"¡Don!" Gritó, corriendo para intentar detenerlo de ir a aquella tenebrosa puerta. "¡No entres ahí!".
El más viejo observó a Johnny, reflexionando sobre si debía responderle o hacerle caso. Pero no encontró nada para decirle que en realidad, esto no le aterraba. Así que con un último suspiro, estabilizó su cuerpo en el marco de la puerta sin destino. Luego se lanzó de espaldas para entregarse al vacío, confiado en que esto era lo único que podía hacer para aceptar el hecho de que su vida había llegado a su fin.
Los aplausos volvieron a quebrar la mente del monstruo con cuernos, sintiendo una pulsada de miedo en el pecho. Todos parecían convencidos de hacer esto, dar una última demostración de su talento antes de ser entregados al más allá. Johnny intentó mantener la calma ante lo que sucedía, no tuvo más remedio que sentarse en ese jodido asiento junto a su madre y esperar a que el siguiente subiera a brillar.
"Con ustedes... Carrie Williams!!!" Javier volvió a gritar emocionado, señalando a la chica que no tardó en subir al escenario con un par de papeles entre sus brazos, parándose justo al centro para comenzar.
"Gracias, yo escribí un poema..." Ella dijo, sonando un poco insegura sobre su hacer esto o no. Sus manos temblaron ante la visión de esa jodida puerta esperando la conclusión de su acto para llevársela, parecía no querer esto. Carrie se aclaró la garganta antes de empezar.
"Perdida en sombras que no son mías,
me miro y no me reconozco,
la sonrisa rota, el eco vacío
de lo que fui y lo que escondo.
Anhelo días donde el sol me habitaba,
donde mis pasos danzaban,
ahora dudo de cada palabra
y de la verdad en mis propios susurros.
Quiero encontrarme en los espejos,
volver a ser la que un día fui,
abrazar mis miedos, sanarlos todos,
y renacer desde aquí.
Para eso debo morir..."
Todo quedó en un siniestro silencio cuando la luz golpeó fuertemente a la puerta, insistiendo en que ya era momento de irse. La chica trago saliva antes de aferrarse a sus propios escritos, negándose a terminar.
"Aún no acabo, tengo mucho que decir y expresar! No puedo simplemente irme..." Carrie lloró, retrocediendo unos pasos para mantener distancia entre ella y la tenebrosa realidad. Javier se acercó un poco en un intento por calmarla, pero no llegó a tiempo.
La mujer arrugó sus papeles mientras buscaba desesperadamente más hojas para narrar, pero era obvio que el tiempo se había acabado. Antes de que Johnny o el insecto pudieran ofrecerle ayuda, la puerta apareció justo detrás de la pobre joven, absorbiendo brutalmente su cuerpo hacia un abismo de oscuridad seguido de un desgarrador grito.
Eso fue todo, Carrie desapareció entre llanto hacia un destino inevitable. Dejando a todos desesperados internamente por terminar esto, anhelando un final más pacífico que este. Los aplausos sonaron poco después de una forma robótica.
Isabella ni siquiera reaccionó después de este evento, parecía haber vivido mil veces el mismo acontecimiento como para memorizar cada cruel acto. Ella se puso de pie sin ni siquiera permitirle a Javier dar apertura a su demostración, apartandolo groseramente fuera del centro del escenario. El azul solo rodó los ojos antes de dar un paso atrás y desaparecer detrás de la enorme cortina. Fue entonces que la música comenzó a sonar.
Las teclas del piano hicieron eco en una extravagante canción sin vocales, manejando un tono activo y elegante para que su madre pudiera bailar sin errores. Johnny admiró a la juvenil figura entregar delicados pasos por todo el salón, seguido de diversos movimientos circulares que sus largos tentáculos hacian para imitar el ballet. El largo vestido rojo giró con gracia en una serie de círculos bien coordinados, brillando y opacando su propia sombra.
Si, su madre era el mismísimo demonio reencarnado. Pero sus clases de baile hace décadas fueron una gran forma de ocultarlo.
"Ahora viene la parte más fácil..." Isabella Worthington habló, antes de mirar por última vez a su hijo. Sus ojos reflejaban una mezcla de emociones que nunca imaginó verla expresar... Enojo, concentración, calma... Quizás arrepentimiento.
Su pierna izquierda tomó fuerzas para sostener el inmenso cuerpo de la mujer, con la punta de sus dedos con garras siendo la base principal para permitirse girar. El vestido comenzó a sentirse cada vez más largo y ligero, cubriendo sus caderas y volando a su al rededor en un hermoso espiral. Fue entonces que su cuerpo comenzó a envejecer, volviéndose cada vez más frágil con cada vuelta nueva. Finalmente la música comenzó a dispersarse en pequeños pitidos armónicos mientras que Isabella se desaparecía en el aire, convirtiéndose en una sola con la muerte.
Cuando el piano silencio su canto, la mujer ya había desaparecido. Su vestido carmesí cayó como pluma a la madera mientras la masa negra emergía de la puerta y tomaba la tela entre su ser, desvaneciendo todo rastro del espectáculo.
Y los aplausos volvieron a sonar, dejando ahora que Johnny estuviera completamente solo junto con Javier, quien ya estaba frente a él esperando alguna señal para poder seguir jugando al comediante.
"Yo voy a despertar... Solo dame tiempo, no estoy muerto... Yo-"
"Johnny, las probabilidades de que te salven son muy variadas. Pero no podemos asegurar nada." El insecto interrumpió, señalando la puerta con total calma.
Todo el escenario comenzó a gotear lágrimas negras que caían muy lentamente al suelo. Ambos monstruos caminaron hasta quedar de frente con el marco que daba pase a lo inexplorado, viendo que este era demasiado profundo y parecía no tener fin.
"¿Dirías que es aterrador?" Johnny preguntó, con los ojos fijos en la oscuridad debajo de ellos.
"No lo creo, es lo que hay... ¿Sabes?" Javier acompaño al contrario a apreciar sus propios destinos, tocando el vacío de la puerta con indiferencia. La masa negra fue lenta y comenzó a absorber el brazo del insecto para llevárselo, con un toque suave y confiado. "... Todo llega a su fin, el reloj finalmente se detiene."
"Entonces... Supongo que te veré del otro lado." el de cuernos sonrió de forma amigable, pero Javier respondió con una inesperada preocupación dibujada en su rostro.
"Oh Johnny, no... No hay otro lado-" La tristeza se reflejó en lo más profundo de sus ojos, antes de comenzar a desaparecer. "Esto es todo...".
Tras ese último aliento, Johnny no pudo evitar retroceder con miedo. Todo el lugar comenzó a derrumbarse, siendo inundado poco a poco por esa asquerosa distancia negra que arrebataba vida a su paso. ¿No había otro lado? ¿Todo quedaría en nada una vez que la oscuridad apuñalara su conciencia y lo olvidaran?
¿Qué hay de su familia? Ellos lo estaban esperando fuera de esta pesadilla.
¿Y su trabajo?, ¿Su redención?, ¿Sus amigos? Todo sería polvo en memorias bloqueadas...
La idea hizo que su única solución para huir, fuera no tocar la puerta y buscar una salida alternativa. Tomó fuerzas extras para comenzar a correr, evitando a toda costa hacer contacto con los líquidos negros que seguían haciendo aparición por toda la mansión. Necesitaba salir de este infierno, necesitaba recuperar la conciencia...
Necesitaba hablarle a Claire para que lo ayudara.
La oscuridad estaba a punto de alcanzarlo, rozando con esfuerzo sus frágiles piernas. Pero fué más rápido y logró avanzar hacia la cocina en donde un teléfono fijo a la pared ya lo estaba esperando. Corrió hasta el electrodoméstico y sin pensarlo lo tomó con fuerza, causando que el cable colgará con flacidez debajo de él, manchandose con la oscuridad.
"Claire, ¿¡estás ahí?! Te necesito..." Johnny gritó, apartándose de la cocina con el teléfono en mano. Cuando la voz femenina de su mujer contestó, su corazón dió un vuelco en completo alivio de esperanza.
"¿Johnny?"
"Oh, Dios... Gracias al cielo! Estoy atrapado, Claire... Necesito que me ayudes, no puedo hacer esto..." Su garra apretó el plástico con fuerza, buscando algo a lo que aferrarse. Pero las palabras de su esposa fueron nuevamente un golpe perturbador.
"Johnny, ¿por qué me llamaste? Estoy salvando tu pellejo de la policía, no puedo salvarte..." Suspiró, podía escuchar su corazón latir con una fuerza desesperanzada mientras sus pies se mojaban con el frío ruego de la muerte.
"...No te ví en el funeral, estaba asustado... " Habló entre susurros, con una tranquilidad seguida de la melancolía. "Me descubrieron y yo..."
Vago por toda la cocina, por un momento ignorado la inundación que estaba a punto de matarlo. Observó atentamente la ventana que estaba frente al fregadero, observándose a si mismo desde la altura de la mansión. Visualizo su automóvil completamente destrozado y sin poder ver más ahí dentro. Pero estaba seguro de que su propio cuerpo seguía ahí, pudriéndose en la soledad.
"... Huí." Johnny finalmente terminó, dándose cuenta de que este era el final definitivo y no habría nada que hacer para salvarse.
"Es muy tarde, no hay nada que podamos hacer..." Claire volvió a hablar.
"No-"
"No puedo ayudarte, cariño. Yo no soy real y nada de esto lo es."
"Entonces qué haré?"
"Ya nada de lo que hagas importa, Johnny..."
Las goteras del sigiloso veneno hicieron un reflejo auditivo por sus oídos, manchando su pelaje y dejando sus ojos completamente derrotados.
"Si no importa... ¿Puedo hablar contigo al menos una última vez?"
Volvió a surgir un triste silencio, dejando que los sonidos viscosos del exterior acompañaran su melancólica y probablemente su última conversación. El líquido negro ya estaba terminado de absorber sus únicos recuerdos de su hogar, la mansión comenzó a perderse en un abismo sin vida.
"Está bien." Finalmente Claire respondió.
"¿Cómo están tu y los niños?" Johnny miró hacia el horizonte, apreciando sus últimos momentos de conciencia.
"Estamos bien, ellos te extrañan bastante."
"¿Enserio?"
"Si, en serio. Nosotros te extrañamos..."
La última sonrisa se dibujó en su rostro, dándose cuenta en que quizás no lo había arruinado todo al final. Toda su vida pensó que debía cumplir las expectativas de ser lo que su apellido decía, de compensar el daño causado de su existencia con acciones egoístas y de buscar consuelo en admiradores que le entregaron su vida entera a seguirlo. Ahora se sentía arrepentido.
Su madre nunca lo amaría, Javier no lo iba a perdonar y Randall no lo volvería a buscar... Este era el destino de todo ser existente, el final acompañado del vacío espacio y el olvido. Finalmente la oscuridad lo alcanzó y envolvió en su frío abrazo, marcando el final de este infierno de una vez por todas.
Fue entonces que todo desapareció.
Chapter 5: En realidad, no es tarde.
Summary:
Nadie sabrá en dónde te abandonaron.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
La luz del sol se reflejó por toda la carretera, amaneciendo con brillantes tonos amarillentos que golpearon la maleza del inmenso bosque. El color negro del automóvil deportivo atrapó el calor con facilidad, haciendo que los delicados vidrios trasmitieran la hermosa luz pacífica por los asientos de cuero y tela mientras avanzaba rumbo un destino aislado.
A pesar de la calma que el ambiente podría traer, el viaje estuvo acompañado de emociones ajenas a la felicidad. La gente siempre dice que tomar un camino por tu cuenta es lo mejor para muchos, tomarte un tiempo lejos de todo es lo ideal para sanar. Pero ellos nunca te dicen que la parte más difícil siempre es dar el primer paso, decir adiós a una versión tuya que por mucho tiempo te protegió de verdaderas amenazas.
El vehículo avanzó por muchas calles hasta que finalmente se detuvo en el estacionamiento de una pequeña colina. Había un gran edificio allí en frente, con flores y frases motivadoras escritas en el cartel principal. El centro de rehabilitación de Monstruópolis siempre fue muy aferrado a las ideas positivas sobre que todos tenían una segunda oportunidad, lo ideal para comenzar.
"Gracias de nuevo, Brock. Prometo que este será el último favor" Claire le sonrió, antes de salir del vehículo. El monstruo con plumas agitó la cabeza, manteniendo su viejo pico curvado en una expresión sumamente despreocupada.
"No te preocupes, estoy dispuesto a ayudarles siempre." Su voz ronca y cansada resonó, antes de escuchar al monstruo del asiento trasero descender del vehículo junto con su única maleta a la mano. No perdió la oportunidad para darle una despedida rápida de igual forma. "Mucha suerte con esto, Johnny. Estoy seguro de que todo mejorará."
Tras esas palabras, el monstruo con el chaleco rojo le respondió con una leve sonrisa, ocultando su inseguridad respecto a la esperanza que le resguardaba ahí dentro.
Después del accidente que tuvo en su propio vehículo, había perdido un valioso cuerno de su cabeza junto con un par de costillas rotas que tardaron semanas en recuperarse. No podía mantenerse de pie tanto tiempo, pues era sumamente doloroso aún.
La evidencia de asesinato fue entregada a la policía hace dos meses. Como era de esperarse tuvo que enfrentar otro juicio bajo fianza sin haberse recuperado del todo. Sus huesos tardarían en recuperarse y para rematar, en ocasiones todavía tenía alucinaciones y pesadillas sobre sus acciones pasadas. Eso hizo que su abogado aprovechara para jugar sucio y poder declararlo como un monstruo completamente inestable ante el jurado. Su única solución, ir a rehabilitación para no caer el prisión.
Brock soltó una última mirada antes conducir hacia otro sitio, estacionándose unos metros lejos de la pareja. Ellos necesitaban tiempo a solas para darse una despedida.
"Claire... No sé si pueda hacer esto." Johnny habló, su voz triste y demacrada mientras observaba la entrada del lugar, temiendo por algún cambio que no le generara respuesta. Para este punto Claire tuvo que sacar un cigarro y encenderlo, metiéndolo a su boca para intentar calmar todas sus preocupaciones. Ella también estaba asustada en el fondo.
"Es lo que el juez dijo. Tienes suerte que la madre de Randall esté luchando contra su depresión, de lo contrario ella se aseguraría de destruinos..."
Un silencio aterrador hizo presencia, ninguno en realidad estaba feliz por esa noticia. Todos odiaban a Johnny ahora, nadie planetaria visitarlo después de descubrir su culpabilidad en un escape que le costó la vida a alguien. Lo único que pudo hacer fue suspirar, esto antes de acercarse a su esposa y darle un enorme abrazo detrás de su espalda.
"Gracias, Claire. Esto será lo mejor para todos... Para mí, para ti y para los niños."
La adulta en realidad estaba luchando contra el pequeño llanto que quería avecinar contra sus ojos, correspondiendo el abrazo poco después. Serían solo unos meses de tener fuera al monstruo del que se enamoró en su momento más joven, teniendo siempre en mente que estaban haciendo lo correcto ahora.
Pasaron unos minutos completos en el abrazo, luchando contra la negación de separarse. Cuando finalmente pasó, una triste mirada de nostalgia y miedo fue la última comunión no verbal que obtuvieron antes de que el monstruo de un solo cuerno caminara hacia el interior del edificio, dejando poco a poco de oler el humo de cigarro en su rostro.
El lugar era enorme, con varios sofás y plantas bien cuidadas adornando la sala de recepción. Fue entonces que un monstruo pequeño con alas y un solo ojo se acercó al nuevo visitante, reconociendo su rostro de inmediato gracias a la reservación hecha días antes para albergarlo. El trabajador sonrió antes de hacer la primera pregunta.
"Buenos días. Señor Worthington, verdad? Dígame, ¿Por qué está aquí?"
Los nervios ahogaron a Johnny por unos instantes, cuestionando si había una respuesta correcta a eso. Miró instintivamente a su al rededor, buscando una respuesta pero lo único que encontró fueron recuerdos.
Detrás de la recepción había un gran pizarrón que estaba repleto de fotografías físicas de antiguos pacientes, todos felizmente reconciliados consigo mismos. Fue entonces que por unos momentos, las alucinaciones le hicieron una última jugada, distorsionando su realidad y mostrando un cambio en esos rostros. Pudo ver a muchos monstruos ocupando esos lugares... Javier, su madre, Randall e incluso Carrie Williams. Todos viéndose sanos y felices después de estar allí, tratando sus propios problemas.
Se le hizo un nudo en la garganta, esa sería una imagen que nunca se cumpliría y no habría forma de encontrar consuelo para eso. Sin embargo, fue un empujón fuerte para dar el primer paso, ese dolor fue su impulso para decir la frase que tanto miedo tenía que aceptar. Tomó aire, y con completa melancolía respondió.
"Soy Johnny Worthington y estoy aquí... Porque necesito ayuda..."
Notes:
Gracias a todos por leer esto, tardé unos meses en completarlo pero valió la pena. Me siento un tanto feliz de poder darle fin a esta historia.
Cualquier duda o comentario estoy dispuesta a leer, así como también los invito a checar mis dibujos en mi cuenta de Tumblr.
Candy_Moony108 on Chapter 1 Sat 09 Nov 2024 04:06PM UTC
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