Work Text:
Sentía que se desmayaría en cualquier momento ¿Cómo es posible? Lo intenta una y otra vez, saliendo el mismo resultado positivo.
–Positivo. – Susurra sintiéndose tan confundida, ahora estando en el baño viendo el test de embarazo y el resto de los test que tenía, pero ¿Cómo? Nunca a estado con un hombre o tenido relaciones.
¡Espera! Recuerda vagamente que hace diez semanas atrás alguien alto e elegante la había acompañado a su motel porque estaba ebria ese día, había ahogado sus penas en alcohol ante su despido.
Fue por no haber cumplido bien el papel de reportera y haber conseguido una primicia importante, estaba tan deprimida y ahora peor ¿Qué ara?
Sale del baño y se sienta en la cama, había pasado diez semanas ¡Por los cielos!, ¿Quién fue el maldito de hacerle esto? ¿Quién era el que se aprovecho de ella? ¿En qué bar lo conoció?
Maldición no puede recordarlo, más que lo intentaba no lograba visualizar ese recuerdo e ubicación ante su arrebato.
Intuitivamente toca su vientre un poco plano e hinchadito, y pensar que creía que tenía una hinchazón preocupante, pero termino siendo que era su bebé creciendo, aunque de momento era un pequeño feto, lo observa y acaricia sintiéndose cálida.
Solo recuerda que le dolía bastante el cuerpo aquella vez, incluso tenía marcas oscuras que de seguro eran chupetones en su piel y también en el cuello una de mordida e lastimada, lo había ignorado todo ¡¿Por qué había ignorado algo así?! ¡Era demasiado evidente que abusaron de ella! Ah... quería darse un zape por su estupidez e ignorancia al no sospechar.
–La verdad bebé, no me esperaba ser madre, pensé que nunca lo seria. –Decía sincera.
Hace tiempo había tenido un accidente y la habían llevado al hospital tenía menos daño en su cuerpo, pero le informaron que ya no tenía oportunidad de ser madre.
Eso fue un golpe muy duro y también en ese mismo día haber perdido a su canario su pequeño fiel compañero Kruppoh.
–Los médicos no siempre tienen la razón. – Piensa aliviada y molesta ante el falso diagnostico que le habían dado.
–Mentiría si dijera que no quisiera conocer al bastardo que me embarazó, de todos modos, no puedo recordarlo y es que fue en otra ciudad, no puedo hacer nada al respecto. Fue mi descuido en emborracharme en ese día en vez de solucionar las cosas e pedir con ruegos otra oportunidad de recuperar mi empleo. –Dice levantándose de la cama y se seca con la manga de su saco color crema las lágrimas traidoras.
No es momento de llorar, tiene una vida inocente que cuidar y necesitara buscar empleo si quería que su bebé creciera y no le faltara nada. Sabe que ser madre soltera será complicado, pero no se echará para atrás.
–Por los cielos, ¿Qué are? En donde comenzar. –Dijo perdida agarra su bolso rosado y saca su móvil rojo, tenía unos compañeros de su ex trabajo podrá encontrar ayuda en ellos.
Pero se detiene e observa su móvil y lo guarda, no quería molestar, sabía que ellos deben de estar molestos con ella, ya que casi los mete en problemas también.
–Creo que yo podré hacerlo sola. ¡Si! Yo puedo hacerlo. E sobrevivido aventuras peligrosas esto no será difícil de hacer. – Dice alzando el puño con fiereza y sale de su departamento, motivada para ir a buscar empleo y de paso comprar cosas para su bebe.
Se supone que tenía que estar molesta porque la dejaron embarazada y no sabe quien fue, pero fue lo contrario ¿Qué clase de mujer rara era? Bueno también fue culpa suya por haber tomado en un bar en lo profundo de la ciudad, tendrá que hacerse responsable y eso ara.
Estaba en un mercado grande y hermoso había tanta variedad de comida, pero al sentir el aroma de ello en el aire, se sintió enferma, con ganas de vomitar, en serio se sentía desagradable, se aguanta y va bajando a las escaleras eléctricas a una zona donde se vendían casi de todo como las cosas de bebé y de cocinas.
Al llegar, va caminando casualmente viendo cada local e pidiendo si tenían reservado un lugar de empleo para ella, pero la rechazaban al saber que era una mujer embarazada y soltera.
Después de horas caminando e descansando para no agobiarse, no encontró nada para un empleo, no había casi nadie solo unos chefs comprando utensilios.
¿Por qué la rechazaban? Sabían quién era ella, incluso los autografió a algunos para después ser rechazada al enterarse de su situación. Para la próxima intentara no mencionar su embarazo, es por el bien de su bebé si quería restablecerse y no quedar sin dinero.
Aunque ella tiene bastante para tres años, pero eso no es suficiente, los niños son caros y quería lo mejor para su bebé.
–Tal vez consiga por esta vez un empleo temporal por aquí. – Pensaba ahora vagamente cansada, buscando una cartelera que pida a alguien para trabajar. Tiene buenas cosas para vender en su departamento lujoso, pero lo reservara para emergencia si hacía falta.
– ¡Ey!, ¡Tina! – Grita un hombre peli azul con un chico pelinegro acercándose hacía ella.
– ¡Toriko! ¡Komatsu! –Saluda a ambos hombres con una sonrisa radiante y feliz de poder verlos. Aunque la opresión en su pecho era sofocante y triste, realmente extrañara mucho a estos sujetos.
–Tina, que raro verte por aquí, no te e visto en semanas ni en las noticias. – Dice Toriko sonriendo observando a la pequeña mujer castaña. En verdad extraña a su reportera acosadora favorita, le preocupaba que algo malo le hubiese pasado.
–Oh… Bueno, pasaron muchas cosas, pero eso no importa ¿Qué hacen ustedes? –Pregunto desviando el tema, realmente seria vergonzoso si supieran de ello además conociéndolos bien, terminarían ofreciéndose en ayudarla, le halagaría, pero ellos están en unas aventuras importantes. No quería que dejaran de lado sus actividades por ella una simple civil conocida.
–Estábamos paseando para luego poder comprar utensilios de cocinas. –Respondía Komatsu.
–Ya veo, bueno yo…–No termina de hablar al sentir unas nauseas terribles, se tapa la boca rápidamente y con la mirada desesperada busca el baño hasta que lo encuentra más adelante, corre hacía el e ignorando a los dos hombres.
Al desechar el contenido de su estomago se sintió mareada y enferma. Al salir del baño un poco tambaleante ve que aún estaban Toriko y Komatsu, la esperaban cerca de la puerta mirándola preocupados.
– ¿Te encuentras bien, Tina? – Pregunto serio y preocupado Toriko notando que la mujer se veía más agitada y pálida.
–Si. No te preocupes, no es nada, tal vez haya sido algo que comí en casa que me hizo mal. – Miente rascándose nerviosa la nuca.
– ¿Segura? –Pregunto en duda Komatsu preocupado.
–Si. – Responde nerviosa ante las miradas.
–Tina. Dime ¿En verdad te encuentras bien? ¿Quieres que te acompañemos? – Pregunto Toriko colocando su mano en el hombro izquierdo de la reportera.
–No, estoy bien, no se preocupen, nos vemos, tengo cosas que comprar. –Dice sonriéndole luego se marcha dejando a los dos hombres con dudas.
Después de haber visto a Toriko y a Komatsu, entra en una tienda que vendía cosas de bebés y unas revistas de cómo tratar el embarazo.
Paso tanto tiempo haciendo preguntas y charlando con una señora mayor amable, que había perdido la noción del tiempo en esa tienda ya estaban cerrando, compro cinco revistas con consejos, encargo una cuna de lo necesario lo que necesitaba su bebe y lo llevasen a su departamento dentro de dos días, sabia que estaba haciendo esto demasiado pronto, pero tenía que estar lista y preparada de todos modos.
Sale en del comercial y se va a su departamento, caminaba en las calles sintiendo la leve brisa helada besar su rostro, ya era de noche y hacía frió se maldice por no haberse abrigado, de día paresia tan cálido, su departamento estaba algo lejos y las calles con poca gente y no mucha luz, era tenebroso.
Caminaba siguiendo derecho e ignorando los piropos de algunos hombres que se le cruzaba, al seguir caminado más rápido para llegar a su departamento hasta que cuatro sujetos se interponen en su camino, ve que usaban la misma vestimentas oscuras y cabezas tenidas de rojo, eran una pandilla.
– ¡Ey preciosa! ¿Qué haces merodeando sólita en estas horas? –Dice el hombre más alto que los otros tres.
–Eso no te incumbe. –Decía molesta, puede defenderse, ha lidiado con monstruos en las selvas antes, pero ahora es diferente, ella tiene una vida frágil en su vientre.
–Eh... Chica valiente, me gustan las rudas. Espera, a ti te conozco, eres esa periodista sexy que aparece casi siempre en la tele. Siempre quise conocerte en persona, realmente eres una belleza. –Dice emocionado acercándose peligrosamente con una sonrisa enferma.
–No quiero problemas, ¿Si? Por favor. Solo quiero llegar a mi casa. – Decía mirando a cada uno de los hombres que se acercaban y unos de ello poniéndose detrás acorralándola cual depredadores.
– ¿Escuchaste jefe? Dice que no quiere problemas ¡Que estúpida! ¡Solo queremos divertirnos, no es tanto pedir! Jajaja–Ríen uno de los pandilleros con un tatuaje en la frente.
–Si. ¿Que te hace pensar que dejaría pasar una hermosura como tú? –Señala el alto sonriendo descaradamente desagradable.
En el otro lado de la ciudad un hombre increíblemente alto y musculoso de cabello púrpura oscuro con una cicatriz dando como una media sonrisa, era mas ni nada menos que uno de los cuatro reyes celestiales el más fuerte, Zebra.
El caminaba entre las calles oscuras para buscar un bar e saciar su sed con un buen licor y luego buscar un hotel para descasa.
Al caminar unos cuantos grandes pasos ve un bar adelante, uno nocturno, pero también escucha molestosamente a cuatros hombres acorralando a una mujer.
Observa en la dirección del escándalo y Piensa, opción A: ir al bar y fingir no haber escuchado nada. o opción B patearles duramente el trasero a esos engreídos y hacer que la chica pagase su bebida por haberla salvado, obvio la opción B suena mejor.
Voltea escuchando e esos individuos, no estaban lejos bien eso es mejo. Corre en la dirección escuchando que la chica ya comenzó a defenderse.
– ¡Oigan suélteme! ¡malditos! –Grita retorciéndose y noqueando a uno de los pandilleros con un cabezazo y haciendo que este cayera inconsciente al suelo, pero los otros dos la sujetaron de los brazos con fuerza lastimándola, pero ella que fue entrenada en defensa personal usa un movimiento de brazos y combinándolo con su fuerza hace que los dos hombres chocasen cabezas dolorosamente logrando que la soltaran.
Estaba apunto de atacar al grandote de frente, pero uno de los hombres del suelo agarra su tobillo tomándola desprevenida hasta caer al suelo por suerte sin lastimarse iba a incorporarse, pero el sujeto alto la agarra su cuero cabelludo sin delicadeza levantándola con brusquedad y arrojándola entre el muro, ve que el pandillero sacaba una navaja y lo colocaba en su cuello para que no se moviera.
–Joder, putita de mierda, sí que eres ruda. – Decía envarado y ansioso lamiéndose los labios y acercándose a ella lentamente.
–Déjame ir por favor, estoy embarazada, no nos hagas daño. –Suplica asustada por la vida de su bebé.
–¿Eh? Con que embarazada. Pues no me importa. –Dice sonriente y engreído bajando lentamente la afilada navaja hasta el vientre de la mujer viendo con placer la mirada asustada y enojada de ella.
– Si me haces daño te matare. –Amenazo furiosa y con miedo sintiendo como su corazón palpitaba frenético mientras lagrimas amenazaban en salir.
– ¡Jajaja! No antes de que me divierta contigo preciosa. – Dice acercando su desagradable rostro a la de ella.
–Ya escuchaste a la reportera, aléjate de ella. Maldito engreído. – Gruño Zebra apareciendo de al lado con su temible semblante.
–Eh tú ¿Quién diablos eres? Estúpido, largo o matare a esta preciosa. –No termino de hablar al recibir un duro y seco golpe en el rostro siendo lanzado a kilómetros y que de seguro ya abría muerto ante ese impacto.
Tina se sorprendió viendo a su salvador ahora agarrando a los que estaban despertando del suelo, a los tres tipos que si logro dejar noqueados.
Él los lanzo furiosamente lejos en el aire en la dirección donde se fue volando el alto. Suelta un suspiro aliviada mientras se recargaba entre la pared y tocaba su vientre protectoramente.
Levanta la cabeza leve mente viendo a Zebra y él estaba enfrente viéndola con esos ojos peligrosos, pero a la vez bondadosos, se incorpora y le sonríe muy agradecida, con ganas de abrazarlo, aunque se contiene.
–Gracias Zebra. Te invito a unas bebidas como agradecimiento, hay un bar cerca. – Dice limpiándose las lagrimales traidoras que bajaban resbalando de sus mejillas.
–Bien. Pero tú no bebes. –Decía gruñendo bajo, vaya suerte que tiene parece como si ella ya supiera de su intención sobre el bar. Vaya casualidad, aunque no creía en las casualidades.
–Tranquilo solo tomare un jugo o agua. –Sonríe agradecida colocándose al lado de el y caminan juntos hacía el bar, tranquilamente cómodos.
Al entrar a la cantina no había muchas personas ruidosas para su suerte y los dos se sientan en las bancas esos asientos altos y en parte incómodos que le aria doler el trasero a cualquiera y más si se trata de una persona grande, Tina ordena un baso de agua mineral con hielos mientras Zebra ordenaba unas cuantas cervezas espumosas de raíz roja.
– ¿Qué hacías a estas horas fuera? –Pregunta tomando su delicioso licor de raíz mientras observaba a la reportera que casi siempre la veía con Toriko o dando noticias.
– Estaba de compras en el mercado. Compre cuatro revistas sobre como manejar un embarazo y había encargado unas cosas que necesitara mi bebe. Aunque hoy me entere de que sería madre. –Dice sonriendo y sonrojándose apenada.
– Pues felicidades. ¿Dónde está el padre? Quisiera darles algunos consejos de dejar abandonada a su mujer embarazada sola encargándose de hacer el trabajo duro, juntando materiales parara su retoño. –Decía roncamente amenazante destronando sus manos en señal de querer romperle la cara al individuo que la “dejo sola”.
–Oh, no, estoy sola no tengo anidie así que no hay a quien amenazar. Aunque tengo a mi padre, pero se enfadaría conmigo si se enterase que estoy embarazada. –Murmuro lo último con escalofríos desviando su mirada y toma un sorbo de su agua fresca.
–Hum… ¿Y quién es el padre? ¿Toriko? –Pregunto indiferente tomando su cerveza. Dudaba que el imbécil de Toriko seria capas de dejar a su mujer embarazada y sin hacerse responsable.
– ¡¿Eh?! ¡No! ¡Por dios, claro que no! –Ríe sonriendo. – No conozco al padre de mí bebé. No lo malentiendas, fue mi culpa porque estaba en una cantina desahogándome en mi terrible día y bueno pasaron muchas cosas y no puedo recordar nada. –Decía intentando ocultar su disgusto al ser abusada sexualmente hasta quedar embarazada.
Zebra lee sus pensamientos, ya que lo que piensa la joven mujer era tan claro como el agua cristalina.
–Te violaron, aprovechando que estabas ebria e indefensa ¿No recuerdas nada? ¿Y eso dónde fue y cuándo? –Pregunto serio, no era lo suyo ser un entrometido en esas cosas ajenas, pero le picaba la curiosidad.
–Hace diez semanas en una ciudad grande y lujosa, el sujeto se aprovechó de mí en el mismo hotel en que me alojaba, eso lo sé porque desperté en la cama de mi habitación asignada. –Dijo molesta al recordar su estupidez.
– ¿Y no denunciase? –Observa frunciendo el ceño
–No. – Responde observando la mirada interrogativa del hombre. – Estaba tan distante en otras cosas que ignore el dolor y las marcas de mi cuerpo. Sin saber que fui…violada, me pasaron muchas cosas terribles y no me enteraba de porque sentía nauseas cada tanto hasta que ayer decidí comprarme con un montón de test de embarazo y al final todos resulto…
–Positivos. –Termino la frase de la mujer viendo que ella asentía avergonzada, tomando otro sorbo de agua. – ¿Y qué era eso de que estabas desahogando tu terrible día? Antes tu ya sabes.
–Me despidieron de mi trabajo de reportera, ahora soy una desempleada. –Dice indiferente pero muy dolida internamente al perder el trabajo de sus sueños.
–¿Y eso es porque…?
–No conseguía primicia y vídeos interesante pero cuándo consigo grabar a Toriko o la noticia importante de alguien legendario y fuerte que eres tú, mi cámara siempre termina dañada además de que es de la producción, e dañado más de cien cámaras intentando conseguir una buena primicia sobre ustedes u otros. –Decía algo deprimida hasta que ve la hora del reloj de pared.
– ¡Oh! Es tarde, me tengo que ir a casa, mañana tengo que buscar trabajo. –Dice viendo que eran como las tres de la mañana. Baja del banquillo y coloca el dinero de la bebida al mostrador ahora lista para irse, pero es retenida por el musculoso hombre que sostiene su mano con delicadeza. Su mano era tan grande sosteniendo la suya que era pequeña. Le dio una sensación cálida y agradable su toque haciéndola sonrojar viendo esos ojos profundos.
–Te acompaño, no querrás encontrarte con más de esos engreídos ¿Oh sí? – Decía terminando su jarra y bajando de ese asiento molesto aun sin soltar la mano de la joven mujer.
– Gracias. –Agradece sonriéndole cálidamente al hombre, sale primero y luego yéndose a su departamento.
Al llegar Tina invita a pasar al hombre ofreciéndole que podía descansar en la habitación de invitados, él obviamente acepto, estaba cansado, bueno, no tanto, pero le daría flojera tener que buscar un maldito hotel para alojarse. Por lo menos aquí era cómodo.
Veía el departamento de la chica era grande y costoso de pagar, ¿Cómo le ara ahora estando desempleada y con una responsabilidad más difícil de tratar? Entra en la habitación de invitados y se acuesta en esa cama grande que por suerte era perfecto para su tamaño, después de eso se queda dormido pensando en la joven mujer.
Nueve meses después.
–¡Aaaa.! –Gritaba Tina en la camilla, sudaba mucho y sentía un inmenso dolor.
–Empuje, ya veo la cabeza. –Le dijo una doctora.
– Aguanta, Tina, un empujón más y ya está. – Decía Zebra sosteniendo la pequeña mano de su mujer, ella apretaba su pequeña mano con la de él. vaya si que era un dolo al traer al mundo a un bebé.
–¡Ya…Ya lo sé! –Le sonríe a su prometido, hasta que da un último empujón, hasta que toda la habitación medica se escuchaba el llanto de la bebé.
Tina tenía los ojos nublados por sus lagrimas mientras veía el techo blanco, se sentía tan cansada e agitada.
Después de unos minutos traen a su hija ya limpia arropado con una cobija blanca. le dan a la niña colocándosela en brazos era tan chiquita su cabello sorprendentemente era igual a la de Zebra. su piel era blanquita de mejillas regordetas sonrojadas, aún tenía los ojos serados.
–Eres una niña muy linda. –Dijo cariñosamente bajo dándole un besito en la cabecita. a su pequeña ser de luz.
Zebra se acerca y mira a la bebita, jamás había visto una beba tan pequeña, era tan linda, aun que no era el padre biológico, era su niña, incluso se parecía a él.
– ¿Quieres cargarla? De todos modos, serás el papá. –Dice sonriendo la castaña extendiéndole con cuidado a la bebé.
Zebra con algo de duda, extiende sus brazos y acuna al bebé con suma cuidados temiendo en no lastimarla.
–¿Y ya tienen un nombre para la pequeña? –Pregunto la doctora entrando y sosteniendo una libreta.
Tina mira a Zebra y le sonríe haciendo que él frunce el ceño.
–Te prometí que elegirías tú el nombre ¿No? –Sonríe viendo como su novio y futuro marido le sonreía mientras volteaba a ver a la doctora.
–Reiko, ese será su nombre. –Dice viendo como la pequeña abría lentamente sus ojitos, eran claros y de bicolor entre mechados en ambos ojitos, un azul y un marrón chocolate a igual que su madre.
El azul obviamente al padre biológico que satisfactoriamente había localizado y se encargó de él personalmente hace unos meses atrás dejándolo permanentemente parapléjico.
–Me gusta. –Sonríe cansada admirando a su Prometido y a su hija.
Nueve años después.
En una isla de chocolate y manzanas acarameladas vivientes.
– ¡Aaaa! ¡Toriko-san! ¡¿Estás seguro qué es por éste camino?! –Gritaba Komatsu corriendo al lado del peli azul para que una de esas criaturas deliciosas e dulces no lo devoraran.
– ¡Si! Totalmente seguro. Y Tranquilo, veo la cueva de las fresas. –Dijo riendo mientras agarra al pequeño chef y salta a la sima de una montaña y entra a una cueva.
–Hum, el aroma aquí es tan delicioso, estoy cien por ciento seguro que las fresas doradas están cerca, con tanto tiempo que nos costo llegar hasta aquí espero quesean legendariamente delicioso e magníficos como me contaron. –Decía él peli azul babeando con ansias por querer probar esa fruta.
–Eh Toriko-san, mira. Parece que alguien más está aquí. –Dijo el chef señalando unas huellas grandes en el refrescante y verde césped de rocíos cristalinos e puros.
– No puede ser, vallamos a ver. –Decía el peli azul reconociendo esas grandes pisadas, al entrar a lo profundo de la cueva, se encuentran justo en frente con la persona que hace nueve años no se habían visto.
–Pero si son ustedes. Aunque ya lo sabia, son unos ruidosos. –Dice serio e indiferente cargando unas bolsas de tela con barias fresas doradas y otras que parecían más apetecibles.
– ¡ZEBRA! Cuanto tiempo sin verte ¿Adónde te habías ido? –Dijo Toriko sonriendo feliz de poder ver a su hermano adoptivo.
–Zebra-san, que bueno verte. –Saluda Komatsu sonriéndole al gigantesco hombre.
–Veo que no han cambiado en nada. – Dice sonriendo, pero serio.
–Espera ¿Dejaste algunas fresas doradas? Verdad. –Dijo Toriko viendo las deliciosas fresas además de su aroma tan dulce y embriagantes.
–Si quedan. –Dice queriendo salir, pero Toriko se acerca impidiendo que saliera.
–¡Oh! ¡Vamos! ¡No nos vemos por nueve años y ya quieres irte! Quédate un poco más por favor. –Decía el peli azul.
–Estoy ocupado ahora. –Gruñe molesto, tenía que juntas unos últimos ingredientes para el pastel de cumpleaños de su hermosa hija, no tenía tiempo para tonterías.
–Espera, eso en tu dedo es un anillo de bodas. –Dijo Komatsu notando el anillo de oro mientras abría sus ojos grandes al igual que Toriko.
–Si ¿Y qué? –Decía viendo las caras sorprendidas de los dos.
– ¡Espera! Espera, me estás diciendo que tú, un gruñón que considera a todo el mundo un engreído, este casado con una mujer.? – Dijo Toriko tratando de creer.
–Si. –Responde serio pero divertido ante las estúpidas expresiones de los hombres.
– ¡Increíble! ¡Te felicito! Aunque que malo, no nos invitaste a tu boda, ni nos presentaste a tu mujer. –Dice Toriko felicitándolo mientras a la vez lo regañaba mirándolo mal.
–Zebra-san, es por eso que no apareciste en nueve años es por que estabas casado? –Preguntó con cuidado Komatsu esperando que este se enojada ante su invasión de privacidad.
–Tal vez. – Dice impaciente.
–¿Que aras con esas fresas? Creí que no te gustaban esas cosas. ¿Para quién son? – Pregunto curioso Toriko señalando la bolsa.
–Son para mí hija. –Responde indiferente caminando pasando de lado de los dos hombres que abrieron la boca cómicamente con sorpresa casi tocando el suelo.
–Espera, ¡En serio por qué no la presentaste antes? ¡¿No éramos como familia?! Que horrible eres, eso es injusto, incluso teniendo una hija. –Llora Toriko caminando al lado de Zebra seguido también por Komatsu dejando de lado la búsqueda de esas fresas. ¡Esto era mucho más importante! ¡Acaba de enterarse que es tío!
– No me molesten. – Dice cabreado, su pequeña lo estaba esperando en el vote con su abuelo en el otro lado de la isla, le había prometido a ir de compras para su vestido cuando terminara de recolectar.
–Llévanos contigo Zebra, o por lo menos trae a mí sobrinita y a tu esposa a la fiesta del viejo mañana. – Decía suplicante Toriko.
– Ya estamos listos para ir mañana a esa fiesta que también es el cumpleaños de mi hija después de todo. –Dice viendo las caras de emoción de los dos inútiles.
Estando en la fiesta Komatsu y Toriko estaba emocionados, Toriko trajo un regalo para su viejo y unos nueves grande para su sobrina para compensar los regalos que no a tenido de él.
–Oigan ¿En serio Zebra es padre y está casado? Porque creo que eso es altamente imposible. – Decía engreídamente Sunny sin poder creer eso.
–¡Claro que está casado! ¡Y tiene una hija! –Reprocha él peli azul.
–¿Tú le crees? Coco. - Decía él peli arcoíris.
–Si. Los veo de vez encunado para cuidar a Reiko-chan. –Dijo indiferente sonriendo mientras tomaba un cacao de espumas de almendras dulces.
Toriko, Komatsu y Sunny caen de espaldas ante la noticia, Toriko se recompone y se levanta sorprendido y molesto encarando al pelinegro.
– ¡¡Tú!! ¡¿Los conocías y más, los visitabas y no nos contaste nada?! –Grito molesto sintiéndose traicionado por ser dejado de lado.
–No seas dramático. Ahí vienen –Dijo frunciendo su ceño un momento mientras se apartaba del peli azul y veía a lo lejos a Zebra y Tina con la pequeña Reiko tomada de las manos de sus padres estando en medio.
– ¡Tío Coco! – Grito una pequeña niña de apariencia angelical con un bonito vestido blanco y de cabello largo púrpura oscuro atado en una cola coleta alta, soltando las manos de sus padres mientras con ojos brillantes chocolates bicolores celestes, corría hacia su tío favorito.
Coco se arrodilla siendo abrazado por su querida sobrina, luego la levanta teniéndola en un brazo y dando un giro mientras ella reía y lo abraza.
–No puedo creerlo. –Dijo Sunny con los ojos bien abiertos, ¡¡Algo improbable se volvió posible!!
Toriko veía emocionado a su sobrina era idéntica a Zebra, aunque era extrañó que tenga esos ojos bicolores con azul ¿Será de la madre? pero bueno, eso no importa al fin conoce a su sobrina, veía ansioso de presentarse a ella mientras le daba miradas molestas e de traición a Coco.
Pero luego ve a la mujer que estaba con Zebra sorprendiéndose viendo que ellos dos estaban tomados de la mano ademas también viendo el vientre abultado dela castaña.
–No puede ser ¿Es Tina? – Dijo sorprendido ante la locura.
–Si es ella. – Afirmaba el cocinero de igual de sorprendido.
–Hola, cuanto tiempo. – Decía saludando apenada mientras se sonrojaba.
–Je ¿Sorprendidos? – Pregunto Zebra acercando a su mujer a él con delicadeza haciéndola sonrojar.
–Sí y mucho. –Dijeron al mismo tiempo sonriendo.
–Vaya, entonces se casaron. –Murmuro Komatsu emocionado y muy sorprendido, saludando cortes al matrimonio.
Reiko baja de los brazos de su tío favorito para terminar al lado de su madre saludando cortes a los presentes.
–¿Cómo es posible qué él tenga una hija tan adorable ¿Es su hija? –Pensaba celoso Sunny viendo a la niña más angelical y perfecta, por algún motivo también quiere tener una hija.
– Algún día seré padre y mi hija será más perfecta que ella. –Pensaba envidioso.
–Ese anciano arcoíris no solo tiene cara de afeminado, parece un engreído. – Pensó seria la pequeña fulminando al mayo.
Toriko se pone de cuclillas viendo a la pequeña niña, realmente se parece al padre, esa mirada era la misma copia que Zebra.
–Hola, mi nombre es Toriko, tu futuro tío favorito, un gusto en poder conocerte. ¿A… hum… keika? –Dijo feliz sonriéndole a su sobrinita mientras le entregaba un regalo grande y a la vez intentaba recordar el nombre de ella que había mencionado el traidor de Coco.
Reiko suelta una pequeña risita mientras tomaba el regalo que le daba el mayo viendo emocionada el resto que también eran inmensos.
–Me llamo Reiko. –Dice sonriendo.
–¡Reiko-chan! ¡Mi linda nieta, feliz cumpleaños! – Gritaba apareciendo Ichiryuu padrea adoptivo de los cuatros Reyes Celestiales, alzando sus brazos hacía su nieta consentida.
–¡Abuelo también feliz cumpleaños1 –Decía alegre la niña corriendo a abrazar a su querido abuelito.