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lullaby

Summary:

Llegar a un pueblo donde no existe una salida, mucho menos una escapatoria, es para volver loco a cualquiera.
¿Cuánto tiempo podría pasar antes de que pierdas ese ápice de cordura?

Y además de esto, salen criaturas nocturnas que son capaces de matarte si no cierras las puertas y ventanas todas las noches con los talismanes. Esos fueron encontrados en el mismo pueblo.

No es tan extraño como podría ser algún experimento para ver cómo reaccionamos ante cosas extrañas.

Y podríamos decir que sería lo más calmado de todo este asunto, ya que este pueblo parece empeñado en que recupere sus recuerdos que creía haber perdido desde que ha despertado en ese hospital.

Sumándole a eso, su hijo, aquel que creía muerto, está vivo.

Puede existir una manera de recuperarlo y ser feliz.

¿Cómo podría comenzar a reaccionar Jade Herrera ante tales complicaciones en su vida? Si quieren continuar escuchando su historia, quédense hasta el final.

Notes:

Okey bueno primero que nada muchas gracias a quien se atreva a sumergirse en la locura de esta lectura.

Cómo muchos habrán podido leer las etiquetas está historia está ambientada en el mundo omegaverse en el que los hombres básicamente pueden quedar embarazados.

Está historia a parte del misterio del pueblo tendrá mucho transfondo y si habrá un final mucho mejor que el de la tercera temporada.

Trataré de que no sean tantos capitulos a lo mucho unos 25 en total.

Sin más que decir disfruten la lectura y espero sus comentarios

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Choque entre pasado y presente.

Chapter Text

El auto iba corriendo a toda velocidad por la carretera. La única luz que parecía acompañarlos era la de la misma noche, a medida que iba pasando a los demás carros.

—Jim, por una última vez, ¿puedes parar el coche? Vas a hacer que choquemos al ritmo que vamos.— expresaba poniendo una de sus manos en su vientre abultado, intentando calmar su respiración.— ¿Quieres que crea ser mentira tu aventura con esa mujer? Pues bien, te creo. Pero, carajo, ¡para el coche!

—Esto no se trata de que me creas o no, es que siempre es contigo la misma situación. Crees que te estoy engañando y ella, sencillamente, es una amiga.— volvía a decir, acelerando el coche mucho más rápido.

—Sí, claro, una amiga a la cual le compras regalos, intentas que nuestra hija la quiera, que le diga “mamá”. Pretendías que no me enterara de esta situación.—Alzó un poco más la voz, mirando la mirada furiosa de este hombre que desconocía completamente.

Estaba segura de que iba a continuar la discusión de no ser por el coche que les pasó por el lado, aquello que hizo que se desviaran de la carretera principal, chocando contra un árbol.

Solo escuchaba los sonidos distorsionados de la alarma del coche.

Como pudo, se quitó el cinturón de seguridad, abriendo la puerta muy desorientada. No pudo dar más de dos pasos porque comenzó a sentir un dolor demasiado insoportable en su vientre bajo.

No... no, esto no podía estar pasando. Perder a su bebé, no podía.

Quería pararse, hacer cualquier cosa, pero sencillamente el dolor no lo dejaba actuar como debía ser. Solo se quedó ahí sentada, intentando mantenerse consciente, ya que todo en su campo de visión se comenzaba a poner borroso.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Su bebé había tenido un bebé que estaba vivo.

¿Dónde estaba? Fue uno de sus primeros pensamientos al despertar en un hospital de Boston, sin ningún tipo de recuerdos, mucho menos saber su nombre. Podría considerarse lo peor.

Aunque es mucho más trágico saber que su hijo terminó naciendo muerto, eso hacía sentir una culpa que no podía terminar de digerir. Podría parecer un mal chiste o un mal cuento, pero teóricamente es parte de mi historia.

Porque es mejor comenzar por el inicio.

Mi nombre es Jade Herrera. Desperté a mis 26 años en un hospital sin tener idea de quién era. Los médicos me tuvieron que aclarar la situación: tuve un accidente de tránsito el cual me provocó un parto prematuro. Tuvieron que practicarme una cesárea de emergencia y yo sobreviví, pero mi hijo no, aunque algo dentro de mí me decía que estaba vivo.
Pasaron varios días en los cuales estuve internada y las enfermeras me estuvieron explicando toda mi situación, de la cual solo me lamentaba cada vez más.

Quería una escapatoria a todo esto, pero no sabía a dónde ni siquiera contaba con mis recuerdos. Solo me la pasaba mirando a las ventanas y las paredes blancas, no encontraba otro método para distraerme.

Aunque sí había uno: Toby. Esta persona entró en mi vida como un huracán. Prácticamente era un paciente que se había equivocado de habitación y desde ese punto ambos nos comenzamos a llevar bien, en términos generales.

Ya que apenas me dieron el alta, se encargó de ofrecerme su casa para vivir juntos como amigos. Comenzó a enseñarme todo lo que sabía y también parecía que descubría parte de mis talentos para crear cosas asombrosas en el mundo de la informática.

En los pocos meses que habían transcurrido que me he mantenido en su casa, logré crear un software de sistema el cual terminé presentando ante sus socios y, asombrosamente, les terminó encantando.

Ahora se podría decir que soy bastante rica.

Aunque este no es el punto. Tener dinero y un amigo incondicional no borra el hecho de haber perdido a mi bebé. Me duele cada día más su partida. Lo tengo todo menos a él. Quisiera un botón donde pudiera cambiar estos eventos, aunque sé que no es posible. Por ahora estaba llegando hasta la tumba de mi pequeño.

Apenas estuve frente a su tumba, cambié las flores como lo hacía cada sábado que venía para acá.

Algunas lágrimas salieron silenciosamente mientras tocaba la parte donde se encontraba la inscripción de su nombre:

"Ethan Herrera".

Todavía dolía. Ni siquiera supe cómo era su pequeño rostro, sus manos o su cuerpecito. Solo me dijern que debía darle un nombre antes de enterrarlo. No pude darle una despedida digna que se merecía y fue algo muy dentro de mí que me decía que le pusiera ese nombre a mi pequeño.

Pienso en todas las aventuras que podríamos tener juntos, crecer como una familia bonita, aprender a cuidar a otra persona tan inocente, pero el destino simplemente nos arrebató a ambos.

Dejándome sumergida en mi miseria.

Siento una mano en mis hombros, algo a lo cual me hace reaccionar instintivamente, viendo la mirada que transmitía tanta calma y tranquilidad a mi cuerpo en general.

Quisiera y a la vez no, el dejar de sentir como Toby, una de las personas más importantes para mi vida, pareciera tener sentimientos encontrados conmigo. Pero soy solo yo quien no quiere nada de eso, no cuando estoy herida, no se termina de cerrar esta herida. Es mi bebé, mi hijo.

Y quizás puede que haya sentimientos encontrados por mi parte, aunque sabía que esto no podía existir entre ambos.

—"Guapo, ya es hora de irnos. O dime, ¿no quieres llegar a tiempo a nuestra cita de inversionistas?" —llegaba a decir poniendo una de sus manos en los hombros, sintiendo lo tensos que estaban esto.

— "Preferirías que nos fuéramos a la playa y ver el amanecer."

Sintió que sus mejillas se calentaban al imaginarse estar de nuevo en la playa, viendo ese amanecer tan bello de Miami que lo hacía ser mucho más romántico con él a su lado.

—"Solo necesito unos minutos para despedirme hasta el próximo mes. Además, si quiero estar a tiempo con los inversionistas.

—"Bueno, siendo así, ¿quieres que me quede aquí contigo o te espero en el carro para que te despidas de tu pequeño Ethan como se debe?

Al escuchar las últimas palabras, su cuerpo se dio la vuelta para quedar de frente a Toby. Sus ojos mostraron una ilusión antes de hablar, aunque igual se atrevió a poner una de sus manos en el hombro.

—"Espérame en el auto. Ya voy para allá. Ya sabes que siempre me gusta despedirme a solas de mi pequeño.

—Siendo así, me despido de ambos. Chao, Ethan. Te vendremos a ver la próxima semana o todos los días que quiera verte tu mamá.

Vio como su amigo se paró de la posición en que se encontraba para comenzar a dirigirse hacia el coche, no sin antes dedicarle una sonrisa. Al estar de nuevo a solas con su pequeño, volvió a tocar la tumba antes de comenzar a hablar de nuevo.

Quién sabe qué estarás pensando de mí ahora, pequeño. Ni siquiera soy capaz de enfrentar mis sentimientos por temor a enamorarme de mi amigo. Quién sabe cuáles podrían haber sido los sucesos si estuvieras aquí, quizás lo quisieras como un padre. Te quiero mucho, mi pequeño. Nunca te voy a olvidar. Siempre estarás en mi corazón.

Cuando ha terminado de decir esas palabras, sus manos tocaron por última vez la tumba antes de comenzar a correr hacia el coche, ya que estaba comenzando una llovizna y lo que menos quería justo ahora era resfriarse.

Por suerte, su chaqueta estaba en el asiento delantero, así que se la puso en los hombros para intentar calmar el frío que comenzaba a entrar en su cuerpo. No se atrevía a verlo, ya que sabía que se sonrojaría. No quería que lo vieran con debilidad.
—Te ves demasiado hermoso intentando ocultar ese sonrojo en tu cara, pero vamos, no finjas. Encontrarás la manera de salirte con la tuya.— expresaba poniendo en marcha el coche, viendo como su acompañante sencillamente se quedaba mirando hacia la ventana.
—Ignoraré tus palabras, ya que sencillamente quieres ver mi debilidad hacia ti. Y júralo, que esta ocasión no ocurrirá.
Se decía a sí mismo, viendo el paisaje por donde iban recorriendo. A pesar de estar todo lleno de edificios, se quedaba hipnotizado viéndolos, ya que le parecían obras majestuosas que sencillamente deberían ser admiradas. Además de eso, cualquier cosa servía para acallar todos los pensamientos que estaban en su cabeza.
No podía, mucho menos debía, enamorarse de su mejor amigo. Ni hoy ni nunca.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
El carro iba corriendo a casi 160 kilómetros por hora a través de la carretera. Ya que era de noche y no había casi tránsito a esta hora, para él, simplemente amaba la velocidad. Amaba todo lo que pudiera venir de Toby, su más grande amor y, por supuesto, padre del bebé que estaba esperando. Tenía bien ajustado el cinturón mientras intentaba ubicarse en el GPS.

—Quieres que continuemos acelerando un poco más.— expresaba dándole un sorbo a la bebida que tenía entre sus manos.— Hasta llegar a los 180 kilómetros para salir de esta carretera.

Dio un rechinido al auto, pensando su próximo movimiento.

—Hazlo, amor, a ver si este bendito GPS deja de fallar, porque aún continúa diciendo que estamos cerca del hotel cuando estoy seguro que llevamos más de una hora conduciendo.

—Tus deseos son mis órdenes, amor mío.— volvió a rechinar el auto, aunque en el proceso le dio un beso en los labios a su pareja.— Te amo como no tienes una idea, Jade Herrera. Y si quiero gritarlo hasta que todos me oigan.

Comenzaron a correr en esa carretera que en cada punto parecía hacerse más angosta, hasta que una camioneta los chocó muy fuertemente, haciéndoles perder un poco el control. Aunque fue fácil volver a recuperarlo, se terminaron metiendo en un bosque.

Del cual el GPS seguía brillando por su ausencia. Ahora prácticamente no mostraba dónde estaban, parecían estar en la nada. Le dio algunos golpes para ver si así funcionaba, pero nada parecía hacerlo.

—Joder, con este bendito GPS no muestra nada. ¿Por qué no intentas devolvernos antes de caer en este bosque? Tengo un mal presentimiento, no sé por qué.— expresaba sobándose el vientre, un tanto abultado, que a simple vista no se veía mucho.

—Tranquilo, amor, ya nos vamos a regresar de nuevo a la carretera. Si quieres, duerme un poco, debes estar cansando. Además, lo necesitas.

Dio una vuelta extraña para comenzar a volver a la carretera. Pero al pasar un rato, nada que volvían a la carretera. Y estaba seguro que era el camino correcto. De un momento a otro apareció un gran árbol en el camino que hizo que chocara directamente al no verlo, mientras veía como los cuervos comenzaban a acercarse.

Era un sueño, producto de lo consumido que estaba esta noche, ¿verdad? Veía algunos pasos de algunas personas comenzando a acercarse hasta ellos. Comenzó a gritar por ayuda, pensaba que podían ayudarlos. No sabía cómo estaba su pareja, temía que algo malo le hubiera sucedido.

—¡Ayuda! Nos hemos quedado atascados aquí. Necesitamos salir de aquí.— expresaba intentando quitarse el cinturón de seguridad.

Viendo cómo esas personas se acercaban cada vez más, con esas sonrisas siniestras casi torcidas, además de esos pasos demasiados lentos. De un momento a otro, vio como estaban pegados a las ventanas, comenzando a susurrar algunas palabras hasta escuchar las últimas fuerte y claro.

—Toby, no eres necesario en este pueblo, mientras que Jade sí.— expresaba esa persona con una sonrisa muy siniestra en sus labios.— Pero para ser considerado contigo, no te mataré tan rápido.

¿Qué mierdas acaba de decir esa persona? Mucho más el porqué estaba mencionando a su pareja. Lo último que supo es que sintió como el vidrio de su lado se rompía, sintiendo como esa persona lo agarraba, arrastrándolo lejos.

Chapter 2: Locura

Summary:

Entramos en el punto que jade se encuentra con algo espantoso y más locura del pueblo.

No tarde tanto como esperaba así que puedo decirles disfruten el capítulo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Se había quedado dormido fácilmente en el asiento del coche, con su último recuerdo de que Tobey le estaba sonriendo y diciendo algunas cosas que sencillamente su mente dejó de captar en el instante que cerró los ojos. Parecía que había entrado en alguna especie de sueño.

¿Cuánto rato había transcurrido en este camino? Además de esto, quería una explicación del porqué su cabeza dolía tanto si solo se había acostado en el coche para dormir un rato mientras su pareja estaba conduciendo. Hablando de eso, ¿dónde estaba Tobey? Todavía era de noche, lo comprobó al mirar por la ventana. Eso estaba más que claro al comprobarlo. Además de eso, él iba conduciendo, así que la pregunta era dónde se encontraba.

¿Acaso se había parado para ir al baño o pedir indicaciones sobre dónde estaban? Todas esas teorías fueron descartadas cuando su mirada se posó hacia el asiento de al lado, más específicamente viendo hacia la ventana.

El vidrio parecía estar roto desde afuera o al menos eso era lo que veía. También estaba cubierto de muchas manchas de sangre. Estaba comenzando a temer que algo muy malo le hubiera pasado.

¿Cómo pudo? Se quitó el cinturón de seguridad para luego abrir la puerta, viendo que había mucho más rastros de sangre que iban pintando el camino. Comenzó a seguir este rastro de sangre por algunos minutos mientras con una de sus manos se tocaba el vientre, intentando calmarse a sí mismo, tratando de no pensar lo peor que pudiera pasar.

Llegó a un punto donde era bastante oscuro para enfocar su mirada, pero cuando lo hizo fue lo peor que pudo haber hecho. Vio como su pareja estaba tirado en ese monte mientras algunas personas se lo estaban comiendo.

Quería pensar que ya estaba muerto; no soportaría el que estuviera vivo. Además, cuando su mirada se volvió a enfocar, solo vio parte de sus órganos salidos, a los cuales sencillamente salpicaban el mismo monte. Pero estas criaturas apenas veían que algo iba a caer al suelo; lo comían con mucha más satisfacción que antes, el cuerpo de Tobey.

“No estoy soñando esto. Tiene que ser una pesadilla. Tobey no puede estar muerto, no de esta manera. Ambos teníamos planes, íbamos a ir a la playa a hacer castillos de arena. ¡Si, un sueño tonto! Aunque era lo que más quería justo ahora.” Estos eran parte de los pensamientos que rondaban por su mente.

A medida que intentaba irse para atrás sin hacer ruido, no quería captar la atención al igual que sus pasos. No necesitaba que estas criaturas lo siguieran porque se negaba a creer que eran personas.

Solo llegó a dar unos cuantos pasos cuando uno de sus pies pisó una rama que hizo un sonido fuerte, que hizo que una de las criaturas dejara de comer en una milésima de segundo para correr súper rápido y tenerlo frente a su cara. Lo miró sonriendo bastante perturbadoramente, mostrando todos sus dientes llenos de sangre.

Él solo quería olvidar esta escena; instintivamente cerró sus ojos, pensando que así despertaría de este horrible sueño.

Tenía que ser una pesadilla. Necesitaba que fuera así porque de otra manera no soportaría todo lo que está pasando frente a sus ojos. Pero no era así.

Esa criatura, con ese aspecto humanoide, se atrevió a ponerle una de sus manos en su cara, sintiendo como su piel se ponía tan fría. ¿Acaso él sería el siguiente en morir? Solo esperaba que fuera una muerte rápida y sin dolor.

Aunque no parecía ser así cuando pasaron algunos segundos y nada había pasado. Así que se atrevió a abrir los ojos, viendo cómo todavía esa criatura lo estaba mirando sin decir nada.

— Es demasiado embriagador tu olor a miedo y dolor que casi me hace querer comerte aquí mismo, jade, y acabar con todo esto, pero los demás no estarían de acuerdo — expresaba, soltando una risa bastante sarcástica, mostrando sus dientes antes de continuar hablando.

— Por ahora te dejaré vivir en el pueblo, que los demás te acojan si es que no te matan antes — puso una de sus manos de nuevo en la cara de este, quitando esa lágrima que se escapaba de sus ojos, casi como si estuviera a punto de saborearla.

Tenía demasiado miedo. Su cuerpo no dejaba de temblar al ver la acción de lo que sea esta cosa.

Llegó a ver cómo al fin lo dejó en paz y su respiración pareció haberse calmado por un segundo antes de conseguir el valor suficiente para hablar, bastante entrecortadamente, con el miedo latente a flor de piel.

— ¿De qué mierdas hablas? ¡Tú has sido quien lo ha matado! ¿Por qué lo haces? Además, ¿cómo es que tú conoces mi nombre?

Todas esas palabras salieron con demasiado nerviosismo que ni el mismo se había creído ser capaz de decirlas. Por un momento pensó que no habían sido escuchadas, pero fue todo lo contrario, ya que la criatura se dio la vuelta mirándolo de nuevo con esa sonrisa siniestra.

— Sabes algo muy mal, Jade Herrera, muy mal. Lo que estás haciendo pensaba dejarte tranquilo para que asumieras la muerte, pero me estás desafiando, así que ahora asumes las consecuencias.

No tenía idea de a qué consecuencias se refería la criatura hasta ver cómo algunas de las que estaban comiendo el cuerpo se acercaron y lo pegaron mucho más hacia el tronco, amarrando sus manos y pies. Quería gritar, decir cualquier cosa, pero su boca sencillamente parecía paralizada, nada salía de ahí.

Solo era un observador de cómo esas criaturas lo amarraban para luego atreverse a tocar su vientre. ¡Todo menos eso! Una de ellas, la de la misma sonrisa retorcida, se atrevió a hablar mirándolo fijamente.

— Ese bebé que viene en camino, cuídalo muy bien antes de que lo encontremos nosotros. Y por ahora, solo disfruta el espectáculo. Tu novio tiene un sabor espectacular.

Fue lo último que llegó a escuchar, viendo cómo se volvían a alejar para estar de nuevo en el cuerpo de su novio, comiéndolo frente a sus ojos. Estaba sin tener claro cuánto rato había pasado de esto.

Ni el mismo supo cuánto tiempo estuvo mirando la escena con miedo en sus ojos. Las lágrimas parecían no salir, parecía que se había quedado en estado de shock al no saber cómo reaccionar.

Solo supo que en un instante el amanecer había llegado y todavía seguía amarrado al árbol, viendo el cuerpo o lo que quedaba de este, de su amor.

Pasó un largo rato hasta sentir como pasos de varias personas se comenzaban a acercar, murmurando entre ellos. No parecía reconocer nunca voz, mucho menos sus cuerdas vocales funcionaban para gritar que estaba ahí.

— Abuelo, te digo por aquí lo encontré amarrado esta mañana cuando hacía mi paseo matutino — decía, explicando la situación a medida que iban haciendo más ruido con las ramas. — El cuerpo de la otra persona sí estaba comido por las criaturas, pero mantengo mis dudas de cuáles serían los propósitos para dejarlo vivo, ya que más criaturas no son de hacerlo.

Lo vieron esta mañana. Eso no tenía ningún tipo de sentido. Estaba seguro de que si hubiera visto a alguna persona, su primer instinto hubiera sido gritar por ayuda, pero este no había sido el caso.

Continuaba escuchando cómo se iban acercando cada vez más, al igual que sus voces.

— Ya todo esto lo descubriremos en cuanto lo veamos, Smiley. Por ahora, continúa guiando el camino. Tengo que hacer algunas cosas en el pueblo y no quiero tener que volver a explicarlo porque ahí otra aparición más.

— Sí, Boyd. No más bien, abuelo. Todavía no me acostumbro del todo a decirte así.

— Tranquilo, muchacho. Todo estará bien. Te terminarás acostumbrando.

Fue lo último que escuchó de esa conversación a la lejanía antes de ver cómo las caras de las dos personas se iban acercando hasta donde estaban. No, no podía ser así, no podía creer que una de esas personas, de la criatura de anoche que se comió a Tobey.

Quería gritar y correr apenas vio a esa persona que se acercaba cada vez más hacia donde estaban. Todos ellos estaban locos o eran más criaturas de nuevo que ya venían esta vez a comérselo.

Al sentir una de las manos que estaba dispuesta a desamarrarlo de la misma posición que estaba anoche, no sabía cómo tuvo el valor suficiente para que esas palabras salieran de su boca.

— ¡Aléjate de mí! ¡No te atrevas a tocarme, mucho menos hacerte el santo conmigo, no después de que anoche lo mataste, te lo comiste! ¡Tú lo hiciste! — se expresaba, mientras no permitía que lo siguiera tocando, mucho menos verlo con esa sonrisa siniestra, la misma de anoche.

Vio como apenas terminó de decir esas palabras, ese hombre que estaba terminando de examinar el cuerpo de su novio se acercó con pasos rápidos y mirándolo con firmeza antes de hablarle.

— ¿Quién te crees que eres para lanzar estas acusaciones hacia mi nieto? Además, ¿quién me garantiza a mí que no serás un peligro para este pueblo, ya que ellos dejar a alguien vivo es imposible de creer? — tomó una pausa para llegar a desatarlo del tronco, pero no sus muñecas antes de entregarlo a la criatura.

— Smiley, encárgate de llevarlo hasta el pueblo mientras yo termino de aclarar los hechos.

Sintió el cambio brusco, sintiendo la piel fría de esta criatura antes de que lo comenzaran a arrastrar por todo el bosque hasta comenzar a ver las casas del pueblo y cómo todo el mundo comenzó a salir de sus casas y lo miraban con miradas que no terminaba de entender. En definitiva, todos los de aquí estaban más que locos.

O eran criaturas. Una de las dos. Hablando de criaturas, no se atrevió a hablar, mucho menos intentar huir, ya que solo escuchar esa respiración en su cuello lo hacía tener un pánico inmenso del cual solo lo quería hacer llorar o comenzar a buscar ayuda. Solo hubo un poco más de caminata hasta que lo llevaron hasta una casa en particular.

Cuando tocaron la puerta, una mujer de cabello amarillo les abrió la puerta, viéndolos a ambos fijamente antes de hablar.

— Este es la persona que estabas comentando esta mañana, ¿verdad, Smiley? — llegó a expresar con bastante nerviosismo, mirando hacia todos lados como buscando cualquier tipo de ayuda.

— Tal cual, Mariel. Lo encontré en el bosque, amarrado. Quizás una víctima más de las criaturas anoche, pero aún no he encontrado el coche en donde venía — se atrevió a mirarla con esa sonrisa perturbadora, teniéndolo amarrado en sus muñecas sin escapatoria.

— Siendo así, no debes preocuparte. Yo me encargaré desde ahora y sabes que puedes informarle a Boyd que todo se hará bajo lo que él pida.

Este pueblo parecía una locura total, ya que apenas la chica terminó de decir esas palabras, vio cómo la criatura lo dejaba en la puerta para irse caminando, mientras a él lo arrastraban hasta lo que parecía alguna especie de sótano y lo llegaban a desamarrar, haciendo que se sentara.

— Solo necesito que me respondas estas preguntas con sí o no. ¿De acuerdo, verdad? — expresaba la chica con demasiado nerviosismo mientras lo miraba.

— A esa criatura, ¿te lo encontraste anoche de verdad? ¿Te dijo un montón de cosas y se comió a alguien más que venía contigo o me equivoco?
Decía con demasiado nerviosismo, mirando hacia todas las direcciones como a punto de tener una crisis nerviosa.

— Vamos, solo tienes que responderme rápido, ¡carajo! Ayúdame a demostrar que no estoy loca.

— Ehh... sí, fue así — dijo con demasiadas dudas, sin saber qué debería decir exactamente. Tenía claro la verdad, pero ante alguien más loco en este pueblo, no sabía cómo reaccionar.

— ¡Yo lo sabía! No estaba loca. Ahora quiero que me digas si es cierto que...

Vio que la chica iba a decir algo más, hasta sentir cómo los pasos de alguien más venían bajando a través del sótano. Era una mujer delgada con su cabello negro, quien miró acusatoriamente a la otra chica antes de hablarle.

— Mariel, ya basta de este interrogatorio. Las cosas no son como las piensas tú. Por favor, ahora quiero que me dejes a solas con la persona. Necesito revisarlo y asegurarme de que esté bien.

La otra chica parecía que quería continuar luchando para hablar, antes de que volviera a mirar esa mirada juzgadora y se fuera, mientras él se quedaba con la otra chica.

— Me disculpo de verdad por la actitud de mi novia. Ella realmente llegó a este pueblo hace poco y está en proceso de rehabilitación por las drogas, así que a veces dice cosas que no son.

— Esas cosas de la noche no son personas — expresaba con un susurro, mirando hacia todos lados. — Esto debe ser un sueño. Lo que estoy viviendo al volver al coche, Tobey estará ahí, estará vivo, esperándome para irnos a hacer castillos de arena.

Expresaba al borde de la exasperación, al no tener más respuestas claras por parte de la chica. Esto lo estaba poniendo más nervioso de lo que estaba.

Pasó sus manos por su cara varias veces en un intento vago de calmar su ataque de pánico que estaba por darle.

No estaba teniendo respuestas. Todo estaba siendo más confuso de lo esperado, así que se paró de la camilla en la que estaba para comenzar a dar vueltas por la sala, hablando demasiado rápido.

— ¡Simplemente es un sueño! Me he quedado desmayado en el carro y todo lo visto esta noche solo es una ilusión de mi mente. ¡Porque quién creería que una persona se comió a mi novio en mi presencia y me dejó vivo a mí! ¡Una locura total esto es! ¡Canibalismo!

— Esas criaturas son verdaderas. Lo que acabas de ver no fue un sueño. ¿Qué mejor prueba de esto que yo mismo? — expresaba esa persona desconocida, que lo hizo parar en seco al ver cómo iba hablando mientras se iba quitando la venda que tenía en su cara, mostrando la horrible cicatriz que mantenía en ese lado de su cara.

— ¿Acaso no me recuerdas, Jade? ¿No recuerdas todo lo que ha pasado?

Notes:

Bueno por aquí un nuevo capítulo espero que lo disfruten espero leer sus comentarios como siempre. Y para aclarar algo los capítulos siempre van a pasar por dos revisiones pero la escencia nunca cambiará solo se agregaran o quitarán más palabras solo para que tengan claro.

Trataré de que no ocurra así para que la lectura sea más amena.

Chapter 3: Crisis Marital

Summary:

He vuelto de nuevo en este capítulo nos sumergirnos de nuevo en más pasado y la llegada de jim, Tabatha y sus hijos al pueblo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Veía por la ventana, admirando el paisaje de esta casa ubicada a mitad del campo. Todo estaría perfecto hasta que el llanto del bebé comenzó a retumbar por todo el cuarto. Hasta ahí se acababa su máxima felicidad, ya que le tocaba alejarse de la ventana e ir hasta la cuna que estaba en mitad del cuarto.

Al acercarse a la cuna, cubierta de una manta blanca y los típicos móviles de juguetes colgados para que el pequeño se distrajera, soltó un suspiro antes de atreverse a volver a detallar las facciones del bebé. Sin haberlo cargado todavía, no se parecía en nada a su esposo; más bien era una copia viviente de esa persona.

Cabello castaño ondulado y esos ojos que lo detallaban cafés, igual que su madre. No podía parecerse más a Jim. Al menos Julie no tenía esos rasgos tan visibles, o sino que verdaderamente estaría sin saber cómo sobrellevar la situación sin volverse loca. Y no es que estuviera sin querer al bebé; solo quería que estuviera sin ser una copia viviente de su mamá.

Oh, y mientras estaba perdida en sus pensamientos, el bebé seguía llorando a mares en la cuna, haciendo movimientos con sus manos para que lo cargaran. Así que se animó a por fin sacarlo de su cuna, tomando las precauciones debidas para que no se le cayera, ya que estuvo a punto de pasarle hace un tiempo.

Para luego proceder a mecerlo entre sus brazos, sabía que no era hambre, ya que había comido hace menos de una hora. Lo que tenía era un gas o cualquier tontería de un recién nacido, así que sería más fácil calmarlo, aunque no parecía dar ningún tipo de resultado.

El llanto comenzaba a hacerse más intenso con cada minuto que pasaba.
Veía como la cara del pequeño se ponía cada vez más roja a medida que lloraba, y ella sin poder encontrar una solución para poder calmarlo. Lo mecía de un lado a otro, le hacía caras, pero sencillamente nada parecía funcionar. El bebé simplemente seguía ahí, llorando a mares sin ningún tipo de consuelo aparente.

Algo dentro de su ser le decía lo que estaba pasando: esa parte que tanto se negaba a sí misma parecía estar mostrándose inconscientemente. Ella no era su madre. El bebé lo que quería era absorber el olor de su mamá, no de ella, una completa desconocida.

Que es incapaz de poder dar de lactar a un bebé que no es suyo.

Quería hacer algo más por el pequeño, hasta que comenzó a escuchar ruidos en la habitación de al lado, como si estuvieran rompiendo o partiendo las cosas. Solo soltó un suspiro antes de salir del cuarto con el bebé.
Sabía quién estaba haciendo todo este ruido y el porqué lo estaba haciendo. A medida que se iba acercando, los ruidos se hacían mucho más fuertes, aunque algo de esto parecía tener beneficios: el bebé había dejado de llorar, solo estaba sollozando.

Cuando abrió la puerta del cuarto, que por suerte estaba sin seguro, o en definitiva hubiera sido un caos total, vio todo el desastre que la pequeña de casi nueve años había hecho en su cuarto. Solo se imaginaba la cantidad de dinero que se gastaría solo para reformarlo.

Y oh, sorpresa. Apenas la pequeña la vio, le dedicó una mirada totalmente llena de ira hacia ella, antes de hacerle un gesto despreciativo, antes de continuar haciendo el desorden en el cuarto, ignorando completamente su presencia.

Hartándose de esta situación y de que la ignoraran, decidió poner mano firme con la pequeña. Ya basta de complacencias con ella todo el tiempo. Ya era hora de que aceptara las cosas y quién mandaba en esta casa era ella.

—Puedes dejar de tirar las cosas por todas partes de la habitación —expresaba, soltando una voz llena de rudeza, lo que provocó de nuevo el llanto en el pequeño—. Sabes que estoy intentando calmar a tu hermano y lo estaba logrando hasta que comenzaste con todo el escándalo en este cuarto. ¿Es que acaso no te da vergüenza esto?

Vio como la pequeña, que estaba sentada en su cama ignorando su presencia, se paró rápidamente de dónde estaba para estar casi que a milímetros de ella, con esa mirada retadora, aunque no negaba que esos ojos tenían rastro de haber llorado en todo ese proceso, aunque veía como intentaba ocultarlo quitándose las lágrimas con la manga de su camisa.

—Sabes que primero no lo haré porque no apetece, y segundo mucho menos porque me lo estás ordenando tú —se atrevió a mirarla con ojos retadores antes de continuar ignorando—. Más bien yo te hago la pregunta: ¿por qué no te largas de esta casa, de mi vida? Vete, no te quiero aquí. Quiero a mi mamá.

Esta pequeña era la que más costaba amoldar a toda esta mentira. Si todo el tiempo se las pasaba retando a ambos. Quería continuar con la discusión, necesitaba algo para dejar callada a la pequeña, pero sencillamente nada venía a su mente.

Además de que en todo este proceso, el pequeño se había vuelto a quedar dormido, quizás por el olor en la habitación de la pequeña o quizás algo más.

Estaba a un paso de decir algo más cuando su esposo entra a esta habitación con su mirada totalmente retadora, viendo fijamente a su hija antes de hablar firmemente.

—Tu mamá, Julie, o como llamas a esa persona, prefirió tomar la salida fácil de abandonar a ti y a tu hermano —tomó una pausa como midiendo sus próximas palabras antes de volver a hablar—. Y sabes algo, todo esto antes que quedarse con ustedes, así que te toca acostumbrarse a que Tabatha sea tu mamá, quieras o no.

Presitiendo mucho más rápido que su esposo las acciones de la pequeña, el cómo su rostro cambió en una milésima de segundo con millones de pensamientos rondando en su cabeza antes de ver cómo se atrevió a ponerse firme delante de su papá, comenzando a hablar con dureza.

—Es mentira… es mentira todo lo que dicen ustedes dos. Mi mamá nunca me dejaría, menos en manos de esta mujer que se metió en nuestras vidas y ahora pretende criar a mi hermano como su hijo —los miraba a ambos con lágrimas en sus ojos, comenzando a golpear las piernas de su papá, que era al punto que su cuerpo llegaba.

Tenía claro que tenía todo el derecho de defenderse ante los insultos de la pequeña, aunque era más que evidente que ella era quien estaba demás en toda esta situación. Se había metido en una relación como una amante y ahora estaba pagando las consecuencias de sus actos.

Pero de algo no se arrepentía: de tener el amor de Jim y el pequeño Ethan. Ella sabía que con el tiempo podría moldearlo a su antojo y que fuera ese bebé perfecto que nunca debió haber perdido en el pasado.

—Eres libre de creer lo que a ti más te plazca, Julie, pero en esta casa existen reglas por algo y si tú vas a comenzar a desobedecer, entonces habrá consecuencias —expresaba, agarrando las manos de la pequeña para que dejara de golpear—. Punto número uno: tu habitación se quedará así hasta que aprendas la lección y te disculpes con tu madre.

Vio la mirada de la pequeña a medida que su papá iba dejando los puntos claros, y mucho más cómo la hizo sentarse en su cama. De reojo vio las lágrimas que intentaba contener la pequeña. Por un instante quiso hacer algo para aliviar la situación, pero se retractó al ver al pequeño sonreírle inconscientemente a través de su mundo de sueños.

—Punto número dos: hasta que no pidas disculpas por tus acciones, tienes prohibido acercarte a tu hermano. Punto número tres: estás castigada sin más salidas con tus amigas, mucho menos ir a ese cumpleaños de esa persona que te daba tantas libertades.

Jim se atrevió a pararse de la cama, haciéndome señas para que me acercara a él con el pequeño. Lo hice, y ambos comenzamos a mirar a la pequeña antes de que él comenzara a decir el último punto que cambiaría toda esta situación por completo.

—Y como último punto, está prohibido nombrar el nombre de tu madre en esta casa, para todos y, por sobre todo, para tu hermano. Su mamá será Tabatha. ¿Está claro, verdad? No debo hablar y mucho menos repetir las cosas.

Terminando de decir eso, solo vimos el rostro bañado en lágrimas de la pequeña antes de que diera un asentimiento con la cabeza y se tirara a llorar en la cama. Esta fue nuestra señal para salir del cuarto e irnos a nuestra habitación.

Cuando estuvimos de nuevo en la habitación, acosté al pequeño de nuevo en su cuna con mucho cuidado de que no se fuera a despertar nuevamente, antes de acercarme a la cama. Jim tomó mis acciones, comenzando a hacerme un masaje en los hombros. Sabía lo que venía y comenzaría a hablar como siempre de todos los problemas.

—Sabes, amor, yo de verdad pensé que la situación con Julie cambiaría apenas tú estuvieras en esta casa con nuestro hijo, pero sencillamente no es así. La situación se está volviendo más insostenible con cada día que pasa.

—Quizás porque ella misma sabe la situación. No soy su mamá y por más que quiera, parece ser imposible de lograr. Probablemente se terminará acostumbrando al pasar los años —expresé, soltando un suspiro por el masaje recibido en los hombros.

—Es lo que más necesito: que el nombre de esa persona se borre de nuestra familia. Además, mucho más ahora que los doctores confirmaron lo que más quería: a raíz del accidente de tránsito perdió todos los recuerdos, ni siquiera sabrá que tuvo hijos alguna vez.

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Llevaban más de tres horas en este viaje por carretera y nadie le había advertido lo fastidioso que sería viajar con un niño de ocho años y una adolescente, los cuales se peleaban por cualquier tontería. Por suerte, había logrado darles la bandera de la paz entregándoles un celular en el cual se distraerían lo que quedaba de rato.

Y sí, sentía la mirada inquisitiva de su marido juzgándola por haberles dado el teléfono, pero él sencillamente estaba manejando, no sabía el caos que era lidiar con dos pequeños y si esto era lo necesario para conseguir calma, lo haría.

Escuchando las risas de los pequeños y sabiendo la calma que estaba existiendo, se permitió relajarse unos minutos dedicándose a admirar el paisaje. Y sabía que este sería su último viaje como familia. Ya tenía más que claro que la chispa del amor con Jim se había acabado hace algún tiempo. Todavía seguían juntos por Ethan, además de que él la llamaba mamá. Amaba esa palabra, aunque sentía que se la estaba robando a alguien más que lo merecía.

Cuando ella no era su verdadera madre. Hace algún tiempo había encontrado pistas de dónde podría encontrarse Jade. Sin decirle nada a su esposo, ya que él quería continuar con la mentira, pero para ella sencillamente era insostenible, así que había hablado con Julie, entendiéndose entre ambas por primera vez en años.

He aquí el motivo de este último viaje en familia. Al menos ella tenía claro que su esposo ni enterado estaba, pero era lo mejor o arruinaría todo esto.

De repente, la calma se acabó escuchando un pequeño sollozo del pequeño. Decidida a ponerle orden, se quitó el cinturón de seguridad para acercarse hasta donde estaban, viéndolos a ambos con la mirada juzgadora.

La adolescente sencillamente la ignoró para continuar viendo el teléfono, aunque vio cómo el pequeño se pegó a sus brazos buscando esa protección. Le dio el abrazo necesario, pasando las manos por su cabello sintiendo lo liso que estaba.

Sonriendo inconscientemente, le encantaba ver el cabello liso de Ethan. Era algo a lo que había acostumbrado al pequeño. Detestaba verle lo ondulado que se le ponía el cabello.

—Basta, mamá, me haces cosquillas. Además, el cabello se me va a alborotar —expresaba, quitando las manos de su mamá de su cabello pero sin soltarle.

—Es que estás todo precioso, mi pequeño niño. Más bien alguno de los dos me da a decir lo que pasó, o tengo que adivinarlo o quitarles el celular.

—Nada, mamá, es solo una tontería. Mi hermano se asustó por una parte de la película que estábamos viendo, a pesar de que le dije que era mentira lo que pasan en esas películas.

—Siendo así, ¿quieren que los deje de nuevo a ambos a solas para que continúen viendo la película o me quedo aquí con ustedes?

—Te puedes quedar si quieres, mamá.

Expresaba el pequeño entre los brazos de su mamá, así que sencillamente se sentó en medio de los dos para continuar viendo la película todos juntos.

Mientras tanto, la carretera parecía hacerse más angosta con los minutos a medida que iban avanzando, además de que el GPS dejó de funcionar aparentemente.

Repentinamente vio un árbol a mitad del camino que lo hizo frenar al igual que los cuervos comenzaban a asomarse a través del tronco.

Extraño, muy extraño, la situación. Además, se que no veía cómo rodear el tronco, así que simplemente dio la vuelta sin desviarse del camino hasta que apareció un pequeño pueblo de la nada. Iba avanzando con la camioneta viendo cómo todos se me quedaban mirando como si fueran unos locos.

Ignoró eso hasta que vio a una de las personas, cuando estaba a punto de salir del bosque, que le dijo lo siguiente:

—Sigue en línea recta para terminar de salir del bosque y antes de que vuelvas a ver el tronco a mitad de la carretera, desvíate por el bosque lleno de árboles y llegarás a la carretera principal.

Lo decía con una sonrisa bastante perturbadora. Solo se dedicó a asentir a esta persona antes de seguir las indicaciones, aunque no parecía estar dando tantos resultados, ya que ya era de noche y nada que encontraba una salida aparente de este laberinto. Sencillamente, cuando pareció ver una luz de la carretera principal, chocó con un carro que iba a velocidades exorbitantes.

Algo que lo hizo girar en seco y volver de vuelta al bosque, más específicamente hacia el tronco, chocando directamente con este.

Notes:

Espero que disfruten el capítulo, espero sus comentarios.

Nos vemos próximamente con el capítulo 04 y las correcciones correspondientes de este capítulo

Chapter 4: Gore

Chapter Text

"¿Acaso no existe en mi cuerpo una especie de limbo de la memoria donde todos los recuerdos cruciales van acumulándose y convirtiéndose en lodo?"

Joder, joder y mil veces más. ¿Acaso no se suponía que ya estaba saliendo de este laberinto de bosque? Y todo a causa de ese coche que se les atravesó a mitad del camino. Porque estaba seguro de que había visto la carretera principal. Estaba más que seguro de no haber sido su imaginación ver una salida.

Y de nuevo, ¡esto! En el mismo bosque, con el mismo tronco a mitad del camino que aparentemente no tenía una forma de rodearlo. Y volver a entrar a ese pueblo era volver al laberinto. O eso pensaba en su mente.

Poniendo su cabeza en el volante, se sintió satisfecho. Así que continuó tocando unos minutos más la bocina, sin importarle que su esposa e hijos lo miraran raro.

El solo estaba intentando calmarse porque no lo estaban haciendo para nada, y lo único que quería justo ahora eran respuestas lógicas, las cuales parecían no aparecer ya que el GPS parecía haber perdido la señal.

Hartándose de todo en general, decidió salir del coche, agarrando su teléfono que lo tenía consigo para intentar coger señal y quizás llamar a alguna grúa o a alguien que viniera hasta acá. Aunque parecía estar rodeado de una suerte espantosa ya que estaba sin señal aparente.

"¡Joder como un carajo, varados en un bendito pueblo que más sigue!"

Lo gritó por los cuatro vientos al ver que no daba ningún resultado la señal, por más que se acercara hasta el tronco para intentar patearlo en un intento de calmar la frustración inicial.

Al sentirse lo suficientemente calmado y que no iba a gritarle a su familia, se acercó hasta el coche, abriendo la puerta y viendo que su esposa todavía seguía viendo el teléfono con la película.

Era una satisfacción enorme que, si vieron su momento de frustración, al menos no le dijeran nada. Fingiendo su mejor sonrisa, se sentó al lado de su esposa, pasando una de sus manos por la espalda antes de atreverse a hablar.

—Están todos bien aquí, nadie ha resultado herido —se expresó lo más calmado posible ante esta situación.

Vio como automáticamente la primera en dejar de prestar atención a la pantalla fue su esposa, quien le ha dedicado una sonrisa un tanto melancólica. No sabía el motivo antes de hablar.

—Sí, cariño, estamos todos bien aquí —tomó una pausa, viendo en la situación en la que estaban antes de hablar—. Aunque quisiera alguna explicación coherente del porqué hemos vuelto de nuevo al tronco en mitad del camino. No se suponía que estábamos ya saliendo de este lugar.

—Es la explicación que intento darme, Tabatha, pero no encuentro un motivo aparente. Mi única explicación fue ese coche que se nos atravesó, lo que hizo salir del rumbo.

—Siendo así, ¿por qué no volvemos a intentar rodear esto sin necesidad de entrar a ese pueblo? Esto me da un mal presentimiento, amor —lo soltó con un deje de preocupación—. Además de que ya está a punto de hacerse de noche, no me gustaría que los niños la pasaran en el carro rodante.

Solo se dedicó a asentir a su esposa, al igual que sus hijos, antes de volver al volante y comenzar a conducir de nuevo, intentando que esta vez las cosas salieran mejor de lo pensado.

El GPS seguía brillando por su ausencia, así que lo ignoró, poniendo en retroceso primero el carro antes de comenzar a manejar de nuevo por este bosque también extenso que no tenía alguna salida aparente.

Cuando menos se lo esperaba, de nuevo estaba en este pueblo, con la diferencia de que ya era de noche. Sumando a eso, no había nadie aparentemente más que algunas personas vestidas con ropas de hace un siglo que solo rondaban las casas y el pueblo en general.

En definitiva, los que estaban ahí estaban locos de remate. Simplemente observaban a esas personas hasta ver cómo algunas de esas comenzaron a acercarse hasta su casa rodante, poniéndose por todos lados con sus caras que se pegaban a los vidrios, llenándolos de saliva.

—¿Por qué no salen y nos divertimos un poco? Prometo no darles muchos mordiscos, en especial al pequeño, aunque se vea demasiado apetitoso —expresaba una enfermera que era la que estaba más cerca, salivando mucho más en el vidrio, mostrando algunos de sus dientes.

Esta gente de verdad estaba muy loca. Por su mente pasaba que esto era más que alguna especie de broma por parte de los habitantes del pueblo por no haberse ido cuando debía.

De la parte de atrás escuchaba los sollozos de su niño más pequeño. Se atrevió a darse la vuelta un instante, viendo las miradas de terror que mantenían en su cara.

Rápidamente se dio cuenta del porqué al darse cuenta de que esta gente se estaba poniendo cada vez más rara, ya que hacían sonidos espeluznantes en el vidrio de su coche.

Además de esto, sentía cómo algunas o algo se había subido a su coche, comenzando a despedazarlo en la parte de arriba.

Si intentaba gritar, pero su voz parecía haberse paralizado al ver y sentir todo esto. Necesitaba que fueran bromas y que ya pararan. Solo escuchaba el llanto bastante fuerte de su hijo, el cual había cambiado hace unos minutos de un sollozo.

—Es que se ven tan apetitosos como la carne fresca que hace tanto tiempo no se veía aquí —comenzó a arañar el vidrio, soltando ese sonido tan molesto que hacía querer tapar los oídos—. Sabes que todos siempre se esconden y ya no nos dejan salir a divertirnos mucho menos jugar con sus cuerpos, y ustedes parecen perfectos para esto —expresaba un hombre vestido con un traje de oficial.

— Ya basta. Si esto es alguna broma, les pido que dejen de hacerlo. Nosotros... Solo queremos irnos de este lugar y prometemos hacerlo en silencio —expresó su esposa, visiblemente nerviosa por lo que pudiera ocurrir.

Quiso decir algo más, intentar calmar a su esposa, cuando vio que habían logrado romper el techo de la casa rodante. Una de esas personas cayó dentro, mirando a su alrededor antes de acercarse a su esposa.

— ¡Oh! Hace tanto tiempo que no veía cosas tan modernas. Deberían venir más gente frecuentemente para nuestra diversión —exclamó, mirando todo a su alrededor. Luego, se acercó con pasos silenciosos hasta el pequeño, pegándolo a la pared y comenzando a olfatearlo.

No podía permitir que le hicieran daño a su hijo, así que se atrevió a acercarse. Pero la mujer vestida de enfermera logró romper el vidrio con la cabeza, después de varios intentos, para acercarse a él.

Comenzó a tocar toda su piel con unas uñas anormalmente largas. Su respiración se agitó al no poder quitarse a la mujer. Estaba paralizado y no entendía por qué.

— Estás demasiado apetitoso, Jim. Perfecto para comerte, y qué mejor que tu familia te vea sufriendo —continuó tocando su cara con las garras, dejando algunas heridas de las cuales comenzaban a salir hilos de sangre—. Pero ¿quiénes seríamos nosotros si no los comemos en el primer día? Antes deberían sufrir la locura de este pueblo.

Sentía cómo su cara ardía por las heridas, pero no podía moverse. Solo veía todo lo que le estaban haciendo a su pequeño.

Él seguía pegado a la pared mientras esa criatura, disfrazada de policía, le hacía rasguños en las piernas. De repente, vio cómo más de esas criaturas entraban al coche por la abertura, haciendo lo mismo con su familia.

— También es necesario pensar en nosotros. Si necesitamos comer para estar vivos, ¿por qué no comenzar con un pequeño niño? —Al decir estas palabras, le dio un mordisco a la pierna del pequeño, escuchando su grito aterrador y viendo cómo la sangre comenzaba a escurrir.

No podía perder nada de este líquido tan vital y precioso ya que, por ahora, no podían darse el festín como debían. Otros más se acercaron para continuar sacando más sangre de la pierna, disfrutando los gritos del pequeño y las lágrimas, por supuesto.

Él no podía creer lo que estaba viendo. Pensaba que no era más que una pesadilla aterradora hasta que escuchó el grito aterrador de su hijo y vio lo que le estaban haciendo. ¡No! ¡No de esta manera! Preferiría mil veces morir él antes que fuera alguien de su familia.

Cuando menos se lo esperaba, escuchó el sonido de una pistola a lo lejos. Algo que hizo parar a las criaturas de comer, mirando atentamente a quien se estaba acercando a la lejanía. Parecía otra de esas cosas que caminaban súper lento, mostrando sus aterradores dientes y mirando todo como con desprecio.

Hasta que llegó al coche, abriendo la puerta elegantemente y mirando con el mismo desprecio antes de hablar:

— Hermanos, ya ha sido suficiente festín. Debemos dejar para los demás, además de que los necesitamos vivos para nuestros planes.

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La habitación estaba oscura, las cortinas cerradas y la única luz que había entre ambos era la de una lámpara de noche que mostraba sombras en el techo.

Mientras estaba sentado en la cama, viendo a su pequeña casi dormida, ya era hora de terminar el cuento, así que se decidió a decir las últimas palabras del cuento.

— Y vivieron felices para siempre — expresaba, viendo cómo la pequeña iba cerrando los ojos.

Viendo ese gesto, pasó una de sus manos por el cabello de la pequeña.

Vio cómo su princesa seguía cerrando los ojos a medida que le iba haciendo cariños en su cabello.

Aunque rápidamente, la pequeña medio abrió los ojos y soltó esas palabras inocentemente.

— La madrasta no volvió para lastimar a la princesa — decía, soltando un bostezo grande e intentando mantener sus ojos medio abiertos.

No dijo nada por algunos segundos, como haciéndose el interesante ante su hija, antes de atreverse a hablar muy pausadamente.

— No, mi pequeña, simplemente salió de su vida al darse cuenta del daño que le hacía a la princesa — decía, dedicándole una sonrisa.

— Además, basta de pláticas, ya es hora de que duermas o mañana no podré despertarte a tiempo.

Cuando terminó de decir eso, la pequeña volvió a cerrar los ojos. Fue su señal para pararse de la cama, poniendo el cuento en la mesa de noche para volver a acercarse hasta la cama y darle un beso en la frente a la pequeña.

Asegurándose de que todo estaba en orden en la habitación de su hija, estaba a un paso de irse de este cuarto para dormir en su habitación cuando sintió la voz débil de su pequeña que le habló casi pausadamente.

— Puedes quedarte hasta que me duerma, además así me haces compañía tú y mi hermanito — expresaba, dándole espacio en la cama a su mamá.

— Claro que sí, mi pequeña — decía, volviendo hasta la cama para acostarse los dos en la misma posición. — Si quieres, me abrazas para que puedas dormir mucho más cómoda.

Vio cómo asintió más dormida que despierta, acostándose en su pecho y poniendo una de sus manitas en su vientre un tanto abultado.

— Buenas noches para ti también, Ethan. Ya quiero conocerte para que podamos jugar juntos y escuchar los cuentos de mamá.

No quería llorar, pero sí lo terminó haciendo por el gesto tan hermoso de su hija, tan inocente que quería mantener siempre esta inocencia en su pequeña.

Notes:

Bueno primer capítulo espero sus comentarios.

Y si estará ambientando entre dos tiempos pasado y presente nos vemos pronto.