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Kniht Flesym Raeh T’nac I

Summary:

Shouei regresa indignado a su hogar después de haber pasado todo el día con las feromonas de Michael encima. Sus quejas se terminan cuando Yoichi siente las feromonas y se prenda a él. Es ahí cuando el alfa se da cuenta que lo que había sido pensado como una broma puede ser necesario para reforzar los lazos entre los tres.


Escrito para el día 6 del Omegacember 2024 de Es de Fanfics: Feromonas.

Notes:

Este oneshot tiene por título un verso de la canción de Linkin Park, Two Faced cuyo video podés ver acá


Los personajes aquí presentes son de la autoría de Kaneshiro Muneyuki y Nomura Yusuke.

Todo esto para decir que sencillamente estos personajes y el universo donde se desarrollan sus vivencias no me pertenecen.

En cambio, la trama del fanfic, sí.

*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.

« ADVERTENCIA: LAS ACCIONES Y ACTITUDES DE LOS PERSONAJES PRESENTADOS A CONTINUACIÓN PROBABLEMENTE NO SE CORRESPONDAN CON SUS CONTRAPARTES DEL MANGA/ANIME »

*Que tengas una feliz lectura 🌹🌱🦁👶🏻

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Michael esperaba a que Yoichi regresara para seguir reproduciendo la película que habían decidido mirar esa noche. Mientras miraba la graciosa expresión de uno de los actores en la pantalla del televisor, Shouei regresó del trabajo, lanzó todo lo que tenía en la entrada y se le acercó dando pisotadas. 
—¡Oye, imbécil! Te crees gracioso, ¿o qué?  —El aludido lo miró sorprendido comiendo palomitas de maíz como si no hubiera un mañana—. ¡Me pegaste tus malditas feromonas por todos lados, Kaiser!
Michael estaba a punto de excusarse -o de seguir burlándose de él-, pero la aparición de Yoichi desde una de las habitaciones lo impidió.
—¿Qué pasa ahora? ¿Qué le hiciste, Michael? —El omega se acercó a saludar al recién llegado, pero terminó refugiándose en un abrazo—. No hables fuerte que recién dejé dormido a Eiichi. Quería esperarte, pero se estaba cayendo del sueño.
Yoichi se puso en puntas de pie para alcanzar los labios del beta, hasta que una fragancia que emanaba de su cuerpo lo hizo estremecerse y sentir que perdía la fuerza en sus piernas. Shouei se percató de lo último y lo agarró con fuerza de la cintura, acercándolo todavía más hacia él. 
—No importa, me imagino que habrá tenido un día agitado. Eh, ¿qué haces, Yoichi? 
Shouei se sorprendió por la forma en que el omega le olía el cuello y detrás de su oreja con una intensidad que lo estaba incomodando un poco. 
—Esto sí que es interesante. 
Yoichi se retorció aferrándose a Shouei y él miró al alfa, dándose cuenta de lo que estaba haciendo. 
—Para con eso. 
—¿Qué? No es por mí que está así. 
—Son tus jodidas feromonas. —El omega acarició con ternura el rostro de Shouei para terminar agarrándolo con ambas manos y besarlo apasionadamente. Si estuvieran solos, por supuesto que le permitiría seguir frotándose, pero no sólo no eran los únicos que estaban en esa habitación, sino que Michael los observaba con atención acostado sobre el sillón—. Que la cortes con eso, dije. 
—Y yo te dije que no es mi culpa. Es tuya por tolerar mis feromonas por más tiempo que un omega. —El alfa se puso de pie detrás de Yoichi y se apoyó sobre su cuerpo de la misma forma con la que él lo estaba haciendo sobre Shouei—. De hecho, me siento un poco excluido. —El beta lo agarró con fuerza de los cabellos mientras recibía besos de parte de Yoichi por su cuello—. Ay, ay. Eso duele. ¡Ay! 
De pronto, un apasionado beso los unió, dejando a Yoichi marginado a mirar con deseo hasta que Michael fue liberado y lo besó con la misma intensidad. Shouei se mordió el labio y agarró a ambos para llevarlos a la habitación que él compartía con Yoichi -y que Michael ocupaba cuando él ya estaba completamente dormido-. Abrazó y besó a Yoichi mientras lo desvestía y preparaba su interior para recibirlo. Los obscenos sonidos que oía hizo que Michael se dedicara a mirarlos mientras metía una de sus manos dentro de su pantalón para masturbarse. Después de haber logrado meter cuatro dedos y haber sentido que Yoichi se derramaba por ello, Shouei lo agarró de la mano y lo condujo a la cama para que se subiera a ella. Él se desnudó sin demasiado prólogo y le hizo compañía para treparse sobre Michael. 
—¿No era esto lo que querías? —El beta pareció ronronear sus palabras. Su mejillas hacían juego con el color de sus ojos—. Por lo menos haz una buena preparación por una vez en la vida. 
—No tengo la paciencia del mundo para hacerlo, Shouei. —Michael le respondió mientras jugaba con sus pectorales—. Pero, Yoichi puede hacerlo, ¿no, cariño? —El omega estaba demasiado excitado como para negarse a cualquier pedido que pudiera hacerle—. ¿Por qué no preparas a Shouei para mí con esto que tienes aquí? 
El alfa rodeó la erección del omega con su mano para darse a entender. 
—¿Vas a hacer que un omega me coja? ¿Estás bien? 
—Es lo que te falta, ¿no? Me dijiste que te acostaste con betas, ya lo hiciste conmigo, y sólo te falta un omega. ¿O es que tienes a otro en la mira? 
Shouei se incorporó ante el insulto y agarró con fuerza el rostro de Michael antes de soltarlo. Le molestaba su aire de superioridad, que lo tratara buscando algún tipo de reacción de su parte. Y sí que lo hacía enojar. 
—Maldito estúpido. 
—Sí, y este maldito estúpido te hizo mojar las sábanas el otro día. No vas a decirme que no te mueres por repetir eso. Sino, no entiendo por qué estás desnudo encima mío, Shouei. 
El beta no sabía cómo responder a su pregunta. Ciertamente podría haberlo dejado en la sala de estar y estar a solas con Yoichi. Se lo debían. Ellos eran una matrimonio. Y, sin embargo, desde que ese alfa volvió no hizo otra cosa más que inventarse un lugar con tal de instalarse con ellos. Incluso en la vida de Shouei. ¿Cómo era posible que un beta haya caído en los encantos de un alfa cuando biológicamente su segundo género no debía ser afectarlo por sus acciones? Pero, ahí estaba, accediendo a hacer algo que nunca creyó que haría, recibiendo el sexo de Yoichi en su interior, sintiendo que aún cuando le estremecía oír sus gemidos febriles sobre su oído, algo más le hacía falta. Michael le acariciaba las venas marcadas en sus brazos y manos con la intención de estimularlo. Una mueca de satisfacción se dibujó por unos instantes en su rostro a él cuando lo encontró mirando de reojo su erección, haciéndosele agua a la boca. Michael recorrió su longitud con la yema de su dedo índice ocasionando que viera estrellas. 
—Eres un maldito desgraciado. 
El alfa sonrió de lado. No iba a negar algo que no podía refutar. Quizás conocerlo y ser consciente de lo que lo unía a Yoichi, a su Yoichi, había despertado en él unos celos terribles. Quizás al principio sí lo había molestado hasta el punto de hacerlo suyo con tal de que saliera del medio. Aunque, debía admitir que así como estaba, ahora, en medio de ambos, no se lo veía tan mal. Se incorporó y lo besó apasionadamente en los labios asegurándose de que Yoichi fuera capaz de verlos. El omega trató de acercarse a ambos, entrando todavía más profundo en el cuerpo de Shouei que se estremeció por ello. Él agarró los brazos de Yoichi para que se detuviera, pero Michael jaló de él para besarlo. El alfa se sonrió, excitado al oír el insulto del beta, a quien también besó luego de hacerlo con el padre de su hijo. Se pegó todavía más al cuerpo que estaba embistiendo mientras estimulaba el interior de Yoichi, que se movía dentro de Shouei al compás de sus dedos. El omega tardó demasiado en derramarse, cayendo luego sobre su cuerpo, cansado. 
—No te duermas, Yoichi. —Michael sacó sus dedos de su interior y limpió el fluido que había quedado en ellos con su lengua—. Apenas empezamos.  —Shouei se sintió vacío cuando Yoichi le hizo compañía a Michael, pero la sensación desapareció tan pronto como el alfa lo penetró. A diferencia de la primera vez, su cuerpo parecía menos reacio a recibirlo. Aún así, dolía un poco. Se aferró a una de las piernas de Yoichi, sin percatarse de las marcas que quedarían en su blanca piel al día siguiente. El omega le secó el sudor de la frente y corrió sus cabellos a un lado para poder verlo a los ojos. Era extraño, era como si disfrutara de verlo recibiendo placer. A él también le gustaba verlo así. Sin despegar el rostro de su hombro, el cual raspó con los dientes, Michael lo lanzó contra el colchón y se inclinó hacia él para empezar a embestirlo con rudeza. Sus ojos azules eran tan profundos que Shouei sentía que se hundía en ellos. A su lado, Yoichi se masturbaba. Él le extendió la mano para llamar su atención y el omega le hizo caso. Intercambiaron besos y caricias hasta que Michael se detuvo y se incorporó, acomodándose el cabello de una manera sensual que hizo que a los otros dos se les cortara la respiración por unos segundos—. Ven aquí, Yoichi.
—¿Qué harás ahora?
Shouei se aclaró la garganta antes de hablar. Aguantarse los gemidos para no despertar a Eiichi, que dormía en la habitación contigua, le había hecho doler la garganta. Yoichi montó sobre el beta, que estaba al borde del orgasmo tan sólo por sentir lo resbaladizo de su interior.
—De nada.
El alfa se mofó de lo que había logrado y volvió a arremeter sobre el cuerpo de Shouei, que terminó mordiendo las sábanas. Michael sentía que se intoxicaba con las feromonas de Yoichi pero, además que su dulce aroma, había algo más en el aire que lo hacía sentirse en las nubes. La sensación duró unos pocos minutos más hasta que, como si se hubieran puesto de acuerdo hasta en eso, llegaron juntos al orgasmo.

 


 

Eiichi se despertó y se sentó en la cama. Mientras se restregaba los ojos, el estómago le indicó que estaba vacío. Lanzó un quejido y, ayudado más que nada por el sentido del tacto, se bajó de la cama y se puso su calzado. El sol entraba por la ventana, pero él no quería verlo. Salió de su habitación acariciando la pared y llegó del mismo modo a la de sus padres. Estaba a punto de entrar a ella, pero recordó que Michael estaba en la sala de estar, así que siguió su camino hasta ahí.
—¿Papi Mii?
El niño frunció el ceño al no encontrarlo ahí y fue corriendo a dar aviso a Shouei y Yoichi. Sin embargo, al entrar al dormitorio, encontró a los tres abrazados y durmiendo profundamente. Con cuidado de no despertar a ninguno, se metió bajo las sábanas y se acurrucó entre los brazos de Yoichi que estaba en medio del beta y el alfa. Michael abrió los ojos y acarició levemente los cabellos del pequeño para dejar sus feromonas sobre su cachorro. Yoichi lo miró. La tierna expresión que tenía en el rostro le hizo recordar al alfa que le había robado el corazón desde la primera vez que lo vio. Así como recordó los buenos momentos que habían vivido juntos, los malos, también aparecieron en sus pensamientos para arruinar el momento. Abrazó a Eiichi un poco más sobre cuerpo para alejarlo de Michael. Aunque una parte suya estaba feliz de que Eiichi hubiera aceptado a su padre en su vida, él todavía no estaba muy seguro de hacerlo. Shouei se dio cuenta de lo incómodo que se encontraba y también lo atrajo hacia él. Tanto ellos como Eiichi se quedaron dormidos rápidamente mientras Michael cantaba una canción en un idioma que no entendían.