Chapter 1: La primera vez que te ví
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Yoongi se sentó con fastidio en su banqueta oxidada y encendió un cigarro mientras observaba a las personas caminar por delante del taller mecánico en donde trabajaba desde hacía una eternidad. Soltó el humo gris, que se mezcló con el vapor de su aliento por el frío invierno que le calaba hasta los huesos. Solo llevaba puesta su remera vieja manchada con químicos mecánicos y por encima su chaqueta de cuero favorita.
Era un día aburrido, como todos los demás, no había mucho trabajo en esa zona desolada y llena de fábricas clandestinas, apenas pasaban algunos coches por ahí. Si tenía suerte, quizás aparecía un coche con una rueda pinchada y podría llevarse una buena propina para comprarse un paquete de cigarros o una botella de cerveza.
Yoongi se rascó con fastidio su oreja negra de gato y movió su cola larga y de cabellos cortos barriendo el suelo polvoriento. No es que odiara su trabajo, pero tampoco lo amaba. La paga era miserable, apenas le alcanzaba para pagar el alquiler de su monoambiente y cubrir sus necesidades básicas, pero por lo menos su jefe no hacía preguntas y no hizo ninguna mueca de desprecio al ver que era un sucio y desnutrido híbrido de gato.
Porque si, eso es lo que era. Un híbrido de gato alfa. Pero uno pequeño. No tenía la altura ni el cuerpo suficiente para ser un macho alfa hecho y derecho. Además, su piel era blanca como la leche y sus manos eran pequeñas al igual que su espalda. Cualquiera que lo mirara de reojo podría creer por un segundo que era un omega al que habían descuidado. Pero no, apenas miraban sus ojos negros y filosos, su voz gruesa e intimidante y su aroma penetrante a café y mandarinas, sabían que definitivamente era un alfa.
A Yoongi realmente no le importaba ser uno. Jamás había sido el estereotipo que sus padres hubiesen esperado de él. Había sido un mal hijo, un mal alumno y un mal empleado. Nunca se animó a seguir sus sueños, enterrados muy en lo profundo de su corazon, y siempre había sido un buscapleitos, lo que le dejó más de una cicatriz, la más notable, estaba en su ojo derecho, cubriendo la mitad de su cara.
Con el tiempo sus padres se resignaron con él, cargando todas sus esperanzas en su hermano mayor. Ahora, a sus 32 años, ya ni le llaman ni para su cumpleaños. Pero no podía importarle menos. Min Yoongi no pensaba ser un alfa de manual y a estas alturas ya ni pensaba en la posbilidad de emparejarse con nadie, ni siquiera con un beta.
¡Y menos con un omega! ¿Qué omega en su sano juicio querría un alfa como él? Un alfa debilucho, sin dinero, sin una casa más que un monoambiente parecido a una caja para gatos, sin un futuro, sin sentimientos. Nadie, y él tampoco quería uno. Min Yoongi no creia en el amor, Min Yoongi no creía en los finales felices. Min Yoongi solo se despertaba cada mañana deseando que su día terminara para prenderse un buen cigarro, beber algo y comer unos fideos instantaneos mientras observaba la ciudad nocturna desde su pequeña ventana. Sentir la brisa fría en su rostro era vida.
El sonido de un coche averiado lo sacó de sus pensamientos. Levantó su mirada oscura hacia un vehículo de alta gama que estacionó frente al taller. Desde el capot salió humo negro y supo que iba a ser un trabajo de varias horas. Con fastidio apagó el cigarro en el suelo y se levantó para recibir a su cliente.
Se encogió en su chaqueta de cuero y esperó con impaciencia a que el maldito saliera del coche con calefacción. Pero antes de que bajara el piloto, la puerta de copiloto se abrió suavemente, pero nadie bajo.
Yoongi enarcó una ceja y observó en silencio la escena. Luego de interminables minutos, un pequeño pie apareció asomándose por debajo de la puerta. Cabe destacar que era una camioneta 4x4 y el suelo estaba muy lejos de la abertura de la puerta. El pequeño pie pareció tantear el espacio donde se suponía que estaba el suelo sin encontrarlo. Yoongi pensó en ayudar a esa pobre criatura tonta, quizas hasta llevarle su banco, pero él no era servicial y menos con la gente con dinero.
Finalmente el pequeño pie bajó hasta el suelo y liberó un quejido lastimero, como si hubiese pisado el abismo. Los pies caminaron fuera de la puerta, que cerró con otro quejido y Yoongi finalmente lo vió.
Si Min Yoongi hubiese tenido el cigarro en la boca, se le hubiese resbalado de los labios.
Un híbrido de ardilla apareció frente a él. Era casi una cabeza más pequeño que él, tenía el cabello castaño hasta por debajo de su mandíbula delgada y afilada. Sus pequeñas orejas marrón rojizo salían tímidamente de entre las ondas de su cabello. Su cola era tan grande como su pequeño cuerpo y se cernía esponjosa y brillante detrás de él. Su rostro era alargado, pero también pequeño, de pómulos prominentes y sonrojados, labios delgados, nariz larga y respingada, tan perfecta como ninguna otra y sus ojos... dos pequeños ojos como medias lunas con dos canicas negras que parecían tener dos galaxias dentro.
El pequeño híbrido de ardilla liberó un quejido mientras sostenía con cansancio su espalda. Porque, un detalle no menor, era que el joven estaba embarazado, debajo de un gran remerón color verde estaba una gran panza que parecía molestarle.
Yoongi no se movió, ni siquiera tuvo la educación de alejar su mirada alfa penetrante de aquel joven embarazado que tenía un alfa, podía sentir desde su lugar su aroma a dulce vainilla potenciado por su estado. Se sintió abrumado, no solo por su aroma dulce de omega, que hizo gritar a su alfa como nunca antes había hecho, sino por lo hermoso que era. No es que Min Yoongi nunca hubiese visto un hermoso omega antes en su vida, en realidad había llevado a muchos hermosos omegas a su cama en sus mejores épocas. Pero este era distinto, no recordaba la última vez que había visto un híbrido de ardilla hombre y además omega. Es más, hasta había creído que no existían. Las ardillas no solían estar en la ciudad, normalmente estaban en lugares más arbolados, con más naturaleza para poder trepar a los árboles, tomar avellanas y esconderlas por doquier, era raro ver uno en la gris y asfaltada ciudad, estaba seguro de que eso los deprimía.
-¿Vas a atenderme o que?
Yoongi no había notado que el conductor había bajado del coche y lo había estado osbervando en silencio todo este tiempo. La cola de Yoongi se erizó detrás de él al escuchar la desagradable voz de un alfa canino.
Yoongi alejó con pesar su mirada del hibrido que pareció temblar ante la voz de su compañero. Eso enfureció a su alfa interno, aunque no podía entender porque. Finalmente observó a un semental híbrido de perro observarlo con soberbia.
Woo Do-hwan, de un metro noventa de altura, de espalda ancha y triangular, cuerpo trabajado que podía notarse debajo de su ropa oscura y ceñida al cuerpo, de orejas negras puntiagudas y rectas, y de cola mediana del mismo color. Do-hwan lo observó con desprecio. Como cualquier perro miraría a un miserable gato de baja categoría.
Yoongi odiaba a los híbridos de perro. No había seres más irritantes que ellos. Siempre aullando, haciendo alborotos para llamar la atención y siempre eligiendo la violencia antes que nada más.
-Si claro...- respondió tragándose sus ganas de decirle que se buscara otro taller. Pero necesitaba el trabajo, no podía arriesgarse a perderlo y esperar encontrar otro pronto. Nadie lo tomaría con tanta facilidad.
-¿Va a llevar mucho tiempo?- preguntó con fastidio.
-Por lo que veo, hay algo que está obstruyendo el motor, voy a tener que desarmarlo por completo, porque no sé en que parte se atascó.
-Esperaré aquí entonces, trata de hacerlo lo más rápido posible- ordenó cruzándose de brazos.
Yoongi sacó el rostro del motor, y no pudo evitar voltear hacia el híbrido de ardilla, que no había dicho ni una sola palabra en todo este tiempo. El joven se movía de un pie a otro, soportando con mucho esfuerzo el peso de su vientre, podía ver en su rostro lo molesto que se sentía.
-¿No sería mejor que fuera con su esposo al café de en frente?- Yoongi quiso morderse la lengua, pero las palabras habían salido de su gran boca antes de darse cuenta.
¿Desde cuando le importaba un maldito omega que ni siquiera era suyo?
El omega lo observó en pánico, como si las palabas de Yoongi hubieran sido veneno para el alfa canino- N-no es necesario...- susurró el joven, observando a su esposo.-P-Podemos quedarnos aquí, si es lo que tu quieres.
Yoongi odio la voz apenas audible y temblorosa del híbrido. Quería protegerlo, su alfa le decía a gritos que se quitara la chamarra y se la pusiera sobre los hombros y lo cargara en sus brazos hasta un lugar acogedor y seguro para él y sus cachorros.
"¿Por qué estaba solo con una playera delgada?" Se preguntó, gruñendo a sus adentros.
-Van a congelarse aquí afuera, el café es barato y de buena calidad.
-Pff, como si me faltara dinero- respondió Do-hwan- Está bien- dijo con fastidio- No demores tanto, Gato.
Tuvo que respirar profundamente para no saltar sobre el rostro estúpido de su cliente y desgarrarle la piel con sus garras al escuchar el apodo despectivo que le había dado. No dijo más nada, y los vio cruzar la calle hacia el café, el alfa caminando imponente por delante, mientras que el omega caminaba con dificultad detrás suyo, la panza era gigante y el pobre Omega apenas podía con ella.
Yoongi se quedó allí, observando a la pareja hasta que desaparecieron por la puerta del café. Todavía podía sentir el aroma a vainilla en el aire y cómo su alfa interno pedía a gritos tomar a ese omega.
-Basta...- se gruñó a si mismo. No se reconocía, él no era así y culpó a su abstinencia de sexo, porque Min Yoongi no se enamoraba y menos a primera vista.
Chapter 2: Bellotas
Summary:
A Hoseok le gustan demasiado las bellotas y eso podría traerle muchos problemas
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Jung Hoseok estaba acostumbrado a mudarse de hogar cada cierto tiempo. Él no hacía preguntas, cuando Do-hwan le decía que armara el bolso porque que debían irse cuanto antes, él obedecía.
Sin embargo, ninguna casa terminaba de sentirse como un hogar, normalmente eran frías y grises. Además de que la privacidad no existía entre los caninos. Dormía junto a la manada de su esposo, en su mayoría alfas jóvenes y busca pleitos, a veces estaban con sus omegas y sus cachorros, pero Hoseok no tenía permitido hablar con ellos, porque era el Omega del líder. De todas maneras, nadie lo miraba ni le dirigía la palabra si su esposo estaba cerca, era el diferente, era el único híbrido de ardilla entre tantos perros con aromas fuertes que le hacían arder la nariz y lo peor de todo era que eran muy territoriales.
Hoseok acarició su gran vientre, era lo único que le daba consuelo y esperanza, no podía esperar conocer a sus cachorros.
-Mierda... ¿Que carajo pasa?- gruñó su esposo cuando el coche comenzó a hacer ruidos extraños. Segundos después se detuvo de golpe y un humo negro comenzó a salir del capot.
Hoseok se preocupó, no le gustaba cuando Do-hwan se enojaba porque podía desquitarse con él. Para su suerte, el coche se había averiado justo en la puerta de un taller mecánico.
Hoseok bajó con mucha dificultad, la barriga le pesaba, le dolía la cabeza por tantas horas sin comer debido al largo viaje y no había tenido tiempo de tomar un abrigo porque habían salido practicamente con lo que tenían puesto, dejando sus pocas pertenencias en la casa que habían abandonado.
No tuvo tiempo de sentir el frío del invierno cuando su cuerpo sintió una calidez que lo abrumó de golpe y lo abrazó. Un aroma a Café con tintes de mandarina invadió sus fosas nasales. Su omega lloró y sintió a sus cachorros moverse dentro de su vientre como nunca antes.
Cuando cerró la puerta del coche se encontró con el dueño de ese aroma penetrante pero hipnotizante.
Era un híbrido de gato, eso estaba claro, y no solo por sus grandes orejas triangulares y su cola respingada que se movía con molestia detrás suyo. Sino también por su aura misteriosa, características de su especie, a la que tanto Hoseok admiraba.
Siempre los había adorado en secreto. Al igual que los híbridos de ardilla, ellos trepaban los altos árboles y tenían casi la misma visibilidad y destreza que ellos, pero a diferencia de su débil especie, los híbridos de gato no parecían tenerle miedo a los híbridos de perro y eso era algo que Hoseok admiraba.
El joven mecánico lo observó en silencio con su mirada oscura y afilada, pero por alguna razón Hoseok no tuvo miedo. Al contrario, lo encontró adorable, con su rostro regordete, su nariz redonda, su cabello negro como la noche y su piel blanca como la luna. No era un alfa grande e intimidante como su esposo y su manada, al contrario, era mucho más pequeño, pero por alguna razón eso a su Omega lo reconfortaba.
-¿Vas a atenderme o que?
Su esposo interrumpió el letargo en el que ambos habían quedado atrapados y Hoseok alejó su mirada del chico con terror, temiendo que su esposo pudiera haberlo pillado mirando a otro alfa. Para su suerte estaba más preocupado por el coche y en irse de allí cuanto antes.
-Si claro...
La voz gruesa y vibrante del alfa más pequeño recorrió su cuerpo sin permiso, haciéndolo sonrojarse, era música para sus oídos, no podía evitar que su omega interior quisiera rendirse a ese joven desconocido y se odio por eso.
"Le perteneces a Dohwan, él es tu dueño" Le dijo la voz cruel de su cabeza "No olvides que llevas a sus hijos en tu vientre"
-Por lo que veo, hay algo que está obstruyendo el motor, voy a tener que desarmarlo por completo, porque no sé en que parte se atascó.
Hoseok sintió que los colores de su rostro desaparecían y el terror lo invadió en su lugar. Había recordado que , en un momento de locura y desesperación, había escondido algunas bellotas en el coche de su esposo. Podría sonar estúpido para cualquier persona que no fuera un híbrido de ardilla, pero para su especie, tener reservas escondidas en distintos lugares, era vital para su supervivencia. Como no podía esconderlas en la casa porque siempre se mudaban, el único lugar seguro era el vehículo en el que se movilizaban.
Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas con la sola idea de que su esposo supiera que su coche se había arruinado porque su estúpido omega había escondido sus bellotas en el motor de su coche.
"Eres una ardilla estúpida" Era lo que siempre le repetía. No podía estar más de acuerdo con eso. Temiendo el peor de sus finales, Hoseok observó con pánico al mecánico, deseando que tuviera piedad y no revelara su secreto.
-¿No sería mejor que fuera con su esposo al café de en frente?-
El alfa de gato no había entendido su indirecta. Estaba perdido. ¿Por qué otro alfa se pondría de su lado? Estaba seguro de que cuando descubriera que la rotura era por su culpa lo delataría con su esposo para que pudiera recibir el castigo que merecía, al fin de cuentas todos los alfas eran iguales con sus omegas.
Desde que Hoseok se había presentado como un omega había aprendido a cerrar la boca y obedecer a los alfas en su vida. Primero su padre, luego sus jefes y por último su esposo. Hoseok estaba acostumbrado a ser tratado como un niño que se portaba mal y no como un adulto que tenía sus propios pensamientos y opiniones.
-N-no es necesario...-P-Podemos quedarnos aquí, si es lo que tu quieres.- Respondió como el omega obediente y complaciente que su esposo amaba. No importaba su bienestar, primero estaba el de Dohwan, luego el suyo.
Pero para su sorpresa, accedió y esperaron dentro del café a que el coche estuviera arreglado.
Hoseok no pudo probar ni un solo bocado de sus panqueques dulces con frutillas y nueces. Amaba las nueces, pero había perdido el apetito, no podía dejar de pensar en cual sería el castigo esa noche por haber arruinado el coche millonario de su esposo.
Luego de una larga espera, que se hizo tortuosa para el omega, finalmente el coche estaba arreglado. Hoseok notó en pánico que el hibrido de gato lo estaba observando de reojo. Él lo sabía, había descubierto las bellotas y ahora lo estaba juzgando en silencio, esperando el momento perfecto para delatarlo.
Justo cuando su esposo estaba por pagar el arreglo, su móvil sonó y con fastidio se alejó unos metros para atender la llamada.
Hoseok se mantuvo en su lugar, esperando obediente a que su esposo regresara. No quería mirar al mecánico, pero podía sentir que aún lo estaba observando en silencio. Una gota de sudor cayó de su frente cuando el joven comenzó a acercarse a él lentamente. Estaba perdido, él lo iba a delatar.
-Disculpa...- murmuró con su voz grave- Tenga esto...
Hoseok levantó su mirada húmeda por las lágrimas que amenazaban con salir, y observó que el alfa le había acercado una caja de cartón a su pecho mientras miraba hacia otro lado. Clavando sus ojos negros en un punto fijo a lo lejos- Es la caja de los repuestos que utilicé para el motor.
-Oh... claro- dijo el omega, tomando la caja entre sus manos. No pesaba como había imaginado, y sintió cosas rodar dentro. Con curiosidad, abrió la caja. -¡AH!- Exclamó exaltado al ver que a dentro de la caja estaban todas y cada una de sus bellotas.
-Estaban dentro del motor. Cuando las saqué estaban sucias, me tomé el trabajo de limpiarlas, podría hacerle mal a sus bebés comerlas asi...- dijo aún con la mirada lejos del omega.
-Bien... ¿En que estábamos?
La voz de su esposo hizo que Hoseok cerrara de golpe la caja y se congelara en su lugar.
Dohwan se acercó al mecánico sin siquiera mirar a su omega.
-El coche quedó como nuevo, cambié las piezas rotas por unas nuevas, así que no debería haber ningún inconveniente. Al parecer solo fue una avería, una de las piezas se gastó, solo era eso...
-Bien...- murmuró satisfecho, sacando un fajo de billetes- Eres bueno gato, te subestimé. Nos volveremos a ver pronto... mis muchachos tienen sus propias bellezas y necesitan algunos arreglos. ¿Podemos confiar en tí?
Los ojos felinos de Yoongi se movieron por un milisegundo al omega, que había estado todo ese tiempo con la mirada en el suelo aferrándose con fuerza a la caja- Claro, pueden confiar en mí.
Chapter 3: Pan de pescado
Summary:
Yoongi tiene el corazón blando para Hoseok
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Su madre siempre le había dicho que no se metiera en los asuntos de los perros. Pero ahora estaba diciéndole que sí a uno de ellos. Solo para poder ver aunque sea una vez más a esa adorable ardilla que tenía esposo.
Sabía que se estaba metiendo en un grave grave problema, solo por hacerle caso a su alfa interior.
Los días pasaron igual de monótonos que todos los días de su miserable vida. La pizca de color que había sido aquel día en que había estado cerca de aquel omega con olor a vainilla había quedado en el pasado y había comenzado a pensar que había sido un maldito sueño cruel.
Hasta que una noche, cuando estaba a punto de cerrar, una camioneta 4X4 similar a la del alfa canino, pero esta vez en color blanco, se estacionó en la entrada.
Si hubiese sido cualquier otro cliente, lo hubiese echado a patadas gritándole que ya estaba por cerrar. Pero la esperanza de volver a ver aquella cola esponjosa y esos ojos tiernos y brillantes le hizo cerrar la boca. Para su desilusión, del asiento del piloto bajó un alfa mucho mas joven que el anterior, de orejas y cola amarilla, notablemente mucho menos experto, pero también mucho más tonto y creído.
-Con que este horrendo lugar es el que recomendó el jefe ¿Estás segura ardilla?- se burló el joven.
Las orejas de Yoongi se movieron con entusiasmo al escuchar al alfa.
¿El estaba aquí?
La puerta del copiloto se abrió y luego de unos segundos el omega bajó del coche, con su gran vientre, delante suyo. Esta vez estaba cubierto con un gran abrigo de lana blanca y un gorrito haciendo juego desde donde sus pequeñas orejas marrones se asomaban. Estaba simplemente adorable. El omega lo observó en silencio, con las mejillas sonrojadas y cubriendo la mitad de su rostro detrás del suéter.
-Si, es aquí-. respondió en voz baja.
-Como sea, solo haz bien tu trabajo- ordenó el hombre- Hay que cambiar esa puerta.
Yoongi tuvo que alejar sus ojos del omega y observar la puerta en cuestión. Sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral al ver que la puerta estaba hecha un colador por la cantidad de agujeros de bala que habían arruinado practicamente la chapa.
-¿Algún problema gato?
-No...- respondió rápidamente, fingiendo desinterés- Pero no es algo que pueda hacer hoy, tengo que pedir el repuesto y las fábricas están cerradas. Me temo que va a estar para mañana.
El alfa gruñó con molestia- Como sea- exclamó haciendo una llamada con su móvil- ¿Puedes venir a buscarnos? Debo dejar el coche hasta mañana. ¡Y qué quieres que haga! Iria caminando, pero estoy con el omega del jefe... él me guió hasta el taller... bien, te espero. No tardes, este lugar es horrible.
El alfa cortó la llamada y le arrojó las llaves a mecánico- Más te vale que cuides a mi preciosa, gato...
Yoongi tomó las llaves entre sus manos y se tragó sus ganas de mandarlo a la mierda.
-Alfa... ¿Podría pasar al baño?- Preguntó Hoseok tímidamente a quien estaba a su cargo.
-¿No puedes esperar a llegar a casa?
-E-Es que no aguanto...- dijo tímidamente, acariciando su vientre.
El alfa al mando suspiró con fastidio- Si al gato no le molesta- se burló.
-Ven, te muestro donde es el baño- le indicó tratando de que no se notara su emoción por estar a solas con el omega.
Hoseok lo siguió por detrás obediente y Yoongi pudo jurar sentir su aroma mucho más dulce. Su cola se agitó con nerviosismo y sus ojos se oscurecieron de la emoción- Bien... es aquí, es bastante feo y pequeño, pero sirve.- dijo apenado. Sabiendo que el Omega de seguro tenía los mejores lujos, que él jamás podría darle.
-E-En realidad no tengo ganas de ir...- dijo apenado-
Yoongi vio como las mejillas regordetas del omega se ponían rojas. Luego, de debajo de su gran suéter sacó un pequeño paquete- Q-quería darte esto... por... ya sabes.. lo que hiciste por mi la otra vez.
Con las manos temblorosas, Yoongi tomó el paquete y husmeó el interior. Un pan de molde recien horneado hizo gruñir su vacío estómago.
-L-Lo hice de pescado, sé que a los gatos les gusta mucho el pescado. No digo que a todos. ¡Si no te gusta está bien! Solo que no sabía si te gustaba de bellotas, quizás eras alérgico y...
-Es perfecto- respondió Yoongi, envolviendo con mucho cuidado el pan de pescado- No debiste...
-Lo sé...- respondió tímidamente- Pero lo que hiciste fue muy bueno de tu parte, pudiste haberme delatado con mi alfa y...
-Jamás lo hubiese hecho. Jamás-
Los ojos de Yoongi se encendieron en dos llamas que podrían incendiar todo a su paso, excepto al tierno omega.
-Gracias- repitió con una tímida sonrisa- Y-yo debo volver...
-Oh si claro- exclamó nervioso, sintiendo la pesadez del ambiente, el aroma del omega lo estaba abrumando, su alfa apenas podía contenerse.
Hoseok se volteó hacia la salida con dificultad, por el estrecho pasillo.
-Espera...-exclamó Yoongi- ¿Puedo saber tu nombre?
Hoseok dudó por un segundo. ¿Realmente debería decirle su nombre de pila a un alfa desconocido? Pero por una vez en su vida se sintió rebelde- Hoseok es mi nombre...
-Hoseok...- repitió las palabras como una dulce melodía- Yoongi, Min Yoongi es mi nombre.
Hoseok sonrió ampliamente y Yoongi pensó que jamás había visto en toda su vida una sonrisa tan hermosa como esa. Sus labios eran únicos, una sonrisa en forma de corazón se había dibujado en su precioso rostro.
¿Cómo podía ser tan perfecto este ser? Pensó a sus adentros mientras sentía su corazón latir con fuerza. Luego Hoseok se alejó hacia la salida y yoongi se quedó allí, abrazando el pan de pescado contra su pecho. Si pudiera, lo conservaría así para siempre, pero se iba a pudrir y no podía hacerle eso a Hoseok- Hoseok...- repitió con una sonrisa en su rostro, como hacía mucho no sonreía, porque sus labios habían creído olvidarse como hacerlo.
Un coche último modelo se aparcó al lado de la 4X4. Estaba con las ventanillas bajas y la música a todo volúmen, tan fuerte que los bajos vibraban en la carrocería. -¡Apúrate que no tenemos toda la noche!- gritó el conductor, otro joven descuidado y con aires de grandeza. En el asiento de atrás estaban otros dos chicos betas, con cadenas de oro en sus gruesos cuellos y anteojos de sol que poco podían servir de noche.
El alfa entró en el asiento del copiloto y uno de los betas salió del coche para que Hoseok se sentara en el asiento trasero en medio de los dos idiotas. Nunca bajaron la música ni subieron los vidrios para conservar el calor debido al frío invierno. A esos idiotas no les importaba cuidar al omega embarazado de su jefe. Yoongi cerró los puños con fuerza y su alfa gruñó en su interior. Quería arrebatarles al omega. No lo merecían, esos perros sucios y ruidosos no merecían a un omega tan hermoso como Hoseok.
Pero él sabía que no podía hacer nada. Así que se quedó allí, viendo como se alejaban a gran velocidad y Yoongi rezó que Hoseok llegara a casa sano y salvo.
Chapter 4: Mi amigo el lobo
Summary:
Yoongi defiende el honor de Hoseok
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Yoongi llegó a su casa con prisa. Se aseó, se peinó, se perfumó y se puso una de sus tantas playeras negras, pero una limpia, no una del montículo de ropa sudada. Se sentó en su desayunador con el pan de pescado que Hoseok le había horneado para él y solo para él.
Cualquiera diría que era un loco. Pero el pan de pescado del hermoso omega ardilla no merecía que unas sucias manos llenas de aceite de motor lo tocaran. Sintió el aroma a pescado y su estómago rugió con felicidad. No recordaba la última vez que su cuerpo había probado algo casero y no sabía si lo iba a poder soportar, luego de años de comida instantánea barata.
Cortó una pequeña rebanada, temiendo destrozar la forma de molde y le dio un mordisco. Su gato interno ronroneó de felicidad. Era exquisito. Su estómago pidió más y en un santiamén se devoró la mitad del pan con una gran sonrisa de gomita manchada de migajas. Su cola se movió alegre y hasta podía jurar que su pelaje brillaba.
De repente, golpes a su puerta lo sacaron de su trance.
-Sé que estás ahí, abre la puerta.
Yoongi siseo y escondió su pan con recelo en la nevera. Luego, abrió la puerta de su monoambiente con fastidio- No recuerdo haberte invitado- Gruñó dejando pasar a su amigo.
-Que lindo recibimiento, siempre tan cálido.
-¿Que quieres Nam? Estaba ocupado.
-Oh... ¿te estabas masturbando?- preguntó el híbrido de Lobo arrojándose al sillón viejo y roído de su amigo- Espero que no en el sillón.
-Cállate- gruñó sacando dos latas de cerveza de la nevera.
Si, su mejor amigo, o bueno, el único que tenía era un híbrido de lobo y un alfa. Prácticamente un perro. Pero Namjoon era diferente, él no tenía una manada de lobos ni era territorial. No intimidaba a Yoongi con su fuerte aroma. Al contrario, lo mantenía regulado demostrándole que no eran una competencia, sino que eran iguales. Algo extraño viniendo de su especie.
En realidad, Nam era bastante solitario, tanto como Yoongi, solo que él había encontrado el amor y ya no estaba solo en ese sucio mundo que odiaba a los marginados como ellos. De hecho, Yoongi jamás creyó hacerse amigo de un canino. Pero las vueltas de la vida le dieron una lección y terminaron haciéndose muy cercanos luego de que ambos compraran el mismo CD musical en una disquera del barrio. La música fue lo que los unió y rápidamente ambos se dieron cuenta de que tenían el mismo sueño, producir música y vivir de ello.
Pero el mundo es cruel para gente de los de su tipo.
-¿Escuchaste mi demo?
-No tuve tiempo. Hazte a un lado- dijo sentándose al lado de su amigo. No había otro lugar más para sentarse que no fuera el suelo.
-Oh vamos, si no tienes nada que hacer después del trabajo. Oh... ¿Acaso conociste a alguien?- Dijo levantando las cejas de forma juguetona.
Las orejas de Yoongi se encrisparon y desvió la mirada con nerviosismo. Tomó de su lata hasta casi terminarla- No.
Nam pareció creerle, o quizás era porque era más probable que hubiera un presidente omega a el hecho de que Min Yoongi tuviera una pareja- Como sea... escucha el maldito demo, es muy bueno.
-Eso dijiste del último.
-¡Pero este es bueno de verdad!- Protestó moviendo su pesada cola golpeando la cara de su amigo.
-¡Quieres dejar quieta esa cosa!- Maulló con molestia.
-Lo siento, sabes que no mido bien mi espacio.
Yoongi puso los ojos en blanco- Tan solo pon el tema, lo escuchamos ahora.
Emocionado, Nam le dio play a su nuevo tema- Se llama "Lonely"- Dijo con orgullo.
Yoongi quedó sin aliento mientras escuchaba la suave voz de su amigo relatar la soledad y el odio que él mismo sentía por el mundo. Su vida monótona, la desesperación de que todos los días fueran iguales al anterior, el deseo de que alguien viniera a rescatarlo pero también el miedo de que algún día eso llegara a ocurrir y tuviera que salir de su zona segura.
El rostro de Hoseok apareció en su mente. Su sonrisa de corazón, su aura dorada y alegre, tan distinta a su alma sombría y seca. Tuvo miedo. ¿Realmente ese chico era su salvación del abismo?
-¿Y? ¿Que te pareció?- Preguntó su amigo cuando el tema había finalizado pero no había emitido ni una opinión- ¿No está tan bueno verdad?- Suspiró resignado- Supongo que no tengo talento después de todo- rió con amargura.
-Joon- dijo saliendo de su trance- Es hermosa... en serio.
-Solo lo dices porque soy tu amigo.
-Sabes bien que no. Es... diferente, si. Pero es mucho más genuina a todo lo que has hecho antes-
-¿Realmente lo crees?
-Si alguien te dice lo contrario, no sabe nada de música.
Ambos rieron- Entonces hagamos un brindis.
Los jóvenes chocaron sus latas baratas- ¿y tú? ¿Cómo va tu música?
-Ya lo deje...
-¿De que hablas?
-No tiene caso Joon. Tu eres bueno, lo que contaste en la canción fue... profundo. Pero yo... no sé que contar. No hay nada más...
-Sé que hay mucho que contar- protestó su amigo- Aunque no quieras contarme tu pasado. Sé que hay mucho allí para sacar.
Yoongi no respondió y tomó otro sorbo de su bebida caliente y asquerosa como su vida.
-¿Realmente quieres pudrirte en estas cuatro paredes llenas de humedad? Vamos Yoon.. eres más que esto.
El alfa se rió, burlándose de las palabras de su amigo- Soy esto, siempre fui esto y así me voy a morir.
Joon puso los ojos en blanco y se levantó del Sillón- Debo volver a casa con mi familia- dijo- Pero te espero mañana en casa para cenar ¿Recuerdas?
Yoongi no se giro y simplemente levantó su lata en forma de despedida.
-Piénsalo ¿Si? Se que hay muchas ideas en esa cabecita... No me hagas sacártelas a la fuerza- Sentenció cerrando la puerta del apartamento.
El cuarto quedó en completo silencio y penumbras, ni siquiera tuvo las ganas de encender las luces. ¿Para qué? ¿Para ver el miserable rostro de un fracasado que tenía miedo de luchar por sus sueños?. Prefería hundirse en la oscuridad hasta que se olvidaran de él.
Pensó en hoseok una última vez antes de dormir y no se sintió merecedor de ni siquiera tenerlo en sus sueños. Una persona como él jamás estaría con un alfa como él. Lo mejor era no verlo nunca más.
Pero eso no era lo que el destino tenía preparado para él.
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Yoongi se quitó el sudor de la frente luego de un arduo día reparando coches. Por suerte, había terminado de cambiar la puerta de la 4x4 de los estúpidos perros. Cuanto antes se los sacara de encima, mejor.
Al rato, los escuchó llegar al taller. Ruidosos y olorosos como siempre. Estuvo a punto de salir a recibirlos, cuando los escuchó conversar. Una charla sin sentido de jóvenes hormonales, de no ser porque nombraron a Hoseok. A su Hoseok.
-Que bien que salimos un rato de la casa... el olor a esa ardilla es insoportable. No veo la hora de que tenga a los cachorros.
-¿De que hablas? Huele mejor que nunca. Si no fuera el omega del jefe ya lo hubiera montado.
-Mmm si, concuerdo con él. Verlo embarazado y apenas pudiendo moverse me calienta aún más. Hasta me hace salivar. Lo agarraría contra la pared si el jefe no estuviera siempre rondando.
-¿Crees que le entren dos pollas a la vez?
-Yo creo que si... se hace el inocente siempre con esa carita de estúpido. Pero en realidad es una zorra. De seguro se muere por tener todas nuestras pollas dentro de su culo a la vez.
-¿Y en la boca? Sus mejillas están hechas para guardar muchas nueces, de seguro también para tragarse varias pollas de una sola vez...
los alfas rieron con fuerza. Pero las risas fueron apagadas de golpe cuando el puño de Yoongi golpeó en el rostro a uno de ellos, mandándolo a volar contra la camioneta.
-¿Que mierda?- gritó otro de ellos.
-Gato mugroso. ¿Que mierda te pasa?
-Vuelvan a hablar así de Hoseok y van a terminar todos muertos. - Yoongi mostró sus dientes filosos y su cola ahora peluda por la ira se alzó detrás de él.
Esos perros sucios debían lavarse sus hocicos antes de hablar así del hermoso omega.
-¡Ja! ¿Quien te crees que eres? ¿El justiciero de omegas?
-De seguro tú también quieres metérsela... No eres distinto a nosotros.
-¡No hablen así de él!- Gritó abalanzándose contra otro de ellos.
Pero si bien al primero lo había tomado desprevenido. Ahora eran tres alfas furiosos contra él solo y rápidamente lo dejaron en el suelo. Una lluvia de patadas golpearon su pálido cuerpo hasta que se cansaron de jugar con él.
-No vamos a pagarte el maldito arreglo, sucio gato. Que te sirva de lección.- El alfa escupió en el rostro de Yoongi. Los tres se fueron en las dos 4x4 dejándolo mal herido en el frío suelo de su taller.
Chapter 5: La familia Kim
Summary:
Joon es un buen amigo
Chapter Text
-Nunca vienes a visitarnos, y cuando lo haces vienes hecho un desastre.
-Cariño- Dijo Namjoon suavemente- Lo golpearon, no seas tan brusco.
-Estoy seguro de que él solito se metió en problemas- Seokjin presionó un pedazo de algodón contra la mejilla herida de Yoongi con más fuerza de la necesaria.
-Ashhh- siseó el alfa por el ardor.
-No te quejes- gruñó el omega, colocando una venda sobre la herida. -Listo, es la última.
-Gracias cariño, eres el mejor- Namjoon besó en la mejilla a su híbrido omega de hamster y finalmente aflojó el ceño fruncido.
-¿Nos vas a decir que fue esta vez? O te lo tengo que sacar a patadas.
-¿Enserio eres un omega?- Gruñó Yoongi.
-Hyung...- le advirtió el híbrido de lobo- ¿Volviste a meterte en...?
-No.- sentenció Yoongi, sosteniéndose con dolor su estómago lleno de moretones- No volvi a eso...
-¿Entonces?- Jin se cruzó de brazos-
El híbrido de gato suspiró derrotado, no podía mentirle a sus amigos, eran la única familia que tenía después de todo. Debía agradecer que aún soportaban su carácter ermitaño y malhumorado- Tuve una pelea.
-Eso ya podemos verlo- exclamó Jin poniendo los ojos en blanco.
-Con unos híbridos de perro.- Terminó.
-Lo sabía- exclamó Jin con molestia- Le habías prometido a Joon que no te meterías más con esa gente.
-No es lo que crees...
-¿Que no es? Tu cuerpo parece una obra de arte abstracto en estos momentos...
-Jinnie...- dijo Namjoon suavemente, masajeando los hombros de su esposo- ¿Por qué no dejamos que nos explique que sucedió y luego le das una reprimenda como a tí te gusta?
Seokjin se sentó con molestia en una banqueta cediendo a las suaves súplicas de su marido- Bien, cuentanos que paso.
-Hoseok.
-¿Eh?
-Así se llama...
-¿Quien? ¿De qué está hablando?- Jin miró a su alfa en búsqueda de respuestas, pero él estaba igual de confundido.
-¿Quien es Hoseok, hyung?
-Es una larga historia...
-Tenemos toda la noche.
Yoongi le contó a su pareja amiga como había conocido a Hoseok, su primer encuentro, el incidente de las bellotas, el pan de pescado y la pelea que lo dejó inconsciente por horas en el taller mecánico. Luego de eso se despertó en la oscuridad de la noche, completamente entumecido y sin rastros de los caninos por ninguna parte. Como pudo se arrastró hasta la casa de sus amigos y Jin se encargó de curar todas sus heridas por más de una hora.
-Entonces estás enamorado- sentenció Jin.
-Yo no dije eso.
-Pero lo pensaste. Vamos Yoongi nunca antes te escuché hablar de un omega. Nunca hablas de tus conquistas. ¿Él es diferente no?
Yoongi desvió la mirada y mordió su labio, no había querido pensar mucho en lo que realmente sentía por Hoseok. Las palabras de esos perros mugrosos lo habían enceguecido de la ira y cuando se quiso dar cuenta los estaba enfrentando, algo suicida de su parte debía admitir.
El alfa quería creer que hubiese hecho lo mismo por cualquier otra persona, pero sabía que no era así.
-Lo es... no sé como explicarlo, pero desde que lo vi algo se activó dentro de mi y no puedo controlarlo.
-Sentí lo mismo la primera vez que vi a Jinnie- dijo Nam orgulloso.
-Ustedes dos son el uno para el otro- protestó Yoongi- Pero yo solo soy un gato flaco y miserable. Él es una ardilla hermosa que no merece estar con alguien como yo.
-¿Y si merece estar con ese idiota?- protestó Jin con las mejillas enrojecidas- Por lo que me cuentas es un perfecto idiota y no veo porque...
-Está embarazado de sus cachorros...
Los tres adultos quedaron en silencio sin saber que decir ante el pequeño detalle que Yoongi había obviado en su historia. La tensión de la sala se rompió por unos pequeños pasos que se acercaron hacia ellos.
-¡Tío Yoon!- gritó un Hibrido de lobo que saltó directamente hacia el alfa.
Yoongi agarró en brazos a Jimin, el hijo mayor de la pareja- Hola pequeño Chim Chim- dijo sonriente, tragándose el dolor de su cuerpo maltratado- Woww, has crecido ¿Que te dan de comer en casa?- Bromeó.
-¡Tío choon!- gritó otro niño más pequeño que no pudo saltar sobre su tío y se aferró a su pierna. Yoongi se hubiese caído de bruces al suelo de no ser porque estaba sentado.
-Hola Tata- sonrió el alfa, alzando con su mano libre al otro niño sobre su regazo.
-Choon- repitió y sonrió de forma cuadrada el hibrido de lobo. A diferencia de su hermano, sus orejas eran marrones como el color de su padre Jin. En cambio, Jimin tenía sus orejas más grandes y grises como su padre Nam.- ¿Que te pasó en la cala?- balbuceó el pequeño de tres años.
-¿Tuviste una pelea tío?- preguntó Jimin de 6 años con los ojos brillando de la emoción- ¿Ganaste?
-Nada de peleas- exclamó Jin- El tío se cayó.
-¡Tío tonto!- rió Tae pataleando divertido.
Jin observó con preocupación a su esposo. No tuvieron que decir nada en voz alta para entender que ambos estaban preocupados por su amigo. Ellos sabían que meterse con una peligrosa pandilla de perros era una muy mala idea, y más todavía estar enamorado del omega del líder que encima estaba embarazado. Jin suspiró derrotado, sabiendo que no podían hablar de eso con los niños despiertos- Voy a preparar la cena.
-Yo te ayudo cariño.
-No Joon, te quiero lejos de la cocina.
Joon obedeció a su esposo y se sentó al lado de su amigo, observando como escuchaba con atención las habladurías de los dos niños- Buenos muchachotes, ¿Por qué no ayudan a papá con la cena? Les prometo que después les compro helado.
-¡yAYY!- Gritaron con euforia y se bajaron de un salto del regazo de Yoongi. Nam los vio irse corriendo hacia la cocina y luego se giró hacia su amigo.
-Hyung...
-Ya lo se Nam, fue una locura.
-Ellos casi te matan- gruñó cerrando los puños con fuerza.- Son muy peligrosos y sabes que siempre andan en manada.
-No voy a hacer nada Nam. Solo fue un impulso, nada más. No creo volver a verlos.
Esas palabras hicieron llorar a su alfa interno, que aún tenía esperanzas en que ese omega fuera suyo-
-Sabes Yoongi... creo que esta fue una señal para que dejes ese mugrero de taller y hagas algo con tu jodida vida. - Dijo seriamente- Le hice escuchar a mi jefe el demo y ¿Sabes que? Le gustó. Creo que me va a ascender a productor...
-Bien por tí.
-No entiendes... sé que tienes un gran talento, eres mejor que yo. ¿Por qué no vienes a trabajar conmigo? Deberías desempolvar esos viejos temas y...
-Ya te lo dije mil veces Nam- suspiró pesadamente- Eso fue cosa del pasado.
-¿A qué le tienes miedo?
-A nada- exclamó con amargura- No te preocupes por mí, tú tienes a tu familia y es bueno que asciendas.
-Tu eres parte de esta familia y quiero verte bien, Jin también lo piensa aunque se enoje mucho.
Yoongi bajó la mirada hacia el suelo, incapaz de enfrentar a su amigo.
-No voy a insistirte más. Pero creo que deberías volver a la música, te va a hacer bien, amigo. Sabes que las puertas de la productora siempre van a estar abiertas para tí. Tan solo piensalo ¿Si?.
---
Hoseok se encontraba preparando la cena para todo un batallón. Desde que se habían mudado a la nueva casa le habían asignado preparar la comida para toda la manada. Le llevaba horas, casi toda la tarde hacer una comida variada y bien nutritiva.
El omega gimió de cansancio, sentía sus pies hinchados y adoloridos por estar tanto tiempo parado con el peso extra de su panza. Pero no podía sentarse a descansar, faltaba poco para que bajara el sol y que su esposo volviera a casa, a él no le gustaba esperar para cenar, siempre comía rápido y luego volvía a irse para sus trabajos nocturnos que prefería no saber.
De repente, escuchó risas estruendosas entrar a la casa. Su cola se erizó, odiaba estar solo sin su esposo mientras los demás alfas rondaban por la casa. Siempre lo miraban desde lejos de forma inquietante, Hoseok habría jurado que sus miradas estaban cargadas de lujuria.
-¡Que golpe le diste!
-Pero mira este...-dijo otro
-Maldito gato callejero- Gruñó otro- casi me saca la mandíbula de lugar.
Los alfas jóvenes entraron a la cocina y tomaron cervezas de la heladera, sin darse cuenta de que el omega estaba allí. Hasta que uno de ellos lo vio- Hola ardillita. ¿Falta mucho para la cena?
-N-No... - dijo con la voz temblorosa.
-¿Por qué no se lo muestras?- exclamó uno de los jóvenes.
-No lo sé...- Dudó.
-Oh vamos, es divertido.
Los alfas alentaron al que tenía el celular y finalmente cedió- Está bien.
Hoseok retrocedió asustado al ver al alfa adolescente que medía casi dos metros acercarse a él más de lo debido. - Tranquila ardillita no voy a comerte- Se burló- Solo quiero que veas esto.
Sin que el omega tuviera tiempo de negarse, el alfa le puso la pantalla del móvil en la cara.
Su estómago se revolvió y sus rodillas amenazaron con doblarse cuando vio a Min Yoongi tirado en el suelo escupiendo sangre de su boca luego de que el alfa adolescente le diera una patada en el labio. Luego, otro de ellos pateó su estómago y una lluvia de patadas lo terminó por dejar inconciente.- Dios mio...- Hoseok se cubrió la boca y sintió ganas de vomitar ahí mismo- ¿L-lo mataron?- preguntó con los labios temblorosos.
-¿Que sucede? ¿te preocupa tu amante?
Chapter 6: Eres un buen alfa
Summary:
Yoongi encuentra a una ardillita bajo la lluvia
Chapter Text
Hoseok no se consideraba una persona valiente y que rompiera las reglas. Pero luego de ver ese horrible video, una pequeña llama se encendió en su corazón y corrió hacia la salida, sin pensar en que estaba saliendo a la calle, de noche y con lluvia, sin un alfa que lo vigilara.
-¡¿Qué haces ardilla?!- gritó uno de los alfas. Pero sus palabras se perdieron a lo lejos.
Cuando Hoseok quiso darse cuenta, ya estaba muy lejos de lo que podría llamarse su hogar y solo podía pensar en Min Yoongi.
-Por favor, no estés muerto- sollozó llegando al taller mecánico gracias a su prodigiosa memoria de ardilla. Sin embargo, la persiana estaba baja y la lluvia golpeaba con fuerza el metal.
"¿Y si los perros ya habían enterrado su cuerpo?" Hoseok se apoyó en la persiana y se deslizó hasta el suelo, sin que le importara que la lluvia lo empapara más y más. No podía volver, no hasta saber que estaba con vida.
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Luego de la cena con la familia Kim, Yoongi volvió a su miserable monoambiente. Sin embargo, un extraño presentimiento lo invadió y decidió volver a salir a la calle, aunque estaba lloviendo a cántaros y como gato de manual, odiaba mojar su cola y sus orejas si no era necesario.
No recordaba en qué estado había quedado el taller luego de la paliza que había recibido, si su jefe encontraba manchas de sangre iba a tener que dar unas muy buenas explicaciones para que no lo despidiera.
El alfa caminó por las oscuras calles sin miedo a los peligros. Años viviendo en la calle lo habían hecho un hueso difícil de roer, aunque el gato pandillero e invencible había quedado muy en el pasado y los golpes estaban comenzando a pasar factura.
Estaba llegando al taller cuando de pronto divisó un pequeño bulto mojado frente a la persiana del negocio.
"Lo que me faltaba, tener que pelearme con un pordiosero" Pensó con fastidio. Pero mientras se acercaba más y más a la figura temblorosa, un olor suave a vainilla con tintes de angustia lo inundó de reconocimiento.
-¿Hoseok?- preguntó con inseguridad. Porque era imposible que el omega estuviera a esa hora de la noche solo y en la puerta de su local. Claramente los alfas caninos le habían dado un buen golpe en la cabeza y había terminado por perder la poca cordura que le quedaba.
Pero cuando esas pequeñas orejas se movieron en alerta y el rostro húmedo de gotas de lluvia y lágrimas lo miraron, supo que no estaba soñando.
-¡Yoongi!- Gritó el omega, levantándose del suelo y envolviendo el cuerpo del alfa con sus delgados brazos- P-Pensé que estabas muerto- Sollozó.
El alfa quería hacerle miles de preguntas, hasta quiso darle una reprimenda por ser tan imprudente, pero primero debía poner a salvo al omega. Así que sin decir nada lo tomó de su mano y lo jaló dentro del taller, que no estaba más cálido que la calle, pero por lo menos no estaba lloviendo.
Hoseok se dejó llevar y se quedó donde Yoongi lo había dejado mientras este buscaba la única toalla del baño- Mírate, estás completamente empapado- Dijo secando su cabello castaño y sus orejas con suma concentración- Te vas a enfermar y eso es malo para los cachorros- exclamó secando el rostro lagrimoso del omega.
-L-Lo siento- dijo avergonzado. Su gran cola cayó al igual que sus orejas y su olor se hizo aún más amargo, haciendo que el alfa quisiera golpearse por provocarle esto.
-No te disculpes, solo estoy preocupado- dijo suavemente- ¿Estás bien? ¿Por qué estabas allí afuera solo?- Yoongi trató de mantener la calma y obligar a su alfa a que también se controlara, porque su mente lo único que decía era que tenía que matar a la pareja de Hoseok por permitir que estuviera en esas condiciones.
-Y-Yo... no sé en qué estaba pensando...- Las mejillas del omega se tiñeron de rojo al darse cuenta de la locura que había cometido- S-Será mejor que vuelva a casa antes de que mi esposo se entere.
¿Se había escapado? ¿Por qué? ¿Y por qué había acudido a él? Su lado egoísta se sintió orgulloso de que fuera él y no otro alfa.
-L-Lo siento por molestarte, ya me voy-
Hoseok se giró hacia la salida, arrastrando su cola por el suelo y sosteniendo su barriga.
-Espera Hoseok...- exclamó tomándolo nuevamente de su mano. - Deja que te preste mi abrigo. Quítate esa remera y usa esto, está seco y además es talla grande...
Las mejillas del omega se pusieron aún más rojas si eso era posible.
-¡En el baño! ¡Puedes cambiarte en el baño!- Exclamó rápidamente y se quitó su buzo de un solo tirón- Ten...
Hoseok observo la prenda con emoción, que un alfa prestara su ropa, o sea su olor, a un omega no era poca cosa. Pero sacó rápidamente ese pensamiento de su mente, porque esta era una excepción, nada más. Él solo estaba siendo caballeroso.
-G-Gracias- respondió y desapareció dentro del baño.
Apenas el omega estuvo fuera de su mira, Yoongi finalmente pudo respirar. Si pasaba un segundo más en ese cuarto tan pequeño con el omega no sabía de lo que sería capaz. No es que le hiciera daño, se cortaría las manos antes de tocar al hermoso omega sin su consentimiento, pero su alfa interno le pedía, no, le exigía que lo tomara, que se lo quitara a ese idiota que no sabía cómo cuidar a su omega.
-L-Listo- dijo una voz suave y melodiosa.
Yoongi se giró hacia Hoseok y contempló al ser más hermoso de la faz de la tierra. El buzo cubría por completo su barriga abultada y le llegaba hasta las rodillas, sus manos habían desaparecido a la mitad de las mangas y lo más adorable de todo era su rostro regordete saliendo de la gruesa tela- T-Te queda bien...- dijo tratando de mantener la calma.
-Eres muy amable, pero sé que estoy hecho una pelota- dijo haciendo un puchero que lo hizo verse aún más apetecible.
-Eso no es cierto, eres hermoso.
Las palabras salieron antes de que pudiera procesarlas. Ambos se quedaron en silencio, sin saber que hacer o decir y Yoongi se sintió una mierda por ser un alfa idiota incomodando a un omega casado.
-Te acompaño hasta tu casa.- Sentenció hundiendo su instinto muy al fondo de su ser.
-No es ne...
-Insisto, no voy a dejarte volver solo.- Sentenció.
Yoongi tenía miedo de que el omega pensara que tenía doble intención, por lo que le envió olas de seguridad con su aroma, pero sin ser invasivo. Al parecer funcionó porque el aroma a vainilla ya no tenía aquel tinte amargo.
Caminaron todo el recorrido de vuelta hasta la manada de Hoseok en completo silencio. El omega guiando por delante con su buzo y su paraguas protegiéndolo de la lluvia mientras que Yoongi caminaba detrás, manteniendo una buena distancia, pero vigilando cada uno de sus pasos y los posibles peligros. Cuando llegaron a la esquina donde estaba su hogar, Yoongi estaba completamente empapado y con su playera pegada a su piel pálida, pero no podía importarle menos porque el omega y sus cachorros estaban secos.
-Aquí está bien.- dijo tímidamente y Yoongi no protestó. Acercarse más a la guarida de los caninos sería una sentencia de muerte y tampoco quería poner en problemas al omega.
-Tu sigue, te miro desde aquí- dijo desviando la mirada para que la despedida sea menos dolorosa. Lo que menos esperaba era que Hoseok cerraba la distancia entre ambos con un tierno beso en la mejilla que lo dejó en shock.
-Gracias Min Yoongi, eres un buen alfa y me alegro de que estés vivo.
Yoongi nunca agradeció tanto recibir una paliza.
Chapter 7: Eres patético
Summary:
Los recuerdos de su doloroso pasado abruman a Hoseok
Chapter Text
Hoseok se apresuró a entrar a la casa, sin tener el valor de voltear hacia Yoongi, no luego de haberlo besado en la mejilla.
"Estas loco" Se decía a sí mismo una y otra vez, aunque también se sintió algo pícaro y eso lo hizo reír.
-¿Qué es tan gracioso ardilla gorda?
Hoseok se congeló en su lugar al toparse con dos de los alfas más jóvenes de la manada. No esperaba cruzarse con ninguno, a esa hora solían estar con su esposo fuera de la casa.
-¿Qué fuiste a hacer en la calle pequeña zorra? ¿Recordando viejos tiempos?- Se burló uno de ellos.
-S-Solo necesitaba un poco de aire- dijo desviándose hacia su cuarto.
-¿A dónde vas ardilla tonta?- El alfa lo tomó del brazo con fuerza.
-¡Me lastimas!- Exclamó sintiendo que el toque lo quemaba.
-Cálmate, no te olvides que es el omega del jefe- exclamó el otro alfa que parecía ser el más sensato de los dos.
El alfa gruñó y lo soltó del agarre- No por mucho- dijo divertido- Cuando se aburra de ti y consiga un omega mejor, yo puedo consolarte, ardillita- dijo guiñándole el ojo.
Hoseok retrocedió asustado- É-Él no haría eso... yo soy su omega.- exclamó con el rostro rojo de la ira.
Do-hwan no haría algo así. Él era su esposo y padre de sus cachorros, su lazo era para siempre. ¿No es cierto?
Hoseok corrió hacia su cuarto sin querer escuchar más nada. Era el omega del jefe y aún así nadie lo trataba como tal. Solo cuando su esposo estaba cerca, pero cuando daba la espalda, las caras lascivas o llenas de desprecio no se hacían esperar.
Rápidamente cerró la puerta y se quitó el buzo del alfa gatuno. Si su esposo lo veía usando una prenda con el aroma a otro alfa no sabía de lo que sería capaz, por lo que escondió la tela debajo de toda su ropa, no sin antes sentir una vez más el embriagante aroma de ese hombre.
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Desde que había quedado embarazado su lado omega se había vuelto más sensible y también más incontrolable. Toda su vida había tratado de ocultar ese lado que solo avergonzaba a todos los que lo rodeaban, pero con las hormonas a tope, era imposible. El problema era que dolía, dolía mucho en alma y cuerpo.
No tener un hogar donde asentarse y hacer un nido hacía llorar a su omega y a su cachorro, necesitaba la seguridad de un nido, la seguridad de un alfa.
-A-Alfa- sollozó acurrucándose en su frío colchón. Intentó sin éxito hacer un nido con las frazadas y algunas prendas suyas, pero no era lo mismo. Intentó conciliar el sueño, pero no pudo.
Su omega gimió de tristeza, hasta que su alfa volvió de su trabajo nocturno, acompañado con los primeros rayos del sol, porque cada vez volvía más tarde. –A-Alfa- Sollozó nuevamente tratando de llamar su atención.
Su alfa lo miró con fastidio desde el borde de la cama. Estaba hecho un desastre, con la ropa roída y desaliñada, la piel sudorosa y manchas de sangre, algunas suyas, otras de quien sabe quién.
-¿Qué quieres?- exclamó agotado- ¿Quieres esto?- dijo quitándose su playera roída e inservible.
Hoseok extendió sus pequeños brazos hacia la playera, suplicando tener algo de su alfa para que pareciera más un nido. No importaba que estuviera sucio y que oliera también a otros alfas, era su única opción. Aunque su omega interior no podía entender por qué su alfa permitía que su omega se impregnara con el aroma de otros alfas.
-Pues tenlo...-dijo arrojando la prenda a su triste nido.
Hoseok abrazó la prenda y hundió su nariz respingada tratando de calmar a su omega y a su cachorro. Arrastró el rostro en la tela y se acurrucó en posición fetal, escondiendo su gran vientre entre las sábanas, deseando que su alfa se uniera a él y lo abrazara de forma protectora. En cambio, recibió un golpe de realidad- Eres patético. -exclamó antes de salir del cuarto.
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"Eres patético" Hoseok había escuchado esa frase incontables veces durante toda su vida.
Lo cierto era que no siempre estuvo todo mal. Hubo un tiempo en que había sido amado. Claro, antes de presentarse como un hombre omega.
Hoseok nació en el seno de una prestigiosa familia de ardillas de un pequeño pueblo llamado Bosque Bellota. Un lugar hermoso, siempre soleado, con miles de árboles que trepar y una gran variedad de cultivos.
La comunidad era principalmente de híbridos de ardillas, esto gracias a que se respetaba la tradición de no mezclar las especies.
Desde que Hoseok tenía memoria, sus padres habían acordado que se casaría con la hija de los médicos del pueblo. Al ser hijo mayor, era su deber y así lo había aceptado. Sus padres alardeaban de su primogénito alfa, el que traería abundancia a la familia y descendencia.
Hasta que entró en la pubertad y su cuerpo no cambió. Seguía siendo prácticamente un enano de huesos débiles, mejillas regordetas al igual que sus caderas y su estómago, y comenzó a temer.
"Eres patético" Le decían los chicos y chicas de su edad.
Sus padres estaban completamente negados, creyendo que cuando se presentara como alfa, se estiraría esos centímetros que le faltaban y bajaría de peso. Hoseok rezó y rezó a todos los dioses existentes que lo hicieran un alfa de manual. No porque él deseara serlo o porque deseara a la hija omega de la familia amiga, sino porque temía su destino siendo un omega macho.
Al parecer no rezó lo suficiente, porque una noche fría de invierno comenzó a subir el calor en su cuerpo y las ropas comenzaron a molestarle, quedando solo en ropa interior (Para conservar algo de su decencia), sudando a mares, con los ojos llorosos y una súplica ahogada. Su madre lo encontró en su cama húmeda por su esencia a vainilla tan empalagosa que no se podía respirar.
-No le digas a papá- suplicó entre sollozos, escondiendo su parte húmeda de los ojos llenos de decepción de su madre.- P-Por favor...
Pero su madre no hacía nada sin la autorización de su esposo y corrió a despertarlo.
-¿Qué sucede?- preguntó el viejo alfa. Pero cuando ingresó al cuarto de su hijo mayor, el hedor a omega en su primer celo le respondió.
Hoseok lo miró avergonzado, con los ojos llenos de lágrimas y ocultando su frágil y febril cuerpo con su cola esponjosa. Suplicando en silencio que su padre le tuviera compasión. Sin embargo, a partir de ese momento, nunca más lo miraría a los ojos ni le dirigiría la palabra. En cambio, miró a su esposa con decepción, quizás pensando que era su culpa que su primogénito fuera un omega macho, y le ordenó: -Enciérralo hasta que se le pase. Nadie puede enterarse de esto.
- ¡No! ¡Esperen! - Gritó Hoseok en vano. La puerta se cerró desde fuera con cerrojo y aunque golpeó y rasguño hasta dejar sus dedos ensangrentados, nadie respondió a las súplicas de un omega que necesitaba ser atendido.
Fue la peor semana de su vida. Pasando un ensueño febril que lo noqueaba cada cierto tiempo, despertándose de golpe por el insoportable dolor de su omega solitario, hasta volver a desmayarse, luego de que sus dedos finos y pequeños no fueran suficientes para saciar su necesidad. Aunque se masturbó una y otra vez, el dolor jamás se fue.
Los días pasaron y poco a poco el calor comenzó a disminuir, pero su cuerpo no se sintió mejor. No había comido en días, solo había bebido agua del grifo de su baño cuando conseguía tener algo de conciencia. Si no hubiese tenido esa canilla a mano, Hoseok pensó que probablemente hubiese muerto en ese cuarto.
"Quizás hubiese sido lo mejor para mí" Pensó meses después, cuando se dio cuenta de que lo peor ni siquiera había sucedido.
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Luego de presentarse como un omega macho, todo se hizo más difícil. Su padre le pasaba de largo, como si fuera el leproso del pueblo. Su madre lo miraba con lástima, pero no se atrevía a dirigirle la palabra. Solo le dejaba un plato de comida diaria para que pudiera sobrevivir. Luego estaba su hermana menor Jiwoo que parecía querer hablarle, pero su padre se lo había prohibido. Además, ella había tomado su lugar y era ahora la esperanza de la familia. Y aunque a Hoseok le dolía no recibir más la atención y el amor de sus padres, agradecía que su hermana no tuviera el mismo destino que él.
A leguas se podía ver que ella iba a convertirse en una alfa. Era mucho más alta que él, con el cuerpo más atlético, la mirada más intimidante y una valentía que él jamás había tenido. A los pocos meses se presentó como alfa y Hoseok dejó de existir para su familia y el pueblo. Pero fue un alivio, su padre ya no estaba molesto con él, todo se había solucionado gracias a Jiwoo.
Hoseok ya se había resignado a vivir en las sombras de su familia y beber brebajes herbales para disminuir su olor y sus celos. Hasta que, un día recolectando bellotas en un claro, un híbrido de zorro beta lo vio.
-Su hijo es el omega más hermoso que he visto jamás- exclamó el hombre cuando se presentó en casa de sus padres.
Su padre enarcó una ceja con incredulidad. Pero se mantuvo en silencio y escuchó lo que el forastero que vestía ropas finas tenía para decir.
-Creo que tendrá un gran futuro en mi empresa, el dinero le lloverá. No debería desperdiciar su belleza y juventud en este pueblo desconocido. Sin ofender.
-Honestamente buen hombre, no creo que mi hijo valga algo.
Hoseok bajó la mirada y no dijo nada. Su padre tenía razón, solo era un omega enano y gordo sin gracia.
-Ya veo...- exclamó el hombre anotando en un papel una suma de dinero con varios ceros- ¿Qué le parece este monto?
Los ojos de sus padres se salieron de sus órbitas- ¿P-Por Hoseok?
El joven omega jamás creyó que su padre volvería a decir su nombre.
-Sí, tómelo como un dote ¿Qué le parece?
-Señor...- dijo su padre extendiendo su mano hacia el sujeto desconocido- Es un placer hacer negocios como usted.
El hombre estrechó su mano y sonrió de una forma que inquietó a la ardilla menor. Estuvo a punto de protestar y negarse a colaborar con ese hombre que le daba mala espina. Además, al ser un beta, no podía oler sus verdaderas intenciones. Pero cuando miró a su padre para decir que no, lo encontró mirándolo con una gran sonrisa y supo que no podía rechazar la oferta, porque no quería decepcionarlo una vez más.
Fue así que tomó una pequeña bolsa de tela con sus pocas pertenencias, algunas bellotas para el camino, las hiervas para su celo y viajó con el zorro hacia la gran ciudad de Seúl.
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Hoseok se despertó de golpe y gimiendo, otra vez había soñado con su tiempo en casa de sus padres, que había quedado muy lejano, como un recuerdo del que a veces dudaba que fuera verdad y no solo un producto de su mente dañada.
A veces, pensaba con nostalgia en sus padres y como no había valorado su vida en el campo. El zorro que lo había comprado había arruinado su vida, y aún seguiría en ese infierno de no ser porque su esposo lo había salvado.
Do-Hwan era su héroe, le debía su vida y más, por eso, cuando su mente pensó en el aroma a café y mandarinas de aquel alfa felino, no pudo evitar sentirse el omega más desagradecido del mundo. Aun así, dejó que su cerebro se embriagara de aquel olor que le traía calma. Pero no fue suficiente, necesitaba más. Y en ese momento recordó el buzo que Min Yoongi le había prestado. Desesperado, corrió a su armario y tomó la prenda que había ocultado muy en el fondo, llevándola consigo a su intento de nido. La apretó contra su pecho y respiró el aroma a sudor fuerte pero relajante.
Era perfecto, ahora sí podía sentirse seguro en su nido. Antes de que se diera cuenta, quedó profundamente dormido. Hoseok no quería aceptar que su omega interior y su cachorro no nato estaban, poco a poco, proclamando a ese mecánico como el alfa de sus vidas.
Chapter 8: Ardilla inútil
Summary:
Hoseok descubre algo bueno, o quizás no tan bueno.
Notes:
Gracias por los comentarios!! Estoy disfrutando mucho escribir esto <3 Hobi ardilla es mi pasión jajaj. Espero disfruten este capítulo un poco más larguito.
PD: La canción que se nombra en el cap es "Life goes on" de Agust D
Chapter Text
Yoongi mantuvo viva la sensación que su corazón sintió cuando ese hermoso omega besó su mejilla. Entró a su casa completamente mojado, dejando un rastro de lluvia en sus pisadas. Sin siquiera secarse o quitarse las prendas frías, tomó su vieja laptop y abrió un archivo de escritura que no había sido capaz de mirar en mucho tiempo.
Allí estaban algunas estrofas al aire, un remolino de sentimientos de enojo y soledad de un Yoongi mucho más joven y resentido, pero también lleno de esperanza de hacerse un lugar en la industria musical. Luego de darse de lleno la cabeza contra el muro de la “Realidad” aquel boceto quedó en el olvido, aunque Joon había insistido en que tenía potencial si tan solo lo pulía. Pero Yoongi siempre había sido un cabeza dura y temiendo el fracaso, aunque jamás lo admitiría en voz alta, ni siquiera lo intentó.
Luego de releer aquellas palabras con cierta aprehensión, Yoongi dejó que sus dedos largos y delgados se dejaran llevar por los sentimientos que aquella ardilla le había sacado desde lo más profundo de su ser y que pensó olvidados.
Escribió y escribió sin parar durante horas, con los dedos entumecidos y la ropa húmeda pegada a su delgado cuerpo, hasta que lo tuvo.
Con el corazón ardiendo con fuerza en su pecho, llamó a su único amigo, sin siquiera ver la hora. Necesitaba compartir su creación hecha desde el amor prohibido a ese omega.
-¿Yoongi?- Dijo una voz grave, ronca y somnolienta- ¿Qué sucede?
-Necesito que vengas a casa ahora mismo…
-¿Quién es? Son las 3 de la mañana Joon- murmuró la voz gruñona de Jin a lo lejos.
-Nadie cariño, sigue durmiendo- Murmuró suavemente. Luego se escucharon los pasos pesados del lobo como si se alejara del cuarto-Yoongi es tarde, Jin y los niños están durmiendo ¿es realmente urgente?
-Por favor- Suplicó temiendo que la inspiración desapareciera- Es importante, es sobre mi canción, la he terminado y necesito tu opinión amigo.
Cualquier otra persona le hubiese cortado la llamada al escuchar semejante excusa estúpida. Pero Joon sabía más que nadie lo importante que era la música para él, porque ambos compartían la misma pasión- Mejor nos vemos en el estudio. Te veo en 20.
-Bien.
Yoongi tomó su notebook y su vieja y desafinada guitarra, que había quedado olvidada en una esquina juntando polvo- Lo siento nena, he estado distraído- Le dijo a su preciado instrumento y la colgó sobre su hombro. Esa simple acción lo llenó de nostalgia y por un momento recordó lo que se sentía ser joven y estar lleno de ilusiones.
---
Namjoon escuchó en silencio y con suma atención como su mejor amigo cantaba su letra mejorada mientras la acompañaba con su guitarra en un ritmo melodioso y cargado de angustia.
“Dijimos que entre nosotros
Nada se interpondría
Sigo teniendo miedo
De que nos alejemos para siempre
Tomaré prestada esta música y te la entregaré”
-Bueno… sería algo así- Dijo el híbrido de gato dejando la guitarra a un lado- Hay que hacerle muchos retoques, pero es eso básicamente…
Namjoon se mantuvo en silencio por casi un minuto, como si se estuviera embebiendo de esa nueva música. Yoongi estuvo a punto de perder los estribos, borrar el tema de su computadora y decidir que era una mierda, hasta que finalmente el lobo habló- ¿Es por esa ardilla?
-Hoseok- Lo corrigió sin titubeos.
-Hoseok… ¿Esto es por él?
-Él me inspiró- dijo desviando la mirada mientras sus mejillas pálidas se teñían de un suave rosa.
-Es hermoso Yoongi, más hermoso que cualquier cosa que hayas escrito antes. Me alegro que me hayas despertado- sonrió con sus hoyuelos.
-¿Tu crees?
Joon asintió seriamente. No era broma, era un buen tema. Si, había que hacerle retoques, pero podía sentir las emociones de su amigo en cada estrofa, en cada rasgueo de la guitarra y podía apostar todo a que tenía potencial.
-Deberíamos presentarle un demo a mi jefe, estoy seguro de que le va a encantar.
Yoongi frunció el ceño y tomó su instrumento junto a su notebook- No tenía pensado mostrárselo a nadie más.
-Yoongi- suspiró exasperado- Sabes bien que la música es para compartirla con el mundo, no tiene caso que la guardes con recelo solo para ti.
-Es algo especial…-
-Lo sé…- dijo sonriendo con cariño- Por eso creo que deberías mostrarle al mundo lo que un Yoongi enamorado.
-Yo no…- El gato cerró la boca ante la mirada cómplice de su amigo- No creo estarlo.
-Sea lo que sea… esa ardilla está haciendo estragos contigo, amigo.- Dijo preocupado- Me alegro que por lo menos puedas ponerlo en palabras, no me gusta verte encerrado en ese pequeño departamento, a Jin tampoco.
Los cachorros también te extrañan.
-Lo sé… Lo siento…
-Está bien Yoon, es un gran paso.- Joon miró la hora del reloj que estaba sobre la consola- Supongo que ya no tiene sentido volver a casa- Rió divertido- ¿Te parece si la grabamos? Prometo no mostrarla hasta que tú me digas, pero podríamos hacerle algunos arreglos ahora mismo.
Yoongi dudó por un segundo. Estar en el estudio le daba claustrofobia, como si no pudiera escapar de su miedo al fracaso. Pero ¿Qué más daba? Solo eran él y Joon, nadie más iba a juzgarlo.
-Está bien- finalmente cedió, tomando la guitarra entre sus piernas.
-Me alegro tenerte de vuelta Yoongi.
-
-¿Dónde está Hoseok?- gruñó con molestia Do-Hwan. Recién había llegado a casa luego de una noche agotadora resolviendo un complicado asunto con la pandilla del este y lo mínimo que esperaba era llegar y tener un gran trozo de carne delante suyo. No había olor a comida asándose ni tampoco había rastros de su omega por ningún lado.
-Está en su cuarto señor, no se ha levantado. Todos estamos hambrientos.
Do-Hwan gruñó y subió hecho una furia hacia su cuarto.
“Esa maldita ardilla. Es lo menos que puede hacer por la manada por todas las comodidades gratuitas que tiene”
El alfa irrumpió en el cuarto con fuerza, haciendo sobresaltar a su omega que se hundió más entre las sábanas.
-Omega…- gruñó utilizando su voz dominante- ¿Qué haces holgazaneando? Tengo hambre…
Hoseok gimió y se hundió más en las sábanas. Realmente quería levantarse y agasajar a su alfa, pero su cuerpo se lo impedía. Se sentía débil, sus extremidades eran como gelatinas y sus cachorros no habían dejado de moverse. -N-No me siento bien…- apenas pudo decir en un hilo de voz.
-¿Es cierto?- preguntó con una ceja enarcada- ¿No es uno de tus trucos?
Hoseok negó con la cabeza y cerró sus ojos llorosos. Escuchó a su esposo suspirar con pesadez y cuando quiso darse cuenta, el alfa lo tomó entre sus brazos como un saco de papas. Sintió nauseas, no solo por el sacudón, sino también por el hedor de su ropa, una mezcla de alfas y especies que lo noquearon.
Cuando volvió a abrir los ojos y recuperó algo de conciencia estaban entrando a la sala de maternidad de un hospital bastante cuestionable. Pero para Hoseok era un privilegio. Desde que había quedado embarazado no había pisado una clínica, porque su manada trataba de pasar lo más desapercibida posible. Además, por su naturaleza salvaje, ellos no necesitaban cuidados específicos en el embarazado más allá de lo que una matriarca podría proporcionarles. Pero Hoseok no era un perro, era una ardilla delicada con una anatomía muy diferente a la de un canino, que tenía miedo, mucho miedo porque era un omega primerizo alejado de su especie y los consejos de su madre omega.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar a su madre. Extrañó su delicadeza, extrañó sus comidas caseras y nutritivas, extrañó sus consejos sabios y por sobre todo extrañó sus abrazos peludos. Claro, todo esto antes de presentarse como omega.
Lo pusieron sobre una camilla, levantaron su playera XXL y colocaron un frío líquido en su piel desnuda que lo hizo estremecer. El médico, un híbrido de perro, colocó un aparato sobre su piel y comenzó a revisar a sus cachorros. Los ojos avellana de Hoseok se llenaron de ilusión cuando el monitor mostró el interior de su vientre. Estaba a punto de conocer a sus hijos.
-¿Y doctor? ¿Cómo están mis cachorros?- Preguntó el alfa con impaciencia.
-Mmmm- murmuró el anciano, examinando las imágenes- Es solo uno.
-¿Uno?- exclamó su esposo y Hoseok sintió que se le cortaba el aliento.
-Si, solo uno. Felicidades, es un híbrido de perro.
Pero Do-hwan ya no estaba escuchando las palabras del médico. No escuchó cuando el médico dijo que era un varón. No escuchó cuando dijo que, al ser un híbrido de ardilla, apenas podía albergar a un cachorro de perro en su vientre sin sufrir complicaciones. Su cuerpo era muy pequeño por lo que su embarazo y su parto serían complicados. Tampoco escuchó cuando el médico le indicó que debía tener una dieta con menos carne y más frutos secos, porque si no su cuerpo no soportaría por mucho tiempo más a un cachorro tan grande que estaba absorbiendo todos sus nutrientes. Tampoco escuchó el sollozo de su omega, una mezcla entre emoción y miedo.
Do-Hwan se mantuvo quieto, mirando fijamente la pantalla donde claramente se veía un solo cachorro ajeno a lo que estaba sucediendo fuera. Hasta que sus ojos negros y penetrantes se movieron hasta su omega. Una expresión de decepción atravesó el corazón de Hoseok como una estaca.
“Esa mirada otra vez”
El omega bajo las orejas con tristeza. El hermoso momento había sido arruinado por su incompetencia, ni siquiera era capaz de complacer el deseo de su esposo de una manada numerosa- L-Lo siendo Do-Hwan…
-Levántate, nos vamos.
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El viaje de regreso a casa fue en silencio. Su esposo mantuvo la mirada hacia el frente, sin decir ni una sola palabra. Hoseok observó por el rabillo del ojo lo enojado que estaba, podía notarlo por cómo sus nudillos se habían puesto blancos por apretar con tanta fuerza el volante. Hoseok tragó saliva pesadamente y abrazó su vientre. La había cagado.
-¿Por qué me haces esto?- fue lo primero que dijo su esposo cuando entraron al cuarto-
-D-Do-Hwan y-yo… l-lo siento…
-¡Deja de temblar ardilla! El que debería estar llorando soy yo.- gritó con furia, haciendo temblar aún más a la ardilla. Su cola se encrespó y se colocó frente a su pequeño cuerpo, Hoseok la abrazó por instinto, como si protegiera a su cachorro de ese alfa- ¡Era lo único que tenías que hacer! ¡Te di todo! ¡Te di un techo donde dormir, protección, comida…! ¡Te salvé de ese lugar! ¿Y así me agradeces? ¿Con un miserable cachorro? Agradece que es un canino, si era ardilla yo te juro que…- El alfa se calló al ver la mirada de terror de su omega y las lágrimas amargas cayendo por su rostro- Da igual…- dijo dándole la espalda- Cuando tengas a ese cachorro lo vamos a volver a intentar, y espero que esta vez lo hagas bien, ardilla inútil-
Hoseok quiso decirle a su esposo que eso sería imposible. Luego de dar a luz a ese cachorro sería difícil quedar embarazado por segunda vez en un corto tiempo. Lo más probable era que pasara un año o dos antes de que su cuerpo estuviera listo para albergar a otro cachorro. Pero Hoseok cerró la boca y dejó que su esposo se fuera cerrando la puerta.
El omega se movió hacia su intento de nido y se hundió entre las telas, no se sentía tan débil como antes gracias a la inyección de vitaminas que le había dado el médico, pero el medicamento no podía curar el dolor de su corazón al haber decepcionado a su alfa. Hoseok se puso en posición fetal y se hizo lo más pequeño posible masajeando su gran vientre y haciendo círculos alrededor de su ombligo- No importa si tu padre no te quiere, yo te voy a amar el doble.-
Si de algo estaba seguro el omega era que no importaba si su cachorro era un canino, o un mutante de ambas especies a la vez o un monstruo, él iba a amarlo sea como sea, porque él había vivido en carne propia el rechazo y el odio de no solo su familia, sino de toda una comunidad, pero su niño no iba a pasar por lo mismo, él iba a ser amado.
Sin darse cuenta, sacó de dentro de la funda de su almohada el buzo de Yoongi que había escondido de su esposo y lo abrazó.
Su mente ingenua pensó que Yoongi jamás los rechazaría.
¿En que estaba pensando? Ese joven y soltero gato jamás querría a un omega ya usado como él. En la oscuridad del frío cuarto, Hoseok lloró desconsoladamente, sin que nadie lo consolara.
Chapter 9: Un mal presentimiento
Summary:
Yoongi se siente un alfa miserable y Jin se preocupa por su cuñado más de la cuenta.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¡Que los cumplas pequeño Jimin… que los cumplas feliz!- El pequeño lobito sopló con entusiasmo las seis velas de su torta de superhéroes y levantó los brazos con emoción ante los aplausos de todos los invitados (En su mayoría pequeños cachorros híbridos del jardín de infantes y sus padres omegas). Rápidamente sus padres y su hermanito pequeño lo abrazaron y besaron sus mejillas mientras el Yoongi, el encargado de las fotos, tomaba un hermoso retrato familiar.
Ver a crecer sanos y fuertes a los hijos de su amigo era algo que lo reconfortaba. Yoongi sabía que tan triste y desolado había sido el lobo solitario antes de ser padre. Esos pequeños habían llenado su vida de color y claro, también Jin quien, aunque a veces Yoongi no lo soportaba, sabía lo bien que le hacía a su amigo. Si Jin un día decidía irse, su amigo perdería el rumbo de su vida y probablemente moriría de tristeza.
-¿Una porción de torta?- preguntó Jin acercándole un gran pedazo a su cuñado, luego de verlo solo en una esquina de la fiesta. Porque si su esposo no se acercaba a hablar con su amigo, nadie más lo hacía. El aura oscura del gato asustaba a cualquiera. Pero Jin sabía que debajo de esa coraza que él mismo había construido alrededor suyo había un pobre gato que deseaba desesperadamente recibir algo de amor.
Yoongi como siempre, reacio a lo dulce, negó con la cabeza amablemente. Estuvo a punto de pegar media vuelta y excusarse con que tenía algo más importante que hacer en casa. Pero ¿A quién quería engañar? El cumpleaños de su sobrino mayor lo había sacado de su domingo de miseria. Así que, como nunca antes, entabló una charla con su cuñado- ¿Cómo has estado?
Por un segundo, el rostro de Seokjin se inundó de sorpresa. Nunca antes Yoongi había iniciado una conversación por decisión propia en todos estos años. Rápidamente recuperó la compostura para no insultar el honor del felino.- Con dos niños pequeños, toda mi vida es un alboroto.- dijo riendo divertido- No me malinterpretes, amo estar con los cachorros y verlos crecer, pero no puedo esperar en volver al hospital.
-Es entendible, yo aprecio mucho mi soledad.
-Demasiado ¿No crees?- Bromeó el mayor y ambos rieron- Cuando vuelva a la guardia seguramente necesite alguien que cuide a los niños. No es que Joon no pueda, pero también necesitaría a alguien que lo cuide a él- Bromeó- ¿Cómo te vez cuidando a tus sobrinos?
-No te pases de listo, Hyung.
-Era una broma.- Rio- Sabes que soy un comediante. ¿Quieres escuchar uno de mis chistes?- Pero el rostro consternado de su cuñado le decía que no.
-Hyung…- exclamó el gato suspirando pesadamente. Había algo rondando en su mente hacía tiempo.
-¿Qué pasa?- preguntó de una manera maternal.
-¿Cómo fueron tus embarazos?
-Oh… eso es… algo personal- dijo sorprendido, pero al ver que Yoongi le preguntaba en serio, cedió a su extraño interrogatorio.- De hecho bien, al ser un omega de contextura grande los cachorros de Joon no fueron un problema para mí cuerpo, además de que gradualmente me controlé en el hospital y yo mismo a veces- Dijo divertido- ¿Es por Hoseok que preguntas?- El rostro serio de Yoongi le hizo saber que así era- ¿Ocurre algo con él? Habías dicho que estaba embarazado ¿No?
-Si… yo no sé mucho de eso, pero he notado que se ve tan pequeño, como si…- Yoongi no sabía cómo exteriorizar sus preocupaciones por aquel omega. Casi no sabía nada de él, pero su alfa interno había encendido sus alarmas.
-¿Cómo si la panza le pesara? ¿Cómo si le estuviera quitando su energía?
-Si… algo así…
Seokjin vio en el rostro del gato una preocupación genuina por el omega de su extraña historia de amor telenovelesca. Era una locura, pero Yoongi estaba tan enroscado en eso que ni siquiera podía hacer una broma de aquello.
-Mira Yoongi… no puedo sacar una conclusión médica sobre su embarazo sin verlo. Pero teniendo en cuenta que es un híbrido de ardilla embarazado de un canino puedo imaginarme cuál es su situación.
-¿Cuál es?- preguntó desesperado.
-Las ardillas y los hámsteres somos parientes lejanos- dijo divagando en sus pensamientos- Cuando Joon y yo decidimos que estábamos listos para ser padres nos esperábamos una primera camada de por lo menos tres, pero la obstetra nos dijo desde el principio que eso sería imposible. Si bien mi cuerpo es grande, albergar un cachorro de lobo alfa puro no iba a ser fácil para mí, tuve que tomar muchas vitaminas y estar casi en completo reposo los primeros y los últimos meses, la cesárea tampoco fue sencilla. Todo salió bien, pero había posibilidades de complicaciones.
-¿Estás diciendo que a Hoseok le sucede lo mismo?
-No estoy seguro si los cachorros de perro son igual de grandes que los de lobo…- dijo meditando- Pero si dices que Hoseok es pequeño entonces probablemente ese sea el problema…
Yoongi se mordió el labio con fuerza, sus pensamientos apocalípticos comenzaron a abrumarlo olvidándose de que Seokjin aún estaba allí.- Yoongi… ¿A qué viene todo esto?- dijo suavemente- No sé qué ideas locas te habrá metido mi esposo en la mente, pero lo mejor va a ser que no te entrometas en su vida, Hoseok es un adulto…
-Siento que él no está a salvo- interrumpió bruscamente.
-Yoongi ¿Es tu alfa quien cree eso?- El gato no contestó- Escucha…- suspiró el omega- Cuidar a un omega no es sencillo. Si Hoseok tiene complicaciones probablemente no pueda valerse por sí solo ni ahora ni cuando dé a luz a su cachorro ¿Sabes lo costoso que es mantener a un cachorro de perro? Comen el doble, cagan el triple y ni hablar de las vitaminas para él y Hoseok, que probablemente necesite un arsenal para poder amamantar a esa criatura- Jin se frenó de golpe al darse cuenta de lo cruel que estaba siendo con su cuñado- Yoongi, no quiero ser el malo de la película, pero sea cual sea la historia que estas creando en tu mente, la realidad es muy distinta.
Yoongi lo hubiese mandado a la mierda, de no ser porque tenía toda la razón.
¿Cómo iba a poder mantener a un omega y a su cachorro con el mísero sueldo del taller mecánico que apenas le alcanzaba para subsistir el solo? Yoongi jamás había sido un alfa merecedor de un omega y Hoseok era mucho para alguien como él.
La hermosa ardilla merecía lo mejor de lo mejor, una casa grande, con un jardín amplio con árboles que trepar, las mejores comidas, la mejor ropa, y también todos los caprichos para su hijo. Las ilusiones de Yoongi se desinflaron como un globo en el aire.- Tienes razón…- sentenció.
-Lo siento Yoongi…- Dijo Jin mordiéndose la lengua. Joon siempre le repetía que no fuera tan brusco con su amigo, que si bien parecía un tipo duro que nada le afectaba, sus emociones siempre estaban pendiendo de un hilo y temía que algún día ese mismo hilo se cortara. Pero ¿Qué podía hacer? No quería que Min Yoongi se estrolara contra la pared cuando fuera demasiado tarde, prefería cortarle las ilusiones ahora y de raíz.
-No, está bien. - dijo sacando de su bolsillo un pequeño paquete envuelto por él mismo. Un juguetito de dinosaurio que había comprado en una feria de ofertas porque sabía que a Jimin le encantaban. Apenas podía comprarle un regalo a su sobrino ¿y pensaba mantener dos bocas más?-. Había olvidado el regalo de Chimchim ¿Se lo das de mi parte? Ya tengo que irme.
Jin no asistió en que se quedara, sabía que Yoongi quería estar solo y pensar en todo lo que estaba sucediendo con sus sentimientos- Está bien, se lo daré. Luego hablamos en la semana ¿Está bien?
Yoongi asintió con la cabeza y salió del hermoso hogar de los Kim llevándose consigo su nube tormentosa.
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Hoseok leyó la lista de recomendaciones que el médico le había entregado. Entre ellas le indicaba que hiciera una dieta prácticamente vegetariana y con grasas naturales (Bellotas, nueces, almendras y aceites de estas). Arrugó el papel entre sus manos. Su esposo jamás compraría esas cosas para él. En la manada se comía lo que se conseguía y normalmente era carne, ya que los caninos necesitaban mucha para engordar sus grandes cuerpos atléticos. Pero el pequeño cuerpecito de la ardilla no lo asimilaba de la misma forma y solo lo hacía adelgazar más y más.
Hoseok suspiró resignado y tomó de su armario la caja que el mecánico le había obsequiado para guardar sus bellotas que casi destruyen el coche de su esposo. Su instinto le decía que las escondiera por toda la casa, para poder subsistir ese invierno, pero corría el riesgo de una mudanza repentina y perder lo único que le quedaba de su antiguo hogar. Si, esas bellotas eran de los árboles de su pueblo, las había cosechado él mismo antes de ser comprado por aquel zorro mentiroso. Desde ese momento no había tenido el valor de comerlas, pero su cuerpo las pedía a gritos. – Tan solo una…- murmuró metiéndose una en la boca, pero rápidamente la escupió con asco.
Se habían echado a perder.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, lo único que quedaba de su pasado estaba podrido y ni siquiera podía ayudarle a calmar su antojo de embarazo. –Lo siento cachorro- murmuró contra su vientre y agradeció que su niño fuera un cachorro de perro, por lo menos él iba a poder adaptarse bien a la manada.
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Jin terminó de arropar a sus hijos, habían quedado completamente exhaustos luego de una larga tarde de juegos por el cumpleaños de su niño mayor. El omega besó la frente de Jimin con cariño y el pequeño se acurrucó en posición fetal abrazando el juguete de dinosaurio que su tío de había obsequiado.
Luego de asegurarse de que todo estuviera en su lugar, entró al cuarto matrimonial y sonrió al encontrar a su esposo leyendo un libro con sus anteojos de marco negro que lo hacían ver jodidamente sexi. Apenas Joon sintió el aroma a lavanda relajante de su esposo alejó la vista de su novela y quitó la frazada para que Jin se acostara al lado suyo- ¿Se durmieron?- preguntó dejando el libro a un lado-
-Como dos troncos- dijo Jin apoyándose contra el pecho de su esposo que lo abrazó y besó sus cabellos castaños claro con cariño.
-Voy a enmarcar la foto que nos sacó Yoongi- dijo orgulloso- La sonrisa cuadrada de Tata es muy divertida.
-Tendríamos que haberle dicho que él también saliera en la foto- Exclamó dolido-
Namjoon lo abrazó con más fuerza a su esposo al sentir notas de arrepentimiento en su aroma- ¿Sucede algo cariño?
-Siento que está pasando otra vez…
El alfa se estremeció al escuchar esa frase de la boca su esposo. No tenían que ponerlo en palabras para saber a qué se referían. Hacía casi tres años que Yoongi había salido de una profunda depresión que casi lo mata y era un tema difícil de tocar para ellos, siendo los únicos en la vida del gato que habían estado con él en sus momentos más oscuros- ¿Tu crees?- dijo tragando pesadamente- Yo hasta lo noté mejor, volvió a la música, ese es un gran paso…
-Es esa maldita obsesión que tiene con esa ardilla- protestó-
-Jin… cariño- dijo Joon con una voz suave que solo utilizaba con su esposo para relajarlo- Quizás es como nosotros… tú sabes cómo me sentí cuando te conocí, eras todo para mí y lo sigues siendo…- dijo besando los nudillos de su omega.
-Es distinto Joon… Fue correspondido desde el principio. No sabemos nada de ese tal Hoseok más que ya tiene un alfa y está por tener a su cachorro. Es una locura… y esto no va a llevarlo a nada bueno…
-Lo sé… y cuando eso pase vamos a estar ahí para él- dijo con determinación- Ahora…¿Qué tal unos masajes?- Joon se puso detrás de su esposo y comenzó a masajear los nudos de su espalda con sus manos fuertes y grandes.
No es que no quisiera hablar de su amigo. Era un tema recurrente en su mente, pero a diferencia de Jin, él tenía esperanzas de que Yoongi estaba mejorando y confiaba en eso- ¿Ahí?- preguntó presionando un nudo particularmente grande.
-Ahí si…- gimió Jin cerrando los ojos.
-Mmmm no gimas así mi amor…- murmuró el alfa besando el largo y esbelto cuello de su esposo-
-Joon… los niños- le advirtió sin realmente quitarlo de su cuello.
-Están noqueados, van a dormir hasta mañana de corrido- murmuró bajando sus manos por los costados de su esposo, acariciando sus hermosos brazos por sobre la tela de seda de su camisón- ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos un momento a solas?
-Hace mucho…- murmuró el omega apoyando su espalda en el musculoso torso de su esposo- Hace mucho mucho…
-Te extraño Jinnie…- Gruñó el alfa liberando sus feromonas de excitación que Jin bebió con placer.
-Yo también Joonie, yo también… cierra la puerta, cariño.
Notes:
Si les está gustando la historia o cualquier sugerencia que tengan, sean bienvenidos a comentar! <3
Chapter 10: Una ardilla en apuros
Summary:
Jin tiene un día inesperado con sus cachorros y Hoseok cree que tiene un ángel de la guarda, uno muy guapo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hoseok esperó a que todos en la manada estuvieran o, dormidos por una larga noche de trabajo, o los omegas y los cachorros en sus actividades diarias, para hacer prácticamente una locura.
Acomodó su nido con un gran bulto debajo las sábanas lo más similar a él mismo. Dudaba que alguien entrara a chequear si estaba bien, pero por si acaso era mejor prevenir que lamentar. Desde que su esposo había descubierto que solo albergaba a un cachorro dentro suyo, apenas pasaba de su existencia, le había hecho la ley de hielo y sentía que su omega interior moría poco a poco por la distancia.
Hoseok tomó el buzo de Min Yoongi y se lo colocó encima, al fin de cuentas, era su único abrigo. Salió de casa a paso rápido y sin mirar atrás, porque si lo hacía, iba a arrepentirse de su huida. Bueno, en realidad no se estaba escapando, solo quería ir al mercado más cercano y tomar algunas nueces o bellotas, o lo que sea, porque su cuerpo estaba al límite y realmente necesitaba alguna de esas al punto de irse sin avisar como un adolescente rebelde.
Era curioso como jamás estuvo encadenado o encerrado bajo llave y aun así nunca había intentado alejarse de la manada que lo rechazaba una y otra vez. Quizás todavía, después de tanto desprecio a su persona, su omega aún tenía esperanzas de ser aceptado y finalmente ser digno de su alfa, aquel que lo había salvado. Su deuda con él estaba latente cada vez que pensaba en la posibilidad de huir. ¿A dónde iría? No tenía ni un centavo en sus bolsillos ni para subsistir un día, ni siquiera podía arriesgarse a dormir en algún albergue, siendo un omega vulnerable sin un alfa, eso no estaba en sus opciones. ¿Además que vida podría darle a su cachorro si decidía vivir en la marginalidad? Después de todo, vivir con los caninos no era tan malo.
Hoseok dio pasos cortitos pero rápidos, sintió sus mejillas regordetas por naturaleza ponerse rojas y el sudor se juntó en su frente por el esfuerzo de caminar en subida con el peso extra- Tan solo media hora y estoy de vuelta en casa- se repitió durante todo el camino- Nadie va a notar que te fuiste. –Se dijo a sí mismo para convencerse de que no era tan malo.
Dolía que eso sea cierto, todos en la manada ignoraban su presencia a no ser para recordarle lo odiado que era o para preguntarle si faltaba mucho para la cena. Hasta los cachorros no se acercaban a él, como si oliera mal o como si fuera un paria. Bueno, lo era.
Finalmente, cuando estaba a punto de perder las esperanzas y pegar media vuelta, apareció frente a sus ojos un mercado ecológico.
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-¡Papi papi! ¡Cómprame estos!- Chilló Jimin sacudiendo una caja de cereales de chocolate en una mano y su dinosaurio nuevo preferido en la otra.
-Esos tienen mucha azúcar Chimi, mejor estos- dijo Seokjin, tomando unos cereales sin azúcar y poniéndolos en el carrito de compras.
Jimin hizo un puchero, sus mejillas comenzaron a ponerse rojas y las lágrimas comenzaron a salir por sus ojos negros- Chimin no… no lo hagas- le advirtió su padre.
Pero el pequeño no escuchó y comenzó a patalear en el suelo haciendo un escándalo. Seokjin soltó el carrito, donde Tae estaba sentado tocando y golpeando las compras que estaban dentro, y se agachó para alzar a su hijo mayor que ya no era un bebé y pesaba demasiado, justo cuando todo era un caos, su teléfono sonó.- Mierda…- murmuró a punto de entrar en una crisis- ¡Basta Jimin! ¡Tae dejá eso! ¿Hola…? Si él habla…¡Cuánto antes!.- exclamó exaltado. Era del hospital, preguntándole si quería extender su licencia por un mes más o retomar sus actividades laborales- ¿Este lunes? Es perfecto… Muchas gracias- exclamó emocionado tomando los cereales de chocolate de la góndola- ¡Solo por esta vez! Porque papi Jin va a volver al hospital y hay que festejarlo.
Jimin sonrió tomando la caja de cereales y saltando de alegría, las lágrimas habían desaparecido en un instante- Eres un manipulador- dijo jin, riendo- ¿Y tu hermano?- exclamó al ver el carrito de compras vacío. Tan solo se había volteado por un segundo y se había esfumado por arte de magia- Chimin, ¿Viste a Tata?- dijo comenzando a entrar en pánico.
Jimin negó con la cabeza, más concentrado en mirar los colores de la caja que preocuparse por su hermano perdido.
Seokjin tomó de la mano a su hijo mayor y arrastró el carrito de compras con el corazón en la garganta- ¡Tata! ¡Tata!- gritó en cada pasillo, pero no había señales del pequeño por ningún lado. Estaba a punto de llamar a la policía, o en su defecto a Joon, cuando finalmente lo encontró en el lugar menos esperado, parado en el medio del sector de frutas y verduras, de espaldas a su padre- Dios mío Tata ¿Cómo te vas a ir así?- Sollozó tomándolo del brazo, pero lo sintió tenso, como si estuviera pegado al suelo- ¿Tae?- Su padre lo observó a los ojos y se congeló en su lugar al ver el rostro furioso en la cara angelical de su hijo más pequeño, como si vestigios de su alfa interno salieran a la luz. -¿Qué sucede cariño?
Seokjin siguió la línea de mirada de su hijo y encontró una escena que había ignorado por completo. A unos metros, en el sector de frutos secos, estaba el guardia de seguridad (Un perro raza doberman) sosteniendo con fuerza del brazo a un omega ardilla embarazado- ¡Va a tener que acompañarme señor!- gruñó el alfa, tirando del brazo a la pobre ardilla asustada.
-¡Lo siento!- sollozó la ardilla dejando caer de los bolsillos de su buzo unas cuantas nueces que rodaron hasta los pies de Seokjin. -¡Por favor perdóneme!- Lloró entrando en pánico.
-Va a tener que darle explicaciones a la policía, no a mí.
“¿Una ardilla omega? ¿Una ardilla omega embarazada? ¿Una ardilla omega embarazada con un buzo que olía indiscutiblemente a Min Yoongi?”- No puede ser cierto- murmuró Seokjin antes de agacharse frente a su hijo mayor- Escúchame bien Jimin, vas a cuidar a tu hermano ¿Está bien? Papá va a hablar con el señor policía ¿Puedo confiar en ti en que no le vas a quitar la mirada de encima? - Jimin lo observó seriamente y asintió con la cabeza, tomando de la mano a su hermano.- Ese es mi chico.
-No se resista señor, va a ser peor de esa manera- exclamó el guardia sacando unas esposas que hicieron chillar a la ardilla.
-¡Perdóneme! ¡No va a volver a suceder!
-Disculpe…- dijo Jin suavemente, llamando la atención de ambos- ¿Qué está sucediendo exactamente?
-Esta ardilla miserable estuvo robando en la tienda- dijo con un claro desprecio a la especie roedora. Eso caló muy personalmente en Seokjin, no era una ardilla, pero era un hámster y conocía muy bien el desprecio de las especies más grandes por los híbridos como ellos.
-Entiendo…- dijo manteniendo la compostura- Pero por lo que he visto han sido solo algunas nueces, no llega a valer ni un paquete de galletitas de las más baratas, hasta hay gente que toma algunas y se las come sin problemas ¿Debería creer que este es un tema de racismo?
El guardia se congeló en su lugar por la acusación tan directa el Hámster- Por favor, no meta sus inseguridades personales en esto-dijo mirándolo de arriba abajo- Esta ardilla es una ladrona y yo solo estoy haciendo mi trabajo.
-Claro…- sonrió Seokjin de una forma que inquietaría a más de uno- ¿Su trabajo es violentar a personas embarazadas? Porque eso es lo que estoy viendo en este momento.
El dóberman soltó el brazo de Hoseok como si quemara, dejando a su paso las marcas de sus dedos en la piel canela del omega. –Y-Yo…-comenzó a balbucear.
-Quedó todo grabado- le indicó Jin señalando las cámaras de seguridad del establecimiento- Usted no va a querer que eso se haga viral ¿Verdad? Un alfa dóberman acosando a una pobre ardilla embarazada que probablemente se vio obligada a tomar unas pocas nueces para subsistir ¿Cómo se ve con eso?
El dóberman retrocedió y notó como poco a poco los clientes se acercaban con curiosidad a la escena, en su mayoría eran omegas con sus familias, algunos de ellos esperando un bebé. El guardia no quería perder su trabajo y menos recibir el odio de su comunidad, por lo que rápidamente guardó las esposas y pegó media vuelta desapareciendo entre la gente.
Seokjin se acercó lentamente a la ardilla que no se había movido de su lugar, como si estuviera petrificada- Hola…- murmuró suavemente mientras levantaba las nueces del suelo y las colocaba en una bolsa de plástico- ¿Estas bien?
A simple vista se notaba que su embarazado estaba bastante avanzado, también se notaba en su piel y en su rostro que no estaba comiendo bien.
“Yoongi tenía razón” Pensó a sus adentros.
Los ojos avellana húmedos por las lágrimas de Hoseok observaron al omega mucho más alto que él que le sonreía de forma maternal- S-Si…- finalmente pudo decir, saliendo de la conmoción- Gracias… y lo siento- dijo bajando su cabeza y sus orejas con vergüenza.
-No hay de qué, ese idiota es un racista, se merecía un buen susto-
Hoseok lo observó con admiración, nunca había visto a un omega plantarse sin miedo contra un alfa canino.
-Hoseok ¿Verdad?
El omega lo observó con incredulidad. No recordaba haber dicho en voz alta su nombre ¿Acaso era conocido de su esposo? ¿Lo había mandado a vigilarlo? Un miedo de ser descubierto lo invadió impregnando su aroma de miedo que Seokjin notó rápidamente.
-No te preocupes, no soy una amenaza, simplemente yo…
Los gritos de sus hijos corriendo hacia ellos interrumpieron su explicación. - Niños…- dijo abriendo sus brazos para sostener a ambos, pero Tata siguió de largo y se aferró a las piernas de la ardilla haciendo que casi perdiera el equilibrio- ¡Con más cuidado Tata!
Hoseok observó en shock al pequeño cachorro de lobo abrazarlo de forma posesiva. No supo que hacer, era la primera vez que un niño se le acercaba.
Jin sonrió orgulloso de su hijo- Él estaba muy preocupado por ti… le agradas.
-¿E-En verdad?- Dijo Hoseok, observando la adorable sonrisa cuadrada del cachorro.
Seokjin asintió con la cabeza, si su hijo podía oler bondad en esa ardilla entonces Yoongi no estaba tan equivocado- ¿Por qué no nos acompañas a desayunar y me dejas comprarte esas nueces?
-Y-Yo…- dijo con las mejillas rojas de la vergüenza- N-No podría pagártelo de vuelta.
-No te preocupes, es un regalo.
Hoseok no entendía de donde había salido ese sujeto tan hermoso y celestial, ¿Era verdad? ¿O era una trampa más? Su desconfianza le decía que saliera corriendo, pero su estómago le decía que aceptara el desayuno, además esos hermosos niños lo observaban con ilusión, como si realmente desearan su compañía. -E-Está bien.
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Definitivamente odiaba los lunes, especialmente luego de irse a dormir con varias cervezas encima. Antes hubiese soportado la migraña sin protestar, tomándolo como una señal de que seguía vivo y no estaba en su típico estado vegetativo que lo hacía cuestionarse si seguía vivo o era un ente fantasmal que vagaba por la gris ciudad.
Algo había cambiado en su interior, porque por primera vez en mucho tiempo se avergonzó de su estado. Se avergonzó del olor a alcohol que emanaba de su sudor, se avergonzó de su cabello enmarañado entre sus orejas gatunas y se avergonzó de estar tan escuálido. Pero lo que más le avergonzaba era que Hoseok lo viera de esa manera tan lamentable. Algo en ese omega le hacía querer cambiar sus hábitos autodestructivos, así que, por primera vez en su vida, guardó la cerveza que había estado enfriando en la nevera del taller y se sirvió un vaso de agua que bebió con mucho asco, pero lo hizo sentirse orgulloso de su pequeño progreso.
De repente, el ruido de un motor lo distrajo de su ansiedad interna de tomar la cerveza de todos modos, por primera vez agradeció tener un cliente. “Justo a tiempo” Pensó mientras salía a la entrada del taller.
Se congeló en su lugar, con la cola recta y las orejas alertas, era la camioneta del esposo de Hoseok, lo que significaba que él podría estar dentro, que la vida le había dado la oportunidad de verlo una vez más. Peinó sus cabellos negros con disimulo y esperó tratando de ocultar su emoción latente.
Sin embargo, sus orejas se desanimaron al ver que del asiento del copiloto no bajaba su hermosa ardilla, sino una omega coneja, joven, hermosa, esbelta, pero también muy intimidante y con aires de grandeza. Para su desconcierto, quien manejaba el coche no era uno de los lacayos del alfa alardeando a su amante, era el mismísimo esposo de Hoseok quien bajó del coche con su típica cara de estreñido.
-¡Gato!- exclamó con altanería- Arréglame el guardabarros y que sea rápido.
Yoongi tragó sus ganas de mandarlo a la mierda y se puso manos a la obra. Sus ojos se agrandaron de sorpresa por un microsegundo y luego lo ocultó a la perfección al ver que el guardabarros estaba algo abollado, podría haber chocado contra un poste, u otro coche, de no ser por las marcas de sangre y el fuerte hedor a alfa canino que salía de ese lugar.
Yoongi comenzó su trabajo sin hacer ningún cuestionamiento, había estado bastante tiempo en el mundo delictivo como para imaginar lo que había ocurrido. Lo bueno de su profesión, era que se hacía invisible frente a sus clientes mientras trabajaba agachado en el coche, lo que llevaba a que hablaran de más.
-Cariño…- dijo la coneja-¿Cuándo va a tardar? Sabes que no me gusta esperar…- La voz de la omega sonó seductora, dando a entender que había algo que sucedería después que el gato era ajena.
-Bebé, tan solo unos minutos más- dijo dulcemente el alfa- No seas ansiosa.
-Pero papi alfa…- dijo fingiendo ser una niña caprichosa, lo cual le dio asco a Yoongi, pero lo que más asco y repulsión le dio fue escuchar un beso húmedo a sus espaldas. Ese maldito alfa de cuarta estaba besando a otra omega, que de seguro no superaba los 20 años, sabiendo que su esposo embarazado estaba probablemente en casa.
Sus manos apretaron con fuerza la carrocería del coche, al punto de que casi vuelve a abollar lo que había terminado de arreglar. Él jamás trataría a Hoseok de esa manera, si tan solo tuviera la mínima oportunidad de convertirse en su alfa le dedicaría el resto de su vida entera a ese hermoso omega, sería solo de él. Pero la vida era cruel y dios le da pan a quien no tiene dientes.
-Listo- dijo tratando de no hacer contacto visual con el desagradable alfa.
-Bien…- dijo dándole un fajo de billetes- Conserva el cambio.
El alfa estuvo a punto de entrar al coche y desaparecer de su vista, pero su alfa siempre había sido impusivo- ¿Cómo está tu esposo?- salió de su boca antes de morderse la lengua.
Do-Hwan se volteó hacia él y la coneja miró a ambos con incredulidad- ¿Se refiera a la ardilla?- dijo en tono de burla.
O sea que esa coneja sabía que el alfa tenía pareja y aun así tenía el descaro de meterse en medio. Definitivamente se merecían el uno al otro y se odio a si mismo por sentir lástima por un segundo por esa jovencita.
-¿Por qué preguntas?- exclamó acercándose de forma intimidante al gato- ¿Qué pasa gatito? ¿No te alcanzó con la paliza que te dio mi manada?- se burló viendo que aún quedaban marcas en el rostro pálido de Yoongi. ¿Qué? ¿Creíste que no iba a enterarme de la buena golpiza que te dieron?- Se rió.
-Eso es asunto mío- respondió cerrando los puños con fuerza.- Pero como bien te habrán contado las gárgolas que tienes de sirvientes, ellos fueron 4 contra 1, unos malditos cobardes, además dijeron cosas desagradables de tu omega- Escupió con desprecio al recordar sus palabras.
Pero a diferencia de lo que esperaba, el alfa no se inmutó- ¿Y qué? No tienes idea de nada gatito. ¿Te armaste la historia del príncipe azul que va a rescatar a la pobre ardilla en apuros? Amigo… hazte un favor a tí mismo y bórrate eso de tu cabeza. Esa ardilla adorable es una maldita zorra y siempre lo fue, si te dijera de dónde la saque, te daría asco hasta estar cerca de ella.
El alfa se dio media vuelta hacia el coche- Voy a dejar pasar esto porque me caes bien. Pero ni pienses meterte en los asuntos de la manada porque te va a ir mal.
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-S-Señor… Esa es… demasiada comida- dijo Hoseok al ver la gran cantidad de platos que el mozo dejó frente a él. Una gran variedad de panes, budines y ensaladas con todos los nutrientes necesarios que el médico le había recetado y que ni siquiera le había dicho a ese omega cuales eran, pero él lo había adivinado,
-Hoseok… no me digas señor, por favor- dijo con una falsa indignación teatral- A lo sumo soy unos años más grande que tú, puedes llamarme Jin o Hyung, como gustes.
-Hyung…- dijo Hoseok con las mejillas coloradas- Es mucho…
-No te preocupes, come hasta donde puedas y lo demás le pedimos que lo envuelvan para que te lo lleves a casa. ¿Está bien?
El omega más pequeño asintió y pinchó con su tenedor un poco de ensalada fresca, no recordaba la última vez que había comido una- Por cierto… ¿Cómo sabes mi nombre?
Seokjin sonrió ampliamente y tomó su taza de café negro- Primero come ardillita, luego hablamos. Ustedes también cachorros, quiero que no dejen nada si quieren que papi Jin les compre postre.
-¡Postre postre!- Chilló Jimin.
-¡Possstle!- Imitó Tae.
Hoseok sonrió y comió en silencio, de vez en cuando levantó sus ojos avellana para mirar a los hermosos cachorros de lobo. ¿Su hijo podría ser así de feliz? Se preguntó con un nudo en la garganta.
-Ya no puedo más- dijo con las mejillas coloradas señal de su estómago lleno. Acarició su vientre con cariño y sintió a su cachorro patalear de felicidad- G-Gracias, no sé cómo devolverle su generosidad.
-Créeme Hoseok, no lo hago solo por ti- dijo con una sonrisa radiante.
El omega más pequeño ladeó la cabeza con confusión.
-Es por Yoongi…
-¿L-Lo conoces?- dijo sintiendo su omega temblar de la emoción.
“Espera… ¿Será que ese omega era su esposo?” Claro… cómo no se había dado cuenta antes, un alfa tan atento y caballeroso como Yoongi no podía estar disponible en el mercado. De seguro le contó a su omega hermoso y perfecto la triste historia del miserable omega preñado y Jin Hyung sintió lástima por el al verlo en el mercado. Solo es eso, un omega bien atendido siendo caritativo con él.
Jin notó los miles de sentimientos confusos que inundaron a Hoseok, pudo sentir en su aroma dulce la ansiedad y hasta la decepción.
-Es mi cuñado- dijo sin borrar su sonrisa- Las últimas semanas solo han sido Hoseok esto y aquello.
-Oh…- dijo la ardilla, bajando la mirada avergonzada y sintiéndose un estúpido.
-Hoseok… no voy a mentirte, al principio no me tomé a gracia la aparición de un omega en apuros embarazado y con un alfa de perro como esposo con una pandilla detrás que casi mata a mi amigo- dijo seriamente- Pero luego te vi y supe que ni Yoongi ni mi hijo podrían estar equivocados al decidir defenderte.
Las lágrimas se acumularon en los ojos de la ardilla- No merezco que me defiendan, Y-Yoongi no merece esto, é-él es un buen alfa…- sollozó.
¿-Y tú sí? ¿Tu mereces esto? No conozco mucho de tu vida, pero puedo oler que algo no anda bien- Dijo tomando con un además protector la pequeña mano del omega. –Hoseok… perdona que te diga esto tan descaradamente, pero no hueles a tu alfa ¿El realmente te marco?
La ardilla sollozó en silencio y Jin supo que el omega no iba a contarle nada- Hoseok…- suspiró- No voy a obligarte a que me digas que sucede, tampoco voy a obligarte que hagas algo al respecto, puedes tomar tus propias decisiones- dijo con una sonrisa llena de comprensión- Pero… si cambias de opinión o necesitas ayuda…-Jin sacó una tarjeta de presentación de su bolso- Este es el hospital donde trabajo y ese es mi número personal por si quieres llamarme. De verdad Hoseokie, no dudes en venir o llamarme si necesitas ayuda.
El omega tomó la tarjeta con sus manos temblorosas y sintió su corazón calentarse por el apodo, nadie nunca le había dado uno- Gracias Hyung- dijo limpiándose las lágrimas con la manga del buzo de Yoongi que aún olía a su reconfortante aroma.
-No hay de qué linda ardillita- dijo sonriente- Bueno niños, debemos volver a casa…Hoseok ¿Necesitas que te lleve a tu casa? Estoy con el coche y…
-N-no es necesario, estoy cerca- Mintió.
-Bien… entonces no olvides la tarjeta.- dijo guiñándole el ojo.
Jin tomó a Jimin de la mano y a Tata a upa -Saluden a Hoseok cachorros.
Tata saludó con su manita mientras sonreía de forma cuadrada y Hoseok le devolvió el saludo con una sonrisa lastimosa. Jin esperaba que Jimin hiciera lo mismo, pero se soltó de su agarre y corrió hacia Hoseok- Con cuidado Chimchim, cuidado con su cachorro.
Hoseok miró con curiosidad al niño, sin saber qué hacer. Hasta que el pequeño le mostró su juguete de dinosaurio- Oh… que bonito…
-El tío Yoon me lo regaló para mi cumpleaños- dijo orgulloso.
-Es un dinosaurio muy bonito- dijo sonriendo en forma de corazón y Jin pensó a sus adentros que si fuera un alfa él también hubiese caído rendido ante esa sonrisa tan radiante.
-Es para ti- dijo el niño dejando el muñeco en su regazo.
-¿Estás seguro Chimin?- dijo su padre- Dijiste que era tu favorito- No es como si su hijo no tuviera una gran cantidad de juguetes en casa, pero tenía miedo que después se arrepintiera y comenzara a llorar.
-Oh cariño, no puedo aceptarlo, tu papá dijo que es tu favorito- dijo dulcemente.
-¿Tu cachorro tiene juguetes?- preguntó con la inocencia propia de un niño, sin saber que esa pregunta había calado hasta sus huesos.
No, su cachorro no tenía juguetes. Había imaginado con ilusión que irían de compras con su esposo y llenarían el cuarto de cosas para su niño, ropa, juguetes, una cuna… Pero con la excusa de las mudanzas repentinas, había dicho que no tenía sentido llenarse de cosas que luego tendrían que abandonar. Sin darse cuenta, sus ojos se habían llenado de lágrimas- N-No… no tiene- se odio a sí mismo por decirlo en voz alta ¿Qué culpa tenía ese pobre niño de sus desgracias personales?
Pero para sorpresa, la mirada llena de determinación del pequeño no cambió, hasta infló su pecho con orgullo, como si regalar su juguete favorito fuera la decisión más difícil de su vida. Seguramente lo era- Entonces Dino va a ser su juguete-
Seokjin quedó boquiabierto y hasta sus propios ojos color miel se llenaron de lágrimas de admiración por su hijo. Estaba orgulloso de él, iba a ser un gran alfa en su comunidad algún día. –Es un gesto muy lindo de tu parte Jimin.
Hoseok estaba en shock mientras observaba el pedazo de plástico color verde en forma de Triceratops. Yoongi había comprado esto y si bien no para su cachorro, tener ese juguete alimentaba sus fantasías vergonzosas en las que Min Yoongi era su alfa- G-Gracias Jimin, cuando mi cachorro nazca va a ser su primer regalo.
Jimin sonrió ampliamente y corrió hasta su padre tomando su mano.
Luego del emotivo momento, era tiempo de irse, aunque algo en el instinto maternal de Jin le decía que se llevara consigo al omega, pero ya no había nada más que podía hacer, no por el momento- Cuídate Hoseok, y no dudes en llamarme.
Notes:
¡Bueno! Me emocioné bastante con este capítulo, me pareció que Jin merecía tener un poco más de relevancia en la historia y que su instinto materno y protector saliera a la luz jajja.
¡Espero lo disfruten y dejen sus corazones si realmente lo disfrutaron! <3
Chapter 11: Una mejor versión de mí mismo
Summary:
Joon mete su pata de lobo bien en grande.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hoseok llegó a la entrada de su casa y abrazó las sobras del almuerzo con Jin hyung con posesividad.
“¿Debería enterrarlos en la vereda? ¿Debería esconderlo en el guardabarros del coche de Do-Hwan?” Su instinto ardilla le decía que protegiera esa comida a toda costa, pero su lado humano y más sensato le decía que esa comida no dudaría más de unas horas a la intemperie. Resignado, Hoseok entró con sigilo a la casa, esperando no toparse con nadie o que lo ignoraran descaradamente. Si tan solo pudiera llegar a su habitación y esconderlo en su armario…
Pero nunca había sido un muchacho con suerte.
-¿Qué tienes ahí ardillita?- dijo uno de los alfas más jóvenes pero que le llevaba dos cabezas.
-Si… Huele bien…- dijo otro de ellos que apareció por detrás moviendo su hocico cerca del cuerpo del omega- ¿Estabas por ir a comértelo tu solo? Que pequeña rata. ¿Olvidas que somos una manada y que aquí todo es de todos?
El alfa estiró su mano para quitarle la bolsa, pero Hoseok retrocedió ágilmente y le mostró los dientes como advertencia. Esa comida sabrosa y nutritiva se la había dado Jin hyung para su cachorro y esos perros no la merecían.
-¡La ardilla está rabiosa!- Se burló el más joven sin sentirse intimidado por el omega.
Hoseok siguió mostrando los dientes y gruñó por lo bajo, aunque paralelamente temblaba de pies a cabeza. Jamás había desafiado a los de su manada, prácticamente estaba sellando su sentencia de muerte al hacerles frente.
-Dame la bolsa, omega- gruñó el mayor de los alfas, usando descaradamente su voz alfa para doblegarlo.
El omega dentro suyo lloró y quiso ceder ante la dolorosa orden, pero trató de mantenerse firme, aferrándose con fuerza a la bolsa.
-¡Que me des la bolsa! ¡Hazme caso!- gruñó profundizando su voz.
El omega sollozó, estaba a punto de caer de rodillas y quedar a merced de ese alfa, cuando su esposo apareció por la puerta de entrada- ¡Do-Hwan!- exclamó aliviado de que su alfa viniera a protegerlo y reprender a esos alfas inferiores- Ellos estaban…- Su voz quedó atascada en su garganta cuando vio que su alfa no venía solo, sino acompañado de una mujer que nunca antes había visto rondar por la manada-
-¿Qué pasa Hoseok?- Dijo observándolo con irritación, como si su simple presencia le molestara y su inesperada aparición acompañado de otra omega no fuera la gran cosa.
-E-Ellos…- balbuceó, sin poder quitarle la mirada a esa mujer que lo observaba de forma divertida.
-¿Qué pasa?- repitió el líder, esta vez mirando a los dos alfas en búsqueda de una explicación.
-Nada jefe, Hoseok no quiere compartir con la manada la comida que consiguió.
Do-hwan volvió a mirar a la ardilla, con el surco de su entrecejo mucho más pronunciado (Si es que eso era posible)- ¿Es eso cierto?
Hoseok tembló en su lugar. Sabía que había perdido la batalla. Si había algo que no tenía discusión en esa casa eran las reglas de la manada y su esposo no daba el brazo a torcer cuando se trataba de ellas. Al fin de cuentas siempre trataba de mantener la armonía y la jerarquía para que no sucedieran conflictos. Claro que Hoseok no entraba en esa fórmula y terminaba posicionado muy debajo en la pirámide.
-Comparte la maldita comida, Hoseok- dijo exasperado.
-P-Pero son cosas con frutos secos…- Intentó explicar, sabiendo que a los caninos no les gustaban esas cosas.
-¿Oh?- exclamó la omega de olor dulce a fresa de helado- ¡Me encantan esas cosas!- dijo dando molestos saltitos hasta Hoseok y tomando la bolsa entre sus garras sin pedir permiso.
La ardilla quedó petrificada mirando a su esposo esperando una explicación de quien mierda era esa coneja que lo estaba humillando de esa forma. La joven mujer comenzó a comer sin permiso un pedazo del pan casero que Hoseok había separado con recelo porque había sido su favorito.
-Alfa… ¿podemos hablar en el cuarto?- suplicó Hoseok y para su sorpresa Do-hwan accedió.
-¿Q-Quien es ella?- preguntó con la voz temblorosa cuando la puerta se cerró detrás de su alfa.
-Bunny se llama…- dijo con impaciencia como si por cada palabra que salía de su boca tuviera que pagar un impuesto.
-¿De dónde la conoces?- preguntó con un nudo en la garganta.
-Del trabajo.- respondió como si hubiese practicado cada respuesta.
¿Del trabajo? Ni que trabajara en una oficina.
-¿Y-Y por qué huele a ti, alfa?- sollozó sintiendo una presión en su pecho- ¿Por qué su aroma a fresas tiene tintes de tu aroma a pino? No creo que sea solo por ser tu compañera de trabajo.
-¿A qué viene esta escenita?- dijo perdiendo los estribos.
-¿Estás acostándote con ella?- exclamó perdiendo la cordura y dejando que su omega interno reclamara a quien se supone que era su alfa.
Do-Hwan no contestó y dio media vuelta con intención de irse sin darle ni una explicación.
-¡Dime la verdad Do-Hwan! ¿Te acostaste con ella?- gritó en llanto.
-¿A qué viene este arranque de ira repentino?- exclamó el alfa dando zancadas largas hasta el omega- ¿Desde cuándo crees que tienes permitido hacer rabietas, omega? Yo no tengo que darte ninguna explicación a ti…
-Soy tu omega…- respondió firmemente-
-Si claro…- dijo poniendo los ojos en blanco- No estás haciendo bien tu papel de omega cariño, Hace casi 9 meses que no cogemos ¿Sabes lo que es eso para un alfa como yo? Está bien, lo soporté por los cachorros, pero resulta que eres un inútil y que nunca fueron “Cachorros”- dijo acercando su hocico y golpeando con su nariz recta la nariz respingada del omega- Todo este tiempo me estuviste engañando. Eres una ardilla astuta…
-Y-yo… no…
-¿Un solo cachorro? ¿Te parezco una burla? ¿Eso soy para ti luego de todo lo que te di?
-N-No es mi culpa que…-
-¿No es tu culpa que seas una ardilla inútil y debilucha que no puede ser el recipiente adecuado para mi semen? Oh cariño… bien que mi gran polla la recibiste con gusto- se burló.
-Do-Hwan… no me hables de esa forma- sollozó cerrando sus puños con tanta fuerza que temblaron-
-¿Te olvidas de dónde viniste? ¿Ahora quieres hacerte la ardilla fina?- Se burló
-¿Eso te da derecho a engañarme?- Se plantó.
-¿Y tú?- dijo agarrando con fuerza el buzo que Hoseok había olvidado quitarse y esconder del olfato de su alfa.
“Mierda”
-¿Pensas que soy idiota, que nací ayer?- Dijo sacudiendo con fuerza al omega- Puedo oler a 100 metros el hedor de ese gato callejero de cuarta ¿En serio Hoseok? ¿En serio con ese gato pulgoso que no vale nada? Te creí más astuto, al fin de cuentas conseguiste ser mi omega con esa linda carita que tienes- dijo soltando bruscamente la tela del buzo. Hoseok trastabillo y de no ser porque estaba la cama detrás suyo, hubiese caído de bruces al suelo y quien sabe que hubiese pasado con su delicado embarazo.-
-N-no es lo que crees… Yo jamás.
-Guárdate tus explicaciones baratas. Si realmente quieres ser un buen omega, quítate los pantalones y abre las piernas para mí.
Hoseok retrocedió en la cama hasta que su espalda chocó el respaldo, juntó sus piernas delante de su gran barriga en señal de rechazo.
-Eso imaginé- Se burló el alfa- Espero que tus dudas se hayan aclarado, Hoseok. Tú encárgate de que ese cachorro nazca decente si no quieres terminar como la mascota de la manada. Ah, por cierto- dijo antes de salir del cuarto- No andes llorando hoy a la noche porque voy a estar ocupado- Se burló con una sonrisa lasciva- Ya tienes esa prenda olorosa, que te sirva de consuelo para tu patético nido, pero recuerda que eres mío, omega.
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Yoongi se encontraba fregando por tercera vez el piso del taller mecánico luego de recibir una reprimenda de su jefe. Resulta que con la aparición inesperada de Hoseok la noche de la tormenta, había olvidado porque había ido al taller en primer lugar, era para limpiar su propia sangre producto de la golpiza. Los días pasaron y se secó en una mancha oscura y desagradable que no podía hacerla pasar por una mancha de aceite para auto.
“¡Limpia ese maldito desastre gato o te corro a la calle!”
Yoongi no protestó, sabía que era cierto. Había sido contratado en negro, sin un plan médico, sin vacaciones, sin nada. Prácticamente podría despedirlo sin pagarle ninguna indemnización. Yoongi lo prefería así, porque después de todo el hombre no había hecho preguntas de su vida ni de su experiencia en ese trabajo (Las cuales eran nulas) Pero el instinto de supervivencia del alfa le hacía adquirir nuevos conocimientos con facilidad así que no fue problema engañar al hombre.
Luego de estar media hora de rodillas contra el cemento, su cuerpo se entumeció y se sintió viejo. No es que fuera viejo de verdad, pero su vida en modo difícil le había quitado mucha calidad de vida y pasados los 30 comenzó a sentir las secuelas de su vida en los 20.
Su teléfono sonó y Yoongi refunfuñó unos insultos por lo bajo, lo que menos quería en ese momento era platicar con alguien.
-¿Qué?- exclamó molesto, no tenía que ver la pantalla para saber que era Joon, porque nadie más lo llamaba.
-Hola mejor amigo ¿Cómo estás? Estoy muy bien, gracias por preguntar.
Yoongi puso los ojos en blanco- Por favor, es temprano- exclamó sentándose sobre su trasero en el suelo sintiendo sus rodillas estallar en dolor- ¿Qué quieres?
-¿Tienes libre la tarde después del trabajo?
-Joon… sabes bien que no hago nada.
-Cierto cierto, perdón, es que estoy emocionado.
Yoongi levantó una ceja con extrañeza.
-Entonces ven al estudio que quiero que hablemos de algo. Pero pégate una ducha antes ¿Si? No vengas directo del taller por favor. Ponte una buena camisa y péinate. ¿Está bien?
-¿Qué está…?
-¡Nos vemos más tarde!- exclamó el alfa y cortó antes de darle tiempo a decir algo.
“¿Y a este que le pasa?” Pensó Yoongi mientras seguía fregando el piso. Sea lo que sea, era mejor que estar en su fría y húmeda casa hundido en sus pensamientos que últimamente solo giraban alrededor de la ardilla. Desde que había visto al alfa junto a otra omega, no había podido quitarse de la cabeza si Hoseok estaba bien o no. Varias veces había pasado por la puerta de la casa muy entrada la noche. Con una capucha y una gorra ocultando sus orejas y su rostro, una campera grande ocultando su cola y un cigarrillo en la boca para disipar su olor a gato. Sin embargo, no había visto nada extraño.
Varias veces se le había pasado por la cabeza irrumpir en la casa y llevarse al omega en los brazos. Pero había muchas más contras que pros. Primero: Estaba seguro de que dentro de esa pocilga que llamaban casa había una decena de alfas que podrían rebajarlo sin problemas, y segundo, pero aún peor: que Hoseok podría no querer ir con él.
No es como que Yoongi se lo llevara a una gran mansión donde tendría todas sus comodidades cubiertas, si la casa de la manada era una pocilga, entonces su pequeño departamento era una caja de cartón húmeda y maloliente pudriéndose en un callejón.
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Bañarse y peinarse no fue un problema, el desafío real fue encontrar una camisa entre su ropa que se basaba prácticamente en remeras negras de algodón que habían perdido su color. Para su suerte, encontró su camisa blanca que utilizó cuando había llegado a la gran ciudad en búsqueda de empleo. Pensó que con una camisa y una corbata a juego sería suficiente para que le dieran un trabajo decente, pero no lo fue.
Yoongi suspiró y se colocó la camisa un tanto arrugada, porque plancha no tenía. No se sorprendió cuando la prenda le entró aunque hubiesen pasado 10 años. Muchos dirían que era un suertudo, la mayoría a los 30 comenzaba a tener la famosa pancita de cerveza, pero yoongi sabía que solo estaba delgado por su mala alimentación.
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Llegó al estudio caminando, había acostumbrado a evitar los lugares con mucha acumulación de gente, como buses y trenes, prefería las largas caminatas en silencio hundiéndose en sus pensamientos.
-Bien, seguiste mi consejo- Exclamó Joon que lo estaba esperando en la puerta del edificio con su estúpida, pero encantadora, sonrisa de hoyuelos.
-¿Ahora si vas a decirme que mosca te picó?
-Entra entra- dijo empujándolo por la espalda.
Entraron al estudio, pero para su sorpresa siguieron de largo la puerta donde estaba el estudio de grabación que normalmente usaba su amigo, en cambió atravesaron el pasillo hasta la puerta donde estaba la sala de los ejecutivos. Yoongi enarcó una ceja y buscó en el rostro eufórico de su amigo una maldita explicación. Pero Joon siguió sonriendo y abrió la puerta, obligando a Yoongi a pasar en contra de su voluntad.
El gato se congeló en su lugar al ver la mesa llena de pesados ejecutivos de varias compañías disqueras que podrían llamarse los peses gordos de la industria musical. Yoongi desvió su mirada oscura hacia su amigo quien ya se había sentado y le hizo palmaditas al asiento vacío que estaba reservado para él.
Yoongi se sentó solo por educación y esperó que alguien le tuviera algo de compasión y le dijera que estaba pasando.
-Un gusto finalmente conocerlo, Min Yoongi- dijo uno de los hombres más viejos.
El nombrado no contestó y se limitó a observarlos en silencio, moviendo su cola de lado a lado con fastidio.
-Supongo que sabe el porqué de esta reunión.
-No, en realidad no- dijo sin titubeos.
Escuchó a Joon reír nervioso- No quise decirle porque quería que fuera una sorpresa-
-Oh, ya veo- sonrió el anciano- Pues déjeme decirle señor Min que usted es portador de un gran talento…
Yoongi enarcó una ceja y observó a su amigo con sospecha. –No entiendo…
-El señor Kim nos ha hecho llegar el demo de su tema y créame cuando le digo que ha sido una maravilla escucharlo. Va a ser un hit ¡Un éxito de revelación!
-¡Eso mismo dije cuando lo escuche!- exclamó Joon alentando a su amigo.
Pero Yoongi ya no estaba escuchando, en cambio palideció.
-Yoon- dijo el alfa suavemente.- Antes de que digas algo… escucha la oferta que tienen-
Yoongi no contestó y apretó con fuerza la mesa de madera de roble provocando que la sala se quedara en completo silencio. Nervioso, Joon le hizo un gesto al ejecutivo para que hiciera su jugada maestra antes de que su amigo estallara allí mismo.
-Esto es lo que te ofrecemos por tu canción- dijo deslizando un documento donde al final decía un monto con una cantidad de ceros desorbitantes que Yoongi jamás imaginó que vería en su miserable vida.
“Bueno… eso es mucho dinero” Pensó Yoongi a sus adentros.
-¿Cuál es el truco?- dijo con dureza.
-Yoon- dijo el lobo con nerviosismo- No lo hay amigo, es una gran oportunidad para finalmente conseguir tu sueño de…
-Bueno, señor Min, no hay trucos- interrumpió el anciano- Usted nos entrega los derechos de su canción y recibe el dinero. Así de fácil.
-¿Entregarles los derechos?- exclamaron Namjoon y Yoongi al unísono- Eso no estaba pactado cuando hablamos.- dijo el lobo a la defensiva- Se supone que Yoongi sería el nuevo artista revelación…
-Debe entendernos señor Kim- exclamó el hombre con la tranquilidad de un profesional que había hecho esto miles de veces- El tema es exquisito, y estoy seguro de que el señor Min puede sacar muchos temas así en el futuro que no dudaríamos en comprar… pero nosotros tenemos una marca…una imagen que mantener y el señor Min no es lo que estamos buscando. ¿Conoce al señor Kim Woo-sung, verdad?
Yoongi no había notado hasta ese momento que el famoso Woo-sung, cantante de The Rose, estaba sentado en la punta de la mesa mirando con desinterés la discusión. Si Yoongi hubiese estado en una situación distinta, se hubiese acercado al artista y le hubiese dicho cuanto admiraba su música, pero ahora estaba ahí para robarle su música, su letra, su pasado, a su Hoseok prácticamente. El híbrido de gato, porque también era un felino como él, clavó sus ojos rasgados en Yoongi y sonrió mostrando sus puntiagudos colmillos. Era un adonis, no solo vestía las mejores ropas de diseñador, un peinado que lo favorecía, sino también emanaba una vitalidad y una confianza que Yoongi no tenía. Era como una mejor versión de él.
-Estamos por sacar su primer álbum solista, y su tema…
-No.
-¿Disculpe?- dijo ejecutivo.
-Yoongi…- murmuró Namjoon.
-Dije que no- sentenció levantándose de golpe del asiento- Me importa una mierda el monto- dijo deslizando el papel de vuelta al hombre- No pienso entregar MI MÚSICA- dijo acentuando esas dos palabras- a otro artista. Agradezco la oferta, pero búsquense a otro idiota ingenuo.
Yoongi salió de la sala y Namjoon se levantó de su asiento con una sonrisa nerviosa- L-Lo siento, él es así, un poco ogro, pero déjenme hablar con él un segundo…- suplicó saliendo de la oficina corriendo detrás de su amigo que daba zancadas largas mientras su cola crispada e inflada se cernía detrás suyo.
-Yoongi…
-Vete a la mierda- murmuró sin frenar el paso.
-Espera Yoon… ¡Puedes esperar!- exclamó perdiendo los estribos y tomando el brazo de su amigo.
Yoongi se soltó con fuerza del agarre- ¡Prometiste que no se lo mostrarías a nadie!- Gritó.- Eres un traidor…
-¡Si no lo hacía yo tú jamás lo hubieses hecho Yoongi!- gritó perdiendo también los estribos.-
-¡¿y qué?! ¡Es mi música maldita sea! ¡Hago lo que quiero con ella!
-¡Es una gran oportunidad Yoongi! ¿Realmente la vas a dejar pasar para mantener intacto tu ego de mierda?
-¿Vender mi música Namjoon? ¿Enserio? ¿A ese idiota? ¿Y ver como todos lo adulan cuando en realidad es MI HISTORIA?
-E-Eso en realidad no estaba en el trato.. se supone que…
-Mírame Joon…
-¿Eh?
-¡Que me mires maldita sea! Mírame bien…- Namjoon lo observó, sin saber bien que debía ver- ¿Realmente creíste que podría convertirme en una estrella de rock? ¿En un idol?- rió con tristeza-
-Yoongi…
-Ya déjalo Namjoon- dijo volteándose.-No tiene caso.
-Espera Yoon.
-No me sigas- dijo con su voz alfa como una advertencia.
Yoongi jamás había usado su voz alfa con su amigo, eso lo desconcertó y sintió que algo se quebraba entre ellos. Namjoon se quedó congelado en el pasillo, dejando que su amigo se alejara más y más de él.
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-¿Crees que hice mal?- preguntó Joon a su esposo luego de contarle lo que había pasado.
Jin peinó los cabellos de su esposo con cariño mientras este reposaba su cabeza en el regazo del omega- Lo hiciste porque te preocupas y quieres lo mejor para él- dijo con delicadeza- Pero sabes cómo es Yoongi con su música.
-Si… debí consultarle antes- dijo cerrando los ojos con culpa- Soy un idiota.
-Yo no creo eso…- dijo sonriendo-Yo creo que eres el hombre más bueno del mundo, siempre preocupándote por los demás. Ya se le va a pasar y va a entender que no lo hiciste con mala intención.
-Eso espero- Suspiro- No es un buen momento para que se aísle, no con su obsesión con el omega…
Jin se mordió el labio y se tragó sus ganas de contarle su inesperado encuentro con Hoseok. No es que no confiara en su esposo, pero tenía la lengua floja y Yoongi podría enterarse y no quería que el gato hiciera una locura. Seokjin era un ferviente luchador de la voz propia de los omegas. Él quería que, si Hoseok necesitaba ayuda, él mismo fuera capaz de pedirla. Estaba cansado de los alfas cabeza hueca que hacían todo por instinto sin consultar a los omegas si realmente querían eso. Por eso amaba tanto a su esposo que, si bien parecían un alfa de manual, era un dulce que se dejaba dominar por su esposo omega.
-Por cierto…- dijo el lobo levantándose del regazo de su esposo y mirándolo de arriba abajo- Estas precioso…
-Oh ¿Esto?- Dijo con las mejillas sonrojadas- Antes de que llegues estaban probándome algunos outfits… Sabes que mi madre es bastante exquisita con la ropa que uso y quería impresionarla.
-Mierda…- dijo Joon golpeándose la frente- Había olvidado que mañana íbamos a ver a tus padres.
-Joon…-dijo Jin con una sonrisa comprensiva- No tienes que venir si no quieres, puedes quedarte con los chicos, yo voy y vengo.
-No- sentenció el lobo- Vamos a ir en familia.
-Sabes cómo son mis padres- dijo preocupado.
-Lo sé- dijo besando los labios regordetes del hámster- Pero no me importa, todo por mi hermosa princesa. – dijo besando sus manos.- Esta blusa rosa de seda te queda espléndida. El tema es qué me voy a poner yo…- dijo bajando las orejas.
-Oh cariño, ya separé tu ropa.
-Por eso te amo.- dijo trayendo a su esposo contra su pecho. Jin rodeó el torso de su esposo con sus brazos y dejó que su aroma a libros y madera lo tranquilizara.
Lo cierto es que había estado nervioso toda la tarde. En realidad, su crisis nerviosa había comenzado un mes antes, cuando sus padres le habían hecho llegar la invitación a sus 40 años de casados. No recordaba la última vez que había hecho algún tipo de contacto con su familia, ellos le habían dejado bien en claro que si decidía irse con “El Lobo pordiosero ese que tenía de novio” se olvidara que era parte de la prestigiosa familia Kim y por supuesto de su herencia. Pero ahora llegaba la maldita invitación y Seokjin quiso prenderla fuego, pero también pensó que sería una buena ocasión para demostrarse a sus padres y a su hermano mayor que había podido hacer una vida decente sin su ayuda monetaria.
-Puedo sentir te preocupación, cariño- Dijo Joon estrujándolo contra su cuerpo-
-Grandulón…- dijo Jin apenas pudiendo respirar- Vas a partirme al medio.
-Oh, lo siento- dijo soltando el abrazo- No mido mi fuerza- dijo bajando las orejas, haciendo reír de ternura a su esposo.
-No entiendo como no te aman, mírate, eres tan adorable- dijo rascando el cuello de su esposo haciendo que moviera la cola de felicidad- Ellos no saben el gran esposo que eres.
-Ellos tampoco saben en el gran hombre en que te convertiste- dijo Joon tomando a su omega de la cintura y tirándolo en la cama debajo de él- Esa blusa hace que me imagine cosas- murmuró el alfa al oído de su esposo.
-¿Ah si?- ronroneó- Cuéntamelas todas- dijo rodeando con sus piernas las caderas del lobo.
-¡Pelea de almohadas!- gritó Jimin lanzándose encima de su padre como si fuera un jinete.
-¡Chiiii pelea!- exclamó Tae subiéndose también a la espalda de su padre.
Nanjoon miró divertido a su esposo y lo besó en la frente antes de ponerse a jugar a que era un caballo con sus hijos. Si eso no era ser millonario, entonces Seokjin no sabía lo que era la riqueza.
Notes:
Se que quieren que Yoongi y Hoseok finalmente estén juntos, pero aun falta un poquito para eso, perdón! jajja
Además quería profundizar un poco más en la historia del Namjin, espero que no les aburra y lo disfruten tanto como yo TT.TT
Chapter 12: Una esperanza
Summary:
Los Kim visitan a los padres de Jin y Hoseok tiene esperanzas.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¿Cómo me veo?- preguntó Joon mirando su rostro en el reflejo del espejo de su puerta del coche familiar- Este maldito mechón rebelde, tendría que haberme cortado el pelo antes de venir- Protestó tratando de bajar el mechón de su frente que insistía en quedarse levantado.
Jin rió divertido e internamente le agradeció, porque su tonta preocupación lo había sacado de sus pensamientos autodestructivos que comenzaron a invadir su mente al momento que atravesaron el gran portón de la mansión de sus padres.
-Joon…Aunque tuvieras una bolsa de papas como sombrero te verías igual de sexi- Dijo acomodándole exitosamente el mechón y besando su mejilla.
Seokjin estacionó en el sector de aparcamiento de la mansión y apagó el coche. Todo quedó en silencio y por un momento se perdió en sus pensamientos, hasta que sintió la mano suave de su esposo sobre la suya- Si no quieres, aun podemos volver- Dijo el lobo.
Jin sonrió y negó con la cabeza- Otras tres horas de viaje con estos dos cachorritos, no gracias- Bromeó volteando a ver a sus hijos que solo se habían calmado cuando el alfa les entregó su celular para que jugaran a los videojuegos.
El omega odiaba que se hipnotizaran con esos aparatos, pero lo usaba como estrategia de distracción en ocasiones de emergencia como esa.
-Llegamos a casa de los abuelos- dijo Jin llamando la atención de los pequeños y quitándoles el móvil.
-¡Siii! Casa de abelos- exclamó Tae bajando del coche con ayuda de su padre alfa mientras que Jimin bajó por su propia cuenta.
Jin los vio bajarse por el espejo retrovisor, pero no fue capaz de salir, se quedó inmóvil en su asiento, apretando con fuerza el volante hasta que sus dedos se pusieron blancos. Cuando les había contado a sus hijos que irían de viaje para conocer a sus abuelos, ambos niños se habían puesto eufóricos ya que pensaban que la única familia que tenían era el tío Yoon.
“Son solo unos pequeños” Pensó Jin a sus adentros. Tenía miedo que los abuelos fueran igual de crueles como habían sido con él. Solo esperaba que los años hubieran ablandado sus corazones de piedra.
Finalmente tomó el valor necesario para bajar del coche y sonrió al ver a su hijo mayor acomodarse con suma prolijidad su pequeño traje color negro y su moño rosa que Jin había comprado para esa ocasión. Su hijo más pequeño también había llevado uno a juego, pero se lo terminó quitando porque decía que le molestaba y le picaba. (Cosas de Tata)
-Bien niños- dijo el omega parándolos uno al lado del otro (A su esposo también)- ¿Estamos listos? - Preguntó alisando las prendas de los tres para que se vieran perfectos. Su esposo también llevaba un traje igual que sus hijos, porque Jin había insistido en que se veían adorables y a juego de esa manera, solo que Joon llevaba una corbata rosa en vez de un moño y él llenaba cada parte del traje con su sexi y grandulón cuerpo trabajado y que tanto lo volvía loco.- Pero miren nada más que trío hermoso. Mis hombres…- Dijo halagándolos.
Los tres inflaron el pecho de orgullo al escuchar al omega de la familia decirles un cumplido. - Cariño, quien realmente está radiante eres tú- dijo el alfa extendiendo su brazo para que su esposo lo rodeara con sus delicadas manos- Realmente esa blusa te queda hermosa, ya me estoy poniendo un poco celoso- dijo tirando sus orejas para atrás.
-No seas tonto, seguramente todos los invitados son fósiles vivientes- se rió para calmar sus propios nervios- Bueno ¿Vamos?
Jimin tomó de la mano a su hermano pequeño y a su vez este tomó la de su padre alfa y caminaron hacia la imponente entrada de mármol del lugar donde había crecido y que creyó que jamás volvería a pisar.
“Tú puedes, no tengas miedo, solo son dos viejos gruñones, has vivido cosas peores”
Joon sintió como su esposo apretaba con fuerza su brazo, clavándole sus uñas en la tela de su traje. El alfa lo observó con preocupación. Jin estaba mordiendo con fuerza su labio pintado con labial transparente mientras observaba la puerta de roble, parecía caminar más lento de lo normal como si no quisiera llegar nunca a la puerta. El lobo suspiró una vez más, prometiendo que sería la última de esa noche, e irguió su espalda ancha. La velada tenía que salir exitosa, no podía permitir que su esposo colapsara por culpa de sus padres, no luego de años de luchar por construir una hermosa familia cuando ellos nunca los creyeron capaces. Esa noche venían a demostrarles lo contrario.
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La puerta de su cuarto se abrió en medio de la noche. Por fin había logrado conciliar el sueño luego de largas noches de insomnio y malestares producto del embarazo, pero el estruendo de la puerta lo hizo despertarse de golpe, haciendo que su corazón latiera con fuerza contra su pecho.
-¿Do-Hwan?- preguntó en las penumbras.
-Oh ardillita- Una voz femenina lo estremeció- Do-hwan está descansando ahora- dijo divertida, deslizándose dentro de la habitación de Hoseok.-
-N-No puedes entrar aquí…- dijo desde su nido cubriendo su panza con sus manos y su espesa cola.
La coneja lo ignoró mientras recorría el cuarto con su mirada adorable pero inquietante- Pero mira nada más que hermosa vista tienes desde aquí- dijo abriendo la ventana.- Eres un privilegiado después de todo.
Una brisa helada de invierno entró y enfrió la habitación en un instante.
-Para…- suplicó cubriéndose con sus sábanas- ¿Qué quieres?
La omega rió y caminó hacia la cama de la ardilla, sentándose sobre su pobre nido- Es cómoda- dijo dando saltitos por los resortes del colchón- Podría hacer un buen nido para mis cachorros aquí…
El corazón de Hoseok se paralizó- ¿C-Cachorros?
-¡Sii!- dijo emocionada, levantando sus largas y hermosas orejas blancas- Estoy segura de que son cuatro ¡Puedo sentirlos!
Los ojos de la ardilla se llenaron de lágrimas- No… no puede ser.
La coneja lo observó con diversión- ¿No me crees? Pues mira- dijo tomando de los cabellos a la ardilla- Huele por ti misma, ardillita.
-¡Ah!- gritó el omega cuando su nariz fue estampada en el cuello de la mujer, obligándolo a respirar el aroma de su piel que no olía a nadie más que a su esposo. El perfume a pino era fresco, reciente y su piel estaba levantada. Do-Hwan la había marcado como suya.
-¿Quiénes más pruebas?- dijo bajando la cabeza de la ardilla a su entrepierna.
-¡BASTA!- dijo el omega soltándose de su agarre dejando varios mechones de su cabello castaño entre los dedos de la coneja- Do-Hwan es mi alfa- Sollozó abrazando su barriga- Este es su cachorro.
La coneja rió como si hubiera escuchado el mejor de los chistes- Perdiste tu oportunidad ardillita. Do-Hwan ya me contó de donde te sacó- dijo haciendo una expresión de asco- Tuviste tus diez minutos de fama, cariño, pero ahora me toca a mí.
Sin decir más, la omega tomó a Hoseok otra vez de sus cabellos y lo sacó de la habitación con una fuerza a la que no pudo resistirse, no solo porque ella era mucho más grande físicamente, sino porque era también más joven, llena de vitalidad y no cargaba consigo un embarazo de nueve meses.
Hoseok trató de resistirse, chilló, pataleó y hasta usó su voz omega para pedir ayuda a su alfa. Pero ni él ni nadie de la manada escuchó a sus súplicas. O simplemente decidieron ignorarlas.
Solo con un remerón cubriendo su cuerpo, fue sacado al patio de la casa y arrojado al pequeño depósito inhabitable que estaba en el fondo. – Creo que este lugar te queda mejor. Quizás hasta te traiga nostalgia- La coneja arrojó las sábanas, el buzo de Yoongi y las sobras del almuerzo con Seokjin dentro del depósito- Solo porque me das pena- Sentenció cerrando la puerta y dejándolo en completa oscuridad en el frío y sucio suelo.
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-Llegas tarde.- Fue lo primero que la señora Kim dijo después de no ver a su hijo por 6 años.
-Hola madre- exclamó Seokjin inclinándose educadamente- No ha sido un viaje corto, he manejado por tres horas hasta acá.
-¿Tu esposo no maneja?- dijo enarcando una ceja.
-Hola señora Kim- exclamó Joon manteniendo su sonrisa de hoyuelos intanta. - Manejar no es lo mío- dijo rascando su nuca, un gesto que su esposo consideraba adorable pero su suegra infantil.
La mujer observó a los cuatro de arriba abajo- ¿Estos son tus cachorros?
-Jimin, Tae, digan hola a la abuela- Ordenó el omega, esperando que la dulzura de sus hijos calmara la tensión del ambiente.
Jimin se acercó primero e hizo una inclinación de noventa grados- Hola abuela, yo soy Jimin y tengo seis años- dijo con orgullo, moviendo su larga y peluda cola de lobo.
La mujer de ojos penetrantes siguió el movimiento de la cola de un lado hacia el otro- Eres un lobo…- Setenció.
Jimin bajó la mirada, como si las palabras de mujer lo avergonzaran. Nunca antes había pensado que ser un lobo fuera un problema.
-¡Hola Abela!- exclamó el más pequeño corriendo hasta los pies de la mujer- Cho soy Ta-ta- balbuceó moviendo su larga cola golpeando la fina ropa de su abuela con sus bruscos movimientos. La mujer quedó estática en su lugar, cuando el niño de aferró de sus pantalones de tela fina traída de la india.
-Otro lobo.- murmuró.
Rápidamente Nam tomó en brazos a su hijo más pequeño y apoyó su mano cálida en el hombro de su esposo, tratando de calmar la ira que comenzaba a sentirse en su aroma- ¿Por qué no entramos?
Su suegra pegó media vuelta con una gracia envidiable y caminó a través de la lujosa mansión, mientras la familia Kim los siguió por detrás.- Esta fue una mala idea- Murmuró el omega.
-Saludamos a tu padre y nos vamos- dijo el lobo estando de acuerdo.
Lo que no esperaban era atravesar la puerta del comedor y encontrarse con una larga mesa repleta de invitados que se voltearon a ver a la familia en completo silencio. Jin pudo reconocer en muchos de ellos a viejos amigos de su padre, entre ellos políticos y empresarios. También estaba su hermano mayor junto a su esposa y su sobrino. Todos hámsters.
Nadie dijo nada, ni su madre se preocupó en presentarlos. Bajo la mirada de todos los presentes tomaron asiento- ¿Y los niños? - preguntó a su madre cuando vio que faltaban las sillas para ellos.
-Preferiría que fueran a comer con los demás niños a la otra sala-
-Mis hijos se quedan conmigo- gruñó plantándose a su madre-
-Jinnie…- dijo su esposo al oído- Creo que será mejor que los niños no estén ¿No crees? Me parece que es mejor que se diviertan con otros niños.- Jin gruñó sin quitarle la mirada a su madre. No quería dar el brazo a torcer, aunque su esposo tenía razón. ¿Qué podían hacer sus cachorros en una cena con aburridos ejecutivos y miradas cargadas de desprecio? - Bien…- Murmuró sin desviar la mirada.
-Yo los llevo- se ofreció el lobo tomando a los pequeños rápidamente y sacándolos de la sala.
-Tu esposo sigue siendo igual que siempre, un perro callejero sin modales-
-Es un lobo- La corrigió- y mi esposo tiene más modales que tú y padre.
-Ya lo creo…- Dijo la mujer desviando su mirada gélida a su yerno, quien casi tira un jarrón valioso que se interpuso en su camino.
-¿Vas a seguir así toda la noche?
-Oh mira, llegó tu padre- dijo la mujer ignorando su pregunta.
-¡Jin!- exclamó el viejo hombre abrazando a su hijo- Tanto tiempo sin verte- exclamó observando a su alrededor- Y veo que finalmente te deshiciste de ese pulgoso, bien por ti, hijo.
Jin apretó fuerte los dientes y los puños- H-Hola señor Kim- dijo Joon a sus espaldas.
-Oh…- respondió observando con decepción a su hijo menor- Bien, comamos.
La cena se llenó de conversaciones banales entre sus padres y los demás invitados en las que no incluyeron a la pareja. Joon comió vorazmente, disfrutando de la gran variedad de platos, hasta varias veces pidió rellenarlo sin darse cuenta de la mirada de disgusto de sus suegros, por otro lado, su omega apenas probó bocado, moviendo la comida de un lado a otro. Todo se sentía tan falso, de repente había vuelto a ser un joven encarcelado bajo las estrictas reglas de sus padres. Sintió que su pecho se cerraba, una vez más tuvo ganas de escapar de allí y no volver.
-Entonces decidimos poner en venta nuestra casa de campo- Le comentó su madre a uno de sus invitados.
-¡Pero qué lástima! Es una hermosa casa. Debo decir que me tienta comprarla- rió el hombre.
-¡Va a tener que desempolvar varios cientos de miles!- Exclamó su padre, haciendo reír a los convénzales aunque Joon no entendía en donde estaba el chiste.
-¿La casa de campo?- Jin estaba desconcertado. Ese lugar estaba lleno de los mejores recuerdos de su vida, de cuando era pequeño y todavía no tenía idea de los planes que sus padres tenían con él. Aún era un niño como cualquier otro que podía jugar, correr y ensuciarse- ¿Por qué la van a vender? No es como que necesitaran el dinero.
-Nunca vamos, no tiene sentido conservar ese mugrero- dijo su madre- Las casas de campo ya no están de moda y es mucho trabajo conservarla.
-¡Pero pasamos todas nuestra vacaciones ahí! ¿No te da pena venderla? Padre la construyó desde cero.
-No es para tanto- dijo el hombre- Si tanto la quieres, puedes quedártela. Ya sabes cuál es la condición- dijo mirando de reojo al lobo que desentonaba entre tantos roedores.
-¿Otra vez con eso? Ya les dije que fue mi decisión y no voy a cambiar de parecer solo por un capricho suyo.
-Jinnie ¿te acuerdas de Eun-woo?- Preguntó su madre ignorándolo completamente- El hijo de los Cha- dijo con una sonrisa resplandeciente que le dio ganas de vomitar.
-Hola Seokjin- exclamó el nombrado, quien había estado sentado al frente suyo todo este tiempo, pero Jin no lo había notado. Claro, ¿Por qué lo haría? No le podía importar menos ese idiota engreído a quien su padre le pareció que sería un buen esposo para su hijo menor-Tanto tiempo sin verte, te ves radiante.
Joon dejó de masticar y por fin prestó atención a la conversación. Observó al alfa de sonrisa divertida y pícara que miraba a su esposo descaradamente y gruñó en forma de advertencia- ¿Este perro es tu mascota?- Dijo el joven soltero.
-¿Cómo me llamaste?
-Jinnie, controla a tu esposo por favor- Ordenó su madre- No frente a nuestros invitados.
-¿Le dices a Jonnie que se calme pero a él no le dices nada?- gritó perdiendo los estribos- ¿A qué viene todo esto? ¿Por qué nos invitaron?
Su madre tosió incómoda, pero mantuvo su falsa sonrisa- Ay cariño, la invitación era solo para ti, realmente pensé que se te había pasado el capricho adolescente de escaparte con el primer idiota que se te cruzara. Con tu padre entendimos que debías irte un tiempo, ya sabes, cosas de jóvenes rebeldes. Pero ya es hora de que vuelvas a casa ¿No te parece?
-Tu familia es aquí con nosotros, Jinnie- dijo su padre- Tu puesto sigue esperándote, además Eun-woo fue nombrado presidente de la compañía de su padre, es perfecto para ti, ya está siendo tiempo de que tengas cachorros, el reloj biológico corre…
Jin golpeó con fuerza la mesa, callando todas las conversaciones y tirando varias copas de vino- Esto es culpa mía- Murmuró.- Yo no debí venir en primer lugar, no debí exponer a mi esposo y a mis hijos a esta familia enferma. Jonnie… lo siento- dijo acariciando el cabello de su esposo, desarmando su peinado prolijo que no le quedaba bien- Puedes quitarte la corbata cariño, no hay nada que aparentar acá.- dijo mirando con desprecio a todos los invitados, especialmente a sus padres y a su hermano que lo había ignorado como si fueran completos desconocidos- Sigan en su casita de muñecas jugando a la familia perfecta. Pero no cuenten conmigo.
-Jinnie, cariño.
-No me llames así, madre- gruñó amenazando a la omega- Joon lleva a los niños al auto, tengo que hablar con mis padres.
-No cariño- dijo apoyando la mano en la espalda de su esposo.- No voy a dejarte solo, nos vamos todos juntos. Los ojos de Jin se llenaron de lágrimas al ver que sus padres no tenían una pizca de compasión ni de afecto verdadero por él- Jinnie, vámonos-
El omega se dejó llevar, hecho completamente un desastre y un manojo de nervios. Por primera vez en mucho tiempo sentía que todo su mundo se estaba desmoronando por tan solo una hora frente a sus padres. Se sintió débil, como si todo el trabajo de años y las noches de llanto hasta sanar la ruptura familiar no hubieran servido de nada y la herida abierta siguiera allí.
Namjoon enfureció como nunca antes, ya que era un alfa pacífico, pero nadie lastimaba de esa forma al amor de su vida. Aferrándose con fuerza y posesividad a su esposo, se volteó hacia todos los invitados.
-Ustedes podrán tener hermosas casas, la mejor comida y las mejores ropas, pero les falta amor. El hedor que desprenden sus cuerpos es insoportable, amargo, carente de sentimientos. No hay nada que envidiarles- dijo levantando el mentón con orgullo- Para todos ustedes podré ser un perro callejero sin valor, pero soy el hombre más afortunado porque tengo a mi lado al omega más inteligente y valiente del mundo. Que se fue de esta casa sin nada y peleó solo, sin su ayuda.- Exclamó mirando a sus suegros con decepción- Se convirtió en un gran médico, salvó muchas vidas en el camino, me salvó a mi…-dijo mirando los hermosos ojos color miel de su amado- Pero por sobre todo me dio a dos hermosos cachorros que vinieron ilusionados por conocer a sus abuelos quienes no fueron capaces de darles un abrazo ¿Acaso no tienen corazón?- Nadie respondió y sus suegros bajaron la mirada avergonzados- No es necesario que sigan preocupándose por su hijo, él es fuerte. Señor y señora Kim, a partir de ahora deben saber que yo y los cachorros vamos a cuidar a nuestro omega. Que tengan una buena vida, y sepan que nuestra casa siempre va a estar abierta para ustedes si algún día cambian de opinión.
Namjoon se inclinó respetuosamente y salió del comedor llevándose a un desastroso Jin y dejando a todos sin apetito. Las miradas de los invitados se posaron en los anfitriones, hasta Eun-woo, los miró con disgusto.
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-No deberías manejar en ese estado cariño. Lamento no saber manejar… debería poder hacerlo para ti.- Dijo bajando sus orejas a los costados de su rostro.
-Joon- dijo el omega limpiándose con las mangas de su odiosa e incómoda blusa sus lágrimas- No tienes que cambiar para mí. No dejes que sus palabras te afecten.
El lobo bajó la mirada, no tenía idea de cómo había juntado el valor para hablarle de esa forma a sus suegros- Lo siento por lo de adentro, no sé qué me pasó.
-Yo sí se- dijo tomando el rostro de su esposo entre sus manos.- Mi alfa me defendió, eres mi héroe.
Las mejillas del lobo se tiñeron de rojo y cerró los ojos cuando su esposo lo besó en los labios.
-Te amo Joon.
-Te amo más Jinnie.
-Ewww, que asco-exclamó Jimin.
-Que aco- repitió Tata.
-¿Esto les da asco?- dijo el lobo dejando muchos besos en el rostro de su omega-
-¡Basta pa!- dijo Jimin cerrando los ojos.
-¿Por qué? ¡Besos para todos!- exclamó tirándose hacia atrás intentando besar las mejillas de sus hijos que se retorcían de risa en sus asientos.
Jin rió por las locuras de su esposo. Su padre jamás había sido así con él, nunca había tenido esa complicidad con su hermano y estaba seguro de que su pretendiente tampoco sería tan buen padre como su lobo.- ¿Nos vamos a casa chicos?- dijo encendiendo el coche ansioso por volver a su hogar.
-Sí, ya vámonos- dijo el lobo luego de colocar los cinturones de seguridad a los cachorros-
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Si bien el viaje por la ruta fue largo, ya no había nerviosismo en la familia. Disfrutaron del hermoso paisaje campestre escuchando los temas en lo que Joon había colaborado para los artistas de la disquera mientras los pequeños dormían plácidamente.
-Estuve intentado llamar a Yoongi, pero no atiende ni me responde los mensajes.- dijo mirando su teléfono con el ceño fruncido.
-Te está haciendo la ley de hielo-
-Lo sé, pero tengo un mal presentimiento. Llamé al taller y me atendió su jefe, me dijo que no se presentó a trabajar los últimos días-
-Vayamos a verlo entonces, tengo una copia de sus llaves. Además, hay algo que debo decirle.
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Si antes le había costado dormir, ahora parecía todo un reto. Hoseok se colocó el buzo de Yoongi, cubrió su cuerpo con las sábanas y se hizo una bolita rodeándose con su cola. El temblor no se iba porque el frío entraba por las grietas de las paredes de madera calándose cruelmente hasta sus huesos.
De repente, la puerta se abrió en un chirrido terrorífico, y el omega bajó sus orejas con miedo- ¿Qué más quieres?- exclamó cansado de luchar.
-Hoseokie…- Dijo la dulce voz de su esposo invadió el lugar.
Los grandes ojos de la ardilla lo observaron con tristeza- Do-Hwan- dijo con un nudo en la garganta.
-Lo siento Hoseokie- dijo rodeándolo con una vieja frazada.
-¿P-Por que?- dijo en un hilo de voz al sentir el olor a helado de fresa en la piel de su esposo- ¿Qué hice mal?
-Lo siento cariño- dijo acariciando sus orejas. Pero el omega tembló ante su toque, ya no se sentía bien- Debes comprender, omega, soy el líder de la manada y debo mantener mi estatus. Bunny va a darme los cachorros que necesito.
-Y-Yo p-puedo dártelos, solo debes esperar- dijo desesperado, aferrándose a la ropa de su esposo.
Suavemente, el alfa quitó las pequeñas y frías manos del omega- No, Hoseokie, no hay tiempo. Debes ser fuerte y esperar ¿Puedes hacer eso por mí?
-¿Esperar?
-Sigues siendo mi omega- dijo acariciando su cabello como si fuera un perro.- Tan solo debes ser paciente y esperar.
-¿L-Lo soy?- su omega interno lloró- ¿Entonces por qué no me marcas?- Sollozó.
-Oh omega… no supliques, que no te queda bien- dijo levantándose del asiento- Mañana te traigo el desayuno, ahora descansa ¿Si?
-P-Pero Do-Hwan…-
El alfa cerró la puerta, dejando que la oscuridad abrazara al omega. Algo dentro de él se rompió. Como si el lazo que los unía y que pendía de un fino hilo que ya no pudiera soportar más la prisión. De repente, se cortó y un dolor agudo invadió su pecho. Se había quedado sin alfa, lo habían rechazado, despreciado, cambiado por alguien mejor, alguien que no estaba usado como él, alguien que realmente podía darle muchos cachorros.
Hoseok se abrazó a su mismo y hundió su nariz respingada en el buzo de Yoongi que poco a poco perdía su olor a café y mandarinas. Buscó en el suelo oscuro la bolsa de comida y metió la mano dentro. No había cenado y su cachorro le pedía a gritos comida. Por suerte, Bunny no le había quitado esas sobras.
El omega pegó un salto del susto cuando su mano tocó algo duro y frío dentro de la bolsa- ¿Qué…?- murmuró cuando sacó un teléfono de dentro. No recordaba la última vez que había tenido uno entre sus manos, porque Do-Hwan no se lo permitía. ¿Entonces de quién era?
Con las manos temblorosas por el frío apretó el botón de inicio y apareció una foto familiar como protector de pantalla. Un alfa de lobo sonriente, sus dos cachorros y…- Seokjin- Murmuró al reconocerlo en la foto.
¿Se le había caído el teléfono? No, no podía ser… el hámster era astuto. El corazón de Hoseok tembló de la emoción al darse cuenta que el omega le había dejado en esa bolsa la posibilidad de huir de la manada.
Para su sorpresa, lo había dejado sin clave. Lo primero que hizo fue revisar los contactos. No eran muchos. Había uno que decía “Amor” y concluyó que era el lobo que aparecía en la foto. Pero el que lo dejó sin aliento fue el que estaba guardado como “Yoongi-ah” Su Yoongi, era su Yoongi. Estuvo a punto de marcar su número, necesitaba escuchar su voz grave y cálida. Que le dijera que era hermoso, quizás podría hasta creérselo. Pero escuchó pisadas fuera del depósito, de alguien rondando, y escondió rápidamente el móvil en la bolsa y debajo de sus ropas.
No podía ser estúpido, tenía que pensar bien cuando usarlo, hasta Seokjin y su familia podían correr peligro si uno de los alfas de la manada descubría el teléfono. La imagen de los cachorros sonrientes lo hizo recapacitar. Tenía que esperar el momento correcto.
Notes:
Hola! Han sido dos días agotadores desde que volví al trabajo (Lloro) Pero escribir esto me distrajo bastante jajaj.
Amo el sope, pero el namjin son mis padres, así que espero que lo disfruten igual que yo! En el próximo capítulo tendremos actualizaciones del gatito. ¡Gracias por leer!
Chapter 13: Somos tu familia
Summary:
Los Kim hacen una intervención al gatito
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Al día siguiente, Los Kim dejaron a sus niños en el jardín de infantes y se dirigieron a casa de Yoongi.
-Tan solo mantén la calma cariño, recuerda que vinimos para hacerlo recapacitar- dijo Joon bajando las orejas.
-Claro jonnie- dijo subiendo agitado las angostas escaleras del edificio, ya que no funcionaba el ascensor. (Nunca lo hacía)
-¡¿Vas a fingir por mucho tiempo más que no tienes amigos?!- Gritó el omega abriendo la puerta de golpe- ¿Cuál es tú…?- Jin se quedó sin habla, detrás de él se escucharon los pasos apresurados del alfa que finalmente había podido alcanzar a su esposo.
-Jinnie- Dijo recuperando el aliento- ¿De qué hablamos…?
El lobo también se quedó sin habla al ver el interior del departamento de Yoongi completamente aseado. No recordaba que el suelo fuera de un blanco tan brillante y que del ventanal pudiera entrar tanta luz si se limpiaban los vidrios- ¿Yoongi?- preguntó el alfa, comenzando a creer que el gato había abandonado el apartamento y alguien más lo había alquilado.
De repente, Yoongi apareció frente a sus ojos con guantes de goma en las manos, una remera remangada y auriculares puestos mientras tarareaba una canción. Casi se le sale el corazón por la garganta al ver a la pareja dentro de su apartamento- ¡¿Pero qué mierda?! - gritó y su cola se infló del susto.
El alfa se quitó los auriculares y los guantes con un sonrojo en su rostro- ¿Qué hacen acá? - dijo dándoles la espalda- ¿No conocen lo que es la privacidad?
-¿Por qué no contestabas los mensajes? Joon te llamó miles de veces ¡Y no fuiste capaz de levantar ni una sola vez!- Gritó mientras su esposo aún estaba atónito por el olor a limpio del pequeño apartamento- Pensamos… pensamos que…
-¿Qué me había matado?- Se burló estirando las mangas de su remera con desinterés.
-No te burles. No lo digas como si antes no lo hubieses intentado- Se plantó furioso el omega.
Yoongi miró hacia la ventana y la abrió para que el suelo aún húmedo se secara más rápido.- Dejaron una huella de pisadas, voy a tener que volver a pasar el trapo- dijo ignorando a su cuñado.
-Uh… lo siento Yoon- Dijo el alfa mirando el camino negro que habían dejado sus botas de invierno.
-¿Puedes dejar de actuar como un idiota?- Exclamó furioso el hámster.
-Jinnie…
-¡No Joon!-Gritó alterado- Esta vez tengo razón en enojarme. Veo que limpiaste, es increíble- dijo aplaudiendo con sarcasmo- ¿También nos limpiaste de tu vida? ¿Eh?
Yoongi suspiró y se dejó caer en el sillón- No es eso…
-¿Entonces?- dijo el omega cruzándose de brazos- Joonie estuvo preocupado por ti, cometió un error, si, pero ya se disculpó. Además, lo hizo porque quiere lo mejor para ti- dijo furioso.- Deja de ser tan cabeza dura y compórtate como un adulto funcional.
El nombrado se paró detrás de su esposo con su cola metida entre las piernas- L-Lo siento Yoongi, yo solo quería que cumplieras tu sueño.
-Joon… Jin…- dijo frotándose con cansancio su rostro pálido. Distraído, acarició la cicatriz que atravesaba su ojo derecho, aquella que le recordaba que, aunque limpiara todo a su alrededor, aún estaba sucio por dentro y había manchas que no se podían quitar fregando- Solo quería dejar de ser un estorbo, lo único que he hecho todos estos años ha sido causarles problemas. Simplemente quería darles un respiro, eso es todo. Tienen cosas más importantes de las qué preocuparse. - Yoongi bajó su mirada hacia sus pies descalzos, incapaz de ver a la pareja a los ojos, habían sido años de dramas, recaídas y depresiones profundas. ¿Y cómo les había agradecido? Pues siendo una piedra en su zapato.- Ya vieron que estoy vivo, no se preocupen más por mí y lo siento Joon, no debí hablarte de esa forma- dijo sintiéndose culpable por haber usado su voz alfa con su amigo.
Yoongi esperaba escuchar la puerta de salida cerrarse de golpe. Sin embargo, sintió que el sillón se hundía de ambos lados. Sus amigos se habían sentado a cada lado de su pequeño cuerpo, y aunque el mueble era muy chico para los tres (Especialmente porque el lobo había aumentado un poco de peso), ambos hombres lo envolvieron en sus brazos en un abrazo apretado e incómodo. Yoongi trató de resistirse, refunfuñando y moviendo con molestia su cola. Después de todo era un gato y odiaba el contacto físico.
-Ya…- dijo Jin suavemente, acariciando la espalda del gato- Está bien Yoonie, te tenemos.
-No te vas a librar de nosotros tan fácil- Dijo Nam moviendo la cola con felicidad.- Somos tu familia.
Y con esas palabras, Yoongi dejó caer gruesas lágrimas que había estado tragándose por mucho tiempo. Su cuerpo convulsionó en llanto, pero sus amigos se aferraron con fuerza al gato, dejando que sacara todo ese dolor de dentro suyo.
---
Apenas Yoongi logró calmarse un poco y su llanto se convirtió en solo hipos, Jin hizo una escapada al almacén más cercano y cocinó un almuerzo abundante y con mucho pescado, aunque realmente no soportaba el olor. Pero internamente deseaba que Yoongi estuviera bien y él tenía un lema. “Con el estómago lleno, la vida era más fácil”. Con una sonrisa radiante y orgullosa vio a su amigo comer animadamente, hasta el color pálido de su rostro estaba adquiriendo algo de color. Su esposo no se quedó atrás, comiendo una buena ración. Jin limpió las migajas que habían quedado en la comisura de los labios del alfa y sonrió al ver cuánto amaba su comida.
-Ya veo porqué Joon está tan gordo- bromeó el gato, ahora que había recuperado los ánimos.
-Jinnie me alimenta muy bien- dijo el alfa con orgullo.
-Joon, que te dije de hablar con la boca llena.
-Lo siento cariño.
El gato rió, era divertido ver como el omega había adiestrado a su amigo, si muchos creían que Joon era un desastre ahora, era porque no lo conocieron como en su época de soltero.
-¿Y bien? ¿Nos vas a decir a que se debe esta limpieza de año nuevo?- preguntó el omega.
-Por nada en especial- dijo prestando exagerado interés a su plato vacío, como si allí, en los huesos de pescado, estuviera el sentido de la vida.
-Yoongi…- dijo levantando una ceja- No sos bueno mintiendo.
Yoongi suspiró y se levantó de la mesa, desapareciendo dentro de su cuarto. Jin miró a su esposo en búsqueda de una explicación, pero él estaba más confundido aún, últimamente el gato traía muchas sorpresas consigo.
Luego de unos segundos, Yoongi apareció con un bolso amplio, con muchos bolsillos, de color verde manzana y con bellotas estampadas por todos lados junto con corazones rosados.
-Definitivamente ese no es tu estilo- dijo el lobo.
-¿Eso es…?- Jin sabía muy bien lo que estaban viendo sus ojos. ¿Acaso Yoongi también lo sabía?
-Yo…- dijo dejando el bolso sobre la mesa. Por el ruido que hizo, el omega supo que el bolso maternal no estaba vacío. Se levantó de golpe de su asiento y abrió la bolsa bajo la mirada nerviosa de su amigo y el rostro confundido de su esposo.
-Pañales… Una mamadera… un mordillo en forma de bellota…¿Un sonajero en forma de gato? ¿Una manta con caritas de gatos? ¡¿Un enterito verde?!- exclamó a cada cosa que sacaba de adentro, avergonzando más y más al gato- Yoongi…
-¡No lo sé! Simplemente lo vi en una tienda y no pude evitar comprarlo- dijo arrebatándole las cosas de las manos y guardándolas dentro del bolso con cuidado- Suéltalas, las vas a arruinar.
-Yoongi, esto es todo de buena calidad- Dijo recordando que él no había podido costearse esas cosas con su antiguo sueldo de pasante en el hospital y el mísero sueldo de asistente de productor de Joon- ¿Cómo conseguiste el dinero?- dijo con sospecha.
-No es lo que crees- dijo a la defensiva- Vendí mi guitarra y me dieron un buen dinero por ella.
-¡¡¿Qué?!!- Gritó el alfa soltando el pedazo de carne que tenía en sus manos. -¡¿Vendiste la Gibson?! ¿Te volviste loco?
-¡Quería comprarle estas cosas a Hoseok! ¿Y si no tenía nada para su bebé? P-Pensé que podría necesitarlo y…
-Yoon- Dijo el alfa sintiéndose mal por él- Pero Hoseok…
-Lo sé, él ya tiene a su alfa- dijo tomando el bolso entre sus brazos con recelo, como si eso de alguna forma lo conectara con el omega- Pero puedo dejárselo en la puerta de su casa, no tiene porqué saber que fui yo- Dijo desesperado-
-Yoongi, creo que hay algo que deberías saber…- Dijo Jin nervioso.
-¿De qué hablas?- Dijo el gato poniéndose alerta, levantando sus orejas.- Si vas a decirme que me olvide de Hoseok, ni lo sueñes- dijo a la defensiva- No importa que no sea mío, yo solo quiero que él esté bien.
Jin estuvo a punto de contarle su inesperado encuentro con la ardilla, cuando el teléfono del gato sonó.
Yoongi lo ignoró por completo, observando fijamente a su cuñado. De seguro era su jefe, pidiéndole que volviera al trabajo o para mandarlo a la mierda por irse sin avisar. Cualquiera de las dos opciones no pensaba atender, ya no pensaba volver a ese mugrero, se había propuesto encontrar un trabajo más decente y de mejor paga.
-Yoongi, creo que deberías entender- dijo el otro alfa.
-Dejalo que suene, de seguro es el dueño del taller- dijo sin mirar la pantalla.
-Yoongi- dijo el omega sintiendo un mal presentimiento- En serio, DEBERÍAS ATENDER- Dijo con una mirada que inquietó al gato.
Definitivamente Jin se estaba volviendo loco y estaba perdiendo los estribos. Sin querer seguir discutiendo con el omega, tomó el celular y vio que la llamada venía de “Seokjin Hyung”- ¿Es una broma?- dijo riéndose- Esto sí que no me lo esperaba, con tus chistes malos…
-¡Yoongi entiende la maldita llamada!- gritó usando su voz omega- Es Hoseok, Yoongi, seguro necesita nuestra ayuda.
¿Qué?
Notes:
Un capitulo cortito antes de irme a dormir!
Chapter 14: Ven pronto
Summary:
El cachorro se acerca ¿Hoseok tendrá posibilidades de escapar?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Si bien trató de racionar la comida, terminó devorándose toda esa misma noche. Por lo menos su cachorro quedó satisfecho y no sintió malestar por tener el estómago vacío.
Los rayos del sol comenzaron a atravesar las grietas del viejo techo y cayó en la cuenta de que apenas había logrado dormir, por suerte, el sol subió un poco la temperatura y dejó de temblar como una delgada hoja de papel.
Hoseok se mantuvo inmóvil hecho una bolita envuelta debajo de la frazada que le había traído su esposo. No. Él ya no era su esposo, ya no era su alfa, ya no eran nada. Su omega gritó de dolor una vez más por el abandono. Sus esperanzas habían sido pisoteadas y se odió por ser un mal padre, porque estaba seguro de que su cachorro estaba absorbiendo toda la angustia.
¿Cómo se sentiría su hijo cuando supiera que su padre alfa lo había rechazado? El omega acarició su panza por debajo del buzo de Yoongi- Lo siento bebé, papi hizo lo mejor que pudo. No sé qué va a pasar cuando nazcas, pero prometo darte todo lo que tengo de mí y jamás te va a faltar amor.
La ardilla agarró el juguete de dinosaurio que el adorable hijo de Seokjin le había obsequiado para su cachorro y sonrió, porque recordó que Yoongi había comprado ese juguete para el lobo. Lo imaginó, imaginó al alfa regalándole ese mismo juguete a su cachorro. Y aunque sabía que esa no era la verdad, la fantasía un poco lo reconfortaba.
Guardó el juguete entre sus ropas, temiendo que se perdiera entre los escombros y chatarra del depósito, su niño debía que tener por lo menos un juguete con el cual jugar hasta que él pudiera darle uno. Luego, tomó el teléfono de seokjin y observó el fondo de pantalla, revisando cada detalle de la imagen, porque no tenía nada mejor con lo que entretenerse y distraerse de su patética vida.
Hoseok miró la sonrisa de paletas chuecas del niño más grande, la sonrisa cuadrada del más pequeño, la sonrisa con hoyuelos del padre alfa y la sonrisa regordeta y brillante de Seokjin. Observó la comida que estaba en la mesa frente a ellos, parecía casera y juraba que hasta se veía el vapor encima, lo que significaba que recién había salido del horno, se le hizo agua la boca. Apreció los suéteres que llevaban a juego los cuatro y se abrazó más a la frazada roída.
Que miserable debería verse en ese momento si alguien lo viera desde afuera, envidiando la fotografía de una familia perfecta llena de amor desde las penumbras de un depósito, en el suelo frío, con una frazada vieja y un cachorro sin padre en su vientre.
Hoseok suspiró apretando el botón de “Menú” del móvil para no tener que ver más esa imagen de postal. Sus dedos escurridizos lo llevaron a la galería de fotos. Se sintió un intruso revisando la privacidad del hámster, abusando de su confianza, y deseó no encontrar imágenes subidas de tono. Sin embargo, la carpeta estaba llena de fotos de sus hijos: En la entrada del jardín de infantes con sus adorables uniformes, fotos del omega cocinando (Más bien haciendo un enchastre de harina) con los niños, miles de fotos del alfa durmiendo con la boca abierta y con cada uno de los cachorros a cada uno de sus lados y…
La ardilla se frenó en una foto de escenario diferente. Era una habitación gris y oscura, muy distinta a lo que parecía el hogar colorido de la familia, pero allí estaban los cuatro sonriendo, con sombreros de cumpleaños y una torta sobre la mesa, en medio de la familia estaba Yoongi, su Yoongi, con un cono de cumpleañero en su cabeza, enredando sus cabellos negros con el elástico, con sus orejas de gato tiradas hacia atrás y una cara de molestia como si le hubiesen puesto un arma en la cabeza para que mirara a la cámara.
A Hoseok le pareció la foto más hermosa del mundo y deseo tener una copia en papel para llevarla consigo a todos lados. Era simplemente adorable, con sus pequeños ojos negros, su cara redonda y blandita y su boca en una línea recta que mostraba disgusto, pero el omega presentía que detrás de esa cara larga había un gato feliz de estar con sus seres queridos, podía sentirlo.
No conocía mucho al alfa, pero en el poco tiempo que se vieron había sido dulce, caballeroso y le había hecho saber a Hoseok que era especial y que era hermoso. Nadie nunca le había dicho que era hermoso sin tener intenciones lujuriosas por detrás. Cuando conseguían lo que querían, dejaba de ser la ardilla adorable y hermosa y se convertía en la ardilla usada que ya no tenía gracia.
Una punzada de dolor se sintió en su pecho. ¿Yoongi lo querría aun sabiendo su pasado?
¿En que estaba pensando? ¿Por qué Yoongi lo querría en primer lugar? Al igual que Seokjin hyung, él solo había sido amable con la ardilla embarazada.
-¡Ardillita!
Se le resbaló el teléfono de las manos al escuchar a uno de los alfas de la manada hablarle desde el otro lado de la puerta, y para su maldita mala suelte, el aparato de deslizó hacia adelante. No había tiempo de tomarlo y guárdalo dentro del buzo, no tuvo más remedio de que tirarse hacia adelante en cuatro patas y finalmente sentarse sobre el móvil con las rodillas juntas delante de su panza y sus manos sobre las piernas, tratando de actuar lo más normal posible para cuando la puerta se abrió y el perro lo observó desde arriba.
-Buenos días ardillita- dijo el alfa, observándolo de una manera inquietante.
B-Buenos días- Sudó a mares y clavó sus uñas en su pantalón. No había manera de que supiera de su secreto. Pero… ¿Y si olía su miedo? Hoseok trató de calmarse internamente mientras bajaba la mirada hacia sus manos, incapaz de mantenerle la mirada al joven alfa.
De repente, el perro se agachó a su altura y su aroma a picante lo hizo marearse. Lo estaba haciendo apropósito, estaba liberando sus feromonas de alfa para atraparlo en su red. –Linda ardilla- dijo con su aliento caliente muy cerca de su cuello.
Hoseok se mantuvo inmóvil, como una presa congelada frente a su depredador, apenas pudo respirar, si lo hacía, su omega iba a doblegarse ante ese maldito niño.
-Te traje el desayuno- dijo arrojando un plato a sus pies de lo que parecían las sobras de la noche anterior y que ni siquiera habían sido calentadas.
Hoseok finalmente respiró aliviado al darse cuenta que lo habían mandado para llevarle la comida y que solo estaba exagerando la situación. Pero de repente escuchó al alfa burlarse de él con una risa desagradable. -¿Qué pensaste que iba a hacer?- dijo con un tono de ofensa fingido- No soy un pervertido… Voy a esperar a que primero escupas a ese cachorro- dijo peinando los cabellos del omega detrás de sus orejas- El alfa dijo que te prestaría a la manada. No puedo esperar…-Dijo relamiéndose las encías.- Hueles bien ardillita… Espero que conserves ese olor, mami…- Dijo cubriendo con su gran cuerpo el pequeño y tembloroso cuerpo de la ardilla. Su mirada oscura bajó hacia los pequeños pechos del omega escondidos debajo del buzo- No puedo esperar para probar tu leche ¿Sabrá a vainilla?.
Sin previo aviso, las manos con garras filosas del alfa apretaron sus pechos con fuerza, haciéndolo chillar.
-¡Aléjate!- En un acto de defensa, en el que su omega se activó para proteger a su cachorro, Hoseok hundió sus dientes en la mano del alfa hasta que sangró.
-¡Maldita zorra rabiosa!- El alfa le propinó un fuerte cachetazo que lo tiró hacia un costado con fuerza- ¡Ahhhrg!- dijo sosteniendo su mano herida y retrocediendo en shock.- Agradece que llevas el cachorro del jefe dentro. Pero cuando ya no, te las vas a ver conmigo.- sentenció cerrando la puerta con fuerza.
Hoseok no pudo levantarse, aun conmocionado por lo que había hecho. Podía sentir el sabor a la sangre de ese alfa en su boca, el ardor en su mejilla, el olor a picante sofocando el aire del pequeño cuarto, sus pechos arder de dolor por la fuerte apretada que le dio con sus grandes y duras manos, también y los más preocupante, un dolor fuerte en su espalda baja que comenzó con una fuerte puntada cuando cayó de lleno en el suelo. –Aaaah- exclamó tirándose de costado en posición fetal, aferrándose de su vientre.
El dolor comenzó a bajar más y más, dejándolo completamente inmóvil.
¿Él bebé estaba por venir? No tenía idea de cuáles serían sus síntomas, nunca nadie le había explicado cómo era un embarazo omega en hombres. Ni siquiera el único médico que lo atendió, ni siquiera su madre… Nadie le enseñó.
-¡Do-Hwan!- Gritó, pero su voz apenas salió de su garganta. Sus dientes castañearon de dolor y el calor de la habitación comenzó a sofocarlo. Si no hacía algo al respecto, él y su cachorro morirían en ese cuarto.
De repente recordó el teléfono. Levantó su rostro hacia sus pies y allí estaba el móvil de Seokjin. Intentó apoyarse sobre sus codos para tratar de incorporarse, pero un segundo después sus brazos se resbalaron sin fuerzas. Gimió de desesperación, no podía rendirse ahora, no tan cerca de salvarse. Movió uno de sus pies y logró pisar el aparato, y con las pocas fuerzas que le quedaban lo empujó hacia su vientre, muchos más cerca de sus brazos. Con un último tirón de fuerzas, que hizo que una nueva puntada lo azotara, pudo tomar el teléfono entre sus manos sudadas y temblorosas.
Entró a la lista de contactos y miró el nombre “Amor” y luego “Yoongi” No podía arriesgarse a llamar al esposo de Seokjin, no sabía si estaban juntos ni sabía si realmente lo iría a ayudar, por lo que llamó a Yoongi, que era lo que en realidad quería su omega dañado que aullaba de olor.
El teléfono sonó: Un tono… dos tonos… y comenzó a perder las esperanzas. De repente, levantaron a llamada y sintió sus lágrimas estallar en su rostro al escuchar la voz grave y en alerta del alfa.
-¿Hoseok?- exclamó del otro lado- ¿Hoseok eres tú? ¿Estás bien?
-Y-Yoongi…- exclamó en un hilo de voz.
-Aquí estoy omega, dime que sucede- dijo con su voz alfa protectora- Dile al alfa que sucede.
Hoseok sollozó al escuchar las abrazadoras palabras del alfa, pero otra puntada aún más fuerte lo hizo chillar de dolor.
-¿Hoseok que pasa?- Gruñó- Voy para allá…
-E-Estoy…
-¿Dónde estás? Dile al alfa… ya estoy yendo…
Hoseok escuchó como el gato se movía por la casa y también escuchó a lo lejos las voces de quien parecía ser Seokjin y otro hombre más.
-E-Estoy en el depósito del fondo de la casa…- sollozó.
Escuchó que Yoongi respiraba con pesadez del otro lado, como si se estuviera conteniendo- Ya estoy en camino Hoba… Resiste ¿Si?
El tierno apodo que el alfa le dio inesperadamente hizo reavivar, aunque sea un poco, a su omega, quien lloro por más- Alfa…
-¿Si omega?
-Ven pronto, me duele.
Notes:
Fue complicado escribir este capítulo, espero haber podido explayar bien las ideas de mi cabeza y que hayan sufrido igual que yo jajaj
Chapter 15: MinKim al rescate
Summary:
Operación, rescatar al omega embarazado.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¿Hoseok?-Yoongi escuchó una débil respiración del otro lado- ¿Hoseok eres tú? ¿Estás bien?
-Y-Yoongi…-
El mundo del alfa se congeló a su alrededor. La voz del omega se escuchó apenas audible, lastimosa y quebrada, provocando que su alfa aullara de dolor.- Aquí estoy omega, dime que sucede. Dile al alfa que sucede.
Sintió que se le rompía el corazón en mil pedazos cuando escuchó a Hoseok sollozar del otro lado de la línea.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué le habían hecho? Sintió miedo, sintió su mano que sostenía el teléfono temblar, su cola moverse de un lado al otro con nerviosismo y a su alfa interno gritar, esta vez con furia.
De repente, un grito agónico de dolor alertó a Yoongi. -¿Hoseok que pasa?- Gruñó al escuchar el grito agudo del omega pidiendo ayuda- Voy para allá…- Sentenció caminando por el departamento bajo la atenta mirada de sus amigos.
-E-Estoy…
-¿Dónde estás? Dile al alfa… ya estoy yendo…- Dijo tomando el bolso maternal con su mano libre.
-E-Estoy en el depósito del fondo de la casa…- sollozó.
El aire del pequeño departamento se tornó pesado en un instante. El aroma a mandarinas y café se agrió, y sus amigos supieron que algo no estaba bien.
-Yoongi…- dijo Nam advirtiendo que el cuerpo de su amigo temblaba de ira.
“En un depósito? ¿Quién se atrevía a dejar a su omega en un depósito en su estado? Miles de escenarios horribles y grotescos aparecieron en su mente y en todos ellos estaba el hijo de puta que decía ser el alfa de Hoseok sonriendo de forma grotesca mientras lo lastimaba.
-Ya estoy en camino Hoba… Resiste ¿Si?- Apenas pudo decir con la voz temblorosa de la ira. Iba a matar a ese sujeto, iba a saltarle en la yugular y arrancarle un buen pedazo de carne para que muriera desangrándose lentamente.
-Alfa…
La voz dulce de Hoseok del otro lado de la línea lo tranquilizó, haciéndolo volver en sí, hasta juró que pudo sentir el aroma a vainilla salir del móvil y abrazarlo con ternura, como solo un omega podía hacer. -¿Si omega?
-Ven pronto, me duele.
-Quédate en la línea- Dijo dándose vuelta hacia el matrimonio que ya estaban levantándose de sus asientos en posición de alerta.
Jin frunció el ceño con determinación al ver la mirada llena de terror e ira en el gato. Sabía que este día llegaría tarde o temprano, y se había mentalizado para este momento desde que escondió su teléfono en la comida del omega. En un rápido movimiento le quitó el celular a yoongi de las manos y en su reemplazo le entregó las llaves de su coche- Sácalo del estacionamiento. Tu sabes dónde está la manada, tú manejas- Ordenó sin dejar que tuviera tiempo de protestar.- Yo voy a hablar con Hoseok durante el viaje.
El gato gruñó. En realidad fue su alfa quien gruñó inconscientemente, como si Jin realmente fuera una amenaza y quisiera interponerse entre él y su omega.
De repente, el cuerpo grande y ancho del lobo se cernió intimidante frente a su omega alejándolo del otro alfa. Gruñó furioso, haciendo que Yoongi dudara de su posición como alfa, después de todo, Joon era un alfa dominante- Yoongi- Gruñó con una mirada que lo inquietó- Vas a hacer lo que te dijo. Tú manejas y mi omega habla con tú omega ¿Está bien? Él sabe de medicina y va a poder guiar a Hoseok hasta que lleguemos. Así que no pierdas más el maldito tiempo y saca el maldito coche del estacionamiento.
En otra situación, Yoongi hubiese retrocedido y escapado de esos colmillos filosos que parecían devorarlo. Pero rápidamente volvió en si, ambos tenían razón. Sacudió su cabeza con fuerza y se cacheteó la mejilla, como si quisiera hundir a su lado animal. No era momento de instinto, era momento de trabajar con sensatez. Rápidamente salió del departamento, seguido por detrás por el lobo y a lo último el hámster.
Antes de levantar la llamada, Seokjin observó a su lobo correr delante de él con las orejas en alto demostrando determinación y sintió que su pecho se inflaba de orgullo.
“Ese es mi alfa”
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En tiempo récord, Yoongi sacó el coche familiar de los Kim del estacionamiento. Joon viajó en el asiento del copiloto y jin en el asiento trasero. - Hola Hoseok, soy Jin.- Dijo finalmente a la línea.
-Jin Hyung…- El hámster sintió que su pecho se contraía al escuchar la débil voz del omega.
-Hoseok, sé que duele y sé que estás asustado, pero necesito que me escuches bien y me digas con exactitud que estás sintiendo ¿Está bien?
El omega no respondió, pero Jin lo tomó como un “Si”- ¿Qué te duele?
-M-Me duele atrás…- Murmuró con la voz temblorosa.
-Bien.. ¿En qué parte? ¿puedes decírmelo?
Los ojos felinos de Yoongi observaron a su hyung por el espejo retrovisor, quería escuchar qué estaba pasando, pero tnía que confiar en el omega. Sin embargo la incertidumbre y el miedo lo estaban dominando poco a poco. De repente, la mano pesada pero suave de su amigo se posó en su hombro.
-Yoon, confía en él. Sabe lo que hace. – Dijo esta vez con su voz humana, volviendo a ser el Joon paciente y risueño de siempre.
Yoongi miró hacia la carretera y asintió con la cabeza. Si alguna vez había tenido alguna duda de Jin, ese día se habían disipado por completo. No solo estaba ayudando a su omega desde la línea, sino que por alguna razón Hoseok tenía el teléfono del hámster en sus manos. No podía entender cómo, una pieza del rompecabezas se había perdido en la historia. Pero no importaba. Porque Jin había hecho lo que él no, ser valiente y darle a su omega una pizca de esperanza.
Apretó con fuerza el volante y respiró profundamente, ya no había tiempo para lamentos, Hoseok necesitaba ayuda AHORA, y él estaba dispuesto a hacer todo y más para resguardarlo.
-Joon…
-¿Mmm?-
-Pase lo que pase…- Murmuró por lo bajo, temiendo que Jin o Hoseok lo escucharan- Pon a Hoseok y a su cachorro a salvo.
El lobo quiso protestar, decirle que se callara la boca y que no sea fatalista. Pero ¿A quién quería engañar? Ambos sabían que se estaban metiendo en la boca del perro y si Yoongi lo decía era por experiencia propia. Joon asintió con la cabeza- No te preocupes, Hoseok y su cachorro van a salir sanos y salvos.
Yoongi asintió con la cabeza en agradecimiento. Eso era lo único que quería escuchar.
Jin escuchó a Hoseok gemir de dolor del otro lado de la línea- ¿Qué fue eso cariño? ¿Sentiste una puntada?
-S-si…
-Bien.. ¿En la espalda baja?
-S-Si..si…
-¿Aun la sientes?- Dijo tragando pesado.
-Si-Sollozó del otro lado.
Jin contó mentalmente el tiempo de duración- Cariño, necesito que me digas cuando se acaba la contracción ¿Está bien?
-¿Contracción?- Exclamó Yoongi.
Mierda… ¿El bebé estaba por nacer? Yoongi sintió escalofríos recorrer su cuerpo hasta la punta de sus orejas. Sintió náuseas y mucho miedo. Tenían que llegar cuanto antes. Observó cómo el semáforo pasaba de amarillo a rojo y hundió el pie en el acelerador, pasando muy pero muy cerca de un coche que cruzaba en verde en el cruce. Joon no dijo nada, pero sintió como casi se le salió el alma del cuerpo y rezó a sus adentros no morir en ese coche.
-Estamos cerca…- exclamó en voz alta y Jin asintió aliviado.
-L-Listo…- Dijo Hoseok más relajado.
“58 segundos” Memorizó a sus adentros. "Es como temía, el cachorro está cerca"
- Bien Hosek, lo estás haciendo muy bien…- Lo alentó- Vamos a esperar a que aparezca otra contracción ¿Si? Tu solo recuéstate en la cama y respira profundamente.
-No tengo una cama…
Seokjin se congeló en su lugar, y por un milisegundo cruzó sus ojos miel con los ojos negros de Yoongi en el espejo retrovisor, pero rápidamente alejó su mirada. El alfa no tenía que saber la ira que estaba naciendo dentro suyo, tenía que ser el sensato del grupo. ¿pero cómo podía serlo sabiendo que Hoseok probablemente estaba solo y en el frío y duro suelo?
-Tan solo recuéstate- Le pidió en voz baja.- ¿Lo hiciste?
Hoseok no contestó, pero nuevamente lo tomó como un sí- Necesito que me hagas otro favor, cariño…¿Puedes levantarte la ropa?
-¿L-La ropa?
-Sé qué hace frío y lo lamento… pero necesito que descubras tu panza y me digas lo que ves…
El hámster escuchó la ropa deslizarse y los quejidos de la ardilla por el esfuerzo.- Bien cariño… ¿Ves que la panza esta diferente a como se ve siempre?
Hubo un silencio que heló la sangre del omega, justo en ese momento escuchó otro quejido de dolor del otro lado de la línea. Era otra contracción, el bebé estaba muy cerca- Hoseok… sé que duele, pero necesito que me digas que estás viendo- El omega escuchó un quejido lastimero del otro lado- Tu puedes linda ardilla. –Lo alentó-
-E-Está hacia abajo…
-¿Hacía abajo?- repitió tratando de mantener la calma- ¿Cómo si el cachorro se hubiese movido hacia abajo? ¿Cómo si estuviera de cabeza?
-Si…-Sollozó la ardilla sabiendo que significaba eso- ¿Mi bebé va a nacer? ¿Él va a estar bien?- dijo en un hilo de voz.
Los ojos de Seokjin se llenaron de lágrimas. No era el primer parto que asistía en urgencias, habían pasado muchos cachorros por sus manos. Pero el oficio provocaba que cada vez fuera menos emocionante. En realidad eso era algo bueno y una respuesta normal e inconsciente en los médicos. Era la única manera de que el trabajo no le afectara emocionalmente.
Pero escuchar sollozar a la ardilla de la misma forma que había escuchado a cientos de omegas hizo que su propio omega llorara, como si ese cachorro que estaba por nacer fuera suyo. Su lado paternal se reactivó y se puso en alerta- Si…- respondió con seguridad- Si Hoseok, va a nacer y vas a ser un gran padre. Te lo prometo.
Jin vio como Yoongi estacionaba de golpe y bajó a gran velocidad hacia una calle desolada y rodeada de fábricas abandonadas.
“¿En esta horrible zona industrial vive Hoseok?” Pensó sintiendo el frío calarse hasta sus huesos. -Escucha Hoseok… necesito que ahora nos ayudes a sacarte de ahí. ¿Está bien?
Seokjin siguió por detrás a Namjoon y a Yoongi. Pero de repente, el lobo se giró hacia su omega haciendo que este se chocara contra su gran pecho.-¿Qué..?- apenas pudo decir cuando le quitó el móvil de sus manos.
-Hola Hoseok, no me conoces, pero soy el esposo de Seokjin. Ahora vas a hablar conmigo- dijo suavemente, tratando de no intimidarlo con su voz de alfa.
-Namjoon- dijo tratando de quitarle el móvil, pero si bien el hámster era alto, su esposo lo era más y su brazo quedó muy en lo alto.
-Cariño, tu esperas en el coche, es muy peligroso.
-Pero Joon.- El omega cerró la boca al ver el rostro serio de su alfa.
-Nunca te pido nada Jinnie, pero esta vez hazle caso a tu alfa y quédate en el coche. Confía en nosotros, vamos a traer a Hoseok a salvo.
Yoongi comenzó a caminar con sigilo hacia la casa que estaba cruzando la calle. Joon estuvo por hacer lo mismo, pero antes de que pudiera girarse, Jin le plantó un beso en los labios-. Ve y rescata a ese omega, mi alfa- le ordenó con los ojos en llamas.
-Si mi omega.-
Joon se giró hacia yoongi y puso el teléfono en su oído- Hoseok, necesito que me digas cuantas personas hay en la casa ¿Puedes recordarlo?
Ambos alfa se agacharon detrás de la pequeña pared de ladrillos sin revocar que dividía la vereda de la casa descuidada de pastos crecidos y que parecía lista para ser demolida y reemplazada por un bloque de departamentos. El ambiente era deprimente. A los costados de la casa se cernían dos edificios cuadrados y sólidos que tapaban cualquier entrada de sol en cualquier momento del día, era prácticamente como vivir en las penumbras.
“¿Cómo una ardilla soleada podía soportar un lugar como ese?” Pensó el gato apretando con fuerza su mandíbula.
Joon escuchó a la ardilla suspirar de forma temblorosa y por un momento pensó que no lo lograrían. Que Hoseok ya no tenía fuerzas para hablar. Pero si algo sabía, era que los omegas eran mucho más valientes y más fuertes que los alfas, porque soportaban los dolorosos celos, soportaba ser marcados profundamente y en ocasiones sin su consentimiento, soportaban el embarazo y el parto y por sobre todo soportaban toda una vida al lado de un alfa. Para Joon eran admirables y como él esperaba, la ardilla no era diferente. Finalmente, Hoseok tomó aire y habló- C-Creo que solo están los omegas…- Dijo en un hilo de voz- A-A esta hora los alfas salen, p-pero creo que hay solo uno… que me vino a ver hace un rato. C-Creo que me está vigilando.
Las orejas de Joon se tiraron hacia atrás al pensar en un alfa cerca del omega vulnerable que no había hecho nada para ayudarlo. ¿Qué clases de alfas eran esos? ¿No ayudar a un omega? Joon cada vez creía menos en la humanidad.
-Bien… Solo un alfa y omegas- murmuró a Yoongi quien asintió con la cabeza y se asomó por la pared. Con sus ojos felinos con perfecta visión, vio que por el costado de la casa había un pasillo que estaba inhabilitado por escombros y pastos crecidos. Pero era eso o entrar por la puerta de entrada y yoongi no quería patear ni golpear omegas.
-Hoseok, vamos a entrar con Yoongi. De ti solo necesito que resistas un poco más ¿Está bien? Solo un poco más…
-E-Esta bien… pásame con Yoongi, por favor- suplicó.
Joon dudó por un segundo, porque necesitaba al gato con sus cinco sentidos alertas. ¿Pero quién era él para negarle al omega hablar con su alfa? Y así, el lobo le pasó el teléfono a su amigo quien lo tomó como si su vida dependiera de escuchar la voz de la ardilla.
-Hoba.
-Yoongi…- Sollozó el omega.
-Estamos por entrar, Hoba- dijo con una voz tan dulce que Joon no creyó que fuera capaz de reproducir con la misma boca con la que insultaba a diario.
-T-Te espero, alfa- Fue lo último que la ardilla dijo antes de volver a gemir de dolor.
Esa fue la señal que yoongi necesitaba.
Estuvo a punto de saltar el muro, pero joon se le adelantó- Déjame ir primero, luego tu pasas y tomas a Hoseok- Ordenó.
El lobo se encorvó y se adentró entre los pastos y los escombros seguido de cerca por el gato quien no había soltado el teléfono de su oído. Escuchar la voz de Hoseok respirar con dificultad era su motor.
De repente, el lobo se frenó de golpe y Yoongi notó que estaba mirando fijamente a un alfa mucho más joven que ellos fumando de espaldas y que el gato recordaba como el idiota que había insultado a Hoseok. Era su momento de darle la paliza que se merecía. Pero Joon lo frenó del hombro y negó en silencio con la cabeza.
“Déjamelo a mí” Decía su mirada.
Fue así que en un segundo idearon un plan en completo silencio. Detectaron con sus miradas el depósito donde estaba Hoseok a unos metros. El lobo atacaría al alfa y Yoongi sacaría a la ardilla sin levantar sospechas y saldrían de allí en cuestión de minutos.
O eso esperaban que ocurriera.
Notes:
Hola armys!
El calor me está matando jajaj, pero escribir esto (que sucede en invierno) ha sido un alivio para esta pesadez.
Espero lo disfruten y perdón, se los dejé picando jaja.
Chapter 16: Vacío
Summary:
El tiempo se acaba y las cosas no salen como esperaban.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Joon se movió con sigilo a través del jardín, algo difícil para alguien tan alto y grande como el, pero era un depredador silencioso por naturaleza y aun conservaba mucho de su pasado animal.
Escondió su aroma lo mayor posible, confundiéndose con un aroma casi imperceptible de algún alfa que podría estar muy lejos de allí. Además, el humo del cigarrillo en el hocico del perro ayudaba bastante a disiparlo.
Yoongi lo observo desde su escondite sintiendo los nervios consumirlo poco a poco, su mirada se movía entre su amigo y el depósito, una y otra vez, esperando el momento adecuado para correr hacia su Omega.
Podía sentir su aroma desde allí, cómo la vainilla se mezclaba con el miedo y la agonía, su Omega estaba pidiendo ayuda con su olor como último recurso, y ese maldito alfa estaba ignorando por completo esas señales tan evidentes. Yoongi quiso gruñir, pero se tragó las ganas y esperó paciente a su turno.
Joon estaba cerca del joven alfa, agazapado a sus espaldas como un depredador a punto de atacar a su presa distraída. Si bien el alfa canino era joven y alto, superando a Yoongi por mucho, no lo era con el lobo, que lo superaba en ancho y en experiencia.
Aunque ahora joon parecía un alfa amaestrado, un padre de familia y un esposo ejemplar que formaba parte del sistema, Yoongi había sido testigo de las cosas que podía hacer con esas garras y todo lo que había hecho para sobrevivir en un mundo tan hostil donde los Alfas como Joon son dejados de lado, considerados peligrosos, sin cerebro, sin darles una oportunidad de demostrar lo que hay dentro, lo que tienen para decir y lo que tienen para dar.
Pero Yoongi y Seokjin sabían bien que había un gran corazón dulce con mucho amor para dar debajo de ese cuerpo intimidante. Pero no era momento de sentimentalismo y diplomacia, Joon tenía que usar su fuerza, aunque Yoongi sabía que odiaba eso y que cuando había nacido su primer cachorro había prometido nunca más volver a la violencia.
-¡Cuidado!-
Eso es lo que hubiese deseado gritar Yoongi, pero no, esa advertencia no había salido de su boca y tampoco era un aviso para Joon, sino para el alfa canino quien se volteo a tiempo para esquivar por muy poco el ataque del lobo.
Cuando Yoongi quiso darse cuenta de quien había gritado, ya era demasiado tarde. Un Omega de perro de su mismo tamaño se colgó en la espalda de su amigo clavando sus garras en los hombros del alfa como si de un prendedor se tratase.
-¡Mierda!- aulló Joon tratando de quitarse el hombre de su espalda pero se había prendido en lo profundo de su piel, mientras tenía otra amenaza en frente a punto de atacarlo. -¡Ahora!- Grito al aire y sin mirar al gato aunque esas palabras iban para él, porque esa era su señal para continuar con el plan.
Era ahora o nunca.
Yoongi salió como un rayo de su escondite, bajo la atónita mirada del alfa adolescente que lo había reconocido como el mecánico de su coche. Intentó perseguir al gato, sabiendo cuáles eran sus intenciones, pero el brazo del otro alfa rodeó con fuerza su cuello y lo tiró al suelo con él encima impidiendo que lo persiguiera.
-¡Argh!-Grito cuando el Omega rasgo su ropa y su piel dejando unas largas y rojas líneas en su espalda.
Yoongi siguió corriendo sin mirar atrás y deseo que Joon saliera vivo de esa pelea porque no sabría cómo vería a la cara a Seokjin después de eso.
Hoseok escuchó alboroto que estaba sucediendo del otro lado de la puerta del depósito como un murmullo que zumbaba en sus pequeñas orejas. Podía escuchar entre los gritos la voz de aquel Alfa con el que había hablado por teléfono hace tan solo unos segundos antes de que la llamada se cortara de golpe. Lo escuchó gritar y tuvo miedo, miedo de ese hombre saliera herido por su culpa y miedo de sí mismo. y pensó en yoongi, pero no podía hacer nada al respecto. Desde que había hablado con Seokjin las puntadas se habían intensificado al punto en el que le era imposible moverse y casi respirar. Cada parpadeo de sus pestañas frondosas y negras, cada movimiento de sus dedos que se retorcían de dolor y cada latido acelerado de su corazón eran un aviso agónico de que su hijo estaba exigiendo nacer.
Pero Hoseok no podía simplemente bajarse los pantalones, abrir las piernas y pujar como había visto en las películas, a diferencia de los omegas hembra, él no podía dar a luz sin ayuda médica. No había manera, aunque deseaba desgarrar su piel y salvar por lo menos al cachorro de una muerte prematura.
La ardilla sollozó temiendo que su hijo muriera dentro suyo y él muriera consigo. Pensó en arrastrarse hacia la puerta, quizás si tenía la suficiente fuerza podría llegar hasta la calle y alguien podría salvarlo o por lo menos salvar a su cachorro.
Pero cuando intentó sentarse con la fuerza que le quedaba, sintió que su bebé se encajaba más hacia abajo haciendo que sus entrañas se retorcieran de dolor, no solo por el nacimiento latente, sino porque su cachorro era grande y su pequeño cuerpo apenas podía soportar cada uno de sus movimientos.
El Omega gritó, un alarido animal salió de su garganta, y pensó que ese sería su último aliento antes de quedar inconsciente. Sin embargo, la puerta se abrió de golpe, llenando el depósito de la luz del sol y el frío viendo del invierno, pero también de una presencia abrumadora que hizo sollozar a su omega. Delante de él apareció una figura con orejas puntiagudas y de cola alargada que había venido a su rescate.
-Y-Yoongi…- Murmuró. Porque, aunque no podía ver su rostro en contraluz, su aroma a mandarinas y café era inconfundible para él.
Antes de abrir la puerta que lo separaba de Hoseok, el gato había imaginado miles de escenarios sobre cómo encontraría al Omega. Pero ninguno de ellos podía igualarse y lo había preparado lo suficiente para lo que estaba viendo frente a sus ojos.
La ardilla estaba hecha un desastre. El olor de su agonía había invadido cada rincón de la pequeña habitación y se caló como un puñal en su corazón haciendo que su propio Alfa aullara como si ese dolor fuera suyo propio. Hoseok estaba tirado en el suelo, de costado, con los brazos alrededor de su vientre, luchando hasta sus últimas fuerzas para darle algo de calor a su cachorro, sus piernas estaban dobladas hacia arriba, con su cuerpo temblando de frío y de miedo, sus lágrimas gruesas haciendo surcos profundos en sus mejillas huecas y muy pronunciadas, muy distintas a las regordetas y sonrojadas que había visto la última vez. Sus ojos estaban grises y casi sin vida, apenas podía ver un pequeño brillo en su mirada cansada y roja de tanto llorar, sus orejas estaban caídas contra su cabello enmarañado y su cola, su hermosa cola peluda y frondosa, ahora parecía todo menos eso, el pelaje brilloso, que al sol se veía rojizo, ahora estaba opaco, sin vida, duro, descuidado y el corazón de yoongi se hundió aún más. Lo peor de todo, si acaso eso era posible, era el moretón verde y violáceo que estaba sobre la hermosa piel canela de su mejilla y que lo marcaba como un horrible recordatorio de que no había llegado lo suficientemente a tiempo para sacarlo de allí y que le había fallado.
Yoongi tuvo que tragarse sus ganas de dar media vuelta y prender fuego esa maldita casa con todos adentro y en cambio corrió hacia adelante arrodillándose con fuerza contra el frío y duro suelo donde su Omega había estado viviendo todo ese tiempo.
-Y-Yoongi- Murmuró Hoseok en un hilo de voz, aunque sus ojos no parecían enfocarse.
-Hoba…- dijo con un nudo en su garganta- Estoy aquí, vine a sacarte.
La ardilla no contestó, como si estuviera en un trance doloroso, solo lo podía escuchar sollozar y gemir por lo bajo como un animalito indefenso y herido. El gato extendió sus manos, pero sus dedos se doblaron, alejándolos del frágil omega. No sabía qué hacer, tenía miedo de tocarlo y romperlo, de provocarle más dolor.
-Perdóname Hoba… pero tengo que cargarte.-
Luego de disculparse de ante mano, lo tomó con mucho cuidado en sus brazos, dándose cuenta de otra horrible realidad. Aunque estaba embarazado, su peso era casi inexistente sobre sus brazos, como si el cachorro fuera lo único que le diera algo de pesadez al delgado y desnutrido cuerpo de la ardilla.
El Omega no opuso resistencia al agarre y se hundió contra su cuello. Su aliento se sentía frío y casi imperceptible. Y aunque Yoongi estaba muerto de terror, le envió su aroma tranquilizador de Alfa como una anestesia momentánea.
Tratando de no causarle más dolor, Yoongi salió del depósito con el Omega en brazos y vio una horrible escena que lo dejó en shock.
El Omega canino que había atacado a su amigo estaba tirado a un costado casi hundido entre los escombros, como si Joon lo hubiese arrojado con fuerza hacia allí. No parecía muerto, pero sí estaba inconsciente, al parecer por un fuerte golpe en la cabeza. Yoongi volvió hacia la escena que todavía estaba sucediendo a unos metros y sintió náuseas al ver la ropa desgarrada del lobo y su espalda abierta y sangrando por los profundos rasguños. Podía escucharlo desde su lugar respirar agotado y babeando de la rabia, para temor del gato, el otro alfa no parecía cansado y le propinó un fuerte puñetazo en el rostro que lo hizo trastabillar hacia atrás.
-¡Joon!- Gritó, justo cuando el alfa más joven se abalanzó hacia su amigo y hundió su gran mandíbula de colmillos filosos y largos contra al costado de su torso.
El grito de dolor de su amigo retumbó en toda la casa y la sangre comenzó a escurrirse entre los dientes de ese alfa.
-¡Vete!- Gritó Joon. Pero los pies de Yoongi se habían hundido profundamente en el suelo, sin poder moverse del lugar.
--
Jin estaba con el motor encendido, mirando constantemente hacia la casa y también hacia la carretera vacía, temiendo que aparecieran los dueños de la casa antes de que su esposo y Yoongi pudieran salir con Hoseok a salvo.
Los minutos estaban pasando cruelmente rápido y comenzaba a desesperarse, no solo porque estaban arriesgándose mucho a plena luz del día, sino también porque, según sus cálculos, el bebé estaba cerca y se les estaba agotando el tiempo.
De repente, en el silencio de la tarde del barrio desolado, se escuchó un alarido de dolor inconfundible para sus oídos.
-Joon- exclamó saliendo del coche y corriendo a la casa sin dudarlo ni por un segundo. Estaban lastimando a su esposo y no se iba a quedar de brazos cruzados.
“Lo siento Joon, pero voy a romper mi promesa”
En tan solo un segundo saltó el pequeño muro, corrió por el pasillo y llegó al final de la casa, frenándose de golpe al ver al gato delante suyo- ¿Yoongi?- exclamó al verlo congelado en su lugar con la ardilla en sus brazos.
El cuello del gato se contorsionó con fuerza hacia su hyung, sus ojos estaban llenos de horror haciendo que su estómago se revolviera por un mal presentimiento. Sus ojos temblorosos se movieron hacia donde había estado observando su cuñado, encontrando a su esposo luchando por quitarse la mandíbula de un perro de su costado ensangrentado.
-¡Namjoon!- Gritó dispuesto a pelear mano a mano con ese alfa.
-¡Espera!- Gritó Yoongi, que no estaba dispuesto a sacrificar a un amigo más por sus decisiones- Llévate a Hoseok al hospital.
-Pero…
-¡Llévatelo! Se nos acaba el tiempo- dijo entregándolo en sus brazos- Yo me quedo con Joon.
Seokjin observó al omega casi inconsciente en sus brazos y supo que tenía que correr ya mismo a un hospital. Miró por última vez al gato, tragándose sus lágrimas- Los espero en el hospital ¿Está bien? Tienes que llegar antes de que nazca, Hoseok te necesita- dijo antes de voltearse sin ver a su esposo, porque sabía que esa no sería la última vez que se verían. No podía acabar así.
Sin mirar atrás, corrió hasta el coche y lo depositó con el mayor cuidado posible en el asiento trasero, acostándolo con las rodillas hacia arriba.
-Hoseok… sé que me escuchas, soy Seokjin hyung… ya estás a salvo conmigo y voy a llevarte al hospital para tener a tu niño- dijo subiendo al asiento del conductor- Necesito que te mantengas despierto y que respires profundamente.
Escuchó a Hoseok gemir, seguramente por otra contracción y aceleró rápidamente -Cariño…- dijo sin quitar la mirada del frente- Eres un omega, eres el ser más fuerte que existe, esto no va a poder contigo ¿Me oíste? No te conozco bien, pero sé que has pasado por cosas mucho peores y aun sigues aquí, luchando por traer a ese hermoso cachorro al mundo. No bajes los brazos, no todavía, ¿me oíste?- dijo apretando con fuerza las muelas mientras las lágrimas caían por su rostro- Demuéstrale a ese niño de qué estás hecho y que puedes ser un gran padre sin ayuda de ese alfa, no necesitas a nadie Hoseok, eres fuerte por ti mismo.
Las palabras de Seokjin se calaron por las grietas de Hoseok como un abrazo cálido a su alma y respiró, respiró profundamente como nunca antes lo había hecho, dispuesto a soportar un poco más, tan solo un poco más por su hijo.
--
Yoongi corrió hacia su amigo y rodeó con su brazo el cuello del alfa canino, encerrándolo en una llave que poco a poco le quitó el aliento y tuvo que sacar los colmillos de la piel de su víctima para poder respirar, porque todos los malditos perros aún tenían ese mecanismo que los ponía en desventaja, en situaciones como estas, olvidaban respirar por la nariz.
En tan solo segundos, el alfa se soltó y ambos cayeron hacia atrás contra los escombros provocando que la punta de un cascote afilado lo golpeara en su columna enviando una corriente de dolor a todo su cuerpo.
-¡Argh!- Gritó el gato liberando la llave y cayendo hacia delante, sosteniéndose con dolor el lugar del golpe.
Por su parte, el alfa canino cayó al suelo tosiendo con fuerza tratando de recuperar la respiración, tiempo suficiente para que Yoongi pudiera levantarse y le diera una buena patada en las costillas -Esta fue por la que me diste aquella vez- Gruñó dándole otra patada que lo hizo rodar por el suelo- Esta es por las cosas que dijiste de Hoseok- Y finalmente le dio una tercera patada en la mandíbula que lo dejó inconsciente. Yoongi se acercó al joven alfa y le escupió con desprecio.- y esa fue por no ayudarlo cuando pedía ayuda.
Yoongi caminó con dolor hacia Joon, quien aún yacía en el suelo sosteniéndose el costado de su cuerpo- ¿Estás bien?- dijo ayudándolo a levantarse pasando el brazo del lobo por su hombro.
-Hemos estados en peores- Bromeó, pero al moverse, un fuerte tirón lo hizo callarse.
-Vas a sobrevivir- dijo con desdén, pero por dentro estaba aliviado, por un momento había pensado que ambos morirían allí.
De repente, el aire se llenó de varios olores fuertes y desagradables que inflaron la cola del gato -Están cerca- murmuró alerta.
Las orejas largas de su amigo se movieron rápidamente hacia todos lados- Mierda, tenemos que salir ya. Yo ya no puedo pelear.
Yoongi tragó pesadamente, tenía que buscar una salida lo antes posible.
---
-¡Ahhh!- Gritó Hoseok cuando un enfermero lo sentó en una silla de ruedas y lo arrastró a gran velocidad hacia el interior del hospital donde Jin trabajaba.
-Hay que llevarlo al quirófano cuanto antes, las contracciones están durando unos cinco minutos y están pasando cada menos de un minuto entre cada una- Dijo corriendo al lado de la silla.
Rápidamente llegaron a la sala de maternidad y Seokjin buscó a su colega que estaba como jefa de cirugía en ese momento mientras él mismo se colocaba su ambo- Doctora, no tenemos mucho tiempo- dijo explicándole lo mismo que al enfermero.
-Necesitamos un escáner del omega, no podemos operarlo si revisas los análisis- Lo sermoneó la mujer.
-¡No hay tiempo para eso doctora!- dijo mirando de reojo al omega que estaba siendo pasado a una camilla por varios enfermeros- Escúcheme bien, esa ardilla está por tener un cachorro de un alfa híbrido de perro.
Los ojos de la doctora se ensancharon hasta el límite, porque al igual que Jin, sabía lo peligroso que eran ese tipo de emparejamientos.
-Está desnutrido, con las defensas bajas, el bebé ya está de cabeza y lo está lastimando ¡Ese bebé ya debería estar afuera!- gritó perdiendo los estribos- Si es un riesgo, hay que cometerlo, si perdemos el tiempo haciendo análisis ninguno de los dos va a sobrevivir.
La mujer miro el rostro cargado de desesperación de su colega y tomó una decisión- Preparen al omega, vamos a hacer una intervención de emergencia.
-Gracias doctora- dijo respirando aliviado.
-Tú te quedas.- ordenó con la mirada dura- Vas a ayudarme a traer a ese cachorro al mundo.
Seokjin sintió un vuelco en su estómago y miró de reojo a Hoseok, ya le habían quitado su ropa y le habían puesto la ropa de paciente con ayuda de los enfermeros, porque apenas podía moverse por el dolor. El hámster tuvo miedo, no quería involucrarse en este parto porque tenía miedo de que sus sentimientos influyeran en su trabajo. Pero ¿Quién más que él para ayudar a Hoseok? Este era el último paso, no podía echarse atrás.
Mientras le colocaban la intravenosa al omega y desinfectaban el área donde iban a hacer la incisión, Seokjin se colocó el barbijo, desinfectó sus manos y respiró hondo unas cuantas veces antes de acercarse al omega con la anestesia- Esto va a doler un poco, Cariño- dijo a través de la mascarilla.- Respira hondo.
Hoseok lo miró con los ojos entrecerrados y asintió. La dolorosa aguja se hundió en su espalda, pero ese dolor ya no era nada para él. Poco a poco sintió que la mitad de su cuerpo hacia abajo se dormía, perdiendo la sensibilidad. Miró al techo, sintiendo el calor de las luces blancas en su rostro, escuchó a los médicos y enfermeros correr de un lado hacia el otro con nerviosismo y el tiempo comenzó a desdibujarse. ¿Había escuchado que estaba perdiendo mucha sangre? No estaba seguro, porque su cuerpo y su mente solo querían descansar.
De repente, sintió un profundo peso sobre su cuerpo, como si algo lo invitara a cerrar los ojos y finalmente dejar atrás el dolor para siempre.
“¡Vamos cariño todavía no!”
“¡No te duermas Hoseok, resiste!”
“Esto no está saliendo bien, está perdiendo mucha sangre”
“La incisión es muy grande su cuerpo no va a poder soportarlo más”
“¡El cachorro no está respirando, procedo a hacer RCP!”
Hoseok ya no entendía lo que estaba sucediendo a su alrededor. Podía escuchar balbuceos, palabras arrastradas y enredadas cada vez más lejos. Sus párpados habían caído pesadamente sobre sus ojos, su cuerpo comenzó a sentirse frío y el miedo de apoderó de él, porque ahora su cuerpo se sentía vacío y liviano. Su hijo ya no estaba en él, había sido arrancando cruelmente de dentro suyo.
Con sus últimas fuerzas, levantó su brazo con la mano abierta como un instinto primitivo de su omega pidiendo porque su alfa, o cualquiera de los presentes, tomara su mano con fuerza.
Y así se mantuvo, con el brazo en alto por varios minutos mientras caía lentamente en la inconciencia sin recibir el consuelo de nadie, y de repente, una mano cálida entrelazó sus dedos con los suyos y todo quedó en silencio.
Notes:
Ha sido un capítulo verdaderamente emocionante. Me costó bastante la parte médica espero que se haya entendido porque la mayoría lo escribí de corazón y de una historia que me conmovió mucho y me inspiró en este capítulo.
Espero lo disfruten.
PD: ¡Muchas gracias por los alentadores comentarios!
Nos vemos en el próximo cap.
Chapter 17: Demasiado tarde
Summary:
El tiempo corre cruelmente mientras Jin intenta salvarlos.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El aroma a pino se hacía más y más intenso en las fosas nasales de Yoongi. El olor era inconfundible, sabía que el propietario era Do-Hwan, el hijo de puta a quien quería matar lenta y dolorosamente, pero debía dejar la venganza para otro día.
Miró a su amigo que estaba apoyando todo su peso sobre él, y no estaba hablando de solo unos Kilos más, Joon era mucho más pesado que él y peor en ese estado, lo cual dificultaba su propio movimiento. El gato sabía que no llegarían muy lejos.
-Se acercan…- Gruñó el lobo sosteniéndose la herida abierta en su costado que sangraba cruelmente, escurriéndose entre sus dedos.
-Lo sé- respondió Yoongi mirando las posibles salidas, que en realidad no eran muchas: Podrían volver por donde vinieron, pero sería entregarse en bandeja de plata a la manada. Además, Jin ya no estaba allí para levantarlos y salir a toda velocidad en su coche, ahora estaban a pie y en ese estado no llegarían muy lejos. Lo más probable era que esos malditos perros los arrollaran con su cuatro por cuatro. Yoongi no dudaba en que lo harían, porque él mismo lo hubiese hecho si tuviera la oportunidad.
La otra opción, y la más estúpida, a decir verdad, era enfrentarlos y desear que el dios gatuno estuviera de su lado, pero Yoongi nunca había sido devoto y sabía que Dios seguramente tomaría su muerte como una lección por no rezar más seguido.
En ese momento deseó realmente tener 9 vidas, como decía la superstición sobre su raza.
-Vete Yoongi- Murmuró el lobo quitando su brazo del hombro de su amigo- Yo los entretengo mientras tú te escapas.
-Estás loco si crees que voy a dejarte como carne fresca para esos idiotas, le prometí a Jin Hyung que volveríamos juntos. ¿Quieres que me mate? Prefiero que lo hagan los perros.
Joon rio cansado- Estoy seguro de que te mataría.
-Lo sé- dijo apretando con fuerza las muelas y mirando las opciones que tenían. En eso, se cruzó en su panorama el depósito y se lo ocurrió una vaga, pero única idea- Ven…- dijo arrastrando a su amigo dentro del cuarto.
-¿Qué haces?- protestó el lobo intentando resistirse- ¿Quieres que estemos aún más acorralados cuando nos ataquen?
Yoongi lo ignoró, como también trató de ignorar el dulce olor a vainilla que aún estaba impregnado en ese cuarto, y comenzó a husmear el depósito.-Tiene que haber algo que nos sirva para defendernos, vamos ayúdame.
El gato sintió que el sudor caía de su frente a mares, necesitaba encontrar algo útil, aunque sea un martillo. ¡Lo que sea! De repente, pisó algo duro que crujió, y cuando levantó el pie se encontró con el dinosaurio de plástico que le había regalado a Jimin. Con la mano temblorosa lo tomó y lo examinó como si fuera la piedra más valiosa del mundo, solo que ahora le había roto uno de sus pequeños cuernos.
¿Cómo había llegado eso allí? Yoongi no supo la respuesta, pero se prometió seguir con vida para preguntarle al omega por qué lo había tenido junto a él.
-Yoongi…- murmuró Namjoon sacándolo de sus pensamientos.
Cuando el alfa gatuno se giró hacia su herido amigo no esperó verlo quitando una sábana blanca empolvada y descubriendo una motocicleta marca “Moto Guzzi” de los 90 frente a sus ojos.
-¿Qué?- exclamó en shock.
El Dios gatuno realmente existía.
-¿Crees que funcione?- preguntó el lobo con nerviosismo- Se acercan Yoon.
Yoongi corrió hacia el vehículo y lo tocó como si no pudiera creer que una reliquia como esa estuviera en un sucio depósito. -Por favor funciona- Suplicó mientras se sentaba encima bajo la mirada nerviosa de su amigo que solo podía participar como espectador porque no tenía idea de motos- Por favor por favor- Suplicó- Por lo que más quieras.
El alfa buscó con desesperación los cables de encendido y los cortó con sus garras, ya que no estaba la llave de arranque.
-Están entrando a la casa- exclamó el lobo moviendo sus orejas alertas-
-U-un segundo- murmuró tratando de hacer contacto sin éxito.
-Yoon, creo que ya se dieron cuenta de que algo está pasando. Puedo oler su nerviosismo-
-Vamos vamos…- murmuró ignorando a su amigo.
-¡Yoongi!- Gritó al escuchar los murmullos de la manada que se acercaba poco a poco al patio trasero.
“¿Pero qué mierda paso acá?”
“Huele a gato…”
“También huele a un sucio lobo”
Las manos de Yoongi temblaron frenéticamente mientras intentaba que los cables hicieran contacto, las voces y el olor de los alfas no lo estaban ayudando, menos la mirada nerviosa de su amigo que lo presionaba a que arrancara la moto o morirían allí mismo, y lo peor de todo, el miedo a morir sin volver a ver a Hoseok.
Tenía tanto para decirle.
“Voy a llamar al jefe, tú revisa el depósito, fíjate si no se comieron a la ardilla de mierda”
El comentario de uno de los subordinados del alfa líder encendió una chispa de la ira en su interior y cruzó finalmente los cables en un movimiento certero, logrando que la moto rugiera hermosamente endulzando sus oídos.
“¿Escuchaste eso?”
-¡Sube!- Gritó Yoongi arrancando la moto junto cuando el lobo saltó detrás de él aferrándose con fuerza a su cintura.
La moto salió volando del depósito, tirando todo a su paso, hasta al alfa que estaba a punto de entrar. Los dos alfas caninos se quedaron atónitos al ver a un gato y a un lobo juntos en una misma moto huyendo de la guarida de la manada a gran velocidad.
-Mierda- Exclamó uno de los perros corriendo hacia el depósito- Mierda mierda…
-¿Qué pasa?- exclamó el otro recuperándose del golpe del vehículo.
-No está Hoseok.
---
-¡Hazle otra transfusión de sangre!- Gritó la médica a Seokjin, quien corrió hacia al refrigerador y descubrió que solo quedaba un paquete de sangre de tipo ardilla. El omega la tomó entre sus manos y volvió con una mirada oscura hacia su colega.
-Solo queda una…- Murmuró entregándosela a la asistente quien cambió la que ya se había vaciado.
El silencio inundó la sala. Todos sabían lo que eso significaba, tenían que detener la hemorragia cuanto antes o no iban a poder hacer nada para salvarlo. No había manera de conseguir un donante de último momento. Los híbridos de ardillas no estaban en las ciudades. El más cercano podría estar con mucha suerte a una hora de distancia, pero ya sería demasiado tarde. Necesitaban un milagro para Hoseok y su criatura.
Jin miró con lástima la ardilla, que estaba seminconsciente y luchando entre la vida y la muerte con su pequeña y frágil mano en el aire, esperando que alguien tuviera la suficiente compasión como para tomarla. Los pies de Jin se movieron hacia él, dispuesto a sostenerla y no permitir que muriera solo sin el calor humano. Era lo menos que podía hacer por él. Sin embargo, se detuvo a mitad de camino cuando su colega gritó- ¡El cachorro no está respirando, procedo a hacer RCP!
“No… esto no puede estar pasando, los dos no” Sollozó a sus adentros y dio media vuelta hacia la médica.
-Yo lo hago- dijo tomando al cachorro con extremo cuidado y colocándolo sobre la mesa de intervención- Tu ancárgate de salvar a su padre, por favor.
La cirujana asintió y corrió devuelta hacia la ardilla, aun debían suturar la gran herida que tuvieron que hacerle en su vientre para sacar al bebé que casi llegaba a pesar 4 kilos, algo normal para una madre canina, algo desorbitante para una ardilla tan pequeña.
Seokjin junto sus dos dedos y comenzó con las comprensiones- Vamos cachorro no nos dejes, por favor- suplicó al pequeño cachorrito de orejas rojizas y cabellos negros que parecía dormir plácidamente- Vamos cariño, no le hagas esto a tu padre…- sollozó sin dejar de presionar el frágil pecho.
-¡Se nos está yendo!- Escuchó que gritaba su colega a sus espaldas.
Su cuerpo se tensó, el sudor en su frente se acumuló y sus ojos miel se nublaron.
“¿Cómo le diría a Yoongi que le había fallado?”
Escuchó a los enfermeros correr de un lado al otro, haciendo todo lo posible para salvar la vida de la ardilla, porque esto ya era personal para todos, no solo para Seokjin.
De repente, en el mar de caos, se sumaron unos gritos provenientes de la sala de espera: Insultos, golpes, un escándalo que solo podía venir de Yoongi.
“¡Señor no puede pasar! ¡Voy a llamar a seguridad si no se tranquiliza!”
“Déjenme pasar, es mi omega!”
Jin miró al bebé que aún no reaccionaba y luego sus ojos se movieron al cuerpo inerte contra la camilla de cirugía. De pronto, el pitido que nadie quería escuchar, inundó la sala. El corazón de Hoseok había dejado de latir y Yoongi no había llegado a tiempo para despedirse de él.
Todo quedó en silencio por un segundo, como si todos hubieran contenido la respiración, y luego, el portazo de la puerta abriéndose de golpe y los pasos de Yoongi corriendo hacia el omega resonaron en el pesado silencio.
-¡Hoseok!- Gritó arrodillándose al lado de su cuerpo y tomando con fuerza la mano extendida del omega que hacía caído fuera de la cama- Hoseok por favor… soy Yoongi, estoy aquí, llegué- Lloró contra su pecho.- Por favor, no me dejes omega, no nos dejes. –Dijo girando su rostro hacia Seokjin quien sostenía al cachorro entre sus brazos como si fuera la cosa más frágil del mundo.
Los ojos negros de Yoongi miraron al cachorro inerte y luego buscaron en la mirada de su amigo una explicación.
Jin negó con la cabeza, dejó al bebé sobre el pecho de su padre y el mundo de Yoongi se vino abajo.
-No…- Exclamó hundiendo su rostro en el brazo de su omega sin soltar el agarre de su mano- No se vayan, no me dejen por favor- Suplicó con la voz más rota que Jin jamás había escuchado en su vida.
Él estaba llorando, todos estaban llorando.
Habían fracasado. Seokjin ya no quería llamarse médico.
El llanto de Yoongi era lo único que se escuchaba en la sala, aunque todos realmente deseaban que fuera el llanto del bebé.
El equipo médico dio media vuelta, dispuestos a dejar al gato unos momentos más con el omega y su cachorro antes de proceder con la dolorosa despedida protocolar.
Pero Hoseok se había prometido a sí mismo ser fuerte una última vez, por él mismo, por su cachorro y por todos los que habían tenido fe en él.
De repente, el monitor que había estado tomando sus pulsaciones erráticas comenzó a sonar de nuevo, con unos pitidos débiles, pero suficientes para que todo el equipo volviera a sus puestos al grito de la médica que ordenó que sostuvieran a esa vida en este mundo o que no volvieran a presentarse en ese hospital nunca más.
Yoongi aún tenía su rostro hundido en Hoseok cuando el cuerpo que había perdido su aroma y vitalidad volvió a calentarse y a liberar el dulce aroma a vainilla, casi imperceptible, pero no para su alfa.
El gato levantó su rostro para poder confirmar con sus propios ojos que no estaba imaginando cosas- ¡Hoseok!- Gritó con fuerza al ver que el omega parecía luchar por abrir sus ojos.
De repente, pudo sentir al omega interior de Hoseok suplicar por su alfa, y Yoongi no dudó en enviarle olas de apoyo y protección.- Hoba…-exclamó apretando el agarre de su mano- Hoba por favor, abre los ojos, tu cachorro te necesita.
Los ojos redondos de la ardilla se abrieron de golpe cuando escuchó que su hijo lo necesitaba. Su omega gritó y liberó feromonas de madre, calentando su pecho, haciendo que su propio corazón latiera con fuerza como un pequeño motor dador de vida.
Su mano libre y débil envolvió al pequeño contra su pecho que vibró con fuerza, como un ronroneo suplicante que le pedía a su pequeño que luchara, que aún no se diera por vencido. Yoongi no sabía lo que estaba haciendo, pero su instinto alfa lo obligó a subirse a la cama y rodear a ambos con su cuerpo, con su calor y con su alfa protector, enviando sus propias vibraciones al cachorro que lo había proclamado como su padre alfa desde que estuvo dentro del vientre.
-Vamos cachorro, tienes que vivir. ¿Quién va a cuidar de Hoseok sino? - Yoongi maulló de dolor, suplicando por una oportunidad para ese niño.
Mientras los médicos, incluido Seokjin, finalmente lograron detener la hemorragia de la ardilla, el bebé lloró en los brazos de sus padres. Un llanto desconsolado que decía “Aquí esto yo”.
Seokjin cayó de rodillas al suelo, sintiendo que podría desmayarse allí mismo luego de tanto estrés, y realmente no le importaría. Su equipo se abrazó entre sí y felicitaciones volaron de aquí para allá. Habían salvado a ambos. Aunque todos sabían que el milagro y el amor también habían sido de ayuda.
-Mira Hoba…- Dijo Yoongi mirando embelesado al cachorro que lloraba desconsoladamente sobre su padre- Mira el hermoso cachorro que has hecho.- Exclamó besando su frente con orgullo.
Los ojos cansados de la ardilla se movieron hacia su bebé. Yoongi tenía razón, era la criaturita más hermosa que jamás había visto. Si bien era un híbrido de perro, su pelaje era como el suyo, de un amarronado rojizo, su rostro era pequeño y regordete, al igual que su cuerpo. Era un bebé grande y fuerte a simple vista y para Hoseok fue un alivio, su hijo no iba a ser débil como él. No luego de luchar tanto por vivir.
- J-J...- Murmuró con las pocas fuerzas que le quedaban-
-¿Qué dices Hoba?- murmuró el gato, acercándose más a los labios temblorosos del omega.
-J-Jungkook.- Murmuró tocando a su hijo con las yemas de sus dedos, como si temiera romperlo.
-¿Jungkook?- Repitió Yoongi mirando al cachorro que había dejado de llorar, como si supiera que estaban hablando de él- Es un precioso nombre. Jungkook.- Repitió con orgullo.
-Jungkook- repitió Seokjin, mientras escribía el nombre del niño en su pulserita. Luego rodeó su muñeca regordeta con la cinta- Felicidades Hoseok, has sido muy fuerte.
La ardilla movió sus párpados cansados en respuesta.
-Es hora de alimentar al bebé ¿Me permites?-
Hoseok volvió a parpadear cansado, dándole permiso a Seokjin para que abriera su bata y ayudara a su niño a beber de su leche por primera vez. El cachorro se prendió con ganas a su pecho, sin que Jin realmente hiciera algo para ayudarle. El pequeño había nacido hambriento y estaba seguro de que sería de buen comer cuando creciera- Muy bien Jungkook, así se hace- exclamó el omega médico- Bebe toda esa leche.
El omega interior de Hoseok ronroneó al sentir que su cachorro se alimentaba de su leche. La conexión se hizo más fuerte entre ambos, en cada gota de su esencia maternal enviaba olas de amor y cariño que hicieron gritar de felicidad a su omega.
Yoongi había querido mirar hacia otro lado cuando el pecho de Hoseok quedó al descubierto, pero no pudo, su alfa estaba orgulloso de que su omega alimentara tan bien al cachorro y quería presenciar el íntimo momento. Sin embargo, rápidamente su conmoción fue reemplazada por la ira.
Los pequeños y rellenos pechos de la ardilla estaban pintados de verde y morado. En su piel canela había marcas visibles de dedos, como si alguien hubiera apretado con fuerza sus pechos. Los ojos negros de Yoongi se pusieron rojos de la ira, llenando el ambiente de su olor a café amargo que hizo que el cachorro se removiera nervioso sobre el pecho de su padre.
-Yoongi- dijo Seokjin poniendo su mano en su hombro, sabiendo qué era lo que estaba pasando por la mente de su amigo.
Él también había visto las marcas, pero con tantos años cuidando recién nacidos y un centenar de omegas, había aprendido a controlar sus emociones para no incomodar a sus pacientes- No es momento, Yoongi.- Sentenció con dureza.
El gato tuvo que hacer una fuerza sobrehumana para calmar a su alfa, pero cuando vio al cachorro desprenderse del pecho del omega y caer completamente lleno y somnoliento contra el pecho de su padre, supo que valió la pena controlar sus emociones.
-Aun debemos revisar a Jungkook. ¿Puedes esperar a fuera? Cuando lo pasemos a su cuarto puedes estar con ellos.
-No- Gruñó en advertencia- No pienso moverme. Puedes revisarlo mientras me quedo aquí.-
¿Quién era Seokjin para decirle a un alfa que se había autoproclamado padre de ese cachorro que lo dejara solo?
La mirada fija de Yoongi en el niño, como si temiera que de repente se esfumara si parpadeaba, fue prueba suficiente para comprender que no iba a mover ni un pelo de gato de la sala si Hoseok y el cachorro no lo hacían.
-Está bien Yoongi, pero no molestes mi trabajo- Dijo sintiendo que los años le caían encima de golpe.
De repente, su omega interno le recordó un pequeño detalle que había pasado por alto por tanta conmoción- ¿Y Joonie?- Dijo sintiendo su corazón latir con fuerza.
-En la sala de espera- respondió el gato sin apartar su mirada del omega y el niño.
Seokjin salió del quirófano en busca de su alfa. Tenía que contarle las buenas nuevas y claro, recibir un abrazo de lobo, de esos que tanto lo hacían sentir en casa. Sin embargo, el abrazo iba a tener que esperar.
-¿Joon?- dijo al verlo sentado en las banquetas del pasillo encorvado hacia adelante con los cabellos tapando su rostro. La manera en que estaba sentado y su aroma débil, alarmaron a su omega.
El alfa levantó su rostro más pálido de lo común- Hola cariño- exclamó con una extraña normalidad.
Pero tantos años conviviendo con ese lobo lo habían hecho un experto en leer sus gestos. El omega supo al instante que se estaba haciendo el tonto para no preocuparlo. -Levántate- Ordenó con el ceño fruncido. La mirada que le dirigió Namjoon le dijo que sus sospechas eran acertadas.
-No creo poder, Jinnie- dijo con una sonrisa cansada.
Jin corrió hacia su esposo y notó el rojo carmesí en su remera favorita, ahora completamente arruinada por pequeños agujeros. El alfa había estado tratando de ocultar con su mano, también ensangrentada, la gran herida en su torso.
Si no fuera médico, se hubiese desmayado allí mismo- Mierda Joon ¿Por qué no te hiciste atender? ¿Quieres matarme del susto? ¿Es eso?- exclamó con las orejas y el rostro rojos de la furia, pero también el miedo de perder a su alfa.
-No es para tanto-
Pero Jin intentó tocarlo y el lobo aulló de dolor.
-Joon…- exclamó conteniendo las lágrimas.
-Lo siento cariño- El lobo bajó sus orejas como un cachorro regañado y lo observó con sus ojos grandes y brillantes. Al instante Jin supo que había perdido la discusión. Nadie podía resistirse a esa mirada.
Finalmente suspiró, sentándose al lado de su esposo- ¿Ellos quedaron peor?
-Si- dijo moviendo la cola con orgullo.
-Bien. Vamos a desinfectar eso, alfa.
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El lobo se sentó obediente sobre la camilla, mientras su esposo cocía sus heridas con pequeños puntos. Jin trabajó en silencio, concentrado en hacer un buen trabajo, no quería que el hermoso cuerpo de su alfa fuera arruinado por la asquerosa mandíbula de un perro.
Mientras cortaba la tanza y tomaba la gaza para terminar con su trabajo, recordó cuando era tan solo un pasante mal pago y Joon había aparecido una noche de verano con una musculosa hecha añicos y una herida similar en su pecho.
Seokjin jamás olvidará como su quijada cayó hasta el suelo cuando ese semental de lobo se quitó la remera como si nada y le sonrió como si no fuera un maldito adonis provocándolo descaradamente. Tiempo después, Jin supo que su esposo no había intentado coquetearlo y que era mucho más inocente y tierno de lo que parecía en apariencia.
Aunque daba igual, su mirada inocente y su cuerpo exageradamente ancho, y ni hablar de su atractivo cerebro, habían noqueado al Jin pasante.
-Listo- exclamó Seokjin cuando terminó de envolver el torso de su esposo- Vas a tomar unos antibióticos, aunque no te guste.
Namjoon asintió obediente y estiró su quijada para besar los labios de su esposo, logrando su cometido, que su omega aflojara el ceño fruncido- Te ves cansado cariño ¿Por qué no te recuestas conmigo un rato?
-Estoy en mi turno Joon- dijo tragándose sus ganas de tomar un descanso- Además, debo revisar a Jungkookie.
-¿Jungkookie?- Namjoon enarcó una ceja confundido.
-Jungkook, el hijo de Hoseok- Jin sonrió aliviado- Ambos están bien.
-Porque eres el mejor médico que existe- dijo moviendo su cola animadamente.
Las mejillas de Seokjin se sonrojaron, porque nunca terminaba de acostumbrarse a los cariñosos y espontáneos elogios de su esposo-Descansa ¿Está bien? Al rato vuelvo a ver cómo estás.
-Espera Jin…
-¿Qué sucede?
-La manada…
Seokjin tragó saliva pesadamente, aun no quería hablar de ese tema, no con Hoseok malherido y con el bebé recién nacido.
-Ellos vieron a Yoongi. Saben que él se llevó a Hoseok.
-Mierda.
Notes:
¡Finalmente nuevo cap!
Espero que lo disfruten, y perdón si hubo errores ortográficos, estoy un poco cansada, pero no podía no escribir jajaj.
Chapter 18: Igual que todos los alfas
Summary:
Salvar a Hoseok es solo el comienzo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Seokjin no tuvo que repetirle dos veces a su alfa que dejara sus pendientes del estudio de grabación y se tomara unos días de descanso en casa para sanar la mordida en su torso. Él sabía lo valioso que era su esposo para la empresa, y faltar un par de días no iba a hacer que lo despidieran. Además, había retomado su trabajo en el hospital y alguien debía controlar a los niños mientras él estaba en la guardia hasta que encontraran una solución a ese tema.
Dios sabía lo desastrosos que podrían ser sus hijos cada vez que les daba la espalda. No es como que Joon fuera el ejemplo a seguir para los niños (En ocasiones Jin perseguía al trío por toda la cosa con uno de sus zapatos en su mano. Realmente el omega no recordaba haber parido a un tercer hijo) Pero así eran las cosas con su Jonnie, quien terminó por aceptar a regañadientes, aunque a sus adentros ansiaba pasar tiempo con sus cachorros sin su omega regañándolos por haber hecho un desastre en la cocina o dejar pisadas de barro por toda la casa.
Sabía que volver a su trabajo sería un problema para la familia, especialmente porque el omega todavía no se sentía listo para contratar a un beta que cuidara a sus hijos.
¿Y si les pasaba algo? ¿Y si Tata tocaba un enchufe o se golpeaba la cabeza con un mueble? ¿Y si Chimi comía algo con maní y se agarraba un episodio alérgico? Su estómago se revolvió de solo pensarlo. No, aún no estaba listo para entregar a sus hijos a un desconocido.
Además, ahora tenía a alguien más a quien cuidar de cerca en el hospital. Bueno, a tres para ser exactos.
-Yoongi…- Murmuró Seokjin acercándose al gato que no había quitado su mirada cansada y de bolsas negras del cuerpo frágil de Hoseok que dormía profundamente ajeno a la mirada profunda del gato sobre él- Deberías descansar un rato. Hoseok no se va a mover de aquí.
-No…- murmuró sin mover ni un solo músculo de su cuerpo-
Luego de que los resultados de Jungkook salieran alentadores, habían pasado a padre e hijo a una habitación común, donde eran chequeados en todo momento. Seokjin había prometido encargarse de todos sus cuidados, sabía que aún no podía ser dado de alta, no hasta estar seguros de que no quedarían secuelas del estado al borde de la muerte de ambos. Además, Hoseok estaba muy bajo de peso y que el pequeño cachorro hambriento lo vaciara cada dos horas, no ayudaba mucho.
Seokjin suspiró resignado y cambió en silencio el suero que estaba conectado a la muñeca del omega. Luego chequeó sus signos vitales y por últimos desinfectó la cicatriz en su abdomen, siempre bajo la mirada atenta del gato que comenzaba a inquietarlo. Si no fuera Yoongi, ya lo hubiese denunciado por acoso.
Desde que el cachorro había nacido, Yoongi se había mantenido en su estado de alfa alerta, vigilando a cada persona que entraba al cuarto, llenando toda la maldita habitación de su pesado olor a café con mandarinas que comenzaba a marear a Seokjin.
-Voy a fingir que no estás aquí, Yoongi- Dijo con fastidio- Tan solo no interrumpas mi trabajo ¿Está bien?- Como esperaba, el gato no contestó y parpadeó rápidamente, como si estuviera luchando para no quedarse dormido en la silla- Como sea…- Suspiró el omega- Hora de cambiar esos pañales sucios- Dijo con dulzura, porque al fin de cuenta el cachorro le hacía recordar a sus hijos y por un momento extrañó cuando eran unas pequeñas bolitas de pelo regordetas que lo único que hacían era arruinar sus pechos y luego cagar toneladas. Ahora apenas tenía un momento de descanso, especialmente con Tata y su energía que jamás se agotaba.
Seokjin se inclinó sobre el omega que dormía plácidamente y extendió sus manos para tomar al cachorro que descansaba en posición fetal sobre el cuerpo de su padre. Pero antes de que pudiera tomarlo entre sus manos Yoongi gruñó con fuerza en advertencia, mostrando sus brillantes y filosos colmillos.
Seokjin se odió a si mismo por congelarse en su lugar cuando su lado omega se apoderó de su cuerpo. El aroma a café lo ahogó y su omega interno le gritó que escapara del peligro. Pero conocía ese alfa, él no lo lastimaría ¿No es cierto?
-Yoongi- murmuró manteniendo cada músculo de su cuerpo petrificados- Solo estoy aquí para ayudar a Hoseok y a Jungkookie.
Yoongi volvió a gruñir, clavándole sus ojos negros como mil agujas sobre su cuerpo.
-Mierda Yoongi…¿Quieres que llame a seguridad?- lo amenazó. Pero eso solo empeoró el estado del gato, que se encorvó hacia adelante con su cola inflada alzándose detrás suyo, en una posición de ataque típica de un híbrido de gato que se sentía amenazado.
Seokjin levantó las manos, mostrándole Yoongi que no estaba tocando ni al omega ni a su cachorro.
“Okey, esto es malo” Pensó a sus adentros, deseando no haber mandado a su alfa a la casa. “Si él estuviera aquí, ya habría doblegado a Yoongi sin problemas” Pensó odiándose por ser un maldito omega. De nada le servía ser más alto y más pesado que Yoongi. Si el alfa daba un paso más, caería de rodillas al suelo a su completa merced.
Estuvo a punto de salir corriendo y pedir ayuda de los guardias beta, los únicos que no se sentían afectados por el aroma territorial de Yoongi, cuando un leve quejido retumbó en la habitación y las miradas de ambos se posaron en Hoseok que se removió en su cama con dolor.
Los ojos del gato finalmente parecieron recuperar su brillo humano y parpadeó varias veces como si hubiese salido del letargo. Observó a Seokjin que aún estaba con las manos alzadas, y por el olor a miedo que emanaba cada uno de sus poros, supo que era su culpa que estuviera así, la mirada del hombre lo decía a leguas. Pero antes de que pudiera escupir unas disculpas, Hoseok liberó otro quejido que hizo a Yoongi precipitarse hacia adelante y a Seokjin correr hacia su paciente temiendo que cometiera una locura.
-Muévete- le advirtió y esta vez Yoongi retrocedió como si alguien lo hubiese tirado de la cola- Cariño- dijo Seokjin suavemente a su paciente, no te muevas, aún tienes los puntos de la operación.
Las largas y abundantes pestañas de la ardilla se revolotearon por la habitación, como si aún su conciencia estuviera atrapada en sus sueños. Miraba pero no mirada, sus ojos avellana se movieron entre Seokjin y Yoongi sin reconocerlos realmente.
-¿Hoba?- exclamó Yoongi y Jin suspiró aliviado al escuchar que su amigo había vuelto en sí.- Hoba ¿Estás bien?
Pero cuando los ojos de Hoseok siguieron la voz del alfa hasta su rostro cargado de preocupación su mirada se llenó de terror y su olor a vainilla se agrió rápidamente, angustiando al cachorro que se removió contra su pecho.
-¿Hoba?- dijo suavemente intentando acercarse al omega, pero su corazón se rompió en mil pedazos cuando Hoseok envolvió entre sus brazos a su cachorro y lo alejó lo más que pudo de sus manos- Hoseok…- dijo retrocediendo con cuidado- Soy yo Yoongi… no voy a hacerte daño.-Pero Hoseok no estaba escuchando, al igual que el gato, parecía estar sumido por completo por su instinto omega dispuesto a proteger con su propio cuerpo al cachorro de cualquier alfa que intentara quitárselo.
-Yoongi…- le advirtió Seokjin- Lo estás asustando.
El gato miró a su amigo con terror y se alejó aún más de Hoseok y el cachorro.
-¿Por qué no esperas afuera?- Seokjin se acercó a sus pacientes quienes no se asustaron por la presencia de otro omega que estaba liberando su aroma protector y maternal, disipando el aroma posesivo y agresivo del gato- Hoseok aún está abrumado- Dijo mirando a la ardilla de reojo. Podía ver en su rostro el miedo, el estrés post-traumático luego de tanto sufrimiento. Seokjin no sabía todo lo que había sucedido durante su embarazado, pero sabía que todo ese daño finalmente estaba aflorando luego de haber tenido al niño. No le soprendía si esto llevaba a una depresión post parto.
Seokjin hubiese deseado que Hoseok fuera su primer caso de este tipo. Pero, aunque los políticos alardeaban de que la diferencia entre los alfas y los omegas ya no existía y que todos podían vivir en paz, él, y todos la mayoría de los omegas, sabían que eso eran puras habladurías.
El hámster se había cansado de atender a omegas traumatizados que llegaban al hospital lastimados física o psicológicamente por quienes decían amarlos. Lo peor de todo era que Seokjin no podía hacer más que sanar sus heridas y desear que sobrevivieran a la siguiente golpiza, al siguiente maltrato, al siguiente embarazo no deseado, a la siguiente violación. Porque no había ley que amparara a los omegas que habían firmado a puño y letra entregarse en cuerpo y alma a un alfa en matrimonio. Para la justicia, la autoridad del alfa sobre su omega tenía más peso. Al fin de cuentas eran los votantes, los que tenían negocios, industrias, los que manejaban el mundo.
- Va a necesitar tiempo para recuperarse…- Gruñó Seokjin, dispuesto a proteger al omega de todos los alfas, hasta del propio Yoongi si era necesario.
Yoongi miró una última vez a su omega, quien esquivó su mirada con terror y escondió a su cachorro debajo de las sábanas. Él no quería hacerles daño, se mataría, cortaría sus manos antes de ponerles un solo dedo encima. Pero la mirada de Hoseok era como la de alguien que estaba viendo a un monstruo, como si estuviera mirando a Do-Hwan y no a él.
¿O es que ambos eran iguales y todo este tiempo se había creído mejor que él cuando no era cierto?
Por primera vez en mucho tiempo, Yoongi odió ser un alfa y causarle tanto daño a la hermosa ardilla. –Voy a estar afuera Hoba, por si me necesitas- exclamó, aunque sabía que Hoseok no lo estaba escuchando.
Arrastrando los pies, salió del cuarto bajo la mirada alerta del omega mayor.
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-¿Y? ¿Cómo está?- exclamó Yoongi corriendo hacia Seokjin apenas salió del cuarto de la ardilla.
-Está dormido, le suministré un calmante, estoy seguro de que aún le duele la herida aunque no hable- dijo caminado por el pasillo seguido de Yoongi muy cerca suyo- ¿Qué quieres?- Dijo ahotado-Tengo más trabajo que hacer, Hoseok es solo uno de la decena de pacientes que tengo que ver hoy-
-Escucha, Jin hyung- dijo suavemente, tratando de no intimidar al hámster, aunque ya se había encargado de hacerlo hacía un rato- Lamento haberte gruñido, no sé qué me sucedió, no estaba usando la cabeza.
Seokjin suspiró cansado- Si los alfas dejaran de usar sus malditos nudos por sobre el cerebro, la sociedad sería un mejor lugar para los omegas ¿No crees?
Yoongi bajó sus orejas avergonzado.
-Escucha Yoongi… Sé que estás intentando hacer todo lo posible para que esa ardilla y su cachorro estén bien… Pero debes entender que después de todo eres un alfa que lo estás proclamando como su tuyo sin siquiera consultarle. Hoseok ha pasado por mucho, no tenemos ni la remota idea de cómo fue su miserable vida hasta ahora, y por eso mismo debes caminar como si estuvieras pisando cascaras de huevo ¿Entiendes?
Yoongi lo miró confundido y hasta desesperado, deseando que Seokjin le diera todas las respuestas que ni él mismo tenía.
Sin embargo, el hecho de que fuera omega no significaba que pudiera estar en la piel de la ardilla. Después de todo, nacer omega jamás había sido un problema para su vida privilegiada de una familia que le había dado todo, por lo menos hasta que decidió huir de ese mundo de fantasía y descubrir que en realidad la vida del omega promedio estaba muy alejada a su realidad.
-Lo que quiero decir es que Hoseok tiene mucho que sanar y aunque estés dispuesto a ayudarlo a superar su pasado, puede que no sea fácil y hasta puede que no quiera tu ayuda- Dijo tratando de no ser cruel con su amigo inestable- Vas a tener que ser fuerte… tener mucha paciencia… dejar tu lado alfa territorial de lado y estar ahí para ellos. Cueste lo que cueste. ¿Estás dispuesto a encerrar a tu alfa por Hoseok?
Yoongi no lo dudó, antes de conocer a la ardilla era un ser miserable que no aportaba nada a la sociedad, que si muriera nada cambiaría. Todo continuaría su ritmo, como si nunca hubiese existido. Pero ahora su vida estaba a color, ya no veía en blanco y negro (Como el estúpido mito sobre los de su raza) su vida tenía sentido, quería despertar cada día para entregar cada uno de sus latidos a Hoseok y a su cachorro. Quería vivir y respirar para ellos, y no descansaría hasta verlos sonreír.
-Haré lo que sea- dijo inflando su pecho-No me importa que me odie, no me importa que no me quiera como su alfa, pero voy a darles todo y más para que estén a salvo.
Seokjin asintió con la cabeza- Bien… Por el momento no entres a cuarto, tuve que abrir las ventanas porque apestaba- dijo frunciendo el ceño- Dale su espacio y… date un baño ¿Si? Apestas a otros alfas-
Las mejillas se Yoongi se tiñeron de rojo por la vergüenza.
-Ve a casa con Joon, come algo, descansa y luego vuelves a verlos. ¿No querrás que te vea en ese estado cuando despierte o sí?- Seokjin le sonrió de lado.
“Quizás no todo está perdido” Pensó a sus adentros. Si había alfas como Yoongi y Jonnie, entonces había esperanzas.
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Do-Hwan tomó de los pelos y levantó en el aire al alfa que había asignado para vigilar a la estúpida ardilla- ¿Cómo se te pudo escapar un maldito omega embarazado? - Dijo golpeándolo en el rostro y luego arrojándolo al suelo con fuerza.
-¡Lo siento señor!- exclamó herido, no solo por los golpes de su jefe sino por los del gato y el lobo- F-Fue ese gato…
-Si…- dijo otro de ellos bajando la cabeza- El maldito gato mecánico apareció con un lobo y se llevaron también su moto. –
-Llévenselos- Les ordenó a los demás alfas- No los quiero volver a ver…
-¡Pero alfa!
Los tres alfas y el omega que aún estaba inconsciente fueron sacados de la casa y Dios sabe a donde los llevarían. Esa era la ley de los perros, alfo u omega que no servía, era desterrado de la manada y marcado para siempre como un traidor, para que ninguna otra manada los aceptara.
-Señor…- exclamó otro de los alfas que tuvo que tragarse su miedo para que su líder no lo oliera- ¿Buscamos a la ardilla y matamos a ese gato?
Do-Hwan estuvo a punto de abrir su hocico cuando apareció la coneja omega rodeando su brazo- ¡Cariño!- Sollozó revoloteando sus ojos femeninos y liberando sus dulces feromonas- ¿Por qué tardas tanto? Te extraño…
El alfa observó la gran panza de la omega. A diferencia de las ardillas o los perros, los meses de gestación en los conejos eran mucho más cortos, en cualquier momento tendría una manada de cachorros alfa. –Por ahora deja que jueguen a la casita feliz- dijo frunciendo la nariz con asco al sentir el aroma asqueroso del maldito gato.- No van a ir muy lejos, ese gato miserable no tiene donde caerse muerto ¿Y piensa alimentar a esa ardilla gorda y muerta de hambre? Es obvio que se la quiere coger, pero ya se va a cansar…- Dijo con desinterés.
“De seguro ya impregnó su repugnante olor en Hoseok” Pensó con desprecio.
Sacarse a la maldita ardilla de encima era un alivio. Estaba harto de verla arrastrándose por toda la casa pidiendo su atención. Odiaba su olor, odiaba su estúpida cara de víctima y le daba asco recordar su pasado como una maldita puta.
Le avergonzaba pensar que su hijo saldría de dentro de esa maldita ardilla usada, pero por eso mismo tenía pensado deshacerse de ella una vez que tuviera a su heredero, para que nadie hiciera preguntas. Pero Bunny era diferente, ella era una coneja joven, apenas mayor de edad, sin ninguna experiencia, no estaba usada y su piel era tersa y sin cicatrices, dispuesta por completo a él, a su único alfa. Ella le entregaría a sus herederos, Hoseok solo había sido un maldito error, un experimento fallido.
-Vamos a dentro cariño y tú- Dijo mirando al alfa joven- No sé cómo lo vas a hacer, ni me interesa, pero quita ese maldito olor o te vas con los demás.
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-¡Tío Chun!- Gritó Tae, corriendo hacia el gato. Pero una mezcla de olores de alfa lo frenó de golpe, cayendo al suelo con su cola inflada y sus orejas hacia atrás.
-Yoongi- Dijo su amigo sosteniendo a Jimin con un brazo y levantando a su hijo menor para que no atacara a su tío- Ve a quitarte ese olor- Le ordenó.- Que tae se vuelve muy territorial, no le gusta que la casa huela a otros alfas, ya sabes… por Jinnie.
No tuvo que repetírselo dos veces y corrió hacia la ducha, hundiéndose debajo del agua, frotándose con desesperación todo el cuerpo. Odiaba oler a perro, era el peor de los aromas, tan penetrante que le ardían las fosas nasales.
Finalmente salió de la ducha y se sintió renovado para volver con Hoseok. Pero al recordar la mirada llena de terror que él mismo había provocado, su corazón se desinfló.
-Puedo sentir tu angustia desde el otro lado de la puerta- Exclamó su amigo.
Yoongi abrió la puerta y salió de entre el vapor- Lo asusté Joon.
-¿A Hoseok?-
El gato asintió con la cabeza, bajando sus orejas de forma miserable- No me dejó acercarme al cachorro, como si temiera que les hiciera daño. ¡Jamás les haría nada Joon, debes creerme!- dijo con sus pupilas temblando de la desesperación.
Joon suspiró y caminó de vuelta hacia la cocina- Ayúdame a preparar el almuerzo de estas bestias mientras hablamos- Dijo pasándole unas verduras a su amigo para que las picara- ¿Sabes? El primer embarazo de Jinnie no fue nada fácil. Sabes cómo es él, siempre fue un omega temerario que nunca titubeó al hablarme y me encanta eso de él- Dijo sonriendo con melancolía- Pero cuando nació Jimin no dejaba que lo tocara, me gruñía si me acercaba a él. Sé que soy torpe, hasta yo tenía miedo de tomarlo en brazos y que se me cayera, pero su miedo era otro, era más profundo, que ni él mismo podía controlar. Yoongi… Para nosotros es difícil comprender la naturaleza de los omegas, vivimos a la defensiva, siempre listos para atacar a quien quiera lastimar a los nuestros, con la fuerza suficiente para despedazar a cualquiera. Pero en ellos es diferente… Su esencia es ser suaves, dóciles, ser buenos amigos, buenos hijos, buenos esposos, buenos padres… siempre perfectos. Pero cuando se trata de sus cachorros pueden ser peores que los alfas, porque ellos saben en carne propia lo que es sufrir por su condición de omega y muy en el fondo quieren proteger a sus cachorros de este mundo cruel, por lo menos hasta que el niño ya no necesite de su leche. Luego tienen que dejarlos vivir, dejarlos conocer el mundo, lastimarse, sufrir. Y puedo decirte como alfa y como padre, que ese miedo siempre va a estar latente. Ningún padre quiere que sus hijos sufran, sean alfas, betas u omegas. Imagina para alguien como Hoseok que no tuvo un embarazo fácil, que seguramente vivió con un alfa que jamás cumplió con su papel de protector. Él tiene que ser ambos por ese cachorro, pero tú tienes que demostrarle que no eres como ese perro, que vas a proteger a ese cachorro, que los vas a proteger a ambos.
Las palabras de su amigo fueron como un baldazo de agua fría. Había odiado toda su vida a los alfas de manual, había despreciado a la manada de Hoseok, pero sin darse cuenta estaba convirtiéndose en uno alfa igual a ellos. –Tengo miedo Joon…Tengo miedo de lastimarlos.
El lobo sonrió comprensivo y posó su pesada mano sobre el gato- Es normal tener miedo. Me preocuparía más si no lo estuvieras, quiere decir que realmente te preocupas por ellos. Anímate- Joon tomó dos latas de cerveza de la heladera y le arrojó una al gato- Lo has sacado de ese infierno. El cachorro está bien, y es cuestión de tiempo para que Hoseok se recupere.
Yoongi bebió hasta la última gota de la bebida sintiendo que sus sentidos se entumecían un poco-Hoseok corre peligro en el hospital. Tengo que sacarlo de ahí y llevarlo lejos de ese monstruo.
-Wou wou tranquilo bestia- exclamó pasándole una segunda lata- Para salvar el mundo, primero debes descansar y comer. Además, yo también tengo que sanar ésta herida rabiosa- Bromeó. –No voy a dejar que vos solo repartas los golpes, tienes que dejarme algunos para mí.
-Quiero abrazarte Joon. No sé qué hice para tener un amigo como vos.
-¡Que no se diga más!- El lobo levantó en el aire al gato, apretándolo con fuerza entre sus musculosos bíceps-
-Era broma… bájame- exclamó asfixiado. - Ese abrazo vale por muchos años, no vuelvas a hacerlo- Yoongi se sacudió la ropa con fastidio.
-Vamos, ve a dormir antes de que Tata te vea y no te suelte más. Cuando esté la comida te llamo.
Yoongi asintió y se arrastró hasta el sillón de sus amigos, y aunque intentó dormir, no pudo sacarse la mirada llena de terror de la ardilla que atormentaba su mente.
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-¡Chimchim! ¡Despierta a tu tío que ya está la comida!- Exclamó mientras sacaba la olla del fuego con extremo cuidado, rogando que su cola no se enredara entre sus piernas.-
-Voyyy…- Gritó el niño corriendo hacia el living.- ¿Papá Joon?
-¿Si Chim?- dijo volteándose para ver a su niño mayor que estaba con cara larga parado en la puerta de la cocina.-¿Qué sucede cachorrito?
-El tío Yoon no está.
Notes:
¡Muchas gracias por los comentarios! Siempre me alientan a continuar la historia lo antes posible.
He estado enferma estos días, pero ya no quería esperar mas!
Quería avisarles que se viene mucho drama, me gustan las cosas intensas y telenovelescas, pero también profundizar en los sentimientos de los personajes, así que están advertidos jajaja.
Chapter 19: No estoy loco
Summary:
Yoongi desaparece sin dejar rastros.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-Llegué- Suspiró Seokjin quitándose los zapatos en la puerta de entrada. Había sido una jornada agotadora, especialmente porque había perdido el ritmo explosivo del hospital luego de tanto tiempo de licencia.
-Hola cariño- exclamó Jonnie asomándose por la puerta de la cocina con el rostro blanco por la harina y un delantal floreado también manchado de cosas extrañas que el omega prefirió ignorar- -¿Hoseok está bien?.
Seokjin caminó hacia la cocina, haciendo la vista gorda a la pila de platos usados que su esposo había utilizado innecesariamente solo para hacer unos fideos con salsa para la cena- Está estable, eso es lo importante- Dijo cayendo en el taburete del desayunador y apoyando su frente sobre el frío mármol de la mesada para aliviar, aunque sea un poco, la migraña que se estaba asomando- ¿Y los niños?- Preguntó a darse cuenta de que la casa estaba muy silenciosa.
-Los dejé en su cuarto jugando videojuegos- Dijo moviendo la cola con ánimo- Era la única forma de distraerlos mientras cocinaba, últimamente a Tata le agarró la costumbre de colgarse de mis pantalones sin avisarme.
-Mhm- murmuró el omega, masajeando sus cienes- ¿Yoongi está jugando con ellos?
-¿Oh?- Exclamó el lobo, volteándose hacia su esposo con la cuchara de madera manchada de salsa de tomate- Él se fue hace horas. De hecho, se bañó y se fue sin avisar.-
-¿No se quedó a almorzar ni a descansar? ¿Lo llamaste si quiera?
El lobo negó con la cabeza- Pensé que quería volver a estar con Hoseok lo antes posible, por eso no lo molesté.
-No, no volvió al hospital- Seokjin tomó su teléfono, dispuesto a llamar al gato y retarlo por no hacerle caso.
-Jinnie, cariño. De seguro quería estar solo en su apartamento- Dijo suavemente.
-Pero…
-Sé que lo haces porque te preocupas por él, yo también lo hago, pero recuerda que es un adulto, aunque no parezca- Bromeó- Estoy seguro de que mañana aparece en el hospital. Sabes que necesita sus momentos a solas.
El hámster suspiró derrotado.- Tienes razón… a veces me olvido que no es un cachorro. Es que no puedo evitarlo- Dramatizó.
El lobo sonrió con hoyuelos y le alcanzó un pedazo de pan mojado con salsa- Prueba- Dijo con orgullo.
-Le falta azúcar.- dijo en burla.
-Para dulce te tengo a vos.
Seokjin rió divertido, con su risa de vidrio que tanto de encantaba a su esposo.
Namjoon tenía razón estaba sobrepensando otra vez, de seguro Yoongi solo quería estar a solas y recargar su batería social.
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Hoseok se sintió hundido en un pozo negro sin paredes, sin piso, sin techo, simplemente flotando en la nada, sin caer nunca. Se sintió bien no sentir dolor físico ni el de su corazón por lo menos por un instante.
Podría haber nacido como un girasol y hubiese estado bien, nacido para ser hermoso, amado, tratado con cuidado y luego morir joven, antes de envejecer lo suficiente como para ver la crueldad del mundo.
“Quizás debí morir esa noche cuando supe que era un omega” Pensó a sus adentros, recordando su agónico primer celo, del que apenas había salido con vida.
“Si tan solo no hubiera tenido agua en mi cuarto…” Pensó deseando volver el tiempo atrás y evitar su instinto de supervivencia.
Porque luego de eso su vida fue un constante sufrimiento. Y siempre pensaba “Esto no podría ser peor” Pero siempre encontraba una manera de empeorar las cosas. Pero de repente, un destello de esperanza iluminó su sombrío corazón: Su cachorro. Entre tanta maldad, una criatura se había abierto paso para aparecer en su vida y cambiarla por completo.
Los párpados pesados de la ardilla se abrieron poco a poco acostumbrándose a la luz de la mañana que entraba por la ventana. Sintió el aroma a hierba recién cortada mezclado con el olor a los medicamentos y los productos de limpieza, sin rastros de aroma a alfa, solo el aroma a vainilla de su propia piel que lo abrazó como una capa invisible de lana tibia. Pero su cuerpo se sintió frío y tembló porque algo le estaba faltando. Como si le hubiese arrancado un órgano vital.
-Cachorro…- murmuró moviendo sus pupilas avellanas por toda la cama, buscando a su bebé- ¡Mi cachorro! ¡¿Dónde está mi cachorro?!- Hoseok se sentó de golpe, pero el tirón de la cicatriz y la debilidad en su cuerpo le recordaron que sus fuerzas se habían escurrido en el parto.
-Tranquilo cariño, tu cachorro está bien-
Una voz suave y familiar lo rodeó, liberando un aroma dulce pero suave, sin abrumarlo.
Pero los ojos de Hoseok ya estaban llenos de lágrimas, suplicando que no le quitaran lo único bueno que había hecho en toda su vida- Mi bebe…quiero a mi bebé- Suplicó extendiendo sus manos abiertas a la nada.
-Aquí está tu cachorro- dijo la voz suave, acercándole al bebé envuelto en una manta.
Hoseok tomó con desesperación a su bebé, envolviéndolo con sus manos temblorosas. Hundió su nariz respingada en el cabello negro del niño y respiró su aroma a bebé tan suave, tan inocente y su omega ronroneó de felicidad al recuperar la pieza que le faltaba.
-Solo estaba controlando a Jungkookie, lo siento Hoseokie, no quería asustarte. ¿Cómo te encuentras?
Finalmente, sus ojos miraron al intruso- Seokjin hyung- Murmuró al ver al omega sonreírle desde el borde de la cama, manteniendo una distancia prudente.
-Hola ardillita ¿te sientes bien? Me dijeron que dormiste toda la noche de corrido, eso es bueno.
Hoseok bajó su mirada y abrazó a su cachorro posesivamente, evitando que los ojos de ese omega se posaran en su hijo.
-¿Crees que estás listo para comer?- Dijo acercando una bandeja al regazo de la ardilla- Te traje varias opciones, todas tienen nueces y almendras, de las que te gustan tanto.
Pero Hoseok desvió la mirada de la comida, como si fuera veneno.
-Hoseok…-suspiró el omega- Tienes que comer, para que tu leche sea más nutritiva para Jungkookie. Tan solo unas cucharadas de la sopa por lo menos, ¿Qué dices?
Hoseok no escuchó, en cambio sus ojos se movieron por la habitación buscando algo con desesperación. -¿Y Yoongi?- preguntó en un hilo de voz.
¿Se había ido? ¿Por qué el cuarto no olía a él? Se sentía como si en realidad nunca hubiese estado allí. ¿Acaso lo había soñado sentado al lado de su cama cuidando su sueño?
-Lo obligué a que fuera a casa a comer y a descansar. Pero estoy seguro que en un par de horas va a aparecer de vuelta- dijo sonriente, ocultando su preocupación con una máscara- Estaba muy preocupado por ti y tu cachorro.
“¿Debería decirle a Hoseok que no tenía idea de donde estaba Yoongi desde hacía dos días?” No, él no tenía por qué saber eso. Tenía que concentrarse solo en curarse, estuviera Yoongi o no. Cuando al día siguiente el gato no se presentó en el hospital, tuvo un mal presentimiento, por lo que obligó a su esposo a ir hasta su departamento y agarrarlo de las orejas, porque la ardilla no merecía eso. Pero cuando Joon usó su copia de la llave para entrar, se encontró con que el apartamento estaba vacío y frío, como si nadie hubiese pasado la noche allí. Lo peor de todo, era que tampoco contestaba las llamadas
-L-Lo siento…- Murmuró el omega, sacándolo de sus pensamientos.
-No lo sientas cariño, tú no hiciste nada.
La mirada lastimosa del omega se humedeció y sus mejillas hundidas se convirtieron en surcos profundos para sus lágrimas- Lo siento, lo siento- Sollozó con más fuerza, llenando la habitación de un olor amargo que hundió el corazón de Seokjin.
-Hoseok…- dijo tratando de acercarse al omega.
-N-No vamos a molestarlos más- Hoseok miró a su pequeño que dormía plácidamente sobre su pecho.
Jungkook aún no tenía idea de que había nacido en el seno de una familia rota, de un padre miserable, que no tenía nada que entregarle, que le había fallado a su manada y que ahora no tenía a donde ir. Hoseok sintió pena por él, no tendría que haber nacido, no en ese mundo cruel.
-Hoseokie, no llores…-suplicó el omega.
La ardilla se veía tan pequeña y frágil en la cama, envuelta en sábanas pesadas, con un camisón que se caía por uno de sus hombros, mostrando su clavícula marcada por la delgadez extrema, con sus orejas metidas entre su cabello sin brillo y su cola caía y sin fuerzas a un costado de la cama. Se veía tan rompible, tan débil, y aun así sostenía con fuerza a su cachorro regordete de mejillas coloradas que poco a poco drenaba de sus pechos las pocas vitaminas que quedaban en su cuerpo.
-Hoseokie, no nos molestas. Estamos preocupados por ti. Todos. –Recalcó.
-Lo siento-repitió como un mantra y Seokjin supo que no podía presionarlo más, porque no iba a escucharlo.
Seokjin se mordió el labio con impotencia, pensando en qué decir o qué hacer para animar a la ardilla. Hasta que sus ojos color miel se cruzaron con el bolso maternal que Yoongi le había comprado con el dinero de su valiosa guitarra y que había quedado olvidado en una esquina juntando polvo.
-Oh, lo había olvidado- exclamó moviéndose hacia el bolso, sin que Hoseok le prestara atención. –Yoongi te compró esto.
Las pequeñas orejas de la ardilla se movieron hacia Seokjin al escuchar el nombre del alfa. Lentamente, el omega se acercó a la cama, sosteniendo el presente delante suyo, tratando de mantener distancia- Mira…- dijo sacando una manta suave- Para Jungkookie ¿No es tierna?
En un rápido movimiento, que tomó por sorpresa a Seokjin, Hoseok le arrebató de las manos la manta, reclamando lo que era suyo. Porque era casi imperceptible, pero podía sentir el aroma a café y mandarinas en la tela.
Seokjin retrocedió desconcertado-Vuelvo más tarde ¿Si? Por favor aunque sea come un bocado ¿Está bien?- Pero Hoseok no contestó, más concentrado en tomar la manta como si su vida dependiera de ella.
Seokjin suspiró y salió de la habitación. Sabía que el estado de la ardilla no iba a ser bueno cuando despertara, había estado preparado para eso. Pero no solo estaba enfrentando una posible depresión post parto, estaba enfrentando años de traumas y el hecho de ser sacado de su manada a la fuerza, de la única vida que conocía, y la realidad era que ninguno de ellos, ni siquiera Yoongi, sabía que tan mal estaba por dentro y cómo iban a ser las cosas a partir de ese momento.
“Hoseok podría querer volver con la manada” Pensó entrando en pánico, al fin de cuentas ese bastardo era su alfa, el padre de su hijo y quien se supone que debería cuidarlos. Pero Seokjin también sabía que Yoongi sería capaz de ir hasta el mismísimo infierno para mantener a la ardilla lejos de ese monstruo.
“¿Dónde estás Yoongi?”
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-¡Hasta que apareces!- Exclamó el jefe del lobo, extendiendo sus brazos con alegría hacia su subordinado.
-Lo siento Hyung, he estado muy enfermo, ya sabes lo contagiosas que son las enfermedades de los niños- Mintió, porque no podía decirle al beta que se había metido en una pelea. Cuando había accedido a ser su mentor, le había prometido no volver a eso si quería trabajar en la empresa pequeña, pero de renombre.
-No importa, puedes faltar lo que quieras. Luego de convencer a Min de que nos entregara su demo, hasta te mereces unas buenas vacaciones.
-Espera…¿Qué? ¿Yoongi estuvo aquí?
El beta enarcó una ceja- Hace una semana ¿Qué no sabías? Pensé que vos lo habías hecho recapacitar.
-¿Vendió su canción? No puede ser…- Namjoon estaba en shock. Aun se sentía culpable por la reunión sorpresa que había hecho en la disquera en un intento de impulsar la carrera de su amigo y que casi destruye su amistad. ¿Y ahora resulta que cambió de opinión sin siquiera avisarle?
-Si, créelo- Se regocijó el beta- Es bueno en los negocios, terminamos cerrando por una buena suma de dinero. Solo espero que cumpla su palabra y me dé más temas.
El lobo sintió que todo le daba vueltas. Siendo sinceros, estaba feliz de que su amigo finalmente dejara su ego de lado. ¿Pero a que costo? Hace una semana que no tenía ni una maldita señal del alfa y comenzaba a pensar que jamás iba a volver. Estaba seguro de que el representante de Kim Woo-sung había desembolsado una buena cantidad de dinero para tener esa obra maestra, suficiente para que Yoongi pudiera vivir tranquilo por varios años.
-El no sería capaz…- murmuró en shock.
-¿Qué dijiste Nam?
“No puede ser, él no nos dejaría así nada más. No puede ser tan cobarde”
¿Acaso se había asustado? ¿tenía miedo de los perros? Imposible, Yoongi no era así, él no le tenía miedo a nada. ¿O es que en realidad no lo conocía del todo?
-Debo irme…
-¿A dónde? Acabas de llegar.
-Dijiste que podía tomarme unas vacaciones- Dijo apresurándose a la salida- Bueno creo que me las voy a tomar ahora mismo.
-¡Espera!
Pero el lobo no escuchó y salió corriendo del estudio, sin saber en realidad a dónde ir. Yoongi había dejado su trabajo, había dejado su apartamento y hasta había dejado a Hoseok en el hospital. Un mal presentimiento le nació en el pecho y sintió nauseas. Era como un dejavú de una vida pasada que había preferido olvidar. Pero no, ambos se habían prometido no volver a eso. Él no sería capaz de romper ese código. ¿O sí?
-Mierda Yoongi.
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-¿Y-Yoongi?- Murmuró la ardilla, cuando escuchó pasos dentro de la habitación que lo despertaron de su letargo.
-Hola Hoseokie. Lo siento, no soy Yoongi- exclamó Seokjin abriendo la cortina para darle la bienvenida un nuevo día. -¿Dormiste bien?
La ardilla no contestó y comprobó que su cachorro aún seguía al lado suyo. Durante la noche, se había despertado varias veces pidiendo comer y le había entregado con gusto su pecho mientras observaba alerta el cuarto oscuro, temiendo que, de entre las sombras, apareciera Do-Hwan y le quitara a su hijo. Si no fuera por los medicamentos, nada le impediría estar despierto vigilando a su cachorro las 24 horas. Pero cada día se sentía más cansado y que su omega estuviera deprimido por la ausencia de Yoongi no ayudaba.
Él había jurado que el gato estuvo allí, pudo sentir su aroma entre sueños, pero de seguro eran los malditos analgésicos.
-Él no va a venir ¿Verdad?
El corazón de Seokjin se rompió en mil pedazos- Lo siento cariño- Fue lo único que pudo decir, ya no podía mentir más, no sabía si Yoongi iba a volver, no luego de lo que su esposo le contó. –Vamos a retirar esos puntos- dijo suavemente- Ya te has curado muy bien, en poco tiempo ya vas a estar dado de alta- Lo animó.
Hoseok se dejó hacer mientras miraba el techo, permitiendo que su médico le levantara el camisón y le quitara los puntos de sutura de su vientre.
Su omega lloró. Yoongi lo había abandonado.
No. Yoongi en realidad nunca había sido suyo. Él no tenía derecho de reclamarle nada.
-Listo.- dijo Seokjin, cubriendo la piel canela del omega.
-Gracias hyung- respondió acostándose de costado mirando hacia la pared blanca, con su niño durmiendo al lado suyo.
-No hay de qué ardillita- Seokjin se tragó el nudo que se había formado en su garganta- Al rato vengo ¿Está bien? Podríamos almorzar juntos…. Si quieres.
-Está bien, hyung- Respondió como un loro amaestrado.
Cuando el omega cerró la puerta detrás de sí, Hoseok se volteó hacia el otro lado para contemplar el cielo azul a través de la ventana, esperando que eso lo animara aunque sea un poco, cuando de repente lo vio.
La ardilla parpadeó varias veces creyendo que lo que estaba viendo era producto de su mente dañada. Se volteó hacia su hijo y chequeó que estuviera durmiendo antes de quitar las sábanas de su cuerpo y poner sus pies en el frío suelo.
Lentamente, sosteniendo el soporte del suero que estaba conectado a su brazo, se arrastró hacia el ventanal mientras su corazón golpeaba con fuerza su pecho.
Había jurado que lo había perdido cuando escapó de la manada. No había manera de que el juguete que Jimin le había obsequiado estuviera sobre el marco de la ventana.
“Quizás Seokjin lo recuperó” Pensó mientras lo tomaba con sus manos temblorosas, sintiendo el duro material, notando que uno de sus cuernos se había roto.
De repente, un aroma invadió sus fosas nasales como un latigazo y erizó su piel.
-Yoongi- murmuró cuando se dio cuenta de que el juguete olía a su esencia embriagadora. -Alfa…- Sollozó.
Yoongi no lo había abandonado. No había estado loco. Yoongi lo había visitado esa noche.
Notes:
Hola! Aparezco.
Un pequeño capítulo porque hubo inspiración.
Parece que Yoongi se fue a comprar cigarrillos, pero aún hay esperanzas jajaja
Espero lo disfruten!
Chapter 20: ¿Dónde está mi cachorro?
Summary:
Seokjin está en problemas y su alfa no está para salvarlo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¡Siii! ¡Apa choon se queda en casa!- Exclamó Tae saltando al regazo de su padre.
Joon sostuvo a su hijo de la cintura para que no se cayera al suelo de cabeza y lo alzó en lo alto simulando que era un avión, haciéndolo girar y reír con fuerza.
-¿Si papi? ¿Te vas a quedar en casa?- preguntó su hijo mayor con los ojos llenos de ilusión.
El lobo bajó con cuidado a su hijo menor y se arrodilló a la altura de Jimin- Papi tiene que resolver unas cositas primero. Pero sí, voy a tomarme unas mini vacaciones- dijo revolviendo el cabello del niño. – Le hacen caso a papá Jin y a la niñera mientras no estoy ¿Está bien? Sean buenos cachorros.
-¡Está bien!- gritaron en coro, inflando su pecho con orgullo, aunque el lobo sabía que la obediencia les iba a durar tan solo unas horas, especialmente Tae, que siempre buscaba una manera nueva de hacer enojar a su papá omega.
El problema en realidad no era que le hiciera berrinches a Jin, sino la niñera que habían contratado y que no tardaba en llegar. Luego de un análisis exhaustivo por parte de su esposo, finalmente habían encontrado a una beta híbrida de lobo que parecía encajar con lo que Jin buscaba. Era una mujer adulta, que había tenido varias camadas numerosas, que sabía cómo manejar a cachorros inquietos y, además, al ser una loba igual que los niños, sabía muy bien cómo tratar con ellos y su instinto animal que aún no podían dominar del todo.
Si bien Seokjin estuvo a punto de echarse atrás, sabía que era la mejor opción, por lo menos por el lapso de horas en que los cachorros salían del jardín de infantes hasta que Seokjin volvía de su trabajo. Además, su instinto omega le estaba mandando señales de alerta sobre Hoseok. Tenía miedo de dejarlo solo, quería asegurarse de él hasta que pudiera valerse por sí solo y ver qué hacer después.
Si Yoongi no aparecía, iban a estar en problemas.
Namjoon caminó hacia la puerta de salida con su mochila a cuestas, una muda de ropa y un tupper con comida casera que Seokjin le había preparado con mucho amor.
-Sigo insistiendo en que deberíamos llamar a la policía- Exclamó el omega siguiéndolo hacia la puerta.
-Cariño, sabes muy bien que a la policía no le gustan los gatos como Yoongi, estoy seguro de que si lo encuentran también van a encontrar una buena excusa para dejarlo tras las rejas. No puedo arriesgarme a eso. Además, no sé en qué se está metiendo. ¿Y si es algo ilegal? Eso no lo ayudaría.
-Si es algo ilegal…- murmuró Seokjin para que sus hijos de buen oído no escucharan- Entonces cuando vuelva le voy a dar unos buenos tirones de cola.
Namjoon rió y besó la mejilla de su esposo- Cualquier cosa me llamas ¿Está bien?. Te amo.
-Yo también te amo- Seokjin acomodó la camisa de su esposo y alisó los pliegues- Cuídate.
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Bunny sostuvo con sus pequeñas manos su panza que sobresalía de su cuerpo como una gran bola que albergaba a casi media docena de cachorros. La mujer levantó su remera y colocó crema humectante en su piel haciendo círculos- Si no te aplicas crema anti estrías cada dos horas luego tu piel va a ser un desastre- Le recomendó a una gata embarazada que estaba sentada al lado suyo en la sala de espera del obstetra al que Do-Hwan la había llevado.
-Aquí tienes cariño- Dijo el perro con dulzura. Entregándole un vaso de plástico con chocolatada caliente.
-¡Gracias mi amor!- Exclamó la omega, bebiendo del líquido que calentó su cuerpo y encendió sus mejillas-
-¿Cómo están mis cachorros?- Do-Hwan se sentó del otro lado de la coneja y acarició la panza con cuidado, haciendo círculos relajantes.
-Están muy inquietos, no ven la hora de nacer y conocer a su papi-
-Yo tampoco puedo esperar en conocerlos. –Dijo ansioso. Ya quería sostener en sus brazos a sus cachorros alfa de lobo que manejarían su negocio algún día. Al perro se le llenaba la mente de ilusión y el pecho de orgullo al imaginar a sus hijos sembrando el temor en la ciudad. Serían invencibles, lo daba por hecho. Ninguna otra pandilla podría frenarlos.
-Cariño… Cuando nuestros hijos nazcan, deberíamos ir a un lugar mucho más grande ¿No crees?- Dijo la mujer, frotando su glándula olfativa en el hombro de su alfa, dejando su aroma a helado de fresa impregnado en su ropa, de esa manera nublando la mente del hombre.
-Claro cariño, lo que tú quieras lo tendrás- Sonrió mostrando sus relucientes colmillos.
-¡Perfecto! Porque estuve viendo casas en línea y he encontrado algunas casonas para la manada que…
-¿Paciente Bunny?- Interrumpió el médico asomándose por la puerta de nuestro consultorio.
-¡Al fin!- La coneja se levantó de un salto y se adelantó con la frente en alto y una mirada de superioridad.
No hacía falta decir que era la omega más importante de la sala. Todos los demás podían sentir el fuerte olor de Do-hwan ocupando cada rincón de la habitación, demostrando que era un alfa puro y dominante junto a su omega igual de pura que él.
Ambos caminaron por el pasillo, bajo las miradas llenas de terror de las demás parejas, que liberaban sus aromas cargados sumisión. A Do-Hwan le encantaba eso, oler el miedo que iba dejando a su paso.
“Debo admitir que extraño eso de Hoseok” El aroma a vainilla agria que la ardilla liberaba cada vez que se acercaba a él se había vuelto algo adictivo para su alfa interior.
-Doctor- saludó el perro- Dígame como están mis cachorros-
La coneja se acostó con gusto sobre la camilla y dejó al descubierto su vientre para el médico.
-Veamos…- murmuró mientras colocaba el frío gel en la piel blanquecina de la omega. Luego apoyó suavemente el aparato y presionó un poco para que el monitor reflejara a los tan deseados bebés- Bien… veo cuatro grandes cachorros por aquí…
-¡Lo sabía!- Exclamó la joven. –Te lo dije alfa.
-Bien…- sonrió satisfecho.
-No veo ninguna anomalía- Murmuró el doctor- Los cuatro cachorros se ven sanos, grandes y sus orejas tienen la longitud correcta de un conejo.
-¿C-Conejos?- balbuceó Bunny.
-Si… Veo cuatro conejos perfectamente desarrollados- Dijo señalando a cada uno de ellos y sus claras orejas largas dobladas hacia abajo.
Do-Hwan apretó con fuerza la mandíbula, tratando de contener su desconcierto.
-Cariño…- Murmuró la omega, bajando sus orejas de conejo al igual que sus cachorros.
-¿Cuántos de ellos son alfas?- Exclamó ignorando a la omega.
El médico se mantuvo en silencio por un largo rato mientras contemplaba la imagen en pantalla, como si estuviera analizando bien lo que estaba viendo antes de dar un juicio errado. –En ocasiones es difícil deducir algo así antes del nacimiento. Especialmente si no se dejan ver. Además, la fisonomía de los cachorros podría cambiar con los años- Murmuró moviendo sus pupilas hacia todos los lados de la pantalla, persiguiendo los movimientos de los cachorros- Pero en casos como este está claro que son cuatro omegas, porque todos son biológicamente mujeres, no veo aparatos reproductores de alfa y la contextura de todos es pequeña. Además, por la forma redonda de la panza de Bunny, concluyo que no hay alfas, quizás algún beta podría sorprenderlos…
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El viaje de vuelta hacia la manada fue en completo silencio. Bunny estaba congelada en su asiento, tratando de pasar desapercibida, así evitando una explosión inevitable de su alfa luego de una traición como esa.
Do-Hwan ignoró completamente al médico cuando trató de explicarle que se había dado ese tipo de embarazo porque en ambos genes predominaba el ADN omega y que si seguía intentando probablemente obtendría el mismo resultado. Puros cachorros omegas. Según el obstetra, para tener un cachorro alfa, necesitaba que su pareja tuviera genes predominantes alfa en su ADN, por lo que un omega macho tenía más chances de darle un cachorro alfa.
Pero para el perro, que alguien le dijera que en su interior había más omega que alfa era el peor de los insultos. Era como rebajarlo al nivel de un omega, o sea al de una puta fábrica de bebés y contenedora de semen.
Sintió náuseas de solo pensarlo. El perro se iba a encargar de deshacerse de ese farsante luego. Porque primero tenía que resolver otros asuntos más importantes.
-Guarda todas tus cosas y lárgate- exclamó el alfa dejando a los pies de la omega su bolso de viaje.
-¡Pero Do-Hwan!- Lloró la coneja derramando su dulce esencia en toda la habitación. Pero sus trucos ya no surtían efecto. Do-Hwan ahora olía en las frases el olor a esos omegas que pisoteaban su virilidad.
-Estoy siendo generoso contigo- Gruñó dándole la espalda- No me hagas cambiar de opinión y decirles a mis muchachos que ellos mismos se encarguen de ti y tus miserables omegas. Así que sal de mi maldita vista ahora mismo y ni se te ocurra parecer de vuelta porque te juro que me voy a comer de un solo bocado a todos esos malditos conejos de mierda que solo sirven de almuerzo.
Do-Hwan no tuvo que repetirlo dos veces para que la omega tomara sus cosas en un tiempo récord y saliera huyendo de la casa de la manada.
Para su suerte, Bunny tenía una familia acomodada y un lugar donde quedarse. En realidad, a sus cachorros no les faltaría nada. Pero mientras llamaba a su padre para que la recogiera, deseó llegar a casa, hundir su rostro en su almohada de seda y gritar. Porque esos malditos cachorros le habían quitado la oportunidad de ser la omega de un alfa líder de manada, de ser alguien. Los odió, los odió profundamente. La coneja se encargó de que sus cachorros sintieran su desprecio. Por suerte, sus padres se harían cargo de esas cargas. Para cuanto antes buscar otro alfa que la preñara como era debido.
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Do-Hwan aulló con fuerza, llamando a los alfas de menor rango que llegaron rápidamente- Señor- exclamaron al unísono dominados por su rugido.
-Van a buscar a la maldita ardilla y a mi hijo. Los quiero a ambos ilesos. Esa zorra va a volver a donde pertenece, se acabaron las vacaciones - Gruñó- Y a ese maldito gato lo quiero muerto.
-Señor… De seguro Hoseok huele a ese gato- murmuró uno de los más jóvenes frunciendo el ceño- ¿De en serio lo quiere de vuelta?
-No tengo opción, pero cuando mi cachorro no lo necesite más, es de ustedes, para que se diviertan.
Los perros movieron la cola, entusiasmados por probar el sabor de la ardilla del jefe.- ¡Gracias señor!
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La temperatura un poco más alta advertía que lentamente el otoño estaba quedando atrás para darle paso a la primera. Namjoon se preguntó cómo hacia su amigo para vivir en ese maldito condominio sin ascensor, sin ventanas en los vestíbulos, ni ventilación. Iba recién por el cuarto piso y ya sentía que le ardían los pulmones y había perdido medio kilo en agua. No se quería ni imaginar en verano. Además, la cicatriz en su costado que todavía le tironeaba no ayudaba en lo más mínimo.
El lobo se detuvo en el quinto piso, se limpió el sudor de la frente y tomó una gran bocanada de aire antes de continuar. Mientras subía escalón por escalón, sintiendo que retrocedía en vez de ascender, pensó en que su esposo tenía razón, estaba comenzando a perder su forma y los años venían con dolor de rodillas y kilos de más.
Pero Seokjin no podía culparlo, no luego de cocinar tan bien. Su omega se había encargado de que su alfa estuviera siempre bien alimentado, muy atrás había quedado aquel lobo larguirucho de costillas marcadas. Nunca antes había pensado que el amor le haría tanto bien al alma y al cuerpo. Tan solo esperaba que a su amigo le permitieran tener también su historia de amor. Poder verlo más gordo, menos pálido, con la sonrisa de gomita que reservada solo para ocasiones especiales.
-Finalmente…- murmuró cuando llegó al piso donde estaba en monoambiente del gato. Revolvió en sus bolsillos buscando la copia de las llaves de Yoongi, cuando se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y juraba que la última vez había cerrado con llave.
-¡Yoongi!- El lobo se precipitó dentro del apartamento agitando la cola de felicidad.
Pero su sonrisa de colmillos brillantes se borró en el instante en que vio el desastre del pequeño cuarto. Como si alguien hubiese puesto una granada.
La heladera estaba abierta de par en par. No es que su amigo tuviera tantas reservas de comida, en realidad sobrevivía el día a día. Pro las latas de cerveza estaban todas abiertas manchando el suelo con su líquido amarillo y la comida que Seokjin había preparado y que él le había dejado en su última visita ahora solo eran migajas en el suelo. Todos los cajones estaban abiertos y revueltos. Las partituras y escritos de su amigo habían volado por todo el departamento como confeti de cumpleaños.
-¿Yoongi?- exclamó adentrándose más al apartamento esperando encontrarlo quizás durmiendo en el sillón, cuando de golpe un olor nauseabundo invadió sus fosas nasales. El cuarto no olía a gato, olía a perro.
Su alfa gruñó con fuerza ante la amenaza mientras se acercaba a la mesa ratona del living donde había un cenicero rebalsado de cigarrillos usados y uno a medio fumar, aun encendido.
Tardó mucho más tiempo del necesario en percatarse que no estaba solo. Había confiado demasiado, por la ilusión de encontrarse con su amigo. Cuando escuchó crujidos detrás suyo, supo que no era Yoongi quien estaba respirando en su nuca.
El lobo torció su cuello hacia atrás, justo cuando un híbrido de perro alzó su puño en alto para noquearlo y probablemente matarlo allí mismo. Lo único que hizo fue cubrirse la cabeza y pensar en su familia.
Recordó las miles de travesuras de Tae, su rostro siempre manchado de comida o pintura, pensó en la inteligencia y la astucia de Jimin, que siempre lograba convencerlo para conseguir lo que quería, y pensó en su esposo, en su risa aguda y contagiosa, en su ceño fruncido cada vez que lo retaba por ser tan torpe, pensó en su rostro y orejas rojas cada vez que estaba debajo de él gimiendo de placer y diciéndole cuanto lo amada, y supo que no los había disfrutado lo suficiente.
El golpe nunca llegó y pensó que quizás había sido tan certero que le había apagado la mente, quizás ya estaba muerto y viviría en un limbo de recuerdos tortuosos de su vida pasada. Pero luego se dio cuenta de que aún podía abrir los ojos y sentir su cuerpo.
Se animó a abrir solo uno primero, temiendo encontrarse con el rostro de aquel perro sucio cuando solo quería tener la imagen de su familia como último recuerdo.
Jamás imaginó encontrarse cara a cara con su amigo, que lo observaba preocupado, sorprendido y hasta conmocionado por verlo allí- ¿Estamos muertos?- Preguntó el lobo.
-No… Pero creo que él sí.
Namjoon siguió la mirada de Yoongi hasta el alfa tirado inconsciente en el suelo, con pedazos de una silla de madera alrededor de su cuerpo y una herida abierta en su cabeza. Yoongi le había partido la silla de roble duro contra su dura cabeza.
-Mierda…- Murmuró el lobo sintiéndose mariado.
-¿Estás bien?- Yoongi lo ayudó a sentarse en el sillón que había sido rasgado con un cuchillo, abriendo por la mitad el respaldo y los almohadones.
-Si… solo pensé que iba a morir.
-Sabía que vendrían a buscarme. Tuviste suerte de que justo estuviera y fuera solo uno de ellos, pero cuando se den cuenta de que falta, van a venir más.
El lobo levantó su mirada y observó con atención a su amigo que había creído muerto. Su piel estaba más blanca, (Si es que eso era posible) Podía ver las venas verdes en sus cienes, su cabello estaba un poco más largo y el vello facial crecido y descuidado, estaba delgado, muy delgado, sus clavículas se marcaban profundamente debajo de su playera blanca amarillenta. Parecía realmente un gato callejero alzado, que se olvidaba comer y dormir durante su celo. –Te ves horrible-
-Lo sé- sonrió cansado- Y lo peor es que no me dejaron ninguna remera sana- Exclamó mirando que toda su ropa estaba rasgada.
-¿Qué pasó?- Namjoon estiró su brazo y tomó un cuadro que estaba boca abajo en el suelo. Cuando lo volteó se encontró con el vidrio roto y el marco vacío. Se habían llevado la foto. Sintió nauseas, porque en la fotografía no solo estaban él y Yoongi, sino su esposo y sus dos niños, en una fiesta de navidad.
-Están buscando a Hoseok, eso está claro- dijo con una tranquilidad que inquietó al lobo- Pensé que iban a tardar un poco más en encontrar donde vivo, los subestime. Ya no queda mucho tiempo.
-Yoongi…- dijo aturdido- ¿Dónde estuviste? Realmente pensamos que te habías ido para no volver.
-Es una larga historia- dijo tomando una lata del suelo, bebiendo el poco del líquido que quedaba dentro- Y no hay tiempo para eso… Ten.
Namjoon tomó en el aire un juego de llaves que Yoongi le arrojó- ¿De dónde son?-
-Quiero que lleves a Hoseok y a tu familia a esta dirección- El gato se acercó a su amigo y le entregó un papel arrugado donde estaba escrita una dirección muy lejos del centro- Hasta que las cosas se calmen, lo mejor va a ser que se vayan de la ciudad.
-Yoongi… me estás asustando.
-¿Puedes hacer eso por mí sí o no?
Namjoon abrió la boca para contestar, pero el sonido de su teléfono lo calló.
-Atiende- le dijo el gato, mirándolo fijamente.
El lobo tomó con nerviosismo el móvil, percatándose de que la llamada venía del hospital donde trabajaba su esposo. Sintió un mal presentimiento mientras levantaba la llamada- ¿H-Hola?
-¿Señor Kim? Le hablo de la administración del hospital.
-¿Qué sucede?- preguntó mientras observaba cómo su amigo guardaba un pedazo de madera rota en su mochila.
-Su esposo tuvo un accidente.
-¡¿Qué?!- Namjoon se levantó de un salto del sillón.
-Él está bien, pero lo mejor será que venga a recogerlo, está muy nervioso y no quiere hablar con la policía para contarles lo que sucedió…¿Hola?…¿Señor Kim?...¿Me escucha?
Namjoon corrió fuera del departamento con el corazón en la garganta y la vista nublada.
-¡Joon!- Gritó el gato saliendo detrás suyo- ¿Qué pasó? ¿Hoseok está bien?
Namjoon se frenó de golpe, provocando que su amigo se chocara con su ancha espalda- Esto no se trata de Hoseok- gruñó- Se trata de mi esposo. No tengo idea de qué pasó pero estoy seguro de que es culpa de toda esta mierda… Sabía que no teníamos que habernos metido en todo esto, pero él y su gran corazón no pudieron evitarlo…- dijo cerrando los ojos con fuerza- Yoongi…- El lobo se volteó hacia su amigo que medía mucho menos que él y lo tomó con fuerza de la remera, levantándolo unos centímetros del suelo- Más te vale que Seokjin esté bien… porque te juro…
-Está bien Joon…- dijo con tranquilidad- Merezco que me golpees, puedes hacerlo si quieres… no me voy a defender.-Namjoon bufó molesto- Pero recuerda que los malvados son ellos- Gruñó- Vamos a buscar a Seokjin y a Hoseok y los enviamos a la maldita casa de campo que compré mientras les damos su merecido.
Namjoon enarcó una ceja sin entender de qué mierda estaba hablando.
-¿Quieres vengar a Seokjin? Entiendo lo que sientes, me siento igual por Hoseok. Así que…- El gato se soltó del agarre de su amigo, trastabillándose en el suelo cuando cayó- No perdamos más tiempo y saquémoslos de allí, el hospital es peligroso, están muy expuestos.
Namjoon realmente quería golpear a Yoongi, pero eso no iba a devolver el tiempo atrás y hacer que su esposo estuviera a salvo. Estaba furioso por haber fallado como alfa, y aunque le dolía admitirlo, Hoseok no tenía la culpa, era una víctima más y no podían soltarle la mano, no luego de arriesgar tanto, y si Yoongi se veía tan mal era porque hablaba en serio sobre salvarlos.
-Vamos…-Finalmente dijo con determinación- ¿Aun tienes la moto?
-Si.
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“Señor Kim, entiendo que esté preocupado por sus cachorros, pero los dejó conmigo hace tan solo 15 minutos, ellos están bien, siguen donde los dejó”
Seokjin suspiró contra el teléfono- Lo siento señora Park, no es que desconfíe de usted, simplemente no me acostumbro…-
“Entiendo querido, si lo deja más tranquilo, puedo mandarle fotos de los niños cada una hora”
-¿Cada cuarenta minutos?- suplicó.
-Está bien- suspiró la beta- Cada cuarenta minutos será.
-Es usted la mejor, gracias señora Park.
Seokjin cortó la llamada y entró al hospital tratando de no pensar en sus hijos. “Ellos están bien, ellos están bien” Se repitió a si mismo mientras fichaba su ingreso.
-¡Buenos días doctor Kim!- Saludó una de las enfermeras de turno.
-Buenos días- saludó cortésmente- ¿Alguna novedad?
-Por suerte la mañana ha estado bastante tranquila.
-No lo diga en voz alta por favor- Bromeó- ¿Mis pacientes han estado bien? ¿Qué me dice de Jungkook y su padre?
-El cachorro está en control neonatal, hoy toca revisión.
-Espero que no demoren mucho, su padre se pone muy nervioso cuando se lo quitamos.
-No se preocupe, el señor Jung aún no ha despertado, por eso aprovechamos a llevarlo.
-Excelente- dijo mientras se colocaba la bata- Voy al sector neonatal entonces, a ver si puedo acelerar su control antes de que despierte.
-Sí, doctor.
Seokjin se dirigió hacia el sector mientras revisaba unos papeles para estar al día. Estaba feliz de que varios omegas habían sido dados de alta durante la mañana. El hámster siempre se alegraba por ellos, porque a partir del momento en que atravesaban las puertas del hospital, empezaba la verdadera aventura de ser padres.
En ocasiones recordaba algunos pacientes y sus cachorros a los cuales le había tomado cariño, y se preguntaba cómo habían crecido, si ya se les había caído su primer diente o si ya pensaban en qué les gustaría ser cuando sean grandes. En ocasiones algunos padres le enviaban canastas de frutas y semillas de girasol (Sus favoritas) para algún día festivo, junto con una foto de los cachorros que había ayudado a nacer. Seokjin guardaba las imágenes celosamente en su consultorio, había separado un lugar en la pared para colocarlas todas, como un recordatorio de porqué había elegido este trabajo.
Seokjin sonrió al ver que el parte médico de Hoseok era prometedor, había subido algo de peso y sus defensas estaban más altas. El omega no tenía idea de qué había cambiado en él, pero de un día para el otro se lo notaba más entusiasmado y hasta se había levantado para mirar fuera de la ventana, como si esperara a alguien. Seokjin no lo quería decir en voz alta, pero sabía que esperaba a Yoongi.
-Ehhh.. ¿Enfermero?- exclamó el médico mientras observaba a los cachorros que descansaban en pequeñas cunas del otro lado del vidrio.
-Buenos días doctor Kim ¿Precisa algo?
-Si…- dijo enarcando una ceja sin dejar de mirar a los cachorros- ¿Al cachorro Jungkook lo están revisando en este momento?
El enfermero recorrió con su mirada a todos los bebés de la sala- ¡Oh! ¿Se refiera al cachorro de perro?
-Si. Sabe que el cachorro se altera cuando lo alejamos por mucho tiempo de Hoseok.
-No se preocupe doctor Kim, su padre alfa vino a visitar al cachorro por un rato, quizás eso ayude. Mientras tanto seguimos con los demás cachorros.
Un escalofrío recorrió la columna del omega- ¿De qué está hablando enfermero? ¿De qué padre?
El enfermero lo miró como si en el rostro del médico estuviera pintado el acertijo más difícil de mundo- N-No entiendo doctor… ¿Hice algo mal? Era el padre, olía a él. E-Era un híbrido de perro…- exclamó preocupado.
-Mierda…- Seokjin comenzó a correr de vuelta hacia la sala de cuidados intermedios.
-¡Doctor Kim!- Gritó el enfermero sin comprender el error que había cometido.
-Mierda mierda mierda- murmuró corriendo hacia el cuarto de Hoseok, rezando no haber llegado demasiado tarde. -¡Hoseok!- gritó entrando al cuarto de un portazo.
-¿S-Seokjin hyung?- exclamó el omega que se había despertado de su sueño por sus gritos.
El médico entró a la habitación buscando con su mirada alguna señal de esos malditos perros. Todo parecía normal, no olía a ellos- Vamos, Hoseok, tenemos que salir de aquí.
La ardilla lo miró extrañado mientras el mayor le quitaba con cuidado el suero del brazo- ¿Qué pasa?- preguntó, justo cuando sus ojos avellana se movieron rápidamente hacia la cuna vacía- ¿Y mi cachorro?
Seokjin no contestó, pero su aroma rápidamente se agrió, alertando al menor de que algo malo estaba sucediendo.
-Hyung…¿Dónde está mi cachorro?
-Tenemos que ponerte a salvo primero Hoseok- dijo tratando de mantener la calma- Ponte los zapatos que nos vamos.
Seokjin corrió hacia el bolso del omega y lo tomó junto a su documentación.
“No hay tiempo para hacer los papeles del alta. Va a ser un castigo grande para mi carrera lo que estoy por hacer, pero no me puedo arriesgar”
El omega mayor se asomó por la puerta corroborando que el pasillo estuviera vacío de sus colegas cuando de repente, dos alfas de perro doblaron en la esquina, acercándose hacia el cuarto del omega.
Seokjin cerró rápidamente la puerta y corrió por la habitación sin saber qué hacer.
-¡Mi cachorro donde está!- Gritó el omega entrando en pánico.
Cada segundo contaba, no podía permitir que también se llevara a Hoseok, no se lo perdonaría nunca- Lo siendo, cariño- Sin darle tiempo a reaccionar, Seokjin levantó a Hoseok en brazos y lo llevó hacia el baño- No hagas ruido, todo va a estar bien.
-¡Espera Hyung!- La puerta del baño se cerró desde a fuera con llave antes de que pudiera evitarlo.
Seokjin se alejó del baño, justo cuando los dos alfas entraron sin tocar. –Buenos días doctor.
El omega se volteó hacia ellos, tratando de mantener la calma y esconder su miedo latente a los perros. Seokjin era alto, pero esos dos lo sobrepasaban por una cabeza, además de que eran musculosos y liberaban una cantidad de testosterona que le dio ganas de vomitar- ¿Les puedo ayudar en algo?
La mirada de los alfas se movió hacia la cama vacía donde descansaba el tubo del suero que estaba mojando el colchón. –Venimos por Hoseok- dijeron sin más.
-Me temo que no va a poder ser- Seokjin se movió lentamente hacia atrás, tratando de acercarse al botón que estaba en la pared que utilizaban los pacientes para llamar a los médicos.
-¿Ah si?- se burló uno de ellos, observándolo de arriba hacia abajo como si lo desnudara con la mirada.
-Eyy… Yo te conozco- dijo el otro entrecerrando los ojos- Espera…- El alfa tomó su móvil- ¿Eres tú verdad?- Exclamó mostrándole la foto retrato que le habían obsequiado a Yoongi- ¿Eres el omega de ese lobo pulgoso verdad?- Seokjin no contestó y retrocedió un poco más- ¿Cómo es que un omega tan hermoso y delicado está saliendo con alguien tan horrendo?
-De seguro ese lobo la tiene grande- se burló el otro, tiñendo las mejillas del omega.
-Pero mira nada más que hermoso.- Se burló al ver su rubor- Ese lobo no te merece… ¿Los perros la tienen más grande sabías? ¿Qué te parecen dos?-
Seokjin apoyó su cuerpo contra la pared y presionó con su espalda el botón, sin que se dieran cuenta- Les pido que por favor salgan…- exclamó tragándose sus ganas de gritar de miedo- Esta es un área privada, solo para parientes cercanos y personal autorizado.
-Eres demasiado educado- exclamó con fastidio- Pero esos labios carnosos y obscenos de seguro la chupan como los dioses- El alfa mayor se acercó a Seokjin. Mientras el otro se giró hacia la puerta del baño.
“Mierda…”
El alfa menor se volteó hacia el omega, mirándolo con una sonrisa burlona- Huelo a ardilla… ¿Ahí la tienes escondida?-
Las pupilas color miel del omega temblaron, mientras el otro alfa se acercaba más y más a su glándula olfativa, llenando su burbuja de aire de sus feromonas alfa que lo estaba obligando a doblegarse. – Ponte de rodillas omega- Le ordenó.- Muéstrame lo que pueden hacer esos labios y quizás te lleve como mi mascota- se burló.
Las rodillas del Seokjin flaquearon y cayó al suelo. Las lágrimas se deslizaron por su rostro al sentir que había defraudado a su esposo. –D-Déjenlo en paz…- Suplicó viendo por el rabillo del ojo como el otro alfa intentaba forcejear la puerta del baño.
-Sé que te mueres por dos nudos a la vez- exclamó el otro alfa, que tomó un pequeño alfiler de gancho de su bolsillo, doblándolo como una llave- Pero yo prefiero los omegas pequeños- se burló. -¡No te desesperes ardillita! Ya voy a estar contigo- habló a la puerta.
Desde el suelo, Seokjin pudo escuchar un chillido agónico de dentro del baño. El omega de Hoseok estaba llorando por el cachorro que le habían arrancado. Había trabajado tanto para recuperarlo y estos malditos alfas lo habían roto de vuelta.
-Apúrate con eso- ordenó el alfa que lo tenía de rodillas- Y tú, ratoncito, abre la maldita boca-
Seokjin vio como las manos del hombre luchaban por quitarse en cinturón.- No..no…- exclamó sintiendo que su omega luchaba por escapar de ese alfa que no le pertenecía.
De repente, pensó en sus cachorros, en la imagen que esos alfas asquerosos tenían en el teléfono y enfureció, mordiendo con fuerza la mano del hombre, que chilló de dolor. -¡MALDITA PERRA!- Gritó propinándole un cachetazo que lo tiró al suelo- Parece que no te ha adiestrado bien ese lobo- murmuró mirando su mano ensangrentada- Lo que necesitas es un alfa de verdad.
-¡¿Doctor Kim?!- Una enfermera entró al cuarto de Hoseok cuando recibió la alarma.
-¡Llama a seguridad!- gritó Seokjin desde el suelo.
Antes de que el alfa pudiera callar a la enfermera, la joven salió corriendo de la habitación.
-Mierda…-exclamó colocándose el cinturón-
-¿Qué hacemos?
-Nos vamos- gruñó-
-¿Pero y Hoseok?
-Ya tenemos al cachorro. Buscamos otro omega que lo reemplace y listo. Ratoncito… nos vemos la próxima- El alfa le guiñó el ojo y salió de la habitación junto a su compañero.
Apenas la puerta se cerró, Seokjin corrió hacia el baño y lo abrió con su llave maestra- ¡Hoseok!- gritó recibiendo en sus brazos a la ardilla que estaba bañada en llanto- Lo siento…lo siento- sollozó-
-Mi cachorro- murmuró contra su pecho antes de caer inconsciente por el dolor y el vacío que había dejado la ausencia de su único hijo.
Notes:
Buenas!! han pasado varios días, la inspiración estuvo difícil pero llegó!
Como siempre, mucho drama jajaja
¿Qué les pareció?
Pobre Jungkookie TT.TT
Chapter 21: Las aventuras de un gato desesperado
Summary:
¿Que estuvo haciendo Yoongi en su ausencia?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Yoongi escapó de casa de su amigo antes de que se diera cuenta y tuviera que darle explicaciones.
En su mente parecía estar claro, pero no sabía si podría ponerlo en palabras.
Regresó a su casa, o más bien a su pequeña y húmeda caja de zapatos, y se sintió como un ladrón, buscando entre sus pocas pertenencias algo que tuviera valor. Pero nada, lo único que valía más que su vida había sido su guitarra, pero ya no estaba. Todo lo demás valía más como basura que revendido como lo que eran.
Se odiaba a sí mismo por no ser una persona ahorrativa. Porque siempre vivió el presente y nada más. En realidad, no es que fuera una de esas personas que amaba la vida y disfrutara de las pequeñas cosas de lo cotidiano, más bien no pensaba en su futuro porque jamás había creído que existiría un futuro con Min Yoongi en él.
Jamás pensó en su retiro, no tenía planes a futuro ni nunca tuvo deseos que le hicieran ahorrar para ellos. Bueno, hasta ahora. De repente si había un futuro más allá de lo inmediato y se maldecía por no tener nada para asegurar ese futuro con el que ahora hasta soñaba despierto.
El gato cayó derrotado sobre su sillón roído y por primera vez en mucho tiempo aborreció el encierro de ese pequeño lugar, odió las ventanas que apenas dejaban entrar la luz del sol, despreció el color gris de las paredes y se burló de sí mismo al si quiera imaginar que un lugar así podría ser un hogar para la ardilla. Prácticamente la mataría en vida si la llevara a esa cárcel de cemento.
Sus ojos negros cansados se movieron por el monoambiente mientras su orgullo se hundía más y más. En un momento su mirada se cruzó con su viejo cuaderno de canciones que nunca se publicaron, aquellas que escondían sus más oscuros sentimientos y recordó el último demo que moldeó con la irrupción de ese omega en su miserable vida y cómo había sacudido su corazón empolvado desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron.
Un atisbo de esperanza iluminó su futuro. Sin embargo, supo que eso significaba entregar lo más valioso de sí, aquello que ni sus padres, ni la sociedad habían podido arrebatarle, su pasión por la música. En ese momento, supo que Hoseok y la música luchaban en su interior por ganarse el puesto número uno en su corazón.
No tuvo que pensarlo mucho, mientras tomaba sus papeles y su pendrive donde guardaba el demo, supo quien ganaba la pelea. Sin hoseok, esa bella pieza jamás hubiese existido.
—
Yoongi se detuvo en la entrada del estudio de grabación donde trabaja su amigo. El remordimiento por haber sido tan duro con él lo abrumó. Después de todo, Namjoon tenía razón, como siempre.
Suspiró pesadamente, antes de entrar al local donde vendería su alma al diablo. Se presentó en recepción, deseando cerrar el trato lo antes posible antes de que se arrepintiera de lo que estaba por hacer.
No se molestó al ver la cara de sorpresa del jefe de Joon cuando lo vio, por su propia voluntad, dispuesto a tener una reunión con él. No lo culpaba, nadie que lo conocía creería que estaba por su cuenta. Luego del escándalo que había hecho y que había dejado muy mal parado a su amigo, parecía una broma de muy mal gusto presentarse nuevamente en la disquera. Pero hoy venía a remediarlo.
-Min Yoongi- exclamó el hombre, levantando las cejas con incredulidad.
-Hola- exclamó con una expresión imperturbable.
-No esperaba volver a verte.
-Yo tampoco… ¿Me vas a invitar a pasar?- dijo con impaciencia.
-Claro- El hombre se apresuró a volver a su estudio junto con el gato, como si temiera que se arrepintiera- Pasa… ¿Un Whisky?
-Por favor.- Dijo relamiendo sus labios resecos con su lengua áspera.
Yoongi bebió el contenido de su vaso de un solo trago, dejando que quemara su garganta y calmara sus nervios.
-No has dejado muy mal parados la otra vez.
-Lo sé.
-¿No puedo esperar que unas disculpas salgan de tu boca eh?- sonrió con amargura y resignación.
-¿Qué tal mejor un demo que te llene de dinero? Vale más que una falsa disculpa-
-Te escucho…- dijo inclinándose hacia adelante sobre la mesa.
El gato deslizó el pendrive como si entregara una parte de su alma a ese maldito comerciante- El demo que quisieron comprarme, quiero venderlo.
El hombre tomó el pendrive entre sus manos y lo examinó como si fuera una pieza de arte extraña y única en el mundo- ¿Qué te hace pensar que lo quiero?
Yoongi mantuvo una calma profesional, una que no creyó que poseía. Después de todo, era conocido por su carácter impulsivo y de mecha corta. Pero su futuro estaba en juego. No. El futuro de Hoseok y su cachorro estaban en juego. Tenía que dejar su orgullo de lado de una vez por todas.
-Es de conocimiento público que el último disco de Kim Woo-sung no tuvo la repercusión que esperaban… Pero con el lanzamiento de este tema aún pueden recuperar su estátus de estrella.
-¿Tan seguro estás de tu creación?
-Si… sé que tiene potencial, de hecho es lo mejor que he compuesto hasta ahora. Además, podría contemplar escribir más para él, si cerramos este trato hoy mismo.
-¿Qué mosca te pico? Estabas muy seguro aquella vez… ¿Qué cambió ahora?- Preguntó con genuina curiosidad.
“Hoseok, eso paso”
-Eso no importa… Pero quiero dárselo a Woo-sung. Después de todo…- Yoongi suspiró, odiándose a sí mismo por lo que estaba por decir- Él es un gran artista, va a llevar mi canción al éxito, mucho más de lo que yo podría.
El hombre pareció pensarlo, como si esperara que todo eso fuera una trampa. Solo que él no sabía lo desesperado que estaba el gato.
-Si no lo quieres, se lo voy a ofrecer a la competencia.
“Acéptalo maldita sea” Suplicó a sus adentros. Porque, en realidad, no quería entregárselo a ninguna otra disquera. Después de todo, era un alfa sin educación y fácil de estafar. Si confiaba en este hombre, era porque Namjoon confiaba en él.
-¿Y bien?- dijo tragándose sus nervios y sus ganas de arrodillarse perdiendo lo poco que le quedaba de dignidad.
El jefe del lobo giró su silla, dándole la espalda y escribió algo en un papel.-¿Qué tal esto?- preguntó deslizándo el papel hasta sus manos.
Yoongi leyó el monto y se aguantó las ganas de abrir los ojos del asombro. Era mucho dinero, pero no el suficiente para lo que estaba planeando. Así que, fingiendo ser un experto en negocios, deslizó de vuelta el papel y se cruzó de brazos- O lo duplicas o es de la competencia.
El hombre se inclinó en su silla y pareció pensarlo por un momento antes de finalmente sonreír divertido- Tienes suerte de que hoy me levanté con el pie derecho, gato.- Luego apretó el botón del comunicador- María, prepárame un contrato, por favor.
-¿Que tal otro Whisky para festejar?- dijo Yoongi, sintiendo que se le aflojaba todo el cuerpo.
Maldita sea, lo había conseguido. Pero si lo pensaba mucho iba a llorar y rogarle que le devolviera a su hijo.
El hombre sirvió más del líquido dorado y chocaron los vasos- Me alegro que hayas cambiado de opinión.
-Quiero todo el dinero en efectivo- Sentenció antes de firmar los papeles que la secretaria le había alcanzado.
-¿Puedo saber para qué necesitas tanto dinero en mano?
-No.
El hombre rió divertido- Eres increíble - Dijo con sascásmo- ¿Espero más canciones pronto? Es parte del trato.
Definitivamente había vendido su alma. Estaba a punto de firmar su esclavitud, pero su mano no dudó en escribir su nombre y apellido en el espacio en blanco si eso significaba ver a Hoseok a salvo.
—
Yoongi estaba acostumbrado a las miradas cargadas de desprecio. Estaba acostumbrado a que las madres alejaran a sus cachorros cuando él pasaba por al lado. Estaba acostumbrado a que betas u omegas (Y en algunas ocasiones hasta alfas) se cruzaran de calle cuando pensaban que les iba a robar. Por eso no se sorprendió cuando entró a la inmobiliaria y la empleada lo miró de arriba hacia abajo con asco, hasta un poco a la defensiva, diría.
No la culpaba. ¿Que podría hacer un gato flaco y zaparrastroso en una inmobiliaria? ¿Robar? ¿Preguntar por indicaciones? ¿Pedir trabajo? Cualquiera de esas opciones tenía más sentido que sus verdaderas intenciones.
-Buenas tardes- exclamó acercándose al mostrador.
La mujer no le quitó la mirada de encima, como si esperara que sacara un arma, o se abalanzara sobre ella para devorarla- ¿Que desea?- dijo escondiendo sus manos debajo de la mesa y Yoongi pensó que quizás tenía un botón de seguridad.
Si no quería tener que darle explicaciones a la policía, tenía que ser rápido- Quiero comprar la casa de campo que está afertada en su página web.
Los ojos de la mujer se abrieron con sorpresa y hasta creyó que la comisura de sus labios se curbaron hacia arriba en una mueca burlona por un milisegundo- Señor…- Comenzó a decir y yoongi agradeció internamente el profesionalismo de la mujer, porque no tenía la menor duda de que en realidad quería decirle “Sucio gato”- Es la casa más costosa de nuestro catálogo, no creo que…
Sus palabras se quedaron atascadas en su garganta cuando vio una pila de dinero caer sobre el mostrador.- Aquí está todo. Puede contarlo para asegurarse.
La quijada de la mujer cayó hacia abajo al ver tanto dinero junto frente a sus ojos. Normalmente solo aceptaban transferencias ¿Quien en su sano juicio saldría a la calle con esa cantidad?- Los ojos de la mujer volvieron al gato y lo observaron con sospecha. Claramente un gato sucio sería alguien que andaría en la calle con tanto dinero- Lo siento señor, pero no aceptamos pagos de esta manera. No podemos corroborar su legitimidad….
Yoongi exhaló por la nariz y la mujer retrocedió nerviosa, esperando que finalmente el alfa mostrara su verdadero rostro, la persona que esperaba que fuera. Un ladrón, un mafioso, un asesino que había ganado ese dinero por matar a alguien.
En cambio, Yoongi sacó la copia de su contrato y se lo entregó a la mujer- Este contrato prueba que fue dinero ganado legalmente, no se preocupe por eso. Puede corroborarlo llamando a la compañía si así lo desea.
Eso hizo, y como temía, el gato tenía razón. Era dinero legítimo. El gato que apenas podía mantenerse en pie, con la ropa sudada y roída, con una intimidante cicatriz en el rostro y una mirada que parecía haber presenciado el mismísimo infierno, era una persona honesta.
Luego de contar todo el dinero. Yoongi firmó los papeles de la propiedad, pero no se puso como propietario. No, no era idiota, porque quizás podría morir pronto y no podía correr el riesgo.
Finalmente, la mujer le entregó las llaves de la propiedad con una sonrisa resplandeciente. Yoongi le devolvió la sonrisa y pensó, que su vida hubiese sido más fácil si las personas le hubiesen ronreído de esa forma con más frecuencia. Lástima que solo lo hacían cuando había dinero de por medio.
Por eso, la sonrisa de corazón de Hoseok valía más que todo el dinero del mundo.
—
Yoongi sabía lo que estaba buscando, pero en realidad no sabía por dónde empezar. No podía ir directamente con “El jefe”, así no funcionaba la cosa en el bajo mundo. Primero tenía que hablar con algún pichón que vendiera drogas o hiciera de campana en alguna esquina y rogar que lo llevara con su jefe y no directo a un río.
La silueta oscura del gato se iluminó levemente en la oscuridad de la noche por la pitada que le dio a su cigarrillo. Era la tercera noche consecutiva que pasaba en las calles y comenzaba a desesperarse.
Hacía días que no dormía bien y apenas probaba un bocado, solo para engañar a su estómago y no caer desmayado. Realmente no tenía hambre, su mente solo pensaba en Hoseok y en su cachorro, como un recordatorio de por qué hacía todo esto y porqué estaba retrocediendo mucho casilleros luego de mucho tiempo alejado de esto.
Miró su celular apagado y por un momento pensó en encenderlo y llamar a Seokjin para preguntarle cómo estaba el omega. Pero se contuvo, no quería recibir una lluvia de preguntas por parte de su amigo y menos que se involucrara en esto. No por ahora, si Namjoon o Seokjin se enteraban de que estaba buscando a su viejo jefe, se volverían locos, porque después de todo ambos, Yoongi y el lobo, habían prometido no seguir en ese negocio cuando Namjoon le confesó que quería cambiar para Seokjin y algún día formar una familia con él.
Luego nació Jimin y el resto fue historia.
Si bien ser un buen padre y un buen esposo era el sueño de su amigo, fue el empujón que Yoongi necesitaba para finalmente dar un paso al costado. A él le consolaba pensar que lo había hecho por Nam y su familia, no por sí mismo, porque nunca le había importado destruir su vida lentamente. Si lo hiciera por él, la promesa se hubiese roto hacía tiempo.
Luego de abandonar el negocio, vio desde las sombras cómo su amigo poco a poco iba de camino a sus sueños. Finalmente estudió música, rápidamente consiguió un empleo de pasante en una disquera por sus buenas notas y sus demos, y finalmente consiguió la planta permanente con un sueldo modesto, pero suficiente para cuidar de su familia.
“¿Realmente podré hacer lo mismo por Hoseok?” Pensó a sus adentros mientras pisoteaba la colilla de cigarrillo.
Namjoon era un desastre, pero era un gran padre. Estaba en su ADN proteger y proveer a su familia. En cambio, los gatos eran solitarios y no tenían instinto paternal desarrollado. Sus propios padres habían perdido el interés por él hacía mucho tiempo.
Hoseok era mucho omega para él, pero daría todo y más por ambos, aunque la ardilla lo rechazara.
Yoongi mordió su labio con fuerza con su colmillo filoso, abriendo una pequeña herida que sangró, manchando su piel blanca de rojo carmesí. El dolor lo hizo sentir vivo por un segundo y sus pies se movieron como si tuvieran voluntad propia. Sin darse cuenta, terminó en el hospital donde estaba Hoseok internado.
Se quedó parado en la puerta corrediza por unos minutos, dejando entrar la ventisca y las hojas del otoño al hall prácticamente vacío. Al ser de madrugada, nadie notó su presencia y lo extraño que se veía en ese momento con la capucha negra cubriendo su rostro pálido y la mitad de su cicatriz, y su cuerpo encorvado hacia adelante por el cansancio y el frío.
Finalmente, luego de vacilar y al darse cuenta de que nadie lo iba a detener, entró y se deslizó sigilosamente por los pasillos sin que nadie se percatara de su presencia. Ser un híbrido de gato y tener un cuerpo pequeño, lo hacía pasar desapercibido con facilidad.
Finalmente llegó a la puerta que lo separaba del omega. Por debajo de la misma se filtró el débil aroma a vainilla y el olor aún neutro del cachorro.
Su corazón latió con fuerza al sentirse próximo al omega, sus manos transpiraron y su alfa aulló de felicidad, pero también de ansiedad.
Lentamente, estiró su mano y tocó el frío pomo de la puerta, incapaz de hacerlo girar. Era una mala idea. Una maldita mala diea. ¿Qué le diría a Hoseok? No tenía nada para ofrecerle, él no era Namjoon, no podía hacerle promesas que seguramente no iba a poder cumplir. Todavía era muy pronto para decir que estaba listo para ser su alfa.
Estuvo a punto de dar media vuelta y correr, cuando dos pasantes de medicina doblaron en la esquina conversando animadamente sin prestar atención al camino. Si atrapaban a un sucio gato acosando a un paciente a altas horas de la noche, estaba perdido.
Así que sin más remedio entró al cuarto y se hundió en la oscuridad, usando su oído gatuno para confirmar que los jóvenes habían seguido de largo. Cuando las voces se alejaron poco a poco, finalmente suspiró y se giró hacia la habitación.
Todo estaba en penumbras, pero gracias a sus ojos gatunos, pudo acostumbrarse rápidamente a la oscuridad y ver el pequeño y delgado cuerpo del omega descansando sobre la cama, cubierto por pesadas mantas. Yoongi tembló, como si estar cerca de la ardilla colapsara todo su sistema. Y aunque quería dar media vuelta y correr, su alfa lo empujó hacia la cama como si lo hubiese tirado de una correa atada alrededor de su cuello.
En el instante en que vio al bello omega dormir plácidamente sin percatarse del intruso, se arrepintió. Estaba más hermoso que antes y no es que su aspecto preocupante hubiese cambiado, pero algo dentro de Yoongi le decía que había algo diferente en su semblante y en su aura.
Era como si Hoseok brillara con luz propia. Una luz tenue pero esperanzadora en la oscuridad de la noche. Porque, después de todo, su ardilla no era como la luna, sino como el sol. Rápidamente supo que era porque Hoseok se había convertido en padre. Podía sentir a su omega interior diferente, su olor a vainilla bañado con tintes de preocupación y de protección, con el olor dulce a su leche de sus pequeños pechos y el olor a bebé que aún quedaba impregnado en su piel.
Yoongi tragó saliva pesadamente y luchó como nunca para no acercarse y oler su cuello, besar su piel, marcarlo como suyo, como su esposo, como su amante y como la madre de su cachorro. Pero aunque deseara más que nada que esa ardilla fuera suya, jamás haría algo sin su permiso, por lo que retrocedió unos pasos, manteniendo una distancia prudente.
Bajo la decepción de estar lejos de su amado, sus ojos negros se toparon con la pequeña cuna que yacía al costado de la cama. Tragó saliva pesadamente y se asomó por sobre la cuna, encontrando a un cachorro regordete, de mejillas redondas, cabello negro brillante y orejas coloradas como las del omega.
No supo cuanto tiempo se mantuvo observando con admiración aquel ser tan frágil y pequeño, pero cuando tuvo el valor de acercar mano fría para tocar su manita, su alfa ronroneó. Como un padre le tararea a su niño antes de ir a dormir.
De repente, los dedos regordetes de Jungkook rodearon su dedo pulgar y se aferraron con fuerza, como si no quisiera soltarse nunca. El corazón de Yoongi latió con ímpetu. Ni cuando Jimin o Tae habían hecho lo mismo su corazón se había sentido tan caliente. Esto era diferente, ese era su hijo, pero no lo estaba diciendo su alfa, lo estaba diciendo el Min Yoongi humano, que deseaba desesperadamente ser el padre de esa criatura, ser el esposo de su padre, ser el alfa de ambos, cuidarlos, amarlos, darle todo por el resto de sus vidas sin esperar nada a cambio más que ver sus hermosas sonrisas.
Sin darse cuenta, una lágrima manchó el mameluco del pequeño quien se revolvió en la cuna como si pudiera percibir su tristeza. Lentamente, Yoongi quitó la manito de su dedo, aunque realmente quería quedarse allí para siempre, y se alejó de él, temiendo molestar su sueño.
Caminó hacia la ventana, odiando darle la espalda a ambos, y contempló el cielo nocturno que poco a poco comenzaba a tomar un tinte de colores cálidos.
En cualquier momento iba a amanecer y no podía seguir allí por mucho tiempo. Seokjin podría aparecer en cualquier momento.
Yoongi tomó del bolsillo de su campera el dinosaurio de plástico y lo colocó en la ventana, mirando hacia afuera, como si fuera el vigilante nocturno del omega y el cachorro.
-Te los encargo hasta que vuelva- Murmuró por lo bajo, antes de voltear hacia la cama donde estaba la ardilla.
Yoongi quería que se despertara, que lo mirara a los ojos, pero si lo hacía, no lograría encontrar el valor de irse de allí. Se sintió una mierda por escaparse de esa forma, como un maldito cobarde- Prometo volver Hoba…solo espera un poco más- El gato se inclinó y besó suavemente la frente de la ardilla.
No supo si fue la oscuridad de la habitación o su mente cansada, pero podía jurar que Hoseok sonrió.- Eres fuerte omega… Aún no bajes los brazos- Dijo antes de salir de la habitación.
–
Yoongi salió del hospital y se evaporó en la poca oscuridad que quedaba sin mirar atrás. Se perdió entre las calles, caminando sin rumbo. Aún no podía volver a casa, todavía no, no hasta encontrar lo que estaba buscando.
De repente, un olor conocido lo hizo frenar en seco.
-No puedo creer lo que están viendo mis ojos- Una voz familiar de su pasado sonó a sus espaldas.
Yoongi se giró con cautela, listo para lo que pudiera pasar. La voz conocida podría ser de un amigo o de un enemigo, o de ambos a la vez. Yoongi no estaba orgulloso de su pasado.
-Hola, viejo amigo- dijo al ver a un híbrido de gato sonreírle con algunos dientes menos.
¿Podría considerar amigo a alguien con quien había consumido sustancias y había hecho algunos trabajos ilícitos? Yoongi rogaba que si.
-Min… te ves bien- se burló el gato.
-Tu también- mintió de la misma manera.
Muy lejos había quedado la juventud de ese alfa. El gato estaba esquelético, su piel era amarillenta, cubierta de moretones y piquetes viejos y nuevos de aguja. Años de drogas habían consumido casi toda su vitalidad. Yoongi tenía que tener cuidado, alguien así era impredecible.
-¿Un cigarro?- dijo acercándole la caja.
El gato tomó uno y Yoongi se lo encendió. -Me alegro de ver que sigues vivo… ¿Aun sigues…?
-Claro, no todos somos traidores- dijo levantando los hombros.
El alfa asintió, tratando de esconder su olor nervioso. Él era la llave que necesitaba, no podía arruinarlo- Entonces puedes llevarme con él…
El gato le dio una calada al cigarro sin inmutarse por lo que Yoongi dijo. En cambio, parecía más interesado en contemplar el sol que salía por el horizonte. -Hace mucho tiempo que no miraba hacia arriba…- Murmuró impacientando al alfa.
-¿Puedes hacerlo?
-¿Qué cosa?
-Llevarme con el jefe- exclamó tratando de no perder los estribos.
“Maldito drogadicto”
-Podría… no lo sé.
Yoongi no era tonto, sabía lo que eso significaba. Tomó un fajo de billetes de su bolsillo, que había separado del dinero de su mochila- Necesito hablar con él hoy, si es posible-
El gato tomó el dinero, lo revisó con cuidado y hasta lo olfateó- ¿Cómo sabes que no me voy a quedar con el dinero y luego no te voy a matar?
Yoogi se encogió de hombros- No lo sé, pero no tengo más opción que confiar.
El gato sonrió divertido, mostrando los hoyos en su boca dañada- Entonces vamos, vas a tener que averiguarlo en el camino.
—
Si Namjoon lo viera en ese momento, estaría decepcionado de él.
No pensó jamás volver a ese galpón frío. Por varios años creyó que eso había quedado en el pasado, pero al parecer la gente no cambia. Yoongi encendió un cigarro, mientras esperaba su destino: O una muerte dolorosa o una oportunidad de hablar con su viejo jefe.
Escuchó varios pasos a su espalda, pero no tuvo el valor de voltearse.
-Min Yoongi, cuando me dijeron que querías verme, pensé que era una broma.
La cola de Yoongi quiso erizarse, pero no lo hizo y en cambio se giró hacia la voz, llenando de humo sus pulmones, tratando de esa forma de calmar sus nervios en vano.- Hola Fox.
-Realmente eres tú- dijo el híbrido de zorro, con una sonrisa filosa.
Yoongi pensó lo mismo. Realmente era él. Su jefe, escoltado por sus guardaespaldas.
El zorro caminó hacia el gato, y se tomó el tiempo de rodearlo, como si examinara una pieza en subasta- Tienes agallas para volver luego de haberme abandonado.
Yoongi tragó saliva pesadamente- Me disculpo por eso. He estado perdido todos estos años, la vida no ha sido mejor-
-¿Crees que eso me va a conmover?- Se burló- Podría hacer que mis hombres te agarren de la cola y te sumerjan en ácido… pero tengo curiosidad, debes estar desesperado para volver a mi. ¿Debes mucho dinero?
-No…
-Ya veo…- se relamió.
El zorro acercó su hocico y olió su piel, invadiendo su espacio personal. Siempre había sido un maldito pervertido y la edad no lo había cambiado.-¿Venganza, quizas? Puedo olerlo.
-Quiero quitarme a unas personas del camino- Murmuró manteniendo su mirada firme, sin doblegarse.
El zorro sonrió divertido mientras encendía un cigarro y le tiraba el humo en la cara- ¿Quién hirió el orgullo del gatito?
-Woo Do-hwan-
El zorro lo observó durante un silencio insoportable y pensó que no lo había escuchado, hasta que empezó a reír con fuerza, como si hubiese contado un maldito chiste. Pero él no era Seokjin y no tenía sentido del humor.
-¿Woo Do-hwan? ¿El maldito perro?
-Si, necesito que se mantenga alejado de alguien…- Yoongi no fue capaz de nombrar a Hoseok. Él era muy puro para este maldito submundo de gente enfermiza.- Necesito irme de la ciudad, sin que ese perro de mierda se interponga en mi camino. Si es necesario, matarlo.
El zorro lo miró divertido, podía ver en sus ojos el deseo de sangre que tanto le divertía, Yoongi sabía que por esos dientes habían pasado por muchos cuellos- ¿Y por qué crees que voy a arriesgar a mis hombres solo porque tú me lo pides?
Yoongi abrió su mochila y se la arrojó al zorro- Estoy contratando tus servicios.
El zorro le hizo un gesto a uno de sus hombres para que revisara la mochila. El alfa inferior revisó el interior, comprobando que realmente era dinero y asintió con la cabeza a su jefe.
-Vaya… Te has convertido en todo un empresario- Se burló tomando el dinero- Sabes lo que me gusta.
-¿Aceptas Fox?
El zorro le hizo un gesto a uno de sus lacayos para que se llevara el dinero- Necesito que alguien vaya a darle una leccion a un idiota que me debe dinero. Dice que no lo tiene, que su hijo está enfermo y bla bla…- dijo poniendo los ojos en blanco- Ve y dale una advertencia de que con Fox no se juega y tenemos en trato- La sonrisa perversa en el rostro de su ex jefe lo hizo querer vomitar, como si hubiese escarbado en su alma, como si ese maldito zorro supiera que, después de todo, ya no era el gato sin sentimientos que haría cualquier cosa por dinero.
Yoongi se sintió mareado, había prometido no volver a eso, pero era demasiado tarde para dar media vuelta. Una parte de él sabía que algo así pasaría y si se negaba, probablemente no quedarían ni sus orejas luego de que quemaran su cuerpo en un balde con ácido. -Es un trato.
—
Obviamente Yoongi no volvió a casa, ni comió, ni tampoco durmió, no podía. No luego de saber que esa noche tenía que cumplir con su tarea para que el zorro hiciera su parte.
En cambio, deambuló por las calles como un fantasma en pena. Sin darse cuenta, sus pies lo llevaron hasta la manada de los perros. Yoongi contempló desde detrás de un container de basura la fachada de la casa y recordó el día en que sacó a la ardilla de ese infierno y temió meterlo en otro.
¿Qué futuro podría darle a Hoseok si se convertía en una persona igual a Do-Hwan?
Yoongi se odió a sí mismo por ser débil, por tener que recurrir a su vergonzoso pasado porque no era capaz de resolver solo los problemas de su presente.
Sintió una presión en su pecho que casi lo ahoga. Su corazón comenzó a latir con fuerza y sus manos comenzaron a sudar. ¿Estaba teniendo un ataque de pánico allí mismo? Su instinto gatuno le decía que dejara todo y escapara, que esto era demasiado para él. Sus pies quisieron correr hacia la dirección contraria a la ciudad y empezar una nueva vida en otro lado donde nadie lo conociera. Sin embargo, como había dicho una vez, el destino tenía otros planes para él.
La puerta de la manada se abrió de golpe y Yoogi se agachó detrás del container, asomándose por un costado para no perderse lo que estaba pasando.
Se sorprendió al ver que aquella coneja que había estado coqueteando con el idiota de Do-Hwan eembarazada y hasta él llegó el olor de que esos cachorros eran del perro. El gato sintió hervir su sangre, porque eso significaba que había engañado a Hoseok. Aunque también significaba que tenía a otro omega al que molestar y quizás se había olvidado de la ardilla.
Sin embargo, esa idea se esfumó rápidamente cuando vio que la coneja era sacada de la casa con bolso y todo. El disgusto de la mujer se sintió en el aire, pudo percibir a su omega llorar por el destierro. Do-Hwan la había rechazado, había negado la paternidad de sus cachorros, y lo peor de todo fue que, momentos después, un grupo de alfas salió disparado de la casa en dirección hacia la ciudad.
Un mal presentimiento invadió a Yoongi y supo que después de todo pedirle ayuda al zorro no había sido tan mala idea.
Notes:
¡He vuelto!
Han pasado muchas cosas estos días y mi mente ha estado muy ocupada.
Es tarde en la noche y me arden los ojos (Mi cabeza está por caer sobre el teclado y me disculpo si hay errores ortográficos jajaj)
Pero esperé mucho tener un momento libre para poder escribir y no podía desperdiciarlo. Después de todo, me sirvió de catarsis.
Además, estoy feliz porque la historia pasó las mil vistas!! Gracias a todos los que están siguiendo esta historia, y como siempre, gracias por sus lindos comentarios.
Chapter 22: No estoy bien
Summary:
Namjoon y Yoongi hacen el trabajo sucio
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Namjoon entró hecho una furia al hospital, seguido de cerca por Yoongi. Nadie los detuvo. Todos conocían muy bien al lobo, el esposo de Seokjin, y aunque no lo conocieran, había que estar loco para tratar de frenar a un lobo furioso que arrazaría con todo a su paso sin mediar en las consecuencias.
Joon no preguntó dónde estaba su esposo, podía sentir su aroma cada vez más cerca de él. Su aroma a comida casera, a hogar, a seguridad, que tanto amaba, pero que ahora se sentía roto, corrompido y lleno de angustia. El alfa se prometió a sí mismo matar a quien había hecho que su omega oliera así.
El gato lo siguió de cerca, tratando de seguir el ritmo de las piernas largas de su amigo. Mientras se acercaban al sector de maternidad, no podía dejar de pensar en Hoseok. ¿Estaba bien? ¿O había llegado demasiado tarde?
Un hueco se formó en su estómago cuando pasaron por el cuarto de la ardilla y se encontraron con que estaba vacio. Podía sentir en el ambiente los rastros a vainilla manchados de miedo y el agrio olor de dos perros que habían estado allí momentos antes. Yoongi los podía reconocer, eran los malditos perros que habían pasado por su taller y habían insultado a Hoseok.
“Si tan solo los hubiese matado aquella vez”
Sintió sus piernas aflojarse, y hubiese caído al suelo de no ser por el estruendo de la voz de su amigo que hizo saltar a todos los presentes, él incluído.
-¿Dónde está Seokjin?- Le gruñó a una pobre pasante que había tenido la mala suerte de estar justo en ese momento en el radio de visión del afa.
-E-El doctor K-Kim está descansando en la habitación de al lado- Tembló señalando la puerta cerrada.
Namjoon no dijo más nada y se precipitó dentro de la habitación, encontrándose de frente con la espalda de dos policías que taparon su visión como una muralla.
Los oficiales se voltearon hacia los dos intrusos. Pero en un rápido movimiento, típico de un gato, Yoongi se deslizó fuera de la habitación, antes de que los oficiales pudieran verle la cara. En cambio, el lobo ni los miró y los atravesó por en medio, precipitándose hacia la cama donde estaba su esposo reposando con una intravenosa en su delgado brazo- ¡Seokjin!- Exclamó acercándose a su amado, tomando con suavidad sus manos delicadas, envolviéndolas con sus grandes manos cálidas.
El lobo las besó con adoración y alivio.- Dios santo creí que…- Las palabras del lobo se ahogaron en su garganta al ver el rostro magullado de su esposo.
Seokjin no dijo nada y bajó su mirada color miel hacia su regazo.
-¿Es usted el esposo del Doctor Kim?- preguntó uno de los oficiales, rompiendo la burbuja que se había formado alrededor del matrimonio.
-Si.- Resondió posesivamente, sin alejar su mirada del cuerpo de su esposo.
-Bien, estamos tratando de que dé su testimonio de lo ocurrido, pero no quiere hablar- exclamó con fastidio- Necesitamos que de su declaración lo antes posible para que podamos hacer nuestro trabajo.
-¿Quizás sea porque son dos alfas solos en una habitación con un omega?- Gruñó de forma amenazante- No es una situación muy cómoda para alguien que sufrió, quien sabe que…
Namjoon quería saltarles a la yugular y morderlos hasta desangrarlos. ¿Cómo se atrevían a estar a solas con su esposo e intimidarlo de esa manera?
Seokjin era un hombre inteligente, si no había querido hablar con ellos, era porque algo tenía en mente. La desaparición repentina de Yoongi solo le confirmaba su mal presentimiento. No podía confiar en esos dos malditos caninos con uniformes de policía. Que tuvieran placas y respondieran a la ley, no significaba que fueran un lugar seguro para personas como ellos.
Yoongi aún no le había contado lo que estaba pasando, o qué había estado haciendo estos días, pero sospechaba que no era nada bueno y que no podían incluir a la policía en esto, porque solo empeoraría las cosas. Tenía el presentimiento de que Seokjin estaba pensando lo mismo que él, después de todo, tenían una fuerte conexión que los unía más allá de lo explicable.
-Como sea…- Respondió uno de los oficiales poniendo los ojos en blanco- Que escupa todo ahora que está su esposo- Dijo con condescendencia.
Namjoon intentó encontrar la mirada de su omega y hallar en él algo que le dijera que sí quería hablar de lo que pasó. Pero Seokjin no hacía más que mover sus ojos por su regazo, esquivando su mirada como si quemara. Podía sentir su aroma amargarse aún más, mezclándose con el aroma fuerte de esos idiotas que no hacían más que invadir la habitación al punto de que era dificil respirar.
-Si él no quiere hablar, yo no lo voy a obligar a nada- sentenció cerniéndose sobre su esposo, para que las miradas de esos dos no se posaran en él.
-¿Para qué esperar?- dijo con impaciencia el otro oficial más viejo y más irritado- Usa tu maldita voz de alfa y pídele que nos cuente de una jodida vez que paso si quiere que lo ayudemos.
Namjoon se levantó de golpe, emanando de todos y cada uno de sus poros su aroma a alfa dominante que comenzó a picar en los ojos de los oficiales. Ambos gruñeron en advertencia. Aunque estaban asustados, ellos tenían ventaja y podían bajar al lobo de un disparo si se sentían amenazados, porque, después de todo, la ley los amparaba.
Pero Namjoon ya no estaba pensando en nada más que agarrar las cabezas de esos dos alfas de cuarta y golpear sus frentes contra el suelo para que se disculparan con su esposo.
Todo estuvo a punto de ser un maldito desastre, de no ser porque la médica colega de su esposo apareció en escena, con su dura y penetrante mirada cargada de años de experiencia trabajando en la guardia del hospital. Tan solo tuvo que mover sus ojos por un segundo por la habitación para comprender lo que estaba sucediendo.- Oficiales, aprecio su esmero por ayudarnos, pero agradecería que se retiren. -Dijo con una voz amable pero a la vez autoritaria- Ahora el Doctor Kim es mi paciente, y por lo tanto tengo que velar por su salud. Cuando reciba ayuda psicológica y se sienta con las fuerzas de hablar, los llamo.
Los oficiales miraron a la doctora, que ni siquiera se inmutó por esos dos alfas que la superaban por una cabeza. Estuvieron a punto de protestar, justo cuando sonó la radio informando de otro suceso cerca del hospital.
Rápidamente recuperaron la compostura, dando la espalda al matrimonio. -Esperamos el testimonio entonces- dijo uno de los oficiales, mirando de reojo al lobo, quien gruñó a la defensiva, porque no iba a bajar la guardia hasta que esos dos idiotas se fueran de su vista.
Cuando finalmente desaparecieron, sintió que su pecho se desinflaba frente a la médica.
-Los voy a dejar solos un rato. Más tarde regreso a ver a mi colega- sentenció saliendo de la habitación dándoles la privacidad que necesitaban.
Sin embargo, Namjoon no tuvo tiempo de decirle nada a su esposo que Yoongi se deslizó dentro de la habitación cuando olió que los oficiales se habían ido. -Seokjin- exclamó sentándose del otro lado de la cama de su amigo- Seokjin… ¿Dónde está Hoseok?- preguntó nervioso.
Namjoon pudo ver el nerviosismo en los ojos de su esposo. Que observaron al gato con culpa- Y-Yo…- Comenzó a decir pero se detuvo, como si hubiese olvidado cómo hablar.
-¿Qué pasó?- exclamó el gato, tomando a Seokjin de los hombros- ¡Dime que paso! ¡No tenemos tiempo!
-¡Bastra yoongi no lo pongas nervioso!- Gruñó su amigo.
-¡No hay tiempo para esto!- Exclamó sintiendo que iba a volverse loco.
-Hoseok está en la otra habitación…- Sollozó el hámster, alejando su mirada de los alfas- L-Lo siento… intenté evitar que se lo llevaran… pero ellos..
-Está bien cariño, no es tu culpa- Dijo su alfa, con una voz suave.
Pero Yoongi no pudo mantener la calma- ¿A quién se llevaron?- Presionó con su voz alfa, haciendo que los ojos del omega se llenaran de lágrimas.
Seokjin no necesitaba decirlo en voz alta para saber que se refería a Jungkook. Esos malditos se habían llevado a su cachorro.
-Yoongi…- advirtió su amigo- ¿Puedes dejarme un momento con mi esposo?
-Pero…
-Ve a ver cómo está Hoseok- Gruñó en advertencia- Luego te alcanzo…
Yoongi quería tomar a su amigo de los hombros y gritarle que estaban perdiendo el maldito tiempo, pero se contuvo y salió de la habitación, no sin antes decir.- Te doy cinco minutos, esto todavía no acaba y lo sabes.
Apenas la puerta se cerró, Namjoon pudo respirar tranquilo- Lo siento por todo eso- Dijo acariciando las manos de su esposo. Podía ver en sus hermosos ojos miel la culpa y sintió rabia al notar como su mejilla blanquecina se tornaba roja, dejando la marca de una mano tan grande como su cara. -¿Qué sucedió?- dijo con la voz lo más tranquila posible, aunque por dentro se estaba muriendo de la ira.
Seokjin movió con nerviosismo sus manos- Llegué demasiado tarde, e-ellos…
-¿Quienes “ellos”?- preguntó tomando las manos de su esposo para contener su temblor, aunque el lobo ya se imaginaba quienes eran.
-L-Los perros… se llevaron a Jungkookie… Frente a mis narices… ¿Qué clase de médico soy?- Sollozó.- Hoseok confió en mí…
.-No es tu culpa cariño… hiciste lo que pudiste.
El omega negó con la cabeza, no podía aceptar que el pequeño e inocente bebé haya sido arrebatado de su madre a tan solo días de nacido. Kookie podría morir y Hoseok podría seguirlo por la tristeza de perder a su cachorro.
-¿Ellos te hicieron esto?- Dijo el lobo, acercando sus dedos a la marca en el perfecto rostro de su esposo.
Seokjin alejó su mejilla como si el toque de su alfa le quemara, pero en realidad estaba avergonzado, no quería que lo viera así.
-E-Encerré a Hoseok en el baño- dijo tratando de ocultar su rostro lastimado de la mirada de su esposo- T-temía que también se lo llevaran a él…
-Hiciste bien mi amor… eres el omega más valiente que he conocido- Namjoon besó sus nudillos con devoción, tratando que su esposo sintiera algo del orgullo que él estaba sintiendo.
Pero los ojos del omega se llenaron de lágrimas y supo que algo no andaba bien. Hacía ocho años que estaban juntos y Namjoon podía contar con los dedos de una sola mano las veces que había visto llorar a su esposo, dos de esas veces fueron cuando nacieron sus hijos, pero había sido de felicidad. Esta vez eran lágrimas amargas, que hicieron llorar a su alfa interior. Quien había hecho llorar a su hermoso omega iba a pagar con el infierno mismo.
-¿Cariño?- dijo tragando saliva pesadamente- ¿Qué sucede? Ahora estás a salvo… tu alfa está aquí contigo, nadie más te va a hacer daño.
-Tenía miedo…- sollozó cubriendo su rostro rojo de la vergüenza- E-Ellos…- Tartamudeó- Ellos iban a….
El estómago del lobo se revolvió al escuchar la voz rota y atemorizada de su omega.
-U-Uno de ellos me ordenó que me arrodillara. Y-Yo… lo hice, n-no pude evitarlo, su voz se metió en mi cabeza- Seokjin se abrazó a si mismo, como si aún pudiera sentir al perro dentro suyo-…Estuvo a punto de obligarme a…- De la garganta del omega salió un grito de dolor cargado de temor.
Namjoon trajo a su esposo a su pecho, cubriéndolo con sus grandes brazos. Pero Seokjin intentó zafarse del agarre, luchando sin muchas fuerzas.
-No me huelas…- sollozó- Aún huelo a él. S-se acercó mucho a mi cuello...-
Pero su esposo no lo soltó y se aferró con más fuerza al cuerpo tembloroso de su omega, meciéndolo con cariño mientras liberaba su aroma a libros viejos para calmarlo- No me importa- Y su omega lloró aún más fuerte, humedeciendo su camisa con sus lágrimas- Ya… ya mi amor… se acabó, estoy aquí contigo. Lo siento por no llegar antes.
Sintió una ira profunda nacer de su corazón. Esos perros de mierda estuvieron a punto de violar a su hermoso y perfecto omega, con sus manos sucias. Sintió ganas de vomitar, pero sintió más ganas de cortarle las manos, de matarlos hasta que no quedara ni uno de ellos, para que no tuvieran descendencia y se acabara todo esto de raíz.
Por primera vez en mucho tiempo, Namjoon tuvo miedo. Miedo de que terminaran lo que no pudieron acabar, que lastimaran a su omega, y por sobre todo, a sus cachorros inocentes.
-Escucha Seokjin- Dijo el lobo, mientras limpiaba las lágrimas de los ojos de su esposo con sus pulgares- Se que todo esto es abrumador. Pero necesito que te recompongas y te vayas lejos con los cachorros.
-¿Q-que?-
Namjoon recordó la llaves y los papeles que su amigo le había entregado, y los sacó de su abrigo, acercándolo al regazo de su esposo- Ve a esta casa, ahí está la dirección y esta es la llave. No le digas a nadie ¿Está bien?
-Namjoon, no entiendo…- dijo tomando el juego de llaves.
-Yoongi tiene razón cariño. Esto apenas empieza y no quiero que ni tu ni los cachorros queden en medio- dijo seriamente- Hoy mismo toma a los niños, al coche y a Hoseok y llevalos a esta casa hasta que las cosas se calmen.
-¿Y tú?- Preguntó con terror- No me quiero ir sin tí.
Namjoon tragó saliva pesadamente. No iba a dejar que su amigo peleara esta batalla en soledad. No conocía lo suficiente a Hoseok, pero un bebé estaba en peligro y él hubiese querido que lo ayudara si algo así le pasara a uno de sus hijos.- Voy a ayudar a Yoongi a recuperar a Kookie. Ustedes nos esperan allá, ¿Si?
La mirada cargada de desesperación de Seokjin le decía que quizás no volvería a ver jamás a su esposo. Lo abrazó con fuerza, acercando su oído al corazón del lobo que latía con fuerza- Tengo miedo.-
-Yo también- Namjoon rodeó la estrecha cintura de su amado y hundió su nariz en la glándula olfativa, embebiéndose de su dulce aroma para llevar consigo mientras estaban separados- Yo también…
El omega limpió sus lágrimas, y prometió que serían las últimas hasta volver a ver a su esposo- Ve con Yoongi y cuídalo ¿Si?-
Namjoon besó la frente de su amado- Lo que tu digas, mi princesa.
-Quiero que patees el culo de esos idiotas- gruñó volviendo a ser el Seokjin que tanto amaba.
-Lo voy a hacer con gusto- Sonrió mostrando sus hoyuelos.
Namjoon besó los labios de su esposo y se incorporó, odiando alejarse de él y rogando a todos los dioses que no fuera la última vez que lo vería en este plano- Te amo- susurró sintiendo que no le había dicho cuando lo amaba las suficientes veces y se prometió decirlo más cuando regresara.
Seokjin sonrió y la habitación se iluminó- Te amo.
—
Namjoon entró al cuarto de al lado donde estaba Hoseok, y se encontró una escena que le rompió el corazón. Hoseok estaba inconsciente sobre la cama, y aunque estaba dormido, podía ver en su rostro el dolor de un padre que había perdido lo más preciado.
Su amigo estaba aferrado a la delgada y quebradiza mano del omega, escondiendo su rostro en el estómago abultado de Hoseok. Namjoon no tenía que ver el rostro de su amigo para saber que estaba llorando- Yoongi…- murmuró odiando romper el momento- Vámonos… Seokjin se va a encargar de llevarse a Hoseok a un lugar seguro.
Yoongi, aun dándole la espalda, levantó su rostro y limpió con disimulo sus lágrimas, quizás avergonzado de quebrarse frente a él. El gato respiró profundamente antes de levantarse y girarse hacia su amigo- Bien…- Dijo aturdido.
-¿Tienes un plan?
-Si. Pero no te va a gustar.
Namjoon se mordió el interior de su mejilla- Ya suéltalo, tú mismo lo dijiste, no tenemos tiempo.
-Entonces sígueme- Yoongi pasó por al lado de su amigo y salió del cuarto, no sin antes mirar a la ardilla durmiente una última vez.
Los dos alfas se precipitaron por el pasillo hacia la salida, Namjoon se giró hacia la habitación de su esposo y lo vio asomándose por la puerta. “Suerte” murmuraron sus labios carnosos. Namjoon realmente rogaba que la suerte estuviera de su lado.
—
Yoongi se movió de un lado al otro mientras le daba otra calada a su cigarrillo. Estuvieron los últimos 50 minutos parados en la esquina de una fábrica a las afueras de la ciudad, esperando a su blanco.
Namjoon no estaba mejor que él, moviendo su peso de un pie al otro, pensando si esto era una buena idea o todavía había tiempo de pegar media vuelta, tomar a su familia y escapar del país.
-No puedo creer que hayas vuelto a eso- Murmuró el lobo, acomodando la capucha que ocultaba la mitad de su rostro.
El gato arrojó el cigarrillo gastado y encendió otro en un tiempo récord- No volví, solo es una excepción…- dijo liberando el humo hacia el cielo nocturno- No tenía más opción y lo sabes.
El lobo gruñó, pero sabía que el gato tenía razón. No había otra opción. Entrar al territorio de los perros sin refuerzos era practicamente ser un suicida. Odiaba decir que pedirle ayuda al Zorro era la única opción que tenían a mano.
-Es él.- Murmuró Yoongi, arrojando el cigarrillo y pisándolo para apagar la llama.
El gato se movió entre la oscuridad de la noche, encorvado hacia adelante, con las manos en los bolsillos y una agilidad profesional. Namjoon se movió detrás de él, mirando hacia todos lados rogando que no hubiera testigos de lo que estaba por ocurrir.
-¡Ey tú!- Gritó el gato, al beta que salía de su turno nocturno en la fábrica donde trabajaba.
Los ojos del hombre se abrieron con horror al ver a dos matones dirigirse hacia él. Corrió hacia la dirección contraria, pero Yoongi era más ágil y rápidamente lo alcanzó, derribándolo contra el frío y duro cemento de una patada.- ¿A dónde vas?- Gruñó apoyando su rodilla sobre la espalda del hombre.
-¡Por favor! ¡No me maten!- suplicó tratando de zafarse del agarre del alfa. Pero aunque Yoongi era pequeño y delgado, tenía una fuerza incontrolable dentro suyo.
Namjoon se acercó por detrás, observando la escena en silencio. Había prometido meterse solo si era necesario, dejando que Yoongi hiciera el trabajo sucio.
-Tranquilo, no te vamos a matar hasta tener el maldito dinero del Señor Fox ¿Lo tienes verdad? Ya se te acabó el tiempo- Gruñó tomándolo de los cabellos y doblando su cabeza hacia atrás para que lo viera a los ojos. -Revisa sus bolsillos- le ordenó al lobo.
Namjoon obedeció y se agachó frente al pobre hombre, palpando su ropa. Los ojos desesperados del sujeto se posaron en el lobo, como si buscara en él un atisbo de compasión, porque sabía que en el gato no iba a encontrarla.
Pero el alfa alejó su mirada del hombre y escondió su rostro detrás de la capucha. Tenía que olvidarse de que era un humano, hacer el maldito trabajo, e irse de allí cuanto antes. Finalmente, encontró una vieja y rasgada billetera.
-Por favor…- suplicó el hombre- Es todo lo que me queda-
Namjoon abrió la brilleta, y sintió que su estómago se revolvía al ver tan solo un par de dólares y una foto familiar. En ella estaba el sujeto, junto a una mujer de su misma edad y una niña que parecía de la misma edad de Jimin.
-Vamos, saca el maldito dinero- Dijo Yoongi, presionando con más fuerza su rodilla contra las costillas de su víctima que luchaba por respirar.
Con la mano temblorosa, Namjoon tomó el dinero y cerró la billetera que estuvo a punto de guardar nuevamente en su lugar, pero Yoongi fue más rápido y se la quitó de las manos- ¿Es tu familia?.- Gruñó el gato, tomando la foto y estampándola en el rostro del sujeto quien comenzó a sollozar miserablemente- ¡Responde!
Namjoon estaba el shock al ver la expresión de su amigo, tan animal, muy alejado del ser humano, con sus ojos negros afilados y sus colmillos brillando bajo la luz de la luna. Si no lo conociera, diría que era un maldito alfa primitivo que mataría a cualquiera que se cruzara en su camino.
-¡S-si!- Chilló el hombre.-No les hagas nada, por favor…
Yoongi tiró del cabello del hombre, para que lo mirara a los ojos una vez más- Entonces paga la maldita deuda.
-¡L-Lo haré!- solló a moco tendido.- T-Tan solo denme un mes más por favor… mi hija está enferma y en la fábrica…
-¡No me cuentes tu maldita historia de mierda!- Gritó Yoongi, soltando la cabeza del sujeto que rebotó contra el suelo como una pelota de fútbol.
Namjoon sentía que en cualquier momento iba a vaciar su estómago allí mismo, no lo reconocía, era como si Yoongi hubiera perdido la cabeza.
-Te doy una semana- Dijo quitando la rodilla de la columna del hombre.
-P-Pero…
-¿Quieres tres días? Estoy siendo generoso- El gato se levantó y sacudió su ropa. Luego, observó al lobo que tuvo que contenerse para no retroceder al ver la mirada de su amigo.
-U-Una semana entonces…- Repitió el hombre, sonriendo de una forma miserable- G-Gracias, juro que…
-Ponlo boca arriba y sostenlo de los hombros- ordenó.
-¡E-Esperen… Prometo que voy a pagar, no es necesario!- Suplicó mientras veía al lobo, mucho más grande que él, acercarse con una mirada indescifrable que lo hizo orinarse en sus pantalones.
-Es para que esta vez no te olvides de tu promesa- Murmuró el gato, sentándose sobre el estómago del tipo, mientras Namjoon lo sostenía de los hombros con una fuerza que dejaría marcas.
-Yoongi…- murmuró observando a su amigo.
-Mantendo quieto- ordenó sin mirarlo-
-¡Por favor!- suplicó en vano, cuando el gato tomó su rostro lloroso con una de sus manos mientras acercaba una de sus garras a su piel- No te muevas, a menos que quieras quedarte tuerto.
El hombre gritó y pataleó mientras Yoongi hundía una de sus uñas desde su frente, bajando por su ceja y luego por su párpado hasta bajar a su mejilla, en una perfecta línea recta, igual a la vieja cicatriz que tenía en su propio rostro- Esto pasa cuando no cumples las promesas- Gruñó- Sácale una foto. Le ordenó al alfa.
Con las manos temblorosas, el lobo tomó una foto del hombre ensangrentado que se retorcía de dolor debajo suyo.
-Una semana, sino, olvídate de tu familia-
El gato salió de encima del sujeto que salió corriendo apenas tuvo oportunidad. Ambos se quedaron observando cómo se alejaba calle abajo- Y-Yoongi…
-Vamos, no hay tiempo- murmuró su amigo caminando hacia la dirección contraria.
Yoongi quería vomitar, pero se tragó las ganas y encendió otro cigarro. Se sentía enfermo, un mierda, un monstruo que había creído enterrado en su oscuro pasado. Pero ahí estaba, en realidad nunca se había ido, solo estaba esperando la oportunidad para volver a salir y darle un golpe de realidad.
“Eres un gato miserable, la escoria de la sociedad y todo estaría mejor si estuvieras muerto”
Yoongi le dio otra calada profunda al cigarrillo, deseando que el humo disipara sus pensamientos autodestructivos, pero aunque intentaba, no podía quitarse la fotografía familiar de ese sujeto miserable que alguna vez había sido él, desesperado por dinero, metiéndose en el bajo mundo pensando que era iba a mejorar su situación, pero solo la empeoraba, una vez que tenías una deuda con ellos, tu vida les pertenecía.
Yoongi sabía que el final de ese pobre hombre sería la muerte. Él solo le había estirado su vida una semana más, dejando que otro diota fuera el que hiciera el trabajo sucio.
-Yoongi… ¿Estás bien?
“No, no estoy bien”
-Si… vamos, se nos hace tarde.
–
Seokjin tenía que agradecer tener a una colega tan comprensiva. Era como su ángel de la guarda, no solo había hecho que su residencia fuera la más grata, cuando normalmente los pasantes eran torturados por sus superiores, la beta había sido como una madre para él y ahora, lo estaba ayudando a sacar a Hoseok del hospital de madrugada, sabiendo que era era ilegal y que podía costarle su matrícula.
Pero su colega no era idiota, sabía lo que había ocurrido aunque el omega no había dicho ni una palabra y supo que lo mejor era sacar a la ardilla de allí antes de que fuera demasiado tarde.
-Cuídate ¿Si?- Dijo mientras colocaba al omega inconsciente en el asiento trasero del coche de Seokjin
-Gracias por todo- dijo abrazando a su amiga.
-¿Voy a volver a verte?
Seokjin bajó su mirada color miel, incapaz de verla a los ojos, porque sentía que la represa dentro suyo se había roto y lloraría una vez más.
-Está bien- dijo la mujer, revolviendo su cabello- Eres fuerte Seokjin, vayas donde vayas vas a estar bien.
Seokjin asintió con la cabeza, conmo si fuera un niño pequeño- Gracias por todo lo que has hecho por mí estos años. Te debo toda mi carrera.
La mujer puso los ojos en blanco, luchando por no llorar- Yo no hice nada. Eres increíble por tí mismo, Seokjin. Ahora vete, antes de que nos atrapen a los dos.
Seokjin sonrió y se apresuró a entrar al coche.
Mientras se alejaba por la calle, observó una última vez por el espejo retrovisor a su amiga, grabándose esa imagen para siempre en su corazón.
—
-Papi… ¿A dónde vamos?- Preguntó Jimin mientras observaba como la ciudad se alejaba más y más.
-De vacaciones, cariño- Exclamó Seokjin, observando el campo a los costados de la ruta.
-¿Y papá Joon?- Preguntó haciendo un puchero.
-Papi Joon va a venir después, cuando termine su trabajo- exclamó apretando con fuerza el volante.
-Pero…
-Mi amor ¿Por qué no duermes como Tata y el tío Hoseok? El viaje es largo, y así cuando llegamos vas a tener las energías para jugar-
El niño pareció convencido, y apoyó su pequeña cabeza en el cuerpo inconsciente de la ardilla que reposaba contra la puerta derecha del coche- Está bien. -Murmuró cerrando sus ojos.
-Buen chico- Sonrió su padre.
Seokjin no pudo evitar observar desde el espejo retrovisor el cuerpo del omega. Estaba comenzando a preocuparse. ¿Realmente Hoseok iba a despertar alguna vez? Comenzaba a pensar que su cuerpo simplemente había dejado de luchar y se estaba dejando morir lentamente.
—
Luego de más de cuarenta minutos de ruta sin nada más que vacas a los costados y cultivos amarillentos, finalmente comenzó a asomarse en el horizonte una arbolada que a Seokjin le resultó familiar- No puede ser…- Murmuró cuando estacionó el coche en la entrada de madera que había saltado cientos de veces en su niñez.
Tenía que ser un maldito error. No podían ser la misma casa. Seokjin tomó los papeles de la casa de campo, confirmando que era la misma dirección- ¿Que?- exclamó al ver los papeles de la propiedad.
¿Yoongi había comprado la casa de sus padres? ¿Pero cómo? ¿Con qué dinero? ¿Por qué esa justamente?
Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver que en el espacio donde debía estar el nombre “Min Yoongi” decía su nombre.
“Propietario: Kim Seokjin”
El omega parpadeó varias veces, esperando que su nombre desapareciera del papel, pensando que solo era un juego cruel de su cerebro. Pero no, su nombre seguía allí, escrito con la letra de su amigo.
Yoongi había comprado la casa de sus padres para él. Aquella casa que pensó perdida y que sabía que jamás podría comprar con su sueldo y el de Namjoon. Pero ahora estaba allí, con las llaves en su mano y no pudo sentirse feliz. Porque cuando se giró hacia las tres personas que estaban durmiendo en el asiento trasero, supo que Yoongi quería que supiera que, si llegaba a pasar algo con él y su esposo, él se encargaría de esos tres.
No… él no podía, no era tan fuerte como todos creían. Necesitaba a su alfa, necesitaba a su amigo y necesitaba que el cachorro de Hoseok volviera porque él no iba a poder con tanto dolor. Seokjin lloró humedeciendo el papel, hasta que la voz de su hijo mayor lo sacó de su trance.
-¿Llegamos papi?- dijo con la voz somnolienta.
Seokjin se limpió las lágrimas y se giró hacia su niño- Si cariño, llegamos.
-¿Podemos jugar a la pelota?
-Claro hijo, lo que tú quieras.
Notes:
¡Hola! Aquí estamos otra vez.
Quería subir el capítulo ayer, como regalo del día de los enamorados, pero no llegué jajaja
De todas formas me sirvió escribirlo y dejar de lado mi corazón roto, aunque sea por un rato. Fue una buena catarsis, espero que ustedes se hayan sentido bien y sino, espero que este capítulo les sirva de algo!Gracias por leer.
Chapter 23: Hojas secas
Summary:
Hoseok no quiere quedarse de brazos cruzados
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El frío de la madrugada caló profundo en los huesos del lobo, podía ver su propio aliento elevarse hacía el cielo nocturno que poco a poco amenazaba con irse para darle lugar al amanecer.
Realmente no era una persona de la noche, lo cual era irónico tratándose de un híbrido de lobo. Sin embargo, secretamente amaba el sol y su calor abrasador. Ni la hermosa luna redonda que se cernía sobre ellos podía ser suficiente consuelo para ignorar el viento helado que se metía por su cuello y su nuca desnuda.
Namjoon gruñó, arrepentido de no haberse llevado una bufanda o una campera que tuviera el cierre más alto. Sin más remedio, levantó los hombros escondiendo su piel desnuda lo mejor posible, mientras pensaba en que Seokjin hubiese tenido una bufanda extra para él si estuviera ahí. Rápidamente disipó esos pensamientos, no quería caer en una espiral de angustia por extrañar a su hermoso omega.
Mientras avanzaba por las calles vacías de la ciudad que todavía dormía, elevó su mirada hacia el pequeño cuerpo que caminaba delante de él guiando el camino. Yoongi no había dicho ni una palabra durante todo el trayecto, probablemente absorto en sus pensamientos. El lobo no pudo evitar notar que su amigo llevaba solo una campera de algodón que era casi inservible para ese clima, y aunque el gato ocultaba muy bien el temblor de su cuerpo, Namjoon no era idiota y sabía que estaba sufriendo hasta más que él, porque apenas había grasa en su cuerpo que pudiera servir de barrera contra la helada.
Desde su lugar, podía ver cómo luchaba por que sus pies siguieran la línea recta de las baldosas y no se fueran hacia los costados como un borracho. Notó su cuerpo encorvado hacia adelante y su esfuerzo casi agotador por empujarse a sí mismo a seguir avanzando.
¿Cuándo había sido la última vez que durmió? Aún peor ¿Cuándo fue la última vez que probó una comida caliente? Namjoon lo conocía muy bien para saber que el gato podía estar días sin comer hasta casi el desmayo antes de recordar que tenía que hacerlo. Cuando un objetivo se le metía en la cabeza, todo pasaba a segundo plano.
En sus peores momentos, Seokjin había abierto la boca del gato a la fuerza para meterle algo de comida caliente. El lobo sintió una punzada de dolor en el corazón al darse cuenta de que su amigo se estaba descuidando otra vez.
Por el rabillo del ojo, el lobo divisó un restaurante de comida rápida abierto las 24 horas que brillaba con sus llamativas luces de neón color rojo, y tuvo una idea- Yoongi…- Exclamó sin recibir una respuesta de su amigo, pero sabía que lo había escuchado, porque eran solo ellos dos en la silenciosa calle- ¿Por qué no paramos a comer algo?.- No era comida casera y nutritiva, pero era mejor que nada.
Namjoon podía jurar que Yoongi se detuvo por un milisegundo, como si lo hubiese considerado, antes de continuar su marcha. Sin embargo, su cuerpo lo traicionó con un fuerte rugido que salió de su estómago vacío.
-Yoon…- Suspiró el lobo- Deberías comer algo ¿Cómo vas a recuperar a Kookie si apenas puedes mantenerte en pie?
Yoongi se frenó en seco pero no se volteó, avergonzado de que su estómago suplicara por comida.
-Además, está por salir el sol, deberíamos esperar a que se haga de noche otra vez para continuar el plan ¿No crees?
“Si no aceptas por las buenas te voy a llevar al restaurante por las malas”
Para su sorpresa, Yoongi pareció pensarlo por un segundo antes de voltearse y caminar cabizbajo directo hacia el local, escondiendo su rostro enrojecido porque lo hayan pillado con hambre.
Namjoon se encargó de hacer el pedido (Tres combos de hamburguesas con papas y gaseosa agrandado todo al máximo) mientras que Yoongi se deslizó en uno de los sillones pegados al ventanal que daba hacia la calle.
El lobo esperó el pedido en el mostrador. No iba a tardar mucho porque eran los únicos clientes a las cuatro de la mañana, pero también no quería molestar a su amigo que parecía luchar por no quedarse dormido sobre la mesa.
-Su pedido señor- Dijo la empleada minutos después.
-Gracias- Namjoon tomó la pesada bandeja y se acercó con sigilo a la mesa.
“Se ve tan pequeño” Pensó cuando se detuvo frente al gato, apoyando la bandeja con sumo cuidado para no exhaltarlo.
Al sentir el aroma a la comida grasosa y llena de calorías, las orejas de Yoongi se movieron con emoción y levantó el rostro somnoliento. Profundas ojeras oscuras se estaban formando debajo de sus ojos enrojecidos por negarse a descansar.
-Vamos, come- ordenó el lobo, abriéndo el envoltorio de la hamburguesa y la caja de papas para su amigo, mientras que él se quedó con dos combos porque, al fin de cuentas, era un hombre grande al que era dificil saciar.
Yoongi tomó una papa flácida y la comió sin muchas ganas. Pero apenas el sabor tocó su lengua, sus pupilas se agrandaron al máximo, su cola se agitó y su estómago lloró de felicidad por la comida que estaba a punto de recibir.
Namjoon comió en silencio mientras observaba a su amigo devorar todo su combo con desesperación, terminándolo en un tiempo récord. Disimuladamente, el lobo deslizó la mitad de su segundo combo hacia la bandeja de su amigo sin que este se diera cuenta.
-¿Mejor?- Preguntó el lobo, al ver que la comida había desaparecido en un santiamén.
“No realmente” Pensó Yoongi, sintiendo su estómago abultado por la gran cantidad de comida de la que no estaba acostumbrado. Cerró la boca y se negó a vomitar, obligando a la comida a quedarse dentro de su cuerpo y convertirse en energía para poder seguir con su plan. Sin embargo, el estómago lleno le jugó una mala pasada y sintió que sus extremidades se relajaban, síntoma de una buena comida que ameritaba una siesta igual de buena.
Yoongi se deslizó en el asiento mientras contemplaba el sol salir entre los edificios.
-Descansa… yo me quedo vigilando- Murmuró el lobo al ver como el gato luchaba por mantener sus párpados abiertos.
-No… no es tiempo para descansar. -Murmuró en un hilo de voz.
Namjoon suspiró poniendo los ojos en blanco. Su amigo podía ser un cabeza dura a veces. Se quitó su campera con corderito en la parte interna y, sin pedirle permiso, apoyó la prenda sobre el cuerpo de su amigo- Duerme- Ordenó con el mismo tono que usaba con Tae cuando no quería dormir.
Yoongi gruñó, pero no tuvo las fuerzas para protestar. Rápidamente perdió la batalla contra sus parpados. Sus pestañas negras y pobladas acariciaron su blanca piel y su respiración se volvió pesada y constante. Se había quedado dormido en instantes.
Namjoon sonrió con melancolía, su campera le quedaba como una frazada sobre su delgado cuerpo y pensó en lo difícil que habría sido su vida siendo un alfa tan pequeño en un mundo tan prejuicioso. Observó en silencio el rostro de Yoongi, como su ceño siempre fruncido ahora estaba flojo, sin líneas profundas. Parecía un niño que aún no conocía la crueldad del mundo que le esperaba en la adultez. Namjoon deseó conocer al Yoongi niño y prometerle que todo estaría bien.
“No puedes hacerlo por Yoongi, pero puedes hacerlo por tus hijos y por Kookie” le dijo la voz de su interior.
Namjoon infló el pecho con orgullo y se propuso volver a casa con Yoongi y su cachorro.
–
Hoseok se sintió feliz mientras tomaba una siesta en una pequeña colina. Podía sentir con sus pequeñas manos la hierba verde del campo que acariciaba su piel, el calor abrazador del sol de verado que lo envolvía como una manta invisible, el viento que se colaba entre los árboles de avellana y que lo refrescaba, el aroma al pan de nueces que su madre había horneado, que se estaba enfriando en la ventana y que entraba por sus fosas nasales haciéndole rugir el estómago.
“A mi cachorro le gustaría este lugar. Aquí va a poder corretear con libertad”
El pensamiento intrusivo cortó su fantasía como una daga, provocando que el escenario de cartón que había creado su mente dañada se desmoronara por completo. Sintió un dolor profundo en su pecho y luchó por aferrarse a un recuerdo de su pasado que le traía paz.
La oscuridad de su mente era mejor que salir y enfrentar el dolor de su omega al que le prohibieron maternar.
De repente, el aroma a cachorro hizo vibrar su interior, provocando que sus pechos inflados gotearan leche, listos para alimentar al pequeño.
-¿Jungkook?- Murmuró abriendo sus párpados pesados.
Colores borrosos e imágenes distorsionadas aparecieron en su visión. Tuvo que parpadear varias veces para poder enfocar la imagen de su hijo que estaba parado al lado suyo. Sin embargo, su corazón se hundió aún más al ver el rostro de un cachorro que no era su Jungkook.
-Tío Hobi- Exclamó el hijo menor de Seokjin que tenía su rostro regordete manchado de chocolate muy cerca de su cara.- ¡Tío Hobi lespeltaste!- chilló de felicidad.
Hoseok aulló de dolor, sintiendo una punzada agónica en sus pechos. Ese niño no era suyo. No era su Jongkookie.
“¿Pero tiene hambre? Quizás podría alimentarlo. Si… podría hacer eso” Pensó a sus adentros, en la desesperación de cumplir su rol antes de volverse loco.
-¡Tata!- exclamó el omega mayor entrando a la habitación- Te dije que no molestaras a Hoseok- exclamó alzando a su hijo en sus brazos, alejándolo de él, sin darse cuenta de la urgencia que Hoseok tenía en su corazón.
-Hola Hobi…- murmuró con un rostro cargado de “¿Lástima?” Pensó Hoseok, hundiéndose más en el colchón. -Me alegra ver que por fin despiertas, yo…
Los pasos de su hijo mayor corriendo hacia la habitación hicieron que las palabras de consuelo que Jin estuvo a punto de decir se quedaran atascadas en su garganta- ¡Tío hoseok!- Chilló el mayor, acercádose al borde de la cama-
La ardilla observó al niño, y aunque su sonrisa era brillante y contagiosa, se sintió incapaz de sonreír, como si hubiese olvidado cómo hacerlo. Pero a Jimin no pareció importarle, más concentrado en llamar la atención del omega- Tío Hoseok…- dijo observando su cuerpo, notando que ahora estaba diferente- Papá Jin…- murmuró con el ceño fruncido y lleno de confusión- El tío Hobi se desinfló- exclamó señalando su vientre.
Hoseok sollozó con fuerza, liberando un quejido agónico mientras Tae reía divertido, al pensar que el omega se había desinflado como un globo de cumpleaños- Niños…- dijo el omega mayor con un nudo en su garganta- ¿Por qué no salen al patio y juntan hojas de todos los colores? Así hacemos un collage para el tío Hoseok. Eso lo va a poner feliz.
Los cachorros rápidamente se olvidaron del omega y salieron corriendo hacia el jardín para juntar las hojas más grandes y hermosas para su nuevo tío.
-Lo siento por eso…- murmuró Jin, cerrando la puerta detrás de sí- ¿Cómo estás?
-¿Dónde estoy?- Respondió Hoseok, notando que no era el hospital blanco y aburrido donde había estado las últimas semanas. En cambio, parecía un lugar acogedor, de paredes y techo hechos de madera barnizada. Con muebles del mismo material, como si todo a su alrededor estuviera construído con la misma especie de árbol probablemente del bosque que se veía a traves del gran ventanal que tenía enfrente a su cama. Le hacía recordar a la vista que tenía en su primer cuarto, antes de que lo desplazaran al sótano por ser un inútil omega.
Jin suspiró, sentándose al borde de la cama, manteniendo una distancia precavida- Estamos en mi casa- exclamó sin querer darle más detalles, no por el momento. -¿Te duele?- Seokjin vio como la ardilla se removía incómoda en la cama y como su camisón se humedecía en dos grandes círculos en su pecho. -Traje del hospital algo que puede ayudarte a extraer la leche ¿Quieres que te ayude?- Preguntó suavemente. -Yo lo tuve que hacer cuando tuve a Tata porque él…
-Quiero a mi cachorro- Exclamó la ardilla, interrumpíendo su discurso.
-Lo sé Hobi pero…
-¡Quiero a mi cachorro!- Sollozó con fuerza, clavando sus uñas en las palmas de sus manos- Lo necesito.. yo…
-Shhh… Lo sé…- Seokjin se acercó al omega y lo abrazó con cariño.- Ellos van a traer a tu bebé. Mientras tanto, debes guardar fuerzas para él.
-¿D-Dowhan lo tiene?
Jin se mordió el labio con fuerza. Realmente no quería hablar del tema, sabía que podía ser muy abrumador para el omega.- Luego hablamos, ahora descansa un poco más hasta que esté la comida.
-Por favor…-Suplicó- ¿Él tiene a mi bebé? ¿Él me lo quitó?
-Si- Dijo con todo el dolor del mundo.
Hoseok quitó las sábanas de su débil cuerpo.
-¿Qué haces?- Exclamó Jin, viendo como el omega luchaba por ponerse de pie- Espera… aún estás débil.
-Tengo que buscar a mi cachorro.
-Namjoon y Yoongi están yendo a buscarlo-
Hoseok se congeló en su lugar. ¿Yoongi había vuelto? ¿No lo había abandonado?
Su omega ronroneó, como no lo había hecho desde que le habían quitado a su cachorro. Había tenido razón todo este tiempo, Yoongi había estado esa noche en el hospital, él nunca se había ido. Nunca tuvo que haber dudado del alfa.
Una cruda verdad lo golpeó con fuerza y lo sacó de su ensueño. Seokjin no tenía la menor idea de con quién se estaban enfrentando. Do-Hwan los iba a matar, no, primero los iba a torturar y luego despedazar, y su cachorro iba a ser su prisionero como él lo había sido durante años.
No podía permitir eso, no podía permitir que su cachorro tuviera el mismo destino que él. Tenía que hacer algo, no se podía quedar de brazos cruzados mientras su esposo lastimaba a Yoongi. Jamás se lo perdonaría.
-Sé que es dificil pedirte que confíes en ellos, luego de todo lo que pasaste… Pero Joon y Yoongi son buenas personas, no son como los demás alfas, ellos van a traer a tu cachorro, debes confiar.
Hoseok miró a Seokjin a los ojos. Sabía que el omega mayor decía la verdad y odiaba tener que mentirle. -Está bien- Dijo cubriéndose con la frazada- Voy a descansar un rato.
El hámster sonrió satisfecho- Te despíerto cuando esté la comida ¿Está bien? Te prometo que los cachorros no van a molestarte.
La ardilla sonrió lo mejor que pudo hasta que Seokjin salió del cuarto y su sonrisa se borró al instante.
“Lo siento Hyung, pero no puedo quedarme de brazos cruzados”
—
Por suerte, en el local de comida rápida nadie hacía preguntas. Al ser una zona bastante peligrosa y llena de pandillas, los empleados estaban acostumbrados a no meterse para no terminar apuñalados. Namjoon agradeció eso. Después de todo, no eran los únicos utilizando el local como un hotel. Mientras iba al baño, se topó con un sujeto durmiendo en uno de los bancos dobles del fondo.
Namjoon se mojó el rostro con agua fría, tratando de despabilarse. Enjuagó su boca y tiró su cabello hacia atrás peinándolo con sus dedos. Era eso o nada, no había tiempo para una ducha, si regresaba a casa, no iba a tener el valor de volver a salir.
El lobo salió del baño, sorprendido de encontrarse a su amigo observando el lugar como si aún no supiera donde estaba.
-¿Pido un cafe?- Preguntó el lobo, tomando su abrigo.
-No- murmuró el gato frotándose los ojos- ¿Cuánto dormí?
-Unas tres horas. ¿te sientes mejor?
Yoongi levantó los hombros con desinterés- Aquí nos separamos.
-¿A qué te refieres?
-No voy a llevarte conmigo a ver a Fox-
-Yoongi…
-No Joon, esta vez no.- Dijo con una mirada gélida- Aún no llegué a un acuerdo con él, es muy impredecible, prefiero que vayas a vigilar la casa de la manada hasta que llegue con los refuerzos. Pero no hagas nada, solo quédate ahí, a menos que te necesite. ¿Está bien?
Namjoon quiso protestar, odiaba sentirse inservible. Pero él tenía razón. Si iban juntos, habrían acabado todas sus fichas. Si algo le pasaba a Yoongi él podría intervenir sin que ellos supieran- Está bien- Suspiró derrotado.
-Bien- murmuró el gato, caminando hacia la salida. No sin antes voltearse una última vez- En serio Nam, no hagas una estupidez, no quiero que Jin hyung me mate.
El lobo rió, provocando que una mueca de sonrisa se dibujara en el rostro de su amigo.- Tu tampoco hagas una estupidez, Jin también me pegaría por eso.
-Es un trato.
—
-¡Mira papi Jin, esta hoja es de color rojo!- Exclamó Jimin alzando una hoja en forma de estrella de un tinte anaranjado.
-¡Es preciosa!- exclamó tomándola con delicadeza.
-¡Mila papi eta hoja!- Chilló Tae, trayendo un pilón de hojas que ensuciaron todo el piso de la cocina.
-Oh… son muchas hojas- sonrió.- Luego de comer vamos a preparar el regalo para el tío Hoseok. Jimin, ¿Por qué no lo llamas?
-¡Si papi!- Chilló y corrió hacia el cuarto de la ardilla- ¡Tio Hoseok!...¿Tío Hoseok?
Jin estaba limpiando el desastre que había hecho su hijo menor cuando vio a Jimin entrar a la cocina con una expresión desconcertante- ¿Qué sucede cachorro?
-El tío Hoseok se esfumó-
-¿Cómo dices?
El omega se precipitó hacia el cuarto de Hoseok, encontrándose con la cama vacía, el armario revuelto y la ventana abierta de par en par- No…- Murmuró y corrió hacia la ventana, buscando con sus ojos color miel la figura de la ardilla, pero nada. Solo campo y más campo y la ruta vacía. -Mierda… mierda…
-Mierda- repitió Jimin.
-Jimin, cariño- Exclamó tratando de mantener la calma.- Ve con tu hermano, fíjate que no se acerque a la holla. Papi debe hacer una llamada importante.
El niño obedeció sin chistar, sintiendo el aroma de su padre más denso que de costumbre.
Con las manos temblorosas, Seokjin levantó el tubo del teléfono de línea de la casa, porque su teléfono se lo había obsequiado a Hoseok y no había tenido tiempo de comprarse uno nuevo, se maldijo a sí mismo por ser tan imprudente.
Marcó su propio número, rogando que la ardilla recapacitara y le pidiera que lo recogiera. -Vamos…- murmuró mientras escuchaba el primer tono.
De repente, pegó un salto al escuchar la inconfundible música de su teléfono sonar entre las sábanas- ¡Carajo!- Exclamó colocando el tubo sobre la base del teléfono y volviéndolo a levantar para hacer una segunda llamada- Namjoon…- murmuró cuando su esposo le atendió al primer tono- Estamos bien si… los cachorros están bien… pero… ¡Escúchame por favor!- Exclamó nervioso, interrumpiendo la lluvia de preguntas de su alfa- Lo siento pero… la cagué- El omega se sentó con fuerza sobre el colchón cubriendo su rostro con su mano libre- Hoseok… él se fue.
“¡¿Cómo que se fue?!” Exclamó el lobo, tan fuerte que pudo escucharse en todo el cuarto.
-Lo dejé durmiendo hace… ¡Dos horas!
“Mierda” Pensó a sus adentros, dos horas era mucho tiempo, de seguro ya estaba muy lejos de allí- Namjoon, debes avisarle a Yoongi, antes de que Hoseok haga una locura- dijo asustado.
—
Namjoon se quedó congelado en medio de la vereda, mientras las personas pasaban a sus costados protestando porque su gran cuerpo les impedía el paso- No te preocupes, yo le aviso, pero tú no hagas nada ¿Está bien? Quédate con los cachorros en la casa y… por si acaso, no atiendas más el teléfono.
EL lobo cada vez tenía más miedo por su familia. Por suerte ya no estaban en la ciudad, pero aún así podrían correr peligro si esos malditos perros descubrían que ellos eran su punto débil. A él podrían torturarlo de mil y una formas, pero a su familia no- No vayan al pueblo ni hablen con nadie ¿Está bien?
-Está bien- respondió el hamster del otro lado.
-Debo colgar y llamar a Yoongi. Te amo.
Namjoon no se sorprendió cuando el teléfono de su amigo lo llevó directamente al contestador para evitar que lo llamara y así no levantar sospechas en Fox. -Carajo Yoongi.
—
Yoongi entró a un gran depósito lleno de mercadería de contrabando. O sea el negocio de Fox, o bueno, el menos ilegal de todos. Yoongi sabía que su antiguo jefe también se ganaba la vida con el tráfico de personas, específicamente de omegas. Todo pasaba de forma “legal” porque tenía a todos sus esclavos, porque eso eran, como empleados registrados de su prestigioso bar en el centro de la ciudad. Muy pocos podían conseguir una mesa allí, normalmente ocupadas por empresarios, políticos y por supuesto, la policía.
Yoongi pudo haber sido un criminal en su juventud, la escoria que la sociedad deseaba exterminar, pero tenía sus límites, y la trata de omegas era uno de ellos. Siempre había tratado de mantenerse al margen, aunque Fox había intentado, en varias ocasiones, ponerlo en el puesto de reclutador de omegas, que era, básicamente, ir a los pueblos ignorantes y llevarse a omegas jóvenes engañados con cuentos de hadas, para que fueran por voluntad propia.
El zorro era astuto, de esa forma, no había delito, porque no había usado la fuerza en ningún momento. Yoongo había preferido ganar mucho menos dinero trabajando en las calles como un pandillero, que bañarse en oro a costa de la vida de alguien inocente.
El gato esperó que su ex jefe se dignara a aparecer mientras fumaba un cigarro para calmar sus nervios y era observado de cerca por dos grandulones, listos para atacar si llegaba a hacer alguna locura.
-Pensé que te habías asustado, gatito- Exclamó el zorro apareciendo por otra entrada.
Yoongio tiró el cigarrillo y lo pisoteó- Siempre cumplo mis promesas.
-Muéstrame entonces-
El gato encendió su teléfono para poder mostrarle las fotos del pobre sujeto al que había golpeado y marcado como deudor. En la pantalla, apareció una llamada perdida de su amigo de hacía unas dos horas.
“Eso no es bueno” Pensó a sus adentros. Pero ya era tarde para devolverle la llamada, ya había comenzado el plan.
“Lo siento Joon, pero recuperar a Kookie es mi prioridad”
-Aquí tienes- exclamó mostrándole las imágenes.
-Siempre dije que eras un gran artista- Exclamó al ver la perfecta cicatriz en el rostro del hombre- Tendría que haber dejado que tú mismo te hicieras la tuya. -Se burló.
-¿Tenemos un trato o no?- Dijo tratando de mantener la calma.
El zorro chasqueó los dedos mientras una sonrisa grotesca se dibujaba en su rostro. -Mis hombres son tuyos por esta noche, haz lo que quieras con ellos- Bromeó.
Un grupo de sujetos, todos alfas de casi dos metros, se acercaron al pequeño gato como si fueran mercancía recién comprada
-Solo por esta noche, un día más te va a costar más caro.
-Una noche me basta y me sobra. ¿me prestas un coche también?
-Solo porque eres mi gatito favorito- El zorro le lanzó la llave a uno de sus hombres- Tú lo guias, él te va a llevar.
-Bien…
Todo estaba saliendo demasiado bien. Yoongi sabía que esos sujetos no eran cualquier persona. En su mayoría eran ex militares, personas que se habían entrenado como mercenarios. ¿Qué ventaja tenían los perros contra ellos? Ninguna, por algo siempre se movían y se escondían entre las sombras para no llamar la atención del zorro.
El gato caminó hacia la salida seguido de su séquito de alfas.
-Suerte en recuperar al cachorrito. - Exclamó el zorro.
Yoongi no contestó, ni tampoco se percató de que, en realidad, nunca le había mencionado a su ex jefe cuál era su misión esa noche.
—
Namjoon nunca se odio tanto por no saber manejar, y lo peor de todo era que no sabía la dirección de la manada porque olvidó pedirle ese pequeño detalle al gato. Sabía que estaba a las afueras de la ciudad, específicamente en el barrio industríal, pero eran varias cuadras a la redonda y ciertamente no era un hermoso paisaje que apreciar.
El lobo se movió entre las sombras, con la capucha cubriendo su rostro y con el pecho inflado mostrando su hombría. Tenía suerte de ser un alfa híbrido de lobo de casi dos metros y más de cien kilos, muy pocos se atrevían a acercarse a alguien como él. Pero aún así tenía miedo de los drogadictos que rondaban por esas zonas. Con el efecto de las sustancias, o por la abstinencia de ellas, esos locos serían capaces de cualquier cosa por algo de dinero.
Luego de casi admitir que estaba perdido, finalmente se encontró con la casa de la manada, de donde habían rescatado a Hoseok. Suspiró aliviado al ver que todas las luces estaban apagadas y no había señales de ningún perro cerca.
Tratando de no llamar la atención de los vecinos, el lobo se escondió detrás de un árbol que estaba plantado en medio de un terreno baldío justo en frente de su objetivo y esperó a que Yoongi apareciera. Esa era la peor parte, esperar, y por primera vez en mucho tiempo deseó tener un cigarrillo en la mano, luego de años de haberlo dejado. Pero recordó que lo había hecho por sus cachorros y disipó la nube de deseo de su mente.
-Mierda Yoongi..- Murmuró impaciente asomándose detrás del árbol buscando alguna señal de su amigo.
-¿Qué tanto miras lobito?-
Namjoon sintió el aroma fétido a perro en su espalda y su cola se erizó. No tuvo tiempo siquiera de voltearse cuando algo duro se estrelló contra su cabeza y todo se puso negro.
Notes:
Hola de nuevo!!
Tengo un poco de inseguridad por este capítulo, espero que no les aburra... TT.TT
Gracias por leer!
Chapter 24: Cascarón Vacío
Summary:
Yoongi no quiere creer lo que está viendo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Yoongi sentía cómo sus entrañas se revolvían mientras se acercaban más y más a la guarida de los perros. -Aquí a la derecha- le indicó al conductor. Podía sentir la bilis subir por su garganta, sintiéndose preso del terror.
Lo único que le daba consuelo, era saber que volvería a ver el rostro de la ardilla en su reencuentro.
Porque iba a haber uno ¿no?
Yoongi tenía fe de que sí. Su historia sin comienzo no podía terminar así. No podía ganar el mal. Aunque podría morir esa noche, pero no podría descansar en paz sabiendo que el omega viviría sin tener a su hijo. El gato no podía dejar de pensar que todo esto era su culpa.
“Si tan solo no lo hubiese abandonado”
Frente a sus ojos negros apareció la casa de los caninos que parecía abandonada, con las luces apagadas, el pasto crecido y sin coches alta gama a la vista.
“¿Llegué demasiado tarde?” Si los perros se habían movido hacia otra guarida, sería como empezar desde el punto de partida.
Con nerviosismo, buscó a su amigo entre los arbustos y suspiró aliviado cuando no lo vio, seguro de que estaba bien escondido. Por el momento no iba a necesitar de su ayuda y eso era bueno.
“Mantenlo alejado de esto” Le dijo la voz de su mente. No se perdonaría ni en esta ni en las próximas vidas si algo le pasaba a su único amigo, a su familia. A su hermano mayor, a su ancla.
El coche se detuvo en la puerta y rápidamente entraron en acción, porque cada segundo contaba para tomarlos por sorpresa, cuantas menos bajas en su equipo, mejor.
Uno de los alfas más grandes abrió la puerta de una patada, tirándola abajo y partiéndola al medio. Los sujetos entraron primero, asegurándole al gato que la planta baja de la casa estaba despejada.
Yoongi avanzó hacia las escaleras, deslizándose hacia arriba escalón por escalón, sintiendo su corazón latir dolorosamente contra su pecho por cada paso que daba. Estaban aquí, podía sentir sus aromas rancios y también el olor a cachorro, a su cachorro, salir de algún cuarto de la planta alta.
Su alfa interno gruñó posesivamente, necesitaba sacar a Kookie de allí antes de que se pusiera peligroso.
Se apresuró al primer cuarto, derribando la puerta con su hombro que crugió dolorosamente, pero lo ignoró, como había ignorado el hambre y el cansancio los últimos días.
-¡Ah!- Chilló una joven omega, que había intentado en vano encerrarse en la habitación.
Yoongi no tuvo piedad y la tomó de los cabellos, sacándola del cuarto de un tirón- Dime dónde está el cachorro y quizás te perdone la vida.- Amenazó mostrando sus colmillos filosos.
La joven sollozó asustada y señaló con su mano temblorosa la última puerta del pasillo. El gato la soltó sin cuidado y la omega corrió despavorida, después de todo, no era un monstruo. Su amenaza había sido vacía.
Se acercó lentamente hacia la puerta, temiendo que de los otros cuartos saliera alguien y lo tomara por sorpresa. Pero estaba confiado porque su espalda estaba cubierta por sus hombres.
Yoongi les hizo un gesto con la mano para que se detuvieran y tomó el pomo de la puerta con suavidad, evitando hacer el más mínimo ruido. Lentamente lo giró y abrió la puerta con cuidado. Solo se escuchó el crujido de la madera en el silencio de la noche.
Casi se le aflojaron las rodillas cuando el aroma a cachorro golpeó su rostro e invadió sus fosas nasales.
¡Junkook estaba ahí!
Sin pensarlo se precipitó hacia dentro, adentrándose hacia la oscuridad de la habitación- ¿Jungkook?- exclamó sin poder evitar que su voz temblara.
El gato movió su cabeza por la habitación oscura, mientras sus ojos se acostumbraban rápidamente a la poca luz que entraba del pasillo. Frente a él se podía ver la silueta de una cuna, desde donde venía el suave aroma a bebé.
Yoongi corrió con una sensación de victoria en su pecho. Pero cuando estuvo más cerca y uno de sus hombres tuvo la gentileza de encender la luz, supo que todo había sido muy fácil para ser cierto.
Se frenó de golpe, casi cayendo de bruces al suelo. Frente a él había una cuna vieja y desgastada. Aunque eso no era lo extraño. Lo que hizo al gato querer vomitar era que del barandal sobresalían dos largas piernas de alguien que claramente no cabía en el pequeño mueble.
-No…- murmuró acortando la distancia y aferrándose al borde porque sus rodillas se debilitaron. -Joon- exclamó en un hilo de voz al ver a su amigo inconsciente dentro de la pequeña cuña.
El lobo tenía los tobillos atados, las manos hacia atrás y estaba mordazado.
Yoongi miró la escena sin poder salir del shock. Su amigo estaba cubierto de ropas de bebé usadas que habían tapado su olor y que también lo habían llevado a él a la rampa. -Mierda joon- exclamó quitándole la mordaza, dejando un hilo de saliva que cayó contra su mandíbula entreabierta del lobo. -Hijo de puta- murmuró con la voz temblorosa, al ver sangre seca en su pelo enmarañado y sobre la almohada. -Ayúdenme a bajarlo- Ordenó sin voltearse hacia los hombres- Hay que sacarlo antes de que vengan los perros.
-Yo lo dejaría ahí- exclamó una desagradable voz en su espalda.
La cola de Yoongi se erizó y tragó saliva pesadamente- Do-Hwan- exclamó volteándose para encontrarse con el rostro tosco del alfa con el que había estado soñando matar desde hacía tiempo.
El hombre mucho más alto que él se rió divertido- Hola minino.
-¡Atrápenlo!-Gritó escupiendo ira-¿Qué esperan? ¡Háganlo!- ordenó a sus hombres.
Do-hwan se rió divertido, mientras los alfas por lo que había pagado una buena suma de dinero, y por sobre todo su dignidad, se colocaban detrás de su enemigo. -¿Qué mierda hacen? Hagan su maldito trabajo.
Yoongi no quería aceptar que había perdido, no podía aceptar que todo había sido en vano. Miró de reojo a su amigo y rogó por no perderlo esa noche. Namjoon no podía morir en ese sucio lugar.
¿Qué le diría a Seokjin cuando regrese? ¿Qué le diría a Hoseok cuando regrese con las manos vacías?
-Oh… pobre gatito- Dijo haciendo un puchero- ¿Te traicionaron?- Se burló.- Sabes… es fácil ganarse a un zorro, tan solo debes poner algo más de dinero- se rió.
-¿Dónde está Jungkook?- gruñó cubriendo con su cuerpo el de su amigo.
-¿Jungkook? ¿Te refieres a mi hijo?- Exclamó acentuando las últimas palabras- Tsk… ¿Ese nombre eligió? Esa maldita zorra inútil ni siquiera es capaz de elegir un buen nombre.
-¡No lo llames así!- Exclamó con los puños apretados, temblando de la ira.
El perro se rió divertido, sin sentirse intimidado por el pequeño gato que tenía enfrente. -Déjennos solos…- Ordenó a los alfas- De este minino me encargo yo.
Los alfas se retiraron del cuarto, dejando a los tres alfas solos. -Debo decir que me sorprendiste- Exclamó moviéndose por la habitación con gracia. Los ojos de Yoongi lo siguieron sin perderle el rastro ni por un segundo- Lo que puede llegar a hacer uno por un agujero apretado ¿Eh?- Se burló- Lamento decepcionarte, pero esa ardilla está muy usada. ¿Por qué no te buscas a otro omega y acabamos con esto de una vez?
Yoongi sintió que veía todo rojo, quería agarrar el rostro del perro, destrozarle la mandíbula y arrancarle la lengua para que no hablara nunca más de su omega. -¡Hijo de puta!- Gritó abalanzándose sobre el hombre. Pero Do-Hwan fue más rápido y se movió hacia un costado, no sin antes rasgar la espalda del gato con sus garras filosas- ¡Ah!- Chilló cayendo al suelo con tres líneas de sangre en su espalda. Había rasgado su ropa y la sangre comenzaba a salir por las grietas.
Yoongi rodó hacia un costado, golpeando su espalda contra la pared, justo cuando el lobo había lanzado una patada que iba directo a su cabeza si no se hubiese corrido- Eres rápido gatito- Se burló girándose hacia Yoongi, quien se deslizó hacia arriba ayudándose con la pared a la que manchó con un rastro de sangre- Vamos a ver cuánto aguantas. ¿Debería enviarle tu cabeza a Hoseok como regalo de aniversario?
-Grr…- Gruñó Yoongi, intentando encestar un puñetazo en la cara del perro. Una mano el doble que la suya envolvió su puño, frenando el golpe, mientras que otro puño se hundió en uno de sus ojos.
El golpe pudo haberlo mandado lejos, de no ser porque el perro aún lo estaba agarrando del puño. Yoongi trató de mantenerse en pie y le pegó un puntapié, haciéndolo aullar de dolor- ¡Maldita rata!- Gritó soltándolo.
Yoongi trastabilló hacia atrás, pero rápidamente se lanzó hacia adelante, gracias a sus reflejos gatunos. Sus uñas rasguñaron el rostro del lobo, pero fue una herida superficial que poco le afectó, en cambio recibió un golpe en el estómago que lo dejó sin aliento, cayendo de rodillas al suelo y doblándose a la mitad.
¿Cuánto más iba a tardar en derrotar al idiota?
Yoongi sintió que los bordes de sus ojos se llenaban de puntitos. A este rito, si es que llegaba a vencer al perro, aún le quedaba media docena de hombres traidores esperando fuera del cuarto. Do-Hwan había sido generoso a dejarlos fuera de la pelea, pero solo era una agonía lenta, sabía que no iba a poder solo con todos ellos.
“Mierda Namjoon” Gruñó a sus adentros, preocupado porque su amigo no despertaba. No le importaba tanto su muerte, pero sí temía lo que iba a ocurrir con su amigo si no podía sacarlo de ahí. La idea de que lo entierren vivo y lo cortaran en pedazos le dio el impulso de levantarse del suelo pierna por pierna, sosteniéndose de sus rodillas.
-Debo admitir que eres duro, Gatito.-Exclamó sacando una navaja de su bolsillo. El filo plateado brilló en la habitación y se reflejó en los ojos negros y cansados del gato- Hoy me encontraste de buenas. ¿Qué tal si vuelves a tu casa de cartón con la zorra? Vamos minino, hazme caso- Dijo puliendo el filo con su remera negra- Hasta te voy a dejar que te lleves al grandulón.
-No me voy a ir sin Jungkook- Amenazó tratando de pararse erguido. Parecía casi imposible, sus costillas presionaron sus pulmones que ardían en cada respiración y la piel de su espalda tironeó con dolor alrededor de la herida.
Do-Hwan puso los ojos en blanco al ver el esfuerzo del gato por mantenerse derecho- Bueno, como digas- El perro se abalanzó hacia adelante con el filo en el aire, Yoongi cubrió su rostro cruzando sus brazos delante de él y manteniénmdose firme frente a su amigo. El filo cortó una de sus manos cuando lo envolvió con fuerza.
El dolor era agudo, la sangre se deslizó rápidamente por su pálido brazo que tembló en el agarre y la fuerza del perro que seguía empujando para terminar de atravesar su mano y así clavar la punta en su frente.
El rostro de Do-hwan se conrtorsionó furioso por el esfuerzo- Ríndete gatito- gruñó empujando su cuerpo hacia adelante.
El gato lo ignoró y se mantuvo firme en el agarre, pero sus pies no hicieron lo mismo. Los 90 kilos del perro sobre sus apenas 65 kilos estaban haciendo estragos en él. Sus pies comenzaron a resbalarse hacia atrás, hasta que su cintura tocó la baranda de la cuna y se clavó con fuerza en sus huesos.
-Cuando termine contigo…- Gruñó el perro empujando más mientras Yoongi escuchaba el ruido grotesco de la carne de su mano abriéndose en dos- Voy a filetear a tu amigo. Dicen que la carne de lobo es tierna- Se burló, lamiendo con su lengua roja el sudor que se deslizó en sus labios- Me gustaría hacer lo mismo contigo, pero solo sirves de escabardientes.
Yoongi gruñó, sintiendo que su cuerpo se doblaba por la mitad, cayendo más y más dentro de la cuna. Eso era todo, iba a morir en ese cuarto y lo último que iba a ver en su vida era el horrible rostro de Do–Hwan burlándose de él.
Asqueado, desvió la mirada, prefería ver un punto fijo a los lejos e imaginar a…
-¿H-Hoseok?- El nombre de su amado salió de sus labios como un suspiró agónico.
Definitivamente estaba a punto de morir y su mente aterrorizada estaba tratando de materializar al omega delante suyo como un último consuelo antes de ser apuñalado por el perro.
Yoongi dejó de hacer fuerza, sintiendo el peso del perro encima suyo y el filo muy cerca de su rostro. Pero ya nada le importaba, porque la hermosa ardilla de cabellos castaños, cola esponjosa y mejillas brillantes y rosadas lo estaba mirando a él y solo a él.
“¿Por qué lloras amor? No llores… me rompe el corazón” Pensó al ver que la ilusión tenía una expresión de horror en su rostro, con lágrimas gruesas cayendo por su piel canela.
-¡Yoongi muévete!
La voz primitiva de la ardilla fue como una descarga eléctrica en sus conexiones neuronales. Su cuerpo se movió solo. Era su alfa interior obedeciendo a su omega.
El gato empujó al perro lejos de su cuerpo, quien bajó la guardia por tan solo un segundo al escuchar la voz del omega detrás suyo como un espiritu en pena que buscaba venganza.
Do-Hwan trastabilló hacia atrás. El filo salió de la piel de Yoongi con crueldad. La navaja voló por los aires al igual que su sangre. Su cuerpo crujió con fuerza contra la madera y Hoseok estiró su delgado brazo hacia adelante, con un objeto negro y brillante que Yoongi no pudo descifrar que era, pero que, cuando tocó la espalda del perro, lo hizo convulsionar hasta caer pesado contra el suelo.
Yoongi miró atónito el cuerpo inerte de Do-hwan, olvidando su mano sangrante y el dolor en su cintura.
-Yoongi… estás herido.
La voz dulce y angelical de la ardilla lo sacó de su trance, pero no tuvo el valor de levantar la mirada.
¿Realmente Hoseok estaba allí? ¿O era alguna especie de mecanismo de defensa de su mente dañada?.
No podía ser él, lo había enviado lejos, para que no se metiera en esto, para que estuviera a salvo hasta que él volviera con su cachorro.
Su cuerpo tembló, sintiendo que había fallado, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Yoongi…- sollozó el omega.
—
Hoseok corrió a través de la vegetación crecida sin saber bien a dónde estaba yendo. Sus pies descalzos dolieron contra las piedras, ramas rotas y algunas espinas. No había encontrado dentro del cuarto un calzado, pero por suerte había podido robarle a Seokjin un abrigo que tapaba su camisón y cubría su piel hasta por debajo de sus rodillas.
El omega miró hacia atrás nervioso y agitado. La cabaña se veía cada vez más lejos y no había rastros del hámster. Necesitaba desaparecer de su vista antes de que notara su ausencia y lo llevara a rastras de nuevo a la cama. Hoseok sabía que no iba a poder luchar contra el omega mayor que era el doble de tamaño que él.
“¿Y así esperas poder ayudar a Yoongi?” Le dijo la voz cruel de su cabeza.
Estaba en lo cierto. Más que una ayuda, sería un estorbo. Pero su instinto materno no le permitía quedarse de brazos cruzados mientras las manos sucias de Do-Hwan mecían a su niño.
Luego de unos 10 minutos corriendo en línea recta, llegó a la carretera asfaltada que de seguro Seokjin había utilizado para llegar allí. Desesperado, con los pulmones ardiendo por el esfuerzo y su corazón latiendo con fuerza y amenazando con estallar, se detuvo en medio de la carretera y observó ambas direcciones.
No tenía idea para qué lado estaba la ciudad, si tomaba el camino equivocado estaba perdido.
-Vamos…- sollozó mientras trataba de regular su respiración- Cual… cual…
De repente, una camioneta oxidada apareció doblando en la curva y frente a él. Las luces lo enceguecidon y el claxon lo paralizó en su lugar. De no ser por los reflejos del conductor, habría salido volando por los aires.
La camioneta se frenó a unos menos en una maniobra arriesgada pero que lo salvó de estrellarse contra un árbol.
-¡Estás loco!- escuchó gritar a su espalda, seguido de pasos que se acercaban a él.
Todavía estaba congelado en su lugar, cubriendo su cabeza entre sus manos.
-¡Te estoy hablando!- El hombre lo tomó del hombro con fuerza y lo giró bruscamente- Te estoy…
El omega lo observó con terror, con sus grandes ojos avellanas brilllando por las lágrimas y su rostro rojo por haber corrido en su mala condición, su cabello estaba revuelto y sus orejas hacia atrás. Estaba hecho un desastre, pero bajo la mirada del viejo alfa que tenía enfrente era la criatura más sabrosa que había visto en su vida.
El terror en los ojos del omega era un deleite para el alfa que imaginó miles de escenarios de él encima de la ardilla mientras lloraba pídiendo que se detenga. Eso lo excitó y una sonrisa tierna se dibujó en su rostro- Lo siento… me alteré de más- dijo soltando el agarre- Es que casi te mato ¿Estás bien?
Hoseok lo observó confundido al presenciar cómo el rostro enfadado del hombre se convertía en una expresión paternal. Su lado racional le gritaba alerta, pero su lado omega le gritaba que él era su escape a la ciudad.
-E-Estoy bien- se obligó a decir.
-¿Que hace un omega solo en la carretera?- Preguntó observando los alrededores, confirmando que realmente no había nadie mirando.
-Necesito ir a la ciudad. ¿P-Podría llevarme usted?- Se arriesgo a decir.
-¿Y para qué quieres ir a la ciudad ardillita?
Hoseok tragó saliva pesadamente y desvió la mirada al ver los ojos filosos del hombre clavarse en su cuello desnudo y sin marca- Tengo que buscar a mi cachorro.
-¿Cachorro? Pero si eres tan solo un niño…- dijo relamiéndose los labios resecos y agrietados.
“¿un niño?” pensó preocupado. Hoseok deseaba corregirlo, que no era ningún niño, era un adulto hecho y derecho, pero algo le decía que lo mejor era no contradecir al hombre- ¿P-Puede llevarme?- suplicó nervioso, porque cada segundo contraba.
La sonrisa en el rostro del hombre se amplió más, mostrando sus dientes amarillentos de tanto fumar- Claro… vamos…
Una mano pesada se posó en su espalda, más abajo de lo que le hubiese gustado, y lo empujó hacia adelante. Hoseok caminó, ignorando todas las banderas rojas y repitiéndose una y otra vez que tenía que ser fuerte por su hijo, y que,si tenía que hacer cosas desagradables para llegar a la ciudad, las iba a hacer.
“¿Qué le hace una raya más al tigre?” Se dijo a sus adentros mientras estaba a punto de subir al asiento del copiloto.
Justo en ese momento, la luz de otro coche los iluminó por detrás.
Hoseok se giró y vio un coche estilo familiar estacionarse a un costado de la ruta con balizas- ¿Todo está bien? ¿Necesitan ayuda?.
La voz dulce y maternal de una omega invadió el lugar, luego la vio asomarse por la ventanilla observando con el ceño fruncido la escena. Hoseok abrió la boca para responder, justo cuando el hombre se le adelantó- No gracias, frenamos un segundo a tomar aire, puede seguir.
El hombre estaba mintiendo en su casa y Hoseok sintió que se le revolvía el estómago, quería correr hacia la mujer de mirada honesta, pero estaba paralizado por el aroma denso del viejo.
La omega los observó en silencio, moviendo sus grandes ojos de un hombre a otro- Insisto- Dijo bajando del coche- Podría llamar a una grúa o a las autoridades.
-¡No hace falta!- exclamó tratando de contener un gruñido- Ya nos íbamos.
La mano del hombre tocando su cola esponjosa lo estremeció. Al parecer, el espasmo fue notorio, porque el ceño de la mujer se profundizó más.
-Señor…- exclamó respírando hondo, como si estuviera tomando todo el valor existente en su organismo antes de hablar- ¿Sabe usted que es ilegal salir con menores de edad?
El alfa tragó saliva pesadamente- No sé de qué está hablando. Él es mi hijo.
“Otra mentira descarada” Pensó Hoseok, observando a la mujer en silencio.
-¿Ah sí? ¿Entonces debería denunciarlo por negligencia infantil? Los pies de SU HIJO- exclamó acentuando esas palabras- Están sangrando, además… lo veo bastante demacrado ¿Debería llamar a servicios sociales?
El alfa gruñó, frustrado porque la maldita mujer había arruinado su diversión. En su rápido movimiento, empujó a la ardilla lejos y se subió a la camioneta para desaparecer a gran velocidad por el horizonte.
Hoseok se quedó atónito, observando la carretera vacía con su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
-¿Necesitas que te lleve a algún lado?
La ardilla se giró hacia la omega, y a diferencia del alfa, no sintió un mal presentimiento en ella- Si… a la ciudad.
La mujer sonrió brillantemente y se dirigió al coche- Vas a tener que sentarte atrás, tengo todas las compras en el asiento del copiloto, lo siento.
-Está bien- respondió entrando al coche.
Se congeló en su lugar, al ver a un cachorro en un asiento de bebé. El bebé gordo de mejillas coloradas lo observó con sus grandes ojos y estiró sus manos hacia él, como si quisiera ser cargado por el omega desconocido.
-Tomi, tienes compañía- exclamó la mujer arrancando el auto- Se ve que le caes bien- exclamó feliz mientras los observaba por el espejo retrovisor.- Suele ser bastante desconfiado con los extraños.
Hoseok quiso sonreír, pero no pudo. Se sentó lo más lejos posible del bebé, pegado contra la puerta y trató con todas sus fuerzas fingir que no existía. No era su bebé, su omega interno tenía que entenderlo.
El coche agarró velocidad rápidamente. El paisaje era hermoso, los colores naranjas, rosas y rojos del atardecer pintaron los cultivos- Gracias por lo de recien- finalmente pudo decir cuando sintió que los nervios se habían drenado de su organismo.
-Fue divertido. Nunca hice algo así- se rió- ¡Pero estaba aterrada! casi me orino encima.
-Yo… no soy un niño.
-Lo sé- Hoseok pudo ver su sonrisa comprensiva reflejada en el espejo retrovisor- Solo estaba tratando de asutarlo ¡Le di en el blanco despues de todo! Pero si se ponía dificil…- La omega estiró su brazo hacia la guantera y sacó una picana eléctrica- Tengo a esta preciosa anti-alfas.
Hoseok observó a la mujer maravillado y sintió envidia. Ojalá fuera la mitad de valiente que ella.
-Y bien… ¿Estás de visita en la ciudad?
Hoseok negó con la cabeza, sin quitar sus ojos de la carretera- Voy a buscar a mi cachorro.
-Oh… yo sabía que mi olfato no me estaba engañando. Puedo oler tu leche dulce desde aquí y Tomi también- dijo divertida.
Hoseok no quería, realmente no quería girar su rostro hacia el bebé. Pero lo hizo. El pequeño aún lo observaba con sus grandes ojos brillantes que le recordaban a Jungkook. Sus labios rosados y emponjosos estaban haciendo un tierno puchero. Amenazando con llorar en cualquier momento si no le hacía caso.
La ardilla escuchó a la mujer suspirar pesadamente- Es mi culpa que te mire así…el pobrecito está hambriento- dijo en un hilo de voz- Mi leche es defenctuosa y tengo que comprarle fórmula para cachorro. Nunca pude amamantarlo. Justo estábamos yendo al mercado. El jodido pueblo no tenía más stock. Juro que si sigo viviendo un día más en ese pueblo fantasma…
-Yo podría alimentarlo.
Su boca habló antes de que su cerebro le dijera que era una muy mala idea.
-Mierda. L-Lo siento, yo…
-Adelante- sentenció la mujer.
-¿Cómo?
La omega mentiría si no dijera que detuvo su auto en mitad de la ruta cuando tuvo un mal presentimiento al ver al pequeño omega con ese horrible alfa.
Desde el primer momento su instinto le dijo que necesitaba ayuda y lo confirmó al ver su mirada rota y al sentir a su omega llorar internamente. Cuando supo que tenía un cachorro entendió el por qué. Si alguien alejaba a su Tomi de ella, se volvería loca.
No quería preguntarle por qué tenía los pies lastimados, por que no tenía pantalon y solo la parte de arriba de su abrigo y por qué su cachorro no estaba con él, pero algo le decía que no era nada bueno.
Era lo menos que podía hacer por él y su Tomi también lo necesitaba.
-Puedes amamantar a mi cachorro- Dijo suavemente- Sé cuanto duele tener los pechos llenos y a nadie a quien alimentar…
Hoseok se mordió con fuerza el interior de la mejilla y se tragó sus ganas de llorar. Observó al cachorro que le suplicaba con la mirada. Su omega interior suplicó y sintió la humedad en su camison, culpa de sus pechos que esperaban ansiosos al bebé.
Tenía que hacerlo, antes de que su leche se pusiera amarga, tenía que estar bien para cuando tuviese a Jungkook contra su pecho.
Con las manos temblorosas, pero con mucho cuidado, desabrochó el cinturón del pequeño y lo alzó en sus brazos. Era pesado, macizo, era una maravilla. Así quería que esté kookie, bien alimentado, que no pensara en nada más que comer y crecer.
Con delicadeza, lo apoyó contra su pecho y lo envolvió con sus brazos. Sus ojos color avellana observaron el rostro de la omega desde el espejo retrovisor, esperando el visto bueno. La joven asintió con la cabeza y volvió su mirada hacia la carretera, dándole privacidad.
Hoseok sintió que iba a llorar cuando los labios regordetes y hambrientos le sacaron poco a poco el dolor de su pecho. Su omega ronroneó satisfecho, por puro instinto. Pero el Hoseok humano sabía que no era su cachorro. Aun así, no pudo evitar sonreír con ternura cuando Tomi se llenó y cayó dormido en sus brazos.
“Creo que podría ser un buen padre” pensó sin quitarle la mirada al cachorro durmiente durante todo el viaje.
—
-Aquí está bien- exclamó Hoseok cuando llegaron al punto céntrico de la ciudad. No quería que la dulce mujer lo dejara en la puerta de la guarida de Do-Hwan. Podía contra un viejo pederasta, pero no iba a poder contra los sádicos perros.
El omega cologó al cachorro en su sillita con el cuidado de no despertarlo y le envió un saludo silencioso. Tomi iba a olvidar ese día pronto, pero él jamás lo olvidaría, estaba agradecido
-Gracias por traerme, en serio- le dijo a la omega cuando ambos bajaron del coche.
-Espera- dijo la mujer quitádose sus zapatos- Toma-dijo deslizándolos frente a él.
-No, yo no podría- dijo negándo con la cabeza.
-En serio tómalos, tengo otros, estaban de oferta- mintió.
Hoseok sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas mientras se colocaba los zapatos que eran de su talla- No sé como agradecer todo lo que hiciste por mí…- Sollozó.
-Cariño…- dijo suavemente- No te conozco, pero algo me dice que eres un gran padre. No sé si alguien te lo dijo alguna vez, pero recuerda eso ¿Está bien?. No tienes que hacer nada por mi, recuerda que si los omegas no nos cuidamos entre nosotros, nadie lo va a hacer- La mujer limpió con su pulgar una lágrima del rostro de la ardilla- Algún día vas a hacer lo mismo por otro omega, esa es tu deuda.
Hoseok asintió con la cabeza mientras sorbía sus mocos aguados y luego se volteó hacia la calle que lo llevaba hacia el infierno.
-¡Espera! Casi lo olvido.
La omega se estiró dentro de su coche y tomó la picana eléctrica- Por si algún alfa idiota se hace el vivo contigo- le guiñó el ojo.
Hoseok tomó el objeto duro y frío entre sus manos como si fuera el objeto más increíble del mundo- Eres la omega más fuerte que he conocido- dijo con asombro.
La mujer entró al coche y encendió el auto. Antes de arrancar, asomó la cabeza por la ventana- Tú lo eres más, ya te vas a dar cuenta.
–
Hoseok no se consideraba valiente, pero sí suicida. Podía confirmarlo ahora que estaba entrando a la casa de su ex manada por la ventana del segundo piso. Había trepado el árbol del jardín sin mucho problema, solo algo de dolor en sus pies. Pero gracias a su instinto de ardilla, lo hizo rápidamente.
El omega no estaba preparado para ver la escena que tenía frente a sus ojos, ni en un millón de años. El alfa que recordaba como Namjoon estaba maniatado en la cuna que Do-Hwan había conseguido para su cachorro. su esposo, o mejor dicho su ex esposo, estaba inclinado hacia la cuna con el brazo en alto y una navaja en ella, con el fillo clavado en la piel de alguien que estaba entre el gran cuerpo del alfa y el mueble.
Aunque su cuerpo temblaba de pies a cabeza se movió con sigilo dentro del cuarto y finalmente pudo ver a la otra persona.
Era Yoongi, su hermoso alfa, todo ensangrentado, por culpa de Do-Hwan.
Yoongi había entrado a la guarida de la manada para rescatar a su bebé. Estaba loco, el alfa estaba demente. ¿Cómo no amarlo?
Hoseok enfureció y vio todo rojo.
Apretó con fuerza la picana eléctrica hasta que sus nudillos se pusieron blancos- ¡Yoongi muévete!- Le ordenó, porque no podía atacar a Do-Hwan si estaba unido a Yoongi, no quería lastimar al gato.
Los ojos de Yoongi, que lo habían estado mirando como si fuera un fantasma, volvieron a brillar, y en un rápido movimiento, empujó al perro lejos de él. Hoseok no dudó en presionar la picana en la columna vertebral del perro. No apagó la electricidad hasta que sintió el olor a carne quemana y el cuerpo de Do-Hwan cayó seco contra el suelo. Solo recién pudo volver a respirar y mirar a su amado, que estaba congelado en su lugar mirando a su enemigo inconsciente, o probablemente muerto.
-Yoongi… estás herido.- Dijo preocupado, al ver el brazo ensangrentado colgando al costado de su delgado y demacrado cuerpo.
Hoseok deseaba llevarse a Yoongi a cuestas, arroparlo en una cama caliente y mullida y alimentarlo con comida casera mientras le decía cuando lo amaba.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Todo era su culpa, si no hubiese aparecido en la vida del gato, no estaría así. Hoseok sintió que todo lo que tocaba se marchitaba.
-Yoongi…- Sollozó.
-Hoseok…-Exclamó el gato, en un hilo de voz. Como si estuviera a punto de desmayarse- ¿Realmente eres tú?.- Su voz sonó rota, desesperada, como si estuviera apunto de darse por vencido.
Hoseok dio un paso adelante.- Si… soy yo Yoongi- dijo con la voz quebrada- Saquemos a Namjoon y a Kookie de aquí y vayamos a casa.
-¿A-A casa?- dijo con la voz temblorosa.
-Solo si tu quieres…
El gato abrió la boca para responder, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta cuando fueron interrumpidas por otra voz a espaldas de la ardilla.
-Cuando Do-Hwan me dijo que todo este drama era por culpa de una ardilla, quise comprobar con mis propios ojos que eras tú.
El omega se congeló en su lugar. Como si alguien hubiese lanzado un hechizo sobre él. Dejó de respirar, dejó de llorar, dejó de ser una persona y se sintió nuevamente un muñeco. No podía girarse hacia la voz, su cuerpo no se lo permitía. Pero sus ojos no necesitaban ver el rostro perteneciente a esa voz para saber que era su peor pesadilla.
-Hoseok, de rodillas.
Yoongi vio cómo su amado obedecía la orden del zorro cayendo de rodillas contra el suelo en un crujido desagradable de sus huesos.
Pero Hoseok no se inmutó ante el dolor, como si estuviera lejos de allí y solo fuera un cascarón vacío.
Notes:
¡Muchas muchas gracias por sus comentarios alentadores! Realmente lo aprecio mucho, en serio.
Me cuesta mucho describir las peleas, jajaj espero que lo hayan sentido dinámico.
Extrañé a Jin y a los cachorros en este cap.
Mucha tensión lo sé, lo siento.
Chapter Text
Era como si todos sus sentidos se hubieran unificado en uno. Como si su cuerpo estuviese conectado a una cuerda invisible que sostenía todas sus extremidades, que rodeaba su cuello como una correa de perro y terminaba en la mano del zorro.
Con cada palabra del alfa, se ajustaba más, ahorcándolo, paralizándolo. Y aunque su mente luchaba por alejarse de él y esconderse detrás de Yoongi, no podía moverse.
Todo su pasado, aquel que había escondido con recelo en los cajones más alejados de su mente, se abrió de golpe, rompiendo los candados, recordándole que nunca se habían ido y que ahora deseaban volver otra vez, pero con más fuerza.
La risa divertida y satisfecha del zorro se coló en cada célula de su cuerpo y lo estremeció, enviándolo a aquella habitación pequeña que había sido todo su mundo durante años. Donde era solo un muñeco de placer, una criatura hermosa que merecía ser dañada por seres que disfrutaban de verlo sufrir.
Con el tiempo había aprendido a aceptar el dolor, el sometimiento y los deseos ajenos, y había enviado su mente muy lejos. Se había convertido en un experto en fingir que nada estaba pasando, ramificando su personalidad en dos: el Hoseok obediente y sumiso, y el Hoseok temeroso que se escondía detrás, deseando algún día poder ser libre si resistía lo suficiente.
Que iluso había sido.
Nunca había escapado en realidad. El zorro había vuelto desde las cenizas para recordarle que seguía siendo su dueño y señor.
-Hoba…- La voz atemorizada y confundida de Yoongi retumbó en todo su cuerpo.
“Pobre Yoongi, prácticamente arruinó toda su vida por mi, un omega que no vale ni un peso, que con tan solo una orden se doblega ante su dueño”
La ardilla no era capaz de mirar al gato, porque su jefe no se lo permitiría, tenía prohibido mirar a otros hombres que primero no pagaran por su atención.
-Hoseok, ven aquí.
Aunque luchó por no obedecer, su omega era débil ante esa voz grotesca y desafinada que lo había moldeado a su gusto y que era muy distinta a la encantadora que había cautivado a sus padres. Sus palmas se pegaron al frío suelo y se giró hacia su amo, gateando hacia él como si fuera una ardilla primitiva y amaestrada. Se colocó a su derecha con las rodillas contra el suelo y las manos sobre sus muslos, esperando la próxima orden. Aquel era el lugar que había ocupado por mucho, mucho tiempo, una eternidad que se había desdibujado y de la que había perdido la noción.
-Buena chica- murmuró rascando el cabello entre sus orejas. El toque le revolvio el estómago, pero su cuerpo no fue capaz de alejarse de la mano.
—
Decir que estaba en shock era poco. No había palabras existentes en el diccionario para expresar lo que estaba sintiendo al ver al amor de su vida ceder ante las órdenes de ese hombre. Los ojos negros y temblorosos del gato observaron el rostro del omega, su mirada estaba ida, el color avellana parecía tener un velo gris por delante, como si su alma se hubiera ido de su cuerpo. Parecía una copia barata de aquel joven que se había colado en su corazón sin darse cuenta.
-Hoba, por favor… ven conmigo- suplicó perdiendo toda razón. Atrás había quedado el alfa malhumorado, aquella personalidad que sabía utilizar como coraza ante los demás. Ver a Hoseok así había destruido su escudo. Ahora solo quería tomarlo en sus brazos y llorar junto a él, pidiéndole perdón por todo, sin importar que lo vieran llorar.
-El no te va a escuchar Min, esta putita es mía, siempre lo fue- El zorro miró el cuerpo inconsciente de Do-Hwan con desprecio- Solo se lo presté por un tiempo, para que jugara a la casita de muñecas.
El gato tragó sus ganas de escupir mil y un insultos. Sabía que estaba en desventaja, no solo porque Hoseok parecía obedecer a las órdenes del zorro, sino también porque podía oler a los alfas del otro lado de la puerta esperando una señal de su jefe para entrar, y ni hablar de que Namjoon aún estaba inconsciente detrás de él. No tenía idea de cómo los iba a sacar a los tres de allí (Todavía tenía que averiguar dónde estaba Jungkook) Pero lo iba a hacer. Había hecho muchas promesas y no iba a defraudar a nadie esa noche.
-Fox…- exclamó tratando de mantener su voz estable, sin que sonara como una amenaza.- Teníamos un trato, el dinero ya lo tienes, solo déjame llevarme a Hoseok, fue nuestro acuerdo ¿No vas a romper un trato verdad? Eso no habla bien de tí- El gato tragó pesadamente, hundiendo muy en el fondo sus nervios.
El zorro sonrió de lado, mientras su sucia mano jugaba con los largos mechones de la ardilla. Deseaba arracarle la mano con sus propios dientes, para que nunca más pudiera tocar a su omega.
-Estoy intrigado…- murmuró el zorro - ¿Que tan especial es para tí? Todo este espectáculo…¿Por esta ardilla?- Los dedos largos y huesudos del alfa se hundieron profundamente en el cabello y el cuero cabelludo del omega y empujaron de su rostro hacia atrás con fuerza.
Yoongi dio un paso adelante, pero se contuvo, un paso en falso y podría arruinarlo todo.
-Esta lindura…- murmuró mientras observaba el rostro inexpresivo de la ardilla- No es más que una puta usada… ¿Quieres saber cuántos hombres pasaron por este cuerpo?- el pulgar del zorro acarició los labios de la ardilla y presionó con fuerza lastimando la piel contra los dientes. Automáticamente la boca del omega se abrió, dándole la bienvenida al invasor que jugueteó con su lengua y su saliva- ¿Sabes cuantos pasaron por esta boquita?- Sacó su dedo pulgar dejando un hilo de saliva que limpió en el rostro del omega- Me ha dado mucho dinero… ¿Por qué debería dártelo?
Yoongi sintió el ardor de las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos. Las piezas comenzaban a formarse en su mente. Hoseok obedecía al zorro porque había sido uno de sus esclavos sexuales, aquellos que habían pasado, cada noche, cerca de Yoongi, pero que había elegido ignorar, haciendo la vista gorda al negocio de trata de su jefe. Después de todo, no era parte de su trabajo, había rechazado decenas de veces participar de eso, prefiriendo mantenerse en las calles.
Que arrepentido estaba ahora.
“Si tan solo hubiera dejado mi moral y mi ego de lado y hubiera tomado el puesto, quizás te hubiera conocido antes…”
Una lágrima traicionera cayó por su rostro al darse cuenta de que pudo haber salvado al omega de ese infierno muchos años antes. No, no podía aceptar que era demasiado tarde para salvarlo. Sus onixs brillantes por las lágrimas observaron el rostro de la ardilla y se prometió que esos ojos volverían a brillar y su sonrisa de corazón volvería a tener motivos para reír. No le importaba que le tomara años, no le importaba dar su propia vida y su libertad, Hoseok iba a ser feliz.
Yoongi cerró los ojos y respiró hondo, mentalizándose para lo que estaba por decir- Tienes razón… Es una ardilla inservible, ya está muy usada. Además, su cuerpo ya no es el mismo, ha sido padre hace muy poco y aún es un desastre.
El zorro enarcó una ceja por el cambio arrepentido en la actitud del gato.
-Supongo que ya no es la ardilla que te traia dinero por montones, Do-Hwan lo arruinóo. Sé muy bien de cuales les gusta a tus clientes: jóvenes, vírgenes, casi sin profanar…¿Qué te parece si hacemos un intercambio?
El zorro lo observar con interés- Soy todo oídos…
-La ardilla por mí.
—
Aunque no podía moverse a menos que fuera por una orden del zorro, Hoseok podía escucharlo todo. Su alma lloró ante las palabras de Yoongi. Sus padres podían decirle que era un omega inútil, el zorro podía insultarlo y decirle que era una puta inservible sin cerebro, sus clientes podían decirle que solo era un agujero para usar, su ex esposo podía decirle que solo servía para traer a sus cachorros ¿Pero Yoongi? Escucharlo de él le dolía más que cualquier otra persona.
Hoseok había deseado con todas sus fuerzas que el gato no viera ese lado de él, que lo viera por su interior, por su alma pura que deseaba ser un omega normal con una vida mundana y aburrida. Que le dijera que era el omega más hermoso del mundo, que no le importaba su pasado, que aún así merecía ser amado.
“La ardilla por mí”
Un malestar se instaló en su estómago al escuchar esto. Todos sus pensamientos oscuros se disiparon en un instante.
Ahora entendía por qué estaba diciendo esas crueles palabras.
“No…no…” Quizo gritar, pero sus cuerdas vocales no le hicieron caso.
Quería decirle a Yoongi que no tenía que hacer eso. Jamás se perdonaría si llegara siquiera a vivir un cuarto de todo lo que él había experimentado en la gran ciudad, aquella que le había prometido una vida de gloria, una vida que pensó que sería suficiente para enorgullecer a sus padres.
No… Yoongi no podía vivir eso, todos menos él.
Sus pupilas temblaron, pero no fue capaz de moverse, porque la mano del zorro se aferraba con fuerza a su cabello, como si sus dedos perforaran su piel y se hundieran en su cerebro.
¿Tú… por la ardilla?- Se burló el alfa, mirando de arriba a abajo al gato- ¿Y dime, por qué querría a un gato apestoso?
-No… Yoongi.
Todos los presentes miraron al lobo. Yoongi quebró su cuello hacia atrás al escuchar la voz rasposa y débil de su amigo, quien intentaba incorporarse de la cuna sin éxito, porque no había llegado a deshacer sus ataduras. El lobo se había despertado hacía unos minutos y había escuchado toda la conversación.
-Joon- Murmuró el gato sintiendo que todo el miedo por perder a su amigo se disipaba- Voy a sacarlos de esta.
El lobo lo observar asustado- No me voy a ir sin tí- Murmuró con la voz temblorosa. Un quejido de dolor salió de su garganta por la herida en su cabeza que aún lo tenía aturdido.
Yoongi presionó con fuerza los puños, había lastimado a su amigo por su culpa.
Sintiendo la determinación recorrer todo su cuerpo como una energía imparable, el alfa volvió a girarse hacia el zorro- Mírame… soy un alfa ¿Pero parezco uno?
El zorro lo observó en silencio con una ceja enarcada. Tenía razón, sabía que el gato era un alfa porque podía sentir su aroma penetrante a café, pero si no fuera por ello podría confundirlo con un omega.
-Estoy seguro de que muchos de tus clientes tienen fantasías morbosas de someter a otro alfa…
-Yoongi no…
-Cállate Joon, por favor- suplicó desesperado.
El lobo cerró la boca, sentándose impotente. Si su amigo estaba entregándose en bandeja de plata a Fox, era por su culpa, no había hecho más que estorbar. Había dormido una jodida siesta mientras él estaba en apuros.
-¿Estás diciendo que quieres ser una puta? ¿Es eso?- Se rió divertido- ¿Quieres recibir los nudos de mis clientes en tu culo?
Yoongi tragó saliva y sus mejillas se pusieron rojas por la humillación. -Solo digo que tenerme a mí va a darte mucho más dinero que él. Si entregas a Hoseok, yo voy voluntariamente contigo, no voy a pelear, no voy a hacer nada, solo obedecer tus deseos.
-Bueno… debo decir que te ves muy apetecible- El zorro relamió sus colmillos con su lengua húmeda y bípeda. Yoongi sintió que se le revolvía el estómago- Pagarían una fortuna por tu culo virgen y apretado- Se burló.
-¿Tenemos un trato entonces?- Dijo con impaciencia, sintiendo el sudor en su frente y la angustia de Joon que emanaba por todos sus poros.
“Lo siento Joon, pero por lo menos voy a cumplir la promesa que le hice a Seokjin, vas a volver a casa”
-¿Cómo sé que no es una trampa?.
Yoongi tragó saliva pesadamente y se arrodilló con las manos en alto- No lo es, solo es una locura que estoy haciendo por el hombre que amo. A veces el amor hace que hagamos cosas así.- rió con amargura.
Una lágrima que salió desde lo profundo del alma de la ardilla y cayó por su rostro. Su mirada seguía muerta, pero su omega lloraba por dentro ante la confesión de que Yoongi lo amaba.
Yoongi hubiera deseado limpiar esa perla transparente y decirle que ya no llorara más, que todo estaba por terminar.
-Bien…- dijo el zorro con una sonrisa ladeada que erizó la cola del gato- arrástrate hasta mis pies, gatito.
Yoongi obedeció, y gateó hasta el hombre, manteniendo la mirada baja, con total sumisión. Al fin de cuentas debía comenzar a acostumbrarse a la humillación si esa iba a ser su vida a partir de ahora. Escuchó al zorro reírse justo antes de que rodeara con su mano la base de su cola, tironeando de ella hasta que lo sentó al lado suyo.- Ya vas a aprender cuál es tu lugar.
-S-Solo libéralo, por favor.- Dijo tragando el nudo de su garganta.
El zorro puso los ojos en blanco- Es la última orden que me vas a dar ¿Oíste perra?- Luego, miró a la ardilla- Hoseok… puedes irte.
Como si una mano gigante lo hubiera sacado de un pozo oscuro, su conciencia despertó de golpe en un fuerte grito agudo y lastimoso. -¡Yoongi!- Gritó arrojándose a los brazos del gato.
-Ya…ya.. mi omega, no llores- Susurró dulcemente, sentando a la ardilla sobre su regazo y rodeando su cuerpo tembloroso con sus brazos- No llores más ¿Si?
-No me dejes- sollozó contra su pecho, manchando la ropa del alfa con sus lágrimas.
-Ya te vas a casa, con Jungkook- susurró tratando de que su voz no sonara quebrada.
-No me voy a ir sin tí… Sin tí yo no…
-Hoba, escucha.- Yoongi tomó el pequeño rostro de su amado entre sus manos toscas y ensangrentadas- Eres una ardilla fuerte, no me necesitas, viniste hasta aquí y venciste a Do-Hwan, tu solo- La ardilla miró de reojo el cuerpo de su ex esposo- Ahora eres libre… ya nadie es tu dueño- Yoongi linpió una lágrima amarga con su pulgar y sonrió dulcemente, acariciando las mejillas del omega- Quiero que salgas de esta casa con Jungkookie y le enseñes lo que es ser libre, que le des mucho amor… ¿Me oíste omega?
Hoseok asintó con la cabeza, soltando más lágrimas.
-Bien…- Yoongi vio de reojo que su amigo se había quitado las ataduras y estaba observando la escena llorando en silencio. No lo culpaba, él también quería llorar, pero no quería que Hoseok dudara.
Quería llorar porque no podía aceptar que esa iba a ser la última vez que iba a ver a su amado, quería llorar porque todas las cosas que había prometido enseñarle a Hoseok ya no iban a poder ser, quería llorar porque no iba a poder ver crecer a Jungkookie, quería llorar porque no iba a envejecer junto a Hoseok.
-Namjoon, llévate a Hoseok y al cachorro- Ordenó sin dejar de mirar a su amado, tratando de grabar en su mente cada rasgo, cada curva, cada lunar. Temía olvidarlo, temía estar lejos de él y olvidar poco a poco a aquella hermosa criatura que había cambiado su miserable vida, que le había hecho sentir algo.
Y aunque su amor nunca pudo siquiera empezar. Yoongi no se arrepentía de haberlo conocido.
-Pero Yoongi…
-Namjoon, por una vez en tu vida, por favor, hazme caso-
El lobo se congeló en su lugar, sintiéndose abrumado por la voz de alfa dominante de su amigo. En ese momento se dio cuenta de que Yoongi hablaba en serio, que ya no era ese muchacho que necesitaba ser rescatado. Namjoon etendió que él haría lo mismo por el amor de su vida si estuviera en esa misma situación y también querría que Yoongi se llevara a Seokjin lejos del peligro.- Está bien Yoon-
El gato asintió con la cabeza- Debes irte. Ahora.
Hoseok vio como el amigo de su alfa se acercaba lentamente hacia ellos, y también había notado que el zorro esperaba impaciente a un costado sin reclamarlo como suyo. ¿Realmente era libre, ya nadie los iba a perseguir ni él ni a su cachorro? Yoongi había logrado eso. Había comprado su libertad con su cuerpo y no podía desperdiciarlo.
La ardilla volvió a mirar al gato, a aquellos ojos negros tan intensos que erizaban su pelaje, a aquella piel blanca como la luna y a ese cabello negro como la noche, a su hermosa cicatriz, aquella que contaba una historia que jamás sabrá, a aquella sonrisa de gomita que iba a ser borrada poco a poco por el mundo cruel que le esperaba con el zorro.
-Yoongi… yo… yo te….
-No, no lo digas, por favor.-
Yoongi estaba aterrado, tenía mucho miedo, como nunca antes en su vida, y si escuchaba esas dos palabras, aquellas con las que había soñado hasta despierto, no iba a ser capaz de cumplir con su palabra. -Namjoon, llévatelo, por favor.
El lobo se limpió sus propias lágrimas y avanzó hacia la pareja que estaba abrazada en el suelo. Odiaba ser el que los separara, odiaba que Yoongi le diera esa responsabilidad- Vámonos Hoseok…- dijo suavemente, con el mismo tono que usaba con su hijo mayor cuando no quería irse de la libería.
-No…- dijo la ardilla, aferrándose al torso de Yoongi- No…no…
El gato alejó sus brazos del pequeño cuerpo de la ardilla, aunque eso le dolía como mil agujas en su corazón. Suavemente, empujó al omega lejos de él.
Luchó con uñas y dientes para no soltar a Yoongi, pero el lobo lo terminó dominando en segundos, cargándolo sobre su hombro- ¡No! ¡bájame!- Pataleó con fuerza y golpeó al alfa con sus puños, pero el lobo ni se inmutó, alejándose hacia la salida, sin mirar atrás, porque si cruzaba miradas con Yoongi, con su mejor amigo, con su hermano, tampoco iba a poder salir de ese cuarto.
Yoongi esquivó la mirada e hizo oídos sordos a los gritos rotos de la ardilla y a su propio alfa que lloraba exigiendo a su omega.
-Adios Hoseok… te amo- murmuró para sí mismo cuando la puerta se cerró de golpe.
Notes:
Se las dejé picando jajaj, no me odien (Un poquito si)
Espero que hayan llorando como yo jajaj
Perdón por los errores ortográficos! Escribí esto de madrugada TT.TT
Chapter 26: Vamos a casa
Summary:
Hoseok no quiere abandonar a su alfa.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¡Bájame!- Chilló Hoseok mientras era arrastrado fuera de la habitación sobre el hombro del lobo.
Namjoon lo ignoró, más concentrado en salir de allí y vigilar a los alfas que estaban ocupando el largo pasillo. Ninguno de ellos los detuvo en su huida, pero aún así no podía confiar ciegamente a que no lo atacaran por la espalda. El zorro ya los había traicionado una vez, podía hacerlo dos.
-¡Que me bajes!-
El lobo no esperaba que la ardilla hundiera toda su dentadura en su hombro. Su cuerpo recibió una descarga de dolor que lo detuvo de golpe y lo hizo encorvarse hacia adelante, la herida en su cabeza no ayudó a soportar la mordida y mantenerse estabilizado.
Hoseok aprovechó que el lobo se acercó más al suelo para forcejear y finalmente caer sentado, rebotando sobre su trasero. Dispuesto a volver a la habitación y rescatar a su alfa, pegó media vuelta, pero no pudo avanzar ni centímetro cuando fue agarrado con fuerza del brazo. Frustrado, se volteó hacia atrás para seguir protestando, su omega estaba furioso, nadie lo iba a separar de su alfa, pero el rostro de Namjoon contorsionado en una expresión intimidante de colmillos brillantes lo hizo tragarse sus protestas.
-Escucha Hoseok- Exclamó el lobo, sosteniendo con una mano el delgado brazo de la ardilla y con la otra la herida sangrante de su hombro- Tenemos que sacar al cachorro de aquí. Sé que quieres salvar a Yoongi, pero cómo piensas hacerlo ¿Eh? ¿Vas a enfrentar a todos tú solo? Porque yo podría con uno, pero al segundo ya estaría muerto. Estoy muy herido…
Hoseok desvió la mirada y se mordió el labio con fuerza, lleno de impotencia. Tenía razón, era débil al lado de todos esos alfas, pero su omega no quería aceptar que ya no hubiera nada más que hacer.
El lobo suspiró pesadamente- Creeme Hoseok, yo tampoco quiero esto, pero si ese cachorro fuera mi hijo, haría lo mismo. Es la única opción…
Hoseok miró hacia el lobo, luego hacia la puerta y de nuevo hacia el lobo, que lo observaba impaciente.
¡Era injusto tener que decidir entre uno de ellos! Ambos eran el amor de su vida. ¿Por qué la vida era tan cruel?
Resignado, dejó que el lobo lo arrastrara por todas las demás puertas, buscando en cuál de esas habitaciones estaba Jungkook. Cuando abrieron la última y la encontraron vacía, sintió que todo su mundo se venía abajo.
Ante el silencio incómodo de la habitación fría y vacía, Namjoon observó de reojo al omega- Hoseok…lo siento- exclamó agotado, sintiendo que el malestar en su cabeza lo estaba por noquear una vez más. -Vamos a ponerte en un lugar seguro y luego yo…
-Espera…- Hoseok se volteó hacia las escaleras y las bajó de dos en dos. El lobo no dudó en seguir a la ardilla escurridiza, si algo le pasaba, Yoongi lo mataría.
-¿A dónde vas?- Preguntó tratando de seguirle el ritmo.
-El galpón-
Algunos dirán corazonada, otros instinto materno, pero Hoseok sentía que su bebé estaba allí. La sola idea de que Jungkook estuviera encerrado en ese lugar sucio y frío le provocaba asesinar a Do-Hwan. Él no merecía el galpón, su cachorro merecía una cuna de oro al lado de una chimenea y rodeado de amor. Un amor que jamás podría encontrar en brazos de su padre alfa.
Hoseok salió a la calle, rodeó la casa por el estrecho pasillo del exterior y corrió hacia el viejo galpón rezando no estar equivocado.
¿Y si Do-Hwan lo vendió? ¿Y si lo asesinó? Hoseok no podría soportar tanto dolor.
Mientras se acercaba más y más, recordó el frío insoportable, el hambre, el miedo y el dolor que sintió allí adentro, y prometió que nunca más viviría así.
Abrió la puerta de par en par y frente a sus ojos, iluminado solamente por la luz de la luna, estaba su pequeño en el suelo, envuelto en una manta vieja. Su cachorro parecía no estar enterado de que lo habían abandonado allí, dormía plácidamente y Hoseok agradeció que así fuera, no quería que viera o sintiera sus lágrimas de dolor y culpa por haber estado lejos de él todo este tiempo.
Namjoon observó desde la puerta, incapaz de arruinar el momento de padre a hijo, pero aún así no pudo apartar su mirada llena de lágrimas de felicidad y alivio por el reencuentro, pero también porque extrañaba muchos a sus propios cachorros y deseaba salir con vida de allí para poder volver a verlos.
Hoseok se arrodilló en el suelo, y con mucho cuidado lo cargó contra su pecho, lo más cerca posible, para que su calor calentara a su bebé. -Kookie…- Murmuró con la voz quebrada- Papi está aquí, lo siento por tardar tanto- Hoseok besó la frentecita del pequeño, que gimió en sueños, pero no se despertó.
Su aroma a cachorro fue anestesia para su cuerpo. Su omega interior lloraba por la conexión restablecida con su hijo, y sus pechos reclamaban atención. Necesitaba ser vaciado, el bebé de su ángel salvador había aliviado su dolor por un tiempo, pero los sentía nuevamente hinchados y ardían de necesidad. Sin embargo, Hoseok sabía que tenía algo que hacer antes de eso.
-Hoseok…- Murmuró el alfa a sus espaldas, con un tono impaciente y un nerviosismo que podía oler en su aroma a libros viejos.
Con cuidado, Hoseok se levantó del suelo y se giró hacia el lobo, quien disimuladamente se limpió las lágrimas- Vamos…-
Hoseok miró hacia la ventana iluminada del segundo piso una última vez, antes de seguir al alfa por detrás. Con sigilo, pasaron por el pasillo que daba hacia la calle, hacia la libertad. Allí estaba el coche en el que Yoongi había llegado con sus aliados. Era la única escapatoria que tenían. Aunque el lobo no tenía idea de cómo iban a escapar, le avergonzaba preguntarle al omega si sabía manejar.
Justo cuando estaban por poner un pie fuera de su escondite, tres coches de alta gama se frenaron frente a la casa, cerrando todas las salidas. Rápidamente el lobo tiró hacia atrás al omega y lo colocó detrás de él, cubriéndolo con su hancha espalda- Shhh- exclamó para que no hiciera ruido y Hoseok deseo que el bebé no despertara justo en ese momento.
“Oh mierda” Pensó la ardilla, al ver que un alfa híbrido de conejo abría la puerta trasera de uno de los coches y de ella salía Bunny, con su embarazo muy avanzado y una expresión asesina en el rostro.
Hoseok reprimió un grito de terror, pero el lobo pudo sentir su miedo. Namjoon no tenía idea de quién era esa mujer, pero algo le decía que no era nada bueno. Un grupo de conejos alfas, todos jóvenes, excepto por uno más anciano que parecía el jefe y que respondía a lo que sea que la coneja le estaba diciendo al oído, se pararon frente a la casa. Luego de una breve conversación, entraron, dejando el camino libre.
-Bien, es nuestra oportunidad- Pero cuando el lobo estiró su brazo para sostener al omega, encontró el lugar vacío. La ardilla no estaba por ningún lado, solo estaba su bebé descansando plácidamente sobre el suelo.
En ese momento supo que Yoongi lo iba a asesinar.
—
La puerta cerrándose resonó en todo su cuerpo. Hoseok se había ido, y aunque una parte de él le pedía que corriera tras su omega, la parte más sensata de su mente, aquella que olvidaba usar a menudo, le decía que era lo mejor.
La voz despreciable del zorro lo sacó de sus pensamientos. -Vamos a mantener ese culo virgen para el mejor postor- Se burló- Pero esta boquita…- El rostro de Yoongi fue obligado a mirar hacia arriba. Las uñas filosas del alfa se hundieron en sus mejillas blancas- Voy a divertirme un rato con ella. Me perteneces, gatito…
Las pupilas del gato temblaron y tuvo que apretar con fuerza la mandíbula para que no se escaparan mil y un insultos de su boca.
Mientras los dedos del zorro se hundían más y más en su rostro, al punto de casi perforar su piel, con la otra mano libre, desabrochó su pantalón que cayó al suelo en un ruido sordo que le revolvió el estómago. Yoongi miró hacia otro lado, incapaz de hacer contacto con la mirada burlona de Fox y menos con su bulto que se hacía más y más grande en su ropa interior. -Mírame, gatito- Ordenó con su voz alfa.
Yoongi gruñó en su garganta. Su alfa no quería doblegarse ante otro alfa que no consideraba superior, era una humillación. La peor de todas.
¿Así se sintió Hoseok?
No, peor aún. Hoseok era un omega indefenso, olvidado por todos y sometido por un alfa de mierda que no veía la belleza y la pureza de su ser.
Una criatura perfecta que merecía ser adorada y no lastimada.
-Abre la boca, puta- Ordenó con impaciencia.
La bilis subió por su garganta cuando escuchó el sonido húmedo del miembro rebotando fuera de los pantalones del zorro. -Si vomitas o me muerdes, te juro que va a ser lo último que hagas- Lo amenazó.- Ah… y luego voy cojerme a la ardilla, así que se buena mascota y chúpamela bien.
Las fosas nasales de Yoongi es expandieron, su cola se erizó detrás de él y sus orejas se tiraron hacia atrás, casi desapeciendo en su cabello del mismo color, sus ojos se pusieron negros, tan negros que parecía poseído por un demonio. Su pecho vibró con fuerza, su dientes castanearon por la ira que pedía ser liberada y la saliva comenzó a burbujear en su boca, como si fuera un perro con rabia.
El zorro tuvo el instinto de retroceder, pero se mantuvo firme, sosteniendo con fuerza el rostro del gato que se ponía rígido bajo su agarre- Abre la maldita boca, omega.
Cuando el zorro intentó acercar su pene erecto, goteando su esencia maloliente, a la boca del alfa, Yoongi apretó sus labios con tanta fuerza que se pusieron blancos.
-Abre-
La grotesca punta no llegó a tocar su rostro, cuando el gato acercó la picana eléctrica, que Hoseok había dejado olvidada en el cuarto, a las bolas del zorro.
Un chillido vergonzoso salió de la boca del zorro cuando encendió el aparato. La pontencia fue tan fuerte que hasta su propio rostro recibió un choque eléctrico, porque el alfa aún lo estaba sosteniendo del rostro. Ahora sus dedos se sentían como si estuvieran pegados a su piel. Pero Yoongi apretó fuerte las muelas y se mantuvo firme, soportando el dolor. No tuvo piedad en hundir aún más la picana. El olor a carne quemada invadió sus fosas nasales y los pelos púbicos del zorro se enroscaron hacia atrás hasta desaparecer. Solo cuando su ex jefe soltó su agarre, apagó el aparato.
El zorro cayó hacia atrás, con las piernas dobladas, tiesas y abiertas. Su entrepierna quedó quemada, con una gran mancha negra en sus bolas achicharradas.
Se veía patético, y Yoongi iba a guardar esa imágen en un lugar especial de su mente. Se acercó lentamente, cubriendo con su sombra el cuerpo de aquel hombre que algún día lo había aterrorizado pero que ahora se veía indefenso. - ¿Quién es la perra abierta ahora?
El zorro sollozó y tembló, todavía podía sentir la electricidad recorriendo su cuerpo, sacudiéndo sus músculos con fuerza- G-Gat-to d-de m-mierda.-Apenas pudo decir, sintiendo el ardor hasta en la punta de su lengua.
Yoongi sonrió de lado mientras jugaba con la picana eléctrica, moviéndola de una mano a la otra. La presencia del objeto hizo estremecer a su ex jefe- ¿Realmente creíste que me iba a convertir en tu perra?- se burló.
-¿Y-Y bien?- Exclamó el zorro, tratando de cerrar sus piernas, pero no las podía sentir, como si hubiese perdido el control de su cuerpo de la cintura para abajo- ¿Q-Que vas a hacer ahora? ¿Me vas a hacer tu perra?- Lo desafió.
Yoongi dejó de sonreír, rodeó al zorro y se agachó en cuclillas al lado de su rostro- Yo no soy un violador- Murmuró con una expresión salida del mismísimo infierno- Y tú no tampoco lo vas a ser a partir de ahora.
El zorro se quedó sin aire cuando las garras del gato rodearon su miembro flácido y patético- Vas a arrepentirte del día en que pusiste tus manos sucias encima de mi omega- Yoongi estranguló la carne flácida, que parecía una gelatina a punto de dividirse en dos.
-P-Por favor…- suplicó agarrando el brazo del gato. Pero su agarre era débil y Yoongi ya no podía sentir nada más que el deseo de venganza.
-¿Por favor?- gruñó poniendo los ojos en blanco- ¿Cuando Hoseok te pedía que por favor pares…que por favor no lo entregaras a esos hombres…acaso hiciste caso a sus súplicas?
El zorro sollozó, temblando bajo el agarre del gato. Su rostro estaba mojado por lágrimas y mocos, haciéndolo aún más miserable- P-Prometo n-no molestarlo m-más l-lo juro…
-No me consta.
-¡¡¡Ayuda!!!- Suplicó como un cachorro perdido.
-Maldito cobarde..
Los hombres del zorro entraron a la habitación y en un segundo los rodearon. Pero Yoongi fue más rápido. En la mitad de un segundo, sus garras desgarraron el pene de su enemigo desde la base. Todo se llenó de sangre y gritos agónicos del alfa, y aunque Yoongi fue agarrado de sus brazos y arrojado contra la pared, no dejó de reír y sonreír victorioso.
Rápidamente se abalanzaron sobre él. Yoongi mordió, rasguñó, desgarró y golpeó lo más que pudo. Sabía que eran más que él y que pronto iban a reducirlo, pero iba a pelear hasta sus últimas fuerzas.
Los golpes vinieron como una tormenta contra su agotado cuerpo, pero no podía borrar la sonrisa de su rostro. Los monstruos que habían lastimado a su omega ya no lo molestarían, porque Hoseok ya estaba muy lejos de allí y su muerte sería suficiente venganza para el zorro. De seguro lo iba a torturar hasta la muerte, por quitarle su preciado pene. Pero no le podía importar menos, porque Namjoon se iba a encargar de cuidar a Hoseok y a su cachorro. Con él iba a tener una vida descente, una que él jamás podría darle.
“Quizás en otra vida podamos estar juntos”
Un alfa lo agarró del pelo y lo levantó diez centímetros sobre el suelo. Sentía la piel de su cabeza arder y el dolor punzantre de los mechones que eran arrancados desde la raíz. Ya no quiso patalear ni luchar, estaba muy cansado, muy golpeado, más cerca de la muerte que de seguir viviendo.
El alfa levantó el puño, tomando carrera para encestar el golpe que lo mandaría directo a la tumba. Yoongi cerró los ojos, si esos iban a ser los últimos momentos de vida, pefería irse con la imagen de la hermosa sonrisa de corazón de Hoseok.
Pero el golpe nunca llegó, en cambio, se escuchó el estruendo de un arma de fuego que lo aturdió, un pitido insoportable se instaló en sus tímpanos, un segundo después, el grandulón soltó su cabello y ambos cayeron al suelo. Cuando el gato abrió los ojos, se encontró con que había caído encima del hombre, que tenía un orificio certero en la cabeza.
Yoongi se arrastró lejos, justo cuando un segundo disparo pasó cerca suyo. Le habían disparado a otro de los hombres del zorro. Cuando se sintió lo suficientemente valiente para mirar al mercenario que se estaba cargando las muertes como si se tratara de un videojuego, se encontró con varios alfas híbridos de conejo disparando a los tipos de Fox, pero solo luego de que una omega les señalara a quien disparar.
El gato entecerró los ojos y recordó que esa mujer embarazada era con quien Do-Hwan había aparecido en su taller una vez.
-E-Espera e-espera…-Gritó el zorro, levantando sus brazos en alto- ¡Puedo darte mucho dinero!
Esas fueron sus últimas y miserables palabras antes de que una bala atravesara su frente. Yoongi hubiese reído, de no ser porque estaba en la misma situación que él.
“Mierda, estoy jodido”
La mujer comenzó a caminar entre los cadáveres que iba dejando a su paso, como si buscara a alguien- Ese, llévenselo-
Los ojos llenos de terror del gato se movieron al cuerpo inconsciente del perro que fue cargado como un saco de papas por uno de los alfas conejos- Llévenlo a mi coche y despiértenlo como sea, tenemos mucho de qué hablar. -Luego, la omega se giró hacia un alfa anciano.
Yoongi juraba que lo conocía de algún lado.
“¿Acaso no estaba postulado a gobernador de la ciudad?” Pensó a sus adentros.
-Listo papi, vamos a casa- dijo con una voz dulce que lo inquietó.
El hombre sonrió orgulloso y salió de la habitación.
La mujer estuvo a punto de dar media vuelta, dando por terminada la masacre.
Pero a Yoongi se le resbaló la picana eléctrica de la mano, un estruendo que se escuchó como una bomba atómica en el silencioso cuarto. Tragó pesadamente cuando la mirada oscura de la omega lo encontró entre los cuerpos inertes.
-Esperen, faltó uno.
Yoongi quería suplicar, explicarle que no tenía nada que ver con esos malditos, pero las palabras se congelaron en su garganta, no podía dejar de ver el arma apuntando a su cabeza, esperando la señal de la coneja.
La mujer lo observó con desprecio, sin reconocerlo realmente, para ella solo era uno más que trabajaba para Do-Hwan. No tenía idea de que había ocurrido entre ellos y porque ahora quería matar a su amante, pero conociendo al idiota, de seguro era su culpa
La mujer asintió con la cabeza a uno de los mercenarios y se volteó para salir del cuarto. El alfa le sacó el seguro al arma y…
-¡Esperen!
“Esa voz… esa voz angelical” Pensó Yoongi, sintiendo que ya estaba en el cielo.
Pero, no, aún estaba dolorosamente vivo y Hoseok estaba delante de él protegiendolo con su propio cuerpo.
-¡Bunny por favor!- La ardilla extendió sus brazos hacia los costados, tratando de cubrir a toda costa a su amado- Yoongi no tiene nada que ver con Do-Hwan- sollozó.
Yoongi podía ver cómo el cuerpo del omega temblaba, pero aún así, no se había movido ni un centímetro ante el arma que apuntaba a su cabeza, como si fuera una trinchera en medio de un campo de batalla.
La coneja observó a Hoseok de arriba hacia abajo, con un rostro apacible pero inquietante.
-S-Sé que no nos llevamos bien…S-Se que me desprecias- La voz de Hoseok tembló a cada palabra, temiendo decir algo incorrecto y recibir un disparo- P-Pero si algo tenemos en común e-es el odio por Do-Hwan.
-Tsk- Se burló- Estabas muy desesperado por su atención. Tomando las migajas que te daba…
Yoongi quiso mandar a la mierda a esa mujer. Pero algo en el aroma del omega lo detuvo, un sentimiento que nunca antes había sentido en él se apoderó de la ardilla.
-Tienes razón, Bunny. Estaba desesperado por su atención, por un mísero mimo, que me viera aunque sea una vez, para sentir que estaba vivo y no era un fantasma-
Yoongi sintió un nudo en su garganta al escuchar esas palabras.
“Yo te veo Hoba, siempre te vi. Lo eres todo para mí”
-Pensé que ese era el amor que merecía. P-Pensé que si le daba cachorros, todo cambiaría, que me trataría mejor… como…como un compañero-
La omega desvió la mirada, como si las palabras de la ardilla hubiesen calado muy profundo.
-¿Pensaste lo mismo no? Pensabas que te amaría para siempre si le dabas lo que tanto quería.
-Y-Yo no…
Hoseok observó la panza de la coneja, le parecía increíble que aún pudiera estar de pie tan cerca del parto. Bunny era una mujer fuerte, mucho más que él- Él no merece a tus cachorros, Bunny. No te merece…no nos merece.
La coneja frunció el ceño, pero no dijo nada. Hoseok podía sentir la angustia y el rechazo en su olor a helado de fresa.-No… y por eso voy a deshacerme de él.
Hoseok no protestó, aunque no estaba a favor de la venganza, no estaba en posición de contradecir a la coneja. En cambio, miró de costado a su alfa, que observaba atento la conversación de los omegas.
-Yoongi no es como él…Como ellos- dijo mirando el cuerpo sin vida del zorro- É-Éll me ama, vino hasta aquí para salvar a mi cachorro, casi muere por eso y-y…. quiero llevármelo a casa… Por favor Bunny, no mates al hombre que amo.
Yoogi sintió que el tiempo se detenía, solo podía escuchar el latido de su corazón bombeando en oídos. ¿Había escuchado bien? ¿Hoseok había dicho que lo amaba?
Mierda. Estaba hecho un saco de boxeo, la herida de su mano aún sangraba, los múltiples golpes en su cuerpo latían como una bomba de tiempo, pero no podía estar más feliz. Porque Hoseok lo amaba.
El omega se mantuvo alerta a la respuesta de Bunny, preparado para convertirse en un escudo humano si trataba de asesinar a su alfa. Sus ojos avellana temblaron, pero sostuvo la mirada sin vacilar.
Bunny miró con intensidad al omega. Aquel que había despreciado, que había disfrutado desterrar de su lugar. Pero luego el karma había hecho lo suyo, experimentando el rechazo igual que él. Odiaba comparse con él, ella era una omega de la casta, él no era nadie. Aun así, ambos tenían un deseo en común, alejar a sus cachorros de Do-Hwan.
La idea de deshacerse de sus hijos había cruzado por su cabeza, creyendo que solo eran una manera de retener al perro, pero cuando los vio por primera vez en la ecografía, supo que eran algo que ni el dinero, ni sus padres, ni nadie podía quitarle y eso era el amor incondicional de una madre.
Esa ardilla miserable también era madre después de todo. Le avergonzaba admitir en voz alta que había dudado de sus cachorros, pero Hoseok jamás.
Bunny asintió con su cabeza antes de salir del cuarto, seguida por detrás de sus hombres.
Cuando desapareció de su vista, Hoseok finalmente sintió que se derrumbaba. Su cuerpo cansado sucumbió ante los nervios de estar al borde de la muerte, pero el gato fue más rápido y lo sostuvo entre sus brazos- Te tengo, omega.- Dijo acunando su pequeño cuerpo sobre su regazo.
Hoseok abrió sus ojos avellana, observando cada detalle del gato- Estás herido.
Yoongi sonrió, con aquella sonrisa de gomita que tanto lo volvía loco- No importa. Mientras tú estés bien. ¿Lo estás?- Dijo frunciendo el ceño, buscando su mirada felina alguna herida.
La ardilla asintió con la cabeza, y el alfa finalmente pudo desinflarse aliviado
-Yoongi…
-¿Si Hoba?
-¿Y ahora?- preguntó inseguro.
Yoongi sintió un nudo en la garganta, y se prometió que Hoseok jamás volvería a dudar de ellos. Con cuidado, sostuvo la delicada mano del omega con su mano herida. Poco le importó la punzada de dolor que sintió al doblar sus dedos alrededor de la palma del omega, solo quería acercarla a su rostro y besar su hermosa piel canela, y eso hizo- Ahora vamos a casa.
Los ojos de la ardilla brillaron bajo la luz amarilla del cuarto, que debería estar celosa por el brllo resplandeciente de sus pupilas- ¿En verdad?
-No pensaste que te iba a dejar ir ¿No?
-Lo siento…- Hoseok bajó sus orejas- Casi mueres por mi culpa… S-Sólo causo problemas…Lastimo a los que están cerca…
-No Hoba..Nunca más digas eso. Hubiera ido hasta el infierno a buscarte…-Exclamó inflando su pecho-¿Eso fue muy cursi no?- Bromeó.
Hoseok rió tímidamente. -Entonces… supongo que a casa- dijo con las mejillas enrojecidas.
De repente, recordó que había dejado al lobo con su cachorro- Oh… Namjoon debe estar muy molesto, me escapé de él- Dijo avergonzado.
El gato rió divertido y besó una vez más la mano de su amado, simplemente se estaba volviendo adicto a su piel, aunque debía controlarse, lo que menos quería era asustar al omega.- Bienvenido al club, Joon siempre se enoja conmigo.
La broma hizo que Hoseok riera, con esa risa tan estruendosa que se coló hasta su alma. Yoongi sabía que también se volvería adicto a ella.
Notes:
Aquí estamos otra vez!!
Estoy enferma y en cama, pero esto me ha tenido entretenida. Espero que lo disfruten, finalmente las cosas van llegando al final. Aún falta un poquito más, pero lo bueno es que el Zorro y el Perro ya no van a molestar más jajaj.
Chapter 27: Un poco más cerca
Summary:
Yoongi comprede que el verdadero desafío es lo que viene ahora
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El sol del nuevo día era intenso lejos de la ciudad, sin edificios ni fábricas que taparan sus rayos. La mañana era perfecta, sin nubes en el cielo y una suave brisa de otoño que lo terminó de despabilar. No es que hubiese dormido mucho por la noche, apenas había logrado conciliar el sueño pensando en su esposo y en si lo volvería a verlo alguna vez o debería comenzar a recordarlo como el hombre de su vida que le había dado dos hermosos hijos.
¿Cómo le iba a explicar a sus cachorros que su padre jamás iba a regresar?
Ya de por sí había sido dificil convencerlos de dormir sin un beso de despedida del alfa, quien normalmente los arropaba, les contaba algún cuento que se le ocurría en el momento y se mantenía al borde de sus camas hasta que quedaban profundamente dormidos.
Seokjin podía ser una buena madre, siempre atento a todas las necesidades de su familia, pero era Namjoon quien siempre le daba color a sus vidas, con sus ocurrencias espontáneas, con su torpeza innata y su hermosa sonrisa de hoyuelos que hacía que su enojo se disipara rápidamente y olvidara por qué lo estaba regañando en primer lugar.
¿Cómo podría criar a sus cachorros sin su faro?
Seokjin tiró su cabello, ya muy largo, hacia atrás con una vincha esponjosa color rosa con un moño en medio que su esposo le había regalado para San Valentin. Dejó al descubierto su frente y se colocó bloqueador solar. Luego, salió al patio con una fuente con todas las sábanas que había lavado por la mañana mientras los pequeños aún dormían. Hacer las tareas del hogar con esos dos torbellinos correteando por todos lados era una tarea difícil, pero mantenerse ocupado con actividades hacía que no se volviera loco. Además, todo en esa casa olía a humedad y encierro, producto del abandono de sus padres. Necesitaba ventilar todo urgente, si no sería malo para el bebé de Hoseok. Si es que realmente lograban regresar.
Seokjin contempló la cabaña de madera. “¿Realmente ahora es mía?” Pensó mientras estiraba una sábana blanca en uno de los tendederos que iba de un árbol a otro.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y culpó a la luz del sol por eso, aunque por dentro sabía que era el dolor de su omega desvastado por la ausencia de su esposo. Había soñado decenas de veces con llevar a su familia a la casa de campo, quizás pasar una tarde haciendo un picnic en el patio y luego logrando convencer a sus tres dinamitas de que era una divertida idea sentarse a la orilla del río y pescar en completo silencio. Seokjin rió ante la imagen, sus amores no dudarían ni cinco minutos quietos.
Pero sus padres jamás aceptaron a su familia, por lo que había dejado ese sueño olvidado en el fondo de su mente. Ahora estaba en la casa de sus sueños, pero no podía sentirse más miserable. Una lágrima solitaria cayó por su rostro enrojecido por el sol y la limpió rápidamente, temiendo que sus hijos lo vieran. Tenía que ser fuerte, por ellos.
-¡Jimin! ¡Tae! ¡Vengan a ponerse bloqueador!- Gritó cuando sus dos cachorros pasaron por entre sus piernas y salieron disparados atravesando las prendas colgadas en la cuerda. Tata se había llevado consigo la sábana de su cama y ahora parecía un fantasma persiguiendo a su hermano- ¡Tae! ¡Te vas a caer!
-¡Es papi!- Chilló de felicidad, tratando de seguir a su hermano mayor, quien le había ganado bastante distancia.
¿Papi?
Seokjin corrió la sábana que le tapaba la vista y se encontró, a lo lejos, la figura de su amado esposo atravesando el prado de pequeñas flores amarillas silvestres. El sol estaba iluminando su cuerpo con su fuerte resplandor y su sonrisa de hoyuelos resplandecía con fuerza mientras se agachaba a recibir con los brazos abiertos a sus dos hijos.
Namjoon casi cayó hacia atrás por el impacto de los dos cuerpecitos. Una expresión de dolor apareció en su rostro, pero rápidamente la borró con su sonrisa. El lobo levantó su vista de sus hijos y miró a su esposo que aún estaba paralizado en su lugar aferrándose con fuerza a la pobre sabana.
Namjoon acunó a sus dos hijos contra su pecho, rodeándolos con un solo brazo, tan grande que cabían los dos juntos. Luego, extendió su brazo libre, haciendo un espacio para su omega.
Seokjin lloró a mares, sus lágrimas se perdieron en el viento mientras corría hacia su familia.
-Hola cariño- Exclamó el lobo, mientras tomaba a su omega de la cintura, mientras este hundía su rostro lleno de lágrimas en el cuello de su esposo. Seokjin sintió el aroma a libros y su omega lloró de felicidad por recuperar la pieza de su rompecabezas que faltaba.
-Idiota…- Murmuró con el rostro escondido- Eres un idiota…-Sollozó.
Namjoon rió divertido- Cariño… el lenguaje.
-¿Por qué papi llora?- preguntó Jimin, sin soltar la playera sucia de su padre como si su vida dependiera de ello.
Namjoon sonrió y descubrió el rostro de su hijo más pequeño que todavía estaba cubierto por la sábana- Es que papi está feliz.
-¿Oh?- Preguntó el más pequeño, sin entender.
-A veces, cuando uno está muy muy feliz, algunas lágrimas rebeldes se escapan.
Tata sonrió divertido y acercó su sábana a la cara de su papá omega.
-G-Gracias cariño- Seokjin limpió su rostro con la tela, después se iba a ocupar de lavarlas otra vez, ahora solo le importaba su familia- E-Estás herido- Dijo notando la sangre seca en su cabello enmarañado.
-No es nada… solo soy un poco más tonto. -Bromeó el lobo.
Los niños rieron a carcajadas- ¡Tonto!- exclamó Tata señalando a su padre.
-¡Tio Yoongi y tío Hobi!- Exclamó Jimin, señalando por detrás de sus padres.
Seokjin observó perplejo cómo Yoongi y Hoseok salían de un coche que claramente no era de ellos. El omega estaba ayudando al alfa a caminar. Yoongi estaba rodeando el hombro de la ardilla mientras caminaba con mucha lentitud. El alivio invadió a Seokjin cuando notó que Hoseok llevaba un pequeño bulto que descansaba contra su pecho.
-Lo consiguieron…- exclamó asombrado.
-Es una larga historia, pero todo fue gracias a Hoseok, fue muy valiente.
Seokjin sonrió con orgullo mientras observaba a la ardilla- Niños… ayuden a papi a ir a dentro- exclamó.
Odiaba alejarse de su esposo después de tanto tiempo deparados, pero antes que nada era médico y el gato necesitaba su ayuda, podía ver desde lejos que estaba muy malherido. El hámster se acercó y tomó el brazo libre del gato, pasándolo sobre su hombro- Te ves fatal.
-No tanto como tú con esa frentezota tuya- Bromeó, aunque su rostro estaba cansado y pálido.
Seokjin puso los ojos en blanco- Por lo menos no perdiste tu humor de mierda- se burló llevándolo con cuidado a través del prado.
Seokjin observó a Hoseok quien había estado callado, como si quisiera no molestar, como si estuviera de más. Seokjin iba a demostrarle que no era así- Gracias por traerlos.
Hoseok asintió con la cabeza, aun mirando el pastizal bajo sus pies.
-¿Vamos a casa, Hoseok?
Los ojos avellanas de la ardilla observaron al omega mayor con sorpresa. Luego observó a Yoongi, quien asintió con la cabeza con su hermosa sonrisa de gomita.
“Entonces… ¿Esa también era su casa? ¿Él era bienvenido?
Seokjin le sonrió hermosamente. Hoseok no sabía si era por el sol de la mañana que brillaba como un aura alrededor de omega, pero juró, por un segundo, que parecía un ángel caído del cielo.
“Ojalá algún día pueda ser un cuarto de lo grandioso que es él”
—
Todos aceptaron con gusto los regaños de Seokjin mientras curaba las heridas de los tres.
-No quiero ni saber por qué hay un agujero en medio de tu palma- Se quejó mientras cocía los puntos con mucho cuidado- No esperes que quede prolijo, esta no es mi área.
-Tsk, mientras no hagas que pierda mi mano..- se burló yoongi, mientras apretaba con fuerza la mandíbula ante el dolor agudo de los pinchazos. Jin le había dado de beber Whisky añejo que encontró en la casa. La bebida caliente amortiguó bastante el dolor, pero no tanto como para adormecer su cuerpo por completo.
“Esto no es nada” Se dijo al recordar el dolor insoportable que había sentido cuando le habían rajado la cara y no había tenido más tratamiento que su propia saliva.
El omega bufó y le lanzó una pomada y unos algodones bañados en alcohol- Ni pienses que te voy a pasar crema en los golpes, eso lo haces tú solito.
-Hoba podría hacerlo- dijo con las mejillas sonrojadas.
Seokjin puso los ojos en blanco- Hoseok también tiene que tratarse, vamos, deja la silla libre- exclamó impaciente.
El gato miró preocupado a la ardilla, que había estado esperando en silencio su turno, con la mirada baja y jugueteando nervioso con sus malos.
¿Estaba lastimado? ¿Cómo no lo había notado?
-No hay prisa, Hyung- exclamó en un hilo de voz- Namjoon hyung puede ir primero.
El omega bufó y se cruzó de brazos- Joon puede esperar, su cabeza es dura.
La ardilla observó al alfa que sonreía con sus hoyuelos- Ve…-
Hoseok no protestó más, no podía desafiar al alfa, y se bajó de su banqueta. Apenas sus pies tocaron el suelo, liberó un gemido de dolor.
-Déjame ver..- murmuró Jin mientras quitaba con mucho cuidado el calzado- Lo siento cariño, esto puede doler un poco- exclamó al ver que sus heridas se habían pegado al cuero de los zapatos.
Hoseok no se quejó. Aunque la piel de sus plantas estaba al rojo vivo de cuando había escapado descalso por la carretera.
-¿Quieres que sostenga tu mano?- Preguntó tímidamente Yoongi.
Se sintió una mierda por no haberse dado cuenta de que su hermoso omega estaba herido, no tendría que haber permitido que caminara y que menos soportara su peso sobre su hombro.
Hoseok negó con la cabeza, manteniendo su mirada sobre su regazo y escondiendo sus manos debajo de sus axilas- No.. está bien- murmuró tan bajo que apenas lo pudo escuchar.
Yoongi no protestó, quería darle su espacio, no quería presionarlo- E-Entonces voy a deshacerme del coche- dijo saliendo hacia la puerta- Voy a dejarlo en algún campo, vuelvo más tarde.
El cuarto quedó en silencio después de que Yoongi se fue. Solo se escuchaba el sonido de Seokjin curando la planta de los pies de la ardilla. Pero podía sentir la culpa y la angustia en su aroma- Hoseok…- Murmuró- Está bien poner límites de vez en cuando… No te sientas culpable por eso.
La ardilla se mordió con fuerza su labio tembloroso- Él hizo tanto por mí… ¿Por qué no simplemente tomé su mano como quería?
Seokjin sonrió comprensivo- Son muchas emociones juntas, cariño… Que Yoongi haya hecho todo esto por tí, no quiere decir que le debas algo. Así no funciona el amor.
Hoseok lo miró confundido, como si en el rostro del omega mayor estuviera el acertijo más confuso.
-Sé que es dificil de entenderlo, luego de tanto… Pero está bien si no quieres hacer algo, nadie puede obligarte a nada y Yoongi tiene que entenderlo. Si quieres tomar su mano va a ser cuando estés listo ¿Si cariño?
Los ojos avellanas de la ardilla se llenaron de lágrimas, quería abrazar al omega, pero se contuvo. No pudo evitar pensar en lo hermoso que hubiese sido que su madre le hubiese dado esa lección tiempo atrás.
Finalmente, dándose cuenta de que se había perdido en sus pensamientos, asintió con la cabeza.
-Bien, listo ardillita, ahora a descansar ¿Mmm?
Seokjin comenzó a guardar sus utensilios médicos mientras la ardilla se bajaba con cuidado de la silla- Oh no no cariño, queremos que las heridas sanen pronto. Joon ¿Puedes llevarlo a su cuarto?.
-Claro…- exclamó el alfa, acercándose con los brazos abiertos.
-N-No hace falta, puedo solo- dijo nervioso, al sentir tan cerca al alfa de casi dos metros.
-Lo sé cariño, pero es para que las heridas no se abran. No te preocupes, yo voy junto a ustedes.
-No quiero molestar…Estás herido…- Dijo mirando de reojo al alfa- No quiero pesarte.
-¡No molestas!- exclamó Joon con euforia, moviendo su cola pesada- Llevo a Seokjin en brazos a la cama .todas las noches
-¿Qué estás queriendo decir? ¿Que estoy gordo?
Los ojos del lobo se abrieron de par en par con el terror dibujado en su rostro- ¡Claro que no! Es que él…
Hoseok los miró en silencio mientras discutían tontamente y sintió una presión en su corazón. Ellos eran una familia tan perfecta… Podía sentir a leguas su amor. Odiaba irrumpir en su felicidad, como una mancha de humedad difícil de sacar.
Sin que ellos lo notaran, se escapó sigilosamente hacia su cuarto asignado, donde estaba durmiendo su pequeño y cerró la puerta, si no salía tanto de la habitación, no iba a molestar. Si, eso era lo mejor, por lo menos hasta que pudiera recuperarse.
Seokjin y Joon dejaron su tonta discusión cuando escucharon la puerta cerrarse. Seokjin observó con tristeza el lugar vacío.
-Jinnie, debes darle un poco de espacio- Dijo su esposo, amasando los hombros de su omega.
-Solo quiero que se sienta cómodo, en casa…- protestó haciendo un puchero.
-Y lo va a hacer…- Dijo besando su frente- Ahora… vas a curar a tu hermoso esposo.
Jin puso los ojos en blanco- Siéntate-
El lobo se sentó obediente, agitando la cola felizmente- ¿Te sientas en mi regazo mientras lo haces?- Suplicó tomándolo de la cintura.
-¡Namjon!- Protestó, haciéndolo reír.
—
Yoongi volvió con el ocaso, arrastrando sus pies cansados a traves del prado. De noche era muy distinto, el manto nocturno bañaba el paisaje con una hermosa constelación que en la ciudad no se podía apreciar. Contempló las estrellas en silencio antes de dirigirse al hogar y afrontar la realidad.
Entró sigilosamente, encontrando al hámster mirando las noticias en la televisión del comedor, mientras sostenía una taza humeante entre sus manos.
“El candidato a Gobernador John Rabbit ha desmantelado una red de trata y drogas que trabajaba en el centro de la ciudad. Con esta victoria estaría más cerca de ganar las elecciones”
-¿Dónde están todos?
Seokjin se sobresaltó al escuchar la voz profunda de su amigo- Están todos durmiendo…- murmuró- Estoy teniendo mi momento de paz.- Protestó apagando la televisión.
El omega se giró hacia el gato y lo encontró con una extraña expresión en el rostro.-Hoseok está con Kookie descansando en su cuarto.
-No sé si entrar…- murmuró derrotado.
Seokjin suspiró comprensivo- Tienes que darle su espacio, debe estar muy abrumado, son muchos cambios… Con el tiempo va a llegar a abrirse.
-¿Y no es así? ¿Y si no logro que mejore?- Preguntó sintiendo que el pánico se apoderaba de él.
Seokjin se mordió el interior de la mejilla, no es que él tuviera todas las respuestas del mundo, también era un ser humano que no sabía qué hacer a veces. Pero la desesperación en el rostro de su amigo lo hizo buscar una respuesta para calmar su alma ansiosa- Yoongi… ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Eras un gato rabioso y de pocas pulgas.
-Pfff.- exclamó cruzándose de brazos.
-Creeme, muchas veces le pregunté a Joon por qué seguía siendo amigo tuyo si tú apenas te esforzabas por serlo. Pero con el tiempo lo entendí… solo hay que ser paciente para entrar en el corazón de Min Yoongi.
El gato se sonrojó con fuerza y escondió su rostro enrojecido detrás de su cabello.
-Joon fue paciente contigo porque te quiere mucho, a veces el amor es eso, ser paciente y estar ahí para la otra persona, aunque a veces no quiera hablar- Seokjin se levantó de su aliento y se acercó al gato, a quien superaba por una cabeza. Con todo el esfuerzo del mundo, posó una mano sobre el hombro de su cuñado. Las muestras de afecto no eran parte de su amistad, pero ahora era necesario- No tienes que presionar a Hoseok y tampoco a tí mismo… Todo lleva su tiempo.
—
Seokjin tenía razón, siempre la tenía.
Las cosas no fueron fáciles a partir de ese momento, Yoongi y los demás podían ver en las actitudes diarias de la ardilla que realmente había muchas capas de dolor por sanar. Había muchos patrones arraigados a su alma, por tantos años de trauma que Yoongi quería arrancar de raíz para que no lastimaran más a la ardilla.
Podía ver como se sobresaltaba cada vez que Namjoon estaba cerca de él. El lobo era un grandulón tierno, amable y que no podía lastimar ni a una mosca. Pero no se daba cuenta de sus dimensiones y de cuanto intimidaba a la ardilla.
Luego de la intervención de Seokjin, Namjoon pudo entender su miedo. Desde ese momento, había tratado de mantener una distancia respetuosa y no estar a solas en el mismo cuarto que el omega, aunque eso implicara de desayunar más tarde o esperar un poco más a que los demás se levantaran para poder salir de la habitación.
Porque Hoseok tenía la costumbre de levantarse muy temprano, tan temprano, que ni el sol se había despertado todavía. Seokjin le había insistido que no era necesario que preparara el desayuno de todos, pero parecía ser una necesidad en Hoseok que no podía evitar.
-¿Por qué no te sientas cariño?- Preguntó Jin cuando vio que el omega se había quedado parado cerca de la mesa de desayuno observando a todos comer, como si temiera haber hecho algo mal. La escena se estaba tornando recurrente- Tienes que comer algo tú también.- Seokjin observó de reojo a su esposo y a sus cachorros, quieres comenzaron a comer más despacio para dejarle algo al omega menor.
-Está bien.. estoy acostumbrado a esperar a que todos terminen.
El estómago del gato se resolvió, no podía soportar siquiera imaginar cómo todos esos malditos perros comían frente a un hambriento Hoseok.
“¿Estando embarazado también lo mataban de hambre? Esos hijos de puta… Espero que se estén pudriendo en el infierno”
Yoongi se levantó de golpe, sosteniendo su tazón de frutas, cereales y frutos secos, que particularmente no le gustaba pero que la ardilla había preparado para él- Entonces yo también voy a esperar- sentenció parándose al lado de su amado.
Hoseok lo observó desconcertado- P-Pero debes comer…- exclamó confundido.
-No hasta que tú lo hagas- dijo con determinación.
-No es así como…
-Si, yo creo que también voy a esperar- exclamó Seokjin, levantándose de su asiento. ¿No chicos?
Su esposo y los cachorros lo miraron con la boca llena de tostadas y leche- Oh si- Exclamó el lobo, levantándose e incentivando a que sus cachorros también lo hicieran- Podemos esperar.
Hoseok observó con los ojos llenos de lágrimas a todos, uno por uno. En sus rostros no había enojo ni disgusto, solo sonrisas pacientes. Una parte de él sabía que eran personas buenas, que jamás lo gopearían por quemar las tostadas. Pero el miedo lo aplastaba, la voz de su conciencia le decía que tuviera cuidado, que no se podía arriesgar a quemar las tostadas.
“Mierda, ¡Las tostadas!”
Se había olvidado completamente de ellas. Cuando corrió hacia la estufa, se encontró con dos cuadrados marrón oscuro quemándose en la plancha. No solo había arruinado el desayuno, había llenado la cocina de humo. Eso iba a ser un castigo doble.
-¡-L-Lo siento! ¡Lo olvidé!- chilló quitándo la plancha del fuego, quemándose los dedos en el proceso.
-¿Estás bien Hoba?- exclamó el gato, acercándose por detrás. No esperaba que la ardilla se alejara de él encorvándose y cerrando los ojos con fuerza- Lo siento… no quería asustarte- Dijo tomando distancia con el corazón en mil pedazos.
-No quería quemarlas- Sollozó- P-Puedo comerlas yo…
Hoseok no esperaba que Yoongi tomara las tostadas y las tirara a la basura.
¿No iba a obligarlo a comércelas?
Entonces va a quedarse sin desayuno… Si, ese va a ser su castigo.
-Aunque Seokjin no quiera admitirlo en voz alta, yo hago las mejores tostadas…- Exclamó el gato tomando dos rodajas blancas.
-Pff- exclamó el omega siguiéndole el juego- Solo en eso… no es la gran cosa.
Yoongi rió divertido, mientras abría la heladera- Mi secreto es untarle un poco de manteca de ambos lados. No es saludable, lo sé. -Exclamó colocando las dos tostadas con la manteca en el fuego.
Hoseok lo observó en silencio, con los ojos llenos de lágrimas. ¿Le estaba enseñando cómo hacer las cosas bien? Si, debe ser eso, para que no vuelva a cometer el mismo error.
-A mí me gusta derretir un poco de queso arriba y poner unas rodajas de tomate ¿Te gusta el tomate Hoba?
-Eh.. Yo.. si- dijo en un hilo de voz.
-Bien, no tienes el paladar de un niño como Joon, eso es bueno.
-Ey…- Protestó el perro, pero no estaba enojado, una sonrisa llena de orgullo estaba dibujada en su rostro. Yoongi lo estaba haciendo muy bien, Hoseok ya no estaba temblando de miedo.
-Bien, listo- excamó el gato poniendo ambas rodajas con los ingredientes en un plato- Pruébalo..
Hseok tomó con cuidado el plato, temiendo cometer otro error. ¿Era una prueba? Do-Hwan a veces le tomaba pruebas… Pero la sonrisa de gomita llena de orgullo de Yoongi le decía que no.
“Quizás… ellos son diferentes después de todo”
Lentamente tomó una de las rodajas y le dio un gran mordico al pan con manteca dorada, queso derretido y una rodaja de tomate. Sus ojos se agrandaron y sus mejillas se sonrojaron al sentir la perfecta combinación que danzaba en su boca.
-¿Está bueno?
-Si…- dijo con las mejillas infladas de comida- Muy bueno.
-Ey… yo también quiero.- Protestó Jin.
-¡Y yo!- Chilló Jimin.
-¡Cho también!- Gritó Tae.
-A mi sin tomate- dijo Namjoon.
Yoongi rió divertido y hoseok juró que era la risa más hermosa del mundo.
-Come antes de que se enfríe mientras hago las demás- dijo corriendo la silla vacía hacia atrás.
Hoseok miró la silla, luego miró a todos los demás que lo observaban expectantes.
“Esto no es una prueba, ellos realmente quieren que me siente a su lado”
Aun con la inseguridad en su pecho, la ardilla se sentó lenamente, y cuando no pasó nada, comenzó a comer en silencio, disfrutando de la deliciosa comida que su alfa le había preparado solo para él.
Poco a poco todos retomaron sus desayunos, sin preciosar a la ardilla. Esa mañana había dado un gran paso y todos estaban orgullosos del omega.
Especialmente Yoongi, quien cada día se sentía más cerca de su amado.
—
El tema de la habitación era algo que todos habían notado. Cada noche, cuando era la hora de ir a dormir, que se marcaba cuando los cachorros de Seokjin finalmente acababan sus baterías, Hoseok se mantenía en el living sosteniendo a su pequeño en brazos, quien normalmente también descansaba luego de una buena comida.
-Hoba… Ya es tarde… Te ves cansado…¿Por qué no vas a descansar?- Era lo que normalmente decía el alfa.
Y como si la ardilla hubiese esperado su permiso, se retiraba a su habitación.
Yoongi siempre se quedaba con las palabras en la boca. Quería decirle que no tenía que pedirle permiso para entrar a su propio cuarto, que podía dormir a la hora que quisiera, tomar muchas siestas y hasta levantarse tarde. Pero no lo quería presionar más. Que desayunara con todos ellos, hasta con Namjoon, era un logro que no quería perder. Temía dar un paso hacia atras.
—
Las pesadillas eran constantes. Yoongi se despertaba soresaltado cuando oía el ruido sordo de los sollozos del omega. Aunque la puerta estaba cerrada, su alfa siempre estaba alerta a cualquier cambio en las emociones de Hoseok.
Seokjin le había insistido que durmiera en su propio cuarto como todos los demás, pero el gato había preferido dormir en el sofá cerca del cuarto de Hoseok, temiendo no escucharlo cuando se despertaba.
En realidad, cada vez que Hoseok se despertaba exhaltado por una pesadilla, le avisaba a Seokjin para que fuera a consolarlo. Era algo que había discutido con su Hyung, porque Yoongi temía abrumar al omega con su aroma alfa justo cuando se desperaba de alguna horrible experiencia de su pasado que justamente implicaba a algún alfa.
Lo que menos quería era asustarlo.
-Aunque sea ponte una manta encima- Exclamó Seokjin cuando salió del cuarto de Hoseok, luego de conseguir calmarlo.
Yoongi levantó los hombros con desinterés- Estoy bien.- Dijo acomodándose en el suelo, al lado de su puerta.
Cada vez que Hoseok tenía uno de sus episodios, se mantenía del otro lado de la puerta esperando a que su hyung saliera y le dijera que todo estaba bien.
-Ya está dormido, tú también deberías dormir.
Yoongi se levantó a duras penas, sintiendo el dolor en su espalda.
-¿Cuánto tiempo vas a seguir haciendo esto?- Preguntó el omega- Ya no tienes 20 años.
-Tsk…- exclamó con desinterés- Hoseok pasó por cosas peores, puedo hacer esto y más por él.
Seokjin puso los ojos en blanco y bostezó- Algún día vas a tener que atravesar esa puerta Yoon- exclamó entrando al cuarto que compartía con su esposo.
Seokjin tenía razón, algún día iba a tener que confrontar a Hoseok, entrar al cuarto y ser él quien lo sostenga en sus brazos mientras superaba su pesadilla. Pero si tenía que esperar meses, o años, para eso, lo iba a hacer.
—
Una noche, la pesadilla fue peor que todas las anteriores.
Esta vez, Hoseok no soñó con Do-Hwan o con los perros, ni soñó con su cautiverio bajo las garras del zorro, soñó con su vida antes de ser presentado como un omega. En su sueño, todo era perfecto, pudo recordar a la perfección los hermosos prados verdes y los árboles llenos de nueces y bellotas. Podía sentir en su corazón lo feliz que era con su familia, las sonrisas de sus padres, de su hermana, de sus amigos del pueblo. Pero de repente, todo cambió, todo se volvió oscuro, los rostros de sus seres queridos parecían demonios que lo señalaban con el dedo y le gritaban inútil, omega inservible, la decepción de la familia. Hoseok se hizo más y más pequeño mientras lo pisoteaban y le gritaban cuánto lo odiaban.
Sus gritos se escucharon en toda la casa. Su cuerpo estaba lleno de sudor y las lágrimas corrían por su rostro. Hasta su cachorro se había despertado desconsolado por la angustia de su padre.
Yoongi se cayó del sofá y corrió hacia el cuarto de su amado, pero se detuvo frente a la puerta cerrada, incapaz de pasar. Fue Seokjin quien entró al cuarto y cerró la puerta detrás de él. El gato apretó con fuerza los puños que temblaron de impotencia.
—
-Ya…ya… cariño, fue solo una pesadilla. Estás aquí con nosotros- dijo suavemente, tratando de abrazar al omega. Pero esta vez, Hoseok se alejó furioso, como si el toque del hámster le quemara.
-¿Por qué?-
-¿Por qué qué cariño?
-¿Por qué él no viene?- Sollozó con el corazón roto.
-Oh Cariño…
-¿Es que no me quiere?-
-No es así…
-¿Entonces?.- Dijo con la voz rota, tomando a su bebé en sus brazos, mientras trataba de consolarlo- Si ya no nos quiere, debería irme…
-Cariño- dijo Seokjin, tratando de mantener la calma. Quería ir a buscar a Yoongi y traerlo de la cola- Yoongi es un idiota. Pero un idiota demasiado bueno- Sonrió con tristeza- Él ha estado todo este tiempo durmiendo en el suelo del otro lado de tu puerta, vigilando tu sueño, preocupado por tí cada vez que tenías una pesadilla. Es él quien me saca de la cama cada vez que tienes un episodio- Rió divertido.
Hoseok estaba en shock. ¿Yoongi había estado todo este tiempo vigilándolo de cerca?- ¿Por qué él no…?
-No quería invadirte, estaba esperando a que tú mismo lo llames, no quería que pensara que le debías algo…
Los ojos de Hoseok se llenaron de lágrimas.
-¿Crees estar listo para que él entre?- Preguntó suavemente, limpiando una lágrima del rostro de la ardilla.
Hoseok se bajó de la cama y meció a su bebé con cariño, tarareando una canción de cuna, pero su cachorro no dejaba de llorar- Debe querer a su papá alfa- Murmuró caminando hacia la puerta.
—
Yoongi ya no tenía más uñas que morderse, podía escuchar el llanto del bebé del otro lado de la puerta y eso lo estaba volviendo loco. Su alfa lloraba por tomar a ambos en brazos y protegerlos de todo mal.
De repente, la puerta se abrió y Yoongi se precipitó hacia su amigo- Hyung… ¿Él está…?
Las palabras se atascaron en su garganta cuando vio a Hoseok en vez de Seokjin.
El omega mayor se deslizó por el costado de la puerta, tratando de no interrumpir, y rápidamente desapareció hacia su cuarto. Esta sería la última noche de desvelo para él, estaba seguro.
-Hoba…-
La ardilla se mordió el labio con fuerza, mientras mecía a su cachorro- No deja de llorar- murmuró preocupado.
Yoongi tragó saliva pesadamente y abrió y cerró la boca varias veces, como si las palabras no quisieran salir- ¿P-Puedo intentarlo?- finalmente dijo.
El omega se hizo a un lado, permitiéndole entrar al cuarto- Permiso…- murmuró entrando con cuidado, como si estar de ese lado de la puerta fuera algo prohibido.
Escuchó la puerta cerrars, se giró hacia el omega y su cachorro y extendió sus brazos. Estaba cagado de miedo, tenía terror de que el cachorro se le cayera de los brazos. ¿Y si lloraba aún peor? ¿Y si lo rompía?.
Hoseok le acercó el bebé a su pecho, y Yoongi observó preocupado el rostro rojo lleno de lágrimas del niño.
“De seguro le duele la cabeza de tanto llorar” Pensó mientras lo mecía por toda la habitación bajo la mirada expectante de su madre.
¿Cómo funciona esto? ¿Cómo hago para que deje de llorar? No era un desastre con los niños (Eso gracias a sus sobrinos) Pero tampoco era un experto.
“Pero supongo que esto es ser padre, las respuestas van llegando en el camino”
Lentamente, se deslizó a través de la habitación hacia la ventana, por donde la media luna iluminaba sutilmente la habitación. Tenía que ser un buen padre para Kookie, tenía que demostrarle a Hoseok que podía ser bueno para él.
Yoongi recorgó las estrofas que habían nadado por su mente mientras había pasado noches heladas en la calle, buscando la manera de salvar a la ardilla y a su cachorro.
Tímidamente, con la voz rasposa, comenzó a entonar la letra- Siempre estoy contigo, así que no te preocupes demasiado, Si tienes miedo de caer, con gusto te aceptaré…
Las orejas de las ardillas se movieron con curiosidad al escuchar la hermosa melodía. Yoongi cantaba hermoso, podía sentir cómo cada palabra se colaba en lo profundo de su ser. Había tanto que no sabía del alfa y moría por conocer.
-Así que no sufras como yo…Tú que duermes por alcanzar tus sueños, está bien descansar- Murmuró apoyándose en la ventana, sin delar de mirar a la pequeña bolita llorosa entre sus brazos.
Hoseok se acercó tímidamente, siendo atraído por la voz dulce y grave de su alfa.
-Espero que tus sueños no se queden solo en sueños…Te animaré en cualquier momento, en cualquier lugar…- Yoongi levantó la vista cuando Hoseok se detuvo al lado suyo y apoyó su rostro en su hombro, contemplando maravillaro como poco a poco su cachorro dejaba de llorar.
Yoongi podía sentir su aroma dulce a vainilla recorrer su cuerpo, abrazándolo con su cálida energía.
-Sigue…- Murmuró el omega, presionándose más en el costado del alfa.
-Por hoy, no es necesario que sueñes…- Entonó meciendo al cachorro. Las lágrimas en su rostro comenzaron a secarse y sus grandes ojos llorosos se cerraron poco a poco, hipnotizado por la voz de su padre alfa.
Yoongi sonrió de lado y tímidamente levantó su rostro hacia Hoseok. La luz de la luna iluminaba la mitad de su piel canela. El gato sintió que se le cortaba el aliento cuando una débil pero hermosa sonrisa se curvó en el rostro del omega.
Nunca había estado tan hermoso, nunca había sido tan idílico como esa noche. Quería guardar esa imagen en su mente para siempre.
Pero se dio cuenta que con las palabras, el recuerdo iba a perdurar más.
Una nueva estrofa salió por sí sola de sus labios- Cuando en silencio me das una ligera sonrisa…Solo entonces, me siento un poco aliviado.
Notes:
Debo decir que este capítulo es uno de mis favoritos, ha sido muy sentimental para mi y de los más difíciles. Cuando uno comienza a sanar, es cuando más se siente el peso del pasado.
¡Espero que lo hayan disfrutado!
Creo que el próximo es el último, o el anteultimo, todavía no estoy segura ):
Como siempre, gracias por los hermosos comenarios.
Chapter 28: La vida en familia
Summary:
La convivencia no es tan fácil como parece
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
“P-Puedes q-quedarte si quieres”
Fueron palabras suficientes para que Yoongi tomara una frazada acolchada del armario y la usara de colchón para dormir en el suelo al lado de la cama de su omega, cuidando su sueño y el de su cachorro, atento a cualquier pesadilla nocturna o llanto del niño.
Dormir en la cama no era una opción. Aunque su alfa moría por hundirse en las sábanas sosteniendo a la ardilla entre sus brazos y contra su pecho. No quería avanzar tan rápido. Necesitaba dar pasos pequeños pero seguros, que Hoseok confiara en él. Moriría si alguna vez le hiciera sentir que era igual a todos los alfas de su vida. No, él jamás haría algo para dañar a la hermosa criatura.
-Descansa Hoba…Yo voy a estar aquí, por cualquier cosa.
Desde el suelo, Yoongi no podía ver al omega. Pero si podía olerlo perfectamente, como su aroma dulce a vainilla se calmaba hasta quedarse dormido. Las respiraciones pausadas y constantes de la ardilla fueron música para sus oídos.
Por primera vez en semanas, Yoongi durmió sin preocupaciones y con una sonrisa en el rostro.
—
Seokjin estaba feliz de no tener que despertarse en mitad de la noche por un episodio del omega. No lo malinterpreten, no es que no quisiera ayudar, amaba ayudar, era su vocación. Pero era dificultoso estar, por la mañana, atento a los cachorros y a su esposo si no había tenido su sueño reparador de ocho horas.
Los días de desvelo pasaron, ahora estaba radiante y con una sonrisa amplia y juvenil en su rostro. No solo por su hermoso sueño reparador, sino porque había notado que Hoseok y yoongi estaban más cercanos. Los había descubierto varias veces dándose sonrisas dulces cuando creían que nadie los veía.
Seokjin moría por burlarse de Yoongi.
“Si tan solo pudiera verse la cara de tonto enamorado que trae”
Pero no quería ser el aguafiestas, ya habría tiempo para molestar al gato.
Hoseok estaba mejorando poco a poco. Aunque aún había algunas cosas que todavía le preocupaban. Como el hecho de que no soltara a su cachorro a menos que Yoongi lo sostuviera en los pocos minutos que se tomaba para usar el baño o ducharse. La ardilla estaba constantemente nerviosa alrededor de la casa, temiendo perder de vista a Jungkook. El pobre bebé apenas podía moverse con libertad lejos del pecho de su madre.
Hoseok siempre estaba alerta, con las orejas hacia arriba, girando hacia todos lados, atento a cualquier ruido extraño del exterior, espiando por las esquinas de las ventanas, como si temiera que Do-hwan de repente apareciera para quitarle a su hijo. Pero Seokjin estaba seguro de que el perro había pasado a mejor vida, cortesía de Bunny.
El miedo se estaba apoderando de él y Seokjin lo había descubierto mostrando sus colmillos cuando cualquiera que no fuera Yoongi pasaba cerca de su bebé. No podía culparlo sabiendo por lo que había pasado, pero Hoseok tenía que parar. Jungkook aun era pequeño ¿pero qué iba suceder cuando comenzara a caminar y quisiera tener la libertad de cualquier niño de su edad?
—
Toda la paciencia de Seokjin se fue por la borda un mediodía, cuando se encontró solo junto a Hoseok en el porche de la casa. No es que la ardilla notara su presencia, estaba completamente concentrado en alimentar a su bebé de su pecho mientras él estaba cortando algunas malas hierbas de las rosas blancas que le había regalado su esposo.
Seokjin no necesitaba platicar con Hoseok, sabía que tenía todo el tiempo del mundo para que la ardilla se soltara y abriera su corazón. Además, disfrutaba de los pocos momentos de silencio, cosa que no sucedía mucho con sus cachorros haciendo desmadre alrededor suyo. Ahora que Yoongi y Namjoon habían viajado a la ciudad, la casa se sentía aún más silenciosa.
No es que Yoongi fuera muy hablador, pero había comenzado a acostumbrarse a sus gruñidos y bufidos alrededor de la casa.
De repente, el sonido armonioso de los pájaros se mezcló con los quejidos del bebé. Seokjin salió de sus pensamientos en estado alerta, podía sentir que algo le molestaba al cachorro, su rostro estaba comprimido y molesto y parecía no querer quedarse quieto en los brazos de su madre. El rostro de Hoseok estaba lleno de frustración mientras intentaba calmar a su bebé moviéndolo de un lado al otro.
Seokjin se quitó sus guantes de jardinería y se acercó lentamente a la ardilla- ¿Necesitas ayuda? Yo podría…
-No, está bien… yo puedo- se quejó tratando de maniobrar al niño que no se quedaba quieto sobre su regazo. El rostro de Jungkook se estaba tornando rojo y un hilo de leche regurgitada salió de sus pequeños labios fruncidos, manchando el suéter marron del omega.
Seokjin estuvo a punto de insistir en ayudar, no por nada era padre de dos, pero la tranquilidad de la mañana se rompió más rápido de lo que imaginaba. Sus cachorros salieron corriendo de dentro de la casa, seguramente aburridos de dibujar en un cartón que su padre les había dejado para que se entretengan mientras luchaba con las malas hierbas. Pero su atención en una sola cosa, como siempre, duraba poco.
Tae se precipitó contra sus piernas, siempre demandando su atención como el hijo caprichoso que era. Pero Jimin tenía otros planes y se detuvo a mitad de camino frente a Hoseok, contemplando maravillado al bebé que apenas tenía permitido ver.
Si bien Seokjin había platicado con Jimin sobre mantener distancia del cachorro, su hijo mayor estaba encantado con Jungkookie, a diferencia de Tae, que no le interesaba porque aun era muy chiquito para poder jugar con él.
Con la inocencia de un niño, Jimin se acercó hasta el regazo de Hoseok, sin notar la nariz fruncida y el seño pronunciado de Hoseok que le advertía que se alejara.- Kookie está molesto- Dijo el pequeño, observando muy de cerca- ¡¿Puedo cargarlo?! ¡¿Puedo puedo?!- Chilló dando saltitos.
La sangre de Seokjin hirvió por sus venas cuando Hoseok le gruñó a su hijo, quien se alejó del omega y corrió detrás de su padre con la cola entre las piernas.
-Hoseok, es solo un cachorro- Le advirtió furioso.
Todos tenían sus límites, y sus cachorros eran el suyo.
Hoseok escondió a su bebé entre sus brazos y movió su mirada de Jimin a Seokjin, desafiándolos, mostrando sus colmillos filosos.
-Es un alfa- sentenció, como si eso fuera excusa suficiente para aterrorizar a su hijo pequeño.
Sus hijos habían sido educados sobre el respeto hacia los omegas. Seokjin se había encargado de eso, y obviamente Namjoon también. Él sería el primero en amonestarlos si eran demasiado bruscos o violentos con algún compañero omega del jardín de infantes.
Jimin chilló detrás de sus piernas, sin realmente entender qué estaba pasando y qué había hecho mal. Para sus hijos no había diferencia entre alfas, omegas y betas, para ellos todos eran iguales, todavía no habían sido manchados por la cruel sociedad y Seokjin quería que eso siguiera así por muchos años más y Hoseok no iba a arruinar eso.
-Que sea un alfa no significa nada, Hoseok.- dijo tratando de contener su ira- Es mi hijo y es un niño, antes que un alfa.
Los ojos de Hoseok temblaron, buscando con su mirada amenazante al pequeño que se escondía detrás de su padre. Su omega interior no podía razonar, lo veía como una amenaza inminente.
De repente, como si la tensión del ambiente lo abrumara aún más, Jungkook comenzó a llorar desconsoladamente, mientras respiraba con dificultad atragantándose con sus lágrimas y saliva.
-Kookie- murmuró su madre, cambiando su rostro furioso a uno de impotencia- ¿Qué pasa cariño?- dijo nervioso, sin saber qué hacer.
Hoseok se mordió el labio con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Hoseok…
-No puedo…- sollozó mientras observaba a su bebé llorar desconsoladamente- Por más que intento, no puedo ser tan buen padre como tú… ¡No sé qué hacer!- Exclamó nervioso.
Seokjin suspiró relajando sus hombros. No podía culpar a Hoseok por estar nervioso y a la defensiva. La maternidad era una mierda. Si, muchos podrían romantizarla, pero nadie advertía de las noches sin dormir, del olor a vómito de bebé en toda la ropa y que el cuerpo ya no va a ser el mismo, jamás. Pero por sobre todo, nadie te dice que, a partir de que el bebé deja de estar dentro del vientre, el miedo se apodera de uno como un ácido corrosivo.
Seokjin aún recuerda el terror de dejar solo a su bebé en el hospital mientras se estaba recuperando de la cesárea, temiendo que alguien se lo robase. El miedo de quedarse dormido en la cama mientras alimentaba a sus bebés y aplastarlos sin querer, de distraerse con los quehaceres y que pasara un accidente doméstico.
Aunque ahora fuera mucho más experto que antes, el miedo jamás se iba.
-Hobi…- murmuró sentándose al lado de la ardilla- ¿Crees que yo sabía cómo ser madre? No… no tenía idea de nada y la única persona que me ayudó era Namjoon que sabía menos que yo- Rió divertido- Éramos un desastre como padres primerizos y por dios, no tienes ni idea de lo que nos hubiese encantado tener a alguien que nos diera algún consejo o que nos ayudara con los cachorros cuando ya no podíamos más.
Hoseok bajó la mirada, observando a su bebé llorar con molestia. Estaba desesperado por calmar el dolor de su cachorro, su omega interno lloraba de dolor por la fuerte conexión que los unía.
-Hobi… sé que desconfías de todos y tiene sentido que lo hagas, luego de todo lo que pasó… Pero no me tengas de enemigo, cuando yo puedo enseñarte algunos tips de maternidad… Como dije, no soy la mamá del año, pero aprendí a los golpes y tú no tienes porqué hacerlo- Seokjin sonrió tiernamente- ¿Puedo?
Hoseok vio las manos del omega mayor y luego observó a su cachorro. No tenía más opción, tenía que confiar si quería detener su dolor. Lentamente, se lo entregó, sintiendo que le quitaban una parte de sí.
-Tranquilo, no me voy a mover de tu lado- dijo mientras apoyaba el torso del bebé sobre su pecho- Kookie solo tienes gases, necesita eructar. Es por eso que está molesto.
-Oh…- Exclamó Hoseok, sintiéndose un grandísimo idiota por no darse cuenta.
-¿Ves? Lo colocas así y le das suaves golpecitos en la espalda para que libere el aire.
Hoseok observó con atención, haciendo notas mentales. Luego de un minuto que se sintió eterno, finalmente el cachorro eructo y se calmó.
-Muy bien eso es Kookie, buen cachorro.
Seokjin le devolvió el cachorro a su madre.
-G-Gracias…- respondió sosteniendo con cuidado a su bebé.
Jimin se asomó desde detrás de su madre, sin poder evitar observar al bebé que ahora descansaba sobre el omega.
Hoseok se sintió una mierda. ¿Cómo pudo desconfiar de Jimin? Luego de que había sido tan bueno con él, luego de que le había regalado su dinosaurio favorito a su hijo cuando ni siquiera lo había conocido todavia.
-¿Quieres sostenerlo?
Jimin abrió grandes los ojos, y como si no quisiera creer lo que escuchó, miró a su padre en busca de una explicación.
-Adelante Chimchim, Hoseok hyung te deja sostener a Kookie.
El alfa se acercó tímidamente al omega y su cachorro. -¿En verdad?
-Si…- sonrió Hoseok-No te preocupes, yo te ayudo.
Jimin sostuvo al cachorro con todas las indicaciones de su madre. Con el ceño fruncido, lo sostuvo entre sus brazos, concentrado en no hacerle daño.
-Es pesado…- dijo maravillado, sin poder quitar los ojos de las dos grandes canicas negras que lo observaban con curiosidad.
Hoseok rió divertido- Si… le gusta mucho comer.
Seokjin sonrió feliz y, sin que se dieran cuenta, tomó una fotografía con su celular para la eternidad.
No podía esperar a que los niños crecieran y rememorar ese hermoso momento…
No, mentira, no quería que crecieran jamás. Sabía que iba a llorar mucho cuando sus cachorros ya no lo necesitaran.
“Crezcan más despacio, torbellinos”
—
Las pesadillas comenzaron a pasar cada vez con menos frecuencia gracias al aroma a café con mandarinas que llenaba cada rincón del cuarto de la ardilla. Hasta Jungkook dormía de corrido por la noche gracias al aroma protector de quien consideraba su padre alfa. Pero había noches en las que las cosas no eran tan fáciles, especialmente cuando Yoongi llegaba muy tarde por la noche o al amanecer luego de estar junto con Namjoon en el estudio ubicado en la ciudad, a varios kilómetros de distancia.
Hoy era una de esas noches. Yoongi se había sentido culpable por tener que irse de desprovisto, pero el mánager de Kim Woo-sung había exigido una reunión urgente para concretar un nuevo single para el artista.
“Si quieres me quedo, se pueden ir a la mierda los de la discográfica” Había dicho el gato, dispuesto a dejarlo todo si la ardilla se lo pedía.
Pero Hoseok había rechazado la oferta, no quería que Yoongi perdiera la oportunidad de hacerse de un nombre en la industria. Por lo que, aunque su omega lloraba por sentirse solo y abandonado, finalmente lo convenció de que estaría bien y que eran tan solo unas horas.
Que equivocado había estado.
Quizás eran las esquirlas de su celo que algún día iba a volver luego de pasar la etapa de post parto. Hoseok sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, que su piel se volvía caliente, febril y dolorosa al roce de las sábanas, y que sus extremidades se volvían gelatina.
Abrazó a su cachorro con las pocas fuerzas que tenía y lo apretó contra su pecho mientras tamaba de su leche. Mientras Kooki succionaba con fuerza y desesperación, su madre gimió de dolor por lo sensible que estaban sus pezones, y aunque su omega había quedado satisfecho por alimentar a su hijo, su lado humano aún lloraba por la falta de su alfa.
Sabía que no sería suficiente con el aroma casi imperceptible a café que aún quedaba en la habitación. Así que, dejando a su bollito dormido entre los almohadones, se deslizó fuera del cuarto. Con mucho sigilo, caminó en puntas de pie hasta la habitación que era usada como lavandería. Se escondió detrás de la puerta con el corazón latiendo con fuerza en el pecho y las mejillas encendidas, temiendo que Seokjin lo descubriera tomando a escondidas la ropa sucia de Yoongi.
Su omega ronroneó cuando tomó una bola de playeras sudorosas con el aroma del alfa impregnado en ellas. Hundió su nariz respingada en la tela y respiró profundamente, sintiendo que todos sus sentidos se difuminaban y los nervios se disipaban.
Temiendo perder sus últimas fuerzas y tener que hacer su nido en la lavandería, se escabulló rápidamente a su cuarto.
Con una sonrisa tonta en su rostro y las manos temblorosas, armó una montaña de ropa alrededor suyo y de su cachorro, formando un nido perfecto. Hoseok se acostó en posición fetal con su bebé dormido entre sus brazos y una playera negra, de un grupo musical que no conocía, tapándolos a ambos.
La ardilla ronroneó de felicidad, justo cuando la puerta del cuarto se abrió de golpe, congelándolo en el lugar.
Hoseok se escondió debajo de las prendas cuando el aire se sintió más denso y el silencio fue abrumador.
La había cagado, Yoongi iba a pensar que era un tonto, una ardilla inútil y patética.
-Hoba…
“Eres patético”
La voz cruel de Do-Hwan lo azotó con fuerza y su cuerpo comenzó a temblar de miedo por el castigo que estaba a punto de suceder.
-L-Lo siento- murmuró entre sollozos, aferrándose con más fuerza a la playera- L-Lo siento, no quise..
-Ey Ey…- Dijo suavemente, sentándose al borde de la cama para no abrumar al omega.- ¿Hiciste un nido con mi ropa, Hoba?.
El omega tembló, cerrando los ojos con fuerza.-Lo siento… soy patético.
Yoongi sintió que su corazón daba un vuelco al ver el pequeño bulto tratando de esconderse en su nido y se sintió una mierda por hacerlo sentir así- No eres patético para mí- Dijo seriamente, acercándose un poco más- Estoy orgulloso de tí, omega, hiciste el nido más hermoso del mundo.
Hoseok asomó uno de sus ojos enrojecidos- ¿E-En verdad?- dijo en un hilo de vos- ¿N-No es p-patético?
Yoongi negó con la cabeza.- Nada de lo que hagas es patético Hoba, estoy feliz de que lo hayas hecho sin pedirme permiso- Sonrió con su mueca de gomita.
Hoseok ronroneó de felicidad debajo de las telas y el corazón de Yoongi tembló de emoción.
Moviendo la cola de un lado al otro, tuvo el valor de dar un paso más- ¿P-Puedo entrar al nido?- dijo tragando saliva pesadamente.
Hoseok lo observó con las mejillas encendidas y se hizo a un lado para hacerle un lugar en el pequeño nido, trayendo consigo a su cachorro. Lentamente, el alfa se deslizó sobre la cama y entró al círculo de sus olorosas prendas mezcladas con el sabor dulce de su omega. Con cuidado, se acurricó de costado, observando a las dos hermosas criaturas que por alguna razón lo querían en su vida.
Ambos se quedaron en silencio, mirándose en la oscuridad de la noche, como si no fueran necesarias las palabras.
El cachorro se retorció en medio de sus padres, estirando sus brazos y sus piernas, ocupando el mayor espacio posible. Hoseok y Yoongi rieron de ternura.
-Ya parecemos una familia- dijo el gato.
-Lo somos- sonrió Hoseok, sintiendo que su omega se llenaba de amor hasta rebalsar-
-Si- Yoongi besó la frente de su amado y la nariz de botón del cachorro- Lo somos-
—
Las semanas pasaron, y con ellas las heridas se fueron desvaneciendo, quedando solo cicatrices blancas que con el tiempo se irían. Bueno, eso en lo físico, todos sabían que aún había mucho más que sanar por dentro.
La convivencia se volvió tensa por momentos, especialmente con los cachorros haciendo de las suyas. Los berrinches jamás faltaron y Seokjin se sintió abrumado en algunas ocasiones, siempre había sido la mano dura de la familia, siendo Namjoon demasiado blando para reprender a los niños. Pero los pequeños alfas iban creciendo, y el omega comenzó a sentir que su autoridad comenzaba a flaquear.
Nunca imaginó que Hoseok sería tan habilidoso en controlar a esos demonios.
Namjoon había huido, sabiendo que en parte lo que estaba pasando era su culpa, porque él le había metido en la cabeza a Tae que sería divertido ver una película de acción junto a un montón de dulces que lo volvieron eufórico e incontrolable.
Ahora eran las 12 de la noche y tenía a un Tae haciendo desastres por la casa y sintiéndose berrinchudo porque tenía sueño, pero no podía dormir. El desastre se había potenciado con su hermano, quien le siguió el juego y en tan solo segundos, la casa se convirtió en un desastre y Seokjin ya no les pudo seguir el ritmo, demasiado cansado, demasiado viejo para eso.
Yoongi miró de reojo la escena y se escabulló al cuarto que compartía con la ardilla sosteniendo a su bebé en brazos, internamente feliz de que Kookie aún no pudiera caminar ni hablar, como para portarse tan mal como sus sobrinos.
Pero Hoseok se mantuvo en el umbral de la cocina con el ceño fruncido, observando en silencio como Tae y Jimin corrían por toda la casa ignorando las órdenes de su madre que los corría por detrás.
La ardilla sintió lástima por el omega mayor. Seokjin era la matriarca de la manada aunque no lo supiera. No podía imaginar lo agotador que era mantener la armonía del hogar, no solo por sus cachorros. Hoseok había observado como Namjoon era un desastre andante, y aunque el hámster le explicaba una y otra vez que los zapatos no debían estar esparcidos por toda la casa, o que las migajas del pan que cortaba se limpiaban, el lobo parecía no entenderlo. Después estaba Yoongi, quien si bien era el más silencioso de la casa, no faltaba día en que comenzara una discusión con Namjoon o con el propio Seokjin, quien siempre lograba mediar la situación como todo un diplomático. Y por último estaba él mismo. Seokjin era como la madre que nunca tuvo, siempre dispuesto a ayudarlo en la crianza, en enseñarle nuevas recetas, hasta en enseñarle cómo relacionarse mejor con los alfas y abrirse más a todos. Y aunque Yoongi también fungía el papel de sanador, Hoseok estaba agradecido de no ser el único omega en la casa.
-¿Alguna vez les conté la historia del dragón escondido en este bosque?-
Los cachorros se frenaron de golpe en su persecución por la casa y observaron con curiosidad a la ardilla. -¡No!- Chillaron al unísono.
-Mmmm- asintió seriamente- Ya me parecía… porque al dragón del bosque no le gustan las cosas desordenadas.
-¿Polque?- preguntó el menor, mientras sostenía sus lápices de colores muy cerca de la pared blanca que estaba a punto de servir de lienzo.
Hoseok se dio media vuelta y entró al living, caminando entre los almohadones tirados en el suelo y las revistas de música de su padre alfa con algunas hojas arrancadas- No sé si contarles… ¿Cómo sé que no son enemigos del dragón?- dijo entrecerrando los ojos.
-¡Nos gusta el dragón!- Chilló Jimin con tanta seriedad que Hoseok tuvo que tragarse la risa.
-Mmmm no lo sé…- dijo tomando un almohadón entre sus manos- El dragón es gigante… tan alto y tan ancho que hace sombra frente al sol… Además, su ceño fruncido puede congelarte si lo miras por mucho tiempo… y cuando grita salen llamas de su boca.- Dijo asustado, tapando su rostro detrás de la almohada- Su rostro es hermoso, pero es solo otro de sus poderes ocultos…¿Y cuando recién se levanta? Uff… si no le das una taza de café y unos buenos masajes en los hombros, de seguro te va a comer de desayuno…
Seokjiin enarcó una ceja por la sospechosa descripción de sí mismo. Pero no dijo nada y se mantuvo en silencio, igual de interesado en el cuento.
-Pero lo peor es cuando le desordenan su guarida- dijo caminando encorvado entre los sillones- Cuando eso pasa, el dragón se enoja mucho… pero también se pone muy triste.- Dijo haciendo un puchero.
-¿Polque?- preguntó Tae, inclinando la cabeza hacia un lado y bajando sus orejas.
-No sé si confiar en ustedes- dijo mirando hacia otro lado.
-¡Vamos tío Hobby queremos saber! - chilló Jimin tirando de su pijama.-
-¡Si! quelo saber.
-Mmmm ¿Son amigos del dragón?
-¡Chi!
-¡Si!
-¿Seguros?- dijo torciendo los labios con sospecha.
-¡Si!
-Bien acérquense- dijo sentándose en el sillón.
Los cachorros corrieron hacia su tío y se sentaron a cada lado.
-Más cerca- murmuró.
Los cachorros pegaron sus grandes orejas en el rostro de la ardilla, ansiosos por escuchar el gran secreto del dragón del bosque.
-Cada vez que desordenan algo, el dragón pierde un poco de sus poderes- dijo con falsa tristeza- No puede hacer bolas de fuego, ni volar y no puede salvar a sus amigos si están en peligro. Y entonces… cuando el dragón no puede usar sus alas ni su fuego… el monstruo peludo de la cueva sale y ataca el bosque- Hoseok se encorvó hacia adelante, mostrando las garras y llamando la atención de los niños.
-¿El montruo de la cuela?- preguntó el más pequeño moviendo la cola con felicidad mientras que Jimin se escondió detrás de una almohada con la cola entre sus piernas.
-¡Si! Una criatura muy pequeña y malhumorada. Es mucho mucho más pequeño que el dragón, su piel es blanca como la leche porque odia el sol y su rostro es redondo como la luna. Pero no se dejen engañar, que sea pequeño y se vea adorable no quiere decir que sea débil. Con tan solo mirarte te puede congelar como un cubito de hielo…Una vez… el dragón y la criatura peluda tuvieron una gran pelea que dejó su piel blanca con una tenebrosa cicatriz. Desde ese día, el monstruo peludo está esperando su venganza.
Seokjin quiso reír ante la descripción tan obvia de Yoongi, hubiese pagado miles de dólares para que estuviera presente.
-Monstluo malo y feo- dijo Tae.
-¡Oh no! ¡El monstruo de la cueva congeló mis piernas!- Hoseok trató de levantar sus piernas del suelo, pero parecían pegadas.- ¡No las siento! ¡Ayuda!-
-¡Oh no tio Hobby!- exclamaron los niños tratando de empujar sus piernas que pesaban tanto como ellos.
-¡Rápido! Necesitamos ordenar todo para que el dragón derrita el hielo de mis piernas!
Los niños se bajaron del sillón y corrieron por toda la sala, acomodando los almohadones y las revistas.
-¡También en la cocina!- Chilló cayendo sobre el sofá- ¡Rápido! No siento mi mano- exclamó agitándola en el aire.
Seokjin quería morirse de la risa, nunca había visto a sus cachorros tan entusiasmados por limpiar. Hoseok observó de reojo al omega y le guiñó el ojo.
Seokjin le respondió con inaudible “Gracias”
—
Hoseok era increíble con los niños, de una manera que él jamás había podido ser. Desde que había inventado la historia del dragón del bosque y su enemigo ermitaño y peludo, los cachorros le suplicaban cada día y noche saber algo más de la historia, y aunque Seokjin había intentado que lo dejaran en paz, la ardilla parecía encantada en pasar tiempo con ellos.
Fue así que un día le hizo una petición un poco incómoda.
-Hobi…- exclamó cuando lo encontró cambiando el pañal a su cachorro.
-¿Si hyung?- preguntó mientras le hacía muecas a Kookie.
-Hoy necesito ir al centro del pueblo, necesito averiguar unas cosas y como Joon ha estado ocupado en su música Yoongi pensé… No sé… que tú…
-¿Que cuide a tus cachorros?
-Sé que es mucho, ellos no son como kookie, son dos monstruos destructores… Si es mucho para tí lo voy a entender… además no quiero que…
-Hyung…
-No quiero que lo hagas si no quieres y….
-Hyung, lo haré encantado.
-¿En verdad? Tan solo será como mucho dos horas…
-Tómate el tiempo que quieras, en serio.
De más está decir que sus hijos se portaron como dos ángeles con su tío ardilla. Era como si le tomaran el pelo, así nadie le iba a creer que eran los mismos cachorros que explotaban sus cremas importadas.
—
Hoseok se despertó de madrugada con una desesperada necesidad de tomar un vaso de agua para calmar la sequedad de su garganta.
-¿Todo bien Hoba?- preguntó el gato desde el suelo, siempre alerta a los movimientos de la ardilla.
-Si, solo voy a buscar un vaso de agua- dijo bajando de la cama con el pelo enmarañado y los ojos pesados.
-Te acompaño-
Hoseok rió divertido- No hace falta, descansa Yooni-
El gato sonrió ante el apodo- Está bien, pero si sucede algo me gritas.
El omega bajó sigilosamente las escaleras mientras luchaba por borrar la sonrisa tonta que se había dibujado en su rostro. Nunca admitiría en voz alta que le encantaba que Yoongi fuera tan protector con él hasta en las cosas más pequeñas como acompañarlo a otra habitación de la casa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos murmullos provenientes de la cocina, tan bajos, como si quisieran no ser escuchados. Desde su lugar podía ver la luz encendida y sentir el aroma a libros viejos de Namjoon y a comida casera de Seokjin.
-Sabes que no puedo ausentarme más, ya he abusado de mis vacaciones.
-¿Y yo tengo que dejar mi trabajo de lado solo porque tú no quieres confrontar a tu jefe?- chilló el omega.
-Cariño, aun no tengo tanto peso en la industria, solo soy un productor principiante, si sigo faltando van a cambiarme por otro. Ya no tengo más excusas que inventar.
Hoseok escuchó como Seokjin bufaba y el silencio se tornó incómodo, hasta para él, mientras esperaba que alguno hablara.
Luego de un tiempo insoportablemente incómodo, el hámster finalmente habló:
-Entonces dices que debo dejar mi carrera…
-Yo no quise decir eso, Jinnie.
-Es lo que estás insinuando, mi carrera no es tan importante como la tuya ¿No?
El lobo suspiró dolido- Ninguno de los dos tiene que dejar de lado su carrera, pero no quiero que vuelvas a la ciudad… No es seguro ahora. Ni para tí, ni para los niños.
Hoseok se mordió el labio con fuerza hasta que le ardió. La vida de los Kim se había hecho trizas por su culpa. Ellos habían sido arrastrados a su desgracia. Personas tan buenas como ellos no merecían tener una vida miserable como había sido la suya.
-Lo sé, por eso quiero trabajar en el hospital de este pueblo, no hay muchos médicos y necesitan a alguien en la guardia, alguien experto como yo.
-Estoy seguro de que serías el mejor- Murmuró el alfa- Pero los niños te necesitan más que nunca, Jinnie… Son muchos cambios.
-No lo puedo creer…- Exclamó indignado.
-Jinnie… Cariño.
Hoseok se asomó por el marco de la puerta, con las orejas escondidas y abrazando su cola peluda.
-Hobi…- murmuró el omega, girando su rostro hacia la ventana mientras intentaba ocultar sus lágrimas- ¿Te despertamos? Lo siento…
-Venía a buscar un vaso de agua y sin querer los escuché, lo siento…
-No te preocupes- Murmuró el alfa.- Ya nos íbamos.
Hoseok podía sentir el aire denso por la angustia de ambos aromas.
-Yo… sé que no debería meterme, pero creo que podría solucionar su problema.
Ambos intercambiaron miradas llenas de confusión- No entendemos Hobi…- dijo el omega mayor.
-Y-Yo… yo podría cuidar a los cachorros mientras ambos trabajan- dijo jugando con sus dedos frente a su pecho.
-Oh cariño, no hace falta, enserio, este es un problema nuestro…
-Si está pasando todo esto es por mi culpa.
-Eso no…
-En serio hyung, escúchame…- dijo respirando hondo- Ustedes hicieron mucho por mi sin siquiera conocerme y voy a estar en deuda con ustedes por siempre. Nos salvaron, a Kookie y a mi- dijo con una sonrisa melancólica- Y lo que menos puedo hacer es cuidar a los cachorros. Amo a Jimin y a Tae y sería un honor hacerlo, darles todo el amor que yo no tuve cuando era un cachorro.
Los ojos de Jin se llenaron de lágrimas y el lobo se movió incómodo en su lugar, frotando suavemente la espalda de su esposo.- No queremos que te sientas obligado, no tienes ninguna deuda con nosotros- dijo el alfa, hablando por su omega.
-En serio hyung- exclamó el omega- En serio quiero hacerlo.
Namjoon se sorprendió cuando la ardilla lo llamó por su honorífico y hasta tuvo el valor de verlo a los ojos.
-E-Entonces vamos a pagarte un sueldo- dijo el Hámster, limpiándose las lágrimas.
-No, no hace falta. - dijo negando fuertemente con la cabeza.
-Insisto, cuidarlos es agotador y es un trabajo digno. Créeme, a mi no me vendría mal un sueldo por ser la ama de casa- dijo mirando de reojo a su esposo que bajó las orejas avergonzado.
-E-en verdad no…
-Hoseok…Mereces tener tu propio dinero. Yoongi te adora, moriría por tí y tu cachorro, pero aún así tienes que tener independencia económica.
Hoseok se mordió con fuerza el labio, jamás había tenido su propio dinero. Sus padres le compraban todo lo que necesitaba, aunque cuando se había presentado como un omega esas cosas se habían reducido a comida y ropa vieja, luego estaba el zorro que había tomado todo el dinero que sus clientes pagaban por su cuerpo, administrando sus ganancias que solo eran deudas más y más grandes que no parecían tener fin y por último estaba Do-Hwan quien lo había tratado como un niño tonto incapaz de valerse por si mismo.
¿Realmente estaba por tener su primer trabajo pago?
Sus ojos se llenaron de lágrimas ante esa idea, jamás se había creído habilidoso para conseguir un empleo- P-Podría comprarle j-juguetes a Kookie y unos mocasines….
La pareja sonrió satisfecha- Puedes comprarle a tu cachorro las cosas que quieras, pero no te olvides de ti…
Hoseok se limpió las lágrimas y asintió con la cabeza- G-Gracias- exclamó antes de precipitarse hacia el matrimonio y envolver a ambos, apenas pudiendo, con sus delgados brazos- Gracias gracias…-repitió llorando de felicidad y agitando su esponjosa cola.
La pareja intercambió miradas sorprendidas y abrazaron al omega, que ronroneó ante el tacto de su nueva familia ensamblada y extraña, pero perfecta.
-Estamos orgullosos de ti, Hoseok.
Notes:
Ha pasado un tiempo!!
He estado muy ocupada, mucho trabajo y estudio TT.TT
Espero que disfruten de leer como Hoba mejora poco a poco
¡Nos acercamos al final!
Gracias por leer y los hermosos comentarios.
Chapter 29: Familia ensamblada
Summary:
Hoseok rememora el tiempo vivido
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El tiempo pasa muy rápido cuando se es feliz.
Por eso, la vida es cruel. Porque los momentos felices se escurren entre los dedos y se escapan cruelmente ganándole la carrera al tiempo.
Hoseok podía estar seguro de ello. Los días en su cuativerio bajo la correa del zorro se habían sentido una tortuosa eternidad, lo mismo había sucedido en los largos días de celo dentro del cuarto más frío de la casa de sus padres. Encerrado bajo candado, rogando que se acabara el doloroso calor o que alguien lo ayudara a calmarlo, pero cuanto más lo deseaba, más larga se hacía la agonía. Pero lo peor de todo había sido pasar su embarazado mudándose de casa en casa, soportando los dolorosos síntomas sin que nadie se preocupara por él. Los nueve meses se habían sentido como años.
Hoseok miró el almanaque que colgaba a un costado de su escritorio y comprobó, como si no lo pudiera creer aún, que habían pasado tres años de aquel día en que su vida cambió para siempre. Aquel día de invierno cuando vio por primera vez aquellos ojos negros y felinos que lo miraban como si existiera, como si mereciera ser visto, ser amado, ser cuidado.
La ardilla sonrió frente a su diario íntimo, iluminado por la tenue luz de su lámpara amarilla. Sentarse cada noche en el escritorio frente a la ventana de su cuarto, que daba al frondoso bosque, se había vuelto una rutina inquebrantable. Solo que ahora los árboles estaban desnudos de hojas, producto del crudo invierno que hacía fuera. Pero ya no tenía que tenerle miedo a las bajas temperaturas, ahora vivía en una cabaña acogedora, siempre con un té caliente entre sus manos y dormía en una cama contra el cálido pecho de su alfa que servía como estufa.
Ya no más camas heladas de sábanas roídas, ya no más depósitos con griteas en las paredes.
Tampoco tenía que sentirse avergonzado de dejar libre su lado ardilla. Yoongi siempre le recordaba lo orgulloso que estaba de él cada vez que trepaba los árboles de bellotas y nueces para juntar una gran cantidad de provisiones que luego escondía en toda la casa. Nadie nunca lo reprendió cuando encontraban nueces dentro de sus zapatos o en sus cajones de ropa interior. Y aunque ya no tenía que estar en modo supervivencia, porque nunca faltaba la comida en su plato, había cosas que eran difíciles de cambiar.
Hoseok miró su diario abierto en una página en blanco. Al principio había sido reacio a escarbar en su pasado y plasmar aquel dolor en el papel, pero su terapeuta lo había convencido de que esa era la mejor catarsis de todas. Y como siempre, había estado en lo cierto. Sabía que su alfa no podía ser la única esponja que absorbiera su dolor, y aunque Yoongi estaba encantado de ser su hombro donde llorar, tenía que darle un respiro al pobre gato.
Hoseok sabía cuántas lágrimas habían humedecido esas hojas y cuánto había dolido en su pecho cada recuerdo desbloqueado que creía olvidado. Pero con el tiempo, el peso en su alma y en su corazón se habían alivianado y se encontró escribiendo cosas buenas de su día a día con su hermosa familia ensamblada. Ya no había nada más que recordar, su pasado había quedado en el fondo de las páginas como memorias que siempre estarían marcadas en su piel con fuego, pero que ya no ardía.
Ahora las hojas estaban llenas de momentos felices y alguna que otra lágrima de felicidad.
Como cuando recibió su primer sueldo.
—
-Aquí tienes- dijo Seokjin, entregándole un sobre al omega menor.
Hoseok tomó el paquete con cuidado, como si tuviera miedo de perderlo, de romperlo. -G-Gracias hyung- dijo con un nudo en la garganta. Estaba emocionado, extasiado, pensando en todas las cosas que podría comprar con ese dinero. Y no tenía que pedirle permiso a nadie, era suyo, ganado honestamente.
-Agregué un extra- Dijo el Hámster guiñándole el ojo.- Tata no para de hablar de las aventuras del dragón y está aprendiendo a jugar con sus compañeros de jardín sin pelear. Estoy seguro de que eso es gracias a tí. Y Jimin ya hace su cama solo y lava su plato- dijo con orgullo- Eres el mejor, Hobi.
Hoseok esperó toda la semana para que llegara el fin de semana, días en que los Kim no trabajaban y él no tenía que cuidar a los torbellinos. Aunque debía admitir que amaba pasar tiempo con ellos, especialmente por lo feliz que estaba su cachorro de tener amigos con los cuales jugar todos los días hasta el cansancio.
Entusiasmado, convenció a Yoongi de que lo dejara en el centro del pueblo y que luego lo pasara a buscar, y aunque el gato discutió de que era peligroso que estuviera solo con el cachorro y que él podía ayudarlo a cargar las compras, finalmente logró que se fuera con la promesa de que la ardilla lo llamaría si algo sucedía antes de la hora pactada.
Hoseok estaba seguro de que su alfa iba a quedarse en el coche cerca del centro esperando para recogerlo, porque después de todo, el gato era cabeza dura, pero su cabeza dura, y lo amaba por eso, por siempre protegerlos.
En realidad, el omega no quería a Yoongi cerca porque, además de comprarle a su cachorro unos hermosos mocasines de lana color violeta, ansiaba comprarle a su alfa una correa nueva para su guitarra que lo había encontrado viendo en el escaparate de una tienda de música.
Él sabía que no era la gran cosa, que probablemente el gato podría comprárselo solo, después de todo había estado ganando más dinero gracias a sus producciones musicales, pero Hoseok estaba orgulloso de sí mismo y de poder comprarlo con su dinero.
—
Hoseok rió divertido al recordar cuán feliz estaba su alfa al ver su nueva correa. Al principio se sintió culpable, diciendo que Hoseok debió comprarse algo lindo para él mismo en vez de gastar dinero en él. Pero no había mejor regalo para la ardilla que la hermosa sonrisa de gomita de Yoongi cuando colocó la correa en su guitarra y se la colgó al hombro.
“Es perfecta” Exclamó, y nunca más la cambió.
Y aunque Hoseok varias veces había insistido en comprarle una nueva porque ya estaba muy vieja y deshilachada, Yoongi se había negado a cambiarla.
“Si se rompe, la coso y listo”
—
Hoseok rió negando con la cabeza y recorrió las páginas de su diario hasta que encontró otro día memorable en su vida. El cumpleaños número uno de Kookie.
Recuerda aquel día como si hubiese sido ayer.
Un mes antes todo se había descontrolado, especialmente por culpa de Seokjin. Él quería que fuera una fiesta inolvidable, y aunque solamente eran seis los invitados, el omega mayor insistió en que se debía hacer una fiesta igual.
“Porque no se cumple un año todos los días” Había dicho con las manos en la cintura.
Hoseok intentó convencerlo de que no era necesario, que Kookie no iba a recordar ese día y además se sentía avergonzado e incómodo por tanto espamento cuando él daba tan poco a los Kim. Pero cuando quiso darse cuenta, Seokjin, Namjoon y su alfa habían pedido el día libre en sus trabajos pactando así que el cumpleaños de su cachorro sería solo para él y nada más.
El omega sonrió para sí al leer en su diario sus propias palabras al final de la hoja:
“Gracias Jin Hyung por insistir en hacer la fiesta, jamás olvidaré este día”
—
Seokjin no mintió cuando dijo que sería una fiesta, y aunque el lobo le había advertido que su esposo se tomaba en serio los cumpleaños y las festividades, Hoseok creyó que estaba exagerando. Tiempo después se daría cuenta de que el omega mayor no debaja pasar ninguna fiesta sin hacer algo grande de ella.
Hoseok no protestó cuando Jin le pidió que fuera a comprar sidra sin alcohol sabor frutilla para brindar. Sabía que había varias botellas en la despensa de la casa, pero también sabía que su cuñado lo quería fuera por unas horas para poder decorar todo y que fuera una sorpresa para su cachorro. Así que sin chistar dejó que Yoongi lo llevara al centro de la ciudad y de paso tomaron un helado frente al hermoso parque.
-Espero que Namjoon no se haya caído sobre la torta- Bromeó el gato mientras probaba su helado sabor vainilla.
-Va a haber un asesinato si eso sucede- rió Hoseok mientras limpiaba el chocolate del rostro de su hijo.- ¿Deberíamos volver?
Yoongi revisó su teléfono y efectivamente el lobo complicó las cosas. Por suerte no cayó sobre la torta de cumpleaños de su hijo, pero sí sobre el cartel y las guirnaldas.
“Distráelos por una hora más, tengo que matar a mi esposo” Decía el mensaje del hámster.
Yoongi suspiró- Aún no…
-¿Namjoon?- dijo la ardilla con una ceja enarcada.
-Si…-Rió negando con la cabeza- Pensaba darle esto a Kookie más tarde, pero creo que es buen momento para hacer tiempo.
-¿Eh?- exclamó la ardilla mientras observaba como su alfa se dirigía hacia el baúl del coche y sacaba una gran caja envuelta en papel de regalo con dibujos de dinosaurios.
Su cachorro chilló sobre su regazo y balbuceó palabras sin sentido. Si bien el niño ya caminaba, corría y era un torbellino tan destructivo como Tata, aún era vago con las palabras, aunque su madre todos los días intentaba que dijera aunque sea “Ma”. Para su alivio, el pediatra le dijo que aún estaba a tiempo y que algunos niños tardaban un poco más en hablar.
Hoseok no pudo aferrarse más a su cachorro que se bajó de su regazo y corrió hacia su padre.
-Espero te guste, Kookie, feliz cumpleaños.
Con ayuda de sus padres, el pequeño cachorro perruno rasgó el envoltorio. Al ver el dibujo de un cochecito de juguete de su tamaño, sus grandes ojos redondos y negros brillaron de la emoción mientras movía la cola como una mini hélice.
-¿Lo probamos?-
Hoseok tomó muchas fotos ese día, mientras Yoongi empujaba al cachorro por toda la plaza. Sabía que ese coche sería la pesadilla de Seokjin cuando sus cachorros y Kookie lo usaran por toda la casa, pero valía la pena por la hermosa sonrisa de conejo de su hijo.
-¡Muy bien Kookie! ¡Vas muy bien!
–
.¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños Jungkookie!
Hoseok estaba con la quijada contra el suelo. La cabaña estaba convertida en una verdadera fiesta de cumpleaños. Globos de todos los colores decoraban las esquinas, guirnaldas los unían a lo largo de las paredes como olas de arcoiris. En medio del comedor había una gran mesa llena de todo tipo de dulces y aperitivos caseros, todos decorados con conejos, al igual que la torta de tres pisos también con un gran conejo en medio y una sola vela (Hoseok no tenía idea de cómo iban a comer todo ese pastel, aunque imaginaba que el lobo iba a encargarse de la mayor parte). Detrás de la mesa había un gran cartel hecho a mano que le deseaba feliz cumpleaños a su niño con varias fotos impresas de toda la familia en momentos memorables con el cachorro.
Como cuando Kookie y Namjoon se durmieron en el sillón abrazados. Como cuando Jimin, Tae y Kookie le robaron las pinturas a Yoongi y se usaron ellos mismos de lienzos, o la vez en la que prepararon galletas con Jin y toda la cocina se llenó de harina, y la más hermosa de todas, una de cuando era tan solo un cachorro recién nacido en brazos de su madre sentados en el porche de la casa.
En medio del cartel había un espacio en blanco decorado con 7 corazones.
-Ahi vamos a colocar la foto familiar- dijo Jin, mostrando una cámara instantánea.
-¿Nos sacamos una foto antes de abrir los regalos Kookie?- dijo la ardilla, notando que su cachorro solo tenía ojos para la pila de regalos.
A regañadientes, el cachorro se dejó cargar por su madre.
-¡Delante del cartel!- exclamó Seokjin mientras colocaba la cámara sobre un mueble- Joon por lo que más quieras, cuidado con la torta.
-Si cariño- Dijo el lobo mientras cargaba con falicidad a sus dos hijos uno en cada brazo.
-Bien… ¿Todo posicionados?-
Hoseok sostuvo a su niño y le sonrió a su alfa, quien lo rodeó de la cintura y se acercó más a su amado.
Seokjin corrió y se puso al lado de su esposo, quien le sonrió con sus hoyuelos.
-¡Digan Kookie!
“¡¡Kookie!!” Gritaron todos cuando el flash los encegueció.
—
Hoseok volteó la hoja de su diario y encontró una copia de aquella foto, porque la original estaba enmarcada en la sala de estar.
-Eras tan pequeño, Kookie- Sonrió al ver lo regordete que era su pequeño en ese tiempo. Ahora era un niño grande de tres años, que crecía día a día y los zapatos le quedaban chicos al igual que los pantalones.
Hoseok sabía que su hijo iba a ser alto, tan alto como Namjoon o más, porque Do-Hwan era alto y también ancho, y los rasgos de su niño amenazaban con ser iguales a los de su padre biológico.
Ese había sido el peor terror de la ardilla, ver en su hijo el calco de su peor pesadilla, el hombre que le había enseñado que el amor era igual a dolor, quien lo había tratado como un inútil, como una máquina de hacer bebés y nada más. Pero el miedo se disipó con los años. Si bien Kookie era un híbrido de perro y tenía los rasgos de su padre alfa, en él eran hermosos. Con tan solo ver sus grandes ojos que podían guardar una galaxia entera, Hoseok supo que Jungkook jamás sería como él.
El omega sonrió mientras miraba los detalles de la foto. Como Kookie miraba hambriento la torta debajo de él (Que luego le daría indigestión), como él mismo sonreía tan ampliamente que le dolían las mejilas de solo imaginarlo, como Yoongi se aferraba a su cintura con firmesa y sonreía con orgullo por su familia. Por otro lado estaban los Kim, que como siempre, le sacaban una risa a la ardilla. Namjoon estaba más concentrado en su esposo que en la cámara, sonriéndole con sus hoyuelos inigualables, siempre cautivado por la belleza de su omega, como si lo viera por primera vez. Por otro lado, Seokjin salió con la boca abierta, probablemente por decir “Kookie” para la foto, mientras sus dos cachorros se tambaleaban en los brazos de su padre alfa, en lo que parece el inicio de una pelea.
Hoseok rió al recordar el momento después de la instantánea en que el trasero de Tata cayó sobre un costado de la torta cuando su padre alfa no lo pudo sostener porque Jimin se aferró a sus cabellos para no caerse desde tanta altura.
-¡Kim Taehyung!- Gritó furioso el omega mayor y el niño se congeló en su lugar, porque cuando su padre omega decía su nombre completo, significaba que esta vez sí la había cagado.
Pero el ceño fruncido del hámster se borró de su rostro enrojecido de la furia cuando el cumpleañero se rió con fuerza, señalando el trasero de su primo que ahora estaba lleno de crema. Tata fue el segundo en comenzar a reír y en poco tiempo todos rieron, hasta Yoongi tuvo su buena cuota de risa.
-¡Tata e tolta!-
Todos hicieron silencio cuando el cachorro habló. Pero esta vez no fueron balbuceos sin sentido.
Hoseok lo miró en shock- ¿Que dijiste Kookie?
El cachorro sonrió y pataeó, señalando el pantalón manchado de crema del niño- ¡Tata e tolta!
Todo fue abrazos, risas, llantos de felicidad y palabras de orgullo para el cachorro. Especialmente de Tae, quien estaba orgulloso de ser la primera palabra de Kookie, aunque eso enfureció internamente a su hermano mayor, quien había deseado ser la primera palabra de su primo, aunque lucharía por ser la tercera, porque la palabra “Tolta” Le había robado el segundo lugar.
-¿Puedes decir mamá? Ma-má- dijo Hoseok.
-¿Y papá? Pa-pá- dijo su padre alfa.
-¿Y qué tal tío Joon?- exclamó el lobo, quien recibió un golpe de su esposo.
El cachorro observó a todos los presentes, quienes lo miraban expectantes por su próxima palabra.
-Legalos-
–
Hoseok rió con fuerza al recordar las caras de todos cuando su hijo había pedido por los regalos en vez de decir mamá papá o algo más.
Con el tiempo aprendió a decir más palabras y nada lo detuvo, ahora era una máquina de hablar y correr, potenciado por sus primos. La ardilla a veces extrañaba, en secreto, cuando tan solo era un bebé regordete que dependía de él. Ahora más que nunca entendía a Seokjin.
-¿Escribiendo en el diario?- La voz grave y profunda de su alfa lo sacó de sus recuerdos.
Hoseok cerró el cuaderno y se volteó a Yoongi- Estaba releyendo algunas cosas mientras te esperaba.- Sonrió dándole un beso casto en los labios- ¿Cómo te fue?
-Ufff…- dijo el gato, tirando su mochila a un costado- Rogando porque Joon regrese de las vacaciones, no puedo solo con todo. Sus artistas son muy caprichosos, él les da muchas libertades- gruñó molesto.
-Apenas se fue hoy- sonrió la ardilla ayudando a su alfa a quitarse la chaqueta.
-¿Ya llegaron al hotel?- preguntó mientras se quitaba los zapatos y caminaba hacia el baño que tenían en su cuarto.
Hoseok lo siguió hasta la puerta y se quedó del otro lado mientras escuchaba la ducha encenderse- Si, enviaron una foto de la habitación, es muy hermosa, tiene vista a la playa- dijo en un tono no muy emocionano.
-Hoba…- murmuró el gato mientras se quitaba el cansancio y el estrés del día, que se fue por la rejilla de la bañera junto con el agua- No va a pasar nada con Kookie, Seokjin lo va a cuidar bien…
-Lo sé… solo que… es la primera vez que se va tanto tiempo lejos de mí- dijo apoyándose en el marco de la puerta.
-Lo sé Hoba.. Pero tan solo son tres días. Cuando quieras darte cuenta, el conejito imperactivo y sus secuaces van a estar corriendo por toda la casa otra vez.
-Si, tienes razón.
Se escuchó la ducha apagarse y los movimientos del gato por todo el baño, cambiándose y poniénsose loción en su piel blanca.
Hoseok no lo podía ver, pero imaginar su piel limpia y cubierta de pequeñas gotas encendió sus mejillas.
Había estado pensando en algo últimamente, y una vocecita dentro suyo le decía que hoy sería ese día que tanto había esperado.
Yoongi entró al cuarto con su cabello negro goteando sobre su playera blanca xxl y con un pantalón deportivo color negro encima de sus boxers que Hoseok no podía ver. No importaba que hiciera el peor de los calores, el alfa jamás se acostó en ropa interior desde que se mudó a la cama junto a su omega.
Hoseok se mordió el labio con fuerza y se precipitó hacia su amado, saboreando sus labios suaves y mojados. Yoongi lo recibió con entusiasmo, besando los labios sabor vainilla de su omega aferrándose a su estrecha cintura.
Esta vez el beso no se terminó rápido, como siempre sucedía, porque la ardilla solo le daba besos castos y él no quería presionarlo más. Pero en esta ocasión fue diferente, el omega no se alejó y Yoongi se sintió atrevido al inclinar su cabeza hacia un costado y profundizar el beso. Se sintió mareado por el sabor de su amado y cómo se presionaba contra su pecho, temblando debajo de él. Apretó con más fuerza su cintura, como si temiera perderlo y cuando se quiso dar cuenta, sus labios habían abandonado la boca de su amado para hundirse en su cuello, saboreando su piel canela con olor a vainilla que tanto lo volvía loco.
-Yoongi… -Murmuró la ardilla, sintiendo que el ardor de los labios de su alfa ocupaban cada rincón de su cuerpo.
Yoongi siguió besando, lamiendo y mordiendo la zona como si fuera el dulce más costoso creado por el hombre. Su alfa gruñó de placer y sus manos temblorosas por el éxtasis recorrieron la cintura y luego la espalda de su omega, peligrando muy cerca de su cola esponjosa y peluda que temblaba por el tacto.
-Yoongi…- Dijo Hoseok, en un gemido lastimoso que alertó al alfa y se alejó como si de repente le quemara.
-¡Lo siento! Lo siento Hoba- exclamó arrepentido. -N-No sé en qué estaba pensando… por favor, perdóname- suplicó desde lejos, temiendo acercarse y asustar a su amado.
Yoongi se había prometido nunca tocar a Hoseok, por más desesperado que su alfa interior estuviera por hacerlo suyo.
Yoongi lo amaba, más que a nada en el mundo, la ardilla era todo para él, su cable a tierra, la inspiración de sus canciones, por quien ahora tenía motivos para vivir.
Moriría por él si fuera necesario y estaba feliz de ser parte de su vida, de poder despertar cada mañana con el hermoso rostro del omega, de poder ver su sonrisa de corazón, de sentir su aroma a vainilla, de poder ser el padre de su hijo.
A Yoongi le importaba una mierda si nunca llegaba a tener intimidad con el omega, su amor iba más allá de lo carnal, era una unión de almas y con verlo feliz y mejorar cada vez más, estaba completamente satisfecho.
A tres años de estar juntos, ya casi no pensaba en sexo, por eso ahora no entendía qué había pasado y por qué lo había arruinado todo. Tantos años de trabajo se habían ido por la borda por una maldita calentura, no era mejor que los demás alfas de su pasado.
-Lo siento- repitió odiándose a sí mismo por no poder controlar a su alfa. -L-Lo mejor será que hoy duerma en el sillón y…
No esperaba que Hoseok corriera hacia él y lo envolviera en sus brazos- No te disculpes, por favor- suplicó hundiendo su hermoso rostro en su pecho agitado.
-No debí hacer eso…- dijo con el corazón hundido- Jamás te haría daño, Hoba…
-Lo sé Yoonie- exclamó la ardilla con la voz temblorosa- Pero yo quiero esto.
-No Hoba, tú no… no tienes que…
-En serio- dijo mirándolo con determinación- H-He e-estado pensando en esto hace tiempo- dijo esquivando la mirada.
Yoongi notó como sus mejillas se sonrojaban, haciéndolo más etéreo bajo la cálida luz de la lámpara del cuarto.
-Y-Yo… te deseo a-alfa…
Yoongi interpretó el nerviosismo del omega como miedo- Escúchame Hoba- dijo tomando las manos temblorosas de la ardilla entre las suyas- No tienes que hacer nada por mí ¿Está bien? No tienes que darme nada, no quiero que pienses que tienes que hacer algo para no perderme, yo siempre voy a estar contigo y con Kookie, no importa qué.-
Hoseok sintió que su amor por Yoongi se hacía más y más fuerte, si es que eso era posible. No entendía cómo alguien como él podía ser suyo. ¿Que había hecho para merecer a un alfa tan bueno? La verdad no tenía idea, quizás Dios se había equivocado, solo rogaba que no se diera cuenta de su error y se lo quitara.
-Quiero esto- insistió volviendo a clavar sus ojos avellana en los negros de su alfa- En serio, quiero hacerlo. Solo si tú también quieres- dijo bajando la mirada.
Yoongi notó como los ojos de su omega eran cubiertos por ese velo de tristeza que tantas veces había visto en él, aquel con el que lo había conocido y el que había prometido quitar para siempre.
-S-Si te doy asco… lo entenderé- dijo de repente, cortando el aliento del gato- No soy un omega puro, e-estoy roto, usado- dijo mordiéndose con fuerza el labio- M-Muchos alfas pasaron por mí… L-Lo siento Yoongi. N-No soy el omega perfecto que mereces.
El gato tomó el rostro de su amado y lo obligó a verlo- Nunca te averguences de lo que eres. Si, es una mierda lo que te pasó y no sabes cuanto desearía poder viajar al pasado y evitar todo lo que te hicieron esos hijos de puta- dijo con un nudo en la garganta- Daría mi vida y más por haberte conocido antes… Lo siento Hoba…- Una lágrima traicionera cayó de su rostro- Pero no puedo hacerlo… Lo único que puedo hacer es prometer que jamás, nunca, jamás, vas a hacer nada que no quieras. Si, te deseo- dijo con una voz tan profunda que Hoseok sintió que sus rodillas se aflojaban.- Te deseo desde la primera vez que te vi, desde la primera vez que sentí tu dulce aroma. Y me importa una mierda todos los odiotas que no supieron respetarte. Yo… yo…- Yoongi miró con pasión desbordada a su hermoso omega. Su alfa ya estaba incontrolable, su olor a café con mandarinas ocupaba cada rincón de la habitación, proclamando marcar a Hoseok como suyo- Yo quiero enseñarte lo que es amar de verdad, quiero cuidarte, quiero que sientas placer, que disfrutes de verdad y que nunca más hagas algo que no quieras. Ni por mi, ni por nadie.
Los ojos de Hoseok se llenaron de lágrimas y su omega interior gritó, pidiendo, no, exigiendo a su alfa.
-Quiero que me hagas el amor, quiero tu nudo, quiero tu marca, alfa.
Yoongi besó las manos de su amado con devoción- Entonces lo tendrás, pero si en algún momento quieres parar, me lo dices ¿Está bien? No me voy a enojar.
-Está bien.
-¿Confías en mí, hermoso omega?
-Confío en tí, alfa.
Hoseok confíaba en Yoongi. Si, tenía miedo por lo que estaba por pasar, ya que sus únicas experiencias sexuales habían sido dolorosas, y solo para complacer a otros. La ardilla no tenía idea de qué era el placer y qué era lo bueno de hacer el amor, pero algo dentro suyo le decía que con Yoongi sería diferente.
Quería hacerlo, quería darse la oportunidad de disfrutar, de ser amado por primera vez. Todos esos hombres que lo usaron a la fueza e ignoraron sus súplicas y sus lágrimas se podían ir a la mierda porque su alfa los iba a borrar de su píel con amor.
Notes:
Estoy feliz de haber llegado a las 2000 vistas!
Realmente no creí que esto pudiera gustarle a alguien jajajaj
Sus comentarios siempre me animan a seguir.
Lamentablemente el próximo capítulo será el último. Se viene picantón. Lo voy a dar todo, lo prometo ajjaja.
¡Gracias por leer!
Chapter 30: Vacaciones
Summary:
Este es un especial de la familia Kim
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-Kookie, sonríe para papi y mami- Exclamó Seokjin apuntando con su celular al niño que jugaba con unos bloques coloridos sobre la alfombra del living del apartamento alquilado.
Su sobrino sonrió ampliamente, con sus hermosos dientes de conejo, mostrando un dinosaurio que había creado con los bloques.
-Voy a enviársela a tu mami así se queda tranquilo ¿Está bien?
-Está bien- exclamó el niño. Justo cuando su estómago gruñó con fuerza, haciendo reír a Tae.
-Oh- exclamó el hámster, al notar que se le había pasado la hora de la cena.
Por tanto viaje y teniendo que acomodar todo lo de las maletas en los armarios, se había olvidado completamente de preparar la comida.
-Menos mal que no era un video, sino tu madre iba a creer que te estoy matando de hambre.- Bromeó- Bien, a cocinar- exclamó a punto de levantarse del sillón, pero la mano pesada de su esposo salió de la nada y lo mantuvo sobre el cojín con firmeza.
-No cariño, tú te quedas descansando mientras yo preparo la cena-
Seokjin palideció- Oh no Joon, no hace falta. En 20 minutos ya tengo todo listo ¿Qué les parece ramen con pollo?
-¡Ramen!- Gritaron los tres cachorros, moviendo sus colas con fuerza.
-Entonces ramen será- exclamó el lobo caminando hacia la cocina.
-Joon, no creo que sea buena idea…
-Ah ah Ah- dijo negando con la cabeza- Dijimos que estas vacaciones serían para que te relajaras y no hicieras nada, Jinnie- exclamó el alfa haciendo un puchero- Has estado muy estresado últimamente con el trabajo y los niños y bueno yo…- dijo avergonzado, bajando la cola- Quiero que descanses, que no tengas que hacer nada. ¿Está bien?
El omega se desinfló en el sillón- Está bien- respondió para complacer a su esposo. Pero aunque lo intentara, aunque estuviera en la playa, aunque no tenía que lidiar con los problemas de sus pacientes y aunque su alfa hiciera todo por él, querer tener el mando era más fuerte que su voluntad. Siempre había sido así.
Pero iba a intentarlo. Namjoon tenía razón, necesitaba tomarse las cosas con calma. Después de todo, eran vacaciones y las arrugas en su entrecejo estaban comenzando a marcarse profundamente en su piel, recordándole que ya no tenía veinte años.
-Tan solo no prendas fuego la cocina, por favor.
-Es un trato- exclamó el lobo, desapareciendo en la cocina.
-Jimin- exclamó nervioso- ¿Por qué no ayudas a tu padre?- Casi que suplicó.
El lobo dejó los bloques en la alfombra y se levantó del suelo -Si pa- respondió seriamente el pre adolescente, sabiendo muy bien lo caótico que podía ser su padre alfa y también lo nervioso que se pondría su padre omega si la casa que había salido un buen dinero alquilar por la quincena se destruía en la primera noche.
-Yo también quiero ayudar- exclamó el menor de los cachorros. Pero el omega sabía que su hijo menor podía ser igual o peor que su padre.
-¿Por qué mejor no juegas a los videojuegos con Kookie? Pueden usar la consola hasta que esté la comida.
Seokjin sabía lo tentador que era eso, especialmente cuando tenían limitadas las horas de juego frente a la pantalla. Como era de esperarse, los ojos del lobo más pequeño se iluminaron- ¡Si!- chilló de felicidad- Kookie, ¿Jugamos a unas peleas?
-¡Yay!- chilló el más pequeño, y ambos desaparecieron del living en un instante.
-Ah…- suspiró el omega, hundiéndose más en el sillón- Supongo que podría relajarme un rato- murmuró cerrando los ojos, justo cuando escuchó que algo se rompía en la cocina, poniéndole los nervios de punta y tensando su espalda.
“¡Todo está bien, no pasó nada!” Gritó el lobo desde la cocina.
Seokjin no sabía si iba a llegar vivo al final de las vacaciones.
—
-Kookie, tae, coman más despacio por favor, esto no es una carrera- Los regañó el omega.
-Si lo es- respondió Tae, con fideos colgando de su boca y mirando desafiante al más pequeño.
Jimin puso los ojos en blanco, y continuó comiendo en silencio, como el buen hijo mayor que era.
-¿Y cariño? ¿Qué tal me salieron?- Dijo el padre alfa inflando su pecho de orgullo.
-Están riquísimos Joon- sonrió el omega, tomando otro gran bocado.
-Te dije que podía- dijo sonriendo con sus grandes hoyuelos.
-Solo pusiste los fideos en el agua hirviendo y te olvidaste del pollo- exclamó el hijo mayor.
-Jimin- lo regañó su padre omega- Tu padre se está esforzando, sé bueno con él.
-Está bien papi Jin- Respondió haciendo un puchero.-La comida estaba rica, papá Nam.- Dijo sin mucho entusiasmo.
-Gracias hijo. - Sonrió el lobo, mostrando sus hoyuelos.
—
La cena transcurrió en silencio, solo se escuchaban los sorbos de Tae y Kookie, algunos regaños de Seokjin porque casi no masticaban la comida y las risas de fondo del lobo mayor cuando, por accidente, Tae le lanzó un fideo a su hermano mayor directo en la cara.
-Bueno ¿A prepararnos para ir a dormir?- Dijo Seokjin, tomando los platos sucios para llevarlos a la cocina y lavarlos luego de que los niños estuvieran en la cama.
-Cariño, yo lo hago, tú lleva a los niños a lavarse los dientes y luego ve a la cama- El lobo se acercó a su esposo, quitándole los platos de las manos, no sin antes besar su frente.
-Pero…
Seokjin realmente no quería la mesada inundada, el piso mojado y los platos rotos. Pero cuando el rostro de su esposo se acercó peligrosamente a su oído, rozando su piel con sus labios, cerró la boca al instante.
-Termino con los platos sucios y luego, ¿te parece que veamos una película en nuestro cuarto?- Murmuró con su voz profunda, haciendo vibrar cada fibra del cuerpo del omega.
-Oh… Eso…eso me encantaría, hace tiempo no vemos una…peli…-exclamó sintiendo que su cuello y sus orejas se tornaban rojas.- Tae, Kooki, al baño ya- ordenó persiguiendo a los niños escaleras arriba.-Jimin, ayuda a tu padre a levantar la mesa y luego ve a la cama. -Gritó a lo lejos.
-Si papi Jin- exclamó mientras observaba en silencio como desaparecía del comedor, luego se giró hacia su otro padre con los ojos entrecerrados- No tienen tele en su cuarto- exclamó mirándolo con sospecha.
-La vamos a ver desde el celular.- dijo ignorando la mirada inquietante de su hijo mayor.
-Estás mintiendo. - Exclamó persiguiendo a su padre hacia la cocina.
-Es la verdad.- dijo mientras lavaba los platos, salpicando algo de agua sobre su camisa y la mesada- ¿Por qué no vas a acostarte Chimchim? Ya es tarde, mañana vamos a ir temprano a la costa.
-Yo también quiero ver la película.- Dijo el pequeño lobo cruzándose de brazos.
-Jimin…-Le advirtió, pero su voz alfa no parecía funcionar con el niño. Hace tiempo que ya no surtía efecto en él.
-¿Quieres estar solo con papá verdad?- exclamó celoso- ¿Para qué?- Chilló cerrando los puños con fuerza- Le voy a decir a Kookie que duerma en medio de ustedes, ¡No, mejor aún! ¡Hagamos una pijamada toda la noche en el cuarto!
-Jimin, por favor, quiero tener un momento a solas con tu padre ¿Puede ser? Ya sos grande para entender…
-¡No quiero saber!-Gritó tapando sus orejas de lobo- ¡Papi es mío!
Namjoon podía asegurar con orgullo que, desde el primer momento en que tuvo a Jimin en sus brazos, supo que su primogénito sería especial y no estaba equivocado. No solo era un niño inteligente más que el promedio, que aprendió a hablar y a caminar en un tiempo récord y que siempre aprendía algo nuevo por su cuenta, sin la exigencia de sus padres. Su hijo era un gran hermano, siempre cuidando a Tae y claro, también a Kookie a quien consideraba su hermanito menor. Además, con el pasar de los años, y ahora con casi diez años, Jimin se había convertido en un niño educado, que siempre obedecía a su padre omega, limpiaba su desastre, traía buenas notas a casa y casi no causaba problemas.
Pero no todo era color de rosa, y sabía que su hijo prodigio no podía ser perfecto. Si, Jimin era un pequeño caballero. Excepto con Namjoon, claro.
Tae siempre había sido él más pegote a su padre omega, solía ser un niño que se distraía con facilidad, aventurero, curioso y por sobre todo cómplice de Jungkook en sus travesuras. Más ocupado en ser un niño inocente y problemático, aunque siempre, al final del día, se aferraba con fuerza a las piernas de su padre omega, su lugar seguro, donde nadie jamás le haría daño. Por eso el lobo se sorprendió cuando fue su hijo mayor quien comenzó a marcar territorio con su leve, pero amenazante, aroma a chocolate.
Jimin ya casi era un adolescente y sus actitudes infantiles e inocentes se habían esfumado poco a poco hasta quedar solo como un melancólico recuerdo. Los celos habían sido algo gracioso al principio, ver al pequeño cachorro hundirse en los brazos de su padre omega mientras le sacaba la lengua a su padre alfa era algo que siempre los hacía reír. Además, no podían enojarse con él, su rostro angelical y sus grandes ojos brillantes hacían que cualquier se enterneciera, por lo que habían dejado pasar sus caprichos posesivos.
“Ya se le va a pasar” había pensado Namjoon. Que equivocado había estado.
Los años pasaron y Jimin ya no era un niño regordete, tierno e inocente, ahora Jimin siempre estaba pegado a su padre omega como una sombra difícil de sacar, siempre atento a las miradas de otros alfas cuando salían de compras o cuando Jin los iba a recoger al colegio. El pequeño alfa no escatimaba en gruñidos si otro alfa se acercaba más de la cuenta a su padre, hasta Yoongi se había ganado algunos gruñidos gratuitos sin siquiera saber por qué.
El lobo alfa estaba muy orgulloso de que su hijo mayor cuidara a su esposo, lo que para él significaba que su cachorro iba a ser un gran esposo y padre algún día, protegiendo a los suyos.
Pero también había comenzado a mirar a Namjoon con una mirada inquietante, siempre espiándolo desde los rincones, siempre en medio de ambos. El lobo no recordaba la última vez que había abrazado a su omega sin que Jimin estuviera metido en medio, y ni hablar de dormir abrazados, siempre había una excusa para que el niño se deslizara en medio de ellos o chantajeaba a su hermano o a Kookie para que sabotearan sus intentos de tener aunque sea unos minutos de intimidad.
Seokjin no parecía preocupado por su actitud, le había explicado a su esposo que era normal a esa edad que los hijos alfas se pegaran más a sus padres o madres omegas, era el instinto aflorando y las hormonas incontrolables de la adolescencia lo que hacía que su alfa interior quisiera proteger a su figura omega más cercana, en este caso, Jin. Así que al lobo no le quedó más opción que aceptar a un hijo gruñón pisándole los talones por varios años más y rogar que Tae no hiciera lo mismo cuando tuviera la misma edad.
“Espero que lo haga con Hoseok, eso sería muy gracioso” Pensó a sus adentros.
-Bien Jimin ¿Qué quieres?- exclamó desesperado.
-Que dejes a papi Jin en paz.
-Vamos hijo, dime que quieres, lo que sea, a cambio de que cuides a los dos torbellinos por unas horas.
-No.
-Dos horas, nada más. -Intentó negociar.
-Una hora- Respondió el cachorro.
-Una hora y media.
El niño se cruzó de brazos.
-Una hora y media y lo que quieras.
-Grrr…-Gruñó con molestia- Quiero una bici nueva.
-Hecho. Ahora ve a tu cuarto y no salgas ¿Me oíste?
-Si papi…- Sonrió victorioso- ¡Después te muestro cuál bicicleta quiero!-Gritó mientras corría escaleras arriba-
—
-Te tardaste- exclamó el omega observando a su esposo desde el reflejo de su tocador.
-Lo siento cariño- respondió apareciendo por detrás, escondiendo su rostro en el hombro de su esposo mientras lo abrazaba por su estrecha cintura.
Seokjin sonrió y se aplicó crema en el cuello y rostro- Entonces… ¿Vamos a poder ver esa peli en paz?
Namjoon besó su cuello, saboreando el suave aroma de la crema de noche de su omega- Si… pero no por mucho tiempo, Jimin va a aparecer en cualquier momento con una excusa nueva- El lobo sabía que su hijo no iba a respetar el trato de la hora y media porque no soportaba que la puerta del cuarto de sus padres estuviera cerrada por mucho tiempo.
-Entonces no perdamos más tiempo, alfa- Ronroneó girándose hacia el lobo, aferrándose a su grueso cuello con sus delicadas manos.
-Aférrate bien cariño- Gruñó cargándolo en brazos como la princesa que era. Luego, con mucho cuidado, lo colocó sobre las blancas sábanas, casi tan blancas como la piel tersa y perlada de su omega.
Namjoon lo contempló desde fuera de la cama, recorriendo con sus ojos negros cada curva, cada pliegue, cada centímetro del hermoso cuerpo mientras el omega abría su bata de seda rosada, descubriendo su cuerpo desnudo y sonrojado en las partes correctas.
Seokjin siempre había sido una criatura preciosa. Desde el minuto uno, el lobo había quedado atrapado en el hechizo del omega, siempre de rodillas listo para adorar su belleza celestial. Pero ahora, frente a él, con los años encima y luego de dos hijos, Seokjin era aún más hermoso que en su juventud. Porque esas marcas, esos cambios en su cuerpo producto de los embarazos, algunas pequeñas arrugas de expresión y algún que otro cabello blanco asomándose entre su cabellera color miel, significaban que aún formaba parte de su vida, que aún era digno de contemplarlo en sus momentos más vulnerables en los que solo él podía ser espectador.
Era su esposo, su compañero de vida, el padre de sus hijos, y no podía ser más afortunado.
-Otra vez con esa cara de tonto. Deja de comerme con la mirada y ven aquí- Exclamó enredando sus largas piernas en la cintura de su alfa, trayéndolo contra su pecho desnudo.
-Lo siento- Murmuró acariciando el terso rostro de su omega- A veces tengo miedo de despertarme y darme cuenta de que nunca salí del sucio cuarto que alquilaba con Yoongi y que esto es solo uno de mis delirios luego de fumar marihuana.
-¿Tenías que nombrarlo ahora?- El omega puso los ojos en blanco, nada podía enfriarlo más que la cara gruñona y estreñida de su cuñado.
-Lo siento, estoy divagando- rió nervioso- Siempre me pones así de nervioso, como la primera vez- murmuró besando los labios carnosos de su omega.
-Mmmm- ronroneó el hámster, fundiéndose en los labios calientes de su alfa- -¿Crees que esta noche pueda haber un accidente? Tae ya no me necesita tanto…
-¿Por qué no?- Sonrió el alfa, pasando sus grandes manos por el pecho plano de su esposo- Solo espero que esta vez sea un lindo omega igual a su madre y no un alfa que me quiera quitar a mi hermoso esposo.
-Entonces hazme el amor suavemente, alfa.
-A sus órdenes, mi princesa.
Namjoon acercó su aliento al pecho de su omega, poniéndole la piel de gallina sin siquiera tocarlo. Seokjin cerró los ojos y gimió suavemente cuando la lengua húmeda y caliente de su esposo jugueteó con sus pezones rosados cada vez más duros. Los succionó suavemente, saboreando su piel dulce, movió su lengua en círculos, amasó su piel con sus grandes manos, provocando que su cuerpo comenzara a reaccionar al toque desesperado y hambriento.
Poco a poco su esencia se deslizó viscosamente entre sus piernas, mojando las sábanas e inundando la habitación con su aroma a comida casera mezclado con excitación y súplica. Su omega era impaciente, siempre lo había sido, Namjoon le provocaba eso, la necesidad de que se enterrara en su piel lo antes posible.
-Joon…- murmuró apretando el agarre de sus piernas en la cintura de su esposo- No juegues conmigo…
-Mmm- murmuró su esposo, bajando poco a poco por el vientre plano del omega- Me gusta saborearte despacio- gruñó besando su ombligo.
-No queremos que Jimin se traume- murmuró tirando la cabeza hacia atrás cuando el lobo bajó más hasta su miembro erguido.
-No queremos eso…- murmuró suavemente antes de rodear a su esposo con su boca caliente, succionando su esencia.
-Ahh…- gimió el Hámster, aferrándose a las sábanas con fuerza y torciendo los dedos de sus pies.- No voy a aguantar mucho más, ya no soy joven- sollozó al sentir la lengua de su esposo moverse con agilidad alrededor de la punta de su pene.
El alfa apresuró sus movimientos, listo para recibir la deliciosa esencia de su esposo que explotó segundos después en su boca. Seokjin tuvo que esconder su rostro en la almohada para no gemir con fuerza y despertar a los niños. -Dios…- murmuró mientras sentía que el lobo limpiaba cada gota de su esencia con avidez- ¿Ya te divertiste conmigo?- Ronroneó con los ojos llorosos y abriendo más las piernas como una bienvenida silenciosa.
El aroma del lubricante natural de su omega lo golpeó con fuerza, endureciendo su gran miembro en un instante como si fuera un adolescente precoz.
-Mmmm, tan duro como la primera vez- gruñó el omega, estirando su mano hacia la entrepierna de su esposo, pero este detuvo su mano, tomándolo de la muñeca.
-Hoy eres mi princesa, y como tal, serás bien atendida- exclamó besando la muñeca del omega- No vas a hacer más nada que gemir de placer.
-Joon…- exclamó en un hilo de voz, sintiendo que su miembro volvía a ponerse duro con tan solo imaginar a su semental encima suyo aplastándolo con todo su peso contra el colchón- Haz un buen trabajo esclavo, si no quieres que te devuelva al calabozo- exclamó abriendo más las piernas.
-Si, su alteza-
El alfa se alejó del omega y observó el desastre que era mientras arrancaba su camisa de su piel caliente y sudorosa. Los botones volaron por toda la habitación, pero no podía importarle menos. Mientras se quitaba los pantalones y la ropa interior, observó la entrada rosada y goteante de su esposo, que suplicaba en silencio ser llenada una vez más. Estaba tan ansioso, que tenía miedo de acabar en segundos, iba a tener que pensar en Yoongi para durar más.
“Lo siento amigo” Pensó divertido, mientras se arrastraba en la cama sobre su esposo.
-¿Listo su alteza?
-Te estás tardando mucho esclavo. Espero que sepas usar esa monstruosidad o ya sabes que va a pasar.
-No se preocupe su alteza, para esto nací- Exclamó colocando la punta de su miembro en la entrada que latía ansiosa. Sin soportar más su miembro desatendido, el lobo se hundió lentamente en la estrechez del omega- Mierda…- murmuró al sentir como lo apretaba con fuerza y entusiasmo- Mierda- Namjoon cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmar su excitación.
-Ah…- gimió Seokjin, al sentir como su esposo lo abría más y más.
Nunca iba a poder acostumbrarse a lo grande que era.
Ese maldito alfa, aquel que lo había perseguido por meses para tratar de conquistarlo, que siempre había sido torpe y descuidado, como un niño gigante que necesitaba atención constantemente, era un maldito semental con el pene más grande que había visto en su vida. Seokjin había quedado boquiabierto la primera vez que lo vio desnudo. De más estaba decir que, luego de la primera vez juntos, se dio cuenta de que su torpeza no aplicaba al momento del sexo.
Las suaves pero firmes embestidas lo sacaron de sus pensamientos y pusieron sus ojos en blanco.
-¿Le gusta así, princesa?- Susurró su esposo, besando su marca con devoción.
-Si… no te detengas- suplicó clavando sus uñas en su ancha espalda- Por lo que más quieras, no te detengas ¿Me oíste?
-Si mi amor- ronroneó de felicidad, abrazando a su omega con fuerza, tapándolo con su gran cuerpo, protegiéndolo de todo mal- Si sigo así… voy a acabar pronto- dijo con culpa.
-Hazlo entonces, lléname por completo, mi alfa, quiero que me preñes, quiero darte un hermoso cachorro- sollozó su omega interior, que suplicaba desesperado ser llenado, fecundado por el alfa que había elegido como su compañero, como el padre de sus cachorros.
Namjoon no pudo soportarlo más y explotó en el interior caliente de su omega, llegando cada rincón con su esencia.
Ambos respiraban agitados, aún unidos por el nudo que se aferró con fuerza al interior de su esposo.
-¿Estuvo bien?- preguntó, mientras corría el cabello húmedo de la frente de su esposo.
-¿Bromeas?
Ambos rieron divertidos.
-Te amo Jinnie-
-También te amo, Joon.
-Gracias por amarme, aunque sea un desastre andante.
Jin rió y besó los labios de su alfa- Gracias a tí por amarme aunque sea una bola de nervios andante.
Namjoon rió y besó una vez más a su omega- Así te amo, todo gruñón…
-Ey…
-Solo bromeó- se burló saliendo de dentro de su omega cuando el nudo finalmente se desinfló- Vamos a limpiar este hermoso cuerpo- Exclamó cargando a su esposo en brazos. Jin se dejó hacer, amaba que su esposo lo cuidara luego del sexo.
—
-Hoy voy a dormir como un bebé- Murmuró luego de la relajante ducha y que su esposo lo arropara en la cama.
-Me alegro de que te estés relajando finalmente- Namjoon se deslizó dentro de la cama y abrió sus brazos para que su omega se recostara sobre su pecho- Descansa cariño.
-Tu también.
Apenas cerraron los ojos, tres cachorros tiraron la puerta abajo, rompiendo la paz del cuarto.
-¡Papi mami, los monstruos!- Chilló Tae, deslizándose debajo de las sábanas.
-¿Qué monstruos?- dijo Jin, luchando con la pesadez de sus párpados.
-Lo mostros en el cualto- sollozó Kookie, metiéndose en medio de la pareja junto con tae.
-Jimin nos dijo que abajo de la cama hay un monstruo feo come niños- sollozó Tae, abrazando a su madre como si su vida dependiera de ello.
-Jimin…- exclamó el lobo, viendo el rostro pícaro de su hijo mayor, que se acostó en medio de sus dos hermanos, tirando a su padre alfa mucho más al borde de la cama.
-Tenemos miedo- dijo haciendo un puchero- ¿Podemos dormir aquí esta noche?
Namjoon estuvo a punto de protestar, pero su esposo habló primero- Claro, Joon nos va a proteger de los monstruos. ¿No cariño?
¿Había alguien en este mundo que pudiera resistirse a la sonrisa de Kim Seokjin? Si lo había, Namjoon no era uno de ellos.
-Claro que si, siempre los voy a proteger a todos, porque son mi familia y los amo.- Los tres cachorros se dejaron arropar por el alfa, y cada uno recibió un beso en la frente, hasta Seokjin recibió el suyo cuando Jimin cerró sus ojos cansados.- Que descansen.
Namjoon cruzó miradas con su esposo, quien lo observaba con sus hermosos ojos color miel. Podía jurar que nunca antes habían brillado tanto como esa noche. Ahora, más que nunca, el lobo supo que era el alfa más afortunado del mundo.
Esa noche Namjoon no durmió y observó a sus cuatro ángeles durmiendo plácidamente, desesperado por guardar ese recuerdo para siempre en su mente. Una lágrima corrió por su rostro al pensar que quizás esa sería la última vez que los tendría a todos en la misma cama.
¿Cuánto faltaba para que Jimin ya no los necesitara más? ¿Cuánto más faltaba para que Tae no pidiera un cuento antes de ir a dormir? ¿Y cuánto más faltaba para que el paso cruel del tiempo le quitara al amor de su vida? Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en una vida sin Seokjin.
De repente, el aroma a comida casera de su esposo inundó sus sentidos, disipando el terror que lo había invadido. Namjoon observó, en la oscuridad del cuarto, al omega, encontrándo que, aún estando dormido, era capaz de calmarlo. El lobo sonrió y recostó su cabeza en la almohada.
Los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar tímidamente la habitación inundada de suaves ronquidos, faltaba poco para que sonara la alarma y empezaran la rutina con los niños para ir a la playa. Namjoon se estiró y tomó su celular, apagando la alarma y volviendo a recostarse. Nadie iba a madrugar esa mañana. Con cuidado, estiró su brazo y cubrió a todos con él, tocando con la yema de sus dedos la curva de la cintura de su esposo.
-Los amo tanto- murmuró antes de quedarse dormido.
Notes:
¡Hola!
He estado desaparecida pero leí sus hermosos mensajes que siempre me animan.
¡Yo tampoco quiero terminar esta historia!
Por eso, antes del capítulo final, quise regalarles un especial de los Kim en sus vacaciones jajaja
Espero lo disfruten!
Chapter 31: Tú me salvaste la vida
Summary:
Hoseok ya no tiene miedo de amar.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-¿Confías en mí, hermoso omega?
-Confío en tí, alfa.
Yoongi mostró su sonrisa de gomita gengival y se alejó del omega.
Por un momento, Hoseok pensó que se iría, que eso sería todo. Pero su miedo se esfumó rápidamente con el aroma calmante de su amado que lo abrazó cálidamente como una manta invisible.
-Voy a quitarme la playera y vuelvo a tí ¿Está bien?- Dijo el alfa.
-E-Está bien- respondió la ardilla, acercándose al borde de la cama, observando en silencio como un niño concentrado en su lección.
No es que Hoseok no haya visto un torso desnudo antes en su vida, había visto muchos, de todo tipo. Pero con Yoongi era distinto, realmente quería ver su cuerpo.
Sintió su rostro calentarse cuando el gato se quitó la prenda y se quedó allí parado en silencio, como si esperase alguna negativa del omega. Hoseok se mordió el labio y contempló tímidamente el torso lechoso que tenía en frente. Se veía suave, cremoso, pero también marcado y varonil. Era hermoso, quería deslizar sus yemas por su piel, sentirlo, como si temiera que no fuera real.
-P-Puedes tocarme, si quieres…- habló el gato, en la tenue luz de la habitación.
El silencio no era incómodo, más bien era pesado y lleno de lujuria, y Hoseok se odio por ser así, por obligar a su alfa a ir despacio, como si pisara sobre cáscaras de huevo, y lo amaba por eso, por su paciencia.
Hoseok levantó su mano de delgados dedos bronceados y lentamente se acercó a la piel desnuda, que subía y bajaba por la suave pero pesada respiración. Sus dedos se detuvieron cerca, sin ser capaz de avanzar más, como si su cuerpo aún luchara por no dar ese gran paso que todo lo cambiaría.
Hoseok deseaba lócamente a su alfa. Desde la primera vez que había visto esos ojos negros, algo dentro de él se removió y nunca volvió a ser el mismo. Ahora entendía que esa sensación extraña era su amor por Yoongi.
Su miedo no era dar ese tan deseado paso. Su miedo era que Yoongi se diera cuenta que tanta espera no había valido la pena, porque él no valía nada. Que había perdido tres años de su vida, y casi su vida, por nada.
Yoongi sintió la inseguridad de su omega en el aire, mezclándose con su dulce aroma a vainilla. Lentamente, rodeó la pequeña mano con la suya y la acercó a su piel pálida. La mano de Hoseok se apoyó sobre el pecho con la mano de su amado encima. Pudo sentir el corazón de su alfa latir con fuerza y Yoongi lo invitó a moverse por su piel.
Sintiéndose valiente, Hoseok rodeo su manos por el cuello ancho hasta llegar a su nuca, enredando sus dedos en el cabello sedoso, luego deslizó sus manos por sus hombros firmes y estrechos, después se movió por sus bíceps marcados, aquellos que lo abrazaban con fuerza todas las noches y que lo hacían sentir seguro. Tímidamente, Hoseok posó ambas manos sobre el pecho plano del alfa, rozando con la punta de sus dedos sus tetillas rosadas y pequeñas. Yoongi respiró hondo y cerró los ojos, sintiendo el tacto caliente de su amado. Con confianza, soltó la mano del omega y dejó que él recorriera lo demás como él quisiera.
Hoseok tembló de la emoción, su cola esponjosa reboloteó detrás suyo mientras sus manos pasaban por los costados de su alfa, aferrándose a su cintura, luego a su viente plano y luego…
Hoseok se detuvo y levantó su tímida mirada hacia su alfa. Yoongi abrió los ojos, como si saliera de un trance y besó la nariz respingada de su amado.-¿Quieres parar?-
Hoseok negó con la cabeza.
-E-Entonces.. Voy a quitarme el pantalón- exclamó sentándose en la cama.
Hoseok lo siguió con la mirada y observó como la tela negra de su pijama se deslizaba hasta sus talones, dejando al descubierto su ropa interior del mismo color. Los ojos avellanas se alejaron de su entrepierna al notar que estaba semiduro. Por un momento se sintió como un espía observando donde no debía.
-¿Quieres que me tape?- la voz profunda de su alfa retumbó en sus sentidos, calentando su piel bronceada.
-N-no- murmuró mientras jugueteaba con sus manos nerviosas.
-Puedes mirarme si quieres…
Hoseok respiró hondo y se acercó lentamente a su amado, concentrándose en sus ojos completamente oscuros llenos de lujuria.
-Ven…- murmuró el gato y la ardilla obedeció, sentándose al lado. Su hombro delgado, cubierto por su pijama, rozó la piel caliente de su alfa. Lentamente, sus ojos redondos y vidriosos bajaron hasta la entrepierna abultada. Su respiración se cortó al ver su bulto crecer. Era grande, tanto como había imaginado o más.
Era como lo había deseado en sus sueños más prohibidos. Una parte pícara de él deseó arrancar esa tela que estorbaba la vista. Se relamió sus labios rosados al imaginar cómo sería.
-¿P-Puedes quitarte t-también eso?- dijo tímidamente.
Los ojos de Yoongi se agrandaron, sorprendido por la iniciativa de su amado. De repente, se sintió pequeño ante la mirada ansiosa de la ardilla.
-C-Claro…
¿Y si no era suficiente para él? ¿Y si esperaba más? La inseguridad lo invadió. Siempre se había considerado un semental. Quizás su desventaja física, al lado de otros alfas más grandes y altos, lo había llevado a contrarrestar sus defectos siendo un buen compañero sexual. Pero todos los omegas que habían pasado por su cama no se comparaban con Hoseok. Ellos habían sido amantes de una noche y daba igual si no quedaban satisfechos, si no llegaba a complacerlos de alguna forma. Pero con su omega era distinto, él quería enseñarle a amar, quería demostrarle lo que era el placer verdadero y quería ser suficiente para su ardilla, que no se arrepintiera de elegirlo como su afla.
¿Y si no era suficiente?
Con miedo, Yoongi tomó los elásticos de su ropa interior. Estuvo a punto de bajarlos, cuando la mano suave de su amado sostuvo su brazo.
-Yoonie…- murmuró la ardilla- Tu tampoco tienes que hacer algo que no quieres.
La sonrisa en forma de corazón de su omega hizo latir con fuerza su pecho. -Quiero hacerlo… Solo que no quiero decepcionarte.- dijo bajando sus orejas puntiagudas.
-Mi amor. Siempre fuiste más que suficiente para mi y…- Hoseok se inclinó sensualmente contra el oído de su alfa- Lo que estoy viendo ya me está gustando.
El rostro de Yoongi se puso rojo hasta las orejas- ¿A-a si?
-Si…-ronroneó- Realmente quiero verte.
El gato no iba a hacer esperar más a su amado, podía sentir el aroma ansioso a vainilla en el ambiente. Así que, con sus manos torpes y nerviosas, deslizó su ropa interior, arrojándola lejos. Luego, apoyó sus codos contra el colchón y observó nervioso a su omega, esperando que dijera algo o hiciera algo antes de morir de la vergüenza por ser el único desnudo en la habitación.
“Mierda, las medias” Pensó al notar que aún las tenía puestas. “Seguro me veo ridículo”
Había imaginado miles de veces ese escenario, pero nunca imaginó sentirse tan asustado de cagarla.
-Eres hermoso- susuró la ardilla, sorprendiéndolo.
Su pene latió con alegría ante el halago y la mirada atenta de su omega.
-Eres…eres grande- confesó al ver lo ancho que era. Siendo tan pequeño, quien diría que Yoongi fuera tan dotado, ni en sus sueños lo había imaginado así. Tragó saliva pesadamente al imaginar eso dentro suyo y cuánto iba a doler al otro día.
-¿Gracias?- bromeó nervioso, sin saber qué hacer a continuación.-
¿Que se supone que seguía?
Lanzarse sobre su amado no era una opción y no podía simplemente tocarse frente a su omega, no quería asustarlo, aunque su erección estaba comenzando a doler y su alfa interior estaba comenzando a perder la paciencia.
En ocasiones, su entrepierna lo traicionaba luego de ver las piernas largas y desnudas de la ardilla asomándose más de la cuenta bajo sus shorts demasiado cortos para su salud, o cuando su torso desnudo quedaba al descubierto entre la espuma mientras bañaba a Kookie dentro de la bañera. En situaciones como esas, Yoongi se excusaba y huía a otro baño donde saciaba su instinto animal, para luego sentirse culpable por haberlo hecho, porque siempre había considerado a Hoseok alguien inocente, que no merecía ser manchado por sus pensamientos pervertidos.
Pero ahora estaba allí, dispuesto a más, luego de tres años de sueños húmedos y deseos oscuros y realmente no sabía qué hacer.
La mano cálida de la ardilla lo sacó de su espiral de inseguridades. Rozó con sus dedos cálidos la longitud de su miembro. El toque había sido torpe, tímido, pero fue suficiente para encender todo su cuerpo y que su alfa interno aullara de placer.
Yoongi cerró los ojos y tiró su cabeza hacia atrás cuando Hoseok rodeo su longitud con su pequeña mano que encajaba perfectamente en él.
-Hoba…- gruñó desesperado.
Finalmente estaba pasando.
Hoseok se entusiasmó al escuchar la voz profunda de su alfa. Quería que se sintiera bien, quería escucharlo gemir, quería verlo sonreír, Yoongi se lo merecía y él sabía cómo hacerlo, no por nada había pasado años de su vida recibiendo alfas en su cama. Ahora tenía que aprovechar su habilidad con el hombre que amaba, el único que lo merecía de verdad.
Lento, pero firme, Hoseok comenzó a deslizar su pequeña y experta mano desde la bace hasta la punta, sin olvidarse de ningún centímetro de la caliente piel.
-Ah…ah…- gimió el gato, sintiéndose atendido y amado por la ardilla- Así…Si..así, omega.
Hoseok sonrió y aceleró un poco el paso, acariciando la cabeza rosada con su pulgar cada vez que llegaba a la cima. Con su mano libre comenzó a masajear las bolas que habían quedado olvidadas. El tacto inesperado tensó al gato, que sentía que estaba en las nubes. Su larga cola azabache rodeó el brazo de Hoseok con entusiasmo, suplicando en silencio que no parara.
El omega se inclinó hacia adelante y de su boca rosada cayó un hilo de baba que humedeció el miembro, mezclándose con su esencia y funcionando de lubricante.
-Vas a matarme- Sollozó el gato, sintiendo que poco a poco la punta de sus dedos comenzaban a entumecerse y el calor se iba acumulando en su ingle- Hoba… si no te detienes, voy a acabar-
Pero el omega no quiso detenerse y aceleró sus movimientos. Quería probarlo, quería tragarse hasta la última gota de la dulce esencia de su alfa.
-Quiero que acabes para mí- ronroneó antes de rodear con sus labios la cabeza del pene. Su lengua no se hizo esperar y comenzó a girar en círculos alrededor de la punta con una suave presión y un frenesí que lo enloqueció.
-¡Hoba!- gritó, antes de estallar en la boca de su amado.
Hoseok tragó con entusiasmo, extasiado por el delicioso sabor que hizo ronronear a su omega. Luego se alejó y limpió con su lengua la comisura de sus labios.
-¿Estuvo bien?- dijo haciendo un tierno puchero, una expresión tan inocente que no encajaba con lo que acababa de hacer.
Yoongi quedó inmóvil en la cama, apenas respirando y con el corazón latiendo con fuerza contra su pecho- Eso fue…eso fue grandioso Hoba.-
Cuando logró recuperarse del éxtasis, se incorporó, tomó el rostro de la ardilla apretando suavemente sus mejillas haciendo que su dulce boca formara un tierno piquito y se acercó para besarlo.
-¡Espera!- Dijo el omega alejándose- Estoy sucio.
Yoongi lo ignoró y lo besó apasionadamente, saboreando sus labios carnosos y salados- No me importa. -Dijo dejándole suaves besos por todo su rostro- Realmente no esperaba que fueras tan…experto- Dijo con su sonrisa gengival iluminando su rostro.
Las orejas de la ardilla se pegaron a su cabello castaño y su aroma se amargó rápidamente, desconcertando al alfa- Y-Yo…- su voz tembló angustiada y esquivó la mirada preocupada de su amado. -L-Lo aprendí trabajando para Fox. -Vomitó con angustia.
Yoongi respiró profundo por la nariz, tratando de mantener su ira y su instinto asesino en lo más profundo de su ser, algo que había aprendido a controlar a lo largo de los años.
Cada vez que Hoseok contaba algo nuevo sobre su antigua vida, sentía mucha ira y bronca por no haber estado allí, todavía no podía comprender por qué alguien tan tierno e inocente como Hoseok tuvo que pasar por tanto.
-Lo siento Hoba- murmuró tomando sus pequeñas manos- Lamento haberte hecho recordar eso. No fue mi intención.
-Esta bien- Hoseok mordió su labio y mantuvo su mirada lejana, tratando de ocultar su ansiedad, pero Yoongi lo conocía de manual. Cuando el terror de su pasado lo invadía, sus mejillas perdían su color rosado, sus ojos avellanas temblaban luchando por no llorar y su cola esponjosa parecía desinflarse y perder su brillo.
- Es la verdad, e-es lo que soy, e-es lo que me hicieron ¡Lo que me obligaron a hacer!- Gritó atormentado- Lo siento Yoongi, realmente hubiese deseado ser el omega perfecto que merecías.
-Tú eres el omega perfecto que quiero- exclamó el alfa, tomando las manos nerviosas de su amado- Hoseok, mírame por favor.
El omega sollozó luchando por no mirar a su amado. De alguna manera, los años habían curado su dolor, Yoongi y Kookie y los Kim habían apaciguado el peso de su pasado, pero a veces volvía como un tsunami, hundiéndolo en las profundidades de sus traumas, como un cruel recordatorio de que nunca lo dejarían en paz.
-Hoba… por favor, no te vayas- suplicó el gato- No vayas a esos recuerdos. Quédate conmigo, aquí. Concéntrate en mi aroma, omega.
La ardilla sintió el aroma de su alfa abrazarlo, su perfume a café con mandarinas se sintió lleno de preocupación, pero también de amor. Un amor que no creía merecer, pero que deseaba desesperadamente.
Finalmente, sus ojos avellana se hundieron en los negros y profundos de su pareja. Aquellos ojos que parecían dos abismos de la perdición, pero que para él eran los más dulces que podrían existir.
-Hoba, yo no quiero a nadie más- sus pulgares masajearon las manos de su omega- Y no me importa tener que recordártelo cada día del resto de mi vida si es necesario. Te amo, te amo por ser la ardilla más hermosa del mundo, te amo cada vez que escondes bellotas en mis zapatos y en la funda de mi guitarra, amo tu sonrisa de corazón, tu cola esponjosa, tu energía inacabable que siempre contagia a todos. Amo lo fuerte que eres…
-No lo soy.
-Si lo eres, nadie más que tú podría con tanto y aun así seguir sonriendo y riendo, y amando…- Yoongi besó las manos de su amado- Te amo porque siempre me inspiras en mi música y te amo por darme el hijo más hermoso y perfecto que jamás imaginé. Eres una gran madre Hoba y estoy tan agradecido por que me hayas dejado ser el padre de tu hijo y tu alfa…Te amo... Siempre fuiste tú el omega a quien quise.
-Yoongi- sollozó la ardilla- Gracias…- dijo abrazando a su amado. El gato lo recibió en sus brazos, acunando a su omega herido.
Poco a poco, Hoseok se calmó, ronroneando contra su becho desnudo.
-C-Creo que debería vestirme, esto se siente un poco raro- dijo divertido.
-Pensé que podríamos seguir- dijo con las mejillas rojas.
-No lo sé, Hoba, creo que deberíamos ir despacio. No quiero abrumarte.
-¿No quieres?- dijo haciendo un puchero.
-Hoba… No sabes cuanto…Te deseo desde el primer momento en que te vi.- ronroneó.
La ardilla se deslizó lentamente sobre el regazo del alfa, con sus piernas a cada lado de sus caderas. Yoongi lo observó desde abajo, admirando el bello ser que tenía encima. -¿Qué sentiste cuando me viste por primera vez?- dijo mientras acariciaba el pecho desnudo de su amado.
-Senti..senti mariposas en el estómago.
-No seas tonto…
-Es verdad- rió el gato- Nunca nadie jamás me había dejado tan idiota. Antes de conocerte..- Yongi acarició las caderas de la ardilla- Pensé que iba a morirme solo y estaba bien con eso.
Hoseok sonrió con tristeza y besó la frente del gato.
-Pero cuando te ví, entendí que ya no quería estar solo, pero no quería a nadie más que a tí- Yoongi hundió su rostro en el pecho de su omega y lo rodeó con sus brazos, su pequeño cuerpo era fácil de abrazar. -Me volví loco, esa cola esponjosa… Esa panza grandota y redonda y esos pechos…
-Yoongi…-Susurró la ardilla. Podía sentir como la entrepierna de su gato crecía debajo de su trasero. Se removió excitado, moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, haciendo gruñir a su alfa- Podría estar así de nuevo, con esa panza y esos pechos, si me llenas, alfa.
Yoongi no necesitó más incentivo. Imaginar a su omega criando a su cachorro dentro suyo era algo con lo que había soñado muchas veces.
Sin previo aviso, arrojó a Hoseok contra el colchón con él encima- Entonces es tu turno de quitarte todo esto.
La ardilla sonrió pícaramente- Quítamelo tú.
-Dios… soñé tanto con este día- Yoongi tomó el borde de la remera de su amado entre sus dedos, jugueteando con la tela. Quería arrancarle todo de un solo tirón, pero también quería ir descubriendo poco a poco cada rincón de su amado omega.
Lentamente, levantó la playera, descubriendo su vientre suave y algo abultado por su embarazo. Eran unos kilos que nunca había podido quitarse y que siempre estarían con él junto con la cicatriz que reposaba bajo su ombligo de forma horizontal.
Hoseok se removió algo incómodo cuando sintió la mirada penetrante e intensa del gato clavarse en esa zona. ¿Pensaba que era feo? ¿Que sus mejores años habían quedado atrás?. Pero rápidamente se relajó, cuando unos labios calientes y suaves besaron su barriga y la cicatriz de punta a punta.
-Eres hermoso- Murmuró besando su ombligo.
Su omega interior revoloteó de felicidad por los mimos.
Yoongi subió más la playera hasta su cuello, dejando al descubierto sus pechos que eran dos pellicos color canela. Ansioso, deboró con entusiasmo uno de ellos mientras amasaba el otro suavemente.
-Yoon…- ronroneó mientras sentía que su ropa interior comenzaba a mojarse poco a poco, preparando su entrada para cuando fuera su turno.
Su boca se movió al otro pezón canela para no dejarlo desatendido. Su lengua dura jugueteó haciendo círculos hasta endurecerlo. -Mmmm…- Yoongi mordió suavemente la punta y Hoseok se removió debajó de él, gimoteando.
“Mierda, podría quedarme aquí toda la vida” Pensó, saboreando la piel blanda y dulce. Pero la voz impaciente de su amado resonó suplicante.
-Yoongi…- sollozó el omega, escondiendo sus manos entre sus piernas húmedas- Por favor…
Yoongi terminó por quitarle la playera y luego tomó el elástico de los pantalones y de la ropa interior de la ardilla. Desde allí podía sentir el denso aroma a vainilla mezclado con exclitación y una súplica desesperada. Sus ojos se pusieron negros y comenzó a salivar. Necesitaba hundir su rostro en esa esencia y tragarlo todo, cada gota hasta vaciarlo.
De un tirón le quitó toda la ropa.
-¡Ah!- Chilló la ardilla, al encontrarse desnudo debajo de su alfa. Su rostro se puso rojo de la vergüenza y su cola esponjosa cubrió por completo su cuerpo, pero Yoongi no iba a permitir que se sintiera avergonzado de su hermoso cuerpo color durazno.
-Cariño…- Susurró tomando la cola esponjosa con cuidado- Deja a tu alfa contemplar tu hermoso cuerpo…-Lentamente, movió la frondosa cola hacia un lado.
Yoongi no estaba preparado para la ráfaga dulce que golpeó su rostro con fuerza.
Su pene rebotó contra su vientre, sus ojos se pusieron aun más negros si eso era posible, su cola se esponjó y comenzó a salivaren exceso. Su alfa estaba por tomar el control, sabía que si no frenaba, no pararía hasta hacerlo suyo y marcarlo para siempre. -Hoba…- dijo tragando saliva con pesadez- ¿Quieres seguir? Yo… realmente estoy comenzando a perder el control, si no quieres, me voy del cuarto por esta noche- Dijo con una voz más grave de lo normal que hizo vibrar la entrada lastimosa de su amado.
Hoseok asintió desesperado. Sus ojos ya estaban llorosos por el aroma denso a café y mandarinas, el colchón alrededor suyo era un mar dulce y sus piernas temblaban con fuerza.
-Hoba… Necesito que hables, que me digas con palabras que realmente quieres esto- Yoongi relamió sus colmillos y respiró profundamente por la boca, tratando de no oler la vainilla que lo llamaba como el canto de una sirena.
-Si… Si quiero alfa… quiero esto.
Con el permiso de Hoseok, Yoongi se entregó por completo a su instinto y se abalanzó sobre su amado, abriendo sus largas y bronceadas piernas de par a par. Con la mirada oscura, apreció la entrada canela que latía suplicante, liberando el líquido resbaladizo que le daba la bienvenida a su miembro que latía de dolor.
-Por favor…- suplicó la ardilla, moviendo sus caderas con desesperación. Para ese entonces, Hoseok se había entregado por completo a su omega, que solo vivía para estar lleno por su alfa, lo necesitaba, cuando antes. Pero el alfa de Yoongi tenía otros planes y hundió por completo su rostro en su entrepierna, mordiendo, lamiendo, saboreando y tragando toda su esencia dulce, mientras gruñia sin parar.
-¡Ah! ¡Ah!- Gritó la ardilla que era un manojo de nervios y placer. Yoongi lo estaba comiendo con avidez y no podía hacer otra cosa que retorcerse y temblar bajo su merced. -¡Ah! ¡Más!- Ordenó hundiendo sus dedos en la cabellera del alfa para que no escapara de su entrada- ¡MAS!
Yoongi obedeció con entusiasmo. Endureció su lengua y la metió y sacó una y otra vez, luego jugó con sus dedos, que se hundieron con facilidad en su entrada ya lista para tomar su miembro. Tragó su esencia con gusto mientras sus manos jugaban con el pequeño pene y las bolas de su omega, quien no paraba de llorar.
-Por favor Alfa, no puedo más. Por favor…
-¿Por favor que?- Gruñó sin sacar su rostro de su entrada.
-¡Te quiero dentro!
Yoongi salió de entre las piernas de su omega y lo observó desde arriba. El rostro de Yoongi estaba rojo, su cabello estaba pegado a su frente por el sudor y la esencia dulce, era un desastre. Pero Hoseok no lo era menos. Su rostro estaba lleno de lágrimas suplicantes y su piel canela estaba teñida de rojo- ¿Has sido un omega bueno? ¿Crees que lo mereces?
-¡Si!- Lloro- ¡He sido un buen omega para tí, alfa!- Sollozó.
-¿Vas a ser un omega bueno para mí esta noche? ¿Vas a recibir todo mi pene dentro tuyo, omega?
-¡Si! ¡Lo voy a tomar todo!- Chilló abriendo más las piernas.
Yoongi se relamió la esencia que goteaba por sus labios- Eres un buen omega para alfa…- Gruñó tomando su duro y pesado miembro, colocándolo en posición- Alfa te va a criar muy bien…- Torturando a la ardilla, jugueteó con la cabeza alrededor de la entrada- Alfa te va a llenar por completo…
-Si…- ronroneó empujando sus caderas hacia adelante- Por favor…
-Mi hermoso e impaciente omega- Gruñó entrando lentamente dentro de su amado- Mi hermoso omega apretado- Murmuró, sintiendo el calor abrazador que rodeó con entusiasmo su pene…- Dios… estás tan apretado.
-¡Alfa!- Chilló al sentir como se abría paso y lo llenaba tan bien.
Su omega lloró de felicidad y liberó más esencia.
Ya no importaba nada. A Hoseok no le importaba su cuerpo flojo y con marcas, sus inseguridades, ni su pasado, y a Yoongi ya no le importaba no ser el alfa que todos habían esperado que sea, ya no le importaban sus inseguridades y su corazón de hielo, ahora solo le importaba esa hermosa ardilla.
De una embestida, llegó al fondo, golpeando su pelvis con la piel caliente del omega. Ya no había marcha atrás, ya no podía detenerse más. Tomó con firmesa las caderas de su amante y comenzó a embestir con fuerza, robando gemidos dulces y melodiosos de la boca de su omega y gemidos graves y animales de la suya.
-¡Más! ¡Más! ¡Más!- gritó una y otra vez. Con cada embestida, perdía más y más la cordura. Balbuceando incoherencias, gimoteando como un animal, babeando de placer, mientras su alfa se encargaba de darle lo que merecía.
Yoongi gruñó y clavó sus uñas en la piel morena cuando sintió que estaba a punto de estallar dentro de su amado. Una embestida más, y lo llenó con su esencia. En segundos, su nudo se aferró con recelo en su interior, dispuesto a mantenerse allí hasta que su omega tomara todo. El alfa cayó encima del cuerpo desastroso que solo podía respirar para sobrevivir. Pero su alfa interior no había terminado, sus labios se posaron peligrosamente en el frágil cuello canela que emanaba el dulce aroma. Su boca se abrió en trance, mostrando sus brillosos caninos. Sin previo aviso, los hundió el la suave piel, marcándolo como suyo.
Hoseok gimoteó de dolor, pero su omega interno lo calmó. Estaba siendo aceptado, finalmente un alfa lo había aceptado como su compañero. Yoongi no lo estaba ocultando por vergüenza, Yoongi estaba reafirmando el amor que habían tenido desde siempre, pero ahora era real.
Hoseok lloró mientras Yoongi quitaba su boca del cuello.
-Hoba…- Murmuró en pánico, cuando volvió en sí y vio la marca sanguinolenta que había sido su culpa- Hoba, lo siento- Exclamó preocupado.
Sabía que su alfa no iba a poder soportar no marcarlo como suyo, aun así, se sentía culpable.
Pero para su sorpresa, entre el llanto, Hoseok sonrió- Son lágrimas de felicidad…- Murmuró mientras tocaba la marca- Finalmente soy un omega con alfa.
Yoongi sintió que él mismo estaba llorando.- Hoba…- Exclamó mientras limpiaba sus propias lágrimas que habían caído sobre el hermoso rostro de su omega- Siempre fuiste mi omega…
Hoseok apoyó su mejilla contra la palma de su amado y cerró los ojos. Dolía, la marca con la que tanto había soñado, dolía horrores. Pero no le podía importar menos, significaba que era real, que todo esto era un hecho y no un triste sueño de cuento de hadas como aquellos con los que soñaba mientras estaba encerrado en el sótano de la casa de sus padres, en su fría pieza mientras trabajaba para Fox o en el galpón de la manada que nunca lo había aceptado.
No, esto era real. Yoongi era real, los Kim eran reales, y Kookie, su pequeño Kookie sano de tres años era real y era el cachorro más feliz del mundo. Todo lo que alguna vez había sido una fantasía tonta e imposible, se había convertido en realidad.
Podía ser una ardilla sin avergonzarse de su especie, podía ser un omega sin pensar que había nacido de la manera equivocada, podía ser la madre de Kookie sin temer por la vida de ambos y podía ser el compañero de Yoongi y sentirse un igual y no inferior.
Hoseok miró el rostro preocupado de su alfa y rió de felicidad. Sus lágrimas estallaron como brillantes perlas, mientras recibía besos castos por todo su rostro.
“Te amo, te amo” Repitió su alfa como un mantra mientras su risa angelical iluminaba todo el cuarto.
-Gracias…- dijo inflando su pecho y su corazón.- Gracias Min Yoongi, gracias por salvarme la vida.
-No…- Dijo el gato, tomando el precioso rostro entre sus manos. No quería dejar de ver esa preciosa ardilla jamás- Gracias Min Hoseok, gracias a tí por salvarme la vida.
FIN.
Notes:
¡Y bueno! Hemos llegado al final de esta historia. Realmente me dolió poner el "Fin", pero bueno TT.TT
El capítulo anterior fue, en realidad, el final de los Kim y de Kookie y este el final del Sope!!
Lamento si sintieron que algunas cosas quedaron en el tintero, pero creo que lo mejor es dejar su historia de amor en un nuevo comienzo sin escribir, antes de que termine arruinándolo jajaja. TT.TT (Aprovecho y me disculpo por los errores ortográficos)
¡Es un final para nosotras, pero un comienzo para ellos! Jajaj
Me vuelvo sentimental, ya me había encariñado con todos, y el Namjin, que al principio iba a ser una historia secundaria sin mucha profundidad, se ganó un lugar en mi corazón <3
Espero que hayan disfrutado mi primer fanfic y si lo desean pueden dejarme un comentario alentador para escribir más!!
Saludos y como siempre, gracias por sus lindos comentarios en todos los capítulos, realmente valieron mucho.
¡Hasta la próxima!
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