Chapter Text
Tal vez el mero hecho de seguir los estatus impuestos por tus mismos padres fue algo que cambió el cambio en el momento que fue nombrado Alfa, la verdad nunca le dio mucha importancia a su género ni nada que tuviera que ver con la superioridad o algo así. Incluso crecer con alguien tan problemático como lo era su hermano mayor fue uno de los principales hechos para saber lo que en verdad quería y eso era simplemente vivir su vida lo más tranquilamente posible.
Iba a ser quien asumirá el cargo de la empresa familiar una vez que su padre se jubila y no porque en verdad quisiera pelear por ese cargo, sino porque una vez más teniendo a un hermano mayor como lo era Rubius, no había muchas opciones o peleas que pudiera pelear. Spreen siempre creció siendo el bebé de su familia, pero eso solo provocaba que intentara ser más, tal vez el conocer a su mejor amigo de la infancia y saber lo que significa para él, que tu padre fuera la comidilla de todos, incluyendo a sus mismos padres, que no lo rechazaban por su género, sino por la mala reputación de aquel hombre.
–Gracias por siempre estar para mi hijo, pequeño.
Se detuvo mirando a aquel alfa, quien lucía sumamente cansado.
–No tiene que agradecer, me gusta estar con él.
El hombre asintió.
–Estoy seguro que te volverás un gran hombre Spreen y cuando encuentres a ese compañero especial tu...
–No quiero casarme señor Stern, yo no cometeré los mismos errores que mis padres y todos los demás.
Comentó firme, ganándose una mirada sorprendida del Señor Stern, a pesar de las múltiples peleas y la preocupación con su madre ya había tomado una decisión para él. No quería ser como su hermano, quien al cumplir la edad de la adolescencia se dedicaba a pasar y tonterías con cualquier omega a su vista, mientras que su padre era claro que a pesar de amar mucho a su madre, continuamente estaba enfrascado en su trabajo. Sus padres se amaban, eso estaba muy claro, pero el amor no era suficiente para saber que cualquier omega sufriría a su lado, y eso era algo que no estaba dispuesto a soportar, ser la razón del dolor de alguien.
–Mi nombre es Roier Córdoba, ¿y tú eres?
Aquel chico le extendió su mano, mientras Spreen soltaba el cuello de uno de los tantos estúpidos y prepotentes alfas que se había atrevido a molestar y hablar mal de su mejor amigo, mirándole realmente confundido.
¿Qué hacía ese chico aquí?
¿Un córdoba?
Por supuesto que sabía quien era, pero porque había aparecido de la nada. ¿Acaso pensaba en delatarlo?
–Lacis... –susurro serio, bajando un poco sus lentes sin tomar aquella mano– ¿Qué quieres Córdoba?
Roier lejos de asustarse como usualmente los omegas hacían a su alrededor simplemente bajo su mano dedicando una sonrisa divertida.
–¿Acaso no es normal presentarse como es debido cuando uno se conoce?
–Lo es, pero no me interesa seguir los modales, más aún cuando viste lo que hice.
El castaño mantuvo aquella sonrisa ladeando su cabeza al ver a un grupo de alfas en el suelo, volviendo a ver a aquel alfa.
–Te lo preguntare una vez más –se acercó peligrosamente hasta el omega, quien no retrocede– ¿Qué hace el omega más popular de la universidad aquí?
No es que ningún omega no se le acercara, claro que había tenido múltiples propuestas y declaraciones por parte de otras personas, pero siempre había sido poco sensible y sumamente frío al rechazarlos. Claro que terminaba ganándose un regaño por parte de su familia por esto.
Pero volviendo con el punto principal, no había nadie que en su sano juicio no conociera a Roier Córdoba. Era un Córdoba, donde quiera que fueran los Córdoba serían reconocidos al ser sumamente apuestos y con buenos modales, a pesar de los terribles rumores que circulaban del futuro líder alfa. Pero por su parte, los rumores que rodeaban a aquel omega eran sumamente buenos, llamando perfección. Aquello solo provocaba en Spreen rechazo, preguntandose a si mismo una vez más ¿por qué el perfecto omega Córdoba le hablaba?
Una suave risa hizo que se detuviera mirando a Córdoba, quien simplemente pasó su mirada nuevamente a aquel grupo.
–No tienes que estar asustado, no pienso acusarte sobre esto.
–Yo no estoy asustado, él que debería estarlo eres tú.
–¿Yo? –volvió a reír– ¿En serio piensas darme una golpiza?
–Depende, si agotas mi paciencia y no me dices que quieres, podría considerarlo.
–Eres justo como todos dicen que eres Spreen.
Se detuvo mirándole con aquel ceño fruncido.
–Lo siento, se bien quien eres. Solo que...
–¿Entonces qué quieres? Habla ya, estoy ocupado. Aun tengo que darles una advertencia a este grupo de pelotudos.
Se dio la vuelta tomando al más cercano del cuello de su camisa.
–Es lindo que protejas a tu manera a Stern.
Se detuvo mirándole un poco serio.
–Se bien que haces el papel de chico rudo por él.
–Tu no sabes ni mierda.
–Puede que la historia no, después de todo –camino hasta una pared, recargándose contra ella sin dejar de ver a aquel alfa– Tu tienes la peor reputación de alfa abusivo, muchos creen que por tu pésima conducta no podrás ni siquiera graduarte, ya que te han suspendido más de una vez por peleas.
–Si lo sabes, ¿qué haces aquí? Eres muy popular, ¿acaso no te importa que te vean conmigo y mal piensen todo?
–¿En serio crees que me importa lo que las personas hablen de mí?
–A todos ustedes les importa mucho eso, sobre todo siendo un Córdoba.
–Cierto, soy un Córdoba. Pero también soy mi misma persona, lo que otros hablen de mí me tiene sin cuidado. Yo solo quiero ser tu amigo.
Spreen se detuvo mirando confundido al contrario.
–¿Mi amigo? ¿Y qué te hace creer que yo quiero serlo?
–Bueno, no lo sé. Digo, se bien que tu círculo solo está relacionado con Omegas, además de Stern. ¿Acaso es porque todos los alfas hablan de la situación de Stern?
–Y apuesto que tu piensas lo mismo de él.
–No, ya te lo dije. Soy mi propia persona, lo que su padre hizo no es tan malo, no para ser condenado como lo es. Además, es admirable lo que ha hecho, postularse en una carrera como esa.
El alfa se detuvo escuchando a aquel chico.
–Una oportunidad –anuncio ganándose la atención de Roier– Si veo que solo es una maldita mentira lo que me estas proponiendo, juro que te reventare la cara. Solo una oportunidad tienes.
Roier soltó una sonrisa asintiendo. Y justo como lo había prometido sus intenciones de amistad eran genuinas, nunca intentó juntarse con sus otros amigos. No porque no quisiera, sino porque ambos pensaban que era lo mejor. Su amistad de por sí era algo rara, ya que gracias a Roier, es que terminó por asistir a todas sus clases y dejar las peleas continuas por cualquiera que lo provocaba, tan solo manteniendo las amenazas en nombre de su amigo. Pero incluso el castaño había comenzado a defender a Stern sin conocerlo, cosa que agradecía Lacis internamente.
–Oye Spreen, se que te molesta que hable de esto, pero... ¿Acaso tu y ese Córdoba están juntos?
Se detuvo al escuchar a su hermano.
–¿A qué viene eso?
–Escuche por un amigo, que te vieron con él. Y es algo extraño, ya sabes. Tu odias a los omegas de alta clase, lo has dejado muchas veces en claro cuando nuestros padres te presentaban a uno.
–Roier es solo mi amigo.
–¿Estás seguro?
–Si, ¿porqué no lo estaría?
Rubius suspiro, negando.
–Hay hermanito como decirte esto.
–Solo habla, pelotudo.
–Bien, quería ser delicado, pero no me dejas otra opción. Un chico con Córdoba no simplemente se acerca a ti para ser los mejores amigos, ¿lo sabes?
–Deja de decir idioteces.
–No lo son, te mentí. La verdad es que te vi con él y creeme que la mirada que te da no es de un simple amigo. Creo que le gustas.
Aquello fue lo último que escuchó, le agradaba Roier, el imaginarse que tuviera esa clase de sentimientos provocan un sentimiento incómodo en él, por lo que tomó su celular citando. No le pregunto si se encontraba ocupado o tenía tiempo, tenía que dejar muy en claro todo.
Por lo que al llegar hasta aquel punto, donde el castaño ya lo esperaba sus miedos continuaron creciendo.
–Spreen, ¿sucedió algo con Stern? ¿Por qué tan de...?
–¿Yo te gusto?
Soltó como siempre sin tacto alguno, provocando que la sonrisa de Córdoba se viera borrada, sin decir ninguna palabra.
–Roi...
–¿Cómo te diste cuenta?
Se maldijo internamente, sintiendo aquel nudo en su estómago.
–Sabes que yo no tengo intenciones de salir con nadie.
–Lo sé...
–¿Por qué Roier?
–No lo sé, no pienso pedirte disculpas por esto.
–¿Acaso todo este tiempo estuviste mintiendo?
–Por supuesto que no.
–Te di una puta oportunidad y lo que has estado intentando siempre fue... No quiero volver a verte.
–Spreen, por favor. Dejame decirte la verdad, yo...
–No quiero escucharte, yo no pienso salir con ningún omega, alfa o beta. No me molesta que te guste, me molesta que simplemente me mentiste, haciéndome creer que solo querías mi amistad desde el inicio. Esto se acabó Roier, no quiero volverte a ver.
Esperaba que el contrario se soltara a llorar como era común, pero no sucedió. Roier suspiro, manteniéndose tranquilo.
–Bien, si eso quieres está bien. Solo dejame decirte esto, si tienes razón me gustas Spreen. Desde que me ayudaste una vez me gustaste, es cierto que en parte te mentí, pero no del todo. Yo si quería ser tu amigo, se bien tu decisión de no querer salir o casarte en el futuro y estaba bien con eso, con solo tu amistad. No buscaba algo más que eso, pero si de lo único que debo disculparme es en mentirte y no decirte la verdad de que me gustas. Stern y tus amigos son muy afortunados por tener a una persona tan maravillosa como tu, Spreen.
Término para irse en silencio dejándolo solo, no asistió un par de día al quedarse pensando en todo. Le dolía sentir la traición de Roier, ya que había terminando por quererlo como un amigo, pero también había algo más. Culpando a sí mismo por ser complicado, deseando ser lo que su amigo hubiera esperado, pero sabía que no podría hacerlo feliz.
Al pasar alrededor de un mes, fue en busca de aquel chico. Sorprendiendolo al salir de su aula, no le pidió permiso de nada, tan solo lo tomo a pesar de la mirada de todos, pensando que tal vez aquel temido alfa iba a abusar de él, incluso alguno de los alfas pretendientes de aquel chico intentaron apartarlo, pero rápidamente Córdoba les dijo que se trataba de un amigo, dejado conmocionados a todos. Una vez lejos de todas las miradas curiosas, el azabache lo soltó.
–Spreen...
–¿Por qué yo?
Roier se quedó en silencio.
–Sabes que soy un maldito alfa imperfecto, y aun así...
–No tiene que existir una razón para querer a alguien Spreen. Pero si tanto te importa... me ayudaste el primer día de universidad, un grupo de alfas intentaron molestarme, pero tú te tomaste el tiempo de alejarlos. Eso fue algo que nunca pude olvidar.
Spreen suspiro frustrado, mirando serio al castaño.
–Yo no puedo corresponderte, pero tampoco quiero que por esto dejemos de ser amigos. Te quiero Roier, he aprendido hacerlo aunque seas molesto.
Este le dedicó una sonrisa dulce asintiendo.
–Está bien, como te dije no me acerque porque pensara que tuviera alguna esperanza, solo quería estar contigo.
–Eres demasiado raro.
–Mira quien lo dice.
–Entonces... ¿Crees que podamos ser amigos?
Bajo su rostro, provocando que el menor se sorprendiera suspirando.
–Eres a veces peor que mi primo, pero si –tomo la mano del chico con ambas manos suyas dedicando sonrisa– Podemos seguir siendo amigos Spreen, mis sentimientos por ti no cambiarán eso.
Ciertamente el agradable y cálido tacto del chico, reconforto el corazón de Spreen, lleno de preocupación y dudas. Después de eso, continuaron su relación de amistad, públicamente ganandose la mirada sorprendida de más de uno. Claro, que esta lentamente fue fortaleciéndose con los acontecimientos después entre su mejor amigo y el primo de Roier.
Hasta terminar por ver cómo al final el cariño y amor que habían formado fuera real.
–Tu estás pensando en alguien.
Se detuvo al escuchar a su primo, quien había ido de visita aquella tarde.
–¿Ah sí?
–Spreen, vamos solo bromeaba. ¿Qué sucede? Usualmente andas de mejor humor.
–No es nada, solo que no te has dado cuenta que últimamente todos los de nuestro alrededor les dio la enfermedad de casarse jóvenes.
Quackity se detuvo, examinando aquello riendo.
–Solo tu amigo de la infancia, Spreen. ¿Cómo está él?
–Terriblemente bien, ya no tengo que preocuparme por el idiota de su esposo lo siga haciendo llorar.
–¿Córdoba?
–Si.
–Vaya, debe ser terrible. Dicen que relacionarse con uno ya es una tortura constante.
–He sobrevivido a uno –se detuvo recordando la última reunión y como había pasado el tiempo con el prometido de su amigo– Pero me agrada.
–Vaya, es lindo que tu círculo de amistades se amplíe más.
–Solo callate Quackity.
–¿Y por qué luces tan perdido?
Miro confundido a su primo.
–No se a que te refieres.
–Sabes, en serio creí que ibas a terminar casando con tu amigo Stern. Con eso de que lo ibas a visitar mucho.
–Eso no significa nada, sabes que su papá era mi modelo a seguir, es un gran hombre y alfa.
–Si, apuesto que si. Pero hay algo más.
Spring suspiro sabiendo que su primo reconocería el camino mínimo de él y de su hermano, maldiciendo que fuera tan detallista.
–Últimamente he pensado en las cosas.
–¿Y?
–Recuerdas el trato que le di a mis viejos sobre Carre.
–Oh si, como olvidar como la tía casi se desmaya con tu colorida idea de un matrimonio de nombre. Spreen, sabes que te apoyo en tu idea de cero matrimonio, pero eso es un poco bajo hasta para ti.
–Lo sé bien, pero no solo es eso...
Quackity se detuvo mirándole curioso, para sonreír.
–Es una lastima que termines queriendo mucho a una persona, ¿no lo crees?
–¿Qué?
–Nada, nada. ¿Y cómo está tu amigo Roier?
–Irritante y perfectamente feliz.
Quackity no pudo evitar soltar una risa ahogada, mientras Spreen se daba cuenta de sus palabras.
–Deja de reírte maldito.
–Perdón, perdón. Solo que a veces eres tan adorable.
–Solo vete a cuidar el trasero real del príncipe que te trae muerto.
–Bueno, al menos soy sincero con eso. Spreen.
–Ahora que quieres.
–A veces nos cuesta admitir nuestros sentimientos, pero no arruines tu futuro y tu vida por un error del pasado. Si en verdad lo que sientes es verdadero, no veo lo malo por intentar luchar por eso. Solo piensalo.
Se fue dejando a su primo confundido y pensativo.
Chapter 2: Asumir felicidad
Chapter Text
Las palabras de su primo continuaban en su mente, pero eso era otro problema que debería preocuparse, ya que había sido invitado por parte del matrimonio Córdoba a una reunión pequeña, pero personal, celebrando el cumpleaños de aquel amigo suyo. La fiesta se haría en la residencia de su amigo de la infancia, ciertamente la primera vez que tuvo que pisar dicho lugar le sorprendió un poco el ver que esta casa estuviera en buen estado y claro que después de su que su mejor amigo le contó la verdad sobre que Roier había estado ayudando a su primo, no le sorprendía mucho que fuera así.
El omega siempre había sido cuidadoso en todo, incluso para evitar hacerlo enojar a él, siempre lo ponía sobre de si. Cosa que irritaba más aun a Spreen, detestaba que aquel chico no se pusiera en primer lugar y todo por las enseñanzas de ser un buen omega, aún recuerda como aquel libro que le había enseñado su mejor amigo, habían terminando por deshojar, como si fuera una clara señal de que tanto él como Stern no iban a seguir las reglas que otros les impusieron.
– Hola Spreen, justo estaba pensando que no vendrías –comentó el ahora esposo de Córdoba y su mejor amigo al abrir la puerta con una sonrisa.
–Te ves bien.
–Me siento bien, gracias por preocuparte. ¿Qué tal va todo con la universidad?
–Creo que sobreviviré este año.
El chico asintió dejándolo pasar.
–Tío Spreen.
Unos pequeños llegaron abrazando sus piernas, aunque no fuera amante de los niños, el tener que convivir con los nuevos hijos de su amigo hizo que no tuviera otra opción.
–Hey enanos.
–Spreen, son solo niños.
–Pero yo si estoy enano –comentó Richarlyson con sinceridad, provocando que Alexis soltará un suspiro, sonriendo.
Para los hijos del matrimonio Córdoba se conocía que no había tío más genial que Spreen, debido a su forma tan seria y cool de ser. Por lo que Bobby y Richar, hasta el mayor de estos, Chayanne le tenían un respeto y admiración. Pero volviendo a la fiesta, entró junto a su amigo y niños, hasta aquel enorme jardín donde la gente ya se encontraba celebrando, para esta ocasión se había movido el piano donde la hija mayor de la familia se encontraba tocando el piano.
Spreen tuvo que quedarse solo, ya que su amigo debía ayudar en atender a los demás invitados, pero no sin antes acercarse el esposo de este ofreciéndole un vaso.
–Gracias a dios decidiste venir, Lacis.
–Es la primera vez que pareces feliz de verme, Córdoba.
–Es porque Roier no ha dejado de enumerar a sus invitados y tú estás en la primera plana, estaba incluso a punto de ir por ti sin importar donde te encontrarás.
Spreen no respondió, tan solo admiro aquella reunión notando a aquel castaño, quien era seguido por su prometido.
–Spreen.
Finalmente ahí estaba Roier, arrastrando a su prometido hasta él, con una sonrisa como siempre.
–Suerte, la necesitaras –le susurro Córdoba saliendo de ahí en busca de su esposo.
–Spreen si viniste.
–Te dije que lo haría, idiota.
–Bueno, a veces los alfas mienten.
–No me hagas querer golpearte Roier.
Este soltó una risa al molestar a aquel alfa, mirando a Cellbit.
–Spreen te presento a Cellbit Novata, es mi prometido. Cellbit, Spreen Lacis mi amigo.
El alfa castaño se acercó extendiendo aquella mano, mientras Lacis suspiraba estrechando aquel saludo.
–Es un placer conocerte Lacis, Roier siempre me habla mucho de ti.
Este miró frunciendo su ceño a su amigo.
–Supongo que deben ser todas cosas terribles.
–Eh, ¿por qué crees eso de mi?
Cellbit río, negando.
–Para nada, gracias por cuidar de él en mi ausencia.
–No tienes nada que agradecer, sino era yo. Su primo también podría hacerlo.
–Ese pendejo, no cuidaba ni una piedra, que me iba a andar cuidando de mi.
–Roier, es tu primo. Pero hablo en serio Lacis, es un verdadero placer conocerte. Tu familia es una con la mejor reputación de todas. Tu madre es una omega, ¿no?
–Si, pero es muy tenaz, no es la típica omega que se dejaría intimidar y eso que tiene un hermano pelotudo.
–Lastimosamente mi familia es completamente de alfas, conocer a Roier fue como un golpe del cielo.
–Hay cellbo, que cosas dices.
–tio Roier –llegaron nuevamente ambos gemelos, llevando al omega.
Ambos alfas fueron dejados solos, Spreen ciertamente solo estaría un rato comenzando a sentirse incómodo.
–Roier fue sincero conmigo cuando nos conocimos –hablo Novata, ganándose la atención del contrario– Me contó cómo es que se conocieron.
–¿Ah sí?
–Si, él siempre ha sido muy honesto conmigo. Ambos en realidad pensábamos lo mismo, no buscábamos un compromiso formal. Me dijo que estar rodeado de alfas estaba cansado, sobre todo al saber que la mayoría solamente lo buscaba por ser considerado perfecto, pero contigo era muy diferente.
–Siempre creí que Roier quería estar rodeado de niños, se la pasaba hablando de sus sobrinos.
–Y tú no quieres un compromiso.
Le dedicó una suave sonrisa, mientras el alfa azabache frunció su ceño.
–¿Y qué problema hay con eso?
–Ninguno, es solo que Roier...
–Lo que opine Roier o los demás me tiene sin cuidado, es mi vida y yo decido qué hacer con ella. A diferencia de ustedes, malditos alfa de alta clase que solo les importa lo que las personas opinan o tener el mejor omega para tratar como una incubadora y tener buenos cachorros.
–Lacis...
Se fue dejando ahí por completo al alfa, mientras se dirigía a la salida, claro que eso fue notado por ambos omegas.
–Spreen –lo sigo su mejor amigo– ¿Qué pasó?
–Nada.
–¿Acaso comenzaste a pelear con Cellbit?
Se detuvo ante aquella pregunta, mirando molesto al azabache menor.
–¿Por qué asumes que yo fui el que dio inicio una pelea?
–¿Qué? No, yo no quise.
Suspiro, mirando toda la casa.
–Me alegra mucho que las cosas se resolvieran Alex, pero no olvides de donde vienes. El tener este tipo de lujos y teatro suele hacer que te olvides quien eres en realidad.
Lo dejó ahí confundido, mientras llegaba a su auto abriéndolo.
–No es normal que salgas huyendo de algo.
Se detuvo suspirando nuevamente cansado al reconocer aquella voz.
–¿Qué quieres Roier? ¿No deberías estar en tu fiesta?
–Si, pero tu también lo prometiste.
–Creo que yo, ya he acabado.
–¿Qué sucedió? Solo te notamos molesto, ¿acaso Cellbit hizo algo malo? –no hubo ninguna respuesta– ¿Yo lo hice?
Lacis soltó un gruñido encarando.
–¿Qué tienes que ver tu en esto? No creas que toda mi vida gira en torno a ti o en Alex. No quieras intentar entenderme.
Roier lejos de mostrar aquella expresión sorprendida o incómoda como su mejor amigo, se mantuvo ahí, tranquilo y serio.
–No digo que sea así, solo quiero que entiendas que no soy tu enemigo, Spreen. Jamás lo he sido.
–Entonces, ¿qué derecho te da de hablar de mí con ese sujeto?
Finalmente el castaño, mostró confundido.
–¿Qué?
–Mi vida es solo mía Roier. Si quiero o no tener una pareja, no es nada del interés de nadie, no tenías por qué hablar de mí con él.
–Es cierto, perdóname.
–¿Quieres dejar ya esto? Siempre siendo tan correcto en ti, solo déjame en paz y vuelve a tu perfecta vida, con tu perfecto prometido y tu perfecta familia. Eso es lo único que importa, ¿no? Después de todo, aunque lo intentes, sigues siendo alguien así.
Entró a su auto, arrancando y dejando solo a aquel chico. A pesar de las llamadas de Karl, Carre y una disculpa de Stern, no le respondió a nadie. Incluso ese día decidió no ir a su apartamento, tan solo se fue con la persona que más confianza le tenía de su familia.
Su primo le abrió la puerta aquella tarde, confundido, pero sin preguntarle mucho más, dejando pasar. Pidió pizza y compartieron chucherías.
–Sabes me agradan tus visitas, pero no cuando andas de mil demonios.
–Metete en tus asuntos.
–Lo hago, pero tus asuntos, son mis asuntos.
Spreen le miró fijamente, como siempre intentando intimidar a la parte contrario, pero su primo se mantuvo ahí, soltando un suspiro y terminando aquel intento.
–Odio que tanto él como tú sean iguales.
–Wow, ¿debería sentirme ofendido o algo?
–Depende.
–Mira Spreen, eres mi primo, te considero mi hermano y todo. Y aunque me agradan tus visitas como ya dije, tampoco es normal que vengas a plantarte mi dia libre con una cara de querer matar a dios mismo.
–No quiero matar a dios... Quisiera partirle la cara a unos cuantos alfas de sociedad.
Quackity suspiro negando.
–De nuevo tu odio desmesurado por los alfas y omegas de sociedad. ¿Qué no tus amigos Stern y Córdoba lo son?
–Sabes, creo que tienes razón debería considerar mis amistades.
–Spreen, por favor. ¿Qué sucede? Se que a Rubén no le cuentas nada y tus padres se descartan.
–El pelotudo de mi hermano se la pasa rompiéndome las pelotas, sería una suerte milagrosa verlo sobrio. Mi padre no me atendería a menos que me arresten o deshonre a los Lacis y mi madre me diría que soy lo suficiente capaz de resolver por mi mismo mis problemas al ser un adulto.
–Supongo que es cierto. Sabes que ocupas.
–Me gusta ir de joda Quackity, pero no quiero volverme como Rubius.
–No hablo de tomar alcohol pendejo, ven acá.
Se sorprendió al ser abrazado por su primo.
–¿Qué crees que haces?
–¿No es obvio idiota?
–¿Tu lado omega te esta afectando?
–No seas un pendejo, quieres.
–Gracias.
–Está bien, somos familia, ¿no? Tu también me has ayudado mucho cuando las cosas se pusieron feas con Lusu.
–Si, hablando del príncipe. ¿Dónde está?
–Puesss, tuvo que regresar a España y eso.
–¿No lo acompañaste?
–No estamos pegados Spreen, somos adultos.
–¿Lana aún no te perdona?
–Me tiene sin cuidado lo de Lana, sabes que siempre ha sido así de caprichosa. Pero no hablamos de mí, sino de ti.
Spreen suspiro irritado.
–Esperaba que lo olvidaras y nos concentramos en tu vida perfecta como futuro rey consorte.
–No es perfecta y lo sabes, además casarme con Lusu y ser rey consorte no quiere decir que no me importe mi familia. Además deja de llamar la vida de otras personas perfecta.
–Supongo que lo lamento.
–No supongas, se que no lo lamentas. Pero tampoco quiero que lo hagas, solo quiero entender bien qué sucedió. ¿Qué no ibas a ir a la fiesta de Córdoba?
–Si, de ahí vengo.
–¿Y?
–Y digamos que debí mejor fingir que estaba enfermo.
–Oh vamos, ¿qué tan malo sucedió para que te hicieran huir? Tú no huyes de los problemas.
–Solo reafirme porque odio que se meta en mis asuntos y porque odio a las personas de sociedad.
Su primo se detuvo, intentando examinarlo.
–Tu en realidad no los odias.
–Lo hago, incluso mi mejor amigo insinuó que yo inicie una pelea con el perfecto prometido de Roier, cuando el boludo comenzó a soltarme un discurso de que Roier estaba preocupado por mi por decidir no seguir las estúpidas tradiciones y encontrar a alguien.
–Oh vaya...
–Vamos puedes decirlo, regañame como ellos. Asume lo peor.
–No lo haré, porque tienes razón. Está mal que asumieron eso de ti.
–¿En verdad lo crees?
–Te conozco desde niños Spreen, tu nunca has sido violento, ni iniciado peleas. A menos que haya una buena razón.
Spreen le miró un poco sorprendido, sintiendo un poco de alivio de tener el apoyo de alguien.
–Para ser el futuro rey consorte eres muy considerado, gracias supongo.
Quackity suspiro, jalando su mejilla, no se quejo tan solo se quedo ahí.
–Deja de desprestigiar a otros solo por su título. También está mal que asumas que su vida es perfecta solo por el título. Se bien a qué le temes y no, no voy a cambiar solo porque me case con un príncipe o aristócrata.
Lo soltó volviendo a suspirar de manera larga.
–Sé cuál es tu temor Spreen, pero no hagas que eso afecte en tus relaciones. Recuerda que cualquier cosa, si no intentas hablar las otras personas no podrán escuchar jamás.
–¿Y quién dijo que quería que lo hicieran?
–Se que es así, porque te cuesta creer que hay gente que en verdad te quiere y se preocupa por ti. No por un ridículo título o un apellido, sino por quien eres –toco su pecho– Solo es cuestión que abras un poco tu corazón y veas más allá, ¿podrías intentar?
Chapter 3: Ser un alfa
Chapter Text
Seguir el consejo de alguien nunca había estado en sus planes, Spreen era lo suficientemente rebelde para decir que todos se fueran al demonio, pero con su primo Alexis todo cambiaba. Aún recuerda cuando llegó de México, como sus padres habían armado un banquete para darle la bienvenida, a pesar de saber su situación, ambos padres suyos habían decidido adoptar en palabra al chico, claro que tanto Rubius como él no mostraron ninguna objeción, ambos querían a sus primos.
Pero claro que siempre había una excepción, Lana la hermana menor de Missa y mayor para Quackity, era una chica difícil de tratar, la favorita de sus tíos. Volviendo a ese tiempo, aún recuerda que su madre los había sentado a Rubius y a él aquella noche en la que había llegado su primo, explicándoles la condición de este. Alexis había nacido siendo un alfa de menor rango, pero su caso era mucho peor que otros, casi considerándolo un beta, por eso mismo su madre les había dado a entender que eso no quería decir que fuera diferente. Después de todo, familia era familia y su primo no había decidido nacer así, claro que Rubius y él no veían diferente a Alexis, seguía siendo él mismo.
Tal vez el convivir mucho con su amigo de la infancia hizo darse de cuenta de muchas cosas, tal vez sus padres como el resto de gente era demasiado estúpida para darse cuenta de un pequeño detalle, su primo tenía un ligero pero bonito aroma a manzana, demasiado dulce y bonito. Spreen siempre había sido capaz de reconocer el olor de otros, según su madre cuando era solo un bebé aquel detalle fue un poco difícil para ella, ya que no dejaba que sus nanas le cuidaran al llorar debido a que habían concluido que ser hipersensible con los aromas no todos fueran de su gusto.
Por esa misma razón, un día jugando como de costumbre terminó por acercarse a su primo percatandose de ese aroma tan dulce, incluso la naturaleza omega de su madre parecía notarlo aunque no muy consciente. Su madre trataba mucho más delicadamente a Alexis que a ambos hijos suyos. Fue en ese momento que se dio cuenta que su primo no era un alfa, sino un omega, preguntando porque ocultaba dicho detalle. Pero no iba a presionarlo por ser algo que no quería, incluso él mismo había jurado eso.
Volviendo al tiempo actual, de todos sus primos y familia, Spreen solo le hacía caso a Alexis y no por ser un omega, sino porque sabía bien que de todos él siempre había estado ahí en las buenas y en las malas.
–¿Y tú qué demonios haces aquí?
Pregunto aquella molesta voz, mientras pasaba su vista en el recién llegado, frunciendo su ceño.
–Juan, por favor. No molestes a Spreen.
Le pidió educadamente Quackity a aquel chico, quien miraba molesto también al nombrado.
–Yo puedo estar donde quiera, amigo. Además, soy familia de Quackity.
–No soy tu amigo y qué triste debe ser para Quackity, tener un primo tan inutil como tu.
–¿Qué dijiste?
–Ya basta los dos, ¿por qué siempre que se ven pelean? Los que se gustan se pelean, saben.
Juan mostró una cara de horror por lo dicho, en cambio Lacis se sentó en aquel sillón de lo más tranquilo.
–Dile algo idiota.
–¿Qué quieres que le diga?
–No lo sé, lo que sea.
–¿Tanto te molesta que te emparejen a un inutil como yo?
Quackity suspiro cansado, siempre que ambos chicos se veían había esta clase de problemas, ya de por sí era común para el resto. Pero preferiría que se llevaran mejor, ocurriendo una gran idea.
–Spreen, ¿qué no habías dicho que ibas a ir más tarde por algunas cosas a tu apartamento? Aunque mis tíos ya saben que estás aquí, ¿por qué no vas de una vez? Estaré preparando la comida para ambos.
–Che, no hay prisa.
–Si, si la hay, ahora ve y llévate a Juan contigo.
–¡¿Qué?! ¿Por qué tengo que ir con él?
–Porque yo lo digo, trabajas para mi y es una orden.
–Eso es abuso de poder señor.
–Ya te lo dije, ¿o quieres que Shadoune se entere?
El chico castaño claro suspiro resignado, en cambio Spreen lo ignoro, saliendo de ahí, no espero al contrario, estaba lo suficientemente seguro que estaba siguiéndolo.
–Iremos en tu auto.
–¿Crees que voy a seguir tus órdenes? –No recibió ninguna respuesta gruñendo para ir por su auto– No te acostumbres Lacis.
–Como digas Lout.
El viaje fue lo más silencioso e incómodo posible, tan solo cortando aquella incomodidad por las canciones de la radio.
–Mira, no sé que tramas. Pero hasta para mi es raro que no haya saltado como siempre a atacarme y esas cosas.
–¿Desde cuándo te preocupas?
–No lo haces, por mi puedes saltar por un puente y hasta estaría en primera fila. Solo digo que aunque seas inútil, eres un inútil que casi nunca se ocultaba en casa de tu primo.
–No me estoy ocultando.
–¿No? ¿Y por qué vamos en mi auto? Es claro que estás evitando a la gente, ¿no me digas que le debes dinero a alguien?
Spreen le miró molesto.
–Te recuerdo que mi familia tiene buenos ingresos.
Juan rodó los ojos.
–Si, perdóneme señorito Lacis. Lo tengo, te comprometieron al fin con una omega presumida y de alta sociedad, las que tu más odias –se burló.
–Por suerte no, aunque me sorprende más que sepas ese detalle.
Juan se asustó, pareciendo que había sido descubierto.
–Se lo dijiste una vez a Quackity, es obvio que me daría cuenta...
–Está aquí.
Anuncio dejando que el castaño claro aparcara mientras salía de una.
–Oye espera.
Apenas Juan pudo apagar y asegurar el auto, corrió para intentar llegar hasta el azabache, quien continuó su camino hasta su apartamento. Ambos subieron por el elevador, justo cuando salieron Spreen se detuvo llamando la atención del contrario.
–¿Qué sucede? –alzó su vista, notando a un chico que parecía esperar en la puerta del apartamento de Lacis.
Este al ver a Spreen le dedicó una sonrisa dulce como siempre, en cambio el azabache no se inmuto, simplemente soltó un suspiro.
–Vamos Juan.
–Pero ese no es...
El alfa azabache simplemente ignoró a aquel omega abriendo la puerta de su apartamento.
–¿Vas a ignorarme?
Se detuvo, pasando su atención a Roier, quien sonreía con cierta tristeza.
–Spreen, yo lo...
–¿Qué haces aquí? Creí que él no responderle a nadie era una clara señal que quería estar solo.
–Todos estamos preocupados, incluso tu hermano dijo que no sabia donde estabas.
–Donde vaya o donde estoy es asunto mío, soy un adulto y ustedes no son mi familia. Solo son mis amigos.
–Hable con Cellbit de lo que pasó, él dice que lo siente.
–¿Ah sí? ¿Y por qué no vino aquí a hablar él personalmente? ¿Roier porqué estás aquí?
–Ya te lo dije estamos...
–No me refiero a los demás, me refiero a ti.
El castaño se quedó en silencio.
–Deja de ser el que intente hablar por otros, además –volvió su vista de nuevo a la puerta de su apartamento para terminar de abrir esta– Las cosas serían mucho más fáciles para ambos si simplemente continuamos con nuestras vidas. Se nota que tu prometido no está muy a gusto conmigo.
Roier se mostró por primera vez sorprendido.
–No es así, él...
–Si hablaste con él, supongo que te comento como parecía reclamarme que tú continuabas preocupándote por mi, también habló de lo honesto que fuiste con él al contarle nuestra relación. Entonces creo que no le cayó muy bien la noticia el saber que estuviste enamorado de mi, ¿o si?
Córdoba suspiro mirando hacia abajo.
–Hazte un favor Roier, deja de intentar ser mi amigo. Es claro que no te conviene, no para tu futuro matrimonio feliz.
–Spreen por favor, no digas esas cosas.
–Hablo en serio Roier –terminó de abrir aquella puerta tomando el brazo del castaño claro, quien se había mantenido ajeno a todo– Estarás mejor sin mi creeme, además así somos los alfas. Imagínate saber que tu futuro esposo y su antiguo interés amoroso siguen viéndose, la naturaleza de un alfa es así. Somos unos imbeciles territoriales y no importa cuál perfecto, dulce y considerable sea tu prometido, sigue siendo un alfa, así como yo.
Empujó a Juan dentro del apartamento, para entrar cerrándole la puerta a aquel omega, quien lucía sorprendido por sus palabras.
–¡Oye Lacis!
Spreen cubrió la boca del contrario, mirando la puerta mientras esperaba unos momentos, su nariz dejó de percibir aquel olor a girasol soltando al chico, mientras entraba de lo más normal a su casa.
–Oye, inutil de mierda. ¿Pero qué fue eso?
–¿Qué cosa?
–Sabía que por tu apellido te codeabas con cualquiera, pero ese no era Roier Córdoba? ¿Acaso no sabes lo que significa rechazar a un Córdoba?
Suspiro, deteniéndose.
–Creeme que sé bien lo que significa eso. ¿Y qué?
–¿Cómo qué y qué? ¿En serio no te das cuenta de la situación? Le acabas de cerrar la puerta en la cara a un Córdoba.
–Si, ¿y?
–Eres un imbécil.
–Escucha mi relación con él, no tiene nada que ver. Además, ya termine.
–¿Terminaste? Nadie termina con un córdoba, puede que seas el primo del futuro rey consorte de españa. Pero ellos te harán trizas, cuando sepan que le hiciste tremenda humillación a ese chico.
–Roier no iría a llorar con su primo o su abuelo, él no es así.
–¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Pero es cierto?
–¿Qué?
–Que a él le gustabas, si es así... –la cara de Juan se palideció– ¿Cómo puedes estar aún vivo?
–Yo creo que estas exagerando las cosas Lout.
–Lacis, ¿cómo se te ocurre rechazar a un córdoba? ¿Acaso no sabes lo que dicen de Córdoba? Teniéndolo como pareja incluso tus padres te hubiera dejado ser un terrorista o...
–Yo no quiero casarme y se lo deje bien en claro, además yo no fui el que fue un pelotudo hablando de mis cosas a su perfecto prometido.
–Entonces si te estabas escondiendo de alguien. Le temes a los Córdoba.
–No le temo a nadie y conozco también a su primo.
–Creo que mejor me voy... no quiero estar relacionado con un imbécil que está apunto de desaparecer.
–Ya te dije que no haría nada.
–Lacis eres un imbécil, pero creí que eras uno inteligente. Ya te lo dije, nadie rechaza a los Córdoba.
–Si, bueno yo creo que no es así. Conozco a alguien más aparte de mi que lo hizo.
–¿Y qué pasó con esa persona?
–Está felizmente casado con uno.
–Lo ves.
–Pero mi situación es diferente, ahora solo callate y deja que vaya por mi maleta. Me quedaré un tiempo con Quackity.
–Te doy un consejo, no metas en tus mierdas a tu primo, aunque sean familia. Quackity es una gran persona.
–Lo es, por eso intentaré resolver todo esto. Pero necesito tiempo.
Su primo esperaba que aquella salida ayudará a Lacis a despejarse, pero verlo volver con aquel semblante molesto y serio, simplemente le causó una preocupación más. Por lo que dejó que entrara con su maleta mientras miraba a Juan fuera de su apartamento.
–Habla.
–No se que quieres decir.
–Te pedí acompañarlo, pero no creo que solamente terminaron por encontrarse en el bonito apartamento de Spreen, ¿qué sucedió?
–Lo respeto mucho y lo estimo, por eso mismo no creo que...
–Juan.
–Lacis rechazo a un córdoba, ahora todos vamos a morir porque le cerró la puta puerta en la cara.
Soltó temblado, en cambio Quackity abrió ligeramente los ojos sorprendido, mirando preocupado adentro.
–Roier...
–¿Sabías sobre su relación con él? ¿Por qué no intentaste evitar?
–Spreen no es un niño, además no creí que fuera a estar ahí. Los córdoba usualmente están siempre acompañados y más siendo el omega de la familia. Algo está sucediendo.
–No quiero meterme en estos asuntos, pero si te ayuda escuche un poco más de lo que creo que debía. Al parecer el prometido de Córdoba no está feliz que Lacis y él sean amigos, Lacis le dijo que deberían dejar de serlo por el bien de él, ya que los alfas siempre serán territoriales y toda una tontería de eso.
–Ya veo... gracias Juan. Puedes ir a casa.
Le dedico una sonrisa, entrando mientras se detenía mirando un cuadro de la entrada donde tenía colgado una foto de su primo y él de niños. Suspiro, esperando que no fuera tarde para remediar las cosas.
Chapter 4: Indiferencia
Chapter Text
El rechazo nunca había estado en la vida de él, desde muy pequeño todo lo que quería lo tenía, una y otra vez. Mirar aquel bonito oso negro de peluche del aparador aquella navidad, recordando como fue el primer juguete que le parecía perfecto e ideal para él. Recordando como aquel mismo día de navidad desenvolviendo regalo con ambos primos cercanos, ahí estaba ese mismo osito, tan suave como lo había imaginado.
Claramente, el primer rechazo no vino de su familia, sino de aquel chico alfa de cabello negro. Aquello fue insólito para Roier, él imaginarse siendo rechazado por un alfa, cuando más de uno le había elogiado ya, justo cuando fue presentado como un omega tan joven, siempre lo alababan llamándolo encantador y perfecto.
Aún recuerda aquel día que fue rechazado, no sabía como reaccionar, no quería reaccionar exagerado tampoco y aunque su corazón se sentía decepcionado y molesto. Aún recuerda las palabras de su abuela Omega, "un Córdoba nunca llorá, más si eres un Omega debes ser el doble de fuerte que los alfas, querido".
Ni siquiera su primo Luzu lo hacía, eso era signo de debilidad y él siendo el Omega Córdoba por sangre debía actuar por lo que era, claramente al regresar a casa lo primero que hizo fue ordenarle a toda la servidumbre que no le molestara cuando le dejaron los chocolates que él mismo pidió, se encerró en su cuarto y justo cuando estaba seguro que nadie más estaba presente, las lágrimas no dejaron de salir hasta aquella mañana. Se odiaba a sí mismo por no ser lo que Spreen buscaba, aunque claro ¿qué era lo que él buscaba?
Aun así, no podía creer que aquel chico lo había rechazado de tal manera. Pero eso fue dejado de atrás tiempo después, cuando aquel mismo chico nuevamente apareció aclarando y pidiendo perdón a su manera tosca, aunque no fuera el cariño que esperaba, Roier se sintió feliz. Debía actuar nuevamente por lo que era un Córdoba, no dejarse llevar por aquellos sentimientos y esperando que en el futuro viera a Lacis con aquellos mismos ojos que le veía, un simple amigo.
Todo parecía mejorar al conocer a Cellbit, su actual prometido. Él parecía igual de encantador y agradable, ciertamente no sabía cómo tratar con los omegas al provenir de una familia cien por ciento alfa. Pero eso era lo de menos, su forma tan dulce y atenta de ser, hizo que pensará que era el correcto, se casaría con él y finalmente podría cumplir su deseo de tener una familia, ciertamente tenía envidia a sus primos. El mayor de ellos se había casado dando como resultado a sus sobrinos, los cuales eran unos niños maravillosos. Aún recuerda como Bobby y Richarlyson se peleaban antes de que se comprometiera con Cellbit, diciendo que cuando fueran grandes se casarían con él, aquello se le hizo tierno al castaño.
Y ahora le tenía tanta envidia a Luzu, quien estaba felizmente casado con Alex y a pesar de que todo se había complicado, gracias a su amor es que finalmente estaban juntos cuidando de sus sobrinos que eran ya sus hijos, como esperando al futuro Córdoba. Pero él, ahí estaba en medio de un enfrentamiento que no sabía cómo parar.
–¿Señor?
Reaccionó ante el llamado de su guardaespaldas Etoiles.
–¿Sucedió algo?
–No, ¿por qué?
–Bueno, no crea que quiero meterme mucho en su vida, pero desde que entró al auto después de ver a su amigo, lo noté algo triste.
–No es nada, Etoiles. Gracias por preocuparte.
–Señor Roier, si me permite mencionarlo. Nadie puede hacerte sentir inferior sin su consentimiento.
El castaño asintió sonriendo.
–Tienes toda la razón, Etoiles.
–Hemos llegado, ya sabe que si desea irse a casa puede llamarme, estaré listo para usted.
–Puedes ir a descansar Etoiles, creo que me quedaré con mi primo y Alex.
Salió del auto, deteniéndose y ver aquella hermosa residencia de su primo, suspirando mientras sonreía con amargura, simplemente tomó un poco de aire y se dirigió a la entrada, en donde tocó para ser recibido por su sobrino mayor.
–Tío Roier.
–Hola Chayanne, ¿puedo pasar?
–Que pregunta es esa –lo dejó entrar sonriéndole– Tu siempre eres bienvenido, esta es tu casa.
–Gracias.
–¿Vienes a ver a mamá? Ahora mismo está intentando hacer dormir a Tilin?
–De hecho, venía a verlos a ustedes, hace tanto que no estoy aquí para cuidarlos.
–Entonces estás de suerte, la cena está casi lista.
Se escuchó las pisadas de alguien acercándose, apareciendo una chica.
–Tío Roier.
La jovencita corrió abrazándolo con felicidad.
–Que bueno que viniste, ¿vas a quedarte?
–Ese es el plan, sino me corre tu papá primero.
–No, además mamá no creo que lo deje.
Los tres rieron, no fue difícil quedarse, escuchar la melodía que su sobrina interpretaba como la sorpresa en el rostro del esposo de su primo al verle, incluso como los gemelos llegaron animados a saludarlo como siempre. Se sentía feliz, pero ciertamente molesto por aquella felicidad que parecía no tener. La cena con su familia fue sumamente animada, una vez que su primo llegó, claramente lanzándole comentarios con aquella forma de ser suya, insinuando que debía regresar a casa, siendo reprendido por su esposo y amigo suyo.
Pero finalmente la hora de dormir llegó y él ya tenía su propia habitación en dicha residencia.
–Cualquier cosa no dudes en pedirla.
–Gracias Quackity.
Este asintió sonriendo, mientras se detenía.
–Roier, lo siento. –le miro confundido– Spreen es así a veces, es difícil tratar con él cuando está molesto. Cuando éramos niños, ni siquiera Rubius o yo podíamos hacerle cambiar de parecer, solo conocía a una persona que sí.
–¿Sus padres?
El contrario negó suspirando.
–Su primo de hecho, él vivía con ellos. Se que está actualmente viviendo aquí, incluso Spreen suele visitarlo mucho, tal vez se encuentre con él mismo. Claro, que no lo conozco mucho.
Recordó a aquel primo, al verlo visto y pensar que ciertamente era bonito. Pero tampoco había hablado con él.
–Está bien Quackity, de verdad. Además ya conocía el carácter de Spreen.
–Igual lo lamento mucho.
–¿Por qué? No es culpa tuya, si fuera de alguien sería mía por hablar demás, pero gracias por decirme ese detalle, no lo sabía. Buenas noches.
Su amigo asintió dejándolo solo, soltó un leve suspiro dirigiéndose a aquel balcón abriendo aquellas puertas para tomar un poco de aire nocturno, a pesar del frío de la temporada, cuando la puerta nuevamente fue tocada, tal vez se trata de nuevo de su amigo, que le diría otra cosa más.
–Pasa.
Esperó, pero para su sorpresa fue su primo quien entró luciendo como siempre serio y con aquel semblante ligeramente molesto, esperaba por otra queja de su parte de que debía irse de su casa.
–Vaya, ¿tanto te molesta que esté aquí?
–Siempre vienes y haces lo que quieres, así que da igual cuanto intente correrte, siempre vuelves. Pero no, no vine a decirte que te largues, porque a pesar de todo esta es tu casa y sabes que siempre tendrás un sitio aquí.
Aquello sorprendió un poco al omega castaño.
–¿Y ese cambio tan repentino a qué se debe?
–Te conozco Roier, se que no estás aquí simplemente para pasar el rato con los niños. ¿Qué sucedió?
–No sucedió nada, solo...
–¿Es por Lacis? –se detuvo en seco, manteniendo aquella sonrisa, mientras su primo soltó un suspiro– Escucha, se bien que las cosas no salieron muy bien en tu cumpleaños. Pero no tienes que culparte por lo que Cellbit dijo.
–Eso no es cierto... Es en parte mi culpa.
–Roier...
–A diferencia tuya, cuando dañaste a Quackity no reconociste tu error –le encaró serio– Pero yo no quiero dañar a Spreen, ni a Cellbit. Él tiene razón, no debí hablar de su situación con Cellbit, eso no es de mi interes...
–¿Ya intentaste hablar con él?
–No le contesta a nadie, pero si... fui a su apartamento. No salió bien –río amargamente– Sigue molesto y no se si es por esa razón que me pidió dejar de ser amigos.
Luzu se mantuvo ahí cruzándose de brazos al escucharle atento, por su parte el menor le miró dedicando una leve sonrisa.
–Vamos puedes reirte, está vez es tu turno de decirme te lo dije y cobrarte lo que te hice pasar con Quackity.
–No haré tal cosa.
–¿Y por qué no?
–Roier.
–No se ni porque te estoy contando esto, tal vez estoy tan desesperado que sólo...
–Roier –alzó su voz, provocando que el castaño menor se quedara en silencio– ¿No crees que va siendo hora que seas sincero contigo mismo?
–Soy sincero.
–¿Estás muy seguro? Sé que soy un imbécil la mayor parte del tiempo, un hijo de puta como siempre me llamas. Pero se que las enseñanzas que mis abuelos te dieron, son algunas un tanto...
–¿Qué tiene que ver los abuelos en esto?
–Todo, escucha –se acercó hasta él– Se que quieres seguir aparentando que nada de esto te afecta, pero las cosas no tienen que ser de este modo.
–No estoy aparentando nada, solo estoy dándole su espacio para poder hablar y con Cellbit... –suspiro– También está molesto, cree que no debería defender tanto a Spreen, si solo es un amigo.
–Eso es lo que quiero que te des cuenta, Roier. Continuas intentando vender que todo está bien, que nada te molesta, pero no es así. ¿Por qué sigues reprimiendo tus propios sentimientos?
–¿Y qué no eso tu tambien haces? Somos Córdoba, algo tan banal como perder la compostura por una situación.
–Tus sentimientos no son insignificantes, escucha también creía lo mismo. Pero desde que conocí a Quackity, me di cuenta que no está mal mostrar lo que sientes, solo con las personas correctas.
Roier se quedó en silencio, sintiendo aquel nudo en su garganta.
–Yo lo lastimé Luzu, no creo que pueda ser capaz de perdonarme. Ya que no le importa...
–Si que lo hace.
–¿Cómo puedes estar seguro?
–Porque somos alfas.
Soltó una risa amarga ante las palabras de su primo, recordando que aquel alfa azabache le había hecho el mismo comentario.
–Suenas como él.
–Lacis tiene toda la razón, puede que al inicio no me agradará. Pero algo que nunca dude fue que es un hombre centrado, sabe lo que quiere y es firme en su decisión.
–Vaya, ahora lo halagas, ¿qué hiciste con mi primo?
–Roier, estoy siendo sincero contigo. Escucha te diré porque estoy muy seguro que a Lacis le importas.
–Te escucho.
–La diferencia entre un alfa que no le interesa para nada un omega o cualquiera es que buscara la manera de cambiar la situación, fingiendo que le importa a tal grado de volverse el centro de atención. Los alfas somos así de narcisistas, pero aquel alfa que demuestra lo contrario, fingiendo que no le lastimo, ni le interesa, es porque en realidad está muy herido. Incluso yo he actuado así con Quackity, quería fingir que no me importaba, cuando en realidad él era todo lo que quería.
–Eso suena estúpido.
–Lo sé, porque los alfas son estúpidamente orgullosos Roier. Nunca te diremos que lastimaste nuestro orgullo, si en verdad es así, mostraremos que no nos afecta cuando en realidad estamos más que lastimados por tus palabras. Y sabes lo mejor, que esa clase de alfas son pocos y ese tipo de alfas me gustaría que fueras capaz de encontrar y casarte con uno, porque así como demuestran desinterés, ese tipo de alfa no tendrá ojos nadie más que por ti y así como tus palabras son su pilar. Cualquiera que se le ocurra hacerte daño, tendrá que vérselas con la misma ira de ese alfa y creeme que somos los peores.
–¿Por qué me dices todo esto?
–Porque se bien que tus sentimientos por Lacis no han cambiado mucho, siempre estás al pendiente de él. Y aunque tengas a Cellbit, jamás dejaste de hablar de Lacis con ese brillo y felicidad tuya, solo no quiero que cometas mis mismos errores Roier.
–Sabes que Spreen no...
–Yo tampoco buscaba una pareja y mírame ahora. Quackity llegó cuando menos lo esperaba y buscaba un trato para que mi padre me dejara en paz, pero él me demostró que se puede amar a alguien por partes, hasta estar listo. ¿No crees que Lacis es lo mismo? Haz lo correcto Roier y piensa bien qué es lo que quieres para ti. Bien, buenas noches.
Se fue dejando pensativo a aquel chico.
Chapter 5: Dulce tacto
Chapter Text
El rechazo nunca había estado en la vida de él, desde muy pequeño todo lo que quería lo tenía, una y otra vez. Mirar aquel bonito oso negro de peluche del aparador aquella navidad, recordando como fue el primer juguete que le parecía perfecto e ideal para él. Recordando como aquel mismo día de navidad desenvolviendo regalo con ambos primos cercanos, ahí estaba ese mismo osito, tan suave como lo había imaginado.
Claramente, el primer rechazo no vino de su familia, sino de aquel chico alfa de cabello negro. Aquello fue insólito para Roier, él imaginarse siendo rechazado por un alfa, cuando más de uno le había elogiado ya, justo cuando fue presentado como un omega tan joven, siempre lo alababan llamándolo encantador y perfecto.
Aún recuerda aquel día que fue rechazado, no sabía como reaccionar, no quería reaccionar exagerado tampoco y aunque su corazón se sentía decepcionado y molesto. Aún recuerda las palabras de su abuela Omega, "un Córdoba nunca llorá, más si eres un Omega debes ser el doble de fuerte que los alfas, querido".
Ni siquiera su primo Luzu lo hacía, eso era signo de debilidad y él siendo el Omega Córdoba por sangre debía actuar por lo que era, claramente al regresar a casa lo primero que hizo fue ordenarle a toda la servidumbre que no le molestara cuando le dejaron los chocolates que él mismo pidió, se encerró en su cuarto y justo cuando estaba seguro que nadie más estaba presente, las lágrimas no dejaron de salir hasta aquella mañana. Se odiaba a sí mismo por no ser lo que Spreen buscaba, aunque claro ¿qué era lo que él buscaba?
Aun así, no podía creer que aquel chico lo había rechazado de tal manera. Pero eso fue dejado de atrás tiempo después, cuando aquel mismo chico nuevamente apareció aclarando y pidiendo perdón a su manera tosca, aunque no fuera el cariño que esperaba, Roier se sintió feliz. Debía actuar nuevamente por lo que era un Córdoba, no dejarse llevar por aquellos sentimientos y esperando que en el futuro viera a Lacis con aquellos mismos ojos que le veía, un simple amigo.
Todo parecía mejorar al conocer a Cellbit, su actual prometido. Él parecía igual de encantador y agradable, ciertamente no sabía cómo tratar con los omegas al provenir de una familia cien por ciento alfa. Pero eso era lo de menos, su forma tan dulce y atenta de ser, hizo que pensará que era el correcto, se casaría con él y finalmente podría cumplir su deseo de tener una familia, ciertamente tenía envidia a sus primos. El mayor de ellos se había casado dando como resultado a sus sobrinos, los cuales eran unos niños maravillosos. Aún recuerda como Bobby y Richarlyson se peleaban antes de que se comprometiera con Cellbit, diciendo que cuando fueran grandes se casarían con él, aquello se le hizo tierno al castaño.
Y ahora le tenía tanta envidia a Luzu, quien estaba felizmente casado con Alex y a pesar de que todo se había complicado, gracias a su amor es que finalmente estaban juntos cuidando de sus sobrinos que eran ya sus hijos, como esperando al futuro Córdoba. Pero él, ahí estaba en medio de un enfrentamiento que no sabía cómo parar.
–¿Señor?
Reaccionó ante el llamado de su guardaespaldas Etoiles.
–¿Sucedió algo?
–No, ¿por qué?
–Bueno, no crea que quiero meterme mucho en su vida, pero desde que entró al auto después de ver a su amigo, lo noté algo triste.
–No es nada, Etoiles. Gracias por preocuparte.
–Señor Roier, si me permite mencionarlo. Nadie puede hacerte sentir inferior sin su consentimiento.
El castaño asintió sonriendo.
–Tienes toda la razón, Etoiles.
–Hemos llegado, ya sabe que si desea irse a casa puede llamarme, estaré listo para usted.
–Puedes ir a descansar Etoiles, creo que me quedaré con mi primo y Alex.
Salió del auto, deteniéndose y ver aquella hermosa residencia de su primo, suspirando mientras sonreía con amargura, simplemente tomó un poco de aire y se dirigió a la entrada, en donde tocó para ser recibido por su sobrino mayor.
–Tío Roier.
–Hola Chayanne, ¿puedo pasar?
–Que pregunta es esa –lo dejó entrar sonriéndole– Tu siempre eres bienvenido, esta es tu casa.
–Gracias.
–¿Vienes a ver a mamá? Ahora mismo está intentando hacer dormir a Tilin?
–De hecho, venía a verlos a ustedes, hace tanto que no estoy aquí para cuidarlos.
–Entonces estás de suerte, la cena está casi lista.
Se escuchó las pisadas de alguien acercándose, apareciendo una chica.
–Tío Roier.
La jovencita corrió abrazándolo con felicidad.
–Que bueno que viniste, ¿vas a quedarte?
–Ese es el plan, sino me corre tu papá primero.
–No, además mamá no creo que lo deje.
Los tres rieron, no fue difícil quedarse, escuchar la melodía que su sobrina interpretaba como la sorpresa en el rostro del esposo de su primo al verle, incluso como los gemelos llegaron animados a saludarlo como siempre. Se sentía feliz, pero ciertamente molesto por aquella felicidad que parecía no tener. La cena con su familia fue sumamente animada, una vez que su primo llegó, claramente lanzándole comentarios con aquella forma de ser suya, insinuando que debía regresar a casa, siendo reprendido por su esposo y amigo suyo.
Pero finalmente la hora de dormir llegó y él ya tenía su propia habitación en dicha residencia.
–Cualquier cosa no dudes en pedirla.
–Gracias Quackity.
Este asintió sonriendo, mientras se detenía.
–Roier, lo siento. –le miro confundido– Spreen es así a veces, es difícil tratar con él cuando está molesto. Cuando éramos niños, ni siquiera Rubius o yo podíamos hacerle cambiar de parecer, solo conocía a una persona que sí.
–¿Sus padres?
El contrario negó suspirando.
–Su primo de hecho, él vivía con ellos. Se que está actualmente viviendo aquí, incluso Spreen suele visitarlo mucho, tal vez se encuentre con él mismo. Claro, que no lo conozco mucho.
Recordó a aquel primo, al verlo visto y pensar que ciertamente era bonito. Pero tampoco había hablado con él.
–Está bien Quackity, de verdad. Además ya conocía el carácter de Spreen.
–Igual lo lamento mucho.
–¿Por qué? No es culpa tuya, si fuera de alguien sería mía por hablar demás, pero gracias por decirme ese detalle, no lo sabía. Buenas noches.
Su amigo asintió dejándolo solo, soltó un leve suspiro dirigiéndose a aquel balcón abriendo aquellas puertas para tomar un poco de aire nocturno, a pesar del frío de la temporada, cuando la puerta nuevamente fue tocada, tal vez se trata de nuevo de su amigo, que le diría otra cosa más.
–Pasa.
Esperó, pero para su sorpresa fue su primo quien entró luciendo como siempre serio y con aquel semblante ligeramente molesto, esperaba por otra queja de su parte de que debía irse de su casa.
–Vaya, ¿tanto te molesta que esté aquí?
–Siempre vienes y haces lo que quieres, así que da igual cuanto intente correrte, siempre vuelves. Pero no, no vine a decirte que te largues, porque a pesar de todo esta es tu casa y sabes que siempre tendrás un sitio aquí.
Aquello sorprendió un poco al omega castaño.
–¿Y ese cambio tan repentino a qué se debe?
–Te conozco Roier, se que no estás aquí simplemente para pasar el rato con los niños. ¿Qué sucedió?
–No sucedió nada, solo...
–¿Es por Lacis? –se detuvo en seco, manteniendo aquella sonrisa, mientras su primo soltó un suspiro– Escucha, se bien que las cosas no salieron muy bien en tu cumpleaños. Pero no tienes que culparte por lo que Cellbit dijo.
–Eso no es cierto... Es en parte mi culpa.
–Roier...
–A diferencia tuya, cuando dañaste a Quackity no reconociste tu error –le encaró serio– Pero yo no quiero dañar a Spreen, ni a Cellbit. Él tiene razón, no debí hablar de su situación con Cellbit, eso no es de mi interes...
–¿Ya intentaste hablar con él?
–No le contesta a nadie, pero si... fui a su apartamento. No salió bien –río amargamente– Sigue molesto y no se si es por esa razón que me pidió dejar de ser amigos.
Luzu se mantuvo ahí cruzándose de brazos al escucharle atento, por su parte el menor le miró dedicando una leve sonrisa.
–Vamos puedes reirte, está vez es tu turno de decirme te lo dije y cobrarte lo que te hice pasar con Quackity.
–No haré tal cosa.
–¿Y por qué no?
–Roier.
–No se ni porque te estoy contando esto, tal vez estoy tan desesperado que sólo...
–Roier –alzó su voz, provocando que el castaño menor se quedara en silencio– ¿No crees que va siendo hora que seas sincero contigo mismo?
–Soy sincero.
–¿Estás muy seguro? Sé que soy un imbécil la mayor parte del tiempo, un hijo de puta como siempre me llamas. Pero se que las enseñanzas que mis abuelos te dieron, son algunas un tanto...
–¿Qué tiene que ver los abuelos en esto?
–Todo, escucha –se acercó hasta él– Se que quieres seguir aparentando que nada de esto te afecta, pero las cosas no tienen que ser de este modo.
–No estoy aparentando nada, solo estoy dándole su espacio para poder hablar y con Cellbit... –suspiro– También está molesto, cree que no debería defender tanto a Spreen, si solo es un amigo.
–Eso es lo que quiero que te des cuenta, Roier. Continuas intentando vender que todo está bien, que nada te molesta, pero no es así. ¿Por qué sigues reprimiendo tus propios sentimientos?
–¿Y qué no eso tu tambien haces? Somos Córdoba, algo tan banal como perder la compostura por una situación.
–Tus sentimientos no son insignificantes, escucha también creía lo mismo. Pero desde que conocí a Quackity, me di cuenta que no está mal mostrar lo que sientes, solo con las personas correctas.
Roier se quedó en silencio, sintiendo aquel nudo en su garganta.
–Yo lo lastimé Luzu, no creo que pueda ser capaz de perdonarme. Ya que no le importa...
–Si que lo hace.
–¿Cómo puedes estar seguro?
–Porque somos alfas.
Soltó una risa amarga ante las palabras de su primo, recordando que aquel alfa azabache le había hecho el mismo comentario.
–Suenas como él.
–Lacis tiene toda la razón, puede que al inicio no me agradará. Pero algo que nunca dude fue que es un hombre centrado, sabe lo que quiere y es firme en su decisión.
–Vaya, ahora lo halagas, ¿qué hiciste con mi primo?
–Roier, estoy siendo sincero contigo. Escucha te diré porque estoy muy seguro que a Lacis le importas.
–Te escucho.
–La diferencia entre un alfa que no le interesa para nada un omega o cualquiera es que buscara la manera de cambiar la situación, fingiendo que le importa a tal grado de volverse el centro de atención. Los alfas somos así de narcisistas, pero aquel alfa que demuestra lo contrario, fingiendo que no le lastimo, ni le interesa, es porque en realidad está muy herido. Incluso yo he actuado así con Quackity, quería fingir que no me importaba, cuando en realidad él era todo lo que quería.
–Eso suena estúpido.
–Lo sé, porque los alfas son estúpidamente orgullosos Roier. Nunca te diremos que lastimaste nuestro orgullo, si en verdad es así, mostraremos que no nos afecta cuando en realidad estamos más que lastimados por tus palabras. Y sabes lo mejor, que esa clase de alfas son pocos y ese tipo de alfas me gustaría que fueras capaz de encontrar y casarte con uno, porque así como demuestran desinterés, ese tipo de alfa no tendrá ojos nadie más que por ti y así como tus palabras son su pilar. Cualquiera que se le ocurra hacerte daño, tendrá que vérselas con la misma ira de ese alfa y creeme que somos los peores.
–¿Por qué me dices todo esto?
–Porque se bien que tus sentimientos por Lacis no han cambiado mucho, siempre estás al pendiente de él. Y aunque tengas a Cellbit, jamás dejaste de hablar de Lacis con ese brillo y felicidad tuya, solo no quiero que cometas mis mismos errores Roier.
–Sabes que Spreen no...
–Yo tampoco buscaba una pareja y mírame ahora. Quackity llegó cuando menos lo esperaba y buscaba un trato para que mi padre me dejara en paz, pero él me demostró que se puede amar a alguien por partes, hasta estar listo. ¿No crees que Lacis es lo mismo? Haz lo correcto Roier y piensa bien qué es lo que quieres para ti. Bien, buenas noches.
Se fue dejando pensativo a aquel chico.
Chapter 6: Lazo familiar
Chapter Text
–¿Y ahora que es lo que tortura a tu pobre y oscura alma?
Reaccionó, frunciendo su ceño al ver a su primo metiche, quien ensanchó más su sonrisa.
–Oh no me digas que al gran Spreen Lacis, por fin le tocó la puerta el amor.
–¿Por qué tiene que ser forzosamente el amor? ¿Acaso no puede tocarme a mi puerta la rabia y la decepción?
Quackity suspiro negando.
–Dios Spreen, a veces eres peor que un niño...
–Mira quien habla.
–Bien, sabes que no pienso presionarte como mi tía sobre tu situación nula amorosa, pero a mi tambien me gustaria que encontraras a alguien con quien puedas ver de esa manera. Enamorarte es algo bonito.
–El amor solo te vuelve un idiota con la supuesta persona que quieres, prefiero pasar de eso.
–Está bien, en ese caso hablemos de otra cosa. ¿Qué tal las cosas con tus amigos? ¿Ya hicieron las paces?
–Alex y yo estamos muy bien y con Roier supongo que también.
–Ya veo, en ese caso me imagino que volverás a tu apartamento y...
–¿Vos me está corriendo? Creí que podía quedarme todo el tiempo que quisiera.
–Pues sí, la verdad es que sí. Solo creí que quisieras tu espacio.
–Mi espacio es vos.
–Owww, yo también te quiero Spreen.
Lo abrazo, a pesar de no ser correspondido por su duro y frío primo alfa. Finalmente fueron interrumpidos por el timbre.
–¿Esperabas a alguien?
–No, además Luzu sigue en España y Missa no me comentó nada.
Se separó para ir a recibir a quien fuera, mientras Spreen se mantiene ahí en la sala pensando en aquel amigo suyo, mientras intentaba buscar una solución, escuchando el grito de su primo rápidamente se levanto dirigiéndose con prisa.
–Quackity, ¿qué sucede...?
Noto la mirada castaña de Roier, quien lucía algo nervioso al ser abrazado por su primo.
–¿Roier? ¿Qué haces aquí?
–Bueno yo...
–Yo lo traje inutil –Juan lo encaro– Venia de camino a ver a mi jefe para entregarle un reporte pendiente y pase a tu apartamento, porque como siempre el señorito no puede ir y por petición de tu primo fui, para encontrarme con el pobre Córdoba desorientado esperandote.
–Pudiste llamarme –ignoro a aquel chico con lentes.
–¡Pero ten tantita educación alfa de mierda!
–Lo siento, quería hacerte una sorpresa de disculpas...
–Pues si que nos sorprendiste –se apartó Quackity de lo más feliz– Mi nombre es Alexis Luna soy el primo de Spreen, tú eres el famoso Roier. Dios, perdona que tengas que aguantar a un primo tan pendejo como el mío, pero así de pendejo se le quiere.
–No, no, más bien es lo contrario.
–Oye, Quackity estoy aquí.
–Si, ¿y? Pero pasa, veo que trajiste algo.
–Si, es un pastel de disculpas... se que Spreen no es muy fan de lo dulce, así que traje algunas variantes.
–Eres tan detallista, me recuerdas tanto a tu primo.
El rostro de Roier se volvió frío, manteniendo aquella sonrisa.
–Por favor, no me compare con ese imbécil.
Quackity comenzo a reír más fuerte.
–Es justo como Spreen me dijo.
–¿Spreen hablo de mi?
–Si –le dedico una sonrisa– Me dijo tantas cosas tan buenas de ti, como...
El azabache mayor cubrió la boca de su primo, mostrándose apenado por primera vez, sorprendiendo a Córdoba.
–Hoy estás más insoportable que otras veces Quackity –paso su atención a aquel castaño– Pasa, ya que estas aqui. Este es el apartamento de mi primo, pero siéntete en casa.
–¡Está ni es tu casa inutil!
–Ah y este grito de aquí es el perdedor de Juan Lout, es el empleado de mi primo.
–¡¿Cómo que perdedor?! Maldito alfa de mierda.
–Si queres podes romperle el orto, yo no lo hago porque no me meto con omegas.
Justo entonces, Quackity terminó por morder su mano, causando que soltar un grito.
–Maldita sea Quackity.
–Como dijo Spreen, esta es tu casa pasa. Juan si quieres puedes quedarte también.
–No, de hecho yo solo venia a dejar el reporte –se lo entregó mirando asustando a Roier– Fue un placer señor Córdoba, nos vemos jefe.
Se fue con prisa dejando a Quackity ahí confundido.
–Creo que lo asuste –susurro preocupado Córdoba.
–No para nada, no te preocupes.
–Lout es raro de por sí.
–Solo contigo Spreen, pero pasa, pasa –tomo aquella bolsita de dulces– ¿Quieres café? Aunque no soy un gran fanatico, ya he comprado para las visitas.
–Me encantaría, ammm señor Luna.
–Solo dime Alexis o Quackity, estamos en confianza. Iré a preparar todo, Spreen porque no lo llevas a la sala.
–¿Y por qué yo?
Recibió otro pisotón, gruñendo.
–Roier vámonos... –tomó su mano saliendo de ahí con prisa.
El castaño se sintió nervioso al sentir aquel toque.
–Tu primo es muy dulce.
–Si claro... solamente con quien quiere, usualmente lo llaman un desalmado debido a que sabe como poner a la gente en su sitio. Supongo que por eso me agrada.
Roier asintió sonriendo para llegar a aquella elegante sala sentándose.
–Lamento aparecer de la nada, es un poco molesto...
–Está bien, yo hago lo mismo con mi primo. Él nunca se queja de que aparezco en su oficina o en su casa, es más siempre me recibe como si su gato callejero hubiera vuelto de una pelea.
Sin poder evitarlo, Roier se imaginó aquella situación como el primo de Spreen abría la puerta a una versión peluda de su amigo.
–¿Has pensando en nuestra situación?
–No mucho...
–Supongo que deberíamos decirle a Novata. ¿Ya hablaste con él?
–No, pero lo haré este fin de semana.
Se quedó en silencio nuevamente sintiendo aquellos nervios para alzar su rostro.
–En realidad, estoy pensando en terminar el compromiso.
Spreen se mostró sorprendido.
–¿Puedo saber por qué?
–No me agrada que sea así de territorial con mis amigos.
–Roier...
–Si voy a casarme, quiero que sea de una persona que confíe en mí y en mis decisiones, no que se deje guiar por sus celos y busque pelear con mis amigos.
–Roier, ¿seguro que es solo por eso?
–¿Por qué más seria?
–Te conozco, debe haber algo más por la que no quieras casarte con Novata. ¿Te hizo algo más?
–No es solo...
El azabache es tenso.
–¿Intentó propasarse con vos?
–No, no claro que no Spreen –se mostró nervioso y asustado– Él nunca lo ha hecho... ya sabes... –un suave sonrojo se formó– Ni yo...
–Me alegra escucharlo, estaba dispuesto a ir a romperle la cara si era así.
Roier apretó sus manos al sentir nuevamente aquel latido sintiéndose feliz de escuchar aquellas palabras, mientras se regañaba internamente, recordando que solo lo hacía porque era su amigo y así de amable era el alfa.
–Yo ya hable con mi primo, Luzu me apoya, pero me advirtió que una vez que deje el compromiso con Cellbit, tal vez la sociedad me tache de un omega defectuoso.
Spreen abrió ligeramente sus ojos, pensativo.
–Bueno... eso es cierto... Cuando la mamá de Alex se separó de su padre, no pasó lo mismo debido a que como el señor Stern estaba teniendo la peor reputación, la sociedad vio a su madre como una pobre víctima. En este caso verán a Novata así, ¿vos estás seguro?
–Si... –sonrió amargamente– No puedo casarme con Cellbit, no después de lo que pasó.
–Es una razón pequeña, ¿lo sabes? También sentirá que eso solo es una excusa, puede que incluso comience a hacer una campaña de rechazo contra tuya. ¿No te importa?
–Estoy dispuesto a asumir el castigo. Solo quiero que supieras eso de mi.
–Si es por lo que dirán sabes que no me importa, mis viejos han intentado de todo en separarme de Alex y nunca les hice caso. Será lo mismo vos, Roier, pero si tu primo es el alfa inteligente que se que es, hará lo posible para limpiar tu reputación. Yo lo haría, no permitiría que te hicieran daño.
Nuevamente mostró sorpresa, volviendo a sentir aquel nerviosismo por sus palabras sonriendo dulcemente.
–Gracias Spreen.
Sin darse cuenta ambos, Quackity se encontraba escuchando todo sosteniendo aquella bandeja, mientras sonreía. Para entrar llamando la atención de ambos, pudo ver el nerviosismo y aquel suave olor lo delataba por lo que simplemente sonrió dejando aquella bandeja en la mesita.
–Roier Córdoba, ¿no?
–Solo con Roier está bien.
–Sabes me agradas mucho, ten la confianza de venir a molestar a Spreen todo lo que gustes.
–No decidas por mí.
–Ya lo hice.
Roier se mostró confundido, ya que ciertamente Spreen era mucho más diferente con su primo, recordando como había sido delicado con él. Ahora entendía bien a que se debía, a pesar de que su primo lo trataba bruscamente, el alfa azabache nunca le había regresado el golpe, tan solo se mantiene ahí, sonriendo al saber por quien había el chico decidido ser así.
–Acompañalo.
–No me podes obligar a nada.
–No te estoy preguntando tampoco.
–No, está bien, además Etoiles me está esperando afuera.
–¿Etoiles?
–Roier siempre tiene a su chofer.
–Cierto, que agradable debe ser tener a alguien así.
–Vos tenes a Shadouge, Lout y al pelado.
–Es cierto –mostró una cara de sorpresa, haciendo reír al Córdoba.
Spreen al escucharle simplemente mostró una ligera sonrisa.
–Perdón, es que ambos son tan graciosos.
–Está bien, pero te acompañará.
–Si con eso te callas.
–Genial, nos vemos después Roier.
Cerró la puerta dejando a ambos afuera.
–Vamos.
–Tu primo se ve que es joven.
–Tiene nuestra edad, pero se graduó antes que la mayoría.
Roier se quedó asombrado.
–¿En serio? –el azabache asintió sonriendo con confianza– En que se graduó, ¿puedo saber?
–Leyes como Alex.
–¿Leyes? Pero si es un...
–Al inicio pensábamos que era un alfa de menor grado, pero al final resultó que por mis estúpidos tíos y su rechazo a grado menores, provocaron que Alexis se auto rechazara y retrasase su género. Por eso pudo graduarse como abogado y es un niño prodigio, así que no le fue difícil adelantarse.
–Eso suena más sorprendente sabes.
–A veces parece que es un niño por cómo se comporta.
–Igual es muy agradable, ahora se por quien cuidas demasiado a los omegas.
Spreen se detuvo, mirándole curioso.
–¿Crees que lo hago por ese anormal?
–él te quiere mucho, como se nota que lo quieres a él.
–Bueno, alguien tiene que ver que no se meta en problemas. Su mal genio a veces causa algunos.
Roier rio nuevamente.
–Nuevamente estás riendo, eso es buena señal.
El castaño se quedó en silencio sonriendo nervioso.
–Gracias Spreen, por tu apoyo. Prometo que la próxima vez te llamaré.
–Está bien, igual mi loco primo ya te ve como un futuro potencial.
–¿Futuro potencial?
–Si, para molestarme. No suelo presentarle a muchos amigos, no conoce a Alex ni siquiera, así que ver a vos aquí fue como si le dieran el honor de encontrar una manera de molestarme, que no desaprovecharía, quien sabe tal vez tengamos suerte y nos junte con su majestad el príncipe.
–Vaya, no se si estoy preparado para ver a un príncipe.
–Luzu es alguien de lo más normal creme, entre Quackity y él. Quackity parece ser más de la realeza, te diré un secreto. Al príncipe le encantan las hamburguesas, entre mas grasosas y corrientes mejor.
River volvió a reír.
–Vaya, no lo sabía.
–Un gusto para un rey, bueno cuídate. Hablamos después.
–Si, tu también Spreen.
Entró al auto después de despedirse, dejando al alfa ahí.
–Y, ¿ahora te gusta?
Spreen se asustó, mirando a su primo.
–¿Estabas espiandonos?
–No es espiar si están en la calle.
–Lo es, ¿y qué con esa pregunta? No creas que no note la miraditas que le dabas.
–Soy omega Spreen y ya estoy comprometido, no pensaba quitarlo.
–No me quitas nada y Roier también está comprometido.
–Estaba, lo escuche todo. ¿En serio planea acabar así con su reputación?
–A él no le importa.
–Pero a ti si –interrumpe causando que Spreen se quedara en silencio– A ti te importa más su reputación que él mismo.
–Eso no es...
–Es cierto, lo noto muy bien. Puedes engañar a quien quieras, pero yo te conozco. A ti te importa mucho él.
–Es mi amigo.
–¿Solo eso?
–Dios, solo di lo que quieras decir y deja de andar dando vueltas al mismo asuntos.
–Bien, ya que me dejaste hacerlo. A ti te gusta, ¿no?
–Tal vez.
–Wow.
–No luces sorprendido.
–Bueno, me sorprendí cuando me di cuenta. Ahora lo veo normal –sonrió divertido.
–Eres tan molesto.
–Y tu eres muy serio, ni siquiera hiciste un gran drama cuando confesaste que te gusta.
–Porque solo es un gusto, no que lo amo.
–Entonces te atrae.
–Si.
–Pero no te gusta de gustar, gustar.
–Me gusta, pero ni siquiera yo sé que significa eso.
Quackity se quedó en silencio relajando su sonrisa.
–Spreen, se porque no quieres enamorarte, pero a veces uno no elige de quien lo hace.
–Prefiero que eso se quede así, Roier encontrará a alguien mucho mejor que Novata o yo, y será feliz.
–¿Quieres pedir hamburguesas?
–Si.
Chapter 7: Crimen
Chapter Text
Las cosas fueron relativamente civilizadas, aquel día cuando finalmente vio a Cellbit. Este se había presentado con un enorme ramo de flores, junto con un elaborado discurso de disculpa, prometiendo ser mejor para él y su futura familia.
Pero Roier no podía verse ya junto a aquel alfa, por lo que antes de que se volviera mucho más larga aquella disculpa, tuvo que interrumpirle. Aquel día había sido acompañado por su primo para evitar cualquier cosa, esperando junto con los padres de aquel alfa. Cuando este salió lució tranquilo y serio, pero se podía oler la molestia en sus feromonas.
–¿Hijo?
–Vámonos.
–Pero hijo, ¿qué hay de Roier?
–No quiero saber nada de él, no ahora… –miro a Córdoba– Disculpe que lo pregunte, pero… ¿Está de acuerdo con lo que él quiere?
El oji carmín suspira.
–Mi mayor deseo para él siempre ha sido que sea plenamente feliz.
–Consentirlo demasiado ha causado un problema.
–Hijo, lamento tanto su comentario.
–No está bien, también les debemos una disculpa a los dos. El compromiso queda anulado.
Ambos padres lucían sorprendidos que fuera directo, causando que el alfa de la familia Novata, se mostrara molesto.
–Esto no se quedará así señor Córdoba, puede que nuestro hijo no quiera saber nada de su primo, pero este insulto lo pagaran, yo me encargare de eso.
Se fue con su esposa, la cual también lucía molesta. Luzu suspiro entrando a aquella habitación, donde el ramo se encontraba tirado y su primo se mantenía en silencio.
–¿No crees que sería más fácil si me uniera al programa?
–No digas idioteces Roier.
–Admite que sería la solución más rápida y lógica. Los Córdoba no tendrán que pasar por esta vergüenza y decepción, como mi enamoramiento por un alfa que ni siquiera me corresponde y ni siquiera me quiere de esa manera es evidente.
–Los Córdoba estarán bien Roier, y tú no irás a ese programa de mierda. Lo resolvere te lo prometo, te casaras con quien quieras. Esa es la promesa que te hice cuando me volví el heredero.
El castaño menor asintió sonriendo.
–Gracias Luzu, pero temo que las cosas no serán sencillas.
–Yo soy el alfa de la familia, tu alfa y te aseguro que haré todo lo que esté en mis manos para protegerte.
Claramente los problemas solo empezaban, la amenaza impuesta por los Novata siguió, empezando por el cambio de actitud de parte de los omegas y alfas en aquellas fiestas de té recatadas, donde Roier asistía más por compromiso que por otra cosa, recibiendo aquellas miradas de alfas evitandolo como si fuera la peste misma y la risita nada disimulada de aquellos burlones omegas.
Todo había sido cambiado a la conveniencia de los Novata, comentando que el perfecto omega Córdoba no era tan perfecto, ya que su hijo había decidido no casarse con él.
Roier suspiro algo incómodo al estar sentado en aquella mesa completamente solo, esperando poder irse lo más pronto posible.
–¿Cómo se le ocurre venir aquí?
Escucho a unos omegas detrás suyo.
–Si yo fuera él, no hubiera vuelto a salir de mi habitación por la vergüenza.
–Dicen que el Señor Novata lo dejó porque descubrió algo horrible de él.
–Supongo que aquellos que parecen no romper ningún plato son los peores.
–Oigan pueden escucharnos.
–¿Y qué importa? Igual es un omega rechazado, nadie va a quererlo después de eso. Ni siquiera por su apellido, pobre señor Córdoba y su esposo, deben sentirse tan decepcionados de cargar con alguien como él.
Roier se quedó en silencio, aunque quisiera contestarles, sabía bien que lo mejor era mantenerse al margen para evitar meter en más problemas a Luzu, tal vez le pediría su ayuda para ausentarse de las fiestas y reuniones por una temporada. Pero por ahora tenía que aguantar, a una hora decente para no parecer tan obvio.
🌻
–Me podes volver a recordar porque hago esto.
–Porque eres mi primo y me quieres, además…
–Será divertido Spreen –interrumpió aquel príncipe– Las fiestas de té son lo más aburrido del mundo, pero tenerte aquí acompañándonos cambiala cosa.
–Lusu…
–Creo que ya tengo a mi nuevo primo favorito.
–Spreen, escuchen par de pendejos no quiero que ninguno se meta en problemas. Los conozco bien y lo que menos quiero es que arruinen algo, así que Luzu no fumaras y nada de beber en exceso y Spreen se que esta clase de personas son lo que más detestas pero intenta tolerarlos.
–Bien, pero créeme que no pienso bailar con ningún omega, ni tener una de sus charlas para conocernos.
–Me parece justo, solo diviértete un poco con los otros omegas o quédate con Luzu o conmigo, solo eso. Usa tu edad a tu favor, no pueden obligarte si aún no llegas al límite de la edad.
Quackity tuvo que cambiar a una elegante sonrisa, sosteniendo el brazo de su prometido.
–Majestades, no saben qué honor es tenerlos.
Spreen se mantenía atrás, ocultando sus manos en aquellos bolsillos de aquel incómodo traje gris que su primo le había obligado ponerse para la ocasión. Mientras se mantenía siguiendo a la pareja como un borreguito, escuchando todos esos halagos a su primo, a pesar de que tanto Quackity como él, sabían bien lo que pensaban. Todos miraban al azabache menor como el roba prometidos, a pesar de que se tuvo que aclarar por medios sobre cómo había sucedido todo.
Claro que no se había contado toda la verdad, pero sí sobre el supuesto cambio de género y como una cosa trajo a otra.
Pero volviendo a aquella aburrida reunión, Spreen se separó un momento para buscar algo que tomar, se moría por comer una hamburguesa grasosa con papas fritas, no aquellos elegantes y desabridos platos de comida, mientras podía escuchar a jóvenes omegas preocuparse por cuantas calorías contiene cada plato. Dios, por eso detestaba tanto a los omegas de alta clase, siempre preocupandose por su aspecto y no vivir sus vidas de la manera más feliz posible.
La última vez que su madre le había presentado a la hija de una de sus amigas, recuerda que detesto tanto a esa chica, quien parecía solo intentar fingir su mejor cara delante suyo, claro que aquello terminó de molestar. Para comportarse de la manera más grosera posible, debido a esto y consejo por parte su primo a su madre, fue que esta decidió dejar de insistir en casarse con una de las múltiples hijas o hijos de sus amigos.
A pesar de considerarse un alfa rebelde y para nada apropiado, no evitaba que los omegas lo buscaran por su apellido. Todos sabian que como el caso de Córdoba, ningun omega seria tan tonto para no ser parte de aquellas familias con buen nivel economico y poder, más aun los Lacis al ganar una buena reputación debido al reciente compromiso de su primo con el futuro rey. Ya que, ¿qué omega no quisiera estar emparentado con la realeza?
Y en cierto modo Spreen lo veía estupido, ya que él no era él que se estaba casando con el príncipe de España Luzu, era su primo Alexis.
–Señor Lacis.
Se detuvo mirando a un chico castaño más bajo, un omega de un olor a clavel.
–Perdón que le moleste.
–No lo haces –comentó tomando un vaso para disponerse a ir, pero aquel omega tenía otros planes.
–Amm, en ese caso permítame presentarme soy…
–La verdad no estoy interesado, una disculpa.
–Pero señor Lacis, la verdad me sorprende mucho que esté aquí, escuche que no le gustan mucho las reuniones y a mi tampoco, así que pensé…
–Es cierto, no soy mucho de andar en estas payasadas, pero estoy aquí para apoyar a mi primo. No tengo intención de hacer otra cosa.
–Pero ya está aquí…
El azabache suspiró, cansado de la insistencia de los omegas.
–No quiero ser grosero, le prometí a Alexis intentar dar mi mejor cara por favor. Pero en verdad no me interesa…
–Dios que ridiculo se ve ahí solo.
Fue interrumpido al escuchar a un grupo de omegas, riendo y burlándose de alguien.
–Su reputación está acabada, no creo que pueda llegar a conseguir a todos esos alfas que antes babeaban por él.
–Lo mejor que conseguirá será un alfa desheredado o algo así.
Spreen me miró confundido, más allá notando a Roier sentado en aquella mesa completamente solo.
–Señor Lacis, no lo mire. Se que no tiene una gran reputación, pero si quiere un consejo es que se aleje de Roier Córdoba. Desde que el señor Novata lo dejó hace unos días, hablan de que lo más seguro es que lo encontró con otros alfas en un situación privada, dios. Si yo fuera él, estaría…
–Callate.
Aquel chico le miró confundido.
–¿Disculpe?
–Dije que si no tienes algo interesante que decir, cierres el puto horto, boludito de mierda.
Se fue directo hasta su amigo, mientras escuchaba a no solo los omegas hablan de aquel castaño, que lucía de lo más aburrido, sino los mismos alfas, los cuales apostaban por ver quien termina llevándoselo a la cama. Cosa que causó que la sangre del alfa azabache se volviera caliente de ira, recordando como aquel chico se había sonrojado y confesando avergonzado el nunca haber tenido alguna intimidad referente.
Se detuvo, a su lado ganándose la atención de Roier, quien abrió ligeramente los ojos sorprendido.
–¿Spreen? ¿Qué haces aquí?
–¿Queres compañía capo?
–Bueno…
No lo dejó terminar, al sentarse a su lado. Claramente esto, hizo que todos los que ya miraban, volvieran a chismorrear por aquella interacción, ya que solo en la universidad se sabía de su amistad. Como Spreen nunca había ido de fiestas por esa misma razón es que nunca se les había visto juntos.
–¿Qué haces aquí? Tu nunca has asistido a una fiesta…
–Mi primo.
–Ya veo, igual no creo que debas estar conmigo.
–Roier, te dije…
–Se lo que me dijiste, pero este no es momento. Somos amigos, pero nuestra amistad siempre se basó en algo que no nos afectara, asi como tu te preocuparte por mi reputación, esta vez yo lo haré por la tuya. Por eso no creo que debas estar aquí conmigo.
Spreen le miró fijamente, mientras el otro no hacía contacto visual tan solo mirando al frente.
–¿Por qué vos actúa como si hubiera causado un crimen imperdonable? Roier, vos no cometiste ningún crimen, solamente te diste a respetar con un imbécil que no te merecía. Si Novata y su boluda familia creen eso y sobre todo el pelotudito ese, no es capaz de aceptar un rechazo simplemente porque vos te diste cuenta de que tus sentimientos no eran esos, no merece la pena y mucho menos merece ser llamado un alfa.
Comentó cruzándose de brazos serios, aquella conversación que estaba siendo escuchada, dejó a todos en silencio.
–Spreen…
–No Roier, qué clase de hombre se hace llamar alfa y un hombre si solamente porque me rechazan decidiera hablar pestes de mi ex pareja, amigo.
Quackity se encontraba escuchando aquello sonriendo para sí.
–Tu primo, es muy agradable –comentó el príncipe, haciendo sonreír al azabache menor.
–Si lo es.
–Justo ibas a defender a su amigo, ¿no?
–Si, la verdad es que nadie merece que lo traten de esa manera.
Spreen se mantuvo firme mirando al frente, mientras el castaño soltó una suave sonrisa, como su olor a girasol se volvía más alegre.
–Gracias… –susurro, pero en cambio Spreen simplemente se mantuvo ahí.
–No tenes de que preocuparte capo, te estaré apoyando aunque todo el mundo esté en contra, yo no. Para eso somos amigos.
🌻
Recibir la llamada de su madre no fue motivo de sorpresa al día siguiente, claro que estaba un poco confundido ya que aquella mujer nunca lo buscaba para nada. Según su madre tanto Rubius como él eran adultos funcionales, no necesitaban una niñera para ver por ellos.
Tal vez por eso ahora Rubius era como era, con aquella banda suya que parecía no querer volver a las altas esferas y mucho menos preocuparse por la multimillonaria empresa, él por su parte solamente estudiaba lo que sus padres le habían pedido para no vivir en una pelea de poder como había visto en el pasado con su hermano mayor.
Lo que sea que sus padres le pedían, Spreen lo hacía, claro todo menos en casarse con una de las presumidas omegas. Pero ahí estaba en la casa de sus padres, mientras su madre parecía furiosa.
–Spreen, ¿acaso alguna vez te hemos obligado a algo que no querías?
–¿A qué viene eso? Y si es así, recuerda a todos los hijos de tus amigos.
–Tanto tu padre como yo, solo queremos tu bienestar. Por eso creí que si te juntabas con alguno de ellos podrías…
–No madre, ya te había dado mi postura al respecto
La mujer suspiro.
–Tienes razón, la respete. Si no querías casarte por el momento, permitirá que eligieras a tu futura pareja, pero dime porque Spreen. ¿Por qué de todos decidiste empezar a cortejar a Córdoba?
–¿Qué?
–Lo que escuchaste, ¿cuándo pensabas decirnos? ¿Y por qué de todos en serio decidiste al que tuviera la peor reputación?
–Yo no…
–No quieres negar lo, ya está en boca de todos. Me tuve que enterar por una amiga, su hija está desconsolada, ella quería esperar a que estuvieras listo como tú padre y yo.
–madre… espera yo no…
–Spreen te lo prohibió, no me quisiste escuchar con el chico Stern, pero te prohíbo cortejar al omega Córdoba.
Aquello fue lo que le detuvo de seguir negándole a su madre sobre su supuesta relación con su amigo. Recordando todo el daño que le habían causado a su amigo Alex, como después el saber y reconocer el dolor que sus tíos le habían dado a su primo Alexis, para volver a ver a otro omega que apreciaba estar pasando por el rechazo de todos, fue lo que molestó aún más a Lacis.
–Madre, tú no puedes decirme lo que puedo o no hacer. Soy un alfa, un adulto, he intentado complacerlos en todo lo que podía, llenar el espacio que Rubén no quiso, la carrera que querían y todo para evitar problemas, pero esta vez no. Yo voy a cortejar a Roier, te guste o no.
Chapter 8: Decisiones
Chapter Text
Tal vez fue el momento, al no pensarlo bien. Solo sabia que ya se encontraba ahi dentro de su auto fuera de la residencia Córdoba. Preguntando internamente porque habia terminado de llegar hasta es lugar, aunque la respuesta era sencilla y por tradiciones que incluso a él le costaba acabar, era normal que cuando habias decidido cortejar a un omega y este había accedido como dado su total aprobación, el alfa asistía al día siguiente a la casa del omega para hablar con su alfa de familia y así recibir la total aprobación.
Pero habia tres problemas que se iban enumerando del menor al peor: el primero de ellos era que Roier no sabía de aquello, el segundo es que había sido una mentira, y el último y más importante, él no quería casarse. Era claro que lo que sentia por su amigo, era un gusto, pero sabia que conforme pasara el tiempo iba a desaparecer, no le veia como algo más, como tampoco se veia a el mismo con una familia enorme como tanto queria su amigo. Conocía el amor y cariño de Roier por sus sobrinos, como su sueño de tener muchos hijos a los cuales amar, cosa que habia pensando que sucederia con Novata.
Simplemente suspiro, saliendo del auto y dirigirse hasta aquella puerta tocando el timbre, unos minutos y aparecio el hijo mayor de su mejor amigo luciendo sorprendido.
–Tio Spreen, no sabía que vendrías. Mamá no nos dijo y…
–No vengo a ver a tu mamá, ¿está tu tío?
–¿El tío Roier? ¿Cómo…?
–Él me lo dijo una vez, cada que algo le sacan de quicio o esta como la mierda viene a verlos.
Chayanne parecía dudoso, pero lo dejó entrar.
–Igual le diré a mamá.
–Por mi esta bien.
–Tio, ¿puedo pedirte algo?
–Lo harás aunque te diga que no, ¿verdad?
Aquellas cortas respuestas, hubieran molestado más a uno, pero los niños córdoba ya estaba muy acostumbrados a que su tio Spreen fuera muy reservado, por lo que el adolecente asintio.
–Escuche algo relacionado a la fiesta de ayer, papá y el tío Roier, hablaron sobre que por romper el matrimonio con el tio Cellbit, ahora el tío Roier está en problemas. ¿Tu crees que puedas ayudarlo?
El alfa azabache, se detuvo mirando a aquel chico.
–¿Hay otra cosa más que escuchaste? Sabes que esos temas no son para un jovencito se…
–Se que no, pero el deber de los alfas es cuidar y proteger a todos, ya sean otros alfas, omegas o betas. Si son parte de la familia debemos cuidarnos, eso es lo que te hace ser un alfa y un hombre.
Spreen alzo su ceja pensativo, claramente no habria esperado esa respuesta por parte del chico.
–Yo no puedo hacer nada… es como dices soy demasiado joven, mi voz aun no tiene ese poder, pero tu si puedes tio Spreen. Por favor, ayuda a tio Roier, él siempre ha sido muy bueno y gentil no solo con nosotros, incluso los trabajadores lo quieren demasiado, para que la gente comience a hablar de esa manera…
–Esta bien Chayanne, igual pensaba en hacer algo al respecto.
–¿Spreen?
Ambos notaron como Roier llegaba bajando las escaleras.
–¿Qué haces aquí?
–Vine a hablar con tu primo y vos, pero en especial vos. ¿Podemos hablar a solas, capo?
–Si, será en el jardin. Por ahora todos los niños estan en casa y Luzu llega tarde.
–Puedo esperar.
Paso como si nada dirigiéndose al jardín, claro que la llegada del alfa habia causado conmoción en aquella residencia, incluso pudo ver a su amigo dandole mirada desde la casa, mientras él se encontraba sentado en aquellos columpios de los que consideraba sus sobrinos.
–¿Y qué pasa? ¿Por qué quieres hablar con Luzu? Es por lo de ayer, supongo que ya te enteraste… descuida, igual pensaba en hablar con él. Haremos que cualquier rumor sobre eso termine, incluso él puede ir a hablar con tu madre y…
–¿Estás de acuerdo con eso? Sabes que el enlazarte con un nuevo alfa sería lo mejor.
–Tal vez, pero no si eres tu –le miro fijamente– No quiero que salgas envuelto en mis problemas, más cuando tu no quieres tomar a ningun omega.
–Roier.
–En serio esta bien, lo resolvere.
–Roier –alzo su voz.
–Lo siento…
–Deja de disculparte como si hubieras sido tú el que les hubiera dicho a todos esos pelotuditos que estamos intentándolo. No hiciste nada malo Roier, solo mandaste a la mierda a alguien que lo merecía por la forma que te trato y no lo digo por deferme a mi, pudo ser cualquiera y estoy seguro que Novata hubiera explotado, muchos alfas no son ciegos Roier, por algo vos es popular con todos ellos.
–Yo lo era… pero ahora…
–No, sigues siendo hermoso Roier, solo hay que ser ciego para negar lo evidente.
El castaño se quedo en silencio sonrojandose suavemente.
–Por favor, para… se que lo haces por ser amable, pero… duele…
–Dolera aún peor y lo sabes.
Se detuvo un momento que el silencio se hizo evidente.
–Te dije que lo resolveríamos juntos y pienso hacer eso. Lo resolvere, yo te ayudare…
–¿Qué quieres decir con ayudar?
Spreen solto un largo suspiro, para colocarse enfrente de córdoba, quien le miro confundido y algo aterrado.
–Spreen…
–No soy bueno en esto, pero solo por vos, lo intentare –se hincó ante él– Roier Córdoba, ¿me permitirías cortejarte?
Los ojos del castaño se abrieron de par en par.
–Pero tu…
–Si esto puede ayudarte, lo haré.
–Pero tu lo odias, tu no querias…
–Se que no, pero ya te dije. No dejaré que te dañen, no lo permitiré, si con esto puedo protegerte, lo haré. No pude hacerlo con Alex, ni con mi primo, por eso ellos sufrieron demasiado, pero tú…
–Spreen, en verdad no tienes que…
–¿Qué está sucediendo?
Ambos notaron la presencia del primo de Roier, quien lucia serio, pero algo molesto.
–Roier, ¿puedes explicarmelo?
–Luzu esto no…
Spreen se levanto mirando a aquel alfa.
–Pienso cortejar a Roier, aunque me lo niegues.
–Spreen…
–Creo que es la decisión más razonable, si mi estúpido apellido puede ayudarlo lo haré. Ya si el decide botarme después, igual pienso aceptarlo, pero si es así te prometo Luzuriaga que será en buenos terminos para él, no seré como Novata de esto puedes estar seguro.
El alfa castaño se mantuvo en silencio.
–Tendrás tu respuesta mañana, ahora mismo creo que Roier y yo debemos conversar al respecto.
Salio de ahi, siendo seguido por su amigo.
–Spreen, espera ¿no estaras hablando en serio tu no…?
–Lo hago –se detuvo en su auto mirando a aquel castaño– Es cuestión de honor.
–No hay honor aquí, tu no provocaste nada, fueron los padres de Cellbit ellos…
–Por eso mismo lo hago, si Novata no ha sido maduro para defenderte, no dejare que te siga lastimando. Hablo en serio Roier, si mi estúpido apellido que nunca vi nada bueno en él como otros, puede ayudar a vos, lo hare sin dudarlo, además consideralo como algo verdadero –le miro fijamente– Eres y serás el primero y el ultimo omega al que le propondre esto, con nadie más pienso arrodillarme y mucho menos pedirle que lo corteje.
Dejo ahi al omega, mientras entraba para irse a la casa de su primo, sabia que tambien necesitaria su ayuda, cuando todo fuera de manera oficial.
Quackity se mantuvo caminando de un lado para otro al escuchar la historia de su primo, mientras el principe Luzu y él se encontraba sentados en aquel sala.
–Podes hecharme bronca, creeme que ya mi madre lo hizo, no veo el problema de que termines este día de mierda.
–Solo quiero entender, tus razones Spreen. Se que el chico te gusta, pero no a un grado romantico, no quieres casarte, pero le propones eso mismo a él. ¿Qué es lo que planeas?
–Por eso mismo es la razon de porque lo hice, el imbecil de Novata provoco todo esto.
–Entonces el deberia arreglarlo no tu.
–Quacks…
–Ahora no Luzu. Spreen… te quiero, por eso quiero tu felicidad, esto no te hará feliz y tampoco lo hará feliz a él. Sacrificarte por alguien más… fingir un compromiso solo hará que los dos se quiebren.
El azabache mayor se quedó en silencio.
–A su primo le sirvió –confesó– Alex y Luzuriaga Córdoba fingieron un compromiso para que a él no lo llevaran al programa y él obtener a sus hijos.
Ambos se mostraron sorprendidos.
–¿Tu lo sabias?
–Estaba enterado desde el primer momento.
–¿Y en serio los ayudaste? Spreen esto es un crimen, si el gobierno se entera, estarán en problemas, ellos y tu.
–Pero ellos ahora se aman, ellos están bien. Roier y yo no tenemos que ser ellos, solo le prestaré mi apellido y cuando él me deje será de la manera más sana posible.
–Spreen, por dios, ¿qué has hecho?
–Hice lo que no pude cuando Alex o tú estaban en problemas, hice lo que un alfa debía hacer, tener los pantalones y ayudar a alguien que quiere.
Luzu sonrió al escuchar al primo de su prometido.
–Quackity, Spreen tiene razón.
–Pero Luzu…
–Si vino a contártelo y no a su hermano o a sus padres, fue porque tiene fe en que piensas ayudarle y apoyarle, ¿no es así?
El contrario asintió, dejando un momento preocupado y pensativo a su primo.
–Ay Spreen, de acuerdo… tienes mi apoyo. Si los tíos intentan detenerte.
–Y el mio también –comentó el príncipe alfa– Si la familia de mi Quacks necesita ayuda, siempre puede contar conmigo.
–Supongo que va siendo buen momento en decirte que si ya lo decidiste debes asistir a compromisos de gala con él.
–Una mierda esos putos compromisos.
Quackity comenzó a reir al escuchar molesto a su primo.
–Mañana te acompañaré con los Córdoba si te parece, supongo que debía haber sido mi tía, pero digamos que yo soy el omega a cargo ahora.
–Eres la mejor compañia que puedo pedir la verdad.
–¿Le dirás a rubius?
–Él tiene muchos asuntos que arreglar y de seguro el señor famoso anda perdido en mares de alcohol o en conciertos, ya lo conoces.
El menor asintió, reconociendo que lo que su primo decía era cierto.
–Supongo que deberíamos prepararnos para lo que viene…
–Si, mi mejor consejo es que todo es más difícil si un Córdoba está presente.
–Serán dos Spreen.
–Entonces será mucho peor.
🌻
Ciertamente era inusual que el omega y el alfa familiar de este se presentaran, pero nada era normal en este supuesto compromiso. Luzuriaga Córdoba se presentó en la puerta de su primo junto a Roier, su primo lejos de lucir asustado como cualquier omega de su edad, simplemente les dedicó una alegre sonrisa dejándolos pasar, mientras saludaba a Roier como si no lo hubiera visto en mucho tiempo.
Claramente, noto la mirada examinadora de Córdoba a su primo, pero este se mantuvo al margen de todo, guiandolo a la sala.
–Supongo que ya debe estar enterado señor Luna, de lo que su primo quiere.
–Si señor Córdoba –amplió su sonrisa divertido– Y seré yo la parte omega de la situación aquí, nosotros no nos guiamos mucho por tradiciones la verdad, ya debe conocer a mi primo Spreen, no es muy conservador, pero conociendo a los Córdoba ustedes lo son, ¿o me equivoco?
–Tiene toda la razón, he hablado con mi primo. Y aunque no esté del todo de acuerdo con la propuesta, yo opino lo mismo que tu Lacis. Esto beneficiaría mucho a Roier, el tener un compromiso vigente contigo, le ayudará.
–Pero no lo quiero –corto el omega castaño– Es mi problema y yo lo resolveré solo, por eso…
–Roier –intervino Quackity– Entiendo que te sientas frustrado y no quieras la ayuda de Spreen, pero esta es tu mejor carta de salida, si quieres que esos estúpidos y horribles rumores paren. Él tener a tu primo podría servir, pero tener a un alfa dispuesto a ayudarte a demostrar que todo lo que los Novata dijeron es falso, es mucho mejor, Spreen ya puso la primera prueba ese día, ¿no crees que es mejor así?
–Spreen no quiere casarse, él no…
–Estoy dispuesto a darte mi apoyo como alfa Roier –corto Spreen– Solo será el tiempo que ocupes, cuando ya no lo necesites y encuentres a alguien mejor, me apartare con gusto, hasta entonces no te dejaré solo con esto, no importa si dices que no.
El castaño miró fijamente a su amigo, sintiéndose mal, a pesar de que aquel gesto conmovió su corazón y su omega interno estaba feliz de sentir la preocupación de aquel hombre y alfa del que estaba enamorado, la culpa de sentir que lo estaba atacando no podía dejarlo vivir.
Chapter 9: Propuesta continua
Chapter Text
Las historias de amor y romance aunque no fueran las favoritas para Roier, aun así tenía cierta ilusión y anhelaba aquello. Aquellas expectativas crecieron aún más al ver el bonito matrimonio de su primo mayor, incluso tenía esperando de que su estupido primo Luzu conociera a alguien que lo hiciera feliz, conocer a Lana fue lindo, pensando que aquella chica era lo que necesitaba su primo, ambos lucían muy enamorados. Pero el destino quiso otra cosa, terminando por aparecer aquel omega azabache.
Pero eso no era el único problema, cuando creía haber conocido a aquel alfa que hacía que todo su mundo se estremeciera, terminó por sentirse decepcionado al recibir aquel rechazo de esos ojos amatista, preguntando qué estaba mal con él.
Ahora su vida se volvía complicada y todo por la estúpida idea de aquel mismo alfa que le había quitado el aliento.
–Señor Córdoba, no sabia que vendría.
Formó una falsa sonrisa ante aquel alfa que se acercó.
–Si... la verdad pensaba en no hacerlo.
–Debió pasarlo mal por los rumores, aunque ahora las opiniones están divididas.
–Me tiene sin cuidado todo eso.
Comento de lo más normal, esperando no encontrarse con Cellbit, aunque no lo había visto ya en las reuniones. Aun así él tenía que seguir apareciendo debido a que era un Córdoba, ellos no huyen fácilmente, aunque quisiera correr de aquel lugar y no volver a salir, tenía muchos problemas en los que pensar y pero ahi una vez estaba complaciendo las peticiones de sus abuelos, a pesar de que Luzu le había dicho que podía tomarse el tiempo sin ser visto en sociedad, pero sus abuelos parecían contradecir aquella opinión.
Claramente, fue recibido por murmullos sobre su actual situación, volviendo a recordar que él solo, se había metido en aquella incómoda situación. Tal vez si hubiera sido más inteligente no tendría que lidiar con esto, la culpa y la decepción. Decepción principalmente hacia sí mismo por no poder haber separado aquellos sentimientos y formalizar con Cellbit y la culpa de volver a recordar que orillo a Spreen a asumir su propia decisión y encargarse del asunto para que no sufriera.
Era caballero y muchos otros se sentirán halagados, el saber que un importante alfa como Spreen tuviera los pantalones de ofrecerle eso, pero para Roier no era así, se sentía lastimado por aquello.
–Si me permite sugerir, me gustaría invitarle esta noche a quedarse conmigo.
–¿Disculpe?
Aquel hombre le dedicó una sonrisa divertida.
–Sé que es muy joven para volver a comprometerse, pero siempre he estado interesado en usted. Puedo esperarlo y...
–Agradezco mucho sus buenas intenciones y me siento muy halagado, pero la verdad es que no pensaba en comprometerme por un largo rato.
–Creo que no me está entendiendo señor Córdoba, su reputación ha quedado permanente dañada, no importa que la última vez el hijo de los Lacis habló al respecto, se sabe que aun así el Señor Novata y usted se dejaron, cuando un alfa deja a un omega no se sabe si su valor está intacto o...
Roier se mostró furioso, escuchándole. Sabía bien a lo que refería, solo importaba la pureza de un omega en la sociedad, nadie podía comprobar al cien por ciento que el omega seguirá siéndolo y los Novata ya habían dejado muy en claro su posición.
–Solo yo puedo ayudarle señor Córdoba –le miró con una sonrisa retorcida– Hablaré con su primo mañana, así que...
–Me temo que eso no será necesario, porque yo...
–Él ya está comprometido.
Interrumpió otra voz, el castaño se quedó sorprendido al sentir como alguien rodeaba sus hombros acercando hasta sentir aquel aroma a uvas intenso.
–Es una lastima amigo, pero llegas un poco tarde.
–Lacis...
–Spreen, ¿por qué estas...?
–Lamento la tardanza Roier –lo arrastró lejos de aquel hombre que los miraba mal– Me retrase un poco con algunos pendientes.
–Oye, ¿qué es lo que pretendes?
–Solo sígueme la corriente –le susurro, continuando arrastrándolo lejos– ¿O queres quedarte con ese pelotudo?
Roier noto como la gente comenzaba a mirarlos, luciendo sorprendido de ver a un Lacis en aquella reunión.
–¿Por qué estás aquí? A ti no te gustan esta clase de cosas, nunca asistes a ninguno.
Spreen se detuvo mirándole fijamente.
–Vine para acompañar a mi prometido.
Aquella afirmación provocó que Córdoba se quedará sorprendido.
–Yo no...
–Roier, hablo en serio. Conviértete en mi prometido.
–No Spreen.
–Hasta tu primo dijo que sí.
–Si, pero está pendejo. Yo no, alguien debe ser el más racional y tener la cabeza fría aquí, no seré tu prometido.
–¿Es porque soy yo?
–Es exactamente eso y porque se que lo estas haciendo por mi, en verdad te agradezco que seas tan considerado, pero yo no... –mordió sus labios con impotencia– Yo no quiero que te ates a mi.
–Roier.
–No Spreen, yo quiero enamorarme, casarme por amor. Tu no quieres eso, tu quieres tu libertad y me odiaría a mí mismo saber que te quite eso, que todo esto es falso.
–No parecía estar mal cuando tu primo y Alex.
–Es porque yo no soy ellos. Por favor, no hagas esto más incómodo para los dos.
Se separó, intentando irse ya había tenido suficiente por esa noche. Deseaba solo volver a casa y pensar en las posibilidades. Pero al salir no se encontraba Etoiles, soltó un largo suspiro notando a lo lejos un grupo de tres alfas fumando, aquello no era extraño, pero era mejor evitarlos. Por lo que intentó alejarse, llamando la atención de aquellos tres.
–Ese no es.
–Es Córdoba.
–Hey bonito, ¿ya te vas?
Les ignoró siguiendo su paso.
–La fiesta apenas empieza lindura.
Aquellos tres comenzaron a andar con prisa tras suyo, aquello asustó a Roier, quien intentó acelerar su paso prácticamente corriendo, pensando que mal había cometido para que su suerte fuera esa. Pero rápidamente fue atrapado por uno, quien lo detuvo arrastrandolo hacia él.
–¡No, suéltenme!
–Por favor, solo queremos hablar.
–No me toque.
Intentó alejarse, pero fue sostenido por otro de la cintura, mientras los tres lo rodeaban.
–Diablos, de seguro Novata se divirtió mucho contigo, que envidia.
–Oigan, ¿qué sucede si habla con su primo?
–No lo hará, además no le haremos nada que no haya hecho antes. Su palabra contra de nosotros tres, diremos que no lo vimos.
Roier comenzó a sentir miedo, intentando contener las lágrimas, mientras cerraba sus ojos, en su mente comenzó a rogar por ayuda, pensando en aquel alfa azabache.
Fue soltado bruscamente, al escuchar el grito de aquellos alfas.
–¡Oye, ¿a ti qué te pasa?! ¡Acaso no sabes quien soy!
–¡Se atrevieron a tocarlo, malditos hijos de puta!
Reaccionó notando como Lacis golpeaba y apartaba aquellos tres de él, los tres lo miraron en el suelo.
–¡¿Cuál es tu puto problema?! ¿Acaso no sabes que él está manchado?
–Son una mierda si creen eso de las personas, si vuelven a tocarlo o peor aún, si se atreven a dirigir su vista hacia él, los matare.
El fuerte olor a uvas hizo que los tres salieran de ahí corriendo, mientras Roier se mantenía en el suelo temblando. Spreen relajo aquel aroma para no espantar más a su amigo, mirándole.
–Roier...
–¿Por qué...? –susurro apenas con la voz quebrada– Dime porque Spreen, ¿porqué todos me tratan así como si fuera una basura?
Finalmente no pudo más terminando por romperse una vez más frente aquel azabache, quien relajo su mirada, el suave olor a uvas se hizo más dulce, calmando a su afligido ser, cuando noto aquella dulce mano extendiéndose frente suyo y un Spreen hincado.
–Tu nunca serías una basura, se que es poco que un alfa como yo con pésima reputación lo diga, pero eres la persona más maravillosa que he podido conocer.
–Spreen...
–No te pido considerarlo, también no creas que lo hago para herir tu orgullo. Sé que de todos, vos es el chico más fuerte y capaz, lo has demostrado incontables veces, incluso ayudaste a Alex en ese momento tan difícil. Pero déjame esta vez ser yo quien te ayude.
–Yo... no lo sé...
–No tienes que pensarlo mucho Roier, podemos seguir como siempre. Solo que esta vez, no estarás solo. Lo prometo, no dejaré que nadie te vuelva a tratar de esta manera.
El castaño soltó un largo suspiro.
–Tú nunca te rindes, ¿cierto?
Spreen formó una sonrisa divertida.
–Creo que ya sabes la respuesta, siempre consigo lo que quiero.
–eh~ ¿en verdad? –se levantó limpiando su traje, mientras el alfa se levantaba.
–Roier.
–Está bien, tomaré tu palabra entonces. Pero... –miro fijamente a aquel alfa de manera seria– No creas que va a ser fácil, soy un Córdoba después de todo, señor Lacis.
La sonrisa divertida de Spreen se ensanchó, aquello era un reto para él. Y todos sabían que el azabache no huía nunca y menos de aquella provocación.
–¿Acaso sabes lo que haces?
–¿Y tú?
El alfa soltó una risa divertida.
–Estás metiéndote en tierras peligrosas, Córdoba.
Tomó su brazo acercando hasta él, mientras ambos se miraban fijamente manteniendo aquella cercanía.
–¿Qué eso no lo hace más divertido?
Spreen no dijo nada, tan solo se mantuvo ahí examinando aquel dulce rostro del castaño, quien no mostraba miedo como el resto de los omegas.
🌻
El inicio del cortejo normalmente iniciaba con los alfas demostrando su genuino interés en aquel omega que eligieron, pero el joven Córdoba no esperaba eso de Lacis. Por lo que la noticia llegó sola, claro que todos se mostraron asombrados de escuchar como el más joven de los hermanos Lacis había decidido sentar cabeza eligiendo a aquel chico que una vez se consideraba perfecto.
Los rumores no se hicieron esperar, muchos hablando de que los padres de Lacis, habían visto una oportunidad aquello presionando a su hijo obediente a tomar cartas en el asunto y proponerse con Córdoba, cosa que no le caería mal al pobre chico después de tremenda humillación y una mala reputación.
Roier aun así se sentía intranquilo a pesar de aceptar la propuesta de su amigo, sin esperar nada. Hablábamos de Spreen, el romance con aquel alfa no tenía sentido, por lo que simplemente inició su semana de lo más normal, llegando a sus prácticas. Tenía mucho trabajo y poco tiempo.
Desde que se había graduado de la universidad, había sido recibido como practicante en la compañía de su familia. Su área era especial para él, al representar su sueño, aquel sueño frustrado de encontrar su felicidad, y ese era el área de bodas.
–Buenos días Roier, ¿cómo estuvo tu fin de semana?
Le preguntó Missa, el asistente de su primo.
–Hola Missa, normalito, ¿y tú?
–También, ninguna queja, aunque escuche que estás algo ocupado.
–Tranqui siempre lo estoy, pero mejor saber que hay chamba.
Se despidió llegando hasta su área donde fue recibido el saludo de todos, a pesar de escuchar después los susurros de estos.
–Pobre Roier, escuche que su prometido lo dejó.
–¿Estará bien? Imagínate ver a todas esas felices parejas y que la tuya te dejará...
Suspiro, al llegar a su lugar mientras negaba.
–Debo trabajar, no hay tiempo para eso.
Se dispuso a iniciar sus labores comenzando a tomar varias telas, mientras comenzaba su labor. Incluso decidió saltarse el almuerzo, lo que más deseaba era olvidarse de sus problemas y su patética, y nula suerte en el amor mientras continuaba la jornada.
–Roier –interrumpió Jaiden una de sus compañeras de otra área y su amiga.
–Hola Jaiden.
–¿Ya comiste?
–No, la verdad estoy un poco ocupado, así que...
–Genial, porque alguien vino a buscarte.
–¿Qué?
Se detuvo mirando confundido a su amiga, quien lucía feliz.
–¿Luzu?
–No, no es el señor Córdoba.
–No esperaba a nadie...
–Lo sé, pero él insistió.
La chica pasó su vista atrás, donde apareció aquella silueta conocida, el castaño abrió sus ojos de sorpresa, al tener a Spreen frente suyo, quien lucía de lo más normal.
–Hey.
Alzó su mano en saludo, no solo eso fue lo que noto, sino aquella bolsa de tela que colgaba en su mano, dejando a un Roier confundido de ver a su amigo, era la primera vez que este se presentaba así.
Chapter 10: Primer paso
Chapter Text
–¿Qué haces aquí?...
El azabache tomó aquella bolsa de tela extendiéndosela, como si fuera obvia su intención.
–Vine a darte de comer capo.
Jaiden continuó sonriendo divertida de la expresión de su amigo.
–Yo los dejo, fue un placer conocerte, nuevo novio de Roier.
–Lo mismo digo Jaiden.
Está se fue.
–¿Qué le dijiste? –preguntó asustado el castaño, mientras el alfa alzaba sus hombros– Spreen.
–No es mentira, vamos a comer, me muero de hambre.
–Spreen, por favor…
–¿Vas a comportarte así siempre que venga a verte?
–¿Cómo que siempre? Hablo en serio Spreen, ¿por qué estás aquí?
El azabache suspiro, dejando salir su aroma y relajar inconcientemente a aquel alterado chico.
–Ya te lo dije, vine a comer contigo, intente llamarte y no contestabas. Así que mi primo Alexis me sugirió venir a verte y comer juntos, claro que la comida no la hice yo, según él fue hecha por el chef de su prometido, así que no estoy muy seguro de su sabor.
–Pero estoy ocupado.
–No has comido, lo escuche de tu amiga, cuando supo que vine se mostró feliz y me comento eso. Dijo que no era la primera vez que hacias eso de saltarte comidas por trabajar y crei que tu primo era el matado.
–Te agradezco, pero no tenias que molestarte a si.
–Si vamos a ser prometidos, ¿no crees que es normal? Consideralo parte del cortejo.
–Spreen, esto no es real…
–Lo se –le miro divertido– Y eso es lo que lo hace divertido.
Roier se sintió nervioso ante la sonrisa del contrario, intentando calmar su corazón, el cual se agitaba por la presencia de aquel chico, intentando recordar que todo esto era falso.
–Hablo en serio, no tenías que venir… podemos seguir esta relación solo con mensajes y encuentros casuales como el resto.
Lacis frunció suavemente sus labios.
–No Roier, ese no es mi estilo. Verás –bajo sus lentes– Todos los que me conocen saben que yo detesto más que nadie las relaciones así, no por nada siempre voy a ver a mi primo y a mi padres aunque nunca me reciban. Ya te lo dije, voy a cuidar de ti y como primer paso es –le extendió aquella bolsa nuevamente– Venir a ver que vos estes cuidando, siempre que pueda estare aqui visitandote y jodiendote, así que más vale que te prepares. Esa es la manera de ser del alfa Spreen Lacis.
El castaño lentamente abrio sus ojos, volviendo a sentir aquel calor en su corazón, sin poder evitar formarse una sonrisa en sus labios, comenzando a reir.
–Eres tan raro Spreen.
El nombrado formo una sonrisa, al volver a ver aquella sonrisa que se habia apagado. Mientras recordaba la charla de hace unos momentos con su primo.
–¿Quieres seguir con esto?
–Si.
–Creí que te habían rechazado ya –comentó Quackity terminando de revisar esos documentos pendientes.
–Ni me lo recuerdes –el omega azabache se detuvo sonriendo.
–¿Lastima tu frágil ego de alfa?
–Que dices, es Roier del que hablamos.
–Si, por eso mismo te molesta, saber que la persona que tienes cierto interés raro te rechace a ti, cuando antes confesó que estaba enamorado de ti.
–Eres una mierda de primo a veces.
–Yo tambien te quiero mucho Spreen, ¿y entonces que haras?
–¿Qué?
–Oh vamos, en serio el gran Spreen Lacis va a dejarse intimidad por un omega y sobre todo un Córdoba. Solo toma al toro por los cuernos, es tu especialidad, ¿no?
El azabache mayor suspiro.
–Necesito ideas.
La sonrisa de Quackity se ensanchó.
–Bien, haz lo que sabes hacer mejor. Aparece cuando menos lo espere, eso de seguro lo volverá loco. Y aprovechas para comer juntos como buenos prometidos que son, es un bonito detalle a mi parecer.
El alfa se quedó pensativo, ciertamente la mayoría buscaba al omega con flores y estaba seguro que Novata cuando inició su relación con aquel castaño fue lo mismo.
–Yo solo quiero que vuelva a sonreir como siempre.
Susurro, recordando el rostro triste del chico. A pesar de saber que era una locura, que no tenía nada que ver en esto, que él no había sido el imbécil que había provocado el dolor del chico. No podia evitar no querer volver a hacer sonreir a aquel chico, porque para él, Roier tenia la sonrisa más bonita que habia visto.
🌻
–Oh dios es delicioso.
Comento sorprendido aquel omega, mientras Lacis comía tranquilamente en aquel parque cercano del edificio donde hacía sus prácticas.
–Mi primo no mentia cuando menciono que era buena comida.
–Dale las gracias de mi parte, dios creo que podria comer todo y reventar.
–Claro, ahora tengo una pregunta que no me ha dejado en paz. ¿Tu sección es esa o estabas ayudando?
El castaño trago aquel bocado, sonriendo mientras asentia.
–Si, cuando ingrese le pedí a Luzu personalmente pertenecer a ella. De hecho… fui yo quien hizo sus trajes de boda la ultima vez que se casaron.
–Woo.
–Si, sabes mi sueño siempre fue ese, diseñar los más hermosos y elegantes vestidos y trajes de bodas.
–Tiene mucho que ver con tu otro sueño –comento algo serio– Ya sabes el casarte por amor.
Roier asintió algo triste manteniendo aquella sonrisa.
–Si, aunque ahora lo veo imposible. Me gustaria casarme con quien considere el amor de mi vida, cuando sea asi. Estoy seguro que usaremos los más bellos trajes que alguna vez haya hecho. Gracias por la comida Spreen, pero no tienes que hacer lo demás –comentó levantándose de aquellas bancas– Agradezco ya de por sí que quieras ayudarte con esto y fingir ser mi prometido, pero el venir aquí solo hará que las cosas empeoren.
–¿Novata nunca venía?
–No, ya sabes, cada uno teníamos nuestros propios problemas y Cellbit era un hombre ocupado.
–¿Entonces cuando se veían?
–Cuando principalmente podía, ya sabes. Debo irme, no mentía cuando dije que tengo mucho trabajo pendiente, nos vemos.
Se fue dejando al alfa pensativo, ciertamente a pesar de saber que Roier estaba algo sentido por la perdida de su prometido, habia algo más, aquel tono triste al contarlo y no porque fuera él, el que pidio aquello. Algo dentro de Spreen le decia que el chico ya estaba así desde antes.
Mientras tanto Roier se detuvo en aquel elevador tocando su pecho, mientras no podia dejar de sentir aquella felicidad.
–Por favor, recuerda que todo esto es falso… Él solo está siendo bueno… Pero aun así… fue la primera vez que alguien se preocupaba así por mí…
Las puertas del elevador se abrieron apareciendo su primo, quien entro como si nada.
–Vaya, yo creí que estarías comiendo en casa.
–Tenemos mucho trabajo ya lo sabes, igual ya hable con Quackity y pedí disculpas, ¿y qué hay de ti? No han dejado de hablar como es que te vieron salir con Lacis a comer, ¿cómo estuvo?
–Lo normal supongo…
Su primo se mantuvo tranquilo asintiendo, mientra suspiraba.
–Roier, Lacis te trajo la comida amablemente eso no se puede considerar normal.
–Cellbit me mandaba comida también.
–Si, pero nunca personalmente.
–¿Qué es lo que estas tratando de decirme?
–Solo que aproveches esta oportunidad. Ese chico –se detuvo reflexionando sus palabras– Definitivamente es el tipo de alfa que quisiera para ti.
El menor se sorprendió mirándole confundido.
–Esto es falso, él solo está siendo amable.
–Si, pero ¿quién en su sano juicio apostaría todo por esto? Ni siquiera yo haría algo como esto, aunque fuera una amistad.
–Supongo que se siente culpable, él solo quiere protegerme.
–No creo que sea realmente el caso, ya que Lacis no se ve que sea el tipo que simplemente acepta cortejar a cualquier omega en peligro.
Roier se quedo en silencio, recordando las palabras de su amigo, como aquella mirada determinada.
Eres y serás el primero y el ultimo omega al que le propondre esto, con nadie más pienso arrodillarme y mucho menos pedirle que lo corteje.
–Supongo que solo es un alfa pendejo…
Luzu soltó una suave sonrisa.
–Si, lo es. Pero eso no deja de hacerme creer que tal vez las cosas, se vuelvan diferentes. ¿Sigues usándolo como referencia?
El menor se quedo estático, haciendo reir al alfa.
–Lo sabia.
–No significa nada, sabes que es un buen modelo.
–Si claro –el elevador abrio sus puertas saliendo el alfa– Solo quiero que seas feliz Roier y si tu felicidad es con él, estare sumamente tranquilo. Ya te lo dije, Lacis es el tipo de alfa al que respetaría.
Roier suspiro una vez que quedo solo, regresando a su área para detenerse y tomar aquel cuaderno de dibujo que siempre solia cargar para comenzar a hojearlo y ver aquellos bocetos de trajes en donde el protagonista de todos ellos era aquel alfa azabache, terminando por detenerse y ver aquel dibujo de Lacis de perfil.
–¿Porqué todo esto es tan dificil? Solo haces que se vuelta tan complicado para mi…
🌻
–Roier, Spreen llegó.
Anunció Ari, mientras este se detenía suspirando frustrado. En cambio el alfa se había vuelto una sensación, ya que desde el primer día, no había dejado de venir puntual a la hora de su descanso para comer juntos, aquel día no había sido la excepción, mientras el alfa continuaba hablando tan amenamente con Jaiden y Molly.
–Dios Roier tiene tanta suerte de tenerte como prometido Spreen, eres tan detallista –comento Molly.
–Yo soy el afortunado por tenerlo a él.
Las chicas del apartamento soltaron un suspiro, menos Jaiden quien rio divertida. En cambio el castaño al no poder más tomo a su amigo, arrastrandolo lejos.
–Nos vamos.
–Hasta mañana Spreen.
–¿Podrías dejar de darle ideas raras a mis compañeros de trabajo?
–¿Cómo que raras?
–Ya sabes el cuento del prometido preocupado.
–¿Y qué eso no es lo que somos?
–No Spreen, te recuerdo que este es un acuerdo extraño que acepto el estúpido de Luzu y tu.
–No entiendo porque te molesta que venga.
–No me molesta, es solo que…
Se quedo en silencio volvio a mirar al cielo con cierta tristeza, Spreen noto aquello suspirando.
–Entiendo, en ese caso tengamos una cita.
–¿Qué?
–Ya me oiste, eso es lo que se hace en el cortejo, ¿no?
–¿Acaso te golpeaste la cabeza?
–No, solo hagámoslo Roier. Donde sea mientras nos conocemos mucho más.
Córdoba se quedó confundido, mirando a su amigo.
–¿Estás bromeando?
–No, te recogere mañana a las 8 en la casa de tu primo.
–¿Mañana?
–Si mañana y no puedes mentirme. Alex me contó que es tu día libre, así que estaré esperando no faltes.
No le dio tiempo de negarse, ya que solo le entrego aquella bolsa para irse, dejando aun confundido y nervioso Roier.
–Esto tiene que ser un sueño… uno horrible y confuso sueño…
Spreen iba de camino para tomar aquella motocicleta suya, cuando se detuvo al notar la presencia de alguien más.
–Hey Spreen, ¿qué haces por estos lados?
El alfa azabache miro a aquel alfa mantenienod su expresión normal.
–Solo venia de paso.
–Ah si, sabes últimamente no te has aparecido. ¿Acaso hay algo que debamos saber? Le preguntamos a Counter, pero él continúa hablando de lo ocupado que estas.
–Lo estoy, ¿qué quieres farfadox?
–La competencia se acerca, más te vale que no nos dejes plantados.
–No lo haré.
–Bien, en ese caso nos veremos…
–Mañana no puedo –miro a aquel alfa– Yo tengo planes y son algo importantes, cuando pueda desocuparme ire a la base.
–Así me gusta, más te vale no volver a desaparecer.
Se fue dejando a Lacis, quien suspiro mirando el cielo.
–Lo siento Quackity, Roier.
Roier se mantuvo ocupado lo que restaba de la tarde y al salir de aquel trabajo dirigiendose a casa recibio la notificación en su celular.
Spreen:
Tengo planeado algo especial para ti, así que más vale que estes listo para ver el mundo de diferente forma.
Roier no pudo evitar sentirse emocionado y feliz, aquello fue notado por Etoiles.
–Veo que ha pasado algo, ¿algo bueno?
–Si, es… algo muy bueno.
Has cambiado el nombre de Spreen a Osito.
Chapter 11: Spreen y Roier
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Una de las cosas más valiosas que Spreen tomaba en cuenta era que todos sus amigos disfrutaran aquellas salidas. Pero ahora era una salida un poco diferente, sabía que para las personas está sería considerada su primera cita.
Y a pesar de tener aún la nula aprobación de sus padres, eso no era lo que le molesta.
–Y hermanito querido, ¿en verdad estás saliendo con Córdoba menor?
Suspiro, al escuchar la molesta voz de Rubius, quien había aparecido en el apartamento de su primo.
–¿Aún sigues perdiendo el tiempo?
El mayor de los Lacis, toco su pecho como si hubiera sido cruelmente herido, volviendo a reir.
–Vamos Spreen, solo vine a verte.
–No, solo vienes porque te gusta estar en asuntos ajenos. Más aún si eso te beneficia a que mis padres no intenten comprometerte.
–¿Me crees esa horrible persona?
El azabache soltó un gruñido.
–Oigan ya –apareció su primo, terminando por tranquilizar ambos alfas– Spreen, más te vale no llegar tarde a la cita con Roier y Rubius, si te atreves a abrir la boca.
El nombrado soltó un suspiro cruzándose de brazos, rodando los ojos.
–No Quackity, aunque mamá si que esta cabreada. No quiere que tu nula reputación se vea afectada por Córdoba.
–Tu mismo lo dijiste pelotudo, no tengo reputación que proteger. Además Roier me necesita…
Rubius se quedo mirándole buscando algo en él, sonriendo.
–Me agrada el chico, lo poco que convivimos es mejor que Luzu estoy seguro.
Se fue a la cocina, dejando a Quackity y a Spreen a solas, este primero miró a su primo mayor confundido.
–Creo que extrañamente dio su aprobación.
–Me vale una mierda si lo aprueba. Me voy regreso en la noche no me esperes.
–Bien, pero al menos llevale algo, ¿quieres?
–No soy de detalles y lo sabes.
–No me importa, tienes que ser amable y cordial, eres un alfa. No es porque esto sea falso o no, solo creo que le agradaría, a todos les anima un poco de detalle Spreen.
–Lo pensaré.
Por esta vez fue en el auto que solía llevar cuando iba con sus padres, sabía que si iba en su motocicleta recibiría una desaprobación absoluta por parte de Córdoba alfa. Llegó hasta aquella residencia saliendo de ahí, no perdió el tiempo al llegar y tocar el timbre, escuchando como ya estaba acostumbrado las voces de los pequeños dentro, quienes parecían pelear. Finalmente la puerta fue abierta por la hija mayor, quien le miró sorprendida sonriendo.
–Si era verdad.
Spreen le miró confundido, mientras Leo se sonrojaba dejándole pasar.
–Lo siento tío, es que nadie podía creer aún que el tio Roier y tú…
El alfa noto como los hijos de su amigo, se mantenía tranquilos mirando desde las escaleras. Sabiendo bien que eran la atracción del momento. Mientras aparece su mejor amigo.
–Niños, ¿qué les dije sobre ver raro a su tio Spreen? –bajo las escaleras para recibir a su amigo.
–Pero mamá, ¿es verdad que el tio Roier y el tío Spreen son novios? –preguntó sin delicadeza Richarlyson.
–Lo siento Spreen.
–Esta bien.
–El tio Spreen se volverá nuestro tío oficial, seremos el doble de cool –celebro Bobby, provocando que el azabache omega suspirara.
–Si quieres pasa a la sala, Roier no tarda en bajar.
–No, ya estoy listo.
Apareció aquel castaño, sacudiendo el cabello de sus sobrinos con una sonrisa.
–Vaya, no pensé que llegarás puntual.
–Te dije que lo estaría, atrapa.
Lanzó aquel ramo de girasoles que estaba ocultando tras de él, mientras ambos omegas como el resto de los hijos se sorprendían de ver aquellas flores.
–Spreen es bellísimo –comentó Alex con alegría, mientras Córdoba alzaba su vista confundido– Roier si quieres puedo dejarlas en agua para que no se sequen.
–Ah si… Gracias Quackity.
Fingió una sonrisa, saliendo de ahi con el alfa después de despedirse de sus sobrinos entre berrinches de los gemelos al querer ir con ellos. Una vez que subieron al auto, Roier suspiró.
–¿Qué es lo que en serio quieres?
Spreen lo miró confundido.
–¿A qué viene eso capo?
–Sabes a lo que me refiero –nuevamente ambos se miraron fijamente– Esto no es normal en ti, primero te ofreces sin obtener nada, luego apareces en mi trabajo y finges ser ese alfa y ahora esto. Flores, es…
–¿No te gustaron?
–No es que no me gustaran.
–Entonces no veo el problema.
–El problema es que esto es falso –explotó, causando que ambos se quedaran en silencio, mientras el castaño suspiraba– Spreen te agradezco tanto que me ayudarás cuando todos me veían como una basura, pero no quiero tu lastima.
–Roier, yo nunca te he visto así.
–Deja de mentir, yo sé que eres una gran persona, eres un admirable alfa. Te preocupas por tu primo, por Quackity, por Karl y Carre. Es obvio que por mi sería lo mismo, pero yo no puedo con esto…
–Roier…
–No Spreen, creo que todo esto es un terrible error.
–Te equivocas, esto no es un error.
–Spreen, por favor.
–No Roier, ya deje que hablaras. Ahora me toca a mi –suspiro– No creo que sea un error, porque tu eres diferente. Eres mi amigo, pero también eres el omega que más he admirado de todos, eres listo, amable e incluso fuerte en un sentido único. No dejas que otros cambien tu opinión y no eres como el resto.
Lo miró fijamente, dedicando una mirada que Roier no reconoció.
–Esa vez que ayudaste a Alex, cuando lo defendiste de otros. Como todo lo que me has demostrado, es sin lugar a dudas una de las muchas cosas que me gustan de ti. ¿Podrías dejar de verme como tu enemigo por un momento y volver a verme como lo que soy?
–¿Lo que eres?
El azabache tomó su mano.
–Soy solo Spreen y tu eres Roier, es solo eso.
Sentir aquellas mariposas en el estómago no era para nada lo que Lacis le provocaba. Spreen hacía que todo su mundo se agitara de un momento al otro y bajara todas sus barreras posibles. Por una vez deseaba que esto no se sintiera como una mentira, podría intentar fingir por una vez que esto era real.
🌻
–Una más.
Pidió el castaño, luciendo serio.
–Che capo, pero si ya te he ganado cinco veces.
–Una más, ¿o tenes miedo que te rompa el orto pelotudito?
Spreen soltó una risa al escuchar aquel acento de Córdoba, comenzando otra partida en aquellas máquinas de arcade. Muchos llevarán a su supuestas citas a lugares como museos, incluso a la ópera o teatro. Pero Lacis no era como todos esos estirados alfas, terminando por llevar a Roier hasta aquel lugar, sabiendo bien que gracias a la educación del chico no pudo conocer varias cosas.
Pero mayor fue la sorpresa al notar como el castaño disfrutaba de probar todos los juegos posibles, celebrando y burlándose cada que le ganaba.
–Vamos solo una vez Spreen.
–Que no, Roier. Yo no me meto a eso.
–Pero solo son unas fotos.
–Si, pero…
Suspiro, siendo arrastrado hasta aquella cabina de fotos. Al salir, el menor tomó aquellas tiras inspeccionando cada fotografía con alegría.
–Quedaron perfectas. Ten, estas son las tuyas.
–No las quiero.
–Bien, se las daré a tu primo entonces –rió con malicia.
–¿Desde cuando mi primo y tu son los mejores amigos?
–Es agradable.
–Es un demonio con cara de ángel.
–Claro que no –comentó con alegría, al ver aquella última foto donde sostenía las mejillas del alfa haciéndome sonreír.
Spreen le miró de reojo, al ver la sonrisa devuelta en el rostro de su amigo. Pero aun así había una duda que le volvía a aparecer constantemente en su cabeza.
–Novata –captó la atención de Córdoba– ¿Qué clase de lugares te llevaba?
–Ah… –sonrió con incomodidad, mirando a otro lado– Lo normal supongo… cuando podía simplemente me llevaba a restaurantes caros y ese tipo de cosas. Jamás tuve la oportunidad de probar cosas como estas, ya sabes. Incluso cuando iba a los bares con ustedes, siempre fue en corto tiempo por indicaciones de mi abuelo.
–¿Tu abuelo sabe de mí?
–Sep, pero no le agradas.
–A mi vieja tampoco le agrada esto.
Roier soltó una leve risa.
–Bueno, al menos tenemos algo en común, ¿no?
–Yo creo que tenemos más cosas en común Roier.
–¿Ah si? Bueno, no es tan difícil tener cosas en común. Lo que es difícil es tener química, ¿no crees?
Le dedico una suave sonrisa inclinándose un poco.
–¿Y ahora a dónde?
–Hay un lugar que creo que te gustara, espero que tengas hambre.
–Me muero de hambre, ¿a qué restaurante me llevarás? ¿Alguno que visitas con frecuencia con tus padres?
–Mis viejos no son mucho de ir a restaurantes, ellos prefieren la comida casera.
–Mi abuelo también, sabes Luzu era un desastre antes de tener a los niños. Siempre se la pasaba pidiendo a domicilio y esas cosas.
–Espero no ser como él cuando llegue el momento.
–Vaya, ¿acaso no cuidas de ti mismo?
–Lo hago, pero no quiero ser como mi padre. Enfrascado en solo su trabajo, su único compromiso real es con la empresa, mi madre y nosotros sus hijos solo somos aquello que debe mantener por obligación y que tuvo por esa misma obligación.
Roier se quedó en silencio escuchando sorprendido, era la primera vez que el alfa hablaba de su familia.
–Somos todos unos extraños, a los únicos que puedo llamar familia en verdad es a mi hermano mayor y a mi primo. Ellos son los que más me conocen.
–Spreen –tomó su mano, ganándose la mirada amatista– Tu no eres tu padre.
–Lo sé. Eso he tratado…
–No me refiero a eso –mostró una mirada seria, pero amable– Lo que en verdad digo es que tu nunca serás como él, porque tu eres tu propia persona. Y te has vuelto un gran alfa, por eso si me permites… Ahora serían tres.
–¿Tres?
Roier asintió, sintiéndose algo nervioso.
–Tres que son parte de tu familia, tu hermano mayor, tu primo y… Yo.
El alfa se mantuvo en silencio, cuando el castaño se dio cuenta de todo lo que soltó soltando su mano nervioso.
–D-digo si tu estas de acuerdo, solo quiero que en verdad confies en mi. Porque eres especial para mi como amigo. Si, eso mero, así como carnales de alma o madres de otra madre.
Lacis se quedó en silencio mirando aun a aquel omega.
A mi también me gustaría que encontrarás a alguien con quien puedas ver de esa manera. Enamorarte es algo bonito.
Recordó las palabras de su primo, en otras personas el simple hecho que lo tocaran se sentiría molesto, como el nerviosismo al hablar y aquel vómito verbal incensario. Volviendo a su mente los recuerdos de aquellos omegas que sus padres le habían intentando presentar. Como le irritaba el simple hecho que le miraran de aquella manera y el olor que desprendían tan dulce. Pero con Roier siempre había sido sumamente diferente todo, todo era simplemente él.
Con Roier todo se sentía sumamente fácil y correcto.
–Sabes creo que olvidémoslo… solo estoy siendo un pendejo que…
Se quedó sorprendido al sentir como el alfa tomaba su mano, dando un suave apretón con una sonrisa.
–Más te vale que no te retractes de tus palabras Roier.
Aquellas simples palabras, hicieron latir su corazón al escuchar aquella suave voz del azabache, sintiendo nuevamente como aquel enamoramiento volvía a crecer por aquel alfa, a pesar de su su conciencia le gritara que recordara las condiciones, pero el castaño no podía evitar no sentir nada por él. Al igual en el silencioso corazón de aquel Lacis, finalmente terminaba por aceptar que clases de sentimientos tenía por él.
Spreen estaba irremediablemente enamorado de un omega, pero no cualquier omega, sino el mejor y el más perfecto de todos ellos, de su querido Roier.
🌻
–Dios mio es delicioso.
Soltó Roier al darle una mordida a su hamburguesa, mientras el alfa le miraba divertido.
–Che, ¿en serio nunca probaste comida rapida?
Córdoba negó repetidamente comiendo con algo de prisa, mientras tragaba,
–Mis abuelos y Luzu dicen que esto no es comida de verdad.
Spreen rodó los ojos con fastidio.
–Pobre de Alex, aun no entiendo que le vio a él.
–Para serte sincero, si no fuera mi primo, creeme que pensaría lo mismo. Luzu es el peor alfa de todos.
El alfa soltó una risa divertida al verlo comer, mientras extendía su mano, limpiando con el pulgar aquella mancha de ketchup en los labios del chico para lamerlo, quien se quedó estático sonrojándose.
–¡No hagas eso!
–Estabas sucio –alzó sus hombros restando importancia.
–Me hubieras dicho.
Lacis volvió a reír divertido, le divertía sacar de sus casillas a aquel chico.
–Guarda espacio, que esto solo es una de las paradas que tengo en mente.
–¿Me llevarás a comer a otro lado?
–Algo así, hay una feria que ponen cerca de aquí. Podemos subir a algunos juegos, pero primero es que bajes un poco la comida, vamos.
Se levantó, mientras Spreen lo miraba.
–Spreen –este se detuvo– Sabes que si mi primo o mis abuelos se enteran, se molestaran contigo, ¿no?
–Entonces hagamos de esto nuestro secreto –río extendiendo su dedo a sus labios, mientras extendía su mano hacia él– ¿Te parece?
Roier se detuvo analizandolo, antes se hubiera negado, incluso recordando como una vez Cellbit había querido llevarlo a un lugar que estaba prohibido por parte de su abuelo, se negó y provocó su primera pelea, pero ahora era diferente, porque aun sabiendo bien que sería una terrible idea. Tener a aquel alfa azabache provocaba aquel sentimiento de arriesgarse un poco, por lo que sonrió tomando su mano.
–Si, será nuestro secreto.
Notes:
Mis cubitos con buena quimica <3 Desde Oh mr córdoba la tenian, por eso quise hacerles su propia historia. Pero no se podía hasta ahora, espero que les haya gustado y gracias por leer. No se olviden apoyar y compartir la historia a personas que creen que les guste.
Chapter 12: Conexión
Chapter Text
Acostumbrado a cenas de lujo como entretenimiento, aquella salida lejos de parecer a lo que solía recordar y le habían entrenado, se sentía en paz. A pesar de las múltiples emociones que sentía en ese momento, sintiéndose ansioso y nervioso al ver como su amigo se disponía a ganar aquel premio de un pequeño negocio de cientos.
–Spreen, ya te dije que está bien. Además, según las películas estos solo son negocios para robarte el dinero.
El alfa no estaba dispuesto a perder, sacando un billete y plantando en aquella mesa, tomando nuevamente el arma.
–Spreen.
–No voy a dejar que un estupido juego me gane y así que tranquilito, lo ganare.
El castaño suspiro, al reconocer lo necio que eran los alfas.
–Deja que tu novio lo intente una vez más precioso –le dedicó una sonrisa divertida aquel chico, mirando de arriba a abajo a Córdoba, quien se sintió incómodo– ¿Por qué no me dijo lo botas y vamos a divertirnos tu y yo?
Aquello le dio asco al ver aquella sonrisa que aparentaba ser de todo un galán, pero le resultaba nauseabundo. Lacis levantando su atención a aquel chico luciendo serio mientras extendía aquella arma de juguete sin mirar y jalar del gatillo, dando aquel objetivo y tirarlo. Aquello sorprendió a Roier, quien sonrió emocionado, mientras el chico se asustaba de notar como aquel azabache le miraba serio.
–¿C-Cuál es tu problema?
–¿Acaso no lees el ambiente pelotudito? Este chico que está aquí, está fuera de tus posibilidades. Solo necesitas conectar dos neuronas y ver la ropa que lleva, cuesta más que un salario completo tuyo de cinco años.
–¿Me estás llamando estupido?
–Eres más que eso, así que deja de coquetear de esa manera tan lamentable a alguien que sabes que tiene pareja y para que te quede muy en claro. No te metas con mi novio, ahora danos el maldito peluche si no quieres que sea yo el que te clave una maldita bala de juguete en tu trasero.
Aquel alfa noto el ambiente pesado como las feromonas de Lacis, dándose cuenta la jerarquía que poseía, por lo que simplemente le entregó aquel enorme oso a Roier, quien lo recibió con emoción, abrazandolo.
–Lo llamaré Sprite.
–Que mal gusto tenes con elegir nombres capo.
–Es por Spreen, por cierto… Gracias por lo de antes –mostró una ligera sonrisa mirando a aquel oso.
–Sé que podes defenderte, pero ese pelotudo me estaba tocando los huevos.
–Está bien, la verdad es que la última vez que un alfa me defendió fue mi primo de hecho. Pero tú lo has hecho más de una vez.
Miro al azabache.
–Se que esto no es real, pero estoy seguro que tu futura pareja y quien se case contigo Spreen, será la persona más afortunada de tener a alguien como tu.
–Roier, sabes que yo no…
El castaño tomó su mano.
–Se bien que no, no digo que lo hagas ahora. El amor no es algo que debas evitar Spreen, tu padre y tú son personas completamente diferentes. Porque a ti si te importa los que te rodean y esa es una hermosa cualidad que pocos alfas tienen. –alzó su vista al cielo nocturno– Nuestro mundo… es completamente diferente, mientras las personas con recursos estables piensan que nacer en una familia con dinero y un buen apellido es el sueño de cualquier, los que nacemos como tu o como yo, incluso como Quackity. Sabemos que no es así, no tenemos mucho derecho a elegir, porque nuestras decisiones se basan en lo que nos digan, si esta bien o esta mal, que prometido es el correcto o que omega es lo demasiado agraciado y hermoso, no importa lo que sintamos realmente, solo lo cumplir nuestro deber.
El azabache se quedó en silencio escuchando atentamente, mientras hacía recuento de todos los momentos de su madre había intentado manejar su vida y como había dejado que lo hiciera a raíz de lo de su hermano. No quería ser una decepción para nadie y más aún ver a aquella mujer que le había dado la vida sufrir por las impertinencias de su hermano mayor, como simplemente espero que aquello fuera suficiente para hacerle feliz, pero parecía que no era así.
–Seguime.
–¿Es hora de ir a casa?
–No, hay un último punto al que quiero llevarte.
Aquel punto había sido una sugerencia de su primo, en verdad no pensaba hacerlo, pero después de todo tanto Roier como él, eran tan similares. Aunque el omega pareciera que nada le preocupaba y estaba bien con todo, había una gran amargura en él, una que deseaba borrar por lo menos esta noche.
Llegaron hasta una de las residencias de su familia, donde guió al castaño al cubrir sus ojos.
–Vos solo seguí mi voz.
–Y si me caigo pendejo.
Noto el miedo en su voz, haciéndole reir.
–No pasará, porque… –sostuvo sus dos manos, sorprendiendo al menor– Yo no dejare que vuelvas a caer, lo prometo.
Córdoba se relajo, siendo guiado, para finalmente descubrir su vista.
–Listo puedes abrirlos.
Roier abrió los ojos sorprendiendose de ver aquel hermoso jardín decorado de varias luces, y en medio aquel lugar cubierto de telas con más frazadas y cojines. Para muchos omegas esto sería sumamente ridículo, pero para él era especial, algo más íntimo.
–Wow…
–Ese wow me preocupa, sé que no es lo que un omega de tu clase acostumbra.
–No, pero me gusta –le dedico una sonrisa y tomar su mano– ¿Vamos?
El alfa asintió correspondiendo aquella sonrisa. Toda la noche que restaba juntos se la pasaron contemplando las estrellas, mientras hablaban de cualquier cosa pasando el tiempo y disfrutar la compañía del otro. Finalmente la hora de despedirse llegó, donde Roier fue dejado en la residencia Córdoba.
–Gracias Spreen, la verdad me la pase muy bien el día de hoy.
–Me alegra escucharlo, pero no será la única vez. Tengo muchas cosas que quiero que experimentes por ti mismo.
El castaño rió.
–Entonces supongo que nos vemos mañana.
Aquello llamó la atención de Lacis.
–¿Mañana?
–Si, ¿o vas a dejar de molestarme? Tan poco te duró el gusto.
–Che no seas tan dramático, por supuesto que lo haré. Solo creía que vos no estaba de acuerdo.
–Bueno, algunas cosas cambian. Mañana te veo a las tres, a las cuatro tengo una junta, más te vale no aparecerte a esa hora.
–Che que mandon eres.
El omega comenzó a reírse.
–Nos vemos mañana Spreen, descansa.
–Tú también, ahora entra y no dejes que los enanos te roben el oso de mierda que te conseguí.
–Ten por seguro que lo intentarán.
Abrió la puerta deteniéndose pensativo, mientras dejaba aquel oso dentro.
–Spreen.
El alfa iba a mitad de las escaleras deteniéndose y verle.
–¿Qué pasa?
Roier se batió si aquello era una locura o no, pero no lo pensó mucho tan solo camino con prisa hasta el alfa quien se acercó para cuidar que su amigo no cayera por aquellas escaleras al pisar mal o algo, tomando su mano, pero siendo sorprendido al recibir un beso en la mejilla por parte de este quedando estático.
–Ten cuidado al regresar.
Susurro soltandose de aquel agarre e irse cerrando la puerta con su cuerpo y deslizándose por esta mientras una sonrisa se formaba con aquel sonrojo, su corazón latía como loco sintiendo que iba a explotar de felicidad al haber atacado por primera vez a aquel alfa.
Por su parte Lacis se recuperó de aquella sorpresa tocando su mejilla, sintiendo aquel calor en su rostro mientras intentaba controlarse e ir con prisa casi cayendo en el proceso hasta su auto, una vez entro dejo caer su cabeza en el volante, tocando su pecho al sentir como su corazón comenzaba a latir rápido.
–Maldición… Solo tenias un jodido trabajo boludito.
Cerró sus ojos, volviendo a él la sonrisa de Córdoba sin poder evitar sonreír, suspirando con amargura.
–¿Qué mierda hiciste conmigo?
Intento controlar aquella sensación de nerviosismo.
–Tal vez estoy muriendo… Esto no es normal.
Pensó en hablar sobre esto con su primo, cuando su celular comenzó a sonar, no revisó de quien se trataba al estar muy metido en aquellos nuevos sentimientos, para contestar como si nada.
–Si.
–Spreen, ¿dónde mierda estás?
Enmudeció al reconocer la voz de Fardox.
–¿Qué pasa?
–Te advertí que sucedería si vuelves a desaparecer, habías quedado en aparecer.
–Me ocupe, pero ya voy…
–Más te vale que traigas tu trasero hasta aquí, sino quieres que yo te busque.
–No… ahora mismo voy.
🌻
No le costó mucho el cambiar a su motocicleta, ya que era lo más seguro y fácil de llevar hasta aquel lugar a donde iría, tan solo le mando un mensaje a Quackity informando que tardaría en llegar, quien le respondió que estaba bien. No quería decirle que su cita con Córdoba había acabado, ya que eso solo alertará.
Por lo que al llegar hasta aquella zona fuera de la ciudad, donde nadie le reconocía finalmente descendió hasta aquellas bóvedas.
–Spreen –reconoció a Counter, quien lucía sorprendido de verlo.
–Hey.
–¿Qué haces aquí?
–Eso mismo te preguntaría yo.
–Sabes que no tienes que estar aquí.
–Fue él, quien me llamó.
Counter suspira.
–Pero miren quien se dignó a aparecer por fin –apareció Farfadox furioso–Espero que la princesita no se haya molestado.
Lacis suspiro, mirando irritado a aquel chico.
–¿Qué es lo que quieres? Soy alguien ocupado.
–Ah sí, que raro. Sabes hace un año aproximadamente no lo eras, no te importa cuando te llamaba, aparecias y ahora de un momento al otro dejas de venir. ¿Acaso nos estás ocultando algo?
–No hay nada que ocultar.
–No lo creo, sabes tu habías dicho que no te codeabas con nadie de la ciudad, pero apareciste en una zona de ricos.
–Solo es coincidencia, te dije que estaba haciendo un encargo.
–¿A esos malditos ricos? Creí que odiabas a todos ellos.
Counter le miró preocupado, ya que nadie de aquel peligroso grupo conocía su apellido, tan solo su amigo. Quien no había dicho absolutamente nada.
–Spreen está ocupado porque finalmente va a graduarse –informó.
–¿Ah sí?
–Counter.
–Es la verdad, Spreen no prestaba mucha atención, pero tiene a su familia Farfa. Ya sabes que la familia es primero, así que Spreen se está esforzando para tener una mejor calidad de vida para ellos.
Aunque era mentira, era mejor que Farfadox investigara de él. La última vez y por haber sido descuidado casi daban con Quackity y ahora no solo sería su primo el que estuviera en peligro, recordando a Roier de paso. No quería imaginarse lo que haría Farfadox con aquella información.
–Bien, supongo que podré ser un poco más diligente, pero que no se vuelva a repetir.
–Gracias Farfa.
–Espero que estés listo para el trabajo y no quiero fallas.
Aquello fue simplemente un recordatorio de porque aunque aquellos sentimientos por Córdoba salían, era mejor detenerse. Roier era una buena persona, si se mezclaba con él, solo causara que lo terminan por lastimar. Porque Spreen no era el alfa que aquel dulce omega necesitaba.
🌻
Roier se encontraba impaciente mirando la hora, eran las tres con treinta y no había rastro del azabache por ningún lado, comenzando a preocuparse, ya que ni siquiera atendió el teléfono. Finalmente su celular comenzó a sonar mirando de quien se trataba Osito.
Sin dudarlo contestó la llamada.
–Pendejo, ¿dónde mierda estás?
–Hola Roier, soy Alexis el primo de Spreen.
–Ah… lo siento mucho creí que era…
–Si, no te preocupes –noto la voz cansada y apagada del omega azabache.
–¿Sucedió algo?
Un suave suspiro se escuchó.
–Quisiera decir que no, pero no es así… Sé que cuando Spreen se de cuenta va a molestarse conmigo, pero estoy preocupado. Sé que eres un buen chico, por eso te lo preguntare a ti. ¿Spreen no está actuando raro?
–No, ¿puedo saber que sucede?
–Bueno… supongo que tienes el derecho de saberlo, eres su amigo y ahora eres su prometido de alguna manera. Spreen está internado ahora mismo, mi tía se encuentra con él y su hermano.
El corazón de Roier se detuvo.
–¿En qué hospital?
–Roier.
–Por favor dímelo, te lo pido.
Nuevamente un suspiro se escuchó, comenzando a decirle el nombre, fue suficiente para colgar caminando con prisa hasta el elevador.
–¿Roier? ¿A dónde vas? La junta…
–Debo irme, mi prometido está internado.
Todas sus amigas se sorprendieron, mirándose preocupadas, mientras Córdoba salia de ahi rumbo a aquel lugar. Mientras tanto Quackity entraba a aquella habitación una vez que su tía se había ido con Rubius, suspirando.
–¿En que te metiste esta vez? –se preguntó mirando como aquel alfa azabache se encontraba durmiendo.
A su memoria llegó como había despertado al escuchar un golpe en seco, camino con prudencia pensando que tal vez alguien se había colado, pero al prender las luces un charco de sangre era lo que rodeaba a su primo que había caído inconsciente.
Chapter 13: Aprobación
Chapter Text
La razón de porque Spreen era considerado como un alfa de mala reputación, no era por su nula aparición en fiestas, aquello simplemente ayudaba a sus padres a evitar cualquier rumor. Sino porque cuando era tan solo un adolencente cometió el peor error de todos, cansado de seguir las constantes reglas de su madre y seguir siendo aquel niño perfecto, finalmente decidió iniciar su propia revuelta, así es como conoció a Farfa y a los otros.
Prefirió mantener el nombre Lacis lejos y no porque le preocupara que algún día fuera descubierto, sino porque era mucho más sencillo ser simplemente Spreen. Farfadox no le hizo muchas preguntas en su momento, creía que compartían la misma historia. Un padre borracho que abusaba físicamente de su familia y una madre amorosa pero tonta para dejar a su alfa. Aunque la realidad era muy diferente, si aquel hombre descubre la verdad del origen del azabache estaría en graves problemas, ya que él había hecho que Farfadox se volviera importante en los barrios bajos.
Se maldijo cuando apenas pudo escapar del enfrentamiento, ya que no esperaba que aquellas personas que le debían dinero a aquel hombre usarán armas. Pero una cosa llevó a otra y terminó por cubrir a Counter, mientras le daba a él. Terminando por llegar al apartamento de su primo, esperando por no desmayarse antes de, sin embargo todo fue borro después de eso.
Despertar adolorido y sentir como casi todos los huesos de su cuerpo tronaban sonaba exagerado, pero simplemente el dolor y saber que el efecto de los analgesicos iba pasando. Esperaba una buena reprimenda de su primo y de su madre. Por lo que lentamente abrió sus ojos.
–Está despertando.
Esa voz era la de Rubius, su hermano. No podía creer que incluso el bueno para nada de su hermano mayor se encontrara ahí.
–¿Dónde estoy? ¿Por qué huele tan mal aquí?
–No tienes derecho de quejarte –le regaño su primo, mientras se acercaba a él– Estás en el hospital.
–Por eso huele como la mierda.
Soltó un quejido de dolor al sentir como su primo le jalaba la mejilla, suspirando. Rubius se acercó sonriendo.
–Buenos días mi osito dormilón.
El lacis menor alzó su dedo de medio a su hermano, aun siendo jalado por su primo.
–Ay yo también te quiero mucho.
–Quieren los tres comportarse, ni siquiera porque tenemos visitas pueden hacerlo.
Quackity lo soltó, mientras aquel suave aroma a girasol llegó, mirando en la puerta donde su madre entraba en compañía de Roier, quien lucía un poco nervioso pero con aquella sonrisa. Por primera vez el dolor pasó a segundo plano, preocupándose que su madre hubiera hecho de las suyas y asustado a aquel omega.
Este al verlo se mostró sorprendido, pero aliviado.
–Spreen.
–Finalmente despiertas hijo.
Se levantó como pudo asustando a su primo.
–Spreen espera, el doctor dijo que…
–Madre, ¿qué haces aquí?
–¿Acaso no puedo venir a ver a mi hijo cuando casi muere?
–Estas exagerando, yo no…
Se detuvo recordando lo sucedido y vio a Roier.
–Quackity, Rubius déjenme a solas con mi hijo.
Ambos suspiraron, el azabache le hizo una seña amable al castaño de seguirlos, mientras madre e hijo quedaban a solas.
–Solo di lo que tengas que decirme para acabar con esto. Pero eso sí, cualquier cosa que creas, Roier no…
–Es un buen chico, de hecho jamás creí que estuviera en contacto con alguien de su categoría.
–¿Perdón?
Su madre suspiró sentándose cerca suyo con aquella elegancia.
–Hable con el jovencito y claro que aunque el rumor que circula es un poco preocupante.
–Mamá, Roier no es como los otros omegas.
–Lo sé –la omega relajo su mirada– Lo pude entender cuando lo vi esta mañana, en verdad me sorprendió verle aquí, incluso pensaba en hacerlo. Tu primo intervino, comentándome que había llegado el día de ayer cuando terminó de llamarle y que no se había ido de aquí, incluso le había pedido quedarse a cuidarte. El chico ha venido estos dos días a verte y eso es algo que no debería hacer, no es normal que un omega se preocupe tanto por su prometido, tan solo mostrar su sincero deseo de que se recupere.
Spreen se quedó en silencio.
–Es el tipo de omega que es perfecto para ti, no por su nombre o su estatus cariño. Sino porque se nota lo mucho que te quiere.
–Madre…
–Eso es lo que cualquier madre quisiera para sus pequeños y eso es lo que más deseaba para Rubén y para ti. Tienes mi consentimiento hijo, sé que el jovencito hará un gran papel como omega Lacis.
🌻
–Perdón, se que no debí haber venido así.
Se disculpó el castaño una vez que ambos estuvieron solos.
–Está bien, ¿tu primo está de acuerdo con esto?
–¿Luzu? No al principio, de hecho Quackity quería venir, pero el dijo que sería mejor que solo tu familia estuviera presente. Pero al final, después de discutir mucho, terminé por venir a verte. Lamento que tu madre te regaña por mi culpa, si quieres yo…
–Ella de hecho está muy feliz contigo.
Roier se detuvo mirándole confuso.
–¿Ah sí?
–Si, dijo que tenía su aprobación de seguir cortejando. Aunque no me importaba mucho tenerla.
–Spreen, ¿qué fue lo que sucedió?
El azabache se quedó en silencio, reflexionando.
–No puedo decírtelo…
–Ya veo.. –susurro bajando su rostro un poco triste.
Lacis recordó a su mejor amigo y aquella relación que tuvo con el primo de Roier, como una de sus primeras peleas era por la desconfianza de ambos y como el alfa había sido un maldito imbécil al mencionarle que no confiaba en él. Spreen no quería ser esa clase de alfas, por lo que suspiro.
–Roier, no es que no confie en ti. Es solo que no puedo decírtelo en este momento, deja que resuelva algunas cosas y serán mi primo y tu, las primeras personas que se enteren. Porque ambos son en quienes más confío.
El castaño se mostró sorprendido formando una sonrisa, mientras asentía.
–Está bien, ¿cómo te sientes?
–De la mierda.
El menor soltó una risa divertida.
–Eso imagen, lamentablemente no podré venir a visitarte en la mañana, mi evento se acerca y todo debe salir bien. Incluso mi primo me lo advirtió.
–¿Cuál es ese evento?
–No es nada importante en serio, solo es una simple presentación de temporada.
–Quiero saber.
–Es en tres días y tú aún estás recuperándote, descuida. No tienes que acompañarme, es entendible para todos, además tu primo lo reportó como que sufriste un accidente en casa, nadie preguntara más.
–Novata usualmente no te acompañaba ¿cierto?
El menor se sorprendió ligeramente sonriendo con cierta amargura, mientras negaba.
–Cellbit es un hombre ocupado, es el futuro alfa de su familia. Es de entender que sea así.
–¿Y estabas en serio de acuerdo con eso?
–El manual de omegas lo dice, apoyaras y respetaras a tu alfa.
–Esa es una basura Roier.
–Lo es –apoyo el menor– Por eso agregue una cláusula, apoyaras a tu alfa. Pero no te mortificaras, ni vivirás por él. Eso es una de las lecciones que le he dado a Quackity, se que amaba a mi primo y le agradezco, pero dar tu vida a otra persona y no recibir lo mismo es lamentable, Cellbit al principio no le agradaba que me comportara así, decía que era algo que nunca le habían enseñado, pero conforme el tiempo pasa decidió por aceptarlo.
–Aceptarlo es simplemente como si se hubiera rendido.
–Supongo que cada uno asume sus condiciones a su manera.
Spreen suspiro.
–Yo no soy él, Roier. Iré.
–Pero Spreen.
–No lo hago por obligación, lo hago porque quiero y lo que en serio quiero es acompañarte a ti en ese evento. No te dejaré solo y ya no tienes que estar solo.
🌻
Informarle a Farfadox su ausencia no fue tan difícil, ya que este le había dicho que lo mejor era eso. Tenía un pequeño descanso para pensar en cómo terminar con toda esa mierda. Mientras tanto el regresar a la casa de su primo a pesar de las constantes exigencias de su madre por llevarlo a casa, fue terminado cuando él explicó que prefería que fuera Alexis quien le cuidara y este se ofreció de inmediato. Pero no todo salió como quisiera, ya que Juan era quien más tiempo estaba ahí para hacerlo, muy a regañadientes.
–Oye imbécil, ¿desde cuándo a ti te gusta ir a ver este tipo de eventos?
–Que te importa pelotudo. Lo hago porque Roier es quien está organizando este evento, ha estado trabajando muy duro.
–El señor Córdoba, ¿en serio estás yendo en serio con él?
–¿Te pone triste?
–Estupido, es que esa es la clase de personas que odiabas. Siempre mencionas que no te casarías con un omega rico y mimado.
–Roier no es así. Solo dile a mi primo que llegaré un poco tarde.
–Me vez cara de tu puto mensajero.
–No, te veo cara de pelotudo.
Salió de ahí antes de seguir peleando con aquel chico, mientras bajaba.
–Señor Lacis.
Se detuvo al escuchar su nombre, mirando a aquel hombre.
–El señor Córdoba me pidió recogerlo.
–¿Roier?
–No, el señor Luzuriaga.
Aquello le pareció algo extraño, pero finalmente entró al auto mientras dejaba que lo llevara a aquel evento. En aquel lugar Roier se encontraba de lo más nervioso.
–Todo saldrá bien Roier, de verdad.
Comentó su amigo y esposo de su primo sosteniendo a un bebé.
–Quackity, es que es la primera vez que Luzu me pone como encargado y es mi sección y nombre la que está en juego soy solo un simple aprendiz.
–Un simple aprendiz no es como te llamaría –apareció el castaño mayor, dejando un beso en la mejilla de su esposo, quien sonrió– Roier eres un Córdoba y eres mi primo, no hay nada que no puedas hacer.
–¿Nos vamos a poner sentimentales? Porque más que funcionar me estas causando ansiedad.
Córdoba suspiro.
–Por eso le pedí a Fit ir por Lacis, no deben de tardar.
–¿Qué tu qué?
–¿Qué no debía? Mencionaste que lo habías invitado.
–Si, pero no me refería a esto. Dios santo…
–Roier, Lacis es tu prometido. Su deber contigo es apoyarte en esto.
–Lusu tiene razón Roier y conociendo a Spreen de seguro está de acuerdo.
El castaño menor no quiso decirles nada referente a lo que había hablado en el hospital, incluso del accidente prefirió mentirle a su primo.
–Señor Córdoba, el señor Lacis ha llegado.
–Déjalo pasar, Roier necesita de su apoyo.
–No lo hago.
Sin embargo, ahí estaba. Aquellos nervios desaparecieron un poco al sentir el olor a uvas en el ambiente.
–Lacis que bueno que decidiste unirnos.
–Hago esto por Roier y que clase de alfa sería si no acompañara a Roier en esto.
Córdoba asintió aprobatorio ante su comentario.
–Los dejaré a solas.
–No tenias que seguirle la corriente a este pendejo.
Spreen noto las feromonas nerviosas de este como su ansiedad, por lo que tomó una de sus manos sorprendiendo al castaño.
–¿Spreen?
–¿Estás asustado?
–No… bueno, es que –suspiro– Todos confían en mí, el pendejo de mi primo siempre lo hace parecer tan fácil y ser ahora yo el que tenga su nombre en juego.
–Yo creo que vas a hacer un gran trabajo.
–¿Cómo lo sabes? Nunca has visto…
–Tus amigas me enseñaron algunos diseños y me agradan.
Roier se detuvo mirándole sorprendido.
–¿A ti te gustan mis diseños?
El alfa asintió simplemente.
–Incluso los de la boda de Alex y tu primo, eran buenos. Por eso estoy seguro que si eres tu quien los hizo saldrá bien.
Cualquier rastro de nerviosismo paso a una calidez de escuchar las palabras de Lacis, pero eso duró poco al escuchar la voz de alguien.
–¿Qué pasa?
Llegó Luzu, mientras Ari corría hacia ellos.
–Uno de los modelos acaba de tener un accidente, ya vinieron a revisarlo.
Las malas noticias llegaron cuando se informó que aquel chico no podría participar y era uno de los modelos principales encargado de modelar aquellos trajes de la sección alfa. Roier comenzó a temer lo peor, comenzando a sentir la presión.
–¿Dónde encontraremos a alguien que tenga las mismas medidas que el modelo? –susurro preocupada Jaiden a las otras.
Roier suspiro.
–Supongo que esto debe ser así… Luzu, lo siento yo no…
–Che, deja que lo intente yo.
Todos miraron al alfa azabache, confundidos.
–Spreen, ¿qué pendejadas estas…?
Noto como este se le miraba fijamente.
–¿Por qué no? El pibe ese tiene mi altura, solo deja que lo intente si no funciona podemos pensar en otra cosa, ¿no?
Miro a Córdoba, quien se mantenía en silencio pasando a ver a Roier, este intento negarse ya que su primo sabía bien la verdad.
–Agradezco tu ayuda Lacis.
–¡Luzu!
–Jaiden, ayuda a Lacis con los trajes.
–A la orden, por aquí Spreen.
–Luzu.
–Roier, entiendo tu negativa por no querer involucrar a Lacis en esto.
–Entonces si lo entiendes, ¿porqué…?
–Porque puede que Cellbit sea el alfa que todos creen digno, pero como te dije antes para mi Lacis es el alfa que debería acompañarte. No solo ha demostrado más de una ocasión ya, incluso venir aquí y estar decidido a plantarse frente de varias personas y cámaras, no cualquiera lo haría. ¿Cuánto más debe hacer para que entiendas esto?
–Esto no es cierto y lo sabes, es solo un…
–Un trato puede cambiar, lo has visto conmigo y Quackity. Además, esto supera más trato, solo es cuestión de tiempo.
Se fue dejando a Roier.
Chapter 14: Ser simple
Chapter Text
El evento dio inicio a la hora, mientras Roier se encontraba más que ansioso. Finalmente el turno de Spreen inicio, dejando no solo a todos sorprendidos cuando apareció aquel alfa de elegante, pero hermosa apariencia.
–Spreen es muy guapo –comentó Ari sorprendida.
–Si, tiene unos hermosos ojos amatista, no entiendo porque los oculta siempre tras esos lentes –secundo Molly.
Roier lo sabía, siempre había sabido lo apuesto que era aquel alfa y como aquellos ojo amatista eran la perdición de más de uno.
–Lacis no lo haría mal de modelo, ¿crees que si se lo propongo acepte?
–Luzu por favor.
Este río.
–Solo bromeo, excelente trabajo Roier.
–No fue gracias a mí…
En cierta manera sentía que le debía algo al alfa, ya que el evento hubiera sido arruinado desde sus nervios como aquel incidente, pero en todos esos momentos el azabache había sabido cómo manejar la situación y ayudarle a controlar sus nervios. Todos aplaudieron al entrar los modelos, Spreen se acercó a su amigo.
–Che amigo, ¿cómo estuve? Sé sincero.
Roier se detuvo al notar aquel apuesto rostro como aquel peinado que le hacía ver como todo un alfa y usando el traje que él mismo había diseñado.
–¿Roier?
–Ah sí… Bien, estuvo bien.
–¿Te pasa algo amigo? Pareces nervioso.
–No es nada, solo –comenzó a revolver el cabello del alfa– Dios, ¿por qué demonios te tuvieron que peinar así?
–¡Dejame, pelotudo de mierda!
Quackity y Luzu se mantenían mirando a lo lejos.
–Quiero mataros –susurro el castaño, haciendo reír a su esposo.
–Ay Lusu, solo deja que acepten ambos lo compatibles que son. Es un proceso como tú y yo. Además, de los dos tú fuiste quien más se tardó en aceptar lo que sentía por su servidor.
–¿Tú crees? ¿Y quién crees que sea más honesto esta vez?
–Roier.
–¿Ah sí?
–Si, porque ustedes los alfa son tan orgullosos.
🌻
–Que hermoso trabajo Roier.
Este se sorprendió al ver al primo de su amigo.
–¿Y vos que mierda haces aquí? ¿Cuándo apareciste?
El azabache omega río malévolo al ver a su primo.
–Lo suficiente para decirte que tengo muy buenas tomas, la tia estará tan feliz de ver a su bebé modelando hermosos diseños.
–Eres una maldita rata.
–Señor Córdoba es un placer conocerle al fin.
Roier noto aquel hombre que tenía cierto parecido con su primo sorprendiendose.
–Ah sí, es un placer…
–Soy el futuro rey de España y el prometido de Quacks.
El menor se sorprendió.
–Es un honor alteza.
–Está bien, vamos a ser familia ¿no? Ya que eres el prometido de Spreen. Quackity está muy contento contigo.
–No entiendo porque, además él es una persona muy amable, espero poder devolverle toda esa amabilidad.
–Sabes haces unos preciosos diseños, me preguntaba si podrías consideraría en trabajar para hacer los nuestros.
–¿Habla en serio? Quiero decir, sería un honor.
–¿Entonces eso es un si? –se acercó el primo de Lacis emocionado, mientras tomaba sus manos– Gracias Roier, me muero por ver qué clase de diseños harás. Desde que Spreen me enseñó los trajes del señor Córdoba y su prometido, siempre quise decírtelo.
–Es lo minimo que puedo hacer por ser tan amable conmigo.
Jamás espero conocer a un príncipe y más aún que este le pidiera tal favor. Aunque esto lo veía con una gran oportunidad, debía hablarlo con su primo, estaba seguro que Luzu no se negaría, ya que se trataba de la realeza misma.
Lo que siguió fue simplemente recibir las felicitaciones de los presentes, en compañía de Spreen. En todo momento el alfa azabache se mantuvo a su lado, recibiendo comentarios amables y buenos deseos por el compromiso, incluso hablando de como era tan afortunado de tener a un omega como él. Lacis contestaba con una respuesta amable y afirmando que estaba de acuerdo de tener a alguien como él, como hablar de lo orgulloso que se sentía.
Sin embargo, el tenerlo ahí no pudo evitar no pensar en el pasado. En su compromiso con Cellbit, recordando como había estado él solo acompañando a Luzu muchas veces, mientras Cellbit se disculpa al no poder ir, sintiéndose solo.
–¿Cuántas copas llevas?
Se detuvo al mirar a su amigo, quien sostenía una copa de vino.
–Es refresco, no soy bueno tomando y no lo hago. ¿Y tú?
–Es mi segunda de hecho, pero no soy de tomar vino.
Se sentó a su lado en aquel balcón, una vez que ambos pudieron relajarse al terminar aquella galería de personas.
–Olvidaba lo pesado que era venir a este tipo de cosas.
–¿Te arrepientes? Por eso te dije que si querías…
–Es pasable, porque vos está aquí –contestó dejando aquella copa mirando la luna– Hoy se ve diferente la luna, mucho más clara, ¿no lo crees?
Córdoba lo miro curioso.
–Yo la veo como siempre.
–No, es diferente.
Ambos nuevamente se miraron fijamente mientras la noche era tranquila y el sonido de la gente continuaba dentro de aquella fiesta.
–La luna se ve mejor en tus ojos –susurro Lacis, en cambio el menor se sintió nervioso sonrojándose mientras apartaba su vista.
–No digas tonterías Spreen. Creo que ya tomaste suficiente, de seguro ya te subió.
–Esto no me hace ni cosquillas Roier y lo sabes –se quedaron en silencio cuando finalmente escuchó aquello último– Roier, mírame.
–¿Por qué?
–Porque he notado que desde que me puse ese traje, no has querido ni verme a la cara.
–Es solo tu imaginación.
–Entonces demuéstralo, demuestrame que me equivoco y mírame.
Roier suspira, girando y volviendo a conectar ambas miradas.
–Lo ves, yo no…
Abrió sus ojos lentamente al sentir los labios del azabache sobre los suyos, quedando en shock, Lacis volvió a mostrar aquella mirada amatista separándose un poco de él.
–Lo sabía, la luna es más hermosa porque son tus ojos los que la hacen ver así.
–Spreen, ¿qué estás haciendo?
–No lo sé.
–Esto es un error, lo que acaba de pasar es..
–¿En serio crees que lo es? –susurro sobre sus labios, dedicando una mirada firme pero segura– Si es así entonces, solo alejame y lo entenderé. Pero si lo aceptas será diferente.
Simplemente no podía más, el imaginarse ser besado por aquel chico del que estaba enamorado, aquel alfa que había jurado nunca sentir nada especial por algún omega que no fuera cariño y amistad. Pero ahí estaba recibiendo aquellos cumplidos de Spreen y ser besado de aquella manera tan dulce.
A pesar de ser esto una mentira, era tan real. Lo era, porque aquello no era parte del trato, ¿entonces que significa aquella mirada? ¿Qué significaba sus palabras? ¿Qué significaba para Spreen realmente?
Mientras tanto el azabache, pensó que tal vez había hecho molestar al castaño, por lo que iba a separarse, pero recibiendo la sorpresa de sentir como el contrario prácticamente lo abrazaba por el cuello comenzando un nuevo beso. El cual sin dudarlo correspondió rodeando el cuerpo de aquel omega. Aquel beso que compartían era como los mismos fuegos artificiales, explotando aquellas nuevas sensaciones y sentimientos, que continuaban callándose en ambos corazones.
Alguien los había visto, aquella persona simplemente decidió cerrar las puertas pidiéndole al resto de invitados pasar afuera donde se iniciara aquel espectáculo.
–Luzu, ¿dónde está Roier y Spreen?
–Ellos vendrán después, vamos Quacks.
Tomó la mano de su esposo, mientras aquel último espectáculo daba inicio, aquella pareja se mantenía aún oculta.
🌻
Aquel día despertó de un excelente humor, era como si hubiera despertado de un maravilloso sueño.
–Buenos días.
Saludo a los trabajadores de aquella enorme casa, con una sonrisa.
–Buenos días señorito, veo que ha despertado de un excelente humor.
–Si, el evento de anoche salió perfectamente y dormí como un bebé.
–Me alegra escuchar eso, su abuelo bajará en un momento.
–Gracias.
Suspiro con una sonrisa, recordando aquella noche sin evitar tocar sus labios.
–Roier mi pequeño.
Se levantó ayudando a su abuelo a llegar a la mesa.
–Abuelito, ¿cómo dormiste hoy?
–Veo que alguien despertó con mucha energía –rió sentándose en aquella enorme mesa– ¿Cómo estuvo tu primera gala? Espero que Luzuriaga te haya ayudado.
–Lo hizo y estuvo muy bien. Fue maravilloso, incluso cuando…
Se quedó en silencio formando una sonrisa tonta, aquella que noto el anciano.
–¿Algo que deba saber?
El castaño suspiro.
–Abuelito, se que no estabas de acuerdo con que Spreen Lacis me esté cortejando.
–Así es, pero Luzuriaga sigue empeñado que es lo mejor para ti. Ese chico, es un alfa problema.
–Abuelito, si conocieras a Spreen creeme que no.
–Mi pequeño –acarició sus mejillas– Tienes tan buen corazón, pero las malas hierbas siempre será eso.
–Abuelito –tomó su mano– Por favor, Luzu pensaba lo mismo como tu, pero después de darse cuenta de lo bueno que era. Él es amigo de Alex.
–¿Nuestro ángel Alex?
–Si, es su amigo de la infancia abuelito. Y se la ha pasado velando por su seguridad.
El anciano frunció ligeramente el ceño, mirando a su nieto.
–Esa mirada es la misma mirada que tenía Luzuriaga cuando vinieron ambos a hablarme de Alex, la reconociera de donde fuera. Tu quieres a ese chico, cierto mi pequeño.
Roier asintió, sonriendo suavemente.
–Me hace feliz abuelito, solo con él me siento realmente en casa.
–¿Y qué hay de Novata?
–Yo… supongo que lo quise.
–Pero Lacis te hace sentir respetado, ¿no es así? Luzuriaga ya me había comentado esto, mi pequeño. Yo solo quiero que tu seas feliz y encuentres a aquel alfa que te ame de verdad por quien eres. ¿Por qué no lo invitas a tomar el té?
–¿Hablas en serio?
–Si, debo asegurarme que ese chico valga la pena, si pienso darle a mi hermoso rubí.
Roier se sintió conmovido abrazando a su abuelo.
–Gracias abuelo, te prometo que será así. Spreen es maravilloso como alfa.
–Hace mucho tiempo no te veía tan feliz, mantén esa sonrisa Roier.
Aquel día no tenía mucho trabajo al pasar la gala, todos hablaban con emoción de aquello. Mientras él se mantenía ansioso mirando el reloj, esperando porque cierto azabache cruzara la el elevador, aunque claro temía que toda la felicidad y el beso de anoche se acabaran. Había cierta posibilidad de que Lacis viniera para soltar que todo había sido un error o el momento se había prestado, excusas sutiles, que lo lastiman. Pero sabía que Spreen no era de ese tipo, recordando cómo había sido claro desde el inicio cuando se conocieron.
–Spreen, buen trabajo ayer.
Escuchó la voz de sus amigas, aumentando aquellos nervios, finalmente tomó aire suspirando, lo que sea que fuera no haría cambiar nada la decisión de su amigo.
–Roier, Spreen llegó.
Este se giró mirando como este se encontraba hablando animado con las chicas, por lo que se acercó.
–Creí que no vendrías y estarías con resaca.
El azabache le miró.
–A vos le dije que eso no me hacía ni cosquillas, ¿nos vamos?
Asintió siguiéndolo de forma natural, entrando al elevador, pero antes de bajar se percató como el alfa lo tomaba de la mano caminando de lo más natural fuera, aunque recibieron varias miradas.
–Spreen…
–¿A vos le molesta?
–No, es solo…
–Entonces no veo lo malo.
Llegaron a aquel parque como siempre mientras el alfa parecía de lo más normal sacando las cosas. Su actitud no había cambiado, no mostraba alguna pizca de rechazo o arrepentimiento, solamente estaba actuando como solía hacerlo. El castaño lo miró fijamente, como si esperara que en verdad dijera otra cosa más.
–Spreen, sobre lo de anoche… ¿Crees que debamos olvidarlo?
El nombrado se detuvo mirándole tranquilo.
–¿Por qué?
–Bueno es obvio que tal fue solo la emoción del momento y…
–Me he emocionado por otras cosas con Karl o Carre, pero nunca los he besado.
Roier torció su gesto.
–¿A vos le incomoda?
–No, bueno no lo sé es solo que… esto es tan confuso. Todo esto es que no lo entiendo.
–Entonces deja de hacerlo.
Le dedico una mirada confusa, Lacis tomaba su mano.
–Spreen.
–No todo tiene que ser tan complicado para ambos, estás acostumbrado a todo esos estereotipos que no dejan vivir como lo que realmente eres.
–¿Y qué es lo que según realmente soy?
–Roier, sos solamente eso.
Entrelazo suavemente sus dedos, provocando no sólo sorpresa en Córdoba, sino una sonrisa mientras sentía que un enorme peso salía de él, siendo reemplazado por una felicidad que nunca había pensado sentir.
Chapter 15: Vivir la vida
Chapter Text
La vida parecía diferente al tener a Spreen a su lado, incluso podía jurar que sus días se habían vuelto mucho más coloridos. Por su parte para Lacis era casi similar, era como si cualquier preocupación presente hubiera pasado a segundo plano. Mientras aquella noche se dedicaba a arreglar aquella tonta corbata que su primo le hizo favor de prestarle.
Este río, acercándose y comenzar a hacerla por él.
–Detesto esta mierda.
–Y aun así la llevas, no puedo creer que estés dispuesto a ir a una gala.
–Sabes que no lo hago por mi…
–Lo sé, solo que es lindo que te esfuerces por él –termino de acomodarla asintiendo– Listo, ahora ve por él.
–Sabes que no tengo permitido ir a solas con él en esta clase de eventos, nos acompañara su guardaespaldas.
–Si quieres otro chaperon me hubieras dicho.
–Es Roier quien necesita uno, yo soy un alfa.
Quackity le jalo suavemente la mejilla sonriendo.
–Eres el alfa que más orgullo me da. Ay mi primo ya está volviéndose todo un hombre.
–Más vale no soltarte a llorar, vos sabes que odio esto.
–También te quiero –lo abrazo con una dulce sonrisa, mientras el alfa corresponde aquel abrazo.
–También te quiero, aunque a veces sos tan molesto.
Tal y como había dicho, el auto ya lo esperaba afuera, donde fue recibido por Córdoba adentro.
–Hola Spreen.
–Hey.
–Etoiles.
–Sí señor.
–Podemos irnos.
–A la orden.
El hombre comenzó a conducir rumbo a su destino, mientras el castaño suspiraba.
–Sabes que no tienes que hacer esto…
–¿volvemos a tener esta misma conversación? Ya te dije que a donde sea que vos vaya, iré yo.
–Es mi deber, sería inusual que un Córdoba no vaya a las reuniones sociales.
–Y el mio es cuidara a vos.
Roier suspiro sonriendo, mientras en todo el viaje ambos se tomaban de la mano.
Al llegar a aquel lugar Lacis ayudó al castaño a salir del auto, mientras entraban. Ciertamente eran pocas las veces que se podía ver a un Lacis, pero esta vez era totalmente diferente que las últimas ocasiones, por lo que al entrar la pareja recibieron las miradas de todos, pero lejos de provocarles alguna inquietud tan solo Roier siguió su camino tomando el brazo del que sería su alfa aquella noche y ante la sociedad.
La sonrisa de Córdoba de por sí encantaba a más de uno, pero aquella sonrisa pasada no era para nada comparada a la que posee actualmente. Como si aquel hermoso girasol que alguna vez había brillado, renaciera al casi morir, volviéndose el más hermoso de todos ellos.
–Espera aquí, iré por algo de tomar.
–Gracias.
Miro como el azabache se alejaba, mientras un grupo de curiosos omegas hombres y mujeres se acercaba a él.
–Señor Córdoba, qué sorpresa verlo por aquí.
–Si y nadie esperaría que se le uniera su prometido el señor Lacis. Es tan inusual verle.
–Ah sí –formó una sonrisa discreta– No fue mi idea, pero se ofreció acompañarme, es muy atento también.
Aquello dejó sorprendido a todos, al escucharle.
–Jamás pensaría que el señor Lacis lo fuera, es que bueno… no luce como si fuera un alfa de ese tipo.
Roier al saber bien a lo que se refería, Spreen siempre se había mostrado con un alfa frío y distante, con aquellas feromonas llenas de agresividad como si les advirtiera alejarse o estarían en problemas. Pero él conocía otra cara de la moneda, aquella que solo las verdaderas personas de confianza del azabache conocían. Y era así que el alfa solía relajar aquel aroma ante los omegas que eran sus amigos.
–Se a que se refiere, pero él es único en su tipo. Eso lo he aprendido de a poco, prefiere vivir con autenticidad.
–Disculpen –interrumpió Spreen, acercándose a Córdoba mientras le extendía una bebida– Recordé que vos no tomar, así que pedí a uno de los encargados jugo.
–Muchas gracias.
Aquello dejó anonadados a todos los omegas, de escuchar aquella muestra de atención, sintiendo envidia de haber desaprovechado aquella oportunidad cuando Lacis estaba soltero.
–Señor Lacis escuche que su hermano sigue soltero.
–Si, pero no le recomiendo para nada intentar algo con él.
–¿Es porque también evita las reuniones como esta?
–No, es porque es un bueno para nada.
Córdoba se sorprendió, comenzando a reír.
–Pero Spreen –este le miro.
–No miento Roier.
–Se dicen por sus nombres de pila.
Ambos miraron nuevamente a aquel grupo de omegas interesados, el alfa suspiro al saber que inventaron rumores de todo, por lo que mejor sería ser claros.
–Roier y yo estábamos en la misma universidad, aunque no compartimos clases juntos. Pero si tenemos el mismo grupo de amigos.
Comenzó a explicar detenidamente, ganándose la sorpresa del castaño, ya que nunca había esperado que el azabache comenzara a explicar aquello, normalmente hubiera decidido ignorarlo y continuar con lo suyo.
–Eso significa que se enamoraron así.
–En parte, siempre vi a Roier como un omega excepcional y único. Pensaba que Novata era muy afortunado en tenerlo, pero después de lo sucedido es que decidí intentar algo más con él. Somos buenos amigos y como prometido Roier es sin lugar muy especial.
Los omegas soltaron suspiros, mirando a aquel alfa diferente, olvidándose por un momento de la mala fama de Lacis.
–Señor Lacis es un alfa muy ejemplar.
Roier ciertamente sintió un poco de celos al notar las miradas de aquellos chicos. Mientras intentaba disimular aquella sonrisa, dejando salir un ligero, pero imperceptible olor amargo, aquello fue notado por el azabache.
–Si nos disculpan, creo que lo más conveniente es que invite a mi prometido a bailar –le extendió su mano– ¿Me harías el honor?
Eso no se lo esperaba, por lo que tomó desprevenido al castaño, quien aquella copa fue retirada de sus manos para ser tomado su mano con aquella gentileza que ya caracterizaba al alfa.
–Spreen, ¿qué estás haciendo?
–Bailando.
–Eso puedo verlo, pero tú no bailas…
–Temo que las lecciones obligatorias de mi madre nunca se olvidan, así como las pisadas de Quackity.
Tomó su mano con delicadeza, comenzando aquel baile.
–¿Estás celoso de ellos?
–¿Quién? ¿Yo? –soltó una risa– Si claro.
–No tienes porque estarlo, vine por vos, no por ellos.
–Spreen, yo no…
El alfa se acercó más a él, causando que le mirara sorprendido y nervioso.
–Yo no tendría ojos para nadie más, sería un boludo si fuera capaz de hacerlo, teniendo a vos conmigo.
–No suenes como tu.
–¿lo crees?
–¿Qué sucedió con eso de rechazar a todos los omegas?
–No eres como todos ellos.
–Y tú tampoco eres como el resto de alfas orgullosos.
–Soy orgulloso Roier, pero se cuando debo pelear mis batallas y esta… –lo inclinó dejando asombrado al castaño, quien abrió sus ojos a la par– No es una batalla que deba pelear.
Mirar aquellos ojos amatista que le volvían loco era sin lugar una de las sensaciones de Córdoba, jamás había pensado el tener aquellas charlas tan íntimas entre el alfa y él, seguido de compartir aquel beso y que Lacis le mirara de aquella manera, como si fuera lo más precioso que tuviera. Era un lugar único.
–Vaya esta lloviendo –susurro Roier al salir de aquel lugar notando como todos los alfas huían despavoridos como los omegas acompañados.
Spreen soltó una risa burlona llamando su atención.
–Todos esos boludos huyen como si un poco de agua fuera a matarlos.
–Bueno, no todos quieren enfermarse.
–Son pelotudeces Roier.
–¿Estás seguro? –susurro, llamando la atención del alfa– Ahora todos sabrán que lo nuestro va muy en serio, más si saben que nos conocimos en la universidad.
–Me tiene sin cuidado, no es mentira.
–Supongo…
–¿Seguis enredado al pensar demasiado? Creo que necesitas una enfriada.
Tomó su muñeca formando una sonrisa divertida, mientras los ojos castaños se abrían a la par con sorpresa.
–No…
No tuvo tiempo de negarse, ni de pensar, cuando fue arrastrado a aquella lluvia.
–¡Spreen!
La vivida risa real del alfa se escuchó junto aquel sonido de la lluvia, el castaño se cruzó de brazos frunciendo el ceño.
–¿Qué en serio? Un poco de agua te molesta.
Comenzó a burlarse de él, el castaño intentaba no ser arrastrado, pensando en qué le diría a su abuelo al llegar sería un completo desastre. Pero escuchar aquella risa, como ver a aquel alfa divertirse bajo aquella lluvia, no pudo evitar formar una sonrisa comenzando a reír.
–Dios, eres el alfa más pendejo de todos.
Spreen le dedicó una sonrisa divertida, al final sentir como se relajaba aquel omega.
–Roier.
Córdoba volvió a mirarlo, mientras ambos se besaban aquella noche con un beso bajo aquella lluvia. El menor se dejó guiar rodeando el cuello del azabache, pensando que nada podía mejorar aquella noche.
🌻
Las citas concurrentes ya eran frecuentes para ambos, escaparse después del trabajo a una de las locas aventuras que Lacis se le ocurría, para volver a casa con una sonrisa ya era algo normal. Incluso cuando su abuelo tuvo la fortuna de conocer al chico, nunca había visto a Spreen tan nervioso y actuar como un alfa lo haría enfrente de su abuelo.
Aquel día, su primo y su esposo habían ido para evitar que su abuelo reprendiera al joven, pero como se esperaba Lacis supo como controlar la situación, demostrando que había sido educado como lo que era, el futuro alfa de su familia y su prometido.
Su abuelo aceptó al chico, creyendo que definitivamente era alguien que podía cuidar a su querido nieto. Claro, no sin advertirle las consecuencias si es que llegaba a lastimarlo. Pero para Roier, Spreen nunca lo había hecho, siempre había sido gentil y honesto con él. Era definitivamente lo que siempre había buscado.
–Luzu, ¿crees que Spreen quiere tener hijos?
Su primo se detuvo de revisar aquellos diseños que le había traído, mirando confundido.
–¿A qué viene esa pregunta?
–No se, es solo…
–Es por tu compromiso con él, creí que no querías saber nada de eso si se trataba de Lacis.
–Bueno, puede que las cosas cambiaran, no lo sé…
–Roier, estoy seguro que si quisieras hasta tener un elefante él te diría que sí. Un alfa haría lo que sea para tener feliz a su omega, más si ese omega es el que tiene su completa devoción. Yo lo haría si Quackity me lo pidiera, la cosa más absurda de todas.
El castaño formó una sonrisa feliz de solo imaginarse a un pequeño Spreen correteando por ahí, sabía que eran jóvenes, pero la simple idea le causaba cierta felicidad.
–Spreen vendrá para cenar esta noche, espero que no te moleste. Como se que no es tan de tu agrado que nos visite.
–No me agradaba porque me ponía celoso de que estuviera siempre alrededor de Quackity.
–Tus inseguridades son lo peor.
–Roier.
–¿Entonces puede?
–Por supuesto, él siempre tendrá un lugar en la mesa, es tu prometido y es amigo de Quackity. Además, los niños lo quieren, aunque ciertamente no se que le ven de especial.
El menor soltó una risa al notar aquel rastro de molestia de su primo, sabiendo bien que ahora estaba celoso de Lacis por ser el tío cool. Salió de ahí, enviando un mensaje al azabache, quien rápidamente le contestó que estaría ahí puntual. Roier suspiro con una sonrisa tonta, todo finalmente parece estar acomodándose, recordando cómo incluso había visitado a la madre del alfa, quien lucía encantada por aquella repentina visita, a pesar de haber arrastrado a Lacis. Cómo llegar al apartamento del primo de Spreen, quien también lo recibía de lo más normal, bromeando y contando alguna anécdota graciosa de este.
Esa tarde al llegar a la residencia junto a Luzu, se dedicó a ayudar a Quackity y a Pac en cuidar a los niños, todos estaban felices de ver a su tío favorito, más aún cuando supieron la noticia sobre que el alfa Lacis vendría a cenar.
–tio Roier, me ayudas a peinar a mi muñeca –preguntó Tilin.
–Claro, ¿a qué se debe este cambio?
–Creo que Tilly se enamoró del tío Spreen –comentó Leonarda divertida– Dice que cuando sea mayor se casara con él.
–Si luzu la escucha estará con cara de culo.
Leonarda río.
–Muy tarde, ya lo sabe y mamá tuvo que reprenderlo. Además de que Tilly lloró cuando mamá le explicó que se casaría contigo.
–Vaya, lo lamento Tilin.
La pequeña formó un puchero, cuando la puerta fue abierta.
–Roier –miro a Quackity quien lucía algo preocupado.
–¿Qué pasa? ¿Spreen llegó?
–No… es solo que… –suspiro, mirando a sus hijas– Niñas podrían ir con sus hermanos, están afuera.
Ambas niñas asintieron saliendo y dejaron a ambos omegas.
–¿Qué pasa? ¿Quién se murió? ¿El abuelo le paso algo?
–No, no es eso.
–¿Entonces qué?
–Es… -miro hacia arriba– Es Cellbit, el vino a verte. Ahora mismo está hablando con Luzu en su despacho.
–¿Cellbit?
Chapter 16: Corazones partidos
Chapter Text
A pesar de que Quackity intentaba hacer que se calmara, se encontraba confundido y ansioso. Preguntando por qué Cellbit había venido en primer lugar.
¿Acaso no estaba contento después de lo que pasó?
¿Qué más quería si había arruinado su reputación?
Entró sin dudar al despacho de su primo, ganándose la atención de ambos.
–Roier.
Susurro Luzu, mientras aquel alfa se giraba mirándole algo sorprendido.
–Roier...
–¿Qué haces aquí? –pregunto fríamente.
–Vine porque necesitaba hablar contigo.
–No tengo nada que hablar con alguien como tu.
–Roier, debes calmarte. Recuerda que somos Córdoba, no dejes que las emociones te dominen.
–Pero Luzu, por culpa de...
–Si, eso mismo pensaba pero al parecer el señor Novata tiene algo que aclarar, así que toma asiento. Quackity, acompañalo.
–Si –el omega azabache lo guio hasta aquel sofá cerca–Vamos Roier.
Soltó aquellas feromonas para tranquilizarlo mientras Cellbit suspiraba recibiendo miradas molestas del omega córdoba.
–Entiendo que me odies y en verdad no sabes lo mucho que lamento todo lo que pasó.
–¿En verdad lo lamentas? ¿Y dónde estabas cuando necesitaba que aclararas todo? No estabas Cellbit, por culpa de tus padres y por ti es que todos creyeron que yo...
–Roier...
–Me llamaron un cualquiera, la pase mal y todo por los rumores que tus padres dejaron salir.
–¡Yo no sabía!
Enmudeció mirando al alfa que se rompió.
–No lo sabía... cuando me dejaste tomar el primer vuelo a Brasil, no quería saber nada de ti. Te amaba Roier, pero que terminaras nuestro compromiso y me dijeras que ya no sentías lo mismo, me lastimo. Por eso no quise saber nada más, quería empezar de nuevo. Mis padres no me dijeron nada, porque sabían que aún te amaba y me molestaba con ellos. No fue hasta que Bagi se enteró y me lo contó, por eso es que estoy aquí. Tome el primer vuelo que pude y... –suspiro intentando controlarse– No te pido que perdones a mis padres, porque ni siquiera yo quiero tener que ver con ellos hasta que en verdad arreglen esto. Pero saber el daño que te hicieron a ti... me parte el corazón, porque yo... –lo miro fijamente– Aun te amo Roier, jamás he dejado de hacerlo, a pesar de que tu ya no sientas lo mismo.
–Cellbit...
–Quiero tenerte de regreso, quiero que de nuevo seamos tu y yo. Quiero casarme contigo y tener esa enorme familia que siempre quisiste, quiero tantas cosas pero las quiero contigo. ¿Podrías darme una oportunidad?
Luzu miró fijamente a su primo quien estaba confundido y sorprendido.
–Cellbit yo...
–Hazlo.
Reconoció esa voz, notando a Spreen en la puerta. No se había percatado de que estuviera ahí hasta ese momento.
–¿Qué?
–Hazlo –volvió a mencionar– Esto es lo mejor para todos, ¿no?
–¿Hablas en serio Lacis?
–Si, nuestro trato era ese. Mientras él estuviera a salvo.
–Spreen, ¿qué dices? Yo...
El alfa le miró serio.
–Es lo mejor para ti, puede que tenga un apellido. Pero mi pésima reputación jamás se podrá esfumar, en cambio Novata es alguien considerable, ese era el trato estaría con vos hasta que encontrarás algo mejor.
–Spreen, ¿acaso no escuchaste? –interrumpió Quackity– Cellbit dijo que sus padres...
–¿Acaso piensas condenar al hijo por lo que sus padres hicieron? ¿Qué no estabas encontrado de eso Alex? Por el tio, el único pecado que cometió Novata es la ignorancia. Así que esta vez será quien asuma la culpa, ¿no?
Cellbit asintió mirando a Lacis.
–Bien, entonces mi trabajo está hecho. Espero que seas feliz Roier, te lo mereces.
Se fue dejando a todos ahí.
–Roier...
El castaño salió de aquel trance, frunciendo el ceño para ir tras de aquel alfa. Encarando fuera de la casa.
–Spreen, ¿qué estás pretendiendo hacer ahora?
Este suspiro.
–Vuelve a dentro.
–¿Ahora planeas darme órdenes?
–Roier no lo diré más.
–¿Por qué Spreen? ¿Por qué ahora solo dices esta bien acéptalo? ¿Qué hay de nosotros?
–Nunca hubo un nosotros.
–Pero...
–Es todo parte del trato, te prometí hacerme a un lado cuando encontrarás a alguien mejor. Novata lo es, es lo mejor. Aunque tengo un apellido, eso nunca borrará lo que soy.
–¿Y qué se supone que eres? ¿Un cobarde? ¿Un pendejo?
–Yo soy una basura, te prometí que antes de lastimarte sería sincero. No quiero lo que vos queres, no quiero casarme, no quiero tener una familia, no me gustan los niños ni siquiera.
–Spreen.
–Roier, ni siquiera cambiaría eso por ti.
Le miró fijamente.
–Vos no mereces eso, mereces a alguien que quiera ser mejor por vos. Yo no cambiaría nada de mí, ni siquiera por vos. No lo hice antes y no lo haré ahora. Te quiero, pero no es él mismo querer y estoy seguro que vos tampoco me queres, solo estás confundido por todo. Es tiempo de que vuelvas con quien en verdad te mereces, Novata no es tan malo. Solo dile lo que en verdad deseas, estoy muy seguro que lo entenderá. Nos vemos luego, amigo.
Dejo ahí a Córdoba para volver a casa, lo primero era hablar con su madre, quien escucho todo horrorizada.
–¿Cómo se te ocurre hacer algo como esto?
–Lo siento madre.
–¿Y ahora que le diremos a todos?
–La verdad, fue mi idea. Roier no tiene la culpa de nada, si a alguien se le debe señal es a mi.
–Vete jovencito, deja que yo resuelva esto, mientras tanto no quiero verte. Tampoco se te ocurra ir a fiestas.
–No tenía pensado hacerlo, perdona madre.
Era lo mejor para todos, que la culpa recayera en él solamente, después de todo seguía siendo un alfa manchado para aquella perfecta sociedad, ¿qué haría la joya más preciosa de los Córdoba con él en primer lugar?
–Es muy maduro de tu parte querer limpiar la repuracion de Córdoba.
Escuchó a su primo, provocando un suspiro en él.
–Retame, solo falta vos para terminar este día de mierda.
–Spreen –se acercó hasta él sentándose a su lado– quiero la verdad, ¿en verdad lo dejaras así?
–¿Y porqué debería hacer algo? Yo no soy competencia para Novata, y Roier esta mejor asi.
–¿Estás seguro? ¿No es por otra cosa?
Ambos se miraron, detestaba que aquel omega reconociera todos su cambios.
–Roier sigue queriéndolo de eso no hay duda, siempre que le preguntaba algo o hacía referencia a él... tenía esa mirada. Si seguía con él, solo lo seguiría confundiendo.
🌻
Las noticias llegan rápido y con ellas la verdad. Luzu Córdoba expresó su opinión al respecto, mencionando que Lacis había pedido ayudar a su primo mientras Novata se encontraba fuera de todo. Dando por entendido, que el compromiso falso fue únicamente idea de Lacis, esto no había sido idea del alfa, sino fue el mismo Spreen quien le había mandado un mensaje directo.
Roier al enterarse se encontraba molesto, pero no tanto como el sentir que aquel alfa azabache lo había usado como cualquier alfa lo haría. Por lo que Cellbit, después de que Luzu le explicaba aquello montado, se sintió culpable prometiendo que no volvería a cometer aquella falta.
Y así es como el reciente compromiso reanudamos de ambos inicio, por supuesto que Novata hizo un gran cambio desde pasar por Roier todas las mañanas y llevarlo a sus prácticas como ir a comer con él y recogerlo. Era sin lugar a dudas una persona diferente.
Aunque el castaño no parecía quejarse, aquella alegría que Lacis había encendido en él parecía haberse apagado.
–¿Por qué el tío roier ya no sonríe? –preguntó Richard a su madre.
–De que hablas, si te sonríe siempre que los ve.
–Si, pero no lo hace como suele hacerlo, ¿y cuándo vuelve el tío spreen? Lo extraño, ¿porqué ya no le trae flores al tío roier? ¿Se pelearon?
El azabache suspiró sin saber cómo lidiar con las preguntas de sus hijos.
–El tio spreen se canso del tío roier –comentó Bobby molesto– ya no quiero al tío spreen.
–Bobby no digas eso, escuchen niños. Sus tíos no se pelearon, se siguen queriendo, pero se dieron cuenta que en realidad no era ese querer como ellos creían.
–¿entonces qué clase de querer?
–Como ustedes se quieren. Por eso ahora necesitan un tiempo separados para pensar bien sus cosas, además su tío Cellbit volvió para casarse con él tío Roier.
–Pero tío Roier, sigue llorando en las noches.
Aquello dejó confundido al omega.
–¿Qué?
–Si todas las noches llora en silencio, lo sé porque lo escuchó y chayanne dijo que podía sentir su aroma agrio. El tio esta triste y es culpa del tío Spreen.
–No... no es culpa de él. Son cosas que pasan, mejor vayan a jugar afuera, ¿si?
Ambos se fueron dejando al omega azabache, quien se acercó hasta el despacho de su esposo.
–Lusu.
–¿Qué pasa Quacks? Luces... ¿está todo bien?
–¿Por qué dejas que Roier sufra así?
–¿De qué hablas?
–Él está sufriendo, por Spreen y tú... lo comprometes con Cellbit.
–Quacks...
–¿Por qué dejas que llore todas las noches?
Córdoba suspiró.
–No quiero que sufra, pero es parte del proceso. Además Roier me contó lo que Lacis le dijo antes de irse, él jamás lo quiso de esa manera. Simplemente fingía hacerlo, tú conoces bien a Lacis, jamás mostró interés por ninguna persona. ¿O me equivoco?
–Simplemente creí que era diferente.
–También lo creí cariño. Pero tal vez sea lo mejor, Cellbit esta haciéndolo bien. Espero que con el tiempo, el cariño que alguna vez llegó a tener por él vuelva y así olvidé a Lacis. Es lo mejor que podemos hacer.
Por su parte Spreen ya no pasaba tanto tiempo en casa, preocupando a su primo cada vez más. Ya que siempre llegaba a altas horas o a veces volvía en días con heridas no tan graves como la primera vez.
–Suficiente, no pienso tolerar más esta mierda.
Lacis se detuvo mirando confundido a su primo.
–¿Qué?
–Lo que escuchaste, me diras que chingados has estado haciendo y quiero la verdad o sino juro que no vuelvo a abrirte la puerta.
–Quackity, no digas pelotudeces.
–Estoy asustado Spreen, temo porque la siguiente vez vuelvas peor que cuando te encontré bañado en tu propia sangre o incluso que ya no vuelvas y te encuentren por ahí tirado. Yo no... –intento reprimir esas ganas de llorar– ¿Es por Roier? Haces esto porque sigues herido.
–No tiene nada que ver aquí.
–Lo tiene todo que ver Spreen, cuando estabas con él... eras tu, ahora ya no sé ni quien esta enfrente de mi. Me aterra que estes cambiando para mal.
–Nunca he cambiado y lo sabes, sigo siendo el mismo. Soy el peor alfa.
–¡Eras más que eso! –soltó dejando que las lágrimas bajaran por sus mejillas– eres mi primo el mejor alfa de todos y sabes porque. Porque no le importaba seguir los estúpidos estándares de una sociedad de mierda que no nos debe nada. Sabes amar y respetar a todos por igual y eso es lo que te hace único, pero ahora ni siquiera se donde empieza mi primo y donde esta. Lo quiero devuelta, quiero que vuelva ese alfa increíble, esa persona especial para mi y para Roier.
–Quackity...
–Por favor Spreen, no dejes que la gente gane. Por favor vuelve – se ocultó en el pecho de su primo llorando.
–Lo siento... en verdad lo siento –lo abraza intentando consolarlo.
Tal vez tenía razón, debía terminar con todo eso. Por su propio bien y por el bien de los que más quería.
Chapter 17: Separación
Chapter Text
Finalmente había decidido acabar con toda la mierda que andaba circulando en su cabeza. Lo primero era terminar aquel lazo tóxico. Llegó hasta aquella bóveda, entrando como si nada.
–Spreen, que bueno que llegas, tenemos una misión.
–Vengo a ver a Farfa, tengo algo importante que hablar con él.
–Claro, está en su oficina. Pero apresúrate, que nos vamos.
Simplemente dio un asentimiento entrando, mientras aquel hombre tenía aquella llamada mirándole con una sonrisa.
–Llegas temprano el día de hoy, ¿cómo van tus heridas?
–Tengo algo que debí decirte hace tiempo.
–¿Y eso es?
–Yo... ya no puedo seguir en esto Farfa, hasta aquí es donde llego.
El hombre soltó una risa divertida.
–¿Es una broma?
–No, sabes que no bromeo con eso.
–Y sabes que yo no te dejaría ir así tan simple, eres un de mis mejores hombres. ¿Por qué ahora? ¿Acaso no te pago bien?
–No es el pago, sabes que no me importa.
–¿Es por tu carrera nueva? Te advertí que las cosas podrían complicarse.
–Es porque ya tuve suficiente de esto Farfa, te he ayudado todo este tiempo a crear este imperio. Puedes quedarte con mi parte y... –le extendió aquella maleta– aquí está todo el dinero que me has estado dando, no he gastado ningún dolar, puedes contarlo.
Farfadox miro aquel maletín, pasando su vista al azabache con una mirada peligrosa, mientras se levantaba.
–¿En verdad nos estas dejando?
–Es algo que debí hacer ya hace tiempo, solo deja que se extendiera más porque te considero un amigo.
–Ya veo con que así están las cosas. Pero Spreen, creo que tu no entiendes con quien te estas metiendo.
Tomó sus mejillas con su mano, inmovilizando.
–¿En serio piensas que solo con regresarme ese maldito dinero te dejaré ir así de simple?
–Vos me lo debes, así que solo déjame en paz.
–No Spreen, tu no haces esto solo porque ya es tiempo. ¿Acaso el señorito se cansó de jugar al niño malcriado?
El oji amatista le miró de reojo furioso.
–Farfa.
–Claro te cansaste de nosotros los pobres, porque todo este dinero no vale nada a diferencia de la gran herencia de la familia Lacis, ¿no es así?
El alfa se sorprendió ligeramente.
–Si, así es. Yo sé tu verdad, no importa qué Counter o tu estuvieran ocultando tu asqueroso linaje. Pero te divertiste jugando a ser una mala hierba spreen.
–Solo toma el maldito dinero.
–No, tú puedes darnos mucho más que eso. O tal vez deba hacerle una visita a tu primito, como se llamaba Alexis.
Lacis se mostró furioso alejandole.
–Ni se te ocurra ponerle una mano encima, es conmigo el problema.
–Si, pero tu debilidad siempre han sido las personas que te importan, aquellas que mantienes a tu lado. Por eso te encuentre ese día en esa zona tan lujosa, ¿no es así? Señorito de alta sociedad, dices odiar a los de tu misma especie, pero solo eres un maldito hipócrita, porque nunca podrás borrar lo que realmente eres.
–¿Cuánto es lo que quieres?
–Nos vamos entendiendo.
🌻
El llanto silencioso de su primo se podía escuchar en aquella oscura habitación.
–Quackity, por favor. Ya el médico dijo que estaba bien, venga vamos a que te calmes un poco.
El azabache menor salió junto a su primo mayor, mientras Spreen mantenía su cabeza mirando a otro lado, su padre quien nunca había estado presente se encontraba junto a su madre.
–Dinos cuánto más vas a continuar decepcionandome.
–Querido...
–Es también tu culpa Caroline, debiste educar mejor a nuestro hijo. Volverás a casa, olvídate de todos los lujos, nuestro chofer te llevará a la universidad y te traerá a casa, es todo.
Se fue de ahí, escuchando el susurro de su madre.
–Lo siento...
La omega no emite ningún sonido.
–De verdad lo siento...
–Lo importante es que tu padre ya se encargó de resolver ese problema. Pero me temo que si la gente se entera...
–Igual no quería asumir la empresa, se que ya no soy digno para ser heredero y Rubius tomara mi lugar, solo quiero decir que en verdad lo siento.
–Hablaremos de eso después, mientras descansa.
Aquello escándalo a uno mayor, ya que Farfadox quería apoderarse de la empresa de su padre, después de negarse Lacis pagó la peor parte de todo. Mientras que aquel que alguna vez fue su amigo llamó a su querido padre. Volviendo a un problema mucho mayor.
Mientras que aquello transcurría en una de las residencia de la familia Córdoba se realiza una reunión social, donde Roier se encontraba tranquilamente junto a Cellbit, siendo la sensación y la pareja favorita de la temporada.
–Señor Córdoba debe estar muy feliz porque el señor Novata volviera.
–Es muy romántico, escuche que todos esos rumores fueron por culpa de los padres del señor Novata.
–Que bueno que lo aclaro, es un alfa perfecto.
Roier asintió en silencio fingiendo una sonrisa, mientras dejaba que aquellos omegas continuarán hablando de lo encantador que era Cellbit, mientras notaba como Luzu se retiraba al recibir una llamada dejando a Quackity con los niños.
–Quackity, ¿qué pasa?
–Roier, no es nada solo... –suspiro, acercando a susurrarle– Es el padre de Spreen, le llamó y al parecer era urgente y delicado.
–¿Spreen?
–Si... no se que pasa, pero lucía preocupado y es raro que Luzu luzca así si, es Spreen el asunto.
El castaño frunció el ceño ligeramente.
–Puedes decirle a Cellbit que iré a revisar algo.
Se fue rumbo a donde se encontraba su primo deteniéndose antes de entrar al ver la puerta entre abierta, escuchando a su primo con el padre de Spreen en altavoz.
–Lamento tener que pedirle esto a usted, lo que hizo mi estupido hijo...
–Está bien, lo consultaré con mi abogado y veremos que se puede hacer al respecto. Puedo saber ¿cómo se encuentra el joven Lacis?
–Estará ingresado en el hospital, gracias por preocuparse.
–Le enviaré un detalle después, espero que mejore.
Colgó, aquello fue señal para que entrara ganándose la atención de su primo.
–Roier.
–¿Qué sucede?
–Nada.
–¿Y por nada es que le vas a enviar flores a Spreen? ¿Por qué está en el hospital?
–Esto no tiene nada que ver contigo, son asuntos.
–Son mis asuntos también, soy un córdoba.
–Eres un omega.
–¿Volvemos a ser unos idiotas?
–¿Por qué siempre tienes que meter tus narices donde no te llaman?
–Sigue siendo mi amigo.
–No, Lacis es el alfa que ha decidido dejarte con otro a la primera que tuvo oportunidad.
–Que raro, era el mismo que aldabas y decias que era lo mejor para mi.
–Roier.
–Quiero saberlo.
–Al parecer la mala fama de Lacis no es solo por su actitud agresiva, había rumores sobre que estaba metido en algunos negocios extraños, pero nunca se comprobó hasta ahora.
–¿Qué negocios?
–Roier, en verdad hay cosas que es mejor no saber.
–La ignorancia fue lo que nos llevó a muchas cosas, así que me lo dirás.
Córdoba suspiro, mirando a su primo.
–Tienes la actitud de todo un Córdoba. Bien, su padre me pidió ayuda en cuanto a seguridad. Lacis si estaba metido en un problema gordo, ya que llevaba tiempo trabajando para uno de los hombres más peligrosos en el mundo bajo.
Roier se quedó sorprendido, recordando aquella vez que fue internado.
–¿Es verdad?
–Si, según me informó Lacis fue tontamente a decirle que no trabajaría más para él y las cosas no se dieron como esperaba. Así que ahora los Lacis tienen que hablar con el prometido de su sobrino, conmigo y otros socios más para apoyarnos en que no suceda nada más. Están pensando en mudarse un tiempo.
–Ya veo...
–Es lo mejor Roier.
–No digo que no... es solo... jamás creí que Spreen.
–Creo que esa es la razón por la que te dijo todo lo que te dijo esa vez, tiene toda la razón. Ese tipo de alfas es peor que lo tuyo, si alguno más se entera la familia Lacis está acabada.
–¿Piensas decirle a alguien?
–No, por muy horrible que sea el error que cometió, sigue siendo un gran alfa.
–Ya veo.
–Roier, escucha entiendo que sigas molesto con él, pero...
–No, yo ya no estoy molesto. Es solo que esto duele.
Córdoba suspiro acercándose a su primo y atraerlo en un abrazo, aquello sorprendió un poco al menor quien sin dudar correspondió el abrazo.
–Por algo pasan las cosas Roier, tal vez eso es mejor así. Los Lacis se irán a España con su sobrino, eso fue lo último que me dijo.
🌻
Unos días pasaron y aunque la noticia sobre Spreen no le cayó muy bien a Alex, este la aceptó. Roier por su parte no habló con nadie de aquel círculo cercano, incluso con las amistades que tenían en común, continuó su vida lo más normal posible en compañía de Cellbit.
–¿A dónde quieres comer hoy guapito?
–Estaba pensando... ¿podemos intentar una cosa más?
–Claro, lo que tu quieras.
–¿Qué tal comida rápida?
Cellbit le miró confundido frunciendo un poco el ceño.
–Cariño, sabes lo que tu primo y tu abuelo opinan de eso.
–Si, pero no siempre la como y no tenemos porque decirles, podría ser nuestro...
–Roier, te amo. Pero no creo que sea correcto mentirles así a tu familia.
El castaño menor frunció sus labios en disgusto, mientras su aroma se agrio. El alfa castaño suspiro.
–Lo siento cariño, es solo...
–Está bien, vamos a donde quieras.
–Roier, por favor. No quiero que estés molesto por una tontería.
–Está bien... sabes como que se me quito el hambre, recordé que tengo algunos pendientes.
Dejó un suave beso en su mejilla, saliendo de ahí y entrando nuevamente al edificio, mientras que Novata suspiraba.
–Roier, ¿tan rápido comiste? –preguntó Jaiden al encontrarselo por el pasillo, este le sonrió.
–Cellbit tuvo que irse ya que tenía asuntos pendientes.
–Vaya... entonces no has comido.
–No, pero está bien. Igual no tengo hambre...
–No digas eso –tomo su brazo sonriéndole– Es más te invito, ¿qué quieres comer? Podemos pedirlo para que lo traigan y comamos en el comedor.
–¿En serio?
–Si.
–Bueno... podría ser comida rápida.
–Buena idea, de hecho creo que hay promoción de hamburguesas. ¿Alguna en especial?
–Mmm, la verdad no sé mucho de eso. La última vez Spreen fue quien me había llevado y pedía todo por mi.
–Ya veo, entonces te pediré la clásica. Roier, ¿puedo mencionarte una cosa?
–Claro.
–Tu, ¿eres feliz con Cellbit?
–Por supuesto, ¿por qué lo preguntas?
–Bueno, todas están contentas por ti que de nuevo vuelva y te pidiera perdón, pero... Te veía mucho más animado con Spreen, no es que diga que vuelvas con él. Es solo...
El castaño se quedó en silencio, recordando como el azabache llegaba cada día a verlo de lo más normal.
–Eso no va a volver...
–Roier.
–Está bien, además es lo que sucede en todas las relaciones, ¿no? Supongo que nunca debimos intentar dejar nuestra amistad, además él ya debe estar en España.
–Es una lastima que se fuera así.
–Si, supongo. Vamos a pedir la comida, ¿si?
Al terminar su jornada salió de aquel edificio encontrándose con su prometido quien sostenía aquel ramo de rosas.
–Guapito, no quiero que estés molesto por algo así.
–No estoy molesto –susurro al ver aquel ramo.
–Son para ti, me recordaron mucho a ti.
–Gracias, ¿podemos ir a casa? Me siento algo cansado.
–Por supuesto, deja que me encargue.
Le abrió la puerta caballerosamente mientras entraba al auto, el alfa terminó de asegurarse para cerrar la puerta y entrar después él.
–Sabes estaba pensando, en porque no pasamos el rato. Hablé con tu primo y me dijo que estaba de acuerdo, así que estará bien.
–Está bien por mi, pero en serio estoy algo cansado. La próxima gala es importante y además se acerca el banquete familiar.
–Es verdad... lo olvidaba.
–Creí que mi primo te dijo que era importante.
–Si, demonios... hablaré con Bagi, te prometo que estare asi con tu gala si –tomó su mano dejando un beso en ella– Sabes te vez hermoso esta noche.
Fingió una sonrisa.
–Gracias Cellbit.
Chapter 18: The way i loved you
Chapter Text
Roier noto aquel lugar a lo lejos.
–Cellbit, ¿puedes orillarte?
–Claro.
El omega noto como a lo lejos había una feria, recordandole a su primera cita con Spreen.
–¿Podemos ir allí?
Novata miro aquello confundido.
–Pero Roier es una feria...
–Si.
–¿Al menos saber que venden ahí?
Córdoba rodó los ojos.
–Bien, si no quieres ir, yo iré.
–Tu primo.
–Me vale mierda lo que opine, soy demasiado grande para que me digan lo que puedo o no hacer.
Salió del auto caminando hasta allá.
–Roier, espera al menos deja que vaya contigo.
Ambos llegaron hasta aquel lugar, formándose una sonrisa al ver a la gente disfrutando el rato, por lo que rápidamente corrió hasta uno de los puestos.
–Un turno por favor.
–Por supuesto –contestó la encargada mientras el castaño menor paga tomando aquella arma.
–Roier es peligroso, puedes salir lastimado.
–Shh, me desconcentras.
Cellbit suspiro, sin saber qué más hacer. No quería molestar más a su prometido, asustando un poco al escuchar como este disparaba.
–Roier.
–Oh que te calles un rato –sacó un dólar entregandoselo– ¿por qué no te diviertes tú también? Señorita, él también jugará.
–Muy bien, aquí tiene.
El alfa tomó el arma no muy convencido, mirando como Córdoba volvió a acomodarse apuntando y darle al blanco pero sin dejarlo caer.
–Mierda.
–No sabía que te gustaban estas cosas tan violetas...
Roier se detuvo mirando a Cellbit.
–Cellbit... es un pedazo de madera...
–Si, pero esto tiene un significado. La cacería es...
–No digas mamadas y si no vas a disparar –le quitó el arma– Yo lo haré.
–Roier, es peligroso que estemos aquí y sin seguridad, cualquiera que nos reconociera...
–Lo harán, si continúas siendo tan paranoico.
Suspiro, dejando aquellas armas de juguete.
–Olvidalo... ya me aburri... Quiero irme a casa.
–Pero cariño, podemos ir al teatro o...
–No, quiero ir a casa. Si no piensas llevarme, llamaré a Etoiles.
El alfa suspiro, el viaje fue incómodo y silencioso, cuando finalmente llegaron a la casa de sus abuelos.
–Nos vemos mañana amor.
Pero no recibió ningún gesto romántico, tan solo el omega salió de ahí entrando a casa. Cellbit suspiro, sabía que algo había cambiado en su relación pero estaba intentando de todo para poder recuperar al chico, aunque cada vez fuera más difícil. Por lo que pensó en hablar con Córdoba el día de mañana.
–¿Hay algo que te moleste de Cellbit?
Preguntó su primo a Roier, quien había ido de visita aquella mañana, dejando confundido.
–No, ¿por qué?
–Me dijo que últimamente luces un poco más caprichoso que siempre.
–¿En serio dijo que era caprichoso?
–Roier.
Quackity, mostró una ligera sonrisa al sentir ambas feromonas de primos elevarse.
–Me puedes decir porque demonios decidiste ir a una feria, ¿acaso no sabes que hay gente que puede reconocerte?
–Estoy bien, no me pasó nada porque el amargado de Cellbit lo arruino.
–Roier, igual no debiste...
–No es la primera vez que voy a uno, además –miro molesto a su primo– Ya soy un adulto, por dios no soy un niño que tengas que cuidar como Chayanne o Leonarda.
–Eres mi primo y eres mi responsabilidad hasta que te casases pasarás a ser.
–¿Y si en realidad yo ya no quiero casarme? ¿Y si solo quiero vivir mi vida?
El silencio inundó la sala.
–No digas estupideces Roier, tu deber es...
–¿Qué clase de deber es ese? Solo cumplir el casarme con cualquier alfa y ya, tener hijos, ¿todo para qué? ¿Por costumbre? ¿Por la sociedad? No les debo nada a ellos, ni tú tampoco. Pero continuas con esas ideas nefastas de que como eres el gran alfa córdoba y yo soy el omega córdoba debo asumir mi papel y casarme sagradamente.
–Tu deseabas hacerlo.
–Pues ya no, los deseos cambian. Lo único que quiero es aprender a vivir mi vida lejos de lo que esta estúpida sociedad diga.
Luzu suspiro.
–Estás aún tenso, no hablaré contigo así.
–¿Entonces cuándo?
–Cuando no dejes que tus emociones te guíen.
Roier golpeó la mesa levantándose.
–Vete a la mierda Luzu, tu y tus estúpidas reglas. Ya no quiero hacer eso, no me voy a casar, ni con Cellbit, ni con nadie. Puedes casarte con él si tanto quieres.
Se fue dejando a la pareja solos.
–Vaya...
–Está actuando como tú.
El azabache frunció su ceño, mirando a su esposo.
–¿Disculpa?
–Digo que actúa como te conocí.
–¿Y eso es malo?
–No, simplemente me sorprende que mi primo esté en su etapa rebelde ahora mismo.
–Sabes que también opino lo mismo que él, la sociedad...
–Sin embargo ahora mismo lo haces, entiendo a Roier. El compromiso con Cellbit no es del todo mi agrado.
–Entonces si no lo es porque haces eso...
–Porque es la única manera de llegar a un acuerdo estable, trato de protegerlo Quackity. No quiero que de nuevo la gente lo tache de aquella manera. Soy el alfa y aunque no quiera mi deber es velar por él. Y... el abuelo me pidió emparejarlo de regreso con Cellbit. Cree que es tiempo que Roier madure y piensa que su capricho por Lacis terminó.
Quackity se mostró preocupado por eso último, ya que no tenían ninguna noticia de Lacis para nada simplemente fue como si se hubiera esfumado de la nada.
🌻
El gran banquete de los Córdoba abrió sus puertas en aquella residencia principal, incluso el padre de Luzu junto su madrastra se encontraba presentes, incluyendo los padres de Roier. Mientras las familias de renombre asistían con emoción, ya que todos conocían la importancia de este banquete.
Como siempre Luzu hizo su aparición triunfal junto a su esposo y sus hijos, para la suerte de todos Cellbit había podido entablar una relación estable al pasar unos días después de aquella pelea con el omega castaño, quien finalmente decidió aceptarlo. Aunque no estaba aún del todo seguro de casarse por ahora, aquello lo acepto Novata. Pensando que el tiempo arregla todo.
Lo más importante de aquel evento era cuando las parejas y futuras parejas de la familia se unian para dar un emotivo baile, iniciando por el cabeza de familia. Luzu y Quackity tenian aquel importante deber, seguido de los padres de este y de Roier, terminando por la última generación que sería su primo.
Todos estaban ansiosos al saber que finalmente aquel esperado momento del banquete se haría, recordando entre los más viejos como su abuelo había tenido tal honor, mencionando la hermosa tradición que era.
Sin embargo, algo parecía no estar a su favor. Ya que Roier había tenido que ir al baño, para regresar mirando confundido todo el lugar.
–Quackity –se acercó a su amigo, quien le miró curioso– ¿Has visto a Cellbit?
–Si, estaba por aquí –comenzó a buscarlo con la vista como el castaño– Que raro juraría que estaba por aquí...
–La hora de que inicie el baile conmemorativo se está acercando... ¿dónde se metió?
–Tranquilo, debió ir al baño o a tomar un poco de aire.
El castaño suspiro asintiendo, mientras su primo llegaba.
–Luzu.
–Roier –noto la ausencia del alfa frunció ligeramente su ceño–¿Cellbit esta en el baño?
–No vengo de allá, pensábamos que estaría tomando aire.
–Y yo vengo de ahí.
–Ay no... –busco su celular sin encontrarlo maldiciendo.
–Señor Roier –se acercó Etoiles.
–Etoiles que bueno que llegaste, ¿has visto a Cellbit?
–Si, temo que el señor Novata tuvo que retirarse.
–¡¿Qué?! –gritaron ambos córdobas.
–Dime que es una maldita broma.
–No señor, dijo que intentó contactarse con ambos. Pero ninguno le contestaba, pero es un asunto importante familiar, por eso tuvo que irse. Les extiende una disculpa a la familia.
–Maldito momento se le ocurrió.
–Lusu calmate, podemos solucionarlo es solo...
–Quackity, adoro que seas tan positivo, pero Roier debe entrar a la línea. Si lo dejamos retrasar un año más, sería una falta grave.
–En ese caso Chayanne puede...
–No tampoco es factible, la tradición dicta que debe ser mayor de edad. Por eso es que Roier ya debe presentarse, además es mal visto eso.
El omega castaño, mordía sus labios nervioso sabía que el tiempo de su abuelo estaba contado y deseaba al menos regalarle su primer y último baile así. Pero el destino parecía no querer hacerlo, suspiro algo cansado.
–Dejame afuera.
Luzu le miro serio.
–No Roier.
–Es lo mejor, yo le explicaré al abuelo no tienes que preocuparte, ¿si? Además, tu y Quackity son lo que importa, es su primer banquete suspenderlo sería comidilla de todos los que esperan. No podemos darnos ese lujo, así que hazlo.
El alfa suspiro, sabía que su primo tenía razón.
–Quackity vamos.
–Pero Roier.
–Está bien, él irá a su habitación.
–Fingiré que me encuentro mal, no te preocupes Quackity.
El azabache lo miró desconfiado mientras asentía. La gente comenzó a reunirse alrededor de aquella elegante sala de baile, mientras las puertas se mantenían cerradas por donde pasarían las parejas, Roier no quiso hablar con sus padres ya que no quería explicarles nada hasta que Luzu lo hiciera, por lo que simplemente se dirigió hacia aquel pasillo.
Ciertamente aunque no quisiera admitirlo, sentía un pinchazo de decepción y frustración recordando como cuando era pequeño miraba aquella tradición con emoción esperando emocionado que fuera su turno y cuando finalmente lo fue el destino era tan cruel para arrebatarle eso.
–Será la próxima vez... –susurro suspirando decepcionado, mientras negaba alzando su rostro– No pienses en eso... es lo mejor...
–¿Qué hace vos aquí solo?
Se detuvo al escuchar aquella voz, abriendo sus ojos a la par, mientras lentamente se giraba hacia atrás mirando a lo lejos aquella figura. Pensó primero que era un fantasma, pero notó como aquel alfa se encontraba ahí, quien lentamente se acercó suavemente hasta con sus manos en los bolsillos de pantalón en aquel traje que le quedaba a la medida.
A pesar de que el castaño se quedo estático, una sonrisa se formo en sus labios al ver a su amigo ahi.
– No me respondiste, ¿vos que haces aqui?
–Yo... tu... ¿Qué haces aquí?
–Respondiendo una pregunta con otra, ingenioso.
–Creí que estabas en...
–Al parecer mi familia fue invitada y aunque mi madre no quería que estuviera aquí. Mi padre fue mucho más severo y dijo que les debía algo a ustedes. Así que vine, ¿y qué hay de vos?
–Me siento indispuesto, por eso...
–No, creo que vos no entendio mi pregunta.
Tomó con suavidad su mano apretandola un poco ganándose una mirada sorprendida del omega.
–Lo que en verdad quiero saber, es ¿por qué piensas perderte esta tradición de tu familia de esta manera? ¿Dónde está Novata?
–Él... no importa... en verdad yo no...
El oji amatista tomó mejor su mano, guiandolo.
–¿Spreen? Espera...
Pero el alfa no le hizo caso continuando aquel camino hasta llegar afuera de aquella sala donde sus padres, tíos y su primo con su amigo se encontraba. Todos lucían confundidos y sorprendidos, menos Luzu, quien miró a Lacis seguido de su primo para ver aquella mano.
–¿Qué significa esto Roier? –intervino el padre de Luzu– ¿Quién es este alfa? ¿Dónde está tu prometido? Esto es...
Luzu suspiro, mirando relajado a ambos.
–Supongo que hubo un cambio de planes.
–Luzu.
–Gracias por el apoyo como siempre Lacis, ahora los dos acomodense atrás.
–Luzu, ¿acaso estas...?
–Padre, no tendremos esta conversación aquí.
–Señor –interrumpido Quackity mirando a su suegro serio– Roier es parte de la familia es importante tenerlo por la familia.
El hombre chasqueó su lengua disgustado por aquello, mientras el omega castaño se sintió feliz de notar el apoyo de su primo y su amigo, mientras Spreen y él se posicionaron al último.
–Este es también tu momento –susurro lacis, ofreciéndole su brazo para que lo tomara como los otros omegas– No dejes que nadie te lo quite, ni siquiera Novata.
Roier asintió con una sonrisa, para tomar aquel brazo que se le ofrecía sin poder borrar aquella sonrisa y volver a sentir aquella felicidad que hace tiempo no sentía, esa felicidad que se fue cuando el azabache se había ido, pero ahora estaba de regreso como él.
–Atentos.
Anunció Luzu, mientras las puertas se abrían. Roier como su primo y ambos amigos suyos alzaron su rostro dando inicio aquel evento.
Chapter 19: Nuevo panorama
Chapter Text
Ciertamente fue una sorpresa para todos el ver a Lacis acompañando a Roier, incluso su abuelo miró severamente a Luzu, pero este simplemente le dedicó una mirada relajada, en cambio entre la gente, aquel primo del alfa sonreía complacido.
–Creo que llegamos justo a tiempo.
–¿En serio lo crees cariño?
–Sip.
Por su parte el omega castaño se mantenía mirando atentamente a su compañero, quien se mostraba serio, mientras continuaban aquel baile. A aquella sala entró Novata, luciendo una mirada seria al ver a su prometido bailando con alguien más.
–Cellbit, te dije que podía irme por mi cuenta –comentó su hermano, suspirando y ver aquello– No habías dicho que ese alfa ya se había ido.
–Se suponía que era así...
El baile terminó, mientras la ola de aplausos comenzó. El azabache miró a lo lejos como se iba acercando Novata.
–Mi deuda está saldada.
–Spreen, yo...
–Roier.
Noto la presencia del alfa castaño, frunciendo su ceño.
–Alto ahí.
–Roier.
–Nada de Roier, no quiero verte.
–Se que te debo una explicación.
–No es a mi a quien le debes una, es a mi familia y una disculpa.
–Lo siento, es culpa mía –intervino su hermana– Yo tuve un pequeño accidente y Cellbit se asustó, por eso...
–Novata –se acercó Luzu junto a su esposo– Tu y yo debemos hablar, por aquí.
Cellbit suspiro.
–Prometo que te lo compensare –le susurro a Roier para irse tras él alfa.
Bagi miro a Lacis.
–No sabía que estaba de vuelta en la ciudad.
–Por unos asuntos, pero ya me iba, con su permiso.
Roier vio como este se iba.
–A mi hermano no le agrada, creo que ya se porque es. Es un chico un poco frío y algo grosero, ¿no te parece?
–Es mi amigo –contestó serio mirando a su cuñada– Y aunque no le agrade seguirá siéndolo, permiso.
Bagi se quedó un poco sorprendida sonriendo.
–Ya veo, ahora entiendo porque le molesta tanto a Cellbit ese par.
Spreen se encontraba saliendo de ahí en compañía de su primo y su prometido.
–Spreen –ambos primos se detuvieron mirando a Córdoba, quien se acercaba, el azabache menor le dedicó una sonrisa.
–Hola Roier.
–Hola Alexis, no sabía que también habías venido.
–Bueno, algunas cosas cambiaron. Vienes a hablar con mi primo así que los dejaremos.
–Quackity...
–Está bien, además no vas a dejar que se quede aquí. Vino corriendo el pobre hasta aquí, lo mínimo que puedes hacer es escucharlo. Vamos Lusu.
Ambos se quedaron a solas, mientras Lacis suspiraba.
–¿Cómo sabias de Cellbit?
–No lo sabía, solo lo asumi.
–Yo no te dije nada...
–Lo sé.
–Entonces, ¿por qué?
–Vos adoras este tipo de cosas, ¿no?
El castaño se quedó en silencio.
–¿Qué?
–Roier, adoras a tu familia. Además todos conocen la tradición de los Córdoba y me lo mencionaste una vez cuando apenas nos conocíamos, que estabas emocionado por ser parte. Es por eso que pensé que era lo mejor para vos. Sé que debes odiarme por todo, así que lo mejor es que me vaya.
Se dio la vuelta dispuesto a irse, mientras el castaño miraba aquel alfa irse una vez más temiendo nunca verlo, a pesar de todo lo pasado. Aun así le tenía un gran cariño, ya que siempre que algo había sucedido ahí había estado el azabache para ayudarle, incluso ahora.
–No te odio.
Elevo un poco su voz, deteniendo nuevamente a Lacis.
–Yo... no te odio Spreen.
Este le miró de reojo.
–Roier, sabes que no es así...
–Me lo dijiste esa vez, tu lo que menos quería es herirme. Además somos amigos, ¿no? Todo este tiempo que te fuiste estuve pensando en lo que pasó con ambos y la verdad es que no puedo imaginar odiarte y yo no soy así, lo sabes bien. O me dirás que no extrañaste que te molestara aunque sea un poco.
Lacis suspiro, terminando de mirarle.
–Te extrañe Roier.
El omega soltó una sonrisa, corriendo a abrazar al alfa azabache, quien correspondió aquel abrazo.
–¿Entonces cuánto tiempo estarás aquí? –se separó mirando curioso.
–Vine de regreso.
–¿Y tu familia?
–Ya están en la ciudad, solo que nadie sabe. Muchas cosas pasaron...
–Ya veo, igual me alegra que hayas podido volver.
–Ya te dije que cosas pasaron, ya no va a ser como antes. Mi viejo me dio un ultimátum, o hago algo con mi vida para ser alguien competente o simplemente me deshereda lo poco que puedo ahora heredar.
–Entonces, ¿qué tienes planeado trabajar en la empresa de tus padres o...?
–No, mi viejo no quiere que las cosas sean fáciles para mí. Por eso ahora trabajo para mi primo, sabe que él no me va a tener piedad porque mi viejo y él son tan parecidos en eso.
–Ya veo...
–¿Cómo van las cosas con Novata y vos?
–Normal.
–No parecía tan normal eso, ¿está volviendo a dejarte lado?
–No, de hecho no. Pero Luzu estaba furioso, así que le espera un buen sermón.
–Me compadezco de Novata, solo un poco. Eso le pasa por boludo.
Roier río, mirando fijamente a Lacis mientras tomaba su mano con aquella sonrisa.
–En verdad estoy feliz de que hayas vuelto Spreen.
–Por muy extraño que suene, también estoy feliz de volver.
🌻
–¿Y cuánto tiempo va a estar atormentandonos esta vez Lacis?
Roier frunció su ceño al escuchar a su prometido.
–¿Qué?
–Bagi me contó que fue grosero con ella, sabes acepto que es tu amigo. Pero mi hermana es...
–Él no fue grosero con ella, simplemente fue él.
–Supongo que ese es el problema –susurro.
–Haber, ¿y a ti qué te importa cuanto tiempo esté aquí?
–No es nada, es solo el tiempo que estuve fuera...
–No lo escuchaste de Luzu, lo que tuvimos no fue real. Todo fue para ayudarme a mi, sabes lo que significa que un omega sea dejado de esa manera y con esos rumores.
El alfa suspiro, relajando su molestia.
–Si lo siento guapito, fue un tonto.
–Lo eres –confirmó.
–Perdona, pero intenta entenderme un poco. Él me pone nervioso.
–¿Te pone nervioso? Es mi amigo Cellbit.
–Si, pero también tenias sentimientos por él. Por eso supuse que en ese tiempo...
–Mejor cierra el pico, no sabia que tanto te lastimaba tu ego eso. Además, todos tenemos un crush alguna vez y a él no le gustó para nada. Dios Cellbit, madura.
–Roier espera.
Este salió del auto entrando a la residencia de su primo, mientras el alfa suspiraba.
–En verdad que intento entenderlo... pero ha estado tan diferente...
Frunció su ceño al notar a alguien más acercándose, por lo que salió también encarando a aquel invitado no deseado.
–¿Y tú qué demonios haces aquí? ¿Tan rapido vienes a molestar?
Lacis le miró confundido.
–Wow amigo, no sabía que tenía que avisarte a ti.
–Lo haces a propósito, ¿no es así? Por eso volviste, porque no podías dejar de meterte en nuestra relación.
–Escucha no se que película de mierda estás formándote en tu cabeza, pero no es así. Vengo a ver a mi mejor amigo. Y mis asuntos tampoco son asuntos tuyos, deja de culparme por tus inseguridades y pasa de pagina amigo.
Intento subir las escaleras, pero Novata lo tomó del brazo.
–No se que pretendas, pero esto es bajo incluso para ti.
Spreen rodó los ojos, para hacer que lo soltara.
–Ya te dije que dejes de sobrepensar las cosas capo. Si no quieres que Roier se moleste más de lo que ya está contigo.
–¿Y tú qué sabes de nosotros?
–Lo suficiente.
Lo encaro.
–No creas que no me he enterado de como lo tratabas antes, dejarlo en sus galas solo cuando necesitaba ayuda. ¿Acaso vos sabes lo mucho que le cuesta tener seguridad en sí mismo? Y ahora en el banquete de su propia familia, en su momento más importante. O me dirás que nunca te hablo de lo mucho que deseaba formar parte de algo de ese estilo.
–Mi hermana...
–Es verdad, la familia es primero, pero tu como alfa debe comenzar a priorizar. Además tu hermana es una alfa adulta y capaz, Roier es quien dices querer como omega.
–Eres un...
Intento darle un puñetazo, siendo esquivado por el azabache sin esfuerzo.
–¡Solo dejanos en paz maldito alfa sin reputación! ¿Acaso no sabes lo que dicen de ti? ¿Qué haría un alfa como tú con él?
–Tienes razón, puede que mi reputación no sea buena a comparación a la tuya, pero al menos yo si le doy su lugar, como amigo y como omega.
–Maldito.
–Lacis, Novata.
Ambos se detuvieron notando como Luzu se encontraba ahí luciendo furioso.
–No dejaré que se pongan a pelear enfrente de mi casa.
–Señor Córdoba, en verdad lo siento, pero este hombre.
–Mi esposo fue quien lo invitó. Además, es el padrino de mi hijo, es parte de la familia Cellbit y si quieres que siga pensando en ti también como familia, debes comportarte.
–Una disculpa de verdad.
–Marchate, no le diré nada a Roier sobre esta actitud tuya. Pero más te vale pensar muy bien y reflexionar en tus acciones si es que en serio quieres a mi primo como tu omega.
Novata suspiro, mirando mal al azabache para irse. Lacis se mantuvo en silencio, esperando que Córdoba también le echara algún comentario.
–Supongo que estoy desinvitado de tu casa.
–Jamás dije nada de eso, Quackity te está esperando, te ha extrañado.
–Y yo a él. Luzuriaga sobre lo que pasó...
–Sé que Cellbit ha tenido conductas inapropiadas contigo antes, por eso no pienso seguir tolerando eso. Fuiste importante y ayudaste mucho a mi esposo y a mi primo.
–Se siente raro ese halago, viniendo de un alfa como tu.
–No me importa que tu reputación sea desastrosa, tus acciones te han hecho valer.
–Si, digamos que a mi viejo si que le importa. Por eso es que estoy aquí –miro fijamente a Córdoba– Me registrara al programa de vinculación, si no logro encontrar a un omega.
Luzu se mostró ligeramente sorprendido.
–Tu primo...
–Él ya ha hecho mucho por mi y ya está el ultimátum, pero no creas que por tener que buscar a alguien me interpondré en la relación de Roier. Es mi amigo y lo quiero, estará bien con Novata aunque sea un imbécil, sabe manejarlo. Además tanto vos como yo sabemos que ningún omega está tan loco para meterse conmigo después de lo sucedido.
Luzu se quedó en silencio dejando que el chico entrada a su casa.
🌻
–¿En serio fue tan malo perder tu compromiso con Roier Córdoba ?
El azabache se detuvo mirando a Juan.
–¿Qué?
–Además de inutil, eres un sordo. Digo que todos hablan de como perder tu compromiso con ese omega fue la razón por la que te degradaron de niño rico a esto.
–Te escuché por primera vez, solo que mis problemas no son los de vos, pelotudo.
–Oye, solo quería ser amable, animal. Pero en verdad lo lamento, por perder tu compromiso con Córdoba.
–Creí que vos serías el primero que estaría partiéndose de risa.
–Que piense que eres el peor alfa de todos no quiere decir que en verdad te desee la mierda de vida que llevas ahora.
–Wow, en serio gracias amigo. No sabes cuánto ocupaba esas palabras de mierda.
–En verdad que eres un idiota, ¿cómo puedes gustarle a los omegas?
–No lo sé, porque a vos no haces esa pregunta.
El de lentes alzó su dedo medio.
–Vete a la mierda Lacis.
–Me encantaría, pero yo ya fui.
–Por dios eres insoportable.
Spreen sacó su celular al escucharlo, frunciendo sus ceños.
–¿Qué? No me digas que alguien te rechazo, por fin. ¿Quién fue la bendita alma que tuvo una neurona?
–No es nada... –susurro, ganando la atención del chico ya que era la primera vez que no le seguía aquel juego de insultos.
Juan suspiro, aprovechando por ver el mensaje y notar el nombre de Roier Córdoba.
–¿Qué te pasa pelotudo?
–No sabía que seguían en contacto...
–Somos amigos aunque paso.
–¿Lo invitaste a salir? Pero escuche de Quackity que tiene a su prometido.
–Si, pero tienes razón él siempre ha tenido una neurona y mandarme a la mierda es lo mejor.
Lout se quedó pensativo.
–¿Y porqué no sales conmigo?
Aquello llamó la atención del alfa.
–¿Qué?
–Como compañeros de trabajo, si vamos a estar mucho tiempo juntos creo que lo mejor es llevarnos bien, idiota.
–Lo pensaré...
