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El Caballero

Summary:

A pesar de ser un omega, Hoseok detesta a los alfas,

no le atraen los hombres mayores que él,

y por encima de todo, ¡odia los malditos cortejos!

Por ello, cuando el apuesto abogado de su hermano se propone conquistarlo,

Hoseok no entiende por qué una parte de él siente curiosidad por ver de qué es capaz ese alfa.

¿Podrá resistirse a las inusuales tácticas de seducción de Min Yoongi?

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yoongi alfa x Hobi omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad: Yoongi 37 x Hobi 28 | Contenido sexual en los próximos capítulos | Historia corta
Por favor, si algo de esto no te gusta, no procedas a leer. Gracias!

*Pondré los tags que faltan cuando suba más capítulos.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: El Abogado.

Chapter Text

Mientras el ascensor sube hacia la quinta planta, Hoseok se agacha para atar los cordones de una de sus zapatillas blancas. Antes volver a enderezar la espalda, el joven ve de cerca los elegantes zapatos negros de su hermano mayor Seokjin, y como de costumbre, sonríe para sí mismo al comprobar por millonésima lo distintos que son a pesar de ser familia.

Hoseok siempre se ha jactado de ser un omega muy moderno en todos los aspectos, de mentalidad abierta y unos valores de los que puede sentirse orgulloso.
Viste siempre a la última moda, se rebela contra los estereotipos de la casta al no utilizar ningún tipo de maquillaje ni prendas que puedan considerarse femeninas, a pesar de que la mayoría de omegas lo hacen, y en su historial de parejas figuran más omegas y betas que alfas.

A Hoseok no le gustan los alfas, pues los considera desagradables, repelentes y, en demasiadas ocasiones, violentos. Sus experiencias saliendo con alfas no han sido precisamente dignas de recordar, por lo Hoseok que prefiere no repetir ese error jamás. 

Son las nueve y cuarto de la mañana de un miércoles cualquiera cuando Hoseok y su hermano Seokjin cruzan la entrada de un prestigioso bufete de abogados, sin saber que ahí trabaja una persona que está a punto de poner toda la existencia del omega patas arriba…

Durante el tiempo de espera, Hoseok conversa sobre temas triviales con su hermano mayor, un apuesto alfa de cabello rubio platino que está pasando por un desagradable proceso de divorcio. Normalmente Seokjin va solo, pero hoy tienen planeado desayunar juntos después de la reunión con el señor Min, y por ello le ha pedido a Hoseok que lo espere.

Seokjin es un buen ejemplo de que no todos los alfas son malos, pero aun así, Hoseok ni siquiera se plantea la posibilidad de volver a salir con alguno de aquellos indeseables que van por ahí regando feromonas dominantes y creyéndose los dueños del mundo.
Nunca, nunca más…

De pronto, una de las puertas de vidrio esmerilado se abre y de ahí sale un hombre de traje gris, cabello azabache peinado hacia atrás, y una corbata negra que combina extrañamente bien con los ojos oscuros que asoman tras dos hileras de pestañas largas y espesas.

El alfa desprende un fresco olor a melisa con un toque cítrico, y para su propio horror y vergüenza, Hoseok se ve obligado a taparse la nariz al percatarse del aleteo involuntario de sus fosas nasales al percibir ese rico aroma.  

Su hermano se pone de pie y saluda al tipo trajeado con un apretón de manos amistoso, pero también se ofrecen una reverencia respetuosa el uno al otro. En cuanto Hoseok recobra la compostura, se levanta también para saludar al recién llegado.

— Abogado Min, hoy nos acompañará mi hermano Hoseok — informa Seokjin —. Hobi, este es el señor Min.

— Es un placer conocerle — el abogado saluda a Hoseok estrechando su mano también, y aunque apenas dura un par de segundos, el contacto deja una extraña sensación de hormigueo en la mano del omega.

— Lo mismo digo — Hoseok sonríe con cortesía —. Muchas gracias por ayudar a mi hermano.

— No se merecen — replica Min —, sólo hago mi trabajo. Por favor, pasen al despacho.


La reunión con el abogado se extiende hasta las diez, después de lo cual los dos alfas proceden a despedirse hasta el próximo martes, cuando se verán una última vez antes de acudir al juzgado el viernes.
Seokjin confía en que Min le ayudará a ileso de ese matrimonio infeliz con un omega manipulador e infiel, además de conseguir la custodia completa de sus dos hijos en común.

A decir verdad, Hoseok se siente un poco perdido cuando abandonan el despacho. Pese al interés genuino que tenía por escuchar cómo avanzaba el caso de su hermano, al final no había podido concentrarse por más de dos minutos por culpa de ese peculiar olor que inundaba todo el despacho y que alteraba sobremanera su lado omega.

Saliendo del despacho, Seokjin le dice que va al baño y le deja en la salita de espera, que en ese momento se encuentra vacía. Hoseok está a punto de sentarse, pero de repente siente algo que prácticamente paraliza su cuerpo por unos segundos.

Una caricia suave que comienza en los mechones platinados de su cabello y luego desciende por el lateral de su cuello, haciendo estremecer a Hoseok, y sacudiendo su corazón y su estómago con violencia, porque las yemas de esos dedos pasan justo por encima de su sensible glándula de feromonas.

— Tienes un cuello muy marcable, omega — la voz grave del abogado Min le causa otro escalofrío desde la nuca el final de la columna vertebral.

¿Marcable? Hoseok nunca ha oído esa palabra. ¿Se supone que es un cumplido? En cualquier caso, escuchar ese improvisado adjetivo en referencia a su cuello enciende un ardiente rubor carmesí en su rostro.
¡Ese abogado es un descarado!

Se dispone a decírselo y reñirle por su osadía, pero en ese instante regresa Seokjin, y el omega cierra la boca mientras se cuestiona internamente si debería contarle a su hermano lo que Min acaba de decirle, o callárselo y fingir que no ha pasado nada.
No obstante, Yoongi decide por él...

— Seokjin, esto le parecerá precipitado, pero ya que no le veré hasta la otra semana, aprovecho para preguntárselo ahora.

— ¿Qué sucede? — cuestiona el otro alfa, temiendo que sea algo relacionado con el asunto de su divorcio —. ¿Hay algún problema?

— Espero que no — el abogado responde con una sonrisa afable, pero también algo tensa —. Quiero pedirle permiso para cortejar a su hermano.

— ¿Pedirme permiso? ¡¿Por qué a mí?! — Jin alza una ceja, extrañado, puesto que a quien debería preguntarle es a Hoseok ahí presente.

— Bueno, como todavía no conozco a ningún otro alfa de su familia…

— ¡Ni los va a conocer! — interviene Hoseok con toda su indignación y furia —. ¿Cómo va a cortejarme, si apenas me conoce?

— Es que para eso sirve la etapa del cortejo — aclara Min Yoongi.

Para asombro de Hobi, en vez de enfadarse, su hermano mayor se tapa la boca con la mano para aguantar la risa. ¿Acaso le parece cómico? Esto es un ultraje, un escándalo, ¡un insulto a su persona! Y Hoseok no piensa tolerarlo.

— ¡Pues no quiero que me corteje nadie! — brama alterado —. Y mucho menos un alfa viejo con una mentalidad troglodita del siglo pasado que piensa en pedirle permiso a mis familiares alfas, antes que preguntarme si yo quiero algo con él.

— Basta, Hoseok, estás siendo innecesariamente grosero — le regaña Jin.

— No, él tiene razón — Min agacha la cabeza y vuelve a esbozar una sonrisa; una amarga, en esta ocasión —. Tengo treinta y siete, es obvio que soy demasiado mayor para él. Siento haberle preguntado a tu hermano antes que a ti, Hoseok… Es cierto, me educaron con otro tipo de valores y me pareció que sería correcto pedirle permiso a un alfa. Lamento haberlos incomodado a ambos — concluye dirigiéndose a Seokjin —. Nos veremos el martes… adiós.

Después de una última reverencia, Min da media vuelta y se retira de regreso a su despacho.

— ¿Ya estás contento? — la pregunta de Seokjin es retórica y su entonación denota molestia —. Le has hundido la moral y el orgullo a mi pobre abogado.    

— Él se lo ha buscado, por atrevido — rebufa Hoseok —. ¿Y a ti qué diablos te pasa? Te empezaste a reír en vez de decirle que le romperás la nariz si se me acerca.

— No soy partidario de la violencia, Hobi. Además, ha quedado demostrado que tú das más miedo que yo — agrega con una risita burlesca —. Anda, vamos a desayunar, estoy muerto de hambre.

En lo que resta de mañana y los días que siguen, lo sucedido en el bufete de abogados persigue a Hoseok en forma de una densa sombra de culpabilidad y arrepentimiento.
El hombre se pasó un poco de la raya, es verdad, pero la forma en que Hoseok le llamó viejo y retrógrado fue bastante ofensiva considerando que no le había hecho nada malo; tan sólo había manifestado su interés por el omega.

Por alguna razón que escapa a sus entendederas, Hoseok no puede quitarse de la cabeza la mirada avergonzada y la falsa sonrisa con que Min se despidió de ellos, fingiendo que su orgullo no acababa de ser pisoteado sin piedad.

Tampoco comprende por qué aquello que Min le dijo sobre su cuello resuena en su mente incluso cuando duerme, ni por qué el lado omega dentro de él lleva resentido desde entonces por haber rechazado la propuesta que le hizo el abogado. 

Solamente para aliviar su conciencia, Hoseok llega a la conclusión de que quizás no sea mala idea volver al despacho para pedirle disculpas al señor Min Yoongi.

Chapter 2: El Acusado.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 |Smut leve | Contenido sexual explícito en próximos capítulos | Historia corta

Chapter Text

Antes de meter un pie en el ascensor que lo llevará hasta el bufete de abogados donde trabaja Min Yoongi, una abrumante oleada de nervios golpea a Hoseok y le hace dar un paso atrás. Y es que pensar en su inminente reencuentro con el alfa acaba de agitar abruptamente su corazón, su estómago, su mente… y el lado omega en su interior.

Sin embargo, Hoseok sigue adelante con el plan, no se irá sin hablar con el abogado. De esta forma, a pesar de los nervios, el joven sube al elevador y la yema de su dedo presiona con decisión el botón del número 5. Las puertas metálicas se cierran y el omega toma una profunda respiración para tratar de calmarse.

El espejo del ascensor le devuelve una imagen de él que no le gusta demasiado.
No es por la ropa deportiva que lleva ese día – una sudadera blanca a juego con el pantalón y unas zapatillas azules de la marca Fila –, ni por su cabello algo revuelto, ni por su piel desprovista de maquillaje, sino por la expresión de su cara: parece asustado.
Su nerviosismo se nota a leguas de distancia, el pánico incluso, y eso le disgusta porque le hace ver débil y vulnerable; dos cosas que Hoseok no es y no será jamás.

En realidad, no tiene ningún motivo para estar tan alterado, por eso no entiende por qué su cuerpo reacciona con temblores, sudoración y una especie de molesta taquicardia ante la sola idea de ver de nuevo a Min Yoongi.
Pero lo peor de todo es que una parte de él siente ganas de correr hacia el bufete de abogados, no en dirección contraria.

Demonios, ojalá la visita sea rápida… Hola. Perdón por llamarle viejo. ¡Adiós!
Así de fácil, en menos de cinco minutos estará fuera.

No obstante, Seok no tarda en toparse con un problema que amenaza con retrasar sus planes.
Resulta que para poder reunirse con Min Yoongi – el cotizado, ocupado y prestigioso abogado que no atiende a cualquiera, en palabras de la secretaria – hay que pedir cita previa. La mujer, una alfa joven de rostro agrio y malhumorado, se niega en rotundo a dejarle entrar.

No se explica que no le permitan pasar por un par de minutos teniendo en cuenta que la sala de espera está vacía ahora mismo, pero bueno, quizás esto sea una señal, piensa Hobi.

Tal vez el universo le está diciendo que debería marcharse en vez de buscar a ese alfa y…

— ¿Jung Hoseok?

Ah, pues no, el universo no le estaba diciendo nada.

— Buenos días, señor Min — Seok se inclina para rendirle una leve reverencia al abogado, que acaba de salir de su despacho con un montón de carpetas y papeles bajo el brazo.

Con una mirada discreta pero rebosante de curiosidad, el omega analiza con rapidez el elegante traje negro que viste Min Yoongi esa jornada, los lustrosos zapatos que calza, la corbata gris sobre su camisa blanca, su piel hermosamente pálida y su pelo negro peinado para atrás, igual que la última vez que le vio.

El aroma del alfa, tal como le había pasado antes, invade la respingona nariz de Hobi incluso a la distancia: melisa y naranjas, un olor delicioso que, por alguna razón, le hace la boca agua.

Y esos ojos enmarcados en una mirada de rasgos similares a los de un felino… Hoseok cree que podría ahogarse si viera más de cerca esos impenetrables y hermosos pozos de negrura.

Seok no sabe cuántos segundos ha estado extraviado en sus propios pensamientos, pero cuando vuelve en sí, el abogado está plantado delante de él y le mira con una ceja enarcada, esperando que diga algo.
¡Mierda! Min le ha preguntado algo y Hobi ni siquiera le ha oído. ¿¡Pero qué diablos le pasa!? Las ganas de salir corriendo aumentan, mas se esfuerza en mostrarse sereno.

— Yo venía a hablar con usted… en privado — Hoseok observa por el rabillo del ojo los movimientos de la secretaria, quien parece estar esperando una orden de Min para levantarse y echarlo de malas maneras.

— Uhm — el abogado echa un vistazo a los papeles que lleva encima, y aunque parece dudar unos segundos, finalmente se los entrega a la secretaria y le hace una seña a Hoseok para que le siga —. Vamos a mi despacho.

...............................


El olor de Min Yoongi se nota con mucha más intensidad en su lugar de trabajo, y Seok siente cómo se le eriza la piel y el omega en su interior se vuelve más inquieto cuando entran al despacho.
El alfa, por el contrario, luce impasible y le habla sin siquiera dirigirle la mirada mientras ocupa el asiento frente al ordenador de su escritorio.

— Imagino que estás aquí por lo del divorcio de tu hermano — aventura el mayor con la vista fija en la pantalla —, pero como ya le he comentado en más de una ocasión a Seokjin, no puedo compartir información confidencial sobre el caso con…

— No he venido por eso — la interrupción de Hoseok y lo que dice provoca que Min levante las cejas con sorpresa. Extrañado, el alfa aparta los ojos del ordenador y establece contacto visual con Hobi —. Quería disculparme por mi actitud del otro día. Yo… Fui muy borde y quería pedirle perdón por llamarle viejo con mentalidad de cavernícola. Usted no hizo nada tan terrible como para merecer esos insultos, señor Min.

Resulta evidente que el abogado no esperaba ese giro de los acontecimientos, por lo cual se demora unos segundos en asimilar la disculpa de Hoseok. Acto seguido, Min se reclina hacia atrás en su silla y asiente, comprensivo.

— Gracias, pero el que debe disculparse soy yo. Te aseguro que último que quería era incomodarte o asustarte — el abogado lanza un suspiro que denota cansancio, pero sus siguientes palabras vienen con mucha fuerza —. Mi única excusa es que me sentí muy atraído por tu belleza y tu aroma a chocolate y avellanas, un olor exquisito si me permites el comentario, y pensé que yo también te había gustado por todas las feromonas que soltabas.

— ¿Que yo hacía… qué cosa? — farfulla el más joven, atónito por las palabras del mayor.

— Liberar muchas feromonas — repite Yoongi, y parece esperar que con esa breve respuesta Hoseok entienda lo que pasa por su mente. Sin embargo, al observar el rostro confundido del omega, Min añade más detalles —. Dulces, atrayentes, ya sabes… De aquellas feromonas que segregan los omegas cuando quieren seducir a un alfa.

— ¡¿Insinúas que yo intenté seducirte?! — explota Hoseok, ofendido de nuevo como en su primer encuentro, y ya ni se molesta en hablarle de usted —. ¡E-esa es una acusación muy grave! Yo nunca haría algo así, mucho menos con mi hermano alfa delante.

El "acusado" estaba por coger alguna carpeta y golpear a Min en la cabeza por decir semejante disparate.

— No es una acusación — rebate el mayor con total tranquilidad —. Son hechos. Quizás tu hermano no lo note porque sois familia y está acostumbrado a tu olor, pero llenaste mi despacho de feromonas calientes. Estuve con la ventana abierta ventilando durante media hora después de que te fuiste.

— ¡Eso es mentira! A mí no me gustan los alfas, ¡y menos los alfas viejos y descarados como tú!

— Lo estás haciendo de nuevo.

— ¿Eh?

— Soltar feromonas calientes, y llamarme viejo — apunta Min. No se le ve molesto, más bien le divierte la situación y la cara de Hoseok al percatarse de que el alfa tiene razón.

Ahora, más que nunca, Seok quiere agarrar la puerta y huir de ahí lo más lejos posible para salvar su dignidad, pero algo dentro de ese despacho le mantiene inmóvil, como si una misteriosa fuerza magnética mantuviera sus pies pegados al suelo.

Le gustaría poder afirmar con total y absoluta seguridad que el abogado está equivocado, pero lo cierto es que Hoseok no está seguro.
Es muy posible que su glándula de feromonas se hubiese activado de forma inconsciente, igual que su nariz había reaccionado al aroma del alfa y había tenido que tapársela para que no se viera el indiscreto aleteo de sus fosas nasales, que buscaban respirar más de esa rica esencia que desprendía Min.

Tal como sucedió en esa ocasión, ahora tampoco puede controlar la reacción de su propio cuerpo. Es verdad que está liberando una cantidad vergonzosa de feromonas, encima le sudan las manos, y algo en él pide a gritos que se acerque a Yoongi para percibir más de cerca su delicioso olor…
Hoseok traga saliva, o al menos lo intenta, ya que en ese momento se percata de que también se le ha secado la boca. Maldita sea… hay días en que es mejor no salir de casa.

— Hace relativamente poco estuve en celo — dice finalmente a modo de justificación y con las mejillas cubiertas de un intenso sonrojo —, mis hormonas todavía están algo… alborotadas.

— Comprendo.

Yoongi se levanta de la silla, una acción que pone en tensión casi todos los músculos de Hoseok y el pánico crece cuando el alfa se encamina directamente hacia él.
El pecho de Hobi sube y baja a marchas forzadas, sumamente acelerado, pero le causa cierto alivio comprobar que Min mantiene una distancia prudente y no invade su espacio vital…

Al menos al principio. Pero cuando sólo los separa medio metro escaso, el abogado saca un pañuelo sedoso e impolutamente blanco de su bolsillo y, sin pedir permiso, procede a atarlo con cuidado alrededor del cuello de Hoseok.

El omega no protesta, no opone resistencia, ni siquiera hace el amago de apartarse cuando los cálidos dedos de Yoongi – quizás por accidente, o quizás no – rozan superficialmente la sensible piel de su cuello haciendo que un escalofrío le recorra toda la espalda.

— Perdona mi atrevimiento, pero es peligroso que justo después del celo vayas por ahí con el cuello expuesto regando feromonas sexuales — Min le habla en un tono sorprendentemente suave, a pesar de la textura grave y varonil que caracteriza su voz —. Algún desgraciado podría querer aprovecharse de tu estado.

Hoseok agacha la cabeza con un mohín estampado en los labios y un vibrante rubor extendiéndose hasta sus orejas. Aunque duela admitirlo, en este caso el alfa tiene razón.
Él siempre se cubre el cuello los días posteriores al celo, igual que la inmensa mayoría de los omegas, porque en esos días sus feromonas todavía suelen estar algo descontroladas y son demasiado intensas como para pasar desapercibidas.
No obstante, estos días lo lleva descubierto porque su último celo fue hace más de un mes y aún faltan dos para el próximo, así que no hay peligro.

Si está así no era por el celo, sino por culpa del estúpido alfa que en ese instante le dirige una sonrisa afable y una mirada insultantemente tierna, como si él fuese uno de esos frágiles omegas que hay que celar y proteger como si fuesen piezas de porcelana que pueden agrietarse por el más mínimo toque.
El detalle del pañuelo, no obstante, no le molesta tanto quiere aparentar.

— Gracias por esto. Te lo devolveré cuando… — oh, ¿¡cuándo lo haría!? Hoseok cierra la boca sin concluir la frase ya que no sabe qué decir —. Cuando…

— Puedes quedártelo, tengo muchos pañuelos como ese.

— ¡Nooo! — Seok tose para disimular el grito que acaba de pegar —. Es decir, prefiero devolvértelo. No me gusta apropiarme de cosas que no son mías.

El más joven se siente avergonzado y patético por lo que está ocurriendo. Prácticamente está admitiendo que quiere volver a ver a este hombre… ¡un alfa! Es inaudito.
Es terrible, pero lo peor es que la cercanía y la sonrisa de Min complementan y acentúan los efectos de su aroma fresco y cítrico de una manera que Hoseok no se espera: su entrada ahí atrás empieza a palpitar y humedecerse sin que él pueda hacer nada al respecto.

— Entonces… ¿Qué te parece si te invito a cenar? Como amigos — se apresura a aclarar Yoongi para que Seok no se espante —. Así me devolverás el pañuelo y zanjaremos definitivamente el conflicto del otro día.

— N-no quiero que me invites tú, no necesito nada de ningún alfa — rechista a la defensiva.

— Bueno, en ese caso, pagas tú la cuenta y problema resuelto — sugiere el azabache.

— ¿Qué lo pague todo yo? ¿Dónde quedó la caballerosidad? — exclama Hobi cruzándose de brazos.

— Hoseok, tú no eres una veleta, eres todo un molino de viento — comenta Yoongi con una risa nasal —. Hace un segundo dijiste que no quieres nada de ningún alfa.

— Y así es — confirma el omega, sus labios apretados en un pucherito triangular le confieren un aspecto más adorable que enfadado —. Por eso creo que deberíamos pagar a medias, cada uno suyo, es lo justo.

Yoongi sonríe satisfecho ante la perspectiva de salir a cenar con el omega, sin importar quien vaya a saldar la cuenta.

— Eso suena como un buen plan. El sábado por la noche estoy libre, te recogeré a las och…

— No quiero que me recojas, iré yo solo — le interrumpe Hoseok.

— De acuerdo — acepta Min, siempre tan paciente —. ¿Algún sitio de tu preferencia?

— Hay un restaurante enfrente del museo de arte moderno. Propongo que vayamos ahí.

— Mhm, me parece bien. Entonces el sábado a las ocho. ¿Necesitas algo más?

— Nada, gracias por tu tiempo — contesta el omega, aunque todo su cuerpo grita otra cosa.

...............................


Media hora más tarde, tras correr como loco para llegar a casa lo antes posible, Seok por fin entra a su apartamento y empieza a desvestirse con la idea de darse una ducha helada, para deshacerse del molesto calor que lleva un buen rato quemando ciertas partes de su cuerpo.

El pañuelo es la última prenda que arranca de su piel y, después de mirarlo con el ceño fuertemente fruncido, el joven lo tira al suelo y lo pisotea con saña.
No porque se lo hubiese dado un alfa, ni porque fuese del idiota de Min Yoongi, sino porque la tela ahora está impregnada de su propio olor y no queda ni rastro del aroma del abogado.

Entonces Hobi se da cuenta de otro detalle que, contra todo pronóstico, le frustra todavía más. Min no es de esos alfas que dejan su asqueroso olor pegado a la ropa y a la piel de los omegas… ¡¿Por qué él no lo había hecho?! Hoseok abulta la boca en un puchero y maldice en voz baja; tanto a Yoongi por hacer las cosas bien, como a sí mismo por enfadarse por ello.
¿Acaso prefiere que Min sea un patán como todos los demás? Ugh, ni él sabe lo que quiere.

De pronto, la ducha fría se le antoja una solución ineficaz a su problema, de modo que Seok se recuesta en la cama con el corazón todavía agitado y las manos algo trémulas por lo que planea hacer.
Hoseok quiere abofetearse como castigo anticipado por lo que está a punto de hacer, pero en lugar de eso, se limita a darle a su cuerpo lo que lleva pidiendo desesperadamente desde que puso un pie en el despacho de Min. 

No necesita lubricante, pues su entrada lo produce naturalmente cuando está excitado, y ahora lo está… está dolorosamente caliente. Un jadeo flojo escapa de su boca al deslizar un primer dedo en su tenso agujero; segundos después, el calor se intensifica y su erección empieza a crecer también mientras masajea su próstata susurrando un nombre muy concreto con los ojos cerrados.

Con dos dedos hundidos en su ano, que está bochornosa y abundantemente mojado como si estuviese en celo, y la otra mano envuelta alrededor de su pene duro y goteante, el omega gimotea de placer mientras rechina los dientes de rabia por estar masturbándose pensando en un maldito alfa… 

Furioso consigo mismo por estar fantaseando con ese estúpido (y guapo) abogado llamado Min Yoongi.

Chapter 3: El Pacto.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Contenido sexual explícito en próximos capítulos | Historia corta

Chapter Text

La última vez que Hoseok estuvo tan nervioso fue en su primer día de trabajo. El omega es peluquero y ahora cuenta con varios años de experiencia, pero no siempre fue así, y aún recuerda cómo le temblaban las manos y lo inseguro que se sentía al principio.
Las primeras veces pueden ser duras y dar miedo, eso por descontado, pero Seok no entiende a qué viene tanto nerviosismo si esta no es la primera vez que tiene una cita con un alfa.

Un segundo, ¿se le puede considerar cita a la cena que va a compartir con Min Yoongi? Hoseok duda. El abogado dijo que lo invitaba como amigo, pero Hobi no es tan ingenuo como para creer en las palabras de un alfa.
Sobre todo teniendo en cuenta que se trata de uno que ya ha expresado su interés hacia él.

Hobi no sabe a qué achacar el irritante hecho de que tiene los nervios a flor de piel; quizás sea por el temor a volver a estar a solas con un alfa, aunque también puede deberse a la vergüenza...
La horrible vergüenza que le embarga al recordar cómo se había descontrolado su glándula de olor por culpa de Min Yoongi, cómo había inundado el despacho de feromonas y cómo más tarde se había masturbado pensando en el alfa.

Ah, si hubiese sido tan solo una vez no sería tan terrible, pero aquello se está convirtiendo en una bochornosa rutina para Hoseok y el susodicho se odia por ello.
Su lado omega y su propio cuerpo parecen haberse aliado en su contra, no hay otra explicación que justifique ese comportamiento tan primitivo.

Es decir, los instantes de placer que se regalaba a sí mismo en la intimidad solían ser el único momento del día en que Seok podía dejar la mente en blanco y sólo disfrutar las sensaciones, pero eso ha cambiado de un tiempo a esta parte.
Ya fuera con los dedos, con un vibrador o masajeando su miembro, antes el omega no pensaba en nada concreto para estimularse, tan solo lo hacía de forma automática, como cuando estaba en celo y simplemente buscaba alivio para su calentura.

Pero desde que ha conocido al abogado Min, a Hoseok se le hace imposible apartar de su mente la imagen, el rico aroma y la voz grave de Yoongi cada vez que se masturba en la soledad de su habitación.

Y eso sin mencionar las fantasiosas escenas calientes que fabrica su cerebro y que hacen arder todo su cuerpo; Min Yoongi desnudándole en el despacho y follándoselo contra el escritorio; Min Yoongi quitándole el pañuelo de seda que le había dado para lamer y morder su sensible glándula de feromonas; Min Yoongi hablándole sucio al oído mientras le embestía y amenazaba con anudarlo las veces que hiciera falta hasta dejarlo preñado...

Esta última fantasía es la más recurrente y siempre empieza con el recuerdo de la frase que Min le había dicho el día que se conocieron: "Tienes un cuello muy marcable, omega".

A partir de allí, la imaginación de Hoseok se desata y el joven termina gimiendo el nombre del alfa mientras se folla a sí mismo con los dedos o con un dildo, siempre fantaseando con que lo que le llena es la polla del abogado Min, o los dedos del mencionado; aquellos dedos que habían tenido la osadía de acariciarle el cabello en su primer encuentro.

El cúmulo de sentimientos encontrados que tiene respecto a Min le causa frustración y rabia a partes iguales, ya que se supone que debería sentir asco y odio hacia ese tipo por el mero hecho de ser un alfa, pero por algún motivo que se le escapa, lo que Yoongi le provoca es atracción, lujuria y ansias por estar cerca de él, respirar su aroma y sentir su calor...

¡Es inaceptable! Pero por desgracia, también es inevitable. Seok suelta un suspiro pesado y mira por última vez el pañuelo blanco perfectamente doblado sobre ña mesita de noche antes de partir hacia el restaurante donde esa velada cenará con Min Yoongi.


Hoseok siempre ha sido partidario de la sabia filosofía según la cual vale más prevenir antes que lamentar un desastre

Hoseok siempre ha sido partidario de la sabia filosofía según la cual vale más prevenir antes que lamentar un desastre.

Por ello, en vista de lo que le ocurrió después de estar en la oficina del abogado, sólo para evitar situaciones incómodas, Hoseok se toma un supresor como medida preventiva.

Después de un viaje de diez minutos en autobús y una corta caminata, Seok se planta delante del restaurante donde ha quedado con el alfa y comprueba con alivio que ha sido el primero en llegar. Así tendrá tiempo de calmar un poco su agitado corazón, o al menos eso espera...

Sin embargo, lejos de tranquilizarse, su pulso se dispara todavía más y sus ojitos se abren en señal de pánico cuando, al palpar sus bolsillos en busca del pañuelo de seda de Yoongi, se percata de que no lo lleva encima. Claro, se quedó encima de la mesita de noche...
¡Maldición! Solo tenías un trabajo, Jung Hoseok – se regaña a sí mismo.

El principal propósito de esa cena es que le devuelva el pañuelo a Min Yoongi, ¡y se le ha olvidado cogerlo antes de salir! ¿¡Pero dónde tiene la cabeza!? Hoseok se golpea la frente con la mano abierta y sigue maldiciendo internamente por ese tonto despiste.
¿Y ahora qué? No hay tiempo para volver y tampoco hay ninguna tienda a la vista donde pueda conseguir otro pañuelo de seda. Mierda...

Abatido, Hoseok entra en el restaurante y, mientras arrastra los pies hacia la mesa señalada por el maître encargado del establecimiento, de pronto una bombillita se ilumina en su cerebro: se le ocurre una gran idea al ver los servilleteros.
Puede darle al alfa una servilleta y hacerla pasar por el pañuelo, seguro que Min no se dará ni cuenta de la diferencia.

Habiendo ejecutado su improvisado plan maestro, el omega se sacude las manos y se dispone a ocupar una de las sillas que rodean la mesa, mas se queda congelado y su corazón omite un ladito cuando la voz de Yoongi alcanza sus oídos.

— Hola, Hoseok. Has venido muy pronto, ¿no? — comenta el alfa mirando su reloj —. Veo que no soy el único que tiene la costumbre de llegar a sus citas con quince minutos de antelación, me hubieras avisado para entrar juntos. ¿Llevas mucho esperando?

Hobi contempla embobado cómo se abren y se cierran los rosados labios de Min Yoongi mientras habla, cómo se los humedece con la lengua y cómo finalmente estos se curvan en una linda sonrisa.

Min no lleva corbata ni traje para la ocasión, de modo que Seok también se toma unos segundos para estudiar su atuendo: camisa blanca, un chaleco de lana gris oscuro encima, pantalón negro y... Oh, su cabello.
El pelo azabache del abogado suele estar pulcramente peinado hacia atrás con gomina, pero el día de hoy no se ha aplicado ningún producto fijador, así que su cabello luce esponjoso y algo desordenado por el viento, confiriéndole un aspecto deliciosamente despreocupado y juvenil.

Huelga decir que Seok le escucha, pero las palabras del mayor le entran por un oído y le salen por el otro sin que su cerebro se moleste en procesarlas; en consecuencia, el omega no se entera bien de lo que Min le dice y sus mejillas enrojecen violentamente al tiempo que esboza un pequeño puchero con su boca, escandalizado por lo que cree haber oído.

¿¡Qué le está diciendo ahora este hombre de venirse y llegar juntos!?
¡Qué poca vergüenza! Ni siquiera han cenado aún y este estúpido alfa ya está pensando en sexo.

— Hoseok, ¿estás bien? ¿Por qué no me hablas?

— Perdón, ¿qué decías? — el omega solo vuelve en sí cuando Min chasquea los dedos cerca de su rostro para arrancarlo de su ensimismamiento.

— Te pregunté si llevas mucho rato esperando, porque has venido antes que yo.

— ¡Ah, no! Yo... acabo de llegar también.

Hoseok quiere golpearse la cabeza contra alguna ventana, contra la mesa o simplemente abofetearse cuando se percata de que quien pensaba en sexo no era Yoongi, sino él mismo. Demonios, tanto fantasear con ese alfa le está pasando factura.


— ¿Has traído mi pañuelo? — Yoongi deja caer la pregunta una vez que están instalados en la mesa

— ¿Has traído mi pañuelo? — Yoongi deja caer la pregunta una vez que están instalados en la mesa. El omega asiente y señala un punto fijo delante del mayor.

— S-sí, ahí lo tienes — murmura Hoseok, procurando evitar el contacto visual.

El mayor frunce el entrecejo en lo que tarda en averiguar qué es lo que le está señalando Hobi. ¿Qué demonios...?

— Hoseok — Min parece contrariado y se rasca la cabeza mientras examina "el pañuelo" —. Esto una servilleta de papel.

— ¿Qué? ¡No! Es decir... ¿Estás seguro? Fíjate bien, es blanco y suave, definitivamente es tu pañuelo — responde Hobi, haciéndose el loco.

— Estoy convencido de que no lo es — afirma Yoongi esgrimiendo una sonrisa divertida, pues es obvio que Hoseok le está mintiendo descaradamente —. Hasta lleva el logo del restaurante. Mira, en el servilletero hay muchas más, todas iguales.

Es cierto que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Hoseok sabía de antemano que con esa triste servilleta no engañaría ni a un niño, pero había que probar al menos.

El rubor le pinta nuevamente la cara y exhala un suspiro de derrota mientras busca alguna excusa para justificar su despiste, y es que no entra en sus planes confesarle a Min Yoongi que estaba tan nervioso por volver a verle que se le olvidó lo más importante: el pañuelo por el cual habían acordado tener esa cita.

— Dime, Hoseok, ¿le ha pasado algo malo a mi pañuelo? — Cuestiona el alfa al ver que el silencio de Hobi se está alargando demasiado y ya amenaza con volverse incómodo —. ¿Le prendiste fuego o algo así? — agrega bromeando.

— Claro que no — pucherea el otro —. Se me habrá caído por el camino, lo lamento. Si quieres puedo pagártelo y...

— Eso no será necesario, Hoseok — ataja el azabache —. Además, sabes perfectamente que el pañuelo era un pretexto para invitarte a tomar algo.

El sonrojo del omega no llega a desaparecer ya que el calor vuelve a sus pómulos a cada rato y el joven está hecho un manojo de nervios. Se supone que debería molestarle que el abogado le diga ciertas cosas; por eso, a pesar de que a una parte de él le emociona oír que Yoongi sigue interesado en él, Seok pone mala cara y le dirige una mirada fría con el ceño fruncido.

— No sé qué esperas conseguir de mí, pero te repito que a mí no me atraen los alfas, así que no te hagas ilusiones — Hoseok está a la defensiva, pero la verdad es que Yoongi no muestra intención de "atacar".

— Gracias por la advertencia, eres muy considerado. Pero yo no espero nada, simplemente disfruto de tu compañía — el alfa responde sin perder el buen tono y la calma —. Ya te dije que saldríamos como amigos, así que no tienes de qué preocuparte.

Hoseok baja la guardia y toma un poco de agua ya que empieza a notar la boca algo seca.
La actitud de Min es tan serena como en las otras veces que le vio; el alfa siempre luce tranquilo e indiferente, y sin embargo, se puede notar que se enciende un brillo peculiar en sus ojos oscuros cuando mira de frente a Hoseok, algo que delata que le gustaría tener mucho más que la amistad del omega. Y Hobi es consciente de ello.

— ¿Por qué yo? — Seok carraspea antes de continuar —. El otro día dijiste que querías cortejarme. ¿Por qué a mí, si apenas me conoces?

— Como ya te comenté, quedé impresionado por tu belleza y tu aroma dulce a chocolate y avellana — Min se encoge de hombros porque comprende que Hoseok espera una explicación más compleja, pero no hay más: lo vio y le gustó, así de simple —. Me pareciste un auténtico primor, incluso mi lobo se alteró con tu presencia, y quise que fueses mío, eso es todo.

— Pero tienes casi cuarenta años — el recordatorio sobre su edad hace que Yoongi tense los labios en una mueca de disgusto, pero asiente. Es cierto, al fin y al cabo. Sin embargo, su expresión de molestia transmuta a una de confusión con la duda indirecta que le plantea Hoseok —. Me parece raro que un hombre como tú no tenga pareja a esta edad.

— ¿Un hombre como yo? — Min enarca la ceja derecha, interrogativo —. ¿Qué significa eso?

En la cabecita de Hoseok se sucede todo un carnaval de adjetivos para describir al alfa: guapo, educado, inteligente, elegante, paciente, respetuoso, amable...
También es poseedor de un olor delicioso a naranjas y melisa, una voz grave que le cosquillea los oídos cada vez que habla, y una hipnótica mirada de orbes tanto o más oscuros que la noche cerrada donde Hobi se pierde sin querer cuando sus ojos se cruzan.
Y por último – y más importante – es el protagonista de todos los sueños eróticos de Hoseok.
Pero ni loco le va a decir al abogado Min lo que realmente piensa.

— En fin, ya sabes... Para empezar, eres un alfa, la casta dominante; eres relativamente atractivo, tienes un buen trabajo y, a juzgar por cómo te acercaste a mí, imagino que tienes citas como esta todo el tiempo. Por eso no entiendo por qué estarías soltero a estas alturas. Seguro que estás casado y buscas una aventura — concluye con un tono cargado de desconfianza y asco, a lo que Min reacciona sonriendo forzosamente, fingiendo que esa ofensiva acusación no le ha molestado.

— Permíteme decirte — Yoongi toma un sorbo de agua y espera a que el camarero que está recogiendo la mesa de al lado se aleje para retomar la oración — que estás equivocado. Para comenzar, no estoy ni he estado casado, y no tengo pareja actualmente. Me he criado en una familia de valores tradicionales donde el adulterio no se considera un pecado, sino un crimen, así que tampoco se me pasaría por la cabeza engañar a mi pareja si la tuviera. Me gustaría salir con alguien y contraer matrimonio, lo admito, pero eso no significa que vaya corriendo detrás de cada omega bonito que se cruza en mi camino.

— Pero yo...

— Tú — le interrumpe el mayor — me diste motivos para ir detrás de ti. Te recuerdo que te seguí atraído por el rastro de feromonas de celo que dejaste.

Por favor, no sigas... - piensa Hobi para sus adentros. Sus orejas y sus mejillas están ardiendo de nuevo, pero Yoongi no se calla nada.

— Y el otro día cuando supuestamente viniste a disculparte — recuerda Min — volviste a hacer lo mismo. Cualquiera diría que tú eres el que busca la forma de acercarse a mí.

Mierda, sí lo dijo.
Pero lo peor no es que el mayor tenga razón, sino que en este momento está sucediendo exactamente lo mismo. Hoseok no lo niega, sólo espera que Yoongi no haga más comentarios respecto a su olor, aunque es imposible que no se haya dado cuenta de que – incluso en ese preciso instante – el omega está destilando una cantidad indecente de feromonas.

Probablemente Yoongi lo ha notado hace rato, pero tiene la bondad de no decir nada, cosa que Hoseok agradece inmensamente.
Aprovechando que el mayor se ha vuelto a distraer revisando la carta para decidir qué pedir, Hobi saca otro supresor de su bolso y se lo lleva a la boca sin que el alfa le vea.

— ¿Puedo preguntar por qué detestas tanto a los alfas?

— Malas experiencias en el pasado — se limita a contestar Seok —. Todos eran unos cretinos asquerosos, mi hermano Jin es el único alfa decente de este país.

— Oh, vamos. No te discuto que hay muchos imbéciles ahí fuera, pero no todos somos malos.

El omega se muerde la lengua para no contradecirle al abogado empleando términos ofensivos, pero realmente está tentado de soltarle a bocajarro que unas pocas excepciones no cambian el hecho de que los alfas – la vasta mayoría de alfas – son deleznables, repugnantes y odiosos.

No es un prejuicio, sino la triste realidad.
Si Hoseok teme salir con hombres que le superan en edad, es porque su penúltimo novio alfa – un tipo que tenía treinta y pocos años cuando Seok tenía veinte – resultó ser un señor casado y padre de tres cachorros que estaba aburrido de su esposo... Y si siente rechazo hacia los alfas en general, es porque todavía no ha superado que el último con el que salió había intentado abusar de él cuando Hobi le dijo que quería romper.
Pero Yoongi no tiene por qué conocer esos escabrosos detalles de su vida privada.

Antes de esos dos desgraciados había salido con otros alfas que no eran tan malos, pero a grandes rasgos, también tenían un comportamiento desagradable, agresivo y posesivo que Hoseok no piensa volver a tolerar.
Aunque por otro lado, sus fantasías con Yoongi van en contra de esos principios autoimpuestos, y es que suele imaginarlo repitiéndole que es sólo suyo, su omega, que quiere que todos lo vean lucir su marca, que mataría a cualquiera que intente tocarlo y un largo etcétera.

Acalorado a pesar de los supresores, el más joven traga saliva y observa al alfa mientras este continúa concentrado leyendo la carta del restaurante. Yoongi parece tan pacífico y gentil, dócil incluso, tan perfecto en apariencia... No obstante, no deja de ser un alfa y eso le asusta.
Aun así, Seok no puede evitar preguntarse de qué sería capaz este hombre si le diese una oportunidad. ¿Sería dulce, romántico, salvaje? ¿O sólo sería otra decepción?
La curiosidad le está devorando vivo.

— ¿Sabes ya lo que quieres? — inquiere Yoongi, refiriéndose a la comida.

— Creo que sí... He tomado una decisión.

¡Estupendo! Con lo hambriento que está, Yoongi rápidamente barre el local con la mirada en busca de algún camarero que pueda tomarles nota, ya que no ve la hora de degustar el bistec con verduritas estofadas que va a pedir.
Sin embargo, el ruidoso carraspeo que suelta Seok le distrae de su objetivo y la sonrisa desaparece del rostro del alfa, de la misma forma que su entusiasmo por la comida se apaga repentinamente al ver que el omega está enfurruñado, con las mejillas arreboladas, un mohín en los labios y los brazos cruzados sobre el pecho.

¿Y ahora por qué está enfadado este chico? Yoongi no entiende nada.

— Hoseok, ¿he dicho algo que...?

— Acepto — murmura a regañadientes.

— ¿Qué?

— Tu cortejo — aclara Hobi en voz baja sin siquiera dirigirle la mirada al alfa —. Lo acepto, pero con algunas condiciones.

Aquella inesperada declaración deja completamente descolocado al pobre abogado, que ante la brusca vuelta de campana que acaban de dar de los acontecimientos, sólo atina a preguntar qué condiciones son esas.

— La primera: no habrá sexo — Hoseok sentencia con firmeza —. La segunda, que no intentes cambiarme; si no te gusta cómo soy, cómo me comporto o cómo me visto, puedes largarte cuando quieras. Y la tercera, que ni se te ocurra pedirle mi mano a mi padre u ofrecer una dote para comprarme. Si incumples alguna, eres hombre muerto.

Yoongi escucha con atención al tiempo que apunta en la servilleta de papel las tres cláusulas del pacto de caballeros que está a punto de hacer con el bonito omega.
Bien, Min Yoongi puede cortejar a Hoseok siguiendo esas pautas. Sin embargo, le surge una duda.

— ¿Qué pasa si tú incurres en el incumplimiento de estas normas?

— ¿Yo? — Seok se ríe y entorna los ojos, qué tontería —. ¿Por qué me preguntas eso?

— Por curiosidad.

Con una risita nasal, Yoongi niega con la cabeza, se muerde el labio y mete la mano en uno de sus bolsillos. Un pañuelo de seda idéntico al del otro día ondea frente a los ojos de un sonrojado Hoseok cuando el alfa saca la mano de su bolsillo.
Min lo desliza por el mantel blanco que recubre la mesa, lo deja delante de Hobi y le guiña el ojo en un gesto de complicidad, sugiriéndole que se lo ponga en el cuello.

— Y porque hueles a celo ahora mismo, Hoseok-ah.

Chapter 4: El Protocolo.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Posible lenguaje vulgar | Contenido sexual explícito en próximos capítulos | Historia corta

Chapter Text

Tener dificultad para percibir tu propio aroma porque tu nariz ya está acostumbrada a él puede ser muy frustrante. Hoseok intenta captar el olor de sus propias feromonas para comprobar qué tan cierto es eso de que huelen a celo, pero lo único que acapara su olfato es la fresca y embriagadora esencia cítrica del abogado Min Yoongi, y el rico olor de la carne a la parrilla que les acaban de servir a los comensales de una mesa vecina.

Sin embargo, a pesar de no poder olerse a sí mismo, Seok no pone en duda lo dicho por Min acerca de la fragancia de sus feromonas. Es decir, él ya es consciente de que su entrada está lubricando un poco, la temperatura de su cuerpo no hace más que aumentar, y su lado omega está eufórico – por no decir enloquecido – por la presencia de Min Yoongi.
En conclusión, dadas las circunstancias, lo raro sería que no oliera a celo.

Pero a pesar de que ambos saben lo que está pasando, Hoseok sigue empeñado en salvaguardar su orgullo, y es que no quiere darle al alfa motivos para pensar que tiene algún tipo de poder sobre él sólo porque una parte suya, muy primitiva, esté reaccionando con exagerado entusiasmo a su delicioso y dominante aroma.

— La próxima vez, límpiate la nariz antes de hablar — replica Hoseok, nuevamente a la defensiva —, porque mis feromonas definitivamente no huelen de esa forma.

Se da cuenta de que ha sonado un poco grosero, mas Yoongi ni se inmuta. La fuente de paciencia de este hombre parece inagotable.

— ¿Sabes? No es mala idea — de repente, el mayor se levanta para sorpresa de Hobi.

— ¿Adónde vas? — pregunta Seok, a lo que el alfa señala su bonita y pálida nariz de botón, diciendo que hará caso de su consejo —. Puedes sonarte la nariz con una servilleta de papel.

— ¿Sonarme los mocos en la mesa, delante de ti y con tanta gente alrededor? Ni hablar — ríe Min —, eso es de muy mala educación. Iré al lavabo, y de paso voy a saludar a un amigo que hace rato que no veo.

¿Un amigo? Los labios de Hoseok se marcan otro pucherito de los suyos, se revuelve en la silla y voltea la cabeza para ver al abogado cuando este se encamina hacia el servicio.
¿Qué amigo es ese al que va a saludar? ¡Y encima en el baño! El omega en él se altera todavía más ya que le sobreviene una oleada de celos.

Mientras el alfa está en el lavabo, Hoseok aprovecha para meterse cinco supresores más en la boca, ignorando deliberadamente las dosis que recomendadas en el prospecto. De alguna manera tiene que frenar los evidentes síntomas de celo que está manifestando su cuerpo.
Y para colmo de males, ahora está celoso de ese desconocido que le está robando la atención del abogado.

Tras de tragarse las pequeñas píldoras blancas con un poco de agua, el joven se queda mirando la silla vacía frente a él con el ceño fruncido. Un minuto después de su recién establecido pacto sobre el cortejo, Min lo deja solo para ir a ver a otra persona.

¿Pero de qué se sorprende? Al y al cabo, no se puede esperar gran cosa de un alfa.

Cuando Yoongi vuelve del baño, le sorprende encontrar a Hoseok aún más enfurruñado y hostil que antes


Cuando Yoongi vuelve del baño, le sorprende encontrar a Hoseok aún más enfurruñado y hostil que antes. Su cuerpo ya no libera feromonas calientes, y aunque su olor ha perdido intensidad en esos minutos, el alfa puede discernir una nota ligeramente amarga en la fragancia ajena: Seok, efectivamente, está enfadado. Más que antes.

Para romper el tenso silencio que pesa en el ambiente, el mayor se dispone a comentar la buena pinta que tienen los bistecs con patatas y verduritas que les acaban de traer, mas Hoseok se le adelanta con una pregunta que deja a Min de piedra.

— ¿Todo bien con tu amigo? — cuestiona el omega.

Como si le hubiesen propinado dos bofetones en la cara, los pómulos del alfa adquieren una visible tonalidad rojiza y, durante varios segundos, se queda perplejo y mudo ante semejante interrogativa.

— Sí, ehm, ¿gracias por tu interés? — Yoongi responde entrecortadamente y con un deje de extrañeza, como si no acabara de dar crédito a sus oídos —. ¿A qué se debe la pregunta? No me digas que quieres conocerlo — bromea para aliviar la tensión.

— No, es sólo que... Regresaste rápido, la conversación debió de ser aburrida — analiza Hobi sin perder el mohín molesto que forma su boquita.

Es entonces cuando Min se muerde el labio para no echarse a reír, pues comprende que ha habido una pequeña confusión.

— Hoseok, creo que me has malinterpretado. No fui a saludar con nadie, sino a miccionar — aclara el mayor, haciendo un sobreesfuerzo por no soltar una carcajada.

Ah, amigo...
Percatarse de su error le sienta a Hobi como recibir un balde de agua fría en la cara. Oh, mierda. Con que a ese "amigo" se refería...

En un abrir y cerrar de ojos, la mueca de enojo de Seok se esfuma y en su sitio se instala un abrasivo rubor que enseguida le cubre las mejillas, las puntas de las orejas y buena parte del cuello. La vergüenza que le embarga es terrible y empiezan a picarle las piernas, como si estuviesen animándole a salir corriendo sin echar la vista atrás.

No obstante, Hoseok no se mueve de la silla, lo único que hace es rehuir la mirada del alfa mientras maldice internamente por haber interpretado de forma literal una frase de uso popular cuyo significado se entiende por sí solo en un contexto como ese.
Pero él estaba tan ofuscado y alterado antes de tomarse de golpe esos cinco supresores que su mente, medio obnubilada por el aroma natural a melisa y naranjas de Yoongi, y algo dispersa a causa de los nervios y la tensión, simplemente había dado por hecho que el alfa realmente iba a encontrarse con alguien más y se había puesto celoso.

A Hobi le está costando recordar algún momento más bochornoso que el que está viviendo.

— Yo... perdona, de verdad creí que habías ido a ver a algún conocido.

— Tengo en alta estima a mi pene, pero no tanto como para hablarle como si fuera una persona — comenta con diversión el azabache —. Sólo intentaba ser discreto, hay personas a las que les da asco hablar de esas cosas en la mesa.

— Por mí no hay problema, no soy tan remilgado — repone Seok —. Puedes decir sin tapujos que vas a orinar o a hacer caca. No es tan terrible, lo hacemos todos.

— Ya, y hablando de cosas que todos hacemos... — el alfa se pone serio de repente, carraspea y procede a acomodarse mejor, apoyando los codos en la mesa e inclinándose hacia delante para así acercarse un poco más a Hoseok —. Si decides tener citas o sexo con alguien más, por favor, infórmame de antemano para no perder mi tiempo intentando conquistarte.

— Oye, te recuerdo que acabo de aceptar tu cortejo — replica el menor, exaltado —. Y una de mis condiciones era...

— Lo sé, nada de sexo — le corta Min —. Pero la naturaleza sexual de tus feromonas me sugiere que tu cuerpo tiene ciertas necesidades que yo, obviamente, por lo pronto no podré satisfacer, ya que no quieres hacerlo conmigo. Y como eres un omega tan... tan moderno — prosigue Yoongi tras rebuscar la palabra adecuada —, no sé si estimarás oportuno recurrir a otros amantes con los que tengas confianza, o te ocuparás tú mismo del problema.

Hoseok no puede evitar ruborizarse intensamente una vez más ante la alusión indirecta a la masturbación, cosa que lleva haciendo con la imagen del alfa rondando su mente prácticamente desde que lo conoció. Las mejillas le queman, literalmente.
Si Min Yoongi sigue hablando de sexo, aunque sea de forma tan implícita, los supresores acabarán por surtir exactamente el mismo efecto que un puñado de inofensivos caramelitos de menta.

Y mientras Yoongi saborea su jugoso bistec de ternera tranquilamente, como si no acabara de preguntarle al omega si prefiere follar con otros o masturbarse, para saber si realmente tiene sentido cortejarlo o no, Hoseok le mira de soslayo y reflexiona sobre la situación actual y los futuros acontecimientos.

Si finalmente decide seguir viéndose con este alfa, lo más prudente será que compre supresores más fuertes para combatir el efecto que tiene Yoongi sobre él. Es bochornoso e inaceptable que la mera presencia de Min lo tenga así de mal... así de caliente y ansioso.

— Descuida, puedo arreglármelas solo — murmura Seok a media voz —. Además, la norma del sexo es... provisional. En el hipotético caso de que tú y yo acabemos saliendo, evidentemente tendremos relaciones. Pero para mi próximo celo aún faltan dos meses, así que no tienes que preocuparte desde ahora por si te dejaré "satisfacer mis necesidades" — concluye rodando los ojos con hastío y haciendo el gesto de las comillas con los dedos —, porque para entonces, o bien te habré mandado al carajo, o bien el sexo ya se habrá vuelto parte de la rutina y...

— No tan deprisa, Hoseok-ah. ¿Dos meses? — Yoongi chasquea la lengua y niega con la cabeza —. El coito forma parte de la última fase del cortejo, y para llegar a eso hacen falta al menos cuatro o cinco meses.

— ¿De qué demonios estás hablando? Cinco meses, dice — el omega suelta risilla incrédula. ¡Qué buen chiste! —. Estamos hablando de un cortejo, no del servicio militar.

— En efecto, estamos hablando de algo muy serio — afirma Min —. Hay un protocolo que marca estrictamente las diferentes etapas del cortejo tradicional, me lo enseñó mi abuelo. A él le funcionó de maravilla, mi abuela todavía alaba el galán que era en su juventud... Ahora está un poco amargado.

— Vale, explícame esas fases o lo que sea — Hoseok aparenta fastidio y aburrimiento, mas lo cierto es que le pica la curiosidad.

— La primera fase — comienza a explicar el abogado — consiste en conocerse y puede durar hasta un mes, tiempo durante el cual el alfa lleva al omega a citas románticas, conversan a diario por teléfono, en otros tiempos se escribían cartas, descubren lo que les gusta el uno del otro...

— Entiendo — asiente Hobi —. ¿La segunda fase?

— Ahí ya aparecen los regalos, que pueden ser comida, ropa, flores, dulces, joyería...

— Una advertencia — le interrumpe Seok —. Si me regalas una de esas gargantillas para omegas que parecen collares para perro, te ahorcaré con ella. Quien avisa no es traidor.

— No te preocupes, tengo mejores ideas — Min se ríe de buena gana y le guiña el ojo, lo que nuevamente hace enrojecer los marcados pómulos de Hobi. La sonrisa del alfa es hermosa, y Hoseok odia que sea tan guapo —. ¿Por dónde iba? Ah, sí, en la tercera etapa las cosas empiezan a ponerse más íntimas, con abrazos, besos, caricias...

— Un momento, tú me acariciaste el cabello el primer día — exclama el omega —. ¿Te atreviste a saltarte dos pasos enteros de ese importantísimo protocolo que ahora quieres cumplir a rajatabla?

— Aquel día no me pareció demasiado atrevido considerando que acababas de inundar mi despacho de feromonas sexuales.

— ¡Lo mío no fue a propósito! — rechista Seok.

— ¿Y yo cómo iba a saberlo? En fin, no vamos a discutir otra vez por eso. Como iba diciendo, luego viene la cuarta fase: conocer a nuestras familias. En esta etapa es cuando el alfa, habiéndose cerciorado de que la relación tiene futuro, pide la mano del omega a su progenitor alfa. Pero en nuestro caso, yo... — Yoongi respira hondo y agacha la cabeza antes de añadir: — Yo te lo pediría directamente a ti, Hoseok.

El corazón de Seok pega un vuelco brusco en su pecho tras esa promesa. Suena bien; tan bien que le asusta.

— ¿Qué ocurre si te digo que no quiero? — se interesa el más joven —. ¿Qué harás si te rechazo?

El oído de Yoongi capta el sutil temblor en la voz del omega al plantear esas preguntas, casi como si tuviera miedo... Miedo de él.

— Nada, respetaré tu decisión y saldré de tu vida. Aunque probablemente, si todo ha ido bien hasta entonces, quizás te pregunte qué he hecho mal — responde con total sinceridad y una pequeña sonrisa afable.

— ¿Y si... si yo acepto?

— En ese caso, llegaríamos a la quinta fase, la cual combina varias de las anteriores. Te llevaría a un lugar bonito, te haría algún regalo, te besaría y te impregnaría en mi olor, y si me lo permites... — Yoongi deja la frase a medias y tuerce sus rosados y apetitosos labios en una altiva sonrisita ladina.

Hoseok traga saliva y su corazón fibrila trabajosamente mientras espera con ansias el final de la oración.
Se está desesperando por oír el desenlace, y Yoongi está haciendo esa pausa estratégicamente larga justo para darle más dramatismo y echar gasolina al incendio que forman la curiosidad y la impaciencia de Hoseok en ese instante.

— Habla de una vez, me estoy hartando de esperar — brama el omega.

— Si me das permiso — el mayor continúa mirándole a los ojos —, acabaré el cortejo haciéndote el amor y mordiendo tu cuello a la altura de tu glándula de feromonas, para así regalarte mi marca y convertirte oficialmente en mi pareja. En mi omega. ¿Qué me dices, sigue en pie nuestro pacto, o quieres echarte atrás?

Ahora es Hoseok quien enmudece, porque su cerebro todavía está asimilando toda la información recibida al tiempo que lidia con las nuevas fantasías que han generado las palabras de Yoongi. Imágenes románticas, imágenes calientes, imágenes de un futuro juntos...

Hobi no sabe si es buena idea embarcarse en semejante aventura, pero ya que sigue muriéndose por descubrir qué puede ofrecerle Min Yoongi, qué puede pasar entre ellos si le da una oportunidad, y si el azabache le va a decepcionar o, por el contrario, le demostrará que no todos los alfas son escoria despreciable como algunos de sus exnovios, la respuesta parece obvia.

Su omega interior, por otro lado, tiene muy claro lo que ansía: quiere la marca de Yoongi ahora, no dentro de cinco meses. La necesita ya mismo; fresca, profunda y bien visible sobre su glándula de olor.
Y ya puestos, también anhela sentir al alfa dentro su cuerpo, para aplacar la calentura y, a poder ser, recibir su esencia y sus cachorros.

Hoseok vuelve a maldecir en voz baja por tener esos estúpidos pensamientos involuntarios por culpa de su parte omega. Odia no poder controlar esos instintos primitivos, pero ahora, además, tiene otro problema...

Y ese problema es que su lado racional desea exactamente lo mismo: a Min Yoongi.

Y ese problema es que su lado racional desea exactamente lo mismo: a Min Yoongi

Chapter 5: El Dilema.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Contenido sexual explícito en próximos capítulos | Mención de KookMin | Historia corta

Chapter Text

Hoseok está al corriente de que, en la actualidad, igual que en los años mozos de sus bisabuelos, todavía hay mucha gente (omegas, incluso) que consideran que la diversión, el derecho a rechazar el cortejo de un alfa y la libertad sexual son potenciales candidatos a pasar a formar parte del Código Penal y ser castigados con todo el peso de la ley.

A Seok le asusta terminar atado a una persona así. No quiere acabar con alguien de mentalidad cerrada que quiera imponerle sus valores obsoletos, moldearlo a su gusto y condenarlo a una vida de amargura, restricciones y, en el peor de los casos, violencia verbal y física.
Básicamente, así se imagina la vida con cualquier alfa promedio.

Sin embargo, a pesar de todo eso, Hobi acaba de aceptar un cortejo. Ya es un hecho y no hay vuelta atrás, el joven ha decidido dejar de lado su orgullo y sus temores para darle una oportunidad a un alfa, porque la parte primitiva que existe en él – su estúpido lado omega – se ha encaprichado de Min Yoongi. Un alfa totalmente opuesto a él.

A decir verdad, Min no reúne las cualidades que Hoseok ha estado buscando en sus parejas durante los últimos años. Para empezar, entre ellos se interpone una significativa diferencia de edad: nueve años, que no son pocos.
El alfa ya tiene treinta y siete, mientras que Seok recientemente ha cumplido veintiocho.

No es que lo considere tan viejo como ha querido hacerle creer, pero no deja de ver la brecha generacional como un factor que tarde o temprano les dará problemas. Si más no, por la forma tan distinta que tienen de ver el mundo...

Y es que todo lo que uno tiene de moderno, el otro lo tiene de tradicional.

No obstante, por lo que el mayor le cuenta durante la cena, Hoseok concluye que esto no se debe sólo a la edad, sino al hecho de que Min ha sido educado en los valores que le inculcaron sus abuelos.
Debido a que sus padres se habían ido a trabajar en el extranjero cuando él era niño, Yoongi había vivido con sus abuelos en un pueblo rural hasta que entró a la Universidad de Seúl.
De ahí que su mentalidad y su proceder resulten algo arcaicos a ojos de Seok, pero que se rija por ciertos valores "antiguos" no le convierte en un cavernícola, como el omega le había llamado en su primer encuentro.

Yoongi le asegura que no cree en la superioridad de los alfas sobre el resto de las castas, ni está en contra de las relaciones poco convencionales, ni le importa que cada quien se vista como le venga en gana.
Tampoco le parece mal que Seok no sea un omega coqueto y obediente como se espera no sólo en las aldeas, donde los omegas todavía son vistos como sirvientes de sus alfas, sino también en las grandes ciudades, donde el alfa acostumbra a ser el cabeza de familia y, su pareja, un mero objeto que presumir y al que poner a criar a sus hijos tras obligarlos a renunciar a sus empleos.

Min no parece ser ese tipo de alfa, sencillamente es un romántico chapado a la antigua usanza, cosa que Hoseok ya pudo comprobar cuando el apuesto abogado declaró abiertamente sus intenciones de cortejarlo.
Cortejarlo... como hacían "los caballeros" de antes. ¿Pero cómo lo haría?

¿Cantando bajo su ventana? Suponiendo, claro, que Min ocultara un don desaprovechado para la música y pensara sorprenderle con un bello canto de sirena.

En la segunda fase, ¿recurriría tal vez a los regalos clásicos, como los grandes ramos de rosas, los peluches y el chocolate?
Hoseok no se considera materialista y ha repetido hasta la saciedad que no quiere nada de ningún alfa, pero lo cierto es que le encantaría recibir algún ramo ya que le encantan las flores, en especial los lirios, los girasoles y los jacintos.

¿Y si en lugar de regalos materiales, Min revela un talento innato para la escritura y le compone poemas? Estaría bien, Seok sólo espera que Yoongi no sea uno de esos "poetas" aficionados que escriben cualquier ripio sin sentido con tal de rimar sus versos.

En última instancia, Hobi se pregunta cómo será la etapa final, si es que llegan tan lejos. En sus pómulos altos, que ya llevan mucho rato exhibiendo un tono bastante sonrosado, el rubor se intensifica aún más cuando Hoseok trata de imaginar el momento en que recibirá la marca del alfa. ¿Lo hará lento y con cuidado o, por el contario, será agresivo y sangriento?
Inconscientemente, el joven se pasa la mano por el cuello mientras observa fijamente al abogado, quien ya está comiéndose el postre, un delicioso flan de café.

Uno de los mejores amigos de Hobi, Jimin, omega también, le había explicado con pelos y señales cómo su novio Jungkook le había mordido en pleno orgasmo y lo extraordinaria que había sido la experiencia.
Quizás Yoongi también lo haga así, aunque Seok tiene sus dudas. Y es que este alfa no parece ser violento, ni especialmente apasionado.

Una vez más, la frustración hace resoplar al omega porque ni él sabe lo que quiere. ¿Espera de Min Yoongi que sea manso o salvaje; respetuoso o posesivo; empalagoso o frío? Ojalá pudiera decidirse.
¿Pero no es un poco absurdo pensar ahora en la marca y en cómo será en la cama? Si ni siquiera se han besado todavía...
A todo esto, ¿cómo serán los besos del alfa? ¿Melosos, febriles, demandantes? Demasiadas preguntas, demasiado calor.

Hoseok mira a Min mientras este le explica algo sobre su apretada agenda y su próxima cita; le está diciendo algo de ir al cine, a ver no sé qué película de acción. Sin embargo, igual que antes, por un oído le entra y por el otro se le escapa, porque el omega está demasiado embobado viendo lo guapo que es Yoongi e imaginando escenas que no facilitan nada el trabajo de todos los supresores que se ha tragado.

El calor no amaina, aunque Seok diría que al menos ha dejado de segregar feromonas de celo. De lo contrario, la gente a su alrededor ya le estaría mirando raro.

Efectivamente, el joven ya no está liberando feromonas sexuales; no obstante, se le está haciendo la boca agua sin control, pero no por el apetecible flan de café que tiene delante, sino por lo jugosos que lucen los labios de Yoongi después de llevarse la cucharilla con el dulce a la boca.
Madre mía, qué boca tan perfecta tiene, piensa Seok mientras traga saliva.

Está ante un dilema importante: dejar que el mayor le corteje durante varios meses, o lanzarse antes y que pase lo que tenga que pasar de una vez por todas...

— Hoseok, me estoy empezando a preocupar — le dice Min de repente —. Tienes las mejillas rojas como los tomates del plato de aquella señora y apenas has comido. ¿Quieres más agua, o que te lleve al médico?

— Estoy bien, no necesito nada — replica orgulloso, y seguidamente, se llena la boca de flan hasta que sus mofletes se hinchan como los de una ardillita y mastica mirando hacia el suelo.

A fin de no incomodar ni hacer enojar al omega, Yoongi asiente y le contempla discretamente mientras el otro come con las mejillas infladas y los labios dispuestos en un puchero que, además de provocarle suma ternura, le está exigiendo a gritos que le dé un beso de piquito.

Sin embargo, el abogado sabe que no es prudente que le bese todavía. No quiere aprovecharse del voto de confianza que le ha dado el lindo omega y arriesgarse a espantarlo. Paso a paso, lo bueno siempre se hace esperar...

Los ojos de Hoseok se elevan inquietos hacia el cielo oscuro al salir del restaurante


Los ojos de Hoseok se elevan inquietos hacia el cielo oscuro al salir del restaurante. La luna, blanca y redonda, resplandece como un péndulo colgado sobre los edificios de la ciudad, a pesar de que la contaminación lumínica opaca parcialmente su belleza y no deja apreciar las estrellas.
Yoongi sigue la mirada del omega y sonríe al ver la luna sobre sus cabezas.

— A las afueras de la ciudad se ve más grande y bonita, y también se pueden contemplar mejor las estrellas. Deberíamos ir alguna noche — propone Min, entusiasmado —. ¿Te gustaría?

— Claro, claro... — responde el menor, un poco ausente.

Le está entrando sueño, probablemente por los supresores ingeridos. ¿O acaso ya es hora de dormir? Quién sabe... Hace muchísimo rato que Hoseok ha perdido la noción del tiempo. Aunque suene contradictorio, la cena se le ha hecho corta y al mismo tiempo le ha parecido la historia interminable; y es que por una parte no quiere despedirse del alfa, pero por otro lado, los sofocos le han amargado la velada, así que está aliviado de que la cita ya esté terminando.

Tras permanecer un minuto en la calle, ambos hombres se percatan de que las temperaturas han bajado y al doblar una esquina los golpea una ráfaga de aire frío.
Hobi, acalorado como está, agradece esa inesperada ola de frescor; en cambio Min, que ha venido en mangas de camisa, mira con reprobación su chaleco gris porque no le abriga casi nada.

— Vaya, no esperaba que hiciese tanto frío — murmura el abogado. A su lado, Hoseok lleva su chaqueta en la mano y no parece tener intención de ponérsela —. Abrígate, o te vas a congelar.

— Estoy bien así — rebufa Seok, aparentemente molesto por el consejo, pero al omega en su interior le gusta sentir que el alfa se preocupa por él.

Quizás Seok no tenga frío, pero Yoongi tiene la carne de gallina y sus dientes amenazan con empezar a castañear sonoramente como la mandíbula de un cascanueces.
El alfa intenta guardar la compostura y hacerse el fuerte, pero Hoseok se percata de la forma en que presiona los brazos contra sus costados y cómo esconde las manos en los bolsillos de su pantalón.

Es evidente que Yoongi no le va a pedir la chaqueta, a pesar de que el frío le está calando los huesos, así que es Hoseok quien tiene la iniciativa de ofrecérsela. Casi resulta irónico que sea el omega quien adopte el papel de caballero ahora.

— ¿Quieres mi chaqueta?

— No, gracias — reniega Min —. En todo caso yo tendría que darte la mía, si la tuviera. Mejor póntela tú, no quiero que pases frío por mi culpa.

— Te digo que la cojas, por favor — insiste el más joven —. Yo tengo un poco de calor.

Yoongi le mira con el ceño fruncido, como si no acabase de creerle, mas Hoseok no miente. Realmente está acalorado, porque los supresores que se ha tomado no bastan para combatir el impacto que tienen el delicioso aroma a melisa con toques cítricos y las feromonas del hombre que camina junto a él.

— ¿Seguro, Hoseok? Es posible que mi olor se quede en la tela — le advierte el azabache.

— Para eso está la lavadora. Vamos, póntela — está a punto de decirle a Yoongi que no quiere que coja un resfriado y se pierda su próxima cita, pero eso se lo guarda para sí.

Finalmente, tras hacer una rápida reverencia a modo de agradecimiento, el abogado acepta la colorida y cálida prenda que Seok le ofrece.
Además de protegerle del viento frío que sigue soplando, la chaqueta del omega sorprende gratamente a Min ya que lleva consigo la fragancia natural de Hoseok, ese dulce y enloquecedor aroma a chocolate y avellanas que, por alguna razón, ha ido perdiendo intensidad a lo largo de la cena.

Hobi ya sabe que Yoongi suele lucir guapísimo vestido de traje, pero su chaqueta deportiva de colores chillones y bandas reflectantes también le favorece mucho, y además al ser oversize la talla no es un problema.
Le da un aire más juvenil, fresco y desenfadado, y cuando la brisa vespertina despeina los espesos mechones negros de su cabello, Seok se da cuenta de que sin tanto gel y ropa formal, el abogado no parece en absoluto mayor que él, a pesar de que lo es.

En realidad, Yoongi se conserva bastante bien. Su piel parece hecha de porcelana, tan pálida y tersa que Seok a duras penas es capaz de resistir la tentación de acariciarlo con las yemas de sus dedos.
Sus ojos están por posarse indefinidamente sobre la tentadora imagen de la boca rojiza del alfa, pero de pronto esta se entreabre y Hoseok aparta velozmente la mirada al ver la lengua que se asoma para humedecer esos atractivos labios que posee Min.

— ¿Sabes, Hoseok? Es la primera vez que un omega me envuelve en su olor antes de que yo le impregne del mío — comparte con aire divertido —. Me está gustando mucho esta nueva experiencia.

Ante ese comentario, Seok no puede evitar preguntarse a cuántos omegas ha cortejado Min Yoongi en el pasado. ¿Dos, diez, veinte? ¿Y hasta qué etapa de ese desfasado cortejo del milenio pasado ha llegado con cada uno de ellos? Vete tú a saber...

Decir que le pica la curiosidad es ridículo, porque la curiosidad no le pica... Su maldita curiosidad innata ha agarrado un tridente bien puntiagudo y le está pinchando despiadadamente con el extremo más afilado.
Mal que le pese, Hoseok se muere por saberlo, pero por nada del mundo piensa preguntar cuántos ha habido antes de él. ¡Antes muerto que humillarse de esa manera!

— No era mi intención — replica Hobi, fingiendo desinterés e indiferencia —. Solo te la di porque tenías frío, no te ilusiones demasiado.

La boca de Yoongi se tensa tras el comentario hosco y cortante del omega, pero no pierde la sonrisa. Las palabras de Hoseok no le sientan muy bien, y sin embargo, es incapaz de dejar de sonreír ya que siente una profunda calidez en su corazón al respirar el suave y rico aroma que se desprende de la prenda.

— Te la devolveré en nuestra próxima cita — promete el alfa, sólo por decir algo e impedir que se forme un silencio incómodo.

— Está bien... Al final iremos al cine, ¿no? — Yoongi contesta que sí con un asentimiento de cabeza y Seok imita ese movimiento, dando a entender que todo está aclarado antes de que sus caminos se separen y cada uno se vaya a su casa.

Hoseok no duda que el abogado Min le devolverá la chaqueta. Tan solo espera que no se le ocurra lavarla antes, porque la prenda perdería el olor del alfa...

Y aunque le avergüence admitirlo, Hobi quiere conservar ese aroma para su uso y disfrute.

Perdón por tardar tanto en actualizar 🙏😔Espero que os haya gustado el capítulo

Chapter 6: El Cómplice.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yoon alfa x Hobi omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Posible lenguaje vulgar| Contenido sexual explícito en próximos capítulos | Mención de KookMin | Historia corta
⚠️Por favor, si algo de esto no te gusta, NO procedas a leer. Gracias!

Chapter Text

Yoongi y Hoseok pueden diferir en muchos aspectos, pero curiosamente una de las cosas que tienen en común es que ninguno recupera las pertenencias que le presta al otro.

De la misma forma que los dos pañuelos de seda del alfa desaparecieron para siempre a manos de Seok, la chaqueta del omega no ha vuelto a ver a su legítimo propietario desde la cita en el restaurante. Y ya ha pasado más de un mes de eso.

Han tenido varios más encuentros tras esa velada, pero ni el abogado se ha molestado en traer la prenda, ni Hobi se la ha reclamado, a pesar de que espera volver a tenerla pronto en su armario.
No es por falta de ropa, pues Hoseok tiene más chaquetas en casa y además las temperaturas se han ido suavizando en las últimas semanas, de modo que no necesita abrigarse, pero aun así no puede evitar preguntarse qué ha sido de ella y cuándo la va a recuperar.

Los primeros días después de dejársela a Yoongi había intentado autoconvencerse de que la quería de vuelta sobre todo por ser su chaqueta favorita, con ese llamativo diseño de colores chillones y lo mullida y cómoda que es, pero la única verdad es que la quiere ya que es imposible que la tela no haya absorbido el aroma natural de Min Yoongi como una esponja.

El uso que Hoseok planea darle en cuanto vuelva a tenerla en su poder es una auténtica vergüenza, pero a grandes males, grandes remedios. La cosa es que ya falta menos para su próximo celo y Hobi quiere hacer un nido con ropa que huela a alfa... A un alfa en concreto, mejor dicho.
Porque el celo de por sí ya es horrible, pero pasarlo anhelando estar con Yoongi y no tener nada más a lo que aferrarse salvo el recuerdo de su fragancia a cítricos y melisa y las fantasías eróticas va a ser, cuando menos, un infierno para Seok.

Si bien es cierto que el omega se ha masturbado mucho pensando en el abogado Min, también lo es que ha recurrido al uso (por no decir abuso) de supresores en todas sus citas para controlar sus feromonas y no ceder ante los encantos del alfa, por lo que no se atreve ni a pensar cómo se presentará su siguiente celo con todas esas hormonas reprimidas a base de químicos.

Si por él fuera, ya habrían llegado más lejos en su proyecto de "relación", pero Yoongi sigue obcecado en cortejarlo siguiendo las pautas de ese dichoso protocolo y ni siquiera han pasado de la primera etapa. Esto es, que ni siquiera se han dado un triste beso aún, a pesar de que llevan más de un mes viéndose.

Hobi está frustrado ya que siente que las cosas entre ellos no avanzan, pero le es imposible enfadarse con Yoongi viendo la ilusión y el empeño que pone en conquistarlo acatando las normas que acordaron, siempre avanzando con pies de plomo por miedo a incomodar o desagradar a Hoseok y echarlo todo a perder.

Además, no es que el omega esté en posición de enojarse ni exigir más porque él también mete palos en la rueda, poniéndole pegas y peros a casi todo lo que el abogado hace ya que le cuesta reconocer que Min, igual que su hermano Seokjin, un alfa íntegro y decente de esos que creía que no existían.

Con su actitud, el más joven a menudo consigue que Yoongi se pregunte si está intentando disuadirlo ya que en el fondo no le gusta, o simplemente teme bajar la guardia y dejarse querer por un alfa, pero no por eso va a echarse atrás y tirar la toalla.
Min Yoongi es terco, paciente y comprensivo – huelga decir que enamorado también – y está dispuesto a luchar hasta el final para demostrarle a Hoseok que sus intenciones son tan serias como sinceros son sus sentimientos.

Y a pesar de que Hobi a veces critica las citas que propone el abogado, diciendo que parecen sacadas del guion de una película cursi de lo más cliché, al final suele quedar gratamente sorprendido por la forma en que el mayor logra sacarles el jugo a sus encuentros y dejarle un lindo recuerdo de cada salida.

En todo momento, el alfa se muestra educado y cortés; le sujeta la puerta, le pregunta si está a gusto, saca todo tipo de temas de conversación para conocer más a fondo a Hoseok y, de una manera inexplicable para el omega, con su sonrisa discreta y gomosa, Yoongi tiene el poder de aliviar la tensión que pueda haber en el ambiente y hacer que el corazón de Seok retumbe en su pecho a ritmo de redoble de tambor.

Cuando están juntos, Yoongi procura no pegarle su aroma a Hoseok, no invade su espacio personal y sonríe aun cuando el omega es grosero con él. Y es que él ya intuye por el rubor, las miradas furtivas, el olor de las feromonas ajenas y las sonrisas traicioneras que se le escapan a Hobi que la compañía y el cortejo no le desagradan tanto como quiere aparentar.

Yoongi colma a Seok de atenciones cuando salen juntos, pero también le tiene muy presente los días en que no se ven.
El alfa le manda a diario mensajes de buenas noches y audios de buenos días nada más despertar, deseándole con una voz sensualmente ronca que le vaya bien en su trabajo en la peluquería, le llama después de sus citas para asegurarse de que ha llegado bien a casa y, cuando Hobi menos se lo espera, le suelta cumplidos que le sacan los colores; ya sea en persona o por teléfono.

— Lo más bello de esta sala no está en un marco — le había Yoongi dicho frente a una exposición de cuadros en el museo.
La respuesta de Hobi había sido poner los ojos en blanco y murmurar "qué cumplido más original" con todo el sarcasmo que era capaz de entonar.

— Espero con ansias el día en que me permitas besarte así — le había susurrado viendo una escena subida de tono en el cine.
La primera reacción del omega había sido sonrojarse hasta las orejas y, acto seguido, le había propinado un codazo en las costillas al pobre Yoongi.

— No voy a revelarte el deseo que he pedido, pero creo que ya te imaginas quién es — le había dicho al ver una estrella fugaz, una noche que le llevó al campo a ver la luna y el firmamento lejos de la contaminación lumínica de la ciudad.
Hoseok solamente le había contestado que se callase si de verdad quería que se le cumpliera el deseo.

Pero aunque se empeña en hacerse de rogar, lo cierto es que Seok está cansado de ocultarse tras esa fachada de omega inalcanzable y quiere abrirle su corazón a Min Yoongi; también quiere saltarse la fase de los regalos porque lo que necesita son caricias, besos y sexo urgentemente, pero no sabe cómo decírselo al alfa sin parecer débil y desesperado...

Qué situación tan lamentable. ¿Cómo ha podido acabar así? Él, que repudia a los malditos alfas y se había prometido a sí mismo que nunca más se dejaría engañar por ellos, ahora se está enamorando de uno.
Quizás sea el momento de buscar ayuda y contarle a alguien sus penas, por muy bochornoso que resulte.

Seok necesita un cómplice en esta aventura y sabe exactamente a quién llamar para pedir consejo: Park Jimin.

Hoseok todavía no ha cerrado la puerta de entrada de su apartamento cuando en el interior de la vivienda se abre otra puerta, la de la nevera, y el tintineo de los botellines de cristal de Coca-Cola alcanza sus oídos

Hoseok todavía no ha cerrado la puerta de entrada de su apartamento cuando en el interior de la vivienda se abre otra puerta, la de la nevera, y el tintineo de los botellines de cristal de Coca-Cola alcanza sus oídos. Jimin no bromeaba cuando dijo que venía con sed.

A pesar de ser ambos omegas y buenos amigos, Jimin y Hoseok son tan distintos como el día y la noche.
A diferencia de Hobi, Jimin es un omega bastante coqueto al que le gusta acicalarse, luce mechas rojas en su cabello negro, disfruta atrayendo las miradas a su paso y complementa su aroma natural a frutos rojos con una colonia especial que endulza todavía más su olor y lo vuelve irresistible.

Debido a que Jimin tiene más experiencia que Hoseok en cuanto a relaciones con alfas, hoy le toca hacer de consejero y orientar a su amigo en la Odisea en que se ha embarcado aceptando el cortejo del abogado Min Yoongi.

— ¿Entonces qué, ya te has acostado con él? — Jimin lanza la pregunta mientras revisa la despensa de Hobi en busca de aperitivos para merendar.

— ¡Por supuesto que no! — cohibido, Seok enrojece y abulta las mejillas mientras sus labios se aprietan en un pucherito con forma de triángulo —. La duda ofende.

— ¿Perjo quierjes? — cuestiona el otro omega, pronunciando con dificultad puesto que ahora su boca está llena de galleta.

— ¡No! Bueno, un poco... En realidad, bastante — admite a media voz tras unos instantes de aparente indecisión. En este punto su cara ya está al rojo vivo.

— ¿Y él? — al ver que Hobi niega con la cabeza, Jimin frunce ambas cejas y se frota el mentón con aire pensativo —. Qué raro que un alfa no te insista para tener sexo... ¿Ya será impotente a su edad?

— No hables así de él, no es tan viejo — Hoseok se sorprende a sí mismo defendiendo al abogado, cuando él había sido el primero en criticar a Min Yoongi por su edad —. Dice que el sexo es la última etapa del cortejo. Es un anticuado — refunfuña entornando los ojos —, me saca de quicio.

— ¿Te saca de quicio por ser anticuado, o porque no quiere follarte?

— ¡Jimin!

— ¿Qué? Si no me informas debidamente, no puedo ayudarte. No entiendo qué problema tienes. Te gusta ese señor, pero quieres y a la vez no quieres estar con él; despotricas contra él, pero si yo digo algo, saltas a defenderlo — comenta confundido, a lo que Seok se encoge de hombros —. ¿Tú no odiabas a los alfas, para empezar?

— Los aborrezco, pero este... Este es distinto. Es agradable y caballeroso. Tiene algo que me atrae y, lo que es peor, altera mi lado omega. No me reconozco, Jimin — prosigue frustrado —. Pienso en él todo el tiempo, cuando percibo su olor, mis feromonas se descontrolan y parece que estoy en celo, sólo de verle ya me pongo nervioso. Me asusta lo que me hace sentir, pero al mismo tiempo algo dentro de mí pide más y más de... de él. ¡Esto es terrible!

— Hm, comprendo — Jimin deja las galletas, se sacude las manos para deshacerse de las migas y se dirige a Hoseok con una sonrisa divertida —. Dime, ¿me has llamado para que te diga que estás enamorado, o ya te has dado cuenta tú solito?

— No estoy enamorado — rechista Hobi, haciéndose el ofendido por la acusación, mas recula enseguida ya que ni él mismo se cree esa mentira —. Ugh, odio decirlo, pero la verdad es que sí; me vuelve loco y le deseo muchísimo. Cada vez que salimos me trago media caja de supresores, pero apenas noto su efecto. Esto del cortejo es muy romántico y me gusta que sea respetuoso y galante, no quiero que deje de hacer lo que hace, pero necesito algo más... físico. Esperaba que pudieses darme algún consejo, porque no se me ocurre cómo decirle lo que quiero sin parecer patético y bipolar. He levantado un muro entre los dos y ahora no tengo ni idea de cómo salir de ahí.

Habiendo analizado brevemente la situación, Jimin se inclina hacia adelante, adopta un semblante más serio y procede a dar su opinión.

— Como enfermero, mi primer consejo es que dejes de chutarte dosis tan altas de supresores porque son nocivos para el cuerpo. Esa mierda te corroe las entrañas y te desbarajusta todo el organismo.

— Sí, sí, he leído el prospecto — el mayor resopla, impaciente —. Ahora vamos con lo importante.

— Por lo demás, puedo sugerirte sencillamente que lo invites a tu casa para que te quite la calentura con un buen polvo y que le digas de una vez que quieres ser su novio. Bueno, no en ese orden, pero ya me entiendes — Jimin toma la botellita de refresco para beber un sorbo y le da una palmadita a Seok en el hombro —. No hay más, Hobi. Tienes que ser valiente, confesarle lo que sientes e ir viendo si vuestra relación tiene futuro o no. ¿O acaso no quieres salir con él?

— Claro que sí, quiero ser su pareja formal — admite a regañadientes —. Pero es un alfa, y es mayor que yo, y hace poco que lo conozco... ¿Tú también te sentías tan inseguro cuando comenzaste con Jungkook?

— Más o menos, por las pestes que me decían de él; que cambiaba de omega cada noche, que era violento, que a juzgar por su aspecto debía de ser un drogadicto y un delincuente, con todos esos tatuajes y piercings... Pero decidí darle una oportunidad y no me arrepiento. Kook parece rudo, pero es un amor. Tendrías que haber visto lo tierno que era rogándome por una cita y despilfarrando su sueldo en regalos. La primera vez que tuvimos sexo, me suplicó que lo hiciéramos sin condón ya que quería un cachorro conmigo. No te miento — agrega riendo —, hubo un momento en que lloró y todo explicándome lo bonita que sería nuestra vida con seis hijos, tres perros y un cactus.

— ¿Y cediste? Digo, como te dejaste marcar...

— ¡No digas estupideces! ¿Me ves barrigón, acaso? — Jimin se ríe nuevamente en voz alta y se pasa la mano por la marca ya cicatrizada en su cuello —. No pienso embarazarme antes de los treinta, tengo otras prioridades. Llevo su marca porque lo amo, pero ya le dije que nada de bebés por ahora.

Hoseok suspira y sube sus pies descalzos sobre el sofá, para después abrazar las piernas contra su pecho. Él no quiere un cactus ni tres perros, por lo pronto solamente quiere llegar a la tercera fase del cortejo: la que implica todas las formas posibles de contacto físico con Min Yoongi. Ah, ¿pero por qué todo esto parece tan difícil y aterrador?

— Anímate, hyung, estar enamorado es algo maravilloso — al ver a Seok tan alicaído, Jimin se acerca y le da un abrazo reconfortante —. Dime la verdad. ¿Qué es lo que te impide dar el paso?

— No he salido con alfas desde hace años y había jurado que nunca volvería a estar con uno... Sé que mi cuerpo me lo está pidiendo, Min Yoongi me gusta y mi omega está loco por él, pero tengo miedo también. ¿Qué pasa si no es tan bueno como me ha hecho creer? ¿Y si todo es un juego? ¿Qué haré si me entra pánico en la cama y quiero parar, pero él me obliga a seguir?

— Hobi, si pudiste defenderte y partirle la crisma a un alfa grande y fornido como tu ex, creo que no corres peligro con un simple abogado cuarentón de traje y pajarita — lo tranquiliza Jimin.

— Tiene treinta y siete, no cuarenta — le corrige Seok —. Y no usa pajarita, sino corbata.

— Mejor aún, así puedes asfixiarlo con la corbata si intenta hacer algo raro. Y sinceramente, dudo que esté jugando contigo. Por si lo has olvidado, me dijiste que le había preguntado a tu hermano si podía cortejarte. El tipo va muy en serio, de eso estoy seguro.

— Bueno, y... ¿entonces qué debería hacer ahora?

— Muy simple. Invítalo aquí a tomar una copa, dile que lo has pensado mucho y que se ha ganado tu confianza, así que el cortejo ya puede terminar — sugiere el más joven —. ¿Cuándo es vuestra próxima cita?

— Esta noche. Hemos quedado en encontrarnos delante del Jamsil Arena para ver un partido de Básquet.

— Perfecto. Para empezar, le vas a pedir que venga a buscarte en coche, y cuando suba, le tiendes una emboscada y cierras la puerta para que no se escape. ¿Dónde está tu móvil? — antes de que Hoseok pueda detenerlo, Jimin coge el teléfono y comienza a teclear.

— ¡Espera! ¿Qué le vas a decir? Jimin, ni se te ocurra poner alguna idiotez, lo arruinarás todo...

— Ay, ¡hombre de poca fe! Tú déjame esto a mí, sé lo que hago.

[16:17] Hoseok: Hola!! oye sobre la cita
Me duele el pie y casi no puedo caminar
🥺🥺🥺
podrías recogerme en coche?
te mando ubicación
📍 te espero a las 9 💋🫦

[16:19] Abogado Min: OK

El omega espera una contestación más sustanciosa que dé a pie a una conversación que Seok pueda utilizar para preparar el terreno e invitarlo a su apartamento, pero al parecer Min no está por la labor de chatear.

— ¿Ok? ¿Esa es toda su respuesta? — exclama Jimin viendo el escueto mensaje del abogado —. Oh, está escribiendo algo más — agrega esperanzado.

 

Escribiendo, escribiendo, escribiendo...

[16:21] Abogado Min: 👍

— ¡¿Pero esto qué es?!

— Estará ocupado en alguna reunión, dame el teléfono — en cuanto Hoseok recupera el móvil, este vibra en su mano notificando que ha recibido otro mensaje más.

[16:23] Abogado Min: En cuanto salga del despacho paso por ti. ❤️‍🔥

— ¿Qué dice? ¡Quiero ver! — Jimin echa una ojeada al último mensaje y sonríe ampliamente con picardía —. Lo tienes en bandeja de plata, hyung. Hazme caso y lánzate, no tienes nada que perder.

Durante un par de minutos, Hoseok piensa detenidamente en las palabras de su amigo y en lo que podría – o no – pasar esa noche. Con las manos trémulas y algo sudadas, finalmente se decide a enviarle un mensaje que puede cambiarlo todo.

[16:25] Hoseok: Sube cuando llegues, tenemos que hablar
mi apartamento es el 7-3

El doble tick azul confirma que el alfa ha leído el mensaje, y Seok esboza una pequeña sonrisa al ver que vuelve a contestar con un simple "ok". Sin embargo, apenas un segundo más tarde, los emojis que acompañan esa palabra le borran la sonrisa y le disparan el pulso hasta las nubes.

[16:26] Abogado Min: OK
[16:26] Abogado Min: 😉🥵

Sm иt en el próximo cap o será muy precipitado? Yo diría que ya va siendo hora, no sé 🤔

Chapter 7: El Ultimátum.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Lenguaje vulgar | Sмит, Contenido sexual en próximos capítulos | Historia corta

Chapter Text

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Lenguaje vulgar | Sм и т, Contenido sex v al explícito en próximos capítulos | Historia corta

Hecho un ovillo en el sofá con los nervios a flor de piel, Hoseok lleva horas consultando compulsivamente el reloj para saber cuánto falta para su cita con Min Yoongi. La tarde se le está haciendo dolorosamente larga y se arrepiente de haber dejado que Jimin se fuera, tendría que haberle pedido que se quedara un rato más para hacerle compañía y brindarle su apoyo moral.

¿Cómo es posible que el tiempo pase tan lento? Hobi nunca ha sido tan consciente como ahora de que la paciencia no es precisamente la más destacable de sus virtudes.
Pero aunque está ansioso por ver al alfa, también se siente nervioso ya que esta noche puede ser decisiva para su futuro. Para bien o para mal, su vida podría cambiar drásticamente después de la velada que le espera junto al abogado.

Buscando la forma de matar el tiempo y distraerse, Hobi enciende la televisión, pero no encuentra nada entretenido que ver; abre un libro para leer, mas no consigue concentrarse; intenta echarse una siesta, pero es incapaz de conciliar el sueño. 

El teléfono queda descartado porque, en cuanto lo desbloquea, su dedo automáticamente lo lleva al chat de Yoongi para releer sus mensajes, después de lo cual abre la foto de perfil del abogado para admirar lo apuesto y profesional que luce con su traje, y se queda así, medio embobado ante la imagen, hasta que la pantalla se apaga para ahorrar batería.

Entonces, de golpe y porrazo, se le ocurre algo en lo que no había caído antes: ¡tiene que preparar el dormitorio!

Hoseok se toma el orden y la higiene del hogar muy en serio, de modo que no hay mucho que limpiar en su habitación, pero aun así se apresura a dejarlo todo impecable para cuando llegue Yoongi.
Tras cerciorarse de que no queda ni una mota de polvo y que cada objeto está perfectamente colocado en su sitio, Seok se queda mirando la cama con desaprobación.
Al cabo de un minuto, regresa con la plancha y la pasa por encima de las telas para asegurarse de que no quede ni la más mínima imperfección ni en las sábanas, ni en el cubrecama.

Vale, la cama está perfecta... Ahora sólo falta que Min Yoongi venga a deshacerla.
Que le arrugue las sábanas, que las manche con su esencia y que deje todo el dormitorio infestado de sus feromonas.

Maldita sea, piensa Seok, ya le está entrando calor solo de pensar que el alfa pronto estará allí de verdad y, antes de abandonar el cuarto, agarra una hoja de papel para abanicarse. Y en ese momento, como si lo hubiese invocado por telepatía, el estridente sonido del interfono retumba por el apartamento.

 Y en ese momento, como si lo hubiese invocado por telepatía, el estridente sonido del interfono retumba por el apartamento

El corazón de Hoseok por poco le perfora el pecho cuando el timbre suena. Con la ansiedad por las nubes y lo que parece un enjambre de abejas en la boca del estómago, Hobi abre la puerta y trata de calmarse con respiraciones lentas y profundas mientras espera la llegada de su invitado.

Después de un breve pitido que anuncia que el ascensor ha llegado a su planta, la puerta de metal se abre y los lustrosos zapatos negros del abogado chirrían por el suelo al salir. Tan pronto como le ve, Seok arquea la ceja en un gesto de sorpresa ya que Yoongi trae varias bolsas consigo.

— Hola, Hoseok — el mayor saluda haciendo una brevísima reverencia que Seok imita por educación.

— Hola. ¿Qué es todo esto?

— Pues verás — Min le muestra las bolsas con una sonrisa que oscila entre la timidez y la emoción —. Después de leer tus mensajes esta tarde, me pareció que era el momento idóneo para pasar a la siguiente etapa del cortejo. Ahora voy a agasajarte con regalos.

— Gracias, pero... ¿Qué tenían de especial esos mensajes? — se interesa Hobi, genuinamente intrigado.

— Dijiste que teníamos que hablar, presumo que sobre el estado actual de nuestra situación, añadiste algunos emoticonos muy sugerentes y me diste la dirección de tu casa — expone el abogado, y es que él ha interpretado aquello como una señal inequívoca de que ya pueden pasar oficialmente a la segunda fase.

— Ah, ya, eso...

Hobi se rasca detrás de la cabeza y desvía la mirada hacia el techo, inmerso en la búsqueda de una excusa para justificar los emojis que Jimin había puesto en el mensaje, pero el mayor enseguida cambia de tema sin darle más importancia a ese asunto.

— ¿Cómo está tu pie?

— ¿Mi qué? — Hobi parpadea confundido, como si Min le hubiese soltado una pregunta en otro idioma.

— Tu pie — repite el alfa e incluso señala los pies de Seok, que están enfundados en un par de mullidas pantuflas con orejas de conejo —. Me dijiste que te dolía mucho.

— Ah, el pie... ¡Ah sí, el pie!

Hoseok siente el impulso de golpearse la frente contra el marco de la puerta por haber olvidado que esa fue la excusa que usaron para que Yoongi fuese a recogerlo, pero lo reprime y en lugar de autocastigarse por su despiste, de repente sorprende al alfa encorvándose con una sobreactuada mueca de dolor y sufrimiento.

— ¡Uf, es terrible! Me duele muchísimo, aah — prosigue quejándose de un malestar que no existe —, qué horror. Llevo todo el día cojeando.

— ¿Seguro que puedes caminar? — cuestiona el mayor, preocupado —. ¿Quieres que te lleve a urgencias?

— ¡No! No es tan grave, simplemente pisé una baldosa movediza por la calle y me caí, me pasa mucho — miente —. Mañana estaré como nuevo.

— Si tú lo dices... Pero ponte unos zapatos cómodos y procura no sobrecargar ese pie, ¿de acuerdo? Puedes apoyarte en mí si quieres. Pero antes — Min alza de nuevo las bolsas a la altura de los ojos de Seok para luego entregárselas — por favor, acepta estos obsequios.

Un detalle que antes se le había escapado y que ahora deja a Hoseok atónito es que las bolsas llevan los logotipos de marcas caras como Louis Vuitton y Dior. ¿Se ha vuelto loco, este hombre? ¿Cómo le compra regalos tan costosos? No es que no le hagan ilusión, pero esto es demasiado. Unas flores habrían bastado.

En lo que Seok otea por encima el contenido de las bolsas sin sacar las prendas y accesorios que contienen, Yoongi le hace saber algo que le suscita la misma emoción que se experimenta cuando por fin estás a punto de conseguir algo que llevas mucho tiempo esperando o deseando. El corazón del omega pega un vuelco en su pecho ante la mención de aquella pertenencia que tanto ha echado en falta.

— También te devuelvo la chaqueta que me prestaste. Ya no podrás acusarme de apropiación indebida — bromea el abogado.

— No pensaba hacerlo — replica el menor —. Ni siquiera me acordaba de ella — oh, embustero. No hay día en que no piense en esa chaqueta, en cómo habrá absorbido la fragancia del alfa y lo a gusto que dormirá abrazado a ella imaginando a Min Yoongi a su lado, envolviéndolo en su delicioso olor a cítricos y melisa.

Para qué mentir, Hobi está impaciente por averiguar qué contienen las bolsas grandes, pero antes de ver los regalos, el joven abre la más normalita de todas: una de plástico que contiene su chaqueta. Ya no ve el momento de llevar la tela hacia su nariz para inhalar ese aroma que le enloquece y que altera sin remedio al omega dentro de él...

No obstante, un temor que hasta ese momento subyacía en un segundo plano de pronto se manifiesta adoptando la forma de un olor peculiarmente fresco que emana de la bolsa, el efecto de un producto de limpieza que ha dejado su chaqueta como nueva: el detergente.

Tratando de no exteriorizar su decepción tras recuperar la prenda y confirmar sus sospechas oliéndola discretamente sin acercarla demasiado a su nariz, Hoseok tan solo señala lo evidente con voz apagada.

— La has lavado.

— Sí, es que estaba sucia.

— ¿¡Disculpa!? — una profunda indignación destituye la decepción del omega y este esboza su característico puchero triangular. ¿Cómo se atreve a insinuar siquiera que su chaqueta no estaba limpia? Considerando el esmero y el cariño con que Hoseok hace la colada, ahora se va a enterar —. Para tu información, yo lavo toda mi ropa cada...

— La ensucié yo — lo interrumpe Min —. Derramé una lata de Coca Cola encima y no podía devolvértela con semejante manchurrón. Si no te gusta el detergente que uso, puedes volver a lavarla.

¿Lavarla otra vez? Sí, hombre, para que se eche a perder hasta el último rescoldo del delicioso olor del alfa que pueda haber quedado entre las fibras de la tela. Aquella chaqueta no verá la lavadora en mucho tiempo.

— Perdona, me he precipitado — Hobi carraspea y vuelve a bajar la voz —. Gracias por limpiarla. Voy a guardar las bolsas y después... hablaremos. Vamos, entra.

— No, gracias — el mayor declina la invitación sonriendo amablemente y echa un vistazo al pesado reloj en su muñeca —. Esperaré en el coche con el motor en marcha y conversaremos por el camino, tenemos que darnos prisa si queremos llegar a tiempo al partido.

Un nuevo mohín se forma en los bonitos labios de Hoseok y, más arriba, su entrecejo se frunce ligeramente. Min no puede estar rechazando su invitación, es imposible.

— Es que me duele mucho el pie y... La verdad es que no me apetece salir esta noche. Mejor quédate a cenar, ya que has venido hasta aquí. Tengo soju y samgyeop...

— Te lo agradezco, pero no es necesario — ataja Yoongi. Dicho eso, el alfa se encamina hacia el ascensor y, mientras lo espera tras pulsar el botón, le regala a Hobi una última sonrisa de cortesía —. No quiero causarte molestias, cuídate y ya nos veremos otro día.

La rotunda negativa del abogado y su prisa por marcharse minan sin piedad la autoestima y la poca paciencia de Hoseok.
Ofuscado y ofendido, Seok deja las bolsas en el suelo de su casa y sale detrás de Yoongi, que ya se ha dado cuenta de que algo no va bien por el olor algo agrio que desprenden las feromonas del más joven. Se ha enojado.

— Esto... es absurdo — murmura Hobi —. ¿En serio te vas a ir a así? Te estoy invitando a cenar y tomar soju en mi apartamento. Podrías aprovechar la situación para intentar hacer algo conmigo. ¿Qué clase de alfa deja pasar una oportunidad como esta?

— Uno al que no se le ha perdido nada en tu casa. Además, lo dices como si esperaras que entrara a cometer un crimen — ahora quien se indigna y se pone a la defensiva es Yoongi —. ¿Es eso lo que quieres, Hoseok? ¿Que te dé un pretexto para mandarme al carajo? Si no quieres que siga cortejándote, sólo dilo. Pero es insultante que me pongas trampas para ver si caigo.

— ¡No te estoy tendiendo ninguna trampa! — grita Hobi —. Y tampoco quiero que dejes de cortejarme.

— ¿Entonces a qué viene esta invitación tan sospechosa?

— Mira — Seok suspira y se masajea las sienes —, ya estoy cansado de fingir indiferencia. Quiero que nos acostemos, por eso te he invitado. Al menos para saber si somos compatibles en el sexo antes de continuar.

— Hoseok, ya hemos hablado de esto, nada de sexo hasta el final del cortejo — le recuerda el azabache —. Aparte, tú fuiste el que puso el énfasis en la cláusula de que no tendríamos relaciones íntimas. ¿Qué bicho te ha picado ahora?

— Te lo estoy diciendo, necesito contacto físico — a estas alturas, el omega ya está completamente ruborizado y su corazón late a mil revoluciones por minuto —. Estoy harto de atiborrarme a supresores cada vez que salimos. Además, alguien me ha sugerido la posibilidad de que quizás tengas dificultades para... levantar el helicóptero.

Seok habla muy en serio, pero aquella conjetura y esa forma de referirse a su miembro viril desata la risa del abogado.
Estúpido Min Yoongi, incluso la manera en que se ríe es educada y elegante, pues el alfa se tapa la boca colocando el dedo índice ante sus labios y voltea cabeza a un lado hasta que cesan las carcajadas.

— Puedes estar tranquilo, la disfunción eréctil no figura entre mis problemas de salud.

— ¿Entonces por qué no quieres acostarte conmigo? — pucherea Hoseok.

— Porque tu actitud me da a entender que aún no sabes lo que quieres — apunta el mayor —. Cambias de opinión cada cinco minutos y no sé si dentro de media hora todavía pensarás que es buena idea que tengamos sexo, o me mandarás a la mierda por no respetar nuestro trato. Por eso lo mejor será que nos ciñamos al plan inicial y sigamos poco a poco como hasta ahora. El sexo es totalmente prescindible en esta etapa de nuestra relación.

— ¿Pero qué relación? ¡Si no somos pareja! Ni siquiera nos hemos besado — le espeta, frustrado.

— Exacto, si no ha habido besos, es impensable que haya coito. No es el momento. Mantengo mi plan de cortejo y te prometo todo se hará a su debido tiempo. Yo no necesito usar el avioncito para demostrarte mi valía como alfa.

— Helicóptero — le corrige Seok.

— Como si quieres llamarlo ala delta — rechista Yoongi —. Quiero ganarme tu corazón y tu confianza primero, lo demás es secundario.

— Para mí no lo es. Como tú mismo dijiste aquel día en el restaurante, tengo necesidades. Y si tú no estás en las mismas, eso sólo puede significar dos cosas: o no te atraigo tanto como dices, o realmente tienes algún problema y estás atrasando el momento de la verdad porque te da vergüenza que lo descubra. ¿Qué es, eh? ¿Un tercer testículo? ¿Eres precoz? ¿O en realidad no te gusto y sólo quieres convertirme en tu criado personal?

Para cuando termina su impulsiva perorata, Seok tiene los mofletes encendidos como un semáforo rojo, le sudan las manos y su corazón resuena en su caja torácica como una metralleta en el campo de batalla.

Es consciente de que está siendo inmaduro y que es humillante que ahora le esté rogando a Yoongi que haga justo lo que antes le pidió que no hiciera, pero es que le resulta demasiado frustrante y hasta doloroso que él se derrita por el alfa, mientras que el mencionado se mantiene siempre tan sereno y sosegado, tan inalterable incluso cuando las feromonas sexuales de Hoseok inundan el ambiente.

Parece que Min va a decir algo, pero de golpe se abre una de las puertas vecinas y de allí sale una señora bastante mayor, ataviada en una bata estampada de flores y un abultado gorro de dormir en la cabeza. Tras lanzarles una mirada fulminante por turbar la paz en el rellano, la mujer se dirige a Yoongi con un gesto suplicante.

— Joven, por favor, hágale el amor para que se calle. Así no hay quien oiga la televisión.

La puerta se cierra tal como se abrió, dejando a tanto al alfa como al omega mudos y sonrojados desde el cuello hasta las orejas. Seok quiere que se lo trague la tierra, en tanto que Yoongi luce tenso y sus labios están apretados en un rictus de difícil interpretación.

Sin mediar palabra todavía, Min coge a Hoseok de la mano y lo lleva de vuelta al apartamento, entra con él y cierra la puerta para que tengan privacidad. Para ser honesto, Yoongi prefiere que nadie más escuche lo que va a confesarle a Hobi.

— ¿Quieres la verdad, Hoseok? — habla por fin y, para asombro del omega, el rubor que presentan las mejillas del abogado alcanza una tonalidad rojiza nunca antes vista —. Eyaculé sobre tu chaqueta. Dos veces seguidas. No podía devolvértela con las pruebas del crimen, por eso me vi en la obligación de lavarla — confiesa, y aunque no osa mirar a Seok a los ojos, alcanza a ver de reojo que le ha dejado boquiabierto —. No tengo ninguna dificultad para tener una erección y estoy convencido de que podré complacerte cuando tengamos sexo, pero no tengo intención de demostrártelo en esta fase del cortejo, así que tendrás que conformarte con mi palabra.

— No quiero conformarme — protesta el más joven —, quiero hacerlo contigo.

— Yo también quiero, créeme. Pero soy un caballero, y eso no va a pasar. Buenas noches.

Yoongi hace el amago de abrir la puerta para marcharse, mas la voz de Seok detiene antes de que dé un solo paso.

— ¡A la mierda tu estúpido protocolo, y tu estúpido cortejo, y tu estúpido sentido de la decencia y... y todo! He pisoteado mi orgullo y mis principios para pedirte esto, porque mi lado omega te desea tanto que ya ni los supresores me alivian, y tú me das la espalda como si nada.

— Hoseok...

— Cállate, ¡te odio! — brama el omega. Su labio inferior tiembla de rabia —. Odio no poder controlar mis sentimientos y las reacciones que provocas en mi cuerpo, odio que el cortejo sea tan lento y que tú seas tan correcto todo el tiempo, pero sobre todo, odio mostrarme débil y patético delante de un maldito alfa... Y quiero que sepas que únicamente lo he hecho porque ese alfa eres tú, y confié en ti. Enhorabuena, lo has conseguido — concluye exhalando un suspiro largo y cansado —. Me gustas, ya lo he dicho. Y si realmente quieres un futuro conmigo, haz algo para demostrármelo o vete de una vez y no vuelvas más.

El semblante sereno y despreocupado que suele exhibir el abogado se ha esfumado por completo. Ahora, ante aquel ultimátum, en su rostro se ha instalado una expresión de seriedad absoluta, incluso muestra un mínimo apunte de ira que logra estremecer a Seok cuando al fin levanta los ojos del suelo y sus miradas se enfrentan.

Sin embargo, la mirada penetrante del mayor no es lo único que envía escalofríos por toda la espalda de Hoseok; también lo sobresalta el hecho de que Yoongi se acerca peligrosamente a él y, por primera vez, el alfa se permite el atrevimiento de impregnar a Seok con su intensa fragancia mientras lo mantiene acorralado entre su cuerpo y la pared.

De ser posible, Hoseok pegaría la espalda al tabique que tiene detrás de su espalda, pero Yoongi no le deja; ahora ahí atrás se encuentra su mano, sosteniendo al omega e impidiendo que se escape. La otra mano del alfa, férrea y cálida, se posa en la nuca de Seok y el mencionado ya no puede moverse ni aunque quiera.

— Lo haré, pero luego no quiero quejas — hecha la advertencia, Yoongi procede a hacer lo que su alfa interior también lleva exigiéndole hace tiempo: probar los labios del omega que le ha estado quitando el sueño y la cordura desde el mismo día que pisó su despacho más de un mes atrás.

Si los besos pudiesen matar, Seok habría caído fulminado ahí mismo a causa del beso tan apasionado con que Min ha decidido iniciar la demostración de todo lo que tiene para ofrecerle, más allá de las citas románticas, los regalos y su corazón en bandeja.

Sin relajar ni un ápice su agarre, Yoongi besa a Hoseok con fuerza e ímpetu, ejecutando sus movimientos con una fogosidad rayana en la violencia que provoca, al mismo tiempo, escalofríos y pinchazos de calor en varias zonas clave del cuerpo de Hoseok.

El beso no es tierno, ni dulce; es febril, húmedo y demandante... No obstante, aunque el oxígeno escasea y los gimoteos de Seok se hacen oír cada pocos segundos, Min no le está haciendo ningún daño. Todo lo contrario, el mayor besa de maravilla y a Hoseok le encanta que lo haga así, que lo abrace posesivamente contra su cuerpo mientras reclama codiciosamente a besos cada parte de su boca.

La lengua del alfa, tan habilidosa como sus labios, invade y explora la cálida cavidad bucal de Seok a su antojo, sus cuerdas vocales emiten sonidos roncos de placer al enredarse con la lengua ajena, y de vez en cuando, le da un respiro al omega para succionar y morderle los labios, que se ponen más sensibles y rojos a cada segundo que pasa.

Hoseok ya no sabe lo que está sucediendo. La única certeza que tiene es que su lado omega está más feliz que nunca y que su cuerpo está respondiendo a ese simple beso con una euforia exagerada; liberando feromonas calientes a punta pala y produciendo lubricante sin poder contenerse.

Hobi no tiene control sobre las reacciones naturales de su cuerpo frente a los estímulos de Yoongi, ni lo va a tener, porque en esta ocasión no se ha tomado ni un solo supresor.

El omega apenas puede respirar por culpa de los voraces labios de Yoongi, pero no le importa en absoluto. En ese instante se siente inexplicablemente bien, como esas veces cuando te ríes tanto que te da dolor de tripa y empiezas a quedarte sin aire, pero quieres seguir riendo a carcajadas porque la sensación es maravillosa.

Con ese beso Yoongi consume el aliento de Hoseok, así como cualquier pensamiento racional que pueda albergar en su mente y, de paso, envuelve por completo el trémulo cuerpo del omega en su aroma a melisa y cítricos.

Todo esto parece un sueño a los ojos de Hobi, ahora cerrados para poder concentrarse en disfrutar de cada pequeño detalle de lo que está ocurriendo.
La forma tan deliciosa en que los labios de Yoongi se aprietan y deslizan una y otra vez contra los suyos; la capacidad que tiene el mayor de determinar la intensidad perfecta para mordisquearlos sin lastimarlo, hambriento pero cuidadoso; los jadeos ásperos que flotan en el aire en compañía de sus feromonas dominantes...
Todo en conjunto está logrando que Hoseok gima y se derrita entre los fuertes brazos del abogado.

De ser esto una serie de dibujos animados, a Seok ya se le estaría saliendo el humo por las orejas como si de una locomotora de vapor se tratase, y su cabello saltaría por los aires como un peluquín para después volver volando a su sitio, quedando cómicamente despeinado.

Es increíble que este alfa tan tranquilo y aparentemente recatado le esté dando un beso tan ardiente y lascivo como aquel, pero está sucediendo. Ni alfas, ni betas, ni omegas; nadie le ha dado nunca un beso tan condenadamente delicioso como el que acaba de recibir de Min Yoongi.

Incluso el hilo de saliva que conecta sus bocas es perfecto y resiste durante algunos segundos, tiempo en que Hobi espera que el abogado vuelva a besarle, pero está claro que se acabó lo que se daba.

— Acabo de saltarme una fase entera del cortejo tradicional. ¿Ya estás contento? — la pregunta de Min suena como una reprimenda, un regaño. Sin embargo, Seok no se amedrenta.

— No. Esta noche quiero que te las saltes todas — responde con determinación.

Otros alfas en su lugar ya estarían cachondos y medio desnudos, cegados por sus más bajos instintos y desesperados por meterla en el agujero más próximo, pero Yoongi demuestra una vez más que él no es como la mayoría.

En vez de ponerse contento ante la premisa de que esta noche va a follar, el abogado parece enfadado. ¿Qué alfa se enoja cuando le pides sexo? Este tipo no deja de asombrar a Hoseok.

A pesar de que acaba destruir las pocas defensas y autocontrol que le quedaban al omega con su ávido beso, ahora Yoongi sigue manteniendo las distancias; parece que le da miedo que Seok explote de repente como una bomba si lo vuelve a tocar.
Y en efecto, así es. El abogado desea a Hoseok, por supuesto que quiere hacerlo suyo, pero teme echar a perder en una sola noche todo lo que se ha esforzado en construir durante el último mes.

— ¿Es tu última palabra, Hoseok?

— Lo es — confirma Hobi —. Ya he conocido al caballero, ahora necesito conocer al alfa que se esconde detrás.

 Ya he conocido al caballero, ahora necesito conocer al alfa que se esconde detrás

Chapter 8: El Amante.

Notes:

YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Posible lenguaje vulgar | Smut, Contenido sexual explícito
⚠️POR FAVOR, si algo de esto no te gusta, NO lo leas. Gracias.

Chapter Text

"Ya he conocido al caballero, ahora necesito conocer al alfa que se esconde detrás"

"Ya he conocido al caballero, ahora necesito conocer al alfa que se esconde detrás"

Todas las cartas están sobre la mesa, la suerte está echada.
Hoseok ya sabe lo que quiere que pase, pero aún no sabe seguro lo que finalmente pasará y el silencio de Min no le ayuda a descifrar qué es lo que planea hacer el mencionado.

La atención del abogado ahora está centrada en las bolsas de regalo abandonadas en el suelo. Por la forma en que las mira, con una mueca ambigua que bien puede ser de tristeza a juzgar por su mirada aparentemente afligida y el mohín en sus labios, o augurar un brote de ira considerando la dilatación ocasional de sus fosas nasales y el ceño fruncido, Hoseok deduce que Min todavía está debatiendo consigo mismo qué debería hacer.

Vaya, quizás a este hombre realmente le hace ilusión llevar a cabo el cortejo paso a paso y no será fácil que dé su brazo a torcer.

Al notar cómo se va relajando el abrazo alrededor de su cintura, el omega contempla varios escenarios posibles: uno, que Yoongi se niegue a cumplir su petición y se marche; dos, que se niegue, pero aun así puedan llegar a algún tipo de acuerdo; tres, que no se niegue, pero que antes de hacerlo, proceda a explicarle cómo y por qué sería un error que se acostaran tan pronto...

Sin embargo, Seok no podría estar más lejos de la verdad. Min ha hecho el amago de soltarle, pero no para alejarse de él, sino para apoyar bien el brazo en su espalda mientras la otra mano se cuela por detrás de las largas piernas del omega.
Tras un fugaz parpadeo, Hobi ahoga un gritito al darse cuenta de que se encuentra flotando lejos del suelo gracias a los brazos del alfa, quien ahora le sostiene al más puro estilo nupcial.

Yoongi lo ha levantado de forma tan rápida y repentina que una de las pantuflas de conejo de Hoseok ha volado hacia las bolsas de ropa, casi como la mente del joven, que parece abandonar el cuerpo por unos instantes cuando Seok se aferra al cuello del mayor por instinto – por seguridad – y su aliento choca suavemente con el del contrario al mismo tiempo que la fragancia a melisa y cítricos lo envuelve por completo.

— ¿Harás lo que te pedí? — cuestiona Seok, incrédulo porque ya había empezado a pensar que le rechazaría.

Yoongi responde que sí asintiendo con la cabeza, después de lo cual se pasa la lengua por los labios y ese sutil gesto le da alas al omega para creer que ahora le volverá a besar... Pero va a ser que no.

— ¿Dónde está el dormitorio? — Min da prioridad a las preguntas importantes antes que a los besos.

— Al fondo, a la derecha — contesta Seok —. Bájame, puedo ir yo solo.

— Ni hablar, esto es por tu bien — replica el mayor —. No quiero que te lastimes más el pie haciendo esfuerzos innecesarios.

Hoseok no protesta más ya que el deseo de seguir disfrutando de cerca del aroma de Yoongi resulta ser más fuerte que su orgullo y las ganas de demostrar que no necesita la ayuda de ningún alfa.
De este modo, Yoongi se sale con la suya y lleva al más joven en brazos creyendo que le duele el pie, cosa que Seok, evidentemente, no tiene intención de desmentir.

No aprovechar aquella cercanía habría sido un crimen y, antes de llegar al pasillo, el alfa y el omega propician un reencuentro cálido y húmedo entre sus bocas; un beso de creciente fervor que se cobra el oxígeno de ambos y los hace liberar feromonas cada vez más calientes.

El camino hasta la habitación no es largo, pero el alfa lo recorre despacio; no porque le cueste llevar a Hoseok, sino por culpa de los besos, que entorpecen y ralentizan sus pasos. Cabe aclarar que esto no se debe a que Min no pueda caminar y besar al mismo tiempo, lo que pasa es que le cuesta avanzar con los ojos cerrados en el ya de por sí poco iluminado pasillo.
La luz del dormitorio arroja algo de luz afuera, suficiente como para no andar a tientas, pero el problema aquí es que los ojos de Yoongi se cierran de forma automática cada vez que sus bocas comparten un roce, por mínimo que sea.

Los besos del abogado arden en los labios de Hoseok como brasas de fuego que amenazan con evolucionar en un incendio cuyo foco, aparte de la boca del omega, se ubicaría entre sus piernas, y aunque físicamente no hay llamas ni chispas surcando el aire, las pulsaciones y el calor ahí abajo son tan intensos que Seok jadea y se siente derretir en cada contacto con la piel ajena.

Es la primera vez en años que Hoseok está en una situación íntima con un alfa y, pese a que echarse atrás no forma parte de sus planes, le es inevitable ponerse nervioso e incluso asustarse por lo que pueda pasar cuando Min intenta introducir las manos debajo de su sudadera para quitársela.

— Dame un momento — murmura Hobi y gira sobre sus talones para darle la espalda al mayor —, prefiero quitarme la ropa yo mismo.

— Está bien — a pesar de la tentación, Yoongi no se queda mirándole como un pervertido; por el contrario, se voltea hacia el lado opuesto y empieza a desvestirse también —. Avísame cuando estés listo.

En algunas de sus fantasías con Min, este le arrancaba la ropa sin esperar permiso, pero en este momento Seok prefiere desnudarse por su cuenta. Y es que las cosas no fueron nada agradables la última vez que un alfa quiso despojarlo de su ropa...
Por este motivo, Hobi se sorprende gratamente de que Yoongi tenga la bondad de darle su espacio, incluso en esas circunstancias. No todos los que ha conocido han sido tan pacientes y respetuosos a puerta cerrada, así que esto suma otro punto a favor del apuesto abogado.

Deshacerse de la sudadera es fácil, pero la parte de abajo ya cuesta más; el segundo de los tres botones metálicos del cierre de su pantalón se le resiste y Seok rechina los dientes en lo que trata de desabrocharlo. Maldita sea, si hubiese sabido que el plato fuerte de la noche vendría antes que la cena en sí, se habría quedado en pijama.
Cuando por fin consigue deshacerse de toda su ropa, el joven de pronto se siente... desnudo. Valga la redundancia, ¡está desnudo! ¿Y ahora qué? Repentinamente cohibido, el omega ve en la cama una tabla de salvación.

Hoseok se ha imaginado follando con Min Yoongi en poses vergonzantes y lugares muy diversos, pero a la hora de la verdad, nervioso como está, simplemente opta por meterse bajo las sábanas y esperar a que el mayor acabe de desvestirse.
La espera, no obstante, se está haciendo sospechosamente larga y a los pocos instantes Seok asoma la cabeza en busca del azabache.

Lo que ve le causa una oleada de frustración y le hace arrugar el entrecejo, además de apretar los labios en un rictus de molestia. Min no se ha escapado, pero se está desnudando a una velocidad enervantemente lenta y, por si fuera poco, se entretiene doblando con pulcritud cada prenda que se quita, para después colocarlas encima de la silla junto al escritorio.

¿Qué diablos le pasa a este hombre? Hobi es el primero en aplaudir a la gente que respeta el orden, ¡¿pero ahora se tiene que poner a doblar la ropa?!
Justo ahora, que el omega interior de Seok aúlla desesperado reclamando al alfa, y su cuerpo se cuece paulatinamente en el creciente calor de su propia excitación.

— Ya que estás, puedes guardar mi ropa seca del tendedero y poner otra lavadora — le espeta Hoseok con sarcasmo.

— Perdóname por ser ordenado y cuidadoso con las prendas que volveré a ponerme al salir de aquí para que no queden como trapos — Min le replica con el mismo tono de ironía.

— Me parece estupendo que lo seas, ¿pero te parece normal hacerlo justo en este momento?

— Hoseok, esto no es sólo por mí. Mira, tu dormitorio está impecable — señala Yoongi mientras dobla meticulosamente su ropa interior —. Me da hasta vergüenza dejar mi bóxer tirado por ahí. Vas a pensar que seré así de desordenado cuando estemos juntos y eso podría influir negativamente en tu veredicto final.

Hobi tiene otra réplica preparada en la punta de la lengua, pero en cuanto Yoongi se gira hacia él, ahora completamente desnudo, el omega enmudece, sus feromonas se disparan y se le queda la boca seca; tan seca como mojada comienza a estar su entrada, que late con intensidad y rezuma lubricante ante la vista tan tentadora que le ofrece el azabache.

Su tez es tersa y pálida como una pieza de porcelana, en esa piel lechosamente blanca sobresalen los dos puntitos oscuros que son sus pezones, y bajando la mirada por el torso tonificado del alfa, los ojos de Hobi topan con una fina capa de vello púbico.
El joven traga como puede en seco y su entrada se contrae involuntariamente cuando vislumbra por primera vez el erecto miembro viril del abogado Min Yoongi.

A Hoseok le encantaría decir que no es para tanto, convencerse de que los ha visto mejores y que esperaba más, pero la verdad es bien distinta. Honestamente, le cuesta recordar un pene que pueda equipararse al de Yoongi en ningún aspecto; nunca ha tenido para sí uno tan grande, ni mucho menos tan gordo.

Para ser sincero, Seok se queda tan impresionado con la polla de Min que le surge la duda de si el aparato reproductor del alfa es un fenómeno natural, o algún cirujano plástico se ha marcado allí la remodelación más admirable de toda su carrera.

El falo ya se veía imponente de lejos, pero de cerca gana todavía más y Hoseok se siente tentado de agarrarlo cuando Yoongi se cierne sobre la cama con una sonrisa seductora. Sin embargo, su propio orgullo le echa el freno y Hobi no hace nada, a pesar de que se muere por tocar, masturbar e incluso probar con su lengua la prominente verga del abogado Min.

— ¿Ansioso por empezar, Hoseok-ah?

El más joven entorna los ojos y rebufa con fastidio para aparentar entereza, mas lo cierto es que sí; más que ansioso, Seok está que se sube por las paredes.
No obstante, ya ha hablado suficiente en el rellano y no va a darle a Min el gusto de oírle repetir lo necesitado que está de un buen polvo.

— Deseando terminar, más bien.

— Entonces tengo malas noticias para ti, porque yo no tengo prisa por acabar — declara el otro —. Me gusta enfocarme en el proceso, igual que hago en mi trabajo. El final es importante, pero en gran medida viene definido por el trayecto y el esfuerzo empleado en...

Blah, blah, cállate y bésame, le diría Hobi. O cállate y fóllame. Con lo que se está demorando en comenzar por andar de cháchara, más le vale que lo que tiene para ofrecer realmente valga la pena.
Pese al tamaño que gasta el miembro del mayor, Hoseok no quiere hacerse muchas ilusiones porque, como es sabido, las grandes expectativas conllevan enormes decepciones.

Desea a Yoongi, ha fantaseado mucho con él, pero basándose en otras experiencias con alfas, Hoseok sabe que no puede esperar gran cosa. Los alfas, por norma general, se centran en su propio placer cuando follan, y si bien el sexo es agradable y satisfactorio, no se puede decir que sea algo extraordinario.

Echando la vista atrás, en el baúl de su memoria, sus mejores orgasmos no se los han dado los alfas con los que ha estado, sino otros omegas.
Por ello, Seok no espera que el sexo con Min sea algo del otro mundo. Se conforma con que aplaque un poco la calentura que le viene torturando desde que se conocieron, eso será más que suficiente.

Su mente quiere convencerse de eso, pero la fiebre de su cuerpo y el olor a celo de sus feromonas gritan todo lo contrario. Ni siendo el mejor amante del mundo podría Yoongi sofocar la pasión del omega con un triste revolcón... Haría falta mucho más, pero ¿estaría a la altura? Hoseok está impaciente por descubrirlo.

Por más que en voz alta lo niegue, a estas alturas Hoseok ya se siente bochornosamente necesitado del contacto físico del alfa – incluso más que el omega dentro de él – y no espera a que Min le diga qué hacer, pues él mismo tiene la iniciativa de ...

Por más que en voz alta lo niegue, a estas alturas Hoseok ya se siente bochornosamente necesitado del contacto físico del alfa – incluso más que el omega dentro de él – y no espera a que Min le diga qué hacer, pues él mismo tiene la iniciativa de darle la espalda en cuanto el susodicho se sube a la cama.
Además de voltearse, el más joven hace un tímido ademán de ponerse en cuatro para no perder más tiempo, mas entonces sucede algo inesperado: Yoongi le rodea con un brazo y tira de él para abrazarlo contra su cuerpo, adhiriendo su pecho a la espalda del omega, ambos de rodillas sobre el colchón.

Hasta hace cinco segundos, Hoseok estaba convencido de que Min le agarraría el culo y en un abrir y cerrar de ojos lo tendría dentro; no obstante, no siente ni el más mínimo roce de esas grandes manos en su trasero, sino en los costados de su torso.
Las manos del alfa lo acarician allí con las yemas de los dedos, brindándole una sensación agradable que eriza todos los vellos de Hobi. Acto seguido, sus manos se deslizan hacia delante, rodeando nuevamente el abdomen de Seok para que enderece la espalda y vuelva a apoyarse en el pecho del alfa.

El menor no entiende qué está haciendo Min, no puede verlo porque el mencionado está detrás de él, y tampoco alcanza a preguntar qué pretende ya que las dudas se esfuman junto con el resto de sus pensamientos cuando la nariz de Yoongi se clava en su glándula de feromonas, provocándole cosquillas al olfatearlo y al hablar con los labios prácticamente pegados a su piel.

— Chocolate y avellanas... — un escalofrío desciende por toda la columna de Seok tan pronto como Yoongi entreabre los labios y deja un beso húmedo justo sobre su glándula aromática. El roce caliente y mojado de la lengua del alfa estimula la delicada zona al lamerla, haciendo que segregue todavía más feromonas sexuales —. Sabes tan dulce como hueles, omega... Eres perfecto.

Quizás ya estuviera sonrojado o tal vez no mucho, pero en el instante en que Min pronuncia esas palabras en su oído, una renovada ola de rubor impacta los pómulos del omega y este se muerde el labio inferior para reprimir los gemidos mientras Yoongi continúa devorando a besos, lamidas y chupetones su glándula de feromonas.

Sorprendentemente, estas atenciones excitan a Hobi hasta límites insospechados. Los brazos pálidos del alfa no le sueltan, y aunque puede sentir la dureza del pene del mayor contra la parte baja de su espalda, Hoseok apenas se percata de ello porque tanto su cerebro como su lado omega están enfocados en disfrutar de los besos tan placenteros que Yoongi está repartiendo por su cuello.

Cada vez que el alfa acaricia aquella hipersensible zona con su lengua, cada vez que presiona sus labios ahí, ya sea para besar o succionar, cada vez que siente a Yoongi suspirar sobre su piel humedecida por la saliva, Hoseok se estremece de los pies a la cabeza y jadea por el ferviente hormigueo que esos ricos estímulos generan en sus partes bajas.

¿Por qué Hobi no sabía que podía sentir tanto placer jugando con esa parte de su cuerpo? No es la primera vez que alguien le besa allí, pero nadie nunca se había tomado el tiempo y la molestia de atender su glándula aromática con tanto esmero, por no hablar de que la forma en que Yoongi lo hace es poco menos que enloquecedora.

Sin embargo, a pesar de lo mucho que lo está disfrutando, Hoseok sale del trance y se remueve, inquieto, al sentir los puntiagudos colmillos del alfa rascando su piel.

— N-no me marques — balbucea entre gemiditos —. Como me muerdas, te mato...

— No lo haría, ni aunque me rogases de rodillas — sentencia Min.

La respiración del mayor cayendo contra su cuello causa otra cadena de estremecimientos en buena parte del cuerpo de Seok, una muy buena sensación. No obstante, sus palabras hieren un poco el orgullo del joven. Quizás porque Hobi espera que sea el alfa quien le ruegue a él que le deje marcarle, pero no tiene pinta de que eso vaya a suceder.

A decir verdad, si Yoongi insistiera un poco, sólo un poco, Seok cedería, estiraría su cuello cual cisne y seguramente él mismo le exigiría a gritos que lo mordiera rápido, antes de que cambiase de opinión.

Pero Min no lo presiona, no quiere forzarlo a hacer nada, no pide más de lo que Hoseok da a entender que está dispuesto a darle... Y eso es maravilloso y frustrante a partes iguales.

— Entonces... agh... ¿A qué demonios estás jugando? — inquiere Hobi, pues los colmillos del mayor siguen paseándose descaradamente por su piel. El alfa esboza una sonrisa al ver de soslayo el adorable puchero triangular que hace Hoseok cuando se enfada.

— Sigo cortejándote, primor — el cumplido logra que el corazón Seok se salte un latido —. Tal vez no sea la forma más tradicional, pero algunos dicen que el camino más directo al corazón de un omega pasa por su glándula aromática.

— Qué estupidez — Seok desmerita lo dicho por Yoongi, pero sin querer se le escapa una risita traicionera —. Por desgracia, no hay nada más tradicional que morder a un omega en su punto más débil para subyugarlo, pero eso no te garantiza su amor.

— Lo sé, por eso yo quería enamorarte antes de morderte. Por eso quería conseguir tu corazón antes que tu cuerpo. Por eso estoy trazando mi territorio poco a poco, porque quiero que veas lo que puedo darte y hacer que desees lo mismo que yo — como Yoongi continúe hablando tan cerca de su oído con esa voz ronca y sexy, Hobi va a colapsar —. Todavía no te daré mi marca, pero haré que ansíes tenerla, Hoseok-ah... Haré que me aceptes como tu alfa.

Bueno, considerando que están en la cama, podría decirse que ya lo ha logrado. Hobi abre la boca para decirle que ya tiene lo que quería, que lo quiere como alfa, pero hablar en caliente nunca es buena idea. ¿Y si lo suyo al final no funciona? Es mejor medir bien las palabras, para que luego no se vuelvan contra uno.

Voceando solamente gimoteos y mmhs bajitos, Hoseok deja que Min siga jugueteando con aquel embriagador punto erógeno a su antojo; mientras esos dientes afilados no penetren en su piel, no hay problema.
Porque por mucho que esos colmillos rascan y presionan tentativamente la delicada piel de su cuello, mordisqueando de manera superficial y succionando la glándula de olor, no llegan a causarle ninguna herida. Lo único que le provoca Yoongi es placer, lujuria y unas ganas terribles de empujarlo y sentarse sobre su verga de una buena vez para saciar el hambre de sexo que le ha perseguido desde que se conocieron.

Mierda, si Min sigue así, Seok realmente podría correrse solo por la estimulación de su glándula de feromonas. Este tipo sabe bien lo que hace... y el omega espera que no se detenga hasta llevarlo al orgasmo.

Sin embargo, de repente los labios del alfa abandonan sin aviso su cuello y Hoseok exhala un quejido de protesta por ello. Yoongi, por su parte, sigue a lo suyo y arrastra el camino de sus besos hacia la espalda del más joven, robándole más suspiros en el proceso.

Alguno de los dedos de Min, probablemente el corazón o el índice, dibuja una línea recta por la columna de Hobi, y antes de llegar abajo del todo, lo presiona hacia adelante con suavidad para que – ahora sí – se ponga en cuatro para él.
Las rodillas del omega se alejan la una de la otra al separar las piernas, empina su redondo trasero y respira hondo. Está listo, sólo falta que Yoongi haga su parte... ¡Un momento, falta algo!

— ¡Espera, olvidé sacar los condones de la cómoda! — exclama Seok, mas el mayor no parece preocupado al respecto.

— No nos hacen falta — repone Min.

— ¡¿Qué?!

Shh, confía en mí. Sé lo que hago.

¡Este sinvergüenza quiere que tengan sexo sin protección! ¡Lo sabía, si es que lo sabía! No se puede confiar en ningún alfa; a la que te descuidas, te la meten doblada, y nunca mejor dicho.

Hoseok ya está buscando con la mirada algo contundente con lo que golpear a Yoongi en caso de tener que defenderse, pero su cuerpo sufre una leve oleada de calor que le nubla la mente y anula esos planes violentos.

— Agh... ah... mh... — el omega entierra el rostro en una de las almohadas, la abraza y ahoga en ella los gimoteos vergonzosamente agudos que manan de su garanta.

Lo que Yoongi le está haciendo se siente jodidamente rico y todo su cuerpo tiembla gracias al músculo habilidoso, resbaladizo y caliente que se entretiene torturando ricamente su sensible entrada bañada en lubricante, y ahora también en saliva.

Por eso dijo que no necesitaba el preservativo. Min se lo va a follar, efectivamente, pero no con la verga... sino con la lengua.

El aroma embriagante del omega y la vista de su agujerito rosado ya son estímulos suficientes para que la boca del alfa se humedezca, pero saborear el exquisito lubricante natural de Hoseok desata por completo la glándula salival de Yoongi, y pronto la deliciosa mezcla conformada por la baba y el dulce fluido que segrega el omega empapa por completo su entrada y toda la piel alrededor.

Es evidente que Yoongi tiene experiencia en esto, porque lo hace terriblemente bien.
Cada movimiento que ese ardiente y salivoso músculo ejecuta alrededor del arrugado y sensible hoyito del omega lo lleva a gimotear pidiendo más, estrujar las sábanas y lubricar sin control, por no hablar de cuando se desliza dentro de él en pequeñas pero intensas penetraciones.

Los gemidos de Hoseok se vuelven más agudos por segundos y brotan de sus cuerdas vocales igual que la humedad chorrea por su entrada cada vez que la lengua de Yoongi sortea desvergonzadamente el esfínter, abriéndose camino en su latiente agujero, jadeando roncamente contra la piel ajena mientras su lengua entra y sale contribuyendo al placentero e hirviente cosquilleo que se está formando en el bajo vientre de Seok, produciendo sonidos sucios y obscenos que los excitan aún más a ambos...

Acaba de quedar demostrado que besar no es lo único que Yoongi sabe hacer como todo un experto.
Hoseok no puede creer que esa boca y esa lengua que ahora le están haciendo ver chispazos eléctricos y chillar sin control sean las mismas que pronunciaban cursilerías en sus citas y le hablaban de tradicionalismos y respeto.

Ahora lo que le parece una auténtica falta de respeto es que Min no le haya comido el culo antes.

La lengua de Yoongi todavía se encuentra jugueteando ahí atrás, cuando de pronto el omega es acribillado por un latigazo de placer mucho más intenso que las punzadas de calor y el candente hormigueo que no han dejado de aumentar desde que el alfa le dio el primer beso; es un golpe de ardor crudo y extasiante que desencadena toda una oleada de convulsiones placenteras dentro de su cuerpo.

Se sucede un caos digno de admirar cuando Seok se corre entre gritos y gemidos con la lengua de Min todavía en su culo, lamiendo sin descanso su pequeña entrada. Los hilos de semen manchan la sábana debajo de Hoseok y, segundos después, también su piel al caer rendido encima.

Después del clímax del omega, Yoongi finalmente se aleja del empapado y sonrosado agujerito de Hoseok sin dejar de relamerse los labios para recoger los restos del lubricante del omega que tan dulce le ha sabido.

Haciendo memoria, Seok se ha masturbado muchas veces imaginando cómo el abogado se lo folla en diferentes sitios y posturas, y aunque sus fantasías a menudo incluyen el sexo oral, nunca se le habría ocurrido que su primer orgasmo con Yoongi se daría gracias a las atenciones de la lengua del alfa en su goloso agujero.

Sin importarle que la sábana debajo de él está sucia por su propia corrida, Hoseok se da la vuelta para recostarse boca arriba y poder ver a Yoongi de frente.
Sin embargo, de pronto el alfa dice algo que hace saltar todas las alarmas de Hobi.

— Nunca olvidarás esta noche, omega —Yoongi ha elegido mal las palabras, pero aún no lo sabe. Y esa es la razón por la que la reacción de Hoseok le descoloca.

"Recordarás este día el resto de tu vida, omega"
Con una claridad abrumadora y terrorífica, desde el interior de su cabeza resuena una voz lejana que viene acompañada de un eco insoportable: es la voz del ex novio alfa que intentó agredirle en el pasado.
Hoseok ya no escucha al abogado Min, no le oye; no oye nada salvo un pitido agudo y la voz procedente de aquel recuerdo tan amargo.

— Para, p-por favor... — Seok se pone a la defensiva cuando el mayor intenta abrir sus piernas para colocarse en medio —. Detente, no puedo hacerlo...

— ¿Pero por qué, Hoseok? — cuestiona Yoongi, extrañado por el inexplicable cambio de actitud del omega —. Creía que querías...

— ¡He dicho que pares, joder! — Seok le grita y lo aleja de una patada, totalmente fuera de sí —. ¡Aparta, n-no me toques!

El alfa deja de insistir y se echa para atrás, visiblemente confundido por la repentina violencia y hostilidad de Hoseok. Sin hacer movimientos bruscos ni invadir su espacio personal, Yoongi toma asiento en el lado libre de la cama para después tapar sus partes nobles con la frazada.

Un silencio insoportablemente tenso empieza a sobrecargar el aire; las feromonas que flotan a su alrededor ya no son dulces, la pasión abrasadora que ardía como un incendio entre ellos hace un momento se ha apagado como una vela al viento.

Todo se ha ido a la mierda en una fracción de segundo y Yoongi ni siquiera entiende el porqué.
La cama de Hoseok no es muy grande y apenas los separa un palmo y medio de distancia, pero al abogado le parece que de golpe se ha abierto una brecha abismal entre ellos.

Seok luce enojado, o al menos eso intenta aparentar, mas lo cierto es que Min se percata enseguida de que el omega no está enfadado... sino asustado.
Huele a miedo y a tristeza y Yoongi se pregunta qué ha hecho mal para que Hobi haya reaccionado de esa manera justo cuando todo marchaba sobre ruedas.

— Hoseok, ¿qué ocurre? ¿Me he excedido? — el omega no le contesta, ni siquiera le mira. No es agradable sentirse ignorado, pero aun así Min respeta el silencio del más joven. Con aire de resignación, añade: — Si he hecho que te haya molestado o incomodado, lo siento. Por favor, dime algo.

En vista de que no habrá ninguna conversación esclarecedora, Yoongi exhala un largo suspiro, retira la sábana y saca un pie fuera de la cama para ir a por su ropa.

— Será mejor que me vaya — murmura mientras hace el amago de levantarse.

Sin embargo, de pronto siente la calidez de la mano de Hoseok en su antebrazo y se vuelve hacia el omega con un claro gesto de sorpresa. La voz de Hobi no es más que un susurro, pero Yoongi escucha perfectamente la petición que le hace.

— Quédate... Por favor.

Estoy nerviosísisima por este cap y el siguiente 🥹 (en efecto, la noche continúa jsjs)

Chapter 9: El Conflicto.

Notes:

🔞Ship: YoonSeok/Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Sм ит, Contenido se x val explícito | Lenguaje vulgar | Historia corta.

⚠️Aviso: La primera parte de este capítulo toca temas delicados tales como relaciones tóxicas, malos tratos y violencia en el pasado de un personaje.
POR FAVOR, se ruega a las personas sensibles a estos temas que procedan con cuidado o se abstengan de leer. Gracias.
*Recordatorio de que todo lo que acontece en esta historia es FICCIÓN.

Chapter Text

 

Acatando la petición de Hobi, Min se queda con él en la cama, pero no puede dejar de sentir que su presencia está de más ahora mismo

Acatando la petición de Hobi, Min se queda con él en la cama, pero no puede dejar de sentir que su presencia está de más ahora mismo. Sigue campando un silencio incómodamente tenso en la habitación, el abogado no sabe qué hacer y la actitud de Hoseok no le ofrece ninguna pista sobre cómo debería proceder, pues el omega no le mira ni le habla a pesar de haberle pedido que se quede.

De alguna manera, Yoongi se siente responsable de lo que ha pasado, aunque no entiende en qué momento se torcieron las cosas y qué fue exactamente lo que tanto alteró al joven.

— Discúlpame, Hoseok — dice en un último intento por dar pie a una conversación —. Ya suponía que algo así podía pasar. No debí entrar a tu casa, en primer lugar. ¿Ves? Esto es lo que pasa cuando te saltas de golpe todas las fases del cortejo.

— No digas tonterías, esto no es por ti...

— ¿Entonces?

Los dedos de Hoseok juguetean nerviosamente entre sí sobre la sábana que le cubre el regazo. Su mirada es esquiva y parece que su voz se resiste a salir. Todavía no se anima a decir nada, lo único que suelta por sus labios son suspiros y más suspiros, a cada cual más largo que el anterior.

— Si no quieres hablar de lo que te molesta, no pasa nada — le dice el mayor —. Sólo dime si puedo hacer algo par...

— Intentaron violarme.

Seok se abraza a sí mismo cruzando las manos sobre el pecho mientras el ceño del alfa se frunce en profundidad ante aquella confesión.

— ¿Qué? ¿¡Quién fue el desgraciado!? — cuestiona Min, exaltado, y cierra los puños como si el individuo en cuestión estuviera en el dormitorio con ellos y pudiera golpearlo si tan sólo Hoseok lo señalaba.

— El último alfa con el que salí... quiso abusar de mí el día que rompí con él — procede a explicar con la voz trémula —. El tipo era un maldito vampiro emocional, pero nunca me había levantado la mano. Sin embargo, yo sabía que era capaz porque lo había visto golpear a su hermano. Si pegaba a otro alfa, que encima era de su propia familia, qué no haría con su pareja omega si un día llegaba a enfadarse de verdad...

— Entiendo que decidiste dejarlo por precaución, porque le tenías miedo — conjetura Yoongi, a lo que Seok asiente con un movimiento de cabeza.

— Fue por todo: el miedo, las discusiones, las vejaciones, el control constante, y eso que ni siquiera vivíamos juntos — recuerda con amargura —. No le caían bien mis amigos, se ponía celoso y se enojaba cuando salía con ellos; tampoco le gustaba cómo me vestía, me decía que debía ser más femenino, usar vestidos, faldas y lencería como los omegas normales, maquillarme para no hacerle pasar vergüenza por parecer un beta descuidado y feo, aprender a no replicarle cuando me daba una orden... Quería cambiarme por completo y moldearme a su gusto, cosa que me sacaba de quicio. Delante de mi familia, en cambio, interpretaba el papel del alfa más bueno del mundo... No sé cómo aguanté medio año con él.

— Eso es demasiado tiempo considerando lo tóxico de la relación, ese tipo era un completo imbécil. No puedo creer que aún exista gente así, me dan asco — reniega Yoongi —. ¿Cuál fue el punto de inflexión?

— Me dijo que quería un bebé. Para entonces yo ya sólo buscaba el momento para acabar con la relación, no quería estar con él y mucho menos iba a dejar que me preñara. Y volvimos a discutir — Yoongi nota un renovado temblor en la voz del omega —. Le dije que eso no pasaría ya que lo nuestro no iba a ningún lado, que lo mejor era que nuestros caminos se separasen. Se lo dije de la manera más suave posible, pero aun así montó en cólera.

Hoseok va bajando la voz y ahora es él quien mira alrededor con recelo, como si el alfa del que está hablando pudiera estar escondido en algún rincón del dormitorio. Ante la pausa, Min le dice que no tiene que contárselo todo si no se siente cómodo, pero Seok prosigue.

— Sinceramente, no esperaba que reaccionase de una forma tan violenta. Primero se lo tomó como un chiste y se rio en mi cara, luego comprendió que hablaba en serio y se puso como un energúmeno... Me insultó, me humilló, me golpeó, y al final... Me arrastró a la cama y dijo que iba a darme una lección, que recordaría ese día el resto de mi vida.

Hobi no quiere compartir en detalle las palabras y las acciones de su ex, eso sería como enjuagarse la boca con veneno y prefiere callárselo antes de que le vengan las ganas de vomitar. Todavía se le revuelve el estómago recordando las amenazas y las asquerosas intenciones de ese tipo, que no eran otras que ultrajar al omega hasta dejarlo preñado y morderlo para asegurarse definitivamente de que no fuera a dejarle.
Sin embargo, aquel idiota había subestimado a Hoseok al pensar que no sería capaz de defenderse.

— Por suerte, todo quedó en un susto — continúa Seok tras recuperar fuerzas —. Él era deportista, jugaba al rugby, físicamente no tenía muchas posibilidades contra él y además había usado la voz de mando para obligarme a callar... pero en un descuido le abrí la cabeza con uno de los trofeos que acumulaba sobre el cabecero de su cama. ¿Sabes esas pesadillas donde intentas correr, pero tus piernas apenas se mueven? Así me sentí. Parecía que no avanzaba, que me atraparía... Salí de ahí con la boca llena de sangre y un ojo morado, pero lo importante es que escapé. Me salvé de un destino horroroso a su lado.

— Pero Hoseok, eso es terrible. Espero que lo hayas llevado a juicio, porque ese animal tiene que estar en la cárcel — viendo que Seok niega con la cabeza, Min arruga aún más el ceño y su mandíbula se tensa. El lobo en él ladra y ruge de rabia, frustrado por no poder castigar al desgraciado que había hecho sufrir al omega —. No tenía ni idea de lo mal que lo has pasado... ¿Te dejó en paz después de ese día?

— Oh, no. Durante un tiempo estuvo persiguiéndome, supuestamente arrepentido. Luego vinieron las amenazas, hasta que lo denuncié. Entonces me dejó tranquilo, sólo porque aquel escándalo podía hacer que lo echaran del equipo y eso habría arruinado su carrera.

— Qué hijo de la gran puta... — masculla Yoongi, furioso y trastocado por la historia —. Ahora lo entiendo todo, con razón odias a los alfas. Te agradezco que me hayas permitido conocer esta parte de ti, te prometo que no lamentarás haberme dado un voto de confianza. Yo quiero cuidarte y...

La frase queda inconclusa debido a que, mientras habla, Yoongi estira el brazo en dirección a los hombros de Seok, pero en un acto reflejo, el más joven se aparta, le dirige al abogado una mirada enfurruñada y le interrumpe con tono arisco y borde.

— No me abraces, no busco tu compasión — le espeta, pues lo último que quiere es mostrarse más débil de lo que cree que luce —. Sólo te lo cuento para que sepas por qué he reaccionado así a eso que dijiste. ¿Entiendes? No necesito que me mires con lástima ni que me consueles.

— En realidad — Yoongi responde con calma, como si la cosa no fuera con él — iba a coger la botellita de agua que tienes en la mesita de noche.

Una oleada de vergüenza hace enrojecer los bonitos pómulos del omega y el susodicho se ve obligado a barbotear una disculpa por el malentendido (que en realidad no fue ninguna confusión). El abogado sí quería reconfortarlo con un abrazo, pero él también tiene su dignidad y decide mentir para conservarla ante el abrupto rechazo de Seok.

Sin embargo, a pesar de haberse puesto a la defensiva pensando que Yoongi pretendía consolarlo, de pronto Hoseok – como tantas otras veces – pilla desprevenido al mayor buscando un acercamiento después de haberlo esquivado con un movimiento de cobra...

Sin embargo, a pesar de haberse puesto a la defensiva pensando que Yoongi pretendía consolarlo, de pronto Hoseok – como tantas otras veces – pilla desprevenido al mayor buscando un acercamiento después de haberlo esquivado con un movimiento de cobra

Apurado, Hobi retira las sábanas y enseguida vuelve a notar una intensa chispa de calor en su entrepierna al comprobar que el miembro del alfa se encuentra semierecto, no es tarde para retomar lo que habían dejado a medias unos minutos atrás.
Sin mediar palabra, Seok se sienta en las piernas de un descolocado y boquiabierto Yoongi, le abraza por el cuello y estampa con decisión sus labios contra la apetitosa boca del mayor.

El beso es correspondido, evidentemente, pero Min no puede evitar sentirse algo confuso y dubitativo por el rumbo de los acontecimientos, pues antes de aquella charla, Hoseok le había dado una patada y le había gritado que no le tocase.

— Hoseok — su voz grave vibra contra los labios del omega, quien se estremece al oírlo tan de cerca —, pensé que no querías...

— Ya pasó, estoy bien — responde el más joven, y el lobo en él aúlla de felicidad en cuanto siente los brazos de Yoongi envolver su cintura —. Sigue en pie lo que te dije, quiero hacer esto contigo. Ayúdame a olvidar toda la mierda que te acabo de contar... alfa.

Un jadeo se ahoga en la garganta de Hoseok en el instante en que, alentado por sus palabras, Min lo presiona contra su cuerpo desnudo en un abrazo que no pretende otra cosa que reclamarlo sin palabras.
Su lengua, mientras tanto, no deja en paz la del omega y sus labios se mueven junto a los ajenos a un ritmo cada vez más desesperado que deja al descubierto lo necesitados que están el uno del otro.

El delicioso aroma a chocolate y avellanas de Seok, dulce por lo habitual, ahora actúa como un auténtico afrodisíaco para los sentidos del alfa gracias al toque sexual de sus feromonas.

— ¿Cómo me imaginaste? — Hoseok mira directamente a los ojos negruzcos de Yoongi con una mezcla de curiosidad y exigencia. Más abajo, su mano agarra la hombría del alfa para comenzar a masturbarlo con lentitud y firmeza —. Dime qué tenías en mente cuando te corriste sobre mi chaqueta.

— No, agh, Hoseok-ah... — el placer brindado por la mano del omega hace que algún que otro gemido se cuele entre las palabras del mayor —. No quieras saberlo.

— Quiero — insiste Hobi —. Tengo curiosidad por saber con qué fantaseas cuando piensas en mí.

El notable sonrojo que se manifiesta en las mejillas del abogado despierta un brote de ternura en Hoseok, pero también le provoca otro golpetazo caliente entre las piernas porque este hombre se ve todavía más sensual con el rubor de la excitación y la vergüenza tiñéndole el rostro.

Transcurridos unos segundos que a Seok le parecen eternos, Min carraspea para asegurarse de que su voz suene estable y finalmente comienza a relatar su fantasía erótica.

— Imaginé que me practicabas una felación tipo irrumatio, genuflexionado en el suelo debajo de mi mesa en el despach...

— ¡Pero habla bien, maldita sea! — se frustra Hoseok —. ¿Cómo quieres que me excite si no me entero de lo que dices?

La palabra irrumatio le resulta vagamente familiar, pero al no recordar su significado, ahora mismo le suena como un conjuro del universo de Harry Potter.
Yoongi se esfuerza por ser educado incluso narrando sus sueños mojados, mas está claro que el omega no quiere tantas formalidades y tecnicismos en la cama.

Un instante de reflexión más tarde, Min suspira, se muerde el labio tras humedecerlo y procede a corregirse. ¡Qué demonios! Si Hobi quiere que le hable sucio, eso es lo que hará.

— Nos imaginé en mi despacho, yo en la silla y tú de rodillas debajo del escritorio, con mi verga dura metida hasta la campanilla. El delicioso aroma de tu chaqueta hacía que la fantasía fuera más vívida, podía visualizar perfectamente tus lindos ojitos repletos de lágrimas y los pómulos ardiendo en rubor, tu saliva chorreando por toda mi polla, soltando gemidos y sonidos de lo más sucios ...

— ¿Qué más? ¿Te la mamaba lento, o me follabas la boca?

— Yo te jodía la boca — Yoongi contesta sin pelos en la lengua, y nunca mejor dicho —. Te tenía agarrado del cabello y embestía bien profundo tu boquita hasta que te atragantabas con mi falo. Y entonces...

— ¿Entonces qué? — el omega le insta a seguir, no sólo para averiguar qué sucedía a continuación, sino también por el mero placer de escuchar la voz tan ronca y sensual del alfa. Pero el susodicho se hace de rogar mientras colma la sensible glándula aromática de Seok de besos, lamidas y suaves chupetones.

El omega está tan ansioso por oír el desenlace que sus ojos se llenan de expectación, su entrada rezuma más lubricante y está por empezar a morderse alguna uña. Por otro lado, los calurosos latidos en su humilde miembro se intensifican al imaginar el hipotético final de esa fantasía; cómo el abogado Min habría eyaculado sobre su chaqueta después de soñar despierto que se venía en la boca de Hobi.

Sin dejarse distraer por las andanzas de la lengua de Yoongi en su sensible cuello, Hoseok gimotea bajito y experimenta una candente pulsación en su entrada solo de visualizar en su cabeza, tal como ha hecho en otras ocasiones, cómo se vería el esperma cremoso y caliente derramándose en densos hilos blanquecinos desde la punta roja de la enorme verga que ahora bombea con la mano.
Al mismo tiempo, la cantidad de saliva en su cavidad bucal aumenta de golpe fantaseando con el sabor de esa esencia íntima llenándole la boca.

Hobi cree conocer el final, pero no ve venir el giro dramático que contiene el relato erótico de Yoongi.

— Entonces... — el alfa está a punto de desvelar la parte más emocionante, o al menos eso piensa Seok. Sin embargo... — Entonces dejabas de chupármela, soltabas un improperio y amenazabas con aplastarme las pelotas si me venía en tu boca.

Las mejillas del omega se hinchan de aire un segundo antes de explotar en una estridente risotada. Min se divierte también, pero su risa es más contenida y discreta.

Las carcajadas de Hoseok, tan genuinas como escandalosas, retumban en el dormitorio durante unos largos segundos. Esta es una de las cosas más hilarantes que ha oído en mucho tiempo.
Pero bueno, siendo realistas, aquello suena como algo que el omega sí diría, por lo que la fantasía del abogado había sido bastante verosímil en ese aspecto.

— ¿Y esa actitud te calentó? — se burla Hobi —. Si quieres, puedo insultarte y pegarte mientras lo hacemos. No tengo un látigo, pero el matamoscas podría servir para darte unos azotes.

— Gracias, pero no me gustan ni el dolor ni las humillaciones — esclarece el mayor, aparentemente ofendido —. Si te vas a reír de mí, me voy.

— Era un chiste — repone Seok, quitándole hierro al tema —. Quiero saber más, cuéntame cómo termina la cosa.

La diversión desaparece gradualmente cuando Min recupera el turno de palabra. Su seriedad se vuelve contagiosa, así como la excitación que les produce a ambos el desenlace del relato.

— Me decías que no querías que te impregnara en mi olor, pero que sí querías dejar tu aroma en mi piel... — narra Yoongi —. Y lo hacías liberando una cantidad indecente de feromonas sexuales mientras restregabas mi verga contra tu glándula de olor, sobre todo el glande.

— Me parece que tienes un fetiche con mi glándula de feromonas — susurra Hoseok. La última palabra culmina en un jadeo, y es que Yoongi ahora está acariciando con los dedos precisamente ese punto tan delicado en el cuello del omega mientras le cuenta sus fantasías.

El roce es sumamente agradable y Seok cierra los ojos para concentrarse en imaginar que, en efecto, lo que acaricia su glándula de olor no es un dedo, sino la verga del alfa, igual que en el relato picante de Min.

— Mm, es posible — divaga el mayor, como quien no quiere la cosa —. Al fin y al cabo, es la fuente de la fragancia que me tiene loco. Pero volviendo a lo que nos atañe... En mi fantasía no parabas de gemir y de frotarte cada vez más rápido y más fuerte con mi polla. Y cuando mi semen se derramaba en tu cuello, justo sobre la glándula aromática, que ya se veía tan húmeda y brillante por el presemen... No pude más y tu chaqueta salió perjudicada.

Otra sonrisita divertida por parte de Hoseok se estira encima de los labios de Yoongi, pero enseguida se le borra por culpa de la lengua del mencionado, que recorre el belfo inferior antes de volver a colarse sensualmente en la boca del omega.

— ¿Qué hay de la otra fantasía? — pregunta Hobi —. Dijiste que lo habías hecho dos veces.

— Soñé con el momento en que te anudaría y te marcaría. Al final del cortejo, cuando me hayas aceptado definitivamente como tu alfa... Imaginé mi nudo dentro de ti, mis dientes clavados en tu piel, sellando un nuevo pacto. ¿Me lo permitirías, Hoseok-ah?

Yoongi aguarda una respuesta, pero Hoseok no contesta; es su cuerpo quien habla por él.

La mano del omega manifiesta un sutil temblor al masturbar el falo enrojecido, jugoso y firmemente erecto de Yoongi, pero no por los nervios, sino de ansiedad e impaciencia. Es bochornoso reconocer que está tan anhelante por tener dentro el pene de un alfa, pero es la cruda verdad. No ha podido evitar desear a este hombre desde que le conoció.

Si Min usa esa verga la mitad de bien que sabe mover la lengua, la noche promete.
La idea de Seok es empalarse lo antes posible en la polla de Yoongi, pero el susodicho le echa el freno justo cuando la tersa cabeza de su miembro roza la raya del culo del omega.

— Espera, Hoseok-ah, necesitamos un preservativo.

¡Cómo han girado las tornas! Ahora es el mayor quien debe recordarle a Hoseok que no hay ningún condón participando activamente en la ecuación, siguen todos recluidos en la caja sobre la cómoda como un puñado de tristes espectadores.

— No te lo pongas — le pide el omega y Yoongi gruñe por la mano ajena masajeando lentamente su hinchado miembro —, quiero sentirte por completo. Quiero sentir todo esto dentro de mí, tu calor, tu nudo, tu esencia cuando termines, lo quiero todo.

— Pero...

— Compraré píldoras anticonceptivas mañana, te lo prometo. Lo necesito, por favor — concluye con una mirada triste de ojos grandes que, por un instante, está a punto de convencer a Yoongi.

— ¡He dicho que no! — la decisión del abogado es inamovible —. El sexo sin protección conlleva más riesgos que un embarazo no deseado. Cuando seamos una pareja formal, te anudaré sin condón las veces que quieras, pero esta noche no.

— ¡Pero quiero que sea ahora! — protesta Hoseok. Acto seguido, en sus labios se dibuja el característico triángulo del desastre, ese pucherito con el que Yoongi ya empieza a estar familiarizado. No hay manera de que le convenza, para sus adentros el mayor está convencido de que quien le está pidiendo esto no es realmente Seok, sino la parte omega que habita en él —. Estoy limpio, de verdad, y confío en que tú también...

— No lo pongo en duda, pero es pronto para este paso. Dame un momento, me pondré el preservativo y podremos continuar, ¿vale?

— No, vete a la mierda — rechista Hoseok —. Ya no quiero nada.

Ofuscado y con una mueca de amargura la cara, Seok deja de masturbar al abogado y se retira de su regazo sintiéndose humillado por haberse rebajado a suplicarle, pero aún más decepcionado por no haber conseguido lo que quería.
Lo cierto es que entiende y en parte incluso comparte la preocupación de Yoongi respecto a los peligros de follar sin protección, pero a pesar de todo eso, está dispuesto a hacerlo con él...
A final de cuentas, se supone que este hombre va a ser su pareja en un futuro no muy lejano.

En momentos como este, detesta que Min sea tan correcto. No obstante, también es consciente de que probablemente con la cabeza fría verá las cosas de otra manera y agradecerá que al menos uno de los dos haya sido precavido y sensato. El propio Seok veía inaceptable la idea de hacerlo a pelo cuando recién empezaba la velada.

De repente, un susurro a sus espaldas le eriza los vellos de la mitad del cuerpo y prende una nueva ola de rubor en sus mejillas.

— Permíteme demostrarte lo que puedo hacerte sentir a pesar del condón, Hoseok. Te prometo que apenas notarás la diferencia cuando el nudo se hinche.

En esta ocasión, el mayor no espera respuesta. Sin ser demasiado brusco, Yoongi atrapa el torso del omega en un abrazo con el que lo adhiere piel con piel contra su cuerpo.

Es la misma posición de antes; ambos de rodillas en la cama, el alfa detrás de él, su pecho subiendo y bajando elaboradamente contra la espalda de Hobi, ese brazo pálido y fuerte envuelto alrededor de su abdomen, el aliento recayendo cálido en su nuca...

Sólo que ahora los dedos de Yoongi no trazan estremecedoras caricias en las costillas y la espalda del omega, sino que recorren descaradamente la franja entre los cachetes de su culo. Las yemas están peligrosamente cerca de su agujerito encharcado en lubricante, van a entrar de un momento a otro y Hoseok no puede esperar más.

La suavidad con que los dedos de Min se hunden cuidadosamente en el ano del omega es enervante. Está claro que el mayor quiere ir despacio por el temor a lastimarlo, pero Seok necesita muchísimo más de él. Aun así, se resiste a pedirlo y espera a que Yoongi termine de prepararle; un proceso que, si bien le causa placer a Hobi, también le llena de frustración por la necesidad imperiosa y natural de ser llenado por algo más.

Afortunadamente, ese algo no tarda en llegar. Hoseok puede sentirlo, tan duro y resbaladizo contra su piel...

— ¡A-alfa! — lo dice casi sin darse cuenta, pues la palabra se le escapa como un acto reflejo no muy distinto de los estremecimientos y jadeos involuntarios que experimenta cuando el prominente miembro viril del abogado Min se desliza entre los firmes cachetes de su trasero en dirección a su entrada, que palpita por la calentura y destila lubricante por montones.

La verga gruesa y dolorosamente endurecida de Yoongi encuentra más resistencia que la que enfrentaron sus dedos cuando estuvieron en el pequeño hoyito de Hoseok, pero aun así no le toma mucho tiempo franquear el esfínter y profiere un rugido ante la deliciosa opresión y el agradable calor que le esperan allí dentro.

Hobi está apretadísimo, a pesar de la preparación y de la dilatación natural de su entrada antes del sexo, y Min sólo atina a gruñir desprolijamente por la forma tan placentera en que esas cálidas paredes se tensan al contacto con su miembro en lo que tardan en amoldarse a su tamaño.

Envuelto en el embriagador aroma a melisa y cítricos del alfa, Seok cierra los ojos y aprieta los párpados al tiempo que empuña las sábanas con cada vez más fuerza conforme el falo grande y gordo de Yoongi se va clavando milímetro a milímetro dentro de su culo.

El omega no sabe si es por el ángulo, por el ritmo paulatino con que el otro lo va penetrando, o simplemente porque su entrada se ha dilatado bastante a raíz de la excitación y los dedos del mayor, pero no siente dolor ni el menor ápice de incomodidad a pesar de los inmensurables centímetros de longitud y del indecente grosor que posee la polla de Yoongi.

— Ugh, mierda, sí... — Min está fascinado con la estrechez del omega; no es que le apriete, es que ese rosado agujero literalmente le asfixia la verga y la sensación es increíble —. Dímelo cuando estés listo para que empiece a moverme, bonito...

— Lo estoy, ahg — jadea el más joven —. Ya puedes... Muévete ya alfa, lo necesito...

Está a punto de producirse un pequeño conflicto de intereses. Y es que Hoseok espera que el mayor lo agarre con fuerza y lo embista sin miedo, pero Yoongi planea empezar con empellones suaves e ir acelerando el ritmo a una velocidad cuidadosamente calculada.

El menor se lleva una enorme sorpresa al notar los movimientos de Min, tan lentos y plácidos, tan pacientes... tan dulces a pesar de lo fogoso e íntimo de la situación.
En ese instante, el corazón de Hobi se salta un latido y luego se oprime al comprender lo que está pasando. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Ellos no están simplemente follando...

Para Min Yoongi, este caballeroso abogado chapado a la antigua, este alfa romántico y respetuoso, este hombre galante y comprensivo, decidido a conquistarlo y convertirlo en su pareja oficial, esto no es un simple polvo.

No es sólo sexo, Yoongi le está haciendo el amor y quiere que dure tanto como sea posible.

Por eso lo hace todo tan despacio, por eso es tan cuidadoso en cada movimiento, por eso en vez de embestirlo como un salvaje, el mayor se mece con dolorosa suavidad contra él y le colma de pasionales besos y caricias en el proceso.
Esto no se trata del placer del alfa, sino del bienestar y el placer del omega.

Sin embargo, su cuerpo necesita más y a Seok ya no le da reparo pedirlo llegados a este punto.

— ¿Puedes moverte – ah – más rápido? Y más duro...

— ¿Estás seguro? ¿No será demasiado? — inquiere Yoongi con una ceja levantada. Su pelvis no deja de empujarse con cautela hacia el interior de Hobi, a pesar de que a él también le urge un poco más de acción.

— ¿Cómo va a ser demasiado? — Creo que nunca tendría suficiente de ti, piensa Hoseok, pero es precavido a la hora de hablar —. No hagas preguntas tontas y fóllame como lo habrías hecho al final del cortejo. Te dije que quería conocer al alfa que eres más allá de esta fachada de hombre perfecto y caballeroso. No te contengas, Yoongi... Demuéstrame qué tanto me deseas.

Los más bajos instintos que Yoongi ha estado tratando de reprimir por todos los medios desde que metió su miembro en el candente ano de Hoseok se descontrolan cuando el omega, después de decirle eso, decide tomar por sí mismo lo que quiere y empieza a empujarse con presura hacia atrás, profundamente empalado en la verga del mayor.

El placer se acentúa para ambos con los erráticos movimientos de Seok y el alfa gruñe sonoramente en el hueco de su cuello, obnubilado por la creciente estimulación y el exquisito aroma que se desprende de las feromonas sexuales de Hobi.
Entonces, sin pensarlo más, Yoongi se deja llevar por las necesidades de su propio cuerpo y estrella con fuerza sus caderas contra el trasero del omega, buscando satisfacerse a sí mismo y darle a Hobi lo que tanto ha pedido.

Al cabo de pocos segundos, Yoongi no sólo alcanza el apresurado ritmo de Hoseok, sino que además pronto lo supera, tanto en intensidad como en velocidad.

Aturdido por las repentinas estocadas que le sacuden de los pies a la cabeza, que se ensañan con su puntito dulce y que le hacen temblar y gritar obscenamente de puro placer, Hoseok se pierde en medio del caótico vaivén en que se acaban de sumir sus cuerpos.
Min ya no se autoimpone límite alguno, y sólo entonces Seok descubre que el alfa estaba incluso peor que él, pero no había dado rienda suelta a sus necesidades por temor a lastimarlo o asustarlo... Y no es para menos.

Las embestidas de Yoongi se tornan más intensas y brutales por segundos, las manos que antes acariciaban con cuidado a Hoseok ahora están dejando marcas rojizas a su paso de lo fuerte que lo agarran, su extraordinaria verga cubierta por el condón sale y vuelve a entrar en el palpitante y enrojecido agujerito de Hoseok con un ímpetu que ya raya la violencia.
Y al omega le encanta lo que el abogado le está haciendo.

Todo se siente increíble con Min, desde las grandes manos que amasan posesivamente sus nalgas, hasta la forma tan precisa y dolorosamente rica con que su polla fustiga el punto más erógeno que esconde el sensible cuerpo de Hobi.

— Y-yoongi, agh... No puedes, ah... ¿Cómo puedes...? Ah, maldita sea... ¡Te odio...!

Ah, sí, ahí está la actitud grosera del omega. Justo como en las fantasías de Yoongi.

Falto de concentración y de aliento, Seok no concluye ni una frase ya que estas se entrecortan por sus propios gemidos. Lo que habría querido decir es: No puedes ser tan bueno en esto también. ¿Cómo puedes hacerme sentir tan condenadamente bien? Ah, maldita sea, ¡te odio, alfa estúpido!

Sin embargo, su estado delirante no se debe sólo al pene largo y gordo que le llena sin piedad las entrañas y machaca su próstata hipersensible de forma deliciosa en cada embestida...

Y es que Yoongi, además de follárselo con febril urgencia, sigue empleando su boca para juguetear con la glándula aromática de Hoseok; besando, succionando y lamiéndola para darle aún más placer a Hobi y saciar su propia sed del rico aroma que caracteriza al omega.

Hoseok piensa que la abrumante sensación de placer que hierve más abajo de su estómago ya no podría volverse más intensa, pero se equivoca pues aún falta más...
El verdadero éxtasis llega con una serie de leves mordisquitos superficiales por parte de Min en la glándula de olor de Hoseok cuando a ambos están imposiblemente cerca de terminar.

Seok ya no sabe a qué parte de su cuerpo prestar más atención, porque le llegan corrientes de placer por muchos lados; su próstata recibiendo los deliciosos impactos de la verga del abogado; su modesto miembro latiendo y goteando presemen en la pálida mano ajena; las cosquillas en el estómago que le provocan la voz rasposa y la fragancia a melisa y naranjas de Yoongi; esos labios expertos devorando su glándula de feromonas, la lengua del alfa estimulando sin descanso aquella zona tan delicada, cubriéndola de saliva y arrebatándole el aliento cada vez que los colmillos le rozan la piel como si lo fuesen a marcar...

— Omega, ah... Mi omega, mío, mío... Eres mío...

Incapaz de resistir más llegados a este extremo, Hoseok finalmente explota ante aquel murmullo posesivo, áspero y sensual; sin embargo, no estalla de rabia como le habría pasado en otro momento con cualquier otro alfa, sino de verdadero placer mientras su semen chorrea entre los dedos de Yoongi y sus labios profieren chillidos caóticos por los espasmos enceguecedoramente ricos y sofocantes del segundo orgasmo de la noche.

No le molesta en absoluto que Yoongi gruña de placer con la nariz enterrada en su cuello y susurre roncamente que es suyo – su omega – porque Hoseok ha soñado con un instante así muchas veces. De hecho, en las atrevidas fantasías de Seok, el abogado llegaba a ser incluso más rudo y dominante.

Pero está muy bien para ser su primera vez juntos. No, ¡qué carajo! Ha sido perfecto considerando que la experiencia se había visto truncada por el uso del preservativo, y habría sido incluso más extraordinaria si tan sólo Yoongi hubiera accedido a anudarlo sin ese maldito condón de por medio.

Y hablando del nudo... Hoseok arquea la espalda y se le escapa un gritito al notar el bulto que empieza a formarse en sus entrañas.

Ahí está lo que tanto había anhelado, por fin. El nudo de Yoongi se expande y, aun sin poder verlo, el omega nota lo voluminoso que es y lo mucho que abulta entre sus apretadas paredes; es mucho más grande de lo que Seok esperaba, mas no le sorprende dado el tamaño del falo.

Por unos segundos, a Hoseok le preocupa que el inflamado miembro en su interior le haga daño, pero sucede todo lo contrario.

Yoongi no se queda quieto, su pelvis sigue meciéndose en un sutil vaivén con el culo de Seok, pero ahora sus movimientos son mucho más lentos, pausados, calculados; ambos están especialmente sensibles después de sus respectivos orgasmos y Min sabe cómo alargar un poco más la dulce sensación de placer.

Las apasionantes e intensas embestidas han cesado después del clímax, pero en vez de aquietarse y esperar a que baje la hinchazón del nudo, como hace la inmensa mayoría, la cadera de este alfa continúa empujándose suavemente contra el omega de forma tan lenta, tan certera, tan deliciosa...

Y es que en vez de darle un respiro al más joven, Min usa el nudo de su verga para sobreestimular a Hoseok, masajeando a consciencia su hipersensible interior con aquel bulto duro y candente envuelto en látex.

La sensación es tremendamente placentera para los dos; para Seok, que experimenta agradables pinchazos de quemazón gracias al pene que sigue enterrado en su trasero; y para Yoongi, quien además de sentir las cálidas corrientes que sacuden su verga mientras sigue liberando líquido seminal dentro del preservativo, disfruta del aumento de la presión en su sensible longitud cada vez que le provoca nuevos calambres de placer a Hoseok al moverse y presionar el nudo contra el punto más débil dentro del omega.

Maldita sea, este alfa no puede ser tan perfecto en todos los sentidos. ¿Cómo es posible que exista siquiera este ser? Seok no puede creer que sea real y que encima él, de toda la gente, haya tenido la suerte de encontrarlo. Lo que acaba de pasar entre ellos ha sido tan maravilloso que no tiene ni palabras para describirlo.

¡Y esto ni siquiera es lo mejor que Min le puede ofrecer! Hoseok está convencido de que cuando lo hagan sin condón, cuando el alfa lo llene de verdad, con su esperma y todo, cuando lo marque no sólo con su saliva y su fragancia dominante, sino también con sus colmillos, la experiencia va a ser todavía más placentera y memorable.

Este es el alfa. Este es su alfa, no hay duda. Su omega interior no estaba equivocado.
No obstante, cuando el nudo deja de ser un ancla que los mantiene inesperables, Seok adopta una postura distante y algo reservada en lo que el mayor se levanta, cómo no, para ir a tirar la gomita usada en la papelera. En cuanto vuelve, Yoongi intenta un acercamiento, pero el omega se cubre con la frazada y no se deja tocar.

Yoongi se rasca detrás de la cabeza, contrariado y confundido una vez más. Contados minutos atrás, Hoseok se derretía entre sus brazos, gemía pidiendo más y hasta se había enojado porque el mayor no quería tener relaciones sin protección, y ahora ni siquiera deja que le acaricie la mano.
Este chico lo va a volver loco con sus bruscos cambios de humor.

— ¿Se siente como te lo habías imaginado? — cuestiona de repente el omega —. El sexo conmigo.

— En absoluto — la respuesta del abogado lo asusta por un instante, pues inevitablemente el lobo dentro de él teme no haber sido lo suficientemente bueno para el alfa, pero nada más lejos de la realidad —. Ha sido un millón de veces mejor que en mis fantasías. ¿Y yo, he estado a la altura de las tuyas?

— Yo no he tenido sueños eróticos contigo — Hoseok miente descaradamente para darse importancia —. Pero si los hubiese tenido... Se puede decir has cumplido — concluye con aire distraído, como quien no quiere la cosa.

Sin embargo, eso es un halago viniendo de Hobi y Min no puede evitar sonreír puesto que se siente orgulloso de su desempeño en la cama y esperanzado de cara al futuro.

— ¿Te puedo abrazar? Me gustan los mimos después del sexo.

— ¿Los abrazos no entraban en la tercera fase del cortejo? — cuestiona irónicamente Hoseok.

— Correcto. ¿Pero en qué etapa estamos ahora? Sinceramente, estoy hecho un lío.

— Pues... — el menor se lo piensa unos instantes —. Estamos en la etapa en que sigues cortejándome, pero de vez en cuando, nos saltamos ciertas normas.

— En ese caso, apelo a mi derecho de seguir saltándome todas las normas esta noche. Quiero abrazarte y mimarte, omega.

Hobi se hace el difícil, entorna los ojos y resopla con hastío cuando el alfa rodea su delgada cintura con los brazos y deja pequeños y castos besos en su nuca, pero realmente está amando cada segundo, cada palabra y cada gesto de Yoongi.

No todos los alfas tienen que ser necesariamente patanes asquerosos, desconsiderados, egoístas y violentos... Los hay como Min Yoongi, que son atentos, civilizados, pasionales y a la vez amorosos.

Poco a poco, los párpados de Seok empiezan a cerrarse mientras disfruta de la atención de Yoongi y, al cabo de unos minutos, se duerme entre los brazos ajenos con una sonrisa traicionera provocada por los delicados besitos que los labios de Min siembran por su cuello, por el intenso aroma de sus feromonas alfas y por las agradables caricias que esos largos dedos dibujan por su espalda.

En medio de la noche, Hoseok se despierta con una acuciante sensación de sed

En medio de la noche, Hoseok se despierta con una acuciante sensación de sed. Por suerte, la botellita de agua sigue en su mesita de noche y la alcanza para tomar un poco, todo ello con lentitud y sigilo para no despertar al abogado ni romper el abrazo en que el mencionado le tiene envuelto.

Hobi tiene un poco de calor, todo hay que decirlo, pero le está gustando esto de dormir en cucharita con Yoongi. Tras reacomodarse y suspirar felizmente entre los brazos del alfa, Seok se muerde el labio ante la perspectiva de que este pueda ser su futuro.
No sólo por el sexo, sino por el cariño, la dedicación, la fragancia, la química y todo lo que Min le hace sentir con su mera presencia...

Sería bueno que dentro de veinte o cincuenta años se despertara exactamente igual que ahora, y volviera a sonreír por el calor, la seguridad y la calma que le transmitían esos mismos brazos. Los brazos de Min Yoongi, un alfa que sí vale la pena.

En vista de que le está costando reconciliar el sueño, pasados unos minutos Hobi estira la mano hacia la cómoda para coger su teléfono y ver la hora que es. Si falta poco para que suene la alarma, podría levantarse y preparar café para los dos.

El omega agarra a tientas un teléfono pensando que es el suyo, pero al encender la pantalla, resulta que es el de Yoongi. Son las dos de la madrugada; no han pasado ni tres horas desde que se durmieron, pero Hoseok se siente fresco, descansado y despejado como si hubiera dormido tres días del tirón.
El sexo con el abogado le ha sentado incluso mejor de lo que esperaba, aunque para ser honesto, se ha quedado con ganas de más y tiene la esperanza de compartir otra ronda de sexo con el alfa antes del amanecer... o dos.

De repente, sin embargo, su sonrisa se congela al ver algo inesperado en esa pantalla. No tiene contraseña ni patrón de bloqueo, por lo que le basta con deslizar el dedo por encima para acceder al teléfono e indagar sobre el asunto.

No es correcto por su parte viole de esta forma la privacidad del abogado, pero no puede evitarlo; no cuando ve su nombre en una notificación de... su hermano Seokjin.

Los mensajes son de hace varias horas y se han quedado sin abrir, hasta ahora. Hoseok los lee y se le cae el alma a los pies al descubrir que ha sido víctima de una vil traición.

"Seokjin cliente: suerte esta noche con Hobi 🤟
pero no intentes pasarte de la raya
que te invite a su casa NO significa que quiera
👉👌
te lo advierto pq si te propasas es capaz de golpearte y yo te remato

fighting 😉"

No puede ser... Min Yoongi ha quebrantado una de las cláusulas del pacto: no involucrar a sus familias.

A juzgar por los mensajes, la relación de Yoongi y Seokjin no es la puramente profesional que se espera de un cliente y su abogado, no. Estos dos se han hecho amigos, cómplices...
A pesar de haberle asegurado que no lo haría, Min ha buscado la aprobación de otro alfa de su familia.

El chat es demasiado largo como para leerlo completo, pues hay días en que solamente han hablado del asunto del divorcio de Seokjin, pero Hoseok alcanza a leer varios mensajes en los que su hermano mayor le da consejos a Min sobre cómo proceder con él y le anima a seguir intentando conquistarlo.

Yoongi se remueve perezosamente detrás de él y Seok lo siente sonreír contra la piel de su nuca al abrazarlo. Por unos instantes, Hobi cierra los ojos y se deja hacer, encandilado por la calidez que irradia la piel de Yoongi y su deliciosa fragancia que, además de inundar todo el dormitorio, ahora también lo envuelve a él.
Lástima que no pueda disfrutarlo debidamente por culpa de la traición del alfa.

El fuerte brazo de Yoongi literalmente quema alrededor de su cintura, pero no tanto como sus labios cuando se adhieren a la piel del omega y, tras erizarle los vellitos con un beso suave, van en busca de su glándula de olor.

Pese a que siguen completamente desnudos y no existe distancia entre sus cuerpos, no hay nada sexual ni avieso en las acciones de Min, ni en sus intenciones, ni tampoco en el aroma que ahora desprende. Está siendo suave y meloso, posesivo a la par que delicado.
Pero también es un mentiroso, por lo visto.

— Hoseok, quizás sea precipitado decir esto, pero no importa. Después de lo de esta noche, debes saberlo. Yo te a...

Lo que podría haber sido una sincera confesión de amor se extingue antes de ser pronunciada hasta el final por la repentina interrupción del omega.

— Largo — masculla Hobi, tan flojo que a Yoongi realmente le cuesta oírle.

— ¿Qué?

— Fuera de mi casa — esta vez Hoseok alza la voz —. Recoge tu ropa y sal de aquí ahora mismo.

— Hoseok, ¿qué está pasando?

— Pasa que eres un embustero y yo un idiota por creer que podía confiar en ti. Teníamos un pacto, pero tu palabra vale lo mismo que la de cualquier otro alfa... una mierda.

— ¡Pero al menos dime qué he hecho!

— ¡Hacerte amigo de mi hermano Seokjin! He visto los mensajes, le tenías al tanto de lo que pasaba entre nosotros. ¿¡Te parece normal!?

El alfa traga saliva y baja la mirada hacia el suelo. Durante unos segundos, su semblante refleja el pánico y el sentimiento de culpa que le invaden, pero como el buen abogado que es, enseguida reacciona y contraataca.

— Tú tampoco respetaste el pacto y las reglas que tú mismo impusiste — Min salta en defensa propia —. Nada de relaciones íntimas, decías, y luego me vienes con el ultimátum de que lo nuestro se va a acabar antes de haber comenzado si no me acuesto contigo. ¿Por qué lo que tú hiciste está bien, pero lo que yo hice no?

— Porque al menos yo fui honesto y te hablé de frente. Ambos participamos en esto... Tú, en cambio, te has hecho amigo de mi hermano a traición sin decirme nada. Seguro que Jin ya te había contado lo de mi ex. Pobre omega, habrás pensado, ¿no? Voy a tratarlo bien, no vaya ser que sospeche que soy la misma basura que todos los demás.

— Te juro que no tenía ni idea de esa historia y que no te he vendido una falsa imagen de lo que soy. Hoseok, por favor, si dejas que te lo cuente todo...

— Ni hablar, he dicho que te largues. ¡Ahora!

Furioso como está, a Seok no le tiembla el ojo al momento de echar de malas maneras a Yoongi de su apartamento, sin importar que sólo ha conseguido calzarse el bóxer y que el mayor intenta convencerle a la desesperada de que todo esto tiene una justificación.

Cuando la puerta se cierra en sus narices y al otro lado resuena el chirrido del seguro que la traba desde dentro, el alfa suspira y sus párpados cerrados se tensan bajo el ceño fruncido.

— Hoseok, si me estás oyendo, te pido disculpas. Es irónico, pero lo hice justo por miedo a meter la pata y perder mi única oportunidad contigo — expone a modo de excusa —. Espero que podamos hablar en otro momento, cuando tú no estés tan enfadado y yo no esté tan... desnudo. Buenas noches.

La vecina que antes se había quejado del ruido tiene media cabeza asomada al rellano y observa a Min con una mirada fisgona. Al darse cuenta de que Yoongi ha notado su presencia, la anciana pone cara de haber chupado limones y niega con la cabeza en un gesto de desaprobación absoluta.

— ¡Vístase, degenerado!

Yoongi está a punto de disculparse por turbar la paz del edificio saliendo en ropa interior, pero no le da tiempo ya que la mujer desaparece en el interior de su vivienda tras dar un portazo. Cabizbajo y avergonzado, Min se pone rápidamente los pantalones en su camino hacia el ascensor.

Esto sí que es un giro estrambótico de los acontecimientos, y no los de sus fantasías eróticas. La noche estaba siendo perfecta y, de repente, todo se ha ido a la mierda en un abrir y cerrar de ojos; literalmente, porque Yoongi se había dormido en medio de un sueño maravilloso, y al despertar, le esperaba una realidad con tintes de pesadilla.

Pero no puede culpar a nadie salvo a sí mismo. Hoseok había sido claro con las pocas cláusulas del pacto que hicieron.
El quebranto de la cláusula que prohibía las relaciones íntimas se produjo por mutuo acuerdo, pero la implicación de familiares es algo que hizo por su cuenta, a espaldas de Seok, esperando que no lo descubriera.

Y esa puñalada que le ha asestado a la confianza que Hobi había depositado en él es, de todo punto, imperdonable.

Desde el interior de su apartamento, Hoseok escucha en silencio los pasos que se alejan camino al ascensor y, cuando el ruido cesa, el omega se deja caer poco a poco hasta quedar sentado en el suelo con la espalda y la cabeza apoyadas en la puerta.

Ahora Hobi tiene un conflicto interno porque sí, le ha molestado descubrir lo que Min ha hecho, pero una parte de él no logra enfadarse tanto como le gustaría dada la gravedad del asunto... Y por desgracia esa parte no es su lado omega.

Hay un mensaje en concreto cuyo recuerdo ahora le inspira ilusión, desconfianza y dolor a partes iguales.

" Seokjin cliente: mi hermano lleva años sin dejar que se le acerque ningún alfa
por eso, no te lo tomes a pecho si te rechaza, no es nada personal contra ti 🤷‍♂️
sé que te gusta, pero no es el último omega del mundo

Yoongi: Para mí es como si lo fuera

 

Porque estoy enamorado de Hoseok "

 

Perdón si hay erratas o incongruencias 🙏 cualquier cosa, podéis corregirme

Chapter 10: El Traidor.

Notes:

🔞Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Sм и т, Contenido se x v al explícito | Mención de relaciones tóxicas en el pasado de un personaje | Mención de KookMin | Historia corta.
⚠️Por favor, si algo de esto no te gusta, no lo leas. Gracias!

Chapter Text

Si hay algo más irritante que oír la alarma del despertador a las seis de la mañana para ir a trabajar, es sin duda que te despierten a esa hora en tu día libre

Si hay algo más irritante que oír la alarma del despertador a las seis de la mañana para ir a trabajar, es sin duda que te despierten a esa hora en tu día libre. Aquel día Jimin tenía planeado dormir hasta las diez, pero su plácido sueño se ve brutalmente interrumpido por el insistente sonido del interfono en una hora de lo más intempestiva: las 5:58.

Lo primero que piensa es que se trata de algún vecino ebrio que ha perdido las llaves volviendo de una noche de juerga, de modo que ni se molesta en levantarse, sólo cierra los ojos y no tarda en sumirse de nuevo en un sueño ligero y pacífico... Hasta que tres nuevos timbrazos retumban por todo el apartamento, sobresaltando al joven omega.
Sea quien sea, ha logrado acceder al edificio y ahora está delante de su puerta.

Maldiciendo en voz baja, Jimin se encamina hacia la puerta preparando un suculento arsenal de insultos con el que recibir a quienquiera que sea el ser que ha osado despertarlo a las seis de la madrugada. Sin embargo, antes de abrir, su semblante enojado se suaviza al escuchar una voz familiar afuera.

— Soy yo — ciertamente, es Hobi, un vistazo por la mirilla lo confirma.

Igual que hace Jimin cuando visita a su mejor amigo, Hoseok entra como si estuviera en su propia casa en cuanto la puerta se abre. Conociendo a Hobi, Jimin intuye que algo muy grave tiene haber pasado para que no haya elegido una hora más decente para ir a verlo.
El aroma amargo – el olfato de Jimin detecta ira y pena – que el mayor arrastra consigo confirma sus sospechas, pero no puede imaginar qué puede ser tan terrible como para que haya tenido que sacarlo tan temprano la comodidad de su cama.

— Hyung, ¿sabes que son las seis de la mañana?

— No me lo recuerdes, la noche se me ha hecho eterna — contesta Hoseok —. Pensaba venir a las cinco, pero supuse que estarías durmiendo.

— ¿No has dormido? — Jimin frunce el ceño con preocupación cuando su amigo niega con la cabeza —. ¿Es por tu cita con el abogado? ¿No salió bien?

— Salió fatal — comparte Hobi. El mohín en sus labios da fe de su mal humor —. Se acabó el cortejo y todo lo demás, no quiero volver a saber nada de ese maldito alfa.

Hoseok está enfadado, se puede notar por el olor agrio que desprenden sus feromonas, pero también hay un notable deje de amargura que delata su tristeza y, aunque el omega se resista a llorar, el sutil temblor que Jimin percibe en su voz le da a entender que ganas no le faltan.

— ¿Quieres una infusión, hyung? Te ayudará a calmar los nervios — como Seok vuelve a menear la cabeza de lado a lado, diciendo que no, Jimin se sienta a su lado y abraza por los hombros, un gesto de apoyo que Hoseok valora infinitamente porque nada le reconforta más que un abrazo —. Cuéntame por qué estás así, me estás preocupando.

— Es que anoche nos acostamos — murmura el mayor — y después todo se fue a la mierda.

Jimin observa que los labios de Hobi boquean como los de un pececillo, pues se despegan y se vuelven a cerrar sin que llegue a brotar ningún sonido de ellos. Es obvio que quiere decir algo, pero no parece encontrar las palabras para expresar lo que pasa por su mente.

— ¿Ese desgraciado te hizo daño, te faltó al respeto o te obligó a algo que no querías? — inquiriere Jimin, mas la respuesta a todo es que no.

— Qué va, fue cortés y galante incluso cuando llegamos a la cama.

— ¿Pero entonces qué? ¿Te dejó insatisfecho? ¡Ah! — exclama Jimin, todo dramático —. No me digas su soldadito cayó en pleno combate. Yo ya sospechaba que quizás era muy mayor para estos trotes, pero no te desanimes, un gatillazo puntual lo tiene cualquiera. Seguro que la próxima vez se le levanta.

— No se trata de eso, su pene está perfectamente bien...

— Entonces seguro que él se corrió, pero tú no pudiste llegar al orgasmo.

— No, no — reniega Seok, levemente ruborizado —, si hasta tuve dos.

— ¿Te llamó por otro nombre cuando terminó? — a Jimin se le están agotando las ideas.

— ¡No!

— ¡¿Y entonces qué pasó?!

Como si fuese a anunciar una noticia triste, Hoseok baja la cabeza con la mirada vagando por los suelos y al fin le cuenta a su amigo lo que descubrió hurgando en el teléfono del abogado.

— Se ha aliado con Jin.

— ¡No puede ser! — salta Jimin —. Ahora comprendo tu consternación. Es respetable que le atraigan otros alfas, pero que te ponga los cuernos con tu hermano... ¡Es imperdonable! — concluye escandalizado.

— He dicho que se han aliado, no que se han liado entre ellos — puntualiza Hobi —. A ver si nos limpiamos los oídos.

— Perdona hyung, no he tomado café todavía. Pero bueno, ¿y cuál es el problema?

Esta vez es Hoseok quien pega un brinco y le dirige a Jimin una mirada fulminante y recriminatoria, como si la respuesta fuese más clara que el agua y el hecho de que su amigo la desconociera fuese poco menos que un crimen.

— El problema es que le dije que no quería meter a nuestras familias en esto, era algo exclusivamente entre él y yo. ¿Y sabes qué ha hecho? Ha convertido a Jin en su cómplice para sonsacarle información sobre mí, para ayudarle a engatusarme — explica con la voz cargada de frustración y dolor —. Ese idiota me dio su palabra, ¡teníamos un trato firmado sobre una servilleta de papel!

— Qué poca vergüenza — Jimin chasquea la lengua con desaprobación, pero sus palabras no se corresponden con la seriedad de su rostro —. Quizás si lo hubierais firmado ante un notario...

— No te burles, para mí ese acuerdo tenía mucho valor. Todavía guardo la servilleta, aunque estoy por limpiarme el culo con ella.

— ¿Seguro que no estás exagerando? Es decir, Min es el abogado a cargo del divorcio de tu hermano, no me sorprende que se hayan vuelto cercanos. Y tampoco me parece tan raro que le haya pedido consejos porque, entre tú y yo, estarás de acuerdo en que como omega no eres precisamente fácil de tratar y de complacer.

— Eso no es excusa, Jimin. Él... Él me gustaba, no necesitaba involucrar a Jin para ir sobreseguro. Ahora ya no puedo confiar en ninguno de los dos.

— Oh, vamos, entiendo que estés molesto con Min, pero no me dirás que ahora vas a cuestionar incluso las intenciones de tu propio hermano. No digo que este acto de traición esté bien, pero no creo que Jin lo haya hecho con mala fe. Seguro que el abogado le pareció un buen partido para ti.

— Sí, y el innombrable también le parecía genial, porque no sabía cómo era en realidad. Me da rabia recordar lo engañada que tenía a mi familia... — Hoseok aprieta los puños rememorando ese pasado lejano cuya sombra aún pesa sobre su presente —. Se hacía el bueno delante de ellos y, aunque yo sufría, nadie se daba cuenta y no paraban de repetirme que debía estar agradecido de tener un alfa como él, y que tenía que ser más complaciente para no perderlo.

— Por eso esta vez no querías que tu familia tuviera contacto con tu pareja... — ante las palabras de Jimin, Seok asiente con lentitud —. Te entiendo, los familiares siempre meten presión innecesaria a la relación, pero su opinión no tiene por qué afectarte. Mírame a mí, mi familia sigue sin aceptar a Jungkook. Pero por más que intentan convencerme de que debería dejarlo, lo que ellos piensen me da igual, porque lo amo y somos felices. Al final lo importante es lo que pasa entre vosotros, no lo que ve la gente desde fuera.

— ¿Pero y si fue todo falso? ¿Y si todo lo que me mostró sólo fue un personaje y el verdadero Min Yoongi resulta ser una persona muy distinta? Ya no sé si su cortejo fue real o un plan orquestado por mi hermano... Quiero preguntárselo, pero no me veo con fuerzas para enfrentarlo sabiendo que podría ser nuestra última conversación.

— Si no quieres hablar con él, entonces pídele una explicación a Jin — sugiere el omega más joven —. Quizás todo esto no sea tan terrible como crees, y a tu hermano sí puedes creerle.

— Es evidente que lo va a defender, los alfas siempre se apoyan entre ellos — refunfuña Hobi.

— Y los omegas también — Jimin le guiña el ojo y le aprieta la mano con cariño —. Decidas lo que decidas, estará bien, pero yo les daría la oportunidad de explicarse. Con todo lo que ha hecho ese abogado, creo que se merece el beneficio de la duda. Y no lo digo por él, sino por ti, porque puedo ver cómo te brillan los ojos al mencionarlo. Algo me dice que en el fondo no estás tan molesto con él, ¿me equivoco?

— Ugh, a veces odio que me conozcas tan bien — Hoseok vuelve a esgrimir un puchero y entorna los ojos, porque Jimin tiene razón —. Quiero odiarlo, pero no puedo. Quitando lo de la mentira, ha sido perfecto en todos los sentidos y buena parte de mí se muere por estar con él...

Una sonrisita pícara se extiende por los labios de Jimin, haciendo que el rubor se manifieste en las mejillas de Hoseok; un sonrojo que se acentúa cuando el menor le da un leve codazo y le mira como esperando que profundice un poco más en eso de que el alfa era perfecto "en todos los sentidos".

— Así que finalmente te dio lo que querías, ¿eh? Mi plan maestro funcionó. Y dime, ¿qué tal fue hacerlo con el madurito?

— No pienso darte los detalles — rechista Hoseok. Sin embargo, tras unos instantes, como quien no quiere la cosa, murmura: — Fue fantástico.

Reunirse con Seokjin para almorzar juntos aquella mañana resulta ser una misión imposible ya que el alfa ha salido con sus hijos al zoo, pero por fortuna Hobi no tendrá que esperar hasta el día siguiente para encontrarse con él

Reunirse con Seokjin para almorzar juntos aquella mañana resulta ser una misión imposible ya que el alfa ha salido con sus hijos al zoo, pero por fortuna Hobi no tendrá que esperar hasta el día siguiente para encontrarse con él.
Los hermanos quedan en verse a la hora de cenar, y aunque Jin tarda diez minutos en llegar por culpa de un atasco, finalmente se reúne con Hobi en la pizzería favorita de ambos.
El dueño del local, un señor que ya está cerca de los setenta años y que los conoce desde niños, sigue haciendo las pizzas más ricas de la ciudad y regalándoles un helado gratis en cada visita por ser clientes de la casa.

— Gracias por venir — es lo primero que dice Hoseok al ver a Seokjin. Su tono es algo frío, pero el mayor no se percata de ello.

— Faltaría más — Jin sonríe mientras toma asiento al otro lado de la mesa —, siempre puedo sacar tiempo para ver a mi hermanito. ¿Cómo has estado?

Hoseok y Seokjin se embarcan en una conversación que empieza por comentar las trivialidades del día a día, pasa por el tema del divorcio, que ha quedado visto para sentencia, pero que apunta a una resolución favorable para Jin; también conversan sobre sus padres, cuyo matrimonio tampoco está atravesando su mejor momento.
En la mesa sólo quedan las migas de las dos pizzas que han pedido y el reloj indica que pronto tendrán que despedirse cuando Seok por fin se arma de valor para tocar el asunto por el que ha llamado a su hermano esa noche.

— Jin, yo... He estado saliendo con tu abogado en este último mes — Hoseok espera que Seokjin finja sorpresa y que intente mentirle diciendo que no estaba al corriente, pero el alfa ni se inmuta.

— Ya lo sé — contesta como si tal cosa y le da un sorbito a su refresco de Cola.

— ¿L-lo sabes? — repite Hobi, pues la sinceridad de su hermano le pilla por sorpresa —. ¡Pues no deberías saberlo! Nadie debía saberlo, le pedí Min Yoongi que mantuviera a nuestras familias al margen pero él hizo todo lo contrario. ¡Y encima te pedía consejos para conquistarme! Es un mentiroso, y un descarado, y un falso, y un...

— Fui yo — le interrumpe Seokjin.

— ¿Qué? ¿De qué hablas?

— Yoongi no quería compincharse conmigo, al principio incluso ignoraba los mensajes que no estaban relacionados con el caso del divorcio — admite el alfa —. Quien lo buscó fui yo, porque una noche os vi saliendo juntos de un restaurante y quise saber qué estaba pasando. Yo le insistí para que me mantuviera informado de todo.

El ceño de Hobi se frunce en profundidad al tiempo que el puchero que caracteriza sus enojos se manifiesta también, tenso y abultado como nunca. No esperaba un golpe tan bajo por parte de su único hermano.

— ¡Jin, es mi vida! ¿Por qué tienes que meter las narices donde nadie te llama?

— ¡Porque soy tu hyung y me preocupo por ti! No pude protegerte de tus ex porque no sabía lo que estaba pasando y la clase de alimañas que eran — recuerda con pesar el alfa —. Pero con el abogado era distinto, a él sí lo conocía y podía vigilar de cerca que no te hiciera daño.

— No hacía falta — brama Hobi —. Yo puedo cuidarme solito, ¡tengo casi treinta años!

— Tienes veintiocho, y aunque tuvieras ochenta, estoy en mi derecho de velar por tu bienestar — le contradice Jin. Ambos han levantado tanto la voz que varios comensales les están mirando por el rabillo del ojo. Consciente de esto, Seokjin carraspea y habla más bajito al retomar la palabra —. Además, tampoco es que le haya dado instrucciones sobre qué hacer, todas vuestras citas han sido cosa suya. Él solamente me preguntaba si tenías alergias, intolerancia a alguna comida, o si te gustaba el cine de terror para no llevarte a ver alguna película que te hiciera pasar miedo, ese tipo de cosas. No hemos conspirado contra ti para lastimarte, si es lo que piensas.

— Pero él te contaba lo que hacíamos... — balbucea el menor.

— ¡Como si hubierais hecho gran cosa! Entre que él es un anticuado y su cortejo es más lento que el caballo del malo, y tú te cierras en banda cada vez que intenta acercarse, no sé ni cómo habéis durado saliendo un mes entero — Hobi no tiene claro si Jin los está criticando o sólo hace un análisis de la situación —. A este ritmo, para cuando termine de cortejarte, yo ya estaré jubilado y los futuros hijos de mis hijos estarán graduándose de la Universidad.

— Lo que hayamos hecho no importa, la cuestión es que él me hizo una promesa y me engañó. Aunque la iniciativa no fuera suya, participó y traicionó mi confianza, igual que tú — concluye dirigiéndole a Seokjin una mirada de reproche.

— No estoy de acuerdo — después de un suspiro de cansancio, Jin apura su refresco y aplasta la lata vacía —. Si hay un traidor aquí, ese soy yo. Yoongi es un solamente un pobre idiota enamorado que tenía miedo perder su oportunidad contigo si daba un paso en falso, y eso incluía ganarse mi desaprobación de hermano alfa si me llevaba la contraria. El tipo es así, no puede evitarlo, le educaron en esos valores y yo me aproveché. Lo siento, Hoseok, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien.

El omega se queda en silencio, no hay palabras de reproche ni gritos, pero a juzgar por las connotaciones amargas de su aroma y su mirada esquiva bajo las cejas fruncidas, Jin deduce que su hermano está realmente molesto con él.
No puede culparlo, pues había sido consciente desde el principio de que Hobi se enojaría al descubrir lo de su amistad con Min Yoongi. Lo único que lamenta es no habérselo dicho personalmente, como tenía planeado hacer una vez que Hoseok y el abogado iniciaran una relación formal.

— ¿Podrás perdonarme, Hobi?

El dueño de la pizzería ya les está preparando sendas tarrinas de helado, una de menta con chispas de chocolate para Seok y otra de vainilla y fresa para Jin, pero el omega no se quedará para el postre. Habiéndose terminado el refresco, el más joven se levanta, deja el dinero de la cuenta en la mesa y se despide escuetamente de su hermano mayor.

— Necesito pensar... Ya hablaremos otro día, hyung. Puedes comerte mi helado también.

Seokjin repite el nombre de Hobi un par de veces para que se detenga, pero el mencionado le ignora en su camino hacia la salida. Demonios, Jin sólo intentaba hacer algo bueno por su hermano, pero a todas luces, le ha salido el tiro por la culata.

Por primera vez en mucho tiempo, el dormitorio de Hoseok luce inusualmente desordenado, justo igual que su mente; hay ropa por el suelo, una lata vacía de refresco sobre el escritorio y la bolsita de la papelera está llena

Por primera vez en mucho tiempo, el dormitorio de Hoseok luce inusualmente desordenado, justo igual que su mente; hay ropa por el suelo, una lata vacía de refresco sobre el escritorio y la bolsita de la papelera está llena. El omega ni siquiera se ha molestado en hacer la cama.

Mientras atraviesa su habitación para abrir la ventana, Hobi recuerda con una contradictoria mezcla de amargura y felicidad lo ocurrido entre el abogado y él entre esas cuatro paredes.
Es increíble que sólo hayan transcurrido veinticuatro horas desde que Min Yoongi estuvo en su cama, parece una eternidad.

Min ha intentado contactar con él varias veces a lo largo del día sin ningún éxito, y es que Hoseok no sabe cómo afrontar la situación después de lo sucedido. Por una parte detesta le por haber pisoteado el pacto que hicieron; por otra, el omega en él se está retorciendo de dolor por la pelea y la ausencia del alfa.
Y luego está su estúpido corazón, al que siente revolucionarse en violentos latidos cada vez que recuerda ese mensaje que Yoongi le había escrito a Jin.

" Estoy enamorado de Hoseok "

Hoseok también está enamorado, a estas alturas es absurdo que quiera engañarse a sí mismo, pero la traición le duele. Si Min no ha sido capaz de cumplir una promesa tan sencilla, ¿cuántas más no dudará en quebrantar en el futuro si se quedan juntos?

Confiar en los alfas era una tarea prácticamente imposible para Hoseok; Yoongi había llegado para cambiar eso, pero al final tan sólo le había confirmado que, en efecto, darle un voto de confianza a un alfa es como meter la mano en la boca de un cocodrilo con la esperanza de que no te arranque medio brazo.

Pero ¿es realmente tan malo lo que ha hecho? Según Jin, Min Yoongi no se había valido de ninguna artimaña poco ética para engatusarlo. Sí, se saltó una de las cláusulas del acuerdo que pactaron, pero por lo demás, hay que reconocer que ha sido correcto en todo momento... Un alfa perfecto.

Y mal que le pese, Hobi no quiere que este sea el final de su breve historia.

Normalmente Seok no se va a dormir sin darse una ducha ya que lo considera una práctica antihigiénica, y esa noche no va a ser la excepción

Normalmente Seok no se va a dormir sin darse una ducha ya que lo considera una práctica antihigiénica, y esa noche no va a ser la excepción. Sin embargo, antes de desnudarse, el joven apaga la luz y se recuesta un momento en la cama con lentitud y cautela, como si tuviese miedo de que emergiera algún fantasma de entre las frazadas arrugadas.
No obstante, el único espectro presente es el aroma a naranjas y melisa de Min Yoongi, que todavía predomina en la habitación como si esta fuese suya.

Con los ojos fijos en el lado vacío del colchón, Hoseok esboza una sonrisa triste recordando lo emocionado que estaba deseando que Yoongi hiciera este desastre sobre el que ahora descansa el peso de su cuerpo.
La tarde anterior estaba ansioso por que el abogado llegara para hacer de su cama un caos y que lo empapara todo de su espesa esencia y su sudor...
No había logrado lo primero, pero al menos su olor ha quedado impregnado por todas partes.

En otras circunstancias, Hoseok habría considerado esto una guarrada, pero por ahora es incapaz de cambiar las sábanas. Bueno, no es que no pueda, es que no quiere.
La fragancia a cítricos y melisa de Min todavía se percibe fresca en la tela, como si el alfa se hubiese marchado hace diez minutos, y Hobi no quiere perder los rescoldos de ese delicioso olor.

Su idea es dormirse imaginando que el alfa está a su lado; no obstante, el plan falla miserablemente cuando el embriagante aroma del abogado empieza a despertar un cosquilleo bastante cálido en el bajo vientre de Hoseok y, poco a poco, el riego sanguíneo comienza a concentrarse en la flácida extensión que empieza unos centímetros más allá.
El miembro del omega se está poniendo firme y la humedad se hace presente atrás, en su pequeña entrada.

Hobi nunca antes ha sentido la necesidad de tocarse el cuello estando excitado, pero en aquel instante, sus dedos se posan de forma casi inconsciente a la altura de su glándula de feromonas y con sus yemas traza círculos y caricias que le hacen estremecer...
No sólo por el agradable roce de sus dedos y uñas rascando suavemente la piel, sino también porque lo hace imaginando – y recordando con todo lujo de detalle – la lengua de Yoongi estimulando a consciencia su delicada glándula aromática.

Hoseok no hace ningún amago de quitarse la ropa, ni piensa introducir la mano en su pantalón para saciar las ansias de su palpitante agujero por ser llenado, pero sabe que pronto tendrá que hacer algo para calmar la irrefrenable excitación que le causan el aroma que ha dejado Yoongi en su cama y esa nueva fantasía que ha desbloqueado; una en la que el alfa no hace más que devorar a base de besos mojados, lametones salivosos y pequeños mordiscos aquel punto erógeno en su cuello.

Buscando alivio para su calentura, el omega agarra la almohada que Min había usado para dormir y la coloca entre sus piernas para frotarse con ella. A Hobi no le cuesta imaginar que lo que tiene ahí no es un triste cojín, sino la pierna del abogado.

La cama todavía huele tanto al alfa que a Hoseok le parece todavía sigue allí, oculto entre las sábanas. Su ano empieza a encharcarse en la humedad de su lubricante natural, pero Seok ignora deliberadamente las ardientes pulsaciones de su agujero mientras se restriega lentamente contra la almohada.
No tiene intención de usar los dedos ni ningún juguete ahí atrás, porque está convencido de que ni sus dedos ni sus juguetitos podrían igualar el placer tan extraordinario que le había brindado la enorme verga de Min Yoongi.

Lo que está a punto de hacer es una locura y podría suponer un nuevo golpe a su orgullo, pero poco le importa eso cuando agarra el teléfono y marca el número del abogado, a pesar de que no tiene intención de hablar con él.

Su cuerpo se calienta todavía más ante la perspectiva de escuchar la voz del alfa mientras se masturba pensando en él; tanto es así que, cuando Yoongi contesta, Hoseok se muerde ambos labios para no sucumbir ante impacto de la oleada de ardor que lo invade al oír la voz ajena y soltar algún gimoteo traicionero con la almohada entre sus piernas.

Para evitar que el abogado escuche sus gemidos, Seok enseguida pulsa la opción de silenciar el micrófono de su teléfono y lo acerca a su oído. Lo único que quiere es oír la voz grave y sensual del abogado, eso será suficiente por el momento, pues lo necesita con desesperación.

— ¿Hola? ¿Hoseok? Creo que no tienes cobertura, no oigo nada. ¿Hoseok?

Di mi nombre otra vez... susurra agitado, ya no hay necesidad de reprimir sus jadeos airados y los gemiditos que escapan de su garganta —. Agh, otra vez, dilo alfa...

— ¿Hoseok? No sé si tú me oyes, pero yo no.

Y menos mal, piensa Hobi, porque sería un auténtico bochorno que escuche cómo gimotea y exhala suspiros pesados imaginando que está montando la pierna del alfa. El calor se va acumulando bajo su estómago, augurando un orgasmo que nota cada vez más cerca a medida que intensifica la placentera fricción en su miembro.

— Yoongi-ah... Yoongi... Ah, ah... Sí, alfa...

— Te llamaré en un rato, quizás entonces podamos hablar.

— No, no quiero que me llames — protesta Seok entre dientes, jadeante y molesto por la posibilidad de que Min le cuelgue antes de que logre correrse —. Quiero que vengas y que me hagas lo de la otra noche. Necesito que juegues con mi glándula de olor mientras me follas, Yoongi, quiero eso... ¡Ven aquí y hazme el amor, ah, ahg, alfa...!

Hoseok, te llamo en cinco minutos. ¿Vale?

— ¡N-no, no cuelgues, idiota! Necesito tu voz, ah... ¡U-gh, Yoongi, Yoongi!

Los dulces espasmos del clímax no se hacen esperar. De un momento a otro, su esencia le llena la ropa interior al tiempo que los gemidos de placer que manan de su boca se convierten en desvergonzados gritos agudos que resuenan por toda la casa.

El orgasmo ha sido satisfactorio, pero comparado con los dos que le había regalado Min Yoongi con su polla gorda y su habilidosa lengua, este se le antojó un poco... decepcionante. Pero peor es nada. Al menos pudo escuchar la voz del alfa mientras se daba placer.

Dos parpadeos más tarde, la elaborada respiración de Hoseok se detiene por unos segundos después de ahogar un pequeño gritito de pánico al ver la pantalla de su teléfono móvil.

Min no ha colgado, la llamada sigue en curso...

Y el micrófono no está silenciado. 

No me lo creo, por fin actualicé esta historia ): perdón por la demora y por todo🙏

Chapter 11: El Rechazo.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hs omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Posible lenguaje vulgar | Contenido sexual en próximos capítulos | Historia corta.
⚠️Por favor, si algo de esto no te gusta, NO leas. Gracias.

Chapter Text

La imagen de la pantalla con el icono del micrófono sin tachar no sale de la cabeza de Hoseok y la vergüenza le está comiendo vivo

La imagen de la pantalla con el icono del micrófono sin tachar no sale de la cabeza de Hoseok y la vergüenza le está comiendo vivo. El omega no entiende cómo puede haberle pasado esto, ¡si él pulsó la tecla de silenciar nada más llamar a Yoongi!
Probablemente en algún momento volvió a tocar la pantalla con la mejilla sin darse cuenta, o con las ansias de escuchar al abogado a todo volumen sólo alcanzó a activar el altavoz y se le olvidó que no había apagado el micrófono. Todo puede ser.

En cualquier caso, lo sucedido es una tragedia sin precedentes y hasta el omega dentro de él está sufriendo a causa de la incertidumbre y el silencio de Min, que no ha intentado contactar con Hobi desde entonces.

Esto tiene que ser lo más embarazoso que le ha pasado en años y años de vida, peor incluso que la vez que Seok se puso celoso porque Yoongi le dijo que iba a saludar a un "amigo" para no soltar a bocajarro que iba a orinar.

Las opciones que Hoseok contempla ahora son dos: actuar como si ese bochornoso incidente jamás hubiese ocurrido, o bien dejar su trabajo en la peluquería, comprar un billete de avión con destino a la punta más remota de Asia y darse a la fuga sin dejar rastro.
Lamentablemente, Hobi no dispone de medios económicos suficientes para empezar una nueva vida en otro país, así que tendrá que ser lo primero.

Como hasta las nueve no empieza su jornada laboral, el omega se planta en el bufete de abogados a las ocho menos cuarto con su mejor cara de póker para hablar con Min Yoongi; no acerca de la "conversación" accidental de la otra noche, sino sobre el incumplimiento de la norma de no involucrar a sus familiares en la relación.

Hobi va de camino al despacho con los nervios revueltos por su reencuentro con el alfa, pero la tensión se desvanece en pro de la ira cuando se topa con un obstáculo cuya existencia había olvidado por completo: la amargada secretaria que controla la entrada de los clientes como el Cancerbero a las puertas del averno.

La animadversión que le profesa aquella alfa se nota a leguas, y Hoseok no puede evitar compararla con los monstruos que debes derrotar para enfrentarte al Boss final en los videojuegos.

Por fortuna o por desgracia, Seok no puede derrotarla a puñetazo limpio, sino que debe batirse en un duelo verbal con ella y es lo que procede a hacer, armado de paciencia y decisión. Blandiendo su mejor sonrisa en forma de corazón para que no se note mucho que el desagrado es mutuo, Hoseok se dirige a la joven secretaria con el tono más cordial posible.

— Por favor, avise al señor Min de que Jung Hoseok está aquí para hablar con él.

— El abogado Min está muy ocupado — replica la mujer de mala gana —. Si no tiene cita previa, y es evidente que usted no la tiene, no puedo dejarle pasar.

Strike uno. La tipa le invita amablemente a marcharse, pero Hobi no se rinde fácilmente.

— Soy su pareja — afirma Seok entre dientes —, no necesito cita para entrar a verle.

— Buen intento, pero todos aquí sabemos que el señor Min está soltero. Pero no se preocupe, puedo darle cita para... El próximo viernes a las diez menos cuarto. ¿Le va bien? — pregunta con una sonrisa pasivo-agresiva.

Strike dos. Aquella mujer es dura de roer, pero Hoseok sigue insistiendo.

— No puedo esperar una semana entera, tengo que hablar con él ahora.

— En ese caso, le sugiero que lo llame a su teléfono personal y hable con él directamente. Si es su pareja, debería de tener su contacto.

Strike tres, tocado y hundido. Efectivamente, Hobi tiene el teléfono personal del abogado, pero le sudan y le tiemblan las manos sólo de pensar en volver a marcar su número.

Es obvio que con cortesía y respeto no llegará más allá del mostrador, de modo que sopesa la posibilidad de entrar sin permiso. Si es lo bastante rápido – y Hoseok lo es – estará en el despacho del abogado antes de que la secretaria pueda siquiera asimilar lo que está pasando, y ya ni hablemos de levantarse y empezar a perseguirlo corriendo pasillo adentro como a un delincuente en potencia.

Sin miedo al éxito, ¡ni mucho menos al fracaso! Seok respira hondo calculando cuán grandes deben ser sus zancadas para llegar al despacho en el menor tiempo posible, retrocede despacio para coger carrerilla y finalmente se lanza hacia el pasillo interior antes de que la implacable guardiana de la sala de espera pueda detenerlo.

Esta resulta ser una de esas ocasiones en que más vale contar hasta diez antes de cometer una locura. Y es que Hoseok no ha dado ni tres pasos cuando, de golpe y porrazo, se estrella de bruces contra una silueta que emerge del pasillo justo en ese instante: un alfa pálido y elegante con un exquisito aroma a melisa y frutos cítricos.

Min Yoongi no parece sorprendido de verle, probablemente porque ha percibido su fragancia desde lejos, pero sí que procede a poner cara de pasmo cuando de la nada Hoseok comienza a regañarlo con su peculiar puchero triangular.

— ¡Alfa! Ya era hora de que aparecieras — le espeta frente al rostro perplejo de la secretaria —. ¿Para qué me haces venir si luego no me dejan hablar contigo? ¡Este no es el trato que me merezco siendo tu pareja! Tienes que darme una placa identificativa o algo, para que pueda entrar a verte cuando quiera.

— Señor Min, perdone la confusión, yo no sabía que era su omega — la joven alfa parece a punto de doblarse por la mitad con las reverencias tan marcadas que ofrece a modo de disculpa.

— Tranquila, no pasa nada. Tendría que haberte avisado de que esperaba la visita de mi pareja — responde el abogado, siguiéndole la corriente a Hobi —. Vamos al despacho, Hoseok.

El omega está tan eufórico tras salir victorioso de la pequeña confrontación con la secretaria que por un momento se le olvida lo tensas que están las cosas entre ellos dos. Sólo cuando Min cierra la puerta del despacho y el aroma de sus feromonas alfas – mucho más amargas que de costumbre – invade la respingada nariz de Hobi, el mencionado recuerda de sopetón que ellos aún no son pareja oficialmente y que está ahí precisamente para tratar de limar asperezas, y quizás avanzar otro poquito más en su intento de relación.

Por desgracia, Seok pronto se da cuenta de que Yoongi está de un humor de perros, lo que podría entorpecer la reconciliación que el omega venía planeando.

Los largos dedos del abogado se mueven con agilidad frente al ordenador mientras escribe algo, y el ruido que hace al aporrear velozmente las teclas es el único sonido que rompe el irritante silencio que flota en el aire

Los largos dedos del abogado se mueven con agilidad frente al ordenador mientras escribe algo, y el ruido que hace al aporrear velozmente las teclas es el único sonido que rompe el irritante silencio que flota en el aire. Min está tan concentrado en lo que sea que hay en la pantalla que ni siquiera le dirige la mirada a Hobi, sólo la palabra.

— ¿Me explicas qué ha sido ese show, Hoseok?

— Lo siento, esa alfa me pone de los nervios y quería demostrarle que estaba equivocada al bloquearme el paso.

La voz ronca de Yoongi pronuncia un sonido breve, haciéndole saber al omega que le está escuchando. Transcurren otros pocos segundos de pesado silencio antes de que el mayor finalmente despegue sus ojos del ordenador y establezca contacto visual con Hobi; sin embargo, no dice nada cuando sus miradas se reencuentran.

Es más, el alfa y el omega de pronto se ven envueltos en una confusa batalla de miradas incómodas donde ambos esperan que el otro tenga la iniciativa de romper el hielo y hablar primero.

— Supongo que has venido a conversar sobre lo de la otra noche — aventura Min con una ceja alzada, a lo que Seok se remueve en la silla y aprieta los labios sin saber qué decir, porque no tiene claro si el abogado se refiere a la noche que discutieron o la noche de la llamada.

— Sí... Me enfadé mucho por lo de mi hermano Jin y no dejé que te explicaras. Por eso estoy aquí, para aclarar ese asunto.

— Ah — el alfa asiente para sí mismo —. Entonces vamos a fingir que lo de anoche no pasó.

— ¿De qué hablas? No pasó nada, ayer ni siquiera nos vimos — Hobi se hace el despistado, pero esa estrategia tan pobre no le vale de nada con el abogado.

— No nos vimos, pero hablamos... Más o menos.

— Yo creo que soñaste algo — rebate Hoseok, decidido a aferrarse a su versión hasta el final.

— Es increíble que seas capaz de mentir con tanto descaro. ¿Te enseño el registro de llamadas de mi móvil?

La mandíbula de Hoseok entra en tensión tras oír aquella pregunta retórica y ver la minúscula sonrisa forzada que esboza Yoongi, como si se estuviera burlando de él.
No obstante, es Yoongi quien siente que se han burlado de él, en primer lugar...

— Podrías haber fingido amnesia — le reprocha el omega —. Esto es muy embarazoso.

— Es insultante, eso es lo que es — le contradice Min, y entonces su semblante se vuelve más serio de lo que Hobi lo había visto nunca —. No hay quién te entienda, Hoseok. Me echas desnudo de tu casa y no me coges el teléfono porque supuestamente estás enojado conmigo, pero luego me llamas para que escuche cómo tocas pensando en mí. ¡¿Qué diablos pretendías con esa llamada?!

— ¡Nada en absoluto! Te marqué por error — miente Seok, rojo hasta las orejas —. Para empezar, yo no quería que me escuchases. ¡Y pensaba en otra persona mientras lo hacía!

— Por favor, no me tomes por imbécil. No parabas de gemir mi nombre, y para rematar, lo gritaste varias veces a todo pulmón poco antes de colgar — Yoongi no tiene problema en refrescarle la memoria —. Aparte, si te masturbas pensando en otro, ¿por qué carajo me haces perder el tiempo cortejándote?

Las mejillas de Hoseok, que estaban ardiendo al rojo vivo, de golpe empiezan a templarse por el tono tan frío y duro en que le está hablando el abogado. El omega en él se encoge sobre sí mismo entre sonidos lastimeros frente a las feromonas de ira que está exudando Yoongi, pero por fuera, Seok no pierde la compostura.

En parte, entiende que el mayor tiene razones para estar molesto con él por su actitud y sus mentiras piadosas para salvaguardar un orgullo que ya se fue al garete la noche anterior al no silenciar el micrófono, pero no puede evitar ponerse a la defensiva cuando Yoongi le levanta la voz.

— No puedo creer que estemos teniendo esta conversación — escupe Hobi —. Disfrutas con esto, ¿verdad? Te encanta que te necesite y que te busque, y encima te regodeas obligándome a confesar en voz alta algo que ya sabes perfectamente. Tu asqueroso ego de alfa debe de estar por las nubes.

— Te equivocas — Min suspira con cansancio en lo que se masajea el puente de la nariz —. No quiero que lo digas por mí, sino por ti, porque tengo la sensación de que intentas engañarte a ti mismo.

— Ya, claro — el omega rueda los ojos en un marcado gesto de fastidio —. No te creo. Es obvio que estás molesto porque te ignoré después de esa noche en mi casa y ahora quieres vengarte humillándome.

— Hoseok, me encantaría discutir largo y tendido contigo para convencerte de lo equivocado que estás, pero tengo que estar en el juzgado en media hora y todavía no he terminado de revisar unos documentos que el cliente me envió por sorpresa a las cuatro de la madrugada. Así que, por favor, vete y déjame trabajar.

La forma tan gélida en que Min Yoongi le señala la puerta y vuelve a concentrarse en el contenido de la pantalla indigna – y lastima – a Hoseok. ¿En serio va a anteponer un estúpido caso a la conversación de la que depende su relación? A lo mejor Hobi no le importa tanto, después de todo.

Cabizbajo, Hoseok permanece en la silla con los puños cerrados sin encontrar las palabras indicadas para reanudar la conversación. Su corazón se está partiendo en pedazos y su omega interior aúlla de pena ante la aparente indiferencia del alfa...
Con la voz algo trémula e insegura, Seok deja caer una pregunta con la que recupera la atención de Min.

— Leí un mensaje donde le decías a mi hermano que estabas enamorado de mí — susurra el omega —. ¿Era mentira?

No es una pregunta que admita mil respuestas, Hobi espera un simple sí o no, pero Yoongi le pilla desprevenido con una contestación mucho más larga y dolorosa de lo que el joven podría haber previsto jamás.

— No, eso era cierto. Te amo, de verdad te amo — la declaración de Yoongi dispara bruscamente los latidos de Seok, además de encender un renovado rubor en sus pómulos; sin embargo, la emoción es efímera ya que ahora viene el pero... —. Pero que esté enamorado no significa que tenga que aguantar tus desplantes, tus juegos y tus cambios de humor con una sonrisa como si no me doliesen. Yo también tengo dignidad y empiezo a estar harto de tu persistente actitud de mierda ante todos mis intentos por hacerte feliz.

— Yoongi...

— Yoongi nada — brama el mayor —. Sé que lo has pasado mal, y lamento haber roto nuestro pacto, pero al menos ten la decencia de ser honesto con ambos. No estás enojado conmigo por hacerme amigo de Seokjin, sino por el mero hecho de ser un alfa. Me has detestado por ello desde el inicio, incluso ahora me miras con recelo como si fuera un monstruo.

— Eso no es verdad. Te di una oportunidad, confié en ti y...

— Y te dedicaste a buscarme los defectos y ponerme a prueba para ver si metería la pata — lo interrumpe el abogado —. Tu lado omega me desea, eso estaba claro desde el día que llenaste todo esto de feromonas calientes... Pero creo que eso es todo, es puro instinto, nunca has querido estar conmigo realmente. No te culpo, comprendo que no puedas abrirle tu corazón a cualquiera después de lo que te ocurrió, pero no puedo estar en este juego del tira y afloja para siempre.

— Estás sacando las cosas de quicio — le responde Hoseok, su boca está tan seca que se le pegan los labios al hablar —. Si no quisiera estar contigo, ya te habría mandado a la mierda y no estaría aquí intentando hacer las paces. Por mí, podemos retomar las cosas donde las dejamos y olvidar este malentendido, ya te he perdonado.

— Bien. Ahora falta que yo te perdone a ti.

— ¿Disculpa? — exclama Seok —. ¿Qué tienes tú que perdonarme a mí?

— Que no has tenido ni un ápice de empatía para conmigo. Me sentí fatal por lo que hice, intenté llamarte mil veces para pedirte perdón, llevo dos noches durmiendo fatal porque mi lobo no ha parado de retorcerse de dolor y de miedo pensando que te había perdido para siempre. ¿Y tú qué hiciste? — inquiere, sarcástico —. No te haré repetir para qué me llamaste anoche.

— N-no me has perdido — atina a decirle Hobi, el creciente nudo amargo en su garganta le entrecorta las palabras —. En serio, quiero arreglar las cosas y... Y estar contigo.

— Pues yo quiero estar con alguien que me acepte y que me ame por lo que soy, no que esté buscando con lupa mis defectos y esperando a que cometa el más mínimo error para darme la patada. Necesito una relación estable y madura, y sinceramente empiezo a dudar que tú puedas dármela.

Hoseok quiere replicar, decirle que puede y que le dará la relación sólida y madura que busca, porque él necesita exactamente lo mismo: amor y seguridad.
Sin embargo, Min no le da tiempo, y es que para él la conversación ya ha concluido.

El omega observa en silencio cómo Yoongi ordena apresuradamente las carpetas y papeles que tiene sobre el escritorio para luego meterlos en su maletín. Acto seguido, el alfa se levanta y se dirige hacia la puerta con ese característico porte elegante que atrae las miradas como un imán y la embriagadora esencia a cítricos y melisa que deja a su paso.

— Lo siento Hoseok, pero tengo que salir ya — Yoongi ni siquiera se voltea para despedirse del omega —. Apaga la luz antes de irte.

A pesar de que Seok es consciente de que debería marcharse también si quiere llegar a tiempo al trabajo, el joven no tiene prisa por abandonar el despacho de Min Yoongi. No tiene intención de permitir que nadie más le vea en un estado tan vulnerable, de modo que no le queda más remedio que esperar a que la calma regrese a él mientras se enjuga las lágrimas con el dorso de la mano.

Su corazón palpita trabajosamente, el pecho le duele y su omega interior sufre como nunca al pensar que su relación con el abogado Min Yoongi ha llegado a su fin.

Su corazón palpita trabajosamente, el pecho le duele y su omega interior sufre como nunca al pensar que su relación con el abogado Min Yoongi ha llegado a su fin

Chapter 12: El Cortejo.

Notes:

Ship: YoonSeok /Sope | Yg alfa x Hsk omega | Romance, Soft, Clichés, Intentos de humor | Diferencia de edad Yg 37 x Hs 28 | Posible lenguaje vulgar | Contenido sexual en próximos capítulos | Historia corta.

Chapter Text

Como es bien sabido por todos, cuanta más prisa tengas por ir a algún a sitio, más obstáculos se interpondrán en tu camino para que no puedas llegar a tiempo a tu destino

Como es bien sabido por todos, cuanta más prisa tengas por ir a algún a sitio, más obstáculos se interpondrán en tu camino para que no puedas llegar a tiempo a tu destino.

Por culpa de una interminable ola de semáforos rojos, Jimin llega con ocho minutos de retraso a la cafetería donde ha quedado con Hoseok aquella tarde. El establecimiento está prácticamente vacío y todas las mesas se ven desde la entrada, pero aun así Jimin tiene que mirar dos veces para cerciorarse de que esa persona afligida con la cabeza hundida entre los hombros en una de las mesas del fondo es Hobi.

En vista de que su amigo anda de capa caída, Jimin pide dos batidos de chocolate en la barra – su remedio infalible para endulzar la vida – y se sienta frente a Hobi, quien lleva un rato dando sorbitos a un vaso de agua fría.

— Hyung, ¿qué te ha pasado? — pregunta preocupado el otro omega —. Tienes un aspecto horrible.

— Gracias Jimin, tú sí que sabes animar a la gente.

— Sólo digo lo que veo. ¿Qué te ocurre? ¿Un mal día en el trabajo? ¿Problemas económicos? ¿Mal de amores? ¿Disputas familiares?

— El abogado ha puesto fin a lo nuestro — contesta Hoseok. La cara de amargura no se le quita ni después de probar el batido de chocolate —. Todo ha terminado, esta vez de verdad.

— Pues no entiendo nada. Si el que estaba enojado eras tú, ¿en qué momento han girado las tornas?

Aunque le da mucha vergüenza recordar todo lo ocurrido y más aún hablar de ello, Hoseok le cuenta a Jimin los catastróficos sucesos que él mismo provocó y que han desembocado en la separación inevitable de su camino y el del abogado.
Jimin escucha y asiente sin sacarse la pajita de la boca, tomando sorbos de la deliciosa bebida de chocolate mientras analiza la situación.

— ¿Eso es todo? — inquiere cuando Hoseok acaba de relatar los recientes acontecimientos —. Por la carita de pena que tienes y el olor amargo de tus feromonas, pensé que había pasado algo mucho peor.

— ¿¡Te parece poca cosa!? — salta Hobi —. Vivo uno de los momentos más bochornosos de mi vida y acto seguido un alfa, un maldito alfa, me rompe el corazón. ¡Nunca me recuperaré de este golpe!

— Hyung, sé que ahora todo esto te parece terrible, pero no es el fin del mundo — le dice Jimin, tratando de calmarlo —. Vale, lo de la llamada suena fatal, pero si te sirve de consuelo, al menos Min no te ha visto bailando twerking desnudo con Work de fondo.

— ¿Te ha pasado eso? — Seok no puede detener la sonrisita divertida que se le escapa.

— A mí no — se ríe también el otro —. Cuando recién empezábamos a salir, a Jungkook una vez se le olvidó cortar la videollamada cuando terminamos de hablar. Fui a hacerme la cena, y cuando volví, me di cuenta que la llamada seguía en curso y el muy despistado acababa de salir de la ducha cantando y bailando en cueros como si estuviera en el karaoke.

— Eso no me hace sentir mejor, la verdad. Y las cosas que me dijo Min Yoongi me duelen más con cada minuto que pasa — confiesa Seok —. Mi lado omega lleva todo el día deprimido por lo que pasó, y yo... Yo tengo miedo de que no quiera verme ni hablar conmigo nunca más.

— Siento mucho tener que decirte esto, pero tú te lo has buscado.

— ¡Jimin! — exclama Hobi, puchereando con indignación —. Se supone que debes apoyarme, ¡no hundirme todavía más!

— Te apoyo, hyung, pero en serio, tienes que asumir tus errores y admitir que tienes de romántico lo mismo que yo de astronauta. Ese alfa se ha esforzado en hacer las cosas bien, y tú a pesar de todo has seguido poniéndole trabas y negando lo que sentías hasta el final. ¿Por qué no le dijiste de frente que estás enamorado de él?

— ¡Lo intenté! ¿De acuerdo? — se defiende Hoseok —. Le dije que quería estar con él y aun así pasó de largo.

— Es que tendrías que haberle dicho algo más profundo. Creo que un tipo como él necesita escuchar una confesión de amor más apasionada... Algo como, yo qué sé, como que sientes que es tu media naranja y sólo quieres jugar con su soldadito, no con su noble corazón — sugiere Jimin.

— Jimin, basta, eso da mucha vergüenza ajena — ya puestos, Seok está por añadir que el "soldadito" no merece ese nombre porque el miembro del abogado Min podría optar a un rango superior, pero ahora no es el momento de hablar de su pene —. Aparte, él se piensa que mi interés es puramente sexual, si le digo algo así, lo empeoraré todo.

— Entonces simplemente dile que lo amas, no es tan difícil. Él ya te lo ha dicho y es mutuo, no tiene sentido que...

— Oye, ¿y si salimos a tomar algo esta noche y así me olvido de él? — le interrumpe Hobi —. Nunca encontraré otro Min Yoongi, pero al menos puedo evadirme de los problemas bebiendo un rato y quizás conocer a alguien más...

— ¡Hoseok, céntrate! — el mencionado yergue la espalda y hasta se asusta ante la regañina de Jimin —. Esto no es una ruptura, porque ni siquiera estabais saliendo. El pobre abogado se ha cansado de remar mientras tú haces hasta lo imposible por hundirle la barca. En vez de tirar la toalla por orgullo, mejor piensa qué puedes hacer para demostrarle que tus intenciones son serias, tal como ha hecho él.

— Ugh, vale, tienes razón... ¿Pero cómo?

— Hm — Jimin se frota la barbilla en un gesto pensativo —. Tengo una idea, pero vamos a necesitar un poco de ayuda.

En el apartamento de Hoseok reina un silencio absoluto, lo cual hace que sus pensamientos resuenen con más volumen aún si cabe dentro de su cabeza

En el apartamento de Hoseok reina un silencio absoluto, lo cual hace que sus pensamientos resuenen con más volumen aún si cabe dentro de su cabeza. Por una parte está la voz de Yoongi repitiendo una y otra vez que quizás él no es la persona que necesita en su vida si lo que quiere es una relación sentimental estable y madura; por otro lado, todavía oye a Jimin proponiendo aquella alocada idea que Hobi ha decidido llevar a la práctica.

La conversación que está a punto de tener lugar le parece la cosa más absurda e impensable que alguna vez pudo imaginar que haría, pero está dispuesto a intentarlo con tal de salvar su relación con el abogado Min.
Algo nervioso, Hoseok mira la pantalla una vez más antes de que su dedo marque el número del contacto elegido: Abuela Sangkyoung. Ahora sólo queda esperar...

— Hola, abuelita.

— Hoseokkie, ¡qué agradable sorpresa! — exclama la mujer, que no ha tardado ni dos timbrazos en contestar. — ¿Ya comiste, cariño?

— Sí, descuida. ¿Y tú, te encuentras bien? ¿Qué tal está el abuelo?

— Estamos estupendamente los dos. Aunque ya sabes que aquí el trabajo no termina nunca; el huerto, los animales, mi jardín de flores, la comida para el invierno. Tenéis que visitarnos, ya ha pasado un mes desde la última vez, os extrañamos mucho a Seokjinnie y a ti.

— Yo también os echo de menos, te prometo que nos veremos muy pronto — asegura Hobi —. Pero ahora... La verdad es que llamaba para pedirte ayuda.

— Claro cariño, ¿de qué se trata?

Si antes de conocer a Min Yoongi alguien le hubiese dicho a Hoseok que algún día pronunciaría estas palabras, probablemente se hubiera muerto de la risa, pero nunca hay que decir de esta agua no beberé. Después de una respiración profunda, Hobi suelta la bomba:

— Necesito que me expliques cómo un omega podría cortejar a un alfa.

Un pucherito se forma en la boca de Seok mientras su ceño se arruga de golpe, y es que desde el otro lado de la línea le llega una carcajada cuyo motivo no acaba de entender.

— ¿Has visto algún k-drama histórico y te ha picado la curiosidad? No puedo creer que justamente tú me preguntes algo así — se ríe la abuela, sin malicia alguna —. En mi juventud el cortejo por parte de los omegas ya era algo muy poco común y anticuado, no estaba bien visto que tuviésemos la iniciativa.

— Pero en algún momento se hacía — señala Hoseok —. Quiero saber en qué consistía.

Después de pedirle que le dé un momento para hacer memoria, la omega procede a compartir con su nieto sus conocimientos sobre el tema.

— Hay preparar algo de comer para el alfa. Un plato dulce o uno picante, dependiendo de lo que quieras transmitirle — le empieza a explicar —. Si tienes prisa por casarte, debe ser un plato picante. Si por el contrario quieres que las cosas vayan despacio, con un platillo dulce le animarás a cortejarte de vuelta y así tendréis tiempo para conoceros mejor.

— Tomo nota — repone Hoseok, que ciertamente está escribiendo la información en un pequeño cuaderno —. ¿Qué más?

— Tienes que regalarle tres flores, ¡ni una más, ni una menos! Tres — recalca ella —. Una flor azul, con la que le haces saber que traerás armonía y felicidad a su vida; una roja, con la que expresas tu apasionado amor por él, y una blanca, que simboliza la pureza que le entregas.

— ¿Pureza? Uh, no sé, abuela... — Hobi carraspea y un tenue rubor le calienta las mejillas —. Es que yo ya me he acostado con él.

— ¡Esa lengua, niño! ¡No les hables así a tus mayores! — lo regaña la anciana omega —. Ya sé que no eres casto, por eso te digo que es simbólico. Con esa flor le transmites la promesa de que le serás fiel y que puede confiar en ti.

— ¡Ah! Ya entiendo. Vale, entonces tres flores y un plato dulce.

— Aún no he terminado. También debes regalarle una prenda que lleve tu aroma natural. Puede ser una bufanda, una camiseta, un calcetín...

— Un pañuelo — susurra Hoseok mientras la mujer sigue enumerando otros posibles regalos para el cortejo —. Ya lo tengo claro. ¡Gracias, abuela!

— Espera, no te he dicho en qué orden debes darle los obsequios. Para empezar, tienes que ofrecerle el platillo. Si se lo come, significa que acepta tu cortejo — le dice la anciana —. Luego siguen las flores, primero va la azul y al cabo de cuatro o cinco días puedes darle la blanc...

— ¿Cómo que días? Yo pensaba dárselo todo a la vez — interrumpe Hobi.

— Siempre tan impaciente y tan poco romántico. La gracia de esto es ir poco a poco, crear un vínculo de amistad y amor antes de unir vuestras vidas en matrimonio...

— Alto ahí — Seok suelta una leve risita —, ahora eres tú la que vas muy deprisa, abuela. No sé si voy a casarme alguna vez.

— Torres más altas han caído — replica la anciana —. Mira a tu tío, hasta los cincuenta no sentó la cabeza. Sólo tienes que encontrar a la persona correcta. Y por cierto, ¿quién es ese alfa tan especial al que quieres cortejar?

— Si todo va bien, pronto te lo presentaré.

— ¡Vaya, eso es mucho viniendo de ti! — Hobi puede notar la sincera emoción en la voz de su abuela y sonríe al escucharla tan feliz —. Te deseo mucha suerte, Hoseokkie. Un besito.

— Un beso para ti también, y saluda al abuelo de mi parte.

Finalizada la llamada, Hoseok se queda un rato con la mirada perdida en la hoja de papel. Son las siete y media de la tarde, le queda poco tiempo para conseguir todas esas cosas y el abogado ya no estará en el bufete a esas horas, así que es mejor dejarlo para el día siguiente.
No obstante, un sentimiento de angustia le estruja el corazón al recordar que, tal como están las cosas entre ellos, cada segundo es crucial y mañana podría ser demasiado tarde.

Su omega interior aúlla con desesperación al pensar en el alfa, instándole a darse prisa si no quiere perder a Min Yoongi para siempre.

Después de sobrevivir con éxito a la jornada más extenuante, dura y repleta de altibajos que ha tenido en años, Min Yoongi por fin da por concluido aquel día de mierda cuando entra en su coche tras nueve juicios complicados, una violenta disputa c...

Después de sobrevivir con éxito a la jornada más extenuante, dura y repleta de altibajos que ha tenido en años, Min Yoongi por fin da por concluido aquel día de mierda cuando entra en su coche tras nueve juicios complicados, una violenta disputa con uno de sus clientes, unos cuantos cafés que han hecho las veces de desayuno, almuerzo y cena, y la cerecita del pastel: la confrontación con Hoseok aquella mañana.

Sin duda, lo peor de todo fue su encontronazo con Hobi. Siendo sincero, le supo mal marcharse tan abruptamente del despacho, pero la discusión iba para largo, Hoseok no estaba por la labor de cooperar (¡qué sorpresa!, nótese la ironía) y Yoongi no podía dejar de lado su trabajo; al menos no ese día, cuando varios de sus clientes confiaban en él para que los salvara de ir a la cárcel.

Min finalmente se encuentra de camino a casa cuando, aprovechando el parón en un atasco, lee un mensaje enviado hace más de media hora que le hace dar la vuelta en la siguiente glorieta para dirigirse al bufete de abogados. La secretaria le ha informado de que su pareja le ha dejado un paquete en recepción y Yoongi decide ir a ver de qué se trata.

El edificio ya se halla desierto cuando Yoongi estaciona su coche en el parking subterráneo a las once y cuarto de la noche. Como de costumbre, no queda ni un alma trabajando a esas horas intempestivas y los pasos solitarios del alfa retumban con más eco de lo habitual ahora que el lugar está totalmente vacío.

Min enciende la luz al entrar en el bufete y a continuación avanza hacia directo el mostrador, donde le aguarda una cajita blanca sobre cuya tapa hay un gran signo de interrogación pintado con rotulador negro. ¿Qué se supone que significa esto?

Intrigado, el abogado abre el paquetito y, con el hambre de lobo que trae, se le hace la boca agua al descubrir lo que contiene.

Yakgwa... — murmura en voz baja para sí mismo, segundos antes de paladear una de aquellas dulces galletitas de miel.
Son caseras, concluye, y se come las otras cuatro que quedan porque están francamente deliciosas. ¿Sólo había cinco? Es una pena, con lo buenas que están...

Mientras mastica, Yoongi conjetura que aquel inesperado regalo es la forma que tiene Hoseok de disculparse, y el interrogante es la duda de si le va a perdonar o no. Se dispone a cerrar la caja vacía para tirarla y marcharse, pero entonces se percata de que hay una nota pegada en la parte interior de la tapa.
"Hay más en el despacho" dice el papelito amarillo.

¿Más galletas? Bueno, bueno, ¡pero qué festín! El omega se está ganando su perdón a pulso.
Min no es un apasionado de los dulces, pero como no ha cenado todavía y la primera tanda de galletitas le ha sabido a poco, se relame los labios en anticipación mientras se dirige a su despacho para ver qué más le ha llevado Hoseok.

El aroma de Hobi todavía está presente en el aire y Yoongi no puede evitar que sus fosas nasales aleteen levemente en lo que respira la embriagadora fragancia del omega, ni tampoco que el alfa dentro de él se altere por la presencia de ese olor que tanto le enloquece.
Sobre su escritorio le espera una caja algo más grande que la anterior, precintada con celo transparente y un signo exclamativo trazado con rotulador rojo sobre la tapa.

Al destapar este segundo regalo misterioso, Yoongi frunce el ceño debido a la decepción que le provoca ver que no hay más galletas, pero su semblante enseguida pasa a la sorpresa al analizar el contenido: hay flores, otros dulces, y también reconoce uno de los pañuelos que le había dejado a Hoseok y que ya no esperaba recuperar nunca más.

Min no da crédito a sus ojos. Para sus adentros piensa que es imposible que esto esté sucediendo, pero el post-it amarillo que hay en el interior de la caja confirma sus sospechas.

"Ahora es mi turno de cortejarte"

Instintivamente, lo primero que agarra la mano pálida del abogado es el pañuelo.
De la tela blanca emana un exquisito olor a chocolate y avellanas, ese que altera al lobo en él como ningún otro... Es el aroma natural de Hoseok.

Yoongi se lleva el pañuelo a la nariz y, al inhalar en profundidad la esencia dulce del omega, cargada de matices picantes por la conocida presencia de sus feromonas sexuales, una oleada de calidez estalla en su pecho al tiempo que otra aún más tórrida y hormigueante se extiende por la zona de su entrepierna. Antes de que la excitación vaya en aumento, Min vuelve a dejar el pañuelo donde estaba y sigue hurgando en la caja.

Hay más cositas que llaman su atención: caramelos de limón, menta y unos pocos bombones de chocolate negro, un libro de autoayuda titulado Domesticando lobos, dos entradas para el teatro y otra notita escrita a mano.
Empujado por la curiosidad, Min desdobla el último papelito para leer el mensaje.

"Gracias por tu tiempo, por la comprensión y por tu decencia,
pero sobre todo por tu paciencia.
Espero que no sea tarde para pedirte otra oportunidad
"

Aquellas palabras dibujan una sonrisa triste en la boca del abogado.

Es la primera vez que un omega tiene el detalle de cortejarle, pero aunque la iniciativa se le antoja conmovedora, Yoongi tiene sentimientos encontrados y continúa dudando seriamente del futuro de su relación con Hobi, suponiendo que lleguen a tener una relación sólida de pareja alguna vez.

— En serio me vas a volver loco, Jung Hoseok... — murmura Min —. No me quieres, pero tampoco quieres dejarme ir. ¿Qué voy a hacer contigo?

El alfa no está hablando solo... y lo sabe.
Ha sido consciente de la presencia ajena desde que cruzó el umbral del despacho, por lo que no se muestra asombrado en absoluto cuando la silla al otro lado del escritorio empieza a girar lentamente y Hoseok se deja ver por fin.

Habiendo puesto las cartas sobre la mesa, el omega busca la mirada oscura de Yoongi y le contesta en un tono firme detrás del que se esconde un inmenso temor a otro rechazo por parte del abogado.

— En primer lugar, dime si aceptas mi cortejo — no es una petición, sino una exigencia que Min esquiva a propósito.

Hoseok le ha hecho daño, y si de verdad quiere arreglar las cosas, deberá esforzarse un poquito más.

— Estoy conmovido, pero esto me parece un poco forzado... Sabes que los obsequios no se hacen todos de golpe, ¿cierto? Hay etapas, lleva un tiempo — explica el mayor —. Lo tuyo no es un cortejo, sino una descarada declaración de intenciones — concluye bromeando.

La poca seriedad con que Min está tratando este asunto irrita a Hobi, pero no le hace perder los nervios porque sabe que lo está haciendo adrede, pues lo está castigando por la forma tan grosera y fría en que se ha portado la mayor parte del tiempo, a pesar de haber aceptado el cortejo del alfa.

Yoongi sigue divirtiéndose gracias a su propio chiste acerca del cortejo del omega; sin embargo, su sonrisa está por congelarse a raíz de la respuesta de Seok.

— No, Min Yoongi... — Hoseok saca uno de los regalos de la caja, una rosa fresca de color rojo, se levanta y rodea la mesa a paso lento para plantarse delante del abogado y tenderle la flor. Su mano tiembla un poco y sus pómulos lucen algo enrojecidos, pero tiene toda la decisión y sinceridad del mundo concentradas en su mirada.

Es una declaración de amor.

Me pregunto qué pasará ahora

Notes:

~♡