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Aziraphale era el joven más alegre del orfanato, y aunque no a todos les caía bien, era ese jovencito que siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera en todo momento.
Había sido abandonado cuando era tan solo un bebé de unos pocos meses. Lo habían dejado a las puertas del orfanato en una diminuta canasta envuelta en una manta de color beige cuando era un recién nacido.
Una vez lo encontraron en ese estado, las hermanas encargadas del lugar lo llevaron al interior, donde lo cuidaron y le dieron el cariño que su familia real no podía brindarle.
Ya con dieciséis años, era uno de los pocos chicos que pasaban la edad de diez años en el orfanato, y sabía muy bien que estaba llegando a la edad límite para vivir en el lugar. Era muy consciente de que, en un par de años, debía abandonar el hogar donde se había criado, y debería trabajar para buscarse una vida. Estaba convencido de que era muy probable que no sería adoptado antes de los dieciocho, que era la mayoría de edad para que una nueva familia le diera una segunda oportunidad.
—Buenos días...— saludó a los trabajadores del lugar mientras caminaba por el comedor ayudando a repartir los desayunos.
Ese era Aziraphale, el que siempre ayudaba, incluso tanto que en ocasiones se ofrecía como voluntario para dar recorridos por el sitio a los futuros padres que llegaban con esperanza de adoptar. Pues con el paso de los años, el orfanato se había aliado con un centro de adopciones junto con muchas organizaciones benéficas que velaban por los niños huerfanos, y asi es como con el tiempo comenzaban a dar en adopcion a muchos niños sin hogar.
De algún modo, Aziraphale ya había perdido sus propias esperanzas luego de tantos años esperando ser adoptado y se había cansado de ilusionarse para luego ver cómo su corazón se destruía cuando no se lo llevaban, no quería vivir eso de nuevo. Así que prefería simplemente ya no ilusionarse cada vez que veía a una pareja, o a un individuo cruzar la entrada del lugar.
—Azira...— le habló una de las monjas que los cuidaban, Mary, la misma que lo había encontrado ese día que lo habían dejado abandonado en la entrada del sitio, ella le tenía mucho amor al joven.
Mary le había dado su nombre, Aziraphale, en ocasiones le apodaba 'Azira', como la mayoría de hermanas y niños del lugar. Mary ahora ya era una anciana, habían pasado los años juntos, ella lo había visto crecer y era lo más cercano que tenía a una familia.
—Lleva esto a la última mesa, por favor, creo que falta el desayuno para alguien.— le indicó.
—Ahora mismo.— respondió educado y sonriente, recibió la taza con el chocolate caliente y en la otra mano el sándwich de jamón. Caminaba con cuidado rodeando todas las mesas, cuando al ver al fondo del lugar confirmó que efectivamente faltaba repartir un desayuno, y era del único chico que tenía casi su misma edad en el orfanato.
Anthony
Un pelirrojo de ojos peculiarmente amarillos.
17 años.
Cualquiera pensaría que por tener casi la misma edad se llevarían bien, pero no era así, ya que mientras Aziraphale era alegre con todos y muy sonriente siempre, Crowley era lo contrario. Nunca quería hablar con nadie y casi siempre trataba con frialdad a los demás niños. Era callado y reservado, excepto con las monjas, con ellas trataba de ser agradecido. Pero no quería estar con los demás chicos por alguna razón que todos desconocían, y entre esos a los que evadía a toda costa estaba Aziraphale, que había intentado hablarle y había fracasado en entablar una conversación y mucho menos había logrado una amistad con él, nada, simplemente era imposible.
—Aquí tienes tu desayuno.— lo dejó sobre la mesa frente al pelirrojo, pero Aziraphale no tenía donde más sentarse a desayunar ese día, solo estaba el lugar junto a Anthony así que iba a tener que volver por su desayuno y sentarse junto al pelirrojo.
Nervioso regresó a por el suyo, y cuando le tocaba volver a la única silla vacía, respiró profundo y se preparó mentalmente.
Caminaba despacio para no derramar su chocolate caliente y sin previo aviso, se sentó sin decir nada, por los nervios, sé quedó mirando el vapor salir de la bebida sin atreverse a mirar al chico frente a él.
—¿Podrías dejarme solo? Si no es mucho problema.—
—Lo siento, es el único lugar...—
—No me importa, vete.—
—Es que...—
—¡Largo!—
—¿Cuál es tu problema?—
—Creí que te había quedado claro que me gusta estar solo la ultima vez que te pedi que me dejaras en paz...— le recordó su última conversación que había sido cuando Aziraphale jugaba fútbol con los niños pequeños y las monjas le pidieron invitar a Anthony a jugar con ellos, Aziraphale obedeció, pero Anthony le dijo que no, que le gustaba su soledad y eso había sido todo.
'¿Por qué es tan amargado?' Se preguntaba mientras se ponía de pie para ir a desayunar con las monjas, no quería discutir y menos llevarse mal con Anthony, supuso que tenía que entenderlo, simplemente eso.
Una parte de él deseaba que fuera diferente, después de todo, era la única persona en el orfanato que tenía casi su misma edad y no podía ni hablarle nunca por su tan peculiar forma de ser.
—Hoy vendrán muchos posibles padres adoptivos. — le dijeron las monjas cuando se sentó con ellas.
—Espero encuentren a los niños que están buscando. — dijo Aziraphale restando importancia al tema, es que ya no se sentía uno de esos posibles adoptados, a pesar de que podía serlo.
Había perdido la fe.
—Podría ser tu día de suerte.— le dijo una de las monjas, emocionada, sonriente y con mucho entusiasmo en la voz, tratando de animarlo. Pero él simplemente fingió una sonrisa.
—No creo que se trate de suerte, hermana Laura...— dijo antes de tomar un sorbo de su chocolate caliente —... creo que se trata de que la mayoría de personas que viene a este lugar, busca niños, y yo ya no soy un niño...— no quiso sonar triste así que les sonrió de nuevo, esta vez con autenticidad —... pero en verdad estoy bien, esperaré a tener dieciocho para irme y poder trabajar, vivir como todos los demás.—
—Aziraphale, mírame— la hermana Mary sujetó el rostro del joven con delicadeza y le hizo mirarla fijamente a los ojos, le sonreía con afecto y mucho aprecio, ella lo adoraba —... nunca debes perder la fe.—
Ella le había dado aquel nombre inspirándose en un ángel, ya que la primera vez que lo había visto, era un ser pequeño y puro con unos brillantes ojos resplandecientes, la hermana se había acordado de una ilustración en uno de los tantos libros religiosos que leía cuando rezaba por las noches. El nombre Aziraphale le quedaba perfecto, y además, era único.
El joven rubio miró de reojo a lo lejos donde estaba Anthony, nunca se había preguntado nada sobre él, pero ese día había despertado con algo de curiosidad.
—¿Por qué siempre está tan amargado?— le preguntó a las hermanas.
—No lo sabemos en realidad, con nosotras es muy encantador. — dijo una de ellas.
—Esto es difícil para todos, Azira, recuerda que todos tienen sus propias batallas y las combaten de diferentes formas, si distanciarse de los demás le ayuda, no le podemos obligar a estar con ustedes.—
—Pero... es... no lo sé, si no fuera tan amargado, seriamos amigos, y no me sentiría tan solo.—
—Pero eso es egoísta.— le dijo Mary —Porque estás pensando solo en ti.—
—Tiene razón, lo lamento. — agachó la cabeza el joven.
Entonces surgió la duda.
—¿Él también fue abandonado de bebé? ¿Igual que yo?—
Las hermanas se miraron entre ellas recordando la historia del pelirrojo.
—No, Azira, Crowley tiene una historia algo distinta.—
Se preguntó por qué las hermanas lo llamaban Crowley en lugar de Anthony, pero prefirió no preguntar y simplemente escuchar la historia.
—Cuéntenme.—
Mary aclaró la garganta para contarle la historia, mientras las demás hermanas estaban expectantes, igual que el joven.
—Él tenía cuatro años cuando su madre vino a entregarlo, ella estaba en una situación... complicada, era una mujer joven, creo que no tenía ni dieciocho años, quizá tenía la edad que él tiene ahora.—
—Es verdad, era muy joven— confirmó otra hermana.
—Pero, ella y el niño habían sido golpeados.— contó la hermana Mary con tristeza —... la ayudamos esa noche, y se quedó un tiempo con nosotros. Ella denunció a su pareja y hubo un juicio, la apoyamos durante el proceso, pero luego del juicio lo mejor para él fue quedarse aquí. Su madre no tenía dinero para un abogado y mucho menos para criar al niño. Por suerte, ella ganó y a su padre lo condenaron a cadena perpetua por... muchas cosas que no quiero mencionar... luego de todos esos traumas ella no estaba para nada bien mentalmente para criar al niño y lo dejó en este lugar para luego desaparecer.—
Aziraphale se sintió muy triste de pronto.
—Y ¿Él lo sabe? ¿La historia?—
—Sí, pero él cree que su madre volverá a buscarlo...— dijo la hermana Mary.
—De hecho, a mí me dijo que si no aparece, cuando tenga dieciocho irá a buscarla.— dijo otra hermana.
—Eso es algo triste...— dijo el joven terminando de tomar su chocolate caliente y mirando al suelo, pensando en la historia que acababa de conocer —... pero creo que si ella lo quisiera a su lado, habría pasado a verlo, aunque fuera de visita... ¿Lo ha hecho?—
Todas negaron con tristeza.
—Eso es lo que pensamos también, pensamos que él está ilusionado con el recuerdo de una madre que a lo mejor inició una nueva vida.—
—Pero no entiendo por qué no quiere hablar con nadie.— dijo Aziraphale con algo de confusión en la voz.
—Quizá simplemente le gusta estar solo...— dijo la hermana Mary —... lleva años estando solo, puede que encuentre paz en esa soledad.—
—Siempre intenté ser su amigo, pero me aleja de él, me trata como si le hubiera hecho algo...—
—Solo debes tolerarlo, es lo que hacemos los seres humanos, siempre se comienza por intentar aceptar a las personas, pero cuando se vuelve demasiado difícil, podemos tolerarlas. —
—Está bien, hermana Mary.—
[Narra Aziraphale]
Realmente no me agradaba Anthony.
Ahora que conocía su historia sabía un poco más sobre él, pero eso no me hacía sentir algún tipo de lástima por el pelirrojo. Es que yo también tenía una historia triste, me habían abandonado de bebé, ni siquiera sabía los nombres de mis padres, simplemente me habían dejado en una canasta y eso era todo.
Así que su historia no era una justificación para mí de que estuviera siempre tan amargado con todo el mundo.
Podía sonar a lo mejor egoísta, pero, yo también la había pasado mal y no andaba tratando mal a los demás, simplemente por eso.
Más tarde, cuando estaba en la habitación que compartía con dos niños, estaban hablando de él.
—Y me dijo 'Largo de aquí' cuando solo estaba tratando de ser amable con él y preguntarle si nos podía enseñar a jugar ajedrez. — decía uno de ellos, Mathy.
—Ese chico es un tonto.— dijo el otro, Jacob.
—¿Hablan de Anthony?— dije entrometiéndome en su conversación.
—Sí, él no es como tu Azira, tú nos caes bien a todos, ese pelirrojo es solo un amargado.—
—Tienes mucha razón.— dije asintiendo
Una parte de mí buscaba ser empático y lograr sentirme al menos un poco mal por él, después de todo, teníamos casi la misma edad, pero él no había hecho nada para merecer mi empatía, al contrario. Había sido muy cruel conmigo.
Faltaba una hora para que los visitantes, o también llamados por nosotros 'padres de la semana', conocieran a todos los chicos del orfanato. Yo no me sentía ni un poco nervioso ni ansioso por la situación, y es que a decir verdad, siempre se llevaban a los niños más pequeños.
Era doloroso cuando repetían sus frases de siempre.
'Si fueras más pequeño'
'Si tan solo tuvieras menos de diez años.'
'Es que estamos buscando un niño para educarlo desde pequeño.'
'Eres encantador, pero eres demasiado mayor.'
'No te preocupes, pronto llegarán los padres indicados para ti'
Todas esas veces habían quedado tatuadas en mi mente desde que había cumplido los once años y entonces supe que nadie me llevaría a casa.
—Azira...— entró la hermana Mary, velozmente —... hoy iniciamos contigo.—
—¿Qué? Pero...— me detuve al recordar que no importaba si iba primero, luego a esos padres les tocaría conocer a todos los demás y rápidamente se olvidarían de mí, así que el orden realmente no tenía importancia alguna.
O quizá era que aunque quería convencerme de que no me importaba en absoluto, el que nadie me quisiera llevar, en lo más recóndito de mi corazón, quizá sí, quizá sí me importaba.
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Caminé con nervios, no sabía por qué me sentía de esa manera si había ocurrido muchas veces antes, la situación de ir a hablar con completos extraños y lograr que conozcan algo de mí. Era extraña, emocionante, pero curiosamente a la vez un poco aterradora. Iba por el pasillo principal al gran salón donde había un escritorio y siempre nos sentaban frente a ellos para hablar unos minutos, fácilmente podía rehusarme a hacerlo. Los días en los que no me sentía bien o estaba de mal humor tendía a rehusarme, pero, ese día en particular, me sentía de buen humor.
Y entré, estaba pensativo y con algo de sueño. Apenas al observar un poco me sorprendí al percatarme de que no eran una pareja de padres, era un hombre solo, quizá que buscaba ser padre soltero. Eso me sacó una sonrisa, y él también me sonreía.
La ropa que traía puesta se veía realmente costosa, sus zapatos brillaban y su muñeca estaba adornada por un reloj que parecía ser muy valioso, era realmente atractivo. Definitivamente, era un hombre muy adinerado.
—Tú debes ser...— miró la hoja que traía entre manos. —Aziraphale ¿Cierto?— asentí, aunque había pronunciado mal mi nombre, no le di importancia a eso y seguí sonriéndole.
—Así es, mucho gusto... emm— lo miré para preguntarle su nombre.
—Soy Tom.—
— Tom. Mucho gusto. —
—Me dijeron que siempre que alguien necesita alegrar su día, te llaman a ti...— eso me hizo sentir feliz, supuse que Mary le había dicho eso.
—Bueno, digamos que me gusta tratar bien a las personas, ya sabe, ser amable es algo que todo el mundo debería intentar... o al menos eso creo.— había sonado triste.
—Eso es bueno, de hecho eso habla muy bien de ti, y dime... ¿Te consideras maduro para tu edad? ¿Te consideras inteligente? Háblame de ti.—
—No lo sé, ¿Es irónico que me sienta muy joven para algunas cosas y muy viejo para otras?—
—¿Viejo? ¿De qué hablas?—
—Para ser adoptado, por ejemplo. — cuando dije eso se le borró la sonrisa por un segundo —Pero no se sienta mal por mí, ya sé qué haré con mi vida... y creo que no debería perder su tiempo hablando conmigo, hay muchos niños que están esperando conocerlo. — le dije amablemente —...no quiero quitarles ese valioso tiempo. — me puse de pie.
—No, no, quédate, por favor, a mí me encantaría hablar más contigo.—
Lo miré inclinando la cabeza como un cachorro confundido, y me volví a sentar con una sonrisa tímida.
Me preguntó por todo lo que me gustaba hacer y lo que siempre preguntaban los posibles padres que llegaban al orfanato, le dije que me gustaba cocinar. En el orfanato había clases de cocina y era un área que de verdad me agradaba mucho. También le dije que amaba jugar con los niños, que me encantaba pasar tiempo con ellos, él me escuchaba atentamente.
Pero yo sabía perfectamente que no debía ilusionarme.
Luego de nuestra pequeña charla, luego de despedirme, inicialmente salí caminando con una sonrisa, me había caído realmente bien, pero luego recordé que yo solo era el primero y además tenía pocas posibilidades de ser adoptado. Peor aún ya que luego de hablar conmigo, habló y conoció a todos los demás niños disponibles para adopción durante un par de horas. Así que esa sonrisa no me duró mucho tiempo.
Después, le tocaba un recorrido por el lugar y me ofrecí como voluntario para hacerlo, caminábamos mientras los niños jugaban fútbol en el patio y otros estaban sentados en el césped haciendo sus deberes de la escuela, él traía las manos juntas por detrás mientras observaba con cuidado y atención.
—¿Y ese joven?— señaló con el mentón al fondo donde en una de las bancas estaba Anthony —...me parece que no lo vi en las entrevistas.—
—Oh, bueno... él es otro chico como yo... de los mayores...—
Me miró con curiosidad.
—¿Podría hablar con él?—
—¿Qué? Es que no lo sé... Bueno, no sé si él quisiera hacerlo, es una persona muy...—
—Me gustaría conocerlo, si es posible.—
—Emmm, bueno, le preguntaré a la hermana Mary.—
Me acerqué lentamente hacia donde estaba ella, pensando en si Anthony estaría dispuesto a aceptar hablar con él.
—Dice que quiere hablar con Anthony. — le dije.
—Mmmm, trataré de convencerlo. — dijo antes de encaminarse hacia donde estaba sentado el pelirrojo.
Vi a la distancia cuando se le acercó la hermana Mary y el pelirrojo le sonrió, se me hizo extraño verlo sonreír, eso no era algo común en él, pero con las hermanas era así, distinto.
Parecía que inicialmente no quería, se podía ver que ella le rogaba que dijera que sí, y supuse que aceptó porque nadie podría decirle que no a la anciana más querida en todo el lugar.
Me acerqué a Tom de nuevo.
—Creo que ahí viene, buena suerte, es un chico complicado. — le dije cuando vi que se acercaban Mary junto a Anthony,
Una vez caminaban al lugar donde hablarían, me preguntaba qué pasaría, a ese chico no le gustaba hablar con nadie realmente. Esperaba que no fuera grosero con Tom.
{Narra Crowley}
¿Era necesario tener esa conversación? No lo creía realmente.
Nada de eso me parecía necesario, yo ya tenía muy en claro todo lo que haría con mi vida, solo tenía que esperar a tener dieciocho años y cumplir con mi misión, la única que rondaba en mi mente desde que era un niño pequeño, o desde que tenía memoria.
Así que no me convencía para nada hacerle perder el tiempo a un posible padre adoptivo.
—Solo habla con él, por favor, muchos huérfanos de tu edad quisieran por lo menos tener la oportunidad de conocer un posible padre adoptivo.— dijo Mary.
Suspiré.
—No quisiera hacerle perder su tiempo, pero lo haré solo por ti, Mary.—
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— No estoy interesado en ser adoptado.—
—Pero, creí que mientras estabas en este lugar, podrías serlo. Sabes que tienes la oportunidad de tener una vida nueva, ser adoptado es realmente difícil para chicos de tu edad...— aclaró ese tal Tom, como si no lo supiera ya.
Él lucía algo triste luego de escuchar mis palabras y mi desinterés, pero yo había dicho lo que consideraba era lo que realmente pensaba.
—Sucede que estoy esperando cumplir los 18 años e irme de aquí porque tengo ciertos planes. Si tanto quiere adoptar, hay niños pequeños en este lugar.— le informé.
Me miraba como si buscara entenderme, pero sabía que mientras no conociera lo que pasaba por mi mente o mi historia, nunca lograría entenderme realmente.
—Solo creo que podrías pensarlo... por lo menos considéralo.— dijo.
—Yo realmente no deseo que me adopte, ya no pierda su tiempo hablando conmigo, he planeado mi vida para cuando salga de aquí, y sé perfectamente lo que haré.—
—Escucha, si hay algo que desees estudiar o algo que desees hacer con tu vida, no te lo impediré en caso de adoptarte, es más, podría apoyarte a lograr esas metas que tienes.—
Lo miré fijamente.
¿Ayudarme a lograrlo? Dudaba mucho que lo hiciera en caso de enterarse de lo que yo quería hacer, pero sí lograba encontrar algo útil en sus palabras.
Hacía mucho que no había nadie interesado en adoptarme, podía verlo como una oportunidad para salir antes, irme lo más pronto posible.
No lo había pensado mucho por ese lado.
Podría salir antes y llevar a cabo mi plan mucho antes de lo pensado.
Comencé a meditar mucho mejor todo, pero no podía tomar una decisión inmediata.
Aún debía tomarme el tiempo para aclarar las cosas en mi mente.
—Piénsalo.— dijo, miró el papel buscando mi nombre — Anthony...—
{Narra Aziraphale}
Vi a Tom despedirse amablemente de todos y retirarse luego de hablar con Anthony, me daba mucha curiosidad en lo que había quedado esa conversación.
Lo que me tenía emocionado era el interés que él había mostrado en mí, era algo que hace mucho tiempo no notaba ni sentía en ninguno de los posibles padres que visitaban el lugar.
Esa noche me costó conciliar el sueño porque no podía dejar de pensar en si realmente mi vida podría llegar a cambiar, lo deseaba más que a nada en el mundo, realmente quería que se me diera una oportunidad.
Fue dos días después, cuando yo estaba sentado en el césped del patio, leyendo una revista de arte, tratando de distraer la mente, que Mary se acercó a mí y me dijo.
—Azi, Tom vino a verte, quiere hablar contigo. — lo dijo con mucha emoción en sus palabras y sin poder dejar de sonreír.
Sonreí también.
—¿En serio dijo eso? ¿Qué vino a verme? ¿A mí?—
—¡Sí!—
Me hizo un gesto para ir con ella, me puse de pie rápidamente lanzando la revista al césped y caminé detrás de Mary a donde se llevaban a cabo las reuniones, me sentía increíblemente nervioso.
Mi corazón latía velozmente, y de tan rápido que íbamos sentía que me faltaba el aire.
Apenas se abrió la puerta, sonreí al notar que del otro lado de la mesa del centro estaba Tom, me generaba mucha felicidad verlo de nuevo y en especial sabiendo que quería verme.
Parecía ser una persona muy buena, y estaba seguro de que lo era, realmente quería hablar con él y contarle mi vida en el orfanato.
Pero bastó dar un paso en el interior para notar que en la silla, que estaba al lado de la mía, estaba sentado ¿Anthony? ¿Qué estaba haciendo en ese lugar? ¿Acaso Tom también había pedido verlo?
Comencé a pensar mientras lo miraba, pero él no me dirigía la mirada, solo miraba al suelo, estaba serio, parecía no tener ninguna emoción, es más; parecía estar concentrado en algo, lucía pensativo.
—Hola Tom, estoy muy feliz de verte de nuevo.— le dije, él me sonrío y me hizo un gesto indicándome sentarme.
—También estoy muy feliz de verte.— me dijo
—Tom tiene algo muy importante que decirles.— dijo Mary.
Una señorita de la oficina de adopciones entró a la habitación, y entonces supe que el asunto era real, era algo serio lo que estaba pasando.
No era un sueño, no se trataba de un espejismo o de una alucinación creada para satisfacer mi deseo de tener una familia, era algo real lo que estaba sucediendo.
¿Pero qué hacía Anthony sentado a mi lado en esa realidad?
Entonces la señorita de la oficina de adopciones comenzó a hablar y al escuchar sus primeras palabras, sentí mi corazón explotar de emoción y de confusión al mismo tiempo.
—El señor Tom, aquí presente, busca obtener el consentimiento de ambos para iniciar el proceso de adopción y necesitamos que ambos...—
Siguió hablando, pero yo dejé de oír, porque todas mis emociones estaban centradas en que iba a ser adoptado, finalmente, en que, después de tantos años, iba a tener un hogar. Y mi confusión estaba presente también, con la mente perpleja al oír que Tom iba a adoptarnos a ¿Ambos?
Pero mi felicidad era mayor a cualquier otra sensación que pudiera tener en ese momento, no importaba nada más.
Mire a Tom, que me miraba preocupado al verme pensativo, notaba mi confusión, pero verlo sonreírme de pronto me hizo sonreír también.
Al terminar la reunión nos dijeron que tendríamos muchas más en las que uno a uno hablaríamos con Tom para conocerlo mejor y que el proceso tomaría unos cuantos meses antes de salir del orfanato, pero que tengamos paciencia y que todo saldría bien.
Nos dejaron a solas con él antes de que se marchara.
—Bueno, nos vemos.— se despidió Anthony sin siquiera tratar de hablar con Tom ni nada, simplemente eso y ya. Salió del lugar y solo me dirigió una mirada seria, no lograba entender a ese chico.
Yo me quedé, dispuesto a agradecerle a Tom, a hablarle o mostrarle algo de la felicidad que le estaba dando a mi vida. Entonces supe que no sería fácil hablar con él cuando mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
Y Tom se me acercó dudando.
—¿Te puedo abrazar? Solo si me lo permites.—
Asentí y me abrazó fuertemente
—Gracias...— susurré con las lágrimas cayendo una a una por mi rostro, estaba tan feliz en ese momento, cerré los ojos y dejé las lágrimas recorrer mis mejillas lentamente, nada me importaba, solo que todo sería diferente.
Era el comienzo de una nueva vida.
Todo el proceso era realmente divertido para mí, mientras que para Anthony parecía no serlo, siempre se veía serio y aburrido, no entendía por qué había aceptado la adopción si parecía no disfrutarlo.
Saliendo de una de las tantas reuniones con Tom, encontré a Anthony punto de entrar a su turno, de hablar con él y tuve la magnífica idea de detenerlo y hablarle para decirle que por lo menos intentara aparentar mostrar interés en la situación.
—Te estás comportando muy mal.— le dije, sosteniéndolo del brazo, antes de que cruzara la puerta que lo llevaba a donde estaba Tom, no quería que hablaran si iba a estar con ese rostro de desinterés de nuevo.
—¿A ti qué demonios te importa?—
—¿Disculpa? ¡Claro que me importa! ¡Tom piensa adoptarnos a ambos! Y tú no muestras ni un poco de interés, siempre estás serio, siempre estás con ese rostro serio frente a él ¡No entiendes la oportunidad que nos está dando! ¿Sabes lo difícil que es ser adoptado a nuestra edad?—
Agitó el brazo para hacer que lo soltara y me sujetó del cuello de la camiseta con brusquedad.
Me sentí asustado, me miraba fijamente a los ojos, sus ojos eran amarillos, profundos y sentía que esa mirada amenazadora me lastimaba solo con estar observándome de esa forma con ese enfado.
—No me hables como si me conocieras.— dijo sujetándome con fuerza.
—Suéltame.— pedí.
—Deja de meterte conmigo, tarado.—
Lo empujé para que me soltara.
Me miraba con mucho enfado, y yo también estaba muy molesto para ese punto.
—Solo quiero que te comportes cuando estás con Tom, no entiendo ¿Qué demonios pasa contigo?, él nos está dando una oportunidad de cambiar nuestras vidas y tú eres un...—
Me detuve, estaba lleno de ira, no quería que él arruinara mi oportunidad de tener un hogar y de que mi vida fuera diferente. Tampoco entendía por qué Tom quería adoptarlo a él, también si tenía una pésima personalidad.
—Anda, dilo, no te quedes callado, ¿Soy un...? ¿Qué?— sonaba furioso, retrocedí dos pasos, y él avanzó dos, haciéndome retroceder aún más. Le comenzaba a tener miedo, pero no iba a dejarme ganar por alguien como él, que no me agradaba para nada.
—¡Eres un idiota malagradecido!—
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Lo había gritado con toda la valentía que había en mi ser, a pesar de estar muy asustado.
—Ja.— se veía ofendido y al mismo tiempo me observaba de manera burlona, no sabía qué hacer.
Se acercaba con intención de empujarme, y yo estaba preparado para defenderme.
Pero en ese instante Mary salió de la sala de reuniones, pues claro, él estaba tardando mucho en entrar, apenas nos vio en esa situación su expresión cambió a una de preocupación.
—Crowley, estás tardando mucho, Tom te está esperando. — le dijo a Anthony, él entró y Mary se quedó conmigo.
Me miraba con curiosidad, ella sabía que pasaba algo.
—¿Está todo bien?— me preguntó analizando mi expresión y notando mi rostro de enfado.
—Sí, es solo que él... no me agrada.—
—Pues van a tener que llevarse bien tarde o temprano, serán hermanos adoptivos.—
Resoplé y me encaminé a mi habitación, muy enfadado.
Mary me seguía.
Me senté en el borde de la cama y ella le ordenó a mis compañeros de cuarto que nos dejaran solos un momento, los niños obedecieron y salieron a jugar.
—¿Qué ocurrió?— preguntó sentándose a mi lado.
—Nada, es solo que... no me gusta la actitud que tiene, es desesperante verlo tan desinteresado en algo que podría mejorar su vida, nuestras vidas.—
—Recuerda que esto es difícil para él.—
—Esta vida es difícil para todos, ¿Por qué estás de su lado?— había sonado muy enfadado.
—No estoy del lado de nadie, Azira, escucha...—
—¡No! Esta vida es difícil para todos los niños de este lugar, no solo para Anthony.—
—Eso lo sé, pero tienes que entender que...—
—¿Entender qué? ¿Que es complicado para él, ser adoptado? ¡Para mí también es difícil todo esto! ¡ES MUY ATERRADOR Y DIFÍCIL! ¡Pero quiero una nueva vida! ¡Quiero tener un hogar! ¡Lo he deseado toda mi vida!—
Ella suspiró y me abrazó fuertemente.
—Te entiendo mucho Azira, te entiendo perfectamente, solo creo que debes ser empático, no sabes lo que pasa por su mente, Crowley es...—
—¿Por qué lo llamas así? Su nombre no es ¿Anthony?—
Me soltó del abrazo y miró sus manos juntas mientras pensaba.
Suspiró y tomó mi mano, la miró y acarició.
—Quiero que estés bien... no me gusta verte enfadado, tú no eres así.—
Tenía razón, yo no era ese tipo de persona, pero me sentía muy molesto en ese momento, intentaba respirar lento y calmarme.
Entonces pregunté de nuevo.
—¿Por qué lo llamas Crowley?—
—Anthony es el nombre que le pusimos nosotras, pero cuando él llegó aquí, traía escrito en la mano derecha la palabra Crowley, y se aferró a eso desde muy pequeño, tratamos de llamarlo Anthony muchas veces para que se acostumbrara, pero él tomó 'Crowley' como su nombre.—
—Tienen un trato muy especial con él.— dije molesto de nuevo, me estaba superando el enfado.
—No es así, a todos los queremos por igual.—
—Entonces, ¿Por qué lo defiendes cuando claramente está haciendo algo mal al ser tan frío y serio con Tom?, ¿Por qué no le dices que se comporte?—
—Escucha Azira, he hablado con él, pero no hay nada más que pueda hacer, él tiene muchas cosas en mente, no podemos entrar en su cabeza y leer sus pensamientos. A decir verdad, me sorprendió mucho que aceptara la adopción, él no quería ser adoptado, pero cuando aceptó me asombró realmente. Estoy feliz de que tenga la oportunidad de tener una nueva vida y así se olvide de... esas... cosas...—
—¿De qué cosas?—
Pensó antes de hablar. Me miraba a los ojos como si fuera a decirme que fuera discreto con la información.
—Lo de ir a buscar a su madre, ahora que tendrá un hogar, estoy segura de que olvidará todo eso, o al menos espero que sí... quiero que inicie una vida desde cero, que olvide el pasado y sobre todo que sea feliz.—
Me quedé pensando en eso.
Pero no creía que Anthony fuera tan tonto para arruinar su nueva vida por ir a buscar a una madre que ni siquiera lo había buscado en tantos años. Era claro que no lo quería cerca o que ya estaba muy lejos y se había olvidado de él.
—¿Y ustedes saben donde está ella?—
Mary se quedó en silencio.
—¿Hermana Mary?— insistí.
—¿Qué cosas dices Azira...? ¿Cómo podríamos saberlo...?— se notaba extraña y camino a la puerta para irse, pero antes volteó a verme una vez más.
—Trata de llevarte bien con él, recuerda que pronto serán familia.—
Familia.
Eso seriamos, y era tan complicado siquiera llegar a ser amigos.
A la hora de la cena, me dispuse a tratar de arreglar lo que había pasado entre nosotros, tomé mis alimentos y lo encontré con la mirada, él estaba sentado solo. Caminé rápidamente procurando no tirar la comida de la bandeja, me senté frente a él.
Solo me observaba con detenimiento.
—¿Qué crees que haces?—
—Solo quiero hablar contigo.—
—¿Ahora quieres hablar conmigo, acaso no dijiste que era un idiota malagradecido?—
—Lo siento, perdón.— agaché la cabeza, él seguía mirándome —No debí decir eso, perdóname.—
No decía nada.
—Solo quiero llevarme bien contigo, seremos hermanos y ...—
Comenzó a reírse y no pude seguir hablando, en verdad parecía que había dicho algo gracioso.
—Tú y yo jamás seremos hermanos.—
—¿Qué dices? Seremos adoptados por la misma persona, seremos una familia y...—
—¡Shhh! ¡Tú y yo nunca seremos una familia! Así que déjame solo.—
—¡¿Entonces por qué demonios aceptaste la adopción!?—
—Tengo mis razones, y tú no te metas en lo que no te importa.—
—¡Me importa! ¡Vas a arruinarlo todo! Si haces alguna estupidez.—
—¿Estupidez?—
—Estoy seguro de que solo quieres salir de aquí porque piensas ir a buscar a tu madre, pero créeme ¡Ella ya se olvidó de ti! ¿Acaso crees que le importas? En tantos años te habría buscado...—
Deje de hablar cuando se puso de pie y tomó mi bebida para lanzarme todo el contenido en el rostro. Y yo tomé la comida con la mano y se la lancé también.
—¡Deja de meterte en mis asuntos!— dijo rodeando la mesa para sujetarme fuertemente, caímos al suelo, él estaba sobre mí, los niños comenzaban a mirarnos preocupados y las hermanas ya se estaban acercando a separarnos.
—¡Suéltame!—
—¿A ti qué demonios te interesa si mi madre no volvió a buscarme? ¿Cómo siquiera sabes de ella? ¿Eh? ¡COMO SEA! ¡Ella tendrá sus motivos! ¡Tú no vuelvas a hablar de ella!—
Logré usar toda mi fuerza para sujetarlo y ahora quedé yo por encima de él, e intentaba sujetar sus brazos con fuerza, pero no lo conseguía, él era más fuerte que yo. De nuevo consiguió girar empujándome al suelo y quedó por encima de mi cuerpo, sujetándome de las muñecas contra el suelo, no podía moverme, me había ganado.
—¡Chicos! ¡Basta!— Las hermanas aterradas se acercaron a separarnos, primero sujetaron a Anthony haciendo que por fin me soltara y luego me ayudaron a ponerme de pie.
Mary apareció muy enfadada.
—¡¿Qué sucede con ustedes dos?! ¡Son los mayores aquí! ¡¿Qué clase de ejemplo creen que le están dando a los niños!?—
Miró a Anthony fijamente, nunca había visto a Mary tan molesta, él agachó la mirada, parecía que al menos le tenía respeto a alguien en el lugar.
Luego caminó hacia donde yo estaba.
—¿En qué están pensando para ponerse a pelear? ¡Ambos están en proceso de adopción! ¡Esto lo perjudica todo para los dos!—
Ahora el que agachó la mirada fui yo, nos lo habían dicho en las reuniones, que teníamos que llevarnos bien para que el proceso de adopción pudiera ser exitoso, y ese altercado solo nos hacía retroceder.
Me daba vergüenza que Tom se tuviera que enterar de lo que había sucedido.
Nos llevaron a la oficina donde estaba la señorita de la oficina de adopciones, a su lado se sentó Mary y otras personas más que no conocía, pero supuse que eran trabajadores del área de adopciones.
—¿Qué fue lo que pasó?—
—No nos llevamos bien.— dije rápidamente, sin siquiera pensarlo, era la pura verdad.
—Para nada bien.— dijo Anthony.
—¿Este par son los que están en proceso de adopción?— preguntó uno de los que no conocía y Mary asintió.
—Chicos, tienen que entender que para este proceso es importante que los hermanos se lleven bien, no únicamente bien, sino excelente, de no ser así es algo que podría complicar el proceso.—
—¡Yo no inicié, él fue quien comenzó!— dijo Anthony señalándome, yo suspiré.
—Lo siento...— dije mirando al suelo —... en verdad lo siento.—
Solo quería mantener la fiesta en paz, ya ni siquiera me importaba quién había empezado ni nada, solo quería que todo estuviera bien porque nada podía arruinar la adopción, no quería que nada interfiriera entre mi nueva vida y yo.
—Tienen que prometer que esto no volverá a pasar.— dijo Mary, yo asentí, volteé a ver a Anthony y él también asintió, con la seriedad que tanto le caracterizaba.
Nos dejaron ir a nuestras habitaciones, me sentía culpable por casi arruinarlo todo, aunque la culpa no era toda mía, ya no importaba.
Fue entonces cuando recordé mis propias palabras y me di cuenta de que, a lo mejor, lo que le había dicho sobre su madre había sido demasiado, me había sobrepasado.
Había que cruzar todo el patio para llegar a las habitaciones, así que era el momento indicado para tratar de arreglar las cosas, una vez más.
Me acerqué y extendí el brazo con la mano a la espera de ser tomada.
—Llevémonos bien, por favor, tú quieres salir de aquí y yo también, no lo arruinemos.— dije.
Resopló.
Dudaba, miraba mi mano y luego me miraba a los ojos.
—Eres patético.— dijo finalmente, pero la tomó y luego de estrecharla nos soltamos, cada uno se fue a su habitación.
Por lo menos sentía la tranquilidad de que no lo íbamos a arruinar. Ambos queríamos salir del orfanato, por diferentes que fueran las razones que tuviéramos, ambos queríamos que el proceso siguiera su curso sin interrupciones.
Chapter Text
No volvimos a hablarnos, ni a pelearnos, solo nos veíamos en las reuniones que teníamos con Tom y con los demás trabajadores del lugar, pero ni siquiera nos dirigíamos la palabra entre nosotros, después de todo, creo que era lo mejor para evitar los conflictos.
Parecía que él estaba esforzándose para no verse tan serio.
Incluso llegué a verlo sonreír en una ocasión cuando hablaba con Mary una noche mientras yo secaba los platos de la cena. Él se acercó a hablar con ella y su conversación parecía ser algo divertida porque recuerdo ver que ella comenzó a reír y él no pudo evitar sonreír también.
Nunca lo había visto sonreír, y no podía borrar su sonrisa de mi mente, no sabía por qué.
Tenía una bonita sonrisa.
Era una pena que no sonriera seguido.
Cuando encontró mis ojos mirándolo, la sonrisa simplemente desapareció, yo miré a otro lado y seguramente él también.
Cada vez se acercaba mucho más, el día en el que Tom nos llevaría a casa, era cuestión de días. Hablar y pasear tanto con él por el lugar me había hecho agarrarle mucho cariño, no podía esperar para salir del orfanato y poder ser una familia.
Toda mi vida deseando salir de ese lugar, a pesar de lo bien que me habían tratado, yo sentía que ya no aguantaba más las ansias de irme y tener una familia, tener un padre, después de todos esos años rezando que sucediera, me estaba pasando. Al fin.
Él iba a ser mi padre, y yo aún seguía sin poder creerlo, es que era una excelente persona.
—¿Cómo va todo entre ustedes?— me preguntó mirando a Anthony a lo lejos, estábamos sentados en el césped, mirando algunos libros que Tom había llevado para mí.
Durante sus visitas al lugar le había comentado que me gustaba mucho leer y me sorprendió ese día llevando los libros, me sentía fascinado, no podía dejar de olerlos, sentir la textura de sus hojas con la yema de los dedos, estaba maravillado. Era algo tan inusual para mí tener libros nuevos.
—Bueno, no somos tan cercanos...—
—La hermana Mary me contó que no se hablan entre ustedes desde lo que pasó esa vez ¿Eso es verdad?—
—Es que, creo que ambos sabemos que no nos llevamos bien, entonces preferimos no hablarnos antes de terminar... en algún conflicto... de nuevo.—
—Pero... van a ser hermanos. Quiero decir, solo quiero que mis dos futuros hijos se sientan bien y se lleven de lo mejor, ¿Hay algo que pueda hacer? ¿Para que se lleven mejor?—
Miré a Anthony también.
—He intentado ser su amigo, pero él es una persona difícil.— me sinceré.
—Cuando he hablado con él, lo he notado...— admitió Tom —... pero traten de ser más cercanos, después de todo, serán hermanos pronto.—
Asentí, aun sabiendo que eso sería difícil para ambos.
Tom se puso de pie y sacudió su pantalón, ya era hora de irse y como siempre yo no quería que se fuera, o si lo hacía quería que me llevara con él.
—¿Cuándo podré ir contigo...?— pregunté ansioso, me miró con una sonrisa muy relajada.
—Pronto Aziraphale, ya falta muy poco, solo sé paciente.—
—En verdad no puedo esperar para ser una familia.—
—Créeme, también me emociona mucho, pero ya sabes, estos procesos son complicados y hay mucho papeleo de por medio. —despeinó mi cabello—Tu tranquilo, pronto estaremos cenando los tres juntos en el que será tu nuevo hogar.—
Extendió la mano y la tomé, me ayudó a ponerme de pie y le di un abrazo de despedida.
Después se acercó a Anthony a despedirse de él también, vi que intercambiaron algunas palabras y luego Tom se marchó.
Recordé lo que me había dicho de intentar ser cercano a Anthony. La verdad era que no quería hacerlo, pero tenía que hacerlo. Tome aire y me encamine hacia donde estaba Anthony. No sabía si era una mala o una buena idea, pero alguien tenía que hacer algo y yo no iba a quedarme sentado si mi futuro padre me pedía algo como ser amigo de mi futuro hermano.
—¿Cómo estás?— pregunté sentándome a su lado.
—Estaba todo tranquilo... hasta que llegaste.— se quejó.
Puse los ojos en blanco, me hacía enfadar con tan pocas palabras, no habíamos nacido para ser amigos, definitivamente no era un plan del destino que lo fuéramos.
No nos tolerábamos en absoluto.
—Por lo menos intentemos llevarnos bien... ¿Quieres?—
—¿Y por qué?—
—Pues porque viviremos en la misma casa, seremos una familia de tres con Tom.—
—Ya, pero yo no quiero nada de eso.—
—Pero yo sí, y si Tom me pidió llevarme bien contigo, lo intentaré.—
—Entonces, ¿Qué quieres, rubio? ¿Ser mi mejor amigo? ¿Seguirme a todos lados? ¿Cuál es tu plan? ¿Eh?.—
No tenía un plan.
No realmente.
—Solo seamos amigos, quizá así sea más fácil ser hermanos en el futuro.—
Se veía muy enfadado de oír eso.
—Ya te dije que tú y yo nunca seremos hermanos.— musitó.
—De verdad que eres un pelirrojo antipático.— dije mirando al suelo, de pronto comenzó a reír.
—Y tú eres un rubio insoportable.—
Me puse de pie y me alejé, no tenía sentido intentar llevarme bien con él, solo debía tolerarlo. Solo eso. Por más difícil que fuera.
Y todo estaba bien con mi plan de intentar tolerarlo, hasta que una mañana, en una de las reuniones con Tom y con todos los demás, estábamos sentados Anthony y yo frente a ellos cuando nos dijeron que tendríamos que pasar más tiempo juntos, y esa idea no nos agradó a ninguno de los dos. Pero claro que no demostraríamos nuestra cara de incomodidad frente a ellos.
Fue al salir de la reunión que mire al cielo frustrado y él miró al suelo resoplando.
—¿Pasar tiempo juntos? ¿Acaso es necesario eso?— renegó en voz alta.
Nos habían aclarado, específicamente, que era importante pasar tiempo juntos para conocernos mejor, ya que parecía que no teníamos lazos de amistad entre nosotros y que todos ellos habían notado que ni siquiera nos hablábamos, como si estuviéramos evitándonos.
Que era claramente lo que estábamos haciendo. Pero aparentemente para ser una futura familia con alguien teníamos que 'Llevarnos bien' con la otra persona, qué difícil.
—Quizá el destino cree que es el momento indicado para comenzar una amistad, ¿No crees?— le dije.
—No quiero ser tu amigo... ni siquiera me agradas.—
—Tampoco me agradas.—
—¿Entonces por qué insistes en serlo?—
—Porque es lo que ellos quieren.—
—¿Siempre eres tan obediente?—
Asentí.
—Entonces lárgate de mi vista. A ver, obedece.—
Eso me enfadó mucho y en mi rostro podía notarse cuando yo estaba molesto porque mis mejillas comenzaban a arder. Odiaba esa sensación.
—¿Qué fue lo que dijiste?—
—Que me dejes solo ¿Acaso estás sordo?—
Se acercó con brusquedad, estábamos cara a cara, nunca lo había visto de tan cerca, tenía su expresión de enfado a tan pocos centímetros de mi rostro, increíblemente cerca. Sus inmensos ojos amarillos, sentía que me atravesaban el alma, y no podía dejar de mirarlos, había algo misterioso en ellos.
Di un paso atrás.
¿Valía la pena pelear con él? ¿Terminar en un conflicto y que tuvieran que aparecer las hermanas para separarnos? ¿Arruinando el proceso de adopción y decepcionando a Tom?
No valía la pena.
—No quiero pelear.— dije
—La verdad... yo tampoco.— se sinceró, su tono era tan serio que me molestaba.
Comenzó a caminar, alejándose, pero sn saber por qué me apresuré y lo tomé del brazo.
—Quiero decir... que no quiero pelear, pero podemos hablar, Crowley.—
Me miró con sorpresa.
—¿Acaso me llamaste 'Crowley'?... Interesante.—
Me puse nervioso.
—Yo... emmm, es que escuché... que las hermanas te dicen así y pensé que...—
—Está bien... puedes decirme Crowley, lo aceptaré. Solo porque ese es mi verdadero nombre.— sonaba convencido.
—¿Podemos hablar?— pregunté soltando su brazo al ver que comenzaba a mirar el agarre con enfado.
—¿De qué quieres hablar?— preguntó rindiéndose.
—De nosotros.—
Me miró confundido.
—Hablo de, ya sabes, tú y yo seremos una familia... muy pronto, cada vez está más cerca el día en el que nos iremos y... no sé, deberíamos ser, por lo menos; amigos.—
—Sé que pronto dejaremos este lugar...— musitó y luego suspiró, se veía algo triste.
¿Él? ¿Triste? Eso sí era extraño.
—También voy a extrañar mucho este lugar, y a la hermana Mary.— le dije, él seguía pensativo.
—Mary es una increíble persona...— dijo, sonaba muy sincero en sus palabras.
Continuaba con la mirada fija en el suelo, y yo quería que me mirara, que me escuchara y lleguemos a un acuerdo, a algo que pudiera ser beneficioso para los dos.
—Ella te tiene mucho cariño, ¿Sabes?—
Eso logró captar su atención, porque me miró directo a los ojos al oírme.
—¿Por qué lo dices?—
—Siempre me dice que te tenga paciencia, aunque eres un verdadero dolor de cabeza.—
—Mira quién lo dice.—
Me reí.
Quizá sí podíamos llevarnos bien.
A lo mejor existía algún punto de armonía en el que ambos pudiéramos estar en paz.
—Bueno, ahora que ya hablamos, me iré.— habló marchándose.
Claro que ese punto de armonía y paz estaba muy lejos de ser encontrado.
Pasaron un par de días y llegó el día de nuestra primera 'reunión' juntos, o 'encuentro de hermanos' o lo que fuera,'estábamos los dos solos en la sala de reuniones, teníamos que conocernos mejor y hablar de esas cosas de las que habla la gente para conocer mejor a otra persona, pero él parecía no estar de buen humor y yo tampoco estaba con muchas ganas de tolerarlo.
—No quiero estar aquí.— habló quejándose, desparramándose en su silla.
—Por lo menos háblame de ti, no sé... dime algo interesante.— intenté iniciar la plática.
—No hay nada interesante. O al menos nada que pueda interesarte a ti.—
Siempre tan encantador con su forma de hablar.
—Por favor, intentemos que esto funcione.—
—Entonces, ¿Por qué tú no hablas de ti, rubio? Si tanto quieres que nos conozcamos, háblame de ti.—
—¿Qué quieres saber?—
—Tu historia... ¿Cuál es?—
—Me dejaron aquí de bebé.—dije rápidamente, me miró asintiendo—No se nada de mis padres, no hay historia, simplemente soy un huérfano desde que era un recién nacido.—
—Interesante.—
Todo se quedó en silencio, nadie decía nada.
Entonces Tom entró al lugar cerrando la puerta detrás de él y sonreí al verlo.
—¿Cómo van con lo de conocerse mejor?— preguntó sentándose frente a nosotros.
—Bien...— mentimos al mismo tiempo.
—Creí que sería buena idea conocernos los tres, por eso estoy aquí, así que pueden hablar conmigo, de lo que deseen.—
Agradecí al universo de que Tom apareciera en ese momento, era mejor hablar con el que tener que intentar hablar con Crowley, que no parecía muy interesado. No quería que Tom tuviera que lidiar con ese rostro de seriedad que había en el pelirrojo, así que comencé preguntarle por su infancia.
Tom nos contó que desde muy niño siempre viajaba mucho y se mudaba todo el tiempo por el negocio de sus padres, que no tenía amigos en ninguna parte porque no era sencillo conservarlos, pero que aprendió desde muy pequeño a ser independiente.
También le pregunté cómo era su vida y se sinceró diciendo que a veces se sentía muy solo, que simplemente se la pasaba trabajando y que eso lo mantenía en constante aburrimiento, pero que esperaba que pronto las cosas pudieran cambiar, que lo que más deseaba era poder ser padre, y yo le sonreí cuando escuché eso.
—¿Por qué elegir a dos chicos tan grandes como nosotros?— pregunto Anth... Crowley de pronto.
—La verdad es que... cuando vine por primera vez a este lugar, no estaba seguro de con que me encontraría, estaba abierto a las posibilidades. Cuando los conocí, creo que simplemente lo supe.—
—¿Y está seguro?— le preguntó el pelirrojo.
—Estoy más que seguro, por eso quiero que ustedes dos se lleven bien, seremos una familia, la próxima semana estaremos lejos de aquí y...—
—¡Espera! ¿Qué?— interrumpí.
—¿La próxima semana?— preguntó Crowley sorprendido igual que yo.
—¿Aún no les dijeron nada? La próxima semana nos iremos, por fin.—
Me sentía tan emocionado que no sabía qué decir, el tiempo había pasado tan rápido, que no podía asimilarlo todo, era tan pronto.
Pensar en dejar el lugar donde había crecido me apretaba el corazón de tantos sentimientos encontrados, pero al mismo tiempo visualizar una nueva vida me llenaba de mucha emoción y me llenaba de conmoción.
—¿Estás bien?— me preguntó Tom al verme al borde de las lágrimas.
—Sí... sí, yo... estoy muy bien.—
Me sonrió.
Crowley me vio así y puso los ojos en blanco, claro, para él yo era patético, hiciera lo que hiciera. Imaginaba que al verme casi llorando, eso me volvía lo triple de patético que ya era para él.
Esa noche no pude dormir, no dejaba de dar vueltas en la cama, me sentía emocionado y al mismo tiempo preocupado, iba a dejar muchos años de mi vida atrás. Toda mi infancia, mi pasado se iba a convertir en un recuerdo, el orfanato, los niños, las hermanas; se iban a convertir en un lugar que me había visto crecer y simplemente eso, tendría una vida completamente diferente esperándome.
Todo iba a cambiar.
Y nada podía arruinarlo.
Finalmente, cuando llegó el día de irnos y ya todo estaba listo. Me encontraba despierto en la madrugada. Tom llegaría a las nueve de la mañana y nosotros dejaríamos todo atrás. Sin embargo, eran las cinco de la mañana y yo estaba despierto ayudando a preparar los desayunos, por última vez. Pasando tiempo con las hermanas.
—Aziraphale, no deberías estar aquí, es muy temprano, debes estar descansado para cuando llegue el señor Tom.— dijo la hermana Ingrid.
—Es que yo realmente quiero estar con ustedes todo el tiempo que sea posible.—
Me sonrieron y continuamos preparando todo en silencio.
Minutos después Mary entró a la cocina y al verme se me acercó con los brazos abiertos para darme un fuerte abrazo.
—Te voy a echar de menos...— susurró, sus ojos estaban enrojecidos.—...no tienes idea, Aziraphale... te voy a extrañar muchísimo.—
—Yo igual, pero... le diré a Tom para regresar y verlas a todas ustedes...—
Todas me sonreían.
Mary tomó mi mano y me llevó al patio, donde metió su mano a uno de sus bolsillos y sacó una cadena muy hermosa, un collar dorado con amuleto de un corazón amarillo, mis ojos no podían dejar de observarlo, era como si me llamara de alguna forma.
—Lamento darte esto tan tarde, pero me prometí guardarlo hasta el momento indicado.—
—No estoy entendiendo ¿De quién es?—
—Ahora es tuyo, siempre fue tuyo.—
Extendí la mano y lo colocó despacio en mi palma.
Lo observé detenidamente, estaba muy bien cuidado y brillaba de una forma tan resplandeciente que me quedaba claro que había sido atesorado y protegido por mucho tiempo.
—Lo he cuidado todos estos años para dártelo el día que te fueras, tienes que saber que ese collar estaba en la canasta en la que llegaste al orfanato, y así como llegó contigo, también quiero que se vaya contigo. Es tu vida entera hasta hora, desde el día en que te acogimos hasta hoy, que te vas a comenzar una nueva vida.—
Lo sostuve con fuerza y la abracé nuevamente.
Era el primer objeto que tenía que a lo mejor le había pertenecido a mi madre, me sentía muy conmovido.
—Gracias por cuidarlo todo este tiempo, Mary.—
Ella comenzó a llorar y yo la seguía abrazando mientras observaba como el cielo se iba aclarando cada vez más.
—Nunca me había encariñado tanto con los niños como me pasa con ustedes, mis dos chicos grandes...— admitió. Tenía sentido que fuera así, éramos los que más tiempo llevaban en el orfanato junto a ellas, también era doloroso para mí dejarlas en el pasado.
A la hora que llegó Tom ya me había despedido de todo el mundo en el orfanato, y también de mis amigos, todos los niños pequeños, que se quedaron tristes con mi partida, pero felices de saber que por fin se cumplía mi más grande anhelo.
Crowley estaba caminando por el patio dando vueltas mirando al suelo, me acerqué a él.
—¿Estás nervioso?— le pregunté sonando alegre.
—Nop.—
—¿Nada de nada?—
—Quizá un poco.— admitió.
—Pues no se nota.— le dije.
Se quedó mirando el collar que me había puesto en el cuello.
—¿Y eso?— preguntó.
—Creo... que era de mi madre...— hablé emocionado —... ahora es mi tesoro más preciado.—
—No va contigo.— dijo haciéndome enojar.
—Cierra la boca.—
Se comenzó a reír.
—Qué fácil es hacerte enfadar, rubiecito.—
No iba a permitir que arruinara mi mañana, así que lo dejé solo y me fui a descansar un poco.
Unas horas después ya había llegado la hora de irnos, el momento tan esperado.
—Hasta pronto.—me despedí en la entrada del orfanato, todos estaban viéndonos; los niños, las hermanas, los trabajadores del lugar. Creo que todos sabían lo difícil que era ser adoptado a la edad que teníamos Crowley y yo, eso hacía que todo fuera mucho más emocionante.
Subimos a una camioneta negra, estaba más que nervioso, me sudaban las manos y no dejaba de mirar a Crowley, sentado a mi lado, que se veía tan tranquilo.
Tom vestía una camisa blanca y pantalón de vestir, siempre se veía elegante y tan refinado, según lo que sabía de él hasta ese momento, era que tenía un gran negocio, y supuse, por eso, que tenía una fortuna.
El auto no era uno cualquiera, se veía lujoso y olía a nuevo. Esperábamos a Tom que estaba hablando sobre el proceso de adopción y todo lo que nos faltaba, reuniones en casa, visitas que harían y ese tipo de cosas.
—Estoy nervioso.— solté en voz alta, Crowley me miró.
—Deberías disfrutar el momento, has esperado mucho para esto.—
—¿Y tú no?—
—También, pero, tengo otras... cosas... en mente.—
—Solo espero que no hagas nada tonto.—
—No te preocupes por mí, que entre nosotros, el tonto eres tú.—
—Cierra la boca.—
Chapter Text
Al bajar del auto, lo primero que vimos fue una enorme casa, parecía más una mansión por el gran tamaño y lo lujosa que se veía. Automáticamente, recordé de pronto haber visto tantas películas en el orfanato, en las que aparecían casas enormes y majestuosas como esa, con patios grandes en la entrada y un largo camino por recorrer antes de llegar a la puerta. Era increíble.
No asimilaba que todo eso me estuviera sucediendo a mí.
Crowley parecía estar igual de sorprendido que yo al observar el exterior de la casa. Era evidente que Tom era un hombre de mucho dinero, si desde siempre se podía notar en su forma de vestir y en sus relojes relucientes que siempre llevaba, lucían realmente costosos. Aun así, no nos habíamos imaginado que vivía en una mansión como aquella.
—Vengan conmigo, por favor.— lo seguimos por la entrada, era un patio hermoso y bien cuidado, lleno de flores de distintos colores, con un camino al centro que llevaba a la entrada principal de la casa. Íbamos caminando despacio y mientras más nos acercábamos más nervioso me sentía, era irreal.
Cuando abrió la puerta de la entrada había una señorita del otro lado que parecía haber estado esperando nuestra llegada, vestía como si trabajara en la casa, un uniforme blanco y negro, se veía muy contenta.
—Bienvenidos.— nos dijo agachando la cabeza y sonriendo.
—Ella es Annie, trabaja aquí y se encarga de la casa y la cocina.— la presentó Tom, ella nos saludó tímidamente, la verdad es que era una mujer muy hermosa y se veía joven, su cabello era castaño y sus grandes ojos marrones nos miraban fijamente.
—El señor no dejaba de hablar de ustedes, es una verdadera alegría que por fin estén aquí.— nos dijo tomando nuestras manos, yo le sonreía.
—Soy Aziraphale, y él es Crowley.— lo señalé, no sabía por qué lo había presentado a él también.
—Annie, por favor, ¿Cuántas veces vamos a tener esa conversación? Llevas trabajando aquí por más de dos años, no me llames 'el señor' solo dime Tom.— le dijo él, ella comenzó a reírse un poco de sus nervios.
—Perdone, es que no me acostumbro.—
La casa era hermosa, en el salón principal había muebles muy hermosos y sofás muy bien cuidados que parecían ser de cuero, la cocina y el comedor estaban relucientes y se veían realmente modernos. Había escaleras de ambos lados rodeando la sala principal, que llevaban a la segunda planta, donde estaban las habitaciones, Tom nos enseñó las nuestras.
La mía era grande, y no solo la cama era inmensa, sino todo el espacio. Había un escritorio, un sofá muy cómodo, una estantería con libros, alfombras muy hermosas en el suelo y las paredes eran blancas, me encantaba.
Me sentía conmovido al pensar que esa sería mi habitación a partir de entonces, era tan distinto a la que tenía, la que compartía con los niños en el orfanato, y por más que ya no quería pensar en eso, era inevitable hacer comparaciones en mi mente y pensar en cómo todo estaba cambiando.
—¿Te gusta?— Me preguntó con esperanza en su mirada.
Asentí con lágrimas en los ojos.
—Este lugar se ve increíble.— dije secando esas lágrimas antes de que pudieran caer, no quería llorar todo el tiempo, quería verme fuerte, aunque no lo fuera del todo.
—Me alegra que te agrade tu habitación, iré a enseñarle a Anthony la suya, espérame aquí, vendré a hablar contigo en un momento.—
Crowley, que estaba de pie al lado de la puerta, lucía pensativo, solo esperaba que estuviera borrando todas ideas tontas de su mente y aceptara la nueva vida que iba a tener.
Caminé por la habitación mientras ellos se fueron. Tomé uno de los libros de las estanterías y me senté en el sofá, era una edición hermosa de tapa dura de 'Alicia en el país de las maravillas'. Comencé a ver cada una de sus páginas y sentir entre mis dedos la textura de las hojas, lo acerqué a mi rostro para sentir ese olor a libro nuevo, y de alguna forma me sentía en casa.
{Narra Crowley}
—¿Te gusta tu habitación?— me preguntó Tom mientras entraba a ese lugar tan distinto a lo que yo conocía como una habitación. —Aziraphale me hablaba mucho sobre libros y le coloqué una estantería llena de clásicos en su habitación, pero... no sé mucho sobre ti Anthony, no hemos compartido esos detalles... así que, no sabía como debía decorarlo, pero espero que te guste...—
—Esta... bien, en verdad, se ve... increíble.— solté.
Caminé hasta la cama y deslicé la mano por las mantas tendidas, era tan suave, tan diferente.
Giré a verlo y me observaba esperando que dijera algo, pero no sabía que decir, ni siquiera sabía si me quedaría lo suficiente para disfrutarlo; según lo que tenía en mente, no estaría mucho tiempo en esa casa. Mi plan era irme y seguir con mi objetivo, apenas tuviera oportunidad de hacerlo.
Y no pensaba cambiar de parecer.
Por muy difícil que fuera, ese era mi plan desde el inicio, desde que había aceptado la adopción, solo esperaba tener problemas de ningún tipo, ni con el tonto ni con Tom, después de todo, él no tenía la culpa de nada. Pero yo tenía claros mis objetivos.
—Gracias por... tomarte el tiempo de pensar en lo que podría gustarme.—
—Solo quiero que ambos se sientan cómodos, quizá tomara algo de tiempo que se acostumbren a esto, pero, espero puedan sentirse felices aquí, es lo que más deseo.—
Luego de decir eso me regaló una sonrisa y se retiró, supuse que nos estaba dando tiempo para conocer mejor nuestras habitaciones y la casa en general.
Me senté en el sofá de mi habitación, mirando por la gran ventana que daba al patio principal, suspiré, tenía tanto que hacer y me sentía desesperado, más que eso, ansioso.
Tanto por hacer y no saber por donde comenzar.
Necesitaba información sobre mi madre, y estaba seguro de que en el orfanato sabían sobre ella. Si bien anteriormente había preguntado a las hermanas y a la hermana Mary, y me habían dicho no saber nada de mi madre, yo estaba seguro de que sí sabían algo.
Y yo necesitaba esa información más que nada. Ahora que ya no vivía en el orfanato, podían decirme lo que supieran. Pensarían que tendría una vida diferente y me olvidaría de todo, sería la oportunidad para que me dijeran la verdad.
Salí de la habitación para recorrer la casa, baje las escaleras despacio con la mano deslizándose por la baranda, mirando el techo del salón principal donde había un candelabro enorme y hermoso. Tom realmente era un hombre adinerado, que vivía rodeado de lujos, no podía asimilar cómo podía tener tanto y vivir solo, entendía por qué quería ser padre. Y eso me dejó pensando en la oportunidad de vida que estaba brindándome.
Pero no podía distraerme del objetivo principal.
—¿Qué te parece todo esto?— preguntó una voz detrás de mí, era Aziraphale que bajaba la escalera detrás de mí.
—Esta casa es inmensa, muy distinta al orfanato.— dije seriamente, caminando rápido para dejarlo atrás, no me agrada para nada ese chico tan correcto y sonriente. Iba a ser una pesadilla tener que vivir con él aunque fuera un tiempo.
Me seguía y yo caminé hasta la cocina rápidamente para perderlo. No me sentía de humor para tolerarlo.
—¿Por qué me evitas?—
—Porque no me agradas... Porque no quiero estar cerca de ti... Porque me gusta estar solo, ¿Sigo?—
—Ya, creo que ya entendí, pero podrías intentar hablar conmigo... Ahora somos herma....—
—¡No!— le interrumpí — ¡No somos hermanos! No entiendes nada.—
—¿Qué es lo que no entiendo? ¿Por qué aceptaste la adopción si no estás de acuerdo en ser una familia? ¡¿Qué pasa contigo?! Por más que trato, ¡No te entiendo!—
Parecía estar triste ¿Por mi culpa? ¿Por no entenderme? No tenía sentido, a veces ni yo mismo me entendía del todo.
—No te pido que me entiendas, es más, te he dicho que no me agradas, Aziraphale, así que mejor déjame solo o me voy a enfadar mucho.—
—Simplemente... yo.... No entiendo por qué no te agrado.— parecía ofendido.
La verdad era que no me gustaba estar cerca de nadie, menos de alguien que podría volverse un amigo, prefería evitarlo, no quería generar lazos con nadie. Ni cuando había estado en el orfanato había dejado a los niños acercarse a mí, porque siempre supe que un día me iría a seguir con mis planes y no quería dejar esos lazos atados a mí por ningún motivo. Así que era mejor mantenerlo alejado de mí, no quería que nada arruinara mis planes.
Siempre había sido mejor mantener a todos alejados de mí, para que nada pudiera interferir.
—Tú y yo somos muy diferentes.— dije con frialdad.
—Eso no importa ¿Sabes?, tú y yo podríamos ser cercanos si dejaras de ser tan... tan... así.— lucía enfadado.
—Aziraphale, aléjate de mí, por favor.—
Caminé varios pasos encontrando una puerta abierta de par en par, que daba al patio trasero de la casa, era realmente hermoso, había una piscina y flores por todos lados, no sabía cómo reaccionar al ver algo así por primera vez. Pero no podía reparar en el asombro, porque estaba enfadado de que él estuviera siguiéndome.
Aziraphale también se quedó sorprendido al ver que la casa era aún más grande de lo que parecía. Comenzó a caminar por el borde de la piscina mientras miraba las flores, lucía distraído, estaba por decirle que tuviera cuidado, pero me contuve, no quería sonar preocupado o algo parecido, no debía generar vínculos ni con él ni con Tom.
Entonces pasó lo que sabía que iba a pasar, todo fue tan rápido y a penas le dio tiempo de reaccionar cuando tropezó con sus propios pasos y se cayó a la piscina.
{Narra Aziraphale}
Si bien las hermanas nos habían llevado a piscinas durante las vacaciones, nunca había aprendido a nadar, y mi desesperación era inmensa en ese instante en el que la única cosa en la que podía pensar era en que me estaba ahogando.
Me desesperaba, sentía que nada de lo que pudiera hacer era suficiente, no conseguía flotar, no podía respirar y cada vez me hundía más y más.
Sentí un brazo rodearme fuertemente, yo había tragado mucha agua y me sentía muy confundido y mareado. Me dejó fuera de la piscina donde comencé a toser fuertemente mientras mi respiración era agitada.
Tenía sobre mí a Crowley, que me había sacado de la piscina, mirándome fijamente a los ojos con una de sus manos bajo mi cuello después de haberme cargado. El largo cabello rojo que caía por su rostro goteaba sobre mí.
Nuestros ojos se conectaron por un segundo.
—¡Oye! ¿Te encuentras bien?—
¿Estaba preocupado? ¿Por mí?
—Estoy... estoy bien...— me senté rápidamente, su mano seguía detrás de mi cuello, rápidamente la retiró y miró a otro lado.
—Eres tan problemático.— se puso de pie y me dejó solo.
Tan solo por un segundo, se había visto tan preocupado, para luego volver a ser el mismo hielo de siempre. No duro nada ese instante tan extraño en el que vi sus ojos, tan distintos.
Tom llegó corriendo rápidamente, preocupado después de verme así. Buscó una toalla y me la colocó en los hombros, caminamos al interior mientras Crowley se había marchado a alguna parte.
—¿Estás bien? Dime que no te paso nada, ¿Te lastimaste?.— Tom estaba pálido, se oía realmente alarmado, su angustia podía notarse en el tono de su voz.
—Estoy bien, en verdad, no me lastimé, Crowley me sacó de la piscina.—
Oírme lo calmó un poco, se llevó las manos al rostro.
—No puedo permitir que les suceda nada a ninguno de los dos, en verdad debí avisarles que el borde de la piscina suele ser realmente resbaloso cuando se está con zapatos, lo lamento mucho... Aziraphale. Esto es mi culpa.—
—Tranquilo Tom, estoy bien, en verdad, solo fue un accidente, no pasó nada, ahora estoy bien.—
—¿Dices que Anthony te sacó del agua? ¿Dónde está él?—
Observó alrededor buscándolo.
Seguimos los rastros de agua que había dejado tras sus pasos y entramos a la casa viendo que había caminado subiendo las escaleras hasta su habitación.
—Aziraphale, en tu closet hay ropa nueva, encontrarás de todo lo que necesites, ve a cambiarte, yo iré a ver a Anthony.—
Tom me dejó en mi habitación, donde abrí el closet y confirmé que era verdad, estaba repleto de mucha ropa, de diferentes colores y texturas, nunca había pensado tener prendas que fueran de telas tan finas, y que lucían tan costosas.
Elegí unos pantalones color beige y una camiseta blanca, entré al baño de la habitación, que era inmenso, y luego de ducharme me vestí rápidamente. Aún seguía temblando del miedo que había sentido al casi ahogarme.
Caminé descalzo hasta la cama, donde me senté a secarme el cabello.
Toqué mi cuello para buscar mi collar, y no estaba.
Chapter Text
{Narra Crowley}
Estaba empapado y algo enojado por la situación. Tener que sacar al tonto del agua había sido mi decisión, pero no habría sido de esa forma si él no hubiera sido tan torpe desde un principio.
Tres golpes a la puerta me distrajeron de mis pensamientos.
—¿Anthony?— era Tom, abrí la puerta.
Entró y caminó hasta el closet, al abrirlo me dijo que podía elegir lo que quisiera, que él había comprado toda esa ropa nueva para mí y que eligiera lo que fuera de mi agrado.
Miré al suelo y suspiré, a pesar de que él intentaba que me sintiera cómodo en el lugar y ser un buen padre adoptivo, no quería distraer la mente. Pero sí, era evidente que se estaba esforzando, lucía preocupado y muy atento.
—¿Te encuentras bien? Luces algo triste...—
Fingí una sonrisa.
—Estoy bien...—
—¿Estás seguro? Sé que no tenemos confianza suficiente, pero, yo quisiera que sepas que puedes hablar conmigo, siempre que quieras.—
—Gracias... Tom.—
Me dejó solo para que pudiera darme una ducha y cambiarme. Luego de hacerlo, me vestí con ropa negra, era mi color favorito y también el que me hacía sentir más cómodo.
Secaba mi cabello con la toalla cuando escuche tres golpes a la puerta.
Aziraphale.
—¿Qué quieres?— dije molesto abriendo la puerta, renegué entrando a sentarme en la cama.
—¿Harías algo por mí?—
—¿Qué? ¿De qué hablas?—
¿Qué le pasaba? ¿Acaso estaba loco? ¿Qué demonios quería?
—Creo que mi collar se quedó en la piscina, y es... es que es muy importante para mí, por favor, podrías buscarlo, por favor.— juntó sus manos rogando, puse los ojos en blanco.
—Tiene que ser una broma.—
—Por favor, Crowley, tú sabes nadar.—
—No pienso entrar de nuevo a la piscina, acabo de ducharme.—
—Por favor.—
Me quejé, estaba recién vestido, mi cabello apenas estaba secándose y él quería que yo entrara de nuevo a la piscina, estaba enfadado.
—No lo haré.—
—¡Crowley! ¡Por favor!—
—Deja de molestarme.—
Caminé saliendo de la habitación, pero Aziraphale no dejaba de seguirme, podía escuchar sus pasos detrás de mí mientras bajaba las escaleras.
Giré y lo miré con enfado.
—No lo haré.... Ahora ¡Deja! ¡De! ¡Seguirme!—
—¡Ese collar es lo único que tengo de mi madre, por favor!—
—¡Demonios!, ¿Para qué te saqué del agua? Debí haber dejado que te ahogues.—
—Solo tienes que entrar y buscarlo, por favor. Es sencillo para ti.—
—¡Argh! ¡Aziraphale! ¡Me estás haciendo enfadar!—
No iba a hacerlo, no iba a entrar a esa piscina de nuevo, y no iba a hacer eso por él, mucho menos por él. Me bastaba con haberlo sacado del agua y ya me estaba arrepintiendo de haberlo hecho.
—¡Dejaré de molestarte! ¡Lo prometo! ¡No te hablaré ni intentaré acercarme! ¡Solo encuentra mi collar, por favor!—
Eso me interesaba. Respiré profundo antes de tomar la decisión en mi mente.
Me quité la camiseta y caminé a la piscina, el me seguía como un perro faldero.
Antes de entrar lo miré fijamente, me miraba de forma extraña.
—¿Lo juras? ¿Que me dejaras en paz con eso de ser hermanos y no me molestaras más?—
Asintió con las manos juntas, rogando porque busque ese collar y lo saque del agua.
Iba a ser difícil encontrarlo, la piscina era inmensa, pero si eso hacía que el se alejara de mí, tenía que hacerlo.
Me lancé a la piscina, siempre me habían relajado mucho las visitas a la piscina que teníamos en el orfanato, así que para mí era algo muy liberador y tranquilizante nadar, me gustaba demasiado.
No me importaba estar mojando el pantalón nuevo que me acababa de poner, de hecho tampoco era como si fuera a quitármelo con el observándome.
Tom apareció rápidamente, de nuevo con ese rostro de padre preocupado por su hijo.
—¿Qué están haciendo?— sonaba alarmado al verme dentro de la piscina.
—Es que mi collar se cayó en la piscina y Crowley está ayudándome a encontrarlo.— le explicó Aziraphale, Tom miraba intranquilo.
—¿Quieres que te ayude a buscar?— me preguntó y negué.
—No hay problema, yo lo encontraré, sé nadar muy bien. Además, hice un trato con el rubio.—
—¿Qué trato?— pregunto Tom.
Aziraphale resopló y estaba a punto de hablar cuando lo mire fijamente a los ojos para que no dijera nada.
—Solo le prometí encontrarlo.— mentí, Tom observaba mientras me sumergía una y otra vez a buscarlo, pero no lo encontraba.
Aziraphale lucía triste. Sentía la presión de ver su rostro así cada vez que tomaba un poco de aire.
Habían pasado varios minutos buscando, pero no estaba por ningún lado.
—Solo nos queda vaciar la piscina.— dijo Tom.
—¡No! Si haces eso, el collar podría irse junto al agua.— habló Aziraphale alarmado.
—¿Acaso quieres que siga buscando?— me quejé sintiendo agotamiento.
Me miró de nuevo a los ojos, sabía que me estaba presionando con el trato que habíamos hecho.
Me sumergí una vez más. Ya me sentía algo cansado por la falta de costumbre, pero iba a encontrar ese maldito collar.
{Narra Aziraphale}
—Que bueno que Anthony está ayudándote a buscar el collar, imagino que se llevan mejor ahora.—
—Sí... bueno.... Digamos que, algo así.— mentí.
Me gustaba ver que estuviera buscando por mí, aunque solo lo hacía para que dejara de intentar ser su amigo, eso me tenía algo triste, pero era el trato que teníamos.
Y ese collar era muy importante para mí.
Todo lo que podía tener de mi madre, era ese collar.
—Si no lo encuentra, te conseguiré uno nuevo, podemos ir a buscar mañana mismo si quieres.— dijo Tom.
Lo miré apenado.
—Es que, creo que ese collar... era de mi madre.—
Me miro asombrado, no supo qué decirme, se quedó mirando a Crowley que estaba sumergido en la piscina.
—Si es tan importante para ti...— dijo de pronto, se quitó la camisa desabotonándola poco a poco, dejó las cosas de sus bolsillos junto con la camisa en mis manos y se quitó los zapatos. Saltó a la piscina dejándome asombrado. Y con una gran sonrisa en el rostro.
Crowley se sentó en el borde de la piscina para recuperar el aliento, mientras Tom buscaba, yo seguía con sus pertenencias en mis manos y me senté en uno de los camastros que rodeaban la piscina, me percaté que Crowley me observaba enfadado.
—Dime que si Tom lo encuentra, aun así el trato sigue en pie.— dijo
—No, tienes que encontrarlo tú para mantener el trato.—
Se quejó.
Puso los ojos en blanco y volvió a sumergirse, me comencé a reír aprovechando que no podía verme.
Los observaba mientras buscaban y comenzaba a sentirme un poco culpable por hacer que Tom entrara a la piscina.
No por Crowley.
Tom salió y peinó su cabello hacia atrás, tenía la mano en un puño, al abrirlo frente a mí, estaba el collar, me observaba con una sonrisa.
—Muchas gracias, Tom, este collar es realmente importante para mí.—
Desde el borde de la piscina, Crowley lucía enfadado mientras nos observaba.
No había trato.
El día paso rápidamente, almorzamos los tres juntos, se sentía todo tan distinto y nuevo, era incluso conmovedor poder sentirme en casa, en un lugar que apenas conocía. Tom se aseguraba de que todo estuviera bien, y era cuidadoso con los detalles de todo, incluso le pidió a Annie que cocinara como nunca en su vida, que ese día era especial.
Por la tarde el mismo Tom nos dio un recorrido por toda la casa y nos pidió tener mucho cuidado siempre, que no podía permitir que nada nos sucediera. El rostro de Crowley siempre estaba serio.
A la hora e ir a dormir se despidió de ambos despeinándonos el cabello y cada uno se fue a su habitación.
—Que duerman bien, muchachos.— nos dijo y se marchó entrando a la habitación al final del pasillo del segundo piso.
Crowley me miró.
—Eres demasiado problemático.— dijo.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso?— me sentía enfadado.
—Primer día aquí y ya estás causando problemas, primero al caer a la piscina y luego por ese estúpido collar.—
—No es un estúpido collar, ¡No lo vuelvas a decir!—
—Al menos tú tienes algo de tu madre, sé más cuidadoso con tus pertenencias, tonto.—
—¿Tonto? ¿Qué ocurre contigo? ¿Crees que no voy a defenderme? ¿Eh? ¿Dices que mi collar es estúpido? ¡Tú eres estúpido!—
—Ja, ¿Eso crees? ¡Tarado!—
—¡Cierra la boca!—
—A ver haz que cierre la boca entonces.—
Lo empujé.
—¡Te lo advierto! ¡No me hagas enfadar!— dije —...no me importa si tú no quieres estar aquí o tienes otros planes, no arruines esto para mí, no me hagas pelear contigo ahora que todo está cambiando en mi vida, no quiero que arruines ¡Todo!—
—¡Entonces deja de ser tan insoportable!—
—¡Yo no he hecho nada! Tú eres el que siempre está con esa cara de odiar a todo el mundo, y claro que estoy incluido, ¡me odias! ¡Y no te he hecho nada para merecer ese trato!—
—¿Nada? Dices que nada, pero no tienes idea de lo molesto que era verte todos los días en el orfanato, siendo el niño obediente, bueno, correcto, el que estaba feliz y sonriente, tan perfecto todo el tiempo, como si no desearas a tu familia. Como si no quisieras saber de ellos, solo podía observarte y ver lo patético que eras todo el tiempo, siempre feliz, siempre carismático y terriblemente insoportable, ¡No te aguanto!—
¿Por eso me odiaba? ¿Por qué siempre era amable con todos y me mostraba feliz en el orfanato? ¿Que quería que fuera? ¿Un triste patético como él esperanzado en el pasado en lugar de ver al futuro? ¿Quería que viviera sin ser feliz solo por haber sido abandonado de niño? ¡Qué tonto!
—De verdad que eres patético Crowley, ¿Esperabas que fuera un niño amargado e infeliz solo porque mis padres me dejaron de recién nacido? ¿Esperabas eso? ¿Eh? ¿Acaso querías qué pasará años de mi vida siento frío como tú sin ser agradecido con la buena vida que me dieron en el orfanato? Me odias porque fui fuerte.—
—Te odio porque siempre eras el niño perfecto que yo nunca iba a ser...— estaba realmente enfadado, podía sentirlo en su voz.
—¡Ahora puedes serlo! ¡Es tu oportunidad de tener una nueva vida! ¡Aprovecha esto!—
—Es que tú no lo entiendes porque no sabes nada de tu familia, yo pienso buscar a la mía.—
—Crowley, eso no va a funcionar, será mejor que te olvides de todo eso, debes dejar el pasado y comenzar a vivir...—
—¿Dejar el pasado? ¿Cuándo por fin logre salir del orfanato y puedo buscar a mi madre, me dices que deje el pasado?—
—¡Ni siquiera sabes si tu madre está viva!—
—Pues sí, lo sé, sé que vive.—
Me quedé pensando, ¿Cómo podía estar tan seguro?
—No puedes desaprovechar la vida que Tom quiere darnos.—
—¡Escucha, tonto! Yo quiero irme de aquí, es por eso que acepté la adopción...— dijo sujetando la perilla de la puerta de su habitación, para finalizar con la conversación e irse a dormir dejándome en el pasillo.
—Entonces no eres más que un maldito egoísta.—
Se giró y se acercó quedando frente a mí, totalmente furioso, mirándome a los ojos.
—Repítelo.— me retó.
No dije nada, me daba miedo, estaba muy enfadado.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. No pude evitarlo.
—Si tú arruinas esto, no solo estás yendo a buscar a tu madre y ya, no es así de sencillo, tienes que pensar en todas las consecuencias. Si te vas de esta casa meterás en problemas a Tom y arruinarías todo para mí, sería egoísta que lo hicieras. Solo estás pensando en ti.—
—Porque es en lo que he pensado durante toda mi vida.—
—¡Y es momento de que te olvides de eso!— grité enfadado.
Entonces me percaté de que estábamos siento muy ruidosos y el eco del pasillo podía llegar hasta la habitación de Tom, me sentí muy mal de pronto.
—Tú nunca vas a entenderlo.— musitó con enfado en el rostro.
—Ambos fuimos abandonados, créeme, yo te entiendo más que nadie...—
—Tú nunca vas a entenderme.—
Entró a su habitación dejándome en el pasillo con la sensación de tristeza matándome por dentro, no podía cambiar su mente, no podía cambiarlo a él, no podía hacer nada más que evitarlo, era lo mejor para ambos.
A la mañana siguiente, cuando bajamos a desayunar, Tom se aseguraba de que todo estuviera en orden y fuera perfecto para nosotros, no podía estar más agradecido con él.
Crowley continuaba serio como siempre. Me enfadaba tanto.
—Esta tarde iremos a visitar el lugar donde van a estudiar.—
Eso sonaba interesante, me sentí automáticamente muy emocionado al oír eso, iba a tener la oportunidad de ir a un buen centro de estudios, todo gracias a mi padre adoptivo. Era algo que siempre había deseado, ir a una preparatoria de verdad, ya que en el orfanato la educación siempre había sido muy extraña y limitada.
—Estoy muy emocionado.— dije. Mire a Crowley que solo le fingió una sonrisa a Tom.
Esa tarde mientras íbamos en el auto, Tom conducía y detrás íbamos nosotros dos, Crowley miraba por la ventana ignorándome mientras yo quería encontrar el momento para hablarle y pedirle perdón por la discusión de esa noche.
—Oye.— le dije.
—No me hables.—
—Crowley, lo lamento por...—
—Olvídalo, simplemente ya no te metas conmigo si no quieres que sigamos discutiendo.—
—¿Podemos llevarnos bien? Por favor.—
—No intentes volverte cercano a mí, te lo advierto. Sabes lo que dicen de las guerras avisadas.—
¿Por qué decía todo eso?
Hablábamos bajo para que Tom no pudiera oírnos, además la música de la radio ayudaba a que no se escuchara tanto nuestra conversación.
—Chicos, ya estamos cerca.— nos dijo Tom doblando una esquina, estábamos en una zona de gente muy adinerada, podía verse por la magnitud de las casas y lo bien cuidadas que estaban las calles. En nuestros paseos del orfanato no nos levaban a lugares así.
Cuando bajamos del auto, la preparatoria en la que estábamos era enorme y hermosa, se sentía como estar en una película. Crowley también lucía increíblemente asombrado, igual que yo.
Nos dieron un recorrido por el lugar y me percataba de que Tom nos miraba para ver si nos gustaba estar en ese sitio, era tan atento con nosotros.
Nos dijeron que tendríamos que dar un examen de ingreso y me sentí muy pequeño e inseguro con eso, pero sentí la mano de Tom en mi hombro y giré a verlo.
—Contrataré un profesor privado para que los prepare a ambos, así que no se preocupen.—
Le sonreí. Eso sonaba realmente genial. Crowley simplemente asintió.
La preparatoria era inmensa, y tenía de todo, conocimos los espacios de recreación, el comedor, los laboratorios, los salones de clase, la piscina, la cancha de futbol y la biblioteca, de la cual me enamoré, apenas di un primer paso en el lugar.
—¿Qué piensan chicos? ¿Les gusta este lugar? Si no les gusta podemos ir a otro...— habló Tom.
—Me encanta, es perfecto.— dije emocionado.
—Este lugar está bien.— habló Crowley con frialdad, a él no le importaba en absoluto, si de todos modos pensaba irse.
Al volver a casa cenamos juntos y hablamos en el comedor, Tom nos preguntaba que podía hacer para que estuviéramos cómodos y no sabíamos que decirle, en mi caso porque todo era perfecto, y en el caso de Crowley, supuse que porque quería mantener su imagen de chico serio y frío.
A la hora de ir a dormir, Tom se despidió de nosotros, igual que el día anterior, despeinándonos.
—Que descansen, no se queden despiertos hasta muy tarde, mañana iremos a comprar sus teléfonos y todo lo que usarán de ahora en adelante en casa como en la preparatoria, así que los quiero despiertos temprano ¿Sí? ¡Buenas noches!— dijo y se fue de nuevo a la puerta al fondo del pasillo.
Suspiré.
Crowley me miró y luego se giró para entrar a su habitación.
—Espera.— sin querer lo sujeté de la muñeca.
Lo solté rápidamente.
—¡Lo siento! Lo... siento—
Se cruzó de brazos mirándome.
—¿Y ahora qué quieres?—
—Solo quería preguntarte algo.—
—Habla.—
—¿Después de lo que vimos hoy aún quieres irte? Quiero decir... ¡Esa preparatoria era majestuosa! No puedes simplemente... dejar pasar lo que la vida te está ofreciendo...—
—Nunca vas a entenderlo.—
—Intento entenderte... Yo...—
—No lo haces, solo me juzgas sin intentar siquiera entender por qué tengo este plan impregnado.—
—Entonces enséñame a entenderte.—
—¿Qué dices?—
—Si tan solo intentaras explicarme que ocurre en tu mente, o me dijeras como te sientes, si fuéramos amigos, yo podría quizá llegar a entender lo que pasa contigo y...—
—No creo que puedas entenderlo, alguien como tú que se ve tan feliz con ser adoptado, alguien que no piensa en sus padres o en por qué fue abandonado.—
—Es que no me sirve de nada pensar en eso, debo atesorar el presente, debo pensar en el futuro... no tiene ningún sentido hundirme en el pasado, por favor... no lo hagas tu tampoco Crowley.—
Negó con la cabeza y se giró para entrar a su habitación. Pero no iba a dejar que se fuera.
Sabía que quizá había muchas cosas en su mente, quizá estaba afrontando esos pensamientos todo el tiempo, quizá incluso peleaba con él, y pensaba en quedarse, quizá lo consideraba, pero luchaba con esa idea de aferrarse al pasado.
Así que lo abracé rodeándolo de espaldas, lo hice fuertemente, y es que quizá lo necesitaba. Sabía que necesitaba un abrazo, pero era tan frío todo el tiempo que no podía notarlo.
—¿Qué crees que haces? ¡Suéltame!— sujetó mis brazos que estaban rodeándolo para hacer que lo soltara, pero no lo hice.
—Sé que necesitas un abrazo, sé que esto está siento difícil para ti, quizá todas las noches piensas en irte y luchas contigo mismo, pero Crowley, por favor, quédate y seamos los hermanos que podemos ser, por lo mejor intentemos ser amigos... por favor.—
Logró hacer que lo soltara y se giró mirándome fijamente a los ojos.
—Deja de decir tanta tontería... y no, no podemos ser amigos. No te conviene encariñarte conmigo.—
—¿Por qué me dices esto?—
—Porque es mejor que no te encariñes con alguien que ya no estará más en tu vida.—
—No tienes que hacerlo... podrías ser feliz aquí.—
—Pero también podría ser feliz al encontrar a mi familia.—
—Si te abandonaron... estoy seguro de que tuvieron una razón para hacerlo, si nos abandonaron nuestros padres, es porque no podían criarnos... no creo que sea algo feliz, simplemente encontrar a tu familia y volver, no es tan sencillo como lo piensas...—
—¿Tú qué sabes? Tú no entiendes nada.—
—Podrías quedar muy lastimado Crowley...—
—Y tú también si sigues pidiendo que me olvide de mi objetivo, así que... déjame solo.—
Entró a su habitación cerrando la puerta fuertemente.
Me quedé en el pasillo mirando la puerta de su habitación, resoplé. Era inútil intentar conversar con él, intentar convencerlo de lo que fuera, era una pérdida de tiempo.
Así tambien con intentar ser su amigo, no valía la pena.
Chapter Text
{Narra Aziraphale}
Estaba tan pensativo y emocionado con todo lo que me estaba pasando, que no lograba conciliar el suelo por más que trataba.
Salí de la habitación, decidí caminar por el gran pasillo del segundo piso recorriendo la casa y mirando cada detalle. Llegué hasta la última puerta que suponía, era la habitación de Tom. Estaba cerrada y no quería molestarlo, asi que seguí de frente. Más allá de esa puerta había un balcón, no sabía que hora era, pero sabía que era de madrugada a juzgar por el cielo.
En la terraza, sentado cerca al balcón, estaba sentado Tom en una de las sillas del exterior, fumando. Miraba a tu teléfono y luego miraba al cielo, ¿Qué hacía despierto a esa hora?
Me acerqué sin hacer ruido, intentando esconderme, no quería interrumpir lo que estuviera haciendo, pero sin querer hice un sonido al llegar a la puerta de la terraza, el volteó a mirarme y se sorprendió.
—Aziraphale ¿Por qué no estás dormido?—
—Lo siento, no quería interrumpir..—
—No te preocupes, ven, siéntate.—
Tímidamente, me acerqué y me senté en el asiento frente a él, me crucé de piernas y él apagó su cigarrillo en el cenicero para luego mirarme con una sonrisa.
—Es un hábito que no logro abandonar.—comentó mirando el cenicero.
Yo miraba al rededor, la terraza era hermosa, seguía sin asimilar que ahora vivía en esa casa, todo había pasado tan rápido, y era tan distinto a lo que yo acostumbraba a ver a diario, que aún se me hacía extraño.
—Esta casa es muy hermosa.— le dije.
Suspiró pensativo.
—Ahora estoy de acuerdo con eso, pero antes, no pensaba de esa forma.— habló con tono amigable —Quizá porque la mayoría del tiempo lo pasaba solo, al menos ahora ya tengo con quien hablar.— se inclinó en mi dirección y me despeinó, me reí.
—¿Le puedo preguntar algo personal?—
Quería conocerlo mejor, despues de todo, era mi padre adoptivo. Quería saber mucho más de él.
—Adelante.—
—¿Cómo es que... tiene, todo esto?—
—¿Te refieres a esta casa? ¿A esta vida tan solitaria?—Asentí, se quedó pensando, parecía estar buscando las palabras indicadas en su mente, y yo sentía mucha curiosidad por saber su historia.
—Mi padre era dueño del casino más grande del país... es un negocio grande, exitoso y sobre todo muy bien cuidado.— Sonaba orgulloso al decirlo.
—¿Y dónde está él ahora?—
—Bueno él, él falleció... junto a mi madre.—
Me asombré y me sentí un poco culpable por haber preguntado eso.
—Lo siento mucho... no debí preguntar nada, lo siento...—
—No te preocupes, ya han pasado muchos años, y claro que sí... duele recordarlos, pero seguí adelante con mi vida, con el negocio y con todo lo demás.—
—¿Entonces... usted... heredó toda esa fortuna?—
Me miró con una sonrisa muy bonita. Se veía tranquilo.
—Aziraphale, soy tu padre adoptivo, no me hables de usted, puedes llamarme Tom, si deseas.—
—Oh, sí, lo siento... Tom...—
—Heredé todo.— respondió a la pregunta —... pero no me hago cargo del negocio directamente, quiero decir... yo soy el dueño de todo, así que contraté a muchos empresarios para que hicieran el trabajo, se podría decir que soy simplemente el jefe de los jefes.—
—Eso debe ser increíble, pero ¿Por qué no quiso trabajar en el negocio directamente?—
—Porque quiero una vida tranquila, necesito paz en mi vida. A veces tengo reuniones o juntas, ya sabes, cosas de negocio, pero no quiero que eso se robe mi vida. En este momento solo quiero estar con mi nueva familia...—
Sonreí al oír eso.
—¿No tiene hermanos?—
Negó.
—¿Y como fue que sus padres... ya sabe?—
No debía ser tan curioso, pero en verdad quería saber todo.
—Fue un accidente en un jet privado.—
Miré al suelo, pensativo, eso sonaba terrible.
—Todos murieron.— aclaró.
—¿Cuántos años tenías...? Tom...— aún me costaba no hablarle formalmente.
—Iba a cumplir la mayoría de edad, apenas dieciocho. —
—Y se hizo cargo de todo usted solo...—
—Hice lo mejor que pude, heredé demasiado siendo muy joven, no era sencillo ser sabio y maduro con toda la responsabilidad que cayó sobre mí así de pronto. Sacrifiqué mi juventud y ahora solo quiero vivir en paz.—
—¿Por eso querías ser padre?—
Tom asintió.
—Sé lo que es quedarse sin familia... es por eso que pensé en la adopción... Claro que no es lo mismo pasar lo que yo pasé y lo que ustedes vivieron, pero aunque me quedé con mucha riqueza, ese dolor era algo que nada podía detener.—
—Lo harás bien.— dije sonriéndole, se veía tan feliz de oírme decir eso, podía notarlo en su expresión tan esperanzadora. Era como si hubierae stado esperando que se lo dijera.
—Desde que me quedé sin padres pensaba en adoptar cuando fuera mas grande, era muy joven en ese entonces y aunque tuve muchas ideas malas en mi vida, adoptar es la mejor idea que pude tener...—
—Gracias...— dije cohibido —... por darnos una nueva vida.—
—Gracias a ustedes, por aceptar.—
Comencé a pensar en el tonto de Crowley y su estúpido plan de arruinarlo todo. Tom solo quería lograr que viviéramos en paz y fuéramos felices, nos estaba regalando una vida nueva y él iba a arruinarlo todo con sus ideas sin sentido.
Tom miró su teléfono y vió la hora.
—Creo que deberías ir a dormir, son las cuatro de la mañana, y tenemos un largo día esperándonos.—
—Está bien...— me despedí con un ademán y regresé a mi habitación.
Me había encantado hablar con Tom, su historia y todo lo que me había contado, se sentía como un regalo, poder conocerlo mejor tenía mucho significado para mí. Pero aún quedaban muchas cosas más que quería saber de él ¿Tenía novia? ¿Alguna vez pensó en casarse?, me generaba curiosidad pensar que había estado siempre solo, quería saber si en algún momento de su vida había conocido a alguien especial. Guardé la pregunta para la próxima vez que hablara con él.
Me desperté unas cuantas horas después, sintiendo mucho sueño, pero tenía que levantarme temprano como había indicado Tom. Me di una ducha y me vestí con la ropa que había elegido, aún no podía creer que tuviera tanta ropa nueva, tantas cosas que jamás pensaba tener. Y como si eso fuera poco, estábamos a punto de ir a comprar nuestros teléfonos y más cosas para nosotros, me sentía ansioso y nervioso, esperaba que Crowley no lo arruinara todo con su actitud.
Al salir de la habitación listo para bajar por las escaleras, vi que la puerta de la habitación de Crowley estaba abierta y me asomé. Él estaba sin camiseta y secándose el largo cabello rojo, no sabía por qué me había quedado mirándolo, por más que intentaba no hacerlo, algo en mí me ganaba y me hacía seguir observando como paseaba la toalla por el largo de su cabello.
Giró un poco y sus ojos encontraron los míos.
—¿Se te perdió algo?—
—Lo siento...— me marché rápidamente.
Mi corazón latía rápido, no entendía por qué, algo me había hecho sentir nervioso, quizá ser descubierto por el mientras lo observaba ¿Pero por qué lo observaba en primer lugar? ¿Por qué me habia quedado mirandolo? No tenía sentido.
Bajé las escaleras y Tom estaba hablando con Annie mientras desayunaban.
—Buenos días, Aziraphale.— dijeron ambos, Tom me señaló la silla a su lado, y apenas me senté, Annie me sirvió el desayuno.
—Sé que no dormiste bien, trataremos de volver a casa temprano para que descanses.— me dijo Tom mirándome cuidadosamente y seguro notando mi rostro de haber dormido pocas horas.
Crowley bajó las escaleras y se sentó frente a nosotros
—Buenos días...— dijo, parecía estar de buen humor. Annie le sirvió el desayuno y luego se marchó.
—¿Por qué te ves terrible?— me preguntó Crowley. Por alguna razón me sentí nervioso con que estuviera mirándome.
—Dormí muy poco, pero estoy bien...— dije.
—Espero que lo estés porque hoy será un día muy largo.— dijo Tom dando el último sorbo a su taza de café. Se veía contento a pesar de no haber dormido bien, supuse que él estaba acostumbrado a desvelarse todo el tiempo y quizá por eso se veía igual de radiante que siempre, sin ningún rastro de cansancio en su rostro.
Minutos después estábamos en el auto, Tom le dijo al chofer que él nos llevaría y que se tomara el día libre, así que Tom iba conduciendo y nosotros dos íbamos atrás.
Durante el viaje Crowley miraba por la ventana y yo no sabía si hacer lo mismo o no, porque mis ojos lo buscaban, querían mirarlo. Estaba luchando contra eso, no encontraba una explicación a por qué me sucedía algo así, algo involuntario.
—Así que te gusta espiar a las personas...— dijo de pronto, aun mirando por la ventana.
—¿Qué? ¿Qué dices?—
—Hace un rato, estabas mirando como me secaba el cabello... y sin ningún tipo de vergüenza.—
—Yo... lo siento...— sentí que me ruborizaba. —Pensé que estabas listo para bajar a desayunar, eso es todo.—
—Deberían ir pensando en que quieren que les compre, hoy será un día de compras enfocadas en ustedes dos... ¿Tienen algo en mente?—
Comencé a pensar en eso, buscando alguna cosa que pudiera desear, pero lo que más deseaba ya lo tenía, había sido adoptado. ¿Qué mas podía pedir? No lograba pensar en nada más.
—Me gustaría tener una computadora portátil.— dijo Crowley de pronto, lo miré con asombro, lo había dicho muy seguro y sin ningún reparo. Él si estaba seguro de lo que quería.
—Eso suena bien...— dijo Tom emocionado al oir su respuesta—¿Y tu Aziraphale?— me preguntó.
—Yo... ehhh, no estoy seguro.—
—¿No hay nada que desees en este momento?—
Lo primero en lo que pensé fue en un libro que Mary me leía cuando era pequeño, uno que hablaba de ángeles y demonios, así que se lo dije a Tom y estuvo de acuerdo.
Cuando llegamos a la tienda de celulares, todo se veía muy extraño para mí, el ambiente era reluciente y lujoso, Tom caminaba con nosotros detrás de él. Mi rostro de asombro era evidente, todo se veía extremadamente costoso y delicado.
—¿Y bien? ¿Le gusta algún modelo?— preguntó, miré todos los que estaban en la exhibición y la verdad era imposible elegir uno, primero porque todos se veían muy finos e inalcanzables, y segundo porque no sabía nada de celulares.
Crowley se quedó mirando uno y Tom se acercó a él mientras yo observaba toda la tienda.
Al parecer para él fue más sencillo elegir uno porque estaban hablando con los encargados de la tienda y yo aún no tomaba una decisión.
Crowley volteó a verme, y no sé por qué sentí algo muy extraño, voltee automáticamente en dirección contraria, me había puesto nervioso sin sentido alguno, era extraño. No podía quitar de mi mente la imagen de él secandose el cabello. ¿Qué me sucedía?
Tom se acercó a mí algunos minutos después.
—¿No te gusta ninguno?—
—¿Qué? ¡No es eso! ¡Todos son hermosos! Es que no sé cuál elegir...— me sinceré.
Tom sostuvo uno en sus manos y me lo enseñó.
—¿Qué te parece este? Es un modelo que salió hace poco y además es muy elegante...— también era de mi color favorito, así que asentí.
—Ese me gusta.— dije.
Tom compraba los teléfonos y mientras el hacía eso Crowley se acercó a mí.
—¿Qué te pasa hoy, tonto? Estás actuando muy extraño.—
—No me llames tonto.— dije mirando a otro lado, no quería mirarlo fijamente porque sentía que luego mis ojos no dejarían de mirarlo, y lo peor es que no entendía por qué.
Estaba enfadado con él por ser una persona terrible, y por no querer ser una familia con nsotros ¿Qué demonios me pasaba que no podía dejar de mirarlo involuntariamente cuando se suponía que yo estaba furioso con él?
Tom recibió las pequeñas bolsas donde estaban los teléfonos, Crowley simplemente le agradeció, pero yo lo abracé muy fuerte en señal de agradecimiento. Claro que Crowley puso los ojos en blanco cuando abracé a Tom, aun sin mirarlo, pude darme cuenta de eso.
Durante el resto del día compramos un montón de artículos de escritorio y objetos que necesitaríamos para comenzar a estudiar para el examen de ingreso a la preparatoria, me sentía como en un sueño, Tom quería darnos todo lo que quisiéramos.
Fuimos a comer a un restaurante muy elegante, me sentía un poco abrumado con todo, Tom se estaba esforzando demasiado y podía notarlo, nos observaba con detenimiento y preocupación, yo siempre lo miraba con una sonrisa para que supiera que estaba haciéndolo todo bien y pudiera sentirse tranquilo.
Llegamos a casa por la tarde, me había quedado dormido durante todo el camino. Al llegar a casa, bajamos del auto siguiendolo y minutos despues todas las cosas estaban en el salón principal, eran muchas compras. Ahora teníamos teléfonos, un montón de objetos nuevos, Crowley obtuvo el ordenador portátil que tanto quería y yo mi libro de ángeles y demonios.
—Ve a descansar, te despertaré para la cena.— me dijo Tom con su mano en mi hombro, seguramente me había visto bostezar.
Asentí y subí las escaleras muy despacio, al girar para ver abajo antes de llegar al segundo piso, mis ojos buscaban a Crowley, que hablaba con Tom, sacudí la cabeza y automáticamente giré mirando al frente. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué mis ojos hacían eso sin mi permiso? No tenía ningún sentido ni explicación.
Él era la persona más molesta y fastidiosa del mundo, y punto ¿Por qué demonios lo miraba o lo buscaba? No tenía ningún sentido.
Llegué a mi habitación, al entrar cerré la puerta y me recosté sobre las mantas mirando al techo, cerré los ojos del agotamiento, me sentía exhausto.
Entonces de pronto, asi de la nada, la puerta se abrió y Crowley entró a la habitación.
Se recostó sobre mí.
—¿Qué....? ¿Qué crees haces?—
—¿Que qué hago yo? ¿Qué hacías tú mirándome mientras me secaba el cabello en la mañana? ¿Acaso estabas imagniandome de otra forma? ¡Vaya vaya, parece que eres todo un pervertido!—
—Ya te dije que solo pensé que estabas listo para bajar y...—
—Olvídalo...—
¿Por qué estaba sobre mi cuerpo?
—Por favor, bájate, no entiendo qué haces...—
—¿Acaso no te gusta esto? ¿Angelito?— dijo inclinándose hacia mi sobre con el rostro en mi cuello, podía sentir su respiración caliente chocar con mi piel.
—¿Qué? ¿Qué te pasa? Crowley...—
—¿Qué te pasa a ti? Mira nada más como te pusiste.— dijo levantándose y mirando mi pantalón.
Demonios, se me había parado ¿Qué estaba sucediendo? No sabía qué me pasaba ni cómo reaccionar. ¿Por qué él estaba actuando de esa manera? ¿Por qué me había puesto así con él?
Me cubrí rápidamente con la almohada.
—Vete, por favor.— musité.
—¿En serio quieres que me vaya? ¿Acaso no quieres que te ayude con eso?—
—¿Qué? ¿De qué hablas?— se acercaba de nuevo a mí y no sabía qué hacer, me sentía nervioso.
Me quitó la almohada y sujetó el borde el pantalón.
—¡Espera! ¡Crowley! ¡Para! ¡Por favor!—
Me bajó el pantalón y mis manos no intentaron detenerlo, ¿Qué pasaba conmigo?
Me tocó sobre la ropa interior y sentí un remolino de sensaciones.
Se arrodilló y se acercó más, no podía estar pasando eso, mucho menos con mi hermano adoptivo, mucho menos con un hombre, ¿Por qué me estaba dejando? ¿Por qué sentía algo extraño, algo asi como querer que sucediera, si el era un hombre?
Me bajó la ropa interior y cerré los ojos con fuerza. Me sujeté fuertemente de la cama, me aferré a las mantas con todas mi fuerzas.
Se acercó más y cuando comenzaba a sentir que el calor de su aliento se acercaba lentamente a mi miembro, me desperté.
—¿¡Qué carajo!?—
Chapter Text
{Narra Crowley}
Mientras el tonto se había largado a dormir, Tom caminó conmigo por la casa, me hablaba de su vida, de sus padres, del negocio familiar que había heredado. Era una grandiosa vida la que tenía, y también mencionó lo importante que era para el darnos una buena vida.
No sabía qué pensar, me sentía un poco culpable de querer marcharme, pero no debía dejarme llevar por esos pensamientos.
Si las circunstancias hubieran sido otras, a lo mejor hubiera aceptado esa vida y todo lo que estaba dispuesto a hacer por mí, pero en mi caso, lo que más quería era encontrar a mi madre, porque sabía que estaba viva, en el orfanato me lo había dicho Mary.
Y estaba seguro de que Mary sabía más que eso, ella podía decirme donde estaba mi madre, solo tenía que ir y preguntárselo una vez más, porque claro que se lo había preguntado infinidad de veces, y siempre me había dicho no tener idea de su paradero. Pero aquella última vez que se lo había preguntado, el día que dejamos el orfanato, vi la duda en su mirada, pensó en decírmelo y no lo hizo.
Estaba tan seguro de que lo sabía.
Tenía que visitar el orfanato apenas pudiera y hablar con Mary, solo debía tomarme mi tiempo para planearlo todo estratégicamente, no podía irme tan pronto, tenía que planear bien las cosas, el cómo y el cuándo. Tenía que aprovechar alguna salida, o quizá cuando comenzáramos a estudiar, debía pensar bien las cosas. No me gustaba la idea de arruinar las cosas para Tom y meterlo en problemas, pero el objetivo que yo tenía en mente había crecido junto a mí durante toda mi vida, y nada iba a arrebatármelo.
El ordenador portátil que había pedido a Tom, lo usaría para poder recopilar toda la información que pudiera de mi familia, haría todo bien, y lo haría paso a paso.
Y Aziraphale... pues era una pena tener que arruinar las cosas para él también, pero si el hubiera sido disintió en cuanto a sus pensamientos, me habría entendido, si tan solo hubiera crecido sabiendo que su madre estaba en algún lugar, también hubiera deseado salir a buscarla como yo.
No podía encariñarme con ninguno de los dos, eso solo echaría a perder las cosas y las volvería más complicadas de lo que ya eran.
{Narra Aziraphale}
Estaba en el baño de mi habitación, solucionando mi asunto o en otras palabras; masturbándome. Había despertado con una erección explotando mi pantalón. Mientras lo hacía me sentía confundido y desesperado, pensando en ¿Por qué había soñado algo tan extraño y sin sentido? ¿Por qué con él?
Tenía las mejillas sonrojadas y no sabía en qué pensar para venirme de una vez, trataba de imaginar a alguna mujer hermosa, cerraba los ojos y trataba de visualizar algo que me pareciera atractivo o provocativo.
Y me imaginé a Crowley. Sin querer hacerlo.
—¿Qué demonios me sucede?— renegué en voz alta.
Recordé verlo secándose el cabello, viendo su delgado cuello y sus manos sosteniendo la toalla. Y me sentía muy extraño. Nunca había sentido algo de esa forma ni nada parecido.
Con esa imagen en mente logré venirme, muy avergonzado, y muy confundido al mismo tiempo.
Me duché y me puse la pijama temprano, quería dormir y lo necesitaba. Me sentía muy extraño conmigo mismo, no sabía que me sucedía y me sentía culpable por haber imaginado a Crowley mientras hacía eso, de hecho me sentía un miserable por haber soñado algo tan pervertido con él en primer lugar.
—Soy un idiota, ¿Qué pasa conmigo?— me dije abrazando mi almohada en la cama.
Horas después me despertó Tom golpeando a la puerta, era la hora de cenar.
—¿Lograste descansar bien?—
—Sí, ya me siento mejor.— dije sonriéndole.
—Bueno, te esperamos para la cena.— habló retirándose.
Una vez se fue, cubrí mi rostro con ambas manos, frustrado, ahora sentiría vergüenza al ver a Crowley.
Bajé lentamente las escaleras y ellos estaban en la mesa, la cena estaba servida, me asombré al ver la comida, se veía todo muy delicioso. Trataba de no hacer contacto visual con Crowley, me sentía muy avergonzado.
Cenamos hablando de todo lo que nos faltaba en el proceso de adopción, que eran visitas que íbamos a recibir de parte de la oficina de adopciones y entrevistas que íbamos a tener Crowley y yo mientras iban avanzando las semanas viviendo junto a Tom.
Cuando terminamos de cenar, Crowley agradeció, se levantó y se marchó a su habitación. Tom me dijo que estaría en su despacho si lo necesitaba para algo, que esa era la puerta al final del pasillo del segundo piso. Me pregunté entonces donde estaba su habitación, después de todo, la casa era enorme.
Me quedé sentado viendo como Annie recogía los platos y cubiertos, decidí ayudarla.
—Eres un chico muy bien educado.— me dijo sonriéndome mientras ella lavaba los platos.
Annie era muy hermosa y muy joven, irradiaba buena energía, podía notarlo solo con mirarla.
—¿Te gusta trabajar aquí?— le pregunté.
—Desde hace un par de años que entre a esta casa y la verdad es que ha sido muy agradable, el señor Tom es un jefe increíble, y... ¿Sabes algo? Me emociona ahora poder verlo en su faceta de padre.—
—Creo que lo está haciendo muy bien...— dije sonriendo.
—El señor es así, siempre es amable y bueno, se preocupa por los demás...— se quedó pensando en algo.
Terminó de lavar y luego le ayudé a secar todo y dejar la cocina ordenada y limpia
Entonces pensé que ella podía saber sobre la vida de Tom, ya que lo conocía más tiempo, podía preguntarle.
—Annie ¿Tú sabes si Tom tiene novia o tuvo alguna pareja? Desde que nos adoptó siempre me dio curiosidad que quisiera ser padre soltero, la mayoría de personas que van a adoptar son parejas y desde que lo vi solo, me dio curiosidad.—
—Emmm, bueno, nunca he conocido a ninguna pareja del señor Tom, solo traía a empresarios cuando tenía reuniones o cosas del trabajo. Al menos no le he visto ninguna pareja en los dos años que llevo aquí.—
—Oh bueno, interesante, entonces de verdad quería ser padre soltero...—
Ella me sonrió.
—Podrías preguntarle tú mismo.— me dijo señalando la escalera de donde bajaba Tom mientras miraba su teléfono.
Sacó de su bolsillo mi teléfono nuevo y me lo entregó.
—Ya está configurado, es todo tuyo, ya le entregué el suyo a Crowley... ¿Qué haces aquí? Cuando no te vi en tu habitación tuve miedo de que de nuevo estuvieras cerca de la piscina.— dijo asustado.
—Solo charlábamos.— le dijo Annie con una sonrisa relajada
—¿Y de qué charlaban?— preguntó curioso, sentándose en la mesa principal y cruzándose de brazos, se veía muy interesado.
—Hablábamos de ti.— le dije, se asombró.
—¿De mí? ¿En serio? ¿Y se puede saber qué hice?—
—Que eres un excelente padre adoptivo...— dije, noté que se puso algo nervioso al oír eso, incluso pude ver un ápice de conmoción.
—Gracias por... pensar eso... estoy haciendo lo mejor que puedo, desde que los conocí en el orfanato, llevo un tiempo esforzándome para que todo esto salga bien.—
—Todo salió bien.— dije, Tom me sonrió.
—¿Va a desear algo, señor Tom?— le preguntó Annie.
—No te preocupes Annie, ve a descansar...— le dijo Tom, y cuando Annie iba alejándose, Tom dijo en voz alta —¡Y por favor! Ya no me digas seños, ya te lo he dicho muchas veces.— Annie se fue riéndose.
Era hora de ir a dormir, pero no tenía mucho sueño. Seguía pensando en el estúpido sueño que tuve horas antes, estaba tratando de borrarlo de mi memoria.
Lo mejor era conversar con Tom y conocerlo mejor y ya no pensar en eso más.
—Tom...—
—Dime.—
—¿Alguna vez tuviste novia?—
Se quedó pensando con una sonrisa.
—Claro que tuve novias, ¿A qué viene la pregunta?— parecía interesado en el tema.
—Solo quería saber... me sorprendió mucho que un hombre soltero quisiera ser padre...—
—Oh, bueno, es que yo quería tener mis hijos, independientemente de si me caso en algún momento o no.—
—Entonces sí se ha enamorado.—
—Claro que me he enamorado, pero mis relaciones fracasaban por mucho trabajo, la falta de tiempo y problemas de comunicación, muchas cosas...—
—¿Y cómo es?—
—¿El qué?—
—Enamorarse...—
Me observaba con una sonrisa muy cálida.
—¿Y de dónde viene esa pregunta, Aziraphale? Bueno, a tu edad es claro que comienzas a sentir mariposas cuando ves a alguien que te gusta, seguro en tu nueva preparatoria conocerás a una chica y puede ocurrir algo...—
Me reí tímido.
—Es que quisiera saber como se siente... cuando alguien te gusta...—
¿Por qué estaba preguntándole todo eso? Sabía que una parte de mí buscaba una respuesta que se relacionaría con algo que me estaba pasando.
—Sientes cosas nuevas, algo así como los nervios. En realidad es muy difícil ponerlo en palabras, es como un estado de alerta todo el tiempo... tus ojos buscan a esa persona constantemente, no puedas sacarla de tu mente, aunque no es igual para todas las personas...—
No, no podía ser eso.
Mis ojos buscando a alguien constantemente. Y luego lo del sueño.
Crowley.
Pero ¿Por qué él? ¡Si era un tarado conmigo todo el tiempo!
No, no era eso, definitivamente solo era una confusión, algo que sentía por vivir con él y estar cerca mucho tiempo, pero no había anda más que eso.
Era solo una confusión adolescente y nada más.
Pero ese sueño... tan extraño.
—¿Qué pasa conmigo?— susurré pensativo, luego me di cuenta de que lo había dicho y no lo había pensado.
—¿Estás bien?—
—¿Qué? ¿Yo? Sí, ¡Sí!, todo bien.—
—Mejor ya ve a descansar.— dijo amablemente al verme pensativo, seguro pensó que era cansancio.
Al llegar a la habitación, me subí a la cama y miré el teléfono emocionado, era hermoso. Al prenderlo había solo cuatro contactos; Tom, Crowley, Annie y el chofer. Supuse que Tom se había encargado de agendarlos.
No sabía qué hacer con un teléfono tan moderno, abría y cerraba las aplicaciones cuando algo me llevó a presionar el contacto de Crowley en el botón de 'mensajes'.
Él estaba en la habitación de al lado ¿Qué rayos estaba haciendo? Si quería decirle algo podía ir a tocar su puerta, aunque seguro se enfadaría conmigo. Pero ¿Para qué quería decirle algo? Si aún estaba avergonzado por haber sonado con el, no podía ni estar cerca de él pensando en eso.
Y aun así escribí un mensaje.
"Que descanses."
Y dejé el teléfono a un lado, por alguna razón esperaba una respuesta, pero hasta la mañana siguiente que desperté y revisé el teléfono, note que no había ninguna.
Así avanzaron los días, comenzamos a estudiar en casa con un profesor privado que nos prepararía para el examen de ingreso a la preparatoria. Ya no soñé más con Crowley, pero de la vergüenza que sentía, trataba de no mirarlo. De hecho peleaba con mis ganas de quedarme viéndolo, no sabía qué me pasaba, mis ojos lo buscaban involuntariamente. Y sentía muchos nervios cerca de él, a pesar de que cada interacción que teníamos era terrible, apenas nos hablábamos, siempre era serio y frío conmigo y con Tom.
Quería preguntarle si había pensado mejor las cosas y ya no quería irse, pero sabía que eso terminaría en una discusión, y no tenía ganas de que eso sucediera.
Tuvimos una visita de los trabajadores del orfanato, hablaron con nosotros y luego nos hicieron preguntas individualmente, todo salió muy bien, hasta Crowley se esforzó en ser amable, y habló muy bien de Tom. Supuse que a pesar de su plan, no quería arruinar las cosas para él.
Semanas después, aún no me acostumbraba a la gigantesca casa, pero descubrí que la habitación de Tom estaba en el primer piso, cuando una mañana vi a Annie llevarle el desayuno en una bandeja, él estaba algo cansado, así que desayunaría en su habitación.
Annie dijo que Tom me llamaba, así que conocí su habitación, el estaba sentado en su gigantesca cama desayunando, mientras yo no podía dejar de mirar los detalles y la decoración tan lujosa.
—No suelo desayunar aquí, pero hoy quise relajarme un poco.— se sinceró, le sonreí.
—Lo mereces... eres increíble...— dije tímido —¿Para qué me buscabas, Tom?—
—Quería preguntarte ¿Cómo te sientes desde que estás aquí? ¿Y como va todo con Crowley? Siento que apenas se hablan y se miran muy mal, ¿Aún no logran llevarse bien?—
—Bueno... yo me siento muy feliz de estar aquí, pero Crowley...— no, no podía decirle el plan de Crowley, eso solo haría sentir mal a Tom o lo pondría muy preocupado, decidí no mencionar nada.
—¿El no está feliz aquí? ¿Te lo ha dicho?—
—¿Qué? ¡No! ¡Nada de eso! ¡Claro que es feliz! Simplemente, no nos llevamos muy bien que digamos.—
—¿Qué puedo hacer para que eso mejore?—
Me quedé pensando.
—Supongo que es simplemente darle tiempo al tiempo, no puedo forzarlo a ser mi amigo, he intentado acercarme a el y ser amable, pero es una persona muy complicada.—
—Lo he notado, espero poder ser un buen padre para él también.—
—Tú no te preocupes, estás haciendo todo excelente, es solo que el tiene muchas cosas en la cabeza...—
—¿Que cosas?—
Demonios, no debí haber dicho nada de eso.
—Emm, ehhh, ya sabes...— me puse nervioso —... cosas de chicos de nuestra edad, seguramente está ansioso por ir a la preparatoria y conocer nuevas personas que no sean yo...— dije para disimular.
Pareció entenderme.
—Quiero que mis hijos se llevan bien.— dijo tristemente.
—¡No te preocupes! Me esforzaré en llevarme bien con él y tratar de entenderlo.—
Me sonrió.
—Si el te dice algo, en algún momento, sobre que no es feliz aquí, o que algo lo molesta de este lugar, por favor dímelo, no quiero que se sienta incómodo, no quiero que ninguno de ustedes se sientan mal por ningún motivo.—
Me sentía mal por no poder decirle la verdad, que Crowley solo pensaba en irse. Aun así, asentí con una sonrisa.
—Está bien.—
Esa tarde Tom le dijo a Crowley que si queríamos podíamos entrar a la piscina cuando quisiéramos, pero que cuidara de mí y no dejara que yo entrara a la parte profunda a menos que él me enseñara a nadar. Y Crowley parecía no estar de acuerdo con enseñarme, ya que yo estaba sentado al borde de la piscina mientras Crowley nadaba de un lado a otro.
Tom había salido por un momento a una junta de negocios y Annie estaba en la cocina, así que estábamos los dos solos y me sentía realmente nervioso, aún no podía olvidar ese sueño tan extraño producto de una confusión muy tonta.
—Dime que ya no estás pensando en irte...— dije sin pensar.
—¿Qué?—
Una discusión se aproximaba, podía sentirlo.
—Tom se está esforzando mucho por nosotros...—
—Yo no le pedí ese esfuerzo...— dijo fríamente —... yo tengo mis ideas muy claras... Aziraphale.—
Peinó su cabello mojado hacia atrás y supe que esa imagen iba a perseguirme.
¿Por qué se veía tan bien? Mire a otro lado, no quería que esa confusión siguiera apoderándose de mi mente.
—Solo creo que deberías darle la oportunidad de demostrarte que es una buena persona y que genuinamente quiere mejorar nuestras vidas, ya lo está haciendo...—
—Tarde o temprano tendré que irme, lo sabes, ¿no es así?—
—No tienes que hacerlo.—
—No quiero esperar meses para irme, no puedo esperar más, necesito que sea pronto.—
Lo decía porque tenía que esperar muchos meses para cumplir la mayoría de edad y poder irse sin problemas, algo que yo no quería que sucediera, pero eso no metería en problemas a Tom con la oficina de adopciones, porque el ya sería mayor de edad, en cambio, si se iba aún con diecisiete años, sería un problema para todos.
Yo simplemente no quería que se fuera.
Quería que disfrutará la vida que Tom nos estaba ofreciendo, quería que disfrutara su último año en una buena preparatoria y que pudiera quedarse en casa con Tom hasta entrar a una buena universidad.
Pero eso era lo que yo quería para él, no lo que el mismo quería. Él estaba desesperado en irse, y no quería que eso terminara mal para él.
Yo, a diferencia de el y siendo un año menor que él, todavía me faltaban un par de años para terminar la preparatoria. En poco tiempo daríamos el examen de ingreso, el a su último año y yo a mi penúltimo año.
—No tienes que irte Crowley... y si quieres hacerlo, por lo menos espera a tener dieciocho, así no meterás a Tom en problemas y no arruinaras las cosas para mi.—
A pesar de habérselo dicho, yo tampoco estaba de acuerdo en que se fuera aunque tuviera los dieciocho, simplemente quería que se quedara. Pero tenía que encontrar la forma de quitarle ese pensamiento de la cabeza aunque fuera momentáneo.
—¡Dices que espere tantos meses cuando ya estoy fuera el orfanato! Prácticamente, soy libre ahora, no voy a frenar.—
—Estás siendo egoísta, ¡Meterás a Tom en un lío si desapareces!—
—Lamento que sea así, pero pronto tendré que hacerlo.—
—No sabes a donde ir, apuesto a que no tienes ni idea de que harás si te vas, ni donde la buscaras. Ni siquiera sabes donde está tu madre. —
—Pero sé quién lo sabe.—
—Ni siquiera sabes si tu madre te quiere de regreso en su vida ¡Por algo te abandonó!—
—Cierra la boca, que estás enfadándome.—
—Es que es verdad, no tiene sentido ir a buscar a una familia que te abandonó pensando que todo será de maravilla, podrías terminar muy herido Crowley.—
—¿Tú qué sabes? ¿Acaso no buscarías a tu madre si supieras donde esa?—
Me quedé pensando en su pregunta.
—No lo sé...—
—Entonces no lo entiendes...—
Salió de la piscina, dejándome solo, sentado en el borde, mirando el agua.
Me puse de pie rápidamente y lo seguí, estaba secándose el torso algunos metros lejos de mí. Evite mirarlo, porque realmente mis ojos querían hacerlo.
—Crowley, lamento ser tan insistente y fastidioso, pero en verdad trato de entenderte.—
—No me debes nada, tú y yo no somos ni amigos, y mucho menos hermanos, así que solo disfruta la vida que tienes ahora y a mí déjame en paz.—
Soltó la toalla y se metió a la ducha con vestidor junto a la piscina.
Entonces recordé lo que Mary y las hermanas me habían contado sobre la madre de Crowley
Flashback
Mary aclaró la garganta para contarme la historia, mientras las demás hermanas estaban expectantes, igual que yo.
—Él tenía cuatro años cuando su madre vino a entregarlo, ella estaba en una situación... complicada, era una mujer joven, creo que no tenía ni dieciocho años, quizá tenía la edad que él tiene ahora.—
—Es verdad, era muy joven— confirmó otra hermana.
—Pero, ella y el niño habían sido golpeados.— contó la hermana Mary con tristeza —... la ayudamos esa noche, y se quedó un tiempo con nosotros. Ella denunció a su pareja y hubo un juicio, la apoyamos durante el proceso, pero luego del juicio lo mejor para él fue quedarse aquí. A su padre lo condenaron a cadena perpetua por... muchas cosas que no quiero mencionar... y luego de todos esos traumas ella no estaba para nada bien mentalmente para criar al niño, y además, ella no quería verlo, porque le recordaba mucho a su padre.—
Recordar eso me hizo pensar que no iba a ser sencillo que Crowley fuera parte ed la vida de su madre si lograba encontrarla.
—Y ¿Él lo sabe? ¿La historia?—
—Sí, pero él cree que su madre volverá a buscarlo...— dijo la hermana Mary.
—De hecho, a mí me dijo que si no aparece, cuando tenga dieciocho irá a buscarla.— dijo otra hermana.
—Eso es algo triste...— fue lo que yo dije mirando al suelo, pensando en la historia que acababa de conocer —... pero creo que si ella lo quisiera a su lado, habría pasado a verlo, aunque fuera de visita... ¿Lo ha hecho?—
Todas negaron.
Fin flashback.
Entonces Crowley sabía que su padre estaba en prisión, sabía que su madre lo había abandonado por haber vivido momentos difíciles, y aun así quería ir a buscarla.
Cuando salió luego de ducharse y vestirse, me miró enfadado al ver que lo había estado esperando.
—¿Qué quieres? Aziraphale.—
—Quiero ayudarte a entrar en razón...—
—¿Qué dices?—
—Sabes perfectamente lo que tuvo que pasar tu madre cuando eras un niño, que fue maltratada... que te abandono, que al verte le recordabas al hombre que le hizo daño... y por eso decidió dejarte. No intentes encontrar a una persona que solo quiere tener paz, no atormentes su vida con ir a buscarla cuando estoy seguro de que no va a querer verte.—
Su rostro estaba rojo del enfado, quizá había hablado de más.
—Más te vale que no sigas hablando de mi madre.— dijo amenazante.
—Solo quiero que entiendas que lo mejor para ella y para ti es que ambos vivan sus vidas, separados, y tienes una buena vida esperándote.—
—¡¿Tú que sabes de lo que es mejor para ella o para mí?!—
—Ella sufrió por culpa de tu padre, y estoy seguro de que....— no seguí hablando, porque sentí un fuerte dolor en la mejilla.
Chapter Text
{Narra Crowley}
No me había controlado y le había propinado una bofetada, me sentí mal inmediatamente por haberlo hecho, pero me había estado enfadando demasiado cada palabra que decía que simplemente había reaccionado muy mal.
Se llevó la mano a la mejilla, sus ojos se llenaban de lágrimas.
¡Demonios! ¡Que había hecho!
—Aziraphale... yo... lo...—
—Creo que ya entendí, yo... ya no te molestaré más...—
Una lágrima se deslizaba por su mejilla, corrió al interior de la casa y subió las escaleras velozmente, se encerró en su habitación.
Lo seguí y toqué la puerta.
—Aziraphale, abre la puerta, por favor.—
—Ya te dije que no te molestaré más, ahora déjame solo, por favor.—
—Oye... escucha, lo siento, no debí hacer eso... lo siento.—
—Estoy bien...—
—No, no estás bien, déjame verte, por favor.—
Yo que quería mantener mi imagen fría todo el tiempo y no generar lazos, me sentía tan preocupado en verdad y por alguna razón necesitaba asegurarme de que estuviera bien y que dejara de llorar.
Toqué de nuevo.
Pero no me respondía.
Estaba anocheciendo y Tom aún no regresaba, Annie nos preguntó que deseábamos para la cena, pero yo le dije que no deseaba nada y Aziraphale desde el otro lado de la puerta dijo lo mismo. Ella pareció notar que algo andaba mal, pero no hizo preguntas y regresó a la cocina.
—Por favor, abre la puerta. Quiero disculparme.— dije sentado en el suelo recostado sobre la misma.
—Todo está bien, Crowley, solo olvídalo y ve a tu habitación.— su voz aún sonaba entrecortada, seguía llorando.
—Déjame hablar contigo cara a cara, por favor, sé que lo que hice estuvo mal, y lo siento. Pero no pude controlarme, mi madre es todo lo que me queda en este mundo y...—
—¡Te equivocas! ¡Tienes a Tom! ¡Me tienes a mí! ¡Pero prefieres pensar que no somos nada antes de comenzar a querernos tan solo un poco!.—
Es que lo mejor era no generar ninguna conexión con ninguno de los dos, ningún lazo afectivo. Así debían ser las cosas.
Pero él no iba a entenderlo
—Abre la puerta ¿Sí?—
Finalmente lo hizo.
Su mejilla estaba rosada, sus ojos hinchados y llenos de lágrimas, ¿Yo había ocasionado eso? Me sentía un idiota.
—Perdóname...—
—Solo olvídalo...—
Me acerqué a su rostro y deslicé las yemas de mis dedos por su mejilla. Él me miraba muy sorprendido.
—No debí abofetearte, perdí el control.— me sinceré. —Estuvo mal.—
—Yo solo quiero... que me dejes ser parte de tu vida.— me miraba a los ojos.
—Es que eso no puede ser, no quiero ser tu hermano...—
—¿Podemos ser amigos...? ¿Por lo menos?—
—No, Aziraphale, cuando me vaya... no quiero dejar ningún cabo suelto, no quiero tener una amistad contigo.—
—Pero yo quiero estar cerca de ti...—
—¿Qué estás diciendo?—
—Digo, quiero decir... me expliqué mal... me refiero a que necesito saber que no estoy solo en esto. Que no soy el único adoptado que se emociona con las cosas, que tiene miedo y curiosidad, que se siente abrumado con todo lo nuevo que tiene, necesito saber que no estoy pasando por esto solo, que tú también entiendes lo que se siente ser un chico adoptado, no quiero quedarme solo...—
Suspiré.
Acaricié su mejilla sobre su piel lastimada por la bofetada. Parecía estar muy nervioso, no entendía por qué, él tenía que estar furioso conmigo.
Sujeté su rostro entre mis manos y lo miré fijamente.
—Escúchame Aziraphale, tú serás el hijo perfecto para Tom, pero yo no puedo serlo. Tú disfrutarás de esta vida y de todo lo que él está ofreciéndote, no necesitas un hermano para ser feliz.—
—Si tú te vas, podrían alejarme de Tom.—
No había pensado en eso, pero no podía detenerme a hacerlo tampoco.
—Simplemente, déjame hacer lo que tengo en mente.—
—Arruinarás todo para Tom y para mí...—
—Y lo lamento mucho...—
—Eres egoísta...— dijo con la voz entrecortada.
No me defendí, porque él tenía razón.
—No quiero esta vida, no quiero ser hijo de Tom, y no quiero ser hermano tuyo. Solo quiero encontrar a mi mamá...—
—¿Y si no quiero que seas mi hermano tampoco?.—
—¿Qué dices? Pero yo no quiero ser tu amigo tampoco.— dije.
—Crowley ¿Y si yo quiero... ser algo más?—
No entendía nada de lo que me decía, pero me miraba a los ojos y los de él brillaban mucho.
Estaba malentendiendo sus palabras, así que trate de no prestarle mucha atención, había dicho algo muy extraño.
—¿Estás bien?— pregunté, confundido, no le entendía en absoluto.
—¡Espera! ¡Olvida lo que dije! ¡No sé qué me ocurre!—
Lo solté y me alejé, ya me había disculpado, eso era todo. No había nada más que hablar.
Pero antes de que pudiera retirarme me tomó del brazo, me atrajo hacia él y me abrazó.
—¿Qué crees que haces?— dije enfadado.
—Deja de ser tan frío conmigo y abrázame también, por favor...—
—Aziraphale... ¿Qué sucede contigo?—
—Por lo menos déjame un bonito recuerdo antes de que te vayas.—
—Demonios, en verdad que eres patético.—
Lo abracé como me pidió, evitando mirarlo, yo solo miraba al techo ¿Por qué me había pedido un abrazo? ¿Qué pasaba con él?
Al separarme me miraba fijamente, y yo no podía evitar mirarlo también, su rostro enrojecido y con los ojos brillosos con rastros de lágrimas, se veía tierno, tenía que admitirlo. Mire a otro lado.
—Bueno, yo, ya me voy.— caminé a mi habitación y cerré la puerta, una vez a dentro suspiré, todo eso había sido muy extraño.
{Narra Aziraphale}
¿Qué demonios había pasado?
Me senté en la cama a pensar en todo lo que acababa de suceder, habían pasado muchas cosas en tan poco tiempo.
La bofetada, sus manos sujetando mi rostro, sus enormes ojos amarillos observándome de cerca, el abrazo.
No sabía en qué pensar, pero ese abrazo no iba a olvidarlo, iba a guardarlo en ese baúl de recuerdos que había en mi mente, esos que en verdad significaban mucho para mí.
Horas después me despertaron tres golpes a la puerta.
—Adelante.—
Era Tom.
—¿Puedo pasar?—
—Claro.—
Se sentó en el sillón y me miraba.
—Lamento mucho no haber estado en toda la tarde, fue un día muy agotador... Cuéntame ¿Cómo van las clases de natación con tu hermano?—
—Bueno... solo me senté al borde de la piscina...— admití.
—Oh, pero... ¿Hablaron más que antes? ¿Lograron llevarse bien?—
Recordé la bofetada y llevé mi mano a mi mejilla.
—Sí...— mentí —... todo bien.—
—Bueno, me alegro mucho, ahora iré a descansar que, sinceramente, ya no puedo más...—
—Que descanses...— le dije, y se retiró con una sonrisa amigable.
Me dejé caer sobre las almohadas mirando al techo.
—Crowley... Crowley... Crowley.—
¿Estaba diciendo eso en voz alta? ¿Qué demonios?
Pasaron un par de meses en los que hubo muchas más clases en casa, logramos ingresar a la preparatoria para la universidad, estaba emocionado. También hubo más visitas del centro de adopciones, más entrevistas, más compras y mucha más atención de parte de Tom.
Y yo no podía sacarme de la mente ese abrazo, y la forma en que Crowley había sujetado mi rostro mirándome fijamente. Entonces recordé lo que le había dicho aquel día.
"Crowley ¿Y si yo quiero... ser algo más?"
¿Qué rayos pasaba conmigo? Me sentía idiota recordando eso, solo esperaba que él lo hubiera olvidado para ese entonces, era muy vergonzoso. ¿Cómo es que le había preguntado eso? ¿Qué sentía?
Si él no me gustaba en absoluto. Para nada.
¿O sí me gustaba?
¡Alto! ¿Me gustaba? ¡Pero si era un hombre! ¡Y ese no era el único problema!
Me detuve a pensar al darme cuenta de que no podía sacarlo de mi mente. Mi imagen era miserable, estaba en mi habitación, recostado, pensando en él y luchando para no hacerlo, suspirando y reprochándome a mí mismo por ser tan idiota.
—Soy un tonto.— dije en voz alta.
Era más de media noche y ahí estaba su imagen, rondando en mi mente. Y así fue como comencé a imaginar cosas que no debía.
Crowley sobre mí, tocando mi cuerpo, mirándome con esos hermosos ojos amarillos, susurrándome al oído que me quería, que me deseaba. Abrazándome, diciéndome que yo era importante en su vida. Diciéndome que no se iría nunca, que se quedaría para estar cerca de mí.
Me lo imaginé tomando mi mano, caminando junto a mí. Me lo imaginé, siendo feliz conmigo, dejando de lado toda la frialdad que había en él.
Pero ¡Alto! Se trataba de él, no solo un chico, sino también...
Mi hermano.
Sacudí la cabeza.
—¡Basta!— dije en voz alta.
¿Me gustaba Crowley?
Me gustaba Crowley.
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Pero ¿Cómo? ¿Cómo podía gustarme alguien que apenas era amable conmigo? Que apenas consideraba tratarme un poco bien. No lo comprendía del todo y no quería detenerme a pensar en eso tampoco o me perdería pensando en él, y sinceramente no quería eso.
¿Qué había en él? Me refiero, ¿Qué había en él para que me gustara por lo menos?
Ni siquiera entendía cómo era posible que me gustara un chico. Me sentía un poco confundido conmigo mismo, hasta triste con esa idea. La verdad no era nada malo, pero no lograba entenderlo del todo.
A lo mejor era por haber crecido en un ambiente religioso, en el orfanato, donde todo lo que tenía que ver con la bandera de colores, lo pintaban de ser algo malo, algo que no estaba bien de ninguna forma, y ahora me sentía realmente asustado de pensar que me podría siquiera gustar un chico. Y vaya qué chico además.
Aparte de sus hermosos ojos, y su reluciente cabello rojo, de esa piel tan perfecta y... no, mejor no le daba cuerda a esos pensamientos que ya comenzaban a formar parte de una rutina de la que no quería formar parte.
Y le había dicho eso de ser algo más ¡Qué tonto! Si ni siquiera yo mismo entendía a que me refería.
Alto. ¿A qué me estaba refiriendo cuando le había dicho eso? ¿Qué demonios pasaba por mi cabeza? ¿Nunca podría ser nada con él? Solo hermanos, y eso que apenas hermanos.
¿Por qué estaba siquiera pensando en la posibilidad de llegar a ser algo con él? ¿Qué rayos pasaba conmigo?
No debía ver a Crowley de esa forma, era mi hermano.
Adoptivo.
Se acercaba nuestro primer día en el que por fin tendríamos clases como dos alumnos normales que van a la preparatoria y no tienen que tener clases en casa. Todo eso me hacía sentir bien. La verdad es que quería tener amigos, necesitaba hablar con personas de mi edad y socializar un poco, creo que con todo lo que había pasado sobre ser adoptado y todo ese trajín, necesitaba algo de momentos de relajación y poder sentirme parte de un mundo que no fuera el 'ser el hijo adoptado'. Quería ser algo así como el 'amigo' de alguien, que me viera como eso y ya, simplemente una persona normal, no como en casa, que para Tom y para Annie aún todo giraba en torno a que éramos los chicos adoptados.
Cuando llegó a recogernos la movilidad, Tom estaba más emocionado que nosotros, y se veía realmente conmocionado con la idea de que iríamos a estudiar a un buen lugar luego de haber estudiado en el orfanato por toda nuestra vida. Al parecer se sentía muy contento de darnos esa oportunidad y yo, por supuesto, me sentía muy agradecido con todo lo que él estaba haciendo por nosotros, aunque, por otro lado, no sabría si decir que Crowley sentía lo mismo. Con su plan de irse, nunca podía saber lo que estaba pensando, siempre se veía serio y era difícil tratar de leerlo.
Él solo quería irse, y yo solo quería esa vida que Tom estaba dándonos, una familia, un hogar, una segunda oportunidad para demostrar que valía la pena como hijo.
Valía el mundo entero para mí.
Pero Crowley solo tenía una cosa en mente y no había forma de hacerle cambiar de opinión.
Al llegar a la preparatoria, lo primero que noté fue que todo el mundo parecía tener un estilo marcado, todos tenían algo que los caracterizaba y podía notarlo fácilmente, se podían distinguir los gustos de las personas por los pines y llevaros en sus mochilas. Algunas personas llevaban el cabello cortado de alguna forma en particular, con estilos diferentes. Nunca antes había visto a tantas personas ser libres de ser quienes son.
Crowley, al ser un año mayor que yo, iba en último año, así que apenas llegamos, se separó de mí y se fue por otro camino. Yo tuve que arreglármelas solo, buscando mis salones y preguntando muchas veces para no perderme.
Fue en la hora de refrigerio, que conocí a dos personas muy interesantes.
—¿Puedo sentarme aquí?— pregunté, era el único lugar vacío en el comedor y estaban dos chicos de mi clase. Bueno, era el único lugar donde parecía haber personas tranquilas, ya que en los demás sitios disponibles se veían personas muy alborotadas y eso no iba conmigo.
—¿Por qué crees que mereces sentarte aquí?— dijo el chico de cabello corto, castaño, mirándome fijamente.
¿Qué?
—Emmm, yo...—
—Es broma, solo siéntate.—
Me reí nervioso, y me senté dejando mi bandeja de alimentos en la mesa, no teníamos mucho tiempo para comer, así que debía apresurarme, aproveché para dar una ojeada por todo el sitio, no veía a Crowley por ningún lado.
¿Por qué lo buscaba?
¿Acaso me sentía preocupado por él o algo así?
—¿Cómo te llamas?— preguntó el mismo chico.
—Soy Aziraphale.—
—Wow, nunca había escuchado ese nombre antes.—
—Es poco común.— dije sonriendo.
—Como el mío.— hablo la otra persona.
—¿Cómo te llamas?— Le pregunté.
—Belz, soy Belz, y tampoco es tan típico que digamos.—
—En fin, y yo soy Gabriel...— se presentó el chico de antes —... Y ahora que estamos los tres reunidos aquí, será mejor que pensemos en algún plan para pasar el semestre sin tener que desvelarnos muchas noches en los exámenes finales.—
Sonreí, me agradaban ambos.
Fue al final el día cuando volví a ver a Crowley, al subir a la movilidad para regresar a casa, yo estaba contento porque había tenido un buen día y ansiaba contárselo, pero él estaba tan serio que mataba mis ganas de compartir cualquier cosa con él.
Al llegar a casa, Tom nos esperaba emocionado por saber que tal nos había ido.
—Hice un par de amigos hoy, parecen ser buenas personas.— dije en el comedor mientras cenábamos, sí, la escuela era hasta tarde y llegábamos a casa para la cena.
—¿Y qué hay de ti, Crowley? ¿Te fue bien?— preguntó Tom.
—Emm, sí, me fue bien, pero, digamos que no está en mis, emmm, planes, hacer amigos.—
Lo entendí de inmediato, por ese plan suyo de irse, claro que no quería hacer amigos, claro que no quería crear conexiones con nadie. Me lo había dicho en algún momento.
Pensar en eso me puso triste.
¿Por qué tanto afán de buscar a su madre cuando ella lo abandonó y ahora él tiene una buena vida con Tom? ¿Por qué no aceptar la vida que Tom le está ofreciendo? ¿Por qué aferrarse a un pasado que desconoce por completo?
Suspiré.
Al terminar de comer ayudé a lavar los platos juntos a Crowley y luego, cuando íbamos subiendo a nuestras habitaciones, puso su mano sobre la mía en el barandal, al parecer quería decirme algo.
—No te vi en el almuerzo.— dijo.
¿Qué? ¿Había estado buscándome?
Por un instante me emocionó oír eso. A lo mejor quería almorzar conmigo.
—Yo... estaba haciendo amigos en ese momento, tampoco te vi, ¿Me buscaste?—
—No, simplemente creí que estarías solo en algún rincón todo asustado, pero me alegra oír que hiciste amigos.—
Ah, era eso, solo quería burlarse de mí. Eso me hizo enfadar un poco.
—Tonto.— dije cuando se fue subiendo las escaleras dejándome solo.
Tom subió las escaleras y nos llamó a ambos antes de que entremos a nuestras habitaciones.
—Chicos, espero que les esté agradando la preparatoria... quiero decirles algo.—
Ambos nos colocamos de pie frente a él, parecía serio de pronto.
—Siempre pueden confiar en mí aunque les sea difícil, sé que aún no ha pasado mucho tiempo y recién estamos conociéndonos, pero quiero aprender a quererlos de la mejor manera posible, no quiero que se sientan presionados a nada... Van a conocer personas que pueden ser complicadas, la vida es así, no es sencillo lidiar con el mundo real, allá afuera las cosas a veces se tornan difíciles, solo espero que sepan que pueden confiar en mí para todo, ¿De acuerdo?—
—De acuerdo, yo confío mucho en ti.— le dije, con una gran sonrisa.
Crowley parecía querer decir algo, pero se quedó en silencio, y cuando Tom lo miró fijamente como a la espera de sus palabras, el pelirrojo simplemente asintió despacio. Pero no dijo nada.
Eso fue extraño.
Chapter 12
Notes:
Me creé Instagram para subir contenido relacionado con mis fics, es @thearzay c:
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Como si quisiera decir algo, pero decidiera guardárselo de último momento, algo así había parecido de pronto. Realmente extraño.
Cada uno se fue a su habitación y Tom se marchó luego de desearnos buenas noches a ambos.
Al estar recostado mirando al techo, no podía dejar de pensar en qué era lo que Crowley se había guardado, porque estaba claro que algo había intentado decir. Y si bien era cierto que siempre estaba serio y se veía de lo más frío posible, la expresión en su rostro en ese momento era de que en verdad intentó decir algo, pero se contuvo. ¿Por qué? ¿Por la falta de confianza con Tom? ¿Será que acaso no le gustaba la preparatoria? O quizá simplemente intentó decirle que no confiaría en él para nada, ya que quiere irse, pero eso Tom no puede saberlo. No dejaba de pensar en eso.
Tenía muchas ganas de levantarme de la cama e ir a su habitación a preguntarle sobre el asunto, aun sabiendo que eso podía enfadarlo, quería hacerlo.
{Narra Crowley}
Algo había sucedido en la preparatoria.
Algo no muy agradable.
Pero no iba a permitir que eso me quitara el sueño, así que simplemente me iba a dormir como si nada hubiera pasado, olvidando el día y dejándolo pasar. Estaba buscando la posición perfecta para dormir, cuando escuché tres golpes en mi puerta.
Ya sabía que era él ¿Quién más podría ser?
Conocía lo suficiente al rubio como para saber que se había quedado con la curiosidad de que era lo que había intentado decir hace un momento cuando habíamos estado hablando con Tom.
Tenía que ser Aziraphale.
Sin siquiera levantarme de la cama, hablé.
—Vete, tengo mucho sueño.— en voz alta para que pudiera oírme a través de la puerta cerrada.
—¿Podemos hablar? Solo será un momento.—
—No, no podemos, tengo sueño, ya te lo dije.—
—Crowley, por favor.—
—Ve a dormir Aziraphale.—
—No me iré, sé que ocurre algo, pude notarlo hace rato, y no podré estar tranquilo sabiendo que te ocurre algo.—
Eso me dejo pensando.
¿Tanto le importaba?
Primero me había dicho eso tan extraño que ya ni recordaba bien sobre ser algo más, o algo así, ni siquiera lo entendía del todo, algo como mejores amigos, suponía. ¿Y ahora decía que no podría estar tranquilo sabiendo que me ocurría algo? ¿Qué le pasaba a Aziraphale?
¿Por qué se comportaba tan extraño?
—Déjame dormir, por favor.—
No hubo respuesta, al parecer el rubio se había rendido.
Suspiré.
A lo mejor me hubiera hecho bien hablar con alguien sobre lo que había pasado.
Pero no podía decirle a nadie en casa, y menos a Aziraphale.
—Déjame pasar...—
Oh, seguía ahí, al parecer no se había rendido.
Me levanté de mala gana y caminé hasta la puerta, donde abrí y sonreí burlonamente al ver que estaba algo despeinado, acomodé su cabello peinándolo con mis dedos, solo para molestarlo, pero no sé si debí haberlo hecho, porque por alguna extraña razón, se sonrojó.
—¿Estás bien?—
—Em ¿Qué? ¿Yo? Sí, sí, estoy bien...— dijo cubriéndose el rostro, parecía nervioso.
No lo entendía, a veces se comportaba muy extraño de pronto.
—Si tú lo dices... bueno. Ahora dime ¿Qué quieres?—
Quitó las manos de su rostro y resopló dándose aire, agitando su mano en su rostro.
—Quería saber si estás bien, me quedé preocupado, te note algo extraño cuando Tom nos habló en modo padre y no sé, a lo mejor querías decirle algo y no lo hiciste.—
—Estoy bien... ahora que ya lo sabes, adiós...— intenté cerrar la puerta, pero la detuvo.
—Habla conmigo, puedes confiar en mí.—
No podía decirle, podía ser un problema conociéndolo al menos un poco. Podía tornarse en un asunto complicado si le decía.
—Déjame solo.— dije recordando lo que había pasado.
Lo había dicho con una mirada muy seria, pareció entender que lo decía en serio, así que se marchó cabizbajo.
{Narra Aziraphale}
Antes de ir a mi habitación decidí bajar a la cocina por un vaso de agua, iba bajando las escaleras cuando escuché murmullos abajo, lo cual me pareció extraño, la única persona que podría estar abajo era Annie, ya que todos los demás estaban durmiendo, o eso pensaba.
Cuando iba entrando a la cocina, antes de hacerlo por completo me detuve, y es que me quedé sorprendido de lo que estaba viendo.
Tom y Annie estaban... besándose.
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Hice lo que mejor pude haber hecho en ese momento, dar pasos hacia atrás e irme lentamente.
Traté de irme en silencio para no interrumpir esa situación, llegué a mi habitación y me recosté mirando al techo, definitivamente me quedé más confundido que nunca ¿Annie era nuestra mamá adoptiva? ¿Annie no era solo trabajadora en la casa, sino que era también nuestra madre adoptiva ahora? No entendía nada ¿Eran novios? ¿O simplemente era un beso? ¿Se gustaban? ¿Desde cuándo? ¿Qué estaba pasando? ¿Salían?
Eran demasiadas preguntas.
A la mañana siguiente ya no sabía qué pensar con tantas cosas en la cabeza, primero lo de Crowley y ahora toda la situación de Tom, que él no sabía que yo había visto.
Bajé a desayunar a la cocina y Annie me saludo con una sonrisa.
Yo me sentía demasiado mal, porque sentía que estaba ocultando saber algo, y así era.
—Buenos días.— dije con mi mejor sonrisa.
—Buenos días.— dijo Crowley de pronto bajando las escaleras.
Me detuve a ver el rincón donde los había visto besándose la noche anterior y de pronto mi imaginación me hizo pensar en mí y en...
—Buenos días, ¿Descansaron bien?— dijo Tom estirándose entrando a la cocina.
De pronto sentí que el ambiente entre ella y Tom se tensó, él la miró por un segundo, pero ella no lo miró a él, fue extraño, quería saber qué pasaba entre ellos y desde cuando.
Necesitaba saberlo.
—Sí, bien... bien...— dije nervioso.
Annie salió un momento de la cocina con la excusa de regar las plantas de afuera, yo sabía que era porque se sentía incómoda por lo que había pasado. Eso podía significar entonces que había sido algo de un instante, como un beso por impulso, algo de ese estilo.
Quería hablar con Tom y preguntarle. Pero no sabía si podía preguntarle ese tipo de cosas, si teníamos la confianza suficiente.
Era mi padre ahora, y yo había visto algo que no debía haber visto, pero sentía curiosidad. Annie me caía bien, si salía con ella ¿Por qué ocultarla? ¿O quizá simplemente le gustaba y le robó un beso? ¿Eso estaría mal? Quiero decir, ella trabajaba en su casa, viéndolo de esa forma, podría verse mal. O quizá ella le robó el beso, no podía saberlo sin preguntar.
No sabía nada, debía dejar de suponer cosas sin sentido.
—¿Listos para su segundo día de clases?— preguntó Tom antes de darle un sorbo a su taza de té.
Crowley no dijo nada.
—Sí, ya quiero ver a mis compañeros de clase que conocí ayer...— dije, Crowley estaba serio aun sin responder nada.
También estaba el asunto de él y lo que se había guardado, tenía que hablar con él también en algún momento del día.
Cuando llegó la movilidad para llevarnos a la preparatoria supe que era el momento perfecto para tener una conversación.
Subimos y cuando íbamos de camino, él miraba por la ventana, serio y pensativo, sin decirme nada como si yo no existiera.
—Crowley.—
—Dime...—dijo con voz suave y giró a verme.
Sentir sus enormes ojos sobre mí me hizo sentir miles de emociones al mismo tiempo. Emociones que no sabía identificar.
—Yo... emmm.—
—¿Qué ocurre?—
Traía el cabello un poco despeinado y le quedaba demasiado bien la forma en que caía por su rostro, no podía soportar seguir mirándolo, así que mire a otro lado.
—Solo quería saber si hoy estas de humor para contarme cómo te sientes, con lo que paso anoche.—
—¿Qué pasó anoche?—
—Era obvio que querías decir algo y no lo hiciste.—
—Son ideas tuyas.—
—No son ideas mías.—
—Aziraphale, estoy bien, además, no tienes que estar preocupándote por mí.—
¿Pero cómo no hacerlo?
Él comenzaba a importarme mucho.
Aunque a él eso no le importara nada.
Estábamos comenzando a ser hermanos, y lo seriamos para toda la vida, tendríamos que llevarnos bien en algún momento, esperaba que ese momento llegara pronto. Aunque ese plan sonaba perfecto como una familia feliz, si no pensaba en su plan de marcharse.
Pero el lo tenía mente todo el tiempo, era claro, por su seriedad y su forma de hablarme, queriendo mantener un muro entre nosotros, queriendo que la distancia siempre estuviera presente al decirme que no me preocupara por el, ahí estaban esas ganas de irse.
¿Cómo convencerlo de no hacerlo?
¿Tenía que hacerlo yo? ¿Tenía que delatarlo con Tom? ¿Qué tenía que hacer?
Me rendí y no insistí más, él no iba a decirme nada, así que esperé a encontrármelo quizá en el refrigerio, después de todo, me daba tiempo para pensar como abordar el tema.
De pronto pensé. ¿Podría contarle a Crowley lo que había visto de Tom y Annie? Quizá contarle algo así podía ayudar a que nos uniéramos más o acercaremos más como hermanos y me contará que iba a decir cuando quiso decir algo, quizá eso podría ayudar. Pero, por otro lado, no sabía si sería lo correcto divulgar algo, así que ni siquiera yo entendía por qué había pasado.
¿Lo hablaba primero con Tom o le contaba a Crowley para ganarme su confianza de alguna forma?
Entonces en el refrigerio, cuando no encontraba a Gabriel ni a Belz por ningun lado para sentarme junto a ellos, fue cuando vi a Crowley, solo, de pie buscando un lugar vacío, y decidí acercarme.
—Hola hermano...—
—¿Qué haces?— habló en voz baja —¿Por qué te me acercas en la preparatoria? Nadie debe saber que somos hermanos... adoptivos—
¿Qué?
Había escuchado acerca de la sensación de 'tener el corazón roto', lo había visto en películas en el orfanato, y había leído libros donde los personajes lo afrontaban, pero no lo había sentido nunca antes, no hasta ese momento.
Me sentía enojado, muy enojado. Me fui dejándolo solo como quería. Ni siquiera quería volver a hablarle. Eso me había dolido. Y la verdad es que siempre era malo, no entendía por qué había dolido tanto, pero sí, me sentía terriblemente mal.
Al final del día, cuando subimos a la movilidad para regresar a casa, durante el camino nadie decía nada, ahora era él quien me miraba y yo miraba por la ventana sin querer voltear a verlo ni por un segundo, no podía estar más enfadado y sobre todo triste.
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Al bajar de la movilidad, Tom nos esperaba con una gran sonrisa en casa.
—¿Cómo les fue?— preguntó acercándose y ayudándome con la mochila, me sentí como en las películas cuando los padres hacían eso por sus hijos y sonreí.
Al menos algo bueno pasaba.
Pero lamentablemente no me tomó mucho tiempo recordar lo que había pasado con Crowley, así que la sonrisa desapareció al instante.
Y al parecer Tom había notado que algo andaba mal entre nosotros, porque su sonrisa también desapareció al ver nuestros rostros serios.
—¿Pasó algo?— sonaba preocupado.
—No lo sé, mejor deberías hacerle esa pregunta al pelirrojo amargado.—
Tom lucía confundido, miró a Crowley y luego a mí, pero parecía no saber qué hacer.
—¿Podemos hablar un momento?— le preguntó a Crowley, él asintió y se fueron a alguna parte a hablar mientras yo fui a la cocina, donde Annie estaba terminando de preparar la cena.
—Hola Annie.—
—Hola Aziraphale, ¿Cómo estuvieron las clases?—
—Bien, todo bien... eso creo.—
Aún me sentía mal por estar ocultando lo que había visto, pero, por otro lado, creo que era lo mejor hacer como si no hubiera visto nada, por más que la curiosidad me matara por dentro.
Annie parecía ser una persona muy dulce como para ocultarla, no entendía por qué Tom no nos había dicho nada si eran pareja.
En fin, era un asunto de ellos. Pero no podía negar que me generaba curiosidad.
Tom y Crowley volvieron para la cena y fue una velada realmente incómoda, todavía se podía sentir la tensión entre Annie y Tom, y yo no podía decir nada. Además, había sido obvio que cuando ella servía los platos a cada uno, él no dejaba de mirarla.
No quería preguntarle, pero quería hacerlo al mismo tiempo.
La verdad no tenía tiempo para pensar en eso, no con lo mal que me sentía después de lo que había pasado con Crowley.
Recordaba su frase y más me lastimaba. "¿Por qué te me acercas en la preparatoria? Nadie debe saber que somos hermanos... adoptivos"
Supuse que no quería ser visto con un chico como yo, supuse que le daba vergüenza, que a diferencia de lo guapo que era él y lo genial que se veía. Yo era patético y apenas llegaba a rayar lo atractivo. Al menos así me había hecho sentir al decirme eso.
Suspiré muy fuerte, sin darme cuenta y todos me miraron.
Crowley estaba sentado a mi lado y yo no quería mirarlo, no iba a hacerlo, él estaba mirándome, claramente podía sentir su mirada sobre mí, pero yo no iba a ceder. Estaba herido, no entendía por qué decirme eso. Cuando para mí era tan importante ser cercanos, ser amigos, por lo menos, si no quería ser mi hermano, pero me había tratado muy mal.
Después de cenar me fui a mi habitación y me di una ducha larga, luego me puse una pijama y me metí a la cama, pensando en lo extraña que era la vida fuera del orfanato.
Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuché golpes en mi puerta. Supuse que era Tom.
—Adelante.—
No oí la voz de Tom, así que me gire a ver y entonces lo vi, no era Tom, era Crowley.
—Tengo que hablar contigo.—dijo.
—Oh, eres tú.— dije cortante. —... el que no quiere que sepan que soy su hermano adoptivo.—
—Déjame explicarte.—
—Sí, ya sé que es porque te irás y todo eso que tienes pensado, no tienes nada que explicar, así que...—
—No es por eso...—
Se veía distinto, era algo extraño en él, como si supiera que me había lastimado con sus palabras. Como si estuviera arrepentido.
—¿Qué?—
—Tú tenías razón, Aziraphale... yo quería decirle algo a Tom. Yo sí quería decir algo luego del primer día de clases, cuando me viste algo distraído.—
—¡Lo sabía!—
—Pasó algo en la preparatoria, la verdad es que ayer no tuve un buen día...—
—¿Qué pasó?—
—No estoy seguro de si debería decírtelo.—
—Confía en mí.—
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{Narra Crowley}
Me miraba a la espera de que dijera todo, pero no iba a contarle toda la historia en realidad, sino solo una parte.
Temía que se enfadara mucho, no conmigo, sino con la otra persona.
—Cuando estaba en clase, y llamaron a la lista... dijeron el apellido de Tom al mencionar mi nombre... pareció que algunos chicos lo conocían, no sabía que era una persona conocida por aquí, imagino que son hijos de sus amigos o conocidos que están en mi clase, pero...—
—Pero, que pasó...—
—Uno de ellos comenzó a decir en voz alta que yo era el hijo adoptado de Tom, lo cual no me enfado, porque no era mentira, pero... comenzó a molestarme con eso durante todo el día...—
—¿Qué? Espera... ¿Quién fue? ¡Voy a hablar con esa persona y...!—
—Por eso no quería decirte nada, sabía que harías un escándalo.—
—Es que no debería molestarte. ¡Yo hablaré personalmente con esa persona, ¡Ya verá!—
—Aziraphale, solo te estoy diciendo esto porque tú me lo pediste, no tienes que hacer nada.—
—¿Se lo dijiste a Tom cuando hablaste con él?—
—Claro que no... no podría decirle.—
—Entonces... cuando me pediste que me alejara de ti en la preparatoria...—
—No tenía la intención de herir tus sentimientos, solo tenía miedo de que me viera contigo y supiera que nos adoptó a ambos en realidad, además te acercaste a mí diciendo 'hermano' y tuve miedo de que te comenzara a molestar a ti también...—
—Espera ¿Quieres decir que tú...? ¿Me alejaste para...? Lo hiciste para... ¿Protegerme?—
Tampoco lo había dicho de ese modo, él ya estaba haciéndose ideas extrañas.
—Solo no quería armar un problema más grande sabiendo lo escandaloso que puedes ser. Eso es todo, nunca dije nada de proteger.—
Pareció ignorar por completo lo que dije y centrarse en que lo había hecho para 'protegerlo'. Se veía ilusionado y hasta sonreía, no entendía bien por qué.
—Bueno, ahora que ya te lo dije, supongo que es todo...— dije marchándome.
Pero me tomó del brazo rápidamente.
—¡Espera! Ya que confiaste en mí al final, hay algo que me gustaría contarte...—
—¿Qué es?—
—Es sobre Annie y...—
Justo en ese instante, alguien le dio dos golpes a la puerta que había dejado abierta y se asomó, era Tom.
—¿Chicos? ¿Que hacen despiertos tan tarde? Mañana tienen clases.—
—Cierto, mejor me voy.—dije, y caminé a la puerta saliendo de la habitación.
Pero una vez en mi habitación no iba a dormir. Algo que estaba haciendo algunas de las últimas noches, era investigar todo lo que pudiera relacionado con mi mamá en el ordenador que Tom me había comprado. Si bien es verdad que mi investigación había comenzado sin nada de información, todo se había reforzado cuando había conseguido el correo de una persona que trabajaba en el orfanato, (navegando en internet todo es posible) y se había ofrecido a ayudarme a contactar con Mary.
Pero el problema estaba en que cuando logré contactar con ella, y la llamé para decirle que necesitaba toda la información posible de mi madre, se negó rotundamente, diciéndome que viviera la nueva vida que tenía. Dijo que por más que ella supiera algo sobre la vida actual de mi madre, no podría decírmelo, ya que había un acuerdo, uno que se hacía siempre cuando se realizaban adopciones. Y ella no quería traicionar la confianza de Tom al decirme algo que haría que me fuera dejando a mi padre adoptivo.
Pero yo no iba a cambiar de opinión fácilmente, así que esas noches las pasaba enviándoles largos correos a Mary diciéndole que me dijera todo lo que ella supiera, rogándole e implorándole de muchas formas. Incluso llegué a llamarla muchas veces, pero siempre su respuesta era la misma 'Crowley, yo te aprecio mucho, pero no puedo hacer esto, no puedo decirte sobre ella.'
No entendía por qué al cien por ciento.
¿Por qué romper mi corazón de esa forma cuando podía encontrar a mi madre?
¿Por qué ocultarme información que sí tenía?
Yo no iba a rendirme.
No pensaba dar un paso atrás, la poca información que tenía de mi madre era lo único que Mary me había dicho y era la dirección de una antigua casa, donde mamá vivía conmigo antes de dejarme en el orfanato, me dijo que después de dejarme se fue lejos, así que ni me molestara en ir. Pero de todos modos iba a hacerlo, tenía que intentar encontrar respuestas, alguien tenía que saber algo de mi madre en ese lugar.
Y en realidad esa dirección estaba demasiado lejos de la casa donde vivíamos con Tom, por eso había estado trazando rutas y buscado la forma de ir sin que él se diera cuenta. Planeándolo todo durante mis noches en vela, durmiendo mal, pero, sin perder la esperanza.
Tenía que subir a la movilidad como un día cualquiera y al llegar a la preparatoria comenzar mi plan e irme a buscar esa dirección, necesitaba dinero para un bus y mucha convicción.
¿Por qué no le pedía ayuda a Tom para buscar a mi madre? Porque al momento de hacer la adopción y realizar todo el papeleo que este involucra, había reglas que se debían seguir, y dependiendo del tipo de abandono, no se puede tener contacto con los padres que abandonaron al hijo. Aun así, no sabía si Tom hubiera estado dispuesto a ayudarme si se lo hubiera pedido. O quizá le hubiera roto el corazón sentir que uno de sus hijos realmente nunca tuvo la intención de serlo, sino que siempre quiso irse y lo tenía todo planeado desde el primer momento. El cual era mi caso.
Luego de apuntar algunas cosas en el portátil, lo dejé bajo la cama y me recosté a dormir, recordando que hace un momento Aziraphale había intentado decirme algo sobre Annie, que extraño.
¿Qué pasaba con ella?
A la mañana siguiente me sentía ansioso, porque quería ir a esa dirección lo más pronto posible, pero tenía un obstáculo, uno rubio y rizado llamado Aziraphale.
Aziraphale hasta ese momento no había delatado nada de mi idea de irme, sabía que confiaba en él en ese sentido, pero parecía que él apreciaba mucho a Tom y me comenzaba a preguntar ¿Qué pasaría si yo desapareciera un día entero? ¿Aziraphale me delataría con mi plan de irme a buscar a mi madre? ¿Podría confiar en el rubio y contarle lo que iba a hacer para que me ayudara? ¿Y si no accedía a cubrirme?
No sabía que hacer, pero tenía que hacerlo de todos modos.
Estábamos en la mesa desayunando, Tom y yo, Aziraphale aún no bajaba de su habitación, Annie estaba en la cocina, últimamente actuaba extraño, seguramente tenía que ver con lo que Aziraphale me había intentado decir, se la veía más seria como si estuviera incómoda.
No era momento de pensar en eso, tenía que conseguir el dinero en ese instante.
—Tom, me preguntaba si...—
—Buenos días...— dijo Aziraphale bajando las escaleras.
—Buenos días, Aziraphale...—lo saludó Tom —¿Qué me decías, Anthony...?— se giró a verme.
—Yo... emmm me preguntaba si me podrías dar algo de dinero en efectivo...—
Aziraphale me miró con un gesto de confusión al oír mis palabras, Tom simplemente sacó su billetera y me dio algo que dinero que era más que suficiente, eso no había sido para nada difícil.
—Gra... Gracias.—
—¿Para qué lo necesitas?— preguntó de inmediato cuando lo recibí.
—Yo... estoy pensando en invitarle él... emmm... el almuerzo a alguien en la preparatoria...— mentí.
Aziraphale seguía mirándome con ese gesto de confusión, de no entender nada de lo que estaba pasando y de no creer ninguna palabra que yo estaba diciendo.
—Oh, ya veo, bueno, espero eso salga bien, que tengan un excelente día muchachos... recuerden que aunque no sientan lo mismo yo... lo quiero demasiado...—dijo Tom al escuchar que la movilidad ya había llegado.
Me puse de pie rápidamente, tomé mi mochila y salí de casa rápidamente.
—También te queremos...— le dijo Aziraphale, yo no dije nada, pero supuse que con eso Tom se contentaba.
Durante el camino a la preparatoria sabía que Aziraphale esperaba que le dijera por qué le había pedido el dinero a Tom realmente, pero no iba a decirle nada del plan, iba a irme e iba a volver para la hora de regreso a casa, sin que él lo notara, esperaba que todo saliera bien.
Sabía qué bus debía tomar, sabía en qué paradero debía bajarme, sabía todo para llegar a esa dirección, solo tenía que hacerlo.
Desgraciadamente, no podía dejar de pensar en todo lo que realmente había pasado con los chicos que me habían molestado el primer día, y es que la historia completa no se la había contado a Aziraphale, pero eso no tenía mucha importancia en ese momento.
Al bajar de la movilidad, tuve la buena suerte de que el rubio se encontró con dos amigos suyos que se le acercaron y comenzó a hablar con ellos de inmediato, así que aproveché la oportunidad para desaparecer de su vista rápidamente.
Chapter Text
{Narra Aziraphale}
Me encontré con mis compañeros de clase apenas bajando de la movilidad, Gabriel y Belz se acercaron y comenzaron a hablarme de muchas cosas al mismo tiempo, así que no pude preguntarle a Crowley por qué de la nada se le había ocurrido pedirle dinero a Tom.
Cuando giré a verlo, ya no estaba, se había marchado a clase.
Lo buscaría a la hora del refrigerio para preguntarle, y también para que me hablara de ese chico que lo estuvo molestando por ser adoptado, necesitaba saber más de ese tema, me había enfadado mucho oír eso.
Durante clase me sentía ansioso, sentía que no entendía nada, a pesar de haber llevado las clases particulares en casa, me sentía a un nivel muy distinto que los demás, muy inferior. Comenzaba a sentirme realmente nervioso por eso.
Durante el refrigerio encontraba a Crowley por ninguna parte, de tanto buscarlo al final me rendí y me senté junto a mis compañeros a comer algo.
—Te ves realmente agotado, ¿Estás bien?— pregunto Belz.
—Sí, solo estoy algo pensativo.— dije, mirando al rededor a ver si lo encontraba en alguna de las mesas, pero no estaba, supuse que estaba en algún rincón solo, temía que lo estuvieran molestando de nuevo.
—Se puede saber ¿En qué piensas?— preguntó Gabriel.
—Es sobre mi hermano.—
Claro que no les había contado nada sobre mí hasta ese punto, apenas sabían mi nombre por la vez que me había presentado y mi apellido por las veces que pasaban lista en clase, no conocían el apellido de Tom gracias al cielo. Así que ninguno de los dos sabía que era adoptado hasta ese punto, ni tampoco que tenía un hermano adoptivo.
No tenía problema con decirles, la verdad, parecían ser buenas personas.
—¿Tienes un hermano? Debe parecerse mucho a ti... debe ser rubio y...— decía Belz.
—En realidad no...— Interrumpí.
—¿No?—
—No... en realidad ni mi padre ni mi hermano se parecen a mí porque soy adoptado, somos, en realidad, ambos... adoptados.—
Se miraron entre los dos.
—Oh... eso es... genial, ¿No? Digo... debe serlo. Para ti.... En realidad, no sé qué decir...—Gabriel sonaba nervioso.
Me reí.
—Tranquilo, no tienes que estar nervioso, estoy bien con ser adoptado, estoy feliz en mi hogar, fui adoptado hace poco.—
—¿En serio?—
—Así es. Nos adoptó nuestro padre, Tom, fue hace muy poco tiempo y ahora estaba buscando a mi hermano, Crowley, es un chico pelirrojo... va en último año.—
—¿Los adoptó siendo grandes? Eso es genial, he oído que las probabilidades de que eso suceda son muy bajas.— dijo Belz.
—Lo sé, en realidad pensaba que nunca me adoptarían, pero pasó y ahora todo está bien... eso creo.—
—¿Y para qué buscabas a tu hermano?— pregunto Gabriel.
—Quería hablar con el sobre....— recordé el tema que me hacía enfadar. —... Me dijo que alguien estuvo molestando por ser adoptado... quería que me contara más sobre eso...—
—Qué mal.— dijo Gabriel haciendo un gesto de disgusto.
—Supongo que hablaré con él de regreso a casa.—
—¿Y cómo es...?— preguntó Belz.
—¿Cómo es qué?—
—¿Tu padre? ¿Ser adoptado?—
—Tom es maravilloso, no se lo digo, porque siento que soy tímido en ese aspecto, pero, es increíble, ha hecho de todo para que nos sintamos cómodos, hace lo mejor que puede... se esfuerza.—
—Eso es bueno, imagino que debe ser un sueño para él, que debe aprovechar al máximo mientras pueda... no es mucho tiempo el que tendrá con ustedes...—
—¿Por qué lo dices...?—
—Porque en un par de años ambos estarán en la universidad y Tom tendrá que verlos menos, su faceta de padre para dar lo mejor de él y ganarse todo su cariño es ahora mismo, imagino que está dando todo de él ahora mismo para que lo acepten como padre.—
No había visto las cosas de esa manera, oír eso me dejó pensando.
{Narra Crowley}
Estaba en el bus, me sentía nervioso, no era algo que me sucediera seguido, pero lo estaba sintiendo. Me sudaban las manos y no podía dejar de mirar a todos lados en estado de alerta.
Sabía perfectamente a donde iba y lo que hacía, pero no sabía con qué me encontraría. Si bien tenía claro que no encontraría a mi madre en esa casa, que hace años que no vivía en ese lugar, al menos esperaba encontrar información, algo, lo que fuese.
Bajé del bus en la parada correcta, caminé varias cuadras mirando el mapa en el teléfono, y a pesar de lo familiarizado que podía estar con la tecnología, me sentía algo perdido.
Pero finalmente logré encontrar la casa, era una pequeña casa blanca, con un pequeño jardín en la entrada, diminuto, una reja en principal y una puerta negra a un metro de la reja. Solo tenía que cruzar la reja, tocar la puerta y preguntar, no era tan difícil.
No pensaba que me tomaría tanto armarme de valor para hacerlo, una vez de pie frente a esa casa, no era tan sencillo como tocar esa puerta y ya, estaba paralizado, estaba confundido y hasta un poco exhausto con todo. Me sentía abrumado por tantas emocionas y perdido por sentirme suelto en un mundo nuevo y desconocido para mí, que solo había crecido en el orfanato y apenas conocía la casa de Tom, estar solo en las calles era algo nuevo.
Toque la puerta.
Pasaron los segundos, no había ruidos del interior, nada.
Volví a tocar.
Escuché pasos, acercarse desde adentro.
Abrió un hombre, parecía tener la edad de Tom, pero se veía muy descuidado a comparación de él.
—¿Qué se te ofrece, joven?— sonaba amable.
—Ho... Hola, yo... Me preguntaba si me podría brindar algo de información acerca de la persona que vivía en esta casa, es que... verá...—
—...—
—Mi madre solía vivir aquí hace muchos años y yo...—
—Es que llevo apenas un año viviendo en esta casa...—
—¿Qué? Oh... Bueno... pero...—
—Entiendo que... ¿Estás buscando a tu madre?— preguntó mirándome a los ojos, parecía una buena persona.
—Es que soy huérfano.— dije sincerándome —... crecí en un orfanato, mamá me dejó cuando tenía cuatro años y la estoy buscando, ella solía vivir aquí en ese entonces, pero sé fue lejos, creí que al venir podría conseguir información de a donde se fue... no lo sé... creo que estaba equivocado...—
—No, oye, tranquilo...— colocó su mano en mi hombro. —no te desanimes, escucha, ¿ves esa casa?— señaló la casa del costado —... en esa casa viven un par de ancianos que llevan toda su vida viviendo aquí, ¿Por qué no les preguntas? A lo mejor saben algo sobre tu madre. Inténtalo.—
—¡Lo haré! ¡Gracias!—
Me despedí y caminé a la casa de al lado, nervioso, ahora más que antes, ya no sabía que sentir, pero no podía rendirme, ya no tenía tiempo para pensar en retroceder, solo podía seguir adelante.
Toqué el timbre e inmediatamente una voz habló.
—¡Ahora voy!—
Tragué saliva.
Abrió la puerta una anciana, me miró de los pies a la cabeza y luego me sonrió.
—Buenos días, jovencito.— no dejaba de mirarme como si estuviera asombrada.
—Buenos días... me preguntaba si...—
—Tu cabello...—
—¿Mi... mi cabello...?—
—No es nada, simplemente, me recuerdas a alguien...—
—Mi nombre es Crowley, y estoy buscando a mi madre.—
Chapter Text
—¿Crowley...?—
—Así es... ese es el nombre que me puso mi madre, lo traía escrito en la mano derecha cuando me entregó al orfanato.—
—¿Tú?... no puedes ser... ¿Tú eres Crowley? ¡Claro que eres él!—
—¿Conoce a mi madre? ¿La conoce?—
—Ven, pasa...— me tomó de la mano y me invitó a pasar a su casa.
—No puedo creerlo —dijo, sentándose en el sillón. —Siéntate, por favor.— le obedecí sentándome en el sillón de frente a ella, estaba sorprendido.
Ella la conocía, no podía asimilarlo, me sentía en un estado de shock, y al mismo tiempo quería hacer muchas preguntas, estaba asombrado de haber encontrado algo finalmente.
—¿Cómo la conoce? ¿Dónde está ahora? Por favor, dígame todo lo que sabe, necesito encontrarla...—
—Crowley... escúchame...—
—Necesito verla, no sabe cuánto tiempo, he ansiado saber algo de ella... todos estos años en el orfanato... han sido tan difíciles, pero yo sé que no quiso abandonarme, solo quiero verla...—
—Crowley... por favor, escúchame.—
—Solo dígame dónde encontrarla.—
—Esto no será sencillo para ti...—
—¿Por qué?—
—Crowley... tu madre, Astrid Ashtoreth, trabajaba en esta casa... antes de quedar embarazada.—
—... quiero saberlo todo.—
—Tranquilo, te lo contaré, pero antes ¿Sabes lo que pasó con tu padre?—
—Sí, sé que está en prisión.—
—Está bien, sabes la parte complicada, entonces te contaré sobre ella.—
—Dígame todo sobre ellos, sobre usted y mi madre, quiero saber cómo se conocieron, todo lo que sepa sobre mis padres, y a dónde fue mamá...—
{Narra Aziraphale}
A la hora de regresar a casa, estaba en la movilidad esperando a Crowley, que no aparecía, el chofer estaba inquieto porque tardaba más de lo normal.
—¿Podrías ir a buscar a tu hermano? Está tardando demasiado.—
—Oh, claro.— dejé mi mochila en el asiento y entré a la preparatoria, pero no había nadie, los pasillos estaban vacíos, la mayoría de los estudiantes ya estaban camino a casa.
De regreso a la movilidad fue cuando lo vi llegar corriendo de una dirección extraña, no de la preparatoria. Era como si llegara de otra parte, me pareció extraño, pero no dije nada, solo lo dejé subir al vehículo y subí detrás de él.
Camino a casa lo notaba extraño, miraba por la ventana sonriendo, al parecer ese día no lo habían molestado.
—Tuviste un buen día, ¿no?—pregunté.
—Más o menos.— dijo. Sin despegar la vista de la ventana.
—Me alegro por ti.—
Si tan solo supiera que lo estuve buscando todo el día.
Al llegar a casa, Tom me saludó con un abrazo. Recordé la conversación con Belz, sobre que no teníamos mucho tiempo con Tom en su faceta de padre al cien por ciento, y decidí corresponderle el abrazo como un hijo de toda la vida lo haría.
Intentó abrazar también a Crowley, pero este no le correspondió debidamente, solo se dejó abrazar. Me reí al ver la escena.
Al cenar, Tom nos contó acerca de cuándo tenía nuestra edad y tenía que estar todo el tiempo pensando en cómo heredaría el casino de sus padres, que no tenía tiempo para pensar en otra cosa, ni de disfrutar su juventud, pero que nosotros teníamos la libertad de elegir lo que quisiéramos hacer.
Aún no tenía ni la menor idea de qué quería hacer con mi vida, pero esperaba descubrirlo pronto. Por otro lado, Crowley habló claramente sobre lo que quería hacer con su vida, lo cual, para mí, fue algo muy inesperado.
—Quiero ser psiquiatra... hay muchas personas a quienes se les complica mucho la vida por razones que no son su culpa, que tienen problemas que no pueden controlar y me gustaría poder ayudarlas. Ah, también quisiera ser padre algún día... quiero ser un buen padre...—
Me quedé sorprendido, primero porque Crowley nunca había hablado tanto durante una cena y segundo porque nunca habría pensado que él tendría las ideas de su futuro mejor pensadas que yo. Pero sí, las tenía.
—¿Y tú, Aziraphale?— preguntó Tom.
—Yo... emmm... bueno, en realidad aún no estoy muy seguro de lo que haré con mi vida, pero... también me gustaría ser padre... y al igual que Crowley me gustaría ser un buen padre algún día...—
Eso estaba claro, ambos queríamos ser buenos padres en algún momento, y es que ambos habíamos sido abandonados, pero Crowley tenía una historia detrás. Su padre estaba en prisión, según lo que sabía, por lo que Mary me había contado, su padre había sido uno muy malo.
Después de cenar, Tom se fue a su oficina y Crowley a su habitación mientras que yo me quedé ayudando a Annie a recoger los platos y lavarlos, además quería aprovechar el momento para hablar con ella.
—Has estado algo distinta últimamente, Annie.—
—Oh, vaya, ¿tanto se me ha notado?—dijo sonriéndome nerviosa.
—Un poco, ¿ha pasado algo?—
Claramente, yo sabía qué había pasado, pero no iba a sacar el tema, y no sabía si ella iba a sacarlo tampoco.
—Solo estoy un poco pensativa últimamente.—
—¿En qué piensas tanto?—
—¿Puedo contarte un secreto?—
—Claro, Annie, confía en mí.—
—Bueno, yo... estoy pensando en renunciar.—
{Narra Crowley}
Me recosté mirando al techo con una sonrisa enorme en el rostro, recordando mi conversación con la señora Beth, la agradable anciana que vivía en la casa de al lado de la antigua casa de mi madre.
Astrid. Ese era el nombre de mi madre; por fin lo sabía.
Flashback.
—Mi nombre es Beth, y tu madre era una niña hermosa que siempre venía a limpiar mi casa, trabajaba para nosotros durante las mañanas, cuando nació mi nieto, ella lo cuidaba mientras mi hija se iba a trabajar, era demasiado buena con los niños, siempre le decía que sería una buena madre cuando creciera.—
—... A pesar de haberme dejado en el orfanato, sé que no fue mala madre.— dije con convicción.
—Crowley, tu madre tuvo sus razones para abandonarte. ¿Lo sabes, cierto? Ella pasó por mucho.—
—Lo sé, sé que era muy joven y afrontó muchas cosas.—
—Recuerdo que ella tenía tan solo trece años y venía todos los días a ayudarme. Yo le pagaba por ello, con el tiempo se volvió a algo parecido a un trabajo regular de limpieza y niñera, pero como era menor de edad no podíamos formalizarlo, simplemente le daba el dinero y lo hacíamos de esa manera, ella necesitaba el dinero y yo quería apoyarla, pues tu madre era huérfana.—
—¿Mamá era huérfana?—
—Sí, vivía en la casa de al lado con una mujer que la acogió de niña, pero la trataba terriblemente, por eso venía a trabajar conmigo, ganaba ese dinero para comprar sus propias cosas, ya que la mujer apenas la alimentaba... Bueno, ¿cómo iba diciendo...? No tenía padres, estaba en un estado vulnerable, por eso él se aprovechó de ella.—
—... habla de mi padre...—
—Sí, según lo que ella me contaba, se conocieron cuando ella tenía doce años... y él tenía dieciocho... no era la típica relación, no era sana, ni buena, si me preguntas, eso nunca debió pasar... pero ella se enamoró perdidamente. Al inicio todo eran flores y amor, con el tiempo se volvieron promesas rotas y golpes.—
—Qué maldito.—
—Un día vino a ayudarme como de costumbre, estaba cargando a mi nieto cuando me miró y me dijo que estaba embarazada, a los trece años... yo no la juzgué, ¿cómo podría hacerlo? Le pregunté si necesitaba ayuda con algo, que podría ayudarla con lo que fuera... pero ella me dijo que no, que tu padre le había prometido que se irían juntos y que él dejaría de beber, que serían una familia feliz, él era un borracho maltratador que no imaginas...—
—... Y supongo que ese cambio no pasó.—
— Todo empeoró cuando naciste, se mudaron juntos, el tiempo pasó... los años avanzaron y tú ya tenías casi cuatro años cuando ocurrió todo, casi los mató a ambos aquel día... ella no estaba bien, y tú estabas gravemente herido. Durante el juicio, ella no tenía dinero para un abogado, así que yo la ayudé a conseguir uno... fue duro para ella sobrellevarlo todo siendo tan joven y estando sola. Al no tener registro de nacimiento, ni nada, el gobierno no la protegió como debían hacerlo. Ella tuvo que dejarte luego del juicio y todo lo que ocurrió.—
Mis ojos estaban llenos de lágrimas para ese entonces. Ella me entregó algo con que secarme y resoplar fuertemente.
—Yo la perdono a pesar de todo, no me importa que ella me haya abandonado, solo quiero verla.—
—Astrid no quedó bien después de lo que pasó ese día.—
—¿A qué se refiere?—
—Sufría ataques de pánico y ataques de ansiedad muy fuertes, cayó en una depresión de la cual no pudo salir, intentó acabar con su vida y lo mejor que pudo hacer fue irse de este lugar lleno de recuerdos.—
—Dejándome... y la verdad es que en parte lo entiendo...—
—No tienes que ser tan comprensivo, está bien que te enojes un poco. ¿Sabes?—
—Es que no puedo enojarme, quiero verla. Sé que nada de lo que pasó fue su culpa. Por favor, dígame dónde encontrarla.—
—Crowley... no sé si deba decirte dónde está, no sé si sea bueno para ella verte, luego de tanto tiempo.—
—¿No creo que le traiga malos recuerdos, o sí? Soy su hijo, solo sé que necesito a mi madre.—
—¿Pero no es ese un deseo un poco egoísta?—
—¿Qué?—
—Piénsalo bien...—
—Llevo pensando en buscarla, toda mi vida.—
—¿Pero es lo mejor para ella?—
—... Es que...—
—Imagino que si estás fuera del orfanato es porque te adoptaron. ¿Verdad? ¿Vas a abandonar a tu familia para buscar a tu madre?—
—Es lo que pensaba hacer. Haría todo por verla de nuevo.—
—Crowley... ¿Y si mejor la dejas vivir su vida y vives la tuya? ¿Y si eso es lo mejor para ambos?—
—Pero... ¿Y si no lo es? ¿Y si podemos ser felices ambos, juntos?—
—No lo sé, Crowley.—
—Por favor, dígame, dónde está...—
Suspiró.
—Está en un pueblo pequeño en el sur, te escribiré la dirección...— fue a buscar un papel, me quedé esperándola con una sonrisa.
Cuando me despedí de ella, le di un fuerte abrazo.
Antes de irme, le regalé una enorme sonrisa.
—Crowley.— me llamó antes de cerrar la puerta.
—¿Sí?—
—Piénsalo bien, por favor.—
—Es... está bien.—
Fin flashback
Saqué el papel de mi bolsillo y busqué la dirección en el teléfono. Había esperado todo el camino para hacerlo al llegar a casa; estaba ansioso.
Era un pueblo pequeño en el sur del país. Casas pequeñas y jardines hermosos, al menos eso lograba ver en los mapas de internet. Suspiré y dejé el celular a un lado. Era el momento de planear todo nuevamente.
Tenía que ir a por mi madre, tenía que encontrarla.
Astrid Ashtoreth
Crowley Ashtoreth
¿Qué pasaría con Hiddleston? El apellido de Tom. Resoplé, no podía pensar en todo al mismo tiempo.
Busqué bajo la cama el portátil para comenzar a trazar mi nueva ruta a la nueva dirección y planificarlo todo, aunque estaba realmente lejos, según lo que Beth me había dicho, pero al recostarme boca abajo y estirar el brazo bajo la cama, la computadora no estaba.
Entré en pánico.
Me recosté en el suelo a buscarla.
No estaba.
¿Tom la había encontrado?
¿Había leído mis notas y mis apuntes sobre mi plan?
¿Sabía que había faltado a clase?
Me asusté mucho en ese instante, me senté de golpe, y comencé a buscar por toda la habitación.
Chapter Text
{Narra Aziraphale}
Luego de contarme que quería renunciar, Annie no me dijo nada más, solo que era tarde y que me fuera a dormir. Use la excusa de que era fin de semana al día siguiente y que no tenía clases para así seguir hablando con ella, pero aun así, creo que simplemente ella no quería hablar del tema.
Me preguntaba si ese beso sería el causante de que ella quisiera renunciar así de pronto, pero no podía sacar conclusiones porque, después de todo, yo no conocía la historia completa entre ellos. A lo mejor, lo que yo había visto solo era un beso de tantos, o a lo mejor había visto el primero, o quizá había visto algo que sucedió por accidente, no podía saberlo.
¿Y si hablaba con Crowley al respecto, como hermanos que éramos, para formar lazos amistosos, por lo menos? Quizá así se animaba a contarme por qué estaba actuando tan extraño últimamente, como pidiéndole dinero a Tom o llegando tarde a la movilidad de regreso a casa.
Mientras subía las escaleras camino a mi habitación, Crowley salía de su habitación asustado.
—¿Dónde está?—
—¿Qué?—
—Mi portátil, ¿dónde está?— sonaba asustado.
—Yo... no tengo idea...—
—Aziraphale, no está, y ahí lo tengo todo...—
—¿De qué hablas?—
—Tom no debe...—
Y en ese instante apareció Tom con el portátil de Crowley en sus manos.
—Crowley, lamento mucho no decírtelo, tomé prestado tu portátil, quería instalar algunos videojuegos que pensé que podrían gustarte, pero tiene contraseña, así que no pude acceder a ella...—
Recibió el portátil, lucía pálido, se veía muy extraño como sorprendido y a la vez algo aliviado de tenerlo en sus manos.
—¿Podrías colocar la contraseña?— le preguntó Tom, entonces noté que Crowley se puso aún más nervioso y no sabía si hacerlo, se veía realmente distinto.
—Emm... yo.... Es que...—
—Tom...— dijo una voz en las escaleras, todos giramos, era Annie —¿Puedo hablar contigo un momento?— le dijo.
Tom se tensó, lo noté, Crowley obviamente no entendía nada o le parecía algo cotidiano, yo esperaba que ella no renunciara, no quería que se fuera, pero no sabía nada lo que había sucedido realmente entre ellos.
—Sí, claro.— dijo él, y ambos bajaron las escaleras.
Me quedé junto a Crowley, que miraba su portátil en sus manos como si fuera un tesoro.
—¿Y qué es eso tan importante que escondes con contraseña? ¿Acaso... ves pornografía o algo parecido?— intenté bromear para alivianar el ambiente.
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo?—
—No sería raro, tenemos edad...—
—¿Tú has visto?... ¿Eso?—
—¿Qué? Claro que no...—
Me sonrojé recordando imaginar cosas en algún momento o soñarlo, aún peor.
—Es sobre..., solo que... en esta computadora tengo información de lo que tú sabes.— dijo refiriéndose a lo que supuse era su plan de marcharse, mi rostro se puso serio de pronto.
—Oh, entiendo, eso en lo que no deberías pensar, porque tienes todo lo que podrías desear aquí.—
—No lo entiendes, Aziraphale.—
—No, tú no lo entiendes, y espero algún día entiendas lo ciego que eres.—
—¿Ciego?—
—Sí.—
Me fui a mi habitación enfadado con él.
Pero lo que realmente quería hacer era bajar las escaleras y escuchar la conversación de Tom con Annie y saber qué estaba pasando entre ellos. No quería que ella se fuera de la casa, no entendía nada y quería saberlo todo.
Decidí, entonces, que iba a esperar a que su conversación terminara y luego hablaría con Tom sobre lo que había visto ese día, sobre ese beso.
{Narra Crowley}
El susto había pasado, tenía el ordenador conmigo, todo estaba bien. Entendía que Tom estaba esforzándose por ser un buen padre, que quería descargarme esos videojuegos y que seguramente pensaba que el ordenador no tendría contraseña. Me sentía aliviado de saber que no había visto nada de mis notas.
Ahora tenía que apuntar toda la nueva información que tenía sobre mi madre.
Volví a sonreír cuando escribí su nombre presionando letra por letra, se sentía irreal, fuera de este mundo. Sabía por fin su nombre, no podía dejar de pensar en ella aún sin siquiera tener una imagen mental de cómo podría verse. La extrañaba a morir simplemente imaginando su cabello rojo que había visto por última vez a los cuatro años y todo lo que había en mi memoria era una difusa imagen borrosa.
El plan era complicado. Esta vez no se trataba simplemente de tomar un bus y faltar un día a clase, esta vez había que tomar un avión y eso realmente perjudicaba las cosas para mí. Iba a tomar más tiempo pensar en un buen plan. De hecho, iba a tomar mucho si quería que todo saliera bien.
{Narra Aziraphale}
Nunca sabría si había heredado eso de mi padre o de mi madre, pero yo era una persona muy entrometida, demasiado, necesitaba saberlo todo o no podía estar tranquilo.
Bajé las escaleras fingiendo que iba por un vaso de agua cuando entonces los vi hablando, al verme se detuvieron, me percate de que Annie estaba llorando, sus ojos estaban enrojecidos y los secó rápidamente con ambas manos al verme.
—Perdón por interrumpir...— dije volviendo a subir las escaleras, me sentía mal de verla así, ¿Tom era una mala persona? ¿La había lastimado? No entendía nada.
—No, no te vayas. Espera, ya habíamos terminado de hablar.— dijo Annie abandonando la cocina y marchándose en dirección a su habitación.
Me quedé junto a Tom que miraba al suelo.
—¿Qué fue lo que pasó?— pregunté.
Él suspiró.
—Son... muchas cosas.—
—Y si te dijera que... yo sé algo.— dije.
—¿Qué es lo que sabes?— preguntó confundido.
—Es que... yo, los vi besándose hace unos días.—
—¿Qué? ¡Aziraphale! ¿Por qué no me dijiste nada de eso?—
—No... no lo sé, no encontré el momento indicado, simplemente los vi, y no supe qué pensar en ese momento, pero ahora la vi llorando y...—
—Y debes pensar que soy la peor persona del mundo...— dijo cubriéndose el rostro estresado.
—La verdad no sé qué pensar, no tengo idea de qué pasa entre ustedes, no te obligaré a decirme, si no quieres hacerlo...—
—No, tranquilo, eres mi hijo hora, te lo contaré...—
—Tom, en verdad, no hace falta...—
—Escucha, Annie y yo no somos nada, simplemente era su jefe, pero ese día, no pude aguantarlo, y la besé, no pude contener las ganas que sentía de hacerlo desde hace mucho tiempo, ella correspondió al beso, ahora sé que tú nos viste...—
—¿Pero qué pasó después de eso? ¿Volvió a suceder?—
—No, ella me dijo 'No podemos', que somos muy diferentes, que se siente menos, cosas de ese estilo. Pero yo...—
—Tú la quieres, ¿Verdad?—
Asintió.
—Esto que siento es tan... imposible de explicar, no puedo describirlo con palabras ¿Alguna vez te ha gustado alguien, Aziraphale?—
—¿Qué? ¿A...? ¿A mí? Pues...—
¿Por qué pensé en Crowley en ese instante?
—Creo que sí.—
—¿Cómo le dirías a esa persona que no se vaya de tu vida?—
Automáticamente, pensé en cómo decirle a Crowley que no se fuera... pero recordé que era mi hermano adoptivo, que no podía verlo como nada más que eso, pero también pensé en que él no me consideraba ni su amigo. Era todo tan confuso para mí.
¿Por qué mi mente me decía que me gustaba? ¿Por qué?
—Yo... no... no lo sé...—
—Perdona, yo... soy el adulto, no debería estar preguntándote esto a ti, es que estoy, tan, desesperado, creo que estoy...—
—¿Enamorado?—
—... No quería decir eso, pero... es que no sé cómo explicarlo.—
—Inefable.—
—¿Qué?—
—Una vez lo leí en un libro, es algo inefable, cuando no puedes explicarlo con palabras.—
—Supongo que lo es, entonces.—
Se cubrió el rostro con ambas manos, frustrado.
—¿Ella renunció?— pregunté.
Asintió aún con el rostro cubierto.
—No la dejes ir.—
—No es tan sencillo, no somos nada, ella simplemente trabajaba aquí y ahora quiere irse, no puedo evitar que renuncie si eso quiere...—
—Pero Tom, debes ser sincero con ella, ¿De qué hablaron, antes de que yo interrumpiera? Dime...—
—Me entregó esto.— dijo tomando un sobre de la mesa y entregándomelo, saqué el papel y era una carta de renuncia, resoplé.
—¿Y qué le dijiste?—
—Le pregunté si era por lo que había pasado entre nosotros, por ese beso, y ella dijo que no puede trabajar aquí si sus sentimientos no la dejan tranquila.—
—¿Lo ves? ¡Ella siente algo por ti!—
—Pero no es sencillo.—
—¿Por qué?—
—Porque cuando le confesé mis sentimientos, y le pregunte si sentía lo mismo, me dijo que somos de mundos diferentes, que nunca se sentirá parte de mi realidad, que siempre se sentirá menos, y que no puede hacerlo... entonces comenzó a llorar y apareciste.—
—Lo lamento.—
—No, está bien, me salvaste, yo no sabía qué decirle, no sabía qué hacer. Soy un tonto.—
—No digas eso, Tom.—
—Por favor, dime papá.—
—No digas eso... papá...—
Ambos sonreímos. Y realmente me agradó sacarle una sonrisa.
—Lo que debes hacer.— dije —es hablar con ella ahora, ve a buscarla, dile todo lo que salga de tu corazón, sé completamente sincero...—
—Lo que... salga de mi corazón...—
—Que no quieres perderla.—
—Estoy aterrado, creo que jamás me había sentido así, solo el día que fui al orfanato y sabía que sería padre...—
—Si ella realmente te quiere, sé que se quedará...—
—¿Realmente eso crees?—
—Si ella quiere un tiempo para pensar las cosas, también debes respetar esa decisión.—
—Tienes mucha razón, hijo mío.—
Me despeinó.
Tomó aire y caminó a la habitación de Annie a pasos lentos, estaba al terminar la cocina, al final del pasillo, escuché cuando dio tres golpes a su puerta, subí las escaleras despacio camino a mi habitación. Esperaba que le fuera bien a Tom. Bueno, a papá.
Al terminar de subir las escaleras casi choco con Crowley.
—¿Que haces despierto?— me preguntó asombrado de verme fuera de mi habitación tan tarde.
—Solo hablaba con Tom.—
—¿A esta hora?—
—Sí, bueno... En fin, ¿Y tú a donde vas?—
—A la cocina, tengo hambre.—
—¿A esta hora?—
—¿Hay algún problema con eso?—
—No, ninguno.—
Lo dejé pasar, pero antes de que pudiera dar un paso más lo tomé del brazo.
—Oye, Crowley.—
—¿Y ahora qué?— habló de mala gana.
—¿Por qué tardaste en llegar a la movilidad de regreso a casa?—
Se tensó.
—Ah, eso, estaba hablando con unos compañeros. Eso es todo.—
—¿Y dónde estuviste durante el refrigerio, te busque y no te encontré por ningún lado?—
—Pues, estaba ocupado, y no tienes por qué buscarme.—
—Entonces, al menos me dirás, ¿Por qué le pediste dinero a Tom en la mañana?—
—¿Por qué andas de entrometido?—
—¿Por qué andas tan extraño?—
—No es de tu interés.—
—Solo no me gusta que le mientas a papá.—
—¿Mentir? ¿Desde cuándo lo llamas 'Papá?—
—Sí, le dijiste que invitarías almuerzo a alguien, que por eso le pedías el dinero, pero durante el refrigerio, no te vi.—
—Eso no es de tu interés, ya te lo dije.—
—Claro que lo es, eres mi herma...—
—Shh.— me calló. —Escucha rubio, tú y yo nunca seremos hermanos, ¿Oíste? Así que no vuelvas a llamarme así.—
Eso me hizo sentir extraño, incómodo y hasta triste.
—¿Por qué me odias tanto?—
—Simplemente, no te metas en mis asuntos...—
—Confía en mí, si no quieres que seamos hermanos, seamos amigos, por lo menos. Habla conmigo.—
Suspiró y luego miró al techo estresado.
—Estoy buscando a mi madre ¿Sí? ¿Eso querías oír? ¿Ya estás contento?—
—Espera ¿Cómo que 'Estás buscando'? ¿Qué has hecho?—
—No importa.—
—Sí, importa, Crowley.—
—Por eso no quería decirte nada, porque harás un drama. Me dices que puedo confiar en ti y luego haces un escándalo.—
—Está bien, no haré ningún escándalo, pero dime, ¿Qué fue lo que hiciste?—
—Encontré una pista que seguir, estoy más cerca de lo que jamás hubiera imaginado, la encontraré...— su sonrisa era enorme... y hermosa.
—Pero ¿Cómo encontraste esa pista? No entiendo nada.—
—No necesitas saber eso...— dijo bajando las escaleras.
—Crowley ¡Espera!—
—¿Qué demonios quieres?— dijo molesto.
—Si la encuentras, ¿Qué pasará con nosotros?—
—¿A qué te refieres?—
—¿Que pasara conmigo y con Tom? ¿Simplemente te irás y ya? ¿Sabes los problemas en los que meterás a Tom? ¿Sabes que podrían alejarme de su lado? Arruinarías todo para mí a costa de tu felicidad.—
Siguió bajando las escaleras sin responderme, pero cuando llegó al último escalón se detuvo un segundo.
—Es lo que he deseado toda mi vida, y no pienso detenerme por nadie.— dijo sin girar a verme.
—Egoísta.—
Giró a mirarme, enfadado.
—¿Qué harás? ¿Delatarme con Tom?—
—¿Delatar a quién?— dijo Tom apareciendo por la cocina.
Chapter Text
No sabía qué decir, tenía que pensar rápido, no se me ocurría absolutamente nada, no podía traicionar a Crowley y decir lo de su madre, a pesar de que me perjudicaba el tema de su búsqueda, no podía hacerlo. Pero alguien debía decir algo y pronto.
Tom esperaba una respuesta.
—Emmmm, que, es que emm ¡A Crowley le molesta un chico en la preparatoria!—
Fue lo primero que se me ocurrió.
Crowley me miró enfadado.
¡Demonios! Tampoco se suponía que debía decir eso.
—Anthony ¿Eso es verdad?— preguntó Tom, con tono preocupado.
—Pues... bueno... Sí, es verdad.— admitió mirándome con enfado.
Le sonreí para calmar la tensión, pero no funcionó, estaba realmente molesto conmigo.
—¿Qué es lo que te dice? ¿Por qué te molesta?—
—Es porque soy adoptado, y por mi cabello... él fue, realmente grosero conmigo... pero no quería decírtelo... en realidad no quería hablar del tema...—
—Aziraphale ve a tu habitación, hablaré con Anthony...—
—Crowley...— le corrigió el pelirrojo.
—Hablaré con Crowley a solas por un momento.— me dijo Tom, asentí, obedecí y subí las escaleras, supuse que era momento para que Crowley se sincerara con Tom y pudieran crear algún lazo de padre e hijo que no tenían hasta el momento.
Pero no subí a mi habitación, sino que fui a la de Crowley, donde encontré su laptop sobre su cama, y estaba desbloqueada, me senté por un momento y vi la pantalla, tenía abiertas muchas ventanas con textos y mapas, así como rutas y fotos de lugares.
En un bloc de notas estaba apuntado el nombre 'Astrid Ashtored'. Supuse que era el nombre de su madre. ¿En verdad había logrado obtener el nombre de su madre?, no podía creerlo.
¿Cómo había conseguido la información?
Definitivamente, alguien había faltado a clase y se había ido a otra parte, pero ¿Quién le había dicho a donde ir? Si la única persona que tenía la información de su madre, que yo sabía, era... Mary.
No podía creer todo lo que Crowley estaba haciendo, no podía entender como no podía ser más agradecido con Tom, simplemente aceptar su nueva vida y dejar atrás esa historia y ese pasado con su madre. No lo entendía.
Dejé todo como lo había encontrado y me fui a mi habitación sintiéndome muy triste.
Pero ¿Triste por qué? ¿Por qué él quería irse? ¿Por Crowley? ¿Por Tom? ¿Por mí? No podía saberlo, ya que todo era muy confuso. Simplemente, se me hacía realmente difícil de entender cómo una persona a quien le estaba comenzando a tener mucho cariño, quería irse y no solo era simplemente irse y ya, era que si lo hacía podía hacer mucho daño. Porque si Crowley se iba, el centro de adopciones metería a Tom en problemas y me alejarían de él, todo se volvería un problema, y la poca felicidad que tenía, se convertiría en tristeza.
Tristeza porque habría perdido a mi hermano Crowley, y a mi padre Tom, ¿Qué tenía que hacer yo? ¿Delatarlo? ¿O no hacerlo? ¿Decir la verdad era realmente lo que tenía que hacer o no hacer nada? ¿Esperar a que intentara algo o quedarme en silencio? No sabía que era lo correcto.
Lo único que se me ocurría de momento era decirle que esperara a cumplir los dieciocho años para que pudiera hacer lo que él quisiera con su vida y buscar a su madre si quisiera, pero que ahora mismo no cometiera ninguna locura, y es que solo le faltaba esperar menos de un año para tener la mayoría de edad. Pero sabía que él estaba desesperado porque había esperado toda su vida por buscar a su madre mientras estaba en el orfanato y sabía que no me haría caso.
En mi cama, recostado, mirando al techo, pensando en Crowley, resoplé, maldito pelirrojo que me tenía pensando en tantas cosas al mismo tiempo.
{Narra Crowley}
No podía estar más enojado con Aziraphale.
—Sé lo mucho que te cuesta confiar en mí, puedo notarlo, por tu actitud y por cómo a veces no quieres hablar cuando les hago alguna pregunta, pero quiero que sepas que puedes contarme lo que sea...—
—Yo lo sé Tom, y lamento ser tan frío.—
—Yo lamento si es que estoy haciendo algo mal.—
Resoplé.
—No, no digas eso, no estás haciendo nada mal...—
Me sentí mal por ser yo el que estaba buscando marcharse cuando Tom estaba haciendo todo excelente.
Simplemente, tenía mis planes, desde mucho antes.
—Bueno, entonces cuéntame, ¿Qué pasó?—
¿Le contaba la versión corta o la versión real?
—Cuando supieron que soy tu hijo adoptivo, un chico de mi clase comenzó a molestarme...—
—¿Cómo se llama?—
—Arthur.—
—¿Arthur?—
—¿Lo conoces?—
—No estoy seguro de conocer a un adolescente que se llame así, pero... a juzgar por el nombre y la preparatoria... quizá sea el hijo de un colega.—
—Quizá lo sea, porque reconoció tu apellido, y fue por eso que comenzó a molestarme diciéndole a todos en la clase que yo era adoptado. Luego de clase, comenzó a seguirme por el pasillo preguntándome cómo se sentía ser un niño abandonado, y qué si alguna vez había pensado en acabar con mi vida...—
—Ese mocoso....— Tom apretó el puño, muy enfadado.
Le estaba contando la versión real, la completa.
—Creo que van a expulsar a alguien de la preparatoria.— dijo con convicción.
—¿Lo dices en serio? Yo estoy bien, en verdad.—
—No Crowley... lamento que te dijera eso, eso no debió pasarte.—
—Estoy bien...—
—¿Qué más te dijo?—
—Me pregunto qué se siente aprovecharme de ti, de tu dinero, de tus lujos, me dijo que a lo mejor tú también te hartarás de mí un día y terminarás abandonándome como lo hizo mi familia real...—
—Estoy demasiado enojado en este momento.— dijo respirando lento para calmarse.
—Pero, tranquilo, ya pasó, estoy bien y ya no pienso tanto en eso...—
—Te juro que el lunes, cuando vayas a clase, no lo verás más. Es una promesa.— dijo sonriendo, pero con la mirada firme.—
Le creía por completo, se veía realmente enfadado, nunca lo había visto así.
—Eso no es todo...— dije antes de marcharme.
—No me digas que hizo algo más...—
—Me empujo contra la pared a la hora de refrigerio, cuando todos estaban en el comedor, nadie pudo ver cuando caí al suelo y luego me levantó de la ropa para decirme que nadie me quería y que siempre todos me iban a abandonar.—
Tom estaba sorprendido.
Se acercó a mí y rápidamente me rodeó con sus brazos, me abrazó tan fuerte que sentía que no podía respirar. Y por primera vez, yo también le correspondí al abrazo.
—Yo te quiero.— dijo en el abrazo —... y nunca te voy a abandonar.—
Me sentí especial, pero a la vez muy triste, porque no podía decirle lo mismo.
{Narra Aziraphale}
A la mañana siguiente me desperté tarde, no simplemente por haberme recostado tarde por haber estado pensando en todo, sino que luego de haberme recostado, no lograba dormir y terminé por tomar algún libro y comencé a leerlo hasta tener sueño, lo cual no ocurrió hasta las cinco de la mañana.
Me estiré en la cama, no quería levantarme. Pero tenía curiosidad por saber qué había pasado con Tom y Crowley, y con Tom y Annie, así que rápidamente me levanté de la cama, me di una ducha, me cambié y me coloqué el hermoso collar de mamá en el cuello, listo para iniciar el fin de semana.
Al bajar las escaleras ya todos habían desayunado, Tom estaba lavando los platos, lo que significaba que Annie no estaba en casa.
Supuse que Crowley estaba en su habitación.
—Buenas tardes, jovencito.— me dijo Tom burlándose de mí, me percaté de que estaba cocinando el almuerzo.
—No sabía que cocinabas.— le dije, me sonrío.
—Nunca me ha gustado que mucha gente trabaje en la casa, así que sé hacer muchas cosas yo mismo.—
—¿Y dónde está Annie?— pregunté sacando el tema, acercándome, él suspiró.
—Anoche, cuando hablé con ella, me pidió un tiempo para irse a casa de sus padres y pensar bien las cosas, no sabe si estar aquí es lo correcto mientras piensa que pasara con... nosotros.—
—¿Lo ves? Al menos admitió que si hay un 'Ustedes'—
—Sí, sonreí mucho cuando le escuche decir eso, solo espero que regrese...— dijo poniéndose algo triste.—
—Si ella regresa, imagino que será tú...—
—No lo sé... pero no dejo de pensar en ella...—
—Annie será ¿Nuestra madre?—
—Me estás poniendo nervioso...— admitió, me reí de verlo así de nervioso.
Crowley bajó las escaleras antes de que pudiera preguntar de qué habían hablado la noche anterior.
—Vaya, vaya, parece que al fin despertaste.— me dijo.
Ya casi era hora de almorzar, hasta yo mismo estaba avergonzado de haber dormido tanto.
—¿Qué haremos hoy?— pregunté a Tom mientras él levantaba la tapa de la olla y con una cuchara probaba su comida.
Hizo un gesto de que estaba delicioso.
—Pensé que podríamos ir de compras después del almuerzo para animar a Crowley.— dijo.
—Me parece bien.— dijo el pelirrojo.
Se veía de buen humor, pero me parecía que era un poco hipócrita de su parte actuar tan amable frente a Tom mientras a sus espaldas estaba planeando marcharse y arruinar todo para nosotros, solo que yo no podía decir nada.
Después de almorzar, ayude a lavar y dejar todo en su lugar mientras Crowley se daba una ducha para irnos de compras con Tom.
—¿Cómo está todo con Crowley? ¿Él está bien?— pregunté.
—Sí, él estará bien.— dijo Tom despeinándome.
No me dijo nada más y me dio vergüenza insistir, me iba a ver muy entrometido.
Cuando subí las escaleras a terminar de alistarme para salir, fue cuando Crowley salía de su habitación con el cabello mojado y una camisa negra que aún no terminaba de abotonar, me quedé mirándolo por alguna razón.
—¿Qué?— preguntó.
—Emm es que...—
Diablos, no podía dejar de mirarlo.
—Te... te ayudo.—
Me acerqué sintiendo que mis mejillas se sonrojaban y quitó sus manos de los botones, dejándome hacerlo por él. Uno a uno, lo había estado abotonando mal, seguramente por el apuro, así que lo desabotoné y comencé a abotonarlo de abajo hacia arriba mientras iba subiendo, mi vista también, mientras más cerca iba a su cuello, más miraba hacia arriba, así fue como mi rostro más se acercaba a sus labios.
—Gracias...— dijo.
—Oye... yo... lo siento.— dije, estábamos muy cerca.
—¿Hablas de lo que le dijiste a Tom?—
—Sí, anoche, no debí decirle que te molestaron en la escuela, no se me ocurrió otra cosa, no pude pensar claramente, era decirle eso o decirle la verdad sobre lo que estábamos hablando realmente...—
—No, tranquilo, creo que me regalaste un bonito momento con Tom...—
—¿En serio?—
—Sí, y gracias.—
Seguíamos tan cerca que solo quería...
—¡Chicos, ya vámonos!—
Chapter Text
Crowley bajó rápidamente sin decirme nada, yo fui a mi habitación para asimilar lo que acaba de pasar, me recosté unos segundos mirando al techo.
Definitivamente, me gustaba, y no era simplemente eso, sino que me gustaba mucho.
Mucho.
No iba a esperar a que Tom volviera a llamar, así que me puse de pie, me mire en el espejo, mis mejillas estaban increíblemente rosadas, las toque y estaban ardiendo, intenté respirar lento para calmarme.
No era sencillo, habíamos estado realmente cerca. ¿De qué? No lo sabía. Pero muy cerca.
Finalmente, bajé las escaleras y subí al auto donde me esperaban Tom, Crowley y el chofer.
La ruta fue un infierno, porque solo me centraba en mirar por la ventana para no voltear a ver a Crowley, que hacía lo mismo, aunque imaginaba que el no estaba nervioso como yo.
Al llegar al centro comercial me sentía abrumado, era como la primera vez que había estado en ese lugar y no sabía a donde mirar, todo era tan costoso y lujoso, se veía tan inalcanzable y lejano.
—¿Vas a comprar algo?— le pregunté a Tom, quien no dejaba de mirar a un maniquí vestido con un traje azul.
—No lo sé, la verdad tengo muchos parecidos y ya ni siquiera salgo a trabajar como antes, apenas tengo reuniones con los jefes de la empresa.—
—Entonces deberías comprarte ropa casual.— dije señalando otro maniquí con un look que se veía mucho más cómodo.
Crowley mencionó de pronto que quería cortarse el cabello, pues lo tenía un poco largo y la verdad eso era algo que me gustaba mucho, casi le llegaba a los hombros. Pero ya que eso era lo que quería, y Tom estaba dispuesto a hacer lo que nosotros quisiéramos, fuimos a un salón donde cortaron su cabello, y la verdad me sentí algo apenado de que ya no vería su cabello largo cayendo por su rostro, pero al mismo tiempo el corte le quedaba demasiado bien, se veía muy elegante.
—Te queda bien.— dijo Tom al verlo, pero se distrajo mirando algo a lo lejos—Se me ocurrió una idea...— habló de pronto, pagó el salón y nos tomó a ambos de las muñecas, nos llevó a lo que era una cabina de fotos que estaba a unos metros fuera del salón en el gran pasillo del centro comercial.
—Pónganse esto.—dijo entregándonos accesorios.
A mí me dio un gorro de pirata y a Crowley un bigote falso, yo me reí mientras que Crowley lucía confundido. Solo había visto esos puestos de fotos en las películas, se me hacía increíblemente divertido. Tom se colocó unos lentes en forma de estrellas. Crowley se colocó tambien unas gafas oscuras, y ambos coincidimos en que le quedaban muy bien. Las fotos comenzaron a tomarse y fue curioso como hasta Crowley sonreía, me hacía feliz ver su sonrisa, podría decir que estaba genuinamente feliz en ese momento.
—Uno... Dos... Tres... Sonrían...—
Al principio no sabía qué hacer, pero luego me di cuenta de que simplemente debía ser yo mismo, y expresar esa felicidad real que estaba sintiendo con mi nueva familia.
Al salir de la cabina los tres estábamos sonriendo por la experiencia.
—Eso fue divertido.— dije mientras esperábamos que salieran las fotos.
Tom presionó el botón tres veces para que cada uno de nosotros tuviera una copia, así los tres siempre llevaríamos el recuerdo de ese día.
Al verlas me sentí muy conmovido, era mi primera foto con mi padre y mi hermano.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Estás bien?— preguntó Tom.
Crowley puso los ojos en blanco al verme así. Para el yo era demasiado exagerado con mi sentimentalismo.
—No es nada, es que esto es muy especial para mí.— me sinceré.
Tom me abrazó del hombro y caminamos así por un buen rato mientras Crowley iba detrás de nosotros mirando las tiendas.
—Tom.— lo llamó.
—¿Sí?—
—Mira.— le dijo señalando un local donde daban información sobre viajes, eso me pareció extraño.
¿Viajes?
Ah, claro, viajes.
—¿Qué ocurre? ¿Te gustaría viajar a algún lugar? Aunque... la verdad es que no pueden hacerlo ahora, tienen clases hasta medio año...—
—Pero durante las vacaciones de medio año podríamos viajar ¿Verdad?—
—Claro, si eso desean, podríamos irnos a alguna parte...—
Su plan.
Todo era parte de su plan, lo sabía perfectamente.
Tom entró con Crowley al local y preguntaron por ciertos lugares mientras yo entré al local de al lado porque no quería amargarme sabiendo que todo se trataba del plan de Crowley y además, no podía creer que estaba usando a Tom para llegar a su madre.
El local en el que estaba era de joyas, muy relucientes y hermosas. Entonces vi un collar con una forma muy bella, un corazón rosado, y pensé en decirle a Tom que podría ser el regalo perfecto para Annie.
Pero no podrá dejar de pensar en la rabia que me hacía sentir que Crowley quisiera irse. Pero sacudí la cabeza para alejar esos malos pensamientos, respire profundo y seguí mirando las joyas, tratando de relajar la mente y ya no pensar en eso.
Los vi salir del local de viajes con las manos llenas de folletos y revistas, se acercaron a mí y le hablé a Tom sobre el collar. Se quedó maravillado por lo bello que era.
—Es tan hermoso como ella.—
Oír, eso me hizo sonreír.
—¿De quién están hablando?— preguntó Crowley,
—De Annie, Oh, Ups...—
Se me escapó sin querer.
—¿Annie?—
—Oh, lo siento, no debí decir nada.— le dije a Tom, quien solo sonreía.
—No te preocupes Aziraphale, tarde o temprano teníamos que contarle a tu hermano también sobre mi historia con Annie.—
—¿Cuál historia?— preguntó el pelirrojo.
—Que pasa algo entre ellos dos, pero al mismo tiempo no pasa nada, por eso Annie no está en casa, porque se está pensando las cosas.— dije.
—No pude haberlo resumido mejor.— dijo Tom despeinandome.
—Eso explica, mucho.— dijo Crowley —... la verdad, hacen una bonita pareja...— señaló.
Tom pareció alegrarse de oír eso.
—Y bien, ¿Lo comprarás?— le preguntó a Tom.
—No lo sé, quiero hacerlo, pero tengo miedo que no quiera aceptarlo.—
—¿Por qué no lo haría?— preguntó Crowley, confundido.
—Es que ella... tiende a sentirse menos, porque yo herede la fortuna de mis padres y nuestras vidas son realmente distintas... no lo sé, simplemente me gustaría que no se sintiera de esa manera, solo quisiera quitarle esos pensamientos.—
—¿Estás enamorado de ella?— Crowley parecía tener mucha curiosidad, y Tom estaba contento de responder a sus preguntas, así que yo preferí quedarme en silencio mientras miraba toda la tienda.
—Creo que desde hace mucho que me enamoré de ella.—
—¿Cómo lo supiste?— Crowley sonaba realmente interesado en saber esa respuesta.
—Porque me estoy volviendo loco ahora, que no puedo verla, que siento que está alejándose de mí, y tengo mucho miedo de perderla...—
—¿Cómo podre saber cuando me enamore de alguien?— le preguntó de pronto.
¿Por qué Crowley le hacía esa pregunta?
¿Por qué yo me ponía nervioso?
Quizá solo era una pregunta y ya, pero yo me sentía demasiado ansioso de oírlo hablar de ese tema.
—No tengo una respuesta para eso, porque para todas las personas es una sensación diferente. Míralo de esta forma, somos mundos diferentes, llenos de desastres naturales distintos, y cuando ocurran, solo tú podrás saber como reparar los daños, y como afrontar los cambios... pero como tu padre que ahora soy, puedo decirte que lo sabrás, cuando ocurra, puede que te sientas confundido, o hasta te sea difícil identificarlo, pero llegado el momento indicado, lo sabrás.—
Y en ese momento Crowley giró y me miró, no sé por qué lo hizo.
¡Me miró! ¡A mí! ¡Cuando hablaban de enamorarse!
Gire la cabeza mirando para otro lado, no podía sentirme más nervioso.
¿Por qué me miró en ese momento?
—Aziraphale.—
¡Estaba diciendo mi nombre!
—¿Qué ocurre?—
—Tienes un insecto en el hombro, no te muevas.—
—¡¿¿Qué??!—
Y sí, se armó un verdadero escándalo porque de alguna forma una cucaracha había llegado hasta mi hombro en pleno centro comercial y yo pegué el grito de mi vida por el susto. Pero lo peor de todo era que Crowley solo se me había quedado mirando por eso, nada más que por eso.
Por una maldita cucaracha.
Todo el mundo me miraba y me sentía avergonzado.
Más tarde, Tom nos llevó a cenar algo para que se me pasara la vergüenza. Y luego de cenar, Tom decidió comprar el collar para Annie, diciendo que no pudo resistir las ganas de regalárselo cuando pudiera verla de nuevo.
Ya minutos después estábamos en el auto de regreso a casa. Crowley dormía en el asiento de la ventana de la van, Tom miraba su teléfono en asiento de adelante y yo miraba a Crowley dormir desde la otra ventana, porque simplemente no podía dejar de hacerlo, por más que trataba de dejar de observar su rostro, era inevitable para mí ya a ese punto.
Estaba haciendo frío, incluso quería abrigarlo con algo, pero no traía con qué.
—¿Te divertiste?— me pregunto Tom desde adelante.
—Si hacemos como que no paso lo de la cucaracha, supongo que la pase muy bien.— dije sacando del bolsillo de mi pantalón la foto de los tres, y sonreí.
—Amo esta foto.— dije.
—Es nuestra primera foto juntos como familia, también es especial para mí.— dijo Tom.
Familia.
Tenía una familia. Y pensar en eso me hacía poner realmente sentimental.
Tom era el mejor regalo de la vida.
—Gracias.— le dije.
—¿Y eso a qué viene?—
—Por todo.—
—¿Todo?—
—Por cambiar mi vida.—
Mis ojos enrojecieron de inmediato, el llanto iba a ganarme.
—No tienes que agradecerme por nada, Azira...—
—Si debo hacerlo, tú mejoraste mi vida... me diste una oportunidad que pensé que nunca tendría.—
—¿Oportunidad?—
—Me diste la oportunidad de demostrar que puedo ser un buen hijo.—
—Eres tú el que me da la oportunidad de ser tu padre, Aziraphale.—
—Pero soy yo el que no tenía nada y ahora lo tiene todo.—
—Te equivocas.—
—¿Qué?—
—Soy yo quien ahora, al tenerlos, lo tiene todo.—
Llegamos a la casa, y al bajar de la van, lo primero que hice fue darle un fuerte abrazo, no podía resistirlo más.
—Te quiero demasiado, Tom.—
—Y yo los quiero con todas mis fuerzas, a ustedes.—
Giré a ver a Crowley que seguía dormido y me entraban unas enormes ganas de decirle o de gritarle 'Piensa bien las cosas.' 'Tom te quiere.' 'Yo te quiero.' 'No te vayas.' 'Acepta esta vida, por favor.'
Quería hacerle entrar en razón, de que la vida que tenía era la mejor que podría desear y que no debía ir a buscar ninguna otra.
—Ve adentro, iré a despertarlo.— me dijo Tom, le obedecí, entré a la casa y corrí a mi habitación a abrigarme, hacía demasiado frío y para ese punto ya no lo soportaba.
Saqué la foto de mi bolsillo y la dejé sobre la mesa de noche, luego me puse la pijama y me metí a la cama. Me abracé cubierto por mis frazadas.
Minutos después escuché como Crowley subía las escaleras y cerraba la puerta de su habitación.
Suspiré pensando en todo.
En él, en mí, en ser hermanos, y en que me gustaba.
Temblaba tanto de frío que solo deseaba poder abrazar a alguien y dormir en brazos de esa persona para sentir su calor. ¿Y si se lo pedía, solo por una noche? ¿Se enfadaría conmigo? ¿Le parecería raro? ¿Estaba mal que lo pensara siquiera?
Me di vueltas en la cama, intentando encontrar calor, pero no lo conseguía. Seguramente Crowley también estaba sintiendo frío. La calefacción de mi habitación no funcionaba.
Le mandé un mensaje a Tom preguntando por eso.
'Mañana vendrá alguien a reparar la calefacción en la casa, parece que se averió' fue su respuesta.
'Está bien papá, buenas noches :)'
Tenía que hacer algo, tenía que ir a buscar a esa persona especial para mí y pedirle si podía dormir con él, solo una noche, solo esa helada noche.
Crowley.
Me armé de valor, primero me senté en la cama y pensé ¿Qué era lo peor que podría pasar? Que me dijera que no y que se enfadara conmigo, peores cosas había hecho, como decirle a Tom que un chico lo molestaba en la escuela, así que esto no era para tanto, tome aire y respire lentamente.
Me puse de pie, el momento decisivo había llegado. Coloqué mi mano en la perilla de la puerta dispuesto a abrirla, pero cuando intente hacerlo, esta se abrió desde afuera.
—¿Crowley?—
Chapter Text
{Narra Crowley}
No podía soportar tanto frío, y al parecer la calefacción no funcionaba, así que tenía que ir a preguntarle al rubio si la de su habitación estaba encendida.
Cuando tomé la perilla de su puerta para abrirla, esta se abrió desde adentro.
—¿Crowley?—
—Oh, veo que aún estás despierto, muero de frío.— dije abrazándome a mí mismo, temblando de frío —... Es idea mía o la calefacción no funciona.— señalé con voz temblorosa.
—Creo que se averió.— dijo tratando de encenderla desde los controles de su pared, pero no funcionaba.
—No, definitivamente no funciona.— dijo.
—Por cierto, ¿A dónde ibas?— le pregunté
—Yo... emmm iba a tu habitación.—
—Oh, ibas a ver si la calefacción funcionaba en mi habitación.—
—¿Qué? ¡Oh!, ¡Sí, eso mismo!—
—Bueno, supongo que Tom se encargará pronto.— dije.
Supuse que lo repararían lo más pronto posible, así que no tenía nada que hacer en ese lugar.
—Bueno, me voy.— dije dando media vuelta para irme, pero el rubio me tomó del brazo.
—Espera, Crowley.—
—¿Qué ocurre?—
—Tú... no quieres ¿Quedarte aquí... esta noche?—
—¿Qué?—
¿A qué se refería con quedarme? Lo miré con asombro y duda.
—¿Qué? ¿A qué te refieres? No comprendo.—
—Hace mucho frío y, el calor del cuerpo humano ayuda a calentarse mejor...—
—Dices que quieres dormir... ¿Conmigo?—
Eso si era extraño, me reí.
—Hablo en serio.— dijo con la mirada fija en mis ojos, su contacto visual era impresionante. Nunca me había mirado de tal forma.
—Pero... Aziraphale, ¿No sería eso extraño?—
—¿Por qué? Si somos... hermanos.—
—Sabes que no lo somos, además, no lo sé...—
—Solo una noche...—
Él realmente parecía querer dormir conmigo, pero ¿Yo quería dormir con él?
Si no hubiera querido mi respuesta hubiera sido un rotundo 'No', sin embargo, seguía ahí, mirándolo.
—Está bien.— le dije —... creo que podemos dormir juntos una noche, por el frío que hace.—
Me adentré en su habitación y cerré la puerta detrás de mí, él subió a su cama y se recostó de lado, apagué la luz y caminé a oscuras hacia su cama, donde entré y me recosté junto a él.
Él temblaba de frío al igual que yo. Me giré para darle la espalda, en esa posición nuestras espaldas chocaban una con la otra, pero él se giró y de pronto sentía su respiración en mi cuello.
—Crowley...— susurró.
—¿Qué pasa?—
—Voltea.—
—¿Para qué?—
—¿Y si me recuesto sobre tu hombro...? ¿Para darte calor?—
Lo pensé un poco, tenía algo de razón, aunque la situación comenzaba a tornarse algo incómoda para mí. Me giré recostándome mirando al techo y se acomodó recostándose con la cabeza en mi hombro, haciendo que mi brazo lo rodeara, era la única posición en la que mi brazo podía estar, abrazándolo, lo cual me hacía sentir algo extraño, aunque él parecía estar bien con eso.
—¿No te incomoda?— le pregunté.
—Estoy bien.— dijo con voz tímida.
Cerré los ojos, respiré profundo ¿Qué demonios estaba haciendo en la habitación de Aziraphale? Si lo primero que debía hacer era alejarme de él, no crear lazos afectivos con nadie, ni con Tom, ni con el rubio. No debía estar en ese lugar, estaba cometiendo un error al estar durmiendo con él. Por más frío que hiciera.
Ya no quería pensar en nada, solo debía dormir y esperar a que la noche pasara.
Solo dormir y ya.
—Por favor... no te vayas...— susurró de pronto.
—¿Qué dices?—
—Por favor Crowley, no me dejes...—
—Aziraphale, ¿Qué estás diciendo?— dejé de abrazarlo y me senté de golpe.
En la oscuridad no podía ver su rostro, así que encendí la lámpara de su mesa de noche.
—¿Qué sucede contigo?— pregunté enfadado.
—No quiero que sigas tu plan de marcharte, no quiero que sigas pensando en eso, Crowley, por favor no te vayas.—
—Tú no tienes decisión sobre eso, ese es solo asunto mío.— dije enfadado, bajándome de la cama.
—¡Espera, no te vayas!— dijo sujetándome del brazo, pero tiré de el para que me soltara.
—¡No te enfades, por favor!— me dijo volviendo a tomarme del brazo, esta vez acercándose a mí.
—No quiero tener esta conversación.— dije con voz firme.
—De acuerdo, no hablaré del tema, pero quédate esta noche, por favor.—
Lo pensé, y lo mejor era irme.
—Me iré a mi habitación, descansa.—
—Quédate, por favor.—
¿Por qué me miraba de esa forma? ¡Demonios!
—Lo mejor para los dos es que me vaya ahora, no debemos generar lazos entre nosotros, porque un día no estaré aquí y lo mejor será que no te encariñes conmigo, porque tú y yo nunca seremos hermanos... me iré ahora...—
—Crowley, yo no quiero ser tu hermano...—
—¿Qué?—
—Crowley... no sé cómo decirte esto.—
—¿Qué ocurre? Estás asustándome.—
No entendía que pretendía decir, pero sonaba muy extraño.
Me miraba fijamente y sus ojos brillaban.
—Tú me gustas.—
¿Qué?
¿Cómo era eso posible?
¿Desde cuándo?
No sabía como responder a algo así.
—Pero ¿Qué demonios estás diciendo? Aziraphale.—
—Me gustas, Crowley.—
—No, no, esto es malo, esto no debería estar pasando...—
—Me gustas mucho y sé que no debería ser así, porque somos hermanos y...—
—¡Escucha! ¡Tú y yo nunca seremos hermanos! ¡Ni ninguna otra cosa! ¿Oíste?—
{Narra Aziraphale}
¿Por qué me hablaba de esa manera?
¿Por qué era tan cruel conmigo?
¿Por qué rompió mi corazón de esa forma con esas palabras tan duras?
—Crowley...—
—¡No digas nadas más, Aziraphale! ¡Ya dijiste demasiadas tonterías!—
—¡No son tonterías! ¡Fui sincero contigo!—
—Prefiero olvidar que esto pasó.—
—Pero...—
—Me iré...—
Se fue, dejándome con los ojos llenos de lágrimas, que comenzaron a caer una tras otra sin parar.
Yo era el tonto, el verdadero ridículo. ¿Qué esperaba que me dijera? En verdad me sentía como un verdadero idiota que pretendía convencerlo de no irse solo con hablar de sentimientos, que a él no le importaban en absoluto.
No debí haberlos mencionado.
Ahora me sentía herido.
Que poco rato había durado esa corta eternidad durmiendo su lado, qué hermoso paraíso había sido.
A la mañana siguiente, desayunamos los tres en silencio, Tom parecía notar que algo ocurría, pero no se animaba a preguntar, era domingo, y nos tocaba una de las visitas del centro de adopciones, que cada vez serían menos,
Era una señorita muy amable, yo la recibí y la invité a pasar, Tom la saludó y Crowley también, nos hizo preguntas sobre cómo nos sentíamos y luego se la pasó hablando con Tom en su oficina por varios minutos, finalmente hablo en privado conmigo y luego con Crowley, como era de rutina.
Todo estaba bien de momento. Excepto que todo eso que marchaba bien iba a arruinarse cuando Crowley tomara la decisión de marcharse y lo echaría todo a perder.
Los días avanzaron, se arregló la calefacción, fuimos la preparatoria, volvíamos la casa, la rutina extenuante de la ley del hielo, ya que Crowley ni me hablaba, y la verdad ni yo quería molestarlo. ¿Para qué insistir en entablar una conversación con él después de lo que había pasado? Sinceramente, no quería resultar más herido de lo que me sentía.
Lo había perdido. Y dolía mucho.
¿Para qué demonios había hablado de sentimientos?
No quería contarle a Tom que algo andaba mal, pero pareció notarlo, ya que una tarde entró a mi habitación y me preguntó que estaba ocurriendo.
—Estaba todo bien el día que fuimos al centro comercial y ahora ni siquiera se miran, ¿Qué fue lo que pasó?—
—Es mi culpa, creo que cometí un error.—admití, aunque claramente no iba a decirle lo que había hecho, o mejor dicho, lo que había confesado a Crowley.
—¿Qué hiciste?—
—Le dije algo que estuvo mal, eso fue todo, pero trataré de disculparme con él.—
—Si cometiste un error, lo mejor es pedir perdón Aziraphale, no quiero que mis hijos estén en esta situación.—
—Tienes razón, papá, lo siento mucho.—
Hijos.
Hermanos.
Recordé lo que Crowley había dicho.
Que nunca seriamos ni hermanos ni ninguna otra cosa. Y mi corazón se partió en miles de pedazos al recordar su fría voz diciendo palabra por palabra.
¿Pero qué esperaba yo? Si no se podía ser nada en realidad, ni una cosa ni la otra.
¿Qué pasaba conmigo?
—Habla con el.—me dijo Tom antes de irse.
Era momento de hacerlo.
Caminé hasta la puerta de su habitación, donde respire profundo antes de tocar, el abrió y me miró algo sorprendido.
—¿Qué quieres?—
—Quiero hablar contigo.—
—¿Sobre qué?—
—Sobre lo que paso hace semanas...—
—Es mejor dejar ese tema atrás, Aziraphale.—
—Vengo a disculparme, no debí decir nada de lo que dije, no debí ser tan estúpido, lo siento, me iré ahora...— intenté marcharme, pero me tomó del brazo y me hizo entrar a su habitación, donde cerró la puerta y me soltó contra esta, mi espalda chocó contra su puerta cerrada.
—¿Qué pasa?— pregunté confundido.
—No tienes que disculparte, yo fui un idiota al tratarte mal, y en verdad lamento mucho lo que te dije, sé que fui muy duro contigo, no tome en cuenta que estaba hiriendo tus sentimientos... lo lamento...—
Se acercó a mí.
—Fuiste sincero con tus sentimientos conmigo, y aunque no sienta lo mismo, debí ser más considerado y tratarte mejor.—
Tragué saliva, nervioso.
—Mejor olvidemos lo que dije ese día.— susurré.
Me sentía muy nervioso, demasiado.
—No quiero olvidar lo que dijiste.—
—¿Por qué?—
—Porque fuiste sincero, eso es de valientes.—
—Pero fui ridículo también.—
—Eso no importa.—
—Tú no sientes nada por mí, Crowley, me siento tonto.—
—Aunque no siento nada por ti, te tengo respeto, y te admiro.— dijo alejándose.
—Gracias por decir eso... ¿Ahora estamos bien?— dije, el extendió la mano en mi dirección.
—Estamos bien.— dijo, tomé su mano y resoplé.
Todo se había arreglado
Solo que a diferencia de semanas atrás, ahora el sabía que a mí me gustaba, y eso no podía borrarlo de su mente.
Sonó el timbre y bajé las escaleras a abrir.
No podía dejar de pensar en Crowley y en cómo hacer que olvidara que había declarado mis sentimientos.
Abrí la puerta.
—¡Annie!—
Estaba vestida con ropa casual y no con su uniforme de trabajo, se veía muy hermosa con el cabello suelto y reluciente, traía bolsas en las manos, me sonreía.
—Hola Azi, ¿Se encuentra tu padre?— me preguntó.
—Claro, iré a buscarlo, pasa.—
Me sentía emocionado, ella había regresado, el iba a estar feliz de verla de nuevo. Corrí a buscar a Tom.
Cuando toqué la puerta de su oficina y le dije que era ella, la sonrisa en su rostro no podía ser más grande, no supo como arreglarse en cuestión de segundos pero aun asi salió a recibirla.
Yo me escondí en el pasillo mientras veía como él la saludaba.
—Annie, ¿Cómo has estado? Te extrañé.—
—Bien, también... también te extrañé... traje algunas cosas para los chicos... espero podamos hablar, tú y yo.—
—Hablaremos, todo lo que tú quieras...— Le dijo Tom.
Tom me llamó para llevarme las bolsas, eran postres para mí y Crowley, y ellos se quedaron conversando en la sala de la casa, mientras tanto yo fui a la habitación de Crowley llevando las bolsas.
Toque su puerta nervioso.
—Annie volvió y trajo esto para nosotros.— le dije cuando abrió su puerta, mirándome extraño porque hace tan solo unos minutos habíamos hablado sobre lo que había sucedido entre nosotros y ahora estaba de regreso en su puerta.
—Adelante.— dijo dejándome pasar.
Me senté en el sofá de su habitación y saque unos cupcakes, le entregué uno a el, que lo recibió y comenzó a comerlo mientras se sentó en su cama, nadie decia nada, era incómodo.
—Estoy feliz de que Annie este de regreso.— dije finalmente para romper el silencio.
—Supongo que Tom debe estar muy emocionado.—
—Parece que lo está.—
No sabía qué decirle, ¿Qué se le dice a un chico luego de que le confesaste que te gusta y sabes que no eres correspondido?
—Te ves nervioso.— me dijo.
—Quizá es porque lo estoy.—
—¿Yo te pongo nervioso?—
Chapter Text
¿Qué clase de pregunta era esa?
¿Que si me ponía nervioso?
Eso era más que obvio.
—Sabes la respuesta.—
—Tampoco es que seas desagradable, solo que no tengo tiempo para pensar en esas cosas, ¿sabes?—
—Dices que ¿También podría gustarte si no tendrías el plan de marcharte?—
—No dije eso, pero sí, algo así.—
—Mmmmm.—
—No te ilusiones...—
—No me estoy ilusionando.—
Sí, me estaba ilusionando.
Estaba diciendo que en otras circunstancias, en las que él no tuviera tantas cosas en la cabeza, yo también podría gustarle.
Pero no era así.
Resoplé.
Era demasiado incómodo estar frente a él, ni siquiera me atrevía a mirarlo a los ojos para hablarle, comí el cupcake de la forma más incómoda y agresiva en la que se puede comer un cupcake.
—Aziraphale.—
—Dime.—
—Te ensuciaste la nariz.—
—Oh.—
—Déjame limpiarte.— dijo acercándose
—¡No! ¡No tienes que hacer eso!— dije limpiándome yo solo, si él lo hacía solo iba a ilusionarme más.
—No tienes que ponerte así.—
—Es que solo voy a terminar más ilusionado, y no quiero eso.—
—Entiendo... lo siento, lo lamento, debes creer que soy un cretino...—
—No, no, yo jamás creería eso.—
Nos quedamos en silencio.
Y uno muy incómodo.
—Bueno, mejor me voy a mi habitación...— dije poniéndome de pie para irme.
—Aziraphale.— me llamó, me giré en la puerta.
—Dime.—
—Yo no pretendo aprovecharme de lo que sé, si yo te gusto, lo entiendo, pero no quiero que pienses que yo...—
—Lo sé... sé que no eres esa clase de persona...—
—Y Aziraphale.—
—Dime.—
—Lamento no poder corresponderte.—
—Oye, lo entiendo, además, somos hermanos.—
—Sabes que nunca seremos hermanos, y lamento que tengas que vivir con la persona que... ya sabes... no te corresponde.—
—No te preocupes por mí, soy fuerte.— dije sonriendo.
—Lo sé, sé que es así.—
Salí de su habitación, me fui a la mía esperando que todo fuera bien con Tom y Annie, al menos ellos si podrían tener una bonita historia de amor correspondido.
A la mañana siguiente no quería salir de la cama, me sentía algo triste por todo lo que había pasado, pero no podía encerrarme en esa tristeza ni quedarme así por siempre.
Me levanté de mala gana, bajé a ver a Tom, realmente quería hablar con él sobre como se sentía después de la conversación con Annie, esperaba que todo estuviera bien entre ellos.
Toqué la puerta de Tom.
—¡Un momento!— era la voz de Annie.
¿Habían pasado la noche juntos?
Eso en verdad no me lo esperaba.
—Yo... emm, puedo volver luego, lamento molestar....—
Sonreí y me fui a la cocina a preparar el desayuno para todos, y me encontré con Crowley bajando las escaleras.
—Buenos días.— me dijo.
—Hola...—lo saludé sin mirarlo.
De nuevo los dos con el silencio incómodo.
—¿Te ayudo con el desayuno?— preguntó luego de varios minutos de solo observarme.
—Si quieres puedes ir colocando los platos, coloca cuatro.—
—¿Cuatro?—
—Sí, también está Annie.—
—Oh.—
Colocó los platos y yo serví los huevos revueltos junto al tocino mientras él colocó las tostadas a los costados.
—Buenos días, chicos.— dijo Tom, apareciendo junto a Annie detrás de él, estaban tomados de la mano.
Se pusieron uno frente al otro mirándose fijamente.
—Hay algo que queremos decirles.— habló Tom.
—Y es que no queremos solo intentarlo, queremos hacer que esto funcione.— dijo Annie sonriendo, se veía muy hermosa, reluciente. Es que estaba realmente feliz.
Corrí a abrazarlos a ambos.
—Estoy muy feliz por ustedes.— les dije en el abrazo, ellos me abrazaron también.
Entonces nos dimos cuenta de que faltaba alguien.
Y los tres lo miramos, a la espera de que se acercara, solo nos miraba, y me preguntaba si se acercaría ¿Lo haría?
—Ven Crowley, solo faltas tú.— dijo Tom.
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{Narra Crowley}
Se los veía tan bien de esa forma a los tres, como la familia feliz, la familia perfecta. Aziraphale podía ser feliz con ellos dos, y yo podría ser feliz cuando pudiera encontrar a mamá.
No tenía sentido que me uniera al abrazo.
No debía hacerlo.
Sin embargo, siempre hay un 'pero' que ronda por los rincones de nuestras mentes, atormentando.
Y es que debía ser agradecido con Tom por todo lo que él había hecho por mí al librarme del bully que nunca más vi en la preparatoria, y al ser un buen padre adoptivo para mí. Así que no podía simplemente dejarlos esperando, tenía que acercarme, aunque sabía en el fondo que no era lo correcto encariñarme con esa familia.
Además, Tom había accedido a llevarnos de viaje al lugar al que yo quería ir cuando tuviéramos las vacaciones de medio año, de alguna manera podría encontrar a mamá gracias él, aunque nunca se enteraría de eso.
Me uní al abrazo, y cerré los ojos tratando de encontrar paz.
A la vez, intentando imaginar que un día abrazaría a mamá. Y sin importar cuando fuera, sabía que un día iba a ocurrir. No podía perder las esperanzas.
Y tenía que admitir que, abrazando a Aziraphale, Tom y Annie, sentí algo parecido a una... familia.
Aunque sea por unos segundos.
Cuando el abrazo terminó, los mire, ellos sonreían, eso era todo para ellos, a mí aún me faltaba algo.
Los cuatro desayunamos juntos, Tom nos contó que Annie ya no trabajaría más en la casa, que contratarían a otra persona para trabajar en la casa y que Annie ya no viviría con nosotros, ya que ahora estaban iniciando una relación y ella estaba iniciando un empleo en la empresa de él. Me sorprendió que ella aceptara el trabajo que él le ofrecía, según lo que Tom nos había comentado, Annie tendía a sentirse menos, pero al parecer estaba cambiando, además, el collar que Tom había comprado para ella estaba en su cuello, y le quedaba muy bien.
Todo eso significaba que ¿Annie sería la madre de Aziraphale cuando yo me marchara?
Porque mi madre no sería, yo tenía a mamá esperando por mí en el sur del país.
Annie era buena persona, pero, no podía ser mi madre adoptiva, ni Tom ser mi padre adoptivo, ni Aziraphale ser mi hermano... y además, yo le gustaba, todo estaba tan enredado para mí que no sabía en qué pensar, solo debía enfocarme en mi objetivo, encontrar a mamá.
Pero Aziraphale, no podía creer que se había sincerado de tal manera conmigo, aún me costaba creerlo, había sido claro con sus sentimientos, y tenía que ser honesto, él me atraía de alguna forma, quizá era la manera en que me miraba y hacía que me quedara mirándolo también, pero no podía gustarme nadie, no tenía tiempo para esas cosas. Como le había dicho a él, quizá en otras circunstancias en las que la vida hubiera sido distinta para ambos, si lo hubiera encontrado, todo hubiera sido diferente, pero en las que estábamos, no podía ser correspondido.
El tiempo avanzó, pasaron los días, y los meses, Azirpahale no volvió a tocar el tema, y la relación de Annie con Tom se fue fortaleciendo con el tiempo. Mis ansias por el viaje de medio año también iban creciendo y se volvieron todo en lo que pensaba día tras día.
Pero mi comunicación con Aziraphale ahora era distante, quizá porque al saber que yo le gustaba, me distancie un poco, y él también se alejó lo suficiente como para darme cuenta de que algo ocurría. Aun así no quería insistirle o acercarme porque no quería presionarlo, así que estuvimos distantes por esos meses, por suerte en la preparatoria siempre lo veía hablando con sus dos amigos de siempre, así que no estaba solo. Así fue todo hasta que llegaron las vacaciones de medio año.
Ahora en casa de Tom trabajaba una mujer llamada Steph, encargada de la cocina y la limpieza, básicamente lo que antes hacía Annie, solo que Steph es una señora mayor, que es muy cariñosa y siempre está abrazándonos a Aziraphale y a mí, ingresó a trabajar una semana después de que Annie dejara de trabajar en la casa. Se lleva muy bien con Tom y con Annie y le encanta cuando los ve juntos.
Ya era momento de alistarnos para ir de viaje, iríamos los cuatro, lo había logrado, había conseguido que Tom accediera, que fuéramos al sur del país, al lugar exacto donde sabía que estaba mamá. Lo extraño era que Aziraphale me miraba enfadado, como si supiera algo de esa información, lo cual era imposible, ya que todo lo tenía en mi ordenador.
Pero sí me sentía algo culpable con usar un poco a Tom para cumplir mis objetivos personales. Solo que no tenía otras opciones.
—Chicos ¿Ya están listos? El chofer está esperando.—
—¡Ahora bajo!— escuché a Aziraphale.
—Yo también.— dije.
Ya teníamos todos los trámites hechos, el papeleo, los boletos de avión, estaba ansioso, no podía sentirme más emocionado y al mismo tiempo tenía mucho miedo de que las cosas no salieran como las tenía pensadas.
Y es que eso pasa cuando planeas algo por tanto tiempo.
Viajar en avión fue una pesadilla para mí, claro que lo oculté, fingiendo que nada pasaba. Pero en realidad no me agrado para nada esa experiencia. Lo importante fue llegar al destino, bajar las maletas y encaminarnos al hotel, necesitaba que llegáramos para instalarnos y poder ver por fin esas calles que solamente había visto en fotos de internet.
No teníamos un itinerario o un plan con exactitud, así que sabía que en algún momento tendría algo de libertad para hacer lo que quisiera o al menos eso esperaba, no soportaba la espera.
¿Qué era lo que esperaba o al menos lo que tenía en mente que sucedería?
Quería ir a la dirección de mamá, eso era lo primero.
No sabía si iba a encontrarla, no sabía si ella iba a estar en esa dirección como había imaginado por tanto tiempo, quizá todo era una simple ilusión absurda, pero tenía que intentarlo de todos modos.
Porque era la única dirección que tenía y me la había dado Beth, de alguna forma confiaba en esa mujer, porque me había contado una historia, la historia de la vida de mi madre que desconocía en partes, tenía mucha esperanza y no quería perderla.
Era de noche, estábamos alistándonos para salir a cenar a un restaurante que Tom quería llevarnos, había estado buscando en su teléfono donde era un buen lugar para cenar y al parecer había encontrado uno.
Annie nos esperaba abajo en la recepción.
Cuando bajamos ellos dos se tomaron de la mano y Aziraphale me miro como miras a alguien cuando quieres hacer algo y sabes que no puedes.
Tom y Annie iban caminando adelante cuando de pronto siento que Aziraphale se me acerca.
—¿Cuándo piensas decirle a Tom la verdadera razón por la que estamos aquí?—
¿Qué demonios?
¿Y el cómo sabía eso?
Solo tenía que fingir que no sabía de qué estaba hablando.
—No sé de qué hablas.—
—Tu plan...—
—Shh silencio, podrían oírte.—
Estaba hablando muy fuerte, por suerte Tom y Annie estaban muy distraídos en su conversación.
—¿Entonces nunca le dirás? ¿Eh?—
—Aziraphale ¿Qué es lo que sabes?—
—Sé que... planeaste todo esto porque estás buscando a tu madre. Básicamente, estamos aquí por ti...—
Le tapé la boca rápidamente con la mano cuando vi a Tom girar en nuestra dirección.
—Llegamos chicos.— dijo sonriendo y entrando a un restaurante, lo seguimos, le quité la mano de la boca a Aziraphale, que me miraba como decepcionado.
—Estás usando a Tom.— me dijo.
—No había otra manera.— me sinceré.
—¿Y qué piensas hacer cuando encuentres a tu madre? ¿Abandonarnos así y ya?—
—Haré lo que crea correcto.—
—Ni siquiera sabes si tu madre te aceptara en su vida.—
—No digas tonterías.—
—Es que asumes que así será, pero no lo sabes.—
—Aziraphale, cállate.—
—Ah, Crowley, deberías escucharme.—
—Tú deberías callarte.—
Antes de sentarnos lo tomé del brazo y miré a Tom.
—Iremos al baño un segundo.— les dije y me llevé a Aziraphale, necesitaba saber cómo sabía lo de mi plan y necesitaba también que dejara de decir estupideces.
Lo solté frente a los lavabos, me miró confundido.
—¿Qué hacemos aquí?—
—¿Cómo supiste lo de mi plan, y lo del viaje?—
—Hace tiempo... entre a tu habitación y tu ordenador estaba sobre tu cama sin contraseña, leí el nombre Astrid Ashtored... ¿Es el nombre de tu madre, verdad?—
Asentí.
—Qué entrometido eres.—
—Simplemente soy demasiado curioso. Además, fuiste demasiado obvio, porque luego, cuando fuimos al centro comercial con Tom, lo primero que hiciste fue entrar al local de viajes, era evidente que tenías que viajar para buscar a tu madre.—
—Ya... pero no dirás nada, ¿cierto? Yo confío en tu silencio.—
—No dire nada, pero... me enfada mucho.—
—¿Por qué?—
—¿Que por qué? Sabes bien que si te vas, arruinarás todo para mí... ¿Lo sabes, verdad?—
—Solo espero que eso no suceda, espero que si me voy, no te alejen de Tom, yo no quiero causarte problemas, solo quiero irme con mi madre, eso es todo.—
—Pero no es así de sencillo, si a Tom se le pierde su hijo adoptivo, claramente el centro de adopciones lo verá como una persona no apta y me alejaran de él, cumpliré dieciocho años y estaré en la calle. Sin familia.—
—Eso no pasará.—
—Eso podría pasar si sigues tu plan de escaparte, en lugar de esperar a tener dieciocho años como hijo de Tom y luego podrás hacer lo que quieras, incluso podrías ir a una buena universidad gracias a él, no entiendo por qué estás tan desesperado por irte, y por qué justo ahora que aún eres menor de edad.—
—Porque estoy más cerca que nunca.—
—Solo debes esperar un poco, Crowley.—
—Tú no lo entenderías porque no sabes nada de tu familia. Yo sé que si supieras algo sentirías esta misma desesperación que yo siento.—
—Solo sé que amo la vida que Tom me ha dado y no la cambiaria por nada.—
—Nunca vas a entenderme.—
—No, tú eres el que nunca va a entenderme a mí.—
Chapter Text
Durante la cena se podía sentir la tensión en el ambiente, especialmente porque Annie y Tom se miraban con una sonrisa de pareja feliz y enamorada, que desaparecía cada vez que nos miraban, porque era evidente que algo ocurría con nosotros, y yo trataba de disimular, para evitar preguntas de su parte.
—¿Y cuál es el plan?— pregunté, necesitaba saber qué haríamos para saber en qué momento tendría algo de libertad.
—Iremos a varios de los museos que hay aquí mañana temprano y si quieren pueden tener la tarde libre... claro que no deberán salir de un rango de distancia, ¿de acuerdo? Y deberán responder a mis llamadas.—
—De acuerdo.—
Me sentía ansioso.
Pero mal al mismo tiempo. No debía sentirme así, pero, traicionar la confianza de Tom, no me hacía sentir bien. Solo que mi plan era lo más importante para mí, y no podía echarme para atrás en ese momento, no estando tan cerca.
Más tarde, después de la cena, estaba dando vueltas en la cama de mi habitación del hotel, pensando en todo lo que se aproximaba. Me levanté, tomé mi teléfono de la mesa de noche y desconecté el cable que estaba enchufado a él. Me fui a balcón de la habitación, respiré profundo, el viento era fuerte, hacía muchísimo frío, el clima era perfecto para una noche como esa, una noche para tomar importantes decisiones.
Si bien no podía estar más seguro de lo que quería hacer, debía admitir el miedo que sentía, porque no sabía que podía ocurrir, y eso me llenaba de incertidumbre, y aunque una parte de mí me decía que no pensara en nada negativo, siempre estaba la posibilidad de que algo malo pudiera suceder.
No debía pensar en eso, era lo mejor para mí.
Todo iba a salir bien, iba a pedirle que me aceptara en su vida, de regreso, y ella iba a hacerlo. Y seriamos una familia de nuevo.
Y yo encontraría el momento indicado de irme de casa de Tom cuando estuviéramos de regreso. Solo tenía que encontrarla y saber que todo estaría bien planificado para poder irme a vivir con ella, solo necesitaba la certeza de que podría volver a tener a mamá en mi vida.
Miraba abajo, las familias paseando por la calle, y se veían tan felices, eso me hacía falta, eso necesitaba más que nada, tomar mano de mamá, poder saber que era ella, quien me había traído al mundo y que me tendría a su lado, sin importar el tiempo que hubiera pasado.
La necesitaba.
Me quedé ahí de pie, en el balcón, con los codos apoyados en la baranda, recibiendo el fuerte viento, con los ojos cerrados, sintiendo como me limpiaba todos los pensamientos negativos, quedándome solo con todo lo bueno que pudiera cruzar mi mente.
A la mañana siguiente me despertó Tom, se veía muy contento durante el viaje, asumía que era porque era su primer viaje con sus hijos adoptivos y su novia, se veía realmente emocionado y muy entusiasta.
Aziraphale también se veía feliz, hasta que me miraba a mí y pensaba en lo que estaba haciendo y su sonrisa desaparecía mágicamente.
Desayunamos en el hotel, el cual era muy lujoso y elegante, Tom no escatimaba en costos y mucho menos con lo emocionado que estaba con el viaje. Luego del desayuno, caminamos rumbo a los museos, donde traté de disfrutar a pesar de mis ansias de que las horas avanzaran para poder tener nuestro tiempo libre en la tarde.
Cuando finalmente llegó la hora de almorzar fuimos a un restaurante muy hermoso, de esos que tienen los techos altos y candelabros hermosos colgando de ellos y decoración dorada, estaba sentado al lado de Aziraphale, que parecía estar maravillado con todo lo que veía. Annie se veía igual de conmocionada con los lugares tan bonitos que visitábamos que siempre traía una sonrisa en el rostro.
Me sentía agradecido por todo el viaje, por todo lo que Tom nos había dado hasta ese momento, y sí, quizá Aziraphale tenía razón y estaba mal que usara a Tom como lo estaba haciendo, pero era la única manera que tenía para llegar a mamá.
Después de almorzar, caminábamos hasta la puerta del hotel lentamente, Tom y Annie iban adelante, tomados de la mano, muy cariñosos. Tom le dio un beso en la mejilla a Annie, y supe que su felicidad era por las personas a su alrededor más que por el viaje en sí, me sentí mal de inmediato por traicionarlo al hacer lo que estaba a punto de hacer.
Aziraphale no hablaba mucho, lo cual era extraño en él, solo miraba todo, ni siquiera hacía preguntas, estaba más callado que de costumbre después de nuestra conversación.
Nos detuvimos en la puerta del hotel, donde Tom nos miró y nos dio algo de dinero en efectivo a cada uno.
—Conozcan el lugar con mucho cuidado... hay muchas galerías por aquí cerca, tengan cuidado, ¿Sí? Nos vemos en el hotel a las cinco, los quiero.—
Y tomó la mano de Annie para irse caminando por la calle. Aziraphale se fue en otra dirección y mi momento había llegado.
Tenía algo de dinero guardado de lo que nos daba para ir a la preparatoria.
Respiré profundo, tenía que hacerlo todo con calma, no podía desesperarme, tenía que ir lento. Saqué mi teléfono del bolsillo, ahí estaba la dirección exacta, respiraba lento para calmarme, pero no funcionaba, me percaté de que mi mano temblaba al sostener el teléfono, así que lo sostuve con ambas manos.
—¿Qué me pasa?— me dije cerrando los ojos con fuerza.
Estaba muy nervioso.
Encontré la dirección, la cual había leído miles de veces y aun así volvía a leer para estar seguro. Comencé a caminar, estaba a varias cuadras, había planeado tomar un taxi, pero de los nervios, estaba cambiando mi propio plan, y simplemente comencé a ir a pie.
Cada paso que daba iba acelerando, lo cual solo evidenciaba mi nerviosismo y ansiedad, comenzaba a sudar, me limpié el sudor de la frente y me detuve un segundo, recostándome sobre una pared, guardé el teléfono en el bolsillo y resoplar, necesitaba cerrar los ojos un momento y pensar con claridad.
¿Qué estaba haciendo?
No había momento de pensar en eso, ya lo estaba haciendo, no había marcha atrás.
Me faltaba cruzar muchas calles, las avenidas eran más grandes de lo que pensaba y eran cuadras enormes, no había calculado su magnitud, simplemente viéndolo en mapas de internet, comenzaba a sentirme realmente agotado mientras más iba caminando.
{Narra Aziraphale}
Me preguntaba si en algún momento se daría cuenta de que iba siguiéndolo, o si notaría que quería detenerlo.
Caminaba increíblemente rápido, era casi imposible seguirle el paso, pero de alguna manera conseguía mantenerme a una distancia considerable.
Estábamos ya demasiado lejos del punto donde Tom nos había dejado, ya no sabía como regresar, habíamos cruzado demasiadas calles y doblado en demasiadas esquinas, yo simplemente iba siguiéndolo que no había trazado una ruta de regreso en mi mente.
Me detuve un momento a atar los cordones de mis zapatillas, me agaché cuando una sombra oscureció todo y unas zapatillas conocidas se detuvieron frente a mí.
Levante la cabeza, Crowley me miraba enfadado.
—¿¡Pero que haces aquí!?—
—Crowley... Yo...—
—¿Sabes qué? ¡No quiero escucharte!— dijo marchándose, até rápidamente los cordones de mis zapatillas para seguirlo antes de que cruzara la calle.
—Espera, no te vayas, ¡No lo hagas! ¡No busques a tu madre!—
—¿Por qué no me dejas hacer lo que quiero?—dijo girando a verme mientras cruzaba la calle.
—¿Por qué no te quedas? ¡Quédate con nosotros!— le grité.
—¡Déjame en paz!— gritó enfadado, avanzando, distraído.
Y no vio que un auto venía.
Chapter Text
No pude hacer nada para detenerlo de cruzar la calle en ese instante, y todo pasó tan rápido. La desesperación fue lo que se adueñó de la situación, los sucesos ocurrieron uno tras otro; el auto golpeándolo fuertemente y su cuerpo chocando contra el suelo y deslizándose contra el mismo, su cabeza golpeándose fuertemente contra el pavimento, el chofer desesperando bajando de su auto a ayudarlo y yo corriendo a auxiliarlo sin saber que más hacer, rodeado de desesperación.
No sé quién llamó a emergencias, pero yo llamé a Tom, y recuerdo su voz al otro lado de la línea cuando le dije que Crowley había tenido un accidente, y la desesperación apoderándose de cada una de sus palabras por saber qué había pasado y donde estábamos.
Todo pasaba tan rápido que no sabía como manejar la situación.
Para cuando la ambulancia llegó, ya había un pequeño charco de sangre debajo de la cabeza de Crowley y Tom me decía por el teléfono que tratará de ir con él, que le dijera a qué hospital lo llevarían, que mantenga la calma, que todo estaría bien.
Y yo no podía estar calmado, sabiendo que todo era mi culpa.
Una vez en el hospital, yo esperaba junto al hombre que lo había atropellado, se lo veía muy asustado y preocupado, era un hombre joven. Se habían llevado a Crowley hace ya varios minutos y Tom estaba de camino con Annie. Se presentaron también oficiales de policía, yo me sentía realmente nervioso, sin saber qué hacer.
Cuando vi entrar a Tom y Annie, sentí un alivio inmediato y corrí hacia ellos, los abracé. Tom se veía diferente, y era clara la razón, estaba desesperado y muy aterrado. Annie se quedó conmigo mientras Tom, los oficiales y el chofer se fueron a hablar en privado.
—Aziraphale...— ella me abrazó al ver que estaba a punto de llorar, y rompí en llanto entre sus brazos.
—Esto no es culpa del chofer, ni de nadie más. Todo esto es mi culpa.— dije con el rostro empapado en lágrimas, ella sacó un pañuelo de su bolso y me lo entregó.
—No sé cómo ocurrieron las cosas, pero no hay forma de que esto sea tu culpa.—
—Lo es Annie, esto es mi culpa por estar ocultando las cosas, por seguir a Crowley, por no decir anda de algo que debí decir hace mucho.—
—¿De qué estás hablando?—
Tenía que decir que Crowley estaba buscando a su mamá y que lo tenía planeado desde hace mucho, tenía que decir la verdad.
Pero... todo lo que había pasado era mi culpa.
No sabía qué decir.
—Es que...—
—No presentaré cargos con el chofer, según el video que me enseño la policía. Fue mi Crowley quien cruzó la calle en luz verde estando distraído al hablar con Aziraphale, ustedes dos, chicos, fueron imprudentes...— dijo Tom al acercarse a nosotros de nuevo.
—El hombre disminuyó la velocidad como pudo, además, se ve muy arrepentido y preocupado, lo que necesito ahora es que tú, Aziraphale, me expliques qué hacían tan lejos de donde nos hospedamos.—
Tragué saliva, o decía la verdad, y traicionaba a Crowley o me inventaba algo y mantenía la mentira.
Lo habían atropellado por mi culpa, creo que se lo debía.
—Caminábamos juntos, íbamos hablando de... muchas cosas, que no nos dimos cuenta de lo lejos que llegamos...— mentí.
—¿En serio iban juntos?— preguntó incrédulo
—Emm, es que... primero íbamos separados, pero nos encontramos en el camino.— eso sonaba más creíble.
—Aziraphale...— Tom me sostuvo de los hombros con cuidado —... dime la verdad.— me miraba a los ojos.
¿Qué debía hacer?
—Eso fue lo que pasó...— mentí.
El asintió, parecía confiar mucho en mí.
Nos dejaron verlo una hora después, traía raspones en el rostro, la cabeza vendada y para buena fortuna, no tenía heridas graves ni lesiones. El doctor mencionó que lo más grave que tenía era el golpe en la cabeza y que tendría que estar en observación debido a eso, pero que el accidente no pasó a mayores. Nos dijo que el estaba muy débil debido al golpe que había recibido en el costado y los medicamentos que le habían dado, así que debíamos esperar a que despertara, que eso tomaría hasta el día siguiente.
Tom se sintió aliviado al oír eso, Annie también. Yo me ofrecí a quedarme con él durante toda la noche, cuidándolo, pero no me lo permitieron por ser menor de dieciocho años, así que Tom se quedaría y yo junto a Annie nos iríamos a quedarnos en el hotel durante la noche y volveríamos en la mañana para que Tom pudiera descansar.
Estábamos todos en la habitación, mientras Tom y Annie hablaban de pie, yo me senté al lado de la cama, tomé la mano de Crowley, la acaricié despacio y lo miré, en verdad no me gustaba ver sus ojos cerrados y su rostro herido. No quería sentir que algo malo le había pasado por mi culpa, me sentía miserable y a la vez me sentía un maldito mentiroso con mi familia por no ser capaz de decirles la verdad de Crowley.
El teléfono de Tom sonó y al ver la pantalla se puso un poco nervioso.
—Es de... el centro de adopciones.— escuché que le dijo a Annie.
—Pero ¿Cómo se enteraron?— preguntó ella, preocupada.
—El apellido, el registro en el hospital.— dijo él y salió a contestar
El centro de adopciones se había enterado del accidente, eso significaba que Tom podía estar en problemas.
Y todo por mi culpa.
Solté la mano de Crowley y llevé mis manos a mi cabeza, frustrado. Annie, al verme así se acercó a mí.
—Azi ¿Qué ocurre?—
—Todo, todo, todo, es mi culpa.—
—Deja de decir eso, por favor.—
—Ahora los del centro de adopciones van a querer alejarnos de Tom por el accidente.—
—No lo digas, por favor no digas eso.— Annie sonaba realmente preocupada
—Ellos podrían hacerlo.— dije muy seguro de mis palabras.
—Pero fue un accidente, solo fue un accidente.—
—Annie, encontrarán la excusa, de que Crowley y yo estábamos solos en la calle, siendo aún menores de edad y siendo Tom responsable por nosotros al ser nuestro padre adoptivo, podrían alejarnos, esto es grave.—
—¡Demonios! Pero no pensemos en eso, ellos podrían entender la situación del viaje y que ustedes estaban en su momento libre y que...—
Tom regresó.
Ambos lo miramos.
—De regreso a casa tengo una cita con el centro de adopciones para tocar este tema.— dijo algo serio y hasta triste.
—Yo iré contigo.— dije.
—No se puede, Aziraphale.— dijo Tom.
—Todo lo que pasó, el accidente, fue culpa mía.—
—Aziraphale, por ahora solo importa que Crowley esté bien, ya lo demás lo veremos luego.—
Se veía realmente triste. Annie lo abrazó. Se sentía realmente culpable por habernos dejado solos, pero no tenía ningún sentido que se sintiera mal por eso. Lo del accidente no hubiera ocurrido si yo no hubiera seguido a Crowley, y yo no hubiera seguido a Crowley si el no hubiera buscado a su madre. Y el no hubiera buscado a su madre si hubiera aceptado la buena vida que Tom nos estaba dando desde un inicio. Esa era la verdad.
Entonces la verdadera culpa de todo la tenía ¿Crowley?
No, no podía culparlo.
No podía hacer eso.
Ya de noche, me fui junto a Annie al hotel y Tom se quedó junto a Crowley. Pero no pude dormir en toda la noche, preocupado por ambos.
{Narra Crowley}
Al despertarme lo primero que vi fue un reloj enorme en la pared que marcaba las diez y cincuenta de la mañana, me dolía todo el cuerpo, y no sabía donde estaba. Me senté de golpe.
Alguien tomaba mi mano y estaba dormido.
—¿Aziraphale?—
—¡Crowley! Despertaste, ¿Cómo te sientes?— Tom se acercó desde la puerta, ¿Estaba en un hospital? ¿Y qué pasó con mamá? Todo lo que recordaba era que había estado caminando, camino a su dirección, pero no recordaba nada más.
—Estoy, adolorido.— me sinceré. —¿Qué me paso?— pregunté.
—Un auto te golpeó, el chofer no tuvo la culpa, es una buena persona, Aziraphale y tú estaban discutiendo en medio de la calle... y sucedió.—
Miré a Aziraphale que dormía tomando mi mano.
—Está aquí desde las cinco de la mañana, está muy preocupado por ti.— dijo Tom.
Me sorprendí, estaba tomando mi mano muy fuerte, pero se veía tierno.
Así que Aziraphale me había seguido para intentar detenerme, podía enfadarme con eso, pero con el dolor que sentía en todo el cuerpo, no tenía fuerzas para enfadarme.
¿Así que por culpa del rubio estaba en un hospital? ¿Pero qué estaba haciendo yo en un hospital? Tenía que ir a buscar a mamá.
Annie entró a la habitación y al verme despierto se acercó a darme un abrazo.
—Qué alegría que estés bien, estábamos todos preocupados.—
—Me duele un poco la cabeza.— le dije.
—Es que te golpeaste muy fuerte.—
—¿Desde cuándo estoy aquí?—
—Desde ayer.—
—¿Y cuándo me dejarán irme?—
—¿Por qué tanta desesperación por salir? Tranquilo, debes recuperarte con calma.—
Porque quería ir a la dirección de mamá, quería encontrarla lo más pronto posible.
—Es que yo... todavía quiero conocer la ciudad un poco...—
—Bueno, después de esto, dudo que Tom los deje ir libremente.—
—¿Qué? Pero...—
—Recuerda que aún tienes diecisiete. El centro de adopciones llamó y ahora Tom tiene una cita de regreso a casa.—
Entonces, ¿Tom estaba en problemas?
Eso explicaba por qué se veía tan agobiado y triste.
Intenté quitar mi mano del agarre de Aziraphale y este se despertó.
—¡Crowley!—
—Bueno, chicos, los dejaremos solos un momento para que hablen, estaremos aquí afuera.— dijo Annie, partiendo de la habitación junto a Tom.
—Oye, perdóname.— dijo el rubio con sus ojos abarrotándose de lágrimas.
—No es tu culpa...—
—Lo es, créeme, te seguí y discutimos...—
—Pero... tú mantienes el secreto por mí, así que te debo mucho, Aziraphale.—
—¿No estás enfadado conmigo?—
—Debería estarlo, pero... no me sirve de nada.—
—Ahora Tom... está en problemas, y no quiero que me alejen de él.—
—Es probable que le den una advertencia, pero no creo que nos alejen de el por el accidente.—
—¿En serio? ¿Cómo lo sabes?—
—Porque es un excelente padre y es la primera vez que ocurre un descuido de su parte.—
—Espero que tengas razón, está muy preocupado.—
—Pero, sí, hay un problema...—
—¿Cuál?—
—Cuando yo me vaya de la casa...—
—No puedo creer que sigues pensando en eso después de lo que pasó.— dijo enfadado.
—Aziraphale, si a Tom le dan una advertencia por el accidente, cuando yo me vaya, cuando un hijo se le desaparezca así de la nada... entonces puede que si te alejen de él... y lo siento mucho...—
—Entonces no te vayas.—
—Sé donde está mamá. Estaba tan cerca.—
—Por favor, Crowley... no seas egoísta.—
—Tú no seas egoísta, estás viviendo la vida que tú quieres, y quieres que yo sea feliz con una vida que no quiero, ¡Déjame buscar la que quiero!—
—¡Me devolverán al orfanato y Tom no podrá buscarme nunca más en su vida, ni al cumplir los dieciocho, lo alejan de mí por completo, por no ser apto para ser padre! ¡En cambio, tú estarías con tu madre biológica! ¡Luego de haber arruinado mi vida! ¡¿Eso quieres hacer?!—
—¡Claro que no quiero eso!—
—¡Entonces no te vayas, por favor, quédate con nosotros, acepta esta vida, por favor!—
¿Cómo hacerle entender?
Chapter Text
{Narra Aziraphale}
Después de nuestra conversación, o mejor dicho, discusión, a Crowley le comenzó a doler mucho la cabeza y tuve que llamar al doctor para que lo atendiera. Junto a Tom y Annie estábamos preocupados mientras esperábamos que el doctor nos dijera algo sobre su estado de salud.
Cuando el doctor salió dijo que tuvo que darle medicamento para calmar el intenso dolor y que lo mejor era dejarlo descansar.
Mientas tanto salimos a una cafetería cercana al hospital, Tom y Annie lucían realmente angustiados, yo no sabía qué decirles, así que permanecía en silencio mirando al rededor observando a las personas en la cafetería. En una mesa cercana, había una pareja que me llamó la atención, porque eran un chico rubio, igual que yo, que parecía estar en sus veinte, y sentado frente a él, un chico pelirrojo de cabello largo, que se parecía mucho a Crowley, sonreí al verlos, era claro que eran una pareja, se tomaban de las manos sobre la mesa.
Verlos me hizo pensar en una posibilidad de algo que no podía ser.
—Me pregunto si Crowley se sentirá cómodo en el hospital, le preguntaré si desea que lo trasladen a una clínica, quiero que se sienta cómodo.— dijo Tom, apoyo los codos en la mesa y juntó las manos, mirando a la mesa, estaba muy pensativo.
—Estoy segura de que él está muy cómodo.— dijo Annie.
—Pienso lo mismo.— dije.
Tom realmente se preocupaba demasiado a ambos, y estaba claro que nos quería demasiado. No podía creer que Crowley no podía verlo y simplemente aceptar la vida que quería brindarnos.
—Tengo que oírlo de él, es mi hijo, me siento muy preocupado por su comodidad, ahora, necesita recuperarse pronto para disfrutar de sus vacaciones... todo lo que sucedió fue culpa mía por dejarlos ir libremente, fui muy irresponsable.—
—Tom, nada fue tu culpa.— dijo Annie.
—Annie tiene razón, nada de lo que pasó fue tu culpa, tú confiaste en nosotros.— dije.
Tom resopló y se cubrió el rostro con ambas manos, estaba cansado y muy frustrado, no se había ido a dormir después de pasar la noche acompañando a Crowley.
—Lo mejor será que descanses.— le dijo Annie —Nosotros cuidaremos a Crowley todo el día, mientras tanto, tú ve a dormir.—
—¿Y si sucede algo? ¿Y si me necesitan?—
—Tom, todo está bien, te avisaremos si te necesita...—
Después de comer algo, Tom aceptó irse a dormir al hotel, y yo fui al hospital junto a Annie. Crowley estaba despierto, algo adormecido por los medicamentos.
—Quiero salir de aquí...— nos dijo.
—No puedes, aún debes recuperarte.— le dije.
—¿Por cuánto tiempo debo estar aquí?— preguntó renegando.
—Quizá un par de días más.— dijo Annie.
Se quejaba como un niño pequeño.
Pero yo sabía que él quería salir para seguir con su plan, solo que no podría hacerlo, porque Tom ya no nos iba a dejar ir por las calles con libertad, así que no había forma de que pudiera continuar con lo que tenía en mente.
Un plan que para mí no tenía sentido, pero que para él, era su mundo entero.
Sin embargo, había algo extraño en él, estaba inquieto, y ansioso, a la vez pensativo, como si tuviera algo en mente, y eso no me tenía tranquilo.
Los minutos y horas pasaban, hablando de temas triviales con Annie, también sobre el orfanato y la preparatoria, claro que solo ella y yo hablábamos, ya que Crowley seguía pensativo y extraño mirando a la pared.
Yo sabía que algo iba a pasar, podía sentirlo.
De pronto, se sentó y en un movimiento brusco se quitó el suero del brazo, tomó su ropa nueva que estaba doblada a un costado y comenzó a vestirse por debajo de la bata de hospital.
—Crowley ¿Qué haces?— pregunté angustiado.
—¿Crowley?— Annie estaba confundida, pero yo sabía que él estaba desesperado por encontrar a su madre, y al mismo tiempo me sentía muy enfadado.
Demasiado enfadado.
—¡Basta Crowley! ¡Detente!— le grité.
Annie no entendía qué sucedía, y estaba a punto de sacar su teléfono para llamar a Tom, pero la detuve.
—¡No! No lo hagas, yo me encargo.—
—¡Crowley, mírame!— se detuvo por un momento y me obedeció, me miraba agitado.
Se había colocado el pantalón y pasaba la bata por sobre su cabeza, quedando sin camiseta para colocársela.
—No hagas esto... por favor.— le rogué, mirándolo a los ojos.
—Es mi única oportunidad.— susurró, tomó su teléfono que estaba en la mesilla del costado y de pronto, sin tener zapatos puestos, comenzó a correr.
—¡Crowley!— grito Annie.
—Iré tras él, no llames a Tom, por favor.—
—Pero...— no alcancé a oír nada más, porque corrí detrás de él, que iba corriendo a toda velocidad.
Se metió por una puerta que daba a las escaleras de emergencia donde comenzó a bajar lo más rápido que podía y yo trataba de alcanzarlo mientras comenzaba a escuchar a las enfermeras hablando de que alguien se había escapado de su habitación.
—¡No hagas esto! ¡Regresa!—
—Tengo que hacerlo, Aziraphale.—
Llegó hasta el primer piso y salió lo más rápido que pudo de las escaleras de emergencia, corrió hacia la puerta esquivando a los de seguridad, cuando intenté seguirlo, cruzó la calle a toda velocidad y para cuando era mi turno de cruzar, la luz cambió a verde, los autos avanzaron a toda velocidad y no pude seguirlo.
Me sentí frustrado, Annie apareció detrás de mí, agitada, había bajado por las escaleras normales del hospital, estaba aterrada sin entender nada de lo que estaba pasando.
—¡No entiendo! ¿A dónde va? ¡Aziraphale! ¡Dime!—
—¡No puedo decirles, lo siento mucho!— me sentía desesperado, mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Dime, sé guardar secretos, Tom no está aquí... dime, por favor.—
—No puedo hacer que tú y Tom tengan secretos, perdóname.— le dije, la luz cambio y crucé corriendo, ella me seguía.
—Voy a tener que llamar a Tom ¡No entiendo qué sucede! ¿A dónde fue Crowley?—
—Por favor no lo llames, ¡Yo traeré a Crowley de regreso!—
—Te daré 10 minutos Aziraphale, confió en ti, diez minutos o llamaré a Tom.—
Ella amaba a Tom, sabía que de todos modos iba a llamarlo. Y eso de que me daría diez minutos no era cierto. Pero que lo decía para que me apresurara en traer a Crowley, de todos modos algunas enfermeras también habían salido a buscarlo, no podía perderse un menor de edad, la policía aparecería en cualquier momento.
Lo vi a lo lejos.
—¡Crowley! ¡Por favor! ¡Detente!—
Corrió más rápido.
Y yo también.
Lo vi parar un taxi y supe que todo estaría perdido si subía a ese vehículo.
—No, por favor no subas, por favor no...— dije en un hilo de voz, más para mí, él no podía oírme estando tan lejos.
Pero él subió al vehículo. Y entonces supe lo difícil que sería encontrarlo a partir de ese momento.
{Narra Crowley}
Había actuado sin pensar, había hecho todo tan rápido y mientras estaba en ese taxi sin dinero para pagar no sabía qué hacer más que mirar a todos lados por si alguien me seguía, como si hubiera hecho algo malo. Y bueno, escaparme lo era.
Le dije la dirección de la casa de mi madre, estaba nervioso y aturdido con todo lo que acababa de pasar, además era la primera vez que decía en voz alta la dirección de mamá. Todo se sentía extraño.
El camino era largo, pasaban los minutos y no dejaba de mirar a todas las direcciones, aunque el camino seguía y las calles pasaban una tras otra, no había indicios de que alguien me hubiera encontrado o de que me estuvieran siguiendo.
Cuando llegamos al destino, miré al conductor sintiéndome algo asustado, no sabía qué decirle. Pero había llegado el momento de ser sincero, yo solo miraba mi teléfono donde estaba la dirección y él me miraba a mí.
—¿No vas a pagar?—
—Eh... es qué.—
—¿No tienes con que pagar?—
—Yo... sucede que...—
—Debiste decirlo antes, bueno, tendrás que darme tu teléfono.—
—¿Mi... mi teléfono?—
—Sí, no doy viajes gratis, ni que fuera tonto.—
Mire mi teléfono y dude, pero él me lo quitó.
—Ahora bájate, que ya llegamos.—
—Pero...—
—¡Bájate!—
Me dolían los pies descalzos por haber corrido tantas cuadras así y ahora al bajar del auto me sentía exhausto. La venda de mi cabeza se había soltado también por haber corrido tanto y tenía que ajustarla. Pero no sabía cómo, solo sabía una cosa. Que me encontraba frente a la dirección exacta, que para ese punto, ya me sabía de memoria.
Que estaba frente a la casa de mi madre.
Y sabía que no podía tardar, que podían encontrarme en cualquier momento, que debía tocar el timbre, que debía hacerlo ya, pero no era tan sencillo, era el momento que había estado esperando por tanto tiempo, y ahora estaba frente a esa puerta blanca, y no sabía qué hacer.
Caminaba en círculos frente a esa casa, pensando en que decir o que hacer, estaba seguro de que esta vez ella estaba ahí adentro, sin esperar que su hijo aparecería después de tantos años.
¿Cómo reaccionaría?
Había estado tan ocupado planeando todo que nunca me había detenido a pensar en cómo lo tomaría ella, en cómo me recibiría.
Había asumido todo el tiempo que todo saldría bien. Solo esperaba que todo saliera así.
Respiré profundo y me armé de valor.
Toqué el timbre.
Y cuando una mujer con el cabello del mismo color que el mío abrió esa puerta y se quedó perpleja al verme, supe que no tenía que preguntar quién era, porque yo ya lo sabía. Y no tuve que presentarme, porque ella ya sabía quién era yo.
—Hola, mamá.—
—... No... puede ser. Eres... eres... Crowley...—
Chapter Text
—... No... puede ser. Eres... eres... Crowley...—
—Soy yo, mamá, y te busqué por tanto tiempo, por fin, eres tú...—
Mi sonrisa no podía ser más grande, mi felicidad era inmensa. Se veía tan joven y tan hermosa. No podía asimilar el estar frente a ella.
—Crowley tú... no deberías estar aquí. ¿Qué haces aquí? Yo te dejé en ese lugar porque...—
—Estoy aquí porque sé que no querías abandonarme, porque sé qué tenías tus razones en ese tiempo, yo sé que...—
—Has crecido tanto... no puedo creer que...— miró hacia el suelo —¿Por qué estás descalzo? Y... — miró hacia arriba de nuevo — ¿Qué te paso en la cabeza? Ven, primero, antes de que hablemos de algo... entra...—
Me sentí emocionado de que me invitara a pasar a su casa.
—Siéntate en ese sillón, iré por el botiquín.—
Su casa era muy acogedora, pequeña y rústica. No sabía como explicarle mi estado, pero la venda que estaba a punto de caerse, dejaba ver la herida en mi cabeza y estaba sangrando un poco.
Cuando volvió con el botiquín, note su rostro serio, no parecía contenta de verme, y no entendía eso. Si había pasado tanto tiempo que no nos veíamos, ella tenía que estar feliz de verme. Al igual que yo.
—Mamá...—
—Crowley no... por favor no me llames así.—
—Pero...—
—Por favor.—
Limpió mi herida con un algodón humedecido mientras yo no sabía qué pensar con la actitud que ella tenía conmigo, me sentía un poco confundido y hasta incómodo.
Volvió a vendar la herida de mi cabeza en completo silencio, ni ella ni yo decíamos nada, era como si nos hubiéramos quedado en completa incomodidad, siendo unos completos desconocidos cuando en el fondo éramos familia de sangre. Luego fue a buscar una cubeta con agua y una pequeña toalla con la que me limpio los pies, y me colocó calcetines blancos, me sentía como un niño pequeño mientras ella hacía todo eso, no sabía qué decirle.
—No sé si tengo zapatillas de tu talla, pero iré a buscar...—
—Mamá, no hace falta, debemos hablar...—
—¡No! Espera, aún no...— dijo, y se fue a buscar las zapatillas.
Regresó con un par de zapatillas blancas de hombre que me colocó como si fuera un niño, y aunque me quedaban bien, me quedé pensando en a quién le pertenecían.
Luego de terminar de hacer todo eso, finalmente me miro y se sentó en el sillón de enfrente, lucía nerviosa, frotaba sus manos la una con la otra inquietantemente.
—Escúchame, vine porque quiero una oportunidad.— dije con seguridad.
—Crowley...—
—Quiero que me dejes ser parte de tu vida...—
—Crowley eso no puede ser, y lo lamento en verdad...—
—¿Qué?—
¿Cómo que no podía ser?
—Mamá, ¿Qué estás diciendo?—
—Ya te dije que no me llames mamá.—
—Pero... tú eres mi... mamá.—
—Crowley, yo decidí dejarte en ese lugar para que tuvieras una mejor vida de la que yo pudiera darte, después de todo lo que pasé.... Yo no puedo ser tu madre, lo lamento mucho.—
—Pero yo... no hice nada malo...—
—Crowley, perdóname.—
—Pero... por favor.—
—Perdóname, sufrí mucho con tu padre. No puedo ser parte de una familia contigo.—
—Yo no tuve la culpa.—
—Lo sé, pero espero que me entiendas.—
—Entiéndeme tú, por favor, quiero formar parte de tu vida, te lo suplico.—
Me arrodillé frente a ella y junté mis manos.
—Te lo ruego mamá, he pensado en ti todos los días desde que llegué a ese orfanato.—
—¿Y que haces fuera de ese orfanato? ¿Te adoptaron? ¿Te escapaste? ¡Dime!—
—Yo...—
—¿Cómo pudiste hacer algo así?—
—¡Por ti!—
—No, Crowley, estás haciendo mal las cosas, yo te dejé para que fueras feliz, estoy segura de que tienes una buena familia que ahora está preocupada por ti y tú estás aquí rogando por una familia que no puedes tener, no puedo ser tu madre ¡no puedo! ¡Me duele en el alma decirte esto, peor no puedo ser tu mamá!— dijo mirando su vientre y colocando una mano sobre el mismo, me quedé pensando.
¿Qué estaba pasando?
En ese momento se escuchó que una llave entró en la puerta y luego un hombre abría la puerta ingresando a la vivienda.
—Amor ¿Todo bien? ¿Quién es el joven?—
—Él... el...—
—Soy Crowley.— me presenté extendiendo la mano —Soy el hijo de Astrid.—
—Y yo soy Matthew...— dijo perplejo y muy serio —... su futuro esposo.—
—Yo no sabía que el vendría, no tenía idea, no sé qué hace aquí...— dijo ella explicándole, se veía muy estresada y sujetaba su cabeza como si sintiera dolor.
—Amor, está bien...— le dijo a ella abrazándola por el hombro, tratando de calmarla —¿Para qué viniste?— me preguntó.
Yo no quería alterarla, ni mucho menos hacerla sentir mal de los nervios, pero parecía que había logrado eso.
—Escúchame amor, ve a recostarte, yo hablaré con él.— le dijo a mamá, me sentí agobiado porque yo quería hablar con ella, y no quería que se sintiera mal por mi culpa, pero ella se fue a su habitación y el se quedó conmigo.
No me decía nada, parecía pensativo en que decirme, sostenía su barbilla pensando y me miraba como si confirmara que era verdad que era su hijo y solo podía confirmarlo al verme una y otra vez.
—Escucha, chico. Astrid tiene problemas al recordar ciertas cosas que pasaron en su vida...—
—¿Sobre mi padre?—
—Ella sufrió mucho con tu padre, y lamento si sueno muy duro al decir esto, pero, tú eres el vivo recuerdo de todo lo que pasó con él...—
Trague saliva, mis ojos se llenaban de lágrimas, yo no quería ser eso para mamá.
—Eso no es justo para mí...— dije dejando que una lágrima cayera por mi mejilla, la sequé rápidamente.
—No llores, lamento que esto sea tan complicado.—
—Es que es mi madre, uno he hecho otra cosa que no sea pensar en ella.—
—Lo entiendo. Pero debo suponer que te adoptaron ¿No es así?—
—Sí, lo hicieron.—
—¿Y por qué no comienzas de cero? Y dejas que tu madre lo haga también, es lo que está intentando hacer conmigo, tiene cuatro meses de embarazo y queremos iniciar esta nueva vida distinta a la que tuvo antes. Un embarazo diferente ¿Entiendes lo que digo?—
Asentí, pero no quería darme por vencido tan fácil.
—No es sencillo rendirme.— dije dejando salir todas mis lágrimas, llorando por completo, a más no poder.
—Crowley, tu padre, golpeaba mucho a tu madre durante el embarazo, y abusaba constantemente de ella, él es un ser que no debería estar vivo... ni siquiera en la prisión en la que está... No te digo esto para hacerte sentir mal, te lo digo para que entiendas, por qué es importante que este embarazo sea en paz, por qué es fundamental que tu madre atraviese esta fase con tranquilidad, que todo sea distinto.—
—Yo solo... quería volver a ser parte de la vida de mi madre, yo no pienso hacerle daño de ningún tipo. Yo no me atrevería jamás, jamás, jamás a lastimarla como lo hizo mi padre, yo no tuve la culpa de lo que el le hizo, y la entiendo, porque la amo, y sé que aunque no quiera verme, ella me ama en el fondo.—
—Claro que ella te ama, por eso te dejo, porque era lo mejor para ti, una madre enferma mentalmente no podía cuidarte.—
—Pero si ahora está lista para ser madre, puede ser mi madre también.—
—Pero tú le harías eso a tu madre ¿Le revivirías todo ese trauma? ¿Crowley?—
—Yo no soy el problema, yo soy su hijo... quiero que me vea como su hijo también, al igual que el hijo que tendrá, por favor...—
—Quizá en algún momento se sentirá bien y se recuperará y podrá hacerlo, pero ahora no es el momento.—
—¡Han pasado más de doce años, que me despertaba cada día pensando en por qué tuvo que abandonarme y en cómo podría encontrarla de nuevo! Y no puedo esperar más tiempo.—
—Crowley, escúchame.—
—¡No!—
—Tienes que irte, hazlo por tu madre.—
—Pero...—
—Crowley...—
En ese instante tocaron la puerta, y supe que me habían encontrado.
{Narra Aziraphale}
Las cámaras de seguridad de la ciudad habían encontrado el lugar donde Crowley había bajado del taxi, y ahora se dirigían al lugar para llevarlo de regreso al hospital.
Toda la situación no hacía más que poner a Tom en más problemas
Annie llamó a Tom, así que los tres íbamos en una patrulla a donde estaba Crowley.
Cuando llegamos, vimos a un policía que hablaba con el afuera de una casa, había un señor más junto a ellos, pero Crowley no decía nada, entonces tuve miedo que ese fuera el instante en el que Ton se enteraría de la verdad.
Bajamos del auto rápidamente, y corrí junto a Crowley y le di un abrazo.
—¿Estás bien?— le pregunté, no respondió nada, pero me correspondió el abrazo y comenzó a llorar fuertemente, lo cual fue extraño. Peor inmediatamente supe que no le había ido bien.
—¿Qué hacía Crowley aquí?— le preguntó Tom al oficial, el señor miro a Tom y antes ed que pudiera hablar me separe del abrazo y sabía que había llegado mi momento de entrometerme.
—No creo que eso sea importante.— dije.
—Lo es, jovencito.— dijo el policía.
—Pero quizá es algo que no nos incumbe y sea algo privado de Crowley.— dije.
—Pero es menor de edad, así que su padre debe estar al tanto.— me respondió el policía mirándome retadoramente.
No sabía que responder, Crowley me miro como agradeciéndome por intentarlo, pero no había nada más que pudiera hacer, Tom iba a enterarse de la verdad.
Annie me miraba preguntando que estaba haciendo, y se avecinaba la verdad.
—Según me comenta el aquí presente, Matthew Ribbons, el joven Crowley vino a esta propiedad a buscar a su madre biológica, Astrid Ashtored, quien vive en la propiedad junto a Matthew, aparentemente su deseo era que ella le diera la oportunidad de formar parte de su vida...—
El policía lucía sorprendido, pero no tanto como Tom.
Annie se cubrió los labios de la sorpresa y yo no sabía a donde mirar.
Tom giró a ver a Crowley con el rostro de tristeza más notorio que había visto en toda mi vida, se sentía decepcionado, se sentía traicionado, y Crowley no se atrevía a mirarlo a los ojos, estaba avergonzado. Y triste por lo que suponía, había salido mal para él.
Lo subieron al auto de regreso al hospital y dejaron a los dueños de la casa en paz.
Nadie decía nada en todo el camino.
Devolvieron a Crowley a su camilla y le colocaron de nuevo el suero mientras yo lo acompañaba, Annie y Tom hablaban alterados en el pasillo, parecía que discutían.
—Te dije que no lo hicieras.— le dije.
—No estoy de humor para un 'te lo dije'.— dijo con lágrimas bajando por sus mejillas, me dolía verlo llorando, estaba realmente herido.
—¿Qué fue lo que pasó?— pregunte tratando de ser delicado.
—Ella... no me quiere Aziraphale, no me quiere.—
Tomé su mano.
—No digas eso... Crowley, estoy seguro de que te quiere.—
Negó, cerrando los ojos y mordiendo sus labios, dejando más lágrimas caer una tras otra, jamás lo había visto así, era como ver un sueño de tantos años romperse frente a mis ojos.
Su sueño de buscar a su madre, era como un cristal hermoso, que se quebraba frente a mí en ese instante.
Besé su mano, y la acaricié para calmarlo, ya que no sabía qué decirle.
—Soy el recuerdo de lo peor que le pasó en la vida. Eso soy para ella.— dijo sollozando.
—¿Eso te dijo? Vaya.—
—Tom debe odiarme ahora, debe pensar que soy un tonto, ¡Que nunca debió adoptarme! Y lo peor de todo es que ahora metí en más problemas a Tom, y van a querer alejarte de él por mi culpa. —
—Iba a ser así de todos modos, si te ibas a quedar con ella, me alejarían de el y lo sabes.—
—¡Soy un maldito egoísta!— Lloraba tan fuerte que no había forma de consolarlo.
Besé su mano de nuevo.
—Tranquilo, lo importante es que tú estás bien ahora, que no te pasó nada malo y que podrás sanar tus heridas, estábamos preocupados por ti.—
—Estoy mal, estoy herido, siento mi corazón roto en miles de pedazos en este momento.— sequé sus lágrimas con mi mano libre.
—Escucha Crowley, el daño está hecho.—
Era cierto, él aún estaba herido por el accidente, su madre lo había rechazado, Tom estaba en problemas y podían alejarnos de él, teníamos que volver a casa pronto para que Tom hablara con la oficina de adopciones sobre todo lo que había pasado. Todo podía pasar y no sabíamos que iba a suceder, el daño estaba hecho.
Solo restaba ver cuales serian las consecuencias.
Chapter Text
{Narra Crowley}
Tom apenas me dirigía la palabra, no habíamos hablado realmente desde que se había enterado de la verdad, apenas se dirigía a mí para preguntarme si me sentía bien del dolor de cabeza, nada más, pero podía notar el dolor en su voz, era claro que se sentía traicionado y herido, y no sabía cómo pedir perdón por todo.
Por otro lado, Aziraphale no me dejaba solo, y eso significaba mucho para mí, había estado junto a mí en el peor momento. No me había dejado afrontar ese rechazo en soledad, siempre tomaba mi mano y no me dejaba sufrir en silencio, trataba de animarme y me ayudaba a sentirme mejor aún en la peor situación que podía estar afrontando.
Era ya mi último día en el hospital, había despertado temprano para que me volvieran a vendar la herida de la cabeza, esa noche Annie y Tom se habían quedado toda la noche, sentía que después de lo que había pasado, ya nadie confiaba en mí, me sentía un verdadero desastre, y lo era.
Tenía el corazón roto en miles de pedazos por todo el daño que sentía. Por el rechazo de mamá y por el dolor que estaba causando a Tom, no sabía que hacer, meterlo en problemas era algo que siempre había sido parte del plan, y lo había dejado pasar como algo que tendría que suceder, pero ahora que estaba sucediendo, me daba cuenta de la magnitud de todo.
Y mamá, me dolía más que nada. Había planeado todo, había hecho cada cosa pensando en ella, en encontrarla y en poder por lo menos volver a verla, y todo había salido mal, desde el atropello hasta su rechazo, enterarme de que estaba embarazada, me hacía sentir peor, y sí, yo quería que ella comenzara una nueva vida y fuera feliz. Pero algo me impedía sentirme bien con todo eso. Yo quería ser parte de esa felicidad, yo quería ser parte de esa vida. Y no iba a serlo. Y me sentía roto, quebrado y desdichado.
Vi llegar a Aziraphale justo después de que me terminaran de vendar, me hacía feliz cómo nuestra relación de odio y enemistad se había convertido en algo de unión gracias a todo lo que había pasado.
—¿Cómo te sientes hoy?— preguntó cuando Annie y Tom salieron un momento dejándome con él. Solo salieron un momento al pasillo, no me dejarían a solas con Aziraphale pensando que podría volver a escaparme. No confiaban. Ya no.
—No dejo de pensar en lo que pasará al volver a casa.—
—Yo estoy igual.—
—Después de lo que pasó, no puedo permitir que alejen a Tom de ti.—
—Pero sabes que iba a ser así si te ibas.—
—Pero no conseguí nada Aziraphale, no lo quiero que lo alejen de ti en vano.—
—No podemos hacer nada... te accidentaste y luego te escapaste, todo eso cuenta como descuidos de él.—
—Pero podemos cambiar la historia.—
—¿De qué hablas?—
—Tú tienes el poder de cambiar toda la historia.—
—¿Yo?—
—Así es, escucha con atención...—
—Está bien...—
—Tú eres quien sabía de mi plan de encontrar a mamá desde antes de que todo sucediera...—
—Es verdad...—
—Solo debes decir la verdad, cuando te pregunten por qué me fui, cuando te pregunten por qué ocurrió el accidente... solo di la verdad. Todo quedará como algo que yo tenía planeado y no como que me fui porque Tom hizo algo mal como padre. Solo di la verdad.—
—Dices que la verdad puede salvar a Tom.—
—Eso es porque yo nunca me fui porque Tom sea mal padre, nunca quise irme porque él hiciera algo malo, yo siempre tenía el plan de buscar a mamá desde que estaba en el orfanato, eso era lo que yo quería, por eso acepté la adopción para irme más rápido, yo quedaré mal, él quedará bien ¿Lo entiendes?.—
—Creo que sí, pero si hago eso, ¿Qué pasará contigo?—
—No importa que pase conmigo, lo que importa es que no te alejen de Tom por mi culpa.—
—Pero Crowley ¿Y si te terminan alejando de él?—
—... Solo di la verdad en todas las preguntas que te hagan al volver a casa y todo saldrá bien para ti, ¿sí? ¡Promételo!—
—Lo... ¡Lo prometo!—
Cuando me dieron de alta, aún no tenía la conversación con Tom, supuse que estaba esperando que regresemos a casa para hablar conmigo. También noté que no estaba bien con Annie, parecía que estaban peleados o algo parecido, apenas se hablaban, supuse que todo era por mi culpa, aproveché en el avión para preguntarle a Aziraphale sobre eso.
—¿Annie y Tom, están bien?—
—Ah, sobre eso...—
—¿Qué ocurre?—
—Creo que están peleados.—
—¿Por qué?—
—Después de lo que paso, Tom pensó que Annie sabía sobre tu plan, Annie le dijo que ella no sabía nada, pero él estaba tan frustrado por todo lo que estaba pasando que involuntariamente levanto un poco la voz, ella se enfadó y ahora están sin hablarse...—
—Todo es mi culpa.—
—No puedo decirte que no, pero, lo solucionaremos todo...— dijo tomando mi mano, me ruboricé.
No supe qué hacer, pero mi única reacción fue entrelazar mis dedos con los suyos.
—Oye Aziraphale.—
—¿Qué ocurre?—
—Gracias.—
—¿Por qué?—
—Eres... el mejor.—
—¿El mejor?—
—Diría que el mejor hermano, pero... no puedo considerarte así.—
—¿Entonces cómo me consideras?—
—Cómo algo distinto.—
—¿Y eso qué es?—
—Un amigo, uno al que... aprecio.—
—Eso es nuevo en ti, creí que me odiabas.—
—Sí, bueno, eso era antes.—
—¿Y ahora?—
—Ahora... me has demostrado que vales la pena.—
—Para mí sigues siendo un tonto.—me dijo bromeando, mire nuestras manos que seguían juntas con los dedos entrelazados.
—Crowley, no te enfades conmigo por lo que voy a decir, pero, tú me sigues gustando mucho.—
Resoplé.
Pero antes de que pudiera decir algo se escuchó la voz del piloto anunciando nuestra llegada, así que preferí dejarlo así sin decir nada.
Y solté su mano.
Se quedó mirándome pensativo, a la espera de una respuesta. Que nunca llegó.
No podía plantearme algo que decirle, no podía corresponderle ni pensar en eso, no con el corazón roto por mamá, no con problemas que solucionar, no con Tom en problemas por mi culpa, no con tantas cosas que afrontar y tantos dilemas enredados en mi mente, no podía.
El chofer nos esperaba afuera del aeropuerto, a Annie la dejamos en su departamento y nosotros tres finalmente llegamos a casa, el camino fue tedioso e incómodo porque nadie decía nada.
Cuando bajamos las cosas y estábamos metiendo las maletas a la casa, Steph nos recibió con abrazos y besos, pero no pasaron ni treinta minutos cuando de pronto llegó un auto a la casa. Inmediatamente, supe que se trataba del centro de adopciones, me tensé de inmediato, no nos dejaban ni siquiera terminar de desempacar.
Ni siquiera me habían dado el tiempo de hablar con Tom y disculparme por todo.
Bajaron tres personas, Tom los saludo, nos saludaron a nosotros y luego entraron a la casa donde dos entraron con Tom a su oficina mientras una se quedó con nosotros. Sabía que esa conversación era crucial para Tom, luego hablarían conmigo y luego con Aziraphale.
La persona que se había quedado con nosotros parecía que estaba cuidándonos, vestía un uniforme como si fuera de algún servicio de seguridad, luego llegaron más personas del centro de adopciones, Steph les abrió la puerta, Tom le había encargado dejar pasar a todos los que eran del centro de adopciones. Había otra persona más que vestía un uniforme similar a la que había con nosotros, parecía que la cosa era en serio.
Nosotros estábamos sentados en el sillón mientras estas personas nos rodeaban esperando a que Tom saliera de hablar con esas dos, mire a Aziraphale a los ojos, él tomó mi mano, se veía nervioso.
—Solo debes decir la verdad.— le susurré.
—La verdad, solo la verdad.— susurró para sí mismo, estaba muy nervioso, con su mano libre sujetaba el collar que traía puesto, el de su madre.
—Tranquilo— lo calmé.
—Sí...— dijo, pero sentía su mano temblando.
—Oye, calma, todo estará bien ¿Sí? Lo prometo.— le dije.
Minutos después salieron de la oficina y Tom se acercó a nosotros.
Se arrodilló frente a nosotros y nos miró fijamente.
—Chicos, estas personas quieren hacerles unas preguntas, sobre todo lo que ha pasado últimamente, ¿eso está bien?—
Nos miramos.
—Sí, está bien.— dijimos al unísono.
Primero habló conmigo. Era una psiquiatra encargada del caso, le dije todo lo que tenía pensado, toda la verdad, todo lo que me hacía quedar a mí como el malo de la historia, porque eso era. Había arruinado todo para Aziraphale y Tom y ahora tenía que luchar para ayudarlos a que todo estuviera bien para ellos, se los debía a ambos.
Le hablé de mi plan, que lo tenía pensado desde el orfanato, que si no me adoptaban la buscaría al cumplir los dieciocho, le hable también de mi mal humor en casa, de la laptop que le hice comprar a Tom para tener toda la información que pudiera obtener, le hable de todo. De cada mínimo detalle que había organizado para que las cosas salieran tal y como yo lo había pensado. Era importante que supieran que tenía pensado todo desde antes de conocer a Tom. Lo dije todo.
Era fundamental que supieran que la culpa no era de Tom, que yo no me había escapado porque él hubiera hecho algo mal como padre, eso era lo crucial.
Cuando terminó de hablar conmigo volvimos al sillón donde estaban Tom y Aziraphale.
—Hola Aziraphale, mi nombre es Stephanie, y soy la psiquiatra encargada de su caso, ¿Puedo hablar contigo un momento?—
—Eso está bien.— dijo asustado. Sabía que todo era mi culpa, él solo debía decir la verdad para que no lo alejaran de Tom.
Tom no había hecho nada malo.
Tom era un buen padre.
Todos los errores habían sido míos.
Esa era la verdad.
Se fueron a hablar con él y yo me quedé en el sillón con Tom al lado, rodeado de muchas personas que no conocía y que hablaban entre ellos.
Comencé a llorar de la rabia que sentía conmigo mismo y de la impotencia de haber sido tan tonto al creer que todo el plan saldría bien y que mi madre iba a aceptarme. Era un idiota. También lloraba por todo lo que acababa de hablar y dejar salir tanta información me había dejado con las emociones desbordadas.
—Perdóname, por favor. Tom, perdóname.— dije finalmente luego de haber estado aguantando esas palabras.
No podía controlar mi llanto y todos comenzaban a mirarme.
Me cubrí el rostro con ambas manos y me sequé las lágrimas rápidamente, pero inmediatamente nacían más.
—Crowley... escúchame.—
—No soy digno de ser hijo tuyo, y sé que eso lo sabes.—
—No digas esas cosas.—
—Te prometo que voy a solucionarlo todo para que ustedes sean una familia feliz.—
—Crowley... solo eres un chico que quería volver a ver a su madre, sé que estuvo mal lo que hiciste, pero en verdad todo es entendible.—
—Te metí en problemas.—
—Créeme que sí, pero eres joven, y no puedo cambiar lo que ya está hecho, solo puedo decirte que intento entenderte, y realmente hay una parte de mí que lo hace, te entiendo...—
—¿Y me perdonas?—
—Lo hago.—
Una señorita se acercó a nosotros, parecía que había estado escuchando lo que decíamos.
—Soy de la oficina de adopciones, y la principal asignada a monitorear su caso, y debo decir que la situación no es sencilla. En realidad es muy compleja. Primero el accidente y luego que se escapara del hospital, fueron dos situaciones muy relevantes que llevan este caso a una fase determinante. Tom está en riesgo de entrar a lista roja, es probable que a ambos se los regrese al orfanato.—
—Pero yo lo voy a solucionar.— dije —No alejarán a Aziraphale de Tom, es una promesa.— prometí a Tom y me lo juré a mí mismo.
—Tú también eres mi hijo, ¿lo sabes verdad?— me dijo Tom, sus ojos enrojecían también.
—Perdóname Tom, pero nunca fui digno de ser tu hijo, desde antes de que me adoptaras, nunca lo fui, en cambio, Aziraphale si lo es, él sí lo merece.—
—Esto no se trata de merecer.—
—Sí, se trata de eso, y yo no merezco esto. Acepte ser adoptado...— me di cuenta de que las demás personas también estaban escuchando nuestra conversación y aproveché en hablar más fuerte y decir la verdad para ayudar a Tom —... Yo acepté ser adoptado únicamente porque quería salir del orfanato y buscar a mamá, siempre fue mi plan, siempre lo tuve en mente. Si me atropellaron no fue descuido de Tom, fue porque Aziraphale intentó detenerme de ir a buscarla, si me escape del hospital, fue por ir a buscarla. Esa es la verdad. ¡Tom no es un mal padre! ¡Nunca fue un mal padre! ¡Yo no merezco ser su hijo! ¡Si hay alguien que debe regresar al orfanato, ese soy yo, pero yo solo, no Aziraphale! Aziraphale es el hijo perfecto para Tom, él ama y atesora esta vida más que a nada en el mundo, y Tom es el mejor padre del mundo para un chico como él. ¡No los separen por mi culpa!—
Chapter Text
{Narra Aziraphale}
Decidí que la mejor opción que tenía era hacerle caso a Crowley, lo mejor era decir la verdad, aunque tenía mucho miedo que eso fuera a perjudicarlo de muchas formas, a él la verdad le hacía quedar mal, y muy mal.
Y aunque tenía que admitir que una parte de mí estaba enfadado con él, tenía que guardármelo, tenía que dejar eso atrás, lo más importante era estar únicos y afrontar la situación juntos, no podía dejarme llevar por resentimientos o enojos, no tenía sentido, tenía que ser maduro.
Estaba muy nervioso, pero tuve que poner de mi parte para no dejar que los nervios me hicieran ver débil o cometiera algún error. Dije todo lo que tenía que decir, y me noté seguro de mí mismo en el intento por hacerlo.
Cuando regresé con Tom y Crowley, todo el ambiente se sentía tenso, tantas personas en la casa y todos hablando de nosotros. Todos fuimos a la gran mesa del comedor y nos sentamos, era momento de hablar de todo lo que había pasado. Crowley se veía muy triste.
—No queríamos llevar esto a juicio luego del accidente de Crowley.— explicó la encargada del caso. —Queríamos dejar a Tom con una advertencia de descuido únicamente, pero teniendo en cuenta que luego Crowley se escapó del hospital, y considerando la razón por la cual lo hizo, lamentablemente no podemos dejar este asunto en una simple advertencia.—
—¿Puedo hablar? ¿Por favor?— dijo Crowley, me sentía nervioso de saber que todo el asunto parecía ser más serio de lo que aparentaba inicialmente.
—Adelante, Crowley.— le indicó la encargada.
—Todo esto es culpa mía. No de Tom, yo nunca desee tener una familia ni ser adoptado, solo acepté porque quería salir del orfanato y buscar a mi madre, siempre lo tuve en mente, todo me salió mal... ¡Todo!...— su voz se quebraba, así que se detuvo.
—Vamos a tener que llevar este caso a un juicio.— dijo la encargada.
—¡¿Qué?! Pero acabo de explicarle que Tom no hizo nada malo.—
—Crowley, Tom los descuido al dejarlos solos, y al no vigilarte cuando escapaste del hospital.—
—¡Eso es culpa mía! ¡No de él!—
—Aún eres menor de edad, él debía cuidarlos bien, como fue el acuerdo cuando decidió adoptarlos, o podría perderlos.—
—¡No es justo! ¡Todo lo que ocurrió fue mi culpa! ¡Todo!—
Crowley lloraba.
{Narra Crowley}
Me sentía muy exhausto por todo, no estaban escuchándome ni entendiéndome. No estaban prestando atención a cada una de las palabras que decía o simplemente parecía no importarles lo que yo tuviera que decir.
—Crowley, cálmate, por favor...— me dijo Tom, que estaba sentado a mi lado, colocando su mano en mi espalda y frotando cuidadosamente para calmar mi llanto.
Traté de respirar lentamente para dejar de llorar, me sentía débil y tonto, no podía creer que había caído tan bajo luego de arruinarlo todo para ellos.
Minutos después ya no quería escuchar nada, porque hablaban de cosas que no entendía, Aziraphale tomaba mi mano por debajo de la mesa, Tom se veía nervioso y pálido, pero trataba de mostrarse firme ante todo lo que le decían.
Llamó a su abogado que llegaría una hora más tarde para reunirse con él. La situación era complicada.
Durante toda esa hora no dejaba de pensar en que todo lo había provocado yo, toda la culpa era mía, toda la maravillosa vida que Aziraphale podría tener junto a Tom estaba viéndose arruinada, toda por mi culpa. Todo por querer buscar a mamá, que simplemente me rechazó sin más.
Cuando llegó el abogado le entregaron el documento oficial en el que estaba escrito todo lo que Tom había hecho mal y más tecnicismos que ni yo ni Aziraphale entendíamos, solo sabíamos que por lo que durara el juicio no nos permitirían estar junto a él, nos iban a llevar a otro lugar. Lo cual me enfadaba mucho porque él no había hecho nada malo.
Más tarde llegó Annie y lo más hermoso del día fue ver como se abrazaron con Tom, quizá ni siquiera hizo falta que se dijeran perdón, simplemente ella supo que era un mal momento para él y apareció con ese abrazo que el tanto necesitaba, con ese 'Estoy aquí'.
—Les acompañaré a empacar algunas de sus cosas, ¿está bien?— nos dijo la psiquiatra a mí y a Aziraphale cuando estábamos sentados en sillón mirando a todos haciendo su trabajo, nos miramos angustiados. Tom a lo lejos hablaba con esas personas y con su abogado mientras tomaba de la mano de Annie.
Subimos las escaleras y ella nos esperó afuera de nuestras habitaciones.
Aproveché en entrar a la habitación de Aziraphale un momento con la excusa de ayudarlo a empacar. Tenía que hablar con él, lo necesitaba.
—¿Crowley? ¿No deberías estar empacando?—
—Nada de esto es justo, nada.—
—Lo sé, pero no podemos hacer nada tú y yo, lo sabes perfectamente.—
—Estoy enojado.— dije mirando al suelo, de nuevo las lágrimas querían aparecer.
—Oye...— Aziraphale me sujeto del mentón y me hizo mirarlo. —... No me gusta verte así... y sé que estamos pasando un momento terrible y sientes que todo esto es tu culpa, pero no quiero verte triste. Crowley yo... no puedo estar bien si tú no estás bien, tú me das fortaleza, tú eres quien me transmite la fuerza que necesito para mantenerme de pie, por favor no te rindas, no quiero verte perdiendo las esperanzas, dime que todo estará bien y sé que puedo confiar en ti, sé que así será, no importa lo que pase. Y no importa lo que ya pasó, yo realmente confío mucho en ti. Eres fuerte.—
—Aziraphale ¿Cómo? ¿Cómo sabes que necesitaba escuchar todo eso?—
—Porque así como Annie sabia que Tom necesitaba un abrazo, sé que te estás quebrando y no quiero dejarte caerte a pedazos, porque eres más fuerte de lo que piensas...—
Me abrazó fuerte, y le correspondí el abrazo, y lo apreté fuertemente contra mí, porque lo necesitaba, era esa paz que podía encontrar en medio de tanto caos.
Eso era él.
—Tú deberías odiarme, eché a perder la vida que ibas a tener con Tom, arruiné todo con mi plan, soy un tonto.— le dije en el abrazo.
—A pesar de que debería odiarte y aunque quizá una parte de mí sí me hace querer estar enojado contigo, no es lo correcto ahora, ahora debemos estar unidos y ser fuertes.—
—Perdóname Aziraphale, por todas las veces en que te trate mal, por cada ocasión en la que me comporte como un tonto, estaba cegado con mi plan, estaba siendo un egoísta y arruine todo.—
—Ya no pienses en eso, ya pasó todo.—
Comenzaron a caer sus lágrimas y el abrazo se hizo más fuerte.
—¿Me perdonas?—
—Te perdono.—
—Podrías perder a tu padre por mi culpa... aunque tú me perdones, yo no me lo perdonaré nunca...— mis lágrimas caían una tras otra sobre su hombro, él me acariciaba la espalda.
—Debes perdonarte Crowley, y debemos ser fuertes.—
—¿Cómo puedo gustarte? Si soy un tonto, si soy tan... egoísta.—
Me sonrió.
—Detrás de todo eso, hay un chico muy valiente que sacó las fuerzas necesarias para buscar a su madre y que nunca se rindió a pesar de lo difícil que era ese plan, sabiendo que podía arruinarle la vida a otras personas, no le importó ser egoísta, no le importó nada, fue perseverante, y llegó hasta el final. Escúchame, cometiste errores, como todos pueden hacerlo. Pero no te rendiste en lo que querías hacer, la encontraste, y aunque no salieron como tú querías, encontraste a tu madre, pudiste verla, es un deseo que muchos huérfanos, que muchos niños abandonados no pueden cumplir. Tú lo lograste, yo te admiro Crowley.—
Él me admiraba cuando debía odiarme por arruinarlo todo para él y para Tom.
—Pero arruiné todo para ti y para Tom...—
—Pero confío en ti, y sé que en juicio todo se va a solucionar, tú me lo dijiste, que confiara en ti, y eso haré.—
—Lo solucionaré todo para ustedes, lo haré. Cueste lo que cueste.—
Al separarnos del abrazo me miró a los ojos y me sonrió, e inmediatamente supe lo que él esperaba de mí, después de todo me había dicho que yo le gustaba, sabía perfectamente lo que él quería en ese momento, estando tan cerca y mirándome de esa forma.
Pero no podía ser.
Así que simplemente me incliné un poco para darle un beso en la mejilla.
Era lo único que podía darle.
Pero él giró el rostro en mi dirección.
Y nuestros labios se tocaron por menos de un segundo.
Me separé rápidamente y lo miré a los ojos. Él se veía tan tierno, y tan travieso por ese movimiento, se reía y sus ojos se llenaban de lágrimas, sabía que también me necesitaba, que el mal momento nos estaba consumiendo a ambos y que de alguna manera nos necesitábamos el uno al otro.
—Bésame.— susurró.
Y no pude evitarlo más, en ese instante, sujeté su rostro con ambas manos y loa cerqué a mí, uní nuestros labios como si tuviera alguna idea de lo que estaba haciendo y lo besé como me imaginaba que tenía que ser un primer beso.
Supuse que lo era para ambos, pero sin importar la inexperiencia entrabamos poco a poco en sintonía, era como aprender juntos, y así íbamos sincronizando los movimientos, esa danza desconocida que íbamos aprendiendo el uno con el otro.
Solté su rostro y lo abracé fuertemente de la cintura, él me rodeó el cuello y nos juntamos más, era como si lo hubiéramos estado deseando dese hace mucho. Sabía que a lo mejor el sí lo venía esperando desde hacía mucho tiempo, pero no tenía idea de cuánto lo había estado deseando yo también, hasta ese instante en el que me veía junto a él y no quería soltarlo por nada. Quería tenerlo junto a mí más tiempo, lo que fuera necesario para calmar toda la ansiedad de mi cuerpo.
Me gustaba mucho Aziraphale.
Por más que intentara negarlo o posponer la idea.
Me encantaba Aziraphale.
Besarlo era como sentir la paz en medio del enorme problema que había causado, era como si él fuera a ayudarme a encontrar la tranquilidad en medio de toda la tormenta.
—Chicos, venimos a despedi... ¡Oh!...—
—¡Crowley! ¡Aziraphale! ¿Qué está...? ¿Pasando aquí...?—
Eran Tom y Annie.
Nos separamos rápidamente, pero era tarde. Habían visto el beso.
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-¡Esto no es lo que... bueno, es que... nosotros...!- no supe qué decir, ellos entraron a la habitación rápidamente, Tom se llevó las manos a la cabeza, podía notarse su frustración.
-Se puede saber ¿Qué está pasando?- preguntó Annie preocupada, más que eso, se veía algo aterrada con la situación, Aziraphale no sabía qué hacer, ni a donde mirar, estaba igual que yo, petrificado con la escena.
-No sé qué decir...- me dijo Aziraphale, mirándome con miedo.
-No pasa nada... solo sucedió, yo... no sé ni como explicarlo, simplemente sucedió.- les dije.
-Ustedes están locos, ¿O qué? No tienen ni una mínima idea de los problemas en los que estamos y ahora esto, ¿No tienen idea de lo que podría suceder si la señorita que está afuera de la habitación los hubiera visto?- dijo Annie cerrando la puerta rápidamente para que pudiéramos hablar con tranquilidad.
-Lo siento... yo... lo...- Aziraphale estaba nervioso y temblaba.
-No queríamos causar más problemas.- dije con voz firme, tenía que intentar calmar todo.
-Solo veníamos a despedirnos, ya que no nos veremos en lo que dura el juicio, y ni siquiera sabemos si nos veremos luego de eso, con todo lo que está pasando, y ahora sucede esto...- dijo Tom con las manos en la cabeza.
-Tom...- no sabía qué decir, pero sabía qué hacer, y tomé la mano a Aziraphale.
-¿Desde cuándo ocurre algo entre ustedes? Si es que puede saberse.-preguntó Tom en voz baja, estaba estresado, realmente angustiado, su voz sonaba ronca y se veía agotado.
-No ocurre nada entre nosotros.- dije, Aziraphale apretó mi mano, nervioso.
-Es que ni nosotros mismos sabemos qué es lo que ocurre entre nosotros.- dijo el rubio.
-¿Pero ocurre algo, verdad?- preguntó Tom.
Ambos asentimos.
-En verdad que soy el peor padre del mundo ¡Cómo no me di cuenta de esto!- dijo cubriéndose el rostro, se veía muy mal.
-No, Tom, no digas eso...- le dijimos ambos para calmarlo y Annie tomó su mano con fuerza.
-Chicos, no tenemos tiempo para lidiar con esto, y es que esto realmente lo complica todo, Tom tendrá que luchar para recuperarlos, y ahora descubrir que ustedes dos están... ¿Juntos?, no lo sé, lo complica todo...-dijo Annie.
-Solo quiero que todo salga bien, tanto como ustedes.- les dije.
-¿Cómo puedo pensar en recuperar a mis dos hijos adoptivos si ahora descubrí que ambos estaban besándose? Crowley, no sé qué hacer, me estoy volviendo loco.-
Podía notar su desesperación en cada palabra, estaba realmente perdiendo el control, y con lo calmado que era, comprendía su situación, él quería entender la situación, y para eso teníamos que contarles cómo es que habíamos llegado a sentir algo el uno por el otro, cómo es que nos gustábamos, y es que ni nosotros lo sabíamos. Quizá había que indagar en los recuerdos, en las memorias de todo lo que había sucedido desde que habíamos salido del orfanato para descubrir los momentos exactos en que las emociones habían aflorado y habíamos comenzado a sentir algo entre nosotros.
-¿Está todo bien?- preguntó a señorita encargada del caso dándole tres golpes a la puerta.
-¡Sí, solo necesitamos más tiempo para despedirnos, por favor, denos más tiempo!- dije.
-Solo, unos minutos más.- dijo abriendo la puerta y dejándola entre abierta.
-Te contaremos todo.- le dije a Tom.
Lo sentamos en la cama de Aziraphale y de manera rápida y resumida tratamos de contarle como fue que todo sucedió, como fue que al inicio no podíamos llevarnos bien y cómo mi rechazo era evidente, todo por mi plan de buscar a mamá, le conté toda la verdad y todo lo que yo quería hacer, fui sincero, por completo. Le hablamos de cuando Aziraphale se declaró conmigo y como llegamos a esa situación en la que nos dimos ese beso, que nada fue pensado, que todo fue obra del destino. Pareció entendernos, pero aun así, las circunstancias no eran las mejores.
-Solo quiero que todo se solucione, y daré todo de mí en el juicio para que así sea.- le dije a Tom, él me acarició el cabello y me sonrió. Se veía más calmado.
-En verdad quiero lo mejor para ambos, y quiero que sean felices, y trataré de entender esto, en verdad, pero estoy muy confundido ahora, y no sé qué es lo mejor, qué debo hacer, tendré que pensar mucho en esto...-
-Yo sé que es lo mejor, y es que tú y Aziraphale se queden juntos como familia.-
-¿Y qué pasará contigo? Yo también te adopté a ti, Crowley.-
-No merezco ser tu hijo, Tom, todos creen que fuiste un mal padre, pero lo que en realidad sucedió es que fui un mal hijo, que traicioné tu confianza e hice todo mal, no soy digno de ser tu hijo, no te merezco. Pero Aziraphale no hizo nada malo, él merece la vida que quieres darle, en cambio, yo debo regresar al orfanato, cumplir los dieciocho y esperar a tener la vida que merezco.-
-Crowley... no soportaré que te separen de nosotros.-
-Y yo no soportaría la culpa si alejan a Aziraphale de ti, por mi culpa. Lucharé porque no sea así, si es posible pagaré yo por todo el daño que hice.-
Nos abrazamos entre todos.
-Te admiro mucho, muchacho.- me dijo Tom
-Es el mejor.- dijo Aziraphale.
-Bueno, ¿Ya están listos? Es momento de irnos.- dijo la señorita apareciendo.
-Ahora termino de empacar.- dije, regresando a mi habitación.
Una vez afuera de nuestras habitaciones abracé fuerte a Tom y a Annie.
-Todo saldrá bien.-les susurré.
Aziraphale abrazó a Tom y no quiso soltarlo hasta que la psiquiatra encargada del caso le pidió por favor que lo soltara, que era momento de irnos, me dolió ver sus ojos llenos de lágrimas cuando eso ocurrió.
Luego nos subieron a un vehículo y nos llevaron, estaríamos lejos lo que durara el juicio. Tenía mucho miedo de que todo saliera mal, me sentía nervioso, pero sabía que podía apelar al lado humano, había visto series y películas donde en los juicios se podía tocar el corazón del juez y hacer que las cosas salieran bien. Solo que sabía que el mundo real no era como la ficción, y eso era lo que me temía.
Llegamos a un hospedaje, era enorme y había muchos chicos de nuestra edad y menores, nos dijeron que también estaban afrontando procesos legales, nos asignaron una habitación con dos camas, nos dejaron desempacando y dijeron que nos buscarán para la hora de la cena.
Mientras yo acomodaba mi ropa en el ropero que estaba de mi lado, Aziraphale solo se había quedado sentado en la cama de su lado mirando al suelo. Pensativo.
-¿Estás bien?- pregunté.
-Tengo mucho miedo.- dijo con la voz entrecortada.
Deje lo que estaba haciendo y abrí los brazos.
-Ven aquí.-
Se acercó y lo abracé muy fuerte.
Comenzó a llorar en mi abrazo, sabía que lo necesitaba, sabía que ese miedo a que las cosas salieran mal estaba presente en él. Que su sueño de salir del orfanato se había vuelto realidad y estaba a punto de arruinarse por culpa mía, que había sido un tonto egoísta al echar a perder todo por un deseo absurdo y sin sentido. Respire profundo, acariciando sus rizos perfectos, mientras él lloraba en mi hombro.
-Tranquilo... todo estará bien...- susurré - ...ya no llores.-
-...no puedo...dejar de ...llorar...-
-Mírame...- sujeté su rostro de las mejillas con ambas manos y lo hice mirarme.
-Un chico tan hermoso como tú, con esos rizos tan perfectos, con esas mejillas rosaditas tan bellas, con esos ojos tan brillantes, con esos labios tan dulces, no debería andar derramando sus lágrimas simplemente así, ¿Sabes lo hermoso que eres?-
Negó.
-Quizá no te lo han dicho antes, y me encanta saber que soy el primero en decírtelo, así como fui tu primer beso, pero eres hermoso, Aziraphale, no quiero verte llorar, y me odio por saber que tus lágrimas son culpa mía. Perdóname.-
-Me gustas mucho, tonto.-
-¿Me llamaste tonto, a pesar de todas las palabras bonitas que acabo de decirte?-
-¿Cuándo te volviste tan dulce?-
-Cuando probé tus labios.-
Sonrió.
Nos abrazamos fuertemente y reímos.
Al menos encontramos un poco de paz dentro de todo el mal momento que estábamos pasando por mi culpa.
Más tarde, habíamos terminado de acomodar la ropa en su lugar, habíamos tomado turnos para ducharnos y nos llamaron para cenar a un comedor que estaba en el primer piso, nos recordó un poco al orfanato, pero mucho más moderno y limpio.
Estábamos sentados juntos, comiendo cuando de nuevo notaba su mirada perdida y triste.
-Noté a Tom muy afectado por vernos besándonos.- susurró.
-Imagina encontrar a tus hijos adoptivos en esa situación, luego de meterte en problemas porque uno de ellos lo atropellaron y luego se escapó del hospital por ir a buscar a su madre biológica, la cual estuvo buscando a escondidas e investigando su paradero por mucho tiempo.-
-Eso sí, debe ser un gran dolor de cabeza.-
-Tom es un gran padre, no lo merezco.- dije arrepintiéndome de todo, pero debía admitir, aún me dolía mucho el rechazo de mamá, se sentía como una punzada fuerte en el corazón cada vez que la recordaba.
-Quiero estar contigo, Crowley.-
-¿A qué te refieres?-
-Que no creo encontrar a nadie en mi vida, que me entienda como tú.-
-Lo dices por, nuestra vida...-
-Sí, lo de ser abandonado, lo de crecer en un orfanato, lo de ser los más grandes en el orfanato y tener que vivir muchos años con los niños viendo como adoptan a los pequeños, lo de tratar de llevarte bien con los demás, pero viviendo con resentimiento sin decírselo a nadie. Lo de rogar por unos padres o esperar que estén bien y esperen por nosotros, lo de querer una familia, lo que se siente ser adoptado y tenerlo todo, pero al mismo tiempo sentir un vacío en el corazón porque no es lo que realmente querías, porque lo que querías era a tu familia real, a tus padres reales, pero sabes que no podrás tenerlos.-
No podía creerlo...
Aunque nunca me lo había dicho.
¿Él también ansiaba ver en algún momento a su familia real?
-¿Por qué me miras así?- preguntó -¿Creías que por qué no lo decía, no esperaba un día encontrar a mi mamá real también? ¿No es acaso el sueño de todo niño abandonado? Que no lo diga no significa que no lo piense, pero sí, lo he pensado, muchas veces, y siento que nadie en la vida me va a entender y comprender tanto como tú, Crowley...-
Tomé su mano por debajo de la mesa.
Y supe en ese momento, sin tener que preguntarle al universo, que había encontrado a mi alma gemela.
Me llené de ansias por ser dueño de ese corazón.
-Prométeme que guardaras tu corazón para mí, sin importar lo que suceda, sin importar cuanto tiempo pase, sin importar si nos junten o nos separen, prométeme que serás mío, Aziraphale.-
-Prometo que sin importar nada más, yo solo seré tuyo, Crowley.-
Horas después, a la hora de dormir, en una sola cama, dormimos juntos, abrazados como si hubiéramos encontrado a qué aferrarnos por el resto de nuestras vidas, y sentí que nunca más en la eternidad quería volver a dormir solo.
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No nos permitieron ser parte de todo el juicio, solo nos dejaron entrar en las partes en las que participábamos y debíamos responder las preguntas de ambas partes. Se sentía como un interrogatorio en el cual cualquier cosa que dijéramos era en vano, porque todo parecían usarlo en contra de Tom, hasta lo más mínimo.
Si preguntaban por qué había escapado del hospital e intentaba poner toda la culpa en mí como estaba planeado desde un inicio, ya que era la verdad, no me lo permitían, automáticamente mencionaban algo como: '¿Y Tom no estuvo ahí para evitar el accidente y luego tampoco estuvo para evitar que huyeras del hospital? ¿Entonces donde estaba? ¿Qué no estaban de vacaciones juntos como familia? ¿Acaso su nueva pareja sentimental lo estaba distrayendo de sus responsabilidades como padre?'
Oír todas sus preguntas y argumentos en respuesta, todo lo que intentaban decir para culparlo a él o a Annie, me hacía sentir furioso, y aunque los adultos que nos cuidaban a mí y a Aziraphale, nos habían aconsejado mantenernos calmados, era imposible hacerlo.
Sentía la vena de mi frente saltar de la ira que me rodeaba ante toda la situación. Apretaba mis manos la una con la otra, sentado en ese lugar desconocido y frío, sin poder mirar al frente, porque sabía que todo era mi culpa y sabía que todo el mundo lo sabía. Solo yo podía arreglarlo.
Cuando a Aziraphale le preguntaron por qué no me detuvo si ya conocía mi plan desde antes, lo pusieron entre la espada y la pared, porque él dijo que no quería ser un traicionero conmigo, entonces la señorita defensora del bando de adopciones dijo '¿Eso no te hace un hijo traicionero para Tom? ¿Si sabías el plan de Crowley todo el tiempo? Quiere decir que sabías que Crowley arruinaría todo desde un inicio y, sin embargo, no hiciste nada para evitarlo, y ahora está en riesgo su futuro como familia.'
Aziraphale no sabía que decir, lo tenían encasillado. Y yo me sentía débil ante todo lo que nos decían. Sin embargo, no nos dejaban decir nada para defender nuestro punto de vista ante la situación, solo debíamos responder a sus preguntas y ya.
Aún nos tocaba hablar con el juez a cada uno, y era mi última esperanza para poder salvar la situación, era todo lo que me quedaba. Y no sabía cuando sería eso.
El día había terminado, me sentía cansado solo con lo que había pasado, nos regresaron a nuestro lugar temporal donde al entrar a la habitación la psiquiatra entro con nosotros un momento y nos preguntó si estábamos bien, si queríamos hablar con ella.
—Yo estoy bien, en verdad.— mentí, al menos lo único de lo que estaba seguro era que quería estar a solas con Aziraphale.
—Está todo bien.— dijo el rubio, ella asintió.
—Si me necesitan estaré en el primer piso, recuerden que pueden buscarme en cualquier momento, lo hicieron muy bien chicos, ahora descansen.—
—Buenas noches.— le dije y se marchó con una sonrisa.
Luego de que se cerrara la puerta, ambos suspiramos como si hubiéramos estado siendo asfixiados todo el tiempo. Es que había sido realmente duro afrontar esa tanda de preguntas tan exhaustiva, tan agotadora y extensa.
Nos abrazamos.
Fuerte, más que antes, mucho más.
—¿Estás bien?— le pregunté.
—No estoy bien, no estoy para nada bien.— dijo comenzando a llorar.
—Te entiendo, fue horrible.—
—¿Qué demonios fue eso? ¿Esas preguntas? Se sintió como si quisieran atacarnos, ¿Por qué nos hicieron eso? ¿Por qué hacernos eso?—
—Es su trabajo, Aziraphale, tienen que hacer ver a Tom como un mal padre para alejarnos de él... es parte de esto, es lo que debe hacer la defensa del centro de adopciones. Así funciona este mundo, por muy duro que sea.—
—Odie cada maldito segundo en ese lugar, no quiero volver, por favor.—
Lo abracé fuerte, su llanto se volvió fuerte.
—Solo... solo quiero volver con Tom, por favor... quiero a mi padre...—
Oír eso me rompió el corazón, y más sabiendo que todo era mi culpa.
—Lo siento tanto.— dije acariciando su cabello.
Le coloqué el seguro a la puerta, esa noche quería volver a dormir con él.
—Me siento perdido por haber arruinado todo, estoy tan... desesperado por querer arreglarlo todo y no sé cómo, hoy sentí...— me detuve para respirar porque sentía que perdía el aire. —... hoy sentí que perdía las esperanzas, cuando hablaban en contra de Tom, y de Annie, sentía que todo desaparecía, cuando solo quiero que las cosas salgan bien, me sentía perdido, como un niño tonto que se metió en un problema con un castigo muy grande.—
—Me siento igual de perdido que tú...— Aziraphale me abrazo rodeándome del cuello, y luego me miró a los ojos.
—Te quiero.— susurró con lágrimas bajando por sus mejillas.
—También te quiero, y te quiero mucho.—
Al menos eso nos hizo sonreír.
Lo besé.
Lo rodeé por la cintura y lo apreté contra mi cuerpo, nuestros labios se rozaban dulcemente y con delicadeza, como si estuvieran acostumbrados a estar así de juntos todo el tiempo, como si se conocieran de siempre. No iba a soltarlo. Lo recosté en la cama sin separarnos del beso, y sobre él seguí besándolo, lentamente.
—Mmm...— metí mis manos bajo su ropa y sentir su piel me hizo estremecer. Sentir su calor en la yema de mis dedos se sintió como una electricidad recorriendo todo mi cuerpo, no podía creer que estábamos en esa situación. Viviendo algo que nunca había imaginado, besándonos de esa manera.
Se separó del beso, me miro nervioso y con los ojos brillosos.
—Estoy muy nervioso, Crowley. Cuando me tocas así, me pones débil...—
—Perdóname, quizá no debí hacerlo.— dije intentando irme, pero me acercó a él de nuevo.
—Oye, no te dije que no me gustara.— me sonrió.
—¿Quieres que te bese?— pregunté inclinándome lentamente sobre su rostro.
—Por favor.—
Lo besé de nuevo sobre los labios, y luego baje a su barbilla, no pude evitar bajar hasta su cuello, él miraba al techo de la habitación, perdido en sus pensamientos y en las emociones nuevas que apenas iba conociendo al sentir mis besos en ese lugar.
—Ahh... Crowley...— gemía mientras se estremecía, yo sentía que me volvía loco con oírlo decir mi nombre con ese tono, de esa manera.
Su respiración era agitada, podía notarlo al verlo, y al sentir sus manos aferradas a mis hombros con todas sus fuerzas.
—Crowley...— gimió, no quería dejar de besarlo en el cuello, se sentía tan bien —Espera, no, no es buena idea...— me detuvo de pronto, estaba riéndose.
—¿Qué pasa, hermoso?—
—Estoy muy nervioso.—
—Yo también.—me sinceré.
—Vayamos más despacio, ¿Sí?— me preguntó mirándome a los ojos, con las pupilas dilatadas, le sonreí y acaricié su mejilla lentamente.
—Como tú desees.— musité recostándome a su lado abrazándolo de espaldas.
No podía dejar sonreír al recordar su rostro así, nervioso y sonrojado, y de pensar que yo lo había provocado al besarlo en el cuello por primera vez, se había estremecido tanto y sus mejillas se habían tornado tan rosadas que me volvía loco con solo imaginarlo y saber que nuestros corazones acelerados aún seguían recuperándose de toda la situación.
—Crowley, ehmm, puedo sentir tú...—
—Lo sé...—
Sí, me había excitado.
Cosa que a cualquier chico de mi edad le podría haber pasado al besar al chico que le gusta, era una posibilidad. Y me había pasado.
Claro que al abrazarlo de espaldas, él podía sentirlo, me moví un poco para evitar que fuera así.
—¿Te puedo preguntar algo un poco incómodo?— habló él.
—¿Qué tan incómodo?—
—No lo sé, pero ¿Puedo?—
—Adelante.—
—Tú... ¿Lo harías conmigo?—
—Aziraphale... ¿Por qué... de la nada?—
—No ahora, claro que no ahora, pero... en algún momento... ¿Lo harías?—
—Sabes que sí... me dijiste que eres mío sin importar nada. Pero ¿Por qué la pregunta?—
—Solo quería saber si tú también lo pensaste, cuando nos besamos.—
—Aziraphale, me excité, ¿Acaso no es obvio que quiero hacerlo contigo?—
Eso había sonado muy directo, él se reía.
—Te quiero.— me dijo riendo.
—Y yo te quiero más.—
Luego de ducharnos, separados, claramente, y de ponernos la pijama, nos recostamos juntos. Lo rodeé con mis brazos y lo hice descansar sobre mi hombro, habíamos encontrado una posición perfecta para dormir juntos en la cual ambos nos sentíamos muy cómodos.
—Duerme bien, tontito.— le dije dejando un beso corto sobre su frente.
—Espero que todo vaya bien mañana, no quiero que sea una pesadilla como hoy.—
—No pienses en eso, yo también espero que nos dejen hablar con el juez mañana, y todo esto acabe pronto.—
—Esperemos que sí, buenas noches, Crowley.—
—Descansa, Aziraphale.—
A la mañana siguiente nos llevaron al juzgado por si el juez pedía hablar con nosotros, debíamos estar ahí, aunque no sucediera. Estábamos realmente ansiosos, y muy nerviosos, la angustia se apoderaba de nosotros al no saber qué ocurría adentro, el juicio seguía, y nosotros estábamos atrás esperando, no podíamos oír nada si enterarnos de la situación.
—Estar aquí solo me hace sentir más aterrado.— le dijo Aziraphale a la psiquiatra.
—Lo sabemos, pero solo pueden participar cuando el juez lo indique, si estuvieran allí adentro, créanme, sería mucho peor para ustedes, es lo mejor que estén aquí, es una forma de cuidarlos.—
—Podría decirme ¿Cómo está, Tom?— preguntó el rubio.
—Estoy segura de que está angustiado con todo el proceso, pero está siendo un hombre muy fuerte y muy valiente para afrontar todo esto.—
Aziraphale resopló, me acerqué a él.
—Tranquilo.—
—Quisiera que tomaras mi mano en este momento.— me susurró.
—Sabes que no puedo hacerlo ahora.—
—Lo sé, pero me gustaría.—
Los minutos pasaban y no ocurría nada más que la espera infinita y asfixiante. Almorzamos y vimos como se acercaba el atardecer, pero el juez no pedía hablar con nosotros, y algo me decía que no lo haría ese día, me sentía muy triste por eso, hablar con él era mi última salida, mi única forma para salvarlo todo.
Si es que podía salvarlo todo.
Volvimos a la habitación esa noche, porque el juez no pidió hablar con nosotros.
—Sé que fue un día agotador y que no fue como esperaban, pero recuerden que si quieren hablar conmigo estaré abajo ¿Sí?— nos dijo la psiquiatra —... descansen chicos— cerró la puerta de la habitación y se marchó.
—Tú sabes lo que le dirás al juez ¿Verdad?— me preguntó Aziraphale.
—Sí, toda la verdad, todo tal y como sucedió y las razones por las que tú mereces vivir con Tom y ser su hijo. Yo no. Él debe entenderlo, debe saberlo, necesito que me escuche, es importante que hable con nosotros para que tome una decisión, no entiendo por qué no pidió hablarnos hoy, me siento frustrado.—
—Tranquilo, mañana será un mejor día.—
Nos recostamos cansados, mirando al techo, hablamos de muchas cosas, temas triviales y nuestra vida en el orfanato, hasta que tocamos el tema de los sueños.
—¿Cuál es tu más grande sueño?— preguntó girando a mirarme y tomando mi mano sobre la cama.
—Cuando supe la historia de mamá, estaba en el orfanato, y me dijeron las hermanas que ella había pasado por mucho, yo supe que quería estudiar psiquiatría, para ayudar a las personas con traumas muy grandes, esas cosas que no pueden superar. Ayudar a las personas a sanar esas cosas que quedaron marcadas en su interior. ¿Sabes algo? Conocerla me ayudó a confirmarlo, ella realmente está muy mal con el recuerdo de mi padre, y no podía ni siquiera verme a los ojos por mucho tiempo, siento que necesita ayuda para superar todo eso que sucedió, todo lo que vivió, ella no merecía sufrir tanto, y merece ser tratada por un profesional.—
—Eso es muy cierto, entonces ese es tu sueño ¿Ser un psiquiatra? Es un gran sueño.—
—Poder ir a la universidad para serlo, diría que ese es mi sueño, sabes lo costosas que son las universidades, poder estudiar medicina y ser psiquiatra es algo muy inalcanzable. ¿Y cuál es tu sueño, Aziraphale?—
Resopló.
—No tengo ni la menor idea.—
—¿Qué? ¿Lo dices en serio?—
¿En verdad Aziraphale no tenía idea de lo que quería hacer con su vida? No podía creerlo, yo que pensaba que él tendría un plan de vida o algo parecido.
—Todo lo que siempre deseaba era ser adoptado y viendo como van las cosas... que no están... tan bien... siento que no sé qué pensar de mi vida... siento que no sé qué será de mí...—
—No digas eso...—
—Solo digo que, no sé qué suponer que puedo lograr si aún no sé si pertenezco a una familia o no, estoy aterrado con todo lo que está pasando, estoy muy nervioso, y sé que debería querer ser algo en la vida, pero, quizá aún no lo descubro.—
—Piénsalo con calma...—
—Ahora solo quiero que todo salga bien.—
Esa noche volvimos a dormir juntos y abrazados, me estaba encantando dormir así de cerca con él, tenerlo a mi lado y sentir que no estábamos solos en el mundo, nos hacía sentir felices, a pesar de la mala situación que estábamos afrontando
A la mañana siguiente de nuevo nos tocó ir al juzgado, y nos sorprendimos cuando temprano en la mañana el juez pidió hablar primero con Aziraphale, luego sería mi turno de ir y contarle toda mi verdad.
Chapter Text
Cuando Aziraphale volvió, se veía sereno, traía lágrimas en el rostro y corrió a abrazarme.
—¿Qué paso? Dímelo todo.—
—Solo, conté todo lo que tenía que decir, sobre ti, sobre la verdad de lo que sucedió y en parte, la culpa que siento por no haberte delatado con Tom, pero no quería traicionarte y...—
—Yo lo entiendo, y te aprecio mucho por eso.—
—Chicos, luego podrán hablar de esto, Crowley, es tu turno...— me dijo la psiquiatra, tome aire, el momento había llegado.
—Recuerda lo que hablamos siempre, debes dirigirte al juez como 'su señoría', debes ser muy respetuoso y no interrumpirle bajo ninguna circunstancia, por más que sientas que pierdas la cordura mantente firme, él solo te hará preguntas, trata de ser tú mismo y hacer lo mejor para defender tu causa, ¡Tú puedes!— me dijo.
Respire profundo y crucé la puerta, camine varios pasos en silencio mientras me acompañaban al lugar donde me pararía a responder las preguntas del juez, y me observaban todos en el lugar. Estaba Annie sentaba al fondo, estaba Tom y su abogado al frente, estaba tan imponente el juez al centro frente a todos, y a su lado debía quedarme de pie.
—Anthony Crowley Hiddleston, ¿Verdad?—
—Sí, su señoría, aunque en realidad hace poco descubrí que mi nombre es Crowley Ashtored.—
—¿Y eso cómo lo descubriste?—
—Yo... sé que es el apellido de mi madre. Por la investigación que realicé. Y sé que es el nombre que ella me dio, su señoría.—
—¿Hablas de la madre que estabas buscando cuando sufriste el accidente y la misma que visitaste cuando escapaste del hospital?—
—Así es, su señoría.—
—Dime, acaso, ¿Tom hizo algo malo que no te gustara durante el tiempo que estuvieron juntos, o simplemente te desagrado su modo de ser para que tuvieras que ir a buscar a tu madre biológica con tanta desesperación apenas al pasar un poco tiempo de ser adoptado?—
—No es así, su señoría, yo, desde que era un niño pequeño, en el orfanato siempre pensaba en buscar a mi madre, porque una parte de mí pensaba que ella no me abandonó porque quiso hacerlo, siempre deseaba encontrarla y volver a formar parte de su vida, era algo que tenía en mente desde siempre.—
—¿Y por qué pensabas eso?—
—Porque es lo que creería un niño abandonado.—
—¿Sabes la razón por la que tu madre te abandonó?—
—Sí, su señoría. Lamentablemente, ella sufrió mucho, por culpa de mi padre biológico, que ahora está en prisión, tuvo que dejarme en el orfanato cuando yo tenía cuatro años.—
—¿Creíste que sería fácil regresar con ella, no es así?—
Asentí triste, sintiéndome abrumado con todo, mirando al rededor, encontrándome con la mirada reconfortante de Tom, que intentaba darme fuerzas para seguir respondiendo, me sentía incluso agotado y apenas íbamos iniciando, pero hablar del tema quizá era demasiado para mí.
—¿Cómo fue vivir con Tom?— preguntó el Juez.
—Fue fantástico, su señoría, Tom es un excelente hombre, un padre dedicado, genial, se preocupa y le importamos mucho. Lamento no ser el hijo indicado para él.—
—¿Por qué dices eso?—
—Porque al buscar a mi madre y meterlo en problemas traicioné su confianza, su señoría.—
—¿Crees que Tom está enfadado contigo?—
—Tendría todo el derecho de estarlo.—
—¿Crees que no eres capaz de ser hijo de Tom o no quieres ser su hijo?—
—No soy digno de ser hijo de Tom, no merece tener a un hijo como yo.—
Se escuchó asombro en todo el lugar, sorpresa, todos estaban anonadados ante lo que acababa de decir, hasta yo mismo.
—Él merece alguien mejor. Como Aziraphale.— dije finalmente.
Todo se quedó en silencio por varios segundos.
—Ahora, Crowley, ¿Admites que, Tom los descuido cuando los dejo pasear solos durante sus vacaciones y ocurrió el accidente que tuviste?—
—Si bien es verdad que hubo un descuido de Tom. Su señoría. Nosotros a pesar de ser menores de edad, somos lo suficientemente grandes para cuidarnos solos y que Tom nos diera la confianza suficiente para que podamos ir por nuestra cuenta, yo traicioné esa confianza cuando intenté ir a buscar a mi madre ese día, y cuando planifiqué todo para encontrarla desde hace mucho antes. Ese accidente es completamente culpa mía y solo mía, no de Tom ni de Aziraphale por intentar detenerme, todo lo ocurrido fue culpa mía por ser una persona traicionera que no pudo valorar la nueva vida que estaban intentando darme.—
—Y luego ocurrió que escapaste del hospital.—
—Es correcto, su señoría. Me sentía desesperado por ver a mi madre, por entender las razones detrás del abandono, por saber de su vida y que había sido de ella. Estaba completamente intrigado con la idea de conocerla de nuevo, era algo que había pensado por tanto tiempo que lo necesitaba, por eso hui del hospital. Y sé que Tom debió estar ahí, pero él había pasado toda la noche cuidándome, a mi lado, no fue su culpa que yo escapara, eso fue completamente mi culpa, mi responsabilidad, por haber planeado todo, por haber cometido el error de huir y haber tomado la decisión yo mismo.—
—¿Dices que nada fue culpa de Tom?—
—Tom no hizo nada mal como padre, su señoría. Tom es un excelente padre, es el mejor.—
—Ya veo... ¿Y qué paso cuando encontraste a tu madre?— preguntó con auténtica curiosidad.
—Mamá no estaba bien para encontrarse con su hijo luego de tanto tiempo, y luego de tanto trauma. Su señoría. Ella no pudo aceptarme, y no puedo formar parte de su vida. Así como yo no pertenezco a la familia de Tom, y no pertenezco a la vida de mi madre, debo regresar al orfanato, el único lugar donde pertenezco es donde un chico abandonado, y esperar a cumplir los dieciocho años en unos meses para poder salir al mundo y encontrar una vida propia por mí mismo.—
—¿Eso es lo que realmente quieres?—
—Simplemente, no quiero causarle problemas a nadie más.—
—¿No quieres ser hijo de Tom?—
—Tom es el mejor del mundo, pero ya lo traicioné dos veces, y está en este juicio por mi culpa, no soy digno de ser su hijo. Por otro lado, no quiero que alejen a Aziraphale de Tom por mi culpa. Aziraphale se merece a un padre como Tom, es un chico increíble, es... el mejor, y nunca me perdonaría arrebatarle a su padre.—
Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude detenerlas antes de que comenzaran a caer.
—Su señoría, le ruego que no aleje a Aziraphale de su padre, que ellos no tengan que pagar por un error que fue mío y enteramente mío. Se lo suplico. Hice todo mal, porque pensé que sería recibido con los brazos abiertos en casa de mi madre y que todo me saldría bien, pero las cosas no hicieron más que ir mal para mí. Soy el responsable de todo este daño y no quiero que nadie pague por ello, solamente yo.—
—¿Crees realmente que eres el único culpable de todo esto?—
Asentí.
—Así es, su señoría.—
Se llevó las manos al rostro como pensativo. Yo aproveché su silencio para secarme las lágrimas. Mire a Annie entre toda la gente y note que ella me miraba con compasión, se veía tan bonita como siempre y su mirada me reconfortaba.
Luego mire a Tom, que se veía conmovido con todo lo que yo había dicho, no dejaba de mirarme a los ojos, sentía que recibía su apoyo de alguna manera, aunque le dolía escuchar que no podía ser su hijo.
—Eso sería todo Crowley, muchas gracias por tu participación, puedes retirarte.—
—Gracias, su señoría.—
Me acompañaron afuera donde, apenas al cruzar la gran puerta, corrí a abrazar a Aziraphale.
No quería soltarlo, quería quedarme en sus brazos, era la paz que necesitaba en ese momento.
La psiquiatra nos miraba con ternura, asumí que ella penaba que éramos muy cercanos a modo de hermanos y no de otra forma.
Pero la verdad era otra.
Comencé a llorar en el hombro de Aziraphale y él me abrazó con mucha más fuerza.
—Era muy valiente para poner toda la culpa en ti, eres el más fuerte que conozco.— me dijo.
—No soy fuerte...— susurré entre lágrimas.
—Eres fuerte, para cargar con todo el peso de lo que está pasando.—
—Me estoy cayendo a pedazos, eso no es ser fuerte.—
—Eso es de los más fuertes.— dijo acariciando mi espalda.
Fuimos a almorzar a un restaurante cercano al juzgado con la psiquiatra y la psicóloga del caso, las encargadas de cuidarnos y llevarnos de un lado a otro. Eran muy buenas personas, muy amables y siempre estaban pendientes de que nos sintiéramos bien a pesar del duro proceso que afrontábamos, estaban dispuestas a escucharnos y hablar sobre nuestras emociones en todo momento.
—Lo hicieron muy bien, chicos.— nos dijo Kelly, la psiquiatra.
—¿Cuándo tomará una decisión el juez?.— pregunté, impaciente y ansioso.
—No se sabe con exactitud, pero entre voces, se asume que esta tarde.—
—Estoy muy nervioso.— dijo Aziraphale, tomé su mano por debajo de la mesa, estábamos sentados juntos, ellas dos frente a nosotros, parecían no notarlo, así que apreté fuertemente su mano para ayudarlo con los nervios.
Aunque la verdad era que yo estaba más nervioso que él.
Después de almorzar regresamos al juzgado y solo nos tocaba esperar atrás a que algo sucediera, caminábamos de un lado a otro, mirando el lugar con Aziraphale, mientras ellas nos llamarían a un teléfono que nos habían dado si sucedía algo importante.
—¿Qué crees que decida el juez?— me pregunto Aziraphale con el rostro algo triste.
—Espero que puedas quedarte con Tom, como deben ser las cosas.—
—Pero Crowley, ¿Tú de verdad quieres volver al orfanato?—
—Solo quiero esperar a tener dieciocho para encargarme de mi vida, no quiero seguir causando problemas.—
—No lo haces, créeme, solo estabas desesperado por encontrar a tu mamá.—
—Pero cometí errores por eso.—
—Crowley, si el juez decide separarnos, dejarme con Tom y cumplir tu deseo de esperar a que tengas dieciocho años para que tengas su propia vida... ¿Qué pasará contigo, y conmigo?—
—No lo sé...— miré al rededor que no hubiera nadie y tome su mano. —... pero te quiero mucho Aziraphale, y podremos hacer que funcione...—
—¿Y si el juez decide separarnos a los dos de Tom, por todo lo que pasó?—
—Estaremos bien, tú y yo estaremos muy bien.—
—¿Lo prometes?—
—Lo prometo.—
En ese instante el teléfono sonó, contesté rápidamente.
—Chicos, el juez tomó una decisión, vengan rápido.—
M4tty on Chapter 2 Mon 07 Apr 2025 02:44PM UTC
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infp73 on Chapter 25 Mon 05 May 2025 02:57PM UTC
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infp73 on Chapter 32 Tue 06 May 2025 08:51PM UTC
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