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En generaciones en generaciones la familia de Wirt habían tenido el don de ver a los muertos. Algunos se dedicaban tiempo completo a ayudar a los fantasmas atascados en la tierra que tenían asuntos pendientes, otros intentaban ignorar su don y seguir con sus vidas.
Wirt nunca quiso obtener este don, le daba fobia todo lo aterrador. no podía ver una película entera de dos horas en donde solo hay silencios abruptos y sangre, pero con el tiempo al trabajar con algún que otro fantasma, ya no le parecía tan malo. era agradable charlar con fantasmas y ayudarlos.
su primer fantasma al ayudar fue un cachorro que lo habían atropellado abruptamente hasta dividirlo en dos. Su dueña era una niño gravemente enfermo, su último deseo antes de irse era volver a sacarle una sonrisa a su dueña. por lo que Wirt deambulo por toda la central de Michigan para encontrar el hospital de la niña, fue muy adorable y emotivo su encuentro.
Su segundo fantasma era una chica testaruda de cabellos colorados y ceño fruncido. Lastimosamente al ser tan testaruda no podía superar el hecho de que su abusador la mató, lo único que quería era venganza. aunque seguro su abusador murió hace mucho tiempo, ya que la chica murió a principios del siglo 20. pero a pesar de que todavía no resolvía sus asuntos pendientes, le alegraba tener un poco de compañía y una amiga con quien charlar. aunque el fantasma no lo admitiera, también le agradaba no estar sola todo el tiempo.
Wirt iba por su tercer fantasma. sus padres habían decidido que sería lindo darle un descanso de su trabajo en oficinas e ir a respirar aire fresco. Su padrastro tenía a su madre viviendo en los suburbios de un pequeño pueblo en el condado de Oregón. Era bastante tranquilo y pasifico. Sacado de una novela Dark academia que le gustaba leer. La madre de su padrastro le contaba sobre un pequeño pueblo en ruinas pasando por los bosques llamado Gravity falls. Qué no hace muchos años fue deshabitado terriblemente por una tragedia.
Cada vez que pasaban con su medio hermano por esos bosques, sentía una presencia de un espectro llamándole la atención, invitándolo a encontrarlo. Varios jóvenes locales del pueblo le decían cosas extrañas y paranormales que pasaban más allá de esos bosques. Que el pueblo en ruinas estaba habitado por el espíritu de un niño fantasma que se suicidó hace mucho tiempo e hizo desalojar a todo el pueblo. Y que desde ese entonces nadie, absolutamente nadie se atrevía entrar.
Wirt era la excepción como siempre.
Debía encontrar al fantasma, aunque claro no fuera la mejor idea enfrentarse a un fantasma de ese tipo. Wirt tenía agendado todo lo que sabía de fantasmas en un cuaderno de tapa de cuero marrón. Y al aprender bastante de Beatrice, los que morían con finales trágicos y seguían atascados aquí, eran los más difíciles de tratar.
Luego de divagar por el bosque y golpearse con muchas ramas. Al alejar una rama de su cara encontró una vieja cabaña turística en ruinas. Los carteles estaban todos caídos y el tejado tenía un gran abujero en el medio con todas las letras rojas de madera desparramadas por todo el techo. La cabaña directamente no tenía puerta por lo que no fue difícil de entrar.
Adentro era peor, era como si un huracán hubiese pasado por aquí. lo que confirmó de que esto era una cabaña turística, fueron por las esculturas destruidas y disecadas de animales, carteles con los nombres de las atracciones y la inmensa sala de recuerdos con postales esparcidas en el suelo y el escritorio de la caja registradora hecha polvo.
Wirt anotaba todo lo que veía, un lugar digno para encontrar algún espectro. Al pasar por una cortina de cuencas, se encontró con un espacio que se parecía más a una casa, una cocina pequeña con la mesa patas para arriba y una sala de estar también hecho un huracán con la excepción de un sillón fijo en su lugar y un televisor con el vidrio roto y la antena quebrada. también había una salida de la cabaña pero estaba completamente sellada. el trago saliva, la puerta sellada le provocaba una claustrofobia y sentía como la ansiedad le burbujeaba en la garganta.
por más que jalaba para sacar las maderas contra la puerta, no podía. Las maderas estaban muy bien selladas. Como si la cabaña le obligase a quedarse ahí. Pocas astillas amenazaban clavarse en su piel, por lo que dejó de cojear. Al dar la vuelta una luz titlante de color azul empezó a parpadear en el fondo de lo más alto de esas escaleras quebradizas y frágiles. Esa luz extraña solo tenía que significar una cosa: si había un fantasma aquí adentro.
el médium contuvo el aire dentro de sus pulmones. Empezó a subir las escaleras con cuidado, si quería hablar con ese fantasma y no volverse uno más a causa de estás escaleras peligrosas, tenía que ir con cuidado.
En la mitad de las escaleras, su pie se hundió en un escalón dando un crujido que le erizó los pelos de punta. Sacó su pie de una jalada y fue disparado subiendo las otras escaleras hasta llegar al punto más alto. Inclinó la cabeza lentamente viendo de nuevo el desastre desprolijo que eran esas escaleras. Wirt tenía dos preguntas en su mente: de por qué se metía en un trabajo tan aterrador si él era una completamente gallina y de cómo haría para bajar después.
El pasillo estaba aún peor, tuvo que rodear un abujero que daba vista a la desastrosa sala de estar. Se fijó por debajo de las puertas dónde provenía la luz azul destellante. Lo menos que quería es encontrarse con algo totalmente desagradable por detrás de esas puertas que fuera mucho peor que un fantasma.
Llegó a la tercera puerta y miró por debajo, la luz azul destellante prevenía por ahí. Se agarró fuertemente de el antebrazo de su mochila y respiro para calmar su corazón que se le salía de su pecho.
“Tranquilo Wirt, es otro fantasma. Se amable y bondadoso, se amable y bondadoso” se repetía mentalmente. sus sudorosos dedos se posaron lentamente de la manija y la tiró para abajo abriendo la puerta.
El lento rechino de la puerta no hizo llamar la atención del fantasma en la habitación. El espectro era un niño un poco menos de su edad, tenía unos rizos ocultos en su gorra con logo de pino y ropa veraniega bastante arruinada, el fantasma estaba envuelto en una aura de un azul oscuro, pero sus bordes vibraban con un brillo azul claro, aunque poco a poco se iba apagando cuando el fantasma exhalaba. El espectro estaba dado vuelta sentado en su cama mirando por la ventana mientras tarareaba una canción que le era bastante conocida para Wirt.
Luego de dudar por unos segundos, Wirt se acercó lentamente, en este trabajo todo era un riesgo. No sabías si el espectro empezaría a llorar enfrente tuyo o tendría intenciones de matarte. Y supongo que era la opción b por qué el fantasma levantó una de sus manos y con ese simple gesto Wirt se quedó inmóvil. Sumamente inmóvil que le asfixiaba. Este fantasma era un fantasma de una categoría bastante alta, uno de los que podía hacer contacto con el mundo material.
— tú no deberías estar aquí — su voz era bastante fina, pero estaba cargada de amargura y firmeza. Al voltear hacia el, los ojos de Wirt se abrieron totalmente al ver los ojos profundamente negros del fantasma, resbalando lágrimas del mismo líquido negro.
El fantasma flota a unos pasos cerca de él, analizándolo de pies a cabeza. Wirt solo pudo murmurar entre dientes un “puedo explicarte”. Sorprendentemente, el fantasma a regañadientes lo soltó dejando que Wirt se cayera de rodillas en el suelo y dejando salir todo el aire que contuvo en su pecho.
— tienes 1 minuto, explicate — dijo secamente mientras volvía a sentarse en la cama y volvía a mirar perdidamente a través de la ventana.
—Wirt….Wirt…Cones— dijo entre jadeos, aún arrodillado y con la cara aplastada contra el piso —vengo en paz…
—que raro…muchos aquí solo vienen a perturbar mí paz — contesto — siempre es lo mismo, adolescentes idiotas queriendo hacerse virales y exorcistas viejos y arrugados que vienen en nombre de dios. Normalmente suelo echarlos…pero tú…tu… eres diferente…tienes un aura que jamás he visto en un mortal…
—oh si…emm eso…— Wirt se levantó sacudiéndose el polvo de su overol —esque…no soy un adolescente normal…y para nada soy un exorcista hehe…soy un médium, me comunico con los fantasmas.
El fantasma inclinó la cabeza solo para verlo por el rabillo del ojo. No confiaba en ningún mortal, pero tener una visita de un médico era algo nuevo para él.
Wirt continuó hablando mientras jugaba con las correas restantes de su overol torpemente —yo…no uso mí don para dañar a los fantasmas. De hecho intentó ayudarlos en sus asuntos pendientes o a sentirse más cómodos en esta vida. Y bueno…oí rumores sobre ti y pensé…
—yo no necesito tu ayuda— lo interrumpió, a pesar de que hablaba neutral, había una pizca de molestia en su tono —nunca necesite y necesitaré la ayuda de un mortal como tu. Además, no puedo confiar en ti. Después de todo, todos los mortales son lo mismo.
“Dios, es igual que Beatrice”, pensó rodando los ojos. El fantasma era igual de testarudo que su amiga. El abrió su journal, mostrándole un apartado llenos de fotos y pegatinas.
—como verás, yo si cumplo con mí palabra. Este es un apartado con todos los fantasmas que ayudé hasta ahora. En esta página fue la búsqueda que hicimos con un perro fantasma llamado Buddy para encontrar a su dueño. Y está otra es como le estamos limpiando la vieja casa en donde vive mí amiga fantasma. Ella te agradaría bastante
El espectro no pudo evitar acercarse y mirar las páginas repletas de fotos que le enseñaba el médium. Los fantasmas no se enfocan mucho pero el mortal parecía divertirse haciendo estos actos generosos para ellos. Su curiosidad estaba a tope.
—¿ayudas fantasmas…? — dijo incrédulo ocultando su curiosidad con amargura — aún así, no creo que puedas arreglar algo que ya está roto.
—Lo sé, pero…con tan solo animar a uno hace las cosas mejores. ¿Verdad? — Su sonrisa era demasiado dulce y brillante para el espectro. Mucho más brillante que su brillo azul, mucho más cálido de lo que él fue. — y por lo que noto…tu necesites una dosis de compañía
El espectro no iba caer tan rápido en sus trucos. No iba a ser engañado, no de nuevo. Conocía muy bien esos trucos. —yo lo necesito a nadie — escupió en seco
—pero…
— a nadie.
Wirt suspiró, no iba a forzarlo. No sabiendo qué cosas al pobre le habrá pasado para acabar así. No quería insistir. Estos eran casos en donde no debía escuchar sus anhelos de ayudar a otros espectros.
—Está bien— dijo en un suspiro retrocediendo lentamente hacía la puerta de salida —no voy a presionarte a hacer algo que no quieras…pero si me necesitas, bueno, creo que los fantasmas saben donde encontrarme hehe…ellos me siguen a todas partes..
—¡Espera! – Justo cuando rozo la manija de la puerta, está se cerró abruptamente cuando el espectro se volteo. La postura del espectro se relajo al largar un suspiro amargado —umm ... .no me vendría mal tener un poco de compañía— dijo avergonzado mirando al suelo mientras su brillo se apagaba un poco.
Wirt le sonrió gentilmente —a mí tampoco me vendría mal, ummmm…
—Dipper — respondió, su brillo volviendo a brillar tímidamente —mi nombre es Dipper, Dipper pines.
—oh, lindo nombre, Dipper— volvió a sonreír con esa sonrisa que derretía cualquier frío corazón. Agarro algo de su bolsillo y le dio una tarjeta con demasiada brillantina y muchos garabatos parecidos hechos a los de un niño — mí hermanito Greg lo hizo por si preguntas, este es mi dirección y número por si necesitas llamarme aunque por este mes estaré en casa de mí abuela. Yo en verdad tengo que volver, pero volveré mañana con algunas sorpresas.
Dipper puso una mueca insegura, no sabía si el mortal cumpliría su promesa o lo abandonaría como todos siempre lo hacían. Era estupido depender de alguien que apenas conocía. Pero la forma en que hablaba era tan generosa, tan dispuesto a ayudar. Tenía la esperanza de que él hiciera lo mismo por él.
—¿Lo prometes? — pregunto un poco avergonzado
Wirt dio un paso adelante, Dipper se hubiera puesto colorado si estuviese vivo. Tenía demasiado cerca a un chico que parecía bastante lindo. Wirt enlazo su meñique con el suyo sellando una promesa infantil inquebrantable. ambos dedos se iluminaban brillantemente con la luz azul del fantasma.
—lo prometo
Dipper ya se estaba arrepintiendo
No quería admitir que estaba ansioso y se quedó enfrente de la puerta para esperar al mortal. No es que quisiera su compañía o estaba feliz de verlo. Solo le intrigaba saber si ese médium que se veía bastante especial cumplía su palabra y no era como los otros mortales que iban a disturbar su paz
Después de horas de espera, el fantasma volteó a ver el único reloj que funcionaba en la cabaña. ya iban a ser las doce de la noche, empezó a creer que nunca vendría, que al final a ese médium no le importaba tanto como alardeaba, que era como todos los demás.
Con un suspiro decepcionado volvió a subir las escaleras, pensando que debió haberlo estrangulado cuando pudo. Pero al pisar el primer escalón la puerta se derrumbó de un golpe y encima de la puerta estaba el querido protagonista de esta visita.
El fantasma se paró enfrente de él con una mirada vacía pero con un brillo de curiosidad. Hubiera sido una pena que hubiera muerto, además él no sabe compartir espacios.
—wow, viniste
—losiento, losiento…— dijo mientras se levantaba y se sacudía el polvo de su overol —tuve un compromiso de último momento y para salir tuve que escaparme de la ventana
—¿De la ventana?
Él asintió un poco avergonzado y con las mejillas coloradas —pero dejemos de hablar sobre mí, sé que los fantasmas son muy impacientes pero sé que esto te recompensará.
Volvió a salir para entrar dos cajas medianas de cartón y dos bolsas ecológicas amarradas a sus brazos —umm…¿me ayudarías un poco?
Dipper alzó su mano enfrente de las cajas y las hizo flotar a unos metros del suelo. Wirt le hizo un amague con la cabeza para que lo siguiera mientras subían las escaleras.
Al llegar devuelta a la antigua habitación de Dipper, Wirt empezó a desempacar cosas de las cajas. Habían luces colgantes, un montón de peluches y almohadas, mantas y posters —traje cosas para limpiar aquí, para que te sientas un poco más cómodo en este espacio
—yo nunca me quejo en donde estoy…
—sí pero si vas a estar aquí hasta que resuelvas tus asuntos sin resolver. Debemos hacer este lugar más cómodo ¿No?
—yo no tengo asuntos sin resolver — contestó con un poco de molestia. Mientras veía a Wirt sacar el colchón de su cama y empezaba a sacudir el polvo con un plumero y azotandolo con la parte trasera de una escoba —mi existencia es una condena hecha por el que me asesino. Jamás descansaré en paz
Wirt paró de azotar el colchón, volteó para darle una sonrisa comprensiva casi abrasadora.
—bueno, más razones para limpiar entonces.
Dipper estaba bastante impresionado con la determinación del médium para que toda su habitación quede reluciente. El fantasma ayudaba con las cosas más difíciles usando sus poderes telequinéticos. Pegando posters en lo más alto y limpiando telarañas con el plumero.
Wirt intentaba reparar un viejo reproductor de cintas VHS, mientras que el ya se había acomodado bajo el gran fuerte de almohadas que había hecho. utilizando el colchón de la cama del fantasma y muchas sábanas y peluches bastante simpáticos y acogedores. Por un momento el fantasma deseaba poder abrazarlos y sentir su calor, ese calor que hace tantos años no sentía, pero luego recordó que era imposible, por qué él ya había perdido ese calor hace mucho tiempo.
Una música melancólica y relajante se empezó a reproducir a través del reproductor. Wirt empezó a tararearla mientras movía sus caderas en círculos lentos. —¿Te gusta la Lana del Rey?
El nombre no le sonaba a el espectro, Wirt asumió que el fantasma había muerto mucho antes de haberla escuchado —hace muy buena música, tengo bastantes de sus cintas y en mí cumpleaños mí padrastro consiguió un vinilo de mí álbum favorito
El fantasma lo miraba con suma curiosidad, su voz siempre sonaba emocionada cuando hablaba sobre las cosas que le gustaba. El médium sacó de la caja unas luces colgantes y empezó a enredarse alrededor del techo del fuerte con la misma sonrisa dulce que lo hacía muy especial a otros mortales que había conocido.
—yo…yo no solía escuchar mucha música…— esa era la primera cosa que había dicho el espectro al médium sobre su vida pasada —escuchaba todo lo que mí hermana escuchará.
—¿Tienes una hermana?
—tenía…
—ella…
—no pierdas el tiempo— contesto su pregunta interna mientras abrazaba sus rodillas —ella está muerta.
el silencio se llevó las voces de ambos dejándolos en una incomodidad total. Dipper apretó su agarre en sus rodillas mientras las gotas negras que resbalaban de su mejillas. estas se hacen más gruesas y grandes. Wirt tenía la mirada clavada en las bombillas de luz que acomodaba alrededor del fuerte de almohadas.
—se que como se siente…
el fantasma volteo con curiosidad hacia a el
—cuando tenía 5…perdí a mi padre por una enfermedad. y a decir verdad aunque haya pasado mucho tiempo, aun no lo supero. la primera vez que conocí a mi padrastro, me fui corriendo con mi mochila de abeja llena de snacks y calzoncillos, jurando que jamás volvería — el rió suavemente mientras dejaba de ajustar las bombillas — fue difícil adaptarme a estos grandes cambios pero…
Wirt se acercó a un viejo alargue enchufado en una esquina entre el escritorio y la cama. enchufo el cable de las bombillas de luces, prendiendo y alumbrando con un brillo cálido el fuerte de las almohadas. no solo eso, sino que toda la habitación cambió de atmósfera a una más cálida y acogedora.
—pero…siempre lo recuerdo con cariño. nunca me olvido de su sonrisa. incluso intente encontrarlo en cuando recibí mi don
—¿y lo hiciste?
—no…el viejo se fue al cielo con una sonrisa. creo que estaba tranquilo al saber que aprovechó a su familia al máximo
Dipper siguió con la mirada curiosa como el médium se acomodaba dentro del gran fuerte de almohadas quedando a su lado. saco de una de las bolsas ecológicas dos pares de tazas de café, un paquete de saquitos de té, otro de galletas de limón y un termo que guardaba el calor hirviente del agua.
—¿eres la clase de fantasma que puede digerir alimentos o no comes? — pregunto poniendo dos saquitos de té dentro de las tazas
él sacude su cabeza y levita la taza con un movimiento de su dedo índice, para que Wirt pueda servirle agua caliente del termo —soy de los que ingieren comida. aunque, no la siento y a veces se me sale de mi cuerpo
el rio entre dientes mientras vertía el agua dentro de la taza dejando un rastro humeante dentro de ella —jamás oí de un fantasma que podía hacer contacto con el mundo material, eres bastante especial
el espectro se sintió un poco avergonzado mientras agarraba su taza de té y bebía. desde el rabillo del ojo observo como wirt se servía té y sostenía su taza con un perfil de suma elegancia y delicadeza. el miro para abajo avergonzado. ni en vida ni en muerto se acostumbró a los halagos — al principio no solía ser así…pero creo que después de tanta ira y pesar, fui adquiriendo más fuerzas hasta…
—romper con todas las leyes y hacer contacto con el mundo material — completo su frase mientras extendía un meñique al probar su taza de té
—podrías decirle así…
él dejó su taza a un lado y le dirigió una sonrisa comprensiva —oye, se que todavia no estas listo para hablar como moriste pero…me gustaria conocerte un poco mejor, para poder ayudarte ya sabes.
—¿quieres saber sobre mi? — frunció el ceño dirigiendo otra mirada de suma molestia. eso lo había provocado — te diré tres cosas sobre mi: una, olvídate de que me suicide, esas son puras mentiras. segundo, mi asesino está ahí suelto. y no creas que es un simple hombre psicópata de la calle, él es un verdadero demonio. y tercero…
su garganta se cerró, le dolía al hablar. había estado tan concentrado en vengarse de su asesino que había olvidado cosas de su propio ser. ¿acaso sabía algo sobre sí mismo?, el ya no era el mismo Dipper Pines que solía ser
—no…no…no se me ocurre nada…
las lágrimas se hacían más gordas y bajaban más rápido de su rostro. Hacía mucho que no sentía ese sentimiento, ese sentimiento de sentirse pequeño ante la mirada del otro, de permitirse ser vulnerable. siempre alejándose incluso cuando estaba vivo de los demás, y más se alejaba cuando intentaban ayudarlo. lo hizo con su familia y lo haría siempre.
—bueno…supongo que puedo ayudarte a saber más sobre ti, Dipper Pines
no podía sentir, ni siquiera el tacto que el médium le ofrecía al colocar su mano en su hombro y ni siquiera el hervor de la taza de té que podía hacerle saltar a cualquiera si reposaba su mano por más de diez segundos. pero, por primera vez, queria quizas sentir el calor que esa mano le daba a su hombro, quería sentir ese confort que le ofrecía no solamente su mano, sino que también toda la personalidad bondadosa que emanaba ese médium.
a pesar de que su regla de no confiar en nadie seguía grabada en su mente, le daría una oportunidad al médium para intentar calmar el sufrimiento que cargaba un alma condenada a rondar por este plano por toda la eternidad como el.