Chapter Text
Naru estaba agachada, siendo orbitada por Sarii mientras analizaba sutilmente esa huella tan extraña, parecía la mezcla entre un oso y un lagarto gigante, podía imaginar la pata que la marcó pero no daba crédito a qué algún animal o criatura existente lo pudiera hacer, tendría que ser más una bestia mitológica, algo gigante.
Mientras más caminaba intentando seguir el rastro, más se convencía de lo tanto que le dijo a Tabee que debía detenerse a pensar en el tipo de criatura, de qué era capaz, no solamente en que se pudiera cazar...
Por supuesto que Naru pensaba en buscar a su hermano, sin embargo, se mantenía totalmente alerta en caso de enfrentarse con esa criatura tan desconocida. Ella atribuía sus características a un Mupitsi, es lo más cercano con lo que lo podía relacionar porque seguía siendo misterioso en casi todo, pero temor no era precisamente lo que sentía, sentía miedo por no conocerlo, pero al verse a sí misma, conocía tanto sus propias habilidades y capacidades, sus límites tan altos en una línea segura, que la idea de observar algo desconocido le generaba una especie de entusiasmo particular similar al mero miedo: el corazón le retumba, necesita más aire, el pulso en su agarre de endurece, se exige concentración y su cuerpo se agudiza... suspiró antes de seguir dando pasos de lado en una leve bajada, un pastizal estaría cercano, libre de árboles, al principio su atención pasaba entre su compañera Sarii y el camino, hasta que escuchó a lo lejos ramas y hojas secas quebrarse abriendo paso a algo, de inmediato giró a detenerse tras un árbol puesto que el sonido no estaba muy cerca, pero claramente tampoco se encontraba muy lejos, se asomó cuidadosamente mientras Sarii se agachaba. Un bisonte pasteó agitado, pisoteando fastidiado sobre el pastizal completamente sólo, eso no era bueno, esos animales siempre se mueven en manada y no son muy violentos...hasta que la explicación vino más rápido que pensar en más sospechas: risas matonas y burlonas le persiguieron al animal, cuatro colonizadores envueltos en pieles estaban jugando con la frustración del bovino dándole de golpes con unos látigos planos y cortos para acarrerarlo a dónde querían, la joven no tiene idea de cómo le hicieron para aislarlo de su grupo, pero es claro que de matarlo, nunca honrarían la perdida de su vida. Estiró la cuerda de su arco para apuntarles, esperando una reacción determinante de alguno de los hombres o de lo contrario, ni siquiera desperdiciaría una flecha. El chasqueo de un arma que Naru no conocía tronó como una señal, el arma de fuego apenas se levantó a la altura de la frente del animal cuando la flecha fue disparada, atinando al hombro del hombre armado, un grito de dolor resaltó por un segundo en el eco de la planicie y desvío el cañón del arma de fuego, los otros tres miraron de dónde había salido el disparo así que la joven no esperó dos veces para correr, zancadas largas delatan la excelente condición física a pesar de tener el camino irregularmente lleno de árboles, se fijaba tras de ella para saber si no se equivocaba, la estaban persiguiendo, alguien más había tomado el mosquete y le dispararon una vez, la puntería falló al atinar una rama cercana pero a ella la perturbó lo suficiente para dar un paso en falso, a pesar de recuperarse rápidamente, hubo un momento rapidísimo en el que un chirrido metálico muy agudo acompañó un crujido irregular que resultó en escuchar menos hojas quebrarse, eso fue porque una de las propias trampas en forma de mandíbula de los franceses había agarrado al mismo hombre ya flechado, uno se quedó con él pero los otros dos no querían dejar ir a la mujer Comanche. Ella gritó una orden a Sarii y se separó de ella, adelantándose en el bosque mientras Naru saltó al tronco más difícil que encontró y comenzó a alzarse por él, los hombres quisieron seguirle el paso por más que ella se adelantara camino a la copa, alguien le tocó el tobillo y reaccionó con una patada, subió un par de pasos más hasta escuchar un castañeo particular que arrastró el viento, la brisa sopló mientras la adrenalina la tenía tan agitada en la cabeza que pensó que alucinó, se escuchó el aire romperse en impulsos sobre madera, miró abajo, los hombres lo daban todo para alcanzarla pero claramente eran más torpes, ella se sujetó a una rama gruesa para intentar poner su pie encima, en medio de esto, sintió perfectamente cómo algo cayó sobre el árbol, se impulsó fuertemente empujando su peso en el tronco abriendose paso en otras ramas, la agitación del golpe fue tan fuerte y repentino que casi hace resbalar a Naru e hizo perder la altura a los colonizadores franceses tras ella, miró abajo y vió cómo después del fuerte azotón con el piso prefirieron alejarse rápidamente a diferencia suya que subió un braseo más antes de girar la cabeza por los árboles e intentar seguir visualmente aquello que golpeó el tronco, pero simplemente ya no había nada...se esforzó por regular su respiración, cerró los ojos un momento con el corazón en los oídos y despegó los labios con sed llegando a una conclusión aún más aplastante: simplemente no existe animal en toda la región que hubiese podido provocar eso y desaparecer más rápido de lo que caen las piedras al suelo.
Recargó la mejilla en la corteza mientras descansaba un momento recostada boca abajo.
Naru tenía que seguir adelante, seguir buscando qué es...este cazador.