Actions

Work Header

Cuidados

Summary:

Un villano atacó a Jasper dejando secuelas. Aunque con Henry a su lado podía superarlo lentamente.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter 1: Día 1

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El ataque había sido rápido, violento, y absolutamente inesperado.

Henry todavía tenía los nudillos manchados de sangre. No suya, claro. Sino de aquel idiota que se atrevió a ponerle un dedo encima a Jasper. Si no hubiera sido porque Ray apareció en el último segundo para detenerlo, probablemente Henry lo habría matado. No se arrepentía. No cuando vio a Jasper tirado en el suelo, adolorido, temblando.

Henry se había agachado para sostenerlo mientras algunas lágrimas caían por su rostro, leves murmullos salían por sus labios.

"Lo siento" "Lo siento" "Es mi culpa" "No llegue a tiempo"

Horas después, estaban en su departamento compartido. El silencio era tenso, pero cálido. Henry había pasado por la farmacia, arrasando con todo lo que pudiera ayudar: ungüentos, cremas, vendas, calmantes. Su único objetivo era aliviarle el dolor a Jasper, como fuera.

—Tenemos que limpiar bien todo—murmuró Henry con voz grave, sosteniendo el frasco con las indicaciones médicas.

Sus ojos no se apartaban de los de Jasper, esperando cualquier señal de incomodidad.

Jasper, envuelto en una toalla, asentía con suavidad. Estaba más tranquilo, aunque el temblor en sus manos no lo delataba. No quería que Henry se sintiera culpable. No cuando él estaba siendo tan cuidadoso, tan paciente.

Henry lo ayudó a entrar a la ducha, ajustando la temperatura como si se tratara de algo sagrado. Lo lavó con extrema delicadeza, cada movimiento acompañado de una caricia, de un susurro. Le limpió también el interior, con agua tibia y el mismo respeto con el que uno toca algo frágil. Jasper se aferró a sus hombros, dejando escapar un gemido ahogado cuando el agua y los dedos de Henry tocaron una zona sensible, pero no se apartó. Quería que ese líquido asqueroso en su interior se fuera completamente. Tenía que soportarlo.

Unos minutos después Henry apagó la ducha y le puso a Jasper una bata para después llevarlo a su habitación con cuidado de no tropezar. A Jasper se le dificultaba caminar así que se aferraba a Henry.

Ya en la cama, Henry tomó el frasco con el ungüento recomendado.

—Esto va a ayudar con la inflamación y el dolor —explicó, poniéndose un poco en los dedos— El doctor dijo que hay que usarlo por lo menos cinco días. Tres veces al día.

Jasper asintió otra vez. No dijo nada. No podía. Solo abrió la bata para que Henry tuviera mejor acceso a su cuerpo y se recostó de lado, aferrándose a la sábana con una mano y a Henry con la otra.

Con mucho cuidado, Henry se arrodilló en la cama y comenzó a aplicar la crema. Primero por fuera, en la piel más afectada. Luego, muy despacio, fue llevándola al interior. Jasper apretó los dientes, respirando hondo, con los ojos cerrados. No era placer. No del todo. Era alivio. Era confianza. Era Henry ahí, cuidándolo, sin apartarse.

—Lo estás haciendo bien, Jas —susurró Henry, acariciándole la espalda con la mano libre—Estoy aquí. No me voy a ir.

Los dedos de Jasper se aferraron más fuerte a él, y Henry se inclinó para rozar su frente con la suya, respirando juntos. No dijo que todo estaría bien. Porque aún dolía. Pero estaba haciendo todo lo posible para que mejorara. Para que Jasper pudiera sentirse seguro de nuevo... con él.

Notes:

♦♦♦♦♦♦

Gracias por leer, si les esta gustando la historia, son libres de votar y comentar si gustan.

Me gustaría saber que les parece.

Hasta pronto 🤍

Chapter 2: Día 2

Chapter Text

Con sumo cuidado Henry fue quitándole la bata a Jasper y en su lugar fue poniéndole como reemplazo el piyama para que no durmiera desnudo.

Era un simple conjunto que le había comprado Henry como regalo de cumpleaños, un pantalón gris con cuadrados blancos y camisa igual.

Jasper soltaba leves quejidos con cada movimiento.

A los pocos segundos Jasper se había quedado dormido.

Henry los tapo a ambos con la manta gruesa, podía irse a su habitación y acostarse en su cama, pero no quería dejar solo a Jasper en ese momento tan vulnerable.

Jasper se movia de vez en cuando, Pero finalmente se quedó quieto cuando se topo con el pecho de Henry en su rostro y los brazos fuertes de él rodeandolo en un abrazo cálido. Las manos de Jasper instintivamente se aferraban a la camisa de Henry.

Henry apenas se movió en toda la noche. No quiso alejarse ni un centímetro, por miedo a que se despertara asustado, o adolorido. Lo observó en la penumbra durante horas, sintiendo el pecho arder con algo que no era rabia. Era otra cosa. Algo que dolía diferente... más profundo.

No había estado a su lado y lo lastimaron. No volvería a dejar que pasara eso de nuevo.

Al día siguiente, Jasper despertó con una leve mueca, pero sin quejarse. Henry estaba sentado en la orilla de la cama, ya con el frasco de crema en la mano.

—Buenos días—dijo en voz baja—¿Cómo te sientes?

Jasper parpadeó, con los ojos aún pesados de sueño. Lo miró con una mezcla de ternura y vergüenza. Se encogió un poco de hombros, pero luego dijo:

—Mejor... creo. Pero duele cuando me muevo.

Henry asintió y se acercó. Le acarició el cabello con los dedos con una ternura que hizo que Jasper cerrara los ojos y disfrutará por un momento los mimos.

—Voy a ponerte la crema otra vez, ¿Sí? Como dijo el doctor.

—¿Otra vez... adentro? —preguntó Jasper con voz bajita, inseguro.

Henry no respondió de inmediato. Solo lo miró a los ojos, y cuando Jasper no apartó la vista, dijo:

—Solo si tú quieres. Pero sí... tiene que ser así para que funcione de verdad.

Jasper tragó saliva y luego asintió, más seguro que la primera vez.

—Esta bien. Confío en ti, Henry.

Henry sintió un nudo en la garganta que no supo disimular. Se acomodó detrás de Jasper, bajándole la pijama con sumo cuidado y besándole el hombro antes de empezar. Usó el ungüento con la misma delicadeza que la noche anterior, entrando despacio, calentando la crema entre sus dedos primero. Jasper se aferró a la almohada, gimiendo apenas, aunque su respiración era más tranquila que la vez anterior.

—Solo un poco más... lo estás haciendo increíble —susurró Henry mientras masajeaba suavemente la zona interna, sintiendo cómo los músculos respondían menos tensos esta vez.

Cuando terminó, limpió sus manos, ayudó a Jasper a vestirse con ropa limpia y lo arropó de nuevo en la cama. Jasper no dijo nada por un momento, pero luego tomó la mano de Henry y la llevó a su pecho.

—¿Te quedarás conmigo todo el día?

—Claro que sí—respondió Henry, sin dudar— Me quedaré todos los días que quieras a tu lado.

Jasper sonrió con los ojos cerrados, y Henry pensó que nunca había visto nada más bonito.

Chapter 3: Día 3

Chapter Text

Jasper despertó antes que Henry por primera vez. Se quedó observando su perfil en silencio, notando lo despeinado que tenía el cabello y cómo fruncía el ceño incluso dormido. Había algo tan... hermoso en verlo así, sin máscaras, sin trajes, sin el peso de ser un héroe. Solo Henry. Su Henry.

No sabía en qué momento había empezado a sentir algo tan fuerte, pero ahora era imposible ignorarlo. No después de haberlo visto llorar por él. No después de sentir sus dedos temblando por no hacerle daño mientras lo curaba.

Podía sentir los brazos de Henry rodeando su cuerpo como si temiera perderlo.

—¿Estás despierto? —murmuró Henry con voz ronca, sin abrir los ojos.

Jasper sonrió débilmente.

—Desde hace un rato.

Henry parpadeó, lo miró, y lo primero que hizo fue alzar la mano para tocarle la mejilla.

—¿Cómo amaneciste hoy?

—Un poco menos adolorido. Aunque todavía camino como pingüino —bromeó Jasper, intentando aligerar el ambiente.

Henry rió suavemente, pero en sus ojos aún quedaba algo de culpa.

—No tienes que fingir que no duele.

—Y tú no tienes que seguir sintiéndote culpable —respondió Jasper, firme— No fue tu culpa, Henry. Llegaste justo a tiempo.

Henry bajó la mirada, y por un segundo, se hizo un silencio espeso.

—No fue suficiente. Si hubiera llegado unos minutos antes…

—Pero llegaste —repitió Jasper, apretándole la mano— Estoy vivo, gracias a ti.

Henry cerró los ojos un instante, respiró hondo, y luego asintió. Se levantó y ayudó a Jasper a caminar hasta el baño. Se cepillaron sus dientes y luego volvieron a la habitación, Henry dejo con cuidado a Jasper en la cama y fue a buscar el ungüento. Esta vez, Jasper se acomodó sin quejarse, más confiado. Ya no le temía al contacto. Ya no se tensaba. Henry notó eso.

—¿Listo? —preguntó suavemente.

Jasper asintió. Esta vez se mantuvo mirándolo mientras Henry aplicaba el ungüento. Jadeó un poco al sentir el contacto, pero su mirada no se apartó ni un segundo.

—Tus manos ya no tiemblan —susurró Jasper.

Henry se detuvo un instante, lo miró a los ojos… y sonrió.

—Es que tú ya no tienes miedo.

El silencio volvió, pero esta vez fue distinto. Cálido. Cómplice.

Cuando Henry terminó, Jasper giró el rostro hacia él, con las mejillas apenas sonrojadas.

—¿Sabes? Esto suena raro… pero me gusta que seas tú quien lo hace.

—¿Por qué? —preguntó Henry, acariciándole el cabello.

—Porque contigo me siento seguro… y cuidado. Y creo que no hay nadie más en el mundo en quien confíe tanto.

Henry no respondió con palabras. Solo se inclinó y apoyó la frente contra la de Jasper, cerrando los ojos. Su respiración se mezcló con la del otro. Estaban cerca, muy cerca. Y ninguno se movió.

Ese día no hicieron nada más. No vieron tele, no salieron. Solo se quedaron en la cama, hablando en voz baja, compartiendo miradas largas, caricias tímidas.

Si tenían hambre Henry se levantaba, hacía la comida y luego la traía en unos platos sobre una bandeja a la habitación para que Jasper no tuviera que levantarse.

Si Jasper necesitaba ir al baño, Henry lo levantaba en brazos y lo llevaba sin pensarlo.

Henry hacia todo lo que le pedía y eso aliviaba un poco su dolor.

Jasper estaba sanando.

Y sin darse cuenta, Henry también al ver mejoras en la persona que ama.

Chapter 4: Día 4

Chapter Text

Jasper ya podía caminar solo sin sentir dolor por el departamento, aunque seguía moviéndose con cautela. Henry lo observaba desde la cocina, preparando una taza de te que había buscado especialmente para mejorar la inflamación y digestión.

—¿Te duele moverte hoy? —preguntó Henry cuando Jasper se sentó en el sillón, con una manta sobre las piernas.

Hacia bastante frío por el invierno.

—Menos. Aunque creo que el ungüento ayuda más de lo que pensé —respondió Jasper, esbozando una sonrisa.

—Aún quedan dos días más… tres aplicaciones por día —recordó Henry, acercándose con la taza humeante— No pienso saltarme ninguna.

Jasper lo miró mientras tomaba la taza entre sus manos. Estaba temblando un poco. No de dolor, sino de algo distinto. De eso que empezaba a crecer cada vez que Henry lo tocaba, lo miraba, lo cuidaba.

—Henry…

—¿Sí?

—¿Por qué… estás haciendo todo esto por mí?

Henry frunció el ceño, como si la pregunta no tuviera sentido.

—Porque me importas, Jasper. ¿De verdad necesitas una razón?

Jasper bajó la mirada, apretó la taza con más fuerza.

—Es que… cuando me tocás así, cuando me mirás… yo siento algo más. Y no sé si solo soy yo. Quizás no tenga sentido, lo siento por mencionarlo.

El corazón de Henry se aceleró. Sentía que algo se le apretaba en el pecho. Jasper lo estaba diciendo. No con todas las letras, pero lo estaba diciendo.

—No eres solo tú —murmuró Henry, sentándose junto a él— Yo también siento algo. Desde hace tiempo. Pero he perdido el tiempo siendo un cobarde ocultando mis sentimientos.

Jasper lo miró, sorprendido. Henry sostuvo su mirada, firme, por primera vez sin huir de lo que sentía.

—Cuando llegué esa noche… cuando te vi en el suelo, apenas consciente… Jasper, algo dentro de mí se rompió. Pensé que te perdía. Y entendí que no podía vivir con eso. No sin decirte lo que siento.

Jasper parpadeó, y sin darse cuenta, dejó la taza sobre la mesa. Se inclinó hacia Henry, acortando la distancia.

—Dímelo ahora —susurró— Antes de que el miedo vuelva.

Henry tomó su rostro entre las manos, con ternura, y apoyó su frente contra la de él, como la noche anterior.

—Te amo, Jasper. No como un amigo. No como un compañero. Te amo de verdad. Y te juro que voy a seguir cuidándote, no sé que haría sin ti.

Jasper soltó una pequeña risa entre lágrimas, temblando un poco. Luego lo besó. Despacio, suave, con una necesidad contenida por años. Y Henry respondió con el mismo cuidado con el que lo había curado todos estos días.

No hubo prisa. No hubo más palabras. Solo ese beso, largo, lleno de ternura y de promesas que ya no necesitaban decirse.

Y por primera vez en días… Jasper no sintió dolor.

Solo amor.

Sintió aquella calidez que solo Henry era capaz de darle.

Chapter 5: Día 5

Chapter Text

El departamento estaba en silencio, solo interrumpido por la lluvia suave contra las ventanas. Era el último día del tratamiento. El frasco del ungüento estaba casi vacío, y Henry lo tenía en la palma de la mano mientras Jasper se acostaba en la cama, con las piernas algo encogidas, la manta cubriéndolo hasta la cadera.

—Hoy fue un buen día —dijo Jasper, mirándolo con una sonrisa tranquila— Caminé normal… y no me quejé una sola vez. Creo que estoy mejorando muy rápido.

Henry asintió, dejando el frasco sobre la mesa de noche.

—Lo sé. Estoy orgulloso de ti.

Se sentó al borde de la cama, sus dedos acariciando suavemente la pierna de Jasper, como si aún necesitara permiso, a pesar de todo esté tiempo juntos.

—¿Te duele?—pregunto con suavidad e inquietud en su voz.

—No —susurró Jasper— Pero no quiero que lo dejes aún.

Henry ladeó el rostro.

—¿El tratamiento?

—No —Dijo Jasper, sonriendo apenas— Esto. Que me toques así. Que me cuides. Que seas tú.

Henry tragó saliva. Su pecho dolía un poco de tanto sentir.

—No pienso dejar de hacerlo —prometió— Nunca.

Jasper giró, dándole espacio. Esta vez no fue por necesidad médica. Esta vez fue un ritual entre ellos. Un gesto de confianza profunda.

Henry aplicó una pequeña cantidad en sus dedos, respirando hondo. Sabía exactamente qué hacer. Ya conocía cada rincón que necesitaba sanar, no solo del cuerpo, sino del alma.

Se inclinó, apoyando su mano libre en la cadera de Jasper, y con cuidado, con dulzura, empezó a aplicar el ungüento por última vez. No se trataba de curar heridas ahora. Se trataba de decir “te amo” sin palabras. De estar ahí, de tocar con respeto y cariño, de entregarse por completo.

Jasper suspiró, su frente apoyada en la almohada. No gemía de dolor, sino de alivio, de emoción contenida. De saber que era querido, tocado con amor.

—¿Esto sigue siendo por recomendación médica? —preguntó en voz baja, con una sonrisa tímida hacia Henry.

Henry se inclinó hasta que sus labios rozaron la espalda de Jasper, dejándole un beso suave, cálido, provocando un estremecimiento ligero.

—No —susurró contra su piel— Esto es por mí. Porque quiero que te sientas amado. Porque me gusta cuidarte y hacerte sentir bien.

Jasper giró apenas el rostro, alcanzando a mirarlo por encima del hombro.

—Entonces quédate esta noche. No como mi enfermero. Quédate como mi Henry.

Henry sonrió. Se quitó la camiseta. Luego el pantalón. Se metió bajo las mantas y abrazó a Jasper desde atrás, con los cuerpos entrelazados, cálidos, unidos.

Esa noche no hubo más palabras.

Solo piel. Respiraciones compartidas. Y un amor que, por fin, ya no tenía miedo.

Los brazos de Henry, tan cálidos y fuertes, alejaban las inquietudes más fuertes de Jasper. Está vez, solo se permitió derretirse en ellos y dejarse llevar por el cariño de él.

Chapter 6: Día 6

Chapter Text

El sol se colaba tímido entre las cortinas. Jasper abrió los ojos primero, todavía medio dormido, con la respiración lenta y los labios entreabiertos. Sentía un peso cálido a su alrededor: los brazos de Henry abrazándolo por la cintura, la frente de él apoyada en su nuca, sus cuerpos completamente juntos bajo las mantas.

No se movió. No quería romper ese instante.

—¿Ya estás despierto? —murmuró Henry, su voz ronca por el sueño.

Jasper sonrió sin mirarlo.

—Desde hace un minuto. Pero me gustaba cómo me abrazabas.

—¿Y quién dice que ya terminé?

Henry se pegó más, su pecho contra la espalda de Jasper, sus piernas entrelazadas con las suyas. Su mano se movió despacio por el vientre de Jasper, rozándolo con cariño.

—¿Te duele algo hoy? —preguntó, besando su cuello con suavidad.

—No —respondió Jasper, cerrando los ojos— Solo me duele cuando no estás tocándome.

Henry soltó una risa baja, cálida, contra su piel.

—Eso tiene solución.

La mano que antes aplicaba ungüento con cuidado, ahora se movía con deseo contenido. Sin prisa, sin presión, como si cada caricia tuviera un propósito. Jasper giró el rostro y sus labios se encontraron en un beso lento, profundo, donde ya no existía el miedo, ni la duda, ni el dolor.

—Hen—murmuró Jasper, cuando se separaron solo para respirar— Gracias por no irte. Por quedarte cada día.

—No voy a irme nunca —respondió Henry, dejando pequeños besos en su clavícula— Estés bien, estés herido, estés feliz o enojado… voy a estar aquí.

La intimidad de ese amanecer no fue apresurada ni desesperada. Fue calma. Fue conexión. Jasper ya no se aferraba por dolor. Ahora lo hacía por amor. Y Henry… Henry lo tocaba como si supiera que ese cuerpo que curó con manos temblorosas ahora era su refugio.

No necesitaban promesas. Solo seguían allí, enredados, respirando el mismo aire, amándose despacio, en una cama que ya no era solo un lugar de descanso.

Era su hogar.

Chapter 7: Nuevos habitos

Chapter Text

Henry buscaba algo entre los cajones cuando se encontró con algo que lo hizo fruncir el ceño confundido.

—¿Por qué aún tienes esto? —preguntó Henry, sosteniendo el pequeño frasco vacío del ungüento entre dos dedos.

Jasper, desde el sofá, lo miró con una ceja alzada mientras bebía su café.

—¿A qué te refieres? Es un recuerdo. Un símbolo. El principio de nuestra historia de amor.

Henry sonrió con sarcasmo mientras giraba el frasco entre los dedos.

—Es un frasco aplastado de crema que use para curarte, Jas. No es una carta de amor ni un recibo de chocolates o flores.

—Para mí lo es —respondió Jasper, encogiéndose de hombros— Cada vez que lo veo, recuerdo cómo me cuidaste. Cómo me tocaste con miedo al principio… y cómo terminamos abrazados todas las noches.

Henry se acercó, se inclinó sobre el sofá y lo besó en la frente.

—Eres un romántico incurable.

—¿Y tú? Eres el tipo que se aprendió la posología exacta de un ungüento y puso alarmas para aplicarlo tres veces al día.

—Touché.

Henry se giró, abrió el cajón de la mesita de noche con toda la naturalidad del mundo y arrojó el frasco vacío dentro del bote de basura.

—Ya cumplió su misión —dijo con media sonrisa— Y, para tu información… lo he reemplazado.

Jasper entrecerró los ojos.

—¿Reemplazado?

Henry caminó de regreso, con un pequeño tubo en la mano. Lo dejó caer sobre el pecho de Jasper.

—Lubricante con aroma neutro. Hidratante. A base de agua. Dermatológicamente probado. El nuevo MVP.

Jasper estalló en risa mientras leía la etiqueta.

—¿Estás bromeando?

—No lo estoy. Lo compré ayer. Pensé que tal vez querías… seguir con nuestras sesiones de “terapia íntima”, pero sin heridas de por medio esta vez.

Jasper lo miró, con los ojos brillando.

—¿Terapia íntima?

Henry se encogió de hombros, sonriendo.

—No le puse nombre. Pero tú siempre decías que te sentías mejor después, ¿No?

—Sí… pero ahora es diferente.

Jasper se levantó del sofá, tiró el café vacío al fregadero, y se acercó a Henry. Lo abrazó por la cintura, el tubo aún en su mano.

—Ahora me siento completo.

Henry bajó la mirada, sus frentes se tocaron.

—Entonces, esta vez… no es por recomendación médica.

—No —susurró Jasper— Es por deseo. Por amor. Por ti.

Henry lo besó despacio, mientras lo guiaba de nuevo hacia la habitación.

—Solo tendrás puro placer— le murmuraba Henry al oído mientras lo empujaba levemente hacia la cama.

—¿Y como estás tan seguro?

Jasper quitaba uno por uno los botones de la camisa de Henry, con algo de impaciencia. A veces detestaba que a Henry le encantaran las camisas con muchos botones.

—Porque yo me aseguraré de que lo tengas, haré que te sientas mejor cada día.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Un dulce beso fue colocado en la frente de Jasper.

—Te amo, Henry—murmuró Jasper antes de acercarse para darle un beso.

—Yo también te amo, Jasper—respondió mientras le quitaba la camisa a Jasper y exparcia besos en su rostro.

El frasco viejo ya no estaba. Pero en su lugar, había algo nuevo.

Ya no sanaban heridas. Ahora, construían algo juntos.

Chapter 8: Gustos refinados

Chapter Text

Charlotte rebuscaba en el mueble del baño buscando unas toallas extras mientras Jasper preparaba snacks en la cocina y Henry discutía con Schwoz sobre qué película ver. Todo era normal… hasta que Charlotte abrió el último cajón de abajo.

—¿Qué rayos es esto?

Un segundo después se escucho un grito.

—¡Oh por Dios! ¡JASPER!

Jasper dejó caer la bolsa de papas.

—¿Qué? ¡¿Qué pasó?!

Charlotte salió corriendo del baño con los brazos llenos de tubos y paquetes de colores. Condones con envoltorios de frutas, lubricantes de distintos tamaños, otro con aroma a canela… y uno que decía "calor intensificado".

Schwoz asomó la cabeza, intrigado.

—¿Eso es… un kit de supervivencia o un altar al deseo?

Henry entró a la escena justo cuando Charlotte dejó caer todo sobre la mesa.

—¿Quieres explicarnos esto, Henry?

Henry se cruzó de brazos, con toda la calma del universo.

—Yo lo compré. ¿Que puedo decir? Jasper tiene gustos refinados.

—¡¡HENRY!! —gritó Jasper desde la cocina, rojo como un tomate.

Henry sonrió malicioso, alzando uno de los tubos.

—Este de fresa es su favorito.

¡PUM!

Un cojín voló directo a su cara.

Charlotte, llorando de la risa, se dejó caer en el sillón.

—¡Jasper, por favor! ¡Dime que también tienes una playlist sexy para usar estos!

Schwoz ya estaba tomando fotos para “archivar evidencia científica”.

—Este con durazno lo usaré para mis experimentos…

Jasper cubrió su rostro con ambas manos, entre la vergüenza y la risa.

—Voy a mudarme. Esta casa ya no es segura.

Henry lo abrazó por detrás, murmurándole al oído:

—Demasiado tarde. Ya sabes que no puedes escapar de mí... ni de tu lubricante de fresa.

Otro cojín voló. Pero esta vez, rebotó en el rostro de Schwoz, que lo merecía por reírse más fuerte que todos.

Minutos más tarde.

La puerta del departamento se abrió con un leve chirrido.

—¡Hola! ¡Traje pizza! —anunció Ray con su voz retumbante, entrando como si fuera su casa.

Piper le seguía, pegada a su celular, sin mirar mucho al frente.

—¿Dónde quieren que la deje? ¿En la me…?

Ambos se detuvieron en seco.

Ahí estaba. La mesa del living. Llena.
Lubricantes. Condones. Sabores. Texturas. Un paquete con letras enormes que decía "Deslízate al paraíso".

Ray alzó una ceja lentamente.

—¿Qué… demonios… es esto?

Piper soltó una carcajada mientras tomaba una foto sin dudarlo.

—Esto es arte. Esto es historia. ¡Esto va directo al grupo!

Henry apareció saliendo de la cocina, completamente relajado, mordiendo una rebanada de pizza que ya había tomado de la caja de Ray.

—¿Qué? ¿Nunca vieron una pareja saludable y sexualmente activa?

Ray lo miró con los ojos entrecerrados.

—Solo quiero saber una cosa… ¿Al menos dejas descansar el trasero de Jasper de vez en cuando?

Jasper, que venía detrás de Henry cargando dos vasos, se atragantó con su propia saliva.

—¡¡RAY!!

Henry se encogió de hombros, sonriendo como si hablara del clima.

—Qué quieres que te diga, a veces es difícil de satisfacer. Me deja seco.

La pizza se cayó de la mano de Piper.

Ray se echó a reír tan fuerte que casi se tropieza.

Jasper se tapó la cara con las manos.

—Voy a quemar este departamento. Hoy—murmuro.

Henry se acercó y lo abrazó por detrás, todavía con esa maldita sonrisa triunfadora en los labios.

—No me eches la culpa. Fuiste tú quien me dijo que el de fresa sabía como postre.

—¡¡HENRY!!

Piper, llorando de risa, ya había creado un nuevo grupo en el chat:
“Top 10 momentos en los que Jasper quiso desaparecer”

Y el puesto #1 acababa de ser inmortalizado.

Chapter 9: Solo tu y yo

Chapter Text

El silencio regresó al departamento como un bálsamo. La puerta se cerró tras Ray y Piper, las risas todavía resonando en los pasillos del edificio.

Jasper estaba de espaldas al sofá, brazos cruzados, el rostro todavía rojo de la vergüenza.
Henry apareció detrás de él, suave, como si no quisiera asustarlo.

—¿Sigues en modo “quiero morir”?—murmuro con una sonrisa.

Jasper no respondió. Solo dejó escapar un bufido mientras se tapaba la cara con las manos.

—No te rías…

Henry se acercó por detrás y envolvió sus brazos alrededor de su cintura, apoyando el mentón sobre su hombro.

—No me reiré. Lo prometo, amor—le dió un beso en la cien.

—Aun no puedo creer que hayas dicho que te dejaba seco… delante de Piper y Ray. Jamás olvidarán eso.

—Técnicamente es cierto.

—¡HENRY!—grito avergonzado.

Pero su voz ya no sonaba enojada. Solo resignada… y, en el fondo, algo divertida. Henry sonrió y lo besó en el cuello antes de ponerse delante de él.

—Ven conmigo.

—¿A dónde?

—A recordarte por qué no deberías avergonzarte de nada de eso.

Lo llevó de la mano hasta la habitación, cerrando la puerta con un suave clic.

Ambos ya estaban desnudos sobre la cama.

Las sábanas estaban frías al principio, pero no por mucho. Henry se arrastró sobre Jasper como una ola cálida, con besos lentos, labios en su cuello, susurros entrecortados.

—Eres mío —murmuró Henry, hundiendo los dedos en su cabello— Todo tu cuerpo me lo dice, incluso cuando estás enfadado. Incluso cuando te mueres de vergüenza.

—Idiota… —susurró Jasper, pero ya estaba aferrándose a sus hombros.

Henry bajó lentamente, labios, manos, caricias. Como si Jasper fuera un poema en un papel y el estuviera reescribiendolo una y otra vez. Como si reemplazara cada risa ajena por gemidos íntimos.

Jasper se arqueó bajo él ante la primera embestida, el cuerpo ya tembloroso, suspiros convertidos en jadeos.

—Di mi nombre —susurró Henry, mirándolo con fuego en los ojos.

—Henry… —gimió Jasper, apenas audible.

—Más fuerte.

—Henry… ¡Henry!

—Eso es —murmuró él, hundiéndose aún más profundo en el momento, en la conexión— Que se escuche más que las risas.

Y Jasper lo hizo.

Lo gritó.
Lo pidió.
Lo repitió hasta que solo existía ese nombre, esa habitación, ese calor.

Cuando todo terminó, Jasper estaba abrazado a Henry, el pecho subiendo y bajando con lentitud, la frente pegada a la de él.

—¿Todavía quieres quemar el departamento? —bromeó Henry con voz ronca.

Jasper rió, suave, sus dedos deslizándose por el torso sudado de su novio.

—Sí… pero quizas cambie de opinión después de que me lo hagas así unas tres veces más.

Henry sonrió.

—Entonces déjame ir a buscar el de fresa.

—¡No! —Jasper lo apretó contra él, sonriendo— Si vas, te demando. Quédate aquí. A mi lado.

Y Henry, como siempre, obedeció.

Porque no había un lugar en el mundo mejor que ese: entre las sábanas, entre los brazos de Jasper, entre sus risas y gemidos… donde la vergüenza no tenía poder, pero el amor sí.

Chapter 10: Difícil de satisfacer

Chapter Text

La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la luz tenue que se filtraba desde la ventana. El cuerpo de Henry aún descansaba sobre el de Jasper, ambos sudorosos, envueltos en el mismo calor que habían compartido minutos antes.

Jasper acariciaba la espalda de Henry con lentitud, trazando líneas invisibles con la yema de sus dedos. Todo era perfecto. Silencioso. Cómodo.

Hasta que Henry decidió hablar.

—Sabes… todo lo que dije antes frente a los demás… era verdad.

Jasper frunció el ceño, alzando la cabeza con un deje de amenaza.

—No empieces…

Henry se rió, besándole la frente con ternura.

—¿Qué? Solo digo que no mentí. Yo con hacerlo una sola vez soy feliz. Me acuesto, me relajo, me doy por satisfecho. Pero tu...

Se inclinó para besar su cuello, dejando un mordisco suave ahí.

—Tú eres insaciable—dijo con una sonrisa ancha.

—¡No lo soy! —protestó Jasper, aunque su voz no sonaba nada convincente.

—Lo eres —insistió Henry, riendo contra su piel—Apenas termino, y ya me estás mirando con esa cara… esa maldita y hermosa cara que dice "quiero otra, y luego otra, y luego quédate adentro mío mientras duermo por favor”.

Jasper cubrió su rostro con una almohada, murmurando algo incomprensible. Probablemente insultos dirigidos hacia su novio.

Henry se la quitó despacio poniéndola en otro espacio de la cama y toca el rostro de Jasper, dejando que sus dedos recorrieran las mejillas encendidas de su novio.

—No deberías sentirte avergonzado, amor— su voz sonaba dulce y suave —No me quejo, ¿Eh? Si eso te hace feliz… yo soy feliz y me gusta hacerlo varias veces también.

Se acomodó sobre él, su frente apoyada contra la de Jasper, tan cerca que apenas un suspiro podía separarlos.

—No hay nada en el mundo que no haría por ti. Si quieres tenerme dentro todo el día… solo dilo. Me alegra satisfacerte siempre y cumplir cada capricho que pudieras tener.

Jasper abrió los ojos, y su mirada era una mezcla de ternura y deseo.

Esto no era justo. Cualquier cosa que dijera Henry siempre lograba ablandar su corazón y dejar atrás todo el dolor o la vergüenza que pudiera tener dentro de él.

—Te aprovechas de que te amo, ¿Verdad?—murmuro casi haciendo un puchero indignado.

Henry sonrió con esa carita que sabía que lo derretía.

—Un poquito—le da un beso en la frente.

—Idiota—dijo cerrando los ojos y solo sintiendo cada beso.

—Soy tu idiota—dio un par de besos en cada mejilla.

—Eso sí—asintió. Sus ojos veían cada movimiento de Henry hacia el.

Henry lo besó, suave, lento. Luego murmuró contra sus labios.

—Aun así… si mañana amaneces caminando raro, no es mi culpa.

—¡Henry!

—¿Qué? Solo cuido tu reputación.

Ambos rieron juntos, entre caricias y promesas no dichas. Porque sí, Jasper podía ser insaciable. Pero Henry…
Henry era capaz de vaciarse una y mil veces si eso significaba volver a llenar el corazón —y el cuerpo— de Jasper.

Y esa noche, bajo esas sábanas tibias, entre bromas, suspiros y cuerpos entrelazados, Jasper supo que no importaba cuántas veces se repitiera…
Mientras fuera con Henry, nunca sería suficiente.

Chapter 11: ¡Buenos días, grupo!

Chapter Text

El sol apenas se asomaba por la ventana. Jasper despertó primero, cubierto por las sábanas, todavía pegado al cuerpo tibio de Henry, que dormía con el cabello revuelto y una sonrisa en los labios.

Todo parecía tranquilo… hasta que el teléfono de Jasper vibró varias veces seguidas.

Con un gemido adormilado, estiró el brazo y lo tomó del buró. No esperaba muchos mensajes a esa hora, pero…

Grupo: “Los Impresentables”

Piper:

>Buenos días, amantes salvajes.
Jasper, ¿Ya puedes sentarte sin hacer caras raras?<

Piper:

>Porque si no, tengo una almohadilla ortopédica que me sobró del vuelo a Miami. Te la presto.<

Ray:

>¡JAJAJAJA!
Yo aún no supero el “me deja seco”.
Henry, ¿Necesitás vitaminas, hermano?<

Charlotte:

>¿Qué me perdí anoche?
¿Y por qué hay emojis de duraznos y llamas?<

Piper:

>Charlotte, NO preguntes.
Solo agradece que no estuviste aquí para ver la “colección especial” que Henry tiene en la sala.<

Jasper soltó un sonido ahogado y enterró la cara en la almohada.

—¡¿Por qué Dios me odia?! —murmuró con voz pastosa.

Henry, medio despierto, se estiró con un gruñido dormido y miró de reojo el celular.

—¿Ya empezó Piper con sus bromas matutinas?

—Henry… van a hacer memes de esto. MEMES.

Henry se rió, acomodándose de lado y apoyando la cabeza en su mano.

—Déjalos. No es nuestra culpa ser una pareja icónica.

—No digas eso.

—Además —agregó, acariciándole la espalda— Yo no negué nada. Lo del durazno es bastante preciso.

—¡Henry!

El celular vibró de nuevo.

Piper:

>Jasper, por favor, dile a Henry que el lubricante con olor a fresas es demasiado específico.
Ahora cuando coma yogur de fresa voy a necesitar terapia.<

Charlotte:

>Me desconecto del grupo.
No estoy mentalmente preparada para esto.<

Ray:

>Screenshot guardado.
Esto va para el top 10 de momentos legendarios.<

Jasper le arrojó la almohada a Henry, que ya no podía parar de reír.

—Esto es tu culpa.

—¿La culpa de quererte tanto, amor?
—dijo Henry, con esa sonrisa tan encantadora que lo hacía imposible de odiar— Sí. Me declaro culpable.

Y mientras el grupo seguía incendiándose con bromas, Jasper no pudo evitar sonreír. Porque incluso entre la vergüenza, los memes y los duraznos… había algo innegable en todo eso:

Era amado.
Y vaya que se sentía bien.

Chapter 12: Interrupciones e intimidades

Chapter Text

Los labios de Henry rozaban la piel sensible de Jasper, desde la rodilla hasta el muslo, dejando un rastro de besos húmedos y tiernos.

Jasper soltaba pequeñas risas ahogadas, su cuerpo estremeciéndose bajo el toque devoto de su novio. Alargó el brazo buscando a tientas el cajón junto a la cama, donde sabía que había un par de condones escondidos para momentos como ese.

—¿Y quién es el insaciable ahora, eh? —bromeó Jasper en un susurro travieso, sintiendo cómo Henry soltaba una carcajada suave contra su muslo antes de morderlo con cariño.

—Shh, tú me provocas —le respondió Henry, sonriendo contra su piel.

Todo iba perfectamente… hasta que el timbre sonó, seguido de golpes insistentes en la puerta.

—¿¡En serio!? —exclamaron los dos al unísono, cayendo de espaldas en la cama, frustrados.

Con gruñidos bajos, se vistieron a toda prisa: Henry apenas se puso unos pantalones de chándal y una camiseta arrugada, mientras Jasper se acomodaba el cabello y se envolvía en una sudadera gigante.

Cuando abrieron la puerta, primero fue Piper quien entró como un torbellino.

—¡¿Por qué tardaron tanto en abrir?! ¿Estaban desnudos o qué?

Henry y Jasper se miraron de reojo, incómodos.

Antes de que pudieran responder, Charlotte llegó con una bolsa de donas, saludándolos con una sonrisa amplia.
Y como si el caos no fuera suficiente, Ray y Schwoz aparecieron detrás de ella, cargados de cajas con “regalos” de lo más dudoso.

Ray apenas entró, agarró a Henry del hombro, arrastrándolo hacia un rincón mientras empezaba una charla ridículamente incómoda.

—Oye, Henry, entre nosotros… ¿El de efecto calor o el de efecto frío es mejor? ¿O prefieres el de fresas?

Henry palideció.

—¡No voy a hablar de esas cosas contigo! ¡Y menos con Piper aquí cerca! —protestó, señalando a su hermana, que escuchaba todo con una sonrisita maliciosa mientras bebía de una soda.

Mientras Henry sufría con Ray, Charlotte se acercó sigilosamente a Jasper, que intentaba pasar desapercibido en el sofá.

—Hey… —dijo Charlotte, sentándose a su lado con tono más bajo y serio— Me gustaría hacerte una pregunta, solo si no te molesta.

Jasper la miro extrañado, pero asintió.

—Claro, Char. Pregunta lo que quieras. No hay problema.

Charlotte dudo un momento, pero luego suspiro antes de hablar.

—¿Cómo te sientes, de verdad?

Jasper parpadeó, haciéndose el desentendido.

—¿De qué hablas?

Charlotte ladeó la cabeza, sin caer en su intento de evadir el tema.

—De lo que pasó… Aquella vez. Ha paso un tiempo y sé que no es fácil hablar de esto y lo siento si te hago sentir incómodo. Solo quiero saber si estás bien.

Al principio Jasper negó, moviendo la cabeza con fuerza.

—Ya no pienso en eso, Char —trató de sonar convincente— Ya ni siquiera lo recuerdo.

Charlotte frunció el ceño, observándolo con esa mirada que siempre parecía leerlo completo. Jasper trato saliva, no podía huir de ella y esa mirada. Suspiró y se dejó caer contra el respaldo.

—La verdad… —confesó finalmente— Todavía duele a veces. No en mi cuerpo, eso ya sanó —rió un poco, nervioso— Sino acá —Se tocó el pecho con la palma.

Charlotte le sonrió con ternura, esperando que Jasper se sincerara un poco más.

Jasper soltó un suspiro breve, bajando la mirada y frotándose la nuca con timidez, como si estuviera confesando un pequeño secreto.

—A veces Henry puede ser… muy intenso —repitió, sonriendo con cariño— Pero la verdad es que cada vez que me toca, cada vez que me abraza, que me besa… —hizo una pausa, mordiéndose el labio inferior— Cada vez que me hace el amor… me siento perfectamente bien —su voz se volvió más baja, cargada de sinceridad.

Charlotte lo miraba en silencio, dándole espacio para que soltara todo lo que necesitaba decir.

—Él... —Jasper continuó, con un brillo cálido en los ojos— Me hace olvidar todo, pero de una buena manera. Olvido el dolor, la angustia… ese momento horrible apenas y existe en mi cabeza ahora. Se está volviendo solo un recuerdo borroso que cada día importa menos— suelta un suspiro aliviado— Porque Henry, con cada caricia, con cada sonrisa tonta, con cada broma que me hace reír aunque no quiera, lo va borrando. Poco a poco. Y me recuerda que ya estoy a salvo. Cada vez que abro los ojos cada mañana, el está a mi lado brindándome su calor y apoyo.

Jasper terminó de hablar con una pequeña risa, casi avergonzado por su propia emotividad.

Charlotte sonrió ampliamente y le revolvió el cabello con cariño.

—Eso si que es amor, Jasper —le susurró— Me alegra que ambos estén para el otro de esa forma— le guiña un ojo mientras le sonríe.

Jasper soltó otra risa nerviosa, mientras sus mejillas se teñían de rojo.

Y en el fondo, escuchaban las risas y discusiones absurdas entre Henry, Ray y Piper, como si el mundo fuera un poco más seguro, más ligero, gracias a ese pequeño y alborotado pedazo de hogar que habían creado juntos.

Notes:

♦♦♦♦♦♦

Gracias por leer, si les esta gustando la historia, son libres de votar y comentar si gustan.

Me gustaría saber que les parece.

Hasta pronto 🤍