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Madripoor no es para omegas

Summary:

Bucky envío a John para que buscará a Sharon Carter en Madripoor, pero no consiguió lo que buscaba.

No hay mucha trama, solo Sharon alfa cogiendose a John

Notes:

Lei el cómic de Thunderbolts doomstrike y llegue a la conclusión de que Sharon y Jhon tenían la suficiente tensión como para que John tuviera sus cachorros.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter Text

—Hay un intruso en el patio— Alertaron los de seguridad.

—Yo misma lo resolveré— Había sido un mal día en Madripoor, con alguien debía desquitarse.

Tomó un arma y fue directamente al encuentro, aunque solo se llevó una decepción.

—¿No conoces las puertas?— Bramo viendo al omega.

—¿Ibas a dispararme?

Bajo el arma— Cómo a cualquier idiota que se meta a mi hogar. Ya vamos a dentro.

Que la alfa lo apuntara con un arma había sido ligeramente excitante, ese nivel de agresividad le resultaba bastante atractivo.

—Entonces, ¿A que mandó Barnes a su nueva mascota?— preguntó mientras se servía un trago.

—No soy la mascota de nadie— gruñó molesto. — Y Barnes necesita tu ayuda.

—Pues tengo un millón cosas más importantes que hacer que ayudarlo, así que puedes irte por donde viniste, aunque mejor usa la puerta esta vez.

—No lo estás entendiendo, hay una amenaza en el espacio.

—Y eso sigue sin ser mi problemas, busquen no sé, a Carol, a Thor, a gente del espacio. — La cara que puso el rubio le recordó a la de un cachorro— Puedes quedarte a dormir aquí y mañana te devuelvo a New York.

—Las personas están en un grave peligro—Dijo comenzando a acercarse.

—Mírame, ¿Me veo como alguien que juega a los super héroes?, no vuelo, no tengo superfuerza ni nada parecido. Si James necesitará información de no sé, el Pentágono, quizás podría hacer algo. Aunque estoy segura de que James podría solo a no ser que olvidara todo de sus días de agente.

El omega asintió sin seguir totalmente convencido.— ¿Y sabes como contactar a Thor o Carol?

—No, no tengo ni idea de ellos, solo sé de su existencia. Sam podría saber.

—Si… Eso será un problema, él y Barnes no se hablan.

—Cierto, por lo de los vengadores. No puedo creer que ahora el mundo dependa de dos idiotas.— Suspiró, para luego terminar su vaso y dejarlo sobre una mesa.— Te mostraré donde puedes dormir, sígueme.

Siguió a la rubia lo suficientemente cerca como para poder oler sus feromonas, realmente olían bien.

—¿Si te indultaron porque sigues en esta isla tan… — No completó la frase.

—Tengo mis negocios aquí, no tiraré casi una década de esfuerzos a la basura. Solo porque Sam me consiguió ese indulto.

—Negocios ilegales.

—Exactamente, veo que tienes un par más de neuronas que los otros con escudo.— Un aroma dulce llegó a su nariz, las feromonas del omega. — ¿Estás por entrar en celo?— preguntó deteniéndose, reconsiderando si podía dejarlo quedarse o no.

Se detuvo a tiempo para no chocar con la rubia. — No, nada de eso. Es solo… Mis feromonas… dejé de tener demasiado control sobre ellas desde el suero.

—Eso es peligroso, sobre todo si vienes a un lugar donde solo hay alfas. ¿Por qué no vino Barnes en persona?

—No lo sé, quizás tenía cosas de congresistas que hacer. — Miró a la rubia— Tus feromonas… son agradables. — Dijo sin pensarlo demasiado.

—Alagador, pero ya tuve demasiado de omegas rubios e idiotas— Dijo dando la vuelta para continuar caminando por el pasillo.

—Yo no soy Rogers— Murmuró sabiendo a quién se refería.

—Eso es más que obvio, John. Tienes un par de neuronas más.— Las feromonas del omega olían tan bien que comenzaba a…Maldito desgraciado, ya sabía porque mando Bucky mando a John.

Chocó cuando la rubia se detuvo— Lo siento. ¿Por qué me miras así?— Se veía molesta, pero eso la hacía aún más sexy.

—Dime exactamente a que te mando Barnes— Gruñó mientras caminaba hasta acorralar al rubio contra la pared más cercana.

—Hay una nave en el espacio, pero al parecer no somos lo suficientemente relevantes como para que nos den toda la información. Barnes creyó que podrías ayudar. Me mandó hasta aquí porque tú ignorabas sus mensajes. Eso es todo— Miró a la rubia y cegado por el calor de su vientre y sus instintos beso a la alfa. Recibiendo en respuesta un rodillazo en su entrepierna. — Me lo merecía… — Jadeo. Trago saliva al sentir la rodilla de la rubia presionando en su entrepierna.

—Tienes dos segundos para responder esto antes de que te rompa las pelotas. ¿Estás en celo si o no?

—No— se apresuró a responder, respirando aliviado cuando sus bolas habían dejado de estar en peligro. — Es solo que hueles tan bien… — La situación era estúpida, podría quitarse al alfa con facilidad, pero había decidido jugar a la presa.

Lo miró a los ojos buscando un rastro de mentira en sus palabras, pero no había. Tomó al rubio por el cinturón de su traje y lo llevó directamente hasta su habitación. Cerrando la puerta cuando estaban adentro.

—No me gustan los omegas en celo— Tomó al rubio por las caderas y lo acercó a ella.

— No lo estoy. Solo llevó demasiado tiempo solo y tus feromonas huelen bien.

—Estás rodeado de alfas, así que supongo que tu elegiste estar solo.

—Todos son idiotas… menos Bob, pero está más interesado en Yelena. Y no muchos alfas están dispuestos a estar con un omega que usó el escudo del Capitán América para decapitar a alguien.

Sharon conocía el sentimiento de estar solo muy bien…

—Bien, esto sucederá. Te acomodaré la matriz ahora y mañana te pondré en un avión y le dirás a Barnes que te mande al demonio apenas te vi ¿Eso suena bien para ti?

Directa y más agresiva que él … Ella era el sueño húmedo de John.— Demasiado bien— Dijo sintiendo como se comenzó a humedecer.

John se sorprendió cuando la alfa lo alzó por los muslos, a pesar de ser pequeña tenía bastante fuerza.

Dejó caer al rubio sobre la cama, luego le separó las piernas y se acomodó entre ellas. — Dos cosas, mantendrás tus manos sobre tu cabeza y si vuelves a besarme sabes perfectamente dónde irá mi rodilla. ¿Entendido?

El rubio asintió, poniendo sus manos sobre su cabeza, apoyando una muñeca sobre la otra.

—Buen soldado— Dijo Sharon acariciando la parte interior del muslo del omega.

Debido a todos los toques y caricias que recibió mientras era despojado de su ropa, estaba totalmente húmedo mientras solloza por ser tomado.

—Lindo soldadito.— Ronroneo antes de inclinarse a mordisquear uno de sus duros pezones otra vez, robándole más de un gemido.

Estaba siendo ligeramente cruel, lo sabía, pero solo quería ver que tanta resistencia a los estímulos tenía el rubio. Si se corría sin tocado bajo las caderas esto se volvería un largo y muy divertido juego.

John ya ni siquiera mordía su mejilla para intentar silenciar sus gemidos, había descubierto lo inútil que era. Mientras su entrada estaba húmeda y dilatada esperando ser invadida, su miembro estaba duro, palpitante y goteando líquido preseminal, pero la alfa no parecía importarle aquello, Sharon estaba más enfocada en sus pezones y en mordisquear alrededor de su glándula.

—Carter— Jadeo ante una nueva mordida en su hombro.

—Gimes tan lindo— Golpeó el muslo del castaño— Boca abajo, cachorrito.— Ordenó ayudándole a girar. — Alza tu trasero— Azotó con una nalgada al rubio, nalgada que le sacó más que un gemido.

No podía creer que se había corrido de aquella manera, se sentía totalmente avergonzado, enterró su cara en las sábanas como si eso eliminará el hecho de que su estómago estaba cubierto por sus propios fluidos.

—Si ese orgasmo se sintió bien, el próximo será mejor.— Separó las nalgas del rubio y se acercó para comenzar a trabajar con su lengua.

Esa hábil lengua hizo gemir tan agudo a John que los guardias que rondaba la mansión a esas horas solo creyeron que Sharon había traído a otra beta al lugar.

Para cuando Sharon metió su miembro dentro de John, el omega estaba tan sensible y receptivo que sufrió otro dos orgasmos antes de que Sharon terminará y lo anudara.

A la mañana siguiente el rubio se movió un poco, sintiendo una punzada directamente sobre su trasero. Dolía, pero una sonrisa se poso en sus labios al recordar todo lo de anoche, no recordaba cuantas veces lo había anudado, pero por la cantidad de condones usados tirados, eran los suficientes como para que no le funcionarán las piernas cuando se intentó levantar.

–¿Necesitas ayuda soldado?— preguntó en un tono burlón la rubia mientras le tendía la mano.

Tomó la mano que le ofrecieron, aunque posiblemente fue un error, pues terminó siendo tomado nuevamente contra las baldosas de la ducha mientras el agua caía sobre ellos. Desde ahí no le sorprendió terminar empotrado contra la isla de la cocina un par de veces hasta perder su vuelo de aquel día.

La noche que se iba a quedar terminó siendo una semana, tiempo en el cual debió ser mayormente cargado debido a que la rubia parecía empeñada en dejarlo con sus piernas temblando…

—Sharon… — Trago saliva al ver el vibrado de silicona negro que la rubia tenia en su mano, estaba seguro que ya no iba volver a salir de la cama si eso entraba en su trasero.

—Boca abajo y alzando tu trasero soldado, sabías las reglas, ahora paga las consecuencias.

Y si que las sabía, sus pelotas habían recibido un par de rodillazos tras besar a la rubia y tocar sus pechos. — Sharon… — Puso cara de cachorro, pero de nada sirvió, terminó tal como quería la alfa, con el trasero alzado.

—A ver si así aprendes.— Rodeo al rubio solo para mirarle a la cara— Abre tu linda boca, esto necesita un poco de saliva. — Ver al rubio hacer un oral al juguete fue satisfactorio, pero no tanto cuando lo vio poner los ojos en blanco luego de que lo único visible del juguete fuera el tope de corazón entre las nalgas de John.

Al omega le tomó unos largos segundos acostumbrarse a la intromisión. Y aunque Sharon pensó que eso ayudaría a John a entender su lugar en esto, no fue así, el rubio se lanzó nuevamente a besarle.

—Ya estoy castigado, no puede ser peor ¿No?— Dijo con una sonrisa.

—Hay más juguetes en este lugar que el que tienes dentro.— La sonrisa del omega se borró— Pero ya que te vas mañana… — Se inclinó y comenzó a besarle como no lo había hecho en todos esos días.

— ¿Por qué no te gusta que ¡Ah!— Gimió al sentir la repentina vibración en su interior — Te bese? — Terminó la pregunta mientras se removía un poco buscando una posición mejor para soportar la vibración.

—Porque eso es… comprometes sentimientos y no quiero que vuelvas aquí — Le beso el cuello— Madripoor no es lugar para un omega.

—No soy cualquiera omega— Tomó a la rubia por la cintura, apagándola a él— Podría quedarme aquí.

—No, no puedes. Sí te demorarás más en volver van a pensar que te secuestre o algo si.

—Bueno… dejarme sin caminar es algo parecido ¿no?— La beso nuevamente, recorriendo el cuerpo desnudo de la alfa, deteniendo sus manos sobre sus pecho, cosas que los había metido en la situación vibrante que estaba en ese momento.

—Sabes ahora pienso que me adelante cuando dije que tenías más neuronas que los otros soldados.— Mordisqueo el cuello de John— Te acabas de ganar un par de orgasmo en seco, bonito.

John no sabía a lo que se refería pero lo supo minutos después, cuando teniendo una dura y dolorosa erección entre sus piernas había llegado a un orgasmo, estaba confundido, muy confundido, pero luego del segundo estaba pensando que iba a seguir las reglas de la Alfa.

A la mañana siguiente Sharon puso al rubio en un jet, dejándole ella misma sentado en su lugar.

—Quizás puedas volver, pero no pronto — Le dejó un casto beso en los labios al rubio.

John estaba completamente seguro de que aquel beso fue mejor que todos los que se habían dado y robado hasta el momento.

Explicarle a Barnes porque había tardado tanto fue difícil, más no imposible. Lo difícil e imposible fue explicar las náuseas que comenzó a sufrir tres semanas después…

—Sharon… Yo… Creo que estoy en cinta…— Dijo cuando su llamada fue aceptada. El silencio se prolongó lo suficiente como para pensar en cortar la llamada y asumir que solo serían de él.

—Iré a buscarte, ya no puedes seguir jugando al superhéroe mientras llevas a mis cachorros.

Jhon semanas después descubrió que las palabras de la rubia fueron certeras, había dos cachorros creciendo en su vientre.