Chapter 1: Memoria Perdida
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El último día de los tres meses llegó demasiado rápido.
Grayson estaba de pie en la habitación de Dane, con la espalda rígida y los labios entreabiertos, como si las palabras se le atragantaran en la garganta. Sus ojos, brillantes y ansiosos, buscaban algo en los de Dane, una señal, una grieta en su determinación, algo que le dijera que todo esto no tenía que terminar así.
—No quiero que esto acabe —dijo al fin, su voz apenas un susurro.
Dane apretó los puños. No podía mirarlo directamente porque, si lo hacía, temía que todo su autocontrol se viniera abajo.
—Ya lo sabías desde el principio —respondió con frialdad—. Tres meses, Grayson. Ese fue el trato.
Grayson dio un paso adelante, con el ceño fruncido.
—Pero podemos cambiarlo. No tiene que ser así.
Dane dejó escapar un suspiro largo, tratando de controlar la presión en su pecho.
—Esto es lo mejor.
—¿Para quién? —Grayson frunció el ceño, con los ojos ardiendo en desafío—. Para ti, ¿verdad? Siempre para ti.
—Para los dos —respondió Dane, aunque el nudo en su garganta le hizo dudar de sus propias palabras.
Silencio. Grayson respiró hondo, tratando de calmarse, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Mientes —susurró.
Dane no respondió. Se dio la vuelta, endureciendo la expresión.
—Ve a tu habitación, Grayson.
El chico permaneció inmóvil por un segundo, como si esperara que Dane se retractara, que le pidiera que se quedara. Pero eso no sucedió. Con el corazón latiendo dolorosamente, se giró y salió, cerrando la puerta tras él.
Y a la mañana siguiente, Dane se fue sin despedirse.
Los meses siguientes pasaron como un borrón. Dane regresó a su vida anterior, trasladándose a un hotel con Darling y retomando su rutina con la eficiencia de alguien que se obliga a seguir adelante. Pero los recuerdos de Grayson seguían allí, implacables.
Perdió la cuenta de las veces que había releído sus mensajes, el sonido de su risa, el brillo de sus ojos y su hermoso rostro sonrojado cuando hablaban de cualquier tontería, el calor de su cuerpo cuando se quedaba dormido a su lado. Y, sobre todo, el rostro destrozado de Grayson la última vez que lo vio, con las lágrimas corriendo por sus mejillas, rogándole que no terminara.
Esa imagen lo atormentaba.
Cada vez que encendía la televisión, su nombre aparecía en las noticias. Si abría su teléfono, encontraba imágenes de él con nuevas parejas, nuevas fiestas, nuevas historias.
Era ridículo. No debería importarle. Él había sido quien terminó con todo. Esto era lo mejor.
Entonces, una noche, vio la noticia.
Incendio en una mansión durante una fiesta de feromonas.
Dane sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Esa era la clase de lugar al que Grayson podría haber ido. Sin pensar, se subió al camión de bomberos, sintiendo su corazón latir desbocado contra su pecho mientras la sirena rugía en sus oídos.
Cuando llegaron, el caos reinaba en la escena. Personas siendo evacuadas, algunas tosiendo por el humo, otras en estado de shock. Pero entre ellas, él no estaba.
Dane se abrió paso entre la multitud, su voz saliendo con urgencia.
—¡Grayson! ¿Alguien ha visto a Grayson?
Alguien le respondió, pero su mente apenas procesó las palabras.
"Grayson Miller? Sí, estaba en la fiesta… pero todavía no ha salido."
El pánico lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Se lanzó hacia la mansión sin pensarlo, esquivando a otros bomberos que intentaban detenerlo. El humo era espeso y ardía en sus pulmones, pero nada importaba.
No hasta que lo encontró.
La puerta de una habitación al fondo estaba entreabierta, y dentro, bajo la tenue luz de la luna que entraba por la ventana rota, estaba él.
Grayson, semidesnudo, con su piel pálida bañada por el resplandor plateado. Su cabello largo despeinado, sus labios rojos entreabiertos, su expresión… hermosa.
Dane sintió que el tiempo se detenía.
Pero entonces, Grayson dirigió esos profundos ojos morados hacia él y con una sonrisa indiferente, habló.
—Qué bueno que hayas llegado.
Por un segundo, su mente se aferró a una idea absurda, irracional.
"Lo hizo a propósito."
"Provocó el incendio para que yo viniera."
Era exactamente el tipo de locura que esperaría de Grayson. Y durante un segundo, una emoción violenta se encendió en su pecho.
—¿Qué demonios hiciste? —soltó, con la voz llena de furia contenida, listo para enfrentarlo, para gritarle que si quería verlo, había otras maneras menos suicidas de hacerlo.
Pero antes de que pudiera continuar, Grayson levantó el cuerpo de otro hombre y lo puso en sus brazos.
Dane parpadeó, confuso.
—¿Quién…?
—Un omega —respondió Grayson, encogiéndose de hombros mientras se abrochaba la camisa con calma—. Tuvo un shock de feromonas. Me alegra que hayas llegado, porque sería una molestia tener que cargarlo.
Dane lo miró fijamente. Algo estaba mal. Grayson actuaba como si… como si no lo conociera.
Saliendo del incendio, Dane dejó al omega en la ambulancia y, al girarse, vio a Grayson acercarse a su auto.
Sin pensarlo, corrió tras él y lo sujetó del brazo.
—¿No vas a preguntar por él? —soltó, sintiendo que su voz temblaba.
Grayson lo miró con curiosidad, como si de verdad no entendiera la pregunta.
—¿Por qué lo haría? No era lo que estaba buscando.
Dane sintió un nudo apretarle el pecho.
—¿No te interesa saber si está bien?
Grayson ladeó la cabeza, pensativo.
—¿Estás interesado en él? —preguntó, sin el menor rastro de emoción.
Dane frunció el ceño.
—¿Qué? No es eso—
—Si quieres usarlo, adelante —interrumpió Grayson, encogiéndose de hombros—. Incluso podría ser útil para un beta o un alfa recesivo como tú.
Dane se quedó sin palabras.
—¿Grayson?
Una nueva voz interrumpió el silencio. Ezra se acercó a ellos, con el ceño fruncido y la expresión entre sorpresa y alivio.
—Hey, hombre, ¿estás bien? Hace meses que no te veía desde que dejaste la estación.
Dane sintió cómo su pecho se apretaba aún más cuando vio a Grayson girarse y mirar a Ezra con absoluta indiferencia.
—¿Nos conocemos?
Ezra soltó una risa nerviosa.
—Claro, trabajamos juntos. ¿No te acuerdas?
Grayson negó con la cabeza.
—No. Hace unos meses perdí la memoria. Seguramente fue en ese tiempo.
El silencio cayó entre ellos como una sentencia.
Dane sintió que el aire se volvía pesado.
—¿Fue por acumulación de feromonas? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Grayson lo miró sin la menor emoción y asintió.
—Sí. ¿Tú eres…?
Dane abrió la boca, pero no encontró qué decir.
—Un bombero —respondió Grayson, encogiéndose de hombros—. Asumo que también fuiste mi compañero.
Y sin más, se giró y subió a su auto.
Dane lo vio alejarse sin poder moverse, sintiendo el peso de la realidad caer sobre él.
Él no lo recordaba.
Grayson lo había olvidado.
Y por primera vez, Dane se arrepintió de haberlo dejado ir.
Chapter 2: Necesito olvidarlo
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Dane cerró la puerta tras de sí, dejando que el peso de la noche se asentara sobre sus hombros. Darling levantó la cabeza desde su rincón, moviendo las orejas con curiosidad. Sin decir nada, Dane se agachó para acariciarla, luego le sirvió su comida y se puso a limpiar el departamento.
Dejó que la rutina lo guiara, apagando los pensamientos que amenazaban con colarse en su mente.
Cuando terminó, preparó un café.
El aroma amargo llenó la habitación, y justo cuando acercaba la taza a sus labios, la voz de Grayson resonó en su cabeza.
"Es caca de gato."
Se quedó inmóvil. Su mano tembló apenas, lo suficiente para que una gota caliente le cayera sobre la piel. Suspiró y dejó la taza a un lado.
Así que por eso había puesto ese plazo… Sabía lo que podía pasar. Que si no funcionaba eventualmente lo olvidaría.
Una risa amarga se escapó de su garganta. Así que esta era su forma de cumplir su promesa de dejarme en paz.
Se dejó caer en el sillón y pasó una mano por su cabello. Verlo otra vez… había sido tan...reconfortante. Como ver una luz después de estar sumergido mucho tiempo en tinieblas. Pero su mirada estaba apagada, su rostro hermoso oculto tras una máscara vacía. Aun así… se sentía jodidamente tan familiar.
¿Por qué salté al fuego por él?
Se obligó a pensar en la respuesta lógica. Fue por la deuda, por Darling. Pero en el fondo, sabía que no era solo eso.
Maldita sea, ese niño siempre tuvo la habilidad de sacarlo de quicio. Desde el momento en que apareció en la estación, todo se convirtió en caos. Siempre metiéndose en problemas, siempre arrastrándolo con él. Y, de alguna forma, siempre terminaba siendo su jodido problema.
Apretó los puños.
Recordó la manera en que pestañeaba cuando estaba pensativo, ese par de pestañas largas moviéndose a un ritmo lento, casi hipnótico. Lo había visto hacerlo tantas veces antes, cada vez que le explicaba algo o buscaba la respuesta perfecta para las cosas más absurdas. Pero ahora, al verlo pestañear así, con ese rostro inexpresivo, sintió una punzada en el pecho.
Miró su propia mano, la misma con la que lo había detenido hoy.
¿Por qué lo hizo?
¿Por qué diablos preguntó por ese Omega que apestaba a las feromonas de Grayson? Si sabía que Grayson no se acostaba con alguien dos veces, estaba claro que ya le había perdido interés.
¿Fue su patético intento de tenerlo cerca un poco más? ¿De aferrarse a él con cualquier excusa?
Ese pensamiento le revolvió el estómago.
Pero… ¿no era mejor así?
Grayson tenía su propio mundo, lejos del suyo. Uno donde no tendría que cruzarse con alguien como él.
Alguien que lo había mirado con la misma repulsión con la que lo miraba su propio padre.
Porque Grayson no entendía de límites y lo alejó viendo como iba desesperándose por continuar a su lado.
En ese momento, no pensó en lo que hacía. Pero ahora, recordándolo, sintió una punzada de culpa.
¿No era él quien debía alejarse?
Grayson nunca lo dijo en voz alta, pero… ¿no era obvio que era lo mejor para ambos?
Dane cerró los ojos con fuerza.
Maldita sea… ¿por qué ese niño bonito no le dijo por qué estaba tan seguro de que cumpliría su promesa de alejarse?
Si me hubiera dicho yo…
No.
Esto era lo mejor.
Todo volvió a ser como antes.
Grayson no sabe quién es ni que es un Omega. Tiene otro estilo de vida. No volverán a cruzarse.
Nunca debieron cruzarse.
Se repitió la frase en su mente, como si decirla suficientes veces hiciera desaparecer la presión en su pecho.
Apretó el puño contra su muslo.
Por supuesto que esto era lo mejor.
Entonces… ¿por qué se sentía como una mierda?
Chapter 3: Volverlo a ver
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El vaso en su mano estaba frío, pero no lo sentía.
El bar vibraba con risas, música y cuerpos en movimiento, pero todo se sentía lejano, como si estuviera viendo una escena tras un vidrio empañado.
Dane había venido con un propósito claro: esto tenía que terminar.
Se obligó a ignorar la sensación en su pecho, ese nudo incómodo que se apretaba más cada vez que pensaba en Grayson.
Miró a su alrededor. Había muchas opciones. Cualquiera serviría.
Solo tenía que elegir.
Pero su mirada volvía, una y otra vez, a la puerta.
Cada vez que esta se abría, su respiración se detenía por un instante. Su mandíbula se tensaba.
Mierda.
Era ridículo, pero en lo más profundo de su mente, esperaba verlo aparecer.
Dane cerró los ojos un segundo.
Esto es una estupidez.
Negó con la cabeza y recorrió el lugar con la mirada. No importaba con quién, necesitaba a alguien.
Y entonces, lo vio.
Una figura alta con el cabello rubio largo.
El impacto lo atravesó como un rayo. Su cuerpo se movió antes de que su cerebro pudiera reaccionar, empujando a quien se interpusiera en su camino. Su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho.
Grayson.
Pero cuando alcanzó la silueta y la giró con brusquedad, la sensación de vértigo lo golpeó como un puñetazo.
No era Grayson.
Era Larien.
El brillo burlón en sus ojos apareció de inmediato.
—Oh. Mira quién es.
Dane sintió cómo la decepción se transformaba en rabia. Apretó los dientes y trató de alejarse, pero Larien alzó una ceja con fingida curiosidad.
—Así de rápido te vas? Pensé que serías más educado… especialmente después de casi haces que maten a mi hijo.
Dane cerró los ojos por un segundo, respiró profundo y se giró lentamente.
—¿Qué quieres?
Ella sonrió, disfrutando su incomodidad.
—Yo no quiero nada. Pero mi hermano, en cambio… —se encogió de hombros con exageración—. Bueno, ¿quién sabe?
Dane sintió que la rabia le subía por la garganta.
—¿Le pasó algo a Grayson?
Larien suspiró, como si la pregunta le aburriera.
—Sigue vivo… creo.
—¿Crees?
—No es como si me importara mucho lo que haga mi hermano. Tengo esposas que atender.
Dane sintió que su estómago se revolvía.
Intentó irse, pero Larien lo recorrió con la mirada de arriba abajo y torció el gesto.
—La verdad, no entiendo qué vio Grayson en ti.
Dane no respondió, pero su mandíbula se tensó.
Larien sonrió con burla.
—Mi hermano estuvo embobado contigo por meses. Y ahora mírate, aquí, buscando con quién entretenerte. Los omegas no son más gatos en celo.
Dane soltó una carcajada seca.
—¿Y tengo que escuchar esto de una Miller? —espetó con sarcasmo.
Larien puso una mano en el pecho, fingiendo indignación.
—¡Ay, qué cruel! —canturreó con diversión—. Pero es cierto, tengo demasiado amor para dar.
Dane negó con la cabeza. Perder el tiempo con ella era un error.
Se dio la vuelta para irse, pero Larien chasqueó la lengua.
—Ah, por cierto… papá te está agradecido.
Dane se detuvo en seco.
Giró la cabeza lentamente.
—¿Qué?
Larien sonrió como si estuviera a punto de contarle un secreto divertido.
—Verás, mi padre lleva años intentando controlar a Grayson. Es problemático, ¿sabes? Siempre aburriéndose, siempre dejándolo todo. Pero contigo… fue diferente.
Dane tragó saliva con dificultad.
Larien dio un paso más cerca, disfrutando la tensión en su rostro.
—Papá se dio cuenta de algo. Grayson necesita a alguien como tú.
Dane sintió que el aire le pesaba en los pulmones.
—Un omega dominante —susurró Larien con una sonrisa satisfecha.
Dane apretó los puños.
—Eso es…
—Lógico. —Larien se encogió de hombros—. Ni un grupo de omegas en celo pudo forzar a Grayson, pero tú sí lo hiciste. La única explicación es que seas un omega dominante.
Dane le queda mirando fijamente.
—Eras la opción más obvia. Quizás habrían necesitado algunos alfas dominantes más para someterte, pero eso no sería un problema.
Dane sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—Pero Koi no lo permitió.
—Entonces papá buscó otra opción. Total después de que lo botaste, Grayson tuvo un shock de feromonas y con los inestable que es Grayson eso no puede volver a pasar - Dijo Larien con fingida preocupación.
—Así que papá está buscando otro omega dominante. Uno que realmente pueda domesticar a Grayson.
El estómago de Dane se retorció.
Pero Larien aún no había terminado.
—Claro, no será fácil. Los omegas dominantes son escasos y difíciles de controlar. Pero con el nivel de instinto de Grayson…dudo que pueda compartir a uno con otros alfas.
El pulso de Dane latía con fuerza en sus sienes.
—Así que mientras encuentran al candidato perfecto, Grayson tiene que ir a fiestas de feromonas con más frecuencia. Y hacerlo con más omegas a la vez.
Larien suspiró con dramatismo.
—Es una verdadera pena, ¿no crees? Mi hermano, cuyo único sueño en la vida era encontrar a su amor verdadero, ahora ni siquiera puede elegir a sus parejas. Me dijeron que solo va y deja que los omegas hagan lo que quieran con él…
Dane sintió la ira creciendo dentro de él.
—Mientes. En el último incendio, él estaba con un solo omega.
Larien sonrió con malicia.
—¿Y tú crees que alguien que pasó su vida buscando a su predestinado se rendirá tan fácil? Mi pobre hermano… incluso en esas fiestas sigue buscando.
El mundo se cerraba sobre Dane.
Larien chasqueó la lengua y lo miró con burla.
—Pero lo que te digo es cierto. Si papá le da la orden, él lo hará. No hay nadie más obediente que Grayson.
El sabor amargo llenó la boca de Dane.
Larien le dio una palmada en el hombro con fingida compasión.
—Ya me tengo que ir. No te preocupes por tu secreto. Koi pidió que nadie dijera nada sobre ti. Así que estarás a salvo… por ahora.
Y con una última sonrisa burlona, se perdió en la multitud.
Dane se quedó allí, inmóvil.
El aire parecía haber desaparecido.
Sus manos temblaban cuando sacó su teléfono.
Marcó sin pensarlo.
—¿Dane?
—Consígueme una invitación para la próxima fiesta de feromonas.
Hubo un silencio.
—¿Qué? Pero tú nunca—
—Hazlo.
Cortó la llamada.
Sentía su corazón golpeando contra su pecho, su respiración agitada.
Tenía que ir por ese niño.
Chapter 4: Estoy harto
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Otra fiesta más...
Ya he perdido la cuenta de las veces que he despertado con omegas encima, retirándolos uno por uno mientras trato de limpiarme todos los fluidos de encima. Estoy harto.
Ese omega anterior... uno más que descartar. ¿Me atrajo su tono de piel? No lo sé. Tal vez fue lo único que me pareció distinto. Pero bastó un soplo de mis feromonas para que cayera en convulsión. Mierda... ¿es que nunca lo voy a encontrar?
Papá dice que me volví más inestable. Que tras mi perdida de memoria ya no puedo tomar decisiones solo. Que él se encargará de encontrar a mi pareja perfecta. Y no deja que papi se me acerque. Supongo que tiene sentido, cada vez que me ve, incluso de lejos, rompe a llorar.
No entiendo qué hice antes de perder la memoria, pero todo se volvió... molesto. Si ya antes me controlaban, ahora ni siquiera puedo respirar. Me arrastran a estas fiestas con más frecuencia, y Berenice me sigue como una sombra para confirmarlo. Esa mujer... ¿no debería jubilarse ya?
Quiero irme. Pero si me escapo, papá dice que me encerrará hasta que encuentre a mi pareja. Maldita sea... Solo espero que en la próxima fiesta lo encuentre. No sé qué me vaya a conseguir papá, pero soy yo quien debe identificarlo. No él. Tengo que apresurarme. Antes de que sea demasiado tarde.
Grayson sale de su mansión rumbo a la siguiente fiesta. Está por subir al auto cuando, por alguna razón, baja la mirada hacia su brazo. El rostro ansioso del bombero pelirrojo aparece en su mente de repente.
No entiendo por qué fue tan insistente. Supongo que son muy unidos en esa estación. ¿Cómo terminé trabajando con bomberos...? No importa, por lo visto, ni siquiera valió la pena. Perdí la memoria. Otro intento fallido.
En fin. Tengo que irme.
Otra vez, la imagen del pelirrojo en mi cabeza. Carajo. ¿Por qué sigue apareciendo...?
Grayson sacude la cabeza.
Todo acabará cuando lo encuentre. Por favor... que sea en esta fiesta.
La mansión está igual que siempre. Ruidos vacíos, risas falsas, cuerpos decorados como trofeos. Grayson recorre el lugar con la mirada. Nada. Nadie. Otra vez, lo mismo.
Resignado, se dirige al bar y pide los analgésicos. Por alguna razón, su preciada Virginia no reacciona sin ellos.
Stuart dice que está bien... pero ya ni sé si creerle. Debí haberla usado demasiado. Una parte de mí ya no quiere saber.
Berenice ya ha preparado una habitación con varios omegas. Debo reconocer que pone empeño en cada selección... cada grupo es más variado que el anterior. Tal vez me está ayudando por compasión. Tal vez por obediencia. Da igual. Vamos de una vez...
Justo cuando está por entrar, escucha un murmullo. La adivina ha llegado. Vuelve el rostro por simple instinto. Y entonces sus miradas se cruzan.
Ella avanza hacia él.
Grayson frunce el ceño, confundido, y está a punto de preguntar qué quiere, pero la adivina se le adelanta:
—¿Lo encontraste?
Grayson la mira, desconcertado.
—No sé de qué estás hablando.
—Las cartas dijeron que ya deberías haberlo encontrado. A tu predestinado.
Grayson abre mucho los ojos.
—¿Cómo...? —pregunta, con un hilo de voz.
La adivina lo observa con curiosidad, como si su pregunta no tuviera sentido.
—Era la persona de fuego... la que ayuda a otros. Tiene... pecho grande...
Antes de que pudiera decir más, dos asistentes la rodean y se la llevan. Berenice aparece junto a él, como siempre, en el momento exacto.
—Grayson —dice con su tono cortante—. Es hora.
—Necesito hablar con ella —responde Grayson, mirando a la adivina que desaparece entre la multitud.
—Ya han hablado lo que tenían que hablar. Es una orden de tu padre.
Grayson la mira. Hay algo más en esas palabras. Un significado oculto que no logra descifrar.
No lo entiendo, capaz si me estoy volviendo loco.
Suspira y decide seguir a Berenice.
La habitación es amplia, con aromas dulces flotando en el aire. Hay cuerpos sobre la cama, esperando. Grayson los observa. Busca, sin fe, alguna persona que encaje en la descripción. Nada. Solo más de lo mismo.
Quiere salir. Pero ya hay seis guardaespaldas en la puerta. Claro. Papá no ha vuelto a confiar en mí desde el último incendio. Ya le dije que no fue mi culpa pero no le importa, nunca me escucha.
Tomo las pastillas y me tumbo en la cama.
Siento manos, labios, cuerpos que se acercan demasiado. Cierro los ojos. Quiero desaparecer. Que la conciencia se me escape de una vez. Que todo termine pronto.
Y justo en ese instante…
La puerta se abre de golpe.
Un golpe seco. Un silencio suspendido. Todos en la habitación se giran, sorprendidos.
Grayson abre los ojos.
Y su corazón se detiene.
Chapter 5: Miedo
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¿Dónde está?
Dane entró a esa fiesta y el aroma de las feromonas lo golpeó con fuerza. Su cuerpo entero se tensó.
Maldito cachorro… ¿dónde te metiste?
Comenzó a caminar por toda esa casa. Recorrió el primer piso, con el ceño fruncido y los puños apretados. Preguntó por él. Nadie respondía con claridad. Solo insinuaciones. Caricias furtivas. Omegas y alfas que se le frotaban encima con sonrisas vacías.
Asqueroso.
Subió al segundo piso sin pensarlo. En el pasillo contiguo a las habitaciones, algo llamó su atención. Se detuvo al ver a seis guardaespaldas en frente a una puerta cerrada. Su instinto se disparó.
¿Por qué rayos estarían resguardando una habitación…? Claro
—Quítense. Voy a pasar —ordenó sin rodeos.
—Lárgate —le respondió uno de ellos—. Nadie puede entrar o salir de esta habitación hasta el amanecer.
Dane soltó un suspiro. Luego, curvó los labios en una sonrisa oscura.
—Se los advertí —murmuró, y en cuestión de minutos, los seis estaban en el suelo, inconscientes o retorciéndose del dolor.
Cuando se dirigió a la puerta, firme como una estatua, estaba una mujer de edad con una mirada imponente. Ojos fríos. Postura marcial.
—Aléjate de la puerta —ordenó Dane, sin perder la calma.
La mujer no se movió. Ni un centímetro. Impasible.
—Dije que te alejes.
—Dane Stricker —respondió ella con voz gélida—. Grayson está en medio de su tratamiento. Si tienes algo que decir, dímelo a mí. Yo se lo haré saber después.
Dane apretó los dientes. Su mirada brillaba con furia contenida.
—Lo diré una última vez: muévete. Tengo que hablar con él.
Silencio.
Berenice recordó la conversación con Koi, el padre Omega de Grayson, la noche anterior.
—Berenice… si Dane viene por Grayson… deja que lo vea.
Berenice dudó.
—Koi… ese hombre promiscuo lo dejó en este estado. ¿Realmente quieres que tenga la oportunidad de verlo otra vez?
Del otro lado hubo una pausa. Luego, la voz del omega dominante se volvió cálida. Tranquila.
—Hiciste concesiones por mí… hazlas por él. Estoy seguro de que Grayson lo querría así.
Berenice frunció el ceño y con un suspiro. Se hizo a un lado.
—Cinco minutos —dijo con frialdad.
Dane la miró justo antes de entrar, pero algo lo golpeó en el rostro como un muro invisible.
El aroma.
Feromonas Omega, intensas, dulzonas, pegajosas.
Instintivamente se cubrió la nariz con una mano, frunciendo el ceño.
—¿Cuántos Omegas han metido aquí? —masculló con rabia.
Sin esperar más, abrió la puerta de un empujón. El sonido resonó por todo el pasillo.
Dentro, todos voltearon a verlo sorprendidos.
Pero él solo tenía ojos para uno.
Allí estaba.
Grayson, echado en medio de la cama, con más de tres Omegas encima. El sudor perlaba su piel. Los ojos muy abiertos. Atónito.
Grayson no entendía porqué pero su corazón empezó a latir con fuerza, sus mejillas se sonrojaron y sus orejas se movieron por instinto.
Dane contuvo el aliento.
—¡Largo! —ordenó con voz cortante.
Nadie se movió.
Entonces, sin pensarlo, liberó una ola brutal de feromonas. Amenazantes. Dominantes.
Los Omegas salieron corriendo. El aire se volvió denso. Casi irrespirable.
Grayson sintió una presión insoportable. No entendía qué pasaba. Su mente, enturbiada por los medicamentos, solo sentía angustia. Desesperación. Quería salir. Necesitaba moverse.
Pero su cuerpo no respondía.
No podía levantarse.
Sus ojos se encontraron con los de Dane.
Grayson se retorcía. Jadeaba. Temblaba.
Dane al verlo eliminó sus feromonas de inmediato, en un intento de calmarlo.
—Grayson, yo…
—¡Aléjate! ¡No te acerques! —gritó Grayson, con la voz quebrada.
Dane se congeló. Los ojos de Grayson… esa expresión…
La había visto antes.
En su ciclo de celo...Era miedo.
—Grayson, por favor. Yo solo…
—¡He dicho que te alejes! ¡¡NOOO!!
Dane intentó calmarse. Su mente era un caos.
Primero debo calmarlo.
Cerró los ojos y liberó feromonas relajantes, suaves, cuidadosas. Un intento desesperado.
Grayson, con la mente nublada, sintió su cuerpo empezar a relajarse. Pero no era paz… era impotencia.
¿Qué es esto...miedo? ¿Por qué le tengo miedo a este tipo? ¿Qué hace aquí?
Y lo más extraño de todo…
¿Por qué siento que no es la primera vez?
Entonces vio cómo Dane se acercaba.
—¡Berenice! ¡¡BERENICE!! —gritó Grayson con todas sus fuerzas.
Berenice escuchó su nombre y entró al instante. La escena la golpeó como un puñetazo.
El rostro de pánico de Grayson.
Sin pensarlo, gritó:
—¡Sáquenlo de aquí, ahora!
Los guardaespaldas sujetaron a Dane.
—¡Grayson, por favor! Solo quiero hablar contigo. Perdón por usar feromonas, pero yo...
Grayson giró el rostro.
Y Dane se quedó sin palabras.
El miedo en esa expresión lo paralizó. No había odio. Ni rabia. Solo terror.
No dijo nada más. Se dejó arrastrar fuera del lugar.
En la entrada de la mansión, soltó un grito desgarrador.
—¡MIERDAAAAAA!
Grayson temblaba, pero empezó a calmarse. Berenice había pedido que le administraran un calmante suave.
—Gracias —susurró él, con los ojos entrecerrados.
Berenice lo observó con seriedad. Ese rostro... era como ver a Dominic, pero en versión niño. Sin la perversidad. Solo... un niño asustado.
—¿Ya te sientes mejor, Grayson?
—Sí… Hoy no quiero tratamiento, por favor Berenice… solo por hoy. Mañana lo haré bien —la miró con ojos suplicantes.
Berenice lo analizó unos segundos, impasible.
—Hoy no pasó nada diferente a lo usual. Puedes volver a la mansión cuando tu cuerpo se sienta mejor. O si lo deseas, ahora mismo.
Grayson le sonrió, cortésmente.
—Descansaré un poco primero.
Ella asintió. Por un segundo, casi levanta la mano para frotarle la cabeza. Pero se contuvo. Sacudió la cabeza y salió de la habitación.
Grayson se dejó caer sobre la almohada. En menos de cinco minutos, cayó en un sueño profundo.
Al día siguiente, volvió a la mansión. Su habitación de siempre, con la mejor vista.
Desde que perdió la memoria, todo se siente más intenso.
El sabor del café, el sonido del viento, incluso una simple sonrisa… todo es más vivido. Su padre le había dicho que era normal… incluso “bueno”. Que se había vuelto más “humano”.
Pero nunca le explicó más.
Esa palabra —humano— lo rondaba cada vez más seguido.
¿No lo era antes? ¿Por qué ahora cada emoción parecía un vendaval?
Quiso tomarse el café, pero sus manos temblaban ligeramente.
“Grayson, por favor… yo solo quiero hablar contigo…”
La voz del bombero le retumbaba en la mente. Esa expresión...Esa súplica.
¿Qué hacía allí? ¿Qué está pasando...?
Y lo más confuso…
¿Por qué al inicio sintió un alivio al verlo? Claro que cuando liberó feromonas ese sentimiento se fue y solo quedó el… miedo?
Justo cuando estaba perdido en sus pensamientos, escuchó el sonido de un auto llegar.
Era el coche de su padre, con sus guardaespaldas.
Pero al salir… bajó solo...¿Papi...? —murmuró Grayson.
Sus miradas se cruzaron. Koi le sonrió con dulzura.
Mecánicamente bajó y le abrió la puerta.
Y entonces Koi lo abrazó.
Un abrazo desesperado. Intenso. Se separaron un momento y con una sonrisa triste le dice:
—Grayson… tenemos que hablar.
Chapter 6: Mi predestinado
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Grayson sirvió el té para él y su papá, Koi.
—Veo que volviste a usar tu cuarto —comentó Koi con una sonrisa.
Grayson frunció el ceño. ¿Acaso estuve en otro lado? Luego recordó... Ah, claro. Debió ser antes de perder la memoria.
—No recuerdo haberme mudado —respondió con naturalidad.
Koi se sonrojó. No había considerado que su hijo no recordaría ese detalle. Se recompuso rápidamente. Ash llegaría en cualquier momento, y antes de eso… tenía que hablar con él.
Grayson lo observó, percibiendo su inquietud.
—¿Papi, quieres hablar de algo?
Koi lo miró con firmeza.
—Me enteré que volviste a ver a Dane.
Grayson frunció el ceño.
—¿Quién?
El corazón de Koi dio un vuelco. Ni siquiera recuerda su nombre...
Apretó los puños. Ash… ¿por qué lo llevaste a esas fiestas? Si me hubiera enterado antes... jamás lo habría permitido.
Suspiró y habló con suavidad:
—El bombero pelirrojo. Tu compañero en la estación.
Grayson abrió los ojos, visiblemente incómodo, y apartó la mirada.
Koi notó su reacción, pero decidió continuar con cautela:
—¿No sentiste nada cuando lo viste?
Grayson guardó silencio por unos segundos, luego respondió:
—¿Qué se supone que debería sentir si no lo conozco?
Koi bajó la mirada, dudando… pero recordó la felicidad de su hijo, cómo brillaba con él, lo que contaron Berenice y algunos testigos de aquella fiesta. Quizá todavía había esperanza.
—No quiero volverlo a ver —declaró Grayson con frialdad.
—... ¿Pasó algo malo en la fiesta? —preguntó Koi, sorprendido.
—Usó feromonas para manipularme… sentí miedo.
Koi contuvo el aliento y lo abrazó enseguida. Grayson no se resistió, pero tampoco correspondió al abrazo.
¿Y si todo fue una ilusión? ¿Y si Ash tenía razón y no debo intervenir?
No… su hijo merecía saberlo. Quizás era un malentendido. Si había una mínima posibilidad de que no estuviera solo y no tenga que pasar más por esto, debía intentarlo.
Tomó aire.
—Él fue tu pareja antes de que perdieras la memoria —dijo con sinceridad.
Grayson lo miró, perplejo.
—Fuiste inmensamente feliz con él. Nunca te habíamos visto así. Creímos que habías encontrado a tu predestinado. Y tú también lo creías.
El corazón de Grayson latía con fuerza. ¿Él…? ¿Ese hombre? No podía ser. Apenas una hora antes le entregaron los resultados de su investigación: un promiscuo. Siempre había imaginado que su predestinado debía ser alguien pequeño, delicado, puro… alguien que lo estuviera esperando, no un tipo que se acuesta con lo primero que encuentra.
Pero entonces, un recuerdo lo cayó como un balde de agua fría: Dane, desnudo, encima de él, moviéndose de arriba a abajo, mis manos en sus pechos.
Grayson se sonrojó violentamente.
Koi notó su expresión.
—¿Qué pasa?
Grayson desvió la mirada. No podía contarle ese recuerdo tan vulgar a papi. Papá me encerraría una semana…
—Creo que… recordé algo —murmuró.
Koi también se sonrojó, asintiendo en silencio, entendiendo más de lo que hubiera querido.
—Solo quería que intentaras hablar con él. Sé que te buscó, y quizás no fue de la mejor manera, pero… merecen intentarlo. Juntos.
En ese momento autos negros comenzaron a estacionarse. Ash bajó apresuradamente. Koi le dice a Grayson que pensara en lo que habían conversado y le hizo una seña para que no interviniera.
Bajó y tras una breve discusión, se retiró junto con Ash.
Dane había salido a comprar más cervezas.
—Lo arruiné —se repetía mentalmente—. Esa expresión… el miedo en su rostro...
—¿Qué me diferencia de esos malditos que abusaron de mi madre? ¿Cómo pude hacerle eso otra vez?
Aceleró el paso, dispuesto a encerrarse en su habitación del hotel. Pero al levantar la vista, se detuvo en seco.
Grayson estaba apoyado en su auto, justo frente al hotel. Tenía el ceño fruncido, los brazos cruzados y una expresión molesta.
—Tenemos que hablar —dijo con voz firme.
Dane apenas respiró. Se acercó lentamente, mirándolo con intensidad.
—Sí —respondió sin dudar.
Entraron juntos a la habitación de Dane.
Dane sirve dos tazas de café y se sentó frente a Grayson.
Grayson lo mira con el ceño fruncido...en verdad es tan diferente...pero cumple con la descripción de la adivina...
Dane lo mira intensamente y Grayson desvía la mirada. Tras un largo suspiro dice:
—Vi unas fotos en la prensa… decían que éramos pareja —soltó Grayson sin rodeos—. ¿Es cierto?
—Sí. Por tres meses.
Grayson lo miró fijamente.
—Entonces debes saber por qué perdí la memoria.
Dane asintió.
—Sí. Porque no tuvimos sexo en ese tiempo.
Grayson entrecerró los ojos.
—No mientas. Sé que pasó al menos una vez.
Dane abrió los ojos, sorprendido, se levantó y dio un paso hacia él.
—¿Lo recuerdas?
Grayson se sonrojó.
—Solo un recuerdo. Pero no es el punto.
Tal vez esta era su oportunidad.
Dane sonrió, seductor.
—¿Cuál fue?
Grayson retrocedió.
—Te digo que no es el punto.
—Vaya, normalmente cuando piensas… haces algo más.
Grayson lo miró con desconfianza.
—¿Qué...?
Dane se quitó la camisa sin previo aviso, se subió encima de Grayson tomó sus manos y las colocó sobre sus pechos.
Grayson abrió los ojos, atónito, pero no retiró las manos. Se sentía tan cálido… tan bien. Tampoco pudo quitar sus ojos de los pechos de Dane. Su mente se quedó en blanco.
No, debo reaccionar.
Grayson sacude su cabeza.
—No uses feromonas —murmuró, molesto con el ceño fruncido.
—No lo hice —respondió Dane con una sonrisa. Se acercó más, su rostro apenas a centímetros del suyo.
Grayson jadeó, confundido. Su respiración se volvió errática.
Dane no se contuvo. Con una mano acarició su mejilla, con la otra lo atrajo por la nuca y lo besó.
Grayson abrió los ojos… pero no lo apartó.
Ese beso... se sentía demasiado familiar. Demasiado perfecto.
Dane comenzó a besar su cuello y a desabotonarle la camisa. Cuando llegó al cierre del pantalón, Grayson lo apartó de golpe.
Dane se sorprendió, pero volvió a besarlo. Grayson simplemente se derritió. Era un beso tan salvaje, tan posesivo... ¿Cómo podía estar besando a este tipo? Intentó apartarse, pero Dane lo aprisionó en el sofá, puso su pierna entre las suyas y sujetó sus manos por encima de la cabeza.
¿Por qué no lo quiero apartar? ¿Por qué me siento tan bien? Y... mi Virginia… No hubo necesidad de medicamentos.
—Virginia… —susurró Grayson, en shock.
—Sí, tu Virginia está muy despierta —dijo Dane con picardía.
Grayson lo miró, sonrojado, con una mezcla de sorpresa, inocencia y deseo.
Dane contuvo el aliento.
No puedo creer lo mucho que extrañaba a este cachorro.
Chapter 7: Te encontré
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Dane despertó con Grayson abrazado a él. Sus cuerpos entrelazados, sus piernas cruzadas... y Virginia seguía dentro de él.
Suspiró con cierta resignación y a la vez alivio.
Miró el rostro dormido de Grayson, tan calmado, con esa sonrisa satisfecha que lo hizo sonreír también.
-Qué hermoso... -susurró.
Se quedó allí, echado, contemplándolo por un largo tiempo. No necesitaba moverse. No cuando lo tenía de nuevo.
---
Un delicioso aroma a desayuno flotó en el aire, haciendo que Grayson frunciera el ceño con suavidad y se frotara un ojo, aún adormilado.
-Ven a comer -le dijo Dane con voz suave.
Grayson parpadeó, confundido, y miró a su alrededor. Alguien lo llamaba... Estaba a punto de levantarse cuando los recuerdos de anoche irrumpieron de golpe.
Sus mejillas se tiñeron de rojo.
¿Cómo...? No... Fue grandioso.
Por primera vez, no había esa sensación de vacío o decepción que tantas veces lo había perseguido. Solo el deseo de volver a él. De estar cerca. De no soltarse.
¿Entonces... él es mi...?
Un alivio profundo lo recorrió, como si el mundo, de repente, cobrara sentido. Lo había encontrado. Finalmente. Todos esos años de espera, de decepciones, de intentar y fallar... lo habían llevado hasta aquí.
Se levantó de inmediato, se puso una bata y fue a verlo.
Se acercó a Dane con ojos brillosos, mirándolo con una devoción total.
Dane volteó justo a tiempo para ver ese rostro. Ese hermoso rostro que había extrañado durante tanto tiempo... cómo había anhelado volver a ver esa expresión.
Se acercó, tomó su rostro entre las manos y lo besó con ternura.
-¿Cómo amaneciste, bonito?
Grayson no respondió con palabras. Volvió a besarlo.
-Te encontré -susurró entre besos-. Te encontré...
El corazón de Dane latió con fuerza. Esa frase lo atravesó.
¿Qué estaba haciendo? Él no estaba hecho para esto... para relaciones, para promesas. Grayson no se merecía que jugara con él.
Pero al recordar la forma en cómo lo trata su familia, y ese vacío...
Puedo hacer que esto funcione. Solo debo darle lo que quiere... así no buscará a nadie más.
Solo imaginarlo con otra persona le hacia hervir la sangre.
Lo besó con más intensidad, con un toque posesivo.
-Eres mío, ¿entiendes?
-Sí... -respondió Grayson, sin dudar.
Mío. Mío. Solo mío. Repitió Dane en su mente, abrazándolo con fuerza.
Sus ojos se deslizaron hasta las orejas de Grayson, que se movían suavemente con cada emoción.
-Encantador... -susurró.
Mi lindo cachorro... te daré lo que quieras, pero no te vayas de mi lado. Ese pensamiento se volvió recurrente.
Después de hacerlo una vez más, empacaron sus cosas. Junto con Darling, se mudaron a la casa de Grayson.
Al llegar a su antigua habitación, Dane frunció el ceño.
-¿Esta es tu habitación?
Grayson lo miró curioso, como si la pregunta fuera rara.
-Siempre lo ha sido.
Dane sonrió con suavidad. Este niño...
-¿Dónde dejo mis cosas?
-En mi habitación, por supuesto -respondió Grayson, como si fuera obvio.
-¿Y Darling?
-Puede dormir en la habitación del costado... o, si quiere, podemos construirle una casa como la de Alex.
-¿Casa? -preguntó Dane, extrañado.
Grayson fue hacia la ventana y señaló uno de los jardines. En medio del verde, había una mini mansión, mucho más grande que la antigua casa de Dane. Un sirviente salía justo en ese momento, después de dejarle comida a Alex.
Dane soltó un suspiro bajo. Miró a Grayson, que lo observaba con naturalidad.
Sacudió la cabeza y sonrió.
Tendría que acostumbrarse a estas cosas. Después de todo, una vida sin su bonito había sido infinitamente peor.
Grayson se acercó, mirándolo con cierta inquietud.
-¿Qué pasa? -preguntó Dane.
-Hay algo que quiero saber...
-¿Qué es?
-¿Por qué terminamos?
Dane bajó la mirada.
-Eso ya no importa...
-Claro que sí. No quiero cometer los mismos errores.
-Tú no hiciste nada, Grayson. Fui yo.
-¿Me engañaste? -preguntó Grayson, entrecerrando los ojos.
-¿Qué?
-Sé que salías con muchas personas... ¿fue eso, verdad?
Dane resopló.
-¿Qué es esto...?
-Si no es así, dímelo. Si hay alguien más... yo me encargaré.
-Basta-dijo Dane, con tono firme-. No fue eso. Y no vuelvas a pensar en hacer algo así.
-¿Sabes cuánto tiempo te busqué? Si hay alguien... yo debo encargarme -repitió Grayson, esta vez con un tono cortante.
Instintivamente, Dane se tensó. Grayson lo miró fijamente, sabía que este tipo de escenas son de lo más detestables, siempre las odió pero, ahora, por más que lo intentaba, no podía detenerse.
-Entonces, ¿qué fue?
Sabía que estaba siendo insistente, una molestia quizá. Pero el miedo de volver a perderlo... era más fuerte.
Dane soltó un largo suspiro.
-Teníamos un acuerdo -dijo Dane al fin-. Probar estar juntos por tres meses. Luego de eso... no volveríamos a vernos.
Grayson abrió los ojos, perplejo.
-¿Un acuerdo...? ¿Por qué haría eso con mi predestinado?
- Te obligué a estar a mi lado? Acaso no me amas?
Dane vio como esos hermosos ojos morados fueron perdiendo poco a poco su brillo y empezaron a desesperarse.
-No es eso Grayson...
-Entonces... ¿Me amas?
-Grayson...
Sabía que estoy presionando, pero necesitaba escucharlo.
Dane lo miró en silencio. Luego esbozó una sonrisa torcida.
-¿Crees que estaríamos aquí si no sintiera algo por ti?
Grayson frunció el ceño, esa no era la respuesta que quería.
Dane se acercó y lo besó.
-Esto es nuevo para mí, pero ten algo claro, haré lo que tenga que hacer para que te quedes a mi lado. ¿Eso es suficiente para ti, bonito?
Grayson lo miró con los ojos muy abiertos y, tras un largo silencio, dijo:
-Te amo, Dane.
-Lo sé -respondió Dane con una sonrisa.
-Haré que me ames -dijo Grayson con una sonrisa.
Dane no contestó, solo sonrió y volvió a besarlo. Si iba a intentarlo sería solo con él.
Poco a poco, las memorias volvieron. Las peleas. Los celos. El caos.
Había discusiones sin sentido, reclamando esto y aquello, pero todas terminaban en la cama.
Al finalizar, Grayson abrazaba muy fuerte a Dane. Puedo superar lo que sea...todo menos que me dejes.
Pasaron muchos meses de relación y la boda fue inminente. Tras la insistencia abrumadora de Grayson, terminaron celebrando una ceremonia ostentosa, rodeados de familiares y amigos.
Al final, se fueron juntos y emprendieron una vida de viajes constantes. Las risas y los llantos no faltaron...
Y aunque no fue un camino fácil, ambos sabían que estaban destinados a hacerlo juntos.
Fin ♥️
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– No –Dijo Dane tajante.
– Pero Dane, si te lo pruebas... –Grayson no pudo terminar la frase.
– Que no, y ya no vamos a hablar más de esto – Lo interrumpió Dane, caminando directamente hacia la sección de trajes.
Dane le había prometido que le daría lo que quisiera como regalo de bodas.
Grayson lo había llevado con los ojos vendados a la tienda y, una vez que le quitó el lazo, Dane se horrorizó. Sus orejas y nuca se pusieron completamente rojas: era una tienda para elegir vestidos de novia.
Todos los empleados no podían dejar de mirarlos. Al principio pensaron que estaban esperando a sus respectivas parejas, pero tras escuchar su discusión, los vieron entrar a uno de los vestuarios... y, minutos después, se oyeron gritos, reclamos y cosas cayéndose.
Pensando que estaban peleando, fueron a detenerlos. Sin embargo, apenas entraron al vestidor, salieron corriendo totalmente sonrojados, gritando "¡Perdón!".
Dane estaba contra la pared, siendo embestido con brutalidad por Grayson, quien lloraba mientras le reclamaba:
– ¡Dijiste que me darías mi regalo, no importa lo que fuera! ¡Mentiste! ¡Mentiste! –lloraba Grayson.
– Ugh... Grayson... escucha... –gemía Dane, intentando aguantar el ritmo. Incluso para él, esto era demasiado.
Dane le había propuesto hacerlo para que deje el tema pero no contaba con que Grayson se pondría así.
– Grayson... ugh... ufff... Grayson... carajo, cálmate ahora – exijió con la voz entrecortada.
"Llora o sigue, pero no las dos cosas a la vez", pensaba Dane.
Grayson seguía gimoteando y se molestó cuando Dane quiso darle una orden.
– ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! – gritó Grayson con rabia.
Pasó sus brazos por debajo de los muslos de Dane, unió sus manos por detrás de su cuello, dejando sus brazos atrapados en medio, y aumentó el ritmo de las embestidas.
– Mierda, Grayson... ugh... – murmuró Dane con los dientes apretados.
Grayson no bajaba el ritmo y siguió hasta que ambos terminaron.
Cuando los temblores en sus cuerpos se calmaron, Dane, con voz amenazante, le dijo:
– Te calmas o volveremos a dormir en cuartos separados.
Grayson se detuvo, lo miró asustado y con los ojos muy abiertos.
– Ahora suéltame –ordenó Dane.
Grayson lo bajó al suelo, con el rostro cabizbajo.
Dane suspiró fuertemente.
Pero cuando miró a Grayson para reclamarle, su fastidio comenzó a desvanecerse.
Grayson tenía una expresión desolada. Su labio inferior le temblaba, y en el borde de sus ojos aún había algunas lágrimas acumuladas. Miraba hacia otro lado, en silencio.
– Ufff... Vamos a probarnos esos trajes – dijo Dane, intentando llevar la conversación a otro rumbo.
Grayson no lo miraba. Empezó a acomodarse la ropa sin responder.
– Oye...
Grayson seguía con el rostro triste, ignorándolo.
Dane echó la cabeza hacia atrás y se cubrió el rostro con una mano.
"Esto es difícil", pensó.
– Lo siento. No debí prometer eso ... Dime otra cosa que quieras, y esta vez no me retractaré – prometió Dane con un tono más suave.
Grayson lo miró con desconfianza, pero tras pensarlo un poco, puso una expresión traviesa.
– ¿Lo que quiera? –preguntó Grayson.
Dane sudó frío.
"Demonios", pensó.
– Con tal de que nadie más lo vea, está bien –cedió Dane.
Con una sonrisa encantadora, Grayson dijo:
– Quiero que lleves lencería debajo de tu traje.
Hubo un silencio ominoso.
– ¿Por qué...? –Dane frunció el ceño y se llevó los dedos a las sienes.
– ¿Te refieres al sostén? –preguntó incrédulo.
– No, el sostén es demasiado notorio debajo del traje. Será otra lencería... una que yo elija – explicó Grayson emocionado.
Dane lo miró furioso, con las orejas completamente rojas.
Tras un minuto de silencio...
– No tiene que notarse – gruñó, mirando hacia otro lado.
– ¡Dane, gracias! – gritó Grayson con alegría, abrazándolo con fuerza.
Dane aceptó el abrazo, sujetándolo con un brazo mientras con la otra mano se cubría el rostro.
---
Cuando fueron a probarse los trajes hechos a la medida, los empleados e incluso personas detenidas frente a la tienda, no podían dejar de mirarlos.
Parecían salidos de una sesión fotográfica, tan atractivos...
Grayson vestía un traje blanco ajustado, de tela fina y de corte moderno, que realzaba su silueta estilizada pero firme. El blanco resaltaba el tono claro de su piel y le daba un aura pura y angelical. Sus rasgos delicados, grandes ojos expresivos y labios carnosos y suaves lo hacían ver como un príncipe salido de un cuento, aunque su físico tonificado le daba una presencia fuerte y segura. Por petición de Dane, el conjunto tenía un estilo limpio, elegante, pero con pequeños detalles que reflejaban su personalidad alegre y dulce.
Dane, por otro lado, llevaba un traje negro clásico, con una camisa blanca perfectamente planchada y una corbata de nudo impecable. El corte del esmoquin resaltaba su espalda ancha y su porte dominante. Con su expresión seria, sus facciones marcadas y su mirada intensa, se veía imponente y atractivo, como si pudiera callar una habitación con solo entrar. A pesar de su actitud despreocupada, había algo magnético en él que hacía que todos lo notaran.
A pedido de Grayson, ambos estaban siendo medidos en salas separadas. No quería que se vieran vestidos hasta el día de la boda.
Cuando terminaron, fueron a cambiarse.
Dane vio cómo Grayson se dirigía sonriente hacia la tienda de lencería y su rostro se volvió a poner rojo de vergüenza.
– Me iré primero –dijo Dane.
– Pero... –empezó Grayson.
– ¿Es de mala suerte que lo vea o no? –refutó Dane, improvisando cualquier excusa para librarse de la situación.
– Tienes razón. No te preocupes, elegiré uno hermoso. –respondió Grayson, sonrojado, con una sonrisa preciosa.
Dane seguía fastidiado, pero al ver su expresión se calmó. Sujetó con cuidado la barbilla de Grayson y le dio un tierno beso de despedida.
– Nos vemos en casa. –susurró Dane, disfrutando de la expresión casi eufórica de su cachorro al oírle decir eso.
---
Grayson besó a Dane al despertar.
Dane abrió un ojo y lo miró con una sonrisa adormilada.
La expresión de Grayson era radiante.
"Hoy es el día", pensaron ambos.
Pasaron la mañana y la tarde juntos, y solo se separaron para vestirse y salir en momentos distintos, con tal de no verse hasta la boda.
---
La ceremonia ya había comenzado, y todos los invitados estaban reunidos.
En el altar esperaban el cura y los padrinos: Josh, de parte de Dane, y Keith, que había sido obligado a participar luego de una insistente campaña de Grayson, quien presionó a Yeonwoo hasta que este convenciera a Keith.
Los únicos que faltaban eran los novios.
Habían pasado más de veinte minutos desde la hora indicada, y no aparecían.
El cura se giró hacia los padrinos con expresión preocupada.
—Si no fuera mucha molestia, ¿podrían ir a buscarlos?
Ambos suspiraron. Josh fue hacia la derecha, y Keith hacia la izquierda.
---
—¿Dónde diablos están? —murmuró Keith.
"Maldita sea, solo tengo que estar aquí una hora más. Cumplo mi promesa con Yeonwoo y me largo"
Habían dejado a los niños con el mayordomo, pero en ese momento habría dado lo que fuera por irse de ahí. En lugar de eso, tenía que buscar a ese par de idiotas para que se casaran de una vez.
Entonces percibió el tenue aroma de las feromonas de Grayson, saliendo de una de las habitaciones. Para su desgracia, su olfato se había vuelto muy sensible a estas después de tantos años cerca de ese bastardo.
Fue directo y abrió la puerta sin pensarlo.
—¡Bastardo, por qué rayos... AHHHHH!
El grito de Keith resonó por todo el salón. Los invitados no sabían qué había pasado, pero todos se sobresaltaron.
Keith había encontrado a Grayson de rodillas, con las manos atadas detrás de la espalda con una corbata, mientras su rostro estaba enterrado entre las piernas de Dane.
Mientras Dane lo miraba con una sonrisa lasciva, sosteniéndolo por la cabeza y empujándolo aún más.
—¡Maldita sea! ¡Solo vayan a la ceremonia ya! ¡Me largo! —gritó Keith antes de ir a buscar a Yeonwoo y marcharse indignado.
Los presentes, incluyendo al cura, tenían una clara idea de lo que Keith acababa de ver.
La familia de Grayson, con excepción de Koi quien se cubría el rostro con las dos manos, permanecía indiferente; los demás estaban totalmente sonrojados.
La fama de promiscuos de esos dos no era ninguna broma.
---
Llegaron diez minutos después, como si nada.
Nunca les importó lo que pensaran los demás, y no iban a empezar ahora.
—Iniciemos —dijo Dane al cura con total naturalidad.
Grayson lo miraba con una sonrisa desbordante de felicidad.
"Quería verlo recién en el altar, pero... esto no estuvo nada mal", pensó, recordando el momento anterior.
Se había equivocado de habitación y encontró a Dane a punto de ponerse la corbata.
Su expresión pasó de la total adoración a una de tristeza. Fue tan evidente que Dane lo compensó... a su manera.
Grayson creyó que él recibiría el regalo, pero no podía negar que disfrutaba cómo Dane tomaba el control.
—Uhum... Estamos aquí reunidos para unir a estas dos personas en sagrado matrimonio... —comenzó el cura.
Mientras este hablaba, los dos no dejaban de mirarse.
Grayson sonreía con una dulzura tan auténtica que, sin contar a su familia con excepción de Koi, cautivó a todos los invitados. Y Dane... estaba completamente fascinado contemplándolo.
—Ahora, los votos.
Grayson fue el primero.
—Dediqué mi vida a buscar a mi predestinado.
Alguien que me amara, que creyera en mí, que estuviera siempre de mi lado…
Alguien a quien pudiera entregarme por completo, para amarlo todos los días de mi vida.
Busqué con desesperación, una y otra vez, intentando llenar ese vacío…
Hasta que, tras tantas decepciones, comencé a creer que tal vez nunca lo encontraría.
Y entonces… apareciste tú.
Eres más de lo que alguna vez soñé.
Eres mi vida, mis pasatiempos, mi todo.
Y siempre lo serás.
Nunca podré agradecer lo suficiente por tenerte cada día a mi lado... porque no existe nadie más perfecto para mí que tú.
Dane tragó saliva. Sus ojos se mantuvieron firmes, pero algo en su respiración tembló. Lo miró con una mezcla de orgullo, asombro y un amor tan puro que dolía.
"Vamos, no ahora...lo ensayé...tiene que salir bien" pensó, reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir. Respiró hondo y habló.
—Jamás creí que llegaría a amar a alguien. Pensé que la vida estaba bien así… sin ninguna raíz y que moriría de esa forma.
Pero tú… tú llegaste y rompiste todas mis reglas.
No fue fácil al principio, pero te volviste mi todo.
Para mí, no existe nadie más.
Prometo ser cada día mejor… solo te pido una cosa...nunca me dejes... porque no podría vivir sin ti.
Varios invitados no pudieron evitar derramar algunas lágrimas al escuchar los votos de ambos.
Ash intentaba calmar a Koi quien no paraba de llorar viendo que su amado hijo Grayson, quien era él que más añoraba y soñaba con encontrar a alguien que lo ame,
... después de verlo sufrir y desesperarse por tantos años...ahora...al fin lo consiguió.
—Grayson Miller, ¿aceptas a este hombre como tu esposo? —preguntó el cura.
—Acepto —respondió Grayson, con un tono dulce pero firme, casi ominoso mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas.
—¿Y usted, Dane Striker, acepta a este hombre como su futuro esposo?
—Acepto —dijo Dane, con una sonrisa mientras su corazón latía tan fuerte que parecía estar a punto de salir de su pecho.
—Si alguien tiene algo que objetar, que lo diga ahora o...
El cura no pudo terminar: la intensa mirada de Grayson que le dio a él y a los invitados, lo hizo guardar silencio al instante.
Dane soltó una carcajada y tomó a Grayson de la nuca, apoyando su frente contra la de él.
—¿Por qué eres tan adorable? —le dijo sonriendo.
Todos los presentes se quedaron estupefactos al escucharlo.
"Grayson Miller...adorable?" Pensó la mayoría.
"Qué fue lo que le hizo a Dane?" Pensaron los bomberos.
"Totalmente, es adorable, es un pequeño ángel" pensó con alegría Koi.
El cura se aclaró la garganta y continuó.
—Ahora los declaro esposos. Pueden be...
Dane no esperó. Tomó a Grayson con fuerza y lo besó con deseo. Por un momento, olvidaron que estaban en su propia boda.
Cuando Grayson puso sus manos en sus caderas, Dane lo separó y murmuró con una sonrisa: Después.
Grayson le sonrió con dulzura, tomándolo de las manos.
Ambos se quedaron con las frentes unidas, mientras los aplausos llenaban la sala.
Más tarde, en la ceremonia, bailaron al ritmo de "I Think They Call This Love" de Elliot James, cortaron el pastel y, tras el incómodo (pero sincero e inevitable) discurso de Joshua, aprovecharon el primer descuido para escabullirse discretamente.
Listos para tener su celebración privada.
Notes:
Publicaré un siguiente Extra con la noche de Bodas 🤭♥️
Chapter 9: Extra 2: Noche de Bodas
Chapter Text
Llegaron a la mansión.
Grayson lo miró fijamente todo el camino con una sonrisa preciosa.
—Eres mi esposo —dijo Grayson.
—Sí y tú eres el mío —le respondió Dane con cierta ironía, y bajó del auto.
—¿Puedo cargarte desde la entrada hasta arriba? —preguntó Grayson.
—Yo...—Dane no pudo continuar.
Grayson no paraba de emitir feromonas, pero aun así no podía dejar de actuar adorable... Estaba escrito en su rostro que se había imaginado esto muchas veces...
"¿Quién soy yo para quitarle la fantasía?", pensó Dane.
—Bien — dijo Dane.
Grayson lo alzó y entraron a la mansión.
En todo el trayecto, Grayson no paraba de besarlo y repetir "Mi esposo" una y otra vez.
Cuando llegaron a la puerta de su habitación... por alguna razón, el corazón de Dane latió con más fuerza.
Grayson lo echó en la cama, se subió encima de él y empezó a besarle todo el rostro, el cuello, los pechos...
Cuando se acercó al oído de Dane, susurró:
—Es hora de abrir mi obsequio.
Dane recordó lo que llevaba puesto y sus orejas se pusieron rojas.
Grayson lo miraba divertido.
Levantó la cabeza del cuello de Dane y dijo:
—Estás desbordando feromonas... ¿otra vez me quieres inducir al celo como en la clínica?
Dane soltó una carcajada.
—El que está entrando en RUT eres tú. Vienes así desde que entramos al auto —dijo Dane.
Grayson lo miró desconcertado y pareció recordar algo.
"Sí es mi RUT", pensó asombrado.
"Con todos los preparativos y la emoción, se me pasó completamente."
Acercó su rostro a Dane y lo bajó hasta la altura de su pecho, mordió uno de los botones de su camisa y, con una voz aterciopelada, dijo:
—Mi esposo... ¿me ayudas?
A Dane le empezó a latir el corazón con fuerza... esa palabra...
Sin decir nada, Dane sujetó el rostro de Grayson y lo besó.
Grayson le fue retirando el esmoquin y desabotonando la camisa.
Cuando bajó la mirada, se quedó paralizado.
El hermoso encaje blanco cubría sus Venus. La tela delgada contrastaba hermosamente con la piel morena de Dane.
Grayson frotó su rostro tiernamente contra su pecho.
"Es mejor de lo que había imaginado... Debo comprar más para que Dane los use..."
—Esto es algo muy ocasional —dijo Dane con el ceño fruncido, como si leyera sus pensamientos.
Grayson se puso algo triste... pero recordó algo...
"Mi cumpleaños está cerca... cuando despierte iré a comprar otros."
Con ese pensamiento, le dedicó una sonrisa traviesa a Dane.
Dane entrecerró los ojos... pero ya sabía que su cachorro estaba planeando algo... Aunque de nada sirve resistirse... al final terminaría aceptando...
"Es imposible negarse cuando pone esa expresión."
Le quitó todo el resto de la ropa y Dane quedó solo con la lencería.
Grayson lo miró embelesado. La luz de la luna bañaba el cuerpo de Dane...
"Se ve perfecto", pensó Grayson.
"Hasta ahora no puedo creer el control que tiene en su RUT... ¿será normal o será porque tenemos sexo seguido?", pensó Dane divertido.
—Te amo, Dane —dijo Grayson.
Dane solo le sonrió y dejó que Grayson empezara a acariciar y lamer sus pechos por sobre la lencería, mientras metía su mano debajo de la delicada tela para sujetar y masajear su miembro.
Poco a poco, la respiración de Grayson se hizo más rápida. Empezó a lamer sus piernas por sobre las mallas que cubrían sus muslos, y terminó frotando suavemente su cabeza por encima de la entrepierna de Dane.
—Quiero probarlo — dijo Grayson.
—Adelante — respondió Dane con una sonrisa lasciva.
Grayson desgarró con sus dientes el pequeño trozo de encaje que cubría el miembro de Dane, lo sostuvo y lo frotó contra su rostro.
Dane lo miraba cautivado.
"¿Sabrá cómo hacerlo?", pensó Dane.
Esta era la primera vez que Grayson iba a hacerle una felación.
Grayson sonrió, lamió desde la raíz hasta la cabeza, y con la lengua dio un giro por todo el borde mientras succionaba el líquido preseminal que salía de este, antes de poner la punta de su lengua en el pequeño orificio.
Dane lo miró con una sonrisa.
Aunque... algo en él...no le permitía estar tranquilo...
Sabía que ambos tenían un historial amplio de parejas... pero... solo pensar que otras personas pudieron tocarlo antes que él... disfrutar de esas expresiones o de su descontrol al momento de tener sexo...
"Si te hubiera conocido antes... una vida junto a ti... solo yo..."
Grayson, al notar que Dane se distrajo, succionó con fuerza su miembro y, con el ceño fruncido y el rostro con un puchero, dijo:
—No pienses en nada más. Solo concéntrate en mí.
Dane lo miró divertido y acarició su abundante cabellera.
—Ya es momento que lo metas.
Grayson sonrió.
Metió la punta, hizo que tocara el interior de sus mejillas y con la lengua siguió lamiendo su extensión. Poco a poco fue introduciéndolo más. Lo retiraba parcialmente para volver a meterlo por completo mientras miraba atentamente cada cambio en las expresiones de Dane.
"¿Por qué es tan bueno haciéndolo? Maldita sea... ¿a cuántos les hizo lo mismo?", pensó Dane mientras la ira empezaba a crecer poco a poco en él.
En un arrebato, sujetó la cabeza de Grayson con ambas manos y empezó a embestir con fuerza. Por más que Grayson empujaba sus muslos en búsqueda de aire, Dane no paró y solo incrementaba la velocidad y la fuerza de su agarre.
Grayson llegó a cruzar mirada con Dane con los ojos vidriosos, y este, con una última embestida, terminó en su boca.
—Trágatelo y no derrames ni una gota — ordenó Dane sombrío.
Grayson lo hizo, y con su lengua limpió todos los restos que quedaban de su semen en el miembro de Dane.
—¿Por qué estás molesto? —preguntó Grayson.
—No es nada — dijo Dane.
—Dane, dime qué pasa, por favor — insistió Grayson.
Dane soltó un suspiro.
—¿Con cuántas personas te acostabas a la semana? —preguntó Dane.
Grayson lo miró con los ojos abiertos.
—No lo sé... Había semanas que no lo hacía con nadie, otras cambiaba de pareja en la semana, así que no estoy seguro... En las que lo hacía para liberar feromonas, podía ser con una o en grupo... Podría decirse que con dos en promedio —Grayson dijo como si no fuera importante.
"¿Dos? ¿De qué está hablando...?"
Al intentar recordar y hacer un cálculo, se dio cuenta que él iba por diez a la semana, incluso más...
—No mientas. Cuando llegaste, te acostaste con todas las mujeres de la estación en una semana —dijo Dane molesto.
—Eso fue porque te estaba buscando —dijo Grayson.
Dane lo miró con desconcierto.
—Una adivina me dijo que mi pareja predestinada tenía pecho grande... Asumí que era mujer y tenía que descartar...
La expresión de Dane era casi desesperada.
Grayson lo miraba confundido.
Dane se cubrió el rostro intentando calmarse.
"No puedo reclamarle nada... A comparación de él... yo he estado con más personas... Carajo, nunca me sentí así, pero a comparación de él, yo... No, eso no importa... Nos hemos acostado con muchas personas, así que está bien... Estamos a mano", pensó Dane.
Pero la sensación de sentirse como alguien sucio que no merece tenerlo empezó a atormentarlo.
Hubo un silencio ominoso entre ambos.
—Dane... hay algo que quiero probar — dijo Grayson.
Dane lo miró.
—¿Qué es? — preguntó Dane.
Grayson se levantó y abrió una gaveta.
Era un collar con una correa de perro.
—Quiero ponerte esto y que hagas lo que yo diga —dijo Grayson con una sonrisa llena de esperanza.
Dane lo miró sorprendido.
"De todas las cosas que..."
—El regalo era la lencería — refutó Dane.
—Sería algo extra — dijo Grayson con una sonrisa hermosa y con un ligero movimiento de sus orejas que denotaba lo emocionado que estaba.
Dane se quedó en silencio.
"Jamás pensé en ponerme algo así... pero... esta es su noche."
—Bien — dijo Dane, acercándose.
—¿De verdad? — dijo Grayson con los ojos abiertos.
—¿No es lo que pediste? — dijo Dane, divertido por su expresión.
—Es que no creí que aceptarías —dijo Grayson avergonzado.
Dane lo miró y lo besó. Puso su cabeza hacia adelante, como invitándolo a ponerle ese collar.
El corazón de Grayson latió fuertemente y su rostro se sonrojó violentamente.
"No, concéntrate. Probablemente no vuelva a dejarme hacerlo por mucho tiempo", pensó Grayson con determinación.
Le puso el collar y después se levantó de la cama para agarrar el control remoto. Al presionar un botón, las paredes y el techo se movieron, revelando unos enormes espejos que permitían verse desde todos los ángulos desde la cama.
Dane lo miró con los ojos muy abiertos.
—Los mandé a poner el día que te iba a pedir formalizar nuestra relación... luego...como perdí la memoria...no recordaba esto hasta que uno de mis sirvientes mencionó que debían darles mantenimiento —confesó Grayson.
Dane se quedó mirándolo. Ese fue el mismo día que lo dejó...
Una punzada de culpa le atravesó el pecho.
“Si tan solo…”
—Lo más importante es que estamos juntos. Hay que cambiar los malos recuerdos por nuevos — dijo Grayson con una sonrisa.
Dane solo asintió.
Grayson le dio un beso suave en los labios, luego tomó los brazos de Dane y los colocó al frente, acomodando sus piernas para que quedara de rodillas y de espaldas a él.
—Estira ambos brazos y piernas —indicó Grayson.
Dane lo miró divertido.
Grayson se colocó encima de él, quedando ambos de frente al espejo principal.
—Así es como lo hacen los animales — explicó Grayson.
—Quiero que mires al frente, mantengas esta posición y veas cómo te estoy follando. Es una vista maravillosa y quiero compartirla contigo —añadió con una sonrisa traviesa.
Dane iba a negarse.
“Esto es demasiado... Solo he usado espejos una vez y fue para follar a esa mujer.”
Sacudió la cabeza, intentando borrar ese recuerdo.
—Inicia — ordenó Dane.
Grayson sonrió e introdujo de una sola estocada a su Virginia, haciendo que el cuerpo de Dane temblara.
Empezó con embestidas suaves, aumentando poco a poco el ritmo. En un punto, estaba completamente eufórico. No podía dejar de mirar a Dane a través del espejo: verlo retorcerse, con una mirada fiera y desafiante, contrastaba con la vergüenza que intentaba ocultar, pero que era evidente en el tono rojizo de sus mejillas y orejas.
Grayson continuó embistiéndolo sin piedad. Con una mano, sujetó ambas muñecas de Dane, con la otra mantenía sujeta la correa, mientras frotaba su rostro contra el suyo, sin perder nunca el contacto visual en el espejo.
Continuaron así hasta que Grayson sintió que el cuerpo de Dane estaba por llegar al clímax. En ese momento jaló con fuerza la correa, haciendo que el cuello de Dane se arquee hacia atrás y su rostro quedara frente al suyo. Lo besó justo cuando dio la última estocada. Ambos terminaron al mismo tiempo. El semen de Dane bañó parte del espejo, mientras que el de Grayson terminó en su interior.
Cuando se separaron, Dane tenía una expresión de furia en el rostro.
Grayson lo miró confundido.
—Esto lo has hecho antes. Fue con esa mujer... con la que ambos nos acostamos, ¿no es así? — dijo Dane furioso.
—Creí... que te gustaría... Como te gusta el BDSM... y ella fue tu compañera más frecuente... Lo hiciste varias veces con ella, así que...
—¿Más? ¿Acaso has estado investigando a mis anteriores parejas? —Dane tenía el rostro completamente desfigurado por la rabia.
—Ella me lo dijo... Yo solo...
—¡No vuelvas a usar lo que hiciste con otras personas! ¡Ni se te ocurra repetir algo así otra vez! — gritó Dane.
Grayson palideció y lo miraba sin comprender.
—Dane, yo...— Se quedó callado, sin saber qué decir.
Dane intentó controlar su temperamento y soltó un profundo suspiro.
“Mierda, qué derecho tengo de gritarle por esto... Ambos hemos sido así. Él solo quiere complacerme... Maldita sea.”
Hubo un silencio entre ambos.
—Quisiera... haberte conocido antes —dijo finalmente Dane. Tras otro suspiro, continuó— Sé que no debería sentirme así... Ambos tenemos un historial, pero... la sola idea de que otras personas hayan estado contigo me... Se me va a pasar, así que...
Grayson lo abrazó con fuerza.
—A mí también me gustaría que solo hubieras sido tú... Hubiera adorado haberte conocido antes... vivir contigo, tener todas mis primeras y tus primeras veces juntos...— dijo con rostro anhelante.
Dane lo miró con tristeza en los ojos.
—Pero está bien... porque al final nos encontramos y ahora estamos juntos — añadió Grayson con una sonrisa.
—Dane, eres mi esposo. Yo soy el único para ti, y para mí... tú eres mi todo. Eso jamás va a cambiar. Olvidemos el pasado y concentrémonos en pasar el resto de nuestras vidas juntos — declaró Grayson.
—Si alguien se acerca a ti, lo mataré. ¿Entiendes? —sentenció Dane.
—Sí —respondió Grayson, con los ojos brillantes y sus orejas moviéndose de emoción.
Dane lo miró, sonrió y se subió encima de él. Introdujo el miembro de Grayson dentro de sí y empezó a montarlo.
Grayson lo miraba con total adoración. Con una mano sujetaba el respaldar de la cama para resistir el ritmo, mientras con la otra acariciaba uno de sus pechos.
—Dane... — susurró Grayson.
—Dime — respondió Dane sin detenerse.
—¿Y si nos marcamos? — propuso Grayson.
Dane dejó de moverse y lo miró fijo.
—¿Quieres marcarme? — preguntó.
—Desde nuestra primera vez — confesó Grayson.
Tras un silencio...
—¿No quieres marcarme? —preguntó Grayson triste.
Entonces una oleada de feromonas abrumadoras llenó la habitación.
—Dane... — alcanzó a decir Grayson.
—Vamos a poner una marca en esa linda oreja — le susurró Dane al oído.
Grayson lo miró con una sonrisa e inclinó su cabeza a un lado, dejando su oreja expuesta.
Dane volvió a montarlo con más fuerza y, cuando estaba por llegar al orgasmo, mordió con firmeza la oreja de Grayson.
Se quedaron así unos minutos.
En un instante, Grayson cambió de posición con él. Dane sintió cómo Grayson anudaba en su interior.
Cuando cruzaron miradas, vio que su cachorro tenía los ojos completamente dorados y que liberaba feromonas a un nivel descontrolado.
—Es mi turno — dijo Grayson.
Levantó una de las piernas de Dane y empezó a embestirlo con fuerza, a pesar del nudo.
Dane sentía que lo partían en dos, pero el placer era tal que se dejó llevar. Hubo momentos en los que se desmayó, y cuando despertaba, sentía que su cuerpo no podía moverse por la intensidad de las feromonas que Grayson seguía soltando. En cada ocasión se encontraba en una posición diferente y solo dejó que Grayson hiciera lo quisiera con su cuerpo.
Cuando volvió a despertar, ya estaba por amanecer. Grayson lo tenía de frente y se acercó a su oreja, mordiéndola con fuerza.
Unas gotas de sangre cayeron sobre la cama justo cuando el primer rayo de sol iluminaba el rostro de Grayson, quien lo miraba extasiado al notar que la marca permanecía en su lugar.
Dane sujetó su rostro con las manos y lo besó tiernamente, mientras contemplaba con satisfacción la marca que él había dejado en su oreja.
"Ahora sí... eres totalmente mío."
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