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Messi con sus recién cumplidos 19 años con una energía desbordante de la juventud, conoció a Pablo durante su inicio con el Barcelona. El mayor con diez años de diferencia irradiaba una calma y sofisticación que inmediatamente capturaron la atención del joven. Ambos terminaron congeniando muy bien en un asado teniendo como anfitrión al mejor amigo de Aimar: Riquelme.
Pablo conoció la historia de aquel adolescente, recién salido de las inferiores de un club modesto en Argentina y viajando a España en busca de sus sueños; Lionel quedó deslumbrado por la elocuencia de Pablo, un publicista exitoso con una gran chispa intelectual junto esa amabilidad que cautivó de forma inmediata al joven jugador.
— Sos extraño, Pablo. Vos ser publicista y odias la cámaras — dijo divertido Messi mientras observaba con ilusión al mayor, quién solo reía divertido ante esa ironía de la vida.
— Que te digo boludo, trabajo es trabajo y ya — se limitó a responder Pablo y esa noche después del asado, se ofreció a llevar al jugador hasta su apartamento provocando un gran nerviosismo en Lionel ¿en verdad ese joven lo hacía sentirse vivo? Era increíble, pero su miedo de arruinar algo podía más que se limitaba a simplemente ser alguien cercano al jugador del Barcelona.
Aquella diferencia de 10 años parecía insignificante frente a la química innegable entre ellos. Lionel se sentía atraído por la madurez y experiencia de Pablo, esa forma de hablar cuando se trataba de arte, política y la vida le encantaba. Aimar, por su parte, encontró en la frescura y energía desbordante de Lionel un respiro de su rutina, una chispa que lo hacía sentir joven de nuevo; las conversaciones se extendían hasta la madrugada, los encuentros se volvieron cada más frecuentes y el amor, inesperado, los sorprendió a ambos.
Riquelme noelo diría a su mejor amigo, pero se preocupaba por esa relación — ¿Estás seguro? Son muchos años de diferencia, Pablito ¿Por qué no mejor los pensas un poco más? — sugirió con cuidado en voz.
— Estoy seguro, quiero estar con él. — respondió con firmeza Aimar.
Contra todo pronóstico, y a pesar de las miradas curiosas o los comentarios velados sobre esa brecha generacional, ambos pudieron sellar su amor. Una boda tan pequeña y discreta como ambos deseaban, sus familiares se mostraron renuentes a su relación e inclusive sus amistades más cercanas no aprobaba ese amor — Lamento que... Sergio no viniera — susurró Pablo mientras bailaba bajo la luz de luna ese vals que nadie miraba.
Después de la recepción de la boda, ambos se quedaron solos en su nuevo departamento.
— No importa, te amo y es lo único que me interesa — respondió Messi y ambos se dieron un beso tan lento, pero intenso que sus almas vibraban de emoción.
Messi siguió escalando en su carrera futbolística, mientras Pablo continuaba cosechando éxitos en la publicidad. Se complementaban a la perfección, construían su hogar y el apoyo mutuo eran el pan de cada día e inclusive luchaban contra las dificultades de ser el primer matrimonio del mismo sexo en el medio deportivo, soportando la homofobia.
Lionel callaba a todos con su talento y coronándose campeón en el Barcelona, inclusive habían creado un partido de recaudación de fondos donde invitarían a varios jugadores famosos de varios países; claramente fue un éxito, pero admite que notar a ese chico mexicano de cabellos rizados acercarse le hizo preocuparse y sentirse muy nervioso "seguro me dirá que soy un" pensó, tan acostumbrando a ese tipo de acoso — ¿Podemos tomarnos una foto juntos? En verdad admiro tu carrera, Lio — expresó el portero azteca Guillermo Ochoa sorprendiendo al Argentino.
Y esa foto estuvo en los tabloides por varios días, con un Pablo mostrándose celoso — solo es una foto, amor. Exageras — dijo entre risas Messi, Pablo se sonrojo un poco y prefirió hacerle el amor a su esposo toda esa tarde, aprovechando que al fin tenían algunos días libres.
En el magno evento en Bueno Aires, Argentina, Pablo veía al equipo de sus amores: Club Atlético River Plate. Messi no había podido viajar al tener la champions a la vuelta de la esquina — He visto al pibe, humilla a los mejores ¿eh? — dijo Riquelme, después de saludar a su amigo, y en ese momento la incertidumbre llegó a la vida de Pablo Aimar, y Riquelme volvió a preocuparse.
Esa mirada en su amigo jamás la había visto con Lionel.
En ese evento importante conoció a Lionel Scaloni — ¿Enserio vos te llamas, Lionel? — preguntó incrédulo Pablo, pero sin dejar de reírse.
— Te lo digo, enserio. Tengo el mismo nombre que tu esposo, podés igual llamarme Sebastián — respondió aquel hombre que tenía la misma edad que Pablo, su misma trayectoria profesional y un sentido del humor que lo hacía reír a carcajadas.
Y las conversaciones con Scaloni eran relajadas, llenas de referencias culturales compartidas y una complicidad instantánea. Empezaron a verse con regularidad, primero por trabajo, resulta que Scaloni igual vivía en España; luego en los días que Messi tenía que viajar por sus partidos, tomaba el café o cerveza después del trabajo; la conversación entre ellos fluía de forma natural, Pablo tenía esa sensación de ser comprendido sin necesidad de explicaciones.
Y Messi odiaba llegar a casa solo.
Nota autora: Fic corto, no me funen por si uso mal alguna palabra o modismo de Argentina. 🥺😭 Le tenía ganas a algo medio triste con final feliz y Scaimar mi tercera shipp favorita ❤️