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Re: Mugen IF / Starting Life From Scratch In A Different World Being The Stronge

Summary:

¿Qué pasaría si un joven del clan Gojo, con la técnica de maldición "Ilimitada" y los "Seis Ojos" fuera invocado al mundo de Re:Zero antes siquiera de convertirse en el Hechicero Más Fuerte?

Está historia trata de "Gojo Subaru" uno de los hechiceros categorizados como "Un hechicero de grado especial" fue convocado a otro mundo, en dónde esta vez Gojo deberá de hacer todo lo posible para intentar volver a Japón, o simplemente quedarse en este extrañó mundo.

Espero que lo disfruten.

Chapter 1: Arco 1: Invocando Al Más Fuerte

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Prólogo " El subconsciente ilimitado ".

 

La sensación al despertar, fue similar a la del momento en que alguien emergía del agua.

Emergiendo su cuerpo, el cuál había sido hundido en un estado consciente e inconsciente, dejando que esa realidad circulara por su cuerpo en forma de respiración. 

Al hacerlo, su conciencia regresaba lentamente, rompiendo la superficie del lugar donde emergía.

Dormir era vivir, despertar era morir; Si eres pesimista, puedes decirlo de esta manera.

Poco después, la conciencia e inconsciencia, lo traían rápidamente a un estado iluminado, en dónde su mente trataba de aferrarse a 'algo' lo que fuera...

Pero todo estaba oscuro. Un mundo entero de nada más que de negra oscuridad. 

Allí, fue arrojado. En un mundo que oscilaba, en una negra claridad, la cuál, solo aumentaba en tamaño y forma, aparentemente, él estaba flotando en el agua, sin saber donde era la izquierda o derecha, de arriba o abajo.

Con su mente tan aturdida, cualquier pensamiento que intentaba formular se le escapaba de las manos.

Y sin más, sus pensamientos se desvanecían de su cerebro, como si, de arrojar agua al piso se tratase.

Poco después, en esa oscuridad total, una figura misteriosa apareció en su visión.

Una mezcla de culpa e incertidumbre lo atacó, en cuanto la misteriosa voz habló con un susurró.

Lamentablemente, no pude oír, ni expresar, ni sentir nada por este enigmático momento.

Pero, algo extraño ocurrió, sin saberlo, de manera inexplicable, ahora esa silueta desdibujada en forma humanoide, empezaba a verso más detallado.

Ahora, podia verla de manera clara y de forma totalmente perfecta. Vio sus ojos con lágrimas y su rostro con tristeza.

Así que...

Quiso decirle algo, pero sus labios estaban sellados, sin entender el porqué.

Quiso secar sus lágrimas, pero no tenía brazos, ni un cuerpo que mover.

Quiso comerse ese sentimiento de melancolía que cargaba, sin embargo, no tenía estómago para eso.

También quiso, escuchar los problemas que la atormentaban, pero se le fue negada está dicha, al no tener oídos.

Quiso ser odioso y llevársela de ese lugar, pero le faltaba algo de malicia para hacerlo.

 

Y por último...

 

Quiso sentirla, mientras los dos nadaban en las aguas del amor, pero le faltaba tener más pericia. 

Sin más, estos deseos fueron ignorados. Debido a que, no tenía boca, oídos, un estómago o un cuerpo siquiera. 

Lo único que pudo hacer, fue verla sufrir en una agonía insoportable, con una claridad inigualable. 

Entonces, intentó cerrar sus 'ojos', pero no traía párpados así que, trato de voltearse, pero tampoco traía una cabeza que girar.

Solo pudo verla en ese estado, sin poder hacer algo al respecto...

En cualquier caso, más allá de ese sentimiento, su conciencia poco a poco iba despertando...

Dejando que ese, océano ilimitado desaparezca, esperando que la próxima vez, todo sea diferente.

La próxima vez, no solo podrá observarla de manera única, si no que también, podría darle un abrazo, e incluso escucharía su voz y mencionaría lo hermoso que suena. 

Por último, tomaría está tristeza, y la guardaría para sí mismo.

Ya con está realización, el mundo envuelto en negro se llenó de una abrumadora sensación de amor.

En ese instante, el espacio supuestamente vacío se deformaba, y luego se rompía a medida que el tiempo comenzaba a moverse. 

Fue muy sencillo. Entendió que estaba llegando a su hora. 

Donde había terminado en tinieblas, la luz ilimitada nació, y si el volvía a caminar junto a ella, el mundo lo miraría una vez más. 

Dandole la espalda, comenzó a caminar hacia adelante. Aunque, quería devolverse hacia donde estaba ella, su mirada reflejaba una fuerza de voluntad, que no se rendiría.

Sin embargo, seguramente, un día la miraría a los ojos y se lo diría. Su encantador rostro resonó hasta el final, cuando Gojo Subaru empezó de nuevo.

 

△▼△▼△▼△

 

 

*

 

*

 

*

 

Capítulo 1 " La llegada del más fuerte "

 

«... Esto en verdad da asco.» Pensó el chico con clara frustración, Mientras bostezaba con algo de cansancio.

Sin dinero y sin la idea de que hacer, él repitió estas quejas en su mente. Bueno, no era completamente correcto decir que 'no' tenía dinero.

La billetera en su bolsillo estaba llena de dinero, suficiente para ir de compras si tenía que hacerlo... "Bajo circunstancias normales". Pero en este caso, "sin dinero" era realmente la única manera de describir su situación.

"Vamos, pero si el sistema monetario es completamente diferente aquí" El mini albino, lanzó su rara moneda de diez yenes soltando otro suspiro.

A simple vista, el parecía alguien ordinario, sin nada que sobresaliera demasiado. Pero una mirada más atenta revelaba pequeños detalles que lo hacían difícil de ignorar.

Su cabello blanco como la nieve era perfectamente desordenado, con mechones que caían de forma natural, como si el caos en su vida también se reflejara en su apariencia. 

Era de peso promedio, aunque su complexión musculosa sugería que había trabajado lo suficiente para mantenerse en forma. Su altura, bastante notable para su edad, añadía un aire a su presencia.

Aunque, si habláramos de su "Presencia". Era obvio, que su traje negro de hechicero, llamaría toda la atención, pues...

'Era una prenda elegante, pero también práctica, pues, era su uniforme escolar de hechicero jujutsu', el cuál encajaba, perfectamente con él, como si estuviera diseñado específicamente para destacar su figura.

Y si, hablamos de su "Aura" no se podían dejar de lado sus "Ojos".

Pequeñas iris resaltaban en un azul intenso, casi etéreo, que parecía brillar con una luz propia.

Incluso en ese momento, con una sonrisa resignada dibujada en su rostro, esos ojos parecían atravesar todo lo que miraban, como si vieran el mundo de una manera diferente al resto. 

Había algo hipnótico en ellos, un equilibrio perfecto entre la seguridad de qué, alguien sabía mucho más de lo que aparentaba, con una tristeza oculta en su rostro, el cuál, sólo se revelaba a quienes se tomaran el tiempo de conocerlo mejor.

No se veía agresivo, ni mucho menos, pero tampoco era la clase de persona que te gustaría provocar.

La sonrisa en su boca no era desafiante, sino una mezcla de emoción y confianza, como si estuviera aceptando su situación con la certeza de que, pase lo que pase, encontraría una manera de superarla.

Y, aunque no lo parezca, el se veía lo suficientemente extraño como para destacar rápidamente entre la multitud, y no de una manera muy discreta.

La mayoría de las personas que pasaban lo miraban de reojo, sus ojos llenos de curiosidad y algo de desconcierto, como si estuvieran observando algo completamente fuera de lugar, algo que no encajaba en su mundo. Francamente, eso era de esperarse.

Entre todos esos mirones, no había nadie con cabello blanco como la nieve que pareciera brillar bajo la luz del sol.

Y mucho menos alguien que usara un traje negro de hechicero, perfectamente ajustado, que resaltaba con una elegancia y modernidad extraña, en comparación con la ropa que llevaba el resto.

Algunos llevaban armaduras de acero desgastadas, túnicas negras adornadas con bordados simples, o incluso atuendos que parecían sacados de un espectáculo de danza.

Los colores de sus cabellos iban del rubio al rojo y al castaño, aunque algunos extravagantes se inclinaban hacia el azul o el verde. Sin embargo, ninguno de ellos lucía tan fuera de lugar como él.

Mientras notaba las olas de miradas, el joven cruzó sus brazos y no tuvo otra opción más que aceptar la verdad.

"Esto tiene que ser una de esas..." Dijo, con su tono casual, pero lo suficientemente fuerte, como para que algunos de los mirones lo escucharan.

Chasqueó los dedos, apuntando hacia la multitud con un gesto dramático y desenfadado, como si estuviera en un escenario.

"Una de las así llamadas historias de 'He sido invocado a otro mundo', ¿cierto?" 

Dice él, con una incredulidad juguetona, con su voz contrastando con su situación, como si estuviera bromeando consigo mismo más que buscando respuestas reales.

En eso, una carreta tirada por una criatura gigantesca con forma de lagarto pasó frente a él, levantando un poco de polvo.

«...Sí, definitivamente me invocaron a otro mundo. ¿Pero quién en su sano juicio invoca a alguien como yo?» 

El pensamiento cruzó su mente acompañado de una media sonrisa que apareció en sus labios. 

Era una mezcla de resignación y una chispa de emoción oculta. Después de todo, aunque fuera un desastre en muchas cosas, Subaru nunca había sido el tipo de persona que retrocediera ante lo desconocido.

 

Parte 2

 

Subaru Gojo era un chico extraordinariamente extraño, nacido en la Tierra, el tercer planeta del sistema solar, proveniente de una familia de alto renombre en la nación de Japón.

Si tuviéramos que resumir sus casi quince años de vida, bastaría con decir una sola frase:

"Un desastre andante con un poder fuera de lo común". Y si aún sintiera la necesidad de agregar más detalles, podría agregar con facilidad: "Un estudiante de primer año en la escuela de hechicería de Jujutsu, con la tendencia a desobedecer las órdenes y hacer lo que se le da la gana".

Ubicado en la bifurcación del camino de la vida, tal como todos los demás, Subaru se encontraba ante una elección difícil: "Ya sea, seguir el camino en convertirse en la cabecilla del clan Gojo, o usar su poder para alcanzar un estatus increíblemente alto".

Las personas generalmente tienen que hacer una elección, pero en el caso de Subaru... bueno, esa era una cuestión que prefería evitar por completo. 

¿Por qué elegir entre uno u otro cuando puedes tener ambos, o ninguno? Esa era la mentalidad que lo definía.

De hecho, si la toma de decisiones fuera un arte, Subaru sería un genio, ya que hacía lo que quería sin preocuparle las consecuencias, especialmente cuando se trataba de proteger a los débiles, algo que aborrecía profundamente. 

Mientras todos los demás luchaban por sus caminos, él se zambullo en su indiferencia. Evitando tales decisiones, las ausencias sin excusa comenzaron a acumularse rápidamente, y antes de que se diera cuenta, se había convertido en el novato problemático de la escuela de hechicería.

El tipo que había decepcionado a todos dentro del clan Gojo, sin ningún esfuerzo por disimularlo.

 

*Sonrisa seca*

 

La verdad, a Subaru le parecía una ironía que, incluso siendo tan poderoso, fuera visto como un fracaso en los ojos de su clan. 

Incluso, luego de haber sido el único hechicero de su clan, en haber heredado tanto la técnica de maldición "Sin Límites/Mukagen" como el don innato de los "Seis Ojos/Rikugan" en más de cuatrocientos años. 

Pero al final, ¿Quién se preocupaba por la opinión de los demás cuando se era invencible? "Y sobre todo, ahora que he sido invocado a un mundo totalmente diferente..."

Se quedó en silencio por un momento, dejando que la absurda realidad se asentara mientras observaba los rostros curiosos de los transeúntes y las extravagantes criaturas que lo rodeaban. 

Con un suspiro exasperado, continuó hablando para sí mismo, aunque claramente no le importaba si alguien lo escuchaba.

"Supongo que eso cierra el trato. Ahora soy oficialmente un desertor escolar".

Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro mientras alzaba las manos como si aceptara su destino. Su mirada vaga por el paisaje desconocido y extravagante, y finalmente dejó escapar una carcajada corta y seca.

"Pero en serio, ¿Qué demonios está sucediendo?"

El tono ligero de su voz contrastaba con la verdadera inquietud que sentía. No es que estuviera completamente asustado, pero incluso alguien como Subaru Gojo sabía que esto no era un juego.

Mientras el murmullo de la multitud y el traqueteo de las carretas llenaban el aire, Subaru se tomó un momento para ajustar las gafas que llevaba. 

Era casi como un ritual, una forma de centrar su mente mientras sus ojos azules brillaban con una mezcla de precaución y emoción.

"Por supuesto que pensarían que Soy un extraño, posiblemente piensen que soy un extraterrestre". Menciona él, con seguridad.

Aunque por un momento el hechicero también había pensado que este tenía que ser un sueño extrañamente vívido, pero incluso después de pincharse las mejillas y golpear su cabeza ligeramente contra una pared de piedra, no se despertó.

Con un largo suspiro resignado, Subaru se había alejado del lugar inicial, evitando por completo las miradas curiosas que seguían su extravagante apariencia.

Ahora estaba sentado contra la pared de un callejón en una de las calles principales, observando el ir y venir de las personas con una mezcla de interés y confusión.

"Asumiendo que realmente he sido invocado a un mundo de fantasía..." murmuró para sí mismo, mirando al cielo despejado y luego de nuevo al bullicio de la calle, "El estado de la civilización parece ser el típico: estilo medieval. Nada nuevo allí."

Pausó un momento, acariciándose el mentón como si estuviera evaluando seriamente la situación. "Hasta ahora, no he visto nada mecánico, pero los caminos están sorprendentemente bien pavimentados... Un poco más avanzados de lo que esperaba."

Sacó un billete arrugado de su bolsillo, lo sostuvo en alto y lo observó con una sonrisa irónica. "Y, por supuesto, no puedo usar nada de mi dinero. ¿Quién lo habría imaginado, eh? Genial. Estoy atrapado en un mundo medieval con dinero que no vale nada. Increíble inversión."

A pesar de sus palabras de queja, Subaru Gojo no parecía realmente molesto. Si no más bien lo opuesto, sus ojos azules brillaban con un destello juguetón, como si ya estuviera pensando en cómo darle la vuelta a la situación.

En cuanto a si podía comunicarse con las personas aquí y entender el valor de los bienes, esas eran cosas que Subaru investigó inmediatamente después de aceptar que había sido invocado a un mundo diferente.

Afortunadamente, no tenía ningún problema para comunicarse y era capaz de confirmar que el comercio se manejaba con monedas de oro, plata y cobre.

«Posiblemente tenga que ver con mis Seis Ojos... ¿Quizás están traduciendo automáticamente lo que escucho? O quién sabe, tal vez sea otra de esas reglas de los mundos paralelos» pensó Subaru, con escepticismo y un toque de sarcasmo. Admitía que su suerte no era tan mala, por ahora.

Su primer contacto, un mercader en un puesto de frutas, no había sido particularmente amigable, pero al menos había confirmado lo básico sobre el idioma y la economía local.

 

El hecho de que Subaru fuera capaz de aceptar su situación con tanta facilidad no era extraño. Después de todo, aún era un joven japonés moderno, alguien que había crecido intoxicado por anime, juegos y novelas ligeras. Esto, sin duda, le había dado un marco de referencia para enfrentar algo tan surrealista.

 

"No sería una exageración decir que este tipo de cosas están escritas en mi ADN. Esto es casi un sueño hecho realidad... pero seamos honestos, ¿no podrían haberme dado un poco más de equipamiento inicial?" Subaru rió entre dientes, cruzando los brazos mientras echaba un vistazo a sus pertenencias.

 

Tenía un celular que no tardaría en quedarse sin batería, una billetera llena de tarjetas de membresía de tiendas de alquiler de videos, una taza de ramen instantáneo (sabor dulce y salsa de miel), una bolsa de frituras (sabor a sirope de maíz), su traje de hechicero de Jujutsu y un par de zapatos desgastados del uniforme escolar que había usado por más de un año.

 

"¿En serio? ¿Ni una nota explicativa? ¿Un manual de 'cómo sobrevivir en otro mundo'? ¿Esto es todo lo que obtengo?"

 

Con un suspiro, Subaru abrió la bolsa de frituras. Ya hambriento, comió la mitad antes de darse cuenta de que acababa de consumir su única fuente de alimento en este mundo. Aún así, no parecía preocupado.

 

Entonces recordé algo más que había llegado con él. Algo que inicialmente había pasado por alto en medio de la conmoción.

De su bolsillo sacó una pequeña caja de madera, algo tan antiguo y peculiar que parecía fuera de lugar en sus pertenencias modernas. La abrió con cuidado, revelando el contenido en su interior: un dedo humano ennegrecido y deformado, irradiando una energía maligna que parecía helar el aire a su alrededor.

 

Subaru se quedó en silencio por un momento, observando el objeto maldito que ahora descansaba en su mano. La presión que emanaba parecía casi tangible, como si lo desafiara a tomarlo a la ligera.

«Suguro mencionó algo sobre esto antes de que... bueno, antes de terminar aquí», pensó con una mezcla de incredulidad y molestia, recordando el último intercambio que tuvo con su amigo.

 

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"¿Sabes?, Subaru, el objeto maldito que tienes que recoger es muy importante. Después de todo, contiene una gran parte del alma del Rey de las Maldiciones. ¿Sabías que, después de su muerte, los hechiceros antiguos no pudieron destruir su cuerpo? Sus restos traspasaron generaciones en forma de objetos malditos. Hay veinte de estos en total, representados en sus dedos. Ese tipo era el chamán más fuerte de hace mil años, y ahora... es una maldición encarnada."

 

Subaru recordaba haber chasqueando la lengua con desinterés, cruzando los brazos mientras le daba una mirada burlona a Suguro.

"¡Sí, claro! Solo son cuentos para asustar a los hechiceros más novatos Geto. ¿En serio crees esa estupidez?" Había dicho el, con su tono cargado de sarcasmo mientras desviaba la mirada, buscando algo más interesante que el sermón histórico de su amigo.

 

Suguro solo pudo suspirar, la decepción en su rostro era evidente. Una mezcla de lástima y exasperación llenó su voz cuando respondió:

"Eso te pasa por no estudiar historia, Subaru. En serio, a veces no sé cómo te consideran el más fuerte. Nadie te respeta en la academia por este tipo de cosas".

 

Subaru solo se encogió de hombros, soltando una risa despreocupada.

"¡Oh, vamos! Como si la historia sirviera para algo. Solo son un montón de estupideces que pasaron hace siglos, nada más. Nadie necesita saber eso para extorsionar maldiciones hoy en día"

 

Suguro lo había regalado durante minutos, aunque Subaru apenas prestó atención.

Para él, aprender sobre eventos de miles de años atrás no tenía sentido, especialmente cuando siempre había podido superar cualquier obstáculo con pura habilidad y fuerza.

 

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Volviendo al presente, Subaru se miró a sí mismo. Allí estaba, en un mundo completamente desconocido, sosteniendo el dedo de una entidad maldita que, según Suguro, era el ser más aterrador de la historia.

 

"Tsk. ¿Debería haberle prestado más atención a Suguro?" murmuró para sí mismo. Sin embargo, la duda comenzó a colarse en su mente.

Guardó el dedo en la caja nuevamente y lo escondió entre sus pertenencias, decidido a no subestimarlo. Por primera vez en mucho tiempo, sentí una pequeña punzada de incertidumbre.

 

"Bueno, si realmente hay algo de verdad en todo esto, supongo que tendré que averiguarlo... ¿O quién más va a encargarse?

Con un suspiro, Subaru se levantó, sacudiéndose el polvo de la ropa. El mundo que lo rodeaba podía ser nuevo, pero su actitud no había cambiado del todo: siempre confiado, siempre irreverente. Aunque, esta vez, quizás debería ser un poco más cuidadoso.

 

"Así que tengo un dedo del Rey de las Maldiciones en mi inventario inicial. Definitivamente esto no va a salir mal, ¿verdad?"

Rió suavemente, aunque no podía ignorar la sensación de opresión que emanaba del objeto. Un recuerdo tangible de su mundo anterior, y un recordatorio de que, incluso aquí, las maldiciones seguían persiguiéndolo.

 

El hecho de que nadie en este mundo supiera sobre el Rey de las Maldiciones parecía una ventaja y un problema al mismo tiempo.

«Esto es algo con lo que voy a tener que lidiar solo», pensó, sintiendo la ironía de la situación. Incluso él, el supuesto "más fuerte", apenas sabía lo suficiente sobre el objeto maldito llamado Ryomen Sukuna, más allá de los rumores y fragmentos de historia que ignoró deliberadamente.

 

«Mierda, ¿acaso esto podría ponerse peor? » Pensó con una mezcla de preocupación y resignación, mientras miraba la bolsa que traía con sigo dónde guardar la caja con el dedo.

Decidido a no atormentarse más con el tema, Subaru se distrajo mirando a los transeúntes. Al principio, todo le parecía surrealista.

 

"Esto parece una película..." murmuró para sí mismo mientras observaba a los lagartos gigantes arrastrando carretas ya las figuras extrañas que caminaban por las calles.

 

Las ropas extravagantes, los colores inusuales del cabello, y especialmente los semi-humanos, eran los elementos que lo convencían completamente de que estaba en otro mundo. Personas con orejas de gato y perro, hombres con piel escamosa que parecían lagartos caminando erguidos, y humanos comunes como él se mezclaban en un escenario que parecía sacado directamente de un RPG.

 

"Así que este es un mundo con semi-humanos... y probablemente guerras, aventureros y magia". Subaru conclusiones en voz baja mientras analizaba lo que veía con algo más de concentración.

Y gracias a esto, algo captó su atención. Con sus seis ojos, notó un fenómeno peculiar en el aire: partículas de energía azul flotaban libremente, dispersándose como un tenue brillo que parecía cubrir todo el lugar.

 

«¿Qué es esto?», pensó, entrecerrando los ojos para enfocarse mejor en el flujo de esa energía. Aunque su conocimiento era limitado, su experiencia con la energía maldita le permitió reconocer que esto era algo completamente diferente.

"Es como si esta energía fuera... la base de este mundo". murmuró, recordando las interminables horas que había pasado viendo anime de mundos fantásticos.

 

Sin pensarlo demasiado, Subaru se quitó las gafas, dejando que sus Seis Ojos observaran directamente el flujo de esas partículas. La sensación era extraña, pero no desagradable.

Con su visión mejorada, notó algo aún más interesante: esas partículas comenzaban a moverse hacia él, como si fueran atraídas por su propia energía maldita. Sin embargo, al unirse a su flujo interno, no parecían ser absorbidas ni interferir con su propia energía.

 

"¿Se están integrando...?" Subaru observará con fascinación cómo esas partículas se mezclan con su energía maldita sin alterarla ni transformarla.

Era como si coexistieran de manera natural, pero al mismo tiempo permanecieran separados. Aunque no sentía un cambio inmediato en su cuerpo, el fenómeno era lo suficientemente extraño como para dejarlo perplejo.

 

"Esto confirma que este lugar tiene su propia energía. Algo diferente a la energía maldita... pero compatible". Subaru se cruzó de brazos, evaluando las posibles implicaciones de este descubrimiento.

 

"Si puedo aprender a usar esta energía, puede que me sea útil Pero, ¿cómo se supone que lo haga?"

Sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad, aunque también entendía que aún le faltaba información para aprovecharla. Por ahora, decidió simplemente observar y experimentar diferentes cosas, mientras seguía buscando respuestas en este extraño mundo.

 

Colocándose sus gafas nuevamente, Subaru se incorporó, listo para seguir explorando. Este descubrimiento, aunque intrigante, era solo una pieza más de este enorme rompecabezas que tenía adelante.

 

Poco después de analizar el entorno, decidió mirar a los transeúntes de este mundo, en eso miró como unos animales eran usados como transporte o para cargar cosas, mientras los comparaba con los animales de su propio mundo.

Aunque lo que movía esos transportes, era de unos gigantescos lagartos que tiraba de ellos, y para Gojo esto era particularmente llamativo.

 

"Supongo que tienen sus propios métodos para domesticar criaturas como esas. Es como si todo estuviera adaptado para su propio tipo de progreso..." pensó, mientras intentaba buscar alguna conexión que pudiera usar para orientarse. Finalmente, exhaló profundamente.

 

Si las cosas seguían el curso típico que había imaginado al soñar con ser invocado a otro mundo, debería ser capaz de usar su conocimiento moderno para destacarse, pero ahora mismo, nada parecía tener sentido.

 

"La verdad es que no tengo idea de qué hacer ahora. Ni siquiera sé cómo o por qué fui invocado". Subaru alzó las manos con frustración, mirando al cielo como si esperara una respuesta divina.

 

No había señales de espejos mágicos, portales brillantes o estanques misteriosos. Y si esta era el tipo de invocación al que estaba acostumbrado, ¿dónde estaba la persona que lo había traído aquí?

"¿Acaso me habría invocado una chica?" preguntó en voz alta, burlándose de su propia idea mientras cruzaba los brazos.

 

La falta de una heroína en esta situación rompía por completo cualquier expectativa. Si esto fuera un mundo 2D, alguien en el departamento creativo definitivamente estaría haciendo mal su trabajo.

"Bueno, me invocaron sin razón y me dejaron tirado aquí? Eso me pone al nivel de un objeto desechable. ¡Y ni siquiera uno útil" Gojo río para sí mismo, pero su risa tenía un matiz amargo.

 

Miró a su alrededor, tratando de decidir cuál sería su próximo movimiento. A pesar de su actitud despreocupada, la incertidumbre comenzaba a calar en él. Si iba a sobrevivir aquí, necesitaba más información...

*Suspiro* "Supongo que si sigo con esto, no será diferente a estar durmiendo o haciendo el vago en la escuela o en casa" se dijo, con un tono resignado.

 

El pensamiento de sus padres cruzó fugazmente su mente, pero Subaru sacudió la cabeza. No estaba en una posición en la que pudiera permitirse sentarse y sentirse nostálgico. Necesitaba actuar.

Pensando que tenía que hacer algo en la situación actual, se levantó y se giró de nuevo hacia la calle principal.

 

"Está decidido. Tengo que moverme y averiguar qué está pasando", pensó, mientras se levantaba y giraba hacia la calle principal.

Sin embargo, justo cuando daba sus primeros pasos, una persona se colocó inesperadamente al lado de él, tan cerca que, hizo que Subaru retrocediera por la proximidad.

 

"¡Oh! ¿¡Idiota, no puedes fijarte!?" espetó el hechicero con un tono molesto.

La figura, una persona de porte tranquilo pero con una presencia algo intimidante, giró ligeramente la cabeza hacia Subaru, como si apenas registrara su existencia.

 

"Tú eras el que estaba en el camino, chico" respondió con un tono sereno, pero firme. El comentario irritó aún más a Subaru, quien bufó mientras cruzaba los brazos.

 

"¿Ah, sí? ¿Pues quién se pone tan cerca sin avisar?" Replicó con sarcasmo, girando los ojos. El extraño no respondió de inmediato. En lugar de eso, lo observaron detenidamente, su mirada escrutadora hizo que el hechicero sintiera un desagradó aún mayor.

 

"No pareces de por aquí..." Dijo el hombre con voz baja, aunque lo suficientemente alto como para que Subaru lo escuchara.

En ese momento Gojo lo observó de arriba a bajo, ante eso, aquel hombre frunció el ceño, tratando de mantener una fachada tranquila, pero no pudo evitar sentirse ligeramente incómodo.

 

Esa sensación de ser analizado de pies a cabeza por la mirada oculta del chico le era inquietante.

«¿Qué está pasando? ¿Por qué siento que este tipo me está mirando cada rincón de mi ser?» Pensó con un sudor frío corriendo su espalda.

 

Entonces el mini albino rompió el silencio, con su tono ligeramente cargado de sarcasmo y frustración. "¡¿Y?! ¡¿Eso es un crimen ahora!?, ¿sabes? !yo puedo pasar por dónde se me de la gana¡". 

 

Contestó con la intención de sonar amenazante, pero sinceramente quería desahogar su furia y frustración, y está persona era la única opción. Por lo que, se llevaría una paliza.

"¡Ehh..,! ¡Oye! Este tipo se está resistiendo" Dice el sujeto antes de retroceder por apoyo.

 

Subaru mira a esta persona, y lo auto-nombro como el más tontismo. Ya después el hechicero sintió una mano firme agarrándolo del hombro, jalándolo hacia atrás aunque con esa fuerza apenas si había logrado hacerle arrugas a su uniforme. 

 

En ese momento el tipo grandote lo agarra con un poco más fuerza, mientras Subaru con el ceño fruncido lo observa con desdén.

«..Este posiblemente sea súper-tonto» concluyó.

El hombre corpulento observaba a su compañero con una expresión de duda e incertidumbre. Pero antes de que ambos pudieran siquiera hacer un movimiento.

 

Alguien más apareció en escena. Detrás de súper-tonto, un tipo más bajo que los otros dos integrantes se paro al frente de el.

«Ah, el último integrante, tiene cara de ser el más tonto» pensó, está vez, con un toque de diversión.

 

"¿Qué es esto? ¿Un espectáculo improvisado? ¿Van a girarse para intentar intimidarme? Porque tengo que decirlo, no están logrando nada." Subaru ampliamente, mientras analizaba a los tres idiotas.

 

La forma en que se movían denotaba experiencia; Claramente, no era la primera vez que organizaban una emboscada como esta, pero ahora mismo ninguno de los tres idiotas movían un solo músculo ante la presencia de algo como Gojo, más bien parecían confiados contra el.

«...Bueno si no huyen mejor para mí»

 

Subaru estaba preparado, veía los flujos de energía/maná de esos tres, notando que ninguno de ellos parecía poseer habilidades especiales o algún tipo de poder que valiera la pena preocuparse. 

Al notarlo su sonrisa, se mezclo con malicia disfrazado de diversión.

 

"!Jeje...! ¿Oigan? ¿Puedo preguntar qué tienen planeado ustedes tres conmigo? ¿Es algún tipo de comité de bienvenida? "

Ladeó ligeramente la cabeza mientras mantenía un tono sarcástico, y una sonrisa de entusiasmo, malicioso.

 

El más tontismo, tomó la iniciativa, parecía ser el líder del grupo quién frunció el ceño ante la actitud despreocupada del sujeto. 

Apretando los dientes, intentando mantener la compostura frente a las provocaciones.

 

"¡Idiota, esto no es una broma!, te estás buscando problemas", dijo, con voz áspera y mirada afilada, mientras daba un paso adelante, tratando de imponerse. Subaru, por su parte, mantuvo una actitud relajada, aunque ajustó ligeramente sus gafas para que su don de los Seis Ojos, analizaran a los tres idiotas:

Su mirada captaba cada detalle: desde las tensiones en los músculos del grandulón hasta los movimientos nerviosos del tercero, que mantenía una mano cerca de su bolsillo, como si estuviera preparado para algo.

En cuanto a súper-tonto dio un paso al frente, sin vacilar, con su rostro endurecido.

 

"!Oiga¡ !¿Saben una cosa?, hoy están de suerte¡ Veran no puedo perder más tiempo, por loque, si me dejan empezar, pude que considere no darles una lección" comentó con un habla fanfarronea.

"¡Cierra la boca, cuatro ojos!. Vamos a hacerte un favor quitándote esas cosas elegantes que llevas encima." Su tono era grave, casi ronco, mientras extendía una mano hacia Subaru, probablemente apuntando a sus gafas oa su ropa.

En eso, el hechicero soltó una risa suave, como si estuviera disfrutando de la situación.

"¿Robarme? ¿En serio? ¿Así es como pasan el tiempo libre en este mundo? Qué original." Se cruzó de brazos, ignorando por completo el peligro evidente.

 

Más tonto se adelantó y saco un cuchillo. "Deja de hablar y hazlo fácil para nosotros, amigo. No querrás que las cosas se pongan feas" apuntó un cuchillo.

"Mira, te lo voy a poner sencillo. Si me dejan pasar ahora mismo, les prometo que no tendrán que arrepentirse."

 

El líder frunció el ceño y se balanceó hacia él, perdiendo claramente la paciencia. En eso, Subaru dio un pequeño paso hacia un lado, esquivándolo con una facilidad casi insultante.

"¿Sabes? Me parece que subestimaron a la persona incorrecta." Comentó inclinándose ligeramente hacia adelante, su sonrisa más amplia ahora.

 

Los Seis Ojos brillaron por un momento detrás de las gafas. Subaru extendió una mano, y en un instante, una presión invisible y aplastante envolvió a los tres hombres, los cuales cayeron al suelo, esto debido a que el hechicero usó su ritual para ajustar un poco la gravedad encima del trío de idiotas.

 

"Bueno, amigos, ¿qué tal si ustedes se quedan aquí y piensan en sus decisiones de vida mientras yo sigo con mi día?" Dice con un tono juguetón, pero la intensidad en su mirada dejó claro que no estaba bromeando, mientras ellos están en el piso sin poder moverse un centímetro.

"!Jeje¡ ¿Qué sucede?, parece que encontraron unas monedas de oro" Con una sonrisa que oscilaba entre la burla y el desprecio, Subaru observó a los tres luchando inútilmente contra la presión que los mantenía clavados al suelo. 

La fuerza invisible que ejercía sobre ellos no era abrumadora al punto de dañarlos, pero sí suficiente para que sintieran el peso de sus decisiones y la clara superioridad en ese momento.

"Les dije que no me gustan los problemas innecesarios ¿no?" Observándolos como si fueran insectos, Subaru por compasión, decidió no aplastarlos del todo, al menos por ahora.

"Parece que ustedes tres estaban muy interesados en que nuestra interacción terminara de forma... memorable"

Los hombres intentaron replicar algo, pero la presión aumentó brevemente, forzándolos a quedarse en silencio. Y con un suspiro dramático, Subaru reaccionó con engaño.

 

"Escuchen, no quiero ser el villano de su historia, ¿saben? Pero esto es lo que pasa cuando molestan a alguien con un día peor que el suyo. Ahora bien..."

Hizo un gesto con la mano, como si estuviera ajustando un dial, y la presión disminuyó ligeramente.

"¿Qué tal si aprovechan este momento de introspección forzada para reconsiderar sus prioridades en la vida?"

 

El más tontismo, entre jadeos, logró murmurar algo.

"¿¡Quién... demonios... eres!?"

Subaru se llevó una mano al mentón, finciendo pensarlo por un momento, antes de responder con una sonrisa afilada.

"Yo, solo soy un tipo cansado de que lo subestimen, me entienden".

 

Con un chasquido de sus dedos, el hechicero disipó la presión, permitiendo que los hombres, temblorosos y confundidos, comiencen a levantarse. 

Antes de que pudiera siquiera intentar algo, Subaru inclinó ligeramente la cabeza, sus Seis Ojos brillando tenuemente tras las gafas.

"Por cierto, mi generosidad no es gratuita", dijo Gojo con una amenaza, cargada de superioridad.

El líder del grupo, todavía tambaleándose por la presión ejercida hace poco, lo miró con miedo evidente.

 

Sus compañeros, incapaces de soportar la intensidad de la situación, ya estaban de rodillas, temblando como si aún existiera un peso invisible aplastandolos.

"¿Q-qué necesitas saber?" balbuceó el líder, tratando de mantener algo de dignidad pero fallando miserablemente.

Subaru, disfrutando del poder que tenía sobre ellos, colocó una mano en su barbilla fingiendo reflexionar.

"Primero... quiero saber cómo se llama este lugar", comenzó con su tono juguetón pero con un aire de amenaza que no pasó desapercibido para los tres hombres.

"Y segundo... ¿dónde estamos realmente?" agregado, inclinándose ligeramente hacia adelante para observar la reacción del líder con sus Seis Ojos, analizando cada diminuto cambio en su postura y energía.

 

El líder tragó saliva con dificultad, luchando por encontrar su voz.

"E-esto es Lugunika... estamos en la capital del reino", respondió finalmente, con la mirada fija en el suelo, incapaz de sostener la intensidad de Subaru.

"¿Lugunica, Eh?" Subaru se enderezó y se frotó el mentón, encontrando interés. "Suena exótica. ¿Algo más que debería saber sobre este lugar?"

 

Los dos hombres arrodillados levantaron la cabeza rápidamente, balbuceando una mezcla de disculpas y fragmentos de información incoherente sobre la ciudad y el reino, esperando que fuera suficiente para apaciguar a Subaru.

 

Ante eso, se ve que funciono, porque poco después, Gojo entusiasmado, satisfecho.

"Vaya, qué cooperativas. Quizás no sean tan inútiles después de todo". Luego, se giró para irse, dejando a los tres hombres paralizados por el miedo.

"¡Ah, por cierto!, si los veo causando problemas de nuevo..." Hizo una pausa y les lanzó una mirada que parecía perforar sus almas. "No tendrán la suerte de quedarse simplemente arrodillados. ¿Entendido?"

 

Los tres hombres asintieron frenéticamente, agradeciendo en silencio que su encuentro con Subaru no hubiera terminado peor.

Dándose la vuelta, Gojo comenzó a caminar hacia la salida del callejón, levantando una mano para despedirse sin mirar atrás.

 

"¡Que tengan un gran día, muchachos! Recuerden, sus vidas pueden mejorar... ¡si se esfuerzan lo suficiente!" 

Su tono era sarcástico, como si disfrutara dejarles una última burla antes de desaparecer. Pero entonces...

 

"¡Hey! ¡Quítense del camino! ¡Quítense del camino! ¡Les hablo a ustedes! ¡Muévanse!" 

La voz aguda y nerviosa resonó en el estrecho callejón.

 

Subaru, junto con los hombres que aún estaban en el suelo, giraron la cabeza hacia la fuente del grito. En ese momento, vieron una pequeña figura corriendo directamente hacia ellos.

Era una chica joven, con cabello largo y dorado que brillaba incluso en la penumbra del callejón. 

 

Sus ojos rojos ardían con determinación, y un diente canino asomaba de su sonrisa, dándole un aire travieso. Su apariencia, sin embargo, no coincide con la urgencia en su expresión.

Gojo la observar con interés creciente, mientras la chica ejecutaba su audaz huida. Había algo en ella, un aire de confianza descartada que contrastaba con su apariencia juvenil.

 

Los Seis Ojos, captaron varios detalles, que le parecieron curiosos: el tenue brillo de la gema en su mano, el flujo constante de energía que emanaba de su cuerpo, y esa aura luminosa que parecía envolverla. 

No era algo común, especialmente comparado con los tres idiotas que apenas parecían tener presencia alguna, en eso, la chica de detuvo, al ver a los tres hombres en el piso.

("Interesante... Ella definitivamente no es una chica normal. Esto podría ser entretenido").

 

"¡Whoa! ¡Parece que ustedes tres están en aprietos, pero lo siento! ¡Ahora mismo tengo mis manos llenas! ¡Buena suerte! ¡Vivan al máximo!" Dice la chica mientras se aleja de los tres.

"¡Espera, ¿qué?! ¡¿Está en serio?!" Gritó el más tontísimo, con los ojos abiertos como platos.

 

"¡No te vayas!" rogó Súper-tonto, intentando recuperar la compostura.

"¡No, por favor, sálvanos de este tipo!" Chilló el último, más desesperado que los demás.

Sin embargo, su clamor no hizo más que rebotar en el aire vacío.

La sonrisa superior de Subaru se amplió aún más, al ver como la chica desapareció notando que no iba a intervenir.

"¡Lo siento!, parece que hoy no es su día de suerte", comentó Subaru, sacudiendo la cabeza con fingida lástima.

 

Al dejarlos atrás, la chica, llegó al final del callejón, ante eso, pateó con habilidad una tabla de madera contra la pared, usándola como impulso para agarrarse al borde de un techo. 

Con movimientos fluidos y entrenados, se elevó sobre la pared y desapareció por completo de la vista.

Subaru dejó escapar un leve silbido de admiración, mirando hacia el lugar donde había estado.

 

"Esa niña... definitivamente no es normal", murmuró para sí mismo.

Luego de ese pequeño análisis, su atención volvió hacia los tres hombres, quienes ahora parecían estar al borde del colapso.

"¡Oooh!, ¡Vamos, ¿en serio!? ¿Ya se rindieron? Ni siquiera intentaron darme una pelea decente. Honestamente, esperaba más drama de su parte".

El hechicero miró a los tres hombres quienes no se habían movido ni un centímetro, estando en la misma posición de antes.

 

Arrodillados frente a él, claramente derrotados tanto física como mentalmente. Subaru suena, evaluando esa patética mentalidad que tenían.

El líder del grupo, el más tontísimo, levantó la cabeza con los ojos llenos de pánico, sudando copiosamente al querer hablar.

 

"¡L-lo sentimos mucho! ¡No lo volveremos a hacer! ¡Se lo juramos!", inclinándose tan bajo, su frente tocó el suelo.

El segundo, súper-tonto, avanzando frenéticamente y se unía al coro de súplicas.

"¡Por favor, perdónenos! ¡De verdad no queríamos molestarlo! ¡Fue un error, lo juramos!"

Finalmente, el tercero, el más tonto, alzó las manos en un gesto desesperado, como si suplicara por su vida.

"¡Tenga misericordia con nosotros, señor! ¡Le prometemos que jamás volveremos a meternos con nadie!"

 

Subaru los observará en silencio por unos segundos, dejando que la tensión crezca intencionadamente. 

Luego, dejó escapar un suspiro, sacudiendo la cabeza.

"¡Daah!, !Qué aburridos¡. Pensé que tendrían algo de dignidad, pero miren nada más, rogando como si eso fuera a cambiar."

 

Se acercó lentamente al líder, quien temblaba visiblemente, y habló con un tono casi susurrante.

"Escuchen bien. No me molesta que intenten robar o intimidar a alguien, siempre y cuando no sean un completo desastre al hacerlo. Pero si vuelvo a verlos haciendo algo tan estúpido como esto... bueno", Subaru hizo una pausa, dejando que su sonrisa se volviera más siniestra, "Tal vez decida que sus vidas no valen tanto como ustedes creen".

 

El aire pareció congelarse por un momento, hasta que Gojo retrocedió y extendió las manos en un gesto despreocupado.

"Pero oigan, no soy un monstruo. Hoy están de suerte, así que vivan para no decepcionarme la próxima vez, ¿entendido?"

 

Los tres hombres asintieron rápidamente, murmurando agradecimientos y promesas de enmienda mientras se alejaban torpemente, tropezando entre ellos.

Subaru los observar irse antes de volver su atención al techo donde la chica había desaparecido.

 

"Nada interesante que hacer, ¿Que otras cosas tendrán este mundo para ofrecerme?"

Con una sonrisa confiada y las manos en los bolsillos, Subaru se dispone a salir del callejón para averiguarlo, dirigiéndose hacia lo desconocido.

"¡Detente ahí, malhechor!"

 

La voz sobrepasó el ruido del lugar, haciendo que la propia respiración de Subaru se volviera algo intensa.

"Vaya, ¿Acaso las princesas también pasan por callejones como este?" Dice el, a la chica, sintiendo que este encuentro traería más de lo que parecía una simple vista.

 

"No toleraré y observaré más de tus fechorías. Es suficiente" Antes de ir directo hacia la chica, Gojo se detuvo por un momento y contestó.

"¡De qué diablos estás hablando!, ¡¿hablas de la paliza que le di a esos idiotas?!" Responde sin interés, para después levantar una ceja, claramente confundida.

"Devuelve lo que robaste, por favor es muy importante para mí, si te detienes ahora mismo, te dejaré ir. De cierta manera, es mi culpa por no ser cuidadosa. Así que haz lo correcto".

Subaru se cruzó de brazos, con una muñeca ligera. "¿Robar? ¿Hablas de esos tres idiotas? Por favor... si acaso, les hice un favor quitándoles la poca dignidad que tenían."

 

La chica, sin embargo, no cambió su postura, manteniendo la mirada fija y algo seria. "No me refería a eso", para después replicar con tono acusador. "¡¿Y cómo qué golpeaste a una persona?! Eso es algo que no puedo ignorar."

en contraste, el hechicero levantó una ceja, sorprendido por su reacción. "¿Golpear? Si te refieres a esos tipos, ellos no merecen más que lo que les di. Se lo buscaron."

"Eso está fuera de lugar. Pero no es solo eso lo que me importa. Es lo que llevas contigo."

El hechicero frunció el ceño, confundido. "¿Qué estás insinuando? ¿Piensas que les robé algo? ¡No he tomado nada que no sea mío!". Lo menciona con enojo.

 

La postura de la chica se enderezó por un momento ante el comportamiento de Subaru. Después de que un aire de autoridad salió de su boca.

"De lo que hablo es de una gema que cabe de este tamaño, Es un objeto de gran valor. Devuélvela ahora mismo."

*Coloca su mano para hacer una demostración de tamaño del objeto*

"¡Eso!, ¡Ahh, sí! vi algo parecido, una niña apareció de la nada con álgo en su mano", el hechicero sin inmutarse, se encogía de hombros como si no fuera gran cosa.

"¡¿En serio?!" exclamó, sorprendida y con la voz temblando ligeramente por la ansiedad. "¿¡Hacia dónde se fue!?"

Subaru, sin mostrar prisa ni preocupación, levantó la mano y señaló hacia el cielo. "Je, se fue por los techos", dijo como si fuera lo más natural del mundo.

"¡Oh! ¿En verdad?" preguntó la chica con su voz de campana, aún incrédula por lo que acababa de escuchar. 

Sin pensarlo dos veces, giró su mirada hacia los techos, como si pensara que al mirar fijamente encontraría alguna pista. Pero, después de un momento de duda.

Decidió rodear el callejón, tomando el camino alrededor para buscar a la niña y recuperar el objeto.

 

Subaru la observó en silencio, sintiendo que la situación era demasiado perfecta para dejarla pasar. Así que, con una sonrisa traviesa, decidió hacerle una broma. 

"Jeje ¡¿Que tal si damos un paseo?!" En un instante, dio un paso adelante y, con un movimiento rápido y preciso, la tomó del brazo.

"¿Mmm?"

"Vamos, no seas miedosa", le dijo en tono juguetón, asegurándose de que sus palabras resonaran en la tranquilidad del callejón.

La chica giró sorprendida, con el rostro lleno de desconcierto y, por un instante, no entendió lo que estaba pasando. Antes de que pudiera reaccionar, Subaru ya la tenía sujeta por la muñeca. 

Sin ningún esfuerzo, la levantó del suelo y, con agilidad, la subió al techo de la casa cercana.

"¡AAAAHHHH!" Un grito se originó de la voz de la mujer con su distintiva campanada, su voz resonando en el callejón mientras la brisa la envolvía. 

 

Su reacción fue completamente instintiva: un grito ahogado de sorpresa y terror al ser levantada de esa forma tan arrepentida.

Subaru la observar, divertido por la reacción de la chica mientras la mantenía firmemente sujetada. "No es tan malo, ¿verdad?" Bromeó mientras la guiaba por el borde del techo, disfrutando del caos inesperado que acababa de crear.

 

La chica, entre asustada y furiosa, intentó mantenerse firme mientras lo miraba con una mezcla de incomodidad. "¡¿Que rayos?! ¡¿Por qué hiciste eso?!"

Subaru no hizo caso a su grito, y sin embargo, su rostro se mostró algo más serenó cuando observó la expresión de la chica. 

"Tranquila, en un par de minutos ya habrás olvidado el miedo", dijo, con una sonrisa confiada y una ligera burla en su tono.

 

La chica miró alrededor, aún procesando lo que acababa de suceder, pero ya no parecía tan confiada como antes. Subaru había logrado sorprenderla, y aunque la situación no era lo que esperaba, algo dentro de ella le decía que este encuentro no sería el último.

 

En esos momentos de tensión, la distorsión en los alrededores de la chica comenzó a tomar forma de manera inquietante, aunque Subaru decidió ignorarlo por completo, señalando hacia el horizonte con una sonrisa despreocupada.

 

"¡Ah, mira!, esa fue la mocosa que te robó esa cosa", dijo con ligereza, apuntando hacia una figura ágil que saltaba entre los tejados a la distancia.

La chica de cabello plateado giró rápidamente la cabeza en la dirección señalada. Sus ojos violetas destellaron con determinación al enfocarse en la pequeña figura que se movía como un felino.

"¡Es ella!" exclamó, sin dudarlo, un segundo después intentó moverse para seguirla, pero apenas dio un par de pasos, sus movimientos tambaleantes delataron su falta de experiencia caminando sobre tejados.

Y, aún aturdida por las acciones repentinas de Subaru, su equilibrio parecía muy precario. En cambio él, observando su torpeza habló con tono exasperado. 

"¡Dah!, ¡Eres muy lenta!. Con esa velocidad esa delincuente se va a escapar", dijo con un tono acusador. Sin darle tiempo para reaccionar, añadió, esta vez con un aire fanfarrón.

"¡No te preocupes, yo te ayudo!. No dejaré, que se salga con la suya."

"¡Espera! ¡Espera! ¡No hagas nada!" Ella trató de detener al chico extendiendo una mano hacia él, pero Subaru ya había alzado su propia mano con rapidez.

"Ritual Avante: Azul", declaró con firmeza, mientras un orbe azulado emergía de su palma y salía disparado hacia la figura que escapaba.

"Flisssh"

La chica de cabello plateado supervisada, esto con alarma, mientras veía como ese orbe comenzaba a consumir las baldosas de los tejados a medida que avanzaba, creando un torbellino azul que arrastraba todo a su paso. 

"¡¡¡Que mierda es esa cosa!!!" La ladrona, al darse cuenta del peligro, reaccionó con sus reflejos caninos. 

Saltó hacia un lado con una agilidad impresionante, dejando que el orbe pasara peligrosamente cerca de ella.

*Chocar*

El impacto del orbe fallido fue devastador. Golpeó una casa cercana, destrozando parte de la estructura con un ruido ensordecedor que reverberó por todo el callejón. 

¡¡¡.....!!!

Polvo y escombros volaron en todas direcciones, cayendo sobre comerciantes y peatones desprevenidos que gritaron en pánico al intentar apartarse. 

Algunos quedaron atrapados bajo los restos, aunque, por suerte, no parecían haber heridos tumbas.

 

"Oh, fallé", comentó despreocupado mientras se encogía de hombros, totalmente ajeno al desastre que acababa de causar. Pensando que su ritual había desaparecido al no haber atrapado a la chica.

"¡Jeje!, esa niña si que es muy rápida", Su tono era ligero, como si acabaría de perder un simple juego. "¡Viste eso!, logró esquivar mi técnica con bastante facilidad, eso no se ve muy a menudo"

"P-¡Pero..!"

 

"Hmm, ¿ocurre algo?

"¡¿Qué hiciste?! ¡Pudiste haberla matado! ¡Y mira lo que le hiciste a la casa! ¡Hay personas lastimadas, idiota!" exclamó, señalando los escombros donde comerciantes y peatones estaban atrapados, su voz se cortó el aire con una mezcla de furia e incredulidad.

Subaru desvió la mirada hacia ella, confundido. "¿Matar? ¡Nah!, esa niña saltó como si estuviera entrenando para las olimpiadas. No viste como siguió corriendo perfectamente después de eso."

 

La chica, estaba al borde del colapso. Su mirada incrédula pasó a los escombros de la casa destruida, donde varias personas intentaban recomponerse entre el polvo y los fragmentos caídos. 

"¡Esto no es un juego! ¡Mira a tu alrededor!" gritó, señalando el caos a su alrededor. "¡Hay personas atrapadas entre los escombros, todo porque decide que lanzar esa cosa era una buena idea!"

Subaru arqueó una ceja, aún incrédulo. "¿Escombros? ¿Personas atrapadas? ¿De qué diablos estás hablando?"

"¡Mira ese lugar...!" La chica señala la destrucción que el mini albino había causado, y este finalmente miró a su alrededor y notó el desastre. Su expresión pasó de la indiferencia a un leve asombro.

"¡Oh... Vaya!, Yo ¿hice eso? Je, ni lo noté."

"¡¿Ni lo notaste?! ¡¿Cómo puedes ser tan inconsciente?!" exclamó la chica, su voz temblaba, una mezcla de frustración y enojo.

"Tranquila, tranquila, no es para tanto. Nadie murió, ¿verdad? Además, técnicamente, te estaba ayudando... ¿o no?" dijo con una sonrisa que pretendía ser encantadora pero solo lograba irritarla más.

"¡No necesito ese tipo de ayuda si significa causar caos!, "!Iré a ayudar a esas personas¡" replicó ella, mirándolo con una mezcla de reproche, Subaru solo colocó la mano en su barbilla y chasqueó los dedos en señal de una respuesta.

"¡Oye!, mira el lado positivo", comentó, con un tono que no ayudaba. "Si lo piensas bien... al menos ahora tienen ventilación extra en esa casa. Seguro que en verano lo agradecerán."

La chica de cabello plateado abrió sus ojos amatistas y se detuvo por esa respuesta, mientras veía cómo la sonrisa de Subaru aún se mantenía intacta a pesar de su creciente estimulación.

"¡¿Ventilación extra?! ¡¿Eso es lo mejor que se te ocurre para justificar esto?!"

Subaru ascendió, como si fuera la cosa más lógica del mundo. 

"Bueno, ahora los comerciantes tienen una buena excusa para cerrar temprano. ¿No es eso algo bueno? A todos nos encanta un día libre".

"¡¡Esto es ridículo!!" exclamó ella, perdiendo la paciencia. "¡Hay personas lastimadas, y tú estás hablando de 'días libres' y 'ventilación' como si fuera algo normal!"

 

Subaru suspiro, encogiéndose de hombros. "!Jejeje¡, oye esta bien, lo admito. Quizás no fue mi mejor idea... Pero, en mi defensa, ¡Nadie me advirtió que los tejados eran tan frágiles!, Esto es más un problema de construcción, ¿no crees?" añadido con una sonrisa descarada.

"¡¿Problema de construcción?! ¡El problema eres tú!" replicó ella, girándose bruscamente mientras bajaba del techo para ir a ayudar a las personas afectadas. Decidida a no seguir perdiendo el tiempo discutiendo con alguien tan despreocupado.

Y, mientras ella se alejaba, la figura de la ladrona ya había desaparecido entre los callejones, dejando tras de sí, una nube de polvo.

"!Tch¡, ¿Todos serán iguales de sensibles por aca...? Ahi, creo que no entiendo la importancia del gran experimento que hice", murmuró, como si estuviera convencido de que su lógica era impecable.

"¡Bueno!, ¡como sea!, creó que mi parte está hecha" agregó con una sonrisa satisfecha, dándole una última mirada al techo destrozado. 

Con un movimiento fluido, saltó hacia abajo, aterrizando con una elegancia que contrastaba completamente con el caos que acababa de causar.

 

El callejón estaba silencioso, salvo por el murmullo lejano de los comerciantes que intentaban recuperar sus pertenencias.

Subaru no se detuvo; simplemente metió las manos en los bolsillos y comenzó a caminar por la misma dirección que había tomado la ladrona momentos antes.

("¿Adónde se supone que ire ahora?, supongo que podrá ir a un gremio de aventureros para iniciar mi primera misión")

 

Poco después la chica de cabello plateado miró nuevamente la calle, asegurándose de que ninguna persona había salido herida. 

Suspiro por un momento, sintiendo sus hombros más relajados al confirmar que nadie había salido herido.

 

"Eso estuvo muy cerca..." *Gulp* Sin embargo el alivio se esfumó rápidamente. Levantó la vista hacia el techo donde había estado aquel chico tan despreocupado, solo para encontrar el lugar vacío.

"¿¡Se fue!?" murmuró, con un ceño de preocupación. Una sensación de urgencia la recorrió, y sin dudar, llevó una mano a la gema verde incrustada en el pecho de su vestimenta. 

 

Cerró los ojos con determinación, y el aire a su alrededor parecía vibrar, como si una energía invisible estuviera alterando el ambiente. De repente, partículas de luz comenzaron a reunirse frente a ella, girando en un pequeño remolino hasta formar la figura de un gato pequeño y adorable. 

Su pelaje era mayormente gris, con destellos plateados en las puntas de su cola y orejas. Las mejillas rosadas y el pendiente dorado en su oreja izquierda añadían un toque elegante y peculiar.

"¡Disco!" exclamó la chica con urgencia. "¡¿Hacia dónde se fue ese chico?!"

 

El pequeño espíritu, que se estaba desperezando con la calma de quien no comparte la misma preocupación, ladeó la cabeza y la miró con ojos serenos.

"Tranquila, Lia", respondió con una voz suave y casi perezosa. "Ese niño alborotador no debe estar lejos. Déjame olfatear un poco..." Cerró los ojos y sus bigotes temblaron ligeramente mientras concentraba su percepción mágica.

 

Tras unos segundos, Puck abrió un ojo y señaló con una pata hacia un callejón cercano. "Se fue por ahí. Pero... ¿Enserio necesitas ir tras él? Su energía es un caos. Huele a problemas por donde lo veas."

La chica lo miró con firmeza, su expresión cargada de determinación. "!No puedo dejarlo solo, Puck¡. Ese chico ya provocó un desastre, y si sigue actuando por su cuenta, podría causar algo aún peor."

 

Puck suspiro, resignado, y saltó a su hombro, acomodándose con un movimiento elegante. "Está bien, pero recuerda lo que te digo: ese chico parece un imán para los problemas. No te sorprendas si terminamos atrapados en algo aún más grande".

 

Ella, sin responder, presionó los labios y comenzó a caminar con pasos decididos hacia el callejón. No iba a dejar que las cosas salieran aún más de control...

Mientras ella avanzaba por el callejón siguiendo las indicaciones de Puck, los ruidos del mercado comenzaban a desvanecerse, reemplazados por el eco de sus pasos sobre el empedrado y el murmullo del viento entre los edificios. 

("¿Adónde se fue?") La tensión en su pecho crecía con cada paso. No podía permitirse que aquel chico volviera a causar un problema mayor.

 

Puck, desde su hombro, observaba el entorno con calma, aunque sus orejas se movían inquietas. "¿Sabes, Lia? Esa energía que sentí de él... no es normal. No es magia, ni siquiera una maldición. Es como si fuera de otro mundo."

"¿Otro mundo?" repitió ella, arrugando el ceño. "¿Eso significa que no pertenece a Lugunica?"

Puck se acercó ligeramente. "!Exacto!. Y eso lo hace aún más impredecible, y viste de primera mano como cómo actúa ¿no? Ni siquiera parecía preocupado por lo que hizo. Como si todo esto fuera un juego para él."

"¡Si lo noté!", respondió ella con seriedad. "¡Y por eso necesito alcanzarlo antes de que haga algo peor!".

De repente, un ruido llamó su atención. Una risa despreocupada resonó desde un rincón más adelante.

Ella aceleró el paso, doblando una esquina, y allí lo encontró: Subaru estaba sentado sobre un barril, jugando con una manzene que hacía girar entre sus dedos, poco después de la muerte.

"¡Ah!, ya me alcanzaste, creo que perdí, ¡Jeje¡", dijo al verla, como si hubiera perdido un juego de escondidas. "¡Oye! ¿Pensé que te tomarías más tiempo ayudando a los heridos?" Su tono era juguetón, casi burlón, para después morder la manzene y decirle.

"¡Mhm!, sabe igual a una manzana, así que solo cambia el nombre. Que engaño... Las reglas de otros mundos son nefastas"

"¡¿Por qué te fuiste?! ¡¿Acaso no tienes un mínimo de responsabilidad?!" Ella le increpó, avanzando hacia él con pasos firmes. "La gente resultó muy herida por tu descuido, se más prudente ¿Quieres?".

Subaru levantó una ceja, fingiendo estar ofendido. "¿Descuidado? ¿Yo?, solo fue un experimento mal ejecutado, y vamos, nadie murió, no hay que ser tan dramáticos."

Puck soltó un bufido desde el hombro de ella. "Eres un caso perdido, chico. ¿Siempre eres así de insensible?"

"¿Insensible? Vamos, minino mágico, no exageres. Estoy seguro de que nadie se acordará de esto mañana."

"¿No lo entiendo? ¿Cómo puedes ser tan irresponsable?. Si no sabes lo que haces, ¡Entonces deja de meterte en asuntos que no entiendes!"

"Mmm, ¿Tal vez tengas razón?, pero la ladrona se escapó de todos modos, al menos intenté algo, ¿no?, pero un consejo, deberías irte a buscarla en vez de estar molestandome" 

La chica lo miró con una mezcla de frustración y escepticismo, cruzando los brazos. 

"Eso no justifica el caos que causaste. ¡Ni siquiera pensaste en las consecuencias! Si la ladrona se escapó o no, fue porque no tuviste ni un mínimo de precaución. ¡Todo ese desastre fue culpa tuya!"

"¡Mira!, no es que no me importe lo que pasó, pero... al final, no pasó nada grave ¡Vale¡. Solo interviene por necesidad. ¿Y si la ladrona tenía algo mucho peor planeado que robar eso? ¿Como desatar una bomba o algo así?. Al menos ahora tenemos algo de ventaja, gracias a mi forma de afrontar las cosas."

Puck, desde el hombro de la chica, resopló con desdén. "Siempre con el mismo discurso de 'lo hice para evitar algo peor'. Eso no es más que una excusa para justificar tus errores, chico."

La chica lo miró fijamente por un momento y, sin decir palabra, lo tomó de la mano, manteniendo la mirada fija en el mini albino. 

"¡No me importa cómo lo veas!. La próxima vez que hagas algo tan irresponsable, no dudaré en intervenir. ¡No es un juego!. Ahora, te quedas conmigo hasta que decida qué hacer contigo."

"Vale, lo tengo claro. Pero ya sabes, soy del tipo que no puede quedarse quieto cuando las cosas se complican. Al final, soy una persona que siempre le gusta ayudar al necesitado".

Puck, sacudiendo la cabeza, suspir. "Nunca aprenderás, ¿verdad?"

A pesar de la frustración que aún le recorría el cuerpo, la chica resopló y dio un paso atrás, intentando no dejarse arrastrar por su enojo. 

Sabía que tendrían que lidiar con este chico de alguna forma, pero no podía dejarlo suelto. 

Y mientras ella decidía que valía más su atención, Subaru la miró directamente a los ojos, ajustándose las gafas con un gesto desafiante.

"¡Jejej, Bueno, ¿Que tal si jugamos a las escondidas y tratas de atraparme, si lo haces tal vez considera ayudarte?!"

 

Sin previo aviso, un destello se creó y su figura desapareció en un parpadeo, el mini albino había desaparecido, dejando tras de sí un rastro de resplandor que deslumbró a la chica y al gato.

Ambos se quedaron en silencio, sorprendidos por la rapidez del chico y el asombroso destello que dejó atrás.

La chica puso una mueca algo cansada por no haber podido hacer nada para evitar su fuga. Puck, desde su hombro, no pudo evitar soltar un suspiro.

"Lia, Este chico..." murmuró el gato, mientras sus orejas se movían de un lado a otro, "Si no aprendes a controlarlo, se va a meter en más problemas de los que puedas manejar".

 

Ella podría ser más astuta la próxima vez. El chico parecía tener una capacidad para escapar de las situaciones, por lo que no podía subestimarlo, pero tampoco dejaría que eso se interpusiera.

"¡Puck!" Exclamó con determinación, una vez más. "¿¡Así que, dónde se fue otra vez?"

El gato mágico resopló y comenzó a examinar el aire con un destello en sus ojos. Sus orejas se movían rápidamente, captando cualquier pequeña variación en el ambiente.

Era evidente que algo peculiar había quedado atrás tras la desaparición de Subaru, una energía extraña que no pertenecía a este mundo.

Después de unos segundos de silencio, Puck dejó escapar un suspiro. "Lia se fue por ahí" dice señalando con su cola así las afueras del callejón.

La chica, sin dudarlo, se acerca con firmeza. No podía dejar que alguien como él escapara, especialmente con el caos que había dejado.

Sin pensarlo más, se lanzó con sus pasos de campanada hacia la salida del callejón. 

El bullicio de la ciudad la rodeó rápidamente mientras avanzaba, con gente moviéndose de un lado a otro sin preocuparse por lo que ocurría a su alrededor.

 

"¿Dónde está?" preguntó en voz baja, mirando entre la multitud. Puck, desde su hombro, observaba con sus ojos brillando, su tono algo preocupado. 

"Li, deberías pensarlo mejor antes de seguirlo. Ese chico no es alguien con quien debas meterte."

Ella lo ignoró completamente, concentrada en encontrar el rastro del niño. El gato resopló y murmuró algo en tono bajo, pero no insistió más.

Con paso firme, ella avanzaba con una gracia casi etérea, deslizándose entre la multitud con agilidad. Cada paso que parecía medido, decidido, como si estuviera dispuesta a no dejar que nada ni nadie la detuviera.

"No voy a dejar que se vaya sin pedir disculpas por lo causado, o al menos que diga que se arrepienta por lo que hizo", murmuró, su voz llena de determinación. 

Su mirada se volvió más intensa, y con cada centímetro que avanzaba, sintió que la frustración de su encuentro anterior se transformaba en una fuerza más poderosa que la impulsaba hacia adelante.

Sus ojos se centraban solo en el objetivo: encontrar al chico, y obligarlo a reconocer su irresponsabilidad, y hacerle entender las consecuencias de sus acciones.

Sin mirar atrás, dio un último impulso con sus piernas, alcanzando rápidamente el lugar que Puck había señalado. 

 

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Al final, después de un rato de búsqueda, la chica logró localizar al albino nuevamente. Allí estaba él, apoyado en una pared, con una ligera muñeca en su rostro al notar su presencia. 

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, la mueca se transformó en una sonrisa juguetona y descarada. "Oh, !JE¡ ya veo que es lo que pasa", comentó, con tono divertido y sarcástico. 

 

"Piensas que soy tan guapo que no puedes dejar de verme, ¿verdad?" Dijo mientras posaba exageradamente, levantando una mano para simular una postura de supermodelo. 

"¡Eso sí!" Después de levantar su mano y mover su dedo de manera negativa. 

"Ni pienses que voy a ayudarte al encontrar esa mocosa, se nota que ese gato bolsillo te ayuda a encontrarme, asi que no vale. ¡Lo mejor que puedo darte es un autógrafo, así podrás dejarme en paz! ¿Vale?." hizo una reverencia, como si estuviera en un escenario. 

Puck, desde su hombro, resopló con desdén. "¿En serio? Tienes una actitud muy infantil amigo" La chica, aunque contrariada, no pudo evitar sentir cómo la frustración y la incredulidad se mezclaban en su rostro.

Pero por más que quisiera gritarle nuevamente, algo en la actitud del chico la mantenía al margen, como si este no fuera el tipo de persona que se rendía con facilidad.

"Como sea, no entendí a qué te referías con eso de autógrafo, pero irás conmigo ahora mismo y te disculparas con esas personas" replicó, su tono firme pero aún controlado.

 

Subaru, aún en su pose exagerada, soltó una risa divertida y bajó las manos, mirando a la chica con una mezcla de desafío.

"¡¿Qué?! ¿Tienes la intención de arrastrarme a la fuerza? No me hagas reír, !JAJAJA¡" dijo, pasando una mano por su cabello de manera desinteresada.

"Yo no soy de esos que se disculpan cuando lo piden. Si quieres una disculpa, vas a tener que trabajar un poco más por ella."

 

Puck resopló desde su hombro, claramente exasperado. "¡Lia el no se va a disculpar solo porque lo pides! ¿No ves que es un caso perdido?"

La chica lo observó, midiendo sus palabras. El chico no era fácil de tratar, pero ya había llegado hasta aquí, y no iba a permitir que se saliera con la suya tan fácilmente.

"¡Te repito, irás conmigo ahora mismo!" habló con firmeza, dando un paso hacia él. "Y si no cooperas, no me quedará más opción que hacer las cosas a mi manera. Y te aseguro que no será agradable."

Subaru la miró un momento, evaluando la seriedad en sus ojos, y aunque su sonrisa no desapareció, la arrogancia en su postura disminuyó ligeramente. Parecía que al menos estaba considerando sus palabras.

"¿De verdad crees que puedes obligarme a hacer algo que no quiero?" preguntó, esta vez con un tono más medido.

Puck, con su cola erguida y sus ojos brillando con malicia, dio un pequeño salto hacia adelante, mostrando una actitud más desafiante. 

"!Creo que no entiendes! !Chico¡ ¡Estás subestimando demasiado a un espíritu como yo!" 

Su voz tenía una amenaza palpable, mientras el hielo salía del felino haciendo que la atmósfera se sintiera sofocante. 

"¿Qué demonios están pasando...?

"Miren ese no es un espíritu..."

"¿No puedo ser...?, es uno de los cuatro espíritus"

"!Mierda¡, llaman a los guardias"

Ante eso, Las personas cercanas comenzaron a alejarse rápidamente, evidentemente asustadas por la presencia del gato, pues sabían que no era un simple felino, sino un poderoso espíritu conocido como "La Bestia Del Fin".

Subaru, sin inmutarse, soltó una risa burlona y cruzó los brazos con actitud despectiva.

"Amigo, he visto espíritus malditos más grandes y aterradores que tú", respondió con seguridad. "¡Creo que eres tú el que no entiende!".

La tensión entre los dos estaba a punto de explotar, y la chica intervino con su voz de campana. 

"¡Basta!" gritó, mirando con determinación a ambos y parándose al frente de los dos. "!Esto no tiene sentido¡. ¿De qué sirve seguir discutiendo así? ¡Deténganse ya!"

Ambos se quedaron en silencio por un momento, sorprendidos por la autoridad en su voz.  Subaru levantó una ceja, pero su expresión sugería que no se echaría para atrás. 

"¡¿Ah, sí?! ¿Y quién te crees que eres para detenerme?" dijo, sin perder su tono bromista.

Puck, aún tenso, se quedó observando a la chica, con una mirada que desbordaba un tanto de respeto, pero también reticencia.

"¡Lia Este tipo no tiene consideración por los demás!", murmuró el gato a la chica.

En cuanto a está, cruzó los brazos y miró a su espíritu, dejando escapar un suspiro de frustración. 

"¿Y crees que la mejor forma de detenerlo es destruir todo el lugar?" dijo en tono reprochante, dirigiéndose al espíritu en forma de gato. 

"¡Puck¡ No pienses ni por un segundo que todo esto será resuelto con más caos."

Al escucharla el felino frunció el ceño y se encogió ligeramente. Parecía como si estuviera a punto de responder, pero entonces Subaru, con su clásica sonrisa, interrumpió.

"¡Exacto, felino!", dijo con tono jocoso. "Hazle caso a tu dueña si no quieres salir lastimado. ¡Jejeje!."

La chica giró rápidamente hacia Subaru, su rostro aún tenso por la situación, mientras la atmósfera volvía a calentarse. 

Puck, visiblemente molesto, arqueó la espalda, mostrando sus garras, como si estuviera a punto de saltar, pero se detuvo cuando volvió a ver la mirada decidida de la chica.  "Ghh, Lia, esto no es una broma"

"!Jajaja¡ Ya sabes, mejor no te metas con alguien que no sabes cuándo detenerse", sin mostrar ni un ápice de preocupación.

El silencio continuó, pesado, entre ellos, mientras ambos lados se mediaban mutuamente, como si esperaran que cualquier palabra pudiera hacer estallar nuevamente la tensión. La chica, respirando hondo, luchaba por mantener la calma, sabiendo que la situación aún podía irse de las manos.

Subaru, al ver que la atmósfera se relajaba un poco, dio un ligero movimiento con la mano, como si quisiera deshacerse de toda esa charla innecesaria. 

"Bueno, ya me voy. !Chao¡", dijo, agitando la mano en un gesto despreocupado.

Ante eso, la chica con un paso firme, lo detuvo. "¿¡Adónde crees que vas!?" su voz de campana sonó autoritaria. 

"¡Debes disculparte con las personas que lastimaste. No puedes simplemente huir de tus responsabilidades!."

Subaru, claramente molesto ya del mismo tema, la miró de reojo, su expresión tornándose frustrada, pero aún algo juguetona. 

"Tengo una misión que cumplir", dijo con desdén, como si fuera lo más obvio del mundo. "Así que diles de mi parte que me disculpo... o lo que sea."

La chica frunció el ceño ante su respuesta, la paciencia de los dos comenzaban a agotarse. 

"¡No es tan fácil!. ¡No puedes ir por la vida haciendo lo que te plazca y luego huir sin asumir las consecuencias!. Acepta lo que hiciste, aunque sea un momento" insistió con firmeza, sin dejar de mirarlo directamente a los ojos.

Subaru, al escucharla, ladeó la cabeza con una expresión desinteresada, como si lo que le decía no tuviera ningún impacto. 

"¡No oíste bien, ¿verdad!?" dijo con desdén. "¡Tengo una misión que cumplir. No me interesa lo que le pase a los débiles. Yo tengo mis propios problemas!."

La chica lo miró con creciente placer después de escuchar las palabras de Subaru. La frustración en su rostro era evidente mientras él respondía con una indiferencia total.

"¿Crees que tus problemas son más importantes que los de los demás?" le preguntó, su tono casi desafiante.

Subaru, con una ligera sonrisa en sus labios, no dudó ni un segundo antes de responder. "¡Sí, lo creo!. ¡Mis problemas son los que realmente importan!."

El aire se volvió aún más denso con la tensión que se acumulaba entre ellos. La chica lo miró fijamente, sus ojos chisporroteando de furia, sin saber si quería gritarle dejarlo en ese lugar solo.

Y, para escapar del momento incómodo, Subaru, solo buscó maneras de cambiar de tema, cuando de momento saca una caja pequeña que llevaba consigo desde su otro mundo.

"Eh... ¿Que es eso?" La chica estaba claramente enojada, pero levantó una ceja, intrigada.

"Oh, ¿No lo sabes?" preguntó Subaru, mostrando la caja con un aire de misterio.

Ella negó con la cabeza, y Puck, desde su hombro, también negó en silencio, observando con una mezcla de cautela y curiosidad. Subaru sonriendo de manera casi siniestra y, con un giro de muñeca, la abrió. 

Dentro había un objeto oscuro, casi imperceptible a simple vista, pero lo suficiente para causar una reacción inmediata...

"¡¡Aaaahhh!!"

 

La chica se estremeció. Pues era una especie de dedo, haciendo que un asco inmediato se apoderó de ella, el objeto parecía traer consigo una sensación inquietante que la llenó de miedo y náuseas. 

Incapaz de comprender qué era, confió en su instinto y desvío la mirada.

En cambió el felino, abrió muchos los ojos, al ver el contenido de la caja. Era igual a la energía que emanaba el albino, pero el objeto le resultaba profundamente perturbador, y supo que él chico tenía entre manos algo muy peligroso.

El ambiente se tenso, con ellos dos enfrentándose a la inquietante revelación de lo que Subaru había traído consigo, y este, al ver la reacción de ambos, no pareció perturbado en lo más mínimo. Con calma y sin un atisbo de emoción en su rostro, explicó:

"Este objeto, es parte de mi misión, es un dedo de una maldición llamada Ryomen Sukuna. Es conocido como el Rey de las Maldiciones."

La forma en que lo dijo, como si estuviera hablando de algo trivial, solo aumentó la tensión en el aire. 

La chica, aún sin comprender completamente lo que eso significaba, pudo sentir el peligro detrás de esas palabras. 

"¿Ryomen Sukuna?" repitió ella, casi como si el solo hecho de mencionar ese nombre pudiera invocar algo oscuro y peligroso.

Puck, visiblemente alarmado, pensó para sí mismo, ("¿De quién está hablando? No conozco a nadie con ese nombre, pero tiene un aura más malvada que la bruja de los celos".)

Su mirada se fijó en Subaru con una creciente desconfianza. Ese brillo en sus ojos, normalmente juguetón, había desaparecido, reemplazado por una intensidad que solo apareció cuando algo realmente grave estaba en juego.

"¿¡Qué planeas hacer con ese objeto!?" preguntó, el tono grave y serio. "¿¡Cuál es tu misión con algo tan peligroso!?"

El felino esperaba con cierta tensión una respuesta del albino, sabiendo que cualquier palabra podría cambiar el rumbo del mundo a partir de ahora.

Y, como si fuera lo más sencillo del mundo, Subaru respondió con una tranquilidad inquietante.

"Como puedes ver felino, este objeto es una tarea que me encargaron, y mi misión, es devolverlo a la escuela de hechicería lo antes posible. Después de todo, sería peligroso que un No-hechicero se encuentre con esto"

Puck frunció el ceño, claramente desconfiado en las palabras de Subaru.

"¿Y crees que con dejarlo en ese lugar es suficiente para detener esa cosa?" replicó el gato, sin esconder su desconfianza. "No tienes idea de lo que estás manejando, ¿verdad?"

Subaru, sin inmutarse, lanzó una mirada tranquila al gato. Su rostro se mantuvo impasible, como si no comprendiera completamente la magnitud de la preocupación de Puck.

"Relájate", dijo Gojo, su tono cargado de una calma inexplicable.  "Desde siempre, mi familia y otros clanes han estado involucrados manejando este tipo de cosas. No es algo que no podamos controlar."

Sin embargo, la manera en como lo seguía diciendo, no convenció ni a la chica ni al gato.

 

El aire entre ellos se cargó de tensión, era como si Subaru no comprendiera del todo lo peligro que representaba ese objeto en sus manos.

Puck, aún sin bajar la guardia, lo observará con una mezcla de desconfianza y preocupación, sabiendo que gracias a esa arrogancia, podría estar subestimando algo mucho más grande de lo que él imagina.

"¡Ese no es un simple objeto!. Estás jugando con algo mucho más grande de lo que puedas imaginar, ¿Sabes?"

La chica, aún en silencio, frunció el ceño mientras analizaba las palabras de Puck.

No sabía mucho sobre lo que estaba sucediendo, pero el miedo y la alarma que había sentido al ver esa cosa, le indicaban que las cosas no eran tan simples como el chico las pintaba.

"¡Nah!, eres muy supersticioso, en serio. Todo está bajo control", repitió, como si las advertencias de ambos no tuvieran peso. "No pasa nada, solo debo llevar devuelta y listo, todo solucionado."

Puck vio al albino por un momento sin compartir su confianza. Con la mirada fija. Al momento Subaru, guardó el objeto en su bolsa y se preparó para irse.

"Bueno, ¡Ya me voy!. No quiero perder más tiempo", dijo mientras se volteaba.

Sin embargo, algo en el pecho de la chica la hizo dudar. Su corazón le decía que no podía dejarlo ir tan fácilmente, especialmente cuando llevaba algo tan peligroso consigo. Y él mismo era un peligro andante. Su intuición le advertía de ello, impulsándola a tomar una decisión rápida. Sin pensarlo,

Nuevamente le agarró el brazo con firmeza, deteniéndolo en seco.

"No irás a ningún lado sin mí", declaró con firmeza. "Puede que termines lastimando a alguien. Así que, mientras no encuentres a esas personas, yo te estará vigilando. Hasta que entregues esa cosa, no pienso quitarte los ojos de encima."

Sus palabras estaban cargadas de una determinación inesperada. No sabía con certeza por qué había dicho eso. ¿Era para proteger al chico de lo que llevaba consigo o proteger a las personas de alguien como él? La respuesta no estaba clara en su mente, pero había tomado una decisión y no pensaba dar marcha atrás.

Subaru, por su parte, la miró con una mezcla de sorpresa y algo de diversión. Su expresión juguetona no tardó en regresar mientras soltaba un comentario cargado de sarcasmo.

"¡¿En serio?! ¿Vas a ayudarme a entregar esta cosa? ¿Y qué pasó con la chica que te robó? La vas a dejar ir, ¿Por mí?" añadido, haciendo una mueca exagerada de falsa tristeza.

"!JAJAJA¡ ¡Vaya, eres una persona tan honorable! Hasta me haces llorar de la emoción, ¡JAJAJA!", dijo soltando unas carcajadas que solo parecían irritar más a la chica.

Sin embargo, ella lo miró con un rostro serio antes de responder: "No, solo estoy desviándome un poco de mi objetivo. Una vez te ayude, seguiré con lo mío".

Subaru levantó las manos en un gesto de rendición, mostrando una sonrisa despreocupada. "Está bien, está bien. Pero si vamos a hacer esto juntos, lo mejor y más óptimo sería empezar con lo más fácil."

Ella arqueó una ceja. "¿Qué es lo más fácil, según tú?" Subaru cruzó los brazos y señaló con el dedo índice, como si tuviera un plan brillante. 

"Primero encontramos a la niña que te robó, ¿no crees? Si está cerca, es mejor resolver eso antes de que las cosas se compliquen más. Después de eso, nos enfocamos en mi objetivo", dijo, señalando sutilmente la caja que contenía el dedo maldito.

La chica suspir, como si dudara de la viabilidad del plan, pero no poda negar que tena sentido. "De acuerdo. Pero no hagas nada que empeore las cosas mientras tanto. ¿Entendido?"

"Entendido", dijo Subaru con una sonrisa despreocupada. "¿Qué podría salir mal?" agregó con una sonrisa de lado a lado, provocando que la chica soltara un pequeño suspiro.

 

Parte 3 

Un vasto lugar tan blanco como la nieve, se extendía hasta donde la vista podía alcanzar. El silencio era ensordecedor, roto solo por el crujido de pasos que resonaban en el vacío. 

Allí, de pie en medio de aquel paisaje surrealista, un ser observaba con desconcierto su entorno.

Todo esto contrastaba con el lugar que siempre había conocido: un mundo lúgubre y oscuro, lleno de sangre seca y cráneos de animales amontonados en una pila que él mismo había usado para construir un trono grotesco, su trono. 

Allí reinaba el caos, pero aquí... Aquí todo parecía completamente fuera de lugar, como una broma cruel.

 

El ser se detuvo, sus ojos vagando entre la monotonía blanca que lo rodeaba. Sus manos apretaron con fuerza, buscando algún indicio de familiaridad. Finalmente, una pregunta rompió el silencio.

"¿Dónde estoy?"

Su voz, grave y llena de autoridad, resonó en el vacío, pero no obtuvo respuesta. Sin embargo, algo en el aire cambió, una ligera presión que hizo que el ser frunciera el ceño.

Un murmullo apenas audible comenzó a surgir, como si el mismo lugar quisiera responderle, o tal vez burlarse de su desconcierto. "Esto no es un dominio..." parecía susurrar esas palabras con convicción.

El ser entrecerró los ojos, su mente trabajando rápidamente para comprender qué estaba ocurriendo.

Algo o alguien lo había sacado de su reino, y esto no era una simple coincidencia. "Quienquiera que haya hecho esto, pagará", pensó, oscureciéndose su expresión.

Se giró bruscamente, buscando algo más que ese interminable vacío blanco, una señal de que no estaba solo en este lugar tan extraño.

.....

Poco después, comenzó a caminar. Sus pasos resonaban en aquel espacio infinito, sin eco, sin dirección. No había un propósito claro en sus movimientos, pero algo en su instinto le decía que no podía quedarse quieto. El entorno carecía de significado para él; una extensión interminable que no lograba entender, ni tampoco le interesaba.

 

La soledad no era algo nuevo. Había pasado eones aislados, rodeados únicamente por los ecos de su poder y las ruinas de su reino. Pero esta soledad era diferente, inquietante incluso, aunque jamás lo admitiría.

"¿Un castigo?" Pensé por un momento, pero desechó la idea tan rápido como llegó. "No... esto es algo más. Algo que aún no alcanzo a comprender."

El aire a su alrededor era denso, opresivo, pero carecía de forma o amenaza tangible. No había enemigos, no había resistencia, no había nada que destruir o someter. Y eso, más que cualquier otra cosa, era lo que empezaba a irritarlo.

Cerró su ojo derecho, concentrándose, y entonces lo vio. Algo extraño. Su ojo izquierdo parecía aún conectado a aquel lugar lúgubre que siempre había conocido. 

"Una parte de mí sigue allí... pero esta otra, no." Era un descubrimiento inquietante. Una sensación nueva recorrió su ser, algo que no había sentido en siglos.

Al otro lado, en aquel reino oscuro, la parte de él que permanecía allí percibió algo. Una conexión debilitada, una separación abrupta. Por primera vez en mucho tiempo, supo lo que significaba estar lejos, demasiado lejos.

Cada paso que daba en el blanco infinito se sentía igual al anterior, como si no avanzara en absoluto, como si aquel lugar lo desafiara con su monotonía. Su paciencia, limitada por la naturaleza, comenzaba a agotarse.

Entonces lo sintió: Una leve presencia en medio de aquella nada.

Se detuvo de golpe, y una sonrisa torcida apareció en su rostro. "Finalmente, algo digno de mi atención."

Delante de él, una luz comenzó a moverse. Era tenue, casi efímera, pero parecía desplazarse hacia un punto en la distancia.

Soltó un suspiro, no de resignación, sino de molestia, y empezó a seguirla. Lo hizo en silencio, cada paso calculado, como un depredador que acecha en las sombras.

 

Notes:

¡¡¡Holaaa!! Mucho gusto en conocerlos, soy carlomarlod, espero que les haya gustado este primer capítulo, y más o menos capten la idea, de como llevaré acabó este fanfic.

Cómo pudieron darse cuenta la actitud de Gojo Subaru es bastante frustrante e impulsiva, incluso más que la de Gojo Satoru adolescente, esto debió a que uni las personalidades de ambos y salió esta aberración.

Alguien que se toma todo en juego y no se preocupa por nadie, van a ver como en esta historia incluso será Emilia quien tendrá que trabajar el doble por culpa de la personalidad de Gojo.

Si se pregunta, si habra amor entre los dos pues no lo sé con exactitud creo que sí, pero solo el tiempo lo dirá.

Último aviso, si les interesa, pueden seguirme en mi red social de Wattpad, pueden buscarme como Carlomarlod, y el nombre de la historia es exactamente igual.

Sin mucho más que comentare despidió...

Chapter 2: Arco 1 Invocando Al Más Fuerte, Relaciones Frágiles Como El Hielo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La primera interacción "amigable" entre Subaru y la chica había terminado, y ambos se habían puesto manos a la obra para recuperar la insignia robada y obtener información sobre cómo manejar el objeto maldito. 

Lamentablemente, su investigación había llegado a un incómodo punto muerto.

¿Por qué?

Nada más y nada menos que por culpa de Gojo, pues este se distraía con cualquier cosa que se encontrara en su camino.

Y, al rato, un episodio agradable y reconfortante de una hora había pasado.

......

Mientras Subaru enfrentaba la fría mirada de la chica, se acomodaba sus gafas, tratando de buscar una salida.

"¡Vamos! No es mi culpa. Que esta ciudad este tan llena de cosas interesantes. ¿Cómo crees que voy a desaprovechar esta oportunidad?"

En el transcurso de esa hora, Subaru se había desviado varias veces, fascinado por cada detalle nuevo que encontraba en este mundo. 

Desde la arquitectura, hasta los puestos de mercado y las demostraciones de magia callejera.

Todo le resultaba increíblemente cautivador, lo que dejaba a la chica constantemente buscándola por miedo a que pasará algo, y avisarle que debían volviera a su objetivo principal.

 

"En verdad, parece que eres incapaz de tomarte nada en serio ¿eh?", dijo ella, soltando un pequeño suspiro mientras le lanzaba una mirada agotada.

Sin embargo, después de un momento de silencio, murmuró para sí misma, casi como un susurro.

"Aunque creo que somos bastante parecidos en ese sentido..." La chica ni siquiera se dio cuenta de que había hablado en voz alta, pero Subaru, con su habitual agudeza, la escuchó perfectamente.

"¿Iguales? ¿En qué sentido?" preguntó, inclinándose ligeramente hacia ella con una sonrisa curiosa.

Ella se sonrojó de inmediato, apartando la mirada con rapidez y respondiendo en un tono alarmado.

"¡N-no, no, no...! ¡No es nada!", dijo, moviendo las manos como si intentara disipar el malentendido.

"Oh, parece que alguien tiene algo que esconder. ¿Acaso tienes un lado despreocupado y encantador como yo? ¿O tal vez solo te gusta que te rescatan de vez en cuando?"

"¡Nada de eso!, ¡Es solo un malentendido!" exclamó la chica, su rostro ahora completamente rojo. "¡No seas ridículo!".

"Ejem, está bien, creó que no todos pueden ser tan asombrosos como yo. Pero si alguna vez decide confesar tus debilidades, aquí estará para escucharte".

La chica bufó, claramente irritada, mientras miraba así otro lado.

"¡Mhm! Solo céntrate en encontrar a la ladrona. No puedo creer que confiara en ti para esto..." dijo, cruzándose de brazos.

"¿Que tal si confías en mí?, descuida todo saldrá bien, encontramos a esa mocosa antes, de que te des cuenta" respondió el, con una mirada ardiente, antes de volver a desviar su atención a una tienda cercana.

La chica piso el suelo con claro reproché.

"¡¡¡Oye!!! ¡¡¡Eso lo dijiste hace una hora!!!

Sin voltearse, el mini albino levantó una mano y la agitó despreocupadamente.

"¡Ese es el espíritu! La clave de una gran aventura es disfrutar del camino",

"¡Aja!, Pareces tener una opinión demasiado alta de ti mismo, pero ¿sabes...?" Luego de echarle un vistazo de arriba abajo continúa.

"No he visto nada de ti que lo pruebe, ¡No importa como lo pongas, las cosas no van bien!"

Subaru se detuvo, girando hacia ella con una expresión entre divertida y burlona.

"Hmh, Te hace falta un diccionario, ¿sabes? Ya nadie dice 'no importa como lo pongas' suena raro y un poco sucio, ¡Ji-ji!".

 

Decir eso solo empeoró las cosas y la mirada de la chica se hizo más afilada, ante la cual Subaru se encogió un poco de manera cómica.

"¿¡Qué...! ¿Qué tiene de malo decir eso?" -preguntó ella, frunciendo el ceño, claramente ofendida.

Subaru levantó un dedo, con una sonrisa astuta que prometía otro comentario algo hilarante.

"Bueno, digamos que esa frase puede interpretarse de maneras muy, ¡muy equivocadas!. ¡Pero no te preocupes!, me aseguraré de enseñarte las expresiones más modernas".

"¿Expresiones modernas? ¿Y eso que tiene que ver con nuestra situación?" La chica se cruzó de brazos, intentando mantener su compostura pese al leve sonrojo que comenzaba a subirle a las mejillas.

Ante esa expresión, el hechicero dio un paso hacia adelante, inclinándose ligeramente así ella.

"Tiene que ver porque, ¿qué clase de compañero sería si no me preocupara por tu desarrollo personal? Imagina que un día dice algo extraño y todos piensan que tienes un... lado oculto".

Ella retrocedió un poco, su cara ahora completamente roja.

"¡¿Qué lado oculto ni qué nada?! ¡Eres un cabezón...!"

Subaru se rió con ganas, levantando ambas manos como si se declarara inocente.

"¡Jeje!, ¡Vamos tranquila! Solo es una broma. Aunque admito que tienes un carácter único. Me caes bien, en serio"

Poco después la chica mirará a Subaru, y girará su cabeza así otro lado de manera cortante.

"¡Basta de tonterías!. Sigamos con la búsqueda antes de que me arrepienta de ayudarte". Se gira y dirige su mirada hacia otro lado.

Esa acción hizo que Subaru se encogiera de hombros, pero al momento siguiente, decidió dar marcha atrás.

"Creó que ya deberíamos de comenzar en donde todo empezó", declaró con una confianza exagerada, desviándose del camino.

"¿O-oye?, ¿Adónde vas?" Preguntó la chica, sorprendida, al ver como se dirigía hacia un lado en específico.

"¡Ohg!, no me contestó" sin más, ella decidió confiar en él, y seguirlo sin cuestionar esa arrepentida determinación.

 

---

 

Después de haber pasado rato, por alguna razón, él y la chica estaban de vuelta en el callejón donde todo había comenzado. Por supuesto, había una buena razón para esto.

Subaru había encontrado varios obstáculos que complicaron la búsqueda...

Primero, no conocía el pueblo. Y sus Seis Ojos no fueron de mucha ayuda para localizar a la niña...

Las calles se entrecruzaban en un laberinto que hacía imposible orientarse, así que la idea de rastrear a la ladrona había quedado descartada...

Por otro lado, la chica tampoco parecía conocer bien el área, lo que resultó en al menos diez minutos desperdiciados, con ambos confiando ciegamente en que el otro sabía el camino.

Aunque para Subaru, era una situación divertida y diferente. Para su 'compañera', era cualquier cosa menos divertida.

Segundo, los caracteres y símbolos escritos por todo el lugar eran completamente ilegibles para él. Y, a pesar de tener una percepción inigualable con los Seis Ojos.

Estos solo le permitieron descifrar palabras aisladas, haciendo que no lograra comprender el significado completo, Lo único que pudo recolectar de algunos periódicos fue una imagenes de una mujer.

("Nada interesante") Pero si pudo escuchar a la gente alrededor hablando de algo llamado selección real, o cosas que no eran de su incumbencia, en esos momentos. ("¡Ahm, por supuesto!"), pensó al mirar un cartel. ("Otro mundo, otro alfabeto").

Incluso si era capaz de comunicarse con las personas, la falta de entendimiento escrito, complicaba aún más las cosas.

"Debería empezar a recopilar información más a fondo sobre este mundo", murmuró para sí mismo, sintiendo un extraño entusiasmo. 

El mundo no era amable con él, pero eso solo hacía que lo encontrara más interesante. Mientras Subaru reflexionaba, notó que su compañera estaba recargada contra la pared del callejón, con los ojos cerrados y sus labios moviéndose ligeramente en lo que parecía un murmullo constante.

"¿Qué está haciendo...? Estamos perdiendo tiempo" observando cómo el aire alrededor de ella comenzaba a distorsionarse de una manera extraña, lo que llamó su atención.

De repente, el gato gris apareció ante sus ojos, flotando con una expresión relajada.

"Oh, ella se está comunicando con espíritus menores", dijo con una voz suave y tranquila.

Subaru ajustó sus gafas y arqueó una ceja. "¿Espíritus menores? !Je¡ ¿Qué es esto, un canal de televisión sobrenatural en vivo?"

El gato soltó una pequeña risa antes de responder. "No sé que sea eso, pero ella le está pidiendo a los espíritus que rastreen a la niña. Es más eficiente, que caminar sin rumbo. Tal vez deberías aprender a ser paciente."

Subaru resopló, cruzando los brazos. "¡Meh!, Ser paciente no es lo mío. Si me quedo quieto demasiado tiempo, siento que pierdo mi estilo."

El gato lo observó con un brillo divertido en sus ojos, dejando que Subaru mirara fijamente a la chica mientras continuaba con el ritual.

"Bueno, pero, ¿qué son estos uh... espíritus menores?" ("Juzgando por el nombre, ¿Puede que sean de un rango menor que los espíritus normales?")

Poco después el gato flotando en el aire, balanceó su larga cola y habló.

"Los espíritus menores son seres que, están en un estado anterior a convertirse en verdaderos espíritus, con el tiempo empiezan a desarrollar cierto conocimiento, y también ganan poder de sí mismo"

Subaru avanza lentamente, procesando la explicación del felino parlante.

"Así que básicamente son como... ¿estudiantes en formación? ¿Algo así como pequeños aprendices espirituales?"

El gato dejó escapar un suave ronroneo, que parecía ser su manera de reír.

"Más o menos. Pero no todos logran evolucionar. La mayoría solo se integran al flujo natural del mundo. Y solo los más perseverantes logran convertirse en espíritus como yo."

Subaru asentía, atento a la explicación del gato, notando que el área alrededor de la chica comenzaba a brillar con un resplandor etéreo.

La chica de cabello plateado estaba rodeada de tenues luces que se 

Veían como si fueran luciérnagas, el hechicero observó la escena con curiosidad, sus ojos azules captando cada detalle de aquella energía misteriosa. Y, en respuesta a esa escena, simplemente....

...

"¡Wow! ¡Esto es increíble! ¿Todas esas cosas brillantes son espíritus?" exclamó, inclinándose hacia las luces con total fascinación.

"¡Ah!" gritó la chica sorprendida, perdiendo su concentración, causada por la voz de Subaru que rompió la atmósfera.

Un destello de lágrimas brillando en sus ojos mientras las luces a su alrededor parecían estremecerse.

Subaru retrocedió unos pasos al ver cómo las luces comenzaban a dispersarse. Algunas parecían desaparecer por completo, mientras otras huían como si estuvieran asustadas.

"Oh, qué lástima. Parece que entraron en pánico." comentó con una mezcla de pena y asombro genuino, rascándose la nuca.

"¿Eh...?" La chica abrió la boca, desconcertada, y sus ojos buscaron frenéticamente el lugar al que los espíritus menores habían escapado.

Intentó retomar lo que había estado haciendo, murmurando algo bajo su aliento, pero ya era demasiado tarde: los espíritus no respondían, y en ese instante miró a Subaru, está vez muy molesta.

"¡Mira lo que hiciste! ¡Se fueron! ¿Qué vas a hacer al respecto? ¡Esos espíritus pueden ser peligrosos si pierden el control!" exclamó, con una mezcla de frustración y preocupación en su voz.

"Ah... Um... ¡Jej!, ¡lo siento! Era mi primera vez viendo algo así, tantas formas de energía reunidas en un solo lugar. Me emocioné un poco, pero no parecían peligrosos", respondió llevándose un dedo al labio y mostrando una sonrisa nerviosa.

La chica lo fulminó con la mirada. "Solo parecían inofensivos porque los tenía bajo control. Si eso le hubiera pasado a un mago espiritual sin experiencia, podría haber sido un desastre. En el peor de los casos, los espíritus hubieran enloquecido y... ¡BAM!"

Subaru trató de mantener una cara seria, pero no pudo evitar soltar una risa ahogada.

"!PHS, ¡Jaja¡ ¿'Bam'? ¿En serio? ¿Eso es lo mejor que se te ocurre para describir algo tan catastrófico?"

"¡Esto no es un chiste!" insistió ella, pero la palabra "bam" realmente no ayudaba a reforzar su advertencia.

"Oh, vamos, no hay manera de que esas luces brillantes me hicieran algo. Para mí eran solo mosquitos con estilo", comentó encogiéndose de hombros, sin tomarlo en serio.

Puck, que había estado observando desde el hombro de la chica, decidió intervenir.

"Bueno, para ponerlo simple", dijo el gato mientras giraba en el aire, "puede que me vea adorable... pero solo necesitaría dos segundos para convertir este lugar en un montón de cenizas".

Subaru arqueó una ceja y lo miró con escepticismo. "¿En serio? Eso no es gran cosa, hasta yo podría hacerlo ¿sabes?".

La chica, visiblemente molesta, no puedo contenerse más y les, lanza una mirada severa.

"¡Oigan, ustedes dos! Esto no es una competencia para ver quién puede destruir más rápido este lugar. ¡Estamos aquí para encontrar a la chica, ¿recuerdan?!" Comentó con firmeza, con sus ojos morados centelleando con determinación.

Subaru hizo un leve ademán con las manos, como si la reprendiera en broma, pero aún con una sonrisa.

"¿Sabes? Espero que controles a esa bola de pelos molesta antes de que realmente pase algo malo" menciono él, con aire teatral.

Luego, miró a la chica, añadió con una sonrisa pícara: "oh ¿puede que termine exorcizándolo?. Y, aunque ya no pertenezca a la escuela Jujutsu, aún sigo siendo un hechicero".

Puck resopló, claramente poco impresionado, y ladeó la cabeza.

"¿Exorcizarme? Eso sería entretenido de ver. Aunque si lo intentas, no me culpes si terminas como un charco de agua tibia", dijo Puck, con una sonrisa confiada mientras balanceaba su cola en el aire.

...

Subaru río entre dientes, alzando los brazos con aire desafiante.

"!Ja¡ Dudo mucho que puedas hacerme ni siquiera un rasguño, gato cósmico", respondió con una sonrisa burlona. "¡Yo soy, actualmente, uno de los hechiceros más fuertes de todos¡. Sería difícil creer que un simple espíritu como tú pueda siquiera hacerme sudar. ¡Jejeje!"

...

El aire se cargó de tensión mientras ambos con una hostilidad, esperaban algún movimiento del otro.

Puck flotó un poco más cerca, sus ojos entrecerrados en un gesto que parecía decir "pruébalo, si te atreves". 

Subaru, sin retroceder ni un milímetro, mantuvo su mirada desafiando al espíritu como si estuviera listo para cualquier cosa.

"¿Qué pasa, gato mágico? ¡Oh!, no me digas que herí los sentimientos de un gran espíritu", con un tono mimado, cargando la cabeza con su sonrisa despreocupada.

...

Puck alzó una ceja, su expresión pasó de indiferencia a divertida, pero con un toque de amenaza apenas disimulado.

"¡Herir mis sentimientos!" respondió el espíritu. "¡Qué curioso!. Porque me parece que el único aquí que podría salir herido... No voy a hacer yo."

("Hmm, su energía está aumentando")  El hechicero notó, como la energía del mínimo en su interior, empezaba a aumentar y también de como empezaba a canalizar esa energía, en sus cuatro patas.

...

Al poco tiempo una especie de carambano de hielo se forma en el aire.

"!!!ALTO¡¡¡" Gritó la chica con su voz de campana a todo pulmón mientras cerraba sus ojos con mucho enojo.

...

Sin embargo, no solo Subaru si no que el propio gato hizo oídos sordos y produjo un disparo el proyecto.

"¡¡¡¡¡Zu-is!!!!!"

El ataque iba sin intenciones de matar al chico, pero tampoco se podía decir que fuera débil, y eso se debía a que Puck quería dejarle claro a ese niño que no estaba jugando.

Lo extraño fue que Subaru no se movió ni un centímetro. Manteniendo su sonrisa despreocupada, levantando ligeramente la mano, y el espacio a su alrededor parecía distorsionarse.

 

!!!!!!!!!"......"!!!!!!!!!!!

 

El Infinito entró en acción, y el carambano se ralentizó restringido, como si quedara atrapado en melaza invisible, hasta detenerse por completo a escasos centímetros de su rostro.

...

Subaru inclinó la cabeza, mirando el hielo suspendido en el aire con una expresión burlona.

"¿Eso es todo, gato cósmico? Si esto es lo mejor que tienes, me temo que no habrá charcos de agua tibia hoy."

...

La tensión en el aire se intensifica. Subaru bajó la mano, dejando que el carambano cayera al suelo y se rompiera en pedazos.

*Chocar*

Con calma, justo su otra mano, y una energía azulada empezó a formarse en su palma, emanando un aura maldita que parecía vibrar con un poder contenidamente devastador.

...

"¡Ahora es mi turno!". Su sonrisa adquirió un matiz siniestro, mientras la energía maldita pulsaba con fuerza creciente.

";¿Qué dices, gato callejero?! ¿Estás listo para conocer, lo que es enfrentarte a un verdadero hechicero?"

...

Puck observa el aura con atención, sus ojos estrechándose. La energía de Subaru era algo nuevo para el, pero no por eso se iba a echar atrás.

Y, antes de que las cosas salieran más de control, la chica intervino dando un paso al frente, alarmada levantando las manos entre ambos.

"¡¡¡Deténganse, Los Dos!!!. ¡Ustedes no pueden resolver esto peleando!"

...

Subaru no apartó la mirada de Puck, pero su sonrisa se suavizó ligeramente.

"Tranquila, no es para tanto. Solo quería enseñarle a tu amigo peludo una lección de respeto".

Puck, por su parte, flotó hacia atrás, al lado de la chica, volvió a su actitud normal.

"Bueno, parece que tienes un truco interesante bajo la manga, chico. Quizás no seas tan inútil después de todo".

La chica suspiro con alivio al ver que ambos parecían retroceder... aunque la chispa de rivalidad entre ellos estaba lejos de extinguirse.

"¿Ustedes no pueden llevarse bien...?" dijo, al borde de la exasperación. "¡Estamos buscando mi insignia!, ¿recuerdan? ¿O es que van a hacer una competencia de quién puede ser más insoportable mientras yo trato de concentrarme?"

...

Ni Subaru ni Puck respondieron, pero tampoco apartaron la mirada. La chica se recostó a un lado del edificio, preguntándose si sería posible recuperar su insignia con ambos causando problemas.

"Es cierto, la cosa esa, ¡Jeje! Lo olvide"

"Por la mirada en tu cara, parece que no traes algo bueno, pero... ¿pensaste en algo? Um..." dice la chica al recordar que fue el propio Subaru que los trajo devuelta aquí.

...

Gojo inclinó la cabeza con una sonrisa que no inspiraba demasiada confianza. Y habló con 'genialidad'.

"¡Tranquila!, ya se me ocurrió un plan..."

Pero antes de que pudiera decir algo más, Puck se adelantó flotando con aire casual.

"Ahora que lo pienso, todavía no hemos dicho nuestros nombres, ¿verdad? Tal vez deberíamos empezar con eso antes de seguir 'el plan'."

....

Subaru dejó que su sonrisa se ampliara y sus ojos brillando con un toque burlón.

"¿Oh? ¿Presentaciones formales? Qué modales tan refinados para alguien que hace un minuto estaba lanzándome hielo como si fuera una pelea de barrio. ¡Pero bueno!, soy una persona con buenos modales, ¡Así que acepto!" 

...

Al poco tiempo, colocó una mano en su pecho y adoptó una postura exageradamente pomposa.

"¡Mi nombre es Subaru Gojo! ¡El hechicero más fuerte-!" Hizo una pausa dramática, levantando un pulgar hacia sí mismo, con aire triunfal. "¡-Y sí! Ese título es completamente oficial. ¡Encantado de conocerlos, señorita y gato cósmico!."

...

La chica parpadeó, estando desconcertada por el comportamiento de Subaru, y cuando se dispuso a hablar Puck tomo la iniciativa, con su patita.

"¡Mi nombre es Puck!. Aunque lo de 'gato cósmico', y el título que dijiste antes tendría que considerarlo, pero es un gusto en conocerte también".

Subaru, quien miró al gato, alzó una ceja y extendió su mano con un gesto amistoso.

"¡Oh, confía en mí, amiguito! Mi confianza está tan justificada como mi título. Ahora, un presionado de manos entre futuros aliados."

...

Puck, mostrando un aire divertido, brincó a la mano de Subaru para estrecharla.Desde fuera, la escena parecía una extraña lucha en la que Subaru intentaba apretar al espíritu como si quisiera ganarle por pura fuerza.

"Es muy raro ver a alguien peleándose constantemente con un espíritu", comentó, inclinando la cabeza. "Y tu nombre... es igual de inusual. Con ese cabello blanco y esas gafas simplemente, ¿De dónde vienes?"

Subaru ampliamente, como si hubiera estado esperando ese tipo de pregunta pregunta.

"¡Ah, sabía que lo preguntarías! Vengo de un lugar muy lejano de aquí, tan lejano que dudo que lo conozcas siquiera. ¡Pero créeme!, soy único donde quiera que vaya."

Ella lo examinó con más detenimiento, de arriba a abajo, con el ceño fruncido.

"Eres raro..." afirmó sin dudar, su tono directo.

"¿Raro? Oh, por favor", dijo Subaru con dramatismo fingido, colocándose una mano en el pecho como si estuviera herido. "Prefiero la palabra 'excepcional', 'misterioso' o incluso 'increíblemente interesante'. Pero, ¿raro? !Jejeje¡, ¡Eso duele un poco!"

"Bueno," continuó ella, inclinando ligeramente la cabeza al mirarlo más de cerca "viéndote de nuevo... sí, definitivamente eres muuuuy raro. Esto... Um.. Subaru..." Comentó como si duda de si decir su nombre o no.

...

Aunque no fue la única, el gato parlante, también empezó a preguntarle.

"Mirándote de nuevo, pareces estar en buena forma, y también veo que eres un mago muy habilidoso"

Subaru suena con aire de superioridad, antes de responder con un tono cargado de arrogancia.

"¡Por supuesto que lo soy gato cósmico!. Entreno todos los días, sin excepción. Debido a que desde pequeño, los de mi clan me tenían entrenando y haciendo todo tipo de cosas, por qué, soy un hechicero Jujutsu excepcional.".

"No entiendo muy bien a qué te refieres con eso de 'yuyutzu', pero... definitivamente parece que vienes de una familia de alta clase. ¿Cierto? ¿Se te enseñó también algún tipo de arte marcial?"

Subaru alzó la barbilla, extendiendo los brazos como si anunciara su grandeza.

"Yo vengo de la mejor dinastía de Japón: el clan Gojo. Y todas mis técnicas fueron herencias de mi propio clan, que giran entorno a la hechicería Jujutsu. Y sin duda, pertenezco a una familia de alto nivel" 

La chica lo observará con los ojos entrecerrados, como si estuviera evaluándolo con más cuidado.

"En verdad eres alguien que tiene un aire único y curioso, al menos éso..."

Subaru, divertido, levantó la mano como si aceptara el comentario con falsa modestia.

"¡Oh!, gracias, gracias. Estoy acostumbrado a los halagos, pero nunca están de más".

...

De repente, la chica tomó su mano, dejando al hechicero sorprendido por lo súbito del contacto. Él levantó una ceja, pero no pudo evitar reírse al verla.

"¡¿Hey?! ¿Qué sucede?, ¿algo está mal con mi belleza? ¡Je!"

"Sí... definitivamente se nota" murmuró ella, examinando las manos de Subaru con más atención.

"¡Eh...! ¿Se nota qué? ¿Algo en verdad está mal?" preguntó intrigado.

"No, no es eso, es solo que tu piel y tu cabello también lo delatan. Pareces alguien de una familia importante.

Estas no son las manos de un plebeyo, tus músculos no parecen fruto de trabajos pesados, sino de entrenamiento y dedicación".

...

Subaru, recuperó su actitud juguetona, inflando las mejillas en burla mientras respondía con una sonrisa descarada.

"¡¿Qué te pasa?! ¡¿Te has enamorado de mi físico?!"

La chica se sobresaltó, soltando su mano de inmediato, mientras un rubor se extendía por sus mejillas.

"¡E-eh! ¡No! ¡Eso no es cierto!" protestó ella, desviando la mirada.

"¡Jejej!, ¡Claro! Como digas".

Intentando recuperar la compostura, la chica cambió de tema, pero su cara estaba con un leve sonrojo. Y su forma de hablar apresuradamente no ayudaba.

"Bueno, esto.. n-no sé dónde queda ese tal 'Japón' del que hablas Subaru, pero el hecho de que estés aquí en Lugunika, quiere decir que debes tener los recursos para vivir una vida de lujos. Y, por la artesanía tan extraña de tu ropa, supongo que solo estás de visita por este lugar, ¿verdad?...."

Subaru se quedó en silencio por unos segundos. Luego, puso una expresión incómoda y ladeó la cabeza.

"Si me preguntas si estás en lo cierto o equivocada... digamos que estás a un 50/50. Aunque... ¿hay alguna forma en la que pueda explicarlo sin herir tu orgullo de detective?"

"Si estoy equivocada, solo dímelo. Si no lo haces, solo será más vergonzoso para mí" la chica se enrojeció cuando su anterior confianza se transformó nuevamente en vergüenza. 

"¡Jeje! ¿Qué pasa?, parece que mi pequeña Sherlock ya no está tan segura de sus deducciones" bromeó él, intentando aliviar la tensión. 

...

"Ahhh, De acuerdo, está bien. Te lo explicaré... pero prepárate, porque mi respuesta puede sonar bastante loca".

La chica levantó la mirada, un poco avergonzada, pero su curiosidad ganó en ese momento. "¿Por qué lo dices?"

"Digamos que no soy solo un visitante... Soy un tipo que, literalmente, no pertenece a este mundo. ¡Y no!, no estoy aquí por elección, sino porque alguien decidió traerme".

La chica abrió los ojos sorprendida, pero no dijo nada, permitiéndole continuar.

"Ese "Japón" del que hablo no está en ningún mapa que puedas buscar. Porque yo soy de un lugar completamente diferente a este, podría decirse que soy de otro mundo".

"¿Otro... mundo?" Murmuró la chica, tratando de procesar la información.

Subaru avanzando, mostrando una cara amable. "Sí. Incluso si no me crees, todo lo que me rodea es tan nuevo para mí, como lo soy yo, para ti".

Ella lo miró fijamente, como si intentara decidir si debía tomarlo en serio o tomarlo como otra broma. Finalmente, suspir y negoci con la cabeza, con un claro sonrojo, y despus cambio a una cara ms sorprendida.

"¡Eh... es cierto!" exclamó, con una nueva revelación en su rostro. "¡Puck lo mencionó hace un rato!"

Subaru frunció el ceño y levantó una ceja, claramente curioso. "¿Mencionar qué?"

"Mhm, así es", respondió el espíritu con su habitual tono despectivo. "Desde que te vi usar esa extraña energía, supe que no eras de por aquí. ¡Ves lo impresionantes que son los espíritus, niño!" Puck lo dijo con un tono altanero, como si estuviera presumiendo de algún tipo de sabiduría superior. "Podemos detectar todo tipo de energías en este mundo."

Subaru soltó un bufido, mientras dirigía la mirada hacia otro lado y se recostaba ligeramente hacia una pared.

"¡Mmm¡, ¿Te refieres a esas cosas que pasan volando?. Pff, eso es algo básico, hasta yo también puedo verlas sin problema, oye no te creas la gran cosa solo por esa pequeñez" 

Luego, dio un pequeño toque de exageración y habló con más confianza. 

"!Ah!, y sobre la energía que sientes en mí, es solo mi energía maldita, por si no lo sabías. Y para que lo sepas, esa energía no es algo que veas todos los días. Es parte de mi... encanto especial."

Con esa afirmación, Subaru dejó escapar una risa casi victoriosa, disfrutando de la sorpresa y desconcierto de ellos dos.

...

La chica lo miró desconcertada, como si su mente estuviera intentando descifrar qué tan cierto era todo esto.

"Entonces, ¿tú eres... de ese tal Japón? ¿Y esa energía es parte de... lo que eres?"

"Exacto. Y la verdad, si te dijera todo lo que sé, probablemente ni tú ni yo podríamos entenderlo del todo. !Así que¡, solo sígueme el ritmo, ¿Vale?"

La chica parpadeó, confundida, pero luego avanzando lentamente, aceptando la situación tal como era.

"Ya veo... No sé qué pensar de todo esto pero, parece que tengo mucho que aprender sobre ti."

"¡¿Oh?! ¿En serio?" exclamó él, con un tono claramente exagerado mientras ajustaba sus gafas con aire.

"Eso suena, como si fueras a dedicar tu vida a analizar cada uno de mis encantos. Pero bueno, supongo que es un precio razonable por mi compañía".

La chica bufó, aunque su expresión se suavizó ligeramente, haciendo que casi se le escapara una risa.

...

"De todas formas, también tengo mucho que aprender sobre este mundo", continuó Subaru, apoyándose con ambas manos detrás de la cabeza y lanzándole una mirada casual. 

 

"Podríamos decir que estamos en igualdad de condiciones. Así que hagamos un trato, uh... este... mhm... 'chica mágica'."

 

El hechicero hizo un gesto amplio con la mano, como si esperara que ella completara su frase.

 

"Esto... creo que olvidé tu nombre."

 

"¿En serio?, ¿Olvidaste mi nombre? O ¿es que ni siquiera te lo he mencionado?" Menciona ella, con una mezcla de incredulidad.

 

Poco después Subaru abrió los ojos, encontrando una revelación.

 

"¡Oh, cierto! Así que no es mi culpa. Es tu culpa por no presentarte adecuadamente. Me hiciste quedar mal, ¿lo sabes?"

 

La chica se llevó una mano abierta así al frente, mientras Puck se dirigía así ella, después con cierto aire de nobleza y modismo claramente ensayando se presentó. 

 

"Cómo sabés, Puck es mi espíritu guardián", comentó, mirando al frente, con una actitud serena pero segura, para luego hacer una pausa, inclinando ligeramente la cabeza dejando que sus largos cabellos se movieran con el viento, antes de agregar con una voz suave y elegante.

 

"Y mi nombre es Emilia. Simplemente Emilia."

 

La combinación de su postura y su tono transmitiría confianza y sencillez, dejando una impresión clara.

 

"Exelente, Emilia y Puck. Un gusto conocerlos a ambos. Aunque, déjame decirte algo. Tu amigo peludo es todo un personaje. Tal vez demasiado confiado para alguien tan pequeño ¡JAJAJAJA¡."

 

"¡MIRA QUIÉN LO DICE!," replicaron al unísono, con perfecta sincronización.

 

El espíritu soltó una risita ligera, disfrutando el momento mientras comenzaba a captar la peculiar personalidad del chico. 

 

Por su parte, Emilia dejó escapar un suspiro, ya resignada a la idea de que el día, aunque ya iba por la mitad, podía terminar alargándose innecesariamente gracias a Subaru.

 

"!Bien, entonces sigamos con la aventura de conseguir esa insignia¡" declaró con entusiasmo, saliendo del callejón y caminando como si liderara una expedición importante.

 

"¡¿C-cómo que aventura?!" protestó Emilia al darse cuenta de que él chico estaba tomándose todo esto como un juego, haciendo que él, solo se ría, encogiéndose de hombros y avanzaba hacía la salida.

 

"Oye, todos los días deberían sentirse como una aventura, ¿no crees?, con un equipo como el nuestro, no hay forma de que esto sea aburrido."

 

Emilia soltó una pequeña risa, ya acostumbrándose a las peculiaridades del chico, caminado junto con el, y su espíritu guardian, hacia la salida de ese callejón.

 

***********

El bullicio del mercado continuaba llenando el aire, con comerciantes regateando y compradores examinando mercancías bajo el intenso brillo del sol.

 

Los edificios de la capital, antiguos y desgastados, reflejaban la luz, proyectando sombras sobre las estrechas calles llenas de actividad.

 

El sonido de carretas en movimiento llenaba el aire, y los residentes especulaban emocionados sobre los artículos que podrían encontrar ese día.

 

Los días de conflictos ya habían terminado hace medio siglo, pero los residentes de diferentes razas lograban trasmitir que no todo había sido sanado. 

 

Incluso a día de hoy, la capital seguia pasando por momentos muy delicados, sobre todo por los inconvenientes que se crearon hace un tiempo (no tan lejano).

 

Mientras tanto... 

 

Entre la multitud, dos figuras destacaban. Una joven de cabello plateado y porte elegante caminaba con gracia, y al lado de ella, un chico de apariencia anormal, con actitud desenfadada, movía su cabeza de izquierda a derecha, con aparente alegría.

 

Ambos despertaban miradas curiosas entre los residentes, que, a pesar de ver variedad de razas en estos lugares, uno no podían evitar fijarse en la peculiar pareja que atravesaba la concurrida plaza.

 

"Mira, esas ropas son muy extrañas, ¿de dónde será esa persona?, ¿será un noble de otra nación?"

 

"Y ese cabello... no es común ver un color por aquí."

 

"¿No serán de Gusteko? Ya sabes, esa tierra custodiada por espíritus."

 

"Pero, su mirada... Es rara, ¿no crees?"

 

Los comentarios estaban dirigidos hacia el mini albino de cabello blanco, juntó a la chica de aspecto refinado. 

 

Las miradas se posaban especialmente sobre Subaru, quien al notarlo, dirigían su mirada así ellos, haciendo que los curiosos desviaron la vista, fingiendo interés en otra cosa.

 

En cuanto a la chica de aspecto refinado, caminaba relativamente cerca del chico, mirándolo de vez en cuando con su característico cabello plateado moviéndose con el viento.

 

La chica también parecía observar los negocios con asombro aparente, viendo los objetos que se exponían en los puestos con una mezcla de asombro y curiosidad.

 

Su mirada se posaba en todo lo que le resultaba extraño o novedoso para ella: pequeñas herramientas, artesanías y comida local que nunca había visto antes. 

 

Sin embargo, tras apenas unos segundos, volvía a centrar su mirada en Subaru, quien comenzó a caminar delante de ella con las manos detrás de la cabeza, completamente relajado, como si estuviera acostumbrado a todo el bullicio.

 

Subaru, sin inmutarse, se acomoda sus gafas de sol, y suelta un ligero bostezo mientras ve, algo que llama su atención.

 

"¡MIRA ESO, EMILIA! ¿Ese puesto vende pociones o jugos de fruta? Aunque, con esos colores, me pregunto si son seguros de beber. ¿Tú qué crees?"

 

Emilia suspiró ligeramente, intentando no llamar más la atención.

 

"Subaru... podrías bajar un poco la voz. Nos están mirando."

 

"¿Qué? ¿Mirándonos? ¡JA! Seguro es porque somos demasiado geniales para este lugar. Míranos, somos como un par de celebridades exóticas. Aunque, claro, yo soy el que más destaca."

 

Emilia rodó los ojos, intentando no parecer incómoda ante los comentarios de Subaru, mientras Puck soltaba una risita desde su hombro.

 

"¿Te das cuenta de que eres como un imán de miradas, pero no por las razones que piensas? Tu actitud ruidosa y esas tonterías que dices hacen que todos te noten", comentó Puck con un tono burlón.

 

"¡Exacto! ¿Ves? Destacar es un arte, Puck. No todos pueden ser como yo. Pero debo decir, Emilia-chan también llama la atención, con su estilo más... ¿cómo decirlo? ¿Clásico? Yo soy el más moderno."

 

"Definitivamente, un poco, ruidoso sería una palabra más apropiada," respondió Emilia, mientras trataba de mantener la compostura, a unos pasos de él.

 

Pese a que las personas continuaban mirándolo de reojo, a Subaru parecía no darles importancia.

 

Ante éso, ella se preguntaba cómo hacía aquel extraño chico, para parecer tan ajeno a la atención que atraían.

 

"Subaru, ¿de verdad no te incomoda que toda esta gente te mire?" preguntó, sin ocultar su incomodidad.

 

Subaru giró levemente la cabeza hacia ella, soltando un bostezo que parecía perezoso.

 

"¿Mmm?, ¿hablas de los susurros y esas miradas? Nah, no es la gran cosa. Si algo he aprendido en situaciones como esta, es que mientras no les prestes atención, ellos perderán interés."

 

"Es fácil decirlo. No todos estamos acostumbrados a ignorar todo nuestro al rededor."

 

"Si las miradas te ponen nerviosa Emilia-tan, solo tienes que hacer lo que yo: ¡Actúa como si fueras el protagonista de una historia épica! Así hasta las miradas se sienten como aplausos."

 

"Supongo... ¿Eh? ¿Y eso de 'tan'? ¿Qué significa exactamente?

 

"Es una especie de seudónimo o sufijo," respondió Subaru, haciendo un gesto despreocupado con la mano. "Digamos que es mi manera especial de añadir un toque de cercanía. ¿No te gusta? ¡Te queda bien!."

 

Emilia levantó una ceja, algo confundida, pero antes de poder replicar, Subaru le dio un leve empujón en la espalda, para animarla a seguir caminando. 

 

Su actitud despreocupada y jovial hizo que ella soltara un suspiro resignado, dándose cuenta de que no tenía sentido corregirlo. Poco a poco, empezaba a aceptar la manera peculiar en que él se dirigía a ella.

 

"Subaru, eres muy extraño" Emilia tenía una cara de resistencia mientras el mini albino caminaba detrás de ella y murmuraba en voz baja.

 

"Está bien, ¡Solo sigue la caminando!"

 

"¡Jejeje!, aunque eres un caso único, Subaru." 

 

Subaru: !Por supuesto que lo soy¡, y si las miradas te incomodan, solo finge que están alabando tu estilo de belleza y atuendos"

 

En ese momento, Puck asomó su cabecita desde el hombro de Emilia, mientras estiraba sus patas.

 

"Subaru tiene razón, Lia. Si se fijan en ti, probablemente sea porque se asombran de lo bonita que eres"

 

Y, el gato gris, que siempre parecía ir y venir como quisiera, ronroneó, golpeando sus bigotes con su pata.

 

"¡Puck!" exclamó, ligeramente sonrojada, mientras Subaru sonreía.

 

"¿Ves? Hasta tu espíritu guardián lo dice. Deberías disfrutar ser el centro de atención un poco más. ¡No todos los días tienes la oportunidad de brillar como una estrella en medio de un mercado lleno de extraños!"

 

Poco después, Puck volvió a hablar mirando al mini albino, con sus pequeñas patas cruzadas, con un aire algo ofendido.

 

"Ese 'tan' que le dices a Lia... ¡Cómo te atreves a darle un apodo más lindo que el mío!, ¡Toma ésto!" 

 

Puck se acercó de repente y voló para golpear a Subaru, pero su pata comenzó a disminuir de velocidad y se detuvo, el espíritu volvió a confirmo que 'algo' protegió al chico.

 

Puck: "¿Eh...?"

 

Subaru: "¡Ow! ¡¿Por qué demonios intentaste golpearme?!

 

Puck retrocedió un poco, desconcertado, mientras seguía mirando su pata.

 

"En realidad no se que pasa, pero necesitaba hacer algo por cómo me sentía..."

 

"No aceptaré que me intentes golpear por algo como éso. Pero como estoy de buen humor, te perdonaré está vez."

 

"¡No intenté golpearte porque estuviera enojado ni nada por el estilo!. ¡En realidad fue al revés!, protestó Puck, moviendo las patas. !Debo admitir que esa barrera tuya es bastante interesante!"

 

Subaru sonrió, orgulloso, mientras le daba un toque más dramático a su respuesta.

 

"¡Por supuesto que es más que interesante! Llámalo un instinto de supervivencia mejorado. Alguien tan increíble como yo necesita un sistema de defensa de última generación."

 

"Más bien, parece que algo está protegiéndote sin que siquiera lo sepas," comentó Puck, observándolo con curiosidad. "Aunque admito que me intriga cómo funciona esa cosa."

 

Subaru, con una sonrisa confiada, respondió mientras se llevaba las manos a la cintura.

 

"¿Ah? ¿Eso? Es solo mi Infinito. Y para que lo sepas, yo mismo puedo activarlo y desactivarlo a voluntad. Soy perfectamente consciente de cómo usarlo. No es gran cosa para alguien como yo."

 

Puck ladeó la cabeza, intrigado. "¿Infinito? Eso suena muy impresionante... Pero un poco arrogante viniendo de ti."

 

"¡Vamos! No es arrogancia, es la verdad. Mi Infinito es una técnica perfecta que me protege de cualquier cosa, incluso de ataques 'accidentales' de gatos parlantes."

 

Puck entrecerró los ojos, evaluándolo con cuidado. "¿Así que puedes activarlo y desactivarlo a voluntad? ¿Seguro que no es algo que simplemente ocurre sin que lo entiendas del todo?"

 

Subaru soltó una carcajada, claramente disfrutando del momento.

 

"¡Ja! Te lo digo en serio, peludito. Lo controlo perfectamente. Mira, incluso podría desactivarlo ahora mismo, !vamos¡, intenta tocarme otra vez."

 

Puck sintió como el aura del chico cambiaba a una mas neutral, mientras que Emilia, miró al mini albino con unas risitas.

 

"!Jiji-jij¡, ¿Sabes Subaru? Eres muuuy confiado."

 

"¡Es parte de mi encanto, Emilia-tan. Ahora ¿Quieres probarlo? Intenta tocarme otra vez, y verás cómo me defiendo con estilo."

 

Puck levantó una pata, dudando por un momento, antes de intentarlo. 

 

Sin embargo, al acercarse nuevamente estando a menos de un milímetro de él, su pata volvió a detenerse, después una fuerza invisible empujó su pata para atrás.

 

"¡Ahí lo tienes!" exclamó con orgullo. "Infinito. Protección garantizada."

 

Puck frunció el ceño, claramente intrigado. "Esto no es magia normal... No parece usar maná, es algo más, y definitivamente es algo muy extraño."

 

"¿Extraño? Prefiero llamarlo asombroso," menciona el hechicero al cruzarse de brazos.

 

"Pero no te preocupes, gato cósmico. Algún día quizá te explique cómo funciona, del todo. Por ahora, considera esto un misterio exclusivo para mentes brillantes como la mía."

 

Puck soltó un pequeño bufido, pero no pudo evitar reír. "Je, de acuerdo, humano asombroso. Te estaré observando... con mucha atención, haber de que otra cosa eres capaz de hacer."

 

"Si Subaru puede controlar esa habilidad, espero que no la uses para causar más problemas de los que ya has hecho."

 

"¡Yo? ¿Problemas? Emilia-tan, soy la definición de confianza responsable!" aseguró Subaru, lo que solo provocó que Emilia y Puck intercambiaron miradas dudosas y algo agotadas.

 

Parte 4

 

Después de un rato caminando por los alrededores del lugar, Subaru y compañía seguían buscando información acerca de la chica que había robado la insignia, sin mucho éxito en realidad.

 

*Gruñido*, Gruñido*

 

Al rato, Subaru se llevó la mano al estómago y frente a él, un puesto que ofrecía panecillos recién horneados, hicieron que se detuviera en secó.

 

"Ugh, esto huele muy bien. ¿Qué dices, Emilia-tan? ¿Hora de un bocadillo antes de seguir con nuestra aventura?"

 

Emilia observó cómo Subaru miraba los panecillos con ojos brillantes, como si fueran un tesoro, lo cuál le causó gracia.

 

Tal vez este día no sería tan complicado como ella había pensado. 

 

"Está bien, Subaru. ¡Pero solo si prometes no causar más alboroto!." Hace una postura con sus manos apoyandose en su cadera, mientras lo mirá.

 

"¡Trato hecho!" respondió el hechicero con entusiasmo. "¡Hoy es un buen día para conquistar el estómago y el corazón de la capital!'

 

El mercader, los miró por un momento, y con ver las fachas de nobleza que traían, inmediatamente les digo que valían dos monedas de plata, sin rebaja.

 

 

Subaru miró al mercader con una expresión sorprendida, llevando las manos a los bolsillos de su uniforme, fingió que traía dinero que servía, sin embargo mirá así otro lado y fingió estar ofendido.

 

"¿Dos monedas de plata? ¡Por un panecillo! Eso es un atraco en pleno día, hermano."

 

El mercader, un hombre robusto con un delantal manchado de harina, se encogió de hombros y se cruzó de brazos.

 

"Es pan recién horneado, muchacho. Y el mejor de la capital. Si no te gusta el precio, puedes buscar en otro sitio."

 

Subaru suspiró y se volteo hacia Emilia con una expresión de desamparo.

 

"Emilia-tan, parece que nuestra búsqueda de deliciosos panecillos fue saboteada por el capitalismo cruel de este lugar. ¿Creo que ahora tendrás que pagar el precio completo?"

 

"Um, ¿Subaru...? Odio decirlo cuando tienes tantas esperanzas, pero no tengo nada de dinero"

 

¿¡Huh, de verdad!? ¿!Me estás diciendo que estamos andando por estos lugares sin ninguna moneda entre los dos!?"

 

El dueño suspiró mientras veía a los dos pobres en su tienda.

 

"¿Y bien? ¿Tal parece que tengo a dos mendigos conmigo?"

 

Subaru abrió la boca, claramente ofendido, y señaló al mercader. 

 

"¡Oye, eso fue un golpe bajo, amigo! No somos mendigos, ¡solo estamos temporalmente en bancarrota! Es diferente, ¿sabes?"

 

El mercader bufó, mientras Emilia miraba a Subaru con una mezcla de vergüenza.

 

"Subaru, creo que deberíamos resolver esto en lugar de discutir sobre... Títulos," comentó, intentando suavizar la situación, al momento Puck desde su hombro, no se molestó en ocultar su alegría.

 

"Lia, creo que este tipo tiene talento para el drama. Podría vivir de eso si no consigue dinero pronto."

 

"¡Puck, no me traiciones en este momento crítico!" exclamó Subaru. Para después volver a mirar al mercader.

 

"Bueno, como decía, cof', cof', antes de ser interrumpido, si nos ayuda a brindarnos panecillos, yo le podría proporcionar mucho dinero más adelante, con intereses"

 

Al escuchar eso, el panadero arqueó una ceja y respondió:

 

"Lo dudo."

 

Sin más, desvió la atención hacia otro cliente, ignorando por completo al hechicero y compañía.

 

"¡Tsk!, ¡Qué falta de fe! ¡Este hombre no entiende el valor de una oportunidad de oro cuando la ve!"

 

Emilia, quien lo observaba con una mezcla de paciencia y ternura, se inclinó ligeramente hacia él, tratando de calmarlo. 

 

"Subaru, entiendo que quieras resolver todo de manera... poco convencional, pero la prioridad es encontrar mí insignia, y después a esas personas para entragar ese objeto siniestro, vamos, deberíamos seguir buscando."

 

El mini albino la miró por un momento y suspiró en señal de rendición.

 

"¡Dahh!, eres muy aburrida con ese tema", se quejó, poniendo los ojos en blanco.

 

"Te recuerdo que llevamos como dos horas perdidas, por tu culpa."

 

"!Okey¡ De acuerdo, de acuerdo. ¡Pero que conste, Emilia-tan!, que este hombre acaba de perder la oportunidad de ser parte de una historia épica."

 

Emilia soltó un bufido mientras lo guía lejos del puesto. 

 

"Mm, estoy segura de que lo superará. !Ahora andando¡," como una estrategia Emilia empujaba 'sutilmente' al hechicero para acelerar el paso.

 

"¡Oye, oye! No tan brusco, dañas mi estilo," replicó con tono quejumbroso, mirando de reojo a la chica de cabello plateado. Pero ella ignoró esa quejas, respondiendo con calma:

 

"Si no lo hiciera, lo más probable es que perdamos más tiempo."

 

Al alejarse del negocio y retomaban las calles de la capital, Subaru reflexionó en voz alta, con las manos en los bolsillos y un aire pensativo.

 

"Vamos, esa niñita no puede ser tan difícil de encontrar, incluso en esta enorme ciudad. Dudo que tengamos que buscar en todo este lugar para dar con ella."

 

Emilia lo miró, curiosa. "¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?"

 

Subaru sonrió, señalando con un dedo como si estuviera a punto de dar una gran revelación.

 

"Bueno, para ponerlo simple: solo debemos encontrar un lugar donde gente como esa ladrona pueda estar. Por su apariencia, el olor y el hecho de que robe, es obvio que no pertenece a la clase alta de esta sociedad. Para alguien acostumbrada a ese tipo de vida... Ahora, esto puede ser obvio, pero tiene que haber un lugar donde se intercambien bienes robados por dinero. Quizá un barrio bajo o un rincón donde el crimen sea común, ¿no crees?"

 

Emilia: "..."

 

"Así que, creo que en lugar de buscar sin rumbo, tendremos mejores oportunidades si apuntamos a eso..."

 

Emilia: "..."

 

"¿Eh? ¿Sucede algo?" Pregunto el hechicero al recibir un silencio absoluto de parte de la chica.

 

Poco después, Emilia lo miró y Finalmente, respondió con una mezcla de desconcierto y admiración.

 

"Solo estaba sorprendida. Realmente tienes una buena cabeza sobre tus hombros".

 

"¡Vamos! ¿Qué quieres decir con eso? ¡Soy un genio táctico!" protestó ofendido.

 

Puck, que descansando sobre el hombro de Emilia, intervino con tono juguetón.

 

"Subaru, tal vez deberías dejar de hablar tanto y usar esa 'brillante lógica' para guiarnos al lugar correcto."

 

"¡Eso haré!" exclamó el mini albino, alzando el puño. 

 

"¡El más fuerte de este cuento no descansará hasta encontrar ese escondite del bajo mundo!"

 

"Ji-ji ji, está bien, líder. Guíanos hacia ese 'escondite' entonces."

 

"Entendido, capitana", comentó el hechicero, captando la atmósfera que se creó.

 

Parte 5

 

Usando los sonidos de la ocupada multitud como guía, Subaru y Emilia caminaron de vuelta por las calles concurridas hasta llegar a la calle principal unos diez minutos después.

 

Cambiando la mirada de un lado a otro, Subaru buscaba a alguien a quien pudieran preguntar por información, cuando sintió un suave tirón en la manga de su uniforme.

 

"Esto... Subaru..." Emilia con un tono de duda y curiosidad, detuvo su andar y de él.

 

Cuando Subaru se giró para mirarla, notó que su atención estaba fija en algo al otro lado de la calle.

 

Siguiendo la dirección de su mirada, el hechicero también vio a la figura que había capturado su interés, una niña que parecía estar asustada.

 

«Tengo el presentimiento de que esto será aburrido», pensó, dejando escapar un suspiro interno.

 

El peso de la situación pronto se hizo evidente cuando Emilia continuó con una expresión seria.

 

"... ¿Crees que esa niña está perdida" preguntó, sin apartar la mirada.

 

De todas las posibles complicaciones que podrían surgir, esta no estaba en la lista de prioridades de Subaru.

 

"... Bueno, gh... ¿Quién sabe?, posiblemente no..." murmuró con evasión, poco interesado en desviarse del objetivo principal.

 

Una cosa que Subaru había aprendido ese día era que Emilia era incorregiblemente amable, incluso cuando eso complicaba las cosas. Ya fuera por modestia o negación, la chica nunca lo admitiría. 

 

Con un suspiro verdadero, el hechicero intentó redirigir la situación.

 

"Vamos, calmémonos un poco." -Se cruzó de brazos, mirándola con leve exasperación. "¿Qué harás si se levanta y se va mientras pierdes el tiempo?"

 

"Tenemos que hablar con ella de inmediato, para ver si está bien" 

 

Respondió la chica con determinación, como si no hubiera oído su objeción.

 

Subaru rodó los ojos y soltó otro bufido más agotador.

 

"Sabes, esa amabilidad tuya es una gran virtud pero también una maldición, creó que es mejor ayudar a algunas personas y no a todo el mundo. Así que solo concéntrate en un objetivo y síguelo, eso es todo".

 

Cerca del edificio al otro lado de la calle, había una niña que parecía tener unos diez años.

 

Su cabello verde hasta los hombros se balanceaba levemente, y su expresión de ansiedad estaba a un paso de romper en llanto. Emilia, por supuesto, no podía ignorarla.

 

"¿No lo ves, Subaru? Mírala, está llorando".

 

"Mhm..." fue todo lo que Subaru pudo decir, tratando de no comprometerse.

 

"Si no quieres ayudar, está bien. Pero quédate aquí por un momento." La manera en que lo dijo fue más una orden disfrazada de sugerencia.

 

Su cabello plateado ondeando tras de ella, Emilia cruzó la calle con pasos decididos mientras Subaru observaba con resignación.

 

La niña, que había estado mirando al suelo con ojos llorosos, levantó la vista al notar que alguien se le acercaba. Por un instante, sus ojos brillaron con una esperanza fugaz, probablemente pensando que quien la buscaba la había encontrado.

 

"Lo siento, no soy la persona que buscas" dijo la chica, arrodillándose para estar a su altura.

 

La esperanza en los ojos de la niña se desvaneció rápidamente, reemplazada por miedo y confusión. Desde donde estaba, Subaru pudo notar el ligero temblor en sus pequeños hombros.

 

"Lo siento si te molesto, pero... ¿dónde están tus padres? ¿No están contigo?" preguntó ella con un tono amable y una sonrisa suave.

Sin embargo, su intento no parecía funcionar. La niña comenzó a temblar aún más, asustada por el extraño que le hablaba.

 

"Umm... Eh... Por favor, no llores. No te haré daño, ¿Está bien?"

 

"¡PHS! ¡JAJAJAJAJA!" La torpeza de Emilia al intentar consolar a la niña fue demasiado para Subaru.

 

Sin poder contenerse, estalló en una carcajada tan fuerte que todos los que estaban cerca giraron la cabeza hacia él, mientras señalaba a Emilia, doblándose de risa, y ahora la mitad de la calle, lo miraba con curiosidad y desconcierto.

 

Incluso la niña dejó de llorar momentáneamente para mirarlo, mientras que Emilia volteo la mirada, totalmente confundida por su reacción.

 

"¿Qué... qué tiene de gracioso?" preguntó ella, visiblemente molesta, incapaz de comprender la causa de su burla.

 

"¡Tu cara... tu cara de 'heroína perfecta' fallando tan épicamente!, 

!JAJAJAJAJA¡" logró decir entre risas, señalando con el dedo.

 

"¿En serio? ¡Ella no sabe si confiar en ti o salir corriendo!, ¡JAJAJAJA!"

 

Emilia bufó, ignorando esos modestos  comentarios. 

 

"¡Ya basta, Subaru!. Esto no es un juego." Volvió su atención a la niña con renovada paciencia, mientras Subaru, aún entre risas, intentaba recuperar la compostura.

 

El estallido de risa de Subaru no pasó desapercibido para nadie.

 

Sobre todo para un mercader cercano, que al ver la escena, sintió una mezcla de compasión y molestia por la burla del chico hacia la amable chica de cabello plateado. 

 

Decidió intervenir y, sin decir nada, se acercó con un par de brochetas de carne recién preparadas.

 

"Aquí tienes, jovencita" dijo, entregando una a Emilia y otra a la niña.

 

Emilia parpadeó sorprendida por el gesto. "Oye... yo no tengo dinero para...

 

"No te preocupes, no es nada." El hombre levantó una mano para callarla con un gesto amable antes de regresar a su puesto, sin esperar más explicaciones.

 

Emilia, aún concentrada en la niña, asintió con una sonrisa serena al escuchar su respuesta.

 

"Ya veo. Así que te separaste de tu madre, ¿huh? No te preocupes. Solo déjamelo a mí. ¡La encontraremos de inmediato!" exclamó con confianza, irradiando determinación.

 

Subaru, que había estado observando la escena con los brazos cruzados, dio un paso al frente con una sonrisa descarada.

 

"Bien, bien. Hora de que el gran Subaru entre en acción." Señaló la brocheta en manos de Emilia con un dedo acusador. "Pero, oye, si vamos a trabajar en equipo, exijo mi parte de esa brocheta".

 

Emilia lo miró confundida.

 

"¿Tu parte? ¿De qué hablas?"

 

"¡Es lo justo!" Subaru cruzó los brazos, exagerando la importancia de sus palabras. 

 

"Si no fuera por mis increíbles dotes cómicos, esta niña aún estaría temblando y llorando. Básicamente, calmé la situación con mi talento natural. Así que, dame al menos un bocado de esa brocheta.

 

Ante esas palabras, el mercader cogió un balde de agua y se lo tiró a los pies, lo que casi hace que se mojara su pantalón de hechicero, pero gracias a sus reflejos, dio un salto hacia atrás, evitando que el agua lo salpicara.

 

"¡¿Pero qué rayos?!" exclamó, mirando al mercader con una mezcla de indignación y asombro.

 

El mercader, un hombre robusto, cruzó los brazos y lo miró con una ceja levantada.

 

"Eso es para que dejes de hacer el tonto y te concentres. Si tienes tiempo para reclamar brochetas, mejor úsalo para encontrar a la madre de la niña".

 

Subaru señaló al mercader, ofendido.

 

"¡Oiga, viejo, mis dotes cómicos no merecen este tipo de trato! ¿Sabe lo difícil que es ser tan entretenido bajo presión?"

 

"No me importa. O te pones a trabajar o te tiró el próximo balde completo" Dio una palmada al balde vacío como advertencia.

 

Emilia, quien había observado la escena con una mezcla de sorpresa y paciencia, se giró hacia donde estaban.

 

"Subaru, deja de discutir por una vez, y vamos a buscar a la madre de la niña, ¿quieres?"

 

Emilia lo miró fijamente, incrédula por un momento, antes de soltar un bufido de indignación.

 

"¿¡QUEE!? ¿¡Ahora soy el malvado!?"

 

Lo dice con un tomo tan exagerado, lo cuál hizo que la niña, que observaba la interacción, dejó escapar una pequeña risita por primera vez.

 

Y, Subaru al notarlo sonrió, y decidió agacharse para quedar a su nivel.

 

"¿Ves? Te hice reír, ¿no? Soy un maestro del entretenimiento. Ahora, cuéntame, ¿recuerdas algo más sobre dónde viste a tu madre por última vez?" preguntó el Hechicero, inclinándose ligeramente hacia la niña con un tono tranquilizador.

 

La pequeña asintió tímidamente, su confianza creció poco a poco.

 

"Realmente pareces tener experiencia con esto, Subaru. ¿Es tu trabajo domar niños perdidos?" comentó Emilia con una sonrisa burlona.

 

"¡Oye, oye! Cuando lo dices así, suena sospechoso. ¡Tks!, necesitas urgentemente un diccionario. La próxima vez te regalo uno, !Ah! Y, no estoy desempleado".

 

Técnicamente, Subaru aún tenía el estatus de ser un estudiante Jujutsu. Sin embargo, dado que no había ido a la escuela últimamente y particularmente ahora que había sido invocado a un mundo diferente, realmente ya no se sentía calificado para llamarse así. Pero, a pesar de eso... 

 

Se giró hacia la niña y, señalando a Emilia, dijo con un guiño:

 

"¿Qué te parece si esta amable onee-chan sostiene tu mano para que no te sientas sola?"

 

La niña miró a Emilia por un momento, con cierta vacilación en sus ojos, pero finalmente extendió su pequeña mano.

 

Emilia se sorprendió por un instante, contuvo el aliento, pero luego sonrió cálidamente.

 

"Claro. No te preocupes. Deja que tu onee-chan se encargue de esto. Encontraremos a tu mamá, te lo prometo."

 

Con su tono gentil y la calidez de su sonrisa, parecía que finalmente había logrado tranquilizar del todo a la niña, quien apretó ligeramente la mano de Emilia en respuesta.

 

Subaru observó la escena con una sonrisa satisfecha.

 

"Mira, Emilia-tan, hasta tienes talento natural para ser una onee-chan. ¡Eres como una heroína de cuentos infantiles!"

 

Emilia lo miró de reojo, tratando de mantener la compostura mientras sostenía la mano de la niña.

 

"¿Eso se supone que es un cumplido?" preguntó con una mezcla de duda.

 

"Por supuesto, ¿qué más podría ser?" respondió Subaru.

 

"Aunque creo que un agradecimiento por mi brillante idea tampoco estaría de más".

 

Emilia suspiró mientras la niña apretaba ligeramente su mano, aparentemente más cómoda ahora.

 

"Si estás buscando un "gracias", Subaru, quizá deberías intentar ayudar más y hablar menos".

 

"¡Jej! ¿Que quieres decir Emilia-tan? Mis palabras también son acciones. ¡Son palabras de sabiduría, humor y estrategia todo en uno!"

 

"¿Estrategia para qué? ¿Para parecer un bufón?"

 

"¡Exacto! Un bufón adorable y multifuncional, ¿te lo puedes creer?"

 

La niña soltó una risita, lo que hizo que Emilia también sonriera con suavidad.

 

"Bueno, al menos haces que se sienta mejor" admitió ella con un tono más cálido.

 

"Lo sé. Es mi talento innato. Ahora bien, ¿qué tal si seguimos adelante? Tenemos una madre que encontrar."

 

Emilia asintió y comenzó a guiar a la niña, quien sostenía su mano con más confianza. Sin embargo, Subaru, caminando detrás con las manos en los bolsillos y una sonrisa juguetona, no pudo resistir echar más leña al fuego.

 

"En verdad, nuestra querida onee-chan fue pésima para calmarte, ¿verdad?" comentó en un tono conspirador, inclinándose un poco hacia la niña mientras se ajustaba dramáticamente sus gafas negras y miraba a Emilia.

 

La niña lo miró con curiosidad, y tras unos segundos, dejó escapar una pequeña risita que parecía iluminarle el rostro.

 

Por otro lado, Emilia giró lentamente la cabeza hacia Subaru, sus ojos violetas brillaban con una intensidad que parecía capaz de congelar el tiempo.

 

"Subaru..." dijo ella, alargando su nombre de una manera que no requería más explicación: estaba perdiendo la paciencia.

 

"¡Es la verdad!" respondió, levantando las manos en una especie de defensa improvisada. "Yo la habría calmado en un segundo, con mi estilo inigualable. Vamos, no me pongas esa mirada de hielo... hasta aquí se me congeló el hombro."

 

Se frotó el brazo, como si de verdad sintiera un frío extremo, mientras Emilia cerraba los ojos y respiraba profundamente, tratando de mantener la compostura.

 

Poco después, ella suspiró y un bufido salió de su boca, exasperada con Subaru.

 

"Como actúas, dudo mucho que hubieras hecho algo útil. Lo único que sabes hacer es reírte como un tonto," dijo, cruzándose de brazos mientras lo ignoraba deliberadamente.

 

"¡Oh, así que dudas de mi grandeza! Muy bien, Emilia-tan, tomémoslo como una apuesta," Con una sonrisa pícara, se inclino hacia ella.

 

Emilia levantó una ceja con desconfianza, pero antes de que pudiera replicar, Subaru comenzó a rebuscar en sus bolsillos. 

 

Finalmente, sacó una moneda de diez yenes, un recuerdo de su mundo anterior.

 

"¡Atención, por favor!," Subaru con voz exageradamente seria, sostuvo su moneda de dies yenes frente a la niña. "Oh, pequeña, ¡Mira esto!. Esta es una moneda, y estoy a punto de hacerla... ¡flotar!"

 

"¿Ehm?" Emilia parpadeó, confundida.

 

Sin perder el ritmo, Subaru extendió su otra mano, colocó la moneda en la palma abierta y la lanzó suavemente hacia arriba. En lugar de caer, la moneda quedó suspendida en el aire, flotando mágicamente frente a la niña.

 

Los ojos de la pequeña se iluminaron de asombro, mientras soltaba un pequeño "¡Oh!" y aplaudía emocionada.

 

"¡Ta-dá!" exclamó el hechicero, haciendo una reverencia sonriendo triunfalmente.

 

Que había sucedido en ese momento se pregunto Emilia.

 

Bueno, lo que sucedió fue que Subaru había activado sutilmente su técnica del ilimitado, manteniendo la moneda suspendida en el aire, al manipular la distancia entre esta y su mano. Para cualquiera esto podría ser "magia".

 

Por un momento, incluso Emilia parecía genuinamente sorprendida, sus ojos amatista parpadeando con curiosidad al ver la moneda flotante. Pero su expresión pronto cambió, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

 

"Debo admitirlo, Subaru, esa habilidad tuya es bastante versátil."

 

Subaru sonrió aún más amplio, ya saboreando la victoria.

 

"¡Ah, finalmente reconoces mi grandeza, Emilia-tan! ¿Lo ves? Yo soy un tesoro ambulante y de encanto natural."

 

Pero antes de que pudiera continuar con su autoelogio, Emilia levantó una ceja, inclinándose ligeramente hacia él.

 

"Claro, lo único malo es que esa habilidad... la tienes tú."

 

"¡Oye, eso fue cruel!" protestó, llevándose las manos al pecho como si hubiera recibido un golpe directo.

 

Y tanto la niña como Emilia rieron al verlo actuar de manera tan dramáticamente.

 

"Realmente eres un buen chico, ¿cierto?" Dice ella con una sonrisa suave, mirándolo de reojo.

 

"!Oye oye¡, espera un segundo"

Subaru levantó las manos como si estuviera deteniendo una invasión.

 

"Me molesta que me trates como si fuera un niño. Sé que hay un mito mundial de que los asiáticos del este parecemos más jóvenes de lo que somos, pero no creo que haya tanta diferencia de edad entre nosotros, ¿cierto?"

 

Emilia entrecerró sus ojos violetas con un aire enigmático y respondió con calma

 

"Por más edad que creas que tengo, no creo que estés ni cerca... Después de todo, soy una semi-elfo".

 

Subaru se quedó sin habla, parpadeando varias veces mientras procesaba esas palabras.

 

Viendo su reacción, las emociones en el rostro de Emilia cambiaron sutilmente: primero confusión, luego algo parecido a la resignación, y finalmente una leve impotencia. Subaru, siempre atento a los detalles, detectó cada una de esas expresiones en un instante.

 

"Ya veo... Así que los cuentos de hadas tenían razón" dijo el finalmente, cruzándose de brazos.

 

"Los elfos, y por extensión los semi-elfos, son un signo universal de belleza. Es la regla en todos los mundos de fantasía, ¿no es así?"

 

"¿Huh?" Emilia lo miró parpadeando rápidamente, claramente sorprendida por su respuesta inesperada.

 

"¿Hmm? ¿Sucede algo?" 

 

"No es que suceda algo, es solo... Quiero decir... Soy una semi-elfo y..."

 

"Sí... si.. te escuché la primera vez. Pero no lo volveré a repetir, no voy a inflar tu egolatria de belleza"

 

"Ah..." Emilia dejó escapar otro extraño sonido de su garganta, visiblemente desconcertada por la actitud despreocupada de Subaru.

 

Finalmente, con un gesto extraño miró a Subaru de pies a cabeza, procesando todo eso.

 

"Subaru, tú... tu.. eh, eres.. un.. un..

!cabeza de chorlito!"

 

"¡JAJAJAJAJA! ¿Eso es lo mejor que se te ocurrió como insulto? ¡Por favor, Emilia-tan!, ¡JAJAJA!, ese es el insulto más anticuado que he escuchado en toda mi vida. ¡Jajaja!" el mini albino comenzó a reír mientras apretaba su estómago, con mucha fuerza, Emilia le había dado justo en el clavó.

 

Ante eso, la semi-elfa infló sus mejillas, ofendida, pero también consciente de lo absurdo de la situación.

 

"¡Hmph!. No importa, es más importante buscar a la madre de esta niña" dijo, recuperando su tono serio mientras se giraba hacia la pequeña, quien seguía caminando junto a ella.

 

Antes de que pudieran dar otro paso, la niña se detuvo de repente y señaló hacia adelante con los ojos llenos de emoción, poco después hablo en voz alta.

 

"!Mama¡"

 

Subaru/Emilia: "Eh..." "Ooh"

 

Una vez que la madre se reunió con su hija, agradeció a Subaru y Emilia varias veces.

 

Mientras la niña y su madre se iban, la niña miro hacia atrás y se despidió varias veces, y ambos hicieron lo mismo. 

 

"¡Muchas gracias! ¡No sé cómo agradecerles!"

 

Emilia se inclinó ligeramente, sonriendo con dulzura.

 

"No fue nada, solo estamos felices de que estés bien".

 

Subaru, mientras tanto, observaba la escena con los brazos cruzados y una sonrisa satisfecha.

 

"Bueno, sí, fue todo gracias a mí. Aunque claro, Emilia hizo un buen trabajo como asistente..."

 

Emilia interrumpió, dándole un leve golpecito en el brazo, mientras la madre y la niña reían juntas por la pequeña discusión.

 

La madre y su hija sonrieron ante ese espectáculo, parecían aliviadas y felices, una escena que hizo que Subaru sonriera con satisfacción.

 

"Bueno, si nos disculpa, iremos al negocio que tiene mi esposo en el centro"

 

Cuando la madre mencionó entre agradecimientos que su hija había escapado de su lado mientras hacía compras, Subaru se interesó.

 

"Ah, ¿dices que te dirigías a encontrarte con tu esposo?" preguntó Subaru, fingiendo un tono casual mientras mantenía sus manos en los bolsillos.

 

"Sí, él trabaja en el centro." La mujer señaló vagamente en dirección a una parte concurrida de la ciudad.

 

Subaru frunció el ceño, procesando esa información. El centro... Al ver la dirección que la madre señaló Subaru recordó que en ese lugar había sido donde fue invocado a este mundo, lo cual le resultaba más que curioso.

 

"Ya veo... ¿Y qué hay de ese lugar? ¿Es una zona importante de la ciudad" insistió Subaru, inclinándose un poco hacia la mujer para no levantar sospechas.

 

La madre lo miró con cierta extrañeza, pero respondió

 

"Es donde se reúnen muchos comerciantes y mercaderes, también hay algunos eventos allí... ¿Por qué lo preguntas?"

 

Subaru se quedó pensativo, cruzando los brazos mientras miraba hacia la dirección indicada. Justo entonces, Emilia se inclinó hacia él, acercándose lo suficiente para hablarle en voz baja.

 

"Subaru, ese es también el lugar donde me robaron la insignia..."

 

Subaru giró su cabeza hacia ella, sorprendido por la revelación. Su cerebro comenzó a trabajar rápidamente, conectando los puntos.

 

El lugar donde lo invocaron, el centro de comerciantes y el robo de la insignia. Había demasiadas coincidencias para ignorarlas.

 

"Hmmm... -murmuró" Subaru, con una mirada que denotaba que estaba tramando algo. 

 

"Oiga, mujer, ¿qué tal si la acompañamos al centro? Digo, después de todo este caos, seguro que sería mejor llegar con algo de apoyo, ¿no?"

 

La madre parpadeó, sorprendida por la propuesta.

 

"¿De verdad harían eso? ¡No quiero incomodarlos más!"

 

"No es molestia para nada" respondió Subaru con una sonrisa

despreocupada mientras señalaba a Emilia. 

 

"Además, Emilia-tan es una excelente guía emocional para niñas traviesas. ¿Verdad?"

 

"¿Subaru...? " Emilia lo miró pensativamente, pero al ver la preocupación en el rostro de la niña, terminó asintiendo. "Claro, estaremos encantados de ayudar".

 

La mujer agradeció nuevamente, y la pequeña soltó un emocionado "¡Sí!" mientras se sujetaba de la mano de su madre y la otra con la de Emilia. Subaru, por su parte, se giró hacia ella con una sonrisa cómplice.

 

"Confía en mí, Emilia-tan. Esto no es solo un paseo".

 

"¿Qué estás planeando? Mmm... ahora que lo pienso, creí que estabas en contra de ayudar a esta niña a encontrar a su ma-"

 

Antes de que Emilia pudiera terminar la frase, Subaru reaccionó rápidamente, llevándose un dedo a los labios y cerrándole la boca suavemente con la otra mano.

 

"Oye, oye, ¡esas cosas no se dicen en voz alta!" susurró Subaru, con una gota de sudor recorriéndole la sien mientras miraba nerviosamente hacia la madre de la niña.

 

Con un movimiento rápido, echó un vistazo para asegurarse de que no los hubiera escuchado. Para su alivio, la mujer parecía completamente concentrada en su hija, acariciándole el cabello mientras caminaban juntas.

 

"Uf... estoy a salvo..." murmuró el hechicero, soltando un suspiro de alivio y bajando la mano de la boca de Emilia, quien lo miró con los brazos cruzados y una ceja arqueada.

 

"No entiendo por qué actúas tan sospechoso si no tienes nada que ocultar." Emilia infló levemente las mejillas, claramente confundida por su actitud.

 

"Porque, Emilia-tan, no quiero que mi imagen de héroe altruista y carismático se vea comprometida" 

El mini albino se cruzó de brazos, adoptando una pose exageradamente seria antes de soltar una risita.

 

"No todos tienen que saber que mi corazón de oro tiene sus límites".

 

"¿Entonces ahora eres el gran héroe que quiere ayudar?" preguntó la semi-elfa, con un tono que denotaba algo de regañó.

 

El mini albino se encogió de hombros, fingiendo una indiferencia exagerada.

 

"Llámalo... un cambio de prioridades. Además, no podía dejar que alguien como tú, tan angelical y puro, tuviera que cargar con todo el trabajo emocional, ¿verdad?"

 

Emilia lo miró, incrédula, y finalmente soltó un pequeño suspiro.

 

"Subaru, a veces no sé si eres más infantil que la niña..."

 

"¡Eso es un insulto muy poco velado! ¿No? " protestó Subaru, fingiendo indignación mientras ambos retomaban el paso.

 

Aunque el hechicero echó un vistazo al bullicio de la ciudad, su mente seguía trabajando frenéticamente, conectando las piezas de un rompecabezas que no terminaba de encajar.

 

El lugar donde fue invocado, el centro de comerciantes hacia donde se dirigían, y el robo de la insignia de Emilia... Y ahora esto...

 

("Demasiadas casualidades en un solo lugar..."), pensó Subaru, frunciendo el ceño con una mezcla de sospecha y preocupación.

 

--

 

Después continuo caminando con pasos calculados, sus pensamientos girando en círculos y las piezas del rompecabezas se acumulaban sin encajar del todo. 

 

Nuevamente observa de reojo a Emilia. Ella seguía ajena, su expresión tranquila y cálida mientras hablaba con la madre y la hija. La escena contrastaba profundamente con el caos interno que lo invadía.

 

Según recordaba el, de parte de Suguro, y algunas personas del clan Gojo, todos nacen con energía maldita, y todo está entrelazado, 

 

(Todas las personas con energía maldita conectadas por el destino... 

 

...los "seis ojos".

 

... el "contenedor De Plasma Estelar...

 

Y alguien llamado Tengen"...

 

Sukuna: El rey de las maldiciónes...)

 

Todo sonaba como parte de algo mucho más grande de lo que él podría procesar, pero...

 

("¿Por qué estoy aquí? ¿Y por qué siento que no estoy avanzando, sino siendo manipulado hacia algún tipo de destino inevitable?")

 

Restricción celestial

 

Esas palabras resonaron en su mente. Ser capaz de alterar el destino. ¿Eso era algo que lo hacía diferente en este mundo? O ¿seguía con la misma restricción que en su mundo?.

 

"El dedo de Sukuna..."

 

Esa idea lo toca como un rayo. Subaru recordó la presencia ominosa que sintió al verlo la primera vez. No era solo una reliquia maldita, sino algo que parecía destinado a "devorarlo" todo.

 

("¿Acaso esta cosa sabía que terminaría aquí? ¿Este mundo es algo nuevo? O ¿simplemente es un tablero con sus fichas ya jugadas?")

 

Subaru ajustó sus gafas con un gesto automático, tratando de calmar la oleada de paranoia que lo asaltaba. No tenía pruebas concretas, pero su instinto le decía que el lugar al que estaban yendo tenía respuestas, aunque quizás no todas fueran agradables.

 

Emilia finalmente notó su silencio y lo miró de reojo.

 

"Subaru, ¿estás bien?". Lo dice porque lo vió bastante pensativo.

 

Él forzó una sonrisa, levantando una mano para rascarse la cabeza.

 

"¿¡Yo!? Claro que ¡Sí!. Solo estaba pensando en... lo eficientes que somos ayudando a la gente. Deberíamos formar un equipo oficial de rescate o algo así".

 

Emilia alzó una ceja, claramente no convencida, pero no insistió.

 

Subaru suspendió internamente. Podía fingir estar relajado todo lo que quisiera, pero sabía que el momento de enfrentar la verdad se acercaba rápidamente.

 

(Solo una cosa es segura: todo eso no era una simple casualidad. Ahora mismo el hechicero tenía que descubrir qué está pasando antes de que sea demasiado tarde.)

Notes:

Una cosa, la razón del porque Emilia menciona su nombre original y no el de Satella, es porque en la historia original, ella decidió decirle a Subaru ese nombre, fue porque no quería involucrarlo con sus problemas y para que no le pasará nada malo al estar con ella, así que por eso, ella decide dice llamarse Satella, para asustarlo y que se aleje.

Después de todo, ella es una semi-elfa, y los semi-elfos son mal vistos en ese mundo, aunque acá, el caso cambio, debido a que Emilia en esta ocasión, no tendría razón de mentirle, de hecho, todo lo contrario, ella prefiere estar junto a el, ya sean por razones de saber quién es, o para vigilarlo de cerca para que no haga nada malo.

Chapter 3: Arco 1 Invocando Al Más Fuerte: La Cazadora De Entrañas Vs El Más Fuerte

Chapter Text

Con una meta clara, el grupo avanzó hacia el bullicioso centro de la capital de Luginica. 

Mientras algunos caminaban con una determinación mucho más "fuerte", otros solo daban un paseo, siendo ajenos a ese sentimiento, fuera cual fuera el caso, estaban cada vez más cerca de su destino.

Emilia aún sostenía la mano de la niña, y, para su deleite, Puck había salido de su escondite para jugar con la pequeña.

La pequeña reía encantada, mientras su madre observaba al espíritu con asombro y alegría. En eso, la semi-elfa no pudo evitar sonreír con la interacción.

Ella río suavemente, disfrutando del momento. Sin embargo, algo llamó su atención.

De repente, su expresión se tensó. Giró su cabeza hacia atrás, buscando algo o, más bien, a alguien.

"Mmm...?" La semi-elfa murmuró, notando la ausencia de un comentario 'sarcástico' o una broma IRRITANTE. Algo que, hasta ahora, había sido una constante durante el camino.

Al mirar atrás, vio que Subaru todavía las seguía, caminando unos pasos detrás. Pero había algo diferente. El chico de cabello alborotado y gafas oscuras, que normalmente no paraba de hablar, estaba inusualmente callado.

("Desde que comenzamos a caminar ha estado así...") frunciendo ligeramente el ceño. Observa a Subaru, el siempre tenía algo que decir, fuera útil o no.

Y su repentino silencio le resultaba extraño, un momento después, suelta la mano de la niña y la deja al servicio de Puck, para acercarse al hechicero.

"Esto... ¿Subaru...?" ella llamada, estado cerca de el.

El mini albino, levantó la mirada al escuchar su nombre, pero no hubo respuesta. En lugar de ello, solo esbozó una sonrisa, como si tratara de tranquilizarla.

"¿Todo bien, Emilia-tan?, solo estoy disfrutando de la vista. Es raro poder caminar por un lugar tan bonito sin que algo explote en mi cara".

Su tono era ligero, y Emilia notó un matiz de seriedad en sus palabras, algo que no cuadraba con la actitud despreocupada que solía mostrar.

"Hmm... Está bien, pero si tienes problemas, ¡solo dilo, sí!" insistió ella, mirándolo con preocupación.

Antes de que pudiera insistir más, la niña volvió a tomar su mano, llamando su atención nuevamente. 

Emilia decidió dejar el tema por ahora, pero en su interior sabía que algo no estaba del todo bien con Subaru.

 

-

 

Mientras que este, mirando el ir y venir de la gente, giró sus ojos hacia un callejón oscuro, y una chispa de reconocimiento cruzó su mente.

"Mhm..." murmuró para sí mismo. ("Ahí fue donde me encontré con ese grupo de idiotas".)

"Oh... Subaru, ¿quién estás...?"

Emilia, que lo había estado observando de reojo desde hace un rato, notó su cambio arrepentido de actitud.

Aún así, el hechicero no la escuchó. En un instante, aceleró el paso, adelantándose del grupo.

Perdiendo la noción de que Emilia lo había llamado, llegó a un lugar familiar.

Con rapidez, empezó a analizar todo lo que estaba a su alrededor. Su mente trabajaba a toda velocidad, buscando cualquier pista, cualquier indicio, algo que le ayudara a entender, el porque fue teletransportación a ese extraño mundo....

Con eso en mente, Subaru se quitó sus gafas y dejó que los Seis Ojos analizaran cada partícula de energía a su alrededor. 

("Veamos si puedo encontrar algo que no haya visto...")

La percepción que le otorgaban los Seis Ojos era abrumadora: los patrones de energía fluían como corrientes invisibles, ya diferencia de lo que conocía en su mundo natal, esto no representaba un desafío.

Sin embargo, la intensidad de los seis ojos y la penetrante mirada que Subaru lanzaba a todos los que se cruzaban en su camino.

Combinado con su constante movimiento y su aparente falta de discreción, comenzó a generar incomodidad entre los transeúntes.

Las dos chicas y la niña que lo acompañaban, lo miraron intrigadas por su comportamiento.

"¿Qué se supone que está haciendo?" -preguntó la joven madre a la semi-elfa, mirando al chico con cierta confusión.

"Jiji, Tranquila, no es peligroso, solo que no sabe cómo ser prudente, es todo" Menciona la semi-elfo al ver las disparatadas que están formando el mini albino.

Del otro lado de la calle, Subaru continuaba su peculiar inspección. 

Los residentes de la zona comenzaron a apartarse, algunos murmurando entre ellos, mientras otros lo miraban con evidente nerviosismo.

Sin darse cuenta, el hechicero había transformado la tranquila calle en un ambiente cargado de tensión, como si los estuviera observando un depredador en busca de su presa.

Finalmente, un hombre que atendía un pequeño puesto no pudo soportar más la incómoda atmósfera.

"¡Oye, tú!" Gritó con voz ronca, con un tono cargado de frustración. 

"¡Deja de hacer lo que estás haciendo! ¡Estás espantando a mis clientes!"

Subaru parpadeó, sorprendido por la interrupción. Sus ojos se enfocaron en el hombre como si recién se diera cuenta de su existencia.

"Ah..." murmuró, colocándose las gafas y levantando una mano en señal de disculpa. 

"¡Lo siento!. Solo estaba buscando algo".

"¿Buscando algo? ¿Qué tal si buscas sin parecer que vas a secuestrar a alguien?"

"¿!Eh..¡?, ¿!Que insinuas¡?, solo es un malentendido ¿creo?..." Dice el hechicero, colocando las manos en sus bolsillos.

El tendero lo miró de arriba abajo y de repente pareció reconocerlo. "¡Espera un momento!" exclamó, señalándolo con un dedo acusador.

"¡Tú otra vez! El tipo con prendas lujosas y sin un centavo. ¿Ahora también espantas a los clientes?" Dijo el dueño con sorpresa, para después mirarlo de manera fría. 

Tenía una cara severa y una profunda, y voz amenazadora. Sobre todo, también tenía una cicatriz blanca que corría desde el lado izquierdo de su cara. 

"!Oh¡, no seas tan frío, viejo. Estabas actuando bastante amable conmigo cuando nos conocimos".

El tierno bufó, cruzándose de brazos con expresión severa. "Eso fue porque pensé que eras un cliente. De haber sabido que no tenías dinero, te hubiera echado antes... Cómo lo voy a hacer ahora"

Antes de que Subaru pudiera responder, una voz conocida interrumpió la escena.

"Jeje, Subaru, ¿podrías ser un poco menos enérgico de vez en cuando? O siempre eres así"

Subaru se giró para ver a Emilia de pie junto a la niña y su madre. Su tono era ligero. "¡Nah!, como sea, este tipo no nos ayudará con la búsqueda, sigamos el camino"

"¡Ja-ja...! De hecho, esta es la tienda de mi esposo, así que pensé en pasar y saludar.

"¿!Eh..¡?, ¿La tienda de tu esposo?" Subaru hizo una cara rara y casi se le caen las gafas del asombro.

"En serio, ese tipo es tu... tu... ¡Tuututu!"

Subaru miró por un momento la escena, y miró a Emilia intercambiando miradas. "Viejo... no mataste al esposo de esta mujer y tomaste su tienda, ¿verdad?" 

Sus ojos se posaron en aquel hombre musculoso, que estaba de pie con los brazos cruzados, observándolos con una expresión seria.

"¿De qué estás hablando? ¡Esta es mi tienda y esa es mi esposa!"

"¿¡Ehmm....!?" Subaru miró asombrado de nuevo a la mujer, quien sonreía, viéndose segura.

Era una mujer hermosa, con facciones finas y conducta gentil. ¿Esta mujer y ese hombre de aspecto severo? Tiene que haber algún error. 

("¿La habrá amenazando de muerte... O algo así?") pensó el hechicero con una mirada preocupada. Pero a pesar de esa conjetura, la niña que sostenía la mano de su madre paso al lado de Subaru hacia el dueño de la tienda, quien la abrazó y la alzó.

"¡Papá!" Exclamó con alegría mientras él la alzaba en sus brazos con una sonrisa sorprendentemente cálida.

La escena dejó un Subaru congelado.

("¿Qué demonios? Este tipo con cicatriz y cara de pocos amigos... ¿es un papá cariñoso? ¿Estamos en un mal chiste o qué?") el mini albino miró cómo el hombre abrazaba a su hija con ternura, poco después este miró hacia el lado de Subaru.

"¡Oh, mira eso! Estás muy contenta. Ahora dime, ¿Quieres que echemos a este pobre mendigo de aquí?" Dice el tendero a su hija, señalando al hechicero.

"¡Ghhg! ¿Mendigo? ¡¡Aquí se los estás diciendo!?" El hechicero con una vena saliendo de su rostro, se acercó peligrosamente al comerciante.

"¡Cariño, no le digas así!" Reprochó ella al tipo, mientras lo miraba con seriedad.

El tierno resopló, pero no replicó, mientras ella se giraba hacia Subaru con una sonrisa amable.

"Lo siento mucho, joven. Mi esposo no tiene tacto a veces, pero no lo dice con mala intención". Subaru bufó, cruzándose de brazos.

Entonces la madre de la niña explico lo sucedido, y de como Subaru, y Emilia la habían ayudado con su hija.

Después de escuchar, el dueño de la tienda bajo a su hija, de su espalda.

"Lamento eso. Esa no es manera de hablarles a las personas que salvaron a mi hija. Por favor, discúlpenme". 

"Oh, no te preocupes. Quiero decir, el tampoco..."

En ese momento el mini albino alzó su voz.

"!Ja, Es cierto, viejo! Con esa actitud dudo que traigas más clientes. Espero que pienses mucho sobre tus accione... s... Um... ¡Oye¡ Por qué me pones esa cara, !El fue el que comenzó¡.

*Suspiro* "Pelear no resolverá de nada Subaru, solo déjalo pasar por esta vez, !por favor¡"

Una mirada que Emilia le mando al hechicero hizo que este dejara de insistir, aunque claro con un chirrido que salió con frustración.

"!Ghh, cómo sea!, Pero la próxima vez Emilia-tan, deberías mejorar el encanto en tus palabras, o la próxima vez, ya no surtirán efecto cuando alguien me moleste"

"!Eh..¡ E-está bien Subaru, supongo que lo tendré en cuenta..."

Justo después, la niña saca un objeto, en una caja de verduras y levantó su mano hacia dónde estaba Emilia. 

En su mano, Subaru notó un pequeño adorno de forma de flor. 

Emilia lo vio por un momento y mantuvo el aliento, miró el adorno ya la niña varias veces, con una expresión ligeramente inquieta. 

"Por favor, tómalo", dijo la madre, colocando su mano en la espalda de ella, insistiendo. "Mi hija quiere agradecerte a su propia manera". 

La semi-elfa se movió ligeramente y entonces tomó el adorno de la mano de la niña, lo colocó en la base del pecho izquierdo de su abrigo, antes de arrodillarse para que la niña pudiera verlo. 

"Muchas gracias. Es muy bonito", comentó, con una sonrisa, observaba a la niña.

Mientras tanto, Subaru, con su habitual forma de buscar problemas, decidió aprovechar la situación para probar algo nuevo. Pese a su expresión despreocupada, su mente ya estaba trabajando en algo más.

("Este es un buen momento para practicar mi control con la energía maldita. Algo pequeño, discreto... además, ese comerciante me lo debe después de cómo me trató").

Fijando la vista en una manzana que reposaba en un mostrador cercano, Subaru concentró su energía maldita.

Ajustó cuidadosamente la densidad del aire a su alrededor, con la intención de manipular el objeto.

("Solo un poco... si puedo levantarla y llevarla a mi mano sin que nadie lo note, será un gran avance para mejorar mi destreza. Y bueno... también será una pequeña venganza pasiva".)

La manzana comenzó a temblar ligeramente, elevándose unos centímetros del mostrador. Subaru extremadamente para sí mismo, sintiendo que todo iba según lo planeado. Sin embargo, en su exceso de confianza, canalizó demasiada energía maldita, perdiendo el control.

*Chapoteo*.

Un sonido sordo resonó en el ambiente, y antes de que Subaru pudiera reaccionar, la manzana explotó en una nube de pulpa y jugo, esparciéndose por el mostrador.

Subaru colocó las manos en los bolsillos, y trató de fingir inocencia mientras todos lo miraban.

"¿¡Qué demonios fue eso!?" exclamó el tierno, limpiando la cara y mirando el desastre en su mostrador.

Subaru, con una sonrisa nerviosa, se encogió de hombros. "¡Eh...! Creo que esa manzana tenía algo raro. ¡Probablemente estaba pasada!"

El comerciante lo fulminó. "¿Pasada? ¡¿Acaso crees que vendo fruta podrida?!"

Emilia interrumpió rápidamente, tratando de calmar la situación.

"¡Es-espera! Seguro fue un accidente... Subaru, ¿sabes algo sobre esto?"

Subaru levantó una mano y se señaló con ella en señal de inocencia.

"¿Yo? ¡Por supuesto que no! Soy solo un humilde espectador de eventos desafortunados".

El tendero miró su estante toda sucia y saco un trapo con el que comenzó a limpiar el lugar del desastre.

"Bueno, no sé que pasó con esa menzene, pero como cuidaron a mi hija. Quiero agradecerles. Pregúntenme lo que quieran, vamos". 

Mientras el tendero limpiaba el lugar puso su mejor sonrisa.

"!Ja¡ Ves, te lo dije. ¡Todo salió muy bien!" Con pose de todo salió lo planeado, Emilia habló.

"Emilia-tan, sabes que solo fue casualidad, ¿verdad? y el que hizo posible eso, fui yo".

"¿En...?, Pero Subaru... Tú... casi deja a la niña..."

"!Shiss...¡Podrías olvidar ese pequeño detalle, Emilia-tan." Subaru la calló rápidamente, llevando un dedo a los labios de la semi-elfa, con una sonrisa nerviosa, intentando desviar la atención.

Subaru se giró hacia el tendero, quien continuaba hablando con más detalles sobre dónde podría encontrarse la ladrona.

Emilia parpadeó, confundida, pero decidió no insistir.

Pero la calma no duró mucho, en esos momentos, el hechicero sintió una leve energía proveniente del objeto maldito que llevaba en su bolsa.

("¿¡Qué rayos...!?")

Sin esperar más, desvió su atención y discretamente sacó el objeto de su bolsa, asegurándose de que Emilia no lo notara. Lo sostenido con cuidado, inspeccionándolo de cerca.

"¿Qué te traes ahora...?" murmuró para sí mismo, apretando los ojos mientras intentaba descifrar la peculiar aura que parecía emanar del objeto, sin embargo desapareció de un a otro sin dejar rastro.

("¿Qué fue eso...? No parecía energía maldita")

El hechicero nuevamente guardó el objeto en la bolsa, tratando de no llamar la atención.

Sus pensamientos giraban como un torbellino, pero se obligó a centrarse en la conversación con el tendero. 

La información que este proporcionaba parecía útil, pero el hechicero no podía quitarse de la cabeza lo que acababa de experimentar.

"¡Subaru!" la voz de Emilia lo sacó de sus pensamientos. "¿Todo bien? Pareces... distraído".

"¡Ah, claro!" Subaru esbozó una sonrisa rápida. "Solo estaba... procesando todo este tema de la ladrona. ¡No es nada, de verdad!"

Emilia lo miró con cierta duda, pero al notar cómo Subaru apretaba la mano donde traía la bolsa, sintió un leve temblor, pero para no alertar a la pareja, decidió guardar silencio.

El tendero terminó de explicarles una posible ubicación: un barrio marginado donde vivían los más pobres.

"Gracias por la información, señor", mencionó Emilia con una inclinación de cabeza antes de mirar a Subaru.

"Entonces, ¿nos vamos?"

"¡Jeje!, claro" respondió este último con una risa, tratando de disipar su inquietud.

A pesar de que sus palabras sonaban alegres, su mente seguía divagando, analizando lo que había sentido momentos atrás.

Al continuar con su búsqueda, el mini albino, volvió a sentir esa extraña sensación de energía.

("¿Otra vez...? Esto no puede ser coincidencia".)

Disimuladamente, lanzó una mirada rápida a Emilia, buscando algún indicio de que ella también pudiera sentirlo.

Para su sorpresa, la semi-elfa parecía más seria de lo habitual. Sus ojos estaban fijos hacia adelante, y sus labios ligeramente fruncidos, como si algo la estuviera perturbando.

"Emilia-tan... ¿estás bien?" preguntó, esforzándose por sonar despreocupado, aunque su voz delataba un ligero nerviosismo.

Emilia tardó unos segundos en responder, como si estuviera reflexionando.

"Sí, estoy bien... pero..." Hizo una pausa y giró su rostro hacia Subaru, mirándolo de reojo. "Algo sucedió con ese objeto que llevas en la caja ¿verdad?"

Subaru permaneció en silencio por un instante, impidiendo su mirada.

"No tienes que pensar tanto sobre eso, ¿sabes? Si es algo de lo que no quieres hablar, ya no preguntaré".

Finalmente, Subaru de forma ligera, suspirando con resignación.

"Sí, pero no sé exactamente lo que pasa. Por ahora, prefiero no adelantarme. Primero enfoquémonos en encontrar a esa ladrona".

Emilia frunció el ceño, claramente preocupada, pero no insistió. Subaru, por su parte, intentó cambiar de tema, pero en el fondo sabía que no podría evitar enfrentarse a ese misterio más tarde.

"Una vez que terminemos con todo esto, necesitaré tu ayuda. Necesito entender dónde estoy realmente y qué puedo hacer con... Esto", señalando disimuladamente la caja donde guardaba el objeto maldito.

Emilia lo observa por un momento, percibiendo la gravedad en sus palabras. Finalmente acondicionando con suavidad.

"Está bien, Subaru. Cuando todo esto termine, hablaremos de eso" mencionado de manera sería.

En ese momento, puck apareció de la nada...

"No te preocupes por esa cosa chico, estoy seguro de que encontrarán la forma de encargar de eso" menciona el felino con escepticismo en el ambiente.

Al oír esas palabras de aliento, tanto Emilia como Subaru sonrieron. "Así será, gato cósmico".

Parte 7 

 

En lo más profundo y blanco del mundo, el panorama parecía extenderse hasta donde la vista podía alcanzar.

El silencio era atronador, cristalizado por el sonido de pisadas que resonaban por todo el vacío. 

Allí, de pie en medio de aquel paisaje surrealista, un ente observaba esto con una mezcla de frustración y calma.

Su mirada, dura y calculadora, se enfocó en el suelo bajo sus pies. Con un movimiento lento y preciso, ajustó su postura antes de impulsarse hacia los cielos con un salto poderoso.

 

"Auge."

 

El suelo blanco retumbó al romperse, dejando grietas que se extendieron como raíces. Mientras ascendía, el ente escaneaba el horizonte.

("El cielo también parece infinito... No hay un final a la vista".)

Tras esa breve reflexión, comenzó su descenso, cayendo con una rapidez impactante. 

El impacto resonó, dejando grietas aún más profundas, pero su atención ya estaba en otra cosa.

Colocó las manos frente a sí y pronunció en voz baja:

 

"Expansión de dominio."

 

El espacio a su alrededor se transformó instantáneamente. Un santuario grotesco emergió de la nada: cráneos bovinos adornaban el lugar, cuernos brotaban del techo y bocas talladas parecían emitir un silencio sepulcral. Cráneos humanos colgaban como decoraciones macabras.

"Norowareta Shinden..."

Al pronunciar esto, el dominio comenzó a liberar cortes que rasgaban todo a su alrededor sin descanso. El ente observar impasible, controlando con precisión cada corte destructivo, asegurándose de que, una zona específica quedará más afectada.

Cuando la técnica llegó a su fin, desactivó su dominio y observará las grietas que había dejado. Sin embargo, para su desconcierto, estas comenzaron a desaparecer lentamente, como si nunca hubieran estado allí.

"Ni siquiera los cortes..." murmuró, con el ceño fruncido.

Al poco tiempo se agachó y colocó una mano en el suelo, sintiendo la anomalía bajo sus dedos.

("No es el dominio de alguien más... Tampoco una técnica innata, ni un castigo, ¿Entonces qué demonios es este lugar?")

El ente, había pasado casi dos horas vagando por aquel panorama inmaculado. Al principio, una luz brillante parecía guiarlo hacia un punto específico, pero desapareció al llegar al suelo. 

Desde entonces, había intentado atravesar la barrera que lo rodeaba con todo lo que conocía, sin éxito alguno.

De pronto, surgió otra luz blanca de la nada. Esta vez, se dirigió hacia un punto no muy lejano.

Sin dudarlo, el ente desapareció en un parpadeo y reapareció junto a la luz. Extendió su mano y la atrapó, imbuyendo su propia energía maldita en ella. 

Para su sorpresa, la luz reaccionó, pero no de la manera que esperaba. "Bien, entonces. ¡Criatura obedece!, haré un voto vinculante contigo. Tú usarás mi energía maldita y me cederás esa energía extraña".

Sin embargo, la luz parecía incapaz de entenderlo, moviéndose de un lado a otro de forma errática.

("No puede comprometerse").

Suspirando, el ente dejó caer la luz y continuó su camino. No obstante, esta vez notó como la luz de antes empezaba a seguirle, pero esta vez con un tenue resplandor rojizo que parecía pulsar con cierta intención.

"Mhm... parece que tienes algo de conciencia después de todo."

Para él, era evidente que la luz respondía a su energía, pero no se logró establecer un canal de comunicación. A pesar de ello, no intenté apartarla; ni nada.

El zumbido de la luz se mezclaba con el eco de sus pasos, creando un nuevo matiz en aquel paisaje monótono.

La paciencia envolvía al entrar como un manto; Después de todo, había vivido eones en soledad, confinado en su propio poder.

Cerrando su ojo derecho, el ente observará con su ojo izquierdo el entorno lúgubre. "Luces diminutas... sin propósito alguno."

El blanco infinito se extendía frente a él, pero ahora, al menos, tenía algo que lo acompañara.

"Supongo que me quedaré aquí un tiempo... hasta descubrir qué es este lugar realmente".

La luz, como si respondiera, se movió frente con un leve brillo. Sin palabras ni respuestas, continúa su marcha hasta el fin de ese camino, si es que existía uno, era un enigma que aún no podía resolver.

 

*********************

 

Después de un rato de caminar, Subaru y compañía, habían por fin a los barrios bajos.

"Bueno, creo que es hora de empezar a buscar a esa mocosa" con un gesto levantó su mano y la llevó hacia donde estaba Emilia.

Ella, dudó por un momento, pero luego de una leve vacilación, procede a tomarla.

"!Bien, empecemos¡", comentó con una sonrisa radiante. Sin previo aviso, con un salto ágil, ambos comenzaron a moverse por los techos de las casas. 

La semi-elfa, se sorprendió por un instante debido a la gran agilidad y velocidad que posea el chico, con apenas unos segundos ambos se encontraron en una casa con una chimenea al lado.

Al llegar a los tejados, Subaru comenzó a revisar todo el entorno, observando cada detalle, cada matiz con una intensidad inusual. 

Emilia, con las manos así atrás, lo miró por un momento antes de romper el silencio.

"Subaru... ¿qué estás haciendo exactamente?" preguntó, inclinando la cabeza ligeramente con curiosidad.

El joven hechicero se detuvo y giró la cabeza, sus ojos se encontraron con los de ella.

"¿Ah, esto?, solo estoy analizando las fuentes de energía de las personas para encontrarla", respondió, señalando hacia abajo. "Porque sabes, la primera vez que vi a esa ladrona, tenía cierta aura diferente a los demás"

Emilia parpadeó, sorprendida. "¿Aura diferente?"

"Sip" respondió el, con su tono casual, para luego explicarle.

"Verás, esa niña tenía un aura luminosa que parecía envolverla, era algo parecido a una especie de brillo extraño" 

Emilia puso su mano a un lado de su cara pensativamente, al igual eso. Algo en su expresión cambió, como si una idea vaga, cruzara su mente.

Después, con un movimiento sutil, tomó el collar de su pecho y cerró sus ojos, al poco tiempo, apareció una pequeña figura con un destello de luz.

"Puck, ¿Oíste eso, verdad?"

El gato mágico flotó con elegancia, estirándose perezosamente antes de responder con un tono desenfadado.

"Más o menos, Lia", dijo, girando en el aire para mirar a Subaru con un brillo travieso en los ojos. "Aunque si me preguntas, lo que describe a este chico con esa 'aura luminosa' probablemente este hablando de una 'Protección divina'".

"¿Protección divina?, ¿Que es eso?" Menciona el hechicero con interés al escuchar ese término.

Puck avanzando lentamente, con su cola balanceándose con suavidad, adoptaba una pose pensativa.

"¿No sabes qué son las protecciones divinas? Eso es un poco extraño, es algo básico aquí", comentó, lanzándole una mirada inquisitiva pero decide continuar.

"En fin, las protecciones divinas son dones especiales que algunas personas reciben al nacer. Son habilidades otorgadas por una fuerza superior llamada Od Laguna, algo así como una deidad o un poder universal en este mundo".

"¿Habilidades al nacer? Eso suena como tener un superpoder desde el principio", comentó el mini albino, cruzándose de brazos. "Además, ¿Que es eso de Od Laguna, como lo describe suena como un dios o algo así?"

"Bueno, sí, más o menos lo es, Od Laguna no es exactamente un dios en el sentido tradicional. Es más como una fuerza primordial que rige el destino y las leyes de este mundo. Algunos lo ven como una entidad divina, mientras que otros lo interpretan como una manifestación del equilibrio universal".

Subaru frunció el ceño, tratando de procesar la información. "Entonces... ¿es como un sistema cósmico que reparte habilidades raras al azar? ¿O tiene alguna lógica detrás de a quién le da esas 'protecciones divinas'?"

Puck dejó escapar un pequeño ronroneo mientras flotaba alrededor de Subaru.

"Es difícil decirlo con certeza. Algunos creen que las protecciones divinas son otorgadas a aquellos destinados a cumplir un propósito importante, mientras que otros piensan que son regalos completamente arbitrarios. Lo que está claro es que no todos las reciben una, y quienes las tienen suelen destacar... para bien o para mal".

"Eso suena increíblemente injusto", comentó Subaru, cruzándose de brazos. "Es como si algunos nacieran con ventajas que los demás nunca podrán alcanzar. Aunque, bueno !jej¡, supongo que yo no soy precisamente quien debería hablar".

Después de todo, 'nacer' con el Ilimitado y los Seis Ojos era un privilegio que estaba a años luz de volver a sucederle a alguien más dentro del clan Gojo.

Emilia lo miró con curiosidad ante ese comentario, pero optó por no presionarlo. En cambio, respondió con su habitual calidez.

"Así es la vida, Subaru, pero eso no significa que quienes no tienen una protección divina sean menos valiosos. Todos tienen algo especial que los hace únicos".

 

Subaru suspir y se encogió de hombros, con una sonrisa algo resignada. "Supongo que tienes razón, Emilia-tan. Aún me cuesta entender cómo algo como es Od "como se llamé" decide estas cosas. Parece más complicado que intentar sacar un personaje cinco estrellas en mi última partida de gacha".

Puck, flotando cerca, dejó escapar una risita mientras Emilia sonreía con dulzura.

"Quizá sea algo que nunca entenderemos del todo, Subaru", dijo Emilia. "Pero eso no cambia lo que podemos hacer con las decisiones que tomamos cada día".

"Sabes palabras, Emilia-tan, pero sigo pensando que este sistema podría usar un parche de equilibrio".

Después Subaru continúa con su revisión meticulosamente. "Parece que no está por aquí. Será mejor buscar en otro lado", inclinando su mano hacia ella. Emilia, esta vez, sin dudarlo, tomó su mano.

Ya, juntos comenzaron a moverse por los alrededores, saltando de un tejado a otro. Al poco tiempo, el mini albino detuvo su avance y comenzó a revisar meticulosamente los alrededores, con la esperanza de encontrarla.

"¿Hmm...? Que interesante." Subaru murmuró mientras su mirada se detenía en un punto específico.

"¿¡La encontraste!?" En cambio Emilia preguntó con curiosidad, tratando de seguir el enfoque de Subaru, pero no tenía una vista tan aguda.

"Nop, no lo encontré, pero parece que alguien está en problemas." Subaru, con su tono habitual de calma, parecía más enfocado en la situación.

"¿¡Qué!? ¿Dónde?" La semi-elfa se tensó, mirando rápidamente en la dirección en la que Subaru había señalado, lista para ir.

"¡Nah!, no hay de que preocuparse. Yo me encargo." Sin perder tiempo, saltó ágilmente al suelo.

"¡SUBARU, ESPERA!"

En un abrir y cerrar de ojos, el hechicero aterrizó con gracia y sin vacilar.

Con velocidad, se dirigió hacia un callejón cercano, en cuanto a Emilia, vaciló por unos momentos, pero confiada en sus reflejos, se deslizó sobre el tejado para poder seguirlo.

Al aterrizar en el suelo, sigue la silueta de Subaru, quien con velocidad dejó a Emilia atrás, a pesar de haberlo intentado, no pudo alcanzarlo.

Ya en cuestión de segundos, Subaru llegó a la zona, ante sus ojos: un hombre robusto estaba amenazando a una mujer con un cuchillo, con la intención de robarle. 

...

Lo raro, era que la mujer no se veía asustada en lo absoluto, más bien parecía de buen humor.

De hecho, la razón por la que llegó a este lugar en primer lugar fue por el aura que sintió, y esa aura, con sus Seis Ojos no le pertenecía a ese hombre, si no a esa mujer.

"¡Mocoso!, ¿qué crees que estás... Ohn..?" El hombre no pudo terminar la frase. 

Un escalofrío recorrió su espalda al encontrarse con la mirada penetrante de parte de Subaru, y sin pensarlo dos veces, decidió dar media vuelta y salir rápidamente del lugar. 

El miedo que sentía era más fuerte que su deseo de robar.

Subaru se quedó solo frente a la mujer. Ahora, al verla más de cerca, observe su apariencia: era de estatura media, con proporciones voluptuosas, y su piel era de un tono blanco pálido que contrastaba con sus intensos ojos negros. Su cabello, negro también, caía con gracia alrededor de su rostro.

Sin embargo, lo que más destacaba de la mujer era su vestimenta: llevaba un abrigo negro con líneas moradas que recorrían sus bordes, dándole un aire misterioso.

Subaru, después de hacer un rápido análisis de la mujer, sintió una leve incomodidad, pero decidió no darle demasiada importancia. Con su característico aire relajado y una sonrisa juguetona, habló.

"Jajaja, como siempre, salvando la situación en el mejor momento, ¿no?"

"Oh, en serio, muchas gracias. Hubiera sido todo un desastre si esto hubiera escalado más", respondió la mujer, su tono algo despreocupado pero con una ligera sonrisa en sus labios.

Con una expresión de superioridad, Subaru colocó su mano en su pecho y, con una risa, continuó.

"¡Jeje!, por supuesto, ¡Yo estoy para salvar a las personas de momentos tan molestos!".

"Oh, je, qué chico más divertido eres", dijo ella, aún con esa sonrisa intrigante, como si disfrutara de la situación de alguna manera. Luego, con un tono curioso, añadió algo más.

"Oh, ¿qué casualidad que llegarías en este preciso momento, cuando algo iba a suceder?" Preguntó, sintiendo que la llegada de Subaru no había sido una simple coincidencia. 

Ante eso, el hechicero se limitó a darle una sonrisa burlona. "Lo sento, pensé que eras alguien, más. Bueno, como sea, no tengo tiempo que perder, así que... nos vemos", dijo, con indiferencia, antes de girarse hacia el otro lado.

La mujer lo observa, mientras se aleja, sus ojos brillando con un interés sutil. Se lamió los labios lentamente, como si estuviera evaluando algo en su mente.

"... Mhm, jo, no puedo decir que no soy curioso, pero..." murmuró para sí misma en un susurro antes de alejarse del lugar.

"No me puedo arriesgar a causar un escándalo justo ahora, pero puede que nos encontremos después, ¿quien sabe?"

Después de unos momentos, Subaru decidió retomar su paso y encontrar a la ladrona, pero una voz llamó su atención.

"Lia, ¡estás aquí!"

"¡¿Ah?!" Ante esas palabras, Subaru dio media vuelta y observó un espíritu en forma de gato que se acercaba rápidamente hacia él, y una semi-elfa atrás suyo.

"Aquí estabas. ¿Qué estabas haciendo?" Preguntó ella, al encontrarse nuevamente con Subaru.

 

El mini albino, con su típica actitud, levantó una mano de manera relajada. "¿Yo?, solo estaba ayudando a alguien de un problema, eso es todo"

"Oh, ¡¿Ayudaste a alguien?!"

"¡Así es!, mi pequeña Emilia-tan, como siempre salvando el día de un pequeño problema... Ya sabes, lo de siempre. No fue gran cosa, pero alguien tenía que hacerlo, ¿no?"

Emilia lo miró con una mezcla de desconcierto y algo de curiosidad, tratando de descifrar si bromeaba o si realmente estaba orgullosa de algo tan simple. 

Sin embargo, no pudo evitar sonreír levemente al ver su actitud tan segura y despreocupada. 

Al principio, Emilia había pensado que Subaru era alguien que no se tomaba nada en serio, una persona propensa a causar problemas y poco confiable. Pero ahora, su percepción comenzaba a cambiar, aunque fuera solo un poco. 

Quizás, detrás de esa fachada despreocupada, había algo más. Algo que todavía no entendía del todo

Mientras Emilia reflexionaba, Subaru volvió a tomar la iniciativa, dando un paso al frente con energía renovada.

"¡Bueno, Emilia-tan! Dejemos de perder tiempo y volvamos a la búsqueda de la insignia. ¡Así que volvamos a los tejados¡" menciona el mini albino con notoria energía, y ante eso, Emilia lo detiene por un momento, con unas palabras.

"Es... este... ¡Subaru!" llamando su atención, ella habló con un leve titubeo en su voz.

"¿Ocurre algo?" preguntó, deteniéndose con una expresión curiosa.

Los ojos amatistas de la semi-elfa se encontraron con las lentes oscuras del hechicero, que reflejaban el propio rostro de Emilia. 

Ella, de la manera más educada y se podría decir tierna, bajó su mirada, como si mirar el piso, o en este caso el techo, tapara la pena en su rostro.

"!Ehhh¡, No... No es eso yo... Solo quería decir que lamento la forma en que me comportaré contigo" con un rubor en sus mejillas, cerro sus ojos amatistas, para después continuar.

"Esto ya sabes, en la capital y todo eso. Solo quería decirte que... !Ehh...¡ ¡Muchas gracias por ayudarme, a encontrar mi insignia!, ¡En serio muchas gracias de verdad!".

Emilia miró a Subaru con una cara que parecía que lamentaba elevar su opinión de él antes.

"No hay porque disculparse, Emilia-tan", colocando una mano de manera despreocupada sobre el hombro de Emilia esta, empezó a sonrojarse más.

"No es necesario que te sientas mal por lo que pasó antes. Ahora, estamos en una situación bastante... Divertida e interesante, ¿verdad".

Emilia, un poco aliviada por su respuesta, empiezo a calmarse, y poco a poco su sonrojó desapareció.

Aunque su vergüenza no desapareció del todo, jugueteaba con las puntas de sus dedos, avanzando. "Lo sé, pero... Siento que debo agradecerte por lo que hiciste. De verdad, no lo olvides."

Habiendo pasado poco menos de tres horas desde que se conocieron, Subaru ya sintió como si, hubiera conocido a Emilia desde hace mucho tiempo. 

Lo curioso, este pequeño episodio tendrá un final diferente.

"¿Agradecerme? No hace falta, de verdad. Yo solo hago lo que tengo que hacer, es todo."

Sus palabras sonaban relajadas y casuales, algo en la forma en que Subaru las dijo hizo que Emilia no pudiera evitar sentir un pequeño remolino de emociones en su pecho.

¿Por qué él no parecía tan preocupado por nada? ¿Por qué siempre actuaba tan seguro de sí mismo, incluso cuando las cosas parecían complicarse?

"Está bien... pero aún así, gracias", murmuró únicamente para ella, con una ligera sonrisa, un brillo de gratitud salió de sus ojos. 

Poco después, los dos se dispusieron a regresar a los tejados.

"Lo siento, pero si van a quedarse o van a irse, haganlo rápido. Ya casi llego a mi límite", comentó Puck, con una ligera expresión de agotamiento.

"Eso suena un poco exagerado, yo te noto igual."

Puck sospechó, mostrando algo de cansancio, y explicó: 

"Tal vez, pero los espíritus necesitamos tiempo para recargar energías. En estos momentos estoy haciendo un esfuerzo extra para quedarme más tiempo de lo habitual, quiero proteger a mi preciosa hija de estos ojos malignos que andan por aquí. Pero cuando trabajo de más, termino desvaneciéndome cuando ya es hora de irme."

Subaru, con su típica actitud despreocupada, hizo una mueca de sorpresa. "¡Eso suena muy restrictivo! ¡Pero déjamelo a mí! ¡Después de todo, soy el más fuerte! ¡No dejaré que ningún peligroso se acerque, excepto yo, claro!"

Puck lo miró con una sonrisa traviesa. "¿Eso significa que está bien que eliminar toda la faz de la Tierra antes de desaparecer?"

"¡¡No! ¡¡No está bien!!" grito.el, dando unos pasos atrás y abrazándose a sí mismo como si intentara protegerse de la idea. "¡Si eso pasara, yo sería el primero en detenerte, amiguito peludo!"

"Jeje, estoy bromeando", Puck con su risa, resonando con un toque juguetón. "No es para tanto."

Después de un breve momento de diversión, Puck miró a Emilia con una expresión más seria y continuó.

"Bueno, viendo la hora... podría quedarme una hora como máximo. Así que, si piensan seguir con esto, será mejor que no se demoren mucho."

Subaru levantó el pulgar en señal de aprobación y con un gesto decidido tomó la mano de la semi-elfa. 

Ambos se adentraron más en los oscuros y laberintos barrios bajos, mientras el tiempo parecía pasar avanzar más rápido de lo normal. 

Después de media hora de recorrer las calles, Subaru, en alerta, notó algo peculiar en el aire. Una energía que le resultaba familiar, un aura que le recordaba a la ladrona que había estado buscando.

Inmediatamente, decidió investigar más a fondo. Sin pensarlo, se quitó sus gafas oscurecidas, dejando que sus Seis Ojos captarán cada molécula, cada rastro de energía a su alrededor.

("¿En verdad será ella?")

Un destello de claridad cruzó su mente cuando pudo ver con precisión los rastros de energía que se entrelazaban en el ambiente.

Tras unos segundos de análisis, Subaru suena con confianza. "Es ella, no cabe duda", con ánimo, se preparó para dar el siguiente paso.

Emilia lo observó atentamente, con un tono de expectación, le preguntó: "¿La encontraste? ¿Dónde está?"

"Está por allá", respondió, señalando hacia un punto en la distancia.

Luego, con un gesto decidido, extendió su mano y Emilia la tomó. Juntos avanzaron hasta llegar a una cabaña deteriorada que parecía haber quedado en el tiempo.

"¡Está aquí!, no hay duda. Pude sentir la energía de esa niña", afirmó listo para entrar en la cabaña.

Poco después el mini albino toma la iniciativa y produce tocar la puerta.

Tres : toc, toc.

 

Dos : toc, toc.

 

Cuatro : toc, toc.

 

"¿Subaru...? ¿Que se supone que estás hacien...?"

Antes de que pudiera terminar de hablar Emilia vio como una especie de gigante habría la puerta con enojó aparente.

"!Hey¡ ¡¡Oigan mocosos!, ¡¡Quiénes son ustedes!? ¡No los he visto por aquí antes! ¿Cómo sabían en dónde encontrar este lugar? ¿Es más como llegaron hasta aquí? ¡¡Quién se lo dijo!?

"¡Mi nombre es Subaru Gojo, el más fuerte de este mundo!, y ella es la encantadora Emilia-tan, es un gusto en conocerlo, vinimos por una medalla que robaron".

El viejo afiló la mirada ante esas presentaciones tan "extrañas", después los de arriba abajo. "Está bien, entren", menciono con un tono de sospecha.

Al abrirse la puerta, tanto Emilia como Subaru vieron a una chica de ropas andrajosas que parecía estar tomando una bebida, en esos momentos la semi-elfa habló.

"Fuu, parece que todo salió bien Subaru", le dirige una pequeña sonrisa al mini albino, en quien se dió unas se llena de halagos internos.

"Por supuesto que todo saldría bien, mi querida Emilia-tan, después de todo, soy alguien ex-cep-cio-nal !JA-JA¡"

Al momento siguiente, la semi-elfa se giró hacia la ladrona. "Estoy tan feliz de que estés aquí.... Así que no te dejare escapar esta vez".

Al ver a la chica, Emilia, caminó a través de la puerta, la boca de la ladrona andrajosa, parecía modificarse en frustración.

"¡Eh..! Eres una mujer persistente, verdad... ¿Por qué no te rindes?"

"Desafortunadamente, esto no es algo con lo que me pueda rendirme... Si eres una buena niña y lo entregas, no te lastimare" Replicó la semi-elfa, con una voz fría.

"Solo tengo una demanda para ti: Regrésame mi insignia. Es muy preciosa para mí". 

"Claannn" "Clahsn" Crannn"

Seis carambanos flotando en el aire. Salieron de la nada.

Las puntas eran redondeadas, por lo que su poder parecía su peso en lugar de su filo. Sin embargo, era claro que un golpe, haría más daño que si una piedra fuera tirada.

El aire entre las dos se tensó, y Subaru observó desde atrás, sabiendo que todo se resolvería muy pronto.

"... Rom" llamó la ladrona, con un susurro al gigante.

"No puedo hacer un movimiento. Es tu culpa por traer una cosa tan molesta con un oponente tan molesto, Felt" replicó el viejo gigante, su enorme cuerpo se tensó mientras sacudía la cabeza.

"¿Vas a rendirte antes de que la pelea haya siquiera comenzado?" Menciona la ladrona, desafiando al gigante.

"Si fuera un usuario de magia común, no me quejaría, pero... esto es un problema" replicó el viejo, con poco de amonestación en su voz, entrecerrando sus ojos mientras veía a la semi-elfa.

Subaru notó como el gigante parecía tensarse al hacer una pregunta. "Tú eres un elfo... ¿cierto, señorita?"

Subaru notó como los labios del gigante parecían temblar.

"Técnicamente, estás equivocado. Solo la mitad de lo que soy es un elfo" ante eso Subaru miró a Emilia por un momento, y medito esas palabras.

("Parece que los elfos y los semi-elfos son mal vistos por aquí") al ver las expresiones del viejo y la niña lo confirmo.

"Un semi-elfo... ¿y con cabello plateado? Tú... no puedes ser..."

"¡No soy ella! ¡Solo nos vemos igual! Es.. es un problema para mí, también."

Subaru no sabía de que estaban hablando así que solo se limito a escuchar con calma, aunque su aburrimiento ganó y decidió caminar hasta la mitad de la casa.

"Vamos. No tenemos todo el día", dijo, alzando las manos en un gesto casual. "No seas terca, solo danos esa cosa sin chillar. No es tan difícil, ¿O si?"

Las palabras de Subaru, rompieron la tensión por un instante, dejando a todos con la mirada fija en él, como si estuvieran procesando su falta de tacto.

El silencio que siguió a las palabras de Subaru fue tan denso que casi se podía cortar con un cuchillo.

"¿¡Eres tonto o qué!? No es algo que se entregue porque lo pides", espetó la niña, cruzándose de brazos, su tono lleno de enojo.

Subaru alzó las manos en un gesto teatral de interpretación, pero su sonrisa permaneció intacta. 

"Hey, no hace falta insultar. Solo digo que podríamos resolver esto sin tanto drama. Tú nos das la insignia y todos seguimos con nuestras vidas felices. Es un trato justo, ¿no?"

"¿Feliz? ¿Trato justo? ¿De qué diablos hablas?" Ella lo fulminó con odio visceral. 

"¿Sabes siquiera cuánto vale esa cosa? ¡Si piensas que voy a entregarla por las buenas, me estás subestimando!"

El viejo ascendiendo, su voz grave resonando en la pequeña cabaña.

"Felt tiene razón. Esa insignia no es algo común. ¿Por qué alguien como ustedes estaría detrás de algo así? Especialmente... ella." Su mirada se dirigió nuevamente a Emilia, con una mezcla de desconfianza y curiosidad.

"Bueno, para empezar, no es 'algo así'", replicó Subaru, volviendo a ponerse serio por un momento. "Es importante para Emilia-tan, y ambos hicimos una promesa, por algo cambio, así que también me incumbe." 

Su tono despreocupado volvió, y añadió: "Además, ¿quién querría quedársela? Ni siquiera combina con los atuendos de esa rata, ¡JEJEJ!." señaló específicamente a la niña de harapos.

La niña lo miró con su rostro rojo de indignación y furia, mientras que el viejo daba un paso hacia adelante, haciendo que el suelo crujiera bajo su peso.

"Escucha, chico. No sé quién eres ni por qué estás aquí, pero si crees que puedes intimidarnos con palabras bonitas, estás subestimando a las personas equivocadas."

Subaru levantó una ceja, sin inmutarse. 

"¿Intimidarlos? Nah, como creés, solo estoy siendo razonable. Pero si quieren resolver esto de otra forma... ¡Jej! Estaría encantado" Giró ligeramente su cabeza hacia Emilia, como si buscará su aprobación.

Antes de poder ver la reacción de la semi-elfa, el hechicero notó un pequeño destello y apareció aún lado de ella, ese destello apenas un instante, pero fue suficiente para que Subaru reaccionara con rapidez. 

Con un movimiento fluido, se colocó junto a ella, con su brazo extendido para protegerla, al momento su expresión despreocupada se desvaneció, reemplazada por una mirada seria y calculadora.

"Eso fue bastante bajo", murmuró, observando cómo un cuchillo se clavaba en el suelo clavándose en las tablas de madera.

El hechicero bajó la mirada hacia el cuchillo incrustado, mientras sus ojos seguían examinando la situación con rapidez. 

Giro la cabeza para notar las expresiones del viejo y la niña, quienes también se vieron sorprendidos. "¿Así que no fueron ustedes...?". 

Ambos parecían iguales de sorprendidos como la propia semi-elfa, lo que descartaba la posibilidad de que fueran los responsables. Ellos no habían iniciado la contraofensiva.

("¿Por qué apenas me di cuenta, de que había alguien más por estos lados?")

Emilia, aún un poco sobresaltada, presionó el collar contra su pecho, al momento miró a Puck apareció con una mezcla de agradecimiento y preocupación. 

"¡Muchas gracias, Subaru! Si no hubieras reaccionado tan rápido, no sé qué habría pasado..."

"De nada, gato mágico, pero creó que de ahora en adelante, es mejor andar más precavidos, puede que la próxima vez, sea la última"

En cuanto al agresor, como su ataque sorpresa fue bloqueado... Decio salir.

"¿Un espíritu, eh? Ah... ja-ja... Es maravilloso. Nunca he abierto el estómago de un espíritu antes, además ese chico, ja-ja, sabía que nos encontraremos de nuevo"

"¿Subaru de quién está hablando?" Le susurró a Emilia aún lado.

"Bueno, digamos que la vi hace un rato, cuando la confundí con la ladrona, y por la forma en la que vi su cara... Supe que era alguien peligroso, posiblemente una asesina o una psicópata." Subaru comentó, con un tono casual.

Emilia: ¡¿Ah!?

La asesina alzando su peligrosa arma frente a su cara, lanzó una expresión de éxtasis.

Al ver esto, Subaru adopta una postura de combate, listo para lo que fuera.

Una chispa de emoción brillando en sus ojos. Sabía que la situación se estaba tornando peligrosa, pero lo que le esperaba lo llenaba de pura adrenalina.

En cuanto a Emilia, al igual que Subaru, se puso en guardia, sin dudar un segundo ante la llegada de esa mujer, mientras varios cristales se materializaban a su alrededor.

No obstante, ocurrió algo inesperado. No fue ninguno de los dos quién reaccionó primero. "¡Oye! ¡¿Cuál es el significado de esto?!" La niña gritó, avanzando furiosa con una voz llena de enojo.

Subaru cómo observarla apuntaba un cuchillo directamente a la asesina, con la tensión palpable en sus movimientos. 

En cuanto a eso, sacó una insignia de su bolsillo con la otra mano, como si tuviera una lista de respuestas para la situación.

"Todo lo que se supone que harás es comprarme esta insignia. ¡Volver este lugar en un baño de sangre no era parte de nuestro trato!" La niña habló con furia, dejando claro que el caos no estaba en sus aviones, pero lo aceptaría si era necesario.

"Comprar la insignia robada ciertamente es lo que vine a hacer, pero es difícil negociar si su dueño ya ha venido y se la ha llevado. Así que, decidió un cambio de aviones." La asesina respondió con una calma inquietante, sin ningún tipo de remordimiento por la situación que estaba a punto de desencadenarse.

Subaru cómo observar la cara de la niña cambiaba de sorpresa a ira. Sin embargo, la asesina no apartó su mirada de ella. Sus ojos brillaban con una malicia clara, y Subaru intuyó que en los planos de esa mujer, también estaban en incluirla a la niña y el gigante entre sus víctimas.

"No podemos negociar si la dueña original está aquí. Así que cambié de aviones. Solo los mataré a todos ustedes aquí, y después tomaré esa insignia del mar de sangre". La asesina dijo con una sonrisa que rozaba lo macabro, inclinando ligeramente la cabeza, como si fuera una madre amorosa hablando a su hijo, pero con el tono de alguien que planea lo peor.

"Al final, no pudiste hacer tu trabajo. Presumías mucho, pero al final no cumpliste con tu palabra. Solo eres otra muerta de hambre de estos lugares".

La niña se retorció, como si la frase le hubiera golpeado en lo más profundo. Subaru notó que no era miedo lo que dominaba su rostro, sino algo más profundo y doloroso. La asesina claramente había tocado un nervio sensible, pero el hechicero no tenía idea de qué podría ser.

Y, antes de que las cosas pudieran salirse de la situación, el hechicero, con una risita de arrogancia, se adelantó.

"!PSHS¡ ¡JAJA-JAJA! ¡De verdad piensas que puedes ganarme!, además ¡No la metas en esto!" Comentó con un tono que desborda confianza, mientras señalaba a la niña, para después continuar.

"¡¿Es realmente tan divertido para ti enfrentar a una niña pequeña?!".

El hechicero aprovechó el momento para seguir con su discurso, dirigiendo cada palabra cargada con desprecio a esa mujer, para después señalar a la ladrona despectivamente.

"¿¡Sabes!? ¿¡En dónde está el desafío en eso!?, a los niños se les molesta por ser débiles y ser unos mocosos, y ¿Solo porque las cosas no van como planeas, haces un berrinche?! ¡JA¡ ¡Típico de alguien débil!" Menciono esto último, con un toque muy arrogante y con una risa, de desafío.

La mujer, que había permanecido en silencio hasta ese momento, soltó una risa fría. "¿Débil?" Repitió, dejando que la palabra se colara en el aire. 

Su expresión, que antes mostraba una furia asesina, ahora era una sonrisa inquietante, como si Subaru al igual que ella, tocará una fibra muy sensible.

"No eres más que un idiota si crees que me afectas con esas palabras".

"Jeje, parece que logré provocarla, ¿Que les parece?"

Subaru se giró para mirar a Emilia, quien se sorprendió por el comportamiento tan audaz del chico, y con una sonrisa confiada, le echó un vistazo a Puck, que también estaba algo sorprendido por sus palabras. 

Y no fueron los únicos. La niña y el gigante también dirigieron sus miradas hacia el hechicero, con expresiones de asombro, al oír como era capaz de decir esas palabras frente a alguien como ella.

 

¡.......!

 

La asesina, ahora estaba molesta, y no tardó en reaccionar. En un abrir y cerrar de ojos, se lanzó contra Subaru, levantando una nube de polvo que cubría el área alrededor de ella. 

Lo sorprendente era que la sonrisa de Subaru no se desvaneció, de hecho solo se amplió enormemente, pareciendo disfrutar cada segundo. 

 

*Zui-zuiz-zuz*

 

"!!!Cuidado¡¡¡" Con un grito de campana, la semi-elfa trato de contra-atacar.

En un parpadeo, la asesina desenvainó su cukri, lo dirigió haciendo Subaru, con la intención de cortarle el estómago.

Sin embargo, cuando la hoja estuvo a punto de alcanzarlo, algo invisible impidió eso. Al ver este resultado, la asesina no pudo evitar ver ese panorama con gran confusión mientras abría los ojos con asombro.

"!Psk¡, qué aburrida eres... Te veías mucho más bonita cuando guardabas silencio. Y ¿sabes?, ni siquiera eres un reto, para mí" menciono con desdén, para después agregar...

"¡Muy bien, gato cósmico!, te lo dejo en tus manos"

"Esa fue una increíblemente y poco convincente diatriba, quiero escribirla y dejarla para futuras generaciones... ¿Supongo que tendré que responder a tus expectativas, huh?"

Comparado con los comentarios sarcásticos de Subaru, la voz de Puck era hurañada y desinteresada. 

En esos instantes la asesina miró así arriba, en su alrededor se habían creado carámbanos afilados, más de veinte en total.

"Parece que no me he presentado, señorita. Mi nombre es Puck. Me gustaría que al menos recuerdes mi nombre, mientras te despides de este mundo."

Inmediatamente después, todos los carambanos volaron hacia ella estallando en un aura de hielo congelado.

 

Parte 8

 

"¡......!"

 

Los carámbanos entrecruzándose azotaron una niebla blanca y la asesina se perdió entre la tormenta.

La velocidad de los carambanos fue rápida, Subaru pensó que si se le lanzarán a él, lo más probable es que podría esquivar casi todos con relativa facilidad.

Viendo como los carambanos fueron dirigidos al cuerpo de la asesina, Subaru pensó dudo si las puntas habían dado en el blanco.

"¡¿Le diste?!" dijo el viejo gigante aún al lado de la taberna, escondido en una especie de mostrador.

"No se confien, ella aún sigue con vida" mencionó él hechicero al notar que seguía de pie.

"!!!!!!.....¡¡¡¡¡" Todos se sorprendieron en ese instante, pero fue el espíritu quien habló.

"Bueno, eso era de esperarse. Estas personas nunca caen tan fácilmente, ¿no?" Comentó el espíritu con una mezcla de fastidio y diversión.

De entre la niebla helada, resonó un sonido metálico, seguido de una figura tambaleante que emergió de las sombras. 

La asesina había sobrevivido al ataque, aunque no ilesa, estaba en pie. 

Ahora su ropa estaba rasgada y su capa caída en el suelo, varios cortes sangraban a lo largo de sus brazos y piernas, pero su determinación por ganar no había desaparecido en lo absoluto, como si el dolor no significara nada para ella.

"Ustedes... realmente saben cómo dar la bienvenida, a una chica" murmuró con una sonrisa torcida, limpiando un hilo de sangre de su mejilla.

Atravesando el humo blanco, la asesina saltó, con su cabello negro bailando detrás de ella.

Tenía su cukri en lo alto en su mano, y sus pasos ligeros daban la ilusión de que no poseía ninguna herida.

A Subaru se le hizo extraño, el porque la mujer había tirado el abrigo negro que traía en sus manos, mientras usaba un traje ceñido.

"¡Maníaca! ¡Ahora vas a decir que porque ese abrigo era tan pesado que ahora al quitarlo inesperadamente eres más rápido, ¿No?! O ¿es que si te quitas la ropa ganas velocidad?" esperando pacientemente su respuesta, se guardó las manos en sus bolsillos, convirtiéndosese en otro espectador.

"Eso sería interesante, pero la verdad es simple. Ese abrigo tiene una fórmula tejida en él que puedo defenderme".

"¿Eh..?, entonces ¿Por qué no la utilizaste para defenderte de los ataques de Puck?" La semi-elfa con algo de asombro se sorprenderá de esa respuesta.

"Es un secreto, y solo tenía que esquivar el ataque, es todo" la mujer miró a la chica con cierto encanto seductor, para después apuntar su cukri señalando al hechicero.

Subaru no pudo evitar soltar una risa al ver la actitud tan confiada de la tipa, y bromeó con ella. 

"¡Oh, claro, apunta al tipo guapo de aquí! Supongo que no puedes resistirte a mi increíble apariencia y carisma, ¿verdad? Pero déjame decirte algo, querida: !JEJ¡ no soy tan fácil de atrapar."

La mujer esbozó una sonrisa tanto torcida como candente, mientras giraba su kukri entre sus dedos con destreza. 

"¿Carisma? ¡Oh, chico!, lo que quiero no tiene nada que ver con tu aspecto. Es lo que guardas dentro, lo que realmente me interesa." 

"¡Vaya, qué directo!. Pero mi estómago no está en oferta." Haciendo una x con sus manos, Subaru se negó, al detectar el patrón y habló de la mujer.

Puck flotando hacia adelante, rodeó a la asesina con un aura helada que hacía que el aire vibrara. 

"Lía, mantente cerca de mí."

"Lo sé, no podemos retroceder. Subaru y yo la enfrentaremos juntos", respondió Emilia con determinación, apuntando sus manos así la asesina.

"¿!Eh!, ¡¡Que van hacer que...!?" La ladrona por otro lado, sin mucho ánimo de ir a la vanguardia, retrocedió con cada paso.

La mujer desde arriba observa, como la postura de Emilia se tornaba defensiva, ladeando la cabeza, su expresión reflejaba una mezcla de interés y diversión. 

"Qué lindo. ¿Van a luchar en equipo? Eso suena muy divertido."

"¿Divertido? ¡Claro que será divertido!, Pero solo para mí", ahora sí, el mini albino, sacó las manos de los bolsillos y ajustaba sus lentes con calma. 

"!Je! Porque para ti, solo conocerás la derrota. ¿Listos,? Es hora de que esa tipa aprenda lo que pasa cuando se mete con las personas equivocadas."

La asesina no esperaba más y se lanzó hacia Subaru, su kukri brillando bajo la luz mientras atacaba con precisión letal.

Su hoja se detuvo a centímetros de su objetivo, como si hubiera chocado contra una barrera invisible.

"¿De nueva esa cosa?" murmuró ella, retrocediendo instintivamente.

Al ver eso, Subaru sonrojándose, inclinando ligeramente la cabeza. "¡Ah!, es un truco muy sencillo, cuando aprendes como funciona, es muy efectivo. ¿No te parece?"

La mujer estrechó los ojos, su sonrisa desapareció mientras estudiaba a Subaru con mayor atención. 

"Tú... eres interesante. Pero los trucos no te salvarán para siempre."

Antes de que pudiera moverse de nuevo, Puck levantó una pata, invocando una ráfaga de hielo que cubrió el suelo alrededor de ella, haciendo que perdiera el equilibrio por un instante.

"¡Subaru, Lia!, aprovechen este momento", dijo Puck, con voz seria.

"¡Ya escuché gato cósmico! ¡Vamos a enseñarle algo de trabajo en equipo!" exclamó Subaru con jubiló, saltando hacia adelante para darle una patada.

 

¡......!

 

Ante el inminente choque, la asesina con un toque seductor, hizo una contraofensiva al golpe del hechicero.

En vez de recibirlo de frente, decidió moverse tan ágil como sensualmente, clava su cukri en el suelo y logrando hacer una base para sujetarse y así poder contra-atacar o huir con facilidad, después, colocó su segundo cukri con el cuál se protegería de la patada de Subaru.

Al ver, esa reacción, Subaru escuchó y juntó sus manos, al hacer esto, inmediatamente desapareció, justo a menos de tres metros de la asesina.

"¡Ahora, Emilia-tan!" 

*Phuss* Con un grito, desde detrás, Subaru le clavo un codazo, asestando un golpe certero, la mujer apenas pudo bloquearlo con su cukri, por lo cual, salió volando a dónde estaba la semi-elfa.

"¡Entendió Subaru!" Exclamó la chica con una mirada seria, formando un ataque.

Sin embargo, la mujer había recibido el golpe que le dió Subaru y decidió aumentar el ritmo para cortar a la chica de cabello plateado.

"Me gustaría que no subestimes a los magos espirituales. Somos bastante aterradores si nos haces tus enemigos".

Emilia junto sus manos delante de su pecho, formando un escudo de hielo de múltiples capas que fue fácilmente atravesado por la espada de la asesina, pero tomó el cuchillo y detuvo el ataque.

La asesina inmediatamente salta hacia atrás para retirarse, mientras unos pocos carambanos se precipitan hacia ella.

El contraataque vino de Puck, quien permanecía en el hombro de Emilia, alzando sus pequeñas manos como si dirigiera una orquesta en el campo de batalla. 

Desde su posición, lanzaba carámbanos precisos y constantes, forzando a la asesina a moverse rápidamente para esquivarlos.

"Uno es la defensa y el atacante al mismo tiempo, mientras los otros dos me apoyan como soportes... ¡Jejeje! En verdad, es un tres contra uno", comentó Subaru con una sonrisa confiada, guardando las manos en sus bolsillos como si ya tuviera la victoria asegurada.

"Sí, eso lo puedo ver", respondió con sarcasmo, esquivando con agilidad los carambanos que Puck lanzaba. Su tono seguía calmado, pero su mirada era intensa, analizando cada movimiento del grupo.

Puck, con su actitud siempre tranquila, añadió en un tono frío y directo: "Espero que entiendas que no somos un grupo que puedas subestimar".

La asesina hizo una pausa, rodeada por fragmentos de hielo estrellándose a su alrededor. Una sonrisa torcida se dibujó en su rostro mientras sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y desafío.

"Interesante... Me gusta cuando las presas luchan. Hace que todo sea más... divertido", murmuró, dejando que sus palabras flotaran en el aire.

Subaru, con una cajada despreocupada, respondió al instante. "¡JAJA! ¡Lo mismo digo! ¿Quién dice que las cosas más fáciles son emocionantes?" 

La mujer esbozó una sonrisa que mezclaba diversión con desafío, mientras el gigante murmuraba para sí mismo, aún fascinado por lo que veía.

"Éso es lo peligroso de los magos espirituales. Uno atacara y el otro defiende. Dependiendo de la situación, uno podría usar simple magia, comprando tiempo, mientras el otro prepara un ataque especial..."

"Es por eso que en el campo de batalla dicen que 'Cuando encuentres un mago espiritual, baja tus armas y billetera y corre'" murmuró el gigante apenas saliendo del trance que esta deslumbrando ante sus ojos, aun con su garrote en sus manos.

"Eh... Rom, ¿qué estás planeando hacer?" Preguntó la ladrona alarmada.

"E- No lo sé, estaba tratando de buscar una apertura para ayudar, incluso si tienen una gran venta, puede que no nos hagan nada, parecen más razonables". 

"¡Si, es mejor hacerlo de una vez!" mencionó la ladrona con alarma.

"¡Quédense donde están!, ese gato se encarga del resto" Comentó Subaru desde el otro lado, al notar cómo el maná de Puck aumentaba, esto solo confirmaba una cosa, iniciaría un ataque poderoso.

"Realmente pareces acostumbrada a luchar, a pesar de ser una chica" murmuró Puck, impresionado con las habilidades divinas de la asesina y ese sentido de lucha.

"Bueno, ha sido mucho desde que alguien me llamo chica". 

"Desde mi perspectiva, la mayoría de gente con la que trato son como bebes para mí. Pero aún así, eres tan fuerte que casi siento que debería tenerte la última."

"Ser elogiada por un espíritu como tú.., debo decir que estoy honrada".

Mientras Elsa tomaba con alegría el elogio de Puck, se defendió contra otro pedazo de hielo con su cuchillo. 

Subaru observaba con asombro cómo Puck arrojaba una lluvia incesante de hielo.

"¡Cien carambanos en menos de un segundo! ¡Nada mal!" Murmuró el hechicero, pero se sorprendió más de que la mayoría ni siquiera había llegado al objetivo.

"Veo, que tienes una buena resistencia y habilidades", elogió Subaru, cruzando los brazos y observando con aparente tranquilidad a la asesina. La ladrona, sin poder contenerse, gritó desde un rincón.

"¡Oye! ¿Por qué no estás ayudando ahora?" Mencionó a la niña viendo como el hechicero.

Este, de un momento a otro, coloco las manos en sus bolsillos y simplemente se limitó a observar la pelea como si de un espectador más se tratase.

"¿Ah, eso? No me siento en la necesidad de intervenir. El gatito cósmico es mucho más fuerte que esa mujer. Además, ¿No crees que ya es bastante injusto? ¡Es como si todos le estuviéramos haciendo bullying!" comentó Subaru, con una sonrisa despreocupada mientras cruzaba los brazos.

"¿¡QUÉEE!? Tienes que estar bromeando, ¿Em... cierto?" preguntó la ladrona, con los ojos abiertos de par en par, al darse cuenta de que Subaru hablaba completamente en serio.

"¡Oh!, jo-jo, qué caballeroso de tu parte", intervino la asesina desde el centro de la tormenta de hielo, esquivando con gracia otro carámbano. "Me conmueve que tengas tan buenos modales incluso con alguien como yo."

"Los modales hacen al hombre", respondió Subaru, haciendo una ligera reverencia. "Incluso si se trata de asesinos que quieren abrir estómagos. Es un principio básico de cortesía".

"¡SUBARU!" gritó Emilia, con alarma, al ver que el chico seguía actuando como si fuera un juego, ajeno al peligro que enfrentaban.

Subaru se giró hacia Emilia, con una expresión que pretendía ser tranquilizadora. "Tranquila, Emilia-tan. Esto está bajo control. Puck lo tiene todo resuelto, y yo... bueno, soy el animador moral del equipo. ¡Todo equipo necesita uno!"

*Gulp* "Bueno, los movimientos de esa loca mujer son muy rápidos, pero no creo que ellos dos puedan perder si siguen teniendo ventaja numérica... ¿No es así, Rom?"

"Pero no es como si ese espíritu fuera capaz de mantenerse aquí por siempre. Tan pronto como el espíritu se vaya, el equilibrio de poder cambiara" replicó el gigante, mirando al mini albino, encontrase con la figura imperturbable del chico.

"¿No crees que es hora de que bajemos el telón de esta actuación? Cuando repetimos el mismo acto empieza a ser aburri...". 

"¿¡Mi brazo..!?"

"¡Te atrapé!"

En el momento en que el asesino desvió completamente su atención de Subaru, convencida de que el hechicero no pensaba intervenir, este apareció a su lado con rapidez y la sujetó firmemente del brazo, con una sonrisa de triunfo.

"¿De verdad pensaste que no iba a intervenir? ¡JA! Pero tienes que saber algo de mí: me encanta ser el centro de atención."

La mujer, lejos de mostrarse sorprendida, solo suena con diversión, incluso en una situación tan comprometida.

"¡Oh!, supongo que esto significa que me atrapaste de verdad."

"¡Bingo! Ahora, gato, ¡Dale con todo!"

Desde el hombro de Emilia, Puck se preparaba con calma y precisión.

"¿Sabes?, pues culparte por caer en eso, pero yo no te juzgaría, ¡Es más! viniendo de alguien como el, dudó mucho que alguien sepa en qué nueva estrategia estaría pensando" comentó el felino, con una mirada alegre mientras agrega...

"Y, sobretodo, tengo varias razones para felicitarte por llegar tan lejos. Ahora, buenas noches".

El pequeño espíritu sacó el pecho, y su cuerpo comenzó a brillar con una intensidad cegadora. 

Puck canalizó más poder mágico del que cualquiera allí había presenciado antes. Las patas del gato estaban extendidas hacia adelante mientras la energía acumulada formaba un orbe vibrante de luz blanco-azulada.

Subaru observará cómo cada molécula de energía se alineaba para dispararse.

En un instante, la magia se desató, no en forma de hielo, sino como una explosión pura de energía destructiva. El rayo de luz atravesó el aire, congelando todo a su paso: el mostrador, los objetos robados, incluso las paredes de la bodega. 

La entrada se desmoronó cuando las bisagras se rompieron bajo el impacto, y la energía congelante se extendió más allá de la puerta, dejando un rastro de escarcha que se filtraba hacia el exterior.

Cuando la luz brillante finalmente se desvaneció, la escena era completamente blanca. Todo estaba congelado, desde el suelo hasta el techo.

Sin embargo, algo ocurrió en esa fracción de segundos.

("Que ágil..."), pensó, al notar cómo la asesina se había escapado de su agarre.

"¿No puede ser?" Murmuró Puck, con un tono de asombro.

Apenas fuera del alcance del ataque, la mujer estaba en pie, su cuerpo bañado en sudor y sangre que goteaba al suelo.

"¡JAH...! Eso fue maravilloso. Realmente pensé que moriría allí."

Puck no parecía enojado, su calma habitual había sido reemplazada por una ligera incomodidad.

"Incluso si lograste sobrevivir, estás en una desventaja muy evidente."

"Sí, tienes razón". Ella asintiendo, con una sonrisa que revelaba sus dientes, sus ojos brillando con éxtasis. "Pero eso es lo que lo hace emocionante. Me hace sentir viva."

Sin vacilar, la asesina presionó su pie sangrante contra un trozo de hielo cercano. Un sonido similar a aire rompiéndose resonó cuando usamos su cuchillo para cortar alrededor de su pierna, creando un tosco pero efectivo vendaje de hielo que detuvo la hemorragia.

"Es un poco difícil moverme, pero esto será suficiente", comentó, riendo mientras probaba su improvisado zapato de hielo, taconeando contra el suelo.

Subaru, aunque no dijo nada, no pudo evitar sentir una mezcla de respeto y admiración hacia ella.

("Esa determinación... sería una hechicera formidable... Claro si no fuera una asesina".)

Emilia, preocupada, susurró a Puck, "¿Crees que puedas seguir luchando?"

El espíritu sacudió la cabeza con un leve suspiro. "Lo siento, Lia, pero estoy al límite. Subestimé lo peligroso que es. Si continúa, desapareceré por completo". Puck respondió, por primera vez sin la confianza que llenaba su voz antes. 

"Está bien, Puck. Descansa. Gracias por tu ayuda hasta ahora". Antes de desvanecerse, Puck le dirigió una última advertencia a Emilia:

"Si algo grave ocurre, usa tu Odo para llamarme si es necesario." Luego, al mirar a Subaru, agregó con una sonrisa cansada: "¿Eh..? ¿Y esa sonrisa que...?" menciono el felino estando a punto de desaparecer.

Subaru río entre dientes ante esas palabras, para después añadir, 

"¿En serio?, te la dejo en bandeja de plata y se te escapa, ¡JA!, ¿sabés? debí haber ido yo solo, como de costumbre"

"¡Así! Bueno, entonces tomaré tu palabra, ¿Puedo confiar en ti?".

"!PSH¡, por supuesto, pelear contra ella, hasta puedo hacer con los ojos vendados, solo espera y verás."

Todos en la sala observaron con curiosidad cuando Subaru comenzó a moverse de manera extraña. Sus brazos se agitaban y flexionaban las piernas con un ritmo inusual.

Nadie comprendía lo que hacía. Para ellos, parecía que estaba jugando o burlándose de la situación, cuando en realidad, Subaru estaba haciendo calentamientos básicos antes de actuar.

El gigante, tras observar los movimientos, suspir y nego con la cabeza, etiquetando al hechicero como alguien completamente impredecible. 

A pesar de la rapidez y habilidad que había demostrado antes, para él, Subaru no era confiable, viendo como se tomaba todas las situaciones en broma.

"Ya no sé quién va a ganar esto, así que si solo esperamos perderemos nuestra oportunidad. Entiendes, ¿Felt?" dijo el viejo, con una voz cargada de preocupación.

Sentí, aunque nervioso, avanzando rápidamente, respondiendo con un tono agitado.

"Lo sé, lo sé. Ya sea que ayudemos o corramos, debemos movernos pronto."

Mientras ambos discutían, Subaru seguía en su propio mundo, aparentemente concentrado en su rutina. Sin embargo, en su mente, cada movimiento tenía un propósito: analizar el terreno, sus posibles rutas y las acciones del enemigo.

Y, mientras eso ocurría, la asesina tampoco perdió el tiempo y comenzó a idear un plan. 

Sabía perfectamente que el chico de cabello blanco no era alguien a quien pudiera enfrentarse directamente. 

La barrera que lo protegía de sus ataques, su velocidad, su fuerza... todo indicaba que si él niño fuera en serio contra ella, en un enfrentamiento directo, ella perdería. Pero eso era lo que lo hacía tan emocionante.

Este no era un simple desafío. Era la segunda vez en su vida que sentía ese cosquilleo electrizante, esa chispa de adrenalina pura. 

La primera vez había sido durante una misión en Vollachia, cuando recibió la orden de madre de eliminar a una figura clave del gobierno. Su objetivo había estado bajo la protección de Cecilus segmunt, el famoso "Rayo Azul de Vollachia".

Escena retrospectiva.

La batalla contra el 'Rayo Azul' fue tan breve como inolvidable. Sus movimientos, su estilo, su absoluta superioridad en combate... eran dignos de admiración. La asesina había sido derrotada sin esfuerzo, incapaz de igualar la velocidad y la precisión del Rayo Azul. Sin embargo, había cometido un error, uno que ella había aprovechado. Ella había terminado su misión al eliminar al escoltado. Esa victoria parcial, esa pequeña revancha en medio de su derrota, le había dejado un sabor dulce y amargo a la vez.

Presente.

Con esos recuerdos llenándola de determinación, la asesina renovó sus fuerzas. No necesitaba derrotar al chico de cabello blanco. 

Si no podía vencerlo directamente, mataría a los demás presentes. Esa era su estrategia: golpear donde más doliera.

Sus ojos se posaron en el viejo gigante y en la niña rubia. 

Ambos parecían tan vulnerables. El hombre era fuerte, pero no lo suficiente como para detenerla. La niña, aunque ágil, no tenía experiencia real de combate. Ellos eran su boleto para equilibrar las cosas.

La asesina dejó que una sonrisa maliciosa se formara en su rostro. "Esto será divertido", murmuró, ajustando el agarre en su cuchilla.

Subaru, por su parte, había notado el cambio en la atmósfera. Su calentamiento ya había terminado, y los ojos de los presentes estaban sobre él. Sin embargo, sus Seis Ojos le habían permitido captar el leve movimiento que hizo la asesina, dándose cuenta, de que se dirigió hacia la niña y el viejo.

"Hora de irnos viejo Rom" comentó Felt, haciendo un salto de carrera para salir del lugar, sin embargo...

"!!!!CUIDADO¡¡¡!" Gritó Emilia con su voz de campana a todo pulmón, al ver como la asesina se dirigía peligrosamente hacia ellos.

*Zui*

La semi-elfa reaccionó instintivamente, lanzando un carámbano de hielo, pero este solo pasó rozando el segundo aire donde la asesina estaba un antes.

Ahora, la mujer tenía la hoja de su cukri estaba a centímetros de alcanzar a la joven rubia.

"¡Je!, ¿me preguntó cómo serán tus entrañas?, posiblemente serán muy bonitas"

"!FELT¡" El gritó del anciano resonó con temor, al ver que su nieta estaba en peligro.

El asesinato había avanzado como una sombra, rápida y letal. Su cuchilla brilló bajo la escasa luz del lugar mientras se dirigía implacable hacia el abdomen de Felt. 

Los ojos de la niña se abrieron de par en par, llenos de un miedo abrumador, incapaz de moverse, ante ese momento, la mirada de aquella psicópata, la había congelada completamente.

" Flhisss"

Sin embargo, justo cuando el ataque parecía inevitable, algo cambió... El aire mismo pareció volverse pesado.

 

"!!!!!!.......!!!!!!"

 

El movimiento de la asesina se ralentizó de manera antinatural, como si una fuerza invisible hubiera atrapado su cuerpo. 

Y en consecuencia, la cuchilla, que antes avanzaba con una velocidad mortal, ahora parecía defenderse, dejando un rastro de tensión en el aire.

"¡Ni siquiera lo pienses!"

La mujer trató de luchar contra aquello que la contenía, pero era inútil. Su mirada se movió con incredulidad al ver a Subaru al frente suyo.

"¿¡Qué!?" Murmuró el hechicero, como si nada estuviera pensando, con una voz tranquila, mientras sus Seis Ojos brillaban levemente, sobres sus gafas.

La tensión en el aire era palpable, y todos los presentes sintieron el peso de esa fuerza invisible. Subaru con confianza, da un paso hacia adelante, relajando los hombros como si apenas estuviera empezando.

"¿Sabes? No me gusta cuando alguien intenta lastimar a las personas que están bajo mi cuidado. Es... Molesto", continuó, mientras su tono adquiere una pizca de desafío.

La asesina intento moverse, pero era como si el espacio mismo a su alrededor la hubiera atrapado.

"¿Qué es esto?, ¿No es igual a esa barrera?" preguntó con frustración, su tono mezclado con amargura y una ligera pizca de desconcierto.

"Esto", dijo Subaru, chasqueando los dedos, "es el límite de lo que puedes hacer en mi presencia. Bienvenida al infinito".

"Técnica maldita..." murmuró el hechicero entre dientes, su voz cargada de emoción mientras un aura azulada comenzaba a formarse en su mano. 

Era como si el mismo espacio hubiera colapsado en su palma, acumulando una fuerza abrumadora que parecía desafiar las leyes del mundo.

Los presentes quedaron petrificados al sentir cómo esa esfera azul emitía una fuerza irresistible, atrayendo varias cosas a su alrededor con una intensidad casi divina.

 

"¡¡¡AZUL!!!"

 

Subaru lanzó la esfera con un movimiento decidido, dirigiéndola directamente a la mujer.

El impacto fue devastador: la fuerza comprimida de su técnica maldita envolvió a la mujer, y la mandó a volar destrozando mesas y muebles en su camino antes de estrellarse contra una pared.

" Crujidos"

Sentí, aún paralizada por el susto, retrocedió instintivamente, buscando refugio. El anciano, por su parte, se posicionó frente a la niña, pero su mirada reflejaba tanto asombro como cautela.

"Eso fue... Increíble..." murmuró el gigante, incapaz de encontrar palabras adecuadas para describir el espectáculo que acababa de presenciar.

"¡JAJAJ! ¡¿Lo ven?! ¡Les dije que soy el más fuerte!" exclamó el chico, con una sonrisa de extremo a extremo.

Pero sus ojos permanecían fijos, en la asesina que, pese al impacto recibido, comenzaba a levantarse, tambaleándose pero con una mirada feroz en su rostro.

"Entonces, ¿seguimos jugando o prefieres rendirte? A mí me da igual cuál de las dos escojas" preguntó Subaru con un tono ligero pero cargado de desafío.

A pesar del impacto devastador del ataque, una sonrisa retorcida se dibujó en su rostro mientras se limpiaba la sangre de la boca con el dorso de la mano.

"¡Vaya, vaya...! Esto sí que es emocionante", murmuró, ignorando el dolor evidente en su cuerpo. "No esperaba que alguien como tú pudiera hacer algo así. Esa... 'técnica maldita' tuya es fascinante."

Subaru cruzó los brazos, su expresión era una mezcla de confianza y ligera impaciencia. "¿Fascinante? Vamos, no exageres. Apenas estoy calentando. Si crees que eso fue todo, déjame decirte que ni siquiera estás viendo lo mejor."

La asesina rio suavemente, su mirada fija en él, como si intentara descifrar sus palabras. "¿Calentando, oh? Entonces debo estar agradecida de seguir viva. Pero... no soy del tipo que se rinde tan fácilmente."

Con esas palabras, la asesina dio un paso adelante, su postura más cautelosa esta vez. Subaru notó cómo su respiración era irregular y cómo la sangre seguía goteando de sus heridas. Aun así, había algo en sus ojos, una determinación que no se apagaba, dando a entender que iría en serio.

La batalla entre el más fuerte y la cazadora de entrañas, parecía que podía estallar en cualquier momento...

La tensión en la cabaña del viejo gigante era casi tangible, y como si de un hilo tenso se tratase, estuvo a punto de romperse, con cada uno de los presentes mantenía la vista fija en los dos contendientes.

De un lado estaba Subaru Gojo: uno de los hechiceros más fuertes de la era actual de Jujutsu, su cuerpo y tonalidad, demostraban que estaba en condiciones casi óptimas.

Del otro lado, estaba una mujer de negro ensangrentada, con varias heridas en su cuerpo, por haber recibido de lleno, ese orbe de color azul.

"Bueno, parece que funcionó, ¡Lo logré!" Exclamó el mini albino con júbilo, observando con fascinación su mano envuelta en un resplandor azulado. El orgullo en su rostro era inconfundible

En ese momento el, ve a la asesina con bastante entusiasmo al ver como le había logrado hacer un daño intenso...

"¡JA! ¿Vieron eso? No solo puedo inmovilizarla con mi técnica innata, sino que también logré usar un "Azul" con precisión quirúrgica. ¡Debo admitir que estoy superando mis propios límites!"

Su emoción era una mezcla de confianza y satisfacción, mientras sus ojos brillaban con entusiasmo al observar a la asesina.

En cambiado está última, lo miró con una mezcla de dolor y respeto. Aunque herida, había algo en sus ojos que parecía indicar que no se rendiría tan fácilmente.

(Vaya.... Este niño si que es peligroso,) pensó para sí misma, con su respiración pesada, mientras su mente empezaba a calcular su próximo movimiento.

El gigante, con el garrote en su mano izquierda, dio un paso atrás, protegiendo a la niña que temblaba ligeramente detrás de él. 

"No te preocupes, Felt. No dejaré que se acerque a ti", dijo en un tono grave, sus ojos se desviaban con frecuencia hacia donde estaba ocurriendo la pelea.

Dónde estaba aquel muchacho con habilidades monstruosas, aún así estaba muy agradecido con aquel muchacho por haber salvado a su nieta.

Por otra parte, Emilia mantenía su mirada amatista fija en la asesina, esperando cualquier movimiento. 

Sus manos brillaban ligeramente con magia lista para ser conjurada, pero también parecía contenida, como si confiara en que Subaru podría mantener las cosas bajo control.

La asesina, sin embargo, no dirigió su atención ni al gigante, ni a la niña, ni siquiera a la semi-elfa. 

Toda su concentración estaba puesta en el joven de cabello blanco, que permanecía de pie con una sonrisa burlona en su rostro, ajustando las gafas oscurecidas que ocultaban sus ojos.

"Entonces, ¿Y ahora que?" Subaru rompió el hielo de ese silencio, con un tono ligero, mientras daba un paso al frente. "¿Sigues queriendo probar suerte, haber si puedes ganarme? Porque si es así, te aseguro que no servirá de nada."

La cazadora de entrañas presionó su cuchilla temblando ligeramente en su mano. A pesar de todo, una pequeña sonrisa se forma en su rostro, un gesto que solo un verdadero amante del combate podría entender.

"Bien, ¿entonces comenzamos de nuevo?", murmuró ella, ajustando su postura, lista para enfrentarlo otra vez.

El aire se sentía denso, como si el mismísimo tiempo estuviera detenido, esperando a ver quién tomaría la iniciativa.

"Si quieres iniciar otra vez, no me quejó, solo esperaba, que al menos seas un buen sacado de boxeo para perfeccionar mis técnicas malditas"

Al terminar de hablar Subaru miró su bolsa llena de comestibles, sintiendo algo inusual, al iniciar la pelea, la había dejado en el suelo.

Un pensamiento llego a su cabeza, ¿Que pasaría si alguien se comiera el dedo, o intentara obtener su poder? "Nah, no creé que vaya a pasar nada"

Juntando sus manos, se creó un leve destello. Y antes de que alguien pudiera reaccionar, desapareció del lugar, reapareciendo justo al lado de la asesina.

Y como si ella, hubiera anticipado aquel movimiento, giró sobre sus talones, prediciendo que Subaru buscaría un ángulo sorpresa. 

Su cuchilla cortó el aire con precisión mortal mientras Subaru le lanzaba un puñetazo con fuerza calculada.

*¡Empuja!*

El sonido del impacto resonó, un choque seco entre la hoja de la asesina y el puño de Subaru, creando un breve destello de energía residual. 

Los dos quedaron trabados, ninguno cediendo terreno, mientras sus miradas se cruzaban, cargadas de intensidad.

Subaru, con una sonrisa amplia y burlona, rompió el silencio.

"Nada mal, !JA¡, Incluso con esas heridas", dijo, su tono cargado de una mezcla de admiración y provocación. "Tienes buenos reflejos. Con razón el gatito cósmico no pudo darte directamente."

La asesina no respondió de inmediato. Sus ojos brillaban de sorpresa y emoción. Aunque su rostro permanecía inexpresivo, sus movimientos hablaban por sí mismos: Estaba disfrutando del desafío.

Después de ese choque, Subaru comenzó a canalizar su energía maldita, notando algo extraño en la asesina. 

Había algo en su aura que lo inquietaba. Al principio, había asumido que ella poseía alguna clase de "protección divina", pero lo que veía era diferente. Algo mucho más oscuro, más intrincado.

"Interesante..." murmuró para sí mismo, con sus ojos entrecerrados detrás de sus gafas, analizando cada movimiento de su oponente.

De repente, la asesina se desvaneció en un movimiento ágil, dirigiéndose hacia el gigante y la niña. Su intención era clara: acabar con uno de ellos.

"¡No lo voy a permitir!" Emilia con un movimiento elegante, lanzó varios carambanos en rápida sucesión. Los proyectiles de hielo cortaron el aire y obligaron a la asesina a esquivarlos, deteniéndola brevemente.

Subaru observó la escena fijándose en la niña rubia y la asesina, a pesar de poseer maná, ellas dos tenían auras diferentes al resto, pero había álgo más.

"No creo que tengas una de esas protecciones, pero me pregunto qué es lo que te hace tan... especial", comentó, con palabras cargadas de curiosidad, con su mente tratando de descifrar el misterio que envolvía a su adversaria.

Sin perder tiempo, el mini albino volvió a desaparecer nuevamente, utilizando su técnica innata, posicionándose entre la asesina y sus posibles víctimas. Sus ojos nuevamente brillaron con determinación.

"!JE¡, ¿Adónde creés que vas?" declaró con una voz que, a pesar de su tono ligero, tenía un peso innegable.

La asesina frunció el ceño, su cuchilla temblando ligeramente en su mano, mientras analizaba su próximo movimiento. Subaru, en cambio, levantó su mano derecha y empezó a recitar unas palabras, con una gota de sudor.

"Ritual Avante: ¡Azul...!"

Nuevamente un orbe azulado se materializó en su mano, destilando energía que atraía todo a su paso.

("Otra vez esa cosa") Pensó con agotamiento, sintiendo la intensidad de la técnica, al poco tiempo, se aleja, esquivando ese orbe con precisión, subiendo a los techos.

El orbe, sin embargo, continuó avanzando, comprimiendo una vieja estantería y unas armaduras en el proceso, dejándolas a nada más que chatarra.

("¡Jeje...! Parece que ha empezado a entender. Que mi técnica no puede ser enfrentada directamente... Solo le queda huir") "Lo único que haces es correr como un cachorro asustado. ¿Qué pasa? O ¿Eres muy aburrida o te falta valor?"

La respuesta llegó desde las sombras, en una voz suave pero cargada de un hilo peligroso:

"Oh, cariño, aunque lo intentara, no creo que eso fuera a cambiar nada... Eres alguien muy especial..." Poco después ella sale de su escondite quedando cerca de la puerta.

Subaru alzó la mano en señal para que se acercará, mientras que Emilia actuaba con rapidez, levantándose.

"¡Al-Huma!"

Un carámbano gigante se formó en un instante y voló hacia ella, dejando a su paso una nube de aire frío que llenó el lugar con una densa niebla. 

Subaru, con sus Seis Ojos, vio esa gran acumulación de energía, que se originó de la tormenta.

"Nada mal, Emilia-tan. Deberías estar orgullosa de ser tan fuer... ¡Eh!"

Subaru se sorprendió al ver como la tormenta se desvanecía, dejando el lugar silencioso y vacío... y eso también incluido a la asesina.

"¿Mhm? ¿Sucede algo, Subaru?" Emilia al notar su repentina seriedad, y al ver que la asesina había escapado se tenso un poco.

Subaru frunció el ceño, buscando por toda la habitación. Algo no cuadraba. Sus Seis Ojos, normalmente capaces de rastrear cualquier rastro de energía y por ende a cualquiera persona, ahora no lograban encontrar a la mujer.

"Ya no puedo localizarla", dijo con un tono grave.

"¿¡Qué!?" exclamó la niña rubia, quien, a pesar de que aún se recuperaba, parecía mucho más consciente ahora.

Los minutos pasaban Pero no hubo ninguna señal, ningún movimiento, nada...

El gigante al notar el panorama decidió hablar. "¿Chico, crees que se haya ido?"

"Es una posibilidad", admitió Subaru, mientras colocaba las manos en sus bolsillos.

"Pero también podría estar bastante lejos, recuperando fuerzas, o puede que tenga más personas con sigo, esperando el momento para atacar".

Ya estando un poco más relajado, Subaru tomó la bolsa de comestibles y llamó a Emilia para discutir su próximo movimiento.

Bien, ¿y ahora qué, Subaru?

"Escucha Emilia-tan, lo mejor será salir de aquí", sugirió casualmente, como si la situación no fuera tan grave.

"¡¿Eh?! ¿Y qué hay de la asesina?" preguntó, con preocupación evidente en su mirada amatista.

"Precisamente por eso. Ahora que se largó, es el momento perfecto para cambiar de terreno. Si salimos al aire libre, no tendrá dónde esconderse. Aquí adentro, con tantas columnas y rincones, podría escabullirse fácilmente. Y, sinceramente, no me interesa jugar a las escondidas con ella."

Emilia, aún indecisa, susspiró antes de asentir. "Está bien, Subaru. Confío en ti."

La sonrisa de Subaru se ensanchó, claramente satisfecho. "¡Por supuesto que deberías confiar en mí! Soy alguien muy confiable."

Emilia esbozó una pequeña sonrisa y respondió con un toque de humor, mientras le daba un golpecito en su estómago.

"Ji-ji, Confiable... para hacer cosas impredecibles, tal vez."

Subaru rió por ese comentario y después se giró hacia el viejo y la joven ladrona.

"¿Y ustedes qué dicen, viejo calvo y mocosa? ¿Van a quedarse aquí o vienen con nosotros? Sinceramente, hagan lo que hagan no me importa en verdad."

El viejo gruñó, claramente ofendido. "¿A quién llamas calvo?"

"¿A quién más? Mi único objetivo en la vida es nunca quedarme calvo o engordar. Tú eres mi mayor inspiración... para no terminar así."

Felt intervino con algo más de calma por las palabras de Subaru. "¡Vaya! Onii-chan tienes una actitud bastante pésima, pero tienes razón..."

Al poco tiempo la niña miró a Emilia y Subaru por un momento, apretando la mano donde aún tenia la insignia que robó, sabía que, después salír debía de entregarla.

Por un momento Subaru vio un destello en sus ojos, pero antes de poder preguntarle asomarse.

"Supongo que es lo mejor... ¿no crees, viejo Rom?" El viejo también se acerca. Sin decir una palabra también se dispuso a salir.

"Perfecto", Subaru satisfecho con las respuestas, giró hacia la puerta de salida. No sin antes, detenerse, cuando Felt habló.

"¡Soy Felt!, por si acaso te importa. Y sobre lo que dijiste antes, cuando esa tipa apareció... Bueno, me hizo sentir mejor. Así que... gracias."

Subaru se detuvo y la miró sorprendida.

"¿Eh? Ya lo veo"

Después, su rostro se iluminó con una sonrisa inclinando la cabeza.

"Felt, ¿Eh? Bueno, yo soy Subaru Gojo. Pero supongo que ya lo sabías después de todo el alboroto."

Felt cruzó los brazos y lo observó de arriba abajo, como si intentara evaluar cada detalle de él.

"Sí, bueno... No te creas que con esto somos amigos ni nada. Aunque estoy un poco agradecida, ¡Pero solo un poco!"

Subaru soltó una carcajada. "¿Una? ¿Solo una? ¡Jaja! Yo conté al menos tres veces hoy, mocosa."

La niña frunció el ceño y giró la cabeza con un bufido, claramente ofendida.

"¡Oye! No me gusta que me llames mocosa. ¡Tengo quince años!, ¿Sabes? No eres mucho mayor que yo, ¿Cierto?"

Subaru suena, disfrutando del momento. "Bueno... en realidad, cumpliré dieciséis este año."

Sentí lo miró con incredulidad. "¡¿Qué?! No aparentas esa edad. Tu cara parece más joven que la mía. ¿Cómo haces para no envejecer? ¿Acaso tienes algún hechizo o algo así?"

Subaru se río con más ganas. "¡Ja! Se llama genética, mocosa."

"¡Deja de llamarme así! Ya soy mayor de edad."

"¡JAJAJA! ¿Sabes? Solo los mocosos se preocupan por algo como eso".

Emilia, que había estado observando la interacción, no pudo evitar sonreír, en cuanto al viejo Rom, este también se reía de fondo con un leve gruñido de diversión.

"¡Tch! Ustedes son muy desagradables, ¡¿saben?!" exclamó Felt, con una expresión de disgusto que apenas disimulaba el rubor en sus mejillas.

Subaru solo se encogió de hombros, riéndose de nuevo, hacia la salida con su mano levantada. "Bueno, será mejor que sigamos. Mocosa, espero que no te metas en más problemas, ¿vale?"

El gruñido frustrado de Felt resonó, y con enojo, se cruzó pateó una tabla que le dió de lleno a Subaru, lamentablemente, la barrera que lo protegía no dejó que eso pasara...

Haciendo que este último, riera en el fondo. En cuanto a Emilia, esta se acercó al hechicero con una sonrisa cálida.

"Gua, Subaru, hiciste un gran trabajo al protegernos de ella, eso fuera increíble."

Y como era de esperarse este último infló el pecho con orgullo. "Por supuesto que sí, mí querida Emilia-tan. ¿En serio dudabas de mi poder?"

"Bueno... al principio dudé un poco, especialmente cuando solo estabas mirando cómo Puck luchaba contra ella."

Subaru se rió incómodamente y se rascó la nuca, al abrir la puerta. "¡Ah, eso...! Estaba evaluando la situación. Y pensé que ese gato se encargaría de ella. Qué decepción me llevé."

"Hablando de eso, chico, ¿eres una especie de mago?, porque sabes, ¿Nunca había visto ese tipo de magia por aquí?. Esa aura azul... ¿Es magia de agua? ¿O tal vez una versión de viento y agua?"

Subaru iba a responder con arrogancia, pero Felt interrumpió la conversación al sentir una especie de deja-vu sobre esa magia azul que Subaru había utilizado antes.

"¡Espera un momento! ¿Acaso tú...?" Parecía que la chica había recordado algo....

"¡Tú fuiste el tipo que vi en el callejón cuando robé la insignia! ¡Y también fuiste el que lanzó esa cosa azul, cuándo estaba en los tejados, verdad!"

"Sí, fui yo. ¿Por qué lo preguntas?"

Sentí lo miró con los ojos abiertos como platos.

"¿En qué estabas pensando al usar algo así? ¡Podrías haberme matado!, pude sentir cómo ese torbellino casi me atrapa" Sentí una especie de escalofrío al recordar eso.

Al oír eso, el mini albino movió la mano como si le restará importancia: "Bueno, reduje el poder en esa ocasión. Así que, dudó que hubiera pasado algo malo".

"¡Subaru, destruiste parte de un edificio en esa ocasión!". Interrumpió la semi-elfa con sus manos en sus caderas mientras lo regañaba.

"¡Emilia-tan, como siempre no me estás ayudando aquí!", exclamó el.

En cambió la semi-elfa infló sus mejillas y lo miró con fingida molestia. "¡Eso no es justo, Subaru! Solo estaba diciendo la verdad."

La tensión que había dominado el ambiente momentos antes, parecía disiparse poco a poco, debido a las disparatadas que esos dos estaban haciendo, dando paso a una atmósfera más ligera.

Y a pesar de que Felt seguía visiblemente molesta, incluso ella parecía un poco más relajada.

El gigante Rom, sin embargo, aún sostenía su garrote con firmeza, lanzando miradas cautelosas hacia las sombras del lugar, tantos años en guerra lo habían vuelto muy precavido, finalmente, rompió el silencio con su voz grave.

"Chico, ¿Cuánto crees que tardará en volver esa mujer?"

Subaru se encogió de hombros con indiferencia, sin saber la respuesta, pero el brillo en sus ojos denotaba su típico aire despreocupado.

"No tengo idea. Lo único que sé es que se largo. Por ahora, estarán seguros."

Sin esperar respuesta, Subaru abrió la puerta y con un gesto exageradamente caballeroso, la abrió.

"No hay necesidad de quedarnos aquí sentados esperando. ¡Mi querida Emilia-tan, creó que es hora de salir!"

"Gracias, Subaru... Me pregunto si estás tramando algo."

Mientras ella cruzaba la puerta, Subaru, intentando desviar la atención del peligro con una sonrisa que parecía encantadora.

"Hablando de eso... A pesar de que no eres un caballero real, lograste mantener a raya a esa asesina. Eso no es algo que cualquiera pueda hacer."

Subaru miró al gigante con su habitual sonrisa, pero en el fondo agradecía el cumplido.

"Eso no fue gran cosa, ¿sabes? Pero está pelea me hizo recordar viejos tiempos... Cuando iba con Geto a las excursiones escolares."

"¿Excursiones escolares?" Emilia se detuvo un momento antes de cruzar completamente la puerta, frunciendo el ceño en una mezcla de confusión e interés. "¿Qué es eso? ¿Y quién es ese Geto?"

Subaru agitó la mano, intentando restablecerle importancia mientras la seguía. 

"Ah, nada importante. Solo imagina: explorar lugares nuevos, comer platillos deliciosos y, claro, lidiar con maldiciones. Ya sabes, es como un día lleno de sorpresas. Pero, si soy honesto, la comida era mi parte favorita."

Emilia se rió suavemente. "Jeje, incluso de donde vienes, tampoco puedes evitar meterte en problemas, ¿Eh?".

Subaru ascendió, y tras un momento de calma, decidió deshacer el estado de su técnica maldita neutral, el Infinito.

("Será mejor descansar un rato, y guardar fuerzas por si decide volver")

Subaru, necesitaba un descanso mental después de tanto esfuerzo, pese a que sabía permanecer alerta, era importante.

En este caso, si esa mujer volviera, el agotación empezaría a ser notable para él. 

Si bien había perdido la noción del tiempo en este extraño mundo, sabía que llevaba casi 15 horas sin dormir, por todo lo ocurrido con su antiguo mundo y la llegada a éste.

Porque, entre conseguir el dedo del Rey de las Maldiciones y el enfrentarse a las maldiciones que intentaban reclamarlo y empezar con la búsqueda de esa joya, su noción de tiempo se había distorsionado.

"Bostezó"

El alivio y descanso fue casi inmediato, incluso, aún si su mente todavía se sentía abrumada, ya no era tan pesada como antes. 

Bostezando y frotándose los ojos, el hechicero intentó no mostrar debilidad frente a los demás, y simplemente coloco una cara adormecida.

Más atrás de donde estaba Emilia y Subaru, adentro en la cabaña, el gigante parecía estar hablando con la niña.

"Tranquila Felt, si algo llega a pasar, creo que estaremos bien con ellos"

Rom, quien caminaba detrás con pasos pesados, seguía atento a cada movimiento de Felt, mientras ella avanzaba. 

La preocupación por un posible regreso de la asesina lo mantenía en tensión, aunque no lo demostraba abiertamente. 

Observaba a su joven compañera, quien apretaba los labios como si estuviera luchando con algo en su interior.

"Bueno, parece que todo salio muy bien, con recuperar mi insignia, bien hecho Subaru" con una mano en su pecho en una gema de color verde.

"¡Oh!, hablando de eso Emilia, esa insignia tuya es..._"

"¡¡Viejo Rom!!"

¿¡Reina!?

Justo cuando Subaru estaba a punto de comentar algo sobre la insignia, un grito desgarrador rompió la calma.

Tanto él como Emilia giraron hacia el origen del sonido, y frente a ellos, estaba Felt inmóvil con los ojos completamente desorbitados con una expresión de pánico en su rostro...

Por otro lado, el gigante caía de rodillas al suelo, sujetándose el cuello con ambas manos. 

Un hilo de sangre fluía entre sus dedos, empapando rápidamente su ropa y manchando a la asustada chica que intentaba detener el sangrado con sus manos temblorosas.

En ese momento, Subaru se posicionó frente a la niña y el viejo mientras aún tenía la bolsa de comestibles en su mano.

El hechicero mirando a su alrededor con una gota de sudor en su frente, preocupado por lo que sucedió.

Emilia, también con rapidez, se arrodilló junto al gigante, inclinándose y colocando sus manos sobre el cuello de Rom. 

 

En un susurro casi inaudible, pidió ayuda: "Espíritus, ayúdenme a cerrar estas heridas..."

 

En cuanto a Subaru, este escaneaba los alrededores con sus Seis Ojos, su mente funcionando a toda velocidad, buscando respuestas.

 

("¿Qué demonios acaba de pasar?") pensó, su mente llena de preguntas sin respuesta. ¿La asesina había regresado? ¿Cómo atacó tan rápido sin que el notara?

 

Escuchó a la niña, su voz llena de desesperación. "¡Viejo Rom, aguanta! ¿Me oyes?" La tensión en el aire volvía.

 

("Si ella puede esconderse de mis Seis Ojos... no tengo muchas opciones. Sólo me queda una cosa...") pensando que ya no habían más opciones, concentro su energía maldita en su cuerpo, para hacer que su ritual del Infinito volviera a operar.

 

Extendiendo ambas manos al frente, comenzó a generar una gran cantidad de energía maldita que se expandía por el aire con una fuerza abrumadora.

 

"Técnica amplificada", murmuró está vez, con voz seria y cargada de concentración.

 

"¡¿Subaru?!" Emilia al verlo en ese estado, abrió sus ojos, al sentir la fuerza con la que el chico liberaba ese poder.

 

Y  en ese preciso momento, Subaru notó tanto el aura, como el maná, de aquella mujer, desde el techo.

 

Como una sombra mortal, ella descendió con agilidad, aún con las heridas del enfrentamiento anterior. Pero eso no parecía importarle; su deseo de cazar era evidente.

 

"¿¡Cómo!?" exclamó Subaru, incapaz de ocultar su sorpresa. "¡¿Cómo hiciste para desvanecerte de ese modo?!"

 

La asesina, dejó escapar una risa suave y peligrosa. Su figura parecía relajada, pero su postura traicionaba una preparación absoluta para atacar en cualquier momento.

 

"¿Eso? Jojo, es algo muy sencillo de entender una vez que aprendes como funciona, querido..." respondió con una voz gélida, con sus ojos puestos en Subaru, mientras mantenía un aire candente.

 

"¡Je!"

 

Ante esas palabras, Subaru soltó una risa breve, cargada de ironía. Había algo curioso en esa mujer, algo que la hacía diferente de aquellos que no tenían energía maldita... o en este caso, maná. Después de todo, Subaru ya había conocido a alguien en su mundo anterior que había nacido completamente desprovisto de energía maldita por la "Restricción celestial", alguien que, a pesar de esa desventaja, no había dejado de luchar con todo lo que tenía.

 

Esta situación era distinta. En toda la pelea y más aún, en esos momentos, Subaru podía notar la energía que emanaba de la asesina. 

 

No, esta mujer no era como aquellas personas que había oído hablar del Clan Zenin. Aquí había algo más en juego. Algo que se le escapaba.

 

Su sonrisa se desvaneció y sus Seis Ojos se centraban en cada mínimo detalle de la asesina, analizando cada pequeño movimiento, cada fluctuación de su energía. Si su presencia se desvanecía incluso con sus habilidades, entonces había un truco.

 

"Un momento..." murmuró con sus ojos afilados. Algo en su cabeza encajó, y una sonrisa astuta apareció en su rostro.

 

"Dijiste que esa capa te protegía de la magia, ¿no? ¡JEJEJE!" rió, su tono cambiando al de alguien que acababa de resolver un enigma.

 

("¿Así que? En este mundo existen habilidades especiales para camuflarse incluso frente a mis Ojos. Interesante, pero ahora sé qué debo hacer").

 

Con una sonrisa confiada, declaró en voz alta. "¿¡Qué te parece si acabamos con esto de una vez por todas!?"

 

La mujer, ladeó la cabeza y una sonrisa maníaca cruzó su rostro. "Oh, ¿me vas a mostrar algo nuevo? ¡Esto es maravilloso, maravilloso! ¡Será mejor que me hagas disfrutarlo al máximo!"

 

Sin perder tiempo, desenvainó su cuchillo y se lanzó hacia un lado, moviéndose con una velocidad impresionante. 

 

En un movimiento fluido, se deslizó por el suelo y saltó hacia Subaru, aumentando su impulso con una destreza casi sobrehumana.

 

Subaru, sin retroceder, respondió con un tono burlón. "Así es, mujer. Voy a enseñarte... Tu final, espero que estes preparada."

 

Ella rió de manera perturbadora, sus ojos brillando de emoción mientras se preparaba para su próximo ataque.

 

"Incluso si pierdo mis colmillos, lucharé con mis uñas. Si pierdo mis uñas, lucharé con mis huesos. Y si pierdo mis huesos, lucharé con mi vida. Así es como lucha una cazadora de entrañas."

 

Subaru mantuvo la calma mientras analizaba el patrón de sus movimientos. 

 

"¡Phs! Pareces una viuda negra convertida en humana," comentó con sarcasmo, esquivando cada ataque con precisión y manteniéndose entre la asesina y los demás.

 

La asesina no perdió el ritmo. Su cuerpo parecía volar por la habitación, moviéndose entre las paredes y el techo como una araña que acecha a su presa. 

 

Cada golpe de su cuchillo encontraba una barrera invisible que frustraba sus intentos de alcanzar al hechicero.

 

En cuanto a Subaru, este continuó observándola, sin necesidad de apresurarse. Su estrategia estaba clara: estudiar cada patrón de ataque antes de actuar.

En un momento de distracción, el hechicero notó que Emilia estaba exhausta, su respiración entrecortada, mientras que el viejo Rom parecía haber recuperado algo de fuerza.

Fue entonces, cuando decidió que era momento de poner fin a la pelea, y terminar en lo grande.

"Bien, mujer-araña, esto ya se está volviendo aburrido. ¿Qué tal si lo terminamos ahora?"

Empezó a concentrar energía maldita en las palmas de su manos. Su postura cambió a una batalla total, y finalmente se quitó sus gafas, por primera vez en toda la pelea, mostrando sus Seis Ojos al mundo entero.

 

"........"

 

Ahora, con los Seis Ojos completamente expuestos, dio un paso al frente, rompiendo varias tablas de madera, para demostrar su poder.

 

Su mirada parecía brillar con un resplandor propio, irradiando una presión que hizo que incluso esa mujer, sintiera un escalofrío que le recorrió toda su espalda, como un choque eléctrico.

 

"¡Ohn!, ¡Eres un espécimen realmente interesante..! ¡Esos ojos tuyos..! ¡Realmente quiero saber cómo se verían tus intestinos esparcidos por el suelo!."

 

Subaru sonrió con ferocidad. "Lo único que verás será el más allá. Así que muérete sin resistencia, ¿Quieres?"

La mujer detuvo sus movimientos por un instante y sonrió de nuevo, esta vez mostrando un destello de respeto mezclado con su usual sadismo.

"Veo que al fin vas en serio. Por cortesía, entonces, déjame presentarme." La asesina lamió sus labios lentamente, deleitándose en la intensidad del momento.

"Elsa Granhiert 'La Cazadora de entrañas'," declaró con orgullo, sosteniendo su cuchillo con firmeza.

Subaru, por su parte, ajustó su pose de combate, mientras su energía maldita hacia que sus alrededores comenzarán a vibrar.

"Gojo Subaru, el chamán más fuerte." Con una sonrisa confiada y desafiante, se presentó.

Sus ojos, brillando con un azul intenso, parecían escudriñar más allá de lo físico, poco después colocó la mano en donde se encontraba Elsa, mientras ella se preparaban para escapar nuevamente de ese ataque, sin embargo....

 

"Pero dime una cosa..."

 

La voz de Subaru resonó con una mezcla de desafío y certeza, justo después apareció al frente de la asesina en un parpadeo, destrozando parte del lugar con su repentina manifestación.

 

La madera crujió y los escombros cayeron al suelo, pero los ojos del hechicero no se apartaron de su enemigo.

 

"¿En verdad creías que podías tener alguna mínima oportunidad de ganarme?"

 

Su tono burlón hizo que Elsa retrocediera instintivamente. Pero las heridas en su cuerpo dificultaron sus movimientos.

 

"No te impresiones, ¡Apenas comenzamos!"

 

Elsa intento escapar, pero el gesto de Subaru, sencillo pero preciso, la dejó atrapada una vez más en su técnica. 

 

Era como si una fuerza invisible comprimiera su cuerpo, inmovilizándola de una manera que le resultaba insoportable.

 

"Fuiste una rival formidable", declaró con una expresión de desafío, con sus ojos brillaban. 

 

"Así que, como recompensa, subiré el nivel contigo. Tú serás testigo de primera mano, de la divergencia del infinito."

 

Elsa frunció el ceño, intentando calcular sus posibilidades de escapar, pero la presión aumentaba con cada segundo. Subaru alzó la mano con calma, y una chispa de energía azul comenzó a formarse en la punta de su dedo.

 

"Técnica Rotatoria..." murmuró, su voz resonando en el lugar mientras el pequeño orbe azul giraba con fuerza creciente, mientras lo apuntándo a la asesina...

 

"Azul Invertido".

 

De repente, el orbe azul emitió un destello cegador que iluminó todo el lugar. Elsa, sorprendida, se cubrió instintivamente con los brazos, preparándose para lo peor. Pero, tan rápido como apareció, el orbe desapareció en un instante, dejando el lugar en silencio absoluto.

 

La confusión llenó el ambiente. Emilia, la niña y hasta el gigante miraron incrédulos a Subaru, esperando alguna explicación.

 

Entonces, Subaru simplemente rio, con una mezcla de burla y resignación.

 

"¡Jajaja, no me salió!", exclamó con despreocupación, y aprovechando el momento de ese hecho, el mini albino cerró la distancia de un salto y mandó un golpe directo a Elsa. 

 

Ella, aún atrapada en su técnica, no tuvo más opción que soportarlo. A pesar de ello, logró mantenerse en pie, aunque con dificultad, retrocediendo un par de pasos por la fuerza del impacto.

 

Subaru también dio un par de pasos hacia atrás, recuperando el equilibrio mientras una expresión de victoria asegurada se extendía por su rostro. 

 

"Hmm, no siempre se necesita un truco brillante para ganar, ¿verdad?" bromeó, observando cómo la asesina comenzaba a mostrar signos de agotamiento real.

 

En eso, Elsa, subió por los techos, y su presencia se desvaneció de la vista del hechicero.

 

("¿Ahora dónde estará?")

 

Desde las sombras, unos ojos brillaban con intención asesina, atentos a cada movimiento. 

 

La figura encapuchada esbozó una sonrisa mientras lamía lentamente las comisuras de sus labios.

 

("Jo-jo, esta cosa funciona para despistarlo. Que fascinante...")

 

De repente, un cuchillo salió volando desde el techo.

 

"¡Emilia-tan, cuándo!"

 

"Fhuus"

 

Subaru reaccionó con rapidez, desviando el arma con su técnica y creó un agujero en medio del cuchillo, haciendo que este se destruya. 

 

Fue entonces cuando algo inesperado ocurrió: Subaru vio como fragmentos del cuchillo salían volando, y uno de ésos, abrió la bolsa de comestibles que traía.

 

Las cosas se derramaron al suelo, y un pequeño objeto golpeó el suelo con un leve 'clac' abriéndose lentamente. 

 

"¡Ghh.. El contenedor!" Alarmado, sus ojos se abrieron en par, lo que emergió de su interior hizo que la mayoría, queradan petrificados.

 

Un dedo ennegrecido, envuelto en una energía oscura y opresiva, quedó expuesto a la vista de todos.

 

Emilia casi se echa para atrás, sintiendo cómo esa energía pesada se filtraba por el ambiente, asfixiándola.

 

El viejo Rom y Felt, por su parte, miraban el dedo con una mezcla de malestar y preocupación. 

 

Sentían como si su propia sangre se helara, un asco visceral y miedo se festejaron en sus expresiones.

 

Incluso la propia Elsa, acostumbrada a situaciones extremas, sintió una punzada de incomodidad. Pero esa sensación desapareció tan rápido como había llegado. 

 

"¿¡Subaru!?" Emilia miró al nini albino, y nota cómo este, se había quedado petrificado mirando al objeto en cuestión...

 

Su mente, se quedó en blanco sin poder entender nada...

 

("¿Que sucede..?") Pensó el, estando inmóvil

 

Al parecer el hechicero estaba en una especie de trance inexplicable. Su mente estaba delirando cosas, incapaz de procesar lo que estaba viendo.

 

("¿Por qué...? ¿Por qué hay tantas personas aquí...? Ahora mismo...? ¿De dónde salieron?") pensó con su mirada enfocándose en siete siluetas que estaban junto a Emilia.

 

Sus rostros eran borrosos, irreconocibles, pero cada uno emanaba una presencia inquietante que lo hacía sentir como si lo estuvieran observando directamente, como si lo juzgaran en silencio.

 

"........."

 

Elsa, al notar el estado vulnerable de Subaru, esbozó una sonrisa cruel. Sin perder tiempo, desenvainó uno de los últimos cuchillos que traía, se lanzó al ataque.

 

Emilia, con el corazón latiendo frenéticamente, reaccionó y se colocó frente a todos, extendiendo las manos.

 

"¡Huma!"

 

El aire a su alrededor se volvió helado mientras concentraba su maná para crear una barrera de hielo. La superficie brillaba con un tenue resplandor, un escudo improvisado que esperaba fuera suficiente para detenerla.

 

Sin embargo, la mujer de negro no era una rival común. 

 

Con movimientos fluidos y precisos, atacó el escudo con su cuchilla, golpeándolo con precisión.

 

Después Elsa, con una agilidad inigualable, recogió una de sus cuchillas y la lanzaba con su mano libre, apuntando directamente a Subaru.

 

El silbido de la cuchilla al cortar el aire pareció extenderse, un eco mortal que congeló a Emilia por un breve instante. La trayectoria era clara.

 

"¡Subaru!" Nuevamente gritó ella, entrando en pánico.

 

La cuchilla avanzó sin detenerse, desafiando la energía que parecía rodear a Subaru, aquella protección invisible que había repelido otros ataques antes, esta vez, parecía que el arma siguió su trayecto, clavándose en su brazo izquierdo.

 

"Plish"

 

El sonido seco del impacto resonó en la habitación, seguido por el goteo de su sangre. La herida, aunque superficial, fue suficiente para teñir su uniforme.

 

Sin embargo, Subaru permaneció inmóvil, apenas registrando el dolor. Sus ojos estaban vacíos, atrapados en un vacío insondable. 

 

Su respiración era entrecortada, y un temblor recorría su cuerpo como si estuviera luchando contra algo interno.

 

Emilia, aterrada y desesperada, dirigió un ataque mágico hacia , creando un poderoso carámbano que surcó el aire y obligó a la asesina a retroceder.

 

"¿Ese chico puede ser herido después de todo?" comentó Elsa, girando su cuchilla con una leve expresión de asombro en su voz. "Parece, como si se hubiera quedado trance."

 

"¡Subaru, reacciona, por favor!" gritó Emilia nuevamente, ignorando las palabras de su enemiga, mientras está mismas se dirigía a cortarle el estómago al hechicero.

 

"¡No voy a permitirlo!" Emilia lanzó varios carambanos, con la esperanza de darle a esa mujer.

 

("¿¡Que sucedió!?") Finalmente, levantó la cabeza, sus ojos mostrando un destello extraño, una mezcla de ira, confusión y algo más profundo, algo "reprimido".

 

Subaru inhaló profundamente, con una gota de sudor fría pasando por su frente. Su energía maldita, contenida hasta ahora, explotó con un aura azulada.

 

"¡Técnica Amplificada Máximo Resplandor: Azúl!" Grito 

 

El aire vibró, y un estallido ensordecedor sacudió el lugar. Subaru desató un torrente de energía maldita que impactó contra la asesina y varios muebles de la casa. 

 

El aire fue distorsionado, mientras olas residuales del ataque barrían la habitación y causaban fuertes ráfagas, girando de vuelta al centro de la habitación.

 

Junto con esas ráfagas, objetos robados, muebles, e incluso materiales de la estructura del 

edificio eran jalados. 

 

El suelo y las paredes se agrietaron, y el edificio entero fue engullido por la fuerza de la técnica.

 

Cuando el polvo se asentó, todos miraron con asombro el panorama destruido. Subaru, por su parte, se acercó lentamente al dedo ennegrecido, ignorando por completo el caos que había causado.

 

El silencio se hizo absoluto, pero la tensión seguía siendo palpable. Subaru, con la mirada nublada, susurró

 

"¿No lo entiendo? ¿Que fue lo que ocurrió conmigo hace unos momen...? !Grehh¡"

 

Sacudiendo la cabeza, finalmente reaccionó. Y se arrancó el cuchillo de su brazo. 

 

La sangre brotó con fuerza en su cuerpo, e hizo que se tensionrá, por el dolor. A pesar de ello, mantuvo la compostura.

 

El peligro había pasado, pero algo más oscuro y profundo comenzaba a despertar dentro de Subaru.

 

Sin embargo, lo atribuyó al dedo ennegrecido que llevaba consigo y decidió ignorarlo por ahora.

 

"¡Oye! ¿Qué clase de monstruo eres tú?" gritó Felt desde los escombros, mirando el resultado de la batalla.

 

"Vamos, te salvé la vida, y ¿lo primero que haces es insultarme?" respondió Subaru, con una sonrisa que le cruzaba de extremo a extremo del rostro. 

 

Su cabello blanco ondeaba con la brisa, mientras se ajustaba las gafas y mostraba sus dientes, tal parece que había vuelto a la normalidad.

 

Aunque intentaba actuar despreocupado, el sudor en su rostro y manos delataba que la pelea lo había agotado más de lo que quería admitir.

 

Sus ojos se enfocaron en el dedo ennegrecido que había caído de su bolsa. Lo recogió y lo guardó cuidadosamente en una caja antes de devolverlo a su bolsillo.

 

Subaru comenzó a reír de repente, una risa llena de energía. "¡Jeje!"

 

"¿Por qué te ríes de esa manera? Es de mala educación, ¿sabes?" dijo Emilia, frunciendo el ceño, visiblemente molesta, mientras curaba el brazo de Subaru.

 

"Lo siento, es solo que... tus brazos y piernas siguen pegados a tu cuerpo, ¿verdad?" comentó Subaru con un tono juguetón.

 

"¿Por qué no lo estarían? ¿Podrías dejar de decir cosas tan siniestras, de vez en cuando?"Emilia lo miró confundida.

 

"Es cierto, tiene sentido. Quiero decir, yo también tengo todos mis miembros intactos; no tengo un cuchillo clavado en mi brazo y tampoco me partieron por la mitad", acomodándose las gafas Subaru estiró sus brazos.

 

"Por cómo lo dices, suena como si ya hubieras pasado por eso antes", respondió Emilia, tratando de entenderlo.

 

Subaru iba a soltar una broma más, pero su mente ya estaba trabajando en otro problema: la asesina. 

 

Miró a su alrededor buscando alguna señal de ella, pero no encontró nada. Cuando Emilia terminó de curarle el brazo, este comenzó a caminar, pateando escombros mientras inspeccionaba la zona.

 

"¿Qué haces, chico?"

 

"Oh, nada, solo revisando por si acaso. Hablando de eso. ¡Es hora de reclamar el premio gordo!. ¿Verdad, Emilia-tan?. Viejo, ayúdame a mover estas cosas" menciono Subaru, señalando hacia Felt, que aún sostenía la insignia y después apuntando al gigante.

 

"Gua Subaru, incluso con lo que pasó sigues esforzándote, pero descuida yo me encargo de aquí en adelante".

 

"No hay problema, Emilia-tan, podría haber seguido peleando si quisiera. Después de todo, soy ex-cep-cio-nal. ¡Jeje!" Con eso último, se alejo mientras revisaba más escombros junto a Rom.

 

En cuanto a Emilia, está se acercó a Felt, quien notó su mirada y bajó la cabeza, incómoda. Emilia, tratando de encontrar las palabras adecuadas, finalmente habló

 

"¿Así que ustedes son familia?"

 

Felt la miró, sorprendida. No esperaba esa pregunta. Se dio unas palmaditas en las mejillas para recuperar la compostura y, ocultando su timidez, respondió.

 

"E-es algo así. Para mí, el viejo Rom es como... no sé, un abuelo."

 

"Ya veo. Yo también tengo un único familiar. Siempre está durmiendo cuando más importa y, cuando está despierto, nunca me atrevo a decirle lo que siento", comentó Emilia con una sonrisa melancólica.

 

"Bueno... yo tampoco podría decir esas cosas directamente", admitió Felt, mirando al gigante, quien discutía con Subaru por alguna razón.

 

Felt volvió su mirada a Emilia con una chispa de duda en sus ojos. 

 

"Pensé que estarías enojada conmigo... que me amenazarías con Onii-chan, para que te lo devolviera" dijo, señalando a Subaru, quien parecía burlarse de la calvicie de Rom.

 

"No es algo que haría. Si fuera a actuar así, lo haría yo misma. Pero ya no me siento de ese modo, así que te perdonaré... aunque sea un poco", dijo Emilia mientras miraba a Subaru con una risita.

 

Felt miró a Subaru y luego a Emilia, antes de bajar la cabeza y murmurar.

 

"Lo siento... ustedes salvaron mi vida. No puedo ser tan malagradecida. Te devolveré lo que robé".

 

"Eso hace las cosas más fáciles para mí. Realmente me sentiría mal si tuviera que mandar a ese chico tras de ti", respondió Emilia, señalando a Subaru con otra sonrisa.

 

Felt hizo una mueca y suspiró.

 

"Estaría loca si intentara escapar teniendo a alguien como él persiguiéndome. Es la primera vez que veo a alguien más rápido que yo, y ésas habilidades, Me sorprendió mucho".

 

Con un suspiro resignado, Felt se levantó, sacó la insignia de su bolsillo y se la entregó a Emilia.

 

"Si esto es tan importante para ti, asegúrate de guardarlo bien. No querrás que te lo vuelvan a robar".

 

"Esa advertencia suena extraña viniendo de ti. Por cierto, ¿podrías dejar de ser una ladrona?".

 

"Eso no va a pasar", respondió Felt con firmeza. "Solo para que lo sepas, estoy devolviendo esto porque les debo la vida. Pero no creo que lo que hago esté mal, y no tengo planes de cambiar"

 

Emilia la miró con una mezcla de comprensión y tristeza, mientras Felt le devolvía una sonrisa desafiante, aunque claramente forzada.

 

"Entiendo... estaba preguntando demasiado".

 

"Si fuera capaz de comer sin tener que trabajar, podría dejarlo, pero eso no va a pasar. De cualquier forma. Toma".

 

Felt agarró de su bolsillo lo que había robado de Emilia y se lo puso en su mano. 

 

En esos momentos alguien más apareció en escena...

"¿¡Se encuentran bien!?

 

"¿!Eh!?" La niña y la semi-elfa se sorprendieron por esas palabras y ven aún persona aún lado de ellas.

 

Emilia: "¿Rehinhard?"

 

En otro lugar...

 

"Yo pienso que ella debería haber muerto con esa explosión ¿no?" Menciona el gigante.

 

"No lo creo, ya deberíamos haber encontrado su cadáver hace mucho" respondió Subaru.

 

"Niño, ¿que parentesco tienes con la chica?" Pregunto el gigante con cierta duda.

 

"Mhm, no es la gran cosa, solo... Eh.. ¿La asesina?" Antes de continúar con la búsqueda, Subaru sintió una fuente de energía resaltandose en un lugar, y después de un momento un gritó de enojo se generó de parte de Felt.

 

"!E-eso duele... déjame ir...¡"

 

"¡Es Felt!", menciona el gigante con preocupación, sin embargo Subaru rápidamente se dirigió hacía el lugar.

 

Por un instante, Subaru deslumbran a una tres personas, dos que conocia y una de ellas que no, está persona poseía un uniforme y también se podía ver una especie de funda y una espada sin desvainar, el tipo tenía el cabello rojo y los ojos azules, y parecia que era una especie de oficial o persona relacionada con la justicia de este mundo.

 

En ese momento el hechicero rápidamente pensó en la situación.

 

("Puede que piense que esa mocosa está en éste lugar solo para robar, aunque bueno jej, no sería una mentira")

 

En ese momento también vio a Emilia y llegó a dónde estaba.

 

"¿Que ocurre Emilia-tan?"

 

¡Eh... Subaru!, este... No lo sé, solo se que Rehinhard-san, llegó aquí por la colmosion, que se generó, y después agarro a Felt"

 

" ¿Huh?" ¿Reinhard...?" Menciona el hechicero mientras lo evalúa de pies a cabeza, y algo muy extraño estaba pasando.

 

El aura de ese tipo, no era nada de lo que Subaru había visto hasta ahora, era un aura muy parecía aún arcoiris de todos los colores, girando constantemente en su cuerpo.

 

De todos modos, lo extraño fue que él se acercó y agarró la mano de Felt, mientras todavía agarraba el medallón. 

 

Todos miraron con sorpresa a Reinhard, pero cuando vieron su expresión seria.

 

"Hey, si es algo que paso con lo del robó, esa mocosa no hizo nada" menciono el hechicero, señalandola.

 

Sin embargo, Reinhard no redujo la fuerza de su agarre. La fuerza de su mano es tal, que, si quisiera, podría doblar el acero. 

 

Incluso si no estaba usando toda su fuerza, no es algo que una delgada chica como Felt pueda resistir. 

 

"No lo creo..." murmuró Reinhard, su voz estaba temblando. 

 

"Estás equivocado. No es tenga problema con eso" dijo Reinhard en un tono forzado. Confundiendo a todos. 

 

Reinhard miraba intensamente a Felt, tanto que ya había olvidado lo rudo que había sido. 

 

Cuando Felt miró al joven con pelo tan rojo como sus ojos, esos ojos rojos estaban llenos de angustia.

 

"... ¿Cuál es tu nombre?" Preguntó Rehinhard a la chica.

 

"E-es Felt..."

 

"¿Cuál es tu apellido? ¿Cuál es tu edad?"

 

("¿Por qué esas preguntas? Es muy sospechoso").

 

"S-soy huérfana, ¿Está bien? No tengo apellido y... creo que tengo alrededor de quince años. No conozco m-mi propio cumpleaños. Pero suficiente de eso. ¡Déjame ir!"

 

Como Felt habló, parecía que ella había recuperado algo de compostura y trataba de liberarse de Reinhard. 

 

"¿Que tal si nos calmamos un poco?, te ves, tenso" preguntó Subaru al ver la actitud del sujeto 

 

"Lo siento. Pero tengo que tomar a esta chica bajo custodia"

 

"... ¿Podría preguntar la razón? Si es algo que tiene que ver con el emblema..."

 

Subaru notó como el sujeto parecía poner una mueca.

 

"Eso es, ciertamente, un crimen que no me gustaría ignorar, pero considerando el gran crimen que sería ver este momento que se encuentra frente a mí y yo no haga nada, es solo un asunto trivial".

 

Emilia frunció sus cejas, en señal de confusión y duda, y Subaru notó algo, la gema de esa cosa parecía brillar.

 

("¿Será esa cosa?") Se pregunto subaru con cierta curiosidad.

 

"Tú vienes conmigo. Lo siento, pero no puedo dejar que te niegues". 

 

"¡¿Acaso estás loco?!" Protesta Felt, mientras Subaru notó cómo el pelirrojo iba a hacer algo, así que, sin más tomo su brazo.

 

"Vamos, ¿que tal si mejor, no haces eso, y pides transporte, para ir adónde tengan que ir?"

 

Todos miraron a Gojo, pero el pelirrojo, lo pensó por un momento y asintió, no sin antes mencionar.

 

"Si ella acepta, no sería un problema en realidad" menciona estás palabras al ver a Felt, mientras le soltaba el brazo.

 

Ella le iba a lanzar un insulto, pero Subaru simplemente, la observa por un momento y comenta.

 

"Hey mocosa, este tipo no te meterá a un calabozo o algo siniestro, solo tómalo como una inspección de rutina y ya"

 

Felt está vez molesta se acaricio el brazo que el pelirrojo tomo y le responde.

 

"Ni hablar, este tipo aparece de la nada y quiere que me vaya con el"

 

"Tiene razón, eso es cierto, incluso si eres un oficial es un crimen hacer eso" Subaru asintió ante las palabras de Felt, sin embargo alguien más apareció en escena.

 

"Felt, creó que es lo mejor por el momento, además ya no tenemos el escondite, así que creó que sea mejor ir con el" concluyó el gigante estando un poco más neutral.

 

Todos miraron al viejo Rom, Felt puso una cara enojada, pero al oír las palabras del gigante cerró sus ojos y aceptó.

 

"Está bien"

 

el pelirrojo, asintió con satisfacción.

 

"Eso servirá" antes de concluir, Felt rápidamente le entrega la insignia a Emilia, mientras ella y el gigante estaban buscando algo útil, en los restos del escondite, con el pelirrojo observándolos a una distancia moderada, mientras esperaban por el transporte.

 

En cambio, Emilia y Subaru miraban ese panorama, hasta que la semi-elfa soltó una sonrisa.

 

"Bueno, Subaru hoy fue un día muy difícil, aunque también un poco diferente, supongo". 

 

"!JAJA!" En ese momento Gojo se rascó la mejilla, "Si tiene razón, nada como una invocación, para iniciar el día, eh"

 

"Jajaja, Subaru a veces no entiendo lo que decides"

Subaru, vió ese rostro muy encantador, sentido un gran salto de emociones, y para encubrir ese penoso sentimiento, dirige su vista, así otro lado.

 

De repente, con una sonrisa de extremo a extremo, le hace una pregunta a la semi-elfa.

 

"Oi, Emilia-tan, ¿Quién es ese tal Reinhart? ¿Es algún tipo de guardia o simplemente alguien con un nombre llamativo?"

 

Emilia, un poco sorprendida por el comentario despreocupado de Subaru, respondió con calma pero algo orgullosa:

 

"Reinhard es un caballero increíblemente poderoso, considerado uno de los mejores de Lugunica. Es un miembro de la familia muy conocía por estos lugares y... bueno, para muchos, es prácticamente un héroe."

 

Subaru arqueó una ceja, fingiendo estar impresionado, y agregó con un tono burlón.

 

"¿Héroe, Eh? Suena como un tipo aburrido con cero sentido del humor. Espero que al menos sea bueno cantando chistes."

 

"Subaru... estoy empezando a pensar que, vas hacerle una broma a Reinhard."

 

"¡Nop! Solo quería saber si era alguien interesante o ¿no? Además ¿Qué sería de este mundo sin alguien como yo, para mostrarles que es una persona completamente perfecta?"

 

Emilia suspiro y agachó su mirada, posiblemente agotada por todo lo sucedido en el día de hoy.

 

Aunque lo más probable, era que el propio Gojo la agotó mentalmente.

 

Después de un rato, de paz, Subaru notó como el pelirrojo se paró frente a el, y hace una reverencia. 

 

"Muchas gracias Subaru, si no hubieras intervenido, posiblemente Felt-sama estaría muy enojada conmigo, muchas por éso"

 

("¿De dónde supo mí nombre?, probablemente lo habrán dicho el viejo o esa mocosa")

 

"No hay problema, solo actúe como buen ciudadano que soy, jejej" menciona Gojo Subaru mientras infla su pecho como un pavo real.

 

Reinhard, ante eso, solo le mandó una sonrisa mientras mantenía una mano en su pecho.

 

 

Después de un rato, los carruajes habían llegado, dónde los tres integrantes serían llevados en uno y Subaru y Emilia en otro.

 

"Emilia-san, creo que escucharás de mi pronto". 

 

Emilia apretó el emblema en su mano. Y subaru notó como había un dragón en el medallón, que a su vez también estaba parcheado aún lado del uniforme del pelirrojo.

 

("¿Acaso será alguna especie de Dios, o algo parecido? ¿Me preguntó que tan fuerte será?")

 

"Te pido que cuides de Emilia-san"

 

Subaru, solo puso una cara confiada y asintió, diciendo.

 

"Ya veremos, no soy muy fan de cuidar damiselas en apuros, aunque me gustaría ver que tan fuertes son los caballeros en este mundo, así que, puede que vaya a ver al viejo y a la mocosa, me entiendes"

 

Concluyó el hechicero, Para después gritar a todo pulmón.

 

"¡Chao, mocosa y viejo, no vemos después!" Felt le mando una mueca y rápidamente se subió al carruaje, en cambió el gigante lo miró por un momento y asintió en señal de agradecimiento por todo lo ocurrido.

 

"Supongo, que también debería subir"

 

Después de entrar al carruaje Reinhard miró al cielo, a través del crepúsculo de la capital, a la luna. Era una luna llena que brillaba con luz blanca y su belleza era atractiva y cautivadora. 

 

"Reinhart, no olvides la promesa, iré a visitarlos, para saber que tantas agallas tienen las autoridades en este mundo"

 

Reinhard sonrió mientras se despide.

 

"Estaba bien Subaru, serás bienvenido cuando quieras a la casa Astrea cuando quieras..."

 

"Esta puede que sea la última vez que vea la luna y me sienta tranquilo..." -murmuró Reinhard, sus palabras solo alcanzaron la luna que los veía desde arriba.

 

Después de las despedidas, los siguientes serían ellos. 

 

Emilia le había dicho a Subaru que, mientras no encontrará a las personas a quienes debía entregar el objeto, lo invitaba a vivir en su casa. 

 

"¡Emilia-sama!, ¡Por fin la encuentro!"

 

Ambos giraron la cabeza en dirección a la voz. Poco después, Subaru notó cómo una chica bajaba apresuradamente del carruaje. 

 

Era de baja estatura, con un flequillo que caía sobre su rostro y cabello de un tono rosa pálido. Llevaba un uniforme de sirvienta que resaltaba por su peculiar diseño.

 

"¿Y ella quién es?" preguntó Subaru, con curiosidad, al ver a la chica correr hacia ellos.

 

"Es Ram. Ella fue quien me trajo a la capital", explicó Emilia con tranquilidad.

 

"Ya veo. Qué pésimo servicio te hizo al traerte hasta este lugar, ¿no crees?, perderte de vista, eso es algo inaceptable" comentó Subaru, esbozando una sonrisa burlona.

 

Ram, inclinándose respetuosamente hacia Emilia, lo miró con una expresión de disgusto apenas disimulada. "Emilia-sama, ¿quién es este tipo raro?"

 

"¿Eh? Primero llegas tarde y luego me insultas. Eso es poco profesional, ¿sabes?" replicó Subaru, claramente ofendido.

 

Ram ignoró por completo ese comentario, limitándose a analizarlo con la mirada de arriba abajo. 

 

Su rostro se mantuvo impasible, pero detrás de esa máscara neutral, Subaru pudo sentir algo más profundo dolor.

 

Una culpa abrumadora y persistente que parecía consumirla. A pesar de percibirlo, decidió no darle demasiada importancia, optando por reír suavemente.

 

"Oh emh... Este es Subaru. El me ayudó a encontrar mi insignia, así que me gustaría llevarlo a la mansión como agradecimiento", explicó Emilia, con un leve rubor en sus mejillas.

 

"¿¡Mansión!? Entonces todo este esfuerzo valió la pena".

 

"Ya veo. Está bien, Emilia-sama. Por favor, síganme hasta el carruaje", respondió Ram, recuperando su compostura.

 

"Bueno, al menos tienes modales, aunque deberías mejorar tu actitud, muñeca de porcelana", comentó Subaru, sin perder la oportunidad de provocarla.

 

Ram solo frunció el ceño, visiblemente molesta. 

 

"¡Je!, no sé por qué, pero siento que si las miradas mataran, la tuya ya me habría atropellado", añadió Subaru con un tono burlón.

 

Ram soltó un suspiro prolongado.

 

Hoy claramente no era su día: primero, la desaparición de Emilia; después esa conversación inútil que tuvo con aquel hombre extraño de casco y de ropa feas, para que después, unos idiotas intentaran robarla; y ahora, este tipo. Definitivamente la suerte no estaba de su lado, el día de hoy.

 

"Emilia-sama, por favor, sigan al carruaje. Y tú, tipo raro, intenta no ser más molesto de lo que ya eres", dijo Ram, inclinándose nuevamente.

 

"¿Tipo raro? ¡PSH! Vaya insulto más flojo. Hasta Emilia-tan se esforzaría en decir algo más creativo que tú. ¡Jejeje!" Subaru se rió mientras apunta un dedo a la semi-elfa.

 

"Emilia-sama, ¿podrías dejar a este tipo en algún bosque? Seguro sobreviviría como el animal que es", sugirió Ram con una mueca de desagrado.

 

"Al menos yo sobreviviría. Tú, por otro lado, seguro estarías llorando antes de la primera noche, muñeca de porcelana-chan", replicó Subaru, sin perder la oportunidad de seguir molestándola.

 

Ram le lanzó una mirada helada, pero decidió no continuar la discusión. Emilia, por su parte, miró hacia otro lado, agradeciendo en silencio que Subaru estuviera molestando a alguien más y no solo a ella.

 

Antes de subir al carruaje, Subaru comentó: "Por cierto, la próxima vez podrías servirnos algo de comer. Es lo básico en las labores, ¿no crees? Un chocolate bien dulce estaría bien."

 

Ram levantó una ceja, visiblemente irritada, y respondió con frialdad: "Como desees. La próxima vez te echaré el chocolate caliente en la cara."

 

"¡Oye! No juegues con eso, muñeca-chan. Mi cara es un templo sagrado. Además-" Subaru no pudo terminar la frase porque Ram le cerró la puerta en la cara.

 

"Qué amargada es esta muñeca de porcelana, ¿no crees?" comentó Subaru mientras se sentaba dentro del carruaje. Emilia lo miró, pero decidió no responder. Sabía que discutir con Subaru solo lo animaría más.

 

Mientras el carruaje comenzaba a moverse, Subaru observó el dragón terrestre que lo tiraba, intrigado, pero decidió dejar esa curiosidad para después.

 

"Uf, ha sido un gran día, ¿no crees, Emilia-tan?" dijo Subaru, recostándose en su asiento.

 

"De verdad. Me alegra que todo haya salido bien con lo de mi insignia. Ahora solo falta ocuparse de eso", respondió Emilia, mirando la bolsa que llevaba Subaru.

 

"Sí, es verdad... (bostezo). Emilia-tan, ¿te importa si tomo una siesta? Estoy agotado."

 

"Supongo que sí. Hiciste muchas cosas hoy, tanto buenas como malas y varias tonterías también. Descansa, tal vez Ram nos despierte al llegar", respondió Emilia bostezando y cerraba sus ojos, quedándose dormida al poco tiempo.

 

Subaru sonrió para sí mismo y cerró los ojos también. Estaba mentalmente agotado. Mantener su nivel de energía maldita durante tanto tiempo, para usar su ritual del Infinito lo había dejado exhausto.

 

Ram, mientras tanto, guiaba al dragón terrestre, lanzando miradas ocasionales hacia atrás. La mueca en su rostro dejaba claro, que Subaru no le agradaba en lo absoluto.

 

Parte 9

 

Mientras caminaba visiblemente herida, la mujer parecía al borde de perder el conocimiento. Sin embargo, cada paso y cada respiración pesada dejaban en claro que no se rendiría tan fácilmente.

 

("Jo-jo tuve mucha suerte, al salir viva de allí".) Pensó, mientras el dolor la asediaba, recordando los acontecimientos recientes.

 

La pelea con aquel chico era algo que jamás olvidaría. En su mente resonaba una sola idea: aunque aquel muchacho tuviera una barrera protectora, era posible herirlo. Y eso significaba que también era posible matarlo.

 

"Un día abriré su estómago... será una escena preciosa y memorable. Hasta entonces, espero que cuides bien tus intestinos," murmuró con un susurro gélido, acompañando sus palabras con una sonrisa sonrojada.

 

Recordó cómo el chico de cabello alborotado lanzó esa técnica devastadora. 

 

Por pura suerte, el abrigo que había traído consigo terminó desprendiéndose por la fricción que provocaba aquel orbe azul, y cayó a su lado, Gracias a eso, pudo colocarcelo para que absorbiera la mayor parte del impacto. 

 

Sin embargo, no todo el daño fue mitigado. Una parte de la energía logró filtrarse, lanzándola con violencia contra las paredes. Aunque si no hubiese reaccionado así, sus huesos habrían terminado completamente pulverizados.

 

"Oh, ¡Ahí estás, Elsa! Llegaste tarde. Dime, ¿lograste cumplir con el objetivo?" dijo una voz tranquila, aunque cargada de curiosidad. La propietaria era una chica de ojos verde oliva y cabello azul trenzado que caía hacia un lado.

 

Elsa levantó lentamente la cabeza, con una sonrisa desdibujada en su rostro a pesar de su deplorable estado. Sus ojos reflejaban cansancio, pero también una chispa de malicia.

 

"El objetivo... bueno, digamos que no se pudo cumplir"

 

"¡Oh, que mala suerte!, pero bueno, deja que revise tus heridas primero y me cuentas que fue lo que sucedió"

 

Mencionó la niña mientras se baja de lo que parecía una especie de bestias de gran altura con una boca gigante y cuatro colmillos como dientes.

 

Después ambos se ubicaron aún lado, en una casa abandonada, mientras Elsa le compartía información, sobre lo sucedido.

 

Parte final

 

Después de casi seis horas de vagar sin rumbo, la entidad seguía caminando, carente de dirección o propósito claro. Sin embargo, ya no estaba completamente solo. Tres pequeñas luces flotaban a su alrededor, moviéndose de arriba a abajo como si estuvieran vivas. Cada una brillaba con un color distinto: una roja, una azul y una amarilla.

 

"(Suspiro), esto es deprimente," murmuró, rompiendo el silencio que lo envolvía, con una mirada de aburrimiento y estrés.

 

Había intentado de todo: utilizar sus técnicas y su conocimiento, como una maldición. Sin embargo, ninguno de sus intentos había dado frutos. Ninguna de sus habilidades parecía tener efecto en este extraño lugar, lo que le había generado una rabia disimulada.

 

Lo único diferente en todo este tiempo era la aparición de esas luces. Al principio solo había una, pero logró atrapar a dos más.

 

Experimentando con lo poco que tenía a su alcance, les había transmitido su energía maldita. Y para su sorpresa, las luces comenzaron a responder a su presencia y lo seguían a donde fuera.

 

Observándolas, dejó escapar un suspiro resignado. "Supongo están serán las únicas fuentes de vida en este lugar... Aunque ni siquiera sé si pueden entenderme," comentó, mirando de reojo cómo las luces danzaban alegremente a su alrededor, como si ignoraran su tono abatido.

 

La luz roja parecía la más activa, moviéndose con brusquedad, mientras que la amarilla flotaba de manera errática, y la azul, por otro lado, se mantenía más calmada, casi como si estuviera observando.

 

(Suspiro) "Nunca pensé que terminaría hablando con lucecitas. Miles de años como una maldición para esto," añadió con un deje de ironía, mientras continuaba su marcha hacia lo desconocido.

 

Sin embargo, algo había comenzado a llamar su atención. Cada cierto tiempo, las luces se detenían abruptamente, flotaban inmóviles por un instante y luego miraban hacia un lado en particular. 

 

Aunque el ente no tenía rostro con el cual expresar sorpresa, algo en su conciencia se aferró a este detalle, una curiosidad latente que no pudo ignorar.

 

"¿Es esto una pista, o solo estoy buscando señales donde no las hay?" reflexionó en voz baja. A pesar de la incertidumbre, decidió seguir el patrón que marcaban las luces. Si estas entidades lo habían guiado hasta ahora, quizá había algo más que simples movimientos aleatorios en su comportamiento.

 

Así, durante esas casi seis horas, el ente había estado siguiendo ese extraño juego de señales, guiándose por las miradas y los patrones erráticos de las luces, sin tener idea de hacia dónde lo llevaban ni de qué podría tratarse. 

 

Sin embargo, en un lugar tan vacío, incluso esta mínima interacción era algo que no podía dejar pasar.

 

Bueno gente terminé el arco 1, me podrían decir cómo les a parecido la historia hasta ahora, estaré al pendiente de cualquier sugerencia o dudas que tenga.

 

Una cosa, cada momento de esta historia, quiero llevarlo a mi ritmo, espero que lo entiendan.

 

En fin, nos vemos después, y muchas gracias por seguir mi Fan Fic, no olvides comentar algo, o una duda que tengan.

 

"Chao"

Chapter 4: Arco 2 "La Entrada Dramática Del Más Fuerte En La Mansión Roswaal"

Chapter Text

Prólogo 2 "El subconsciente olvidado"

Está sensación en su pecho, fue la razón de que todo acabó de este modo.

Aferrándose a él, como una sombra, está se ocultó en lo más profundo de su psique, esperando el momento para reclamarlo todo.

Ser consciente de su existencia, significaba aferrarse a su propia identidad e humanidad.

En cambio, ignorarla y convivir con ella, significaba aceptar una mentira descarada.

Y, si este último hecho fuera a suceder, su mismo pasado lo reprenderia por esa acción tan estúpida...

Ya con esta resolución, como de costumbre el mundo llegaba a su fin.

Solo que esta vez, era un mundo cerrado, un mundo vacío, un mundo olvidado.

Incluso, a pesar de ser el individuo que "Planeo" esas desgracias, no iba a permitir que eso lo definiera.

Ya con esta nueva meta a seguir y con esta nueva resolución, extendiendo sus creencias, sus deseos, sus ideales, sus súplicas y lamentos... Pidió perdón por sus pecados... Mientras anhelaba que alguien, curará ese vacío que su corazón dejó.

Después de todo, su antiguo "Mundo" ya no tenía salvación. Así que, en lugar de aferrarse a sus ruinas, decidió soltarlo.

No como un acto de cobardía, sino por pura determinación.

Sin restricciones, sin lamentos, sin prejuicios. Sin miedos, sin tapaderas, sin angustias, sin remordimientos.

Entonces si el mundo le había dado la espalda, él solo desviaría sus "Ojos" y miraría hacia otro lado, con la misma energía.

No importaba cuánto pesó hubiera en sus hombros. No importaba cuán doloroso hubieran sido esos errores. Y por sobre todo... No importaba si el dolor jamás desaparecía.

"Porqué, no era débil".

Solo los débiles se aferraban al pasado con tanta determinación, para buscarse a sí mismos.

Y él, no necesitaba recordar quién era. Porque ya lo sabía.

El nunca se rindió, y demostrará lo mejor de sí. Con esto, su determinación había vuelto como siempre.

Después de todo, ahora era "El más fuerte". Incluso si nunca lo deseó, e incluso si ese hecho le disgustaba un poco, debía regresar, sin importar el qué...

El nunca dejaría de luchar y nunca desistiría.

Así era este tipo de persona. Y ahora mismo estaba a punto de hacer algo muy arriesgado, lo mas probable es que también fuera algo muy estúpido.

¿En qué estaba pensando realmente?

Nada bueno saldrá de eso, incluso su "Yo" normal, estaría en desacuerdo.

Lamentablemente, no había nada que hacer, después de todo.

Las "Estrellas" habían grabado su nombre en el espacio. Así que dar marcha atrás era impensable.

Con esto nació una nueva oportunidad. Una forma de liberarse de la culpa. Para enmendar errores. Y sobre todo para empezar de nuevo.

△▼△▼△▼△

*

*

*

Capítulo 2 "Redención y Poder: El Sendero del Más Fuerte"

*

*

...Sintiendo un cosquilleo en su pecho, la chica dirigió la mirada hacia el exterior de la ventana.

Desde allí, podía ver la puerta que conducía a la carretera principal. Su vista se mantuvo fija por unos segundos antes de que su cabeza girara hacia atrás.

"Roswaal-Sama, parece que Nee-Sama está regresando. Sin embargo... Parece que algo ha pasado."

"Hmmm, ¿ella volverá antes de lo planeaado?. Como regresarán tan pronto, eso debe significar que se habrían ido de la capital por la noche."

El hombre respondió de manera despreocupada a la chica que dio un informe basado en su hormigueo en el pecho, realmente sonaba como si estuviera fingiendo ignorancia.

El individuo estaba sentado en una silla de cuero, sosteniendo una taza de la que aún se desprendía vapor. Su cabello, largo y de un azul índigo intenso, caía con elegancia.

Sus ojos heterocromáticos uno azul y el otro amarillo resultaban hipnóticos, pero lo que realmente le otorgaba un aire particularmente extraño era el maquillaje de payaso que adornaba su rostro.

"Lo siento. No sé mucho sobre la situación -continuó la chica, con un tono sereno-. Pero parece que han decidido regresar a la mansión"

"Ya veo... Pero, eso signifiiica ¿que les habrá pasado algo? ¿no?."

Cuando Roswaal levantó la vista hacia el techo, al mencionar estás palabras, dejó caer la taza sobre el escritorio.

Después, fijó su postura y estiró sus largas piernas, para girarse y mirar a la chica mientras movía la silla.

"En cualquier caso, si algo llegará a pasar Rem... Creo que puedes arreglartelas sola, ¿no?, así que ¿por qué no ir a esperarlas en la sala?."

"Entendido, Roswaal-sama, Rem se encargara de todo lo necesario"

Después de recibir las órdenes de su amo, ella se aferró ligeramente al traje de sirvienta que llevaba y respondió con una reverencia perfecta.

Con su cabeza baja, llevaba una especie de broche blanco con negro, que tenía en su cabello azul.

Roswaal entrecerró los ojos con diversión, ocultando una sonrisa tras su taza.

("No estaría de más observar cuando lleguen desde lejos. Al fin y al cabo, todo debe seguir su curso...")

Después, el Malgrave con sus ojos heterocromáticos, miró un pequeño libró que tenía en su escritorio. Para después.

Empezar a arreglarse, con ropas refinadas, mientras le da una misión a su sirvienta.

"Ohhhh, querida Rem, ¿podrás traer a Beatrice-sama, a mi oficina?, es necesario hablar, para que no hayan malentenndiidoos".

"Entendido Roswaal-sama" La meid, solo bajo su cabeza, e hizo otra reverencia con su habitual rostro, imperturbable, para después salir.

******************************

Con su cabello azul balanceándose, Rem caminó rápidamente por el espacioso corredor de la mansión.

Esta era la mansión del Margrave, y Rem era la criada principal de esta mansión. Ella era una doncella que podía hacer de todo, e hizo la mayor parte del trabajo de la mansión.

A pesar de que la mansión de Roswaal era bastante grande para ser una mansión, en la actualidad solo había dos personas que eran criadas permanentes debido a varias razones.

Rem y su hermana gemela Ram. Entonces, Rem compensado la falta de trabajadores se hizo cargo de la mayor parte del trabajo de la mansión por sí misma.

Y entonces, hoy había sido contactada por su hermana que había estado fuera de la mansión, y luego ocurrió el intercambio anterior.

"A juzgar por el rango de clarividencia, supongo que Nee-sama regresará en aproximadamente una hora."

Estás dos hermanas poseían una especie de magia donde podían comunicarse.

La "clarividencia" que tenían las gemelas, es una habilidad especial que transmitía emociones fuertes y pequeños pensamientos.

Y, hace un rato, Rem había sentido el regreso de su hermana y su leve sensación de impaciencia y frustración, como resultado de la clarividencia,

"Bien, Roswaal-sama me pidió que cuidará al Gran Espíritu, mientras llegaban los demás... ¿Beatrice-Sama?"

Rem se enfrentó audazmente al difícil desafío, el cuál era muy simple: abrir cada puerta que viera.

Sin embargo, había casi 100 puertas en la mansión. Y, esto no fue por supuesto, una tarea fácil.

"Beatrice-Sama, ¿en cuál estás?"

Ella abre la puerta que tenía una placa de "sala de referencia". Se encontró con un montón de repisas y un montón de innumerables libros.

Era normal, ya que era una sala de referencia. Normalmente, no habían personas que permanezcan permanentemente en la sala de
referencia. Rem tampoco iba a hacer eso.

"¿Beatrice-Sama? ¿Beatrice-Sama?"

Mientras la llamaba, Rem abrió las puertas con calma una tras otra, aunque a un ritmo inusual.

*****************************

Cerrando el grueso libro hábilmente encuadernado que descansaba sobre sus rodillas, la chica dejó escapar un suspiro que parecía incongruente con su apariencia infantil, uno que, de algún modo, cargaba con el peso de los años.

La niña estaba sentada en lo alto de una vieja escalera de mano, construida de madera. Envuelta en un elegante vestido con su cabello pálido, de un color crema y peinado en rizos.

La niña se llamaba Beatrice, era la bibliotecaria de este lugar lleno de silencio, conocido como «La Biblioteca Prohibida», y también se le atribuía por ser una usuaria de magia de rara calidad, que había vivido muchos años en este lugar.

En un mar de libros que uno no podría terminar de leer en toda su vida, no era de extrañar que hubiera relatos que a Beatrice le gustaran y que había leído una y otra vez. El libro que acababa de terminar de leer también era uno de ellos.

"¿Qué clase de libro leeré ahora, supongo?"

La calma que reinaba en la Biblioteca Prohibida resultaba, para Beatrice, que a su vez era bibliotecaria y lectora, el mejor ambiente posible.

Gracias al hechizo de Beatrice, conocido como el «Cruce de Puertas», la Biblioteca Prohibida estaba completamente aislada del mundo exterior.

No solo quedaban fuera la luz y la oscuridad, sino que ni siquiera las molestas relaciones interpersonales podían entrar en este lugar.

Lo único que hacía ruido en la sala era ella misma, y había innumerables libros para leer: una auténtica utopía por la que babearía un amante de los libros.

Sin embargo...

"Por supuesto, después de una tragedia, algo que aliviara el corazón sería..."

"Beatrice-sama..."

"Mhmm, perderse en otra tragedia mientras aún se arrastra este
sentimiento de melancolía sería..."

¿Beatrice-sama? ¿Dónde está?"

"Podría ser divertido volver a leer la misma historia, una vez más desde el principio..."

"¿Beatrice-sama...? ¿ Beatrice-sama...?"

"¡Aagh! ¿¡Que molesta y ruidosa, puede llegar a ser, supongo!"

Bajó de la escalera de mano y corrió hacia la puerta de la Biblioteca con el
libro aún bajo el brazo.

Cuando puso la mano en la perilla y abrió la puerta, por un momento se formó una distorsión en el espacio entre la Biblioteca de los Libros Prohibidos y el mundo exterior al que estaba conectado.

Al atravesar aquella fina sensación como la de una cinta, Beatrice salió disparada al corredor de la mansión.

Al final del pasillo, mirando en la otra dirección, había una muchacha de cabello azul; Beatrice la fulminó con la mirada, con una voz fuerte pero linda.

"¡Has estado con este espantoso escándalo desde hace rato, supongo! ¿¡Qué asuntos tienes con Betty a estas horas de la noche, digo yo!?"

Al ver al, espíritu que tenía una apariencia de muñeca, Rem se enderezó y se inclinó profundamente.

"Me disculpo, Beatrice-Sama. Pero, gracias a Dios, todavía estás despierta."

"¡Hmph!, incluso si estuviera durmiendo, ese ruido me habría despertado, de hecho. Seguro que tienes agallas. Ahora dime, ¿por qué me estabas buscando?"

La niña, Beatrice, resopló con arrogancia mientras sostenía un libro contra su pecho.

En dirección a la mirada malhumorada de Beatrice, Rem se acercó vestida con uniforme de criada.

Era la más joven de las hermanas sirvientas responsables tanto de la mansión como de sus habitantes… la más capaz.

Cuando Rem estuvo frente a Beatrice, inclinó cortésmente la cabeza ante alguien que parecía mucho más joven que ella

"Resulta, Beatrice-sama, que el Señor Roswaal-sama la ha llamado. Parece que hay un asunto en el que se necesita su ayuda."

"Que me mande llamar a través de un sirviente… se ha vuelto un arrogante, supongo. Parece que ha olvidado que no existe una relación jerárquica entre él y Betty, digo yo."

Beatrice frunció el ceño, evidentemente molesta por la forma en que Roswaal manejaba las cosas a su antojo.

[...]

Y a pesar de su actitud, altiva y poderosa, Rem no mostró la menor reacción, pues Beatrice pertenecía a la nobleza, así que era natural que tratara con cierta condescendencia a una simple criada como ella.

"..."

Al ver que Rem apretaba las mejillas y las comisuras de los ojos en un esfuerzo por permanecer inexpresiva, Beatrice suspiró.

Aunque superaba a su hermana mayor en capacidad, había una parte de
ella que estaba atrasada en mentalidad.

También le parecía que la hermana mayor simplemente estaba muy por encima de la media en ese aspecto, pero nada de eso le importaba a Beatrice.

"¡...Aah!. Date prisa y muéstrale el camino a Betty, antes de que cambie de
opinión, supongo."

"¡...! Sí, gracias. Rem la guiará."

Cuando ella accedió a comprometerse, Rem emitió un aire de alivio mientras volvía a inclinar la cabeza.

La joven no era muy buena ocultando lo que sentía. Así pues, parecía poco probable que pudiera ocultar sus pensamientos a alguien que no careciera realmente de percepción.

Aunque no habría mucha gente tan poco observadora.

Mientras Beatrice albergaba esa impresión, una voz llegó inesperadamente al fondo de su mente.

No era una voz que mantuviera una forma definida, pero debido a que era una con «Poder», sus intenciones se transmitían claramente.

"Mm... He recibido instrucciones de Nii-chan. Parece que deberías preparar agua caliente, una pequeña toalla limpia y una habitación individual para invitados, supongo."

"¿Una habitación de invitados?"

"Así es. Parece que esa chica medio ingenua va a traer a alguien con ella, supongo."

Con un aire que sugería que alguien traía algo molesto para ella, Beatrice dejó escapar un suspiro sombrío.

Mientras seguía a la sirvienta que meditaba sus instrucciones, Beatrice ajustó el agarre del libro que llevaba.

"Santo cielo, esto sí que es una molestia."

Mirando hacia atrás, Beatrice estaba completamente sorprendida de lo malos que eran todos, aparte de ella misma, en el manejo de sus responsabilidades.

...Eso era dejando de lado, por ahora, lo mal que había manejado sus propias responsabilidades y su deseo de entrometerse en los asuntos de los demás, ya que se había olvidado de ordenar sus libros e, incapaz de tolerar el ruido fuera de lo que debería haber sido una tranquila Biblioteca Prohibida, se había apresurado a salir de ella.

-

"Esto debería ser suficiente" comentó la criada, alistando unas sábanas y reorganizando la habitación de invitados.

Lo último que se tenía que hacer, era abrir las ventanas, para que un poco de aire fresco entrará.

Y después, de calentar el baño, preparar una toalla limpia; Rem de inmediato se dio cuenta de que posiblemente estaban trayendo a una persona herida.

Con eso, ella también entendió por qué Rowaal necesitaba a Beatrice a estas horas de la noche, era para sanar a esa persona herida.

(".... Beatrice es una gran sanadora con la que Rem nunca podría compararse.")

Al final ella, tenía la sensación de que ellos, no tardarían en llegar.

Parte 2

"Vaaaaya, la encontraste mucho más rápido de lo que había esperaaaado. ¿Fue una victoria para la tenaz determinación de Rem... o tal vez simplemente una derrota para la voluntad de Beatrice-sama de seguir luchando?"

Cuando llegaron, guiadas por Rem, al vestíbulo de la mansión, un hombre alto que había llegado antes se dirigió hacia ellas.

Era un tipo extraño, con el cabello largo de color añil, maquillaje blanco aplicado a la cara con ropa elegante y sombrero de copa.

Este hombre era Roswaal L. Mathers, a la vez Señor de esta mansión y conocido de Beatrice desde hacía mucho tiempo.

Mientras él la miraba alegremente, Beatrice entrecerró los ojos y resopló suavemente.

"Debes pensar muy bien de ti mismo para convocarme de esta manera, supongo. Realmente no deberías dar órdenes tan crueles a tus propios sirvientes, digo yo."

"A pesaaaar de eso, esperaba que fuera más probable que aparecieras si hacía que Rem te buscara a que lo hiciera yo mismo. Seguuuuramente, si me hubiera puesto a buscar por toda la mansión, te habrías entretenido tanto que no habrías salido a verme, ¿no es asiiií?"

"...Ahora que lo dices, eso podría ser cierto, supongo."

Ver a Roswaal, que nunca perdía su actitud relajada, caminando por la mansión buscándola sería algo raro.

Como se trataba de Rem, se apiadó de ella y le dio la cara, pero no podía negar la posibilidad de que, si hubiera sido Roswaal, se hubiera tomado un tiempo para disfrutarlo.

"Ves, ¿no es justo como lo diiiije?"

"¡Hmf!, tenerte ahí de pie con cara de haberlo visto todo no es muy divertido.
Entonces, ¿aún no es hora del mandado para el que llamaste a Betty?"

"El mandado en sí, debería estar por llegar en un momento. ¿…Rem?"

Tras su pretenciosa respuesta, Roswaal llamó a Rem, que estaba a su lado.

La joven se levantó ligeramente su propio cabello azul, y se llevó una mano a su agraciada oreja.

"... Sí, los sentidos que está compartiendo mi Hermana se están acercando. Parece que pronto llegarán a la puerta. ¿Estaría bien que Rem fuera a
recibirlos?"

"Me encantaría que lo hicieeeeras. Ah, no creo que haya ningún problema, pero... ten cuidado."

Asintiendo las instrucciones de Roswaal, y luego haciendo una reverencia a Beatrice, Rem se dirigió hacia la entrada.

Cuando abrió las grandes puertas y salió, una fresca brisa vespertina sopló en la mansión.

Uno podía vislumbrar los terrenos delanteros de la mansión y la puerta principal al otro lado de la entrada.

"Vaaaya, el regreso de tu querido hermano mayor... Está cerca, auuuunque, estoy un poco celoso. Tú y yo también somos viejos conocidos, pero nunca me has puesto esa cara."

"No deberías decir cosas tan espeluznantes, supongo. Y estás siendo demasiado obvio, digo yo. No estás interesado en Betty, ni en nadie, supongo. Solo ha habido una persona en tu mente, de hecho."

"Bieeeen, no te equivocas en eso. Pero eso no significa que sea mentira decir que siento que me gustaría llevarme bien contigo. ...Aunque este asunto es ajeno a eso."

"No puedo sentirme más que preocupada por eso, supongo."

"Dejando eso de laado, Beatrice-sama, como dijo Rem, llegará un invitado a mi mansioon, y me gustaría, que todos los integrantes de aquí, se llevarán muyyy bien con eeel".

Simultáneamente, el rostro de Beatrice se tensó ante las palabras de Roswaal, para después lanzarle una mirada enojada.

"¿!Sólo me llamaste para eso!? ¡Betty no es alguien que se dedique a lastimar a los demás! Si eso era todo lo que querías decir, entonces no hay ningún problema, de hecho."

Roswaal, tras terminar de hablar, se dirigió con calma hacia la entrada. Su andar parecía calculado hasta para respirar con elegancia.

"Eso suena perfectooo~ Beatrice-sama, te encargo la mansión. Debo ir a la capital reaaal; al parecer, el Consejo de Sabios está alaaaarmado por alguna extraña razooon~"

Beatrice, que había permanecido callada  con un bufido sonoro lo miró con frialdad.

"No me interesa nada de lo que me digas, Roswaal. Limítate a hablarme sólo lo esencial, ¿de acuerdo?"

...Para Beatrice, Roswaal era alguien que la ponía en un estado de ánimo complicado, y ante su respuesta cortante, el Malgrave sonrió, como si esa indiferencia fuera la respuesta que esperaba.

Luego salió de la oficina sin agregar palabra, su silueta desapareció entre los corredores, haciendo que Beatrice, también saliera de allí.

-

Finalmente, al salír por las puertas de la mansión, el Malgrave se detuvo al ver a Rem esperando el carruaje dragón, solo para dirigirle una última mirada a su sirvienta.

"No olvides cuidar a Beatrice-sama por mí, mientras no estoy, Rem".

Su sonrisa era enigmática, su tono arrastrado conservaba aquella burla implícita de siempre.

Y entonces, sin más, su figura comenzó a elevarse lentamente en el aire.

La brisa nocturna ladeaba su sombrero, mientras ascendía con suavidad, alejándose en dirección al bosque, perdiéndose entre la penumbra.

Rem lo observó en silencio hasta que desapareció en las sombras. Una sensación inquietante se había instalado en su pecho, en ese momento.

-

*********************

-

La sensación que tuvo al despertarse de su sueño era similar a la sensación de emerger del agua.

Cuando abrió los párpados, por el estruendo del carruaje deteniéndose en secó, el sujeto se froto los ojos con algo de cansancio, haciendo una mueca.

*Bostezó*

Más allá de su visión, un techo se expandía delante de él, con cristales adheridos a un lado de cada puerta, produciendo una luz parpadeante que iluminaba el interior del lugar.

Acompañado de otro bostezo, Subaru terminó de despertarse tras un sueño ligero de apenas veinte minutos. Mientras sus ojos recorrieron el entorno con pereza, comenzó a estirarse, provocando un ligero chasquido.

*Crack* "¡Mhm...! Mala idea dormir en estas sillas, me siento destrozado".

Murmuró para sí mismo mientras, intentaba desperezarse. Fue entonces cuando notó algo extraño.

"Hmm, ¿Y este peso...?" parpadeó, confundido.

Un aroma dulce y fresco le llegó de golpe, un olor agradable que lograba ligeramente identificar.

Movió la mirada con curiosidad hacia su costado... y ahí la vio.

Apoyada contra su hombro, una chica de cabello plateado dormía plácidamente.

("¿Que? ¿En serio? ¿Parezco un apoyador de cabeza o que?") "Jejeje"

El hechicero con una sonrisa notaba como la chica de cabello plateado se removía con suavidad, entreabriendo sus ojos amatista con un brillo somnoliento.

Aunque nunca lo admitiría abiertamente, Subaru disfrutó de este pequeño momento, hasta que...

"¿Ya despertaste, bella durmiente?" bromeó, inclinando la cabeza hacia ella.

Emilia parpadeó lentamente, aún atrapada entre el sueño y la confusión. Su expresión era relajada, sus mejillas ligeramente sonrojadas por el calor del interior del carruaje.

"Mmm... ¿Subaru...?" murmuró, con su suave y adormilada voz de campana.

Tal parece, que aún no estaba del todo consciente de su entorno.

Instintivamente, se acomodó un poco más contra su hombro, buscando una posición más cómoda sin darse cuenta de lo que hacía.

Subaru levanto una ceja ante la acción de la chica.

"Sí, soy yo, el príncipe que te despertó con su increíble voz," dijo con una voz traviesa. "Aunque en realidad, solo estamos en un carruaje, y no en un cuento de hadas."

Emilia parpadeó un par de veces más, con su mente finalmente despejándose.

De repente, pareció darse cuenta de dónde estaba... y de que su cabeza descansaba sobre el hombro de Subaru.

"¡Ahh-!" Sus ojos se abrieron un poco más y su cuerpo se tensó ligeramente, rápidamente se apartó de él, con un leve rubor en su rostro.

"¡Lo siento, Subaru!, no me di cuenta... parece que me quedé dormida sin querer en tu hombro" dijo, apartando un mechón de cabello detrás de su oreja con cierta torpeza.

Subaru colocó una sonrisa mientras se encogió de hombros.

"No hay problema, dormir en el hombro de alguien tan guapo como yo, debió haber sido todo un lujo, pero también podría decir lo mismo en mi casó."

Emilia le lanzó una mirada entre divertida y avergonzada, pero antes de que pudiera responder, su voz fue anunciada desde afuera del carruaje.

"Hemos llegado, Emilia-sama."

Ram, que iba al frente, descendió del carruaje con elegancia y abrió la puerta para anunciar su llegada a la mansión.

Emilia se recompuso rápidamente y miró hacia afuera.

"¡Oh...! Ya estamos aquí."

Subaru bajó con entusiasmo, estirando los brazos mientras observaba la imponente mansión que se alzaba ante él.

Su arquitectura elegante y antigua, con amplios ventanales iluminados tenuemente, le confería un aire casi místico bajo la luz de la luna.

"¡Increíble, sí que es enorme!" exclamó, ajustándose sus gafas de sol con un toque de alegría palpable.

Ram, ya de pie junto a la entrada, lo observó con su habitual expresión indiferente.

"Esta es la mansión del señor Roswaal-sama. Agradecería que fueras más cortés, aunque con tu comportamiento, me conformaría con que al menos supieras comer solo."

"¡Qué crueldad! ¿Me estás diciendo que ni siquiera confías en mi capacidad de sostener un tenedor?" Antes de que pudiera continuar con su falsa indignación, Emilia intervino con un tono suave pero firme.

"Ram, eso no fue muy amable."

"¡Gracias, Emilia-tan! Siempre supe que podía contar contigo."

Ram solo suspiró con evidente fastidio.

"Lo siento, Emilia-sama, pero no puedo disculparme con alguien que ni siquiera sabe comportarse como un invitado. Además, lo que haga Emilia-sama no es de mi incumbencia, pero traer aún bufón a la mansión Roswaal... No me sorprendería que Roswaal-sama decida darle de comer en el establo."

En eso, Subaru fingió estremecerse de forma dramática.

"¡Uf! Esa sí que fue una amenaza de alto nivel. Me sentí como un caballero exiliado en la miseria absoluta."

Pero en lugar de amilanarse, se cruzó de brazos y le bufio a Ram.

"De todos modos, muñeca-chan, si eso llegara a pasar, creo que tú podrías darme de comer en la boca mientras estoy en mi cama. ¡Eso sí!, te advierto que suelo morder cuando alguien está demasiado amargado."

Ram lo fulminó con la mirada, mientras Emilia, con un gesto pensativo, se llevó un dedo a los labios.

"Ahora que lo pienso... Tal vez no está del todo mal que Ram hable así con Subaru."

"¡Emilia-tan! ¿¡Como me puedes abandonar a medio camino!?"

Ella solo rió suavemente, mientras Ram giraba sobre sus talones y comenzaba a caminar hacia la entrada de la mansión, exhalando con paciencia, la sirvienta miró a Subaru con su usual expresión impasible.

"Vamos. Es tarde, no tengo tiempo para tus tonterías."

Subaru sonrió, como si de alguna manera encontrará este momento muy divertido.

"Bueno, al menos yo si tengo sentido del humor. ¿Pero tú? ¿Al menos sabes lo que significa sonreír de vez en cuando, muñeca-chan?"

Emilia suspiró con paciencia, tratando de guardar la calma.

"Vamos, no peleen. Ram, guía a Subaru a la habitación que le corresponde, por favor."

"Como desee, Emilia-sama."

La sirvienta de cabello rosado asintió y comenzó a caminar hacia la mansión. Subaru, aún con su sonrisa traviesa, la siguió sin prisa, pero en ese momento una voz interrumpió el avance.

???: "Nee-sama, Emilia-sama por fin regresa... ¿¡Eh!?"

Subaru: "¿Mhm?

Subaru notó a una chica saliendo por la puerta de la mansión.

Su complexión y vestimenta eran casi idénticas a las de la sirvienta de cabello rosado, pero había diferencias claras: su cabello era de un azul intenso y su flequillo cubría su ojo izquierdo. Además, su rostro tenía rasgos más definidos.

Subaru: "Ooh... Estoy viendo doble, ¿o qué?"

Lo dice mientras ajusta sus gafas y se inclinó ligeramente hacia la chica de cabello azul.

La joven parpadeó, observándolo con cierta curiosidad, mientras Ram suspiraba con resignación.

"No es así. Esta es mi hermana menor, Rem -aclaró sin rodeos-, así que no hagas preguntas innecesarias".

("¿Quien será esta persona...?") Penso Rem en su cabeza.

El hechicero entonces esbozó una sonrisa y comenzó a mirar a ambas hermanas con descaro, comparándolas visualmente.

"¡Oh! Una versión con el cabello cambiado. Me pregunto... ¿También tienen un interruptor de personalidad o solo cambian el color en la fábrica?"

Rem entrecerró los ojos, mirándolo sin expresar emoción, pero en su mente algo más estaba pasando algo, con mucha molestia.

("¿Este tipo acaso está insinuando que somos iguales...?") "Nee-sama, ¿quién es este hombre tan irrespetuoso?

"PFFT, ¡JAJAJA! Y pensé que serías más divertida, Nee-sama. Perdiste puntos de carisma por eso. ¡Mlee~!" Subaru colocó su pulgar hacia abajo, para enfocar su punto.

Mientras que Ram, solo levantaba una ceja y se cruzó de brazos, tras un momento de deliberación, trató de sonar lo más profesional posible.

"Rem, este tipo no tiene sentido común. No hagas preguntas innecesarias y limítate a dirigirle la palabra, es por tu seguridad"

"Entendido Nee-sama, Rem lo tendrá en cuenta"

"¡Vaya, qué irónico! La reina del drama habla de cortesía y modales. Un consejo la próxima vez, muñeca de porcelana, no escupas hacia arriba... o se te devolverá a la cara. ¡Jejeje!"

Dicho esto, cubrió su boca con una mano para contener su risa, lo que solo añadió más irritación a la atmósfera.

"Vamos. Seguro que tanto Rem como Ram están cansadas después de su trabajo, será mejor entrar de una vez."

"¿Ese sujeto es un conocido suyo Emilia-sama?" Preguntó la doncella, sintiendo que la semi-elfa trataba al chico de cabello blanco de manera muy familiar.

Emilia lo pensó por un momento, para encontrar las palabras más "adecuadas" de como conoció a Subaru.

Emilia: "Bueno, yo--"

Pero antes de que eso pasará, el hechicero hablo de forma descarada, tal vez para sonar más "increíble" de algún modo, y de hacer una cercanía con la chica que tenía al frente.

(Subaru interrumpiendo) "¡Tranquila, no hace falta tanta modestia! Soy el grande y único, Subaru Gojo, es un placer conocerte"

Rem solo pudo responder con un desconcertado "¿Eh?" Saliendo de su boca al no poder creer la actitud que poseía esta persona, era alguien realmente extraño.

En ese momento Rem con muchas preguntas en su cabeza, lanzó una mirada a su hermana gemela para corroborar la información, pero Ram, permaneció estoica.

"Incluso yo desconozco los detalles. Es algo que sucedió mientras Emilia-sama y yo estábamos separadas."

"¡Separadas!, Nee-sama deberías haber estado con Emilia-sama todo el tiempo?."

"Así es, la sirvienta malhumorada de aquí, dejó sola, a la pobre Emilia-tan, ¡Y yo!, como todo un bonachón, interviene heroicamente en la capital para ayudarla." Mencionó con grandeza.

"Eso sí, esta damisela en apuros, no parecía muy contenta con mi ayuda. Pero al final, me lo agradeció mucho."

"¡Tonto, así no fue como pasó!"

Emilia trató de negarlo, pero sus expresiones solo dejaban ver qué estaban muy avergonzada, por lo que sucedido con su insignia, mientras se sonrojaba de inmediato y agitó las manos, con ansiedad.

"Increíble que alguien como tú pueda ser de ayuda para Emilia-sama." Dijo Ram, aún con una mueca de disgusto.

"¿Que pasa sirvienta gruñona?, ¡Ooh! no me digas que estás celosa de que yo ¡Sí! Fuera de ayuda y tu solo estuviste de adorno" comentó con una expresión de triunfo.

"Mhm..." ("Es más escandaloso de lo que imaginé... ¿De verdad Emilia-sama confía en alguien como él?") pensó Rem, al ver que la actitud del sujeto estaba mal.

Posiblemente era alguien sin educación, pero mientras ella pensaba esa posibilidad. La doncella, de cabello rosado protestaba con la semi-elfa.

"Emilia-sama, la próxima vez asegúrese de no volver a interactuar con este tipo de molestias."

"¡Ahh! ¿Y quién te pidió consejo, sirvienta gruñona?" replicó el, sacándole la lengua. "Solo eres una amargada sin carisma. Mlee~ Así que guárdate tus comentarios para la próxima".

Ram entrecierra los ojos, frunciendo ligeramente el ceño con fastidio, e iba a contestarle...

"Ram, aunque no lo creas, Subaru ha demostrado ser sorprendente en más de una ocasión, pero también es... alguien muuuy impredecible. Nunca sabes qué locura hará después, y para ser honesta. No creo que pueda soportar a alguien más con ese tipo de energía..."

"¡Emilia-tan, eso fue un puñal directo al corazón! ¡Me estabas defendiendo hace un momento!, ¿¡Y ahora me trataste como un loco sin rumbo!?, pero bueno, tampoco una mentira je" Exclamó el con un tono más calmado.

La semi-elfa, no menciono nada, por un momento sintiendo un pesó en aquellas palabras.

Pues para Emilia, era increíble ver como Subaru era capaz de hacer cualquier situación, aunque fuera la más pacífica y normal, se sintiera en caos por sus comentarios.

Rascándose la cabeza, ella decidió subir las escaleras de la mansión, mientras Subaru la seguía con su típico andar despreocupado.

Por otro lado Ram se quedó callada y simplemente los siguió, con Rem detrás de ella.

Y, mientras caminaban, la duda de quien era esa persona, comenzó a llenar la mente de la doncella de cabello azúl, ¿Quien era, realmente? Y lo más importante ¿Que era lo que quería en este lugar?.

("¿Nee-sama... ¿de verdad vamos a tener que soportarlo aquí mucho tiempo?") preguntó ella con la "clarividencia", Lanzando una sutil mirada a su hermana gemela, con un sentimiento extraño naciendo de su pecho.

("No lo sé Rem, tampoco se qué vio Emilia-sama de él, pero mientras Roswaal-sama no vuelva y diga lo contrario, nos tocará aguantarlo"). *Suspiro* ("Ojalá no sea por mucho tiempo") concluyó ella.

Poco después, Emilia al notar el ambiente entre Subaru y las dos mucamas decidió calamar las aguas.

"Subaru, sé que tratas de ser "único"en tu forma de ser pero... Algunas personas no creó que lo tomen bien."

Emilia le mando una mirada de pura amabilidad, pero también reflejaba algo de preocupación, que trato de disimular.

Está vez, levantando una ceja, sin soltar una burla, el hechicero se limitó a hacer una mueca.

Pero al final entendió que, realmente está siendo algo inmaduro, mientras se rascaba la cabeza con frustración.

"Está bien, está bien. Supongo que lo puedo intentar, pero no voy a prometer nada ¡Em!."

"¿Mhm?"

De repente, Subaru se detuvo en seco, una sensación extraña, atacó sus sentidos, haciendole que el hechicero, se sintiera incómodo.

"¿Subaru?" preguntó Emilia, parpadeando con confusión al notar su repentino cambio de actitud. Ram y Rem también lo observaron en silencio.

El chico había dejado de moverse de golpe, llevando una mano instintivamente a su nuca, como si hubiese sentido un ligero escalofrío.

Llevó la mirada al cielo nocturno. Esta vez, no era el objeto maldito en su bolsa lo que le causaba incomodidad. No, esto era algo distinto. Algo lejano... pero presente.

La luna brillaba con intensidad, bañando el paisaje con su luz plateada. Sin embargo, el aire estaba denso, cargado del maná del ambiente.

Con sus Seis Ojos captando cada luz, cada particula de energía se sintió un poco mareado, pero dentro de esa sobrecarga de información, percibió pequeñas distorsiones de movimientos. ¿Algo-o alguien-estaba allí?.

Aunque por más que trataba de enfocarlo, la imagen se le escapaba. Era como intentar recordar un sueño que se disuelve al despertar.

"Subaru, ¿Estás bien?" La voz de Emilia sonó preocupada.

Subaru no respondió de inmediato. La burla y el tono despreocupado desaparecieron por ese momento.

Emilia lo notó enseguida; este silencio no era propio de él. Algo en su expresión era distinto.

"¿Hay algún problema?" Instintivamente, la semi-elfa llevó una mano a su pecho, como si algo en su interior le advirtiera que debía estar alerta.

Subaru parpadeó un par de veces antes de sacudir la cabeza, como si intentara deshacerse de aquella sensación incómoda.

"¡Ah...! No, no es nada."

Trató de sonreír, pero su expresión seguía tensa. Algo en el aire se sentía fuera de lugar.

Ram y Rem intercambiaron una mirada. La gemela de cabello azul notó el repentino cambio en la postura del hechicero.

*Suspiro* ("Probablemente sea el maná en el ambiente, mi cabeza puede que aún siga saturada de tanta información, solo será cuestión de adaptación") pensó para sí misma, sintiendo una ligera molestia.

Emilia, aún preocupada, se acercó un poco más. "Si te sientes mal, será mejor que descanses."

*Bostezó*, "Creó que tienes razón Emi. Solo tuve un presentimiento raro... Creo que todavía puede ser por el agotamiento" Sin más rodeos, todos ingresaron al establecimiento.

Parte 3

Al cruzar las puertas, Subaru quedó aún más asombrado por el interior de la mansión. Los pasillos eran amplios, decorados con candelabros dorados y tapices elegantes. Un aroma sutil a incienso flotaba en el aire, dándole un ambiente refinado.

"Es un placer conocerle, señor. Por favor perdóname mi falta de respeto, bienvenido a la mansión Roswaal, de momento" Rem se inclinó ante él, en el salón de la mansión.

"Oh, así que eres un poco más educada ¡Eh!." Suspiro" Supongo que está bien, ¿creo?" el hechicero se rascó la mejilla y comenzó a observar el lugar, estando asombrado. Para sus ojos, se veia como si el lugar estuviera bañado por una luz dorada. El tamaño de la entrada también le recordó a la entrada de la escuela de hechicería, lo que hizo que su expresión fuera de auténtico asombro.

"Wow, esto es más lujoso de lo que imaginaba... No todos los días se pueden apreciar cosas así.

¡Definitivamente no estoy acostumbrado a esto!" En su mente, parece que hizo bien en ayudar a Emilia a encontrar ese emblema, ya que ahora estaba viviendo en un palacio.

Al poco tiempo Ram suspira, al ver la expresión de niño que tenía, mientras le mostraba una pintura.

"Pues con tu comportamiento, es obvio que no sepas nada sobre decoraciones y cosas lujosas, intuyo que ni siquiera debes saber sobre estatus social" respondió ella con indiferencia.

"¡Oye!, ¡Eso fue innecesariamente cruel! Y para que lo sepas, vengo de la mejor familia de todo Japón, eso solo que no estoy acostumbrado a este tipo de arquitecturas de mundos paralelos, es todo"

"De igual modo Subaru, espero que te sientas cómodo aquí. considéralo como tu hogar, hasta que sepas que vas a hacer."

"Mi hogar, ¿Oh? Con una semi-elfa hermosa y dos sirvientas de segundo nivel... ¡Muy bien!, esto me suena como el prólogo de una historia interesante !Je!"

"!Emh...¡" Emilia rápidamente se puso roja, como un tomate por el comentario, en cambió Rem lo miró de reojo y Ram le fulminó con la mirada.

"Espero que entiendas que en esta historia, podrías ser el personaje que termina con una cubeta de agua fría en la cabeza."

"Tan cruel como siempre, ¿no? Muñeca-chan..." bromeó él, antes de cambiar de tema. "Y, ahora que lo pienso, ¿Dónde está el anfitrión de este lugar? Según escuché, hay alguien más a cargo aquí, ¿No es así?"

Rem asintió ligeramente. "Así es. Roswaal-sama es el dueño de esta mansión, pero también posee varias tierras bajo su dominio. Sin embargo, tuvo que salir de improvisto hace un rato. Aunque planea regresar mañana por la noche."

Subaru asintió con un aire pensativo. "Mhmm, ya veo... Así que tengo toda la mansión para mí, rodeado de tres chicas... Si esto fuera una historia típica de un harem, quién sabe qué cosas podrían pasar esta noche."

Rem lo miró con expresión neutra. "Querido invitado, aunque usted le cambie el nombre a ser un depravado, si usted fuera ese tipo de persona, serías repudiado en este lugar, espero que lo entidad."

"¡Ja! Cómo vas a decir eso, sí todavía no... ¿¡Ah!?"

("Ésto es...') su instinto se prendió automáticamente, mientas se quedaba en silencio, analizando el lugar.

("Esto, es sin duda una...") "¡¿Una Maldición?!" Concluyó él, alarmado.

Rápidamente el cuerpo de Subaru reaccionando antes que su mente. En una de las habitaciones del segundo piso, algo había emergido de la nada, un torrente de emociones negativas tan intensas que le revolvieron su estómago en ese momento.

("¿Qué demonios...? ¿¡Un espíritu maldito aquí!? ¡No puede ser!") el sobresalto fue inmediato.

"S-Subaru... ¿Qué estás-?"

Emilia no pudo terminar su frase. Para cuando intentó alcanzarlo, Subaru ya había salido disparado escaleras arriba, con una mirada que distaba de su actitud habitual.

"¡Ustedes quédense aquí! ¡Yo me encargo!" Sin dudar, al sentir una gran concentración de energía maldita, Subaru corrió antes de pensar tan siquiera en un plan.

"¡¡Espera, Subaru!!"

Emilia traro de detenerlo, pero el hechicero ya estaba demasiado lejos. Ram y Rem se miraron brevemente antes de correr tras él. Mientras el hechicero comenzaba a acercarse más y más, una presión en el aire comenzó a volverse más fuerte.

Su piel se erizó al percibir aquella presencia expandiéndose como una sombra invisible.

Al llegar al pasillo, giró bruscamente en dirección a la fuente de esa energía y, sin dudarlo, pero en ese instante, al girar la perilla, Subaru sintió una desesperación absoluta y una amargura proveniente del otro lado de esa habitación. Una energía tan negativa que incluso lo hacía estremecerse.

("Sin duda, si está emoción estuviera en mi mundo... Sería de nivel especial") Un segundo después entró al lugar,. listo para lo que fuera...

Poco después, Ram y Rem alcanzaron el lugar del ruido. Lo que vieron al abrir la puerta fue... nada. Solo una habitación de aseo, completamente vacía.

Ram frunció el ceño. "¿Dónde...?" No había ni rastro del hechicero. Como si nunca hubiera entrado allí.

*****************

Al entrar en la habitación, Subaru se encontró rodeado de estanterías abarrotadas de libros en todas direcciones. Su emoción inicial se desvaneció en segundos cuando escaneó los lomos de los ejemplares y notó un problema.

Ni un solo título estaba en japonés.

Los caracteres eran los mismos que había visto en la capital real: el sistema de escritura de este mundo.

"Cielos... Estoy en una habitación llena de libros y no puedo leer ninguno. *Suspiro* Qué decepción..."

Una voz desconocida rompió el silencio.

"Observar la biblioteca de alguien con esa cara de fastidio... ¿Acaso intentas insultarme? ¡Supongo!"

Subaru parpadeó, sorprendido. La repentina voz lo sacó de sus pensamientos, pero su verdadera preocupación era otra. La cuál era encontrar la acumulación de energía maldita de esta habitación.

Dirigió su mirada, encontró a una niña sentada en una silla.

Su cabello era rubio recogido en dos enormes remolinos, sus ojos eran extraños y ese vestido con volarlos, era demasiado ostentoso incluso para los estándares de esta mansión.

Pero, lo que realmente le llamaba la atención, no era su apariencia, sino la intensa carga de energía y emociones negativas que emanaban de ella.

("Esta energía... Se parece a la de ese gato, pero está cargada de emociones negativas".)

Subaru entrecerró los ojos, tratando de suavizar la tensión con una actitud más relajada.

"Oh, así que hay otro integrante en esta mansión. Espero que no seas como esas dos sirvientas".

La niña frunció el ceño de inmediato, claramente ofendida.

"¡Hablar así sin siquiera presentarte primero...! Pensé que solo eras ruidoso, pero también eres descortés y molesto... ¡De hecho! Si Betty fuera alguien descortés te habría hecho volar de este lugar, supongo"

Subaru arqueó una ceja y apoyó una mano en su cadera.

"Qué miedo..." respondió con sarcasmo. "Pero tengo que admitir que es raro ver a una mocosa con tanta energía maldita. Dime, ¿eres la hermana menor de ese gato de bolsillo?"

La niña golpeó el suelo con el pie, visiblemente irritada.

"¿¡Mocosa!?, ¡Mocosa! ¿Por qué un humano tan ignorante como tú habla con tanta arrogancia frente a un espíritu? ¡Si es así, responderé de la misma manera, De hecho!"

Subaru se llevó la mano a la barbilla, fingiendo estar en profunda reflexión.

"Hmm... No, creo que "mocosa" te queda bien. ¿Qué tal "Mocosa Maldita"? Suena apropiado".

"Ahora mi paciencia esta al límite. Supongo que debo de ponerte en tu lugar"

La presión en el aire aumentó por un instante. La energía maldita de la habitación pareció intensificarse antes de estabilizarse.

¡Mi nombre es Beatrice! ¡De hecho! Y no toleraré que un patán como tú me insulte en mi propia biblioteca".

Subaru sonrió burlonamente, metiendo las manos en los bolsillos.

"Bien, bien, mocosa-san, ya entendí el mensaje. Pero dime, si eres tan "especial", ¿Por qué solo te quedas aquí? ¿Te da miedo salir o prefieres leer libros que ni siquiera puedo entender?"

Beatrice cruzó los brazos y apartó la mirada con un bufido.

"¡No es asunto tuyo, estúpido humano!. No tengo la obligación de explicarte nada"

Subaru suspiró y recorrió con la mirada los libros a su alrededor. La actitud de Beatrice solo despertaba más su curiosidad.

No solo por su forma de ser, sino porque la energía maldita que emanaba de ella le resultaba inquietantemente familiar.

Justo cuando pensó en dejar el tema y marcharse, la atmósfera cambió repentinamente.

"No me agradas, humano. Y cuando algo no me agrada, me aseguro de que no sea peligroso, de hecho"

Beatrice comenzó a acercarse, sus pequeños pasos resonando en el silencio de la biblioteca.

Algo en su expresión había cambiado, y sin previo aviso, alzando así adelante de Subaru y habló.

"¡Shamak!"

Sin más, Subaru notó cómo todo se volvía de color negro, aunque este aún podía ver a la niña, por toda esa concentración de su energía maldita que poseía.

("Nada nuevo, aunque el hechizo es interesante... Parece una especie de cortina... ¿Será lo mismo?")

Tal parece que la niña había cometido un error, sí creía que Subaru, estaría desorientado, por esa habilidad, lo había juzgado torpemente, ya que este poseía los Seis ojos, y no solo eso..

Su técnica pasiva de lo Ilimitado, entro en acción haciendo que esa nube negra se extendiera infinitamente, sin darle directamente, al desaparecer el destello negro, le hechicero colocó una sonrisa de triunfo.

"¿Eso fue todo? Pero no está mal para alguien tan enana".

"...¿Huh?"

El hechizo fue completado, pero Subaru seguía en el mismo lugar, con los brazos cruzados y una ceja arqueada y una risa de victoria, haciendo que Beatrice parpadeó algo sorprendida.

"Eso no debería haber pasado, de hecho..." Beatrice murmuró, observándolo con sospecha. "No lo anulaste, pero tampoco te afecta. Es como si la distancia entre shamak se alargara."

Subaru le sonrió genuinamente, por descubrir como funciona su técnica maldita.

"¡Por fin alguien se da cuenta! ¡Felicidades mocosa!, eres más lista que ese gato, si quieres, podría darte varios dulces como premió".

Las cejas de Beatrice se contrajeron con enojo, pero su expresión se tornó seria.

"Hmm, eso no es normal... No es magia de evasión ni desplazamiento. Entonces, que pasaría si cambio el lugar, digo yo".

Alzando la mano de nuevo, la niña chascó sus dedos, y un poco después una corriente de maná dorado brilló en la biblioteca.

Subaru sintió un hormigueo extraño recorrer su piel.

"¿Ehh...?"

En ese preciso momento, su técnica de maldición, Ilimitado: se había ¿¡Desactivó!?.

"Oh... Eso no me había pasado antes. Que interesante truco... ¡Jej!"

Rápidamente sin perder tiempo Subaru empezó a concretar su energía maldita para hacerla fluir en su cuerpo, y de esta manera hacer una reactivación del infinito.

Lamentablemente Beatrice sonrió con autosuficiencia, ante esa acción.

"Oh, así que esto tuvo efecto, supongo"

Poco después el hechicero sintió una resistencia persistente.

Algo estaba interfiriendo con su energía, volviéndola inestable, sin mucho esfuerzo, Subaru supo cual era el problema.

"¡Que!, ~¿Como está haciendo eso?~" murmuró el, intentando forzar su técnica, pero algo estaba mal.

Beatrice mientras tanto, puso una sonrisa satisfecha, y le señaló.

"Ese poder tuyu es extraño, pero incluso él sigue ciertas reglas. Si tu energía necesita moverse constantemente, lo único que tengo que hacer es... ¡fijarla en este lugar, de hecho!"

Subaru intentó, salir del lugar con su infinito, para teletransportarse, sin embargo, lo único que sintió fue, como su cuerpo era un poco más pesado.

"Mocosa, ¿Que clase de dominio es éste?"

Subaru sintió como su técnica se tornó torpe, como si algo estuviera interfiriendo, sin mucha información, solo pudo teorizar que esto podría tratarse de algo parecido a una expansión de dominio.

Y, ante esa expresión, Beatrice con una sonrisa confiada, habló.

"Deberías saber, que aquí, el maná no fluye como en el exterior. En este espacio, las reglas las dicto yo, ¡Digo yo!"

"¡Maldita, Loli!"

Subaru, sin perder más tiempo, reforzó su Técnica lo más que pudo, y al sentir como volvía a tener el control de su técnica, trato de desaparecer de ese lugar

"!Nos vemos Loli¡" El hechicero, rápidamente desapareció de la vista de Beatrice, sin embargo, nuevamente su infinito falló en los cálculos, y en vez de salir del lugar, al exterior.

Su destino no fue otro que una estantería de la biblioteca.

*Plaw*

Al estrellarse con ella, varios libros cayeron al suelo dejando un desastre, de por medio, haciendo que la estantería por poco, callera al suelo.

Sin más, Subaru aún levitando en la estantería se agarró de ella y gritó con asombro.

"¡Que demonios! ¿¡Por qué no puedo salir de aquí!?"

"Es porque estamos en mi cruce de puertas. Aunque su función primordial es comunicarse con la mansión, también puedo usarla como jaula para insectos, ¡De hecho!".

("¿Cruce de puertas?") Pensó el, con una gota de sudor, al notar cómo el maná de la habitación se descontrolaba y generaba grandes capas de energía residual.

Ya con ese enigmático, momento, algo volvió a ocurrir y su técnica maldita casi fue anulada.

"¿¡Qué demonios!? ¿¡Que clase de magia es esta, Loli!?"

Beatrice ladeó la cabeza con una sonrisa de superioridad al ver a Subaru tambalearse en la estantería, pero luego colocó una cara enojada.

"¿Sabes?, Betty es alguien muy educada, así que no voy a dejar que te salgas con la tuya, diría yo"

Subaru fijó la mirada en la niña, mientras se quitaba sus gafas e intentaba analizar el maná a su alrededor con sus Seis Ojos.

"¡Ah~!, ¿¡Y esto como llego!?" Justo en su estómago, una pequeña mano sobresalía de su uniforme, presionando contra su piel.

Levantó la vista con incredulidad. Beatrice seguía al otro lado de la habitación, mirándolo con una expresión tranquila. Y aun así, su mano estaba ahí, presionando contra su uniforme como si la distancia entre ellos no existiera.

"¡Esto tiene menos sentido!"

"¿Que sucede humano?, no me digas que ya te cansaste, porque Betty apenas está empezando"

Poco después el mini albino vio, notó como la niña parecía concentrada en algo, al poco tiempo sintió una presión en su estómago.

"!AAh!", ("Tengo que quitarlo, rápido")

Intentando apartar esa mano que sobresalía de su uniforme.

Subaru hizo que su Ilimitado moviera esa mano, pero el infinito no la separaba.

Era como si la mano estuviera anclada en su cuerpo, sin importar cuánto intentara alejarse.

"¡Niña maníaca, si no me dejas salír de aquí destruiré este lugar!" sin muchos ánimos de querer continuar.

El hechicero trato de hacer una abertura con fuerza bruta, la cuál era reforzar su Ilimitado, para usar su técnica Azul.

"Tal vez, deberías reconsiderar ese plan, ¡Supongo!, Si, alguien va a destruir el dormitorio Betty, es obvio que no me quedaré de brazos cruzados ¡Supongo!"

(Esta mocosa, ¿como lo está haciendo? ¿No Puedo repelerlo y tampoco puedo separarla?, ¿Y también puede mover partes de su cuerpo en este lugar?)

la chica aún con su mano teletransportada en el estómago de Subaru, presionó sus dedos en su uniforme. Y de pronto, el hechicero sintió un cosquilleo...

"¡Muy bien, se acabaron las bromas!".

"¡Bwah...!"

... En ese instante siguiente, el mini albino sintió como si todo su cuerpo estuviera en llamas.

("¿C-como? ¿como pasó ésto?")

Algo había invadido su interior, haciéndolo sentir que estaba en llamas desde la punta de sus dedos hasta la punta de su cabello. El misterioso dolor era como si un dedo de fuego estuviera rastreando sus órganos internos. Su visión se oscureció, haciendole caer.

"¡Tks!, Ritual avante : !!!AZUL!!!"

Subaru, sintiendo como se le escapaban las pocas fuerzas que le quedaban, trató de contraatacar con su técnica reforzada. Pero Beatrice, al ver ese orbe acercarse, simplemente soltó un suspiro con enojo.

"No aprendes, supongo"

Un instante después, Beatrice pronunció unas palabras.

"Al-Shamak"

("¿Que es eso?")

Subaru solo pudo ser testigo, de como su técnica reforzada Azul, fue absorbida por una aura de color oscuro, la cuál salió al frente de Beatrice y freno su ataque.

*Plam*

Sin mucha demora, su cara se torna sudorosa, y con una expresión de dolor, aunque no fue por el hecho de haber aterrizando con la cara en el piso, sino, el haber perdido contra una niña.

"Parece que no te desmayaste. ¿Quizás eres tan fuerte como escuché? Aunque también fue un poco decepcionante, ¡Digi yo!"

"Grr,~¿Qu-Qué demonios eres~....?

"¿Sabes? Eres bastante imprudente, incluso para alguien que acaba de conocer a Pukie"

La chica calmadamente llegó a dónde Subaru había caído, y se arrodillo, ya juntó a él, la niña juntó su brazo dónde le faltaba su mano y mágicamente se pegó a su cuerpo, como si no hubiera pasado nada.

"También sería prudente confirmar si tienes una intención hostil o no. Y, en cuanto a tu rudeza hacia mi habitación, tu maná y esa energía serán confiscados, de hecho."

"Maldita, Loli taladro..."

El mini albino solo pudo sentir un frío indescriptible en su cuerpo. Su visión se volvió borrosa.

Su técnica fue de lo Ilimitado fue anulada, su energía maldita drenada, y su orgullo por ser "el más fuerte" manchado, todo parecía escaparse de sus manos.

Beatrice quien lo veía moverse de manera adolorida y algo patética, suspiro agotada.

"¡Ahi, si mueres aquí sería un dolor de cabeza supongo!. Creó que debería decirles a los demás, sobre tu paradero de hecho"

Con sus últimas fuerzas, Subaru intentó levantarse nuevamente, pero no funcionó, lo único que pudo hacer, con frustración, fue ver a la pequeña Beatrice salir del cuarto.

("¿Cómo pude subestimar esta mocosa? con esa gran cantidad de energía maldita ella podría...")

Sin más, su conciencia se desvaneció.

Parte 4

Sintiendo una inquietud en su pecho, Rem corria por los pasillos de la mansión, mientras que su cabello azul se ondeaba por el viento.

El eco de los pasos resonaban el lugar, mezclándose con el sonido apresurado de las puertas abriéndose

Dirigió la mirada de quien iba delante, y también comprobó que alguien más las había seguido.

"Nee-sama, ¿crees que fue buena idea dejarlo entrar a la mansión sin antes mencionarle sobre Beatrice-sama?" preguntó con duda en su voz.

La criada de cabello melocotón respondió con frialdad, al abrir otra puerta.

"No me preocupa lo que él pueda hacer. Beatrice puede encargarse de esa molestia".

"¿De verdad crees eso, Ram? Subaru tiene magia muuuy extraña". dijo la semi-elfa con un tono pensativo.

"¿¡Magia extraña!?" exclamaron al unísono.

"Sí... No lo sé con exactitud, pero parece que Subaru tiene magia muuuy poderosa." Menciona ella con un dedo en sus labios, recordando lo ocurrido en los barrios bajos.

Ram chasqueó la lengua y siguió avanzando con su ceño frunciendose aún más.

"Emilia-sama, la próxima vez, debería avisar eso antes de invitar a alguien a la mansión. ¿Quién sabe qué intenciones podría tener?".

*Suspiro* "Después me encargaré de reprenderla por eso. Por ahora la prioridad es encontrar la biblioteca".

Rápidamente la semi-elfa y la dos maids, empezaron su misión de abrir cada puerta del corredor.

Ram suspiró y abrió una con desgana, mientras que Emilia, con un tono más divertido pero con cierta preocupación, abrió otra. Rem, sin decir nada, hizo lo mismo.

"!Plaw¡"

Sin embargo, antes de que siguiera con su misión, una de las puertas se abrió de golpe.

"¡Eghs! ¡Cuando ustedes se unen son demasiado insoportables, de hecho!

Una pequeña figura salió con el ceño fruncido de una de las habitaciones. Sus ojos brillaban con fastidio mientras señalaba con su pequeño dedo adentro del dormitorio.

"¡Si tanto les preocupa ese estorbo!, ¡llévenselo de aquí antes de que me vuelva loca, de hecho!"

Al dar esa orden con fastidio, Beatrice regresó a la habitación sin decir nada más.

"Oh, vaya, encontrar la biblioteca fue más rápido, de lo usual"

Ram y Rem se miraron, compartiendo una breve pero significativa mirada de duda, sin embargo, Emilia, quien sonrió con satisfacción, no comprendió ese significado y solo se sintió feliz al haber encontrado el lugar.

Las chicas cruzaron la puerta, mientras que el aire del lugar comenzaba a volverse más pesado.

"¿Espero que Subaru no te haya molestado tan...? ¡Ah!"

El asombro quedó reflejado en el rostro de Emilia al entrar en la biblioteca.

Estaba hecha un desastre. Una de las estanterías estaba completamente vacía, como si alguien la hubiera empujado, con fuerza y montones de libros estaban desparramados por el suelo, algunos abiertos con páginas dobladas y cubiertas de polvo.

Y en medio de todo ese caos...

"¡S-Subaru!"

El grito angustiado de Emilia resonó en la habitación, quien corrió hacia donde había caído.

Al verlo, la semi-elfa notó cómo su respiración era irregular, y su rostro reflejaba una fatiga extrema.

"¡Subaru, Subaru!"

Su corazón se encogió al ver como su rostro era pálido y sudoroso, su pecho subía y bajaba con dificultad, como si acabara de correr una maratón.

"¡s-Subaru, despierta!"

Sacudiendo suavemente los hombros del chico, Emilia con su voz temblorosa, trataba de despertarlo sin mucho éxito.

"Beatrice-sama... ¿qué pasó aquí?" preguntó la doncella de cabello de melocotón, con cierta cautela al ver que los intentos de Emilia por despertarlo no funcionaban.

"Él fue quien se lo buscó, supongo. ¡No es mi culpa que sea un torpe sin sentido del respeto! ¡Hhm!"

Rem, aunque preocupada, mantenía la compostura, intentando pensar que había ocurrido en este lugar.

Rápidamente fue adónde estaba Emilia, mientras veía cómo Beatrice se sentaba con naturalidad en su silla.

"Que sucede Rem, ¿En verdad está muerto?"

"No, Nee-sama, sigue respirando."

"¡Hmph!, ¿qué clase de pregunta es esa, de hecho? Obvio que no está muerto. Sólo le di una pequeña lección por faltarle el respeto a la biblioteca de Betty"

"¡Ja!, Beatrice-sama, no sabía que su biblioteca ofrecía este tipo de 'lecciones'." menciona la criada con una pequeña risa.

"¡Mhm! No tengo por qué aguantar las tonterías de cualquiera que ose entrar a mi habitación, Supongo. ¡Llévenselo antes de que haga más desorden!"

En eso, Ram observó el rostro de Subaru y suspiro con enojo.

"No me sorprende que esto terminara así. Por lo que he visto, Goruju solo sabe comportarse como un idiota presumido".

"¡Ram! no es momento para eso, la prioridad es ayudar a Subaru" menciona la semi-elfa con precaución.

"Cómo desee, Emilia-sama"

Las gemelas asintieron y, con eficiencia, comenzaron a levantar a Subaru.

En cuanto a Beatrice, está mostraba su claro disgusto por el chico, murmurando para sí misma, sobre lo molesto que era tener invitados inoportunos en su Biblioteca.

---

... Al rato, el chico de cabello blanco ahora se encontraba acostado en la cama durmiendo profundamente.

Afuera de la ventana, la luna ya se estaba ocultando. Y no pasaría mucho tiempo antes de que se acerque el dia.

"Ahora parece estar más tranquilo... sí."

!Hmahhh¡ Bostezando, con cansancio ella se sentó en una silla junto a la cama, rompiendo con una sonrisa de alivio.

"Emilia-sama, ahora que las cosas se han calmado, creo que es hora de que me digas cuál es la situación... sobre esta persona"

"Mm, es cierto, nunca hablamos de eso. Umm. Bueno, yo tuve muchos problemas en la capital... y fue entonces cuando conocí a Subaru. El me ayudó más de lo que puedo explicar. Si él no hubiera estado ahí... no sé qué habría hecho."

"¿Eso es así?" Respondió Rem.

"Si" comentó ella con certeza.

Antes de que la doncella comentará algo más, la puerta se abrió de golpe, y una pequeña figura apareció con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

Su vestido se agitó con sus pasos decididos.

"Así que fuiste tan descuidada como para traer a alguien así de peligroso a la mansión, sin siquiera saber quién es, ¡Niña tonta!"

Emilia parpadeó antes de sonreír, una mezcla de torpeza y diversión se cruzó en expresión, lo cuál hizo que Beatrice, colocara una cara aún más larga.

"Beatrice-sama, si ha venido a terminar lo que empezó, me temo que Roswaal-sama no lo aprobaría"

"¡Hmph! ¡No digas tonterías! Como si Betty tuviera tiempo que perder en esas cosas, !De hecho¡".

Emilia ladeó la cabeza, su sonrisa suavizándose.

"Entonces, ¿Estabas preocupada por Subaru?, eso es muuuy tierno, de tu parte"

"¡C-claro que no! ¡Sólo quiero corroborar un par de cosas, supongo!"

Rem, aunque era la más calmada de las tres, no pudo evitar preocuparse por ese comentario.

"¿Corroborar exactamente qué, Beatrice-sama?"

"Solo díganle cuando despierte que Betty le ha confiscado ese objeto repugnante que tenía en su bolsillo. ¡Ah! Y sobre el desastre en mi biblioteca... ustedes tres lo ordenarán como es debido, así que no quiero escuchar quejas, ¡De hecho!"

Ram y Rem intercambiaron una mirada de sorpresa, pero fue Emilia quien reaccionó con alarma.

"Beatrice... ¿quieres decir que tú tienes ese objeto?"

El ceño de Ram se frunció de inmediato, su mirada fija en la semi-elfa.

"¿Emilia-sama? ¿Acaso Goruju trajo algo peligroso a la mansión Roswaal?"

Emilia bajó la mirada, incómoda ante la pregunta, y juntó sus dedos con cierta vergüenza.

"¡Eh...! Esto... !Ehh¡ Subaru mencionó que tenía un objeto peligroso y que debía entregarlo en algún lugar."

En ese momento, se llevó un dedo a los labios, tratando de recordar.

"Creo que dijo que el lugar donde debía entregarlo se llamaba "Japón", y ese objeto que traía se llamaba "Sukanu" o algo así... y a decir verdad, daba mucho miedo".

Ram suspiró con fastidio, llevándose una mano a las sienes, claramente molesta tanto por la falta de información como por esas palabras desconocidas.

Beatrice solo frunció el ceño ante la vaga explicación, mientras que Rem miraba de reojo hacia Subaru, que dormía profundamente, como si intentara encontrar respuestas en su rostro.

"¿Japón? No recuerdo haber oído de un lugar con ese nombre... y tampoco de algo llamado "Sukanu". ¿Nee-sama?"

"Yo tampoco los he escuchado, Rem. Puede que Emilia-sama no le haya prestado atención al nombre, pero eso no es lo importante.* Ram desvió la mirada hacia Beatrice con firmeza*. "Beatrice-sama, ¿usted tiene ese objeto consigo?"

Beatrice infló las mejillas con fastidio antes de cruzarse de brazos.

"Betty no fue tan imprudente, de hecho. Esa cosa está guardada en mi biblioteca. Por eso quiero que, cuando despierte, le digan que lo recoja lo antes posible. Betty no piensa cargar con algo tan espeluznante, ¡Supongo!"

"Entendido, cuando Subaru despierte, le diré lo sucedido"

Comentó la semi-elfa, mientras volvía a guardar silencio, mientras su mirada se fija en el hechicero que dormía.

"Había tantas cosas de las que quiero hablar con Subaru cuando se despierte"

Todas sintieron como si Emilia estuviera susurrando, y sonaba como si tuviera una dulce anticipación.

"Si es así, habrá que esperar a que Roswaal-sama llegue, para saber que hacer, mientras tanto será mejor dejarlo descansar"

"¿Nee-sama... en verdad vamos a dejarlo solo?"

Rem no pudo evitar que una incómoda sensación se asentara en su pecho, por cada nueva revelación que encontraban de parte de esta persona.

"Rem. Esta persona salvó la vida de Emilia-sama. Incluso Roswaal-sama reconoció ese hecho. No importa lo estúpido que parezca o lo que haya traído, es nuestro invitado. ¿Entiendes lo que eso significa?"

"Pero, Nee-sama..."

"Rem".

Ram pronunció su nombre con firmeza, mirándola profundamente. Rem sintió que su hermana podía ver directamente en su corazón, y, después de eso, no pudo continuar.

Emilia observó en silencio la interacción entre las hermanas, sin entender completamente lo que ocurría entre ellas.

"En realidad, quiero quedarme a su lado hasta que despierte... pero parece que no lo hará hasta la mañana".

Beatrice bufó con fastidio, cruzándose de brazos.

"Oiga, ustedes, ¡Recuerden que aún deben limpiar la biblioteca de Betty!. Así que más les vale empezar ahora, ¡De hecho!".

Emilia llevó una mano a su boca, como si acabara de recordar algo.

"Oh, es cierto... Beatrice ¿qué tal si te quedas con Puck todo el día de mañana? Como compensación por todas las molestias que Subaru te causo"

Señaló la gema verde que descansaba sobre su pecho.

Beatrice abrió un solo ojo con interés y giraba su cabeza para disimularlo.

"Mhm... así que Pukie será de Betty por todo el día. ¡Em.. Bueno¡, supongo que puedo aceptarlo, de hecho. Además, Roswaal está fuera de la mansión por esta noche, creó".

Rem asintió con suavidad.

"Lo llamaron de repente, así que salió de la mansión. Planea regresar mañana por la mañana".

"Ya veo... Bueno, dejemos la habitación por ahora".

Emilia, satisfecha con las respuestas de las hermanas, se estiró rápidamente antes de salir de la habitación.

Antes de irse, pasó sus dedos con suavidad por el flequillo del chico dormido.

Una vez fuera, cada una se separó en el corredor para continuar con sus respectivos deberes.

Emilia tenía que reportarle a Roswaal sobre los problemas en la capital.

"Hmm... se va a enojar conmigo. ¿Cómo explico esto...?"

Dejó caer los hombros, caminando con dificultad hacia su habitación privada.

Rem la observó irse, luego se despidió de Ram, quien aún tenía trabajo por hacer, y se dirigió a la cocina para preparar la cena.

Pero antes de eso...

Asegurándose de que nadie la viera, Rem se coló en la habitación donde Subaru dormía.

Cerró la puerta silenciosamente con su espalda y avanzó hacia la cama en la habitación sombría, apenas iluminada por la luz de la luna.

Contuvo la respiración.

Solo podía escuchar la suave respiración del chico dormido.

Su rostro inocente, relajado por el sueño, se reflejaba en los claros ojos azules de Rem.

Pero...

No sabía quién era en verdad este chico sospechoso ni qué buscaba.

Emilia había insistido en que él era un salvador... pero Rem no podía aceptar esa idea tan fácilmente.

Emilia era hermosa, pero también era ingenua y vulnerable. No era la primera vez que alguien con malas intenciones se le acercaba con palabras bonitas y una sonrisa amable.

Antes de que surgieran problemas.
Antes de que se perturbara la paz de la mansión.

"Tal vez... debería hacer algo..."

Pensamientos peligrosos empezaron a tomar forma en la mente de Rem.

Lentamente, extendió la mano hacia el cuello del chico.

Entonces...

"Ejehe... esa mocosa... mundos paralelos... fantasías... esa energía mald..."

Con una expresión torcida, Subaru murmuró incoherencias en su sueño, babeando ligeramente sobre la almohada.

Rem se congeló. No sabía qué hacer con su mano, suspendida en el aire.

Y entonces...

"¡Aagh!"

El chico soltó una pequeña molestia de dolor cuando Rem lo golpeó en la frente con un solo dedo.

Sintió un alivio inexplicable al ver su reacción.

Se dio la vuelta con un suspiro, observándolo una última vez antes de murmurar en voz baja.

"No creo que me vaya a llevar bien con este invitado... Por favor, váyase lo antes posible".

Con esas palabras dejadas en la habitación en penumbra, Rem salió en silencio, cerrando la puerta tras de sí.

Parte 5

En otro lugar de la mansión, Beatrice hojeaba un libro con la misma tranquilidad de siempre, disfrutando de la soledad de su santuario de conocimiento.

En eso, una sensación desagradable la distrajo. Algo en la biblioteca no se sentía del todo bien.

Frunciendo el ceño ligeramente, desvío la mirada hacia una de las estanterías.

Allí, una pequeña caja de madera se mostraba ante ella, con una oscura presencia.

Con un suspiro de irritación, se puso de pie y chasqueó los dedos. El objeto flotó hacia ella con suavidad, suspendido en el aire por su magia.

"¡Tsk!. ¿Por qué Betty tiene que lidiar con cosas tan desagradables?"

El sello mágico que había colocado sobre la caja vibró ligeramente.

Al tocarla, ella siento como si algo en su interior intentara resistirse a su magia, sin dudar, Beatrice reforzó el hechizó.

Ya con un gesto elegante, abrió la tapa, y la reacción fue inmediata.

Un hedor invisible, oscuro y corrosivo, emergió de la caja, como si algo podrido y antinatural hubiera estado encerrado allí por demasiado tiempo.

"¡Beh! ¡Está cosa es asquerosa!'

El asco la sacudió al instante. Pero más que el repulsivo espectáculo que tenía ante sus ojos, era la energía lo que la inquietaba.

Dentro de la caja, un dedo ennegrecido reposaba inmóvil.

Su superficie parecía estar consumida por una especie de corrupción maldita, pero lo más perturbador era que latía. Como si, de verdad estuviera vivo.

Beatrice entrecerró los ojos, analizando el objeto con mayor detenimiento.

"Nii... esto no es una simple maldición..."

El maná en el aire reaccionaba a su presencia, retorciéndose, como si el fragmento contaminara todo a su alrededor.

No, esto no era un simple objeto embrujado. Era algo mucho peor.

Su mente trabajaba rápidamente. Pensando en todos los textos que había leído sobre objetos malditos, reliquias prohibidas y hechizos de sellado.

Entonces, una posibilidad la golpeó.

"¿Podría ser esto... un ¡Gen de Bruja!?"

Esa idea la hizo sacudir la cabeza para negarlo. Si se trataba de un fragmento de la "Bruja", podría significar un gran peligro.

("Betty no puede dejar que algo tan peligroso ande suelto").

Ella chasqueó los dedos y una barrera oscurecida, envolvió la caja. Un sellado de alta seguridad, creada con su magia Yin, que era lo suficientemente fuerte como para contener incluso aún poderoso espíritu.

Por un momento, consideró destruirlo de inmediato. Sin embargo, algo la detuvo.

La sensación de que no estaba sola en la biblioteca. Su mirada se endureció.

El fragmento no era lo único que había sido arrastrado hasta aquí, y ella lo sabía.

"Ese humano tiene que darme muchas explicaciones cuando despierte... ¡Digo yo!".

Se giró, escaneando la biblioteca con la mirada. Nada parecía fuera de lugar.

"Hmm, entonces esta cosa, no está del todo completa"

Ella suspiró con algo de alivio, sosteniendo su libro con la otra mano.

"Seas lo que seas... Betty no dejará que causes problemas en esta mansión, de hecho".

Y, como último preparativo con un chasquido de dedos, reforzó la seguridad de la biblioteca, asegurándose de que nada pudiera entrar o salir sin su permiso.

---

El vacío que lo rodeaba no era solo un espacio en blanco; era la ausencia misma de un mundo.

No había suelo bajo sus pies ni un cielo sobre su cabeza. Solo una inmensidad blanca y fría, como si la realidad misma hubiese sido despojada de todo sentido.

Tras un rato caminando, con el sonido de las luces molestando su silencio, el ente de un momento a otro, sintió como su cuerpo, se detenía.

"¿¡Hmm!?" Frunciendo el ceño, sintiendo una presión inusual recorriendo su cuerpo/alma.

Como si una barrera se hubiera creado a su alrededor detenidolo de imprevisto.

Su pie derecho permanecía suspendido en el aire, incapaz de avanzar ni un milímetro más.

Lentamente, bajó la pierna y apoyó el pie en el suelo blanco, observando la escena con cautela.

Las tres luces que lo habían acompañado durante su marcha flotaban a su alrededor, titilando con una intensidad inusual.

"¿Entonces? Aquí es donde se termina el camino... " susurró, con su tono cargado de interés.

Sin más, quiso devolverse e intentar ir hacía otro lado, sin embargo, el ente observó en silencio cómo las luces cruzaban ese umbral sin dificultad.

Flotando con naturalidad hacia el otro lado de esa "barrera invisible". Pero él... Él seguía sin poder avanzar un milímetro más.

("¿Que demonios es esta cosa?")

El simple hecho, de que algo lo hubiera detenido sin entender el como, le resultó un poco frustrante.

Frunciendo el ceño, se agachó para estirar una mano con calma, como si esperara sentir algo en el aire, tristemente, sus dedos tocaron la nada misma.

"¿Y ahora? Esto es nuevo..." Intentando "empujar" esa especie de barrera con su mano, pero nada cambio.

No era una barrera mágica. No era un hechizo. No era una técnica.

Era… la existencia misma rechazándolo. Como si esa realidad le dijera que no pertenecía a ese lugar.

Retrocedió su mano y con la misma precisión calculada de antes, volvió a intentarlo. Pero nada. La presión era sutil, pero absoluta.

"..."

Y entonces, con precisión quirúrgica, formó un sello con las manos.

"Será mejor probar algo más refinado." Su energía maldita vibró suavemente, para la Amplificación de Dominio.

Una delgada capa de energía se desplegó desde su cuerpo, como una segunda piel transparente.

Una anti-técnica, capaz de anular cualquier expansión o técnica maldita al contacto.

El ente, sabía que esta barrera no era una técnica maldita. Pero... ¿qué otra carta tenía bajo la manga?

"....."

La membrana de su dominio tocó el umbral.

Y... Crack.

Un leve sonido, como hielo agrietándose en silencio. Pero... la barrera seguía intacta.

Su brazo no se movió ni un milímetro más allá de ese punto.

"...Nada. Ni una grieta."

Las luces, sin comprender su dilema, se devolvieron hacía dónde el estaba. Titilaban y flotaban de un lado a otro como si lo invitaran a seguirlas.

Una de ellas, la azul, se acercó más de la cuenta, flotando a su alrededor con insistencia.

'¿Qué tiene este sitio que incluso mi existencia no puede avanzar?"

Su conexión con el otro mundo todavía existía. No había sido completamente arrancado de su trono. Pero había algo que no encajaba, algo que hacía que su energía se sintiera... fracturada.

Y entonces lo entendió. Su existencia estaba dividida.

Parte de él seguía anclada a aquel reino lúgubre, atrapada en un eco de sombras y malicia.

Su poder, su esencia, su verdadera presencia... no había sido transportada con él. Solo una fracción de su poder y su ser, había llegado.

"¡...Tch!, así que ahora mi alma ahora solo está atada a un solo objeto maldito mientras que las otras no. Hah... qué chiste más cruel".

Su risa no tenía humor. Sus dedos se crisparon, las uñas presionando su palma con tanta fuerza que, si su cuerpo fuera físico, se habría desgarrado

Sin acceso a su totalidad de su poder, su cuerpo era un espectro atrapado entre realidades.

"Ahora mi alma solo está atada a solo objeto maldito... Y el resto está fuera de mi alcance..."

Era la única explicación lógica.

Las luces seguían bailando a su alrededor, ajenas a su tormento. La roja, en particular, parecía insistente en acercarse, como si intentara llamar su atención.

Él la ignoró. Cerró su ojo izquierdo y se concentró

Vio como su hogar lúgubre seguía ahí, pero de nada le serviría ahora, pues ese poder no pudo llegar a dónde el estaba.

Si su esencia estaba dispersa, su única opción era buscarla manualmente, ahora solo un objeto estaba atando su existencia, así que de manera manual, tuvo que empezar a buscar cada una de sus dedos hasta hallar el indicado

Un proceso tedioso, pero necesario.

Su conciencia comenzó a viajar, tanteando los hilos de conexión que aún le quedaban.

La mayoría eran débiles, vagas, como ecos distorsionados en un abismo sin fin. Aunque fue difícil encontrarlo porque su energía estaba atorada en un lugar. Sin embargo...

Uno de sus dedos se encontraba, un poco más cerca de el, que el resto.

Algo lo retenía, impidiendo que su energía fluyera libremente. Pero al menos, ahora sabía que estaba allí.

Sus dedos se crisparon, las uñas presionando contra su palma con una fuerza apenas contenida.

Una risa seca se escapó de sus labios, pero su ojo reflejaba algo más cercano al desprecio que a la diversión.

Las luces, ajenas a su conflicto, seguían danzando delante de él. Una de ellas, la roja, se acercó un poco más y flotó alrededor suyo, como si intentara llamar su atención.

"...Si no puedo avanzar por ahora, tendré que hacer que ese objeto regrese a mí".

Sin embargo, para lograrlo, primero debía descubrir quién lo había tomado y dónde se encontraba, algo que aún no conocía.

"Quienquiera que haya tomado lo que es mío... más le vale haber aprovechado bien su miserable existencia. Porque cuando recupere lo que me pertenece..."

Levantó la mano y cerró los dedos lentamente, como si estuviera estrangulando el cuello de un enemigo invisible.

"Me aseguraré de que su vida termine antes de que siquiera pueda pronunciar mi nombre".

Con una sonrisa oscura, el ente cerró los ojos. Aún atrapado en este vacío, su mente comenzaba a trabajar.

"Si no puedo moverme por ahora... tendré que hacer que el mundo se mueva por mí".

Su sonrisa se ensanchó lentamente.

"Y parece que ustedes serán mis primeras herramientas".

Las luces no reaccionaron. Pero eso no importaba. Él encontraría la forma de usarlas.

Y cuando lo hiciera... Nada en este mundo podría detenerlo.

Parte 5

La primera cosa que pasó por sus ojos mientras parpadeaban era un sentido artificial de un blanco deslumbrante.

Más allá de la luz, un techo amplio se expandía delante de él, con cristales adheridos a éste, produciendo una luz parpadeante que iluminaba el interior de la habitación.

Confirmando con su cabeza que se estaba despertando, la mente del hechicero inmediatamente entendió en dónde se encontraba.

"... La almohada se siente diferente, huh. Huele bien, y también... es bastante cómoda".

Subaru disfruto de la sensación de la manta y de otras finas esencias mientras se sentaba en la cama, con un bostezo.

A primera vista, la habitación se notaba que era lujosa.

La cama era enorme, posiblemente podrían caber hasta cinco personas más; y la habitación era de aproximadamente de 90 metros.

"La calidad de la pintura en el muro es de alta calidad aunque es un poco rara, huh. ¿Entonces este es un cuarto para huéspedes?"

Sus ojos pronto encontraron una mesa cercana en dónde estaban, cuidadosamente colocadas sus gafas y su vestimenta de hechicero.

Al notar esto, se dio cuenta de que ahora vestía una especie de túnica ligera, diferente a su atuendo habitual.

"¡Oh, no...!" Exclamó con asombro, llevándose una mano a la barbilla con una sonrisa pícara. "Me pregunto quién habrá osado mancillar mi increíble cuerpo al desvestirme y ponerme esta cosa... ¡jeje!".

Con una risa traviesa en su rostro, el hechicero comenzó a estirar la tela de la túnica entre sus dedos, inspeccionándola con curiosidad antes de volver a centrar su atención en la habitación.

Recordó la línea de eventos que lo llevó a este lugar, mientras se colocaba sus gafas y daba un gran salto, para empezar a levitar por la habitación.

"Mhm, recuerdo haber llegado a este lugar, pero no recuerdo haberme quedado dormido, y tampoco recuerdo haber entrado aquí" dijo el en tono pensativo, sin poder recordar lo que sucedió.

Subaru, un estudiante japonés de la escuela de hechicería de Jujutsu, fue inesperadamente invocado a otro mundo de una manera cliché y forzada, enfrentándose a múltiples problemas, en varias ocasiones.

Y, gracias a sus habilidades y los dones que poseía, había podido sobrevivir gracias a eso.

"Cuánto tiempo ha pasado desde entonces.... No hay forma de ver la hora, ¿huh?"

Miró por toda la habitación, incapaz de encontrar alguna señal de calendarios, relojes, o algo similar.

El cristal de color dorado brillante sobre la puerta sobresalía, la luz fuera de la ventana, esto le decía que ya era de día, lo cual eran buenas noticias para él.

El hechicero dejó escapar un suspiro, dejando de flotar y bajando al suelo, sintiendo la textura del piso bajo sus pies descalzos.

"Bueno, no importa si lo recuerdo o no... Lo mire por donde lo mire, como recompensa me han dado esta habitación para quedarme, ¿huh?"

Con una sonrisa satisfecha, se llevó las manos a la cintura y asintió para sí mismo, dándose una palmada en el pecho.

"¡Jeje! Así es, después de todas mis hazañas "heróicas" es natural que me traten como un huésped de honor. Subaru Gojo, el hechicero de otra dimensión, ¡Se hospeda en un lugar digno de su grandeza!"

Dicho ésto, hizo un ademán girando sobre sí mismo con su túnica ondeando a su alrededor.

Brruhh

Su autocomplacencia fue interrumpida ajustando sus gafas de sol, miró su estómago, que rugía con fuerza.

"Ooh... Es ¡Cierto!. No he comido nada desde hace tiempo, ¿Uhh? Tampoco recuerdo que me hubieran dado algo de comer en este lugar, ¿Acaso esta mansión solo es una fachada...?"

¡Grubb!

El mini albino intento recordar lo sucedido antes de llegar a la habitación, pero el pensamiento de su estómago lo volvió a interrumpir.

"Bueno, ¡Eso no importa en lo absoluto!, lo importante es la comida"

Con pasos seguros, y una sonrisa despreocupada, se dirigió hacia la puerta.

No importaba cómo había llegado allí, lo importante era que ahora tenía hambre y debía buscar algo que comer.

Al girar la manija y empujar la puerta, se encontró con un largo pasillo iluminado por la luz del día que entraba por los ventanales.

El aire refrescante sopló a través de las ventanas y el piso transfirió el frío directamente a sus pies descalzos.

"¡Ohh! Nada mal. Un lugar digno de un hechicero de mi calibre, como tiene que ser".

La arquitectura de la mansión tenía un aire elegante y clásico, con alfombras lujosas y candelabros brillando suavemente en las paredes.

"Normalmente, debería haber una chica linda al lado de la cama cuando abres los ojos, diciendo, '¿Ya despertaste?'. !Hmm¡ Para ser una invocación, en verdad tiene algunas cosas que no están del todo bien...."

Subaru comenzaba a analizar todo lo que le sucedió hasta ahora, ajustando su postura y comenzó a dar asaltos por los pasillos del lugar, como si fuera un niño.

"¡JAJA¡ Cómo Kenichi dijo una vez, 'La vida debe ser vivida'. Supongo que eso se aplica para todos los mundos".

De paso, Kenichi era el padre de Subaru. Era muy normal que una persona como él, fuera su padre, obviamente.

Sin embargo, el andar del hechicero fue interrumpido por un fenómeno.

Un escalofrío en su espalda hizo que se detuviera en secó, mientras sus Seis Ojos le avisaron de un ligero cambio en el ambiente.

Una presencia, inigualable, emergió en una de las habitaciones, con una energía que hacía helarle la sangre.

Tan rápido como lo detectó, el Subaru concentro su energía maldita, y se preparó para lo peor.

"!Eh...¡ ¿Un momento?"

Al poco tiempo, un click se formo en su mente, y los recuerdos volvieron de golpe.

Su último recuerdo, fue haberse desmayarse cuando un niña enojada le había, disque drenado su energía maldita dejándolo en el piso.

"!Esa enana...¡" Comentó con enojo, pero algo más inquietante invadía su mente.

("Entonces, ¿El Infinito no es absoluto en este mundo?. Puede verse influenciado por las reglas del maná... Esto es preocupante.")

Había algo extraño en la forma en como Beatrice había ignorado su Infinito.

Subaru podía decir con certeza que ella, o más bien la habitación en la que se encontraba, era muy similar a una expansión de dominio, un lugar donde ella tenía el control absoluto.

Impulsado por la duda, el hechicero decidió entrar, y al abrir la puerta, lo primero que recibo fue a una Beatrice con una cara enojada.

"¿Tú otra vez? En serio. ¡Solo eres un idiota muy irrespetuoso e irresponsable! ¡Sal de aquí!" Apuntó con un dedo juzgador.

Este decidió ignorar el enfado de la niña, y se enfocó en la habitación. Todo parecía igual para él, pero algo no encajaba.

Alzó los hombros con indiferencia, y habló. "Enana, solo estoy de paso, por aquí, así que... "

*Fhils* Rápidamente, notó como la niña había lanzado una brisa que impacto contra él, Pero fue algo que su Infinito si pudo prever, detenidolo en el acto.

"¡Deja de llamarme enana!, ¡De hecho!"

(Ya veo, parece que no todas las habilidades de esta Loli, pueden atravesar el estado neutral de mi infinito, me preguntó ¿Sera posible seguir siendo fuerte, sin depender del maná?")

Desde que Subaru fue invocado a este mundo, sus Seis Ojos le permitieron ver el flujo de maná, y este mismo se había adhirió a él, sin interferir con su propio flujo de energía maldita.

Esto lo tranquilizó, ya que significaba que aún podía mantener una precisión milimétrica en su energía maldita con los Seis ojos, lo cual era esencial para utilizar correctamente la Técnica del Ilimitado de su clan.

Pero una nueva pregunta surgió:

("¿Acaso podré leer el flujo del maná como lo hago con la energía maldita?")

Si él lograba entender la raíz del maná, quizá podría anticipar habilidades y otras cosas que aún no entendía del todo en este mundo, por lo que, sin más decidió ser un conejillo y probar suerte.

("Bien, creo que no me queda de otra...")

Sin más, Se quitó las gafas y enfocó su mirada en Beatrice, para "analizarlar".

Ella al notarlo, infló las mejillas con indignación, abrazando su libro con más fuerza.

"¡Deja de mirarme así! ¡Me das escalofríos, Supongo!

"Vamos, eso te pasa por no cooperar, ¿qué te costaba darme una pista?"

"¡Betty no tiene por qué responderle a un idiota impertinente como tú!, ¡largó!"

"¡Tks!, como sea, mocosa. Mis ojos descubrirán cómo lo hiciste tardé o temprano".

Sin perder más tiempo Subaru apenas le prestó atención, a los quejidos de la niña.

Cubriendo su ojo izquierdo con una mano para reducir la sobrecarga en su mente, mientras que su ojo derecho brillaba intensamente.

Su cerebro comenzó a procesar información a una velocidad abrumadora.

A duras penas mantenía la percepción activa durante dos segundos antes de colapsar en su mejor momento. Ahora, agotado, apenas podría resistir un instante más.

("Debo entender cómo funciona la energía en este mundo...")

"¿¡Vamos!, solo quiero saber cómo hiciste para romper mi técnica?, es todo"

"¡Que inútil! De verdad piensas que te lo voy a decir, así como así"

Al no haber podido, encontrar una respuesta de parte de la niña, rapidamente el hechicero, hizo una observación, sobre el fenómeno de este mundo conocido como el "maná" al  compararlo con su propia energía maldita, llegando a una conclusión.

La energía maldita era como un torrente caótico, que amenazaba con salirse de control. Controlarlo requería un esfuerzo constante y una disciplina férrea, moldeándolo con precisión quirúrgica para evitar que se desatara como una fuerza destructiva.

El maná, por otro lado, fluía como un arroyo sereno, natural y dócil, que no necesitaba restricciones. No requerirá restricción ni lucha para usarlo; simplemente existía, listo para ser guiado tan fácilmente como el viento lleva una hoja.

Y Beatrice, lo moldeaban de una manera distinta, algo que el no podía comprender aún.

Se tambaleó ligeramente y su visión se distorsionó. Lamentablemente, solo recibió la misma información de emociones negativas.

Ansiedad. Dolor. Tristeza. Y abrumadora soledad.

("¡Mierda! Tiene que haber algo más...")

En ese instante, forzó su visión en el lugar dónde está sentada la niña, lo que le permitió ver el flujo de maná con mayor claridad.

Hasta tal punto, que Hizo que la propia forma de Beatrice se desdibujara, convirtiéndola en maná puro.

Para Subaru, ver a Beatrice era como si, ella misma estuviera fusionándose con el entorno, aunque esto no lo ayudaba en absoluto.

Trató de impulsar su percepción más allá, de lo que nunca antes lo había hecho antes, para leer lo que había detrás del maná, pero no obtuvo nada.

Su visión se volvió borrosa, lo que lo obligó a dejar escapar un suspiro de frustración.

("¡Esta enana es un espíritu, eso ya lo sé! Pero hay algo más en su energía... si puedo leerla podría saber cómo usa sus habilidades y cómo fue capaz de atravesar el estado del Infinito.")

El aire vibró a su alrededor mientras su ojo derecho brillaba con intensidad. Líneas azules y doradas danzaban por la habitación, entrelazándose con los bordes de los libros y los muebles.

Ante esa nueva información, subaru notó algo extraño, pues vio "hilos" de maná conectándose con ella.

("¿Espera...? Esto no es solo un dominio. ¿Acaso el maná de esta habitación... está atado a ella?")

Como si fueran venas, el maná fluía con un orden casi hipnótico, y en el centro de todo estaba Beatrice, como una sombra morada en miniatura irradiando una energía tan densa que casi podía sentirla en su piel.

No era igual a la energía maldita, este era el propio maná de ella quien lo observó con una ceja levantada.

"¿Qué demonios estás haciendo, en serio, pareces más tonto que antes?."

Subaru parpadeó, tratando de enfocar su vista, mientras se colocaba las gafas y se levantaba con algo de fatiga.

Suspiro "¡Tsk...! Nada que te importe"

"Eres un caso perdido, supongo. Si sigues usando ese poder de forma tan ridícula, vas a acabar con la cabeza hecha polvo, ¡Lo digo en serio!. No podría aguantarte más, si te vuelves mucho más idiota ¡De lo que eres ahora!."

"¡Hey! Solo quiero saber cómo hiciste para anular mi técnica sin usar energía maldita, ¿Podrías ser una niña buena, y cooperar un poco más?".

Beatrice frunció el ceño, ya cansa de tantas cosas.

"¡Esto es el colmó de la estupidez, de hecho! ¡Me encargaré de ti ahora mismo!"

Antes de que pudiera reaccionar, Beatrice levantó la mano con la intención de drenar su energía magica otra vez, pero estaba preparado.

"¡JA! ¡No esta vez, mocosa!"

Subaru sintió la presión del maná acumulándose, y antes de que Beatrice pudiera mover un dedo, desapareció en un destello.

"¡Tsk! Eres más molesto que una pulga."

En un parpadeo, estaba al otro lado de la biblioteca, flotando con una sonrisa confiada.

"¡JAJ! ¡Parece que mi hipótesis era correcta, Mocosa!"

Beatrice lo miró con una mezcla de fastidio y curiosidad.

"¿A qué te refieres con hipótesis, supongo?"

El hechicero haciendo alarde de su nuevo conocimiento, levantó un dedo con aire triunfal.

"Bueno, para empezar, fue un alivio confirmar que mi técnica maldita y mi energía maldita no fueron alteradas cuando fui teletransportado a este mundo"

"Eso significa que aún tengo control total sobre mi técnica maldita haciendo posible crear el Infinito. -Sonrió con orgullo, acomodándose las gafas-.

"Si no hubiera sido de ese modo, lo más probable es que hubiera muerto el primer día... ¡Je!"

Mientras hablaba, Subaru instintivamente reforzó su cuerpo con energía maldita, por si acaso.

Beatrice resopló, y le habló como si tratara con una alimaña.

'¿Infinito? ¿Hablas de esa cosa invisible? ¡Mhm! Para mí, solo es una molestia pasajera... ¡Como tú, humano!"

"¿Oh, de verdad? " Subaru la miró con burla. "¡JA! Entonces dime, ¿por qué esta vez no pudiste atraparme como antes?"

"¡Mhe...! ¡Solo...! Me distraje de hecho, la próxima vez no fallaré"

"¡Oh, claro! Ahora no fallarás, ¿eh? Incluso si esta habitación funciona como un dominio, me dí cuenta de que tu habilidad sigue necesitando un tiempo para alcanzarme y atraparme, no es instantánea".

Se quitó las gafas y las dejó caer sobre su palma, donde flotaron levemente gracias a que su precisión con su energía maldita seguía siendo absoluta, haciéndolas flotar con su técnica ilimitada.

"¡Je! Verás, para tu mala suerte, tengo unos ojos increíblemente buenos. Y sobre todo, mocosa.

Tu energía maldita es tan absurdamente grande hasta el punto de que puedo predecir todos tus movimientos sin necesidad de entender exactamente cómo funciona el maná de tu cuerpo".

Sonrió con arrogancia y señaló sus ojos con un gesto dramático.

"¡Jaja!, nada mal verdad, no hay porque avergonzarse. Puedes admitir que soy increíble, y te perdonaré por lo que me hiciste antes"

Beatrice, sin inmutarse, chasqueó los dedos... Y, Subaru sintió un cambio en su flujo de energía.

En un instante, el flujo de maná en la habitación aumentó de golpe, y su Técnica maldita fue interrumpida otra vez.

"¡Wuau...! Ya veo, está habilidad funciona diferente, ¡Ups! mi error"

Al reaccionar, notó cómo la gravedad volvía a interferir en el y caía al suelo.

Beatrice, quien lo observaba con calma, analizo con cuidado el accionar del chico.

"No cantes victoria tan rápido, en serio. ¡Eres más predecible de lo que crees!, no voy a dejar que vuelvas a hacer un escándalo en mi biblioteca"

Subaru sonrió con diversión, al notar cómo las emociones de la niña solo mostraban enojo y una clara hostilidad contra él.

("Bueno, ya comprobé que no puede tocarme de inmediato. Necesita un tiempo para preparar su ataque. Pero... Parece que puede manipulando este lugar para anular habilidades.")

"¡Okey...! Entonces, si el maná en este lugar se dispara demasiado, mi Infinito se desactiva... Entonces estas manipulando el entorno mismo para anularlo. ¡Jeje!. tramposa."

"¡No es trampa, inútil! Solo estás demostrando lo dependiente que eres con esa técnica tonta, supongo."

("¡Increíble!, así que, en verdad la energía en esta habitación es diferente que en el exterior... ¿Que pasaría si la saco de aquí...? ¿podría recuperar la ventaja?")

"¿Oh? ¿Y qué hay de ti? Apostando todo a tu biblioteca encantada para atraparme. No estás peleando conmigo, solo estás dependiendo del entorno."

Hizo una pausa, dejando que sus palabras se hundieran.

"Entonces, si esta biblioteca es tu jaula dorada... ¿qué pasaría si te obligo a salir de ella?"

El rostro de Beatrice se contrajo pero sus ojos demostraron que no lo iba a permitir.

"¿¡Qué dijiste!? Si crees que puedes obligar a Betty a salir de aquí.. Adelante."

"¡Ja! Eso solo me tomará unos cinco segun... ¡GHH!"

Subaru sintió un pequeño espasmo en la parte derecha de su cerebro. Ese fué, un pequeño recordatorio de que había sobrepasado su límite.

"Si ya terminaste con tu ridículo espectáculo, ¿Puedes lárgate ya?"

El hechicero solo puso una cara de resignación sin responder a esa ofensa.

La sobrecarga de información lo había agotado más de lo esperado.

Su mente, su donn de los Seis Ojos, nada de esto estaban acostumbrado, para poder leer el flujo de maná con la misma facilidad que la energía maldita.

("¡Demonios!, esto no es tan fácil como yo creí en un principio...") "Esta bien, enana, ganaste otra vez" dijo, girándose hacia la puerta. "¿Sabes? Tarde o temprano, tendrás que arrodillarte, y pedirme disculpas, pero no será hoy, primero tengo comida que encontrar y magia que analizar, ¡Adiós!".

Beatrice no respondió y solo miró el desorden que volvió a provocar, con mucho cansancio.

("Por ahora, tendré que hacerlo a la antigua: recopilar información de libros y de los residentes de este mundo, hasta descubrir como podría influir el mana en mí").

"¿¡Oye inútil!, acaso no se te olvida algo?- comentó la niña mientras se acomodaba en su silla.

Subaru, enojado nuevamente, y con su paciente al límite. espondió. "¡Aquí llamas inútil, loli tsundere!."

"¡No sé que sea eso pero suena irritante! ¡De hecho!, me refería a que viniste a mi biblioteca por otra razón, ¿o no?

"Otra razón, no solo sentí una presencia extraña y abrí la puerta, moscosa, por qué lo pre..."

Antes de que pudiera terminar, un libro voló en su dirección.

Por instinto, su barrera de Infinito lo detuvo a centímetros de su rostro, antes de que cayera al suelo con un golpe sordo.

"¿¡Porque demonios hiciste eso idiota!?"

"¡Hmph!" Beatrice cruzó los brazos y desvió la mirada. "Solo me has dado muchos dolores de cabeza, mejor lárgate de una vez..."

Subaru apretó los dientes, deseando devolverle la jugada. Pero mientras estuviera en esta habitación, con su dominio absoluto, era imposible.

"¡GHH...! Solo espera y verás, enana. Cuando domine a la perfección mi conjuro, estarás acabada".

Beatrice le sacó la lengua. "Lo que digas, inútil".

Subaru rodó los ojos y finalmente abrió la puerta para salir.

Detrás de él, Beatrice resopló con enfado y le hizo otra mueca.

Pero el hechicero no le estaba prestando atención. Ahora, una nueva idea se había incrustado en su cabeza: descubrir cómo interactuaban el maná y la energía maldita... y cómo aprovecharlo para volverse aún más fuerte.

Al cerrarse la puerta, Beatrice murmuró con cansancio, y tristeza. "Eres un completo desastre, supongo..."

Dejándose caer en su silla, abrazando su libro, mientras desviaba la mirada hacia una estantería cercana.

Allí, una pequeña caja de madera descansaba en uno de los estantes. Sin decir mucho más, la biblioteca prohibida volvía a su silencio natural.

Parte 6

Al cerrarse la puerta de la biblioteca, el pequeño albino sintió un ligero cambio en el aire.

"Qué extraño..."

Se giró, pero en un abrir y cerrar de ojos, el flujo de maná en ese momento se había disipado casi por completo, pero aún podía ver un rastro de energía maldita y maná ser dirigido hacia otro lado de la mansión.

"Hmm, no está mal... ¿Podré hacer algo así, cuando aprenda a usar magia?"

La idea lo intrigó un poco. Pues en su mundo, dependía de los dones de su propio clan y de su propia manipulación de la energía maldita.

Por loque, si lograba hacer magia y fusionarla con energía maldita, Tal vez podría expandir sus límites... Más allá de lo que nunca imagino.

El rostro de Subaru se entusiasmo. Ya fuera para ridiculizar a la niña o descubrir nuevas habilidades, no podía estar más emocionado por alguna de esas dos ideas.

"¡Jeje! !Obviamente¡. Como fui invocado a este mundo, y siguiendo la regla de tres, el Dios que me trajo debió haberme dado una habilidad para hacerlo". «Sobre todo el tipo de magia que usa esa mocosa... que podría ser crucial para regresar.»

Con eso en mente, el hechicero llegó a la habitación donde había despertado y entró.

"¡...! Je, estas vacaciones en otro mundo están resultando más interesantes de lo que pensaba, en un principio"

De vuelta en el dormitorio, se quitó la vata que llevaba y se colocó su uniforme de la escuela, notando que faltaba algo.

"¡Ehm...! «¿Dónde dejé la caja con el contenedor?»

Un mal presentimiento recorrió su cuerpo. Revisó bajo la cama, en los muebles, en el baño, en la mesita de noche... Luego la abrió de nuevo, para ver si aparecía mágicamente, pero nada...

"¿Dónde demonios lo puse?" En éso, una idea cruzó por su mente..." «¿Acaso...?»

"Claaaannnnnnk"

Al oír la puerta se giró para ver de quién se trataba, solo para encontrar a las gemelas que habían entrado sin pedir permiso.

"Buenos días, querido invitado", saludaron al unísono. "Esperamos que haya tenido una agradable noche en la mansión Roswaal".

Ambos hicieron una ligera reverencia con elegancia. Como correspondía a su trabajo.

El hechicero las miró con el ceño fruncido por entrar de esa manera pero su atención se fijó principalmente en la de cabello azul.

Algo en ella le llamo particularmente la atención, en especial en su pecho.

«¿Es mi imaginación... o sus emociones negativas son más esporádicas que antes?» reflexionó, sintiendo una sutil diferencia, pero decidió ignorarlo.

"La bienvenida a este lugar no fue tannn mala... Pero tampoco fue la mejor que digamos, !Ghg! Sin contar con esa mocosa entrometida". Señalo a las afueras, de la habitación.

"Invitado, fue bastante ingenuo de su parte pensar que podrías hacerle algo a Beatrice-sama. Al menos te reconozco el mérito de intentarlo".

"Rem tiene razón, querida huésped. Pensar que estarías al nivel del gran espíritu de la biblioteca, fue muy ingenuo de su parte. Debería comportarse como una invitada y no armar tanto alboroto".

Al escuchar esto, un "tic" se formó en el rostro de Subaru. No solo tuvo que admitir la derrota momentánea frente a la "loli-bibliotecaria", sino que ahora tenía que lidiar con dos engendros.

"¡Ya cállense las dos! ¡No les pedí su opinión! ¡¿Es más?! ¡¿Qué hacen aquí?! ¡Ni siquiera les dije que entraran!"

¡¡Kyhaa!!!

Las gemelas, fingiendo estar aterradas, corrieron hacia el otro lado de la habitación, tomándose de las manos.

"¡Por Dios, Rem, este invitado es un completo depravado! Apenas ve a dos chicas y sus instintos salvajes salen a flote."

"Es cierto, Nee-sama, parece que no podemos bajar la guardia ni un segundo con alguien como él"

La vena en la frente del mini albino, palpitaba peligrosamente.

"¡Veo que quieren hacer esto por las malas! !Um¡", !Si no se arrodillan y piden perdón como se debe...¡"

Con un movimiento lento apuntó la mano hacía adelante...

"¡Lo pagarán caro!"

Una esfera azulada y chispeante se formó lentamente en su dedo, girando con una intensidad casi hipnótica.

«Magia de viento...» pensó Ram, agudizando la mirada.

Rem, en cambio, apretó su mano; sus instinto se encendieron, pero se forzó a mantener la calma.

"¿¡Y bien!? ¡Si no se inclinan, las haré hacerlo por la fuerza!"

"¡Fue Rem!"

"¡Nee-sama empezó!"

"¡No me importa quién empezó!, ¡Las dos van a pagar, por idiotas!"

Y como si fuera la estrategia más lógica del mundo... ambas decidieron venderse mutuamente al instante. Sin vergüenza ni dignidad.

"¡Por favor señor! Deje tranquila y llévese a Rem en mi lugar"

"¡Por favor señor! Deje tranquila y llévese a Onee-chan en mi lugar"

La reacción tan absurda de las gemelas hizo que Subaru se detuviera en seco, haciendo que el orbe se desvaneciera quedando boquiabierto.

"¡¿Ah?!, ¿¡En dónde quedó el amor de hermanas en ustedes dos?! ¡¿Y por qué me hacen ver como si fuera un proxeneta?!"

¡Toc, toc!

"Ooye, Subaru, ¿No podrías haberte levantado con más calma...?"

La voz de Emilia se filtró a través de la puerta, cálida y tranquila, seguida de un par de tímidos golpes .

"¡Oh! Pero es Emilia-tan. ¿Y esos atuendos? ¿Hay algo interesante que hacer?", dijo, ajustándose el cuello del uniforme.

"Eso debería decírtelo yo", *hinchó sus mejillas*. "¡Hmm!, Y pensar que estuve muy preocupada, cuando Beatrice te hizo desmayar ¡Pero no...!"

Soltó un pequeño bufido.

"Lo primero que haces es volver a su biblioteca a seguir molestándola ¡Uhh... Aparentemente mi preocupación fue en vano"

"¡Jeje! Emilia-tan, sabes una cosa... si sigues haciendo esa cara larga, te van a salir arrugas."

Subaru estiró con los dedos los extremos de sus labios hasta formar una sonrisa tonta.

"Deberías de sonreír más, ¡Mira! ¡Así!, ¡Así!. Si no, tu belleza de elfa se perderá."

"¡Oye, n-no digas cosas así de repente, quieres!", protestó ella, torciendo el cuerpo hacia la ventana para ocultar su vergüenza.

Entonces, Rem intervino rápidamente, señalando a Subaru.

"Por favor, escuche, Srta. Emilia. Esta persona estuvo a punto de abusar y humillar a mi querida hermana con su magia espeluznante. Eso es."

"Y escuche esto, Srta. Emilia. Esta persona se dedica a secuestrar y vender mujeres. Rem casi cae en sus manos depravadas. Eso es".

"¡¿Qué clase de mentiras están diciendo, brujas?! !Están interrumpido una conversación importante¡ !Es más¡ ¿Por qué siguen aquí?! !Largense¡"

"Subaru..." Emilia ladeó la cabeza. "¿Algo que quieras contarme?"

"¡Claro que no! ¡No puedes creerles a estas dos gremlins de uniforme!"

Rem y Ram se escondieron detrás de Emilia, asomándose lo justo para lanzar miradas acusadoras.

"¡Ese tipo está mintiendo, Emilia-sama! ¡Eso es!" declaró Ram con fingida inocencia.

"¡Es cierto, Nee-sama, su cara es la de un mentiroso!" añadió Rem.

"¡Por favor! ¡Mi cara es la viva imagen de la verdad!" refunfuñó, avanzando lentamente con los brazos en alto como si fueran garras. "¡Ahora mismo les voy a exorcizar el cinismo que tienen!"

Emilia no pudo evitar soltar una risita ante el espectáculo.

Al ver, cómo las gemelas se ocultaban detrás de ella, mientras Subaru se acercaba con expresión exagerada.

Después, la semi-elfa se giró para hablar con ellas.

"No sé... conozco lo suficiente a Subaru como para saber que si hubiera usado magia aquí, lo más probable es que esta habitación estaría hecha un desastre. Y sinceramente... confío en él. Así que no lo moleste demasiado, ¿okey?."

Las sirvientas se quedaron congeladas en shock, sin saber cómo responder.

En ese instante, Subaru les sacó la lengua desde detrás de Emilia, con una sonrisa triunfal y completamente infantil.

"P-pero Emilia-sama, este tipo-" empezó a protestar Ram.

"Ya escucharon, ¿no? Emilia-tan claramente confía en mí inocencia. Será mejor que se disculpen conmigo por ser unas mentirosas y unas charlatanas"

Sin más remedio... Las gemelas accedieron a disculparse, pero a su manera.

"¡Sí!, ¡sí!, ¡Lo que digan...! Ahora que ya terminaron con su teatro... ¡Desaparezcan de una vez! Tengo que hablar con Emilia-tan. A solas".

Sin delicadeza, Subaru las empujó hasta el pasillo.

"¡Adiós engendros!"

¡PUM! Con la puerta cerrada de golpe, el hechicero notó como Emilia se acercaba.

"Esto... Subaru, creo que no fue muy amable de tu parte sacarlas de esa manera. Puede que Ram y Rem no sean muy... fáciles de manejar, pero aún así no merecen ser tratadas así"

Subaru frunció el ceño, rascándose la cabeza "¡¿¿Me lo dices a mí?? ¿Y no a ellas?!. ¡Esas arpías entraron sin permiso! ¡Esto no es un parque público, ¿sabes?! La privacidad debería ser sagrada para todos."

Emilia no mostró molestia, pero su expresión sí se tornó algo rezagada.

Quizá simplemente aceptaba que él, era incapaz de reconocer lo cuestionable de sus acciones, Aún así, esa actitud de su parte era algo que no podía permitir.

"!Subaru, ellas también viven aquí!. Son personas, y merecen que las trates con respeto. No porque sean empleadas, puedes tratarlas de esa manera. ¿Entiendes?"

"¿Respec-? ¡¡QUÉ?!! ¿Quieres que trate bien, a esas entrometidas que me acusan de ser un traficante de mujeres? ¿Tienes idea de lo que éso haría con mi reputación?"

"¿Te refieres a esa reputación que nadie conoce por aquí?"

"¡Que ofensa más descarada!"exclamó, apuntando su pulgar hacia si mismo. "Soy el hechicero más fuerte de todos, tanto temido como respetado."

"jiji, Y odiado por las sirvientas, también", mencionó con una pequeña sonrisa que se mezclaba con su ternura, lo cual hizo que Subaru, le jugará una broma, por las molestias.

"~¡oh!, Emilia-tan ¿Que pasó? tu frente está bastante roja, ¿Acaso estas enferma... o enamorada?"

"¡¡Su-Subaru...!! " Ella refunfuñó mientras se apartaba, todavía con el rostro encendido. "¡I-iba... aaa... Iba a decirte algo importante y tu... Actúas como si todo esto fuera una broma para ti!"

"!Je¡ Vamos, ¿quién fue la que empezó con eso? Si no querías que bromease, ¡no me pongas en bandeja de plata la oportunidad!"

"Uhm, bueno... Dejemos eso aún lado, ¿quieres?, solo venía a decirte, que... Cómo agradecimiento por todos los problemas que pasaste ayer, pensé en enseñarte parte del lugar cómo Emh... ¡El jardín! ¡Ja!, *señaló la ventana con rapidez*".

"¡Mhm! Ya veo... entonces, ¿me estás pidiendo... una cita?" Subaru sonrió con picardía "¡Guau, la gente por aquí no se anda con rodeos, eh..!"

"¡NO ES UNA CITA!" Emilia se sonrojó, agitando las manos con ansiedad para aclarar el malentendido.

"Es... Es... Solo un paseo, ¡¿Está bien?! ¡No pienses en nada raro!."

"¿okeyy? Y si, no es una "cita" , *levanta los dedos en forma de sarcasmo para enfatizar su punto* "Entonces dime... ¿qué vamos a hacer en un lugar tan aburrido?"

"Oh, verás... Solo quería que me acompañaras un rato. El clima es agradable a esta hora, y... bueno, es un lugar al que debo ir, al menos una vez por día, así que pensé que podría gustarte"

"¡Jej!, ya veo, ¿Y dime? ¿qué hacés exactamente? ¿Recoger flores para meterlas en tu cama? Porque, ya sabes... eso es exactamente lo que haría una tsundere para atraer a su próxima víctima."

"¿Víctima?" Emilia ladeó la cabeza, visiblemente confundida "No entiendo. ¿Por qué alguien sería una víctima por recoger flores? Y... ¿qué es eso de 'sundere'? ¿Qué dijiste antes?"

"¡Oye, no me subestimes!. ¡No caeré bajo tus encantos!, yo solo caería en una trampa floral si hay mermelada de por medio. O una pizza. siempre funciona."

"¡Oh, Subaru...! Pese a que no eres de por aquí, sabes bastante sobre contratos de espíritus... Entonces, lo que debo preparar es una ofrenda de mermelada y una ¿pizza?" respondió ella con credibilidad.

"¡Ajá! ¡Lo sabía! ¡Esto claramente es una cita!"

"¡¡QUE NO ES UNA CITA!!" Replicó ella, estando mucho más sonrojada que enojada.

"!Solo es parte de las condiciones de mi contrato, bien!, y pues... Como no te llevas muy bien con Puck y Beatrice... Pensé que podrías aprender más sobre ellos, para que se lleven mejor"

Cuando Emilia mencionó que los espíritus estarían involucrados, las expectativas del hechicero aumentaron gradualmente.

Ciertamente, un paseo por el jardín sonaba aburrido y soso... pero una charla con espíritus. Eso ya era otra cosa.

("Aprender un poco más, sobre los espíritus de este mundo no suena tan mal").

Su curiosidad por las entidades espirituales de por aquí, crecía con rapidez, especialmente después de su 'enfrentamiento' con la loli-bibliotecaria, quien -presumiblemente- también era uno de ellos.

Sin mas, accedió, a ir con ella al jardín, pero antes de salir de la habitación, Subaru dio un paso al frente, bloqueando el camino de Emilia con una mano.

"¿Ocurre algo, Subaru?"

"Emilia... antes de irnos, necesito que me devuelvas el objeto maldito. se que es una molestia para mí, y quieres ayudar, pero es mi deber mantenerlo junto a mí."

Ella parpadeó, desconcertada por la inesperada petición.

"¿El... objeto maldito? Si te refieres a esa cosa, aterradora que trajiste, Beatrice lo tomo cuando dormías".

"¡Un momento!, ¡¿Ella tomo el, recipiente cuando me desmaye?!"

"Así es, Pero... Subaru, como estuviste en la biblioteca hace poco, pensé que ella te lo había devuelto ya".

Subaru dejó escapar un leve suspiro, alzando una ceja con expresión resignada.

"Técnicamente estuve ahí... Pero fué por otro motivo". ("!Maldita sea...! ¿La energía que desprendía esa enana fue tan grande que no me dí cuenta?. Qué desastre").

"¿Y Beatrice? ¿No te lo entregó?"

Subaru se rascó la nuca, torciendo una sonrisa incómoda.

"¡Jem...!, digamos que la charla tomó un rumbo... Un poco deconstructivo. Lo único que hubo fueron insultos".

"Subaru... deberías hablar con Beatrice. Aunque ella no lo admita, se le veía preocupada".

Después de eso, el mini albino desvió la mirada, pensativo. En el fondo, estaba casi seguro de que Beatrice, ya conocía la naturaleza del objeto maldito... y lo que retenía.

Sin añadir una palabra más, le prometió a Emilia que se verían al rato, y se encaminó hacia la biblioteca con paso decidido.

Parte 7

[Escena - Plano Desconocido]

El silencio era total. No el silencio común, ese que se llena con respiraciones o el zumbido del oído... No. Este era absoluto. Asfixiante.

Todo era blanco. No había suelo, ni techo, ni paredes. Solo un infinito y estéril vacío blanquecino, como si Dios hubiera olvidado pintar ese rincón del universo.

En medio de la nada, alguien flotaba... o quizás estaba sentado. Era imposible saberlo. El cuerpo no proyectaba sombra, y no existía un punto de referencia.

Pero eso no era lo importante.

Lo que realmente lo inquietaba era que su cuerpo -o más bien su alma- había sido atrapado de algún modo, en una especie de jaula.

Ahora estaba confinado, como una prisión intangible pero inquebrantable.

A su alrededor flotaban tres pequeñas luces. No eran simples destellos. Se movían de arriba abajo, como si respiraran. Como si tuvieran vida propia.

Una roja.
Una azul.
Una amarilla.

El ente -porque llamarlo "maldición" sería un mal chiste respecto a su origen- permanecía en silencio.

Observando. Analizando. Y conociendo cada fluctuación de las luces, cada desplazamiento era medido con precisión quirúrgica.

Finalmente, estiró la mano. La energía maldita comenzó a filtrarse desde su palma, como una llama azúl.

"Esto debería funcionar..." murmuró.

Sabía que aquellas luces no eran maldiciones, tampoco eran espíritus malditos, Y si tenían conciencia, era primitiva, Pero reaccionaban. Y eso era suficiente.

Si las luces respondían a su energía maldita, entonces había una posibilidad pequeña de interactuar con ellas... e incluso controlarlas.

"Vamos, muerde el cebo..."

Como era de esperarse, la roja fue la primera en moverse. Ya había sido alimentada antes. Reconocía el sabor. Comenzó a orbitar su mano como un mosquito alrededor de una lámpara, lenta pero firme, atraída por la energía que la llamaba.

("Irónico... la oscuridad atrayendo a la luz.") Pensó, y luego comenzó a trazar el pacto.

"¡Criatura! Crearé un voto vinculante contigo."

La luz, curiosamente, pareció entender algo. De pronto, comenzó a moverse de arriba a abajo con entusiasmo, como si se emocionara de verdad.

El ente colocó su mano abierta frente a Luz.

"¡Escucha atentamente¡" alzó un dedo.

"Primero: por un minuto, tú y yo vamos a intercambiar formas. Vas a tener mi "alma/cuerpo" y acceder a mi energía maldita... Y yo me podré convertir en una luz como tú, y poder usar tu extraña energía... como yo soy el que crea este vínculo, serás el primero"

"Segundo: durante ese minuto, cualquiera de los dos puede eliminar al otro. El ganador obtendrá la fuente de poder del perdedor y también podrá usarlo como le plazca".

La "maldición" ya sabía que esas reglas serían inaceptables para cualquier criatura pensante. Pero esta luz no lo era. No sabía comunicarse de forma lógica.

Y esa ignorancia... era una debilidad que pensaba exprimir sin dudarlo.

En el mundo de la energía maldita, existía un tipo de contrato sagrado: el voto vinculante.

Cuando dos entidades lo aceptaban bajo condiciones claras y recíprocas, la energía misma del universo reforzaba el pacto.

Y si se rompía... las consecuencias no eran solo espirituales. En algunos casos, llegaban a ser fatales.

Pero había una "trampa": las reglas no exigían que ambas partes fueran conscientes del alcance del trato. Solo era necesario que las dos partes lo acepten.

Y esta luz... ya había respondido con entusiasmo.

El trato era equilibrado. Justo para ambas entidades. Todo dependía de quién lo usara mejor.

Aún así, la "maldición" no tenía certeza de que funcionaría.

La energía que desprendía la luz era algo que nunca antes había visto. Pero solo eso.

Al final de cuentas, era solo eso : una luz roja. Si el pacto se sellaba, él ya sabía cómo acabaría todo: con su victoria asegurada.

El votó, ya estaba pactado, solo faltaba una cosa: que la luz reaccionara y el vínculo se completara.

"¡Vamos! ¡Si puedes, hazlo ya!" gruñó, impaciente. "No quiero perder tiempo con algo que no vaya a funcionar"

La luz flotó lentamente hacia su palma abierta... y entonces reaccionó.

No como una criatura que obedece.
Sino como algo que responde, como una reacción.

"Hmm..."

La "maldición", vio como esa luz, atravesó su palma extendida, subió por su brazo, llegó a su pecho...

De ahí, se expandió por todo su cuerpo.

Un vínculo se había creado...

Y, tal como lo había planeado, "su alma o forma,", daba igual, ahora era parte de ese... ¿espíritu?

De pronto lo entendió: esas luces eran espíritus.

Infantiles, sin desarrollo, carentes de lógica o sentido común. Pero espíritus al fin y al cabo.

"¿Ahora estoy... dentro de mi...? -susurró, con una mezcla de sorpresa y desdén, al encontrarse de nuevo en aquel reino lúgubre.

Un eco de sombras y malicia. Su hogar. Su esencia.

Aún seguía ahí. Pero ya no estaba solo. Ahora compartía ese espacio con ese espíritu torpe.

Lo supo en cuanto su forma comenzó a cambiar.

Su cuerpo, antes amplio, retorcido y con una silueta humanoide, empezó a comprimirse.

A estrecharse. A replegarse hacia el núcleo mismo de su ser...

Hasta que no quedó más que una pequeña esfera roja, flotando dentro de su propio poder.

("¿Qué... demonios...?") No hubo voz.
Solo un chasquido. Un "psh" "pps", como una idea malformada, a medio nacer.

Había pasado milenios atrapado como objetos malditos. Sellado, confinado... existiendo solo como una maldición.

Pero ahora... incluso su alma había sido poseída. Por un espíritu luminoso.

Y lo más desconcertante de todo...

...es que no le desagradaba tanto está nueva sensación.

Era consciente. De que en estos momentos, era una especie de espectador dentro de su propio cuerpo/espíritu/alma.

Aún así podía verlo todo con claridad.
También, por obvias razones, ya no podría utilizar su energía maldita.

Su alma empezó a teñirse con un aura roja, como si la energía maldita burbujeara desde sus entrañas.

El paisaje -gris, roto, repulsivo- se deformó... y fue absorbido como energía.

Y justo en el centro de su estómago apareció un brillo blanco. Una esfera suspendida.

("Mhm... este "maná" no es la gran cosa, pero creo que funcionará bien... !¿Eh...?!") "pspspsp, Pshspsp"

Dos palabras o más bien, dos "conceptos" se incrustaron en su mente como cuchillas: Od Laguna y Maná.

("¡Tch...! debe ser cosa de este bicho raro...") "Phs pss Phs"

Pero no importaba. Ahora tenía una nueva fuente de poder y una forma nueva.

Y estaba más que listo para usarla.
Solo debía esperar... a que el tiempo del espíritu terminara.

("No me esperaba esto... salió mejor de lo que había imaginado. Aceptó el voto vinculante como si fuera alguien compatible. Interesante.")

Mientras tanto, el "espíritu" sintió cómo su percepción había cambiado drásticamente.

No con la torpeza de un recién nacido...

Sino con la confusión de alguien que acaba de descubrir que tiene... ¿manos? ¿piernas? ¿Un estómago? Un ¿cuerpo?.

Toda esta nueva información le llegó como una avalancha, estirando cada rincón de su "mente" como si fuese un libro que no podía parar de escribirse solo.

("¿Esto es... ser alguien?") pensó el "espíritu".

¿Pensamientos? ¿Ideas? ¿Autoconciencia?

Una sensación extraña lo recorrió, chispeando desde los dedos hasta la punta de los pies. Ahora sentía peso, densidad, estructura física.

No flotaba como antes. No brillaba en un vacío. Ahora era "alguien". Y eso lo emocionaba... O lo ¿asustaba?. Puede que sean las dos cosas al mismo tiempo.

El "espíritu" abrió la boca.
No porque lo necesitara.
Sino porque podía.

"E-esto... Es ¿hablar?" dijo con voz temblorosa, como si se construyera a sí misma con cada sílaba.

Desde dentro, la maldición soltó una risa ronca, seca, casi burlona.

("!Ja¡ Así es, eso que estás sintiendo... es hablar. Y eso que te sacude por dentro, idiota, se llama emoción".)

El espíritu se quedó quieto.
Parpadeó sin entender por qué.
Sus piernas temblaban.

El pecho dolía, pero no por daño físico. Sus ojos querían... ¿llorar?
¿Eso era posible?

"¿Qué me pasa? ¿Por qué quiero... reír? ¿Y también esconderme?"

("Ahora tienes parte de mi alma" respondió la maldición. "La cual puede manifestarse... con un cuerpo".)

El espíritu cayó de rodillas, con la mirada perdida en sus propias manos. Se sintió feliz. Inmensamente feliz.
Y al mismo tiempo, tan asustado que temblaba.

Quería reír. Quería llorar. Quería correr. Esconderse... Quería existir.

"Esto es... mucho..." susurró, ¿Y tú? ¿Quién eres...?"

("Yo soy el que hizo el trato contigo, espíritu brillante. Un voto vinculante, para ser exactos. El pacto te unió con mi alma. Y viceversa. Por un minuto... puedes usar mi cuerpo".)

Y entonces, el espíritu sonrió.
Tembloroso.

"Entendió" dijo, sin saber por qué...
Sin siquiera entender aún el verdadero significado de esa palabra.

("Apenas estamos probando, lo básico. Pero más tarde seguiremos con esta conversación. Es mi turno de volver".)

El "espíritu", con los ojos abiertos por la curiosidad y la emoción de alguien que recién había nacido... o despertado, solo pudo preguntar en silencio: ¿por qué?

("No te emociones tanto. Debemos cambiar de formas cada minuto")

Gracias al votó vinculante, ambos comenzaron a desvanecerse, aceptando las reglas.

El espíritu volvió a su forma original, mientras que la densidad, el peso, las manos, el calor...

Todo se deshizo de su entorno en un segundo, ahora el espíritu volvió a su forma brillante, incorpórea.

Pero ahora... había cambiad@

Con preguntas. Con memorias nuevas.
Con emociones que jamás había tenido antes...

El espíritu regresó a su forma brillante. Incorpórea. Ligera. Pero ya no era inocente. Ahora sabía lo que era existir.

En cambio, la maldición... Volvió a ser lo que era.

Ryomen Sukuna: El Rey de las Maldiciones.

"!Jeje!, Bien... Es hora de terminar con ésto" Con precisión quirúrgica, Sukuna concentró su energía maldita en un solo punto, como una aguja envenenada.

Ahora tenía maná blanco, vibrante, palpitando dentro de él. Una chispa lista para arder.

Y entonces, lo hizo. Forzó un torrente brutal de energía maldita. Deshaciéndose del intruso sin piedad.

En un parpadeo, el espíritu fue envuelto. No en luz. No en llamas.
Sino en oscuridad absoluta, hasta que eventualmente, se apagó.

Voto vinculante:
"Si alguno de los dos se elimina en el tiempo establecido, el trato se completará y el vencedor obtendrá la fuente de energía del otro, además de poder utilizarlo como se le plazca."

No hubo penalización. Debido a que no se rompió el voto. Al contrario...

El pacto se cumplió.

Y lo mejor de todo... ahora jugaba a favor del vencedor.

Ahora que el pacto se había cumplido, el efecto del contrato se potenció.

Sukuna no solo había ganado la energía/Maná del espíritu.

Si no que, el voto vinculante le otorgó un bono. Por cumplir con el contrato dándole, como resultado un exceso de maná desbordante.

Blanco. Brillante. Volátil.
Y ahora... suyo.

"¡JAJAJAJAJA! ¡¿Eso fue todo?! ¡Fue demasiado fácil!"

Sukuna se burló con una sonrisa torcida, como quien acaba de aplastar a un insecto sin siquiera ensuciarse.

"¿Y pensar que eso se hacía llamar espíritu? ¡Que patético!"

Su voz resonó como un cuchillo raspando un pedazo de metal.

Los espíritus que aún lo observaban...

Sintieron el momento exacto en que el Espíritu Rojo desapareció.
Devorado. Consumido por la oscuridad misma.

Un segundo después... huyeron.

Con un breve instante de satisfacción, Sukuna alzó la vista. A lo lejos, una gran esfera flotaba en el vacío, emitiendo una energía intensa.

"Debe de ser ese tal Od Laguna... o como demonios se llame."

Ahora que tenía maná, Sukuna lo entendía todo.

Los espíritus lo habían estado guiando hasta ahí.

Ese núcleo de energía era el origen. El generador. El dios menor detrás del telón. El que había parido a esos espectros, y al maná mismo en este mundo.

Sukuna afiló la mirada, sacando sus propias conclusiones.

"Ese es el creador. El origen de este sistema... y la raíz de todo este asco brillante."

Sin pensarlo más, levantó el pie para avanzar. Pero en cuanto intentó dar el paso... se detuvo. Otra vez. Como la primera vez.

Su cuerpo no respondió. Su voluntad, sí. Pero su movimiento... no.

Sukuna bajó el pie lentamente, sin rabia. Sin sorpresa.

"Pensé que al hacer el voto vinculante con ese espíritu ya podría moverme por este lugar como quisiera... pero no."

Apretó la mandíbula, con una sonrisa torcida que destilaba veneno, pues esa posibilidad ya rondaba en su mente, quedó confirmado.

Ni el voto vinculante con el espíritu,
ni haber adquirido maná,
fueron suficientes para liberarlo de esa atadura invisible.

Volvió a cerrar los ojos. Esta vez no para ignorar el mundo... sino para encontrarlo.

Una conexión tenue. Lejana, la única presencia maldita que había llegado con él.

Su dedo, el único objeto maldito que había llegado. Siendo lo único con lo que su energía maldita y alma aún se sincronizaban.

El verdadero problema fue, que desde hace unas horas, la energía maldita que desprendía de su dedo... se había sellada.

No extinta, no ausente... Sellada.

Encerrado bajo un candado invisible que incluso él no podía abrir... por ahora.

¿Por qué? Aún no tenía respuesta, y, sinceramente, por el momento no le importaba en lo más mínimo.

Lo único que deseaba era romper esta prisión. Así que siguió con su plan de respaldo.

Sukuna había considerado que, aunque lograra hacer un voto vinculante con el espíritu y obtuviera maná, eso no bastaría para liberarlo de esa "prisión invisible".

Por eso, había preparado un "plan B".
Uno que solo un monstruo como él podría considerar "natural".

El plan consistía en aprovechar la segunda regla del voto vinculante.

La carta de triunfo del hechicero. La contramedida perfecta si el "plan A" no era suficiente.

"El perdedor quedará completamente a disposición del ganador, para ser utilizado como este desee."

Y Sukuna, con esa sonrisa torcida que podía hacer temblar a un dios,
ya sabía exactamente cómo utilizar esa cláusula.

No como arma. No como escudo. Sino como puente.

Porque aunque el espíritu había sido eliminado, el voto lo mantenía unido.
Rastro tras rastro. Como un hilo rojo de maldición que aún colgaba entre ambos.

Un cascarón vacío.
Un recipiente sin alma.

("Bien... ahora transferiré mi alma al espíritu. Lo convertiré en mi nuevo contenedor").

Sabía que era una jugada arriesgada.
Que quizás su esencia se redujera a una esfera roja, una chispa atrapada entre dimensiones. Pero también sabía esto

Una vez fuera de este mundo blanco...
El voto se disiparía. Los restos del espíritu se desintegrarían.
Y tanto su alma como su forma original volverían a encajar.

Más fuerte. Más completó.

Con eso en mente, tanto la consciencia como el alma de Sukuna se impregnaron en el cascarón del espíritu caído.

Y en ese instante...

¡Boom!

Un torrente de maná blanco y energía maldita estalló en un flujo violento, envolviendo todo a su paso.

Un nuevo recipiente había sido creado, y lo mejor, aún tenía su cuerpo/alma casi intacta.

No era perfecto. No era eterno. Pero era suficiente.

Momentáneo, sí. Pero necesario hasta encontrar la salida de ese mundo blanco, estéril e ilusorio.

Sukuna suspiró, como quien se despereza tras una siesta incómoda.
Y entonces, dio el primer paso.
El paso decisivo.

Era la prueba final:
¿Funcionó el plan B?

Y la respuesta...

Fue libertad.

No hubo muro. No hubo rechazo.
El espacio frente a él no se resistió.
Esa jaula invisible había desaparecido.

Porque si su verdadera alma y energía maldita estaban selladas en otro lugar...

Ahora tenía un nuevo contenedor para su alma...

Un recipiente creado con maná robado y malicia refinada.

Una carcasa temporal, sí.
Pero suyo.

Suficiente para reclamar este mundo.

Suficiente para reclamarlo TODO.

Sukuna alzó la mirada. Allí, a lo lejos, esa masa vibrante de energía...

"Od Laguna". O como fuera que se llamara ese capullo de poder que los espíritus parecían adorar.

¿Ir corriendo hacia él?
¿Atacar sin pensar?

Por favor...

Sukuna era muchas cosas.
Impulsivo no era una de ellas.

Era paciente. Meticuloso, y se podría decir Cruel y manipulador, pero impulsivo, por supuesto que no.

Así que, simplemente... Comenzó a caminar. Paso a paso. Ya no era un prisionero.

Era un conquistador.

El cascarón espiritual, antes inútil, ahora era su herramienta.
El maná robado, su combustible.
Y el voto vinculante, su pasaporte hacia la libertad.

El mundo no lo sabía aún...
Pero acababa de firmar su sentencia.
Porque Sukuna no era simplemente un huésped más en ese lugar.

Era una maldición caminante.
Y ya había empezado a dejar su marca.

Mientras, sus pisadas resonaban sobre aquel suelo invisible, en ese mundo sin eco, sin paredes, sin dirección.

Pero esta vez...

Había un lugar, el cuál llegar y un destino el cuál realizar.

Parte 8

En una silenciosa biblioteca, ubicada en la casa principal de los Malgrave, el tiempo parecía haberse detenido.

Las paredes estaban tapizadas de libros antiguos, y la luz cálida de lámparas flotantes bañaba los estantes con un resplandor dorado. El aire olía a tinta, a papel viejo... y a algo más. Algo que no pertenecía del todo a este mundo.

Sentada en un sillón acolchado, con las piernas cruzadas como si resolviera un acertijo ancestral, una pequeña niña leía atentamente una historia que siempre tocaba su corazón.

Su cabello, color crema, recogido en dos enormes remolinos, su vestido de época y sus ojos -pupilas de mariposa, vibrantes y extrañamente hipnóticos- le daban el aspecto de una muñeca antigua que había cobrado vida.

Pasaba página tras página con disciplina, pero de tanto en tanto, sus ojos se desviaban... hacia una estantería en particular.

"Mh~"

Allí, entre tomos gruesos y polvorientos, reposaba una pequeña caja.

Sellada con un encantamiento que ella misma había diseñado, su función era clara: contener aquella energía que parecía emanar del interior.

Una energía que, en su momento, la hizo tomar precauciones. Ahora, estaba inmóvil... pero no inerte.

La niña no sabía con exactitud qué era ese objeto. Al principio pensó que podría ser un "gen" residual de alguna bruja recién nacida. Pero lo descartó de inmediato.

¡No...! Lo que encerraba esa caja se sentía mucho más antiguo que cualquier bruja que haya vivo en el pasado.

Más errático. Como si fuera una mabestia ancestral: esas criaturas nacidas de la maldición de una bruja extinta. Pero incluso si fuera una de ellas, había algo fuera de lugar.

Esa energía... no coincidía con ningún registro, que la niña hubiese visto antes.

"¿Podría ser...? ¿Que alguna bruja antigua creó ese ser? ¿Una más antigua que madre, supongo...?"

("Me pregunto si... Es que existió una bruja así, ¿Puede que haya muerto durante los acontecimientos del Gran Desastre?)

Esa hipótesis tenía sentido en su cabeza, pero al mismo tiempo, le disgustaba esa idea.

Porque si eso era cierto, entonces ni siquiera ella -la sed misma del conocimiento, la "bruja" de la sabiduría-, supo, o siquiera había hablado sobre ello.

Beatrice podía pensar, claro, que su madre sí lo sabía... y simplemente decidió ocultarlo. Pero no, había una razón por la que rechazaba esa idea:

Con todo el conocimiento que había recolectado, organizado y devorado en la Biblioteca Prohibida, jamás se había topado con una mención, una pista, ni siquiera un susurro sobre algo similar.

Y la criatura encerrada en esa caja... no era un espíritu. Eso lo tenía claro. Pero tampoco encajaba en la categoría de mabestia.

Era como si fuera algo que no debería existir. Un error en el tejido del mundo.

Un eco de un poder que desafía incluso a las reglas escritas por las brujas más antiguas.

Y aunque no lo entendía del todo, había algo que la inquietaba más que cualquier cosa:

Una parte de ella -muy en el fondo- sentía una conexión con ese objeto.

"Plis"

"!Holaaa¡, ¡Que cuentas! !mocosa maldita¡"

Rápidamente sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando vio aún intruso en su biblioteca.

Y, así como si nada, otro invitado no deseado irrumpía en el santuario prohibido de Beatrice, pisando el silencio como si fuera suyo.

"!Jejeje¡ Bueno, intento con lo de la barrera" Sin pedir permiso -como si ese concepto no existiera en su vocabulario-, Subaru saboreó su victoria. "!Atravesarla fue más fácil de lo que pensé!"

"!!Tu¡¡, ¡¿Cómo entraste aquí, supongo?! ¡Nadie debería poder entrar o salir de la biblioteca sin mi permiso!"

"¡Ooh! ¡Lo siento!, parece que interrumpí tu importante lectura, parece que eres toda una rata de biblioteca, !he!" soltó con una burla casi cantarina.

Beatrice no se movió, pero el aire a su alrededor cambió, tensándose como una cuerda a punto de romperse.

"¡Hablo en serio!," dijo con voz baja pero firme. "Aunque hayas evadido mi barrera, ahora estás en mi biblioteca. Si no me explicas lo que hiciste, volveré a tomar ese maná... y esa energía extraña que cargas, de hecho"

"Fácil. Tu barrera es una obra maestra, no voy a mentir... Pero con mis Seis Ojos, pude ver el patrón del maná envolviendo la biblioteca. Como una cúpula perfecta."

Beatrice alzó una ceja, ahora con una pizca de asombro mezclada con enojo.

"Pero noté algo curioso. Esa magia cubre el exterior de la biblioteca, como un campo de fuerza. Impide que alguien entre o salga desde fuera... pero no bloquea el espacio dentro."

"Así que no intenté forzar la entrada desde fuera... simplemente me teletransporté dentro. Como si apuntara a la sala directamente, en lugar de pasar por la puerta."

Una vena apareció en la frente de Beatrice, palpitando con el ritmo exacto de su creciente ira.

"!TKS! Si solo vienes a presumir y molestar, ¡Esfumate de una vez! Betty no compartirá ni el suelo, ni el aire, ¡Ni el espacio de esta Biblioteca contigo después de todo lo que has hecho¡".

Su voz, afilada como aguja de coser, se clavó en el ambiente con una mezcla de reproche y orgullo ofendido.
Como si con cada palabra tejiera una barrera invisible entre ella y el intruso.

"~Ohh~¡~Vamos~! !~No seas tan mala conmigo~!, eso me pone bastante triste, ¿sabes? ¡~Me dieron ganas de llorar~!" en eso, lágrimas de cocodrilo salieron de parte del hechicero, como una estratagema.

"¡Dejá esas estupideces a un lado, ¿quieres?!" replicó Beatrice con los ojos entrecerrados. "¿Por qué volviste a mi biblioteca? ¿Quieres que te haga reflexionar sobre lo tonto que fuiste al dejar ese objeto aquí?"

"¡Por supuesto que no! ¡¿Por qué demonios estaría en una biblioteca vieja y sucia!?. Solo vine a recuperar el recipiente. Así que sé una buena niña y entrégamelo."

Beatrice lo miró sin parpadear, con una furia tan concentrada que sus ojos parecían querer reducirlo a carbón, piedra... o, mejor aún, a un recuerdo embarazoso.

"¿¡Qué dijiste!?" escupió con veneno-. ¿¡Crees que puedes denigrar e irrumpir en mi biblioteca como si nada, exigir algo que está sellado con mi magia... y largarte como si solo hubieras pedido un libro!?"

Subaru se encogió de hombros, levantando una mano como escudo improvisado.

"¡Primero que todo!, yo no te pedí que le pusieras un sello raro o lo que sea.
¡Segundo...! Es mi deber como hechicero Jujutsu mantenerlo bajo control. Así que, me guste o no, tengo que tenerlo conmigo en todo momento. Así que... dámelo."

Su tono no era amenazante, pero sí infantil, terco y peligrosamente confiado.

Era el tipo de voz que uno quisiera meter en un frasco y arrojarlo al fondo del mar.

"¡Eres un idiota... y un insensato!, No sabes lo que llevas entre manos, imbécil. Ese objeto... no solo es peligroso. ¡Es una aberración! Algo que ni siquiera debería existir."

Gojo, giró los ojos con aburrimiento, mientras se acomodaba las gafas con dos dedos.

"Relájate, ¿quieres? Suenas igual que ese gato de bolsillo." Su tono, cargado de una calma irritante, no ayudaba en lo absoluto.

"Mi familia y otros clanes han estado manejando ese tipo de cosas desde hace generaciones. No es nada del otro mundo."

Y aunque hablaba con desdén, Beatrice lo sintió. No lo decía por soberbia, lo decía porque de verdad lo creía. Y eso... eso era lo más peligroso de todo.

"¡¿En serio eres tan ingenuo?! Si solo vienes a decir tonterías, ¡Betty jamás sacará ese objeto de esta biblioteca, de hecho!"

"Bueno, está bien... entonces lo buscaré yo mismo. ¡¡~Ups~!! ¡Se me cayó!"

Como quien derrama algo suelto, y en lugar de limpiar el desastre, se queda mirando.

Subaru había perdido todo menos la vergüenza, al dejar caer un par de libros al suelo.

"¡¡¡KYAAHH!!! ¡¿Qué estás haciendo, de hecho?! ¡Dejá de desordenar la biblioteca de Betty, supongo!"

Beatrice casi se atragantó con su propio escándalo, alarmada al ver cómo su santuario perfectamente ordenado era profanado, otra vez, por manos imprudentes.

"¡Oye! ¡¿Dónde está el objeto?! ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?! ¡¿DÓNDE ESTÁ?!"

Subaru revolvía las estanterías como quien busca las llaves antes de una cita importante... y con el mismo nivel de pánico.

Al principio solo fingía. Pero su expresión cambió al notar algo que le heló la sangre:

El objeto maldito realmente no estaba.

Su broma se volvió una crisis.
Mientras tanto, la paciencia de Beatrice colapsaba como una mesa coja.

Sabía que si no lo detenía, la escena podría durar horas... o peor, días.
Y Beatrice no tenía ni el tiempo ni el estómago para ese tipo de ridiculez.

"Humano... Mira. Esto es lo que quieres, ¿no?" murmuró finalmente, como quien decide tirarle pan a una paloma para llamar su atención.

"¿Eh?" Subaru asomó la cabeza desde detrás de una estantería, con tres libros aplastándole la cabeza.

Y allí estaba.

Beatrice levantó una pequeña caja de madera. Pero los Seis Ojos no se dejaban engañar.

Dentro de esa caja... yacía uno de los veinte dedos del espíritu maldito, Ryomen Sukuna, un objeto que, al igual que Subaru, no pertenecía a este mundo.

"¡Bueno, ahora llévatelo de aquí!. Esa cosa me resulta demasiado desagradable. Y tú tampoco ayudas, así que, ¡Fuera de mi biblioteca!, ¡los dos!"

Beatrice con un regaño, alzó la mano, apuntando hacía la salida, antes de lanzarle la caja como si fuera un pedazo de basura.

"¡Opp! ¡Oh! ¿¡Y esto!?"

Subaru la atrapó en el aire, pero por un momento dudó. ¿Era eso realmente el objeto que lo acompañó al llegar a este mundo? No sentía ni una pizca de energía maldita emanando de él.

"¡Oye! ¿Estas usando alguna especie de magia de ilusión o qué?"

"¡Que pregunta más tonta estás diciendo!, esa cosa asquerosa fue lo que trajiste a esta mansión, de hecho. No es ningúna ilusión"

El hechicero, asombrado, notó cómo la caja estaba envuelta en una densa capa de maná oscurecido, que reaccionaba levemente al contacto con su energía maldita.

No la repelía... al contrario, parecía absorberla. Como si tomara un sorbo con desconfianza.

"¿¡Eh!? ¿¡Cómo hiciste esto!?" preguntó, su voz perdiendo la burla con la que inicio al llegar, para adoptar un tono más grave.

"Esto debería estar arrojando energía maldita como una chimenea. Pero ahora... ¡no hay nada! ¿Cómo lograste sellarla así?"

Beatrice ladeó la cabeza, apoyando un brazo en la estantería mientras miraba hacia otro lado, con aire indiferente.

*Suspiro* "Solo usé un hechizo de sellado. Fue bastante sencillo con mi magia Yin, supongo."

"¿¡Magia Yin!?" Subaru entrecerró los ojos, enfocándose con sus Seis Ojos. "No solo lo congelaste... es como si un talismán estuviera envolviendo el objeto entero. No hay ni una pizca de energía maldita."

Beatrice cerro sus ojos, y colocó una sonrisa de auto-satisfacción.

"Vaya... lo que tienes de imprudente, también lo tienes de perspicaz, supongo".

"¡Pero no exageres, de hecho¡ ¡No es un talismán! Lo que hice fue suprimir la energía que irradiaba ese objeto, nada más."

"¡Ahhh¡ ¡¿C-como que suprimiste la energía maldita!"

Subaru quedó boquiabierto. Esa explicación le voló la tapa.

("¿Suprimir la energía maldita... por completo? Eso ni siquiera es posible...")

En su mundo Subaru, había escuchado sobre el uso de objetos malditos como amuletos: artefactos cargados de negatividad que, al ser más fuertes que otras maldiciones, servían como contramedidas. Una especie de "peor es nada" en forma de parásito espiritual.

Pero borrar por completo el flujo de energía maldita... Eso era otra historia. En teoría, era prácticamente imposible hacer eso en su mundo, natal.

Claro, existía una sola excepción... pero ni siquiera estaba seguro de que funcionara así.

"¿Emh? ¿Estás sorprendido humano?" Beatrice lo miró de reojo. "Te dije que fue fácil con mi magia Yin, supongo"

Subaru estaba realmente impresionado. No solo porque Beatrice había atravesado su Infinito -una hazaña que ni los hechiceros Jujutsu más experimentados podrían lograr sin sudar sangre-, sino porque además había logrado suprimir por completo la energía maldita que desprendía el recipiente.

("Por supuesto... este es otro mundo. Las reglas mágicas son distintas. Y esta loli-espíritu es la prueba viviente...")

"!Mhm¡, parece que te juzgué peligrosamente mal Loli-magica. Tus habilidades son bastante peligrosas."

"¡Ghh! ¿!Eso de Loli suena muy irritante, sabés!?" refunfuñó con indignación.

"!Hmm¡ Pero al menos te has dado cuenta de lo superiores que somos los espíritus comparados con los de tu raza, supongo". En eso Beatrice mira a Subaru con algo de curiosidad.

"Aunque... debo admitir, esa energía extraña que tienes, y ese objeto raro que llevas, son cosas de las que nunca había visto"

Subaru sonrió con descaro, cruzándose de brazos como si tuviera todo el tiempo del mundo.

"¡Jej!, Te pica la curiosidad, eh? Bueno, podríamos llegar a un acuerdo... claro, depende de qué estás dispuesta a ofrecer a cambio."

"¡Thg! ¡Qué insolente y arrogante eres, humano! ¡Deberías mostrarme el respeto que merezco como el espíritu formidable que soy! ¡Y más aún después de haber sellado esa cosa! ¡Humano hipócrita!"

Subaru levantó la mano en señal de tregua, aceptando el insulto.

"!Está bien¡, !Está bien¡. Admito mi error. Eres increíble, majestuosa y peligrosamente encantadora, Loli-mágica del caos. ¿Contenta?"

"¡Eso no fue lo que pedí, de hecho!"

"Bueno, como sea, aún así, lo que hiciste fue algo que ni los hechiceros Jujutsu podrían lograr. Y quién sería yo para negar esta oportunidad, entonces acepto el trato. Te contaré todo lo que sé sobre la energía maldita y sobre este recipiente..."

Luego se inclinó un poco hacia ella, con una chispa de astucia en los ojos.

"...pero solo si me ayudas a regresar a mi mundo, ¿de acuerdo?"

Beatrice parpadeó, sorprendida por la petición.

"¿Qué quieres decir con eso, de hecho?"

"!Dahh!, ¿!No lo entiendes!?, quiero que me ayudes a regresar al mundo donde pertenezco. !Es todo¡ No es tan difícil de entender ¿sabés?."

Beatrice guardó silencio por un momento, procesando lentamente las palabras que Subaru acababa de decir.

Sus ojos con pupilas de mariposas brillaron con una mezcla de sospecha y asombro mientras murmuraba, casi para sí misma.

"¿Entonces... vienes de más allá de la Gran Cascada...?"

"¿La Gran Cascada?" -repitió Subaru, ladeando la cabeza con genuina confusión.

No tenía ni idea de a qué se refería el espíritu, pero el nombre despertó su curiosidad al instante.

"¡¿No sabes nada sobre los límites del mundo en el que has aparecido?!"

Subaru negó rápidamente con la cabeza, en silencio, esperando que Beatrice continuara.

"¡Hmm! Eso es muy extraño. Si no vienes de más allá de la Gran Cascada... ¿cómo llegaste hasta este lugar?"

"¡Oye!, estábamos hablando de esa cascada. No cambies de tema, quieres, después te contaré cómo llegué aquí."

"¡Mheg! ¡La forma en como lo dice es muy arrogante, de hecho!."

"¡JA! ¡Mira quién habla...! Pero al menos a mí me queda bien. !En cambio tú, con lo enana que eres y ese tono tan pomposo, pareces más una mocosa queriendo llamar la atención...¡ ¿¡Eh!?"

"¡Ghh!¡Ya lárgate de aquí! ¡Mhel!"

"¡Espera...!"

*Flis*

Beatrice le sacó la lengua con una sonrisa infantil, y con un gesto rápido, desató una ráfaga de viento. Que le dió de lleno.

"¡AAAAHHHH!"

El torbellino envolvió al hechicero y lo catapultó como un proyectil maldito por el Pasaje.

!Plagm¡

Fue empujado a través del Pasaje y arrojado sin piedad contra la cocina de la mansión, donde aterrizó de lleno contra un muro, dejando marcas de impacto.

"¡Dwhh! ¡Maldita mocosa del demonio!" rugió desde el suelo, aplastado, ofendido y con su dignidad una vez más en el piso...

¡Pum!

...justo en ese momento con el estruendo, para su mala suerte, una Manzana le cayó encima.

Subaru se quedó tirado unos segundos, inmóvil, con los ojos perdidos en el techo.

"Rayos... esta invocación está siendo más estresante que tratar de exorcizar una maldición de grado especial."

Respiró hondo, profundo, con la paciencia de un mártir y el aura de alguien al borde del colapso.

("Cálmate, Gojo Subaru... cuando aprenda magia, lo primero que haré será quemar esa maldita biblioteca...")

"¡Si!, ¡eso haré¡"

Menciono por lo bajo, buscando sus gafas que aparentemente volaron por los aires, y tomó la manzana que aún rodaba cerca.

El objeto maldito, aún lo tenía en su bolsillo, por lo que, se dispone a marcharse, con la fruta en mano, sus gafas recuperadas y su orgullo arrastrándose por el suelo, se dirigió hacia el jardín.

"Si quiero tener al menos una oportunidad de ganarle a esa mocosa... será mejor encontrar a esos espíritus cuanto antes."

Y con eso, Subaru salió, como un guerrero herido en busca de redención...

Al cruzar la puerta principal de la mansión, se encontró con un prado inmenso que se extendía más allá de lo que sus ojos podían abarcar.

"Wow, esto es más grande de lo que había imaginado en un principio" La pradera era sorprendentemente amplia, mucho más que un simple jardín.

Con sus quince años en los suburbios japoneses -y aunque en las escuelas de hechiceros Jujutsu era común ver prados y jardines bien cuidados-, jamás había presenciado uno tan vasto e inmenso.

Solo en programas donde la gente rica usaba perros de raza como almohadas, o donde el césped era tan perfecto que probablemente tenía seguro médico.

"¿Me pregunto...? si volara por los cielos, ¿podría ver qué tan enorme es este lugar realmente?"

Dijo en voz baja, su mirada perdida en el horizonte. Por un momento se imaginó despegando como cohete, surcando el cielo con estilo... pero justo cuando flexionó las piernas, una voz familiar lo trajo de vuelta al mundo terrenal.

"¡Oh!, ¡Subaru, ya estás aquí!. Espero que hayas arreglado las cosas con Beatrice" comentó la semi-elfa con esa dulzura suya que no sabía si lo tranquilizaba... o le agregaba más sal a su herida, mientras se acercaba al hechicero.

"Emilia-tan... la próxima vez tú habla con ella. Esa mocosa y yo no nos llevamos. ¡Punto!. Es como mezclar aceite-vencido con agua limpia... solo que el aceite por alguna razón tiene un complejo de superioridad, por solo saber utilizar magia".

"Mhm, ya veo, creó que aún les falta algo de tiempo a ustedes para hacer amigos"

Subaru soltó un suspiro, derrotado, sin creer que eso llegue a pasar alguna vez.

Mientras comenzaba sus ejercicios matutinos con la disciplina de quien aún cree que estirarse puede arreglar álgo.

"¿Esos raros movimientos?. Son los mismos qué utilizaste cuándo enfrentaste a esa mujer ¿verdad?"

"¡Así es!, Los hago antes de empezar a hacer algún ejercicio extenuante".

"Hmm, no he visto mucho de eso. Pero entiendo que es peligroso hacer ese tipo de movimientos ¿no? ".

"¿Así que las personas no hacen calentamiento en este mundo? Oh bueno, no se puede hacer nada- ¿Qué tal si te enseño?"

"B-Bueno. Solo por un rato, de acuerdo".

Dijo, copiando a Subaru. Mientras este se puso al lado de Emilia y le daba instrucciones.

"¡Muy bien, empecemos con los calentamiento matutinos para dos! ¡Eleva tus manos y estira la espalda y las piernas okey~~!"

"¡¿Eh, espera, pero... Esas cosas no son las que hiciste antes?!"

"Vamos, solo haz lo que yo hago, y todo saldrá bien".

Con Emilia cediendo ante la proclamación segura de Subaru, este continuo con su rutina de siempre. Y aunque la semi-elfa estaba un poco sorprendida, intento seguirle el ritmo con un rápido estudio.

Después de unos minutos moviéndose en simultáneo, al final subaru extendió ambas manos hacia el cielo.

"Y por último, eleva tus manos. ¡Victoria!"

"¡Vi-Victoryyyy!"

"¡Muy bien, aquí vamos!. Emilia, ahora eres una novata en el arte del estiramiento"

Al haber terminado de hacer el calentamiento calesténico con toda su fuerza, el rostro de Emilia mostró que el nuevo título había causado una gran impresión. Pero hizo una cara como si acabara de recordar su objetivo principal.

"Es verdad. Las cosas se desviaron del camino, se enojarán si lo olvido" .

Emilia, hizo una sonrisa placentera y suave, saco un cristal verde de su bolsillo y se lo mostró a Subaru.

"Ah, eso es..."

"Un cristal para que los espíritus lo habiten. Tú sabes, como Puck".

"¿El gatito que duerme durante los momentos más importantes? Apuesto que ya sabe quién fue el que le salvó el trasero, el día de ayer ¿verdad?"

En eso, el cristal verde brillo como si reprochara a Subaru por tomarlo en broma.

??? "Para que lo sepas, hubiera podido yo solo, si nadie más hubiera estado allí"

Al principio la voz indiferente provino del cristal, y se manifestó en la mano de Emilia.

"Buenos dias, Subaru. Sobre lo de ayer, Lia me contó todo acerca de eso, y por lo que veo, hoy pareces bastante animado"

"Por favor, soy un hechicero. Tengo que tener una mente fuerte, ¿sabes? Porque, honestamente, ha sido una noche y una mañana bastante malas."

Subaru levantó una mano y empezó a contar con los dedos, uno por uno, los infortunios que había sufrido desde su llegada.

"Primero, esos dos esperpentos molestándome desde temprano. Luego, esa mocosa malhumorada me desmayó. Y después... ¡me mandó a volar directo a la cocina! Esa fue la gota que derramó el vaso, pero... Al menos es satisfactorio ver la cara de Emilia-tan tan feliz en la mañana. Al menos ya es algo."

Los labios de Emilia formaron un leve puchero.

"¡Subaru...! ¡Las personas podrían malinterpretarlo si lo dices así!"

Luego, Emilia dirigió la mirada hacia Puck, que descansaba sobre la palma de su mano.

"!Ahm...! ¡Buenos días, Puck!. Lamento haberte presionado tanto ayer."

"Buenos días, Lia. Aunque yo soy quien debería disculparse por lo de ayer. Estuve a punto de perderte. En serio, no puedo agradecerle lo suficiente a Subaru por eso."

"¡Vamos!, hay tiempo suficiente, los agradecimientos nunca están demás, cuándo se tratan de mí"

Puck miro al hechicero con sus ojos oscuros mientras acariciaba su nariz rosada con su pata.

"Pero enserio, me pregunto si hay algo que desees. Quiero decir algo que yo pueda hacer posible".

"Si es así, entonces ven aquí, gatito. Chuchi, chuchi, chuh..." -murmuró el hechicero, agitando la manzana que había recogido.

"Por favor, no le des nada extraño. Sería un verdadero fastidio que le gustara..."

"Si crees que voy a caer en esos trucos baratos que solo funcionan con perros callejeros, estás muy equivocado."

El pequeño gato gris se deslizó con elegancia fuera de la mano de Emilia y se posó sobre su hombro, con un aire digno.

Aparentemente, se suponía que era un gran ser conocido como Espíritu Mayor, pero Subaru solo veía un gato juguetón. Aunque, gracias a sus Seis Ojos, podía percibir que su energía era todo menos común.

La forma en que Emilia lo trataba tampoco ayudaba: más como a una mascota consentida que como a un espíritu ancestral.

"Por cómo lo dices, pareces un personaje secundario que no aporta mucho..." -soltó Subaru, con tono burlón.

"Hmph. Esas cosas solo puedes decírmelas ahora. ¡Espera a que libere mi verdadera fuerza y te arrepentirás de todos tus comentarios descuidados! ¡Miau-miau-miau!"

Pero a mitad de su gran discurso, Subaru le tocó la nariz con unas hojas de pasto que había torcido entre los dedos.

De inmediato, Puck comenzó a golpearlo con sus pequeñas patas, furioso. Sin embargo, el Infinito de Subaru bloqueó cada ataque. Ni un solo rasguño le alcanzó, lo cual solo hacía que el espíritu se viera aún más... felino.

"Ciertamente, mucho ruido y pocas nueces..." -murmuró, divertido.

"!Oooh!, ¡Subaru¡ ¿De verdad te cuesta trabajo hacerte amigo de los espíritus?"

"Me duele admitirlo... ¡pero Emilia-tan, tienes razón!"

"Entonces, ¿qué tal si comenzamos de nuevo? Pero esta vez con el pie derecho... o en mi caso, con la pata derecha." -dijo Puck, alzando una de sus patitas.

"¡Está bien! Si ese es el caso, ¿qué tal si me ayudas con algo de información, peludito?"

La rapidez de la propuesta tomó por sorpresa tanto a Puck como a Emilia, pero aún más lo hizo el tono serio que Subaru había adoptado.

Emilia cerró los ojos por un momento y luego miró a Subaru con atención. Parecía que, finalmente, estaba a punto de empezar una conversación más importante.

"Bueno, entonces iré a hablar con los espíritus menores, así que ustedes pueden hablan a solas, pero no interfieran, ¿okey?"

"Así que nos abandonó" .

"Yep, nos abandonó" repitió Subaru, resignado, mientras se dejaba caer sobre el pasto con un suspiro.

Desde donde estaba, observó cómo Emilia se alejaba hacia una esquina del jardín. Se arrodilló con elegancia, limpió un poco el suelo con la mano y se sentó.

"¿huh?, Otra vez esas cosas"

Subaru captó como varías luces, empezaban a iluminar a la semi-elfa.

"¿Acaso sirven de algo?, que yo recuerde, ustedes dos fueron los únicos que utilizaron habilidades para pelear"

"Verás, un maestro espiritual no puede usar hechizos espirituales a menos que haga un pacto con los espíritus. Los detalles de los pactos difieren de acuerdo con los espíritus. Se le conocé como un pacto ceremonial con un espíritu-formando un contrato, ¿me entiendes?".

Subaru frunció el ceño, ante el nuevo término que no había escuchado antes, pero de todos modos, lo entendía.

"Así que puedes hacer 'un pacto con espíritus menores' pero, como, ¿será igual que un voto vinculante?"

Puck levantó una ceja felina.

"¿Voto vinculante? ¿Y qué es eso?"

"¡Eeh...! verás. Es algo que usamos los hechiceros de jujutsu. Básicamente haces un trato... contigo mismo. O con alguien más. O con el universo, quizá. ¡Mmm! ¡Jeje¡ En verdad no lo recuerdo del todo..."

Puck soltó una risita, mientras Subaru se rascaba la cabeza, como si eso le ayudara a ordenar sus ideas.

"!Tch¡, ¡Como sea!, lo que si recuerdo bien, era que si el voto era arriesgado, sería mejor el beneficio para esa persona.

Tipo: Como limitar voluntariamente la energía maldita que puedes usar por un período de tiempo y luego el sistema te da una especie de "bono". Como si te dijera: "¡Felicidades por jugar con tu vida! ¡Aquí tienes un poco más de poder!".

"No suena tan distinto a hacer un contrato con un espíritu. Claro que depende de con quién lo hagas. Si es con un espíritu poderoso como yo, el trato tiene más peso... Pero eso de cortarte el poder tú solo, suena más suicidio que algo mágico".

"!JAj¡ Bienvenido al jujutsu, dónde poder morir al tratar de exorcizar una maldición, también se considera una estrategia válida".

"¿Y qué es eso del jujutsu? ¿Y la energía maldita esa de la que no paras de hablar? Desde que lo soltaste en la capital, tengo la curiosidad picándome los bigotes. Y ya que estamos... ¿cómo rayos logras detener ataques sin usar maná?"

"Uf, vale... Empecemos por lo básico: el jujutsu. Aunque suene como un arte marcial raro, en realidad se refiere a la hechicería jujutsu, un sistema completo de técnicas que usamos los hechiceros... y también los bichos raros llamados espíritus malditos".

Puck entornó los ojos, interesado.

"¿Hechiceros y espíritus malditos usando el mismo sistema? Qué democrática suena esa magia".

"!JAJA¡, sí, todo muy inclusivo. Verás, el jujutsu se basa en gran parte en las técnicas y en el usó de la energía maldita, que es como el maná de este lugar, pero cargado con esteroides y de mal humor. Además de que la energía maldita surge de emociones negativas: miedo, odio, culpa, todo lo feo que se te ocurra.

Puck ladeó la cabeza, entre curioso y confundido.

"¿Entonces en verdad vienes de más allá de la Gran Cascada?"

"¿Mhm...? Eso mismo dijo esa mocosa cuando le conté que venía de otro mundo. Bueno antes de haberme sacado volando, pero, ¿que es ese lugar exactamente?"

"Esto... La Gran Cascada es el borde... el final absoluto de este mundo. Una muralla infinita de agua que cae eternamente hacia la nada. Más allá se dice que no existe nada. Solo vacío. Incluso los más poderosos espíritus evitan acercarse, y los pocos que lo intentaron jamás regresaron."

Puck cero los ojos, como si recordara algo. Su voz se volvió un poco más suave.

"Algunos creen que aquellos que desaparecen en la Gran Cascada cruzan a otros mundos. Pero eso es solo una teoría... Se dice que la mayoría de los que aseguran venir de más allá, son solo estafadores que buscan reconocimiento, aprovechándose de la credulidad de otros."

Subaru se rascó la nuca, echando un vistazo al cielo con expresión pensativa.

"¿Así que esa es la famosa Gran Cascada...? Interesante. Pero, eh... no recuerdo haber visto ni una sola gota de agua. Solo parpadeé y ¡BUM!... estaba en este mundo. Ni dramatismo, ni luces místicas, ni tormenta mágica. Nada. Solo un parpadeo mal sincronizado y ya."

Puck ladeó la cabeza, intrigado.

"¿Quieres decir que no viniste por ese medio...? Qué extraño. Sinceramente no sé qué otra forma podrías haber llegado. Tal vez te teletransportaron... Pero eso también es raro. Aunque no tanto como esa energía maldita que mencionaste antes... De verdad suena intrigante. Dime, ¿y cualquiera en tu mundo puede usarla?"

Subaru negó con la cabeza, cruzando los brazos.

"Ehm... ¡no precisamente! A los que sí podemos controlarla, se nos conoce como hechiceros jujutsu. A los que no, simplemente les decimos no-hechiceros... o sea, la mayoría. Y honestamente, es mejor así. Si alguien sin control intentara usar energía maldita, sería como darle explosivos a un niño con fósforos... y eso, de hecho, sería un sueño comparado con lo que realmente pasa."

Puck frunció el ceño, curioso.

"¿Ah, no? ¿Entonces qué es lo peor de no poder controlar esa energía?"

Subaru suspiró, mientras observaba a Emilia, con un dejo de inconformidad.

"¿Lo peor? Fácil. Mientras más energía maldita generas y menos la controlas... más maldiciones aparecen a tu alrededor. Es como ser un faro de tragedias. ¿Tienes miedo, odio, rencor? ¡Felicidades! Eres una linterna humana en un bosque lleno de monstruos hambrientos."

Le lanzó una sonrisa seca a Puck.

"¡Ja! Y eso no es todo. Los hechiceros no vivimos precisamente mucho. Entre exorcizar maldiciones, misiones suicidas, y enemigos que quieren arrancarte alguna extremidad para su colección... pues digamos que cumplir años es casi un milagro."

"¿Y aún así deciden hacerlo? no se, si sentirme fascinado por eso, o confundido"

"Bueno ¿Alguien tiene que limpiar la mugre que el mundo deja no...? Lo malo es que algunos ya nacimos con el trapeador en la mano".

Subaru se acomoda las gafas automáticamente, sintió un pesó simbólico en ellas, o más bien en sus ojos.

*Suspiro* "Pero si no fuera por nosotros, las maldiciones andarían libres, y la gente moriría por montones. Básicamente, somos conserjes de lo paranormal."

"Entonces esos espíritus malditos, son como nosotros los espíritus de maná, Pero en vez de ser pacíficos atacan a las personas, parece que tú mundo solo se rigiera por el caos"

"¡Acertaste!. Las maldiciónes acechan y se alimentan del sufrimiento humano... y muchas veces, la gente ni siquiera sabe que sus propias emociones son las causantes de todo. Por eso existimos nosotros: para exorcizarlos, eliminarlos y mantener a raya el orden"

"Suena... Peligrosamente complicado y agotador, aunque ya entendí porque sentí esa sensación desagradable con ese objeto, trajiste de tu mundo"

"!Oh, ¿Esto? Síp!, se le conoce como objeto maldito. Básicamente, es una maldición encapsulada en algo físico. En este caso, este dedo"

"¿Y lo llevabas tan tranquilo en el bolsillo como si fuera un amuleto de la suerte?"

"¡Vamos...! No es como si tuviera muchas opciones, sabes. En mi mundo tenía que entregarlo, pero como vez... portal interdimensional, invocación forzada, magia loca, bla bla bla... Y aquí estoy. Sin un GPS, sin escuela, y con el dedo maldito más buscado de mi mundo para variar".

"Vaya chico, si que tienes muy mala suerte", Puck flotó en círculos alrededor de Subaru, como si pudiera oler el desastre sobre él.

"Caer en Lugunica justo cuando tenías que hacer algo tan importante... Es una verdadera pena".

Subaru asintió lentamente, con unas exageradas lágrimas de cocodrilo resbalando por sus mejillas mientras ponía su mejor cara de "drama en horario estelar".

"Snif... ¡No tenías que decirlo tan directo, maldita bola de pelos!"

Puck rió con suavidad, pero Subaru bajó la cabeza. Su expresión se volvió más sombría, como si las palabras hubieran removido algo que intentaba enterrar bajo una tonelada de sarcasmo.

"Al principio... pensé que me había tocado la lotería. No más reglas ridículas del Consejo de Hechiceros, no más gritos de esos vejestorios de mi clan. Todos querían que yo, por haber nacido con los dos dones más poderosos de mi clan, me volviera su cabecilla... como si heredar un apellido fuera una maldición más".

"Y justo cuando creí que podía respirar... me doy cuenta de que el dedo de la maldición más longeva, más jodidamente peligrosa de toda mi realidad... vino conmigo"

Apretó los puños. No había nadie ahí para culpar... salvo a él mismo.

("¡Maldita sea, Suguru...¡ !Si hubieras ido en mi lugar a recogerlo, nada de esto habría pasado! ¡Podría estar disfrutando de esta nueva vida... sin ningún problema!")

Incluso estando tan lejos, su amigo le había encajado una carga que ni siquiera quería en primer lugar... y encima en un mundo completamente distinto. Porque claro, ¿por qué no? Si vas a fastidiar a alguien, que sea a través del multiverso.

Puck interrumpió los pensamientos del hechicero con su típica curiosidad felina, disparando preguntas como proyectiles:

"Entonces, Subaru, ese tal Sukuna... ¿está dentro de ese objeto? ¿Y por qué lo llamas el Rey de las Maldiciones?"

Subaru suspiró como si ya hubiese explicado eso veinte veces en un mismo día.

"En realidad, ni siquiera fui yo quien le puso ese título. Según la última vez que hablé con Suguru, este mencionó que el objeto contiene una parte del alma de Sukuna."

Hizo una pausa, mirando la caja, sin poder notar algun rastro de energía maldita, para después soltar un suspiro y continuar.

"Puff, Al parecer, hace mil años, los hechiceros más antiguos intentaron destruir su cuerpo... pero ¡sorpresa! No pudieron. Así que lo dividieron en veinte fragmentos, y cada uno se convirtió en un objeto maldito. Y según Suguru, esa cosa también fue el hechicero más fuerte de su época."

Subaru se encogió de hombros con desdén.

"¡Pero claro!, yo aún no había nacido en esa época, así que ese título ya no le pertenece, si me preguntas, le quedaba bastante grande. Aun así, hoy en día todos los conocen como el Rey de las Maldiciones"

Puck parpadeó, claramente impresionado. Incluso para un espíritu como él, aquello sonaba excesivo.

"No son solo las formas de energía... incluso las épocas de aquí están a años luz de tu mundo. Todo esto es demasiado raro... como si fuéramos en dos líneas del tiempo completamente distintas"

"También, lo notó al llegar aquí, la tecnología también está muy desactualizada a la que conozco, e incluso la hechicera Jujutsu, si no me equivoco se creó hace miles de años en mi mundo para combatir a las maldiciones"

"¡Ya lo voy captando! En tu mundo usas esa energía maldita para combatir a esos... ¿espíritus malditos? Y gracias a ella puedes detener ataques y ser tan fuerte como eres."

Puck comenzaba a atar cabos. Cada palabra de Subaru le ayudaba a entender mejor sus actitudes, su forma de hablar... y hasta por qué había sido tan hostil cuando se conocieron. Subaru, al notar la expresión del espíritu, soltó una carcajada y sonrió con aire confiado.

"¡JAJAJA! ¡Por supuesto que sí! Eso es lo que me convierte en el hechicero jujutsu más fuerte de todos los tiempos! Pero bueno... ya basta de hablar de mí."

Le guiñó un ojo a Puck, como si hubiera contado un secreto que nadie más debería saber, y mientras la conversación entre los dos alcanzaba su clímax entre risas y revelaciones malditas, un movimiento a lo lejos captó su atención.

Subaru entrecerró los ojos, enfocándose en una silueta familiar que se acercaba.

"¿Eh? ¡Rayos! Emilia-tan ya terminó de hablar con esos espíritus... ¡Y yo aquí sentado sin hacer nada! Se suponía que debía estar aprendiendo magia, no dándome un monólogo como si fuera presentador de talk show..."

Puck soltó una risita flotante, claramente divertido.

"Tranquilo, chico. Te portaste generoso con lo que quería saber, así que vamos a hacer un trato. Lia y yo te echaremos una pata... o bueno, dos manos y cuatro patas, para ayudarte con la magia, después de todo, veo que tienes una "Puerta" por lo que no debería de ser un retó para tí"

"¿¡Un momento... ¡¿hablas en serio?! ¿En verdad puedo usar magia de este mundo? ¡Parece que Kamisama sí me bendijo con el paquete protagonista premium! ¡Por fin algo que cumple las expectativas de un isekai decente!"

Puck asintió con esa calma felina suya, justo cuando una dulce voz cristalina interrumpió la escena.

"Veo que ya se llevan mucho mejor... ¡Eso es muuy agradable! ¿Y de qué estuvieron hablando todo este tiempo?"

Emilia se acercó con su sonrisa suave, irradiando una luz que hasta Subaru no podía ignorar. Puck voló directamente a ella y giró a su alrededor, claramente emocionado.

"¡Sí! Estuve aprendiendo un montón de cosas de nuestro nuevo invitado. Y, ¿sabes qué? Subaru es una buena persona. Algo egocéntrica, eso sí... pero tiene buen corazón."

Subaru se quedó en silencio un segundo, rascándose la nuca con una media sonrisa y un sonrojo apenas disimulado.

"Tampoco exageres. Solo soy el tipo más fuerte, increíble y humildemente maravilloso que has conocido."

Los tres soltaron una risa compartida.

Mientras el sol alcanzaba lo más alto del cielo, bañando el lugar con una luz cálida y vibrante, Subaru respiró hondo.

Por primera vez desde que llegó a ese extraño mundo, se había permitido soltarlo todo: de dónde venía, quién era, su misión, sus dudas... todo.

Y en ese instante, sin siquiera notarlo, sintió -aunque sea un poco- que tal vez, solo tal vez... este lugar también podría considerarse su hogar. Al menos, por un tiempo.