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Unspoken

Summary:

Cuando Jim decidió aceptar el reto que le propuso Pike no tenía ni idea que terminaría también fingiendo una relación con un vulcano de entre todos los seres del universo.

Quizá debió pensarlo bien cuando decidió enlistarse en la Flota Estelar.

Notes:

Star Trek y todo lo relacionado con ello no me pertenece, es propiedad de Gene Roddenberry y Paramount Pictures, también la trama principal está basada en La hipótesis del amor de Ali Hazelwood con un par de ajustes míos para este fandom.

Quizá algunos personajes sean un poco fuera de su carácter, no estoy tan segura, prometo hacerlo lo más parecido y aunque no es mi primer fic en el fandom sí lo es en casi una década entonces voy improvisando sobre la marcha.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Las cosas no salen exactamente como Jim lo había planeado.

Se suponía que vería a Gaila en la entrada del edificio de simulaciones, así que en defensa de Jim no era su culpa que tuviera que improvisar y tampoco es como si pareciera que al tipo le importara.

Tardó un momento en adaptarse, algo del todo comprensible dado lo repentino de las circunstancias. Fue un momento raro e incómodo en el que Jim se encontró atacando a un tipo cualquiera, alzando la cabeza lo suficiente para llegar a la boca del hombre que debía ser al menos unas pulgadas más alto que el mismo Jim.

El beso debió de parecer un cabezazo torpe, así que Jim se puso nervioso pensando que no iba a ser capaz de salir airoso de la situación. Cómo explicarle a Gary que eran dos tipos en una cita si para otras personas podría resultar doloroso de ver.

Después de un agonizante minuto el momento se volvió... distinto. El hombre inhaló con fuerza y bajó un poco la cabeza, cosa que hizo que Jim se relajara también. El colocó sus manos sobre la cintura de Jim; unas manos grandes y calientes. De hecho todo el tipo parecía tener una temperatura corporal mayor a la suya. Fue extrañamente agradable. Las manos de Jim bajaron de la nuca del tipo hasta un pecho ancho y sólido.

Después de varios minutos de besos Jim se escuchó a sí mismo suspirar, y fue en ese momento que pudo recordar toda la situación que lo llevó ahí y lo que lo obligó a jalar a la persona que iba pasando cerca de donde él se encontraba, incluso apenas pudo susurrar si podria besar al tipo antes de hacerlo y aunque Jim se sentía un poco mal al respecto, esperaba poder explicar su dilema sin recibir un puñetazo.

Jim se apartó y volteo al final del pasillo donde había visto a Gary acercándose, y no vio nada. Ni rastro del tipo que lo había estado persiguiendo durante meses para que salieran. Eso hizo que Jim se relajara. Entonces volvió la mirada al hombre al que aún seguía abrazado.

Y el alma se le fue fue a los pies.

Jodido.

Él estaba tan jodido.

Mierda.

Porque frente a él se encontraba el Comandante Spock.

El único híbrido vulcano - humano que actualmente impartía clases en la Academia de la Flota Estelar.

Y un imbécil.

No porque Jim haya tomado clases con él, pero en toda la Academia conocían al Comandante de esa manera por ser el único que siempre reprobaba al menos al 85% de los alumnos que tomaban sus cursos.

Él era la razón por la que Bones, el compañero de piso de Jim tuviera que desechar dos proyectos de tesis y estuviera a mitad de casi desechar otro si en su siguiente revisión el vulcano encontrara otra falla en todo el tema de investigación. Jim aún se preguntaba por qué el vulcano era examinador de Bones, si su amigo sureño estaba en el área médica.

Sí, claramente en tipo era un genio, y a pesar de que ser vulcano lo exentaba de ser emocional y sensible era mezquino e hipercrítico, y resultaba evidente que se creía el único ser que hacía investigaciones importantes.

Y Jim acababa de besarlo.

No tenía claro cuánto había durado el silencio, solo que fue el vulcano quien lo rompió. Estaba de pie frente a Jim, absurdamente intimidante, de ojos oscuros y el pelo aún más mirándolo con fijeza.

“No pasa nada. Todo va bien. Perfecto. Solo finge.” Pensó Jim, definitivamente iba a fingir que nada ocurrió, hacerle un educado gesto de despedida con la cabeza y a marcharse de ahí. Era un excelente plan.

一 Cadete, ¿acaba de besarme? 一 se encontró preguntando el vulcano. Aunque su rostro no mostraba ninguna expresión Jim sentía como esa mirada lo inspeccionaba profundamente, el vulcano también tenía los labios más colorados y gruesos de lo normal. Jim no podía negar lo que había ocurrido.

Aun así valía la pena intentarlo.

一 No. 一

一 Muy bien. 一 El vulcano asintió y se dio la vuelta sin más. Si fuera humano Jim diría que lucía un poco desorientado, pero eso no era posible con los vulcanos, ¿cierto?

¿Jim lo había roto? ¿Debería preocuparse? ¿Dejarlo así y continuar su noche? Casi estaba por alejarse también cuando el vulcano se detuvo y con un ligero fruncimiento de cejas para demostrar escepticismo le preguntó.

一 ¿Estás seguro? 一

Mierda.

一 Bien, bueno, sé lo que parece, pero… 一 Jim comenzó a explicarse mientras alzaba las manos a la altura de sus hombros y se acercaba un paso al vulcano. 一 …¿no es así?.

La voz de Jim fue bajando mientras se justificaba ante esa mirada tan penetrante. Quizá si hubiera sido otra persona a la que besó sería más sencillo, y tendría que dar menos explicaciones; u obtener una nueva cita, Jim no era arrogante (no es arrogancia cuando es un hecho) pero mucha gente le ofrecía citas solo por su apariencia. Sin embargo, ¿cómo te justificas ante un vulcano? Quien además es profesor y uno muy estricto también.

Por una vez en la vida, Jim no estaba seguro de cómo proceder.

Después de unos minutos Jim noto como el comandante Spock comenzaba a lucir impaciente, al menos lo más impaciente que puede alguien inexpresivo parecer.

一 Sabe, sé como luce y me disculpo pero creo que deberíamos ignorarlo 一 terminó Jim.

El vulcano lo siguió mirando y después asintió.

一Muy bien. Entonces volveré a mi oficina y comenzaré el trámite para una audiencia disciplinar. 一

Jim exhalo con alivio.

一 Sí, claro, adelante… espere, ¿qué?

一 Este asunto amerita una audiencia y si usted se niega a dar mayor explicación cuando claramente ya se lo he pedido entonces es…. 一

一 Wow, wow, espere. Si se que luce mal todo el asunto y que podría parecer que yo lo ataque a usted pero pedí su consentimiento antes.一

一 Un permiso que no espero a ser dado antes de que procediera. 一

一 ¡¿Qué?! Claramente dijiste que si, te escuche. ¿Te escuche, cierto? 一 Jim estaba tan seguro de que el vulcano había dicho que sí, quizá Jim si había sido impulsivo pero el estaba muy seguro de que el tipo había susurrado un “sí” muy claro.

Aunque ahora comenzaba a dudar de su propia mente. ¿Había escuchado bien? ¿O estaba tan nervioso que su mente le proporcionó lo que quería escuchar? ¿Cómo es posible que pasara esto? Jim podría ser muchas cosas, pero siempre, siempre, esperaba a que su pareja diera su consentimiento.

— Oiga, lo siento mucho. Ha sido una noche extraña. ¿No podemos realmente olvidarnos sin más de lo que ha pasado? —

El vulcano lo volvió a estudiar por lo que pareció un momento eterno, había vuelto a esa inexpresividad típica de los vulcanos y puesto los brazos detrás de la espalda en lo que parecía un gesto habitual.

— Cadete, ¿le ocurre algo? —

— ¿Qué? No, nada. Todo está bien. ¿Por qué? — Jim se agitó, ¿lucía agitado?

— Porque — prosiguió el vulcano con calma— besar a un desconocido a medianoche en un laboratorio de simulación podría ser señal de que acontece algo.

— No.

El vulcano asintió, pensativo.

— Muy bien. Entonces recibirás la notificación de la audiencia en los próximos días.

Se giró para alejarse. Jim lo pensó. Entonces gritó

—¡Ni siquiera me ha preguntado cómo me llamo!

— Eso es muy fácil de averiguar, cadete. Buena noche.

—¡Espere!

Jim se acercó a él y lo frenó agarrándolo por la muñeca. Spock se detuvo completamente, inmóvil. Luego clavó la mirada en la mano que aún seguía tocándolo.

Cierto. A los vulcanos no les gustaba el contacto.

—Lo siento, no quería…— Jim lo soltó de inmediato y dio un paso atrás.

—El beso. Explícate.

Jim se enderezó. La había cagado de verdad. Y ahora tenía que contárselo.

—Gary Mitchell — Miró a su alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. — El otro cadete que pasaba por aquí. Está en la vía de mando, con una especialidad en navegación, es estudiante de último año y un dolor en el trasero, me ha solicitado innumerables veces una salida y a pesar de que le he dejado en claro que no estoy interesado no parece comprender. Esta noche estaba esperando a una amiga cuando lo vi e improvise.

El rostro del vulcano era indescifrable.

— No lo he pensado muy bien. De nuevo me disculpo por molestarlo Comandante. Necesitaba que Gary creyera que estaba en una cita.

Él asintió.

— Así que has besado a la primera persona que has visto en el pasillo.

— Si.

Volvieron a quedarse en silencio. No del todo cómodo pero tampoco completamente incómodo. Sin embargo, Jim estaba cansado, confundido, y un poco caliente, joder, ¿el comandante tenía que ser tan atractivo? Aun así toda la situación era demasiado.

— Sabe que, en realidad, tiene toda la razón. Y lo siento mucho, de nuevo. Si se ha sentido acosado por mí de cualquier manera, debería denunciarme, porque es lo justo. Y mi explicación no importa. No es que mis intenciones fueran las mejores; importa más su percepción de... — Joder, solo lo estaba empeorando—. Voy a marcharme, ¿ok? Gracias y...lamento todo esto.

Jim se dio media vuelta y salió corriendo por el pasillo.

— James — llamó el vulcano —. Jim, espera...

No se detuvo. Bajó corriendo las escaleras hasta la planta baja y luego salió del edificio, cruzó frente a la estatua de Zefram Cochrane hasta llegar a una jardinera escasamente iluminada y se detuvo a respirar.

Cuando su ritmo cardíaco se desaceleró continuó hasta llegar frente a la puerta de su apartamento; esa noche Bones estaba de guardia y Jim se alegró por los pequeños milagros, así no tendría que dar una explicación sobre dónde había estado.

Hasta que se desplomó en su cama no se permitió bajar la guardia. Menudo desastre de día había sido. Jim ni siquiera pensó en el hecho que el comandante Spock lo había llamado por su nombre.