Chapter 1: El incidente
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Cuando Harry llegó a Hogwarts se dio cantidad de una cosa, acá nadie lo veía como un bicho raro, acá en vez de ser un monstruo y alguien despreciable, era el salvador del mundo mágico, un símbolo de admiración y respeto, cosa que al principio se sorprendió al azabache, pero luego decidió usar a su favor, así que con eso en mente, Harry pasó los primeros años de su vida en Hogwarts creándose una reputación, una en donde le sonreía a todo el mundo, la de un chico amable que nada lo perturbaba más que las injusticias, la de un salvador... Lo que debía ser.
Y lo mejor de esto, era que todos lo aplaudían por ello, cosa que hizo que Harry se sintiera bien consigo mismo, porque nadie sabía lo que ocultaba tras su sonrisa amable, nadie sabía de su sufrimiento interno y mucho menos de las marcas físicas que ocultaba tras la ropa holgada que finía usar solo por gusto y falta del sentido de la moda. Para Harry, su vida imperfecta en Hogwarts, era todo lo que había deseado en su vida y una máscara que no planeaba quitarse jamás.
Aunque no tomo algo en cuenta y era que como una vez había escuchado decir por allí, tarde o temprano, las mentiras siempre salían a la luz. Harry decidió ser la excepción a la regla, aunque las cosas no siempre son como nosotros las queremos.
°°°
Harry estaba cursando su quinto año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, todo allí era relativamente tranquilo desde que entró - salvo una que otra travesura -, salía con sus amigos, iba de paseo al pueblo los fines de semana, respondía a las provocaciones de Malfoy e iba a clases. Todo era común y nada estaba fuera de lugar salvo la cantidad de deberes que los profesores les asignaba gracias a la llegada de los TIMOS.
Esa misma mañana se encontró con sus amigos en el comedor, Hermione no dejaba de hablar de lo difícil que serían los exámenes y que debían ponerse las pilas para pasar de año mientras que Ron solo se quejaba y le suplicaba que cambiará de tema por una vez en su vida. Harry solo los observaba en silencio mientras jugueteaba con su comida de manera distraída, no prestaba realmente atención y la verdad le parecía más interesante jugar a perseguir guisantes a intentar de que la de cabello crespo dejara de exigirles estudiar, luego de ser amigos y recibir el mismo discurso durante 5 años, Harry sabía que si Hermione no hablaba de exámenes, era porque no era ella.
En medio de su distracción y busca de desconectarse de su cerebro por un rato, su mirada se dirigió hacia la mesa de las serpientes, últimamente Malfoy había estado menos irritante y eso le hacía pensar que estaba planeando algo, lo que significaba que debía vigilarlo de cerca. Malfoy había sido un dolor de cabeza - o como Ron prefería llamarlo: un grano en el culo - que rechazo ser su amigo cuando se conocieron en el primer año, si bien la superioridad de la sangre había disminuido considerablemente desde la caída de lord Voldemort como dijo el mismo Ron, tenían familias como los Malfoy's los cuales seguían creyendo en esta con fervor y cuando Harry vio como el Rubio se expresaba de sus amigos al conocerse, inmediatamente le dio un alto, convirtiéndose desde entonces en enemigos jurados.
Después de unos minutos conectó su mirada con la del rubio quien solo sonrío con sorna desde lo lejos y le saco el dedo medio, burlándose de Harry, iba a levantarse y devolver el gesto con furia cuando una voz lo saco de su cabeza.
- Harry... ¡Harry! - volteo a ver a Hermione que lo veía con el ceño fruncido de disgusto - dios, ¡presta atención!
- Lo siento Herms, ¿Que decías? - se rasco la nuca mientras volvía su atención a sus amigos con algo de vergüenza, por un momento había olvidado que estaba con ellos.
Pero su disculpa no hizo ningún tipo de efecto en la castaña quien parecía frustrada, sin mirar a Harry se pellizco la nariz como si estuviera pidiendo paciencia a algún ser divino y se dio la vuelta para terminar su tostada. Ron quien estaba a un lado, decidió ser la balanza en la situación y se inclinó para ver a Harry más cómodamente.
- Hermano, has estado muy callado y fuera de órbita desde que salimos del dormitorio, ¿Te encuentras bien? Casi nunca eres así.
Harry no respondió de inmediato, Ron tenía razón. Pero no podía decirle que esa madrugada había tenido una pesadilla que lo había dejado muy aturdido y que por eso habia estado tan callado y distraído, no lo entendería. Había pensado en muchas oportunidades contarles sobre sus tíos, las pesadillas que tenía, decirles que odiaba volver a casa y básicamente todo lo que lo atormentaba, pero luego los imaginaba dejándolo por ser demasiado patético y no ser el Harry que todos pensaban que era. Ya había sido un infierno cuando todo el colegio se enteró que hablaba parsel y le había costado mucho que las personas no lo vieran como algo malo, así que no, prefería mentirles como siempre y dejar que las cosas fluyeran con tranquilidad.
- ehmm... No pasa nada, solo que me quedé despierto hasta tarde y estoy muy cansado. - sonrío para tranquilizarlos, pero Hermione se cruzó de brazos disgustada con la respuesta.
- Harry, sabes que debes descansar, si no duermes bien puede-...
- Herms, relájate - Harry la interrumpió mientras se levantaba de la silla y se metía las manos en los bolsillos - estoy bien, no pasa nada. Mejor en vez de estar acá discutiendo sobre que debo y que no debo hacer ¿Por que no mejor vamos a las mazmorras de una vez? Snape no tolerará que lleguemos tarde.
Sus amigos se vieron entre si y le dieron la razón, era mejor así.
El camino a clase de pociones fue silencioso salvo una que otra queja. No era nada nuevo no querer ir a esa clase, ya que Snape - el profesor de esa asignatura - lo único que hacía era favorecer a los Slytherin y bajarle puntos a ellos hasta por respirar, simplemente lo odiaba y prefería tener clases con una araña gigante que con ese murciélago insípido.
Aún así, no podía evitar sentir algo de interés por la materia, debía admitir que sería muy divertida e interesante si no tuviera a Snape de profesor, pero actualmente estaba medianamente decente, podía entender el proceso y le parecían geniales las pociones medicinales ya que a su parecer era super útiles tanto para el quidditch como para su vida cotidiana.
Iba tan metido en su cabeza que antes de que se diera cuenta, ya estaban en el salón, por lo que entraron y se sentaron en sus respectivos asientos mientras esperaban que se terminara de hacer la hora, el salón se fue llenando, dejando pasar a tanto Gryffindors como Slytherins - otra cosa por la que odia la clase es que era una de las materias que compartían con las serpientes - y una vez lleno, Snape entro con su característica entrada dramática y se colocó delante de todo el salón que lo esperaban en silencio.
- Espero que estén lo suficientemente despiertos el día de hoy - miro a los estudiantes detenidamente para luego continuar - el día de hoy realizaremos una-
La puerta se abrió dejando ver a Neville, uno de los compañeros de habitación de Harry - y el más torpe de su año - con la ropa algo desarreglada y con un poco de sudor en la frente, este, con la cara roja de vergüenza, entro con la mirada gacha y se frotó las manos con ansiedad.
- disculpe la tardanza, profesor Snape yo...
- 5 puntos menos por su falta de puntualidad, siéntate y haz silencio antes de que te quite otros 5.
Sin dar repuesta camino rápidamente hacia su mesa que estaba junto a la de Hermione y todo quedó en silencio de nuevo.
- como decía... El día de hoy realizarán una poción para combatir el veneno de un cobra, si prestaron atención a la clase anterior sabrán hacerla con facilidad, trabajarán en equipo y tienen 1 hora y media para entregarla junto con su informe. - Harry miro con desagrado a Snape y torció los ojos con fastidio, no le fastidiaba el echo de hacer el veneno, si no la forma en la que les daba las instrucciones, le desagradaba y causa fastidio.
Simplemente todo en el era ridículo, ni siquiera sabía por que parecía ser mucho más gilipollas con el que con los demás, simplemente era muy fácil hacer una lista de todas las cosas por las que Snape era su profesor menos preferido de todo Hogwarts y estaba seguro que esa lista se convertiría en un libro. Dejando su odio - totalmente justificado - hacia el profesor, se encargo de preparar las cosas para terminar de una vez por todas, estaba a punto de prender el fuego para calentar el caldero hasta que Ron le dio un codazo interrumpiendo lo y llamado su atención de inmediato, iba a reprocharle pero este empezó a hacer muecas burlándose de Snape, al parecer había notado su desagrado y decidió ayudarlo, por lo que no pudo evitar reír por lo bajó mientras sacaba su pergamino, era gracioso vera Ron imitar a Snape con mímica solo para animarlo, pero dejo de reír y se paralizó cuando la voz del dichoso murciélago los interrumpió.
- ¡Weasley! 5 puntos menos por reírte en mi clase, cambia de puesto con Longbottom.
Harry abrió los ojos con sorpresa y luego lo vio con enojo.
- usted no puede cambiarlo, ¡no hizo nada! - protesto Harry indignado, siempre era así cuando se trataba de Snape.
- 10 puntos menos por metere en cosas que no le incumben y 10 más por cuestionar mi autoridad, Potter. - dijo con voz seca, Harry pudo escuchar como en el fondo los Slytherins se reían de la situación lo que lo hizo enfurecer más, presionó los puños queriendo replicar pero el profesor solo alzó una ceja mientras lo veía fijamente - ¿algo más que decir señor Potter?
Harry gruñó molesto y en vez de responder, solo se sentó en su silla de mala gana mientras Ron reconocía sus cosas igual de molesto que Harry, siempre hacían los trabajos juntos, no es que le molestará hacerlo con alguien más, simplemente que de nuevo, le molestaba cualquier cosa que incluyera a Snape oa cualquier Slytherin - aún se avergonzaba internamente cuando el sombrero lo quería mandar a esa casa -, Ron se cambió de asiento con Neville quien solo le dedicó a Harry una mirada condescendiente y se sentado junto a el. Después de eso, solo intercambiaron una que otra palabra, no era que el chico le desagradaba a Harry, eran amigos, solo que es la última persona con quién estaría en clases de pociones, aunque definitivamente lo elegiría primero que a Seamus, tan solo imaginar que el caldero le explotara encima le causaba escalofrío en la espina dorsal .
El azabache se había encargado de la preparación mientras que Neville del informe, era mucho mejor así ya que terminarian más rápido y con una nota decente para ambos - también se ahorrarían un accidente indeseado, pero eso es algo que no diría en vos alta, no quería herir los sentimientos de Neville por más cierto que sea su argumento -.
Todo estaba tranquilo en el salón, nadie había hecho explotar nada, las pociones se cosían a fuego lento en el caldero mientras leía las instrucciones y picaban los ingredientes faltantes. Para cuando ya solo quedaba media hora para entregar el trabajo, Harry noto que le faltaban hojas de clavo, se levantó de la mesa mientras tomaba un pequeño recipiente y se giraba hacia Neville.
- oye Nev, ¿puedes remover el caldero como dice el libro y luego agregar los escarabajos? Debo ir por unas cuantas hojas de clavo - dijo Harry en lo que señalaba el libro de pociones de su año.
-Eh. Claro. Esta bien - dijo para luego enfocarse en la poción.
Solo esperaba hacerlo bien, hasta ahora no les estaba yendo mal y la poción se veía como debía de verso, tal vez no sería perfecta, pero si presentable. Llegó a la estantería y comenzó a leer las etiquetas de los frascos buscando las hojas de clavo, solo le hacía falta unas cuantas, así que las tomaría y volvería rápidamente.
Comenzó a apartar frascos y releer otros al no encontrar lo que buscaba, se dio la vuelta para ver cómo estaban las cosas con Neville y al ver que todo iba a bien seguido con la búsqueda, luego de un par de minutos las vio en dos estantes más arriba y se estiró para tomarlas, pero una mano pálida tomo el frasco antes que el.
Frunció el ceño y se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con el insufrible de Malfoy.
- ¿Buscabas esto, Potter? - Malfoy sonrío ampliamente mientras sostenía el frasco.
- Devuelve lo Malfoy. Lo vi primero. - Harry presionó los puños con fuerza, simplemente lo odiaba.
Malfoy era tan... Idiota, parecía como si su misión en la vida era joderle la vida a Harry, quien todos los días agradecía nunca haber aceptado su amistad, porque si así era con el siendo enemigos, no quería imaginarlo de amigo, simplemente sería una pesadilla.
- ¿o qué? ¿Vas a golpearme con tus delicadas manos de princesa o le dirás a la sangre sucia de Granger que lo haga por ti? - Había algo de rencor en su voz, el azabache concluyó que era molesto porque en tercer año Hermione le dio un puñetazo en la cara. Pero no había nada que lo molestará más a que se metieran con sus amigos y mucho más por un tema tan estúpido como la sangre, Harry vio rojo cuando Malfoy dijo esto. Pero el rubio simplemente se dio la vuelta a punto de irse.
Harry sacó su varita para enfrentarlo pero Malfoy simplemente se detuvo y se dio la vuelta con una sonrisa malvada en su rostro.
- uhmmm... ¿Sabes qué? No lo necesito - lanzó el frasco hacia Harry quien se vio obligado a atraparlo antes de que cayera al piso y se rompiera - tengo más en mi mesa.
Y sin más que decir se fue.
Harry lo miro extrañado, desde que inicio el año, sus encuentros con Malfoy habían sido así de extraños, este lo provocaba y luego se iba, sin más, dejando a Harry ahogándose con su propio veneno, cosa que hizo que este se obsesiona tanto que revisaba todo el tiempo el mapa de los merodeadores para ver qué era lo que estaba haciendo, pero nunca consiguiendo nada más de que estaba en su sala común o en su habitación.
Su vista se fijó en Neville quien parecía ansioso mientras removía localmente el caldero, Harry, decidió pensar en Malfoy en otro momento e ir a ayudar a su compañero y poder sacar una buena calificación. Eso era más importante que el idiota de Draco rubio estúpido oxigenado malfoy.
Al llegar, la poción estaba grumosa en vez de líquida. Harry apartó a Neville y agregó 7 hojas de clavo como decías en el libro, aunque tenían un aspecto algo diferente a las que ya tenía en su mesa, sin importarle esto, las agregado de igual manera y revolvió la poción contrario a las agujas del reloj, pero en vez de esta volverse líquida, su color cambio a un amarillo enfermizo y comenzó a crecer derramándose del caldero cayéndose sobre Harry quien se apartó cuando la poción tocó su pie l.
- ¡ah! - Harry estiró su mano para apagar el fuego y así la poción dejara de derramarse pero un humo lo envolvió por completo, haciendo que no pudiera ver más allá de humo blanco.
Podía escuchar a Snape gritar furioso, pero el humo tenía un olor ácido que lo hacía toser furiosamente, de la nada, su vista se volvió borrosa a pesar de tener los lentes puestos y llego un momento en donde sintió como todo su cuerpo se comprimia dolorosamente dificultando le aún más la respiración, maldita su suerte cuando todo empezó a verso negro.
Definitivamente odiaba ir a pociones.
Chapter 2: El pequeño Harry Potter
Summary:
En un lugar llamado Privet Drive, en Little Whinging, Surrey, había una casa identica a las de su alrededor, con jardines iguales, colores iguales, todo era de imagen perfecta y pulcra que la única manera de identificar este lugar, era por el número de la casa.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
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En un lugar llamado Privet Drive en Little Whinging Surrey, había una casa idéntica a las de su alrededor, con jardines iguales, colores iguales, toda era de imagen perfecta y pulcra, siendo que la única manera de identificar este lugar, era por el número de la casa.
El número 4
Una casa que parecía normalidad, aunque realmente no lo era.
- ¡Papá! ¡Harry me quitó mi carrito! - un niño regordete de aproximadamente 6 años, con cabello rubio, de piel clara y mejillas rosadas, corría hacia el estudio de su padre llorando mientras que un niño mucho más pequeño y flacucho de ojos verdes, caminaba con cuidado detrás del rubio mientras lo seguía.
- Dudley, toma, solo quería verlo.
Este niño de cabello azabache, era Harry Potter, quien vivía con sus tíos desde la repentina muerte de sus padres en un accidente automovilístico cuando él tenía tan solo un año.
- No llames al tío, por favor. ¡Dudley! - pero este ya había subido las escaleras y se giro hacia Harry para hacerle un gesto que el azabache no pudo ver bien, estaba demasiado lejos y se veía borroso. Suspiro frustrado y apuro el paso, subiendo las escaleras, pero su vista volvió a fallarle y se tropezó con uno de los escalones, cayendo de cara y golpeándose la frente, se frotó la frente y se levantó para poder seguir a Dudley y decirle que su carrito estaba en la sala de estar, pero tan pronto llegó al segundo piso, la figura esbelta de su tío lo recibió.
Harry... Tenía prohibidas ciertas cosas, era un chico problemático por lo que era constantemente disciplinado por sus tíos, estos siempre le repetían que era igual de delincuente que su padre y eso era lo único que el pequeño sabía sobre sus fallecidos progenitores, que fueron malas personas y que por eso murieron, por vivir en la mala vida.
Sin embargo Harry se esforzaba por no ser así, hacia todos los deberes de la casa (o al menos los que su tía le decía que hiciera), hacia sus tareas y pasaba lo que quedaba del día encerrado en su alacena para no molestar.
Aunque había veces en las que mientras limpiaba, tomaba los juguetes regados de Dudley y jugaba con ellos, solo por unos segundos, nunca lo hacía por demasiado tiempo para así no ser descubierto. Pero esta vez su primo lo vio y ahora... Estaba intentando que este no lo delatara con su tío.
Bueno, había estado, porque ahora este veía al pequeño Harry con la furia de mil soles.
- Tío Vernon, yo-
Pero ya estaba siendo tirado del cabello mientras era obligado a bajar la escalera, el azabache se tropezó varias veces más, pero no sé cayó gracias al agarre de Vernon sobre el. Podía escuchar a sus tíos diciendo las típicas cosas que decía, el discurso casi nunca cambiaba, solo que está vez lo llamaba ladrón y que por eso no recibía nada, porque era un monstruo que solo sabía tomar las cosas que no eran suyas en vez de ganarlas.
Por fin llegaron a abajo y lo condujo hasta la cocina, allí este por fin lo soltó con brusquedad, Harry casi pierde el equilibrio, con los ojos algo empañados se frotó la cabeza está vez, siempre le dolía cuando le jalaban del cabello, pero esta vez su tío había ejercido algo más de fuerza.
- A los delincuentes como tú hay que enseñarles como a los burros. - el rostro de Vernon estaba rojo de la ira, se dio la vuelta para ver a Harry quien se encogió de hombros.
- y-yo solo estaba viendo... L-lo iba a soltar - Harry intento explicarse pero Vernon lo tomo del brazo sin dejarlo hablar.
- abre las manos.
Harry entrecerró un poco los ojos para ver qué era lo que su tío tenía en la otra mano, pero su vista simplemente no se lo permitía.
- ¡te dije que abras las manos! - apretó mucho más el brazo del pequeño y este obedeció rápidamente.
Y luego de eso Harry sintió como algo muy caliente le quemaba las palmas, pegó un pequeño grito seguido de llanto mientras intentaba apartarse, pero su tío simplemente hacía mucha más presión en está. Luego de un par de minutos quitó la paleta de metal.
- repite: no volveré a tomar cosas que no son mías.
Pero sus manos no le dejaban de doler y las lágrimas caían como cascadas por sus mejillas, intento inútilmente decirlo pero de nuevo el calor abrazador volvió a quemar la zona, está vez los gritos del pequeño fueron más fuertes al ya tener la zona maltratada.
Y por esto la casa número 4 no era tan normal como aparentaba, porque los dueños tenían que disciplinar a aquel niño problemático sin padres el cual por desgracia termino siendo su sobrino. Y tal vez eran maneras un poco extremas de enseñarle, pero querían asegurarse de eliminar cualquier rastro de su monstruosidad.
Después de un rato solo se escuchaban los lloriqueos del pequeño, luego de ser disciplinado fue encerrado en su alacena y castigado a quedarse sin almuerzo y cena, aunque muy en el fondo, Harry agradecía que solo allá sido eso, porque no tenía permitido desayunar hasta que tuviera todos los deberes listos, por lo que su pandita gruñía con hambre.
Se envolvió en la delgada manta intentado - inútilmente - no tocar sus adoloridas palmas, las cuales estaban rojas y le empezaban a salir callos, cerró los ojos con fuerza, siempre el tiempo pasaba más rápido cuando dormía.
°°°
Abrió los ojos lentamente, al ver a su alrededor inmediatamente supo que no sabía dónde estaba, podía escuchar voces de fondo pero no lograba identificarlas. A sus 6 años, Harry sabía distinguir muy bien las voces de las personas, por lo que sabía también que no conocía a nadie allí.
Con cuidado se levantó lentamente, quedando sentado, bajo la mirada y parecía estar en un tipo de cama alta. Al subir la mirada y entre cerrar los ojos, también se dio cuenta que algo azúl lo rodeaba, por lo que las voces venían de atrás. Harry se mordió el labio inferior y volvió a acostarse, esto era mucho más cómodo que la pequeña colcha en la que dormía y la cobija que tenía puesta era mucho más suave y gruesa, Harry se permitió disfrutarlo un poco restregando se contra la suave almohada, la colcha y la cobija.
De la nada, recordó lo que había pasado con su tío y mientras se escondía por debajo de la cobija, se vio las manos notando que estaban sanas, aunque aún un poquito rojas, por lo menos no le dolían.
Se volvió a descubrir y vio al techo el cual parecía estar muy, muy lejos de el, aunque lo más probable es que esto no fuera real, su vista era rara, había intentado preguntarle a sus tíos porque era así, pero estos le recordaron la primera regla, no hagas preguntas, por lo que simplemente se había acostumbrado a tropezarse todo el tiempo, a reconocer a las personas por su voz y a que le doliera la cabeza siempre - aunque no sabía si eso tenía que ver realmente con su vista -.
Harry se pregunto dónde estaban sus tíos, así que se levantó, quedando nuevamente sentado en la cama, se asomó a la orilla y descubrió que estaba algo alto por lo que si se levantaba, podría caerse. Una voz en su cabeza le dijo que no importaba, tenía que ir con sus tíos, estaba en un lugar desconocido y si desaparecía por mucho tiempo, iba a ser disciplinado de nuevo. Inconcientemente se frotó las palmas de sus manos y miro a los lados. Estaba pensado si bajarse o no, cuando la "pared" azul pareció correrse hacia un lado, dejando ver a una mancha negra que se acercó hasta el, dejando ver con un poco de más claridad su aspecto, aunque aún no le podía ver bien la cara, supo que era una mujer por su cabello largo de color negro y lo que parecía un vestido del mismo color, atrás de el, habían muchas más manchitas, siendo las más divertida y llamativa, una que era naranja, casi rojo.
- póngase las gafas, señor Potter - la voz de la mujer era gruesa y parecía enojada - quiero que me vea bien.
Harry no sabía de qué gafas estaba hablando, había escuchado mucho esa palabra, sobre todo del tío Vernon cuando iba a leer el periódico, pero jamás supo para que funcionaban, ya que bueno, tenía prohibido preguntar cosas, vio a los lados buscando las "gafas" y vio un pequeño objeto sobre la mesita que estaba aún lado de la cama, supuso que era eso y se estiró para tomarlo, dándose cuánta que resultaron estar un poco más lejos de lo que creía, por lo que se estiró un poco más, las tomo y las inspeccionó con curiosidad, no era nada parecidas a las que el tío Vernon usaba, pero igual las abrió y se las puso en la cara como lo había visto hacer siempre.
Pegó un pequeño brinquito cuando todo a su alrededor se aclaró, las cosas a lo lejos tenían forma y las manchas se convirtieron en objetos y personas. Aunque le sentaban algo incómodas a la nariz. La mujer frente a el tenía el ceño fruncido y era mucho más alta que cualquier mujer que haya visto antes, aunque Harry pensó que parecía mucho más un señor que una mujer.
- no estoy para juegos con usted - la mujer lo vio con enojo y Harry trago saliva temiendo ser gritado - póngase las gafas bien.
Harry asintió lentamente y se quitó las gafas, las miro con extrañeza y les dio la vuelta para poder volverse las a poner, está vez estaban perfectas y no le molestaban, subió la mirada para volver a ver a la mujer mientras los lentes se le corrían un poco por la nariz, lo acomodo pero paso lo mismo, así que decidió dejarlos así.
- espero que estés feliz, señor Potter - pronunció las palabras con fuerza y disgusto mientras se cruzaba de brazos - veamos si tener la apariencia de un niño hasta que prepare el antídoto le enseñará a no jugar en mi clase.
Harry simplemente lo miró con ojos asombrados, nunca creyó ver a una mujer hablando de esa manera, por lo general, cuando su tía petunia lo regañaba, esta le gritaba con voz chillona y fuerte, pero esta parecía tan intimidante y furiosa como su tío Vernon, solo que esta no gritaba ni se ponía roja.
Mira a las personas que estaban detrás de la señora de negro y solo vio a unos chicos mayores y a una mujer - cabe destacar que todos estaban vestidos con ropa rara - los cuales lo estaban observando fijamente como si fuera lo más interesante del mundo entero, así que solo tragó saliva y se quedó quieto, quería preguntar quiénes eran esas personas y quién era la señora de negro pero se recordó a sí mismo: No hagas preguntas.
- ¿me está ignorando, señor Potter? - al ver el desagrado de la señora solo negó rápidamente con la cabeza y respondió en voz baja.
- N-no señora... - Harry empezó a jugar con sus manos, demasiadas miradas estaban puestas sobre el, necesitaba saber dónde estaba, así que miró a los lados buscando a sus tíos o a su primo, al no verlos respiró hondo y volvió a mirar a la señora quién lo fulminaba con la mirada - S-señora... Donde... ¿Dónde estoy?
Esta abrió los ojos con sorpresa, pero rápidamente frunció el ceño y se dio la vuelta para hablar con la otra mujer, sin darle respuestas a Harry. De repente Harry da otro pequeño salto de sorpresa cuando las puertas se abrieron - el azabache no sabía que existían puertas tan grandes - dejando pasar un señor ¿O era otra señora? Parecía mayor y tenía una gran barba que le llegaba el pecho y... ¿Un vestido? Tal vez si era mujer después de todo ¿Las señoras le salían barba? Harry no lo sabía y se estaba empezando a confundir demasiado.
Este entró y se dirigió rápidamente hacia la señora de negro y la otra señora con vestimenta extraña, las tres tenían la cara arrugada y miradas serias. Harry por fin se decidió en ir a buscar a sus tíos, por lo que iba a bajarse de la cama para buscarlos - ya que estos debían de estar muy enojados con él -, pero los dos chicos mayores se acercaron a él y se sentaron a cada lado del azabache.
- ¡Harry! - dijo la chica de pelo crespo - ¡Estaba muy preocupada! El profesor snape castigó a Neville, a ti no porque... Bueno... Mírate como estas.
La chica hablaba tan rápido que a Harry le costaba seguir el ritmo, se parecía a las niñas de su salón del kinder que se burlaban de él cada vez que decía algo. Definitivamente esta chica no le cayó bien. Sin embargo el chico pelirrojo con pecas en el rostro solo lo vio con una sonrisa que intentaba ocultar una carcajada, Harry pensó que tal vez todo esto era un plan de su primo para jugarle una broma. A Dudley le encantaba jugarle bromas, una vez le había hecho creer que había una mancha con forma de ave en el último escalón de las escaleras y luego lo empujó haciendo que rodará hacia abajo y se partiera la nariz.
Aunque luego lo pensó un poco más y descartó la idea, su primo no era tan inteligente como para ingeniar algo así de laborado, tal vez su tío lo esté ayudando por lo que hizo ayer, aún sentía el dolor fantasma de sus manos siendo quemadas. Quiso llorar de inmediato ante el recuerdo, pero aún cabía la posiblidad de que esté fuera una broma y si lloraba frente a estas personas y sus tíos lo veían le iba a ir mal, no llorar era una de sus reglas, así que solo bajo la cabeza en ignoraro a los chicos que estaban a su lado.
- Vamos Harry - el chico pelirrojo río un poco - Herms no lo dice para burlarse, aunque si es gracioso - el azabache siguió jugando con sus manos sin verlos, quería volver a su alacena en donde nadie lo viera.
- ehmmm... Harry - la chica estiró la mano para tocarle el hombro, pero este solo retrocedió temiendo que le fuera hacer dañó, miraba a la chica con miedo y está solo apartó la mano sorprendida al igual que el otros chicos.
Ambos se vieron y luego el pelirrojo iba a decir algo, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, el hombre - o mujer - de barba los interrumpió.
- señor Weasley, señorita Granger, creo que Harry necesita descansar - hizo una pausa - vayan a sus habitaciones, prometo que todo estará bien.
Estos no parecieron convencidos en un principio, pero de todas formas obedecieron y se fueron, cuando se quedó solo con el señor retrocedió un poquito más y lo vio con desconfianza.
- hola Harry... ¿Sabes quién soy?
El azabache negoció con la cabeza.
- Soy Albus Dumbledore - Harry se estaba llenando más por la idea de que era un señor y no una señora - director del colegio Hogwarts de magia y hechicería - Harry no sabía que era un Hogwarts así que no respondió - fui un gran amigo de tus padres.
Esto llamo la atención de Harry, nunca había conocido a alguien más que conociera a sus padres que no eran sus tíos, tenía mil preguntas que hacer y mucho que decir, pero se mordió el labio inferior con fuerza, No. Debía. Hacer. Preguntas.
- Dime... ¿Que es lo último o que recuerdas?
Notes:
Acá está el segundo capítulo de esta pequeña historia, me está costando mucho hacer lo capitulos tan cortos, así que si, dejarlo hasta aquí fue a propósito.
Sin más que decir, NOS LEERMO 💗
Chapter 3: Perdido
Summary:
El azabache no quería que sus tíos lo volvieran a castigar, así que decidió quedarse callado mientras el hombre de la barba lo miraba fijamente con esos ojos azules tan claros que llegaban a confundirse con un azul transparente.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
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- Dime... ¿Que es lo último que recuerdas?
Harry no respondió, el hombre a pesar de estarle sonriendo no le inspiraba confianza al azabache, vio como la mujer de negro lo veía con el ceño aún fruncido, estaba seguro que estar con ella sería mejor, era probable que esa señora conociera a sus tíos, si no, no lo estaría mirando lo de aquella manera. Mientras que el hombre con barba... ¿Por que le sonreía? ¿Era verdad que conoció a sus padres? Si este hombre conocía a sus padres entonces debía de ser alguien malo.
El azabache no quería que sus tíos lo volvieran a castigar, así que decidió quedarse callado mientras el hombre de la barba lo miraba fijamente con esos ojos azules tan claros que llegaban a confundirse con un azul transparente. Además, tampoco es como si pudiera responderle, tenía prohibido hablar de su disciplina con otros adultos, ya que una vez una profesora le pregunto porque tenía un ojo morado y el le contó que su tío lo había castigado, gracias a eso llamaron a sus tíos a dirección junto con varios oficiales, en donde me expusieron el caso y si tíos tuvieron que explicar que Harry era alguien adicto a las mentiras por lo que tendría a crear escenarios - el incluso lastimarse - para llamar la atención. Los oficiales lo reprendieron y tuvieron que disculparse tanto con la maestra como con sus tíos, cuando llegaron a casa Harry fue disciplinado nuevamente y desde ese día Harry tuvo prohibido hablar sobre cualquier cosa que fuera de la mano con el tema de su crianza.
Pasaron un par de minutos y cuando el señor se dio cuenta que Harry no iba a responder dio un largo suspiro y se sacó un pequeño envoltorio de su bolsillo y le ofreció a Harry.
- ¿Caramelo de limón? - pregunto mientras se lo extendía.
Harry miro hacia los lados, no podía comer caramelos ni nada que sea dulce, nuevamente no vio a sus tíos y avanzaba tímidamente como si lo que estuviera a punto de hacer fuera un crimen. No le iba a venir mal un caramelo si sus tíos no se enteraban, además de tener mucho tiempo queriendo probarlos. A pesar de esto, detuvo la mano a mitad de camino, ¿Y si sus tíos se enteraban? No, no, no, mejor no; se volvió a alejar y negocio con la cabeza.
La mujer de negro lo fulminó con la mirada y Harry trago saliva, está se acercó de nuevo vio al señor Dumbledore quien parecía extrañado.
- Albus, esto no está funcionando. - su voz era molesta y grave.
Harry volvio a concentrarse en el panorama, nunca había visto las cosas tan claras, tal vez si pedía quedarse con las gafas su tía ya no lo regalaría por ser tan torpe y cuando haga sus deberes también los haría bien. Sonrío orgulloso en sus adentros, ¡tal vez incluso aprendería a leer! Con eso en mente miro a los mayores quienes seguían hablando sin darse cuenta de cuánto de lo que Harry había pensado.
- Es un niño, solo míralo, debe de tener como 4 años - decía Albus con calma mientras volvía a guardar el caramelo - ten paciencia Severus.
- Por Merlín, necesito hacer el antídoto, no va a estar así hasta el próximo año - se cruzó de brazos y miro a Harry con furia - aunque no me molestaría hacerlo.
Luego de unos minutos de silencio, Snape se acercó más al azabache pero está vez Harry no se movió. Sin darse cuenta, este volvió a jugar con sus manos bajando un poco la cabeza con timidez.
- ¿Cuantos años tienes? - Harry volvió a subir la mirada y enterró sus uñas en su piel.
- Seis.
- ¿Qué es lo último que recuerdas? -prosiguió.
Harry no respondió de inmediato.
-ir a dormir...
- ¿Qué más? - para este punto la señora estaba mucho más molesta que antes - si es que eso era posible - y su mirada martillaba la frente de Harry como si pudiera leer su mente.
Harry cerró los ojos con miedo, sabía que era malo mintiendo, pero no podía decirlo, tal vez si decía que estaba limpiando el jardín... No era mentira, simplemente se estaba saltando un poco de la verdad. Iba a responder pero una mano se posó de repente en su hombro asustando lo.
- basta los dos. - la voz estricta de la señora que vestía raro se dio a escuchar - Lo estás aterrorizando a Severus. Y tu Albus, lo estás presionando, es mi paciente y yo digo cuando habla con ustedes.
Harry frunció el ceño, Severus no sonaba como nombre de señora, tal vez también era un señor, el azabache quiso gritar de vergüenza por la equivocación, había sido un tonto al pensar que el señor Severus - como lo había llamado el señor Albus y la señora rara - era una mujer en vez de un hombre.
Albus se dio la vuelta y le disgustó.
- lo siento poppy, a veces olvidó que tú eres la experta. - dijo con una sonrisa culpable, se sacudió la túnica y miro a Harry - descansa Harry. Amapola. Severo.
Luego de eso, Albus simplemente se dio la vuelta y se fue, mientras que Severus - el señor, no señora - simplemente se fue sin despedirse de nadie.
El azabache solo los vio desde sintiendo una muy fuerte presión en el pecho, ¿Dónde estaban sus tíos? ¿Por qué estaba rodeado de personas que no conocía? Un fuerte temor lo invadió de repente, imaginando que su peor pesadilla había ocurrido.
Que sus tíos lo abandonen.
Harry sabía y aceptaba que era un monstruo, que sus tíos eran personas piadosas las cuales se tomaban la molestia de cuidarlo y alimentarlo, pero su pequeña mente de 6 años no podía permitir que eso se acabará, siempre tuvo miedo de que sus tíos lo dejaran solo por demasiado tiempo, pensaba que si estos se iban, jamás volverían y Harry estaría solo. Y el podía soportar que lo diciplinaran, que no lo quisieran, incluso podía soportar que lo despreciaran, pero no que lo abandonaran, porque ellos eran su única familia y lo más cercano al amor que tenía.
Y tan solo la idea de perderlo todo le revolvía el estómago, porque Harry amaba a su familia, tal vez se quejaba de que Dudley lo molestará, que su tío era algo brusco o que su tía odiase su cabello, pero el los amaba porque era lo único a lo cual podía amar.
Harry volvió a mirar a todos lados, buscando por lo menos, algo que le perteneciera a sus tíos mientras un gran nudo se le formaba en la garganta, sacándole el aliento. Poppy solo rebuscaba algunas cosas en una pequeña mesa con un montón de frascos sin darse cuenta de su desesperación. Se ajustó las gafas - las cuales estaba a punto de resbalarse por su nariz - y dio un salto bajándose de la cama, debía buscar a sus tíos, prefería ser castigado de nuevo como el día anterior a ser abandonado. Tal vez cuando vuelva a casa aprenda a cocinar para que la tía Petunia no tuviera trabajo, también aprendería a lavar la ropa y... Si, también a conducir. Si aprendería a conducir su tío ya no tendría que hacerlo más. Así jamás lo iban a abandonar, porque Harry sería un niño bueno, ahora mismo ellos debían de estar en algún lado buscándolo mientras que el estaba allí, con gente que no conocía y que eran amigos de sus padres.
Debía buscarlos.
Con eso en mente corrió hasta la puerta gigante y la abrió.
- Bueno pequeño... Tal vez estés nervio-... - poppy se detuvo abruptamente al no ver a Harry en la cama, peor fue su expresión cuando escucho la puerta de la enfermería cerrándose. La enfermera corrió hasta la puerta y la abrió con apuro - ¡señor Potter!
Miro al pasillo pero este estaba vacío. Harry simplemente se había escapado.
- Merlín... Debo llamar a Albus.
Harry corría por los pasillos desolados mientras llamaba a sus tíos con desesperación, solo hasta ahora se había dado cuánto que era de noche, por lo que no había nadie cerca que lo ayudara con su búsqueda.
Sentía las lágrimas amenazar con salir pero se obligó a contener las ya que si encontraba a sus tíos estos no podía verlo llorar, si lloraba solo provocaría que lo abandonaran. Se repitió a si mismo que no lo habían dejado, simplemente se había perdido. Eso es todo, cuando encontrara a sus tíos simplemente sería disciplinado por perderse y todo volvería a estar como antes.
- ¡TÍO VERNON! - Harry entró a una de las millas de puertas que habían en los pasillos, al no ver a nadie, salio y siguió corriendo - ¡ACÁ ESTOY!, ¡LO SENTO MUCHO!, POR FAVOR... ¡TIA PETUNIA!... ¡ESTOY AQUÍ!
Gritaba lo más fuerte que su pequeña - y algo aguda - voz se lo permitía, llegó a un pasillo con muchos cuadros gigantes y volvió a gritar.
- ¡TIAAAAA!
Harry vio a los lados con el corazón acelerado, sintiendo la mirada de todos los cuadros sobre él. Nunca había corrido, siempre lo evitaba ya que no podía ver bien hacia donde iban, pero con las nuevas gafas mágicas podía ver todo, lo que significaba que podía correr sin miedo a caerse. Iba a volver a gritar cuando escucho a alguien quejarse.
- Merlín niño, deja dormir, deberías estar durmiendo en vez de gritando por los pasillos.
Harry se dio la vuelta de golpe, esa había sido la voz de una señora, pero cuando busco entre la oscuridad de la noche a sus espaldas, no vio a nadie. Sintiendo mucho más intensas las ganas de llorar, abrazo su brazo izquierdo mientras al mismo tiempo se clavaba las uñas en la piel.
Desde pequeño le habían dicho que las cosas mágicas no existían, como por ejemplo los fantasmas, pero Harry siempre había creído que si existían y que estos podían hacerse amigos de los vivos, pero en este mismo momento, Harry no sentía alegría, sentía pánico y ansiedad. Trago saliva y ser armó de valor.
- ¿H-hay... Hay alguien a-allí...? - me pregunto tímidamente mientras retrocedía y se pegaba a uno de los cuadros para poder ver a todos lados.
- Claro que estamos acá chico, pero estaríamos durmiendo si dejaras gritar por los pasillos. - la voz era esta vez de un hombre que provenía de justamente detrás de Harry.
Al azabache se le cortó la respiración al oír la voz a sus espaldas, lentamente gire la cabeza hacia atrás mientras se alejaba de la pared.
- ¿No deberías estar en tu sala común? - dijo el cuadro de un hombre mientras se cruzaba de brazos.
Harry vio con terror como este se movía y por primera vez no pudo contener las lágrimas ni los temblores de su pequeño cuerpo, estaba aterrorizado. Un cuadro le estaba hablando y no podía responder, ni siquiera moverse de su lugar.
- es de muy mala educación dejarme hablando solo luego de despertarme. En mis tiempos a los niños mal educados se les colgaba de cabeza del techo. - el hombre del cuadro hizo una mueca al hablar, parecía molestado.
- ¡AAAAAH! - luego de eso por fin reacciono y comenzó a correr por los pasillos.
Mientras más fuerte lloraba, más voces que salían de cuadros en movimiento lo cual solo lo atormenta más, de nuevo quiso estar encerrado en su alacena en donde nada le podía hacer daño ni asustarlo, en donde el único monstruo era el y por ende estaba a salva de cualquier mal.
A partir de allí cada sombra lo asustaba más de lo debido, los pasillos parecían extenderse mucho más mientras las columnas se agrandan, volviéndolo alguien muy pequeño y vulnerable frente a todo el lugar, pero no le daba terror por sentirse pequeño, Harry ya se sentía de esa manera en todas las situaciones de su vida, si no porque estaba en un lugar desconocido en el cual no sabía cómo había terminado allí y aparte, dicho lugar tenía aspecto de película de terror, pasillos largos, techos gigantes y solo la luna y las velas eran lo que iluminaba. el lugar.
No sabía cuánto había estado corriendo desde que salió de aquel lugar, solo quería salir de allí y estar con sus tíos, sus ojos se habían empañado por las lágrimas ya a pesar de tener las gafas, su vista estaba borrosa, causando que casi no notará hacia dónde se diría, solo abría puertas y entraba a otros pasillos como si de un laberinto de tratase, ignorando las protestas de sus pies cansados o de sus pulmones los cuales necesitaban un descanso para poder respirar con normalidad.
Bajo unas escaleras y termina en un pasillo mucho más oscuro que los anteriores, no tenían ventanas, por fin era mucho más oscuro.
Su mente estaba tan confundida y asustada que no vio a la figura rubia que caminaba a paso tranquilo, chocando con ella y cayendo al piso. Harry subió la mirada llorosa y al ver a la figura mayor frente a el, bajo la mirada y se tapó la cara ocultando sus lágrimas. No debían verlo llorar, pero aún así simplemente las lágrimas no dejaban de salir. Demasiadas emociones juntas como para poder controlarlas.
- pero que-...
Draco había estado haciendo guardia esa noche, el título de prefecto lo obligaba a rondar los pasillos desolados de Hogwarts por la noche buscando alumnos traviesos los cuales salían de sus salas comunes después del toque de queda. No era del todo divertido ya que por lo general no encontraba a nadie, pero era un pequeño precio a pagar por el tan deseado título el cual había estado deseando desde que entró a Hogwarts - o incluso antes - así que no le importaba tanto.
La noche había sido tranquila, hasta que escucho unos ruidos raros provenir de unos cuantos pasillos cerca de donde se encontraba rondando. Por lo que fue directo hacia allá, tal vez por fin pillaría a algún estudiante y se lo entregaría a algún profesor, pero al examinar los pasillos cerca no había nadie. Con mucha pesadez, volvió hacia donde estaba anteriormente, pero tan pronto llegó a la mitad del pasillo algo choco con el por detrás haciendo que casi perdiera el equilibrio. Irritado, se dio la vuelta para poder bajarle puntos a quien sea que lo haya empujado, pero su sorpresa fue ver a una mata de cabello azabache y un cuerpo demasiado pequeño como para ser un niño de primer año.
- pero que-...
Este subió la mirada y Draco pudo ver en medio de la oscuridad esas gafas que tanto detestaba y aquellos ojos verdes esmeralda que conocía tan bien empapados por gruesas lágrimas las cuales hacían que sus ojos brillarán con intensidad y su piel por lo general bronceada, se encontraba algo gris y sonrojada por el llanto, como si algo lo hubiera asustado realmente. El incidente de pociones volvió a su mente y el rubio quiso darse un golpe en la frente.
- ¿Potter? - hizo una mueca de desprecio, pero el "niño" había bajado la mirada mientras se limpiaba las lágrimas e intentaba retener los sollozos, los cuales según la vista de Draco, estos eran inútiles de detener ya que este no dejaba de llorar.
El niño no respondió y solo siguió con la cabeza gacha y los hombros temblorosos, el rubio se preguntó seriamente si el azabache recordaba su vida de grande o si también su mente había reducido la edad, parecía de unos 4 años, era demasiado pequeño, incluso parecía más pequeño que cuando Snape lo cargo desmayado y lo llevó a la enfermería.
De repente se sintió incómodo, ya que este no dejaba de sollozar, ¿Que se le hacía a los niños que lloraban? No es que quisiera consolarlo, Potter no le caía bien, si había estado reduciendo las oportunidades para molestarlo y cuando lo hacía, prefería irse a seguir discutiendo, sin embargo esto no lo hacía porque le callera bien de repente, era más porque... Porque... No lo sabía, aún no sabía porque lo estaba haciendo, pero el punto era que el idiota no le caía bien.
Pero tampoco era un monstruo para dejar a su versión de ¿Cuatro años? Llorando en el pasillo. Además, ¿Que hacia fuera de la enfermería? Se suponía que lo habían llevado allá para poder buscar una alternativa a la poción y volverlo a su edad original. Tampoco creía que Dumbledore lo dejara andar riendas sueltas por el castillo, considerando que era tan pequeño... Y por la manera en la que se estaba comportando, se estaba llendo más por la idea de que su edad mental también se había reducido junto con su tamaño.
Maldijo internamente y se agachó frente al niño para quedar a la misma estatura, pero este solo solo apartó la mirada de golpe, como si no quisiera que Draco lo viera, el rubio volvió a maldecir su suerte e intento recordar como su madre hacia para que el dejara de llorar.
- oye... - suspiro dramáticamente e intento ponerle la mano en el hombro a Harry, pero este solo retrocedió arrastrándose en el suelo y alejándose del tacto de Draco, quien frunció el ceño y bajo la mano, pensó que tal vez este no lo recordaba por obvias razones y torció los ojos sabiendo que se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer - ¿Como te llamás?
Harry subió un poco la mirada y aún con la cara empapada de lágrimas hipo y lo vio con duda. Como pudo, Draco le sonrió ligeramente y al ver que este no respondía, decidió hacerlo el, definitivamente su suerte era un mierda.
- yo me llamo Draco... - hizo un pausa mientras Harry solo lo veía con los labios temblorosos - ¿Me puedes decir tu nombre?
No respondió al principio pero luego mediante pequeños hipeos gracias al llanto logró articular palabras.
- H-ha-rry - sin bien no se entendió bien, al ya Draco saber su nombre, realmente este no le importo y fingió entenderlo a la perfección.
- un gusto Harry - extendió la mano y espero que esté la tomará.
Por alguna razón, su mente retrocedió hasta el primer año de Hogwarts en donde le propuso a Potter ser amigos, pero este lo rechazo descaradamente. Debía admitir que eso le dio justo en el ego y por eso había comenzado a molestarlo, ya que si no quiso ser su amigo, entonces serían enemigos. Sin embargo en esta ocasión, Potter solo miro su mano unos segundos, dudando en tomarla o no, pero al final la extendió y tomo la de Draco con timidez, aún manteniendo algo de distancia entre ellos.
Draco se preguntó por milésima vez desde su primer año, que habría pasado si Potter le hubiera estrechado la mano aquella vez.
Notes:
Holaaaaa, acá está nuestro querido tercer capítulo.
Hasta acá termina el capítulo, el cual si no me hubiera detenido sería mucho más largo, así que lo deje hasta aquí.
Sin más que decir, NOS LEEMOS 💗
Chapter 4: Volver a casa
Chapter Text
Potter había tomado su mano, si bien este era un Potter que no lo recordaba ni sabía nada de él, se sentía extraño que este hubiera tomado su mano. Sacudió la cabeza para deshacerse de esos pensamientos, ahora mismo tenía otro trabajo y ese era hacer que Potter dejara de llorar.
El niño solo lo veía aún tembloroso, con la cara empapada de lágrimas y mocos. Quiso hacer una mueca pero se contuvo, era un niño el que estaba frente a el, no se enemigo.
- ¿Puedo saber por qué lloras, Harry? - pregunto soltando la mano del niño, quedándose en el mismo lugar, ya le dolían las piernas por estar tanto tiempo agachado, pero de nuevo, se contuvo de quejarse o decir algo que solo haría llorar más a la criatura.
Si bien Draco no pregunto con malas intenciones, Potter volvió a estallar en llanto mientras decía cosas inentendibles que para el oído humano podían ser confundidos con los de un animal agonizando, así de horrible era. El rubio no sabía si debía intentar entender lo que decía, hacerlo callar o simplemente dejarlo allí solo a su suerte y que sea problema de otro - y debía admitir que la última opción le estaba coqueteando con ojos muy atractivos -, pero a pesar de querer irse, simplemente suspiro y se forzó por entender lo que el azabache decía.
- Yy... T-ti-tios n-no - varios sollozos salieron de su garganta - Me... D-de-j-jaron - el azabache intento secarse las lágrimas pero solo salían más - f-fant-tasmas...
Y el rubio se rindió a entender lo que el pequeño decía, solo había entendido Tíos y fantasmas, todo lo demás había sido opacado por llanto y más llanto infantil. Así que Draco decidió hacer otra cosa en medio de su desesperación por hacer callar a la fábrica de lágrimas y mocos. Se levantó y tomo al niño - quien era sorprendentemente ligero - y lo cargaba en sus brazos como su madre hacia cuando el lloraba de niño y lo meció ligeramente.
Harry dejo de llorar tan pronto lo cargo y se quedó demasiado quieto, casi como si fuera una roca. Sin embargo, el rubio subió su mano hacia la mata de cabellos del niño y la acarició con suavidad intentando imitar los movimientos de su progenitora, Draco no era de dar cariño, nunca lo había sido, no sabía cómo darlo, bueno, en realidad no lo recordaba bien, había dejado de recibirlo cuando su madre murió, así que se acostumbró a la frialdad de su casa, la frialdad de su cama ya la frialdad de su padre. Pero allí estaba, en medio del pasillo tratando de consolar a la versión miniatura de Potter en vez de estar haciendo guardia, frunció el ceño y presionó a Potter un poco más entre sus brazos, desde la muerte de ella, decidió que debía olvidar que están muertas, prefería seguir hablando en presente de ella y no fue hasta ahora que se dio cantidad de cuantas la extrañaba. ¿Y todo por un abrazo que le estaba dando a un niño? ¿Por Potter? ¿La cara rajada?
Se mordió el labio inferior, ahora mismo Harry idiota cara rajada Potter no estaba, estaba era Harry llorón Potter, así que debía de controlarse antes de hacer algo sumamente ridículo.
Luego de un rato, Potter, no, no Potter, Harry se relajó y enterró su cabeza en el cuello de Draco, quien estaba comenzando a sentir aquella zona empapada de lágrimas, maldijo por décima vez para luego de una serie de respiraciones, evitando gritarle por arruinar su ropa le hablo con voz tranquila.
- ¿Te sientes mejor? - este no respondió y simplemente se quedó enterrado en el cuello de Draco - escucha... Estarás bien, no pasa nada, ¿Ok? - Sabrá Merlín que fue lo que vio para que se pusiera así.
Harry seguía sin responder a nada de lo que Draco decía, solo estaba allí, respirando calmadamente. Con mucho cuidado Draco giró un poco la cabeza del pequeño notando - sin sorprenderse realmente - que este se había quedado dormido.
Con un suspiro de resignación comenzó a caminar hacia la enfermería con el niño cargado, ya que en primer lugar, Potter no debía de estar allí.
Cuando Harry despertó todo su mundo se volvió borroso de nuevo, como antes, solo podía ver las cosas que estaban cerca, de resto, todo lo demás solo eran manchas borrosas. Harry se pregunta que posibilidades había de que le volvieran a preguntar las gafas mágicas, con ellas podía ver todo bien.
Con el cuerpo algo entumecido se sentó en la cama y se frotó los ojos, los sentían pesados e hinchados como cuando Dudley o el tío le pegaban, pero al mismo tiempo la sensación era diferente porque estos no le dolían, simplemente los sentían extraños. Miro a su alrededor y para su desgracia, la oscuridad de su alacena no lo recibió, causando que se le encogiera el pecho de nuevo como en la noche anterior, recordado al rubio que había visto anoche, ¿Como se llamaba? Era algo como Daso... Daco... ¡Draco! Se llamaba Draco, ¿Quien era?
El azabache frunció el ceño mientras pensaba en el rubio, este había sido muy amable, pero no es que Harry no conociera gente amable, de hecho, una vez cuando salió con la tía Petunia a hacer las compras, un señor lo saludo amablemente, Harry recuerda quererse acercarse, pero su tía al darse cuenta simplemente lo alejó de allí rápidamente mientras lo regañaba por saludar a extraños, pero Draco había sido amable de una manera diferente, porque este lo había abrazado, cosa que hizo que el corazón de Harry se sintiera calentito.
Harry nunca había intentado abrazar a sus tíos, no lo creyó necesitarlo, ellos tampoco intentaron abrazarlo nunca, así que pensé que eso no era algo para él y qué tal vez los monstruos como el no lo merecían, pero ahora venía Draco y lo abrazaba sin conocerlo ni saber el monstruo que era... Eso se había sentido bien. La tela azul que estaba a su alrededor se abrió dejando ver una mancha - que supuso era alguien - que entraba junto con algo que arrastraba a su lado.
- ¡Oh! Ya te encuentras despierto - la voz de la señora de ayer se oyó por todo el lugar sin necesidad de que esté gritando - veo que eres un chiquillo mañanero.
Su voz era melosa y cantarina comparada al tono serio y autoritario que escuchaba de ella cuando le hablaba a él señor Severus y al señor Albus. A pesar de reconocerla, el azabache no mostró indicios de hacerlo, solo se quedó observando como la mancha que pertenecía a ella se desplazaba sin problemas a su alrededor.
La señora se quedó quieta un momento y volvió a hablar.
- colócate tus gafas, cariño - dijo retomando lo que hacía - te dará dolor de cabeza si pasas mucho tiempo sin ellas.
Harry la vio con duda dibujada en su rostro y antes de que pudiera evitarlo hizo una pregunta.
-¿Son mías...?
- ehm... Claro que son tuyas - está vez sonaba sorprendida, se acercó a la mesita tomando las gafas y se las entregó - toma.
Bueno, al menos las gafas mágicas eran suyas, el azabache se preguntó quién se las había dado, era extraño que alguien le regalara cosas. Sin embargo ya había infringido una de sus reglas, entonces no lo volvería a hacer preguntando quién se las había dado. Eso solo lo métrico en problemas.
De nuevo, el mundo a su alrededor cobro sentido y las cosas dejaron de ser manchas, la señora tomo una botella con algo espeso dentro y lo vertió en una taza para luego entregárselo.
- por favor bebé lo todo, es para desincharte la cara.
Harry tomo la taza y vio con asco su contenido, se veía asqueroso, ¿Que clase de remedio era eso? ¿Existe algún remedio para deshinchar partes del cuerpo? Si es así, Harry pensó que necesitaría varios más.
A pesar de su aspecto horrendo, el azabache no imaginó que su sabor sería igual o incluso hasta peor de horrible, quería vomitar lo todo y lavarse la lengua unas mil veces, pero recordó lo que le pasaba a los niños que dejaban comida y el miedo lo invadió.
Termino el contenido de la taza y en menos de un minuto sintió su rostro más ligero y relajado.
- ahora tu desayuno, por favor comerlo todo - la señora poppy puso frente a el un plato con tostadas, jugó y una banana, Harry vio con duda la comida, no había hecho ninguno de sus deberes por lo que no podía comer aún, pero pensó que tal vez como no estaba en casa de sus tíos esto no era necesario. El recuerdo de sus tíos ausentes hizo que su corazón se estrujara y viera hacia los lados para ver si estos estaban cerca.
No toco la comida que tenía al frente, solo miro a su alrededor con preocupación. Harry prefería estar mil veces con sus tíos o incluso con el chico Draco antes de estar con alguien desconocido - aunque Draco también era un desconocido, sin embargo este lo había abrazado, cosa que nadie había echo nunca -, la señora lo miraba esperando a que empezara a comer, pero simplemente Harry no podía.
No quería seguir infringiendo normas, pero si sus tíos no sabías donde estaba se iban a preocupar y luego los castigarían, así que se mordió el labio y vio a la señora poppy a los ojos.
- ¿Dónde están mis t-tios? - no había querido tartamudear, pero simplemente no podía evitarlo, siempre lo hacía cuando estaba nervioso o tenía miedo, por eso prefería estar callado.
- oh cariño... - la señora apartó la comida con el ceño fruncido, pero no parecía molesta, más bien parecía enternecida, Harry por un momento había pensado que está de enojaría porque haya hecho una pregunta, pero simplemente se sentó a su lado en la camilla y tomo una de sus manos - tus tíos están bien... Ellos saben que estás aquí, cuando el director llegó te explicará
Luego de eso, la señora le volvió a repetir que comiera y así lo hizo, decidió que no se iba a oponer a comer ya que hasta ahora no se había dado cuánto del hambre que tenía, no había comido desde que su tío lo castigo, tal vez por eso ellos permitieron que comiera ahora. Harry se sintió aliviado al saber que sus tíos sabías donde estaba, ahora solo debía esperar que estos lo vinieran a buscar, no presto atención sobre que el director vendría, estaba más enfocado en saber que sus tíos no se enojarían con el y menos lo abandonarían.
De repente se sintió estúpido por haber asustado anoche, aunque el fantasma era lo que más lo había aterrado.
Cuando por fin termino su comida, las puertas del lugar se volvieron a abrir dejando entrar al señor Dumbledore, quien al pasar camino hasta poppy y hablo con ella algo alejados del alcance de su oído, por lo que no supo que decían. Al terminar, este se acercó a Harry quien se había quedado quieto intentando leer los labios de estos.
- Hola Harry, ¿Como dormiste?
Harry no respondió.
- uhmm... - Albus lo vio de pies a cabeza, inspeccionandolo como si fuera una anormalidad, bueno, Harry sabía que no era normal - Poppy me comentó anoche que te escapaste... Por suerte el señor Malfoy te encontró y te trajo hasta acá.
El azabache solo veía con expresión neutra, tal y como la noche anterior había estado, casi parecía tranquilo. Albus no estaba acostumbrado a liderar con niños callados, ni siquiera el mismo Tom Riddell había sido así, cuando Albus conoció a Harry, este era un niño alegre pero serio, como si supiera más de lo que debía de saber, hay muchas veces en la que se replantiaba si Harry había tomado la mejor decisión al pedirle al sombrero estar en Gryffindor en vez de ser un Slytherin, aunque prefería no pensar en ello, no hubiera sido bueno para el niño crecer entre serpientes y convertirse en una.
Pasaron unos minutos y al darse cuenta de que Harry no iba a decir nada, soltó un suspiro.
- se que debes de tener muchas preguntas - esto parecío causar un efecto en el azabache, más no el tipo de reacción que Albus esperaba, ya que al oír lo que dijo frunció el ceño como si estuviera preocupado y comenzó a frotarse las manos - pero necesito que me escuches. Eres un estudiante de quinto año del colegio Hogwarts de magia y hechicería, pero gracias a un accidente en clases de pociones ahora tienes 6 años de nuevo y no recuerdas nada.
Aquellas palabras se filtraron en la cabeza de Harry como una cascada que venía a romper cualquier tipo de muro que se interpusiera en su camino. Si, tenía tantas preguntas, ¿que significaba aquello? ¿Magia y hechicería? Sus tíos habían dicho que la magia no existía, ¿Pociones? ¿Volver a ser un niño? ¿Entonces Harry era grande? Todo era tan confuso que se sentía mareado, pero entre todas las preguntas una fue la que se grabó en su cerebro como si se la hubieran tatuado con metal caliente, ¿Entonces sus tíos no vendrían por el?
En su cabeza, está era una tragedia, si sus tíos no venían a buscarlo, era porque se habían cansado de el y si se cansaban de el, Harry estaría solo porque habría perdido a su única familia. Su labio inferior tembló mientras sentía como se le llevaban los ojos de lágrimas, sabía que no podía llorar, pero quería a sus tíos, no quería estar con gente que no conocía y que jamás había visto, gente que le hablaba de magia la cual no existía, por más que le gustará la idea, sabía que sus tíos no se equivocaban al decir que esta no era real. Harry sabía que las cosas fantásticas y sobrenaturales, eran eso, fantasía y nada natural o realista, ¿entonces por qué tendría que creerle al hombre que supuestamente conocía a sus padres malos?
Por más cómoda que fuera la cama en la que estaba, por más que le hubieran regalado gafas mágicas para ver y haber conocido al señor Draco, Harry prefería su alacena ya sus tíos, porque sabía que no era bueno apegarse a lo material y mucho más cuando no lo merecía. El azabache sabía que no merecía el abrazo que le dio el señor Draco, también sabía que no merecía esa cama y las gafas, tampoco el remedio para la extraña, porque nada de eso se lo había ganado, no había limpiado nada, no había aprendido a cocinar, no había limpiado el jardín ni mucho menos había puesto las cosas en sus respectivos sitios, si no más bien había llorado y hecho preguntas, tal y como se le había exigido no hacer.
Se mordio su labio tembloroso y miro al señor frente a el.
- Q-quiero ir con mis tíos.
Albus lo miro con extrañeza, según lo que le dijo Poppy, desde que se levantó solo había preguntado por sus tíos y ahora le decía que quería ir con ellos, pensó que tal vez Harry cuando era pequeño era alguien muy apegado a estos por lo que era lo único que quería era estar con ellos, aún así se le hacía extraño que un niño de esa edad prefiriera ir con sus tíos antes de que le hablaran sobre magia.
- Harry... Ellos no pueden venir - empezó explicando - ya que hay que encontrar la cura para que vuelvas a ser grande.
De nuevo, este no respondió, querer parecía echarse a llorar pero se contenía, iba a seguir hablando pero la señora lo detuvo de nuevo.
- Creo que es suficiente, Albus. - miro al azabache con lo que parecía ser lástima - Harry ya está muy estresado. Además, debes terminar de hacerle el diagnóstico.
Luego de eso el señor se fue y Poppy empezó a pasarle una ramita muy bonita por el cuerpo mientras susurraba cosas, como nunca había ido a un médico, penso que así eran como hacían las cosas, aunque era extraño porque sentía cosquillas en el cuerpo, se le escapó una aligera risa que inmediatamente la hizo callar, nada de risas, se recordó a sí mismo.
Una vez terminado, la señora frunció el ceño mientras veía un papel que había salido de la nada, casi parecía horrorizada, vio a Harry quien solo se había quedado quieto y le dio una sonrisa que parecía algo forzada, diciéndole que vendría en un minuto. Tan pronto como el azabache la perdió de vista, se bajó de la camilla de un salto, debía de irse con sus tíos, no se iba a quedar en ese lugar.
Corrió hasta afuera de la habitación y un par de pasillos más para que no lo encontraran, debía de buscar la salida lo antes posible y luego buscaría a sus tíos, ¿Como lo haría? Lo pensaría una vez fuera de este lugar. Al ser de mañana, el sol alumbraba el lugar hermosamente, todo era demasiado bonito y lo aterrador de la noche anterior se había desvanecido, podía escuchar el bullicio de personas por lo que corría hacia allá, viendo a muchos niños con lo que parecían ser uniformes de varios colores caminando alegremente por los pasillos.
Al nunca haber hablado realmente con nadie, mucho menos con niños de su edad, Harry se pregunta cómo les pediría que lo llevarán afuera. Camino pasó desapercibido de los estudiantes ya lo lejos vio a una figura que se había quedado marcada en su cabeza, corrió hasta ella pero el rubio había cruzado a un pasillo, haciendo que Harry la perdiera de vista, iba a correr a uno de los pasillos pero de la nada algo lo tomo del brazo sacándole un pequeño grito.
- ¿Harry? - el nombrado se dio la vuelta viendo al pelirrojo de ayer, por lo que intento zafarse de su agarre - oye... Tranquilo, soy yo, Ron.
Sin escucharlo se logró soltar pero este volvió a alcanzarlo y lo carga para evitar que el azabache escapara de nuevo, notando que este no era nada pesado y era muy fácil cargar.
- hermano, tranquilo. - queriendo llorar de nuevo vió al chico frente a el con expresión afligida y algo molesta - ¿Que haces fuera de la enfermería?
No hay competencia. Sintió miradas puestas sobre el y al tener las gafas puestas, con una mirada rápida noto que la gente lo veían de manera extraña.
- ¿Harry? - la chica de ayer se acercó también y miro al pelirrojo - ¿Que hace Harry aquí, Ronald?
- no se, estaba corriendo por el pasillo.
- Debería de estar en la enfermería, Madam Pomfrey no le ha autorizado salir.
Estaba preso en los brazos de Ron, quería irse más no podía hacerlo.
De nuevo, vio a Draco en el pasillo y aprovechando la distracción del Ron con la chica, se movió cual gusano lográndose safar del agarre y corrió hacia el rubio.
El pelirrojo y la chica lo persiguieron, pero Harry logró alcanzar a Draco, escondiéndose detrás de él y al mismo tiempo tomándolo por sorpresa.
- ¿Potter?
- ¡Harry, vuelve acá! - la chica se detuvo cuando lo vio escondido detrás de Malfoy. Frunció el ceño y lo vio con enojó.
En eso tambien llego Ron y los vio.
- Aléjate de esa serpiente Harry.
Chapter 5: Un niño algo callado
Summary:
Se había formado un círculo alrededor de ellos, Harry solo observaba a la comunidad estudiantil que rodeaban a Draco, Ron, a la chica de pelo crespo y a él intentando ver algo de lo que pasaba a una distancia un poco alejada de lo que estaba pasando.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
- aléjate de esa serpiente Harry.
Se había formado un círculo alrededor de ellos, Harry solo observaba a la comunidad estudiantil que rodeaban a Draco, Ron, a la chica de pelo crespo y a él intentando ver algo de lo que pasaba a una distancia un poco alejada de lo que estaba pasando.
Ron parecía furioso, su cara se había puesto roja hasta las orejas, hasta el punto de parecer brillante igual a la de su tío Vernon cuando se enojaba, esa imagen solo lo asustó, sabía lo que pasaba cuando alguien se enojaba de esa manera, el recuerdo de sus palmas de las manos siendo quemadas por el metal lo hizo apretar la tela de la ropa de Draco mientras se escondía un poco más sin perder de vista al pelirrojo, tras una pequeña mirada a la chica, cayó en la conclusión de que tampoco parecía muy amigable, pero a pesar de saber esto, Harry no lograba diferenciar es hacia donde iba dirigida tanta ira. Draco, quien había bajado la mirada, vio a Harry con una ceja alzada mientras se preguntaba internamente qué hacía el azabache fuera de la enfermería, luego volvió a subir la vista y soltó una risa que sonaba algo... ¿Cruel? Tal vez así se reía, Harry no sabía reírse, así que no lo juzgaría por tampoco saber reír, tal vez era algo normal en muchas personas - Harry se sintió aliviado ante el pensamiento de tener algo en común con alguien -.
- vaya, vaya, al parecer la comadreja no puede cuidar a la versión miniatura de Potter - volvió a reír pero está vez con una nota de desden y fastidio - O simplemente es más inteligente para saber que andar con cabezas de zanahoria no es lo mejor para el.
¿Cabezas de zanahoria? Harry se pregunto si eso era posible, se asomó un poco a ver al chico frente a el, pero su cabeza no parecía una zanahoria, tal vez el color... ¡Oh claro! Se refería al color, Harry pudo sentirse orgulloso de haber entendido rápido, si hubiera sido su primo el que estuviera en esa situación, aún estaría pensado a que se refería con cabeza de zanahoria. Debía admitir que lo que había dicho el rubio había sido algo gracioso, sin embargo esto no pareció gustarle a pelirrojo, quien intentó abalanzarse sobre Draco, pero fue detenido por la chica.
- ¡Ron! - llamo esta tomándolo del brazo - Harry está con el.
- ¡suelta a Harry maldito hurón! - grito este haciendo caso omiso a las palabras de la chica - Harry, vuelve aquí.
Pero en vez de obedecer ante sus órdenes, Harry volvió a ocultarse detrás de Draco sintiendo como los ojos se le humedecían tras los gritos, la verdad no sabía que estaba pasando con el, desde que llegó a este lugar lloraba con demasiada facilidad cuando sabía que no debía de llorar.
Era como si de la nada comenzara a ignorar las normas que tenía, sabía que no debía hacer preguntas y sin embargo las habia hecho, sabía que no debía de hablar extraños y acá estaba ocultándose detrás de uno, sabía que tenía extremadamente prohibido que lo vieran llorar y sin embargo había llorado en el hombre de Draco la noche anterior, si Harry no sabía cómo describir el sentimiento de vacío y angustia que tenía por haber desobedecido a sus tios, y sin embargo, a pesar de que se sentía mal por hacerlo, era lo único que había hecho desde que llegó, así que dispuesto a no volver a infringir ninguna norma se mordió el labio inferior y apretó un poco más las telas de la ropa del rubio casi como si está le diera fuerzas para no echarse a llorar en pleno pasillo.
- Por si no te das cuenta, Weasley, yo no estoy reteniendo a Potter.
- Harry, vuelve aquí. - la voz de la chica se dio a escuchar mientras de fondo los cuchicheos de los estudiantes resonaban por lo bajo de la discusión, pero aún siendo lo suficientemente audibles para que Harry los escuchase.
De nuevo el azabache se sintió examinado por una lupa, su labio inferior le temblaba y solo penso en sus tíos. ¿Por que lo habían dejado ir a aquel lugar tan horrible? ¿Por que no lo habían dejado ir a su alacena? ¿Tan malo era para llevarlo a aquel lugar? Tenía miedo de ver a tantas personas viéndolo, tenía miedo de los dos chicos que le exigían que volviera, tenía miedo de los largos pasillos y de los fantasmas de la noche anterior, una vez más siento su pecho contraerse mientras demasiadas emociones lo inundaron hasta el punto de sentirse asfixiado.
- oye, Draco no está haciendo nada Granger - la voz de una nueva niña se dio a escuchar entre la multitud - es tu pequeño Potter quien nos está molestando.
Harry se mordió el labio con más fuerza para así evitar que las lágrimas salieran desbordadas de sus ojos y evitando también el pequeño sollozo que se había quedado atorado en su garganta amenazando con salir en cualquier momento.
- cállate Parkinson, esto no tiene que ver contigo. - hablo la peli crespo con voz cortante y mandona - Harry, vuelve aquí en este momento, no deberías estar fuera de la enfermería.
Sintió su pequeño pecho empezar a subir y a bajar demasiado rápido y al mismo tiempo una horrible necesidad de que lo volvieran a abrazar, no sabía porque ahora quería que lo abrazaran, pero quería volver a llorar en el hombro de alguien mientras le acariciaban la cabeza tal y como había hecho Draco.
- Aléjate de ese hurón, Harry.
Draco quien se había mantenido algo callado solo miraba con el ceño fruncido al pequeño Potter tembloroso que se lo encontraba debajo de él como si estuviera intentando contener una tormenta mientras todos discutían a su alrededor.
- Harry vuelve aquí.
- Dile a tu mocoso que no se nos acerque.
- ¡no vuelvas a hablar así de el!
Un sollozo alto y asustado paro todas las voces del pasillo dejándolos en shock, luego de eso fue seguido por muchos más, los cuáles eran iguales al primero pero más desesperados, volviéndolo un llanto entrecortado y feo. Harry quien había estado intentado escapar para volver a casa, solo había conseguido terminar asustado mientras sentía su corazón temblar y la necesidad de ser abrazado de nuevo, intentado oculta su cara llorosa en la túnica de Draco quien lo había estado viendo con el ceño fruncido, tal vez prediciendo lo que estaba a punto de pasar.
Luego de unos segundos todos parecieron reaccionar ante el llanto del pequeño.
- oh Harry... - La chica de pelo crespo y voz mandona intento acercarse, pero el nombrado simplemente se aferró mucho más a la tela con sus pequeñas manitas y siguió llorando sin poder detener las lágrimas.
El rubio sin decir nada, simplemente apartó a Harry y antes de que esté pudiera encontrar una manera de aferrarse a el de nuevo, lo tomo en brazo y lo cargo causando sonidos de sorpresa por parte de la comunidad estudiantil que se encontraba alrededor. El azabache se enterró en su cuello y sollozos mojando - de nuevo - de moco y lágrimas la túnica del rubio.
- ¿Que hacer...? - Susurro la chica pelinegra que se había metido en la discusión. Parecía confundida y había relajado la mirada, ahora su expresión era casi preocupada mientras observaba al rubio con incredulidad.
Este simplemente la ignoro y se giro a ver a Ron y a Hermione que aún parecían impresionados por la reacción del pequeño.
- 20 puntos menos para ti Weasley por tu falta de tacto con un niño pequeño - su voz salió fría y seca mientras pasaba su mano por el cabello de Harry para intentar tranquilizarlo, pero este solo seguía llorando en su hombro - y 20 puntos menos para ti Granger por empezar disturbios en el pasillo.
- ¿te recuerdo que también somos perfectos, Malfoy?
- No por mucho tiempo si siguen con este ridículo espectáculo. - la voz áspera, baja y exigente de Snape le respondo haciendo jadear a algunos estudiantes del susto - y si ningún otro estudiante quiere perder 50 puntos a su casa por cada uno, será mejor que vayan desalojando el pasillo.
Tan pronto como termino la oración el lugar quedó vacío, las únicas personas que se quedaron en el lugar fueron Ron, Hermione, parkinson y Draco con un Harry sollozante en su hombro.
Con expresión indignada, Ron miro al profesor y señaló al rubio.
- ¡pero profesor el empezó! - grito este - ¡No quiere soltar a Harry!
- cállate Weasley - le respondió Snape ya obstinado por la situación - Potter. - llamó, pero este simplemente abrazo a Draco por el cuello y lloro con más fuerza haciendo que el profesor rodará los ojos con fastidio. - Malfoy. llévalo a la enfermería.
- a eso iba profesor.
- solo cállate y házlo - reprochó - y no te muevas de allí hasta que yo llegue.
Draco rodo los ojos con fastidio y sin dejar de acariciar el cabello de Harry comenzó a caminar por el pasillo con dirección a la enfermería. Cuando doblo la esquina escucho la voz del profesor darles detención a los tres que se habían quedado atrás. Con un suspiro resignado Draco tuvo que darle la razón a la profesora Trelawney al decir que los miércoles eran días atravesados.
Para cuando llegaron a la enfermería Harry solo sollozaba bajito y sin hacer ruido, aunque Draco no sabía si esto se debía a que se tranquilizó o porque se había cansado de gritar, lo único que sabía con certeza es que su ropa estaba tan empapada como la noche anterior.
Mientras tanto, el agarré que Harry ejercía en su cuello tampoco había disminuido, simplemente se había vuelto más fuerte y desesperado, como si buscará consuelo en el tacto, por esta misma razón Draco no deseaba tener hijos nunca - o al menos no en un futuro cercano -, los niños eran mandones, necesitados y requerían de mucha atención, definitivamente el no estaba preparado que dar todo aquello. Era demasiado compromiso para su futuro como maestro en pociones.
Al entrar en la enfermería Madam Pomfrey los recibió con preocupación, pero cuando intento dejar a Harry en la camilla, este simplemente se agarró al rubio como un koala bebé al cual querían apartar de su madre.
- te creía dormido - dijo con voz baja mientras se sentaba en la camilla aún siendo "retenido" por Potter.
No contesto, Draco estaba empezando a pensar que el niño solo sabía llorar, con un suspiro alargado volvió a acariciar la cabeza de aquel pequeño travieso de ojos verdes.
- ¿puedo saber por qué te escapaste de nuevo? - el silencio los recibió.
Poppy había ido a su oficina a buscar quién sabe que, y le había ordenado acostar lo, ¿Pero como cumplirlo si Potter se había convertido en un koala humano? Simplemente era una tarea imposible de cumplir. Sin responder a la pregunta, Harry solo se aferró más a el, Draco comenzaba a desesperarse con la actitud de Harry.
Los niños eran parlanchines y les gustaba llamar la atención, ¿entonces porque Potter no era así? Le irritaba que solo supiera llorar - aunque sabía que el niño podía hacer otras cosas, pero hasta ahora era lo único que lo había visto hacer -, así que algo arto de la situación actual, se aclaró la voz para sonar lo más serio y autoritario posible.
- Harry, si no me dices por qué escapaste me iré ahora mismo y no te volveré a cargar.
Esto parecío funcionar, ya que el azabache se despegó de su hombro y lo miro con un puchero, Draco no había visto bien su expresión anoche gracias a la oscuridad, pero se sorprendió al ver lo tierno que se veía con las gafas mal puestas y la cara roja, sus ojos parecían brillar como esmeraldas gracias a las lágrimas y la forma en la que fruncían sus labios podía tachar se cómo tierno, si su tía Andrómeda lo viera, lo adoptaría sin siquiera pregunta el nombre del niño.
- Q-quiero ir con m-mis t-tios - hablo con voz quebrada y chillona, intento limpiarse la cara pero aún pequeñas lágrimas salían de sus enrojecidos ojos - n-no quiero estar a-aqui...
El rubio se sorprendió más porque hablara que porque se quisiera ir de Hogwarts, era un niño, era obvio que quería volver con las personas que conocía, si Dumbledore no hacía algo pronto, Harry pasaria todo el tiempo que estuviera como niño intentado escapar para volver con su familia. Draco hizo una mueca mientras pensaba que Potter era un niño consentido.
Aunque el también había sido así de pequeño, por lo que tampoco podía juzgar lo mucho, iba a decirle que sus tíos vendrían hasta que la voz sollozante de Harry volvió a hablar.
- Q-quiero volver a m-mi alacena... No me g-gustan los fantasmas, s-son malos - se frotó los ojos - t-tio Vernon t-tenia razón...
Frunció el ceño.
¿A que se refería con su alacena? ¿Por que un niño tendría una alacena? Tal vez solo estaba mintiendo y haciéndose la víctima, si, debía ser eso, a los niños mimados les gustaba llamar la atención de las personas, no había otra explicación lógica para lo que decía Potter. Iba a preguntar pero Madam Pomfrey llegó con dos frascos en las manos, levanto una ceja cuando vio que Harry aún estaba en el regazo de Draco y este le dedicó una mirada de auxilio sacándole un pequeña risa a la enfermera.
- Harry, querido, ¿puedes ser un buen niño y costarte en la camilla? - pregunto acercándose con una pequeña sonrisa en los labios.
- ¡No! - volvió a abrazar a Draco del cuello haciendo que este ponga los ojos me blanco. - ¡no quiero!
Poppy iba a intentar razonar con el pero de la nada Harry se separó del rubio a velocidad de la luz y se acostó en la camilla tapándose con las matas, casi parecía asustado mientras susurraba desde abajo.
- lo siento, lo siento, lo siento - dijo hacia donde bolita - no debí gritar, no fue mi intención.
Con el ceño fruncido Draco se levantó de la cama dándole espacio a la enfermera quien puso su mano en el hombro de Harry pero este se alejó como si le quemará y siguió disculpándose. Volteo a ver al rubio con el ceño fruncido pero este levanto las manos en señal de inocencia.
- ehmm... - parecía insegura - no pasa nada, solo... Necesito que te tomes tus pociones.
Harry se descubrió y sin chistar pero algo tembloroso, acepto los frascos de medicina, no entendía porque le llamaban pociones, pero no planeaba discutir luego de que lo perdonarán por su arrebató. La primera era igual de desagradable que la de hace rato, pero hizo que se sintiera menos lloroso y más ligero, la segunda era extrañamente dulce y reconfortante, hizo que se sintiera tranquilo y que la desesperación disminuyera.
Las puertas se abrieron dramáticamente dejando pasar al hombre que Harry reconocía como Severus y se encogió de hombros al ver su expresión malhumorada, le daba miedo, pero al mismo tiempo le parecía genial la manera en la que entraba y su capa ondeaba en el aire.
Cuando llegó le dedicó una mirada hostil a Harry y se volteo a ver al rubio.
- explica el espectáculo del pasillo.
- Potter llegó a mi mientras se escondía de Granger y Weasley. Estos empezaron a gritar que se los devolviera. - su voz fue monótona y seca, solo quería irse a clases de una vez, era demasiado temprano para lidiar con estas cosas. - luego se unió Pansy y Potter comenzó a llorar. Llegaste tú y ahora estoy aquí.
Snape hizo una mueca de desprecio. Se pellizco el punte de la nariz y miro a Harry con furia.
- ¿en que pensabas al escapar por segunda vez de aquí, muchacho tonto? - Harry pareció tragar saliva ante el tono molesto del hombre.
No respondió, solo cerro los ojos esperando ser disciplinado. Pasaron unos segundos y aún no sentía dolor, por lo que lentamente los volvió a abrir notando que todos los veían con miradas extrañas. De los tres la primera en reaccionar fue Poppy quien se puso delante de Severus y lo miro con el ceño fruncido.
- Severus, solo tiene seis años... - miro de reojo a Harry - el pobre está estresado.
El mayor iba a responder pero fue interrumpido ante la repentina voz sorprendida de Draco.
- ¿Que? - miro a los dos adultos con incredulidad - ¿tiene seis? Pero... Imposible, ¡parece de 4!
- eso es algo que no le corresponde a ustedes, señor Malfoy. - respondió está con seriedad.
- Pero claro que-...
- anda a clases. - está vez fue Snape quien habló - detención conmigo a las 7:30
- ¡no hice nada! - respondió este indignado - no puedes castigarme.
- no creas que olvide el espectáculo del pasillo, vete ya si no quieres una semana entera de detención con Granger y Weasley.
Draco gruñó molesto, le dio una última mirada a Harry quien parecía estar quedándose dormido - seguramente era la poción calmante - y sin despedirse de nadie se dio la vuelta elegantemente y se fue.
Tan pronto las puertas se cerraron, el silencio inundó el lugar sin que lo hayan llamado, luego de unos minutos, Poppy miro de nuevo a Snape y cuando notó que Harry había caído anestesiado suspiro con cansancio, parecía que no había dormido bien y se notaba agotada.
- ¿Cuando estará lista la poción? - se cruzó de brazos mientras la preocupación inundaba su rostro.
- aproximadamente en 5 días.
- Severus, no te imaginas las cosas que leí en el diagnóstico, huesos rotos, desnutrición, falta de sueño, su magia es débil... - hizo una pausa angustiada - no se si su cuerpo volvió a como era antes o son cosas que su yo actual padece... Pero en cualquiera de los dos casos esto es horrendo.
Una pequeña luz de preocupación se hizo ver por unos segundos en los ojos negros de Snape, pero esto desapareció tan pronto como se dejó ver, cambiando lo por una mueca de indiferencia bien fingida y rodo los ojos.
- eso es problema de Albus, no mío. - se dio la vuelta para irse, pero antes de avanzar se detuvo un momento - cualquier cosa fuera de común con el... Házmelo saber, es necesario para que la poción funcione.
Sin importarle sonar contradictorio se fue dejando a un Harry dormido y a una Poppy entre preocupada y resignada, vio al niño dormir plácidamente en la camilla y le quitó las gafas, era muy temprano para que el azabache durmiera, pero se notaba que lo necesitaba.
Notes:
Acá está el capítulo número 5 espero que lo disfruten. Snape es un hijo de puta que no sabe mostrar preocupación, de todas formas, es el hijo de Lily aunque intente olvidarse de esto.
Harry se encariño de Draco, pero sigue siendo un niño que fue abusado, así que será un pequeño proceso para que tenga la confianza de estar con otras personas.
Sin más que decir, NOS LEEMOS 💗
Chapter 6: Soñar con la Luna
Summary:
Si Harry tuviera que describir el sentimiento que tenía en ese momento, podría decir fácilmente que estaba molesto.
Chapter Text
Si Harry tuviera que describir el sentimiento que tenía en ese momento, podría decir fácilmente que estaba molesto.
¿Pero por qué?
Fácil. Cuando despertó de nuevo, luego de haber tenido una explosión de emociones en pleno pasillo con más de 30 pares de ojos puestos sobre el, era de noche de nuevo, había dormido casi todo el día y como por si eso fuera poco, el señor Albus estaba de nuevo con el, pero esta vez parecía severo y lo miraba como si supiera que esa mirada sería capaz de mantenerlo calmado - o tal vez asustado, Harry no lo sabía con certeza - y lo que más de molestaba de este comportamiento era que si era acertado, porque estaba errado, tal vez el señor Severus había dejado pasar su comportamiento y no lo había disciplinado, pero no sabía que haria aquel hombre con el, porque si fuera algunos de sus tíos no le importaría ser disciplinado, más bien sabría que se lo busco por ser un monstruo, un bicho raro y un niño problemático, poro con este hombre era diferente, porque Harry sabía que lo había hecho mal, pero aún así no quería que lo castigará ese hombre.
Sintió sus ojos humedecerse pero se contuvo clavándose más uñas en los brazos, el dolor lo ayudo a distraerse un poco de la sensación de angustia que sentía en el pecho al ser observado como en una máquina de rayos x por aquel señor.
- creo que es momento de que tú y yo hablemos bien.
No, no quería hablar con el, solo quería irse, ¿Por que sus tíos ya no estaban acá? Era la pregunta que se hacía constantemente desde que llegó a aquel lugar tan increíble pero aterrador en el que había despertado de la nada, los ojos azules cristalinos del anciano eran tan intensos y pesados que Harry no necesitaba subir la mirada para saber que aquel hombre lo observaba fijamente.
- Harry. Mirame. - le ordenó el hombre, pero Harry no quería, porque verlo a los ojos significaba que haría todo lo que el quisiera, y no porque este lo obligará, si no más bien porque sabía que cuando veía los ojos de sus tíos un miedo terrible se apoderaba de el y hacia todo lo que estos quisieran sin emitir ningún tipo de queja, aún así, sus tíos eran diferentes, el los conocía y sabía que estos no le harían daño o bueno, Harry no sabía cuál era la verdadera definición de daño. Trago saliva y apretó mucho más el agarre en su propia piel tensando los músculos y clavando la mirada en la bata del señor - Harry... Por favor mírame, es de mala educación no ver a las personas a los ojos cuando estás hablan.
Si bien el había interactuado con Draco y las demás personas que se le habían acercado, Harry no había visto nunca directamente a sus ojos, porque eso solo lo hacía con sus tíos, estos siempre le decían que cuando viera a una persona directamente tenía que obedecer a sus órdenes, por eso siempre debía verlos, esa lección la había aprendido hece algo de tiempo, pero se había convertido en una de las normas más importantes que se le habían impuesto y acá estaba, rompiendo la, como había estado haciendo con las demás normas. Sintió como si estómago se contraía con una violenta sacudida que lo hizo querer vomitar, pero de nuevo, no podía, sabía lo que pasaba si vomitaba. Sacudió ligeramente su cabeza y la mirada punzante de Albus se volvió su propio infierno el cual habían personalizado solo para causar sufrimiento, ¿Cuanto llevaban allí? Quizás menos de un minuto pero para Harry se sentía como haber estado años sentado en ese lugar con el peso de la vista del hombre en su frente, casi castigando lo de aquella manera por su atrevimiento.
Hasta que se volvió insoportable, subió la mirada lentamente y tan pronto como sus ojos se encontraron con el azul vidrioso del contrario, su respiración se quedó atorada, contuvo el sollozo en su garganta el cual estaba a punto de salir y apretó tan fuerte sus brazos que sintió algo húmedo mojar la yema de sus dedos ligeramente. Albus, totalmente ajeno al sentir del niño, solo analizó detalladamente su expresión, sus ojos verdes estaban tan abiertos como si hubiera visto un fantasma y tan brillantes que casi pareciera que estuviera a punto de llorar.
- bueno Harry... - empezó a decir lentamente mientras se alejaba un poco y se sacudía la túnica - se que estás confundido y que tu mente no ha logrado procesar nada de lo que te he dicho está mañana, pero debes entender que necesito que me digas tus últimos recuerdos para poder volver a enviarte allí.
Pero solo pudo quedarse viéndolo fijamente, sabía que el hombre esperaba que dijera algo, pero se le era físicamente imposible poder pronunciar siquiera una palabra, así que solo dio un pequeño y asustado asentimiento. Ahora que lo recordaba, jamás había temido tanto a la mirada de sus tíos, siempre era borrosa y casi no distinguía el color de estos, solo sabía que por el tono amenazante y el peso de la mirada era suficiente para aterrar lo, tal vez por eso mismo estaba así ahora, porque era la primera vez que veía la profundidad de los ojos de una persona, lástima que era en esta situación, aunque no estaba del todo seguro si quería ver los ojos de el señor Albus en otro momento.
- bien... Entonces Harry, ¿sabes en qué año estás?
¿A que se refería con esa pregunta? Harry no sabía que responder, trago la saliva que se había estado acumulando debajo de su lengua y pensó que tal vez se trataba de su edad, ¿Para que quería que se lo dijera de nuevo? Quería cuestionarse pero de nuevo, no pudo.
- S-seis...
Albus frunció el ceño, ¿que se suponía que era seis?, iba a presionar un poco pero el carraspeo de una garganta lo hizo ver de reojo hacia donde venía el sonido, notando que Poppy los observaba atentamente. Lo había amenazado de que si presionaba mucho o alteraba las emociones - ya inestables - de Harry, no le iba a permitir hablar de nuevo con el hasta nuevo aviso.
Suspiro.
Debía de ir con cuidado cuando se trataba de Harry - al menos por los momentos -, nunca en todos sus años de vida, hubiera imaginado que Harry Potter, el chico que llegó arrasando a Hogwarts con su gran sonrisa y sentido de heroísmo, fuera tan dócil y asustadizo, porque Albus había visto la versión que había imaginado de el, la actitud perfecta del niño que vivió, pero ver esta versión pequeña, callada, tímida y frágil de este mismo, solo le causaba curiosidad. Poppy le había contado sobre el diagnóstico, pero muy lejos de preocuparse decidió creer que Harry se había echó esas cosas en los entrenamientos de quidditch, sabía lo terco que podía llegar a ser y tal vez no había ido a la enfermería, pero eso es algo que hablaría con el cuando vuelva a su edad original.
- bien... Y dime, ¿que es lo último que recuerdas?
El silencio sé apoderó de la enfermería, Albus pensó en usar legeremancia, pero sabía que Poppy se daría cuenta y se metería en problemas. Unos segundos más y con el labio inferior tembloroso, Harry respondió.
- C-castigado.
Estaba temblando como si el frío de la noche entrará por sus huesos y lo entumecieran, parecía tan asustado como una liebre la cual es perseguida por un lobo que está a punto de devorarlo, sin embargo decidió que debía continuar.
Hasta que un pequeño grito de exclamación lo saco de sus pensamientos. Poppy ahora se encontraba a un lado de él tomando más manos de Harry, sus dedos estaban ligeramente manchados de un líquido rojo y por la expresión consternada de la enfermera supo inmediatamente que era sangre.
Con un rápido movimiento de varita, el azabache ya se encontraba vendado en los brazos y las pequeñas manchas de sangre que había en sus pequeños dedos ya habían desaparecido. Vio la expresión del niño y este no lloraba, pero sus ojos seguían igual de brillantes que hace un rato. Sabía que Poppy le diría que parara así que ya con una idea clara en su cabeza de lo que debía hacer ahora se levantó.
- bueno Harry, como ya estás bien podrás volver a la torre Gryffindor, pero... - hizo una pausa, el niño lo veía con expresión extraña, parecía confundido - ante la pequeña situación en la que te encuentras la señorita Granger y el señor Weasley te estarán cuidando.
- Albus no puede-
- tranquila, estará bien - vio a Harry que parecía estar procesando lo que acababa de decir - que pases buenas noches Harry. Poppy.
Y se fue.
Granger y Weasley... Harry había escuchado como Draco llamaba así a la chica mandona y a él chico gruñón. No estaba contento, no quería ir con ellos. Así que si.
Si Harry tuviera que describir el sentimiento que tenía en ese momento, podría decir fácilmente que estaba molesto.
Molesto, triste y muy asustado.
- ¡oye! Ven aquí.
Draco ignoro olímpicamente la voz de Pansy y siguió su camino hacia su dormitorio, debía prepararse para el castigo con Snape y no tenía tiempo para estar escuchando sus quejas.
- ¡Deja de ignorarme Draco Lucius Malfoy!
La chica pelinegra se plantó de pie frente a el impidiéndole seguir caminando, su expresión era irritada y tenía los brazos a cada lado de su cintura. El rubio rodó los ojos e intento esquivarla sin mucho éxito, esta ya había predicho sus acciones y volvió a impedir que pudiera escaparse nuevamente.
La sala común estaba casi vacía, solo habían unos cuantos alumnos de último año estudiando y un par de alumnos de cuarto año jugando a los naipes explosivos, quería irse, su castigo lo esperaba y no estaba muy contento de tener que verle la cara a la comadreja y a la irritante de Granger, Draco se cruzó de brazos y vio a la pelinegra frente a el con expresión hostil, no tenía tiempo para ella en estos momentos.
- ¿que quieres parkinson?
- a claro, ahora soy parkinson para ti - está parecía mucho más enojada que antes - pues está bien, Malfoy.
Pansy hizo acento en el apellido del rubio, quien simplemente imploro a Merlín un poco de paciencia y con un suspiro resignado relajó su expresión, sabía cómo era ella cuando estaba molesta, los insectos en la cama de Blaise como rastros de la maldición que le había echado la semana pasada solo por haberla insultado en una discusión eran la prueba viviente de eso. Sintió un escalofrío al pensar en ello, definitivamente ella era alguien de cuidado.
- ¿que quieres, Pansy? No estoy para nada de humor y por si se te olvidó, tenemos castigo.
- quiero que me expliques porque cargaste al chico Potter - cambio su posición a una más cómoda sin quitar la mirada de Draco, quien se había tensado un poco - no, en realidad quiero que me expliques que es lo que te pasa con el desde que inicio el año. ¿Creíste que no me daría cuenta? Antes pasabas el 90% del día planeando como hacerle la vida imposible, ahora pasas el 90% del día evitandolo y viéndolo fijamente como si así descubrirías los secretos del universo.
En ese momento Draco quiso echarse a llorar en un rincon, esto no podía estar pasando junto ahora.
- Pansy. Escucha-...
- No. Y ahora vienes y tratas a su versión pequeña como... Como... - una pausa - solo... ¿Que es lo que no me estás contando?
- No te estoy ocultando nada.
Dolor.
El dolor por la traición se vio reflejado en los ojos de la chica, bajo los brazos y la rabia remplazo cualquier rastro de tristeza que haya habido antes y se enderezó subiendo la mirada, desafiante.
- Pues bien.
Draco se sintió culpable. Simplemente no sabía que decirle, no sabía ni siquiera que le pasaba, ¿entonces por qué le diría algo que no sabía? Si, Pansy era su mejor amiga, pero no sabía que decirle, porque no sabía si había algo que decir en primer lugar.
Odiaba discutir con ella, sabía lo sensible que podía llegar a ser. Antes de que ésta pudiera irse, tomo su mano impidiendo que subiera las escaleras y se fuera. Pansy lo vio con cara amargada y supo que la había cagado, como en muchas oportunidades lo había hecho, trago saliva y dijo lo que habías estado pensado desde que encontró a la versión miniatura de Potter llorando a moco suelto en el pasillo de las mazmorras.
- Ahora mismo es un niño... No puedo molestar a alguien que ni siquiera sabe que me odia.
La exposición de la chica se suavizó un poco, pero aún parecía molesta, la soltó y ella no se movió de su sitio.
- recuerda que cuentas conmigo.
Y se fue.
Definitivamente este iba a ser el peor castigo que haya tenido desde que ingreso a Hogwarts.
La luna estaba en su punto más alto, lástima que Harry no pudiera verla, siempre le había gustado ver la luna, pero desde que había llegado a ese lugar, no había podido hacerlo. Siempre deseaba que algún día su alacena tuviera ventanas y así, poder ver la luna antes de dormir, era su sueño. Recordaba una vez decírselo a su tía Petunia, pero esta le había dado un golpe en la cabeza mientras le repetía lo ridículo que era y lo mandaba a arreglar el jardín.
Ojalá su tía viera la luna como el lo hacía, era casi como tener a una madre que lo cuidaba desde el cielo, quería pensar así, pero sabía que su madre no lo quería, si lo hubiera querido, tal vez no se hubiera emborrachado y tenido ese accidente de auto. Aunque a veces le gustaba jugar con su imaginación - a pesar de que lo tenía prohibido - el imaginarse que sus padres no habían muerto, que estaban vivos pero lo habían dejado allí a pasar unos días con sus tíos y que en cualquier momento atravesarían la puerta mientras preguntaban por el, lo abrazarían y se irían a casa.
Pero eso nunca pasaba.
Porque sabía que no era real.
Habían veces que mientras limpiaba veía fijamente la puerta, esperando a que sus padres llegarán, incluso si sabía que esto no iba a pasar no podía evitar hacerlo. No podía evitar querer llorar cuando confirmaba que sus padres nunca iban a atravesar esa puerta.
Por eso amaba tanto a la luna, porque sabía que cada vez que se asomaba en una ventana en la noche, iba a estar allí, no importa en qué lugar este el, la luna siempre lo iba a estar esperando con su bello resplandor.
Estaba acostado, pensando en que parte de aquel sitio podía ir y ver la luna, cuando sintió pasos acercarse a el, cerró los ojos rápidamente y fingió estar dormido, si lo veían despierto se podía meter en más problemas de los que tenía, al principio todo se quedó en silencio, tanto que pensó que la persona ya se había ido, hasta que sintió como una mano grande, suave y cálida le acariciaba la mejilla, Harry, en vez de tensar el cuerpo, se relajó ante el cálido acto, era tan placentero como el ser abrazado por Draco, bueno, tal vez incluso se sentía mejor, tanto que por un momento imagino que ese podría ser el tacto de su padre si este estuviera vivo y lo quisiera.
- este mocoso - la voz del señor Snape hizo que el silencio de la enfermería se rompiera, hablaba en un susurro, casi como si se estuviera hablando a sí mismo. Subió la mano hacia su cabello y también lo acarició - De pequeño no se ve tanto como Potter.
Harry aguanto la respiración.
La mano en su cabello desapareció lentamente y los pasos se volvieron a escuchar, Harry abrió los ojos y pudo ver cómo la pequeña mancha del señor Severus se adentraba al despacho de la señora poppy y desaparecía.
Tal vez no era tan malo, la forma en la que lo había acariciado a pesar de haberse portado mal lo confirmaba.
Chapter 7: Gryffindors
Summary:
Cuando vio que este parecía a punto de desmayarse, se agachó y lo tomo una de sus mejillas mientras lo veía con preocupación, la piel del niño estaba fría y pálida, tenía los ojos abiertos como platos y parecía como si hubiera visto al mismo Voldemort frente a el.
Chapter Text
Estaba aterrado.
A Harry en ningún momento le dijeron que para entrar a la torre Gryffindor había que... Ver un fantasma. Había sido acompañado hasta ese lugar por el señor Albus y una señora la cual se presentó como jefa de casa - Harry quería saber que era una jefa de casa, pero no de nuevo recordó que no podía hacer preguntas, así que simplemente se mantuvo callado -, se llamaba Minerva McGonagall y había insistido mucho en que la llamara señorita McGonagall y habia caminado tomado de la mano con ella para que Harry no se escapara.
Pero mientras subian vio muchos cuadros que le recordaron a la primera noche en la que estuvo acá y sintió miedo de nuevo, aparentando la mano de la señorita McGonagall quien parecía muy tranquila, Harry podía escuchar voces, risas y pequeños murmullos, incluso sentía como la mirada de las personas retratadas lo perseguían. Fue así hasta que los cuadros desaparecieron y siguieron subiendo escaleras, eran muchas, sus pies dolían demasiado, pero aún así no dijo nada, no molestes, se recordó así mismo.
Por fin un pasillo amplio los recibió, por el cual caminaron un poco más hasta quedar al frente de un gran retrato de una mujer regordeta. Esta, al verlos comenzó a hablar haciendo que a Harry se le parará la respiración, quería correr, llorar, volver a ser abrazado o acariciado, apretó mucho más la mano de la señorita McGonagall y se quedó viendo el cuadro de la mujer paralizado del miedo.
- ¿como se encuentra el día de hoy? - pregunto el señor Albus con voz calmada.
- oh no es nada, simplemente me encuentro pensado en cómo hablarle al apuesto caballero del otro pasillo - un risita que hizo que Harry sintiera como si perdiera las fuerzas de su cuerpo y la sangre se le acumulara en la planta de sus pies.
- bueno, necesitamos dejar al pequeño Harry adentro - volvió a responder el abuelo, la señorita McGonagall se había quedado callada todo este tiempo y miraba a Harry con extrañeza.
Cuando vio que este parecía a punto de desmayarse, se agachó y lo tomo una de sus mejillas mientras lo veía con preocupación, la piel del niño estaba fría y pálida, tenía los ojos abiertos como platos y parecía como si hubiera visto al mismo Voldemort frente a el.
- Harry. ¿Estás bien? ¿Que paso? - susurro con preocupación mientras el azabache se enfocaba en ella con terror escrito en sus pequeños ojos verdes.
No sabía que decirle, si fuera si tío lo golpearía y le dijera que dejara las estupideces, que los fantasmas no existían, pero la señora regordeta y parlanchina del cuadro decía todo lo contrario. Sin poder evitarlo se encogió de hombros evitando el tacto - un pequeño reflejo que tenía - y miro al señor Albus hablar tranquilamente con el fantasma. ¿Se lo iban a comer? ¿Que significaba Gryffindor? ¿Era algún tipo de lugar en donde sacrificaban monstruos como el?
- Harry, mirame, ¿Que pasa? - pregunto McGonagall preocupada, se dio la vuelta para ver qué era lo que Harry veía con tanto miedo y al ver que era al retrato quiso darse un golpe en la cabeza ella misma por haber sido tan distraída.
Había olvidado por completo que el pequeño azabache se había criado con munggles, lo que significaba que no conocía el mundo mágico y obviamente le tendria miedo a este tipo de cosas por ser tan pequeño, Merlín, habían niños nacidos en el mismo mundo mágico que les daba miedo los cuadros. Con un suspiro miro de nuevo a Harry y le sonrió con paciencia.
- cariño.... - con delicadeza puso su mano en el hombro del pequeño - acá los retratos de las personas pueden comunicarse con nosotros.
Harry la vio con extrañeza, no sabía que eso era posible, nunca había visto ni oido a un cuadro hablar.
Se pondría escuchar como Albus decía una palabra y con esto la señora río y el cuadro se movió mágicamente. Eso era fascinante.
- No te hará nada, los retratos son buenas personas las cuales fallecieron y una parte de su alma se quedó estacionada en el cuadro. - el azabache volvió a mirar hacia donde estaba el señor Albus, notando que se encontraba bien y lo veía con una ceja alzada, casi como si no entendiera la razón por la que la señorita McGonagall le estaba hablando, trago saliva y cuando volvió a mirar a la mujer frente a el, está se levantó y le tomo de la mano. - vamos. Nos están esperando allá adentro.
Aún tenía miedo, pero de todas formas se dejó guiar por la mujer hacia la pequeña puerta que había aparecido detrás del cuadro. Temiendo que le pasaría algo al pasar volvió a apretar la mano de McGonagall quien simplemente le sonrió y entraron, Harry no sabía en qué momento había cerrado los ojos, pero cuando los abrió, los colores rojo y dorado casi cegaron su vista, había mucho ruido allí, se veía increíble pero al mismo tiempo algo sobrecargado por los colores, sabía que su tía odiaría el lugar.
Tras una vista rápida noto como niños jugaban entre sí, reían, conversaban o simplemente parecían hacer sus deberes, habían varios pelirrojos, pero al estar de espaldas no pudo identificar quién era Weasley, quiso preguntarle a la señorita McGonagall si de verdad debía de quedarse allí pero fue detenido antes de hacerlo por una voz que llamo su nombre.
De la nada, todo se había quedado en silencio y las miradas de todos los niños estaban sobre el, trago saliva, había incluso muchos más niños de los que había cuando vio a Draco en los pasillos... ¿Será que el rubio estaba por allí? Harry deseo que si.
- ¡Harry! - aquella voz desconocida resulto ser de un chico alto y aspecto tímido el cual se acerco a el y lo vio con rostro afligido - dios... No sabes cuanto lo siento.
El azabache sin saber que hacer ante la repentina atención por parte de todo el alumnado, simplemente se escondio detrás de la señorita McGonagall y lo vio con temor. Antes de que la mujer pudiera decirle algo, el señor Albus volvió a llamar la atención de todos.
- como podran ver, su compañero Harry Potter a vuelto a su sala común con ustedes... - se acerco a Harry y lo tomo del brazo para llevarlo a su lado, haciendo que se soltara de la señorita McGonagall y las miradas susurros de los estudiantes se hiciera mas agobiante - lamentablemente nuestro querido Harry no recuerda nada a demás de lo que ya ha vivido a corde a su edad de seis años, así que mientras buscamos la forma de devolverlo a su edad original, confío en ustedes como los Gryffindors unidos que son, ayuden a Harry a sentirse bienvenido y cómodo con ustedes.
Harry vio a Weasley y a Granger que lo veían fijamente desde la esquina en donde estaban los demas pelirrojos y un par de chicos mas, el señor Albus lo noto también y les hizo señas para que se acercarán, haciendo que Weasley frunciera el ceño y que la chica Granger sonriera levemente, la sala común aun estaba con sonidos leves de cuchicheos y conversaciones bajas entre los estudiantes. Harry estaba nervioso y su sentir aumento cuando fue guiado hacia unas escaleras por el señor Albus, seguido por los chicos y la señorita McGonagall, aunque la última le causaba mas tranquilidad, ya que hasta ahora habia sido muy amable.
Las escaleras eran muy diferentes a la de la casa de sus tíos, están parecían antiguas y los escalones no eran tan altos, por lo que se le había mucho mas facil subir, ademas que gracias a sus nuevas gafas mágicas podía ver bien y no caerse ni tropezarse, miro hacia atrás y vio como algunos niños mas pequeños la resto de estudiantes hacían lo posible para poder seguir mirando lo desde donde estan, ademas de que el chico con aspecto tímido también lo seguia. Las escaleras lo condujeron a un piso con varias puertas hasta el final, caminaron un poco mas y se detuvieron en una puerta con unas letras grabadas en dorado, Harry quería saber que decía, pero al no saber leer esto era imposible.
El señor Albus abrió la puerta y un cuarto con 5 camas idénticas lo recibió, lo único que las diferenciaba era la manera en las que se encontraban organizadas. Con mucho asombro vio como Weasley se sentaba en una de las camas - especificamente en la que estaba mas desorganizada - mientras que la chica se quedara de pie junto con las demás personas que entraron en la habitación. Inmediatamente busco la mirada de la señorita McGonagall quien le sonrió, haciendo que los nervios se disiparan un poco.
- bien Harry. - empezó el señor Albus - esta es tu habitación, como te dije anteriormente en la enfermeria, la señorita Granger y el señor Weasley cuidaran de ti en todo momento hasta que consigas que vuelvas a crecer.
- y... - la mujer interrumpió mientras se acercaba al azabache que veía la habitacion con asombro, sobre todo las camas que parecían incluso mucho mas cómodas que la de enfermería - te quedaras conmigo cuando estos estén en clases. ¿Te parece?
- Minerva...
Esta lo ignoro. Harry no se queria quedar con esos niños, pero la idea de quedarse con la mujer no le desagradaba, tampoco podía quejarse aunque no quisiera quedarse con ella, por la forma desaprobatoria que el señor Albus miraba a la señorita McGonagall le hacia saber que no tenia ningún tipo de opción, ademas, ¡Tenia una cama! Y una para el solo, quería saber cual era la suya, definitivamente no era ninguna que estuviera desordenada, ya que no se arriesgaría de que su tía viniera y le diera un doble infarto al ver que vivía en el desorden, pero también sabia que debía ganarse las cosas, así que con una tarea en mente, asintio de acuerdo con lo que le ofrecían.
- esperen un minuto. - El chico pelirrojo se levanto de su desordenada cama y vio a los adultos con indignación - señor, ya sabe que ese niño no ha querido estar con nosotros, ¿Por que deberíamos de cuidarlo?
- ¡Ronald!
La chica pareció horrorizada ante el arrebato de tal magnitud, pero este simplemente la ignoro y señalo a Harry con desden.
- que lo cuide el idiota de Malfoy ya que tanto quiere estar con el.
- señor Weasley, le recomiendo que no utilice ese tipo de lenguaje frente a sus mayores - la mujer parecía molesta - y si ustedes fueron asignados para esta tarea es porque se supone que son mejores amigos. Que ahora no lo recuerde y este muy pequeño para procesarlo no cambia ese hecho.
El chico pareció avergonzado. Harry se sintió como se sentía en todos lados...
Despreciado por todos...
Tampoco es que tuviera sentido sentirse mal, era un monstruo, siempre lo supo, ¿Entonces por que siempre sentía esa presión en el pecho cada vez que se lo recordaban? Tal vez no quería admitirlo y por eso le dolía, tal vez tenia la esperanza de cambiar la percepción de las personas y que lo vieran como uno mas en vez de que los vean como un bicho raro. De nuevo quería volver con sus tíos y no salir nunca mas de su alacena a menos que fuera a hacer el aseo de la casa y si tenia suerte para comer con sus tíos.
La chica Granger se acerco a el y se agacho a su altura, Harry retrocedió un poco para intentar esconderse pero simplemente no tenia a nadie detrás de el para poder ocultarse, la vio con temor y esta le entendió la mano con una sonrisa que Harry no supo si confiar en ella o seguir con la misma impresión que tenia de ella cuando la conocio.
- hola, soy Hermione Granger, espero que nos podamos llevar bien - Harry no supo si extender la mano o no, aún así lo hizo porque sabia que la educación era lo primero, aunque lo hizo mas que todo al sentir la mirada de todo sobre su nuca.
- bueno Harry. - Albus volvió a hacer notar su presencia y Hermione se aparto de nuevo y camino hacia Ron para luego susurrarle unas cosas en voz baja - creo que es hora de que te demos un poco de ropa para que ya no estes con la que ya llevas puesta.
Dicho esto saco otro palito de su vestido, el cual era algo parecido al de Poppy - solo que este era mas bonito - y con un movimiento del mismo, varias prendas de ropa salieron volando del clóset, estas parecían cosas que su primo Duddley usaria y luego se lo daría a el cuando esta ya no le quedase, el hombre volvio a moverla y la ropa se encogió de la nada. El azabache tenia los ojos muy abiertos y veía todo con asombro, eso era... ERA MAGIA.
La magia existía, no era su dañada mente la que creaba ese tipo de "escenarios ficticios" y "tonterias del gobierno para adoctrinar a los niño" Harry no sabia el significado de esas palabras, pero si sabia que la magia no era eso, ahora quería ver mas, mucho mas, ¿Que cosas eran posibles? ¿Para que servía ese palito? ¿Las personas podía volar? Eran tantas preguntas que sentía como si su cabeza fuera a explotar, quería preguntarlo todo, pero... Al ver las caras de los presentes supo que no debía, no debía hacer preguntas, no estaba permitido.
Así que solo guardo silencio. Calladito se veía mas bonito o al menos así le decía su tía.
- te pondrás esto por ahora, confío en que tus compañeros te ayuden a encoger tu ropa - miro a Granger y esta asintio - ahora te dejaremos para que alguien te ayude a bañarte y luego te lleve a comer.
Y dicho esto se dio la vuelta dejando a los presentes mirándose entre si, la señorita McGonagall le sonrió y tomo la ropa que aun levitaba en el aire.
- ¿Quieres que te ayude? - Harry nego con la cabeza tímidamente y la bajo, la mujer ya había sido advertida de la falta de comunicacion del niño, pero le sorprendía que hasta ahora no haya escuchado una sola palabra de el - ¿seguro?... ¿O quieres que otro te ayude? - este volvió a negar con la cabeza - tengo entendido que tienes seis... Estoy segura que necesitaras un poco de ayuda y-...
- estoy bien - una voz baja y algo ronca salio de Harry, era timida e insegura, como si temiera que si hablara demasiado alto algo fuera a romper algo, esto le sorprendió demasiado - yo... Se hacerlo.
Todos lo veían, estaba nervioso y aun así... Aun así decidió aguantar para poder conservar la nueva ropa y la cama.
- pues... Esta bien. Nos vemos en un rato entonces. Señorita. Señores... Espero que lo cuiden bien - y dicho esto tambien salio de la habitación.
El chico de aspecto tímido que se había mantenido callado y casi invisible se acerco a Harry y le sonrió con torpeza, por la forma en la que se comportaba y lo miraba, Harry supo que le caía bien ese niño.
- hola ehmmm de nuevo - se rasco la nuca, parecía nervioso - soy Neville Longbottom, tambien soy... El culpable de que estés así, lo siento mucho.
Chapter 8: Harry no es un niño común
Summary:
- Harry... ¿Estas listo? Llevas algo de tiempo allí a dentro, ¿Necesitas ayuda? - la voz de Nesille se escuchó amortiguada por la puerta, Harry no respondió, estaba a punto de alcanzar el jabón.
Chapter Text
La habitación había quedado en un silencio incómodo tan tenso que podía ser cortado con el roce de una daga, Ron había rodado los ojos, para luego, sin decir palabra empezar a buscar algo en los cajones del mueble al lado de su cama ignorando la presencia del azabache. El chico de antes se acercó lentamente a Harry y sin invadir el espacio del niño le dedicó una sonrisa algo apenada.
- hola ehmmm de nuevo - se rasco la nuca, parecía nervioso - soy Neville Longbottom, también soy... El culpable de que estés así, lo siento mucho.
Harry ladeó la cabeza extrañado, no respondió, solo lo observó sin decir nada, el chico era alto, su cabello era castaño y tenía pecas, no recordaba conocer a alguna persona con el aspecto del niño, todos en la escuela eran gruñones con el y lo apartaban, pero el sabía porque lo hacían, pero todo había cambiado desde que llegó a este lugar las personas lo trataban diferente, cosa que hacía que se sintiera agobiado y que no supiera que hacer con los tratos que le daban las personas. Pasaron un par de segundos en silencio, como el chico se había quedado parado sin saber que hacer Harry solo asintió, intentando que con ese gesto el chico supiera que lo estaba escuchando.
La chica de cabello castaño se acercó con una pequeña sonrisa y puso su mano en el hombro de Nequille ¿o era Nesille? Harry no había entendido bien como se llamaba.
- Ve a bañarte, luego podemos jugar contigo.
No. Harry no quería jugar, sabía lo que significaba cuando querían jugar con el, tal vez esta chica le sonreía, pero su voz aún le recordaba a las niñas de su escuela.
Sin embargo acato las órdenes sin chistar, lo guiaron a la puerta que daba al baño y entrada, el baño era grande y espacioso, incluso más que el de sus tíos, las baldosas tenían pequeños detalles dorados y rojos con leones pintados en ellas, era un baño muy bonito, la puerta se cerró con un pequeño click y Harry se acercó para pasarle el seguro, era una pequeña costumbre que tenía ya que con sus tíos a Dudley le quiso entrar y hacerlo cuando él estaba desnudo, una vez que supo que Estaba. seguro, empezó a quitarse lentamente la pequeña bata que tenía desde que despertó en este lugar y grifo se metió a la pequeña ducha que había, aunque lo primero que lo descubrió es que no había regadera, si no pequeños agujeros en el techo, trago saliva y abrió el colo cobre que estaba frente a el, de los agujeros salierons agua a chorros, mojandolo por completo la cuestión de segundos, el agua estaba helada, casi como si le estuvieran inyectando hielo en las venas, pero no se quejó, ya estaba acostumbrado. a esto, con un suspiro abrió los ojos - los había cerrado por lo repentina que había caído el agua en su cuerpo - y noto que gotas de agua resbalan por sus gafas, ¿Debía bañarse con ellas?
Cómo nunca había tenido gafas, jamás había tenido esta pregunta, por lo general siempre tuve accidentes en el baño ya que no veía bien, esto solo empeoraba con el agua y terminaba resbalando.
Quería evitar eso, si se lastimaba lo iban a castigar, así que se dejó las gafas y de repente cayó en cuenta de que el jabón estaba muy alto, con la vista algo defectuosa por el agua, se intentó subir a unos pequeños tubos que habían en la pared, no sabía para que servían, pero aún así lo vio como una posible idea para poder alcanzar el jabón y poder bañarse.
- Harry... ¿Estás listo? Llevas algo de tiempo allí a dentro, ¿Necesitas ayuda? - la voz de Nesille se escuchó amortiguada por la puerta, Harry no respondió, estaba a punto de alcanzar el jabón.
Había logrado encaramarse en los tubos y ahora se estiraba, sus brazos eran demasiado cortos por lo que intento acercarse un poco más, miro hacia abajo y estaba un poquito alto, no le importo, se acercó un poco más, estaba cerca, las gafas se le resbalaron ligeramente por la nariz, no intento acomodarlas, si le daba un ligero golpe el jabón caería al suelo... Estiró su brazo izquierdo aún más y tomo impulso para darle el pequeño golpe al lugar en donde se encontraba el jabón, pero al hacerlo no pudo sostenerse del tubo al estar todo mojado y cayó al piso en un ruido sordo, había soltado un pequeño grito al caer y luego un dolor punzante en su hombro derecho hizo que ligeras lágrimas salieran de sus ojos.
- ¿Harry? - la voz del chico sonaba preocupada - ¿Pasó algo? ¡¿Harry me oye?!
El azabache soltó un pequeño sollozo, dolía, dolía mucho, quiso echarse a llorar pero era su culpa, vio la figura del pequeño jabón color rojo y la tomo con su brazo bueno, mientras las pequeñas lágrimas salidas se mezclaban con el agua que caía del techo comenzó a frotarse y terminar de bañarse, aun escuchaba la voz del chico detrás de la puerta, pero lo ignoro, cerró el grifo y el agua seso, su brazo dolía como nunca y no lo podía mover, eran casi como si estuviera entumecido.
Se mordió fuertemente el labio para evitar que las lágrimas siguieran saliendo y con la toalla que había allí secó y vistió, la puerta se abrió de repente, mostrando las caras preocupadas de los chicos que tenían palitos en las manos, ¿Estos también eran mágicos? Harry pensaría en eso más tarde, ahora mismo debía concentrarse en hacer que las lagrimas silenciosas se detuvieran y en taparse el cuerpo con su brazo bueno.
- ¡Harry! - el chico entró rápidamente buscando algo malo en el cuarto de baño y un signo en Harry que le indicará si había pasado algo malo - yo... Escuche que gritaste y... Y que algo se caía...
Hermione también entró, pero con mas cautela y viendo al azabache fijamente, este se cubría con la camisa que aún no había logrado ponerse y ligeras lagrimas caían de sus mejillas rosadas al igual que su nariz. A simple vista podía notar lo delgado que era, de esa manera, su cabeza parecía ser la única parte de su cuerpo "normal" a pesar de que su cara también era delgada, casi parecía desnutrido, como si nunca hubiera probado un plato de comida, también temblaba y estaba palido, su derecho hombro parecía estar algo... Fuera de lugar.
- Neville... Dejalo... - este se sorprendió y asintio rápidamente dándole espacio y concentrándose en recoger algunas cosas del baño. Hermione, por otro lado se acerco y se agacho a la altura de Harry como lo había hecho anteriormente - Harry... ¿Te paso algo?
El azabache soltó un sollozo y volteo a otro lugar evitando la mirada de la chica, lo iban a castigar.
- Harry... Por favor... Estas llorando... - el tono de voz de la castaña intentaba ser comprensiva y paciente - ¿Por que gritaste? Asustado mucho a Neville.
Nego con la cabeza, no quería decirle, no queria que lo llamaran inservible y torpe porque ya lo sabia y le dolía mucho el hombro, si se quedaba callado no estaría mintiendo porque no diría nada, sus tíos tenían razón cuando decían que mientras mantuviera la boca cerrada y la cabeza gacha, todos estarían bien, él estaría bien.
La castaña aun preocupada estiro la mano y la puso en el hombro derecho de Harry, pero tan pronto como su mano hizo contacto con su piel desnuda soltó un grito adolorido y las lagrimas se deslizaron gruesas por sus ojos enrojecidos, fue tanta la sorpresa que se separo de golpe y la figura de Ron se asomo con alarma escrita en sus ojos, tanto Neville como Hermione tenían caras consternadas.
- ¡¿Que paso?!
- yo... Yo solo le toque el hombro - dijo la castaña sin apartar la vista de Harry quien se había encogido de dolor y sollozaba de forma lastimera mientras parecía estar escondiendo el lugar en donde ella lo toco.
- no me digas... Ahora resulta ser también dramático.
- no - la voz de Neville se dio a escuchar - algo le paso mientras se bañaba, solo... Que no nos quiere decir.
- lo llevare a la enfermería - Hermione se levantó del suelo y se acerco para tomar a Harry en brazos y llevarlo, pero este cambio su expresión dolida a una de pánico y retrocedió.
Si cuando lo encontraron Harry parecía palido, ahora parecía como si todo el color de su cuerpo hubiera desaparecido, cambiando a un tono grisáceo o enfermo, temblando mientras retrocedía y negaba con la cabeza, como si fuera una pequeña liebre a punto de ser devorado por un lobo.
Y por fin volvieron a escuchar su pequeña voz, pero no como les gustaría.
- no... No no no no... Por favor - era un susurro asustado, pero no como el que habían escuchado antes, parecía lleno de terror, una suplica la cual imploraba perdón - lo siento... No quise hacerlo... Yo... - se atraganto con sus propias palabras y miro a la castaña como si esa fuera su verdugo - me caí... ¡Lo siento! Por favor no me castigues, mañana estaráré bien... Mami luna va a curarme y... Y prometo no ser torpe ni tonto, no me castigues, por favor... Lo siento, lo siento...
Su voz era desesperada y era interrumpida por sollozos heridos y paniqueados, la respiración del azabache había aumentado su ritmo al igual que el de su ritmo cardíaco, entrando en ataque de pánico mientras miraba con suplica a los tres jóvenes que estaban en estado de shock al ver su reacción. El primero que se recupero fue Ron quien hizo una mueca de desagrado y miró a Hermione.
- dios... Que bicho raro... - Dijo con gesto de desden mientras se cruzaba de brazos - sabia que habían niños a los que les gusta llamar la atención, pero no a este nivel.
- ¡Ronaldo! - Hermione por fin se había recuperado y volteo a ver a Ron con cara enojada - ¡es tu amigo de quien hablas! - se volteo de nuevo hacia Harry quien seguía llorando a yeguas y pidiendo disculpas - hey... Hey.. no le hagas caso... Ron es un idiota la mayor parte el tiempo, pero no dice esas cosas en serio...
El azabache solo retrocedió mas hasta quedar pegado a la baldosa de la pared e intentar alejarse lo más posible.
- uhmmm... Harry... - el chico castaño se acerco, vio a Hermione con mirada significativa, esta frunció el ceño pero entendió, así que les dejo espacio y se fue a regañar a Ron mientras Neville intentaba hablar con el niño - no hiciste nada malo... Solo vamos a llevarte a la enfermería, nadie te va a castigar...
Harry intentó limpiarse las lágrimas, pero simplemente no podía, su respiración solo aumentaba al punto de sentir que le faltaba el aire.
- mira... mi abuela me enseño a calmarme cuando lloraba... - aunque Neville no estaba seguro de que esa técnica funcionara ahora mismo - Te puedo enseñar - el chico le dio una sonrisa que parecía sincera y Harry se permitió creerle - vas a retener la respiración por cinco segundos y luego vas a respirar y así hasta que te sientas mejor... ¿Ok?
Harry parecía aún demasiado tembloroso y fuera de si como para poder hablar con normalidad. El chico le dijo que sostuviera la respiración y así lo hizo, inflando las mejillas para retener el aire, al principio le costaba, pero conforme pasaba el ejercicio puedo hacerlo hasta que solo temblaba ligeramente y pequeñas lagrimas salían de sus pequeños ojos color esmeralda. Neville nunca había visto a un niño tener lo que parecía ser un ataque de pánico, sabia que era uno niño ya que había visto a un chico de ultimo año tenerlos, pero jamas lo había creído posible en un, según lo que les habían explicado, estos se daban gracias a la acumulación de estrés y angustia, así que no creyó probable que un pequeño - y menos uno de seis años - pudiera tenerlos.
Luego de un par de minutos Harry se encontraba mejor, así que el castaño aún sin borrar su sonrisa amable volvió a hablarle.
- ahora que estás mejor ¿podemos llevarte a la enfermería? - pregunto mientras la figura del azabache volvía a encogerse de hombros y negaba con la cabeza - ¿Por que no?
Dudó, pero al final Harry trago saliva y hablo.
- m-mami luna me curará... - su voz era tímida e insegura, como si le estuviera contando un secreto no debía de revelar a nadie.
Neville se sorprendió, había escuchado como Harry decía eso mientras lloraba, pero no le había prestado atención hasta ahora.
- ¿A que te refieres con eso? - volvió a insistir, pero Harry no respondió al principio, solo volteo a ver hacia Hermione y Ron que seguían discutiendo en la puerta del baño. El castaño frunció el ceño.
- s-siempre lo hace... O creo que es ella - dijo luego de un par de minutos, hizo otra pausa como si dudará y siguió hablando - cuando me acuesto y me duele algo, cuando despierto ya no duele nada...
Oh, con que a eso se refería, ¿Sería magia accidental? Pero un minuto, ¿Por qué un niño se acuesta a dormir lastimado? Quiso seguir preguntando pero los ojos de Harry estaban humedecidos de nuevo, así que decidió que sería mejor ir a que lo revisaran lo antes posible.
- entiendo... Pero ahora mismo puedes adelantar el proceso, prometo no dejarte solo en ningún momento.
No volvió a responder.
- ¿puedo cargarte?
Harry se acercó, así que con mucho cuidado tomo al niño entre sus brazos, sorprendido por lo ligero que era, aún faltaba ponerle la camisa, pero estaba seguro que no la iba a necesitar en la enfermería, así que simplemente le cubrió la espalda desnuda y se acercó a los chicos que parecían tener una discusión acalorada, por lo que tosió para llamar la atención de ambos.
Hermione fue la primera en reconocerlo y su mirada se suavizó al ver a Harry envuelto en sus brazos, sin embargo, cuando Ron volteo a verlos, aún parecía molesto. El castaño evito las ganas de suspirar, el no era malo, solo... Era demasiado terco como para poder pensar con la cabeza fría y más que molesto, estaba dolido, lo conocía demasiado bien y al ver la expresión consternada con la que había llegado el día anterior para luego contar todo lo que había pasado en los pasillos, pero a pesar de esto, no podía justificar el como estaba tratando a Harry, solo esperaba que entrará en razón pronto y se disculpara.
El pelirrojo rodo los ojos y se fue. Mejor así, ya Harry estaba muy alterado como para recibir los comentarios de Ron.
- ¿Como lo lograste? - pregunto la chica mientras señalaba al azabache.
- supongo que paciencia - le dio un pequeño vistazo al niño en sus brazos el cual abrazaba su brazo y lloraba en silencio de nuevo. - parecía estar teniendo un ataque de pánico... O no se... ¿Sabes de psicología muggle? No hay mucha información de ese tipo de temas en el mundo mágico.
La chica frunció el ceño y luego negó con la cabeza.
- no. No se mucho sobre el tema, pero puedo pedirle a mi padre que me envíe algunos.
- perfecto - acomodo al azabache en sus brazos - será mejor que nos apuremos en ir a la enfermería.
- tienes razón - suspiro resignada y miro hacia la dirección en donde se había ido el pelirrojo - vamonos.
