Chapter 1: fluff
Notes:
El promt era "publico" más no especifico que clase de público.
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—“Escuche que los Saint, Manigoldo de Cáncer y Regulus de Leo están en un enfrentamiento de entrenamiento.” — La voz de un Santo de Plata les hizo saber a su grupo, formado por otro aspirante y 2 Saint de bronce.
—“¿Están seguros de que es correcto ir a ver? Podría ser considerado irrespetuoso.” — En otro grupo más alejado, un aspirante tomo participación como voz de la razón. Al estar en posiciones mucho mayores a las de ellos, la simple propuesta le daba algo de miedo.
—“¿Cáncer y Leo no eran pareja?” — Alguien comento al aire, era cierto. Existían esos, entre comillas, rumores. Obviamente por respeto muy pocos iban a acercarse a un dorado para preguntar tal cosa, solo los que disponían con ese nivel de confianza a los allegados podían asegurar si era realidad o mentira.
—“Sea como sea, yo si quiero arriesgarme. Esos 2 son tan diferentes, que un enfrentamiento entre ambos suena emocionante de ver.” — Concluyo un santo de plata, caminando en dirección al terreno donde se decía que ellos 2 estaban.
Sus compañeros se habían quedado de pie pensando. Era cierto, la diferencia en sus años de experiencia, entrenamiento, sus personalidades incluso. Eran tan diferentes que era el argumento que muchos usaban para desmentir que fueran pareja. Aparte de la obvia fama de mujeriego que tenía el Santo de cáncer.
Muchos tomaron la libertad de ser espectadores de tal entrenamiento, por más que fuera amistoso, por lo que terminaría sin un ganador real. Uno de los cosmos más jóvenes elogiado por su talento, contra un Saint con año, personalidad, aunque algo rebelde y despreocupada seguía siendo alguien poderoso, era algo que querían ver. Sorprendiéndose al notar que ninguno llevaba su armadura puesta.
Y aun así lograron ver como Manigoldo detuvo el golpe que venía hacia él, cruzando los brazos a modo de escudo. El puño de Regulus soltó chispas al impactar, sus mirabas quedaran bastante cerca en ese momento.
—Parece que ganamos público pequeño rey. ¿Hacemos que valga la pena? — Sonriendo de medio lado extendió los brazos, haciendo saltar a Regulus hasta unos metros detrás de él.
Regulus tardo en ponerse de pie, solo por detenerse a mirar a su alrededor. No era comparable al nivel de espectadores de un espectáculo propiamente dicho, pero si disponían de cierta de cantidad considerable de personas viendo.
El joven Leo miro a los ojos del contrario, asintiendo a su propuesta. Hizo chocar sus puños soltando chispas. Complacido, Manigoldo chasqueo los dedos condensando en su mano lo que en apariencia eran gruesas líneas de un color azul tan pálido que se confundía con el blanco. Hasta formar una esfera.
Poniéndola cerca de sus labios, soplo como si le estuviera lanzando un beso. El guiño en el ojo no falto. Llenando el campo de esferas que Regulus ya conocía por fama.
—No esperaba que usaras algo como esto. — Tuvo que decir. Si estaba en lo correcto, esas esferas quemaban hasta consumir lo que tocaran.
Afilando la mirada a último Regulus extendió su brazo. Un gesto simple pero confiado, en cuestión de segundos cada una de las esferas había desaparecido, cortaba por el “Plasma relámpago” La gran mayoría de personas en el público no fueran capaces de percibir lo que paso. A sus ojos, apenas en una fracción de segundos cada una de las esferas desapareció.
Lo que si fueron capaces de ver fue al joven león apretando su mano, tomando impulso para dar un zarpazo. Mejor conocido como su técnica: “Corona relámpago” Una estela electica que Manigoldo fue capaz de detener, Muchos reaccionaron sorprendidos al ver su técnicamente “Sepultura de ambas” Provocando una explosión que si bien detuvo el ataque también le costó parte de su camisa.
Aprovechando el humo provocado por el choque de ambas técnicas, logro dar un salto hasta quedar detrás de Regulus. Sus miraba se encontró con la contraria, Manigoldo se disponía a dar una patada, aunque el impacto entre sus cuerpos fue notorio, Regulus logro detener su pierna.
—Solo estas buscando lucirte. — Manigoldo rio por lo bajo.
—¿Dónde está lo malo? — Se hizo el desentendido. Manigoldo por poco pierde el equilibrio cuando Regulus lo empujo, la velocidad del León Dorado no era de hacer de menos. —Cierto. Hay veces donde me cuesta seguirte el ritmo y no solo en el campo de batalla. Que veloz. — Aunque era una broma en su voz se notaba la euforia de verlo sacar los colmillos.
Uno esperaría que Regulus se avergonzara por la indirecta, pero en ese momento de concentración, solo le sonrió detonando su orgullo.
Las miradas de ambos quedaron clavadas en el rostro cuando se encontraron en la pose que indicaba la batalla de los 1000 días. Sonriendo confiados, las pupilas de Regulus de dilataron de tal forma que parecían los ojos de un cazador felino.
>>Pequeño Rey, como me encanta esa mirada. — Coqueteo. Volvió a usar la sepultura de almas, pero de forma diferente, concentrando la energía en la planta del pie derecho, dando un pisotón que provoco una explosión a menor escala que funciono para separarlos.
—¿El señor Manigoldo siempre será así de creativo al pelear? — Pregunto uno de sus espectadores. Una mujer a su lado le respondió.
—No le veo la creatividad, si esto no fuera un entrenamiento amistoso para recurrir a esas estrategias debería estar desesperado. Solo quiere dar un espectáculo. — En voz seria le hizo saber, muchos se pusieron de acuerdo con ella más no se quejaron.
—El señor Regulus es el que está peleando de forma más seria. A veces me cuesta ver sus movimientos. — Un aspirante expreso. Tratando de ver más cerca. Sus compañeros le hicieron saber que tuviera cuidado o caería.
La presencia de un tercer Santo dorado llamo la atención de todos los aspirantes, santos de plata y bronce presentes.
En el centro de todos, nuevamente volvieron a chocar sus técnicamente. Cortando la distancia donde empezaron a intercambiar golpes, solo que de una forma más despreocupada y enérgica. Pasando de entrenamiento a ser más una especie de juego para ambos.
De un momento a otro, para la sorpresa de todos, Manigoldo apoyo su cuerpo sobre una de sus manos, barriendo el piso con su pierna izquierda y con ello empujando las piernas del león. Regulus casi cae, pero no logró liberarse cuando Manigoldo lo tomó entre sus piernas, lo que en apariencia seria otra de sus técnicas fue solo una forma de dejarlo inmovilizado. Dónde fue tomado por la espalda, quedando sus cuerpos sentados. Manigoldo levanto su mentón, besando su cuello.
—Me rindo. — Río. Revolviéndose en el cuerpo del Mayor. Para todos los presentes fue claro que si eran pareja en ese momento. Regulus ría de forma suave, mientras su cuello era besado.
—Te recuerdo que soy muy bueno moviendo las piernas. Pensé que ya lo sabías. — Moviendo el rostro del más joven beso su rostro. —Aún recuerdo esa mordida.
—Aquí no me hablas de eso desgraciado. — Río. Manigoldo dejó un último beso en su cuello, llevando su atención a las personas a su alrededor. Muchos murmullos apenas si eran audibles para ellos 2, pero que sabían que seguro iban a durar un tiempo.
—¿Satisfechos? — De un Santo, el santo de capricornio quedo frente a ellos. Habiendo empezado a dispersar a cada aspirante y santo de rango menor a ellos del lugar. —Les recuerdo que como Santos deben hacerse a respetar, no pueden tan a la ligera estos espectáculos infantiles.
—Okey señor aguafiestas. — En tono de burla le dijo Manigoldo. Poniéndose de pie, le ofreció su mano a Regulus para pararse. —No es como si nunca hubieran visto a 2 hombres entrenando. — La miraba fría de El Cid sobre él dijo mucho más que sus palabras.
—Perdone, no pensábamos atraer tanta gente interesada. — Regulus fue quien respondió. El Cid volteo a ver al más joven.
—Solo les daré la advertencia, pero recuerden que la próxima vez el patriarca podría ser más estricto con un castigo. No pueden dar estos espectáculos tan a la ligera. — Y se fue en silencio. Al estar solos, Manigoldo rodeo su brazo en los hombros de Regulus.
—Dice eso y la realidad es que el viejo nunca me ha regañado por mis, en palabras de gente como El Cid, malas prácticas. — Algo de fastidio era notable en su voz. Manigoldo rápidamente ignoro ese tema, viendo a Regulus, dándole un corto beso en los labios.
—Igual, me parece que tiene algo de razón.
—Puede ser. ¿Te parece si nos encontramos una de estas noches? A las afueras de mi templo.
—Me encantaría. Ahora. — Levanto la mano, apoyando su dedo la piel del pecho contrario. Moviéndolo lentamente. —Vamos a buscarte otra camisa, esta quedo muy maltrecha y no puedes estar con medio pecho al aire. — Tomando la mano de Regulus en su pecho, dejo un beso en ella. Sin soltarla cuando empezaron a caminar.
—Vamos entonces.
Chapter 2: Kink.
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Rodeando sus brazos en el cuerpo de Manigoldo por la espalda le hizo saber que de su presencia. Hasta ese momento Manigoldo se había quedado con la miraba perdida en el cielo nocturno.
—¿Tarde mucho? — Pregunto con falta inocencia.
—Algo. Pero me llama la atención que cada vez te es más fácil sorprenderme. — Regulus sonrió, moviéndose para mirar a los ojos de su amante. Agradeciendo sus palabras.
—Sabes que tengo ciertos objetivos en mente, supongo que ocultar mi presencia ayudara mucho. — Se acercó el cuerpo del contrario para dejar un beso en su rostro. Pidiendo no hablar de ese tema, Manigoldo no se hizo de rogar para hacerle caso. Tomando su mano para llevarlo a lo profundo del templo.
Tomando a Regulus de la cintura lo sentó sobre el inicio de un pilar destrozado. Cuya superficie había cubierto con tela para la comodidad de su pequeño rey. Una vez sentado, Manigoldo dio un paso hacia atrás con la intención de quitarse la camisa, dejándola caer sin mirar donde.
Lamiendo sus labios, apoyo sus manos en la superficie del pilar compartiendo un largo pero lento beso con el llamado león dorado. Posando su mano tras su nuca, su cintura siendo sostenido por ambas manos del joven. Al poner distancia, Regulus bajo su rostro por el cuello del mayor, dejando varios besos alrededor de su cuello, rozando el pecho y el hombro.
—Creo que vimos un buen espectáculo hace unos días. — Tratando de sonar casual comento sobre lo ocurrido hace pocos días, pero su tono voz sonando que rayaba en lo juguetón
—¿Paso algo de lo que no me entere? — Haciendo un sonido similar a un tatareo, Manigoldo poso sus manos en la camisa de Regulus, empezando a desabrocharla, quitando el cinturón de un solo movimientos, dejando su pecho libre y sus pantalones mal abrochados.
—¡Rumores!! — Sarcástico dijo, bajando su cabeza para besar el pecho de pequeño rey. —¿No te has dado cuenta? —Regulus negó. —Los que no pudieron ver nuestro entrenamiento quedaron preguntando como fue, y los que no sabían que somos pareja no pueden creer tal información. — Rio. —Aunque no lo crean me he dado cuenta.
—No sé si debería sentirme avergonzado. No llegue a pensar que a algunos les gustara tanto el chisme.
—Solo no les vez importancia. — Pasando sus dedos por debajo de los pantalones de león, se aseguró de bajar la ropa interior junto a ellos, retrocediendo a quitarlos de un solo movimiento. —Perfecto. — Volvió pararse frente a Regulus, posando sus palmas abiertas en su espalda baja.
Ahora fue el turno de Regulus para posar sus manos en los pantalones de Manigoldo, aflojando y dejando sus pantalones abiertos con la vista del mayor en sus manos.
>>¿Se nota mucho mi erección? Es difícil verte desnudo y no sentir mi pene palpitar de lo hermoso que eres.
—Sí, se nota. — Sonrió con humor, volviendo a ser besado.
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El frío de la noche no hacía más que provocarle toser. Por la hora todos debían estar ya dormidos, así que no le prestó atención. Caminando lentamente devuelta a su templo, lo que supondría una rutina normal al ser su turno de patrullar. Quería irse a dormir después de haberle tomado más tiempo del que le supondría normalmente.
En los primeros 3 templos sintió todo normal, deteniéndose de forma brusca en la entraba del tercero, sintió algo extraño que le llamo la atención. Lo primero que podía intuir era Manigoldo entrenando, no obstante, era muy detrás del templo como para serlo. En sigilo se acercó, considerando fuertemente que se tratara de un intruso. Alistando los puños de ser el caso.
A medida que se acercaba un cosmos muy similar empezó a ser percibido, encontrándose confundido. Tratando de pasar desapercibido se acercó lo más posible, lo visto lo dejo sin palabras.
El cuerpo desnudo de Regulus, rodeando los hombros de Manigoldo con sus piernas al encontrarse el cuarto guardián de rodillas, su cabeza entre las piernas del chico hacía notar que se encontraba haciendo. Ocultando el pene de Regulus en el interior de su boca, de lo que podía ver a la distancia se encontraba seguro de poder asegurar que la nariz de Manigoldo debería estar cubierta por parte del vello púbico de Regulus.
—Nunca pensé que vería a Regulus desnudo, así que el sonido eran los gemidos del sexo oral. — Dijo en voz baja. Tratando de mantener oculto, asomo la miraba. Manigoldo aparto el rostro lentamente para terminar soltando la erección del León. —“Maldición es grande” — Dijo en su mente, se sentía perverso estar viendo.
Él no lo podía creer. Manigoldo era conocido por ser un hombre muy expresivo, notaba una expresión que no le había visto antes. Dulce, sonriendo ante el más joven de la orden dorada, antes de que perdiera sus expresiones de vista cuando se incorporó besando su cuello y su rostro.
De todas las personas en el santuario, parecía que solo Régulus podía generar ese efecto en Manigoldo. Algo que fácilmente sería tratado como un hecho misterioso. Se sentía hipnotizado viendo todo. Si bien sabía que eran pareja esto era un escenario que le sorprendía. En cierta parte por las personas que lo conformaban.
De un momento a otro, Manigoldo se percató que estaba allí. Haciéndole, una pequeña señal a Regulus.
—¿Te gusta el espectáculo, Dohko? Estás mirando mucho cuando aún no estoy desnudo para la mejor parte. — Descaradamente le dijo. Extendiendo su mano a la chaqueta de su abrigo, poniéndola sobre los hombros de Regulus, como le quedaba bastante grande servía para cubrir su desnudez.
Manigoldo se acercó hacia el Santo de Libra mientras Regulus desviada la miraba con vergüenza, Dohko no tuvo más opción que salir de su escondite porque sería imposible negar que los estuvo viendo.
—¡Manigoldo! ¡Perdona, fue un accidente!
—¿Accidente es quedarte viendo por quien sabe cuento tiempo? — En burla le dijo. No se había tomado la molestia de arreglarse los pantalones, su erección oculta en la ropa aún era visible. —Y te recuerdo que mis ojos están aquí arriba. — Dijo solo para molestar al tigre, sonriendo como desgraciado cuando consiguió su cometido.
—¡Se me hizo tarde para regresar de mis guardias! Hubo muchos aspirantes que se quedaron hasta tarde. Pensé que había un intruso, no ustedes teniendo sexo al aire libre. — Manigoldo lo miraba con escepticismo. Sus ojos fijos en los de Dohko.
—Te creeré por esta vez, tigre exhibicionista. — A este punto el rostro de Dohko estaba rojo del bochorno. —¿Disfrutaste lo visto? ¿No? — Cruzándose de brazos rio, Dohko se quedó callado.
—¿Qué quieres que te halague por lo bien que le lustras el pene al leoncito? —Ya exasperado por la vergüenza fue lo que pudo responder, alzando la voz la respuesta de Manigoldo fue pasar su lengua por su labio superior. Antes de soltar una carcajada por la expresión del guardián de libra.
—Y eso que no viste nada.
—Tampoco te quiero ver desnudo, gracias.
—Pero si viste a Regulus, ¿Al menos te gusto? Porque soy algo celoso, entenderás. — Chasqueando sus dedos frente a Dohko las ondas infernales recorrieron su mano. Una clara amenaza que Dohko capto. Se colocó a la defensiva.
—Te pediré que no me trates como pervertido porque de no pensar que había un intruso no hubiera venido. ¿La cama no la conocen?
—¿De verdad quieres que responda esa pregunta?
—No. Me hago idea si te conozco lo suficiente. — Cuando se vieron cuenta Regulus se paró frente a ambos, apoyando su mano en el brazo de su pareja.
—¿Puedes guardar esto como secreto?
—¿Crees que quiero explicar que los vi desnudos? Aparte que suena que no es la primera vez ni la última que lo hacen.
—Puede ser. — Regulus simplifico su respuesta. —Ventajas de estar en templos cercanos.
—Se nota que lo aprovechan. Pero bueno, me iré a dormir. Lamento la interrupción. — Rápido y en silencio se fue. Manigoldo se quedó viendo a Regulus con un gesto pensativo, detallando su camisa en su cuerpo.
—Te queda muy bien. Deberías volver a ponértela más seguido.
—Aunque me queda grande, apenas me alcanza para cubrirme el culo. No sé porque lo haría.
—Por eso deberías ponértela más seguido, principalmente cuando estamos compartiendo lecho. — Moviéndose rodeo la cintura del chico con su brazo, pasando su mano por debajo de la tela. —Podría incluso prestarte mi chaleco negro.
—Suena a que solo quieres follarme con tu ropa puesta.
—¡Es buena idea! — Ambos rieron. —Vayamos a mi cuarto, aun no término contigo. — Busco la ropa que se habían quitado para no dejarla terminaba, inclinándose junto a Regulus para cargarlo sobre uno de sus brazos.
Ya en el cuarto, Manigoldo se quitó por fin los pantalones. A pesar de la interrupción su pene seguía duro e hinchado de placer. Ansioso no se hizo esperar para deslizarse dentro de las pieles del joven león.
