Chapter 1: ʚ♡ɞ Prólogo ʚ♡ɞ
Chapter Text
En un místico y armonioso valle, el cual permanecía como mito entre los humanos, se ubicaba el paraíso conocido como El jardín del Edén en el oeste y Shangri La en el este.
Era una pequeña porción celestial en la Tierra, la cual permanecía escondida entre los humanos, cerca de las montañas y estaba ubicado lo suficientemente alto como para ser lo más cercano al cielo. Shangri La estaba lleno de vegetación y tenía hermosas cascadas, las cuales caían de los lados de los riscos para formar un rio virgen al final de valle.
Las aves trinaban, felices, una melodía relajante. Cantaban al cielo su apreciación por el viento que caía en libertad sobre sus alas.
Entre la vegetación pura, habían un par de antiguos y elegantes construcciones.
En una de las más grandes construcciones, la cual estaba hecha de mármol, había un espectacular patio el cual a ojos de un Dios era simplemente perfecto. En el centro del gran patio, había una fuente con una pieza cincelada en forma de corazón en el medio, la cual fluía con el agua más pura de la Tierra.
Pasando el patio, yendo hacia la izquierda, había una enorme habitación, con el retrato de un dios griego tallado en la puerta.
Dentro de esa habitación, había 3 grandes mesas y unos asientos de madera colocados de manera uniforme.
Frente a la habitación había un pódium con forma de reloj de arena, adornado con rosas y sutiles y pequeños corazones.
En la pared que estaba más lejos de la entrada, había un estante lleno con libros antiguos los cuales parecía que iban a caerse en cualquier momento, pero estaban colocados fuertemente juntos.
La mayoría de los libros eran de cubiertas de cuero rojo o azul marino, y los títulos y símbolos representativos estaban impresos en oro.
Lo que antes se usaba como estudio para los dioses y diosas, ahora era usado como auditorio.
En el auditorio se llevaban a cabo las clases para los cupidos que recién se iniciaban para poder ganarse el título como un Cupido Certificado.
Usualmente el auditorio estaba lleno de jóvenes cupidos, quienes hablaban de los arcos y flechas que obtendrían, pero ahora mismo el auditorio estaba casi desierto.
Todos los cupidos estaban en medio del almuerzo, todos excepto dos cupidos en entrenamiento.
—Los cupidos no deben enamorarse de un humano, los cupidos no deben alentar el amor entre un humano y otra especie, los cupidos no lanzan flechas a otros cupidos.— Recitaba Santa mientras leía su libro de 'Los Principios del Amor 231'. Afortunadamente esa clase no era tan complicada como 'Química del Amor 241', y este libro solo estaba lleno de principios básicos.
Santa brevemente se preguntó por qué las reglas absolutas de un cupido, 'El arte del Amor 101', eran dadas solo en las clases más avanzadas en lugar de las básicas. Tal vez era porque recién cuando uno se convertía en estudiante más avanzado como cupido en entrenamiento, tenía permitido llevar su arco y flechas mágicas si así lo deseaban.
No era que hubiera tanta diferencia, los cupidos tenían estrictamente prohibido el uso de sus arcos y flechas hasta que estuvieran graduados de la universidad y se convirtieran en un Cupido Certificado.
—¿Hmm...?— Santa achicó los ojos para leer las letras más pequeñas justo debajo del segundo renglón. Sosteniendo el pesado libro frente a su rostro, Santa vagamente movió sula cabeza, escuchando todo a su alrededor, mientras leía entendiendo lo que decía. —A menos que un humano lo merezca, en cuyo caso, disparar al animal más cercano que encuentres.— Santa parpadeó confundido, y frotó sus cansados ojos, preguntándose si se había excedido al estar estudiando. Tal vez no era sano leer tres libros en un solo día, y cansar la vista de esa forma.
No, las palabras aún seguían ahí.
—First, tenemos permitido hacer que un hombre se enamore de su cachorrito si es un mala persona?— Santa le preguntó al cupido senior, quien estaba bostezando a su lado.
First era un Cupido Certificado, quien se graduó dos años antes que él entrara a la universidad, pero fue forzado a volver a tomar las clases porque accidentalmente disparó al objetivo equivocado durante unas de sus misiones recientes...al menos así decían los rumores...
Entre otros rumores, Santa había escuchado que First había matado a otro cupido antes.
Pero claro, ese solo era uno de los tantos rumores que los cupidos decían sobre First, quien aún seguía siendo un enigma para él.
—No, Santa...hazle un favor al cachorrito y escoge a un gorila de algún zoológico.— Respondió masajeando sus cienes, con otro bostezo.
Las clases eran tan aburridas que el sueño no se le había quitado ni durante la hora del almuerzo, pero como los instructores sabían que él conocía perfectamente los cursos, lo dejaban dormir durante las clases.
Después de todo, First se graduó con honores, aún si era un pillo.
Santa ladeó la cabeza confundido.
—¿Qué es un gorila?
Él nunca había estado en la Tierra antes y nunca había escuchado de esas especies en su mundo.
Todo lo que Santa sabía era que el zoológico era un horrible lugar en donde los humanos encerraban a los pobres e inocentes animalitos, alejándolos de su habitad natural para su propio y egoísta placer.
—Un gorila es una especie d-— First empezó a explicar, pero fue interrumpido con la llegada de uno de sus instructores, Gun.
Gun era el encargado de toda la clase, y casualmente, era el mismo instructor que First había tenido durante su último año. En ese entonces, Gun había sido un instructor nuevo, y siempre hablaba atropelladamente o se confundía de salón de clases. Su torpeza era quizá la razón por la cual, Gun, había sido tratado como uno más de los estudiantes, por estos mismos.
Por eso, cuando el día de la graduación llegó, Gun se había hecho amigo de la mayoría de los estudiantes que se retiraban, incluyendo a First, a quien consideraba uno de sus amigos más cercanos.
—¡Santa, has sido aprobado para que practiques en la Tierra!— Gun anunció feliz, tanto que su sonrisa casi lució falsa.
A pesar del revoltijo de emociones que tenía, Gun fingió estar animado porque sabía más que nadie lo mucho que Santa había estudiado para que su pasantía fuera aprobada. Santa había ido hacia él durante el primer día de clases, y le había preguntado qué necesitaba para ir a la Tierra.
Para cumplir con sus obligaciones de profesor, Gun había ayudado a su estudiante durante este año y medio para que consiguiera su objetivo.
Había estado sorprendido que admitieran a Santa así de rápido. Normalmente las pasantías a la Tierra no eran aprobadas para los Juniors.
—Qué!!— gritó First, indignado, de pronto sintiéndose muy despierto. —Santa es muy pequeño!!— dijo enojado. Puede que Santa sea estudiante de segundo año, pero eso solo era porque había entrado pronto a la universidad debido a su intelecto y habilidades físicas, pero Santa era aún muy pequeño con respecto a la edad!! No estaba listo para su pasantía en la Tierra.
—First, pero he estado esperando toda mi vida para ir a la Tierra!— Santa se quejó, ligeramente decepcionado de que su amigo estaba en desacuerdo con su sueño.
Santa había querido ir a la Tierra desde que su padre le leyó el libro de cuentos sobre la creación de la Tierra y la humanidad, cuando él aún era un pequeño querubín. Desde entonces, Santa había tenido una fascinación por ir a la Tierra y ver el mundo humano; el cual era tan diferente del suyo.
Santa se sentía como la pequeña sirenita de los cuentos de hadas, la cual estaba atrapada bajo el agua sin poder ir a la superficie. Así como la sirena había esperado a cumplir quince años antes de salir, Santa había esperado todos estos años para que solicitar su pasantía y para que la aprobaran.
—Santa, tú no entiendes! Esa pasantía es algo qu-— First trató, desesperadamente, de explicar pero inmediatamente se detuvo al ver que Gun movía la cabeza. Apretó los puños, mordiendo amargamente sus palabras al saber que era un taboo el hablar sobre la pasantía.
Sin notar la tensión entre ellos, Santa salió del salón, animado, para buscar a sus amigos, e informarles sobre las buenas noticias.
En cuanto la puerta se cerró, Gun habló.
—First, el decano ha aprobado su solicitud. Sabes que no podemos declinar.— Su expresión era acongojada, completamente opuesta a la sonrisa falsa que tenía hace unos momentos.
—Tú sabes el verdadero propósito de la pasantía!!!— First gritó enojado al instructor, a quien ahora veía como un cupido descorazonado. —Sabes que la pasantía realmente se trata de hacer que el cupido experimente un amor que no podrá tener futuro, para que así sepa lo difícil que es un amor no correspondido y no cometa ningún error cuando se gradúe!!
Gun hizo un gesto de dolor ante las palabras, recordando que First lo había experimentado al haber estado en la Tierra una vez.
—Quién pudo inventar ese cruel método de enseñanza?— musitó, bajando la cabeza para ocultar las lágrimas que empezaban a caer por el triste destino de su amigo.
Continuará...
Chapter Text
Convocado a ir al salón del simposio, Santa se apresuró a ir al edificio, sintiéndose emocionado y un poco de miedo. Su corazón latía desesperadamente rápido en su pecho, tanto que pensó que estallaría.
Solo el más alto miembro del Consejo, residía en el edificio pentagonal, el cual era como una especie de mezquita.
El edificio estaba separado de la universidad, pero era conectado por un extenso puente.
Ahí, le dieron a Santa un sobre con aproximadamente 214 hojas, las cuales explicaban a detalle todo sobre lo que sería la pasantía.
La cabeza del Consejo, lo había liberado, benevolentemente, de las obligaciones de la universidad y le había permitido partir a la Tierra en cuanto haya terminado de leer cada una de las hojas.
Afortunadamente, Santa era rápido leyendo y había terminado las hojas en dos horas. Poniendo más de un par de minutos a las hojas que requerían más atención, a diferencia del resto que leída rápidamente.
Al llegar a la Tierra para buscar a su mentor, Santa extendió un enorme mapa, el cual debía ser viejo porque los nombres de las ciudades estaban escritos en el idioma antiguo, uno que Santa no podía leer.
Accidentalmente tomando algunos desvíos, en una ciudad conocida como Taipei, Santa perdió prácticamente el día entero tratando de buscar Bangkok.
Aparentemente, había estado mirando mal el mapa todo este tiempo!
Para cuando llegó a Bangkok, el cielo ya había oscurecido y su mentor yacía dormido en su departamento.
Mirando al atractivo humano durmiendo calmadamente con sus manos enredadas entre los cobertores, Santa estudió la pequeña fotografía en su mano. Después de confirmar que el humano en la imagen y el que dormía eran la misma persona, Santa suspiró aliviado. Por fin había encontrado a su mentor.
—Tanapon Sukumpantanasan...— Santa articuló el nombre escrito en el papel oficial, antes de cuidadosamente dejar el sobre lleno de importantes detalles con respecto a su pasantía.
Echó una mirada alrededor y reparando en la mesa de centro, la cual era de vidrio negro sofisticadamente sujeto por un oscuro acero inoxidable. Encima de la mesa habían varios dibujos y revistas de arte.
Liberando un prolongado bostezo, lleno de cansancio, Santa alzó los cobertores del lugar libre de la derecha de la cama de su mentor y se deslizó. Había tenido un día agotador. Se acurrucó cómodamente contra el reconfortante y sedoso material, durmiendo inmediatamente.
Durmió calmadamente y en paz, soñando con una misteriosa y pequeña sirena con ojos brillantes y cabellos rojizos. Dicha sirena tenía un abultado vientre y era la cosa más adorable que Santa había visto en toda su vida (Ponyo).
Sus delgados labios se curvaron en una sonrisa infantil y abrazó a la pequeña sirena, con fuerza, sin intenciones de soltarla.
Santa murmuró algo incoherente en sus sueños cuando de pronto, fue rudamente despertado por un agudo grito.
Tratando de buscar la fuente del sonido, Santa lentamente agitó los párpados. Sentando en la suave cama, la cual le recordaba la vez en la que durmió en una de las nubes en las que amaba jugar en Shangri La.
Restregándose cansadamente sus ojos, los cuales aún estaban adaptándose, Santa bostezó felinamente. Cuando su visión se aclaró, Santa parpadeó un par de veces, tratando de saber dónde estaba. Poco a poco, recuperó la conciencia de sus alrededores, y con ello...su memoria.
Haciendo un puchero, Santa miró acusadoramente a su mentor por haberlo sacado de su cómodo sueño. Ahora que estaba despierto podía notar que la cama tenía más espacio y que Perth era delgado y guapo.
Santa no podía entender por qué su mentor estaba actuando tan extraño.
—Qu-quién eres?— Perth tartamudeó nervioso, señalando al chico que estaba sentado en su cama como si fuera lo más normal del mundo.
Cansado de haber trabajado el turno de la tarde y de la noche, Perth había ido directamente a dormir un poco antes de cocinar o de lo contrario habría quemado todo el departamento debido al cansancio.
Perth había estado soñando con cierto chico, quien estaba bailando tango en un seductor traje negro con rojo, invitándolo a bailar con él.
Justo cuando Perth había empezado a bailar con el chico, él había tocado su clavícula y fue cruelmente despertado. Gruñendo decepcionado al haber sido sacado cuando su sueño estaba poniéndose bueno, Perth notó que había una cálida respiración sobre su cabeza y una cálida figura estaba recostada cómodamente a su lado, abrazándolo por la cintura.
Perth gritó sorprendido y salió de la cama.
—Yo? Soy un cupido. —Anunció Santa sonriendo adorable e inocentemente. —Me llamo Santa. —Dijo, sentándose bajo sus piernas, mientras que sus manos estaban apoyadas a los lados de la cama, haciendo una reverencia.
Santa alzó la mirada como si fuera un gatito confundido.
—Eres un cupido... —Perth repitió en shock, confundido. Gracias a su vívida imaginación, la imagen de un cupido voló a su mente.
Perth miró al chico sentado frente a él y comparó a los dos 'cupidos' mentalmente.
—No luces como un cupido. —Agregó con un pequeño frunce de ceño.
Santa lo miró acusadoramente.
—Pero soy un cupido!! —gritó frustrado al humano que se negaba a creerle.
Haciendo un puchero, Santa agitó sus negras alas para que Perth las viera.
Parpadeando dos veces, Perth arqueó las cejas, escéptico. Tomó un trozo de papel y un lápiz de la mesa, y dibujó a un verdadero cupido. Sonriendo orgulloso de su trabajo, Perth sostuvo el papel frente a Santa, quien parpadeó ante, lo que vio.
En el papel, había un bebé con alas y un arco con flechas con la punta de corazón. Porque cuando 'cupido' era mencionado él solo podía imaginarlo así.
Para él, cupido era un bebé con un arma letal, y no un atractivo chico envuelto en ropa de dios griego con enormes alas negras, –omitió la vestimenta de dios griego en color negro que llevaba el ser alado-.
—No, no!! Lo has malentendido!! —Santa negó horrorizado, sacando un pequeño cuaderno. Hojeó frenéticamente hasta detenerse en una página en particular. —Este es el cupido original, Eros...nuestro tatara- tatara- tatara- tatara- tatara- tatara- tatara-ancestro! No sé de dónde sacaron esos bebés los romanos. Eros no era bajito ni gordito. —Se quejó con el ceño fruncido.
Perth miró silenciosamente la figura del atractivo chico con hermosas alas negras, el cual distaba mucho de las convencionales pinturas de los cupidos. Eros lucía más como un ángel que un cupido.
—No hay cupidos-chicas, cierto? —preguntó Perth.
Santa hizo otro puchero y frunció el ceño.
—No muchas...por qué?
—Uh... —balbuceó Perth cuando un súbito pensamiento cruzó su mente. —Huh? Espera, cómo es que...um se reproducen los cupidos? —O eran especies únicas? Santa tenía una gracia hipnótica que Perth no pudo evitar notar. Talvez los cupidos tenían encanto sexy.
—Yo...no lo sé. No soy un cupido certificado. —Respondió Santa, ligeramente decepcionado al no poder responder la preguntar de su mentor.
La reproducción de los cupidos se mantenía en secreto para los cupidos de bajo rango, y bueno, él aún era un cupido en entrenamiento.
—Tú...no tienes mamá? —preguntó, inmediatamente arrepintiéndose de haberlo hecho en cuanto vio los ojos de Santa.
—Sí, pero...soy diferente. No soy un cupido puro. Mi mamá era una diosa. —Respondió febrilmente. Su mamá, a quien Santa nunca conoció, era la diosa de la pureza que vivía en uno de los pequeños sectores de la Tierra, quien tras haber cometido el pecado de amar al padre de Santa, había sido exiliada de los cielos.
Eso era todo lo que Santa sabía de él, aparte de claro, los rumores que había escuchado entre los cupidos más grandes cuando él era pequeño.
—Eres un semi-dios? —Perth preguntó sorprendida.
—Sí, pero... —Santa bajo la mirada con tristeza, incapaz de seguir hablando. Debido a las dificultades de su nacimiento, Santa había crecido siendo marginado por la sociedad que compartían los cupidos. Su único don había sido estudiar. Mientras que los jóvenes cupidos estaban fuera, jugando y explorando, Santa se había confinado en casa a estudiar los libros que tomaba prestados de la biblioteca.
Ya que Santa era juzgado por las acciones de sus padres, no podía pensar en otra forma de ser aceptado por los otros, más que convertirse en un cupido del cual podían estar orgullosos.
Un extraño silencio llenó el pequeño departamento.
Perth miró al triste cupido, antes de romper el silencio.
—Y...qué quiere un cupido conmigo? —preguntó. Con toda la conmoción, Perth pasó por alto el hecho de que tener un cupido en tu cama no era algo que pasara a diario.
Tomando el sobre de la mesa, Santa buscó entre las hojas y sacó una, extendiéndosela a Perth para que leyera.
—Formulario de acuerdo para la práctica de cupido. —Perth leyó el título del documento en voz alta antes de mirar a Santa. —Qué es esto?
—El formulario de acuerdo para la práctica de cupido, es un contrato entre un cupido y el humano escogido para ser el mentor. Dicho humano necesita firmarlo, accediendo a ser el mentor a cambio de que el cupido en entrenamiento le ayude en su vida amorosa. —Explicó determinado.
—Un cupido que está bajo entrenamiento no tiene la habilidad de usar sus poderes, y por eso no hay garantía de que tenga éxito al conseguir el amor del mentor. —Perth leyó las letras más pequeñas.
—Por favor, prometo que daré lo mejor de mí para ayudarte a conseguir tu amor. —Rogó, haciendo una profunda reverencia. —Por favor, permíteme quedarme!
Un mentor era escogido por la compatibilidad entre un cupido y un humano.
Si la práctica era declinada por el humano, el cupido debía regresar a Shangri La y esperar hasta que el próximo humano compatible aparezca.
El proceso para escoger a un nuevo mentor podía tomar años, dependiendo del cupido.
P´Tha, uno de los altos miembros del Consejo, le había dicho que una de las razones por las que su pasantía había sido aprobada pronto, era porque Santa era un cupido difícil de compatibilizar con un humano. Es decir que, si Perth se negaba a ser su mentor, Santa podría jamás regresar a la Tierra por segunda vez.
Achicando los ojos, Perth mordió nerviosamente su labio. Santa se negaba a erguirse, aun haciendo la profunda reverencia.
Suspirando en derrota, Perth fue a la cocina a leer el contrato antes de tomar una decisión final.
Obviamente, esta pasantía significaba el mundo para Santa y bueno, él no quería ser cruel.
—Yo, —Perth completó su nombre en el espacio en blanco. —Tanapon Sukumpantanasan, acuerdo ser el mentor de Santa quien viene en calidad de Cupido Interno. Al firmar este formulario, me comprometo a guiar al aprendiz para familiarizarse en la Tierra por la duración de treinta y un días en el mundo humano... —dijo Perth mientras leía el documento, el cual tenía bastante información aun siendo resumida en una sola hoja.
Cuidadosamente leyendo las reglas y responsabilidades como mentor del cupido, Perth miró la línea en blanco al lado de la palabra 'firma'.
Perth miró al joven cupido, quien estaba sentado en la cama con una expresión de preocupación en el rostro y con los labios formando un puchero.
Presionando los labios, Perth sostuvo con fuerza el lapicero. Golpeó la punta del lapicero un par de veces contra la mesa, antes de decidir colocar su firma.
Poniéndose de pie, Perth le dio el formulario junto con el lapicero a Santa para que también pudiera colocar su nombre.
Sonriendo sinceramente al humano, Santa no podía describir lo aliviado que estaba de que Perth haya aceptado ser su mentor.
— Gracias, Perth... —susurró agradecidamente.
Santa sostuvo el formulario con ambas manos, el cual empezó a brillar con una luz verdosa. Pronto, todo el papel fue envuelto en una misteriosa luz y lentamente se evaporó.
Bostezando al haber usado sus poderes, Santa miró con sueño toda la cama.
—Estás cansado? —Perth preguntó preocupado. El joven cupido lucía listo para asentir mientras que sus ojos se cerraban solo para volver a intentar abrirse otra vez.
—Mi cuerpo no está acostumbrado al mundo humano. —Santa se quejó, desapareciendo sus alas para conservar la energía drenada. Aparentemente, más energía era consumida al estar en la Tierra que en Shangri La.
Santa tenía la vaga sensación de que eso se debía a la polución.
El aire de la Tierra no era nada puro como en su mundo, y Santa había estado en shock ante la diferencia en cuanto bajó a la Tierra y respiró el sucio aire. Aunque quizá la polución era la extraña forma en que la Tierra mantenía su balance, porque la magia no pertenecía a esta dimensión.
Para cuando su energía fue consumida, Santa pensó que quizá solo el Consejo tenía el poder de ejercer con libertad la magia aquí.
—Solo tengo una cama. —Informó Perth, señalando la que estaba ahí, en la cual Santa estaba sentado.
Al ser una estudiante universitario, Perth vivía en un pequeño departamento, el cual solo contaba con 4 habitaciones: una cocina, un comedor, una sala medianamente espaciosa, y un pequeño baño.
Al ver que no tenía una habitación en donde dormir, Perth decidió usar la sala. Por esa razón, las únicas cosas que tenía en su departamento era una Tv de plasma de tamaño mediano, el sofá de cuero que convenientemente se transformaba en una cama, y la mesa de centro.
Perth había pasado mucho tiempo escogiendo todo ello, aun cuando trabajaba por horas en un taller, ya que no quería saturar su departamento con cosas.
Todo lo demás en su habitación era mayormente artículos de arte y diseño, yendo desde telas, prendas terminadas y sin terminar, un maniquí, selección de gredas, reglas y pinturas, cuadernos y lo necesario para diseñar ropa.
—No me molesta... —Santa murmuró con sueño, recostándose en la suave cama. Acurrucándose contra la mullida almohada, Santa gradualmente cayó en un estado de relajación.
Perth abrió la boca para discutir, pero la cerró inmediatamente. Si Santa no tenía problemas en dormir con él, entonces por qué él sí?
Suspirando internamente, Perth fue al baño.
Ya no tenía hambre tras toda la conmoción, lo único que quería era tomar una ducha tibia antes de dormir.
Continuará...
Notes:
Lindas lunas!!
Al fin el guapo Santa ha bajado~
Que emoción!!!!
Nos leemos la próxima semana!!!!
Besitos de murciélago para todos!!!!
😍🌹🦇🖤✨💕🤘🏻💀❤🦋😈💋🐻❄️🐻😎🫀🥰☠️💜
Chapter Text
Friendo los pimientos rojos y el ajo a fuego lento, Perth miró con curiosidad a la pequeña forma acurrucada en su cama.
Había pasado un día entero y Santa seguía durmiendo, el sol incluso ya se había puesto.
Perth había contemplado despertarlo muchas veces pero no lo había hecho.
Tenía miedo de que los cupidos necesitaran más tiempo de sueño que los humanos, o que había una enorme diferencia entre el cielo, o de donde viniera Santa, y Bangkok.
Cociendo a fuego lento los ingredientes en aceite de oliva, Perth apagó la estufa después de 20 minutos en los que el picante se unió al aceite. Perth estaba mezclando la pasta y espinacas con el ajo y pimienta, cuando escuchó un suave quejido con su nombre. Giró hacia la cama y vio que Santa por fin había despertado.
—Qué estás haciendo? —murmuró cansado, viendo que Perth mezclaba algo.
El departamento estaba lleno de un aroma que Santa jamás había olido antes, pero que extrañamente hizo que su estómago gruñera.
Santa frotó su vientre, preguntándose si había zanahorias, achicoria o fresas en la Tierra.
Estaba empezando a tener una extraña ansia por su fruta y comida favoritas.
—Um, estaba cocinando...te unes? —dijo Perth.
De hecho, había cocinado lo suficiente como para dos, en caso de que Santa tuviera hambre al despertar. No comer nada en todo el día, no podía ser sano, ya sea uno un humano o no.
El pensar en que los cupidos comieran la misma comida que los humanos, jamás se le cruzó a Perth.
—Qué estás...cocinando? —preguntó con curiosidad. —Yo solo puedo comer frutas y vegetales...
Los cupidos eran cercanos a la especie de los ángeles, y solo podían comer cosas puras como agua o vegetales.
Nada que fuera animal era permitido ser consumido ya que comer la carne de una criatura que alguna vez estuvo viva, era considerado un horrible pecado.
—Oh, uh, yo...hice pasta... —respondió Perth, verificando que todos los ingredientes que haya usado no tenga nada que alguna vez estuvo con vida. Recordaba que su mejor amigo, Book, quien era un estricto vegetariano, se quejaba sobre 'siempre debes asegurarte'. Aparentemente, trozos de carne molida eran empleados en gran medida en el aderezo y también era el ingrediente oculto en muchos de los alimentos envasados.
Book siempre preparaba su propia comida por esa razón, y Perth hizo una nota mental sobre pedir prestado el libro de comida vegetariana de su amigo la próximo vez que lo viera.
—¿Qué es pasta? —Santa ladeó la cabeza, preguntándose si 'pasta' era algún tipo de planta que solo existía en la Tierra...aunque lo que sea que fuera...el nombre no se oía muy apetecible...
—La pasta es una comida procesada...hice peperonccino, el cual contiene ajos, pimiento rojo, aceite de oliva, sal y espinaca. —Explicó Perth, sin notar la expresión perdida en el rostro del cupido, ante la mención de cada ingrediente, aparte de la espinaca. Dado que su mejor amigo era vegetariano y a veces se quedaba a cenar, la pasta en su departamento era libre de huevo. Afortunadamente, de todos los tipos de pasta que Perth podía cocinar, la cual no era mucha, escogió cocinar la favorita de Book.
Esta vez Perth usó peperonccino en lugar de anchoas, aún cuando eso le daba un sabor extra.
Santa le sonrió inocentemente, haciendo que Perth lo relacionara con un ángel.
—Necesitas ayuda?
—No, ya está. —Perth se negó, colocando las tostadas y croissants a un lado. Yendo hacia la mesa de centro, Perth tomó el control remoto y encendió la TV para que Santa viera algo mientras esperaba a que la cena fuera servida.
La TV, Perth estaba segura, que sería una buena forma para que Santa aprendiera sobre la Tierra. Después de todo, quién viviría sin una?
El joven cupido miró 'la caja', sorprendido.
—Perth... por qué hay personas en esa caja? —Santa preguntó dudosamente tocando la pantalla de la TV, pero alejándola rápidamente como si tuviera miedo de que la 'caja mágica' lo absorbiera también. Después de observarla por unos segundos más, Santa se dio cuenta que la caja era pequeña y se preguntó si podía contener hadas.
—Huh? —Perth arqueó una ceja. —Te refieres a la TV?
—TV...? —Santa frunció el ceño, tratando de recordar de donde había escuchado esa palabra antes. Su rostro se iluminó cuando recordó que First se quejaba de no poder ver TV en su mundo. First le había enseñado que la TV era una caja mágica que les mostraba a las personas lo que pasaba en el mundo, como si fuera un oráculo.
Perth miró por encima del hombro para ver a Santa mirando, interesado, un drama.
Aliviado de que Santa no le preguntara cómo funcionaba la TV, siguió poniendo los platos.
Pronto, Perth escuchó un grito proviniendo de la sala, casi soltó el plato debido a ello.
—Santa...?— Perth lo llamó preocupada.
Santa estaba sentado con las rodillas contra su pecho, sosteniendo el cojín fuertemente entre sus brazos.
La mitad de su rostro estaba escondido detrás del cojín mientras el pequeño cupido veía intensamente la TV.
—Perth!! Ellos están besándose!! —Santa exclamó con una sonrisa avergonzada. —Nunca había visto un beso real...solo en los libros!!
En las lecciones básicas del 'Arte del Amor', Santa había aprendido que besar era una demostración de amor en el mundo humano. Según el libro, había diferentes niveles de besos. Por ejemplo, la pareja en la TV estaba dándose un beso de nivel 1. El simple roce de labios, el cual era descrito como un inocente beso.
Santa siguió viendo con fascinación a la pareja que se besaba, sintiéndose como un estudiante en el zoológico viendo curioso el comportamiento de un animal.
Sonriendo divertido ante el inocente comportamiento del cupido, sonrojado, viendo la TV, Perth regresó a la cocina para servir la comida.
El aroma de la pasta inundó todo el departamento mientras Perth colocaba el agua y un pequeño bowl con ensalada césar hecha con salsa de queso azul.
Al leer la etiqueta de la salsa de queso azul, Perth frunció el ceño al leer que contenía salsa inglesa, la cual contenía anchoas, ahora entendía por qué Book siempre decía que debía asegurarse.
—La cena está lista...lávate las manos! —dijo Perth.
Santa parpadeó confundido, mirando desde el cojín.
Notando que la mirada de confusión que le dio el cupido, Perth señaló el baño.
—Ve al lavabo.
Santa, sin muchas ganas de dejar la TV, fue al baño y lavó sus manos. Suspiró aliviado de que el grifo fuera igual que en su mundo. No quería sentirse tonto y molestar a Perth con algo tan trivial.
Momentos después, Perth fue hacia él.
—Usaste jabón? —preguntó, viendo que Santa tenía las manos bajo el chorro de agua.
Perth no estaba seguro de si las bacterias existían de donde venía Santa, pero ya que en la Tierra había millones, el cupido necesitaba usar jabón antes de comer.
Perth no tenía ganas de quedarse soltero de por vida por hacer que el joven cupido se enfermara.
Santa ladeó la cabeza.
—Qué es jabón?
En lugar de responder, Perth sostuvo un frasco de jabón líquido.
—Extiende las manos. —Dijo, vertiendo el jabón. Colocando un poco en las suyas, Perth tomó con gentileza las manos de Santa entre las suyas, frotándolas meticulosamente antes de llevarlas bajo el agua. —Todo listo. Exclamó, extendiéndole una toalla para que secara sus manos.
Regresando al comedor, Santa miró de plato a plato, sorprendido, ante los bonitos colores de la comida humana.
En su mundo, la comida de ellos tenía el mismo color, las espinacas se comían con espinacas, no mezcladas con algo de otro color.
Sentándose, Santa imitó a Perth para sostener una cosa llamada 'tenedor'.
—Sabe bien? —preguntó preocupado. No estaba seguro de si su comida sería del gusto de un cupido, quien tenía el presentimiento que nunca había comido este tipo de cosas. Al menos eso pareció cuando Santa llevó el tenedor a su boca y frunció el ceño.
Perth mordió su labio, esperando la respuesta de Santa.
Mordiendo suavemente, el cupido saboreó la comida.
La pasta, como Perth la llamaba, sabía bien, tanto que hizo que su rostro se iluminara.
—La pasta es deliciosa! —respondió, inmediatamente llevando otra porción a sus labios antes de probar la ensalada.
La ensalada tenía una capa cremosa y Santa, quien siempre comía sus ensaladas sin nada más, se sintió complacido al sentir el sabor actual.
Ahora entendía por qué First se quejaba sobre haber subido de peso en la Tierra.
—Santa, te duchas? —preguntó Perth al terminar de comer. Ya que el joven cupido no sabía de la existencia del jabón, Perth no estaba seguro de si hacían algún ritual de limpieza, tal vez el ducharse no era necesario en un mundo tan puro...
—Por supuesto que me ducho! —Santa dijo. El ducharse era su actividad favorita, y Santa no podía imaginarse no ducharse. El inhalar las dulces esencias de las rosas o el sentir la calidez del agua rodeando sus adormecidos músculos, era tan relajante!
—Eso es bueno. —Respondió. —Llenaré la bañera entonces.
Santa asintió e instantes después fue al baño cuando Perth le dijo que todo estaba listo.
Santa entró y Perth salió para que el cupido se desvistiera.
Tomando la toalla blanca que estaba en el estante, la envolvió en sus caderas. Sus manos sostuvieron la puerta del área de la bañera y se detuvo en seco al ver su reflejo. Frunció el ceño al ver su delgado, pero un poco marcado cuerpo, tocó su pecho, nada feliz, decidiendo que le pediría a algún de sus amigos que lo lleve al gimnasio al regresar a Shangri La, antes de por fin deslizar completamente la puerta.
Sosteniendo los platos que Santa había dejado en la cocina, Perth los dejó en el lavabo empezando a lavarlos. Al terminar, escuchó el grito del cupido.
—Perth!! —Gritó con fuerza desde el baño.
—Qué sucede? —preguntó en cuanto entró al baño, deteniéndose en seco al ver a Santa cubierto solo con la toalla alrededor de sus caderas, admirando la visiblemente suave piel y sus anchos hombros y los brazos marcados pero no exagerando, y el abdomen marcado. Tragando en seco, inconscientemente, Perth lo miró esperando una respuesta.
—Perth!! Por qué no hay flores? —Santa hizo un gesto despectivo mientras señalaba la bañera, la cual tenía solo agua y ningún pétalo rojo flotando. Incluso había olfateado el agua pero no tenía ningún aroma y era obvio que no había ninguna sal de baño, ni nada parecido.
—Flores? —repitió confundido. —Te bañas con flores?
—Rosas rojas... —especificó el cupido. Las únicas excepciones que Santa hacía era cuando usaba jazmines o lirios, ya que eran sus favoritos después de las rosas. Sin embargo, las rosas rojas estaban siempre en el primer lugar, ya que tenía un aroma dulce, un bonito color y era la personificación del amor. Entonces, por qué no usar rosas?
—Lo suponía... —Perth musitó por lo bajo. —Espera. —Dijo, buscando entre el estante. Su ex novio solía llevar sales de baño cuando se quedaba a pasar la noche, para que él se las pusiera y lo excitara más.
Vagamente recordaba haber visto uno en algún lugar cuando limpió hace unos días. Suspiró aliviado cuando encontró el paquete brillante de color rosado y leyó la etiqueta, la cual decía que contenía aroma a rosas.
Perth no estaba muy seguro, pero concluyó que el aroma sería como el de una auténtica rosa.
Vertiendo el polvo en el agua, lo mezcló con su mano para extenderlo.
—Perth!! Wow El agua se pone rosada!— gritó emocionado. —Y huele más dulce que las rosas!! —exclamó antes de introducirse a la bañera.
Cerrando los ojos, Santa echó el misterioso y pigmentado líquido por su cuello y hombros, sintiendo el agradable aroma.
Claras gotas rosadas caían por sus hombros, y sus labios formaron una brillante sonrisa ante la sensación de deleite.
Al verlo sonreír, Perth concluyó que necesitaría comprar más de esas pequeñas bolsitas para el cupido.
De hecho, si eso hacía que Santa sonriera tan feliz como ahora, entonces la compra valdría cada bath invertido.
Continuará...
Notes:
Debo decir que escribir las personalidades de estos dos en este fic, ha sido lo más FÁCIL del mundo jajajajaja
No me costo casi nada darles personalidad, siento que respete mucho eso.
Ustedes no los aman? Porque yo si~
De cualquier forma, gracias por leer y nos leemos la próxima semana!!!
Si lo disfrutaron, déjenme un kudo o comentarios, eso me ayuda muchísimo a llegar a la meta~
Nos leemos pronto!!!!
Besitos de murciélago para todos!!!
🥰😍🌹🦇🖤✨💕🤘🏻💀🦋😈💋🐻❄️🐻😎🫀☠️💜❤
Chapter Text
Apretando sus sensibles ojos para protegerlos de la enceguecedora luz, Santa lentamente se despertó.
Miró al lado y vio que Perth aún estaba profundamente dormido.
Saliendo delicadamente de la cama, Santa fue a la cocina por agua para calmar su seca garganta.
Anoche, Perth le había dicho donde estaban los vasos para que así él pudiera usarlos cuando tuviera sed. El agua del mundo humano, sabía diferente en comparación a la de Shangri La, pensó mientras observaba completamente todo el departamento.
Con curiosidad se dirigió hacia el otro extremo de la sala, donde se encontraba un maniqui hecho de roble, con varios diseños de ropa apoyados contra la pared.
Algunos papeles estaban casi en blanco, mientras que otros ya estaban terminados.
Arrodillándose, Santa miró un lienzo de la esquina. Era un cuadro con un diseño precioso de paisaje de un espeso bosque con la brillante luz iluminando las hojas de los árboles, reflejando la hermosa caída del agua.
Santa solo pudo mirar la figura, sorprendido, sintiendo que su corazón se apretaba nostálgicamente al verlo, recordando los bosques de Shangri La.
Perth era un artista increíble. Cuidadosamente llevó el diseño a un lado, colocándolo justo frente a la cama, coincidentemente quedando en el lado donde él dormía. De esta forma, Santa podría admirar la imagen por si se sentía nostálgico.
Detrás de ese diseño, había otro. El papel estaba cubierto por tres hermosos diseños con girasoles, apuntando en diferentes direcciones.
Los girasoles, eran las flores favoritas de First, pero ese tipo de flores no podían encontrarse en su mundo.
First debió haber visto esa flor cuando estuvo en la Tierra haciendo su pasantía. Él siempre decía que los girasoles le recordaban a su primer amor.
Sonriendo cálidamente, Santa estuvo seguro que el primer amor de First, era una persona maravillosa, ya que él siempre describía su amor como algo tan brillante como un girasol. Mirando por la ventana del balcón, Santa miró el sol, del cual seguro la flor había recibido su nombre.
Mirando hacia otra pintura, Santa notó que había una que estaba escondida detrás del maniquí. Dudosamente, sacó la tela que lo estaba cubriendo y sus labios se abrieron, admirando el cuadro.
En él, había un chico en un bañador negro con estampado de flores azules, sus cortos cabellos castaños, caían por su rostro de forma desordenada. Era un chico bastante guapo, sonriendo brillantemente, cubriendo un parte de su rostro con su mano. Sus dedos estaban separados para que pudiera ver a través de ellos, mostrando sus uñas. El cuadro contenía tanto amor, que Santa estuvo seguro que este chico era el interés amoroso de Perth.
Santa permaneció de pie, mudo, maravillado con la belleza del chico.
—Cubrí el cuadro por una razón. —Perth musitó detrás de él, haciendo que Santa se sobresaltara ante la dureza de su voz.
Sintiéndose como si hubiera sido atrapado leyendo el diario de Perth, Santa miró culpablemente el piso, preguntándose si Perth estaba enojado.
Saliendo de la cama, Perth caminó hasta él, tomando la tela que estaba en el piso y volviendo a cubrir la pintura.
—Él... —Santa empezó a preguntarlé, pero se quedó callado unos momentos. —Su sonrisa es hermosa. —Dijo, notando que Perth lucía incómodo por haber sido curioso.
La sonrisa del chico era radiante como el sol de verano, tal vez él era el chico que Perth estaba imaginando cuando pintó los girasoles. La imagen del verano encajaba con él.
—Sí...y tiene una gran personalidad. Es animado, y se preocupa más por los demás que por él mismo. Aún si está triste, finge lo contrario para no preocupar al resto. Trabaja más que cualquiera...y ríe dulcemente aún con las bromas más tontas.— Dijo Perth con voz llena de cariño.
El chico de la pintura, Chimon Wachirawit Ruangwiwat, era su senior dos años mayor, y Perth tuvo interés en él desde que lo conoció en el evento de arte que patrocinó su universidad.
Usualmente se sentía incómodo al hablar con los chicos, pero hablar con Perth era bastante relajante.
Sonriendo cariñosamente a la pintura cubierta, Santa tuvo genuinas intenciones de ayudar a Perth a conseguir su amor.
Al principio, era solo porque le había prometido a Perth que lo haría, pero ahora, Santa tenía otra razón. Le gustaba la cálida expresión en el rostro de Perth cuando hablaba del chico que le gustaba. Debía amarlo, pensó feliz.
—Me gustan tus pinturas. —Dijo, mirando los lienzos y diseños de la izquierda, viendo uno en donde estaba un pomeranian, Santa podía sentir la felicidad del cachorrito al ver a su amo.
Este cuadro debía ser desde el punto de vista de Perth. Su mano estaba acariciando al perrito en la cabeza mientras que sus jeans rasgados se notaban al final del lienzo. Podía sentir el amor de Perth hacia el cachorro y viceversa.
Su alma se sintió llena con la conmovedora imagen.
—Eres artista? —preguntó con admiración.
—No, estoy estudiando arte. —Corrigió. —Aún soy estudiante. —Su sueño de toda la vida había sido ser artista. No necesariamente uno famoso, sino lo suficientemente bueno para hacer una carrera con lo que le gustaba. Aunque con la crítica que su Profesor le había hecho recientemente, estaba empezando a preguntarse si de verdad tenía talento.
Por alguna razón, lo hizo verdaderamente feliz el escuchar que a Santa le gustaban sus cuadros. La sinceridad en la voz del cupido, lo motivaron a seguir intentándolo.
—Oh, te convertirás en un maravilloso artista! —alabó Santa.
—Gracias. —Musitó ligeramente avergonzado.
Estirando sus músculos, Perth se dirigió a la cocina a hacer el desayuno.
Al abrir el fridge, su mirada reparó en los huevos, congelándose inmediatamente.
Su mano cayó al lado al recordar cuando discutió con Book sobre ponerlos en la pasta, y su amigo le había dicho que los huevos eran técnicamente carne para un vegetariano ya que eran unos pollitos bebés no nacidos.
Gruñó al recordar lo que siempre desayunaba: tostadas, huevos, tocino y ensalada. De todo eso, lo único que Santa podía comer eran las tostadas y la ensalada.
Suspiró al saber que tendría que desayunar lo mismo.
—Perth, qué es un gorila? —Santa preguntó abruptamente cuando Perth regresó a la sala.
Perth tanteó el desorden en la mesa de centro hasta dar con su celular, sonriendo cuando lo encontró debajo de la guía de TV.
Frunció el ceño al ver el desorden de su sala. Algunos de los papeles que yacían regados eran de Santa junto con la guía que trajo de su mundo, así como también habían revistas de arte y algunas cosas más sobre la mesa y en el piso.
—Huh? —Perth lo miró confundido, recién entendiendo su pregunta. —Gorila?
Santa asintió.
—First me dijo que podía hacer que un humano se enamore de un gorila, si el humano era malo. —Explicó. Santa recordó esa conversación cuando vio al cachorro que Perth pintó.
No había escuchado la respuesta de First sobre qué clase de criatura era un gorila, y ya que había tenido que ir tan rápido a la Tierra no había podido buscar en la enciclopedia antes de salir de Shangri La.
—No! No hagas eso! —Perth dijo horrorizado. —Debo llevarte al zoológico. Tal vez podamos encontrar otro animal. —Musitó por lo bajo, apretando la pantalla de su celular y llevándolo a su oreja mientras juntaba los papeles, dejándolos apilados.
El repiqueteo se escuchó unos tras otro.
—Amigo, más te vale que sea importante... —dijo Book con voz de sueño. —Las clases no empiezan hasta dentro de unas horas! Necesito mi sueño embellecedor!
Perth rodó los ojos.
—Es importante! Bueno, para mí...estoy preparando comida para alguien que es veg- —explicó pero fue interrumpido por la voz animada de su amigo.
A su lado, Santa miraba confundido el pequeño aparato negro con el cual Perth estaba hablando.
—Eh? Perth ya tienes novio? —dijo, muy despierto ahora que su interés había sido elevado.
Había sido amigo de Perth desde la secundaria, pero Perth había preferido mantener las cosas para sí y nunca le decía nada cuando se trataba de asuntos amorosos.
Viendo que Perth era bastante introvertido, a pesar de su apariencia, Book se preocupó de que Perth nunca fuese a encontrar a un chico agradable, pero al parecer Perth había tenido a un chico, bastante bien escondido de él.
Quién diría que Perth sería tan romántico como para prepararle el desayuno a su novio, quien estaba cansado tras sus actividades nocturnas?
—Cállate, y dime qué puedo preparar para alguien vegetariano? —Perth gruñó ante la voz de diversión de su amigo.
Ahora mismo tenía mucha hambre y el hambre no lo ponía de buen humor. Si acaso, el hambre solo conseguía ponerlo enojado.
Book suspiró dramáticamente.
—Será mejor que me lo presentes después. —Dijo antes de pensar en algo que Perth pudiera preparar fácilmente. Repasando las recetas que se sabía de memoria, decidió preguntarle qué tenía en casa. —Tienes zanahorias y miel?
—Sí... —musitó, sacando la zanahoria y la miel de la alacena. Tenía una zanahoria entera y la mitad del frasco de miel con forma de oso.
—Limonada? —preguntó Book, brevemente preguntándose a sí mismo si él tenía en su fridge. Solo de pensar en la zanahoria y la miel, quería desayunar ya, pero sabía que ya no tenía miel porque la usó toda, la semana pasada.
—Sí también. —Confirmó, sosteniendo la limonada. Abrió la botella y olfateó para comprobar si aún era bebible. El aroma cítrico le confirmó que aún no se echaba a perder.
—Ralla las zanahorias y agrega azúcar, miel y el jugo de limón a tu gusto. Cocina a fuego lento hasta que la zanahoria se solidifique y tendrás mermelada de zanahoria para untar en el pan. —Explicó con simpleza. —Tienes ensalada en casa, no? Simplemente has un poco de sopa y tendrás una comida completa para hacer feliz a tu novio.
—Gracias, Book. —Dijo Perth, cortando la llamada antes de que Book preguntara más detalles sobre su 'novio'.
Tomó el rallador y fue a preparar el desayuno mientras que Santa estaba sentado en la sala.
Miró cautelosamente el dispositivo negro en la mesa de centro, picándolo de cuando en cuando como si le fuera a morder.
—Tú hablas? —Santa le preguntó al dispositivo, pero este, no le respondió obviamente, provocando que el cupido frunciera el ceño y asumiera que quizá el dispositivo no hablaba con los que no conocía. —Um, mi nombre es Santa...soy un cupido. —Se presentó amigablemente. —Cómo te llamas? —preguntó educadamente, pero no recibió una respuesta de parte del dispositivo negro. Santa ladeó la cabeza confundido, antes de intentar otra vez. —Puedes escucharme? Quiero que seamos amigos! —frunció el ceño e hizo un puchero enojado mientras se cruzaba de brazos al no obtener respuesta.
Perth bajó un poco el fuego de la cocina para dejar que la mermelada se cocine, mientras fruncía el ceño al escuchar a Santa hablando sólo, aunque no podía entender lo que decía, el cupido estaba hablando suavemente.
Perth giró confundido.
—Qué haces? —le preguntó incrédulo cuando lo vio.
—Estaba tratando de hablarle, pero creo que no le gusto. —Santa le informó tristemente, haciendo un puchero mientras que señalaba con el dedo índice hacia el celular negro que Perth había dejado en la mesa de centro.
Perth se habría reído a más no poder de no haber sido por el rostro lleno de tristeza de Santa, era casi como si el cupido hubiera sido rechazado por el objeto inanimado.
—Tata, eso es un celular. —explicó lentamente, arrodillándose frente a la mesa y alzando dicho objeto, para buscar la fotografía de Book. —´Él es mi mejor amigo, Book. Estaba hablando con él. —dijo Perth con una sonrisa, enseñándole la imagen a Santa.
—Book vive ahí? —preguntó con interés.
—Huh? —los atractivos rasgos de Perth lo miraron confundido hasta que recordó que Santa tuvo la misma reacción con la TV. —No, Book vive cerca de la universidad, como a cinco cuadras de ahí. Book tiene un celular y el mío se conecta al suyo usando señales electrónicas.
—Como telepatía? —comparó, inseguro.
Arqueando las cejas, escéptico, Perth miró brevemente el celular en su mano.
¿Telepatía?
—Um, sí, es como telepatía, pero nuestra telepatía solo funciona con los celulares. —Dijo Perth, notando que no estaba tan lejos de la verdad.
—Entonces...el aparatito no habla? —preguntó Santa. El alivio era evidente en sus rasgos.
—No, uno se comunica a través de esto... —confirmó Perth con un asentimiento, imitando la sonrisa que Santa tenía ahora que sabía que el celular no lo odiaba y que por eso no le hablaba. —El desayuno está casi listo, ve a lavarte las manos, si? —sugirió Perth, y Santa asintió antes de ir al baño.
Continuará....
Notes:
Ahhh~ Como los adoro!!!!!
Me dan taantas ganas de publicarles
más capitulos!!!!
Espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos la próxima semana!!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!!
✨💖🥰💓☠️🫀🖤🌹😈🦇🤟🏻💀💋💜❤️
Chapter Text
—Estás buscando otro trabajo? —Book arqueó la ceja cuando vio la pila de periódicos sobre la mesa de la cafetería. Su mejor amigo tenía la cuchara en la boca mientras miraba los anuncios y encerraba algunos.
—Tengo que cubrir unos gastos inesperados. —Musitó aún con la cuchara en la boca. Frunciendo el ceño, Perth retiró la cuchara y la llevó a su plato. Cerró ese periódico para abrir otro.
Tomando uno de los que Perth ya había marcado, Book frunció el ceño profundamente.
—No me digas que esto tiene que ver con tu novio.
—No... —Perth negó inmediatamente encerrando otro anuncio. Tal como iba, terminaría trabajando como hostess y eso era un rotundo no, o sino regresaría al taller.
Ya estaba trabajando medio tiempo en el 'Seven Eleven' y no podía darse el lujo de ir a otro trabajo con poca paga o sino no tendría tiempo para sus clases. Y claro, hacer que Santa trabaje era otro rotundo no.
—No sabía que te gustaban los chicos con caprichos caros. —Murmuró su amigo, aún mirando el periódico. Obviamente, Perth estaba encerrando trabajos fáciles con las horas mínimas y paga no tan mínima.
Perth no era de los que gastaban. Su dinero ocasionalmente se iba en ropa y el resto era para sus clases de arte. Había sacrificado la comida antes, comiendo solo fideos instantáneos por una semana para poder tener sus lienzos y pintura.
Por eso, no había otra cosa en la que Book pensara que Perth necesitara más dinero.
—No me gustan así. —Se defendió, aunque tenía el presentimiento de que Book no le creía.
Esta mañana cuando había tenido que ir a clases desde que Santa llegó, el adorable cupido le había preguntado si podía ir con él. La expresión de tristeza en su rostro cuando Perth se negó estaba empezando a hacerle sentir culpable.
Usualmente, llevar a un invitado al salón de arte no era problema ya que los profesores solían ser más relajados. A algunos incluso se les pedía ser modelo de la clase si el tema lo requería.
Pero la razón por la cual Perth no podía llevar a Santa consigo, era porque Santa aún vestía el peplo. Por supuesto, la ropa le quedaba bien al cupido, pero eso no quería decir que Santa podría ir con él a la universidad usando eso.
Fue entonces que Perth se dio cuenta que necesitaba más dinero para poder darle comodidad a Santa.
El cupido necesitaba: comida, la cual solo eran vegetales, ya que Perth no quería que Santa enfermara si comía otra cosa.
Apropiada y moderna ropa. Así como también, lo que Perth asumía que sería más caro, los productos de baño para Santa.
Necesitaría los polvos con esencia de rosas, sales, shampoo y acondicionador, guante de ducha, jabón líquido y loción corporal, ambos con aroma a rosas.
Santa quizá no tenía ni idea de qué era la mitad de esas cosas, pero la piel de Santa se veía tan delicada que Perth quería que el cupido pudiera mantenerla así de cuidada en la Tierra.
Además, necesitaba conseguir dinero para llevar a Santa al zoológico o invitarlo a salir a algún otro lado, ya que en el contrato se estipula que el mentor debe mostrarle el mundo humano al cupido que esté a su cargo.
Tal vez Santa sí le salía caro después de todo, suspiró internamente.
Book parpadeó extrañado mirando su celular, el cual sonaba.
—Uh, Amigo...estás llamándome. —Dijo mostrando toda la confusión que sentía. Al principio, creyó que accidentalmente le había colocado el mismo ringtone para alguien más, pero en la pantalla parpadeaba el nombre 'Perth'. —Perdiste tu celular? —preguntó escéptico, esta no sería la primera vez que Perth perdiera su celular.
—Huh? —Perth arqueó la ceja y buscó su celular en los bolsillos antes de detenerse cuando todo caló. Ya que Santa había lucido decepcionado cuando se fue, Perth le había dado su celular y le había enseñado cómo realizar llamadas. Si algo, ya sea algún problema, pregunta o lo que sea, sucediera, Perth le había dicho que lo llamara porque lo último que quería era que Santa se perdiera en las calles al tratar de encontrarlo.
Estaba claramente estipulado que era su responsabilidad mantener a Santa libre de daños, y Perth estaba seguro de que al cupido de alto rango no le haría gracia y nunca le perdonaría si a Santa le pasaba algo.
—Perth~ tengo ham~bre~!! —el cupido se quejó infantilmente en cuanto Perth contestó desde el celular de su amigo.
—Estaré en casa en una hora, Tata. —Informó, aliviado de que era solo por comida por lo que Santa le había llamado. —Revisa en el lado derecho de la alacena...debe haber alguna bolsa de golosinas, pero no comas nada más!! No quiero que accidentalmente comas carne. —Instruyó suspirando internamente, deseando haber hecho desayuno extra para que el cupido comiera.
—De acue~rdo... —dijo Santa, yendo hacia la alacena.
Al escuchar a Santa buscando entre las cosas, hizo que Perth se sintiera culpable de hacerlo esperar en casa sin nada de comida auténtica. Ahora mismo, Santa era como un pobre e indefenso gatito. No podía comprar o cocinar y no sabía qué contenía carme o no, tampoco sabía qué comer y que no.
—Quieres que te compre algo del mini super? —preguntó Perth, preguntándose si había alguna comida en particular que pudiera comprar para resarcir eso.
Hubo un ligero silencio antes de escuchar un:
—Mmm...oye, oye y qué es un mini super?
—Um, hay alguna fruta o vegetal que quieras que te compre? —Perth rehízo su pregunta, recordando que Santa le dijo en la mañana que los jardines de donde venía, habían muchas frutas y vegetales.
Perth envidiaba ese lugar. Eso le ahorraría mucho dinero.
Santa pausó para pensar.
—Hay nabo, achicoria o fresas en la Tierra?
—Nabo? —Perth hizo un gesto desaprobatorio, no era fan de ese vegetal. —Te llevaré fresas, si? Ya podemos comer nabo y achicoria en otro momento. —dijo y suspiró aliviado cuando Santa, sin muchas ganas, accedió.
En su humilde opinión, el nabo no sabía bien.
—Te tiene comiendo de su mano. —Concluyó Book, en cuando Perth terminó la llamada, haciendo gestos con la mano.
Sin negar nada, Perth le devolvió el celular, mirándolo intensamente.
Ignorando las bromas de su mejor amigo, Perth regresó a seguir buscando trabajos, cuando de pronto un pensamiento cruzó su mente.
—Tienes algún libro sobre comida vegetariana que puedas prestarme? —dijo mirándolo esperanzadoramente.
—Unos cuantos... —respondió. Arqueando la ceja acusadoramente, Book vio que la expresión del rostro de Perth se iluminaba antes de cambiar a otra como si acabara de pensar en algo más.
Siguiendo la mirada de Perth, lo encontró con los ojos puestos en su cintura.
—Y...podrías prestarme tú y Force un par de jeans?— agregó, achicando los ojos como si estuviera midiendo, mentalmente, la figura de su amigo.
—...en tanto los devuelvas en una sola pieza.— Respondió, tratando de averiguar qué quería hacer Perth con la ropa. Mientras que no sea para un proyecto de arte, todo bien, Force tenía muchos jeans y no extrañaría uno, pero tal vez lo extrañaría su fuera de la temporada pasada y volviera a ponerse de moda. —Te los llevaré después de clases.— Dijo, viendo esta como la oportunidad perfecta para conocer al chico que Perth estaba escondiendo de él. Ya que Force tambien vivía cerca de la universidad, no le tomaría mucho sacar la ropa e ir al departamento de Perth.
Sorprendentemente, Perth accedió.
Pareció que pasó una vida antes de que terminaran, por fin, las clases y Book fuera a casa de Force por la ropa.
Al llegar a su casa, buscó un par de libros de cocina, todos con recetas suficiente como para que Perth cocine lo que quiera, y la ropa de Force y de él, la cual dobló y colocó en una bolsa.
Tarareando feliz, fue al departamento de su amigo. Book sonrió al saber que conocería al novio de Perth.
La última vez que Book había escuchado sobre un chico en la vida de Perth, fue después de que terminaran cuando le había preguntado por qué lucía tan deprimido.
Aparentemente, durante el segundo periodo, un chico lo había invitado a salir y desde entonces fueron novios por dos meses.
Perth se había encariñado con él al llegar a conocerlo. Básicamente, Perth era del tipo al que le desagradaba hablar con personas que no conocía, pero era de las que se encariñaba rápido.
Pero justo cuando Perth se había encariñado con él, este chico decidió terminar. Su explicación fue que aun cuando Perth era atractivo y agradable, era aburrido estar con él porque no tenía iniciativa para nada, siempre tenía que ser él. Claro, Book nunca supo qué chico había sido ya que Perth nunca se lo dijo.
Book por fin llegó al departamento. La renta era barata pero el lugar era agradable, aún cuando era pequeño.
Preguntándose si Perth ya había regresado del mini súper, Book tocó la puerta un par de veces.
Con un 'click', la puerta se abrió ligeramente.
Perth miró detrás de él como si verificara por si había algo ahí, antes de abrir totalmente la puerta y dejarla pasar.
—Me das los pantalones? —pidió en cuanto su amigo entró.
Book le extendió los jeans rasgados.
Extendiendo los pantalones, Perth los miró cuidadosamente.
Alzando las cejas, Perth fue al closet y sacó una correa antes de regresar al baño en donde Santa lo estaba esperando.
El sexy cupido estaba recostado en el lavabo, usando solo unos bóxers blancos.
Esa fue la imagen que Perth encontró cuando entró al baño.
Bóxers. Perth los había comprado de camino, un tanto enojado por el hecho de que una señora mayor no dejaba de husmear cuando él revisaba las tallas.
Honestamente, las amas de casa no tenían vergüenza!
—Ten...usa estos. —Dijo, dándole los pantalones antes de girar hacia la puerta para que Santa se vistiera.
Después de unos minutos, Perth empezó a preguntarse por qué el cupido estaba tardando tanto, hasta que de pronto escuchó un pequeño quejido antes de un zapateo nada gentil.
—Perth~ está ajustado!! —Santa se quejó, saltando, tratando de arreglar los pantalones.
Perth giró incrédulo.
—Cómo podría estar ajustado? Eres más delgado que Force o Book! —dijo pero se arrepintió en cuando Santa le dio una mirada acusadora.
Perth suspiró internamente, debería tener cuidado de criticar la figura de ese cupido vanidoso.
El cupido tenía sentimientos delicados.
—Mi trasero es grande, de acuerdo?! —Santa hizo un puchero palmeando sus lados. Su trasero ligeramente grande eran el complejo que mantenía oculto, pero First insistía en que tenía bonito cuerpo y que no debería esconderlo que a muchas chicas les gustaría verlo con ropa más ajustada.
Aun así, no podía evitar pensar que Perth estaba siendo muy insensible ahora mismo.
—Tata, la ropa está bien...te ves bien. —Aseguró, agradeciendo el que a Force le guste usar pantalones ligeramente holgados. A juzgar por lo ceñido que le quedaba los pantalones en las caderas a Santa, una talla más pequeña y no hubiera podido entrar.
Subiendo el cierre y abrochando el botón, Perth procedió a colocar la correa y a asegurarlo en la cintura de Santa.
Le dio al cupido una de las camisetas nuevas era negra y una camisa blanca arriba le ayudó a abrochar cada botón antes de salir, pero lo pensó mejor y la abrió y le remango las mangas, si era mejor así.
—Ven, Book está esperando. —Dijo.
Asomando su cabeza desde el baño, Santa vio la sala con curiosidad.
Una sonrisa se formó en sus labios cuando vio a su invitado.
Santa salió corriendo del baño.
—Book~! —gritó emocionado, abrazando al confundido chico.
—Tata, no...hagas eso... —dijo Perth, separando al cupido de su mejor amigo.
Aparentemente, Santa había visto un documental sobre un país extranjero, quizá Italia, en donde abrazar era una costumbre al saludar.
Afortunadamente, Santa sabía que no debía dar besos en la mejilla o sino Perth tendría que explicar cosas sobre el origen del cupido.
Book, calmadamente, miró al chico, quien estaba usando los pantalones que él había traído, acompañado de una camisa y camiseta.
Arqueando la ceja, miró a Perth para que le explicara el por qué, este bastante atractivo chico, estaba en su departamento usando ropa que no era suya.
Book pausó. Bueno, tal vez no necesitaba saber los detalles de lo que Perth le había hecho a la ropa de este chico, pero creyó que al menos algún tipo de explicación sería viable.
—Uh, Santa, él es mi mejor amigo, Book ...y... —dijo Perth, nervioso, atrapado bajo la inquisidora mirada que su amigo le estaba dando. —Uh, Book...é-él es mi- —tartamudeó, incapaz de salir con alguna explicación razonable hasta que Santa lo interrumpió.
—Oh, mi nombre es Santa. —Dijo animado y sonriendo con inocencia. —Es un placer conocerte. — Hizo un Wai sin notar la tensa atmósfera.
Estaba emocionado porque era la primera vez que Perth le presentaba a otro humano.
Santa notó que este chico era atractivo, casi tanto como su mentor, y se preguntó si todos los humanos eran así de atractivos.
—El placer es todo mío, 'Santa'. —dijo Book sonriendo encantadoramente respondiendo al wai de Santa. —No tienes idea de lo aliviado que estoy de que Perth haya encontrado a alguien. — Dijo mirando divertido a su amigo. —Perth nunca me presenta a nadie!
Santa asintió.
—A mí tampoco me presenta a nadie.
Perth miró la extraña escena...
Book había pensado que Santa era su pareja?
Bueno, si pensaba así, sería más fácil si Book creía que estaban sentimentalmente envueltos, y así no tendría que explicar que Santa era un primo lejano de Dios-sabe-donde, a quien debía cuidar por un mes.
Al menos de esa forma, aún si Santa y Book se volvían amigos, para cuando el cupido tuviera que irse, Perth simplemente diría que terminaron, y Book como el buen amigo que es, no preguntaría nada.
—Cómo te está tratando Perth? —preguntó, mirando sospechosamente la ropa que Santa estaba usando. —Espero que no sea rudo contigo. —agregó, preguntándose si la razón por la cual Perth estuvo obligado a cocinar para Santa, fue porque había sido rudo con él en la cama anoche. Nunca habría pensado que Perth podía ser alguien salvaje en la cama.
Moviendo la cabeza para dejar de pensar en eso, Book notó que acababa de conocer muchos lados de Perth que no conocía.
Perth gruñó ante la sugerente pregunta, y aún así Book se preguntaba por qué nunca le presenta a sus novios!
—Book, mejor ayúdame con la comida, quieres?
Continuará...
Notes:
Ay, yo los amoooo!!!
Amo que llegue el sábado o domingo para subirles este pequeño hijo mío que adoro!!!
Espero ustedes tmb lo estén disfrutando!!!!
Nos leemos la próxima semana!!!
Besitos de murciélago para todos!!!!
🌹✨💓☠️🫀🖤😈🦇💀💋💜❤️🤗😎🤟🏻😍🥰
Chapter 6: ʚ♡ɞ Lección V ʚ♡ɞ
Chapter Text
Perezosamente recostado en la cama, con la cual Santa había peleado durante una hora para regresarla a ser una cama y no un sofá, el cupido miraba la TV. Tenía en sus manos la edición nueva de la guía de TV, la cual hojeó esperando encontrar algo interesante.
Pero nada.
Solo estaban transmitiendo repeticiones de dramas
Suspirando, Santa aventó la revista sobre la mesa de centro.
No había podido ver mucho tiempo a Perth, ya que el azabache estaba trabajando hasta tarde por la noche, y mientras tanto, Santa se la pasaba viendo dramas, animes y documentales, esperando a que el tiempo pasara rápido.
Nunca había pensado que el tiempo pudiera pasar tan lento.
Para ahora, Santa ya sabía las funciones de cada botón en el control remoto, e incluso podía grabar sus shows favoritos.
Con las largas horas de ver lakorns cada día, Santa ya sabía los nombres de sus actores y actrices preferidos.
Se sentía particularmente encariñado con esta actriz de nombre Sammy, de quien pensaba era muy atractiva, extremadamente divertida, y una buenísima actriz.
Grabó y vio cada uno de los shows en los que salía, al punto en que hizo que Perth comprara los antiguos para poder verla ahí.
Ocasionalmente, Perth veía lakorns con él, cuando tenía tiempo, pero Santa estaba muy concentrado como para notar que Perth se quejaba de la actriz y su voz graciosa.
Había un lakorn era su favorito, parcialmente porque Santa encontraba que su idol era extremadamente adorable y también porque el personaje le recordaba un poco a Perth. Debido al hecho de que ambos eran atractivos, pero un poco extraños al punto de llegar a ser dramáticos, pero sobre todo le recordaba a Perth, porque tenía que ver el lakorn una y otra vez para no pensar en el hecho de que estaba sólo.
Ahora mismo, había decidido ver el primer capítulo y rio cuando vio y escucho la expresión de la chica al encontrar al protagonista. Eso le recordó a la forma en la que Perth había actuado cuando lo conoció.
Después de que los créditos terminaron, apagó la TV y el reproductor.
Sus adoloridas piernas le pedían salir de la cama.
Aburrido, decidió lavar los platos.
Esa era la única tarea que tenía permitida hacer en casa.
No podía tocar la lavadora.
Para nada.
Perth no le había dicho nada, hasta que un día, Santa trató de ayudarlo a hacer la colada mientras él estaba en clases.
Santa había echado toda la ropa y había colocado detergente, de la forma en la que había visto a Perth hacerlo.
Ya que Santa no sabía cuánto de detergente debía poner, agregó tres porciones más, solo por si las dudas, y le apretó el botón de 'encendido'.
Media hora después, Santa escuchó unos ruidos extraños, dudosamente se asomó y vio que el jabón había cubierto el piso del baño, inocentemente, creyó que si le echaba agua encima, la espuma se iría de la misma forma que en la bañera. Así que tomó un pequeño cubo de agua y lo echó por todo el piso...pero...eso solo agregó más problema al problema.
Ahora era piso estaba mojado y con espuma, y fue en ese momento que Perth regresó.
Perth lucía al borde del llanto, pero suspiró y se calmó.
Sacando muchas toallas debajo del lavabo, empezó a secar el piso.
Luego, amablemente le pidió una explicación, la cual Santa se la dijo de inmediato.
Después de escuchar que el cupido había intentado hacer la colada, Perth le agradeció y le dijo que estaba feliz de que intentara ayudar, pero concluyó en que lo mejor sería que no se hiciera cargo de la colada.
Desde entonces Santa estaba cargo de lavar los servicios, y de arreglar la pila de DVDs y libros que Perth le compraba.
Sabiendo que Santa se aburría en casa, Perth había pasado por la biblioteca y había llevado a casa unos libros para que el cupido leyera.
La mayoría de los libros que Perth tomó prestados de la biblioteca eran para niños, cuentos de hadas o de historias de amor, las cuales Perth hojeaba el contenido de primera mano, ya que una vez le llevó un libro de romance adulto el cual tenía palabras que Santa no entendía, y cuando le había preguntado, Perth solo se había sonrojado al no saber cómo explicarle el significado de esas palabras.
Mirando el reloj, Santa frunció el ceño.
Perth llegaría a casa en cualquier momento, pero luego solo tendría 3 horas antes de ir a trabajar otra vez.
Viendo los documentales, Santa había entendido que en el mundo humano, las cosas no se obtenían de la misma forma que en Shangri La.
Aquí existía una cosa llamada dinero. Y precisamente para tener dinero, Perth tenía que trabajar hasta tarde por la noche.
Santa estaba empezando a preocuparse ya que sentía que él era la razón por la cual Perth tenía que trabajar tanto ya que los primeros días que estuvo ahí, su mentor tenía más tiempo para él en comparación de ahora.
Perth debía estar trabajando mucho para apoyarlo, así como aquel padre de una familia en África, quien trabajaba día y noche para llevar dinero a casa.
Las lágrimas se juntaron en sus ojos al recordar el estado de los niños, delgados y apenas comiendo algo, así como también por la forma en la que su padre trabajaba para llevar algo a su familia.
Al no querer ser una carga monetaria para Perth, Santa le preguntó si podía trabajar para ayudarlo, pero Perth se negó.
Él le había dicho que para trabajar en Tailandia se requería muchas cosas, como identificación y eso, y que los trabajos no eran fáciles.
Los clientes a veces eran bastante quisquillosos con el servicio, y habían tipos que podían aprovecharse de sus compañeros de trabajo, y eso era algo que Perth no quería para Santa, ya que el joven cupido era bastante inocente.
Santa asintió, pero la sensación empeoró al saber que Perth tenía que trabajar durante horas.
—Regrese! —anunció mientras se quitaba los zapatos. Dejando su mochila en el piso, entró.
Santa sonrió al escuchar la voz que había extrañado, se puso de pie del comedor y abrazó a su mentor.
Perth acarició su espalda con gentileza y alzó las bolsas frente a él.
—Tengo que irme en una hora, pero compré la cena. —Rio divertido por la forma en la que el rostro de Santa brilló al saber que comería croissants.
Perth dejó las bolsas en la mesa para que Santa empezara a ver qué había.
Dentro, habían diferentes tipos de sabores de panes, así como también varios envases que contenían solo vegetales tales como espinacas y eso.
Sacando los champiñones y algunos pequeños croissants y mini quiches, Santa le extendió los quiches quedaban a Perth.
—Quieres ciruelas encurtidas?— preguntó en broma sabiendo lo mucho que Santa odiaba las ciruelas encurtidas.
—No...— musitó, haciendo un puchero y mirándolo mal por haber sugerido algo así. La primera y última vez que Santa había comida ciruelas encurtidas, las lágrimas se juntaron en sus ojos ante el insoportable sabor.
Santa se habría quitado el sabor con las uñas si no hubiera sido una grosería, y en su lugar, había tenido que beber mucha agua para quitarse el mal sabor.
Inmediatamente después de cenar, Perth decidió dormir un poco antes de ir a trabajar, recostándose un momento mientras Santa lavaba los platos.
Contento, fue por el libro que había estado leyendo, para enseñárselo a Perth cuando regresara.
La historia era sobre un gatito que vivía en el norte en donde hacía mucho frío y por eso decidió hacer un viaje al sur porque era más cálido.
Al ser de su gusto, Santa había querido leerlo junto con Perth...pero...girando, notó que Perth estaba dormido y que pronto volvería a irse.
Santa miró el cansado rostro mientras fruncía el ceño.
Habían círculos negros debajo de los ojos de Perth debido a la falta de sueño, y Santa pensó que su mentor había perdido algo de peso.
Caminó hasta la cama, y se recostó, lentamente cerrando los ojos.
Hora y media después, la alarma sonó, sacando a Perth de sus sueños.
Gruñó cansado y se quitó la alarma. Aún con sueño se sentó, bostezando y estirando sus brazos antes de salir de la cama para cambiarse.
Santa silenciosamente vio cuando Perth salió del baño con ese feo uniforme beige al cual estaba empezando a odiar.
—Llegaré tarde, así que duerme.— Dijo mientras se colocaba las zapatillas.
Santa asintió, y se puso de pie justo cuando la puerta se cerró.
Odiaba ese sonido, porque el que se cierre la puerta le indicaba que Perth lo dejaba sólo en la casa.
Apretó los puños y mordió sus labios.
Fue al comedor y alzó los periódicos, buscando las llaves.
Perth le había dado unas llaves con una bonita cadena.
Lo que a Santa más le gustaba del llavero era que Perth lo había diseñado junto con su amigo, un corazón negro en el centro con un demonio pequeñito haciendo un puchero. En la parte izquierda del corazón, había una rosa amarilla, el símbolo de la calidez y felicidad.
Por fin encontrando las llaves debajo de todos los periódicos, Santa las tomó y salió tras de Perth.
Afortunadamente, Perth aún estaba un poco cansado y estaba yendo a paso lento a la gasolinera.
Santa, inteligentemente, se iba escondiendo, mientras observaba lo más disimulado que podía, a su mentor.
Ahora mismo, había un gato riñendo a Perth por haberle pisado la cola.
Perth se disculpó y le prometió llevarle atún mañana.
Unas cuadras más abajo, había una enorme gasolinera. Había un enorme camión estacionado sacando una manguera muy grande y tenía un cartel que decía '¡Peligro, no pase!'
Sin prestar atención al cartel, Perth caminó haciendo que Santa se preocupara.
Unos minutos después, Perth reapareció en una parte visible en donde un hombre estaba ordenándole que llevara las cosas pesadas de un lado a otro.
Santa vio horrorizado el trabajo de su mentor, lo vio quitarse el sudor ocasionalmente al trabajar sin descansar, llenando los tanques, limpiando los autos y cargando las llantas.
Si no estaba haciendo una cosa, estaba haciendo otra, y hasta ahora, Santa había notado que ese hombre estaba ordenándole a Perth que hiciera cosas más pesadas, y para su descontento Perth lo hacía sin chistar.
Santa sintió que sus rodillas se hacían débiles y sus puños se hacían blancos por la fuerza, al pensar que él era una carga para Perth.
Su corazón se apretó al pensar que Perth tenía que hacer ese tipo de trabajo por él.
Incapaz de seguir viendo la tortura física de su mentor, Santa regresó a casa.
No recordaba cómo ni en qué momento llegó.
Continuará...
Chapter Text
—Por qué trabajas en una gasolinera pequeña? No dijiste que eras estudiante? —preguntó uno de los encargados.
El hombre era respetado por ser uno de los encargados más jóvenes en la construcción y Perth estaba bajo su supervisión.
Honestamente, a Perth le agradaba el hombre y trabajar para él hacía que todo fuera más tolerable.
Bebiendo el agua y después de disfrutar de la sensación de frescura, Perth respondió.
—Estoy cuidando de alguien especial para mi. —dijo con una sonrisa.
El trabajo era pesado, pero el saber que estaba haciéndolo por alguien más, hacía que valiera cada esfuerzo.
Totalmente opuesto a la vez en la que trabajó para comprar sus cosas.
—Es una persona con suerte. —Bromeó el hombre, codeándolo. —Por qué no vas a casa temprano esta noche?
—Eh? Es decir q- —Perth abrió grandes los ojos. El encargado era estricto a pesar del buen humor que se cargaba.
—A menos que quieras trabajar más... —respondió con diversión en la voz.
—No! Ya me voy! —anunció, haciendo un wai y reunió sus cosas rápidamente.
El hombre sonrió al verlo irse a una velocidad increíble, como si temiera que fuese a cambiar de opinión y lo hiciera quedarse.
Perth era el que más trabajaba de ellos y ya que era el más joven, ellos tendían a fiarse mucho de él.
Dejarlo irse horas antes no haría daño, pensó el hombre, además prefería eso que a tener a Perth lastimado debido a la fatiga que su cuerpo no toleraría.
Los accidentes eran muy recurrentes en las gasolineras.
Lentamente abrió la puerta de su departamento, Perth se sorprendió al encontrar a Santa aún despierto. El cupido estaba sentado frente a la cama sentado como indio y el rostro enojado. La expresión de enojo y tristeza de Santa cuando lo vio frente a él, fue desgarradora.
—Tata, qué sucede? —preguntó preocupado, pero Santa no respondió, en su lugar, miró el reloj y luego lo miró confundido. —Llegas temprano... —dijo sorprendido.
—MI jefe me dejó salir temprano...estás bien? —preguntó, arrodillándose frente a él.
—Phi, hay...hay algo que pueda hacer por ti? —susurró, mirando el piso. Si Perth no le dejaba trabajar, entonces al menos quería saber si podía hacer algo para hacer más tolerable su duro trabajo, el cual tenía que hacer el doble por tenerlo a él ahí.
Perth lo miró desconcertado.
—Qué... —Preguntó sorprendido, era si caso raro que Santa se refiriera hacía él como Phi, eso solo pasaba cuando Santa había hecho algo malo y no quería ser castigado.
—Es solo que... siento que siempre soy una carga para ti. Estoy viviendo en tu hogar sin ayudarte monetariamente, no puedo cocinar, ni siquiera puedo hacer la colada! Y eso no me deja ver bien como hombre! —gritó con una mirada de enojo en los ojos.
Un pequeño silencio cayó entre ellos.
—Um, sabes dar masajes? —preguntó Perth después de un rato, frotando sus tensos hombros, sonriéndole tímidamente al joven cupido.
Santa asintió silenciosamente. Había estudiado el arte de los masajes en Shangri La, mayormente porque le gustaba recibirlos y quería aprender a hacérselos él mismo. Claro, el curso era extenso, pero Santa notó que le gustaba dar masajes porque podía hacer que el que los recibiera, se sintiera mejor y relajado como First después de practicar o Lego cuando se lastimaba por hacer sus piruetas.
—Podrías darme un masaje? Mis músculos están adoloridos por el trabajo... —dijo Perth. —Oh, pero primero iré ducharme.
Al salir de la ducha, Santa la estaba esperando de pie.
—Recuéstate boca abajo en la cama, quítate la camiseta, no te preocupes no mirare nada. —Dijo el cupido.
Santa se sentó sobre él, y gentilmente masajeó sus rígidos hombros.
Perth amortiguó un gemido ante los suaves movimientos de las manos de Santa. Tal vez había estado excediéndose en el trabajo, y por eso sus hombros lo habían estado molestando toda la semana.
—Tata, tus masajes son más de lo que pueda desear como compensación. —Murmuró Perth, colocando la almohada bajo su cabeza.
La forma en la que las grandes manos de Santa se movían se sentía increíble, incluso llegó a pensar que así debía sentirse cuando uno iba aún spa.
—Pero- —Santa estaba por quejarse pero vio que Perth estaba con los ojos cerrados y tenía la respiración estable.
Hizo un puchero pero siguió ejerciendo presión en el cuerpo de Perth.
Si esto era todo lo que podía hacer por él, entonces se aseguraría que Perth despertara sintiéndose ligero y sin dolores musculares.
Continuará...
Notes:
El capítulo de hoy fue corto, espero lo hayan disfrutado aún así.
Nos leemos la próxima semana!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!
😎🫀🖤💀🌸💮💖🥰😍❤️💋🦇😈☠️💓🌹😉✨🪻🪷💜🤗🤟🏻
Chapter Text
Mirando aliviado el calendario, Perth agradeció secretamente a Dios por hacer que hoy fuera domingo.
Los domingos eran los únicos días en el que Perth no tenía clases ni trabajo.
El trabajar de esa forma, durante toda la semana, lo habría matado de fatiga si no tuviera este día para relajarse.
Estos días, Perth los empleaba para enseñarle cosas a Santa.
Pero ahora, estaba extremadamente agradecido de haber hecho planes para este día.
Los masajes que Santa le daba cada noche antes de ir a dormir, lo hacían despertar refrescado.
En estos momentos, Santa estaba bañándose para despertar del todo porque se sentía muy cansado.
Su cabello estaba desordenado y Santa se negaba a salir del departamento sin haberlo arreglado.
Al escuchar que el agua de la ducha se detuvo, Perth terminó de guardar la comida.
Debido a que Santa había lucido deprimido hace dos días, había decidido llevarlo al zoológico y enseñarle los animales para ponerlo de mejor humor.
Habían pasado años desde la última vez que fue al zoológico, ni siquiera podía recordar si vendían otra cosa aparte de hot dogs. Y claro, el zoológico de Bangkok, posiblemente no tendría una selección vegetariana, por ello Perth había decidido llevar comida.
—Estás listo?— dijo cuando el joven cupido salió de la ducha. Alzando una ceja, Perth lo sentó al borde de la cama mientras iba por la secadora de cabello y un peine. Gentilmente peinó las suaves hebras del menor. Si no llevaran prisa, dejaría que se secara al salir, pero desafortunadamente, los niños con to~das~ sus familias irían al zoológico.
Afortunadamente, no había mucha gente en la fila cuando llegaron al famoso zoológico.
Al ingresar, Santa miró emocionado todo el lugar.
La primera zona que llamó su atención fue la de los pandas, las cuales estaban ubicadas cerca de la entrada principal.
Mientras Santa veía la especie con fascinación, Perth fue hacia la cabina de información general, la cual estaba a solo unos pasos.
Notando que Perth no estaba a su lado, Santa lo buscó ansiosamente hasta verlo de pie frente a una especie de stand. Justo cuando empezaba a ir hacia él, el adorable ciervo del otro lado llamó su atención y fue hacia él, pasando de largo a Perth.
—Phi Perth!!— gritó Santa, emocionado de que el pequeño ciervo lo haya mirado.
Al escuchar que Santa lo llamaba, Perth giró hacia los pandas y notó que el cupido no estaba ahí.
Sintió pánico al no verlo.
Le tomó un minuto encontrar a Santa sonriéndole a un pequeño ciervo.
Perth fue hasta él y le señaló la placa para que la leyera mientras él revisaba el mapa.
La zona de los gorilas estaba en el jardín del este, cerca de los tigres.
Llevando a Santa a través del laberinto de personas, Perth miraba de tanto en tanto sobre su hombro para asegurarse que el cupido no se perdiera entre las personas.
En su camino, se detuvieron para ver a las nutrias, las cuales Santa encontró adorables, mientras las veía nadar, pero huyó cuando notó que el búho detrás de donde estaban, los estaba mirando. Aparentemente, la penetrante mirada del búho y la forma en la que giraba la cabeza, asustó al cupido, a pesar de que Perth encontró curioso al pequeño búho.
Pasando la zona de las nutrias, vieron a los leones.
Perth le explicó que la especie de los leones era considerada como el rey de la selva, basados en aquella película infantil.
Santa miró a los leones, sorprendido, cautivado por la fuerte aura, se sentía cercano a los felinos, y los leones no eran la excepción. Jaló la manga de la ropa de Perth cuando uno de los cuidadores les llevó carne a los leones.
Pronto, llegaron al bosque artificial en donde estaban los tigres.
Los tigres lucían tan encantadores por la forma en la que se paraban majestuosamente en medio de los árboles.
Perth se sintió encariñado con el tigre que estaba a su lado, mirándolos con profundos ojos, Santa no estaba tan seguro acerca de que sentir al ver a ese animal, tan embelesado con Perth.
Si Perth hubiera llevado su cuaderno de bocetos – se arrepentía de haberlo olvidado – se habría sentado para dibujar a la elegante criatura.
Una zona después de la de los tigres, estaba la de los gorilas.
Perth sonrió y le señaló a Santa al animal al cual vio sorprendido y con fascinación.
—Eso es un gorila...— informó. —No te parece que es una decisión un poco dura?
Santa asintió.
—Aún si la persona es mala, no creo poder hacer que un humano se enamore de un gorila.— Santa imaginó a su ruidoso vecino enamorándose de un gorila. No, eso sería demasiado. —Pienso que los pandas son adorables...ellos necesitan amor!— decidió, recordando la propaganda sobre la extinción de los pandas.
Perth rio, y notó que Santa era amable al no hacer que alguien se enamore de un gorila, y estaba seguro de que First también pensaba lo mismo.
Saliendo de esa zona, Perth pensó que sería interesante ver la 'Casa nocturna' en donde exhibían diferentes tipos de murciélagos.
Aparentemente, en Shangri La no tenían animales así de espantosos como los murciélagos.
Salieron tan rápido como entraron debido a que en cuanto Santa miró al animal, gritó tan fuerte que hizo que un pequeño niño llorara.
Disculpándose con la familia, Perth hizo un corto wai antes de sacar a Santa.
El alto cupido estaba respirando pesadamente debido al miedo, y tenía los ojos llenos de lágrimas.
—Qué...qué era...eso?— logró preguntar.
Sosteniéndose su ligeramente tembloroso cuerpo, Perth trazó círculos en la espalda baja de Santa hasta calmarlo.
—Murciélagos...um, los murciélagos son una especie de...ratas con alas.
Santa apretó los ojos ante la idea de que animales así de feos existieran en la Tierra, mientras trataba de olvidarlos.
Notando que un cambio de ambiente le vendría bien, Perth decidió que era hora de comer, así que se dispuso a buscar una mesa libre en la cafetería del jardín este.
Mientras comían, Santa no pudo evitar pensar que la comida de Perth, sabía mejor día a día.
Cuando terminaron, Perth lo llevó al monorriel para ir al jardín oeste y no tener que caminar mucho.
Santa señaló emocionado hacia los cisnes, los cuales podían ser vistos desde el monorriel.
Al llegar al jardín oeste, el primer animal que llamó la atención del cupido fueron los canguros. La forma en la que el bebé canguro descansaba cómodamente en el vientre de su madre, fue el momento cumbre de Santa hasta que vio a los pingüinos caminando en la zona de al lado.
Santa los encontró adorables, y no pudo evitar quedárseles mirando.
Perth, de alguna forma, logró llevarse al alto cupido hacia la zona a la cual lo iba a llevar desde que llegaron al jardín oeste.
Al principio, Santa se negó a ir más allá después de ver que los caimanes lo estaban viendo, así como también las amenazadoras serpientes.
Cuando Perth le aseguró que no podían dañarlo, se dejó llevar a la zona en donde había unos animales muy curiosos
Santa instantáneamente se encariñó con las tortugas y les demostró su amor dándole nombres.
A una de ellas la llamó 'Ponyo' y a la otra 'Elmo', mientras las seguía nombrando, Perth notó que ya oscurecía y debían irse.
Antes de dejar el zoológico, Perth lo llevó a la tienda de regalos en busca de un souvenir.
Jadeando emocionado, Santa tomó al pequeño tigre de peluche y lo sostuvo como si estuviera abrazando a uno real.
Sonriendo enternecido al ver el brillo en los ojos de Santa cuando miró al pequeño tigre, Perth lo tomó para comprarlo pero el cupido lo detuvo en cuanto vio el precio.
—No, Phi...está muy caro!— Santa se negó ya que el precio le sonaba a mucho dinero. Esa cantidad era enorme.
—Tata, no pasa nada.— Aseguró Perth, extendiendo el peluche para que le quitaran el seguro. –Se habían adecuado bastante bien a esos nickname de 'Phi'y 'Tata' y ya era habitual el usarlos.
Después de pagarlo, le extendió la bolsa a Santa.
Al ver que el alto cupido lucía incómodo con la compra, Perth lo llevó hacia donde estaban los cisnes, pero aun así, la expresión de tristeza del cupido, no lo dejaba tranquila.
—Tata...yo solo pago por lo que vale la pena pagar. Si el peluche te hacer feliz y lo cuidas, entonces está bien. Además no es muy caro.— Aseguró.—Es el asunto del dinero lo que ha estado incomodándote estos días?—preguntó sin miramientos.
Perth se había dado cuenta que Santa había estado actuando extraño desde que supo que en la Tierra, el dinero era necesario para tener cosas.
Aparentemente, Santa vio un documental sobre la pobreza en los países tercermundistas y por eso se había tomado muy en serio el valor del dinero.
El dinero era una necesidad y las cosas en Tailandia no eran tan caras, pero Santa no sabía que el dinero en Tailandia era más fácil de conseguir en comparación con los países tercermundistas, en donde el dinero gastado en el peluche quizá serviría para la comida de la semana.
—Yo...te seguí a tu trabajo el otro día...— dijo Santa.
—A la gasolinera? Tienes idea de lo peligroso que pudo haber sido?— gritó enojado. No era solo el que la gasolinera estuviera en una fea zona de la ciudad, sino que a los vándalos les gustaba rondar por ahí.
Santa puso haber sido asaltado, golpeado sin ninguna razón o incluso peor.
Perth dudaba que ese tipo de personas hubieran dejado pasar una oportunidad como esa. Perth quería remarcar lo peligrosa que era la Tierra de noche, pero se detuvo al ver que Santa agachó la mirada aun con su gran altura, haciéndolo parecer pequeño a su lado.
Suspiró profundamente.
—Santa, no es tu culpa el que esté trabajando en la construcción si eso es lo que piensas. En la Tierra, todo cuesta dinero, incluso mis clases y la renta del departamento es más de lo que podría gastar contigo.
—Por favor...no me mientas...— dijo con voz enojada. —Estás trabajando más porque yo...
—Es solo que...a veces pienso que...mereces un mejor mentor. Uno que pueda darte más de lo que yo podría...en lugar de hacer que te preocupes por el dinero o porque me exceda trabajando...— admitió mientras rascaba su brazo, tímidamente.
A veces Perth sentía que Santa debería tener un mentor como Book, quien no tenía problemas de dinero y podría darle más cosas y consentirlo sin tenerlo preocupándose a cada momento.
Santa negó con fuerza.
—Tú me enseñas la importancia de disfrutar la vida en la Tierra...y...no me gustaría tener otro mentor. Por favor...no digas algo así otra vez...— Bajó la mirada, dándose cuenta que estaba haciendo que Perth se sintiera inadecuado.
Recordando las familias de África, Santa se preguntó lo herido que se sentía el padre al ver que sus hijos aún tenían hambre a pesar de lo mucho que él trabajaba o el tener que saber que su esposa tenía que pasar por lo mismo debido a que no tenían dinero.
—Mi precioso angelito...— Perth sonrió cómodamente ante las palabras de Santa y delicadamente lo tomó del mentón, para acariciar su mejilla. —Vamos a casa, si?— Le dio un pequeño beso en la mejilla, el cupido se quedó estático ante el contacto y sintió algo que jamás había sentido, eran como mariposas en su estómago, Perth lo soltó, lo miro y lo tomo de la mano sonriendo —Vamos, Tata— dijo, haciendo que el cupido asintiera y también le sonriera caminando a su lado sin soltarlo de la mano...
Continuará...
Notes:
Ya vamos en la lección 7!!!
Que rápido se está pasando este fic y llegamos a uno de mis capítulos favoritos!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!
Y cuéntenme si les está gustando, yo amo leerlos!!!
No me molestan los lectores fantasma, pero me gusta mucho interactuar con ustedes~
🤟🏻💜🪷🪻✨😉🌹💓☠️😈🦇❤️😍💖💮🌸💀🖤🔥😎🥰🤗💋🫀
Chapter Text
Ya que la mayoría de sus profesores eran indulgentes, Perth decidió llevar a Santa a su universidad tal como se lo había prometido.
Santa miró fascinado a todos los humanos yendo a sus clases.
La universidad de Perth era mucho más grande que la suya.
Escuchando las intensas clases, a las cuales Santa les tomó extremo interés ya que eran clases de arte y eso era algo con lo que estaba familiarizado, menos con la química. La química de los humanos y la de los cupidos eran diferentes, excepto porque ambas tenían muchas reglas y formulas.
Ahora mismo, la clase de retrato y pintura, tenía asignado el hacer autorretratos usando la técnica que quisieran.
Perth prefirió hacerlo con lápiz, y ocasionalmente mirando el espejo que el profesor le había dado.
Santa miró sorprendido cómo las líneas del dibujo lucían más y más como Perth.
Miró el del resto para ver cómo les iba y frunció el ceño mirando el dibujo del chico de al lado.
—Phi, por qué el autorretrato debe verse mejor de lo que es el artista? —le susurró y Perth trató de reprimir la risa al mirar a la persona en cuestión. Santa se lo había preguntado con tanta inocencia que hizo que la carcajada pidiera estallar.
—Creo... —respiró profundamente para no hablar riendo. —Creo que el dibujo es cómo se ve él mismo. —Explicó. —Los autorretratos no siempre eran representaciones exactas, como ejemplo tenían los autorretratos de los aristócratas a través de la historia, quienes pedían ser pintados sin ninguna imperfección, lo cual era como hacerle photoshop al dibujo. En el caso de los autorretratos, a veces lo que el artista dibujaba, reflejaba lo que querían ser y no lo que era.
Pero también habían personas como él, quienes abrazaban sus imperfecciones y se dibujaban tal cual eran.
—Oh... —Santa hizo un puchero aún sin estar convencido, pero regresando a mirar el dibujo de Perth, el cual lucía como él, incluso tenía el mechón sobre su rostro. El último detalle que Perth agregó fueron sus ojos un poco pequeños, algo que a Santa secretamente le gustaba.
—Qué te parece? Luce igual? —preguntó, mirando a Santa en busca de una segunda opinión.
—Por qué es que no sonríes? —preguntó Santa, maravillado ante el dibujo. Era como una foto en blanco y negro de Perth, pero ya que a Santa le gustaban las sonrisas de Perth, era un poco triste que en el dibujo no hubiera una.
Perth se alzó de hombros.
—No me gusta verme mucho al espejo...y mucho menos sonreírle. —Dijo mirando su autorretrato antes de regresarle el espejo al profesor.
El profesor vio su trabajo y le permitió ir a almorzar.
Personalmente, aquel profesor pensaba que las personas eran más difíciles de dibujar y los autorretratos eran aún más complicados. Era por eso que la mayoría de sus estudiantes se tomaba mucho tiempo. Al dibujarse a sí mismo, ellos encontrarían imperfecciones, borrarían el problema y lo solucionarían. Pero en su opinión, el arte no era sobre la perfección sino la forma en la que capturas las imperfecciones y las haces hermosas.
********
Sentándose en la mesa de siempre, Perth miró el menú, buscando algo que Santa pudiera comer aparte de las ensaladas que servían.
Si le preguntaban, las ensaladas no eran comida.
Viendo la fila para el almuerzo, Perth le pidió a Santa que viera sus cosas.
Fue entonces que Book llegó.
—Santa!!— gritó animado, abrazándolo juguetonamente desde atrás.
—Book, qué puedo traerle a Santa?— preguntó Perth, ligeramente aliviado al ver que su amigo había llegado. Estaba preocupado de que Santa fuera a encontrar algo interesante y se perdiera mientras no lo veía.
—Yo compartiré mi almuerzo con él...ve a comprar el tuyo. —Respondió, sacando su almuerzo. Usualmente traía mucha comida y tenía más que suficiente para dos. Solo esperaba que Perth trajera unos cubiertos para Santa.
—Tú cocinaste esto? —preguntó Santa, sorprendido ante la decoración de la comida ya que las zanahorias estaban cortadas con forma de pétalos de flores.
Aproximadamente 15 minutos después, Perth regresó con un bowl de curry, una ensalada pequeña y dos botellas de té helado. Sin decir nada, le extendió a Santa los cubiertos, la ensalada tras quitarle los tomates los cuales al parecer el cupido odiaba, y la botella de té.
—Qué clase te toca? —preguntó Book, mirándolos con diversión.
La forma en la que Perth y Santa se comunicaban, casi sin palabras, le recordaba a una pareja de recién casados. Pero claro, Perth procuraba mucho a Santa y a Santa le gustaba ser procurado y en retribución a Perth lo trataba como un príncipe.
—Pintura al óleo... —suspiró, dándose cuenta que esa clase era con la profesora que siempre se enojaba con él. Pimmara Charoenpukdi era el diablo en persona cuando quería serlo y obviamente él no le agradaba.
Nada que Perth hiciera en su clase le parecía bien y eso lo frustraba porque él amaba pintar.
—Book, podrías llevar a Santa a tu clase? No sé si Charoenpukdi me permita tenerlo. —Gruñó, lo último que quería era que la profesora hiciera sentir mal a Santa.
—Sí, no pasa nada...tengo Introducción a la fotografía y escultura. —Dijo despreocupado. Su profesor de escultura y fotografía era alguien relajado y no se molestaba si tenían invitados en clase, ya que le gustaba expandir su amor por la escultura y el mundo de la fotografía.
Al principio, Book había tomado la clase pensando que era para adquirir conocimientos básicos porque la escultura es una forma clásica de arte, pero al asistir a las clases cambió de opinión sobre el tema, y la pasión de su maestro se le había contagiado. Ahora que le gustaba la clase, estaba pensando en seguir llevándola.
Como era costumbre, Perth miró su reloj antes de irse 10 minutos antes, como siempre, sin querer arriesgarse a llegar tarde a esa clase.
Al terminar de comer, Book se puso de pie y llevó a Santa a su siguiente clase, mirándolo para no perderlo.
Cuando llegó a su lugar, le indicó a Santa que se sentara a su lado.
Un chico, a quien Santa reconoció ser el de la pintura de Perth, llegó.
—Chimon! Déjame presentarte a Santa.— dijo Book al ver que su compañero de clases miraba a Santa.
—Mucho gusto, Santa. —saludó sonriendo. —Lo vi con Perth esta mañana. —Mencionó, dejando sus cosas en su sitio.
Book asintió.
—Sí, Perth estaba preocupado de que Pimmara se fuera a enojar si llevaba a Santa con él, ya que al parecer Perth no es de su agrado.
Él había escuchado horribles historias por parte de Perth sobre esa profesora, pero afortunadamente, a él no le tocaba clases con Pimmara Charoenpukdi.
Considerando el hecho de que Perth raras veces hablaba mal de alguien, Book lo tomó como signo de que en verdad esta profesora era cruel con su amigo.
—Eso no es cierto. —Ella solo es estricta con Perth porque ve su talento. —Corrigió Chimon. Chimon tenía la misma profesora que Perth, pero sus clases eran a primera hora. Chimon creía que la profesora era estricta con los alumnos en quienes veía talento porque siempre esperaba más de ellos. Si tan solo no gritara para mostrar su apreciación, tal vez los estudiantes no se estresarían con sus clases.
—Conoces a Perth? —preguntó Santa, queriendo saber más sobre el chico que Perth amaba. Esta era la primera vez que lo veía en persona.
Santa ni siquiera sabía que Chimon iba a la misma universidad que Perth o que era compañero de clases de Book.
—Perth está en el mismo círculo de arte, que Book y yo. —Explicó.
Santa frunció el ceño al escuchar esa palabra nueva
—Círculo de arte?
—Es un grupo de diferentes clases de arte que se juntan para realizar algunas actividades. —Explicó Book.
El círculo de arte era grande, pero debido a que se cruzaba con algunas cosas, los alumnos que se presentaban eran diferentes dependiendo del día.
Chimon y él eran dos miembros que no tenían que realizar ningún trabajo y por eso siempre estaban en las actividades.
Perth, usualmente, trataba de estar lo más que podía, pero de cuando en cuando no le era posible debido a su trabajo.
—Oh. —Dijo Santa al entender.
En ese momento la puerta se abrió y se cerró, mostrando a la persona que él asumió era el profesor.
Las luces del aula eran bajas y el profesor anunció que echarían un vistazo a la escultura a través de la historia.
Encendiendo el proyector, les mostró la primera escultura y brevemente explicó su origen.
—Lamento que la clase sea aburrida. Normalmente, esculpimos y no repasamos la historia. — Book se disculpó con Santa. Había planeado dejarlo jugar con los materiales, pero al profesor, hoy de entre todos los días, se le ocurrió ver la historia.
Santa negó rápidamente.
—No hay problema, me gusta la escultura griega... —dijo mientras la siguiente imagen se proyectaba. Santa sonrió al ver quién era. —Oh, Afrodita~ —miró con fascinación la imagen de la derecha, antes de achicar los ojos, nada contento. —Y Dionisio... —frunció ligeramente, mirando a Book. —Por qué es que no tiene uvas o vino? Dionisio era un ebrio empalagoso! —señaló con expresión seria.
Book alzo las cejas.
—Ebrio empalagoso?
La verdad era que todos los dioses y diosas griegos se le hacían lo mismo. Las esculturas famosas, romana y griega, tenían la misma hermosa similitud.
—Dionisio era el dios de vino greco...era un alcohólico, bebía desde niño! —Santa se quejó. A pesar de su pequeño desagrado, porque no podía soportar su licor, Dionisio era conocido por ser un hermoso dios el cual a veces era descrito casi femeninamente, por eso, sintió que la escultura no le hacía justicia.
Book rio suavemente.
—Sabes más de esto que yo.
Entre la charla del profesor y las acotaciones de Santa de cuando en cuando, la clase pasó rápidamente.
Pronto, todos los estudiantes salieron a su próxima clase.
Pidiéndole a Santa que se sostuviera con fuerza de él, Book lo guio a la clase de Perth.
Se sorprendió al no encontrarlo fuera como habían quedado.
Preocupado, Book miró la hora en su celular.
La clase de pintura de Perth era la última de él ya que empezaba antes, pero Book aún tenía otra clase. Una a la que llegaría tarde si no se iba ahora.
—Perdón, Santa, debo irme. —Se disculpó. —Espera a Perth aquí, sí? —pidió, acariciando los cabellos del cupido.
Santa asintió.
—Gracias, Book! —dijo antes de esperar pacientemente fuera de la puerta donde Book le había dicho que se quedara. Al cabo de unos instantes, frunció el ceño al ver que nadie salía de ahí.
Lleno de curiosidad, Santa asomó su cabeza para ver a Perth siendo regañado por la falta de calidad en su reciente pintura.
La profesora salió, asustando a Santa, debido a que la puerta fue abierta de golpe.
Perth siguió mirando su pintura mientras que Santa lentamente entró a la clase, mirando por encima del hombro de Perth.
La pintura era de un oscuro océano, con una mujer sentada en la orilla mirando a la distancia, usando un vestido de verano a pesar del frío, como si no le importara.
La pintura era inexplicablemente desgarradora. Notando la sombra sobre el dibujo, Perth giró y se quedó en shock al ver que Santa estaba llorando.
—Ella...perdió a alguien importante? —susurró con tristeza.
Sorprendido por la súbita pregunta, Perth dio lo mejor para responder a pesar del temblor en su voz.
—Ella espera secretamente a alguien que nunca volverá... Ella espera a mi padre...
Su padre había muerto en un accidente de auto cuando él aún estaba en la secundaria, pero su madre aún le guardaba luto hasta el día de hoy.
—Te arrepientes de no estar a su lado? —preguntó con voz delicada.
La mujer estaba sentada sola a la orilla del mar, esperando a alguien. Santa supuso que esperaba a que alguien la ayudara a seguir adelante.
Un pesado silencio cayó.
Perth se sintió incapaz de responder la pregunta de Santa.
El alto cupido sonrió tiernamente.
—Tu profesora está equivocada... Ella solo está viendo superficialmente. Esta pintura tiene tantas emociones selladas. No te desalientes. Es una maravillosa pintura.
Continuará...
Notes:
Ay, yo amo a estos dos~
Espero lo estén disfrutando tanto como yoooo~
Besitos de murciélagos para todos!!!
🤟🏻💜🪷🪻✨😉🌹💓☠️😈🦇❤️😍💖💮🌸💀🖤🔥😎💋🫀🤗🥰
Chapter 10: ʚ♡ɞ Lección IX ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Habían pasado un par de días desde que Santa fue a su universidad.
Hoy era el cumpleaños de su madre así que decidió llevar al cupido consigo.
Los cumpleaños y días festivos, eran los únicos días en los que Perth visitaba a su madre. A veces tenía la sensación de que así lo prefería ella.
Perth no podía tolerar ver así de deprimida a su madre. Fue por eso que se mudó.
—Feliz cumpleaños, Mae! —Santa gritó en cuando la madre de Perth abrió la puerta.
Perth sonrió divertido ante lo emocionado que estaba el cupido desde que le dijo que hoy era el cumpleaños de su mamá. Aparentemente, los cumpleaños eran importantes para Santa, quien siempre había tenido que celebrar su cumpleaños a solas debido a su origen.
Con una sonrisa en el rostro, Santa abrazó a la mamá de Perth, quien también le regresó el gesto sin preguntar nada.
—Uh, mamá...él es Santa. —Perth lo presentó nerviosamente. Tal vez era un poco tarde el estar haciendo esto ya que Santa aún seguía abrazándola.
—Santa, es un gusto conocerte. —Dijo, invitándolos a ambos a pasar.
Al principio, Perth había tenía miedo de la opinión de su madre sobre Santa, pero al parecer le había agradado inmediatamente ya que no dejaba de sonreír.
Dejando la caja con la torta de cumpleaños, Perth sugirió que fueran a comer al restaurante al que ocasionalmente llevaba a Santa. Y ya que su mamá siempre pensaba en comer sano, le gustaría el lugar.
Pero, no contó con que ella decidiera que mejor comieran en casa.
Perth asintió sin muchas ganas de hacer que su madre cocinara el día de su cumpleaños.
Ella abrió el fridge para sacar una porción de jamón, pero Perth la detuvo.
—Mamá, Santa no comer carne...solo frutas o vegetales.
—Oh, era por eso que querías comer fuera? —preguntó. —Ya se me hacía raro que quisieras ir a ese lugar con lo mucho que te gusta comer carne. Eres tan igual a tu padre. —Dijo recordando que a ambos les gustaba la carne y odiaban los vegetales. Su esposo tendía aquejarse si habían vegetales y Perth siempre lo imitaba. A veces sentía que había adoptado otro hijo en lugar de tener un esposo.
Giró para mirar a su invitado.
—Te gusta la bardana frita (parecida a las patatas) y las zanahorias?
—Me encantan las bardanas y las zanahorias! —Santa respondió feliz.
Nunca había probado las bardanas fritas, pero sonaba delicioso, pensó mientras la veía sacar la comida.
—Quiere que le ayude, Mae? —Santa preguntó educadamente pero Perth interrumpió antes de que su madre respondiera.
—Mamá, Santa no sabe cocinar...no creo q-
—Te gustaría aprender? —preguntó y Santa asintió emocionado.
Perth no estaba seguro de si Santa sabía lo que era una estufa, así que nerviosamente, vio al alto cupido sostener el cuchillo y cortar los vegetales bajo la guía de su madre.
Afortunadamente, su madre creyó que la falta de conocimiento de Santa en la cocina, se debía a que era un chico.
Viendo que su madre tenía todo bajo control, Perth se sentó en el comedor y los vio a ambos.
Santa estaba aprendiendo a tostar el pan, lo suficiente como para poner los demás ingredientes.
Perth estaba sorprendido de que su madre, quien había estado deprimido desde la muerte de su padre, luciera casi feliz en frente de Santa.
No estaba tan feliz como cuando su padre aún vivía, pero se sentía bien verla sonreír.
De pronto, Perth recordó que su madre siempre había querido tener una niña, y al no tenerla, le había dicho a Perth que se casara pronto.
Tal vez Santa era lo más cercano a una 'hija' para ella, ya que Perth nunca le había presentado a ningún novio y Santa no sabía la diferencia de roles como para saber que su madre lo estaba tratando como si fuera su novio.
Aunque tenía el presentimiento de que a Santa no le habría molestado ya que tenía un corazón cálido y amaba aprender cosas.
En cuanto la comida estuvo servida, Perth tuvo que contener la risa al ver que la bardana y las zanahorias estaban cortadas con formas graciosas y disparejas.
Su madre había dicho que fue Santa quien le puso el sabor a la comida.
Al probarla, era casi tan igual al sabor de la comida de su madre, a pesar de su apariencia. Para su sorpresa, el tofu también sabía bien haciendo que Perth se escribiera una nota mental para pedirle la receta a su madre.
Después de comer, Perth ayudó a lavar los servicios mientras que su madre fue por el álbum de fotos de cuando él era pequeño y se lo enseñó a Santa.
Santa reprimió una risa al ver la foto en donde Perth estaba intentando caminar.
—Que Mono~ —Santa gritó casi como si estuviera viendo al bebé en lugar de solo las fotos. —Y sus mejillas eran tan gorditas~ —tocó la imagen y picó las mejillas de Perth en la foto.
Ella rio gentilmente.
—Perth era un niño llorón...en esta foto, estaba llorando porque un poodle lo persiguió. —Dijo señalando la foto donde Perth estaba en el gras y un pequeño poodle estaba ladrándole.
—Sí, y en lugar de ayudarme, estabas ocupada tomando fotos. —Musitó Perth. Rápidamente terminó de lavar los servicios y fue a la sala a confiscar el álbum de fotos.
—Phi, quiero ver más fotos tuyas de cuando eras bebé! —Santa se quejó, haciendo un puchero y poniéndole mirada de cachorrito.
A pesar de la mirada que Santa estaba dándole, Perth apretó los labios y hojeó el álbum casi a punto de ceder ante el cupido. Había una foto donde él se había caído, otra donde lloraba mientras estaba sentado en el regazo del otro Santa y trataba desesperadamente de ir con su madre, otra en donde tenía pintura en el rostro debido a que había perdido contra su primo y este le había escrito la palabra 'tonto' en la frente, había otra foto en donde estaba vestido de conejito por Halloween cuando tenía 4 años. Después de ver esas fotos, Perth cerró el álbum, determinado.
—No. Absolutamente no! —se negó con convicción.
Sonriendo divertida ante la actitud de su hijo, se puso de pie y fue a comprar cosas para cenar, al principio tenía pensado preparar estofado de cerdo, el cual es el favorito de Perth, pero ahora que sabía que Santa era vegetariano, necesitaba comprar algo diferente.
Mientras tanto, Perth decidió llevar a Santa al parque junto con su cachorro.
El pobre cachorro había estado encerrado en la habitación toda la mañana para que no hiciera desorden en la sala.
Abriendo la puerta de la habitación, la perrita corrió desesperada. Estaba por saltar al sofá, cuando notó al invitado, a quien fue a olfatear.
La perrita concluyó que el aroma a rosas no era el aroma de una mala persona, así que saltó al regazo de Santa y lamió su rostro.
—Te gustaría ir al parque a pasearla? —preguntó Perth y Santa asintió mientras acariciaba al cachorro.
Sonrió con ternura al conocer, por fin, al pomeranian del cuadro.
Santa sintió que estaba conociendo a un cachorrito famoso, como aquel perro blanco parlante de la publicidad de aquella marca de licores.
El plan original había sido sacar al cachorro para que se ejercite, pero Santa la había cargado todo el camino al parque y no la soltó hasta que llegaron.
Básicamente, Perth le ayudó a quitarle la correa ya que el perrito no dejaba de correr.
Cuando regresaron, Santa se había negado a soltar a Eve hasta que estuvieran en la seguridad de la casa de Perth.
Perth tenía la vaga sensación de que era porque Santa tenía miedo de que el cachorrito fuera a cruzar corriendo la pista. Santa tenía miedo de los autos.
Pudo ver que el alto cupido se tensaba cada vez que veía un auto. Para él, quien nunca antes había visto un auto, debían lucir como monstruos de las leyendas griegas y era por eso que él los trataba así.
Para cuando regresaron, su madre ya estaba preparando la cena.
Tras lavarse las manos, Santa le ayudó a hacer la ensalada.
Después de la cena, abrieron la caja de la torta la cual estaba adornada con fresas y llevaba la palabra 'happy b-day, Mae' escrito con chocolate.
Ambos cantaron 'Happy Birthday to You', canción que Perth le enseñó a Santa primera hora de la mañana.
Su madre alabó la manera en la que sus voces armonizaban juntas, antes de soplar las velas.
—Este es tu regalo, de parte de Santa y de mí. —Perth le extendió el regalo a su mamá.
Ella aceptó la pequeña caja, y se quedó muda al ver qué era. El regalo era un pequeño cristal cúbico de color rosado, el cual tenía dentro una flor.
Santa había escogido el regalo ya que había leído que las flores rosadas representaban la gracia y gentileza, las cuales eran atributos de una madre.
El cristal tenía el nombre de ambos, y tenía un mensaje escrito.
Gracias por ser la madre que eres para mí.
—Gracias, chicos. —Dijo con lágrimas en los ojos antes de que partiera el pastel.
Sabía sorprendentemente bien a pesar de haber sido preparado sin huevos.
Santa comió con una enorme sonrisa. Amaba comer todo tipo de pasteles ya sea de fresa o chocolate, los cuales Perth le compraba de cuando en cuando.
Cuando terminaron de lavar los platos, Perth tomó la toalla y miró a Santa.
—Tata, tienes espuma en el mentón. —Señaló riendo un poco y retirándolo con la toalla antes de dárselo a Santa.
Girando hacia su madre, quien los estaba mirando con diversión, Perth sonrió tímidamente.
—Debemos irnos...
Había pedido el día libre, pero mañana tenía clases y ya que su departamento estaba a hora y media en tren, Perth no podía darse el lujo de quedarse hasta tarde o sino no podría despertar a tiempo para preparar el desayuno.
—Lo sé. —Dijo su madre. La abrazó con fuerza al igual que a Santa. —Perth, deberías venir más seguido...y trae a Santa contigo.
Perth asintió con una sonrisa, feliz de haber estado con su madre.
Continuará...
Notes:
Ameeeee escribir este capítulo!!!
(Todos los de este fic la vdd jajajaja)
De cualquier forma espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos el sábado!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!
🥰🤗🫀💋😎🔥🖤💀🌸💮💖😍❤️🦇😈☠️💓🌹😉✨🪻🪷💜🤟🏻🤩
Chapter 11: ʚ♡ɞ Lección X ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Escabulléndose hábilmente detrás de los grandes pilares del amplio pasillo, Santa estudió cuidadosamente su objetivo. A juzgar por la expresión de ansiedad en su encantador rostro y acelerando sus pasos poco a poco, Chimon parecía tener bastante prisa por llegar a su próxima clase.
Aproximadamente dos horas y media habían transcurrido desde el momento en que Santa había encontrado a Chimon, después de horas de intensa búsqueda a través del extenso campus.
Su búsqueda había sido extremadamente difícil y ya que Santa no era capaz de entrar a ninguna de las clases. Limitó su búsqueda cuando todos los estudiantes salieron a su próxima clase ya que eso era el equivalente a encontrar una aguja en un pajar.
Por suerte, Chimon tenía clases cerca de la zona donde Santa se había sentado a descansar sus doloridos pies.
En el momento en Santa lo había visto, el joven cupido se levantó de su asiento y con determinación lo siguió. Hasta el momento, Santa había esperado fuera de una de sus clases, la que tenía la etiqueta '1-151', y lo observó desde lejos durante el almuerzo.
Su estómago se quejó al haber dejado su almuerzo en casa y Santa miró con nostalgia la deliciosa ensalada que servían en la cafetería.
Por suerte, el chico que estaba a su lado, el cual se presentó como Khaotung, había tenido la amabilidad de pagar por su almuerzo. Santa se hizo amigo de Khaotung durante la hora que pasó con él, mientras miraba de reojo a Chimon.
Khaotung era muy divertido y le recordaba a un amigo de su mundo. Le agradó tanto que cambió números con él, claro...el número del celular de Perth. O al menos, eso es lo que Santa pensó que hizo ya que le entregó el celular de Perth a Khaotung. Ahora que la hora del almuerzo terminó, Santa sutilmente fue detrás del chico que le gustaba a Perth, a través de la multitud bulliciosa de los estudiantes que necesitaban llegar a tiempo a sus clases. Al parecer, los profesores odiaban la tardanza de los estudiantes ya que solo cinco minutos estuvieron abiertas las puertas antes de cerrarse sin piedad, y que las clases dieran inicio.
—Hmm ...? —Al otro lado del pasillo, Book se detuvo de repente al ver una figura familiar caminando los pasillos del lado sur. Confusamente, Book se ancló a su lugar en medio del pasillo, en donde fue empujado hacia atrás y adelante por estar en el camino de la masa de alumnos. —Santa?, —Dijo inseguro, entrecerrando los ojos.
Es cierto que su visión no era nada perfecta, pero estaba seguro de que la figura le pertenecía a Santa. Santa tendía a poseer un aura única que llamaba la atención. La atmósfera que lo rodeaba era difícil de describir, pero Santa era como una rosa roja. Misterioso como una rosa. Santa tenía una gracia simple que inmediatamente llamaba la atención, sin llegar a ser pretencioso. No importa lo borrosa que su vista pueda ser, no había modo de no distinguir a una rosa roja en un campo de margaritas.
En su opinión personal, el hecho de que Santa estaba en la escuela no era un problema incluso si no era un estudiante oficial. Todos los maestros de Perth, con la excepción de la maestra quien nunca había conocido a Santa, estaban encantados con el alto chico debido a su comportamiento educado y amable. Probablemente también era por el hecho de que la mayoría de ellos eran profesores de arte y Santa era hermoso, no sólo en apariencia, sino también en su postura y gestos. El problema era que Perth estaba en clase, y esa clase estaba en el extremo norte de la escuela.
En la dirección contraria de a donde se dirigía Santa.
Book brevemente se preguntó si debía seguirlo, pero cambió de parecer al darse cuenta de que la mayoría de los estudiantes ya no estaban ahí, esa fue señal de que no tenía tiempo.
Book corrió a su clase sabiendo que sólo tenía un par de minutos antes de que empezaran.
Afortunadamente, llegó a tiempo pero sin aliento debido a que había ido corriendo. Dejando sus libros sobre la mesa, rio tímidamente y se disculpó antes de sentarse a la derecha de Perth.
—Oye, me parece haber visto a Santa...— musitó, lo fuerte suficiente para que solo Perth lo escuchara.
Perth frunció el ceño.
—No puede ser...Santa debería estar dormido en casa. —Dijo en voz baja.
Esta mañana mientras desayunaban, Perth lo invitó a ir a su universidad pero el joven y alto cupido se había negado bajo el motivo de estar cansado y querer dormir. Sin embargo, al dejar la casa, Perth había tenido ese extraño presentimiento que no lo dejaba en paz ya que, cuando era que Santa se perdía la oportunidad de salir? Tal vez Santa durmió otra hora más y luego cambió de opinión?
Viendo su reloj, contempló la posibilidad de irse. No podía irse de clases. No llegaría a tiempo.
Y para probar su punto, el profesor entró y cerró la puerta.
Suspirando internamente, trató de calmarse y convencerse de que Santa sabía que no debía moverse por su cuenta y que ahora mismo debía estar dormido.
Sin que Perth supiera, el alto cupido no estaba durmiendo en casa como debería, sino, andaba merodeando los pasillos detrás de un chico.
—Oh, perdón. —Chimon se disculpó, haciendo un wai al chico con quien acababa de chocar. Todas sus cosas estaban por el piso, pero no notó que su estuche de lápices fue asido a un lado por la multitud.
El chico le ayudó a recoger sus cosas, pero ninguno vio el estuche faltante.
Minutos después, cuando ya no hubieron tantos alumnos, Santa recogió el estuche.
En su mente, Santa pudo imaginar a Chimon buscando su estuche, dándose cuenta que se le había perdido, y de pronto Perth aparecía heroicamente regresándoselo.
Chimon iba a estar muy agradecido por ser salvado de ser regañado por el profesor y entonces ambos vivirían felices para siempre.
Claro, Santa no tenía ni idea de si el estuche era valioso o no, así que se limitó a sonreír ante su idea.
Orgulloso del escenario, el alto cupido decidió buscar a Perth, pero en cuanto empezó a caminar, se detuvo. Acababa de recordar que no sabía dónde estaba Perth.
Santa ni siquiera sabía por cuál pasillo había caminado. Todos se veían igual y no recordaba ni qué clase tenía Perth.
❤️❤️❤️❤️❤️❤️
En medio de la aburrida clase, Perth suspiró al no poder concentrarse en nada. Lo único en lo que podía pensar era en Santa y en lo preocupado que estaba por él al estar sólo por toda la universidad.
—Me prestas tu celular? —susurró a su mejor amigo.
Asintiendo ligeramente Book, le dio su celular por debajo de la mesa.
Inmediatamente, Perth se puso de pie y salió bajo el permiso de ir al baño.
A la mayoría de profesores no les importaba si los alumnos se iban a mitad de la clase pero ya que esta clase era pequeña, Perth pensó que podía ser grosero.
Saliendo del aula, estaba por llamar a Santa, cuando de pronto, vio al alto cupido en el pasillo, luciendo perdido.
—Santa! Qué haces aquí? —preguntó calmado, yendo hacia él. —Te dije que no salieras sólo. Y si te perdías?
—No me habría perdido. —Aseguró Santa con una tierna sonrisa. —Te estuve siguiendo!
Perth arqueó una ceja, confundido.
—Me seguiste? —Preguntó y el joven cupido asintió inocentemente haciendo que su mentor suspirara aliviado. —Sabes? Pudiste haber venido conmigo... —reprendió.
—Pero no me habrías dejado buscar a Chimon. —dijo Santa con un pequeño puchero. Le había pedido a Perth que le presentara al chico, pero él siempre se negaba. Cómo podría Santa ayudarla si nunca lo veía?
—Chimon...? Wachirawit Ruangwiwat?— repitió Perth, gruñendo cuando todo caló. —Tata... qué hiciste? —preguntó frunciendo el ceño.
En lugar de responder, Santa le dio el estuche de lápices.
—Esto es de Chimon! Debes devolvérselo! —dijo jalándolo de la muñeca. No sabía hacia dónde había ido el chico, pero recordaba que giró a la izquierda.
Perth suspiró dramáticamente.
—Solo por si acaso...esto lo encontraste, cierto, Tata? No se lo robaste, no?
—Él chocó con alguien y yo lo recogí. —Explicó, reprimiendo las ganas de decirle todo lo que Chimon había hecho durante la última hora. Dudaba que Perth quisiera un reporte completo.
Perth le envió un mensaje de texto a Chimon desde su celular y le pidió que le dijera qué clase tenía.
Cuando llegaron al aula, Perth le devolvió el estuche. Chimon lo abrazó agradecido porque esos lápices eran sus favoritos, antes de entrar a clases.
Santa sonrió feliz, pero Perth lo miró incrédulo antes de llevárselo para evitar más problemas.
—Perth! —dijo Chimon, haciendo que el chico girara y Chimon sonrió tímidamente. —Me preguntaba si...te gustaría ir conmigo al Museo de Arte este fin de semana. Una de mis seniors me dio dos tickets. —Esos tickets se lo dieron esta mañana y estaba esperando ver a Perth para invitarlo. —Supongo que ella trabaja ahí o algo... —agregó.
—El Museo de Arte? —repitió Perth.
—Has ido? —preguntó.
Perth movió la cabeza.
—No, aún no. —Bangkok tenía muchos museos y Perth había tenido la oportunidad de ir a algunos con Book pero nunca había ido a ese. Había querido ir desde el año pasado ya que uno de sus profesores se lo había recomendado, pero no había podido ir aún.
—He escuchado que es hermoso. Si tienes tiempo, me gustaría agradecerte, yendo ahí, por haberme devuelto mis lápices. —Explicó. Esos lápices eran preciados para Chimon porque su madre se los había regalado.
Perth mordió su labio inferior, nervioso, listo para aceptar la invitación.
La respuesta estaba por salir cuando recordó que le había prometido a Santa llevarlo a la playa.
Recordando el brillo en los ojos del joven cupido al saber que vería el mar, Perth sintió que no podía decepcionarlo.
Estaba en una encrucijada.
Continuará...
Notes:
Vine con el de hooooy~
Que esperan que pase?!?!
De cualquier forma espero lo disfruten~
Besitos de murciélagos para todos!!!!
❤️🥰🤩🤟🏻💜🪷🪻✨😉🌹💓☠️😈🦇😍💖💮🌸💀🖤🔥😎💋🫀🤗
Chapter 12: ʚ♡ɞ Lección XI ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Lo siento, no puedo... —rechazó educadamente, forzando una pequeña sonrisa. Se preguntó si debió haber aceptado la invitación, ya que era una oportunidad única para pasar tiempo con Chimon, además de que Santa quería ayudarlo, pero...el saber que Santa solo tenía un tiempo limitado a su lado para ver el mar, le hacía pensar que a Chimon aún podría verlo por unos años más antes de graduarse. —Tal vez la próxima vez?
Chimon asintió.
—De acuerdo.
—Disfruta tu fin de semana! —dijo aliviado, despidiéndose del chico.
Chimon le sonrió.
—Tú igual!
❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
—Cámara desechable, bloqueador solar, toallas, ropa extra...qué más? —Perth se preguntó qué más podría llevar. La cámara era a prueba de agua y él la había comprado para que Santa jugara, ya que tenía miedo de que el joven cupido fuera a mojar su cámara digital. Desde su visita a casa de la madre de Perth y tras ver sus fotos de bebé, Santa había tomado interés en la fotografía y solía usar su cámara para tomar fotos dentro de la casa.
Ahora mismo, Santa estaba vistiéndose mientras cantaba.
Perth sonrió al escuchar la canción antigua sobre el mar. Era una canción nostálgica que Perth había cantado en la primaria. Se preguntaba de dónde la había aprendido Santa.
Tal vez de la TV, en donde el alto cupido había aprendido una canción sobre bichos que pican. Gracias a Dios, Santa se había aprendido otra canción porque sinceramente la de los bichos ya estaba hartando a Perth.
Viendo su reflejo, Santa sonrió satisfecho ante lo bien que le quedaba su nueva camiseta.
Book se había enterado, por Santa quien había aprendido a enviar mensajes de texto, que irían a la playa.
Santa habitualmente le enviaba mensajes de texto a Book o a alguien de nombre Khaotung, mientras esperaba a Perth en casa.
De no ser porque Book le había dicho que conocía personalmente a Khaotung, Perth ya le habría dicho que se aleje del alto cupido.
—Book es un genio! —dijo Santa, mirando el diseño.
Cuando supo de su viaje a la playa, Book había diseñado dos camisetas a juego y se los había obsequiado.
Santa se enamoró de ambas, razón por la cual estaba usándola ahora mismo. Al principio, Perth había tratado de usar otra, pero Santa había insistido en que no.
El diseño era bonito pero...el problema era que eran una versión seguida si estaban juntas, lo cual lo avergonzaba un poco.
Su camiseta era blanca con una silueta de un tigre, la cual decía 'Dónde estás?', mientras que la de Santa era la misma versión, solo que con un perrito al lado izquierdo, que decía 'estoy aquí.'
Claro, el significado de las camisetas pasó desapercibido para Santa. Él era muy inocente.
—Phi, vamos! —Santa se apresuró a ir.
Riendo en derrota ante el entusiasmo del alto cupido, Perth revisó las cosas una última vez.
—De acuerdo, vamos!
Mientras iban a la playa, se detuvieron para ir por la comida. Era una pena que no pudieran comerlo caliente y ahí mismo, pero Perth amaba comer bajo los rayos del sol, era una experiencia refrescante y quería que Santa también lo experimentara.
Al llegar, arreglaron las cosas y admiraron el mar.
—Es hermoso... —dijo Santa. —Las aguas son profundas. Estaba extremadamente feliz de ver el mar en la Tierra porque, aún cuando el agua no era tan pura, era más profunda que las perfectas aguas en Shangri La.
Justo como Santa lo había imaginado al ver la pintura de Perth. Casi podía sentir la tristeza de las personas quienes habían visto irse a sus seres queridos, sin saber si volverían o no. Podía sentir la pena de los que habían muerto ahí ya sea por un accidente o por decisión propia. Así como también podía sentir la esperanza de los niños viendo el vasto mar, sabiendo que había un enorme mundo por explorar.
Santa tristemente se preguntó cómo es que el mismo mar, podía ser tan diferente.
—La vista es tan hermosa que...duele justo aquí, —musitó llevando una mano a su pecho.
Perth miró el vaivén de las olas.
—A veces...siento que soy absorbido por el profundo mar... —admitió con voz suave, haciendo que Santa viera su sonrisa. —Pero...cada vez que alzo la mirada, hay un cielo azul y un brillante sol y entonces...recuerdo que este lugar me trae buenos recuerdos.
Mirando el mar y el cielo, los labios de Santa se curvaron en una sonrisa.
Santa alzó un brazo para protegerse del sol, pero Perth lo detuvo. Tomó su brazo y roció un líquido frío antes de esparcirlo por su piel, extendiéndole la botella para que Santa lo terminara.
—Quieres entrar? —dijo Perth después de que el alto cupido le devolviera el bloqueador solar.
Santa dejó desnudos sus pies y disfrutó la sensación de la arena.
Perth imitó su actuar y subió sus jeans, antes de jalar a Santa y llevarlo al mar.
—Ah, se siente bien~ —exclamó Perth, sonriendo cuando el joven cupido movió sus pies bajo el agua.
Agitando los pies, Santa miró a Perth sonriendo traviesamente antes de patearle el agua.
—Hey! —protestó Perth, pateando también.
Pronto, las manos de Perth estuvieron bajo el agua, aventándola hacia el cupido, quien gritó ante el súbito frío en su cuerpo.
Santa lo miró enojado al haberle mojado el cabello, así que también le salpicó agua a Perth, tanto como pudo.
Riendo infantilmente, Santa cerró los ojos, sintiendo el sol y la cálida brisa.
Ambos estaban sin aliento debido a que habían estado jugando.
Perth fue el primero en salir del agua, echándose sobre la toalla y cerrando los ojos, disfrutando del sol.
—Tata, qué estás haciendo? —preguntó, sin abrir los ojos.
—Estoy enterrándote. —Respondió con voz infantil. Sus grandes manos se hundían bajo la arena húmeda y enterraban los pies y manos de Perth.
Cubriendo más las piernas de Perth, Santa palmeó gentilmente la arena.
—Todo listo! —dijo sonriéndole a Perth antes de estirar la mano y sacar la cámara para fotografiar así a su mentor.
Esa foto sería para la mamá de Perth.
Colocó la cámara ligeramente sobre él, Santa capturó otra foto de Perth enterrado en la arena, solo que esta vez, él asomó su rostro en la esquina, elevando dos dedos.
Perth trató de mover sus brazos, pero luego decidió quedarse así por un rato más, relajando su cuerpo y disfrutando la brisa.
La arena cosquilleaba su piel, pero no le incomodaba.
—Me alegra haberte traído a la playa en lugar de ir al Museo de Arte con Chimon. —Dijo Perth antes de pensar en si debía mencionar lo del museo en frente de Santa...pero...era solo que...se había sentido natural decirlo. Perth estaba feliz de estar en la playa con Santa.
—Y lo del museo? —preguntó casi acusadoramente.
Perth rio tímidamente.
—Sí, bueno eso...
—Por qué rechazaste su invitación? —Santa lo regañó. —Habría sido una perfecta oportunidad! —dijo pero...dentro de su corazón, se sentía feliz de que Perth lo haya escogido a él aún cuando se sentía mal por pensar así.
—Puede que haya sido una oportunidad para mí, pero...me habría arrepentido ya que te había hecho una promesa. Además...sé que esta es tu única oportunidad de ver el mar. —Respondió sin dudar.
Santa hizo un puchero pero no refutó.
El sonido de las olas rompiendo en la orilla era todo lo que se escuchaba.
Santa cerró los ojos.
Ese sonido era tan relajante...
Miró a Perth, quien a su vez estaba mirando el cielo con una sonrisa.
—Gracias... —murmuró delicadamente. —Gracias por traerme aquí...
—Fue un placer...Tata —respondió Perth sonriéndole.
Continuará...
Notes:
Capítulo de la semana arriba!!!!
Espero lo hayan disfrutado!!
Amo lo tiernos que soooon~
Besitos de murciélagos para todos!!!!!❤️💖🥰🤩💋🤗🫀😎🔥🖤💀🌸💮😍🦇😈☠️💓🌹😉✨🪻🪷💜🤟🏻
Chapter 13: ʚ♡ɞ Lección XII ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Picnic en el parque? —Perth leyó el volante que estaba en el salón de clases.
Los volantes hechos por el círculo de arte siempre tenían bonita decoración a diferencia de los demás.
Según el volante, el picnic se haría en el parque que estaba cerca y sería desde las 10 hasta un poco pasado el mediodía. Los participantes tendrían la oportunidad de dibujar algo o para encontrar la inspiración para sus futuros proyectos.
Perth tenía que trabajar ese día, pero ya que su turno empezaba a la 1, entonces podría participar.
—Por qué no traes a Santa? —sugirió Book, mirando el volante.
Ya que todos estaban invitados, no habría ningún problema si Santa iba.
Cuando Perth regresó de clases esa tarde, le dio el volante a Santa para que leyera.
—Quieres ir? —le preguntó al alto cupido, quien estaba leyendo el papel con intensidad.
Perth ya había quedado con Book para que él acompañara a Santa después del picnic, así él podría ir directamente a trabajar, ya que ese parque estaba cerca del 'Seven Eleven'.
Book había estado de acuerdo en escoltar a Santa hasta el departamento de Perth, así que básicamente no había problema.
—El círculo de arte? —Santa frunció el ceño, recordando ese término. Apretando los labios, recordó que Chimon mencionó que de ahí conocía a Perth. —Es decir que Chimon irá?
Perth asintió rodando ligeramente los ojos.
—Sí, Chimon usualmente participa en todas las actividades. —Pausó dándose cuenta. —Tata, no vayas a hacer nada. —Advirtió con expresión seria.
—Iré! —respondió entusiasmado.
Perth suspiró, preguntándose si Santa había escuchado algo de lo que le dijo.
El día del picnic, Perth se despertó temprano para preparar el desayuno. A pesar del cansancio, logró hacer los mini sandwiches y la ensalada para Santa. Sabía que sus sandwiches no sabían igual que los del mini súper, pero de todos modos lo intentó.
En su mochila, Perth había colocado su cuaderno de dibujos y sus lápices, así como también las cosas de Santa.
Perth le había comprado un pequeño cuaderno y un estuche de lápices con el dibujo de un gatito negro, ya que el cupido lo había visto en la publicidad y le había gustado.
Rápidamente escondió las cosas en la mochila, y miró por encima de su hombro para confirmar que Santa aún no haya salido del baño.
Santa todavía no había visto nada de lo que Perth le había comprado y él quería mantenerlo como una sorpresa.
Al haber despertado temprano, Perth tenía todo listo para cuando Santa salió refrescado.
Se preguntó si sería muy temprano si se iban ahora, pero aparentemente no fue así.
A pesar de ser media hora antes de la hora indicada, el parque estaba lleno de estudiantes con sus cuadernos de dibujos.
—Perth, por aquí! —llamó Book, ondeando la mano en el aire.
Santa sonrió al ver a un adorable perrito corriendo alrededor de Perth, antes de ir hacia él y olfatearlo.
Perth se arrodilló y acarició al cachorrito, viendo que la correa pendía de la muñeca de Chimon.
—Cómo se llama? —preguntó.
El cachorrito restregó su fría nariz en su mano antes de lamer sus dedos.
—Se llama Muay. —Respondió divertido. Al parecer a Muay le gustaba Santa.
—Me alegra que hayan venido. —Dijo Chimon sentándose y tomando su cuaderno de dibujo.
Perth disfrutaba el estar con sus amigos mientras le confiaron la salvedad de Muay a Santa, quien se lo llevó para pasearlo.
Al cabo de un rato, Chimon se puso de pie para iniciar la actividad, pero en cuanto pasó por delante de Santa, el joven cupido hizo el intento de colocar el pie para hacerlo trastabillar...pero no contó con que perdería el balance debido a Muay, quien se emocionó al ver a su dueño.
Gritó pensando que caería justo encima de Perth, él lo sostuvo rápidamente, pero aun así cayó encima del azabache, quien quedó atrapado entre el césped y Santa, ambos se quedaron mirando fijamente.
—Lo siento, estás bien? —Chimon se disculpó, mirándolos preocupado, ya que creyó que el culpable había sido Muay.
—Estoy bien...gracias... —dijo educadamente levantándose de encima de Perth, sintiéndose culpable por haber querido hacerlo trastabillar.
A la hora de comer, Book compartió con Santa y Perth, quien a pesar de que el alto cupido tenía el plato lleno, le dio los mini quiches.
Para comer mucho, Santa era un cupido bastante delgado y musculoso.
Desde que él había llegado, Perth había empezado a dejar la carne, aunque no del todo, claro está.
Después de comer, Book fue hacia un frondoso árbol que había llamado su atención.
Santa estaba sorprendido al verlo así de seria, supuso que para dibujar se requería de mucha concentración.
—Qué sucede? —preguntó Perth, viendo que el joven cupido estaba callado desde que Book se fue.
—No se suponía que debías sostenerme... o yo haberme caído encima de ti. —musitó Santa, haciendo un puchero.
Perth arqueó la ceja, confundido.
—Huh? Entonces se suponía que debía dejarte caer?
—No! Se suponía que yo haría que Chimon tropezara y tú quedarías atrapado y se enamoraría de ti! Así como en el lakorn! —explicó desesperado. Su plan había sido perfecto, de no ser porque él fue el que trastabilló y no Chimon.
—Has estado viendo muchos dramas raros. —Rio Perth. —Pero no vuelvas a hacer algo así otra vez, no quiero que nadie se lastime.
Al terminar de comer, Perth sacó su cuaderno de dibujo y miró alrededor, buscando algo interesante. Al notar que Santa ya casi había terminado de comer, le extendió su pequeño cuaderno y lápices.
Santa miró el cuaderno el cual estaba decorado con stickers de diferentes colores y tamaños, los cuales formaban su nombre. En el centro había un pequeño ángel que se parecía a él, el cual lucía como un sticker, pero Santa sabía que Perth lo había dibujado. Sonrió tiernamente al notar aquello.
—Lo compré para ti ayer. —Dijo Perth. El día de ayer había decorado el cuaderno en el 7eleven en el que trabajaba.
—Gracias... —dijo mirándolo con inocencia, antes de buscar algo para dibujar.
No quería escoger nada que fuera difícil porque no había dibujado nada desde que era un pequeño querubín.
Su mirada cayó sobre Muay, quien estaba sentado al lado de Chimon.
Sonriendo al haber encontrado su objetivo, Santa tomó un lápiz y empezó a dibujar.
Una hora después, Perth cerró su cuaderno y suspiró, sabiendo que debía irse.
Notando que Perth se ponía de pie, Book dejó de dibujar y fue hacia él.
—Ya te vas? —buscó una confirmación y sonrió asegurándole que Santa estaba en buenas manos.
—Sí. —Dijo, obviamente nada feliz por tener que irse.
Santa lo miró desde el gras, colocando el cuaderno en su regazo.
—Perth, qué dibujaste? —preguntó. Perth había escondido su cuaderno cuando él trató de mirar, e incluso se había ido un poco más lejos que él.
La forma en la que Perth escondió su cuaderno, despertaba más su interés, y había querido preguntárselo desde hacía rato.
—Santa, qué dibujaste? —preguntó Book, frunciendo el ceño. Sin importar por dónde lo mirase, el dibujo del alto cupido lucía como un pollo quemado. —Tú sabes qué es? —preguntó a Perth.
Perth miró el cuaderno de Santa y reprimió una risa. Ese cupido dibujaba horrible! Parecía que había dibujado una mesa deforme con una comida quemada. Pero claro, jamás le diría eso porque sabía que lo sentimientos del cupido eran delicados.
—Muay? —preguntó Perth.
Santa sonrió
—Sí!! Es Muay!! —dijo feliz de que Perth haya reconocido su dibujo. Al ver el animado rostro del cupido, Perth decidió guardar el secreto de que la única razón por la que supo qué era el dibujo fue solo porque había visto que Santa miraba a Muay.
Book, por otro lado, miró en blanco el dibujo, tratando de entender cómo es que esa cosa era Muay. Aún con toda la imaginación, no pudo encontrarle parecido a Muay y al dibujo de Santa.
—Debo irme. —Dijo Perth cuando vio su reloj. Palmeando el hombro de Book y pidiéndole que cuide a Santa, Perth colocó su mochila y se fue.
—Book, qué dibujaste? —Santa preguntó con curiosidad haciendo que Book le enseñara su dibujo aún no terminado.
Había plasmado el enorme árbol con los pequeños niños jugando, había tratado de captar la inocencia y la naturaleza de la escena.
Santa sonrió ante la vívida imagen, y aun cuando los niños ya no estaban ahí, él podía imaginarlos con solo verlos en el cuaderno.
Se sintió emocionado de conocer a alguien que dibujara tan bien como Perth, pero al recordar que todos aquí eran estudiantes de arte, decidió ir hacia Chimon.
—Chimon! Puedo ver tu dibujo? —preguntó al chico de mechas azules.
Chimon sonrió amablemente y le enseñó el dibujo que acababa de terminar. En el cuaderno había un chico esperando pacientemente por su novio. Su expresión mostraba la ansiedad y preocupación mientras esperaba por esa persona, quien estaba tardando mucho.
Ese dibujo tenía una continuación, en la que el mismo chico mostraba sus rasgos felices al ver a su novio llegar.
Santa se maravilló ante la imagen y sintió la felicidad del dibujo.
Podía sentir la calidez al verlo porque podía entender al chico.
Relacionaba el primer dibujo con su caso, la ansiedad, soledad y preocupación, que Santa sentía cuando esperaba a solas en casa a que Perth regresara, mientras que el segundo dibujo reflejaba la dicha que sentía cuando la puerta se abría.
Ahora que lo pensaba, Perth no le había enseñado su dibujo.
Continuará...
Notes:
Capítulo de sábado arriba!!!!!
Espero lo disfruten como yoooo~
Estamos a 5 de terminar y me da tristeza, pero a la vez me emociona!!!
Gracias por leer este fic~
Nos leemos la próxima semana!!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!
💜🪷🪻✨😉🌹💓☠️🦇😍💮🌸💀🔥😎🫀🤗💋🤩💖❤️😳🤟🏻🖤😈🥰
Chapter 14: ʚ♡ɞ Lección XIII ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Sin muchas ganas, Santa delicadamente tocó el capó. Sus grandes manos estaban temblando, pero aun así lo tocó, siguiendo el ejemplo de Perth.
El auto de color azul, que Perth había rentado, aparentemente no calmaba lo suficiente a Santa.
—Ves? No va a lastimarte, lo prometo. —Aseguró Perth, tocando el auto para demostrarle a Santa que no le haría daño.
Estaba sintiéndose mal por el alto cupido, quien tenía estaba pálido del susto. Pero es que necesitaba ayudarle a superar su miedo a los autos.
Perth quería llevarlo a cierto lugar desde hacía algún tiempo, pero precisamente por ese miedo no había podido.
Santa dudosamente entró al auto, y Perth se apresuró a ir al otro lado para que el alto chico no tuviera tanto miedo.
Se colocó el cinturón y Santa lo imitó.
Perth palmeó sus manos para calmarlo, antes de colocar un CD con canciones animadas.
Esperaba que la animada canción distrajera a Santa pero...
Cuando puso en marcha el auto, Santa fue mirando por la ventana, sorprendido al ver los edificios hasta que de pronto, un auto se acercó demasiado, haciendo que el cupido gritara asustado y se pusiera pálido de nuevo, temiendo que 'el malvado auto' se les fuera encima.
Lo único que pudo calmar a Santa fue una canción bastante animada.
Tan harto como estuvo después de que la canción sonara una y otra vez sin parar, Perth se sintió agradecido de que haya servido de distracción.
De alguna forma lograron llegar al Jardín Nong Nooch ubicado en la provincia de Chonburi.
Feliz de tener que dejar el 'horrible monstruo' Santa salió rápidamente en cuanto Perth abrió la puerta.
Perth le había puesto el seguro para niños en el asiento de Santa en caso de que se asustara y accidentalmente tratara de abrir la puerta a medio camino.
Ni él mismo había conducido con tanto cuidado en toda su vida, pero hoy lo había hecho para no asustar al alto cupido.
Santa ladeó la cabeza confundido, pero igual siguió a Perth a la entrada en donde pagó por sus boletos.
Al entrar, Santa miró maravillado a la infinidad de rosas y flores, las cuales tenían prácticamente los colores del arcoíris.
Perth sonrió ante la expresión de Santa al ver los jardines de flores, flores y más flores.
El Jardín Nong Nooch era famoso por su hermoso estilo, y por ser el hogar de más de 400 tipos de flores.
Incluso Perth estaba sorprendido ante el espacioso jardín, y eso que a él no le gustaban tanto las flores como a Santa.
—Es hermoso... —susurró el cupido, atónito ante el jardín. En su opinión, este jardín era mucho más hermoso que el de Shangri La.
Santa se acercó a la rosas rosadas que estaban frente a él, inhalando su aroma. A su derecha, habían rosas que tenían un ligero matiz anaranjado, seguidos de un amarillo pálido.
Estaba feliz de ver tantas variaciones de rosas. Esos tipos no existían en Shangri La porque ahí solo habían vegetaciones puras, y estas eran hechas por los humanos.
Gentilmente, tomando la mano del joven cupido entre la suya, Perth lo llevó a otro lado del jardín.
Al llegar ahí, vieron cientos de rosas arregladas como si fueran el bouquet de una novia.
—Phi, trajiste tu cámara? —preguntó esperanzado.
Asintiendo, Perth le dio su cámara al cupido.
Santa le dijo a Perth que se acercara a la rosa y él obedeció riendo un poco.
Santa tenía un concepto gracioso al tomar fotografías. Pero Perth lo disfrutaba, tal vez era porque Santa tenía una opinión infantil del mundo y su forma de ver todo era única.
Yendo hacia el lado izquierdo, encontraron una enredadera de rosas, Santa no pudo evitar mirarla sorprendido antes de fingir abrazarla y hacer que Perth lo fotografíe.
—Phi!! —Santa agitó emocionado las manos al haber descubierto una habitación llena de flores. La primera mitad del techo estaba cubierto por flores casi pálidas mientras que la otra mitad estaba llena de flores amarillas.
Jugando con la cámara, Santa la sostuvo sobre ellos y tomó una fotografía.
Viendo la foto y verificando que sus rostros salieran completos, sonrió satisfecho.
Perth había empezado a caminar, pero se detuvo en seco cuando vio que Santa no estaba con él. Miró por encima de su hombro y sintió el flash en el rostro antes de ver a Santa sonriéndole.
Pasando por un arco de flores, Santa caminó en un semi-círculo y fue hacia la glorieta llena de rosas blancas decorando los pilares.
Al ver esa glorieta, en donde habían unas bancas, Perth supuso que eran usadas para las bodas.
Saliendo de la glorieta, había un río y un pequeño estanque.
—Tata, vamos allá. —Perth señaló el camino y llamó al cupido quien estaba mirando los pilares de la glorieta.
Santa, sin muchas ganas, dejó de mirar el pilar y estaba por ir tras Perth cuando una señora se ofreció a fotografiarlo en la glorieta.
Perth arqueó la ceja al ver a Santa hablando con una persona extraña.
Tras explicarle cómo funcionaba la cámara, Santa jaló a Perth hacia la glorieta.
—Tomémonos una foto, Perth! —dijo Santa, de pie frente a la glorieta. Perth se colocó a su lado con una mirada perdida.
—Podrían acercarse más? —preguntó, ondeando la mano.
Debido a que la glorieta era alta, la mujer estaba sosteniendo la cámara verticalmente y sin saberlo le había dado zoom.
Perth frunció el ceño al no entender cómo era que no encajaban en la foto, pero Santa, inocentemente, lo acercó más.
La mujer apretó dos veces el obturador antes de devolverles la cámara.
Agradeciéndole, Perth tomó de la mano a Santa y lo llevó hacia el lugar que le había señalado.
Explorando el área con el entusiasmado cupido, llegaron a un pequeño puente que cruzaba el río.
Destellos de felicidad se podían ver en los ojos del joven y alto cupido cuando Santa vio el puente.
Perth forzó una sonrisa. Tenía un mal presentimiento por la forma en la que Santa la estaba mirando.
Momentos después, Perth fue obligado a fingir que se caía del puente hacia el río, lo cual no fue un problema hasta que de verdad casi se cayó y Santa logro sostenerlo de la cintura.
Su corazón latió desesperado y decidió que era hora de un descanso.
Sentándose en una de las bancas, Perth estiró sus brazos y respiró profundamente.
La esencia de flores frescas los rodeaban, haciéndolo sentir cómodo.
Jugando con los botones de la cámara, Santa vio las fotos que había tomado.
—No sabía que existían tantos tipos de flores, en especial de rosas... —admitió casi con tristeza.
Santa había crecido en un lugar lleno de perfecciones en donde hasta el más mínimo punto era excluido.
Tal vez era por eso que Santa anhelaba ir a la Tierra...porque sentía que pertenecía a un mundo lleno de imperfecciones.
—Hibridación...los humanos crean nuevas y únicas especies de rosas. —Comentó Perth. Tal vez era porque los humanos eran criaturas materialistas y nunca estaban conformes con lo que tenían y por eso creaban algo que solo ellos pudieran tener.
Era solo parte de su codiciosa naturaleza. Por eso, en lugar de estar satisfechos con las hermosas rojas, amarillas y blancas rosas, los humanos tratan de crear una nueva especie.
—Pero...me alegra haber visto esas rosas...siempre pensé que todo lo híbrido era malo... —comentó con tristeza.
Santa siempre había pensado que las cosas híbridas eran malas.
Como él.
Él no podía estar en el cielo porque no era un dios de sangre pura.
Y tampoco podía estar en Shangri La como un cupido por su sangre de dios.
Santa sentía que era como una de esas rosas artificiales en medio de las puras. Aún así, hoy había visto que las rosas híbridas se anteponían orgullosas y fuertes para hacer notar su presencia.
Perth apretó los labios.
—No hay nada malo con las rosas híbridas...solo mira lo hermosas que son. —Dijo, casi queriendo tocarlas. —El amor de quienes lo han hecho, es lo que hace que la flor sea hermosa, igual que tú eres muy guapo...el amor de tus padres te hicieron el guapo cupido que eres, y si no encajas como cupido o dios, entonces tu definición sería como la de un ángel. —Eso fue lo que Perth pensó desde el primer momento en que vio a Santa, y lo entristecía el saber que el menor se sentía mal por ser como era.
—No encajo como un ángel... —Santa susurró delicadamente.
—Eres lo más cercano a un ángel para mí... —respondió con ternura, sin duda en su voz, antes de sonreírle. —Las personas dicen que el crear nuevas especies es jugar a ser Dios, pero...toma años de esfuerzo el hacer una hermosa rosa...y no creo que ese esfuerzo sea en vano...
Sin saberlo, las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas y Santa no lo notó hasta ver la expresión de Perth.
Lentamente, su visión se hizo borrosa debido a las lágrimas. Cubriendo su rostro con sus manos, Santa trató desesperadamente de secar sus lágrimas, pero estas no dejaban de caer.
Sin saber qué hacer, Perth lo jaló y lo abrazó. No sabía qué decirle al alto cupido, tampoco sabía por qué estaba llorando.
Santa acurrucó su rostro en el hombro de Perth, sintiéndose más tranquilo en su abrazo.
Desde hace unos días lo había notado.
Estaba enamorándose de Perth.
Y eso dolía.
Dolía mucho.
Santa sabía que el amor entre un cupido y un humano estaba prohibido...además, Perth estaba enamorado de Chimon.
Aun así, Santa no pudo evitar enamorarse de Perth...
—Tranquilo, Tata... no llores... Amor —musitó delicadamente en su oreja, acariciando su espalda.
Sollozando un poco, Santa se alejó abruptamente mientras secaba sus lágrimas.
Sus ojos estaban rojos, pero se forzó a sonreír lo mejor que podía porque no quería ser una carga para Perth.
—Te sientes mejor? —preguntó él y Santa asintió. —Eso es bueno...oye, quieres que vayamos por unos helados?— preguntó sonriéndole. Vagamente recordaba haber pasado por una cafetería.
No estaba seguro, pero recordaba haber visto a unas niñas con sus conos de helados de lo cual esperaba fuera, fresa.
'Patio Cafe' era el nombre de la cafetería, la cual se especializaba en servir té de rosas y todo dulce con esa esencia.
En su intento por ordenar algo, Perth había terminado pidiendo un cono de crema con esencia de rosas, una porción de pastel y un té con la misma esencia para Santa.
El café era uno abierto y las mesas estaban afuera. Afortunadamente, estaban en una de las esquinas y desde ahí podían ver el jardín.
Cuando Santa probó el pastel y sonrió, Perth no pudo evitar quedársele viendo hasta que instantes después, Santa le devolvió la mirada.
Sintiéndose mal porque Perth no estaba comiendo pastel, Santa le invitó del suyo.
Frunció el ceño al manchar la esquina de sus labios, así que rápidamente retiró el exceso con un dedo y lo lamio.
Con una sonrisa satisfecha, Santa dio un sorbo a su té, el cual al parecer tranquilizaba sus sentidos.
Continuará...
Notes:
Esto cada vez huele más a final y namas no sé arregla nada~
Pero yo que sé, yo solo lo escribí jajajajajaja
Espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos mañana!!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!
😈🖤💖🤩🤗🔥💀🌸💮😍🦇☠️💓🌹✨🪻🪷🤟🏻❤️🫀💜😎💋😉😳🥰
Chapter 15: ʚ♡ɞ Lección XIV ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hoy era el último día de pasantía de Santa en la Tierra, y él había decidido hacer el desayuno para Perth, quien aún estaba acurrucado en la cama, para agradecerle por haberlo cuidado.
Santa había leído varios libros de cocina que Perth tenía y estaba seguro que podría hacerlo bien.
Durante la semana, si había algo que no entendía se lo preguntaba a Book o a Khaotung, dependiendo de a quien viera primero, y ellos le explicaban qué significaban esos términos de cocina.
Anoche, Santa había llamado a Book para preguntarle qué podría prepararle a Perth.
Después de molestarlo diciéndole que parecían recién casados, Book le había dado el nombre de algo que a Perth podría gustarle: Sopa de miso con ajos y ensalada de calabaza y zanahoria.
Debido a que sonaba fácil, Perth decidió hacerle caso. Después de todo, no quería incendiar el departamento. Esa no sería una buena forma de mostrar su gratitud.
Las zanahorias fueron fáciles, ya que lo único que necesitaba era cortarlas de la forma en la que la mamá de Perth le había enseñado.
El problema era cortar la calabaza.
Mirando el vegetal por un largo rato, Santa trató de 'apuñalarlo' con el cuchillo, pero solo pudo introducirlo un poco, pero luego tuvo problemas para retirar el cuchillo.
Sin tener más opción, Santa regresó la 'calabaza herida' al fridge antes de lastimarse o hacer volar el cuchillo y lastimar a Perth.
Afortunadamente, los ajos eran suaves y solo necesitaban ser cortados en 4 partes.
Mientras estaba cocinando, escuchó algunos movimientos.
—Tata? —una ronca voz lo llamó.
Santa se sonrojó ante lo bonita que sonaba la voz de Perth por las mañanas. Su corazón estaba latiendo como loco.
—Qué haces?
—Estoy preparándote el desayuno. —Santa logró musitar, a pesar de sus latidos.
Perth caminó con sueño hasta la cocina.
—Quieres que te ayude? —preguntó, viendo la comida.
Santa negó.
—No...quiero hacerlo para ti!
Asintiendo, Perth fue al baño a asearse mientras Santa terminaba de cocinar.
Para cuando Perth salió, había un delicioso desayuno servido.
Las zanahorias seguían tan irregulares como la otra vez, pero se veían deliciosas.
Rápidamente se sentó y ansioso tomó los cubiertos.
Perth estaba maravillado ante el sabor.
Para ser la primera vez cocinando, Santa lo había hecho bien.
Cuando terminaron de desayunar, el alto cupido se negó a que Perth le ayudara a lavar los servicios. Al terminar, Santa giró hacia Perth.
—Phi...puedo llevarme el cuadro de los girasoles? —pidió yendo hacia él. —Los girasoles son las flores favoritas de First, pero ellas no existen en Shangri La, y...creo que las extraña.
—Sí, puedes llevarte el cuadro. —Dijo, extendiéndoselo al cupido. —Oye...tengo un regalo para ti. —Dijo Perth, sacando un álbum de fotos que había hecho para Santa.
En la portada, Perth había colocado, la foto de ellos cruzando el puente de rosas.
Santa hojeó el álbum, emocionado, con lo profesional que se veía todo. Pero claro, debido a que Perth lo había hecho, todo se veía hermoso.
—Es una pena que no te hayas enamorado...habría sido una bonita foto... —Santa se quejó mientras miraba la foto de Perth en el puente, del cual casi se cae y en la foto mostraba su expresión de torpeza, una que Santa adoraba.
Yendo hacia el closet, Perth sacó la mochila que Book había comprado y ahí colocó las pertenencias de Santa, junto con algunos croissants que había hecho en la noche para el cupido.
Sus manos temblaron cuando sostuvieron el peluche de tigre. Su corazón se apretó al saber que nunca más volvería a ver a Santa, pero sabía que no podía evitarse.
Dejó la mochila en la mesa.
—Lamento no haber podido ayudarte con Chimon...— Santa murmuró decepcionado, abrazando a Perth con fuerza.
—No pasa nada. —Respondió, envolviendo sus brazos alrededor del cupido y acariciando su espalda.
—Estoy muy agradecido...por todo. —Dijo con sinceridad, mientras sonreía con tristeza.
Tenía un nudo en la garganta al saber que dejaría a Perth.
Santa quería quedarse más tiempo en la Tierra...al lado de Perth...pero sabía que era imposible.
Había una regla que prohibía el amor entre un cupido y un humano...una regla a la que Santa se apegaba para no repetir lo de sus padres.
Las acciones tienen consecuencias.
No quería repetir el error de sus padres y hacer que Perth sufriera las consecuencias.
Lentamente, Santa bajó la mirada y se inclinó hacia Perth, cerrando la distancia entre sus labios...besándolo delicadamente.
Sin muchos ánimos, Santa lo soltó y tomó sus cosas.
Conteniendo las lágrimas mientras el alto cupido se iba, Perth vio con tristeza al joven cupido irse por el balcón.
Un dolor recorrió su pecho.
Uno que no podía soportar, haciendo que la presión estallara en lágrimas.
Perth sabía que estaba enamorándose de Santa...pero también sabía que eso no podía ser.
Santa era una criatura del cielo y su lugar no estaba al lado de alguien como él.
Nunca lo estaría.
Continuará...
Notes:
Nuestro pequeño Santa se ha ido~ es una pena 😿 😿
Espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos pronto!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!
😉🥰😳💋😎💜🫀❤️🤟🏻🪷🪻✨🌹💓☠️🦇😍💮🌸💀🔥🤗🤩💖🖤😈
Chapter 16: ʚ♡ɞ Lección XV ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Habían pasado semanas desde que Santa se fue a Shangri La, y desde entonces Perth no había sido el mismo.
Ni siquiera sabía lo que era ser él mismo.
No lograba recordar cómo había sido su vida antes de que Santa llegara.
Ahora, la cama lucía tan grande y vacía cada vez que dormía.
Su nuevo ritual antes de dormir era encender una vela con aroma a rosas, de lo contrario Perth no podía dormir sin la dulce esencia que lo envolvía en su cama cada vez que Santa se acurrucaba contra su pecho.
En las mañanas Perth se despertaba más temprano de lo usual ya que se había acostumbrado a hacerlo para prepararle el desayuno a Santa.
Era por eso, que cuando eso sucedía, prefería quedarse en la cama y no desayunar, como se supone debería.
Entrando a la ducha, Perth miraba con tristeza los productos que alguna vez le pertenecieron a Santa.
Su fridge aún estaba lleno de vegetales casi como si aquel cupido alto aún viviera con él, pero actualmente, Perth apenas y comía en casa.
No podía estar solo.
Mordiendo su labio inferior, cerró el fridge y tomó sus cosas.
Al abrir la puerta, se sorprendió al ver a su amigo.
Sonriéndole con torpeza, Book lo saludó.
-Buenos días! -dijo en un tono alto, demasiado para Perth, quien no había podido dormir bien y estaba un poco enojado.
-Buenos días. -Gruñó, cerrando la puerta.
Preocupado por su mejor amigo, Book ocasionalmente iba por Perth.
No mencionaba nada sobre Santa, ya que sabía que él era la causa de la depresión de Perth. Suponía que habían terminado...pero...no entendía por qué.
Qué había podido salir mal si parecían estar felices? Por qué se iría Santa? Por qué Perth no lo había detenido?
Habían muchas preguntas en su mente, pero cuando vio la expresión devastada de Perth, Book logró no preguntar nada.
-Ahh~ tengo que presentar un trabajo para mañana y aún no lo termino... -Book se quejó, suspirando dramáticamente sabiendo que debía amanecerse haciendo el trabajo.
-Y cuándo te lo dejaron? -preguntó Perth, sabiendo que Book tenía el hábito de pasar horas haciendo un trabajo que le gustaba y dejando para el final los que no.
-No puedo evitar que todos me dejen trabajos al mismo tiempo! -dijo, haciendo un puchero.
Si Book lo pensaba bien, eso sería su culpa por no saber balancear su tiempo y por no tomar clases teóricas en lugar de tantas manuales.
Pero claro, Book jamás lo admitiría.
-No tenías un proyecto de pintura? -recordó que Perth mencionó eso hace unas semanas, pero desde entonces no le había escuchado decir nada al respecto.
-Ya casi lo termino, solo necesito retocarlo un poco. -Dijo sonriendo con triunfo.
Book habría gruñido y empezado una pelea infantil como siempre, si no fuera por el hecho de que Perth lucía miserable.
Book no lo había visto así antes.
-Y...qué pintaste? -preguntó.
Perth sonrió enternecido.
-Un ángel.
Con eso dicho, Perth fue al pasillo sur, sujetando con más fuerza de la necesaria su cuaderno, caminó más y más rápido como si huyera de su amigo.
Sentándose en su lugar, Perth miró en blanco su cuaderno, el cual contenía muchos dibujos de Santa.
Abrió el cuaderno en la hoja que debía.
Sus manos recordaban exactamente a qué hoja ir.
Las lágrimas se asomaron a sus ojos, en cuanto vio el dibujo de Santa dormido pacíficamente en su cama tras haberlo esperado.
La siguiente hoja tenía a un Santa oliendo una rosa mientras la sostenía delicadamente frente a su nariz.
En la siguiente, Santa estaba cargando a Muay contra su pecho como si fuera un bebé, en aquel día del picnic.
Una sonrisa triste surcó sus labios al recordar dicho picnic.
Al principio, Perth había intentado dibujar a una pareja de ancianos tomados de la mano, lo cual se le hizo adorable, pero cuando vio a Santa cargando a Muay, con esa sonrisa tan pura en el rostro...hizo que cambiara de parecer.
Hoja tras hoja, su cuaderno estaba lleno de dibujos que Perth había hecho debido a que la escena había sido cautivadora.
Lo que Perth, en ese entonces, no sabía era que lo encontraba cautivador porque era Santa el que lo cautivaba.
Secando la humedad de sus ojos, Perth deseó haberse dado cuenta antes de sus sentimientos por aquel alto cupido...entonces quizá, así habría tenido el valor de pedirle que se quedara.
Suspirando profundamente, Perth vio el cuadro en el que estaba trabajando mientras sostenía el pincel.
❤️❤️❤️❤️❤️
Buscando entre sus cosas, Chimon se dirigió al último salón en el que estuvo, para buscar su estuche de pinceles.
Tenía un proyecto individual y estaba pensando pintar en casa, pero se dio cuenta que sus pinceles no estaban ahí, así que fue a los salones en donde había tenido clases en las últimas horas.
Estaba por gruñir frustrado cuando se dio cuenta que había alguien más en el salón.
-Perth? -Preguntándose si Perth estaba demasiado concentrado como para no escuchar su pregunta, Chimon se acercó cuidadosamente.
Una pequeña sonrisa adornó sus labios en cuanto vio la pintura de Perth.
El alto cuerpo de Santa, envuelto en una ropa negra, deslizándose por uno de sus hombros, un par de gloriosas alas adornando su gruesa espalda, dándole la forma de un ángel.
Lo que más le llamó la atención de la pintura, fue lo etéreo que Perth lo plasmó.
Santa era bastante guapo en persona, pensó, y tenía una gracia natural que no podía describir. Sin embargo, Perth había logrado capturar la verdadera esencia de Santa en el lienzo.
-Creo que esto es lo mejor que has dibujado hasta la fecha. -Chimon alabó. -Es hermoso. - Caminó hacia él para ver la pintura más de cerca, apreciando los complejos detalles y las emociones que Perth le había puesto.
Santa, quien había sido pintado como un ángel, tenía la mano estirada hacia el frente como si tocara una especie de luz la cual Perth terminó con impecables colores dorados. Sus atractivos rasgos mostraban esperanza y angustia al mismo tiempo, haciendo que Chimon sintiera una punzada en el pecho.
Para Chimon, la luz que el ángel trataba de tocar, era la verdad, una especie de realidad en un mundo de mentiras.
Chimon se preguntó cómo interpretarían los demás aquella luz, y qué había imaginado Perth al pintar esa luz dorada.
-Gracias... -dijo Perth, incómodo, ligeramente asustado por la súbita voz. Había estado tan absorto en la pintura como para notar que alguien entraba. Silenciosamente vio la pintura al lado de Chimon, haciendo una nota mental para agregar otra capa de pintura sobre las alas de Santa para difuminarla.
Solo había visto las alas de Santa una vez, pero tenía más textura...
Chimon sonrió.
-Tu amor por Santa se nota demasiado...
Perth abrió los labios, sorprendido, incapaz de decir algo.
Una expresión cómica recorrió el atractivo rostro del chico, haciendo que Chimon riera.
-Me gustaste desde que entré a esta universidad. -Admitió tímidamente. -Pero...puedo saber por la forma en la que mirabas a Santa, que tú...sentías algo muy fuerte por él. -Chimon había visto, el día del picnic, la forma en la que Perth miraba a cada momento a Santa.
Sorprendido ante la súbita confesión, Perth permaneció mudo. Lo primero que se le cruzó por la mente fue cuán irónico era que Chimon había correspondido sus sentimientos todo este tiempo, y lo venía a saber ahora cuando Santa había robado su corazón.
Así como también era irónico el que Chimon haya visto que estaba enamorado de Santa, aún antes de que él mismo lo supiera, sin embargo Chimon nunca notó que él había sentido atracción por él.
Perth sonrió con amargura y reconoció que el que dijo que el amor era ciego, no andaba de broma.
-Estás bien? -preguntó preocupado. -Te he visto deprimido estos días. -Aún cuando no se vieran por mucho tiempo, Perth era el tipo de persona que era fácil de leer.
-Santa...se fue... -fue todo lo que Perth pudo decir porque aún le dolía el admitir que Santa se había ido. El hecho aún no había calado del todo.
En su mente, sí, pero en su corazón, no.
Su corazón se negaba a aceptar el hecho de que aquel alto cupido ya no estaba a su lado.
Chimon se sorprendió. Él había pensado que a Santa también le gustaba Perth. Él había visto las sonrisas que daba Santa cuando veía a Perth.
Nunca habría imaginado que él lo haya dejado.
En lugar de darle palabras reconfortantes, lo sostuvo con fuerza.
-No tiene nada de malo, aferrarse al pasado porque...eso solo demuestra lo mucho que lo amas. -Aseguró, con voz cálida.
Chimon nunca sabría, aún cuando había experimentado varias pérdidas antes, el grado de dolor por el que estaba pasando Perth porque él creía que cada amor tenía su medida.
-No tienes porqué alejar tus emociones, abraza tus sentimientos y tal vez encontrarás la respuesta. -Palmeándolo gentilmente, lo soltó. Buscó en su mochila algo y su rostro se iluminó al encontrar su pequeño amuleto con forma de corazón.
Ese amuleto se lo había dado su madre para que pudiera obtener el amor de Perth.
-Te lo daré...para que puedas permanecer fuerte y no te derrumbes. -Dijo colocando el amuleto en su mano. Secretamente en su corazón, Chimon deseó que lo que sea que haya salido mal entre Perth y Santa, se solucionara.
Sintiendo que el darle el amuleto a Perth era la mejor forma de cerrar ese capítulo, Chimon silenciosamente le agradeció a Perth antes de salir, olvidando los pinceles por los que había ido.
Continuará...
Notes:
Capítulo de la semana arriba!!!!
Espero lo hayan disfrutado tanto como yooo~
Espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos pronto!!!
Nos quedan DOS para terminar!!!
Besitos de murciélagos para todos!!
❤️🦇💖🥰🥹🔥🌸😈🖤🤩🤗💀💮😍☠️💓🌹✨🪻🪷🤟🏻🫀💜😎💋😳😉
Chapter 17: ʚ♡ɞ Lección XVI ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Golpeando con fuerza, First miró enojado la puerta que yacía entre él y Santa.
Dentro, ni un solo sonido se dejaba escuchar.
Cualquiera se habría rendido e ido, pensando que Santa no estaba ahí.
Cualquiera, pero no First.
—Santa, sé que estás ahí!! —gritó fúrico, golpeando más fuerte la puerta. —Abre la puerta ahora o la derribaré! Y no creas que no lo haré!! —amenazó.
Las puertas de los dormitorios de la universidad estaban sutilmente adornadas con rosas y una bonita placa con el nombre de su huésped, First creyó que sería una lástima si destruía la puerta, pero lo haría si tenía qué.
Gruñendo derrotado contra la almohada, Santa fue hasta la puerta para quitarle la llave.
La verdad era que Santa no quería ver a nadie ahora mismo, pero sabía que First destruiría su puerta sin pensarlo.
First ya lo había hecho antes y él había tenido que ir con P´Tha para explicarle por qué su puerta necesitaba ser reparada.
Afortunadamente, el hombre tenía simpatía por él y lo dejó ir bajo una advertencia. Pero dudaba que fuera a correr con la misma suerte otra vez.
Sin muchas ganas, Santa abrió la puerta y achicó los ojos ante la luz.
Dejó la puerta entreabierta y regresó a la comodidad de su cama.
Enterrándose bajo su desorden, se curvó en la cama dándole la espalda a su invitado.
Ninguno dijo nada.
First arqueó las cejas, y alzó el cobertor, quitándoselo rápidamente debido a que Santa no tenía fuerzas, aún así trató de esconder su rostro pero también fue inútil.
First frunció al ver sus ojos enrojecidos y las lágrimas secas en sus mejillas, los círculos negros bajo sus ojos, mostrando su falta de sueño.
Comparado a la última vez que First lo vio, el cupido había perdido mucho peso y su piel lucía más pálida que antes.
—San... —First no supo qué más decir al verlo así.
Desde que regresó de la Tierra, Santa apenas y había ido a clases. Considerando lo estudioso que era, esto era anormal para el joven cupido.
Según Gun, la única clase a la que Santa había ido, y a la cual First no, el profesor lo había enviado a descansar antes de que siquiera hubieran empezado, sintiendo que el cupido necesitaba descansar y recuperarse de su agotador viaje.
Pero desde ese día, Santa no había regresado.
Al principio, First planeó esperar a que Santa supere la experiencia por sí sólo, pero al ver que las semanas pasaban y el cupido no mostraba signos de mejoría, First había perdido la paciencia.
En estos dos años que First lo había conocido, Santa tenía un carácter curioso para ser un cupido, así como también solía tener momentos de rabieta y depresión extrema.
El punto era que, cuando era depresión extrema, lo era en realidad!
Santa se negaba a salir de la habitación y no quería comer nada.
Y en caso de que comiera, ya sea por voluntad propia o porque lo obligaba, lo vomitaba en cuanto lo consumía.
Solo bebía agua en momentos como este, y si los cupidos no fueran inmortales, Santa podría haber muerto por la forma en la que trataba a su cuerpo.
First acarició los cabellos de Santa.
—Qué te pareció la Tierra?— preguntó delicadamente. Su voz estaba llena de afecto, como si fuera su padre.
Acurrucándose contra la mano de su amigo, Santa lo miró como si fuera un gatito.
—La Tierra era...hermosa...First— susurró delicadamente, agitando los párpados para evitar que las lágrimas cayeran. La Tierra era hermosa. Todo lo que Santa había visto con Perth era hermoso. Tal vez, era porque vio todo con Perth y por eso la Tierra era hermosa. Restregando delicadamente su rostro contra los cobertores, Santa se sentó lentamente en la cama, gateando hasta llegar al lienzo que estaba recostado en la pared. —Tengo un regalo para ti. —Dijo con voz rasposa, mirando la pintura con tristeza. —Será mejor que lo cuides! —Dijo con un puchero luciendo como un pequeño gatito, solo que con los ojos rojos. —Fue pintado por la mejor artista en la Tierra. —Santa dijo orgulloso.
Sin importar lo que esa odiosa profesora dijera sobre el trabajo de Perth, sus cuadros eran la mejor obra de arte en la Tierra.
First asintió.
—Quien sea que haya pintado esto ha de ser un gran artista. —Dijo sosteniendo el lienzo frente a él, mirando la imagen con cariño. —Las flores son tan hermosas como las recuerdo. — Dijo con una sonrisa triste.
Los girasoles no existían en Shangri La, y First nunca antes la había visto hasta que conoció a su mentor, Khaotung.
Khaotung lucía delicado y distante, pero en realidad era una persona muy cálida.
First amaba sus sonrisas y no podía evitar sonreírle de regreso.
En su opinión, la existencia entera de Khaotung le recordaba al sol.
Khaotung era fuerte tanto física como mentalmente, siempre brillaba y pensaba positivo, e irradiaba amor incluso por la naturaleza.
Por ello, cuando First vio el girasol por primera vez, instantáneamente pensó en Khaotung.
Khaotung se enorgullecía de su forma de vivir.
Al gustarle viajar, Khaotung lo había llevado a diferentes lugares mientras él hacia su pasantía, lo había llevado al mar a enseñarle surf, incluso lo llevó a escalar las montañas.
Aun cuando Kao odiaba las actividades físicas, habiéndose acostumbrado a usar la magia de First, el mayor se había reído de su poca resistencia y había cargado a Kaothung en su espalda hasta la cima de la montaña para que pudiera ver la hermosa vista.
Así fue como First se enamoró de Khaotung.
Él lo aceptaba como era.
En lugar de dudar de él cuando llegó a la Tierra, Khaotung le dijo que si él decía que era un cupido, entonces era un cupido, que él confiaba en su palabra.
Y aun cuando Khaotung se enfadaba porque usaba magia en público, al final, siempre lo entendía y lo disculpaba.
Siempre lo entendía...
Como cuando First le confesó sus sentimientos.
Khaotung había sonreído, de la forma en la que amaba, y lo había abrazado.
First era un cupido bastante perceptivo y sabía de muchas cosas, incluso sabía sobre los rituales para demostrar amor entre los humanos.
La noche antes de dejar la Tierra, Khaotung se había entregado a él.
El contacto sexual no era necesario en Shangri La para el proceso de reproducción, pero los cupidos tenían el cuerpo de un humano, así que no era imposible demostrar amor de esa forma.
Khaotung le dijo que era adorable cuando se sonrojó. Esa noche él fue extremadamente gentil con Khao, lo trató con tal cuidado como si fuera una pieza de vidrio.
Después de haber hecho el amor, Khaotung le había pedido que se quedara, pero First solo lloró porque sabía que no podía.
First siempre había pensado que él era el único que se enamoró y que Khaotung solo aceptó sus sentimientos para no hacerlo sentir rechazado.
Nunca lo supo la verdad hasta que vio lo destruido que estaba Khaotung.
Incapaz de tolerar el dolor de dejar a Khaotung en ese estado, First usó sus poderes para borrar sus recuerdos.
Esa fue la primera vez que First estuvo agradecido de tener esos poderes de los que siempre renegaba.
Khaotung quizá se habría enojado con él si se hubiera enterado de lo que hizo, pero First pensó que así era mejor.
Su corazón se apretó dolorosamente al recordar por lo que había pasado, aún cuando ya lo había superado, y por lo que ahora mismo Santa debía estar pasando.
—Cuando llegas a cierto nivel, tus poderes maduran y...puedes ver lo que pasa en la Tierra.— First admitió con voz temblorosa, la mayoría de los cupidos no estaban al tanto de que este poder existiera.
Necesitas estar en un alto rango para poder usarlos, pero First había estado 'maldito' con ese poder desde que era un pequeño querubín.
Como descendiente directo de un miembro del Consejo, First tenía poderes que los cupidos normales no conseguían en años, si acaso.
—Perth te llora tanto como tú a él. —informó dolorosamente. Al ver a Perth sufriendo, era como ver a Khaotung en su último día en la Tierra. No pudo evitar sentirse mal por el humano.
—Perth está...? —preguntó Santa, casi incrédulo. La sorpresa era evidente en sus rasgos.
First asintió lentamente.
—Él te ama...
Santa mordió nerviosamente su labio, sintiéndose culpable por hacer que Perth esté así.
Nunca creyó que Perth correspondería sus sentimientos. Pensó que no habría la posibilidad de que él lo amara.
Si Santa lo hubiera sabido, nunca lo hubiera besado.
Santa no quería que Perth esté deprimido.
Él no merecía el amor de Perth.
—First, podrás...hacerme un favor? —preguntó febrilmente, pero sus ojos brillaban con determinación.
First arqueó la ceja sospechosamente.
—Un favor?
—Eres un Cupido Certificado...tienes permitido usar un arco y flecha, cierto? —Santa preguntó inseguro.
First raras veces hablaba de él y lo único que sabía a ciencia cierta, era que él se había graduado hace dos años.
—Mi licencia fue revocada... —First negó.
—Por favor, First... nunca más volveré a pedirte nada, lo juro. —Santa rogó, llevando sus temblorosas manos a la ropa de First. Aun con toda su altura y cuerpo, Santa se veía pequeño en su estado deprimente.
Si la licencia de First fue revocada, entonces no podía usar su arco y flechas, pero Santa estaba dispuesto a aceptar cualquier castigo por el bien de Perth.
—Yo...quiero que unas a Perth y...a un chico llamado Chimon Wachirawit Ruangwiwat. —Las lágrimas se reunieron en sus ojos y cayeron. —Él es un buen chico...y... Mi Perth merece a alguien como Chimon. Por favor...
Si había una persona en la Tierra en quien Santa confiara el amor de Perth, era Chimon Wachirawit Ruangwiwat.
Chimon era perfecto, tal como Perth se lo había descrito y cuando Santa lo conoció estuvo de acuerdo con él. Y eso no cambió ni cuando se enamoró de su mentor.
First apretó las manos con fuerza.
—De verdad es eso lo que quieres? —preguntó con resolución en la voz.
First llevó su mano hacia el lado derecho, y una luz dorada brilló con forma de flecha.
Sin pensarlo más, Santa asintió.
—Solo quiero que sea feliz... —su voz tembló.
Santa miró con adoración el cuadro de los girasoles que Perth había pintado.
Su visión se nubló y las lágrimas cayeron a raudales por sus mejillas.
Cerrando los ojos, Santa deseó la felicidad que Perth merecía, pero...de pronto sintió un agudo dolor en su pecho.
Llevó las manos a su cuerpo y vio con horror que la sangre emanaba.
Tosiendo con dificultad, Santa colapsó de rodillas y se curvó de dolor.
Gradualmente, sus fuerzas desaparecieron...
—Sé feliz, Santa...— First susurró tras apuñalarlo, mirando el inerte cuerpo.
—First, qué...? Oh, por Dios... —Gun miró horrorizado la escena frente a él cuando abrió la puerta.
La sangre de Santa manchaba el piso, y el cuerpo del cupido yacía sin vida.
Gun se agachó para tratar de curar su herida pero...ya era tarde.
—Santa nunca perteneció a este mundo...él era demasiado puro para ser un cupido... —dijo First con tristeza.
Para conceder el amor de alguien, significa que debes destruir las esperanzas de otro, pero Santa tenía el corazón tan bondadoso que prefirió hacer un sacrificio por la persona que ama.
Tal vez debido a la sangre de su madre.
Gun suspiró con tristeza.
—...a estas alturas, pudiste haber estado en el Consejo, si tan solo no tuvieras ese sentido de justicia tan extraño. —Lo regañó, tocándose la frente.
Con todas las habilidades con las que nació, First pudo haber sido parte del Consejo si tan solo se apegara a las reglas por, mínimo, una semana.
—Supongo que me tendrás en tu clase otra vez... —musitó abrazándose del cuello de Gun y enterrando su rostro en su pecho. Poco a poco, las lágrimas que First había estado conteniendo, mojaron la ropa de Gun.
Gun, amorosamente, envolvió su cuerpo con sus brazos, permitiéndole sollozar en su pecho.
Su mirada cayó con tristeza sobre el que alguna vez fue el sonriente Santa...la persona a quien First consideraba como su hermano pequeño...
Santa era una criatura celestial que nunca debió estar en Shangri La.
Tal vez ahora...de esta forma...pueda alcanzar el verdadero cielo algún día...y en un futuro distante por fin pueda ser feliz con su amor...
Continuará...
Notes:
Estamos a UNO, A UNOOOOO de terminar!!
El de hoy estuvo muy triste~ pero esperemos un poquito más para ver cómo avanza estooo~
Nos leemos mañana!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!
❤️🦇💖🥰🔥🌸😈🤩🖤🤗💀💮😍☠️💓🌹✨🪻🪷🤟🏻🫀😉💜💋😳
Chapter 18: ʚ♡ɞ Epilogo ʚ♡ɞ
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Mirando por la enorme ventana que estaba al lado de la cama, un chico, observaba aburrido las cortinas azules moviéndose con el viento.
Mirar las cortinas se veían más interesantes que mirar las blancas paredes del hospital. Tal como lo había hecho ayer.
El chico no sabía quién era o por qué estaba ahí. Acababa de despertar en el hospital hace un día.
Al desconocer su identidad, supuso que se llamaba Santa, porque así rezaba el grabado de su anillo de plata.
Según la enfermera, Santa había sido admitido en el hospital policial desde hace una semana.
Había sido encontrado en la calle y alguien había llamado a una ambulancia.
No tenía ninguna herida física que pudiera conllevar al coma, pero Santa había seguido dormido toda la semana.
Durante esa misma semana, el hospital había tratado de buscar a su familia o a sus amigos, pero los esfuerzos fueron en vano. Y no ayudaba el hecho de que Santa no había tenido ninguna identificación cuando fue hallado.
No tenía nada de nada, y la policía supuso que le habrían robado cuando se desmayó.
Ya que no tenía ninguna herida que indicara que había caído de algún lugar o que había sido golpeado en un asalto, habían adjudicado su pérdida de memoria a un posible shock.
Como precaución, habían puesto a Perth en una habitación para él solo, para que así no sea molestado por otros pacientes.
—Joven, el almuerzo está listo. —Anunció la enfermera. Colocando la comida frente a él, lo ayudó a sentarse. Ella viró para salir, pero en cuanto caminó se detuvo. —Y no dejes más de la mitad, eh! —advirtió, preocupada por él.
Durante el primer día que estuvo despierto, Santa apenas y tocó la comida.
La enfermera notó que Santa solo comía vegetales, y por eso, él había pedido comida vegetariana para él.
Desde entonces Santa había empezado a comer más, terminando completamente la ensalada, pero nunca toda la comida.
Durante los últimos 5 días, Santa había estado 3 de ellos con el suero.
Aunque el doctor dijo que lo que le había pasado había sido debido al shock, ella estaba empezando a pensar que había sido porque Santa no consumía lo debido y su cuerpo se había hecho débil.
Tras confirmar el que Perth haya comido su ensalada, se retiró.
La enfermera le había dicho que en una semana más, le darían de alta.
Su corazón se apretaba ante el miedo y la ansiedad. Sus preocupaciones crecían más ya que no tenía familia, una casa, o un trabajo.
Suspirando ante su predicamento, Perth decidió seguir la sugerencia de la enfermera e ir a la consejería en el noveno piso.
Ella le había hablado sobre el trabajador social y Perth necesitaba toda la ayuda que pudiera encontrar para poder empezar desde cero.
❤️❤️❤️❤️❤️❤️
—Qué te parece el hospital? —el director del hospital, preguntó con tono amigable.
Para alguien con ese puesto, el hombre era extremadamente sociable y agradable.
Perth pensó que quizá esa era la razón por la que el hombre había salido con una idea tan bondadosa.
Viendo a los niños pequeños corriendo por los pasillos y deteniéndose al ver al médico, Perth sonrió cálidamente.
—Creo que es un hospital maravilloso, —comentó con entusiasmo. En el momento en el que el ascensor que los llevó al séptimo piso se abrió, las enfermeras les dieron la bienvenida. Las voces de los niños se oían por los pasillos, y las personas mayores charlaban en las habitaciones mientras tomaban el té.
Con toda honestidad, Perth nunca habría esperado que el hospital de la policía pudiera ser tan agradable.
—Si alguna vez necesitas ser internado, eres bienvenido aquí. —Dijo el hombre en son de broma. Claro Perth estaba agradecido por la oferta pero no tenía planes inmediatos para enfermarse.
—No tengo intenciones de ser hospitalizado, pero si algún día llega a suceder, es bueno saber que cuento con alguien que me tenderá la mano. —Respondió educadamente, sonriendo tímidamente.
El hombre rio, y lo llevó hacia las paredes blancas.
El director del hospital había querido decorar las paredes para animar a los pacientes.
Sabiendo que las paredes plenamente blancas deprimirían a los pacientes, El hombre había pedido voluntarios de las universidades cercanas. En su opinión, los dibujos de los estudiantes, quienes eran personas normales, llegarían más a los pacientes que los de alguien que tuviera conceptos difíciles de entender.
Perth había sido uno de los estudiantes recomendadas para el proyecto, debido a que su profesora se quedó sin palabras ante su reciente creación – el conmovedor cuadro de una criatura celestial.
Debido a que esta era la primera vez participando en un programa de caridad, Perth estaba extremadamente nervioso y se preguntaba si sus pinturas serían lo suficientemente buenas y si de verdad llegarían a los pacientes.
Al mismo tiempo, Perth estaba increíblemente emocionado por el proyecto y el pensar en que sus pinturas pudieran ayudar a alguien le creaba una sensación cálida.
Afortunadamente, Perth nunca había estado hospitalizado antes, pero podía imaginar lo que sería estar sentado a solas en la cama de un hospital, preguntándose cuando sería dado de alta, la ansiedad por ver el mundo después de haber estado metido ahí por tanto tiempo, el miedo de nunca mejorar, y el recelo de no saber qué pasará al día siguiente.
Este revoltijo de emociones era lo que Perth quería convertir en algo hermoso.
Se preguntó qué sería lo más apropiado para ver en ese estado de depresión.
Él se imaginó lo que quisiera ver cuando sintiera miedo del día siguiente, y lo primero que llegó a su mente fue la sonrisa de Santa.
La sonrisa de inocencia pura que Santa solía darle, era lo que lo mantenía en pie.
La sonrisa de la persona amada y el saber que te recibiría con los brazos abiertos, ya sea el amor de una madre, de un amigo, de una pareja o de una mascota, tal vez el saber que había alguien esperando, era lo que más anhelaba una persona hospitalizada.
Tal vez eso era lo que hacía que valiera la pena pelear contra las enfermedades, la determinación de ver al ser amado.
—Señor Tanapon. —Llamó el hombre, deteniéndose frente a una puerta blanca. —Esta es la habitación que pintarás.
Hacía media hora atrás, Perth había pedido hacer un pequeño recorrido para sentirse cómodo, y conocer más las instalaciones y las personas ahí.
Gustándole el afán de Perth por entender más de la fundación y el proyecto de la caridad, el hombre había decidido enseñarle el hospital él mismo.
Abriendo la puerta de la, supuestamente, vacía habitación, El hombre parpadeó sorprendido al ver a un chico sentado en la cama.
No había nombre en la placa de la puerta y asumió que la habitación estaba vacía, pero debió haber revisado el sistema solo por si las dudas.
A veces las enfermeras olvidaban cambiar la placa si un paciente era admitido, o a veces olvidaban avisar cuando desconocían el apellido del paciente, ambos no eran casos extraños ya que se trataba de un hospital policial.
—Santa... —Perth susurró incrédulo.
En la cama estaba la figura de la persona que había creído jamás volver a ver.
Por un momento, Perth pensó que estaba alucinando y por ello se congeló en su lugar.
Su mente trató de convencerlo de que el chico que lo estaba mirando, era solo parecido a Santa o que tal vez los cupidos tenían una versión idéntica en la Tierra, pero...su corazón latió desesperado en el momento en que sus ojos chocaron.
Al escuchar ese nombre, Santa giró ante la inesperada visita. Frunció el ceño confundido.
—Disculpa...te conozco? —lo miró dudoso, pero por alguna razón, su corazón pareció recordar lo que su mente no, ya que no dejaba de latir como loco. Colocó una mano en su pecho, preguntándose qué era esa sensación cálida y dolorosa...
Soltando sus cosas, Perth corrió a su lado.
—Tata, amor mío... —lo llamó con amor, abrazándolo fuertemente.
Naturalmente, sus lágrimas cayeron y golpearon el cuello de Santa.
Sorprendido, Santa se relajó a los segundos, sintiendo que este abrazo era familiar.
Se sentía a salvo entre esos brazos que lo rodeaban.
Como si ahí fuera su lugar...
Sin que ellos lo vieran, un cupido sonrió justo fuera de la ventana del hospital y regresó a Shangri La.
—Misión completa.
Sosteniendo el pergamino en su mano, el cupido se preguntó si Santa alguna vez sabría que el Consejo había llorado su pérdida, ya que él era su favorito entre todos. Especialmente porque Santa estaba bajo la errada impresión de ser la vergüenza entre la sociedad de los cupidos.
Algo que no era cierto.
Gracias a él, el Consejo estaba trabajando para cambiar la política de sus pasantías y encontrar una nueva forma para que los jóvenes cupidos se familiaricen con la Tierra y entiendan la importancia de su existencia sin salir heridos emocionalmente.
Esta orden necesitaba ser revisada por el Consejo quién le había dado el nombre de 'La Enmienda del perrito negro' en honor a Santa.
...
Los cupidos son descendientes del hijo de la diosa Afrodita, un dios de nombre Eros, quien fue el cupido original.
Dentro de cada cupido, yace la sangre de Eros, la sangre de un dios.
Todos los cupidos son inmortales por esa razón, y no pueden morir excepto por una forma.
Una puñalada con la flecha de otro cupido, es letal.
La sangre de Eros se desprende del cuerpo, y junto con el poder de curación, son absorbidos por la flecha mágica. Sin sangre inmortal, un cupido ya no es más un cupido. Este ser experimentará la vida y la muerte como un simple humano.
...
—Tata...? —Perth musitó con voz ronca, restregando sus ojos para aclarar su visión.
Las luces de la cocina estaban encendidas y Perth hizo un gesto ante la súbita iluminación.
Parpadeando, por fin pudo ver a Santa en el comedor.
Mirando el cuaderno de dibujos de Perth, Santa se sentía sorprendido.
El fuerte amor que Perth sentía por él podía transmitirse con las imágenes.
Afortunadamente, Perth tenía este cuaderno de dibujo en sus manos el día que lo encontró en el hospital.
El doctor estuvo convencido de que Perth conocía a Santa a nivel personal, y le confío su cuidado.
El hecho de que el mismo director del hospital los había ayudado, había servido de mucho.
Había tenido que rellenar muchos papeles, pero por fin Santa estaba oficialmente viviendo con Perth.
—Regresa a la cama, amor. —Dijo con voz de sueño, extrañando la calidez del cuerpo de Perth acurrucado a su lado.
Cerrando el cuaderno, Santa apagó la luz y fue hacia Perth, guiado por la luz de la luna que se colaba por la ventana.
Estando en la cama, Santa se recostó y acerco a Perth en sus brazos, él solo y se dejó mimar en los brazos de su pareja y recargó la cabeza en su amplio pecho.
—Perth...lo siento... —musitó acurrucándolo más cerca.
Perth frunció el ceño.
—Por qué?
—Porque...no te recuerdo... —Santa admitió nervioso. Claro, él sabía de su amnesia, pero obviamente estaba esperando que en algún punto, recuperara todos sus recuerdos.
Mirando los dibujos de Perth y las incontables fotografías que habían sido tomadas...aún a pesar de eso, no recordaba nada.
Santa estaba empezando a tener miedo de que nunca recordaría a Perth, y que en algún momento él se aburriría y lo dejaría sólo.
No sabía lo que haría si perdiera a Perth, y no sabía si era porque su corazón lo anhelaba o porque se sentiría indefenso sin él.
—No pasa nada, amor...haremos nuevos recuerdos. —Aseguró Perth, abrazándolo más cerca. —Además, lo que teníamos no era...perfecto... —confesó tímidamente. Bueno, el tiempo que pasaron juntos fue maravilloso, dejando de lado el que Perth había estado enamorado de alguien más y del hecho de que Santa había tratado de juntarlo con esta otra persona.
Para cuando Perth se dio cuenta de sus sentimientos por Santa, todo había sido muy tarde.
El mes que habían pasado lejos desde que Perth se fue a Shangri La, había sido como vivir el infierno día a día.
Al menos así lo había sentido, al pensar que nunca más volvería a ver a su angelito.
—Pero quiero recordar...todo lo que compartí contigo. Aún si no fueron buenos momentos... —murmuró delicadamente. Cada día que pasaba, Santa podía sentir el amor de Perth consumiéndolos. Aun así, su corazón se apretaba a pesar de amar a Perth...y aún no entendía por qué se apretaba de esa forma.
A veces Santa se sentía confundido con sus sentimientos, y eso era algo que lo hacía sentir incómodo. Era casi como si amara a Perth en el cuerpo de alguien más.
Al sentirlo tensarse, Perth lo tomó delicadamente del rostro y lo besó.
—Eventualmente...estoy seguro de que lo harás.
—Cómo es que estás seguro? —dijo haciendo un puchero.
—Estoy seguro porque eres un ángel... —respondió sin dudas.
—Un ángel? —repitió escéptico.
—Eres mi ángel. —Respondió Perth, sonriendo al ver a Santa sonrojándose antes de volver a besarlo. —Tata...estás bendecido al tener mucha gente que te quiere y también por las que están cuidándote desde el cielo. Todo estará bien, amor. —Perth aseguró confiadamente.
Santa rio infantilmente antes de besarlo.
—Si soy tu ángel, entonces tú también estás bendecido.
—Lo estoy...es una bendición tenerte a mi lado. —Murmuró amorosamente. —Te amo, Tata.
—Yo también te amo..., Phi — susurró con tanta confianza aquel nickname, que sorprendió a Perth haciendo que lo mirara en busca de respuestas. —No recuerdo aún nuestro pasado...pero sé que lo haré...lento pero seguro, si? —sonrió confiadamente, besándolo antes de acurrucarlo más cerca de su cuerpo.
Algunos cupidos ven el terminar sus días como un simple humano, como un castigo, pero otros...
Para otros cupidos...esta es una forma de poder ser felices con quienes aman...
THE END.
Notes:
Lo hemos terminado!!!!
Les ha gustado?!?!? Espero lo hayan disfrutado tanto como yoooo~
Definitivamente se ha convertido en uno de mis FICS favoritos, espero que para ustedes también!!!!
De cualquier forma espero lo hayan disfrutado, se hayan divertido y nos leemos pronto con algo nuevo del PerthSanta!!!!
Besitos de murciélagos para todos!!!!
❤️🦇😎🥰😳🙏🏻💋💜😉🫀🤟🏻🪷🪻✨🌹💓☠️😍💮💀🤗🖤🤩😈🌸🔥💖

Ixssvan on Chapter 1 Sat 11 Oct 2025 09:39PM UTC
Comment Actions
Ixssvan on Chapter 11 Sat 11 Oct 2025 10:59PM UTC
Comment Actions
MorriganwritesBL on Chapter 11 Sun 12 Oct 2025 02:07AM UTC
Comment Actions
Ixssvan on Chapter 15 Sun 12 Oct 2025 02:24AM UTC
Comment Actions
Ixssvan on Chapter 17 Sun 12 Oct 2025 07:11AM UTC
Comment Actions
Ixssvan on Chapter 18 Sun 12 Oct 2025 07:16AM UTC
Comment Actions