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𝒮𝒪ℳℬℛ𝒜𝒮 𝒟ℰℒ ℳℐ𝒮ℳ𝒪 𝒞𝒪ℒ𝒪ℛ

Summary:

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Era un día cualquiera en el Dedsafío.
Hasta que la ruleta giró… y cambió todo.

Una extraña maldición cayó sobre los jugadores: cada uno recibió un mechón de color, marcando el lazo con su destinado. Nadie entendía por qué ni cómo, solo que la ruleta nunca mentía.

Aquino y Spreen, que jamás habían cruzado palabra, decidieron burlarse del destino y ocultar su color con pintura. Pero el juego avanza, y con él llegan pruebas que exigen algo más que fuerza o estrategia: la verdad.

Cuando la próxima misión obligue a luchar junto a su verdadero destinado, descubrirán que hay cosas que ni la pintura ni el orgullo pueden esconder.

En el Dedsafío, todo puede cambiar en un giro de ruleta… incluso el corazón.

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Notes:

Esto solo es para fans!

Las actualizaciones se harán dependiendo si tengo imaginación

Chapter 1: El inicio de la maldición

Chapter Text

 

 

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Dedsafío siempre daba la impresión de ser un lugar tranquilo. Desde fuera, parecía una comunidad en calma, llena de risas, misiones y pequeñas rutinas. Pero bajo esa apariencia pacífica, la supervivencia era la verdadera ley. Cada día podía ser el último, y sin embargo, sus habitantes ya se habían acostumbrado al caos. Algunos roleaban, otros farmeaban o se lanzaban a peligrosas misiones, encontrando que nada los amenazaba realmente.

 

Pero en un rincón lejano, oculto incluso de la vista de los dioses, alguien observaba con desdén aquella paz artificial. Revil, un ser que habitaba en las sombras del mundo, contemplaba a los jugadores con una sonrisa torcida.

 

Desde su trono de oscuridad, veía cómo las aldeas florecían, cómo las risas llenaban el aire… y aquello le parecía insoportablemente aburrido. La calma era su peor enemigo. Quería caos, desesperación, desorden. Quería recordarles quién tenía el control.

 

Una idea se formó en su mente, tan cruel como brillante. Una maldición. No una muerte, ni un castigo directo… sino algo más retorcido, más lento, más personal. Algo que los atarían unos a otros de formas que no comprenderían hasta que fuera demasiado tarde.

Pero aún no. Esperaría el momento justo.

 

Mientras tanto, en la aldea, el Equipo Orfanato seguía con su vida cotidiana. Aquel grupo, conocido por aceptar a cualquiera que llegara al mundo, era un refugio para los que no tenían dónde ir. Entre todos, Aquino destacaba como el más fuerte, el más constante, el que mantenía a flote al equipo. Siempre estaba reuniendo recursos, reparando, protegiendo. Y aunque a veces el cansancio lo vencía, se repetía que valía la pena. Sus compañeros eran su familia, y él no los dejaría caer.

Esa tarde, Aquino se encontraba junto a Conter y Shadoune, cumpliendo una misión rutinaria. El silencio entre ellos se rompió cuando una pequeña roca impactó en su cabeza.

 

— ¿Eh? —balbuceó Aquino, desconcertado—. ¿Qué pasa, Conter?

—Te he estado hablando desde hace rato, ¿qué te sucede? —replicó el otro, cruzándose de brazos.

—Lo siento, me perdí en mis pensamientos. Tengo muchas cosas en la cabeza últimamente.

—¿Y esas cosas hijo? —preguntó Shadoune con curiosidad.

—Recursos para mi base… y otras cosas que necesita mi equipo.

Conter soltó una leve risa.

— ¿Y tu equipo te está ayudando al menos?

—No mucho. Soaring y Natalan están con las nutrias; Locochón, Kendo y Estailus deben estar roleando o apostando. Los demás… quién sabe.

 

Los dos se miraron unos segundos, intercambiando una expresión silenciosa antes de volver a hablar.

—¿Y Duxo? —preguntó Conter.

—Está con Coldi. Me dijo que iba a buscar recursos también.

 

—Y esos recursos son para el equipo, o solo para él? —cuestionó Shadoune con media sonrisa.

 

Aquino se detuvo. No sé qué responder. La pregunta lo tomó por sorpresa, y la verdad era que ni él sabía la respuesta.

 

Conter tosió, llamando su atención otra vez.

—Aquino, Shadoune y yo estuvimos hablando… y también con nuestro equipo. Queríamos proponerte algo.

 

—Algo? —preguntó, alzando una ceja.

 

—Queremos que te unas al Team Mafia —dijo Conter, director—. Serie un gran miembro.

 

Aquino los miró, sorprendió, y luego escuchó con suavidad.

—Gracias chicos, pero ya tengo equipo.

 

—Piénsalo —insistió Shadoune—. Te hemos visto matarte farmeando, sin dormir, para revivir a tus compañeros. No puedes seguir así.

 

—Exacto —añadió Conter—. Si te unes a nosotros, tendrías tiempo para ti. Todos trabajamos juntos, nadie carga con todo solo.

 

Aquino soltó una pequeña risa, agradecido por su preocupación.

—De verdad, gracias. Pero no puedo dejar a mi equipo. Son mis amigos. No me sentiría bien abandonándolos.

Los dos asintieron, resignados pero comprensivos.

 

—Está bien —dijo Shadoune—. Pero recuerda: si algún día cambias de idea, las puertas de la Mafia estarán abiertas.

 

—Y otra cosa —añadió Conter, riendo—. A veces pasaré por tu base solo para sacarte de ahí y obligarte a relajarte.

 

—Está bien, Conter —respondió Aquino, riendo también—. Lo que digas.

 

El sol ya se escondía, tiñendo de naranja los campos cuando los tres se separaron.

 

Punto de vista de Aquino

 

Llegué con vida a la base. Por suerte no me topé con muchos mobs. Al entrar, vi a varios del equipo roleando o bromeando, como siempre. Saludé y bajé hacia mi casa. Pero al entrar, algo que me hizo fruncir el ceño.

 

—Ey, ey, ¿qué estás tomando de mi cofre, rata? —exclamé con media sonrisa.

 

Duxo se giró con gesto burlón.

—No te estaba robando nada, mierda. Además, llegas tardísimo.

 

—Qué te importa, mierda —reí.

 

Ambos soltamos una carcajada, pero se apagó cuando noté su expresión cambiar.

 

—¿Sucede algo, Duxo? —pregunté, guardando mis cosas.

 

Punto de vista Duxo

 

No sabía si debía contarlo, pero la curiosidad me ganó.

—Coldi me dijo algo del Team Mafia —comenzó, con un tono dudoso—.

Tuvieron una idea… y la mayoría estuvo de acuerdo.

 

— ¿Qué idea? —preguntó Aquino, sin dejar de acomodarse.

 

—Querían que te unieras a ellos.

 

Aquino se quedó quieto. Duxo continuó:

—Coldi dijo que fue sugerencia de Conter y Shadoune, que todos estaban de acuerdo. Dijeron que serías un gran integrante.

 

El silencio se hizo pesado.

—Coldi también dijo que te lo dirían cuando estuvieran solos contigo… y supongo que hoy lo hicieron, ¿no?

 

—Sí, hoy me lo comentaron —respondió Aquino con voz baja.

 

Duxo bajó la mirada.

—Sé que nuestro equipo no es el mejor, y que siempre nos andamos muriendo, que la mayoría muere por una babosada… pero por favor, no nos abandones. No me abandones...

 

Aquino miró la cara de Duxo; reflejaba tristeza y preocupación. Simplemente sonriendo y se acercó para abrazarlo. Duxo lo abrazó de vuelta, hundiendo su cabeza en el cuello de Aquino.

 

—Ay, Duxin… no te preocupes por eso —dijo Aquino con una sonrisa suave—. Yo jamás los abandonaría, y tampoco te abandonaría a ti. Además, si me voy de aquí, no sobrevivirían —rio levemente—. Me iría solo si me roban las cosas… o si Locochón explota la base.

 

Ambos rieron por el comentario, pero aquella risa se desvaneció cuando una regla luminosa apareció ante ellos, girando con un sonido metálico que helaba la sangre.

 

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𝑴𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝑹𝒆𝒗𝒊𝒍

A partir de mañana, los jugadores despertarán con un mechón de color en su cabello. Ese mechón estará destinado a otra persona que compartirá el mismo tono. Les deseo suerte...

 

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El silencio se apoderó del lugar. Ambos se miraron, confundidos. ¿“Mechón de color”? ¿“Destinados”? No lo entenderían todavía… pero al amanecer, todo cambiaría.

 

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