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La verdadera razón

Summary:

¿En qué pensaba Alastor cuando Vox le hizo su famosa propuesta?

One-shot escrito en vivo a partir de sugerencias de los participantes. Explora los pensamientos de Alastor durante la escena del pasado entre él y Vox que es revelada en el capítulo 4 de la segunda temporada.

Notes:

Noté que no estaban surgiendo suficientes fics en español que reflexionaran sobre los últimos acontecimientos del canon (el capítulo 4 de la segunda temporada, básicamente), por lo que decidí escribir en vivo algo al respecto. ¡Espero que les guste!

Ver el video de la escritura en vivo de este fic aquí.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

 

 

Mientras se dirigía hacia el bar en el que se encontraría con Vincent, Alastor caminaba con su elegancia habitual. Nadie que lo hubiera visto habría podido adivinar la turbulencia interior que lo abrumaba.

Hacía solo unos días, en uno de sus periódicos encuentros con Rosie, había notado que ella mencionaba al chico con cabeza de tele de cuando en cuando. Eran comentarios que simulaban ser pasajeros, pero Alastor ya había aprendido su lección y sabía que con ella nada era menor. ¿Por qué de pronto se interesaba por Vincent? Por un lado, tuvo la impresión de que el chico, como representante de las nuevas tecnologías que a ella la tenían sin cuidado, le generaba animadversión o incluso desprecio. Pero, al mismo tiempo, había cierta curiosidad en su tono que lo preocupó. ¿Qué tal si estaba a la espera de poder atraparlo en uno de sus tratos? ¿O si planeaba usarlo de alguna manera en esa búsqueda sin descanso que parecía importarle tanto?

Esto era problemático en varios sentidos. En primer lugar, ¿era posible que Rosie estuviera interesada en reemplazarlo? ¿Qué pasaría con su poder si ella encontraba otro pecador dispuesto a servirle como él lo había hecho hasta ahora? No obstante, aunque no quisiera admitirlo, lo que verdaderamente lo atormentaba era la segunda opción: ¿podría Vincent quedar atrapado por siempre y sufrir lo que él? ¿Cómo se tomaría el chico la humillación de obedecer como él tenía que hacerlo? Y, aún peor, ¿qué tal si Rosie solo quería jugar con él, hasta destruirlo?

Hacía demasiado tiempo que no se tomaba el trabajo de acercarse a alguien como lo había hecho con Vincent. Su persona más cercana era quizás Mimzy, por conocerse de otras épocas, pero él tenía claro el contraste de poder entre ellos, algo que, al final del día, los alejaba amargamente. Luego estaban Husk y Niffty. Claro, era cierto que a veces los obligaba a jugar a las cartas y beber con él, o compartir de otros modos quizás no del todo apropiados para su relación de maestro-esclavo. Sin embargo, con Vincent las cosas eran diferentes.

Sí, por completo diferentes. Porque Vincent estaba a su lado… solo porque deseaba hacerlo. Era un muchacho ambicioso, sí, pero su interés en Alastor parecía genuino. Desde que llevaban juntos —¿10, 15 años tal vez?—, ni una vez le había exigido que le resolviera sus asuntos. Vox era orgulloso y en general encontraba cómo arreglárselas. Además, era alguien muy capaz. Alastor, dentro de todo, le guardaba considerable respeto.

Por mucho que le gustara mostrarse como un ser solitario y carente de empatía, debía admitir que no le desagradaba tener a su lado a una persona que lo admiraba de verdad. Había algo cálido y satisfactorio en escuchar a Vincent parlotear durante horas sobre el talento de Alastor, sobre su poder, sobre —incluso— su belleza. Tal vez era una debilidad de su parte y no debería consentir en ello. Tal vez Vincent se estaba constituyendo en su debilidad personal, sí. Debía tener cuidado. Debía estar alerta.

Pero cuando llegó al bar y vio la sonrisa enorme con la que Vincent lo recibió, y hasta identificó cierto rubor turquesa esparciéndose por sus mejillas cuadradas, todos estos pensamientos retorcidos se esfumaron. Escuchó a Vincent con delectación: este, como siempre, lo halagaba de mil maneras. Que si era demasiado astuto, que si era demasiado inteligente, que si era demasiado hermoso. Arribó finalmente a aquella expresión que Alastor recordaría durante tantos años.

—¡Eres inspirador para mí!

Alastor estaba, como quien dice, en su salsa. Por unos segundos, dejaba de ser el esclavo que era y se transformaba en un líder, en un ejemplo, en el demonio no solo más poderoso sino también el más amado. Sabía que, si Vincent supiera de su trato, si supiera el peligro constante que corría en las garras de Rosie, sería capaz de hacer cualquier cosa por salvarlo. A pesar de que Vincent fuera también un demonio al que, por supuesto, no le importaría dañar a un gran número de personas para su propio beneficio, al mismo tiempo tenía esta habilidad de abrirse con él, de pretender protegerlo, de desear acompañarlo.

Lo lamentable fue lo que vino después. Porque Vincent siguió hablando y cruzó un límite que no debería haber cruzado. Usó esa palabra tan curiosa, “compañeros”. ¿Qué significaba eso? Alastor leyó rápidamente entre líneas. Al parecer, había entendido todo mal, ¿eh? Vox no era tan independiente después de todo. Vox lo necesitaba. ¡Y para gobernar el infierno, nada menos! ¡Qué iluso!

Había múltiples aristas por lo que aquella propuesta resultaba ofensiva para Alastor.

Con este pedido patético, Vox cambiaba por completo la imagen que tenía de él. Ya no era alguien que se sacrificaría por él, sino alguien que le pedía sacrificios. De pronto, eso lo igualaba a Mimzy, y a tantas otras personas que se habían metido en su camino en las últimas décadas.

Pero, en el fondo, eso no era lo peor. Lo peor era que, si Vox se asociaba a él, también quedaría bajo la órbita de Rosie. ¿Sería eso lo que ella estaba esperando? Si le estrechaba la mano a Vox ahora, su sociedad funcionaría como un trato y, cuando Alastor tuviera que agachar la cabeza, también hundiría consigo la cabezota cuadrada de Vox.

Sí, en efecto, ella debía de haber previsto este desenlace. Ella, que leía a los pecadores tanto mejor que él —mal que le pesara—. Ella, que siempre estaba dos o más pasos por delante. Sin dudas, si él aceptaba ahora, la beneficiaría de alguna manera. Y beneficiarla a ella inevitablemente sería perjudicarse a sí mismo.

Y perjudicar a Vox.

¿Qué debía hacer, entonces? Lo cierto era que le gustaba la idea de fastidiar a Rosie. Le gustaba, en general, ser impredecible. Si ella esperaba que él aceptara un trato como este, pues entonces tenía que rechazarlo.

Esa era la única razón importante, claro. No era que quisiera proteger a Vincent. No era que estuviera dolido por haber sido puesto nuevamente en el lugar de salvador. No era que nada de eso tocara su corazón.

Él solamente quería fastidiar a Rosie.

—¿Ah, hablas en serio? —soltó.

Mientras se reía, tuvo que bajar la cabeza. Ignoraba por qué, pero los ojos se le humedecían en medio de la risa, y tenía que apretar los párpados para que las lágrimas cayeran antes de que su espalda se incorporara de nuevo.

Cuando Vox usó la palabra “amigos”, todo su cuerpo tembló. Nunca se había sentido tan traicionado. Después de pedirle ayuda, después de pretender usarlo como se usa un estúpido guante, el muy imbécil lo llamaba “amigo”. Pero ¿no estaban en el Infierno, acaso? ¿Quién podría creer en algo puro y volátil como la amistad?

No Alastor, ciertamente. Él nunca había creído en la amistad. Y mucho menos en la amistad con Vincent. Con Vox, con Vox.

Cuando la humillación terminó, Vox decidió que su única escapatoria era la violencia. Bien. Alastor también deseaba gastar un poco de energía después de todo eso. El bar quedó por completo destruido y gran cantidad de pecadores perdió algún miembro o quedó enteramente pulverizado.

Vox peleó bien. Era verdad que estaba cerca de su nivel. Pero solo estaba “cerca”, eso no significaba que pudiera alcanzarlo todavía. Alastor se deleitó en ahorcarlo con furia y en aplastar su cuerpo contra diversas paredes.

Ese que se había atrevido a hablar de amistad cuando solo quería usarlo, como todos. Ese en el que Rosie se había interesado. Ese que él había considerado casi un igual. Merecía la muerte. Merecía algo peor que la muerte.

Las cosas empeoraron cuando apareció esa polilla. No era ningún problema para Alastor batallar con él, pero la posibilidad de que Vincent--la posibilidad de que Vox ya se hubiera aliado con otras personas antes que con él le daba asco. Alastor era entonces simplemente uno más de aquellos a los que Vox gustaba de halagar. Les doraba la píldora para aprovecharse de ellos. Sí, eso era lo que pasaba. Eso era, nada más y nada menos.

Podría haberlos matado. Podría haberse deshecho de ellos de manera definitiva. ¿Por qué no lo hizo? Él prefería ser inescrutable. Él era el caos. Nadie lo entendía. No tenía por qué haber una lógica clara detrás de sus acciones.

Eso era, nada más y nada menos.

Cuando se fue de allí, la sonrisa de Alastor era tensa. Sus ojos húmedos estaban más enrojecidos de lo normal. Era el sabor de la victoria. Ganar podía tener los efectos más extraños en él.

 

Notes:

¿Piensan que esto podría ser canon? Yo realmente sentí que Alastor ocultaba algo cuando se rio de Vox. ¡Esperemos que en el canon nos muestren pronto su punto de vista! Mientras, tenemos los fics.