Chapter 1: Siempre Serás Mi Paisaje, Mi Primer Amor
Summary:
Yoongi siempre había logrado regresar a él. Sin embargo, cuando abrió los ojos por primera vez luego de estar inconsciente durante una semana, Taehyung tuvo la certeza de que esta vez eso no ocurriría.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Su dedo presionaba el disparador sin detenerse, ávido por capturar e inmortalizar todo lo que pasaba frente al lente de su cámara en aquella atestada estación de trenes. Era un hermoso día soleado y primaveral, y ya hacía más de una hora que se encontraba de pie en medio de la marea de personas que iban y venían, llena de vida.
Logró capturar la tristeza de unos padres que debían separarse de su hija que estaba yéndose a estudiar lejos, llenándola de besos y abrazos, frotando sus rostros contra su glándula de olor, dejándole la marca de su esencia por última vez en lo que sería mucho tiempo. Capturó la alegre ansiedad y expectativa de unos abuelos que aguardaban, con ojos brillantes, tomados de la mano y ambas esencias mezclándose en un estallido de felicidad, la llegada de su pequeño nieto que vendría a pasar con ellos unos días. Capturó la felicidad y la expectativa en los emocionados rostros de quienes aguardaban los arribos, y la agridulce esperanza de volver a reencontrarse con aquellos con quienes se estaban despidiendo. Taehyung capturó con su cámara, hermosas imágenes que quedarían colgadas en las paredes de su estudio para futuras exposiciones.
Era arte en su forma más viva y humana, suspendido en un hermoso momento, capturado para siempre en una imagen, derramando una cálida y confortante sensación en su pecho. Tal vez era eso lo que le fascinaba a Taehyung de la fotografía: la inmortalidad. Captar algo que para el ojo humano era casi imperceptible y efímero, y plasmarlo para siempre en una imagen congelada en tiempo y espacio, eterna, hermosa, perfecta… que lograra sobrevivir por los siglos de los siglos.
Las esencias, suspendidas en el aire, viajaban con la brisa que soplaba sobre sus cabezas, acentuando las emociones, puras e intensas que revoloteaban a su alrededor, en un armonioso estallido de aromas. Algunas más intensas que otras, unas más atractivas que otras... Alfas, Betas y Omegas en una sólida y pacífica convivencia colectiva. Armonizando a pesar de su diversidad. Una sonrisa triste siempre aparecía en su rostro al recordar lo duro que había sido llegar a aquella equilibrada convivencia; los años que habían pasado para poder estar de pie en una estación de trenes, profundamente tranquilo de que nada ocurriría; que nada, ni nadie amenazaría la integridad de aquellos que en un pasado habían sido humillados y discriminados. Y sus pensamientos siempre llegaban a Jungkook y en la desgracia que lo había rodeado al momento de nacer, cuando tan solo comenzaba su vida sin que él tuviera la culpa de lo que sucedía a su alrededor, pero siendo inevitablemente un daño colateral de todo aquello; de aquel asqueroso y prejuicioso desequilibrio.
De repente, algo captó completamente su atención, como siempre lograba hacerlo con su mera presencia, y el lente de su cámara pareció hallarlo automáticamente antes incluso que sus propios sentidos pudieran hacerlo.
Apareció entonces ante él un paisaje hermoso. Un paisaje que siempre lograba quitarle el aliento. Una figura delgada y pequeña, pero con una fuerte e imponente presencia, envuelta en un impecable, entallado y elegante traje, rodeada de la inmensidad metálica y cristalina que conformaba la estación de trenes. Su rostro etéreo, hermoso, níveo y delicado como la porcelana, de labios suaves y rosados, y ojos duros y filosos, se encontraba levemente inclinado hacia la derecha, mientras aguardaba la llegada de su tren con las manos escondidas en los bolsillos de su pantalón de vestir, observando el infinito con una serenidad envidiable entre tanto bullicio y movimiento. La dualidad de la delicadeza y la belleza de sus rasgos en contraposición con la rigidez de su postura y la agudeza y dureza de su intensa mirada, era una exquisitez visual completamente fuera de este mundo, nacida para que el lente de una cámara retratara su hermosura constantemente. Para que su belleza permaneciera inmortalizada en las paredes de su galería, incitando a la inspiración y creatividad constantemente, siendo su eterna musa inspiradora.
Y luego llegó a sus fosas nasales su esencia... ¡Oh Dios su esencia! El húmedo, terroso e inconfundible aroma a lluvia, lavandas silvestres y la embriagadora dulzura de los narcisos. Era un aroma acuoso, fresco, puro y mineral, con destellos de eucalipto y jengibre que traían a su memoria los bosques de casa un poco más cerca en medio de aquella jungla de cemento. Su esencia llegó a sus fosas nasales y Taehyung disparó una foto tras otra mientras su boca se hacía agua, ante aquel profundo deleite sensorial, intentando capturar aquel perfecto instante para siempre, deseando que las fotos pudieran abarcar más de un sentido, para hacerle justicia a aquella hermosa postal; para que todo el mundo pudiera experimentar lo mismo que él estaba sintiendo al momento de tomarla.
Finalmente, con un ensordecedor chirrido, el tren llegó lentamente en la estación. La menuda figura de traje, Yoongi, su compañero destinado, el Omega con el que había decidido pasar el resto de su vida, tomó su valija mientras se acomodaba el bolso de mano al hombro, y avanzaba hacia la serpiente de hierro que lo llevaría a una ciudad lejana por algunas semanas. Taehyung bajó la cámara de su rostro en favor de grabar aquella postal un tanto más íntima, en su retina en lugar del lente, logrando notar a tiempo la suave sonrisa que se dibujó en aquellos irresistibles labios rosados y algo opaco, parecido a la tristeza, cruzó aquellos filosos ojos que ahora le devolvían la mirada a través del vidrio de la ventanilla del vagón. La intensidad de la mirada había abandonado toda la dureza que le había visto tan solo minutos atrás, para mostrarle solo a él, la suavidad de la que eran capaces. El momento, a pesar de breve, fue intenso, silencioso y cargado de significados.
Desde que se habían conocido, aquella había sido la particular manera de Yoongi de despedirse cuando debía viajar y separarse de él por mucho tiempo. Fingir que no era gran cosa, que no lo afectaba como Taehyung sabía que lo afectaba, sin demostraciones de afecto en público, sin despedidas dramáticas, ni confesiones empalagosas. Lo más distante y profesional posible. Y si bien no la compartía ya que él siempre había sido devoto de las demostraciones físicas y de la vocalización de las emociones, Taehyung lo respetaba, porque la verdadera despedida había sido en la intimidad, confort y calidez de su casa, rodeados de las esencias familiares que conformaban su hogar y su rutina diaria; de todo lo que los conformaba como compañeros, como pareja. La verdadera despedida había sido en su casa, entre olfateos, marcas de olor, besos, caricias, miradas intensas, abrazos y promesas de pronto retorno. Porque Yoongi siempre lograba regresar a él, a sus brazos, a su hogar, a su familia. Nada nunca había sido capaz de separarlos, ni siquiera sus diferencias personales, sus diferentes naturalezas y su extraña y poco habitual dinámica. Siempre, desde un primer momento, aunque haya sido lo más extraño que les pudiera haber sucedido a ambos en sus vidas, se habían pertenecido. Y eso era lo que dejaba tranquilo a Taehyung y le permitía dormir por las noches. Yoongi siempre regresaba a él. Así como él siempre orbitaba a Yoongi.
Cuando el tren arrancó lentamente, Taehyung no pudo evitar sentir un desagradable malestar en el estómago. Un insoportable peso, que le ordenó alzar una vez más la cámara y tomar una última fotografía de aquella hermosa y agridulce postal. La sonrisa de Yoongi, vestido con su ceñido y formal traje, tras el vidrio de la ventanilla, fue más amplia y cálida esta vez. Dulce, genuina, llena de encías, tranquilizadora y prometedora. Taehyung se la devolvió amplia y rectangular, con el infinito amor que le profesaba, pero el incómodo peso en su estómago jamás se alivió.
Llevaba tan solo una hora y media en su casa, listo para pasar por el atelier y luego ir a casa de su hermano para recoger a Jungkook, cuando un numero desconocido llamó a su celular y atendió entusiasmado pensando que era un posible cliente nuevo.
-¿Señor Kim Taehyung?- habló inmediatamente una voz profunda al otro lado de la línea con una gravedad que encendió todas sus alertas internas. -¿Es usted el señor Kim Taehyung?-.
-Sí, ¿en qué puedo ayudarlo?- respondió Tae con el desagradable e incómodo peso en su estómago que había sentido hacía tan solo unas horas en la estación de trenes, intentando mantener la estabilidad en su voz.
-Lamento informarle que el señor Min Yoongi ha sufrido un accidente, junto a todos los pasajeros que se encontraban en el tren de las 10:00 hs con destino a Busan, y se encuentra en este momento en el Hospital Central, en estado de coma farmacológico mientras sus heridas son atendidas. Afortunadamente no presenta lesiones graves, pero...- informó la voz grave, pausadamente, como si hubiese tenido que dar ese discurso repetidas veces en los últimos minutos, pero Tae ya no pudo poner atención a sus palabras luego de oír que Yoongi había tenido un accidente. Se llevó una mano al pecho, sintiendo como se cerraba con violencia, impidiéndole respirar, su visión se nubló repentinamente, producto de las lágrimas o de la falta de aire, nunca lo supo, y su cabeza comenzó a dar vueltas con violencia, sintiendo como perdía el equilibrio repentinamente.
Cuando la llamada con el doctor finalizó, sus temblorosos dedos marcaron automáticamente un número que se sabía de memoria, sin tener registro que su respiración se tornaba cada vez más entrecortada, mientras su visión comenzaba a llenarse de puntos negros y todo a su alrededor se desdibujaba rápidamente.
-Namjoonie hyung...- dijo con un hilo de voz rota, un aullido casi inaudible y desesperado, mientras su corazón se destrozaba por dentro y su mente era un desagradable torbellino de pensamientos e imágenes en la que la borrosa figura de Jungkook se interponía sobre todos. Solo tuvo tiempo para intercambiar algunas palabras con un alterado Namjoon al otro lado de la línea antes de que todo se tornara negro y su cuerpo se desplomara en medio de la sala de su casa.
Fue en ese momento que el mundo de Taehyung comenzó a desmoronarse.
Yoongi abrió los ojos en una habitación desconocida, desprovista de todo color, e incapaz de percibir aroma alguno a su alrededor. Su olfato, por alguna extraña razón estaba bloqueado, y el miedo lo invadió por completo al notar que era incapaz de percibir nada. Decir que se encontraba perdido y claramente desorientado, sería un eufemismo.
Todos sus sentidos parecían estar en blanco y su pecho se contrajo dolorosamente al comprender lo que estaba sucediendo: estaba internado en un hospital, el ambiente más hostil e insoportable en el que podría encontrarse encerrado. Porque no había manera de que estuviera equivocado y aquella fría y desagradable habitación no perteneciera a un hospital, en especial por todos y cada uno de los cables conectados a él, los murmullos que llegaban desde el otro lado de la puerta cerrada y el intenso, penetrante y único olor que era capaz de percibir en aquel frío ambiente: el antiséptico.
Su cabeza dolía agudamente al intentar recordar lo que había sucedido, como había llegado al hospital y si bien pudo recordar fragmentos, su mente se encontraba inmersa en un aterrador vacío que parecía haber devorado la gran mayoría de los recuerdos de su vida. ¿Qué rayos hacía en un hospital si se suponía que debía estar en un viaje de negocios que lo mantendría lejos de la ciudad por una semana?
El murmullo de una voz grave, pero extremadamente suave llegó a sus oídos proveniente de una figura que se encontraba de espaldas a él, frente al gran ventanal de la habitación. La cálida luz que se filtraba por las cortinas entreabiertas, indicaba que era de mañana. La figura de un hombre, de hombros anchos e imponente presencia, un tanto desgarbada, aunque estuviera sentada, bañada en los dorados rayos del sol parecía tener un hermoso y etéreo halo a su alrededor, parecido al que los grandes pintores, realizaban alrededor de los santos y ángeles en sus lienzos. La voz, profunda que provocaba un extraño y automático revoloteo en su estómago, se oía exhausta, como si no tuviera fuerzas para hallar su tono, o lo hubiera perdido luego de hablar por muchas horas. Era una voz apagada, como si acabara de anunciar las peores noticias. Se oía tan preocupada, que Yoongi fue capaz de oír como la garganta de su portador se cerraba por la angustia al hablar intentando mantener a raya las emociones que parecían querer desbordarse en cualquier momento, mientras preguntaba cómo se encontraba Hoseok.
Yoongi, fugaz y dolorosamente, en una confusa maraña de imagen y sonido, recordó repentinamente que Hoseok estaba junto a él en el tren por el viaje de negocios y no tardó demasiado comprender que algo grave había sucedido para que él acabara en la cama de un hospital y para que aquella figura, aquel hombre de piel dorada y hombros anchos, estuviera preguntando por el bienestar de su mejor amigo y mano derecha en la compañía.
¿Cómo conocía aquella persona a Hoseok? ¿Qué demonios sucedió en aquel viaje de negocios y por qué se encontraba en un hospital? ¿Namjoon? ¿Dónde estaba Namjoon?
La arrebatadora necesidad y el ciego deseo de estar cerca de Namjoon, de tenerlo a su lado, fue tan repentina e intensa que se manifestó como un dolor físico en su cuerpo. No fue necesario que se preguntara donde se encontraba su Beta porque fue más que obvio para él, que Namjoon estaría al lado de Hoseok, su Alfa, como era de esperarse, sin embargo, las ausencias de sus mejores amigos no ayudaban a que su pecho se serenara y su mente se tranquilizara.
Impaciente por hallar las respuestas e irse de aquel maldito lugar cuanto antes, Yoongi decidió moverse, pero el dolor presente en todo su cuerpo contestó parcialmente una de sus preguntas. El gemido inconsciente que se escapó de sus labios como respuesta automática al malestar que lo atravesó, alertó a la figura que estaba con él en la habitación. El hombre se volteó inmediatamente y al notar que había despertado, finalizó rápidamente la llamada telefónica y se acercó a la cama para detenerse a su lado, observándolo con intensidad.
Y wow, ahora que Yoongi lo observaba de cerca... ¡simplemente wow! Era un hermoso y alto joven de piel dorada, hombros anchos, ojos grandes y del color del chocolate derretido, con un intenso brillo propio y tan profundos que cualquiera que los observara quedaba atrapado allí, hundiéndose en la cálida y suave infinidad de esos expresivos ojos. Sus largos y enmarañados cabellos caían sobre su rostro en una castaña cascada. Sus labios eran gruesos y geométricos, dibujando una línea naturalmente torcida hacia abajo que parecía que estuviera continuamente disconforme, y a pesar que parecían suaves, en aquel momento se encontraran resecos y enrojecidos porque habían sido mordidos constantemente. Sus grandes manos de largos y elegantes dedos se cernían nerviosa y apretadamente sobre el celular que sostenían entre ellas, como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano conteniéndose para no extenderlas y tocarlo, lo que Yoongi agradeció inmensamente.
Yoongi sintió como se secaba repentinamente su boca ante tan imponente visión. Porque aquel joven era imponente en un sentido sencillo y casual, en el conjunto de sus cualidades, de sus hermosos rasgos, en la profunda calidez de su mirada que brillaba con la intensidad de las estrellas, en la suavidad de su aspecto con su figura envuelta en un cómodo y holgado sweater color bordó y en sus amplios pantalones color caqui, en la claridad de su rostro en el cual podían leerse todas y cada una de las emociones que estaban atravesándolo en aquel momento como si fuera un libro abierto. Yoongi fue incapaz de percibir su esencia y determinar su subgénero a través de ella, pero ese pequeño detalle fue lo que menos le interesó en aquel momento, porque ese joven no necesitaba de una intensa y atrayente esencia para destacar, porque ya lo hacía a su manera con su presencia simple y cálida, y con su notable belleza.
Demasiadas preguntas se agolparon en la mente de Yoongi mientras se encontraba perdido en la mirada chocolate del joven. Preguntas que necesitaban sus respuestas inmediatamente. Necesitaba saber si Hoseok estaba bien. Por qué se encontraba en un hospital cuando tendría que estar firmando un contrato para expandir su productora de música. Por qué había tantos cables conectados a él. Que eran los ruidos que llegaban desde atrás de la puerta. Por qué se sentía tan incómodo, como si faltara una pieza en su ser…
El dolor en su cabeza estaba tornándose insoportable debido a la confusión y el deseo de obtener cuanto antes las respuestas a todos los interrogantes que se agolpaban en su mente, estaba provocando que su ansiedad e incomodidad aumentara y su paciencia comenzara a perderse con cada minuto que pasaba y la mirada fija de aquel joven dorado frente a él, cargada de lo que parecía ser expectativa y esperanza, no ayudaban en absoluto a que lograra relajarse.
De todo lo que deseaba preguntar, hubo algo que en aquel momento pareció tener mayor importancia por sobre todo lo demás, y Yoongi decidió pronunciar las palabras, incapaz de retenerlas por más tiempo dentro de su ser, palpitando dolorosamente en su mente. Pero lo que sus labios soltaron con un frío, distante y cruel tono, estaba a punto de dejar consecuencias para siempre. Una de ellas sería su incapacidad para borrar de su mente la dolorosa reacción de aquel hermoso, suave y dorado joven al oír sus palabras.
Taehyung sabía que debía haber estado mejor preparado para lo que enfrentaría, pero sus buenas intenciones y su gran e ingenuo corazón se confiaron demasiado en que todo estaría bien.
En cuanto habían tenido los resultados de los estudios correspondientes, los doctores le habían advertido que el pronóstico no era bueno. Si bien, las heridas y los golpes en el menudo cuerpo de Yoongi no tardarían mucho en sanar, la mente era otra cosa completamente diferente.
Taehyung sabía que había muy pocas esperanzas de que Yoongi recuperara la memoria luego del grave accidente que había sufrido el tren en el que iba por un viaje de negocios junto a Hoseok, y del cual habían salido afortunadamente con vida.
Taehyung sabía que debía ser paciente, que tendría mucho trabajo por delante. Sabía que no sería fácil para nadie, y mucho menos para Yoongi. Los doctores se habían encargado de advertirle y ponerlo al corriente de la dura situación de los pacientes con amnesia, lo habían preparado para lo que serían las semanas siguientes a partir de que Yoongi despertara.
Taehyung era fuerte, más de lo que parecía a simple vista por su larguirucha y desgarbada figura y su suave y sereno aspecto, y de lo que por su naturaleza se esperaba siempre de él, pero eso no significaba que doliera menos. Y el hecho de que, desde el accidente una semana atrás ya, estaba continuamente bajo supresores lo empeoraba todo aún más. Se sentía incómodo y fuera de su piel; inquieto, necesitando sentirse su propio aroma, porque si no, era como si no tuviera parte de su identidad. Necesitaba sentir su propio aroma porque era lo único que tenía ahora capaz de anclarlo a la realidad, indicándole que estaba haciendo lo correcto, que iba por buen camino, que el esfuerzo y el sacrificio rendiría sus frutos. Porque era lo único a lo que podría aferrarse dentro de las pulcras paredes de aquel bendito hospital. Si la aversión de Yoongi por los hospitales, superaba lo emocionalmente aceptable para una persona, la de Taehyung se encontraba en segundo lugar pisándole los talones. Pero sabía que todo era para bien, para lograr el bienestar de Yoongi, para que pudiera recuperarse pronto y pudieran regresar juntos a casa, a la familiaridad de sus cosas, al confort de sus aromas, a la comodidad de sus presencias, a la intimidad de su cercanía.
Había perdido la cuenta de las llamadas que llevaba haciendo. Había estado hablando por teléfono toda la mañana. Jin y Jimin se encargarían de todo en casa mientras él estuviera en el hospital. Había llamado a la compañía para asegurarse de que todo estuviera cubierto allí, y luego había pasado horas en comunicación con Namjoon por cuestiones legales de la empresa, y para asegurarse de que Hoseok estuviera bien. De los dos, Hobi había sido el que peor heridas había sufrido al intentar proteger a Yoongi, actuando de escudo humano, pero los doctores habían asegurado que en un par de días estaría de regreso en su casa porque su naturaleza Alfa ayudaría a la rápida sanación de su cuerpo. Taehyung deseaba creer que lo mismo pasaría con Yoongi.
Se encontraba hablando con Jin, contándole la situación de Hoseok y preguntando por Jungkook, cuando un gemido de dolor a sus espaldas lo alertó y volteándose rápidamente, descubrió que Yoongi había despertado y que estaba intentando incorporarse en la cama. Se despidió rápidamente de su hermano, haciéndole prometer que lo mantendrá al tanto de todo lo que sucediera en casa y luego de prometer que llamará a Jimin por la noche, se acercó inmediatamente a la cama. El gemido de dolor de Yoongi había provocado automáticamente que el instinto sobreprotector se retorciera en su pecho, pero inmediatamente sintió el punzante dolor en su cuerpo de los supresantes actuando efectivamente sobre ello. Taehyung sintió el hormigueo característico que venía sintiendo por días ya, recorrerlo bajo la piel y la potente corriente eléctrica en su cuello adormeciendo su glándula de olor, anulando completamente la herramienta natural que más utilizaba y sobre la que más se apoyaba Taehyung para sobrevivir. Hacía sentir a Taehyung repentinamente extraño y bajo mucha presión, pero comprendía la razón por la que los doctores habían optado por ese arriesgado método. Aunque ello no significara que todo fuera menos difícil, a Tae le parecía precisamente todo lo contrario, pero no podía hacer nada al respecto si quería seguir al lado de Yoongi cuidándolo. Sin su aroma para tranquilizar a su pareja que se encontraba claramente afligido, Taehyung se sentía absolutamente perdido e inútil, desesperado por desear hacer algo lo más pronto posible, pero sin saber qué exactamente ya que era la primera vez que Yoongi abría los ojos desde que había ingresado al hospital, y a pesar de que iba contra todo principio natural para él, se limitó a mantener sus manos firmemente aferradas a su teléfono para que no pudiera actuar por su cuenta y asustaran a Yoongi que lo observaba con cierta reserva en sus hermosos y felinos ojos.
Yoongi se veía igual de hermoso y etéreo que siempre, rasgos suaves y feroces ojos, en una postura rígida y amenazante a pesar de su pequeña contextura física, aunque un poco más pálido que de costumbre, y sus filosos ojos habían adquirido una extraña y alarmante dureza. Una dureza que indicaba claramente que quería que nadie se acercara a él. Una dureza que Taehyung no veía en sus hermosos ojos desde hacía mucho tiempo. Dureza, frialdad y algo más en lo que no se atrevía a pensar porque no estaba seguro de poder lidiar con eso tan pronto.
Taehyung tomó aire y se armó de valor, paciencia y serenidad mientras lo observaba fijamente, intentando no realizar ninguna mueca en su rostro al no percibir su característico aroma desprendiéndose de su piel; la esencia que tanto amaba de su compañero y que siempre lograba mantener su mente serena y centrada. Intentó convencerse de las palabras de los doctores, repitiéndose que los inhibidores y supresantes eran para el bien de ambos, pero especialmente para el bienestar y seguridad de Yoongi y el vulnerable estado en el que estaría cuando despertara y por las semanas de recuperación que le seguirían. Taehyung no era capaz de percibir la lluvia y las lavandas silvestres, ni el eucalipto, el jengibre o los narcisos de la dulce esencia de Yoongi y eso lo afectó mucho más de lo que creyó que lo haría.
-Has despertado...- susurró Tae con una sonrisa amable y suave, lo más educadamente posible, intentando contener todas las emociones que luchaban por dibujarse en su rostro y filtrarse en su voz. Debía seguir las indicaciones de los médicos si deseaba hacer las cosas bien como cuidar sus palabras, las expresiones de su rostro (algo simplemente imposible para él) y la intensidad y el tono de su voz, porque todo, por más mínimo que fuera, podía alterar el delicado estado de su compañero. De momento, lo principal era no asustar ni incomodar a Yoongi que lo observaba con ojos grandes y desconfiados, brillando con una furiosa intensidad mientras lo atravesaban distantes. -¿Cómo te sientes?- preguntó con el mismo tono suave y neutro, intentando ignorar la mueca de espanto, asombro y desorientación en el rostro de Yoongi, y aquel cruel desconocimiento, rayando la incomodidad, que brillaba en sus hermosos ojos al observarlo.
Taehyung sabía que debía haber estado preparado, especialmente luego del parte médico, pero su lado optimista y soñador, aquella esperanzada porción de su alma que se resistía a pensar que todo estaba a punto de perderse tal vez para siempre, o peor aún, que ya se encontraba perdido, le ordenaba que no se diera por vencido, que lograrían salir de esto. Sin embargo, cuando Yoongi despegó sus labios, la pregunta fría, distante y cruel que salió de ellos, logró pillarlo con la guardia baja, doliéndole más de lo que había supuesto que lo haría al imaginarse todos y cada uno de los posibles escenarios en los que sucedería. Fueron solo palabras, agrupadas de modo tal que, al momento de ser pronunciadas y oídas, provocaron un dolor tan intenso, que Tae sintió el filo de aquellas palabras como una filosa daga atravesándolo en medio de su pecho.
-¿Quién eres tú?- preguntó Yoongi observándolo con recelo y una mezcla de incomodidad y desdén, y voz grave y ronca por el poco uso. Taehyung tragó en seco con violencia sintiendo como su mundo terminaba de derrumbarse por completo.
Notes:
Qué les pareció este primer vistazo?
*ACLARACIÓN!
Si bien se respetarán algunos aspectos canónicos de la Dinámica ABO, habrá algunos elementos incorporados por mi parte.
En el caso de este capítulo, los Supresores bajo los que Taehyung y Yoongi están son una poderosa y peligrosa mezcla de supresores y bloqueadores de esencias.Espero que hayan disfrutado la lectura!
Nos vemos en el siguiente capítulo!
Chapter 2: Dónde Está Mi Amor
Summary:
No tuvieron un buen comienzo en el pasado. Lograron un presente perfecto y feliz con mucho esfuerzo y dedicación. A medida que pasan los días, el futuro se tambalea peligrosamente y parece algo imposible entre ellos.
Yoongi volvió a ser el de antes de conocerlo. El frío, distante y poderoso Omega, líder de una de las productoras más famosas del país.
Taehyung solo quiere poder regresar a casa de la mano de su esposo.
Notes:
Después de una semana, el capítulo II finalmente llegó!
ADVERTENCIA!:
Este capítulo contiene humillación, palabras crueles, malas palabras, comportamiento cruel y desdeñoso, menciones de abuso pasado, dolor físico y debilidad generados por los Supresores.El título del capítulo pertenece a la canción "Where's My Love" de SYML.
Siempre escribo con música, inspirándome/apoyándome mucho de las canciones que escucho, me ayuda muchísimo a ponerme en sintonía con la escritura y si bien no armé una lista de reproducción, pueden escuchar estas canciones ya que son importantes a partir de este capítulo hasta el final de la historia. Probablemente siga agregando mas canciones en los capítulos siguientes.
"Broken", "Bleed Out", "Ending", "Always", "I Am Falling In Love", "I'll Be Waiting", "I Don't Need Your Love", "Remember", "Part Of Me", "Last Song" y "Backing Down", todas ellas de Isak Danielson.
"Soldier", "Rise", "Love" y "Back To You", todas ellas de Taemin.
Espero que disfruten este segundo capítulo!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
“ Yoongi había estado reticente ante la idea en el momento en que Hoseok la había compartido con él. Si, la compañía necesitaba cambiar la imagen. No, no estaba desesperado por ello. Hoseok le había prometido que el artista poseía un “increíble talento”. Yoongi había desconfiado de ello inmediatamente.
Yoongi confiaba ciegamente en Hoseok y era por eso que además de ser su mejor amigo, era su mano derecha en la compañía. Su Alfa lo conocía demasiado bien como para hacerle perder el tiempo de aquella manera, y si había sugerido al joven artista, Taehyung , era porque realmente valía la pena. Pero el retraso de diez minutos que llevaba le confirmaba que había hecho bien en tener sus reservas.
Hoseok se removía inquieto en su asiento cada vez que la amenazadora mueca de Yoongi se oscurecía por la furia y su ceño se acentuaba con cada segundo que pasaba y Taehyung no llegaba. Sabía que su esencia no era de lo más agradable en aquel momento, pero ya le valía poco dar una buena impresión. No es que estaba deseoso por darla, pero amaba que su compañía tuviera una reputación impecable. Hoseok palideció al percibir la amargura y putrefacción de su aroma.
Yoongi despegó los labios, dispuesto a soltar una sarta de palabrotas por haberle hecho perder el tiempo y cuando Hoseok , anticipando sus movimientos, se puso de pie de un salto con la intención de detenerlo y excusar al joven artista, Taehyung ingresó presuroso por las puertas de cristal de la sala de conferencias donde se encontraban esperándolo.
El joven artista llevaba los brazos cargados de rollos de papel, planos y desprolijas carpetas, y el bolso de cuero demasiado gastado y agujereado en algunos sectores, deslizándose descuidadamente de su hombro izquierdo, arrastraba la camisa exponiendo demasiada piel dorada a la vista. Había algo raro con su postura. Parecía encorvada y débil. A pesar de ser alto y tener hombros anchos, su figura era desgarbada y torpe con largas extremidades que no sabía cómo manejar, como si estuviera escondiéndose de las miradas que caían sobre él, como si quisiera pasar lo más desapercibido posible. Su cabello, demasiado largo para el gusto de Yoongi , se encontraba enmarañado y sujeto en un flojo rodete desde el que caían algunos mechones castaños sobre su hermoso y anguloso rostro de cejas poderosas, ojos grandes y labios carnosos y agradables. Su piel era una hermosa y atractiva extensión dorada del color de la miel, besada por el sol en una tonalidad que brillaba naturalmente incluso bajo las frías y artificiales luces de la sala.
Yoongi notó lo gastados que estaban sus holgados ropajes y pudo vislumbrar una clavícula demasiado acentuada sobresaliendo sobre la piel desde donde la camisa caía por su hombro. Lo mismo sucedía con la piel de su rostro, demasiado pegada a sus huesos, dándole un aspecto enfermizo y agresivamente filoso a sus hermosas facciones. Pero más allá del descuidado, malnutrido y pobre aspecto del joven, a Yoongi lo pilló con la guardia demasiado baja la intensidad y exquisitez de su penetrante esencia. Un delicioso y sublime aroma a café, miel y fuego, con notas frescas a perfumados árboles y tierra húmeda de lejanos y frondosos bosques, verdes y silvestres prados colmados de polen y flores, y una crepitante hoguera hecha de leña. Un aroma tan endemoniadamente cálido y familiar, pero al mismo tiempo tan opuesto al suyo, que provocó que sus rodillas se aflojaran involuntariamente ante la profunda sensación a hogar, a comodidad, seguridad y refugio envolviéndolo, y agradeció estar aun sentado porque estaba seguro que hubiese aterrizado con su trasero en el suelo.
La esencia de un Alfa. Aparente y sorpresivamente demasiado compatible con su Omega sin marcar. La esencia del joven llegó rápidamente a sus fosas nasales, afectándolo inmediatamente, congelándolo por completo en su lugar, metiéndose bajo su piel, haciéndola cosquillear con entusiasmo y expectativa, cubriéndolo completamente como una cálida manta, como si fuese un bálsamo para su dañada alma, intentando aliviar sus dolores, sanar sus heridas y borrar sus cicatrices internas. Era como si estuviese hecha a su justa medida, solo para reconfortarlo a él y su Omega le indicó automáticamente que, después de tanto tiempo de espera y dolor, era el indicado.
Yoongi se sintió tan vulnerablemente expuesto, tan repentinamente, que como única reacción para auto preservarse se le ocurrió hacer lo que mejor había sabido hacer toda su vida: alzar sus barreras, tan inalcanzablemente altas que sería imposible para nadie poder llegar a él.
-Esto debe ser una broma- ladró despectivamente aun con los dientes apretados, en cuanto su filosa mirada hizo contacto con la suave, cálida y amable de Taehyung que no parecía estar mucho mejor que él, impactado por su "dulce" aroma a Omega.
-¡Hyung!- exclamó Hoseok escandalizado, reprendiéndolo sin fuerza con ojos abiertos de par en par, al ver que la reacción de Taehyung fue como si hubiese recibido una bofeteada. El Alfa mayor se encontraba demasiado sorprendido como para hacer algo y Yoongi aprovechó su estupefacción para finalizar aquella incómoda situación cuanto antes y volver rápidamente a su trabajo pendiente en su estudio.
-¿Es en serio, Seok-ah? ¿Esto es lo mejor que has podido hacer? ¿Contratar para la renovación de la imagen de nuestra compañía mundialmente reconocida un pobre y desesperado artista callejero, que no solo no sabe nada de etiqueta y de puntualidad a lo que podría ser la oportunidad de su vida, sino que además es un joven e insignificante Alfa? Esperaba mucho mas de ti, Hoseok-ah. Debo confesarte que tu pobre y simple elección me ha decepcionado demasiado- comentó Yoongi mordazmente, sin siquiera observar a Taehyung , que permaneció de pie frente a ellos sin saber muy bien que hacer y con un claro deseo de desaparecer de allí dibujado en el rostro. Su aroma cambio tan drásticamente que Yoongi sintió nauseas al percibir la angustia y el dolor, en aquellos bosques que comenzaban a secarse rápidamente, mientras el café parecía estar amargándose a un extremo intolerable, quemándose por el descontrolado fuego de la hoguera. -No perderé mi valioso tiempo en esto- finalizó Yoongi alejándose de la mesa, evitando con éxito no observar al joven Alfa, a pesar de que su Omega le ordenaba que se acercara a consolarlo, marcándolo con su esencia, ya que había sido él el causante de su estrés, y salió enfurruñado por las puertas de vidrio de la sala hacia su oficina.
-¡Min Yoongi , detente allí ahora mismo!- gruñó Hoseok a sus espaldas, cuando estaba a punto de ingresar en su oficina, utilizando su voz de Alfa. Yoongi se volteó inmediatamente con rostro lívido y ojos destellantes por la furia y el asombro.
-¿Como te atreves?- gruñó a su vez Yoongi con dientes apretados, temblando por la ira, pero eso no pareció amedrentar a Hoseok que se acercó ceñudo a él. La figura del Omega tan dura, poderosa y amenazante como la del Alfa frente a él, y a pesar de las obvias diferencias entre sus subgéneros y contexturas físicas, en aquel momento (como en todo momento de su dinámica, en realidad) parecieron iguales.
-¿Como te atreves tú a realizar semejante escena? ¡Sin siquiera conocerlo! ¡Por el simple hecho de ser un Alfa!- exclamó su mejor amigo fuera de sí, y Yoongi intentó serenarse porque jamás en su vida había visto tan furioso e indignado a Hoseok y si mantenía su obstinación, nada bueno saldría de ello. -¿Como te atreves a pensar eso de mí? ¿Como puedes siquiera haber pensado que, luego de ser tu amigo por años, de saber todo por lo que has pasado, de estar a tu lado durante tus momentos más difíciles y tus horrendas experiencias, cometería el error, la atrocidad, de arriesgarme y traer un Alfa, sin estar completamente seguro de que valdrá la pena?- exclamó Hoseok y sus ojos que siempre eran brillantes, cálidos y amables destellaron peligrosamente furiosos, provocando que Yoongi retrocediera unos pasos, naturalmente subyugado por su Alfa y relajara sus hombros, indicándole que no estaba intentando confrontarlo. Yoongi no tenía problema en enfrentar a Hoseok, pero sabía que en aquel momento era su culpa por haber reaccionado de más, demasiado sensible por la sorpresa sensorial que había resultado ser Taehyung. -¡Por todos los cielos, hyung, no te creí tan snob!- gruñó suavemente pasándose una mano por los cabellos, intentando recobrar la compostura, avergonzado de haber hecho una escena.
-¡De acuerdo, lo siento! Lamento haber pensado de ti de esa manera, pero ya sabes como puedo llegar a ser frente a un Alfa. No hay manera de que me agraden, Seok-ah- comentó Yoongi con dientes apretados, intentando borrar las horrendas imágenes que su mente siempre intentaba recordarle. -No luego de lo que ocurrió...- dijo honestamente, bajando la voz y Hoseok pudo vislumbrar inseguridad y algunos destellos de miedo en sus filosos y oscuros ojos.
-Lo sé, y es por eso que Tae es perfecto para este trabajo, porque no es como ningún otro Alfa que hayas conocido, así como tú no eres como ningún otro Omega, hyung- comentó su amigo con una sonrisa suave y cargada de cariño, trasmitiéndole seguridad y tranquilidad, a través de su esencia a naranja y limón, mezclándose armoniosamente con jazmín del cabo y gardenias en la suavidad de la ropa limpia y secada al sol. Una esencia en la que siempre había encontrado serenidad y confort. -Por favor, solo debes darle una oportunidad. Conozco a Taehyungie hace años y puedo asegurarte que no te arrepentirás- confirmó con su amplia sonrisa en forma de corazón y a pesar de que jamás lo admitiría, el Omega interno de Yoongi se regocijó ante la posibilidad de estar nuevamente en presencia de aquel hermoso Alfa cuya esencia le resultaba tan atractiva e irresistible.
Cuando Yoongi regresó a la sala de conferencias solo, dispuesto a disculparse, Taehyung estaba tomando sus cosas dispuesto a irse, con su rostro atravesado por el dolor y húmedo por las lágrimas derramadas que en vano intentaba secarse con el puño de su gastada camisa. Yoongi tragó en seco con violencia.
-Taehyung-ssi...- comenzó Yoongi sintiendo sus mejillas arder por la vergüenza de haber provocado tal estado en el joven que, extrañamente no se acercaba ni por asomo a una que tendría un típico Alfa, y cuyo aroma se había amargado tanto que era casi imposible respirar en aquella sala.
-¡No, ahórreselo! Comprendo que mi imagen no sea compatible con su pomposa y deslumbrante y perfecta compañía mundialmente reconocida; que mi impuntualidad le haya molestado, y que ni siquiera le agrade mi imagen cuando es en realidad lo más cómodo que puedo utilizar para realizar mi trabajo. Pero no soy un artista amateur, desesperadamente ansioso por tomar cualquier oportunidad millonaria que se me cruce por delante, con tal de algunos minutos de fama y un plato de comida en mi mesa por la noche. ¡He hecho carrera, he expuesto en galerías y mis obras se han comprado por todo el mundo! No había necesidad de ser tan cruel y desdeñoso sin siquiera haber visto mi portfolio, sin siquiera haber apreciado mi arte. Puede que yo no le agrade, pero no le permitiré que desprecie mi trabajo sin siquiera haberse tomado la molestia de verlo. ¡Prefiero morir de hambre antes que trabajar para usted y su asquerosa compañía! Envíele mis saludos a Hoseokie hyung de mi parte- dijo Taehyung con sus mejillas furiosamente sonrojadas por la ira y ojos destellantes mientras salía de la sala llorando aún, sin siquiera dirigirle una mirada. Algo profundo y cálido se derramó en el pecho de Yoongi ante tan hermosa y desconcertante contradicción. Algo primitivo, puramente instintivo tiró de él hacia esa atractiva y poderosa figura que no se parecía a ningún otro Alfa que hubiera visto antes. Las palabras de Hoseok resonaron en su mente y pensó que, a pesar de no conocerse en absoluto, eran demasiado compatibles como para negarse a aceptarlo.
-Taehyung- llamó una vez más con voz firme, tan impropia de un Omega, y causó el efecto deseado en el joven, que inmediatamente se detuvo en seco y se volteó a observarlo con mezcla de asombro y frustración en su hermoso rostro surcado en lágrimas. -Acabas de obtener el trabajo- dijo Yoongi con una suave sonrisa en su rostro, mezcla del asombro que aún sentía por toda la situación y el extraño orgullo que el furioso discurso de aquel joven había causado en él. Y su primera equivocación con Taehyung fue su orgullo. Y es que Yoongi estaba tan confiado de que el joven aceptaría (porque, ¡vamos! él jamás lo admitiría, pero su cuerpo mostraba claramente las privaciones que estaba atravesando), de que caería rendido a sus pies, absolutamente curioso y atraído por aquel Omega dominante y poderoso, que recibió las palabras del joven como si hubiese sido un baldazo de agua helada.
-Puede meterse el contrato en el culo. No quiero el maldito trabajo- soltó tan indignado, con ojos tan brillantes por la furia, la vergüenza y los remanentes de la humillación que las palabras, pronunciadas con su profunda y grave voz, sonaron como una bofetada en medio de su rostro. La intensa y amarga esencia de Taehyung , junto con el claro rechazo provocaron una desagradable sensación en Yoongi , que sintió como un poderoso escalofrío lo recorría de pies a cabeza, mezcla de preocupación, terror y vergüenza. El rechazo se manifestó como una dolorosa opresión en su pecho que sensibilizó toda su piel, poniéndole los pelos de punta. ¿Por qué le afectaba tanto el rechazo de un desconocido?
Cuando Yoongi parpadeó varias veces, saliendo del asombro en el que el joven lo había dejado, ya se encontraba solo en la sala que aun olía a café quemado, lodo y bosques reducidos a cenizas. Yoongi tragó en seco intentando ignorar el nudo en su estómago.
Maldita sea, debía arreglar las cosas cuanto antes si no quería tener a Hoseok encima suyo, juzgándolo con su decepcionada mirada, si no quería perder tal vez al único artista que se había animado a trabajar con ellos sin ser amedrentado por la imagen de la empresa (y su imagen en realidad), y si no quería perder la oportunidad de conocer a Taehyung ya que su Omega le aseguraba que este Alfa era el indicado.”
Había pasado una semana desde que Yoongi había abierto los ojos luego del accidente.
Taehyung vivía todos y cada uno de los días atravesado por el dolor.
Si, debía haber estado mejor preparado para afrontar el hecho de que Yoongi no pudiera reconocerlo, y ese había sido el primer hecho que había asumido, aunque le afectara a un nivel demasiado profundo y celular que su mente no lo recordara únicamente a él. Yoongi recordaba claramente todo menos a él y la vida que había construido junto a él. No tenía registro de Taehyung en su mente y si bien el Alfa amaba con todo su ser a Hoseok y no tenía que preocuparse por nada, ni sentirse amenazado por ello, había comenzado a sentir un poderoso resentimiento hacia el Alfa mayor por el que Yoongi preguntaba constantemente, habiendo vuelto a la etapa donde solo reconocía a Hobi como su Alfa.
Pero lo que más frustraba a Taehyung era el hecho de que no podía hacer nada al respecto porque ante el más mínimo instinto que intentaba levantarse en su interior, intentando responder las necesidades de su Omega, los Supresores actuaban inmediatamente adormeciendo dolorosamente las reacciones naturales de su cuerpo. Se sentía extraño e incómodo, como si no fuera dueño de su propio cuerpo y había comprendido de la peor manera (luego de días febriles con un intenso dolor por intentar resistirse a la potente efectividad de los medicamentos) que lo mejor que podía hacer era permanecer apático, aunque sintiera que estaba muriendo por dentro. Aunque sintiera su cuerpo débil y enfermo, aunque llevara días sin dormir, porque en sus sueños su Alfa deseaba estar junto a su Omega y eso desencadenaba una nueva oleada de dolor y malestar, aunque hubiese perdido el apetito y llevara días sin comer más que pequeños bocados de los snacks que lograba comprar de las máquinas dispensadoras del hospital. Aunque necesitara desesperadamente de contacto humano y una buena sesión de abrazos y marcas de olor, y a estas alturas poco le importara quien fuera, aunque anhelaba tan profundamente tener a Jungkook en sus brazos, y a Jimin y tal vez Jin también... Taehyung solo necesitaba el contacto físico, el aroma y las marcas de sus seres más amados en este momento para que su piel dejara de sentirse tan tirante sobre sus músculos que estaban continuamente en violenta tensión, y su pecho pudiera aliviarse para volver a respirar con normalidad.
Porque Taehyung vivía atravesado por el dolor no solo por el doloroso efecto físico que tenían los Supresores en su cuerpo, sino porque Yoongi había vuelto a ser el mismo de antes. El frío, distante, implacable y poderoso Min Yoongi con quien había tenido la desastrosa entrevista de trabajo tantos años atrás luego de que Hoseok lo recomendara. Entrevista que había rechazado luego de ser humillado y despreciado sin que su trabajo fuera visto y contemplado.
Taehyung siempre recordaba con una suave sonrisa el gran esfuerzo que Yoongi había hecho para compensar su mal comportamiento en la entrevista, acercarse a él y convencerlo de que trabajara para su compañía, logrando desarrollar un poderoso vínculo que terminaría en una hermosa y dulce amistad. El proceso había sido tan lento y extenso que se había asemejado demasiado a un Ritual de Cortejo cuando no había más que un vago sentimiento de comodidad entre ellos que no había tardado en crecer peligrosamente rápido afirmando efectivamente que estaban hechos el uno para el otro. Yoongi casi tan obstinado como él, había insistido una y otra vez a Taehyung que siempre declinaba firmemente su oferta, asegurándole que no aceptaría a nadie más que a él y que si él no aceptaba, su empresa pasaría a la historia por ser la única que compañía que había conservado la misma imagen por años, sin evolucionar ni modernizarse. Para cuando Taehyung había aceptado trabajar para la compañía (que además le había ofrecido un puesto permanente como director creativo del departamento de arte), llevaban meses de amistad, plena comodidad y ciega confianza, y una poderosa atracción que comenzaba a flotar entre ellos, electrizante, placentera y prometedora...
Ahora Taehyung había perdido incluso aquella hermosa amistad y por supuesto, todo lo que vino después, los años de noviazgo, el matrimonio, una vida juntos, la familia... Todo había vuelto a cero. Era un completo extraño para Yoongi, su esposo, su compañero, su Omega...
Yoongi había rechazado todos sus intentos de acercamiento y Taehyung deseaba decir que eso le había dolido, pero lo que realmente dolió fue el fuerte efecto de los Supresores en su cuerpo actuando sobre sus instintos ante el rechazo de su Omega. Su cuerpo estaba adormecido, su glándula de olor escocía como el demonio, su rostro era una perfecta mascara tallada en piedra y su mente... su mente era una tormenta de pensamientos confusos y profundos deseos. Lo único que hacía era pasar los días sentado en el rincón más alejado de la habitación, frente a la ventana, garabateando en su cuaderno de dibujos, observando el tiempo pasar en el más absoluto silencio. Veía tanta vida en las atestadas calles frente al hospital, que era extraño sentir que allí dentro él parecía estar suspendido en tiempo y espacio, en una burbuja que lo apartaba del mundo exterior y que tenía sus propios tiempos, sus propias reglas. Su hermano le enviaba mensajes todo el tiempo, manteniéndolo al tanto de todo lo que ocurría en casa, manifestándole continuamente lo preocupado que estaba por su ausencia y principalmente por su salud. No pasaba un solo día sin que hablara con Jimin por teléfono. Su mejor amigo era el confort y soporte que Taehyung necesitaba en aquel momento, y si bien aún no podía verlo para abrazarlo y derretirse entre sus brazos mientras permitía que su amigo lo marcara, al menos le hacía bien oírlo. El resto del tiempo lo repartía entre Namjoon y la empresa, asegurándose de que todo estuviera en orden, su propio atelier al que tenía cerrado hacía dos semanas (gracias al cielo tenía los clientes más maravillosos, amables y comprensivos que podía pedir, ya que en cuanto se había puesto en contacto con ellos para explicarles su situación, todos le habían asegurado que no tenían problema en absoluto con que se tomara el tiempo que fuera necesario) y permaneciendo lo más alejado posible de Yoongi, tal y como su esposo lo había exigido con sus frías miradas, su tensa postura, su duro rostro y sus crueles palabras.
Yoongi le había pedido que no estuviera presente mientras él comía, o cuando el personal médico lo aseaba, o cuando debía ir al baño, porque su presencia lo incomodaba. No le hablaba en absoluto a no ser que fuera extremadamente necesario para que lo ayudara con las mantas o las almohadas de la cama. No permitía que estuviera muy cerca y mucho menos que lo tocara. Eso había sido realmente difícil los primeros días cuando Taehyung, acostumbrado a la naturalidad y comodidad de su lazo, en un acto demasiado instintivo como para pensarlo antes de hacerlo, lo había cargado en sus brazos con extremo cuidado para llevarlo al baño ya que aún se encontraba muy débil y dolorido, y se había encontrado con la potente bofetada del menudo Omega que no había tardado en retorcerse y saltar de sus brazos, cayendo pesadamente al suelo con un fuerte gemido de dolor, mientras lo observaba lívido y gritándole furioso le exigía que no volviera a tocarlo nunca más y se mantuviera lo más alejado posible de él. No le dirigía la mirada... Yoongi actuaba como si Taehyung no estuviera en absoluto allí junto a él, acompañándolo, cuidándolo. Y Taehyung deseaba decir que eso era lo que realmente le dolía, pero eso no sería verdad. ¡Dios, se sentía tan exhausto y su cuerpo estaba tan débil! Pero debía resistir, no renunciaría, estaba seguro que todo mejoraría. Sabía que aquello era aterrorizante para Yoongi, sabía que detestaba estar en un hospital, que se sentía ansioso y desprotegido, y sabía que no era su culpa, que no era su intención ya que solo estaba reaccionando a su incomodidad y ante lo que él consideraba una amenaza. Era por eso que Taehyung resistía tanto. Pero debía reconocer que luego de una semana de soportar el salvaje y duro carácter de Yoongi, sus continuas preguntas que parecían más un interrogatorio que interés real, y las frías y distantes miradas, el dolor comenzaba a dejar una marca que comenzaba a abrirse y supurar en su interior, envenenándolo lentamente. Sin embargo, no había manera que Taehyung abandonara a Yoongi en aquel momento. Ni en aquel momento, ni nunca. Se requeriría de mucho más que una bofeteada, miradas frías y palabras crueles para arrancar a Taehyung del lado de Yoongi. Un Alfa siempre debía estar con su Omega.
De todo lo que le habían explicado, y de todo lo que había logrado asimilar en los últimos 7 días de estar encerrado en aquel maldito hospital, Yoongi había logrado comprender todo, excepto una sola cosa: ¿qué era lo que hacía Taehyung en su habitación las 24 horas del día, velando por su bienestar y comodidad?
Yoongi no sabía quién era ese extraño, hermoso y dorado joven, y por más que intentara recordarlo, nada surgía en su mente. Sabía su nombre sí, porque así se lo había comunicado él mismo luego de que le preguntara quien era, y cuando insistió en saber qué tipo de relación los unía, Taehyung había respondido incómodamente sin mirarlo a los ojos que era empleado de su empresa, y el único que estaba libre para cuidar de él y asegurarse de que estuviera cómodo allí lo que durara su internación. Eso había sucedido una semana atrás, y por alguna extraña razón, Yoongi no se sentía seguro y tranquilo con su presencia en la habitación. Parecía que Taehyung lo conocía demasiado bien, que tenían una muy buena relación laboral, y el hecho de que Yoongi no recordara nada de él, cuando había logrado recordar todo lo demás, le hacía desconfiar del hermoso y magnético joven a pesar de sentir una profunda y cálida sensación en su pecho que bajaba a su vientre cada vez que lo observaba a los ojos, o Taehyung le hablaba con su profunda e irresistible voz o cuando simplemente se quedaba dormido en el incómodo sillón frente al ventanal de la habitación durante las noches de guardia, haciéndole compañía para que no estuviera solo en aquel detestable lugar.
Unas de las primeras preguntas que hizo Yoongi a los doctores, aprovechando que el joven se había ido para que él pudiera almorzar tranquilo había sido el subgénero de Taehyung y se había sentido realmente molesto al descubrir que era un Alfa, pero los doctores inmediatamente lo habían tranquilizado diciéndole que tanto el joven como él mismo estaban bajo el efecto de Supresores que ayudaban a bloquear sus esencias para que estas no colisionaran entre sí generándole incomodidad en su débil estado. Yoongi se sentía extraño al no poder percibir su propio aroma porque siempre se había apoyado mucho en él, ya que como parte de su identidad y si bien no le agradaba demasiado porque siempre había resistido la idea de ser un Omega y mucho menos uno típico, tal y como la sociedad esperaba de él, era lo único que lograba tranquilizarlo y centrarlo. Sin embargo, comprendía que era lo mejor porque realmente no quería tener que lidiar con un Alfa inestable en aquellos momentos. Yoongi no quería saber nada de Alfas y mucho menos tener que ver con ellos, no luego de su horrenda experiencia en el pasado y agradecía profundamente la administración de Supresores en su organismo.
Anhelaba tanto la presencia de sus amigos a su lado, que estaba convirtiéndose en un malestar físico ya que los Supresores actuaban agudamente sobre aquel instinto que deseaba despertarse en él y eso lo ponía de mal humor. Realmente necesitaba la presencia de Hoseok y Namjoon con él y no veía la hora de que sus amigos pudieran visitarlo y su malestar se intensificaba cada vez que veía, en cambio, a Taehyung allí con él. Un extraño al que no conocía y en quien desconfiaba profundamente, pero por alguna maldita y extraña razón extrañaba profundamente cada vez que no estaba en la habitación con él.
En los últimos días había descubierto que era mejor dejarlo ser, a intentar echarlo de la habitación. No importaba cuan crueles y despectivas fueran sus palabras, cuan alta fuera la suma de dinero que le ofrecía con tal de que lo dejara en paz, cuantos gritos y berrinches hiciera cual niño pequeño y caprichoso, la paciencia y templanza de Taehyung eran envidiables, ya que el joven se había negado rotundamente desde que lo había intentado los primeros días luego de despertar.
-Debo advertirte que no lograrás un aumento por esto y mucho menos conseguirás llevarme a la cama si esas son tus intenciones, Taehyung-ssi. No me relaciono con Alfas insignificantes que ni siquiera puedo recordar- había ladrado cuando las cosas se habían tornado densas días atrás y el joven se había negado obstinadamente una vez más. Había sido el último intento de Yoongi, creyendo que el dinero podría solucionar todo. No había manera, en su mente, que Taehyung siendo un simple empleado de su compañía, no aceptara la oferta, buscando enriquecerse sin esfuerzo alguno y la negativa del joven, al que claramente había ofendido con su propuesta, había terminado por desquiciarlo. -No existen tales cosas como las buenas intenciones. El camino al infierno está hecho de ellas y realmente no va contigo ni con tu subgénero- había agregado mientras notaba como, luego de que se le atascara la respiración al oír sus crueles palabras, Taehyung se ponía lentamente de pie, tambaleándose torpemente mientras buscaba su abrigo cabizbajo, ocultando su rostro con sus largos cabellos que caían sobre él, y se dirigía a la puerta de la habitación.
-Estaré afuera tomando un poco de aire, llama si necesitas algo- había murmurado lentamente con voz suave, casi un susurro, y había desaparecido rápidamente por la puerta sin siquiera dirigirle la mirada, ni darle tiempo a reaccionar.
Yoongi deseó poder decir que aquello no lo afectó en absoluto, pero estaría mintiendo. La reacción dolida del joven había tenido un efecto demasiado profundo en él y su pecho agitado, y cuanto más tiempo Taehyung estuvo fuera de la habitación más insoportable fue el peso en su estómago.
Los días que le siguieron, transcurrieron en silenciosa compañía. Yoongi no le pidió disculpas, Taehyung no le volvió a dirigir la mirada, ni intentó establecer dialogo de ningún tipo con él más que el estrictamente necesario para saber si estaba cómodo o si necesitaba algo. Y realmente, no podía estar mejor.
Yoongi se rehusaba a hablarle a aquel amable y suave extraño que acomodaba sus almohadas cuando él se removía demasiado incómodo en la cama, desplazándolas de lugar, sin fuerzas aún para hacerlo por su cuenta. Aquel extraño que le alcanzaba la comida y la bebida, vigilando de cerca que ingiriera todas las comidas diarias, y quien se encargaba que las luces siempre estuvieran tenues, tal y como necesitaban sus sensibles ojos. Lo que más llamaba la atención de Yoongi era que Taehyung parecía tener un sentido extra, una especie de sensor para sus necesidades, ya que parecía predecirlas antes de que él las vocalizara, lo que ahorraba mucho más diálogo aún, afortunadamente. Ese tipo de gestos generalmente terminaban con un “Gracias” suavemente susurrado entre dientes por su parte, a lo que el joven asentía breve y robóticamente con la cabeza solo una vez para volver a sus actividades.
Taehyung solía hacer muchas llamadas por teléfono y enviar muchos mensajes, Yoongi suponía que eran cuestiones del trabajo y de la compañía ya que era él quien lo mantenía informado acerca de Hoseok, Namjoon y el trabajo. El resto de llamadas las hacía a un tal Jimin quien parecía ser su mejor amigo; Seokjin, al parecer su hermano mayor; y un tal Jungkook que provocaba que sus facciones se suavizaran notablemente y sus ojos se iluminaran con un brillo intenso, pero no era suficiente para iluminar su rostro.
Yoongi había notado el cambio en Taehyung en el poco tiempo que había pasado, especialmente en el extremo control de las expresiones de su rostro y el desagradable peso en su estómago le decía que era su culpa, pero jamás lo admitiría. Él no era responsable porque el joven decidiera quedarse aún a su lado cuando no era su obligación ya que nada los unía más que una simple relación laboral.
En realidad, Yoongi había notado demasiadas cosas para no querer tener nada que ver con el Alfa. Porque cuando Taehyung creía que no lo observaba, Yoongi hacía exactamente lo contrario, prestándole demasiada atención, incluso hasta al detalle más mínimo. Yoongi estaba conociéndolo sin la necesidad de que Taehyung le contara nada, y eso era aterrador e intrigante al mismo tiempo, porque sea lo que fuere que había entre ellos; un magnetismo inevitable, una poderosa energía, una atracción natural e innegable... lo que demonios fuera, simplemente fluía espontáneamente entre ellos, sin que ninguno forzara nada. De hecho, la distancia y el poco diálogo que mantenían era lo que se sentía forzado, y Yoongi no podía comprender por qué.
Lamentablemente sucedía, no era algo que Yoongi realmente deseara, pero por alguna extraña razón, sus ojos siempre se desviaban hacia Taehyung. Sospechaba que se debía al simple hecho de no tener otra cosa mejor que hacer, siendo Taehyung la única presencia además de la suya allí en la habitación, ya que aún no le permitían ver a sus amigos. Y fue así que, observando al hermoso, dorado y suave Alfa todo el tiempo, Yoongi descubrió que no había nada que le desagradara en absoluto más que su recelo natural al hecho de saber que era un Alfa, pero eso también quedaba sin justificación porque extrañamente Taehyung no era como ningún Alfa que hubiera visto antes. De hecho, si no lo hubiera preguntado, y guiándose por lo que veía a simple vista, Yoongi hubiese asegurado que era la típica imagen de Omega que la sociedad tanto amaba y alentaba.
Yoongi tenía la certeza de que, si le diera una oportunidad a su testarudo y orgulloso ser de bajar las paredes que tan altas había construido, se encontraría con que ambos eran realmente parecidos y extremadamente compatibles, comenzando por el simple hecho de que él tampoco era como cualquier otro Omega y que eso bastaba para unirlos ya que, ante los ojos de una sociedad perfecta y extremadamente balanceada, ellos eran las parias, la vergüenza, “los defectuosos”. Y si bien Yoongi no quería darse a sí mismo una oportunidad, se encontraba demasiado intrigado con la figura de Taehyung, especialmente en un detalle muy particular que había visto desde que había abierto los ojos y que no sentaba nada bien con la constante presión en su pecho cada vez que posaba sus ojos en él.
El dorado joven se encontraba confinado en el sillón frente al ventanal garabateando concentrado algo en su cuaderno de dibujo, en el más absoluto silencio. Yoongi llevaba días observándolo y no era algo nuevo su notable belleza, pero había algo de él que siempre lograba arrebatarle el aliento cada vez que posaba sus ojos en él. Tal vez se debía a su compostura serena, a la suavidad y delicadeza de sus gestos y su rostro, a la infinita paciencia que estaba teniendo con él, tolerando todos sus berrinches... tal vez se debía a que no lucía en absoluto como un Alfa y eso desconcertaba increíblemente a Yoongi, atrayéndolo aún más.
Y si bien el silencio no debería molestarle en absoluto porque él mismo así lo había querido, en los últimos días, luego de haber ofendido a Taehyung, Yoongi sentía que se tornaba insoportable entre ellos y que debía hacer algo al respecto, fue por eso que no pudo contener su lengua a tiempo en aquel momento, carcomido por la duda que lo asaltaba desde que había visto el anillo colgando de una delicada cadena del cuello de Taehyung.
-¿Eres casado?- preguntó repentinamente, rompiendo el profundo silencio entre ellos. La pregunta pilló con la guardia demasiado baja a Taehyung que en cuanto oyó las palabras, dejó de garabatear en su cuaderno y se tensó automática, de manera tan violenta que Yoongi pensó que no había manera de que no le hubiera dolido. Taehyung alzó la mirada y lo observó con mezcla de asombro, inseguridad y temor, provocando que automáticamente un nudo se cerrara en su garganta. -Es decir, tienes la marca de lo que claramente es una alianza en tu dedo, y llevas el anillo colgado alrededor de tu cuello...- espetó nerviosamente mientras se llevaba una mano a la nuca y se removía incómodo en la cama, sintiendo los hermosos y grandes ojos de Taehyung fijos sobre él, traspasándolo inexpresivamente. Tal vez no había sido buena idea intentar iniciar una conversación justo con ese tema puntual ya que, a juzgar por la reacción de Taehyung, había dado con un tema demasiado sensible.
Luego de un tenso momento de silencio en el que el joven pareció contemplar cómo reaccionar a la pregunta, finalmente apareció en sus labios una suave y apretada sonrisa, mientras su mirada se suavizaba notablemente. Bien, al menos aquello era más familiar. Yoongi había visto aquella mirada, aquel rostro lleno de paciencia y suavidad, en los últimos días cada vez que decidía hacerle una pregunta personal a Taehyung que siempre le mostraba una suave sonrisa, cargada de tristeza y dolor que intentaba disimular con todas sus fuerzas, pero jamás pasaba desapercibida a sus atentos y filosos ojos.
La noche había caído sobre la ciudad y su oscuridad pareció caer sobre el rostro de Taehyung, nublando sus rasgos, opacando su mirada, mientras se removía incómodamente en el sillón.
-Si, bueno... ehhmm, es un poco complicado, en realidad- dijo Taehyung con la voz más apagada que le ha oído hasta ese momento, evitando su mirada y el desagradable peso que se instaló en el estómago de Yoongi, fue lo que provocó que hiciera la siguiente pregunta sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
-¿Por qué?- preguntó con mayor interés del que deseó demostrar en su voz. Sus ojos nunca abandonaron la tensa figura de Taehyung en el sillón, en el lado opuesto de la habitación, tan lejos de él que cuando su cuerpo deseó siquiera anhelar su cercanía, el potente efecto de los Supresores respondiendo sobre él, se arrepintió inmediatamente de ello. ¿Por qué de repente le interesaba tanto saberlo? ¿Qué demonios era ese desagradable malestar que sentía cada vez que veía esa mueca de dolor y tristeza en el rostro de Taehyung? ¡Si ni siquiera lo conocía por todos los cielos! -¿Qué pasó?- preguntó nuevamente y sintió las irrefrenables ganas de golpearse a sí mismo por lo desesperadamente curiosa que sonó su voz.
-Estaba casado, pero ahora ya no lo sé... Estas últimas semanas han sido un tanto complicadas...- comentó Taehyung con voz apagada, frunciendo el ceño. Yoongi despegó los labios para seguir preguntando, pero fue interrumpido por el ingreso de una enfermera a la habitación con una bandeja humeante en sus manos, indicándoles que era hora de la cena. Sin decir nada más, Taehyung se puso de pie y se dirigió tensamente hacia la puerta para irse, tal y como Yoongi le había pedido (gritado) hacía días. Sin embargo, esta vez era Yoongi quien deseaba tenerlo cerca, a su lado, seguir hablando con él para conocerlo más allá de lo que sus ojos veían, sentirse a salvo con su serena y cálida presencia. Y lo más extraordinario fue que Taehyung pareció percibir su malestar y desesperación, su necesidad por decir algo más, ya que cuando llegó a la puerta se volteó a observarlo una última vez.
-Está bien, solo bajaré a tomar un café mientras cenas. Estaré cerca. Si algo sucede, solo llámame- aseguró Taehyung con serenidad y una media sonrisa tranquilizadora en su hermoso rostro, como si le hubiese leído los pensamientos. Un tenso nudo se formó repentinamente en el estómago de Yoongi, arrebatándole el apetito que tenía hasta ese momento.
-Pero a ti no te gusta el café- exclamó desesperado sin poder explicar de donde habían surgido las palabras y la seguridad con la que las había dicho. Es decir, había notado que todas las bebidas que Taehyung había consumido a lo largo de la semana no tenían café, pero era imposible que estuviese tan seguro de ello cuando no lo conocía en absoluto... ¿o sí?
Al menos se sintió aliviado al saber que no fue el único desconcertado por su repentino actuar, ya que el rostro perplejo de Taehyung había perdido el poco color que tenía y lo observó con ojos abiertos de par en par, una mezcla de terror, inseguridad y sorpresa que no ayudaron para nada a que los nervios de Yoongi se calmaran. Por un momento pensó que Taehyung diría algo, estaba seguro de ello por la manera en que sus labios se despegaron lentamente y temblaron con violencia, pero tan pronto como notó que la enfermera depositaba la bandeja con la cena frente a él, salió de la habitación cerrando la puerta en silencio.
Y Yoongi sabía que era estúpido. Sabía que no debería estar sintiéndose de aquella manera porque Taehyung le había asegurado más de una vez aquella semana que no se iría de su lado; que era más probable que fuera dado de alta antes de que el joven decidiera alejarse de él (lo cual aún era incapaz de comprender), pero fue inevitable para Yoongi sentir un horrendo y frío vacío al observar la espalda de Taehyung desaparecer tras la puerta de su habitación, abandonándolo.
Notes:
Fue un poco intenso, no?
Prometo que mejorará, pero sufrirán un poco mas antes de llegar a su final feliz X)
Como habrán visto en este capítulo, a partir de ahora se encontrarán con pequeños flashbacks al inicio de cada capítulo mostrando un poco de su historia, como eran antes de que el accidente sucediera y Yoongi perdiera la memoria.
Listos para conocer a Kookie?
Nos vemos en el próximo capítulo!
Chapter 3: No Puedo Estar Solo Sin Tí. Primera Parte.
Summary:
Una visita inesperada y muy especial, amenaza la poca estabilidad que Taehyung y Yoongi han logrado mantener en los útimos días.
La alergia de Taehyung a los supresores empeora y pone en riesgo su vida.
Notes:
Hola!
A casi un año de la última actualización vengo a presentarles el tercer capítulo de esta historia al que tuve que dividir en dos partes por cuestiones de extensión.Como podrán ver, estuve editando algunas informaciones de la historia como el rating que pasó a ser 'Mature' por cuestión de los temas sensibles que toca la historia y por el lenguaje que puedan llegar a encontrar. Así como también la cantidad de capítulos. En teoría siguen siendo un total de 5 pero al 3ro debí dividirlo en dos partes, y quise hacer una especie de 'BONUS' con las historias de las demás parejas en todo el tiempo que Tae y Yoongi estuvieron en el hospital y que estará ubicado entre los capítulos 4 y 5.
Finalmente hace su aparición Kookie, pero no llegaremos a conocerlo hasta la otra mitad del capítulo, pero espero que les cause la misma ternura que a mí me causó al escribirlo.
El título del capítulo corresponde a la canción "Without You" de Oh Wonder.
No sé si esta actualización hará a alguien feliz, porque sé que pasó mucho tiempo desde la publicación del último capítulo y realmente siento no haber podido actualizar antes. Espero que para las personas que están pendientes de esta historia, este capítulo sea lo que estaban esperando.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
“[21:00 hs]
MGY: Estaba pensando que tal vez podríamos vernos para almorzar
y arreglar los últimos detalles del proyecto
[21:30 hs]
MYG: Aun no me has mostrado los bocetos
y tengo curiosidad por ver lo que has preparado para la compañía
Yoongi l levaba semanas tras Taehyung.
Aún estaba intentando convencerlo de que aceptara el trabajo en la empresa, pero solo recibía rechazos por parte del hermoso y obstinado Alfa. Estaba siendo una tarea titánica para Yoongi. Mas difícil incluso que graduarse como el único Omega en su clase.
Hoseok había estado insufrible y no le había dirigido la palabra hasta que Yoongi había logrado contactarse con el joven y obtener un primer acercamiento para disculparse en una charla “casual” en un parque, semanas después del incidente de la entrevista.
Yoongi había logrado captar el interés del joven artista luego de varios encuentros tensos y defensivos, ofreciéndole un puesto provisorio de supervisor del proyecto. Tal puesto no existía por supuesto, pero el Omega lo había inventado para no perder del todo la posible inserción de Taehyung en su compañía.
Sin sospechar de ello, el joven Alfa había aceptado, aclarando fría y firmemente que solo supervisaría las ideas que la empresa había pensado para el proyecto, pero que no se comprometería con nada seriamente. Sería una especie de consultor fantasma a prueba para ver si encajaba con el perfil que Yoongi tanto quería para el puesto de director creativo de su empresa y que ya estaba ofreciéndole incluso antes de que Taehyung aceptara trabajar en este proyecto.
Durante esos primero meses de idas y vueltas, y pruebas, la relación con Taehyung había sido estrictamente profesional, fría y distante, y Yoongi no sabía explicar porqué eso había generado un desagradable nudo en su estómago.
En realidad, Yoongi había tenido la esperanza de que Taehyung lo perdonaría rápidamente, y eso lo había llevado directamente a su segundo error respecto a Taehyung que había sido precisamente subestimarlo. Yoongi se había confiado del hecho de que por ser aparentemente un Alfa diferente, Taehyung olvidaría con facilidad el incidente y todo marcharía sobre ruedas, pero la distancia que el joven estaba tomando solo comprobaba que Yoongi había herido realmente sus sentimientos.
Yoongi no sabía qué hacer, pero estaba seguro que haría todo lo posible para mantener cerca a Taehyung ya que era imposible que la profunda conexión y compatibilidad de sus esencias sin siquiera conocerse, no significara nada. Por otro lado estaba seguro que Taehyung no había sido ajeno a la poderosa atracción entre sus lobos internos y Yoongi se juró que cambiaría la imagen que había logrado grabar en la mente del joven, y se ganaría su perdón y confianza.
Taehyung no le había confiado personalmente su numero de teléfono y en su lugar había estado contactándose con Hoseok sobre las cuestiones de la empresa. Era comprensible que el joven deseara tener el menor contacto posible con él, pero Yoongi aun seguía siendo el líder de la empresa, su “jefe provisional”, no Hoseok, y su Omega interno, no podía evitar sentirse rechazado y furioso en partes iguales con el accionar de Taehyung. Yoongi no había llegado tan lejos como para permitir que un simple Alfa pasara sobre él y lo desestimara como líder de una de las compañías mas importantes de música del país.
Incapaz de soportar por mas tiempo la angustia de su lobo y conociéndolo mejor que nadie, finalmente había sido Hoseok, su dulce y amable mejor amigo y perfecto y atento Alfa Hoseok, quien había decidido hacerse a un lado y darle finalmente el número de Taehyung, aconsejándole al joven que era algo que debía hablar con “el jefe” y no con él.
Yoongi aguardó días a que el joven artista lo contactara primero, pero eso nunca sucedió y aquella noche había alcanzado su límite y decidido hacer él mismo el avance.
Pero a medida que pasaba el tiempo luego de haber enviado esos dos mensajes, sin obtener respuesta por parte del artista, la ansiedad de Yoongi se disparaba a niveles desorbitantes.
Ya estaba por escribir un desesperado mensaje para demandarle a Taehyung una respuesta, cando el sonido de su celular le indicó que acababa de recibir un mensaje.
[22:00 hs]
KTH: Mañana al mediodía está bien.
En unos instantes te enviaré la dirección
Al leerlo, el Omega de Yoongi se retorció satisfecho en su pecho mientras su lado humano profesional pudo relajarse al saber que todo en la compañía saldría bien aunque la presencia del Alfa fuera “provisional”.
***
[19:05 hs]
KTH: Hyung, recuerda avisarme que has llegado a casa, por favor
[19:15 hs]
KTH: ¿Estás bien? Por favor respóndeme
[19:30]
KTH: Yoongi, no quiero ser paranoico y seguramente estoy exagerando,
pero estoy comenzando a preocuparme.
Por favor, respóndeme si estas bien
[19:50]
KTH: ¿Yoongi hyung?
Taehyung no volvió a enviarle mensajes comprendiendo que no debía presionar mas.
Yoongi no podía culparlo.
El joven le había hecho prometer que le enviaría un mensaje en cuanto llegara a su casa, pero Yoongi no había encontrado en sí mismo las fuerzas para hacerlo ya que aun temblaba de pies a cabeza por lo sucedido en la empresa hacía apenas unos minutos.
Tae se había ofrecido a llevarlo hasta su casa y hacerle compañía al notar como estaba, pero su orgullo no se lo había permitido. No había querido a otro Alfa cerca luego de lo sucedido, aunque ese Alfa fuera Taehyung.
Habían pasado meses desde su áspero e incómodo comienzo. Las hostilidades y el frío profesionalismo habían quedado en el pasado, y ambos estaban orgullosos de la amistad que compartían.
Además de Hoseok quien Yoongi consideraba como su ‘Alfa líder’, Taehyung era el único Alfa con el que el Omega de Yoongi podía sentirse plenamente cómodo, pero antes siquiera de la obvia compatibilidad y la innegable atracción entre sus subgéneros, eso significaba que Yoongi confiaba ciegamente en Taehyung como persona; como el hermoso, único y bondadoso ser humano que era. Podía estar a solas con él sin sentir el desagradable y repentino pavor de que algo inesperado y desagradable sucedería en un abrir y cerrar de ojos. Podía hablar y reír con él, y hasta podía confesarle sus mas oscuras preocupaciones sabiendo que solo recibiría del otro tranquilizadora comprensión, cálida compañía, profunda admiración y una tierna y genuina amabilidad.
Yoongi respetaba a Taehyung, tenía en cuenta sus opiniones y consejos porque sabía que el joven siempre era honesto con él. Su amistad con el joven era pura y sincera, algo que Yoongi deseaba conservar por años, atesorándola como si fuera su posesión mas preciada, junto a su relación de manada con Hoseok y Namjoon.
A pesar de ser demasiado pronto Yoongi sabía, porque su Omega se lo aseguraba constantemente, que sus sentimientos hacia el joven iban mas allá de la amistad que habían forjado, pero jamás se atrevería a hacer algo al respecto sin estar absolutamente seguro de los sentimientos de Taehyung. No podía arriesgarse a dar el primer paso y arruinar tal vez para siempre algo tan especial e importante para él. Yoongi no tenía muchos amigos y no sacrificaría su vínculo y relación con Taehyung porque su Omega le insistía que él era su Alfa, el compañero predestinado a él.
Realmente no había sido su intención preocupar a Taehyung de aquella manera al no responder sus mensajes sabiendo que el joven Alfa era muy protector de las personas que le importaban, pero su cabeza aun daba vueltas y en aquel mismo instante no había nada que deseara mas que darse un baño para quitarse el potente y asqueroso aroma en su cuerpo a aquel sucio Alfa que había cruzado todos lo límites y había dejado sin su consentimiento sobre él su marca de olor. Seguramente, gracias a la ayuda de Hoseok, ya se encontraba despedido de la empresa.
Tampoco había sido su intención que pasara un día entero hasta que estuviese preparado para responderle a Taehyung, pero aún así lo hizo la mañana del domingo aprovechando que era su día libre y que no tendría que ver al joven hasta dentro de dos días.
Yoongi sabía que se lo debía luego de que fuera el joven quien lo había salvado de aquella incómoda y desencadenante situación.
[10:00 hs]
MYG: Siento mucho no haberte contestado antes, pero no podía hacerlo.
Espero que puedas comprender y esperar hasta el momento
en que me sienta preparado para contarte todo.
Reamente lamento haberte preocupado Taehyung-ah, no fue mi intención.
Con este mensaje quiero asegurarte que me encuentro bien,
y agradecerte todo lo que has hecho por mi. Realmente lo aprecio.
Muchas gracias, Tae.
Luego de enviar el mensaje, Yoongi sintió una abrumadora sensación invadirlo de pies a cabeza, mareándolo levemente mientras una certeza se apoderaba por completo de él. Finalmente su humano había elegido lo que su Omega ya había elegido meses atrás al posar por primera vez sus ojos en el desorganizado y joven Alfa mientras ingresaba por las puertas de vidrio de la sala de conferencias.
***
[02:00 hs]
MYG: Gracias por esta primera cita Tae,
realmente la pasé muy bien.
[02:02 hs]
KTH: Me alegra saber eso, hyung.
Me alegra todo lo que te haga feliz.
La imagen de tu sonrisa durante esta noche
no se borrará jamás de mi mente.
Una sonrisa amplia se abrió camino en los labios de Yoongi al leer el mensaje, mientras un suave rubor rosado se esparcía rápidamente por sus pálidas mejillas y su corazón latía con tanta fuerza que parecía querer salir despedido de su pecho.
Acababan de tener su primera cita luego de meses de mutuo e inconsciente cortejo, y a pesar de lo bien que lo había pasado, a pesar de las cálidas y cómplices sonrisas cargadas de afecto, de los suaves roces de dedos, para luego entrelazarlos en una tierna caricia al alma mientras caminaban tomados de la mano de regreso a casa, no parecía haber sido suficiente para Yoongi. Había algo que había faltado al momento de despedirse de Taehyung.
El joven lo había acompañado hasta la puerta de su casa hacía algunos minutos y movilizado por tantas emociones y sensaciones, Yoongi no se había atrevido a hacer lo que llevaba meses deseando con todo su ser, lo que su Omega le pedía a gritos desesperados. Sin pensarlo demasiado, sintiendo que ya extrañaba la presencia del joven a su lado, decidió escribirlo por mensaje.
[02:05 hs]
MYG: Sin embargo, hubo algo que debí hacer
y de lo que estoy arrepintiéndome profundamente
ahora que nos hemos despedido...
[02:06 hs]
KTH: ??
[02:07 hs]
MYG: Debí haberte besado cuando tuve la oportunidad mientras nos despedíamos
[02:08 hs]
KTH: Mmhh, qué estas esperando entonces?
No he llegado a la esquina, aún puedes venir a por él
Yoongi salió corriendo de su departamento escaleras abajo al encuentro de Taehyung que ya había vuelto sobre sus pasos y lo aguardaba en la puerta de su casa. Yoongi no solo corrió a su encuentro y se arrojó a sus brazos, sino que entre besos y caricias, lo invitó a pasar la noche en su casa. El Omega no estaba preparado para nada mas que solo dormir entre los brazos del otro ya que el aroma y la cálida presencia de Taehyung era todo lo que necesitaba en aquel momento para poder conciliar tranquilamente el sueño ante la perspectiva de estar solo en su frío y oscuro departamento.
Taehyung era la chispa que encendía su vida transformándola en una cálida hoguera; era la intensa luz que jamás se extinguía y guiaba sus pasos; era el intenso calor que derretía su corazón en una explosión de profundas emociones que Yoongi jamás había experimentado antes. Con Taehyung, Yoongi siempre quería mas y nunca se daba con prisa, sino en el momento justo, cuando Yoongi estaba finalmente preparado para ello y sabía que Taehyung se lo daría todo sin cuestionarle absolutamente nada.
Cuando observó los hermosos y grandes ojos café del Alfa devolviéndole la mirada con tanto sentimiento que era imposible ponerlo en palabras, Yoongi se sintió preparado para tomar el siguiente paso en aquella relación que comenzaba a mutar de amistad a algo mas pero que ninguno de los dos se atrevía aún a llamar por su nombre.
Aquella noche, entre los brazos de quien había reconocido ya tiempo atrás como su Alfa, pero mas importante aún, entre los brazos de la persona que le había devuelto el brillo y la alegría a su vida, Yoongi le preguntó por primera vez a Taehyung si podían marcarse mutuamente con sus aromas. La sonrisa que se abrió paso en los labios del Alfa, toda rectangular y llena de ternura, mientras sus hermosos y expresivos ojos refulgían en las penumbras de su habitación, era una imagen que Yoongi supo jamás olvidaría en su vida.
***
[17:00 hs]
MYG: Por favor, Tae, vuelve a casa.
Al menos contesta mis llamadas.
Por favor, hablemos.
¡Ya no sé que mas hacer para pedirte disculpas!
[18:00 hs]
KTH: No tendrías que estar pidiendo disculpas
si te hubieses acordado de nuestro aniversario
[18:01 hs]
MYG: ¡Gracias al cielo estás bien!
¡Lo sé, y lo siento tanto bebe!
Realmente lo siento, pero por favor vuelve a casa así podemos hablar.
Aún queda mucho del día para festejar nuestro aniversario juntos
Por favor, Tae, no permitamos que quede arruinado para siempre.
Yoongi perdió la cuenta de cuantos mensajes envió aquel día, tanto para persuadir a Taehyung y disculparse con él, como para organizar una improvisada celebración en el restaurante favorito de su novio, agradeciendo su lugar privilegiado ya que en ocasiones como aquella le facilitaba muchas cosas y le abría innumerables puertas sin que debiera insistir tanto.
Taehyung no regresó inmediatamente a casa, lo cual fue un alivio y una tortura al mismo tiempo para Yoongi ya que mientras le dio tiempo de prepararse y organizar todo, le recordó también cuan descuidado había tenido a su Alfa en el último tiempo.
Yoongi no lo culpaba.
No era la primera pelea que tenían y seguramente vendrían muchas mas como en toda relación, pero fue la primera que le hizo temer a Yoongi que tal vez todo terminaría. Fue la que le mostró a Yoongi que había cometido el error de dar por sentadas muchas cosas cuando claramente a Taehyung aún lo asaltaban demasiadas inseguridades con respecto a su relación a pesar de llevar años juntos.
Yoongi fue incapaz de describir la sensación de alivio y felicidad que lo colmó cuando Tae regresó a casa, a sus brazos, a su lado, eligiéndolo una vez mas y a pesar de todo, dispuesto a hablar y celebrar juntos lo que quedaba de su casi arruinado aniversario.
***
[20:15 hs]
FUNDACIÓN CORAZONES FELICES:
Nos dirigimos cordialmente a Min Yoongi y a Kim Taehyung para comunicarles con gran entusiasmo y emoción que han ingresado a la última instancia del proceso de adopción al que se han inscripto meses atrás.
Los felicitamos desde lo mas profundo de nuestros corazones y les informamos que ya pueden pasar por la fundación para firmar los últimos papeles y recoger a su hijo, que los aguarda ansiosamente.
A continuación les enviaremos la dirección y horario de nuestra cita final.
Los saludamos cordialmente y aguardamos su visita.
El equipo de Fundación ‘Corazones Felices’.
El mismo mensaje les llegó de manera simultánea a sus respectivos celulares aquella noche.
Mientras Yoongi había permanecido estático en su lugar sentado en el sillón, olvidando rápidamente la película que había estado mirando hasta que llegó la notificación a su teléfono, Taehyung, que acababa de ducharse, bajó a trompicones las escaleras, casi rodando por ellas en el intento de llegar lo antes posible al lado de su esposo, y corrió hacia Yoongi que parecía estar en un estado de trance profundo, incapaz de moverse aún.
Ambos se observaron con mezcla de incredulidad y desesperación por unos tensos y silenciosos minutos. Con ojos colmados de lágrimas, sosteniendo entre sus manos sus celulares mientras intentaban comprender lo que estaba sucediendo. Ninguno se atrevió a decir nada en el transcurso de esos silenciosos instantes, y simplemente se limitaron a observarse con las mismas emociones reflejadas en sus desconcertados rostros.
No hubo mucho lugar para el pensamiento, ni la lógica, solo para cuestiones del corazón que en aquel momento les decía a ambos que se permitieran sentir lo que sea que estuviera invadiéndolos por dentro, provocando un placentero cosquilleo en sus cuerpos. No había palabras para los sentimientos que los atravesaban. Lo único que supieron fue que eran intensos y abrumadores.
-Seremos padres- se limitó a croar Taehyung con voz temblorosa y ojos brillantes, intentando contener las lagrimas que ya se deslizaban libremente por su rostro, y una amplia sonrisa, capaz de rajar su rostro en dos, apareció lentamente en los labios de Yoongi, mientras asentía una y otra vez, enmudecido, pero con una emocionada mueca que hablaba por los dos.
Cuando la noticia pareció finalmente asentarse en ellos, tanto en sus mentes, como en sus corazones, ambos rompieron en risas histéricas y llanto lleno de felicidad al mismo tiempo. Yoongi extendió sus brazos y Tae no dudó ni un instante en arrojarse a ellos.”
Desde que Yoongi había abierto los ojos y lo había conocido hacía dos semanas, podía asegurar que Taehyung nunca le había mentido.
El joven había respondido honesta y pacientemente todas y cada una de sus preguntas, incluso las mas indiscretas que había hecho con el fin de incomodarlo intencionalmente, y cuando se acercaban a un tema que los doctores habían aconsejado evitar, le respondía que todavía no podía respondérselo. Decir que aquello desquiciaba a Yoongi sería un eufemismo, pero sabía que no podía quejarse porque no era culpa del joven Alfa.
Yoongi realmente había estado insufrible los últimos días, al punto de imaginarse cómo serían las duras muecas de desaprobación en los rostros de Namjoon y Hoseok si lo vieran tratando de aquella manera al joven.
No estaba seguro del origen de tanta molestia pero intuía que era una extraña y desagradable mezcla de que aún no le dieran de alta cuando se sentía perfectamente bien; de que no le quitaran las vendas cuando ya no sentía dolor y estaban comenzando a tornarse incómodas y picar como el demonio, y de que la atracción que sentía hacía Taehyung aumentara peligrosamente con cada minuto que pasaba al lado del joven, sin que el Alfa hiciera nada por lograrlo. Simplemente florecía en el pecho de Yoongi como un calor intenso e inevitable que se esparcía por todo su ser, estremeciéndolo de pies a cabeza con una necesidad y deseo de permanecer para siempre a su lado.
Y eso lo maravillaba y desquiciaba en partes iguales porque Yoongi no lo conocía. Supuestamente sí, porque Taehyung era su empleado (y uno importante aparentemente), pero aún así no lograba recordarlo.
Sin embargo, Yoongi no podía evitar sentir que el hermoso y amable Alfa le ocultaba algo, provocando que el nudo que se formaba en su estómago cada vez que estaba en su presencia se tensara con violencia y expectativa. A pesar de que ninguno de los dos había hablado nuevamente del tema, desde su comentario acerca del café la semana anterior, Taehyung había cambiado drásticamente su manera de actuar cuando estaba con él. No había sido demasiado obvio para los ojos ajenos ya que el joven Alfa seguía siendo igual de servicial, atento y amable como desde el primer día, pero para Yoongi eran demasiado obvios incluso hasta los cambios mas pequeños en Taehyung.
Yoongi ya no percibía esa calidez que el joven parecía derramar por cada poro de su piel y transmitir con sus gestos y acciones. Esa dulce y característica amabilidad ya no estaba presente en su voz cada vez que hablaba y su vitalidad característica ya no brillaba con fuerza en sus ojos. Parecía exhausto, triste y molesto con cada hora que pasaba encerrado allí dentro, pero batallaba ferozmente para que no se notara en absoluto e incomodar a Yoongi, haciendo su mejor esfuerzo por seguir adelante.
Yoongi era capaz de percibir el cambio en Taehyung tan claro como el agua; como si se tratara de una obviedad. Percibía la fría distancia que el joven había establecido entre ellos, como para no sospechar que se debía a que estaba ocultándole algo importante, pero por alguna extraña razón que no podía explicar, no se atrevía a preguntarle qué era lo que estaba sucediéndole. Yoongi sabía que el estado de Taehyung había empeorado en los últimos días, pero temía encontrarse con la verdadera respuesta. Yoongi temía acercarse demasiado a él. Demasiado como para no poder tener retorno luego.
Yoongi había confiado de la honestidad de Taehyung, creyendo que el joven Alfa se acercaría a él y le diría lo que debía decirle cuando estuviera preparado para ello.
Realmente había confiado en su honestidad... hasta aquel momento.
Aquella mañana Taehyung estaba mas extraño que nunca y no buscó acercarse a él en ningún momento mas de lo estrictamente debido cuando debía ayudarlo por algo.
Yoongi había notado la palidez enfermiza en su hermoso rostro que se veía ojeroso y adolorido, y el leve temblor en sus manos y la fina capa de sudor frío en su piel, pero no se había atrevido a preguntar nada. No deseaba tomarse la indiferencia del joven de manera personal, pero no podía evitar sentir que él era el responsable de ella. Yoongi sabía que se lo merecía por el trato infernal que le había dado al joven Alfa desde que lo conoció dos semanas atrás. Sin embargo su Omega, adormecido por los potentes supresores en su organismo, se removía extremadamente incómodo en su interior generándole una desagradable opresión en su pecho.
Tal vez Taehyung había llegado a su límite y ya no lo toleraba...
Yoongi intentó ser optimista ante la visión del joven finalmente abandonándolo, dejándolo solo de una vez por todas, incapaz de tolerar siquiera un instante mas a su lado, pero sería una horrible mentira si dijera que eso no le provocaba un profundo pavor.
Hacía mas de una hora que Taehyung había abandonado la habitación para atender algunos temas burocráticos del hospital y Yoongi sentía que no regresaría tan pronto como él deseaba que lo hiciera. Antes de que su Omega se volviera completamente loco por la ausencia del Alfa al que se había acostumbrado tener a su lado (muy a pesar de su orgulloso lado humano), Yoongi decidió cumplir los quince minutos de actividad virtual que los doctores le habían permitido por las contusiones aún sanando en su cabeza, para distraerse del malestar que aquello le generaba.
Estaba mensajeándose con Namjoon por celular (que gracias a la lucha de Taehyung con los doctores había recuperado hacía unos días), poniéndose al día acerca de la situación de Hoseok que por suerte pronto sería dado de alta gracias a la generosa genética de su subgénero y algunas cuestiones de la empresa, cuando el retumbar de pequeños pasos acercándose por el pasillo y deteniéndose en la puerta abierta de la habitación, llamó su atención.
Yoongi creyó que se trataba de un error (claramente debía serlo) y tan pronto como alzó la mirada, la bajó rápidamente, volviéndola a la pantalla de su celular, ignorando la presencia que no tardaría en irse de allí para hallar su verdadero destino. Pero los minutos seguían avanzando y la pequeña figura en el umbral de la puerta, no se movía en absoluto y tenía su intensa mirada fija en él.
Yoongi tragó en seco, removiéndose incómodo en su lugar en la cama. Los niños siempre lograban ponerlo nervioso y no había manera que aquello que estaba de pie en la puerta de su habitación de no mas de un metro de altura, fuera otra cosa que un niño.
Era una figura pequeña y menuda, y no superaba los 5 o 6 años. Su redondeado rostro era suave y delicado, y su nariz al igual que sus hermosos e intensos ojos de gacela que brillaban con la fuerza de ciento de galaxias en ellos, eran demasiado grandes para su menuda contextura. Sus cabellos, demasiado largos para lo que se veía habitualmente en un niño de su edad, era una tierna y ondulada maraña indomable que enmarcaba su hermoso e inocente rostro en una salvaje y oscura cascada.
Mientras lo observaba con una intensidad que lograba ponerle los pelos de punta, Yoongi notó que sus labios entreabiertos dejaban a la vista unos dientitos frontales superiores un poco mas grandes que el resto, brindándole un tierno aspecto de conejito. Inconscientemente, y carcomido por el profundo instinto de calmar sus nervios, Yoongi se llevó una mano al pecho en busca de algo reposando en él que nunca encontró. Cuando intentó recordar qué era lo que sus dedos buscaban allí con tanta desesperación, solo encontró el fantasma de un peso que solía estar siempre allí, contra su piel.
El pavor comenzaba a apoderarse de él a medida que pasaban los segundos y el niño no desviaba su intensa mirada de él, ni parecía tener la intención de moverse de allí para dirigirse al lugar que realmente estaba buscando. La fugaz resolución en los estrellados ojos redondos del niño, le indicó a Yoongi que no había habido ninguna equivocación, que el pequeño cachorro debía estar allí y que si no era él a quien buscaba, eso debía significar solo una cosa...
-¿Appa?- preguntó su voz infantil en un tono extremadamente suave y dulce, y los ojos mas amables y esperanzados que Yoongi había visto en su vida, y sus dedos cosquillearon desesperados en busca de ese objeto en su pecho que no podían encontrar.
La incomodidad se retorció en su estómago cuando comprendió que debía lidiar con ello por el momento hasta que Taehyung regresara a la habitación ya que él sabría que hacer. Algo en su interior le decía a Yoongi que, además de no ser del todo honesto con él, el Alfa parecía ser bueno con los niños.
-Ehhm, Taehyung-ssi no se encuentra aquí en este momento, pero estoy seguro que debe estar por regresar...- comenzó Yoongi con un nudo en la garganta porque... ¡mierda, Taehyung era papa y no se lo había dicho!
¿Qué rayos hacía cuidándolo todo el día a él en lugar de pasar tiempo con su hijo?! ¿Realmente era tan devoto al trabajo? ¿Creía que sería recompensado en algún momento por ello? O tal vez era... ¿Acaso se debía a...? ¡Oh, no! ¿Acaso necesitaba mas dinero porque lo que ganaba en la empresa no cubría los gastos para mantener a su cachorro? ¿Qué clase de jefe era Yoongi que no le brindaba un sueldo digno para que el joven Alfa pudiera criar cómodamente a su pequeño?
Yoongi era un torbellino de pensamientos y emociones encontradas en aquel momento.
Por un lado, y a pesar de lo que permitía ver, realmente disfrutaba de la presencia y la atención de Taehyung que se encargaba que estuviera bien y cómodo en todo momento, y muy a su pesar había logrado acostumbrarse rápidamente a él. La atracción que sentía hacia el Alfa era innegable. Nacía y fluía en él naturalmente sin que pudiera hacer algo por detenerla, pero de ninguna manera lo demostraría y había decidido reservarse ese detalle para él.
Pero por otro lado, estaba la bofetada en medio del rostro al encontrarse con la cruda realidad de que Taehyung tenía familia. Es decir, Yoongi sabía que Taehyung estaba o había estado casado, pero tener un hijo y una familia... Eso cambiaba demasiado las cosas y generaba un incómodo malestar en él y un amargo regusto en su boca.
Sus pensamientos se detuvieron abruptamente al notar que el rostro del niño, aún de pie en la puerta, caía abruptamente ante la noticia.
-Puedes esperarlo aquí conmigo, si quieres. Después de todo, estoy aburrido y no me vendría mal un poco de compañía y conversación- ofreció rápidamente temiendo llanto y berrinche por parte del niño a quien luego de oir sus palabras, se le ilumió el rostro y asintió con entusiasmo. -Mi nombre es Yoongi, ¿como te llamas?- intentó comenzar la conversación de manera suave y amigable, y el niño sonrió ampliamente arrugando su nariz.
Si, definitivamente un conejito.
Sus dedos cosquillearon desesperados por encontrar sobre su pecho el peso habitual de ese objeto alrededor de su cuello que le había servido siempre de ancla, pero volvió a encontrarse que no había nada allí.
-Soy Jungkook- dijo el niño ingresando tímidamente a la habitación, respondiendo al gesto de bienvenida del mayor.
Yoongi correspondió suavemente a su sonrisa, contagiado de la poderosa energía del pequeño que lo observaba con sus grandes, inocentes y hermosos ojos de gacela.
Los niños siempre lograban poner nervioso a Yoongi, y curiosamente para su desgracia personal, siempre parecía ser un imán para esas pequeñas criaturas que parecían percibir su temor y se pegaban a él como moscas a la miel. Sin embargo, eso no significaba que fuera un desastre con ellos, o que no supiera como tratarlos. Aunque Yoongi debía admitir que Jungkook parecía ser un caso especial ya que su Omega se había regocijado, lleno de deleite y familiaridad ante la visión de aquel tierno, dulce y desconocido conejito.
Taehyung no era una persona que odiara en términos generales, pero en aquel momento, de pie frente a la maquina de café del hospital, observando absorto como el oscuro, asqueroso y humeante líquido llenaba lentamente su taza, sintiendo que su piel ardía como si estuviese continuamente en llamas, teniendo la sensación de que se desprendería de sus músculos de un momento a otro, descubrió que odiaba profundamente la situación en la que estaba en aquel momento.
Le había tomado dos semanas, pero allí estaba finalmente.
Odiaba el café que había comenzado a beber contra su voluntad, desde hacía tres semanas para mantener su energía a lo largo de los eternos días encerrado dentro de aquel maldito hospital. Odiaba que fuera lo único que podía tomar para evitar el sueño que y el cansancio acumulado que a toda hora amenazaban con apoderarse de él.
Odiaba sentirse tan mal físicamente, tan incómodo y fuera de sí, con tanto dolor.
Moverse se había convertido en una tarea titánica ya que cada movimiento que realizaba, por mas mínimo que fuera, provocaba que sus ropas rozaran dolorosamente su irritada piel que ocultaba de la vista de todos con sus camisas cerradas hasta arriba, sus esponjosos sweaters y sus amplios pantalones largos. Sus salvajes cabellos largos ocultaban lo suficientemente bien sus ojos para que no se vieran las oscuras ojeras bajo ellos y las sombras que generaban sobre su rostro disimulaban el color de su afiebrada piel. Su respiración se agitaba con facilidad aunque no hiciera mucho esfuerzo, su cabeza daba vueltas constantemente, su vista se nublaba repentinamente y sus reflejos eran mucho mas lentos.
Odiaba estar alejado de su cachorro, sin poder tenerlo en sus brazos, recibiendo el dulce y tierno confort de sus cortos bracitos alrededor de su cuello, ni tocarlo o acariciar sus sedosos cabellos con aroma al jabón de manzana con el que tanto amaba que lo bañaran.
Odiaba no poder besar sus regordetas y suaves mejillas, dos cúmulos de nubes rosadas que llamaban a ser mordisqueadas con cariño, u olerlo, deleitándose en el aroma a bebe que aún conservaba y conservaría hasta que se presentara, mientras le dejaba su propia marca de olor.
Odiaba tener que oírlo a través del teléfono contándole como había estado su día en el jardín de infantes, o sobre las aventuras que había vivido junto a sus tíos, o simplemente oír su hermosa y contagiosa risa que sonaba a cristalinas campanillas movidas por el viento.
Odiaba no poder contar con sus instintos de Alfa en los que siempre se había apoyado como una extensión de sí mismo por culpa de unos malditos supresores que no estaban haciéndole ningún bien a su salud pero que eran necesarios mientras Yoongi no pudiera recuperar su memoria.
Odiaba estar lejos de Jimin y Seokjin, de sus reconfortantes y familiares esencias recordándole a diario que no, no estaba solo y que existía algo llamado familia, de la que él era una parte fundamental como el resto de sus integrantes aunque a veces su mente se lo negara.
Odiaba no poder ver aún a Hoseok y a Namjoon y apoyarse en sus protectoras presencias que siempre lograban hacerlo sentir seguro y tranquilo. Odiaba no poder contar con la marca de olor de quien había reconocido como su Alfa mucho tiempo atrás y que siempre lograba centrarlo, haciéndolo sentir seguro, querido, cuidado y a salvo. Asegurándole con su hermosa y característica sonrisa en forma de corazón que todo estaría bien mientras le acariciaba los cabellos y besaba cariñosamente su rostro.
Odiaba que Yoongi recordara toda su vida, pero no pudiera recordarlo a él, ni su relación, ni la hermosa vida que habían logrado construir juntos. Doce años perdidos. Borrados completamente de la mente de su compañero predestinado en un abrir y cerrar de ojos.
Odiaba ser un simple y molesto empleado de la empresa ante los ojos de Yoongi cuando toda su existencia siempre se había reducido a asegurar el bienestar y felicidad de su Omega, cuando llevaba años siendo devoto a su amor, su único amor. Cuando su corazón le pertenecía por completo y se lo había entregado desinteresadamente mucho tiempo atrás. Hacía tanto tiempo que Taehyung había entregado su corazón que ya no era capaz de decir que le pertenecía a él mismo ya que Yoongi siempre había sido su dueño y guardián.
Odiaba estar estancado en aquel lugar infernal en el que parecía que lo único que hacía era retroceder todos los años que con tanto esfuerzo, dedicación y comunicación había construido junto a Yoongi.
Odiaba estar en cero nuevamente. Volver a sentirse un “artista callejero”, desnutrido y desesperado porque alguien reconozca la belleza de su trabajo, especialmente bajo esta nuevamente severa mirada de Yoongi que Taehyung jamás creyó que volvería a ver. Un Alfa, pobre y tímido, al que todos creían un Omega, sin familia, ni nada para ofrecer. Ni siquiera era una buena representación de su segunda naturaleza...
Taehyung sabía que eso no era cierto y tenía personas muy cercanas a su corazón que se lo recordaban a menudo, pero a veces era inevitable que su mente cayera en ese peligroso espiral de temores e inseguridades y eso parecía empeorar en la situación en la que se encontraba solo y sin poder estar en contacto con sus amigos.
Así como Yoongi había construido su confianza y superado sus inseguridades a lo largo de la relación y aún seguía haciéndolo luego del matrimonio, Taehyung había superado sus conflictos internos por ser diferente tambien gracias a su Omega y al incondicional apoyo de quienes serían su manada. Tal vez eso era lo que hacía a su futura manada, su única familia, tan única y especial... Todos eran un poco diferentes de lo que la sociedad establecía como ejemplo a seguir y esperaba de sus segundas naturalezas, y eso era lo que, en parte, los mantenía unidos y cercanos.
Taehyung jamás había estado en disonancia con su Alfa. Jamás. Siempre habían logrado coexistir en paz, pero era inevitable que algo violento tirara de él cuando la sociedad decidía ponerlo bajo su despiadada lupa. Pero en aquella situación era completamente diferente y mucho mas odioso, porque mientras Taehyung había aprendido a lidiar con la sociedad desde que era pequeño, el desafío que le representaba tener que probarse a sí mismo frente a Yoongi, demostrar constantemente su valor, era completamente nuevo y jalaba desagradablemente de sus cuerdas internas, sin mencionar que era agotador. Y realmente sentía que comenzaba a ser demasiado, a pesar de que su Alfa sostuviera obstinadamente que no podía rendirse, que soportara un poco mas, que todo estaría bien...
Taehyung realmente odiaba la situación en la que se encontraba. Odiaba su suerte y esta horrible especie de “prueba” que el destino había puesto en sus caminos, ¿para qué? ¿Para fortalecer su relación y su matrimonio, cuando Yoongi ni siquiera lo recordaba? ¿Para fortalecerse a sí mismo cuando sentía que jamás en su vida se había sentido mas débil, tan impotente al no poder proveer para el bienestar de su Omega?
Yoongi ya no era su Omega y él, aunque sabía que no era cierto, ya no era su Alfa...
-...Señor necesito que se tranquilice, por favor- llegó a sus oídos la apretada voz de la recepcionista que parecía al borde del colapso nervioso, aparentando una serenidad que claramente no sentía.
El lobby del edificio se encontraba a metros de donde Taehyung se encontraba sirviéndose el café y lo gritos que procedían desde allí llamaron su atención, especialmente cuando oyó su nombre.
-¡Me calmaré cuando pueda verlo! ¡Ya le dije que no me moveré de aquí hasta ver a Kim Taehyung!- exigió una voz dura y certera, sin alzar su tono, pero lo suficientemente espeluznante como para generar escalofríos en quienes la oyeran.
Aquella voz siempre lograba derretir su corazón. Taehyung era capaz de reconocerla en cualquier parte, bajo cualquier circunstancia.
Aquella voz había estado con él desde que tenía memoria y seguría junto a él hasta el fin de sus días.
Aquella era la voz de su alma gemela.
Park Jimin.
Taehyung se volteó automáticamente al oír la voz de su mejor amigo y la imagen con la que se encontró le arrancó la primera sonrisa (y risa) genuina en semanas.
Jimin se encontraba en puntitas de pie colgado del alto escritorio mientras intentaba dar una imagen amenazadora y firme, pero lo único que conseguía con las manos de Seokjin tomándolo por la cintura para devolverlo al suelo e intentar calmarlo, era todo lo contrario. Sin embargo, la recepcionista parecía intimidada por la dureza y la agresividad del petit y hermoso Omega.
Oh, sí, Jimin tenía ese efecto en las personas.
Si bien su tamaño y la delicadeza de sus rasgos, junto a su indiscutible aroma, delataban ciertos detalles de su segunda naturaleza, su carácter jamás lo hacía. Era demasiado duro, firme y agresivo para ser el típico Omega dócil que la sociedad estipulaba como figura ideal, especialmente cuando su familia estaba en riesgo, o siendo amenazada.
Al igual que Yoongi y él, la pareja de su hermano y su mejor amigo era un tanto diferente a lo estereotipado por la sociedad y por ello no era bien vista ante los ojos ajenos. Al igual que él, Seokjin no aparentaba ser un Alfa, pero eso poco le había importado a Jimin al momento de cortejarlo, elegirlo como compañero y luchar por su amor.
Y en aquel preciso instante, como si cupiera alguna duda con respecto a su dinámica, Seokjin era el ruborizado y escandalizado mientras intentaba calmar la fiereza de su Omega que parecía completamente desquiciado.
Negando con la cabeza, mientras era incapaz de borrar la amplia sonrisa en su rostro, Taehyung olvidó su café y caminó exhausto hacia el sector de recepción antes de que la discusión escalara en algo desagradable que, conociéndolo a Jimin, sabía que podía ser en cuestión de segundos.
-Jimin-ah- llamó Taehyung con serenidad y una sonrisa cansada, pero honesta en el rostro. ¡Dios, los había extrañado tanto! Cuando el aludido oyó su voz llamándolo, el hermoso, fuerte y territorial Omega se volteó con labios temblorosos y corrió desesperadamente hacia él para lanzarse inmediatamente a sus brazos.
***
-¡Por favor, no!- advirtió rápidamente Taehyung alejándose de su hermano, cuando Seokjin acercó instintivamente su nariz a su cuello para marcarlo con su aroma.
Su exclamación dejó a los otros dos estupefactos que no tardaron en lanzarle miradas profundamente preocupadas.
-Lo siento, realmente quiero la marca, pero duele demasiado- explicó con voz rota y ojos cristalinos ante el dolor en el rostro de su hermano por el claro rechazo de su cercanía pero que asintió en silencio, comprendiendo.
Jimin, sin embargo, fue quien mas problema tuvo en asimilar aquella información. Su desacuerdo inmediatamente se vió reflejado en su rostro en forma de un ceño profundamente fruncido y ojos fulgurantes.
-¿Por qué aún siguen suministrándote los supresores?- preguntó el Omega con voz dura y ojos inteligentes, fijos en su mejor amigo que se removió incómodo en su lugar mientras bajaba la mirada al suelo.
¡Taehyung estaba tan cansado y dolorido!
Cada vez era mas difícil ponerse la máscara del bienestar para no preocupar a nadie, pero no estaba tan seguro de poder seguir por mucho mas tiempo allí y de esa manera.
Sus entrañas se retorcieron desesperadamente por la profunda necesidad que sentía de tener a Hoseok cerca. Su Alfa siempre sabía que hacer en situaciones así y Taehyung necesitaba en ese momento su guía y su confort. No se sentía él mismo sin su Alfa y eso afectaba su mente y su humor.
-Aún no te reconoce- dijo Seokjin con suavidad, y comprensión en sus ojos. Taehyung se limitó a asentir en silencio sin permitir que el asombro se reflejara en su rostro.
El Alpha menor no comprendía como era posible que luego de todo lo que había pasado, luego de los años que habían estado distanciados, Seokjin aún pudiera leer e interpretar sus silencios. Jimin interrumpió el hilo de sus pensamientos al soltar un sonido de sorpresa seguido de una maldición.
-Los doctores están seguros que se debe a que Yoongi no tiene una marca de pertenencia. La marca de su compañero- comenzó Taehyung con voz pequeña y angustiada, y el desconcierto fue mayor en su hermano y en su mejor amigo que lo observaron con ojos grandes por la sorpresa. -No me reconoce, y mucho menos como su Alfa, porque no hay ninguna marca mía sobre él que le ayude a recuperar esos recuerdos perdidos. Afirman que Yoongi puede reaccionar mal a la buena compatibilidad de nuestras esencias si dejan de suministrarnos los supresores... Yoongi volvió a ser el Omega que era antes de que nos conociéramos y me ha demostrado en estas semanas que todo lo que respecta a mi persona le desagrada. No quiero pensar siquiera en lo que sucedería si permitieran que mi esencia se libere... No creo que mi Alfa soporte el rechazo- murmuró Taehyung, reticente a admitirlo, pero en parte aliviado de poder comentar esa preocupación que lo carcomía hacía días.
El repentino silencio entre ellos no fue incómodo, sino que mas bien como una caricia, puramente empático. Taehyung sintió que su hermano y su mejor amigo lo comprendían y lo reconfortó profundamente percibir el aroma de sus esencias siendo moderadamente exudadas de sus cuerpos, confortándolo "a distancia” sin que fuera doloroso ni abrumador para él. La vainilla, la crema y la canela con ligeras notas de menta y agua de manantial de Seokjin, se unía en perfecta armonía con el pomelo, la mandarina, el ylang ylang y la pimienta negra de Jimin y lo envolvían en un tierno y protector abrazo sin la necesidad de que hubiera contacto físico que pusiera mas incomodidas a su ya exhausto cuerpo.
Por un momento Taehyung se sintió en casa nuevamente y un fuerte nudo se ciñó en su garganta humedeciendo inmediatamente sus ojos. Una de esas esencias había estado presente en su vida desde que tenía memoria y a pesar de que la otra había comenzado a ser parte de su vida mas recientemente, en las últimas estresantes y grises semanas que había pasado confinado allí dentro no había notado lo mucho que las extrañanaba y lo mucho que le habían hecho falta. En especial Jimin con sus largas sesiones de abrazos, caricias y marcas de olor a las que lo tenía mal acostumbrado.
Taehyung sintió como algo en su ser pendía de un hilo a punto de quebrarse y no comprendió como era posible que aún se mantuviera en pie, resistiendo la sobrecarga de sensaciones y emociones a la que su cuerpo estaba constantemente sometido. Sin embargo, algo cálido se derramó en su pecho al percibir las esencias de su hermano y mejor amigo en aquel gesto empático.
Pero inmediatamente el silencio entre ellos fue interrumpido por el Omega.
-¡Definitivamente le arrancaré la cabeza!- espetó Jimin repentinamente, con tanta ira contenida que Seokjin y Taehyung dieron un brinco sorprendidos observándolo desconcertados.
-Jimin...- comenzó Taehyung obstinadamente sabiendo hacia donde iban los pensamientos de su mejor amigo, pero el Omega negó rápidamente con la cabeza y rostro entre angustiado e indignado.
-No lo entiendes- se apresuró a decir Jimin alzando una mano para callar la reprimenda del Alfa menor que juntó sus labios automáticamente aguardando la explicación. -Yoongi me dijo que estaba listo para pedirte que lo marcaras y que lo haría antes de su viaje a Busan, Tae- comentó y su voz sonó contenida, como si no supiera que sentir pero la frustración estaba sacando lo peor de él. -¡No sé que diablos pasó en medio! ¡Dios, esto es un desastre!-.
-Jimin...- esta vez fue Seokjin quien comenzó, presintiendo correctamente lo que su pareja diría a continuación, intentó detenerlo para evitar una confrontación en medio del hospital, pero su intervención pareció solo incrementar el enojo de Jimin.
Los hermosos ojos del Omega destellaron furiosos.
Taehyung tuvo entonces el presentimiento de que la pareja había discutido previamente aquel tema y algo incómodo se removió en su interior. El malestar general de su cuerpo aumentó notablemente e hizo un esfuerzo sobrehumano para disimular su dolor frente a los otros dos. El problema era que Taehyung sentía que con cada minuto que pasaba, sus fuerzas lo abandonaban.
-No, hyung, tiene que darse cuenta que la situación llegó a su límite- sostuvo firmemente Jimin y desvió su mirada para observar fijamente a Taehyung, reprendiéndolo con la mirada.
El Alfa menor tragó en seco ante la severidad de su mejor amigo sabiendo que se vendría una bofetada de realidad en medio de su rostro.
-Hace tres semanas que estás aquí Taehyung y Yoongi hyung no ha logrado reconocerte. No ha habido avance alguno y no te hará ningún bien seguir aquí esperando. ¡Tienes una vida fuera de estas paredes y debes regresar a ella! Debes regresar a tu trabajo y a tu hogar... ¿Qué hay de Jungkook?!- exclamó frustrado pasándose desesperadamente una mano por sus rubios cabellos. Su mirada intensa no se desvió en ningún momento de Taehyung que se la mantuvo, demasiado exhausto como para hacer otra cosa.
Fue en medio de la guerra de miradas entre los amigos que Seokjin se volteó automáticamente hacia un lado y hacia otro, como si buscara algo a su alrededor y su rostro palideció rápidamente cuando no lo encontró. La menta de su esencia se hizo tan prominente que invadió el pequeño espacio en el que se encontraban los tres como una nube tóxica sobre sus cabezas.
La pimienta negra de Jimin reaccionó automáticamente a la aflicción de su Alfa y la mezcla fue tan potente y extraña que Taehyung dió un paso hacia atrás, sintiendo como miles de agujas pulsaban bajo su piel al notar el disconfort de los integrantes de su manada. El escozor lo recorrió virulentamente de pies a cabeza y supo que su cuerpo definitivamente no resistiría otra dosis de supresores.
-Minnie...- llamó el Alfa mayor con voz rota y ojos grandes y aterrados.
Jimin supo lo que ocurría con tan solo observar a su pareja y Taehyung realmente intentó que el simple hecho de que pudieran comunicarse de aquella manera telepática por la mordedura de unión que compartían no le afectara tanto como estaba haciéndolo en aquel momento por su estado de irritabilidad. La envidia subió a su garganta como ácido y apretó fuertemente los dientes para no soltar un grave y profundo gruñido.
-¿Qué ocurre?- preguntó Taehyung molesto por la silenciosa conversación frente a él, mientras sentía un desagradable peso en su estómago por el nerviosismo que repentinamente se había apoderado de Seokjin y Jimin.
Cuando los ojos de Jimin se posaron en él, Taehyung supo que era algo grave. Su pecho se cerró completamente al tener la certeza de que se trataba de Jungkook.
-¿Recuerdas que te mencionamos hace unos días que el pequeño cachorro insistía en que quería visitarlos?- comenzó nerviosamente Jimin bajo la intensa y amenazadora mirada de Taehyung cuyas fosas nasales se agitaron al expulsar el aire por ellas.
-Jimin, Jungkook tiene que estar en el jardín de infantes a esta hora, tal y como acordamos en cuanto decidieron ayudarme con su cuidado luego del accidente...- comenzó Taehyung lentamente, intentando mantener la calma mientras sentía todo a punto de desmoronarse a su alrededor.
La fría amenaza de que su cachorro podía estar en peligro encendió todas sus alarmas internas y un lastimoso gemido se escapó de sus labios sin que tuviera tiempo de reprimirlo.
-Bueno, es que nos lo pidió con esos ojitos de inocente cervatillo que tiene y no me pude resistir... Pero insistí porque era lo que tu habías ordenado, pero no... Nosotros... La cuestión es...- dijo torpemente el Omega, profundamente avergonzado con un intenso rubor en sus mejillas ante la oscura mirada de su primer Alfa.
-Lo hemos traído con nosotros y como no tan buenos adultos responsables lo hemos perdido de vista dos minutos y aparentemente eso fue suficiente tiempo para que el diablillo se escapara de nuestro alcance y se perdiera entre estas paredes- resumió Seokjin con expresión neutra en su hermoso rostro, manteniendo con serenidad la furiosa mirada a Taehyung.
-¡Jinnie!- exclamó Jimin dando un brinco indignado en su lugar ante la brutal honestidad de su pareja.
Taehyung hubiese deseado reír por la peculiar dinámica de esos dos, pero se encontraba demasiado aterrado y exhausto como para hacer otra cosa que concentrarse en localizar a su cachorro.
-De una u otra forma tenías que decírselo Jimin, y sabes perfectamente que odia que le mientan- se defendió Seokjin con serenidad pero hubo una nota parecida al remordimiento en su voz. Fue un cambio casi imperceptible que hablaba desde la experiencia, indicando que sabía lo que estaba diciendo.
-No pudo haberse ido tan lejos, seguramente no tardaremos en encontrarlo, Tae- alentó Jimin con cierta desesperación en su voz.
Taehyung sintió como se congelaba la sangre en sus venas al comprender lo que su pequeño cachorro, de un muy agudo olfato a pesar de su corta edad, estaba a punto de hacer.
El terror por lo que pudiera salir de ese encuentro invadió tan repentinamente a Taehyung que sin decir una palabra mas, echó a correr como un desquiciado por los pasillos del hospital esperando llegar antes que su hijo a la habitación de Yoongi.
Notes:
Que les pareció? Todavía es todo triste y difícil, pero les aseguro que se soluciona al final! ^^
El feedback es muy importante para mí! No teman en pasar y comentarme sus opiniones ya que me encanta saberlas o preguntarme algo acerca de esta historia ya que me encantaría responder a sus preguntas! :)
Si llegaron hasta aquí y estuvieron todo este tiempo pendientes de mi historia, son INCREIBLES! Muchísimas gracias por su apoyo! <3 <3 <3
Que piensan que pasará ahora? Nos vemos en la próxima actualización! <3

RockyPocky on Chapter 3 Mon 05 Jul 2021 07:52PM UTC
Comment Actions
BlueMooonchild on Chapter 3 Mon 12 Jul 2021 04:54PM UTC
Last Edited Mon 12 Jul 2021 05:26PM UTC
Comment Actions
marciaurba on Chapter 3 Tue 14 Sep 2021 08:57AM UTC
Comment Actions
BlueMooonchild on Chapter 3 Sun 19 Sep 2021 01:15AM UTC
Comment Actions
Itherael on Chapter 3 Sun 12 Dec 2021 05:02AM UTC
Comment Actions
Maru (BlueMooonchild) on Chapter 3 Sun 08 Jan 2023 02:48PM UTC
Last Edited Sun 08 Jan 2023 04:14PM UTC
Comment Actions