Chapter 1: I
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Yoongi sabía que la vida de un dominante es complicada. Más con las características que él posee y requiere.
Min Yoongi a sus veintiocho años ha probado demasiado en el mundo de dominar y ser dominado, para ser exactos, en el ámbito sexual. Su vida ha sido así desde los veintitrés cuando experimentó su primera experiencia que lo llevó a adentrarse a ese mundo de placer.
En aquel entonces fue sumiso, la primera vez que se sometió fue en manos de un hombre mayor. Yoongi aprendió todo de él, fue su guía y le mostró un camino interesante y nuevo, desde posturas, comportamiento, disciplina hasta los límites.
Yoongi fue sumiso por tan solo un año, el contrato que había entre aquel hombre y él tenía fecha de vencimiento y Yoongi se sintió preparado para tomar las riendas de su vida, había sido un gran aprendiz y su dom se lo hizo saber.
Su naturaleza era ser dominante, lo supo de inmediato, ese instinto de arrodillarse y bajar la cabeza ante alguien no le nacía, le gustaba desobedecer y eso le trajo problemas. Azotes en su culo, algunas cosas que lo llevaron a que dijera más de una vez su palabra de seguridad y obligatoriamente tuvo que dejar de ser sumiso de alguien.
Yoongi se aseguró de no volver a repetir esa experiencia, no más vida sumisa para él, él necesitaba tomar el control, tener a alguien que se arrodillara sin rechistar, alguien que cumpliera con sus órdenes y que cumpliera sus expectativas.
Se atrevió a ser un dominante, quiso adiestrar sexualmente a alguien y lo logró.
Su primer sumiso fue un chico de veintidós cuando él tenía veinticuatro. Taehyung fue un sumiso perfecto, un chico que cumplía con todas las cosas que Yoongi necesitaba y ordenaba, le brindó un contrato de seis meses y le dio la libertad de decidir si quería seguir con él y renovar su contrato o partir.
Taehyung aceptó sus reglas, aceptaba ser dominado sin problemas, sin embargo, después de los seis meses decidió partir a manos de otro dominante. Yoongi no se opuso o se molestó, él comprendía que en ese mundo las cosas eran así, no había pertenencia una vez cumplido el tiempo acordado, no había sentimientos de por medio, solo un agradecimiento y aceptación de manera respetuosa y discreta.
Yoongi sin duda era un buen dom, le gustaba cuidar a sus sumisos, era especial al momento de poner reglas y aún más al elegir a alguien que le sirviera de sumiso. Desde comportamientos, horarios, reglas un poco más específicas como higiene personal, cosas que le gustaban en lo personal, tal es el caso de preferir a los hombres y que estos estuvieran completamente bien cuidados, modales pero tampoco era controlador, no, él dejaba que sus sumisos tuvieran una vida normal, no ofrecía algo más allá que una buena relación entre sumiso y dominante y estaba cómodo con eso.
Después de la partida de Taehyung se dedicó a buscar un sumiso pero era demasiado exigente. Prefería a los hombres independientemente de sus preferencias, le excitaba muchísimo dominar a un hombre y más aún si eran un poco más jóvenes que él. No tenía un estereotipo definido, todo se basaba en el comportamiento y en parte el físico pero lo que Yoongi buscaba era alguien que estuviera dispuesto a servirle sin muchos peros de por medio.
La búsqueda fue un poco complicada, había encontrado a un par de candidatos pero ninguno terminaba de convencerlo y eso lo desesperaba.
El club a donde pertenecía organizaba reuniones para poder encontrar sumisos, Yoongi ya estaba acostumbrado a ir y pasearse por el lugar, observaba a los bonitos y bonitas sumisas comportándose de manera perfecta para convencerlo pero no estaba seguro de elegir.
Todos y cada uno de los sumisos que buscaban un dom asistían al club, eso ya le brindaba a Yoongi una ventaja pues existían reglas de ingreso, estaba todo en orden y en completa discreción.
Las reuniones de ese tipo consistían en que los dominantes interesados se presentaran al club, eran recibidos con bebidas y comida y todas las atenciones posibles. Los sumisos obligatoriamente vestían elegantes, era una regla, las mujeres vestían vestidos de noche color negro, mientras que los hombres trajes o esmoquin del mismo tono y todos, sin excepción debían portar una máscara blanca.
El objetivo de la máscara era que los dominantes vieran el comportamiento antes de ser revelada la identidad. Los dominantes estaban exentos de esa regla, solos los sumisos debían portar la pieza blanca cubriendo su rostro, esto para Yoongi era algo un poco ilógico porque al final si alguien se interesaba en un sumiso podía retirar la máscara sin problema alguno.
Los sumisos que asistían debían atender y dar un excelente servicio a los dominantes, si algún dom se interesaba en alguno de ellos podía ordenarle directamente pero este obedecería siempre y cuando el sumiso estuviera interesado. Todo dependía del sumiso, este era el que daba el primer paso al mostrar interés, se acercaba, servía y obedecía.
Aquella noche Yoongi estaba dispuesto a buscar un sumiso aunque no iba con muchos ánimos, decidió ir y probar suerte. Realmente no estaba extremadamente desesperado por encontrar a alguien, estaba en un momento en el cual se había resignado o acostumbrado a estar sin nadie, sin embargo, había pasado un buen tiempo desde su último sumiso. Su cuerpo y mente ansiaba sentir ese poder sobre alguien, necesitaba dominar.
Vistiendo uno de sus mejores trajes, para ser exactos aquel traje negro con el saco blanco y detalles oscuros partió hacia el club, tal vez si no tenía suerte al menos distraerse.
No fue sorpresa para él el encontrarse con algunos de los dominantes frecuentes. Yoongi tenía buena reputación en el club, Taehyung y otros sumisos hablaron bien de él lo que lo dejó siendo un punto de atención, era uno de los doms mejor atendidos en las reuniones pero Yoongi por muchas atenciones que recibiera no encontraba al correcto, muchos especularon sobre eso pero él ignoró todo lo que los demás decían sobre él.
—De nuevo aquí Yoongi-ssi.— El pelinegro frunció el ceño al escuchar la voz grave de aquel muchacho, observó a Taehyung quien sonreía como siempre. Había cambiado bastante, su cabello ahora era rubio y portaba un bonito collar negro de seda sobre su cuello como símbolo de pertenencia.
—Taehyung...— El rubio sonrió y asintió.— ¿Qué haces aquí?
—Espero a alguien.—Yoongi no preguntó quién, no eran sus asuntos, tan solo asintió y lo miró.
—De verdad ojalá y tengas suerte hoy, eres un gran tipo.— El pelinegro hizo una mueca y el rubio rió levemente.—Buena suerte.
Yoongi observó al chico caminar hacia la salida donde un hombre delgado, un poco más alto lo esperaba. Supo que era su dom por la manera en la que Taehyung bajó su mirada y por el porte del hombre.
Una vez que no tuvo nada más que ver decidió entrar al club y prepararse para una larga noche. Las cosas no habían cambiado nada desde la última vez que asistió a una reunión. La dinámica era la misma y se sintió en su zona de confort.
La luz baja, el piano sonando de fondo y ese ambiente cargado de sensualidad que lo invadió de inmediato. Entró sin mirar a nadie, su mirada al frente, imponente y dominante como él mismo. Sintió la mirada de varios sobre él, justo como ocurría siempre que aparecía por ahí.
Bastó con que tomara asiento en una de las mesas elegantes para que poco a poco los sumisos llegaran. El primero fue un chico alto, tal vez más alto que él, delgado, portaba un traje negro y Yoongi lo observó un par de segundos para descartarlo.
Minutos tras minutos, tenía a bellos y bellas sumisas sirviéndole, él ya estaba acostumbrado a eso así que no se inmutaba ante las técnicas de algunos. Observó a los demás doms sin interés, esa noche había al menos unos seis contándolo a él lo que disminuía sus probabilidades pero no se alertaba.
Yoongi detalló las actitudes de los sumisos, todos se veían bien adiestrados, el pelinegro ya sabía distinguir rápidamente entre un sumiso con experiencia y a un principiante, era muy predecible, los principiantes eran un poco más tímidos y nerviosos, daban más de ellos al momento de servir, su lenguaje corporal hablaba por sí solo y le parecía un poco relevante el ver como lo hacían sin darse cuenta.
El pelinegro tomó de la copa de vino que estaba sobre la mesa, comenzó a aburrirse, sinceramente dudaba salir con algún sumiso esa noche, ya habían pasado más de cuarenta minutos, alrededor de diez sumisos le habían servido y ninguno lo convencía.
Muy altos, muy bajos, descuidados, faltos de obediencia, mala postura, desobediencia a flote... demasiados pretextos para todos.
Yoongi observó la mesa del dominante que estaba a su lado, era un hombre mayor, tal vez tenía alrededor de unos cincuenta, Yoongi pudo ver sus intenciones aún sin conocerlo. Era un dom bastante fuerte y controlador, lo supo por la manera en la que trataba a ese sumiso que tenía a su lado, el sumiso estaba en posición de reposo y el hombre lo miraba con frialdad, como si quisiera sacar alguna vara y dominarlo frente a todos.
Yoongi estaba tan perdido viendo al otro que no se percató que alguien estaba frente a su mesa, no lo notó hasta que el sumiso se acercó un poco más y su sombra le obstruyó la vista.
Su mirada fue a dar directamente a la máscara blanca, fueron un par de segundos en los cuales su ceño se frunció y después entendió que alguien nuevo le estaba sirviendo.
El sumiso estaba frente a él sin hacer nada, tan sólo observándolo. Yoongi paseó sus ojos por el cuerpo ajeno, era de su estatura, un poco más corpulento, vestía un traje negro con una camisa de cuello alto del mismo color, sin embargo, en el borde del cuello sobresalía un detalle blanco, el cabello que sobresalía de la máscara era de un rubio platinado, sus piernas se marcaban de manera precisa en aquellos pantalones, sobre todo esos muslos anchos y por un momento Yoongi deseó pararse para poder verlo en diferentes angulos, no obstante esperó a que el otro hiciera algo.
Se mantuvo en su sitio, solo para evaluar el comportamiento del sumiso y lo que sus ojos vieron le gustó, el sumiso tenía buen físico y parecía ser principiante.
Yoongi observó cómo el hombre nerviosamente tomó la botella de vino e intentó servirle. Entendió de inmediato que en efecto, se trataba de alguien nuevo, su mirada siempre estuvo puesta en sus manos mientras estas temblaban levemente. Sirvió un poco de vino intentando no llenar demasiado la copa y después dejó la botella sobre la mesa.
Yoongi sintió curiosidad... Aquel muchacho tenía aptitudes, se notaba interesado y él también, tal vez era el correcto aunque debía de descubrirlo. No dudó y decidió probar si sus pensamientos eran acertados.
Con su mano derecha hizo un gesto, esa fue la primera orden que le dio, era directa y el sumiso la entendió de inmediato. El hombre sin titubear se arrodilló al lado de él y Yoongi quedó impresionado.
A pesar de los visibles nervios del sumiso su postura fue perfecta, la manera tan ligera en la que sus rodillas llegaron al suelo sin temblar, sus manos detrás de la espalda, tan malditamente bien. Yoongi sintió una rafaga de éxtasis directo a su cuerpo cuando el muchacho bajó su rostro en sumisión total aún con la máscara puesta, era casi perfecto, Yoongi pudo ver a un excelente candidato arrodillado ante él.
El pelinegro ya daba por seguro que podía tomarlo pero necesitaba verlo, quería saber quién estaba detrás de esa máscara. Se levantó de la silla con elegancia sintiendo la mirada de muchos, y no era para menos, después de mucho tiempo Min Yoongi mostraba interés en un sumiso.
Tal vez el chico arrodillado era envidiado en esos momentos aún sin que el pelinegro lo aceptara como suyo. La clave era que si el sumiso estaba interesado no se negaría a obedecer las órdenes puestas a prueba, por lo tanto ante él estaba dispuesto a cumplirle y Yoongi ya saboreaba el placer.
Cuando se paró frente a él el otro no se inmutó, su postura fue la misma y Yoongi lo evaluó a fondo, se acercó y con delicadeza alzó el rostro del otro, sus dedos rozando la textura de la máscara, a nada de conocer el rostro del desconocido.
Bastó un movimiento para que la máscara fuera retirada y el rostro del sumiso quedara ante sus ojos. Yoongi quedó fascinado, era realmente perfecto para él, tanto que sintió la corriente de excitación recorrerlo de pies a cabeza, caliente y tenaz.
Compartieron un pequeño contacto visual, casi nada pero Yoongi vio un par de ojos chocolate temerosos pero a su vez ávidos. El sumiso bajó la mirada como era debido y Yoongi se preparó para proponer su veredicto final.
Lo miró desde lo alto y sintió que debía exponer al chico ante todos, era afortunado de haber encontrado a un sumiso tan bello en ese lugar.
El cabello rubio cenizo lucia suave y brilloso, el perfil era perfecto con una nariz perfecta y unos labios gruesos que lo tentaban a besarlos y morderlos, piel perfecta un poco más morena, espalda un poco ancha y un trasero respingon, demonios... era perfecto para dominar.
—¿Cuál es tu nombre?— La voz de Yoongi sonó grave y fuerte, cargada de deseo y no se sorprendió, ese sumiso le había puesto así. Esperó por la respuesta, imaginando la voz del chico.
—Jimin, señor.— Yoongi sintió la presión en su entrepierna, la voz era suave, dulce y le había llamado señor aún sin que él se lo ordenara.
Quiso ir al grano, sin rodeos, así que se acercó un poco más, su polla casi frente al rostro del chico pero este seguía en posición perfecta.
—Jimin... ¿Qué deseas de mí?— Lo estaba poniendo a prueba, Yoongi era directo, siempre había sido de esa forma, cosa que no cambiaba con sus sumisos.
—Lo que usted desee señor, estoy dispuesto a servirle.— Yoongi soltó un sonido de aprobación, caminó alrededor de Jimin como un felino acechando a su presa.
Yoongi estaba seguro, casi estaba a punto de tomarlo de los brazos para levantarlo y llevarlo a su apartamento para jugar pero aún debía planearlo, no podía simplemente dejarse llevar.
—Agradezco tu interés, quiero que sepas que yo también estoy interesado en ti...— Yoongi se paró detrás de él sin acercarse demasiado.— Te ofrezco un trato justo y un contrato si lo deseas.—El muchacho arrodillado se movió solo un poco, Yoongi notó la presión sobre sus hombros y sonrió levemente, volvió al frente para mirarlo a la cara.— ¿Has hecho esto antes?— El pálido podía leer la respuesta en el cuerpo del otro, estaba casi seguro.
—No, señor.—Internamente brincó de gusto al escuchar aquello, Yoongi sintió placer de tan solo saber que aquel rubio era nuevo en el ámbito y que se había sentido atraído hacia él y más aún, al saber que podía ser su primer dom. No pudo esperar mucho a decir verdad, ya tenía una decisión y quería negociarlo.
—Levántate.— La orden fue clara y concisa, Jimin se levantó con ligereza, sin fallar y Yoongi se preguntó de inmediato quien lo había adiestrado tan bien si era nuevo.— Mírame.
Yoongi estaba frente a él, imponente y con aura demandante, cuando los ojos chocolate de Jimin chocaron con los suyos no dudó más. Jimin era el sumiso ideal, el que tanto había esperado.— Puedo ofrecerte el trato Jimin, todo depende de ti.
Jimin se mordió el labio nervioso, bajó su mirada al sentirse expuesto no solo ante el hombre sino ante los demás que miraban con morbo. Sintió como los dedos del hombre frente a él tomaron suavemente su mentón, levantando su rostro.—Mírame y responde.
El rubio no lo pensó, estaba hipnotizado por el hombre de cabello negro y ojos ardientes. Estaba ahí para eso, quería ser sumiso y cuando vio al hombre pálido en la mesa sintió atracción inmediata, probó su suerte anhelando el hecho de que le pusiera atención y no fuera rechazado como los demás y cuando le ordenó arrodillarse Jimin se sintió satisfecho.
La voz del hombre era grave, demandante y él simplemente obedeció sin rechistar, lo sentía ideal, su cuerpo reaccionó automáticamente.
—Sí señor, acepto.
Jimin sintió la mano un poco fría en su cuello, escuchó el ligero sonido de aceptación que lo calentó, fue un ligero rasgueo bajo por parte del otro, aquella caricia le quemó la piel de la manera más exquisita, tan solo era un toque y ya estaba anhelando por más.
—Muy bien Jimin.
Jimin esperaba que sus decisiones no fueran erróneas, que el entrar a ese mundo oscuro y lleno de placer no le dejara con complicaciones, él podía estar hecho para obedecer pero dudaba que su corazón y mente obedecieran.—Soy Min Yoongi, ¿Te parece si hablamos en privado?
Pero le habían dicho desde un inicio, sumiso y dominante no debían compartir lazos sentimentales, todo era a base de placer. Profundo y exquisito placer.
Y Min Yoongi le estaba proponiendo aquello frente a sus ojos.
Chapter 2: II
Summary:
"Sentía una incertidumbre de descubrir cosas nuevas pero a su vez lo anhelaba, y sabía que Min Yoongi era una pieza clave y la llave para abrir la puerta a sus placeres, solo esperaba no perder la cordura al intentar conocer ese mundo nuevo junto a él..."
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Jimin se encontraba nervioso. Nunca pensó que terminaría en una habitación privada del club con Min Yoongi observándolo atentamente mientras esperaba por una respuesta pero ahí se encontraban.
El rubio intentó leer el contrato que el mayor le había ofrecido y su mente solo pudo procesar una sola cosa. Tres meses, Min Yoongi le ofrecía un contrato por tres meses, más todo lo que implicaba.
Muchas cosas estaban claras, la más importante tal vez era que Yoongi era un dom demasiado exigente. Había cosas que él no quería llevar a cabo pero Yoongi las había puesto ahí. Jimin era principiante, le habían dicho que si algo no le parecía simplemente lo dijera, no podían obligarlo a nada antes de firmar y justo en esos momentos en los cuales sentía la mirada del pelinegro y sobre todo que este estaba más cerca de él no podía pensar con claridad.
—¿Qué opinas?— Jimin se asustó levemente al escuchar la voz grave rompiendo el silencio.— ¿Hay algo con lo que no estés de acuerdo?
El rubio frunció el ceño y negó, no era tan malo, solo un par de cosas que no sabía si soportaría.—Dilo, no tienes porque aceptar algo que no te guste.
Jimin aceptó que el contrato no marcaba cosas tan descabelladas, no había nada fuera de lo normal como le habían advertido que algunos dominantes podían exigir. Yoongi dejaba en claro que lo único que quería era un sumiso que esté a su disposición y sus exigencias iban desde bondage hasta azotes.
—Creo que está bien.— Yoongi suspiró para después sentarse recto.
—Necesito que estés cien por ciento seguro de esto, no que lo creas—Jimin se movió levemente incómodo.—Mira, sé que es la primera vez que experimentas todo esto y me siento feliz de ser yo el que pueda instruirte pero debes decirme si algo no te gusta.
Jimin se sintió pequeño al escuchar el tono de voz firme, el pelinegro tenía razón.
—Creo que no podré con los azotes con la pala o vara, señor.— Yoongi asintió, él sabía que eso era lo que a muchos sumiso principiantes les daba desconfianza.
—Las descartamos si gustas o podremos probarlo y si no te gusta simplemente lo olvidamos, no te obligaré a nada.
Jimin alzó la mirada para encontrarse con un par de ojos serios. Jimin recordó lo que había escuchado de Min Yoongi.
Siempre obtuvo buenas opiniones sobre él, todos decían que era un dom excelente, que trataba con respeto y paciencia a sus sumisos pero sobre todo que jamás exponía a los que le servían.
—De acuerdo.
Yoongi sonrió levemente, satisfecho y Jimin solo pudo sentir más nerviosismo.
—Me alegra tu decisión Jimin.
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Yoongi llegó a su apartamento. Vivía en la planta diez de un edificio un poco alto, vivía solo desde hace años cuando comenzó sus estudios universitarios y ahora que era un buen gerente de una empresa podía disfrutar de vivir en una buena zona.
Esa noche había dejado que Jimin se tomara el día libre, no quiso presionarlo más. Notó lo nervioso que el chico se encontraba y eso solo pudo hacerlo sentir más ansioso.
Jimin había aceptado ser su sumiso por tres meses. Había reducido el tiempo desde que su último sumiso se había encariñado de más, necesitaba acomodar esos aspectos así que llegó a la conclusión de que seis meses era mucho tiempo.
Ahora que había conseguido un nuevo sumiso necesitaba mantener su mente despejada. Tenía tiempo que no estaba al mando pero debía de ir con un poco de paciencia ya que Jimin era principiante.
Esa tal vez era la única desventaja de conseguir un sumiso sin experiencia. Él quería hacer demasiado pero debía ir con lentitud, conociendo los límites del otro, descubriendo que era lo que le gustaba y lo que le disgustaba.
Yoongi había quedado encantado con Jimin. El chico era dócil, incluso cuando hablaron sobre el contrato se mantenía en actitud sumisa. Y ni hablar de lo atractivo que era, Jimin pudo atrapar a cualquier dom, sin embargo había caminado hasta su mesa y se había arrodillado en cuanto le ordenó.
Estaba deseoso de poder conocerlo como sumiso, anhelaba poder dominarlo, si de algo estaba seguro era de que Jimin obedecería sin rechistar y eso era lo que él estaba buscando.
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Jimin suspiró pesado. Había sido un día largo, demasiado. Subió hacia su pequeño apartamento y una vez que estuvo ahí se sintió más tranquilo.
¿Qué había pasado? En su pequeña mochila que llevaba estaba el traje, la máscara blanca y lo más importante, el contrato que había firmado con Min Yoongi.
Su cabeza dolía levemente, había aceptado ser sumiso de Min Yoongi. No lo podía creer completamente.
Él se había metido a ese mundo por simple curiosidad, cuando habló con Taehyung después de no verse por dos años no imaginó que el chico estuviera en cosas así. En un inicio pensó que era aterrador pero Taehyung le contó los pros y los contras y su curiosidad fue demasiada.
Un día decidió investigar y esa chispa se encendió en su interior. Observó lo feliz que era Taehyung y se preguntó si todo eso podía funcionar con él.
“—No pensé que me llegará a gustar pero una vez que descubres todo el placer que puedes sentir, no hay manera de escapar.”
Taehyung había sido muy explícito con eso, incluso se avergonzó de solo imaginarlo.
Decidió comenzar con búsquedas en internet, investigando el sadomasoquismo, fetiches y sobre las cosas que todo eso incluía. Muchos términos que no conocía comenzaron a invadir su cabeza, más y más curiosidad aflorando en su interior.
Un día que decidió visitar a Taehyung simplemente se armó de valor y le pidió que resolviera sus dudas.
Todo creció y Taehyung comenzó a explicarle todo sobre el mundo de dominar y ser dominado, posturas, términos, límites cada cosa que podía incluir Jimin pensó que eso lo atraía bastante.
Taehyung solo fue como su libro de texto, una guía, más no un maestro.
“—El club acepta a personas nuevas, tienen un protocolo pero tienes todo para entrar… Mira Jimin, si estás dispuesto a esto, tienes que estar consciente de que no es un juego.”
Supo que no era un juego cuando el club le pidió miles de cosas, pruebas, exámenes, documentos, era cosa seria y bien organizada.
Entró como era de esperarse pero nunca se había aventurado a servirle a alguien, en las reuniones observaba como otros iban hasta los doms, veía como estos ordenaban, incluso vio como algunos sumisos hacían hasta lo imposible porque alguien los eligiera.
Pero cuando vio a ese hombre entrar por la puerta supo que debía intentarlo. Lo ubicaba, Min Yoongi … Ese era el nombre del dominante que al parecer exigía demasiado.
Era un tipo elegante, serio y sin rastro de interés en algún sumiso, Jimin vio como rechazaba a muchos. Tal vez por eso esperó hasta la tercera vez que lo vio entrar por el club para servirle.
Taehyung nunca mencionó si Yoongi había sido su dom pero siempre hablaba muy bien de él, cosa que le ayudó para otorgarle unos gramos de confianza a su decisión.
Cuando lo vio de cerca supo que Min Yoongi era demasiado, era un hombre realmente apuesto. Tal vez por eso muchos querían servirle y él lo intentó, se arriesgó y lo logró.
“—Ve a casa Jimin, te llamaré mañana por la tarde.”
Recordó el tacto del hombre en su cintura, la manera en la cual caminaba a su lado con porte sin tomar en cuenta las miradas que se posaban en ellos.
Jimin simplemente había corrido con suerte, al menos eso él pensaba.
Se sintió feliz porque Min Yoongi lo escogió, entre tantos él había sido el afortunado pero a su vez sentía incertidumbre por que no sabía qué iba a suceder a partir de ese momento.
Tres meses, un lapso en el cual debía demostrar que podía ser un buen sumiso.
Jimin amó la mirada dura de Yoongi, la manera en la cual su cuerpo había reaccionado a la simple orden dicha con voz fuerte. Quería que Yoongi no se arrepintiera de haberlo elegido, así fuera un principiante.
Quería descubrir el mundo del placer con Min Yoongi, quería ser dominado por ese hombre, que le demostrara sus límites y complacerlo.
Demasiadas cosas, demasiados deseos y tan solo tres meses.
“—¿Hay manera de que un dom renueve su contrato?
—La hay, si él lo ofrece y el sumiso acepta.”
Jimin no tenía objetivos específicos en ese momento, solo servirle a Min Yoongi. Sin embargo, había una delgada línea entre el placer y la perdición y eso le aterraba.
“Buenas noches Jimin
Te envío la dirección de mi apartamento.
Te veo mañana aquí a las 7 PM.
MYG.”
Sentía una incertidumbre de descubrir cosas nuevas pero a su vez lo anhelaba, y sabía que Min Yoongi era una pieza clave y la llave para abrir la puerta a sus placeres, solo esperaba no perder la cordura al intentar conocer ese mundo nuevo junto a él.
Chapter 3: III
Notes:
Fue tan raro editar este capítulo que escribí hace años, literal sjdhjsj, aún no me acostumbro a este género pero bueno ( ͡° ͜ʖ ͡°)
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Jimin tomó el último bocado con pesadez. Desde la noche anterior no había dejado de pensar en el mensaje que Yoongi le había mandado y estaba un poco tenso. Era obvio que si lo había citado en su apartamento era para algo y él aún no estaba listo.
—Jimin...—Seokjin apareció a su lado, el muchacho traía un par de libros bajo el brazo, su mochila y un vaso de café.
—Hola Jin hyung.—Seokjin era su amigo desde hace un par de años atrás, ambos estudiaban lo mismo solo que Jin era dos grados mayor, lo conoció por un proyecto extra clase y desde ahí continuaron hablando y mantuvieron una amistad.
—Detesto esto de los exámenes.—Jin se sentó en la silla frente a él cansado.—Pero ya me falta menos.
Jimin sonrió cansino, Seokjin era una persona positiva, amable y de buena familia.—¿Por qué no comes?
Y sí, algo protector. Jimin se lo agradecía, Jin era como un hermano mayor para él.
—No tengo mucha hambre hyung...—Suspiró y Jin lo observó más a detalle con su mano sobre su barbilla, intentando descifrar el porqué.
—¿Qué es lo que te preocupa Jimin?— El menor rio algo decaído, si Jin supiera en lo que andaba metido.
—En nada hyung, en que mañana tengo un examen y no me he aprendido algunos temas.— El mayor lo miró con duda, sabía que mentía pero no dijo nada al respecto.
—Estoy seguro que te irá bien.
—Eso espero.
Seokjin conocía muy bien a Jimin. Sabía diferenciar entre un Jimin preocupado por un examen y entre el semblante que ahora tenía. Jin sabía que estaba un poco presionado, cuando lo conoció era nuevo en la universidad y en la ciudad.
Jimin era de Busan y con su entrada a la universidad dejó atrás su ciudad natal. El menor la pasó un poco mal los primeros meses tratando de acostumbrarse a la nueva escuela y a Seúl, Seokjin le ayudó en lo que pudo, aún lo hacía aunque el menor se negara aunque en el fondo se sentía contento y agradecido.
Seokjin supo que Jimin trabajaba por las tardes en una cafetería que quedaba cerca de la universidad y también supo que de vez en cuando viajaba a Busan para visitar a su familia. El mayor vio como poco a poco se adaptaba a los cambios pero ahora veía que constantemente se la pasaba muy pensativo, sin embargo, no podía entrometerse en donde no le llamaban.
Solo esperaba que Jimin estuviera bien, aunque él jamás dejaría de preocuparse.
Yoongi entró a la oficina, suspiró y se quedó viendo el reloj que reposaba en su escritorio. Eran las cuatro de la tarde y había citado a Jimin a las siete.
Decir que no estaba ansioso era una mentira, Yoongi se había quedado con las ganas de conocer a Jimin, la noche anterior le costó algo de trabajo dejarlo ir, el rubio se veía tan bien con el atuendo elegante y aún más por todo lo que había pasado mientras le servía. No olvidaba esa imagen de Jimin arrodillado ante él, su postura, esa mirada de completa sumisión. Con esos simples detalles lo había llevado a una escala alta de excitación, no pudo evitar imaginar cómo sería el ver a Jimin desnudo, tal vez atado y rogando para que se detuviera o exigiendo por más, incluso gritando de placer.
Yoongi deseaba eso y más, estaba dispuesto a descubrir que tan bueno podía ser Jimin como sumiso, no solo quería adiestrarlo, el ansiaba poder mostrarle que en ese mundo hay una pequeñísima diferencia entre el miedo, el dolor y el preciado placer.
Yoongi estaba dispuesto a darle la primera lección ese día. Primer lección: Sensaciones, especialidad... tacto.
Jimin comenzó a sentirse más nervioso conforme iban pasando las horas. Su mente estaba demasiado enfocada en Min Yoongi y en lo que podía pasar esa noche. Quería demostrarle que podía ser un buen sumiso, su objetivo era no decepcionar a su dom porque él mejor que nadie sabía que Yoongi había esperado demasiado por un nuevo sumiso.
—¿Puedo salir temprano hoy hyung?— Jimin se acercó a la caja registradora donde estaba Hoseok.— Tengo un asunto que no puedo dejar de lado.— Una parte de Jimin se sentía mal por decir aquello, era una mentira pero Hoseok no debía saberlo.
—Oh, claro Jimin.— El mayor le regaló una sonrisa.
—¿Estarás bien solo?
—No estoy solo, sabes que otros me ayudan y hoy no hay tanta gente.
Jimin observó su reloj, eran las cinco con cuarenta, debía apresurarse para ir a su apartamento, preparar sus cosas y después partir hacia el hogar de Min Yoongi.
—Muchas gracias hyung.— Jimin sonrió levemente y realizó una reverencia de agradecimiento para después caminar hacia el área de empleado por sus pertenencias.
—Buena suerte.— Hoseok se despidió de él alegre y el menor sólo pudo pensar que de verdad necesitaba esa suerte.
Yoongi había terminado su jornada de trabajo después de revisar los últimos movimientos de la empresa. Dejó a NamJoon con una cena de negocios pendiente, debía apresurarse porque su propia cena sería algo diferente, algo que implicaba a cierto rubio.
Para cuando llegó a su apartamento se aseguró de ponerse algo cómodo, un par de jeans y una camiseta amplia, una imagen que pocos veían, Yoongi era un hombre elegante ante los ojos de los demás, solo en situaciones así o cuando estaba solo en su apartamento lucía despreocupado.
No supo si comer algo o abstenerse, no es que esperara a Jimin para decidir aquello, se suponía que solo iría ahí para tomar su lección pero el pelinegro recordó que Jimin trabajaba y estudiaba. Lo sabía porque el club le otorgó el folder con los datos e información básica de Jimin.
Park Jimin era un chico de veinticuatro años originario de Busan, estudiaba la carrera de arquitectura, trabajaba medio turno en una cafetería y vivía en la zona cercana a la universidad en un pequeño apartamento.
Yoongi se sorprendió un poco cuando supo que Jimin se había mudado de Busan para venir a la gran ciudad, era joven y entendía que dejar el lugar de origen era algo difícil, también le pareció interesante el hecho de que el muchacho trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, no es que eso fuera algo imposible, pensó que Jimin tenía familia en Seúl pero al parecer sobrevivía por sí mismo, eso hablaba mucho de él.
El pelinegro estaba impaciente, su mente estaba maquinando sus próximos planes ¿Qué haría con Jimin? ¿Qué podía enseñarle? Tenía tantas cosas en mente pero también tenía en mente que esas serían las primeras experiencias del menor.
Dejó de pensar cuando escuchó el timbre, se preparó mentalmente porque una vez abriendo la puerta de su apartamento no habría vuelta atrás. Volvería a dominar a alguien nuevo, alguien que no sabía nada sobre el placer y era nuevo en ese terreno.
Con una ligera sonrisa en su rostro caminó hasta la puerta. Yoongi estaba seguro de sí mismo, lo deseaba, y su cuerpo ya comenzaba a reaccionar.
Cuando abrió inmediatamente se encontró con la imagen de un avergonzado Jimin, el rubio lo observó un momento y después se movió en su lugar sin saber qué decir.
—Pasa Jimin.— Yoongi le dio el paso y Jimin realizó una reverencia algo torpe, no dijo absolutamente nada, solo ingresó al apartamento.—Me alegra que seas puntual.
Yoongi observó el reloj de su muñeca, eran exactamente las siete y eso le agradaba, Jimin esperó a que él caminara pero Yoongi le indicó el pequeño pasillo para que comenzara a caminar. Desde su sitio el pelinegro lo observó atentamente, ese día Jimin vestía distinto, no vestía el traje negro pero vestía unos pantalones oscuros y un suéter del mismo tono, Yoongi aceptó aquello, el muchacho se veía bien, sin exagerar.
El pelinegro detalló su espalda, sus piernas, y sí, su trasero, Jimin tenía un excelente físico.
Cuando llegaron a la sala Jimin se mantuvo de pie, se le notaba demasiado nervioso, Yoongi lo entendía así que le indicó que tomara asiento en el sofá.
— Tranquilo Jimin.—El mayor sonrió levemente intentando brindarle confianza, no quería que Jimin bloqueara sus sentidos debido al nerviosismo.—Iremos poco a poco ¿Estás de acuerdo?
Jimin observó sus manos, era un poco difícil y vergonzoso para él el tener que entablar una plática sobre eso pero asintió para después afirmar con voz propia.
—Sí, señor.
—Mírame.— La voz de Yoongi sonó firme pero hubo una pizca de suavidad. El rubio alzó la mirada para encontrarse con ese par de ojos oscuros e intensos— Jimin tienes que entender que a partir de ahora estamos en un juego por así decirlo, uno en el que no puedo jugar en paz si tu no pones de tu parte.— Jimin bajó la mirada, comenzaba mal.—No te estoy regañando o algo parecido, entiendo que estés nervioso o que tengas miedo pero no haremos nada que no desees, entre nosotros siempre habrá reglas y límites, quiero que aprendas poco a poco, no quiero que te fuerces y si algo no te gusta tienes que decírmelo ¿De acuerdo?
Jimin analizó las palabras dichas por Yoongi, sonaba tan serio que entendió que con Min Yoongi no había manera de ocultar nada, de cualquier forma él había aceptado y firmado y estaba ansioso de descubrirlo todo, independientemente de la incertidumbre a lo desconocido quería descifrar el placer junto a Min Yoongi.
—De acuerdo señor.— Yoongi mostró una ligera sonrisa, una cargada de satisfacción al escuchar su respuesta.
—Bien.— Yoongi no le cuestionó nada más, esperó a que se levantara y comenzó con su caminata hasta la habitación donde supuso que tendría que prepararse.— No deseo que te sientas forzado a usar esta habitación pero si deseas puedes hacerlo.
La habitación era mediana, lo básico, una cama, una mesa de noche, un cuarto de baño, un closet.— Generalmente me gustaría citarte en este horario pero entiendo que tienes obligaciones…—Jimin no dijo nada, observó el lugar un poco desconfiado.—Mi empleo tampoco puede esperar siempre así que me gustaría verte los fines de semana ¿Estás de acuerdo?
Jimin asintió, eso lo beneficiaba porque no podía estar pidiendo permisos todo el tiempo, Hoseok lo despediría.— Perfecto, puedes dejar tus cosas aquí…
El menor se sentía ligeramente incómodo ante la mirada de Yoongi quien detallaba sus movimientos. Dejó su mochila sobre la cama y se volteó para encontrar a Yoongi en la puerta esperando.— Vamos.
En esos segundos cuando caminó por el pasillo y las escaleras hacia otra parte del apartamento se cuestionó si eso que estaba por hacer era lo correcto… Jimin nunca imaginó terminar en la situación que ahora vivía. Él nunca se sintió interesado por el mundo del BDSM , pero la curiosidad fue algo que no pudo detener y cuando vio a Yoongi en el club eso solo pudo reafirmarse.
Yoongi tenía el aura dominante tatuada en su cuerpo y Taehyung le dijo que era un buen dom con los principiantes así que él tenía el objetivo de llegar hasta Min y lo logró causando que su mundo colapsara contra la inquietud, no era cualquier cosa, era un sumiso, un sumiso dispuesto a darle placer a Min Yoongi.
Yoongi intentaba no forzar a Jimin, recordó la primera lección de Taehyung y pasó algo similar, sin embargo Jimin se veía más tenso. Intentaba hablarle y tratarlo con paciencia, incluso él se vio reflejado en Jimin. Recordó cuando fue su primera lección siendo sumiso, su dom le dijo algo que nunca olvidaba. “No le temas al dolor, solo debes de aprender a jugar con él para poder disfrutarlo…” Y aquella noche recibió azotes que disfruto, no obstante, con Jimin quería probar otra técnica.
Cuando abrió la habitación esperó la reacción del rubio y la obtuvo. Su ojos un poco sorprendidos se pasearon por todo el sitio, tratando de grabar cada detalle nuevo pero no vio terror, vio algo que le hizo sentir ansioso pero que dejó de lado. Sin perder más el tiempo Yoongi cerró la puerta, dejó que Jimin se adaptara un poco, que observara el sitio y se sintiera tranquilo.
—Esta noche comenzaremos contigo Jimin…— El menor se tensó de inmediato. La lección había comenzado y él sentía su pulso latirle en sus oídos.—Quiero que te descubras a ti mismo.—Yoongi caminó por la habitación, como un felino en su zona segura.— Y que me digas que tanto te gusta.
Jimin tragó duro, aquello era increíble. La paredes pintadas de un tono gris claro, muebles color negro haciendo contraste de manera elegante y miles de artefactos. Algunos los había visto en páginas web y otros no sabía ni para qué servían.—Desnúdate Jimin.—La orden fue directa, con esa voz grave que Min poseía y Jimin entendió que su rol había comenzado, el ambiente entre ambos cambió repentinamente, había una tensión increíble pero había algo más.—Y mírame mientras lo haces.
Jimin tuvo que respirar profundamente para prepararse, no había vuelta atrás. Tomó las orillas de su suéter negro y con sus ojos puestos en Min Yoongi se deshizo de la prenda.
Los ojos de Yoongi admiraron la piel expuesta, era un poco más morena que la suya, con músculos más definidos. Yoongi sonrió deleitado, Jimin era más perfecto estando ahí, en su habitación, más expuesto.
Con manos un poco inseguras desabrocho el botón de sus pantalones, no debía bajar la mirada y eso era lo que más trabajo le costaba porque Min Yoongi no se limitaba y lo recorría con la mirada sin pudor.—Hazlo.
Se quitó los pantalones quedando en ropa interior y sintió vergüenza, demasiada pero no hizo nada más que mirar al pelinegro quien se acercaba a él lentamente. El menor tragó saliva, sentía que el aire que respiraba se le agotaba pero no iba a desistir mientras Yoongi lo miraba y analizaba.—Muy bonito Jimin.
Yoongi notó los hombros tensos, el nerviosismo y la cara sonrojada del menor, deseaba tocarlo pero aún no era momento.—Pero dije que te desnudaras.
Jimin sintió la presencia detrás de él y tomando todo el valor que le quedaba se deshizo de la última prenda que traía. Yoongi contempló a Park Jimin desnudo ante sus ojos y confirmó que no había errado en su decisión. Jimin era caliente, tenía un cuerpo completamente diferente, perfecto ante sus ojos, unos músculos no tan marcados pero estaban ahí marcándose de manera espléndida, su piel suave, tan perfecto de pies a cabeza.
—Mucho mejor… muy bonito.
Jimin no esperó más y cumplió con lo que se suponía debía de hacer, se arrodilló en su posición de reposo y esperó por Yoongi quien sonrió satisfecho de las acciones de Jimin. Sin decirle nada caminó hasta una de las gavetas para sacar un par de esposas y la venda de seda color negro. La lección que le enseñaría a Jimin no iba a requerir de más.
Se acercó al rubio con paso decidido, su cuerpo ya estaba sintiendo los efectos de Jimin y necesitaba aún más.—Levántate por favor.—Con movimientos exactos Jimin se levantó y esperó.—Mírame…
Yoongi admiró ese par de ojos cafés ahora más oscuros con un esos labios carnosos entreabiertos frente a los suyos y juró que debía probarlos, morderlos y lamerlos, anhelaba tantas cosas.—Dame tus manos.
Jimin alzó sus manos, observó a Yoongi quien mantenía esa mirada seria y pudo divisar las esposas entre sus manos.—Estas no te van a lastimar, de cualquier forma si lo hacen dímelo.—Asintió y sintió como el pelinegro se daba la vuelta, sus manos fueron colocadas detrás de su espalda, sintió el tacto de los dedos de Yoongi muñecas dejando una ligera caricia para después sentir la tela que cubría las esposas para finalmente sentir la presión ejercida por el artefacto al cerrarse.
Estaba esposado y desnudo ante la mirada de Min Yoongi, completamente expuesto y vulnerable y sorprendentemente eso lo hizo sentir excitado y completamente seguro.
Yoongi admiró a su sumiso con las manos atadas, tragó saliva y sintió el tirón en su parte baja, aquello era perfecto. Sin decir más colocó la venda sobre los ojos de Jimin quien reaccionó a su cercanía con un ligero sobresalto. Segundos después Yoongi tenía esposado y con los ojos vendados a su bonito y caliente sumiso listo para su primer lección.
—A partir de este momento quiero saber todo Jimin, si te gusta, si te disgusta, si quieres más, si quieres que pare ¿Queda claro?
—Si señor.— Yoongi lo encaminó con cuidado hasta el centro de la habitación.— No creo que utilicemos palabras de seguridad… pero si es necesario hacerlo ¿Cuál es tu palabra Jimin?—Jimin no pensó demasiado.
—Cactus.
Yoongi quiso reír por la palabra pero el muchacho estaba demasiado tenso así que solo sonrió y asintió.
—Muy bien.
Jimin sentía demasiado, sus sentidos estaban más activos que nunca, Yoongi le había bloqueado la vista aunado a sus manos esposadas, mientras estaba de pie sin poder ver comenzaba a entender el juego de esa noche. Escuchó perfectamente la respiración de Yoongi, sus pasos y de pronto sintió un par de manos calientes en sus hombros.—Tranquilo…
El aliento cálido en su nuca le causó escalofríos, la cercanía comenzaba a hacer de las suyas sobre su cuerpo.— Jimin…— La manos bajaron por sus hombros hasta su cintura. El tacto era lento, suave y Jimin tembló ligeramente.—Tienes una piel suave.
Yoongi apenas comenzaba a tocarlo y Jimin ya sentía los efectos, su respiración comenzó a tornarse más pesada, con sus labios entreabiertos trató de sentir cada toque del otro. Las manos ajenas continuaron con el recorrido, desde su abdomen hasta su cuello, arriba y abajo deteniéndose en sus pezones, jadeó levemente, Yoongi estaba torturándolo lentamente con su cuerpo pegado a su espalda y sus manos expertas.—¿Te gusta esto?
Yoongi sentía su pene crecer en sus pantalones, Jimin era sensible y él agradecía eso, sus cuerpo ligeramente apoyado sobre el suyo, su respiración más pesada y sus pezones erguidos entre sus dedos.
—Si, señor...—Yoongi se mordió los labios y comenzó a separarse del muchacho quien ya se notaba afectado, aún quedaba mucho por hacer.
—Muy bien…— Sin dejar de tocarlo se colocó frente a él, admirando el cuerpo de Jimin, un ligero rubor ya pintaba su piel y su entrepierna mostraba una ligera erección.— ¿Qué tanto te gusta?— Yoongi se acercó, sus rostro cerca del de Jimin, demasiado y el menor tragó y entreabrió los labios.
—Mu-mucho.— El pelinegro sonrió, continuó con su recorrido dejando el par de pezones rozados de Jimin y descendió.
—¿Qué tanto te gusta esto?— Jimin jadeó fuerte cuando sintió las manos sobre su pene, su cuerpo tembló y perdió un poco el equilibrio pero Yoongi lo tomó de la cintura con una mano mientras que la otra seguía en su zona erógena.—Pregunté algo Jimin.
—Ah, me gusta mucho.— Un gemido ahogado salió de los labios del menor y Yoongi amó ese sonido erótico, tan suave y caliente.
La mano de Yoongi siguió trabajando de arriba a abajo, su respiración comenzó a desestabilizarse y sus ojos trataron de guardar en su memoria cada detalle de Jimin. Se movió rápido con su mano sobre la cintura ascendió hasta el pezón derecho y comenzó a torturarlo.
—¿Mucho mejor?— Jimin gimió más, sus labios separándose para tomar aire, su respiración agitada, su pecho comenzando a subir y bajar y sus caderas comenzando a moverse.
—S-sí mmm…. s-señor, ah.—Yoongi hizo un sonido afirmando al notar como el pene de Jimin estaba erecto y el liquido pre seminal goteaba.
—No te muevas.—Yoongi detuvo los movimientos de las caderas de Jimin junto con su mano, el rubio se quejó de inmediato.—Date la vuelta.—Jimin respiró profundo y gimió cumpliendo con sus órdenes.— Dios…
Jimin estaba cada vez más sensible, necesitaba el contacto, necesitaba sentir las manos sobre su cuerpo. Yoongi se acercó de nuevo recargando su peso sobre él y jadeó.—Iremos más rápido.
Jimin asintió perdido en las sensaciones, sintió la erección de Yoongi haciendo presión en su trasero aunque este aún vistiera sus ropas. Yoongi volvió a atacar sus pezones y a Jimin ya no le importó el gemir, al inicio sintió vergüenza pero en esos momentos donde las manos del mayor trabajaban sus puntos sensibles perdió la cordura. Comenzó a tocar las penumbras del pacer, era una mezcla de algo dulce y amargo, y eso que aún estaba lejos del final.
Lo mismo pasaba con Yoongi al sentir la necesidad de arremeter contra el cuerpo que gemía entre sus brazos, Jimin solo se acercaba más ante su contacto, ambos tratando de conocer sus puntos débiles.
Su mano continuó bombeando de nuevo el pene erecto de Jimin, este ya estaba con la espalda sobre su pecho jadeando y gimiendo fuerte, Yoongi estaba extasiado por la forma en la que Jimin reaccionaba a su tacto, y no pudo detenerse. Su dedo pulgar se paseó por la cabeza y el glande, haciendo círculos infinitos, la punta goteando cada vez más, y Yoongi supo que estaba cerca.
Se alejó y Jimin de inmediato y este lloriqueó ante la falta de tacto, su cuerpo se desestabilizó, sus manos queriendo ser libres y su cabeza tratando de buscarlo.— Dime lo que quieres Jimin.— Yoongi aprovechó para quitarse la camiseta, dejando aún sus pantalones.
—Señor…—El lamento de Jimin caló en su pene, era precioso, con la voz quebrada y su piel perlada por el sudor.— Más, por-por favor.
Yoongi quería probar algo, aunque fuera algo leve así que al acercarse su mano derecha se estampó contra la nalga izquierda del menor quien gritó sorprendido y Yoongi siseó de placer al escucharlo.
—¿Cómo se dice?— Yoongi observó la marca en la piel de Jimin, tan perfecta y deseó más.
—P-por favor, señor…—Yoongi no se detuvo, le dio otra nalgada y Jimin jadeó y gimió.
Yoongi supo en ese momento que Jimin disfrutaba de los azotes. Volvió a acercarse a su espalda y sin miramientos tomó el pene entre sus manos, masturbándolo sin pudor, sintiendo la respiración pesada de Jimin en su cuello debido a que se había recargado sobre él. Encajó sus caderas en él creando fricción, comenzando a sentir su orgasmo, acariciando todo su sexo y llevando su mano libre hasta la boca del menor para que chupara sus dedos.
—No voy a follarte hoy.—Gimió un poco al sentir la lengua caliente envolviendo sus dedos.—Quiero que sientas.— Apretó sus cuerpos dejándole saber que estaba más que listo para follarlo pero aún no era tiempo.—Quiero que te vengas sintiendo solo mis manos.
Jimin gimió fuerte, los dedos de Yoongi dentro de su boca y otra mano en su pene, frotándose contra él.—Con mi voz.— Escuchó la voz áspera en su oído, sintió la respiración pesada y comenzó a perderse.
Yoongi jadeaba en su oído y él estaba comenzando a tocar el cielo, sus caderas chocando con las de Yoongi, sus gemidos escapándose sin medir la fuerza, sus piernas comenzando a temblar. El mayor no se detenía, estaban simulando follar y Jimin lloriqueaba por más, necesitaba sentir más.
—Más…—Susurró entrecortadamente, sintió como todo su cuerpo sufría otra descompensación, Yoongi se alejó y él quiso caer al suelo y llorar.— Se-señor, por favor.—No iba a hacerlo pero quería que Jimin sintiera más, se acercó y pegó su cuerpo caliente al de Jimin quien gimió necesitado.
—¿Más?— Dobló levemente el cuerpo del menor exponiendo su lindo culo.
—Sí, más por favor—Gimoteo el menor quien ya estaba completamente perdido y sobreexcitado, cada roce, cada caricia eran miles de descargas de placer y deseaba más.—Señor...
Yoongi le dio un azote fuerte, Jimin gritó de placer y él gimió fuerte. Uno, dos, tres y después lo pegó a su cuerpo, su pene encerrado entre su pantalón y el culo del Jimin ejerciendo presión. Comenzó a acariciarlo de nuevo, escuchó el sollozo de Jimin, mientras su cuerpo caliente se sostenía sobre el suyo. Arremetió, solo tentándolo.
En esa habitación solo se escuchaban los gemidos de ambos, las respiraciones pesadas y los sollozos necesitados de Jimin.
Jimin era todo sensaciones y con el simple tacto de Yoongi se corrió fuerte, gritando su orgasmo en el cuello de Yoongi quien lo sujetó fuerte mientras le decía palabras en su oído.
Jimin había vivido el mejor orgasmo de toda su vida gracias a las manos de Min Yoongi, una sensación que lo mareó y lo dejó en el limbo sin saber que Yoongi lo seguía tocando, alcanzando su propio orgasmo de tan solo verlo entre sus brazos, sofocado de placer y cumpliendo con sus objetivos.
Yoongi observó como Jimin se perdía en su mundo de placer junto a él, había sido demasiado exquisito e intenso, de principio a fin. La manera en la que Jimin aceptaba y rogaba, su cuerpo reaccionando y sobreexcitado, sus gemidos, sus sollozos y gritos y finalmente su clímax...
Tomó el cuerpo débil entre sus brazos quitándole las esposas, acarició levemente la zona rojiza para finalmente quitarle la venda de los ojos, observó a Jimin quien entre lágrimas y ojos cansados le sonrió aún en la cumbre del placer.
Min Yoongi había llevado su lección al pie de la letra, le había enseñado a Jimin que las sensaciones podían llevarte al cielo y al infierno al mismo tiempo, su elección nunca fue errónea pero algo dentro de él se encendió, Jimin era perfecto aún siendo inexperto, cumplía con lo que él deseaba y eso podría traerle problemas.
Chapter 4: IV
Summary:
“Maldición, Min Yoongi me estás causando más problemas de lo esperado.” Pensó el rubio al recordar el mensaje de texto sin responder y la nota que estaba en su bolsillo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Jimin despertó ligeramente adolorido de sus articulaciones, se enredó en las suaves sabanas y suspiró negándose a despertar. No obstante, algo en su interior se alertó y despertó de golpe, esa no era su cama, en donde se encontraba era tal vez más cómoda que la suya, la habitación era espaciosa y sus sentidos regresaron a la vida rápidamente.
Seguía en en el apartamento de Min Yoongi, en su memoria recordaba absolutamente todo a la perfección y se sintió avergonzado. Yoongi había hecho que todo su cuerpo reaccionara y lo llevó a un lugar desconocido para él, ese en el cual se saboreaba el placer junto a él, en medio de una nebulosa llena de excitación.
Llevó sus manos a su rostro y suspiró pesado, ¿Qué rayos había sucedido? Si eso era solo el comienzo ¿Qué seguiría después?
—Maldición.—Buscó algún reloj que le indicara la hora pero no había nada. Observó su cuerpo aún semidesnudo, lo último que recuerda fue haber caminado medio dormido junto a Yoongi hasta esa habitación y después nada más.—¿Me quedé aquí toda la noche?— Se levantó de la cama rápido magreándose un poco en el acto, corrió hasta su mochila y buscó su celular.—Maldita sea Park Jimin qué hiciste.
Sí, había dormido en el hogar de Yoongi. En sus planes estaba todo menos eso, él no quería que las cosas se tornaran incomodas para ambos pero hizo lo contrario.
No estaba listo para encarar a Yoongi, no después de que la noche anterior se había corrido con el solo tacto del hombre, no después de descubrir disfrutó de los azotes y pidió por más. Jimin sintió su rostro ligeramente sonrojado y gruñó por lo bajo, no, él no debía pensar en eso, no cuando se dijo claramente a sí mismo que las cosas debía de tomarlas de la manera más metódica posible.
Sin embargo, nadie le advirtió que Min Yoongi era tremendamente bueno a la hora de dominar— o tal vez si había escuchado algo— pero Jimin no quería que su cerebro moviera unos cables con otros y todo resultara un desastre. Debía de actuar como se supone que debía así que tratando de dispersar su mente y su vergüenza caminó hasta el baño y se aseó rápidamente.
Era tarde, no le daría tiempo de ir hasta su apartamento así que iría directamente a la universidad, solo debía tomar el metro y problema resuelto.
Una vez listo con su mochila en la espalda y ese tonto sentimiento de vergüenza en su interior salió de la habitación. No estaba seguro de encontrarse con Yoongi pero ¿Cómo se supone que se verían a la cara? Tal vez para el mayor era normal pero para él no.
Caminó rápido por el pasillo, no había nadie ni se escuchaba ruido cosa que lo alteró más ¿Yoongi se había ido? ¿Lo había dejado descansando en su apartamento sin importar que prácticamente era un extraño?
Sí, lo hizo. Jimin recorrió la sala y el pequeño comedor con la vista, buscó en la cocina y pudo ver una nota justo en la barra al lado de un vaso de jugo de naranja.
Tomó la nota y vio la caligrafía fina y un poco desordenada de Yoongi en ella.
“Lamento haber salido antes de lo previsto, la puerta se cierra automáticamente, tómate el jugo y si deseas comer algo no hay problema, usa la cocina y toma lo que necesites.
Llama si necesitas algo, nos vemos pronto.
Min Yoongi.”
Jimin frunció el ceño, estaba confundido y ligeramente incómodo. La nota que Yoongi le dejó parecía una nota con explicaciones, Jimin no debía de interesarle lo que el otro hacía pero sonrió al ver el vaso con jugo. Lo bebió rápidamente, lavó el vaso y con algo de pena tomó una manzana y un paquete de galletas que vio sobre la barra.
Guardó la nota en su bolsillo y salió del apartamento con una sensación extraña en su interior… Tal vez era eso que le gritaba que había sido un buen sumiso y que no obtuvo quejas por parte de Yoongi.
Lamentablemente había muchas preguntas en su mente que no podía responder en esos momentos, ¿Lo había complacido? ¿Yoongi estaba cómodo con él? Y la más importante ¿Cuándo lo volvería a ver?
•••
Yoongi escuchó atento los puntos a favor y en contra del nuevo proyecto que la empresa donde trabajaba quería imponer. A su lado estaba Namjoon el cual se notaba ligeramente adormilado, no lo culpaba, esa no era el área donde el más alto trabajaba pero se trataba de una junta general así que necesitaban la aprobación de todos.
Sus pensamientos estaban ocupados en otras cosas más interesantes, para ser exactos en la noche anterior.
Yoongi estaba completamente sorprendido, no pensó que Jimin reaccionaría tan bien ante su tacto, jamás lo imaginó tan caliente y perfecto entre sus brazos, con la venda en sus ojos y su cuerpo hipersensible. Yoongi se había venido al verlo, ese momento cuando Jimin gritó su orgasmo y se debilitó entre sus brazos con sus ojos cristalinos y la sonrisa llena de placer.
Yoongi nunca había estado más conforme con un sumiso que como lo estaba con Jimin y apenas estaba conociéndolo. Su mente había trabajado demasiado después de dejar a Jimin en la habitación para que descansara, no esperaba que el muchacho pasara la noche ahí pero lo hizo, no supo si fue por el cansancio o por decisión propia pero en la mañana cuando fue a revisar la habitación el rubio seguía durmiendo.
Algo en su interior se removió, Jimin era completamente inexperto, en otras circunstancias su sumiso se hubiera marchado pero sospechó que Jimin no estaba consciente de eso y a él no le molestaba, lo dejó descansar, un poco inseguro le sirvió el vaso con jugo y le escribió la nota.
No supo si lo de la nota había sido lo correcto, en sí, nunca había hecho algo así pero con lo poco que conocía a Jimin supuso que era necesario al menos hacerle saber que las cosas seguían en pie y que todo estaba bien, fue ahí donde Yoongi se topó con la pared.
No debía de preocuparse por el otro pero había algo en Jimin que le hacía recordar a él en sus primeros años en Seúl, en ese mundo de sumisos y dominantes cuando todos parecían saber demasiado y él era un inexperto. Tal vez por eso no le aterró la idea de que Jimin se quedara en su hogar, sin duda era un chico común y era tal vez hasta cierto punto inocente más no ingenuo.
—Hemos terminado.— Yoongi salió de sus pensamientos al ver como todos sus colegas se dispersaron de la sala de juntas.
—¿En qué tanto piensas?—Namjoon se levantó de su silla y él lo imito.— Estuviste fingiendo poner atención casi media junta.
—No es nada…—Yoongi no podía simplemente decirle que su nuevo sumiso le estaba causando problemas, buenos problemas a decir verdad.
—Fingiré demencia entonces.—Eso era lo que le agradaba de Namjoon, era su amigo pero siempre se mantenía al margen, hablaban de cualquier cosa e incluso una vez tocaron el tema pero Yoongi evitaba a toda costa hablar de su vida personal, no por Namjoon ni porque desconfiara, si no que siempre fue reservado y Namjoon respetó eso.
—Solo son algunas cosas que no debería tomarle mucha importancia.— Y era cierto, Yoongi debía seguir con su manera normal de guiar a Jimin, justo como lo había hecho con otros sumisos.— ¿Vamos a almorzar?
—Seguro.— Yoongi miró a su amigo sonreír, él lo imitó con ese ligero pensamiento de nuevo, ese que logró que observara la pantalla de su celular para ver la hora y pensar en que tal vez Jimin ya había dejado su apartamento.
—Vamos.
•••
Jimin corrió por el pasillo central de su facultad, iba diez minutos atrasado y si el profesor no lo dejaba pasar tendría una falta y estaba a punto de cumplir el máximo de faltas permitido.
Cuando divisó el salón aceleró más el paso, su mochila rebotando incómodamente en su espalda y su pelo estaba alborotado.
Llegó y ahí estaba, suspiró tranquilo cuando vio a Seokjin mirarlo con el entrecejo fruncido.
—¿Puedo pasar?— Seokjin asintió y siguió explicando el tema. Había corrido con suerte, Jin estaba dando clase, él era el ayudante de profesor así que supo que de antemano no tendría falta.
—Jimin ¿Podrías decirme la respuesta?— Pero ese era el precio, Seokjin lo agarraría de punto débil durante la clase, lo conocía, era como un castigo por llegar tarde, el mayor lo disfrutaba, disfrutaba de hacerlo sufrir y Jimin lo maldecía un poco.
—Mmm… ¿La b?— Seokjin asintió frustrado.
—Sí es la b, ahora explíqueme el por qué.— Por mucho que fuera su amigo no pudo evitar chasquear la lengua y fruncir el ceño.— ¿Algún problema señor Park?
—Ninguno señor Kim.—Todos estaba atentos viendo como ese par de amigos peleaban en la clase.
—Continuemos.—Pero era Seokjin, Jimin ya estaba anticipando el sermón y los cuestionamientos por lo que debía pensar en algo lógico, no podía simplemente decirle que había llegado tarde porque se había quedado a dormir en casa de alguien más. Seokjin era astuto, le gustaba llegar al fondo de las cosas y sabía perfectamente cuando mentía.
Jimin suspiró, metió las manos a su chaqueta y sintió el papel en sus dedos y sonrió.
Min Yoongi volvió a sus pensamientos, la noche anterior, el sonido de su voz, su tacto cálido, las sensaciones, todo y volvió a maldecir pero está vez al hombre pelinegro que no salía de su mente.
Jimin entendió que estaba metiendo en una zona de peligro, debía retroceder pero ¿Cómo? ¿Cómo cuando sintió su celular vibrar y vio la notificación con el nombre del causante de todo?
“¿Podría verte mañana?”
Jimin mordió su labio leyendo el mensaje de texto, su emoción o lo que sea que fuera afloró y a la mierda la clase, Seokjin podía seguir explicando la teoría de historia pero él no iba a dejar sin respuesta a Yoongi. Sus mejillas se sintieron cálidas y se perturbó, esas reacciones no eran normales en él, debía de evitarlas ¿Cierto?
Intentando pasar desapercibido por Jin escribió la respuesta pensando en algo casual, el celular volvió a vibrar y Jimin apretó el teléfono entre sus manos.
“Lamento si te interrumpo, supongo que estás en clase.
Contéstame cuando puedas.”
Jimin sonrió de inmediato, no quería sentirse como un adolescente estúpido pero su plan de mantener todo en control se estaba arruinando.
—Jimin.— El rubio saltó en su lugar y escondió el celular, Seokjin estaba frente a él, muy serio.— Dame ese celular.
—Jin.—Seokjin se molestó un grado más y al rubio no le quedó de otra que rendirse muy molesto y entregarle el celular.
—Las reglas son reglas joven Park, y esto va para todos.— Jimin rodó los ojos, al demonio las reglas, él solo pudo ver como Seokjin dejaba su celular en el escritorio con un mensaje sin responder.
“Maldición, Min Yoongi me estás causando más problemas de lo esperado.” Pensó el rubio al recordar el mensaje de texto sin responder y la nota que estaba en su bolsillo.
Notes:
seokjin enojado (y de maestro) es mi debilidad (´◔‿ゝ◔`)
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Chapter Text
—Hola Jimin, toma.—Seokjin dejó la pequeña caja de almuerzo frente a Jimin quien agradeció algo avergonzado, Jin de vez en cuando le llevaba el almuerzo.
—Gracias hyung.—Jin hizo un ademán con sus manos para restarle importancia y tomó asiento frente a él. Ambos se encontraban en las áreas verdes de la facultad.— ¿Cómo vas con el plano?— El mayor observó los bocetos de Jimin los cuales estaban sobre la mesa.
—Bien hyung, sólo necesito corregir un par de medidas.— Jin asintió.— Y tiempo…
—Estoy seguro de que podrás lograrlo sin problemas.—Jimin suspiró pesado, no estaba muy seguro de eso. Su vida ahora era un revoltijo, los exámenes, los trabajos escolares, su trabajo en la cafetería y ahora la responsabilidad con Yoongi.
No estaba seguro de cómo organizarse, por ejemplo, esa tarde debía ir al trabajo, estaría ahí hasta las 8 y después Yoongi pasaría por él y los planes eran inciertos. El plano que estaba corrigiendo era para dentro de dos días, tendría que organizarse de inmediato o las cosas saldrían mal.
—Eso espero.—Jimin guardó con cuidad el papel en el porta planos, tomó todas sus pertenencias para finalmente abrir la caja con el almuerzo.
—Ahora come.—Jimin asintió y se dispuso a comer junto a Seokjin quien animadamente comenzó a platicarse sobre sus proyectos.
●●●
—Tienes que hacer un viaje a Daegu.— Namjoon apareció por la oficina de Yoongi, ¿Daegu? Tenía tiempo que no regresaba a su tierra natal.—Hay una entrega atascada y el jefe del departamento me comentó que tú firmaste la autorización.
—¿Por qué nadie me notificó?— Yoongi chasqueó la lengua y observó su celular buscando alguna notificación del encargado.
—Me acaban de informar, supongo que el Kim te notificará más tarde.—Yoongi asintió un tanto molesto, no le agradaba el que le crearan planes de improviso, le movían la agenda completa y eso lo desesperaba.
—Bien, ¿Te dijeron cuando?— Namjoon negó.
—No pero lo más seguro es que no pase de esta semana, es la entrega del mes.
El pelinegro suspiró pesado y comenzó a planear en su mente un viaje rápido a Daegu, no era muy lejos pero generalmente le gustaba ir en auto, probablemente aprovecharía la oportunidad para visitar a su familia, le hacía falta ver a sus padres.
A su mente llegó Jimin y fue inesperado. El pelinegro lo asoció al cambio de planes, no pensaba quedarse a dormir en Daegu solo iría ida y vuelta, por lo tanto ese día no lo podría ver, confundido se dio cuenta de lo que estaba pensando ¿Por qué se sentía ligeramente decepcionado de no poder ver un día a Jimin?
Se sentía como un niño pequeño con un juguete nuevo. Tiempo, si no necesitaba tiempo y espacio, si no lo hacía las cosas podrían ir mal, fue entonces cuando Yoongi entendió que tal vez ese viaje no sonaba tan mal.
“Min, lamento las molestias, la entrega de Daegu tiene problemas y la firma de autorización es la tuya por lo que es necesario que a más tardar el día viernes quede liberada.—KJM”
Viernes, el pelinegro tenía menos de una semana para viajar a Daegu pero si lo pensaba bien podría partir el mismo viernes y pasar el fin de semana junto a su familia.
“De acuerdo, gracias por el informe.”
●●●
Jimin entró a la cafetería por la puerta trasera, cuando se adentró pudo ver que la pequeña área donde los trabajadores se cambiaban se encontraba libre. Dejó su mochila y el portaplanos en su casillero correspondiente para después sacar su uniforme que solo consistía en una camisa blanca, los pantalones no importaban porque debía usar el mandil azul marino atado a su cintura.
Una vez que estuvo listo salió encontrándose con un par de compañeros que trabajaban en la pequeña cocina y con Hoseok que se encontraba metiendo unas cajas con pasteles al refrigerador.
—Buenas tardes hyung.
—Oh, Jimin que bueno que llegas, podrías ayudarme con estas cajas, debo regresar a la caja.—El rubio asintió sin decir nada más, Hobi le regaló una sonrisa para después volver a salir hacia la parte delantera de la cafetería.
Se mantuvo entretenido guardando las seis cajas con pasteles, estaba por guardar la última hasta que Jihyo apareció a su lado. Siendo honestos, esa chica no le caía del todo bien, llevaba menos tiempo trabajando en la cafetería que él pero era algo competitiva, él no decía nada al respecto, respetaba a sus compañeros, sin embargo, esa chica era algo pesada de sobrellevar y algunas veces no podía ocultar su molestia.
—Park, ¿Llegaste tarde?— Jimin tomó la caja con cuidado y negó ante su pregunta.— Hoseok necesitaba ayuda hace rato y como nadie estaba presente tuvo que hacer el trabajo él solo.
—Estabas tú aquí.— Jimin guardó la caja y cerró el refrigerador, observó a la chica e intentó pasar.
—Ese es tu trabajo, luego no te quejes de que Hoseok te descuenta dinero.— Jimin bufó molesto, ese era el problema con Jihyo y Jimin lo evitaba, no quería que Hoseok lo echara del trabajo por una pelea inmadura.
Dejó el lugar sin decir nada, rogaba para que su paciencia no se agotara porque si de algo estaba seguro era de que sus palabras no eran para nada amables cuando se encontraba molesto. Jihyo no entendía que no necesitaba más problemas pero la chica se aferraba a hacerle la vida un poquito más complicada.
—¿Todo bien Jimin?—Hoseok lo observó curioso, Jimin asintió sin tomar demasiada atención a lo ocurrido en la cocina.— Perfecto.
Ese día pintaba demasiado mal, la presión en la escuela y el trabajo era algo que lo mantenía estresado pero puso su mejor sonrisa y siguió con su trabajo.
●●●
Yoongi observó por el espejo retrovisor el lugar. Podía simplemente ir a comer a otro sitio o hacer cualquier cosa hasta que dieran las ocho pero no. Había salido del trabajo a las seis, después de la noticia de su viaje inesperado más las labores que tuvo que realizar decidió que era justo salir de ahí lo más pronto posible, no había más pendientes por ese día por lo que le facilitó las cosas.
Su mente se planteó un panorama distinto al que ahora estaba por llevar a cabo. No sabía los motivos — o tal vez sí pero se negaba a aceptarlos.— y su curiosidad fue mucho más grande. Estacionó el auto en la acera y pagó el parking, ya estaba ahí, había llegado un poco más temprano de lo que había acordado así que sin más caminó hasta aquella cafetería.
Cuando se adentró al lugar observó todo con atención, la decoración que lucía a juego con todo creando un ambiente ameno, las mesas pegadas al ventanal de cristal que daba hacia la calle, la vitrina que exponía diferentes pasteles, panecillos y otros postres que parecían apetecibles, pero su atención fue directo hacia tres personas.
El primero fue el hombre de cabello castaño que se encontraba detrás de la caja y la máquina de café, pudo casi asegurar que era el dueño del lugar, Yoongi observó su aura hogareña y alegre.
Después estaba muchacha de cabello cobrizo que se encontraba dejando una pequeña hoja con un pedido y que se recargaba sobre la barra.
Y finalmente la persona que ya conocía. Estaba atendiendo una mesa, la tercera pegada al ventanal, tenia una sonrisa en su rostro, la libreta en su mano izquierda y el bolígrafo en la derecha anotando lo que la pareja que atendía ordenaba. Yoongi lo observó mientras se acercaba a una mesa, ese uniforme le quedaba bien, sobre todo la camisa blanca, lo hacía ver sencillo y casi elegante, de inmediato Yoongi recordó el traje con el que lo conoció.
El pelinegro se sentó en el gabinete aún sin ser notado por el menor esperando por verlo caminar hasta la barra para dejar el pedido.
—Buenas tardes, bienvenido a Bolsom coffee, mi nombre es Jihyo.— Yoongi no quitó la mirada de Jimin cuando este caminó hasta la caja y entregó la nota.— ¿Desea ver la carta para ordenar?
—Quiero que el chico de allí tome mi orden por favor.— Jihyo frunció el ceño confundida y —ligeramente molesta— cuando vio a quien señalaba el pelinegro.
—Oh… esta es mi área de trabajo señor.— Yoongi al fin observó a la cobriza, las miradas molestas chocaron. Con parsimonia pero demostrando la molestia que sentía el pelinegro se levantó y con pasos rápidos caminó hasta la barra, la muchacha se arrepintió de inmediato.— Señor espere, puedo decirle que lo atienda.
Yoongi no la escuchó, caminó hasta que quedó cerca de la caja, vio como el hombre detrás de esta y Jimin dirigían sus miradas hasta él.
Yoongi pudo ver la enorme sorpresa en los ojos de Jimin, tal vez hasta aseguraba que se encontraba en pánico, sin embargo, Yoongi era educado y no quería armar más revuelo.
—¿Está todo bien?—Jimin se quedó paralizado en su sitio, no sabía qué hacer o decir, Yoongi estaba ahí, en su trabajo probablemente molesto, Jihyo estaba a unos metros con la mirada asustada.
—Lamento la molestia, le pedí a la señorita que el joven me atendiera pero me lo negó.— Hoseok abrió sus ojos sorprendido, buscó la mirada de la mesera tratando de encontrar una respuesta.
—Oh, lamento el inconveniente.—Jimin no entendía nada, absolutamente nada.
—Jimin, atiende al señor, Jihyo-ssi, ven un momento por favor…—Yoongi asintió notando la ligera mirada de molestia que le dirigió a Jimin quien se encontraba sorprendido en su sitio.
—Señor Min.—Jimin no sabía cómo actuar, ¿Qué carajos fue eso? Observó como Yoongi caminaba tranquilo hacia una mesa y el menor reaccionó rápidamente, sus nervios se hicieron presentes.
—Esa chica, tan sólo le pedí que tú me atendieras.— Jimin mordió su labio ansioso, probablemente Jihyo lo odiaría un poco más después de eso.— Bien, ¿Qué me recomiendas?
Jimin pestañeó un par de veces, no comprendía la actitud de Yoongi y mucho menos sus acciones pero cuando lo miró a los ojos pudo sentir la intensidad de su mirada. Jimin bajó la mirada en automático y Yoongi suspiró.
—Elige Jimin.
—¿Qué?
Yoongi se volvió a levantar de su lugar, las pocas personas que estaban en el lugar no notaron nada y Jimin volteó alarmado observando la caja cuando Yoongi se acercó a él.— Practicaremos aquí…
Jimin sintió pánico, ¿Qué? Yoongi estaba demente, ¿Qué estaba pensando?—Así que elige el lugar ahora mismo.
Jimin escuchó el tono firme en la voz de Yoongi, apretó los puños y se sintió frustrado, no podía, no debía pero una orden era una orden. Rendido y asustado caminó con las piernas ligeramente flojas y los nervios de punta.
Estaba a punto de recibir una lección en su propio trabajo. Quiso ser lo más discreto, observó una vez más hacia la caja y pudo visualizar al fondo a Hoseok aún discutiendo con Jihyo. Subieron las escaleras y estando ahí sacó la llave del baño de empleados.
Dos segundos después ambos se encontraba encerrados en el pequeño cuarto.
—Muy bien…— No pudo decir nada, sintió el cuerpo del otro pegado a su espalda.—Esta vez vamos a practicar la resistencia Jimin.— El rubio sintió esas palabras como ligeras ondas de excitación pero en el fondo sentía miedo de que alguien los descubiera.— Vamos a ver que tanto resistes a guardar silencio.— Sintió las ágiles manos acariciarle los costados de su cuerpo, de pronto estas tomaron sus manos para colocarlas detrás de su espalda.—¿Queda claro?
—Sí señor…—Pudo sentir como Yoongi maniobraba rápidamente, sus manos quedaron atadas con los lazos que sujetaban su mandil azul marino.
—Este uniforme te queda muy bien.—Jimin intentó no soltar un ruido pero no lo estaba logrando, no cuando las manos calientes y amplias de Yoongi comenzaron a acariciarlo de nuevo.— Me gustaría quitártelo completamente pero no hay mucho tiempo.
Yoongi pegó su cuerpo a su espalda y él se dejó hacer, sentía que la temperatura aumentaba no solo en su cuerpo sino en todo el pequeño espacio.— Shhh…— Jimin sintió el pulgar de la mano derecha de Yoongi posarse sobre sus labios, paseándose de un lado a otro.— Silencio.
Jimin sentía su pecho subir rápidamente, su respiración comenzaba a ser arrítmica.— ¿Quieres que nos escuchen?—Negó rápidamente, cerró los ojos e intentó concentrarse.
Yoongi pudo volver a ver a Jimin a su disposición, tan rápido, tan fácil y eso le encendía pero necesitaba ver lo mucho que podía soportar, quería ponerlo a prueba. Con su cuerpo pegado a su espalda sintiendo como el menor respiraba profundamente comenzó a descender su su mano izquierda.
—Señor…—Jimin no estaba actuando de forma coherente, era demasiado.
—Shh…—Yoongi coló sus manos debajo del uniforme del menor y Jimin gimió suavemente.— ¿Quieres que te toque?—Esa era la parte que a Jimin le avergonzaba, el aceptar, el tener que dar una respuesta a todo.
—Sí, señor.— El menor puso sentir la sonrisa de Yoongi sobre su cuello al igual que su respiración más pesada la cual chocaba contra su yugular.
Yoongi fue directo, sus mano desabotonó su pantalón para después pasearse lentamente por la zona haciendo que Jimin volviera a inhalar pesadamente.
—No quiero que hagas ruido pero gime para mí.—Yoongi lo volteó rápidamente, su mano tomó el miembro del menor y comenzó a bajar y subir con lentitud.—Acércate.—Jimin aún con las manos atadas recargó su peso en el hombro de Yoongi, pudo oler perfectamente la loción masculina y pudo ver su cuello pálido.—Gime en mi oído.
Jimin tan sólo aceptó, sus labios se pegaron al oido del pelinegro, su respiración cada vez más pesada. Las manos de Yoongi lo masturbaban más rápido y él era débil, sobre todo cuando Yoongi lo miraba con ojos intensos, un claro reflejo de lo mucho que disfrutaba en ese momento.
Jimin bajó su mirada cuando Yoongi dejó de mover su mano, observó como el otro se desabrochaba los pantalones y su respiración volvió a fallar. Yoongi estaba ahí frente a él semidesnudo por primera vez, era demasiado para sus sentidos.—Jimin…
La voz gravé causó que gimiera, Yoongi volvió a pegarlo a su cuerpo y el rubio se perdió cuando sintió el miembro del menor junto al suyo siendo envueltos por la mano de Yoongi.—¿Te gusta?
De la boca de Jimin salió un gemido y asintió, estaba perdiéndose cada vez más entre la adrenalina del momento, en Yoongi, en las sensaciones y en su concentración para no hacer ruido.
—Sí, ah, si señor.— Jimin no estuvo preparado para escuchar el gemido de Yoongi en su oído pero lo escuchó claramente, quiso tener las manos desatadas para tocarlo pero tan solo se recargo sobre el cuerpo ajeno, gimiendo bajo, sudando y gozando de las caricias.
La mano de Yoongi bajaba y subía a su propio ritmo, posó sus ojos en ambos miembros y despues en Jimin, en sus ojos fuertemente apretados, su labio entre sus dientes para no soltar gemidos y sintió el impulso de reemplazar los dientes de Jimin por sus labios, desvió su mirada de nuevo a los ojos de Jimin y en su rostro lleno de placer.
—Mírame.—El menor abrió sus párpados levemente, Yoongi admiró la manera tan caliente en la que Jimin jadeaba, su frente perlada de sudor y sus mejillas sonrojadas. Lo recargo sobre la puerta y aumentó el ritmo, estaba cerca, quería venirse escuchando los gemidos de Jimin, sintiendo el calor de su respiración y lo hizo.
Lo acorraló sin dejar de masturbarlos a ambos, con los labios del menor en su oído escuchando la sinfonía de placer de Jimin y alcanzando su climax cuando Jimin dijo su nombre en un fuerte gemido.
—Yoongi.—Jimin se corrió justo después de escuchar el sonido de placer por parte de Yoongi, sintió el líquido espeso y caliente de ambos sobre su piel.
Por un momento Jimin no fue consciente de lo que había sucedido, no le tomó mucha importancia al hecho de haber llamado por su nombre a su dom y no por el apelativo de señor. Y tal vez a Yoongi no le importó, quedó olvidado cuando sintió la frente de Jimin recargarse sobre su cuello aún con su respiración entrecortada chocando cálidamente en ese sitio con sus manos atadas sobre la puerta.
Esa lección había sido algo que Yoongi no había aplicado nunca, nunca había dominado en un lugar público y mucho menos en un baño, nunca había disfrutado tanto y nunca había visto algo más admirable que el rostro de Jimin a su merced, tratando de no arruinar nada.
—Eres excelente Jimin, demasiado.
Jimin escuchó las palabras cansadas de manera feliz. Ser sumiso de Yoongi era algo que nunca imaginó, mucho menos imaginó ese tipo de situaciones pero lo que ni siquiera le pasó por la cabeza fue la posibilidad de disfrutar de cosas así, no obstante en ese momento cuando Yoongi lo miraba y le sonreía satisfecho reafirmaba que él disfrutaba de sentir la adrenalina y el placer.
—Si no nos apuramos, te pueden despedir.
El menor reaccionó rápido, había olvidado totalmente que aún estaban en el baño de empleados, en su trabajo.
—Mierda, Hoseok hyung me va a matar.— Yoongi rio al ver como Jimin Intentaba desatarse las manos, se acomodó la ropa, ayudó a Jimin quien se giró para acomodarse la ropa y el pelo mientras él limpiaba el desastre que ambos habían hecho
—Eh.—Jimin se detuvo, observó como Yoongi lo giraba para atarle el mandil detrás de su espalda mientras volvía a sonreírle casi divertido de su preocupación.—Saldré primero, no te preocupes.
Una vez que ambos estuvieron listos Yoongi le indicó que saldría, Jimim asintió en silencio avergonzado, observando al pelinegro una vez antes de que saliera del pequeño sanitario.
Cuando ya no estuvo más ahí Jimin se recargó sobre el lavabo, observó su reflejo y sonrió, ¿Qué demonios habían hecho? Dejando sus pensamientos de lado se lavó las manos, intentó refrescarse y salió de nuevo hacia su realidad.
Cuando bajó Yoongi miraba la carta despreocupado y parecía que nadie ahí había notado su ausencia. Suspiró y sin más se dirigió a tomar la orden de Min Yoongi, literalmente, como si minutos antes nada hubiera pasado pero cuando lo miró a los ojos comprendió que aquello había sido más que real.
Notes:
(〃´▽`) gracias por los kudos, les tkm
Chapter Text
Jimin tenía su pequeña mesa del comedor abarrotada de lápices, planos, algunos rotuladores y demás, llevaba sus lentes puestos y tenía todas las luces encendidas. Necesitaba terminar ese proyecto y si no era en esos momentos cuando tenía el tiempo y la oportunidad, dudaba que pudiera hacerlo.
Tenía menos de tres días, era una calificación importante —vital para ser exactos—, Seokjin le había indicado algunos errores y su profesor otros así que en esos momentos cuando estaba concentrado en corregir su tercer plano lo que menos quería era que su celular le notificara un nuevo mensaje.
Suspiró pesado e intentando no perder el punto que había marcado sacó su celular del bolsillo, no erró en sus suposiciones, el nombre de Min Yoongi estaba en la pantalla.
“¿Puedo verte hoy?”
Jimin se llevó una mano al pelo despeinándose, después de aquella visita de Yoongi a su trabajo no habían vuelto a verse, fueron apenas un par de días en los que Jimin aprovechó para seguir con su trabajo y tareas, quería avanzar todo lo posible para que cuando Yoongi pidiera verlo —como en esos momentos— no se viera en la situación en la que ahora estaba, lamentablemente nada había salido como esperaba.
El reloj marcaba 7:36 PM, era su día de descanso en la cafetería y podía verlo, pero de su tarea dependía que aprobara la materia, ¿Cómo diablos iba a negarle algo a Yoongi?
“Claro, ¿Dónde?”
Jimin chasqueó la lengua molesto consigo mismo, ¿Estaba haciendo lo correcto o lo incorrecto? Estaba poniendo en primer plano a Yoongi cuando la universidad lo estaba ahogando con pendientes.
“¿Estás seguro?”
Jimin se sorprendió un poco con esa respuesta por parte de Yoongi, parecía le había leído el pensamiento a través del teléfono, o tal vez fue por su respuesta tan corta.
“Le seré sincero, tengo un trabajo escolar que no puedo dejar más tiempo de lado, tengo que terminarlo pronto, mi calificación depende de esto.”
Jimin añadió una fotografía de su desastre de planos y se las envió a Yoongi, no quería que el pelinegro malinterpretara sus mensajes. Al no recibir respuesta supuso que Yoongi se había molestado o simplemente pasó de largo su respuesta.
No debería de sentir incertidumbre o molestia, sin embargo, algo en su cabeza hacía eco, ese molesto pensamiento que le decía que en realidad no había hecho nada malo y que no siempre iba a estar a la disposición del otro ¿cierto? No debía sentirse mal al respecto por poner sus responsabilidades en primer lugar, además Yoongi era consciente de que él continuaba en la universidad y esto requería de mucho tiempo, debía de entenderlo. No debía de pensar de más, ya había tomado su decisión y en esta ocasión sus responsabilidades con la escuela eran lo primordial.
Jimin era bueno en sus clases, le gustaba su carrera y a pesar de no llevar mucho en ella estaba seguro de que esa era la profesión que quería ejercer. Continuó detallando sus planos, en realidad no era mucho trabajo, pero sabía que si algo estaba mal, si una medida o alguna línea estaba incorrecta su profesor le pondría una nota horrible.
Mientras tomaba una regleta y medía una vez más pasaron por su cabeza esos vagos pensamientos que involucraban Min Yoongi: “¿En qué trabaja? ¿Cuántos sumisos habrá tenido? ¿Cómo es que entró a ese mundo? ¿Por qué me eligió?”
Jimin tenía demasiadas dudas sin respuesta. Su relación con Yoongi no era más allá de Dom-Sum, había un papel que establecía la privacidad entre ambos y estaba seguro de que Yoongi probablemente sabía mucho más sobre él, y eso era lo que lo hacía sentir un tanto molesto, era un poco injusto, supuso que el club le había entregado algunos papeles con su información personal mientras que Jimin solo sabía el nombre, la dirección y el teléfono de Yoongi.
Jimin no quería que su curiosidad comenzara a crecer, no debía involucrar sus demasiadas emociones porque era más que obvio que Yoongi no era un hombre de compromisos y parejas formales fuera de lo establecido, y menos con alguien como él.
Jimin se aferraba a la idea de que el mayor era una persona solitaria o completamente diferente a todo a lo que Jimin estaba acostumbrado, no podía estar en una relación cuando estaba inmerso en ese mundo ¿O sí?
Apenas llevaba un par de semanas conociéndolo y todo eran sesiones personales entre él y Min, no había y no debía pensar en posibilidades de llevar una relación más allá de la que mantenían, él solo era el sumiso, un chico que había aceptado el placer a través de un contrato, no sabía absolutamente de Min Yoongi y debía aceptarlo.
Completó uno de los planos suspirando pesado, estaba conforme y más tranquilo ya solo debía de terminar dos más y estaba libre de esa presión horrible. El rubio estiró su cuerpo levemente y se levantó hacia la cocina para preparar algo de café, debía mantenerse despierto porque probablemente se iba a desvelar, debía completar todo y su cama era el último sitio donde iba a estar en un par de horas.
Sin embargo, Jimin no contemplaba que Min Yoongi era un hombre de impulsos y acciones, era algo que ni le pasaba por la mente hasta que escuchó que alguien tocaba la el timbre de su apartamento.
Jimin se sintió extrañado al escuchar el llamado, no esperaba a nadie ni mucho menos iba a salir por lo que no le importaba andar en pantalones de chándal y una camiseta vieja con un estampado algo rota de las orillas, pero sintió vergüenza infinita cuando abrió la puerta y un par de ojos oscuros lo miraron con intensidad.
Min Yoongi estaba ahí, en la puerta de su hogar vistiendo tan pulcro como siempre, por supuesto que Jimin se sorprendió, no procesaba nada concreto, jamás esperó ver a Yoongi en su pequeño apartamento tan repentinamente.
—Jimin.— El rubio boqueó un par de veces sin saber que decir.— Necesito hablar contigo.—Jimin asintió de manera torpe, intentó ignorar la mirada de Yoongi quien probablemente lo juzgaba por su atuendo, o eso creía el rubio.— ¿Puedo pasar?
Jimin no podía negarse así que se hizo a un lado para que Yoongi entrara a su hogar, estaba realmente avergonzado, su apartamento era pequeño, muy austero y bueno… El de Yoongi no era un palacio, pero comparado con el suyo era mil veces mejor.
—Lamento el desastre.—Carraspeó, Yoongi no dijo nada y Jimin cruzó los brazos por su pecho como si aquello lo cubriera de su timidez.
—Está bien.
El pelinegro paseó su mirada por todo el lugar de manera discreta, notó las cosas sobre la mesita del comedor, el espacio entre cada sitio, las fotografías que Jimin tenía en un mueble, los abrigos que estaban cerca de la puerta, el espacio para descalzarse y los zapatos a un costado. Ese sitio era completamente diferente a lo que pensaba, nunca lo imaginó así, no era feo, era muy sencillo, pequeño y con cosas que describían al rubio.
— ¿Quiere algo de beber?— Yoongi volvió su mirada al chico, se veía nervioso y no era para menos.—¿Agua? ¿Café? Ahora mismo hacía café…
Yoongi no pasó de largo el estilo de vestir tan sencillo y relajado de Jimin, esos pantalones flojos y la camiseta vieja igual, notó sus clavículas con ese singular lunar y deseó tomarlo entre sus brazos ahí mismo o tal vez tomarlo sobre los planos que el menor realizaba o sobre el sofá…
—Café está bien.—Dijo serio, Jimin se movió rápidamente por el pequeño espacio que separaba la sala de la pequeña cocina con sus nervios por encima de lo normal creando miles de suposiciones en su cabeza.
¿Qué hacía Yoongi ahí? ¿De qué quería hablar con él? El menor comenzó a crear teorías en su mente, esas que le decían que tal vez hizo algo mal o que Yoongi rompería el contrato. Con manos nerviosas tomó una taza de su alacena, sirvió el café y llevó el azúcar. La presencia de Yoongi en su espacio era notable, sentía la tensión y ni hablar de lo incómodo que estaba con lo que vestía ¿Pero quién iba a decir que Yoongi aparecería ahí?
Cuando llevó las cosas a la sala se encontró con el pelinegro sentado en el sofá más amplio que tenía, seguía serio y mirando a su alrededor. Jimin se sintió un poco mal por eso, no quería que Yoongi lo juzgara o que pensara cosas negativas de él.
—Uh, aquí está el café y el azúcar.—Yoongi asintió al ver que Jimin dejaba las cosas en la mesita de centro.
—¿Tú no tomarás café?— Jimin negó nervioso.— Sírvete, dijiste que estabas preparándolo, supongo que ibas a beberlo.—Jimin sin más asintió y volvió a la cocina para llenar otra taza y regresó hasta la sala para sentarse frente al pelinegro. Jimin observó como Yoongi tomaba su café y él tomó su cuchara para añadir una cucharada y media de azúcar ante la mirada penetrante del pelinegro.—Muy bien…
Jimin dejó la taza sobre la mesa sin probar el café, por alguna extraña razón se sentía incomodado con la presencia de Yoongi.—Relajate Jimin no vengo a decirte nada malo.—El menor se removió en su lugar y bajó la mirada.—Quería verte antes de irme.
Jimin alzó su mirada rápidamente para encontrarse con esos ojos serios mirándolo.—Viajaré a Daegu por un par de días.
El rubio asimiló la información rápidamente, Yoongi quería verlo antes de viajar, ¿Había ido hasta su apartamento solo a eso? ¿Por qué?
—Por cuestiones de trabajo tengo que viajar, pensé que hoy podía verte pero ahora veo los motivos, eso me alegra mucho Jimin.—El menor frunció el ceño al no entender lo que el otro trataba de decirle, sobre todo porque Yoongi observó la mesa donde estaban sus planos.— Me alegra que seas alguien responsable y comprometido con tus estudios, no niego que me hubiera gustado llevarte a mi apartamento pero haremos una excepción ¿De acuerdo?
El menor sintió que su pulso se elevaba, comenzaba a hacerse una idea del por qué Yoongi estaba ahí.—Ven aquí…—Yoongi palmeó sus piernas, Jimin sintió que sus mejillas se sonrojaban de manera exuberante pero aceptó la orden sin rechistar.
Se levantó del sofá donde estaba sentado y caminó el poco espacio que había entre él y Yoongi. Una vez que estaba frente al pelinegro se sintió más expuesto, Yoongi seguía sentado y lo observaba con atención alzando la mirada desde su sitio, no supo qué hacer y realmente se sintió torpe. Sintió las manos del mayor tomarle de la cintura para acercarlo y sin meditarlo quedó a horcajadas sobre el mayor con sus muslos a los costados de los de Yoongi.
El rubio estaba demasiado nervioso, en esta ocasión no estaba atado de manos por lo que no sabía qué hacer, no entendía cuáles eran las intenciones de Yoongi, pero cuando sintió las amplias manos acariciarle los muslos con lentitud suspiró y colocó sus manos en el respaldo del sofá.
—No quería irme sin despedirme…
Jimin sintió esas palabras demasiado lentas, suaves como el terciopelo. Su respiración comenzó a aumentar y no era para menos, las pálidas manos subían por sus muslos hacia su cintura, Yoongi lo observaba profundamente, sus ojos oscuros ahora en los suyos y Jimin quiso agacharse un poco más y probar esos labios, lamerlos, morderlos…—Me gusta que vistas así… es más sencillo desnudarte.
El mayor coló sus manos por la playera del menor, palpó los abdominales y sus dedos pellizcaron juguetonamente sus pezones logrando que este jadeara y se recargara más sobre él. El pelinegro sintió el calor abrasador recordarle cada parte de su cuerpo, el aroma suave y masculino de Jimin y tenerlo tan cerca con su respiración chocando en su mejilla y sus labios tentadores lo volvía loco.
Quitó la camiseta con manos hábiles y admiró la piel caramelo que ya conocía, Jimin en verdad era perfecto ante sus ojos, nunca se arrepentía de haberlo escogido como sumiso, era más de lo que esperaba, tan dócil, tan él. Yoongi sintió como el menor no controlaba sus movimientos y comenzaba a menear las caderas sobre las suyas.—Levántate.
El menor suspiró levemente e hizo lo que le ordenó, Yoongi no hizo más que llevar sus manos hasta los pantalones de chándal para bajarlos junto a la ropa interior dejando desnudo de un momento a otro, Jimin estaba avergonzado pero visiblemente excitado.—Date la vuelta, quiero verte.
Jimin ya no pensaba en su trabajo escolar ni en que Yoongi estaba en su hogar, todo rastro de incertidumbre quedó en un lugar muy lejano en cuanto Min Yoongi puso sus manos sobre su cuerpo. Y ahora estando desnudo frente a él dejó de lado la vergüenza que siempre sentía al estar así, tan expuesto, sin nada que hacer más que cumplir órdenes.
Cuando se dio la vuelta sintió las manos del mayor acariciarle el costado de sus muslos para después masajear su trasero, Jimin jadeó, esas manos expertas siempre causaban muchos efectos en él.— Realmente me gustaría follarte…—Jimin fue enviado al infierno al escuchar eso, estaba dispuesto, quería que Yoongi hiciera eso y más.—Pero no quiero hacerlo aquí…—Se sintió decepcionado y Yoongi no lo pasó de largo.— ¿A ti te gustaría que te follara?
El menor gimió cuando Yoongi le apretó la nalga derecha con la palma de su mano.—Sí, por favor señor.
Yoongi soltó una pequeña risa entre dientes feliz de escuchar esa respuesta. Tomó las caderas de Jimin y volvió a sentarlo sobre sus piernas solo que esta vez su espalda estaba pegada a su pecho.—Muy bien, te follaré.—Jimin arqueó su espalda recargando más su peso sobre el amplio pecho de Yoongi.—Solo que no esta vez ¿De acuerdo?
Jimin quería decir no, quería decirle que no y que lo tomara ahí mismo pero tan solo asintió y jadeó cuando la mano de Yoongi se cerró sobre su erección.—Me gusta esa respuesta… pero dilo.
—Sí, sí señor.
Yoongi comenzó a mover su mano de arriba y abajo marcando un ritmo que Jimin ya comenzaba a conocer, lento al inicio, con el pulgar paseándose por la punta y después más rápido, haciéndolo gemir y removerse, sin embargo, la otra mano y el brazo de Yoongi sostenían sus caderas restringiendo sus movimientos.
—Cuando te folle lo haré fuerte y rápido mientras tú gimes mi nombre y me ruegas por más…—Susurró con voz cargada de pasión.—Tus manos estarán atadas, quiero ver tu rostro lleno de placer.—Jimin escuchó las sucias palabras en su oído, la voz grave aumentó más su líbido y su mente creó la imagen de cada una de las cosas que Yoongi le susurraba mientras continuaba masturbándolo rápido.—Quiero ver y sentir mi pene dentro de ti, ser el primero que te haga llegar de esa forma…— Jimin gimió más fuerte, movió sus caderas sin importar la fuerza que Yoongi imponía en su cadera.—Quiero escuchar mi nombre cuando te corras, en mi oído—Jimin cerró los ojos, su cabeza daba vueltas y no comprendía como esas palabras estaban logrando que el calor se acumulara en su vientre.—Pero ahora, lo que quiero es que te vengas con mi voz—Jimin no paraba de gemir, no reprimió nada, simplemente hizo lo que Yoongi le pedía.—Hazlo para mí, mi pequeño…
Con ese apelativo que Yoongi le dijo de forma sensual y dulce, más la sensación de la lengua tibia y los dientes de Yoongi sobre su cuello dejándole una marca que probablemente se notará en unas horas hizo lo que le ordenó, sus sentidos sufrieron una sobrecarga, el placer de las manos de Yoongi, su voz envolviendo su mente y sentidos y sobre todo esa manera de llamarlo lograron que gimiera fuerte, doblara levemente su espalda y la punta de sus pies y se viniera con fuerza en la mano de Yoongi.
Jimin no comprendía cómo Yoongi podía lograr eso en él, cómo podía enviarlo al infierno pero al mismo tiempo al paraíso, podía tocar luces resplandecientes y gimotear de placer ante el tacto y palabras, sentir un orgasmo tan intenso ¿Cómo era eso posible? No lo sabía ni quería saberlo, solo quería disfrutarlo una y otra vez.
Yoongi rio confidente, consciente y contento de lo que había causado. Jimin dejó caer su cuerpo sobre el suyo, respiró profundamente y recargó su nariz en el hombro del rubio. Lo estaba volviendo loco.
—Ahora puedo irme tranquilo.—Jimin rio levemente, aún mantenía su respiración un poco descompensada, sintió la mano una de las manos del mayor sobre su estómago y fue en ese momento de todo lo que había pasado.
Pero había algo que Jimin no podía olvidar y repetir en su cabeza una y otra vez, ese par de palabras repitiéndose como un mantra, causando que algo cambiara en su interior… “Mi pequeño.”
Notes:
¡Hola! Estoy aquí de nuevo después de tomarme un tiempo a causa de fuerzas mayores, mil gracias por continuar leyendo, espero esta vez poder traerles un contenido de forma más constante aunque aún estoy aún lidiando con muchas cosas así que trataré publicar los demás capítulos de esta historia poco a poco :)
De nuevo gracias por leer y por el apoyo <3 nos leemos pronto :3