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Chapter 3: III

Notes:

Fue tan raro editar este capítulo que escribí hace años, literal sjdhjsj, aún no me acostumbro a este género pero bueno ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Chapter Text

Jimin tomó el último bocado con pesadez. Desde la noche anterior no había dejado de pensar en el mensaje que Yoongi le había mandado y estaba un poco tenso. Era obvio que si lo había citado en su apartamento era para algo y él aún no estaba listo.

 

—Jimin...—Seokjin apareció a su lado, el muchacho traía un par de libros bajo el brazo, su mochila y un vaso de café.

 

—Hola Jin hyung.—Seokjin era su amigo desde hace un par de años atrás, ambos estudiaban lo mismo solo que Jin era dos grados mayor, lo conoció por un proyecto extra clase y desde ahí continuaron hablando y mantuvieron una amistad.

 

—Detesto esto de los exámenes.—Jin se sentó en la silla frente a él cansado.—Pero ya me falta menos.

 

Jimin sonrió cansino, Seokjin era una persona positiva, amable y de buena familia.—¿Por qué no comes?

 

Y sí, algo protector. Jimin se lo agradecía, Jin era como un hermano mayor para él.

 

—No tengo mucha hambre hyung...—Suspiró y Jin lo observó más a detalle con su mano sobre su barbilla, intentando descifrar el porqué.

 

—¿Qué es lo que te preocupa Jimin?— El menor rio algo decaído, si Jin supiera en lo que andaba metido.

 

—En nada hyung, en que mañana tengo un examen y no me he aprendido algunos temas.— El mayor lo miró con duda, sabía que mentía pero no dijo nada al respecto.

 

—Estoy seguro que te irá bien.

 

—Eso espero.

 

Seokjin conocía muy bien a Jimin. Sabía diferenciar entre un Jimin preocupado por un examen y entre el semblante que ahora tenía. Jin sabía que estaba un poco presionado, cuando lo conoció era nuevo en la universidad y en la ciudad.

 

Jimin era de Busan y con su entrada a la universidad dejó atrás su ciudad natal. El menor la pasó un poco mal los primeros meses tratando de acostumbrarse a la nueva escuela y a Seúl, Seokjin le ayudó en lo que pudo, aún lo hacía aunque el menor se negara aunque en el fondo se sentía contento y agradecido.

 

Seokjin supo que Jimin trabajaba por las tardes en una cafetería que quedaba cerca de la universidad y también supo que de vez en cuando viajaba a Busan para visitar a su familia. El mayor vio como poco a poco se adaptaba a los cambios pero ahora veía que constantemente se la pasaba muy pensativo, sin embargo, no podía entrometerse en donde no le llamaban.

 

Solo esperaba que Jimin estuviera bien, aunque él jamás dejaría de preocuparse.

 




Yoongi entró a la oficina, suspiró y se quedó viendo el reloj que reposaba en su escritorio. Eran las cuatro de la tarde y había citado a Jimin a las siete.

 

Decir que no estaba ansioso era una mentira, Yoongi se había quedado con las ganas de conocer a Jimin, la noche anterior le costó algo de trabajo dejarlo ir, el rubio se veía tan bien con el atuendo elegante y aún más por todo lo que había pasado mientras le servía. No olvidaba esa imagen de Jimin arrodillado ante él, su postura, esa mirada de completa sumisión. Con esos simples detalles lo había llevado a una escala alta de excitación, no pudo evitar imaginar cómo sería el ver a Jimin desnudo, tal vez atado y rogando para que se detuviera o exigiendo por más, incluso gritando de placer.

 

Yoongi deseaba eso y más, estaba dispuesto a descubrir que tan bueno podía ser Jimin como sumiso, no solo quería adiestrarlo, el ansiaba poder mostrarle que en ese mundo hay una pequeñísima diferencia entre el miedo, el dolor y el preciado placer.

 

Yoongi estaba dispuesto a darle la primera lección ese día. Primer lección: Sensaciones, especialidad... tacto.






Jimin comenzó a sentirse más nervioso conforme iban pasando las horas. Su mente estaba demasiado enfocada en Min Yoongi y en lo que podía pasar esa noche. Quería demostrarle que podía ser un buen sumiso, su objetivo era no decepcionar a su dom porque él mejor que nadie sabía que Yoongi había esperado demasiado por un nuevo sumiso.

 

—¿Puedo salir temprano hoy hyung?— Jimin se acercó a la caja registradora donde estaba Hoseok.— Tengo un asunto que no puedo dejar de lado.— Una parte de Jimin se sentía mal por decir aquello, era una mentira pero Hoseok no debía saberlo.

 

—Oh, claro Jimin.— El mayor le regaló una sonrisa.

 

—¿Estarás bien solo?



—No estoy solo, sabes que otros me ayudan y hoy no hay tanta gente.

 

Jimin observó su reloj, eran las cinco con cuarenta, debía apresurarse para ir a su apartamento, preparar sus cosas y después partir hacia el hogar de Min Yoongi.

 

—Muchas gracias hyung.— Jimin sonrió levemente y realizó una reverencia de agradecimiento para después caminar hacia el área de empleado por sus pertenencias.

 

—Buena suerte.— Hoseok se despidió de él alegre y el menor sólo pudo pensar que de verdad necesitaba esa suerte.




 

Yoongi había terminado su jornada de trabajo después de revisar los últimos movimientos de la empresa. Dejó a NamJoon con una cena de negocios pendiente, debía apresurarse porque su propia cena sería algo diferente, algo que implicaba a cierto rubio.

 

Para cuando llegó a su apartamento se aseguró de ponerse algo cómodo, un par de jeans y una camiseta amplia, una imagen que pocos veían, Yoongi era un hombre elegante ante los ojos de los demás, solo en situaciones así o cuando estaba solo en su apartamento lucía despreocupado.

 

No supo si comer algo o abstenerse, no es que esperara a Jimin para decidir aquello, se suponía que solo iría ahí para tomar su lección pero el pelinegro recordó que Jimin trabajaba y estudiaba. Lo sabía porque el club le otorgó el folder con los datos e información básica de Jimin.

 

Park Jimin era un chico de veinticuatro años originario de Busan, estudiaba la carrera de arquitectura, trabajaba medio turno en una cafetería y vivía en la zona cercana a la universidad en un pequeño apartamento.

 

Yoongi se sorprendió un poco cuando supo que Jimin se había mudado de Busan para venir a la gran ciudad, era joven y entendía que dejar el lugar de origen era algo difícil, también le pareció interesante el hecho de que el muchacho trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, no es que eso fuera algo imposible, pensó que Jimin tenía familia en Seúl pero al parecer sobrevivía por sí mismo, eso hablaba mucho de él.

 

El pelinegro estaba impaciente, su mente estaba maquinando sus próximos planes ¿Qué haría con Jimin? ¿Qué podía enseñarle? Tenía tantas cosas en mente pero también tenía en mente que esas serían las primeras experiencias del menor.

 

Dejó de pensar cuando escuchó el timbre, se preparó mentalmente porque una vez abriendo la puerta de su apartamento no habría vuelta atrás. Volvería a dominar a alguien nuevo, alguien que no sabía nada sobre el placer y era nuevo en ese terreno.

 

Con una ligera sonrisa en su rostro caminó hasta la puerta. Yoongi estaba seguro de sí mismo, lo deseaba, y su cuerpo ya comenzaba a reaccionar.

 

Cuando abrió inmediatamente se encontró con la imagen de un avergonzado Jimin, el rubio lo observó un momento y después se movió en su lugar sin saber qué decir.

 

—Pasa Jimin.— Yoongi le dio el paso y Jimin realizó una reverencia algo torpe, no dijo absolutamente nada, solo ingresó al apartamento.—Me alegra que seas puntual.

 

Yoongi observó el reloj de su muñeca, eran exactamente las siete y eso le agradaba, Jimin esperó a que él caminara pero Yoongi le indicó el pequeño pasillo para que comenzara a caminar. Desde su sitio el pelinegro lo observó atentamente, ese día Jimin vestía distinto, no vestía el traje negro pero vestía unos pantalones oscuros y un suéter del mismo tono, Yoongi aceptó aquello, el muchacho se veía bien, sin exagerar.

 

El pelinegro detalló su espalda, sus piernas, y sí, su trasero, Jimin tenía un excelente físico.

 

Cuando llegaron a la sala Jimin se mantuvo de pie, se le notaba demasiado nervioso, Yoongi lo entendía así que le indicó que tomara asiento en el sofá.

 

— Tranquilo Jimin.—El mayor sonrió levemente intentando brindarle confianza, no quería que Jimin bloqueara sus sentidos debido al nerviosismo.—Iremos poco a poco ¿Estás de acuerdo?

 

Jimin observó sus manos, era un poco difícil y vergonzoso para él el tener que entablar una plática sobre eso pero asintió para después afirmar con voz propia.

 

—Sí, señor.

 

—Mírame.— La voz de Yoongi sonó firme pero hubo una pizca de suavidad. El rubio alzó la mirada para encontrarse con ese par de ojos oscuros e intensos— Jimin tienes que entender que a partir de ahora estamos en un juego por así decirlo, uno en el que no puedo jugar en paz si tu no pones de tu parte.— Jimin bajó la mirada, comenzaba mal.—No te estoy regañando o algo parecido, entiendo que estés nervioso o que tengas miedo pero no haremos nada que no desees, entre nosotros siempre habrá reglas y límites, quiero que aprendas poco a poco, no quiero que te fuerces y si algo no te gusta tienes que decírmelo ¿De acuerdo?

 

Jimin analizó las palabras dichas por Yoongi, sonaba tan serio que entendió que con Min Yoongi no había manera de ocultar nada, de cualquier forma él había aceptado y firmado y estaba ansioso de descubrirlo todo, independientemente de la incertidumbre a lo desconocido quería descifrar el placer junto a Min Yoongi.

 

—De acuerdo señor.— Yoongi mostró una ligera sonrisa, una cargada de satisfacción al escuchar su respuesta.

 

—Bien.— Yoongi no le cuestionó nada más, esperó a que se levantara y comenzó con su caminata hasta la habitación donde supuso que tendría que prepararse.— No deseo que te sientas forzado a usar esta habitación pero si deseas puedes hacerlo.

 

La habitación era mediana, lo básico, una cama, una mesa de noche, un cuarto de baño, un closet.— Generalmente me gustaría citarte en este horario pero entiendo que tienes obligaciones…—Jimin no dijo nada, observó el lugar un poco desconfiado.—Mi empleo tampoco puede esperar siempre así que me gustaría verte los fines de semana ¿Estás de acuerdo?

 

Jimin asintió, eso lo beneficiaba porque no podía estar pidiendo permisos todo el tiempo, Hoseok lo despediría.— Perfecto, puedes dejar tus cosas aquí…

 

El menor se sentía ligeramente incómodo ante la mirada de Yoongi quien detallaba sus movimientos. Dejó su mochila sobre la cama y se volteó para encontrar a Yoongi en la puerta esperando.— Vamos.

 

En esos segundos cuando caminó por el pasillo y las escaleras hacia otra parte del apartamento se cuestionó si eso que estaba por hacer era lo correcto… Jimin nunca imaginó terminar en la situación que ahora vivía. Él nunca se sintió interesado por el mundo del BDSM , pero la curiosidad fue algo que no pudo detener y cuando vio a Yoongi en el club eso solo pudo reafirmarse.

 

Yoongi tenía el aura dominante tatuada en su cuerpo y Taehyung le dijo que era un buen dom con los principiantes así que él tenía el objetivo de llegar hasta Min y lo logró causando que su mundo colapsara contra la inquietud, no era cualquier cosa, era un sumiso, un sumiso dispuesto a darle placer a Min Yoongi.

 

Yoongi intentaba no forzar a Jimin, recordó la primera lección de Taehyung y pasó algo similar, sin embargo Jimin se veía más tenso. Intentaba hablarle y tratarlo con paciencia, incluso él se vio reflejado en Jimin. Recordó cuando fue su primera lección siendo sumiso, su dom le dijo algo que nunca olvidaba. “No le temas al dolor, solo debes de aprender a jugar con él para poder disfrutarlo…” Y aquella noche recibió azotes que disfruto, no obstante, con Jimin quería probar otra técnica.

 

Cuando abrió la habitación esperó la reacción del rubio y la obtuvo. Su ojos un poco sorprendidos se pasearon por todo el sitio, tratando de grabar cada detalle nuevo pero no vio terror, vio algo que le hizo sentir ansioso pero que dejó de lado. Sin perder más el tiempo Yoongi cerró la puerta, dejó que Jimin se adaptara un poco, que observara el sitio y se sintiera tranquilo.

 

—Esta noche comenzaremos contigo Jimin…— El menor se tensó de inmediato. La lección había comenzado y él sentía su pulso latirle en sus oídos.—Quiero que te descubras a ti mismo.—Yoongi caminó por la habitación, como un felino en su zona segura.— Y que me digas que tanto te gusta.

 

Jimin tragó duro, aquello era increíble. La paredes pintadas de un tono gris claro, muebles color negro haciendo contraste de manera elegante y miles de artefactos. Algunos los había visto en páginas web y otros no sabía ni para qué servían.—Desnúdate Jimin.—La orden fue directa, con esa voz grave que Min poseía y Jimin entendió que su rol había comenzado, el ambiente entre ambos cambió repentinamente, había una tensión increíble pero había algo más.—Y mírame mientras lo haces.

 

Jimin tuvo que respirar profundamente para prepararse, no había vuelta atrás. Tomó las orillas de su suéter negro y con sus ojos puestos en Min Yoongi se deshizo de la prenda.



Los ojos de Yoongi admiraron la piel expuesta, era un poco más morena que la suya, con músculos más definidos. Yoongi sonrió deleitado, Jimin era más perfecto estando ahí, en su habitación, más expuesto.




Con manos un poco inseguras desabrocho el botón de sus pantalones, no debía bajar la mirada y eso era lo que más trabajo le costaba porque Min Yoongi no se limitaba y lo recorría con la mirada sin pudor.—Hazlo.




Se quitó los pantalones quedando en ropa interior y sintió vergüenza, demasiada pero no hizo nada más que mirar al pelinegro quien se acercaba a él lentamente. El menor tragó saliva, sentía que el aire que respiraba se le agotaba pero no iba a desistir mientras Yoongi lo miraba y analizaba.—Muy bonito Jimin.

 

Yoongi notó los hombros tensos, el nerviosismo y la cara sonrojada del menor, deseaba tocarlo pero aún no era momento.—Pero dije que te desnudaras.

 

Jimin sintió la presencia detrás de él y tomando todo el valor que le quedaba se deshizo de la última prenda que traía. Yoongi contempló a Park Jimin desnudo ante sus ojos y confirmó que no había errado en su decisión. Jimin era caliente, tenía un cuerpo completamente diferente, perfecto ante sus ojos, unos músculos no tan marcados pero estaban ahí marcándose de manera espléndida, su piel suave, tan perfecto de pies a cabeza.

 

—Mucho mejor… muy bonito.

 

Jimin no esperó más y cumplió con lo que se suponía debía de hacer, se arrodilló en su posición de reposo y esperó por Yoongi quien sonrió satisfecho de las acciones de Jimin. Sin decirle nada caminó hasta una de las gavetas para sacar un par de esposas y la venda de seda color negro. La lección que le enseñaría a Jimin no iba a requerir de más.

 

Se acercó al rubio con paso decidido, su cuerpo ya estaba sintiendo los efectos de Jimin y necesitaba aún más.—Levántate por favor.—Con movimientos exactos Jimin se levantó y esperó.—Mírame…

 

Yoongi admiró ese par de ojos cafés ahora más oscuros con un esos labios carnosos entreabiertos frente a los suyos y juró que debía probarlos, morderlos y lamerlos, anhelaba tantas cosas.—Dame tus manos.

 

Jimin alzó sus manos, observó a Yoongi quien mantenía esa mirada seria y pudo divisar las esposas entre sus manos.—Estas no te van a lastimar, de cualquier forma si lo hacen dímelo.—Asintió y sintió como el pelinegro se daba la vuelta, sus manos fueron colocadas detrás de su espalda, sintió el tacto de los dedos de Yoongi muñecas dejando una ligera caricia para después sentir la tela que cubría las esposas para finalmente sentir la presión ejercida por el artefacto al cerrarse.

 

Estaba esposado y desnudo ante la mirada de Min Yoongi, completamente expuesto y vulnerable y sorprendentemente eso lo hizo sentir excitado y completamente seguro. 

 

Yoongi admiró a su sumiso con las manos atadas, tragó saliva y sintió el tirón en su parte baja, aquello era perfecto. Sin decir más colocó la venda sobre los ojos de Jimin quien reaccionó a su cercanía con un ligero sobresalto. Segundos después Yoongi tenía esposado y con los ojos vendados a su bonito y caliente sumiso listo para su primer lección.

 

—A partir de este momento quiero saber todo Jimin, si te gusta, si te disgusta, si quieres más, si quieres que pare ¿Queda claro?

 

—Si señor.— Yoongi lo encaminó con cuidado hasta el centro de la habitación.— No creo que utilicemos palabras de seguridad… pero si es necesario hacerlo ¿Cuál es tu palabra Jimin?—Jimin no pensó demasiado.

 

—Cactus.

 

Yoongi quiso reír por la palabra pero el muchacho estaba demasiado tenso así que solo sonrió y asintió.



—Muy bien.

 

 Jimin sentía demasiado, sus sentidos estaban más activos que nunca, Yoongi le había bloqueado la vista aunado a sus manos esposadas, mientras estaba de pie sin poder ver comenzaba a entender el juego de esa noche. Escuchó perfectamente la respiración de Yoongi, sus pasos y de pronto sintió un par de manos calientes en sus hombros.—Tranquilo…

 

El aliento cálido en su nuca le causó escalofríos, la cercanía comenzaba a hacer de las suyas sobre su cuerpo.— Jimin…— La manos bajaron por sus hombros hasta su cintura. El tacto era lento, suave y Jimin tembló ligeramente.—Tienes una piel suave.

 

Yoongi apenas comenzaba a tocarlo y Jimin ya sentía los efectos, su respiración comenzó a tornarse más pesada, con sus labios entreabiertos trató de sentir cada toque del otro. Las manos ajenas continuaron con el recorrido, desde su abdomen hasta su cuello, arriba y abajo deteniéndose en sus pezones, jadeó levemente, Yoongi estaba torturándolo lentamente con su cuerpo pegado a su espalda y sus manos expertas.—¿Te gusta esto?

 

Yoongi sentía su pene crecer en sus pantalones, Jimin era sensible y él agradecía eso, sus cuerpo ligeramente apoyado sobre el suyo, su respiración más pesada y sus pezones erguidos entre sus dedos.

 

—Si, señor...—Yoongi se mordió los labios y comenzó a separarse del muchacho quien ya se notaba afectado, aún quedaba mucho por hacer.

 

—Muy bien…— Sin dejar de tocarlo se colocó frente a él, admirando el cuerpo de Jimin, un ligero rubor ya pintaba su piel y su entrepierna mostraba una ligera erección.— ¿Qué tanto te gusta?— Yoongi se acercó, sus rostro cerca del de Jimin, demasiado y el menor tragó y entreabrió los labios.

 

—Mu-mucho.— El pelinegro sonrió, continuó con su recorrido dejando el par de pezones rozados de Jimin y descendió.

 

—¿Qué tanto te gusta esto?— Jimin jadeó fuerte cuando sintió las manos sobre su pene, su cuerpo tembló y perdió un poco el equilibrio pero Yoongi lo tomó de la cintura con una mano mientras que la otra seguía en su zona erógena.—Pregunté algo Jimin.




—Ah, me gusta mucho.— Un gemido ahogado salió de los labios del menor y Yoongi amó ese sonido erótico, tan suave y caliente.

 

La mano de Yoongi siguió trabajando de arriba a abajo, su respiración comenzó a desestabilizarse y sus ojos trataron de guardar en su memoria cada detalle de Jimin. Se movió rápido con su mano sobre la cintura ascendió hasta el pezón derecho y comenzó a torturarlo.

 

—¿Mucho mejor?— Jimin gimió más, sus labios separándose para tomar aire, su respiración agitada, su pecho comenzando a subir y bajar y sus caderas comenzando a moverse.

 

—S-sí mmm…. s-señor, ah.—Yoongi hizo un sonido afirmando al notar como el pene de Jimin estaba erecto y el liquido pre seminal goteaba.

 

—No te muevas.—Yoongi detuvo los movimientos de las caderas de Jimin junto con su mano, el rubio se quejó de inmediato.—Date la vuelta.—Jimin respiró profundo y gimió cumpliendo con sus órdenes.— Dios…




Jimin estaba cada vez más sensible, necesitaba el contacto, necesitaba sentir las manos sobre su cuerpo. Yoongi se acercó de nuevo recargando su peso sobre él y jadeó.—Iremos más rápido.




Jimin asintió perdido en las sensaciones, sintió la erección de Yoongi haciendo presión en su trasero aunque este aún vistiera sus ropas. Yoongi volvió a atacar sus pezones y a Jimin ya no le importó el gemir, al inicio sintió vergüenza pero en esos momentos donde las manos del mayor trabajaban sus puntos sensibles perdió la cordura. Comenzó a tocar las penumbras del pacer, era una mezcla de algo dulce y amargo, y eso que aún estaba lejos del final.

 

Lo mismo pasaba con Yoongi al sentir la necesidad de arremeter contra el cuerpo que gemía entre sus brazos, Jimin solo se acercaba más ante su contacto, ambos tratando de conocer sus puntos débiles.

 

Su mano continuó bombeando de nuevo el pene erecto de Jimin, este ya estaba con la espalda sobre su pecho jadeando y gimiendo fuerte, Yoongi estaba extasiado por la forma en la que Jimin reaccionaba a su tacto, y no pudo detenerse. Su dedo pulgar se paseó por la cabeza y el glande, haciendo círculos infinitos, la punta goteando cada vez más, y Yoongi supo que estaba cerca.

 

Se alejó y Jimin de inmediato y este lloriqueó ante la falta de tacto, su cuerpo se desestabilizó, sus manos queriendo ser libres y su cabeza tratando de buscarlo.— Dime lo que quieres Jimin.— Yoongi aprovechó para quitarse la camiseta, dejando aún sus pantalones.

 

—Señor…—El lamento de Jimin caló en su pene, era precioso, con la voz quebrada y su piel perlada por el sudor.— Más, por-por favor.

 

Yoongi quería probar algo, aunque fuera algo leve así que al acercarse su mano derecha se estampó contra la nalga izquierda del menor quien gritó sorprendido y Yoongi siseó de placer al escucharlo.

 

—¿Cómo se dice?— Yoongi observó la marca en la piel de Jimin, tan perfecta y deseó más.

 

—P-por favor, señor…—Yoongi no se detuvo, le dio otra nalgada y Jimin jadeó y gimió.



Yoongi supo en ese momento que Jimin disfrutaba de los azotes. Volvió a acercarse a su espalda y sin miramientos tomó el pene entre sus manos, masturbándolo sin pudor, sintiendo la respiración pesada de Jimin en su cuello debido a que se había recargado sobre él. Encajó sus caderas en él creando fricción, comenzando a sentir su orgasmo, acariciando todo su sexo y llevando su mano libre hasta la boca del menor para que chupara sus dedos.

 

—No voy a follarte hoy.—Gimió un poco al sentir la lengua caliente envolviendo sus dedos.—Quiero que sientas.— Apretó sus cuerpos dejándole saber que estaba más que listo para follarlo pero aún no era tiempo.—Quiero que te vengas sintiendo solo mis manos.

 

Jimin gimió fuerte, los dedos de Yoongi dentro de su boca y otra mano en su pene, frotándose contra él.—Con mi voz.— Escuchó la voz áspera en su oído, sintió la respiración pesada y comenzó a perderse.

 

Yoongi jadeaba en su oído y él estaba comenzando a tocar el cielo, sus caderas chocando con las de Yoongi, sus gemidos escapándose sin medir la fuerza, sus piernas comenzando a temblar. El mayor no se detenía, estaban simulando follar y Jimin lloriqueaba por más, necesitaba sentir más.

 

—Más…—Susurró entrecortadamente, sintió como todo su cuerpo sufría otra descompensación, Yoongi se alejó y él quiso caer al suelo y llorar.— Se-señor, por favor.—No iba a hacerlo pero quería que Jimin sintiera más, se acercó y pegó su cuerpo caliente al de Jimin quien gimió necesitado.

 

—¿Más?— Dobló levemente el cuerpo del menor exponiendo su lindo culo.

 

—Sí, más por favor—Gimoteo el menor quien ya estaba completamente perdido y sobreexcitado, cada roce, cada caricia eran miles de descargas de placer y deseaba más.—Señor...



Yoongi le dio un azote fuerte, Jimin gritó de placer y él gimió fuerte. Uno, dos, tres y después lo pegó a su cuerpo, su pene encerrado  entre su pantalón y el culo del Jimin ejerciendo presión. Comenzó a acariciarlo de nuevo, escuchó el sollozo de Jimin, mientras su cuerpo caliente se sostenía sobre el suyo. Arremetió, solo tentándolo.

 

En esa habitación solo se escuchaban los gemidos de ambos, las respiraciones pesadas y los sollozos necesitados de Jimin.

 

Jimin era todo sensaciones y con el simple tacto de Yoongi se corrió fuerte, gritando su orgasmo en el cuello de Yoongi quien lo sujetó fuerte mientras le decía palabras en su oído.

 

Jimin había vivido el mejor orgasmo de toda su vida gracias a las manos de Min Yoongi, una sensación que lo mareó y lo dejó en el limbo sin saber que Yoongi lo seguía tocando, alcanzando su propio orgasmo de tan solo verlo entre sus brazos, sofocado de placer y cumpliendo con sus objetivos.

 

Yoongi observó como Jimin se perdía en su mundo de placer junto a él, había sido demasiado exquisito e intenso, de principio a fin. La manera en la que Jimin aceptaba y rogaba, su cuerpo reaccionando y sobreexcitado, sus gemidos, sus sollozos y gritos y finalmente su clímax...



Tomó el cuerpo débil entre sus brazos quitándole las esposas, acarició levemente la zona rojiza para finalmente quitarle la venda de los ojos, observó a Jimin quien entre lágrimas y ojos cansados le sonrió aún en la cumbre del placer.

 

Min Yoongi había llevado su lección al pie de la letra, le había enseñado a Jimin que las sensaciones podían llevarte al cielo y al infierno al mismo tiempo, su elección nunca fue errónea pero algo dentro de él se encendió, Jimin era perfecto aún siendo inexperto, cumplía con lo que él deseaba y eso podría traerle problemas.