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Todo paso muy rápido, Leo no sabe cómo pasó siquiera, su mente está en el pasado y en el presente, sin embargo, al mismo tiempo parece en un limbo. Lo único en lo que se podía concentrar en los labios que prácticamente le estaban comiendo la boca.
Las únicas cosas que recordaba con, poca, claridad era que Leon le había hecho una insinuación sexual, le insistió mucho (lo cual no había entendido hasta ahora), el acepto porque pensó que era una broma, que su contraparte se burlaría de el por aceptar y que todo volvería a la normalidad.
Y ahora, aquí estaba el, acostado en la cama del control deslizante, soltando gemidos que eran ahogados por los labios y lengua de su contraparte que exploraban su cavidad bucal sin vergüenza, como si fuera algo de todos los días.
Esta situación era demasiado confusa para el, pero decir que no le estaba encantando sería una mentira, decir que no fantaseo con ésto millones de veces también sería una mentira, decir que no estaba exitado y mojado, una gigantesca mentira pero no pensó que eso pasaría tan rápido.
Maldita sea, no pensó que esto siquiera pasaría, esto era muy extraño, exitante pero extraño. Sentía su vientre cosquillear y su cabeza luchaba por volver a despertar su lado lucido, pero lo que sea que Leon le haga a su cuerpo hacía que esa parte de el estuviera completamente inconsciente.
En ese momento era un desastre de gemidos y baba totalmente sumiso.
–¡Ah!~–soltó un gemido cuando su homólogo presionó su rodilla contra la raja, en ese momento mojada, que escondía su miembro. Movió la pierna, no bruscamente pero si con suficiente fuerza para hacer que el de ojos azul oscuro gimiera más.
Su cerebro pudo tener un pensamiento entre todo este placer ¿Esto significaba algo para Leon o solo era algo de una sola noche? ¿Tendrían una relación después de todo esto?. Su cerebro y sentidos estaban muy drogados por el placer para preocuparse por eso, así ese pensamiento se fue a la mierda tan rápido como apareció.
En la mañana se encargaría de resolver esa incógnita.
Soltó una gemido algo fuerte cuando sintió su miembro salir de su raja, este estaba ya erecto y chorreando por el pre-cum. Tembló cuando el dedo de la tortuga de orejas rojas paso su dedo por la base de su polla, observandola con fascinación absoluta.
El de mayor altura se lamió los labios ante su temblor. Los ojos azul oscuro se abrieron al sentir que la mano de su homólogo agarraba su miembro y empezaba un vaivén lento, sus bocas volvieron a unirse y la lengua del deslizador volvió a invadir su boca.
Los jadeos y gemidos que salían de su boca eran filtrados en los labios del contrario, se separaron por falta de aire y su contraparte lamió sus labios para luego alejarse y quitar su mano de su polla. Eso provocó que el de caparazón de diamante soltará una queja.
Observó como la tortuga con medias lunas rojas en la cara se bajaba su licra negra lentamente, mientras mostraba una sonrisa coqueta y exitada.
–¿Te gusta lo que vez?~–preguntó divertido cuando su short cayó al piso y su miembro, que ya estaba erecto y soltando pre-cum, se alzó orgulloso, todo bajó la mirada de Leo, el cuál estaba totalmente rojo mientras observaba la hombría que tenía al frente.
Tragó saliva ante la pregunta, oh, claro que le gustaba lo que veía, pero no iba a admitirlo en voz alta, todavía tenía vergüenza y desencia a pesar de lo exitado que se sentía.
Todo su cuerpo se estremecio cuando el pene de Leon se frotó contra el suyo, masturbandolos a ambos. El de caparazón de diamante soltó un largo y alto gemido cuando el más alto rozó superficialmente su dedo por su entrada mojada y palpitante.
Los dedos del deslizador estaban húmedos por el líquido transparente que salía del ano de su contraparte. Metió uno y eso consiguió un gritó ahogado de parte del ojiazul, el cuál se fue convirtiendo en chirridos y jadeos en cuanto el dígito se empezó a mover en círculos. Metió otro y empezó a hacer movimientos de tijeras, estirando sus paredes, preparándolo para su polla.
El más bajo era un desastre solo con los dedos de su contraparte; babeando y gimiendo el nombre del deslizador. Leon no estaba mejor, cada gemido y temblor de Leo era solo un tirón dolorosamente placentero en su erección, era una exitante tortura ver a el ojiazul retorciéndose entre las sábanas por sus dedos en lugar de por su pene.
–Le-Leon–gimió el de menor altura– ya-ya no puedo más–tartamudeo–por-por favor, Follame
Los ojos del mencionado se abrieron y sintió que su miembro volverse más duro, si es que eso era posible, la sonrisa burlona apareció otra vez en su rostro y su lengua pasó sensualmente por su labio. Soltó una risita.
–Parece que alguien está desesperado~–se burló, recibiendo un asentamiento casi desesperado de la tortuga abajo de el. Sacó sus dedos de el ano mojado de la tortuga más baja, sacándole una queja.
El de orejas rojas alineó su miembro con la entrada mojada, rozando la punta contra está con burla, recibiendo un movimiento de caderas a cambio, rogándole que lo penetre sin usar palabras. La petición silenciosa fue cumplida sin hacerlo esperar tanto.
El de caparazón de diamante gemía y temblaba mientras sentía el pene de su homólogo invadir y estirar sus paredes apretadas. El deslizador soltó un gemido junto al gritó que dió su contraparte cuando todo el miembro estuvo por completo adentro.
El más alto hundió su cara en el cuello del ojiazul y empezó a lamer y a dejar chupones en éste. Leo se limitó a mover su cabeza a un lado para darle más libertad.
Pasaron unos minutos cuando el de ojos azul oscuro movió sus caderas, avisándole a el de orejas rojas que podía moverse en su interior.
Con ese simple aviso silencioso empezó a mover las caderas lentamente para que el más bajo se acostumbrara a la sensación. Suspiros y gemidos salían de la boca de este mismo mientras el deslizador gruñía, aguantando las ganas de mover más rápido sus caderas antes de que el más bajo se acostumbrará.
–¡M-más!~–suplico en un gemido–¡Más rápido!~... Por favor~
Leon aceleró el movimiento de caderas, sacándole gemidos, chirridos y gritos a Leo. En un momento este último soltó un gritó y pudo jurar que vió estrellas cuando le dieron un golpe directo a la próstata. El de orejas rojas concentró sus movimientos en ese lugar, viendo con lujuria como la vista de su contraparte se perdía, como lágrimas de placer salían de sus ojos, como saliva salía de su boca por el constante golpeteo en su próstata.
La tortuga de orejas rojas se acercó y volvió a besar con pasión al más bajo, cuando sus pulmones rogaron por aire se separaron, sus bocas aún unidas por un delgado hilo de saliva.
–E-eres... Agh–dijo entrecortado mientras seguía embistiendo a ojiazul–eres... Tan bonito–murmuró aún golpeando el manojo de nervios dentro del ojiazul.
Los ojos azul zafiro se abrieron y sus mejillas se pintaron exageradamente, un escalofrío recorrió su columna ante esas palabras y su espalda se arqueó tanto como su caparazón se lo permitía. Llegó al orgasmo ahí mismo y su entrada se apretó, por lo que el más alto solo duró unas embestidas más ante de liberar tiras de semen dentro de su homólogo.
Ambos trataban de regular su respiración, la cabeza de Leon cayó en el pecho de Leo.
–Bueno, eso fue...–su respiración seguía siendo irregular, así que trató de calamarse antes de seguir hablando–eso estuvo... Bueno–sonrió algo apenado ante las palabras que acaban de salir de su boca–supongo que puedes... Tu sabes... Sacarlo.
El de medias lunas en la cara alzó la vista ante esas palabras, su respuesta fue una risa burlona antes de agarrar los muslos de su homólogo, el cuál se sorprendió y tembló antes de ser volteado y colocado encima del miembro del más alto, provocando un gemido de parte del ojiazul, lo miró sorprendido y confundido al mismo tiempo.
Leon se rió otra vez ante de decirle:–es tan lindo que pienses que en una ronda esto se va a acabar~–le dijo coquetamente antes elevarlo un poco y bajarlo, otra vez golpeando su próstata.
Esta sería una larga noche para Leo.
«Fin»
