Chapter Text
Barry Allen.
Finalmente tenía rostro ese nombre. Kara lo había visto ese día cuando Lena Luthor fue atacada durante la inauguración de su planta industrial, escondido bajo una máscara de motociclista. No había dejado de buscarlo desde que lo vio, estaba dispuesta a poner la ciudad patas arriba hasta dar con él. Había hecho una cuestión personal el ataque hacia la mujer humana. Todavía debía resolver por que. No encontraba una explicación lógica a su extraño, y creciente, interés por la hermana de un colaboracionista. Había algo en ella, que Kara no podía ignorar. Su raza, se consideraba una de las más evolucionadas del universo. Los años de perfeccionamiento de su tecnología. Su ciencia. Los llevo al extremo de confiar su reproducción a sistemas ordenados de compatibilidad. Dejando de lado el aspecto biológico, que conllevaba un sinnúmero de errores y fallas. Quedo abolido y obsoleto. Su pueblo no podía dejar al azar el progreso de su sociedad, al traer al mundo seres con falencias y vicios. Pronto, Kriptón solo fue un planeta ordenado y eficiente. A lo largo de su vida, antes de que fuera confinada a la Zona Fantasma, Kara había conocido otras civilizaciones, viajado a otros mundos pero nunca había estado en un lugar como esta llamada Tierra. Sus habitantes eran casi primitivos, no solo en su tecnología sino también en sus demostraciones de emociones, sin control. Desmedidas. Su padre a menudo los comparaba como niños pequeños, y sin la correcta educación de un padre. Una cultura que necesitaba la guía de alguien superior.
Una parte de ella, comprendía la rebeldía de este grupo hacia ellos. En los años que lucho en guerras contra los enemigos de su pueblo, Kara había experimentado eso. Ningún pueblo quiere someterse a otro. Temía que este asunto con los terrestres, como tantos otros, estaba peligrosamente cerca de tener el mismo final. Y por primera vez, desde que había ingresado a la milicia, Kara no estaba segura de como proceder ante eso. El conflicto con Daxam, y lo que sucedió después…amaba a su padre por sobre todas las cosas, pero a veces no estaba de acuerdo con sus decisiones. A su lado, Nam Ek seguía comiendo. Habían descubierto algunas cosas interesantes en la cafetería de la estación, algo llamado café y donas. El café solo era algo espantoso, sin embargo con otros elementos combinados como el azúcar y la crema la cosa cambiaba. El hombre aparecía en su “oficina” con una jarra enorme de esa cosa y una charola repleta de donas.
-¿Y bien?-pregunto con la boca llena-La mujer humana dijo algo de importancia?
-No.-dijo mientras se servía café-Solo cosas sin sentido.
-Bah. Con lo que sabemos ahora, solo hay que ir por el y matarlo.
-Tentador. Pero sin sentido.
-Todo esto es una estupidez.-dijo señalando a los humanos del otro lado-Son inferiores a nosotros. Son débiles y estúpidos, no entiendo porque no te haces cargo de esta estación y hacemos las cosas como sabemos.
-Porque no es lo apropiado. Y no son las órdenes que me dieron.
-¿Nunca te cuestionas, mayor?-Nam dejo su taza sobre la mesa y se volvió a mirarla-¿No existe nada en toda la galaxia que haga que dudes?
-Fueron órdenes del general.-respondió ella como si eso lo aclarara todo-
No era la primera vez que el hombre la provocaba, desde que había ingresado a la unidad. Nam Ek parecía divertirse provocándola, aunque Kara desconocía el motivo.
-Y tu siempre cumples las ordenes de tu padre, sin importar nada.-se encogió de hombros-
-No me corresponde cuestionar sus decisiones.-dijo Kara al fin y al cabo-
-Todos en la unidad siempre nos preguntamos por que tomaste los votos. Eres una mujer atractiva, que puede tener al que quiera. He conocido a varios que darían su brazo derecho por una noche contigo-se rio cuando Kara lo acuchillo con la mirada-Solo digo lo que los demás piensan. Oh, vamos mayor. No bebes. No juegas. No copulas. Solo tengo curiosidad por saber que es lo que realmente escondes.
-No me interesan esas cosas.-no era la primera vez que era objeto de burlas y comentarios acerca de su decisión de tomar el voto-
-Por Rao. Esto es deprimente. No puedo creer que vayamos a quedarnos en esta miserable roca, viviendo entre campesinos.
-No te quejes. Es mejor que estar en Black Zero el resto de nuestras vidas.
Nam Ek se puso de pie. Dejando un lio de comida y café en su escritorio. Recogió su chaqueta y se fue dejándola sola limpiando el desastre.
Cuando sonó el teléfono de su escritorio.
-Zod.-dijo-
-Hola, mayor.-se oyó la voz característica de Lena Luthor-
-Señora.
-Por favor, llámame Lena.
-No creo sea correcto que lo haga.
-Si yo estoy dando mi consentimiento, tiene que servir de algo no crees?-ante la falta de palabras por parte de Kara, Lena continuo hablando-Me preguntaba si tenias planes para el almuerzo.
Otro silencio.
-¿Kara? ¿Sigues ahí?
-Si. Si. Lo siento, no se que me sucede.
La escucho reír del otro lado de la línea y fue como si recibiera una descarga eléctrica que hizo reaccionar a todas sus terminaciones nerviosas de un modo violento. Pero no desagradable.
-A todos nos sucede en algún momento. No es la gran cosa. ¿Has ingerido suficientes calorías?
-Si, donas y café.
-¿Donas?
-Los oficiales de aquí las consumen. Y son muy buenas.
Otra risa.
-Bien! Es bueno saber que tu paladar se está expandiendo.
-La comida de este lugar no se compara con lo que solía comer.
-Sobre el almuerzo, que opinas?
-Si, me gustaría eso.
-Excelente! Pasare por ti entonces.
Y colgó. Kara se quedo observando la bocina en la mano tratando de explicar por que esa mujer la afectaba tanto. Constantemente necesitaba reevaluar su proceder cuando estaba cerca de ella. Resultaba frustrante al extremo. La humana sabia como tomarla con la guardia baja, Kara todavía estaba adaptándose a las costumbres terrícolas y en la mayoría de las veces no alcanzaba a comprender la dinámica de las relaciones humanas. Que eran tan complejas y con tantos matices. Estaba entrenada para un montón de situaciones, pero nada jamás la había preparado para Lena Luthor. Había perdido la noción del tiempo, ocupada en su trabajo de investigación cuando noto que todo el sector cercano a su oficina quedaba en silencio. Alzo la vista solo para ver a la mujer empresaria esperándola en la entrada a la sección, mientras parecía conversar con alguien. Se apuro en salir a encontrarla, de camino recogió dos donas de las que había dejado Nam Ek, y salieron rumbo a los elevadores. Lena iba por delante con una Kara indecisa acerca de cual comer primero: si la dona de chocolate o la que tenía jalea. Las puertas se abrieron y ambas ingresaron cuando alguien más quiso colarse con ellas, con velocidad inhumana Kara dejo caer sus golosinas para retener al intruso por el cuello de su ropa y lo saco del confinado espacio del ascensor.
-Que pretendes.-indago de mala gana, mientras el hombre se retorcía en su agarre-
-Pr-prensa!-alcanzo a decir mientas su mano torpemente hurgaba en su chaqueta-
Con su mano libre detuvo a Lena de salir. Hasta que al menos estuviera segura de que no había peligro. Le quito la credencial de la mano al hombre y la leyó. El Tribune. Un periodista, como ese hombre Olsen, lo que incremento aun mas su irritación. Pero lo soltó de mala gana, el sujeto retrocedió tosiendo y quejándose para chocar con la pared tras el.
-Dios mío, voy a presentar cargos.
-Que desea, señor?-pregunto Lena con seriedad, mas habituada a tratar estos casos-
-Solo buscaba algunas palabras sobre el ataque a su planta.
-Lo siento, pero no concedo entrevistas. Programe una cita y veré que puedo hacer.
Sin decir más, tomo a Kara del brazo y la volvió a meter al elevador.
Lena noto la tensión en el cuerpo de la kriptoniana, sin embargo, no estaba dirigido a ella. Al salir a la acera el chofer que normalmente transportaba a Kara se acerco para guiarla al coche pero Kara se opuso.
-Mayor, mis órdenes son…
-No me importan tus ordenes, retrocede o lo vas a lamentar.-dijo en su idioma, y Lena vio el comienzo de otro conflicto por lo que decidió intervenir una vez más-
-Iremos a pie. El sitio está a solo unas cuantas calles de aquí. Si lo desea puede seguirnos.
El hombre asintió, inquieto por su enfrentamiento con una mayor Zod irritada, y se aparto del paso. Kara pareció reaccionar también ante su propia actitud, en silencio dejo que la mujer humana la condujera por la acera atestada de gente hasta el sitio donde irían a almorzar.