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Una segunda oportunidad

Chapter 13: Confesiones y decisiones

Summary:

Luego de que Megumi saliera molesta del comedor, Nobara lo sigue obligada por los demás.
Claramente no estaba en sus planes encontrarse con alguien especial y desconocido. Qué tanto impacto tendrá este personaje en el desarrollo de sus planes y que tanto moverá el piso de la terca hechicera?

Notes:

Hola a todas las personas que vuelvan a toparse con este fanfic, llevo meses aplazando la publicación de este capítulo, pero debo decir que fue una epifanía. Lo soñé y decidí escribirlo JAJAJAJ
Escribir esto me ayudo a enfrentar una ruptura de pareja que tuve y le tengo demasiado cariño por recordarme lo enamorada que estoy de escribir, así que, aunque me demore 10 años en terminarlo y terminen leyéndome 0 personas, esta historia va a tener un final.
Gracias a las personas que me han escrito comentarios, me alegra que les guste lo que escribo.
Les dejo este capítulo, que en lo personal me gustó mucho escribir jeje.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Megumi ya se había distanciado del comedor por lo que tuve que apurar el paso para alcanzarlo. El piso era completamente de madera, y los pasillos totalmente abiertos por lo que podía ver el jardín interno de la escuela sin problemas.
“Ey! espera un poco Fushiguro-kun”, le grité a pocos metros de él ya casi agarrando su uniforme.
Fushiguro me miró por arriba del hombro algo sorprendido y un poco molesto, probablemente no esperaba que lo siguiera.
“¿Qué haces aquí? Vuelve con los demás, estoy cansado así que iré a casa”, su voz era fría, como si mi sola presencia ahí le desagradara. Un escalofrío subió por mi espalda por el rechazo que me estaba dando.
“Pero estás molesto, hablemos”, le insistí poniéndome enfrente de él con los brazos abiertos obstaculizando el paso. No sabía muy bien que iba a decirle, pero si los demás estaban convencidos de que Fushiguro se sentía mal y que yo podría hacerlo sentir mejor algo se me iba a ocurrir.
“No estoy molesto”, dijo mientras desviaba la mirada hacia arriba y llevaba su mano a la cabeza, “Es solo que todos estaban haciendo demasiado ruido y me dolió la cabeza”, me miró como si esperara que esa respuesta fuera suficiente para que lo dejara seguir su camino.
“Miente tan mal”, pensé. Aun no entendía porque tendría que estar molesto, pero claramente mentía cuando lo negaba ¿Acaso realmente estaba celoso? No lo creía posible, aunque por su puesto cualquier chico podría enamorarse de mí, pero… ¿Fushiguro? Él no era cualquier chico, era un viejo cascarrabias en el cuerpo de un adolescente emo. Al pensar en la posibilidad de Fushiguro pudiera siguiera fijarse en mi e intentara algo conmigo me dio repelús, agité mi cabeza intentando sacar todos esos pensamientos, no quería pensar en eso ahora.
“Espera, solo hablemos, déjame acompañarte a la salida de la escuela”, le sonreí de la manera más dulce que pude, pero él simplemente me ignoró y pasó por el lado. Realmente se me hacía difícil tratarlo con amabilidad con su irritante forma de ser.
Harta de estar involucrada en este conflicto, sin pensarlo agarré su brazo con fuerza, casi por instinto, pero Fushiguro lo sacó de golpe. Esa fue la última gota, mi paciencia ya se estaba agotando, realmente estaba comportándose como un cretino. Mucho más de lo que nunca había sido conmigo o Itadori. Solo me concentré en mantener la compostura y mantener una sonrisa en mi rostro mientras la rabia se iba acumulando.
“Oh qué pesada eres”, dijo sin siquiera mirarme. No pude evitar reír, al borde de la locura volví a agarrar su brazo aún más fuerte para obligarlo a mirarme y que escuchara unas cuantas verdades, pero antes de poder hacer o decir cualquier cosa fui interrumpida por otra voz desconocida.
“Megumi! ¡Esa no es forma de tratar a una chica!”
Gire mi cabeza automáticamente. Frente a nosotros había una chica que nunca había visto antes, parecía mayor que nosotros, su pelo estaba peinado en una coleta muy ordenada y vestía un uniforme escolar que me recordaba al que a veces usaba Fushiguro. Era preciosa, en su cara podía notar su ceño fruncido, pero eso no le quitaba ni una gota de belleza. Me gire hacia Fushiguro y note que su mandíbula estaba desencajada, parecía espantado, claramente no esperaba encontrarse con esta persona.
La chica se acercó a Fushiguro y a mí, interponiéndose entre nosotros.
“¿Nee-chan?”, finalmente dijo Fushiguro completamente incrédulo.
“¿Cómo le pegas un manotazo a una chica?”, pude notar desde la vista de su espalda que cruzó sus brazos molesta, “Por eso no tienes novia”. Tuve que aguantar mi risa.
La cara de Fushiguro estaba roja y avergonzada, era extraño verlo así. Solía estar compuesto todo el tiempo, a veces lo vi molesto por las tonterías que hacíamos con Itadori pero nunca avergonzado.
Volví a poner mi atención a la espalda de la chica frente a mí, hasta su olor era dulce. Una chica totalmente femenina. Sus ojos mirándome me sacaron de mis propios pensamientos, no me había dado cuenta de que se había girado hacia mí.
“Discúlpalo, es un poco idiota a veces, pero es un buen chico”, dijo sonriendo, una sonrisa que probablemente hubiera terminado con guerras mundiales, o tambien las hubiera inciado, “¿Tú debes ser Nobara-chan no?”, escuchar mi nombre volvió a sacarme de mis pensamientos.
Extendió su mano hacia mí en modo de presentación, asentí con mi cabeza y estreché su mano también. La forma en la que había dicho mi nombre parecía muy cercana.
“Si, soy yo…” respondí dudosa aún sin saber a quién tenía enfrente. Recordé que antes Fushiguro había dicho nee-chan, ¿acaso era su hermana?
“Oh disculpa, mis modales no son mejores que los de Megumi”, tomó una pausa y respiró soltando su tensa postura pasando a una mucho más relajada y femenina, “Soy Fushiguro Tsumiki, pero llamame Tsumiki-chan ¡mucho gusto conocerte por fin!”.
Solté una incrédula carcajada, no se parecían en nada: Tsumiki era mucho más animada, brillante y amistosa; mientras que Fushiguro era más duro, callado, solitario y pesado. Aunque debía aceptar que ambos parecían tener un gran temperamento.
“Oh, eres preciosa”, dijo muy directamente, “Mucho más linda de lo que Megumi me comentó”, dijo con voz juguetona lanzando miradas hacia Fushiguro, probablemente burlándose de él.
“Nee-chan”, dijo rápidamente Fushiguro sonriendo de manera forzada, como si estuviera intentando contener su molestia, claramente estaba fallando.
Ella simplemente lo ignoró y estrechó fuertemente mi mano entre las suyas.
“¿Gracias?”, dije finalmente sonriendo, siempre me hacía sentir halagada que hablaran de mi belleza y sobre todo otra bella mujer como ella. Pero su honestidad y sus grandes ojos me hicieron sentir algo avergonzada.
“¿Por qué no me dejas invitarte la cena? Como compensación de este mal rato que Megumi te hizo pasar y ¡Para agradecerte por ser amiga de mi pequeño hermano!”
Mire a Fushiguro por sobre el hombro de su hermana y lo vi negando con la cabeza, como si estuviera rogando con sus ojos que no aceptara tal invitación. Yo solo le devolví una maquiavélica sonrisa y volví a asentir enérgicamente hacia su hermana.
“Acepto encantada!”, ¿decir que no y perderme la oportunidad de ver a su hermana humillarlo? Eso no estaba en mis planes.
Dentro del auto íbamos sentados yo, Tsumiki y Fushiguro, en ese orden. Al comienzo hubo un silencio algo incómodo, lo que me hizo replantearme la decisión de aceptar, pero Tsumiki-chan no tardó en llenar esos silencios con preguntas sobre mí y mi vida fuera de la ciudad.
El viaje se hizo corto mientras conversábamos animadamente sin parar, Fushiguro se mantuvo en silencio durante todo ese tiempo. No me di cuenta cuando llegamos. Vivían en un hermoso departamento, muy amplio y con luz que entraba por grandes ventanales, tenían balcón, una gran cocina y una preciosa decoración. Intenté no parecer impresionada, pero para una chica de campo ver cosas caras siempre lograban sacarme de onda, además era la primera vez que conocía la casa de Fushiguro. En nuestra línea temporal original Fushiguro vivía casi a tiempo completo en los dormitorios de la escuela de hechiceros, por lo que claramente me generaba curiosidad.
“Podrías aparentar mejor si cerraras la boca” se burló Fushiguro, lo miraste molesta y un poco avergonzada, pero intente ignorarlo y acercarme a Tsumiki.
“Es una linda casa”, dije sonriéndole a Tsumiki
“Oh, muchas gracias Nobara-chan”, dijo Tsumiki entrando a la cocina y poniéndose un delantal para comenzar a preparar la cena. “Megumi, no te quede ahí parado, muéstrale tu colección de figuras o llama a tus shikigamis para que hagan trucos”. Tsukimi dio palmadas con sus manos apurando a Fushiguro para que hiciera algo.
Al escuchar sobre la posibilidad de ver a los Shikigamis de Fushiguro se me iluminaron mis ojos, me giré a verlo entrelazando mis manos y sonriéndole amablemente, como si no le hubiera lanzado una mortal mirada de odio minutos antes.
“Mis shikigamis no son atracciones de circo” dijo molesto Fushiguro, ignorando mis intentos de hacerle ojitos y convencerlo. Simplemente me rendí, con lo molesto que estaba en la tarde y lo pesado que seguía camino a su casa claramente no accedería a nada de lo que pudiera pedirle.
Suspiré derrotada, pero de pronto aparecieron Shiro y Kuro quienes se me abalanzaron sobre mi espalda y me tiraron al suelo. Aun con mi cara en el piso y sus narices entre mis cabellos pude escuchar como Fushiguro se aguantaba la risa intentando mantener su semblante engreído. Lo ignoré, me era suficiente saber que probablemente se sentía mejor que en la tarde.
“Ey parece que te quieren, no es usual en ellos comportarse así...” dijo Tsumiki como si quisiera implicar algo con su tono y sonrisa. Lanzó una mirada sugerente a Fushiguro, pero este solo intentó ignorarla.
La tarde se desarrolló normal, finalmente Fushiguro accedió a mostrarme algunos trucos que tenía con sus perros y también invocó a sus conejos. Tusimiki no demoró en pedirnos poner la mesa, la comida ya olía deliciosa, sin siquiera verla ni probarla.
Nos sentamos y Tsumiki no paró de traer platos, como si fuera un menú para 10 personas. Se veían deliciosos, y el sabor superaba completamente las expectativas, me impresionó que alguien tan joven pudiera generar ese sabor tan hogareño, como si fuera hecho por una cariñosa madre. Aunque personalmente no tenía ningún punto para comparar, mi madre estaba lejos de ser cariñosa.
La noche continuó sin problemas, Tsumiki se encargó de contar historias divertidas de la niñez, burlándose de Fushiguro y generando carcajadas de todos. Yo también aporté con algunas historias, nunca antes había hablado de mi abuela o mi vida en mi pueblo de esta manera, solo con Itadori, pero nunca en nuestra línea de tiempo original. Se sentía bien hacerlo, aunque no pude evitar sentir un poco de arrepentimiento por haberlo hecho antes.
Intenté ayudar con los platos, pero nuevamente fui parada en seco por Tsumiki, por lo que me quedé sentada con Fushiguro, la verdad fue agradable verlo tan cómodo y seguro en su casa, teniendo interacciones con su hermana y hablando como un adolecente normal. Normal dentro de los márgenes que Fushiguro puede ser llamado normal, pero debia aceptar que se veía ligeramente diferente al Fushiguro que conocía, aunque intenté evitar darle mucho espacio a ese pensamiento.
“Muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa”, dijiste mientras daba suspiros y golpeaba mi estómago englobado de tanto comer.
“Me alegra que te haya gustado, muchas gracias a ti por ser amiga de Megumi”, dijo Tsumiki acercándose a recoger el último de los platos, pero se quedó parada frente a la mesa, “yo quiero casarme y tener hijos, pero no quiero que mi pequeño hermano se quede solo” continuo mientras con una servilleta secaba sus falsas lágrimas, “así que te pido que cuides de él, es algo exasperante, pero es buen chico”. Nuevamente había agarrado mis manos entre las suyas como si estuviera entregando la mano de Fushiguro en matrimonio.
Fushiguro no soportó la humillación, su cara estaba roja y se paró de golpe de la mesa empujando a su hermana a la cocina.
“No la escuches, pasa tanto tiempo sola que ha perdido el sentido de la vergüenza”, dijo intentando ocultar su propia vergüenza.
“¿Estoy llena, pero algo dulce sería fantástico no?”, intente cambiar el tema a otra cosa completamente diferente, “¿no hay pastelerías por aquí Fushiguro?” le lancé el anzuelo a Fushiguro para darle una oportunidad de escapar.
“Eso es una excelente idea Nobara-cha”, Tsumiki respondió antes que Fushiguro pudiera decir nada, “¿Por qué no vas a comprar pasteles Megumi?”, comenzó a empujar a Fushiguro hacia la puerta y se puso a mis espaldas agarrando mis hombros suavemente, “Por mientras Nobara me ayudará a lavar los platos y hablaremos sobre cosas de chicas”, levante mi mirada y ella me guiño el ojo, solo le sonreí pensando que tal vez había sido un error quedarme sola con ella.
Comenzamos con los platos y la charla se desarrolló bastante fácil, sacaba temas de conversación y escuchaba atentamente. Era muy delicada a la hora de reír y hacer gestos, me recordó un poco a Saori, lo que me hizo sentir un poco nostálgica. Tsumiki lo notó de inmediato.
“¿Sucede algo Nobara-chan, tu cara se volvió un poco triste, te incomodó alguna pregunta que hice?”, dijo muy preocupada y poniendo su mano en mi hombro.
“No, no, no pasa nada”, despabilé lo más rápido que pude negando con mi cabeza. No era mi intención preocuparla, “solo me puse un poco nostalgica”.
Hubo un pequeño silencio, pero Tsumiki me miró con ojos perversos, como si estuviera a punto de proponerme algo terrible.
“¿Quieres ver fotos de Megumi bebé?”
Eso fue suficiente para cambiar el ambiente, mis ojos brillaron y me abalancé al sillón. Tsumiki llegó con algunos álbumes y fotos sueltas, luego procedió a mostrarlas contándome cada una de las historias detrás de ellas.
“Este es el primer día de escuela primaria, la sacó Gojo-sama” decía Tsumiki mientras me apuntaba a un pequeño Fushiguro molesto frente a un cartel de bienvenida, a su lado se encontraba ella sosteniendo su mano y sonriendo dulcemente, “Y esta la saqué yo”, cambio de hoja y me encontré con una foto de Gojo-sensei con Fushiguro en sus hombros. Este último le estaba tirando el cabello al primero y se veía mucho más molesto que en la primera foto.
Solté una gran carcajada.
“¿Puedo sacarle fotos a esto?”, pregunté con mi celular ya en mis manos y con la cámara activada.
“Por supuesto, será nuestro secreto”, dijo Tsumiki sacando la lengua.
Seguimos viendo fotos, nos reímos bastante, pero noté que la mayoría eran con Gojo-sensei o bastante actuales. Hasta que llegamos a unas fotos sueltas y algo maltratadas.
“Este era Megumi de bebe, míralo tan tranquilo”, agregó Tsumiki pasándome una de esas fotos con cuidado.
Realmente se veía dulce, nunca antes hubiera podido tener acceso a ellas. Le saqué una foto rápidamente, aunque esta no tenía planeado mostrársela a nadie más.
La siguiente que se mostró era una de Fushiguro bebe en los brazos de una mujer que claramente era su madre, compartían el mismo tipo de pelo en punta. Se veía hermosa, era una foto polaroid sacada a la luz natural de una ventana, ella parecía estar desprevenida, pero le sonreía a el pequeño bebe que abrazaba en sus brazos y él le sonreía de vuelta.
“¿Esta es tu madre?”, preguntaste curiosa y sonriendo con ternura.
“No” respondió Tsumiki suavemente, “es la madre de Megumi. No mía”, continuó lentamente, como si supiera que el tema podría resultar incómodo para alguien nuevo en su vida y me estuviera dando tiempo para prepararme.
No pude evitar mirarla con confusión y ella lo notó. Pero lejos de molestarse solo soltó una tranquila carcajada.
“La madre de Megumi falleció cuando él era muy pequeño y su padre se casó con mi madre cuando yo ya había nacido”, explicó calmadamente, mientras sacaba otra foto del monto y la ponía sobre la que ya tenía en mis manos.
La quedé mirando, para ella era una historia que probablemente había hablado cientos de veces, pero para mi era completamente nueva. Pude sentir como mi corazón se apretaba un poco.
Intenté dejar el tema y puse mi atención en la foto. Se podía ver en esta a una pequeña Tsumiki en las piernas de una mujer delgada y con el cabello rubio y largo.
“Ah… ahora entiendo porque son tan distintos entonces”, dije en un tono de broma, tratando de alivianar un poco el asunto, “tú eres dulce y amable mientras que Fushiguro es insoportable y testarudo”, dije asintiendo y agarrando barbilla como si fueras un detective resolviendo un caso complejo.
Tsumiki río nuevamente.
“El padre de Megumi era algo frío”, continuó mientras buscaba otra foto en el montón, “en realidad nunca estaba en casa y cuando lo estaba no nos dirigía la palabra”, puso en mis manos una foto de la madre de Fushiguro junto a un hombre alto y grande, un hoyo hecho aparentemente con cigarro atravesaba la fotografía justamente en donde debería estar su cabeza”, miré a Tsumiki y ella sonrió algo incómoda, “Y bueno mi madre no era nada mejor”, tomo las fotos y volvió a guardarlas,
Mis ojos se llenaron de lágrimas e intenté contenerme, no quería hacer un drama innecesario en una casa ajena y con una chica mayor que acababa de conocer. Claramente quedaría como una niña llorona y era lo último que necesitaba.
“Un día el padre de Megumi dejó de venir a casa y luego de un tiempo mi madre tampoco volvió”. Tsumiki tomó una pausa y dejó salir un largo suspiro, “así que nos quedamos solos y tuve que cuidar de Megumi por mi misma, aunque técnicamente ya lo hacía desde antes”. levantas la mirada y la vi sonreír dulcemente mirando por la ventana del departamento. Con eso tuve suficiente, ya no pude aguantar más mis lágrimas las cuales cayeron silenciosamente.
“Luego llegó Gojo-sama y nos cuidó. Nos dio educación, comida, ropa y un hogar. Desde ese momento hasta ahora ha sido nuestro benefactor y nunca podré agradecerle todo lo que hizo por nosotros”, continuó Tsumiki sin darse cuenta que yo ya estaba llorando en silencio mientras tapaba mi cara con ambas manos.
“Tuvimos una segunda oportunidad, a veces temía que Megumi se volviera como su padre. Ambos se parecen, pero Megumi es más cálido. Y espero que el pasar tiempo contigo y sus otros compañeros haga que su corazón florezca aún más” Tsumiki por fin puso su vista en mí y se sorprendió, claramente no esperaba esta reacción de mi parte.
“Oh, pero ahora estamos bien, de verdad”, su cara se llenó de preocupación y eso me hizo llorar aún más. “Dame un segundo traeré pañuelos, no te preocupes”, la vi ponerse de pie y salir de mi pobre rango de visión completamente nublado por mis lágrimas.
Dicen que cuando comienzas a sentir una emoción, vienen a tu mente pensamientos relacionados con esa emoción. Así fue como comencé a pensar de mi propia madre, la que también me había abandonado dejándome con mi abuela, hace años no lloraba pensando en ella.
Luego inevitablemente pensé en el Fushiguro de mi línea temporal, su hermana era la única persona que tenía y estaba en coma. Recuerdo cuando nos lo contó, claro que me preocupó, pero se veía tranquilo y no pregunté más sobre el tema. En ese tiempo probablemente pensé que sería demasiado problemático involucrarse tanto.
“Aquí tienes”, frente a mi una caja de pañuelos, la miré un poco avergonzada por lo egoísta que había sido en ese entonces, “no te preocupes, no debí contarte algo tan triste”, Tsumiki acarició mi cabeza.
De pronto se abrió la puerta, era Fushiguro.
“Estoy en casa”, dijo despreocupado sin fijarse en el ambiente deprimido que había en su casa pero no demoró en notarlo.
Giré mi cabeza hacia su dirección y automáticamente me puse de pie, no oculté mi cara por lo que probablemente pudo notar mis ojos llorosos y mi nariz roja. Odiaba como me veía cuando lloraba, por esa vanidosa razón solía no hacerlo, pero claramente ahora había sido inevitable.
“¿Qu-qué pasó aquí?”, dijo con un deje de dolor en su voz, casi como si le doliera verme así. Probablemente estaba leyendo entre líneas, ¿no?
Antes de que pudiera decir algo más, mi cuerpo se movió hacia él, abrazándolo sin darme tiempo para pensarlo mejor. Solo podía pensar en lo mucho que sufría el Fushiguro que conocía, como si abrazar a este Fushiguro hiciera alguna diferencia para él. Aunque creo que de manera egoísta para mí era suficiente con esto.
No sentí que mi abrazo fuera devuelto, lo sentía tieso, congelado, incómodo. Pero en verdad no me importaba, esto no era para él, era más para mi y mi egoísta deseo de poder tener la oportunidad de hacer las cosas diferentes. Fue luego de unos segundos que sentí como sus brazos me rodeaban de vuelta y ponía una de sus manos en mi cabeza.
“Ya, ya, todo está bien”, dijo por fin Fushiguro con una voz suave que nunca antes había escuchado.
Me calmé luego de unos minutos y no se habló más del tema, probablemente para no avergonzarme y yo internamente se los agradecí. Nos sentamos en la mesa, comimos pastel, charlamos un poco más y sin darme cuenta ya era hora de irme.
“Le escribí a Gojo para que enviara un auto por ti, pronto debería estar aquí”, dijo Fushiguro volviendo a guardar su celular en el bolsillo.
Su hermana comenzó a recoger los platos y yo la ayudé aun cuando ella misma me pidió que no lo hiciera.
“No es nada, por favor déjame ayudar”, sentía que era lo mínimo que podía hacer, ella accedió al verme rogar con mis ojos.
Habían pasado unos 10 minutos y los platos ya estaban listos. Me dispuse a salir de la cocina y Tsumiki me agarro el brazo suavemente.
“Toma, empaqué comida de hoy y algunos pasteles”, puso en mis manos una lonchera bastante grande, “si es demasiado considera compartirlo con tus demás compañeros”, dijo antes de que pudiera rechazar su regalo.
“Muchas gracias”, terminé aceptando y agradeciendo sin protestar. Levante mi mirada y ahí estaba sonriéndome, con un aura brillante, realmente era un ángel caído del cielo.
Salimos juntas de la cocina y Fushiguro ya había ordenado la sala y limpiado la mesa del comedor, por lo que se encontraba sentado en el sillón revisando su celular.
“Oh, terminaste Megumi, ¿Por qué no acompañas a Nobara-chan a esperar el auto abajo?”, dijo Tsumiki poniendo sus manos en mis hombros.
“No es necesario, podemos esp-”, al levantar la mirada de su celular su postura cambió a una más rígida y enseguida se puso de pie, “Vamos Kurosaki”, me ordenó casi de manera solemne.
Cuando me despedí de Tsumiki ella me abrazó muy fuerte lo que me sorprendió un poco, pero la abracé de vuelta con la misma fuerza.
“Vuelve otra vez, prepararé algo que te guste. Así que por favor coméntale a Megumi tus platillos favoritos”, dijo en mi oído antes de soltar su agarre. Yo solo sonreí y le asentí, era claro que no me dejaría ir si no aceptaba su invitación.
Bajamos la escalera y ya en la calle quedamos parados uno al lado del otro. La noche estaba fresca pero no era desagradable, el viento frío en mis mejillas se sentía bien luego de tanto llorar. El cielo estaba despejado por lo que podías ver las estrellas. Nos sumergimos en un silencio que sentí bastante pesado, intenté concentrarme en jugar con mis manos hasta que me cansé de la tensión que se estaba construyendo.
“Tu hermana es muy agradable”, interrumpí el silencio y me giré hacia él, encontrándome con sus ojos puestos en mí ¿acaso me estaba mirando desde antes?
“Oh sí, sí lo es”, respondió Fushiguro aclarando su garganta y rascando su cabeza un poco incomodo, no lograba entender el porqué, “es la persona más amable que conozco y eso me irrita”, continuó diciendo mientras desviaba la mirada al cielo y sonreía, “siempre está preocupándose demasiado, me molesta”.
“Solo es una muy buena hermana…” dije suavemente, mientras dudaba si decir lo siguiente en mi cabeza, “creo… creo que deberías ser más agradecido con ella”, tomé aire antes de continuar, “se nota que eres importante para ella y solo quiere lo mejor para ti”. Me preparé para que me dijera que estaba siendo entrometida, lo cual era verdad, o que simplemente me mirara con su cara de nada, pero pasó lo inimaginable, lo escuché reír. Y eso me sorprendió tanto que sentí mis mejillas acalorarse, aun con el aire frío pegándome en la cara.
“Lo sé, y ella también es importante para mí”, se incorporó de su risa y volvió sus ojos hacia mí regalándome una dulce sonrisa, parecida a las que me había dado Tsumiki todo el día, “pero creo que no se lo digo lo suficiente, te haré caso, gracias”, su voz también era amable, sentí como mi corazón se entibiaba, realmente esos dos eran familia. La costumbre pesaba más que la sangre.
Volvimos a quedarnos en silencio, pero sentía que esta vez era yo la que estaba evitando hablar. Podía notar como mis mejillas seguían sonrojadas lo que aumentaba mi molestia e incomodidad, su amabilidad me había dejado un poco fuera de juego.
“Disculpa si mi hermana te hizo sentir mal, a veces por su honestidad puede llegar a hablar de más”, Fushiguro hizo un intento por continuar la conversación, podía sentir como me estaba mirando, pero aún no me me sentía lista para devolver la mirada, “así que no te preocupes, solo olvida lo que dijo de mis padres, es demasiado complicado y no ne-”,
“No digas estupideces”, le interrumpí casi automáticamente, tal vez demasiado agresiva, “no me molesta y no lo voy a olvidar” dije sin pensar y por fin mirándolo a los ojos continué, “solo me hubiera gustado que me lo hubieras contado antes”.
“¿Antes cuándo?”, Fushiguro me miró confundido, “solo nos conocemos hace algunas semanas y la mitad de ese tiempo te lo llevaste en la biblioteca” se burló intentando disipar mi frustración.
Fue ahí que me di cuenta de que estaba hablándole a otro Fushiguro que no existía aquí, suspiré y me reí avergonzada intentando volver al presente.
“E-es sólo una manera de decir”, intente arreglar mi metida de pata de manera sutil y luego de aclarar mi garganta continúe, “si necesitas a alguien en algún momento, recuerda que puedes contar conmigo”.
“Está bien, no necesitas sentirte mal”, Fushiguro puso su mano en mi cabeza y comenzó a acariciarla suavemente, “No me gusta mucho hablar de estas cosas. Pero ahora sé que puedo hablarlo contigo”, mis ojos estaban en el suelo y asumí que los suyos estaban fijos en mí, “hace mucho no veía a mi hermana tan feliz, gracias por venir y ser tan agradable”.
Levanté la mirada y le sonreí, no era común que Fushiguro fuera tan amable con nadie. De pronto quitó su mano rápidamente de mi cabeza y se alejó dando un salto hacia atrás.
“¿Qué pasa? ¿Acaso tengo algo?”, pregunté tocando mi cabeza con ambas manos sintiendo un poco de pánico.
“S-sí, una araña”, respondió él sin mirarme y alejándose unos pasos de mí.
“QUEEEEE?”, grité y comencé a despeinarme el pelo y girando intentando sacarla de mi cabeza.
Fushiguro no se aguantó la risa y explotó.
“No te rías, no me gustan las arañas. Son asquerosas”, le dije con pequeñas lágrimas en mis ojos y apretando mis labios de vergüenza.
Fushiguro se acercó otra vez a mí, puso sus manos en las mías y agarrándolas las bajó cuidadosamente. Tirando de mis muñecas me acercó aún más a él y comenzó a soplar mi cabeza delicadamente.
“Ya está, tranquila”, sus manos estaban agarrando las mías, levante la mirada y nuevamente nuestros ojos se encontraron. Pero fue diferente, esta vez ninguno de los dos desvió la vista.
Así nos quedamos unos segundos que se sintieron eternos, no estaba muy segura si efectivamente estaba pasando esto o si estaba mal interpretando todo, pero se sentía como si fuera una película. De esas cursis que Itadori amaba ver en el cine.
“Yo…”, Fushiguro rompió el silencio, con algo de duda. Yo tragué saliva, como si reconociera las siguientes palabras que iba a pronunciar, pero todo quedó en eso ya que al desviar un poco la mirada pude ver como el auto de Ijichi se acercaba velozmente.
Fushiguro pudo ver que mi mirada estaba enfocada en otra cosa que no era su cara y al girarse pudo ver las luces del auto alumbrándonos de manera directa. Soltó mis manos tranquilamente, como si no estuviera avergonzado de que Ijichi pudiera ver la escena que teníamos armada.
Volví a poner mis ojos en él sin moverme un centímetro, como si sostuviera la esperanza de que continuara con lo que iba a decir, aunque claramente sabía que no lo haría.
El me sonrió tranquilo, como si hubiera llegado a una conclusión que hubiera calmado todo el caos que tenía dentro de él hace unos minutos atrás o durante la tarde de ese día luego de salir corriendo del comedor. Lo que claramente provocaba caos y terror en mi interior.
“No es nada, ya es tarde, hablamos mañana”, dijo sin apurarse.
Se acercó al auto mientras saludaba con su mano a Ijichi y abrió la puerta para mí. Solo me quedó aceptar la situación, hice una pequeña reverencia de despedida y entré al auto.
Una vez sentada y a unos metros de distancia de la casa de Fushiguro, lejos de su mirada, me desplome en el asiento.
Suspiré y me pregunté a mí misma qué estaba haciendo. Arrugue mi cara de vergüenza, y lleve nuevamente mis manos a mi cabeza despeinándome el pelo con frustración. Mis quejidos fueron claramente ignorados por Ijichi, quien se mantuvo en silencio durante todo el viaje.
Luego de unos minutos me reincorporé al asiento y me puse el cinturón suspirando por última vez. Miré por la ventana, estábamos cruzando Shibuya, “qué poético” pensé. Me fijé en las personas caminando por las calles y pensé en que tenía una gran responsabilidad en mis manos y que no podía permitirme desconcentrarme con tontos romances escolares.
“Ni siquiera es el real Fushiguro”, me murmuré apoyando mi frente en el vidrio, obligándome a pensar en cada una de las vidas de las personas que entraban a la estación de Shibuya.

Notes:

Espero les haya gustado, pronto espero traerles el POV de Megumi, porque le pasaron cositas.
Les leo en comentarios a quienes se topen con esta historia casi cancelada jeje.