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Atados por Estrellas

Chapter 3: Segundo año

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Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Septiembre 1, 1972

— La clasificación de las casas es una ceremonia muy importante, porque mientras estén aquí, su casa será algo así como una familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de sus casa, dormirán en el dormitorio de su casa y pasarán los tiempos libres en la Sala Común de su casa; Las casas son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin — volvía a decir Minerva McGonagall mientras veía  a los nuevos alumnos a ingresar.

Los pequeños entraron en el gran comedor y rápidamente, un pequeño Regulus Black buscó a su hermano, a pesar de que sus padres no querían a Sirius, ellos tenían ese vínculo de hermanos que los hacía quererse el uno al otro. 

En la mesa de los leones, Sirius miraba a su hermano con esperanza, sabía claramente que Reggie terminaría en Slytherin, pero había algo que caracterizaba a Sirius por sobre todos en la familia Black y era aquella esperanza que vivía religiosamente en su espíritu.  Por otro lado, en la mesa de las serpientes, Narcissa Black observaba a su primo menor con una mirada de seriedad, la rubia se sentía incapaz de salvar el pellejo de Regulus como había hecho con Sirius, sus tíos realmente esperaban que el pequeño fuese una digna serpiente y dentro de ellos siempre habían sentido que Sirius no estaría en Slytherin. 

— ¡Regulus Black! — la voz de Minerva McGonagall llamando al menor, hizo que Sirius y Narcissa contuvieran la respiración. La mente de Narcissa trabajaba muy diferente a la de Sirius, ya que se encontraba formulando maneras de controlar el daño que pudiera ocurrir de Regulus quedar con su hermano en la casa de los leones, mientras que Sirius solo le pedía a Merlín que dejara a su hermano con él.

— ¡Slytherin! — la mesa de Slytherin solo aplaudió con gusto, pero manteniendo su postura y el pequeño Black miró a su hermano, pero Sirius solo desvió la mirada ignorando a su hermano. Narcissa Black logró respirar nuevamente y continúo observando el ritual de inicio de clases.

En la mesa de Gryffindor, nadie se atrevía a decir nada, todo aquel que conociera a Sirius y su grupo de amigos sabían que la actitud que mostraba el Black no era normal en él, por lo que continuaron vitoreando por quienes quedaban en su casa, pero todo dando su espacio al pequeño de segundo año. En la mirada de Sirius había un atisbo de tristeza, incluso algunos de los profesores podían sentir aquel sentimiento de dolor que aparecía en el pequeño.

— ¿Qué le sucede? — preguntó Lily en un susurro, presentía que había algo que no estaba entendiendo.

— Ese Black, es Regulus, el hermano menor de Sirius.

— ¿Y qué tiene?

— Lily... Los Black siempre han sido magos de magia negra, ya te lo habíamos dicho... Pero al parecer Sirius realmente esperaba que Regulus quedará aquí con él — contestó nuevamente Marlene, mirando con algo de pena al chico frente a ella que parecía absortó en sus pensamientos.

La pelirroja giró su cabeza para ver a Sirius y por primera vez pudo ver en él a un chico de su edad que no buscaba dañar o burlarse de los demás. Una vez terminada la ceremonia y la cena, todos se dirigieron a sus respectivas salas comunes, Regulus trató de llamar la atención de su hermano, pero el Prefecto de Slytherin lo tomó de su túnica y lo alejó, recitando algo sobre cómo las serpientes y los leones no se juntaban.

A la mañana siguiente, después de una noche de insomnio por parte de los hermanos Black, la mesa de los leones mantenía un silencio poco característico de ellos. Remus y Peter compartían miradas de preocupación mientras trataban de comer algo de lo que había en su plato, pero el saber que Sirius no se encontraba del todo bien les impedía disfrutar verdaderamente de su almuerzo.

— ¡Oigan! Moody me contó un chiste, es tan malo que da risa — dijo James llegando a la mesa de Gryffindor con aquella sonrisa burlona en su rostro. — ¿Quieren oírlo?

Los únicos que asintieron fueron Remus y Peter asintieron, James soltó una risa y los miró, acomodando su uniforme y aclarando su garganta como si fuese a recitar algo importante, incluso había hecho aquel manierismo tan usado por él, de subir su pie en lo primero que hubiese frente a él, siendo en este caso la banca del comedor.

— Muy bien, estaban una veela y un... leñador — James guardó silencio y miró directamente a Sirius, que no le prestaba atención, observando como su amigo no había tocado siquiera su plato vacío, su frente tocaba la mesa y cualquiera que no lo conociera pensaría que estaba dormido, pero James lo conocía muy bien, tan bien que parecía que también era un hermano Black.

El azabache pasó sus ojos avellana por el gran comedor y en la mesa de Slytherin vio como la frente de Regulus Black tocaba la mesa, haciendo creer a todos que se encontraba dormido en su primer día de clases. Potter sonrió abiertamente, los hermanos Black eran muy similares, especialmente en sus acciones, ambos estaban lastimados y, aún rodeados de gente, se sentían solos.

El mayor de los Black no había hablado mucho tampoco desde la Ceremonia de asignación de las casas. James abrió su boca, pero la cerró inmediatamente al no saber qué decir, por lo que giró su cabeza hacia Peter quien desvió su cabeza con timidez y a Remus, pero este solo pudo darle una mirada de tristeza, lo cual claramente no le ayudó.

James suspiró y subiéndose a la mesa tomó su plato, ganándose la mirada de todos en el gran comedor y sobre todo la de Sirius, las chicas le miraron con duda y escucharon como todos comenzaban a murmurar.

— ¡Vamos! — exclamó James y rápidamente, sin necesidad de explicaciones, Remus, Peter y Sirius tomaron su plato y subieron a la mesa junto a él,  bajaron con cuidado y después subieron a la siguiente mesa, la de Ravenclaw. — Disculpen la intromisión, no queremos incomodar, no nos quedaremos.

Después subieron a la mesa de Hufflepuff, donde Peter piso un pudin y casi cae, de no ser por Remus que le tomó por la túnica, la gente se quejaba a medida que tenían que moverse, pero para cuando el pequeño Regulus se dio cuenta de todo este ajetreo tenía a su hermano y tres nuevas personas frente a él con una sonrisa.

— Hey, Reggie — saludó Sirius mirándole con cariño.

— Espléndida mañana, ¿no lo crees?... Soy Remus Lupin, por cierto. 

— James Potter, ¿te importaría pasarme los huevos? — Regulus sonrió abiertamente y asintió, pasando la comida al amigo de su hermano. Los cinco niños se tensaron cuando vieron a la profesora McGonagall acercarse a ellos.

— Aquí están sus horarios para este semestre, las clases empiezan a las 9 AM, no lleguen tarde, esta vez, por favor usen los pasillos — indicó la mujer mirandoles con seriedad y se giró dispuesta a irse, pero se detuvo y suspiro. — Y Pettigrew, límpiate eso del zapato.

— Gracias, Minnie — dijo James y se giró a ver a los Slytherin, apuntando con su tenedor. — Ninguno de ustedes la puede llamar así.

Lily miraba la escena desde la mesa de Gryffindor, sin darse cuenta una sonrisa divertida había parecido en su rostro. Su mirada se encontró entonces con la de Regulus Black que sonrío y en sus mejillas apareció un leve sonrojo, la chica sonrió amable y se giró con su grupo de amigas a continuar almorzando.

— ¿Cómo se atrevieron? — preguntó una voz en el baño de niñas, las clases comenzaban en un par de minutos.

— No sé de qué estás hablando, Merry.

— Cissy, esos sucios traidores a la sangre se sentaron en nuestra mesa, ¿cómo puedes estar tan tranquila? — chilló la chica de ojos verdes mirando a la princesa de Slytherin que no imitó la energía con la que hablaba su compañera. 

— Simplemente le hicieron un favor a mi primo, en poco tiempo Sirius y Regulus dejaran de hablarse, las tradiciones de las casas harán eso.

— ¿Pero en cuanto tiempo? 

— El que sea necesario, ¿por qué mejor no cierras la boca? Son mis familiares y no ando haciendo berrinches.

— Es por eso mi querida Cissy que eres la princesa de Slytherin — habló de manera venenosa Anne, una chica sangre pura de cabellos rojos.

— Bella no permitiría eso — volvió a atacar Merry mirando a otro lado, al escuchar el nombre de su hermana Narcissa Black se levantó con su inconfundible elegancia y caminó hasta ella mirándole con odio.

— Bella, no está y si lo estuviera, ya te hubiera lanzado tantos cruciatus que estarías en San Mungo — las frías palabras sorprendieron a las compañeras de Narcissa, era bien sabido que la más pequeñas de las bellezas Black era una chica que siempre se mantenía al margen. — Te sugiero que no continues con este intento de guerra, eres una Fleamont que ni siquiera aparece en la lista de los Sagrados Treinta* porque no fuiste varón, dando por terminada la línea de sangre de tu familia, ¿quieres que continúe explicando cómo tu familia fue maldecida para solo tener mujeres?

— ¿Verás a Lucius este fin de semana en Hogsmeade? — preguntó Anne, tratando de quitar la tensión del ambiente. 

— No lo sé, ni me interesa — dijo la chica Black, dejando atrás a sus compañeras y caminando lentamente hacia su primera clase, recordando la escena que Sirius y sus amigos armaron en el gran comedor.