Chapter Text
El Tercero tenía en mente quedarse en el hospital alejado de todo hasta su muerte, sólo observando y esperando el momento para reunirse con su querida Biwako. Después que le dijeron sobre que el nieto de su sucesora quería hablar con él sobre algo del primer hokage, pensó que sería algo simple sobre un joven curioso respecto al pasado de un ancestro.
No pensó que Naruto iría acompañado de un Uchiha tan parecido a Madara, ni que de paso llegaría preguntando por Hashirama y Madara. Tenía que cargar una pésima suerte para que no le dejaran llevarse a la tumba los secretos que tenía sobre ellos y vinieran a perturbarlo más de cincuenta años después que todo quedara enterrado. Ni siquiera su viejo amigo Kagami ya vivía o su hijo, varias generaciones habían nacido desde que él sólo era un niño.
Escuchaba apenas las palabras de la ninja médica con cabello rosa mientras que ella le hacía un chequeo, sutilmente entre anécdotas hablando de acciones que le hicieron creer que el doncel era una muy buena persona a pesar de su personalidad.
—... Y casi se mete en problemas por usar sin permiso su sharingan para ayudar a una niña a recuperar las ganas de vivir, y...– La alumna de Tsunade se distrajo al notar que el pulso del anciano con la vista fija en una ventana se aceleraba– ¿Tercero?
—¿Sí?
—¿Qué es lo que tiene?
Hiruzen encaró el rostro entre preocupado y concentrado de la joven, entonces suspiró el mayor.
—¿Te sigue gustando Kakashi?
—En realidad sí pero él no quiere, aunque no estoy segura del por qué , siempre dice que busque a alguien que vaya a tener una larga vida conmigo como sí él tuviera el doble de la edad que tiene o no estuviera sano. Tuve que revisar su expediente, creí que tenía una enfermedad terminal o que nos oculta algo...– Sakura se detuvo, observando que se alejaba su amigo y el doncel. Sonrió con cariño, decidida a tener una relación así algún día... Aunque el trabajo y sacar recursos hasta debajo de las piedras para seguir la construcción del Hospital de Salud Mental Infantil le consumía mucho tiempo privado– ¿Por qué?
—En la vida de un ninja en cualquier momento puede presentarse una misión que te cueste la vida. Estaba reflexionando...
Había oído que finalmente el Señor Feudal puso fin a las décadas de conflicto bélico con un contundente matrimonio y antes preguntó de los detalles por curiosidad, pero era difícil de creer que la pareja bajo su mirada fuera en serio una relación basada en el honor y compromiso. Se observaba más que comodidad y cariño. En el hospital llegó el rumor, todos estaban de acuerdo que era imposible que funcionara y aún así todo parecía ir bien entre ellos.
Él conoció durante su infancia otra relación que también aparentaba prosperar y seguir fuerte. Sin embargo, en sus tiempos todo era más difícil.
Con los años, su mente fué perdiendo más de su infancia. No era raro, pero después de ver al joven Uchiha, durante un segundo tuvo la angustiosa impresión de que una versión más joven del Madara que conoció desde muy niño hubiera vuelto a nacer. Aunque tenía diferencias notables también, de lo contrario, hubiera creído que finalmente llegó su hora y estaba empezando a visualizar fantasmas antes de reunirse con su querida esposa Biwako. Incluso el chakra se parecía a esa época en que todavía ese líder continuaba siendo un aliado de la aldea.
También vinieron como lluvia los recuerdos que se esforzó en reprimir, por motivos políticos y para evitar un conflicto mayor.
Flashback
—¡Miren esto! ¡Hiruzen, Danzo, Homura, Koharu!
Hiruzen dejó el libro que estaba leyendo con el ceño fruncido intentando memorizar para el próximo exámen en la academia. Danzo se quejó de que lo estaba distrayendo, entonces Koharu le respondió que no tenía por qué ver sí no quería, pero igualmente todos se levantaron para dirigirse hacía Kagami.
El Uchiha sudaba por el esfuerzo que estuvo haciendo practicando su ninjutsu, con las manos delante de su cara formando un sello. Él señaló con su dedo al suelo, entonces los demás jadearon anonadados al ver que una ramita estaba saliendo del suelo lentamente, un par de hojas y una flor brotaron antes que Kagami cayera al suelo de rodillas, exhausto.
—¡Pero qué lindo es y tan chiquito!- Se maravilló Koharu juntando sus manos.
—No se lo digan a nadie, ¿De acuerdo? Por ahora es un secreto, pero pronto podré desarrollar mi potencial con papá. Mi hermano Itama también tiene el elemento madera, pero yo quiero entrenar con papá– Kagami se rió eufórico y se dirigió al Sarutobi– ¡Hiruzen, creo que podré superarte al fin!
—¡Ni lo sueñes!– Hiruzen le sacó la lengua y luego sonrió, antes de que todos oyeran una voz nueva.
—¡Kagamiiiiii! ¡Es hora de almorzar, pueden venir tus amigos! ¡Kagamiiii!
—Dijo que pueden venir– Kagami se levantó e hizo un gesto para que lo siguieran.
Todos fueron detrás de Kagami hasta que el Uchiha sacudió un brazo, llamando la atención de su hermano mayor sobre un árbol. Itama saltó al suelo con su largo cabello recogido en una coleta siendo sacudido por el viento y su piel morena bastante diferente a lo que se acostumbraba de un Uchiha hacía raro que tuviera en su ropa el símbolo de su clan.
—¿Cómo está el tío Sasuke?– Preguntó Itama mientras que Kagami tiraba de su brazo.
—Mi papá está en una misión fuera de la aldea– Respondió Hiruzen.
—¿Puedes invocar a Kurama ahora, nii-san?– Pidió con las manos juntas Kagami e Itama negó.
—No, perdón, fué a ver a los otros bijus– Rodeó los hombros de su hermano menor, haciéndole un gesto al resto para que vinieran también– Tienes muchos amigos, eso es bueno.
—No parece un Uchiha, se parece a Hashirama-sama...– Comentó Danzo en voz bajita mirando la apariencia de Itama y Hiruzen concordó por inercia caminando entre el césped.
Hiruzen y su padre sabían la verdad, pero no lo iban contando por ahí.
Esa tarde fueron a la enorme residencia llena de camelias en el patio en que vivía su amigo Kagami, razón por la que era llamada La Casa de las Camelias. La hermana menor de su amigo, Midori, les regaló a todos una camelia, mientras que el hermano restante, Izuna, fué más reservado simplemente saludandolos desde la mesa alargada. Kagami esperó a que su madre apareciera para abrazar la cintura de Madara, recibiendo en respuesta una cariñosa caricia en la cabeza y una cálida sonrisa que rara vez aparecía en el rostro del doncel. Pero siempre estaba para sus hijos.
Hiruzen no sabía que en unos años Kagami tendría que enterrar tan joven a su madre, poco tiempo después de haberse despedido de su hermano mayor Itama. Quedó bajo la tutoría de un amigo de la familia llamado Guren. Hiruzen lo había apoyado en todo siempre, hasta que siendo un joven adulto le pidieron ayuda para reemplazar a su fallecido padre en un ritual de sellado que sólo se realizó una vez durante la guerra. Aceptó sin pensarlo, era la orden de su sensei y nuevo hokage, sí Tobirama lo decía eso haría sin preguntar.
No imaginó que estando en el sitio, vería a Kagami encadenado al suelo y con la boca llena gracias a un pañuelo sin permitirle hablar. Por su expresión al mirarlo, suplicándole ayuda silenciosa, supo que tampoco estaba ahí voluntariamente.
Sin embargo, Hiruzen no podía pelear contra Tobirama y no pudo persuadir al Segundo Hokage sólo con palabras a dejarle sin sellar el elemento madera. Así que no tuvo más remedio que participar en el ritual con los ojos cerrados, porque Kagami tensaba las cadenas y gemía de dolor pero nada detuvo el ritual. Después de eso la amistad que tuvieron no volvió a ser la misma.
Fin del flashback
Cubrió su cara con ambas manos, abatido. La doctora le preguntó sí quería hablar de algo, pero Hiruzen le pidió estar solo, abrumado.
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—Esto es para tí– Naruto le extendió una máscara de zorro blanco con líneas rojizas que estaba destinada a cubrir la mitad superior de la cara– Es una máscara kitsune, Sasuke dijo que seguro que te gustaría.
Sarada abrió la boca formando una “o” y sus mejillas se encendieron mientras hacía un puchero, reprimiendo una sonrisa. Intercambió una mirada con su padre, quien le respondió asintiendo. La niña soltó la mano de Itachi y tomó el regalo, colocándose de inmediato la máscara.
—¡Sólo porque ya la compraron! ¿Cómo me queda?
—Muy adorable. No la pierdas, ten mucho cuidado– Respondió Itachi sonriendo cálidamente, acariciando el cabello de su hermana.
—Bien– Respondió Fugaku indiferente.
—Tal vez debamos comprar otras para mamá e Izumi– Sugirió Sasuke.
—Buena idea, hermano.
Naruto agradeció mentalmente el almuerzo del día anterior, porque sí antes de conocer mejor a su suegro lo mirara de la forma fría que lo hacía en aquel momento, se hubiera sentido muy nervioso. Rascó su nuca, tragando saliva. Al segundo siguiente, se rió por la imitación dramática de Sarada que pretendía ser de un zorro.
«Mocosa grosera», se quejó Kurama y Naruto se sorprendió de oírlo.
«Últimamente estás muy callado, Kurama. ¿Te volvió a molestar algo?»
«¡Cierra la boca! Prueba a quedarte encerrado las veinticuatro horas del día y dime de qué humor estarías. Aunque no lo creas, ser reprimido con el sharingan es doloroso. Al menos Madara no me hizo esa tortura»
«Perdona, pero será muy problemático sí sale tú chakra... Espera, ¿Qué tanto conociste a Madara Uchiha?»
Kurama no volvió a decirle nada, haciendo resoplar a Naruto.
Sarada subió la máscara sobre su coronilla y su gran sonrisa hizo que las preocupaciones de Naruto se disiparan por el momento. Sin poder evitarlo apretó una de las mejillas de la niña que no tardó en replicar.
Minato observó enternecido la escena.
Cuando recibió la orden del matrimonio, el brillo de la sonrisa de su hijo desapareció. Era un reflejo de Kushina, una que hacía a todos sentir que no había nada imposible. Naruto hasta le pidió a la hokage de rodillas que lo ayudara a librarse de su compromiso, pero desde el primer día que empezaron a conocerse en serio, su sonrisa regresó. Sasuke no sólo salvó la vida de Naruto.
—¡Hermano Sasu! ¡¿Podemos entrenar?!– Sarada tomó una de las manos de su hermano, recibiendo un asentimiento y la respuesta:
—Pero debes permitir que Naruto también entrene con nosotros.
—Sí, quiero ver qué tan fuerte es– Concordó la niña determinada.
—Mucha suerte, sean estrictos con ella– Comentó Itachi.
—Sarada, compórtate– Ordenó Fugaku.
—¡Sí, padre!
—Espera, hermano– Sasuke detuvo a Itachi, bajando la voz. El mayor levantó una ceja– ¿Sabes sí el collar que lleva el hijo mayor de Madara en su fotografía familiar era especial?
—No oí nada parecido. Pero... Según se cree, el primer hokage se lo regaló y lo tomó de vuelta trás la muerte de Itama. ¿Descubriste algo?
Sasuke siempre sintió curiosidad por Madara, no le desconcertaba esa curiosidad. Ahora que tenía otras fuentes con otros testimonios, era natural que siguiera investigando de él.
—Sí, tengo razones para afirmar que el primer hokage sería el padre de los hijos de Madara. La cuarta hokage también lo piensa, está de acuerdo en comprobarlo con una prueba de ADN...– Sasuke hizo una pausa, cruzando los brazos– ... Pero ninguno de nosotros podrá hacerlo, pretendemos comparar a su padre con el difunto Kagami Uchiha. Será complicado que nuestro padre acepte.
—Intentaré convencerlo– Concordó Itachi, volviendo a sonreír– Sasuke, ¿Intentas limpiar el nombre de nuestro clan?
Sasuke asintió, suspirando pesadamente. Naruto también estaba escuchando junto al doncel, con un brazo alrededor de los hombros de Sarada.
—Por eso quiero unirme a la policía militar, fué algo destinado a nuestro clan. Todo es muy sospechoso, intenté hablar con el anterior hokage. Estuvo vivo en esa época y conoció no sólo a Madara y Hashirama, llegó a ser cercano a Kagami Uchiha durante su época en la academia ninja. No quiso decir nada... Sólo dijo que me parezco mucho a Madara Uchiha.
—¿Sabes quién más estuvo en esa época?– Itachi enfocó sus ojos en Naruto.
—¡¿Yo?!
—No, no hablo de tí...– Itachi sonrió débilmente, bajando la mirada al centro de Naruto.
—¿Hablas de...?– Sasuke comprendió que se refería a Kurama, tomó la muñeca de su esposo y escribió con su dedo índice la explicación al rubio, mientras continuaba conversando–;¿Lo sabes? ¿Cómo?
—Para la mayoría eres un doncel algo hermético, pero no para mí– Itachi respondió vagamente, despidiendose con un gesto– Recordaré sus advertencias de ayer.
Naruto y Sasuke intercambiaron una mirada, preocupados. Danzo tenía mucho poder y en ese momento recién estaban dándose los primeros pasos para arreglar la relación entre la Aldea de la Hoja con el clan Uchiha, lo que los dejaba en una posición vulnerable.
—¿A dónde vamos a entrenar?– Preguntó Sarada volviendo a colocarse sobre la cara la máscara.
—Podemos hacerlo en El Bosque Siempre Floral, lo hizo el propio primer hokage con su elemento madera y es muy hermoso, algunos lo usan para entrenar y otros para citas. Te gustará verlo– Respondió Naruto y Sarada afirmó con la cabeza.
—¿Aún después de décadas sus jutsus siguen en pie?– Preguntó Sasuke en el camino, luego que consiguieron las máscaras para el resto de su familia.
—Sí, mi abuela dijo que escuchó que él pidió ser enterrado en cierto sitio específico para que las casas que hizo con su elemento madera y todo lo demás se mantuviera por cientos de años gracias a su cuerpo– Explicó Naruto– Ni en el invierno deja de estar lleno de vida.
—No se cansó ni al estar cerca de morir– Comentó Sarada, sorprendida– Pero él mató a uno de nuestros líderes, ¿No es así, hermano Sasu?
—Sí...– Suspiró Sasuke.
No tardó mucho en reconocer cuál era el sitio del bosque que fué levantado por Hashirama. Tenía árboles frondosos y llenos de pétalos rosados fluyendo. Cada vez que caían, crecían de inmediato otros, un río fluía con agua cristalina con un puente uniendo ambos lados, y cuando Sarada tomó una de las flores, creció otra reemplazando a la anterior.
—¡Guau, es increíble! Mira, ¿Lo viste?– Exclamó Sarada y Sasuke sonrió con ternura. Luego la niña tiró de la muñeca de su cuñado, antes de colocarse en posición de lucha– ¡Yo comienzo! Vamos, ven.
—¡No me voy a contener, de veras!– Naruto respondió entusiasmado, aunque trás el primer ataque de Sarada, lo bloqueó sólo usando su taijutsu.
Sasuke observó las técnicas de su hermana. Ella usó el sharingan con su única aspa y pudo esquivar gracias a eso los próximos movimientos de Naruto. Aunque no usaba ninjutsu, para el nivel de su esposo, reconoció que el sharingan mejoró el nivel de Sarada. Su hermana era muy rápida y cuando Naruto la arrojó hacía el río, ella se sostuvo de una rama y la usó para impulsarse en su próximo ataque. El problema sería que el dojutsu gastaba mucho chakra y recién lo había despertado.
—Sarada, no puedes depender del sharingan por completo– Indicó, pero como esperó debido a la nula experiencia real de su hermana, ella no supo qué otra cosa hacer para intentar darle una pelea a Naruto.
Naruto comparó las habilidades de Sarada con las de Boruto, debía estar a otro nivel, tal vez genin. Reaccionaba rápido, usó ninjutsu de fuego y sustitución en un intento de sorprenderlo, evidentemente también moldeaba chakra con destreza, y pese a no ponerlo en aprietos, dudaba que hubiera alguien de la academia que pudiera vencerla.
—Sí Sarada estuviera en la academia, apuesto que la volverían genin de inmediato. Eres increíble– Comentó Naruto bloqueando las manos de Sarada, sin sufrir gran daño por las paradas que la menor conseguía darle, lo que hizo frustrar a la niña que respiraba agitadamente.
—¡Aún puedo continuar!– Ella retrocedió completamente agotada aunque determinada, pero su talón chocó con una raíz y chilló, sintiendo que su cuerpo no le respondía.
—¡Sarada!– Tanto Sasuke como Naruto hicieron el amago de atraparla.
No obstante, de pronto la raíz con la que tropezó se alzó y creció trás la espalda de Sarada, frenando su caída. La niña se estabilizó, volteando pasmada. La madera volvió a su lugar en el suelo y Naruto movió la cabeza alrededor, mientras que el doncel se agachaba y revisaba a su hermana.
—¿Lo hiciste?
—No...
—¿Es normal que el bosque haga eso?– Interrogó Sasuke, seriamente.
—No, nunca oí de nada parecido.
—Pensándolo bien, lo raro sería que recordaras.
—No exageres. ¿Estás bien, Sarada?
—¡Fué increíble cómo se movió! ¿No se puede hacer de nuevo?– Sarada tocó el árbol, eufórica– ¡Muévete, muévete...!
—No creo que funcione así. ¿Tal vez sólo se mueve cuando un niño necesita ayuda? No, sólo era una simple caída por fatiga, dijiste que aquí vienen a entrenar diariamente...– Sasuke también colocó su mano sobre la madera y sacó un kunai, cortó el sitio, pero se regeneró. Con su sharingan, pudo ver chakra entre los árboles– Es muy raro...
—Esta escena me parece familiar... Tal vez sí oí algo...– Susurró Naruto mirando las espaldas de Sasuke y Sarada contemplando el árbol, lo bastante audible para que Sasuke lo escuchara.
Sintió que ya había pasado algo muy parecido, como un vago recuerdo de él junto a Sasuke y un niño allí, pero lo más parecido fué su visita al otro lado del bosque ordinario, no visitaron esa área especial del bosque antes.
Sasuke volteó sobre su hombro con su sharingan todavía activo e inclinó la cabeza hasta ver su pecho.
—Tienes chakra en el collar... O más bien dos. Uno es el mismo que el del bosque.
—¿Guardó aquí?– Naruto posó una mano sobre la ropa, en el sitio que pudo palpar el collar, lo sacó y entonces volvió a escuchar a Kurama.
«El primer hokage guardó de su chakra allí para que sí un día el usuario del collar se perdía, los dos que dejaron chakra en él podrían saber su ubicación. Ése es uno de los usos a los que estaba destinado»
—¿Naruto?- Sasuke notó que su esposo se quedó mirando su vientre, Sarada tiró de su ropa.
—Hermano Sasu, ¿Qué le pasa?
—Espera– El doncel colocó una mano sobre la cabeza de su hermana, expectante a lo que estuviera haciendo el rubio.
Naruto colocó una mano sobre su sien y cerró los ojos, entrando por completo en su subconsciente. Aunque su relación con Kurama era algo... Cambiante, sí podía acceder significaba que estaba de “buenas”. No oía a menudo su voz desde hace días, encontrarse frente a la enorme bestia hecha completamente de chakra era una costumbre desde que era niño, mientras entrenaba tratando de controlar al biju.
El zorro no se extrañó al verlo, abriendo sus enormes ojos detrás de la celda oscura, gruñendo.
—¿Qué tal, amigo?
—No finjas amabilidad, vienes a preguntarme por la información que necesitas.
—No niego lo segundo, Kurama, pero te conozco desde que tengo memoria. Mi familia siempre estuvo muy ocupada con la guerra y sólo mi madre se quedaba a mi lado aunque estuviera en cama, tú eres quien siempre estuvo conmigo– Naruto se acercó, ignorando que el zorro gruñó amenazante y su aliento abrasador le hizo sentir que las llamas de una llamarada estaban rozándole la piel, dejando su mano sobre los barrotes. Le sonrió apretando su collar de cristal y la bestia entrecerró los ojos con recelo, Naruto siempre quiso ser amable ante alguien cuyo mayor contacto con el mundo exterior era él– ¿Está bien sí te pregunto sobre lo que sepas de esto? ¿Y cómo lo sabes?
Kurama miró hacía un lado de soslayo, pensativo, luego volvió a enfocar sus enormes ojos en Naruto. Hubo cierta melancolía en su mirada inclemente.
—Es más que un cristal valioso de la época de Hashirama Senju. Existió desde hace mucho tiempo que él pensara nacer, yo mismo ví cómo Ashura Otsutsuki lo creaba y se lo entregaba a Indra Otsutsuki.
—¡¿De verdad?! ¡Entonces es una reliquia histórica!– Naruto se sorprendió y soltó el collar, sintiendo que tenía más que un tesoro entre sus manos. ¡Eso explicaba que con el collar pudiera comprar un país!
—Eso debería ser.
—¿Cómo llegó a manos de mi tatarabuelo? ¿Por qué le entregó al hijo de Madara Uchiha un cristal así de valioso? ¿De ellos es el chakra que está aquí? ¿Querían ambos saber siempre sobre el paradero del ni-?
—¡NO nombres a ese doncel en mi presencia! ¡Fué el culpable de que me encerraran y el último humano en que confié! Tampoco quiero saber de tú tatarabuelo, él concretó mi encierro– Gritó Kurama y golpeó una de sus patas en el suelo, Naruto se sostuvo de los barrotes por el temblor del suelo– ¡Me arrebató mi LIBERTAD! ¡Ya es suficiente tener que ver el reflejo de ese doncel en el tuyo cada día!
—Lo lamento, sé que no debe ser agradable, pero de tí depende mi vida. Sí hubiera una forma de ayudarte, la tomaría– Le dijo Naruto con una mano sobre su pecho, recuperando el aliento– Por favor, al menos dime a qué te referías exactamente cuando le dijiste a Sasuke algo sobre la venganza del hijo mayor de Madara. ¿Itama Uchiha no murió por una enfermedad? ¿Por qué buscaría venganza?
—¡¿Enfermedad?!– Kurama pareció oír el mejor chiste riendo a carcajadas, se removió y Naruto nuevamente tuvo que sostenerse de los barrotes– ¡El primer hokage era tan avanzando en ninjutsu médico que hubiera sido imposible ese niño muriera de cualquier enfermedad!
—Significa que es cierto que...- Naruto sintió dolor en su sien, tratando de pensar, ahora que Kurama parecía dispuesto a responder. Sí no estaba enfermo, no podía haber estado mal porque sí... En el campo de batalla varios jóvenes llegaban enfermos y luego su abuela los diagnosticaba como envenenados– ¡¿Fué envenenado?! ¡¿Quiénes lo hicieron?!
—Eres tonto en verdad...– Kurama rodó los ojos.
Sasuke estaba afuera y recostó a Naruto sobre la sombra de uno de los árboles, con su cabeza sobre su regazo luego de desplazarse junto al río cristalino, para ver el paisaje hermoso con un puente conectando las dos orillas y también asegurarse que no hubiera nada fuera de lo ordinario pasándole a Naruto.
Su hermana se agachó al lado luego que se cansó de intentar controlar el árbol y observó con curiosidad el bonito collar de cristal brillando en el cuello de su cuñado. Activó su sharingan para ver qué le estaba pasando al rubio, serena al ver que su hermano no parecía preocupado. Se desconcertó al ver dos chakras en el objeto.
—¿Por qué pusieron sus chakras en el collar?
—No lo hicimos, Sarada, sólo se parece. Debe ser porque somos familia de los que colocaron su chakra aquí– Respondió Sasuke y sintió que el cuerpo de su esposo se estremecía. Frunció el ceño y colocó su mano sobre la frente de su marido, decidiendo que debía entrar– Naruto, ¿Qué sucede? ¿Necesitas que entre?
—Kurama no quiere verte, está molesto de que lo suprimas y porque le recuerdas a Madara, será mejor que esperes...- Susurró Naruto con los ojos cerrados, Sasuke apretó sus labios en una delgada línea recta y mentalmente anotó que iba a entrar sí volvía Naruto a mostrar otro comportamiento raro.
Observó la espalda de Sarada mientras que ella se levantó y atrapó varias piedras, tirandolas al río, de modo que saltaban a la otra orilla. Tuvo una sensación de dejá vu al ver la escena y luego sus ojos fueron hasta uno de los árboles de cerezo. Habían varias iniciales con corazones a medio borrar, pero destacaba una con un corazón especialmente grande y las iniciales todavía muy claras, cuyos cortes seguían siendo profundos. Decían "H + M". El bosque fué hecho por Hashirama Senju en vida y se alimentaba de sus restos enterrados en el sitio, incluso como pudo presenciar, el bosque tenía su propia vida moviéndose para salvar a Sarada de una caída. Eso debió ser hecho por él mismo.
Las iniciales bien podrían ser por Mito o Madara, ambos empezaban por la misma letra. Sin embargo, con lo que estaban investigando se fué más por el lado de creer que fué por su ancestro... Aunque sí Hashirama fué el padre de los hijos de Madara, entonces también vendrían siendo un antepasado.
Salió de su ensimismamiento al sentir que una superficie de madera salía del suelo y se levantaba como sí de un mueble se tratara para su comodidad. Sostuvo a Naruto mientras procesaba lo que acababa de pasar sin que hubiera hecho otra cosa que sentarse en el suelo y luego se distrajo al escuchar las voces de un grupo de niños. Levantó la cabeza, observando que su hermana comenzó a practicar su caminata en el agua y otros le estaban pidiendo entusiasmados que les enseñaran.
Naruto, mientras tanto, suspiró aliviado al no ver al doncel. Kurama parecía tener cierto orgullo con “su espacio” y no sabía cuándo volvería a estar de buen humor. Aunque su investigación empezó por Sasuke, también se llenó de curiosidad y quería destapar la injusticia que pareció llevarse a cabo en secreto. El zorro también suspiró y continuó hablando:
—Madara era probablemente la persona más orgullosa del mundo, siempre venía a verme y hablábamos, me presentó a sus hijos, hasta hice un contrato con el pequeño Itama para que invocara una parte de mi chakra donde fuera. ¡Pero no le importó usarme para su venganza y provocar mi encierro, así como el de los demás! ¡Hashirama Senju fué quien tuvo la última palabra!– Kurama miró fijamente a Naruto, sin parpadear en los próximos segundos– Me aseguré de hacerlo sufrir mientras que me sellaba mirándome a los ojos, mi venganza fué contarle que que el doncel con el que se casó al comenzar a construir la aldea pasaba de estar dichoso a ser infeliz... Las últimas veces que lo ví, siempre estuvo llorando. Por su expresión, espero que en el resto de su miserable corta vida no haya olvidado mis palabras.
—¿Hashirama Senju acabó con la vida del doncel que le dió una familia?– Preguntó Naruto sintiendo un nudo en su garganta, inclinando la cabeza con pesar– ¿Por qué nadie sabe que se casaron?
—¡¿Eso importa?! ¡Madara obtuvo su merecido, según escuché de mi primera jinchuriki, apuñalaron su corazón y su vientre de espaldas!
Naruto jadeó impactado. Oyó que Hashirama fué quien acabó con la vida de Madara, pero no los detalles. Dañó el corazón de quien le entregó su amor, así como el vientre que cargó con sus hijos, de espaldas en lugar de frente.
Eso explicaba por qué Kagami Uchiha, el segundo hijo de Madara y futuro líder del clan al fallecer su madre, pasó de adorarlo “como un padre” a odiar al primer hokage.
Se quedó sin palabras durante unos segundos, luego decidió continuar con voz ronca:
—¿Y este collar? Dijiste algo sobre que quiénes coloquen su chakra en este collar podrán detectar dónde está el que porte el collar, pero que ése era sólo uno de sus dos usos.
—No estoy seguro. Itama una vez dijo que sí la perdía ya no podría abrir algo– La expresión de Kurama se suavizó y sus ojos se entrecerraron con melancolía– Fué hace mucho tiempo.
—Gracias, Kurama– Dijo Naruto, compasivo– No te molestaré más, se ve que estás triste.
—¡¿De qué hablas, mocoso soberbio?!- Gruñó Kurama, volviendo a mostrar su habitual actitud hostil.
—Creo que te encariñaste con ese niño, debió ser duro también para tí saber su destino y que luego fueras usado– Explicó Naruto sin mostrar temor, haciendo un gesto de despedida con su mano, pensando en que sí después de décadas Kurama seguía afectado por la muerte de un niño con el que se encariñó, Madara debió de perder la cabeza al tener el cadáver de su querido hijo. Su propia madre le dijo cuando era muy pequeño antes de morir que no hubo dolor más grande que verlo en riesgo de morir el día del atentado provocado por los Uchihas controlando ninjas de la aldea que casi acabó con ella. No fué el dolor constante por su estado débil al perder la mitad de Kurama, tampoco ser apuñalada, era la posibilidad de ver morir al hijo que protegió y creció dentro de ella– Te juro que sí encuentro algún modo para que puedas salir, o al menos una parte de tí, la usaré.
Antes que Kurama pudiera intentar aplastarlo dentro del subconsciente por tocar un tema que mostraba su vulnerabilidad, volvió al exterior y parpadeó, sintiendo sus ojos cristalizados.